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EDITORIAL
Equipo Editor
Jorge Atria
Carolina Mosso
Julián Ugarte
M
uchos piensan que la existencia de los campamentos en Chile se
debe al déficit habitacional. Pero la falta de viviendas que obliga a la
creación de campamentos y allegados es sólo la parte visible de un
problema mayor.
Un país integrado es aquel donde los ciudadanos que lo componen son parte de un
sueño común que llamamos nación. Conciudadanos que se sienten responsables
unos de otros y, por lo mismo, forman instituciones que protegen a los más débiles.
Al mismo tiempo, dan igualdad de oportunidades.
Por el contrario, los países disgregados podrían ser aquellos en los que los
ciudadanos dejan de serlo, y se transforman en consumidores; individualistas y
anónimos. Ciudadanos a los que sólo les interesa desarrollar sus sueños personales,
que conseguirán a toda costa sin importarles cuáles son las necesidades de los otros.
De esta forma, van quedando ciudadanos excluidos del desarrollo que, obligadamente por
las circunstancias, se van a vivir a espacios marginales que llamamos campamentos.
Revertir esto no es sólo cuestión de construir más casas. Más bien se trata de usar
el deseo de la casa propia como una carnada para atraer distintos sectores que
están disgregados, para involucrarlos en un sueño común.
6
Con este trabajo, hemos podido acercar al mundo marginal a la belleza, a lo funcional
y las comodidades básicas que necesita cada ser humano para desarrollarse como
persona, y que a muchos -por diversas circunstancias- los hemos privado de ellas.
Formarse bien no es sólo sacarse buenas calificaciones, sino que, por sobre
todo, significa vincularse con la realidad para que ella los llene de preguntas y
les incentive la creatividad. Sólo así, más tarde, pueden ser profesionales que no
parezcan extranjeros en su propio país, sino que hablen el lenguaje de todos y
respondan a las necesidades de su pueblo.
En estos años hemos sido testigos de cómo en los diversos trabajos se ha podido
democratizar el diseño, la belleza y los espacios que nos regalan calidad de vida.
Estoy seguro de que el P. Hurtado estará orgulloso de este esfuerzo, que sabemos
cómo y cuándo comenzó pero que nunca sabremos qué cosas buenas producirá en
el futuro. Y es que todos los grandes sueños que han movido sociedades y culturas
tienen un comienzo, que más de alguien displicentemente calificó de “Mínimo”…
19 Diseño
21 Arte
27 Foros
29 Papers
61 Nuevas y viejas variantes en la localización de la vivienda social de la periferia de la ciudad de Santiago (1906-2006) / Rodrigo Hidalgo
79 Categoría Estudiantes
80 10 Lugar / Multicapas
95 “La Habilitación Social: un desafío para los programas de vivienda social” / Claudia Ayala
97 “Matriz temporo-espacial del desarrollo y socialización de los niños” / Alejandra Rasse, Francisco Sabatini
119 CategoríaProfesionales
126 Pensamientos sobre el mobiliario pertinente para la vivienda social / Mauricio Leniz
147 “Cooperativa de Renca - Los negocios inclusivos abren un amplio mercado hacia donde crecer” / Rodrigo Torres
153 Proyectos de Diseño / electo-box • tapagoteras • iluminacion LED • lavaplatos • conectividad • repisa pack • mochila omenta • silla pallet
163 Agradecimientos
EQUIPO MINIMO
Mirko Salfate Yutronic, Coordinador Programa MINIMO 2005-2007
Julián Ugarte Fuentes, Coordinador Programa MINIMO 2007-2008
Margarita Troncoso Montégu, Coordinadora Programa MINIMO 2007
13
14
Durante el primer semestre de 2005, Un Techo para Chile realizó la iniciativa “Optimización del
espacio Mínimo”, que pretendió debatir, investigar y proponer acerca del Espacio Mínimo y las
condiciones básicas de habitabilidad.
La interrogante que motivó la iniciativa fue: ¿Cómo pueden aportar la política, el arte, la
industria y la tecnología para mejorar la calidad de vida de los destinatarios de políticas
habitacionales, mediante diseños y lógicas productivas eficientes y contemporáneas, que sean
capaces de potenciar las capacidades instaladas en el medio local?
El lugar que albergó la muestra fue el Museo Nacional de Bellas Artes, uno de los escenarios
oficiales del arte nacional. Milan Ivelic, director del MNBA, plantea que “la premisa no es partir del
espacio mínimo como si fuera el fundamento de la habitabilidad de los pobres. Es preciso revertirla,
colocando la dignidad humana como el vector ético de una acción constructiva de viviendas para los
más desposeídos.”
Y agrega “Cuando el arte es reflexivo y crítico, cuando se vincula intensamente con la vida,
hace un llamado a repensar si lo que se hace no es más que la reiteración de una matriz diseñada
abstractamente, omitiendo a las personas quienes son, en verdad, los protagonistas del hecho de
habitar, con todas las implicancias que conlleva: seres con identidad, con familias, con esperanzas,
que anhelan una vida digna. El arte subvierte los lugares comunes, las convenciones sociales y, en el
caso que nos ocupa, la vivienda estandarizada, incapaz de acoger a quienes las ocuparán”.
Es así que la iniciativa Mínimo de Un Techo para Chile se dio a conocer en una muestra
dividida en tres instancias: DISEÑO (la exposición de 24 prototipos de mobiliarios desarrollados
por Universidades e Institutos en una investigación colectiva y de los proyectos ganadores del
Concurso Nacional); ARTE (la instalación de tres obras artísticas en el frontis del Museo); y
FOROS (la realización de 4 foros multidisciplinarios).
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ESTRUCTURA
SIMBOLOGÍA
11x25,5cm 24 páginas
17,5x25,5cm
diseño 17,5x25,5cm
foro 17,5x25,5cm
paper 17,5x25,5cm
índice
COLOR
NUMERACIÓN
diseño
diseño.
CONCURSONACIONALDEOPTIMIZACIÓNDE
ESPACIOS MÍNIMOS
Objetivo
Luego de investigaciones y experiencias
estudiadas por el Programa MÍNIMO de
Un Techo para Chile, se demostró que las
viviendas entregadas por subsidios presentan
graves problemas en su habitabilidad, debido
principalmente a la falta de equipamiento
en su interior. El desarrollo de muebles
siempre aparece como el primer nicho de
investigación para mejorar dicha situación,
es por eso que el Programa MINIMO en el
año 2005, propuso desarrollar prototipos de
mobiliario industrializables y multifuncionales
que, construidos bajo una lógica de “Hágalo
usted mismo”, permitan equipar y ampliar las
viviendas sociales definitivas.
Contexto Elemental
Elemental ha trabajado desde el año
2004 con Un Techo para Chile. A partir de
esto, se han inaugurado dos proyectos
20
diseño
a r t e
arte.
“MINIMAL, MÍNIMO, MINIMALISMO A LA CHILENA”
1 Simón Marchán Fiz, “El Minimal Art o Estructuras Primarias“, en Del Arte
Objetual al Arte de Concepto . Editorial Akal, Madrid, 1997, p.99.
22
a r t e
a r t e
3MarianaCanavese,“LaCiudadcomounCuerpoPolítico”enRevistaÑ.Buenos
Aires. Octubre 21, 2006, pp.12-13.
4 Para una mejor comprensión de lo expuesto véase el folleto de la
convocatoria de este proyecto, “MINIMO, Investigaciones sobre el Espacio
Mínimo”. Editado por Fundación Un Techo para Chile, Santiago, 2005.
24
a r t e
5 Justo Pastor Mellado, “Han pisado con demasiada fuerza, la tierra sobre mi
cabeza“, en Textos Residuales. Ediciones de la Cortina de Humo. Santiago,
1988.
25
a r t e
a r t e
y alarma del uso que tiene ese equipamiento urbano al final del
día. Tal como la artista definió su obra, “cada banco se convirtió en
un cuerpo texturado, blando, personalizado,”6 a fin de hacernos
partícipes de que esas relaciones entre el hombre y vivienda,
también se hacen parte de la ciudad como un organismo vivo.
CARLOS NAVARRETE
Curador obras de arte, MINIMO 2005
Mauricio Pezo, Sofía Von Ellrichshausen
Alicia Villarreal
“Puertas” /
6 Ibid. Nota 4.
27
foros
foros.
Ciclo de conversaciones
multidisciplinarias con
representantes de distintos
sectores de la sociedad.
E
n paralelo a la exposición, el
Centro de Investigación Social
de Un Techo para Chile organizó
cuatro foros que buscaron debatir,
analizar y proponer acerca del espacio
Mínimo, desde distintos puntos de vista,
abarcando variadas temáticas y convocando
a actores validados en distintas esferas
disciplinarias.
Foro Nº 1:
“Vida comunitaria y organización en conjuntos
de espacio mínimo”:
Moderador:
• Iván Valenzuela, periodista.
Panelistas:
• Francisca Márquez – Academia de Humanismo
Cristiano.
• Susana Aravena – Sur profesionales.
• Claudia Ayala – Un Barrio para mi Familia.
• Karen Monarde – Dirigente Comité campamento
Los Aromos
•BenjamínDíaz–EncargadoRegiónMetropolitana
28
foros
Foro Nº 3:
“Cultura y recursos mínimos”
Moderador:
• Margarita Hantke, periodista
Panelistas:
• Ricardo Carrasco – Documentalista Patiperros y
al Sur del Mundo
• La Legua York – Gestor cultural de la población
La Legua
Foro Nº 4:
“Cuáles son los mínimos que queremos para
la política habitacional del país”
Moderador:
• Matías del Río, periodista
Panelistas:
• Ricardo Tapia – Sub-Director INVI Universidad
de Chile
• Alejandro Aravena – Arquitecto Elemental
• Mirko Salfate – Director Vivienda Definitiva, Un
Techo para Chile
• Alejandra Barrera – Dirigente Campamento
Villa esperanza – habitante Proyecto de vivienda
Antumalal, Renca.
papers
papers.
E
l Programa MINIMO de Un Techo para Chile nace como una iniciativa
multidisciplinaria. Ella parte por posicionar un tema social en la discusión académica;
unir disciplinas en una sola experiencia y también formular y replantear el rol de las
profesiones en pro del crecimiento integral del país.
Así como el año 2005 se generó un resultado de índole académico, actualmente se sigue
trabajando para profundizar, acercar y ampliar el espectro de investigación, tanto a los estudiantes y
profesionales, como a los pobladores de nuestro país.
Es por eso que se invitó a los participantes de la iniciativa a desarrollar o incluir textos inéditos, que
abran el espectro de investigación y potencien académicamente las bases de los planteamientos del
Programa MINIMO.
Dentro de estos textos se presenta la experiencia deAlejandra Barrera, pobladora del ex-campamento
Lo Boza, quien narra su vivencia en el proceso de cambio de vida del campamento al barrio; Rodrigo
Hidalgo, geógrafo de la Pontificia Universidad Católica, quien desarrolla una investigación que nos
permite adentrarnos en las consecuencias que ha generado la Ley de Habitaciones Obreras de 1906,
la que inició el desarrollo de proyectos de vivienda social en la periferia de Santiago; Alejandra Rasse
y Francisco Sabatini presentan una matriz conceptual sobre la relación de los niños con el espacio
en nuestro contexto cultural, tomando como caso de estudio distintas barrios de vivienda social;
Francisca Márquez,Antropóloga y Doctora en Sociología, revisa la historia de los pobladores chilenos
30
papers
en la búsqueda de identidad y de un lugar digno para ellos en la ciudad; y, finalmente, Rodrigo Torres,
Ingeniero y Gerente de Marketing en Chile de la empresa Masisa, nos relata la experiencia de la
empresa en el desarrollo de diseño para la base de la pirámide, como nuevo nicho de investigación
para empresarios y diseñadores del país.
En Chile aún existen
papers
Historia de un sueño
que parecía imposible.
por Alejandra Barrera
Ex Pobladora Campamento Villa Esperanza, Renca
Panelista Foro “Cuáles son los mínimos que queremos
para la política habitacional del país”, MINIMO 2005
Celebración de Navidad Campamento Villa Esperanza • Fuente Alejandra Barrera 34
35
papers
E
sto comienza hace ya 8 años atrás, en el año 2000. Arrendaba casa como
muchas otras familias en mi comuna (Renca). Mi esposo tenía un trabajo y todo
iba bien, hasta que a él lo despidieron y nos vimos en la necesidad de buscar
otro lugar para vivir porque se nos juntaron deudas de arriendo, luz, agua y
no pudimos pagar. El dueño de la casa nos pidió que nos fuéramos y, como pudimos,
pagamos lo que debíamos. Nos fuimos a un terreno muy cerca, donde se nos pedía pagar
sólo $15.000 por los metros que ocupáramos. Trasladamos nuestras cosas de a poco y
junto a nosotros también se fueron algunos familiares que se encontraban en la misma
situación. En este lugar cada familia empezó a hacer pozos negros para el baño, a cerrar
el sitio donde estarían sus nuevas casas, confiados en que esto solucionaría en parte
nuestra vida… pero no nos imaginábamos que lo peor estaba por venir. Una vez estando
ahí logramos parar una pieza de 3 x 6 mts.; para esto compramos los materiales con harto
esfuerzo y nosotros mismos la construimos. Por otra parte, mi esposo aún no encontraba
trabajo estable, sólo hacía trabajos esporádicos, y lo que ganaba alcanzaba sólo para
comida, medicamentos y pasaje de locomoción. Mis hijos, que en ese momento tenían 7
años el mayor y 2 meses el menor, no alcanzaban a comprender lo que nos pasaba, pero
ellos eran nuestra fuerza para seguir doblándole la mano al destino. Así continuamos por
algunos meses sin agua ni luz propia, ya que teníamos que conseguirla con el dueño del
terreno que vivía a media cuadra de allí. Era complicado lavar la ropa con poca agua;
tuvimos que usar velas muchas veces; la humedad y el barro en invierno eran crueles.
Siempre que nos poníamos a conversar con mi esposo, nuestro tema era cuándo sería el día
en que estaríamos en lo propio, refiriéndonos a nuestro gran sueño de la casa definitiva. La
veíamos tan lejana e inalcanzable, y pensábamos que si no éramos capaces de subsistir con
36
papers
lo poco que teníamos, cómo íbamos a poder ahorrar para postular a la vivienda. Cada vez
sentíamos que íbamos de mal en peor en nuestra situación, pero nos refugiamos en nuestra fe:
Dios nos iba a ayudar a salir adelante de alguna manera.
Nos organizamos como comunidad, porque ya éramos ocho familias las que vivíamos en
el terreno; formamos una directiva para mayor organización y así gestionar o tramitar algo
en la municipalidad para que nos pudiesen orientar en el tema de la vivienda. Pero en ese
momento no pudimos hacer nada, y nos quedamos así por 1 año más, viviendo y pensando
si nuestro sueño se realizaría algún día.
