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a ‘ Seccién: Literatura ' Tennessee Williams: Piezas cortas EI Libro de Bolsillo Alianza Editorial Madrid Witd (Introduccion), 27 Wa "Full of Cotton, The Lady of Larkspur Lotion, The 1 ee eee acento the Sire gest Kind’ of Romance, The Long Goodbye, ‘Talk to Me Like the Rain and E2t/Me Listes, The Dark Room, The Case of The Crushed Petunias. Fiaductora’ Me Dolores Lopes de Cervera Titulo_original: Somethi 1968 i icin en‘ El Libro de Bolsill Primera edicién en*El Libro de Bol 1968 Segunda edicién en El Libro de Bolsill : ee Williams GO Bar casts Alignaa’ Editorial, S. A Madrid, 1968, 1970 Calle Milan, 38; “© 200 0045, Depésito legal: M, 7413-1970 Teoprecotent ‘Espaiia por Ediciones Castilla, S. A, Calle Maestro Alonso, 21, Madrid Printed in, Spain . Prdlogo Algo espontaneo... Cuando estaba haciendo una tournée con Vera- no y Humo asisti una noche a una fiesta que daba la Compafifa de un prestigioso teatro local, uno de los mas destacados de esta clase de grupos tea- trales y uno de los pocos que operan con auto- suficiencia. econémica y rentabilidad. Hacia diez afios que yo no habfa tenido relacién con un tea- tro local. Diez afios atrs, en St. Louis, uno de estos grupos me habia lanzado a la vida profesio- nal; pero, como Ja mayoria de los hijos, una vez que sal{ del seno materno apenas miré hacia atrés, De ‘todos modos, en una carrera teatral es un poco intitil mirar hacia atrds: Ahora sentia bastante curiosidad por el contac- to que iba a renovar, pero en el momento en que crucé el umbral percib{ que algo andaba mal. No tanto que algo anduviese mal como que faltaba algo. Todo parécia tan respetable: los hombres, con sus ternos de estilo clasico, sus cortes de pelo 8 Piezas cortas impecable y sus bien lustrados zapatos, podrian haber pasado por abogados de empresa, y las mujeres, en su mayor‘a sus esposas, tenfan un aire muy distinguido. No habfa masica chirriante de graméfono, no habia compartimentos débil- jnente iluminados en los que las parejas bailasen Tiel sin moverse, ni sofas con la tapiceria rasgada, ni guirnaldas de papel rizado de colores festo- neando el techo y cayendo hasta el suelo. En mi opinion, el arte es una forma de anar- quia y el teatro es una forma de arte. Lo que faltaba alli era algo andrquico en el ambiente. Debo corregir la anterior afirmacién acerca del arte y la anarqufa, El arte sélo es anarquia en yuxtaposicién con la sociedad organizada. Se opo- ye al tipo de orden en que, ‘al parecer, debe ba- sarse la sociedad organizada, Es una anarquia beneficiosa: debe serlo, y si es verdadero arte, lo es Es beneficiosa en el sentido de que construye algo que faltaba, y lo que construye puede ser simplemente la critica de lo que existe. En este grupo teatral yo no encontraba critica alguna, sino mas bien una adaptacién casi servil. Y mi pen- samiento volé hacia el grupo de St. Louis a que he aludido, un grupo llamado Los Momeros. ‘Los Momeros eran un grupo de melenudos. Es verdad que en el hecho de no ir a la barberia, per se, no hay ninguna virtud. ¥ tampoco creo que represente una virtud particular el que las chicas leven carreras en las medias. Y, sin embargo. de cuando en cuando se siente una especie de nos- talgia de ese tipo de desorden. De alguna manera se asocia con cosas que no guardan relacién légica con él. Se asocia con épo- gre realmente agradables, ton sentimientos inten- Sos y con convicciones. | Sobre todo, con convic- Ciones! En la fiesta a que me he referido habia una notable ausencia de convicciones. Nadie se Prélogo a manifestaba ruidosamente a favor —o en contra— de algo; sélo se ofan muchas charlas corteses en voz baja entre personas que parecian haberse tratado unas a otras durante el tiempo suficiente como para haber agotado todo interés por las respectivas ideas. Mientras estaba alli, entre ellos, la sensacién de que faltaba algo se concreté en una enorme ola de afioranza de algo que hasta ese momento no habfa deseado conscientemente. El cielo abierto de mi juventud, una juventud peculiarmente ame- ricana que, sin saber cémo, parece habérsenos es- capado de las manos... Los Momeros de St. Louis fueron mi juventud profesional. Eran el grupo teatral desordenado de St, Louis, el polo opuesto socialmente, si no también artfsticamerite, del teatro de camara al uso. No es necesario describir a este ultimo gru- po, Estaba formado por personas eminentemente respetables, casi todas de edad madura, y se de- dicaba principalmente a la presentacién de los éxitos de Broadway una temporada o dos des- pués del estreno en Broadway. El escenario de su local