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Mt 16, 24-29

Nadie puede servir a dos patrones: necesariamente odiará a uno y amará al otro, o bien cuidará al
primero y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero. Por eso yo
les digo: No anden preocupados por su vida con problemas de alimentos, ni por su cuerpo con
problemas de
ropa. ¿No es más importante la vida que el alimento y más valioso el cuerpo que la ropa? Fíjense en
las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros, y sin embargo el Padre
del Cielo, el Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que las aves? ¿Quién de
ustedes, por más que se preocupe, puede añadir algo a su estatura? Y ¿por qué se preocupan tanto por
la ropa? Miren cómo crecen las flores del campo, y no trabajan ni tejen. Pero yo les digo que ni
Salomón, con todo su lujo, se pudo vestir como una de ellas. Y si Dios viste así el pasto del campo,
que hoy brota y mañana se echa al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué poca fe tienen!

Lc 12, 29-34
No estén pendientes de lo que comerán o beberán: ¡no se atormenten! Estas son cosas tras las cuales
corren todas las naciones del mundo, pero el Padre de ustedes sabe que ustedes las necesitan. Busquen
más bien el Reino, y se les darán también esas cosas. No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de
ustedes le agradó darles el Reino. Vendan lo que tienen y repártanlo en limosnas. Háganse junto a Dios
bolsas que no se rompen de viejas y reservas que no se acaban; allí no llega el ladrón, y no hay polilla
que destroce. Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.

Fragmento de Gaudium et Spes 39

Se nos advierte que de nada les sirve al hombre ganar todo el mundo si se pierde a sí mismo. No
obstante la espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino más bien avivar, la preocupación de
perfeccionare esga tierra (...) Pues los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad, en
una palabra, todos los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, después de haberlos
propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a
encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados, cuando Cristo entregue al Padre el
reino eterno y universal; reino de verdad y de vida; reino de santidad y gracia; reino de justicia, de
amor y de paz

Fragmento de Gaudium et Spes 37

El hombre redimido por Cristo y hecho, en el Espíritu Santo, nueva criatura, puede y debe amar las
cosas creadas por Dios. Pues Dios las recibe y las mira y respeta como objetos salidos de las manos de
Dios. Dándole gracias por ellas al bienhechor y usando y gozando de las criaturas en pobreza y con
libertad de espíritu, entra de veras en posesión del mundo, como quien nada tiene y es dueño de todo: “
Todo es de ustedes, ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios” (I Cor 3, 22-23)

Fragmentos del Documento de Puebla N° 56; 311; 493

El consumismo va ahogando al hombre moderno cerrándolo “ a las virtudes evangélicas del


desprendimiento y de la austeridad, paralizándolo para la comunicación solidaria y la participación
fraterna (...) Todo se fabrica y se vende en nombre de los valores del placer como si fuesen sinónimos
de la felicidad humana (...) Los bienes de la tierra se convierten en ídolos y en serio obstáculo para el
Reino de Dios, cuando el hombre concentra toda su atención en tenerlos o aun en codiciarlos. Se
vuelven entonces absolutos

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