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Problemas Especificos de la Evaluacién Infantil Specific Problems in Child Assessment Victoria del Barrio Gandara UNED Resumen, Se parte de le identidad bésica del proceso de evaluacién. de las caracteristicas psicométricas y los requisitos deontoldgicos existentes entre la evaluscién adulta e infant ‘Sin embargo se recogen las diferencias entre ambas basadas en la disparidad del sujeto eva- Iuable El nif y el udolescente sun seres que se caracterizan por su continuo cambio debido a la inmadurez fisica y social que fandamenta todas sus diferencias esenciales respecto de los adultos. De todas ellas se resaltan la edad, que ordena fas distintas etapas del cambio, la dependencia. que hace incluir al adulto en el proveso y la plasticidad, que pone en peligro le estabilidad de la evaluacién, Ea relacién con todas eilas al evaluador infantil se le presen- ta un nuevo problema que es la comorbilidad, mucho mas frecuente que en el adulto, y que por tanto representa un problema para e! juicio diagnéstico Al hilo de todas estas dificultades se van analizando las estrategias que pueden paliar este tipo de problemas, Palabras clave: evaluacién psicoligica en nifios y adolescentes. problemas relativos con la edad, dependencia. plasticidad, comorbitided. Abstract. This paper starts from the basie identity of adult and child assessment in terms of the assessment process. psychometric features and the deontological requirements. Nevertheless, differences are also taken into account, based on the diversity of the subject to be assessed The child and the teenager are beings featuring an on-going change owing to their physical and emotional immaturity ~an essential difference vis-d-vis the adults. Among these char. acteristics, age (ranking the stages of change). dependence (calling for the adult presence in the process) and plasticity (threatening the stability of assessment) stand out. These three characteristics bring ubout a new problem for the child evaluator, co-morbidity. which is more frequent in children than in adults and poses an additional problem for diagnosis Finally, strategies to face all these problems are addressed. Key words: child and adolescent psychological assessment, age problems. dependency. plasticity, co-morbidity. La evaluacién adulta y la infantil son esencial- mente la misma, en Jo que se retiere a método y a exigencias cientifieas y deontol6gicas que han de cumplit. Sin embargo, difieren profundamente res- pecto a las caracteristicas del sujeto evaluable, y ello tiene sus consecuencias. El nifio y el adolescente se ‘a corespondenci scbes ete silo pe ene a aio lusiguentedrewign de gore eestrico urease CCopyrisht 209 by the Colegio Oil ue Psidlogos de Masi ISSN UIss27s caracterizan por ser seres inconclusos y cambiantes. lo que ya ro sucede de igual modo con el adulto. De ahi aranca la dfculted de su evalucion Todos los especialistas uconsejan, para paliar esos problemas. la utilizacin de muchas fuentes (mut fuente) y de distintas técnicas de evaluacién (mult rétodo) siempre que se estudia a nifios y j6venes Sin embergo. a realidad cursa de di Por un lado. y a la hora de acudir a fuentes para cinta manera. Cini y Sat Vol. 20.12 3.2009 - Pips 25-236 8 Paonia obtener Ja informacién necesaria, hay una tendencia muy generalizada que se inclina por usar de modo ‘casi exelusivo los datos que proporcionan los adul- tus sobre el niio, bésieamente los padres. y 2 veces también los educsdores. Se omite, entonces. aquel segmento de informacién que puede aportar el nif. Y lo més notable es que. cuando se han hecho estu- dios comparativos, ha tendido a aparecer le informa- cin infantit precisarente como la mas fidedigna y ms provechosa. Cuando la fuente son los otros niffos. k iieros de aquel sobre el que gira la evalu informacién es relevante especialmente en relacién compa ‘on todo aquello que tiene que ver con la socializa- n (Cohen, 1976) Desde lego, parece que hay que recurir mejor a los padres cuando se trata de la obtencién de fechas, de comienzo de un problemas y datos sobre la histo- ria del mismo, y.en fin, se ti ende a atender preferen- temente a los maestros en todo lo que respects a pro- blemas de atencién y aprendizaje, que son centrales en todas las conductas que tienen por escenario el aula, Esta cierta heterogeneidad de las informacio- nes es un hecho con el que siempre se ha de contar Mis atin: cunsistentemente, cuando se comparan los datos obtenidos de fuentes adultas e infantiles. se advierte que no son concordantes. sobre todo en lo que respecta a las vonductas interiorizadas (Herjani y Reich 1982; del Barrio. 1997: Randazo, Landsverk ¥y Granger, 2003: Burry. Frick y Grafeman, 2008). El evaluador normalmente advierte que los adultos tienden a concordar entre si. pero que lo hacen muy débilmente con el nifio (Gotlib y Hamen. 