era estrecho, y las resefias solfan elogiar su habilidad para superar sus limitaciones de es- pacio; pero nunca me parecié que hubiesen re- presentado ninguna obra de manera tal que fuera necesario superar limitaciones de espacio. El di- namismo que el teatro es resultaba tan ajeno a sus ideas sobre el teatro como la lengua china. Dinamismo era lo que tenian Los Momeros, y durante cinco afios —de 1935 a 1940, aproxima- damente— ardieron como una antorcha, y des- puts se extinguieron. Si, habia en ellos esa especie romanticismo excesivo que es la juventud y que es la parte mds pura y mejor de la vida. La primera vez que trabajé con ellos fue en 1936, cuando estudiaba en la Washington Univer- 10 Piezas cortas sity de St. Louis. Entonces trabajaban a las 6r- denes de un hombre llamado Willard Holland, su organizador y director. Holland llevaba siempre un traje azul que no sdlo estaba deformado, sino que tenia brillos. Necesitaba un corte de pelo, y a veces Ilevaba una bufanda en lugar de camisa. No era esto lo que hacia de él un gran director, pero era un gran director. Cargaba de electricidad todo cuanto tocaba. ¢Era mi juventud la que me hacia verlo as{? Es posible, pero no probable. En realidad, ni siquiera posible. E] teatro hay que’ juzgarlo por su efecto en el pablice, y Ja labor de Holland nunca dejé de hacer impacto; jy cuando ‘digo impacto quiero decir un golpe vio- lento! La primera representacién en que colaboré con ellos fue la de la obra de Irwin Shaw titulada Enterrar a los muertos. Esta obra quedaba un poco corta y necesitaban una pieza breve para completar el programa. Holland me lam6. No te- nfa una voz atractiva, sino aguda y nerviosa, Me dijo que habia sabido que yo estudiaba en la Uni- versidad y que escribia. Yo admiti que habfa una parte de verdad en ambas acusaciones. Entonces me pregunté: «2 Qué opina usted de la instruccién militar obligatoria?».Le aseguré que habfa aban- donado la Universidad de Missouri porque no podia sprobar los examenes del ROTC (Reserve Officers’ Training Corps). «| Estupendo! —dijo Holland—, usted es el hombre que estoy buscan- do: zLe gustaria escribir algo contra el milita- rismo?» ¥ eso es lo que hice. La’ comedia de Shaw, una delas mds impor- tantes comedias liricas que ha producido Améri- _ca, era una verdadera Iamarada. Actores y texto, en las dindmicas manos de Holland, eran ‘un tejido vivo vibrante. Ahora bien, St. Louis no es Prélogo ww una ciudad que se deje impresionar facilmente.. Sus habitantes aman la musica, son muy aficio- nados a los conciertos sinfénicos, pero mantienen una compostura bastante rigida cuando se les en- frenta con algo que se sale de lo corriente, algo a lo que no estan habituados. Ciertamente, no estaban habituados a la metralla que Los Mome- ros les metieron en el estémago aquella noche de la comedia de Shaw. No estaban acostumbrados a ella, pero les paralizé, No se oyé una tos ni un crujido en la sala, y nadie salié del Wednesday Club Auditorium (que Los Momeros alquilaban para sus representaciones) sin sentir una molesta punzada en los nervios o en las tripas; dudo de que alguno de los espectadores lo haya olvida- lo aun. Fue a Los Momeros a quienes recordé en aque- lla elegante cena a la que asisti el mes pasado, ‘Ahora permftame el lector que hable un poco de Los Momeros. La mayorfa de ellos tenian otros empleos ajenos al teatro. No podian por menos, pues las actividades del grupo no eran rentables, Habia trabajadores: Habia émpleados. Habjia camareras. Habfa estudiantes. Habfa pros- titutas.y vagos y habfa incluso una posdebutante que pertenecia a la Junior League de St. Louis. pe eran fees actores, Muchos no 7 eran. igunos no sabian representar ningiin papel, pero lo que les faltaba en talento lo Suplie Holland inspirdndoles entusiasmo. Yo sospecho que todo aquello funcionaba en virtud de una maravillosa magia. Era como la definicién de lo que pienso que es el teatro. Algo esponténeo, algo excitante, algo a lo que no se est@ habituado, Anticonvencio: es la palabra adecuada. ‘A veces sus representaciones eran malas, nunca dieron ninguna en la que los espectadores no sintieran un golpe en el plexo solar; quiz4 no 2 Piezas cortas el primer acto, quiz4 no en el segundo, pero {I final siempre se recibia un golpe bien fuerte; y el haber ido alli y visto aquella representacion jntroducfa un elemento nuevo en las vidas de los espectadores. Pas comedias. que yo les escribf eran malas. Pero la primera de ellas fue un éxito rotundo. Taye incluso resefias entusidsticas en los tres periédi- cos, y la noche del estreno hubo una verdadera Snanifestacion, con gritos