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Jean-Claude Margot TRADUCIR SIN TRAICIONAR Teoria de la traducci6n aplicada a los textos biblicos EDICIONES CRISTIANDAD CONTENIDO Prefacio [G. Mounin} 11 Introduccién_... 15 Cap. I: Traduccion y exégesis 33 I._Sociedades Biblicas y exégesis 35 IL. El exegeta y Ja traducci6n . 40 IL. Anilisis estructural _y traduccién 47 Cap. Il: Lingiiistica y traduccién 5B I._Las diferencias de orden fonoldgico p> Il. Las diferencias de orden _gramatical .. 60 IV. _Diferencias y equivalencias sisters 86 Cap. Il: Traducir la totalidad del. mensaje . 95% I._Traduccién_y culturas . 26 Il. Traduccién_y comunicacién 116 IIL. Traduccién_y psicologta 127 IV. La _traduccién automa’ Cap. IV: Traduccién y pardfrasis .... 152 I._Pardfrasis legitima y pardfrasis ilegitima 153 I. Darilrasis voluntaria y pardfrasis involuntaria . woe — 162 . La pardfrasis voluntaria, 162—2. La pardfrasis in- alate 69. ILI. Modo de tratar las ambigiiedades .. 179 Iv. Medidas para evitar la pardfrasis .. 192 SEGUNDA PARTE Cap. I: Problemas planteados por la traduccién de Mt 17,24-27. 199 I._El texto griego que se ha de traducir .........sssseeeeeee 200 Copyrighted material 10 Contenido IL. La comprensién del texto 202 IIL_La estructura del texto 211 IV. Los problemas de traducci 212 1. Construccién de la frase, 213.—2. Dificultades Ss vocabulario, 215.—3. Rasgos culturales ajenos al lec- tor de hoy, 217. ‘V. La aplicacién actual del texto 219 Cap. TI: La estructura del texto. Cadena de los participantes y de los acontecimientos a 228 Primer ejemplo: Mc 6,14-29 225, Segundo ejemplo: Le 1,1-4 234 Tercer ejemplo: Hch 1,1-5 240 Cap. III: La traduccién de textos de estructura compleja 255 Primer ejemplo: Rom 1,1-7 263 Segundo ejemplo: 1 Pe 1,3-9 278 Cap. IV: Términos teoldgicos, expresiones | foras .... 292 I. Términos _teoldgicos a ' 300 1. Justo, justicia, justificar, 300—2. Pecador, 315— 3. Redencién, 322. I.__Expresiones idiomaticas .. 330 IL.__Metdforas_...... 336 Cap. V: Niveles de lenguaje y géneros literarios . 354 Niveles de Jenguaje e Conclusién 403 Bibliografia ... 407 Siglas_utilizadas 432 Indice de citas biblicas . 434 Indice _analitico 445 Copyrighted mat PREFACIO Desde hace quince 0 veinte afios disponemos de una decena de obras —en francés, ruso, espafiol, inglés y aun en portugués— que ofrecen una buena base de reflexién sistematica —incluso se puede decir cientifica— sobre esa operacidn intelectual y lingiifsti- ca que parece trivial a los profanos y, por el contrario, misteriosa a los sabios: la traduccién. Esta situacién bastante nueva nos dis- tingue de perfodos anteriores, en los que la traduccién sdlo habia dado lugar a notas, a observaciones dispersas, a consejos empiricos 0 a reflexiones de tipo artesanal. Esto no significa que el libro de Jean-Claude Margot, que se anade a esta lista ya prestigiosa entre los especialistas, sea simple- mente un buen titulo mds. El primero de sus méritos particulares es que, siendo obra de un traductor consumado, su contenido lin- giiistico y la calidad de ese contenido son excelentes. Porque, tras un breve perfodo de entusiasmo, la mayorfa de los traductores ma- nifiestan una aversién indudable a Ia iniciacién lingiifstica indispen- sable para su arte, y vuelven incansablemente en sus publicaciones a la coleccién de pequefias recetas puntuales, preciosas pero poco formativas. La obra de Margot es ante todo un alegato firme, argu- mentado, y también equilibrado, a favor de una cultura lingiifstica de base en los traductores, y este alegato procede de un traductor. El segundo mérito particular del libro radica en su calidad peda- gégica. Es claro, metddico, carente de toda jerga y de todo ensayis- mo, verdaderamente formador. Aunque tiene buenos predecesores en este campo ——citemos a Fedorov, Vinay y Darbelnet, Nida—, no es un mérito muy frecuente. Baste sefialar a este respecto que, exceptuada la traduccién de la Biblia, no disponemos todavia de la obra que nos aporte el detalle y la sfntesis de los principios y de los métodos, de los programas y de los trabajos practicos que consti- tuyen o deben constituir la experiencia de las decenas de institutos de traductores