1992). Pero no slo hay diserepancia, Bn un tema que los padres debieran conocer con precisién. come ocurre con los Habitos de Crianza, en muchos casos hemos encontrado mucha més validez extema manejando los datos de la fuente Nifio que de la fuente Padres (Roa y del Barrio, 2002). En sum. creemos que hay que pensar que. a pesar de los matices, In fuente Nifio es mas fiable que lz del adulto,en relacién con un amplic espectro del comportamiento y vivencias infantile Algo parecido ocurre en el caso de las técnicas cempleadas. Para empezar, as mas usadas son aque- Hlas que concuerdan con ef marco teérico en que el evaluador se mueve: rarv es el evaluador conductual ‘isc y Salut ol 20.12 8.2000 - Pgs. 2 PEIRCOS De La BYAUACON Inn que usa tgenices proyectivas y raro también el diné- ico que usa las psicométricas. Por si esto no fuera ya suficiente problema, resul- ta que el nifio es un ser que consiste en continuo cambio, por 10 que se ha de plantear su evaluacién teniendo en cuenta ese desarrollo, Para enfrentarse con este problema de manera adecuads se hard pre- ciso adoptar una perspectiva longitudinal. Esta sigue a un sujeto 0 grupo de sujetos a lo largo del tiempo y obtiene datos fehacientes de su cambio 2 través del tiempo. ast como de las circunstancias ambientales concomitantes. Sin embargo, es sobradamente conocido el hecho de que la mayor parte de los estudios que se llevan a cabo sobre nifios tienden a estar hechos con una metodologta de cardcter transversal, y no longitud:- nal, lo que sin duda genera una multitud de limita- ciones concomitantes. En buena medida. ello suele dorivar de las dificultades y los costos que entrafia todo seguimiento, dificultades que condicionan asi la forma de investiga. Pero hay atin otras varias cuestiones que introdu- con rasgos diferenciales entre la evaluacién adulta y la de los nifios y en ellas se basan también los pro- blemas especiticus que aqui vamos a analizar, Otras diferencias procedimentales. No s6lo aparecen divergencies en las grandes dimensiones. sino también en los procedimientos mas sencillos y concretos. El acto de evaluar a un niffo suele comenzar con la llamada telefinica de un adulto (padres, maestros, pediatras. tutores. jueces) que demanda la ayuda de un profesional. En ese momento. este dltimo debe ya comenzar por adoptar unas medidas bien diferentes de las que tomaria si su cliente fuese un adulto, Para empezar. tiene que aconsejar a los padres, 0 al adul- to que demanda la evaluacién, sobre el modo como ha de prepararse al nifio para le primera sesién de entrevista que es preciso celebrar. Hay una serie de publicaciones dedicadas orientar y a apoyar esta pre- paracién (Nemiroff, 2006), Siempre dependiendo de la edad del sujeto, la informacién variard en el grado de recencia (mayor cuanto mas joven sea el nifio). y también en la pre~ Copyrigm 2009 bythe Colegio Of de Picslagos de Mia ISSN: 11305276 vicwoas pet Bano 227 cisign de su contenido: en todo caso. cuando vaya a tun psielogo,! nifio ha de tener una idea de a lo que va y de quien seu la persona que le va a atender. El riterio basico es que no se debe ocultar a un nifio nada de lo esencial de la visita, a saber. que él mismo tiene un problema (rendimiento. miedo, ‘agresién ete,), que produce perturbaciones y moles tias, y que hay un experto en esas cuestiones que lo yaa estudiar y va a ayudar para suprimizlo 0 modi- ficarlo. El eonocimiento del proceso y del significae do de la visite resta, sin duda, mucha unsieded a aquel primer contacto Hay Iuego una segunda decisién que tomar antes de que el proceso evaluador se ponga en marcha: es la que se refiere a si la cita se da s6lo a los padres, se da a los padres y al nito,o se atiende s6lo al nino ~0 adolescente, Cada profesional tiene alguna idea al respecto, Lo mds habitual es citar a todos juntos para el primer contacto y entrevistar s6lo a los padtes, mientras el niio con un segundo profesional sélo Juega y se habitda al contexto. En la siguiente sesisn ya se ve al nfo, con padres o sin ellos segdin In edad de aquél. En el caso del adolescente se recomienda siempre establecer un contacto personal con él desde el momento de la demanda, Sin embargo. hay otras formas de enfocar este asunto. Algunos profesionales prefieren una sesién eon- Junta en el primer momento para evaluar la interac- ‘cin familiar y la perspectiva que cada uno tiene del otro, También existe la modalidad, de trabajar s6lo con los padres sobre todo cuando se trabaja con niftos pequefos E! profesional ya en su primer encuentro debe tle- gar a tener claro si la demands es atendible o no. En efecto. hay padres que demandan a veces cosas imposibles. Tambien ha de decidir si tiene le compe- tenecia necesaria para asumir lo solicitado, Por ejem plo, hay algunas perturbaciones infantiles (el autis- mo. por ejemplo), cuye evaluacién solo debera hacerla una persona especialmente entrenada para ello. Si se ucepta ef caso, lo inmediuto es suber de qué clase de problema se trata: si es un problema de aprendizaje. un problema de conducta, o si es un problema de socializacién con sus compafieros o si hhay un factor emocional, porque cada uno de ellos implica una distinte planificacién. ‘Copyright 2009 bythe Colegio Oia de Psistonos de Made ISSR 1130 Complementatiamente, y dado que se trata de un nifio, es importante saber desde el principio si éste comparte la visiGn que tienen del