y aplausos y pataleos, y el sonrojado autor salié por vez primera a salu- Gar entre los mineros de caras grises creados por {ina imaginacién que nunca se haba visto estimu- lada por la visién de una verdadera mina de car- bon, La segunda comedia que les di, Fugitivos, resulté un fracaso. Fue exageradamente elogiada en el Star-Times, pero el Post-Dispatch y el Glo- be Democrat la atacaron ferozmente. No obstan- te, tenia cierta fuerza, y hay gentes en St. Louis que todavia la recuerdan. Malas comedias, am- as: defectuosas, torpes, juveniles y Ilenas de pa- Jabreria, Pero Holland y Sus actores las pusieron en escena sin avergonzarse, y las pusieron en es- cena con la detonacién que el teatro es. Oh, qué lejos queda ya todo aquello! Los Momeros sélo vivieron cinco afios. Si, te- nfan algo en comin con la poesia lirica de matiz demasiado roméntico. De 1935 a 1940 ardié su viva llama hasta apagarse y ‘ahora no queda ras- tro visible de ellos. ¢Déride. esté Holland? Creo que en Hollywood. z¥ dénde estan los actores? Dios sabe... _ 'Y yo estoy aqui, recordandoles con afioranza. Ahora tendré que decir algo a fin de que este recuerdo tenga un sentido para el lector! Muy bien. Ahi va. Vivimos hoy en un mundo amenazado por el totalitarismo. Los Estados fascistas y comunistas Prélogo B nos han sumido en el pAnico de la’ reaccién. La opinién reaccionaria desciende como una tonelada de ladrillos sobre la cabeza de cualquier artista que se exprese en contra de la corriente de ideas establecidas. Todos estamos sujetos a censuras € inhibiciones de uno u otro tipo, temblando ante el fantasma de los comités de investigacién e in- cluso pensando para nuestros adentros en Bu- chenwald cuando consideramos si nos atrevemos © no a manifestarnos en favor de Henry Wallace. Si, la situacién es asf de grave. ¥, sin embargo, en realidad no lo es tanto. América sigue siendo América, la democracia sigue siendo democracia. En nuestros libros de historia siguen apare- ciendo los nombres de Jefferson, de Lincoln y de Tom Paine, La direccién del impulso democrati- co, que se desvia total e inexorablemente del Es- tado policiaco y de todas las formas de control de las ideas y los sentimientos —y que se orienta, total e irresistiblemente, hacia lo individual y humano y equitativo y libre—, esa direccién puede oscurecerse, pero no puede perderse. ‘Tengo la costumbre de saltar de lo particular a lo abstracto, porque a veces lo particular es todo lo que sabemos de lo abstracto. Saltemos ahora otra vez hacia atrds. ¢Adénde? Al tema de los teatros locales y su funcién social. ‘A mf me parece —y esa es Ia impresién que tienen hoy muchos artistas— que se esta tratando de imponer restricciones al trabajo creador. y a quienes lo realizan. Nada puede haber mas peligroso para la demo- cracia pues el irritante grand de arena -que es el trabajo creador en una sociedad ha de permane- cer en el interior de la concha, ya que de lo contrario no se formara la perla del progreso idealista. ;Por el amor de Dios, defendamonos i Piezas cortas contra todo lo que nos sea hostil, sin imitar aque- Ilo que tememos! Los teatros locales tienen una funcién. social que cumplir, yes la de ser un elemento irritante en la concha de su comunidad. No ser conformis- tas, no vestir los trajes cldsicos de su ptiblico, sino dejarse crecer el cabello e incluso no lavarselo, hacer gestos estrafalarios, romper cristales, lu- char, gritar y tirarse por las escaleras. Cuando se les vea actuar asi —sin respetabilidad, incluso sin decoro—, entonces se sabré que algo va a ocuirir en ese grupo, algo perturbador, algo irre- gular, algo valiente y sincero. El biélogo nos dice que el progreso es el-resul- tado de mutaciones. Mutacién es sinénimo de ex- travagancia. Por el amor de Dios, un poco més de comportamiento extravagante, no menos. ‘Tal vez el 90% de las extravagancias no sean sino méras extravagancias, ridiculas y patéticas, que no conduzcan a ninguna parte y no sirvan mas que para crear dificultades, Pero si las elimi- namos —imponiendo la pauta del conformismo—, nadie en América serA nunca realmente joven y nos quedaremos de pie en el punto muerto de Ja nada. Veintisiete vagones di e le al Una comedia det Belta del ain ‘Amor ha. agitado sacude monte & catraas como el burackn que Sato Personajes JAKE MEIGHAN, propietario de una desmotadora de algodén esposa RA MEIGHAN, SU x SILVA vicaRRo, superintendente de-la plantacién del Sindicato ‘La accién se desarrolla en el por: G2 Se‘ia residencia de los Meighan, cerca de Blue Mountain, Mississippi.) Escena El porche de la casita de los MEIGHAN, cerca de Blue Mountain, Mississippi. El