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ARTE PARA DESPUES DE UNA GUERRA ARTE PARA DESPUES DE UNA GUERRA SALA DE PLAZA DE ESPANA Diciembre 1993 - Enero 1904 2HUBO UN ARTE FALANGISTA? ‘Angel Liorenie Heméndez Qué vineuios hubo entre la Falange y el arte contem- cin fue el iscurso de Rafael Sénchez Mazas —uno de pporéneo en la posiguerra espafola? Se puede estable- fos fundadores de falange—, en marzo de 1940, en el cor alguna relacién entre a Falange ylas vanguarias ar- que expuso la necesided de una corespondoncia entre tistoas? ;Hubo un arte que po- atte y poltica y pid ales ats- damos denominar, sin ninguna lca, flengista? Para lograr un correcto en tas que pusiesen su arte al ser- vicio de la patra En un andlisis de las relacio- tendimiento de las relaciones nesventre atte y falange pode- centre la Falange y el arto en fos ‘mos distinguir, con los riesgos afios cuarenta, debemas dese- que toda simplifioacién supone, char los intentos de establecer dos sectores falangistas ciferen- tuna correspondeneia univoca ciados cultural y artiscamente, centre a ideology fa politica fae Pero seria un erfor pensar que langista con el arte coeténeo, fueron grupos inoonexos y que pues la Falange no constituys actuaron por separado. Al con- en el campo del arte un grupo an abanas. Por mer de itr. ‘ratio, las relaciones entre am- articulado. iiasthiennielnaeianinel bos fueron continuas, aunque Las actuaciones de los polos, ntalectuales y artistas no exentas de tensiones. Incuso los oruces entre sus in- falangjstas no fueron uniformes. No podian sero, a me- tegtantes fueron frecuentes, de modo que nos pademos ‘os que &50s renunciasen a su idosincrasia, para poner- encontrar a unas mismas personas actuando de forma se al servicio de unas direntces falangistas que, para el dametralmente opuesta a como lo habian hecho con an- campo de las arts pldstcas, nunca se manifestaron ex- _teriridad/o como harian més tar, plictamente. 1 momento més préximo a esa marifesta- El sector minortario fue el formato en tomo Pedro * po traté de la confarencia pronuelad con molvo de la Exposin de Aro Mecterrneo enol usb Naconal de Arte Modem (Amba, 17 cde marzo do 1940), 137 Lain Entralgo, al que afios después se calficé de «libe- ral», Estuvo formado por aristas ¢ itelectuales partca- rios de un arle y una cultura de nueva ereacién para la nueva situacién que deseaban para nuesto pais —aun- {que en el fondo manteniendo-aspectos de las tradciones liberal y conservadora—. Sus éiganos de expresién prin- cipales fueron las revistas Vértice y Escorial, especial mente esta titi, El sector mayortario se spoyé decidigamente en fos aspectos més retrogrados de la cultura espafiotay defen- dil arte ecadémico. Como vehiculo de expresién mas importante utiizaron el diario Amba Esparia, Elorigen de las posiciones de ambos sectores respec- tol atte contempordneo hay que buscaro fuera de la Fa- lenge: en la época republicana, en el debate abierto en tomo al arte, sobre su grado de autanomia, su compromi- 0 sodal, sus lenguajes. Ast, en cierlo modo, en las flas falangistas se replanted el dilema de la opcién a favor de la modemidad 0 la tradicién para un arte de compromiso y miltancia politica, Ya antes de acabar la guerra civil los falangistas «li- berales» estuvieron al frente de los organismos que los sublevados crearon para el control de la propaganda y, tuna vez acabada aquéla, fueron los responsables de la prensa y de la propaganda estatales, oon gran fuerza hasta mayo de 1941, y manteniéndose hasta 1948, cuando se vieron desplazedos definitivamente por los nacionaleatélics. ‘Ademas de su particiacién en los organismos depen dlentes del Ministerio de Gobemnacién, ese sector de la fa- lange tuvo dutente la etapa en que