caso ios adultos que le acompafian o tiene una percepeién diferent. Una vez definida, planificada y aceprada la demands. se hace preciso adoptar el método a seguir pata su resolvcién. aca empezar, hay que informar @ los clientes del tiempo estimado para Ja evaluaciGn solicitada, asf ‘como acerca de la colaboracign que en ella se pedi- 14, El proceso de evaluacisn de un nifo debe recabar todu posible informacisn directa o indirecta sobre su desarrollo, fisico, mental, emocional, escolar y social y por tanto hay que obtener el permiso corres pondiente para recumir a otras fuentes que faciliten los datos necesarios. También hay que escoger las técnicas de evalua- criGn acordes con la hipdtesis de diagnéstico forjada ya en el primer contacto. Hay que tener presente que. a la altura de nuestro tiempo, la evaluaci6n infantil. a pesar de su tardfo desarrolio y de su dependencia de la evaluacién adulta, ha experimentado en aflos recientes una evo- lucién inusitadamente vigorose y hoy podemos afiz- mar que nos hallamos en ura situacién. si no dptima, si francamente satisfuctoria, Recordemos que todo comenz6, como por otra parte parece natural en ef mundo infantil, por cons- truir una evaiuacién de] desarrollo especialmente centrada en la dimensidn intelectual: ésta ha sido durante muchos afios el valor permanente en la sociedad eambiante en la que nos movemos. El pri- mer test que adquirié fama y se extendié como la pélvora fue el de Binet y Simon (1905) para la medi- da de la inteligencia, Hubo que espera: unos afios para la aparicién de pruebas importantes sobre otros aspectos 0 dimensiones personales. como la Personal Data Sheet de Woodworth (1920) 0 el Psychodiagnostik de Rorschach (1921) para hablar s6lo de algunos de los pioneros mas conacidos. ‘Veamos uhora ny tunto los logros cuanto las difi- ccultudes que un profesional puede encontrarse ante Ja evaluacién de un niffo. Es una cuestién sumamen- te interesante. puesto que si no contamos con las que pueden surgir, muy probablemente fracasaremos en cel intento de realizar una evaluacién con precisién Es esencial que los potenciales evaluadores conoz- nie y Stee Vol.20.1. 3.2009 - Pas. 228 PROSLaNns ESPEN OE LA BVALUACIN ENTE ‘can los repertorios de pruebas aplicables. y sean conscientes de que cuanto més bajo es el rango de edad del sujeto, més hay que cuidar el entrenamien- to previo on la aplicacién de la prueba. Podriamos clasificar los problemas en atencién a su peculiar origen y asf los referiremos a las catego- rfas siguientes: Edad, Dependencia, Plasticidud y ‘Comorbilidad, Su denominador comin es Ja inma- ‘durez tipica del nifio. Algunos autores llaman a este fenémeno la “multiplicidad” (Fors. 1993) para subrayar las mélkiples facetas que intervienen en la evaluacién de un nifo Problemas relativos a la Edad Es un dato esencial que condiciona todo el proce- so de evaluacién, La edad no es s6lo un admero que indica el paso del tiempo, sino un distinto repertorio de posibilidades de actuacién que cambia perfodo estudiado. En los tres primeros afios de vida e808 cambios son quizds los mas avelerados. Toda evaluacién infantil tendré que ser especial- mente respetuosa y ajustada al nivel de la edad del sujeto, ya que es tan cambiante, y tan relevante para el proceso, Habrit de ser, en cierto modo, un estudio puntual. ya que las téenicas. los instrumentos, y el interlocutor va cambiando velozmente a medida que pasa el tiempo, Estamos ante un sujeto especialmen- te mévil, Aqui esté lo que es quizés la mayor dificul- tad de Ja tarea, En cada momento el nifio tiene “un umbral temporal de normalidad” (del Burrio, 1984) que depende del punto de muduracién en el que se encuentra En el perfodo de cero a ires afios. como el nifio. no domina el lenguaje, el interlocutor habitual para lun evatuador serd el adulto © adultos que lo cono- cen. Muchos profesionales, durante los tres prime- ros atios de la vida acuden a los padres y cuidadores para obtener informacién. Ello es legitimo y Jible, per, como amriba va dicho. de ninguna mane- ra es suficiente, Uns cosa es la condueta del nifio y otra muy distinta es lo que los adultos atienden, aveptan, valoraa, ocultan 0 exhiben acerca de ella ‘Todo evaluador infantil tiene que saber que los ue informan sobre los nifios tienen sus sistemas de valores, expectutivas y motivaciones. todo lo cual Oisieay Saad es 225-236, modifica, atin sin pretenderlo, la informacién que Juego proporcionan. Ello exige la constatacién de la veracidad y objetividad de le informacién; tal cons- tataci6n, por ejemplo, puede obtenerse mediante fa ‘observacisn de la conducta del nifio vista a través de alguna de las pruebas normatizadas. construidas por profesionales. como el Peabody (Duan y Dunn, 1981; Duna, Dunn y Arribas, 2006) que consiste en sefialar una imagen cuyo nombre se enuncia, 0 empleands escalas de desarrollo como la Battelle (1996) (Newborg. Stock y Wnek. 1996) que exige observar al nifio cuando realiza unas determinadas acciones, como el rest de Brazelton que observa ade- mas de conductas reactivas fisiolégicas bésicas la interacci6n social madre-hijo y tos procesos de habi- tuacién