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Aimé
Césaire
Entender el rugido
del tigre

Muestrario de
Biblioteca Digital Poesía 14
2
Entender el
rugido del tigre
Aimé Césaire, Martinica
Edición digital gratuita de

Muestrario de Poesía 14
Primera edición: Septiembre 2008
Santo Domingo, República Dominicana

¿Qué somos?
Muestrario de Poesía es una colección digital gratuita que se difunde
por la Internet y se dedica a promocionar la obra poética de los grandes
creadores, difundiéndola y fomentando nuevos lectores para ella. Junto a
las colecciones complementarias Libros de Regalo, Ciensalud,
Iniciadores de Negocios y Aprender a aprender, son iniciativas sin
fines de lucro del equipo de profesionales de INTERCOACH para servir,
aportar, añadir valor y propiciar una cultura de diálogo, de tolerancia, de
respeto, de contribución, de servicio, que promueva valores sanos,
constructivos, edificantes a favor de la paz y la preservación de la vida
acorde con los principios cristianos. Los libros digitales son gratuitos,
promueven al autor y su obra, así como el amor por la lectura, y se
envían como contribución a la educación, edificación y superación de las
personas que los solicitan sin costo alguno.

Este e-libro es cortesía de:

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Forjando líderes ganadores
Sol Poniente interior 144, Apto. 3-B, Altos de Arroyo Hondo III, Santo
Domingo, D.N., República Dominicana. Tel. 809-565-3164

Se autoriza la libre reproducción y distribución del presente libro,


siempre y cuando se haga gratuitamente y sin modificación de su
contenido y autor.
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pedirlos, enviar e-mail a intercoach.dr@gmail.com,
aquiles.julian@gmail.com
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Contenido
El legado poético de Aimé Césaire 4
Discurso sobre el colonialismo (fragmento) 6
Cuaderno de un retorno al país natal (fragmento) 7
Supervivencia 13
Visitación 14
Framento del Cuaderno 15
Poema para el alba 15
Elegía 16
Cuerpo perdido 17
Conquista del alba 19
Cadáver de un frenesí 20
Paciencia de signos 21
Sol serpiente 22
Mitología 22
Tam-tam de noche 23
No tengáis piedad alguna 23
Perdición 24
Batuque 24

Biografía de Aimé Césaire 28


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El legado poético de Aimé


Césaire
Juan Domingo Argüelles
Jean-Paul Sartre escribió: “Un poema de Aimé Césaire estalla y gira sobre sí
mismo como un cohete del cual surgen soles que
giran y explotan en nuevos soles [...] La densidad
de esas palabras lanzadas al aire como piedras por
un volcán, es la negritud que se define contra
Europa y la colonización.”

Césaire, el gran poeta martiniqués y uno de los más


importantes impulsores del movimiento cultural
de la “negritud”, murió el pasado 17 de abril, a la
edad de noventa y cuatro años. Había nacido en
Basse-Pointe, Martinica, en 1913, y escribió, entre
otros libros, Cuaderno de un retorno al país natal (su
precoz obra maestra), Las armas milagrosas, El sol
guillotinado, Cuerpo perdido, Y los perros callan y Herrajes . Su famoso “Discurso
sobre el colonialismo”, que data de 1955, es al mismo tiempo una obra de
reflexión crítica y, de alguna manera, su arte poética en prosa.

De hecho, en Cuaderno de un retorno al país natal, Césaire alterna verso con


prosa, y lo que consigue es, como dijera Sartre, un objeto verbal y
conceptual del que surgen soles que giran y explotan para crear nuevos
soles. Este libro, uno de los poemas capitales del idioma francés es,
también, uno de los momentos más importantes de la poesía como
respuesta a la desdichada realidad social, política y económica no sólo ya de
las colonias sino de todos los pueblos negros colonizados.

Desde su arranque mismo (“Al morir el alba.../ Ándate, le dije, hocico de


policía, hocico de vaca, ándate, detesto a los lacayos del orden, a los
abejorros de la esperanza”), Cuaderno de un retorno al país natal es
extraordinario por su violenta poesía de milagrosa subversión, y a lo largo
de su medio centenar de páginas hay una historia que va más allá de
anécdota, y que sitúa entre el lirismo trágico y la magia épica el pasado, el
presente y el futuro de los pueblos negros.
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Escribe Aimè Césaire: “Lo que me pertenece, estos cuantos miles de
moribundos que giran sin cesar en la calabaza de una isla, y lo que es mío
también, el archipiélago arqueado como el deseo inquieto de negarse
diríase una maternal ansiedad de proteger la tenuidad más delicada que
separa una América de otra; y sus flancos que segregan para Europa el buen
licor de un Gulf Stream, y una de las dos vertientes de incandescencia entre
las cuales el Ecuador piruetea hacia el África. Y mi isla sin cercar, su clara
audacia en pie detrás de esta polinesia y ante ella, la Guadalupe, su espina
dorsal partida en dos, hecha de nuestra misma miseria, Haití, donde por
primera vez se alza la negritud y dice que creía en su humanidad, y la colita
cómica de la Florida donde se acaba con un negro estrangulándolo, y el
África gigantescamente moviéndose como una
oruga hasta el pie hispánico de Europa, su
desnudez en que la muerte siega a grandes
trancos./ Y yo me digo Burdeos y Nantes y
Liverpool/ y Nueva York y San Francisco/ ni un
pedazo de este mundo que no lleve mi impresión
digital/ y mi calcáneo en el lomo de los
rascacielos y mi mugre en el fulgor de sus
gemas.”

Césaire es uno de los grandes poetas del siglo xx,


en cualquier idioma, cuya vida (y cuya muerte)
desembocó en el siglo XXI. Pocos poetas como él
entendieron que escribían en francés pero que no
eran franceses, sino negros colonizados y antes
esclavizados, a quienes les dieron el francés
como lengua y que, con ella, tenían que construir una fortaleza contra el
colonialismo. Al hablar de sí mismo y de los otros que son iguales a él
(negros y colonizados, inferiores siempre ante la revolución y la nación que
proclamó el “Vivir libre o morir” y no sólo promulgó la “Libertad, igualdad
y fraternidad”, sino que dijo pugnar por la felicidad de todos), Césaire
desmiente: “Y puesto que juré no ocultar nada de nuestra historia (yo que
admiro tanto al carnero paciendo su sombra de la tarde), quiero convenir
en que fuimos, en todos los tiempos muy ramplones lavaplatos, limpiabotas
sin envergadura, y considerando las cosas lo mejor posible, hechiceros
bastante concienzudos siendo el único récord indiscutible que hemos
batido el de la paciencia en soportar el látigo.”