Así transcurrían los días, sorteando inconvenientes, incomodidades y molestias, pero no puedo
dejar de mencionar que también pasamos momentos lindos: nos uníamos más como familia, nos
acercábamos al Señor y sentíamos el consuelo que esto pasaría pronto. Así fue como en el transcurso
de otro año se llenó el terreno con alrededor de 40 familias, todas conocidas o familiares de las más
antiguas del lugar. Queríamos formar un lugar para vivir que fuese tranquilo, sano y limpio para
nuestros hijos y así se dio. Le pusimos un nombre a nuestra comunidad: “Villa Esperanza”, porque
quisimos recalcar el deseo de mostrar que éramos una comunidad con toda la fuerza de surgir y darles
algo digno a nuestras familias. No queríamos que nuestros vecinos nos estigmatizaran, como en
general se hace con los campamentos.
Para organizarnos en el terreno, planificamos los espacios que pertenecerían a cada familia,
nos preocupamos de que nuestras casas tuviesen espacio suficiente y que, además, hubiesen
pasajes para los vehículos de emergencia en caso de necesitarlos; emergencia que no ha
sucedido hasta el día de hoy, gracias a Dios.
En el campamento continuamos nuestras vidas sin sobresaltos, hasta que conocimos a Un Techo
para Chile e INFOCAP en Campamentos, quienes implementaron una sede que ha servido para hacer
nuestras reuniones y para realizar talleres de capacitación en oficios; cursos de recuperación de
estudios (tanto en niños como en adultos), entre otras actividades.
Pasados unos meses, llegaron a nuestro campamento unas dirigentes del Campamento Lo Boza1
a ofrecernos que nos uniéramos a ellos en un proyecto de vivienda que ya tenían algo avanzado,
porque necesitaban a más personas para que tuviera más peso ante quienes debíamos presentarlo.
Sin lugar a dudas este proyecto era diferente, porque se estaba formando con personas de distintos
campamentos de la comuna: Lo Boza, Mapu-Mahuida, Villa Esperanza y algunos allegados que
también vivían en condiciones de extrema pobreza.
Nos presentamos con nuestras ideas muy claras. La principal era quedarnos en la comuna
donde teníamos todas nuestras raíces (como el colegio de nuestros hijos, consultorio, hospital
y trabajo, que es lo principal para ahorrar para la vivienda). Comenzar en otro lugar sería para
nosotros algo imposible, y siempre objetamos la idea de enviar a las familias a lugares de la
periferia, pasando a llevar la dignidad de las personas y sin siquiera darles la oportunidad de
decir lo que ellos pensaban o les gustaría hacer. Pensábamos “nosotros somos quienes vamos
1 Campamento que estaba ubicado a cinco cuadras del nuestro y conformado por alrededor de treinta familias.
37
papers
a vivir acá toda la vida, y no los que asignan las futuras viviendas”. Por ello, nos presentamos a las
autoridades con nuestra propuesta bien clara, para que nos pudiesen entender y escuchar.
A partir de esta propuesta, la directiva tuvo que dirigirse a los organismos pertinentes (el SERVIU y
la Municipalidad) para empezar a reunir los papeles de las familias, ver si todos podían postular, y si
existía algún problema que debíamos solucionarlo junto a ellos.
Siempre se les dijo a las familias que este proyecto debía ser con la mayor participación y
compromiso para que nos resultara todo bien, y así las autoridades nos tomarián en cuenta.
Cuando logramos ser oídos ya éramos alrededor de 300 familias inscritas para comenzar a
funcionar como comité, pero se nos presentó un problema: en la comuna no había terrenos
para viviendas sociales, y nos dijeron que era imposible, que debíamos buscar en otro lugar.
Esto no nos gustó porque nuestro propósito era quedarnos en la comuna; así nos vimos en la
necesidad de empezar a buscar terrenos lo más cerca de nuestras casas.
Al frente de Lo Boza encontramos uno, pero tenía un gran problema: en él no podía construirse,
porque era un terreno solamente de relleno; era inestable para hacer casas y necesitaba
demasiado dinero para arreglarlo. Esto nos entristeció mucho, ya que nos habíamos hecho a la
idea de que fuera nuestro, y además quedaba casi al lado de nuestros campamentos…
Por eso nos dieron más ganas de obtenerlo, y se empezaron a negociar precios, buscando el
menor valor. Paralelamente, se comenzó a trabajar con las familias para avanzar más rápido,
para que se sintieran parte de este proyecto y pudiesen tomarle más valor a lo que sería
nuestro nuevo barrio. También se escogió de cada campamento a delegados para que llevasen
información de cómo avanzaba todo el proyecto, lo que se conversaba en una mesa de trabajo
una vez a la semana a la que asistía la directiva, voluntarios de Un Techo para Chile y, a veces,
uno que otro invitado para que nos conociera o nos pudiese ayudar a solucionar problemas que
se nos presentaran en el camino. Fue así como conocimos a muchas personas, sin dejar de
mencionar el gran trabajo en conjunto de las familias, siempre pensando que debíamos ahorrar
cada vez más por conseguir lo que nos habíamos propuesto.
Cada familia debía ahorrar 20 UF y eso significaba un gran esfuerzo, porque algunos trabajaban por
un sueldo mínimo y otros esporádicamente. También significaba postergar otros sueños, porque la
prioridad tenía nombre: ¨Nuevo Barrio¨.
Esto empezó a tener forma, como comunidad sustentable, cuando los protagonistas principales
fueron la gente y sus necesidades, lo que se produjo gracias a todos los que escucharon
y creyeron en nuestro proyecto. Al comienzo costó motivar a las familias y a las entidades,
pero se logró; estando conformada la mesa de trabajo, nos dimos cuenta de que la mejor
forma de que el proyecto saliera adelante era proyectarnos y aterrizarlo de alguna manera.
Para esto los dirigentes definieron distintos roles para realizar diferentes tareas en paralelo:
gestionar lo que era la postulación en el SERVIU y buscar una Entidad Organizadora, una
constructora, arquitectos y recursos. Asimismo, los delegados asumieron distintas funciones
que se realizaron como comisiones tales como: educación, salud, deporte y cultura, biblioteca,
sala cuna y jardín infantil, centro comunitario, equipamiento y áreas verdes. Cada una de estas
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papers
Gracias a todo el trabajo de la comunidad, nos ganamos el subsidio dos años después de
conformado el comité, en septiembre de 2004. Este fue un gran hito para nuestra comunidad,
y lo celebramos cada año, sin dejar de mencionar “La Primera Piedra”, donde las 170 familias
celebramos en el terreno mismo el inicio de la construcción de nuestras casas. Nos dijeron que
estarían a lo menos en 1 año, todos calculábamos para diciembre del mismo año, como regalo
de navidad y eso nos daba las fuerzas para seguir juntando más plata, para los cierres de cada
pasaje, las divisiones, protecciones y también las terminaciones.
La presidenta del comité propuso en conjunto con unos voluntarios que se formara
un directorio conformado por empresarios, voluntarios y la directiva, para gestionar
y conseguir recursos que fueran en beneficio de las familias y así entregar la casa
terminada. Veíamos en la TV que a muchas familias en nuestra misma situación se les
entregaban casas no terminadas, y tenían que amontonarse en una sola pieza y estar
igual o peor que cuando estaban en el campamento, con hacinamiento y por unos buenos
años más, hasta tener los recursos para las divisiones de sus casas y así poder verla
terminada y habitarla como corresponde.
Se les propuso a los empresarios que ellos se consiguieran una parte en plata, a los voluntarios de Un
Techo para Chile otra parte, y a las 170 familias que ahorraran 15 UF en un plazo prudente, para que las
casas se puedieran habitar desde el día uno sin pasar incomodidades.
Mientras tanto, se fueron presentando nuevas situaciones e ideas para mantener a las familias
trabajando en pro de su casa; se buscaba la forma de que la constructora iniciara lo antes
posible el centro comunitario ya que existían donaciones para su construcción. Así, luego de
un tiempo, se vio movimiento en el centro comunitario; nuestros ojos veían cómo avanzaba
y empezaba a tener forma… nos conseguimos donaciones para la biblioteca, el trabajo de
Integra para administrar el Jardín Infantil con trabajadoras de la comunidad (gracias a lo cual
funciona diariamente hace dos años). El Centro Comunitario se inauguró el 3 de octubre de
2006, día en el que veíamos también avanzar la construcción de nuestras casas.
Finalmente, el día 1º de junio de 2008, tuvimos la inauguración del Proyecto; evento que organizamos
junto a todos nuestros vecinos y voluntarios, quienes siempre nos han acompañado en este hermoso
sueño: habitar nuestras viviendas.
Espero que este Barrio Sustentable sea un ejemplo, y se tome como modelo en todo el país para otros
proyectos de vivienda de familias de escasos recursos.
Hoy les puedo contar la inmensa alegría que tengo de estar viviendo y disfrutando de mi casa
junto a los seres que más quiero. Nos cambiamos al siguiente día de la inauguración, igual
que muchas otras familias. Es una casa de 3 pisos con living, comedor, cocina, 3 dormitorios, 1
baño, ante- jardin y patio, donde nos hemos acomodado muy bien.
Esto es digno para vivir y también digno de contar para que todos sepan que cuando hay un
39
papers
sueño en común, donde nos unimos, se puede hacer realidad con gran orgullo. Lo digo: se
puede y aprovecho de dar las gracias a quienes creyeron en nosotros: departamentos de
gobierno, instituciones, organizaciones, empresarios, voluntarios y hermosas personas de gran
corazón. A ellos los invito a que sigan creyendo en los sueños de las familias de campamento,
para que juntos, los podamos cumplir.
Fuente • UTPCH
2
4
papers
Inauguración vivienda proyecto “Antumalal”. Fuente UTPCH 40
41
diseño
CATEGORÍA
UNIVERSIDADES E INSTITUTOS
4
3
5 1
1
• Alumnos: Marco Lepe + Sergio Pizarro
• Profesores: Nicole Labbé + Patricio Mardones
lugar
• Universidad: UDP Arquitectura
43
armado diseño
materiales
1
2
32
10
4
44
PROTOTIPOS
diseño
2
Jiny Jiménez (alumno Ingeniería Civil UCN)
• Profesor: Sergio Alfaro
lugar
• Universidad: UCN Arquitectura
45
armado diseño
materiales
100
2
10
Planchas
MDF 18mm 1
MDF Ranurado 20mm 2
Listón Pino Acerrado 2x2” 4
4
46
PROTOTIPOS
diseño
3
Luis Camano + Felipe Cardemil + Gonzalo Zahr
• Profesores: Juan Carlos Jeldes + Ricardo Lang
lugar
• Universidad: PUCV Arquitectura
47
armado diseño
materiales
12
2 200
1k
Planchas
Terciado estr. 18mm 1
Terciado estr. 15mm 1
Masisa Melamina 15mm 1
3 4
48
PROTOTIPOS
diseño
M
• Alumnos: Macarena Pola + Francisco Ortega + Sin Ae Song +
honrosa
Pamela Reyes + Daniela Lalane
• Profesores: Janio Thomas + Carlos Villalobos
• Universidad: UDP Diseño
49
armado diseño
A B
materiales
C D
200
200m
Planchas
Masisa Melamina 15mm 3
Masisa OSB 15mm 4
Terciado estr. 15mm 3
Otros
Piola acero 2mm 12m
Tensor 20
Plástico PVC 1
E
Pino Acepillado 2x2” x 3.2m 8
F
vista posterior
vista anterior
A + B + C + D + E = F
50
PROTOTIPOS
diseño
honrosa
Javier Farfán + Mª José Rosenberg
• Profesor: Claudia García-Lima
• Universidad: UDEC
51
armado diseño
A B C
D E
materiales
15
200
12
50cm
F G
1k
Planchas
MDF 15mm 6
A + B + C + D + E + F + G = H
53
foros
“¿Cuálessonlosmínimospara
los pobladores?”
por Ricardo Tapia
Panelista Foro “Cuáles son los mínimos
que queremos para la política
habitacional del país”
Q
uiero transmitir varios aspectos
relativos al tema “Mínimos
de una política habitacional”.
Primero, presentar algunos
enfoques implícitos en la historia
habitacional chilena:
foros
foros
1 Según el último informe de las Naciones Unidas, en Chile el 20% más rico posee 18,6 veces más ingresos que el 20%
más pobre, lo que pone a Chile en el mismo nivel de desigualdad que Honduras, Suazilandia y Zambia.
56
foros
a r t e
a r t e
ALICIA VILLARREAL
Artista Visual
A
l registrar el frontis del Museo de Bellas Artes,
donde serían emplazados nuestros trabajos,
advierto la ocupación que hacen del lugar los
vendedores ambulantes, desplegando una
verdadera toma con sus mínimas construcciones. Estos
precarios dispositivos rodantes se apropian no sólo del
espacio físico, sino que, logran habitar el lugar con toda
propiedad. Es curioso que todos ellos utilicen el color rojo
para distinguirse, señalando involuntariamente, la urgencia
del problema de la subsistencia.
a r t e
papers
Figura Nº1
Conventillo de María Bravo, Mapocho esquina Miraflores
(demolido por orden del Consejo) Fuente: Rodrigo Hidalgo
63
papers
E
l nacimiento de la política de vivienda en Chile está asociado a la respuesta que
tuvo que dar el Estado ante las deplorables condiciones en que vivían las clases
proletarias hacia finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Ante esta cruda
realidad y la creciente importancia que comenzó a tomar la “cuestión social”, que
se relacionó con la preocupación de los círculos intelectuales y políticos por la pobreza y las
condiciones de vida de los obreros, es que se promulga la Ley de Habitaciones Obreras de
1906 (Espinoza, 1988; Garcés, 2002). Dicha Ley es reconocida como la primera normativa
social chilena y es una de las primeras que se promulgan en la materia en el continente
americano, es más es contemporánea a iniciativas del mismo tipo que se llevan a cabo en
Europa (Hidalgo, 2005).
Otra de las funciones que le otorgó la ley de 1906 a los consejos fue la de incentivar la
64
papers
La Ley dejó un amplio margen a la acción de los agentes privados, quienes impusieron un
particular diseño en sus intervenciones que privilegiaron el rendimiento del suelo por unidad
construida, dando a lugar una tipología residencial característica del área central de la ciudad
de Santiago que fue el “cité”, que se define como un “conjunto de viviendas, generalmente de
edificación continua, que enfrentan un espacio común, privado, el que tiene relación con la vía
pública a través de uno o varios accesos. Su denominación tiene como origen esta forma especial de
relacionarse con el espacio público que recuerda la ciudadela medieval amurallada” (Arteaga, 1985).
