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REALIDAD
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EDMUNDO MORALES
DULCE
REALIDAD
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Ediciones Independientes El Alba
Santiago
Impreso en Santiago-Chile
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el diseño de la cubierta, en cualquier tipo de medio, ya sea mecánico,
químico, óptico, de grabación y/o fotocopiado sin previa autorización
del editor.
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Trepa al árbol que da estos frutos amargos
que son delicia al final,
y que no baste tu paso indiferente
para llenar las maletas
del sinsabor de saber que te vas.
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DULCE REALIDAD
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Tengo ganas de hacer daño
a la insaciable historia que nos miente
y sin embargo
cada día nos zambulle en la verdad.
(Edmundo Morales)
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Automatización
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julio. Entra a la casa nuevamente y se enca-
mina hacia el cuarto de baño de donde debe
salir a las siete treinta afeitado, peinado y ves-
tido, listo para un día de atención a público.
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pre marca el mismo dial, y cumple con su
rutina diaria de cien abdominales, cien lagar-
tijas. Luego se dirige a la cocina, siendo ya las
siete y cinco minutos, para preparar su
desayuno basado en frutas y cereal, y mientras
devora su dieta baja en calorías, enciende el
calefón, enchufa la plancha, busca la camisa
de día viernes. De pronto escucha algo irregu-
lar, un sonido fuera de lo normal. Casi asusta-
do, Mauricio permanece silente y con plancha
en mano queda de una pieza:
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Decía mi Abuela Amanda
- ¡Hola Vecina!
- ¡Buenas tardes señora Andrea!
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fuerte que el amor mismo, es como un lazo,
decía mi abuela Amanda, del que ningún
caballo, ni el más chúcaro, osa soltarse.
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La Venganza del Colmillo
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mismo colmillo superior que cortaba inapela-
blemente la mejilla de Carlita.
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Pronto se daría cuenta que sus peores disgus-
tos recién comenzaban tras la ausencia de su
enemigo voraz. Por más empeño que puso, le
ganaban por descuido las muelas posteriores a
sus antiguos victimarios. Y aunque esperara
lo que esperara, la tía Rebeca le enseñó un día
que esas muelas no eran de leche, y que se
quedarían ahí hasta que o ella, Carlita, o la
muela se marchara de esta vida. ¿Acaso el
mordisco carnívoro de ahora era sólo el
comienzo?
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Dulce Realidad
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miró, sonrió al recordar que sólo era un sueño
su discusión con su difunta esposa; y se
encaminó al baño a beber algo de agua, luego
orinó y se lavó las manos, pero no había una
toalla ahí, y Claudio no bajaría por una, de
todos modos, el cobertor no le reprocharía
secarse las manos sobre él, y por cierto que no
lo haría Rosario.
- ¡Qué bien sólo son las cuatro veinte!-
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vistió en el dormitorio, luego regresó al baño,
tomó la pasta dental, y mientras lavaba sus
dientes recordó que hoy cumplía quince años y
Rosario, su polola desde hace dos meses sería
quien celebrase su cumpleaños. Se enjuagó la
boca.
- ¡La tengo loca!-
- ¡Me tiene loco! (pero eso no se lo
puedo decir)-
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Asalariado
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- Está bien Señora, -¿por qué será que a
veces respondemos cosas que no
guardan relación con lo preguntado?-
dígame su nombre y sus apellidos
- Caridad Huaiquilaf Quilobrán
- ¿Caridad cuánto Señora? –pregunto
cuidadosamente por no herir suscepti-
bilidades.
- Aquí está mi carné joven –ya me quitó
el doctorado. Seguramente está moles-
ta por mi ignorancia respecto de sus
apellidos. Quizá puse cara de gringo al
preguntar-
- Su número de Ficha es el 002, Señora
Caridad. Usted es la fundadora del
Consultorio –inevitablemente espero
alguna sonrisa o un gesto amable, pero
por el contrario un rostro parco y una
mirada fría penetran la mudez del
espacio que nos separa-
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no les entiendo nada, ni me hablan
siquiera
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de la veterana, pero dudo que le diga
mijito a algún médico, menos al
Doctor Muñoz que la tiene media
enamorada-
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HILARIO
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Recordar es un arte que te mancha las manos
(Fabián V. Zugac)
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¡Qué culpable Nombre!
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nombre es el meollo del dilema tu nombre que
pisa fuerte torciéndose los tobillos torciéndose
el camino torciéndose el camino a pala y
picota y más pala y más picota y cayendo
desplomándose letra a letra
H I L A R I O
el casi extinto el casi inmortal por la “gracia”
que le han dado
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Hilario viene a Poto Pelao
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Acabo de Acabar
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princesas que se comen las uñas ¡afeadas de
ansiedad!
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inextinguible y yo le odio por la certeza de su
profética noción
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Ya casi no Existo
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Hoy… pisé en Caca Fresca
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la garganta que provoca la fetidez
involuntariamente adquirida y a veces
terminantemente solicitada.
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Últimas palabras de Hilario
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Dime quién eres entonces para abandonarme
al polvo sin ya más culpas que las que
acarrean mi mano y mi labio dictador.
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Llegó otra vez borracho Hilario
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EL PASILLO
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Lloraría, pero robaron mis lágrimas, gritaría,
pero me quitaron la voz, por eso escribo
(María José Muñoz)
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Última carta a la Amada (de ayer)
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guardar copia, porque cual un beso, las cartas
se escriben sólo una vez; y escribí tantos be-
sos sobre tus labios dormidos, y quizá ya no
los leerás, quizá no leerás ésta declaración de
amor antiguo.
