298 LAS REVOLUCIONES 11SPANOAMERICANAS
Jombiana continuaba viviendo, sujeta a los alcaldes locales y a los
mi ites, y vie
magnates, y viendo negados los derechos humanos a los que era
En Colombia hay una atistocracia de
Cal aristocracia de rango, de empleos y de rie
queza, equivalente, por su inlyj, por sus Pretensionesy peso sobre
cl pueblo a 4a aristocracia de titulos y de nacimiento la més despé-
En aquella atistocracia entran también
doctores 0 abogadr, los militares y los ioe,
Plies aunque hablan de liberted y de garantias es para ellos solo
aque las quieren no para el pueblo, que segin ellos, debe continusr
bajo su opresién: quieren también la igualdad, para elevarse y set
iguales con los més caracterizados, pero no para nivelatse ellos con
Jos individuos de las clases inferiores de la sociedad; a éstos los
fulgsca considerar siempre como sus siewos a pesar de todo su
La polarizacién de Ia sociedad entre una oligarqut i
de entre una oligarquia de propie-
tarios rurales y sus aliados menores, por un lado, y las masas rurale,
Por otro, era Ja perspectiva futura de Colombia, el futuro destino de
América Latina, Pero en ningn sitio el problems era tan agudo como
en Perd,
154. L. Peru de Lacroix, Diario de Bucaramanga, ed. N. E. Navarco, Caras,
1995, pp. 104-105,
Capitulo 8
EL ULTIMO VIRREY, LA ULTIMA VICTORIA
1, PERU, LA REPUBLICA MAL DISPUESTA
‘Pei en 1823" era el problema principal de la revoluciéa ameri-
cana, repugnante lo mismo para los libertadores que para los realis-
tas, Los criollos no se habia comprometide con ninguna causa:
buscando sélo conservar su posicién, esperaban que ganara el més
fuerte. Los peruanos no produjeron un gran libertador. Sas7Iide-
feseran:presa-de-la-irresoluciéa, actuando primero bajo una impre-
sién, luego bajo otra. Tal era RivEAglierd, a la vez el orgullo y la
vergiienza de la aristocracia criolla. En febrero de 1823 fue nombrado
jefe ejecutivo con el titulo de presidente de la repiblica y rango
de gran mariscal: «el Congreso premié no sélo con el poder po-
Itico sino con el més alto grado militar al caudillo que habia
provocado la rebelién de la fuerza armada contra él y que no habia
aetuado en una sola campafia o en una sola batalla». La conse-
cuencia era predecible: desorientacién politica y colapso militar.
Incapaz de liberiarse a s{ mismo, a Perd le desagradaba aceptat la
liberacién por parte de los otros. Esta perspectiva provocé un re-
sentimiento mucho mayor que el despertado por la presencia es-
pafiola, y ¢l nacionalismo peruano se expresé primeramente, no
contra los espafioles, sino contra los americanos. Bolivar sintié la
fuerza de la xenofobia andina antes incluso de entrar en Perd. Después
de la liberacién de Ecuador estaba ansioso por perseguir al enemigo
por el sur y ofrecié su ayuda a los dirigentes peruanos; pero su oferta
fue rechazada y él denigrado por la prensa limefia, «Parece que los
p. 32
1. Jorge Basedre, Historia de la Repiblica de Pers, 10 vos, 1961-1964
vésse supra, pp. 179-181,302 LAS REVOLUCIONES H ISPANOAMERICANAS
otra razén que su ansiedad por estar del lado del més fuerte».
«E] Peri ofrece un cuadro de horrores», exclamé Bolivar.
