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No hay para qu decir cmo lleg al campo Bartolo, en caballo corralero, montura nueva,
espuelas de plata y poncho multicolor. Un mozo arreaba una vaquilla para el asado, y otro
vena en carreta con una tremenda pipa y un bal de regalos para Peta.
Se les hizo corto el da para la fiesta, pero apenas anocheci, Bartolo mont a caballo y
parti a su cita. El Diablo lo salud con su risa endemoniada.
- Muy bien le dijo harto gozaste, ahora te llevo al Infierno.
-Cmo que te llevo? tan diablo es y no sabe leer. De mala gana el Diablo sac el pacto y
ley:
Bartolo Lara
no te llevar hoy,
pero te llevo maana.
- Es verdad dijo la cosa es maana.
- As es dijo Bartolo pero djeme otros cien mil por el viaje.
El Malo se los dio. -Maana te espero, -dijo al pasrselos.
-Maana volver asegur el huaso.
Y dicen que el Diablo volvi ese da y al otro y al siguiente, pero siempre Bartolo lo haca
leer el pacto:
Bartolo Lara
no te llevar hoy,
pero te llevo maana.
-Me hiciste leso! le grit un da, ya cansado el Diablo- y las chispas de sus ojos
encendieron el azufre, que el alimento preferido del demonio, y estall.
Ardi como los fuegos artificiales que Bartolo encendi en la ramada, ese dieciocho,
bailando con la Petita.
Los nietos de sus nietos cuentan ahora que Bartolo no trat ms con el Malo. Hizo pacto
con la tierra, y ella le dio siempre roco de plata y espigas de oro, que son la fortuna de los
campesinos.
Pero cuando a medianoche allan lastimeramente los perros, los ancianos aseguran que es
el Diablo, que todava ronda la casa del nico roto que lo enga.