Daniel Medvedov

PREGUNTA SOBRE LA
MUERTE

Madrid
2010
Mi amigo Luis me comenta lo siguiente y
las palabras que voy a escribir nos
conciernen a todos.

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Hola Daniel. No he podido
dejar de preguntarme sobre el
porqué pasaran las cosas que
pasan.. Me explico, la noche
anterior a la muerte de mi hijo
tuve una suerte de
premonición de que algo malo
iba a suceder. Y tuve una
sensación muy clara que se
trataba de mi hijo, pero
preferí ignorarlo pues me
asustaba pensar en eso.
Luego cuando todo sucedió,
cuando mi hijo murió, fue que
me di cuenta que la sensación
fue la misma que tuve la
noche anterior y yo me

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pregunto: Cómo es posible
que pasen cosas así?
Es que acaso de verdad está
ya todo escrito? Y porqué se
le dan esas señales a uno??
Hay algo que hubiese podido
yo hacer que hubiese podido
cambiar de alguna manera los
acontecimientos. Yo he
escuchado mucha gente
hablar de casos en que
alguien muere y en ese
mismo instante alguien lo
siente. Pero esto que me pasó
a mi cómo se puede
interpretar? Es esto acaso
parte del conocimiento que
uno siempre creyó estar
buscando?

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 En una ocasión, antes de
que mi mamá muriera estuve
leyendo unos textos tibetanos
llamados The Longevity
Yogas, dentro de cuya
temática se encuentra algo
que llaman muerte
extemporánea o algo así. Se
juntan varios factores que
hacen peligrar a la persona y
que pueden hacer que dicha
persona pueda, por decirlo
así, morir antes de tiempo.
Sabes algo de eso? Yo por

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supuesto me atormento
pensando que si sólo hubiese
llamado a mi hijo ese día, todo
quizás hubiese sido diferente..

Que vaina tan dolorosa pana,

quisiera morirme y no sentir
el dolor que siento pana..

L.

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Respuesta y
comentario

Mis palabras no son una

opinión mía sobre este grave
misterio. Lo que digo, no me
lo ha dicho alguien, ni es que
lo haya leído en libros.
Simplemente lo se y punto.
Cuando sabes no necesitas

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creer en lo que sabes. Son los
demás los que necesitan
creer en lo que tú dices.

Tampoco se puede decir

que “sabes algo” de eso, pues
lo que sabes es completo,
crucial, importantísimo.
Y lo que sabes debe ser lo
mismo que saben los sabios
de hoy, de antaño, del futuro,
y desde siempre.
Dicho esto me vuelco
hacia la respuesta de este
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dolor, y lucho, para que mis
labios no se hielen.

Lo que sabemos es el saber

del Ser, uno y el mismo en
todos los humanos. Por tanto
no siento ni el más mínimo
rubor, ni modestia al afirmar
y al declarar este saber.
¿Por qué pasan las cosas
que pasan? Las cosas pasan
para cumplirse, para que
acontezca aquello que ha sido
escrito por uno mismo, en sus
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acciones, pensamientos y
palabras, o sentimientos que
han ocurrido en una
existencia anterior.
El documento actual
todavía no se ha cerrado. La
cibernética y la ciencia de los
ordenadores nos enseña lo
que realmente pasa en los
secretos bastidores de la
existencia.
Y así cumplimos,
maduramos, espabilamos,
entendemos . . . La meta de la
existencia es entender,
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comprender, saber . . .
Cuando sabes es porque ya
has comprendido . . .

Los acontecimientos de
nuestra vida están grabados
en una suerte de hilo sensible
que se encuentra ovillado en
un ovillo. En el momento de
nacer, el cabo suelto de ese
ovillo está en nuestras manos,
y acto seguido lo arrojamos a
porfía . . . El hilo se
desovilla, se desata con un

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ritmo regular hasta que se
termina, pues el otro cabo
está ya a la vista.

Desde el primer instante

de nuestra vida nos pasamos
el tiempo ovillando de nuevo
este hilo y tratando de desatar
los nudos que en el hilo han
sido practicados por nosotros
mismo en una existencia
anterior. Es un documento
que debe ser corregido.
Por esta razón y debido a
ello somos testigos callados
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de premoniciones de los
acontecimientos, tanto a
través de los sueños, como
también a través de visiones
preclaras que se nos
presentan delante de nuestros
ojos, en instantes triviales del
que hacer diario.
Esto ocurre para que
estemos preparados y para
que nuestro corazón pueda
soportar el dolor o la
felicidad que pueda acaecer.
Una premonición es un
regalo de la vida. Lo que
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tiene que ocurrir por razones
que desconocemos, ocurrirá.

Y ocurrirá para que la

trama de los acontecimientos
siga desarrollándose, en
cumplimiento de las leyes
cósmicas, humanas y divinas,
o como las quieran llamar.
Una persona que “muere”
no está muerta ni un segundo
pues se dirige y es llevada
hacia el tiempo y el lugar
donde tiene que estar en ese
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mismo momento.

Deja de estar aquí para

estar en otro tiempo y en otro
lugar, en una palabra, debe
nacer en otra parte, ajuro, sin
elección, obligatoriamente,
cósmicamente preciso. Por
tanto, nunca hemos estado en
una tumba y tampoco en el
vientre de nuestras madres.
Una semejanza útil es la
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imagen de un carro y de su
chofer.

El chofer es el Ser, es él
quien conduce a la persona y
la persona no representa más
que el modelo del carro-
coche. Cuando el
combustible del carro se
acaba, se acaba también esta
vida presente. El chofer baja
del carro y encuentra otro
carro ya prendido, en el cual
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va a pasar su próxima vida,
con una carga específica de
combustible que se traduce
en años, días, horas minutos
y segundos de vida.
En nuestras manos sólo
está la secuencia de los
cambios, pues no tenemos
poder para cambiar nada de
lo escrito. Sólo podemos
elegir el modelo de letra con
el cual está escrito el texto.
Lo único que podemos
hacer es estar en calma y
contemplar los
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acontecimientos, entenderlos,
comprenderlos y reflexionar
profundamente sobre ellos.
Nada podemos mover para
cambiar lo que tiene que
ocurrir. La intensidad de los
hechos, sin embargo, no está
escrita y depende
crucialmente de nuestra
postura emocional frente a
teles acontecimientos.
Calma . . .
Nadie muere antes de tiempo.
Y aún así, el suicidio no está
escrito. Tampoco está escrito
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el aborto.

Hay potencias visinvisibles

que se encargan de que las
cosas acontezcan en el
momento y lugar
preconcebidos.
Lo que podemos hacer es
estar en calma . . .
Entender . . .
Comprender . . .
Y estar preparados . . .
Nada vale de nuestros
subterfugios para saltar un
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evento o acontecimiento.
Ninguna trama, ningún
amago, ninguna trampa . . .
Es todo . . .

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