extendidos hoy por el mundo entero, Obra que se- ria quizd la primera pedagogia de la traduccién conocida. En el Ambito particular, pero inmenso, de la traduccién de la Biblia, el mérito particular de este libro radica en su relacién con Jos que resumen la ensefianza de Nida. Margot, como todos nos- otros, le debe mucho; él lo sabe y Io dice, pues la ingratitud inte- 12 G. Mounin lectual no es su estilo. La pregunta correcta sobre este punto es la siguiente: ges la obra de Margot sdlo una buena sintesis de la doc- trina de Nida 0 es algo mds? A mi juicio, si. Ante todo, porque es la primera sintesis accesible en francés. Luego, porque es una sin- tesis que abarca toda la ensefianza de Nida de 1948 a 1978; sintesis que el mismo Nida no ha hecho. Ademis, es una sintesis que con- juga la fidelidad para con un maestro insustituible con la entera li- bertad de juicio de un discfpulo lo bastante experimentado para ser en ocasiones critico, pero siempre con moderacién. Esta actitud es posible en parte porque la cultura de Margot esta unida a una bibliograffa europea, mucho mds amplia que la de Nida, exclusivamente anglosajona. Este es el caso, por ejemplo, cuando sefiala, a propésito de la funcién social de los géneros lite- ratios biblicos, que «si los autores de este articulo [Romano y Hatton] deploran Ia insuficiencia de informacidn disponible en este campo, ¢no serd en parte porque ignoran lo que ha podido escribir- se fuera del mundo anglosajén?». Se podrian multiplicar los ejem- plos, como el silencio de Nida sobre el excelente método de traduc- cién de Vinay y Darbelnet y sobre Analyse conceptuelle du Coran, de P. Allard (experiencia que debe tenerse en cuenta a propésito de las relaciones entre concepto y palabra y sobre un thesaurus bi- blico de 20.000 sentidos en el griego del NT, en curso de elabora- cién), y, por ultimo, su silencio sobre todo lo que no es la semdn- tica componencial anglosajona, etc. En algunos de estos puntos, por otra parte, Margot no tanto critica a Nida cuanto lo completa como buen conocedor del tema. Nida ha sido poco discutido en el mundo francéfono por ser poco lefdo, excepto por los buenos obreros de la Alianza Biblica Universal. Casi sdlo Henri Meschonnic le da algunos arafiazos de pasada, como cuando menciona la traduccién del Eclesiastés de la Biblia de Jerusalén, considerfndola como «el resultado bastante poco estético de las teorfas de Nida sobre la adaptacién» (Paroles du Sage: «Le nouveau Commerce», cuaderno 12 [1968] 89), Aho- ra bien: aqui se trata de un debate fundamental y central sobre la oposicién entre traducciones «orientadas hacia la equivalencia dind- mica» (durante largo tiempo situadas en primer plano por Nida) y traducciones «orientadas hacia la equivalencia formal». Sin duda al- guna, ha sido una etapa necesaria y prioritaria en la inmensa cantera de la traduccién de la Biblia en més de un millar de lenguas. Pero los mds diversos andlisis del discurso y las nuevas reflexiones sobre la retérica y la estilistica vuelven hoy a poner en plena luz el pro- Prefacio 13 blema de las traducciones «mds literarias», es decir, m4s atentas a preservar las equivalencias retéricas, estilisticas y poéticas de un texto. Margot tiene razén al sefialar esta insuficiencia de Nida, que éste, por otra parte, estd corrigiendo en colaboracién con Jan de Waard. Margot ha tenido el mérito de haber sido el primero en abordar este problema en el marco de la traduccién de la Escritura. Lo hace por referencia a Jas tentativas de Meschonnic y de Chouraqui, uti- lizando las persuasivas criticas de Meschonnic contra Chouraqui y criticando por su parte las soluciones del primero de ellos. A lo sumo, se puede lamentar que sobre este punto haya sido Margot, que tiene ciertamente mucho que decir, demasiado breve quizd, in- cluso en el marco de una obra tan extensa como la suya, Algunos ejemplos no biblicos, como La Eneida, de Klossovski, habrian sido bienvenidos, al igual que una discusién de los principios en que se fundan Meschonnic y Chouraqui, en gran parte los mismos de Wal- ter Benjamin, que Nida ignora por tratarse de fuente alemana. Al menos ha puesto Margot sobre el tapete un tema que va