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ANTE LA TORTURA DELOS DEMAS ‘Traduecién de Aurelio Major 13.de mayo de 2004 Como si fuera un capitulo faltante de su éltimo libro, ‘Sontag explora In triste colobridad do lus fotografias do ‘Abu Ghraib. Qué nos dicen, més allé de a indignacion y el dolor? :Qué revelan, no sélo sobre los hombres y muje- res que las tomaron sino sobre el corazén de la cultura 4. Durante mucho tiempo —al menos seis decenios— la fotograffas han sentado las Dasos sobre las que so juz gan y recuerdan Jos conflictos importantes. EI museo do la memoria en Occidente es ya sobre todo visual. Las fo- tografias ejereen un poder incomparable para determi: rar Jo que reccrdamos de Ios acontecimsientos, y ahora parece probable que la gente ascciard le vil puerra pro- vontiva que Estados Unidos lanzé en Trak el aio pasado con Jas Fotografias de la tortura de lo prisioneros iraquies cn Ia mas infame eizeo! do Sadam Hussein, Abu Ghraib, El gobierno de Bush y sus defensores se han empetia- o sobre todo en contoner un desastre de relaciones pi blicas —la difusion de las fotografias— més que en en- 16 ‘rentar los complojos crimones politicos y de mando que rrevelan estas imagenes. En primer lugar, el reemplazo Ge Ia realidad por las fotografias. La resccién inicial del gobierno consistié en afirmar que el presidente estaba indignado y asqueado con las fotografias, como sila falta oe] horror recayera en ollas, no en Jo que exponen. Tam: bign se ovit6 la palabra «torture, Bs posible que los pri sioneros hayan sido objeto de «maltrato, en Gltima ins: tancia de shumillacionesy: eso era lo més que se estaba ispuesto a reconocer. «Mi impresién es que las acusa: cones hasta ahora han sido de ‘maltratc’, lo eval me pa- rece quo es distinto en sentido téenico a “tortura! —afir 1mé en una conferencia de prensa el ministro de Defensa Donald Rumsfold—. ¥ por lo tanto no pronuneiaré Ia pa: labea “torturn Las palabras alteran, las palabras afaden, las pala ‘bras quitan. Que se evitsra tenazmente Ia palabra «geno: ‘idior, mientras més de ochocientos mil tutsis de Ruands ‘eran matucrados en unas cvantas semanas por sus vec nos hutus hace diez afios, demostré que el gobierno esta. @ounidense no tonfa intencidn alguna de hacor algo al respocto, Nogarse a Tamar por su verdadero nombre, tor ‘tura, alo que sucedié en Abu Ghraib —y en otras cree les de Irak y Afganistén, y en el Campamento Rayos x de Ja bahia de Guanténamo— es tan indignante como ne- arse a amar genocidio a lo sucedido en Ruanda. Esta ‘es la definicién usual de tortura que consta en las leyes ¥ tratados internacionales de los que Estados Unidos os signatario; Todo aeto por el eual so infija intencionada- mente a una persona dolores o sufrimiontos graves, ya sean fisicos 0 mentales, con al fin de cbtoner do ella o de ‘un tereero informacién o tna confesién», (La definicién proviene de Ia Convencién Contra la Tortura y Otros ‘Tratos © Ponas Crucles, Inhumanos 0 Degradantes de 17 1984, y est prosento mas o menos eon las mismas pala ‘bros en leyes conauetudinarias y tratados provins, desde ‘el articulo tercero comin a las cuatzo convenciones de Ginebra de 1849 y on numerosos convenice recientes so- ‘bre dorechos humanos, como el Pacto Internacional de Dorochos Civils y Politi y las convencionos eurepeas, ‘aficanas © interamericanas de dereebos bumanos.) En Jn Convercién de 1984 se declara exprosemente que wen ‘ningin caso podrén invocarse citcunstancias excepcio- ‘nales, tales como estado de guerra o amenaza de gust inestabilidad politica interna o cualquier otra emergen- ia pablica, como justiieacién de Ia