Cien años han transcurrido desde la promulgación de la Ley de 1906 hasta el 2006, período
en el cual se han ensayado las más diversas soluciones al problema de la vivienda. Ellas
han involucrado diseños arquitectónicos, que demuestran los desvelos de los profesionales
encargados de ellos y las necesidades tanto de los beneficiarios como de los recursos
económicos comprometidos en la materialización de los proyectos. En esta lapso las soluciones
al problema de la vivienda en lo urbanístico van desde la ciudad jardín hasta la el racionalismo
“lecorcubuseriano”, que dejó su impronta inconfundible en la ciudad de Santiago, con conjuntos
que fueron diseñados por discípulos directos de Le Corbusier, ejemplo de ello es la Villa Portales
ideada por Eduardo Castillo Velasco, que se edificó a inicios de la década de 1960.
papers
Pese a que el retorno de la democracia significo nuevas posibilidades para cambiar el rumbo
de las políticas habitacionales, durante la década de 1990 se continuó con el patrón de
localización ya iniciado en las décadas anteriores. En el caso de Santiago se continuaron
acumulando las viviendas sociales en contados lugares de la ciudad y para hacer rendir el
“recurso suelo” se construyeron conjuntos que en algunos casos superaban las 1000 viviendas
(Hidalgo, 2007).
Las formas de la segregación y de la separación de los pobres respecto del universo urbano el
cual tradicionalmente se han ubicado los conjuntos de vivienda social son ahora diferentes, si
antes lo hacían en barrios ya asentados o cercanos a ellos, ahora se materializan alrededor de
los núcleos poblados menores del anillo exterior del área metropolitana. Pese a las esperanza
que trajo consigo el advenimiento de la democracia, la mayoría de los problemas que se
denunciaron e las décadas pasadas como el aumento de las distancias respecto de los lugares
de servicio y el rompimiento de la matriz de las relaciones sociales primarias y secundarias
como consecuencia de la inadecuada localización en los límites de la gran ciudad, ahora se
potencian con mayor fuerza, en vez de corregir se reproducen contrariedades estructurales
como consecuencia de una supuesta escasez de suelo.
66
papers
En el caso del área metropolitana de Santiago desde la segunda mitad de la década de los
noventa nos encontramos con un importante crecimiento de las viviendas sociales en las
comunas de su periferia, principalmente debido al avance y consolidación de una política de
libre mercado que repercute, con fuerza, en todas las iniciativas sectoriales impulsadas por
el Estado de Chile. Si tomamos un marco temporal de referencia mayor, entre 1984 y 2002,
se puede acotar que la cantidad de viviendas sociales progresivamente ha disminuido, para
el conjunto de comunas que conforman la mancha urbana continua (Figura Nº3). En este
sentido, según el análisis de la estadística de edificación de las viviendas sociales (Cuadro
Nº1), se puede señalar que la disminución aparente de las viviendas construidas en el área
metropolitana del Gran Santiago es en realidad el desborde de la vivienda social a las comunas
periféricas de la gran conurbación santiaguina. Los datos aludidos muestran, en primer lugar,
que en el período 1978-1983 se edificaron en dichas comunas 3.467 viviendas, entre 1984-
1989 5.575, en el lapso 1990-1995 10.628 y entre 1996-2002 9.076 unidades. Aunque muchas
de estas viviendas son para población que efectivamente reside en las localidades asociadas
a esas comunas, las cifras señaladas no dejan duda que la vivienda social ya no se localiza
preferentemente en la periferia inmediata de la ciudad, sino que se comienza a ubicar en
aquellas comunas que limitan con el área metropolitana propiamente tal.
Cuadro Nº1.
1978-1983 1984-1989 1990-1995 1996-2002 Total
Viviendas sociales construidas en
comunas del interior y exterior del
área metropolitana del Gran Santiago. 3467 3575 10628 9076 26746
1978-2003 (1)
(1) Estas comunas son: Colina, Peñaflor, Padre Hurtado, Melipilla, Talagante, Buin, Paine, El
Monte, Lampa, Isla de Maipú, Curacaví, Til-Til, San José de Maipú, María Pinto, Calera de
Tango, Pirque, San José de Maipo y Alhué.
(2) Puente Alto, La Pintana, San Bernardo, La Florida, Maipú, Pudahuel, Renca, El Bosque,
Peñalolén, Quilicura, La Granja, Lo Prado, Macul, Cerrillos, Cerro Navia, Lo Barnechea,
San Ramón, Conchalí, Lo Espejo, Estación Central, Las Condes, Pedro Aguirre Cerda,
Huechuraba, Santiago, La Reina, San Joaquín, La Cisterna, Ñuñoa, Providencia, Recoleta,
San Miguel y Quinta Normal.
67
papers
La política mercantilista de uso del suelo urbano impuestas desde los mediados de los ochenta
en adelante expulso a las viviendas sociales cada vez más lejos de la ciudad. De esta manera
comunas periurbanas comenzaron a recibir nuevos habitantes que, debido a su condición
de pobreza, disminuyen la condición socioeconómica de la comuna y específicamente de las
zonas censales que habitan. Este proceso se observa al comparar los valores del IDS de las
zonas con viviendas sociales para los años 1992 y 2002. Se ve que en el año 92 las zonas
con presencia de conjuntos de viviendas sociales tenían un mayor IDS que el resto, mientras
que después de una década esta situación se invierte y la influencia de la vivienda social
en las zonas censales se hace latente. La evidencia empírica muestra una relación entre la
generación de focos pobreza y las políticas habitacionales del Estado. Hay que considerar,
también, que en muchos distritos censales se construyeron condominios cerrados y vigilados,
reduciendo la segregación espacial pero manteniendo la segregación social. En estos casos,
las cifras pueden denotar un aumento del IDS, pero éste no es consecuencia de un proceso
actuando a nivel de distrito censal, sino consecuencia del emplazamiento de sectores medio y
medio-alto que se auto-excluyen, física y simbólicamente de la población más pobre.
El contrapunto pretendido hacer en este trabajo es poner el relieve la forma en que se han
reproducido las consecuencias socio espaciales provocadas por la política de vivienda social en
Santiago de Chile, teniendo como referencia los efectos provocados en la geografía social de la
ciudad tanto por la Ley de Habitaciones Obreras de 1906 como por la actual política de vivienda.
La aplicación de esta última normativa provocó la demolición casi irrestricta de los “conventillos”
insalubres y construyó escasas viviendas por iniciativa directa, por cada 1,5 piezas o
habitaciones derribadas se levantó sólo una durante 1906 y 1925. Esto provocó una expulsión
de estos habitantes a la periferia de la ciudad y los espacios que ellos dejaron en su interior
fueron ocupados por una población diferente, alfabeta, que es muy probable que haya ido a dar
a los “cités”, que fueron viviendas fomentadas la Ley de 1906, pero que para acceder a ellas se
necesitaba de un determinado poder adquisitivo.
68
papers
A pesar de que las políticas habitacionales en las primeras décadas del siglo XX no
alcanzaron a solucionar en su integridad la carencia de viviendas de las clases sociales
más pobres del país; desde la perspectiva del presente trabajo, creemos que en el período
analizado se dieron importantes pasos para ir generando una institucionalidad pública y social
en torno al problema habitacional, que estuvieron representados por el reconocimiento de las
demandas de los movimientos de arrendatarios y por la puesta en marcha de iniciativas de
intervención directa por parte del Estado en la construcción de casas baratas.
Después de un siglo la operatoria del mercado de suelo asociado a las viviendas sociales
sigue teniendo similares consecuencias, pero en dimensiones y escalas espaciales muy
diferentes. Los pobres de comienzos del siglo XX se trasladaron a la periferia de una ciudad
que en 1930 bordeaba el medio millón de habitantes y su superficie las 11.000 hectáreas.
Podríamos señalar que esa es una ciudad de una dimensión casi comunal.
Hoy la situación es bastante diferente, nos encontramos con una ciudad de dimensiones
metropolitanas, donde la superficie de la mancha urbana continua es cercana a las 65.000
hectáreas y su población aproximadamente los seis millones de habitantes. Trasladarse
justamente a los confines de esta gran urbe tiene connotaciones muy diferentes, tanto
por la distancia como por el tipo de solución y espacio residencial resultante de dichas
intervenciones. Este último es de carácter monofuncional, segregado y fragmentado, que
podríamos denominar “precariopolis estatal”, definida por la presencia de los servicios
de urbanización, electricidad, agua potable, luz eléctrica y en algunos casos calles
pavimentadas. En estos lugares, la población habita en residencias con tamaños cuyo
promedio no supera los 45 m2 edificados y por la ausencia del resto de clases sociales,
equipamientos y algunos servicios básicos y no básicos, como colegios, centros de salud,
áreas de esparcimiento y centros de comercio, entre otros.
En base a lo anterior podamos señalar que la construcción de viviendas sociales en las comunas de
la periferia del área metropolitana de Santiago es un nuevo estadio que no sabemos a donde nos
conducirá, no solo términos del tipo físico de ciudad –sus edificaciones, servicios y equipamientos-
sino que también en el ámbito social, serán los nuevos guetos de acumulación de pobres que ahora
estarán aún más distantes de la ciudad tradicional. Tal vez esta tendencia no pueda ser revertida,
pero por otro lado tampoco se debería cerrar el paso a la localización de viviendas sociales al interior
de la ciudad de Santiago, bajo principios de equidad socio espacial, teniendo como elemento de
unión de la política habitacional no solo el derecho a la vivienda sino también a la ciudad.
69
papers
Capadilla El Salto
Arenal
Capuchinos
San Rafael
Recoleta
por subdelegaciones y
Teatro Municipal
Santa Lucía
El Comercio
Santa Ana
Santiago. Cajitas de
Moneda
Negrete
agua
Yungai
Escuela Militar
Quinta Normal
San Francisco
Ollería
Arturo Prat
San Ignacio
Padura
Ugarte
Escuela María
Santa Rosa
Matadero
Tasa de Alfabetismo
Chuchunco
Parque Cousiño
por subdelegaciones
Santiago - Censo 1920
Porcentaje de
Alfabetismo
37,47-51,25
51,28-68,81
68,82-80,67
80,68-89,41
Capadilla El Salto
Arenal
Las Condes
Capuchinos
San Rafael
Recoleta
Mercado San Pablo
Teatro Municipal
Santa Lucía
El Comercio
Santa Ana
Cajitas de
Moneda
Negrete
agua
Yungai
Escuela Militar
Quinta Normal
Mercado San Diego
Ejército Libertad
Gasómetro
San Francisco
Ollería
Arturo Prat
San Ignacio
Padura
Ugarte
Escuela María
Santa Rosa
Matadero
Chuchunco
Parque Cousiño
Simbología
Cités
70
papers
Figura Nº3.
Comunas de la periferia metropolitana
de Santiago de Chile.
Figura Nº4.
Localización de vivienda
sociales en la periferia
metropolitana de Santiago _
población cesante o en paro
distrito censal, 2002.
Porcentaje de Cesantía
RM - Censo 1920
243-8,18
9,19-12,12
12,12-24,78
24,78 y más
Viviendas Sociales
Área urbana de Stgo.
Límite comunal
71
papers
Referencias bibliográficas
ARTEAGA, O. El cité en el origen de la vivienda chilena. CA, Revista Oficial del Colegio de
Arquitectos de Chile, 1985, nº41, p. 18-21.
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nº69, p. 99-115.
ESPINOZA, Vicente. Para una historia de los pobres en la ciudad. Santiago: Ediciones SUR,
1988. 359 p.
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décadas. In MAC DONALD, Joan. Vivienda Social. Reflexiones y Experiencias. Santiago: CPU,
1983, p 75-152.
HIDALGO, R. ¿Se acabó el suelo en la gran ciudad? Las nuevas periferias metropolitanas de la
vivienda social en Santiago de Chile. Eure, 2007, Vol. 33, Nº98, p. 57–75.
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Corporación de Promoción Universitaria, Documento de Trabajo nº16/94, 1994. 14 p.
RODRÍGUEZ, A.; SUGRANYES, A. El problema de vivienda de los “con techo”. Eure, 2004,
Vol. XXX, Nº 91, p.53-65.
papers
Demolición Villa El Volcán • Fuente: www.lanacion.cl 72
energía eléctrica
agua potable
alcantarillado
servicios
Acceso a
básicos
en campamentos
2,3% 66,6% 40,9%
“...Uno llega del trabajo todo sediento, con
pescar los
ganas de bañarse y hay que
tarros e ir a bañarse en el
baño de pozo negro que tenemos
en la casa. Pescar el jabón y el shampoo y
pegarse una refregá.
diseño
Diseño Mínimo
ALBERT TIDY
Jurado Concurso, MINIMO 2005
E
ntre noviembre del 2002 y enero
del 2003, veintiséis artistas y
arquitectos de todo el mundo
fueron invitados por la curatoría
de Hans Ulrich Obrist, para intervenir
temporalmente la casa del arquitecto Luis
Barragán en ciudad de México. Las diversas
intervenciones que se situaban tanto en
el interior como el exterior de la vivienda
ícono de la arquitectura contemporánea
latinoamericana, exploraban los territorios
yuxtapuestos del arte y la arquitectura.
Entre nombres connotados como Gilbert
and George, Kazuyo Sejima, y Hani Rashid,
había una discreta intervención de una joven
artista mexicana llamada Carla Fernández,
que se ubicaba en el “cuarto blanco” de la
paradigmática casa. Su propuesta consistía
en la disposición de telas indígenas
cuidadosamente ordenadas sobre la cama
existente, para ser utilizadas con el doble
propósito de manta y ropaje para el visitante.
La intervención se denominó “Ropa de Cama”
y pretendía reflexionar en torno a la belleza
de lo precario: “Los indígenas mexicanos
76
diseño
diseño
concepto de mínimo con mayor frecuencia definía como patrones comunes la utilización de
que en el concepto de lo máximo, lo cual formas reductivas, la repetición de elementos,
resulta extraordinariamente esperanzador el uso de nuevos materiales y la aplicación de
en el sentido de que la belleza no sólo está procesos industriales de producción2. En ese
reservada para la pequeña minoría que habita sentido, el arte minimalista se asociaba a ideas de
en el concepto de lo máximo. igualdad, bajo costo y producción seriada.
