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Mariano Femández-Enguita
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medio de pago), la antropología (el potlach como dispendio
irracional o como seguro de la comunidad y afirmación de la Esta diferencia está preñada de consecuencias, pero en pri-
jerarquía), la sociología (la compraventa de fuerza de trabajo mer lugar debemos señalar una: el científico social tiene que
como intercambio de equivalentes o desigual) o cualquier otra apartar la apariencia y explicar la realidad; el sociólogo tiene
ciencia social. La diferencia no está en el binomio "aparien- que separar la apariencia, volver a integrarla en la realidad y
cia"-"esencia" en sí, sino en que, en el caso de las ciencias explicar ambas". Como el científico natural, el científico social
sociales y sólo en él, ese binomio se reproduce dentro de la debe evitar tomar la apariencia por la realidad, pero, puesto que
"esencia", o dentro de la "realidad". El sol y los planetas, el hay dos sujetos: el sociólogo que investiga y el actor conscien-
cloro y el sodio, los espermatozoides y los óvulos no tienen te, también hay dos apariencias: la forma en que la conducta
opiniones sobre sus relaciones mutuas, luego no pueden verse del actor aparece para el observador y la forma en que aparece
influidos por ellas; los compradores y los vendedores, los ricos para el actor mismo. (O tres, pues, "se ha dicho que cada uno
y los pobres de la tribu, los empresarios y los asalariados, en es tres personas: lo que piensa que es, lo que los otros piensan
cambio, sí que las tienen, y de ellas depende en parte su con- que es, y lo que él piensa que otros piensan que es. La Cuarta _
ducta. Pero la inexistencia de una "apariencia" que medie la lo que realmente es- es desconocida; posiblemente no existe '2 ."
acción de los cuerpos astrales, los elementos químicos o las O sea, que a las dos apariencias citadas hay que sumar la apa-
células sexuales no hace que el sentido común coincida con la riencia de la apariencia, lo que el sociólogo cree que el actor
cree sobre su conducta; pero aquí y de momento nos confor-
ciencia. La diferencia entre la naturaleza y la sociedad es que
en el interior de la primera no hay dualidad sujeto-objeto, pues maremos con aquellas dos.) La primera, la apariencia de la
conducta ante el investigador, genera un problema de técnicas
ésta sólo aparece cuando alcanzamos el nivel psico-social.
de observación; la segunda, la apariencia de la conducta ante el
Pero si, en lugar de las realidades natural y social, comparamos
las ciencias naturales y las ciencias sociales, entonces ambas actor o ante los otros actores, un problema de interpretación
pueden ser concebidas como relaciones sujeto-objeto, pues en (véase el Gráfico 1). El sociólogo suele ser (aunque no siem-
ambos casos hay un sujeto que conoce y un objeto de conoci- pre) perfectamente consciente de que existe la primera. "El
miento, aunque sólo el objeto de las ciencias sociales se vuel- inconveniente radica en que el sociólogo interpreta teórica-
ve a desdoblar como sujeto y objeto para sí mismo. (El sujeto mente la conducta de seres humanos que, a su vez, realizan
se desdobla en ambos casos, pero sobre esto volveremos continuamente interpretaciones teóricas de sus conductas recí-
procas. [...] El peligro reside en que el sociólogo tome como
luego.) El binomio [sujeto]-[objeto] que se da en todo proceso
de conocimiento se despliega, para las ciencias naturales, pmeba de la existencia de una realidad social la creencia que
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como [sujeto (sujeto-objeto)]-(ohjeto] y, para las ciencias observa en los actores ." Pero, al mismo tiempo, el sociólogo
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;1 no puede permitirse descchar simplemente esta apariencia, esta
sociales, como (sujeto (sujeto-objeto)]-(objeto (sujeto-objeto)].
El segundo paréntesis, relación interna dentro del segundo tér- ~t autopercepción del ohjf'to como sujeto, pues ella tamhién
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mino de la relación sociología-sociedad, es lo que distingue ~ 11 Bellrán. 1991: (':Ir'. Y.
especialmente a la sociedad como realidad reflexiva y a la :?
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11 Frank Jom's, so/lrc el riiHor rvlarslull GJ:¡'icr.
