8. TIEMPO Y RITUALES
‘Un estudio sobre el tiempo no puede concluir sin ocuparse antes de los
iuales, que estén penetrados profundamente por el tiempo.
‘TeMPORALIDAD E INTEMPORALIDAD EN LOS RITUALES
le (1949), el hombre primitive encuentra su propia)
tiempo, en el acto sagrado del ito, que reactivayre- — [
fetualiza el arquetipo inmutable, El libro El mtito del eterno retorno recoge
« {m importante ndimero de testimonios para sostener esta tesis: sélo en el ri-
tual, que va marcando los momentos significativos de su vida, el hombre es
realmente él mismo, mientras que el tiempo del devenir esta vacio de sig-
ente, no cuando se abandona. all
‘acciones arquetipicas realizadas
por la divinidad.!
tiempo subjetivo, sino cuando repi
‘de una vez para siempre, in illo te
Incluso el tiempo del devenir, en las sociedades primitivas, debe parar-
se periédicamente para quedar después regenerado mediante el rito:' «To-
dos jos rituales imitan un arquetipo divino y su actualizacién continua
Aacontece en un solo instante mitico intemporal> (Eliade, 1949). Al sumer-
girse en el rito, los participantes pueden experimentar la realidad de lo sa-
grado, De agui derivan los rituales que, en todas estas sociedades, van mar-
eando el ritino de la vida del hombre; por ejemplo, los eritos de paso» de
‘Van Gennep (1909), que trasladan al individuo a un «tiempo neutro», en
‘cuyo curso acontece el transito de una fase a otra de su vida, 0 los ritos que
‘ordenan y marcan el ritmo de los tiempos cotidianos. E! hombre que parti-
‘ipa en el ritual no solo es, sino que estd en su sitio. Y, naturalmente, en su
propio tiempo: después del rito de paso, el joven entra, reconocido por el
grupo social al que pertenece, en Ia edad adulta; después del matrimonio,
enla condicién de ¢sposo, eteétera.
De momento adoptaremos la definicién de ritual expuesta por Van der
Hart (1983, pags. 5 y sigs.):
Los rituales son actos simbélicos, que se han de realizar de un modo deter
minedo y siguiendo un cierto orden, y pueden estar o no acompafiados de for-
mules verbales, Junto a los aspectos formales, se puede distinguir un aspecto200 Los Tiempos DEL TIEMPO
‘motivo de os rituales. El ritual se lleva a cabo cot rar participacién e in
Sidad emotive S no sucede asl, nos enconramos ante ales cio Aen,
rituales se realizan periédicamente durante toda la vida de los intereseden
‘otros, porel contririo, una sola ver (peto pueden realizarios de nuevo cian coe
sonas).
Como resulta evidente por Ia definicin, los rituales que nos interesan
to social, aunque sea minimo, Los rituales in-
distinta, pertenecen al ambito de los habitos
‘ologta (ritualismos obsesivos). El ritual es un
ificado simbélico con un aspecto formal definido: la
secuencia yel orden de los actos es, al menos, tan importante como los sig:
nificados expresados. Usando terminologia semidtica, se puede decir que en
el ritual el significanté es tan digno como el significado, y ambos son insus.
tituibles al definir el acto simbolico que constitiye el rito. La presencia de
formulas verbales es accésoria y, por si sola, nunca configura un ritual,
Parece que la segunda parte de la definicién contradice la idea comin
de ritual aceptada en la sociedad occidental madura. Normalmente, se de:
fine «ritual» como un comportamiento formal carente de verdadera parti-
ipacién interior en relacién con las ideas y valores que estan en juego.
(Merton, 1957): un ejemplo lo constituye la celebracién religiosa «seguida,
de una forma puramente ritualn, lo que significa: «exterior, sin participa:
ciéns. El auténtico ritual es el de las culturas tradicionales, el que cualquier
familia o cada uno de nosotros ha expetimentado en el curso de su propia
vida, en el que ian conjunto de gestos socialente prescritos se vive con au.
téntica intensidad.
La tercera parte de la definici6n de Van der Hart introduce el tiempo en
el concepto de ritual. Se pueden distingiir dos tipos de ritual: Ios primeros
se viven uha sola vez (0 sélo en el curso de acontecimientos relevantes,
como una enfermedad grave). Son rituales que introducen una discontinud
dad en el tiempo, que marean el pasé de un tiempo a otro tiempo distinto.
