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LA MODA EN LA ANTIGUEDAD ROMANA: UN PROBLEMA DE MENTALIDADES* 0. INTRODUCCION. El término «moda» proviene del francés «mode», que a su vez deriva del latin modus. Fue en el s, XVI cuando la clase alta fran- cesa comenz6 a utilizar la expresion de vestirse «it la mode, ind cando asi la eleccin de una manera de vestir diferente de la espa- ola’. De esta forma, el término moda, en seatido estricto, nace en ‘unas circunstancias ‘historicas determinadas y su aplicacion al mundo antiguo pone de manifiesto el problema de Ia pertinencia de Ia utilizacién del término «moda» en la Antigiiedad, Es una opinién extendida que esto no es posible, a no ser que se formule de una manera muy genérica, pues en Ia Antiguedad faltaba preci- samente el incentivo al cambio continuo que implica la moda, bien por la ausencia de un sistema productivo, bien porque la be- leza corporal estaba unida a una serie de valores éticos y estéticos de unidad y duraci6n’. Asumiendo, pues, estos presupuestos, nuestro propésito no es tanto estudiar la «moda» en In Antigiedad de una manera ana- erénica 0 figurada, como realizar un analisis de aquellos aspectos de la mentalidad indumentaria romana que mas alinidad presen- + Extexto de ete abajo rcoge ls conferencing com mismo ilo s impact deat e111 Curso de iologis Chis «bn mando ala, lids corinne Aalgcetad Cla fe, organizado pore departancnte de Folia Clase lait de Cheness dela Bases {Soy Sols Univcrdad AstSroms de Masri, celsrado durante eins Je Mezzo do 1993 CEN. Saulecarin, £1 vestige lable. Consiteraciones Picsxioyeas sobre ind smenysea, Madd 1990, 9.18 Pct squictintino, opt. pp.S1-2y F- Garcia Jurado, MEI Spséme de fs Mode de Roland Darthery algo pattoe dv ooincigancis cou esstems indumenario tio, snazado a pate clos mismas ettose tetas del IV SimponioIntesciona de a Asoiaeiin Andes de Se- Inioiea,Cordabs, Disombee do 1991, (en peas Pitas Cts 05, 194 64 FRANCISCO GARCIA JURADO tan con la idea que nosotros tenemos de la moda, pues, aun den- tro de las obvias diferencias entre el mundo antiguo y el moderno, pueden establecerse algunos hechos en comin. Por otra parte, al estudiar la mentalidad indumentaria romana, pretendemos dar una visin diferente del vestido antiguo, que se estudia, por Io general, 2 partir de los testimonios iconogrilicos y de las descripciones literarias, y, al menos en lo que al mundo ro- mano respecta, se echa en faita un estudio de cardcter interdisc plinar (fl6togico, semidtico, antropolégico, etc.) que ponga su ob- jetivo precisamente en la propia mentalidad indumentaria de las personas que llevaban estas prendas, Al estudio de la mentalidad indumentaria y su conexidn con Ia idea de moda vamos a dedicar, pues, las paginas que siguen, 1. Aspectos de In mentalidad indumentacia, El vestido y el cuerpo. La mentalidad indumentaria es el conjunto amplio de ideas es téticas y morales acerca del propio vestido y adorno, asi como de st incidencia en otros aspectos de la vida. Con el estudio de esta mentalidad se intenta conocer c6mo consideraban los romanos su indumentaria y la extranjera, cuiles eran sus prejuicios, sus prefe~ rencias, y cémio se diferencia la vision del hecho indumentario se- giin concierna a un hombre o a una mujer, de que se sea rico 0 po- bre, romano o extranjero, y, en el caso de las mujeres, de que se sea matrona 0 meretriz. Un buen medio de aproximacién a esta mentalidad viene dado por la propia «lengua latina», que ha articulado un lenguaje indu- mentario Tico en ideas, metiforas y procedimientos lingbisticos ‘para poder expresar el hecho indumentario con toda riqueza de matices. Ya no contamos con las prendas antiguas, reproducibles tan s6lo a partir de esculturas y pinturas, pero si conservamos el Jenguaje indumentario, que, como veremos, es tan importante co- ‘mo las mismas prendas reales. Vamos a trazar brevemente los ras- 1g0s biisicos de fa mentalidad indumentaria romana, que, por otra arte, presenta aspectos comunes y dlivergentes con la mentalidad stiega y mediterranea del mundo antiguo en general, sin olvidar tampoco la nuestra, Extaios Ck 195,198 LA MODA EN LA ANTIGUEDAD ROMANA 65 a) Vestido normal y vestido atipico: Lo «normaly y lo «atipi co» son conceptos relativos que pueden cambiar por causa de fac- tores muy diversos. Sin embargo, la diferencia entre el «vestido normaly y el «vestido atipico, tal y como se considera en una cul- tura en un momento dado, es un buen criterio para estudiar la mentalidad indumentaria, pues cuando reconocemos una prenda como normal para una circunstancia 0 un tipo de persona, esto implica que la hemos asimilado a nuestra