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edicion a cargo de pedro scaron traduccién, advertencia y notas de pedro scaron KARL|EL CAPITAL MARX\|critica . DE LA ECONOMIA POLITICA libro| el proceso primero|de produccién de capital I 4 siglo xxi editores, s.a. de c.v. [CERRO DEL AGUA 248, FOWERO DE TERRROS ote MENCO, BF siglo xxl editores, s.a. siglo xxi de espafia editores, s.a. MENENDEZ PIOAL 9 B18, 26030, MADRID, ESPANA primera edicin en espaol, 1975 Vigesiocteva reimpresibn, 2008 © siglo xxi editors, sa. dee isbn 978-968-23-0084-4(obra completa) isbn 978.968-23.0209-I(volumen 1) titulo original das capital kritk der palitischen dkonomie derechos reservados conforme ala ley impreso y hecho en méxico impeeso en publimex, sa calz. san lorenzo 279-32 col estrella iztapalapa ‘noviembre de 2008 ADVERTENCIA DEL TRADUCTOR Aungue ha transcurrido ya casi un siglo desde su muerte y més de cien afios desde la primera edicion del tomo 1 de El capital, no se ha publicado todavia, ni en los paises de habla espafiola ni en otros, una edicién critica de la obra cimera de Karl Marx. No es éste el lugar para exponer los motivos de ese hecho, Trataremos, simplemente, de definir qué enten- demos por edicin critica de El capital. Es sabido que del tomo 1 de El capital se publicaron en vida de Marx no una sino dos, y en cierto sentido res, versiones distintas, que pese a ‘su identidad conceptual bbasica presentan entre si diferencias en muchos casos {mportantisimas a) La versién original alemana, publicada en 1867. b) La segunda edicién alemana, que aparcee en fas- ciculos de junio de 1872 a mayo de 1873 y en volumen a mediados de ese tltimo aio.’ Marx no s6io efectia una larga serie de enmiendas y modificaciones menores, sino que incorpora numerosos agregados, suprime no pocos asajes de la versién original y reclabora totalmente partes de la misma, Para poder formarse una idea de hasta qué unto Marx reconstruyé, por ejemplo, el fundamentalisimo capitulo 1 de la obra, el lector deberd comparar no solo el texto del mismo en ambas ediciones (en la nuestra, 2 Ciertos indicios nos hacen suponer que existen algunas. vo- antes de escasa entidad entre el texto de los fasciculos ¥ el de la edicién en volumen, conjetura que por el momento no’ podemos onfirmar ni descartar vit Das Kapital. Kritik der politischen Ockonomie. Vor Karl Marx. Erater Band. Buch 1s Der Produktlonsprovess des Kapitats. Zweite verbesserte Auflage. Hamburg Verlag von Otto Meissner. 1872. A mi inolvidable amigo, el intrépido, fiel, noble paladin del proletariado, WILHELM WOLFF Nacié en Tarnau, et 21 de junio de 1809. Murié en Manchester, en el exilio, el 9 de mayo de 1864. PROLOGO A LA PRIMERA EDICION’ La obra cuyo primer tomo entrego al pablico es la continuacién de mi trabajo Contribucién a la critica de la economia politica, publicado en 1859. La prolongada pausa entre comienzo y continuaciSn se debid a una enfer- medad que me ha aquejado durante afios ¢ interrumpido tuna y otra vez mi labor. En el primer capitulo del presente tomo se resume el contenido de ese escrito anterior." ¥ ello, no s6lo para ofrecer una presentacién continua y completa. Se ha me- jorado la exposicidn, En la medida en que las circunstan- ias lo permiticron, ampliamos el desarrollo de muchos puntos que antes s6lo se bosquejaban, mientras que, a la inversa, aqui meramente se alude a aspectos desarroilados alli con detenimiento, Se suprimen ahora por entero, natu- ralmente, las secciones sobre Ia historia de la teoria del valor y det dinero. Con todo, el lector del escrito preceden- te encontraré, en las notas’ del capitulo primero, nuevas fuentes para ia historia de dicha teoria. Los comienzos son sicmpre dificiles, y esto rige para todas las ciencias. La comprensién del primer capitulo, y cn especial de la parte dedicada al andlisis de la mercan- cia, presentard por tanto 1a dificultad mayor. He dado el caricter més popular posible a lo que se reficre més con- cretamente al andlisis de la sustancia y magnitud del valor.