Treinta años más tarde, el concepto de
Hacia finales de la década del sesenta los minimalismo se alejó de su origen masivo, para
artistas plásticos (generalmente provenientes situarse en el extremo opuesto del lujo y la
de la Europa de la post guerra), irrumpieron en exclusividad. Diseñadores como GiorgioArmani,
la escena del arte neoyorkino con propuestas Calvin Klein y Helmut Lang fueron los autores de
que se validaban por sí mismas, alejándose del la contradicción plástica que permitió edificar
agotado discurso del expresionismo abstracto y imperios de la alta costura y el pret á porter.
el pop art que hasta ese momento dominaban
la escena intelectual, ya que para ellos el valor Lo máximo se relaciona generalmente con la
de la obra radicaba en la experiencia visual abundancia y el exceso, en cambio lo mínimo
del observador. “Lo que ves es lo que ves” se tiene que ver con una operación de sustracción,
transformó en la consigna de un grupo de que en sí misma puede constituir un acto de
artistas. Por ejemplo, Carl André basó su trabajo elegancia. No es necesario ejemplificar casos
en el cuidadoso ordenamiento de elementos arquitectónicos de opulencia que constituyen
ordinarios y repetitivos como piedra y madera aberraciones plásticas y manifestaciones de
dentro de un recinto especialmente escogido. abierto analfabetismo estético, ya que la historia
De este modo, la obra trascendía a su propia de la arquitectura está plagada de ellos. En
configuración para convertirse en un elemento cambio es frecuente encontrar belleza en lugares
modificador del espacio que lo contenía. Del donde la economía y la eficiencia han sido
mismo modo, Dan Flavin inundó de color las las únicas directrices que han determinado el
salas de exhibición descontextualizando tubos resultado estético de objetos y construcciones
fluorescentes de uso doméstico e industrial, vernáculas, que alejadas de la academia son
en perfectas configuraciones geométricas. manifestaciones de belleza inigualable. No
Donald Judd, en tanto, provocó con sus puedo dejar de pensar por ejemplo en la estética
misteriosos paralelepípedos seriados, repetidos de la Silla “Favela” de los hermanos Campana,
ó aislados, tanto en espacios interiores como en desarrollada para la empresa italiana Edra, donde
contraposición con el paisaje. la estética del caos se reinterpreta en un objeto
de alto diseño celebrado por la escena Europea.
En un principio la crítica especializada subestimó
el incipiente movimiento (al cual consideró Nuestro extenso territorio, desde el altiplano a la
vacuo, pobre y carente de propuesta), llegando patagonia, es testigo de asentamientos humanos
incluso a bautizarlo como el “abc art” en un tono modestos y hermosos al mismo tiempo. Es
abiertamente irónico y despectivo. No fue hasta más frecuente encontrar falta de belleza en las
1965 cuando por primera vez el filósofo de arte periferias urbanas, donde la desigualdad extrema
Richard Wollheim acuñara el término de “Minimal transforma lo modesto en indigno y donde la
Art” como título de uno de sus ensayos, donde pobreza eclipsa cualquier manifestación de
belleza. Es aquí donde aparece la iniciativa de
un grupo de jóvenes entusiastas que intentan
2 Arte Minimalista, Daniel Marzona. Editorisal Taschen,
2004 conectar el alejado mundo de las aulas con el
78
diseño
diseño
CATEGORÍA
ESTUDIANTES
8 6
7 9
1
• Nombre Proyecto: Multicapas
• Categoría: Estudiantes
lugar
• Autores: Manuel Matteucci + Rodrigo Reyes
81
armado diseño
materiales
B C
38
48
12
42
42
Planchas
MDF Ranurado 18mm 2
D E Masisa Melamina 15mm 2
Perfiles
Perfil ángulo 600x5cmx3mm 1
Perfil ángulo 600x2,5cmx3mm 4
Perfil ángulo 600x3cmx3mm 4
Perfil ángulo 600x2cmx3mm 2
vista anterior
vista anterior
Perfiles
Fonola 120x65cm 4
Ventana Aluminio 120x100cm 1
Malla Acma 100x200cm 2
Plancha de Hojalata 1
Sistema corredera Ducasse 100 2
Zincalum 1
F
vista exterior
vista interior
A + B + C + D + E = F
82
PROTOTIPOS
diseño
2
• Nombre Proyecto: Cama Madriguera
• Categoría: Estudiantes
lugar
• Autor: Marcia Ruiz
83
armado diseño
materiales
10m
2
Planchas
MDF 20mm 1/2
Cholguán 3mm 1
Cholguán perf. 3mm 1
4
84
PROTOTIPOS
diseño
3
• Nombre Proyecto: Módulo Multifuncional
• Categoría: Estudiantes
lugar
• Autor: Felipe Aranguiz
85
armado diseño
2 materiales
70
35
Planchas
Masisa Melamina bl. 15mm 2
4
86
PROTOTIPOS
diseño
M
• Nombre Proyecto: 15cm
honrosa
• Categoría: Estudiantes
• Autor: Rodrigo Gajardo
87
armado diseño
B
A
B1
materiales
A1 128
44
23
B2 Planchas
Masisa Melamina 15mm 2
OSB 15mm 2
A2
B3 C
A3
A3 + B3 = C
88
diseño
HERNÁN GARFIAS
Jurado Concurso, MINIMO 2005
L
a carrera de Diseño Industrial va una calidad y sensibilidad que llegue a tocar a
tendiendo cada vez más a desarrollar, sus usuarios.
en sus programas académicos,
la natural tendencia del diseño El diseño dejó de ser un lujo para algunos, y ya
de equipamiento; esto debido a que el gran en la segunda mitad del siglo XX se transformó
mercado de proyectos en nuestro medio nacional en parte del diario vivir de toda la gente. Allí está
abarca mayoritariamente este segmento. el lápiz Bic, el clip para papeles, el perrito para la
ropa, el auto Escarabajo y la vivienda Elemental.
Es por ello que el concurso MÍNIMO para Las lecciones de la escuela alemana Bauhaus
estudiantes universitarios de diseño sirve para pretendieron encontrarse con la revolución
valerse del conocimiento en la aplicación de industrial y enseñar que se podía hacer diseño
nuevas tecnologías y materiales, que con democrático, a partir de los nuevos materiales
mucho ingenio, puedan ser capaces de lograr de fabricación masiva. Los metales de formas
productos de bajo costo y de sencilla belleza. tubulares, las maderas laminadas, los cueros
económicos, la cerámica y el vidrio, pasaron a
Si uno se detiene en la silla Red and Blue de reemplazarlascaobas,losmármoles,lastapicerías,
Gerrit Rietveld, puede allí descubrir la esencia los cristales tallados y las finas porcelanas.
del diseño de mobiliario más resumido en sus
condiciones mínimas, a partir de un ensamblaje Hoy día por mil pesos chilenos encuentras
de piezas de madera, que dibujan un asiento muchos diseños muy bellos, desechables y que
muy simple, pintado con los colores básicos permiten la constante renovación de los objetos,
y llegando a tener una austera comodidad. el mobiliario, el automóvil, el vestuario y sus
Hoy puede tener un precio alto como pieza de accesorios, lo que hace que la vida fluya con
colección, pero la idea de su autor era lograr más energía.
un mueble sencillo, de bajo costo, que pudiera
fabricarse masivamente. El problema es que el La belleza de esa Bodega Colgante, que fuera
mercado, que suele ser muy cruel, la instituyó el equipamiento ganador y que realizaron los
cómo pieza de museo y terminó momificándola. alumnos de la UDP, concentra toda esa lección
del diseño actual y que tiene como herencia la
Pero a partir de esa elección de austeridad de democratización de esta capacidad creativa que
Rietveld, podemos pensar que la creación de llevan los diseñadores de esta época.
mobiliario simple y de bajo costo puede tener
89
a r t e
120 MÁS 36
L
a obra es una estructura espacial uniforme de perfiles
tubulares de acero (de sección cuadrada de 50mm)
y 120 puertas estándar de madera (de 75 x 200cm).
Las puertas se ordenan en cinco perímetros continuos
y consecutivos; el primero con cuatro frentes de diez puertas
cada uno y, hacia adentro, de ocho, seis, cuatro y dos.
Nos rondaban esos sencillos dibujos que Van der Laan usaba
para explicar las distancias que circundan el cuerpo. También
ese célebre ciclo de pinturas negras de Stella. En el fondo,
91
a r t e
a r t e
036P
Una estructura regular de acero de 320x320x210cm (con barras
tubulares de sección cuadrada de 50/50/2) y 36 puertas de
60x200cm (con marcos de doble ángulo de 25/25/3 y malla
electrosoldada 5/15). Las puertas se disponen en tres perímetros
sucesivos, con 20 puertas el exterior, 12 puertas el intermedio y
4 puertas el interior. Cada puerta tiene su propio candado, cuyo
cerramiento multiplica los posibles recorridos a través de la obra.
Al igual que en 120P, exploramos las líneas limítrofes del espacio;
los puntos de contacto y separación entre público y privado,
entre propio y ajeno. A diferencia de 120P, cuyas puertas
ocultaban el interior, en esta versión el espacio interior se cierra y
se expone simultáneamente.
93
a r t e
foros
L
as familias beneficiarias de vivienda de la red social -y particularmente un apoyo a la
social enfrentan usualmente una inserción laboral-, concurran a ese propósito.
serie de dificultades, derivadas de
su historia de pobreza y precariedad La mayoría de las familias de asentamientos
habitacional. Tienen problemas de acceso precarios y campamentos están acostumbradas a
a los servicios básicos, desconocimiento de vivir en una situación de informalidad; el cambio
las redes sociales de apoyo y de la oferta en la condición habitacional de la población
pública y privada de bienes y servicios a los representa o implica cambios profundos en el
que tienen acceso. Adicionalmente, una vez sistema de vida, en los patrones de socialización
obtenida la vivienda, presentan problemas y de convivencia social, que no son asimilados
para asumir los nuevos gastos que demanda automáticamente y que de no ser oportuna y
la casa propia, carecen muchas veces de positivamente internalizados pueden significar
los conocimientos prácticos y técnicos que un empeoramiento de la calidad de vida y de las
permiten mejorar y mantener adecuadamente mismas condiciones que se buscaba mejorar.
la vivienda, considerando que no poseen
los recursos económicos para contratarlo, En esta lógica, el Asentamiento Precario como
al tiempo que desconocen las formas de Unidad de Intervención, representa una opción
utilización y gestión de los espacios comunes. estratégica para trabajar con las comunidades,
hecho que faculta abordar problemáticas
Asimismo, las familias que viven en sociales asociadas a la pobreza y al hábitat,
asentamientos precarios se encuentran en que son relevantes desde el punto de vista
una condición de pobreza compleja, en la del mejoramiento de la calidad de vida y de
que se superponen una serie de carencias las oportunidades de integración social de
materiales con la fragilidad de las estrategias los sectores más desposeídos. Problemáticas
de sobrevivencia basadas en la informalidad, como la convivencia social en los barrios, la
la inestabilidad y la marginación de las participación de la población en los problemas
oportunidades reales que puede ofrecer la locales, o la seguridad ciudadana, entre otros
sociedad. Esta condición exige que se desarrolle tantos que afloran fruto del propio proceso
una labor integral de habilitación y, por eso, se de intervención en el ámbito habitacional,
hace imprescindible que diversos mecanismos son elementos clave para la consolidación de
96
foros
papers
Matriz temporo-espacial
del desarrolloysocialización
de niños y niñas1.
por Alejandra Rasse
Francisco Sabatini
Panelista Foro “Historia e Identidad en la Vivienda Social”,
MINIMO 2005
1 Los autores agradecen a Gloria Maureira y Francisca Márquez por sus comentarios y aportes al presente trabajo.
Asimismo, se las desliga de toda responsabilidad respecto a los dichos y conclusiones de este artículo.
Gráficos etarios
Fuente: Francisco Sabatini, Alejandra Rasse
98
Cuadrante 1 - 1950 Pirámides de edad
papers 80 y + años
Población chilena
Cuadrante 2 - 1960
80 y + años
Cuadrante 3 - 1970
80 y + años
Cuadrante 4 - 1980
80 y + años
Cuadrante 5 - 1990
80 y + años
Simbología
Cuadrante 6 - 2000
80 y + años
mujeres
hombres
papers
ntroducción
I Existe un acuerdo generalizado en relación a que las características del entorno en que los
niños se desenvuelven son cruciales en su desarrollo. La capacidad de su medio ambiente
de volverse un estímulo, una fuente de seguridad, un refuerzo de la identidad, y un espacio
de socialización, afectará en gran medida el modo en que cada niño se irá volviendo un adulto.
Dentro de este entorno no sólo se encuentran los factores biológicos, emocionales o psicológicos,
sino que también actúan en él elementos espaciales que delinean restricciones o posibilidades a
las actividades, relaciones y significados que se pueden dar en cada lugar particular.
El siguiente trabajo da cuenta de una serie de reflexiones teóricas emanadas de los resultados
de un estudio empírico2 que observó de modo sistemático las condiciones de los espacios
cotidianos (viviendas, espacios públicos, escuelas, jardines infantiles y centros de salud) de niños
y niñas de distintas edades, pertenecientes a familias de estratos populares y medios, y con
residencia en diferentes zonas del país.
Todas estas reflexiones quedaron formalizadas en un modelo o matriz conceptual, que se expone a
continuación en este artículo, sobre la relación entre niños y espacio en nuestro medio cultural. Se
trata de un conjunto de hipótesis que se han organizado a modo de un “tipo ideal” weberiano3. Los
“tipos ideales” de Weber describen situaciones puras o ideales integradas coherentemente en un
marco explicativo general. Su utilidad es la de ser comparados con situaciones empíricas para ver en
qué grado éstas se ajustan o alejan del caso puro o ideal. De esta forma, el tipo ideal está en mitad de
camino entre lo empírico y lo teórico, y demuestra ser un poderoso instrumento en la construcción de
un conocimiento general (teórico) sobre el tema, prestándose, además, muy bien para propósitos de
exposición, que es lo que en gran medida nos anima en estas páginas.
2 “Estudio Espacio de Uso Cotidiano de Niños y Niñas”, marzo 2006. Realizado por el Programa de Políticas Públicas
de la Pontificia Universidad Católica de Chile por encargo de FOSIS.
3 Weber, M.; 1922.
100
papers
a. Recurrencias empíricas
“Aquí no hay espacio, es muy chico po’, imagínese que todo esto es living-comedor, en la pieza me
cabe sólo una cama de una plaza, si quiero tener una silla, una como un closet, no, no cabe, entonces
quiero un espacio grande con patio donde los niños jueguen griten salten y no molesten a nadie.
Aquí tienen que salir a la calle, la vecina no le gusta se enoja… al patio donde nadie les va a decir na’,
porque yo no soy partidaria de que el niño salga a la calle, porque la calle es la madre de todo los
vicios.” (Dueña de casa)
De entre todos los aspectos observados, llama poderosamente la atención el que los espacios
que utilizan los niños y niñas no se diferencian en absoluto de los espacios que utilizan los demás
habitantes de la vivienda. En este sentido, los niños y niñas viven en espacios pensados por y para
adultos4 , sin incluir en ellos criterios de adecuación a las necesidades y características infantiles, lo
cual se contrapone a lo planteado por Erikson5, que señala que el niño requiere formas específicas de
estímulos para su desarrollo y congruentemente con esto, espacios que sirvan de apoyo para ello 6 7.
Tampoco existe una preocupación especial para adaptar los espacios y objetos existentes a los niños
y niñas, salvo en lo que respecta al caso de los niños más grandes.
