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junis de 1994), Pesteriormete sacs ala geile le un ani, tae apd deve a ede todas india dl de Dewi Sper of Marx The Sate ofthe Deb ce Wink of Morning andthe New ftenationa, ead. egy Kamut, Nite Vink y Les, Routled, 1994 fol. casts Expects de Marx. El ead del ded cf trakajo del duco fa neva faermacional ra JM Alain y C. De Perel, Mari ‘Troe, 1995; & no se nica ota cow spins cltadas entre pani pertenecen a eta uma Sa leture me do un sent mis amplio de a nacurlezs de su intervenck, con- Finan algunas de mis conjures, claicande cierto aspects y complicando algunos tte, As por ejemplo, fo que Derrida entiende por con sdrecho internacional» aparece iit el captuk 3; el emo del sxapectralilad parece envolver ahora el extract ical habia suger y mi sen- cxplcado en det libro de fman iy is compleja de lo oe siekin de qu el eapectro de Benjamin se ceria ei el tems e lo mesfinicos ha quedado onfirmad, aungue queda 2s ve cla que el desplicgue que hace Dera de este tema toma miles y muy vets teccones. He opado, sn embry, porno esponder a bro lo3 sidebers y este wdejare deben pouler exbtir mis alls de la certidumbre y la cam. placencia, mas alld de esta muerte, La promesa,aformativumente, aclara Derrida, es un desierto, formal, aformal, cen su iafinita abstracciGn y su expansisn iimitada, una insurreccisn contra lag sugestiones de cumplimiento y de culturacisin efiens, un paisaje de furia y de aanhelo por codo lo que ests ausente. Esta insureccign, esta furia este anhelo de la promesa pourian ser el comienzo, el comienzo tal vez inconsciente y sn sen. ‘ido pretico, sin duda inconsolado, tanto del Lenguaje le otro lengiaje= como de la politica, de otra politica y de algo distinto de la politica. Hablan también, torcidas y desquiciadas, espectrales y corriendo peligro, en el lenywaje dela mer ccanefn, El problema consiste en articular con mayor clara y no slo en articu harlo. —Tela de arena. «El lenguaje, también, es desiero, la vor que necesita el dlosiera [J escribe Blanchot" El desert, ni empo nl eacio edavia, sino espacio sin luge y tempo sin ene rack [..J- Cuando todo es imposible, cuando el porvenit,entrgnd al ue, ande [..],entonces la palabra profética que anuncia el porveni impenible dice ain el sin embango~ que romp lo imposible yrestaura el temp. «En verdad, centregars esta cludad y esta tierra en manos de ls caleos tos a invadiin, ka 4quemarin y la strasarin y, sv embargy conducié de vuelta a los hubiantes de ‘eta ciudad y de eta tera desde todas las regiones a las que les art. Ells ser si pueblo, y yo seré su dios. Sin embargo! Laken 2 Maurice BLANCHOT, La parole prophéegucs, Le oe di, Pa Gallimard, 1959, sm. 118-120, El hebreo lien suena deforma preci al alemtn Lake, qu su ve signs ie 2 (Nel T de aes Inge. 246 Marx e hijos Jacques DERRIDA Deo conesroinedioamente: ets reflexion no sen icamente na decuadas. Era algo que caia espera Ellectorephdamente reconocers en ells ese forma de inadceuacin denominada anaronfa, Una ver mas respuesas esters seri, al mismo empo, prematuras yt Premaruras:desgacadnment, tenn a menudo la forma inacakads, tam bin In etca, de un prgo experimental. Este penduris como el embarao- soprefacio a una sespucsae que, un da ljan, desearia junta a preso- Trey enero pronecacién de os textos que me precede en ese volume yorfa deel, no cbstante,continuatén acompanndome, cada uno de rm reflex ex dei, tambien is compromise ¥ la manera diferente. Sos rms evaluaciones poltias. ‘Al mismo tiempo, sf es que alguien se atreve a hablar de un mismo tiempo, se sme podni acusar también de un retraso injustificable y de ceder a otro tipo de ficckin retdrca, @ otro tipo de género literati: el posfacio o el postscriptum, no tonto a Espects de Mars, sino mas bien a la =respuesta» que, en vano, he pre- parade durante demasiado tempo. Y que también he proyectado desde hace ‘demasiado tiempo, desie antes de Espectws de Marx, Porque, me permito recor: dlrlo, este libeo ya pretendia ser suv manera una especie de «respuesta», tan slo una respuesta, a na invitacién inmediata asi como a una inyuncin urgen: te, pero también a una solicitud muy antigua. Es cierto que el »sfe de-una res: ponsabilcad, con todo lo original que pueda set, contintia siendo una respues- ta, Resuena permanencemente como la respuesta a una inyunci6n espectral: ast pus, Ia orden viene de un lugar al que no podemos identificar ni como un pre- serte vivo ni como pura y Hana ansencia de wi mero. 247 Esto equivale a decir que la responsabitidad de esta respuesta ha abandonae do ya ef suelo de esta flosofla como ontologds, 0 dle esta ontologia como disc ursa sobre la efeerividad del ser-presente (on) de Ia que vamos a tener que volver a hablar mucho. Porque, como ya se habra verificado, toxlos los debates abjertos fn este libro se cruzan, en un momento 0 un oer, ch tormo a esta cuestion de forma aparentemente abstracta y especulativa, pero que se mantiene, ral como se deefa hace algunas décadas en Francia, como algo sineludibles o incluso en. el «puesto de mando». La cuestifin sera la siguiente: iqué se puede decie sobre |a flosoia como ontologa en la herencia de Marx? Cuan nos ha llegado 0 nos Negara atin de Marx ies una fos piticu? LY wou losofia politica como onl sia? ZY qué deberiames hacer con esta cuestién aparentemente abstracta? iEs legitima? (Es urgente? ‘Pe qué coo parece reconduci a ella en los textos que acabamos de ler en este volumen, asf como en los campos peablematicas que se clenominan, por ejemplo, la spoltcae, slo politico» la wideologiae, el porveni como revolucins amesinic o «utopia, el «partidos 0 las wcisese, etc.) ean mis respuesta tardy © premacuras, m0 habré lograclo ajustar el tiempo. Tendremos entonces razin para decir que habia podido prever este fracaso y que pode haber visto aproximarse est ana ‘ronfa. Por otro lado, Zacaso no eta cierta intempestiviad la temporalidad y, al ‘mismo tiempo, el ema de Espectms de Marx? Si, sin lugar a dudas he previsto ‘oscuramente cuanto aqut sucede. Sin lugar a ducks lo he considerado desde el primer momento como inevitable. Sin embryo, no he osado zafarme, prefirien do, como se dice en francés, recpitarme al fracas [eourr a 'schee], Hee preferi- «do asumir una derrota antes que desaparecee en el momento de dar las gracias a los autores de este libro. Porque, ante todo, es esto lo que deseo hacer aqut, He preferido mostrarme desatmado ante ellos y, de este modo, shablarless en el ‘momento en el que me hacen el honor de dirigrse a mi, aunque sea de manera eritica, y ain evando lo que me dispongo a deciles, de manera no slo insuf cciente sino tambign ublicua y a veces impersonal, deba defraudar atin ~a veces incluso initar mis a cuantos ya han crefdo tener motives para ivtarse En resumen, ahora est bastante elaro: no he logeado «texponder» wpe, no lo conseguiré y quizd no haya au lugar para hacerlo, Por varias razones que clesearfa detallar ahora brevemente, En primer lugar, hubiera sido demasiado diffeil. Hubiera sido presuntuoso, eyando el tltimo, situindome en una posicién al mismo tempo panorimica y central, pretender tener Ia itina palabra bajo la forma de una precisa réplica apropiada a cada cual y cada uno de estos textes, Habria sido una escena impo- sible de representar. Mejor, porque es una escena que no me gusta. Correspon> dea los lectores ef hacerse un julio de Expects de Marx y ahora de este libro, si como de tas ls discusiones que éste implica. La primera cosa de la que mie As pues, en cualquier caso, 248 reyncijo gratamente es del mucho trabgja cn perspectiva que tiene. Porque, desde mi punto de vista, eada uno a su manta y casi sin excepcién, estos tex- tos son de cabo abo textos de trahyjo, Exigen, por lo tanto, algo diferente a tuna «réplica», Otro trabajo, por modesto e insuficiente que sea, debera venir a su encventro, pars atravesielos, mis que para aportarles una respuesta. En mi ‘opin, el que casi rods estos textos sean trabajos originales en marcha es algo «que nadie puede dudar tras su lectura. Casi todos ellos, ypriticamente de prin- cif afin, on notables por su preocupactin por leer ms que por pasar pigina (Cast todos tentan de analizar de compreniler, de srgumentar: de aclarar ms que dle oscurecer. Tratan, casi todos, de discutir antes que de injuriar (como suele hacerse hoy tan a menudo pars evitar tener que plantearse preguntas doloro- sas), de objerar antes que de denigrar o, temerosamente, de herit. [No obstante, como también se habe observado, cada uno lo hace, cada ves pattr de urna axionsitica, cle una perspectiva, de una estrategn discusiva diferen te. ¥, envidando, dria ineluso que a partir de una flasofia politica y de una pole cu clferentes. Subrayo estas dos palabras para insstr sobre lo que denominaba hhace un momento el punto de interseceidn mis intenso, el lugar de paso mas comin para todas las preguntas agut replanteadas: Zedmo entender y pensar los términos «flosoffa» y «politica» de ahora en adelante? ZY, ante todo, el pensa- rmiento de Marx, aquel que heredames (o-aquel que, mediante una hipétesis quie sxe audaz pero aparentemente comin, queries o deberdamos heredar, como si fuéramos los -hijos de Mars»)? 