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La produccién del Espacio, Henri Lefebvre. 1 Esquema del trabajo actual I No hace muchos afios, la palabra “espacio” tenia un significado estrictamente geométrico: la idea que evocaba era simplemente la de un drea vacia, En su uso académico se acompafié por lo general de algunos epitetos tales como “euclidiano”, “isotrépico" 0 "infinito", y el sentimiento general era que el concepto de espacio era, en liltima instancia, matematico. Hablar de “espacio social”, entonces, habria sonado extrafio. No es que el largo desarrollo del concepto de espacio se haya olvidado, pero debe recordarse que la historia de la filosoffa tambfén testimonié la emaneipacién gradual de las ciencias -y espacialmente de las matemiticas-, de sus raices comunes en la metafisica tradicional. El pensamiento de Descartes se vio como el punto decisivo en el desarrollo del concepto de espacio y la clave para llegar a su forma madura. De acuerdo con la mayoria de los historiadores del pensamiento occidental, Descartes Ilevé a su fin la tradici6n aristotélica que sostenia que el espacio y el tiempo formaban parte de esas categorias que facilitaban la’ nomenclatura y clasificacién de la evidencia de los sentidos. El estatus de tales categorias habia permanecido hasta ahora difuso, para que estas pudieran ser consideradas tanto simples herramientas empiricas que ordenaran datos de sentido, alternativamente, como generalidades de alguna forma superiores a la evidencia proporcionada por los érganos sensoriales del cuerpo. Con el advenimiento de la l6gica cartesiana, sin embargo, el espacio entré en el reino de lo absoluto. Como el Objeto se oponia al Sujeto, como res extensa se oponia a, y se presenta ante, res cogitans, el espacio vino a dominar, al contenerlos, todos los sentidos y cuerpos. {Era por consiguiente el espacio un atributo divino? ,O era un orden inmanente frente a la totalidad de lo que existe? Tales fueron los términos en los que los filésofos que vinieron en la oleada de Descartes Spinoza, Leibniz, los newtonianos- se plantearon el problema. Luego Kant revivié, y revisé, la vieja nocién de categorfa. El espacio kantiano, a pesar de ser relativo, aunque es una herramienta de conocimiento, un medio de clasificacién de fenémenos, estaba atin algo separado (a lo largo del tiempo) del dominio empirico: pertenecia a priori al reino de la conciencia (es decir, del “sujeto”) y participaba de esa estructura interna e ideal -y por consiguiente trascendental y esencialmente inaprensible- del reino, Estos prolongados debates marcaron el salto de la filosofia a la ciencia del espacio Seria desacertado declararlos obsoletos, no obstante, ya que tienen una significacién que va més alld de los momentos o estadios en la evolucién del Logos Occidental. Lejos de ser confinados a la abstraccién con la que ese Logos en su declive doté a la llamada filosofia pura, plantean cuestiones precisas y concretas, entre ellas preguntas sobre la simetria con respecto a la asimetria, sobre los objetos simétricos y sobre los efectos objetivos de la reflexién en un espejo. Estas son todas preguntas sobre las que deberia regresar debido a sus implicaciones en los anilisis del espacio social. 1 Los matematicos, en el sentido modemo de la palabra, surgen como propietarios de una ciencia (y de un reclamo de estatus cientifico), distanciados claramente de la filosofia -una ciencia que se consideraba en si misma tanto necesaria como autosuficiente. Asi los matemiticos se apropiaron del espacio y del tiempo, y los incluyeron en su dominio aunque de forma paradéjica. Inventaron los espacios —una “indefinicién”, por asi decirlo, de espacios: espacios no euclidianos, espacios curvos, espacios de dimensién x (espacios de infinitas dimensiones), espacios de configuracién, espacios abstractos, espacios definidos por la deformacién y la transformacién, por la topologia, ete. A continuacién el lenguaje de las matemiticas, altamente general y especializado, se propuso discriminar entre (y clasificar todos) estos innumerables espacios lo més preciso posible. (Aparentemente el conjunto de espacios, o el "espacio de espacios”, no se presté facilmente a la conceptualizacién). Pero la relacién entre los matematicos y la realidad —la realidad fisica o social- no era muy obvia, y como consecuencia una fisura profunda se desarrollé entre estos dos reinos. Aquellos matematicos que habian abierto esta “problematica”, con posterioridad, la dejaron en manos de los fil6sofos, quienes sélo se alegraron de valerse de ella para ganar un poco del terreno antes perdido. En este sentido, el espacio se convirtié ~o mejor, una vez mas se convirtié- en la mismisima cosa que una tradicién filos6fica anterior, llamada Platonismo, habia propuesto con respecto a la doctrina de las categorias: en lo que Leonardo da Vinci denominé “cosa mental”. La proliferacién de las teorias matematicas (topologfas) agravaron asf el viejo “problema del conocimiento”: ,cémo se harian las transiciones desde los espacio matematicos (es decir, desde las capacidades mentales de la especie humana, desde la légica) a la naturaleza en primer lugar, a la prictica en segundo, y por consiguiente, a la teorfa de la vida social —la cual debfa desarrollarse probablemente en el espacio? M1 De la tradicién del pensamiento descrita hasta aqui —que es, de una filosofia del espacio revisada y corregida por las mateméticas-, el campo modemo de investigacién, conocido como epistemologia, ha heredado y adoptado la nocién en la que el estatus del espacio es el de una “cosa mental” o el de un “lugar mental”. Al mismo tiempo, la teoria aceptada como la supuesta légica de ese lugar, ha fascinado no sélo a filésofos sino también a escritores y lingliistas. El resultado ha sido una amplia proliferacién de “conjuntos” (ensembles), algunos pricticos', otros histéricos,’_ pero _todos inevitablemente acompafiados por su “légica” correspondiente. Ninguno de estos sistemas, 0 sus “légicas”, tiene algo en comin con la filosofia cartesiana. No se han establecido limites de ningin tipo en la generalizacién del concepto de espacio mental: nunca se da explicacién clara de ello y, en funcién del autor, resulta ser de lectura, debe connotar coherencia légica, consistencia préctica, autorregulacién y la relacién de la parte con el todo; la reproduccién de lo semejante en un conjunto de lugares, la l6gica de contenedor frente a la del contenido, etc. Desde siempre escuchamos sobre el espacio de esto y/o el espacio de aquello: sobre el espacio literario,’ el espacio ideoldgico, el espacio del suefio, las topologias psicoanaliticas, etc. No es sélo prominente la idea del “hombre” sino también la de! espacio, debido a su a } ' See J.P. Sartre, Critique de la raison dialectique, 1: Théorie des ensembles pratiques (Paris: € Gallimard, 1960) ? See Michel Clouscard, L'étre et le code: proces de production d'un ensemble précapitaliste (The Hague: Mouton, 1972). > See Maurice Blanchot, L'espace littéraire (Paris: Gallimard, 1955). ausencia en los estudios epistemolégicos supuestamente fundamentales aunque el “espacio” se mencione en todas las paginas.’ De esta forma Michel Foucault puede serenamente sostener que el “conocimiento [savoir] es también el espacio en el cual el sujeto debe ocupar una posicién y hablar de los objetos con los cuales trata en su discurso”.’ Foucault nunca explica el significado del espacio al cual él se refiere, tampoco c6mo tiende un puente en la brecha entre el reino teérico (epistemolégico) y el practico, entre el mental y el social, entre el espacio de los fil6sofos y el espacio de las personas que se enfrentan a las cosas materiales. La actitud cientifica, entendida como la aplicacién del pensamiento “epistemolégico” para adquirir conocimiento, se asume para relacionarla estructuralmente con el dominio espacial. Esta conexién desde el punto de vista del discurso cientifico, y que pretende ser evidente por si misma, nunca llega a conceptualizarse. Indiferente a la carga del pensamiento circular, dicho discurso configura una oposicién entre el estatus del espacio y el estatus del “sujeto”, entre el pensamiento del “yo” y el objeto sobre el que se piensa. De esta forma reconcilia las posiciones del Logos Cartesiano/Occidental, que algunos de sus exponentes por cierto reclamaban haber "cerrado”.° El pensamiento epistemolégico, en combinacién con los esfuuerzos tedricos de los lingitistas, ha llegado a una conclusién curiosa: ha eliminado el “sujeto colectivo”, las personas como creadoras de un lenguaje particular, portadoras de especificas secuencias epistemoldgicas; se ha reservado el sujeto conereto, el sujeto que sustituyé al dios que nombra; ha promovido el pronombre impersonal “uno” como creador del lenguaje en general y como creador del sistema. Por tanto es la reaparicién del sujeto abstracto, el cogizo de los filésofos. Lo que significa un nuevo impulso de Ia filosofia tradicional en “neos”: neohegelianismo, neokantianismo, neo-cartesianismo. Este resurgimiento se ha beneficiado mucho de la ayuda de Husser!, cuyo postulado no muy escrupuloso de una identidad (casi tautologica) del Sujeto conocedor y la Esencia concebida —una identidad inherente a un “flujo” (de experiencia vivida)- avala una identidad casi “pura” del conocimiento practico y formal.’ Tampoco deberiamos sorprendemos por encontrar al eminente lingista Noam Chomsky reintegrando el sujeto o cogito cartesiano,® en vistas de que postula la existencia de un nivel lingilistico en el que “no sucederd que cada oracién se represente simplemente como una secuencia finita de elementos de alguna naturaleza, de derecha a izquierda y por algiin dispositive simple”; en lugar de eso, Chomsky argumenta que debemos esperar encontrar “un conjunto finito de niveles ordenado de arriba hacia abajo”.? El hecho es que Chomsky postula resueltamente un espacio mental dotado de propiedades especificas con orientaciones y simetrias. Ignora completamente el profundo vacio que separa este espacio mental lingtlistico de ese espacio social en dénde el lenguaje se hace préctica. De manera similar, J. M. Rey escribe que "el Significado se presenta como la autoridad legal para intercambiar elementos significativos a lo largo de una cadena horizontal * This is the least of the faults of an anthology entitled Panorama des sciences humaines (Paris: Gallimard, 1973). * Larchéologie du savoir (Paris: Gallimard, 1969), p. 238. Elsewhere in the same work, Foucault speaks of 'the trajectory of a meaning’ (le parcours d'un sens) (p. 196), of 'space of dissensions' (p. 200), etc. Eng. tr. by A. M. Sheridan Smith: The Archaeology of Knowledge (London: Tavistock, 1972), pp. 182, 150, 152 respectively. ® See Jacques Derrida, Le vivre et le phénoméne (Paris: Presses Universitaires de France, 1967). ” See Michel Clouscard's critical remarks in the introduction to his L'érre et le code. Lenin resolved this problem by brutally suppressing it: in Materialism and Empirio-Criticism, he argues that the thought of space reflects objective space, like a copy or photograph. See his Cartesian Linguistics: A Chapter in the History of Rationalist Thought (New York: Harper and Row, 1966). * Noam Chomsky, Syntactic Structures (The Hague: Mouton, 1957), pp. 24-5. @ singular, dentro de los confines [I'espace] de un sistema coherente regulado y calculado con anterioridad.”"” Estos autores, y muchos otros, con todo lo que ellos reclaman al rigor ldgico absoluto, consuman lo que es de hecho, desde el punto de vista logico- matematico, el paralogismo perfecto: se lanzan sobre un érea completa, ignorando la necesidad de enlaces l6gicos, y justifican esto de la manera mas vaga posible apelando, al surgir la necesidad, a algunas de dichas nociones como coupure o ruptura o corte. Interrumpen asi la continuidad de su argumento en el nombre de una discontinuidad que debe légicamente prohibir su propia metodologia. La amplitud de la brecha creada en este sentido, y la extensién de su impacto, puede por supuesto variar de un autor a otro, o de un area de especializacién a otra. Mi criticismo se aplica por supuesto con fuerza plena, sin embargo, al OMH€UTUKA de Julia Kristeva, a la gramatologia de Jacques Derrida y a la semiologia general de Roland Barthes."' Esta escuela, cuyo creciente renombre debe tener algo que ver con su dogmatismo creciente, esté siempre promoviendo el sofisma bésico debido al cual la nocién filos6fico-epistemolégica del espacio se fetichiza y el reino de lo mental llega a envolver los reinos de lo fisico y lo social. Aunque un pequefio nimero de estos autores sospecha de la existencia de, o de la necesidad de, alguna reflexién,"? algunos de ellos cabriolean de lo mental a lo social sin la més leve vacilacién. Lo que pasa es que una poderosa tendencia ideolégica, relacionada més con sus credenciales pretendidamente cientificas, expresa de una forma admirablemente inconciente esas ideas dominantes que son por fuerza las ideas de la clase dominante. A cierto grado, quizés, estas ideas se deforman o se desvian en el proceso, pero el resultado neto es que una “practica tedrica” determinada produce un espacio mental que es aparentemente -aunque sélo aparentemente- extra-ideol6gico. De forma inevitablemente circular, este espacio mental entonces se convierte en el emplazamiento de una “prictica te6rica” que se separa de la prictica social y que se configura ella misma como el eje, pivote o punto de referencia central del Conocimiento.’