cultura indumentaria. De esta forma, tenemos trajes de diario frente a trajes de fiesta, y cada uno es normal dentro del fin al que van destinados —trabajo y celebracion, respectivamente— 0 distinguimos en mayor o me- nor medida la diferencia entre ir vestido de forma normal ¢ ir dis- frazado, caso este tiltimo que puede lograrse de formas diversas, tales como ponerse un vestido de otra época, o bien un atuendo de los considerados normales, pero impropio para la persona que Io teva, como, por ejemplo, un hombre vestido de mujer, La lengua latina, y en especial dentro del latin de la comedia, nos brinda una buena oportunidad para ver esta diferencia en los participios ues- titus/omatus, cuando designan, respectivamente, a aquel que va vestido con unas ropas que le son propias y al que va vestido ati- picamente, ya sea de una forma peyorativa o meliorativa. El té- mino, ornare, con el valor de «vestin(se) de una manera especial, por alguna razn 0 con un fin conereton, se utiliza corrientemente en la comedia para referirse a personas impropiamente vestidas, como esel caso de una meretriz.disfrazada de matrona (nunca al reves)’ PE. habeo eccillam meam clientam, meretticem adulescentulam, Sed quid ca usus est? PA. nt ad te eam iam deducas domum itaque eam ut ornatam adducas, ex macronarum modo, capite compto, crinis uittasque habeat adsimuletque se tuam esse uxorem; ite praccipicndum est (Plant. Mi789-793). Igualmente, vemos utilizado el sustantivo ornatus en el sentido de ‘vestido atipico’, frentea uestitus ‘prenda normal’, De esta for- ma, ornatus puede designar el atuendo de un hombre vestido de ‘mujer, como podemos observar en el conocido caso de la comedia plautina Menaechmi, donde Menaechmus I aparece vestido con una palla de su esposa: 2 Gacis Jurado, nL extctura del dob cnet Amplitoue de Pluto y a estractua x: 3 weernurarnatis™, Binets 1992, ppA35-134 Bento Cc 15,1894 66 [FRANCISCO GARCIA JURADO ecquid adsimulo similiter?.— qui istic est ormatts tuos? (Plaut. Men. 146) De esta forma, cl teatro ha sabido jugar desde siempre con el cardcter atipico del vestido y la sutil frontera entre lo normal y 10 atipico, ya sea por elegante 0 por ridiculo. Volveremos a ella cuan- do tratemos sobre el exceso ornamental y el vestido extranjero. 'b) Bl exceso y la desnudez: La proliferacién de elementos orna- mentales suele ser un asunto de mal gusto, y supone un tabi caricter estético. Uno de los mas conocides estudiosos de la semi tica del vestido, Roland Barthes, cuyo objeto de estudio era el len- guaje de las revistas de moda, observé como el mal gusto se en- Cuentra unido precisamente a la profusién de accesorios ornamen- tales, de manera que una frase como «ane femme couverte de bi- joux» se entiende automaticamente de manera peyorativa’. Si pasamos al mundo romano, podemos ver un oportuno pasajé de Catén el Censor en el que se nos habla de unas mujeres recubiertas con nada menos que nueve objetos lujosos diferentes: mulieres opertae auro purpuraque; arsinea, rete, diadema, co- ronas aureas, rusceas fascias, galbeos, lineas, pelles, redimicn- la... (Cato Orig.113 = Fest.p.320L) La aparicién del adjetivo opertae ‘recubiertas’ antes de la pro- fusa enumeracién de los objetos de lujo es un indicio del caricter negativo que Catén quiere darle a esta particular profusion de adomnos. Parece, pues, que el tabti del exceso ornamental es una constants, y ademas, como veremos, uno de los aspectos basicos de la critica miségina dentro del mundo antiguo. La desnudez, por otra parte, supone uno de los principales ob- jetos de critica en lo que a la cultura indumentaria romana respec- ta, Incluso la transparencia del vestido est mal vista y se relaci na, en el caso de las mujeres, con la prostitucién. Pero, paraddji- ‘camente, la lengua latina cuenta con una notable riqueza léxica para denominar los vestidos transparentes (‘viento textil, ‘vestido que ‘desnuda’, etc.) de lo que dan buena cuenta los ejemplos siguientes: + CER. Basins, Systeme de fo mode, Varie 1967,pp.28-77y paste P. Gass erica al exes orpazestal feenng ena come Yes la Lee Oppian Miserr26, 1992, 199 12. ta parr eos recursos xls elt Bruns Cos 105, 94 LA MODA EN LA ANTIGUEDAD ROMANS or aequum est induere nuptam uentum textilem palam prostare nudam in nebula lina? (Pub.Afin17), tunicam rallam, tunicam spissam (Plaut. £pid.230) ut denudet feminas uestis (Plin. NH, 11.76) tenuis uestis (Ti. II 3.53-S4), ef. Tib. 1 10.61-62 y Prop, I 1.12, Nudus es un término vago en lo que respecta a su designacion, al igval que ocurre con nuestro adjetivo «desnudo», pues no se aplica estrictamente a las personas que estin en realidad desnu- das, sino a