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Monte Avila 4 LO 10 Dea IVERSIDAD y etnofagia mileniolibre \wolw, monteavila.gobve (© Héctor Diaz-Polanco, 2006 Cuidado ion: Bilvia Gutiérrez Gonzslez Ditéio interior ‘Waduardo A. Gonzilez Hernandez [Digelo de la portada ‘Orlando Romero Harrington Imagen de la portada Francisco Masvidal ocho et Depésito de Ley ‘Depésito Legal N*t80020138003226 ISBN 978-98001-1961-7 NOTA A LA SEGUNDA EDICION VENEZOLANA DE MONTE AVILA EDITORES LATINOAMERICANA Desde 1a publicacién de esta obra en la coleccién libre, de Monte Avila Editores Latinoamericana, los acontecimientos no han hecho més que confirmar las tendencias que entonces se avizoraban. Las promesas del capitalismo en la llamada fase globalizadora se han mostrado imposibles de cumplir en el marco de este sistema. La globalizacién no sélo no se ha traducido en mejorfa sustancial para la amplia sociedad humana, sino que en los tiltimos afios la crisis hha golpeado despiadadamente a las mayorfas, aun en el propio seno de los paises desarrollados. El nuevo estremecimiento de la economfa slobalizada ha reforzado la concentracién obscena de los ingresos en Ta pequefia élite que gobierna los negocios y controla el poder y,con- comitantemente, ha empobrecido al resto de Ia poblacién mundial. El proyecto de acentuar la distancia entre un escaso 1% cada vez mas enriquecido y un 99% que resiente los golpes de la economia global- ‘mente «desregulada» sigue en marcha. No puede abrigarse ninguna esperanza de que el arreglo globalizado, como se insiste en este libro, permita a la humanidad alcanzar nuevos horizontes en materia socioeconémica, co cultural. Las secuelas de la crisis iniciada en 2007-2008, atin en desarrollo, confirman plena- ‘mente que la justificacién de la globalizacién como una especie de «fuerza de la naturaleza»,como una fase inevitable 0 condicién insos- layable, no es més que una ideolégica engafifa. Se trata, mas bien, de un proyecto minuciosamente concebido y ejecutado, que tiene autores y responde a intereses estrictamente minoritarios. Enel plano sociocultural, a globalizacién capitalista ha continuado la ejecucién de su propésito uniformador, golpeando donde le es las expresiones de lo colectivo y los fundamentos comunitarios, mientras busca disolver cualquier identidad que confronte a su Iégica del mercado y a la individualizaci6n, En este sentido, la globalizacién neoliberal ha sido una abierta adversaria de la diversidad. Al mismo tiempo, como se postula en esta obra, se ha intentado sacar provecho de la diversidad c a para los fines del mercado, a través se ha pasado del emocidio ala emofagia. Y cl instrumento teérico-politico de este designio ha sido el multicultura- lismo, enfoque concebido en el centro del imperio y promovido por la de- recha en los paises del Sur, que se examina criticamente en este ensayo. Con todo, el balance de lo ocurrido en los tiltimos afios es positivo para la causa de los pueblos. Las luchas contra las mencionadas propensiones del capitalismo global se han intensificado y, particularmente en América Latiha, han aleanzado logros significativos. La batalla de las ideas ha des- pertado conciencias, El verdadero origen histérico y el cardcter de la glo- balizacién han quedado expuestos al desnudo, Se han iniciado procesos de transformacién novedosos (entre los que destaca la Revolucién Boli- variana en Venezuela) que desafian y ponen freno al huracén globalizador. El proyecto de homogenizacién cultural no ha coaseguido sus metas esen- ciales y el mult pulsado por las luchas de los pueblos, si identitario ha renacido y la diver- id _ha cobrado fuerza —incluso en formulaciones autonémicas, notablemente en el Estado Plurinacional de Bolivia— como pieza clave de las transformaciones sociales y democraticas. Cada vez hay mas claridad sobre este punto, El presidente Nicolés Maduro se adelanté a plantearlo meridianamente el 23 de julio de 2013,en. Caracas, durante el acto de entrega de las propuestas de los movimientos sociales a los ministros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribefios (Celac). Reconocié que la diversidad «es un concepto que esté muy actualizado siempre hemos sido diversos. Que viva la diversidad [ cultural la celebramos y la aplaudimos: la diversidad americanos, de los pueblos aborigenes, nuestros pt Pueblos eurodescendientes, de los pueblos mestizos [...] También ahora el debate sobre la diversidad sexual recorre el mundo entero y forma parte ya de la cultura civilizatoria de la humanidad que esta en desarrollo. inuaci6n, el mandatario relacioné la diversidad con «la demo- \6n politica» latinoamericana y caribefia, a raiz de las nuevas ites que impulsan los cambios en el subcontinente, en los albores svo milenio. Ese empuje nos llev6 a acumular un conjunto de fuerzas que hicieron posible ‘creacién de esta unién en la diversidad. Y toda esta reflexn yo la hago jes necesari... para sumar nuestra conciencia politica ise formando ‘conceptos més profundos de la democracia. (diversidad, agreg6, puede aportar a la unidad: «Ahora, para que la se mantenga, para que la cooperacién se mantenga, para que ‘marchar juntos, tenemos que respetarnos nuestros criterios, que conversarlos. Y es uno de los aportes de esta reunién» ‘la Celac). Maduro evalia el c6nclave como «una reunién profunda- democrética» fundada en el «respeto més absoluto». Asi, conver- listintas «6pticas que aportan en la diversidad para avanzar conjun- ste», siempre bajo el principio del respeto: INadie puede inmiscuirse en los asuntos de nadie, nadie puede pretender sir los destinos de nadie. Es un gran valor de la democracia latinoameri- jcana y caribefia y un gran legado de la Celac: el respeto a la soberania, ‘ala autodeterminacién de cada pais, y la unién en la diversidad. ¥ eso hay ue cuidarlo, profundamente. Entre nosotros tenemos que cuidarlo, porque emos que construir una poderosa comunidad. ués que las posibilidades de integraci6n habfan sido truncadas XIX y Xx, «cuando se impuso la intriga, a traicién y la s vuelven a recuperarse al inicio del siglo x1. «Las liciones fueron junténdose, las politicas en primer lugar», para dar a una «nueva conciencia unionista, nuestramericana, una nueva iencia de la necesidad de una nueva independencia, en un contexto de idad politica que tenemos nosotros en primer lugar que saludar». ese escenario propicio, explica el presidente Maduro, hizo posible que diversas visiones desde los gobiernos del continente se pusieran de acuerdo, cen un proceso de acercamiento, para que el 2 y 3 de julio del afio 2011, bajo la presidencia de nuestro querido presidente eterno Hugo Chavez, naciera cen Caracas, fuera parida en Caracas, de la mano de la diversidad politica y cultural de toda América Latina y el Caribe, esta Comunidad de Estados Ios Cada vez es > una cos. Nada debe parec Nada debe parecer imposible de cam! Berrout Brec Un libro contra el entusiasmo Por Julio César Guanche ty nada mas prictico que una buena teoria, El lector cubano tiene ante fila segunda edicién de esta obra una compleja edificacién de un dis- te6rico para una practica de izquierda. ente, la aparicién ba de Eloi de la civersidad, de Héctor Diaz Polanco, es ganancia en inos netos. Estamos ante una actualizacién critica del discurso sobre la rs -omo ante una puesta al dia -muy completa en la filosofia ¢a de nuestro tiempo. De hecho, se cuentan con los dedos de una mano 0s que, recorriendo la bibliografia de éste, pueden encontrarse en el de autores como: John Rawls, Charles Taylor, Benedict Anderson, Isaiah Alex Callinicos, Ronald Dworkin, Terry Eagleton, Jurgen Habermas, Negri, entre muchos otros, inéditos en la Isla, Sin embargo, el mérito de =Polanco no es resumir un arsenal de ideas en un espaiiol conciso, sino ar una estrategia de intervencién cultural de indole revolucionaria. A lo ‘de poco mis de doscientas paginas, se contenidos para una necesaria reconstrus ‘bases revolucionarias. No sin imesponsabilidad, intento el malabaris- glosarlos aqui. I del pensamiento de izquierda levanté por décadas su vozal cielo el demonio de la globalizacién como instrumento de la unifor- terrtorio del discurso del socialism histbrico, arrastré juntas las ideas ¥ colocé en el museo de las antigtiedades, al lado de la rucca y el hacha de once. El porvenir del socialismo seria el reino feliz de la igualdad y de la ormidad, tro del pensamiento liberal hizo desaparecer el concept asegurd que el concepto de cultural, de la mm Para desprenderse del hedor de la izquierda * da protagoniza una rendicién con olor a santidad: ex ‘como “hecho inevitable”, se aggiorna como mult infinitesimal, indiferenciada ~sobre todo— respecto al enfoque de clase. lad es un at IV 1a edificada a partir de una serie de advertencias. Si se {to adverso, se ha de hacer con sus resultados ‘marxista hoy sigue ismo presente. Elmarxismo ha de argumentar yy no darla como hecho supuesto en su programa pol se tratase de un signi ica”. Ala “globalizaci .d cultural -ni tampoco producir diferencias-, in que le es impr ersalismo abstracto es un férre capital. El un total incompleto para dar cuenta de 1 o que retoma una tesis, 4 _ Jullo César Guanche ‘estructuralismo, la insurgencia del 68, las guerrillas latinoamericanas y la guerra de Vietnam. En ese vacio, cl papel del héroe trigico, reivindicando el valor de tal armazon de Harvard le imputaron ser el arquitecto de la reconstrucci Estado de Bienestar. Dehecho, una zona del propio liberal elipensamiento de Rawls de socializante, de “‘raidora la causa” -sobre todo 'o politico-, pues arguye que su doctrina termina atchtando contra el “derecho de propiedad de uno sobre su persona y los vestltados de su trabajo”, pilares de la racionalidad capitalista y de toda la ideas del anticapitalismo, Diaz-Polanco escribe en una “Elogio de la diversidad es como la clisica mosca en ‘ingenuo que advierte sobre la desnudez del rey. La deriva socialdemécrata del ideal socialista ha hecho creer a millones que, Gon un esfuerzo de justicia el capitalismo no es intrinsecamente “salvaje”. Porello, desde el punto de vista ideol6gico, las bisquedas socialistas actua- les escasamente se construyen como proyectos anticapitalistas, ‘Cansado de gritaren el desierto, Diaz-Polanco habria buscado refugio en jones de seres que entonan loas Jadefensa de la diversidad, al calor de) srsidad, ese himno a la al queel a ‘diversidad’ alienada”, argumenta. VIL Este libro contribuye a entender(nos): es un mapa de distinciones. Ante el “particularismo [del capitalismo occ se disfraza de universali- fiende otra cali ‘universal es aque que procure justicia para todos. Piensa, con Zizek, i ‘versalidad la que tenemos acceso es [a] la universalidad , jerto sentido idealista abstracto, sino a una solidaridad en la distingue 1: la globalizacién es una nueva fase del capital y no igualdad y 'a diferencia son programas del multicult sel igrada a la prioridad at igue siendo el obsticulo para el despliegue de una n libro contra el entusiasmo edad democratica; la exp: vansién de la libertad y Ia justicia depende de la derechos humanos: civiles y politico-socia- tad inteligs "wa de iniciativas concretas que modifiquen la realidad existente”. Es, todo, un texto conta el entusiasmo que aplaude sin saber lareproduc- apitalista, que piensa con sus categorias, y que usa sus tos fuesen producidos en una atmésfera al vacio, y, a 1 entusiasmo de los que pretenden, en la lucidez de la La Habana, 28 de agosto de 2007. Prefacio ‘Todo para mi y nada para los demés: tal parece haber sido, cen todas las edades, la méxima vil del poderoso. ‘Apaw Suara! fi'éentral de este ensayo son las relaciones entre pluralidad sociocultural ‘observé L.. Grossberg, la globalizacién se ha de reproduecién soci 1 planeta, poniend igro Ja misma sustentabilidad humana. Esta demostracién es dam Smith, Investigacion sobre a naturaleca y causas de la riqueza de las maciones |I[1776], México, Fondo de Cultura Econémica, 1958, p. 369. a 18 7 = Héctor Diaz-Polanco tan contundente en sus argumentaciones y tan concienzuda en sus pruebas ficticas que la tomaremos aqui para excusamos de mayores abundamientos. descamadas palabras de J. K. Galbraith en el sentido de que la izaciGn es el término inventado por el centro del imperio “para disi- mular nuestra politica de avance econémico en otros paises y para tomar reppetables los movimientos especulativos del capit vitcién cada vez més extendida y mejor fundada. ELtema de la homogeneizacién cultural ha corrido con mejor fortuna, penetrando més profundamente en los pliegues del pensamiento académico ‘yen el imaginario que alimenta el sentido comtin, Como esperamos estable- carece también de fundamento. La globalizacién no sélo no provoca "resumen una con- mutaciones en los fundamentos tebrico-politicos del lberalismo q sustento, es eda ialmente por lo que toca a la pluralidad, y en el comporta- cconjunto ha desarrollado en la actual fase una perspectiva y sintetizan en el nuevo enfoque denominado multiculturalism) orientadas a dar tratamiento “adecuado” a la esfera cultural y sus desafios. Como resulta- 1-9 do,enesta fase globalizadora no sélo no se procura uniformar-como si fuese el gran desiderdtum c trata de aprovechar especificamente, de los grandes negocios corporativos. el marco de los retos a los que se entfentan hoy las identidades en tema haya abandonado el propésito de some- cdades. Por el contrario, uniformar la domina- cién del capital es un impulso primigenio que se mantiene invariable. Pero los id en favor de la consol ‘Como preparacién para abordar estos temas, la primera parte un ajuste de cuentas con las concepciones Il ies deontologicos que contradicen la diversidad. El examen del curso ite seguido por esta tendencia individualista es Util por cuanto se en- sn en ella algunas claves valiosas para comprender las nuevas rutas ema en la actual fase globalizante, especialmente por lo que hace al jendente giro cultural del capitalismo, libro se enmarca sin disimulo en la vuelta al “gran relato” y la reafir- nde su fuerza a un tiempo analitica y politica. Implica un no a las que o Griiner denomina atinadamente las “pequeias historias”, propug- jidentro y fuera de la academia por las llamadas perspectivas post ismo y ciertas versiones de los estudios culturales y pos-colo- ? Se busca, en cambio, contri fde la propuesta de abjurar de los metadiscursos ato, mas 0 menos oculto 0 “enterrado”; de hecho, “la propia teoria jana del fin de los grandes relatos es otro gran relato”, Jameson ad- “resulta més ficil denunciar los relatos histdricos que prescindir de ah las dos primeras de las cuatro méximas que el autor propone nnder la nocién de modemidad: “No podemos no periodizar” y idad no es un concepto, ni filoséfico ni de ningtin otto tipo, sino be, por ello, atraviesan al sistema en su conj desta y muy ajustada contribucién a es: tema que recorre toda la obra es la critica al universalismo abstracto, istico de la filosofia liberal, que ha cobrado nuevas formas en la 20 Héctor Diaz-Polanco rechazo de la continua tarea dialogante que procura allanar el espacio de un “terreno comtin” de los pueblos, sino subrayar la “urgencia” sociopolitica y cultural que revste la construccion de un nuevo horizonte que entra la los valores Sa;2y esto sin dear de explorar find de patil (no universal) tanto en unos derechos como en otros. B1 compromis procedimental va aie otorga la mencionada prioridad a lo individual, en lo consenso “procedimental”, jado de cr n- ‘Sin duda, como veremos de ‘kantiana y partilarmente en sus planteamientos Ja enone Pep la fuente especifica e inmediata ~como lo ha recordado * Deco y leant’ en op. ets p48 ar rene del ya Laconstrccion de a denied madera, Barclo- > Habermas, oon nocuitable aquiescencia, recuerda que el contato social de Kant en tanto modelo “di modo y manera de constitucién de un pode Tegitimarse ya como ejecucién de una autlegislacion democriti tuniversalidad de ipo sustancial, es decir, no esti haciendo mht {popular} ened como sustanca que debiese su unidad a una homogencidad Pv de dscendenciay deforma de vida. El consenso disptado y aleanzado en {una asoclaciin e® iguales y libres slo descansa en titima instancia en la eee = Héctor Die Palinco PV EDOPEESTHO _ ae ocuper el primer lugar y, junto con las pro deben tener precedencia sobre las formulada en Estados Unidos per brillantes Rawk, Ronald Dworkin y Bruce Ackerm: lag iu bien en s mismo. Evident Enla conocida ta de Dworkin, la verdaderasociedad liberal debe a eae en encontrar abida en un marco! fundarse en un compromiso procedimental que evita al mismo tiempo cual- 0s “sustintivos”. El comproniso ‘moral sustantivo se refiere a las opiniones que todos tenemos acerca de los, fines de la vida o de lo que constituye la “vida buera”; mientras que el com- promiso procedimental es el acuerdo sobre un trato reciproco eg 'gualitario, con independencia de las preferencias sastantivas (sobre la “vida buena’) de cada cual. Seguin este autor, la sociedad comotal no asume opinién sustantiva alguna ~en clave de politica comin 0 pablica-, mientras se pone de acuerdo sobre “un paderoso compromiso Procedimental” de dar un trato parejo alas personas, De otra manera, una “ ria imponera los dems una concepcin del bien que no com- Parten, con lo que se violaria la autonomia de estos iltimos y el principio de tratar a todos con igual respeto. La idea central es, pues, que la sociedad eral debe ser newiralrespecto acualquier concepcién d que es lo mismo: la sociedad debe ser “ciega a la diferenci tender, entonces, que una perspectiva liberal de este género sea limente refractaria a la consideracién de derechos y arreglos sociales ba- sados en alguna idea sustantiva, sin entrar aqui en el andlisis del hecho al ejercicio de Js conexos $ al mismo tiempo, muchos de sus militantes y partidarios ala idea Je que esta aspiracin no contracice el fondo del paradig- I. Dicho & otro modo, aseguran que es posible concebir un modelo alismo queno sea meramene procedimertal. Conese esprit, un fend Pero todo ello reclama otra definicién de sociedad liberal; una defini- n tolerante hacia la diferencia. La concepcién procedimental de los de~ iberales, en efecto, “no tolera la diferencia porque a) insiste en una sobre el que existe consenso”, Se trata de un “consenso formal”, mediante iudadanos regulan su convivencia “conforme a