Son aquellos que Van Gennep (1909) ha denominado «ritos de pasos; el
ejemplo tpico de éstos es el rito de trénsito de la infancia a la edad adulta,
al que ya hemos aludido. Van der Hart (1983) habla también de erituales de
curaciéns, semejantes a los de paso; por ejemplo, los realizados por los
chamanes cuando, en un determinado contexto, surgen problemas inespe-
rados, como una enfetmedad o un malestar inexplicable de un individuo!
se trata de rituales individuales y singulares
El segundo tipo de rituales, por el contrario, implica Ja repeticién. Son
tituales repetidos periédicamente, que sefialan una continuidad y regulari-
dad en el curso del tiempo. Entre ellos se incluyen los «rituales de intensi-
ficaciOns, actividades colectivas de un grupo que refuerzan la cohesién del
grupo en relacién con los acontecimientos externos, y los «rituales teléti-
cos» (Firth, 1972), es deci que acompafian el ingreso 9 la salida,
duo fuera del grupo.
1yen, finalmente, los (disengaged, Minuchin 1'
EL TIEMPO TERAPEUTICO COMO TIEMPO RITUAL.
El tiempo de Ia terapia es, sin duda, un tiempo separado, un tiempo vi-
vido por quienes participan én él (como terapenta como “cpaciente») de
una manera muy cercana a la experiencia del tiempo sagrado. Es intere-
sante observar que las psicoterapias tienen varias caracteristicas comunes
con los ritos de paso. Si tomamos como ejemplo el psicoanlisis, modelo de
ros muchos tlpos de psicotetapia, podemos observer que el andlisis clé-
es rico en medios que separan radicalmente su tiempo del tiempo co-
liano. Sin querer forzar Jas categorias de Van Gennep, podriamos decit
‘que el andlisis comienza con una solicitud de consejo (fase preliminar), $¢-
es estén muy ritualizadas y predominan los ritos colectivos de paso
‘THEMFO YRITUALES 205
guida del proceso terapéutico propiamente dicho (fase
gar auna conclusi6n, en la que es necesario que se re
fre analista y analizando (fase postliminal). En este momento, el analizan-
does «agregado de nuevo» al mundo de la vida cotidi
En cierto modo, es posible considerar esta analogfa un tanto forzada;
mucho més directa es la semejanza entre el desarrollo de los rituales de
‘paso y el de las sesiones de terapia sistémica. Las sesiones comienzan con
'6n, mientras las familias esperan en la sala de terapia (fase
preli contintian con el corpus de la sesién propiamente dicha y con
21 didlogo del equipo (fase liminal); concluyen, finalmente, con la despe-
dida al final de la sesién, en la que se comunican Ja fecha del préximo en-
cuenitro ¥, si es el caso, una intervencién de reformulacion, 0 una pres-
pef6n, oun ritual, que .
El equipo se convencié de que era necesario encontrar un:
‘que pudiese crear solidaridad y cohesi6n en ia familia nuclear,
reciese la definicién de unos limites més claros respecto a la arn
gen evitando, al mismo tiempo, una contraposicién entre las dos. Todo esto
‘se consiguié mediante un ritual que se debia realizar después de Ia cena: Ia
familia se reunfa durante una hora, con las puertas cerradas, y cada miem-
bro hablaba por turno durante quince minutos de la relaciéa con la f
lia de origen. Al final del ritual, estaba prohibi
cedido, De esta forma, el ritual se configuraba como un anti-mito, pero sin
que los terapeutas dijesen nada de esto explicitamente:
si Palazzoli, Boscolo y otros, 1975, pig. 107)
De este modo, el ritual terapéutico nacia como contraposicién a un
mito farniliar; se trata de un hecho sugerente, sise tiene en cuenta la estre-
cha relaci6n existente entre rito y mit
George Orwell, en su libro 1984,
la reescriben continuamente los
ad hoc ~el ministerio de la verdad-, para que sea siempre una fi
ccién de las orientaciones del gobierno en cada momento. Los mi
Ios mitos, son muy sem a la historia segtin el ministeri ver
dad: se reescriben continuamente, pero como si fuesen siempre idénticos.
Los mitos no recogen la evolucién en Homero no era consciente
de que estaba componiendo la enésima versién de los nostoi antiguos al es-
para cada rapsoda griego, su propia versién del mito era
inmnutable, y era la misma que habia sido siempre. De
imo juglar de la Mesa Redonda teimpoco tenia en cuenta
versas versiones ~semejantes, pero siempre distintas- de la figura del
turo que se habfan propuesto en los siglos anteriores.