tortura». Y todos los convenios sobre tortura especifican que ésta incluye los trains que pretenden humillara las victimas, como aban: ‘donar a los prisioneros desnudos en celdas y corredores. CCualesquiera que sean Ias acciones que emprenda este gobierno para contener los dafos a causa de las crecion- tes revelaciones de torturas a prisioneros en Abu Ghraib 4 otros lngaros —procetos, cories mareiales, dadas de baja ‘Weshonrosas, ronuneia de altos eargos militaros y de los funeionarios del gabinete responsables, « importantes "as victimas—, es probable que la pa- estando vedads. El reconocimiento do quo los estadounidensos torturan a sus prisioneros refutarin todo lo que este gobierno ha procurade que la onte crea sobre Ins virtuosas intenciones norteamerica has y Ja universalidad de sus valores, lo cual es la esen cial justifiacién triunfalista del derecho estadouniden- se 8 empronder acciones unilaterales en el escenario ‘mundial en defensa de sus intereses y seguridad, Incluso cuando el presidente fue al fin obligado, mien: tras el perjuicio a la reputacidn dol pais se extendia y shondabbe en todo el mundo, 2 enuncinr la palabra spor- ‘dono, el face del arrepentimiento atin parecia la lesifn a 178 Ja protendida superioridad moral estadounidenso, a su objetivo hegeménica de evar wa libertad y la demaera- cia» al igmaro Oriente Medio, Si, el soir Bush afirms, do pie junto al rey Abdulab 1 de Jordania ol 6 de mayo en Washington, que lamentaba ela humillacién que han su fFido los prisionoros iraguics y la humillacién que han sufrido sus familias. Aunque, continu, damento igual ‘mente que la gente no comprendiers al ver estas imége- nes el auténtico earécter y corazén de Estados Unidos, ‘Que el empefio estadounidense en Irak quede com- pendiado en estas imagenes debe parecer, entre los que hhllaron alguna justificacin para una guerra que en efoto dorroes a uno de los tiranoe monstruosos del siglo 3, ‘injusto», Una guerra, una ocupacién, es inevitablemente ‘un enorme entramado de acciones. {Qué hace que alg nas sean y otras no sean representativas? La cuestién no ces si la tortura fue obra de unos cuantos individuos (en. lugar de stodos) —todas las acciones las realizan indivi- duos sino si fue sistomatien, Autorieada. Condonada. BI punto no es si la mayorfa o una minoria de ostadouni- denses ejecutan tales acciones, sino si Ia naturslezn de Jes politieas que propugna eate gobierno y In jerarquia desplegads a fin de consumarlas hace que estas acciones resulton més probables. 2, Asf consideradas, las fotografias somos nosotros. Es deci, son reprosentativas de las singulazes politiens de este gobierno y de las corrupeiones fundamentales del dominio colonial. Los belgas en el Congo ¥ los franceses ‘en Angelia cometieron atrocidades idéaticas y sometic- ron a los desprociados y renuentes natives eon torturas y hhumillacionos sexuales. ABMdase a esta corrupeisn go: neralizada la deaconcertante y cast abcolta falta de pr paracién de los dirigentes estadounidenses en Trale para 179 hacer frente alas realidados complejas de un pals tras eu sliberacién», es deci, su eonquista. Y afddanse las doc: tings globales del gobierno de Bush, a saber, que Esta- dos Unidos se ha enfraseado en tna guerra sin fin (con- tra un enemigo proteico Tamado sterrorismo») y que aque- Ios detenidos en esta guerra son, si el presidente lo de- cide asi «combationtes ilogales» —una politiea que enun- cié Donald Rumefeld desde enero de 2002 y, por lo tan- to, en asentido téoniee, como afirmé Rumsfeld, sno tie nen derechos» que ampare la Convencién de Ginebra, y se tiene Ta receta perfocta para las crldades