2s este pensamiento de Marx, esencidente, una filsofia’ (Es esta flosofia,esenciamente, una metafisica en tanto que ontologéa?! asf considerada tuna tansformacidn y, por lo tanto, come tuna trans-posicisn heteredona 0 paradé- scx de la undécima de las Tests sobre Feuerbach, AAs pes, com una herenecia fieF-infiel de Marx, infil para ser fel (sinfiel [pa ser fel: con vistas al mismo tiempo a ser fel poque es 0 querria sete). Por lo tanto, como una hipstesis o un postulado: sobre lo que puede y debe 1. infil por fie- se: una herencia en general, a saber, necesariamente fel e| licad, Este bro es un libro sobre la herencia, pese a que no deba eircunseribie- sea los shijos de Marx. Mas concretamente, se ata de un libro sobre lo que sheredar- puede no querer-decir de manera imieca, sino, quiz, inyungit de forma contradictoria y contradiccortamente obligatoria. (Como responder, e&imo seatise responsable de una herencia que we lega drdenes contradiccotias? Aunque no pretendo reconsttuir aguf este movimiento, me permitiré recor dat lo que, en un momento determinado,trababa conjuntamente, por i lado, la pesiilidad misma (...] ylafenomenalidad de lo politicos ineluso «lo que perm te identifica lo politicos or ot, ta posbiidad de una ofantologia» en la que ut iscurso (no digo sina ciencia) de la espectralidad permanece simeductible,.. a roo cuanto ella [una «fantolegia») hace posbl, la ontologia, a teologia, la onto- teologla postiva 6 neyativae, es decir incluida, antes incluso de hablar de «iloso- fis marxisas, esa eflosoffa» cuyo limite, dese mi puntos de vista, Mars jamds pudo tematicar Porque uno de los shilos ojos» de Especeos de Mur es nada menos que La cvestidn de lo «llosoico» er Marx’. Las tres cuestiones quedan trabadas con- juntamente, de Mars, su respuesta en tance gue y donde qulera que cantinde send inti, ‘mse aml entender, cn siturar a pregunta, reduc 0 denegar el abn, conjrar se ie rma, Sobre las coneecencas -posikvas y neqalvas- de este tatamienno anoligco, vase, en panic, p- 150 In 105} J, Derrida Polis de Fat, Parts, Gale, 1994, pp. 43:97 fe. casts Plt del asad, Mai, Trost, 1998, pp. 43-46) ny apuntamos ms bien hacia otra estructura de la “presenta- cid’, com un gesto de pensamiento o de eseritura 2. Despolizacién, repolitgacién. Desde mi punto de vista, lo que deberia seguir ‘esta deconstruccién de la -ontologia» marxista es todo To contrario a una dese politzacién o un deblitamiento de Ia efectividad politica. Al reexaminar en pro- fandidad los axiomas de la relacidn entre «Marx, la tcoria, la cienciay la flo sofia, se trataria en realidad, a mi juicio, tanto de comenzar a dar cuenta de los Fracusoshistricos desastrasos registrados sobre el plan teérico y sobre el plano politico como de repolitigar de otro modo una determinada herencia de Mars. En primer lug, He to que ha soldado—para lo mejor, per, sobre todo, en nuestra modernidad, para lo peor= lo politico a lo ontoliico (en primer lugar a un determinado concep: to de efectvidad o del ser-presente, de lo universal segin el Estado, y de la eiu- ddadania cosmopolitica y la Internacional segtin el Partido)". indole hacia una dimensién de lo politico Mberada de aque- En cuanto a los desastres que acabo de mencionar tan elipticamente, repito, los desastes terius-y-poléeus deherian inguietas, no? 2No deberian dar ideas, aunque sea algunas, a todos los marxistas patentadas dspuestos ain a pavo- nearse dando lecciones? ZA los marxistasestatutarios opetrficados"! que se ereen ain con derecho a ironizar ante determinados aides dlfciles que jams es han sacompartado en la ortodoxia de su sue dogmitico? (A los marxistas oficiales ‘que se hacen los dificiles ante tales alias cuando estos dltimes, una vez suce dido el desastre, se esfuerzan en no ceder a la peor de ls resignaciones —testica yy politica~ una vez my estoy contento y agradecido de tener la oportunidad de pacticipar en él), Terry Eagleton es por suerte el nico (casi el dltimo) «marxistas de este tipo. Es el Sinico (casi el inico y casi el imo) en mantener ese tono imperturbablemen- te triunfante. Frocindose los ojos uno se pregunta déinde encontrars atin la ins Piracion, la arroyancia y el derecho, ZAcaso no ha aprendido mada? Qué des cho de propiedad se camara ain de proteger! {Qué fromteras? iA quién pertenecerfa el «marxismo»? {Seria incluso el eato reservad, Ia propiedad pai- vada, de aquellos que se dicen o pretenden «marxistas-? Gayatri Chakravorty Spivak, por su parte, en un texto reciente, tuvo al menos el mézite de manifes- ‘ar una inguietud o un remondimiento, En efecto, Spivak da cuenta de la refle- xi6n de «un amigo, (Que le decia amigablemente este amigo? Que si siempre Es cierto que, al menos en este libro (ra26n por la cual © Derr, Specs de Mars, tp. 58 Eps de Mary cit 43), Subeay by el i ' Solve est dble aspect, desplizacin y rpolitiscia, ane pp. 149-151 pes Jeg de palabra de diel cwlucinaleastelln ents une (statutari) ys tufer (ace de levantarse IN. dt Th 256 ha renido alain tipo de problema con Derrida a propésito de Marx, quics se deba ~confiesa ttonscribienlo~ a que me siento propiecaria [propriztrial] de Marx, «Propietariae [proprietoral] es un buen término. Propongo incluso pre- cisrla mas: «priopictaria [propritorall. Porque, de este modo, se eivindica no silo una propiedad, sino una prioridad, lo cual se presta adn més a sonteft. Su- gestin amistosa, en efecto, que no basta con repetir en enda pagina para mos tar que se ha entendido. Porque, algo mis abajo en la misma pagina, podemos leer «/Se trata tan slo de mi reaccién propietarin [prpritoral...!». Cuatro péiginas clespuds, el remordimiento se hace cada ver mas compulsivo pero siem- pre igual de inet c trata demi actitud propietaria hacia Marx? (Seré una ‘seu fetichista de cuarco de batio cuando Mars sale a colacgin? {Quién sabe?! |Quign sabe? Yo, por mi parce, no lo sé, pero confieso que, lo mismo que el amigo cuya advertencia nos relata Gayatri Spivak, me temo que ella slo tiene. Lo que no dejar nunca de sorprencderme de la posesividad celosa le cantos mar ists, y més aun en este caso, no estan s6lo lo que sempre tiene de eGmico una reivindicacign de propiedad, y cémico de mamera ain mas teatal cuando se craca slo una herencia, de una herencia textual, iy atin mas patético cuando se trata de la apropiacién de una herencia llamada «Marx! No, lo que no dejo de pregun- tarmne, mas afin en est ea80, es donde cree In nutora que estarian los presuntos titulos de propiedad. (En nombre de qué, alegando que, exactamente, se atreve tan siquiera a confesir una «ecacci6n propietariay [proprieoral reaction}? Porque tuna confesin como ésta presupone que ha sido reconocide un titulo de propie dad en nombre del cual uno se ensafia en seguir defendiendo atin su bien. (Pero ‘guién ha reconocido este derecho de propiedad, sobre todo en este caso! En la péaina anterior (p. 71) de un articulo incretble de principio a fin, Gayatsi Spivak, en un dltimo deste de lucides, que no podefa delarala mejor, ya habfa escrito esto: Sigue a continuseiSn una lista de “errores” [misuakes] que ncaso me mues- tre on mi actitud mas propietaria hacia Marx. Al lector le toca jurgar. Es certo, cl lector que soy, entre ot0s, ha jusgado: Ia lista en cuestisn es, en primer lugar, ‘ne lista de malinterpretaciones en la lectura dela propia Gayatri Spivak, quien hace bien en poner previamente In palabra mistakes [errores} entre comills, En efecto, algunas de sus faltas se derivan de una grosera incapacidad para leer, ‘agravada aguf por el resentimiento herido de un «sentimiento de propiedad res: ppecto a Marxe. Otras son prohicidas por la manipulacién desenfrenada de una retirca de la que, a falta de tiempo y de espacio, no daré mas que un ejemplo! 1G, Srwak, sGhestwritings Diaries 25.2 (1995). 9. 65 ° Mul p72 Thi p68 257 Escojo este ejemplo porque concieme directamence a la «despolitizacién-repoll tizacidns a la que me estoy refiriendo en este sogundo punto. Ast pues, det: niendo las condiciones necesarias para la repolitizacién que anso, escibia: «De no ser as, no habré repoltizacién, ya no habré mas politics". Dicho de otro ‘modo, inssto en el hecho de que fuera de las condiciones que defino en este contexto no lograremos repolitizae, como visblemente deseo y como me parece evidentemente deseable que se haga. Ahora bien, la misma que sespecha, con toda raz6n, sentirse algo «propictariae de Marx, hace saltar agut el ade no ser aso, interrumpe la frase y me atribuye ~equivocadamente, in comillas pero ind ‘cand el ndmero de la pagina en Expects de Marz (p. 87 [p. 101))~ (adenvis de una serie de «we wills que no son mfos) el enunciado siguiente: «No eepolitiza- remos» [ibid p. 87 [p. 101]) como sa través de una simple e inocente pari sis estuviera autorizada a atribuirme semejante propdsito, como si yo hubiera recomenclado no repolitizay, iprecisamente donde insisto en hacer exactamente Jo contrari!"®, Al leer una falsficacin de semejance tamaio me ha costado creer lo que veian mis ojos ¥, sobre todo, decidir siesta falsifcacidn era volun taria o nvoluntaria. No obstante, voluntaria yo involuntari, la cosa es grave en ambos casos. Por decirl fray formalmente, parece que uno no puidiera interto arse e inguietarse con respecto a sma politica determinada, 0 de tne determi nacién de lo politico, sin serinmediatamente acusada de despolitizacin general Con todo, es cierto que wna repoli aci6n pasa siempre por una sky telativa, por la toma en consideracidn del hecho de que un viejo cviepen de bo politica ha sido, en sf mismo, despolitizado 0 despolitizador. Aquello que se refiere a la «politizacién» o @ la «repolitisacién no ha esta pado ala lucides de Jameson, cuyo potente y escrupuloso anliss el lector haba podido leer agué. En efecto, Jameson percibe que sla espectralidad consticuye aqui la forma de la politizcisn mas radical y que, lejos de estar bloqueada en. las repeticiones de la neurosis y la obsesidn, se muestra vigorosamente activa y "5 J. Derrida, Spectres de Mara itp 4 [Esc de Mar, cit p11], Subrays aya de n6 ser a 1 dea citar mil passe Ho pr confine ‘continua es tan silo uno, prsimo al que falta Spake al como acahamo de vee Ee nis en cera annacin emancpstora¥ mins, chert experiencia dea peste poade intentarliberar de rod doymstea enc, de ods determinaein metafiie- reli ss. de tudo mesaxma Yuna promess debe prometer er cupid ex deci iniase xk » Ser “espircul” “abstracts, sino preduciracontetmientos, nuevas forma de oein, de Pctica, de oaenizac, ee: Romper co a “forma depart” w gon esta aque orn do Estado ode ncenacional no ssgatica renner to forma de orgniacin pictica oe ‘az. Exprecinimente lo contraio ha ie nos impor agule Gb, pp. (464147 [103 258 *, Si confianza; en cualquier easo, Spivak tiene razén cen decir que eal lector le toca jusgar=. No estoy diciendo que si el marxismo va tan mal, especialmente en la uni- verdad, sea por culpa de los «marxistass, de algunos «marxistase académicos, mucho menos de algunos de aquellos a los que acabo de citar (Spivak, Eagleton fo Ahmad). Como podemes imaginary, seria ir realmente demasiado lejos. Las proporciones del problema, desgraciadamente, son otras. Digamos tan slo lo siguiente: una vez hecho el dafo, y siendo las causas y los efectos los que son, los comportamientos sintomiticos que acabo de describir no estin hechos, como suele decirse, para arrelar las cosas reparar los dafos. orientadi hacia el futuro» 3. Lo perverformativn. La referencia que acabo de hacer a la scuasi-perfor- ‘mutividad» sigificaria al menos dos cosas, dos en una palabra, Ambas cosas se ‘encuentran en una relacin esencial con Ta necesidad de esta repolitizaciin alle donde, bajo determinadas condiciones, me pareceria necesario proseguir los esfuerz0s por repli A) En Expects de Marx, como en teas mis trabajos desde hace al menos veinticince ais, toxla mi rgumentacidn ha sido determinada y sobredetermina- dda por dequier por la toma en consideracién de la dimension performativa (no slo del lenguaje en el sentido estricto del término, sino también de aquello que sleroming hula y escriturs) 8) Sobredeterminudla porque, simulténeamence, se ataba de algo diferente de aplicar ral cual una nocisn austiniana (y aguf de nuevo espero haber sido fiel- inf, iniiel por fdelidad a una herencia, a «Austins, a uno de los pensamientos 0 ‘uno de los acontecimientosteéricos mayores, uno