en los primeros momentos de vida (Brazelton, 1973). En general, todos los Baby Tesis se basan on una observacién reglada del nifio ante determinados estimulos. precisamente para objetivar y estandarizar las informaciones que se busca obte- ‘También se usan para objetivar la toma de datos ciertos registros de conducta confeccionados “ad hoc”, y construides para la deteccién de elementos concretos, como palabras que emite, rabietas, inges- ta, ete Muhos profesionales utlizan los eriterios de los. manuales de clasifieaciGn para diagnosticar 2 los nifios haciendo preguntas « los padres, pero también los cuestionarios usan esa misma estrategia reunien- do distintos items que cubran los criterios de cada categoria diagndstica. La primera clasificacién de los trastornos infanti- les es de Kanner (1935). Los sucesivos DSMs inclu- yeron categorias infantiles desde su inicio en 1951, pero conviene recordar que la primera clasificacién multiaxial de gue han dispuesto los psiedlogos ha sido Ia que crearon para nifios Rutter, Shatfer y ‘Shepher (1975) con cuatro ejes. para solucionar el problema gue creaba Ia ubicacién del Retraso Mental en las cutegorias psiquidtricas. Esa solucién Juego se incorporé al CIE 9. y en 1980 le adoptart el DSM. Este periodo de vida es tan especial que los exper tos han considerado necesurio crear un sistema de clasificacién especttico y diferente de los DSM 0 CIE, Se trata del Zero to Three (1994) que lista las (Copyright 2009 by ite Colegio Ofte Picslogoe de Macs SN: 11306827 Vicronu peu Ba 229 patologizs que se pueden diagnosticar antes de los tres aiios. Los cuestionarios a padres son los instrumentos mds répidos. asequibles y baratos. y por tanto los ris usados. pero el buen evaluador de un infante no debe quedarse meramente con sélo estos ditos. Es especialmente interesante pars todos los inte- resados en la evaluacién precoz leer los preciosos manuales editados respectivamente por Murchison (1935), y Carmichael (1957). donde colaboran tos grandes. y también el libro de Izard (1982) sobre le evaluacién de las emociones. todos ellos son joyas de Ia observacisin rigurosa del nifo y fuentes de ins- Piracién inagotable. Desde los tres a los siete aiios el nifio puede ser sujeto puciente de ls evaluacidn realizando numero- sas pruebas, aunque las técnicas elegidas serin siempre de observacién de la ejecucién. ya se reali- we ésta a través de le denominacion, la elevciGn 0 la ‘mostracién de algo. Por ejemplo, se puede evaluar la psivomotricidad de un nifio comparando su nivel de Sn (equilibriv, coordinacién) con los nifios de su edad. como ocurre en €] EPP (Cruz y Mazaira. 2004) o cabe medir su inteligencia a partir del andli- sis de cémo empareja formas o distingue lo diferen- {e, como se lleva a cabo en el CMMS (Burgemeister. Blum y Lorge, 1986) 0 como se hace en el muy conocido WPPSI de Wechsler (2009). En todas estas Pruebes siempre ocurte que el nifio hace algo y el evitluador observa su operacién y la computa Muchos profesionates, especialmente los dingmi- cos, usan del juego y el dibujo para conocer la sub- Jetividad del nifio en este perfodo de edad. Es ev dente gue en el juego el niiio se encuentra en st. medio y es un modo idéneo para establecer confian- 2a y comenzar la comunicacién. Sin embargo, hay que ser especialmente cuidadosos en grabar las sesiones de juego cuando se utiliza éste para una evaluacién, a fin de poder analizarlas con precisi6n ¥ 8 set posible mediante el juicio de distintos jueces. Existen pruebas normalizadas que establecen los reactivos mediante el juego como pueden ser el Tes! de la Pata Negra (Corman, 2001) 0 el CAT (Murray y Bellak. 1996), Ein estos casos hay que tener espe- cial euidado puesto que el nivel de inferencia que exige el uso de estos rests es elevado. Con los dibujos ocurren ademés otro tipo de ejecuc ‘Copyrigh 2009 by the Colegio Oil de Passlogos ISSN: 139-5278 cosas. La mayor parte de las pruebas de dibujo han sido construidas cuando la escolarizacién en los pri- 'meros afios de vida no estaba generalizada. Cuando al nif se Je presentaba la tarea de pintar un nifio (Goodenough y Harris, 1999), 0 un ébol (Koch, 1996), 0 una casa, érbol y persona (Buck y Warren, 1995). el niflo se enfrentaba a une tarex nueva para 1 cual recurria « sus propios recursos intelectuales. Hoy, en cambio, todos los nifios aprenden a pintar e808 y otros objetos ya en la escuela y desde edades precocisimas: por lo tanto. los elementos de sus dibujos ya no responden a los propios recursos per- sonales. sino mas bien al tipo de escuela y maestro que se han tenido, y@ la edad a la que el nifio ha sido escolarizado. Por eso, hay que ser enormemente autos a le hora de la correccién e interpretacién de Jos mismos, Las pruebas mds usadas, en este rengo de edad. desde une perspective dimensional son el CBCL de Achenbach y Edelbrock (1983), con readaptaciones ara maestros y cuya adeptacién al castellano se puede encontrar en del Barrio y Cerezo (1990). Ezpeleta (2001), y la forma para jévenes en Lemos. Fidalgo, Calvo y Menéndez (1992). Cada vez se extiende mas €l uso del BASC (Reynolds y Kamphaus, 2004) que en este