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Chron Foret Eleniramade el guntlnentiexise sl shuado fe 4. Bogoas Ave; Ecos Gao rgeting, 2011 128 p23 em. SBN 978-S7-1489.879, 1. Ensayo Ps. Talo. COD 19 Blectamate hin rer coin nena Rive Die de tp ices kr Mohsin ios Gd Cate tie wosdiotgeda omar Oricon Ase Aen E| entramado El apuntalamiento técnico del mundo Christian Ferrer ecion Cr Ediciones Godot visual y por engolosinamiento de la misma. Sin embargo, cada huella de lo visible supone mundos apenas entrevistos, que portan Io sor- prendente dentro de lo ya conocido, lo desiper- cibido en lo ya experimentado, lo imposible en un. mundo positivo y tutelado. La materiatidad de las magenes depende menos de su administracion técnica que de su consistencia softadar tampas mégicas, dones animados, revelaciones. Ese es su destino tiltimo, luego que los beneficios del entretenimiento y de la novedad hayan sido amortizados. Aunque se me ocurre avanzar una palabra mas atin, Pudiera ser que la produccién de espectéculos trascienda a la cuestidn del do- minio politico de la existencia o de la puesta en circulacién de imaginarios felices para consumo masivo. Al igual que sucedia en otros tiempos con las imagenes religiosas, los especticulos in- tentan hoy mantener entre bambalinas una reve- acongojante: que estamos forzados a con- vivir para siempre con realidades desagradables ¥ con instieuciones siniestras,a las cuales nuestro paseo alucinado en busca de motivos de felicidad les es indiferente. 114 Loreen Fae EL SUENO INCESANTE | n toda ciudad hay cementerios, anfitea E«= jardines piblicos, salones de baile, prostibulos, templos, y también salas de cine. El renombre de algunos de estos recintos lle~ 86 lejos. E] Muro de los Lamentos, en Jerusalén, 1 Oréculo, en Delfos, la Casa del Sol Naciente, en New Orleans, el Corsédromo, en Rio de Janeio. Owsos son andnimos y repetidos, como los mont- mentos que recuerdan a los soldados desconoci- dos cafdos en las guerras del siglo XX o los pasajes poco ifuminados que en otra época eran llamados “callejones de los suspiros”. No importa si acogie- ron ligrimias 0 risas, son imprescindibles. Sin ellos, serfamos seresaiin més desamparados y deambula- rfamos por espacios por completo inhéspitos. La sala de cine no es lugar para distenderse © solazarse por wn rato; muy por el contrario, es refugio de emociones y espacio de mancomunién, ademas de ser archivero de suefios 0 de actos de magia. Desde siempre, la vida en las cfudades ba requerido de un enorme esfuerzo colectivo desti- nado a mantenerlas funcionales. Pero desde anti- ‘guo también, las calles de la ciudad han sido ame- nazantes y enigméticas interrogativas, puesto que la experiencia urbana propone a los babitantes pro- ena apron eno del mato F115 blemas insistentes y quizés irresolubles: hambre, deseo, riqueza, poder, expectativa y muerte. Laim- ppotencia para dar respuesta conduce a la confusién, ‘ala angustia, que son males propios de las ciuda~ des. Se diria que son peajes. John Berger escribid que la visita a las viejas eapillas con frescos, cristos y cruces es equivalente de la experiencia de con- currir al cine, Ambos, cine y capilia, son espacios de consuelo y de consulta en presencia de algo 2 10 que se barrunte majestuoso, En este sentido, fa sala de cine atin conserva rasgos de estancia sagrada. A fin de prevenir ef desplome animico, las ciudades erigen espacios ceremoniales donde se cofrecen respuestas provisorias 2 los dilemas de la cexistencia. Las iglesias dan amparo al sufrimiento; los prostibulos o los cines “condicionados” conce~ den alivio momentanco a las ansiedades del deseo; los estadios de Fitbol o las cuadrilsteros de boxeo otorgan un instante de fuga catdrtica a la exigen- cia cotidiana de supervivie los casinos y los bingos prometen dar sentido instantineo al dinero, Asi las cosas, la sala de cine, y eso desde Ia época en que no pasaba de ser una mera barraca de feria hasta Iegar a los actuales multicines, brinda un atisbo al risterioso acontecimiento del sofiar humano tan- “161 hatin Far to como a las visiones que emergen en estado de duermevela o de divagacién