Este déficit en la adopción de una perspectiva que incorpore las características y necesidades
de niños y niñas en el diseño de los espacios se da en todos los ámbitos: en la vivienda, en lo
que refiere a espacio doméstico; y en consultorios, en lo relativo a espacios públicos. Incluso
áreas como plazas y patios de escuelas, están pensadas con un criterio distinto al de los niños:
se destinan áreas residuales a estos fines, y en ellas se intenta maximizar las posibilidades de
supervisar y observar a los niños y niñas, en lugar de pensar en maximizar las posibilidades de
juego y desarrollo de ellos8 9. No se consideran las necesidades que tiene el niño ni se busca
adaptar estos espacios para que, con la ayuda del adulto ocupado en estimularlo, pueda superar
de manera exitosa cada una de las etapas de su desarrollo10.
Estosespaciosdeadultosenlosquevivenniñosyniñastienentambiénotrasdoscaracterísticasdistintivas,
transversales a todos los casos: quedan comprendidos en viviendas muy pequeñas, con poco espacio (en
relación al número de moradores), y atiborradas de objetos de todo tipo. Parece claro que los espacios
no estén pensados para los niños y niñas: demasiadas cosas y personas dentro de la vivienda dificultan
el poder adaptar un espacio especialmente para ellos. La prioridad principal es hacer que todo quepa en
el espacio limitado de la vivienda, y que sea funcional a los adultos. Niños y niñas pasan desapercibidos
en un pequeño espacio que combina múltiples objetos, personas y actividades. Estas habitaciones llenas
de objetos, la carencia de espacios exclusivos y la imposibilidad de tomar como propio algún lugar de la
vivienda, mantienen a los niños y niñas en un continuo deambular, siguiendo las actividades que desarrolla
la madre o el adulto a cargo, de modo de permanecer observables o audibles para ellos.
papers
Sólo algunos de los niños y niñas más grandes tienden a personalizar su espacio, con rayados,
afiches y stickers. Esto coincide con la etapa en que buscan definir y afirmar su identidad, en que
la necesidad de hacerse de un espacio propio se vuelve apremiante11 12.
Esta pobreza en materia de diseño de los espacios es, hasta cierto punto, contrarrestada por la
constante preocupación del adulto a cargo, generalmente la madre, respecto de las actividades
de niños y niñas. Ellos están siendo siempre observados en su quehacer, o al menos, están
en algún lugar desde el que pueden ser oídos por la madre o adulto responsable: no habiendo
espacio propio, ni espacios despejados al interior del hogar, el lugar donde el niño o niña se
instale a jugar no hace la diferencia. Lo que hace la diferencia es la posibilidad de mantenerlo a la
vista. El espacio de los niños queda, entonces, constituido a partir de los recorridos de los adultos
por el hogar. Esta vigilancia no se da de igual modo en todas las edades. Mientras los más
pequeños deben estar permanentemente al lado de la madre, basta con que los más grandes
puedan ser vistos por la ventana u oídos desde lejos.
De este modo, es posible destacar que, si bien los espacios no están en absoluto dedicados a los niños
y niñas, si lo están los tiempos. La supervisión sobre los niños es constante, y los permisos, por ende,
reducidos al mínimo, incluso en el caso de los niños y niñas más grandes. Esta relación entre tiempos y
espacios puede ordenarse a través de una matriz, que permita graficar la organización espacio temporal
de las actividades y lugares ocupados por los niños.
Así, el primero de los continuum representa el tránsito desde una situación temporo-espacial
de desarrollo secuencial de actividades por niños más pequeños en espacios mezclados
con otras personas y otras actividades, a una situación en que los niños mayores realizan
actividades simultáneas a las de otras personas en el hogar, pero cada persona en un espacio
propio o segregado.
El otro continuum presenta dos versiones: una positiva, como es el paso de la supervisión de
los niños más pequeños a su creciente autonomía cuando crecen; y una segunda de carácter
negativo, consistente en el reemplazo de la vigilancia de los pequeños por el simple abandono de
los mayores. De esta forma podemos marcar diferencias entre situaciones temporo-espaciales y de
relación entre niños y adultos que reconocemos como positivas, y aquellas que evaluaríamos como
restrictivas del desarrollo de niños y niñas.
papers
La flecha que une las situaciones representadas en dos de los cuadrantes de la Matriz intenta
representar el necesario cambio en la organización temporal y espacial de las actividades de
los niños de acuerdo a su proceso de desarrollo, desde su más corta edad, incluso durante el
embarazo, hasta aproximadamente los 12 años de edad.
Diagrama 1
Supervisión / Vigilancia
NIÑOS DE LA CÁRCEL
CORTA EDAD
DE
Espacios Mezclados SA Espacios Privados / Segregados
RR
Tiempos Secuenciales OL Tiempos Simultáneos
LO
LA OFICINA DE NIÑOS DE
PLANTA LIBRE MAYOR EDAD
Autonomía / Abandono
En un comienzo parece adecuado a las necesidades de los niños y niñas la supervisión por la
madre y la organización del tiempo en actividades claramente definidas, todo en el marco de un
espacio, la casa, que alberga diversidad de personas y objetos (Cuadrante 1 o superior izquierdo
del Diagrama 1).
En edades más avanzadas resulta positivo y necesario que la supervisión de lugar a mayores
cuotas de autonomía y libertad de niños y niñas. También parece importante que ellos puedan
contar con espacios propios o privados, en parte porque así sus tiempos pueden desplegarse
en forma simultánea con los de otros, incluidos los adultos y sus padres, sin ver mermada
su autonomía; en este sentido, no se trata sólo de una autonomía que permita el uso y
apropiación por parte del niño de algunos espacios de la vivienda a determinadas horas, sino del
desarrollo de actividades con una supervisión más laxa, en que el niño no necesariamente se
encuentra realizando la misma actividad que el adulto a cargo, sino que ambos actúan de forma
independiente al interior de la vivienda, en distintos espacios (Cuadrante 4 o inferior derecho).
Los otros dos cuadrantes de la Matriz (Diagrama 1) corresponden a situaciones puras que,
tal vez, quedan mejor representadas por la cárcel y la oficina de planta libre, dos instituciones
que tanta importancia están cobrando en la sociedad contemporánea. La cárcel representa
el extremo de vigilancia estricta de todas las actividades realizadas por una persona en un
espacio segregado; y la oficina de planta libre, la mezcla espacial de actividades y personas
con gran autonomía. La nueva economía y la vida urbana parecen favorecer, en los hechos, la
103
papers
Tal vez los dos problemas críticos de la relación entre niños y niñas chilenos y espacio vital sean,
por una parte, la prolongación del esquema de supervisión propio de las primeras etapas de
vida del niño o niña (Cuadrante 1) a etapas posteriores y, por otra parte, la preeminencia que
presentan entre los padres o adultos las tareas (espaciales) de vigilancia de los niños, por sobre
las (temporales) de contribuir a la organización de actividades y proyectos propios por parte de
los niños y niñas.
En lugar de irse diferenciando espacios seguros y confiables en donde los niños y niñas puedan
actuar autónomamente, disminuyendo de forma progresiva los niveles de supervisión, se
mantiene la dinámica de espacios comunes y mezclados, pensados desde y para el adulto, en
donde el niño no obtiene privacidad ni independencia, sino que permanece en continua vigilancia,
realizando sus actividades en relación de dependencia de las actividades de los adultos a cargo.
Los niños y niñas requieren, más que nunca, de adultos concientes de las etapas que necesitan
superar, para que puedan disponer de espacios adecuados física y psicológicamente, y así
culminar con éxito cada etapa de su desarrollo13 14.
Esta preponderancia del espacio sobre el tiempo, que ocurre en un marco de comportamiento
sesgado hacia la vigilancia antes que a la más neutra “supervisión”, nos habla de una estructura de
relaciones sociales que podríamos reconocer como el “espacio vigilado” en que crecen y se socializan
niños y niñas chilenos.
d. Machismo y Matriz
“Bueno si tengo que hacer las cosas de mi casa, lavar (no lavo en lavadora automática, tengo que
lavar y enjuagar en la lavadora redonda porque también mi marido me dice), de repente tengo todo
lleno de ropa colgado todo, y anda ordenadita, en la noche después que hago todo esto me voy para
arriba y empiezo a ordenar, dejar los niños pal colegio, ver sus zapatos ordenados, y preocuparme que
tareas hicieron, todo… porque tengo una de 7 años, otro 12, y la guagua que va a cumplir 3 en julio…
es harto ya po, hartas cosas, el marido cree que uno se queda en la casa y no hace nada, yo le digo a
mi marido, yo trabajo más que tú…” (Dueña de casa)
El machismo, rasgo cultural que tiene manifestaciones concretas en los hogares, consistentes tanto
en el dominio que se ejerce al interior del hogar como en el que ejerce el barrio y el cuerpo social
sobre cada mujer, es probablemente el factor que más contribuye a la persistencia de este patrón de
“espacio vigilado”.
papers
Mujeres dueñas de casa confinadas por el machismo a la vigilancia de sus hijos e hijas en
la vivienda y los espacios cercanos a ésta –confinamiento que se hace más tenaz cuando
hay restricciones materiales y económicas— tienden a “profesionalizarse” en esas labores
de supervisión. Además del trabajo no remunerado del hogar, la vigilancia de los menores
integra el conjunto de tareas que la sociedad les asigna como su responsabilidad. La
vigilancia consume gran parte de las energías, y los recintos de la casa se aprecian caóticos y
descuidados. En el extremo, más que lo que estén haciendo los niños y niñas importa el hecho
que estén dentro del campo visual de la madre. Que los cuartos sean caóticos u ordenados no
hace mayor diferencia cuando esa es la tarea prioritaria.
e. El miedo a la calle
“Generalmente paso aquí con los niños. Yo prefiero que jueguen aquí y que ninguno salga a la calle.
Prefiero que jueguen aquí adentro, porque me van a hacer caso…que hagan lo que quieran aquí
adentro.” (Dueña de Casa)
Especialmente en los hogares populares las opciones que tiene una madre en relación con sus
hijos e hijas menores tienden a ser sólo dos: vigilancia o pérdida de control.
El miedo a la calle, generalizado entre madres dueñas de casa o jefas de hogar -es recurrente
la idea, manifestada casi siempre con transparencia, de que a mis hijos e hijas se los puede
“robar la calle”-, es en buena medida el temor de esa mujer a perder su poder. En buena medida
ella no ha tenido oportunidades de desarrollo personal mucho más allá de su rol de guardiana
de sus hijos e hijas. Insistir en ese rol parece lógico cuando no se tienen otras posibilidades.
Se parece al arraigo territorial y al sentimiento de orgullo por el propio “terruño” que ostentan
quienes, por precariedad económica, bajo nivel de educación y aislamiento geográfico, no tienen
posibilidades de emigrar de su lugar de nacimiento.
El trabajo remunerado fuera del hogar de mujeres solas o emparejadas, esto es, independientemente
de si son o no jefas de hogar, suele dar lugar a estrategias más sofisticadas de vigilancia de los menores
como, por ejemplo, la que consiste en delegar ese rol en una hija u otra mujer integrante del hogar.
La pérdida de control (espacial) sobre los niños y niñas, en un esquema de responsabilidad
parental débil en lo que se refiere a la educación de los niños y niñas en la organización
de su tiempo y el diseño de estrategias personales de desarrollo, puede terminar en una
profecía autocumplida: los niños y niñas sucumben con facilidad a las lógicas y redes de la
calle, que van desde el grupo de pares en las esquinas, en principio inofensivo, hasta las
actividades ilícitas. La supervisión cesa y la mayor libertad de esos niños y niñas tiene el
sello del abandono.
El modelo del “espacio vigilado” muestra toda su debilidad como marco para el desarrollo de niños
y niñas en dos de sus resultados más comunes: los hijos hombres que se los “roba” la calle, y las hijas
mujeres “robadas” por un nuevo hogar en formación donde reproducirán el modelo.
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Esta confianza extrema de las madres respecto a su capacidad de vigilancia lleva a subvalorar
todas las posibles fuentes de peligros en el hogar: no importa que haya elementos peligrosos,
porque hay alguien mirando al niño. Como consecuencia, en lugar de constituir un espacio
seguro en que niños y niñas puedan desempeñarse autónomamente, el hogar se vuelve
efectivamente peligroso, y la necesidad de la vigilancia se exacerba, dado que no se hacen
esfuerzos por disminuir las fuentes de riesgo. No se puede tener o dejar solos a los niños y niñas
en un lugar riesgoso. De esta forma, es la propia confianza en la vigilancia la que genera la
necesidad de ella.
De modo inverso, la calle y, en general el barrio, al ser espacios que dificultan la vigilancia de los
niños, son percibidos como extremadamente peligrosos, más allá de sus características objetivas:
son peligrosos porque son difíciles de vigilar15 . Si no es posible que el adulto lo observe (ya sea
desde una ventana o acompañándolo), el niño debe permanecer entre la profusión de objetos al
interior de la vivienda16 , y desarrollar en esos espacios sus juegos o mantenerse confinados a la
televisión, lo que mina aún más sus posibilidades de imaginación y ciertamente que obstaculiza
aún más la superación con éxito de su etapa del desarrollo17.
De esta forma, desde el punto de vista de los padres, es la vigilancia la que hace que los lugares sean
adecuados para los niños y niñas, no sus características. Lo anterior denota una incapacidad de los
adultos de permitir a sus hijos e hijas lograr sus etapas de desarrollo en forma exitosa, lo que demuestra
también un fracaso en sus propias etapas del desarrollo18.
La creciente incorporación de la mujer al mundo del trabajo remunerado y, con ello, a los
espacios públicos de la ciudad o de su localidad sin duda podría ayudar a superar el modelo del
“espacio vigilado”. No parece compatible la persistencia de éste con el trabajo femenino. No se
puede estar en dos lugares al mismo tiempo.
Sin embargo, el modelo parece tener tanta fuerza cultural como para que, en los hechos, se les plantee
a las mujeres una disyuntiva: o son madres o perseveran en su propio desarrollo personal y profesional.
Así se puede colegir de la caída de las tasas de natalidad en los tiempos que corren, un fenómeno
15 De acuerdo a Belmonte, esta aversión a la calle se amplía a todos los espacios abiertos, confinando a los niños sólo
a los espacios cerrados de la vivienda, y otros espacios cerrados, como el mall, donde el niño puede ir, nuevamente,
sólo acompañado de un adulto que lo vigile. Belmonte, C.; 2005.
16 Belmonte, op. cit.
17 Ashburn, S., En: Potter; op. cit.
18 Erikson, E; op. cit.
106
papers
internacional que adquiere ribetes dramáticos en Chile, donde en el último período intercensal (1992-
2002) se redujo en 410 mil la cantidad de niños y niñas en el país, lo que equivale a una disminución de
un 9.5% por ciento de la población infantil (hasta 14 años de edad). Por su parte, la cantidad de niños y
niñas de hasta 5 años de edad disminuyó en términos absolutos en aproximadamente 200 mil19.
