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Desde que en 1523 el Colegio de San Ildefonso de Alcalá se hace cargo del curato
de la iglesia de Ajalvir, se suceden las referencias a la misma, y podemos suponer
como hacia el año 1553 se termina la iglesia de Ajalvir, de la que hoy no queda
nada. Sobre ella, otras iglesias se construirán en los siglos siguientes, hasta la
actual terminada por el arquitecto Manuel Machuca y Vargas a finales del siglo
XVIII, hecha de nuevo, “a fundamentos”.
“… en esta dicha villa no hay mas que una iglesia, cuya advocacion se llama
Nuestra Señora de la Concepcion, y que en ella hay tres retablos, …”
El Colegio Mayor de San Ildefonso aporta 4000 mrs para pagar a Juan Francisco el
cáliz con sobrecopa de Ajalvir. Mediados del siglo XVI. Juan Francisco Faraz era
hijo del anterior, y tambien platero, y ambos vivían en Alcalá.
Juan Francisco Faraz fue nombrado el 27 de mayo de 1553 por el rey Carlos I como
“marcador de la plata e platero e oro e pesas de boticarios” de la villa de Alcalá.
Otra de las dinastías de artífices mas importantes del siglo XVII en Alcalá fueron los
Ceballos.
Gabriel de Cevallos, platero del Colegio Mayor de San Ildefonso. Su hijo Juan de
Zevallos continuaria el cargo de su padre a partir de 1620. Juan realizó en 1633 la
custodia de Santorcaz, semejante a la custodia de Daganzuelo de 1612, labrada en
la Corte.
“17-7-1553 se paga al bachiller Tejada maestro de Ajalvir 4500 mrs, por comprar
metal para la campana del dicho lugar”.
“25-9-1553 page a Lope Hormero maestro de obras del colegio 1500 mrs para
comprar ocho tablones para las puertas de la iglesia de Ajalvir”.
En 1640 Pedro Lasota “maestro de hacer campanas” entrega dos campanas para la
iglesia.
En 1653 se paga una partida para “sacar afuera del retablo el monumento porque
se echaba a perder el retablo”.
En 1655 “se hace una custodia de plata nueva, con oro y esmaltes”.
En su interior, en las capillas a ambos lados del crucero, los sepulcros del gótico
tardío de los primeros condes de Tendilla, Iñigo López de Mendoza y Elvira de
Quiñones, del siglo XV, trasladados aquí en 1851, desde el desaparecido
monasterio jerónimo de Santa Ana, en Tendilla. Los sepulcros fueron profanados en
el monasterio por las tropas de Napoleón en 1809, que instalaron su cuartel en él, y
abandonados tras la desamortización de 1835. En 1936 fueron destrozados,
quedando sólo las estructuras.
En el siglo XVI era frecuente indicar en los contratos que, además del precio
concertado, “se entregará el órgano viejo al maestro de hacer órganos”. En esta
época, la duración media de un órgano podía calcularse en un siglo, por lo que es
probable que el realizado por Martín Sánchez para la iglesia de Ajalvir pudiera
sustituir al primitivo construido de finales del siglo XV, bajo el impulso del Cardenal
Cisneros.
Como vemos, maestros de obras y organeros coinciden a finales del siglo XVI en la
iglesia de Ajalvir y en San Ginés de Guadalajara.
En 1612 les fue encargado a Juan Ruiz de Castañeda, escultor toledano discípulo
de Becerra, y al pintor Francisco Granello, nieto de "El Bergamasco", un nuevo
retablo mayor para la Iglesia de San Sebastián de Cercedilla, que fue terminado en
la Ciudad imperial hacia 1619.
Francisco Granelo en 1618 tasa la pintura y dorado del retablo puesto sobre la
bóveda en que estaba sepultado el Greco. “En la ciudad de toledo a diez dias del
mes de octubre de mill y seiscientos y diez y ocho años ante mi el escrivano y
testigos parecio presente francisco granelo pintor vecino de esta ciudad y dijo que
en …” En la discordia de precios sobre el retablo y pintura interviene, como tercero,
el pintor Francisco Granelo, que los tasa en 2.300 reales.
En 1562 había llegado a El Escorial Juan Bautista Castello, “El Bergamasco”, pintor
y arquitecto genovés, junto al cual vinieron su hijo Fabricio y su hijastro Nicolas
Granello. Llamáronle el Bergamasco por ser natural de Bérgamo en Italia.
Francisco Granelo fue uno de los cuatro hijos de Nicolás Granelo, que murió en
1593. Nicolás fue discípulo de su padre y le ayudó en la obra que pintó en la torre
nueva del alcázar de Madrid, continuándola a la muerte de su padre en 1569. Felipe
II le nombró su pintor el 1º de abril de 1571.
Nicolás Granello y Fabricio Castello fueron los autores de los frescos de las
bóvedas de la sacristía, salas de capítulos y la de las batallas de El Escorial.
“Ajustaron Granelo y Francisco de Urbino, mozo de gran habilidad, con el P. prior
del monasterio del Escorial pintar al fresco la bóveda del zaguan o pieza que media
entre las dos salas del capítulo …”
“Mando el rey en 13 de
diciembre de 1584 que
Granelo y su hermano
Fabricio, … pintasen en la sala
llamada de las batallas la de la
Higueruela …y en 1587 que
pintasen tambien en la misma
sala la batalla de San Quintin,
que igualmente efecturaron.”