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de la historia ew nM) eer TR econ) LOS MU Hey ae La rebelion estudiantil de Paris de ea ete ee Ce) etc ee SO en ee tas Peete Meee ee esse ae Peer ume a ed Ee Reus aI! erence ae Esta rebelidn sacard a la luz su Pe agi Cee Nee oe NRC ear ose cane ree ores Cmte Beet ioa Pera eRe Eerie moe ee ir SiC nae eC bree Ta ia wn Pe Coane emu Cee ee ee ee ea Preece oT dimensiones de 1a existencia, Peconic ened eee ea Naa) Se a tea eo eee ean) ecu ieaeue Se ies SIS ac) PSII ue MCMC) eae eC Ue ace Ce ea) DS eae eee cme ec yenM SaaS ere ar umes Cie eee UCC desarrollo de la sociedad, es CLT eta Recent eee ame eNC ee eine eg mejor que en ninguna época en eee) cies eae au eR La ucla arc) Perea mts PPC aaewesic) eens acer Per a erect) een Ae eee ad ene uote ee as Cera imec) ct eas ray aT mec Paes Sai can aren | ane Peer 38. Franka ae Pomona eet ar Eaeery Pare or ome Seca) eae en eer omens pears Een mony ee Saree Pater) acter Pe action rare Prat Pac) ae errr) eee aes aor rar utter prac Pwr Soar) pears) oars eae meen ped Peas aon eens eer) pats Paneer rome Sear pare 33, Darwin ceed Parana Pen ee aT Pare a en peareracd eo earcery Pome aeons eee eee paar Becomad 88 Le Combustor ey eet) ae Eee rai) ae ree racy Pa Pane ara) ered atc peiemcns Ponte ei aso Ea Fearon ae anu aed Preree Eanes ceti a ee ea aoe cane omen tee oer es ered caer nee oer rae) Eo rrcrs Erma Sens reams) 5. Francisco de Asis Earnie pene erty ry Ramses tl Caer en Foard Pee eee Wagner Pano aos mere oar pea meri rao eee omc on Caen Perec mee Samet eos canted meee te mei areas cant Parco iments prac er Pater Ty creamed omen S Messolini a mre aed oe Panter svat rari cae rag es er ene ee eR La lamina de Ia taps pertonece 2 le seccion bydpeyrbbecvenensh es EI Tiempo Presente det Atlas Iconogratico ©) 1971 Ee ae Pet ena Cee Cee a erent ee ears Pee) aA ee mee ier eae Peer eee Rte a en 1898 EI 19 de junio nace en Berlin Herbert _ Mareuse. Pertoncce a una de esas antiguas familias judias que, estrechamente vincula- as a Tas tradiciones alemanes, habian con- vertido Ia capital prusiana desde Ia. época do Federica ol Grande, en otra “ciudad Luz” 1919 Coneluida Ia primers guerra mondial con Ja dervota de Alemania, el Tratado de Ver salles (28 de junio) que restituia Alsacia y Lorena a Francia, pone fin al imperio Colonial slemén ¢ impone fuertes iademni- -aciones de guera. Ti Constitucion de Weimar —si bie deja- ba subsistir diecisiete Estados organizaba de hecho Ta repablica alemana centralizada, ‘ayo presidente elegido por sufragio uni- yersal el primero fue el socialista Fedo- ico Bbert debia ser capaz de impoirer tuna ley eorniin a Tos gobiernes locales Pero ya dese 1919 habia guerra civil en Alemania; los pusticalaismas ‘no tardaron fen renacer haciendo fracasar la zevolucién slemana, en la que el miso Lenin habia ~ ereido —la sevolucién rasa seria “la subida de telin” de Ia revoluciin alemana—; al rmisino tiempo se introduce el asesinato en palitica, Mazcnse, como otros jdvenes inteloctuales | alemnanes abandona Ie breve militancia en “Ii social democracia, después del assinato “de Rosa de Luxomburgo y Carlos Liebk- recht (16 de enero) realizado por la poli- ‘ia del ministro Noske. Mientras tanto, ini- “cia sus studios universitarios en la Uni- versidad de Berlin 1921 Se gratia en la Universidad de Fuburgo, donde se encuentra con Heidegger rect Tbiendo el influjo de su pensamiento. Se forma en un clima cultural rico de orienta- "clones a veces divergentes (neokantismo de “Marburgo. empirioeriticisimo, Max Weber, de Hlusserl, Dilthey, Sim- al positivismo. Si bien en un Marcuse Guillermina Garmendia de Camusso 1923 G. Lukies publica Historia y concieneia de clases, obra que fue wn poderoso ost nmulante intelectual para los Kivenes pensa- dlores que comenzaron a reflesonar el mar xismo después de la primera _guewa Sartre, Metleau-Ponty, Adorno, Horkh mer, entre otras. En Jo que respecta a Marcuse, tiene la oportunidad de familia- rizarse con la problemitica sociolbgiea de Ja obra de Max Weber; le atae particular mente la erica de Weber a la raztin formal que paece estar en la base de una socio Togia en vias de burocratizacién’, Siem- pre bajo ol iflujo de Lukics trabgja en el ‘campo de una tradicién hegeliana-marxist; sus propésitos, entonces, son no perder las raices hegelianas de Marx. Se produce la invasion france-belga a la cevenea del Ruhr que, priticamente, paea- 4izb a la economia alemana, Con el fin de mantener alas masas desoeupadas $0 im- prime papel moneda destrayendo los. sho- ros de las clases sostenedaras del Estado, Todo esto produjo un gyan trauma psico” Jogico favorable al surginiento del neck al-sociaismo. EI 13 de agosto es nomnbra- do canciller Gustavo Strsemann que enti bila negociaciones con Francia, Inglatera y EE, UUs La caneilleria de Stresemann di 1 hasta noviembre, fecha en que los social deméeratas so retiran de la coalicién. Entre tanto se produce la. ruptura entre el mar- xismo sovidtion y el marsismo_social-de- récrata, impotente frente al avance del irracionaismo nacional-sociaita, Ante la ‘quiebra de la social-democraca, el andlisis marxista “ofiia” —impuesto por via de la Tntemacional y del Partido Comunista. Ale- min “se atena, por encima de Tos matices, aun par de proposiciones muy simples: Jas masas son revolucionaras, pero han sido tnaicionadas por la social-demoeracia yen seguida engofiadas por el fascismo"* De ahi el empotio de estos grupos —Mareuse, entre ellos en su comienzo al menos, por tun andlisis de la superestructora ideclégioa fn oposicién a Ins interpretaciones mecs- nicistas y economists del marssmo refe- ides, east exclusivamente, a ls infrstruc- ura y sin tener en cuenta la complejidad de lo social. 1927 Marcuse es designado redactor fil de la revista Gesellschaft de la social-d cracia pero continiia sin militancia polities activa a diferencia de Lukies y de Korsels Se publica Ser y ticmpo de Heidegs Marcuse participa en Friburgo en seminarios dirigides por Heidegger, ccuya ditecciin comienza su tesis docto sobre La ontologia de Hegel y el fundan to de una teoria de la historicidad. No o tante Ja influencia de Heidegger, que m ‘tardo Te seri reprochada por Laikées, ceuse adopta ya Ia posicion de un heel de izquiorda. 1928 En el primer niimero de la revista Phill Phische Hefte de Marx Beck aparece primer trabajo de Marcuse: Aporta 4 la fenomenotosia del materialisma rico, ‘donde sostiene Ia tesis de que accion social es hoy posible silo camo act del proletarado, porque éste es el Da cya existencia se da necesariamente en le aecién!"®. Elabora Ta idea bisiea de “ean cxesién” ‘con el objeto de evitar que ‘deologia sea un reflejo hetetGnomo de las procesos soci-eeondmieos Se firma el pacto Kellogs, con la participa cin de Alemania, por el que los Estados 5¢ comprometian a no reeurir a ls au la solucién de controversias inter cionales. 