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IV. LA RACIONALIZACION DE LAS PRACTICAS ADMINISTRATIVAS: RESULTADOS POCO CONCLUYENTES “Las grandes empresas no presumen ya de os generesos beefs ue podian ofrecer a sus mpleades. Por el contrari, hoy se enorgule- cen de ls poeos beneficios los baos salaris ue ofrecen. ¥ ésta es la ran principal dlr Surgimiento de las grandes empresas america- : Woiman y Calamosca, 1997 joel dominio de esta login téenica, se asiste desde hace Janos-a una racionalizacion acelerada de lo estlos admi- cs empresna ae han lanzado a estas transfor per inp pee ta hoy estan lejos de aleanzar los objetivos que se habian al comienzo. “ oa oo tena aos gorogos del period preceden TRecuentemente conjugabn erecimento, product ‘cmpleo,enriquecinientoconstante individual ycolecti- €1de os tltimos vente afos ha estado mareade por una minucion del erecimiento de a productvidad, wn empor lento de lon aalariados, una redccon de los benef tociales, un aumento del desemplcoy del trabajo nesta. 3m incemento de laminin en fos ples Indust ti ‘Tomaremos a Estados Unidos como ejemplo por dos razo ‘nes: por tina parte, porque para algunos encaran el modelo ‘que se debe seguir, y por otra, porque es éste el pais que ha impulsado, tal vez mas que ningun otro, la Iégica imperante. En un escrito de 1997, el director de las paginas econémi ‘cas de Business Week, Willian Wolman, y una periodista de ‘esa publicacion, Anne Colamosca, redactan un balance que ‘contrasta con el que tradicionalmente se hace de la experien- ‘cia americana. Sus constataciones coinciden con las de otros ‘analisis recientes hechos en Estados Unidos por numerosos defensores de la economia de mercado, que se preocupan por las desviaciones de la dinamica capitalista contemporanea.* Dado que todas estas reflexiones ifustran con precision los eestragos que una concepcién antropoldgica reductora puede ccausar en la sociedad y en los individuos, permitanme que les recuerde sus elementos principales. Larpresiin sobre os soaros vl diferencias sociotes ‘en crecimiento La constatacign que se puede hacer concierne a los ingresosy a las desiquldades sociales, bn Estados Uni dos se observa que, en efecto, los salarios reales no han u- rmentado desde 1973, y que el crecimiento del ingreso fami- liar, a pesar dela prolongacion dela semana de trabajo y del ‘mimero ereciente de personas que trabajan en cada fara, ‘Thurow recuerda con razén que las estadisticas oflcales del des ‘empleo no refejan completamente la realidad. 8 se tiene en cuen tea las personas que quieren trabajar pero que no cumplen con los ‘terioe de aprobacin, los trabsjadoces de tlempo parcial invo Tuntarce las personas en edad de trabajar pero que etn exch das, los trabajadores temporals, los que responden solicitudes, los trabeladores independintes que tene pocos clientes, se obtie fe una cifa completamente diferente, a saber, una tasa real de Aesempo de #%zy una tasa de mano de obra sub-empleada igual ‘mente del 14%, Estamos muy lejos de las cifras que nos ofrecen ‘recuentemente (1996). * Consular sobre este tema principalmente a Thurow (1996), Medoft {y Harless (1996), Soros (1997) y Reichel (1996) wr auntie hha permitido incrementar los ingresos desde 1989.7 inte el 5% de la poblacion activa, situada en lo mae an fe la escala, obtuvo una tasa de crecimiento anual del 7-19 ganancias muy festas, Entre 197 y 1987, en tanto el ingreso de las per. 8 que pertenecian al 10% de las categorias mas bajas jaminua un 10%, el del 10% mas elevado aumentaba 24.4%, el del 1% mas clevado crecia 74,2%, Si se toma ahora el de los presidentes, (PDG) de las 362 empresas mas des, hay un crecimiento del 92% entre 1990 y 1995, ‘el salario antual medio en 1990 era de 1,95 millones dolares para los presidentes, y de 22.976 délares para los abajaciores, en 1995 subi 1,8 millones de délares mas para pprimeros y 4.000 délares mas para los segundos, El contraste es todavia mayor cuando se trata de riqueza. {tanto se observa una reduccion en la concentracion de las s desde finales de los anos veinte hasta mediados de ‘anos sesenta, los aos novent , no tienen precedente en la historia contemporanea. EA. 92, el 1% de Ia poblacion poseia el 49,6% de las acciones, 4% de las obligaciones y el 61% del capital de las em #848. Si se toman en consideracién los primeros 10%, s¢ las