Ahora todo dependia del libertador, y el ejército colombiano era
la wltima linea de defensa. Mediante decreto del 17 de febrero de
1824, el congreso nombré a Bolivar dictador y suspendié 1a cons-
titucién, O'Leary recordé el acontecimiento en un memorable pa-
saje:
‘Muy diferente era la situacién del Perd cuando se expidié este
decreto, de la época en que desembareé San Martin, cuatro afios
antes. Mucho habfan cambiado las cosas. En aquel tiempo era gene-
ral en todo el Peri la decisién por la independencia, y el entusiasmo
de sus habitantes al ver a sus libertadores fue tan grande como eran
abundantes los recursos de este rico pais. San Martin no tenia més
‘que venir, ver y vencer; vino, vio y pudo haber vencido; pero la
— empresa era quiad superior a sus fuerzas 0 al-menos ast lo crey6;
vacilé y al fin la abandoné. Cuando el congreso cometié a Bolivar
Ia salvacién de la Reptblica, le entregé un cadéver.1*
O'Leary exageraba el grado de apoyo que Jos peruanos habfan
dado a San Martin, pero hay algo de verdad en su injusta compars-
cién, San Martin se habia equivocado al intentar ganarse las mentes
y los corazones de los peruanos. Bolivar se percaté con mayor agu-
deza de que los peruanos eran indiferentes a una y otra causa, que
cada sector de su altamente estratificada sociedad buscaba sélo re-
tener su ventaja inmediata, que tinicamente el uso del poder les con-
vencerfa y que slo mediante una victoria militar podia el ejército
americano liberar Peri. De esto también se dieron cuenta los obser-
vadores extranjeros: «El pueblo en general, no quienes llevan ata-
vvios militares o tienen cargos piiblicos, parece esperar con sumisién
tranquila y paciente, con pacifica resignacién, el resultado de Ja
accién militar que determinaré su futura condicién» 2?
‘Los amigos y colegas de Bolivar estaban convencidos de que era
tuna locura aceptar Ia dictadura del Pend y Je aconsejaron que se
retirara. Pero Bolivar confiaba en su genio y en su visién. Después
de recuperarse en Pativilea, empezé a organizar Ja resistencia, a de-
tener la corrupcién y a mejorar la moral. Los asuntos civiles fueron
puestos en manos de un solo ministro, José-Sénchez Carri6n, un pe-
10, O'Leary, Nemocién, I, pp. 241244; Mendiburo, Biografies de gencrales 1
pablicanos, pp. 364.387
11, O'Leary, Naracion, UL, p. 240.
12 Roweroft a Canning, Lima, 23 de septiembre de 1824, PRO, FO. 61/3.
303
EL ULTIMO VIRREY, LA ULTIMA VICTORIA
La tarea del libertador era!
de:Colombia y 4s Reber
wres-y-viveresy A srincipios de 10
oma yy abel se fue bacia Huama
Acl Perd un segundosMfendoza, otra cuna de
propiedades reales, consiguié mediante
impuso impuestos. ‘Fue entonces cuando
inibacién a 1a causa de la independencit
Hos Teembres, dinero y.abastecimientos.’* El ayudante indispensable
ep solivar en la tarea de reclutar y organizar fue el Gel Sucre, ¥ £8
es dos erearon y organizaron un nuevo ejército de liberacién. is
oh de 1824, estaba compuesto por ocho mil hombres y disfsutaes
Fe ee arintas ventas. Posefa una incomparable caballeria, formade
soos gauchos de las pampas, 1os huasos de Chile y Tos lsneros ¢®
| Reneracls y Colombia. Y era pagado, si no bien (medio peso. Ta
Naanana), al menos regularmente; en esto Bolivar insisti6’
‘Los libertadores tenfan otra ventaja: ‘el desorden enemigo. Porque
también los espafioles suftieron la subversién del Pert, y ‘ellos tam-
Hae taban desmoralizados y desunidos. AA finales de 1823 esto
todavia no se veta. Mientras los americanos combatian y se defrauda-
set teamente, los realistas consolidaban sus posiciones.™* En el
pone el general Canterac mandaba un ejército de casi ocho mil hom
bres, con base en Huancayo. El Girreyiia. Sema tenfa un millar de
hombres en el Cuzco, En Arequipa, el ejército del sur del general)
Yulee estaba formado por unos tres mil hombres. Y tras ellos,
an el Alto Pert, eltgenétal Olafieta tenfa una fuerza de cuatro mil
Scldados. Estas formidables fuerzas estaban dispuestas a concen-
trarse y avanzar sobre los colombianos. Para ellos era vital actuar
Hépidamente, anticipdndose a Bollvar, y evitando la impopularidad
{que un ejéreito de ocupacién pardsito despierta en una campafia pro-
ongada. En ese momento la posicin espafiola fue subvertida desde el
rede 1823 Fernando VIL, liberado de Ia servt-
fornatun)
enti,
ruano capaz y conocido patrio
cestablecié su:
chuco, Hizo del norte
Ta revolucién. Confiscs Jas
halagos dinero de la Iglesia,
hhicieron.su.cont
interior. ELT de octubs
‘dombre-constitucional por un-ejército francés, abolié Ja constitucién y
iso-fin a las reformas liberales, La restauracién del absolutismo di-
vidié al mando espafiol en Perd. Los espafioles La Serna, Canterac
y Valdés eran diberal-constitucionalistas; Olaficta era un primatio
13, Varens Ugatte, Emtancipacién, pp. 473474 y 478-481; Basade, Historia de ta
repablica, 1, pp. 87°38.
