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Hs sei ue desencadenadaen prt por via ica eterna de la meas as epistemologlasocldemales (Means, cate os, Rosset, 1978 Horgan, 1088; Latour 19) “nie ic producto de eto togratico elas po uroplogs ue comprenian que diotomta de natralezay cul race a herrea Iadecuadao errnca para dar cuenta de Techno en qc agente que ellos estudan bablaban de su me= hme oe meat con Comment gent seSlosubuladpposonesycomportaiientos manos plats Fsimales ano de los ms amiguoneigias de a antopologi-, “qu adomfa meno expand sen de fo gue pars no Soo ss ongansos no sivinte para ich espritus, mons, hjetok, minerateso cualquier enidad dotada de propiedades defintoria como ona concenci un alma una epaciad decom Sheane, movado, ls capacidad decrce, una conduct socal, mn algo moral ete En nets eultaras en uc a distncones entre pos seresibintes, bjetony qulmerss parece bors y dane tr idcac hamanos paccen compartir imchascaractersteas expect Sasa humanida, los crtrioscomutes de homogta mono fee conducts! que seuulizan para deduce taxonomfasnaivas Situ cxesivamente estrecho agnor Tos eiteins daca ‘Shocatvosimplemence resting a coneepuaizacon de sees atlas de eto que esperonenconar en a catego oti deal de natratera resultados ce ese prejuiionataraista han sido claramente visblesce ln dvisgn antopologis del abajo: Ia mayoria dels taotilogosodanaimia ss mbiconesetudia as txonomi io) 102 imanee escou.« ¥y nomenctauras folk de las especies vivientes que existen “natural mente”, mientras que la antropologia smibéica ha dedicado suaten ‘Gon a clucidar la lbgica de cosmologgas nativas que no parecen 2 Sificar sus componentes de acuerdo con las reglas dela especifiidad ‘de dominio. Ast, las clasifieaciones han sido definidas y ratadas de Jiferentes maneras,segin la supuesta homogeneidad o heterogene- ‘dad de sus contenidos, lo que es una anomalia extraordinaria para ‘una diseiplina que da por sentada la unidad de la humanidad, Ese dalismo teérieo favoreci tambicn la persistencia de aposi- ciones binarias, como lade natural y sobrenatural, en cualquiet for ‘ma que leimponga la moda actual. Cuando se supone que la natura leza es un dominio de realidad transcultural y wanshistorca, ning fenémeno o entidad de la que se pueda decir que se aparts de las jpasibilidadesfiscas ordinarias puede escaparal rétulo de sobrenatu- ral, Sin embargo, como sosease Durkheim hace casi un siglo (1960), la idea de un orden sobrenatural es necesariamente deriva8a de fs idea de un orden natural de las cosas, y la primera no es sino unsa ‘categoria residual para todos los Fenémcaos que parecen incompat bles con el funcionamiento racional de as lees del universo. La opo- sicidn entre naturale y sobrenaturaleza se formé en el eurso de la mistematiearién del mundo fisico y si bien, por mucho tiempo, de ILucrecio a Marx, ha sido el arma prineipal dels filosofias materia- Tistas contra las ilusiones de la religion, dilicilmente podria caliicar ‘como un universal antropol6gico.: Los enfoques autodenominados ‘materialist madernos, como la ecologia cultural y algunas corrientes deantropologia marvista, no prestarom atencién a la demostracion de Durkheim cuando intentaron reduct la construccén socal de la na- turaleza a un refle mecénico de determinaciones fsias y técnicas en la mente. En esas perspectivas, las concepciones dela eamnraleza > Dece quel ooscin ene natural ysobrenaual epee de cada cl ra no exclue la hipitns de que pueda cxtir um conjmto de suponicones sae fenimenos cst compartir pr todos en cad ctr ni tampa ipo ‘i ease cot anterior Lelio peda se rsa de a Violacon explicit de algun de es ncn fare, ponent universes {ete Boyer HW) Sinetron ran ilerenn ent ar pon ena ‘iver de un jego espera de dominio de herraienas mentale ars a ‘ogocin de un conjuring de endmeno fo raved, angi Sinbad) y dar por senda ta univer de wn conepio de “nuralra ‘lifcads come un dominio onic que era concede todas partes om ‘nie mists ontera drt ied ea por le a ees CONSTRLVENDO NATURALIZAS os no cran otra cosa que ideologias, es decir representaciones distorsio- hnadas de esas fuerza materiales “objetivas” ~ya fueran Factores. {mitantes del ecosistema arbitrariamente seleccionados o mal defi hiddos“niveles de las ftereas prodactivas”— que supuestamente con= formaban laestructuray evolucin de las sociedades (Destola, 88), Fsa fetichizacion de la naturaleza condujo a una forma extrema de relativism ecol6gico en la que cada sociedad era el producto exch sive de una estrocha adaptacin y por lo anto irreductible a cualquier tra incluidas las que parectan tener en comin ambientes muy simi anes Sin embargo, a veces la dicotomia naseralea-cultura ha resultado suumamente fecunda, por ejemple en la antropologia estructural, onde Lévi-Strauss la ha empleado en una variedad de contextos. No resulta muy convincente en Las estrctuyaselemenales del parentesco (1949), donde funciona como la premisa hipotética en la que se apo- yan