? La “cultura” establecida cosecha un beneficio doble de esta maniobra: en primer lugar, se da la impresién de que se tolera la verdad, o que es promovida incluso, por esa cultura; en segundo lugar, una multiplicidad de pequefios eventos ocurren dentro de este espacio mental que pueden explotarse con fines utilitarios y polémicos. Mas tarde deberia volver sobre la peculiar afinidad entre este espacio mental y el espacio habitado por los tecnécratas en sus silenciosas oficinas."* Con respecto al Conocimiento definido en las bases de la epistemologia, y mas o menos separado de forma clara de la ideologia o ciencia en desarrollo, ;no proviene éste directamente de la unién entre el Concepto hegeliano y ese retofio de la gran familia cartesiana conocido como Subjetividad? "JM, Rey, L’enjew des signes (Paris: Senil, 1971), p. 13 "And it extends to others, whether on their own account or via those mentioned here. Thus Barthes ‘on Jacques Lacan: ‘His topology does not concern within and without, even less above and below; it concems, rather, a reverse and an obverse in constant motion — a front and back forever changing, places as they revolve around something which is in the process of transformation, and which indeed, to begin with, is nor’ — Critique et vrité (Paris: Seuil, 1966), p. 27 ® This is certainly not true of Claude Lévi-Strauss, the whole of whose work implies that from the earliest manifestations of social life mental and social were conflated by virtue of the nomenclature of the relationships of exchange. By contrast, when Derrida gives precedence to the ‘graphic’ over the ‘phonic’, to writing over speech, or when Kristeva brings the body to the fore, clearly some search is, being made for a transition or articulation between, on the one hand, the mental space previously posited (i.e. presupposed) by these authors, and, on the other hand, physical/social space ‘This pretension is to be met with in every single chapter of the Panorama des sciences humaines (above, note 4) "See also my Vers le eybernanthrope (Paris: Denoel-Gonthier, 1971). La presuposicién casi logica de una identidad entre el espacio mental (el espacio de los filésofos y los epistemélogos) y el espacio real crea un abismo entre la esfera mental y las esferas fisicas y sociales. Alguna vez un trapecista algo intrépido se saldré del camino para cruzar el vacio, offeciendo un gran espectéculo y provocando estremecimientos increibles en los espectadores. En general, el reconocido pensamiento filoséfico retrocede, sin embargo, a la mera sugestién de algiin salfo mortale. Si ellos todavia ven el abismo en alguna medida, los fildsofos profesionales desvian su mirada. No importa cudn relevante sean, el problema del conocimiento y la “teoria del conocimiento” han sido abandonados en favor de una retomo reduccionista a un conocimiento absoluto -o supuestamente absoluto, es decir, el conocimiento de la historia de la filosofia y la historia de la ciencia. Semejante conocimiento sélo se puede concebir al separarse de Ia ideologia y del desconocimiento (es decir, de Ia experiencia vivida). Aunque ninguna separacién de este tipo es de hecho imposible, evocar una no presenta peligro ~y por consiguiente la refuerza- para un “consenso” banal. Después de todo, ;quién se va a encargar de la Verdad? Por el contrario, nosotros todos sabemos, 0 pensamos que sabemos, dénde son propensas a conducirnos las discusiones sobre la verdad, la ilusién, la mentira y la apariencia con respecto a la realidad. Vv El pensamiento epistemolégico-filoséfico ha fracasado al proporcionar las bases para * una ciencia que ha estado luchando por surgir desde hace mucho tiempo, como testimonia una acumulacién inmensa de investigaciones y publicaciones. Esa ciencia es =o deberia ser- una ciencia del espacio, Hasta el dia de hoy, trabajar en esta area ha producido sélo descripciones que nunca Ilegan a lo analitico, mucho menos a lo te6rico; estatus u otros fragmentos y cortes transversales del espacio. Existen diversas razones para pensar que las descripciones y los cortes transversales de este tipo, debido a que ellos pueden proporcionar inventarios de lo que existe en el espacio, o incluso generar un discurso sobre el espacio, no pueden nunca dar lugar a un conocimiento del espacio. Y, sin dicho conocimiento, estamos obligados a transferir al nivel del discurso, del lenguaje per se -es decir, el nivel del espacio mental- una gran parte de los atributos y “propiedades” de lo que es de hecho el espacio social. La semiologia plantea interrogantes complejas precisamente porque es un cuerpo incompleto de conocimiento que se esta expandiendo sin ninguna conciencia de sus propias limitaciones; su dinamismo crea la necesidad de que se fijen dichos limites, atin cuando resulte dificil. Cuando los cédigos desarrollados desde la literatura se aplican a los espacios -espacios urbanos, digamos- permanecemos en el nivel mas puramente descriptivo, como se ha demostrado anteriormente. Cualquier intento de utilizacién de dichos cédigos como medio para decodificar el espacio social debe reducir con seguridad el espacio al estatus de un mensaje y su pertenencia al estatus de una Jectura. Esto es para evadir tanto la historia como la practica. Sin embrago, {no existié en cierta época, entre los siglos XVI (el Renacimiento y la ciudad del Renacimiento) y XIX, un cédigo al mismo tiempo arquitecténico, urbanistico y politico, que constituia un lenguaje comin para las personas del campo y de la ciudad, para las autoridades y los artistas un cédigo que permitia no s6lo “leer” el espacio sino también construirlo? Si, efectivamente existié dicho cédigo; ahora, ze6mo llegé a serlo?, y, zcudndo, cémo y por qué desapareci6? Estas son todas preguntas que espero responder a continuacién. ‘Como se menciona anteriormente, ellos van desde 10 mal definido hasta lo indefinido -y por consiguiente, a lo indefinible. Por tanto, hablar de corte transversal, indicando como lo hace una técnica cientifica (0 “prictica tebrica”) diseflada para © contribuir a clarificar y distinguir “elementos” dentro de este flujo castico de* fenémenos, escasamente aporta al embrollo. Dejando a un lado por el momento la aplicacién de topologias mateméticas a otros dominios, consideremos cuan aficionados son los especialistas al hablar de espacio pict6rico, el espacio de Picasso, el espacio de Las seforitas de Avignon o el espacio de Guernica. En otra parte escuchamos siempre sobre los “espacios” \s” arquitecténicos, plisticos o literarios; el témino se usa mucho para hablar de un “mundo” en particular de un escritor o de un artista. Trabajos especializados mantienen a su audiencia al corriente de todo tipo de espacios igualmente especializados: ocio, trabajo, juego, transporte, servicios piblicos se mencionan en términos espaciales.'* Para algunos especialistas incluso la enfermedad y la locura suponen tener su propio espacio particular. Nos enfrentamos a una gran cantidad indefinida de espacios, cada uno acumulado, 0 quizas contenido, entre: lo geogréfico, econémico, demogrifico, sociolégico, ecoldgico, politico, comercial, nacional, continental, global. Para no mencionar el espacio (fisico) de Ia naturaleza, el espacio de los flujos (energia), ete. Antes de que se haga algiin intento especifico y detallado para refutar uno u otro de estos enfoques, junto con todo lo que exige su estatus cientifico, deberia sefialarse que los hacen desconfiar la propia multiplicidad de estas descripciones y seccionamientos. EI hecho es que todos estos esfuerzos ejemplifican una tendencia muy fuerte ~quizs incluso la dominante- dentro de la sociedad actual y su modo de produccién. Bajo este modo de produccién, el trabajo intelectual, como el material, est sujeto a interminables divisiones. Ademés, la prictica espacial consiste en una proyeccién sobre un campo (espacial) de cualquier tipo, elementos y momentos de practica social. En el proceso se separan unos de otros, aunque esto no quiere decir que se abandone el control general ni por un momento: la sociedad como un todo contintia sometida a la prictica politica — que es, la afirmacién del poder. Esta praxis implica y exacerba mas de una contradiccién, y yo deberia lidiar con ellas mas tarde. Basta con decir en este momento que si mi anélisis resulta ser correcto, sera posible reivindicar los requisitos solicitados para una “ciencia del espacio” que 1- representa el uso politico (en el caso de Occidente, el “neocapitalista”) del conocimiento. Recordemos que el conocimiento bajo este sistema se integra de una forma més 0 menos “inmediata” en las fuerzas de produccién, y de una forma “mediata” en las relaciones sociales de produccién, 2- implica una ideologia disefiada para ocultar ese uso, junto con los conflictos consubstanciales a la aplicacién altamente interesada de un conocimiento supuestamente desinteresado. Esta ideologia no tiene banderas, y para aquellos que aceptan la practica de la cual forma parte, resulta dificil de distinguir del conocimiento. 3- representa en el mejor de los casos una utopia tecnolégica, una cierta simulacién de computadora del futuro, o de lo posible, en el marco de lo real ~ el marco del modo de produccién existente. El punto de partida aqui es un conocimiento que se integra a la vez dentro del (y es integrador con respecto al) modo de produccién. La utopfa tecnolégica es en cuestién una caracterfstica comin no sélo a muchas novelas de ciencia ficcién, sino también a todos los tipos de proyectos relacionados con el espacio, como aquellos de arquitectura, urbanismo o proyeccién social. oo a " [English-speaking experts tend perhaps not to use the word ‘space’ with quite the same facility as their French-speaking counterparts use the word espace, but they do have a corresponding fondness for such spatial terms as ‘sector’ and ‘sphere! - Translator.