“Conozco mi infancia”, escribe Aimè Césaire, y sí, la conoce y la reconoce.


Por eso su poesía es lo más cercano a la verdad y lo más lejano del falso
lirismo de la idealidad bucólica. Tal es su legado; tal es su incandescente
poesía.
6

Discurso sobre el
Colonialismo,
1950
(fragmento).
Habría que estudiar primero cómo la
colonización trabaja para descivilizar al
colonizador, a embrutecerlo en el sentido
literal de la palabra, a degradarlo, a
despertar en él instintos reprimidos, a la
concupiscencia, a la violencia, al odio
racial, al relativismo moral, y demostrar
que, cada vez que en Vietnam se corta una cabeza y se revienta un ojo y que
en Francia se acepta, una niñita es violada y que en Francia se acepta, un
Malgache torturado y que en Francia se acepta, hay una acquisición de la
civilización que pesa su peso muerto, una regresión universal que se opera,
una gangrena que se instala, un foco de infección que se extiende y que al
final de todos esos tratados violados, de esas mentiras propagadas, de todas
esas expediciones de castigo toleradas, de todos esos prisioneros atados e
interrogados, de todos esos patriotas torturados, al final de ese odio racial
alentado, de esa jactancia extendida, está el veneno inyectado en las venas
de Europa, y el progreso lento, pero seguro, del ensalvajamiento del
continente.

Europa es moralmente, espiritualmente idefendible.


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Cuaderno de un retorno al país
natal
(Breve fragmento)

Partir.
Así como hay hombres-hiena y hombres-pantera, yo
seré un hombre-judío,
un hombre cafre
un hombre-hindú-de-Calcuta
un-hombre-Harlem-sin-derecho-a-voto
El hombre-hambre, el-hombre -insulto, el hombre-tortura
se le podría
prender en cualquier momento, molerlo a golpes-matarlo
por completo
sin tener que rendirle cuentas a nadie.

Un hombre judío
un hombre-progom
un perro de caza
un pordiosero.
Pero, ¿es que puede uno matar el remordimiento, bello
como la cara de sorpresa de una dama inglesa al encontrar
en su sopa un cráneo de hotentote?
Yo reencontraría el secreto de las grandes comunicaciones
y de las grandes combustiones. Diría tempestad, diría río.
Diría ciclón. .Diría hoja. Diría árbol, mejorarían todas las
lluvias, me humedecerían todos los rocíos.
Me revolcaría como sangre frenética sobre la lenta corriente
del ojo de las palabras,
en caballos locos, en niños tiernos, en toques de queda en vestigios
de templo, en piedras preciosas, lo bastante lejos como para
descorazonar a los menores.
Quien no me comprenda no comprenderá el rugido del tigre
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3

Es mío
un hombre solo preso de blancura
un hombre solo que desafía los gritos de la muerte
blanca
(TOUSSAINT,TOUSSAINT L'OUVERTURE)
un hombre solo que fascina al gavilán blanco de la muerte
blanca
un hombre solo en la mar infecunda de la arena blanca
es un viejecito que se eleva contra las aguas
del cielo.
La muerte describe un círculo brillante encima de este hombre
la muerte brilla dulcemente sobre su cabeza
la muerte sopla en la caña madura de sus brazos
la muerte galopa en la prisión como un caballo blanco
la muerte luce en la sombra como los ojos de los gatos
la muerte hipa como el agua bajo las rocas
la muerte es un pájaro herido
la muerte decrece
la muerte vacila
la muerte es un paytura sombrío
la muerte expira en una blanca balsa de silencio.

----

“… Y he aquí que de pronto fuerza y vida me acometen como un toro y la


onda de vida rodea la papila del morro, y aquí están todas las venas y
vénulas atareadas en la sangre nueva y el enorme pulmón de los ciclones
que respira y el fuego atesorado de los volcanes y el gigantesco pulso
sísmico que lleva el compás de un cuerpo vivo en mi firme incendio.

Y ahora que estamos de pie, mi país y yo, con los cabellos al viento y mi
pequeña mano ahora en su puño enorme y la fuerza no está en nosotros
sino por encima de nosotros, en una voz que barrena a la noche y a la
audiencia como la penetración de una avispa apocalíptica. Y la voz dice que
Europa durante siglos nos ha cebado de mentiras e hinchado de
pestilencias,
porque no es verdad que la obra del hombre haya terminado
que no tengamos nada que hacer en el mundo
que seamos unos parásitos en el mundo
que basta que nos pongamos al paso del mundo
pero la obra del hombre ha empezado ahora
y falta al hombre conquistar toda prohibición
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inmovilizada en los rincones de su fervor
y ninguna raza tiene el monopolio de la belleza, de la inteligencia,
de la fuerza
y hay sitio para todos en la cita de la conquista y ahora sabemos que el sol
gira alrededor de nuestra tierra iluminando la parcela que ha fijado nuestra
sola voluntad y que toda estrella que cae del cielo a la tierra a nuestra voz
de mando sin límite.

Ahora poseo el sentido de las ordalías; mi país es “la lanza de noche” de mis
antepasados bámbaras que se arruga y su punta huye desesperadamente
hacia el astil si se la rocía con sangre de pollo y dice que es sangre de
hombre lo que necesita su temperamento, grasa, hígado, corazón de
hombre, no sangre de pollo.

Y yo busco para mi país no corazones de dátil, sino corazones de hombre


que, para entrar en las ciudades de plata por la gran puerta trapezoidal,
golpeen la sangre viril, y mis ojos barren mis kilómetros cuadrados de tierra
paternal y enumero las llagas con una especie de júbilo y las hacino una
sobre otra como raras especies, y mi cuenta se alarga siempre con
imprevistas acuñaciones de la bajeza.

Y aquí están aquellos que no se consuelan de no ser hechos a semejanza de


Dios sino del diablo, aquellos que consideran que se es negro como se es
dependiente de segunda clase: esperando mejorar y con la posibilidad de
subir más alto; aquellos que capitulan ante sí mismos, aquellos que viven en
el fondo de la mazmorra de sí mismos; aquellos que se envuelven con
seudomorfosis orgullosa; aquellos que dicen a Europa: “Mire, yo sé cómo
hacerle reverencias, cómo prestarle mis respetos, en suma, no soy diferente
de usted; no haga caso de mi piel negra: me ha tostado el sol”.