Los “hogares unipersonales”, formados por un adulto sin pareja ni hijos, y los “hogares nucleares
sin hijos”, formados por una pareja sin hijos, aumentaron desde un 15,5 por ciento del total de los
hogares chilenos en 1992 a un 20,6 por ciento el 2002. Esas cifras representan un aumento de
los hogares sin niños o niñas igual a 5 puntos porcentuales en tan sólo 10 años, lo que equivale a
un aumento de 33% por ciento de los hogares sin niños o niñas existentes en 199220.
Se va construyendo así, siempre en el plano weberiano de los tipos ideales, una dicotomía entre
hogares vigilados que limitan las posibilidades de desarrollo tanto de niños y niñas como de
mujeres, y calles que reciben a niños y niñas sin madres lo mismo que a mujeres sin hijos e hijas.
Es posible que la disyuntiva que enfrentan las mujeres hoy entre desarrollarse profesionalmente
o ser madres no sea la primera vez que se presenta en la historia. La ciudad europea de la Baja
Edad Media (desde el siglo XI) combinó las estructuras del machismo con nuevas posibilidades
de emancipación de la mujer. El resultado fue una caída en las tasas de natalidad, un descuido
de los niños y niñas, mayor mortalidad infantil y tasas más altas de celibato entre las mujeres.
Éstas encontraron espacios de desarrollo en actividades tan variadas como el artesanado, las
órdenes religiosas, la prostitución y la mendicidad, o los movimientos de protesta heréticos, como
el catarismo, o para-heréticos, como las beguinas. Como señala el historiador Jacques Le Goff,
“no hay niños en la Edad Media”21.
papers
Muchos niños y niñas chilenos parecen condenados a la disyuntiva entre el espacio vigilado y
espacialmente caótico de sus casas y el espacio libre de la calle donde pueden desplegar actividades y
estrategias más autónomamente decididas. Hasta cierto punto, la escuela, como institución, los enfrenta
al mismo dilema, especialmente la escuela particular subvencionada y la escuela pública, de reconocido
menor logro en materia de aprendizaje y rendimiento escolar.
La pobreza de los procesos de educación en los espacios supervisados (vigilados) de la casa y la escuela
contrastaría, así, con la “universidad de la vida” que predomina en los espacios autónomos de la calle.
El más o menos rápido avance de los ghettos de pobreza en los barrios populares de nuestras ciudades
podría tener una de sus causas en la ausencia de procesos sólidos de educación y socialización de niños
y niñas. En el hogar, cruzado por el afán de la vigilancia (espacial) no se logran instalar tiempo-espacios
de desarrollo de los niños y niñas. La mezcla o mixité spatial en la vivienda deviene en caos antes que
en una base de diversidad y complejidad para el despliegue de procesos de creatividad y desarrollo
personal. Así, el hogar no provee de recursos inmunitarios para defender a sus miembros, incluidos los
niños y niñas, de la ghettización de los barrios, un proceso contemporáneo de nivel internacional cuyas
causas no es del caso discutir aquí.
La situación de niños y niñas en comunidades indígenas suele ofrecer un contraste decidor: el trabajo
infantil, el mismo que constituye un anatema para las quizás demasiado universalistas y formalistas
orientaciones de las Naciones Unidas, es un ámbito de socialización y educación en esas culturas
originarias que parece en buena medida libre de las cortapisas que les impone el modelo del “espacio
vigilado”. Más allá de la pobreza material, esas experiencias parecen mostrar una riqueza a tener en
cuenta en materia de desarrollo y socialización de los niños y niñas.
El predominio del modelo cultural del “espacio vigilado” se expresa en tipos diferenciados
de niños. En línea con Eric Fromm y sus “caracteres sociales”23 , y siempre en el marco
metodológico de los tipos ideales weberianos, podríamos perfilar tres tipos de niños y niñas
relevantes para nuestra reflexión: El niño o niña creativo que ama, el niño o niña melancólico
y conservador, tan común en Chile, y el niño o niña contestatario. Los niños y niñas de carne y
hueso combinarán estas características en distinta proporción.
El niño o niña creativo que ama representa la situación ideal de desarrollo. Emerge de ámbitos
de socialización en que nuestra Matriz temporo-espacial funciona adecuadamente. Al crecer en
edad los niños y niñas, la secuencia entre los Cuadrantes 1 y 4 no es interrumpida ni retrasada. La
combinación entre supervisión y autonomía va variando a favor de esta última, lo mismo que aquella
entre tiempos secuenciales en espacios comunes y tiempos simultáneos en espacios propios.
El tipo-ideal de carácter social que prevalecería en nuestro medio cultural parece ser, en cambio,
la del niño o niña melancólico y conservador. Dicho sea de paso, la melancolía, que resta energía
papers
a las personas al ser elevada a trazo cultural, puede ser objeto de una apología –de igual forma
cómo la tuberculosis fuera objeto de alabanzas durante el romanticismo decimonónico. De hecho,
en los diccionarios es posible encontrar que se equipare a la melancolía con “la alegría de estar
triste”. De tal forma, se revisten positivamente rasgos desventajosos de personalidad por el hecho
de ser comunes.
La “personalidad dependiente” de Eric Fromm, aquella que se erige sobre el supuesto de que
el desarrollo personal depende de las oportunidades sociales y materiales que existen en el
entorno, antes que depender de la movilización de las propias energías y capacidades, está
ciertamente emparentada con el surgimiento de este tipo de niños y niñas. La humildad, la
aquiescencia a estilos autoritarios de relaciones, la tendencia a provocar lástima, la personalidad
congraciativa y aparentemente pasiva pueden ser todas entendidas como formas de integración
con el entorno y de explotación de las posibilidades que éste ofrece24. La creatividad es débil,
ya que el progreso depende de los otros y del entorno. La envidia, la práctica del chisme y el
carácter amistoso e interesado en la vida de los otros, son también elementos constitutivos de
este patrón cultural de personalidad. ¿En qué medida el predominio del modelo del “espacio
vigilado” en los hogares chilenos ayuda a producir niños y niñas melancólicos y taciturnos faltos
de creatividad y capacidad de amar?
El niño o niña vigilado no significa niño o niña querido y afectivamente seguro. Su madre carga
con una cuota importante de frustración. La violencia intra-familiar puede ser parte del cuadro.
Por lo mismo, el niño o niña que encuentra autonomía en la calle, o que es simplemente
abandonado en ella, es parte de los mismos patrones culturales. Estará culturalmente inclinado
a la dependencia y a la explotación utilitaria de las ventajas que le ofrecen su entorno social y
material. Por tener una baja auto-estima organiza relaciones utilitarias con su ambiente, erigiendo
obstáculos a su capacidad de amar, bloqueando su acción desinteresada en favor de los otros, y
creando estímulos a la desconfianza inter-personal.
También existe el niño o niña contestario, entendida la contestación como una dimensión en la
personalidad de todo menor: a saber, el despliegue de prácticas subalternas tendientes a procurarse,
solo o en compañía, los ámbitos de autonomía y libertad que el modelo del “espacio vigilado” le tienden
a negar. Los espacios y tiempos intersticiales que estos niños y niñas construyen en la práctica de la
subalternidad deben ser parte importante de nuestro foco de atención. Es el núcleo sano que podemos
reconocer en todo ser humano, aún cuando esté sometido a una vida de precariedad y limitaciones, sean
éstas materiales o culturales.
Conclusión
La reestructuración espacial y temporal de los procesos de desarrollo y socialización de niños y niñas,
así como la modificación de los estilos de supervisión parental, tienen a nuestro juicio una doble
prioridad para la política pública: por una parte, por lo que esa acción pueda significar para mejorar la
24 Más sobre el carácter social dependiente de los chilenos en Montt, M.E.; Toloza, C.; 1984.
109
papers
calidad de vida y el desarrollo de los niños y niñas; y por otra parte, por su contribución a la remoción
de patrones culturales que, en tanto tales, tienden a persistir más allá de las condiciones de dominio
machista o precariedad económica que posiblemente estuvieron en su origen.
Comocriterioderealidad,esnecesarioreconocerelescasoespaciodisponibledentrodelasviviendas,ya
sea por su metraje como por su número de moradores. Sin embargo, aún considerando esta limitante, es
posible dar espacio a los niños y niñas en sus viviendas, para permitirles un desarrollo mejor que el que
hoy sobrellevan.
Mientras lo usual es pensar en tiempos para los niños y niñas a partir de espacios configurados
por y para adultos, la invitación es a pensar espacios para niños, compatibles temporalmente
con los espacios para adultos. Mientras la primera alternativa da mayor importancia a un espacio
que se toma como dado e invariable, confinando a niños y niñas en espacios que no se adecuan
a sus necesidades y características, la segunda conduce a dar preponderancia a los tiempos
por sobre los espacios, de modo tal que un mismo espacio pueda servir para distintos usos y
personas en distintos momentos del día25.
En este sentido, el espacio de niños y niñas no es fijo, sino que va cambiando durante el día de
acuerdo a las disponibilidades en la vivienda y considerando las necesidades que tenga el niño
según su etapa del desarrollo. En edades tempranas los niños y niñas requerirán de adultos que
pueda cambiar y adaptar el espacio a sus necesidades; mientras que en el caso de los de mayor
edad podremos ser testigos de cómo modifican el espacio según sus opiniones y necesidades.
El que los niños y niñas posean su espacio, a pesar de que éste no sea evidente todo el día, no sólo
contribuye a mejorar la calidad de vida y el desarrollo de niños y niñas, sino que, a la vez, hace a los
niños y niñas visibles para los demás miembros de la familia, y mejora las condiciones de convivencia y
tolerancia entre generaciones .
Sin embargo, superar el modelo del “espacio vigilado” no parece un logro posible de alcanzar tan sólo haciendo
transformaciones en los espacios cotidianos de los niños y niñas, y ni siquiera identificando y reforzando los
arreglos espontáneos y “subalternos” que estos últimos hacen en pos de su autonomía y desarrollo.
Otra dimensión de esta enorme tarea se relaciona con la ciudad y su baja capacidad de acoger las
necesidades que tenemos los seres humanos de cuidarnos los unos a los otros, en palabras de Sennett.
25 Esta idea se extiende más allá de la vivienda al espacio urbano en general en: Belmonte; op. cit.
110
papers
Una manifestación clara de este sesgo, que parece hacerse más fuerte cuanto más competitiva es la
ciudad, es el dilema que enfrentan las mujeres contemporáneas entre la familia, la crianza y la educación
de los hijos e hijas, por una parte, y su desarrollo profesional o personal, por otra. La persistencia del
modelo del “espacio vigilado” en el medio chileno, y más allá de cuáles sean sus orígenes en la pobreza y
un machismo ojalá cada vez más pretérito, encuentra apoyo en ciudades poco acogedoras y refractarias
a los afanes de emancipación y desarrollo de las mujeres.
111
papers
Bibliografía
papers
3
1 - 3. Niños de Campamento • Fuente: UTPCH
2. Interior de Vivienda Social • Fuente: Alejandra Rasse
113
papers
papers
Niños de Campamento. Fuente: UTPCH 114
Hasta el año 2005 las
organizaciones comunitarias que se
reconocían en los campamentos, eran en su
centros de madres
mayoría
casa
su
propia.
ORGANIZACIONES PRESENTES EN CAMPAMENTOS
6,0%
Ollas comunes 3,2%
6,0%
Centro de adulto mayor 3,4%
8,0%
Centro de madres 3,8%
7,0%
Centro juvenil 4,7%
17,0%
Comité de adelanto 9,2%
9,0%
Otra organización 9,9%
30,0%
Comité de allegados 13,7%
20,0%
Club deportivo
15,6%
23,1%
Ninguna organización
22,5%
11,0%
Comité de vivienda 37,9%
35,0%
Junta de vecinos o directiva
41,7%
2005
2007
Catastro campamentos 2007 CIS • Fuente UTPCH
117
diseño
ITALO ROSSI
Jurado Concurso, MINIMO 2005
L
a vivienda ha sido por siempre la
mayor aspiración de toda familia.
Poseer una vivienda propia es un
sentimiento de seguridad, bajo el
cual se forma la familia, pilar de la sociedad.
diseño
diseño
CATEGORÍA
PROFESIONALES
12
11
10
10 Vestior - Lorca
11 TES - Spichiger + Azócar
12 Puerta-repisa - Olivos
120
PROTOTIPOS
diseño
1
• Nombre Proyecto: Vestidor
• Categoría: Profesionales
lugar
• Autor: Francisco Lorca
121
armado diseño
A B
materiales
A1
B1
100
50
100
1k
A1 + B1 = C C
Planchas
MDF 15mm 1
MDF Recubierto bl. 2
MDF Recubierto ng. 1
D
vestidor cerrado
vestidor abierto
122
PROTOTIPOS
diseño
2
• Nombre Proyecto: T.E.S. Tercio Espacial Superior
• Categoría: Profesionales
lugar
• Autores: José Spichiger + Paola Azócar
123
armado diseño
materiales
3 105
12
100
4
20m
1k
Planchas
Terciado 15mm 1
MDF Recubierto ng. 1
5
124
PROTOTIPOS
diseño
honrosa
• Categoría: Profesionales
• Autor: Cristián Olivos
125
armado diseño
2
materiales
81
1k
Planchas
MDF 15mm
1
4
126
diseño
MAURICIO LENIZ
Jurado Concurso, MINIMO 2005
L
a vivienda social básica en
Chile considera un espacio de
proporciones tan reducidas que el
mobiliario tradicional no funciona.
Es muy difícil encontrar espacio para
un closet e incluso es posible que haya
que cortar alguna cama para adaptarla
al recinto llamado dormitorio. En esta
realidad, la estética no parece ser la puerta
de entrada para desarrollar muebles que
operen correctamente. Si hay verdad, habrá
también belleza.
diseño
foros
Q
uien construye la vivienda es la
propia familia, y esa es parte de El “cuentapropista” es un pequeño empresario
la clave de la identidad popular con raigambre obrera, pero no es ni una cosa
urbana en América Latina. Sin ni la otra. Los “pobladores” no son parte del
embargo, es una identidad social cargada ejército industrial de reserva cuando están
de ambigüedades. No es lo mismo que la cesantes, porque no cumplen claramente ni
pobreza, especialmente en Chile. Los hogares la función salarial ni la de reserva que Marx le
pobres son aproximadamente un 15% de asignaba a la milicia de los parados. Y cuando
los hogares urbanos chilenos, mientras que tienen empleo, la inseguridad nunca deja
los grupos populares abarcan hasta un 45%. de entreverarse en lo que hacen, en cómo
Por otra parte, la relación de estos hogares lo hacen y, en general, en sus vidas y sus
populares con los mercados de trabajo y con estrategias. La propiedad de su vivienda o de
la actividad económica no es unívoca ni clara. su lote es parte de los expedientes a los que
No son ni obreros ni empresarios, sino que recurren para confrontar la inseguridad y crear
trabajadores por cuenta propia o se trata, un capital que traspasar a sus hijos.
simplemente, de “informales”.
