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JuangVicente Aliaga oy llustracién de sobrecubierta: Jack & Jewels. Mejores colegas, Londres. Direccién de la coleccién: SAGRARO AZNAR ¥ JAVIER HERNANDO © Juan Vicente Aliaga, 2004 © Editorial Nerea, $.A., 2004 San Bartolomé, n® 2, 5° deha 20007 San Sebastién (Guipizeoa) Teléfono: 943 432 227 Fax: 943 433 379 nerea@nerea.net ‘© De las ilustraciones: los autores © De las reproducciones autorizadas, VEGAP, San Sebastian 2004 © Obras de August Sander, Die Photographische Sammlung/SK Siftung KullurAugust Sonder Archiv, Kéln, VEGAP, San Sebastian 2004 Roservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro, pueden reproducise o iransmilrseuilizendo medics elecronicos © mecdinicos, por fotocopia, grabacién, informacién, u oko sistema, sin permiso por escrito del editor. ISBN: 84-89569-89-4 Depésito legal: M-8.478-2004 Impresign: EFCA, S.A. Encuadernacién: RAMOS, S.A. helices INTRODUCCION a 2QUé es es0 del género? 11 -Feminidad, masculinidad y mascaradas 13 EMERGE LA NUEVA MUJER 15 Los sufragistas cuestionan la hegemonia del macho 15 lo Gran Guerra y le crisis de valores 15 “El fendmeno de las garconnes 17 Modernidad y valores de género 20 Obra comentada: Autoporirait, de Claude Cahun 23 LA POLITICA Y LAS CUESTIONES DE GENERO EN EL PERIODO DE ENTREGUERRAS: EL CASO ALEMAN 25 “La imagen de la mujer en la Alemania de Weimer 25 Dadaismo, machismo y Hannch Hach 28 Virilidad y nazismo 31 Obra comentada: Gymnasiasi, de August Sander 33 Los suENOS HUMEDOS TRAUMAS DE LA SEXUALIDAD 35 La revolucién surrealista pendiente 35 Violencia y fascinacién sexual 37 Obra comentada: Unos cuantos piquetitos, de Frida Kahlo 41 MUJERES Y HOMBRES ENTRE LA REPRESION, EL DESEO Y LA OBJETUALIZACION 43 lo esirefiida posguerra 43 Las teorias de Alfred Kinsey y el puritanismo 43, De culturismo, cueros y abstracciones 44 Como hacer de la mujer un objeto de consumo. Poparty sexismo 46 ‘Obra comentada: Femme-maison, de Louise Bourgeois 51 LA SEGUNDA OLEADA FEMINISTA EN EsTADOS UNIDOS 53 lo personal es politica 53 Lo experiencia feminista de la Womanhouse 55 Lo violacién como acicate dela conciencia 56 Atte, mujer, tecnologia y performance 58 ‘Obra comentada: Torture of Women, de Nancy Spero 63 FEMINISMOS EUROPEOS 65 El feminismo, version francesa 65 Lo respuesta de Valie Export al accionismo vienés 70 Obra comentoda: Azione sentimentale, de Gina Pane 73 JUEGOS EQUIVOCOS, REALIDADES COMBATIVAS 75 -We are the glam! 75 -El travestismo y el arte de los setenia 75 -Libertades sexvoles, identidad y movimiento gay 76 -Obra comentada: Doble auiorretrato con velo, mascara y chistera, de Pierre Molinier. 79 LOS OCHENTA: UN LABORATORIO DE IDEAS NUEVAS 81 Apropiacionismo, feminismo y nuevos medios posmodernos 81 Your body is a battleground 81 Fotografia e intimided 83 la respuesta alemena 86 Obra comentada: Sin titulo, 91, de Cindy Sherman 89 DE LA IDENTIDAD A LA DIVERSIDAD QUEER 91 El impacto del sido en los cuerpes, los placeres y las identidades. 91 Inrumpe lo queer 92 Valores de género y poscolonialismo 94 -Obra comentada: Sin titulo. Vista de la instalacién en la Neve Galerie, Documenta IX, de Zoe leonard 99 ANEXOS 101 linda Nechlin: gPor qué no ha habido grandes mujeres artistas? (1971) 101 -Volie Export: Arte de mujeres: un manifiesto (1972) 103 Adrienne Rich: Heterosexualidad forzosa y experiencia lesbiana (1978) 105 “Amelia Jones: Feminismo, SA: una lectura del “posfeminismo” en una época antifeminisia (1992) 106 -Orlon: Intervention (1995) 108 Griselda Pollock: Inscripciones en lo femenino (1996) 109 “Mar Villaespesa: Hablemos de lo que pasa (1998) 111 José Miguel G. Cortés: Construyendo masculinidades (2001) 112 BiBLioGRAria 115 Introduccién sQUE ES ESO DEL GENERO? mediados de 2002 la percepcién existente en Espafia sobre las cves- fiones de género presenta todavia unc realidad problemética. De for- ma insistente, tanto en los medios de comunicacién como en el émbito intelectual, se percibe una resistencia a aceptar esa categoria del pensamiento que denominamos “género”, Por un lado, unos aluden ~puristas como Fernando Lézaro Carreter- a que se trata de la traduccién de un anglicismo =gender- y oltos (especialmente cuando se habla de “violencia de género”) se de- canian por férmulas mas asépticos, tales como “violencia doméstica”, que despolitiza la seménti- co de lo que se quiere significar. Incluso, @ veces, se emplea también Ia expresion “Violencia sexista” que, incluso siendo mas ajusiada que la anterior, hace hincapié en las diferencias de sexo y no en los valores que se adscriben sociclmente a cada uno de ellos. : Pero gqué es eso del género? Acufiado a principios de los afos setenta en el contexto estadounidense, se trata de un con- ceplo que facilité a las mujeres separarse del dis- curso de que la verdad de lo persona estriboba en su anatomia, en su sexo biolégico Con el tiempo, y especialmente tras el im- pocio de las teorias de Michel Foucault sobre la sexvolidad, de los feminismos construccionistas y de la teoria queer, se afirma que no existe ningu- na verdad y/o autenticidad absolute en el indivi- duo. Y que desde luego las personas no nacen hombres © mujeres, sino que se convierten en to- les en el proceso de aprendizaje y de sociali- zacién, de lo que se infiere que la genética y la ‘anatomia son realidades que no suponen un des fino indefectible, ya que se pueden sulrir modifi- caciones y cambios. Joan W. Scott definié el género como "un elemento constitutive de las relaciones sociales basado en las diferencias percibids entre los se- x08", Diferencias que no son noturales, sino que obedecen a consirucciones y paradigmas socio- les; de ahi que sea importonte establecer unc li- nea divisoria entre género y sexo. Este segundo férmino tiene sus raices en lo biologia y divide o lo especie humana, en funcién de los genitales, en varones y mujeres. En cambio, género se usa pare referirse al conjunto de valores, roles, com- portamientos, actitudes y expectativas que cada erent CUESTIONES DE GENERO cultura disefia y elabore adjudicdndolos a voro- nes y mujeres en funcién de haber nacido con un 8x0 u oro. De lo anterior se deduce la elabora- cién, 6 lo largo de los tiempos, de la feminidad y de la masculinidad como géneros antitéticos que no deben mezclarse. Asi, a la primera se le asocian conceptos como los de dulzurc, emo- cién, sentimiento, pasividad, entre un largo etcé- tera, y @ la masculinidad, los de autoridad, dis- ciplina, control, razén y demés. Es sabido que esta reichila de valores no es neutral ni inocente, sino que se ha edificad mediante un sinfin de presiones y constrefiimientos sociales, culturales, religiosos, médicos..., con los que se trata de im pedir lo que si tiene lugar en lo realidad més a menudo de lo que la ortodoxia y la moralidad hegeménicos quisieran reconocer; es decir, que hay mujeres cuyo comportamiento y conductas po- drian entrar de lleno en la definicién convencio- nal de masculinidad, y varones que se sienten més cémodos con los roles vinculados a la femi- nidad. Y también existe la verionte en que valo- res y expresiones de cmbas categories confluyen en un mismo sujeto. Las combinaciones son mu- chas y muy diversas a pesar de lo estricta regu- lacién del proceso de socializacién con que se adoctrina a nifies y nifias en todas y cada una de las esferas de la vida, desde Ia familia y la escue- lo hasta los medios de comunicacién Por otro lado, est también el concepto de sexvalided, que se viene empleando para referir- se @ un conjunto de practicas, @ unas orientacio- nes (heterosexual, bisexual, homosexual), a unas formas de deseo y al sugerente territorio de los fantasies sexvales. Y huelga decir que en el orden establecido actual, tratese de paises occidentales o de otros, impera el heterosexismo, vocablo acufiado por Adrienne Rich Por dicho término, que @ algunos desazona y enoja por sentirse aludidos, se entiende lo que es la evidencia misma: la conversion de la hele- rosexuclided en una orientacién que excluye a las demés. El culto y entronizacién alcanzados por lo heterosexualided es una obviedad dodo su ca- récter omnipresente y apabullante. Unicamente las. reivindicaciones de lesbianas y gays, al menos desde 1969, han permitide la creacién de pe- quetios espacios en los que poder discrepar de la norma heterosexista En ese sentido, la aparicién del pensamien- to queer, hecho que tiene lugar a finales de los aos ochenta, ha posibilitado también la critica a las identidades fijas y un mayor acercamiento en- tre helerosexucles de ambos sexos, que difieren de lo establecido, y gays, lesbianas, bisexucles, transexvales y transgénero. INTRODUCCION FEMINIDAD, MASCULINIDAD Y MASCARADAS En este orden de cosas, han solide « flote las teo- tias sobre las mascaradas. Asi, una autora cuyo pensomienio ha cobrado vigencia en los iltimas ofios es Joan Rividre, que en 1929 publicé un ensayo fitulado Womanliness as a Masquerade {lo feminidad como mascarada}. Esta psicoanc- lista venia a decir que el comportemiento social de la mujer varicba cuando competia en el espa- cio poblico y laboral con el hombre. Su determina- cién, empefio, arrojo y constancia eran percibidas por los hombres como rasgos de una masculini zacién de las mujeres; de ahi que éstos, trauma- lizados psicolégicamente por este tipo de rece- ciones de oprobio, aceniuaban su feminidad me- dianle comportamientos considerados propios de las féminas. Es decir, se ponian la mascarada de la feminidad, En el fondo, Riviére propugnaba que se trataba de conducias combiantes, forza: das por la presién social del varén, que nade te- nian que ver con la condicién sexual y biolégica de las mujeres. Los valores de género a las que me referia antes influyen también en las dislintas orientacio- nes y en las practicas sexvales (en este sentido, 428 acaso casual que el coito vaginal se encum: bre como el acto sexual por anlonomasia, prefe- rible a todos los demas y represeniado haste la sociedad, por ejemplo en el cine, en detrimento de otros placeres como, verbigracia, el orgasmo clitoridiano?). ¥ es que existe una neta jerarqui- zacién de las mismas sobre la base de una cultu- ra falécrata en la que predominan los roles acti- vos y pasives, siendo estos dltimes relacionados errénea @ interesadamente con lo femenino y, por ende, minusvalorados y denigrades. Por otro lo- do, no resulta conveniente olvidar la existencia de la misoginia, algo que los varones comparten més alla de sus preferencias sexucles, y que no es precisamente un mérito. La misoginia esté to- dovia hoy insuficientemente combatida en las dis- fintas éreas de intervencién social, educative y cultural. as mujeres esién acostumbrados ¢ auloo- nalizarse al menos desde los afios sesente, con la oparicién del feminismo, elicaido tras la Il Gue- tra Mundial, cuando el imperio del hombre gue- rrero habia eclipsado las necesidedes del otro sexo y la aspiracién « la emancipacién de la mu- jer. ¥ ese proceso de auscultacién y de autocono- cimiento les ha permitide conocer mejor su sexuc- lidad, que habia sido forjade a medida de los deseos del vorén, En cambio, éste, cémodamente encaramado en la hegemonia de un discurso ce rrado, autecamplaciente, masculinista, no se co- noce @ si mismo y tempoco admite fallos y fisuras en su coraze de macho irredento. Esta imperme- obilided e impenetrabilidad acarrea conflictos in- fernos; por ejemplo, la falta de exteriorizacion de las emociones, gue ho castrado, y sigue hacién- dolo, ¢ muchos hombres. Los varones estén perdidos, se dice con un velo de comprensién y conmiseracién, pero tode- via no lo suficiente, asevero, pues es preciso que eniren/entremos en crisis para poder componer nuevos volores de igualdad y de verdadero res- pelo a las diferencias. Sin embargo, al menos en ciertos émbitos, se empiezan a polpar ciertos cam: bios en las actitudes mosculinas. El varén se ha transformedo en un objeto de deseo, accesi lea la mujer y a los demas hombres. Pero ges esta objetualizacién, de marcado signo materialista y consumista, signo de una verdadera iguoldad? la duda permanece. la segunda oleada feminista