colectivo editado por la infatigable estudiosa arguediana Carmen Mara Pinilla y publicado por el Ministerio de Cultura, nos anima a recordar a Jos Mara Arguedas en sus aos postreros. La ltima dcada de la vida del escritor fue muy accidentada, tanto en el mbito personal como en el literario. Su ambiciosa novela Todas las sangres (1964) motiv una controversia que afect su frgil equilibrio emocional. En una mesa redonda realizada en el Instituto de Estudios Peruanos, que congreg a destacados cientficos sociales y literatos, se cuestion su visin del mundo andino y de la sociedad peruana, lo que le caus un profundo desnimo y le hizo preguntarse si no haba vivido en vano. Al cabo de un par de aos, se enred en una polmica internacional con Julio Cortzar, que se prolong entre 1967 y 1969. Todo se inici a raz de una carta abierta que el escritor argentino public en la revista cubana Casa de las Amricas, en la que arremeti contra el telurismo de la literatura latinoamericana, al que encontraba ajeno por estrecho, parroquial y hasta dira aldeano. Arguedas recogi el guante y, en mayo de 1968, contraatac desde las pginas de la revista Amaru. All reivindic su condicin de provinciano y critic el cosmopolitismo de Cortzar, as como sus ideas sobre la profesionalizacin del escritor. Por desgracia, el indigenista llevara la peor parte en este duelo literario. En una entrevista para la revista Life, en 1969, Cortzar le sac en cara su complejo de inferioridad y le seal que haba una gran diferencia entre ser un provinciano como Lezama Lima, que precisamente sabe ms de Ulises que la misma Penlope, y los provincianos de obediencia folklrica. Cortzar fue arrogante y no vislumbr que Arguedas afrontaba un proceso de transculturacin y que perteneca a un viejo orden, donde imperaba la lucha por afirmar una identidad regional. El autor de Rayuela, en cambio, viva en Pars desde haca ms de tres lustros y se haba insertado de lleno en la modernidad. En el Per, Jos Mara Arguedas se dispar en la cabeza y falleci el 2 de diciembre de 1969. A sus 58 aos, atravesaba una crisis de identidad y se hallaba sumido en una honda depresin, como revelaran los diarios ntimos que insert en su novela pstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo. A Cortzar le apesadumbr mucho la posibilidad de que la polmica hubiera precipitado su fatal decisin. Sin embargo, lo cierto es que Arguedas ya haba intentado quitarse la vida tres aos antes, cuando ingiri 37 pastillas de Seconal.