fantasiosa, Las ast amadas “fabricas de suefios” -Hollywood, Bo- llywood, Cinecitté y similares producen visiones, parecidas a las que son pergefiadas por los magos y eso para audiencias que se cuentan por millones, que son las mismas personas, que al despertar a cada nuevo dia se adentran en el misterio del sea- tido de la vista. Se disia que la.sala de cine ¢s una ostra que promete exponer aguella perla espara- dica que podria congelar el flujo de imagenes en una rememorable quietud de naturaleza muerta, que, sin embargo, sigue progresando a veinticua- tro fotogramas por minuto, Las enciclopedias establecen que el cine naci6 en el afio 1896, y en Paris, lagar de la pei- mera exhibicidn de una pelicula filmada, Sin dejar de ser cierto, el dato no es del todo verdadero. El cine existe desde mucho antes de la invenci6n del “vehiculo tecnolégico” llamado cinematégrafo, de igual forma que la computadora ya existia dé- ‘eadas antes de ser ensamblada la primera de todas cilas, en 1946, porque previamente fue necesario clevar la categoria de informacién a estatuto de saber privilegiado y convertir al cerebro en me~ lena. apna ein dt mundo 117 téfora de las operaciones de céleulo y orden, y asimismo acostumbrar a ta poblacién a entregar voluntariamente t6do tipo de datos personales a archivos estatales y privados. De igual modo, para que algo llamado cine haya llegado a ser posible, la invencién especifica de la cémara de filmacién esult6 ser la consecuencia skins de un proceso ‘més general. Una serie de acontecimientos se hi- cieron necesarios. La ereccién acelerada de ciu- dades descomunales, en las cuales los habitantes devinieron, a su pesar, en seres desatraigados y en riesgo. En el siglo XIX el sentido de Is vista hubo de acostumbrarse a una continua reactividad fisio- logics ante innumerables estimulos, entre otros, el sito de las maquinas fabriles, La visién, inexora- blememte, fue transformada en coadyuvante de la eficacia urbana mas que en una balanza emotiva del mundo capaz de sopesar la bellezs, Pero estas disquisiciones no explican del todo el gusto por ver peliculas. Quizés el ojo sea el 6rgano més reversible del cuerpo. Su cualidad de palabra eapictia revela una condicién de cruce fromerizo entee lo ya conocido y lo nunca vis- to. Si concurrimos a la sala de cine es porque en el mundo existe una voluntad de lo visible que nos conmina a hacerlo, un impulso repetido de persona 4 persona que las conduce ante la pantalla, movili- zadas por la fe en que alli suceders un milagro de la vista. ¥ si se ha llegado al fin a ver cine es por- que hace millones de aiios que esa misma voluntad 118) va Ferae primordial del mundo viene haciéndole lugar en el cuerpo al instrumento de visién humano, forjindo- lo fisiol6gicamente en lo alto, puesto que la fuerza de lo visible hizo blanco originariamente sobre un rostro todavia muy inconcluso, dbligando a la piel a hacerse tajosy a serles eincelados fos dos ojos. Nv De las obras cinematograficas se sucle de- cir que son clisicas 0 innovadoras, de autor o de fabcica, comerciales o independientes, producidas enel centro del mundo o en su periferia, pasatistas © concientizadoras, realistas o surrealistas, de f6- cil digestién o de transito lenté, olvidables o bien. obras maestras. Sus diversos géneros narrativos pueden ser analizados y estudiados los efectos de la geopolitica y de la censura y del dinero en su produceién, y también meditadas las transfor maciones tecnolégicas que constituyen la espina dorsal del cine. Sin embargo, es otra cosa lo que se aloja en el alma luego de cada visita ala sala de cine, una suerte de “pelicula picada” conforma- da por imagenes y sensaciones, un maceramiento coralino de la subjetividad hecho de memoria ¢ imaginacidn, de miiltiples y pluriformes escenas de sueftos, 0 de viajes hechos en butaca. ‘onranatn 6] aunelaions erin dl mundo 1118 En el fondo, las teenologias que atafien’al sentido de Ia vista, de la cdmara fotogrifica a la tclevisisn y del proyeetor a Internet, son maqui- narias sencillas. Un técnico entrenado podria dar cuenta de ellas. Pero la precisién de fas tecnolo- pias no necesariamente