porche es estrecho y se alza rematando en un gablete estrecho. A am- bos lados hay unos pilares blancos, altos y del- gados que sostienen el tejado del porche, una puerta de estilo gético y dos ventanas géticas, una a cada lado de Ja puerta. La puerta tiene un évalo formado por cristales de colores, azur, car- ties, esmeralda y oro. En las ventanas se ven unas vaporosas cortinas' blancas, recogidas coque- tonamente en el centro con unas lazadas de raso celeste. El efecto general no es muy diferente del que haria una casa de mufiecas. Escena primera 7 (Ha caldo la tarde y el cielo esta tefiido de: un leve tono ‘rosado entre las sombras del creptisculo. Poco después de levantarse el telén, Jake Meighan, un hom- bre grueso, de ‘unos sesenta “afios, sale agachéndose Por la puerta con una lata de petréleo y dobla a toda risa 12 esquina de la casa. Un perro le ladra, Se oye arrancar a un automévil que se aleja répidamenite. Un momento. después Flora lama desde el interior de Ia casa.) Flora: jJake! {He perdido mi bolsillo blanco de cabritilla! (Mds cerca dé la puerta.) Jake? iMira a ver si lo puse en el balancin! (Pausa.) {Crees que puedo haberlo dejado en el coche? (Llega hasta la puerta de.tela metdlica.) Jake. Mira’ a ver si me lo dejé en el coche. :Jake? (Sale al exterior, ya envuelto en sombras. En- ciende la luz del’ porche y mira a su alrededor, espantando a los mosquitos atraidos por la luz. Sdlo le responden las cigarras, Flora llama con una voz nasal, alargando las silabas.) jJaa: aaaaake! (Una vaca muge a lo lejos con la misma infle- xidn. A una distancia de media milla aproxima- 20 Piezas cortas i da, te se produce una explosién apagada, eae un extrafo resplandor centelleante, el Apres de una lamarada. Se oyen voces di tantes, vole (ehilando estridentes, cacareando como inas): ¢Oiste ese ruido: sg nas): ¢Oto si hubiesen echado una bombal Oh, mira! i | Oh, Dios mio! _; Vamos! — OP pera lo lejos una sirena de incendios) tFtenzy, pon el coche-en marcha! @Queréis ve nir con nosotros? 7Si, vamos ahora mismo! Date prisa, carifio! (Se oye arvancar un coche) Voy en seguida! {Bueno, date prisa! vor (Al otro lado del. fiora Meighan? Lora: ¢ Sit? ; , #\: fo va usted al incendio? poor Gera, pero Jake se ha levado, et coche. Toes; Vamos, venga con nosotros, queridal veeaal Oh, mo puedo dejar la casa abierta de Oe ed par! Jake se ha Tlevado las Ilaves. Qu és lo que se ha incendiade? oo lantacién del Sin to he eo pplantacién del Sindicato? (FI coche Crranda y se aleja.) {Oh, Dios mio! (Sube tra bajosamente al porche y se sienta en el balan bajosomido de cara al frente. Se dice trdgica. cronte a si misma.) {Nadie! jNadie! |Nunci i j Nadie! iCantan [xr ceirras. Se oye un coche que se (Cama se detiene a cierta distancia, a la es- a carretera de tierra): ¢Se- Veintisiete vagones de algodén a palda de la casa, Un momento después aparece Jake andando tranquilamente por el flanco de la casa) : Fiora (En un tono de enfado pueril): {Muy bien! JAKE: {Qué pasa, nena? FLoRa: jNunca pensé que un ser humano pudiera ser tan grosero y desconsiderado sae: ;Ah, vamos, esa es una afirmacion demasia- do amplia para que usted la haga, sefiora Mei- ghan! Cuél es la queja.esta vez? Fiona: ;Salir de casa sin decir media palabra! JAKE: {Qué hay de malo en ello? Flora: {Te dije que me amenazaba un dolor de ‘cabeza y que tenfa que tomar una Coca-Cola! No quedaba una sola botella en casa, y ti di- jiste: ¢Si, ponte un vestido e iremos a la ciudad ahora mismo.» Me vesti y no podfa encontrar mi bolsillo blanco de cabritilla. Entonces recor- dé que lo habia dejado en el asiento de delante del coche. Salgo aqui para cogerlo. ¢Dénde es- t4s t0?/;Te has ido! jSin una palabra! {En ese momento se oye una gran explosién! {TO came el coraz6n! JAKE: EI corazén de mi nena? (Pone una mano en’ el enorme busto de ella) FLorA: jSi, mira cémo late, golpeando como un. martillo! ¢Cémo iba yo a saber lo que pasaba? Ti no estabas aqui, habias desaparecido! sake (Vivamente): {Callate! (Le da un brusco empellén) . FLORA: jJake! ¢Por qué haces eso? gaxe: {No me gusta que grites! gritando! FLORA: ¢Qué te pasa? gaxE: {No me pasa nada! FLORA: Bueno, por qué te fuiste? Jake: j{No me fui a ninguna parte! iClaro que te fuiste! ¢Tendras el valor Todo lo dices 2 Piezas cortas de decirme que no saliste cuando acabo de ver- te y ofrte volver en el coche? ¢Por quién me tomas? ¢Crees que soy una imbécil? JAKE; jSi no eres una imbécil, ten la bocaza ce- rrad: Fora: ;No me hables asi! JAKE: Vamos dentro. Fiora: No quiero. ;Un egofsta y desconsiderado, ‘eso es lo que eres! ;Te lo dije en la cena: no