siguientes cifras: el 86,3% para las acciones, el para las obligaciones y el 91,1% para el capital de las as. Y su estudio no incluye fos efectos del boom bur. ‘de los anos 1995-1996, Como podemos constatarlo, no in mAs que migajas para el 90% restante de la pobla- explicacién no reside en las diferencias de la competen- sino mas bien, segun los autores, en el hecho de que Personas tienen una posicién privlegiada con rela. Segin e! economista Schor, cn e los inicios de los aon noventa, (erca de un tercio dels trabajadores americarios tenia ute Fem ‘eracion insficente para alr de de a pobresa (1991) Un arcu Publicado recientemente en The Glode & Mai! de Toronto mucstea ‘ue los canatenses tambien trabajan cada vee mis duo y tence ‘menos diversion. Ver A Mitchell ts. (1997) Sl cién a to que cuenta hoy en una economia globalizada: los tcapitales moviles. Mientras que los salarios no han cambiado tentre el fin de la recesion de 1990-1991 y 1996, los mereados ursatiles han tenido un alza vertiginosa. Decadencia de las coberturas sociales 1a segunda constatacién tiene que ver con la proteccién ‘social. La decadencia de la parte que se leatribuye al trabajo fen la redistribucién de las riquezas, se manifiesta igualmente fen Ia disminucién de las diversas coberturas sociales. Dos conomistas de Harvard, Bloom y Freeman, mostraron en su testudio que el porcentaje de empleados norteamericanos cu- biertos por tun programa de jubilacién organizado por una empresa, pasé del 75% en 1988 al 42% en 1994 y, en un programa de seguro de salud, del 57% al 45% durante el mis- ‘mo periodo (1997), En el campo de la salud y de la seguridad faboral, se observa también un incremento de las jormnadas pperdidas por accidentes de trabajo, a pesar de la baja sensi- ble ~desde hace veinte afios- en el numero de trabajadores ‘que ocupan puestos peligrosos. En el campo tributario, son Ios asalariados quienes han soportado el fardo més pesado, fen particular el de ia sustancial reduccién de impuestos otor- {gados a los poseedores de capital. Después de haber conocido ‘un avance en los programas sociales, Estados Unidos entro fen un periodo de regresion social.’ Endeudoriento creciente La teroera constatacién tiene que ver con la tasa de endeu- amiento familiar. En el transcurso de los uitimos veinte alos, ftra manifestacisn de las dificultades que tienen que enfren~ tar la gran mayoria de la poblacién norteamericana, es el au mento considerable de su endeudamiento. Mientras que ¢! peso de la deuda en relacion con los ingresos familiares era del 29,7% en 1949, en 1994 Fue del 83,9%, Un fendmeno que ae observa en varios grados en otros paisex {ndstrnlizadoa: Ver Lipits (1996) Este endeudamiento esta directamente relacionado, por una , con la facilidad de obtener el crédito y, por la otra, con jestancamiento de los ingresos y la politica monetaria tal y 70 ha sido conducida desde hace ya numerosos anos cialmente en materia de tasas de interés. Politica que ‘ocasionado tasas de interés reales elevadas para las hipo- , Jos préstamos para consumo, las tarjetas de crédito, " feduciendo por lo tanto el ingreso disponible.* Como los jariados son casi siempre los deudores, las politicas eco- ica han permitido transferir la riqueza hacia los posee- del capital, es decir hacia los acreedores. Con el fin de er Su nivel de vida, la mayoria de los americanos se ‘visto obligados a endeudarse. Este endeudamiento per- se conjuga con tn endeudamiento colectivo, igualmen- fenorme, cauisado en parte por las politicas econémicas ‘en practica por los gobiernos anteriores." yactones ineicaces (Otra constatacion se refiere a los resultados obtenidos por eestructuraciones. Este movimiento, efectuado en las em- ‘precisamente en nombre de la eficiencia, parece no ‘mejorado, nila eficiencia nila productiviad. Numero- ‘estudios americanos lo demuestran de manera elocuen- Un estudio de la Asociacién Americana de Administracion ‘en las reestructuraciones que tuvieron lugar entre 19 y 1995, mostré que solamente un tercio de las empre- tuvieron un aumento de su productividad como conse- de tales alteraciones. Una encuesta realizada en 1991 [Come cecrite Thurow, ‘con el fomento y la gran faciied para ob fener un crédito hipotecarioy con el consusmo fen 1994 los présta- fos equivalian a un 70% del ingreso disponible), no importa que fe pueda tener