principios”. J. Habermas, lad y valides. fen tomo a la » por ejemplo, kin y sustituida por otra teoria wa la neutralidad ética como el nicleo de dicha perspectiva, Antes te “segundo Dwor S, y Seri mas convincente si, ademas puede entenderse como si ". Cf. Ronald Dworkin, Etica privada e igualitarismo politico, spin (introd.), Barcelona, Paidés, 1993, p. S4, ia de la supervivencia cultural, y optan a veces en favor de esta a diferencia de los modelos procedimentales, “se fundamentan en buena medida en losjuicios acerca de lo qw es una vidi bena juicios en que ocupa wn lugarimpotarte Ia it préctcmentetodo € ghbo y alos cules eraiono paced ofreceespuesas satfatorias. En esto, i Kant y la diversidad que le dan @ué fundimentos se sostiene el prototipo de liberalismo procedimenta? Sustento; pero ates hay que ensayar la critica interna del enfoque “neutral”, “ aclarando mediante qué jrocedimientos y principios éste cierra la entradaa toda consideracién de la diversidad cukural ™C. Taylor, op. cit, pp. 88-91 a historia’ Antinamias de la herencia moderna, Barcelona, Paid, 1995, p. 108 ys. r de la razin.Coneste paso fundam légico w nuevo peldaiio de su emi de Kant este nutrido grupo etc, puede decirse que un sector iny pensamiento presente se desenvuelve. Pore a ido comin construido a largo de casi dos siglos. Como jo ha observado MacIntyre, incluso personas “que nunca han oido hablar de la filosofia, y mucho menos de que era para Kant”.S Las co- 10s lustros por fiingen Habermas, es is ss pe s, especialmente des llamado “giro lingiiistico” de La teoria de la accién comuanicanta ‘ “La autonomia de la voluntad es la constitucién de la volun “La aon de sta consi la voluntad, por la cual es ella para In insistido en que respecto de la teoria moral no debemos cob- lebajo de Kant y, en coincidencia con K.-O. Apel, da por st~ u mn kantiana se puede reformular en el marco de ma reconstructiva” llamada por él “pragmatica universal”. Cono fit, no es exagerado afirmar que un segmento fundamental cel diversidad se desarrolla todavia en una gran burbuja kantina libertad como consustancial de la persona sirven de presupues- concebir la teoria del contrato social. En efecto, el contrito {que lo van a acor- establece, voluntaria y del yo. Laconstruccién de aidentidad moderna, ‘como Estado ~aunque, propiamente Ta que puede pensarse su originario, segin libertad exterior, para rocobrarla enseguida como miembros ‘como miembros del pueblo considerado como Estado (i ‘que el Estado, e| hombre en el Estado, haya sacrificado aun fin una parte de su ‘terior innata, sino que ha abandonado por completo la libertad a encontrar de nuevo ‘en un estado juri Kant, La metafsica de las costumbres, pp. por esoel estado denaturaleza debiera ser un ‘que los hombres se tratasen mutuamente silo desde la fen verdad un estado sin derecho (status justia vacius)..”. Ibid. p. 14. i de marios que las ciencias sociales modemnas son capaces tess veriadas hemmamients. En otraspalabras la teriadel sta ela biles claramente insostenible tanto desde el punto de vista & sociedad poitica. Y esta concepciérmarea la posteror 1 dela anropoldgica; © al menos, ontractualismo naturaleza de la sociedad misi oun u can que una teoria de este jo de que un contrato de tal naturalea se ‘ams, Y puestos a buscar “‘hechos” concluyentes, las fuentes vaarian la precedencia del organismo social -cuyo orden y disjosi- ‘mediante procedimientosnetamente sociales, en primeriimo de existencia del ritual, to ipiricas”, es impos 1 \dieron constituir contractualmente la erga~ ees Dede , puede alegarse que desafiados a voluntadlibreno pueda aceptar determinacién o condicionante que la vulnere (proveniente, por ejemplo, de conside sin que esto implique una negacién de la rac persona. Cuando eso ocurre, por consiguic mento moral, esto es, se incurre en “heterot Ahora bi que choca frontalmente con la evidencia “empiri del contrato originario es ‘ohistérica, estoes, con avert ques bien a teoria del contrat sociale probable: "'M. Kant, Fundamentacién..., p. 44, cursivas en el original. ‘Ja mas famosa entre las conjeturas sobre los origenes soc "id, pp. 46-47 "Roberto Rodriguez Aramayo, “La pseudoantinomia entre autonomia y universalidad Un dogo con Javier Muguera y su imy en R. Rodriguez -Aramayo, J. Muguerza yA. Valdeca la historia. Antnomias de fa herencia moderna, Barcel P. '*“Dondequiera que un objeto de la voluntad se pone por fundamento para prese voluntad la regla que la determina, es esta reglaheteronomia; el impera condicionado, a saber: si 0 porque se quiere est objeto, hay que obrar de ta ‘modo; por lo tanto, no puede nunca mandar moralmente, es decir, categoricament M. Kant, Fundamentacion... p54 ‘ondo de Cultura Econémica, P Grijalbo-Mondadori, 1998, p. 271. a — ea que las cléusulas del contrato social son admitida y reconoci- d somes, “aun cuando jamas hubiesen podido ser 2rmalmente laideacentrd de que, en térmitos de la logica iistirica, seria absurdo supo- ner siguiera aie un individuo bdavia no “inditidualizado” en les términos| de un desamllo posterior, que se alcanzé después de un largo proceso, pudiere comyortarse como talen un contrato primigenio y fundador de la organizaciénsocial. La idea dé liberalismo ihstrado de un individuo inde~ pendiente y dslado de una mitriz social deteminada, que pudiera ser el ‘igen (juntocon otros igual qie él) de un conrato politico que diera naci- ‘mientoa tal natriz:(de la que, e1 consecuencia, seria el padre), ena perspec- tiva historica ie Marx es una completa fantasia Esestetipo de pensamiento fantasioso el cue permite pense situaciones como la “produccién por parte ne poco qe ver con los ctiva kantiana que nos interest gs historicistas y los adver ‘se le busca dar un sustento ique realmente ocurrid. Se ico relevante, que estéen el tejido de “las grandes y pequefias robinsonadas’. Esta posibilidai le parece a Marx jgual de “absurda que la idea de un desarrollo del lenguije sin individus que vivan juntos y hablen entre si”. {Por qué Marx se preocupa por formulaciones que resultan tan extrava- gantes a la luz de la historia conocida? El awor da una respuesta: no se detendria en el asunto si no fuera porque “este tonteria” fue “introducida seriamente en plena economia moderna” por diversos autores (i: gr, F. Bastiat y PJ. Proudhon).* Por nuestra parte, podemos justficar el que nos ocupe- ‘mos de esta perspectiva contractualista, fundada en la “naturaleza humana” individual examinada, dado que-como resultaréevidente en las piginas que siguen de este ensayo- ella fue 1ambién introducida en el pensamiento social Y politico modero, y ha experimentado un singular repunte en los oscuros pliegues de la tardomodernidad globalizante. Sin embargo, no debemos conformamos con una fécil contractualismo ingenuo. Hay que vérselas todavia con tual més elaborada que no procura sino que reniega de cualquier fundamen- tacién historicista, En efecto, es precisamente en la ausencia de cuak jst porta arguments pars Fora .dos creen que poniendo en tela de ju exes objaan idad de verdadero consenso general oadu- x la demanda de anulacién cl contrato 0, de revision de éste en favor de sus defendidos. i punto fuerte del contrato que pone la libertad ix voluntad legisladora” en el centro, y lo que le perni 9.0 pueden eserimirse x1 indemostrable origen porque esta formulacién no pretende tener tales sopartes. Encerra- snese terreno, cualquier demostracién corre el riesgo de ear el blanco tar fallida. En propiedad, la teorfa kantiana solo es patentemente pretensién que busque respaldarse en un hec! ‘mayor poder heuristco y sociopolitco de la hipétesis contractual, y en to modo su atractivo, al menos en la atin pujante versién kantiana y en las secuelas tedricas que examinaremos mis adelante, Como lo recuerda Barry, la caracteristica comin de los “teéricos sofisticados” del contrato sociales ia exclusion del argumento histérico como fundamento de la validez de su ropuesta. Para mencionar un ejemplo significativo, el mismo Rous Aacepta que ignora cémo se pas6 del estado de naturaleza al estado ipétesis contractual y sus procedimientos para establecer universalmen- normas morales. 