y los cri- ‘menos cometidos contra miles de prisioneros sin cargos ni asesoria legal on cércsles gestionadas por estadcuni- donsos y establocidas desde los atentados dol 11 do sep. tiombre de 2001. ‘Asi, pues la euestiin central no son las propias foto grains sino Ia revelacién de lo ocurrida a les wsospecho- sosn arrestados por Hstados Unidos? Nor el horror mos- trado on las fotografias no puede aislarse dol horror del acto de fotografiar, mientras los perpetradores posan, rocredndose, junto a sus cautivos indefonsos. Los solda: dos alomanes on la Sogunda Guerra Mundial fotografia: ron lag atrocidades cometidas en Polonia y Rusia, pero Js instantdmeas en que los verdugos se colocan junto 2 las vietimaa son en extrema infrecuentes, como puicde aprosiarse en un libro de reciente publicacisn, Photogra- hing the Holocaust de Janina Stra, Si existe algo oom- parable a lo expuesto en estas imagence serian algunas de las fotografias de las victimes negras de Linchamien- tos ofoetuadas entro el deconio de 1880 y los afios tri ta, que muestran Ta aonrisa de estadounidenses puck nos bajo el cuerpo desnudo y mutilado de un hombre 0 tuna mujer colgado de un ézbel. Las fotografias de lincha- mientos eran recuerdos de una accién colectiva coyos 180 participantes sintieron su condueta del todo justifieada. Asi aon las fotografias de Abu Ghraib. Si hubiers alguna diferencia, seria Ia diferencia crea- dda por la creciente ubicuidad de las acciones fatogrés- cas. Las imagenes de los linchamientos correspondian & su carictor de trofeo: ofectuadas por un fotdgrafo cuyo {fin ora reunirlas y almaeenarlas en dbumes, convertir Jas en tarjotas postalos, exhibirlas. Las fotografias quo hicieron los soldados eatadounidenses en Abu Ghraib reflejan, sin embargo, un eambio en el uso que se hace de Jas imagenes: menos abjeto de conservacién que mensa- jes que han de circular, difundirse. La mayoria de los sol. dados posee una camara digital. Si antaio fotografiar la guerra era torreno do los reporteros grificos, on la ac: tunlidad los soldados mismos eon todos fotégrafoe —re gistran su guerra, su esparcimiento, sus observaciones sobre lo que les parece pintoresco, sis atrocidades—, se {ntercambian imagenes ¥ las envian por correo electtS- nico a todo al mundo. Cada vez hay més repistros de Io que la gente hace por su cuenta. Al menoe, o sobre todo en Hstados Unidos, cl ideal de Andy Warhel de rodar hechos reales en tiom: po real —ai Ia vida no esta editada gpor qué deber‘a ed ‘terse su regiatro?— 2 ha vuelto la norma de millones da ‘ranamisiones por intemet, en las que la gente graba ou jernada, cada cual en su propio reality show. Aqui me tie nes: despertando, bostezando, desperensindome, cepillin- dome los dientes, preparando ol desayuno, enviando 2 Jes nifios al colegio. La gente plasma todos los aspectos do su vida, los almacena on archivos de computador y TWuoga Tos envia por daquier. La vida familiar acompaiia cl rogistro de le vida familiar; incluso cuando, 0 sobre ‘todo cuando, la familia ostd on modio de Ia crisis y el dos- crédito, Sin duda In incesante entroga a la videograhacién. a8 doméstiea mutua, en conversacién 0 en monélogo, duran: te: muchos afios, fue e] material mas asombroso de Captu- ring the Friedmans (2003), el docamental de Andrew Js rocki sobre una familia de Long Island implicada en acu- saciones de poderastia. ‘La vida erdtica es, para cada voz mis personas, lo que se puede capturar en las fotografias digitales 0 en el vi eo, ¥ ncas0 la tortura resulta més atractiva, afin de re sistrarla, cuando tiene un eariz serual. Sin duda es reve- lador, 2 medida que més fotografias