\Iills, 1971: p'ígs. 10 1-1 02. CiUd() p<1r (;"'nh y
-~_._--- ..._ .. ~. sDcinloº,ía como ciencia reflexiva. 11 /1 Rex. 1<)7 l' 11'\0 ,,~
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la relación. Según Castells e Ipola, la eliminación alternativa
fonna parte de la realidad que estudia. "La ciencia social no
del sujeto o del objeto da lugar al empirismo o al formalismo.
sólo debe, como pretende el objetivismo, romper con la expe-
"El empirismo es aquella representación de la práctica científi-
riencia indígena Y la representación indígena de esta experien-
ca que, presuponiendo que el conocimiento está contenido en
cia; necesita además, por medio de una segunda ruptura, poner
los hechos, concluye que lo propio de la investigación científi-
en cuestión los presupuestos inherentes a la posición del obser-
ca es limitarse a comprobarlos, reunirlos y sintetizarlos [... ]'5."
vador 'objetivo' que, atado a interpretar las prácticas, tiende a
Todo el esfuerzo que dedica al refinamiento de las técnicas no
importar al interior del objeto los principios de su relación con
tiene otra finalidad que la evacuación total del sujeto del pro-
el objeto'4." ceso de conocimiento e investigación. Pero, una vez eliminado
el sujeto-sociólogo, la misma unilateralidad se traslada al inte-
GRÁFICO 1: Sujeto Yobjeto en el conocimiento sociol6gico
rior del objeto, sea la sociedad, el actor o la acción. Cuando se
prescinde, en esa relación dentro de la relación, del sujeto es
decir, cuando se prescinde de la cultura, de la voluntad o del
sentido, es cuando el investigador se queda o cree quedarse
Epistemología lnterpretación propiamente con los "hechos", a la manera antes descrita. El
S Os empirismo se manifiesta entonces como facticismo (la mayoría
de los sociólogos lo llamarían "objctivismo", mas bajo este
Observación
Sentido común nombre querernos englobar aquí, también, el relativismo). Pero
es posible también un empirismo que trate de reducir la duali-
Sociología de la Sociología
dad del objeto-sociedad en sentido contrario, prescindiendo de
00 su carácter objetivo, para contemplarla sólo como sujeto, como
So mera representación: es el caso ele la sociología fenomenológi-
ca (en un sentido amplio: sociología humanista'!>, etnometodo-
10gía 17 , dramaturgia 'X ). "Lo que podemos etiquetnr ampliamen-
te como 'etnometoelología' puede caracterizarse como una
La falta de reconocimiento de la dualidad sujeto-objeto en fomla de empirismo radical que se niega a aceptar las preten-
la actividad sociológica, o sea, en la relación entre la sociolo- siones por parte de las abstracciones teóricas y los métodos ele
gía y la sociedad, o en el interior de cualquiera de sus términos,
es decir, en el interior de la sociología o en el interior de la
sociedad, provoca diversas deformaciones unilaterales de la
actividad sociológica. La primera de ellas y la más común es el
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investigación dominantes de alcanzar algo que podamos llamar
'realidad' I~". (Véase ahora el Cuadro l.)
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GarfinkcL 1967.
" Goffman, 1959.
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misma manera. El sociólogo, sujeto cognoscente de la primera
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FenomenologislllO
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Facticislllo Variantes dt'l
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relación, puede contemplarse meramente como talo convertirse AUIOsuficienles •
Subjeti viSillO 1
Objeti viSillO Absolutizadores
en objeto de conocimiento para la sociología misma. Lo prime-
ro nos mantiene en el problema de la validez del conocimiento,
y de ello se ocupa la epistemología; lo segundo nos lleva a la Esta última vía tiene un paJ1icular interés, pues condllce a
cuestión de su génesis, y es cuando entra en juego la sociología una paradoja de difícil resolución. Como se ha dicho, las expli-
de la sociología, o la sociología del conocimiento aplicada al caciones sociológicas Son "infecciosas", y una vez que se
conocimiento de la sociología (como lo ilustra, de nuevo, el empiezan a Usar "se hace muy dificil librarse uno mismo ele las
Gráfico 1). La pertinencia de la epistemología no necesita ser explicaciones elaboraelas para la posición de los elemás"25. La
subrayada en al contexto de una discusión sobre la sociología, sociología parece condenada a convertirse más tarde o más
pero la de la sociología de la sociología sí, pues "los intelectua- temprano en sociología del conocimiento, y ésta en sociología
les dedicados a las ciencias sociales han estado tan ocupados en de la sociología (lo que podría interpretarse Como una forma de
el examen de la conducta de los demás, que olvidaron en gran terminar mirándose el ombligo, pero también como una actitud
medida estudiar sus problemas, su situación y conducta pro- de autovigilancia). Una vez que hemos mostrado, o creído
pios"22, evitando asi "examinar nuestras propias creencias como mostrar, que otras interpretaciones han resultado erróneas, o
ahora examinamos las de los demás"23. Aquí también es posible que fueron determinadas por factores. extracientíficos, ¿que
la opción unilateral, que conduce alternativamente al teoricismo
" confianza podemos ya tener en que las nuestras resulten acer-
y al relativismo. El primero ignora que el sujeto de conocí-
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tadas o que sean la simple obra del espíritu') Lo primero esta-
ría ya por entero fuera de lugar: Bache/arel ya dijo que el "pri-
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Bachelard. 1974: 23.
Castells e Ipola, 1975: 175·176.
Mertan. 1972: 213.