En la definicién de Ferreira (1963), que fue el primero en elaborar wna
teoria al respecto, ef mito familiar es expresion de las convicciones com-
partidas ~y aceptadas implicitamente- por todos los miembros de la fami-
lia, aunque no estuvieran necesariamente expresadas con palabras. Ferrei-
ra consideraba el mito como una construccién estitica, de acuerdo con la
iva de Ia chomeostasis familiar» entonces dominante: el mito no
cambiaba nunca. Unos treinta afios después, en la perspectiva del paradig-
ma narrativo, Alan Parry (1991, pég, 52) escribe:
ruestras convicciones determinan nuestro comprender, y nuestro comprender
determina auestras convicciones.
Esto significa que el mito esté dentro de un proceso circular, evolutivo.
Como observan, entre otros, Bagarozzi y Anderson (1989), os mitos persona-
les o familiares, al igual que los culturales y sociales, muestran un alto grado
de plasticidad. Se modifican, pero sin que quien los vive sea consciente de
cello, Asf, un mito familiar puede ser una variaci6n de un mito socialmente
aceptado (cudintos mitos familiares que hemos observado son
bbe el tema, comtin a toda la cultura italiana, dela «buena mad:
personal puede ser, a su vez, la adaptaci6n individual de un mit210 ‘Los TIEMPOS DEL TIEMPO
El mito, en las sociedades primitivas, se sittia, como dirfa Eliade in i
tempore, en un tiempo que esté fuera del tiempo profano del deventr y, par
tanto, no puede cambiar, porque sagrado y profano estén claramente se.
personales o familiares, en nuestra sociedad, no son
‘menudo ni siguiera estén presentes en la conciencia y
parados. Los
tan inmutabl
encarnado en un miembro de la familia, se puede con-
a ee re
diablemente inferior a las expectativas. Pero pudiera ser que ninguno se die
esta transformacién. terapia, por ejemplo, puede in-
1adas premisas epistemolégicas presupuestos bésicos
representados por los mitos de una forma
jema mayor, en el sistema de la cultura,
rarrativa y metaférica, En tu
hay un grupo numeroso de personas, como poetas, artistas, sociélogos, fi-
6sofos, escritores, que ilustran los diversos mitos y su evolucién en el
tiempo.
Queremos recordar la contribucién de David Reiss (1981), que ha real
zado una interesante investigaci6n sobre la cultura familiar.
él mito familiar como constructo cognitivo compartido por toda la familia,
asimilable al concepto, central en su investigacién, de paradigma familiar
(véase supra, capitulo 3), El mito, a nuestro parecer, se diferencia del para~
digma familiar de Reiss al menos por dos motivos: sobre todo, porque es
tuna forma metaforica de los constructos cognitivos de la familia® (visién
sincr6nica); en segundo lugar, es una narracién o una «historia», en el sen-
tido que Michael White (White y Epston, 1989) ha dado a este término y,
por tanto, se desarrolla en el tiempo (visién diacrénica). La peculiaridad
del mito es que tiene la estructura de una historia -con principio, desarro-
llo y final-, pero se trata de una historia ya acontecida en otro tiempo, que
no es el tiempo cotidiano. El mito, que se despliega en el tiempo, se sitia
fuera del tiempo.
‘Como recuerda Jerome Bruner (1986), cualquier narracién tiene dos ca-
ras, definidas por Frank Kermode, siguiendo a los formalistas rusos, como
fabulay suze (arma, 0 pot en ingles) a primera es el tema sustancal
eal de
ral, que expresa de un modo metaférico el sistema de significados y valores
ividuo o de la familia, para actualizario en el tiempo mediante una
tructuras. Por eso, se puede considerar el ritual terapéutico como una ac
cién metaférica que tiene el efecto de liberar la capacidad de evolucién de,
llenciosamente sin que nos demos cuenta de ello. Un
hermanos intercambiaran sus caracteri
‘TIEMPO Y RITUALES: aut
un sistema. La familia Casanti era portadora de un mito que no habfa evo-
jucionado en armonfa con el ambiente circundante y que, en un cierto mo-
mento, se convirtié en una prisién para las nuevas generaciones y Tleg6 a
provocar problemas. Ahora podemos decir que la familia Casanti, fiel al
Piito, habia comenzado a perder la coordinacién entre sus tiempos y los
tempos de la sociedad. Cuando se conocié el mito y sus consecuencias, se
javentd un ritual ad fioc, que habfa liberado capacidad de evolucién de lx
dual y colectiva estaba muy ritualizada; el ritmo de
vital estaba marcado por rituales precisos que, en
jentales, se diferenciaban s6lo en los contenidos,
Tas mismas funciones. En la sociedad contem-
ide estos rituales se han atenuado o se han extinguido.
porénea gran parte
Persisten solo ritos locales, en algunas regiones, ciudades, pueblos o fami-
lias. Segtin algunos, parte del malestar, de los «problemas» de la sociedad
‘contemporanea, se debe a la falta de ideclogias, de valores, de sacralidad y,
sobre todo, a la pérdida de los rituales tra les.