14. Miler, op. city II, p. 149.
15. Lacuna, Créwiea retonada, TIT, pp. 399-401,304 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS
absolutista2® A finales de 1823 Olafieta desert6, retird su colabora-
cin militar, y establecié en el Alto Peri un tosco régimen conset-
vador; al grito de rey y religién, liquidé la administraci6n constitu-
cional y ené el gobierno con sus parientes y partidarios. As{ empez6
4éligobierno-del-general.Olafietaw en el Alto Peri. El hinterland rea-
lista, hasta entonces una de las ventajas mds valiosas del virrey,
de pronto se convirtié en una desventaja. El ejército del general
Valdés hizo un vano intento por reducir a Olafeta. Y esta diversién
de fuerzas impidié a los realistas dar un golpe poderoso a los co-
Tombianos en febrero o marzo, justamente cuando estos iiltimos em-
pezaban a reagruparse.
E] retraso en recibir esta informacién, combinado con los pro-
blemas que habia en su propio campo, impidieron a Bolivar explotar
el embrollo en que estaba totalmente metido La Serna, En mayo
el libertador puso en movimiento. su ejército y subié hacia Pasco
en una de las @lasigascmarchas-de Ja guerra de independencia, «por
los més résticos distritos del”pafs-m4s-montafioso del mundo, en-
frentindose a cada paso con dificultades que en Europa hubieran
sido consideradas perfectamente insuperables».1¥ Mientras las tropas
Tuchaban con la cordillers, eran torturadas por el mal de Ja altura,
la radiacién procedente de las minas, y las temperaturas nocturnas
por debajo de cero; la infanteria y la caballerfa tenfan que ir de
uno en uno agarrindose a las paredes por senderos bordeados de pre-
cipicios. Les segufan columnas de indios que transportaban viveres
y equipo, y en la retaguardia iban rebafios de ganado como provisio-
nes de reserva. La direccién de Bolivar y la organizacién de Sucre
actuaron en feliz colaboracién en esa su més decisiva campaia.
‘A principios de agosto los libertadores habfan reunido un ejército
de seis mil colombianos y tres mil peruanos en las alturas de Ja
sierra. El 6devagosto trabaron eGmbate Corr Catiterae cn la meseta de
Junin, Puecana=batalla-répida'y-furiosa” en Ia cual nose" dispar6
‘EUA-SEIO"tirO? el jadeante silencio s6lo se rompfa con el choque de
Yaezespadasyclas-Tanzas y cl galopar de Jos caballos. Y fue la su-
perior caballerfa de Jos patriotas Ia que logré la victoria y obligé a
huir a los realistas.2®
‘La victoria dio a los libertadores el mando estratégico de las
fértiles sierras de Jauja, aunque el ejétcito espafiol continuaba en
16, Vargas Upsrte, Emancipocn, pp. 463-468.