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con la única intención que sepas que siempre
habrá recuerdos gratos que me hablan de ti…
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Carta Primera para la Amada (de un día
que ya pasó)
¿Cómo empezar?
Si eso siempre lo hiciste tú, tú con tu sonrisa,
tú con un beso, tú con tus diminutas manos de
niña mujer.
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regañadientes, lo acepto como acepto la mal-
oliente primavera.
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pues no te olvido amor mío, y aún la lejanía
pronuncia tu nombre con alegría, con nuestra
alegría interminable de antaño, de siempre, de
siempre, de siempre…
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Segunda Carta (ya que la anterior no
fue respondida)
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- ¿Cómo sacar un moco con cinco
dedos?
- Poniendo la mano alrededor de la nariz
y decir: ¡Sal de ahí con las manos en
alto, te tenemos rodeado!
Y yo sonreía, y tú reías como si reír fuese mi
recompensa por dar oídos a tu chiste; y de
alguna manera, lo era, y lo sería si te escucha-
ra ahora mismo, si tus sonidos fueran míos
otra vez. Pero ya nada de lo tuyo me perte-
nece, y si somos objetivos, quizá nada lo fue,
nada de lo tuyo me perteneció, nada, nada,
nada excepto tu nombre, tu nombre que deam-
bula por el mío. Y aunque sólo nos distancia
una letra y un acento en nuestros nombres, el
tuyo suena cándido y sereno, y el mío rudo,
quizá tosco.
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sobre, me pertenecerás, aunque sólo en aquel
generoso pasado.
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Discrepancias
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quizá pasamos por alto tantas coincidencias y
los sueños en común, todos los cuales nos
hicieron imaginar y volar tan alto, tanto que
por momentos nos olvidamos de nuestras dife-
rencias y nos dimos la tarea de edificar
solamente sobre los reales deseos de ser feli-
ces, sobre la amistad, la bondad, el respeto, el
afecto mutuo, la esperanza, la paciencia, la
entrega desinteresada, la comprensión, el
amor, la comunicación, el perdón y la humil-
dad, nunca mirándonos en menos sino admi-
rándonos mutuamente, y abrazando siempre al
que caía por tristeza o por debilidad.
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camino, de donde quizá nadie lo recoja, o lo
recoja quien no deba y sangremos otra vez por
la misma herida.
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Querida Mía
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ansía ver a su dulce retoño después de un par
de años, yo los escriba en tu pequeño oído de
muñeca.
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El Pasillo
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puesta y un sinnúmero de respuestas para
preguntas que nunca harás. Me encantaría me
digas qué esperaste de lo nuestro. Yo espera-
ba mucho de esto, que recién empieza a termi-
narse y ansío que ambos podamos ayudarnos a
querernos en el espacio infinito del impre-
decible olvido que va apoderándose de nuestra
historia, que se sin duda modificará de tal
manera para que un día ante el otro parez-
camos un ser abominable tras la costra de los
años mentirosos.
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hacernos felices, y disfrutarnos mutuamente.
Y no temer más. No temer más.
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Penúltima Carta
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No se bien qué ha ocurrido, pero ya no
recuerdo lo que sentía por ti, sólo recuerdo que
existes en un capítulo olvidado, sólo memoro
que fuiste el ágape de mi historia que ya no te
tendrá más; y sólo sé que no sé si siquiera
evaluaré la posibilidad de encontrarte para
entregarte esta penúltima carta, pero al menos
he de escribirla como testigo del congelamien-
to, del adiós.
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Te Quise Mucho (Respuesta primera)
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día y no en aquel mentado día del que tanto
haces mención.
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insoportable que más que tuyo fue mío,
estremeciéndome el pecho, el estómago, los
ojos, las palabras y el amor.
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Quiero Salir
En la sordera de mi oídos,
te escucho;
en la ceguera de mis ojos
te veo
y en mi mente enloquecida,
te envuelvo en ternuras,
estrellas y cielo
(Paulina Herrera)
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espacio del espejo, con jeroglíficos que sin
duda ha dibujado en mi letargo el inhumano
espectro de tu amor de ayer.
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demostrarle a la cordura, que he ganado según
ellos, que si no exististe nunca te cree y eres
real. Quiero salir. Escapar de tanto color
blanquecino opacado y lúgubre. Se me antoja
ser libre detrás de mis pensamientos desequi-
librados, delante de ellos, al lado, arriba o por
debajo pero salir, y respirar mi locura en su
máxima expresión, no en la jaula equilibrada o
en las fauces de un recuerdo imaginario. Y
buscarte con las ansias locas de entregarte mi
poesía. Y esconderme en tus amores, tras tus
labios de frambuesa. Quiero salir y encontrar-
te, demostrarle a la cordura, que he ganado
según ellos, que si no exististe nunca te cree y
eres real. Quiero salir, María, quiero salir.
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Índice
DULCE REALIDAD
Automatización 13
Decía Mi Abuela Amanda 17
La Venganza Del Colmillo 19
Dulce Realidad 23
Asalariado 27
HILARIO
EL PASILLO
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El Pasillo 66
Penúltima carta 69
Te quise mucho 71
(Respuesta primera)
Quiero salir 74
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