hay una sola botella de Coca-Cola en la casa! Td dijiste: «Muy bien, en cuanto terminemos de cenar iremos en el coche al supermercado y traeremos una buena’ provisién. go de la casa... sake (Estd de pie frente a ella y la coge del cuello |. con ambas manos): |Mirame! jEscucha lo, que + voy a.decirte! . . Fiora: j Jake! 5 JAKE:, jChss! Calla y escucha, nena. FLORA: ;Suéltame! j Porras, suelta mi garganta! yaKE: jTrata de concentrarte en lo que te digo FLORA: ¢Qué me dices? yaKe: Yo no he salido del porche. FLORA: ¢ Qué? TAKE: jNo he salido del porche desde que cena- mos! ¢Has comprendido? ruora: jJake, carifio, has perdido el juicio! yaKE:. Es posible. No te importe. No tienes mas que enterarte de esto y metértelo en la cabeza. Yo no he salido del porche de esta casa des- pués de la cena. ioRA: Pero claro que saliste. (El le retuerce la ‘mufieca.) j Aaaaaay! Basta, basta, basta! sae! zDénde he estado desde que acabamos de cenar? Fiona: jAquf, aqui, en el porche! ;Por amor de Dios, deja de retorcerme la mufieca! sake: éDénde he estado? > Cuando sale Veintisiete vagones de algodén o23) FLorA: jPorche, porche! Jae: ¢Y qué he hecho? Flora: | Jake! sate: ¥ qué he hecho? ma: j Suéltame! {Dios mio, Jake, suéltame! iDeja de retorcer, me romperds la Beene . saKe (Riendo ‘entre dientes): ¢Qué he estado ha- ciendo? ¢Qué he hecho? ¢Desde la cena? Fora (Llorando): ;Cémo diablos voy a saberl Jake: Tienes que saberlo porque ti estabas aqui conmigo, todo el tiempo, minuto tras minuto! iT y yo, mi vida, hemos estado aqui sentados Juntos en el balancin, meciéndonos arriba y aba. Jo desde que acabamos de cenar! ¢Te lo has metido bien en la cabeza? Fiona (Lloriqueando): { Suéltame! saxe: ¢Ya? Lo tienes ya en la cébeza? Fora: ;S{, si, sf, déjame! JAKE: ¢Qué estuve yo haciendo, pues? “aeaaanne 1 {Por amor de Dios..., me- El la suelta. Ella loriquea y se frota la mufe- ca, pero da la impresién de que te experiencia no dejé de ser placentera para ambos. Ella gime y lloriquea. El la coge de los cabellos y le echa la cabeza hacia atrds. Le da un beso largo en la boca) Lora (Gimoteando): ;Mmmm-hmmmm! | Mmm! [Minoman! sake (Con voz ronca): Esta es mi niifiil FLORA! a eee ‘Duele! SNP JAKE: ¢Duele? FLora: jMmmmum!’ ; Duele! aaKe: Un beso? Fiona: | Mmmmm! yaxe: zYa paso? iMmmmmgun! 1¥a pasé! |Hazme'un poco de sitio Aqui 4 Piezas cortas FLoRA: jDemasiado calo: = jake: Vamos, hazme un poco de sitio. Mmmmmm... Fora: Mmmrammm, TAKE: gDe quién es la nena? ¢La nena grande? ¢Guapa? Fiona: ;Mmmmmm! j Duele! sake: {Un beso! ; (Se lleva la mufieca de ella a los labios y hace como que se la come) : Fiora (Con una risa nerviosa): ; Déjame! ; Tonto! {Mmmmmm! ; sake: @Qué harfa yo si fueras un gran trozo de pastel? FLora: Tonto. | Tare’ Oué haria yo si fueses un buen bizcocho blanco? zUn trozo grande de. bizcocho con una buena capa de azicar? rora (Riendo): { Deja! JaKE: {Comerte, comerte, comerte! FLORA (Dando grititos): {Jakel gaxe: gEh? Tora: {Me haces cosquillas! _ sake: Responde a una preguntita. FLORA: ¢Qué? Jaxe: zDonde he estado después de cenar? FLORA: Saliste con el coche! - (El inmediatamente le coge de nuevo la mufie- ca. Ella chilla) > sake, 2Dénde he estado después de cenar? FLORA: jPorche! ;Balancin! — gaxe: 2Y qué he estado haciendo? FLORA: jMeciéndote! ;Oh, por Dios, Jake, suél- Veintisiete vagones de algodén 25 FLORA: Mmmmmmm... JAKE: ¢Ya pas? FLoRA (Lloriqueando): Mmmmm., JAKE: ¢Sabes ya dénde’ he estado y qué he hecho desde que cenamos? FLORA: Sf... gaKe: ¢En caso de que alguien preguntara? FLORA: ¢Quién va a preguntar? sax: {No importa quién vaya a preguntar, tt sa- bes Jo que has de contestar! ¢Eh? FLora: Sf. (Balbuciendo como un nifio.) Aqui es donde has estado. Sentado en el balancin desde que acabamos de cenar. Meciéndote de acd para alld, de acd para alld... No saliste con el coche. (Despacio.) ;¥ te quedaste muy sorprendido cuando se declaré el incendio-en la plantacié: (axe le da una bofetada.) ; Jake! gaKE: Todo lo que has dicho esta muy bien. Pero no tengas ideas, Ftora: Ideas? sake: Una mujer como tii no esté hecha para te- ner ideas. ; Esté hecha para ser acariciada y es- trujada! FLORA (Mimosa): Mmmm... yaKE: Pero no para las ideas. As{ que no tengas ideas. (Se levanta.) Anda, ve y sube al coche. FLora: ¢Vamos a ver el incendio? sake: ‘No. No vamos a ver ningiin incendio. Va- mos a la ciudad a comprar una caja de Coca- Colas porque tenemos calor y sed. rtora (Vagamente, al levantarse): He perdido mi - bolsillo... blanco... de cabritilla... gaKe: Est4 en el asiento del coche, donde tt lo dejaste. Flora: ¢Dénde vas? sax: Voy al bajio. Salgo en seguida. (Entra