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DO ea eo Race | ; i Eduardo Sabugal , En el cenfenario deJQSE aa CC ae Used > José Kozer: Poemas PC OCU esc caso toency steotary Dossier fotografico: Elsa Medina entycLIBROS RESENIAS | ENTREVISTAS | NOTAS Yovier Villeurutia, Noctuma rosa, Conaculta, México, 2013, 46 pp. (Edicion facsiilr) Diego Armando Lima Martinez” Pradant ta vit wne rise avane tous ows Heats was Cocreav Ta manzana de Cézanne, los angeles de Alberti, el ar equin de Picasso, la estatua de Cocteau... émulo de a pintura, el oficio del pocta escoge sus objetos pre- dlilectos para entrar en su poesia hasta convertirse en la imagen de una obsesidn. Hacia el verano de 1933, Xavier Villaurrutia publicé sus. primeros. Noctrnas. Poemas habitados por sombras, estatuas, muros ado- quinados, espejos, que le dicron ese extratio prestigio de autor vanguardista desde el inicio de su carrera lite- varia, Durante algtin tiempo tuvo un trato reeurrente con estos elementos, dejando que su superficie impas ble reprodujera todo lo que alcanzaban a copiar: “y mi vor que madura / y mi voz quemadura / y mi bosque madura...”. En realidad sus objetos predilectos nunca Jo abandonaron: cuando mas, cedicron su atencién a ‘otras palabras, invitadas o intrusas, que decoraron st aleoba verbal. Sélo que Villaurrutia elegiria para ello Jos elementos mas proximos a la fascinacién, otorgg doles propicdades nocturnas. A finales de ese mismo atio, nuestro poeta iniciara la escritura de poemas dis- tintos.a los que ha escrito por ¢l momento. * Liconciado en Langua y Literatura Hispiinias por ta bv Actualn aja en el Instituto de Investigaciones LingAsico Literarias de a inna univers. 74° inviERWO, 2014 > Sabemos por una carta enviada a Alfonso Reyes en 1937 que nuestro poeta, recién Megalo dle New Haven, Estados Unidos, ha publicado en ediciones limitadis ‘mas ttes nuevos poemas: “Noctumo de los dngeles”, “Nocturno mar” y "Noctua rosa’. Todos ellos perte- nnecen a ese nuevo proyecto plantcado por Villaurrutia ‘un par de afios antes, Un proyecto mas intimo, es decir, ‘mas maduro, que pugna por una distinta conmunieacién «ic sus experiencias en la media noche. Eltercer poema, “Nocturna rosa”, con tn tiraje de apenas 11 ejemplares josa edicién de autor ¢ ilustrado con un dibujo in- ito del pintor mexicano Agustin Lazo, estaria extra- viado por casi ochenta aitos de los indices de sus obras completas. Debemos a Miguel Capistran el generoso rescate del ejemplar que perteneciera a Celestino Gow rostiza (pues se encuentra conservado con la dedicato- ria de pusio y letra del poeta), lo que ha permitido a reulaci6n el pocma tal eomo fue impreso por Angel Chapero durante febrero de 1957, ‘en cuidadosa versién facsimilar de Anthony Stanton. “Nocturna rosa’ es un titulo que dice mucho, No se trata de otro de sus nocturnos en el sentido estricto (la errata consiste en el cambio de una sola letra pero tiene implicaciones significativas), sino de una pale bra, un objeto que entra en su poema hasta apropiarse de su consistencia, su tono, su color. Una metafora, en fin, de su propia poesia. Asi que la rosa de Villaurrutia no es la de Cocteau, ni la de Rioja, ni la de Ronsard Para usar una expresiOn a su gusto podriamos decir que se trata de una rosa particular, creada o descubier= 14 por él mismo en sus recorridos literarios, pietéricos, ‘musicales; una rosa que se opone a la de otros poetas, 2 todos los poetas. Pero, zcémo disefiarse una flor in- dividual sin invocar, primero, una legién de poemas aque le anteceden? Y si su rosa no es ninguna de ellas, acémo dar la vuelta de tuerca al tema mas recurrente dic la poesia occidental? Nuestro poeta lo har cons- truyendo para su poema una forma tinica: una co- rrespondencia con la forma del objeto que describe. Claro esta que debe contemplar la flor, tocarla, olerla, hacerse uno con ella hasta convertirla en la rosa de ka fascinacién més pura; pero en los 53 versos del poema se hard evidente este empetio en trazar paso a paso el sentido, sonido ¢ imagen de su objeto. Larosa de Villaurrutia no es la rosa fria, ni la san- grante llaga, ni la de pétalos desnudos; tampoco es la “rosa rosa” nila “brijula rosa marinera”, Es la flor noc- ‘urna, la inmaterial, la que habla despierta “como si stuviera dormida’, Semejante a este preciado objeto, Honorio R parece imposible pensar en el poema sin evocar sus cualidades plisticas. Villaurrutia es, en efecto, un di bujante de poemas como dijo Usigli. Pero el oficio de jnulestro pocta no se restringe a esta actividad. “Noctur- ‘na rosa” es una invitacién al despertar de los cinco sen- tidos. experiencias desconocidas. Inméviles dormidos ‘o despiertos sonsimbulos, los abjetos se apropian de la sombra mostrando con esa breve iluminacién las re- laciones ocultas entre las palabras, asi como entre las sensiciones que provocan en el poeta. Y basta abrie los ojos para mirar la rosa del tacto en las tinicblas, la rosa digital, ciega, labial; la rosa siempre abandonada “en la nus alta espuma de Ia almohada”. Es a suya una poesfa de correspondencias intimas en Ia alcoba. Una perfecta comunién entre fuerzas antagénicas que se abrazan constantemente en su interior: la cascada de sensiciones frente al empeiio por registrar con lucidez rigurosa cada una de ellas, El resultado de estas bata Tas sersin sus poemas: “rosas cenizas” 0 “negras rosas de carbon diamante”, como él las nombra, que silen- ciosas “horadan las tinicblas y no ocupan un lugar en clespacio”. Asi se reproduce el poema con su tipogratia ori- ginal, ademés de su disposicién en cl blanco de la pagina. Incluso el contraste de color entre las pala- bras del titulo parece reafirmar la tonalidad de este poema: rojo o negro. El presente volumen contiene, dems de Ia version facsimilar del pocma objeto, un epilogo de Anthony Stanton. En su texto (ahtora im- prescindible para todos aquellos que deseen iniciarse ten el estudio de la poesia villaurrutiana) nos brinda una descripeién detllada del ejemplar original; tam bién un acercamiento a las fuentes o influencias mis importantes de este poema (Walt Whitman, Langs: ton Hughes, Jean Cocteau), el contexto histérico en el que aparece y una interpretacién del mismo. Para Stanton, “Nocturna rosa” es un arte poétiea “de in- sospechada originalidad”. Una magistral leceién, en resumen, acerca de cémo construir tna obra como to- talidad arquitecténica y como objeto verbal autosufi- ciente. Es imposible atender en estas piiginas todas las incitaciones que se formulan al leer su poema, pero diré que disfruto pensar en Villaurrutia, experto en. viajes al inframundo, mostrandonos como prucha de sus recorridos una flor: un poema escrito en la ma- durez de su vida, surgido no en la hora incierta del amanecer sino en el momento pleno, cenital, de la media noche. 75

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