la explicacin del tabi del incesto como origen y condicidn del intereambio matrimonial. y por consiguiente de la via socal Esa de~ mostracin preliminar no sélo puede ser separa de los principios de la teoria de las alianzas exputesta en el resto del libro ~que en mi ‘opinion se sestienen solos, sino que el sibitosurgimiento dela cul tra a partir de un estado de naturaleza también parece sumamente improbable a la luz de las recientes descripciones del proceso de Thotinizacion (véanse Descolay Palsson, en este Hbro). En otras obras, Tévi-Strauss ha tendide a sienuar el dualismo de la oposicion de naturaleza y cular, en particular en “Estructuralismo y eeslogla™ (1972, donde aboga por una concepeién notablemente naturalista ‘del funcionamiento de la mente como dispositivo filtramte que ‘descodificaconjuntos de contrastespresentes Ya en la naturalezt. En Tas Mitoldgcas (1964, 196, 1968, 1971}, sin emibaryo, la distincion en ‘re natavaleray cultura reaparece como dispesitivo central para el or denamtento en matrices semanticas de auributes y propiedades ‘ontrastantes expresados en el discurso mitol6gico. A pesar del hecho ‘de que las sociedades inligenas de América, de donde proviene la mayor parte del material examinado por Lévi-Strauss, no distinguen la narutaleza de la culeara como lo hacemos nosotros -si es que 1o hacen de alguna maner2-, la mavorta de jas oposiciones que organi zmaen torno a ese ee etn sentido para los antropélogos conocedo- resde la region. Aden, ess oposiciones son hewssticas, en el sen= Tide de que permiten hacer inferenciasvélidas a partir de materiales huevos recolectados en la misma sociedad o en otras vecinas, La cla- 104 unre pescoxa ve de esa paradoja es quizas que la distineién entre naturalezay eu tura es poco mis que una etiqueta amplia que Lévi-Strauss lig para ‘organizar convenientemente, bajo st cobertura, conjuntos de cual ddades sensibles que pueden ser etnograficamente relevantes, a pesar ‘de que los indoamericanos nosienten necesidad de subsumirlas, como To hacemos nosotros, en dos dominios ontologicos diferentes. [MAS ALLA DEL UNIWERSALISMO Y EE RELATIVISMO Sin embargo, el hecho de que la naturaleza sea socialmente constnaida pilantea una cuestion impresionante: Zdebemos imitarnava describir lo mejor posible ls eoncepciones de la nacaraleza que diferentes culturas han producido en diferentes momentos, o debemos buscar principios generales de orden que nos permitan comparar la diver- Siac empiries aparentemente infinita de los complejos de naturalea yeultura? Yorehio-adoptat la posicin relativista porque, entre otras ‘razones, presupone la existencia de lo que es necesario establecer: Si se considera que cada cultura es un sistema espectfico de sgnificados {que codifican arbitrariamente un mundo natural no problemitico, ‘que en todas partes posee todas las caracteristicas que nuestra propia ‘ultra les atribuye, entonces no sélo queda sin cuestionar la casa misma dela division entre naturaleza y cultura, sino que, a pesar de las dectaraciones en contrario, no puede haber escape del privilegio epistemol6gico otorgado a la cultura occidental, la nica enya det ‘dn de la naturalerasirve como medida para todas las demas, Suponienda, entonces, que existen algunos patrones muy genera- les en Ia forma en que las personas construyen representaciones de su medio ambiente fsio y social, édénde empezamos a buscar in cos de st existencia y modus operandi? Esa indagaci6n no puede de- ‘enerse, por lo menos noexclusivamente, en e estudio de ls t2xon0~ mias exnobiolégcas. Ante todo, a clasificacin de plantas y animales slo un aspect limitado de la objetiticacin social de la naturale- 2a, ese proceso par c ca! cata cultura dota de un relieve particular a ciertas rasgos del ambiente que la circunda y eiertas formas de relacionamiento prictico con él. Para entender ese proceso es nece- ‘rio tomar en cuenta también dimensiones como ls teorfas locales sobre el funcionamienta del cosmo, las sociologias y ontologtas de seres no humanos, las nepresentaciones espaciales de dominios soci ‘NSTRUENDO NATURALEZAS 105, les y no sociales, las prescripeiones y proscripciones ritales que go- biernan el tratamiento de diferentes éategorias de seresy la relacio- nes con ells, etc. Ademas, se han planteado grandes dud sobre la supuesia niverslidad de ls estructaras taxonémicas destacadas por Jos etnobidlogos evolucionistas: esas dudas van dese el reeanoci- Imiento de la extrema variabilidad de los ipos de determinances seminticos que definen lo taxa de tipo folk (Friedberg, 1986, 1990) ylaartficitidad de los artefactos tasoansmicosFllen, 1993) hasta un desafio radial ala exisencia misma de especies naturales (Ellen, 1978) y del onfenamiento jerarquico de las clasficaciones emobiols- cas Howell, 1989), Finalmente, aun si aceptamos que puede haber Luniversales semntics expecificos de dominio que reflejan discon- tinuidades percepigales entze tipos vivientes, subsiste la pregunta: 