en Estados Unidos LO PERSONAL ES POLITICO 08 afios setenta del pasado siglo xx trajeron una nueva generacién de artistas nutridas con el mensaje |i: berador del feminismo, A diferencia de sus antecesoras de los dos déca- das anteriores, su experiencia como mujeres ad- quirié una dimensién social; una dimensién que algunas percibieron como totalmente distinta a la de los hombres y, consecuantemente, merecedora de uno luche espscifica y de una forma de o:ga- nizacién propia. El elemento crucial de esta nueva etapa, en particular en Estados Unidos, fue lo proliferacién de grupos de concienciacién politica [eonscious- ness-raising] que portian del andlisis de la propia experiencio personal de las mujeres para hallar una via de andlisis politico que permitiera formular propuestes de cardcter crtico. Asi, en una habita- cién, cada mujer presente hablaba de tems tales como la ambicién, el poder, la sexualidad, el dine- ro, la imagen del cuerpo, la violencia, la ropa, el trobajo. En estos rondas de intervenciones se lle gobo a descubrir que lo que se crefan experien cias personales inransferibles compartian entre si muchos elementos comunes, Lo personal era una cuestién claramente politica. El estudio de la identidad femenina fue fure damental para conseguir que le mujer pasara de lo sumisién objetual a ser un sujeto activo que estaba consiruido socialmente. Este aspecto distingule o estas feminisias de sus antecesoras, que planteo- ban la significacion de lo feminidad en términos subjetivos e inherentes a la esencia interna de lo mujer. La oposicién, de raices roménticas, entre in- dividuo y sociedad constituia un planteamiento erré- neo, pues el yo individual se forjaba en sociedad y no come ente dotado de vida propia. De ahi que los roles sexuales 0 de otro tipo se alimeniaran de valores de género oplicados o la masculinidad y la feminidad Este sasgo colectivo lev o”algunas artistas como Eleaner Antin y Adrian Piper « focelizar en el cuerpo femenino su investigacién artistica; en el ca- so de Piper, asi como en el de Faith Ringgold, lo busqueda y el trobajo estéticos abarcabe también la problemética étnica, altamente candente en un pais que habio implantado anteriormente la segre- gocién racial fig. 10] NERO 10, Adrian Piper, The Myibie Being: Crufsing White Women (BL sor mitico. Ligando con mujeres blaneas), 1975, Acciéin realizada en Cambridge, Massachusetts Asimismo, en los selenta hubs olras artistas que volvieron la mirada hacia mites ancestrales co- mo los relatives a las deidades femeninas, la Tierra se identifica con el cuerpo de la Ma- dre generadora de vido. Asi, ol ubicar sus propios ccuerpos en espacios naturales, se resaltabe la ident- ficacién entre lo telirico y lo femenino, Un ejemplo fundamental lo tenemos en lo serie de silustas de Ana Mendieta llevadas a cabo en lowa y en México Se trataba de establecer una continuided no jerarquizade entre naturaleza y cultura; lo jerérqui- co habia sido tradicionclmente un signo de poder masculine. Huelga decir que rezumaba en todas es tas actividades une preocupacién por el medio am- biente y la destruccién de la naturaleza. Y no en vo no naceria afios después el ecofeminismo, Por olro lado, algunas propuestas abogaban por la renovacién de la espiritualided en un mundo abocade al malerialisme consumista, Relroaclivamen- fe, estas cuestiones fueron de enorme significacién debido a los niveles de contaminacién y deterioro del medio nolural, como aforlunadamente han seficlado algunas aristas criticos con la denominade globali- zacién neocapitalista. Lucy Lippard indicé que el arte masculinista privilegiaba los discursos individualistas y solipsistas que ensclzaban la libertod creative del artista nico ¢ irrepetible. No deja de resultar paradéjico que los presupuestos del minimalismo, que Irataron de cuss- fionar el concepto de genialidad de la obra Gnica mediante una exaltacién de lo mecénico e industria- lizado, generaron a la posire un culto al individualis- ‘mo. Esto lo ejamplificaba perfectamente la oposicién Carl André-Ana Mendiata; uno reconocido y aplau- dido como innovador; otra postergada a clrculos mi- noritarios: no puede olviderse que, mientras triunfo- ba el minimalisma en los citcvitos comerciales, las nuevas propuestas feminisias, que la historia del arte hha ninguneado durante décadas, se caracterizaban por anhelar una vineulacién entre el piblico y el arte mediante la proiesia en la arena piblica 0 o thavés de ritueles reactivades de sentido comunitario, LA EXPERIENCIA FEMINISTA DE LA WOMANHOUSE En esle contexio surge, en 1972, la Womanhouse ‘en Los Angeles. Estamos ante un proyecto que duré un mes y que estuvo ubicado en una casa abando- nada de esa ciuded que daria cobijo a un conjunto de acciones y actividades de carécter feminista, diri- gido 6 un péblico mucho més amplio del que acudi6 al primer programa de orte Feministe que Judy Chi- cago habia concebido en Fresno para el centro edu- calivo ColAris. Este programe fue el embrién de gran porte del arte de raigambre feminista que se produjo en Estados Unidos. la construccién de la Womanhouse, en la que se implicaron de pleno Ju- dy Chicago, Miriam Shapiro y 21 estudiantes del CalArts, supuso la introduecién de un conjunto de performances e instalaciones en las habitaciones de ‘esa decrépita mansién: muchas de esas piezos olu- dian a los toreas que una mujer desempefia tradi- cionclmente en una caso, De este modo, temas co- mo le alimentacién (el mito de la madre nutricio) fue- ron albergados en la cocina, mientras que el boro hospedaba unc reflexién sobre la menstruacién, Une de las acciones més colebradas, ideada por Faith Wilding y titulada Waiting (ig. 11}, « mado de leto- nia que interpretabe la propia y joven arista, reco- gia las distinias faceias de le espera con que se aso cic ¢ lo mujer. La espera del marido, la espera del 11, Faith Wilding, Waiténg (Psperandto}-1972. Performance en Womanhouse, Los Angeles. nacimiento del hifo, a irremediable espera para ver el cuerpo ajarse y envejecer. El proyecto Womanhouse no habria existide de no hoberse producide le fructfera experiencia docente dirigida sélo a mujeres que impulsé Judy Chicago, pero bion es cierto que el eco mediético de la Womanhouse fue considerable en todo el pais y que incluso la revista Times le presté atencién, Se ha reprochado a menudo a la pareja arlis- fica formada por Shapiro y Chicago el hecho de ha- ber alentado las feorias esencialistas sobre el arte, cuestién esla desmentide por alguna de sus seguido- ras; pero de lo que no cabe duda alguna es del sur- gimiento de una serie de plotaformas reflexivas so bre la relacién entre neturaleza y mujer. 12, Judy Chicago, The Dinner Party Ha cena festival, 1974-1979. Cerdmica e inseripciones doradas de 999 nombres de mujer; mesa triangular, bordados. Un poco después, entre 1974 y 1979, Judy Chicago haria en solitario The Dinner Party (ig. 12], una obra en la que colaboraron cien mujeres, con el propésito de celebrar una figura femenina de la his toric 0 de lo mitologio, representada en un plato de cerdimica con forma vaginal Enire quienes si cultivaron los vinculos entre el entomno y lo femenino destaca Mary Beth Edelson, que enhebré una ristra de ingredientes como la psi- cologia jungiana, el feminismo, los suefios, el incons- ciente colectivo y la politica para crear obras rituo- les como el famoso Gate of Horn (1977), y otras pie- zas donde recuperaba imagenes de vaginas (no dentatas, claro) y el recuerdo de las mas de nueve millones de mujeres quemadas como bryjas en la era crisiona, También se puede constatar que hubo olgu- ros aristas varones que climentoron la relérica del renacimiento © resurgimiento en contacto con la no- turaloza, como hizo Charles Simonds en Birth (1970}, con lo cual quedaba demostrado que la identifico- cién mujer = naturaleze y hombre = cultura carece de sentido logico. LA VIOLACION COMO ACICATE DE LA CONCIENCIA En el caso de Ana Mendieta, su inmersién en la potencialidad de la naturaleza se produjo en parte por Ia oficranze que ello sentia por haber dejado Cube siendo nifia, donde quedaron sus progenito res. En esas piezas en que su cuerpo desnudo se inscribe en la tierra, en los ribazos 0 en los huecos de las cuevas, parecia buscar una sintonie con lo fuerza y la energia intemporal de la madre natura: leza. Sin embargo, otros trabajos como Rope Scene {1972}, en donde escenificé la violacién que habia sufrido una estudianie del campus de la Uni- versidad de lowa, ponen en evidencia la diversi- dad de su estética, especialmente en los primeros afios, cuando anidaba asimismo un propésito de denuncia. Propésito de sesgo menos directo y mili: tonle que el propuesio por Suzanne Lacy y Leslie La- bowitz en sus manifestaciones/acciones en forno la violencia ejercida contra la mujer y, en particu lar, el creciente y olarmante némero de casos de violaciones que tenfan lugar @ lo largo y ancho de Estados Unidos In mourning and in rage (1977) fig. 13} su- puso un verdadero espectaculo visual marcado por el dramatisme que aportaben las mujeres cubiertas de negro y de telas rojos que se mostraban, solem- ne e hieréticamente, delante del Los Angeles City Hall. Este acto gozé de considerable cobertura me: didtica. Se trataba de criticar las distorsiones que la prensa habia transmitido de los crimenes come- tides por el llamado Estrangulader de la Colina, que andabo todavia suelto y que habie matodo a a: 1, Suzanne Lacy y Leslie Labowitz fs mourning and in rage [De tuto y con rabiel, 1977. Performance en. Los Angeles City Hall 10 mujeres. Esta accién de luto y rabio, de pesor y de demostracién de fuerza del feminismo, permitié que se hablase de temos considerados tabi hasta entonces: el maltrato a las mujeres y el incesto en las familias En ese mismo afio, Suzanne Lacy y, Leslie La- bowitz protagonizaron Three Weeks in May. De nuevo ante el ayuntamiento de Los Angeles, desple- garon un conjunto de planos de los diferentes ba rtios y calles de la ciudad donde se habian pro- ducido violaciones, marcando con una plantilla el término rape [violacién]. ARTE Y CUES TIONES DE GENERO El empefio de esta pareja, que gozaba de gran capacidad movilizadora, no cesé. En 1978, en San Francisco, llevaron @ cabo una de sus oc- ciones mas sonadas y también mas polémicas, Me refiero @ Take Back the Night. Tras la celebracién de un congreso en el que se trataban los posiciones existentes entre las mujeres en relacidn con lo por- nogratic, tuve lugar una manifestacién que brans- cutrié por el barrio chino de aquella ciudad. En me- dio de la misma, aparecié una carroza que exhibia una suerle de madonne en cuyo interior habia mo- terial pornogrético. Al decir de los erénicas, las ma- rifestantes, que culpabon @ la pornogratia de la degradacién del cuerpo y de la integridad de las mujeres, quemaron el material. Conviene tener en cuenta que lo que puede parecer un acto desorbi- todo y contrario a la libertad de expresién se en- fiende mejor (dado el contexto de crispacion} si se consideran las denuncias presentadas por algunas mujeres que habjan sido forzadas a posar/actuar para revisias porno. Asimismo, en el acto de enfu- recimiento sefialado subyacia que el cuestiona- mianto de la misoginia y del machismo palpables en la sociedad esiadounidense apenas tenia plato- formas de expresin en los medios de comunico- cién. Se producia de facto una suerle de censura que enojaba sobremanera a las asociaciones femi- nists ARTE, | MUJER, TECNOLOGIA Y PERFORMANCE Parclelamente a estas manifestaciones en la via pi- blico, uno de los ejes que vertebran el arte de ins- piracién feminista en los afios setenta de! pasado siglo xx se centra en la exploracién de las realida- des del cuerpo femenino y en las diversas formas de mostrarlo, ajenas a la mirada reguledora del machismo. En estas coordenados se sittan las in- tenciones de Carolee Schneeman, que ya en los aiios sesenta habia destacado en trabajos relocio- nados con el happening y el accionismo (recuérde- se la famosa Eye Body de 1963). Tras una prolon- gade eslancia europea, regresé a su pais, donde llev6 a cabo le mitica inferior