17, Miler, op. cf, pp. 148149,
18. Lecuns, Crdnice revonede, IIT, pp, 412420.
EL ULTIMO ‘VIRREY, LA ULTIMA VICTORIA 305
10 y su moral no sé habla derrumbado. Dejando
lante en jefe con poderes para entablar combate
ia costa en octubre, organizando la
gran medida intac
a Sucre como comand:
con el enemigo, Bolivar se fue a I
administracién civil sobre 1a marcha; 16 -Litnay
Entretanto, La Serna volvié inmediatamente al com! fandando
Jas fuerzas conjuntas de Canterac y de Valdés, un ejército de 9.300
hombres, avanz6 sobre Sucre ¢ intent6 rodearlo, mientras éste ma-
iniobra con sus 6,000 hombres fuera de su alcance. Poratltima;el 8.de
taron_en Ayacucho. ,
diciembre de 1824, los dos ¢jércitos.se_enfren'
La advertencia de Sucre a sus hombres fue clara: De vuestros ef:
faerzos depende el destino de-Sudamérica», Era su propio destino
también el que estaba en juego: indios realistas, que ya habfan hos-
tilizado a los patriotas, ahora esperaban en Jos flancos para exter-
minarlos en caso de derrota y huida2” Pero fueron Jos realistas los
Gerrotados, tanto quizé por Io desesperado de-sucausa como por
fa téctica de Sucre, porque esta viltima gran batalla de Ja guerra
americana tuvo un extrafio anticlimax y las bajas no fueron elevadas.
El visrey La Serna fue tomado prisionero, y el 9 de diciembre ofte-
ci6 su zendicién incondicional el general Canterac. Rertcestaba libera®
do, la revolucién americana era pricticamente:completa: Se podia con-
cebir que los realistas concentraran todas las fuerzas restantes ¢0
Perd y en el Alto Peri y combatieran de nuevo. Pero gcuéles eran
‘sus posibilidades? No tenian esperanzas de refuerzos de Espatia:
esto quizé era lo més desmoralizante de todo. Asi, después-devAya-
cucho, la campafia de liberacién de Sucre consistié en ir aceptando la
rendicién de una guamnicién tras otra. Pronto llevé Iagguetta”a
Alto-Pentin ¥ al final de todo, después de un asedio prolongado
¥ costoso, El Callao'capitulé el 23"devenero de 1826.
‘«Aquellos fueron dias gloriosos en la vida del Libertador», ob-
setva O'Leary del perfodo después de Ayacucho, un tiempo sélo
oscurecido por el asesinato de Monteagudo y un supuesto complot
contra Ia propia vida de Bolivar.*® Este pas6 Ja primera parte del afio
1825" dedicado™arlaradministracién civil, reformando las instituciones
politicasy-legales “y ‘econdmicas, y estableciendo un 'sistemaescolat
sobre-el modelo’ de Lancaster. En febrero intenté dejar la dictadura
‘en manos del congreso, pero los peruanos amaban al vencedor y no
quetian dejar que se fuera. Pero tenia que evar a cabo un acto
19, Thid, I, pp. 456-474, El tenientecoronel Medina del eézcito colombiano fue
ssesinado por los inion de Huando, en el camino a Lima, cusndo Hlevaba el despacho
de Sacre sabee Ia batalla; véase Miller, op. et, Tl, pp. 191192 y 200.
20, O'Leary, Neracin, Tl, p. 333,
20. —J. Lewent5
306 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS
mas de liberacién. A mediados de 1825 artié para el Alto Peri
dejando el gobietng del Peri en manos de tres ministi ce ‘siado;
Toms de Heres, un colombiano, al frente del departamento de la
guetta; Hipélito Undue, un atistécrata peruano, ditigiendo los
asuntos exteriores, y José Maria Pando} un limeio capar y recién
‘convertido a la independencia, que se ocuparfa de la Hacienda2*
Si Bolivar habia recogido un cadver, ellos recibian un lisiads,
Peri purgaba ahora la pena por sus afios de indecisiSn, reci-
biendo una dolorosa y clara moraleja: anientras tis larga era la
guerrade independencia, mayotes eran los dafios materiales y més
lento“ el proceso de recuperaciém La econom{a peruana se hallaba
Sxcestedo de postracién. La agricaltura fue una de das primeras vic-
TREN de las'guerras: granjas y plantaciones suftieron la destruccién
‘militar, la
x
2
a
a ano. de.obra y la pobteza.de los mercados
americanos. El principal apoyo de la economy Jos principales recur:
sos exportables del Pert, el-or0°y la plata! estaban también desvalora-
sdosy la produccién minera se vio dificultada por la desorganizacién de
las comunicaciones y por la grave escasez de mano de obra, mercurio,
mulas y capital. Earescasez de capital afecté a todos los sectores de la
sconomfa, Entre 1819 y' 1825 se calcula que 26,9 millones de dé-
ares fueron embarcados desde Lima en batcos briténicos, represen-
tando pagos por importaciones —artfculos de consumo y mate-
tial bélico— y huida de capitales hacia mezcados més seguros. Sin
exportaciones y desprovisto de capitales de explotacién, el comercio
se hundié hasta la deptesién, y allf se mantuvo debido a los altos
impuestos y la disminucién de 1a produccién de metales preciosos.