Describiremos a continuacién un caso de un ritual de cambio, muy fre-
cuente en las sociedades primitivas, que se verificé en el curso de una tera~
pia, y que dio al equipo una sefal palpable de un cambio en una relacion
Fignificativa, Se trata de un episodio de la terapia de la familia Hayworth,
tratada en el capitulo 5. En el curso de la segunda sesin se descubri6, muy
lidad y en la indiferencia entre el hijo y la hermana. Sandy, el hijo, segin el
‘parecer de la familia, habia heredado el hechizo y la inmoralidad de su pa-
are, y se servia de ello para relacionarse con mujeres, a menudo mayores
{que 21, pero en el campo laboral no habia hecho pricticamente nada; esto
Sonstivsia una fuente de grave preocupaci6n para su hermana y su madre,
‘que velan cémo se le presentaba un futuro dificil en su trabajo y en su vida.
Su hermana Vera, por el contrario, aparentaba ser una mujer «normal»,
muy trabajadora, racional y mas biemrigida, llamada a una vida ordenada
yaburrida, sin altibajos. .
‘Los terapeutas decidicron concluir Ia sesién proponiendo que los dos
isticas més destacadas: Vera podria
dar a Sandy parte de su propia seriedad y rigidez; Sandy, por su parte,
podria ofrecerle parte de su embrujo y de su creatividad. Inmediatamente
Sespuss del final de la sesion, antes de abandonar la sala, los dos hermanos
‘e pusieron delante del espejo y, casi sin darse cuenta, intercambiaron sus
Chaquetas y se las probaron, miréndose fijamente uno @ otro. Llegaron muy
Satisfechos a la siguiente sesién: uno hablando de su nuevo trabajo y del fu-
turo con ponderacién, la otra sonriendo y bromeando. Ademds, los herma-
nos mostraban una inédita actitud de complejidad constructiva. Sin em-
iviada porque su hijo haba comen-
, parecia sombria,
En este caso los dos hermanos habfan realizado, sin ninguna instruc-
ion previa, un rito de intercambio de vestidos, un tipo de rituales que Van212 LOS TIEMPOS DEL THENPO
Gennep (1909) clasifica entre los ritos de paso y, més concretamente, entre
los ritos de hermanamiento y nupciales. Adems, el gesto ritual de los dos
hermanos se convertfa realmente en una metafora de la redefinicién de lg
relacién observada en Ia prescripcién terapéutica: una relacién en la que
Jos hermanos estan en el mismo plano, y cada uno puede dar al otto algo
de si mismo. Se podria objetar que lo descrito no era un ritual, sino un sim,
ple gesto; pero, a nuestro parecer, el gesto adquiere carécter ritual precisa,
mente cuando se sitta dentro de un espacio (y de un tiempo) separado, en,
presencia de testigos. Se puede observar una analogia entre los testigos y e]
‘contexto de la terapia, por una parte, y el sacerdote y la ceremonia nupcial,
en la que los contrayentes se intercambian los anillos, por otra.*
RITUALES DE PASO, RITUALES DE CONTINUIDAD
Antes de ilustrar nuestros rituales terapéuticos por medio de.casos cli
nicos, queremos esclarecer los presupuestos de los que partimos:
1. El ritual hace que el individuo o la familia se comporten de una de-
terminada manera, que es distinta de las conductas actuales, que han pro-
ducido sufrimiento y han provocado problemas. Al intentar realizar el ri-
nntes pueden encontrar la «tercera soluciéns, que no coincide ni
itentos precedentes, ni con la precomprensién de los terapeutas.
Los rituales, ademas de introducir significados y emociones, introducen
comportamientos nuevos. Parece que este paso del pensar al hacer repre-
senta una de las razones principales por las que los rituales son a menudo
is crdnicas, en las que el grupo esta inmunizado res-
interpretaciones.
‘os fundamentales del ritual es que pone a todos los.