aquellas que, por razones de diverso tipo, nos parece que estin ligeras de ropa. Pero sudus también se usa’ para expre- sar el acto de estar desembarazado de la ropa, lo que nos lleva a otra de las ideas clave sobre el vestido en el mundo romano, preci- samente el de la incomodidad’ que oftecen prendas como la toga, pues al rodear el cuerpo impiden su libre movimiento. La comodi- dad 0 la incomodidad del vestido ha dejado asimismo su huella dentro del lenguaje, precisamente en la diferenciacién entre la m: nera ajustada 0 no ajustada de ir vestido, expresada con los pa cipios cincuus/discinctus. Estar discinctus, al margen de conncta- clones peyorativas, es sindnimo de estar relajado en el Ambito del hogar (Hor.Sa¢. Il 1.73 nugari cum illo et discincti ludere donec/ decoqueretur holus solit). Por ello, parece bastante verosimil pen- sar, como propuso Angel Pariente’, que el término «encinta>, que en nuestra lengua se emplea para designar a la mujer embarazad: provenga precisamente del participio latino incincta, forma inte siva del verbo cingo, con cl sentido de estar «revestida» y, por tan- to, cimpedida para el movimiento». ©) Aspectos fisicos del vestido: Otro aspecto significativo de la mentalidad indumentaria viene dado por la clasificacién de las prendas seguir sus caracteristicas fisicas, o la posicién que ocupan una vez puestas. En lo que a la cultura romana respecta, es posible una clasificacion, en términos generales, segin el crite. rio de que la prenda se ponga introduciéndola por el cuerpo, co- mo la tunica, 0 bien colocndola en derredor del mismo, como la ine, opts p22. TeNotae ap. encins at, inints incense, Darius, 1973, 9p.223-280, Buder Csr 105,998 68 [FRANCISCO GARCIA JURADO toga’. La clasificacién, para nosotros mas familiar, de las prendas cn interiores y exteriores esti mucho menos desarrollada en lati clsico (no asi en el latin tardio) y no es la misma que la que aqui proponemos, pues una prenda que se introduce por el cuerpo, co- ‘mo una tiinica, no es necesariamente una prenda interior. Por otra parte, una clasificacién en prendas que envuelven y prendas que se introducen responde a una cultura en la que se usan normal- mente mantos y togas envolventes, pues no debemos olvidar que en nuestra sociedad las capas o las togas no son mas que residuos del pasado. En relacidn con esto, una caracteristica de Ia lengua latina y también, en buena medida, de la griega, es la existencia de dos verbos especificos para expresar la colocacion de uno y otro tipo de prenda. Asi, para las prendas que se introducen, como la tuinica, se utiliza induo ‘vestir adaptando’ la prenda al cuerpo, mientras que para las prendas que rodean el cuerpo se usa amicio, cuyo valor originario es ‘poner por ambos hombros’, ‘en derre- dor’. Ambos verbos pueden verse a veces dentro de un mismo texto: toga laciniis abscissis amictum, discincta sunica indutum (V. Max. 117.9) tuaiea indutns et pallio uersicolore amictus (Gel. 7, 10, 4) Es interesante e] hecho de que en un estado antiguo de la civili- zacién latina, posiblemente mucho antes de Ia aparicion de los primeros testimonios escritos, la simetria que en el plano horizon- tal presenta el cuerpo humano haya tenido que ver en la eleccién de amicio para ser utilizado como el verbo especifico de las pren- das envolventes, debido al carécter dual del preverbio amb- ‘por ambas partes" que aparece en este verbo. Este cardcter dual, apli- cado a la toga, puede tener una interpretacion simbélica, de la misma manera’ que lo encontramos en otras prendas de épocas posteriores, tales como los vestidos bipartitos o bicolores de los * Varrba,en su De lingua Latin, hace una clasifeaisn de os pron guys bien dite bie sigue preisamene ese princi: Varre.LigeS, 131133 Pus deine adult smite {gute sunt ongom.. Pera une rvsion mas ampli el santo ef F Gala Jura, Loe verbae {Go wvston owl longus lta, introdueion3 ensvaeincomentarid), Aatrda, tskkert 1998 pps *° Ch FHL sano, «Grdiidu, latambo et eet indoeuropéen pour Yun et asta’, BSE, 1976, 128431 Bios Clas 105, 1994 LA MODA EN LA ANTIGUEDAD ROMANA 9 ia, donde la dualidad simboliza precisa- 1. El vestido ascendente y el vestido descendente: El eje vertical del cucrpo también es importante para la consideracién del vesti- do, ya sea en el aspecto ascendente, de caricter positivo, o des- cendente, de caricter negativo, dentro de la cultura indumentaria romana”. Asi, el vestido ascendente, o recogido hacia arriba, sim- boliza la diligencia para el trabajo: ne male conditum ius apponatur, pmeciactirecte pueti comptique mi (Hor. Sat. 11 8.69-70), istrent Por el contrario, el vestido que llega hasta los pies (demissus) es