de Abu Ghraib se presentan a la luz piblica, que las fotografias de las tor- ‘tras ge interealan con imagenes pormogriticas de solda- dos estadounidenses manteaiendo relaciones eexuales entre ellos, asf como con prisioneros iraquies, y de la coer- cidn ejercida sobre estos presos para que ejecuten, 0 si rmulen, actos sexuales reefprocos, De hecho, el tema de casi todas las fotografias do torturas es sexual. (avo la imagen, ya eandnica, del individuo cbligado a permane- cer de piv sobre una eaja, encapuchado y al quo le brotan cables, quizis advertido do que si cae sera clectrocuta: o) Con todo, Ine imagenes de prisioneros atados mu: chas horas en posiciones dolorosas, o forzados a perma: necer de pie otras tantas, con Tos brazos en alto, som in- frecuentes. No hay duda de que se consideran como tor- tua: basta ver el terzar en el rortye de la vietima, Pero casi todas las imégenos parccon formar parte de una miis aamplia confluencia de la tortura con la pornografia: una joven que gufa a un hombre desnudo on una correa es clisiea imagineria dominatria, ¥ cabe proguntarse en qué ‘medida las torturaa sexuales infligidas 2 loa intaenon de ‘Abu Ghraib hallaron su inspiracisn en ol vasto ropertc- io de imaginoria pornogréfica disponible on internet y que prevenden emular las personas comunes que en la actualidad se transmiten a si mismas por la red, az 8, Vivir es ser fotografiado, poseer el registro de la propia vida y, por lo tanto, seguir viviendo, sin reparar, 0 asovorando que no se repara, on las continuas cortesias de la cémara; o detenerse y posar. Actuar es participar en In comunidad de Jas aeciones registradas como imige- nes. La expresin de complaconcia ante las tarturas in- figidas a victimas indefensas, tadas y desnucias, es sélo parte de la historia, Hay una profunda complacencia en ser fotografindo, a lo cual no se tiende a reaccionar hoy dis con una mirada ja, directa y austera (como antafic), sino con rogocij. Los hechos estin en parte concebidios para sor fotograflados. La sonrisa os una sonrisa dedica daa lacdmara. Algo faltaria si, tras apilar a hombres dos- ‘mudos, no se les pudiera hacer una foto ‘Al mirar estas imégenes cabe preguntarse: ge6mo puede alguien sonrefr ante los suirimientos y la bumilla- cidn de otro ser humano? ;Situar perros guardianes fren- te los genitales y las piernas de prisioneros desnudos cencogidos do miedo? ;Violar y sodomizar a los prisione- 10s? (Forzar a prisioneros con capucha y grilletes a mas- thurbarse o a cometer actea sexuales entee ellos? Y da la impresién de que es una pregunta ingenua, pues la res- puesta es, evidentemente: las personas hacen esto a otras personas. La vislacién y el dolor infligido a los gonitales festén entre las formas de tortura mas comunes. No sélo cen los campos de concentracién nazis y on Ab Ghraib ccunndo lo gestionaba Sadam Hussein. Los estadouniden- sea, también, lo han hecho y lo siguen haciendo, cuando se los dice 0 se los insta a sentir que aquellos sobre los cuales ojercen un poder abscluto merccen el maltrato, la Ihumillacin, el tormente. Cuando so les leva a creor que Jn gonte a le que torturan pertenoce a una roligisn o raza inferior y desprociable. Puos la significacin de ostas Jmégenes no consiste slo en que se ejecutaron estos ac- 183 tos, sino on que sus porpotradores no supusioron nada condenable en lo que muestran laa imagenes. Y lo méa detestable, pues se protendia que Iss fotos circularan y mucha gente las viera, es que todo eso habia sido divert do. ¥ esta nocida de esparcimiento es, por dosgracia —y contrariamente alo que el sofior Bush le cuenta al mun- do, cada vez més