1929 Publica su trabajo Filosofia concreta donde pone de manifiesto el concepto de “histori= idad”; e fildsofo que continsa atrayendo su interés es el Heidegger de Scr y tiempo. Marcuse subraya que ol horizonte de la exis: tencia est delimitado por la historia, com siderando que més importante que fetsado slomdu? Para Palmier, “la cla del mal, como To fa demostado Marois, fs mucho mis profunda* Tos sconoteeimfentos de Francia enmar ade di tre tee aces a Sr proyeouiones piblicas y #18 eoneccuen- Gas polémioas~ el sentido de la montada “tela ertca de Ta sociedad” de. Marcy ser “la tecnica y Ja cencin de los patos industralinente ms evanzados ge han. com estilo no slo en Ia fern proctiva pei thera, caper de product ol poteneal para fone, stifecha y_peifiead, 5 mo tain en ma nueva forme de ideo Iogia que leetima wn poder administrador iledo de las muses”. Esta gern pare Jigen Habermas ce ls eseela do Franc- fone fs test basen de Merense® Desde win perspectiva cainekente on Marcuse, aun eotado con diferencias $m- portantes, André Gorz. dice: "EL intereo- ante vila que suscta Herbert Maxcose es Sune sociedad indutrialmente, avanzada tno products invades etencalmente in ceapaces de sobreponer su_buen sentido a las -mezquinas exigencias y a les limita~ clones a que estén expuestos por el pro- ceeso que ha desatado la produccién y el ‘consume de masas" No obstante su posicién declarada —mar- xista ortodoxa—, Henri Lefébre, al inter ‘pretar los hechos que habrian de suceder- se en la agitada semana de mayo, expre- Su “el movimiento estudiantil pisoteo Ios despojos de diversas ideologias, no para dejar un lugar vaclo, sino porque una ne cesidad tebrica comenzé a hacerse eviden- te, Los estudiantes rechazan las represen tuciones imdgenes que Jes han sido ofre- ‘idas, incluyendo el humanismo clisieo y fl teenoeratismo reinante, Ansian una nue vva teoria, en coya elaboracién puedan to- mar parte activa, Es entonees cuando se les propone Herbert Marcuse como ‘maes- ‘tro del pensamiento™ y que se presenta tesis de la sociedad gerrada” 2. En el prélogo a la edicién francesa, en el primer parrafo H. Marcuse mismo hace su expoticisn respecto a esta sociedad co rrada que expusiese en Europa por prime- ta vez en Paris en un seminatio dictado fen Ja Escuela Practica de Estudios Supe- riores en 1960: “He analizado en este bro algunas tendencias del capitalismo americana que conducen a una ‘Sociedad cerrada’, cerada porque disciplina e in- tegra todas las dimensiones de In existen- ia, privada 0 piiblica. Dos resultados de ‘esta sociedad son de particular impoxtan- ‘ia: Ja asimilacion de las fuerzas y de los intereses de oposicién en wn sistema al ‘que se oponian en las etapas anteriores del capitalismo, y la administracién y la movilizacién metédioas do los instintos liu ‘manos, lo que hace asf socilmente mane- jables”y utiliables a clementos explost- vos y “antisociales’ del inconsciente, EL poder de lo negative, ampliamente incon- trolado en Jos estados anteriores de desi rrollo de la sociedad, es dominado y se convierte en un factor de cohesion y afire macién, Los individuos y lus clases repro- ‘ducen la represién sufrida mejor que en ninguna época anterior, pues el proceso de integracién tiene hugar, en lo esencial, sin un terror abierto: la democracia con solida 1a dominacién més firmemente que ‘al absolutismo, y Ibertad administrada y roptesién instintiva legim a ser as faen tes renovadas sin cesar de la product vided.” © Desde el lado de los hechos -y las respon- sabilidedes por su compromniso. oficial ‘André Malraux sostendr& que esto —los hhechos de mayo— no es més que el. prin- cipio del drama _y que cl movimiento de pprotesta no est dieizide ya nial gobiemo, hi a un sistema, sino a [a misma civilizn- cid; “una elviizacién que es la més po- erosa de todas y Ia nica en. tim ins- tancia, que tiene el poder de destruirse a si misma”, para concluir: “Actualmente, Jn cfvilizactin, de alyona manera, so desa- ralla en el vacio”. La contestation impus: naria, asi, Jos fundamentos jerirquicos que In sosticnen.** Los acontecimientos que preludisron la Inulega general del 13 de mayo —a estar a Jas afirmaciones de uno de sus protagonis- tas, Daniel Cobn-Bendit, en su articulo Nuestra Comuna del 10 de mayo— no fueron previamente planeados. “Nosotros ypensamos que un movimiento se desenca- dena cuando una situseién objetiva lo jus- tifica y lo motiva. ensibamos, va lo dlije, que esta situacion objetiva existiria el proximo aiio” (falta de aulas y docentes, desorganizacién ¢ ineficacia de Ta ense- fianza, sumada a la experiencia de Ja’ inu- tilidad de los movimientos pacificos).. “La estupidez del gobiemo la eros en el mes de mayo: nosotros no tenemos nada que ver” ®. Cuando kk policia ocupé Ia Sor- bona, ol 8 de mayo, la inicitiva la toma ron Tos mismos estudiantes, en forma des- forganizada: no se los podia abandonar; se organiza entonces Ia manifestacién del Gia 10 que habria de prolongarse durante toda Ia noche, con barricadas, ineendio de ‘utoméviles —para detener el avance de la fuerza pabiiea, que no obstante el did Jogo mantenido'con el rector Roche y el ministio Peyrefite, con el objeto de evie lar una masacre, reprimia con gases de combate (los mismos utilizados en Viet nam y contra Tos negras en USA). Se ha- Bian unido ya a Jos estudiantes multitudes de oberos que procursiban (desbordando Jas directivas de la CGT) una accién co- ‘mii y los vecinos del barrio Latino que arrojaban agua desde los heleones para mitigar Ios efectos del gas. Los manites- tantes contraatacaban con los adoquines que Tabian levantado del pavimenta: Ta consigna, sin embargo, habia sido: "Man tenerse fires pero jams provocar”. Sale do de a “noche de las barticadas": 500 detenidos, un millar de heridos, 200 auto- méviles incendiados, el barrio Latino en *Si son violentos es porque estin desespe- rados”, divin luego Marcuse. En la. mis- ‘ma entrevista habia ya declarado: “Creo | que los estudiantes se rebelan conto todo nuestro modo de vida, que ellos rechazan Jas ventajas de esta sociedad tanto como sus males y que aspiran a un modo de vida radiealmente nuevo: a tun mundo don- | de a competencia, la lucha do los indivi- duos, unos contra otros, el engafio, Ia ‘erucldad y Je masiere ya no tenga rizén “de ser. Un modo de vida que para reto- “mar las nociones do mi Eras y civilizacion, " poniga realmente los instintos de agresién Al servicio de los instintos de vida y edue ‘que a las jévenes generaciones en vista a Ta vida y no a la muerte” #. El 13 de mayo Paris contempla la_mani- festucién masiva mis imponente desde la “Liberacién. A Ja noche, casi un millén de desfilan por el centro de Ja clu- desierta de policia uniformada y con ‘solo control de helicdpteros del ejército: Marcuse fs une masx enorme con banderas rojas y negras donde se incorporan los obreros “ahora convacades por Ia propia organi- zacion— intelectuales y artistas, en home- nnaje a la resistencia heroiea de los estu- cliantes en la semana anterior y en repudio al gobiemo, Los estudiantes toman Ia Sor- bona y en su pula a las banderas roji- nnegras se agregari Ja del Vieteong, entte Jas consignas, intentar Hevar Ia agitacién a Jas masas obreras. El 15 de mayo, 200 jévenes obreros toman la fébrica Renault, roteniendo a los direetores en las oficinas: se transforma asi en In “Nanterre obrera"” que impulsa el movimiento huelguistico amis grande de Francia: “En una semana ¥y sin ninguna coordinacion sindical, Fran- ‘ia queda absolutamente paralizada: diez millones de obreros se han Janzado a la bbuelga” #7, Luego, ya en junio, las tensiones deerecen en la medida en que los sindicatos red cen sus demandas a “reivindicaciones al menticias”, rechazande, en la medida on jgne se obtienen aumentos, @ veces peque- ios (destinados a ser rapidamente devors- os por la jnflacién, dicen los opositores), Jos primeros postulados, consideraclos. aho- ta como excesivos, “gratuites” y propios de un exacorbade “aventurerismo”. Pal- rier afiemaré quo Ia erisis de mavo “lus tia admieablemonte la tesis de Herbert Marcuse” en of sentido do que los obreros no eneamarian ya més “In conciencia in- feliz y revolncionaria de la historia” (en las sociedades industrialmente avanzadas) \® Respect al desarrollo final de Tos aconte- cimientos eaben muchas hipétesis; André Barjonet Ja Imari “la revolucién traicio rnada” y Jean-Paul Sartre xesponsabilizari directamente al Partido Comunista Fran- és y aa CGT —a la izquierda consagra- da, en suma— de haber rechazado una oportunidad que se brindaba en “bandeja de plata”: propondré, entonces, un movi- imiento a Ia Tzquierda del P. Comunista que “ponga ea movimiento su politica”, atada ‘alin no sélo a Tos acnerdos de Yalta y a la politica exterior de la URSS, dice, sino ademés a uma concepcién social que se- para Ia accién de obreros y_ estudiantes: “Hasta ahora ha sido indudable que nada ‘era posible sin ol Partido Comunista fran- és y ln CGT; a partir de ahora es tun- bién indudable que nada es posible con el Partido Comunista franeés y la CCT en su forma actual. Desgraciadamente Ia pi- ‘mera_afirmacién signe siendo cierta a wanda la segunda se impone, Es nece- sario