propio de extranjeros, afeminados, 0 incluso de lo que podemos considerar en la poesia un «dandi», como es el easo de Propercio: (Prop. TV 2,37-38). Pero Horacio valora precisamente el término medio en a lon- gitud del vestido, pues este es importante para no caer en el ridicu- Jo, De esta forma, ni es bueno llevar una tinica hasta los pies ni tampoco subida hasta las ingles: et ibo/mundus demissis institor in tuni Martinus tunicis demissis ambulat; est qui inguem ad obscenum subductis usque facets (Hor-Sat. 12.25.26) Las connotaciones, sin embargo, no son las mismas cuando el vestido largo lo leva una matrona, pues en este caso implica el simbolismo de la fidelidad conyugal (Tib, I 6.67-68) sit modo cas- ta doce, quamuis non uitta ligatos/impediat crines nec stola longa pedes), frente a la meretriz,vestida de transparente seda, y cuyas indumentarias Horacio opone en estos versos: ‘matronae praeter faciem ni cemnere possis, cetera, ni Catia est, demissa ueste tegentis si interdicta petes, uallo circumdata nam te CE Bares, oni p36. (CET. Garcia Jurado, abl veto aacendentey ol vio descendents, Un aspect sige ‘ative de ls mentalsadindumentara ea b obta Se Horacon, tay de Dinero de for ‘Salamanca, Diciembre de 1992 (ea preass). etaios C0105, 94 0 [FRANCISCO GARCIA JURADO hoc facit insanum, multae tibi tum officient res, custodes, lectica, ciniflones, parasitae ad talos stola demissa ct circumdata palla, plurima, quae inuideant pura apparere tibi rem altera, nil obstat: Cois {ibi pacue videre est ut nudam, ne crure malo, ne sit pede turpis (Hor Sat. 12.94-102) De esta forma, la mentalidad indumentaria romana es con ciente del cuerpo, tanto en su horizontalidad como en su vertical ad, asi como del sexo. Precisamente, a la relacién del vestido con las partes del cuerpo dedicaremos las lineas siguientes. 2. El vestido y las partes del cuerpo: En otro lugar", hemos ob- servado Ia importancia que las partes del cuerpo, en especial los brazos y las piernas, tienen en la descripcion y denominaciin de los vestidos, en especial cuando se trata de vestidos extranjeros En Ja cultura indumentaria romana se desprecian las mangas far- gas y las tinicas talares masculinas por su asociacién a lo extran- jero y lo afeminado, Asi, Rémulo, en la Eneida, aduce como re- proche a los frigios su aficién a las mangas largas: uobis picta croco ct fulgenti murice uestis, desidiae cordi, inuat indulgere choreis et tunicae manicaset habent redimicula mitrac (Verg.Aen. 1X 614-16) Las mangas largas, a su vez, han dado lugar a dos denomina- clones que tienen que ver con as partes del cuerpo, como son tu nica manicata (Cie. Catil. 1122 manicatis et talaribus tunicis) y tu nica manuleata (Plaut.Ps738 manuleatam :unicam habere homi- nem addecet). Estas denominaciones responden a un tipo de pren- da extravagante, y se pueden oponer a la funica por antonomasia 6, en otros términos, el vestido considerado normal, que, como define el lexicdgrafo tardio Nonio Marcelo, es un uestimentum ne manicis (Non.p.860L), es decir, sit. mangas largas. Asimismo, la longitud de la tiiniea que cae hasia los pies ha dejado su im- pronta en las denominaciones dadas a esta prenda, ya sea como © CLE. Gaeols Jurado, sLo bait indusentaros extanjeos ca a lengua ati, LF 45,1093, pp2s330, LA MODA EN LA ANTIGUEDAD ROMANA, n tunica Jonga (Plaut.Poen.1298 quis hic homo est cum tunicis lon- is quasi puer cauponius), 0, de nuevo haciendo referencia a una parte del cuerpo, como tunica talaris (Cie. Ver.5.31 cum iste cum allio purpureo talarique tunica uersaretur in conujuiis muliebri- ‘bus). Estas denominaciones se asocian, asimismo, a prendas ex- travagantes, frente a la ‘unica, es decir, Ia tinica corta. Es en Plauto donde podemos encontrar el ejemplo mas caracteristico del Techazo que causa este tipo de prenda, pues le aplica la denomina- cién peyorativa demissicia, hapax formado sobre el participio de- -missa (‘caida’). Con esta palabra inventada se expresa el estupor que Je causa a un personaje plautino la indumentaria de un carta- ginés: sane genus hoe mulicrosumst ‘unicis demissciis (Plavt.Poen.1303). Pero si para la mentalidad indumentaria romana un hombre que cubre sus piernas con una larga tinica es un afeminado, tam- poco resultaba clogiable, aunque por razones distintas, quien las hacia resaltar con unos ealzones 0 bracae?, En lo que al lenguaje respecta, es significative que el término bracae sea un nombre ge- nérico dentro de ia lengua latina para referirse a distintos tipos de prendas extranjeras que tienen como denominador comtin el he- cho de subrayar la bifurcacién de nuestro cuerpo en dos piernas, para horror de muchas