‘miembros de una familia en el mismo plano al realizarlo. Puede consistir
simplemente en una reunién de una hora dos veces por semana, para poner
‘en comiin, por turno, reflexiones y emociones relacionadas con un deter-
minado tema propuesto por el terapeuta; o bien, en acercarse todos juntos
al cementerio para reflexionar sobre la muétte de un allegado: o incluso en
contarse, ext un momento preciso de la semana, las informaciones recibi-
das de otras personas, que no pertenecen a la familia, para revelar secretos
que estdn causando problemas en su relacién, etoétera,
La patticipaci6a de todos los miembros de la familia en estas circuns-
tancias ofrece la posibilidad de que aparezca una visién nueva de si mis-
mos y de los otros: introduce en Iugar de perspectivas lineales o morali-
én circular que relaciona ideas, emociones, personas. Pero
que puede
senso, que les ofrezca nuevas perspectivas compartidas. Esto hace pensat
¢n ritos como la misa o la comunidn, que convocan repetidamente al gru-
po de los fieles, y en los ritos laicos de ciertas reuniones politicas, empre-
saticles, deportivas,
3. El ritual favorece de este modo la armonizacién de los tiempos indi-
Viduales y colectivos. En este libro hay muchos ejemplos de ritos indivi-
‘TIEMPO Y RITUALES 213
duales y colectivos, y de su coordinacién antes, durante y después de la
ia. Cada ritual terapéutico marca un ritmo al tiempo
introduce un orden y una secuencia. A veces,
‘en que el tiempo esta bloqueado, como en las situaciones pa-
s, el ritual tiene la posibilidad de introducir secuencias que se he-
4, El objetivo del ritual, generalmente, no es el de t
dos," aunque en ciertos casos (por ejemplo, en casos de.
simple puede servir para transmitir un contenido. El obj
lacién de un ritual es actuar en los procesos: un ritual eficaz puede poner
‘en marcha un cambio procesal. Dicho con otras palabras: para nosotros
cuenta mas la forma que el contenido del ritual. Ademés, muchos de los r-
tuales que prescribimos son erfpticos, en el sentido de que los contenidos
‘son oscuros para los clientes, de modo que se evita el riesgo de que se con-
viertan en interacciones instructivas. Desde el punto de vista semiético, se
podria definir nuestros rituales como casos de hipocodificacién (Eco,
1975): los clientes se encuentran frente a hechos simbélicos cuyo cddigo no
conocen totalmente, y se les anima a que creen nuevos eddigos y nuevos
sistemas de significados,
5. Otra caracteristica del ritual, de una importancia semejante al esta-
blecimiento de una experiencia emocional colectiva, en la que todos los
ismo plano, es la indicacion dirigida a los clien-
tes de que esté pro}
do lo que ha sucedido mientras se realizaba el ritual. Esto tiene el objeti-
vo de crear una divisién muy clara entre la experiencia cotidiana y la ex-
periencia ritual, pues obliga a los clientes a comportarse de formas
diferentes en estas dos experiencias, ofreciéndoles asf la posibilidad de
vivir como si fuesen dos familias distintas. Sino se diese esta indicacién,
naturalmente los diversos miembros de la familia hablarian de las expe-
rituales en otros momentos de la vida cotidiana, anulando las di-
troducidas por el ritual, vaciéndolo de sentido y privandolo
Antes de ilustrar con algunos breves ejemplos clinics el uso de Tos ri-
smos recordar las dos categorias de rituales empleados en Ja
es de continuidad, expresion del ciclo del tiempo: y rituales
de paso (de discontinuidad), expresion del tiempo lineal, de la flecha de!
tiempo. Los rituales de paso marcan un tinico punto de discontinuidad,
{que se convierte en pernio de un cambio irreversible. Por ejemplo, en una
familia con hijos adolescentes, a quienes no se considera todavia auténo-
‘mos y responsables, se prescribe un ritual de un dia a la semana, hasta la
sesion siguiente, en el que se pide a los hijos que se comporten de un modo
responsable y aut6nomo y a los padres que creen las condiciones para que
esto se pueda realizar
Por el contrario, los rituales de continuidad crean un movimiento cfcli-
0, que ordena el deveni tema. Un ejemplo es el ritual, dado a los pa
‘rcs: de alternarse en dias pares e impares para ser «el padre de turno»
(Selvini Palazzoli, Boscolo y otros, 1977).24 1.08 TIEMPOS DEL TIEMPO
Enterrarel pasado
‘Se puede usar un rito de paso cuando se quiere actuar en un problema
del pasado que contintia influyendo en el presente. En tales circunstancias
.
itual «dfas pares y dias impares» result y sigue siendo bastante
‘itil para introducir un orden y una secuencia en las relaciones diurnas en-
tre padres e hijos, el ritual analogo enoches pares y noches impares resul-
ta eficaz cuando en la vida nocturna de la familia seslan patologias, a ¥
incluso graves. Segiin nuestra experiencia, e
~en particular las que tienen un miembro
formas no comunes, a veces extravagantes, de vida nocturne, En algunos
casos sucede que hijos o hijas adolescentes duermen todavia en el lecho
ientras
matrimonial, entre los padres; o duermen con uno de los padres,
que el otro se retira a otra habitaci6n.