a nutrir desde ahora muchos debates entre los traductores, y no sélo los de la Biblia. No se harfa plenamente justicia a la obra de Margot si no se indicaran también otros dos méritos suyos. Ante todo ofrece —a través de los problemas planteados por el texto de la Biblia— un modelo de andlisis que puede servir de base para todos los grandes corpus en que la traduccién se enfrenta con textos lejanos en el tiempo o en el espacio, como Shakespeare, Dante, Pouchkin, la poe- sia arabe... Luego se percibe a través de su obra, mas que en otras, un factor inadvertido de la vasta empresa actual de la traduccién de la Biblia: una ecclesia de la investigacién, un inmenso laboratorio con su cardcter organizado, colectivo, comunitario, no concurren- cial, que podria ser el suefio de no pocos equipos de investigacién cientifica en muchos otros campos. Georces Mounin INTRODUCCION En esta obra no tenemos la intencién de volver a plantear el pro- blema de principio tratado con frecuencia en el pasado, a saber: el de la posibilidad 0 imposibilidad de la traduccién '. Este problema, en efecto, estd notablemente superado por los hechos actuales. En todos los campos y, se podria afiadir, en todos los paises la traduc- cién desempefia un papel creciente desde hace unas decenas de afios; serfa inconcebible para una nacién cualquiera querer vivir en una especie de autarquia intelectual, cientifica o técnica, conten- téndose con obras originales escritas en la lengua del pafs. Edmond Cary se expresa asi a este respecto: «La época actual es la primera que recurre sistemdticamente a la traduccién bajo las formas més diversas» (en los campos comercial, técnico, politico, artistico o li- terario, mientras que en otros tiempos la traduccién afectaba casi exclusivamente a este ultimo campo). Mas adelante afiade: «La gama de las lenguas interesadas por las operaciones de traduccién se amplfa sin cesar... Ya no imaginamos una nacién que viva de su solo patrimonio, una econom{a o ensefianza que no se preocupe por lo que tiene lugar mds all4 de sus fronteras...»; y cita esta frase de E. Renan: «Una obra no traducida est publicada sdlo a medias» ?. Esta situacién general se produce igualmente en el campo par- ticular de la traduccién biblica: mientras que a comienzos del si- glo x1x la Biblia sdlo habia sido traducida, total o parcialmente, a 71 lenguas (comenzando por la griega de los Setenta), se Ilegaba al final de 1977 a un total de 1.631 lenguas (266 para el conjunto de la Biblia, 420 para el Nuevo Testamento solo y 945 para un libro, al menos, de la Biblia). Miles de traductores trabajan actualmente * Cf. G. Mounin, en Les belles infidéles (1955) 30: «Todas las teorias sobre la imposibi fidad de traducir se nos han transmitido en épocas en que la cultura estaba reservada a un circulo reducido de poblacién privilegiada que disponia del tiempo necesario para conocer las lenguas originales...». Véase especialmente en esa obra el capitulo 1: «La traduction est-elle possi- ble?» (pp. 73s), y también G. Mounin, Los problemas tedricos de la traduc- cién, trad. esp., Gredos, Madrid 1971. [Cf., igualmente, el libro de L. Alonso Schiikel La traduccién biblica: lingiiistica y estilistica, Ed. Cristiandad, Ma- drid 1977.] * E. Cary, 1956, 7-10. [En este libro, todas las obras se citan no por el titulo, sino por el afio en que se publicaron. El lector las puede identificar en Ja bibliografia que aparece al final del libro.] aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Motivos de nuevas traducciones 17 ria de traduccién. Las bases exegéticas son con frecuencia sélidas, pero el paso de una lengua a otra se enfoca segiin principios insufi- cientemente esclarecidos: «La traduccién se rige por una exigencia de correspondencia formal entre el texto original y el texto tradu- cido, considerdndose las adaptaciones necesarias para la legibilidad del texto como un mal menor 0 una concesién inevitable» °. Desde luego, seria erréneo pensar que antes de la mitad del si- glo xx no se habia hecho nunca alguna observacién util en lo que concierne a la teorfa de Ja traduccién’, Prueba de ello son las re- flexiones de Lutero * y las de Dolet ° en el siglo xvi, que se