culturas?. Asi, con el término bracae se denomina tanto a los calzones galos (Suet, fu/.80 Galli bracas de- posuerunt latum clauura sumpseruni) y germanos (Tac. Fist. 1k 20 guod uersicolori sagulo, bracas, barbarum tegumen, togatos adlo- gueretur), como a los anchos calzones de los pueblos orientales (Pers. IIT 53 bracatis Medis). A estos ultimos se aftade, adem caracter de prenda descefida (Luc.1,430 et qui te axis imitantur, Sarmata, bracis), lo que les convierte en prendas doblemente pe- yorativas. De esta forma, la mentalidad indumentaria romana, tal y co- mo la encontramos reflejada en ia lengua, es rica y compleja de matices, de manera que podemos hablar con toda propiedad de © rae eagscardespective els Braczeen el mado romano ct. L. Wison Pe Clothing oF the Anco Ramsns,Balsore, 1938, pp.7875) J. Wid, elon he North-West Peo ‘neg ofthe Roman Empie» Boner Jkrbicker L196, p27 ¥ 23 Pet Squclaino, ope, Baio C0105, 1994 n FRANCISCO GARCIA JURADO una mentalidad articulada y en estrecha relacién con una concep cién conereta del cuerpo. FI yestido y el adorno, por lo demas, no son un hecho aislado dentro del contexto de Ia vida, sino to- do lo contrario, pues constituyen un objeto de estudio privile- giado para poder entender otros hechos implicados, Vamos a evisar dos de ellos, como son la misoginia, y la relacién del vestido con Ia literatura. 2. Vestido femenino y misoginia en la comedia latina. a) La critica miségina como reflejo de la moda. La Lex Oppia: Una de las manifestaciones més lamativas de la misoginia en la Antigtiedad puede observarse precisimente en la critica al exceso ‘ornamental femenino. Esta critica nace del exclusivo derecho que los varones se confieren a la hora de restringir los gustos oma- mentales femeninos, sobre todo los de las mujeres con posibles econémiicos para procurarselas y, por otra parte, del hecho de que se sobreentienda que la mujer se viste con el tinico fin de agradar al varén. Estas dos circuastancias convierten a éste, pues, en juez yy destinatario del arregio. En este sentido, en ta literatura latina encontramos mais de una vez la expresion ornata uito referida a una mujer: Philem, tibi me exorno ut placeam Philol. ornata es satis (Plaut. Most.293 ) Este estado de cosas nos lleva a observar también en la lengua un hecho cuyo planteamiento, aun a riesgo de resultar anacréni- co, ¢s pertinente para dar una visiéa completa del hecho, como es que no se suponga que la mujer pueda arreglarse también para re- afirmar su propia autoestima, idea que en definitiva es muy re- ciente', En este sentido, tenemos un significative pasaje de Teren- cio donde un joven enamorado se informa del descuido personal que la amada presenta en su ausencia, y donde podemos observar cémo la expresion latina equivalente a la nuestra de ‘estar de tra- pillo’ es, precisamente, ornata sibi, es decir, ‘arreglada para si mis- ma’, lo que da cuenta indirectamente de la consideracién que la autoestima femenina tiene en la cultura roman: Ct Squiciasine, opi .130, Bsuedios Cleo 05, 194 LA MODA EN LA ANTIGUEDAD ROMANA B texentem telam studiose ipsam offendimus, mediocriter uestitam ueste lugubri (ei(u)s anni” causa opinor quae erat mortna) sine auro; tum ornatam ite uli quae ornantur sibi nulla mala re esse expolitam muliebri; capilln ‘pexw’ prolixus circum caput reiectus neglegenter (...) (Ter. Haut.285-291), La critica misogina contra el omato femenino en 1a comedia latina es un asunto rico que no puede desligarse de un hecho con- temporaneo a la época de Plauto, precisamente la discusi6n sobre una de las leyes suntuarias més famosas de la Antigitedad, la Lex Oppia, cuya vigencia se extendid desde el afto 215 hasta el 195, fe- cha de su abrogacién. La interpretacién de esta ley depende, en buena medida, del testimonio del historiador Tito Livio, que nos {a transite en estos términos' ne qua mulicr plus semunciam auri haberet neu vestimento uersicolori wtezetur neu iuncto vehicle in urbe oppidoue aut propius inde mille passus nisi sacrorum publicorum causa ue- heretur (Liv, XXXIV 18). Por su parte, en lo que a la historia de Ia literatura respecta, Ia Lex Oppit ha quedado reflejada jocosamente en diversos pasajes de las comedias plautinas, pero sobre todo en tres pertenccientes a Autularia, Epidicus y Poenulus. Especialmente, en la comedia de Epidicus pueden encontrarse interesantes comentarios acerca de a indumentaria de una mujer, en este caso la amiga de un joven, enos de admiraciones y juegos léxicos, como podemos ver en el siguiente pasaje PE. widen ueneficam? EP. sed uestita, aurata, omata ut Jepide, ut concinne, ut nowe! EP. quiderat induta? an regillam induculam an