pues que cambien el PC y la CCT, pera clertamente no To harin por sf solos. Ello s6lo.podré producirse_bajo la. presion de la base y de los acon- Sartre, que habia justificado histéricamen- te al “stalinisma” —como tiniea alternativa Ta necesidad imperiosa de la “acumular ‘eign del capital primitivo” en a primera etapa de la revolucién soviética—, disiente también con Marcuse en cuanto a la ine- Indible integraciin de la clase obrera en Ia sociedad de consumo, en Io que Mar- uso caricteriza como usa “confortable falta de libertad” », Sin embargo, entre las experiencias posi- tivas de mayo habré que eonsignar el tra- bajo en coman de estudiantes y_obreros, Ja “autogestién” en instituciones y empre- sas, ademds de una sensibilizaciin popu- lar —en un medio ya casi limitado a In so- a manifestaelon en las uemas— que sostuvo, fa pesar de Ja incipiente organizacién cir- unstanefal, algunas formas de “demoera- cia directa”, en servicios y orgonizacionéS de interés piblico: mereados y transportes. Gonchiye Sartre: “El Che Guevara solia decir: ‘Cuando To extraordinatio se_ apr ra de las calles, es la revolucién’, Lo que tuyimas en mayo no fue la revoluciin; pero sucedieron cosas extraordinarias y de- hemos tratar de defenderlas” ™ ‘Tampoco D, Cohn-Bendit —y menos aun Mareuse~ definié, en su momento, el mo- vimiento de mayo como una revolueién; para Cohn-Bendit ¢s el comienzo de ona nueva forma de accién, un precedente; al- gunos Jo equiparan, por su sfgnifieacién, al asalto al cuartel de Moneada por Fidel Castro, Herbert Marense dedica st bro, Ensayo sobre le Wherneién —escrito antes de mayo del 68, pero actualizado ‘con notas al pie— a los protagonistas de Jos acontecimientos: “La coincidencia en tre algunas de las ideas sugeridas en mi ensayo y las formnuladas por los jévencs mi- litantes fue sorprendente para mf. EI ca acter utépico radical de sus demandas so- brepasa con mucho las hipétesis de mis ensayos; y, sin embargo, estas demandas se suscitaron y formularon cn el curso de 1h accién misma; son expresiones de una practica politica concreta”*, Frente al triunfo electoral degaullista en las elecciones que siguieron a los heehos, Marcuse se defenderi de la afirmacién de L'Humanité: “cada barvicada, exda_ auto- movil quemado Je dieron decenss de mi- les de votos al partido degaullista". “Es- to es porfectamonte cierto, tan perfe mente cierto como el corolario de que sin Jas barricadas y Ios automéviles quemados los poderes gobernantes estarfan mis segu- os y serian mis fuertes, yuna vez absor- bida y restringida Ja oposicxén por el jue g0 parlamentario, castrarian y_pacifieasian mas avin a las masas de Jas que depende el cambio, ¢Cusl es la conclusion? La ‘oposicién radical enfrenta inevitablemente Ja derrota en su accién directa, extraparla- ‘mentaria, de desobediencia civil, y hay si tuaciones en las que debe aceptar el riesgo de esta derrota si, al hacerlo, es capa de consolidar su fuera y demaneiar el earlic- ter destructivo de la obediencia civil a un régimen reaccionario” %, Mareuse y Ja nueva izquierda norteamericana Seri en EE,UU., segin parece, donde Mar- use tiene une mayor populavidad, en 1a Marcuse Las tres M de la protesta de mayo. 1, Marouee. 2. Mao Tse-tung. 8. Marx Tamada Nueva Yequierda —New Left contradictoriamente también alli —eome en Francia, sobre todo, a partir de los hechos de mayo del 68— gracias a Tos grandes me dios de comunicaciin de masas, frecuen- ‘temente anatematizados por Mareuse, pues- to que “el impacto de Mateuse sobre Ta z= quierda americana no es ni uniforme ni ‘muy. preciso” La resonancia mayor de los escritos Marcuse estarian seferido a la SDS —Sti- dents for a Democratic Society (Estudian- tes para una Sociedad Democritica)— y a Tos grupos menos politizados donde ante Ja ansiedad provocada por los grandes pro- Dlemas —derechos civiles, guerra de Viet- nam, desoeupacién de los marginados, et ceétera— la “oposicién total” de Mareuse ppareciera ofrecer el marco moral a las ac- ciones cle protesta contra el sistema, con tra la folaliloria “sociedad de Ta opulencia”. La New Left comenz5 enel verano de 1067 a diferenciarse de los movimientos anteriores, limitados fundamentalmento a manifestaciones piblicas’y_desobediencia civil pasiva, A partir de agosto de 1967 procuré ampliar su simple solidaridad con Jas rebeliones negras y con el Frente de Liberacién del Vietnam intentando impe- ir por las vias del hecho— Ia directa colaboracin wniversitaria a la guerra. Gin vvostiqaciones cientificas y téenioas), ol en- rolamiento militar para una guctra “no declarada”, resistencia a arrostos, otc, en Tucha abierta con las fuerans del orden. Johnson y muchos profesores universita- Tos se oponen a estas acciones por su ca- rater violonto: ol slogan do los SDS —m0- vyimiento central de Ia New Left ex “De J protesta a In resistencia”. “Si este pats hha de ser el policia del mundo, tendré que empezar por meter en Ja céreel a su jum ventud” —claman frecuentemente los jé= Desde ya se trata de un movimiento mino- ritario puesto que Ta gran mayoria queda abarcada —gracias a Ia “falta confortable de lbertad"— mediante no sélo las grati- ficaciones materiales conocidas de um alto standard de vida, sino que por el contral mismo del pensariento de la mass media, Marcuse mismo, frente a las propuestas de deignar el movimiento como “poder esti iantil”, he expresado sus reservas, puesto ‘que en un sentido mayoritario 0 demo- cerdtico— los estudiantes son_reacelonarios, sostiene, sobre todo en los FE.UU., donde Jos vineulos con la Universidad —por el afin y urgencia del trabajo remunerado— quedan casi exclusivamente cireunseriptos 4 los términos de una formacién profe- sional. El movimiento estudiantil nacié en Ia dé ceada del 60 y es casi uma consecuencia politica inevitable en un pais pricticamen- te sin oposicién obrera ni partidos de ize ‘quierda; sin embargo es un movimiento inorginico que carece hasta el momento de tuna. real organizacién que lo vincule en sm interior v con los de oposicién similares, no Marcuse digamos en el orden nacional, puesto que ng aleanza ni siquiera al regional o estatal Ademds, su rechazo a fonmas xigides de organiziclin y a una forma ideoligica ex clusiva, constituye una de las caracteristi- cas del movimiento; sus vietieas quedan, de esta manera, supeditadas a la contin sgencia de los hechos, sobre los que ejercen su oposiciin activa. Signifiea, sin embar go, el nacimiento de ua “oposieién deter- minada” —con el agravante de que se da en 1a fuente misma de la perpetuacién del sistema (los euzdros que por su nivel tée- nico habrin de conducirio en el futuro in- mediato) y en el seno del medio social onde aparentemente se dan sus benefi- ios: de alli la vinewlacién del movimiento a In prédion de Marenses® EL hombre unidimensional, del aio 1964, y Tolerancia represiea son eseasamente co- hocides entre les intograntes de la Nueva Tzquierda; menos ain Jo son cottos pensa- ores vinculados a esta corriente del pen- samienta como Adore, Horkheimer, Ti jamin, ete., por Jo demés tan extraiios a Ja tradicién sajona; Ja misma vaga idea que tienen del marxismo (en una eoncep- cién positivista y mecanicista) les impide mayores elaboraciones en Ta materia; sin embargo @ partir de El hombre unidimen- sional ser Marcuse el autor més discutido =e incorporado— por la Nueva Tzquierda, en oposiciin a Ia izquierda tradicional “aueleada alrededor de publicaciones co- mo el Monthly Reeiew—, que lo atuca por considerarlo contrario a las leyes de la economia politica, en beneficio de una tworia critica literalizante: esto quedé evi= denciado en Ia publicacién de wna pole mien de El hombre unidimensional (ona de Jas pacas oportunidades en que Marou- se haya respondido a Jas critieas), publ cada tres aos después de Ia aparicién del libro, lo que indfearia ta preocupaciin da Ja izquierda “ortodoxa’” por el interés des pertsdo por Marcuse on la Nueva I+ quierda. La Nueva Taquierda enrostrard a la iz quierda tradicional su incapacidad para hhacer una critica radical al