nivel se aplica a padres y que tiene la ventaja de contar con le evalua- in de patologias como ansiedad, depresién, hipe- actividad, problemas de conduct y un largo etcéte- a, pero también con datos sobre aspectos positives ‘como autoestima, liderazgo, adaptaci6n, habilidades sociales y otros muchos Exte perfodo de edad es especialmente importan- te para realizar tareas de prevenciGn, Estudios recientes advierten que los problemas en este perio- do se han incrementado hasta un 34% (Upsur, Wenz- Gross y Reed, 2009), y eso hace que su deteccién precoz ¢ intervencién sea algo esencial, sobre todo antes de que se consoliden las conductas inadapta- das, Notemos, a este respecto, que como la capacidad de lectura se instala tarde, muchos profesionales tienden a comenzar Ia evaluacién después de los siete afios y éste es un error que hay que subsanar, Acabamos de ver las posibilidades que hay ya para los niveles de edad més bajos. Ahora, bien, es cierto que a partir de fos siete nica y Satu Vol 29,123, 2000- Pigs 22528 230. Promos Eseecincos ne La BuALuncion sew «aitos. con la conclusiin del aprendizaje del lenguaje escrito, se inaugura una aueva fase en la que los nifios pueden contestar ya a euestionarios y partivi« par en cualquier clase de interaccién con e! evalua- dor. El niffo de est nivel de edad es especialmente colaboracor y asequible, aunque nat pueden seguir usando con él. y muchas veces se usan, todos los cuestionarios antes mencionados. Como entrevista diagndstica genérica contamos con el DICA (Herjanic. Herjanic, Brown y Heatt, 1975; Reich, 2000) cuya adaptacién al espaol esté disponibie (Ezpeleta, Osa, Domenech, Navarro y Losilla, 2001). Podria pensarse que ésta es la edad de oro de la evaluacién infantil ya que el nifio suele contestar sinceramente @ toda clase de preguntas. Sin emba go, también aqui surgen algunos nuevos problemas; En este rango de edad proliferan todo tipo de pruebas relacionadas con el rendimiento escolar y adaptacién social. Valgan como ejemplos el Prolec- R (Cuetos, Rodrfguez. Ruano y Arribas, 2009) para evaluacién de procesos lectores o el TAMAI (Hemdndez, 1990) para evaluacién de procesos adaptutives. También se inauguran todo tipo de ‘cuestionarios relacionados con patologias aplicables directamente al nifio como el BASC. instrumento genérico y ya anteriormente mencionado. que en este nuevo nivel se aplica ya directamente @ los nifos. wuralmente se ‘También proliferan agut los instrumentos creados para evaluar trastornos especificos: ansiedad. depre- siGn, hiperactividad, trastornes de alimentacion, trastomos del lenguaje, trastornos de conducts: hhabilidades para ta lectura,trastomnos del aprendiza- Je. habilidades sociales, autvestima, autismo, esqui- zofrenia y un largo etcétera: no hay lugar para entrar en ellos pero desde htego constan en los catalogos de lus casas distribuidoras de tests como TEA. EOS, SYMTEC. Paidés. En esta fase es especialmente dificultoso el deter- riinae el nivel de comprensién lectora de los distin- tos sujetos a los que habitualmente se pasun las pruebas colectivamente en las aulas. Normalmente se trata de sortear esta dificultad con dos estrategias: a) preguntar al maestro qué nifios no alcanzan esa madurez lectora, naturalmente no para excluirlos de la cumplimentacién de la prueba, aunque después se tiie y Satoe MoU 2.02 3.2009 Ps, desestimen esos protocolos: b) leer en voz alte y en pequetios grupos los elementos que componen cada prueba, porque normalmente de ese modo la com- prensidn es mas homogénea en todos los alamnos. En el tiempo actual hay que atender especialmen- te al factor nuevo que introduce en este terreno la poblacién emigrante recién legada, cuyo dominio del lenguaje y. por ende, su comprensién lectora est frecuentemente por debajo de su nivel de esco- larizacién ‘Como la evatuacién en este nivel de edad se lleva a cabo en la escucla. excepto la més propiamente clinica, hay que cuidar no se produzcan casos de contaminacién. En este periodo el nifio es especial- mente corporativo y suele consultar sus respuestas con sus semejuntes. y trater de contestar algo pareci- do & lo que contestan sus compafieros. Tanto en le investigaciGn como en la evaluacin orientativa se debe cuidar que no se produzcan esos procesos de osmosis. que desvirtuarian el proceso de le toma de datos. Evaluacién de la adolescencia A partic de los 11 alos se da por concluso el peri- odo de la niiez. y comienza la adolescencia La evaluacién de los adolescentes tiene una mayor similitud con los adultos. Aqui ya se dan por superados los problemas de comprensién y reflexi= vidad, aunque los individuos todavia no estén con- clusus como personas y se mantienen algunas de las dificultades que son caracteristicas de la nifiez La adolescencia presenta especialmente al profe- sional dos tipos de problema: la confidencialidad y la colaboracién. Hay que partir del principio de que todo cliente tiene derecho a la confidencialidad, incluso un aifio pequefio lo tiene, aunque la mayor parte de ellos ni se lo plantean. Sin embargo, en el caso del adoles- cente suele aparecer una sensibilidad especial en este