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Si firmemente nos proponemos que por lo menos una sola persona en el mundo; nosotros
mismos, nos tenga en buen concepto, nadie será capaz de desviarnos de una honrosa carrera,
porque al tomar esa resolución, establecemos un pacto de alianza con nuestro verdadero ser, que
es uno con Dios. Y por lo tanto, cuando estamos bien con nosotros mismos, estamos bien con Dios,
en armonía con el divino principio y no existe posibilidad de fracaso...
Si firmemente nos proponemos que por lo menos una sola persona en el mundo; nosotros
mismos, nos tenga en buen concepto, nadie será capaz de desviarnos de una honrosa carrera,
porque al tomar esa resolución, establecemos un pacto de alianza con nuestro verdadero ser, que
es uno con Dios. Y por lo tanto, cuando estamos bien con nosotros mismos, estamos bien con Dios,
en armonía con el divino principio y no existe posibilidad de fracaso...
Si firmemente nos proponemos que por lo menos una sola persona en el mundo; nosotros
mismos, nos tenga en buen concepto, nadie será capaz de desviarnos de una honrosa carrera,
porque al tomar esa resolución, establecemos un pacto de alianza con nuestro verdadero ser, que
es uno con Dios. Y por lo tanto, cuando estamos bien con nosotros mismos, estamos bien con Dios,
en armonía con el divino principio y no existe posibilidad de fracaso...
Unicamente puede llamarse a engao de la vida, quien se engaa a s mismo. (Emerson) Si firmemente nos proponemos que por lo menos una sola persona en el mundo; nosotros mismos, nos tenga en buen concepto, nadie ser capaz de desviarnos de una honrosa carrera, porque al tomar esa resolucin, establecemos un pacto de alianza con nuestro verdadero ser, que es uno con Dios. Y por lo tanto, cuando estamos bien con nosotros mismos, estamos bien con Dios, en armona con el divino principio y no existe posibilidad de fracaso. En todo ser humano existe un lugar recndito y santsimo donde mora la divinidad, y no debemos consentir la profanacin de ese lugar santo de los santos, dejando que el mal entre para realizar su obra destructora. Ese lugar debe ser mantenido sagrado, ms que la misma vida. All se hallan como en un sagrario la pureza, la paz, el honor, la honradez, el amor y la justicia. All reside todo lo qu hay de hermoso en la vida. Cuando mantenemos puro ese santo de los santos, lo somos todo; cuando lo profanamos somos nada. Es posible arrastrar toda clase de desengaos fortuitos despus de haber hecho todo lo que estaba en nuestro poder para salir victoriosos de un empeo; pero el desengao sealado a gritos por la voz de nuestra conciencia es lamentablemente fatal. El que sea recto, honrado y fiel consigo mismo, podr sobreponerse al fracaso y al desengao, sufrir el escndalo, el maltrato y la calumnia; pero, cmo permanecer indiferentes ante las heridas en la propia estimacin y ante las manchas en el honor? El remordimiento las encona. Al desviarnos del camino de la rectitud, estropeamos el lugar sagrado de nuestro interior, profanamos y destruimos nuestro lugar santsimo, sin que nadie sea capaz de ayudarnos a reconstruirlo como estaba antes. Cuando perdemos a nuestro mejor amigo, que es el propio respeto, se tambalea el edificio de nuestra vida, porque la piedra angular de cimentacin se hundi. Existen hombres a quienes el mundo vitupera y maltrata, y sin embargo son capaces de seguir su camino serenos y tranquilos sin romperse ni doblarse, porque no han perdido el sentimiento del honor y se respetan y ayudan a s mismos. Reciben la aprobacin de su conciencia, cuya voz es eco de la voz de Dios y no por cierto la voz del pueblo. Mientras aprueba la conciencia, lo dems importa poco Cuanto ms aprenda el hombre a conocerse a s mismoi y al mundo que lo rode, su consciencia ser de nivel superior y a mayor elevacin, corresponder mayor responsabilidad.