Eugenio Ors fue ele Nacional de Bellas Artes, la postildad de infur en la politica arts ccese lo truncd. No obstante ls falangistas de ambos sec- ca del Mister de Educectén, pero su tores permanecieron vinculados a las competencias artis- toas de Educacién por su prtspacén en los jurados de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y ots certd- rmenes orgarizados por la Administacion, Pero, también, por su pertenencia a las Reales Academias y, por lo que fue ms importante para el arte contempordneo, por su presencia en el Patronato del Museo Nacional de Arte Modemo, del queen sus dierent composiciones forma: ron patte los esortores Jesis Suevos, José Maria Alar, Eugenio Ors, el arquitecto Manuel Valdés y el ertico Manuel Sénchez Camargo. Si bien el control del patrona- to no estuvo en sus manos, es indudable que ejercieron una infuencia que se puede aprecir en algunas expos clones orgenizadas por el museo —y, més an, en las de entidades particulares celebradas en las salas del museo, ‘especialmente las de la Academia Breve de Critica de Ate algo menos en as adquiscones Desde las Delegaciones Nacionales de Prensa y Pro- pagande, y especialmente desde el denominado Departa- mento de Plistica y sus sucesivas reorganizaciones, unos cuantos artistas funcionarios realizaron algunos it tentos por —como eseribié Lain— «orientar estéicamen- * E! propo Lain a utlzado ese cacao pro dandola un sonido ms cutual que polio. As o hizo en El problema dela Universidad, Nai, Cuadernos para fDisigo, 1968, pégs. 88-89, 198 te la aparenca del Nuevo Estado» ®, que fhalmente re sultaroninfructuosos, debido no sélo a que, como dimes, fueron desplazads de los cargos princiales por las cat lice, sino & que se enconteron frente a una contadio: cid: la sumisién del arte la paltlca exgia, para lograr una mayor efcacia propagandstca, utizar la obra do artistas académicas y conservadores, siendo més dificil lograto ise usaban las obras de ar. lists mas actuals, Si bien la Fatango nunca elaborS ua doctna estsica,nitampoco, una altematva al ate oficial do ls aos tena cuarenia, i podemos encon- tra algunos rasgos genereles de fo ave pudo haber sido una esta fa- langista: ef reconocimient, y el de- 800, defines extraartsticos —poiti- 08 y sociales—en arto; a! aoerea- mmiento del arte a las mases; la propuesta de un arte que, aunque ba- sindose on la taccién, incorprase rasgos modernas, siempre que no fuesen vanguardstas; la consideracion dl ealismoy de la religiosad como las ceracteristioas esonciales del ate espaol, y especial- mente de la pinta y,naiment, la dtensa de un raci- ralismo att. Las formas en que, segin los tobricas falangisas,es- Carls Séenz do Teja, dtuo pare ‘Spain edi deNew Yor}, 18-7100. ‘os rasgos podian concretaise fueron, fundamentalmente dos: fa pintura mural y el reat. Apesar de que algunos artistas falangistas de importan- cia concbieron la muralistca como el mejor modo de hacer un arte socal, salvo las escesas realzaciones del canto José Aquat y, mas lejos las de Requé Mecuvia y otros pintores de menor ime portend, el resto no pasaron de ser simples decoraciones. Distinto fue el caso del retrato. Su abundancia, ma- yor en pintura que en escutura, s@ de> bid a que se consideré imprescindible para dejar tesimonio de fos protago- nistas del nuevo régimen, peitiendo cenlazar con la tradicién realsta espa- fla, Pero, ademas, se enteneké como una posbilded de rehumanizar el arte, Obviamente, su abundancia respon- 6, también, a que el retrato fue uno de los géneros predlectos de la aisto- craciay de la burguesia, Por todo elo, el retrato fue en la postguera la pringi- pal manfstacion dela iconografiafranquist. El arte de tendencia, de miltancia, falangista se plas- :mé sobre todo en la