de los mis fecundes, in higar a clucas, de nuestro tiempo). Desde hace mucho tiempo he tratado de transformar desde dentzo la teoria de lo performativo, de deconstruila, es deci, de sobrede- terminarla en si misma, de ponesla a trabajar de otro modo, en otra sligica-: Jameson, p. 72 fete yoteos ensayo tao y rests en ete vohumen son ita doscon Jameson, «Ahmad, et, (nota del eto). Tom KLONAN parece comport eta innerpuetacin yclta también esta observacn de fumeson en el potente¥valente ibe que acaba de publica (Fable of Rsponshi, Aberaons and Pedcaments Bihics and Politics, Seanford, University of Star Press, 197, ps 224) Véawe en particule su apie sobne Marx (publcado en un primer momento en 1993) al que yo ya hacia eferencia en Espctos de Mare (p. 265, nora 35 [p 187, nora 48]). Ax! pes, no pce ure equivoerse con mayor tornea tal ome hee Ahad, ya nes de dara impresin de querer engonar al lector gue al ble do otasantpelieas de spt de Mats [1] que le wii retrain no una “nev Intemacional. sno un mero Forties un “suevo" orden gue no ta variance del antigoo [J (Ahmad, p. 127) cv que defend 259 rechacandlo, una ver més, ciera concologfae, un valor de plena presencia que condiciona (Herimenalgin mado) los motives iencionaes de a seriedd de la sfcicidac, de a simple oposicin entre ec y unfit, et. Est efuerzohabria comenzado cuanto menes en «Signatur, événement, contexte» y habria prose sido por todas parts, en particular en «Limited Ine» y en La care pose. Me alegra que Fredric Jameson haya reconocido tan bien determinados laos de con Sinuidad o de coberencta entre La cate posal... y Efectos de Mars. En cuanto alo que Hamacher dice yhace aqui de lo que en 1979 precsamente en La ante postal yo habia denominade lo sperverformativns', conectfouolo textos mis recientes, como «vances, es desde mi punto de vista, uno de los numero ges tos luminosos y potentes de su interpretacin, en vm texto impresionante, ad rable y orignal, Sintiéndome profundamente de acuerdo con Hamacher, dspues- to a seguir por tds ls caminos que abe, no pod hacer otra cosa aqut sino rendirle un secillohomengje agradecido. (Por lo tanto, pese a ls apriencias, nada habrd de paradijico en que apenas hable aguf de su ensayo y me contents com invitar al lector a lero yreleeto sopesando cada una de sus palabras.) Tras estas observaciones preliminares, debo anuneiar, brevemente, a elec: «én que he credo tener que hacer para eatar de responders, en un espacio fa ley de ta fiiacién, en particular dela filaci6n patrimonial, del inaje padre-hijo: de abt la insistencia sobre Hamlet, pose a que éa se justtique también de otras muchas maneras, Esta insstencia no obedece tnicamente 2 un gusto por la literatura 0 por lo mismo que el interés de Marx por Shakespeare no transforma a Ela foal en ura obra literaria. He seialado al mismo tiempo la ley; las consecuencias yy bs riesgos éico-politicos de esta filiacin. Es necesara una lectura bien ingenua de Expects de Marx para obviae todo el andlisis del falogocentrismo paternalista ‘que marea todas ls escenas de filiacin (jen Hamlet y en Karl Mara). Las pre rmisas de este andlisis son demasiado antiguas, explicitas y sistematicas en mi tra- ‘ajo como para tener que volver agut sobre ella. Me permito simplemente sefa- las que la cuestin de la mujer y de la diferencia sexual esté en el centro de este anflisis de I ilinién espectral. Esta cuestion de la diferencia sexual en particu: clduel 267 Jar rige sobre todo cuanto es dicho de la ideology del fetichiso en Espectms de Marx. Si se sigue, por ejemplo, esta pista, que conduce tambign a mis analisis el fetichismo en Glas y en otros lugares, cendremos un aspecto muy diferente de esta ceseena de fiiacgin y de su inerpretacién, en particular de la referencia Hamlet, al espectm patemo ya lo que denomino wel efecto visera. Sugeno a Ahmad releet las cons clespus del aerrizaje; de este modo, vets que mi gest noes simplemen: te un gesto de filiacin o aflineiin. No, no teivindico simplemente la herencia y menos atin la exclusividad de la herencia de Marx. Afirmando tan a menudo gue hhay mis de un espectro o de un espirita de Marx, reconoace que ls herederos son y deben ser también numeroses, a veces clandestinos eilegtimes, como en todas partes. Ahmad, por el contrario, parece lamentarse, como los «marxistasy los comunistas»presuntamsenteleytimos, como los hijos presiowamentelegtimos parce teen lamentarse por haber silo expropiados de st patrimonio o sactitud peopic- {aria» (enfatizo cl término press, porque en la familia marxista, como cn otras, la legitimica es siempre prenspuesta, sobre todo cuando se trata de fila ex seneral y no silo, come se cree demasiado ingenuamente,inclucos Feu y Joyce, de filicién paterna como aficci6n legal: porque esta fiecvine es tambign ble a la maternidad, antes incluso de que éta pueda ser suplida por una mace de alquier). Al menos uno puede juagar esta ferorreivindicacién de legtimidad filial por el uno de Ahmad, tal como ét mismo diria, en el momento en que dleclara que tengo tendencia a identifiarme con Hamlet, a «posicionarmes como Hamlet, ia identificarme tanto con Hamlet como con el «Fantasmas!, fincluso con el mismo Marx!® iComo si no se pudiera leery analizar de cerca luna escena de fillacion sin identficarse sencllamente con un personaje! Aqui, luna ver mils, remo que esta tendencia a considerarme demasiado literarios delota una experiencia un tanto ingenua de lo que ela lecturay la liteeatura, asf como la lectura de un texto denominade «poético~ ¢ slterarios!7. Tampoco Como buen detective que es. Aha cree paler wtecale] una identiescie [por ‘i pare| con Hamlet»; sin embargo, detect era mis «detects ina dentin si Jar con el Fantasma (p. 126) ex decir quel cadena de vstitcione, por defini, ‘puede detenerse (Gs es, po oro lad, inten y el no de la cuestin) un ien cack con el propio Marx. iDe este mado, me kentcaria con eos ls padres pubes Y ‘50 es algo que Ahmad na le gusta 7 No hay nada de fortito en el echo ce que Eagleton has también un reproche a a lreratura, un eargo de acussein, Cleamente dela manera mis aaémica, ws conserva dora, denuncia mi lenguae spoticos, um pce come ao hubiera que meaclr los gener Yas iscipinso equvuearse de depareamento, Es verdad ue logue noe nt deal soe "eas esque sea =portentosar. Es spurteitont pou se presta apo En efecto Pe Fiero dejar jugar a lector Para ello fe invitoa reece cuanto precede y se inmedatamen 268 cen este punto ha sido siempre bien entendlica por los «marxistas, © por aque- llosque son -por lo general conocidos como marxistase, la lecen de Mars, lee~ tor de Shakespeare: «Lact nical pore que él mismo se posciona dentro de su propio text [ya pars empezar eneuenteo cat una de estas polabeas de una irelevancia mica, pero fo importa] encertando el rexto entre doe citas de Halt, que trae al primer plan al Fantasma del padre muerto (eferencia evidente al tuo de Derrida spectrin de Marae [en ef estoy de acuerdo, Ia teferencia es sobviae, 2 pa sir de ahora ya no tataré de disimularla|~ asl como al tema de la irreversibldad del muerte del marxismo [le aeverdo, ange las cosas no sean en este aso, 8 se me permite deci, tan sencilla: no obstante, partie de aqui se convierten| realmente en inguitantes] yas aseverackin de que dy su deconstruccidn,y no los comunsta yaguellos por lo general conocido como marxisas, son fo vere daderosherederos de Mars, ol Padre muerto). Este, ps, reperici particular de una frase clave e-una tcticnconvcid bien te ola acusackin de -petizar portentowos. Ades, on be pp eonvincente, Eadeton me epeocha los sepizones, Tos que opone el mals, por Pane, es veniaderamente alguen polldcamente rerio y comprometid, euyos contestos ingertantes so Auschit y Argel el CNA y Europa del Este on lugar de Ithaca o vine. (Qué puedo responder este exteateya? La encuentea inadmisible, aun evando Abad porn pote, previa genesosamente que no dato ser considera sresponsales ante aque- Hlosgue ose neogera au [ol] none» Esta estate ex namie no lo porque esta ci ‘inc entre stones y vepigonos= me result muy sospechosa (por mil cones, slams de bs cuales son, precismente, polities), sino porque no sé squigoese om y ko que pest tamente deben decir y hacer cios -epiganoy~ a ls que se actsa de tos los pecados en medio de noche, sn nombrar ningun de ellos sl argumertar mediante un text yuna scsi aca [La misma dire # Ahmad cuando ataca ya no los seplgonose sino a los sderridinos» {scm ndependencia dels otras reservs que lbergue respect a obra yf nfuencia de etka (en realidad mis respect aks derrdanos ue respect al pric Derrida, urea he penis sque ler wn hombre de ln derecha}. (Muchas gracis. Puede también letse plato siguiente donde we exonera ce haber sbuscadyactivamente I compa de dere hirase El término subraad por el autor deja planar Ia sompecha de que aungue no he Fas esta compan, ben pita hakerla encom, Sponiendo que esto fuera demos trae habia que demostalo, probaro, peo, al mismo tempo, aegurase también de que ‘anc mismo escapade esta sospechova sconpafiae. Ambas tren son qualmente fies. En tors parts yen particule la universidad, muchos -maristase se encuentran ven cm pats Je as fueras es conserva, Ifa inchisi mis lejos ye en scompafiae y dist que ‘saan, veces mis ue wobjtivne, como se deta ace no tanto tempo.) 