Las favelas de Río de Janeiro están entre los
En las ambigüedades que cruzan a lo popular barrios populares más simbólicos de América
existe riqueza cultural, hay peculiaridad. Se trata Latina. Pero es una gran mentira que estén
de la identidad que las políticas “cuantitativas” marginadas de la “ciudad formal”, como sostienen
de vivienda, específicamente la del Subsidio quienes recurren a la manida noción de que
Habitacional, tienden a ahogar en la repetición de nuestras ciudades son “duales”. Las favelas están
espacios residenciales mezquinos y predecibles. insertas en la ciudad, en los mercados de vivienda,
de suelo y laborales. Exhiben fuerte la marca de
En contraposición, y como argumenta lo popular, pero ésta debe entenderse, más bien,
Alejandro Portes, el sello de las estructuras como su peculiar forma de integración a la ciudad
sociales de América Latina es justamente y a la sociedad.
este “proletariado informal”, el estrato que
usualmente denominamos sector popular. Desde Hay, además, ambigüedad en “lo popular” por sus
la industrialización hemos tenido básicamente límites difusos con los grupos medios, ya sea en
los mismos grupos sociales que el capitalismo términos de ingreso, de la actividad económica
europeo industrial, pero con un agregado: realizada o de su relación con la propiedad. La
el proletariado informal que puede llegar a sociologíalatinoamericanasiempretuvodificultad
130
foros
para interpretar al campesinado y a los sectores Hoy podríamos argumentar que la ambigüedad
populares rurales, y no sólo a los grupos urbanos de la condición popular es una suerte de
de menor categoría social. Se llegó a hablar, capital social antes que una desventaja, y
incluso, de que había rémoras de feudalismo en que parte importante de los problemas que
nuestros campos. tenemos, que estamos viendo florecer en
las “poblaciones”, obedecen a que se está
Lo que organiza la ambigüedad de la gente reduciendo la rica imprecisión que hace a
que vive en las “poblaciones” de nuestras lo popular. Paralelo a la modernización de
ciudades, es el hábitat popular. La vivienda nuestras “poblaciones”, al despliegue de un
autoconstruida o ampliada con las propias paisaje de casas repetidas hasta el horizonte,
manos y recursos, es parte de esa identidad, están fortaleciéndose las sociedades secretas,
es parte de la cultura material. las mafias del delito y la desafección subjetiva
respecto del sistema social que es propia
Pero lo popular no es tan sólo la ambigüedad, la de los ghetos urbanos de desesperanza y
integración “en el borde” con los otros grupos y crimen. La política de vivienda social devino,
con el sistema económico, sino que también es la en medida importante y lamentablemente
diversidad. En las encuestas sobre “marginalidad” por cierto, en detonadora de procesos de
de los años ’60, las “poblaciones” de Santiago “ghetización” de barrios populares.
y otros barrios populares de Latinoamérica
mostraban una inocultable cohabitación entre En contraste, lo que históricamente sucedía
quienes, según las teorías, eran marginales” y con los barrios populares, y especialmente con
quienes eran “integrados”. Vivían allí personas aquellos originados en forma espontánea, era una
desempleadas e “informales”, pero asimismo combinación entre su creciente heterogeneidad
obreros de grandes empresas. social interna y su mimetización urbanística con la
ciudad. La ciudad crecía y las “poblaciones”, antes
La realidad no calzaba con los marcos teóricos, periféricas, dejaban de serlo. El progreso de las
y entonces se solía adaptar aquella a éstos, familias,comoesrazonableesperar,noeraparejo,
señalando que esas “impurezas” empíricas iban convirtiéndose en un generador de diversidad.
a desaparecer porque, finalmente, el avance del
capitalismo mundial iría relegando a los grupos Las encuestas nos dicen hoy que no pocas de
populares a la inutilidad total. En el fondo, no las familias beneficiadas por los programas de
aceptaban la rica ambigüedad que subyace a vivienda social, especialmente las que viven en
lo popular. Y estos discursos aún existen. Se ha blocks, hubieran preferido quedarse en el viejo
cambiado el análisis de la Dependencia por el campamento.Tenemos que repensar las políticas
del Capitalismo Global, pero se reitera el antiguo de vivienda, y las viviendas mismas, así como las
discurso acerca de la marginalidad sin vuelta ni formas de segregación social del espacio para
remedio. Es cierto que hay numerosos campos de conseguir que la energía que las familias ponen
refugiados y ghetos urbanos donde se refugian en la construcción de su hábitat se aproveche y
ingentes “residuos humanos”, como argumenta redunde en el rescate y fortalecimiento de esta
Zygmunt Bauman en su “Vidas desperdiciadas”, cultura de lo popular.
pero también lo es que el grueso de los grupos
popularesurbanosdenuestrasciudades,chilenas
y latinoamericanas, siguen formando parte de
la ciudad, aunque su integración no excluya las
desigualdades, la discriminación y la explotación.
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1 Parte de este artículo fue expuesto en el Coloquio Las consecuencias de a globalización sobre el contrato
social en las sociedades modernas, AISLF, U. de Concepción, enero 2007.
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Pobladores • Fuente: Corporación Sur 132
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L
a aspiración y reivindicación de una mejor vida, de un “lugar” en la sociedad y la
ciudad, es y ha sido históricamente una reivindicación a la base del movimiento
de pobladores en Chile. Durante casi todo el siglo XX, la participación del mundo
poblacional, entendida como expresión de soberanía ciudadana, contribuyó a
controlar y a limitar el poder del Estado en la definición del contrato social. La participación
del movimiento de pobladores urbanos estimuló el desarrollo de una cultura de gran actoría
y justicia social, pero sobre todo de inventiva en la lucha por ganar espacios en la ciudad. El
contrato social y los términos sobre los cuales se levantaba, no se construía ni se legitimaba sin
la participación de los pobladores.
En esta aspiración por un lugar en la ciudad, los pobladores de este siglo XXI parecieran
no diferenciarse de sus antecesores. Sin embargo, sus relatos dejan entrever tres
elementos distintivos de lo que fueron los viejos actores populares de mediados del
siglo XX. Uno, la debilidad de su adscripción de clase (obrera, popular) y la consecuente
fragmentación de sus identidades; dos, la percepción generalizada de vivir en una
sociedad estamental, en la que la desigualdad y la intolerancia tienden a imponerse; y,
tres, estrechamente ligado a los dos anteriores, una acción fragmentada que se debate
entre la resistencia, la sumisión, y progresivamente, el estallido contra un Estado que los
niega en el reconocimiento a sus derechos.
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Tal vez en estos tres grandes rasgos residan algunas de las características más importantes
considerando la tradición comunitaria y de lucha social del mundo poblacional en el Chile actual.
Estas tres dimensiones colocan, por tanto, la pregunta por los términos sobre los cuales se deberá
construir y redefinir un pacto o un contrato social acorde a las aspiraciones de los más excluidos de
nuestra sociedad.
La identidad fragmentada2
La pérdida y debilitamiento de los viejos referentes identitarios que daban vida y cuerpo a la
clase obrera parecieran ser una evidencia que se impone en nuestras sociedades neoliberales.
Junto a los viejos referentes identitarios, el relato de las luchas obreras y poblacionales
pareciera ir quedando relegado a la nostalgia de unos y en el olvido de otros… En contextos
de desigualdad como el nuestro y de frágil integración social respecto de los modelos de
modernidad, los actores poblacionales no sólo están ausentes del escenario y el debate
público, sino también enfrentan dificultades para definir principios identitarios y sentidos que los
unifiquen en su accionar. La vida en las villas y poblaciones de este siglo XXI nos muestra que
las identidades, la pertenencia, la sociabilidad y la convivencia ciudadana no siempre resisten
a la fragmentación que imponen la experiencia del ghetto (que en su sentido etimológico viene
de getare, arrojar a los extramuros) y del estigma que en ellos deja esta sociedad estamental
(marcas con hierro candente sobre la piel del esclavo).
Pero no siempre fue así, la historia del siglo XX está plagada de ejemplos de pobladores donde
el sentido de la identidad se construía justamente al calor de la lucha por un espacio en la
ciudad y la sociedad, de la lucha por torcerle la mano a un Estado reticente, de la lucha contra
los poderes ocultos de la sociedad; era ahí donde el orgullo de ser poblador nacía. Hoy, sin
embargo, nos enfrentamos a una identidad poblacional fragmentada no sólo en términos de la
continuidad y unidad de su relato, sino también de la posibilidad de su reconocimiento.
Cuando hablamos de identidades fragmentadas, lo que estamos diciendo es que los quiebres
y los vacíos del discurso identitarios en el mundo poblacional parecieran ser profundos: entre
padres e hijos, entre vecinos y vecinas, entre obreros y estudiantes, entre el viejo trabajador y
la joven vendedora del mall… el relato poblacional contiene trizaduras, de olvidos y silencios,
a veces profundos. Un discurso fragmentado, deshilado, nos advierte Levi Strauss3, es un
discurso que pierde su fuerza de larga duración y con ello también la fuerza de penetrar y de
imponerse al discurso de un poder y un Estado que domina desde su invisible presencia.
“Los hombres son más los hijos de su tiempo que de sus padres” decía el historiador Marc
Bloch. Esto ha sido siempre cierto, pero tal vez hoy lo sea más que nunca, en tiempos de
transformaciones vertiginosas y desigualdades crecientes entre los mismos hombres. Hay una
memoria que ha quedado rezagada, perdida en el vacío de los espacios poblacionales, doblemente
desheredados: del legado de sus ancestros, y de las promesas de la modernidad contemporánea.
2 Ver proyecto de investigación de la autora, Identidad y Comunidad: Historias de barrios del Gran Santiago
1950 -2000. Fondecyt 1050031.
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Y cuando los fragmentos son más que la totalidad, el mosaico tendrá dificultades para componerse;
y por cierto para ser re-conocido en toda su magnitud. Des-calificación, des-conocimiento se han
transformado en componentes centrales a la experiencia de la alteridad de estas identidades des-
concertadas del mundo poblacional. Distancia subjetiva y social profunda, con un Estado y una
sociedad que los fija en su condición de excluidos y asistidos, de parias4 de los extramuros de la
ciudad. No hay disciplina más eficaz dice Michel Foucault, que aquella que distribuye y ordena a los
individuos en el espacio. Y así ha sido y así continúa siendo desde el nacimiento de la República,
desde el camino de cintura que separa el Santiago propio del Santiago impío y plebeyo; esfuerzo
civilizatorio del espacio popular urbano que se reactualiza una y otra vez en las fronteras de la
ciudad. Extramuros de la sobrevivencia, la descalificación y negación de los derechos, a los que por
décadas el movimiento poblacional resistió.
En la última década, Chile experimentó un crecimiento económico sostenido , con avances sustantivos
en la reducción de la pobreza. La primera parte de la década de los noventa, muestra cifras positivas
en cuanto a crecimiento económico, empleo y en especial, al ritmo de reducción de la pobreza. En la
actualidad, Chile es uno de los cuatro países latinoamericanos con menor incidencia de la pobreza.
Hoy, sin embargo, los grandes problemas que afectan a los más pobres no son la falta de techo, el
hambre, el abandono institucional o el analfabetismo, sino la fuerte vulnerabilidad en sus trayectorias
de movilidad. La única encuesta panel realizada en Chile entre los años 1996-20016 para un conjunto
de familias pobres e indigentes, nos confirma que la vulnerabilidad se ha vuelto un rasgo sustancial a la
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Junto a la mayor vulnerabilidad de las familias chilenas, estudios cualitativos sugieren que una buena
parte de las certezas se han vuelto obsoletas8 . En esta década, el viejo imaginario mesocrático y
equitativo da paso a uno donde la desigualdad toma fuerza9. El origen socioeconómico de las familias
sigue siendo definitorio en el destino social de las personas; estudiar en escuelas públicas y vivir en
comunas pobres es por cierto un factor de discriminación en términos de los ingresos a alcanzar.
La acción fragmentada
7 Concretamente así como un 11% de los hogares chilenos salieron de la indigencia y de la pobreza entre
1996 y el 2001, un 9% cayó en la indigencia y la pobreza en el mismo período. Es evidente, entonces, que
a pesar de que el nivel de pobreza en Chile ha disminuido, la vulnerabilidad es muy alta; y que las políticas
sociales enfrentan dificultades para enfrentar esta realidad.
8 Un estudio de la Universidad de Chile (2004) demuestra que el origen socioeconómico continúa siendo
determinante en el monto de los ingresos. El desempeño académico no tiene ingerencia en el logro de
movilidad social, por el contrario el origen familiar, la escuela y la comuna parecen ser determinantes al
momento de definirse los ingresos. Núñez J. y C.Risco, Movilidad intergeneracional el ingreso en un país en
desarrollo: El caso de Chile, Doc. Trabajo 210, U. de Chile, 2004.
9 En un estudio realizado por Mideplan (2000) sobre las percepciones culturales de la desigualdad se señala:
Un 63% de los encuestados piensa que la desigualdad es un mal inherente a las relaciones sociales, que
afecta a toda la sociedad y que tenderá a existir siempre; siendo su efecto principal la destrucción de la
solidaridad. Provoca consecuencias en el plano colectivo, genera la desunión del país o crisis de comunidad;
y en el plano individual, provoca pobreza espiritual, frustración y angustia. Respecto del futuro, solo un 13%
de los encuestados cree que el crecimiento económico eliminará la pobreza en veinte años, en tanto 60%
cree que la distancia entre pobres y ricos se agranda de modo que habrá más pobres en veinte años más.
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En la construcción y génesis de estas múltiples identidades, no sólo se conjuga una cierta idea de lo
que es la pobreza, la vida del pobre, sino también de aquello que se espera del Estado, de la sociedad
y de sí mismo, en tanto poblador. Esto es, de la figura del contrato social, en su más amplia acepción. El
contrato social como expresión de un pacto entre ciudadanos que asegure la convivencia social.
En Chile han convivido históricamente concepciones diversas de ciudadanía y de concebir e imaginar
las formas del contrato social.
a) El contrato de la caridad
Como aquella mujer que imploraba la ayuda pública frente a las cámaras, muchos pobladores
ven aún en el Estado la posibilidad de protección que en los sistemas hacendales y semifeudales
les otorgaba el patrón; y que desde el populismo latinoamericano tanto se ha reivindicado.
10 Bonfil Batalla, G. Lo propio y lo ajeno: una aproximación al problema del control cultural. En: Stavenhagen,
Rodolfo. La cultura popular, FCE, México, 1998, pp. 79-86.