iusracin, En olla predominé el dbu- jo realist, pero no se tratés6lo de un realsmo naturalista y ecadémico, sino, también, de un realismo expresionista, hecho para lograr una mayor eficacia propagandistica, * Pedro Lain Entalge, Descargo de conlancia 1690-1060}, Made, Alana, 1980, pig. 294 199 Con el mismo cbjetivo se utizé el surrealism, Artistas ‘como Juan Cabarias, José Caballero, José Romero Es- cassl, Viadomat y Pedro Pruna hicieron dibujos —algu- nos de indudable interés y atractivo— a la vez que ocupa- ban cargos en el aparato de propaganda. Tampoco se consiguid un estilo falangisa. Este ideni- ficedo en ocasiones con una supuesta xestética felangis- 4a», fue un témino polisémico. Liagé a equipararse a una manera de ser (Pemarti, Lain), @ un espgcial modo de entender la vida y de viva (editorials de Ariba Espa- fia), a una postura politica (Maraval, Arriba Espafa), a tuna preferencia por un tipo de arte y de arquitectura (Rei- na de la Muela, Tovar, Vetor d'Ors, Vivanco, Victor de la Serna) a una estética cargada de misticismo (José Aguiar), pero al fn, resuts —como escrbiia Dionisio Ri- drusjo— retérica vacia La postura de Falange frente al arte oficial fue ambiv- lente. Se conden6, pero también se aplaucks, El rechazo se manifest6 con toda clridad en diversas ‘casiones y por diversos motivos, especialmente en los repatos hechos por los estudiantes falangstas @ las Ex- posiclones Nacionales, pero tambign en el desprecio de la obra de algunos artistas académicos y otros muy con- sagradas hecho por algunos orticos de arte fatangistas, 0 muy vinouiados a Falange, Los casos mas patentes fue- ‘on el rechazo unénime de Eugerio Hermaso y el que al- ‘gunos falangistas hicieron de Zuloaga, La acoptacién mas clara estuvo en la partcipacién de falangistas en los jura- dos de las Exposiciones y los Congresos Nacionales y en los comentarios laudatorios de los mismas. La aceptacién del arte ofcal se manitiesta, alin més claramente, en la comprobacién de ls artistas que part- ciparon en fas exposiciones organizadas por Falange, ue fueron en su mayorla académicos consagrados, aun~ ue también hubo otros noveles, pero que en ningin caso destacaban por su posicién de avanzada, En los atios treinta, la partisipacién de los falangistas cen el arte de vanguardia, aunque escasa, existio. Entre {os artistas principales encontremos a Emesto Giménez Caballero, Ponce de Leén, Cossio y Séenz de Tejada. Acabada la guerra algunos afistas —Pruna, Aguiar, Ca- banas, Valverde, Palencia, Caballero, ete— que haban participado en movimientos modemos y cercanos a la vvanguardla, como la Sociedad de Atstas Ibércos y ol te- aro ambulante de La Barraca, colaboraron actvamente on la Falange. También fo hicieron menos actvamente otros, como Solana o Eduardo Vicente, que particlparon en la propaganda republicana, sin que por elo podamos conclirque una vez acabada la quera fuesen fascstas. Las acitudes tecrioas de los falangistas respecto a las vanguerdlas se redujeron a una oposicion radial y con dlenatoria Jos casos més claros: Tomas Boras y Gil Fl: lok y una postura abierta cue reconocié en las vanguar- cles algunas cualidades formals, si bien consideréndolas fenecidas (el caso mas patente fue el del arquitecto, escr- tory poeta, Luis Felipe Vivanco). Esta postura abierta fue * Dionisio crus, Sombrasy Duos, Bexcelone, Destino, 1977, pag. 18 140 la que a Thales de los cuarenta se abrié @ movimientes atistios renovadores. Rechazados el arte de vanguardla y el académico, {qué camino podria seguir el are espafiol? Con gian di- cutad ideolégica y no poco confusionismo conceptual ak unos falangistas reflexionaron y teorizaron sobre una pretondida tercera via. Con ello, confluyeron con ta alternativa dofendida por el critico