269 El tempo est fuera de quicio Haner Hart: (Jura x Barasss [bajo cera: Jura Evidentemente, nunca he affrmado que «yo» y «ai déconstruccién- (i!) fu ‘amos lov «venderos heredeross de Mars, el «padre muertos. No la pienso. Yes algo que me interesa poco. Por otto lado, todo cunnto digo vuelve la expresisn de verdadero heredero»irrelevante hasta la parodia. Esta pretensin es incluso el ‘objeto, deta east que el objeto, del libro. En cambio, la idea, la ipstess (elf ‘asma, en realidad) de semejante vaseveraciéns, de semejante reivindicacién (set tun verdadero heredero de Marx) exaspera visiblemente a Ahmad, quien vela celo- samente la hereneia, Denuncia por aclelantado toda presunta reivindicacin de herencia, cuando le parcce provenir de alguien a quien el considera un extranje- ro con respecto ast familia, con respecto a la filiacign de aquellos a quien deno- ‘mina tranquilamente, colocinclose junto a ellos sin hugara dudas, es deci, sin que Jamas le venga a la mente la menor duda al respecto, los «comunistas y aquellos Por lo general conocides como marxistas». La preoeupacién por a fliacin lite ma es un sentimiento que desconozeo en inf, He aprendido incluso a cultivar y a reivindicar mi indiferencia al respecto, a explicar su ldgicare incluso » hacer de ello una especie de premisa éticay politica. La mayoria de las veces, analiz, inte ogo, problematizo este fantasma de la filiacién legitima (padres hijos y herma- ‘hos, etc, mis que madre, hija y hermana), mientras que, por el eontratio, para Abad y «aquellos por lo general conocides como marxstas» este fantasia sigue siendo visiblemente compulsivo. Es evidente evando me critica, aunque también cuando, a partir de un gran niimero de puntos de acuerdo sobre los que no me dletendre, dice eaceptar» lo que digo »con una sensacién de eamaraderias®, Esta % Abmal,p. 107 * Ror ejemplo, Ahm afra su acuerdo conmigo sobre aula que mantiene uni sta triple exrctura de dicuros politicos, medistiens y academics (lo que desl mi panto de ‘sta, sobecentenderia un acuerdo fel de demi: i elaence estamos de acuerdo en ex, Uchemos esto en esi todo) (Ahmad, p. 115) Tambiin dice que extn de ace ate (Ahmad, p. 119) se que 270 prcocupacisn comunitaria por la reapropiacién familiar, esta celosa pretensign de -priopietariedade, en este como en otros smibicas, es el objero misma demi trabajo: en este libro y, desde hace treinta arios,en todo lo que Ahmad, 2 quien eso a responsabilidad de esta expresin, denomina «su [mi] deconstruccisn iCamaradas, an esfuereo més para pensar, sino para elevaree, por encima de toda sactitud propictaria [propriewiality| +! Por supuesto, agradezco a Ahmad st ssensncidn de camaraderiay, sobre todo ceuande sin dudarlo~ me feliita por mi «muy saludable aflincion con lo que él sms “cierto esprit del marxismo”>. Sin embango, pereibo, mas por sa parte que por la mfa, un deseo insaciable de buena gencalogia, de fiiacion legitima y de ‘comunidad cas familar: todo los hijo leitimes de Marx, «aquellos por ko gene- raleonocides como marxistas, junfos como buenes camaradas, como hermanos de todos los patses! Sino fuera un hecho notorio que Marx tuvo un hijo bastard eon susitvienta (en Francia se ha escrito reclentemente una obra de teatro a este es pecto inscribiendo en ella fragmentos de Shakespeare, de Marx y de Expects de ‘Mars, si no temiera que Eagleton viera confirmado su veredicto (de nuevo una ‘cussion de tono: «La considerable falta de gracia del estilo liteario de Derrida tien sabido es que la “alegra” francesa pasa por un rono elevudo— relleja una «dela residual con el mundo académico al que con tanta valeneta ha desafiado»)'! rel valor para recordar toda mi erftica deconstructiva yen defini nosepas lo digo seraments, qué es el deconstrccionimo (no wn fas peralisico) ‘Fes # que nunca habla de liens norte, ni me sent represent por esta -cosar ly lo mismo dra para ol -marxismo:Zguign tepesenta el smanxsme?), 20 dh de arta,» pear de rs los efcraos ae hago por encontrarles, mi per mi parte, ni por porte de aguelloecuyo taboo es, dens manera ota, cereane al mio, Fs cierto gue tim puede citicar tl o cal texto de un «massa, pero eso no imapea aenitud conta el ‘marsisme, Por el contro, ain boy sig senda, debo conforlo -de hecho se ve claramen: ter bastante insenible a wala ssensacn de Camaradria Y st tuiera tempo y eracio ciara por gu nase rata de un elo pe ate, sobre wo de un refjo de clase Se tra mis ben den acto reflsionado, una manera de pono a politica dela amistad ola amistad en la politica Me sent, por To tanto, muy emocionado cvano Amal concluye: ‘how alegra dei com él mis dees wn de nosotce, Sin embarso,permane2co pet blo se ami emacs -Uino de aonto? 2DXde be dicho es? Quin e est enisorno 'W Eagleton, p99. a dlcaesa dees In igreza ya elegancia que to el mundo ke reconace Elton tee hace sn dda de le (Mars sn marist) un sg ng ris on dan ine rn xtc depiadadanent saris conta min eceta Blanchot, por ‘gem, que habla a meno he dscurido de elo eeeveneminte en os hares de #X sin Xx Tako sven seit sae, sin embargn, qe naa e mis creano a Mar, la Mor, ms “Mang ue un etanssmo sin marssmim Es neces recon aga que exe marx sin ‘mero fi. en primer lt del propio Marys esq ete nome ene ain sentido? 2 de a fraternidad laborada en Poltcus del mista algo que no pienso hacer, Ihablaria aguf de los Hermanos Marx. Silo hieise sera, ms seriamente, porque Expects de Mare es tambign, igual que Pulticas de la amistad, una especie de ex tica df princiio genesliico, de un cierto faternaismo y de las parejas her- rmano/hermano, af como pade/hijo. La fantologia del propio Mars, su remero 53 fscinaciin ante sus propos espectes, gira a menudo en tomo al hermano (Grimmer como «mal hermano» de Marx en tanto que «mal hijo de Hegel»). No bstante, por meso de mis agradecimientos debo decir, demasiado rapido des sviciadamente, ingeato como soy, que no me siento de aeueedo con prictica- mente tila de exsante dice Ahmad, con tanta insistencia, sobre tantas cosas y siempre para acusarme o soxpechsar de ant. Voy tener quero que una respuesta atenta no ocupe cientos de piginas (de hecho, sexta necesatio, pero no dspongo de elas) 1) Para empezar, no estoy de acuerdo con To que Ahmad dice acerca del -tono» de mi texto. No creo que nadie tenga derecho a aislar aquello alo une «ques refiete bajo la eonfusa categoria de wno (-tono de suitimientoreigioso-, ‘registro tonal mesinico»,«tono cuasereligioso», «este ron, en parte sermen, en cas religisas, ec) Para tener derecho aa lary por lo taro, enticar un tono, se deberiadisponer de un concepto algo mis elaborad del mismo, de su alianza con el concepto el sentido, y eon la per formative a la gue me he referdo mis aria para reivindicarla y cuestionar la. Sobre todo, es nccesaio tener, si se mie permite decielo sin resular ofensivo, un ofdo ms fino para las cualidades dierencales, inestables, méviles de un «ono, por ejemplo, ess valores tonal que sefalan la ie ent los momentos mis serios y siempre en passes en los que el tno es, precisa- ‘ment, indisociable dl contenido, Ahm! estan insensible como Eagleton alas wariaciones de tono por ejemplo, a la ions o al humor que me gusta cultivar, sin excepcisn, en todos mis textos Es su derecho, Por definciin, sobre todo en tan poco espacio de tiempo, no podria convencetle o modifica sus gusts. Sin embaego, aunque se piende algo del sentido cuando uno ignora el temblor ya vabracisn difereneal de un tono, permanece el sufciente sentido en las pal brs, las frass, a gia la sintats como para no tener derecho a obviae tad. acelerar mil ritmo si J. Doria, Spates de Mar it, pp 195-199 [Espen de Mars it. pp. 149-190). Se trata de une dels namenoss aygumentas (decisive desde mi punto de visa) gue Hamacher Int sido ol doicn en deseacary tomar en sri (Hamacher, p- 218). Hamacher hace referer fina exe safe que sain é rl nico pase en que dopa un tono explictamente auto Trogriien, Yn exoy tan seo, aunque en el fondo poco importa. Reo lade en qué se teconoce un tono explictamente autobiogritico-? m Parque, por ejemplo, por servieme jinicamente de ls palabras del propio Ahmad, loapricticamente> («pricticamente religiosos) y lo case (xcuasireligiosn), por sfsolos, deberfan bastar ya para cambiar muchas cosas, casi todo, en la medida cen que hay en el libro, de principio afin, una distinciG suri pero indispensable iCual? La distincign entre, porn lado, ciertareligiosidad iereductile (aguella ‘que gufa un discus de lz promesa y de la justcia, del compromiso revolucio- nario, incluso entre los «comunistas y aquellos por lo general comocidos como ‘marxistass,y, en realidad, alli donde el discurso ético y politi tiene el sella de Jn mesionicidad -que se diferencia del mesianismo a través de una frontera pre- ceria que vale lo que vale, y sobre la cual volveré, pero de la que Ahmad no ‘puede ignotar que organisa toda la logical bro) y, por ota la eligi, las rel- stones en virtud de las cuales me atrevo a ereer que Espectrs de Marx, como taalo evanto escribo, no muestra ninguna debilidad (Ahmad parece reconocer: |e), No se puede, como hace Ahmad aqui, despachar Ia gran cuestién de la reign y de lo eligioso acusar, le manera un Canto confusa @ un tono de ser -cussirteligiosos. Hoy por hoy no debemos dar por evidente y resuelta la cues- tin religiosa, No debemos hacer como si supigramos qué es lo steligioso» 0 lo -cuasirreligioo, sobre to cuando se quiere ser y decree marxista. Entee ambos se encuentra, en efecto, la cuestién de la kleologfa (segiin Marx irreductible, inslestructible irreductiblemente ligada a lo rligioso), sobre la cual también volveré ms tarde. 2) Tampoco estoy de acuerdo con To que Ahmad avanea tan tranguilamen- tea propasito de lo metaférico en spectros de Marx («metatora del duelo», yzunje metafrico de la “herencia” y de la "promesa del marsismo", «el len- uaje de la metifora>, slenguaje de in-direccién metaféricas,etc.). Anterior- mente he hecho un enorme esfuerzo por problematizar el concepto de metifora ya utili few la retdrica de Abad y en el uso tan dogmatico que hace de esta palabra metdforae, «metafGricos). En toxdo trabajo de duelo hay, sin lugar a duds proceso de metaforisackén (condensacién 0 desplas: introyeccisn y, por lo canto, identficackin con el muerto, renaccis Taeidn, et.) Sin embango, en Espects de Marx los motives del duelo, de ka herencia y de la promesa son todo menos meras «metiforas» en el sentklo ordi- nario del término. Son puntos conceptuales o cedricos centrales, son los vemas icin (precisamente en si telacdin cn el concepto) para confiar ahora in, ideae 1 sEnure hn sgpectosentinlantes de este pa, nada desmerece la ica concencia pr pare de Derrida de que un cro paicularsme rlghso extreca de mies [.