en la casa dejando que la puerta de reji- lia metdlica se cierre de golpe. FLORA avanza 26 Piezas cortas arrastrando los pies hasta el borde de los,esca- ones y se queda alli con una sonrisa boba. Em- pieza'a bajar, dejdndose caer siempre con el mismo pie, igual que un nifio que. estuviese aprendiendo a andar. Se detiene al final de la escalera y mira al cielo, con una mirada perdi- da y extasiada, los dedos cerrados suavemente en torno a la magullada murieca. Se oye cantar a yaxe desde el interior) «Mi nifia. no piensa en anillos ni en otras cosas caras. Mi nifia solo piensa en mi.» ‘felon Escena segunda “Es mediodia. El cielo tiene.el color de las lazadas d2 Taso de las ‘cortinas. que adornan las ventanas, un azul transhicido, inocénte. El sol reverbera sobre los- anos ‘campos del Delta, y la puntiaguda fachada blinca de la casd es comé una aguda exclamacion. La desmotadora de Jake esté funcionando; suena como un pulso regular a través de la carretera. Flota en el aire una delicada pelusa de algodén.) (Aparece Jake, un hombre grande, que ‘sabe lo que Quiere, con brazos como jamones’ cubiertos de fino Yello Fubio; Le sigue Silva Vicarro, que esl, supern- tendente de la Plantacién del- Sindicato, donde se Produjo el, incendio la pasada noche, Vicarro es un jombre més bien pequefio, moreno y enjuto, de as- pecto y cardcter latino, Lieva pantalones dé sarga, botas de cordones y una camiseta blanca, De su cuello cuelga una cadena’ con. una medalla,) sake (Con la condescendencia bonachona de un hombre muy grande para con otro’ pequefio): Pues si, sefior, tengo que decirle que es usted un tipo. con suerte. vicarko: ¢Con suerte? ¢En qué sentido? sake: {En el sentido de que yo puedo encargarme de un trabajo asf ahora mismo! Veintisiete va- au 28 Piezas cortas gones de algodén es una buena’ faena, sefior Vi- carro. (Deteniéndose ante los escalones.) {Ne- nal (Muerde un buen pedazo de tabaco de mascar.) ¢Cual es su nombre de pila? vicaRRO: Silva. Jake: ¢Cémo se escribe? VicaRRo: S:iclv-a, Jake: Silva! No hay mal que por bien no venga. ¢De dénde es eso? ¢De la Biblia? vicarro (Sentdndose en los escalones): No. Del cuento de la «Madre Oca». . saxe: Bueno, pues afortunadamente para usted puedo hacerlo. Si hubiese estado tan atareado Como hace dos semanas hubiera tenido que de- cirle que no. ;Nena! ;Sal un momento! (Se oye una vaga respuesta desde dentro) vicarro: Tengo suerte, mucha suerte. (Enciende un cigarrillo, FLoRA abre la puerta de tela metdlica y sale. Lleva puesto un vestido de seda color sandia y aprieta contra si el bol- sillo blanco de cabritilla que lleva sus iniciales en una placa niquelada) saxe (Con orgullo): Sefior Vicarro, quiero que ‘conozca usted a la sefiora Meighan. Nena, este es un muchacho que esta muy alicafdo y quiero que tit le des animos. Cree que tiene mala suerte porque se le quemé su desmotadora. Tiene que desmotar veintisiete vagones de algodén para un pedido urgente de uno de sus mas impor- tantes clientes de Mobile. Yo le he dicho: Bue- no, sefior Vicarro, hay que felicitarle, no porque se le quemase la méquina, sino porque resulta que yo puedo encargarme del asunto. ; Ahora dile ti que es un hombre con suerte! Lora (Nerviosa): Bueno, ya supongo que no cree que sea una, suerte que se le haya quema- do la desmotadora. vicarro (Con acritud): No, sefiora. Veintisiete vagones ‘de algodén 2» JaKe (Répidamente): Sefior Vicarro, hay quienes se casan con una chica pequeiia y delgadita. Les gusta una figura menuda. ¢Comprende? Des- pués, cuando la chica leva una vida cémoda y tranquila, qué pasa? jCoge kilos, natural- mente! Lora (Avergonzada): ; Jake! gaKe: jAhora bien! ¢Cémo reaccionan? ¢Lo acep- tan como cosa normal, como una cosa que res- ponde a las leyes de la naturaleza? jNo! {No, sefior, nada de eso! Empiezan a sentirse enga- fiados. Piensan que el destino les juega una mala pasada porque la mujercita no es tan pequefia como era antes. Porque se ha convertido en una matrona. Si, séfior, esa es la causa de mu- chos problemas domésticos. En cambio yo, se- fior Vicarro, nunca comet{ ese error. Cuando me enamoré de esta mufieca que ve usted aqui tenia el mismo tamafio que tiene hoy. FLoxa (Cruzando timidamente hasta la barandilla del pdrtico): Jake... Jake (Sonriendo burlén): {Una mujer no grande, sino enorme! jAs{ es como yo la queria..., enorme! Se lo dije inmediatamente, cuando le puse el anillo en el dedo, un sabado por la no- che en el embarcadero de Moon Lake, le dije: {Carifio, si te quitas un solo kilo... te dejo! ; Te dejo, le dije, en el momento en que me dé cuen- ta de que has empezado a perder peso! Lora: jOh, Jake, por favor sake: No quiero ni tanto asi menos en una mu- jer. No me gustan las petites, como dicen los Tranceses. {Esto es lo que queria... y lo que tengo! ;Mirela, sefior Vicarro! Mire cémo se ruboriza! (Coge a FLoRA por el cello y trata de hacerle volver la cabeza) riora: jOh, deja, Jake! Déjame, ¢ quieres? 