‘Pongamos un ejemplo. Era una familia formada por tres personas: pa-
dre, madre e hijo. El padre era un joven director de una empresa, pertene-
ciente a una familia rica desde hacfa varias generaciones. En el momento
e casarse, la futura mujer le habia convencido para que construyera la re-
sidencia familiar de modo que Ii habitacién destinada a los hijos tuviese la
puerta frente ala de los padres, a fin de poder «tenerles siempre a la vistas.
Habian tenido solo un hijo, que al comenzar la terapia tenia nueve afios.
Desde hacia un afio Giacomo ~as{ se llamaba el nifio~ padecia graves
accesos de terror nocturno, acompafiados de pesadillas y en forma de au-
ténticos ataques de pénico. Se le habia diagnosticado un pavor nocturnus ¥
se le habia propuesto una psicoterapia individual, que no habia dado nin-
gin resultado. Entretanto, la vida de Giacomo se habia alterado profunda-
mente a causa del problema: el aprendizaje escolar habfa disminuido de un.
modo alarmante, y a menudo se quedaba dormido en la escuela, en mitad
de las lecciones.
Durante la primera sesion, dada la naturaleza del problema presentado,
élterapeuta analiz6 minuciosamenite Ia vida nocturna de la familia. Giaco-
mo era el centro de la vida de sus padres, siempre mimado, observado y
controlado. Desde hacia un afio el niho y sus padres dormfan cada vez mé-
nos por las noches. A la primera sefial de alarma por parte de Giacomo, sus
padres acudian répidamente en su ayuda y, después de innumerables in-
tentos de tranquilizarlo, se lo levaban a su cama, donde pasaba el resto de216 Los TEMPOS DEL TIEMPO
Ja noche. No hace falta decir que en esta casa no habfa laves en los dorm.
torios ni en el bafo.
El terapenta, antes de prescribir el ritual noctumo, les dijo que tenfan
ue poner Ilaves en las puertas de los dormitorios y del bao. Giacomo per
dia cerrar o dejar abierta su propia habitacién, mientras que sus padres te,
nian que cerrar con Ilave la puerta de su dormitorio desde las diez de la no.
che hasta las ocho de la mafana del dia siguiente. EI Iunes, el miéréoles y
el viernes por la noche «el padre de turno» seria el padre; el martes, el jue.
vesy el sébado por la noche, la madre. La noche del domingo podian cone
portarse de un modo espontiineo. El padre de turno tenia que ocuparse a
sumanera de todo lo que le pasara a Giacomo por la noche. Si decidia acer.
«arse a su habitacion para consolarlo, tenia necesariamente que cerrar con
lave al otro en el dormitorio del matrimonio. Evidentemente, Giacomo no
podia entrar de noche en la habitacion de sus padres.
La orden de poner llaves a las puertas de las habitaciones «calientes»
tenfa por objeto introducir una posibilidad de eleccién entre tiempo colec-
tivo y tiempo privado, eleccién que parecia, de acuerdo con las informa:
ciones recibidas, imposible en esta familia. Fl ritual de las noches pares ¥
noches impares, con la prescripcién para el padre de turno de que cerrase
Ja puerta del dormitorio matrimonial si se acercaba a la det hijo, tenia por
objeto ayudar a la pareja a crearse un tiempo y un espacio separados del
tiempo y del espacio dedicados al hijo.
Evidentemente, el terapeuta habia formulado diversas hipotesis sobre
el origen y la naturaleza de la vida (en particular, de la vida nocturna) de
esta familia, El amor y el carifio hacia el hijo parecfan mucho mayores que
el amor conyugal; esta hipstesis se vela confirmada por el hecho de que
Giacomo estaba destinado a ser heredero tinico de una gran fortuna, ad-
quirida durante muchas generaciones, y era el centro de una complicada
red de afectos y de intereses. Por otra parte, al ocuparse por las noches de
‘su hijo, los cOnyuges evitaban tener relaciones fntimas; o bien, visto des-
de otra perspectiva, el hijo con su pavor nocturnus impedia que sus padres
fueran realmente pareja: les alejaba del lugar tradicional de la pareja, el
dormitorio matrimonial. Otra idea que aparecié era que los tres no eran
capaces de consti
pecialmente por sus familias de origen) como tres hijos. Se podria tam-
bign observar que la preocupacién de los padres por su hijo, y la falta de
tiempo para estar juntos, les impedia tener relaciones sexuales y, por tan-
to, tener més hijos.