cuentan entre las mds avanzadas de Ja época moderna. De cuanto Lutero escribié sobre la traduccién nos bastard recordar aqui dos aspectos esenciales: ante todo, el traductor debe determinar con precisién y de forma concienzuda el sentido del texto original”; luego pondré todo su esfuerzo para encontrar los giros idiométicos mas adecua- dos para expresar el mensaje asi comprendido en la lengua recepto- ra. En efecto, para Lutero «el texto es rey, mientras que Ja traduc- cién no es mds que una sierva humilde y fiel decidida a servir a su duefio. Pero esta sierva esta firmemente resuelta a hablar su propia lengua» ", El reformador mismo se expresa asi en su Carta sobre el arte de traducir: «Me ha costado mucho esfuerzo traducir para poder ofrecer un alemén puro y claro. Con frecuencia se ha dado el caso de buscar y preguntarnos durante quince dias, o durante tres © cuatro semanas, acerca de una sola palabra, sin encontrar, a pesar de ello, respuesta inmediata. Al traducir el libro de Job, M. Philip- pe (Melanchton), Aurogallus y yo trabajamos de tal manera, que apenas nos fue posible terminar tres lineas en cuatro dfas... Ahora esté en alemén y terminado; cualquiera puede leerlo y examinar el texto; se pueden leer tres o cuatro paginas sin dificultad alguna y sin que se perciban las piedras y tropiezos que habfa alli...». Y mas ° D. Marguerat: Rthph 2 (1972) 105. * Se encontrarén numerosos ejemplos de tomas de posicién de autores del pasado respecto a la traduccién literaria en R. A. Brower, 1959, 274-293, y F. Giittinger, 1963, 223-229; y respecto a la traduccién biblica, en E. Nida, 1964, 12-29. Véanse también D, Lortsch, 1910; D. M. Beegle, 1960; F. F. Bru- ce, 1970; RGG I (1957), art. Bibelihersetzungen, col. 1193ss, y The Book of a Thousand Tongues (1972), sobre la historia de la traduccién biblica. * Resumidas en M. Trinklein, 1970, 80-88. ” Véase E. Cary, 1963, 5-14. ° Para los textos de base utilizados por Lutero en su traduccién de la Biblia estén recogidos en RGG I (*1957) 1205. " H. Bluhm, citado por M. Trinklein: TBT 21/2 (abril 1970) 85. 2 18 Introduccién adelante afiade: «No es la literatura latina lo que hay que escudri- fiar para saber cémo se debe hablar aleman..., sino que hay que pre- guntar a la madre en su casa, a los nifios en la calle, al hombre ordi- nario en el mercado y observar su boca para saber cémo hablan, a fin de traducir de esa forma; entonces comprenden y advierten que se habla alemén con ellos» Por su parte, el humanista, impresor y traductor francés E. Do- let (1509-1546), de quien se ha podido decir que «es nuestro mas grande teérico de la traduccién» ", establecié cinco principios fun- damentales en su tratado La maniére de bien traduire d’une langue en autre’, Se pueden resumir asi: 1) Es necesario que el traductor entienda perfectamente «el sentido y materia» del autor al que tra- duce. 2) Es necesario que el traductor tenga un perfecto conoci- miento de Ja lengua del autor al que traduce y, del mismo modo, un perfecto conocimiento de la lengua en la que traduce. 3) Al tradu- cir no hay que someterse al texto palabra por palabra. Los que co- meten este error «depravan con frecuencia el sentido del autor al que traducen y no expresan Ja gracia y perfeccién ni de una ni de la otra lengua». 4) El traductor debe emplear los giros que son natu- rales en la lengua receptora, sin introducir en su traduccién formas calcadas en Ja lengua original. 5) El traductor debe cuidar el equi- librio de la frase, la armonia de la censtruccién del texto, es decir, que no basta elegir palabras apropiadas, sino que conviene dispo- nerlas en un orden que no repela el ofdo o el espiritu del lector. A pesar de la importancia de los principios enunciados y practi- cados por hombres como Lutero y Dolet, la teorfa de la traduccién apenas progresd durante los siglos siguientes y no se desligé de un empirismo que oscilaba entre el literalismo més estricto y una liber- tad excesiva frente a los textos *. A este propdsito, no cabe sino asentir al juicio de dos especialistas actuales de la traduccién: «Si la traduccién es una funcidn lingiiistica de todos los tiempos, no ha sido, sin embargo, considerada como un