Serolt Desnuda, con el cuerpo pintarrajeado como una criatura embebida en un rito (ella misma rei- vindied el espacio de arte en tanto que lugar de ceremonias y rituales arcaicos y renovados}, Sch- neeman extroia de su vagino un rollo del que leyé un texto. En él ironizaba sobre los procedimientos so- ciales que marcaban los actividades considerodas socialmente edecuadas peras las mujeres, con el objeto de diferenciarlas de los que eran marcodas con el sello del varén; distinciones en las que cofan también algunas mujeres {la danza para las fem nas; e! cine para los varones]. Esta accién, realiza- LA SEGUNDA OLEADA da ante un piblico femenino en 1975, se repitié dos ofios después con espectadores de ambos sexes. Uno de los estereotipos més sangrantes pro- pagados por el machismo era el que establecta la incapacidad de la mujer para el pensamiento abs- facto. Supuesiamente, todo aquello que escapase de su realidad material y carnal le venia grande. Huelga decir que, por lo burdo, esta idea no se sos- tiene y que, « lo par que algunos sectores del femi- nismo se zombullian en pos de une estética feme- nina y reivindicaban los trabajos y las artesanias {lo que se denominé The Pattern and Decoration Mo- vement) que los hombres {no todos, claro esté} de- cian despreciar, por resultar arcaicos y poco renta- bles, broté un verdadero entusiesmo por parte de algunas artistas « lo hora de abrazar las nuevas posibilidades que oftecian la tecnologia y el pen- samiento hermético del arte conceptual. Este es el caso de Adrian Piper y, sobre todo, de la artista multimedia Lourie Anderson. En el terreno del video desiacd Martha Rosler, una artista imbuida del mensaje politico de Io New Left que se interesé por hurgar en los meca- nismos del poder. En su celebrada Semiotics of the kitchen, de 1975 (fig. 14}, ofrece una reflexién fur: domentol sobre las supuestas ventajas y Ia realizo- cién que las mujeres pueden obtener medionte la préciica de lo cocina. Imperiurbable, Rosler des plegé un conjunto de artilugios por orden alfabéti- FEMINISTA co [evenco, cuchillo, delantal...] y ridiculizé los oc ciones liberadoras uilizando para ello una batido ro de huevos, un tenedor y un cuchillo. El estila frio ¥ distanciado de Rosler esté también presente en Vital Statistics of a Cifizen, Simply Obtained, de 1977, una performance que grabé en video poste- riormente con el objeto de presentarla en este for- mato. La intencién era incidir en lo regulade y nu- merado de Ia vida de las mujeres. Rosler aparece siguiendo y ejecutando las érdenes mientras se des- nuda como una persona obediente. Una voz en off punta los imagenes para hacer consciente al es- pectador de cémo el cuerpo se he cosificade y ha perdido su identidad personal. La realizacién de esta performance tuvo |u- ger en San Diego, donde hobian florecido ejem- plos enriquecedores de cooperacién enire distintas mujeres como, por ejemplo, Nine Women, un colee tivo que inicié Eleanor Antin. Estamos ante el caso de una artista que exploré distinies personalidades y que se disfrazaba a menudo pare encarnarles, jugondo asi o une suerte de “mascarada”, concep to éste que definié lo psicoanalista briténica Joan Rivigre en 1929 y que estaria en alza en los cfs noventa del siglo x%, reactivado por el empuje de la teoria queer. Eleanor Antin concibié Carving: @ traditional sculpture en 1973; en ella se exhibia como mujer seguidera de una dieta estricta durante mas de un ARTE Y CUESTIONES o 14, Martha Rosler, Semiotics of the kitchen Semiética de ta cocinad, 1975. Video en blanco y negro coa sonido (seis minutos). mes. Cada dia se hacia fotogratiar de frente y de espaldas, por ambos lados. Las poses demostraban que el supuesio cuerpo espléndido que estaba lo- grando esta mujer, que se amoldabe a les canones de belleza predominante (y asfixiante)~ estobs, muy al conirario, lejos de ser una realidad Proboblemente haya sido la problemética que ocarrea la imagen que sociolmente se supone debe dor une mujer la que suscité un mayor nome- r0 de proposiciones criticas. Esté presente en la pie- 20 Roberta Breitmore’s Construction Chart, de lynn Hershamn, y en gran parte de la obra fotografica de Hannah Wilke. Tildedas y nombradas como ¢! “bello sexo", resulta dificil zafarse del peso consuetudinario de esta construccién social. Un constrefimiento que hace de la mujer un objeto de contemplacién que ha de someterse a cuidados cosméticos permonentes UNIDOS 15, Hannah Wilke, SOs. Sarification OPfect Sertes BOS. Serie de abjetos sobre ta escarificacién 1 ef extreatol, 1974-1979. 28 Fotografias en blanco y negro (U5 x 10 ea a 4/s|o)a)ala) lala) ai@iaiala pora esior presentable y guapa. Consciante de la fama de mujer hermosa, Wilke posa desnuda o semidesnuda en SOS Storification Object Series (1974-1979) (fig. 15] haciendo todo tipo de ges- fos, mohines y poses olmibarados, Hasta aqui na da especial, de no ser porque el cuerpo y la cara de Wilke (poco sonrienle, por olre: parte) aparecen cubiertos de chicle, modelado de forma que pare- ce un dlero, una vulva o una cicattiz, De alguna maners, y al igual que muchas mujeres africanas suften escarificaciones mediante cortes en la piel para adaptarse a las exigencias de belleza de sus tribus © clones, Wilke propone que para ser una estrella como mujer hay que somelerse a las reglas del juego dejandose marcar come una res. Los selenia fueron afios de activismo y de bulir de ideas. El eco de que gozaron algunos ret- vindicaciones feministas se enmarca en un contex- to polifizado en el que no pueden dejarse de lado las protesias suscitadas por la guerra de Vietnam, las manifestaciones estudiantiles, lo lucha del Civil Rights Movements y el nocimiento del Black Power. HICH TORTURES 1 -& SAlRiT O 4 CORPSE STAKE Torture of Women [Tortura de mujeres}, 1976. Paneles IIL, IX, XIIL Pinturs a mano, collage sobre papel (1 x 3.810 cm). Naney Spero, Coleccién National Gallery of Art, Onawa, Torture of Women es el tule de une exposicién de obras de Nancy Spero que tuvo lugar en 1976 en la AIR Go- llery de Nueva York. Este espacio, nacido en 1972, conté con la presencia de Mary Beth Edelson y Ana. Mendieta entre otras artistes, y se creé con la intencién de dar impulso « la visibilided del arte producide por las mujeres. Tosture of Women consisie en unc serie de pone- les que se inician con uno explicacién escrite de caréc- tor oxplicito sobre ol infierne que es pare las mujeres su propia vida. A partir del noveno panel, Spero incluyé figuras impresas que usabs por vez primere. Con ello traté de configurar un léxico femenino, una suedte de clfobeto sobre las mujeres. Esto figura aparecia con las manos y los pies cortados, y encogida: era une: metéifo- ra de las prisioneras. De algune forma, se ralaba de trabajar en un libro en el que habia fexlos mecanogro- fiados, algunos de los cuales s6 referian c jévenes de izquierde detenidas en Uruguay y que fueron salvaje mente torturadas hasta la muerte; también habfe ecopio de informacién sobre el ropto de dos monjas francesas en Buenos Aires 63 Spero, cuyo trabsio interesaba poco en aquelles aos, acumulaba citas imégenes que fue emplecndo en su obra a modo de collage. Torture of Women fue concebide originalmenta como la primera entrega de Notes in Time of Women (1976-1979). En ésto, los figuras danzan; es lo ibertod de movimiento que se celebia. Se inserton también po- sajes de libros aziecos que dicen: “Ciertamente der a luz es avestro mortalided, nosolas que somos mujaras, pues es nuestra lucha". La figure de Artemise interrum pe: es le destructora, la diosa de los partos. Tombién la deidad curedora Aunque las mujeres no desempefiaban un papel protagonista en la historia, Spero se lo otorgé de algon mado con astas fragiles obras. Lc elaboracién de esta pieza sacé @ la lvz la ver dodere historia de le infamia que han sido las vivencias de las mujeres o través de los tiempos. Pare contrarrestar se historia ton negative, Spero dibuié figures que corr «en, beilaban, daban brincos o subian por al costado de onimales clades de tres cabezas y varios pechos, en una mezcla de iconografia mitelégiea y de denuncie social los paneles de popel de Torture of Women, que la artis: to sitia @ une ckura de metro y medio dal suelo, compo- ren un poisaje de horrores que se lee como un friso en Un templo helénico. Esta mencién no es ocioso, pues el objetivo de Spero es evidenciar ese continuo agravio a través de las diferentes épocas en que la opresién de la mujer es harto notorio. De oh las alusiones « distintos cultures y chlizaciones puntuadas con textos de informes policiales 0 soflamas politicas contemporéneas. Al igual que leon Golub, su compafiero senti- mental, Nancy Spero perienece © uno generacién que adquirié conci de Vietnam, pero la importancia de ese genocidio no le cia politica con el desasirs de la guerre impidié ser sensible y percatarse de otro tipo de repre- siones, como las que afectan « lo violencia de género. En esle sentido, Spero ha seguide hurgendo en Ia histo- fig [éste es el caso de Masha Bruskina, la primera mujer judia del queto de Minsk que fue ejecuteda durante la cocupacién nazi del territorio seviético) para recuperar posajes oscuros en los que la presencia de la mujer resulta significative, aunque a menudo también hoya s- do inftavalorada: 64 Feminismos europeos EL FEMINISMO, VERSION FRANCESA line Dallier, una de las escasos criticas de arte interesades por el alcance del feminismo en Eu- ropa, escribié que la revuelta de 1968 fovorecié el resurgimiento del feminismo en Francia en la medida en que las mujeres impli- cades en los grupos de izquierdo, como sucede siempre después de cade revolucién, fueron empu- jodas de nuevo hacia las tareas tradicionoles. De es- ta profunda decepcién nace la disidencia del movi- imiento feminista. A pesar de ser el pais de Simone de Beavvoir, no abundan en Francia los estudios sobre feminismo, ¥ menos todavia los relacionados con el arte, Seria injusto nagor que hubo manifestaciones colectivas de indole feminista; sin embargo, los historiadores del cotie, forjadores de une visién canénica, no han teni- doa en incluirlos en sus recuentos, antologias y compilaciones. EI MLF (Mouvement de Libération de lar Fem- me} pronto se dividié en dos tendencias distintas de trasfondo teérico: de un lado, el igualitarismo y, de otto, el feminismo de la diferencia o esencialismo. La falio de cohesién se percibié como un error cometi- do. En lo que al arte se refiere, el individualismo era lo actitud predominante, ya que pero muchos artis- fas ser percibidas bojo el marco del feminismo era colgo limitador, como si por ello la avionomia de lo creacién perdiese enteros. Bien os cierio que hubo algunos trabajos que se hicieron bajo Ic ensefia de la solidoridad, como es el caso del vestido rojo de Incola realizado en 1968 y con titulo inglés: Some skin for everybody; un vestide que habia de servir para recoger y envok ver bajo el mismo a 11 mujeres, « medo de manto protector. lo primere asociacién de artistas plésticas con- testatarias nace en 1972. Anteriormente existié el grupo La Spirale, un ndcleo heteréclto que organizd en circvitos minoritarios la exposicién Utopie et fémi- nisme en 1977. Hubo asimismo otre grupo llamado Dialogues, dirigide por Doreihé Selz, Estas artistas realizaron trabajos de inlencién sociolégica sobre la imagen estereotipada de la mujer tal y como la vent. ‘an ofteciendo machaconamente los medios de comu- nicacién. Al mismo tiempo, lleveron a cabo una ta- rea de denuncia sobre las aladuras domésticas « que estaba sometido el colectivo femenino. En 1976, segin ha escrito Armelle Leturg, se consiituyé el grupo Collectif Femmes Art en torno a Francoise Ellie, « partir de una invitacion para expo- ner en el ARC, uno de los espacios experimentales de la capital francesa, La suspensi6n de la exposicién por motives espurios origind prolesies y criicas vert- dos en un manifiesto ftvlado Enfermement/rupture. Une de las escosas ocasiones en que los artis: tas francesas imbuidas de feminismo pudieron mos- tror sv obra fuera de su pats la propicié Aline Dalle, que preparé Combative