-] este faye una caracteritiea no slo de algunes paises islamistas, sno eambién del propio Occ kent, dela propia Europa capa, en sa momento de mixim triunfo (Amal, p19), 273 cranizadores de toda la critica deconstructiva que trato de hacet Indisociables entre ellos, dirigen, entre otras cosas, el anslisis del campo politic-fantasmago: ‘0 de la excena mundial tras el supuesto fin del comunismo y la denominada “muerte de Marx». Me permiten también introducir evestiones necesariamente de tipo psicoanalitico (la del espectro o la fantasia [phantasma] ~que en griego significa también espectro-) dentro del campo politico, algo que, desde mi punto de vista, Jos «marxistass raramente han lagrado hacer de manera rigurosa y con vincente, Tedo esto presuponia por mi parte una transformacign de la kigica psi Ccoanalitica misma, precisamente en lo que se refiere al duclo, al narcsismo yal lugar y sobre lo que no ichismo. Es algo a lo que ya me he referido en ot puedo extenderme aqut™ 3) No estoy de acuerdo con Ahmad cuando habla del «rechazo de Derrida de la poltica de clases. Existe un grave malentendido al respecto. Soy sin dada, cn parte responsable de ello y me gustaria explicarme mejor de lo que lo he hhecho hasta ahora, Hagamos, pues, una transiciin: es, precisamente, el eoncep- to de «transiciéne el que ahora nos ocupara y me serviré de lugar de paso entre cl texto de Ahmad y ottos que, en este volumen, manifiestan, de modo diverso, cierta inguietud respecto a lo que yo habria dicho, 0 mas bien no habsfa dicho, de las clases, del concepto de clase o de la lucha de clases. Este es el caso de Lewis De manera totalmente diferente, es tumbién el caso de Jameson, a quien Le- wis también invoca, ya que sitia claramente su esfuerzo extien a continuacidin de los de Ahmad y Jameson, cuyas respuestas a Expects de Marx ya habfan apa recido (en la New Lefi Review) cuando Lewis escrihié la suya. Para cratar de responder simulténeamente a kas objeciones de Ahmad y de Lewis (porque no considera los parigrafos que Jameson consagra a estas cuestiones de clase como objeciones, y enseguida diré por qué), me permitiré citar una frase que ceseribé no hace mucho, dado que Lewis la pone de relieve, como si debiera cons tituirel objetivo mismo de una critics que, en efecto, se desarollaré en todo su ensayo titulado «Sobre Ia clase» Tena la impresiin de que el eoneepto de lucha de clases inclsive fa lente cin dhe una clase social se vieron echados a perder por Ix mxlernidad capita lista [J De eta suerte, toda expres en la que aparesiera la lacucion slave scelale era ane expresin problemdtcn param 2% Véase tecno-cientiico-capitalista de la sociedad ‘mundial. Sobre este aspecto en particular, admite que no conozco a nadie que ‘me haya pareeido convincente, pese « que haya dado la bienvenida en més de luna ocasidn a los trabajos recientes de teéiricos marxstas que no se dejaban mi defecto consista en no conocer texos los trabajos marxstas que el. ddesanimar, en sus anilisis y en sus compromises, por un clima histérieo poco favorable. En cualquier caso, de lo que estoy seguro es de que los marxistas a los {que aqui debo responder y que ponen objeciones a lo gue digo 0 no digo de las, clases y de l lucha de elases no avanzan por su parte ningtin concepto nuevo, con la excepcisn de Jameson, sobre el que enseguida volveré, cuyas observacio- nes al respecto no percibo en absoluto como objectones. Antes de entrar en este punto, desearfa poder precisar algo que deberia esulrar evidente, pero que pare- ce haber escapado a la lectura precipitada y poco global de Ahmad y Lewis (Cada vee que he hablado de la nueva Internacional en Espectos de Mars, enfa ‘dzando, que, en ella, [a solidaridad o Ia alianza no deberian depender, funda- ‘mentalmente y en ultimo término, de una pertenencia de clase, no he pretendi- ddo afirmar en absoluto la desapaticin dle las «clases» o la atenuacitn de los conflictos ligades a diferencias © a oposicinnes de aclasee (0, al menos, diferen. Cis u oposiciones basadas en las nuevas figuras de fuersas sociales pars las cua les creo, en efecto, que son necesarios nuevos conceptos ¥, por lo tanto, quiz ‘nuevos nombres). Cuanto digo de la nueva Internacional (que ya es un hecho sobre ello y no tiene nada de nbstracto 0 de utépico, ni es ddesmovilizado ni desmovilizadog al contrario) no supone tampocd la supresisin y de dominacin social ni el fin de la eiudadania dle las comunidades nacionales, de los parttdosy de las patrias. ‘mente, atravesandl las diferencias y las oposiciones de fuerzas sociales (de lo ‘que, simplificando, se denominaban las selasese), de otra dimensin del andlisis y del compromiso politico. Yo no diria que semejante dimensidn (por ejemplo, 4a dimensiin de las clases sociales, nacionales« internacionales, lade las luchas polfticas en el seno de un Estado-nacién, lade los problemas de nacionalidad y cludadania, la de Ia estrategia de los partidos, et.) es superior o infetiog prior- taria o secundaria, fundamental 0 no. Toxo eso depende, en cada memento, de luna nueva evaluacin de las urgencias, de ls implicaciones estructuraes ¥en dle estas relaciones de fuet trata, simple- 278 primer lugar, de ls situaciones siagulares. No existe, por definiciin, para una evaluacisn semejante, aingin eriteio previo, ninguna calculabilidad absoluta, El andisis debe ser recomenzado cada dia en cada lugar, sin estar nunca garantie zado por un saber previo: con esta condicion, con la condicidn de esta inyun- cisin y responsabilidad polities, repoliti cin, Pata mi, lo sindecidible» jams ha sido lo contrario de la decisién, sino la ccondicign de la decisin allf donde ésta no se destuce de un saber com Io h ci hay es que la hay, aecidin, d Ffamos mediante una calculadora, Por otto kico, no hablo en ninguna parte de tuna nueva Internacional que se «se declara “sin clase", como dice Lewis, 0 «en ausencia de consideraciones de clase», Hablo precisamente, al final de un largo desarrollo que no puedo citar agut pero que invito a releer al lector interesado, cde que la alianza o el «vinculo» gue forma esta Intemacional puede urdirse, que 1a de hecho, «in pertenencia comin a una clase>*, Nada tiene esto que ver con una -ausencia de consideraciones de clase», con una ignoraneia 0 una neuttlizacién de lo que se denominaba una clase, pero sf en todo caso que los intereses de fuerzas sociales yeconmicas requieren andlisis mais refinados. Si me cequivoeo, desde el punto de vista del saber 0 de Ia accidn politica, st mis criticas forjorse a partir de una spettenen- cia coin una clase», que se diga y se demucstre (algo que no hacen mi Ahmad Piensan que toda Internacional se fora, deb ni Lewis), en lugar de anatemizar dogmiticamente todo discurso que no da por sentado 0 considera sagrado el eddigo tradicional de a elucha de clases». Otra de las confusiones de Lewis consiste en creer povler reconocer en lo gue digo de be nueva Internacional «una preocupactin abstracta por los derechos humanos» Ahora bien, aunque ast fer, Lewis deberia reconover que no hay nada de anci- marsista en ello («una consagracién [una consagracin als derechos hurmanos] ‘que en sus formas coneretas no resulta antitética al marxismo cléico, pero que, insten los marxistas revolucionarios, es irealizable a menos que haya uns revo- luciin y que es estrictamente “indecdible” en ausencia de consideraciones de clase»), pero resulta ademas que unas lineas mis arriba a esta alusiin ala epeste- rnencia comdin a una clases, yo aportaba una precision que, como ocurre con demasiada frecuencia, habré escapade a la lectura impresionistae intermitente de fenen interés et transfotmae cuanto dig en tn formalismo abstrac- to, insensible a las determinaciones sociales (por no hablar de su confusidn con respecto a lo que denomino elo indecidiles). La que, en elscto escribia era que: (Una “nueva Internacional” se busca través de estas criss del derecho inter clonal, dere yas mites de un dicurso sole ls derechos humanos que © Ibid. p. 142 (p10) 29 seu sfendoinadecuado, a veces hiperita, en tal caw frm [subayo hoy em 1998, ks nds significarivos de los numerics rasgos que parecen hae esca prado ala atencidn de Lewis en concreto cana habla de “una preocupacin abs "acta por ls derechos humanes" e inconseciente corso tnsmo mientras la ley dlel mercado, la “deus exterior”, la desiguallad del desarrollo cecno-cienti, rita yeconsmico mantengan wna deiguoklad efectiva tn monstruosa como a |e prevalece boy, mas que nunca, en a histota del tena ye humnaidd Confio tan poco en ef concepro abstracto de «derechos humanos: que, un Poco mas abajo, el desarrollo mismo ponds en cuestidn -al menos a modo pro sramitico, si bien en uma trayectoria que ha sido la de mi trabajo desde hace ‘mucho tiempo el concepto metafisico de hombre que se encuentra, precisa mente, en ef centin de estos wslerechos huumanos+ (particularmente en pusie cidn al concepto también sabstracto» de animal) Finalmente, decdiendo dejar sin respuesta semejantes obvervaciones, dejo al lector juayar la rerGrica y la buena fe de Lewis cuando, acto seguido, escribe: «La Internacional de Derrida afirma, adems, la conveniencia de as aia clasts (pane joa cree); lamas emai de as fa electoral en pleno siglo Ntx se huhie "a atrevido a consentir semejante tipo de caluias. En cualquier caso, no hubicra tenido el descaro de presentar esto como un argument en una dscusiin. Lo mist dlirfa, aunque es tan burda y demagégicamente polémica erece I fea que no merece ln pena ni responderla ni discutirla, con respecto a otra ridicula acusaciin del tipo puede sorprender tambign a muchos decon dca muerte Ingo De pone de reno el ma xis im men de nine eget de apa dc Esso Uw adn dl eleva cnc Bas x orn voy tds or ie ono de dake Gi de vriay fo bc de Levis de oe ntrgy cl pr lei Re mew spenders sens Len pret ne ele aio! ¥ ye ty eal puncte dec © tide, © Lew 7.178. dp 18 1) El alegato segtin el cual habria criticado un «deficit de moral en el mar: ssimo, al equipararleninismo y toralitarismo fascsta-"'. No lo he hecho nunca ‘en ninguna parte y no se encontrari el menor rastto de esta secuacién» en mi texto, lo eual no quiere decir que tenga al leninismo por algo irreprochable e inacente de texo «totaltarismor. 2) La definicién, cien veces recurrente, de mi trakajo como «posmaderno: sun burdo etroral que ya me he referide anteriormente. Se agrava aquf por la identficacin entre «posmeslernidad, postestructuralismo y eritica de lo «me 3) El alegaro segdn el cual habria pretendiddo que «la clase obrera se est reduciendo en niimeros absolutos a escala mundials®, Nunea lo he pensado. Del mismo modo, nunca he dicho que wel marxismo elisicn no puede dar cuenta de ls sin-techo en tanto que grupo, les excluye eignora su potencial revalucio- nerios*T,iEn estos momentos, tengo la sensacidn de que Lewis tiene un interés ccompulsivo en tomarme por el iltimo representante diabdlico, la encamacién total de todas las objeciones, reales o potenciales, justificadas ono, que pueda clirgirse contea el marxismo! Habria que inquietarse mas bien por un enrareci- rmiento de la critica y de Ia discusin, y preguntarse por qué hasta los abjetores llegar a fatar en este mbit, 4) Decir que he tratado de edesacreditar Ia revalucin ranto como estrategia politica para el presente como en cuanto aspiracién social para el fururon!® es una burda falsedad [contre-vrité]. No sé en cuantas ocasiones (tan numero- sas, en Expects de Mary en orros lugares, que ni siquiera tengo tiempo para buscar las referencias) he marcado el té:mino «revolucién» con un valor positi- ‘yo, aflemativo, a pesar de que la Ggura y Ios imaginaries tradicionales de la revor Tucién me parezcan conllevar algunas «complicaciones...». Tao cuanto coloco jo la euibrica de smesianicidad sin mesianismo» es inconcebible sin hacer referencia a momentos revolucionarios que interrumpen no s6lo un estado de conservacién, sino incluso un proceso de reforma (insisto en ello ya que Le re presenta a menudo como un «reformistay, algo que también puedo ser, lo reconozco, en determinados contextos dados, rechazando cleyirabstractamente entre dos aleyorias,reforma y revolucién). Basta con decir que me cuesta reco- nocer cualquier cosa de lo que soy y hago en diagnésticas del tipo: «El pesimis- tid, po © bids p Did, po Did p18 © thi, p17 ‘mo acerca de Ia buena dlisposicién y de la capacidad de la elase obrera para luchar por una sociedad mejor da cuenta de buena parte del tipo de teorizaciGn posmoderna que contiene Expects de Marxo®. El discueso sobre la mesianici dlad, si se quiere entender correctamente, no empuja i al pasado nia la pasvidad. De hecho, poxlia mostrar que es bésicamente optimista si no encontrara esta categoria tan trivial y poco interesante como la de pesimismo. Volveré sobre ello bbrevemente mis adelante. Sobre la categoria de «posmodernidad- y sobre la clase obrera» ya he explicado lo que pienso. 