punto. Temen hablar de cosas que podrian ser censuradas por sus padres y por ello callan. El pro- fesional tiene que asegurarse ya en la primera sesion de que el adolescente comprenda que tiene derecho a la confidencialidad. Es cierto que esto haré que en muchas ocasiones se vea entre la espada y la pared Copyright 2009 byte Colegio Oriel de Presogoe de Maid ISSN? 1130 ‘econ pet Bast0 Pero el e6digo deuntolégico es claro. y sefiala las contadas ocasiones en que el pecto de confidenciali- dad entre profesional y cliente puede levantarse. Desde luego hay situaciones plurales en las que el adolescente no da permiso para hablar de alg los padres. en las que serfa enormemente ail lz cola- boracién de éstos. £1 profesional debe esforzurse por persuadir a su cliente hasta conseguir su consenti- con miento. En caso de no conseguirlo, debe buscar estrategias que permitan la soluciGn del probleme sin defraudar la confidencialided. Por ejemplo. ocu- re en ocasiones que el adolescente roba dinero a sus padres: si no conseguimos autorizacién para hablar de ello con estos, podemos idear establecer un siste- ma de control de refuerzos basudo el dinero, con lt expresa recomendecin de que el udolescente no Tengu acceso # ning tipo de dinero excepto aguel ‘que gane con trabajos (del Barrio, 2008). Eso puede resolver Ia sitvacién: Respecto a las pruebas a utilizar, hay por un lado pruebas de diagndstico genéricas para el diagndstico de adultos que se han adaptado a la etapa adolescen- te. Es lo que ocurte con el MACT (Millon, 2004) o el MMPI-A que tienen baremos especiales y son itiles para focalizar el campo de Ia evaluacidn especitica Respecto de las pruebas especificas para diagnds- tico de diferentes trastomnos hay todas las que se pueden aplicar a un nifio de siete aflos puesto que asi todas tienen baremos adolescentes y lo nico que cumbia es la significacién de las puntuaciones obtcnidas. La mayor parte de Jas pruebas para nifios de 7 aos Ik in hasta los 17, si bien con distintos baremos. Lo mismo ocurre con pruebas para adul- tos, que son aplicables tambign desde los 16 0 17 aijos como por ejemplo el BDI de Beck (Beck y Steer, 1995), La relacién con el adolescente. Cuundo un adolescente es evade 4 consulta por sus padres puede gcumtir que no asums el punto de vista de ellos y, movido por su tendencia a la oposi- cién, se niegue a aceptar su visién y por tanto @ cola borar con el profesional. En este caso el evaluador dene que consumir todo el tiempo necesario para conseguir la complicidad del adolescente. Copyright 2009 by the Cutie Fin de Passloge de Mau BSR Por eso es conveniente que el profesional que es solicitado por los padres pida que sea el propio ado- lescente el que demande el servicio. y para ello puede aconsejar a los padres el uso de diferentes estrategias. Por ejemplo. puede sugerir que ellos cclaren que tal vez. pueden estar cometiendo algdn error la hora de apreciar al hijo. y que por eso quie~ ren tecurtir @ un profesional que les explique qué es lo que hacen mal. Si el adolescente contesta: -Bien. id vosotros-. se le pod entonces replicar: -Nuestra versién puede ser distinta de la tuya, y suponemos ue es mejor que el experto tenga la de todos. Cuando el chico o chica ya estén delante del psi- célogo. se puede recurrir a ejemplos literarios 0 de filmes en donde cada personaje ve la realidad de dis- tintas maneras y cad uno parte de una perspectiva diferente, El juego de Reversal Role (cambio de papeles) puede ayudar en este punto y pone un tono de humor sano para la percepcién de diferencias. Cuando todo ha fallado, se puede entrar en una fase de contrato. Si ti vienes y cotaboras podrés tener tal o cual cosa: 0 se puede plantear de otro ‘modo, Si no vienes y no colabores. podrés perder tal © cual privilegio. Es cierto que hay que intentar todo para no llegar a este punto, pero en ocasiones hay que llegar ello, Se ha demostrado que los adolescentes y sus padres pueden llegar a compartir metas y de hecho las com- parten si el adolescents es poco conflictivo Sin embargo. aquellos que son llevados a consulta sue~ Jen ser conflictivos, y por ello el encontrar un acuer- do en el comienzo es una garantia de solucién del problema que se quiere evaluar (Morton y Markey. 2009), Comunicacién de resultados. Por otra parte, cuando llege el fin de la evaluacién hay que comunicar los resultados, Es preciso que este acto se lleve a cabo conjuntamente con el joven y fos padres, porque la uceptacién del diagnéstico es ‘esencial por ambas partes, las cuales tienen que asu- mic las tareas respectivas que deben condueir a su solucign. Esto es algo que siempre ha estado claro cen el mundo de la evaluacién de adolescentes, pero no ha solido ser asumido en etapas anteriores. en las Cue y Save Vol.20,02 3, 208 gn, 225 que el profesional solamente comunicaba los resul- tados alos padres. Hoy la recomendiacié in es que esa comunicacién se hage conjuntamente en lo que se ha, venido a lamar una Evaluacién colaborativa (Tharinger, Finn, Hersh. Wilkinson, Christopher et al., 2008) que incluye a los miembros de ls familia tanto en el proceso de evaluacién como en la comu- nicucién de resultados. Por lo demas. se ha compro- ado también que una evaluacién conjunta puede mejorar y facilitar la preparacién de la intervenciGn (Tharinger. Austin, Gentry, Bailey, Parton et al 2008). Dependencia Justo lo que acabamos de ver pone el acento en el tema de la dependencia. El adolesvente es un pez ‘que nada entre dos aguas: en ocasiones es depen- diente de sus padres, y en otras no. Los nifios si son dependientes. Ellos no van al psi- Jogo, sino que los Hevan, zeneralmente los padres Yy maestros, Solo un 5% de los niflos acude por deci- ‘ign propia (del Barrio. 