Y hay el rufián negro, el áscari negro, y todos cebras se zarandean a su


manera para hacer que el listado de sus pieles caiga en un rocío de leche
fresca. Y en medio de todo esto yo digo ¡hurra! mi gran padre se muere, yo
digo ¡hurra! la vieja negritud se cadaveriza progresivamente.

No hay que decir: era un buen negro. Los blancos dicen que era un negro,
un verdadero buen negro, el buen negro de su amo.

Yo digo ¡hurra!
Era un muy buen negro,
la miseria le había herido pecho y espalda y habían metido en su pobre
mollera que una fatalidad pesaba sobre él y que no la puede manejar a su
antojo que no tenía poder sobre su propio destino; que un señor avieso
había desde tiempo inmemorial escrito leyes de prohibición en su
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naturaleza pelviana; y ser el buen negro; creer honradamente en su
indignidad, sin la curiosidad perversa de verificar nunca los jeroglíficos
fatídicos.
Era un muy buen negro.

Y no se le ocurría la idea de que podría azadonar, ahondar, cortarlo todo,


cualquier otra cosa verdaderamente que no fuese la caña insípida.

Era un muy buen negro.

Y le lanzaban piedras, trozos de chatarra, cascos de botella, pero ni esas


piedras, ni esa chatarra, ni esas botellas…
Oh quietos años de dios sobre este mogote terráqueo!

Y el látigo disputó el chupeteo de las moscas el rocío azucarado de nuestras


llagas.

Yo digo hurra! la vieja negritud


se cadaveriza progresivamente
el horizonte se deshace, retrocede y se ensancha
y entre desgarrones de nubes aparece el fulgor de un signo.

El negrero cruje por todas partes… Su vientre se convulsiona y resuena… La


horrible tenía de su cargamento roe los intestinos fétidos del extraño niño
de pecho de los mares.

Y ni el júbilo de las velas hinchadas como un abultado bolso de doblones, ni


las jugarretas hechas a la tontería peligrosa de las fragatas policíacas le
impiden oír la amenaza de sus gruñidos intestinos.

En vano para olvidarse de ello el capitán cuelga en su palo mayor el negro


más gritón, o lo echa al mar, o lo entrega al apetito de sus molosos.

La negrería que huele a cebolla frita vuelve a encontrar en su sangre


derramada el sabor amargo de la libertad

Y está de pie la negrería

La negrería sentada
inesperadamente de pie
de pie en la cala
de pie en los camarotes
de pie en el puente
de pie en el viento
de pie al sol
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de pie en la sangre
de pie
y
libre
de pie y no como una pobre loca en su libertad y su indigencia marítimas
girando en la deriva perfecta y aquí está:
más inesperadamente de pie
de pie en los cordajes

de pie ante el timón


de pie ante la brújula
de pie ante el mapa
de pie bajo las estrellas
de pie
y
libre

Y el navío lustral hiende impávido las aguas


Desplomadas
Y ahora se pudren nuestras borlas de ignominia!
por el sol abrotoñado de medianoche
escucha gavilán que tienes las llaves de oriente
por el día desarmado
por el tiro de piedra de la lluvia

Escucha perro blanco del norte, serpiente negra del


Mediodía
que rematáis el cinturón del cielo
todavía hay un mar por cruzar
para que yo invente mis pulmones
para que el príncipe se calle
para que la reina me bese
todavía un viejo mar por asesinar
un loco por entregar
para que mi alma brille ladre brille
ladre ladre ladre
y que chille la lechuza mi bello ángel curioso.
El maestro de las risas?
El maestro del silencio formidable?
El maestro de la esperanza y la desesperación?
El maestro de la pereza? El maestro de las danzas?
Soy yo!
y por eso, señor
los hombre de cuello frágil
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recibe y percibe fatal calmoso triangular
y para mí mis danzas
mis danzas de mal negro
para mí mis danzas
la danza rompe-argolla
la danza salta-prisión
la danza es-hermoso-y-legítimo-ser-negro
para mí mis danzas y salta el sol en la raqueta de mis manos
pero no el sol desigual ya no me basta
enróscate, viento, alrededor de mi nuevo crecimiento
pósate en mis dedos medidos
te entrego mi conciencia y su ritmo de carne
te entrego los fuegos donde se asa mi debilidad
te entrego la cadena múltiple
te entrego el pantano
te entrego el intourist del círculo triangular
devora desea
te entrego mis palabras abruptas
devora enróscate

y enroscándote abrázame con un más vasto


estremecimiento
abrázame hasta el nosotros furioso
abraza, abrázanos
pero habiéndonos igualmente mordido
hasta la sangre de nuestra sangre mordido,
abraza, abraza mi pureza sólo se enlaza con tu pureza
pero entonces abraza
como un campo de apretados filaos
en la noche
nuestras multicolores purezas
y enlaza, enlázame sin remordimientos
enlázame con tus inmensos brazos de arcilla luminosa
enlaza mi negra vibración al ombligo mismo del mundo
enlaza, enlázame, áspera fraternidad,
y luego, estrangulándome con tu lazo de estrellas, sube,
paloma
sube
sube
sube

Yo te sigo, impresa en mi atávica córnea blanca,


sube lamedor de cielo
y el gran agujero negro donde yo quería ahogarme
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en la otra luna
es allí donde quiero pescar ahora la lengua maléfica
de la noche en su inmóvil vibración”.