| Las propuestas anteriores, claro esti, necesitan explicarse a través de argumentos légicos y mostrarse como verdad. Aunque si ellas pueden efectivamente verificarse, seria en primer lugar porque existe una verdad del espacio, una verdad global generada por un andlisis seguido de exposicién; y no porque puede constituirse 0 construirse un espacio verdadero, ya sea un espacio general como creen los epistemdlogos y fildsofos, © uno particular como propusieron los especialistas en algunas disciplinas cientificas 0 en otras que se relacionan con el espacio. En segundo lugar, la constatacién de esta tesis implicaré la necesidad de revertir Ia tendencia dominante hacia 1a fragmentacién, separacién y desintegracién, una tendencia subordinada a un centro o a un poder centralizado y adelantado por un conocimiento que trabaja como sustituto del poder. Dicha inversién no puede Ilevarse a cabo sin gran dificultad; tampoco satisfarfa, para seguir adelante, remplazar preocupaciones locales 0 “puntuales” por globales. Se debe asumir que requerird de la movilizacién de una gran cantidad de fuerzas, y que en el curso actual de su ejecucién existiré una necesidad continua, paso por paso, de motivacién y orientacién v Pocas personas hoy rechazarian la idea de que el capital y el capitalismo “influyen” " en las cuestiones practicas relacionadas con el espacio, desde la construccién de edificios hasta la distribucién de inversiones y divisién del trabajo en todo el mundo. Pero no esté tan claro lo que se quiere decir exactamente con “capitalismo” e ““influencia”. Lo que algunos tienen en la cabeza es “dinero” y sus poderes de intervencién, o el intercambio comercial, el articulo de consumo y su generalizacién, en ese “todo” puede comprarse y venderse. Otros se preocupan més bien por los actores en estos dramas: compafifas nacionales y multinacionales, bancos, financieros, agencias gubernamentales, etc. En cualquier caso la unidad y la diversidad —y por consiguiente las contradicciones- del capitalismo se ponen entre paréntesis. Se ven lo mismo como meras afiadiduras de actividades separadas, que como un sistema previamente constituido y cerrado cuya coherencia deriva del hecho que soporta ~y solamente de ese hecho. Actualmente el capitalismo tiene muchas facetas: capital terrateniente, capital comercial, capital financiero ~todos actiian en la préctica de acuerdo con sus diversas capacidades, y como oportunidad de pagar; conflictos entre capitalistas del mismo tipo, 0 de diferentes tipos, son parte inevitable del proceso. Estos tipos diversos de capital, y de capitalistas, junto con una variedad de mercados imbricados —mercancias, trabajo, conocimiento, el propio capital, tierra- constituyen el capitalismo. Muchas personas se inclinan a olvidar que el capitalismo tiene todavia otro aspecto, ° uuno que se relaciona de hecho con el funcionamiento del dinero, de los diversos mercados y de las relaciones sociales de produccién, pero que se distingue de estos precisamente porque es dominante. Este aspecto es el de la hegemonia de una clase. El concepto de hegemonia lo introdujo Gramsci para deseribir el futuro papel de Ia clase obrera en la construccién de una nueva sociedad, pero también es ttil para analizar la accién de la burguesia y asi la del proletariado, La hegemonia implica més de una influencia, incluso mas que el uso permanente de la violencia represiva. Se ejerce sobre Ia sociedad como un todo, incluidos el conocimiento y Ia cultura, y generalmente a través de la mediacién humana: politicas, lideres politicos, partidos, también una buena cantidad de intelectuales y expertos. Se ejerce, por tanto, sobre las instituciones y las ideas. La clase gobernante persigue mantener su hegemonia por todos los medios disponibles, y el conocimiento representa uno de esos medios. La conexién entre 9 conocimiento (savoir) y poder se hace asi manifiesta, aunque esto en ningtin modo prohibe una forma critica y subversiva del conocimiento (connaissance); por el contrario, acenttia el antagonismo entre un conocimiento que sirve al poder y una forma de saber que rechaza el poder reconocido."* 4Es posible que el ejercicio de hegemonia pueda dejar algin espacio intacto? {Resultaria el espacio nada més el lugar pasivo de las relaciones sociales, el entorno en el cual sus combinaciones toman cuerpo, o la afiadidura de los procedimientos empleados en su supresién? La respuesta debe ser no. Mas tarde demostraré el rol ac ~operacional o instrumental- del espacio, como conocimiento y accién, en el modo existente de produccién. Deberia mostrar eémo el espacio sirve, y cémo la hegemonia hace uso de ello, en el establecimiento, sobre la base de una Iégica subyacente y con la ayuda del conocimiento y la especializacién técnica, de un “sistema”. lmplica esto el surgimiento de un espacio claramente definido —un espacio capitalista (el mercado mundial) totalmente depurado de contradicciones? Una vez. més, la respuesta es no. De otra manera, el “sistema” haria una demanda legitima de inmortalidad, Otros pensadores més sistematicos van desde las denuncias estrepitosas al capitalismo y a la burguesia y a sus instituciones represivas por una parte, a la fascinacién y admiraci6n incontenibles por la otra. Ellos convierten la sociedad en el “objeto” de una sistematizacién que debe “cerrarse” para completarse; asi le conceden una coherencia que le falta absolutamente por encima de una totalidad que es de hecho decididamente abierta -tan abierta, jertamente, que debe contar con la violencia para resistir. La posicién de estos sistematizadores es en cualquier caso contradictoria en si misma: aun cuando sus demandas tuvieran alguna validez, se reducirian a un sinsentido por el hecho de que los términos y conceptos utilizados para definir el sistema deben ser necesariamente s6lo herramientas de ese mismo sistema. VI La teoria que necesitamos no llega a unirse porque no se produce el momento critica necesario y, por tanto, cae en el estado de simples pedazos y trozos de conocimiento. De hecho podria bien lamarse, por analogia, una “teoria unitaria”: la finalidad es descubrir © construir una unidad teérica entre los “campos” que se aprehenden separadamente, tal como las fuerzas moleculares, electromagnéticas y gravitacionales existen en fisica. Los campos que nos (pre)ocupan son, primero, el fisico ~naturaleza, el Cosmos; segundo, el ‘mental, incluidas las abstracciones légicas y formales; y tercero, el social. En otras palabras, nos (pre)ocupan el espacio légico-epistemoldgico, el espacio de la practica social y el espacio ocupado por los fenémenos sensoriales, incluyendo productos de la imaginacién como proyectos y proyecciones, simbolos y utopias. La necesidad de unidad debe expresarse a través de otras formas también, formas que sirven para acentuar su importancia. La reflexién a veces combina y dibuja peculiaridades entre esos “niveles” que establecen la practica social, en el proceso donde surge la interrogante sobre sus interrelaciones. De este modo la vivienda y la hhabitacién ~el “habitat” humano, por asi decirlo- pertenecen al campo de la arquitectura "This is an antagonistic and hence differentiating distinction, a fact which Michel Foucault evades in his Archéotogie du savoir by distinguishing between savoir and connaissance only within the context of an espace du jew or 'space of interplay’ (Fr. edn, p. 241; Eng. tr, p. 185), and on the basis of chronology or ‘distribution in time’ (Fr. edn, p. 244; Eng. tr, p. 187). (The savoir/connaissance distinction cannot be conveniently expressed in English. Its significance should be clear from the discussion here; see also below pp. 367—8. Wherever the needs of clarity seemed to call for it, 1 have indicated in parentheses whether ‘knowledge’ renders savoir or connaissance — Translator.) 0° ® Los pueblos y las ciudades -el espacio urbano- son bailia de la disciplina del urbanismo. Y en casos de mayor extensién, los espacios territoriales, regionales, nacionales, continentales o mundiales, son responsabilidad de los proyectistas y economistas. A veces estas “especializaciones” se condensan en una otra bajo él auspicio de ese actor privilegiado: el politico. Esta situacién, de la cual las observaciones precedentes no exigen que sea un anilisis * critico completo, llegaria a su fin si existiera una verdadera teorfa unitaria a desarrollar. Nuestro conocimiento del mundo material se basa en conceptos definidos en términos de la generalidad més amplia y la mayor abstraccién cientifica (es decir, que tiene contenido). Incluso si los enlaces entre estos conceptos y realidades fisicas a los cuales corresponden no siempre se establecen claramente, nosotros sabemos que dichos enlaces existen, y que los conceptos 0 teorias que implican ~energia, espacio, tiempo- no pueden combinarse ni separarse unos de los otros. Lo que el lenguaje corriente define como “cuestién”, “naturaleza” o “realidad fisica”-esa realidad dentro de la que incluso el andlisis més crudo debe divisar y separar los diferentes momentos- ha aleanzado obviamente cierta unidad. La “substancia” (para utilizar el viejo vocabulario de la filosofia) de este cosmos 0 “mundo”, al cual pertenecen incluso la humanidad y su coneciencia, tiene propiedades que pueden resumirse adecuadamente a través de los tres términos mencionados anteriormente. Cuando evocamos la “energia”, debemos notar inmediatamente que la energia tiene que utilizarse en un espacio. Cuando evocamos el “espacio”, debemos indicar inmediatamente lo que ocupa ese espacio y como lo hace: la utilizacién de energia en relacién con “puntos” y dentro de un marco temporal. Cuando evocamos el “tiempo”, debemos decir inmediatamente lo que mueve o cambia en este sentido. El espacio considerado aisladamente es una abstraccién vana; al igual que la energia y el tiempo. Aunque en un sentido esta “substancia” es dificil de concebirse asi, sobre todo en un nivel césmico, también es cierto decir que la evidencia de su existencia nos mira fijamente a los ojos: nuestros sentidos y pensamientos no aprehenden nada mis. {Podria no ser posible, entonces, encontrar nuestro conocimiento de la prictica social, y de la ciencia general de la reconocida realidad humana, en un modelo tomado prestado de la fisica? Desafortunadamente, no. Primero, este tipo de enfoque siempre fallé anteriormente.'’ En segundo lugar, seguir el modelo fisico impediria a una teoria sobre las sociedades el uso de un nimero de procedimientos stiles, en especial la separacién de niveles, dominios y regiones. La busqueda de unidad de la teoria fisica pone todo el énfasis en la agrupacién de elementos dispares. Deberia por lo tanto servir como barandilla, pero nunca como un paradigma La bisqueda de una teoria unitaria no descarta en ningun sentido los conflictos dentro del propio conocimiento, Y la controversia y la polémica se hacen inevitables. Esto es, de hecho, tanto para la fisica como para las mateméticas; ciencias que los filésofos consideran “puras” precisamente porque las han depurado de sus momentos dialécticos pero no por esa razén las han inmunizado contra los conflictos internos. Parece estar bien establecido que el espacio fisico no tiene “realidad” sin la energia que se utiliza en él. Las modalidades de esta implementacién, sin embargo, junto con las relaciones fisicas entre puntos centrales, micleos o condensaciones por una parte y las periferias, por la otra, constituyen todavia temas de especulacién. Una simple teoria sobre el universo en expansién asume un niicleo denso original de cuestiones y una explosién primordial. Esta nocién de unidad original del cosmos ha tenido muchos detractores debido a su cardcter casi teolégico o teogénico. En oposicién, Fred Hoyle "Including Claude Lévi-Strauss's attempts to draw for models on Mendeleev's classification of the elements and on general combinatorial mathematics. propuso una teoria mucho mas compleja, donde plantea que la energia, ya sea en el nivel ultra-pequeiio o en el ultra-amplio, viaja en todas las direcciones. En esta vision un centro nico del universo, original o final, es inconcebible. La relacién energia/espacio-tiempo condensa en un niimero indefinido de puntos (espacio- temporales locales). " En este sentido, la teoria del espacio supuestamente humano puede relacionarse del todo con una teorfa fisica; quizis la de Hoyle es la que retine las mejores condiciones. Hoyle considera el espacio como un producto de la energia. La energia por tanto no puede compararse con un contenido que lena un contenedor vacio, La causalidad y la teologia, abaleados inevitablemente por la abstraccién metafisica, se descartan. El ferso se ve proponiendo una multiplicidad de espacios particulares, no obstante una teoria unitaria llamada cosmologia da cuentas de esta diversidad. embargo, esta analogia tiene sus limites. No hay razén para asumir_ un isomorfismo entre las energias sociales y fisicas, 0 entre los campos “humanos” y fisicos de fuerza. Esta es una forma de reduccionismo, entre otras, que deberia tener la ‘ocasién de rechazar. De la misma manera, las sociedades humanas, como organismos vivos humanos o extra-humanos, no pueden considerarse independientemente del universo (0 del “mundo”); tampoco debe la cosmologia, que no puede anexar el conocimiento de esas sociedades, dejarlas completamente fuera de su marco, como un estado dentro del estado. VIL {Qué término deberia utilizarse para describir la divisién que mantiene a los diversos tipos de espacio separados, de forma tal que el espacio fisico, el espacio mental y el espacio social no se imbrican? {Distorsién? {Disyuncién? {Desunién? ,Suspensién? De hecho el término utilizado es bastante menos importante que la distancia que separa el espacio “ideal”, que tiene que ver con las categorias mentales (légico-matemiticas), del espacio “real”, que es el espacio de la practica social. En la actualidad, cada uno de estos tipos de espacio involucra, avala y presupone al otro. @Cual deberia ser el punto de partida para cualquier ensayo tedrico que determine esta situacién y la haga trascender en el proceso? La filosofia no, por supuesto; para la filosofia es una tertulia activa e interesante en la cuestién. Los filésofos han ayudado ellos mismos a originar la desunién que nos ocupa al desarrollar representaciones abstractas (metafisicas) del espacio, entre ellas, la nocién cartesiana del espacio como absoluto, infinito res extensa, una propiedad divina que debe ser entendida en un tnico acto de intuicién debido a su carécter homogéneo (isotrdpico). Esto es lo mis lamentable en vistas de que la filosofia en sus comienzos estaba atada al espacio “real” de la ciudad griega. Esta conexién desaparecié més tarde con el desarrollo de la filosofia. No es que no podamos recurrir a la filosofia, sus conceptos 0 concepciones. Pero no puede ser nuestro punto de partida. 