2 dem, 4 Brian Barry, Teorias de la justicia, Barcelona, Gedisa, 1995, Pp. 385, ° belién contra la autoridad soberana es condenable de que el rebelde juzgue que el contrato, que le da » ffentea los que ven el eontato ralmente, y pretenden conserva avoluntad, en cuanto juzgue que se derescisién puede establecerse sturiera una ley para este caso —s tazonstituionsubsistente, de aque parten todas las Jémicos (como la defensa de la pena de mu ental continiian apoyndose en la perspectiva kantiana, pretension de Kant y de jonar el contrato, en su concep- ed,, Madrid, Teenos, 1999, pp. 163 nar cualquie dngulo 0 aptitud de éste para dar margen taplaa n \damentos morales para la observar decerca la contextura del ganizaciin civil y politica ques (0 originario acordado por os individios, pacer prometedor re encontrarse mn prometedorresquicio para dar acceso a la considera ue representa la quintaesenecia lo Bovero, Sociedad y Estado y el modelo hegelianomarxiano, ‘aun pueblo le esté permitido configurar en ley el que culos de fey formas de la religién externa, acep- \dria aque el mismo pueblo se impidie- en la materia o renunciara a “rectificar” puntos de Es lieaia abandonar el libre examen y la capacidad de eleccién, son consustanciales a la autonomia de la voluntad “resultaclaro que un contrato originario que configurara esto enconsecuencia, podria ser juz i de indicada, podemos preguntar Ye esti permitido configurar en ley el que deban perpetuarse ciertas s que niegan cualquier consideracién soci términos rian una cultura, una Vi La metafisica.... p- 178. ‘op. cit, pp. 277-218. Je wa organiz a quepretende ignotar per~ sntediiverios contextos . particularmente en los casos orece zalguno en espe: Tal v que se reclamael reonocimiento bertades, comoss ele pone que se aceptala existencia deun m respecto de los diversos éstos. Este es un panto problen na por comunidades en las que este tipo algiin modo impedido. Esta forma de « ibre examen. En principio, la pers- rr afectados por mas morales propias, Para se- en F. Comtés Rodas y A. Derechos humanos , no estuna mera cuestion adjetiva, sino que resulta esene para culquier so Teestara pem nentemente exclu existencia misma de las com Jos derchos 0 libertades jencuerira un fundamento da persora, expresados en cl el horizonte de la at seria valosa en si misma en c\ a un pudblo socioculturalmente: jtimo oaulo el propio contrato so stonces que se explore la compatil perspectiva reformulada, pues, impusiese sobre e éste ne podria, como “autolegislador”, decidir sobre plural. En este evento, se impondria a todos ta fijo que violaria sus libertades, ps -prioridad en la obra kantiana."°Otros autores cr os demis individuos y al Est lugar preponderante en el pensamiento liberal jucién hasta aqui sopesada despliega, al parec — ceptable en el marco original kantiano? En principio la respuesta parece depender de c6n0 se conciba la divesidad sociocultwal. La contestaciin se interpreta al sistema sociocultural como conjunto de valores, creenciss y pricticas que no juede ser sometiio a la critica intema 10 eventual consecuencia de ésta experimentar cambios. Esto es, idad concenidaesta cerrada a cialquier intento ée juicio 0 m desde luego, es ajenas oheternomas. El reconocimiento de entonces d uso de medios ée coereién sobre los le la comunidad cultural de que se trata Davome ésta de cultura que tiene en mente la maycria de los liberales kantianos, es evi- dente que para elos a diversidad no tiene cabida en el universo de Kant. centonces supuestamente excluye—y aquiadicaria la incompatibilidad-cualquier critica o acto que implique cambios de valores o de pricticas consagrados por la tradicién. En este punto, la fijeza excluye la critica. Por consiguiente, este en contra del esencial principio de autono- ad. En el marco kantiano, en verdad, s6lo los ¢ encuentra en la légica del derechos y deberes derivan d es de los inlividuos seria “nulo y vano”. Por consiguiente, tampoco venlacacepeion tantin eque diversidad pueda considerarse adoptando esos principios la forma de un .inmune al contexto. Este coto actia de modo inevitable como un laridad cultural, Asi, en la medida en que la vida es asediad por princpios prioritarios que no pueden ser modifica- el sistema cultural ~pues estan protegidos respecto de cualquier Jo que se deduce en tiltima instancia del esquema kantiano es la lividuo, bajo la potente para sostener y expresarla el contexto y Ia identidad. er jmp, eso Gar Vas, “EI pola od iris Fondo de Cultura Posts y Leva, Universidad Nacional AutSnoma de MéxicofPaids, 2000 Zz Jos cuales precisamnte la cultura ropia puele ser semetida a critica interna 0, por ejemplo, propone que distingamos dos érenes de propios de cada cultura (que cada una debe definir yasumir les-kantianos que, por suabsolutismo, tminan ‘otros, agostar la autonomia de la commidad y is bases de la tolerancia, Son principios de este tipo (:n0 los ei didates iddncosa ser cepados como penipcs univesaables Ja abierto al debate, especialmente respecto a en quémedida do planteado en los parrafos anteriores, esa perspectiva nspetuo- idaddificilmente puede fundarse en el acuerdo original katiano, xia impedida, La diversidad es negada cuando se dispon-que el indivi c y s ‘en la cultura que resulta aceptable y “universal” es dque se riencia parece avalar este proceso. As podria dar fundamento a la diversidad cul tvidades, la que introduce taloflicto ‘el apego a los usos y cotmbres & THOT REET — Oo rige segin un guiénparticular (kantino) que levanti“cotos vedados” d 0~ ettonces o bien se debe justificar la irelevancia moral y valores, principios yéerechos. ivesidad, o bien se deben definir las reglas mediante las cuales tluid:. Al menos parte de esas reglas servirian como fuundamente para dar sustento a Contractualismo,valores y perenencia | problema radica en que el que de hecho entran. es par todos por encima de sus particularidades o sus fines. La fa impide incluir en el contrato una particularidad come d ética ~concebida como forma de ser, de ver el mundo y de .. Bajo esa logica, las revisiones promovidas por los incon- pocrian coronarse con una apertura a la diversidad. A la pre- ‘a.un pueblo le estaria permitido configurar en ley fundamental nto de ciertos derechos culturales. pio un kantiano consecuente daria una respuesta negativa, det particularidad de las partes no puede entrar entre las cuesti 1. La diversidad no podria alojarse cealaconch uncortocircuito. Se li se encuentra en otra a comunidad humana” esel primer bien social que debe conside- Iquier esquema de justicia, como lo sostiene Walzer.* De hecho. jo en que la captaron Vico y Herder, la pertenencia esté fuera de! ia de Kant. Berlin ha recordado que sistema cultural (denso y propio) del que los contractual que acuerdan sus principios, Eneste contexto tendria que plantearse la cuestién de la validez mc la justicia de un contrato que no incluyese o ignorase la pluralidad, Ace idad en el seno del pueblo que pasa al estado civ “ Véase Jingen Habermas, Accién L 1gar como las personas pueden Paidés, 2002. anza de compartir todos los otros bienes sociales seguridad, riqueza, honor “ Simon Blackburn, Sobre la bondad. Una breve introduccién a ‘comunitaria hace posible.” Para una evaluacién critica de le Paid6s, 2002, p. 201 : é Campbell, La justia... op. cit, pp. 3-55. 16 una forma alemana jos, participar & el comercio, explicar el Tementos nguna cimeia [17 * La teorla de Rawls y la diversidad Esto, por supuesto, 99 Heva a Berlina suscribi ‘ id o el valor dels des por las disciplinas centificas. Lo que significa, menos.como el de a perenencia requiern ser tomadosencuenta y abo ue ademnis an con un enfoque apropiido, ‘John Rawls, Su importanc ceuna fuerte ‘en el debate tebrico contemporiineo imacion del profesor Robert Nozick eee | enfoque de Rawls desde 6 ferviente kantiano como Rawls, confrentado con el plu 3 filésofos po {qué no lo hacen.’ Por su parte, Brian Barry opina que 1 en varios puntos cruciales, es ofo Pesta s fe interesante de este siglo [xx]": y al compararlo con ue éste, es intelectualmente “una figura ina estrategia abarcadora que representa Kant para poder dar el paso hacia un a tradicién kantiana, se han adoptado diver sgias. La interpretacién liberal posterior, como hemos visto, sé diversidad queda excluida al menos como un asunto que deba incluirse e destaca que, los derechos socialmente protegidos y que deben ser parte de las tareas dk ca”, Barry agrega que Rawls despliega Estado, porque sélo considera como materia de esta proteccién (asunto pie ira probar (o al menos hacer pla bilico) los derechos individuales propiamente dichos, mientras ve las creencia ‘de un procedimiento justo, creando desde ahi sas como un asunto ya irelevante, ya privado, Frente a est jue hia de realizarse la selecein de los principios ran libro de Rawls, y afade que todo isticos. Quien le ha dado a esta perspectiv ia de ver a tiempos recientes ha sido, sin duda, John Rav las aseveraciones citadas (unos ‘arse por cientos) para reconocer ne anti-centralzacién ef tépio del ‘nu Es ciertamenie un punto cncial: si bien el capi «iin de diversidai que le se: necanismos meliante los cuales procura someter las ide1 no son ya las viejas fornas centralizadcas y homogenezadoras. E esto es crucial para las lichas actuales exntra la forma neoliberal del c smo y para pensar en ilternativas, 5 Zitek, La revolucion blanda, S. Waingarten (ra pp. 1S fanen(en uenos Aires, ueVParusia 9 Critica del multiculturalismo (in este telin de fondo, Hiculturalismo como enfoc filismo se ha bereficiado de su pro Finefecto, lo quchoy se designa con eset Mos, entremezclatos en un conv nte cocte ie funciona cono mero voc: ogioc Imluchos casos, fiversos significa- -0. Hay un plano en Smnulticulturalidad”. No hay que llevar Hodos los casos una confusién tan palma las luchas por la diversidad o a las propuesta: cdndolas de movimientos, demandas o proyet ¥ proyectos se enmarcan en wn enfoque parti sentido contemporineo del multicultural feomo algunos han En rigor, esto esta lejos de ser cierto. El multiculturalismo realmente existente Elmult prestamos atencién a su médu lturalismo realmente existente aparece et su exacto caracter cuando en tanto un peculiar