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Los libros de Majul

Iba a hablar sobre la escritura y los libros de Luis Majul. De pronto tom
conciencia de que nunca pude terminar de leer un libro suyo. Los esfuerzos los
hice, pero fracasaron (todos). La cuestin es alarmante.
Puedo terminar de leer libros con los que no concuerdo. Por ejemplo, Los otros
de Josefina Licitra, donde se cuenta una historia del conurbano y donde se huele
constantemente la metonimia. A partir de ahora y para siempre, en el libro de
Licitra, Lans ser dos villas Villa Giardino y Acuba y el conurbano ser una
cosa indeterminada donde la pobreza se desgaja y derrama (Nota: Adrogu
tambin es el conurbano). Pero ms all de los remilgos de nia ms o menos
bien de la Ciudad porque a Buenos Aires siempre la ponen con maysculas, el
libro est muy bien escrito y se lee en un rato.
Con Majul la cuestin es distinta. No s si estoy de acuerdo o en desacuerdo con
sus libros. S que hay mucho dato duro lase: Wikipedia o similar, mucho
nmero lase: Wikipedia o similar, mucho expediente judicial lase: Wikipedia
o similar, pero la redaccin es de preescolar y eso afecta al conjunto.
Trasladar a un libro la repeticin de un esquema simple del tipo mi mam me
mima, mi mam me ama, no demuestra su versatilidad ni siquiera da un aire de
imparcialidad, expone lo limitado de los recursos.
Un periodista (cualquier periodista) puede ser serio, aunque no es necesario ni
suficiente. Los muertos tambin son serios y nunca aportan nada ms que
pruebas forenses y esto en la menor parte de los casos.
Se me ocurri decirle a mi seora que haga un resumen, porque ella tiene ms
paciencia y se la pasa corrigiendo bestialidades por lo general las mas. Pero
esa no era la solucin. Los poetas son ingeniosos y, en ltima instancia, leera una
prosa bella pero ajena al punto, es decir, una fantasa irreductible. Lo mejor es
admitir la derrota: no s qu pensar de los contenidos de los libros de Majul, nunca
pude llegar a la mitad de uno. Sobre la forma, ya dijimos: estn escritos con una
displicencia vulgar, como quien le clava pualadas al lenguaje.
Pero con Luis (Majul) est todo bien, no hay nada personal. De hecho, sus
columnas en La Nacin son divertidas, se asemejan a una especie de manual
sobre cmo escribir una columna sin decir absolutamente nada. Aunque, claro,
con el mismo ejercicio de prosa atribulada con que le reparte sin asco y por igual a
todas las palabras que conoce. Por suerte son pocas. Pobres palabras.

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