Supervivencia
Te evoco
bananero patético que agitas mi desnudo corazón
en el día salmodiante
te evoco
viejo hechicero de las montañas sordas por la noche
justamente la noche que precede a la última
y sus redobles de tedio golpeando en la poterna loca de las ciudades
enterradas
pero no es sino el preludio de las selvas en marcha sobre el cuello
sangrante del mundo
es mi odio singular
llevando a la deriva sus témpanos de hielo en el aliento de las
verdaderas llamas
dadme
ah dadme el ojo inmortal del ámbar
y sombras y tumbas de granito cuadriculado
pues la barrera ideal de los planos húmedos y de las hierbas
acuáticas
escucharán en las zonas verdes
los intérpretes del olvidos anudándose y desanudándose
y las raíces de la montaña
exaltando la estirpe real de los almendros de la esperanza
florecerán por los senderos de la carne
(la penuria de vivir pasando como una tempestad)
mientras que bajo el cartel del cielo
un fuego de oro sonreirá
al canto ardiente de las llamas de mi cuerpo
14
Visitación
oh marejada anunciadora sin nombre sin polvo de toda palabra
vinosa
marejada y mi pecho salado en las ensenadas de los antiguos días
y el joven color
tierno en los senos del cielo y de las mujeres eléctricas
de qué diamantes

fuerzas eruptivas trazad vuestros orbes


comunicaciones telepáticas retomad a través de la materia
refractaria
los mensajes de amor extraviados en los cuatro rincones del mundo
volved a nosotros reanimados
por las palomas viajeras de la circulación sideral

en lo que a mí se refiere a nada temo soy de antes de Adán no


dependo siquiera del mismo león
ni del mismo árbol soy de otra caloría y de otro frío
oh mi infancia leche de luciérnaga y estremecimiento de reptil
pero ya la víspera se impacientaba hacia el astro y la poterna
y huíamos
sobre un combado mar increiblemente sembrado de popas de
naufragios
hacia una orilla donde me aguardaba un pueblo agreste y penetrador
de bosques con
ramas de hierro forjado en las manos -el sueño camarada sobre
la escollera- el perro azul de la metamorfosis
el oso blanco de los témpanos de hielo y Tu muy salvaje des-
aparición
tropical como una aparición de lobo nocturno en pleno mediodía
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Fragmento
Yo reencontraré el secreto del gran diálogo, el secreto de las grandes
combustiones. Diré tormenta, rio, diré tornado. Diré hoja. Diré árbol. Me
mojarán todas las lluvias, brillaré humedecido por todos los rocíos. Igual
que la sangre arrebarada en la corriente lenta del ojo de las palabras, como
caballos furiosos, como niños muy pequeños, como coágulos, cubrefuegos,
como ruinas de templo. como joyas, correré lejos, lo suficientemente lejos
como para desalentar a los mineros.
El que no me entienda, tampoco entenderá el rugido del tigre.
Soy el que canta con la voz aherrojada en el jadeo de los elementos. Es dulce
ser nada más que un pedazo de madera, un corcho, una gotita de aguas
torrenciales del comienzo y del fin. Es dulce abandonarse en el corazón
destrozado de las cosas.
La poesía nace con el exceso, la desmesura, con la búsqueda acuciada por lo
vedado.

Poema para el alba


Arrebatos de carne viva
en los estíos explayados de la corteza cerebral
han flagelado los contornos de la tierra
los ranforinquios en el sarcasmo de sus colas
captan el viento
el viento que ya no tiene espada
el viento que ya no es sino una caña de pescar los frutos de
todas las estaciones del cielo
manos abiertas
manos verdes
para las bellas fiestas de las funciones anhídridas
nevarán adorables crepúsculos sobre las manos tronchadas de las
memorias respirantes
y de ahí
sobre las grietas de nuestros labios de Orinoco desesperado
la feliz ternura de las islas mecidas por el pecho adolescente
de las fuentes del mar
y en el aire y en el pan siempre renaciente de los esfuerzos
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musculares
el alba irresistible abierta bajo la hoja
cual claror el impulso espinoso de las belladonas

Elegía
El hibisco no más que un ojo reventado
de donde pende el hilo de una larga mirada, las trompetas de esparavanes
el gran sable negro de los flamboyanes, el crepúsculo llavero siempre
tintineante
las arecas indolentes soles que jamás se pusieron por traspasadas por un
alfiler que las tierras que se saltan la tapa de los sesos
no dudan nunca en incrustarse
hasta el corazón, los fantasmas horrorosos, Orion
la extática mariposa que los pólenes mágicos
crucificaron sobre la puerta de las noches cimbreantes
los bellos tirabuzones negros de las cañafístulas mulatas
altaneras cuyo cuello tiembla levemente bajo la guillotina

y no te sorprendas si en la noche gimo más hondamente o si mis manos


estrangulan más sordamente es el tropel de viejas penas que hacia mi olor
negro y rojo en escolopendra
alarga la cabeza y con una insistencia en el hocico aún blanda y desmañada
busca más dentro mi corazón de nada me sirve entonces apretarle contra el
tuyo y perderme en la espesura de tus brazos que acaba por encontrarlo y
muy gravemente de manera siempre nueva
lo lame amorosamente
hasta que brota salvaje la primera sangre
bajo las bruscas garras desplegadas del
DESASTRE
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Cuerpo perdido
Yo que Krakatoa
yo que todo mejor que monzón
yo que a pecho descubierto
yo que carraspeo como un árgano viejo
yo que balo mejor que una cloaca
yo que fuera de gama
yo que Zambeze frenético o rombo o
caníbal
quisiera ser cada vez más humilde y más manso
siempre más grave sin vestigio ni vértigo
caer hasta perderme
en la viviente sémola de una tierra bien abierta
Fuera una neblina en lugar de atmósfera no
sería nada sucia
cada gota de agua conteniendo un sol
cuyo nombre idéntico para todas las cosas
sería el ENCUENTRO MAS TOTAL
de tal suerte que no se sabría a ciencia cierta
si cruza una estrella o una esperanza acaso
o un pétalo de flamboyán
o una retirada submarina
que las antorchas de las medusas aurelias frecuentan
Imagino que entonces la vida me bañaría por completo
mejor la sentiría palpándome o mordiéndome
tendido sentiría llegarme los olores al fin liberados
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cual manos caritativas
que me atravesarían
para mecer largos cabellos
más largos que ese pasado que no puedo alcanzar.
Cosas apartaros, haced sitio
a mi reposo que alza en oleaje
mi cresta terrible de raíces fondeadoras
buscando dónde asirse
oh cosas, yo sondeo y sondeo
yo, el cargador, soy portarraíces
yo peso, fuerzo y arcaneo
y ombligueo
Ah, quien hacia los arpones me lleva
estoy muy débil
silbo, sí, silbo cosas muy antiguas
de serpientes de cosas cavernosas
Soy oro viento paz aquí
y contra mi hocico inestable y fresco
poso contra mi rostro corroído
tu frío rostro de risa descompuesta.
El viento, ay, lo escucharé aún
negro, negro, negro desde el fondo
del cielo inmemorial
un poco menos fuerte que hoy en día
pero demasiado fuerte sin embargo
y ese loco aullido de perros y caballos
que envía a nuestra persecución siempre cimarrona
mas a mi vez en el aire
me alzaré en un grito tan violento
que voy a salpicar al cielo entero
por mis ramas destrozadas
y por el chorro insolente de mi barril herido y solemne
ordenaré a las islas existir.
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Conquista del alba