* * Se encontraré, més adelante un epilogo a la segunda edicién,* Fecié tanto. mis necesatio, por cuanto la obra de DDelitzsch, hasta en la parte en que La forma de valor, cuya figura acabada es la forma de dinero, es sumamente simple y desprovista de contenido. No obstante, hace més de dos mil afios que 1a inteligencia humana procura en vano desentrafiar su secreto, mientras que ha logrado hacerlo, cuando menos aproximadamente, en el caso de formas mucho més complejas y lenas de conte- nido, Por qué? Porque es més fécil estudiar el organismo desarrollado que las células que lo componen. Cuando ana- lizamos las formas econémicas, por otra parte, no podemos servirnos del microscopio ni de reactivos quimicos. La fa- cultad de abstraer debe hacer las veces del uno y los otros. Para la sociedad burguesa la forma de mercancia, adoptada por el producto del trabajo, 0 1a forma de valor de la mercancia, es la forma celular econdmica. Al profano le parece que analizarla no es més que perderse en meras ‘minucias y sutilezas, Se trata, en efecto, de minucias y ssutilezas, pero de Ia misma manera que es a ellas a que se consagra la anatomia microldgica. Exceptuando el apartado referente a la forma de valor, aesta obra no se la podré acusar de ser dificilmente com- prensible, Confio, naturalmente, en que sus lectores serdn personas deseosas de aprender’ algo nuevo y, por tanto, también de pensar por su propia cuenta. El fisico observa los. procesos naturales alli donde se presentan en la forma mas nitida y menos oscurecidos por influjos perturbadores, 0 bien, cuando es posible, efectia experimentos en condiciones ‘que aseguren el transcurso incontaminado del proceso, Lo que he de investigar en esta obra es el modo de produccién capitalista y las rela- ones de produccién e intercambio a €\ correspondientes. La sede clésica de ese modo de produccién es, hasta hoy, Inglaterra. Es éste el motivo por el cual, al desarrollar mi teorfa, me sirvo de ese pais como principal fuente de ejem- su autor proclima brindar “la quintaesencia intelestuat” de mis Concepciones sobre esos temas, contiene errores de importancia. En ‘passant [ineidentalmente]. El que Lasalle haya tomado casi textual imenie de mis esritos, ¥ por cierto sin consignar las fuentes, todas Tas tess teGricas generales de sus trabajos econémicos —por ejem- plo las relativas af cardcterhistrico del capital, a la conexion entre Tas relaciones de produccién y el modo de producci6n, etc. ele valiéndose incluso de la terminotogfa ereada por mi-—, ha de deber~ Se seguramente a razones de orden propagandistico. No me refiero, ‘naturulmente, «sus explicaciones de detalle y aplicaciones pric: tieas, con las cuales nada tengo que ver. 6 pos, Pero si el lector alemén se encogicra farisaicamente de hombros ante la situacién de los trabajadores industria- les o agricolas ingleses, 0 si se consolara con Ja idea opti- mista de que en Alemania las cosas distan ain de haberse deteriorado tanto, me verfa obligado a advertirle: De te Jabula narratur! [jA ti se refiere la historia} * En si, y para si, no se trata aquf def mayor 0 menor grado alcanzado, en su desarrollo, por los antagonismos Sociales que resuitan de las leyes naturales de la produceién capitalista, Se trata de estas leyes mismas, de esas tenden- cias que operan y se imponen con férrea necesidad. El pais industrialmente més desarrollado no hace sino mostrar al menos desarrollado la imagen de su propio futuro. ero dejemos esto a un lado, Donde la produccién capitalista se ha aclimatado plenamente entre nosotros, pot ejemplo en las fébricas propiamente dichas, las condi- ciones son mucho peores que en Inglaterra, pues falta el contrapeso de las leyes fabriles. En todas tas demés esfe- ras nos atormenta, al igual que en los restantes paises occi dentales del continente europeo, no sélo el desarrollo de Ja produccién capitalista, sino la falta de ese desarrollo ‘Ademés de las miserias'modernas, nos agobia toda una serie de miserias heredadas, resultantes de que siguen vege- tando modos de produccién vetustos, meras supervivencias, con su cohorte de relaciones sociales y politicas anacrdni- cas. No slo padecemos a causa de los vivos, sino también de los muertos. Le mort saisit le vif! [jE] muerto atrapa al vivo!] #5! ‘Comparada con Ia inglesa, la estadistica social de Ale~ mania y de los demas paises occidentales de! continent europeo es paupérrima. Aun asi, descorre el velo lo sufi- ciente para que podamos vislumbrar detrés del mismo una cabeza de Medusa. Nuestras propias condiciones nos llena- rian de horror si nuestros gobiernos y parlamentos, como en Inglaterra, designaran per tigadoras de la situacién econdmica; si a esas comisiones se les confirieran los mismos plenos poderes de que gozan cen Inglaterra para investigar la verdad; si a tales efectos se pudiera encontrar hombres tan competentes, imparciales € inflexibles como los inspectores fabriles ingleses, como ‘sus autores de informes médicos acerca de la “Public Health” (salud piblica), sus funcionarios eneargados de investigar la explotacién ‘de las mujeres y los nifios y Tas 1 condiciones de vivienda y de