Acts Profiles and Voices para lo galeria AIR de Nueva York, un espacio que fomen- tabs el arte reelizado por mujeres. Le exposicion cito- da pretendia ser una experiencia que queria reflejar ol impacto de lo comunidad femenina francesa y que dio valiosos frutos en el proyecto La Roquete, prison de femmes (1974), realizado por Nil Yalter, Nicole Croiset, Judy Blum y Mimi. Este proyecto consistia en una reflexién acerca de la vido cruel de las prisione- ras mediante una retchila de dibujos y de relatos Asimismo, un video acompaficba la instolacién. Una de las voces més singulares, mas préxi- ma al émbito del cine, aunque en afios posteriores evolucioneria hacia el video, la tenemos en la per- sonalided de Chantal Akerman. Esta cineasta belgs realiza Jeanne Dielman, 23 quai du comerse, 1080 Bruxelles (1975), que trata sobre la opresién de las tareas del hogar que desembaca en pura violencia Jeanne, la protagonista que interpret la achiz Del phine Seyrig, no es ni un modelo ni un ejemplo de victima, lo que supone una situacién desconcertante «ol huir de visiones maniqueas. Al igual que en Estados Unidos, la problemat- a del cuerpo fue capital en Francia en una época en que estaban por resolver cuestiones acuciantes como el derecho al aborto, el uso sin impedimentos de los contraceptives (inventados en 1960), y en la que ‘asuntos como las leyes matrimoniales y la custodia de los hijos despertaban polémicas, sin olvidar que la lacién y oltas formas de agresién conta las muje- res estoban lejos de ser erradicadas. En ese orden de cosas, y como un gesto de rebeldia, se ha de ver Encoconnage, de 1972, elaborado por Francoise Jo nicot. En esta accién, la artista se enrolla con una cuerda de la cabeza « los pies, y poco a poco ve liberéndose de las ataduras que ella misma (zo los condicionamientos socialesé) se ha infingido. ‘Ora de las acciones simbdlicas de los afios setenta del pasado siglo 0 la concibié la arista de origen argentino ofincada en Paris Léa Lublin, bajo el fiulé Action: Dissolution dans eau Poni Marie, 17 heures (1978) fig. 16). Lublin habia escrito en une pancarta una ristra de preguntas, a saber: gla mujer es un saco de esper mma, es un falo al revés?, gel mal del siglo?, guna des- conocida®, gun objeto de reproduccién’... Al cabo de un rato, la pancarta portadora de tépicos y cli chés, entremezclados con dardos y criticas, desapa- FEMINISNO 5 EUROPEOS 16. Léa Lublin, Action: Dissolution da Pont-Marie, 7 heures [Acclin disobucton en el agua. Pont-Marte, 17 horas), 1978, Accién realizada en Pati, recié en las aguas del Sena como si la corriente tuvie- ra que llevar el mensaje @ otros lugares Es harto sabido que la sociedad de consumo ha tenido y frene a la mujer como la destinataria ide- al en sus sucesivas campatias de promacién del con- cepto de belleza hegeménico y del culto asfixiante a la apariencia. Acerbas criticas de las imposiciones que ofecian directamente a las mujéres se mostraron en esios aos atlisos como Dorothé Selz, Annette Massager y Orlan, Esta tltima es la que ha llevado @ consecuencias més exiremas (an su propio cuerpo y en potticular en su roso, especialmente en los aos noventa, con las intervenciones quirtrgicas transmiti- dos via saiélite} la necesidad de desasirse de la dic- odure de la imagen. Baiser de Vartiste, llevade a cabo en 1977, seré una accién fundamental en la rayectoria de Orlon (posteriormente se convertiria en un elemenio escultrico]. En ella, una joven Orlan ma- quillada pos6 en la FIAC, situéndose deirés de una mampara que reproducia una parte del cuerpo des- rnudo de una mujer como si estuviese en una feria, Un texto invitoba a inlroducir uno moneda de cinco fron cos a combio de un beso de le arfista, Para acentuar la consideracién social de que la mujer era percibida como un objeto, unas efiquetas aludian « objetos 0 productos que eran précticos y/o femeninos. El escandolo fue mayésculo y dio lugar a que despidiesen a la artista de su puesto de animadora, Ella misma recogié a posteriori algunos de las rece. ciones de los mujeres y hombres que se acercaran y participaron, sus frases de apoyo, y también la ten- totiva de abuso de ofros varones, asi como la sorpre- sa de alguna mujer cuando el beso de le artista impli aba la introduccion de la lengua én la boca de la espectadora Unos aos antes, en 1972, Annetie Mess: ger, en un tona més discreto, reolizé Les tortures vo- luntaires (fg. 17) para su serie Albumcollection n* 18. Se trota de un despliegue de fotografias proceden- tes de diferentes revistas que fueron desparramadas en la pared. En ellas se muesira una imagen frag- 67 ARTE Y CUESTION 17. Annette Messager, Les tortures volontaires fas torruras volumtaris), 1972, 86 fotogratins en gelatina de plata ex un album (dimensiones variables) mentada de un conjunto de mujeres que se somete a tratamientos cosméticos y estéticos de toda clase. Sonrientes © impasibles, muchas de ellas parecen momias 0 figuras embalsomadas, cubiertas de cre- mos, potingues y rules. Aunque la atencién se cen: fra en el rostro, pero iambién olros miembros del cuerpo son objeto de cuidado 0 tortura, depend de como se mire. Messager insisie en lo descomposi- in y lroceamiento {y por ende en su despersonali zacién como sujeto] del cuerpo, dada la miriada de fragmentos de que consta este “obrocuerpo” que compone la figura de una mujer imposible. Son tor turas voluntarias, o es la presién social la que empu- joo lo mujer a tales pruebas de las que el vardn en aquellos afios estaba totalmente exento? No hay una respuesta clara o la hora de interpretarlo. Lo que si se distingue de forma vehemente es el interés de Messager por plantear la pregunta, todavia poco frecuente en una Francia que habia pasado por los. acontecimientos de mayo del 68, pero en la que perduroban separaciones tojantes que la sociedad habia establecido respecto a los roles y los popeles diferentes segin el sexo, incluso en el terreno labo- ral. Diferencias que se observan todavie en le ectua- lided; basa con echar un vistazo « un edificio en construccién para percatarse de la ausencia de mu- jeres, del mismo modo que es evidente el escaso nb mero de varones en el mundo de lo confeccién En uno de las identidades 0 coras que Mes- soger se inventa, la de mujer practica Quand je fais des travaux comme les hommes, se plantea la pro- blemética sefialada apuntando el deseo de equipe- racién al presentarse la artista como una mujer ex- perta en bricolaje. Oro de los rasgos definitorios de fos afios setenta del pasado siglo xx en el contexto europeo es la emergencia del occionismo. Respaldado por la publicacién Arftudes, dirigida por el crtico Francois Pluchart, en ella confluyeron distintas manifestacio- nes del art corporel. Entre las més significativas des- tacaban los planteamientos de Michel Journiac, un artista que bregaba por hacer fluir su homosexuali- EWINISHO EUROPEOS dad en los intersticios de sv discurso, cuestion nade fécil ni siquiera entre los pariidarios de la izquierde radical (recuérdese que los grupos comunistas y moo- istos eran especialmente homéfobor}. Journiac era conocedor del impacto del pensamiento freudiano y de sus ideos falsas y mistificaciones, como aquella fn la que se propone una explicacién de la homo- sexvalidad « partir de dos hechos: el abandono del hogar por parte del padre y la presencia activa de una made posesiva. De esto axioma freudiano se desprende Ia obligatoriedad de la feminizacién del homo, Huelga decir que estamos onle una palaia perniciosa que todavia cuenta con defensores. Jour- nigc traté de cuestionar estas asociaciones obsurdas en su Hommage & Freud, constant critique d'une my- thologie travestie (1972). En estos fotogrofics en blanco y negro, para los que el arista se vestia con las ropas de sus dos progenitores, el propésito es sefolar no sélo la similar influencia de ambos en la progenie, sino el hecho de que una misma persona puede desempefr los roles y las mascaradas alri- buidos @ ombos sexes El caso de Gina Pane se nutre en porte tom bién de la fuerza de que gozaban las teorias freu- dianos y lacanianas entre la intelectualidad gala de aquellos afos Obra sofisticada y criptica, se ofrece al pobli co mediante la exposicién de heridas que la propia artista ejecuta en su cuerpo. Ademas de Azione sen- fimentale, Gino Pane mezcla a lo largo de los afios setenta diversos elementos medianle los cuales hipo- teco las ideas rectbidas sobre la condicién femeni- na. Esto se observa en Discours mau et mat (1975), fen donde lat referencias o lo infancia y al cuerpo pardido de lo madre (los senos, el vientre, el sexo} van acompaitadas de gestos y actos inusuoles pare la @poce, como fue el hecho de que Gina Pane se fumbase junto al cuerpe desnudo de una mujer cuye espalda se mostrabe Ilene de estrales. El orbe feme- nine de mujer a mujer se iba formonde mediante el deseo En una de sus acciones més complojas, en lo que $e infra el componente subjetivo y personal, Laure, reclizada en 1977, Gina Pane clude o la pre~ sign sociel sobre la maternidad refriéndose a la vide de Colette Peignot, llamada Laure, autora de Histoire dune petite file y que fue compaiiera sentimental de Georges Botoille, Loure murié de tuberculosis a los 35 aos, y su obra he estado supeditade a la de su comparero senfimentl. Inmersa también en el arte de accién, cunque con planteamientos diferentes, esta Marina Abramo- Vie, quien, ontes de unirse o Ulay, y de forma bastan- te violenta, pone de monifiesto los condicionamien- tos estélicos sobre las mujeres: Ari must be beauiiful; Artist must be beautiful (1975). En ello, Abromovie se peina y cepilla el pelo con un cepillo de metel hos- ta herirse le core rituo LA RESPUESTA DE VALIE EXPORT | AL ACCIONISMO VIENES En otto contexlo distinto, el austriaco, y en un registo horto diferente, aunque inmersa también en el campo del accionismo, se sito la obra de la custricca Volie Export Hastiada del comportamiento uliramachisto. de los occionistas vieneses, Valie Export concibié acciones imoginativas y sorprendentes. En una de las primeras, llamada Tapp und Tastkino [Cine para tocar y palpor), de 1968 (fig. 18}, la arlsia cparecia opostada en plena calle con una caja provista de cortina constrvida alrededor de sus pechos desnudos. Peter Weibel, que la acompafiaba, convecabs al piblico conminéndolo a acercarse y tocar los senos de la ariisiomodelo. Cons- cionte de la objetualizacién del cuerpo de la mujer, que- rio ser ella misma a todas luces quien tomase la deci- sién de invitar a ser polpada por cualquiera que se alre- viese. Las pechos ya no pertenecian a un solo hombre, el marido. A través de su cuerpo, expuesto voluntarioe mente, determina su independencia, una decisién con- frovertide que no compertian todas las feminisias Esta chocante accién fue seguida de olra en Minich, un afio después. Vestida con camisa negra y pantalones cortades ¢ la altura de la entrepierna, de jando ver el vello pibico, Valie Export, armada con una metralleto, enlré en un cine en el gue se proyec 18, Valle Expos, Tapp un Tasthino [cine para tocar y palpani, 1968. Accién realizada en Manich. tabon peliculas poo (fig. 19). Movigndose con ca: tela, anuncié al péblico que los genitales de verdad estaban a su disposicién y que podia hacer lo que gus- tase. La reaccién no se hizo esperar: en silencio, y ate- morizades, los varones abandonaron la sala. En ora de sus llamativas acciones, la fitlada On der mappe der Hundigkeit [En el plano de lo cani- no], de 1969, Valie se paseaba por las calles del cen- tro de Viena llevando a Weibel atado con una correa, como si fuera un perro obediente Un afio después, y para sefialar el valor expre- sivo del everpo, se hace tatuar una liga en el muslo. Segin coments ella misma, la liga era un signo de ES esclovitud, de sexualidad reprimide, y ella pretendia trostocar esie sentido unilateral. Los foios que se con- servan muesiran el bojo vientre de lo artista y el tatva- je en la pierna izquierde, la actividad de Export no se limité a las accio- nes, sino que se interné lambién en el campo del cine. Una de sus peliculas en las que reivindica abierta- mente los goces de la masturbacién clitoridiana lleva por titulo Mann, Frou, Animal (1973) 19. Valle Export, Abtiombose: Gential Panic [Accién del pantalén. Pantco genitall, 1969. Acci6n realizada en Minick, Y ya que hablamos de sexo, habria que afadir que la pudibundez, de base religiosa, oxigind un enor me escandalo en Gran Bretofia cuando el colectivo bri tanico COUM Transmissions organizé la exposicién Prostitution (1976), en el ICA de Londres, como ha re- latado Kristine Stiles, Muchas de los imégenes fueron censuradas y la prensa atacé a Cosey Fanny Tut, una arlista que conacia e! oficio personalmente, por haber trabojado en él. La industria del sexo y de la porno- grafia eran todavia materia sulfurosa, abs posible que en una sociedad patriarcal y machista la mujer desempefie roles contradictorios co- mo los de victima y torturada? Eso es lo que parece desprenderse de la accién de Ulike Rosenbach Don't believe | am an Amazon, reclizada en el Kunshmuseum de Diiseldort en 1975. En ella, la crtista clemana, vestida de un blanco inmaculado, lanz6 15 flechos se- bre una diana cubierla con una reproduccion de la pintura renacentista Madonna de la rosa, de Stephan Bocher. Un video grabado para la ocasién invierte la Siuccién, pues el rostro de la propia arlsta aparece superpuesto al de la Virgen. Era ésta una accién pre- ventiva frente a es0 descalificadore actitud expresada por algunos hombres de que cuando una mujer es act- va es percibida como una Peniesilec castradora y, por Janto, se convierte en amenazadore? 