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con el Estado, pero donde los principios identitarios se compartían y orientaban la lucha por
un espacio digno en la ciudad. Eran los tiempos de construcción de identidades territoriales
entendidas como el ejercicio del poder de habitar.
Las comunidades de resistencia y soberanía tienen una larga tradición en Chile. Es el grupo
el que se constituye en demandante de derechos. Frente a la marginalidad y la ausencia de
ciudadanía efectiva, el grupo se cohesiona en torno a valores comunitarios y la solidaridad
mutua que da sentido a la acción y a la vida. Aquí, es la comunidad de los desheredados la que
apela a la solución y al reconocimiento de derechos.
Son aquellos pobres que sabiéndose parte de una categoría social excluida, echan mano a una
memoria para romper con su condición de desafiliados. De la experiencia de trabajo comunitario
y/o un pasado rural de fuerte organización y solidaridad, se extraerán los principios identitarios y
de acción para resistir. Experiencia que habla de una gran capacidad de control cultural sobre sus
propios destinos. El recuerdo de “batallas ganadas” con y contra el Estado y el relato épico que de allí
se levanta, son la señal de la capacidad de muchos pobladores de maniobrar aún en condiciones y
contextos sociales adversos. Al Estado se lo invoca sólo en cuanto contribuye al reencuentro con la
sociabilidad y la comunidad de pobladores.
Solitarios y desprovistos de los vínculos de protección y resistencia poblacional, los pobladores transitan
entre la nostalgia de la comunidad, el reclamo por un padre protector, el deseo de integración a las
promesas emancipatorias del mercado y la rabia que silenciosamente se va encubando, agazapada en
cada uno. La convivencia social y la posibilidad de definir un nuevo contrato social con y desde el mundo
poblacional se debate, así, entre la privatización y el comunitarismo; entre el mercado y el Estado; entre
la cooptación y la autonomía, entre la sumisión silenciosa y el estallido.
Sin embargo, más allá de las diferencias, los relatos de estos pobladores, advierten que la
desigualdad y su superación siguen siendo un imperativo ético irrenunciable, porque ellas
destruyen la solidaridad de la sociedad y sus comunidades; pero también el escepticismo
respecto de la capacidad del Estado, de la sociedad y de cada uno para acordar y pactar una
forma de convivencia social.
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forman parte de la misma cara de la dominación moderna. “Rascarse con las propias uñas”,
valerse por siímismo, surgen como mecanismos defensivos de una desesperanza aprendida.
La experiencia chilena nos muestra con gran claridad que toda relación de ayuda y asistencia, es
siempre una relación problemática que transita de manera ambigua entre el discurso por los derechos
y las evidencias de su dominación.
Los efectos paradojales de este Estado moderno y sus políticas sociales están a la vista.
La idea de que la pobreza es un mal inevitable al modelo económico tiende a asentarse,
y con ello la naturalización de la pobreza a la manera como ocurría desde la Colonia
hasta fines del siglo XIX. Pobres laboriosos y pobres peligrosos, dos formas antiguas de
clasificarlos y determinar las acciones hacia ellos. A los primeros se los educa y cuida, a los
segundos, a los peligrosos, se los castiga y encierra…”Orden censurante” que da cuenta
no sólo de un ordenamiento económico, sino que también de una cultura pro-civilizamiento
en los términos de la historiadora Maria Angélica Illanes11.
Una vuelta a la caridad o al control sancionador, sin embargo, – a la piedad o a la horca en los términos
de Bronislaw Geremek12- como formas del contrato social deben ser descartadas. Ellas atentan a
la dignidad e igualdad, a la historicidad del mundo poblacional. Prestar atención a las identidades
fragmentadas y a las luchas poblacionales es abrir la pregunta sobre su participación e implicación
en la definición de los términos bajo los cuales quisieran ejercer su ciudadanía, no una ciudadanía
residual, sino plena. Levantarse como sujetos de derechos y no como sujetos de asistencia, puede no
sólo hacer una gran diferencia en términos identitarios, sino también del reposicionamiento del viejo
ideario popular de un contrato de la igualdad.
11 Cuerpo y sangre de la política: La construcción histórica de las Visitadoras Sociales Chile, 1887-1940, Lom, 2007.
12 La Piedad y la Horca: Historia de la caridad y la miseria en Europa. 1989. Alianza Universitaria. Madrid.
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Conjunto Habitacional • Fuente: Corporación Sur 140
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YENNYFERTH BECERRA
Artista Visual
P
aulatinamente, dentro de mi trabajo, he ido
desarrollando el cuestionamiento por la necesidad
y el deseo de habitar en el individuo. Las carencias
e insuficiencias del contexto social cotidiano gestan
en el hombre una inventiva constructiva, que da respuesta
o que trata de resolver la interrogante de cómo sobrevivir
o vivir dentro de un espacio. Un buen ejemplo de esto lo
constituyen las construcciones de viviendas precarias, que a
través de sus distintas soluciones, buscan resolver en menor
o mayor medida no sólo un problema espacial arquitectónico
de resguardo, sino que también se transforman en alternativas
que complacen gustos, deseos, aspiraciones y necesidades.
La solución final que se construye carga con una inventiva
e ingenio que constituye una estética particular, estética
donde la calidad y cualidad del material es fundamental para
relacionar esa fragilidad temporal de los modelos.
a r t e
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a todos los que querían participar. Llegó gente que vivía bajo el
puente. Los días de lluvia ayudaron para generar la necesidad de
una frazada o un colchón nuevo. La estufa era una de las más
apetecidas, los objetos no dieron abasto frente a la demanda o a
las simples ganas de tener algo nuevo “sin tener que pagar”.
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COOPERATIVA DE RENCA
Los Negocios Inclusivos abren un
amplio mercado hacia donde crecer
por Rodrigo Torres
Gerente de Marketing y Comunicaciones de Masisa Chile
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Cooperativa de Renca conformada por: Renata González • Fernando Marín • María Zabala • Margarita
Martínez • Rosa Brito • Yasna Álvarez • Jessica Osandón • Cecilia Castro / Profesor: José Astroza
Fuente: UTPCH
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A
medida que las sociedades se van desarrollando, se hace más urgente buscar
oportunidades para integrar al sistema social y económico a los sectores
de menores ingresos, de manera que éstos no queden fuera del progreso y
podamos construir una sociedad exitosa, por lo tanto, sostenible en el tiempo.
Como empresa, creemos que este es el ecosistema ideal no sólo para los ciudadanos, sino
también para desarrollar negocios. En ese sentido Masisa ha decidido tomar un rol activo
para la superación de esta problemática social.
Bajo esta visión, hemos identificado como un nicho de alto interés los negocios inclusivos
o que integran a los sectores de bajos ingresos a la cadena de valor, por su potencial de
rendimiento no sólo financiero sino también social. En América Latina el segmento de la
base de la pirámide es más del 50% de la población, es decir, un amplio e inexplorado
mercado hacia dónde crecer y que a la vez nos permitirá contribuir con soluciones para
enfrentar la pobreza y la desigualdad.
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Con este objetivo hemos desarrollado varias iniciativas de la mano de distintos socios
estratégicos, entre las que podemos mencionar: capacitaciones a mueblistas en gestión de
negocios; apoyo para la formación de microempresas en la fabricación y comercialización
de mobiliario; además del fomento al desarrollo de equipamiento para la vivienda social, a
través de nuestro Concurso de Diseño para Estudiantes.
En la versión 2007 de este tradicional certamen, retomamos contacto con Un Techo para
Chile (UTPCH), el año 2005 fuimos uno de los auspiciadores del concurso Minimo, el cual
va en línea con nuestro concurso Masisa. El año 2007, el que se abocó a la creación de
mobiliario para mejorar la calidad de vida de la vivienda social. Para dicha oportunidad,
Masisa solicitó la asesoría de la Fundación, de manera de conocer realmente cuáles
eran las necesidades de los habitantes de estas residencias. Además, el capellán de la
institución, Padre Felipe Berríos SJ, participó como jurado del concurso, que tuvo una
amplia y estimulante participación de los jóvenes.
Gracias a esta positiva experiencia, la alianza entre Masisa y UTPCH continuó con otra
iniciativa que está hoy en curso y que nos enorgullece ya que nos permite contribuir al
Programa Mínimo, el que gracias al esfuerzo y entusiasmo de sus gestores, ha sido pionero
en la detección de una necesidad y en el desarrollo de equipamiento digno y adecuado
para estas viviendas. Además, ha trasmitido a nuestro equipo empresarial importantes
conocimientos para cualquier proyecto futuro que abordemos en este nicho.
Esta experiencia, liderada por UTPCH, es un muy buen ejemplo de cómo las
empresas, organizaciones sin fines de lucro y en general toda la sociedad civil,
pueden colaborar y lograr desarrollar ideas rentables que a la vez ,satisfagan las
necesidades de este segmento. En el caso de estas mujeres emprendedoras de
Renca, hemos sido testigos de cómo han sabido sacarle partido a esta oportunidad,
desarrollando competencias y autonomía para llevar adelante su negocio, al cual ven
como una fuente de progreso para toda su familia, mientras que la empresa asegura
nuevos clientes con un alto nivel de lealtad.
En definitiva, este es el tipo de iniciativas que queremos replicar y seguir creando, ya que
estamos convencidos del potencial de crecimiento, innovación y progresos para la empresa
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a nivel global, además de aportar a mejorar la calidad de vida de aquellos que han tenido
menos oportunidades.
Por esta razón, esperamos seguir reforzando nuestra alianza con UTPCH, ya que como
empresa sabemos que es vital la colaboración y el aporte de instituciones como ésta, con
competencias distintas a las nuestras, para poder llevar a cabo este tipo de negocios que
generan un bienestar integral. Por eso, quiero también aprovechar esta instancia, para
invitar a otros actores de la sociedad a que se sumen a este propósito y piensen de qué
manera podemos generar alianzas para el desarrollo de nuevos proyectos.
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Cooperativa de Renca armando muebles en Condominio Antumalal 152
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diseño
1000 Alumnos,
30 comunidades,
más de 20 docentes,
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• Nombre Proyecto: Electrobox
• Alumnos: Maria Serrano + Nikolas Julio + Martín Bruna + Diego Gómez + Maximiliano Cortes
+ Manuel Bravo + Ignacia Galaz + Fabián Guerra + Juan Pablo Silva + Tomas Duran
• Profesor: Claudio Fernández
• Universidad: Pontificia Universidad Católica de Chile
• Curso: Desafíos de la Ingeniería 1er año - Ingeniería Civil
• Año: 2008
• Comunidad: Campamento Transitorio lo Espejo
PROTOTIPOS 155
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• Nombre Proyecto: Tapagotera
• Alumnos: Ignacio Cortés + José Luis Dominguez + Daniel Heinsohn + Camila Herrera + Federico
Huneeus + Pedro Hurtado + Paula Ochsenius + Sebastián Ramírez + Camilo Vargas (tutor)
• Profesor: Rosita Jünemann
• Universidad: Pontificia Universidad Católica de Chile
• Curso: Desafíos de la Ingeniería 1er año - Ingeniería Civil
• Año: 2008
• Comunidad: Esperanza y Fe, RM
156 PROTOTIPOS
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• Nombre Proyecto: Lavaplatos
• Alumnos: Gonzalo Márquez + Flavia Arredondo + Javiera Montes de Oca
• Profesor: Felipe Moreno
• Instituto: Duoc UC Viña del Mar
• Curso: Taller 3er año - Diseño Industrial
• Año: 2007
• Comunidad: Campamento Mar Azul - Quintero - V Región.
158 PROTOTIPOS
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• Nombre Proyecto: Conectividad
• Alumnos: Askan Straume
• Profesor: Jaime Galleguillos
• Instituto: DuocUC – Viña dC
• Curso: Taller de Titulación, Diseño Industrial
• Año: 2008
• Comunidad: Villa Don Vicente - Puente Alto
PROTOTIPOS 159
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• Nombre Proyecto: Silla Pallet
• Alumno: Cristóbal Contreras
• Profesores: Mauricio Léniz+Claudia Paublo+Rodrigo Ebner
• Universidad: Universidad Diego Portales
• Curso: Diseño Inustrial II
• Año: 2007
• Comunidad: Parcela 4 - Proyecto Las Margaritas - Renca
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agradecimientos.
La mejor manera de dar cierre a este libro es agradeciendo a
todos quienes han hecho posible generar una nueva línea de
investigación dentro de Un Techo para Chile, la cual nos permite
conectarnos a diversas redes académicas y productivas.
Alejandra Rasse Socióloga PUC, Magíster en Sociología PUC (2005) / Docente IEU, FADEU, PUC
Carlos Navarrete Lic. en Artes Visuales, PUC / Docente Escuela de Arte UFT, docente Escuela de Arte UDP
Claudia Ayala Asistente Social, PUC / Encargada Área Social del Programa Chile Barrio, MINVU
PUBLICACIÓN
COLABORACIONES
Francisca Márquez Antropóloga, UCH / Master en Desarrollo UC Lovaina; Dra. Sociología, UC Lovaina / Docente e Investigadora, U. Academia de Humanismo Cristiano
Francisco Sabatini Sociólogo y Ph.D. en Planificación Urbana, PUC / Docente IEU, FADEU, PUC
Hernán Garfias Diseñador Gráfico, PUC Valparaíso / Director Escuela de Arte, UDP
Italo Rossi Ing. Forestal, U.Chile / Gerente Comercial Corp., MASISA (2004–2005); Gerente Gral. Masisa Brasil (1999-2004); Gerente Comercial Masisa (1989-1999)
Mauricio Léniz Arquitecto, PUC / Docente FADEU, PUC; docente Escuela de Diseño, UDP
Mirko Salfate Arquitecto PUC / Magister en Arquitectura PUC / Director Área Vivienda Definitiva UTPCH ( 2004 - 2007 )
Rodrigo Torres Ingeniero Comercial, UAI / Executive MBA, UI / AGerente de Marketing y Comunicaciones Masisa Chile
Mauricio Pezo Arquitecto Universidad del Bío Bío / Magister en arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile
COLABORACIONES 165
MINIMO
Rebeca Silva
Renata González
Ricardo Baeza
Ricardo Carrasco
Ricardo Lang
Ricardo Tapia
Ricardo Viveros
Roberto Delpiano
Rodrigo Beríos
Rodrigo Cofré
Rodrigo Ebner
Rodrigo Fajardo
Rodrigo Hidalgo
Rodrigo Reyes
Rodrigo Torres
Rosa Brito
Rosita Fuenzalida
Rosita Jünemann
Sergio Alfaro
Sergio Díaz García
Sergio Espinoza
Sofía Von Ellrrichshausen
Soledad de la Fuente
Susana Aravena
Tomás Cárdenas
Tomás Lillo
Verónica Miquén
Víctor Oddó
Victoria Paz
Virimary Cepeda
Ximena Schnaidt
Yasna Álvarez
Yenniferth Becerra
Zaire