Relatos vertiginosos La conoca bien, tan bien que saba perfectamente lo que ella pensaba y senta a pesar de todo, la amaba por sobre todas las cosas.
No, no y no! Me hice la promesa de no voltear a verlo y pienso
cumplirla; esta vez es en serio No puede ser, no puede ser viene caminando por la acera de enfrente Bah! Por algo se inventaron los collarines.
Lleg a su casa como todas las tardes, s, cansado y un poco
fastidiado, pero feliz de estar all. Dej el portafolio en la mesa, se quit el saco; ansioso, deshizo el nudo de la corbata y se desplom en el sof. Gir la cabeza con parsimonia y descubri en la mesa de centro algo que no estaba ah cuando se fue; era una fotografa acompaada de una pequea nota, un tanto desconcertado, tom esa imagen congelada y la mir estupefacto; estaban dos personas, un hombre y una mujer, su mujer. Desvi ligeramente la mirada para descifrar lo que deca aquel pedazo de papel azul y comprendi todo Ricardo:
Estoy en la esttica, no tardo ah! por cierto acaban de
mandar la fotografa de la boda, saliste guapsimo. Amanda