capitalismo avanzado —anclados, dicen, en el marxis- mo de fines de siglo y comienzos del xx—, tuna erition que reivindique “Tas necesida- des huamanas, los deseos y las capacidades suprimidas por esa eiviizacién’”%, La cuestién generacional, a veces sefalada como caracteristiea distintiva del movi jento, serfa secundaria: caso contrario Se daria la paradoja de este hombre, Marcu- se, del otro siglo, lider de jévenes, algunos cast adotescentes, ‘Lo cierta es que textos, frases y theticas de Mareuse comienzan a ser incaxporadas fen forma creciente por la Nueva Taquier- da; en Tos afios 1964 y 65 se dan situaciones y_manejos del gobierno en Ta administra- ‘eién del_poder que confirman las hipéte sis del Hombre unidimensional al. deterio- rar —por concesiones y pequefias veformas— cl movimiento negra por la igualdad: sar 184 " ge, al mismo tiempo la conduccién de Maleoim X, cuyas ideas —que habrian de configurar, luego, el “poder negro”— su- bestiman Ta Inteyracion en la sociedad nor teamericana, restando importancia a Ja pre- sencia de los blaneos (radicals) en el mno- vimiento, Los universitatios, entonces —y ante el recrudecimienta de la guerra con los bombardeos a Vietnam del Norte y la invasién a lz Repdbliea Dominicana— se retiran a sus campus y a lis cludades del norte, a Iuchar contra los centros de la ‘ndustia maiitar: evan no silo la expe- sieneia y diseiplina militante hecha en los movinnientos por los derechos civiles en el sur (yuna visién humana para muchos inusitada), sino ademés concioncia de Ia ‘inatilidad respect al cambio esperado cen Ih sociedad. En este contexto Marense atenderé ls oritieas y difieuleades de Teo fura ce sus libros, mediante artfeulos conferencias en vista a su elieacia politica Sin embargo, al mismo tiempo que sus integrantes —a partir de la teosla com partida de Marcuse~ se proponen formas de vida acordes al cambio propuesto, exen= tas de los vieios del sistema (Ia competen- cia y la agrestin, por ejemplo) y surgen om rientes que procuran explicar la accién, amas alld de toda teoria y haciendo uso del derecho natural de resistencia”, caen en el “activism inconsciente”; esta tendencia al “activism ineonsciente” constituye “un problema que los sostenedores dol desarro- lio de Ia teoria eritioa procuran compensat mediante Ia difusiin de trabajos y artien- Jos: surge asi Alternatives, que aspira_ a parecer periédicamente y que con Ca- talust —publicada por jovenes socidlogos de la Universidad dol Estado do Nuova York, Bufalo— ropresenton los medios que eanalizan el pensomionto de Marcuse en Ja Nueva Izquienda. En este segundo mo- mento de consolidaeién del movimiento os tudiantil habia surgido en febrero de 1965, en la Universidad de California —Berke- Jey— el movimiento por la libertad do pa- labra (el Free Spoech Movement) Marouse habia sesalado Ja alternative de isis plantesda por el desarrollo de Ja an- tomatizacién masiva y ln erediente desoca- pacién unida a Ja posibilidad de una reduc- ci6n del inperio nortoamericano: esto po- ria evar, por via de la reprosiOn, al fas- cisme declarado en EE. UU. aun cuando, dice, existe Ja posibilidad de que “la opo- sicién de Ja juventud norteamericana cone siguiera un efecto politics”, agrogando que: festa oposicién total estd exenta de ideolo- a (In soeialista, inchisive): seria en defi nitiva, la “negacién determinada” del siste- ma dominante. Achra Marcuse que esta formulaciin no se reflere a To que es ace tualmente la Nueva Tzquierda sino a lo ‘que implicitamente puede legar a ser, acla- rando que dadas sus earacteristicas de inor- ganicidad, sélo aliéndose con Tas fuerzas que resisten “desde afuera” puede Megar a configurar una real vanguardia. El mismo Marense haré una detallada ex- Marcuse Marcuse 1, Herbert Marcuse en Paris en mayo de 1968, 2. Mareuse en un debate on estudiantes on junio de 1960 En la pagina 189: 1. Lideres est entre otros y Alain Go nts en Londres: GCohn-Bendlt posicién de la Nueva Izquierda en Bl final de Ia utopia, en julio de 1967; afirma, en- tonces, que s un movimiento de oposicién “donde se incluye el movimiento de los estudiantes “fiel reflejo de Ia sociedad au- toriario-democratica del éxito y del rendi- ‘miento”, que carcce ce portavoces prapia- mente politicos: el poeta Allen Ginsberg tiene alli una gran influencia.®* La opo- sicién se concentra asi —por el fenémeno de transformacién de lo “negative en post tivo”, cira Marcuse— tanto entre Tos mar | ginados como entre los mismos privilegia- dos: “son capas (Ias de los privilegiados) ‘que poseen atin un saber y una conciencia de la contradiceién, que constantemente se agudiza, y del precio que la Tamada socie- dad opulenta hace pagar a sus vietimas”” Los marginados, a los que la sociedad de Ja abundancia no puede ni quiere satisfa- eer, son los que, segtin Marcuse, constiti- yen el pivote de In lucha de emancipacién ‘en los paises del tercer mundo; Hegarin de hecho a constituir en EE.UU. el muevo proletariado, a pesar de sus diferencias in- teres (negros contra portortiquedos, por ejemplo). La oposicién no s6lo esti dirigida contra ol american way of life sino quo ademis “contra el terror ejercido fuera de Jas metrépolis” , Para Marcuse, la falta de Ia ‘posibilidad —en Jos paises centrales, fndustrialmento avanzados— de una “con: iencia de clase”, la “nomacién detormina- dda” —es decir, el sujeto del cambio— se ‘organiza a partir de la simple concienci Asi, al referise a lo que él ama “el fin de Ta utopia” —o, lo que os lo mismo, Ia posi- Dilidad cierta de su realizacién, gracias a Jos modiios que el hombre dispone hoy para Ja construccién de una sociedad libro— atribuye a Ta conciencia de su necesidad la fuerza definitiva para: superar, nada menos que el “continuo progreso” ... “pues la situsciin caracteristica y el factor subjetivo Ge Ia sociedad existente es el endoctrina- ‘miento de la concioncia”... “Creo que el | desarrollo de Ia conelencia, et trabajo por desarrollar Ta conciencia esa desviacién Sdealista, si asi quieren ustedes exprosarlo— ‘8 hoy de hecho una de las tareas eapita- Tes del materialismo, del materialismo re- ‘vahicionario” ©, Desvirtuari que 61 suponga que la oposi- fin intelectual sea ya en si misma una fuerza revolucionaria; tampoco hoy, dice, ni “siquiera Tos frentes de liberacién de los “paises atrasados constitayen una amenaza ‘lexta contra el capitalismo tardio, pero to- oposielén que habrin de tener importancia fundamental en el momento —ya préximo, firma~ en que el sistema haga exsis Marcuse, Vietnam significa “la infle- omienzo del fin, Pues aqui se ha puesto smanifiesta. que el cuerpo humane y la ‘yoluntad humana pueden tener en jaque armas minimas al sistema de destruc- Mareuse Respecto al “sujeto histérico del cambio" ue responda “e las nuevas condiciones objetivas”, dice Mareuse seri. ain mnds ccategérico en su siltimo' libro, Un ensayo sobre la liberacién: “Para la teoria marsista, 1a Tocalizacion (o mas bien, la eontraccién) de Ia oposicién en ciertos estratos de la ela se media y en la poblaeién de los ghettos representa un intolerable desvio, como tam= bien el énfasis en las necesidades biolégi- cas y estéticas: un regreso a la ideolowia Dburguesa 0, lo que es peor, a Ia aristocr tiea. Pero en Tos paises avanzados mono- polistas-capitalistas, el desplazamiento de la oposicién (de les clases trabajadoras in- ustriales organizadas a minorias militar tes) esti causado por el desarrollo interno de la sociedad; y la “desviacign’ teériea silo refleja ese desarrollo; puesto que ademis, “el cambio”, sostiene Marcuse, va “uucho mis allé de"Tas expeetativas de la teoria sockalista tradicional!" ®, Herbert Mareuse es un hombre que ha ss. perado los setenta afios, alto (ua metro ‘ochenta), ligeramente encorvado, con una estampa al antigua y un fuerte sentido de humor ciustico, sobre todo en las réplicas. Vive en San Diego, California, con su es: posa Inge, rodeado por Ia naturaleza quae le apasiona (es ademas, miembro de la comi- sién del zool6gico); tiene profundos como cimietos de idiomas: habla