mendiculam? EP. impluuiatam, wt istaec faciunt uestimentis nomina (Piaut. Epic. 221-224 ), © Unos estudiosos cree ques tabs de un ley que confucaba los Bienes de ae mujeres y ‘gus, yen teu Iueas, pris laeshibiion de ous rgusnas. ete, ox su prt, sstienea ‘Quel debe de vedo, mas bien, el excso de ostenselin, pero of propiedad Se Biner ‘Sntearice. Para la primecnintyprelacon cS. Pomeroy, Dios emeri,eposaey esta ‘as Mujeres en fs Aniigdedad elisa, Madi 1987, pp195-204y Ph. Cuban Tae Let OP Diss Latomoe M1982, pp. 286793, cutie Ctsos 15,1994 14 FRANCISCO GARCIA JURADO La enumeracién de prendas y ornamentos, a veces agotadora, es el recurso léxico mas utilizado y tiene un fin estilistico concreto, que es precisamente el de dar una idea peyorativa de desmesura, ues, como ya hemos comentado, la abundancia excesiva de ador- nos recarga y no ensalza. Plauto recurre a este Tecurso cémico, co- mo nos muestra de nuevo en Epidicys, donde aparece una enume- racién de veinte variedades de prenda diferentes, tanto reales co- mo ficticias: quid istae quae uestei quotannis nomina inueniunt noua? tunicam rallam, tunicam spissam, linteolum caesicium, indusiatam, patagiatam, caltulam aut erocotulam, subparum aut —subnimium, ricam, basilicum aut exoticum, cumatile aut plumatile, carinum aut cerinum— gerrac maximac! (Plaut. Epi 229-233) EL pasaje no ¢s, ni mucho menos, un muestrario real de nom- bres de prenda que usaran las mujeres, pues se han inventado va- ios términos para lograr precisamente cl efecto comico". No obs- tante, independientemente de su veracidad, podemos extraer del mismo dos datos basicos y verosimiles para conocer mejor la men- talidad indumentaria: En primer lugar, la importancia que se da dentro del pasaje a los nombres de prenda, que precisamente cambian cada aito. El nombre de la prenda no es algo accesorio a la misma, pues su fun- ines, precisamente, recrearla y hacerla més deseable, Siglos des- pués, la moda sabra sacar buen partido del echo de que la pren- da no sea practicamente nada sin su nombre, Asi, por ejemplo, podemos preguntarnos si nuestra conocida «tebeca> hubiera teni- do tal difusién de no haber sido bautizada de tal manera por la fa- mosa pelicula de Allred Hitchcokc. Por otra parte, Plautg hace referencia a un cambio anual de nombre de prenda (quid istae quae uestei quotannis nomina inue- niunt nowd), quiz exagerado, pero que supone un buen indicio para pensar que no todo lo que concierne al vestido erla-Antigile- ° CE Witson, op.it pp.183-188 y MJ. Munoz Jinénez «Rama lugeas ret de bamor ula esata latina, Estee Chicon 1, 1999, ppa836 sie tro 105, 1994 LA MoDA EN LA ANTIGDEDAD ROMANA B dad es algo tan inmutable como a veces se piensa, pues el mundo indumentario necesita, en efecto, de cierta dosis de novedad, b) Las criticas miséginas contra matronas y meretrices: La Lex Oppia iba dirigida contra las matronas y restringia un aspecto concreto de su adorno, precisamente el adorno hecho de mate- riales preciosos, como era el oro y la purpura, dentro de una mentalidad donde estos bienes se consideraban patrimonio mas que adorno. De hecho, en Epidicus se nos habla de mujeres adornadas con fincas, lo que, aun siendo una hipérbole, no deja de ser revelador: quasi non Andis exornatae multae incedant per uias (Plaut. pid. 226). Pero resulta llamativo que los pasajes de la comedia que alu- den a esta ley no se ciftan estrictamente a su contenido concreto, el oro y la purpura, ni tampoco a su destinatario propio, las matro- nas, salvo en el caso puntual de Aufularia 498-536. Los otros pa- sajes alusivos son mas ambiguos, asi el de Epidiicus 222-235 ya tado, que alude a los vestidos y donde, aunque se habla de mere- trices, cabe también la referencia a las matronas. Pero el caso mis significativo es el de Poenulus 210ss., que incluso esta puesto en boca de dos meretrices, y donde no se alude mas que de pasada al oro y la pirpura, lo justo para dejar entrever los hechos de la Lex Oppia. Muy el contrario, en este pasaje se habla abundantemente de otro aspecto del arregio personal femenino que es la «toilette». Esta circunstarcia, que también podemos apreciar en otros pasa- jes de Plauto (Mastelari 166-293 y Stichus 742-748), nos ha per- mitido observar que hay una tendencia a relacionar el lavado y el aseo con las mereirices, mientras que el oro y la piirpura se aso- cian preferiblemente a las matronas. Con ello, hemos rastreado dentro de la comedia latina dos tipos de discurso diferentes contra el adorno femenino, combinando precisamente contenido de Ia critica y destinatario", es decir, oro y ptirpura con matronas, y afeites con meretrices. Ast las cosas, dados dos tipos