7| Azione sentimentale [Acton sentimental], 1972-1973 Gina Pane. Accién realizada en la galeria Diagrama de Mikin, Colecci6n particular, Paris, Gina Pene fue una artista que nunca repitié una accién ni se hirié calli donde la herida ya habia songrads. Du: ronte casi una década, llevé a cobo acciones en las que la violencic conira su propio cuerpo [que ella ofirmaba no percibir) fue un elemento significative. En 1973 realizo, en lo galeria milanasa Dia grama, Azione senfimentale, una de las més conocidas fen su trayectoria, que surca los aiios setente del siglo x on el campo del arte corporal y del accionismo extreme. Articulada en tres elopas, de acuerdo a un reco- rrido cronolégico, Gina Pane dispuse en la primera so- lo una tala de terciopelo negra en cuyo centro habia una rosa blanca cosida. En las paredes de la galeria, tres Fotografias mostraben unc rosa en un biicaro de plate. Cada una de ellas habia sido dedicade por una mujer a otra mujer. En la siguiente sala, une proyeccin mostrabe a la propia artista sosteniendo un ramo de 1osas rojas. Por iltimo, en la tercera sala, lugar donde se desorrollaba la accién, destacaban en el svelo unos circules hechos con tiza en cuyo interior podia leerse la polabra italiana “Donna”. El piblico, compuesto sdlo oe 73 por espectadoras, se situabe dantro de los circulos men- cionados. Gina Pane ejecuté diversos movimientos de vaivén, tanto de pie como tumbade en el suelo, mien- tras llevaba en sus manos un ramo de rosas rojas. Poco © pote, adoptaba una posture fetal. Segin Anne Tron- che, estudiosa de la autora de Escalade non cnesthé- si6e (1970), de este modo trataba de identificarse con los afectos primeros entre la madre y su progenie, por un lado, y de rebelarse ante le domosticacién del cuer Po, por otto. Segin afirmé la propia asta, la madre era un simbolo de muerie, ya que la relacién entre la madre y el hijo es osfixionte « la par que nica, lo que cexcluye al resto del entorno humano. Asimismo, s@ tro- taba de que todas las mujeres alli presentes pudieran revivir sus experiencias ofectivas Después de realizar los movimientos y gestos se- fialados, Gina Pane tendié su brazo izquierdo en direc: cién al piblico y se clavé las espinas de una rosa, ol fiempo que practicabe una incisién con la cuchilla de una hoje de afeitar en el interior de su mano, dlibujando uno rosa con los cortes. De esta forma, el brazo se com vertia en el tallo de una flor sangrante, simbolo del emor que pasaba de mono en mano. Gina Pane reclizé esta ‘eccién pensando en un acto de amor ofrecido a las mu jeres. Las connotaciones lésbicas eran clares, ounque habria que preguntarse por qué rara vez la erttica de arte las ha mencionado. Dos mujeres leian simuléineo- mente una corrospondencia intercambiads entro dos f- minas en francés e italiano. Mas torde, esta vez con un ramo de rosas blances, Pane repitié los movimientos de lo primora fase. Durante le accién, en la segunda estan cia se ofa la cancién ~en este caso, de un hombre— Sirangers in the night, de Frank Sinatra: todo un toque de molancolic, amor, daseo y sacrifi Juegos equivocos, realidades combativas WE ARE THE GLAM! i se hiciese una historia del travestismo «@1lo largo del siglo x, se podria dedv- cir la frecuencia de este tipo de mani- festaciones y de deseos que suponen un trasvase {al menos en el terreno de lc apariencia) de algunas consideraciones en tomo « qué es lo femenino y qué lo masculino. El término trevestismo sigue anclado en confy- siones y equivocos (inieresados}. En el habla de la ca- lle, la mezclo enire irovestismo y iransexuolided es moneds cortiente: jcrato error! Tampoco le gente suele haver muchas distinciones entre ransexualidad y un tr mino de uso mas reciente, transgenérico/a, que no su- pone que se haya producido una operacién de cambio de sexo, sino la bisqueda de estados intersexucles. En los setento del citado siglo, el impacto medié- fico del glamrock supuso la posibilided de confrontor una serie de ideas sobre el uso de los cosméticos por parte del varén como no habia sido-posible antes en el terreno musical, un émbito de significativas influencios entre las masas y, en particular, en ka poblacién juvenil Los insultos y las chanzas llovieron evando Do- Vid Bowie inventé The Rise and Fall of Ziggy Stardust en 1972 y evando las revislas musicales recogieron el beso entre Iggy Pop y la future estrella britinica, Am- bigiedad y bisexualidad iban o la por de una estética colorist Niel county ni el rock, con sus valores machi Jas (suavizades en parte cuando eparecié K.D. Lang y su country-rock}, habian llegado tan lejos. EL TRAVESTISMO Y EL ARTE DE LOS SETENTA la exposicién comisariada por Jean-Christophe Am mann Transformer. Aspekte der Travestie (1974), y que pudo verse en Suizo, Austria y Alemanio, tuvo la osadia de vincular mésica, espectéculos de masas y ofte. En esta muestra consiguié teunirse la obra y ol espirity de Urs Luthi, Luciano Castelli, Katharina Sieverding, Jirgen Klauke, Luigi Ontani, The Cocke- ties, Andy Worhol, Pierre Molinier y, entre los misi- cos, Eno, New York Dolls, Mick Jagger y David Bo- wie. El componente interdisciplinar de este proyecto resultaba « todas luces pionero, Probablements, de haberse llevado o cabo Transformer unos afios des- ARTE Y CUESTIONES DE GENERO pués, se habria incluido la valiosa aportacién de un miembro de Zaj como Juan Hidalgo, que en Biozaj opolineo, Biozaj dionisiaco |1977) realiz6 una fic- cién de cuerpo hermatrodita, También le contribu- cién del borcelonés Carlos Pazos es digna de men- clén: sus fotografias (Voy a hacer de mi una esire- lia, 1975}, en las que pose vestido y maquillado como un galdn de cine, lénguide y delicado, con trastan irremediablemente con lo marca de dureza, fiereza e impenetrabilidad que se le supone a un macho. Son afios estos de relectura del pensamiento freudiano y de la aparicién de Trois milliards de per- vers, una publicacién concebida por Félix Guattari en la que se recogen a los disconformes con las nor- mos sexucles imperantes. Y es también la época en que empieza a surgir el movimiento gay organize- do en Europa, siguiendo Ia estela de sus predece- sores neoyorquines. Son asimismo afios de reflexién para Michel Foucault, que inicia su teorizacién sobre los proce- 805 de subjetivizacién, en relacién con los cuerpos y sus placeres: ideas que posteriormente serian reu- tilizedas por algunos pensadores de la queer theo- ty por el hecho de huir de las categorias ettrictos y las identidades fijas. Dicho esto, en los afios seten: ta del siglo xx el concepto de identidad relaciona- do con la pujanza de diferentes minorias es de enorme importancia. gQuiénes sino los que habian estado marginodos hasta lo indecible tenion el te- rreno preparade pora organizarse en torno a unos concepts de identidad que los dotasen de sufi- ciente auioestima? LIBERTADES SEXUALES, IDENTIDAD Y MOVIMIENTO GAY la necesidad de un sentido comunitario a partir de lo reivindicacién de une identidad (gay, lésbi- ca, de mujer, mas alla de la orientacién sexual, de minorias raciales) cobra todo su sentido en esta Spoca, dado el contexte de homofobia, machismo y racismo pretente en Occidente. A medida que algu- nos de los derechos igualitarios de estos sectores fueron asumides por el orden social, que todavia entonces era el del varén blanco y heterosexual, la nocién de identidad fija resulta problematica. Com viene sin embargo matizar esto, pues aunque el ho- rizonte queer parezca deseable (la desintegracién de las identidades @ favor de la subjetivizacién né- mada del individuo}, no deja de ser todavie una utopio, y mucho mas si se piensa en paises no occi- dentales donde las mujeres suften lo lopidacién (Ni getia}, se ejecuta a les homosexuales (Arabia Sov- di, y la xenafobia y el racismo siguen anclados en los prejuicios sociales y las costumbres cotidianas, a RTE JUEGOS EQUIVOCOS, R En Estados Unidos, lo pujanza del Gay li- beration Front, surgido en 1969 « ralz del estallido de las reweltas neoyorquinas de Stonewall conira el comportamiento represivo de la policia, es un ele- mento a consideror @ Ia hora de coniemplar la apa- ricién de discursos sexuales en el terreno artisico. El clima de confionza que generé la resis- goy y lésbica frente al orden helerosexista facilit6, entre otros factores, que hubiera folégrafos como George Dureau 0 Robert Mapplethorpe que explorasen no Gnicamente la belleze del cuerpo masculino, sino, en particular el segundo, la plas- macién de deseos impensables para la gran mayo- ria de la poblacién Inmerso en circulos en los que se practicaba el sadomasoquismo, Mapplethorpe, con su ojo cla sicista, fotografié en blanco y negro a un conjunto de hombres que hacian aficos la representacién de la sexualidad convencional. Si bien es cierto que estas imagenes sélo fueron soboreadas por una exi- gua minoria, habia en la sociedad estadounidense de la época ciertos niveles de folerancia que permi- ian que pasasen inadvertides, sin legor o ser veto. das, La histeria que acompaiié la lectura demoniza- dora del side acabaria con todo ello a principios de los achenta del siglo xx Nad hay que objetor al discurse libertine de Mapplethorpe (en los setenta, su obra menos cono- cida cultiv el fetichismo de la ropa interior que re tenei vestia el marco de la fotografia}, a no ser une exce- sive fascinacién por la falocracio, que se tradujo en un meticulosa seleccién de los modelos que emple- cba, magnificados en sv cullo hiperbélico a los ge- nitoles. Dicho esto, en su momento este tipo de obra se percibia como un anhelo por destapar unas for- mas de sexvalided desconocidas que, en su pleno ejercicio de Io liberiad cle expresién, estaba de- sarrollando este fotigrafo. Afios después, incluso enlre cierta intelectualidad gay (Kobena Mercer © Isaac Julien, en particular), criicarian algunos as- pectos de su obra, especialmente la objetualizacién del hombre negro. Sin embargo, esto no impidié que se carrasen filas apoyandole ante los otaques censores de la ullraderecha puritana, que conllevs la prohibicién de una exposicién suya en Washing: ton en 1989, Tros el mazazo para las libertedes sexusles que supondra el sida on los ochenta, tal vez por contraposicion se ha mitificado la década anterior ‘como lertitorio de lo imposible en la sexualided. De alguna manera, la pelicula Velvet Goldmine {1999}, de Todd Haynes, centrado en el fendmeno del glam- rock, apvesta por une lectura ideclista de ese dece- nio frente @ la negrura de los tiempos del sida. Sin duda, conviene revisar esta inlerpreiacién excesiva- menie exaltadora. {Doble autorretrato