alemén, su 'en- gua de oxigen; inglés, su Tengua de adar- cid; francés y ruso, y entiende italiana y espafiol, Jigen Habermas se lamenta de que el stan onocimiento piblieo haya deteriorado 1a tanto la imagen de su persona, sincera y y amable. Lo recuerda frente al. acéano Pacifico, en Santa Barbara, como llasnanto al ancho océano a testimoniar: “gCémo nue de seguir habiendo gente que niega la exis- tencia de las ideas?” Creomos que esta reflexién puede vinew- Jarse a su obra, caracterizada —antes que nada— por una profunda e irvefrenable vo ‘cacién especalativa; de ahi su limite, En Js consideracién de sus trabajos nos referiremos, on particular, a algunos de los temas de Eros y eteilizaciin y EL hombre tunidimensicnal, por entender que conden- san, de alguna manera, la problemética y Ja detualidad do su obra, Marcuse y la reflexién sobre Freud. Para una mejor comprensién de la relacién de Marcuse con las teorfas de Freud resul- tt importante recabar la eritiea de Marcuse al revisionismo postfreudiano, La metapsicologin de Freud implica las exigencias del medio sobre el yo y sus iiltimas eonseouencias: si la estructura s0- ial esti alienada termina provocando Ia reificacin total del hombre. No es el yo el que actia sobre el medio sino que, por ef ceontrario, es el medio ol que exige Ta trans- ‘mntacién del yo, Habria sido Wilhelm Reich quien mejor cxpt6 el aspect social {implicit en las ideas de Freud al sostener que “la represién sexual esti provocada por los intereses de Ja dominacién y explo- facién’’, También el Erich Fromm de los aifos treinta habria tratado de establecer Ja conexién existente entre la estructura instintivay la estructura econémiea; pero a puttir de 1047 se debilita su concepcidn de Ia sexualidad, reducicndo la. sustancia social y subsecuentemente la critica socio- ouica del psicoanslisis. Mareuse se propone devolver a Ia teoria freudiana su caricter de protesta frente al neofreudismo que pretende “la salvacion del hombre” en un medio alienado, adap- taciin pasiva a la realidad como inmedia- tamente se da: “como el psicoandlisis ha Hegado. a sor social y_cientificamente res petable, se ha liberado a si mismo de las espeeulaciones comprometedoras”” © El interés de Marcnso por Freud esti vinew- Jado al propésito general de explicitar las Formas socio-histrieas que asume el con- ‘cepto de represién en la sociedad industrial avanzada, No se propone completar a Freud desde afuera sino recapturar Ja ins- tancia histériea implieita en el cardeter his- trieo de los contenidos frendiancs, Ello es posible porque la necesidad de! desa- rrollo biolégico universal, como Io sostiene Freud, es debida a que toda Ja eivilizacién se “ha eonstituido como una dominaeién or- ganizada”. Mareuse propone wna “extra polacidn’” que se derive de las noclones y proposiefones de Freud a fin de establecer tun correlato eritico: entre las alternativas Diolbgicas -y los términos que denoten el componente socio-histirieo especifico ©. Tas das prineipios Inisicos de Freud, el principio del placer y el principlo de reatt- dad, son la clave de la interpretacién de Marcuse, La civi pesterga y reprime el prineipio del placer par el de realidad. Bsta represién, que implica Ta sustitucién “de la satisfacciin inmediata por lx satisfaceién retardada, del placer por lx restriceiin del placer, del juego por-el trabajo, de Ia receptividad por Ja produetividad y de Ja ausencia de re resin por la seguridad” *, esta en la base de la concepeién de la historicidad de Jn vide instintiva del hombre, segiin Mar. “Bl animal hombre Mega a ser un ser hus mano sélo por medio de una fundamental ‘ransformacién de su naturaleza que afecta no slo las aspiraciones ‘instintivas sino ‘también “es valores” instintivos” ®, A partir de le sustitucién dol principio del placer por el do realidad los deseos del hhombre, sus apetencias, no son més suyos sino que estén organizados por la sociedad. “Bajo el principio de realidad, ol ser hu- mano desarolla Ta funcién de Ja razéin”™®, adguiere lus facultades de a atencién, de a memoria y del juicio; Nega a ser un suleto conscfente insertado on Ia raciona Jidad que le es impuesta desde ol exterior, fs decir, que la represién no proviene de J naturaleza sino de la sociedad. Es en tomo a la autoridad —dominio~ del padre ce ceca ieee anal a ne eee nee ; de tabiies acompaiiadas de deberes, el pre ere ae SS Be ee re ens Be eta casa oe oe a a as aie eect Ristenae uur ane ea eee ee Gee uh ee a eee eae pe tatcote ee ca ae eae ree ee pestle gatiiacn He 9 teal de po ee art aie Beaches Tete ee er eee Pad a Uae eda ee eae iene ane aoa noe ee Eee eee eae ten mie he eb oe amt a eis ieee os lees ani ogee eel as ato ae Scone Pec ade opti yaaa ee Se ee Pe ateesey thie ra on eat fins ce Bee eae oe chaet a Be eee eacees eae pe ees ear fecal a ee pena Pas eee es aie ee ee nee a eee ee ec ttn oe nage eet eee ore eee eee Be are ose seein eats ae eae pect ee eee anes eee uaa eos genta aici ieee! mente por una utilizacién del poder mas Ema anes Se eee ee ees te See ae naman vito Seer ia ces ee nee ee ene ee erat, oe tetanus: ee cd oats sayal ask Seen elias ase © case « Beenie cat la tae eae A en eae Se isaeey mane oe i a tans Sees actin atin peo von esc date ne Sate pea a Beeps oe pater oa do privilegios histéricamente establecidos. ee cope tote noon ctura instint- Marcuse para la perpetuacin de la raza humana fn la civilizacién— Marcuse distingue una forma de represién adicional y anade et principio de actuacién (principio de reali- dad constituide): “Cada forma del prince plo de realidad debe expresarse conereta- mente en un sistema de instituciones y = laciones, leyes y valores sociales que trans- miten y refuerzan la requerida “modifica cién’ de los instintas” Tos intereses especificos de dominactén se ejercen a través de eontroles adicionales en la estructara familiar-monogémiea, me- diante la orientacién de Ia sexualidad, de Ja divisién del trabajo y de la regulacién de la vida del individuo por parte de In sociedad, La desviacién de Ia sexualidad de su fin especifico el placer se provoca no silo pporgne la sexualidad atenta contra el pro- reso de la eivilizaciin_ sino especialmente porque enltenta Ia civilizacién, euyo pro- sgreso perpetiia Ia dominacién y el esfuer- 207°. El principio de realidad opera la su- jecion de las instintos sexuales a x huneién procreativa y todas las formas de gratifiea- ion no procreativa estin consideradas co mo perversiones, La perpetuacién de la familia monogimiea suministra ejemplos de represién acdicional- EI falseamiento de las zelaciones conyus Jes ode padres a hijos expresa la miciona- lidad de un sistema que procura solamente perpetuar a represion con el objeto de evita la explosiin de los instintos de Ia. vie a, “fortaleciendo, en cambio, las mismas fuerzas contra las que fueron lamadas a Tochar —Ias fuerzas de la destruccién’ Dentro del sistema actual lo que mejor manifiestan Tos mecanismos represivos os Ja orainizacién del trabajo, que, conforme al pricipio de actuacién, corresponde a la sociedad industrial en constante proceso de expansién y donde Ja dominacién es cada vez mis racionalizada. “Los hombres no vviven sus propias vidas sino que realizan funciones proostablecidas. Miontras traba- jan no satisfacen sus proplas necesidades y facultades sino que trabajan_enajenados”. EL trabajo no produce satisfacefén sino que es un tiempo doloroso, porque el trabajo fenajenado cs ln ausoncia de geatificacién, Ja nogacién del principio del_ placer”. En esta situacion el hombre “existe s6lo parte del tiempo"; doranto el tiempo det tzabajo es un instrumento de sctuacién enajenada. En ol Ambito de la sociodad adquisitiva el hombre enajena también sw tiempo libre, pues vive en el ‘mbit de una dominacién radicalizada: la satisfuceién est determi- nadla por los mismos instrumentos de re- presién: Tos medios teenolégicos, propa ganda, televisién, etestera. “ELalto nivel de vida en ol dominio de las grandes corporaciones es restrictiog en un conercto sentido sociolézico: los