._..l~_Gou Id nc r. 1979: 444:
1 mer conocimiento" es siempre un "primer error"!ó, y Popper
2' BOllrcliCII. 10i\O: 82 .
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Ikrger y Kdlncr. It>i\.'i: <)5.
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que la teoría o la hipótesis "siempre es provisional"27. Lo
segundo tampoco ha tenido mucho éxito, aunque intentos no
han faltado. Hegel, por ejemplo, trató de colocarse a sí mismo
¡ El objetivismo absolutiza el objeto como objeto, lejos de la
mediación del sujeto, los hechos purificados (la diagonal NO-
en la cúspide de la historia de la filosofía y al margen de la filo- SE del Gráfico 1). El relativismo relativiza el caracter subjeti-
sofía de la historia recurriendo al expediente de identificar su vo del sujeto al contemplarlo como objeto, como algo que está
sistema con el espíritu absoluto, pero casi nadie le dio crédito, determinado extrateóricamente; refiere la actividad del sujeto a
la determinación del objeto, el conocimiento al interés. El
ni después ni probablemente entonces. Marx creyó que la
garantía de verdad del conocimiento era precisamente lo que fenomenologismo relativiza el carácter objetivo del objeto al
otros consideraban su flaqueza: situarse en la perspectiva de un contemplarlo como sujeto como algo autodeterminado; refiere
actor social, en este caso un actor social "al margen" de la socie- la realidad del objeto a la mediación del sujeto, el interés al
dad, el proletariado, pero todos los argumentos sobre el carac- conocimiento. Los movimientos relativizantes, en cualquiera
ter especial de este grupo han perdido su fuerza. Como señaló de las dos variantes opuestas consideradas, engullen e incluyen
al extremo opuesto (la diagonal SO-NE ). Cada uno comprime
Mannheim: "Nada impide a los adversarios del marxismo ser-
el escenario al que se aplica y hace entrar por los bastidores la
virse de ese arma ['el análisis del pensamiento y las ideas en tér-
otra parte oculta, al paso que sitúa como resultado o proyec-
minos de ideología'] y aplicarla al mismo marxismo"2s, y a la
larga éste ha tenido que admitir que no hay una "ciencia prole- ción lo que comprime y como factor, mediador o fondo lo que
invoca en su contra. Así, el relativismo, que es relativismo del
taria", y que la perspectiva de la clase obrera no es ni mejor ni
sujeto, le resta autonomía y lo condiciona al objeto; el feno-
peor que la de cualquier otro grupo social, lo mismo que la
menologismo, que lo es del objeto, cercena su independencia y
Perestroika hubo de proclamar que los intereses de clase no
lo presenta mediado por el sujeto. Puesto que cada uno inclu-
podían ser puestos por encima de los derechos humanos. El
ye a su contrario, el sujeto al objeto o el objeto al sujeto, tanto
propio Mannheim recurrió a un razonamiento tan poco fundado
el relativismo como el fenomenologismo son, digámoslo así,
como el de Marx pero mucho más evidente y efímero: la falta
autosuficientes (diagonal SO-NE). El teoricismo y el objetivis-
de vínculos de la freischwebende lntelligenfsia, 2~ y Merton lo
mo, en cambio, niegan o ignoran por entero la otra parte de la
comparó razonablemente con las hazañas del barón de
relación: la ignoran o pretenden ignorarla en la relación princi-
Munchhausen, que afirmaba haberse sacado de las aguas de un
pal sociología-sociedad y la niegan en la relación interna al
pantano tirando por si mismo de sus propias patillas.
extremo que les sirve ele escenario (diagonal NO-SE). El for-
Podemos ver los cuatro "ismos" mencionados como el
malismo que ignora la sociedad como real idad empírica y
resultado de la absolutización o relativización del sujeto o del
niega el caracter objetivo de la teoría; el objetivismo trata de
objeto. El formalismo absolutiza al sujeto como sujeto, lejos
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~. ignorar la mediación ele la teoría y niega la dimensión subjeti-
del objeto e indiferent'e a él, teoría sin contacto con la realidad. 11·
i va de la conducta empírica. Ambos quedan, pues, por entero
incompletos y se llam<ln bramando, a la manera de los versos
27 Popper, 1973: 112. bíblicos, "como el ciervo por el aguaclilra". Una dicotomÍCl
2R Mannheim, 1966: 129. contra la que el pensamiento sociol está :ldvertidCJ tieJ1lflCJ h:1'
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4' Bourdieu, 1982: 17. .~ " C'il:ldo por Pérl'!-!\gole. I W:<): 9i\.
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En el itinerario de JcslÍs Ibílñez hay dos 1110111Cl1tOS: el pri-
mero, relativo al sujeto sujetado que corresponde ,\1 lh,íñez más
estruct ura!. El segu ndo, relati va a 1 sujeto refle.\ i V0 que C'0rres-
)i ponde a la preocupación de ,1hiíñez por la ('ihern~t iCil eh.' segun-
do orden.