Morimos nuestra muerte en bosques de eucaliptos gigantes
acariciando encalladuras de paquebotes absurdos
en el país para crecer
drosera irrespirable
paciendo en las desembocaduras de las claridades sonámbulas
ebria
muy ebria guirnalda arrancando demostrativamente* nuestros pétalos
sonoros
en la lluvia campanularia de sangre azul,

Morimos
con miradas creciendo en amores extáticos en salas carcomidas
sin palabras que se opongan en los bolsillos, como una isla
que se hunde en la explosión brumosa de sus pólipos
—la noche,

Morimos
entre sustancias vivientes hinchadas anecdóticamente
de premeditaciones
arborizadas que sólo regocijan, que sólo se insinúan en el corazón mismo
de nuestros gritos, que únicamente reverdecen con voces de niño,
que solamente
trepan a lo largo de los párpados en el peldaño
agujereado miriápodos sagrados lágrimas silenciosas,

Morimos de una muerte blanca floreciendo de mezquitas su dintel de


espléndida ausencia donde la araña de perlas saliva su ardiente melancolía
de mónada convulsiva

en la inenarrable conversión del Fin

Maravillosa muerte de nada Una esclusa alimentada en las fuentes más


secretas de la ravenala se ensancha en grupa de gacela desprevenida

Maravillosa muerte de nada.

Las sonrisas escapadas al lazo de las complacencias deshácense sin precio


de las joyas de su infancia en plena feria de sensitivas en delantal de ángel
en temporada liminar de mi voz sobre la suave pendiente de mi voz a voz
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en grito para dormirse.

Maravillosa muerte de nada

¡Ah! El penacho depositado de los orgullos pueriles


las ternuras adivinadas
he aquí con puertas más pulidas que las rodillas de
la prostitución—
el castillo de los relentes— mi ensueño
donde adoro
con la aridez de los corazones inútiles

(salvo del triángulo orquial que sangra violento como el silencio de las
tierras bajas)
brotar
en una gloria de trompetas libres con cáscara escarlata
corazón no mantecoso, sustrayendo a la ancha voz de los precipicios
incendiarios y embriagadores tumultos de cabalgata

Cadáver de un frenesí
el recuerdo de un camino que sube mucho a la sombra de los bambúes di
guarapo que vuelve a inventarse siempre y el olor de los ciruelos de España
se dejaron olvidadas
las enaguas del mar
los tiempos de la infancia
el parasol de los coccolobis

al llegar a la curva me vuelvo y miro por encima del hombro


de mi pasado lleno del ruido mágico en el momento preciso
siempre incomprensible y angustioso del fruto del árbol del pan
que cae rodando hasta el barranco en donde nadie lo encuentra
la catástrofe se ha hecho un trono instalándolo demasiado alto
del delirio de la ciudad destruida es mi vida incendiada

Dolor tú perderás
él hábito que se grita:
que he soñado con el rostro torcido
boca amarga he soñado con todos los vicios de mi
21
sangre
y los fantasmas rondaron cada uno de mis gestos
en el escote de la suerte
no importa es debilidad

vela corazón mío


único prisionero que inexplicablemente sobrevive
en su celda
a la evidencia del destino
feroz taciturno
muy al fondo lámpara encendida por su terrible
herida

Paciencia de signos
Sublimes excoriaciones de una carne fraterna y hasta las fogatas rebeldes
de mil aldeas azotadas
arenas
fuego
mástil profético de las carenas
fuego
vivero de murenas fuego
fuego faroles de situación de una isla en pesadumbre
fuegos huellas de hoscos rebaños que se
deletrean en los barros
pedazos de carne cruda
gargajos suspendidos
esponja rezumante de hiél
vals de fuego de los céspedes llenos de cucuruchos que caen del impulso
frustrado de grandes ta-bebuyas
fuegos de los tizones perdidos en un desierto de llantos y cisternas huesos
fuegos desecados más nunca tan desecados que no palpite un gusano
pregonando su carne nueva

semillas azules del fuego


fuego de los fuegos
testigos de ojos que para las locas venganzas se exhuman y se agrandan
polen polen
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y por los guijarros donde se redondean las bahías nocturnas de suaves
manzanillos
buenas naranjas siempre accesibles a la sinceridad de las sedes largas

Sol serpiente
Sol serpiente ojo fascinador ojo mío
el mar piojera de islas crujiendo en los dedos de las rosas
lanza-llamas y mi cuerpo intacto de fulminado
el agua eleva las osamentas de luz perdidas en el corredor sin pompa
torbellinos de hielo aureolan el corazón humeante de los cuervos
nuestros corazones
es la voz de los rayos domesticados que giran sobre sus goznes de lagartija
traslado de anolis al paisaje de vidrios rotos
son las flores vampiros que suben a relevar las orquídeas
elixir del fuego central
juego justo fuego mango nocturno cubierto de abejas
mi deseo un azar de tigres sorprendidos en los azufres
pero el despertar estañoso se dora con los yacimientos infantiles
y mi cuerpo de guijarro que come pescado que come
palomas y sueños
el azúcar de la palabra Brasil en el fondo de la ciénaga

Mitología
con amplios golpes de espada de sisal de tus fieros brazos
con grandes fieros golpes de tus brazos libres de amasar el amor
conforme a tu capricho batéké
de tus brazos de encubrimiento y de don que golpean clarividente-
mente los espacios ciegos bañados con pájaros
profiero en el hueco leñoso de la oleada infantil de tus senos el
surtidor del gran mapú
nacido de tu sexo donde pende el frágil fruto de la libertad
23

Tam-tam de noche
manada de okapis dado al llanto el río de los dedos carnudos
hurga en el cabello de las piedras mil lunas espejos giratorios
mil mordiscos de diamantes mil lenguas sin oración
fiebre almocárabes de arco oculto al remolque de manos de piedra
cosquilleando la sombra de los sueños sumergidos en los simulacros
del mar

No tengáis piedad alguna


Humead pantanos

las imágenes rupestres de lo desconocido


vuelven hacia mí el silencioso crepúsculo
de sus risas

Humead oh pantanos corazón de erizo de mar


las estrellas muertas apaciguadas por manos maravillosas brotan
de la pulpa de mis ojos
Humead humead
la frágil oscuridad de mi voz hace crujir ciudades
relumbrantes
y la pureza irresistible de mi mano llama
de lejos de muy lejos del patrimonio hereditario
el celo victorioso del ácido en la carne
de la vida –pantanos-

como una víbora nacida de la fuerza blonda del deslumbramiento.