enfogue tebrico-poli ee ; . ida del multiculturalismo (su pretendic iene una cncepcién aceraide qué es la divesidad y cémo| os mis reson va a) se trastocaensu contrac 1a insertarse en el a de domi q a Poe ee cinmamente esos ilar ‘del multicultural i he . Joga del momento diferencial del capital globalizado, el diferencia como cuestién “cultura : wulticulturalismo es, ni mas ni me- de queel mutate emis la poblacién musulman: : omover la igualdad sociocultural ino para embocary apna c "Tariq Alfobserva que hay un contraste crucial entre los must a didspora, cue quedan insertos en sociedades occidentales, y aque- shan perma ‘comunidades islimicas: losajones, y cuyas fibricas coaceptuales can en algunos medios académicos de ia a expensas de todo lo dem: lve en la poliiea radical. Los que ni el enfoque de! multiculturalismo las cuestiones centrales s econémicas y politicas) que plantea la divers Sidad en Latinoamérica y, seguramente, en otras regiones del mundo. ja de lado las diferencias econémicas, que, de aparecer, tendrian como efecto marcar la di Tespecto iberalismo que estd en su base. Puesto que el multiculturalismo querria lez universal, le e: surocéntrico” o de alguna otra mat cultural, sino que quede al descubierto que la decisiva particularida “universalidad” in del capit 5 en La Jornada, secci —— arta aun joven muslim que se debate bajo la “brea dem 1,25 de juno de 2005, p31, cursivas masts. Estados, naciones yculturas, Cérdoba, Almuzat im s. Con el> se podria garantizar una equidad “‘multiculturalistamente” ecta entre lo grupos. Pero las decisiones que el grupo culturalmente su- constituye en rigor ura “despol into remplaza blucha po a parte, ienen el propos as exterioresy, como tales, funcionan en todo de acuerdo con las protec- Je parecen adecuadas al autor. estriceiones internas” que “protecciones externas”? Me temo el criterio de consiguen, tal compat uiera deberia ponerse en duda, si hacemos caso a sus! ‘esos derechos. sndo hablar de dere- debers consi- ra lerarse. De que el autor opine que ando se trata de promover la juidad entre los grupos, pueden y deben postular determinadas proteccio- extemas, pero deben rechazar las resti jemnas que limitan el s sar las autoridades Iaspricticas tr lama restricciones intemas no son mas que las decisiones que podrian Jos miembros del grupo a partir de sus propias normas identitarias y 1tas 0 contrarias a los patrones liberales. tos del poder. Es lo que llama protecc El centro ausente de la ontologia politica, B uadro es muy instruct poria:’ y Los migrantes«iin ansiosos de asumir libremente el modo & ibe. Aun aceptando ¢e autocomplaciente relato, el autor no explia ct udo (no sélo sociedades del Sur empobrecich, phacercon el resto del nd ( empobecih sta en su propos. ‘manener la organizacn comunitaria y sus identidades, oponiéndox quia medida que conizca directa 0 indirectamente @ la destrut ia insuficiente y ble”. ¥ entre las razmes que oftece ara tan sevei “ladesigualdad estialojada, por decifo asi, en las asocaciones involuntarias, cuya importancia nara vez reconocen las teorias liberales”. Apreciando la sagacidad de la ertca, 1o que no aparece en este texto de Walzer es algiin sospecha encuertro entre estos mis de vida comunitarios y los valores liberals atan la exy italista. To cs reat, sobre todos se toma en cuenta la preter 0 renuncie a algunas caracteristicas qi uestos basicos y cuya eliminacién va mas alla de lo que “correcciones”. El areglo propuestopor Walzer equivale a disolver o poner. Patas arriba el liberalismo, lo que no se compagina con la esperanza del autor de que lo que resulte sea “una teoria liberal”. " En todo caso, el mérito de é én de sugeiyte el multiculturalismo solo es vilido para ndo anglosajén que come: Pero sabemos que ése no es el caso, como ee de que ante la objet de Bhikhu Parekh en el sentido de que hay asociaciones “no voluntarias”, como en los que no puede desplegarse la libertad hu vida y las condiciones para tejer elaciones igualitarias. Hasta ahora, Kymlicka no se atreve a tanto. Su recurso es salirse por la tangente. En primer térmi “no responde” desl modo: su “teoria a son libres de ati esa actitud”, pero “no permite al grupo res libertades civilestas” tal como el mismo autor las entiende. As, lvieembross de un grupo crean que es important, ravi pvads ss pero les esta prohibid lo” del multiculturalismo “estriba en eémo interpre- iberal democriticos, no en decidir si esos principios son ‘obvio que esté pensando de modo principal en Norteamé- rica (particularmente en su natal Canada). Si de eso se ‘tratara, alli no habria ‘mucho problema (dejando de lado el “pequefio” asunto de las poblaciones autdctonas). El supuesto de Kymlicka es que en esos paises todas las demés “ s” sobre el valor de su i m las creencias “extrayintes’ ae "Marx précticamente abre EI di brumario de Luis Bonaparte con estas palabras: pero no Ia hacen a su libre arbtrio, bajo sino bajo aquellas circunstancias con que se haan sido legadas por el pasado. La tradicién — a z= contact» corporal yen la misma linea, nos levamos muy bien con el roy un cabal reconocimiento de derecho: al Otro. Lo quepone de manifiesto es substancia de su Otredad”" que aquel que tolerses el poderoso. Se trata de un sitiomna temprano de la tolerancia no impica “el reconociniento de igualesderechos del que pi sa distinto, Lo que & tolerado se limita a la esfera delo privado y de la vi intima y, en todo cao, al ejervicio trnquilo del propiv culto, Cuando el ilustrado formula en Prusia un acto de su astucia deEstado, deberia igenismo no es en ningin modo la , Iver. Asi como el indigenismo conti gran carga ideol6gico-policg Jo qui hace a la combinacién de evolucionismo, culturalismo y Fungo. ticulturalismo esti henchido de princigos que el derecho de serOtro: una otredad que pretenda alerar el pleno dominio} liberal. Eliinico argumento que Kymlicka sgrime para fundar su negativa a aceptar la legitimidad de unateoria que reconozca el valor intr: i algo quedara?” La tinica alten. liberales, admite queno posee la respuesta a tamatia cuestién, y el consuelo pevegin 7 turaismo es el autonomismo ye que le queda es que, sgn expres, sus objetrstamgco la teen. Lo dicho hasta ‘multiculturalista es Jos problemas que rante.'°El multicult res. Como apunta una prictca de agentes de poder para finiqui se traduce en una politica de Estado. Un teérico 0 eservas: “El indigenismo no es una politica formul “Hans-Georg Gadamer, Elogio de la teoria. Discursos y articulos, Anna Poca (trad). Barcelona, Ediciones "= W. Kymlicka, La, "*Vease, supra, capitulo verndicula.. pp. 89-95 Hardt y Negri jerarquizacién de estas yuna clara disparidadespecto de dentro de una economia es incorporar, diferen Dominacién de toda forma de te capital es, pu r a que las medidas duras queden excluidas, ortamiento sosegado no estan de suyo en lanat s bien, suconducta depende siempre de lasexpe: que encuentre en su camino para a diferencias cumplen los requisitos pa de gai topado contra via i De esta suete, la “entrada” de las identidades étnicas latinoameric lgu wciones cada vez mis inmane} én de sus identidades. Desde el \s ecuatorianos en 1990 (y los sucesivos alza- mientos que ocirrieron en caida de gobiemos que zaplicaban las reomendaciones del capital global), pasando por la rebelign derado entonces el camp los movimientos indo-populares via, Chile, Pert y de nuev dor) que han terido lugar en el primer tramo del siglo xxi, la politiza Jas identidadesha sido un rasgo notable en la regién. No debe sorprender resistencia de los pueblos a entrar tersa y sumisamente en el der ppor los centros de poder globalizados. Los facusados de nacionalismo pemicio: igence Counci igencia y expertos con el icar probables amenazas para la seguridad y los negoci ¥y que constituye un insumo vital para el Departamento de Estado orteamericano, Se trata de identificar los que se consideran focos rojos para el proceso global y, en ese — ee Cenc potencia y sus aliads.