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Atreverse a lavar las heridas dejarlas abiertas para que con su sabia
se alimenten las aves de rapia, atreverse a escalar las ramas del
rbol de la sabidura y no probar de sus frutos porque t eres el fruto
que se aeja de esa misma sapiencia que cuelga de esos arbustos,
atreverse a dejar el edn sin demoras ni remordimientos para
detonar as la batalla de la paz candente con la espada cuidadora en
la entrada del paraso, atreverse a continuar espiando desde cerca
cabizbajo las almohadas que guardan cual secreto tribal tus manos
contemporneas, atreverse decididamente, constantemente y con
sollozos de cobarda a luchar contra los dragones de la mente,
cachorros de los temores criadero de los miedos y las fobias,
atreverse a internarse, internarse atrevidamente en el manicomio, sin
visitas, sin paliativos sin nada de nada que anime a la vida, vivir y
atreverse a respirar hondo cuando la alegra duele, cuando la tristeza
llega y se disfruta, cuando el cansancio reconforta, cuando las manos
ya no se separan, cuando las aves emprenden la huida, cuando los
lneas paralelas se juntan perpendiculosamente, atreverse a todo y, a
la nada, a nada se atreve el que no es atrevido, sin duda se queda
posado porque no ha vivido, atreverse a dormir en el da y despertar
en la noche, atreverse a comer de las estrellas su luz y de la luna su
espectculo, atreverse a continuar escribiendo sin destinatarios,
hablar calladamente cuando estamos rodeados, atreverse a que todos
esperen de ti, pero no tengas nada para ofrecer, atreverse a llamar
aunque no contestes, y si contestas atreverse a no responder, la
respuesta est en el silencio y en el silencio la pregunta incurable
perfidia tus silencios, atreverse a ser gladiador en la cama y poeta en
la calle, violador de las leyes injustas y hroe annimo de los
arrabales, atreverse a pintar y dibujar los sueos de un loco en las
paredes de la madre iglesia, atreverse a ver ngeles y demonios en
los recintos sagrados de tus dioses de plomo.