5) Nunea he dicho, por citar la formulacin empleada por Lewis, que «el ‘marxismo conduce inevitablemente al gulag, en la medida en que aspira a mate- rializar su espiritu critico en una sociedad real», Si lo pensara lo hubieta dicho, Pero silo pensara,Zeémo hulbiera podido escribir Espectros de Mars? Es cierto que aunque desde mi punto de vista ocurre tocalmente lo conteatio~ estoy tentado ‘creer, en efecto, que un determinado emarxismos, un pretendido o autexleno- ‘minado smarxismo», un pseudomarxismo no ha podido evitar el gulag. Pero no porque hubiera tratado de ematerializar su esprtu estico en una sociedad real Al contrario! Precisamente pot no huberlo hecho, pot no haber materializado sulicientemente «su espiritu erftico en una sociedad real». Es cietto que no he consagraco un andliss espectfico a aquello que se podria denominar, mediante lun término un tanto inadecuado, el «fracaso» soviético, bolchevique, leninista o estlinista. No era és el objeto de mi libro y reconozco que avin no me siento ccapaz de realizar semejante andlisis. Agradezco a Lewis la bibliograffa que me ‘proporciona al respecto, pese a no encontrarla ce gran ayuda (pues no hace sino resumir una vaga doxografa, reenvindonos a la frmula de Bujarin: «Dicho telegrificamente, cl estalinismo es la doctrina del “socialismo en un pats"), ‘Todo depend pues de la manera en que se lea y desplieyue el telegrama, Por si sélo es bastante pobre. Lewis no dice nada convincente sobee él. Si comprendo ‘correctamente algunas de sus indicaciones, lo que Lewis tiene en mente consis: tira en un cefinamiento (de Tony Clif, por ejemplo) de la interpretacién tra krista la degeneracién de un Estado de los rabajadores no habria sido debida en realidad més que @ una susttucién de la bunguesin por una buroeracia. Esta hhabria desemperiado el mismo papel que Ia burguesia en el proceso de acumula ‘ciGn y en la produccisn de plusvalor Es posible. Ya que ¢s Lewis quien habla del aulag, habria que ver de qué modo esta sustitucién de una hurguesta por uns bburoctacia puede por sf misma dar cuenta de él (yo tengo mis dus) y, sobre ? id, p. 199. © Bid. 183 5 bid p 187 282 todo, si ante el gulag, nuestro papel debe ser el de sar cuenta» de este sltimo. Sin lugar a dudas, es necesario elaborar y movilizar aut una problemstica dife- rente. (Cudl? Por ejemplo, la que, combinando psicoanélisis y politica de una manera novedosa algo que no hace ninguno de quienes me responden en este libro, rome en eonsideracin la experiencia de la muerte del duelo por lo tanto, de la espectralizacién. (/Es necesario que recuerde que mi libro se mueve ex esta dteecin!) Sera necesanio para ahordar tanto los asesinatos politicos y el gulag como, precisamente, lo que se denomina con tanta rapides In hurocta tacidn, Me temo que el concepta de huroeracia, que ha sido usado y abusado, no sea més que un fantasma bien abstracto del que, por otto lado y desse mi precisamente, la posbiidad ylaabstraciéin punto de vista, no se puede an spectral que la constituye, sin una teorta seria, aguda y diferenciada de los efec- tos de espectralidad. Por lo denvis, Lewis no dice nada conereto mis allé de la fnjusta acusacidn lanzada contra mf y de las palabras que pone en mi boca sin prueba alguna (idénde he dicho ~cuando es algo que no pienso que vel mar- ximo conduce inevitablemente al gulag, en la medida en que aspira a materia- liar su espintu critico en une sociedad real-2); Lewis se contenta con hacer re ferencia a un trabajo realizado en otro lugar («Resulta imposible», dice, -hacer Justicia a la riqueza de la teoria del capitalismo burocrético de Estado en este espacio [...] Soy consciente de que quedan toda una serie de cuestiones y de temas importantes después del ineompleto resumen que he ofrecide de cémo In teovfa del “capitalismo buroctético de Estado” exphi el ascenso del estalinismo. En esta ocasin, sin embargo, no ser& pesible atender @ otros aspectos, tales como [..]», a lo cual sigue toda una serie de verdaderos problemas que son lads ineactos)™ ‘No quiero abusar de todas estas coartadas, aplazamientos y evasiones de Lewis; sin embargo, querefaprecisar dos puncos: 1) por wn lado, la supuestavgue- sade una reorfa(concesso non dato) no implica necesariamente su pertinencta 0 suficienca 2) por oto lado, siendo enunciadas la cosas con este grado de esque _matismo programético, encuentro divertido que Lewis ce las artegle para repro- charme el seguir siendo smetafisico» («Pero se han apuntado suficientes ele mentos como para permitir que el cora2in de la teorfa asome y como para saber aque desde estas piginas nos situnmos a muchas leguas de la visién metafisica de ida del fracaso final de los holehevigqtes=)”. Ligicamente -y podria decinse que ahé reside teda el problema~ no s6lo encuentro este programa y esta coartada (esta teoria de la hurocracia alegada, ® Thi, pp. 184 188 © Did, p88 283 «vocal por ott lado tan pobremente por Lewis) muy abstractos, exquemitcos, ¥ymetufsicos en la forma en que son presentados. No slo creo gue toxdo cuanto padiera decire de interesante a propésito de la burncracia y del capitalism de Estado (yciertamente, no duo de que, en ot lg, otros puedan decir cosas interesantesy Gls al respecto, pero el acticulo de Lewis no proporciona mis ue un esqueletoexangtie y poco convincente) presupone un pensamiento de la sespectrildnds, por medio precisamente de esa afancologias cya diteccitn Indio en Espects de Marz. Creo, sobre todo, que a fanologa ala que me refi 1 cs todo menos smetaieas y wabstractas, como parecen sugeris de manera ‘equivocada por no haberme letdo © quero leerme, tds los autores de este libro, excepto Hamacher y quiz Montag, quien, en un ensayo clanicador con cf cual me siento casi siempre de acuerdo, sefala corfectamente que «para hablar de espectros el léxio de In ontologia resulta insuficient™, Porque inmediatamente después de haber denunciado sla visn metafsica ‘de Derrida del fracas final de los bolcheviquese, Lewis habla, como para lus trl, de esta fantologie que no significa para él més que absteacciGn y meta- fica, Aunque volveré sobre ello, por supuesto, desearfa poder decir ya agul, a modo de sida deck ca espectral ala que recurro1en Expects de Mars y en otto hagas no es meta fsica, sino sdeconstructivar. Esta ligica es necesaria paca dar cuenta de los pro cei0s ¥ de los efectos de metafisalizackn, si se me permite ln express, de abstracién, de ienlizacig, de ideologzaciin y de ftichizacgn, De hecho, Jameson recuerda muy oportunamente que stempre he «demostrado sistema camente la imposiildad de eludir lo metafisico-". Porque, por ejemplo, ningtin rmarxistasetio puede cruzarse de beazos ante la abstraccin, como si acign de principias, que, desde mi punto de visa, la log ruviera importancia. Ni, por otro lado, ante la smetafisicar en tanto que abse traccién. La burocratizacién, por ejemplo, también es un fensémena de abstrac- cig y de espectrlisacion. También esto lo he leido y aprendido en Marx: que ‘es necesario dar cuenta de la posibilidad del proceso de abstraccidn, Marx pas su vida analizando la posbilidad de Ia abstraccién, en toxos los Smbitos. ¥ nos ensens, entre otras cosas, que no hay que cruzarse de brazos ante la abstraccién ‘como si éta no tuviera importancia («two es més que una abstraceiéns), como si fuera la inconsistencia de lo imainario, etc. :Acaso debo repetir que mi libro es también una critica de la abstraccién? Citando de nuevo, entre tantos otros pasajes anslogos de Espectros de Marx, aquel gue recordaba més arriba a ta dis- ‘raja atenciin de Spivak (#Es mis bien ciertaafirmacin emaneipatorin y * Montag p. 84 > Jameson pA 284 rmesinica,cierta experiencia de la promesa que se puede intentar liberar de toda logustiea e, incluso, de toda determinacién metafisico-religiosa, de vodo mesia rusmo, Y una promesa debe prometer ser cumplida, es decis, no limicarse slo a ser “espiritual” 0 *abstracta", sino producir acontecimientos, nuevas formas de aceidn, de prictica, de organizacién, etc. Romper con la “forma de partido” 0 ‘eon esta © aquella forma cle Estado o de Internacional no significa renunciar a toda forma de onganizacin préctica oeficaz, Es precisamente lo contrario lo que ‘noe importa agut-)®, precisara lo siguiente: encuentro més wabstracciGn meta fisicas, més «malas abstraccién, abstracciéin desmovilizadora y despolitizadora en Ahmad, Lewis o Eagleton que en me incluso, por retomar el divertide tér mmino de Lewis, encuentro mis «pesimismos en los marxistas que quetran repro- ddaeir las obsoletas formas de onganizacion actuales representadas por el Estado, © Partido y la Internacional. Confieso que es cierto que me siento incapa? de tomae en serio esta oposicin trivial entre pesimismo y optimism, tal com es cenpleada por Lewis: la mesianieidad a la que me refiero, como la «experiencia de lo imponibles*” que se encuentra en el centro de ella, es esta extrafa alianza centre «pesimismor y «optimism» que subyace, me parece a mi, detris de todas les aproximaciones serias y revolucionarias de Ia cosa politica. De este modo, sho que se puede hablar tanto de tp. 5657 © thd. pst © Ese la apr a ci on mmo on ue me parece neces compe algunos de os -neretoss erncinds con ein a Jameson inka en oa ta Inc en cus de ls ences 7 de a pola emp uc doy a enn dbeminads waa como lr de Balter Vee ate spect Lata pe pg tm (Secs de Marci, pp. 116 (Ess de Maree p31, pareaareete oa de repect al -materlm dltior ya canes de saci yd nan, tempormcn. Tak aun Ags ate nce en Se eat has 9 tie ‘tusk como auger an, Una tans cop concep en a epeiclad teat er ks dil de peo de gure oe cree en ence 1S emba, lo ques atade eter er auc als corals de css bh teri ences rn, bjs, san aon elas evant pics cops stn een necesarimentee mun [endo conto sie hss a eapriin del 286 cenclusiin del epigrafetitulado «Socavar Io sin mezcla- donde, visiblemente, Jameson y yo nos encontramos muy eereanos, como lo estamos en otros muchos penton). Si me muantengo reservado € indeciso con respecto al témino salegorias, al «val Jameson hace desempeiar un papel tan importante en el contexto que acabo de evoca,rechazarfa de pleno el wo de ls téminos sestétiea», por un lado, y ctopfas, sitopismae 0 aut6picor, por atm, para caracterizat mi trabajo. A) La esta: Es éste un motive sobre el que Jameson insiste recurrentes mente! y con consecuencias de la mayor gravedad cuando, malentendide toda- via mis desaforcunado, ala espectralidad bajo este «parae ‘guns, Tendria demasiado que decir sobre las razones por las cuales considero cesta categoria inadecuada- Me limitaré provisionalmente a tres puntos: 1) Que lologre o no, todo lo que escribo trata de demostrar que mi discurso, incluso allt donde no plantea ninguna tesisfilesSfica y evita, de hecho, hacerlo expresa- mente, incluso all donde cuestiona la tesis, la posicién (Setzimg) y el tema 0 et Jin embargo, una afirmacign estética (por otro lado, ‘expuesta y vulnerable a las mismas cuestiones: un valor 0 una evaluacién en el frabito estético es wna eposicins, y mis gestas son cualquier cosa salvo form: listas 0 dogmiticos con rexpecto al valor de la forma o del gusto). Se trata avin menos de la afirmacidn de una estética «minimalistae (y ereo poder afirmar que fete «nin menos» no es un envido «miniimalista»). 