con velo, mascara y chisteral, sf, Gelatina de plata sobre papel (16,2 x 10,8 cm), Pierre Molinier, coleeci6n particular. Piette Molinier (1900-1976) s9 dio @ conocer en Bur deos, donde vivié gran parte de su vida, por su préct- ca de [a pintura, De hecho, fue uno de los creadores de lo Societé des Anistes Indépendants Bordelais, nacido en 1926, En los aiios cincuenta del pasodo siglo x su obra pictérica cambié de rumbo con la introduecién de lo iconografia erético. Sus cuadros se poblaron de mu: jeres semidesnudas envueltas en aires de ortificio y de- cadente omamenta 7. A medide que su impudor co- braba cuerpo en su obra, el rechazo de lo comunidad artistice de Burdeos se hizo mayor. En 1955 inicié con tactos con André Breton, pero esta amistad fue de corto aliento Doble autorretrato con velo, mascara y chistera 2 una fotografia totalmente representativa del medio y de la estética en la que se sumergié Molinier hasta el nal de su vida. Sin fecha conocida, probablemente de finales de los afios sesento, pone en avidencic algunas de las fantasies sexuales del autor asf como su técnica consteuctiva El mismo Molinier se travestia recurriendo a al- guncs de sus prendas favorilas: las medics, los ligue- ros, los tecones de agua, las méscaras de mufieca que 4I mismo maquillaba, los guantes. Esta perafernclia in- dumentaria respondia a un despliegue de deseos cla- romente heterodexos. Fascinede por las pietnas lampi- ios (realizé una pelicula titulada Mes jambes en 1965] ¥ por las nelgas, en su apartamento del centro de Bur deos holgaron algunos de sus amistades de ambos se x05, algunas de las cuales le sirvieron de modelo ade- mas de partenaire. Molinier, que odiaba las eclegorias referentes a la orientacién sexual, con aires provocatives se deno- mind “lesbiano", puesto que amabe cierta imogen del cverpo de la mujer (cunque no todos sus Srganos: lo pilosa vagina no le iraia) y 6! mismo aparecie con al- gunos ctributos postizos del sexo opyesto, En la foto sofclade, mediante la técnica del foto- montaje, vemos el cuerpo de Molinier repetide, desdo- blado, cumpliondo el deseo imposible de la autopene- tracién onal con sus propios genitales. La foto tambien nos indica que tol vez los fantasios del artista conse- guion de alguna manere sus propésitos con su propio ‘cuerpo: asi se le ve en otras fotografies, tumbado en un soft, restregdndose boca ebajo sobre une tela de seda mientras se contempla en un espejo, y uno de sus pies, provisto de un consolader casero los famosos godemi- chés- se inserta en el ano. Cuando el cuerpo flexible y dict del ortisia, ve habia lograde la prodigiosa marawilla de la autofe lacién, empez6 o notar los achaques de la edad, Mo- liniee, dueno de si mismo y ajeno a las convenciones normativas, decidié suicidarse. hoy Los ochenta: un laboratorio de ideas nuevas APROPIACIONISMO, FEMINISMO Y NUEVOS MEDIOS POSMODERNOS na de las mayores aportaciones del feminismo estriba en haber desechado el formalismo en que se sustenta el arte modern © modernista (segin la deno- minacién acufiada por Clement Green- berg). Tal vez debido o esta oposicion y a la variedad de lenguajes empleados con contenido mensaje feminista, muchos historiadores del arte han desde- jiedo sus valiosas ensefianzas, A principios de los afios ochenta del siglo xx cuatro mujeres -Sherrie Levine, Barbora Kruger, Jen ny Holzer y Cindy Sherman (en este dltimo caso lle- vobs trabajando sobre las distinias imagenes este- reotipadas de las mujeres al menos desde 1977)- fueron incluidas bajo el término de posmodernistas, ‘opropiccionistas y/o simulacionistos (en particular las tres primeras) olvidando que el componente cues- tionador y feminista de sus respectivas obras era esencial. Como ha comentado Laura Cottingham, pese 0 que su esidlica se aleje de los lenguaies vis cerales y emotivos del feminismo de los setenta, su espirty si se deriva de aquellas corrientes. Y de he- cho, si se compara la obra de estas cuatro artistas con la de sus congéneres masculinos de los achen- 1a, con los que se las ha agrupado por razones de semejanza formal -verbigracia, Richard Prince o Jel Koons-, se podré percibir répidamente el talan- le sexista de estos iltimos. De este modo, Sherrie Levine, en su tentative, apropiacionista de obras de artistas como Welker Evans 0 Edmund Wesion, trataba de hipotecar de alguna manera el canon masculinista implicito en el rie estadounidense. YOUR BODY IS A BATTLEGROUND En cambio, Borbara Kruger, inspiréndose en las técticas y recursos publicitorios, compuso, me- dicnie el uso de texto e imagen, algunas de las obras més contundentes de la década de los afios cochenta, como por ejemplo Your body iso battle- ground, que fus utilizada para convocar une me nifestacién proabortista en 1989, en un momento en que la politico del presidente Bush padre hacia peligrar este derecho que tanto habia costado conseguir a las mujeres (fig. 20) El cuestionamiento de los valores activos y pasivos y su asociccién con lo masculino y lo fe- 20, Barbara Kruger, Unvitled (Your body ts a battleground) {Sin ttula (Tu cuerpo es un campo de batalla}, 1989, Serigralia fotogeitica sobee vinilo (61 x 61 cm) menino, respeclivamente, es otro de los objetivos de une arfista que no ha dudado en manejar lo espectacular para mostrar sus puntos de vista. Si bien el ideal de! movimiento feminista co- mo orgonizacién parecia haberse desvanecido debido, en parte, a la desaparicién de espacios alternatives y a la integracién de las mujeres en al circvito comercial galeristico, la necesidad de inlervenir en el ambito piblico estaba todavia presente. Todo esto puede comprobarse en los trvismos de Jenny Holzer: unos listas de frases en carleles v otro soporte a veces desconcertantes, a veces dotadas de ambigiedad, y a veces irénicas ficismos Y que inlentaban socavar ciertos romar que han tenido une influencia perversa sobre todo para las mujeres (Expiring for love is beauti- ful but stupid). En otros casos, la contundencia de \o frase/sentencia no dejaba lugar a dudas {Tor- ture is barbaric), aunque per lo general Holzer eviteba caer en el dogmatisme de algunos sofla- mos politicos. Este tipo de proposiciones las hizo desfilar en los diodos electrSnicos de Times Square 0, afios después, en lo londinense Picca- dilly Circus. Dade que Holzer se mueve principalmente en territoria lingiislico, cabe preguntarse si lo ha hecho siempre desde una perspectiva feminista y qué supone todo ello. Preguntads al respecto, la propia artista comenté que queria transmitir un sensacién de outoridad a la vez que un interés por resultar comunicativa en lo expresado, aun- que he trotade que su voz no sea identificable: cuando lo es, se fiende a encapsularla en catego: tas y comportamientos stances y, por onde, a desoutorizorla, Sin embargo, estos condiciona- mientos no la hon llevado a renunciar a mantener viva una voz de mujer. 21, Nan Goldin, Heart-Shaped Bruise Now York City from ‘Toe Ballad of Sexual Dependency (Cardenal on forma de corazin, Nueva York, de La balada de ta dependdencia sexwat, 1980. Fotografias en color (dimensiones variables), FOTOGRAFIA E INTIMIDAD La enorme mediotizacién del simulacionismo, pro- movido por el mercado del arte, y, por etra parte, lo reoparicién de los précticas pictoricas de orden conservador (necexpresionismo, transvanguordia, bod painting...) oscurecieron la finalidad de cque- llos proyectos que prelendian poner en tela de jui- cio los valores de género hegeménicos. En este sen- tido, y con un registro estético muy diferente del tipo de arte sefalado, se enmarca une obra capital como The Ballad of Sexual Dependency, iniciada en 1980 (fig. 21) y que sélo transcurridos muchos 83 ARTE Y CUESTIONES DE GENERO aiios pudo analizarse con otra mirada. En esta ins- talacién compuesta por diapositivas acompafiadas de una serie de temos musicales, Nan Goldin en- tremezcla vida priveda y espacio piblico sin el menor pudor. La intimided se vuelca en todas las diapesitivas, por las que desfilan imagenes de omantes, amigos, amigas, alusiones a un estilo de la que lo mayoria moral de su pais condena- ba sin ambages. No es la suye una mirada com- placiente, pues Goldin no enmascara les situa ciones de convivencia desagradables ni la dure- za del maltrato que recibié en carne propia por parte de Brian, una de sus parejas de entonces Una vida poco convencional que retrata de forma desinhibida, en la que Goldin muestra su bisexvalidad sin tapujos y en la que se respi- ra una fuerte carga emotive. A modo de frag- mentos, exhibe el ir y venir de amigos muertos por el sida, de noches pletéricas de alcohol y drogas, de sexo impidico, de viajes sin fin, de agitada existencia. la obra de Goldin ha ayudado sobrema- nera al reconocimiento de la fotografia como via inmediata y fresca pare hurgor en los enlresijos de la intimided. A sv abrigo hon surgido-un con- junto de artistas que se ha planteado Io impor tancia de una estética de las emociones en las que no sélo las mujeres, sino también los hom- bres, desnudan sus experiencias més personales, rompiendo de ese modo los limites de lo publico y lo privado. En este orden de cosas, parece pertinente recordar que ha habido predecesores de este ti po de propuestas, como es e| caso de a artista francesa Sophie Calle, que en 1979 concibid Los durmientes, una serie de fotos de hombres y mujeres, conocides © no, a los que habia pedi do que fuesen a dormir o su casa durante ocho horas. Este pacto originé unas entrevistas y unas grabaciones harto susianciosas que destilan, en tre muchas otros cosas, los tapujos ante Io des- nudez, los miedos al lesbianismo, el vigor del machismo de un magrebi 0 la lucha de sexos, Pese a lo cargado de las situaciones, la presen- tacién formal se pretende nevira, fri, para od- quirir la consistencia de un documento: los afios ochenta han sido retratados por gran parte de la critica internacional como un periodo que empezé con el repunte de la pintu- ra neoexpresionista, que Benjamin H.D. Buchloh tildé de regresivo, y continué, en plena vorégine del mercado inflacioniste, con las experimento- ciones simulacionistas y los simulacros, avalados intelectualmente por Jean Baudrillard, Esta lectu- ra simplificadora oscurece el hervidero de pro: puestas criticas alimentadas por la politica ultra- conservadore de gobiernes como los de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. nnn EEEEEEEEIee LOS OCHENTA UN LABORATORIO DE IDEAS NUEVAS Sefiales de esta clara oposicién las tenemos en las exposiciones Extended Sensibilities, de 1982, y Difference: on Representation and Sexua- lity, de 1984, ambas organizadas por el New Mu- seum of Contemporary Art de Nueva York. En la primera se rompia uno lanze a favor de la salide del armario de muchos homosexuales, Para com- prender los femores y miedos de la época, baste decir que algunos de los participantes pensaban que mostrar su obra en esa exposicién los iba « marcar de modo definifivo en sv carreras, etique- tandolos y perjudicdndolos. Esta idea nunca se le hubiera ocurride entonces @ un artiste heterose- xual, Se fratabs, como afirmé Dan Cameron, de co- nectar con aspectos sociopoliticos este matiz fue de hecho criticado por la revista gay The Advo- cate] de la identidad gay y lésbica, y resaltar el as- pecto sexual, subestimado hasia enlonces en unas obras que fueron leidas de otra forma, como asi su- cedi6 con las de Scott Burton 0 Gilbert & George. En cuanto a Difference: on Represeniation and Sexuality, se tratabe de una formulacién de Kate Linker con la que intentoba deconstruir el ém- bito de lo sexvalidad como supuestamente natu- ral, reforzando en cambio la necién de construc- cién cultural que autores como Craig Owens habi- cn puesto de manifiesto. Un grupo de artistas de embos sexos -Vietor Burgin, Dare Birnbaum, Ray- mond Bellour, Mary Kelly, Martha Rosler- ofrecia un discurso de sustrato teérico y tel vez un tanto criptico en el que la presencia de la diferencia se- xual que distingue a los dos sexos era puesia en tela de juicio, El propésito de lo exposi enorme complejidad teérica en les obras que, a veces, tal vez pecaban de