alimentacién, etc, Perseo se cubria con un yelmo de niebla para perseguir a los mons- truos. "1 Nosotros nos encasquetamos el yelmo de niebl eubrigndonos ojos y oidos para poder négar la existencia de los monstruos No debemos engafiamnos. Asi como le guerra norte americana por la independencia, en el siglo XVill, tocé a rebato para la clase media europea, la guerra civil nor- teamericana del siglo x1x hizo otro tanto con Ia clase obre- ra europea. En Inglaterra el proceso de trastocamiento es tangible. Al aleanzar cierto nivel, habré de repercutir en el continente, Revestiré alli formas mas brutales 0 més humanas, conforme al grado de desarrollo alcanzado por a clase obrera misma, Prescindiendo de motivos més clevados, pues, su propio y particularisimo interés exige de las clases hoy dominantes 1a remocién de todos los, obsticulos legalmente fiscalizables que traban el desarrollo de la clase obrera. Es por eso que en este tomo he asignado un lugar tan relevante, entre otras cosas, a la historia, el contenido y los resultados de la legislacién fabril inglesa. Una nacién debe y puede aprender de las otras, Aunque tuna sociedad haya descubierto la ley natural que preside su propio movimiento —y el objetivo ltimo de esta obra os, en definitiva, sacar a la luz la ley econdmica que rige et movimiento de la sociedad moderna—, no puede saltearse fases naturales de desarrollo ni abolirlas por decreto, Pero puede abreviar y mitigar los dolores del parto. Dos palabras para evitar posibles equivocos. No pinto de color de rosa, por cierto, las figuras del capitalista y el terrateniente. Pero aqui solo se trata de personas en ta medida en que son [a personificacidn de categorias econd- micas, portadores de determinadas relaciones e intereses de clase. Mi punto de vista, con arreglo al cual concibo como proceso de historia natural el desarrollo de la forma- cin econdmico-social, menos que ningin otro podria res- ponsabilizar al individuo por relaciones de las cuales él sigue siendo socialmente una ereatura por més que subje- tivamente pueda elevarse sobre las mismas. En el dominio de la economia politica, la investigacion cientifica libre no solamente enfrenta al mismo enemigo que en todos Jos demas campos. La naturaleza peculiar de su objeto convoca a la lid contra ella a las més. vio- lentas, mezquinas y aborrecibles pasiones del corazin hu- 8 mano: las furias del interés privado. La Alta Iglesia de Inglaterra, *! por ejemplo, antes perdonara el ataque a trein- ta y ocho de sus treinta y mueve articulos de fe que a un treintainueveavo de sus ingresos. Hoy en dia el propio ateismo es culpa levis [pecado venial] si se lo compara con la critica a as relaciones de propicdad tradicionales, No se puede desconocer, con todo, que en este aspecto hha habido cierto progreso, Me remito, por ejemplo, al libro azul! publicado hace pocas semanas: Correspondence with Her Majesty's Missions Abroad, Regarding Industrial Questions and Trade Unions. Los representantes de a corona inglesa en el extranjero manifiestan aqui, sin cit- cunloquios, que en Alemania, Francia, en una’ palabra, en todos Jos estados civilizados del continente europeo, Ja transformacién de las relaciones existentes entre el capital y el trabajo es tan perceptible e inevitable como en Inglaterra. Al mismo tiempo, allende el Océano Atin- tico, al sefior Wade, vicepresidente de los Estados Unidos de Norteamériea, declaraba en mitines piiblicos: tras Ia abolicién de la esclavitud, pasa al orden del dia Ia trans- formacién de las relaciones del capital y las de la propiedad de Ia tierra, Son signos de la época, que no se dejan encubrir ni por mantos de piirpura ni con negras sotanas. No anuneian que ya maffana vayan a ocurrir milagros Revelan cmo hasta en las clases dominantes apunta cl presentimiento de que la sociedad actual no es un inalte- rable cristal, sino un organismo sujeto @ cambios y cons- tantemente én proceso de transformacién, El segundo tomo de esta obra versara cn torno al proceso de circulacién del capital (libro segundo) y a las configuraciones del proceso en su conjunto (libro, ter- ‘cero); el tercero y final (libro cuarto), a la historia de la teoria. Bienvenidos todos Jos juicios fundados en una critica cientifiea. En cuanto a los prejuicios de la llamada opinion piiblica, a 1a que nunca he hecho concesiones, seré mi divisa, como siempre, la del gran florentino: Segui il tuo corso, e lascia dir le genti! [jSigue tu camino y deja que Ia gente hable!}!" Kari Marx Londres, 25 de julio de 1867.

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