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EL BANCO Y LA MESA COLECTIVA: DISCUSION Y CONCLUSION Han quedade expuestes en esta segunda parte, las ideas modernas sobre educacidén. Ellas sirven de hase a diversas soluciones de orden diddctico, entre ellas, la de la mesa colectivar 7 Como el banco fijc concretS un criterio pedagdgico en el mobiliario esco'cr, la mesc expresa otro. Como el banco fue la solucién caecuada, !2 mesa lo es ahora’ ‘Nada mds se necesitario pera fijar la tesis aqui sustentada, pues todo el proceso de descrro!lo doctrinario que precede no es més que su fundamentacién. Sin embargo, como los términos usuales de la discusién hen sido: otros, vamos a referirnos sintéticamente oc ellos. = En primer término hay un sector de la discusién que corresponde a ic tigiene Escolar, Aunque no corresponde ni a la esencia de! tema ni a ka capacitacién de quien no es un higienista, pueden reproducirse los términos mds comu- nes en que se plontea. Los partidarios del banco dicen que éste_preserva las actitudes viciosas, evita los esfuerzos de posicién, resuelve las molestias entre los compaferos, asegura a todo una mis- ma iluminacién, e impide que unos a otros se estorben al tespirar. . . yo Los partidorios de las mesas dicen que el banco inmo- viliza y la mesa no; que el chico se acomoda segiin sus ne- cesidades y no de ccuerdo a una posicién predeterminada; que lo iluminacién o Ja aireacién son secundarias para el banco o fa mess, s el loco! tiene el cubaje y la intensidad de luz necesarios; y que lo fundcmental es asegurar al chico la posibilidad de maverse y cembiar de posicién cuando asi 4 eee | } ‘lo quiera. Hasta se ha discutido si conviene o no el respaldo 'en [a gillita mévil a fin de asegurar una mayor libertad, @). i A través de este esquema puede verse que los higienis- tas r.0 se ponen de ocuerde. Se debe, fundamentalmente, a distintos criterios sobre higiene infantil; el juicio sobre el mobiliario vario segun éstos. Entre los maestros pasa algo semejante, pues la opi- nién que se adopta frente a este problema es siempre de- riveda de un definicién pedagdgica general. Los partidarios de! banco fijo, que son seguramente tos mas, sostienen, entre otras, las siguientes razones para fundamentar su opinion: —£i banco facilita e! orden en Jo clase, pues la idén- tico situacién de los alumnos, la tranquilidad que da una Posicién cémoda, la eliminacién de ruidos que nace de la inmovilidad del banco, son factores todos, que contribuyen p serenar y tranquilizar el ambiente. —AI estar todos los nifios dispuestos en la misma for- ma con relacién aj maestro, el pape! de éste se hace més importante y las actividades de !a clase se refieren mds di- tectamente a él. No cuesta trabajo concentrar la atencién =n torno al pupitre o al encerado, pues los nifos estén sen- fades de modo que Ia atencién surge esponténeamente. —La disciplina es més facil de obtener. La comuni- : sabilidad entre los nifios es menor, de modo que no es tan ‘Gcil que Ia atencién se disperse. Por otra parte, los alum- 40s Se copian menos, y el trabajo permite una mayor con- . ventracién del esfuerzo individual. : Por su parte, los partidarios de la mesa colectiva, no 6lo parten de distintas razones de orden Prdctico, sino que, idemds, se fundan en otros aspectos tedricos sobre el nifio _sobre la educacién. Reproducen en sus argumentos, la iscusién entre los conceptos de escuela tradicional y es- uela nueva: -—tos partidarios del banco —refutan— lo son, por- ue buscon lo disciplina de la inmovilidad, El banco es ma- ‘, Precisamente por tso: porque impone tal disciplina, Y _ 2mo €sta no debe ser impuesta si no que debe nacer de la —_ 3 Esta discusién esta planteada en e} Prélogo a la Memoria . actividad bier. orientada, el argumento pierde valor. El pape. cei maestro en la clase no debe ser oeten- sibiemente prezcraerante. A eso tiende ei barico, refiriende Ig position Gs «i ifos a la que ocupe ei maestro. Pero éste no debe aparece: como el jefe de la clase, obligando los alumnos o ecepiar sus actitudes de acuerdo a determi- nadas regles cus macen de su autoridad en permanente exposicién, Si s= busca centrar ja educacién en el nifo, hay que empezar pcr emanciparlo de la tirania —por paternal que sec, titan: ai fin— que impone la presencia del maestro. —Precisomente, los partidarios de la mesa quieren facilitar la comunicabilidad, la interactividad y la colabo- racion entre ic: alumnos. Dos criterios distintos imponen a su vez, dos s2'uciones distintas; los del banco, desde su punto de vistc, an en lo cierto, porque buscan el aisle- miento; los ce i mesa, quieren, en cambio, lograr la co- municabilidad z Se podrie seguir asi repitiendo los arqumentos de una vieja discusiér; en definitiva siempre, unos y otros van a partir de criters pedagdgicos distintos. No -es, pues,-en el fondo, “bancs’’ y “mesa” el planteamiento justo de fos términos en opzsicién; como lo hemos sostenido, entende- mos que ja discusién esta entre la pedagogia tradicional y nueya. educaciéa, ’ (Los partidcsias del banco, no lo son por el banco mis- mo, sino porque se basan en un sistema de ideas del cual el banco es Ia cencrecién; los que sostienen, en Cambio, las bondades de Ia mesa colectiva estan en idéntico caso.) — Nos colocamas en posicién de militancia en el grupo de los ultimos porque entendemos que la mesa representa un espiritu de kc educacién que triunfa a pesar de todo; un concepcidn que se abre paso; una esperanza que apun- ta al porvenir, assiranco alcanzar soluciones de libertad (1). a (1) Para no etir conceptos que ya han sido expuestos con indiscutible autercid, remitimos al lector a la opinién dada por Dewey en “La Escasla y la Sociedad“, (pag. 52. Ed. espafiola) y @ la de Montessor: “Pedagogie Scientifique, (pag. 29 de “La Mai- son des Enfants. Ed. Larousse). Esta de mas decir que los com- partimos en su t

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