hermetismo. Mary Kelly, lo ejemplifica. Esta artista estadounidense, que vivié en Ingloterra, donde se formé bejo el impac- to do las teorias psicoanaliticas de Loura Mulvey y Juliet Mitchell, resulté aparentemente una abon- derada de un arte cerebral. Con sv PostParium Document {1973-1979}, Kelly ofrecia une presen. facién ausiero que evocabe la precision del Mi- 6n traducio una nimal Art y que consistia en unos pafales planos que contenian un papel hecho a mano. Lo inespe- rado era que sobre ese papel habia sombras pro- cedentes de restos fecales {aunque no resultoba evidente) de un nific, La obra giraba alrededor de lo ansiedad de la madre en el periodo de destete de la criatura, Junto a los pafiales, un diario rela- tabe minuciosamente le ingesta.cotidiana del be n los so- bé y, a continuacién, se recogian tam! nidos y balbuceos del nifio. Esta obra, que fue tachada de escatclégica, surgié paradéjicamente en un momente en que muches mujeres tratoban de tomar distoncia del imperative reproductor @ que los habia atado el sistema patriarcel. E| deba- te suscitade en el seno del feminismo fue intenso. LA RESPUESTA ALEMANA Por otro lado, en una Europa plagade de pintura neoexpresionista en sus distintos versiones nacionales (Tronsvanguardia, Libre Figuration, Neue Wilde}, en la que se reavivaban los temas sagrados, mitolégicos y heroicos en los que la representacién altiva de la virlidad elgunas veces continuaba eclipsando los valores de igualded, surgié en Alemania le obra sufil y desconcertante de Rosemarie Trockel. Aunque bien es cierto que el calado de su estética no depende exclusivamante de una relec tura de las cuestiones de género, si es cierto que realizé una serie de objetos que traducian una inspiracién feministo. De esta forma sucece en Ohne Titel, de 1988: un pedestal rectangular en que se sostiene un busto de mujer que recuerde un maniqui. Junto a él, dos planchas desconecta- das parecen recordar unos tiempos en que lo su- jecién femenina era omnipresente, o gquizé es una voz de aleria ante lo continua reclusién de lo LOS OCHENTA: UN LABORATORIO DE femenino en el émbito doméstico? La ambigie- dod persiste En esos ofios, Rosemarie Trackel, que habie realizado estudios de antropologia y de sociolo- gio, ademés de matematicas (lo cual rompia algu- nos esquemas, dado que todavia entonces existia una clasificacién del tipo de disciplines en funcién del sexo}, concibié unas piezas en las que emple- aba le técnico del bordado, tradicionalmente ads- crita a los mujeres. En una de sus obras, Ohne Tiel {1 985-1988) (fig. 22), que adquiere lo forma de una bendera o rectingulo, se establece una relacién entre el logo repetido de la lana virgen en rojo sobre ocre y el conejito, también simbolo repetido, de Playboy en ocre sobre rojo. El empa- rejamiento o yuxtaposicion resulta enormemenle curioso, pues las mujeres-objeto de las revistos pornogréficas es obvie que han perdido la virgi- nidad, pero ala par la obra de Trockel porece ser un iniento de relacionar el consumo sexval con el domestico, dos espacios en los que las mujeres son ullizadas. Por otro lado, ol realizar una obra con tejido de lana estampada, Trockel estaba ele- vando esta técnica infravalorada a la categoria de gran arte, como trataron de hacer sus prede- cesoras omericanas en los setenta, As mo, en el dmbito teutén en estos aiios cofloran las reflexiones de Marcel Odenbach, que ha trabajado sobre todo can video e instalaciones Provisto de un baggie cultural impresionan- ley repleto de clusiones « literatos como Goethe y Marcel Proust y ¢ la propia historia de su pais, in clude la large noche del nazismo, Odenbach des- jaca por indicar les peligrosas imbricaciones exis- tentes entre la violencia y la pulsién sexual. Se pue- de observar este juego en su Vis 4 vis, de 1988, donde recoge lextos de Jean Genet y referencias a Gilles de Rais, lugarteniente de Jeanne d’Are y re- putado asesino de nifios que lanlo fascind « Geor- ges Bataille. Untitled, 91 (Sin titulo, 91, 1981. Fotografia en color (61 x 121,9 cm). Cindy Sherman, IVAM, Valencia, Tras la serie de Film Stills fFotogramos}, de 1977-1980, aque la lanz6 « la escens ortistica como la creadora de las mil earas, Cindy Sherman (1954) inicia sus deno- minados centerfolds. Con este término se alude « los péginas dobles centrales que aparecen en las revistos, pornograficas; en este caso, de consumo heterosexual mosculino. Se trete por lo general de fotografics en los que la: modelos aparecen desnudes o semidesnudes, dopendiendo del carécter soft © hardcore de la publi- cacién, en posicién horizontal, ofreciéndose a la mira- do del varén Cindy Shermon se interesa por el enélisis de la nnirado, lo que Io tebrica de cine Laura Mulvey bavtizé como escoptofili, es decir, el placer que se obtiene me- iante el proceso de mirar a un objeto al que se soxua- liza; a la sozén, el cuerpo de una mujer. De alguna manera, al ver @ estos mujeres tumbadas, en un espa- cio irreconocible, sobre yna manta, una toalla o el suelo, arrebujadas, con los ojos llorosos y enrojecidos, © casi inconsclentes, Sherman se proponia que el ex pectador pudiors sentirse de algin modo culpable por el estado de desvalimiento en que éstas se encontra- bon. Dicho esto por ella misma, existe cietto indetes minacién en las fotografias tomados desde arribo, en las que le luz despiorte ofoctos muy contrastades y en las que el punto de vista de la imagen huye de lo glo- fificaci6n de lo persone retratada. Por otro lado, lo pasividad o mansedumbre de. estos mujeres, siempre individualizadas en code una de las fotografias en color, les daba cierto aspecto de Vietimas con el que, a menos que hubiera une inter- cién sédica por parte de quien contemplase la imagen, frenaba el voyeurismo 0 el fetichismo de las miradas convencionales En el caso de esta foto, carente de titulo y nume- rade con el 91, Sherman, como suele ser habitucl en su obra, es la protagoriste que encarna & una joven conénime que levanta lo mirade hacia un techo fuera de campo. La camiseta manchada y revuelte pudiera copuntar a los restos de un acto violenio, una violacién tal vez. El posible cordcter sexual del mismo lo trons: mite la toalle de rizo que hay sobre el suelo, que pare ce aporter un toque de intimidad, pero no es seguro que asi sea. Ademés, el tono violéceo de le luz, nado célido, rezumo cierta sombria pesadumbre. Una lectu- ro més tranquilizcdora hario pensar que estomos ante tuna mujer sonadore y contemalative. Sin embargo, el grveso de la produccién artistica de Sherman es mu: cho més inquietante y desazonador, como lo demos- traron sus Sex Pictures, en las que la sexvalided {me- dionte moniquies y escenas sadomasoquistae) es una n que perturba les reglas de la tradicién y la ante 9 De la identidad a la diversidad queer EL IMPACTO DEL SIDA EN LOS CUERPOS, LOS PLACERES Y LAS IDENTIDADES © aparente despolitizacion del arte de los ochenta -asi se he presentado en muchos foros arlisicos- se vino abajo con la crisis que propicié le satanizacién de los enfermos de sida. En 1987 surge en Nueva York el primer colectivo de aciivisas que brega por resquebrajar el muro de silencio sobre esta enfermedad. Silence = Death Project es su nombre, y de ohi nace su ramificacién artistica, Gran Fury. El side no es una enfermedad cualquiera Asociada o un sinfin de sentides y metéforas, ha despertado los demonios de las mentalidades puri- tanas al sacar a relucir tanto la variedad de précti- cas sexuales como el uso de drogas, y, por consi- guiente, también la materialidad y fragilidad del cuerpo. El sida ha cambiado raditalmente las rela- ciones sexuales con la reaporicién de forma masiva de los preservatives, Y, claro esté, lombién ha pues- to en evidencia el fariseismo, la doble moral y lo hi- poctesta de la sociedad conlemporanea ‘A medida que se iban conociende los prime- ros casos de enfermos de esta pandemio, desde la stalaya de la close médica, y con la ayuda de los medics de comunicacién y de los gobiernos, se fue froguando la imagen turbulanta del “sidoso”. Im- precaciones de tono apecaliptico, con un lenguaje biblico y una insistencie’ a machamariillo, lovieron sobre quienes habian contraido el virus, entonces letal. Se trataba de un conjunto de ocusaciones re- lacionadas principalmente con la sexvalidad hete- rodoxa y el consumo de drogas. Los homosexuales y toxicémanos se llevaron la peor porte, arrojados a la inmundicia del desorden moral. A esta estig- matizacién, acompafiada de desatencién a los en- fermos, contribuyeron muchos sectores ultramonto- nos de Is poco caritativa derecha cristiane tanto en Estados Unidos como en el continenle europeo. En ‘aquel pais surgieron movilizaciories de unc enver- gadura desconocida en aquellos aos, y el ambito de la cultura y del arte devino un epiceniro de con- testacion. Nombres tales como Reck Hudson, Fred Mercury, Michel Foucault, Anthony Perkins, Rudolf Nureyev: toda una generacién malograda. Ariistas como Robert Mapplethorpe, Keith Haring, David Wojnarowiez, denostados por su condicién homose- nual, y en Espatia Pepe Espali, fueron olgunas de las Vielimas. Y ello sin citar a los numerosos desconocides 6 los distntos continentes El impacto del sida sobre los cuerpos, los plo- ceres y las mentalidades {ve impresionante tanto en lo que se refiere al surgimiento de un red de activismo -ACTUP es el colectivo de mayor renombre y elicocia critica~ como por suscitar reflexiones sobre el cuerpo en decadencia y por desbaratar los lugares comunes y t6picos sobre la sexualidad, El sida indica que no hay grupos de riesgo, como han sostenido tozuda y prejui- ciadamente algunos golenos, sino précticas de riesgo en que cualquiera puede incur: IRRUMPE LO QUEER Al socaire de este clime moralizante, las asociaciones de gays y lesbianas hicieron ofr su vor. Desde las un versidades, nacieron estudios sobre la sexuolided y se cuestionaron los valores de género a ella vinculados. Los trabsjes pioneros de Judith Buller y Eve Kosofky Sedgwick dieron pie « lo teora queer, y este término, que antafo, y todavia en parte, fue une injuria lanzo- da conira la poblacién homosexual, se convirtié en el trampolin para una hipoteca de los identidades fijas, de las categories marcados en pos de un nomadis- mo de las précticas sexuales y sociales. o Discursos ¢ imagenes cuya ausencia era clamo- rosa empezaron a hacerse un hueco y el terreno del arte fue el espacio privilegiado. Las Fotografias de Ca- therine Opie de la comunided transgenérica de San Francisco sobre fordes crométicos vivos es uno repre- sentacién digna de una opcién de vida motejada por el moralisma mas recaleitrante. De la misma forma pue- den entenderse las fotografias del artiste afincedo en Londres Del LaGrace Volcano, que hurga en los mun dos invisibles de locales y clubes en los que florece en parte el vivir de lesbianas y dragkings (fig. 23]. Estas timas, ausentes de la mercanilizecién y la mediotiza- cién de sus congéneres del oro sexo, las crag-queens, ivegan y se mofan de las supvestas habilidades del ma- cho en actuaciones y performances en las que estas ‘mujeres imilan y exageran los andares del varén y se ctovian con ropas de vequero y una pléyade de con- soladores. En este tono irénico e irreverente descuella Annie Sprinkle, ontaio prostivie, que mediante octua- ciones hace trizas los prejuicios sobre la pornogratio y el sexo prosfibulario desde lo perspectiva de una mujer que ha pasado por el conocimianto de la heterosexua- lided y el lesbianismo, Este transito liberador y sicalipt- co de las distintas orientaciones sexuoles lo ho propi- ciado en parte el pensamienio queer, totalmente oleja- do del afén prohibicionista del feminismo cultural con- servador de Catherine MacKinnon y Andres Dworkin. El orden moral impuosto por la clase poltca en Estados Unidos afecto sobremanera ol mundo del arie, entre otras cosas por la supresién de subvenciones y por la censura sufrido por Mapplethorpe, Ron’ Athey, Andrés Serrano o Ia arista y performer de trasfondo feminista Karen Finley. El rearme ideolégico de la escena aristica tuvo cn la Bienal del Whitney Museum de 1993 un punto 23, Del