2) No hasta con cuestionar la idea de esistematicidade en fllosoffa (el sistema no es mis que una forma, tarda por otto lado, en la historia de la filosofta, de la eoherencia o de la «consisten- sistema flosstico, n0 rin dllegricl. Las caters no sn, por consiguente, en absolute ejemipon de apne Fiudo de lo auténome y pur, ls operaciones autasuficientes dels erigenes finds por lndenominads fliacin de clase: nada resulta ms complejamentealeyrco que el juego de Ine cnnotacames de clase olangovancho del campo vet en especial hoy en dia- Jame sor, p. 69). Stay ean peuentey reserva, tan ava en elerencian 2 a wclve sale, ‘me niuestro tn preocupado por defini una Internacional que no Jepenaa ya de una cast ‘ain o de connotaciones tan problemas, sobre xk en restos dan, com bien Jameson, es debido a que me siento pedximo a cuanto Jameson afrma -aexcepcion gui delo que pretend decir gut ealegiccom porque wy enable a eta seompljidads. Habe: de finmad ms scwordo ena Jamason, me gustaria saber qué piensan desu argumentacn ‘asco low cues acaba de respander, en particular Ahmad y Lewis © Poe ejemplo, sobre a lectara de ti abajo en Estados Unidos (+[] las mantobras flosieas del propio Deridadeben entenderse como tdticasideogias , para ser ms ccs ticks, no al coms las dacusones soca abstracts que atraviesn ‘octane y som eacicdas en Estados Union) y sabre lo que divine mi trayectoia de la . Come creo que el malentendi- (Encheiuoe) o sapaienciae (Schein) puesot agut juego, ero ements, i por espectrohebiera quero decir simplemente apaencta sin resid ni mateialiad, verdaderimente hubiera perdi o hecho perder mucho tempo pra nada. Eespectro (que no es encillaments el expr) es todo menos nada, too menos ltconpceoy eco menos ua simple aparcnca. Tado mi libro puede ser Teido enclave de ‘na laren respuesta esta objeiin. Para un aboedaje ms perl de este problems que m0 se deja cicunscibi, me permitoreenvag,en particular, al capitulo V de Espectos de Mar, sApaicin de lo inapaente», todas sus ntasyconeretamente, ala nota rime, p. 153 [sticién en calla] sobce Pharma y Hines, Agraezco a Jamison el no haberse ‘sido de brazoe ante a expectrlidad como st se no cuviera important, au cuando a ‘ear si embargo, ala ena stiienca del presente vivor, que aguélasupome, en efecto, aro com I cules lejos de identifica. 293 ‘oa a una clase», no subraya mas que «sin pertenencia com a una clasee: no se trata de eliminar o de negae las pertenencias de clase, no més que la ci sladania 0 el partido, sino de hacer un lkamamiento @ una Intemacional cuyo fundamento 0 resorte exenciales no sean la clase, el partido o la ciudadania. La cual no quiere decir que no haya que tenerlos en cuenta, y de forma tan righ rosa como sea posible, dependiendo de determinados contextos. Por otro lado, si Lewis se inquieta por el «sin clase» Zpor qué no lo hace ante el «sin ciudadae nf»? Porque, en efecto, seria ridiculo sorprenderse de que una Intemacional (incluso la vieja Internacional) se constituya «sine referencias la ciuladan. El esin» no tiene nada de negativo y no implicaria en absolura que los ciudada- ‘nos que se comprometieran en esta Internacional cesasen, por otro lado, de ser ‘también ciudadanos y por lo tanto, de prestar la consideraci6n debida a su pro pia cludadania. Lo mismo cabe decir para el partido y la clase, incluso en el ‘momento en que el partidos y la clases dejan de set la referencia mayor o el paradigma determinante (algo que, hoy por hoy, en efecto, creo que me aleja, sin lugar a dudas, de Lewis yde algunos otros «marxistas»,no de tos los «mare ists). Todo esto es bastante dilfeil de sostener como pata no tener nada que ver con In stercera viaw que la vieja retGrica de algunos marxistas est acostume brada a denunciar Para ellos se cratarfa entonces de canvencerse, 0 de hacer como si creyeran, que se estd ante algo fumiliag, en un momenta en el que, no reconociendo su paisaje habitual, no pueden, sin embargo, pretender tener ante sia un adversatio de derechas, a.un senemigo de clase: asi es como Ahmad, aplaudido por Lewis, trata de definir mis argumentos:iatercera veae, la eono- ccemos de sobral Realmente, lo que a elas les gusta es la familia, la genealogia atestada, el parecido de familia; lo que les tranguiliza es reconocer lo que les familiar yreconocerse tranguilizindose; cle este modo, podlemos saber quign es uign y quign pertenece a cada familia, a cada filiaién: «nos encontramos, asi, en un territorio muy familie: el de Ia deconstruceisn como tercera via, eicrtac ‘mente opuesta a la derecha, pero, también, a "todo" lo que, tal como lo pl teaba Derrida anteriormente, la palabra “Internacional” ha significado hist ccamente>”, Las figuras del mesianismo tendrfan que ser (@l quisiéramos ir aqui demasiads ripido, crurando texos los eédigos de manera tn tanto eonfusa) deconstruicis en tapto que formaciones «religiosas, ideol6gicas o fetichistos ali donde la mesianicidac! sin mesianismo perdura, por su parte, coma la justicia, indecons tructible, Indeconstructible porque el movimiento mismo de toda deconstruc- «i6n la presupone. No como un fundamento de certeza, como el suelo firme de ® Ahmad, 122; Lewis, . 176, La cuiva es mia, 294 ur conta (por responder a la interpretacién apresurada de Macherey)", sino cotta modalidad iQue se puede decir de esta suposicién scuasteascendental-? (Y por qué mantener la celerencia lo mesinico all donde se pretende exclu todo mesia- rim, la hora de describ uns estructura universal espera sin espera de-un porvenir otro y de un otro en general, promesa de una juste revlucionaria due incerrumpird el curso ordinario de ls historia, ete)? {Por qué este nombre, lo mesinico 0 el estas? Volveré sobre ello en el tercer punto, lugar en el que reside la mayor diffu 2) Porque me pregunto si Benjamin no conecta los momentos priviletados de esta adebilfuetea mesidnica» (eine schwache messianische kraft) fase, inclu 50 a crisis histrico-polticas, determinadas. El contexto politico y la fecha de ico entre Hitler y Stain firmado al comien: eve texto (el paeto germano-sovi ta posiciin de un indaconstrutble que a su manera recuerda alco catia ‘no-no seri os misma un fantasnn, el fanaa o el sspitur de Demida> (Machetes, 1.32}. No, ho que one en movimiento la deconstruckin lo indecoostructble que recibe, fen-este contest, of nombre de justia diferencia del derecho no tne ln forma de un Tinitefandodor sob el cual ve detieneo afer ina especie de dada eaical. Se cata de una innuncidn en la que tala construcekn o toda Fundacion resulta inadecuada. Now tata de ‘ue est nguncicn sea na ies infest ene seni Landano, nl una utopia fee seno tenqe Jameson asia dentasiac ride lo impenibe a la top: (la impose esperanza Iheepia di Jameson en la pégins 71, cuando too cuanto denomino fs imple en meron texto recientes hace tlerenia a una lgica totalmente diferente y reclama otra mmuners de pensar ssontecinentos eminentemente reales kaj un pean eimero de figuras Tihs ete «priyecto> trata de pensar de ono modo logue se denomina -poible- eis Hes No pus extendere mis a respect i hacer otra cosa sw reenla al lect a ras rblicacones a can tos lon textos que he publiado dese hace al menos dies ace) Esta inuncin indeconstructbe de austin nose asemeja nse hentia jamds ca ella misma (vei Sects de Mar, cit, 19s. (Espectms de Marx, ct p 35s), pero rise con mayor urges, sin espera agutahorg; yh imadecuackn de todo cuanto al se mie y qe ram en movimiento es a posbdad, pero también al mismo tempo, la necesdad, de una Isom es aimisoo la postbidad y a neceskad de wna decoastraceldn. La deconstrucin tire asta tal puto de una files del ogo que comienza, por deciro de agin modo, dvrepando com tango #8 fora carcestana come husselana Por todas estas raze, tne resulta muy diel seguir a Warren Montag cuando, por su parte, sigue a Mocherey tat Tapista de ete cago y cuando suger que Eyyctns de Mersinlerteo cantraice lo que De laGrummutkage die con resect ala ea ola hue. ore contra, creo gue el pens ‘mento del ull sinseparle, yl ba sido desde el primer moment, literalmente in swviable (pada mulpicar los sans expliites de eto al como se acumulan dese hace teeinta ago, dun pensamiento dels especial. 