* Entre los principales peligns, alli se destacan el renacimiento de la identidad musulnana que, transfemada en “islamismo viene enuna amenaza en Medio Oriente,¢l sudeste y el centro uso en Europa Occidental se incluye tambitn a Ta radicalizacion de que brotan del discurso del dominador, a menos que reconozee “uya lo: arguments del dominado, lo que casi nunca hace. Ignorar que esté abajo, efectivamente lo esta y que esto tiene implicaciones, invali ilidad) de 1os domi ‘ser combatido sin la menor consideracién. ;Y por qué es “peligroso” ‘amenaza? Al menos en este caso, la respuesta es clara: ese “nacionalisty 4 susteatado en una identidad refractaria a la asimilacién, a la operac- ‘cmofigica. Lo primero que se utiliza es la evaluacién sesgada, para desacror tar a los sujetos y alribuirles fines oscuros. Una ilustracién de ello es, j- ejemplo, a vinculacién de los movimientos etnopoliticos recientes con el en ‘men de Hugo Chavez en Venezuela, que confor ivarianismo-indi En particular, les preocupa la lucha a que puede llevar a una region ed ‘de los co is, un viejo temor:la posible convergencia po i zgena “con algunos o varios movimientos sociales no indigenistas, pero con frecuencia radicalizados tierra’ brasileios, campesinos paraguayos y inos, grupos antiglobalizaci ismo de Chavezes el nan- varianismo’ es un hibrido fle. ‘sudamericano derivado de la teoria politica y accién maoista y castristasta jnteracionalismo marxista y del ‘nacionalismo’ andino e indigenista que y remplazando al marxismo-leninismo de estilo soviético como la princifeu- agresiva ideologia transnacional de la region”, Por supuesto, segtin A varianismo se esté nutriendo del Noesel caso entrar aqui en la discusién sobre el carécter real poskconesqueson alias de fundamoralinaso finds Ninguaapre = el régimen venezolano esti financiando y organizandolaradicalizr, de los movimientos indigenistas por toda la regién andina, incluso Eu tos ‘on lo que viene a resultar que los protagonistas déson procesos de h ico-nacionales recientes en esos paises andinos no Ja Jos pueblos, sino un siniestro régimen manipulador. Por un lado se admi 2 Joseph Ramoneda, “Duelo ¢ identidad”, en El Pé J, Michael Waller, “What to Do About Venezue! ‘Washington, DC, The Center forSecurity Policy ==" Ele tay la think-tank que pettenece mendar abiertamente algobiemo estadounidense que esablezca y ‘os nexos entre bolivarianos y terrorists”, pues una vez que “cumplido, es probable que otas altemativ smente electo.” Después d para este tipo de experto del imperio, los grupos de identidad mos tiempos: Luis Posada Carriles, storia organiz6 una de sus mis horrendas acciones de terror desde tierras venezolanas, En resumidas cuentas, con li glob liberalismo es globalizado, La elaboracién mas desarrollada de la fu rincipios para esta fase se encuentra, me parece, en la fi John Rawls y su teoria de la “just iberalismo politico”, La base de esta teoria es univers tento kantiano; pero, como hemos visto, se su metafisico”. El efecto d ‘etnofagia y, al mismo tiempo, posib a fiundamenta: neutral y puede poner en ac ulturalismo como ‘dentidades. Después de todo, podria decirse que Sartori teni cuando juzgaba que representa una suerte de nuev unque por razones completamente diferentes a las que idor en ese sistem: a el amenazado, sino que es éste el que amenaza a la human lturalismo es la ideologia que taba para poner en prictica a fondo la 10 La izquierda frente a la identidad des que ésta implica podrian ser qué diversidad nsayo, las respuestas GPor qué la diversidad y Wéradas asunto de las izquierdas? Y en ese cas0, { ta? Por lo que ; les preguntas tienen que ver con la superat Mriverstisin icamente, lo que no deja I sta, a iciones necesarias para WY solidaria. Como esp Miscusiones sobre el punto radic: izquierda frente a diferencia. Puede mostrarl y problemitico, ademas de esporidi "fat ta, puede citarse a Marx para el e defens odeterm Racin de los pucbles y nacionalidades,y feflexiones de Maritegui sobre el papel d Pero Estos gestos venterables no llegaron a consolidarse como un enfoque com: ppattido por las izquierdas {naliticas-; y las politicas derivadas, cuand« {iertas circunstancias lo as de los trabaj ameson, marxista estadounidense, so- da, no dudé en afirmar que para encontrar nuevas formas de pr icas. En pocas palabras, la izquie1 —_— Heer Liaz* Polanco requiere una nueva forma de expresar las cesass, un nuevo lexguaje. “No es suficiente decir la verdad aia gente —expresb Jameson; hay que encontrar ‘maneras de presentarl ine, de forma que aninen a las perso: rincipio. No basta con presentar los je, por mas excitante que éstepueda resultar. de pasién comunicativa, Se nevesita también que las izquierdas presenten nuevas propuestas que reflejen les actuales pro- blemas y se hagan cargo de las nuevas situaciones; que sean capaces de wundial presentan el mas grave safio, pues, radica en enriquecer la perspectiva tebrico: integracién de numerosas problematicas ignoradas por el 0 0 a las cuales se les ha dado un tratamiento francamente Pueden citarse aqui las cuestiones que tienen que ver con las identidades, la equidad de género, el medio ambiente, entre otras. El inadecuado acerca- miento a estos asuntos, o de plano su omisién, ha provocado que sean ab- sorbidos por el pensamiento conservador; o que en otros casos, corrientes ue se reclaman de izquierda, los hayan colocado en una perspectiva que, en verdad, no es incompatible con el mantenimiento del capitalismo. De hecho, ues, la innovacién tebrica requiere que también las antiguas cuestiones sean replanteadas. Rezagos acumulados son analiza el discurso de la izquierda” (entrevista) en Folha de ayo de 2000, poner y defener sus compromisos normativas jos de ser la norma. Mas bien, jue crefa que la igualdad era histéd boa cuestién de por que la igualdal @ls . sostenible y unin politico cargado de valores as ‘Fueen parte porque creian que la iialdad era historicamente nevis ° los marxists clisicos no dedicaron demasiati@™Po & Pensar por diet esa igualdad en moralmente correcta, qué era & obligatoria dese un punto de vista m imi ca Lostevos desafios de hoy, particularment: los cambios en la estructura de “escasez”, sostnida en una creencia casimisticact E ic is pater de creat riquez,con el desarrollo de Tas erase ee ne sin una nocién ce escasez socialmente consideradal°O! “;Anticapitalismo imposible?”, "Ibid, pp. 142-14, agosto de 2000, p. 135, p. 140, lista globalizad, “plantean problemas normativ: 4 No existian \ienza ue urn come = is Po en Ni ‘Libertad, iguadad y fraternidad” (que, con iro ‘pola propensin a sustituirlo cuando fuera nec caballeria, artltria!)’cancelando el sentido pring" lacin en una teva teoria de la justic procurado dar na nueva “fundamentaci rricamente (cono Io ha recordado Cohen) la izquis!™ raigambre marista, ha menospreciado la tarea no. Escierto qe en los iltimos tiempos esta pre Marx mostré en su tiem- i auidea de justia, hist6- particularmente la de elif razones en este terre- ress el peso de un pens ramente inevitable y deja- ocialista era moralmente ,-observa Cohen— por lo ictamente lo que Ta hacia “ges de la sociedad capi la actualidad. Es por necesidad intelectual y geana vision critica sobre la las infinitas posibilidades y de as restriciones iy Left Review, nim. 3, Ma qué criterios serin recisamente los que exigiri la jisticia en esa pré situacién de abundascia”.” Todo lo que se requiere es plantear que, la esperada abundincia, cada cual Pueda recibir segtin sus nec En una situacién as, aparentemente la igualdad no plantea probl ‘muy pocos. En un enfoque que proyect \itados, en cambio, los principi concepeiones morales construidas como dar una respuesta a la pregunt vvan de base a una sociedad considerada ju ‘es que buscan definirlos principios, simul opuesto a las tendencias irrefrenables de mas, ofensiva para la mot weica y que la izquierda emprenda la onstruir su proyecto sociopo! Esto supone no caer en la ansiedad qui teoria (que no aleanza a ser ecl ica de su cuerpo de idea reinvencién de propuestas y programas de accién. A menudo, esto combatir y superar el antiintelectualismo que se ensefio legando virtudes preeminentes de la “pi que term ido la reflexién y la teoria. No debe subestimarse el papel cumplido en el pasado y, notablemer imos tiempos. Més tarde o mas temprano, un grupo po- iciones cruciales, en las que las acciones politicas tucdo la justicia en su tonces cuando se ay sentido pueden result devisivs, yes et 1cia o por la sensacién de marginalidad, los. sh descanso, Al tiempo que buscaban renov: r arte de “un pu Tui su ibro (1943), ya que formaban p te muxhos ais haestado decididamente en desgracia ilané a He ahaa dado su frtos: een problemas del lado ent De tal suerte que en los ochenta, cuando las cor ie eso de los fomenzaron a resultar favorables para un regreso de lo aes rentradosen la competencia,el lite mercado y el Estado “no intervencionis re, Madrid, Alianza Edit CE. Friedrich A. Hayek, Ca idumbre, Madrid, pp. 33 ¥ 289. anmplio espectro presenta grandes d ; que la aparicion de una nueva generacién de talentosos axalistas en sus diversas expresiones, se ha convertido en Laseduecién de esta doctrina se refuerza, a su vez, con el logro de su éxito: la penetraci liberal anunciaba la buena nueva de que, por mitener fuertes desigualdades y, sin embargo, os trabajos sobre Ia materia de John E, Roeme lla y Félix Ovejero (com in realidad, probablemente la nocién misma de mercado deba ser por un nuevo concepto, pues la sociedad mereantil que se conforms Kari Polaany, La gran transformacién, México, Juan Pablos Editor, 1975, passim, yes que més ha influido en lan de la Ia identidad es la de Eric toriador marxista pronuncié una conf arecen afirmaciones tajantes que d iilos de la izquierda y, para sorpres de jobsbawm sostiene que la poli jerda porque el proyecto es decir, reba- Hobsbawm. Ipres 12.de mayo 1996. sa los objetivs eI refia lasc ‘a duda “Por esa raz6r jdentid. Los temas que la aminar mas de cerca! para observar que, ado con entusiasmo por un rente por aquel que ve en la defensa de la or autondmicas de los pueblos indigenas, una de 1 liberal. De inme iberales.!” Voceros liberales colectivos. hay que ocultar que en el seno mismo de la izquierda existen des abordar estos puntos. Naturalmente, las di iberal. Prec cularmente 1 las d pero en otros casos intenso. Un temaen el que v el de las identidades y su i jos planteami ‘a izquierda, sino que, basados ;quierda local por su pro‘ cn lugar de sostenerse en hhabia ponderado. Contemy fando leeciones 0 aconsejando a la izquierd ca que a sta le conviene.'