En la segunda sesién Ja familia dijo que habia tenido lugar un cambio
‘extraordinario: los padres dijeron que habian realizado el ritual perfecta-
mente, aunque esto habia supuesto mucho suftimiento, particularmente
para la madre. En un mes Giacomo habia tenido sdlo dos accesos menores
or, ocurridos los dos en noches en que estaba de turno su padre. Par
Tecia que Giacomo se sentia aliviado y mostraba implicitamente su grati-
tud hacia el terapeuta por haberlo liberado de sus padres y haberle permi-
tido recuperar el contacto con el mundo diumno. La terapia prosiguié du-
‘yo el camino de la evolucién, que se habi. . i
pétesis propuestas anteriormente, podemos decir que este ritual se habia
formulado baséndose en los tipos de relacién descritos por la familia, que
contenian un cambio de ritmos dia-noche con serias consecuencias en la
vic jlar y social del hijo.
fae ie
plejos en términos de comportamientos nocturnos, y mucho més dificiles
enel plano terapéutico son los casos de psicosis, en los que a menudo nos en-
contramos ante una vida nocturna a veces més activa y significativa que la
eee
iiembro psi nalmen
Familia no revela espontineamente estas informactones La serie de inter.
ferencias nocturnas entre padres e hijos hace que se detenga el desarrollo y
paraliza a los hijos en un estadio infantil.
téneos, tiempos separados
Pericoli estaba formada por los padres, de unos cuarenta
afios, ambos obreros, y st hija Cristina, de 10 afios, m
travertida. Cristina habfa comenzado hacfa dos afios
mas obsesivos que, con el tiempo, habian Ilegado a I
mas de estar preocupada obsesivamente por el paso del tiempo y por st hi-
giene personal ~que inclufa una serie de ceremonias rigurosas de ablucin
y de aseo-, estaba como obsesionada por el problema de no poder dormir.
Desde hacia mas de un afio se venfa realizando un complicado ritual noc-
turno, en el que participaba toda la familia: sino se respetaba el ito hasta
en sus minimos detalles, no habia manera alguna de hacer que Cristina pu-
diese dormir. . aes
‘Alla hora de acostarse, sus padres tenfan que acompafiar a Cristina
dormitorio matrimonial y después poner sobre la cama una s4bana que no
tuviese ni Ja mss pequefia arruga. Sus continuas protestas sobre las arru-
tas hacian que la ceremonia durase més de veinte minutos. En ese mo-
mento el padre tenfa que ir a dormir a la habitacién de Cristina, mientras
que la madre tenia que dormir en una cama pequefia situada junto a la del
matrimonio, Cristina se metia en la cama con su madre y después de unos
minutos, cuando estaba para dormirse, daba un salto a la cama matrimo-
nial, donde permanecia hasta la mafiana siguiente.218 LoS TIEMPOS DEL TEMPO
__La narracién de los rituales fue importante para que el equipo
vt deo tes ep ie pt
gett dea fain durant a sesén, Cristina estaba sentada entre sus pa
es con las piemas abiertas, como en un trono; estaba vestida como una
en su mano una mutieca pequetita, pero a menudo su as.
ba paso bruscamente a unos comportamientos (verbales
propios de una persona adulta o incluso anciana: mostraba,
|, comportamientos de nifia, de compafera de los padres, y de
abuela. Parecia que sus padres, por su parte, temian mucho su juicio, y tra.
taban disimuladamente de ganarsela, mientras que entre ellos habla fre.
cuentes desacuerdos,¢ incluso dseusiones;
i, por una parte, los padres se lamentaban de ldo su propi
bert a ease de los problemas de Cristina, por cue aban ives
fe que cada uno habia consagrado su propia vida a conquistar el amor de
Su ij, Contaron muchos episoaios eh ls que cualgucr intent de ce
quier pareja, fuese para el tercero fuente de angustia y, por tanto, inacepta-
bile: Parecia que cada tno de ellos bloqueaba a los otros dos, sin que ain
‘guno fuera capaz de encontrar (0 no se le permitiera encont
‘quear a los tres miembros de la familia, permitiendo que cada uno de ellos
desarrollara un tiempo los otros y un contexto en el que se pu-
3pos en una perspectiva evolutiva. El ritual pres-
fa en distinguir, en cada uno de los tres primeros dias de Ia se-
‘mang una pareja yun indviduo, El lunes ea el dia de papé y mamé>, en
‘el que los dos tenfan que prestarse mutua atencién e ignorar a su hija,
‘lentras que el martes era eel da de pap y Cristina» y el miércoles «el dia
‘mami y Cristinaw; los demas dias de la semana los tres miembros de la
icho mas tranquila mientras qu
sus padres estaban mAs tensosy quisqullosos El ritual se habia respetado
s6lo en parte: la madre no habia resistido a la tentaci6n de entrometerse, el
martes, en la relacién entre padre e hija (algin miembro del equipo for-
mul la hipétess, no muy plausible, de que la madre podia temer un post
le incesto entre padre e hija). Al final de la sesi6n se dijo a la familia que
continuase el ritual Al mes siguiente los padres se presentaron sin Crist
na; la mitia habia quedado con una amiga del escuela en el pueblo de
abuela materna, para ver un simportantisime programa» vis
eulpo els ae nnpresion de que Crating hn comers neue
rar su propio tiempo privado y que, con la excusa de la television, habia
mandado a sus padres a la terapia. Los terapeutas recibieron el mensaje ¥
continuaron otras cuatro sesiones mas con la pareja; en ellas se hablo del
mejoramiento continuo de la hija. Que, dicho sea de paso, desde aquella
TWEMPO Y RITUALES, 219
a abuela, habfa vuelto a dormir sin ne-
primera noche que pasé en casa
‘de que sus padres, entretanto, esta-
Resided de rituales. Dabe la imp:
‘an recuperando gradualmente su rela
“Con este ejemplo hemos descrito otro éxito de la terapia. ¢Se puede de-
cir que en este caso se habia inventado un ritual ad hioc para esta familia?
