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verdad

respecto al agricultor arcaico


(como demuestra Vernant en Tmvail et Nature dam
la Gfw dfwiffmel, y 1fJTfi0Ti con respecto al cazador o
agricultor prim1tivo. Al iguail que el campesino
griego, el primitivo "contribuye a la cosecha mucho menos con su esfuerzo que con el periodico
retorno de ritos y Hestas". Ni la tierra ni el esfuerzo
son "factores
de produccion". Este no es una
"fuerza de trabajo invertida" y recuperada en valor multiplicado al cabo de un proceso de produccin; es l mismo con otra forma, pero tan ritual
como en el intercambio/ don,
algo que esta perdido
y dado, sin calculo economico de reversibilidad y
compensacion. Y los frutos de la cosecha no son su
"equivalente"; vienen, como por anadidura, del
mantenimiento del intercambio (de la coherencia
simbolica del grupo con los dioses y la naturaleza).
Una parte de la cosecha sera volcada de inmediato,
como premisa, a este
proceso de gasto y sacriflcio
para preservar un movimiento simbolico que, por
encima de todo, no tiene que interrumpirse
nunca. Porque jamas se ha tomado a la naturaleza
nada que no le haya sido devuelto: el hombre pri~
mitivo no tala un arbol, no traza un surco sin
"calmar a los espiritus" por medio de un contra~
don o un sacrificio. (Este tomar y devolver, dar y
recibir) es esencial: siempre se trata, a travs de los
dioses, de una actualizacion del intercambio simbolico. Nunca se pretende el producto final; no
existe ni comportamiento encaminado a producir,
por medios tcnicos, valores utiles al grupo, ni
comportamiento encaminado al mismo Hn por
medios magicos. Aqui, la sustaneia de la riqueza
esta en el intercambio. (Por eso no hay escasez: la
no

es

con

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