“Por un extraio gio, I sntendible que conforme se intensific s de grupos, destacadamente a partir ‘utonomias emerjan casi todo el mundo. Cierta- particularists, izquierda ae de las principale esto puede emplearse como medida de su actual ralidad y la autonomia estin provocando di mpos. Mi irda y la politic dela identidad en New ‘enero de 2000, p. 120. ‘nim, 224, Mex River apoydndose en supongan una recus: anos” y que, POT aspectos centrales de este debat — EEE politicamente correcto para l liberalismo seria también lo poiticamente co- recto para la izquierda. Desde luego, no se puede culpar a Hobsbawm por los usosque la derecha de América Latina, o de cualquier parte, haga de sus escritos. No obstante, ¢s evidente que si las ideas del historiador deben interpretarse como un radical rechazo de ls identidades en tanto tema legitimo de la izquieria, a cambio de secundar una concepcién inmune a cualquier consideracién ée las particula- nes “igualitaristas”) no debe esté condenada aabrazar una ciega la existencia de las cl te se vinculan con nociones como libertad, igualdad y justicia lo ‘que propone. Hobsbawm es refrendar el universalismo insensible a dualista y excluyente, Pero hay motivos para sospechar que el universalismo que los liberales ven en el texto del intelectual marxista es una interpreta- ccién sesgada y oportunista que busca llevar agua al molino conservador. Es cierto que hay en el texto citado afirmaciones rotundas en contra de la politica de a identidad, pero puede suponerse razonablemente que se trata de un rechazo de algunas formulaciones y pricticas: aquellas que responden al fundamentalismo Rivera, “Los indigenas y la izquierda”, en Nexos, nim. 248, 1998, pp. 55-57. '°E, Hobsbawm, “La izquierda y la politica de la identidad’, p. 121 clusivo en laspart pos. Pero, gnchazar tica supone que la izquierda no det firmemente st propia, ‘acerca de las identidades? No defi politica al resecto significa para la izquierda, en primer ‘manos y dejar un vasto campo libre a la derecha. En segunc interesarse enlas identidades equivaldria a mantener el grave politico carateristico de la izquierda que, hasta ahora, no ha aquilatado el alto valor socal y moral de la diversidad para la construccién de una socie~ dad cabalmerte justa. El propio Lobshawm spun ne drecsdnapropina cuando cate tiples y en vedad diversas pertenencias (y también geneidad multi nente tirantez. No menos importante es que una esta naturaleza hace caso omiso del contexto y, po cimientos socioecondmicos y el régimen de domin: y politicas enraizadas en aquellas estructuras. De suerte que rechazar toda politica de la identidad no puede adoptarse como la guia més aconsejable para la izquierda en el umbral del tercer “Ibid, pp. 116-118 lturales paraestablece, por otro, el las iniquidades que minoran y Saminos son equivocados.Trascenderlosrequere una erica tanto de las formulaciones que favorecen sélo la redistribucién como de aquellas que se Entonces insistimos en la ros de transformaciones: a) ») las que debian enfocarse primeras no bastaban para construr sistemas democriticos y p subrayamos que suprimit 10s “democracia na- junto de la nacién en tanto comunidad humana”) suponia que las dos dimensiones sefialadas eran parte el mismo proyecto."” Asimismo, el énfasis en lo étnico como una di- ° H, Diaz-Polanco, Einia, nacién y politica, México, Juan Pablos Editor, 1987, pp. 15-17. Lea aqQnerea JPenee'G Ta WRT reciente, y utilzando la actual terminologia, Nancy Fraser ha planteado la cuestién en sus justos tminos cuando recomienda que en vez “simple- prictica: la de desarrollar una teoria critica del reconocimiento, que identi- fique y propugre Gnicamente aquellas versiones de la politica cultural de la diferencia que puedan combinarse de manera coherente con una politica social de la igus Elproyecto por sentado q itico) que propugna Fraser explicitamente da hoy en dia precisa de dos dimensiones: ‘yla tarea pendiente de laizquierda consis- mente.!* ‘Un supuestoimplicito en todo lo indicado es que una politica de izquier- 1 los pares: diferencia-reconocimiento, de una parte, igualdad-redistribucion, dela otra, sean necesariamentei las respectivas formulaciones actualmente en pugna las que los convierten efectivamente en anttéticos tebrica y politicamente. Larevisin critica referi- da supone entender que igualdad y diferencia no slo no son nociones contra- ‘uestas sino que se refieren a dos metas estratégicas para la izquierda, que requieren una necesaria armonizacién en la teoria y la prictica. Diferencia noes sindnimo de desigualdad nila igualdad es un fin contrapuesto a la diversidad. 31 reconocimiento? Dilemas de la justica en la era rim, 0, Madrid, Ediciones Akai, enero de 2000, Y “Nuevas refleiones sobre el reconocii rim. 4, Madrid, Ediciones Akal, septiembre-octubre de 2000, pp. 55-68. elemental enfoquees fel de entender paral pensannto eral," pero a ‘menudo también para analistas de izquierda. Las autonomias, el Estado y el poder jerencia y escasa fuerza, cuando no una pieza de museo, rupos que hacen de la demanda de reconocimiento su princi- tras 1o hacen, sostienen que, puesto que el proceso de u existencia y su fuerza cada vez mas mermada. Aunque todo ello resulta muy confuso, un galimatias que mantiene a mu- chos de los destinatarios de ese discurso en la perplejidad o en laindiferencia, al menos es cierto que hay aqui planteamientos respect al Estado y el poder que pueden ser materia de debate. La vi extincién, con un papel acentuadamente declinante, cas sin significado yaen la actual fase globalizadora del capitalismo, es uno de por el pensamiento neoliberal, hasta ahora con cierto éxito, y que ciertos egmentos de la izquierda han aceptado acriticamente como un hecho. Esto apuntarse a la lista de los logros de la ideologia neoliberal. En esta neoliberal abundan las falacias. Se trata de una imagen espectral que Ja verdadera realidad de la globalizacién. Sin los Estados, presentados como un obsticulo para el capital, a globa- lizacién aparece como un fenémeno en el que no intervienen las tremendas fuerzas ¢ intereses todavia cobijados por los aparatos estatales. En la génesis, el desarrollo y el sostenimiento del proyecto globalizador supuestamente no intervienen los Estados-nacién, sino que el proyecto es sélo el resultado “na- tural” ¢ imeffenable de las tendencias de la economia en la actualidad, que que proclaman que el Estado es cada vez mds un actor yocuran lesembarazarse del estorbo estatal. Como lo ha recordado Patitch, {sini e incluso se afirma que el mundo ideal para el capital es une Con tados muy reducidos osimplemente sin Estados. No obstante, en a prictica ise pueee entender siquierael nacimiento de la globalizacién, mucho menos i teprodiccién, sin el papel de los Estados centrales y periféricos, y sm las reaciones que se establecen entre ellos.” Para strar lo anterior, Panitch ha narrado una interesante historia. raiz la cris financiera del Extremo Oriente en 1998, de inmediato intervinie- . S aptratos estatales que regulan el buen funcionamiento de la ecoromia |: el Departamento del Tesoro y la Reser- (como brazos del big brother) conroca- én y los bancos centrales de Alemznia © ra El objetivo era tomar la situacién bajo su control y adopter las recesarias para mantener funcionado el sistema; de hecho para re- 41 arquitectura.Aello siguieron nacionalizaciones de bancos, recates eres y otras medidas semejantes; todas ellas adoptadas por los Esados ‘centrales correspondientes. De este modo, a medida que la crisis de 1998 se ‘extendia, comenta Panitch, “las acostumbradas falacias neoliberales de los Es- ‘ados sin poder sobrepasados por las imparables fuerzas del mercado se hicieron cada vez mas insostenibles”. La conclusién de esta breve historia, que no ha ~ dejado derepetirse una y otra vez (podemos olvidar los rescates bancavios a raz de lacrisis financiera mexicana de mediados de losnoventa que convirtieron en deuda piiblica los multimillonarios débitos del sector privado, fruto ce sus ‘turbios negocios “globalizados”?) es que alli no se observa porningiin lado ala alobalizacién “liberando a los mercados del Estado”, sino a los Estados intervi- niendo para sostenera globalizacién, “Y esque no hay como una risis~ccncli- ‘ye Panitch- para clarificar as cosa [...J;qued biena las claras qué duro resultaria, ‘el mundo para los capitalists si realmente estuviera poblado por “Estados | capitidisminuidos', o sin ningiin tipo de Estados.” 