SHiabria sido tan eficaz un tito de dias pares y dias impares? ¢Habria sido
ficlenie una terapia. que no se sirviese de rituales? Una ver mas, resulta
imposible responder de un modo definitivo a estas preguntas. Es imposible
predecir con certeza el efecto de un ritual. Por otra i
Pisario que se realice el ritual para que sea eficaz: el ritual puede tener efec-
to ya ena imaginacién de los clientes, independientemente de su realiza
fan. A nuestro parecer, la eficacia y el efecto mismo del ritual dependen
Ged significado que el destinatario le atribuye dentro del contexto relacional
{que incluye al terapeuta. Por otra parte, se puede decir que la misma tera-
Hines un ritual. Hablando de las curas chaménicas, Lévi-Strauss (1958) ha
Prscenido que, para ser eficaces, tienen que aceptarlas con confianza los
pacientes, la sociedad y los propios terapeutas. Un criterio simple para de-
Pidir el uso de un ritual podrfa ser el examinar el sentido global que puede
tener para el conjunto del sistema terapéutico. ~
Secuencia de duelo
La familia cuya historia contamos a continuacién fue llevada 2 nuestro
centro para una supervisién. Estaba formada por el padre y la madre, de
Cincuenta afios, una hija de treinta y un hijo de veintiséis; dos afios antes
habia muerto otro hijo, el menor, Moreno, El problema estaba en que Gio
vyanna, la hija de treinta afios, después de una adolescencia tranquila, babia
‘comenzado a tener un comportamiento cada vez mas castico, era adicta a
a herofna y se comportaba de un modo cada vez més autodestructivo,
mientras que sus familiares se debatian entre la proteccién y la condena
exasperada.
‘La sesiGn sac6 a Ja luz una f6rmula de interacci6n familiar que se desa-
rrollé después de la muerte del hijo menor en un accidente de tréfico. Des-
pués de un largo periodo de duelo, Giovanna habia reanudado su vida
Eocial normal, pero su madre la habia criticado inmediatamente con vio-
Tencia por su insensibilidad: : estaba prohibido hablar
Glaramente de los propios sentimientos y emociones respecto tanto de la
familia actual como de la pasada, En particular, al muchacho se le habia
prohibido implicitamente hablar de su madre. Su situaciOn resultaba pa-
radéjica: «Si pienso en mi familia actual, soy malo porque olvido a la fami-
1ue he dejado. Si pienso en el pasado, soy malo porque olvido a mi fa-
i actuals. El problema nacia precisamente de esta ambigttedad: de la
simultaneidad entre pasado y presente.
"A Ia familia se le prescribié el siguiente ritual. Un dia a Ja semana, los
tres miembros de la familia tenfan que juntarse para hablar del pasado del
tnuchacho, de su madre y de la familia de stu madre, y de la relaci6n ante-
Tor entre el padre y la madre, para que también su qadrastra pudiese par-
ticipar en una historia de la que también ella formaba parte, Se le aconse-
(6 también que mantuviese conversaciones telefénicas con su madre y que
hablara con ella. Pero los demas dias estaba prohibido hablar del pasado y,
si alguno no cumplia lo prescrito, los demas tenfan que hacérselo saber.
También en este caso, gracias al ritual, mejoraron las relaciones dentro de
la familia, porque se les habfa dado la posibilidad de hablar y pensar, si
guiendo una secuencia, tanto de la familia presente como de las famil
Satélite, sin que esto se considerara un tabi.