tema digno de interés por la mayorfa de los gramiticos, filésofos y lingiiistas» *. «Durante = M. Luther, 1964, 194-195. “ E. Cary, 1963, 6 * E. Dolet, 1540. © Por lo que respecta al campo literario, G. Mounin ha descrito bien este fenédmeno: al reinado de las «bellas infieles» (siglos xv y xvii}, en el que se trataba de evitar todo lo que repugnaba al gusto de la época, sucedié Ia reaccién del comienzo del siglo xix y la vuelta a la palabra por palabra (G. Mounin, 1955, 77ss). * J. P. Vinay, en A. Martinet, 1968, 729. Cf. la opinién del geémetra de Fidelidad al original y elegancia en la traduccién 19 siglos, la traduccién ha sido considerada como un ejetcicio literario, y lo que se podfa decir de sus principios y técnicas pertenecfa a la retérica y a la estilistica, aunque muy marginalmente por otra par- te, Eran escritores traductores quienes, en la medida de lo posible, codificaban empfricamente su experiencia en este campo» 7, Desde este punto de vista, la traduccién de la Biblia no fue una excepcién: los traductores que se han manifestado acerca de su trabajo mues- tran constantemente que estan divididos entre la preocupacién de traducir literalmente el texto original y los escripulos que sienten de plegarse a ciertas exigencias del estilo de su propio idioma. He aqui dos ejemplos tipicos de lo que se concebia en el fondo como un dilema; la oposicién entre fidelidad al texto original y la claridad o elegancia del estilo de la traduccién. En 1667 aparecia en Mons (Bélgica), y sin nombre de traductor, el Nuevo Testamento de Lemaistre de Saci (uno de los «sefiores» de Port-Royal): «Desde que aparecié (este Nuevo Testamento), tuvo un éxito clamoroso. Desperté entusiasmo y el problema era hacerse con él. La ciudad, la corte, hablan de ello; unos ponderan su mérito, alaban su encanto, el refinamiento y la belleza del estilo; otros lo denigran, lo declaran sospechoso, contaminado de here- jia» *. Ahora bien, el mismo Saci tenia escrtipulos de la calidad li- teraria de su texto: «¢Qué sé yo —dice al final de su vida— si no he hecho algo contra los designios de Dios? He tratado de eliminar de Ja Escritura santa Ja oscuridad y la aspereza, mientras que Dios ha querido hasta ahora que su palabra estuviera rodeada de oscuri- dades. ¢No tengo, pues, motivo para temer que el llevar a cabo, como traté de hacerlo, una versién clara y quiz4 bastante exacta respecto a la pureza del lenguaje sea oponerse a los designios del Espiritu Santo? ¢Quién puede asegurarme que éste no es un méto- do diferente del que plugo al Espiritu Santo elegir?... Hay una gran diferencia entre contentar y edificar. Es cierto que se conten- ta a los hombres hablandoles con una cierta elegancia, pero de esta manera no siempre se los edifica» ". Bossuet, por su parte, formula observaciones parecidas: «La traduccién publicada en Mons habria Montesquieu: «Las traducciones son como esas monedas de cobre que tienen el valor de una pieza de oro y hasta tienen mayor uso para el pueblo; pero son siempre endebles y de mala ley» (Montesquieu [1721] 1964, 203). . Mounin, en A. Martinet, 1969, 375; cf. G. Mounin, 1976, 90. Bs “Meyhoffer, 1941, 21. Sobre los debates suscitados por la publicacién del NT de Mons, véase también V. Baroni, 1955, 100ss, " Citado por J. Meyhoffer, ibid., 22-23. 20 Introduccién sido mds venerable y mds conforme a la gravedad del original si se la hubiera hecho un poco mis sencilla, si los traductores hubieran incorporado menos su refinamiento y la elegancia de su espiritu a la palabra de Dios... Si tiene algo censurable, es principalmente que finge demasiada finura y que quiere hacer que se encuentre en la traduccién un encanto que el Espiritu Santo desdefié en el ori- ginal» ®. En cuanto al segundo ejemplo, se trata de la versién Ilamada de Lausana, en el siglo xrx7!, que uno de sus traductores, L. Bur- nier, defendié en dos folletos *. Al contrario de la versidn de Saci, la de Lausana fue atacada por «su literalismo excesivo»: «se tacha de crimen su escrupulosa fidelidad», «se nos reprocha nuestro esti- lo, con frecuencia puro hebreo o puro griego y siempre poco fran- cés» (L. Burnier, 1866, 41, 115, 124). Burnier se propone, pues, justificar