295 zo de la Segunda Guerra Mundial) dan sentide al menos a esta hipStesi, aun cuando ello no baste para afirmaeo con certeza. As pues, para Benjamin habefa ‘momentos criticos (pre o posrevolucionarios), momentos de esperanza o de decepcidn, callejones sin salida, en suona, lo largo de los cuales un simulacto cle mesianismo sirve de coartada. De ahi ese extrato adjetivo: «débile, No estoy seguro si definiria la mesianicidad a la que me reflero como una fuerza (también, 5 una vulnerabilidad 0 una especie de impotencia absoluta); no obstante, aun, cuando la deiniera como una fuerza, como el movimiento de un deseo, la atrac- in, cl impulso o la afirmaciGn invencibles de un porvenitimprevisble (incluso sde un pasado porvolver a-venit), la experiencia del no-presente, del no-presen- te viviente en el presente viviente (de lo espectral), de los Jutamente pasado o absolutamente por venir mis allé de toda presentacign 0 representabilidad, et.), nunca dirfa de esea fuerza» que es fuerte o debil, mis ‘© menos fuerte o débil. Porque, desde mi punto de vista, la estructura universal y euasitrascendental que denomtino mesianicidad sin mesianismo no ests ligada ningin momento particular de In historia (politica © general), a ninguna eul- ‘ura (abrahimica u otra); y no srve de coartads ning mesianismo no imita ni repite ninguno, ni lo confirma o debilita erviviente (abso 3) Debo complicar avin mis este esquema, Se me podria objetar el siguiente Argumento, argumento que, virtualmente, yo mismo no he dejado de plantear- ‘me: ya que usted dice que lo «mesidnicos es independiente de toda forma de smesianismoe (ssin mesianismo=), {por qué no deseribir tal estructura universal sin nombrar siquiena lo mesiinico, sin hacer siquiera alusién a mesias alyuno, a ce figura del mesfas que mantiene una dltima fliacién con wna lengua, una cule ‘ura y una «revelacidn tan evidentes? La objecién es legitims, y bastante obvi ‘como para habérseme escapado, he agut pues la respuesta que debi dar, en pri- ‘mer lugar a mf mismo, Respuesta esencialmente estratégica, toma en considera ciGn una situacién compleja y; por lo tanto, sue dos palabras 4) Por un lado, esta palabra («mesiénicas) continda siendo, desde mi punto de vista, relativamente arbitraia o extrinseca. Su valor es el de una retérica 0 luna pedagogia. En determinadlos contextos, por referencias aun paisae cultural familiag sirve para hacer comprender mejor a qué se asemeja (alo cual afado inmediatamente: sin recucirse o identifiearse con ello) aquello que denomino ‘esianicidad. En un contexto en el que se entendiera lo que me gustaria dar 4 ‘entencler con el término «mesianicidads, si un dia esto ocurtiera, se deberta poder hablar de ello no slo sin alusién alguna al mesianismo tracicional, nia un «Mesfas, sino incluso sin el «sin. De este modo, detris de los viejos rm ‘nos todos los nombres habrian sido cambiados. ‘lo no puede resunisse en 296 ») Pero, por ot lado, las cosas no son tan sencillas. Detrs de esta arbitrarie day de esta utilidad pedagosica se ampara quizd un equivoco mas irreductible, Me resulta dlfcil decidir sila mesianicidad sin mesianismo (como estructura universal) precede y eondiciona toda figura histrica y determinada del mesia- ris (en cuyo caso seria radicalmente independiente de todas estas figuras y se smantendsla heterogénea respecto a cllas, convirtiendo al nombre mismo en algo accesorio) o sla posiilidad misma de pensar esta independencia no ha podido prodcisse © revelarse como tal, Heya a ser posible, sino a través de los aconte- ciinientos «bfblicos» que nombran al mesfas y le dan una figura determinada” ©) Enesta dima hipstesis (que debo dejar ublerta y suspendida pues no tengo respuesta a una pregunta planteads de este modo: guard pues por el momento el térming -mesiinico para que fa pregunta continde planteada), la referencia 2 lomesiinico es mas dificil de tatar como un instrumento didéetico y provisional, por mis que haya sido rigurosamente determinado como «sin mesianismo>. Por varias razones, al menos cuatm, que enuncio deforma eliptica, econsmica y seca, (9 En primer lugar, me parece a mi, no se puede ignorar 0 negar el arraigo del acontecimiento denominado «Marx» (con todas sus componentes, premisas ¥y consecutencins) en wna cultura europea y judcoeristians. No se trata aqui de lun entono empiica y delimitable. Es necesario medir todo lo que sts en juego, jnclaso en la Kgica yen la retérica del discurso heredado de Marx, y también en aropea. Marx, y todo el smarxismos, aparecis en una cultura en la que el «mesiase significa algo, y esta ‘cultura no ha sido tan slo una cultura «local» o fécilmente clrcunscribible en la historia de fa humanidad. Siem aungue no sea més que para extraer todo tipo de consecuentcias politicas de ello. (i) En segundo lugor, porque a su manera, aos guste o no, la culeura marsis: tha participado, hasta en la literalidad de su lenguaje, del fendmeno que en ‘otto lugar he denominado «mundialatinizacion-", Asi pues seria dificil (y muy abstracto, ala vez) borrar de ella toda referencia mesiinica. Mi ensayo sobre lay sociedades 0 culturssjemss a esta filicicn biblico es il hacer reaparecer esta sedimentacisn, Esto se asemja al pb debate a propssto de la Offenbarng (evelacion) y Off rok (pila de a evelctn yde lo wsaifeseacién). Heidegger parece hacer sempre dela pos de revelaci una extructura de la exttencia mas profund, me antigud y pot tant, dependent, subre cua hase la revelacig religos, al lvl hist - rea 5e vuelve poste de forma secundaria y se determina. Sin emfaggo. pxems estar ten tous de opaner a este poderosoy clisin aumento a menos una pena: si com eal la evelacin de la sevlabldad misma se manifstara dnicamente a través del acontec mint hisiico de bs reves? exer, "W Veaee Foi ot soir. Les de sources de la religion dans Hes limites de la simpler sone La lin, Pats, Seu, 1995, 297 Mars que elletr me dic a incencla de esa oeraié, no ems ue una ies enum ipstiv qe no ent @ Mrs (it) Ninguna critica de la veligiin, de cada religion determinada, por necesaria oral que esta crea pueda er me prec que debe puede aoa fe en unsentida general En tr ag en prc en so tsar he ete do tmbign de estar que la experiencia de ccc, del eto, de fen In para dada (alld dl saber de tc osha sensei) ere cen a estructura dl lao soil ode I elses con cl toon got a inyuncin, la rome, perfrmatvd inplicaeren oo sry en tde ssn polica en partis en tan revo, La cen de lig sna, como tae centfen opie, también cure a esa sfe- De ete mr no ane ha prec pele bora ols refrencia al La exrestin seen sin medonismos me ha parece pil, menerprvsonalment, pas le traduccicin de esta diferencia entre fe y religidn. i a Gv) As pes, tame agi el serie punto def even deb ec tio. {Que se puede det dl cnc de dele! Dela nears ied do eck’ {Qué se puede de sobre td, del pel ejempon ex dec, iempazable, que deem l elgin en ln emergent de tae concep tarsinno?Dejndo de lado una ube istvc, sake, lances cI , o al menos todo «acto de fes, en una inyuncidn revolucio- natin, por nvis que sea con vistas a constituir una nueva «ontologia posdecons- teuctivan, como parece desear Negri. Negri es injusto a propdsito de la «moral» labra que rara ver aparece en el libro de Derrida: imino aparece, ni, silo hace, cusntas veces, pero cuando dice que #hay una explotactone®. No sé sie estoy seguro de que la referencia al «conceptom y ala «cosas es recurrente Y casi central en el libro. Al menos en todo el capftulo «Desgastes (pintura de un ‘mundo sin edad)» y en Ia evocacién de kas diez plagas del nuevo orden mundial Sin lugar a dudas, el concepto clisico de explotacidn se encuentra sometide a alsin tipo de turbulencia deconstructiva (una vez mits la cuestion de la ontolor fy, por Io tanto, de lo propio, de lo apropiable, de la subjeividad propia o alie- nada y de lo que denomino en todo momento la ex-apropiacn, cuya Iéuica com> 303 plica singularmente ef discurso tradicional sobre la explora yl allenacion Si emia wo no ue deen asa qu pans eno sa suftimientoy la opresion, ante la «explotacin-del-hombre-porel-hombe», Es cierto que también hablo de la explotaciin del animal porel hombre (pero dee. ‘mos abierto este gran eapitul). 2) Sore wl no se a oncagcin prope por Nes la que me devolve I sepia de aque me spe pv No ser su ners satga libero lterada ne me ctnvencer pea recosdet al ovr contig misma, cr ae Ec de Man rea y deals eg ncn para dca serene lepton demas thi qu emiime dete queso prvcpctn fr teeta a tle a sg sigs de deo de notin nels, de mela, adem pod alas cm en In elo (lens ben conc de las mcancelnde Artes y de Helens en dhe tad a mana ros el Also. un aj de dy pres asec sl ear oes pe cia pena del sr pesete, ll me ede acer on lg ie nove men ment ut et etm ua porn parcs ble assent Sin pete sbus dean plas de Neo pan volver eu cntrasen para nega, eno gue 6 repectscontnin ence at, en cls fre sla deconstnccho sigue aprsionade en una defini de onto inact yg tad, El principio de realidad de ln deconst sionera de la ccna] Deas og ge cts (Neg. m1) ‘aque haber alg de ct en es ee ule gua de a rin ho gor ne pee ingsnr qu se pueda sr wn cade etl onsen Save de lee aeonad cn un duc a om se clr neon a ne stra vac fin dev le tetera cease nonce inser en plan ntl ce age ec (olacenelaca na) talsr cre como or suc estamos «pe neues, nab nen ‘fen ent, Panne neyo comt tld cheats tel ee 304 ella, en el cerco de una nueva patria ontoléyies, de una ontologia liberada, de ‘una ontologl dela liberacién de sf mismo. Por ejemplo, en un sentido spine ta de la libertad ‘Como no tenemos aqui ni el espacio ni el tiempo para una gigantomagui, al cstlo de El soft, sobre la exencia del ser [T'ée de fang] y la ontologia en gene- ral, propongo a Negri, para concluir con una sonrisa, un armisticio de compro- rio: ly st ambos aceptéramos considerar de ahora en auelante el término onrologins como una contrasefa, una palabra arbitraria yestablecida de mane- 1m convencional, un shibboleth que tinicamente harin como st significara lo que sontologta» siempre ha significado? De este modo, hablariamos entre nosotros un Tenguaje encriptado, como las marranos. En la comunidad de los filésofos harfamon com si continuiramos hablando el lenguaje de la metafisia 0 de la ‘oncaloga,sabiendo, entre nasorees, que no significa nada. Porque me han resul tado muy seductoras la alusiones alos marrans de oLa sonia del espectto» Sé que Negri pensaba sobre tado, como siempre, en Spinoza, Pero esto no importa, Probablemente no sabe que a menudo he jugado, de la manera ms seria que se pueda imaginar, a presentarme, en secreto, como una especie de marrano. Lo he hecho en particulary abiertamente, en Apores, Citeonessonsy cen Mal darchive , sin Iugar a dudas, también en otros lugares. ¥ lo he hecho menos abiertamente en todas partes, por ejemplo en Le monolnuisme de Vaure [Ne obstante, no desvelaré todas los demas lugares de este simulacro. ZY si, para rerminar,lanziramos la idea de que no slo Spinoca, sino el pro- pic Marx, Marx el ontologista lierado, era un marrano? Un especie de inn _grnte clandestino, un hispano-portuguésdisfazado de judo alemain que habria fingido convertirseen protestant c incluso ser algo antisemita?iEste sf que seria tun buen golpe! Afadifamos que los propioshijas de Marx no sabian nada del asunto. Tampoco as hijas. Y ahora el golpe supremo, el envido abismal, el plus valor absoluto: imarranos tan bien escondides, tan perfectamente encriptalos «qe yan ellos isms sospectaban serlo! O que lo habian olvidad, rechazado, rnegado, renegado. Sabemos que esto también les ocurte a los «verdaderose rmorranos, a aguellos que siendo realmente, habitualmence, aetualmente, efeeti vamente, ontoldgicamente martanos, i siquera lo saben Ya. Recientemente, también se ha insinuado que la cuestin del marranismo ha ment. ba palabes cennologs, acual se decidir, sebitraiao esratgicamente, hacer ue dra sl totalmente derente, esperando de eta dec terminoldgca alin ipo defect Ube rach; en exec, no ten adn en contra a plabraen sé Prose ratara de ura nueva pasbr ode una palabra encriptaa. Volsers solve allo en la conclsign 305 Nolo 0 experimentan un procesd mas ventrilocuos de sus ancestros 306 absoluto, Adin estén los hijos las hijas— que, sin le metempsicesis d berlo ellos los fa

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