30 Piezas cortas JAKE: j Mire qué mufieca! (FLORA se vuelve de re- pente y le pega con el bolsillo. El se rie y baja corriendo los escalones. Al ilegar a la esquina de la casa se detiene volviéndose.) Nena, atien- de al sefior Vicarro mientras yo me ocupo de esos veintisiete vagones de algodén. La politica de buena vecindad, sefior Vicarro. ; Hoy me hace usted un favor, mafiana se lo hago yo a usted! iNos vemos luego! ; Hasta después, nena! (Se aleja con paso eldstico) vicarno: La politica de buena vecindad. (Se sienta en los escalones del porche) FLora (Sentdndose en el balancin): {Qué desca- rado es! (Rie como una boba y deja el bolsillo en su falda. vicarro mira sombriamente a través de los centelleantes campos. Sus labios se contraen en un gesto como de nifto enfurrufado. A lo le- jos se oyé el canto de un gallo) FLora: Yo no me atreverfa a exponerme asi. vicarRo: ¢Exponerse? ¢A qué? Fora: Al sol. Me hace unas quemaduras terri- bles. Nunca olvidaré cémo me abrasé una vez. Fue en Moon Lake,’ un domingo, cuando era soltera. A mf nunca me gusté ir a pescar, pero aquel chico, uno de los Peterson, insistié en que fuéramos a pescar. Bueno, no pescé nada, pero siguid dandole a la cafia, y yo allf sentada en el bote con todo aquel sol cayéndome enci- ma. Yo le dije: ponte debajo de los sauces. Pero 4 no quiso hacerme caso y, claro, se me hicie- ron unas quemaduras tan espantosas que tuve que dormir boca abajo durante tres noches. vicarKo (Distraido): ¢Qué decia? ¢Ha tenido que- maduras del sol? Fiora: Si. Una vez, en Moon Lake. vicarRo: Qué fastidio. ¢Se curé del todo? . FLORA: Oh, sf, por fin, si. Veintisieté vagones de algodén it vicaRno: Debe ser muy doloroso. FLORA: También me cai una vez al Jago. Y también iba con uno de los Peterson. En otro dia de pesca. Eran una panda de locos aquellos chi- cos, los Peterson. Yo no solia salir con ellos, pero las cosas que pasaron me hicieron desear no haber salido nunca. Una vez, quemada del sol. Otra, casi me ahogo. Otra, jzumaque vene- noso! Bueno, recordandolo ahora, después de todo, nos divertimos bastante, a pesar de ello. vicarro: La politica de buena vecindad, ¢eh? (Se golpea las botas con la fusta. Después se pone de pie) FLORA: ¢Por qué no sube usted aqui y se sienta cémodamente? vicarro: Hum. . Fiona: Yo no... soy muy habladora. vicarzo (Reparando por fin en ella): No se mo- leste usted en darme conversacién, sefiora Mei- ghan. Soy de los que prefieren una comprensién silenciosa. (FLORA rie, insegura.) Una cosa que siempre me choca en ustedes, las sefioras... FLORA: ¢ Qué es, sefior Vicarro? vicarzo: Siempre tienen ustedes algo en las ma- nos..., algo a lo que agarrarse. Ahora ese bol- sillo... FLORA: ¢Mi bolsillo? vicarro: No tiene usted ningiin motivo para te- ner ese bolsillo en las manos. Supongo que no teme usted que yo vaya a arrebatdrselo, ¢no? FioRa: {Oh, por Dios, no! ; Claro que no! vicarKo: Eso no seria propio de la politica de bue- na vecindad, ¢verdad? Pero usted no suelta ese bolsillo porque Je proporciona algo a lo que asirse. ¢No es asi? FLora: Sf. Siempre me gusta tener algo en las manos. vicarno: Claro que sf. Piense usted en la cantidad 32 Piezas cortas de inseguridades que hay. Desmotadoras que se queman, El departamento de bomberos no tie- ne un equipo decente. Nada de proteccién. El sol de la tarde quema. No hay proteccién. Los Arboles estan a Ia espalda de la casa. No prote- gen. La tela de ese vestido no da proteccién. Por eso, gqué es lo que usted hace, sefiora Meighan? Usted coge el bolsillo blanco de cabri- tila. Es sélido. Es seguro. Es positivo. Es algo a lo que se puede uno agarrar. Comprende usted lo que quiero decir? FLora: Si, creo que si. vicarro: Le da a usted la sensacién de estar vincu- Jada a algo. gLa madre protege al nifio? ;No, no, no...; el nifio protege a la madre! De que- darse sola y vacia y no tener mas que cosas sin vida en sus manos. Quizd usted piense que todo esto es un poco incoherente. Fora: Tendré usted que perdonarme que no piense. Soy demasiado perezosa. vicarRo: ¢Cémo se llama usted, sefiora Meighan? Fiora: Flora. vicarro: Yo me llamo Silva. No es oro, sino... Silva *. FLora: {Como un délar de plata? vicarro: No, éomo’ diez centavos de plata. Es un nombre italiano. Yo he nacido en Nueva Or- leans. FLora: Entonces