cualquier cosa pagande despues mejor que antes" (0959, p 201 Wer en particular MedofTy Harless (1996) Un fenémeno que se da fn el Canada, donde seg tun estudio que acaba de aparece, 1a then de endeudamiento de las famuliaa con reason a su ingreso ora gabinete Ernst & Youngy la Fundacion Americana de Incate, iba eel misno seid, ast como tos etudios Tauados a principio de los afosnoventa Cuan se oman ioe ectos de la fuionesy Taw acquisicones, se obtienen Citar anafogns Segn un cetudo de Mereery det Business Weak. etae fusionesy adquisiiones ocasionaron tuna baja nalendimcnto de la accn en la mika de los cao, yn Fendasento marginal en un tercio dens empresnsaectadas Protas empreaes que no proceieron a fsiones¥ adquls one importantes tuviron mejores resultados. ¥ todo esto haeto contrat por numerososestudos. Por employ na lnveigaton eliza por ia fina de expertos de Cambrid> deaeatro que nueve de lar diez espresna con los mefores Feratados industrials, durante un oredo de des aos, Han entcturas esables y ningun cambio en su dizecién Noesextmo entonces que Fredrick Reichnela,apoytndose tanign en numororoeestuioey obserraciones sobre lt ‘tno habe defect elec” (1996). Cuando se sabe que la Tid de las empresas americanaspierden la mited de sus Selarados al cabo de cuatro aon i mtd de sus clientes a Ios no thos y la mind de aus iverionatan en menos Se {i ano, te pute entoncescomprender mejor por qué lanl dele muti ls resultados de tas empresas entre wn 25%y ‘sox. "A pesar de todos los discursos sobre las nuevas tcnolo- 880s Gea informacion y los bencisos dela reingenera, a Prosatiridad no avanva, Extoya To habia stalado, en 1989, premio Noel de economia Rober Slaw: "Ustedes pueden ‘onatatar la revolucion informatie en todas pate, avo c= Jas eetaditcas de In productvdad™ En efecto los datos fe- flies muestran que ia profuctvdad herria 20- tre una tos anual, aumento 126 entre finales de 1993 9 foals de 1995, cn tanto que ente 1980 1973 umentabaa “un itme de? 9, habicnd concede dade el final dela goe- acl un promedio centenara de 2.2% es dec, maa del able dele que oe observa en estos limos aos, Tinalmentesenalemos que, en contravia ina woe mAs det Aicurso oficial, Ins reestructaracones no han hecho dismi- ‘ulin ruperision y el conto. Stam cree en tas estaisticas 58 de In secretaria del trabajo, la proporcién de la poblacion ace tiva dedicada a estas tareas auments. Y cuando a esta cifa 46 agregan los numerosos expertos que cumplen funciones fasumidas generalmente por los administradores, no se puede afirmar una disminucion en los niveles de supervisién y con- iro. Como lo escriben Wolman y Colamosca: “La ganancia de Jas emprens norteamericanas ciertamente aumento desde el e la guerra fria, no porque las empreeas se hayan vuelto ‘mils eficaces, sino sobre todo porque la expansion de la eco- smia de mercado en el mundo entero impidio que los sala ‘americanos reales auimentaran... El crecimiento de la e5- i, prometido por todos los apéstoles de la reingenieria y Flos abogados de las grandes modas de fusion, permanece ible” (1997, p. 84) Jeconomia cada vez més dominada por ls Imperatives ero (tra de las constantes, y no la menos importante, en el ‘econdmico, tiene que ver con el papel cada vez mas ificative que cumplen las légicas financieras. En el juego yémico actual, el peso de los intereses financieros se ha Ito considerable, no s6lo por el volumen de las activida- sino también por la parte que los servicios fnancieros se sobre los beneficios logrados, Después de un estudio jo en el afo de 1987, un economista de Harvard, nce Summers, quien después fue subsecretario del Te- ‘bajo la administracion Clinton, consideraba que duran- fese ano los servicios financieros consumieron el 25% de los os obtenidos por las empresas inscritas en la bolsa de York. Se puede razonablemente pensar que ese porcen- je no disminuyé en el transcurso de los diez wltimos afios, los que hemos asistido a un crecimiento sin precedentes Jos mereados financieros y a una explosién bursatil Si los resultados de todas estas reestructuraciones en el 3p econémico estan lejos de ser tan exitosos como algunos nen el plano psicoldgico y social son evidentes: tanto ra Ins vietimas directas de estas reestructuraciones, como aquelias que permanecen en sus priestos, 59. Sl Ce ‘Consecusncias humans evidentes En su libro sobre “Ios