LaGrace Voleano, Jack & fewels. Best Buds, London Gack & Jewels. Mejores colegas, Londres), 1996. Fotografias en color (dimensiones variables), de inflexién. Vapuleada por quienes le achacaban su falta de sensibilided hacia la pintura; eseamecida por sv supvesia poliizacién sectaria (pratendidamente ava laba en los mensajes profeministas, progays y pro di- versidad racial), supuso en voz de algunos lo vengan- 22 de los diferentes. Y es que términos come racismo, sexvalidad y gender [género] corrian de boca en boca como no se habia visto antes en una exposicién. La cobra de Nancy Spero en homenaije « Ana Mendieta; lo pelicula Nirate Kisses, de Barbara Hammer, sobre el amor de dos mujeres ancianas, y el reportoje de un videooticionade sobre el apaleamiento de Rodney King proporcionaban el ono y el pulso combative a la exposicion. ‘Muy distinta, un afio antes, habia sido la Do- cumenta IX de Jan Host, donde estas cvestiones posa- ron sin pena ni gloria (a pesar de la presencia de Zoe Leonard}, tal y como lo puso de manifiesto el colectivo feminista alemén Informationdienst, en una muestra pa ralela o lo sucedido en Kassel. Puesto en marcha por la critica de are y profesora Ute Meta Baver y las arts- tas Sandra Hastenteufel y Tina Geissler, su tare con sisto on compiler y ordenor informacién sobre més de 80 mujeres europeas y estadounidenses que trabajan en la esfera aristica. El proyecto se mostré en 13 lugo- res diferentes, tales como centros de exposiciones, ocademias de arte, museos, colectivos feministas, et cétera. Desde 1996, la documentacién se conserva en el Instituio de Arte Contempordneo de Viena. los aifos noventa del siglo x supusieron una década prolifica en expesiciones que han tratade de erosionar los discursos hegeménicos sobre la femini- dad y lo masculinided, Si bien las mujeres llevaban decenios autoanalizandose y lo seguian haciendo |véase el ejemplo de la exposicién Bad Girls en sus dos verlientes britinica y estadounidense}, los varo- nies no las habian seguido en esa empresa critica al: tamente saludable, Pero finalmente las masculinida des, ese valor de género que permanecia intacto incvestionado, ha sido objeto de estudio en exposi- ciones tales como Black Male (1995), Fémininmascu- lin (1995), In @ Different Light (1995), Teansgené- ricas (1998), The Masculine Masquerade (1996), From the Comer of the Eye (1998}, Héroes caidos (2002), en lugares tan dislintos como Estados Uni- dos, Espafic, Holanda y Francia. VALORES DE GENERO Y POSCOLONIALISMO Ese conjunio de exposiciones ha puesto a punto el aparato critico que postbilita indagar en las trans- formaciones de la identidad sexval y las cuestiones de género respecto de otros componentes importan- tes que moldecn asimismo la identided del indivi- duo: la situacién social y econdmics, el sustrato reli- gioso, y los discriminaciones de orden étnico y ra cial. En este iltimo capitulo es imprescindlible nom- brar a artistas surgidos de lo “periferia” ~entiéndase por esie termine confliclivo una reivindicacién de un arte subestimado por el circuito comercial occidental y nacido en otros lares distintos « los centros hebie tuales, tales como Nueva York, Londres, Berlin, Pa- =. Ello no seria posible sin las consecuencias que ha generade la sitvacién politica poscolonial y el resquebrajamiento de las ataduras y dependen- cias econdmicos de los antiguas colonias respecto de las metrépolis, aunque ese proceso no esté todo via coneluido. Dicho esto, no puede olvidarse que en muchos de los paises @ los que se engloba injusta- mente con la denominacién de “Tercer Mundo” la sitvacién de inferioridad de la mujer es a todas luces degradanie. ¥ clgo semejante sucede también con las minorias sexuales. El poscolonialismo, no obstante, ha posibilta- do que se cigan nuevas voces y otras visiones cultu- rales como las del chileno Juan Dévila y el indio Bhu- pen Khakhar. El primero, por incorporar a su pintura el legado mestizo y la influencia de los culturas indi- genas en su pols, y por haber desmontado el mito del héroe de lberoamérica, Simén Bolivar, que repre- senta travestido y desprovisto del aura recia que se DE TE A EE 24, Juan Davila Flower vendor MWendector le flores), 1993. leo, collage y marco de madera (256 x 154 em) supone todo militar que se precie. La enorme polé- mica que originé sacudié las relaciones diplomaticas de Chile y Venezuela, lo que no ha impedido que Davila (fig. 24) prosiguiese su exploracién de lo ambigtiedad sexual y del mestizaje cultural, aunque desde Australia. Su obra, écida y parédica, removid las aguas tranguilas del orden establecido sobre qué 5 la mosculinidad y qué la feminidad, y entronca de alguna manera, por su dimensién excesiva y por el cromatismo encendido, con la de dos artistas mexi- canos, Nahum B. Zenil {éste desde finales de los se- tenta} y Julio Galan, que hacen del sentimentalismo, el ofeminamiento [en particular en Glin} y el dis- froz nercisista facetas propios de una virilided de- construide, En otro exiremo del planeta, la India, y yo des- de los aiios ochenta, un pintor de factura mas tradi- cional, Bhupen Khakhar, asesié un buen golpe al puritenismo de un pais que contempla la exclusion en sus mismos fundomentos con el sistema de castas (fig. 25}. Y ounque hay sobrados ejemplos de la homosexualidad en el famoso Kamasutra, la intro: duccién de leyes hométobas y antisodomitos desde lo época de colonizacién briténica, que todavia per- duran, he dificultede sobremanera la expresion del deseo homoerdtico. Recuérdese, verbigracia, el escéndalo que suscité la pelicula Fire (1998), de la 25, Bhupen Khakhas, Neve Morning Ha manana siguientel, 1999. Oleo sobre tela (175 x 228 em), ARTE Y CUESTIONES DE directora Deepa Mehto, que incidia en las relocio- nes amorosas de dos mujeres y que, segtin bas- tontas ortodoxos, violaba el concepto de hombria del varén indio, El climé de violencia y parexismo fue extremo, hasta el punto de que los intolerantes quemaren algin cine donde se proyectaba, con la clara intencién de impedir que la civdadania pu- diese ver la pelicula Bhupen Khakhor, desde la escuela de Bellas Artes de Baroda, pintd escenas cotidianas de cam- po y ciudad en los que introducia personajes mas- culinos en pleno arrebato sexual, mostrando impé- dicamente los genitales. Algunas de ellas adolecen de signos mitolégicos, por lo que se convierten en escenarios un tanlo intemporales, De ello se puede colegir que el amor homoerético es una constante que ha pervivide, a pesar de interdictos y casti- gos, a través de distintas époces. Su obra de los noventa presenta muchos po- rentescos con la de Francesco Clemente a la hore de dibujar la figura humana, pero su valentia en relacién con Ia iconografia amorosa entre varones no ha perdido enteros en un pais que criminaliza la homosexvalidad los afios noventa dal siglo xx hon sido pré- digos en representaciones de las sexualidades he- terodoxas, y también en lo tocante al anélisis de lo crisis de valores, que afecta por igual a hombres y mujeres en lo relativo o la definici6n o indefinici- én de sus roles sociales y su expresién en la vide cotidiana. En este panorama, lleno de frutos y d versidades, llama la atencién que las dos dltimas ediciones de Documenta X y XI hayan pasado de puntillas sobre los probleméticas en torno a los géneros, porticularmente porque dichas Documen- tos se han presentado a bombo y platillo como pla- toformas politizadas que decion poner en solfa el statu quo y el are formalista, Las micropoliticas, parafraseando o Foucault, de lo cotidiano, es de- Gir, la tentativa de llevar las filosofies igualitorias de le politica con mayésculas al plano de lo pe- quefio, de la infimidad, de las ralaciones enire los distintos sexos y de los comportamientos y con- ductas individuales, supone més dificultades de las esperables, incluso entre quienes se revisien de proclamaciones altisonantes que dicen subvertir el orden reinante pero olvidan lo importancia de lo diversidad y la diferencia Por otro lado, esté adn por hacer un estudio rigurose sobre la fundamentacién que las mascu nidades y las feminidades, y las formas correspon dientes, han edquirido en el arte espanol del siglo pasado, Nombres no faltarian: desde Picasso y Dali, pasando por Maruja Mallo, o los adelania- dos y pioneros de los setenta como Jucn Hidalgo, Esther Ferrer, Carles Santos y Carles Pazos (fig. 26}, haste orribar a las recientes generaciones de arlis- fas Pepe Espalié es sin dudo una referencia ine- ESS SR ESS EES SES ludible por escorbar en Ia tematica de lo identidad y de las pulsiones sexvales heterodoxas-, imbui- dos del impacto del feminismo y de los estudios goys y lésbicos. Algunos de los artistas espafoles ciaron en la décade de les noventa for- que se i maron parte en 1998 de Transgenéricas, la énica exposicién centrade en estas representaciones y concepios en el émbito espafiol que se he realizo- do hasta el momento. 2Qué 0s sor hombre? gQué es ser mujer? 2Con qué valores de género los vinculamos? gNo seria mejor hablar de valores humanes ol morgen del sexo? Las pugnas sociales y politicas por mar- car a sangre y fuego las diferencias de género que se adscriben desde el nacimiento a los dos sexos no han cesado. A veces, la imagen indémita de al- gunas artistas, y para botén, una muestra, la brité nica Sarch Lucas, que se comporta de forma brus- ca y zatia, impropia =dirian algunos- de una mu- jer heterosexual que se precie, nos trae aire fresco y savia nueva. Sin embargo, les llamades al orden son frecuentes, y a pesar de que Ios avances en el territorio del arte han sido sustanciosos, lo batalla de lo diversidad no esté ganada 26. Carlos Pazos, Conocerte es amarie, 1977. Coleccion de forografias en color (dimensiones variables) Untitled {Sin tftuslol, 1992. Vista de la instalacion en la Neue Galerie, Documenta IX, Kassel. Zoe Leonard. lo intervencian de Zoe Leonard (1961) consistié en colo- car 19 Fotografias en blanco y negro en un ala siete salos} de lo Neve Galerie, Para ello tuvo que refirar otras tontas pinturas de Ia colecci6n permanente y sustividlas por los fotos, los cucdos representaban a damas de la alta soci dad retratadas con gesios galantes © recatodos, mientros 4ue las fotos mostrabon un primer plane de le: zona pibi ca de una mujer. En unas se ofrecia: une imagen de la ‘entrepierna obierta; en oftas, como es el caso de esta toma, una mano regalabe al piblico el hermoso acto de la masturbacién, los fotos elegidas proceden de unos carteles titla- dos Read my igs, ideados por el colectivo neoyorquino Gong como une via pera protestar contre los prejvicios sobre el aborto. Para la artista, es una imagen que puede resultar agresiva 0, poradéjicamente, pasiva. Hay gente ue fione miedo de hablar de ello © que siente deseos de hacerlo sin alreverse, de ahi que ponerlo en lugar de algunas pinturas es una formar de seficlar que se es el tema cenirol que se ho omitido, El erctismo que despren- den algunas pinturas de salén es expuesto sin tapujos por 99 la artista estadounidense exhibiendo el érgane prokibido. ‘Conviene recorder que todavia existen personas a las qua produce asco e indignacién la contomplacién de los goni- tales. Leonard fotografié a seis mujeres y usd al menos 12 iméganes diferentes, clgunas de ollas repeiides, Antes de llevar « cabo esta instolacién, el trabajo de Leonard estobe centrado en una dimension activista en el grupo lésbico Fierce Pussy, que bragelsa por impulsar la conciencia a favor de los enfermos de side y de los col tivos de gays y lesbionas que tanto rechozo heban sult do en Estados Unidos. Tras la experiencia doloroso de ver mori @ algu- no de sus amigos como David Wejnarowicz, decidié al jorse del bulicio de Nuewa York y vive en Provincetown yy Posteriormente, en Alaska, Fueren aftos de necesaria repo racién emotive, pero en los en que la presencia de la muerte y el dolor, aunque un poco ccuiatada, cesurgié en la serie de pieles secas y agrietadas de naranjas, pomelos ¥ Oras frutas cosidas que llamé Strange Fruit (1992- 1997]. Tode una metéfora de la existoncio humane.

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