2Y la literatura? Claramente los autores literarios han escrito mucho de la pertinencia, especialmente descripciones sobre lugares y sitios. gPero qué criterio haria ciertos textos mas relevantes que otros? Céline utiliza el lenguaje cotidiano para evocar el espacio de Paris, de la banlieue parisina, o de Africa. Plato, en Critias y en otros, oftece descripciones maravillosas del espacio césmico, y del espacio de la ciudad como una reflexién del Cosmos. El inspirado De Quincey persiguiendo la sombra de la mujer de sus suefios a lo largo de las calles de Londres, 0 Baudelaire en su Tableaux parisiens nos dan cuentas del espacio urbano rivalizando con "* See Fred Hoyle, Frontiers of Astronomy (New York: Harper and Brothers, 1955). aquellos de Victor Hugo y Lautréamont. El problema es que cualquier bisqueda del espacio en textos literarios lo encontrard en cualquier lugar y en todas sus aparienci cerrado, descrito, proyectado, sofiado, especulado. {Qué textos podrian considerarse suficientemente especiales para proporcionar las bases para un andlisis “textual”? Considerando que ellos lidian con un espacio socialmente “real”, uno podria suponer en una primera consideracién que la arquitectura y los textos relacionados con ella serian una mejor opcién que los propios textos literarios. Desafortunadamente, cualquier definicién de arquitectura requiere ella misma de un andlisis y exposicién previos al concepto de espacio. tra posibilidad seria tomar nociones cientificas generales como base, nociones tan generales como las de texto, como las de informacién y comunicacién, de mensaje y cédigo, y de conjuntos y signos —todas las nociones que ain se estin desarrollando. El peligro aqui es que el andlisis del espacio debe circunscribirse a una sola érea de especializacién, que, lejos de ayudarnos a explicar las disociaciones mencionadas anteriormente, s6lo las exacerbaria. Esto nos deja sélo las nociones universales, que aparentemente pertenecen a la filosofia pero no a ninguna especializaci6n. {Existen dichas nociones? {Lo que Hegel denominé el universal concreto tiene todavia algin significado? Espero demostrar que si. Lo que puede decirse sin ruidos ulteriores es que los conceptos de produccidn y de acto de produccién si tienen una cierta universalidad abstracta. Desarrollados de esta forma por los fildsofos, estos conceptos se extienden més alla de la filosofia. Disciplinas especializadas, especialmente la economia politica, se encargaron de ellos en el pasado; aunque han superado esa anexién. Recuperando algo del sentido amplio que tenfan en algunos de los escritos de Marx, se han despojado de buena parte de la precisién ilusoria de la que los habian dotado los economistas. Esto no quiere decir que sera facil recuperar estos conceptos y ponerlos en marcha nuevamente. Hablar de “produccién de espacio” suena extraiio, todavia es muy grande la oscilacién sostenida por la idea de que el espacio es anterior a cualquier cosa que termine Hlenéndolo. Las preguntas surgen inmediatamente: qué espacios?, y, ,qué significa hablar de “produccién de espacio”? Nos confronta el problema de cémo transformar conceptos que han sido ya trabajados y formalizados en relacién con este nuevo contenido sin retroceder a meras ilustraciones y ejemplos -célebres ocasiones para el sofisma, Lo que se requiere, por tanto, es una exposicién exhaustiva de estos conceptos, y de sus relaciones, por un lado con la extrafia abstraccién formal del espacio légico-matematico, y por el otro con el reino practico-sensorial del espacio social. Proceder de otra forma provocaria una nueva fragmentacién del universal concreto dentro de sus momentos hegelianos originales: lo particular (en este caso descripciones © cortes transversales del espacio social); lo general (légico y matemitico); y lo singular (es decir, los “lugares” considerados naturales, en su realidad meramente sensorial o fisica) Vill Todos sabemos lo que significa cuando hablamos de un “cuarto" en un apartamento, ja “esquina” de una calle, un “mercado”, un “centro” comercial o cultural, un “lugar” piiblico, ete. Estos términos del discurso diario nos ayudan a distinguir, pero a aislar, espacios particulares, y en general, a describir un espacio social. Corresponden a un uso especifico de ese espacio, y por ello a una prictica espacial que ellos expresan y constituyen. Sus interrelaciones se ordenan de una forma especifica. (No seria una buena idea, por tanto, primero hacer un inventario de ellos,'’ y luego tratar y averiguar - ‘qué paradigma les da significado, qué sintaxis regula su organizacion? Hay dos posibilidades: cualquiera de estas palabras inventa un c6digo desconocido que nosotros podemos reconstituir y explicar por medio del pensamiento; alternativamente, la reflexién nos permitiré, sobre la base de las propias palabras y de las operaciones que se realizan sobre ellas, construir un cédigo espacial. En cada evento, el resultado de nuestra reflexién seria la construccién de un “sistema del espacio”. Ahora, sabemos a partir de experimentos cientificos precisos que un sistema de este tipo es aplicable s6lo indirectamente a su “objeto”, y por consiguiente, se aplica realmente a un discurso sobre ese objeto. El proyecto que subrayo, sin embargo, no * aspira a producir un (oe?) discurso sobre el espacio, sino a revelar la produccién actual de espacio al reunir los diversos tipos de espacio y las modalidades de su génesis en el interior de una teoria unica. Estas breves observaciones pueden sélo aludir a una solucién para un problema que tendremos que examinar cuidadosamente més tarde para determinar lo mismo si es un asunto bona fide o sélo la expresién de una interrogante confusa sobre los origenes. Este problema es: precede, acompaiia o sigue el lenguaje -légica, epistemoldgica 0 generalmente hablando- al espacio social? {Es una condicién previa del espacio social 0 s6lo una formulacién de él? La tesis sobre la prioridad del lenguaje no ha sido efectivamente establecida. De hecho, un buen caso se puede hacer para conceder prioridad l6gica y epistemologica por encima de los lenguajes altamente articulados con normas estrictas para aquellas actividades que marcan la tierra, que dejan huellas y organizan acciones y trabajos realizados en comin. Quizas lo que tiene que revelarse son las hasta ahora relaciones conciliadas entre el espacio y el lenguaje: quizs la “légica” intrinseca al lenguaje articulado operada desde el inicio como una espacialidad capaz de dar orden al caos cualitativo (el reino prdctico-sensorial) ofrecido por la percepcién de las cosas. {Hasta qué punto un espacio puede ser leido 0 decodificado? Una respuesta « satisfactoria a esta pregunta no se encuentra ciertamente al doblar la esquina. Como anoté anteriormente, sin al menos aducir argumentos 0 pruebas de apoyo, las nociones del mensaje, el cédigo, la informacién, entre otros, no pueden ayudarnos a rastrear la génesis de un espacio; el hecho mantiene, sin embargo, que un espacio previamente producido puede codificarse, puede /eerse. Un espacio de este tipo implica un proceso de significacién. Y si incluso no hay cédigo general del espacio, inherente al lenguaje 0 a todos los lenguajes, deben haber existido cédigos especificos, establecidos en periodos histéricos especificos y que varian en sus efectos. Si es asi, los “sujetos” interesados, como miembros de una sociedad particular, habrian accedido por este medio de inmediato a su espacio y a su estatus como “sujetos” actuantes dentro de ese espacio y (en el sentido mas amplio de la palabra) comprendiéndolo. Si, aproximadamente del siglo XVI al XIX, pudiera decirse que existié un lenguaje codificado sobre la base practica de una relacién especifica entre ciudad, pais y territorio politico; un lenguaje fundado en la perspectiva clisica y el espacio euclidiano, {Por qué y cémo colapsé este sistema codificado? :Deberia intentarse reconstruir ese lenguaje, que fue comtin a los diversos grupos en la conformacién de la sociedad a los usuarios y habitantes, a las autoridades y a los técnicos (arquitectos, urbanistas, proyectistas)? Una teoria puede tomar forma, y formularse, s6lo en el nivel de un "saper-cédigo”. El conocimiento no puede asimilarse correctamente a un lenguaje “bien disefiado”, "CE. Georges Matoré, L'espace humain (Paris: La Colombe, 1962), including the lexicographical index. Porque opera en el nivel conceptual. No constituye asi un lenguaje privilegiado, tampoco un metalenguaje, incluso si estas nociones pueden set apropiadas para la “ciencia del lenguaje” como tal. El conocimiento del espacio no puede limitarse desde el principio por categorias de este tipo. {Estamos buscando, entonces, un “cddigo de cédigos”? Quizas, pero esta “meta” funcién de teorfa no explica en si gran cosa. Si por consiguiente los c6digos espaciales han existido, cada uno caracterizando una prictica espacial/social particular, y si estas codificaciones se han producido junto con el espacio que les corresponde, entonces el trabajo de la teorfa es dilucidar su alza, su papel y su deceso. BI salto que propongo en la orientacién analitica relativa al trabajo de especialistas en esta drea debe estar claro a estas alturas: en vez de enfatizar el aspecto rigurosamente formal de los cédigos, deberian poner el énfasis en su caracter dialéctico. Los cédigos se verén como parte de una relacién practica, como parte de una + interaccién entre los “sujetos” y su espacio y entomo. Deberia intentar rastrear el surgimiento y la desaparicién de codificaciones/decodificaciones. Mi intencién sera ° destacar los contenidos es decir, las practicas sociales (espaciales) inherentes a los formas en consideracién. Ix El surrealismo aparece hoy de forma diferente a como lo hizo medio siglo atrés. Una parte de sus pretensiones ha desaparecido, entre ellas la sustitucién de la poesia por la politica, la politizacién de la poesia y la bisqueda de una revelacién trascendente. De todas maneras, un movimiento literario as{ no puede reducirse al nivel de la mera literatura (que el surrealismo rechazé inicialmente), y por consiguiente, al estatus de un hecho literario, sujeto a la exploracién del inconsciente (escritura automatica), que tuvo un cardcter subversivo en un principio, pero que posteriormente fue cooptado por todos Jos medios posibles ~glosas, exégesis, comentarios, fama, publicidad, etc. Los principales surrealistas buscaron decodificar el espacio interior y la naturaleza de la transicién desde este espacio subjetivo al reino material del cuerpo y el mundo exterior, y desde alli a la vida social. Por tanto, el surrealismo tiene una significacién tedrica que no fue reconocida en sus inicios. El esfuerzo de los surrealistas por encontrar una unidad de este tipo desencadené una biisqueda que se perdié mas tarde. Esto se puede ver, por ejemplo, en Z ‘amour fou de André Breton, donde la introduccién de elementos magicos e imaginarios, aunque quizas extrafios, no disminuyen en ningan sentido el valor anunciatorio del trabajo: Algunas veces, por ejemplo, deseando la visita de un mujer especifica, me he encontrado a mi mismo abriendo una puerta, cerréndola, abriéndola otra vez: si esta accién prueba ser inadecuada para la tarea, debo deslizar al azar la hoja de un cuchillo entre las paginas de un libro, habiendo previamente decidido que determinada linea en la pagina de la izquierda o de la derecha me informaria més 0 menos indirectamente sobre sus inclinaciones y me dirfa si esperarla pronto 0 en absoluto; entonces empezaria a mover las cosas alrededor una vez més, escudrifiando sus posiciones relativas entre elas y reacomodindolas de forma inusual.” Todavia debe apuntarse la escala de fallos del proyecto poético del surrealismo. No €s que la poesia surrealista careciera de un aparato conceptual adicional disefiado para % André Breton, L'amour fou (Paris: Gallimard, 1937), p. 23. The same might be sad, despite the passing of so many years, of much of Eluard’s poetry. explicar su orientacién; de hecho, son tan numerosos los textos teéricos del movimiento ~manifiestos y otros- que uno bien pudiera preguntarse por lo que queda del surrealismo que se dejé fuera de consideracién. Las deficiencias intrinsecas de la poesia van mas lejos, sin embargo: prefiere lo visual al acto de ver, raramente adopta una postura de “escucha”, y curiosamente descuida Jo musical tanto en su modo de expresién como, ain mds, en su “visién” central. “Fue sin embargo como si la noche profunda de la existencia humana hubiera sido inesperadamente atravesada”, escribe Breton, “como si Ja necesidad natural hubiera consentido en convertirse en una necesidad lgica y asf precipitar todas las cosas a un estado de total transparencia”.”