de discurso mis6gino, lo significativo es que pueda utilizarse en la comedia x estudio pormenorizado de estos hecbos puede encontearse eo F. Gasca Jurado, sas rine misognas 2 ls matronas por modio de Tos meretries en la comedia plouinay, CFC (Csrocis bined 8, 1383, pp 348 Eto Cis 105, 1994 16 FRANCISCO GARCIA JURADO una critica propia de meretrices para aludir a un hecho que con- cemnid casi exclusivamente a las matronas. El asunto va mas alla de la mera adopcién de modelos de meretriz griega para aludir a matronas romanas, y es posible que se ponga indirectamente de manifiesto hechos de rivalidad y emulacion entre uno y otro tipo ‘de mujer en lo que al arreglo concierne, ya que, como ¢8 sabido, la dindmica de la moda es precisamente la de la emulacién’. De esta forma, observamos cémo en la comedia Menaechmi el marido re- gala a'una meretriz una pala de su esposa (precisamente la que Ilevaba puesta, como vimos en 1a responde, surrupuistin uxori tuae pallam istanc hodic ac dedisti Erotio? (Plaut.Men.507-508 ), Otro dato indirecto puede ser el sentimiento de las propias me- retrices como grupo, tal como vemos expresado en Cistelaria: decet pol, mea Selenium, hhunc esse ordinem beniuolentis inter se beneque amicitia utier, ubiistas uideas summo genere gnatas, summatis matronas, ut amicitiam colunt atque ut eam iunctam bene habent inter se. si idem istue nos faciamus, si imitemur, ita tamen uix viuimus cum inuidia summa (Plaut.Cis21-27 ) Asi, la comedia de Plauto refleja lo que podemos considerar como ln embridn de lo que en nuestro mundo se entiende como el «mundo de la moda», reflejado ciertamente a través del sarcasmo misdgino y la ironia. 3. Moda y literatura en [as elegias de Tibulo y Propercio. a) El vestido de la amada inserto en la trama literaria: Entra- mos ahora en una nueva etapa de la cultura latina de mayor refi- namiento, y donde se han producido unos cambios sociales sensi- bles. En lo que a nuestro objeto de estudio respecta, observamos que los asuntos del vestido y el adorno dentro de la elegia no son una mera circunstancia marginal, sino que guardan una estrecha % ct. Squiciatino, opi p. 183-155 1 neste respetto i. F. Garcia Jurado Wl yestide dela amada. La funcion silica del ‘esti ess elegias de Tibuloy Propercion, 1V Congo de Ertalants do Floris Clisiea. (Waldepeses, jlo Ge 1992), Univerndad Abscts (UNED), Sere RIND, 12, p47 207, Fsundias Cisco 08,198 [LA MODA EN LA ANTIGOEDAD ROMANA n relacién con el propio género postico, pues los poetas elegiacos saben bien que con un vestido se puede incitar al enamoramiento (Ov. Ars. TIT 169 ss.). De esta forma, el vestido se convierte en un tema literario con entidad propia, y el mismo Propercio nos refie- re que seria capaz de escribir un libro dedicado exclusivamente al vestido de su amada”: siuc illam Cois fulgentem incedere cogis, hae totum ¢ Coa ueste uolumen erit (Prop. II 1.5-6) Esto no es un hecho aislado en la historia de la literatura, y pueden encontrarse circunstancias similares en otras épocas, asi en las obras de Balzac y Marcel Proust, donde las referencias ai vestido no son tampoco un mero ornamento literario®. Veamos un ejemplo de lo dicho en la idea del vestido como reclamo ano- oso, pues éste configura un motivo tematico de cierto alcance. Asi, Propercio pide a Cintia que se ponga el vestido que Hlevaba ta primera vez que fa vio: dein qua primum oculos cepisti neste Properti indue (Prop. TIT 10.15-16) Este mismo motivo puede encontrarse, siglos mas tarde, en el Werther de Goethe: «Prohibo que me registren los bolsillos. Llevo en uno aquel lazo de cinta color rosa que tenias en el pecho el pri mer dia que te vi, rodeada de tus nifios...» (Goethe, Werther, Bar- celona, 1985, p.170); y también en Marcel Proust: «Como el vesti- do con que vimos la primera vez a una mujer, me ayudarian a en- contrar de nuevo el amor que tenia entonces (...)» (Proust, E/ tiempo recobrado, Madrid, 1985, p.236). En lo que a la elegia latina respecta, esta inclusién del vestido. como asunto literario de primer orden parte del conocido t6pico del desprecio del poeta al omato femenino y su consiguiente elo- gio de la belleza sin adorno, tépico que hunde sus raices en la pro- pia comedia”. Pero este desprecio ya no tiene el caricter jocoso que vefamos en aquélla, y muestra, paradéjicamente, el propio in- nt EIN: Quetelw mand dele mode es AAV, En ors Mal Prout Mad 1974, 8 3 "Ct 'A.L. Wheser,wBrotietaching in Roman elegy and the Greek source, Patt Is, (2Ph6, 1911, pp S67 y RI. Gacipy, eBeauty unadorned. A reading of Proper 1 CB, 57,1930, ppt Buudin Chass 105,998 8B [FRANCISCO GARCIA JURADO terés del poeta por el arreglo de la