24
Perdición
golpearemos el aire nuevo con nuestras cabezas acorazadas
golpearemos el sol con nuestras palmas grandemente abiertas
golpearemos el suelo con el pie desnudo de nuestras voces
las flores machos dormirán en las caletas de los espejos
y la propia armadura de los trilobitas
se humillará en el mediodía de siempre
sobre las tiernas gargantas henchidas con minas de leche
¿y no franquearemos acaso el pórtico
el pórtico de las perdiciones?
un vigoroso camino con venenosas amarilladuras
tibio
donde retozan los búfalos de las cóleras insumisas
corre
tragando la brida de los maduros tornados
hacia los baliceros sonoros de los crepúsculos ricos

Batuque
(fragmento)
(...)
batuque
cuando el mundo quede desnudo y tostado
como la matriz calcinada por los grandes soles
del amor
batuque
cuando el mundo sea sin búsqueda
un corazón maravilloso en que se estampe el de-
corado
de las miradas hechas pedazos
por vez primera
cuando las querencias lleguen a atrapar a las estrellas
cuando el amor y la muerte sean
una misma serpiente coral enroscada a un brazo
sin ajorca
sin hollín
sin densa
batuque del río en crecida de lágrimas de cocodrilos
y látigos a la deriva
25
batuque del árbol de serpientes de los bailarines
de la pradera
rosas de Pensilvania miran a los ojos la nariz las
orejas
a las ventanas de la cabeza serrada
del ajusticiado
batuque de mujer de brazos de mar y cabellos
de manantial submarino
la rigidez cadavérica transforma los cuerpos
en lágrimas de acero
todos los fantasmas frondosos forman un mar de
yucas azules
y armadías
todos los fantasmas neuróticos se han
desbocado
batuque
cuando el mundo sea, de abstracción, seducida,
de brotes de sal gema
los jardines del mar
por primera y última vez
un mástil de carabela olvidada arda almendro del
naufragio
un cocotero un baobab una hoja de papel
un rechazo en casación
cuando el mundo sea una mina a cielo abierto
batuque
cuando el mundo sea una pasarela
mi deseo
tu deseo
conjugados en un salto en el vacío respirado
al alero de nuestros ojos afluyan
todo el polvo de los soles poblados de paracaídas
de incendios voluntarios de oriflamas de trigo rojo
batuque de los ojos podridos
batuque de los ojos de melaza
batuque del mar doliente abrumado de islas
el Congo en un salto de sol levante pendiente de
un hilo
pozal de ciudades sangrantes
manojo de toronjil en la noche violada
batuque
cuando el mundo sea una torre de silencio
en que seamos la presa y el buitre
todas las lluvias de loros
26
todas las dimisiones de chinchillas
batuque de trompas partidas de párpados de aceite
de chorlitos reales virulentos
batuque de lluvia que se extingue finamente hendida
de orejas enrojecidas
purulencia y vigilancia
Habiendo violado hasta la trasparencia el sexo
estrecho del crepúsculo
el gran negro de la mañana
hasta el fondo del mar de piedra reventada
atenta a los frutos del hambre de las ciudades
trabadas
batuque
¡Oh! Sobre el íntimo vacío
--chorreante chorreado—
hasta la rabia del lugar
¡las prescripciones de un sangre severa!

Y el navío voló sobre el cráter en las mismas puertas


de la hora surcada por las águilas
el navío avanzó por manojos calmos de estrellas
fugaces
en manojos flavos de muelles cortados y de panoplias
y el navío lanzó una andanada de ratones
de telegramas de caurís de quechemarines
un bailarín wolof hacía puntas y señales
en la punta del mástil más elevado
toda la noche se le vio danzar cargado de amuletos y
de alcohol
saltando a la altura de las estrellas feraces
un ejercito de cuervos
un ejercito de cuchillos
un ejercito de parábolas
y el navío combado soltó un ejercito de caballos
A medianoche la tierra penetró en el canal
del cráter
y el viento de diamantes tapizado de sotanas rojas
olvidando el olvido sopló los cascos de caballo cantando la aventura
de la muerte de su voz lechosa
sobre los jardines del arco iris que enarbola algarrobos

batuque
cuando el mundo sea un vivero en el que pesque
mis ojos con el anzuelo de l os tuyos
27
batuque
cuando el mundo sea el látex de prolongado cauce
de las carnes de sueño debido
batuque
batuque de oleajes y singultos
batuque de búfalos burlados
batuque de los retos de avisperos carminados
en el pillaje del fuego y del cielo humeantes
batuque de las manos
batuque de los pechos
batuque de los siete pecados decapitados
batuque del sexo de beso de pájaro en la huida
del pescado
batuque de princesa negra en diadema de sol que
se derrite
batuque de la princesa atizando mil guardianes
desconocidos
mil jardines olvidados bajo la arena y el arco iris
batuque de la princesa de muslos del Congo
de Borneo
de Casamancia.
(...)
28
Aimé Césaire
Aimé Fernand David Césaire (Basse-Pointe,
Martinica, 26 de junio de 1913 — Fort-de-France,
ibídem, 17 de abril de 2008) fue un poeta y político
francés. Fue el ideólogo del concepto de la negritud y
su obra ha estado marcada por la defensa de sus raíces
africanas.

Biografía

Nacido en una familia de seis hijos, su padre era


profesor y su madre costurera. Su abuelo había sido el
primer profesor negro de Martinica y su abuela, en oposición a muchas de
las mujeres de su generación, sabía leer y escribir y enseñó a hacerlo a sus
nietos desde muy jóvenes.