de la ‘Academia Breve Enrique Azooa- 92. Se trtaba —para elos— de un arte en pos de la «verdad ar- tistican, alejado tanto del acado- mmicismo trasnochado como del vvanguardismo esti, Como re alizaciones concretas de esa tercera opcién seialaton la obra de los artistas vinoulados a la academia dotsiana y mas tarde ala Primera Bional Hispanoamericana de Arte de 1951 -Ademés de las responsabilidades de Falange en los aparatos ideoldgicos del Estado, su partcipacién més temprana, después de la guerra, en los movimientos de rmodemizaciéa del arte se realizé en asociaciones priva- das, En ta Academia Breve de Critica de Arte, «miltaron» falangistas destacados del aparato estatal, como Alfaro, mmiemoro de la Junta Poltica de FELT. y de las JONS. desde 1999, Vicepresidente de ls Cortes en su 6p0ca de académico, drestor simulténeamente de Vértice y Esoo- rial de 1942 a 1948; Eduardo Aunés, ministro de Justicia ‘Vladoma,potad para SY uplement semanal Go Anibal 2 19, 29°-1942. 141 entie 1943 y 1946, y oltos sindependientes» como Mour- lane Michelena, Vivanco, Sanchez Camargo, ademés del mismo D'Ors (si bien no es tolaimente correcto calffoarle de flangista) Asimismo partiparian en la Escuela de Al- tama y en fa Primera Bienal Hispancamericana de Arte do 1951. ¥, también on la protencida Escuela de Madtid, ‘cuyo impulsor principal fue San- ‘chez Camargo. No los encontra- mos, en cambio, apoyando a los ‘grupos auténiicamente vanguar- ‘stas: Portioo y Dau al Set. Las manitestaciones artisti- cas recogidas en fas revistas Jerarquia, Vértice y Escorial —ée une importancia indudable en la cultura de la postquerra— demuestran que Falange no re6 nada nuevo en fa cultura aristiea espaiola, ino que se basé en el gusto burgués preexistent, al que mantuvo y extendi6. Pero también que apoyé artistas renovadores, siempre dentro del gusto burgués —sobre todo en la se- ‘gunda mitad de fs cuarenta—, que no pueden califcarse de vanguardistas. Los artistes de quienes aparecieron més comentarios y reproductiones de sus obras en esas revistas fueron en sui mayoria pintores y escultores con sagrados desde muchos afos ats, junto a otros que ha- biendo obtenido éxito més recientemente que aquélle, ‘ueron relanzados en la postguerra como Zuloaga, Solana y Vézquer Diaz. Ignacio Zuloaga, mas que pintor de la Falange, a la que estaba préximo ya antes de la guerra, fue el pinto de régimen, Gutérrez Solana fue tanto muy ensalzado —Sén- chez Camergo— como duramente ctticado —Sénchez Mazas—. Daniel Vézcuez Diaz, reresentaba para la Fax {ange la modemidlad. Pero tan significatvo como ls artistas es un repaso de los titos de obras mas reproducidas en esas publicaclo- nes, Fueron, en primer ugar y con claro predomi, el re- tralo, sequido de la pintura de paisaje y la naturaleza muerta, siempre realzados dentro de los limites de lo aceptado como de buen gusto, La misma conclusion obtenemes tras un repaso de las lstas de artistas partcipantes en las exposiciones orgeni- 142 zadas por Falange, alas que ya hemos hecho referencia, Mientras que en la inmediata posiguerra los protago- ristas més destacados de los circulos falangistas y sus allegedos intentaron una oriantaciéin estética para el rg men, sin por ello lograrto, a pesar de ocupar puestos cla- ves en la ofganizacién del aparato keolbgico del Estado, al comienzo de la nueva década, cuando su presencia en los organismos oficiales era menor, el arte de algunos de los principales artistas modemos vinculados a la Falange serd el que comience a imponerse. Pero no como un est- lo franquista —al que el régimen desde hacta afios no po- la asprar—, sino como ol arte mas efcaz para presentar tuna imagen contrata a inmovismo. ALLEL

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