amada, pues el desprecio, en re- alidad, es ambiguo: quid iuuat ornato procedere, uita, capillo et tennis Coa ueste mouere sinus? (Prop. I 2.1-2). uid tibi nunc molles prodest coluisse capillos saepeque mutatas disposuisse comas! (Tib. 18.9-10), De esta forma, el vestido se convierte en un elemento de evo- cacién, adquiriendo asi nuevas implicaciones que lo acercan mas a nuesira concepcién de la moda, que, en definitiva, es sugeren- cia, No debemos olvidar, por otra parte, que el vestido en la lite- ratura es una realidad eminentemente verbal. Por ello vamos a tratar, finalmemte, de la importancia que el nombre de la prenda tiene en la elegia b) El nombre de las prendas lujosas. Exotismo y evocacién: La literatura y el arte en general sirven a veces como vehiculo de propaganda, voluntaria 0 no, de ciertos vestidos. Incluso, podemos decir mas concretamente que de ciertos nombres de vestido, pues Ia propagacién de una prenda depende en buena medida de su nombre. Ya hemos visto como en la comedia plau- tina se aludia jocosamente a la importancia del nombre de las prendas femeninas que aparecen cada aito, y esto parece set, cier- tamente, una constante dentfo del mundo indumentatio. A este respecto, Roland Barthes considera que no se puede divulgar la prenda de moda antes que su nombre, sino al contrario™. Este he- cho confiere al lenguaje indumentario una importancia de pri- mer orden, y encuentra en la elegia latina un caso claro de rela- cién entre Ia literatura y el nombre de la prenda. Se trata, preci- samente, de los lujosos vestidos que durante el siglo T después de Cristo estan llegando desde Oriente, gracias a una etapa de floreciente comercio, y que se caracterizan por Ilevar el gentili- cio de su procedencia, tales como Coa uestis 0 Tyzia uestis. Asi, ® ct Bares opcit, pd: shor la parol, i wy 4 pola de Mode oat, i 'y a point de ‘Mode essen ta done semble derasonnable de placer lel du vent svat a parle de ‘Mode; is vrai also vont su consti gue Ton ile doa aro fvttuante vt e te elle Institue. ¥ ya dentro del murdo eatiguo, Larisa Bonfante (oman Conumes’ A Glotary, ‘hd some Etturcan Decisions», ANAW i 193, p03) sla povament el she de que ‘tenodo Ia palabra y la moda tenga e! imo organ Furie isco 15,1988 LA MODA EN LA ANTIGUEDAD ROMANA np mientras observamos que Cicerdn usa todavia el gentilicio Tyzia unido a purpura, con.el tnico fin de indicar la procedencia oriental del tejido tenido (Cic. Verr. V 176 ili...) praeferebant alii purpuram Tyriam, (us alii atque odores uestemgue lio team), en Propercio debe entenderse ya, y esto es el milagro de la moda, que Tyria ha pasado a formar parte intrinseca de la denominacién de una prenda lujosa, la Tyria uestis, donde Tyrie, mas que indicar el origen de la prenda, lo evoca, y don- de, ademas, sobra el término purpura, pues se sobreentiende que se trata’de un vestido de ese color: nee Tyriae uestes errantia lumina fallunt, est neque odoratae cura molesta comae (Prop. Hil 14.27-28), De igual forma, la westis Sidonia y la Coa uestis se han asocia- do a la obra de Propercio como indumentarias muy queridas por suamada: qnare ne sit tibi tanti Sidonia uestis (Prop. 11 16.55). De esta forma, la clegia reelabora el cardcter peyorativo de las prendas venidas de Oriente para hacer de ellas un motivo poético de evocacion, Una vez mas, podemos comparar este hecho con un ejemplo similar dado en Ia literatura de principios de nuestro si- elo, concretamente en la importancia especifica que la tuinica del- fos, evocadora del Oriente y diseflada por Mariano Fortuny segin antiguos patrones veneciainos, tiene en la propia obra de Marcel Proust, quien a su vez, fa ha inmortalizado” en la persona de uno de los personajes principales de su magna obra, Albertine. 4. Conclusiones. En este trabajo, hemos intentado acercarnos no tanto al vesti- do en si como a la propia mentalidad indumentaria romana, estu- diada a partir de los hechos de lengua. La mentalidad indumenta- ria muestra una llamativa riqueza y no es la misma en la época de Plauto que en la de Propercio. Ha sido a partir de esta mentali- dad, a su vez, donde hemos observado algunos hechos cercanos a Jo que en nuestro mundo entendemos como moda, asi el tabi: es- tético del exceso ornamental, que en el mundo romano se ve espe- cf Queanll opt, 198. atu 15,994 80 FRANCISCO GARCIA JURADO cialmente condicionado por la misoginia, la conciencia de Ja rela- cién entre el vestido y el cuerpo, a importancia del nombre de las Prendas, o la relacin del vestido con la literatura de amor. FRANCISCO GARCIA JURADO Universidad Complutense Esto Cases 198, WOH

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