este literalismo (y veremos que su posicién corresponde bastante de cerca al punto de vista de Saci expresado en el pasaje citado anteriormente). Segtin él, lo que ha orientado a los traducto- res de la versién de Lausana es la conviccidn de que la Biblia, por ser inspirada, no puede ser tratada como cualquier obra literaria: «Si se cree realmente que la Biblia es la Palabra de Dios, para tra- ducirla habrd reglas distintas de las que hay para traducir un libro humano» (ibid., 49). El cardcter particular del lenguaje biblico hace necesaria una traduccidn tan literal como sea posible, porque «la lengua de Ja Biblia... no es puramente humana, asi como Jesucristo no es simplemente un hombre» (p. 74). Por consiguiente, serfa una traicién querer acomodar la traduccién de la Biblia al gusto de to- dos, tanto desde la perspectiva del estilo como de Ia del contenido. Es indudable que una traduccién literal seré a veces oscura, pero «yo aconsejo a todo el mundo desconfiar de una versién que sea siempre y en todos los pasajes perfectamente clara» (p. 61). Burnier insiste ademas en la unidad de Ja Biblia y del lenguaje biblico. A propdsito del Nuevo Testamento, subraya «la admirable exactitud de expresidn que caracteriza (sus) escritos, la sorprenden- te armonia verbal que existe entre hombres tan diversos y sobre temas tan delicados...», armonfa que no se explica sino por la ins- piracién divina de las Escrituras (p. 162). Por ello es necesario, * Tbid., 23. x "La primera edicién del NT aparecié en Lausana en 1839 (71849, °1859, *1872). En cuanto al AT, aparecié en cuatro entregas de 1861 a 1872, pero ya en 1854 se habia publicado una edicién experimental de los Salmos. » L, Burnier, 1866 y 1871. Cf. L. H. de Laharpe, 1866. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 22 Introduccion deseara mantener el equilibrio entre literalismo y libertad, aten- diendo a estas tres cualidades: «exactitud, claridad, correccién» (L. Segond, 1874, XIII) *. Por otra parte, el NT de Edmond Stap- fer * se hizo famoso por su valor literario, que hace agradable su lectura. Esta traduccién estuvo guiada por el principio siguiente: «Producir en el lector francés de hoy la impresién que el original produjo en el lector de su tiempo» (F. Stapfer, 1889, 12). Sin embargo, Stapfer establece una doble distincién: ante todo entre los textos faciles de traducir (los cuatro evangelios, por ejemplo *), en los que «la versién literal es con frecuencia la mas fiel», y los textos dificiles de traducir (la mayoria de las cartas); en este se- gundo caso, distingue los pasajes «cuya exégesis es controvertida», que se traducen siguiendo muy de cerca el texto, y los pasajes «so- bre cuyo sentido todos estan de acuerdo», que permiten al traductor una mayor flexibilidad de expresién, quien, por otra parte, es cons- ciente de que «literalismo es con frecuencia sinédnimo de infideli- dad» (ibid., 13)*. Asf trata de justificarse frente al reproche que se podria hacer a esta versidn de carecer de coherencia, de no ba- sarse siempre en el mismo sistema de traduccién. Anotemos a su favor que Stapfer critica con razén las ediciones en que cada ver- siculo se pone en linea aparte, como si «las cartas de los apdstoles (fueran) colecciones de sentencias desligadas» (p. 8; cf. p. 14)™, y que no quiso atenerse «a traducir en todas partes y siempre una misma palabra griega por una misma palabra francesa» (p. 12) *. Al comienzo del siglo xx, el esfuerzo del comité responsable de la versién Sinodal * se dirigié especialmente a la mejora del estilo ” Segond querfa también estar desligado de las «preocupaciones dogmé- ticas» (1874, XIII) y no pretendia haber gozado de una «especie de inspira- cién infalible» (p. XV). * 11889, ® Cf. la definicién de la equivalencia dindmica dada por Taber y Nida, 1971, 173. * Al comienzo de Ja segunda parte de esta obra volveremos sobre esta «facilidad» de traduccién de los evangelios. “ Tendremos ocasién de ilustrar esta afirmacién, que no todos admiten en Ia actualidad, * Sin embargo, es Ja disposicién adoptada todavia recientemente en el NT de la Pléiade, 1971. ® Pero 1a motivacién aducida a este propésito («nuestra lengua nos ofte- ce a