! Como el propio Breton 1o reconocia,”* un proyecto de la derivacién hegeliana era seguir sélo a través de una sobrecarga afectiva, y por consiguiente subjetiva, del “objeto” (amado) por medio de una sobre-exaltacién de simbolos. De esta forma los surrealistas proclamaron aunque ninguno Io hizo muy alto y ciertamente sin ninguna evidencia de apoyo- que el “fin de la historia” hegeliano reposaba dentro, y seria superado por, su poesia, exitosa sélo cuando producia un metalenguaje lirico de la historia, una fusién ilusoria del sujeto con el objeto en un metabolismo trascendental. Su ‘metamorfosis, anamorfosis o anaforizacién puramente verbal de la relacién entre “sujetos” (personas) y cosas (el reino de la vida cotidiana) se sobrecarg6 de significado ~y nada cambié. No hubo simplemente manera, s6lo por la virtud del lenguaje, de producir el salto del intercambio (de bienes) al uso. Como en el caso de los surrealistas, el trabajo de George Bataille ahora tiene un significado un tanto diferente al que tuvo originalmente. Bataille también buscé (entre otras cosas) una interseccién entre el espacio de la experiencia interna por una parte; y, por la otra, el espacio de la naturaleza fisica (por debajo del nivel de conciencia: arbol, sexo, acéfalo) y el espacio social (comunicacién, habla). Como los surrealistas aunque ‘no como ellos en la pista de una sintesis imaginaria- Bataille dejé su impronta por doquier entre lo real, lo infra-real y lo supra-real. Su camino fue el de Nietzsche — eruptivo y destructivo. Este acentda las divisiones y agudiza los abismos en lugar de Ilenarlos, hasta el momento cuando el destello relampagueante de la intuicién/intencién salta de un lado al otro, de la tierra al sol, de la noche al dia, de la vida a la muerte; ¢ igualmente de lo légico a lo heterolégico, de lo normal a lo heteronémico (que a la vez esté mucho més alla y muy por debajo de lo animico). En Bataille la totalidad del espacio -mental fisico, social- se aprehende trdgicamente. En la medida en que se distinguen ese centro y periferia, el centro tiene su propia realidad tragica -una realidad de sacrificio, violencia, explosién. Como también la tiene la periferia ~a su manera, En oposicion diametral a Bataille y a los surrealistas, aunque contemporéneo con ellos, un teérico de la tecnologia llamado Jacques Lafitte vislumbré la posibilidad de una teoria unitaria del espacio. Lafitte, un escritor a menudo olvidado, propuso lo que él denominé una “mecanologia” como una ciencia general de los dispositivos y sistemas técnicos, ¢ hizo esta ciencia responsable de la exploracién de la realidad material, el conocimiento y el espacio social.”* Lafitte estaba dando seguimiento a ciertos escritos de Marx, un relato dado desde entonces por Kostas Axelos.”* No tenia todos los elementos y conceptos esenciales a su disposicién, porque no sabia nada de ciencias de * Ibid. p.6 ® Ibid. p. 61 © See Jacques Lafitte, Réflexions sur Ia science des machines (1932), republished in 1972 (Paris: Vrin) with a preface by J. Guillerme. * See Kostas Axelos, Marx penseur de la technique (Paris: Editions de Minuit, 1961). Eng, tr, by Robert Bruzina: Alienation, Praxis and Techne in the Thought of Karl Marx (Austin University of Texas Press, 1976), Ja informacién ni cibernética, y consecuentemente tampoco de la distincién entre maquinas basadas en la informacién y méquinas que requieren fuentes masivas de energfa; pero si le dio forma efectiva a la hip6tesis unitaria, Puso en este proyecto todo el “rigor” de la ideologia tecnocritico-funcionalista-estructuralista; peculiarmente suficiente, esto lo condujo a las proposiciones més aleatorias, y a enlaces conceptuales dignos de ciencia ficcién. En resumen, Lafitte produjo una utopia teenocratica. Buse, por ejemplo, explicar la historia comparando maquinas “pasivas” (y por consiguiente estéticas) consideradas més dinémicas, mas “parecidas” a los animales. Baséindose en dichas nociones, Lafitte calculé series evolutivas que ocupan el espacio, y esquematiz6 audazmente la génesis de la naturaleza, del conocimiento y de la sociedad “a través del desarrollo armonioso de estos tres grandes segmentos, series a la vez convergentes y complementarias”.** La hipétesis de Lafitte fue precursora de muchas otras del mismo tipo. Dicho pensamiento tecnocratico reflexivo enfatiza lo explicito y declarado —no sélo lo racional pero también lo intelectual- y abandona completamente los reinos laterales y heterolégicos que descansan ocultos en la praxis; se rechaza también, sobre la misma base, el tipo de pensamiento que descubre lo que es de este modo ocultado. Es como si todo, en el espacio del pensamiento y en el espacio social, pudiera reducirse a un modo frontal, cara a cara. x Si la biisqueda de una teoria unitaria del espacio fisico, mental y social se esboz6 hace ya muchas décadas, spor qué y cémo se abandond? {Cubrié un campo de gran extensién un caos verdadero de ideas, algunas de ellas poéticas, sujetivas o especulativas, mientras otras horadaron la estampa del positivismo técnico? {O es simplemente que esta linea de investigacién resulté ser estéril? Para entender exactamente lo que pas6, es necesario regresar a Hegel, quien es una especie de Plaza de I’Etoile con un monumento a la politica y a la filosofia en su centro, De acuerdo con el hegelianismo, el tiempo histérico da a juz al espacio que ocupa y controla el estado. La historia no materializa el arquetipo del ser racional en el individuo, sino en un conjunto coherente que incluye sistemas, grupos ¢ instituciones parciales (ley, moral, familia, ciudad, comercio, etc.). El tiempo se solidifica y fija de esta forma al espacio dentro de la racionalidad inmanente. El fin de la historia hegeliano no implica ta desaparicién del producto de la historicidad. Por el contrario, este producto de un proceso de produccién que anima el conocimiento (el concepto) y que orienta la conciencia (lenguaje, el Logos) -este producto necesario- mantiene su propia autosuficiencia. Persiste en existir a través de su propia fuerza. Lo que desaparece es la historia, que es transformada de accién en memoria, de produceién a contemplacién. E: el caso del tiempo, dominado por la repeticién y circularidad, abrumado por el establecimiento de un espacio inmévil que es el lugar y el entomo de la razn materializada, pierde toda significacién, En la oleada de esta fetichizacién del espacio al servicio del estado, la filosofia y la actividad préctica se lanzaron en la busqueda de una restauracién del tiempo.” Por tanto, el restablecimiento vigoroso de Marx del tiempo histérico como tiempo revolucionario, Por tanto, también la evocacién més matizada (aunque abstracta ¢ incierta por ser especializa) de Bergson sobre la duracién mental y la inmediatez. de la * Lafitte, Réflexions, pp. 92ff. * See my La fin de Uhistoire (Paris: Editions de Minuit, 1970); also Alexandre Kojéve's work on Hegel and Hegelianism, © conciencia; por tanto la fenomenologia husserliana con su flujo “heracliteano” de los fendmenos, y la subjetividad del ego; y por tanto, después, toda una tradicién filoséfica.” En el hegelianismo anti-hegeliano de Georg Lukacs, el espacio sirve para definir la materializacién, como también la falsa conciencia. El tiempo redescubierto, bajo la direccién de una conciencia de clase elevada al nivel sublime en el que puede seguir los giros y vueltas de un vistazo, rompe con la primacia de lo espacial.”* Sélo Nietzsche, desde Hegel, ha mantenido la primordialidad del espacio y se ha preocupado é1 mismo por la problemtica espacial -por la receptividad, la circularidad, la simultaneidad de lo que parece diverso en el contexto temporal y que surge en diferentes momentos. En el reino del devenir, pero fijo en contra del flujo del tiempo, toda forma definida, lo mismo fisica, mental o social, lucha por establecerse y mantenerse en si. El espacio nietzscheano no preserva ningtin rasgo de la vision hegeliana del espacio como producto y residuo del tiempo hist6rico. “Creo en el espacio absoluto como un sustrato de fuerza: los limites y las formas més recientes”, eseribe Nietzsche.” El espacio césmico contiene energia, contiene fuerzas y proviene de ellas. Lo mismo para el espacio social y terrestre: “donde hay espacio hay ser”. Las relaciones entre la fuerza (energia), el tiempo y el espacio son problematicas. Por ejemplo, uno no puede ni imaginar un comienzo (un origen) ni tampoco hacerlo sin idea como tal. Tan Pronto como esa actividad que discierne y marca las distinciones se elimina (a pesar de ser esencial) de la imagen, “Lo interrumpido y lo sucesivo concuetdan”. Una energia 0 fuerza sélo puede identificarse por medio de sus efectos en el espacio, ain si las fuerzas “en si” se distinguen de sus efectos (y, gc6mo puede cualquier “realidad” —energia, espacio o tiempo- comprenderse en “si misma” a través del andlisis intelectual”). Tal como el espacio nietzscheano no tiene nada en comin con el espacio hegeliano, entonces el tiempo nietzscheano, como teatro de la tragedia universal, como el espacio- tiempo repetitivo y ciclico de la vida y la muerte, no tiene nada en comin con el tiempo marxista -es decir, la historicidad conducida hacia delante por las fuerzas de produccién y adecuadamente (para ser optimista) orientada por la racionalidad industrial, proletaria ¥ revolucionaria, Este es quizas un momento conveniente para considerar lo que ha estado ocurriendo en la segunda mitad del siglo XX, el periodo del cual “nosotros” somos testigos. 1- El estado se consolida a una escala mundial, Abruma a la sociedad (todas las sociedades) con total fuerza; proyecta y organiza la sociedad “racionalmente”, con la ayuda del conocimiento y'la tecnologia, imponiendo medidas andlogas, si no homélogas, sin tener en cuenta la ideologia politica, el antecedente histérico 0 los orfgenes clasistas de los que estén en el poder. El estado aplasta el tiempo al reducir las diferencias a repeticiones o circularidades Cequilibrio” aislado, “retroalimentacién”, “autorregulacién”, etc.). El espacio en *' A tradition to which both Maurice Merleau-Ponty and Gilles Deleuze belong. Cf. Gilles Deleuze and’ Félix Guattari, L’anti-Oedipe, rev. edn (Paris: Editions de Minuit, 1973), p. 14. ** See Jean Gabel, La fausse conscience (Paris: Editions de Minuit, 1962), pp. 193ff. Eng. tr. by M. A. and K. A. Thompson: False Consciousness (New York: Harper and Row, 1975), pp. 253 ff. Also, of course, Lukacs's History and Class Consciousness, tr, Rodney Livingstone (London: Merlin Press, 1971; Cambridge, Mass.: MIT Press, 1971). * See Jean Gabel, La fausse conscience (Paris: Editions de Minuit, 1962), pp. 193ff. Eng. tr. by M. A. and K. A. Thompson: False Consciousness (New York: Harper and Row, 1975), pp. 253 ff, Also, of course, Lukacs's History and Class Consciousness, tr. Rodney Livingstone (London: Merlin Press, 1971; Cambridge, Mass.: MIT Press, 1971). su forma hegeliana se vuelve sobre si mismo. Este estado moderno promueve y se impone a si mismo como el centro estable ~definitivamente- de las sociedades y los espacios (nacionales). Como el fin y la significacién de la historia -s6lo como Hegel lo habia previsto-, aplana las esferas de lo social y lo “cultural” Implementa una légica que pone fin a los conflictos y las contradicciones. Neutraliza todo aquello que ponga resistencia a través de la castracién o el aplastamiento. Es esto entropia social? 0 es una excrecencia monstruosa transformada en normalidad? Cualquiera sea la respuesta, los resultados descansan delante de nosotros. 