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Maana me retirar de este acogedor lugar, donde la ausencia de detalles en las paredes escasean en cuanto

artstico, pero no en cuanto a sentimiento, en cuanto a testimonio de los temas ms comunes o pueriles. En las
paredes grisaces de las duchas, se podan ver dibujos de vaginas y penes exuberantes; otras atestiguaban la el
espiritu de la carne humana. Cuando llegu aqu de la mano de Bebo y un par de policas a mis lados, lo
primero que vi en la celda, es una inscripcin tallado a filo, que hasta hoy en da se conserva: ''TIENPO,
HIJODEPUTA'' y ''!'' Lo contemple varias veces, huido de m. Ramn, mi compaero de celda, neg la
cabeza; no haba sido l, dijo en cierto momento. No hablaba mucho, se lmitaba a decir frases rotundas, iba al
grano: Fue el anterior a m. Je! Aparte de criminales, brutos, eh? No contest, pensaba en la N.
En las primeras visitas de Bebo, me informaba quese haban autorizado las visitas de Amelia; eso fue bastante
para sonrer pero de pronto sent que me sonrisa era tan solo un esfuero de una ganzua en mi boca; Bebo
pregunt qu ocurra, debiera estar feliz en vez de con esa cara de desgraciado. Lo dijo sin malicia, no
contemplando realmente la situacin, desde el otro lado del cristal, revisaba algo en su maletn de cuero, donde
haba documentos y documentos.
-En mi celda hay un mensaje, sabes. Dice: Tienpo hijo de puta.
-Tiempo, la palabra es tiempo.
La ganzua se deshiz.
Bebo continu sus explicaciones cal culadas, como agente de crdito, y las mas acabaron en el acto:
-El muchacho no pidi mucho, Ramrez.

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