2002). Este dato es funda- ‘mental porque incluso el tipo de problema depende de la percepcisn que los adultos tengan de la situa- eign, Por ejemplo, puede darse e] caso de un niffo muy agresivo. que puede ser considerado perfectamente normal por sus padres y entonces éstos no buscariin ayuda por mucho que el nifio la necesite. En el otro extremo. unos padres muy cuadriculados pueden considerar que kay un problema serio de atencién, cuando silo aparece la variabilidad tipica y normal ‘en un nifio pequefio. Si un profesional tiene poca experiencia se puede confundir la realidad con la interpretacién. Esto quiere decir que siempre hay que contar desde un principio con los adultos y especialmente con los padres. porque son fos filtros del problema y los aliados en una posible accidn terapéutica; pero tam- bbién hay que ser criticos y contrastar las informacio- nes que de ellos llegan. Esto hace especialmente importante que el terapeuta se cerciore si el proble~ mi es realmente un problema o se trata de una utri= bucidn errénea. En muchas ocasiones. consciente 0 inconscientemente. los padres ocultan datos o dan ‘Ci y Satu Yo Bn? 3, 2009 PROBLENAS ESPECIRCOS DE LA EXALLACION NEAL alguna informacién falsa empujados por motivos de deseabilidad social Este fenémeno hace especialmente aconsejable la comprobacién de la autenticidad de la fuente acuta, Todo esto hace que hoy se considere que el proce- so de evaluacién del nifo y del adolescents tiene que incluir a mdltiples informantes y entre ellos deben figurar los servicios sociales. a fin de que recaben informacién sobre el entorno del niflo y comprueben Ta exactitud de la informaci6n obtenida a través de otras fuentes (Woley, 2008), Una de las estrategias diles es la de entrevistar a los padres indagando Ia disparidad de percepcién que tienen sobre su hijo. En efecto, todas las parejas differen en la relacién con el hijo y es importante detectar estas diferencias entre los dos progenitores, porque, en ocasiones, pueden ser titiles para el diag nstico y para el tratamiento, En caso de divorcio Aceste respecto es importante conocer el impli rado de saci que cada miembro de la pareja tiene en orden a resolver el problema planteado. Un tema que cada ver tiene mas relevancia es el de la dependencia de un nifio, cuando sus progenito- res viven separados. Este es un tema sumamente Vidrioso a ta hora de la evaluacién, En primer lugar hay que considerar que el padre no custodio tiene patria potestad y por tanto un profesional tiene que ser sumamente cauto en esta materia Cuando un miembro de una pareja seperada demanda una evaluacién hay que poner inmediata- mente sobre la mes el tema de consensuar la posi- cin del otro cényuge y demandar el permiso para ponerse en contacto con el otro. Hay que dejar claro ‘que Se va a evaluar a su hijo y que seria convenien- te, 0 incluso necesario, contsr con su colaboraciéa en el proceso. El cliente que solicité la evaluacién suele presen- tar una sola versién y el profesional, en cambio, debe escuchar ambas partes para contrastar Los datos, Es muy frecuente que en casos de lucha por la custodia se descubra la existencia de falsas acusa- cciones. El profesional no puede verter esas declara- ciones, muchas veces interesadas.en el contenido de Copyright 2009 by the Coepie Of de Pscdoges de Madi ISSN: 13005278 cron 5a. Bak 233 su informe sin tener constancia fehaciente de ese contenido, En este caso el nifio vuelve a ser més fia ble que el edulto y hay que explorar las afirmaciones taxativas de sus padres con la narracién espontinea del nitio, Hay que cerciorarse de la veracidad de todos los informes. y hay que tener en cuenta que es muy dife- rente, el buscar ayuda clinica cuando se busca le solucién de un prodlema personal, que aquellos casos donde lo que se pide es Ia ayuda del profesio- nal para resolver un problema legal, La motivacién para conseguir un fin muchas veces introduce una distorsién en la informacién. Todos los profesions- les que hayan de realizar evaluaciones forenses deberian ser extremadamente cuidadosos en este unto. La plasticidad Este es un elemento fundamental a tener en cuenta en la evaluacién infant), sobre todo en la situaci6n de entrevista. Cuando un evaluador pre- gunta a un nfo tiene que tener sumo ewidado en no incluir en su pregunta ninguna pista de posibles respuestas Se ha estudiado exhaustivamente desde la psico- logia forense emo el niflo tiende a contestar casi siempre en el sentido que el adulto le sugiere. Esto ‘ocurre porque en ef nifto hay una sensibilidad espe- cial