bienes y servieios que los individues compran con- trolan sus necesidades y petrifican sus fa- cealtades. A cambio de las comodidades 188 que enriquecen su vida, Ios individuos den no sélo su trabajo sino tambien por el control total sobre Ia vida’ 7, Las sociedades tecnolégicamente avanzad han adoptado formas mucho mas refi de represién; tienden no tanto a for Jos controles del instinto cuanto a los de: coneiencia, con el propésito de que el ho bre no sienta la represion y no pueda, secuentemente, rchelarse contra ella, ciente productividad para reducir la sin, Ia. produetividad. se revierte sobre individuos convirtiéndose, de este cluso, “In libertad y gratificaciones actm fstin ligadas a los requerimienetos de dominacién” ®, La sociedad actia se Jos mecanismas més inoonseientes de la p somilidad. Marcuse retoma las tres est turas de la personalidad reconocidas Freud —ello, yo y superyé— para exam Ja insidencia de los factores de do En esto predominio total so_manifiosta aticter totalitario de la sociedad, disima Indo en Jas “libertades aparentes”. “EL se socializa promaturamente fuera del dime Dito familias”; “a familia Hega a ser me decisiva on Ia direecién del ajusto del indi viduo a la sociedad; el conflicto padre-hix deja de sor ol conflict. modelo” ®, otra parte, se produce 1a automatiza dol superyé: “El superyé maduro pi ‘omitir el estado de individuacion: el ate ‘mo genérico Tega a ser directmente tomo social” 8! y los impulsos ag pierden todo sentido, AL dosaparecer el antagonismo set por Freud entre el yo, el ello y el supe €l sistema absorbe en su totalidad el sen= Umiento de culpa y hace estallar la agre sividad y la violencia hacia el exterior: ta se expresa no sélo marginalmente en sguerras neocoloniales, en el racism, en persecueiones sino que fositiza la mis sitnaeién internacional” ®, Frente a esta situaeién cabe presun fen qué medida es posible pensar que superuble la represién adicional. Ma ‘no pretende responder a este problema nivel de una deseripeién econdmics y pal tica sino simplemente nivel individual en el orden de una organizacién instint que eorresponderia a un estado mimo a represién. Responde a este problema en segunda parte de Eras y_clilizacién: alld det principio de realidad, donde l argumento de Freud mismo— si misma sus mecanismos de autor Marcuse y Ia tecnologia Mareuse sostiene que el imperio de Ia “ clenela feliz” en la sociedad indus ‘avanzada, refleja un nuevo conf que se traduce en conducta social. ‘consecuencia de Tos logros materiales 1, Daniel Cohn-Bendit en 1968. 2, Rudi Dutschke on el congreso de Friburgo, 3. Herbert Marcuse En la pagina 193: 1, Hesbert Marcuse de vacaciones en Cabris, procura la teenologia. Las tensiones y opo- siciones habrian sido eliminadas por el sis- tema en su incesante absorcién de los com frarios gracias a una creciente produccién de bienes y servicios. Sin embargo —dice Marcuse su forma de racionalidad no es més que aparente: la “opulencia” recurre necesariamente al despilfarro —en procura, incluso, de un mecanismo de compensa ién— mientras las necesidades clementales del hombre, por ejemplo, no se satislacen ‘© por Io menos no lo hacen en orden de prioridades, proyectindose ademis —tanto fn lo interno como hacia el exterior con ‘ma agresividad reciente; en un momensto fen que Jos medios disponibles podrian libe- rar al hombre de la competencia brutal, mplican, contradietoriamente, miseriay destruccién. Para Marcuse el origen de esta “inraciona- Tidad” que configura realmente el sistema esti en el caricter represivo de las relacio- nies que establece entre los individues a partir de la organizacién del trabajo mis- mo. Marcuse no establece en este orden diferencias cualitativas entre las potencias, capitalista_y socialista, puesto que en su eonduceiin actual, dice, la “coexistencia ppacifica” se reduce a la competencia pact- fica y donde, por su rotunda eficacia pri- vvan Ios “modelos” y “valores” de los Esta- dos Unides. Este proyecto de desarrollo histérieo, que Marcuse caracteriza como tipicamente o¢- cidental, esti basado en Ia doctrina politi- ‘ea de la dominacién y del progreso, con- secueneia directa de Ia ideologia generada =y relativamento anténoma— a partir del desarollo de Ia tecnologia; tecnologia sur- tgida de una ciencia instrumental resultante, desde sx mismo origen, de una clara “Ié- gica de dominacién”, de una logica for- ‘malizada, instramento de determinados in- tereses politicos. La “coneiencia feliz", en consecuencia —y f partir del volnmen ereciente de bienes ‘materiales distribuidos a masas cada vez ‘mayores, impregna y configura los mass ‘media, los medios de comunicacién masi- va, en particular, el arte, Ia literatura, Ia ceaitura en fin, haciendo cada vez mis difusa, on ultimo andlisis, Ia oposicién real y hasta su misma necesidad, por donde la “libertad”, por ejemplo, es una simulacién, “simulacién que confirma al sistema”. Otra de las consecuencias en una sociedad ast constituida ~donde le necesidad del eambio esulla imperiosa por Tas desastrosas conse- fcuencias humanas, que Hevan al hombre “al horde mismo de soportacién”"— es la di- fioultad en la determinacién dol sujeto his- Aérico del cambio que habri de asumir la “negacién determinada” a sistema; en una ‘palabra, habria para Marcuso un desacuer- "do, en Ia sociedad industrial avanzada, en- tre las condiciones objetivas del cambio y Jas subjetivas, sumidas on Ta difusién e im- _precisién —deliberadas~ del medio. ‘Tno de los aspectos mis ovidentos de este _comportariento social —que el sistema pro- Marcuse cura contenor y conducir— se manfiesta.en Jo que Marcuse, a. partir de la “sociedad comada”, designa como “la clausua del imivarso del disearso”. EI lenguaje se constituye en elemento me- dltizador, siendo su cardeter esencial su instramentalidad y el autoritarismo conse- cuente por la identilicacién de In reflexion ‘oon el hecho y Ia definitiva sustitucion del cconcepto por la imagen. Esta iltima otapa de constriceiin ~de ficiltraslado a los me~ dios masivos como el cine y la television ‘sti ya presonte en la misma despondera- ion sigificativa del lenguaje oral y esesito. Las “tolaciones piblieas”, por ejemplo, saa niobran (en dmbitos especificos) 2 los fi nes del ajuste de los individos y la soci dad a la estructura econdaice-soeial del sis tema, inmovilizindolo mediante Ia conoe- da formola de E—R (Estimulo igual Res- puesta) de la propaganda y la publicidad ¥ awe, asin no “ereidas” por las gentes, aclara Mareuse, pero tampoco rechazadas, terminan configurando su conduct. “Este tile tiene «ma abrumadora conor ‘lén”. La “cosa identficada con su. fun- cién’ es més real que la cosa sa funcién, y la expresinlingist identifiacién (en el sustantivo faneional, y ‘on las dlferontes formas de contraceién sin- téetica) crea un voeabulasio y una sitaxis Discos que impiden el paso de Ta diferen- ciacién, Ia soparacién y la distincién, Este Tenguaje, que constantemente impone imé- genes, milita contra el desarrollo y la ex- presién de concaptos, Su inmedister y su estilo ditto imptden el pensamiento con mel pensamient.” ®. Marcuse coneluye: “El lenguaje unificado, funcional, es wn lenguaje ircconctliablemen te anticrtin y antidialéetico, En él la re onalidad operacional y behaviorsta ab- sorbe log elementos trascendentes negativos ¥opesicionales de ln razin.” 