parte wie la verdadera natursleza y el corazin de Bstados Unidos. Es dffcil evaluar la ereciente aceptaciin de Ia bruta- lidad en la vida estadounidense, pero Ins pruebas estén por doquier, desde los videojuegos de asesinatos que son 1 entrotenimiento principal de Jos niios hasta la vilen- cia ya endémica on los ritos grupales de Ia juventud en tun accoeo de euforia, Las erimenea violentos estén a I ‘baja, si bien ha aumentado el taeil gadeo en la. violen: cia. Desde los rudos vejdmenes inligdos a los primiparos en numerosos cologios suburbanos estadounidenses —re- tratados on la pelicula de Richard Linklater Dazed and Confused (1998)— hasta las novatadas ritualos con bru: talidades fisieas y humillaciones sexuales institucional zadas en laa escuclas, universidades y equipos deporti vee, Eatadoa Unidas se ha convertide en un pais en el aque las fantasias y Ia ejecucién de la violoncia se tienen por un buen especticulo, por diversién. ‘Le que antaio so apartaba como pornogrifico, como ejericio de extremos anhelos sadomasoquistas —como cn la tiltima y eas insoportable peieala de Pasolini, Sats (1975), que exhibe orgias de suplicios en un reducto fas cista del norte italiano en Ins postrimerias de In época de ‘Mussolini— en le actualidad se normaliza, por los apés- toles do los nuovos Estados Unidos beticosos ¢ imperia. Jes, como una animada travesura y desahogo. «Apilar hom: tnres desnuidea ce como tna traveaura da fraternidad uni versitarioy, afirmé un ayente a Rush Limbaugh y a veinte 14 millones de estadounidonses que eseuchan su programa ‘radiofénieo, Cabe preguntay ai el que llamé habés visto Jas fotografias. No importa. La observaciSn, je acaso la fantasia?, 5 muy acertada. Lo que tal vez ain pueda os- ‘candalizar a algunos estadounidenses fue In rospuosia Go Limbaugh: «/Exacto! —exclamé—. Juste lo gue digo. No es muy distinto de lo que ocurre en una iniciacién de Skull and Bones. Vamos a arvuinar la vida de unas per sonas por eso y a entorpecer nuestros eafuerzos mili ‘res y huega vamos a cascarlos a ellos en seria porque se lo pasaron bombay. «Ellos son los solidados estadouniden- 50s, Jog torvuradores. Y Limbaugh eontinus: «Hey, a osta gonte le estan disparando todos los dias. Bstoy hablando fe estas personas, de gente que lo est pasando bien. iQue, nadie recuerta lo que es una descarga emocional». Es probable que buena parte de los estadounidenses prefiera pensar que esta bien torturar y humillar a otros sores humanos —los cuales, en calidad de enemigos pu- tativos 0 presuntos, han perdido todos sus dorechos— que reconocor el disparate, 1a ineptitud y ol timo de In aventura eatadotnidense en Irak. En cuanto a la toreurn y la humillacién como diversién, parece que hay poco que ‘oponer a esta tondencia mientras Estados Unidos se con- viorto en un Estado do guarniciones, en el que los patrio tas se dofinoa como respotuosos incondicionales del po erfo militar y en el que se necesita el méximo de vigi Jancia en el interior. Conmocin y pavor fue lo que nues- ‘ros militares prometieron a los iraquies que se resiste- ‘ran a los lbertadores estadounidenses. Y conmocién y hhorror es lo que ban transmitido los estadounidenses sogtin pregonan al mundo estas fotografias: una pauta de ‘conduete criminal que desafia y desprecia manifistamen- ‘2 Ina convenciones humanitariaa internacionales. Hoy ia los soldades posan, con pulgares aprobstories, ante 185 las atrocidades que cometen, y envian fotografias a sus compatteros y familiares. :Deberia sorprendemes siqu ra? La nuestra es una sociedad en la cual antadio habria- ‘mos hecho lo imposible por ocultar los secretos de la vida privada, poro en la aetualidad clamamos por una invita cin para revelarios en un programa de televisin. Lo que catas fotogratiagilustran ea tanta la cultura de Ia deaver- fgSenza camo la reinante admimacién a In brutalidad eon. tumar. 