Inevitablemente, Pert no podia ingresar lo suficiente para pagar los
productos manufacturados, en un momento en que los animados
negociantes britdnicos acudfan en tropel a ofrecer bienes y servicios.
El capitén-Basil-Halk sefiald el impacto de los recientes cambios,
relatando una cena en una casa peruana en Huacho: «Un rollo de
velarte inglés descansaba sobre una caja de vino francés de marca
Medoc; sobre a mesa habia una botella de champagne; los cuchillos
y los tenedores Mevaban la marca de Sheffield, y el biombo que
dividia el apartamento estaba hecho de algodén estampado de
Glasgow» # La brecha en el comercio fue temporalmente cubierta
21, Basadte, Historia de Is repiblics, 1, pp. 132134
22. Ricketts a Canning, 27 de diciembre de 1826, en Humphreys, Consular
reports, pp. 107-206,
2. Ibid, p. 195,
24, Hill, Journal, 1, p. 268
‘| E(OVUVAG
EL ULTIMO VIRREY, LA ULTIMA VICTORIA 307
mediante unos créditos extranjers. En 1822 se contrat6 en Lon-
dres un empréstito de 1.200.000 libras esterlinas, de las cuales el
gobierno peruano s6lo recibiria 900,000. En™825 se contraté un
nuevo empréstito de 616.000 libras. Pero el gobierno @ej6-depagar
el
las deudasen aquel mismo ao y suspends pago de Jo interes
‘en cualquier caso estos empréstitos fueron utilizados para pagar
deudas antiguas con comerciantes briténicos y para financiar los gas-
tos navales y militares, ymozse,pudo.disponer Geum ‘excedente para
invertir en_el desarrollo.
“Aunque la politica econémica dei nuevo estado mostraba escasa
preocupacién activa por el desarrollo nacional, por otra parte no fue
particularmente propicia a los extranjeros. El Cédigo. Mercantil. del
6 de junio de.1826, aunque leno de clisés liberales, en realidad
era muyf restrictive Suptimfa las_aduanas interiores y weduca Tas”
1__aleabalas; pero establecia unos-derechos. arancelarios basicos del. 30 por
ciento sobre todas las importaciones extranjeras; ¢ importaciones
como licores, determinados textiles, azicar y otros productos que
competfan con la produccién nacional, fueron cargados con una
tarifa protectora del 80 por ciento, que posteriormente fue clevada
al 90. Perino. disponia de instituciones capaces de_hacer. obligato
rios estos excesivos derechos aduaneros.a lo largo de_su-extens
costa, Ademés, los derechos aduaneros no ,proporcionaban ingresos
ni cumplian funciones protectoras; el Tesoro sufrié del contrabando,
la economia del estancamiento, y los comerciantes extranjeros de la
corrupei6n administrativa y de los retrasos. Un crudo protectionisman
no-era el camino para Pert. Al contrario que Colombia, el pais no
tenfa pricticamente industrias nacionales que proteger, y su agti-
cultura sufria més a consecuencia de sus defectos basicos —entre
ellos una defectuosa estructura agraria y la falta de inversiones—
que de la competencia extranjera, Habfa esperanzas de mejota’en
el sector minero, si se podian atraer suficientes técniGos y capitales.