lamentos” (blues) de los cuellos blan- cos (1995), Charles Heckscher, titular de la cdtedra de las ‘elaciones de trabajo de Rutgers, muestra e6mo los 250 man- dos medios que interrog6, seleccionados entre quienes ha- bbian conservado su empleo durante el tiempo de los despi dos, perdieron, por supuesto, no sélo todo sentimlento de segu- Fidad sino también la libertad de experimentar. Otro de los tfectos de estas profundas transformaciones fue el deterioro del vinculo social: las personas se hacen més prudentes y se Jes difculta establecer relaciones informales y acuerdos es- pontaneos; en otras palabras, la organizacién se vuelve rigida y-cada vez mis burocratizada. Y no es el nuevo discurso so- tore la empresa virtual el que podra tranquilizarlos, ya que ste exalta la logica actual de distribucion y flexibilidad, En ‘efecto, en este caso el modelo ideal es el de una empresa coti- 2ada en la bolsa, reducida a algunos mandos superiores en- ‘cargados de vigilar los numerosos subcontratantes, obliga- ddos ahora a astimir las actividacles hechas antes por la mis ‘ma empresa, En un sistema de organizacién como éste, la prioridad no es el empleo sino la maximizacisn del rendimiento ‘corto plazo en un mercado cada vez mas global. La empresa ‘se confunde entonces con una gerencia del portafolio. Dos cifras nos dan un bello ejemplo, En 1994, cuando las grandes ‘empresas americanas ven aumentar sus beneficios en un 40%, eliminan 516.000 empleos. En 1990, durante una recesion, s6lo habian eliminado 316.000, es decir 200.000 menos, “Ei ppaternalismo que en el pasado caracterizaba a las empresas ‘americanas, cedié su lugar a una nueva dinamica competi: vva transnacional; las empresas americanas ~nos lo recuer- dan Wolman y Colamosca- se volvieron insensibles y se dis tanciaron afectivamente de sus empleacios, incluso de esa-li tede trabajadores que antes valoraban (1997, p.129). Situa- ion que se observa igualmente en otros paises industria lisados, En efecto, la reciente decision, tomada por ladireccion ‘dela compania sueca Electrolux, de suprimir 12.000 empleos, porque el accionista principal no estaba satisfecho del rendi- ‘miento financier -éste se elevaba al 9% cuando queria que alcanzara el 15%-, muestra claramente cémo este comportar fiento se extiende.’Se comprende entonces por qué te cleea tl nivel de estrés profesional por qué a conanza se desas fa, por que se desarrlla el ciniam, por qué la angustia seas inémica oprime cada vez mas alas personas, por que despier. {a el sindicalismo y mas personas ligadas a la economia de mercado y a la democracia se inguletan, a pesar de todos los discursos triunfalista, de Ins desviaioncs actuales, Para de- firio con el titulo de un libro de Perret y Roustang. actual ‘mente la economia marcha contra Ia sociedad." a historia del capitalismo nos ensena, en efecto, que cuan- la logica Gnanciera prevalece sobre la logica esondmica — na tendencia que puede observaree repetidas veces en su storia- as sociedades entran en una zona peligrosay, sino Thace nada para ponerie fin, en crisis profundas, Schum- = como tantos otros, era consciente de elo cuando escr- “el captalismo erea un esquema de pensamiento racio- que después de destruir a autoridad moral de nutmero- {nstituciones, ae vuelve, nalmente, contra "Bl pero. fen el cual viimos hoy parece corresponder perfectamente esta constatacion. 8 éste es el cana, gqué podemos hacer ros como docentes en una escuela de atministracion? pregunta es capital pues nos incumnbe de dos manera. ‘una parte, como cludadanos interesados en el presente y el porvenir de muestra sociedad, y por otra, como produc: , transmisores de conocimientos sobre el tema y forma de administradores que van a establecer las téenicas strativas de hoy y de manana. En cuanto a nosotros, ‘esta ultima parte, defenderemos una vision mas ampli ser humano, para que as\ esa antropologia extendida ara ‘en las singularidades sociales ehistrieas, [Le Monde, 1997. | Una estaistica tomada de Thurow (1996) nos ofece otra usta: ‘in, Mientras que en les inicio de los anos setenta el gobierno de (California gastaba ef 39 de su presupursto en las pesiones 9 el 12% para in ensenance superior, gata hay 12% para las prise: ‘nes ye! 9% para a enschanea tuperior. ‘Gitado por Wolman y Colamosca (1997), p. 221 a

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