no esté tostado del sol. Su color moreno es natural. vicarro (Levantandose la camiseta y dejando ver el estémago): | Mire! Sefior Vicarr jTan moreno como el brazo! No tiene usted que ensefiarme nada! || Yo no soy de Missouri! TF Fuego de palabras con el sustantivo silver que signin plata y se pronuncia como Silva. (W. del T.) Veintisiete vagones de algodén 3 vicarro (Sonriendo forzadamente): Perdéneme. FLoRA (Rie nerviosa): ; Caramba! jLo siento, pero no tenemos ni una Coca-Cola en casa! Anoche pens4bamos ir a comprar una caja, pero com la excitacion. VICARRO: ¢ Qué excitacién fue ésa? FLoRa: Oh, el incendio y todo aquello. vicarro (Encendiendo un cigarrillo): No se me hubiera ocurrido pensar que a ustedes les exci- tara el incendio. FLORA: Un incendio siempre es excitante. Después de un incendio los perros y las gallinas no pue- den dormir. No creo que fuestras gallinas dur- mieran en toda la noche. vicarro: ¢No? FLoRa: Cacareaban y alborotaban y aleteaban en la percha del gallinero... ; Estaban como locas? Yo tampoco pude dormir. Me pasé toda la no- che ahi tumbada y sudando. vicaRRo: ¢Por el incendio? Fiora: ¥ el calor, y los mosquitos. Y, ademas, es- taba furiosa con Jake. wicanno: éFuriosa con el sefior Meighan? ¢Por qui FLora: jOh!, se fue y me dejé aqui en el porche sin-una Coca-Cola en la casa. vicarro: Se fue y la dejé, ¢ verdad? Fiona: Si, Inmediatamente después de cenar- Y cuando volvié ya habia empezado el incen- dio; y en lugar de coger el coche e ir a la ciu- dad, como él habia dicho, decidié ir a echar una ojeada a su desmotadora quemada. Me en- tré humo en los ojos, en la nariz y en la gar- ganta. Me irrité la nariz, y estaba tan nerviosa y tan rendida que me puse a llorar. Lloré como. una nifia. Al final tomé dos cucharadas de cal- mante, Suficiente para dormir a un elefante. Tennessee ams, 3 xu Piezas cortas jPero segui despierta’ y oyendo a las gallinas enloquecidas alla afuera! VICARRO: | Parece que pasé usted una mala noche! FLORA: ¢Parece? Fue una noche horrible. vicarRo: As{ que ¢dice usted que el sefior Mei- ghan desaparecio después de cenar? (Hay una pausa en.la que Fiora le mira inex- presivamente) FLoRA: ¢Eh? ‘vIcarRO: ¢Dice usted que el sefior Meighan estu- vo un rato fuera de casa después de la cena? (El tono de vicarro le hace ver a FLORA su in- discrecion) FLorA: Oh, em..., s6lo un momento. . vicarro: ¢Sdlo un momento, eh? ¢Cudnto dur esé momento? (La mira fijamente) FLORA: ¢A qué viene tanta pregunta, sefior Vi- carro? vicarro: ¢A qué viene? A nada. FLoRA: Me mira usted de un modo tan extrafio. ‘vicarro: .jDesaparecié por un momento! ¢Es eso Jo que hizo? ¢Cémo de largo fue ese momen- to? gPuede usted recordarlo, sefiora Meighan? Fiora:. ¢Y qué importancia tiene? De todos mo- dos, a usted ni.le va ni le viene. vicarRo: ¢Por qué le molestan mis preguntas? Ftora: {Usted hace que parezca como si me estu- vieran juzgando por haber hecho algo! vicarro: ZNo le gusta hacer el papel de testigo? FLoRA: ¢Testigo de qué, sefior Vicarro? VICARRO: Pues..., por ejemplo..., {un incendio pro- -vocado! . FLorA (Humedeciéndose los labios): ¢ Un... incen- dio... provocado? vicarRo: ; Si, la destruccién deliberada de un bien mediante el fuego! (Azota sus botas con la fusta) a Veintisiete vagones de algodén 35 FLORA (Sobrecogida): Oh! (Manosea nerviosa. mente ‘el bolsillo,) Vamos, no me salga usted ahora con... ideas raras, vicanro: {Ideas sobre qué, sefiora Meighan? Flora: Sobre la desapariién de md Meson des. pués de cenar. Puedo explicarl vicanro: ¢De veras? FLORA: ri jue si. vicarto: Muy bien, ¢Cétio la explica? (La mira de hito en hito. Ela baja la na) eee pees éNo puede usted concentrarse, setiora Meighan? Fora: No, pero... vicanno: ¢'Se le ha borrado de la memoria? FLORA: Oiga, yo... (Se retuerce en el balancin sin’ saber por dén- de salir) , vicarno: Le es imposible recordar por qué des- apareci6 su marido después de la cena. No pue- de usted imaginar qué clase de diligencia fhe a hacer, ¢verdad? FLoRa: jNo! {No, no pued ‘gant: Pero cuando vols. eames... acaba ade declararse el incendio en la plantaci del Sindicato? ome FLORA: Sefior Vicarro, no tengo la menor idea de adénde quiere usted ir a parar. vicanno: Es usted un testigo muy deficiente, se- fora Meighan. Fiora: No puedo pensar cuando alguien me mira fijamente. WicaeRO: Muy bien, Entonces miraré hacia otro lado, (Le vuelve la espalda.) ¢Se le refresca asi Ja memoria? ;Puede usted concentrarse en la cuestién? FLoRA: j Hum.. vicarRo: @No? ;No puede? (Se da [a vuelta con una sonrisa maligna:) Bueno... gLo dejamos?

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