Pero Peri carecia de. demasiados factores:vitales.de-producci6n para
‘reat_un_ sector industrial viable En estas circunstancias, en el afio
de 1826, las conclusiones del cénsul briténico parecian ineludibles:
‘comercial con los extranjeros; no disponen de manufacturas de I
25, Humphreys, Liberation in South Aimerice, pp. 122-132
26, Publicado en Consular reports, pp. 198-206.
En Perc existe un interés especial por fomentar el intercambio
menor importancia; y no es probable que tengan ninguna dirigida308 LAS REVOLUGIONES 11 ISPANOAMERICANAS
por nativos durante muchos afios porque no poseen lo esencial para
Su establecimiento, ni tampoco.es deseable que To hagan. Asi, la
introduecién de todo tipo de manufacturas extranjeras es partic
larmente importante; los habitantes en general son demasiado po-
bres. para comprar articulos de precios elevados; un comercio
egalado seria el medio més seguro de que ellos consiguieran los
articulos a precios bajos.*?
La distribucién de los escasos recursos nacionales fue dirigida de
acuerdo con los valores y estructuras heredados de la sociedad co-
onial. Eaciberacién fue~una- victoria seetorial, .que.trajo- muchas
ventajas.a los pocos privilegiados-y pocos beneficios a la-desposeidd
swinmens-tnayorfa? La estructura social slo sufrié cambios margins
lesa Los espafioles fueron perseguidos y sus propiedades confiscadas,
'y Muchos de los burécratas virreinales y de los comerciantes aban-
donaron el pafs: Los que permanecieron se integraron en’ la oligs
quia peruana, y formaron una clase alta de tertatenientes y de de-
tentadores de cargos piiblicos, que monopolizaban la riqueza, el
poder y los privilegios. La funcién empresarial fue asumida por los
‘extranjeros; ya en 1824 habia alrededor de doscientos cincuenta
inmigrantes briténicos s6lo en Lima, representando unas veinte fir
‘mas, y habfa otros en Arequipa y las principales ciudades de pro-
Vincias2® No se podia decir que rivalizaban con las peruanos, porque
‘estos Ultimos demostraban escaso instinto 0 talento para el comercio
¥ la industria, Los que se dedicaron a estas actividades se_vieron
Frustrados por el ambiente social: Los mestizos y los pardos libres de
Ja costa quedaron limitados al sector de servicios y a los talleres lo-
ccales, y sus perspectivas en la industria textil se vieron obstaculizadas
por 1a competencia extranjera. Peto eran éstos quienes estaban intere-
Zados en la movilidad social y los que intentaron avanzar contra la
resistencia blanca, especialmente en las. profesiones. Ege=un“lento
oxy: “experiencia de Bolivar en el Pera lo convencié de que
sreschae de las clases altas estén impregnadas de los prejuicios y
Vicios de los uiltimos gobernantes espafioles y segufan su ejemplo opri-
miendo a las clases més bajas».” -
fire redid perorno-abolida. San=Martie? no era
isién universal. En los primeros meses de
favorable a una manu
27, Ricketts 2 Canning, 27 de diciembre de 1826, en Conslar reports, p- 143
26, Roweroft a Canning, 23 de septiembre de 1824, PRO., F.. 61/3.
2. Ricketts 1 Canning, 18 de febrero de 1826, en Webster, Britain and the inde-
pendence of Latin Americs, I, p. 333.
WHT
LA GETIMA VICTORIA
309,
2
4 por rechitar esclavos negros de las haciendas realis- 2
O86 Por Teel gobierno visreinal continuaba reclutando
der In libertad a toda Ia gente de color, a
Toque no era su intencién original” Usilié el provectorico, Bie
anunciar una politica més ponderada. ‘Mediaiiteel*decretosdel42-de
agostozde=1821.abolié..la.trata.de- esclavos“en“el-Pera?
32, Basndse, Historia de le repsblics, 1, pp. 191-192.
33, Ricketts a Canning, 19 de diciembre’ de 1826, P.R.O., F.O. 61/8.310 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS
de carga, y luego sufsfan las represalias del bando opuesto al que
habjan servido si sus enemigos volvian otra vez.
Cada destacamento militar que se detenfa alli ineviteblemente