2- En este mismo espacio hay, sin embargo, otras fuerzas en el furinculo, porque la racionalidad del poder, de sus téenicas, planes y programas, provocan oposicién. La violencia de la subversién responde a la violencia del poder. Con sus guerras y revoluciones, derrotas y victorias, confrontak mundo modemo corresponde precisamente a la tragica vision de Nietzsche. La normalidad impuesta por el estado hace inevitable la transgresién permanente. Con respecto al tiempo y a la negatividad, en cualquier momento que emerjan, como tienen que hacerlo, lo hacen entonces explosivamente. Esta es un nueva negatividad, una negatividad trigica que se manifiesta a si misma como violencia constante. Estas fuerzas en ebullicién son todavia capaces de repiquetear la tapa del caldero del estado y su espacio, por diferencias que no pueden nunca sofocarse. Aunque derrotadas, ellas siguen viviendo, y de vez en cuando comienzan a luchar ferozmente para reafirmarse y transformarse a través de la batalla. 3- Tampoco la clase obrera ha dicho su ultima palabra, contintia su camino, algunas veces clandestinamente, otras veces a la luz del dia. No es una cuestién facil deshacerse de la lucha de la clase obrera, la que ha tomado un gran ntimero de formas no explicadas en el esquema empobrecido tan referido a menudo —un esquema que no se encuentra en ninguna parte en Marx aun cuando sus devotos exigen ser marxistas. Esto puede ser un equilibrio fatal del poder ya alcanzado que impediria la oposicién de la clase obrera a la burguesia de convertirse siempre en un antagonismo abierto, de manera tal que la sociedad se tambalee mientras el estado se pudre en su lugar o se reafirma en la costumbre convulsiva. Puede ser que la revolucién estalle después de un periodo de latencia. O quizas Ja guerra mundial rondaré el mundo en la oleada del mercado mundial. En todo caso, todo sugiere en el presente que los trabajadores en los paises industrializados no estin optando por la acumulacién ni el crecimiento indefinido, como tampoco por la revolucién violenta que conduzca a la desaparicién del estado, sino més bien por la extincién del trabajo en si. Sdlo considerar las posibilidades es darse cuenta de que el pensamiento marxista no ha desaparecido, y consecuentemente que no puede desaparecer. La confrontacién de estas tesis ¢ hipdtesis de Hegel, Marx y Nietzsche es sélo el comienzo -y con gran dificultad en ello. Con respecto al pensamiento filos6fico y al pensamiento sobre el espacio y el tiempo, significa dividir. Por un lado tenemos la filosofia del tiempo, la duracién, desintegrada en consideraciones y énfasis parciales tiempo histérico, tiempo social, tiempo mental, etc. Por el otro lado tenemos el pensamiento epistemolégico, que construye un espacio abstracto y piensa sobre los espacios abstractos (légico-matematicos). La mayoria, si no todos los autores, se refugian suficientemente a gusto en los términos del espacio mental (y por tanto, neo- kantiano 0 neo-cartesiano), demostrando asi que la “practica tedrica” alin no es nada més que el pensar egocéntrico de los intelectuales especializados de Occidente -y consecuentemente pronto puede ser que no sea nada mas que una conciencia completamente separada y esquizoide La finalidad de este libro es denotar el estado de estas cuestiones. Mas + especificamente, a propésito del espacio, aspira a fomentar la confrontacién entre esas ideas y proposiciones que iluminan el mundo moderno aunque no lo gobiernen, traténdolos no como tesis e hipdtesis aisladas, como “pensamientos” a poner debajo del lente del microscopio, sino como prefiguraciones que descansan en el umbral de la modernidad.”? XI Este objetivo no implica la elaboracién de una teoria critica del espacio existente, + disefiada como sustituta de las descripciones y cortes transversales que aceptan ese espacio, o para otras teorias criticas que lidian con la sociedad en general, con la economia politica, con la cultura, etc. La sustitucién de una utopia critica y negativa del espacio (0 del “hombre” o de la “sociedad”) por la utopia tecnolégica dominante no es ya suficiente. La teoria critica, después de ser conducida hacia el interior de la oposicion prictica -e incluso a su forma mas radical, tanto “puntual” (es decir, atacando puntos particularmente vulnerables) como global- ha tenido su dia. Debe de suponerse que nuestra primera prioridad debe ser la destruccién * metodolégica de los cédigos relacionados con el espacio. Nada podria estar mas lejos de este caso, sin embargo, porque los cédigos inherentes al conocimiento y a la prictica social se han estado disolviendo ya durante mucho tiempo. Todo lo que queda de ellos son reliquias: palabras, imagenes, metéforas. Este es el resultado de un suceso trascendental generalmente tan ignorado que tienen que hacernos recordar en todo momento. El hecho es que alrededor de 1910 un tipo de espacio se hizo pedazos. Fue el espacio del sentido comiin, del conocimiento (savoir), de la prictica social, del poder politico, un espacio hasta ese momento consagrado en el discurso diario, tal como en el pensamiento abstracto, como el medio de (y el canal para) las comunicaciones; el espacio, también, de la perspectiva y la geometria clasicas, desarrolladas a partir del Renacimiento sobre la base de la tradicién griega (Euclides, I6gica) y que sucesivamente le dieron cuerpo al arte y a la filosofia occidentales, en la forma del campo y de la ciudad. Tales fueron los embates y ataques suftidos por este espacio, que » conserva hoy sélo una realidad pedagégica débil, y entonces s6lo con gran dificultad, dentro de un sistema educativo conservador. El espacio euclidiano y de la perspectiva han desaparecido como sistemas de referencias, junto con otros antiguos “lugares comunes” tales como la ciudad, la historia, la paternidad, el sistema tonal en musica, la moral tradicional, etc. Este fue verdaderamente un momento crucial. Naturalmente, el * Here, without further ado — and I hope without too much irony — are some of the sources I have in rind: the works of Charles Dodgson / Lewis Carroll (but with the emphasis on the author of Symbolic Logic and Logic without Tears rather than on the author of the Alice books); Hermann Tlesse's Das lasperteninit (UE), tr by Mervyn Savill ag Magister Ludi (London; Aldus, 1949 and New York: Henry Holt, 1949) and'by Richard and Clara Winston as. The Class Bead Game (New York: Holt, Rinehart and Winston, 1969), especialy the passage on the theory’ of the game: ana is relationship with language and with space — the space of the game liself and the space in which the game J played, namely Casialia; Hermann Weyls Simmer rinceton, NF Princaton Universi Pross, 1952) and Nietzche — especially, in Das Philosophenbuch/ie Livre du philosophe (Paris Aubiér-Flammarion, 1969), the fagments On Tanguage and the theoretical introduction om truth and 1 should be bore in mind thatthe works cited her, like those mentioned elsewhere in this book, ate meant to be placed in the context of our discussion —in the context OF spatial practice and Ts Levels (Pianning, twBanism architecture). ® espacio del “sentido comin”, el espacio euclidiano y el espacio de la perspectiva no desaparecieron en una bocanada de aire sin dejar ninguna huella en nuestra conciencia, nuestro conocimiento 0 nuestros métodos educacionales; ellos no podrian haber hecho mas que el algebra y la aritmética elementales, o la gramatica o la fisica newtoniana. El hecho es que es muy tarde para destruir eédigos en nombre de una teoria critica; nuestra tarea, en su lugar, es describir su destruccién ya completada, medir sus efectos, y (quizés) construir un nuevo cédigo por medio de una “siper-codificacién” te6 Debe tensionar el hecho de saber que lo necesario no es una sustitucién de la tendencia dominante, aunque se desea que alguna vez lo haya sido, sino una inversion de esa tendencia. Lo que deberia intentar con mayor profundidad es demostrar, aun si la prueba absoluta es imposible, que dicho cambio o inversién consistiria, como en los tiempos de Marx, en un salto de los productos (lo mismo estudiados general 0 particularmente, descritos o enumerados) a la produccién. Esta inversién de la tendencia y de la significacién no tiene nada que ver con la transformacién de elementos de significado a elementos significantes, como se practica so pretexto de un interés intelectualizante por una teoria “pura”. La eliminacién de un elemento de significado, el emplazamiento de lo “expresivo” entre corchetes, la apelacién exclusiva de significantes formales ~estas operaciones anteceden la inversion de la tendencia que Ileva de los productos a la actividad productiva; s6lo simulan esa inversién al reducirla a una secuencia de intervenciones abstractas ejecutadas sobre el lenguaje (y esencialmente sobre la literatura). XI El espacio (social) es un producto (social). Esta propuesta pareceria rayar en lo tautolégico, y por consiguiente en lo obvio. Existe una buena razén, sin embargo, para examinarla cuidadosamente, para considerar sus implicaciones y consecuencias antes de aceptarla. Muchas personas enconttarian dificil de aceptar la nocién de que el espacio esta asumiendo, dentro del modo de produccién actual y Ia sociedad de hoy, una cierta realidad de si mismo, una realidad distinguible claramente, no obstante, de Ia que asumen la mercancia, el dinero y el capital en el mismo proceso global. Muchas personas, al encontrar este reclamo paraddjico, desearin comprobarlo. Exigencias futuras demandardn que el espacio asi producido también sirva como herramienta de pensamiento y de accién; sabemos que ademés de ser un medio de produccién es también un medio de control, y por lo tanto de dominacién, del poder; sin embargo, como tal, escapa en parte de aquellos que quieren hacer uso de él. Las fuerzas politicas (estado) y sociales que engendran este espacio ahora buscan, aunque fallan, dominarlo completamente; la propia agencia que ha forzado la realidad espacial hacia un tipo de autonomia incontrolable ahora se esfuerza por Ilevarla a sus limites, y asi encadenarla y esclavizarla. ,Resulta este un espacio abstracto? Si, pero es también “real” en el sentido en que concreta abstracciones tal como la mercanefa y el dinero son reales. ,Entonces es concreto? Si, aunque no en el sentido en que un producto u objeto es concreto. Es instrumental? Indudablemente, pero, al igual que el conocimiento, se extiende més alld de la instrumentalidad. gPuede reducirse a una proyeccién ~a una “cosificacién” del conocimiento? Si y no: el conocimiento cosificado en un producto no coincide ya mas con el conocimiento en su estadio tedrico. Si el espacio encarna las relaciones sociales, gcbmo y por qué lo hace? zY qué tipo de relaciones son estas? A causa de estas preguntas se ha apelado a un andlisis minucioso y a una exposicién general completa, Esto debe involucrar la introduccién de nuevas ideas -en primer lugar la idea de una diversidad o multiplicidad de espacios algo peculiares de esa multiplicidad que resulta del espacio segmentado y de los cortes transversales ad infinitum. Esas nuevas ideas deben entonces insertarse en el contexto de lo que es generalmente conocido como “historia”, y surgirén consecuentemente en una nueva dimension El espacio social se revelara en su particularidad en la medida en que se diferencie por un lado del espacio mental (como lo definieron filésofos y matematicos) y por el otro del espacio fisico (como lo definieron la actividad préctico-sensorial y la percepcién de la “naturaleza”). Lo que deberia intentar demostrar es que un espa social como este no se constituye por una coleccién de cosas, una acumulacién de datos (Sensoriales) ni un vacio compacto como si fuera una parcela con contenidos diversos; y es irreductible a una “forma” impuesta sobre los fendmenos, sobre las cosas, sobre la materialidad fisica. Si tengo éxito, el carécter social del espacio, postulado aqui como una hipétesis preliminar, se confirmaré en la medida en que avancemos. Xm Sies cierto que el espacio (social) es un producto (social), ,c6mo se solapa el hecho? La respuesta es: por una doble ilusién, cada lado del cual se remite al otro, fortalece al otro y se oculta detras del otro. Estos dos aspectos son la ilusién de transparencia por un lado y la ilusién de opacidad, o ilusién “realista”, por el otro. 1-La ilusién de transparencia: El espacio aparece aqui tan radiante, tan inteligible, como