4 [Al andlisis de a represién ejercida por el Sistema sobre el individuo ~a nivel de ma- de los instintos—, realizeda a implicancia frevdiana (que a, camo vimos, en Eros y civiizacién), se Te sumaré, on El hombre tanidimonsinal, ln que carresponde especi- fieamente a Ia determinante tecnoléaica en Ja organizneiim del trabajo, Con este fin Mareuse intenta una reflexién Fistérica para poder analizar desde sus ox! {genes mismos en el mundo griego el inicio del pensamiento occidental que informa Ia ciencia y que ‘erminard generando esta teenologia del dominio. “El juicio histrico dle Marcuse est snvertido con respecto a los términos de la hstorogratia tradicional: Tos hombres no se han adecuado a una raéio- nalidad objetiva sino que, por el contra rio, han desarrollado un “eomportamiento racional” apto para continuae y desaro- llar una zelacién de dominio sobre Ia na- tursleza y por consiguiente sobre los hom- bres" Las etapas tecnoldgicas y preteenoligioss, afirma Marcuse, comparten clertos concep- tos besioos sobre ol hombre y la naturaleza que expresan la continidad occidental en proceso: las variantes y_contradicciones quedan reducidas por los logros do la c= vilizeién industrial aeancada que leva al triunfo la realidad unidimensional. sobre toda contradiccion. En el mundo clisico el filisofo-hommbre de Estado es el que domina Ja pura contem- placiéu (teorla) y ln prdctica gulada por Ja tooria; Ia-verdad que él pregona es te slcamente univers el esclayo en el Mendn de Platén puede comprender la verdad de tun teorema geométrico; sin emburgo, su st tuaciin de tener que pasarse la vide tae Djando para poder subsistir le impedira vivir en y con Ia verdad. Esta situaciin se justfien por al hecho, seyén Marcuse, de que entonces Ia esclavitad era resultant del trabajo socishnente necesaro, aun euune do “toda existencia que se agota buscando Jos prerrequisitos de la exstencia es falsa y sin libertad”. Dado que, no obstante los ambios en la relactin de Ta estructura so- ial (esclavo, sieevo, asalaiada), el trabajo se ha ido. organizaudo —en contradiceién on el desarrollo de los medies de produc- tién=, la Mert wo caracterizaria la die: renela esencial entre el mundo pretecnolé eo y el tecnologico. Para Marouse tal diferencia provendia, en todo caso, del desarrollo de la razin "del ceonsiguinte proceso de formalizacién a que Ja somote ol proyecto histico occidental, excluyente de toda posbilidad dialé el pensamiento, Séerates, por u parte, en el mundo griego sjemplfica una forma de pensamiento cri tuco negativo y el desprecio por las tents- clones de “lo positivo"; el pensamionto so- eritico es critica frente a la sistematiza- ida a pesar de la dialéctia de las ideas— de Platin y- le formalizaciin de la Iigica- silogistica de Aristteles. De abi el caric- ter politico del discurso soeritico y, xl precisar los velores de justia, virtud, o0- nocimionto, ete. (en una tensién critica ‘entre “es” y “ebe”), subversivo: el anilists socrétioo supone una nueva “polis” Mareuse reconocerd en l-filosofia una eon dicién terapéutiea que es fundamentalmen- te politica aun cuando no necesariamente formulada como tal —en la medida en que los coneeptos de Ia filosofia entienden cam- prender Ia realidad sin mutilala, circuns- criptos —para Mareuse~ en el marco deoldgico, “que es su destino mismo, un esting que ningiin elentificismo 0 positivis- ‘mo pueden superar”, Su esfuerza erftico puede, sin embargo, “mostrar Ia realidad ‘como aquello que vealmente es y mostrar aquello que Ia realidad evita que sea” # Marease continia sefialando que “la 16g- a formal es el primer paso en el largo ‘camino hacia el pensamiento cientifico” y ‘que aun slendo muy diferestes los proce- dimientos de la légica antigna de la mo- derna “la construccién de un orden uni- versilmente vilido de pensamiento meu- ‘zal con respecto al contenido material esta mis alla de toda diferencia’ *", Pero sucode quo, ante Ia evidencia de su oficacia en “la dominacién” del método de ‘cuantificaclén matemstica, la ciencia mo- derma Io hizo extensive a todos los érdenes de la realidad, el social en primer lugar: el ‘pensamionto so limitard, en sucesivas reduc- tiones, a servit y oontener el orden esta- Dlecido de los hechos. “El a priori teenolégico es un a priori poli- tico en Ja medida en que In transformacién de la naturaleza, implica la del hombre y ‘que las ereaciones del hombre salen de y vuelven a entrar en un conjunto socials “. ceuando la téenioa Mega a ser la forma universal de la produceién material, cite feanscribe toda una cultura, proyecta una totalidad histérica: un mundo”, Los prineipios de la cfencla moderna se Than constituide para cumplir una funeién de control: “el operacionalismo tedrico Ie- g6 a cortesponder eon el operacionalismno prictico. El método cientifieo que lleva a Ja dominacién cada vez mis efectiva de la naturaleza Hega a proveer asi los conceptos ppuros, tanto como los instramentos para la dominacién”... “Hoy, Ja dominacién se perpetiia y se difunde’ no s6lo por medio de la tecnologia sino como tecnologia, y la ‘iltima provee Ia gran legitimacién del po- der politico en expansién, que absorbe todas Tas esferas de la cultura” ®, El proceso, que en su origen fue liberador en cuanto permitié al hombre servirse de Ja naturaleza—, fue, cada ver, separindose ris hasta llegar a coincidir con la razén de tuna “sociedad racionalmente totalitaria”: “EI universo totalitario de la racionalidad tecnolégica es Ja tiltima transmutacion de Ta fdea de razén" ®, Marouse concliye sefialando que inchaso los Iogros més revolucionarios de Ta ciencia como consecueneia de st aplicaciin— ‘cumplirian con respecto a las formas de vida institucionalizadas “una funcién esta- Dilizadora, estitica, conservadora””. De esta forma Ja ciencia y la tecnologia quedan, fon su forma aetual, incluidas en los instru ‘mentos de Ia dominacién. Perspectivas erftieas a la obra de Mareuse Marcuse se manifiesta como persona entemente impresionable por los. aconte- cimientos. inmediatos; su obra —tanto la pproducida en Alemania como en los Esta- dos Unidos tal vez no sea ajena a esta particularidad. La visién pesimista de EL hombre unidimensional (con la patética fra- se final de Benjamin: “S6lo gracias a aqué- Tlos sin esperanza nos es dada a esperan- za”), es desmentida pura la concepeién de Marcuse, aparentemente, por la Hlusién que Te aporta Ta rebelién de mayo de 1968 de Paris y el movimiento europeo y amerieano “sumado algunos hechos significativos en “lorden internacional, segrin puede com- ‘probarse en Un ensayo sobre la liberacién, Mareuse donde a su pesimismo global opone mecs- nicamente una vision dptimista: los estu- diantes como pereutores de un proceso re- volueionario desde fuera del sistema, ahora ubicado preferentemente en los. paises del tercer mundo, Dada la diticultad en determinar —mis alli de un estilo frecuentemente metalbrieo— tun métoda que supere li descripcién en Marcuse, cabe preguntarse si asi como en dos de sus prélogos, al menos, el de Eros y elvilizacién y el de EL hombre unidimen- sional, Mareuse, de una manera aprioristie ft, enuncia Ip que tal vez debiera ser, en tuna exposicién rigurosa, el final conclu. siva, sa proyecto de salida no estar pro- fimdamente influldo por sw vision —rela- tivamente exterior— de In sociedad norte- americana: el mismo Marcuse sefiala, por To demis, In difiealtad en conferit organi- cidad final a su propvesta de negacién, sostenida por los “marginados” de todo tipo y naturaleza: obreros parados, ineapaeitae os, segregads raciales (negros, en parti- cular), estudiantes, intelectuales y artistas. ‘Sin embargo, es evidente que debieron im presionarlo muy particularmente —al punto de conferitles los valores de Ja alternati- va-, sobre toda en un pals donde histéri= camente no se han dado movimientos poll- ticos de oposicidn de masas realmente po- pulires y dado el fuerte impacto emocio- nal que estas manifestaeiones tienen por su espontaneidad y violencia. André Gorz sefiala muy bien las coincideneias de cier- tas condiciones geogriticas e histéricas en- tre Alemania y BE. UU. y que serian co- mo Tos condicionantes previos al desarrollo de Ia uaidimensionalidad: propensién a um desarrollo exchusivamente cireunscripto a ‘un orden unilteral del hombre y la socie- dad, consecuencia de la idealogia téeniea del’ sistema. Una tradicién colonial, de “frontera”, ausencia de conciencia de’ clax ses en una nacién de inmigrantes y migran- tes, carencia de un mundo campesino y de cculturas regionales (con excepcién del Sur), Ih biisqueda de una identidad nacional en 'E. UU. tendlria sus puntos de contacto en tuna Alemania de fronteras méviles, tardia unidad nacional, debilidad del mundo cam- pesino