Entre 1919 y 1924 Aimé Césaire acude a la escuela primaria en Basse-Pointe


en la que trabajaba su padre, y luego consigue una beca para el Liceo Victor
Schoelcher en Fort-de-France. En septiembre de 1931 se traslada a París
como becario del gobierno francés y pasa a estudiar en uno de los más
famosos liceos de París: el Liceo Louis-le-Grand en donde conoce desde el
primer día al senegalés, futuro presidente de su país, Léopold Sédar
Senghor, con el que entablará una amistad que durará hasta la muerte de
Senghor.

El concepto de negritud

En contacto con los jóvenes africanos que se encontraban estudiando en


París, Aimé Césaire y su amigo de la Guayana Francesa Léon Gontran
Damas, al que ya había conocido en Martinica, van descubriendo una parte
desconocida de su identidad, el componente africano, víctimas de la
alienación cultural características de las sociedades coloniales de Martinica
y Guayana Francesa.

En septiembre de 1934, Césaire funda, junto a otros estudiantes de las


Antillas, de Guayana y africanos (entre los que estaban Léon Gontran
Damas, el guadalupeño Guy Tirolien, y los senegaleses Léopold Sédar
Senghor y Birago Diop), el periódico L'étudiant noir (El estudiante negro). En
las páginas de esta revista aparecerá por primera vez el término "Negritud".
Este concepto, ideado por Aimé Césaire como reacción a la opresión
cultural del sistema colonial francés, tiene como objetivo, por una parte
rechazar el proyecto francés de asimilación cultural y por otra fomentar la
29
cultura africana, desprestigiada por el racismo surgido de la ideología
colonialista.

Tras superar en 1935 las pruebas de acceso a la Escuela Normal Superior,


Césaire pasa el verano en Dalmacia, en casa de su amigo Petar Guberina, y
allí empezarça a escribir el "Cahier d'un retour au pays natal" (Cuaderno de
un retorno al país natal), o, como él mismo declarará, “evocación desde la costa
dálmata de mi isla”, que finalizará en 1938. En 1936 lee la traducción de la
”Historia de la civilización africana” de Frobenius. Finaliza sus estudios en
la Escuela Normal Superior en 1938 con un trabajo sobre “El tema del Sur
en la literatura negro-americana de los Estados Unidos”. Tras casarse en
1937 con una estudiante martiniquesa, Suzanne Roussi, Aimé Césaire,
catedrático de letras, vuelve a Martinica en 1939, para ejercer, al igual que
su padre, la docencia en el Liceo Schœlcher.

Evolución durante la Segunda Guerra Mundial

La situación en Martinica a finales de los años 1930 era la de una zona


encaminada hacia la total alienación cultural, ya que la élite local prefería
siempre cualquier referencia proveniente de la metrópoli colonial, Francia.
En temas literarios, las escasas obras martiniquesas de la época suelen estar
teñidas de un exotismo biempensante, y adoptan la mirada exterior que se
puede encontrar en los libros franceses que hablan de la Martinica. Este
duduísmo, que utilizan autores como Mayotte Capécia ha sido el principal
motivo por el que han aumentado los clichés a los que se ve sometida la
población de Martinica.

Como reacción a esa situación, el matrimonio Césaire, apoyado por otros


intelectuales martiniqueses como René Ménil y Aristide Maugée, funda en
1941 la Revue Tropiques. Durante la Segunda Guerra Mundial, los Estados
Unidos proceden a bloquear la Martinica, debido a la desconfianza que
sienten ante los representantes del régimen colaboracionista de Vichy), lo
que hace que las condiciones de vida en la isla se deterioren. El régimen
instaurado por el Almirante Robert, enviado especial del Gobierno de
Vichy es racista y represor. En los pueblos, los representantes electos de
color son cesados y sustituidos por representantes de la aristocracia criolla,
los békés. En ese contexto, la censura apunta de modo directo contra la
revista Tropiques, que sólo irá apareciendo con dificultades hasta 1943.

El conflicto mundial también marca el paso por Martinica del poeta


surrealista André Breton (que contra sus experiencias en un breve
opúsculo, Martinica, encantadora de serpientes). Breton descubre la poesía de
Césaire por el Cuaderno de un retorno al país natal y se encuentra con él en 1941.
En 1943 redacta el prólogo de la edición bilingüe del “Cuaderno...”, que se
30
publica en el número 35 de la revista “Fontaine” que dirige Max-Pol
Fouchet y en 1944 el del compendio Las armas milagrosas, que marca la
adhesión de Césaire al surrealismo. Apodado "el negro fundamental",
influirá en autores como Frantz Fanon, Edouard Glissant (alumnos de
Césaire en el liceo Schoelcher), el guadalupeño Daniel Maximin y muchos
otros. Su pensamiento y su poesía también marcaron a los intelectuales
africanos y afroamericanos en su lucha contra el colonialismo y la
desculturización.

Carrera política tras la Segunda Guerra Mundial

En 1945, Aimé Césaire se afilia al Partido Comunista Francés, y a la cabeza


de ese partido es elegido alcalde de la capital de la isla, Fort-de-France.
También se presenta y sale elegido diputado a la Asamblea Nacional por
Martinica, escaño que conservará sin interrupción hasta 1993. Aunque
durante mucho tiempo se declaró independentista sus aspiraciones una vez
elegido eran más modestas, teniendo en cuenta la situación económica y
social de la Martinica, muy deteriorada tras años de bloqueo y tras el
desplome de la industria azucarera, y trató de conseguir el estatus de
departamento para la Martinica, cosa que se produce en 1946.

Era esta una reivindicación que databa de finales del siglo XIX y que se
había consolidado en 1935, en el tricentenario de la unión de la Martinica a
Francia que llevó a cabo Belain d'Esnambuc. La postura de Césaire no fue
bien entendida entre los muchos movimientos de izquierda martiniqueses,
que se eran más favorables a la independencia, e iba a contracorriente de
los movimientos de liberación de Indochina, India o el Maghreb. La medida
tenía como objetivo, según Césaire, luchar contra la preponderancia béké
en la política martiniquesa, contra el clientelismo, la corrupción y el
conservadurismo estructural que llevaban aparejados. Según Césaire fue
para conseguir un saneamiento, una modernización, y para permitir el
desarrollo económico y social de Martinica por lo que adoptó dicha
decisión.

En 1947 Césaire crea junto a Alioune Diop la revista “Présence africaine”.


En 1948 aparece la ”Anthologie de la nouvelle poésie nègre et malgache”,
con prólogo de Jean-Paul Sartre que consagra el movimiento de la negritud.