veces sindnimos que no existen en griego», p. 12) es insuficiente desde el punto de vista lingiifstico, como veremos en el capitulo 2 de la primera te. 411910, Es el resultado de una larga cadena de revisiones, cuyo punto de aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 24 Introduccién tamos la tensidn entre literalismo y calidad literaria, cuando se aca- ba de afirmar «que una traduccién palabra por palabra y demasiado literal puede a veces no expresar sino imperfectamente el sentido real de una frase y de una expresidén» (ibid. ). Muy poco se puede extraer del proemio de la nueva versidén Crampon ®, que seiiala las diversas etapas de la traduccién empren- dida por Crampon y sus sucesores, y afirma simplemente que «la traduecién del canénigo Crampon... era un acierto: a la vez precisa y clara, atestiguaba un conocimiento profundo de las lenguas bibli- cas en el autor y también una gran cultura literariay (1960, V) °. Los objetivos pretendidos por la versién de Maredsous“ son caracterizados igualmente de manera general: «Poner en manos de los cristianos de lengua francesa un texto sencillo, claro, accesible y adecuado a Ia lectura publica. Quiere también presentar un texto de la Biblia que incorpore los progresos recientes de la exégesis y tenga en cuenta la evolucién del vocabulario contempordneo» (1968, IX) *, El canénigo Osty *, por su parte, ha querido respetar «el texto original hasta el escripulo» y ha tratado «de ser coherente en el empleo del vocabulario para escapar al reproche de fantasia y de falta de constancia, merecido por tantas versiones que son obra de una pluralidad de autores» “; ademas, no ha «recurrido a la equi- valencia sino en los casos en que el literalismo habria [evado al contrasentido, a lo grotesco o a la indecencia» (1970, 7-8) En una perspectiva diferente, mencionemos también el esfuerzo * 1960. Su primera edicién se publicé en siete voltimenes entre 1894 y 1904, pero el canénigo Crampon murié durante la impresién del primer vo- lumen. La edicién de 1960 se debe, para el AT, a J. Bonsirven, y para el NT, a A. Tricot * D. Lortsch (1910, 205) hacfa ya una apreciacién muy positiva de esta versidn. * 11949, 71968. La segunda edicién es fruto de la colaboracién de los mon- jes de Maredsous y de los de Hautecombe. ® En la nota preliminar de esta segunda edicidn se citan amplios pasajes de la Constitucién dogmitica sobre la divina revelacién (Vaticano 1), que abrié la puerta a la colaboracién entre protestantes y catélicos en el campo de la traduccién biblica y justificé oficialmente el empleo de los textos origina- les, como base de esta traduccién, con preferencia a versiones como la Vul- gata. * La Biblia en 22 vohimenes: 1970-1973; en un volumen: 1973. “ Cf. esta declaracién recogida por el boletin de las ediciones «Rencontre» (marzo 1973, 2): «Yo no sé... si uno solo puede traducir bien; lo que sé, en cambio, es que muchos no pueden traducir bien»; alusién transparente de Osty a su colaboracién en la Biblia de Jerusalén.. Las traducciones de Dhorme y Chouraqui 25 de P. de Beaumont * para hacer accesibles los textos del NT y al- gunos textos del AT a diversas edades mediante un vocabulario limitado y estructuras simplificadas. Debido a su precio y al literalismo de la traduccidn, el Antiguo Testamento de la Biblia de la Pléiade “, preparado bajo la direccién de E. Dhorme, no podia ser popular. Peto presta servicios induda- bles al traductor, sobre todo en razén de la abundancia y de la cali- dad de sus notas ”. En el Nuevo Testamento de Ja misma edicién *, Jean Grosjean ha querido «emplear la misma palabra francesa siem- pre que el autor emplea la misma palabra griega», y también «em- plear en lo posible palabras de la misma familia en francés cuando ha encontrado palabras similares en griego»; ha querido también «evitar traducir por palabras francesas que ya no tienen sino senti- do eclesiastico las palabras griegas que entonces hab{an asumido por primera vez sentido religioso» (1971, XVI) *. El Nuevo Testamento de la TOB™ «ha tenido en cuenta dos exigencias fundamentales: el rigor cientifico de una traduccién nueva, establecida sobre la base de las mejores ediciones criticas del