4, La nociéa de que las scisculpas o las profesiones 4e erepugnancia» o eaborrocimiento» por parte dol pros: donte y ol ministro de Defensa son respuesta suficiente fa Ia tortura sistemétiea de los prisioneros revelada en ‘Abu Ginznib os un ultraje a nuestro acntida moral e hist ico, La tortura de prisioneres no es una aberracién. Bs Js consecuencia directa de una ideologia global de lucha fn Ia que sestis conmigo 0 en mi contraw y con la que el gobierno de Bush ha procurado cambiar, cambiar de modo radical, Ia postura internacional do Estados Unidos y reftndir muchas inatituciones y prerogativas naciona: les, El gobierno de Bush ia empefiedo al pais en tna doc trina bélica pscudorreligioss, de guerra sin fin; puss la guerra contra el terror no es mis que eso, Lo que ha ssucodido en el nuevo imperio carcelario internacional que gostiona ol ejéreito estadounidense excode incluso los scandalosos procodimienios de la Isla del Diablo fran: cosa o el sistema del Gulag de la Rusia sovigtiea, ya que fen el easo de Ia eolonin penal francesa hue, primero, jt cios y sentenciaa, v en el del imperio penitenciario ruso, cargos de algin tipo y una sontoncia que durabe afios cexplicitos. La guezra sin fin se emplea para justficar en- carcelamientos sin fin: sin eargos, sin revelar el nombre 4e los prisionoros ni ervar favlidades para que se com: 186 niiquen eon sus familias 0 abogados, sin juicios, sin sen- ‘tencias. Los detenidos en el extralegal imperio peniten- ciario estadounidense son «dotenides»; Iamarlos «prisio- neros», una palabra recientomente obsoleta, podria su- poner que tienen dareehos conferides por las leyes inter nacionales y la ley do todos los paises eivilizados, Esta ‘qguerra global contra el terror —en le eval ae han mez ‘lado por decteto del Pentégona tanto la més 0 menos justificnble invasién de Afganistn como el inganable dis- parate en Irak— scarvea inevitablemente la deshumeni- zaciin de todo aquel que el gobierno de Bush declara po- sible torrorista: una dofinieién que no ee debate y que ‘asi siompre so adopta en svereto Puesta que las imputaciones conten la mayoria de laa personas detenidas en las prisiones ieaquies y afganaa son inexistentes —el Comité Internacional de la Cruz ‘Roja informa que entre setenta y noventa por ciento de Jes recluidos no parece haber cometido oto delito mas ue ol de encontrarse en el sitio y momento inoportunos, ‘capturados on alguna redada de «sospechosos»—, la jus: ‘fieacién principal para retentlos a el sintersopatorioy eo conviertan en la historia de la guerra de —y oon. ‘tra—las imagenes. No es a eausa de las fotografas, sino ‘causa de lo que revelan que estd sucediendo, suoedien- ‘do por orden y complicdad de una cadena de mando que sleanza a los més altos niveles del gobierno de Bush. Pero Ja distincién entre fotografia y realidad, entre politica ¥¥ manipulaci6n— se puede desvanocer con facilidad. Bso ‘66 Io que esto gobierno espera que ocurra. ‘lay muchas més fotogratias y videoa —roconocié [Ramafeld on su testimonio—. Si ae difimden entre el p- 190 biico, esto asunto, evidentemento, empoorartv. Empeo- varé para el gobiema y sus programas, presumiblemen- te, no para quienes son victimas potenciales y actuales do la tortura. Los medios podrian censurarse a si mis- ‘mos, como acostumbran, Pero, sogin reconocié Rumsfeld, ce dificil consurar a loe eoldados en ultramar que 0 o= criben, como