supone una mejoria Gptica del sentido de la vista, pues la mirada se orienta no sélo hacia encuadres sugeridos y planificados para su consumo sino también hacia rastros de lo visible, Al final de todo el proceso las huellas vi- suales que persisten en cada persona no retoran como copias de lo ya visto, sino como evocacio- nes, Al poder ser nuevamente narradas a otros, al dejarselas manifestar libremente, las imagenes so- breviven en portadores que han sido conmovidos, mejor dicho “Iamados” por ellas. Son chispazos ain crepitantes que saltan de la pantalla y se nos ofrecen a la manera de las donaciones. v El chorro de imagenes adquiere forma y caudal en la pantalla. La escena es similar a la de la caverna de Plat6n, habitada por hombres cuyo en- tendimiento era obtuso. También es parecida a las grutas donde hay pinturas rupestres haber sido confeccionadas por gente 120 Ova Free fondo mismo de la tierra més que de su exterior. Nada hay en la pelicula salvo misterio, i hacemos momenténeamente a un lado a los dizectores, los actores, los guionistas, los técnicos, el financista y los distribuidores. Tarde o temprano inchiso a los més renombrados de entre todos ellos los roers cl olvido y seran considerados citas al pié de los libros de historia del cine. Sélo sobrevivied fa pe ficula en si misma. Descorrido el telén, apateve un tipo espect- fico de espacio en que puede desplegarse el reino de la imaginacién, que es el cuarto reino de'la na~ turaleza, un ensimismamientis euya relacién con Ja asi llamada “realidad” es arbitraria. El espacio cinematografico es “celeste”, una superficie vert cal plena de animaciones y esfusmaciones, es decir fantasmal, En esa proyeecién incluso aquellos es- pectadores que slo buscan hacer pasar el tiempo, aventuran el sentido de la vista. La imagen mas precisa es l de ambos globos oculares giranda so- bre sf mismos hacia el fondo del créneo, hacia el lugar de formacién de las imagenes. Quizas por ello la forma de los cines suele ser esferoidal, un cencastre para la cérnea, El cine es contemporaneo de la crisis de la representaci6n, es decir de la relaci6n entre visi6n y verdad. Es la lipida del positivismo. El conor miento siempre fue considerado una Hlave maes~ ta que podia luminar hasta el tihimo rineén del universo. Optimismo y luminosidad promueven ramadan ica del ma 1121 tun ideal de verdad de tipo “solar”. ¥ ast fue, des- de Platén hasta [a ciencia moderna, Pocos saberes insistieron en que también era posible conocer por los abismos, a los que siempre imaginamos oscurisimos. Pasible formalizacién del suetio, el cine interpela a la luz y a la sombra por igual. Los restos dejados por la pelicula en el dnimo se evi- dencian y desvanecen todo el tiempo hasta trans- formarse en recuerdos borrosos grabados a fuego, fogonazas en la vista, quemazones en Ja memoria. 1221 Orlin Fret HIGH TECH n tren puede transportar mercancias al [ puerto o soldados al frente. Un avién puede furnigar campos de siembra 0 es- parcic gas venenoso sobre una ciudad. Un telégea- fo o.un teléfono pueden transinitirsalutaciones u 6rdenes de combate. Un aparato gps puede orien- tar un taxi o un proyectil “atitoguiado”. As{ ha sucedido a lo largo del siglo XX, un tiempo de {guetras incesantes que se cobraron la vida de unas 150 mallones de personas. Sin embargo, la seme janza entre las fabricas que ensamblan bombas y fas que lo hacen con electrodomésticos no suele ser asumida, aunque sepamos que ya nadie hace mucha distincién entre combatientes y no com- batientes, que la produccién de armamento es una industria muy préspera o que Internet tanto favo~ rece la acumulacién de amistades como la infec~ cién deliberada o el ataque anénimo coordinado. Estin mucho mis difundidas Ia viscosa creencia de que la tecnologia es, en esencia, bené~ fica, y la suposicién de que la guerra es una errata cn la historia de la humanidad, Son salvaguardias que bloquean la toma de conciencia de una misma intimidad de origen y de suplementacién. Quien se deja encandilar por Jemas humanistas olvida Eowarmatn 8 anblanion teen de mundo | 123

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