si diera rienda suelta a la accién. Lo que pasa en el espacio presta una cualidad milagrosa al pensamiento, que se vuelve encarnado por medio de un disefio (en los dos sentidos de la palabra). El diseiio sirve como mediador ~é1 mismo de gran fidelidad- entre la actividad mental (invenci6n) y la actividad social (realizacién); y se despliega en el espacio. La ilusién de transparencia va de comin acuerdo con una visién inocente del espacio, libre de trampas 0 lugares secretos. Nada oculto o disimulado ~y por tanto peligroso- es antagénico de la transparencia, bajo cuyo reino todo puede entenderse a través de un simple vistazo de ese ojo mental que ilumina todo aquello que contempla. Se supone asi la comprensién, sin encontrar obstéculos insuperables, para conducir lo que es percibido, es decir su propésito, de las sombras a la luz; se supone que se produzca este desplazamiento del objeto tanto perfordndolo con un rayo 0 Hlevndolo, después de tomar algunas precauciones, de un estado lébrego a uno luminoso. Por tanto se asume que existe una coincidencia escabrosa entre el espacio social, por una parte, y el espacio mental -el espacio (topolégico) de los pensamientos y la expresién- por la otra. Por qué sendero, © por medio de qué sortilegio, acontece este pensamiento? Se presume que una realidad criptica se torna ficilmente descifrable gracias a la invencién primero del discurso y después de la escritura, Se dice, y se cree, que este desciframiento se efectiia solamente a través de la transposicion y la iluminacién que ocasiona un cambio estrictamente topolégico de esta naturaleza. {Qué justificacién hay para exigir que dentro el reino de lo espacial, lo conocido y Jo transparente sean una y la misma cosa? El hecho es que esta exigencia es un postulado basico de una ideologia difusa que se remonta a la filosofia clisica. Estrechamente sujeta a la “cultura” occidental, esta ideologia acentia el discurso y pone demasiado énfasis en la palabra escrita, en detrimento de una préctica social que efectivamente se disefia para ocultar. El fetichismo de >. Ja palabra hablada, 0 de la ideologia del discurso, se fortalece gracias al ©” fetichismo y la ideologia de la escritura, Para algunos, ya sea de forma explicita © implicita, el discurso consigue una claridad total en la comunicacién, haciendo salir todo lo que es oscuro, y lo fuerza a revelarse o lo destruye por la fuerza total del anatema. Otros sienten que el discurso solo no es suficiente, y que la prueba y la accién de la palabra escrita, como agente de la maldicién y la santificacién, se deben también poner en juego. El acto de la escritura se supone, més alla de sus efectos inmediatos, que implique una disciplina que facilite la comprensidn del “objeto” a través del “sujeto” que escribe y habla, En todo caso, la palabra hablada y escrita se toma por practica (social); se asume que el absurdo y la obscuridad, tratados como aspectos de la misma cosa, se puedan disipar sin ninguna desaparicién correspondiente del “objeto”. Asi la comunicacién trae lo no-comunicado al reino de lo comunicado -sin que lo incomunicable tenga existencia més all de un residuo por siempre perseguido, Tales son las suposiciones de una ideologia que, al postular la transparencia del espacio, identifica el conocimiento, la informacién y la comunicacién. Fue sobre la base de esta ideologia que la gente creyé durante un tiempo que sélo la comunicacién causaria una transformacién social revolucionaria. “/Todo debe ser dicho! jLa escritura transforma el lenguaje, entonces la escritura transforma la sociedad! jLa escritura es una practica representativa!” Tales proyectos tuvieron éxito s6lo al combinar revolucién y transparencia, La ilusin de transparencia resulta (para revertir por un momento la vieja terminologia de los filésofos) ser una ilusién trascendental: una trampa, que opera sobre la base de su propio poder casi magico, pero que por la misma raz6n se refiere de nuevo, inmediatamente, a otras trampas —trampas que son sus coartadas, sus mascaras. 2- La ilusién realista: Esta es ta ilusién de la simplicidad natural —el producto de una actitud ingenua que hace tiempo rechazaron los fildsofos y teéricos del lenguaje, sobre diversos terrenos y bajo nombres diversos, pero principalmente debido a su apelacién a la naturalidad, a la substancialidad. De acuerdo con los fildsofos de la buena y vieja escuela idealista, la credulidad peculiar en el sentido comin conduce a la creencia equivocada de que las “cosas” tienen mds de una existencia que el “sujeto”, su pensamiento y sus deseos. Rechazar esta ilusién implica asi una adherencia al pensamiento “puro”, a la Mente 0 al Deseo. Lo que equivale a abandonar la ilusién realista para caer de nuevo en el abrazo de la ilusién de transparencia. Entre los lingUistas, seménticos y semidlogos uno encuentra una ingenuidad primaria (y por consiguiente iltima) que sostiene que el lenguaje, en lugar de ser definido por su forma, disfruta de una “realidad sustancial”, Segiin este punto de vista el lenguaje se asemeja a una “bolsa de palabras” de la que debe escogerse la palabra correcta y apropiada para cada cosa. En el curso de cualquier lectura, las dimensiones imaginarias y simbélicas, el paisaje y el horizonte que reviste el sendero del lector, se toman por “reales”, porque las caracteristicas verdaderas del texto -su forma indicativa tanto como su contenido simbélico- son una pagina en blanco para lo ingenuo en su inconsciencia. (No vale la pena en passant que sus ilusiones proporcionan lo ingenuo con placeres, que el conocimiento esta resuelto a abolir junto con esas mismas ilusiones. La ciencia ademas, aunque debe reemplazar ios deleites inocentes de la naturalidad con placeres mas refinados y sofisticados, no puede de ninguna manera garantizar que estos sean mas ya deliciosos). La ilusién de sustancialidad, naturalidad y opacidad espacial alimenta su propia mitologia. Uno piensa que el artista que se interesa por el espacio funciona en una realidad dura o densa enviada directamente del dominio de la Madre Naturaleza. Es mas probable un escultor que un pintor, un arquitecto mas temprano que un misico o un poeta, un artista en general tiende a trabajar con materiales que resisten 0 evaden estos esfuerzos. Cuando el geémetra no supervisa el espacio, es responsable de enfrentar las cualidades y propiedades fisicas de la tierra. La ilusién de transparencia tiene afinidad con el idealismo filoséfico; la ilusién realista se acerca més al materialismo (naturalista y mecanicista). ‘Todavia estas dos ilusiones no entran en antagonismo entre ellas después de la moda de los sistemas filoséficos, armaduras ellas mismas comparables a acorazados que buscan destruirse unos a los otros. Por el contrario, cada ilusién encarna y nutre a la otra. La alternancia regresiva y progresiva entre las dos, y el efecto oscilatorio y fluctuante que producen, son tan importantes como cada una de las ilusiones tratadas de forma aislada. Los simbolismos que derivan de la naturaleza pueden ensombrecer la lucidez racional que Occidente ha heredado de su historia y su dominacién exitosa de la naturaleza. La translucidez aparente aceptada por fuerzas hist6ricas y politicas oscuras en decadencia (el estado, el nacionalismo) puede alistar imagenes que tienen su origen en la tierra 0 en la naturaleza, en la paternidad o en la maternidad. Lo racional es asi naturalizado, mientras la naturaleza se enmascara en nostalgias que suplantan la realidad. XIV Como anticipo programatico de los t6picos con los que trabajaré més tarde, deberia ahora revisar algunas de las implicaciones y consecuencias de nuestra propuesta inicial ~a saber, que el espacio (social) es un producto (social). La primera implicacién es que el espacio natural (fisico) esté desapareciendo. De acuerdo, el espacio natural era -y sigue siéndolo- el punto comuin de partida: el origen, y el modelo original, del proceso social -a pesar incluso de las bases de toda “originalidad”. Con la condicién, también, de que el espacio natural no ha desaparecido pura y simplemente de la escena. Es todavia el fondo de Ia imagen; como decoracién, y més que decoracién, persiste dondequiera, y todo detalle natural, todo objeto natural se aprecia atin mas cuando acepta el peso simbélico (el animal, los arboles, la hierba mas insignificante, etc). Como origen y como recurso, la naturaleza nos obsesiona, como lo hacen la nifiez y la espontaneidad, a través del filtro de la memoria. Todos queremos proteger y salvar la naturaleza. Nadie quiere quedarse a medio camino en el intento de recuperar su autenticidad, Pero al mismo tiempo todo conspira para dafiarlo, El hecho es que el espacio natural pronto se perderé a la vista. Cualquiera que fuera tan proclive a él pudiera mirar sobre su hombro y verlo hundiéndose bajo el horizonte a nuestras espaldas. La Naturaleza también comienza a perdérsele al pensamiento. ;Para qué es la naturaleza? {Cémo podemos conformar una imagen de ella anterior a Ia intervencién de los humanos con sus devastadoras herramientas? Incluso, el mito poderoso de la naturaleza se estd transformando en simple ficeién, una utopia negativa: la naturaleza se ve ahora como mero material en bruto, fuera de lo que las fuerzas produetivas de una variedad de sistemas sociales han hecho de sus espacios especificos. Cierto, la naturaleza es resistente, e infinita en toda su extensién, pero ha sido derrotada, y ahora espera por su tiltima invalidacién y destruccién, ® XV Una segunda implicacién es que toda sociedad ~y por tanto todo modo de produecién + con sus subvariantes (es decir, todas aquellas sociedades que ejemplifican el concepto ‘general)- produce un espacio, su propio espacio, La ciudad del mundo antiguo no puede entenderse como una agrupacién de personas y cosas en el espacio; tampoco puede visualizarse solamente sobre la base de un nimero de textos y tratados sobre el tema del espacio, aunque algunos de estos, como por ejemplo Critias y Timaeus de Plato 0 ‘metafisica A de Aristételes, pueden ser fuentes irremplazables del conocimiento, La ciudad antigua tuvo su propia préctica espacial: forj6 su propio ~apropiado- espacio. De aqui la necesidad de un estudio de ese espacio que es capaz de aprehenderlo como tal, fen su génesis y su forma, con sus propio tiempo o tiempos especificos (el ritmo de la vida cotidiana), y sus centros y policentrismo respectivos (gora, templo, stadium, ete.) La ciudad griega se cita aqui sélo como un ejemplo —como un paso a lo largo del camino. Esquematicamente hablando, cada sociedad ofrece su espacio peculiar propio, por asi decirlo, como un “objeto” para el andlisis y la explicacién tebrica general. Digo cada sociedad, seria més preciso decir cada modo de produccién, junto con sus relaciones especificas de produccién; cualquiera de esos modos de produccién pueden abarcar formas diferentes significativas, y esto va en direccién a un nimero de dificultades teéricas, con muchas de las cuales tropezaremos mas adelante en estado de inconsistencias, lagunas y vacios de nuestra imagen general. {Cudnto podemos realmente aprender, por ejemplo, confinados como estamos a las herramientas conceptuales de Occidente, del modo de produccién asiatico, su espacio, sus ciudades 0 de las relaciones entre la ciudad y el campo —una relacién supuestamente representada figurativa o ideograficamente por los caracteres chinos? De forma més general, la propia nocién de espacio social combate el andlisis por su + novedad y porque éste connota la complejidad real y formal, El espacio social contiene ~y asigna (mas o menos) lugares apropiados a- (1) las relaciones sociales de produccién, es decit, las telaciones bio-fisioldgicas etarias y de género, junto a la ‘organizacién especifica de la familia; y (2) las relaciones de produccién, es decir, la division del trabajo y su organizacién en la forma de funciones sociales jerarquicas. Estos dos conjuntos de relaciones, produecién y reproduccién, se soportan inextricablemente unos a los otros: la divisién del trabajo tiene repercusiones sobre la familia y son de la misma pieza; por el contrario, la organizacién de la familia interfiere en la divisién del trabajo. Todavia en espacio social se debe discriminar entre los dos — « no siempre exitosamente, como se ha dicho- para “localizarlos”. Para clarificar un poco este esquema, se debe sefialar que en las sociedades + precapitalistas los dos niveles entrelazados de reproduccién biolgica y produccién