antafo,carias a casa que los censores mili tares pueden abrir para tachar los fragmentos inacepta- bles, sina que se desempefian como turistas; en palabras dde Rumsfeld: «Nos sorprende que vayan por abi con eé- ‘maras digitales tomando fotografias increible, y luego Jas pasea, al margen de Ia ley, a los mediow». Los estuer- 20s del gobierno por detener la marva de fotografias se esarrollan en varios frentes. En ln actualidad, ol argu- ‘mento esté adoptando un cariz logalista: lag fotografias se clasfican ahora como «pruebas» en eausas criminales futuras, cuyo resultado podria verse afectado si son da- das a conocer al pablice. Siempre se sostendré que las imagenes mis recientes, que segin se informa contionen hhorrondas imégenos de violencia ejorcida contea los pr sioneros y humillacienes sexual EL prosidente del Comité do las Fucrzas Ar ‘Senado, el zepubliceno John Warner, do Virginia, des- pués de examinar con otros legisladores Ia muestra de diapositivas del 12 de mayo con mis horrendas imigenos de humillacién sexual y violencia contra los prisioneros iraquies, dijo que en su senérgica» opiniGa Ins forograias més recientes «no deherian hacerse piblices. Me parece ue podrfan poner en riesgo a los hombres y mujeres de Jas fuerzas armadas mientras ostdn prestando su servi- cio en modio de grandes peligro oro el impulso mas decidido para restringir la dis. ponibilidad de las fotagrafias provendré del empefo in cesante en protoger al gobierno de Bush y oncubrir cl 191 esgobiemo estadounidense en Irak; en equiparar Ia «in. ignacién» a causa de las fotografias con una campaiia para socavar ol poderfo militar estadounicdense y los pro- Ositos que sirve on la actualidad. Del mismo modo en (que muchos tavieron por wna implieta critica de la gue: tea In teansmiién televisada de fotografios de soldadea cstadounidenses muertos en el curso dela invasién y oct pacién de Trak, se tendré eada ver més por antipatricta J propagacién do las nuevas fotografias que mancillen ain mis la reputacién —es decir, la imagen— de Esta- os Unidos. Con tod, estamos on guerra. Una guorea sin fin. ¥ le guerra ea el infiemo, «No me importa lo que digan loa bogados internacionales, vamos a machaceslos: (Geor- ge W. Bush, 11 de septiembre de 2001). Vaya, sélo nos cstamos divirtiendo, En nuestra sala de ospejce digital, lag imigones no se deavanecordn. Sf, al parocer una ima: gen dice més que mil palabras. F incluso si nuestros dri gentes prefieren no mirarlas, habré miles de instanté. reas y videos adicionales. Incontenibles. 192 BLCANCERYLAMUERTE Det tibro as enfermedad como metéjora’(1977) (Todas les mentiras por y para Tos pacientes de ofn: ‘cer dan la medida de cusn duzo ee ha convertido en las sociedades industrialmente avanzadas Ldiar con la muer- to, De la misma forma que la muerte os hoy un ocho ‘ofensivo y carente de sontido, esta onfermodad ha pasa- o a ser considerada como un sinénimo de una experien ‘ia que debe ocultaraer CE] hbito de engefiar alos pacientes sobre Ia natura ees de su enfermedad refleja la conviccién de que a la weenie que va a morir es mejor ahorrarle la noticia de que va morir, y que Ia mojor muorte es le ropentina y que lo rojor de todo os que sucoda on la inconseioncia o on of La enfermedad cardiaca implica debilidad, proble sas, falls mecénicas; no hay despracia, no existe el tabtt que se ha cornido siempre sebre los tuberculosos ¥ que todavia se ciorne sobre aquellos que padecen céincer. La retifora quo ataie a a tuberculosis y al eéncer implien vivir procesos de una clase particularmente percoptible 1y borrend.

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