Opuesto a las valoraciones que el PCF hizo con respecto a la revolución de


Hungría, Aimé Cesaire abandona el PCF en 1956, y funda dos años después
el Partido Progresista Martiniqués (PPM), desde el que reivindicará la
autonomía de Martinica. Alineado con los "no inscritos" de la Asamblea
Nacional entre 1958 y 1978, y en el grupo socialista de 1978 a 1993. Césaire
seguirá siendo alcalde de Fort-de-France hasta en 2001. El desarrollo de la
31
capital de Martinica a partir de la Segunda Guerra Mundial se caracterizó
por un masivo éxodo rural, provocado por el declive de la industria
azucarera y la explosión demográfica provocada por la mejora de las
condiciones sanitarias de la población. La política social llevada a cabo
favoreció la creación de una base electoral estable para el PPM. La política
cultural de Aimé Césaire se simboliza con la creación del Servicio
Municipal de Acción Cultural (SERMAC), que a través de talleres de arte
popular (baile, artesanía, música) y el prestigioso festival de Fort-de-
France.

Obras

• Œuvres complètes (tres volúmenes), Fort-de-France, 1976.

Poesía

• Cahier d'un retour au pays natal, Paris, 1939


• Les Armes miraculeuses 1946
• Soleil cou coupé 1947
• Corps perdu (grabados de Picasso), Paris, 1950
• Ferrements, Paris, 1960
• Cadastre, Paris, 1961
• Moi, laminaire, Paris, 1982
• La Poésie, Paris, 1994

Teatro

• Et les chiens se taisaient, Paris, 1958


• La Tragédie du roi Christophe, París, 1963
• Une saison au Congo, París, 1966
• Une tempête, d'après 'La Tempête de William Shakespeare: adaptation pour un
théâtre nègre), París, 1969

Ensayos

• Esclavage et colonisation, París, 1948.


• Discours sur le colonialisme, Paris, 1955.
• Discours sur la négritude, 1950
32

Muestrario de Poesía
1. La eternidad y un día y otros 8. Haikus / Matsuo Basho
poemas / Roberto Sosa 9. La última tarde en esta tierra y otros
2. El verbo nos ampare y otros poemas poemas / Mahmud Darwish
/ Hugo Lindo 10. Elegía sin nombre y otros poemas /
3. Canto de guerra de las cosas y otros Emilio Ballagas
poemas / Joaquín Pasos 11. Carta del exiliado y otros poemas /
4. Habitante del milagro y otros Ezra Pound
poemas / Eduardo Carranza 12. Unidos por las manos y otros poemas /
5. Propiedad del recuerdo y otros Carlos Drummond de Andrade
poemas / Franklin Mieses Burgos 13. Oda a nadie y otros poemas / Hans
6. Poesía vertical (selección) / Roberto Magnus Enzersberger
Juarroz 14. Entender el rugido del tigre / Aimé
7. Para vivir mañana y otros poemas / Césaire
Washington Delgado.

Libros de Regalo
1. Llevar a Gladys de Vuelta a Casa 21. Luis Pie y Los Vengadores / Juan Bosch
y otros cuentos / Aquiles Julián 22. Ahora que vuelvo, Ton / René del Risco
2. Letras sin Dueños / Aquiles Julián 23. La casa de Matriona / Alexander Solzenitsin
3. Música, maestro / Aquiles Julián 24. Josefina, atiende a los señores y otros textos /
4. Una Carta a García / Elbert Hubbard Guillermo Cabrera Infante
5. 30 Historias de Nasrudín Hodja / 25. El bloqueo y otros cuentos / Murilo Rubiao
Aquiles Julián 26. Rashomon y otros cuentos /
6. Historias para Crecer por Dentro / Ryunosuke Akutagawa
Aquiles Julián 27. El traje del prisionero y otros cuentos /
7. Acres de Diamantes / Russell Conwell Naguib Mahfuz
8. 3 Historias con un país de fondo / 28. Cuentos árabes / Aquiles Julián
Armando Almánzar R. 29. Semejante a la noche y otros textos /
9. Pequeños prodigios / Aquiles Julián Alejo Carpentier
10. El Go-getter / Peter Kyne 30. La tercera orilla del río y otros cuentos /
11. Mujer que llamo Laura / Aquiles Julián Joao Guimaraes Rosa
12. Historias para cambiar tu vida / 31. Leyendas aymarás / Aquiles Julián
Aquiles Julián 32. La muerte y la muerte de Quincas
13. El ingenio del Mulá Nasrudín / Berro Dágua /Jorge Amado
Aquiles Julián 33. Un brazo / Yasunari Kawabata
15. Algo muy grave va a suceder en este pueblo / 34. Cuentos africanos 2 / Aquiles Julián
Gabriel García Márquez 35. Dos cuentos / Yukio Mishima
16. Cuatro cuentos / Juan Bosch 36. Mejor que arder y otros cuentos /
17. Historias que iluminan el alma / Clarice Lispector
Aquiles Julián 37. La raya del olvido y otros cuentos /
18. Los temperamentos / Conrado Hock Carlos Fuentes
19. Una rosa para Emily / William Faulkner 38. En el fondo del caño hay un negrito
20. El abogado y otros cuentos / y otros cuentos / José Luis González
Arkadi Averchenko
33
39. La muerte de los Aranco y otros cuentos / 45. Cuentos hindúes / Aquiles Julián
José María Arguedas 46. El libro de los panegíricos / Rubem Fonseca
40. El hombre de hielo y otros cuentos / 47. Juana la Campa te vengará y otros cuentos /
Haruki Murakami Carlos Eduardo Zavaleta
41. Dos cuentos / Pedro Juan Soto 48. Venezuela cuenta 1 / Varios autores
42. Aquellos días en Odessa y otros cuentos / 49. La habitación roja / Edogawa Rampo
Heinrich Böll 50. Jóvenes cuentistas de América Latina 1 /
43. 12 cartas de amor y un amorcito y Varios Autores
otros cuentos / Juan Aburto 51. Caballo en el salitral y otros cuentos /
44. Rebelión en la granja / George Orwell Antonio Di Benedetto

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8. Cómo hacer proyectos y propuestas bien pensados Liana Arias
9. El diálogo socrático. Su aplicación en el proceso Humberto del Pozo
de venta. López
10. Principios y leyes del éxito Varios autores
34

Colección
Muestrario de
Poesía
2008

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