29+Ljberara Jos mercados de los Estados: si seco ucla Iaideol Left Review, nim. 3, Madi 2 Iid, pp. 5-6. ‘ociedad mercanil ni sucede hoy. lo por grupos econémicos y ps poder), dado que éste se er [os centros financieros, las multinacionales, los entes intemacionales com FMI 0 el BM que a su vez, supuestamente, no responden a ningtin poder nacional- entonces no tiene caso luchar por el poder popular en lo naci (sindescuidar la lucha “globalizada”, cualquier cosa que ello signifique ho 2 Desde luego, en el captalismo ningiin Estado es depositario de todo el poder. Ps s, existen pruchas de sobra para sostener que el FMI y el BM no operan en al administrando asépticamente las ___._ 201 wctan con ¢ tema de las Y es aqui donde tesis como la examinada se con en Améria Latina ha axtonomias. Como es sabido, los pueblos ind © todo. srconocimientode derechos de autos tudes y competencias propias claramente especifi participacion suficiente en las instancias u pueblos, cenel correspmdiente Esta 0 igualitarias. ero sie parte de ‘menos en un primer momento, quebrantar dh actuales Estados, promover agin grade dk .y por ese camino transforma las prop de cha impala enlos Acuerdos ‘coneluyé con los acuerdos, {10 stado que representa por smpoderarse” carece de contexto de su “profunda reforma™”? | fnanda de que el Estado cumpla con los acuerdos aleanzades en Puede sospecharse que, si pese @ todo, se tien ‘autonémicas es porque se piensa que pueden disputarse en el im todos los hills de la madeja se encuentran tomar el poder ramienta/Universidad Aut 202 - Héctor Diaz-Polanco éjico es que esto se haga precisa- ha venido dando pasos para segiin los gusos, de “con- mas préximo de ese esfuerzo zapatist “Caracoles” y las Juntas de Buen Gobi (como han ensefiado muchos) penetra todo el tejido social, impone hoy sentdos todo lo humano(deshumanizindolo al mismo tiempo) y opera como una intrincada red de control y sujecién sin un centro fio, etc, sectores relevantes de la actual izquierda drian seriamente criterios diferentes. Desp debe interesarse ” del poder y ‘esde alin oro mbit y, en todo caso, pasar a la jerta de este supuesto. “cambiar el mundo, sin tomar el poder invertidos. Lo que se requiere no es cam! necesario no es meramente tomar el poder, La izquierda fente a la identidad 203 lo mediante sa ruta activa podremos disolver el poder, incluso atendiendo alaserto de Hdloway de que la ‘inica manera en la que hoy puede imaginar- se la revolucim es como la disolucién del poder”.* Pero para cambiar el poder y disolvarlo, primero es preciso que éste tome a su tnice fuente lesiti- Posiblemente ste es l significado de tomar el mundo. Los pueblos indigenas estén buscanch hacer su contribucién a esta toma del mundo mediante la construccién é sus autonomias, de jure si es posible; pero si este camino se cierra, se la esdin ingeniando para impulsarlas de facto como una legitima forma de desovediencia civil que encuentra justificacién hasta en enfoques tan reverencialos en Occidente como los de Rawls y Habermas.” ‘Se requiere que el poder no esté en manos de individuos ni de grupos w oligarquias que apuntalan asi sus intereses y explotan u oprimen a otros. Cito a Bakunin; “;Quieres que sea imposible que un hombre oprima a otro? Ase- ‘irate de que ringuno tenga poder.” Pero asegurarse de que “ninguno” tenga poder, no equivale a darle la espalda al entramado del poder que, todavia, tiene que ser cambiado, Mis atin, se puede seguir sosteniendo que la condi- cién para que ninguno tenga poder es asegurarse primero de que éste sea asumido por todos (0 mediante verdaderas mayorias responsables) y, asi, comenzar a cambiarlo por otra cosa (incluso al punto de que se esfume 0 sea disuelto, al menos como lo conocemos hasta hoy). Pero no es todavia per- ceptible que significaria una sociedad sin poder, sin instituciones de poder; ‘0 mejor dicho, una sociedad en que no se plantee el problema del poder ‘como un asunto central de lo politico. Me parece que se mantiene el plan- teamiento de Castoriadis en el sentido de que, hasta donde alcanza la vista, la sociedad sin instituciones explicitas de poder (esto es, sin Jo politico) es un absurdo.” J, Holloway, op. cit, p. 41. vas diferentes, coinciden en considerar la desobediencia sitimo que apela a la reflexin y la reconsideracién de ‘Ahora bien, la politica no ‘el resultado de una creacién feces incluso imperceptible-, que tiene ésta debe mantenerse abierta, co camino, apoydndose en el argumento de au proviene de 1a reputacién de uno u otro m tiempos, el zapatista es el més utilizado en este sentido), Los argumen tanto Holloway da a la pregunta que cambiar el mundo sin tomar el poder? La respuesta es obvia: no lo s mos, Por eso es tan importante trabajar en ta respi Acaso quien sostenga que se debe cambi a toma del poder no podria responder también que sabe cémo hacerlo, y por eso “es tan importante trabajar en la respuesta, tanto de manera teérica como practica”? Mientras no ocurra otra cosa, pues, la pregunta de Petras sigue siendo valida: si la lucka no es por el poder, entonces {para qué es la lucha?® Como fuere, rec presaron opiniones en pleno corazén ‘cosas a punto, por lo menos frente sta para sostener sus posiciones respecto al tema del poder. mundo median iasocedad ¥ dominindola E Et Mesopotamia, Ese y Si LLEstado es posi depoderes Ediciones, Coyoacin, 2002, p. 144, #1. Holloway. op. tp *1, Petras, Lacandona- que es problema. EI EZLN repite Lo curios dle todo esto indicados, y sel papel que le tocar ‘como parte d. Ios esfuerzos para explorar los caminos de la emancipacién cn las actuals circunstancias. Pero, como bien ha apuntado Bauman, la tendencia doninante ahora no es la invasi6n de la esfera privada y laa za de las libetades por parte de lo piiblico, sino basicamente el fendmeno contrario: la nvasién de lo piblico por lo privado, la “colonizacién de la esfera piblic: a manos de lo privado”. Esto incluye una restructuracién del Estado para cae éste responda cada vez menos a los intereses piblicos (va- cindolo de nsponsabilidades colectivas) y cada vez més a los intereses de un pequeiio crculo de particulares. Nada de esto, como es obvio, contribu- ye a la emanipacién. El viejo temor de que el ataque colonizador viniese desde el flano de lo publico (la pesadilla del Big Brother que todo lo c trolaria) hasti cierto punto se ha invertido con la irrupcién neoliberal. La amenaza es kc privatizacién arrolladora de la vida. Asi, toda propuesta que de algiin moto trabaje s6lo en favor de la “libertad negativa” (frente a los poderes puiblcos, lo que evidentemente también es necesario) favorecera el mencionado roceso ‘i Tadisminucién de iduos y de grupos y, asimismo, emancipacién social. Hoy, la tarea més importante parece ser la defensa del poder public (ensanchado o enriquecido en sus facultades reguladoras del interés gmeral y decididamente orientado hacia lo social) frente al cre- ciente poder de lo privado. Podemossintetizar el momento que vive la izquierda, he querido esbozar a lo largo de estas paginas, concordando con la impresién de} Collinicos de que apenas “estamos en el inicio de la desintegracién de la} Jegando fundarse en la opinién y la experiencia zapatistas. Tod ‘de Castoriadis, el problema del poder es el poder, pese a s 0, un problema que (tam vverdadera demanda ‘menos, ‘esfera piblica’ y ‘poder pblico’. Ahora ¢s la esfera publica la qu ddesesperadamente ser defendida contra la invasién de lo privado ~paradéjicamente ibertad individual, y no para cercenaria-". Zygmunt Bauman, Moder ‘Buenos Aires, Fondo de Cultura Econémica, 2003, p. 57 aro hhegemonia liberal, y no podemos predecir las formas tedricas 0 pricticas que las altemativas de izquierda pueden cobrar, ni menos aiinel arraigo que pueden alcanzar”, El desenvolvimiento del siglo xx trajo consigo muchas sorpresas y seguramente el actual produciré mas, en tantos terrenos como. vislumbra nuestra imaginacién. Pero esa misma “sensacién de estar al co- ‘ienzo de un periodo historico nuevo y todavia impredeciblehace esencial el debate constructivo y abierto de miras sobre esas cuestiones”.” De nue- ‘vo, cauteloso pesimismo de la inteligencia para dudar y debatir; imbatible luntad para no abandonar jamds la lucha por otro mundo este “mejor” siempre deberd incluir la diversidad que més propicia para hacemos humanos en la plenitud de justicia fuese la primera virtud de las instituciones sociales, la diversidad de modos de vida es uno de sus presupuestos esen- ciales, Cualquier proyecto, plan de vida o disefio institucional que excluya la diversidad seré una jaula de hierro para el espiritu humano. * A, Collinicos, “;Anticapitalismo imposible?", p. 139. Bibliografia ‘Aguilar Rivera? Antonio, “Los indigenas y laizqui ‘Méxicosto de 1998. ‘Aguirre Beltréonzalo, “Un postulado de politica it ‘mica, Mo, Centro de Investigaciones Socia cin Pil, Instituto Nacional de Antropologi ‘Albarracin, Jes'La crisis de la economia de mere ‘im, 26evilla, 2005, Ali, Tarig, “Ca. un joven musulmén”, en La Jor ‘Ramén | Herrera (trad), 25 de junio de 200 Almeyra, Guillo, “Las Juntas de Buen Gobierno 2 yen Mems nim, 176, México, Centro de Est y Social octubre de 2003. —, ‘La mull y Ia varita migica”, en Memoria, de Estucdel Movimiento Obrero y Socialiste ‘mento Lomada Semanal, ‘Anderson, Bert, Comunidades imaginadas. Refle difusiér nacionalismo, México, Fondo de € ‘Anderson, Perios fines de la historia, Barcelona, —,“Armaszrechos. Rawls, Habermas y Bobbic ‘New Lepview, nim. 31, Madrid, Ediciones ‘Augé, Mare, Ha una antropologia de los mundos —, Los nogares: espacios del anonimato. sobremenidad, Barcelona, Gedisa, 1998.

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