hacia a lo que ocurre en su entorno. Ast, tiene la experiencia de lo que pasa con los acontecimientos antecedentes © consiguientes « su condueta y sabe que depende de é! el que le vayan mejor peor las, cosas si have lo que quiere un aduito, Por tanto, tien dde a adaptarse a 1o que se le demand, Ast que hay que ser especielmente euidadosos en no indueir una determinada respuesta. Pero no slo el psicslogo puede influir en el nif. también su familia o su entorno pueden hacerlo. Muchas veces el nifto cuenta como experiencius pro- pias algo que hu ofdo decir a personas de su entorn0. El caso voncreto de la Alienacién Parental es un ejemplo de ello. Si un nifo oye decir constanternen- te que su padre o su madre es indesesble, puede lle gar a estar convencido de ello, aunque sv experien- cia directa no tenga relacién con exa interpretacisn CCopytigh 2009 by 14 Colegio Oficial de Passiogs de Mad ISSN IL Se impone por tanto la recomendacién de que el niio cuente esponténeamente Io gue ha hecho, a donde ha ido, con quien ha hecho las cosas, cudndo se ha divertido.., Estas son preguntas que no impli- can una contestacién determinada, sino que deman- dan un narracién Y ya hemos dicho, euén necesatio es atender al ambiente como factor explicativo de la conducta infantil, para poder asf intenpretar el origen de algu- nas conductas. La plasticidad del nifio es una gran aliada del pro- fesional, puesto que puede ser usada con éxito para producir cambios terapéuticos, pero hay que tenet mucho cuidado en mantener ta plasticidad lejos, en |i etapa de evaluacidn, pera no contaminar la verte Cidad de la respuesta, Comorbilidad Por si todo esto fuera poco, la evaluacién infantil tiene un problema afiadido de discriminavién diag- néstica, puesto que la probabilidad de que se den conjuntamente dos trastoros es altisima, La comorbilidad se da tanto en el mundo adulto ‘como el infantil especialmente en poblacién clinica, ‘Sin embargo. tiende a ser mas alta en los nifios que en los adultos (Ryan, 2001), Se estima que la tasa de comorbilided infantil se encuentra entre el 40 y el 60% segin se trate de poblacisn yeneral o clinica, y dependiendo del tipo de trasiorno (Caron y Rutter, 1991). La comorbili- dad de la depresién con la ansiedad ocupa los ran- 80s mas altos, seguida de la que hay entre proble~ mas de conducta ¢ hiperactivided. Se estima que la comorbilidad media de Ia depresin en poblacién infantil con otros trastornos es de 38.9% (Avenevoli, Stolar, Li, Dierker y Merikangas, 2001) yen poblacién clinica puede lleger al 87% (Yildiz.y Goker, 2004) Le comorbilidad es uno de los temas candentes en psicopatologia y es una consecuencia de una con- cepeién categorial que busca lograr unos criterios identificadores y excluyentes. Su alta presencia, por el contrario, es una muestra de como esa distineién y claridad conceptual que se busca resulta muy difi- ‘il de combinar con la realidad misma isin y Slag Vel. 20.12 3.2009 - Pp, Imente confundibles. no hay mayor problema discriminativo, pero esto no siempre es asi. Existen ocasiones en donde uno de Jos padecimientos enmascara al otro y hace que se produzea un error diagnéstico. Esto es algo que suele ocurriren los nifios deprimidos que tienen pro- blemas de conducta asociados. puesto que entonces los problemas exteriorizados son los datos mis evi- dentes, y con frec ion. Todo evaluador infantil ha de plentearse siempre la posibilidad de tener delante un caso de comorbili- dad y por tanto, fia de extremar el cuidado en la observacién det sujeto, realizando un buen examen diferencial. Sobre todo ha de atender 2 las cifras de trastornas més habitualmente comérbidos, a la hora de elaborur un diagndstico. En ocasiones ios datos de una evaluacisn genéri- va bastan ps desatienden aquellos datos que no son concordantes. sin caer en Ia cuenta de que pueden responder 2 una comorbilidad. Es especialmente importante su deteccién, porque Ia comorbilidad conlleva una mayor duracién, severidad y peor respuesta ai truta- miento y pronéstico (Youngstrom, Findling y Calabrese, 2003), sncia enmasearan la de wa aclarar el problema. pero a veces se Conclusién ‘Subrayemos, para terminar, una vez més. que la evaluaci6n infantil tiene unos requisites especiales que hay que conocer para poder Ilevarla a cabo con Exito También hemos visto que se impone la necesi- dad de usar miltiples informantes, dad teristicas del nifio pequefto, pero ademas, hay que resaltar la prioridad de la fuente infentil sobre todas, elas. ‘También hay que cuidar en el primer contacto el acostumbramiento del nifio a la situacién y al eva- luador, Hay que admitir que una buena empatfa es el mejor conductor de una relacién interpersonsl Cuundo se evalia a un niifo es especialmente rele- vante el conocer las caracteristicas de su medio. tanto el familiar, como el escolar y el social: el pro- las carac- fesional ba de familiarizarse con la cultura en la que cada nfo esté inmerso. y desde la cual se comuniea con cuantos le rodean China y Sau Val 20m 3.2009 «Pgs 225-236 Paoaubwas Esrcincos of LA BVALUACIN IT, Referencias Achenbach. 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