y una conciencia de clases oscure> ida por un nacionalismo que intenta res- taurar por el sentimiento colectivo estas cearencias. Muy distintas serian para Gorz las perspectivas en pafses con una faerte tradicién humanista y de clases —Francia, Italia, Ia URSS misma—; ademés, wna trae dieién eatdliea aun enando pareciera con- tuadictorio~, frente a un protestantisme re- necionista, constituiria una defensa ciesta teste tipo de desarrollo “totalitario” de la sociedad * Pero tal vez la eritica a Marense convenga enfocarla a partir de sus instrumentos de anilisis: la teoria critica es uno de ellos. Rusconi previene respecta a su ealificacién metodolégiea pues In teoria critica de la sociedad sucle resultar equivoca respecto 192 2 las consideraciones disciplinarias ya que fluctia entre la socioloyia y la. filosofia “E] ealifiestivo de sociélogos no los define con precision; el de filésofos mantiene Ja sospecha de una elegante difamacién elene tifica; el de criticos soctates —que ellos mis mos se han couferide— encierta el peligeo de subestimarlos como itimos representan tes de la tradicién moralista occidental; a esto. debemos afiadir el tono provocativac mente utépica de sus proposielones Para quienes nlegan —por razones metodo igicas— la teoria eritiea de la sooledadt por su incapacidad “cfentifiea”, la exitica a Marcuse iri entonees desde ta negacién total —por su eanieter exelusivamente es- peeulativo— al probijo anslisis de las tradieciones”, “desviaciones” 9 “incoheren« cias” inferidas desde la propia perspectiv éste es el caso de los criticos ubicados en Ja corviente marxista clisiea, Tal ver mas cohetentemente convenge, p= 4 una mejor elucidaciin del pensamiento de Maveuse, atender a las eitcas —quo no Son pocas ni menos fundadas~ realizadas desde la misma conente « la que. perte- rece Marcuse: un ejemplo lo constitiye el trabajo talizado por la escuela de Franc- fort. sto permitiia, ademis, no sdlo cS tablecer uni cierta forma de valdee (que tal vez la tenga, en parte) sino detinie mis allé del subyngante esto lteraro, et Grigen de su pensamient, sepsrando aque= Tio que es realmente original de todo lo ane ha ido. tomando, Esto es importante frente a los equivooos dervados de su xe- ciente “populardad”, sobre todo en los as- pectos que hacen a la critica soil reteridos fos BE. UU. y a las lsmadas “sociodades de connimo”, donde a la tradiciin literati “Georges Duhamel y André Gide en la pee- tguors, en Francia, por ejemplo~ 30 sama tin los “mandstas slemanes”, T, Adorno y Horkheimer, con uma teoria mis rigenoss La diferencia fundamental estaria dada por tuna vineulacin que Marcuse efiere en forma categoriea lo social politeo, con- firiéndole ademis a sus conclisiones waa forma sstemitica, En cuanto a sw incor poriciin de Frevd al marsismo.—marxismo Iimplicto para algunos en toda sa obra, pero no explictedo ni diseatide, sabemos fave W. Reich lo habia precedido (no sit Cootradiceiones, ‘como tampoco Mareuse) ya antes de Tos ais 20, in la primera de estas coniontes se puede ubicar, con algunas diferencias, In exten txpresada a EL hombre tnidimensional en tm asticnlo publicado por Monthly Review on la fina de un profesor universitario due se ampara con el seudénimo de Kash Mill, com motivo do una polémia, « la ae hemos hecho referenia, in sestione dine Marense en su libro “supera el choqwe de imreconeliables intereies sociales por el choque ‘de incompatibles esis critica tne lo retotraen de Marx a Hegel, agre= fiando que la realidad social cs mucho més Iultifscétca de lo que sugiere Marcuse, Marcuse 1 Angela, Davis. Mareuse quien desconoce que la etapa de bienestar del capitalismo no fue concedida desde arriba —"y Mevada a la gente de abajo para ‘mantenetla tranguila”— sino eonsceuencia de una dura lucha y que, lejos de cristali- zar el sistema, las nuevas exigencias (dis- mimncién de horas de trabajo, educacién, climinacién de la pobreza, etc.) lo div namizin en el sentido do las oposiciones de clase, posto que “las necesidades y exi- ‘gencias crecen histéricamente”, no obstante fel manojo de las relaciones priblicas de las ‘empresas; conclaye sefialando “la hostii- dad profundamente roméntica de Marcuse ppor Ja cieneia” y que su propuesta, lejos de contribuir “a cambiar el mundo”, lo esti interpretando y de tuna sola forma. Esta es una de las pocas eriticas a las que Marcuse ha respondido —por tratarse, dice, de una publicacién que se ocupa del en: samiento socialista independiente soste- nniendo que la dificultad en_definie clara- mente los agentes del cambio, por la com- plejidad dinimica de las tendencias anta- sgonicas, y que el hecho de que las condi- clones objotivas y subjetivas de la necesi- dad de ese cambio no coineidan —"jdema- siado familiar en las Iuchas de clases!”— no niega la tendencia histirica hacia el cambio. Sin embargo, es comecto ad imitir que esta deduceién no se impone con ‘una fuerza directriz— en la Iectura de al- unos textos de Marcuse, superada por el peso de su critica total, Pero seri, sobre todo, Wolfgang F. Haug , Candemos Joaquin Moxtiz, 1960. T. Per Ins, Che casa ha Soeramenta” detio Marcuse, oma, UbaldintEtove 1968, J.-M, Castell Lectin de Morse, Boeelonay Ba. Sent Ba: real 1000, Bernd Oclarh Idsdlogos ¢ tder Gai de mura qu ‘Baeso, Pa grams, 10t1 Jigen Habeas, Réspacs- tor a" Aforoiny apotioes de" At Sched WF Haug, ©! Off, J. Bergmann, H Bema, R. Reicho'y'P- Boineh Barclay Ea Ana? ‘rama, 1006, Wilhem Reich, Marisme put ‘conde, Buenos Sie, de. Silo, 1 Jean Michel Palimie, Inreducclin a W: Rech, hugo sobre el mainte eudaonar: some, Barclons, Bait Anagrema, 1970. Horkimer, Grice mzon tastrumental, Buenos Ais, Sue, 1969, "Frangots Pena, Pemowsinterroge 6 Marcuse, Bareclon, Nov ‘Terea, 1869" CE, Rosco, Teoria orice do 4a ‘ooiead, Barcelona, El. Martner Roca, Tos TM, Palmer, Sie Marcu, Pang, Unto Génézalo dictions, 1985, E. Prom, Karl Mr ler TE Lefebre, 8 Mallet, if. Marcie, Mar tre polémico, Buenos Ais, EGR. ore Al wared 1060,” Alasdair Maclntre, "Marcas, Lando, “EA rank Kermade, 19¥0. Sarte, Jean-Pal Loe ntletuaesy ta politica (core Pilacén de. Echeverri y Cast), Me. co, Sige XXL, 1068, La “maginacion_ a po- der, Paris, mayo 1968, La revolucion extn ents Aes, Edilones Insure 196. Miguel C. Lomb, Herbert Marcus 0 la Hootie de le negackin tote, Buenos. Aves, Edie Saas, 1970. Sartt"Malruy_ Aron Marcas, Fuentes, Kasten Garand. Datsch: ee Colin Dendy "Sauvage, Lor eitutientn, Buenos, Airs, N', noviembre 68, Cuadernos de América Latina, 1968. Theodor W. Adorn, Tavervenciones, mucce modeloe de erica, Ca: rasan, Monte ile Etre, 1900, ANUNCIO MUY UE PARA LOS MOO] LOS HOMBRES OT Olt oe Ue) UE metal te) que solo faltan 4 fasciculos Peele la ey tae RTT on N° 171: Nasser Ne 172: Marcuse Ne 173: George hae Ben Gurion Sand Con estos 174 fasciculos See aod ono n orci) la coleccion LOS HOMBRES DE LA HISTORIA. Los tomos encuadernados que Reieiacee iese etc Maes chic sceveig de los lectores son: eRe Pe ee LO me) DET CUE eRe ner eC. om mur acne) 4. Cristianismo y medioevo (I) 5. La civilizacién de los Clie TE) Ce Ur Ua sy Pam PED OD) UC CTU Le LC eS Uy PETE aD) Re CR em BLO Rese RCC CaCO} SOO MUCUS ea) COE 12. La civilizacién romana N Ley CLA Ged comunicaremos cuando apareceran los 14 tomos ScHConeTencIc an CCS UE 14. El siglo XVIII phoma em sacl ie) Mn CKO) 17. Tiempo presente (1!) SEM ts CCL 19. La civilizacién de los origenes (I!) MATES CO) Pee Ree RO) yee TSU} Ce ae Pere MCC) Pe CC CEC KO) PR Ee UL) PST cnc) CT eS UCL cb) Pee Derr om) eee ulm oo oli} Poe TMS oe amet colo SOMITE) tener toda la colecci6n Cte lear Tel ANUNCIO MUY IMPORTANTE PARA LOS LECTORES Con el N° 174 se terminara de publicar “Los Hombres de la Historia”. A partir de la semana siguiente, el Centro Editor les ofrecera una nueva y extraordinaria coleccién: LA HISTORIA DE AMERICA EN EL SIGLO XX 40 fasciculos a través de los cualés usted podré conocer los protagonistas y los hechos fundamentales de’ la historia de nuestro continente. iESPERELA! 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