socio-econémica constituian la reproduccién social -es decir, la reproduccién de la sociedad tal y como se perpetuaba a si misma de generacién en generacién, a pesar del conilicto, el feudo, la contienda, la crisis y 1a guerra. El espacio juega un papel decisivo + en esta continuidad, segiin intentaré demostrar mas adelante. E| advenimiento del capitalismo, y més especificamente del neocapitalismo “modemo”, ha hecho estas probleméticas considerablemente mas complejas. Aqui se deben tener en cuenta tres niveles que se interrelacionan: (1) la reproduccidn bioldgica (la familia); (2) la reproduccién del poder del trabajo (la clase obrera per se); y (3) la reproduccién de las relaciones sociales de produccién ~que es, de esas relaciones que son constitutivas del capitalismo y que se buscan y se imponen cada vez mas (y cada vez mis efectivamente) como tal. El rol del espacio en este ordenamiento tripartita de las cosas habra que examinarlo en su especifidad. Para hacer las cosas ain més complicadas, el espacio social también contiene + representaciones especificas de esta interaccién doble y triple entre las relaciones sociales de produccién y reproduccién. La representacién simbélica sirve para mantener + estas relaciones sociales en un estado de coexistencia y cohesién. Las visualiza - desplazindolas ~y asi las oculta en la costumbre simbélica- con la ayuda de (y sobre el telén de fondo de) la naturaleza, Las representaciones de las relaciones de produccién + son simbolos sexuales, simbolos del macho y de la hembra, a veces acompafiados, a veces no, de simbolos etarios de la juventud y de la vejez. Este es un simbolismo que + oculta mas de lo que revela, cuanto mds asi desde que la relaciones de reproduccién se dividen en relaciones frontales, piilicas, abiertas -y por consiguiente codificadas- por un lado; y, por el otro, en relaciones secretas, clandestinas y reprimidas que, precisamente porque son reprimidas, caracterizan las transgresiones relacionadas no tanto al sexo per se como al placer sexual, sus condiciones previas y consecuencias. Se puede decir entonces que el espacio estrecha una gran cantidad de intersecciones, cada una ellas con su localizacién asignada. Con respecto a las representaciones de las relaciones de produccién, que abarcan las relaciones de poder, también ocurren en el espacio: el espacio las contiene en forma de edificios, monumentos y obras de arte. Tales expresiones frontales (y por consiguiente brutales) de estas relaciones no dejan fuera completamente sus aspectos més clandestinos y laterales; todo poder debe tener sus cémplices -y su policfa, Una triada conceptual ha surgido ahora de nuestro debate, una triada a la que regresaremos una y otra vez. 1-Préctica espacial: incluye la produccién y la reproduccién, y las * localizaciones y los determinados conjuntos espaciales caracteristicos de cada formacién social. La prictica social asegura la continuidad y cierto grado de cohesién. En términos del espacio social, y de cada miembro de una relacién dada de la sociedad con respecto a ese espacio, esta cohesion implica un nivel garantizado de competencias y un nivel especifico de funcionamiento.*' 2--Representaciones del espacio: estén atadas a las relaciones de + produccién y al “orden” que ellas imponen, y por tanto al conocimiento, a Jos signos, a los cédigos y a las relaciones “frontales” 3- Espacios de representacidn: encarnan simbolismos complejos, algunas - veces codificados, otras no, ligados al lado clandestino y lateral de la vida social, como también al arte (que puede venir a definirse eventualmente ‘menos como un cédigo del espacio que como un cédigo de los espacios de representacin). XVI En realidad, el espacio social “incorpora” acciones sociales, las acciones de sujetos * tanto individuales como colectivos que nacen 0 mueren, que sufren y que actiian. Desde el punto de vista de estos sujetos, el comportamiento de su espacio es a la vez vital y mortal: dentro de é1 se desarrollan, les da expresién a ellos mismos y se topan con prohibiciones; entonces perecen, y ese mismo espacio contiene sus sepuleros. Desde el * punto de vista del saber (connaissance), el espacio social trabaja (junto con su concepto) como una herramienta para el andlisis de la sociedad. Aceptar tanto es al momento > These terms ae borrowed from Noam Chomsky, bu this should not be taken as implying any subordination of the theory of space to linguistics. eliminar el modelo simplista de una correspondencia individualizada o “ las acciones sociales y las localizaciones sociales, entre las funciones espaciales y las formas espaciales. Precisamente por su crudeza, sin embargo, este esquema “estructural” contintia hechizando nuestra conciencia y nuestro conocimiento (savoir), No es trabajo de un minuto para una sociedad generar (producir) un espacio social apropiado en el que pueda alcanzar una forma por medio de la auto-presentacién y auto- representacién —un espacio social que no es idéntico a esa sociedad, y que por consiguiente es su tumba y su cuna a la vez. Este acto de creacién es, de hecho, un proceso. Para que ocurra, es necesario (y esta necesidad es precisamente lo que ha de ser explicado) que las capacidades practicas y los poderes soberanos de la sociedad tengan a su disposicién lugares especiales: sitios politicos y religiosos. En el caso de las sociedades precapitalistas, més ficilmente comprensible para la antropologia, la etnologia y la sociologia que para le economia politica, dichos sitios son necesarios para uniones y asesinatos sexuales simbélicos, lugares donde el principio de la fertilidad (la Madre) puede suftir una renovacién y donde los padres, jefes, reyes, curas y a veces dioses pueden ser ejecutados. Surge asi el espacio consagrado —aiin protegido por las fuerzas del bien y del mal: conserva el aspecto de esas fuerzas que facilita la continuidad social, pero no deja huellas de su otro, lado peligroso. También es necesario que el espacio —natural y social, prictico y simbélico- se vuelva habitado por una “realidad” mas elevada (indicativa y significada). Por la Lu: por ejemplo —Ia luz del sol, la luna o las estrellas como opuestos de las sombras, la noche, y por tanto de la muerte; la luz identificada con la Verdad, con la vida, y por tanto con el pensamiento y el conocimiento y, finalmente, por virtud de mediaciones no aparentes inmediatamente, con la autoridad establecida. Los mitos la intimidan tanto, tanto orientales como occidentales, que sélo se actualiza en/y a través del espacio (religioso-politico). Como toda practica social, la préctica espacial se vive directamente antes de conceptualizarse; pero la primacia especulativa de las causas conceptualizadas sobre las vividas ensaya desaparecer junto con la vida, y asi hace una muy pequefia justicia al nivel “inconsciente” de experiencia vivida per se. Otro requerimiento es que la familia (nunca ilimitada en tamaiio) se rechace como linico centro 0 foco de prictica social, para eso un estado de la cuestién conllevaré a una disolucién de la sociedad; pero al mismo tiempo que se retenga y mantenga como la “base” de las relaciones directas y personales que se atan a la naturaleza, la tierra, la procreacién, y de esta forma a la reproduccién, Finalmente, la muerte debe ser a la vez representada y rechazada. La muerte tiene también una “localizacién”, pero dicha localizacién descansa debajo 0 encima del espacio social apropiado; la muerte se relega al reino infinito para librar (o purificar) a la finitud en la que acontece la practica social, en la que existe la ley que ha establecido esa prictica. El espacio permanece entonces como el espacio de la sociedad, de la vida social; el hombre no vive sélo de palabras; todos los “sujetos” se sittian en un espacio en el cual ellos deben reconocerse o perderse, un espacio que ellos deben disfrutar y modificar. Para acceder a este espacio, los individuos (nifios, adolescentes) que estin, paradéjicamente, ya en él, deben pasar las pruebas. Esto tiene como efecto el establecimiento de espacios reservados, como espacios de iniciacién, dentro del espacio social. Todos los lugares sagrados o malditos, lugares caracterizados por la presencia 0 la ausencia de dioses, asociados con la muerte de los dioses, 0 con poderes ocultos y su exorcismo ~todos los lugares semejantes califican como dominios especiales. Por tanto, en el espacio absoluto lo absoluto no tiene lugar, por otra parte ser un “no-lugar”; y el espacio religioso-politico tiene una composicién mas bien extraiia, al formarse de areas separadas, reservadas ~y asi misteriosas. ® En cuanto a la magia y la brujeria, ellas también tienen sus propios espacios, * opuestos al (pero presuponiendo el) espacio religioso-politico; también separados y reservados, dichos espacios se maldicen en lugar de ser bendecidos benéficos. Por contraste, algunos espacios liidicos, devotos por su parte a la musica y a las danzas religiosas, entre otros, siempre se consideraron benefactores en lugar de perniciosos. Algunos discutirian indudablemente que la fundacién iltima del espacio social es la * prohibicién, alegando en apoyo de su tesis lo no-dicho en la comunicacién entre los miembros de una sociedad; el abismo entre ellos, sus cuerpos y conciencias, y las dificultades de la comunicacién social; la dislocacidn de sus relaciones més inmediatas (como las de un nifio con su madre), ¢ incluso la dislocacién de su integridad corpérea; y, finalmente, la restauracién nunca completamente alcanzada de estas relaciones en un entomo” compuesto por una serie de zonas definidas por las interdicciones y proscripciones. A lo largo de estas mismas lineas, uno podria ir tan lejos como llegar a explicar el * espacio social en términos de una prohibicién dual: la prohibicién que separa al nifio (var6n) de su madre porque esté prohibido el incesto, y la prohibicién que separa al nifio de su cuerpo porque el lenguaje en formacién de la conciencia descompone la unidad sin intermediario del cuerpo -porque, en otras palabras, el nifio (varén) sufre la castracién simbélica y su propio falo es objetivado para él como parte de una realidad exterior. Por consiguiente la Madre, su sexo y su sangre, se relegan al reino de lo maldito y lo sagrado —junto con el placer sexual, que se presenta a la vez fascinante € inaccesible. EI problema con esta tesis™ es que da por sentado la prioridad ldgica, epistemolégica + y antropolégica del lenguaje sobre el espacio. De la misma manera, coloca prohibiciones entre ellas la que est en contra del incesto- y no la actividad productiva en el origen de la sociedad. La pre-existencia de un espacio objetivo, neutral y vacfo se da por sentada, y sélo el espacio del discurso (y de la escritura) se ocupa de lo que debe ser creado. Estas presunciones no pueden convertirse obviamente en la base de una historia pertinente de la prictica social/espacial. Ellas aplican s6lo a una sociedad imaginaria, un modelo o tipo ideal de sociedad que inventa esta ideologia y que luego se identifica arbitrariamente con todas las sociedades “reales”. De todas maneras, la existencia dentro del espacio de la verticalidad félica, que tiene una larga historia pero que se esta volviendo mas predominante en el presente, clama por una explicacién. Deberia decirse lo mismo a propésito del hecho general de que muros, cercados y fachadas sirven para definir tanto una escena (donde algo pasa) como un area obscena, a la que se relega todo lo que no puede o no podria pasar en la escena: todo lo que es inadmisible, maléfico o prohibido, que tiene de esta forma su propio espacio oculto en el lado cereano © Iejano de una frontera. Es cierto que explicar todo en téminos psicoanaliticos, en términos del inconsciente, slo puede conducir a un reduccionismo y dogmatismo intolerables; lo mismo pasa con la sobreestimacién de lo “estructural”. Todavia las estructuras existen y hay una cosa que se llama “inconsciente”. Dichos aspectos de la conciencia poco entendidos supondrian justificacién suficiente en si para Ja investigacién en este campo. Si resulta, por ejemplo, que toda sociedad, y particularmente (para nuestros propésitos) la ciudad tuvo una vida lateral y reprimida, y por tanto un “inconsciente” de su ciudad, no puede haber duda que el interés en el psicoandlisis, en decadencia en estos momentos, tomaria un nuevo impulso. XVII * A thesis basic to the approach of Jacques Lacan and his followers.

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