NT griego..., y la necesidad de un trabajo verdaderamente comin para cada uno de los libros biblicos». Mas adelante se precisa que esta traduccién es a la vez «menos original y mds nueva que las otras, antiguas 0 contempordneas. Menos otiginal, porque el riesgo de la empresa y el cardcter colectivo del trabajo han excluido desde el principio algunas opciones personales y libertades en la traduc- cién, que constituyen el interés de otras versiones. Mas nueva, por- que las verificaciones despiadadas a que han sido sometidas las di- ferentes traducciones han hecho surgir exigencias y aportaciones complementarias que con frecuencia aparecen en el texto» (1972, 9). André Chouraqui*, traductor judio del AT, estima que la fide- “ NT, 1973. En la pagina 5 de esta edicién aparece una lista de las otras publicaciones de textos del NT y del AT, traducidos por P. de Beaumont, en orden a «tres aproximaciones sucesivas a la religién». * T.T, 1956: t. II, 1959. * Mas adelante veremos los servicios que una traduccién literal puede prciear al estudiante o al traductor (primera parte, cap. 1). = 1, “ Para una evaluacién de estos principios se consultaré D. Marguecrat: Rthph 2 (1972) 107-111. * 1972. El AT de la misma versién aparecié en 1975 y una edicién de la Biblia en un volumen, con el aparato de notas reducido, al comienzo de 1977. s, he Lo citamos segtin sus introducciones a la traduccién del Cantar y de los almos, 1970, 26 Introduccién lidad necesaria a Ja vez a la lengua hebrea y a la lengua francesa conduce al traductor a lo imposible: «Debe traducir en una lengua implacablemente analftica, cuyo genio es claridad, mesura, preci- sién, un texto en que la conexién intima del sentido y del sonido se expresa en ritmos y resonancias de la visi6n mds que en ideas...». Sin embargo, quizd queda un camino posible, que prepara desde los Ultimos decenios el estallido de las estructuras clasicas de la lengua francesa. En este pais..., «los traductores que acepten la apuesta, el esfuerzo y el riesgo deberdn orientarse hacia la creacién de un Jenguaje nuevo...» (1970, 110-111). Entre todos los nombres citados en esta répida visidn de con- junto debe ponerse aparte el de Henri Meschonnic™. En efecto, Meschonnic es especialista en lingiifstica y poética. Como Choura- qui (del que, por otra parte, se distancia netamente *), Meschonnic sefiala la conmocién actual de las estructuras clasicas de la lengua francesa, sobre todo en el ambito poético: «El francés no es ya lo que era antes del surrealismo. Ha desarrollado la flexibilidad meta- f6rica y ritmica presentida por Baudelaire... Quiz4 el lenguaje poé- tico moderno podr4 dar al ambito francés la Biblia con toda su fuerza de lenguaje consondntico, con sus absolutos paratacticos, que son paradigmas de prosodias y de ritmo... Asi, se ha realizado una coincidencia del francés moderno y de textos biblicos, que hay que comprender para asegurar el francés en ritmos en los que se reco- noce credndose» (1970, 10). Su traducciédn de los Cinco Rollos quiere estar «en tensién con la equivalencia formal para ofrecer el texto con su distancia sin los defectos seftalados: literalismo forza- do, sobrecarga de comunicacién, contrasentido». Ademds, en fran- cés hay que quitar la capa convencional que cubre el texto, hecha tanto de teologia como de cientifismo (se «corrige» el texto), «la suavizacién de las palabras y de la gramética», pero sin que esto vuelva al «calco» (pp. 11-12). Lo que llama mis la atencién a pri- mera vista en la traduccién de Meschonnic es la voluntad de tradu- cir «los acentos y las pausas cuya jerarqufa compleja constituye la * H. Meschonnic, 1970. Véase especialmente la introduccién general: «Pour une poétique de la traduction», pp. 9-26. “ A propésito de Ja traduccién del Cantar de los Cantares por A. Chou- raqui, declara: «Este es un ejemplo de ese dialecto literario compuesto, de ese francés ficticio. Chouraqui exotiza..., barbariza... Traduce no Ja palabra, sino su etimologia... Medievaliza... Una traduccién nueva, si quiere ser fiel al con- junto de la obra..., hablard del amor en este poema con palabras actuales» (pp. 25s).

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