2eGmo contribuirdel conocimiento de esos patrones universes ana mejor comprensién de la diversidad real de las conceptualizaciones de los no humanos? En otras palabras si todas las cultaras clasifican plantas y animales sein procedimientos idénticos, perocada una de éllas dota las especies vivientes de atributos y valores sociales espe- ‘aficos y concibe ss relaciones con lls su manera, debe ser porque las taxonomias etnobiol6gicas desempean sn papel secundario en ese proceso de diversificacién, {Una caracteristca comin de todas las conceptualizaciones de no ‘manos esque siempre se predican porrefereneia al dominio huma- no, Fsto conduce ya sea a modelos oeiocéntricos, cuando las catego- rine sociales se tilizan como una especie de diagramma mental para cl ‘ordénamiento del cosmos, 0 an universe dualista, came en el caso de ls cosmologias oeeidentaes, en las que le naturaleza es definida negativamente como esa parte ordenacla de la realidad que existe independientemeace de la accion humana. Por lo tanto la objet ‘asin socal de los no humans, ya opere por inclusién o por exclu- 1 no se puede separar dela objetficacion de ls humans; ambos pprocesos esti directamente animados por la configuracion de ideas } prictica de la que cada sociedad extrae sus concepts del propio ser ¥’de la otredad (Descola, 1992:111), Ambos procesos implican esta- blecerfrontera,atribuir identidades y descubrir mediaciones culta- rales. Esto no significa que el medio ambiente orginico e inorginico eos humans sean objeto simbalico que xsl exstra, a ka manera ‘de Berkeley, porque es percibide a través del prisma de eligos cul tutalesespectficos. Atibuira las clasficaciones sociales explieas un [peso excesivo en el ordenamiento conceptual de la naturalera seria 108, unre oescoLs tan erréico como reducirlas un proceso perceptual y computacional ‘specifica de la especie y gobernado por la genética. Picilmente po- “drsamos llegar a una renovacion del viejo dualismo durkheimiano por ‘el eual la natualeza es un mero anslogo fantasmagérico de la socie- ‘dad, ama proyeecion esttica de eategorias sociales explicit, insen- sible tanto ala influencia de la prictica como a la incdencia de tac~ tores fisicos en la forma como las personas usan y perciben su medio ambiente, Aalemtas, con excepeidn de la tradicion ciemufica occidental, en general la representaciones de no humanos no se basan en un corpus de ideas coherente y sistemitieo. Se expresan contextualmente en acciones e interaccines eotidianas, en conocimiento vvido y téeni- tas del cuerpo, en eleeciones prcticasy rituales apresurados, en to das esas pequeias cosas que "no hace fala decir” (Bloch, 1992), Los antropologos reconstruyen esos modelos mentales de la prdctica, _rincipalmente no verbales, a partir de fragmentos y retazos, de ac: tos aparentemente insignificantes y aliemaciones suelis de toda in dole, que entrecejen para producir patrones significativos (Descola 994). 2Es0s patrones significativos estin representados como lineamientos para guiar la accién en la mente de las personas que cestudiamos, o om simplemente planos para nuestras propias inter- pretiviones einogrficas? Mi razon para lavorecer Ia primera opeién, que, aun Cuando la mayarfa de los miembros de cualquier comu- niidad dada sean incapaces de expresar con claridad los prineipios clementales de sus propias convenciones culturales, en su prictica parecen conformarse atin conjunto basieo de patrones subyacentes? Ahora bien: esos patrones subyacentes que parecen onganizar las relaciones entre Ips manos, asf como las relaciones entre humanos '¥no humanos, no son, en mi opinion, estructuras universes de la mente que operen con indepensdencia ee los contextos hist6ricos ¥ culurales. sos esquemiso eemata ce praxis, como prefiro lamar- Jos, son simplemente propiedades de objetficacin de las prctieas sociales, diagramas cognitivos orepresentaciones intermediarias que ayuda a subsumir la diversdad de la vida real en un conjunte ba * Queen conformidadl «patvonessubyacentes no limit a sociedad ‘release pede comprar reteionando pc. Por empl, yo eve ge ‘empo fincionand co eiceninenclatems cadena race in nba, He {que opera Home dead e Ba (1) para ene lens cone de "hgnos de fos pins qe deerinaban mi pose un mi aeclone ecko sock cura especie ‘Cons TRUVENDO NAFURALEZAS 107 «0 de categorias de relacién. Pero como los patrones de relacin som ‘menos diversos que loselementos los que se refieren, me parece que es evidente queef mimero de esos esquemas de praxis no puede ser infinite. Por eso, creo que los modelos mentales que organizan la bjetivacién social de no humans pueden ser tratados como un con junto Fino de invariances culturaes, aunque definitivamente no se jpueden considerar como universales cognitivos. Quizas pueda exphi far mejor mi posicién mediante la analogia de los sistemas de paren- tesco. Fsaesfera de la prictica socal esti estructurada por una com. binacion de regs de alianza matrimonial, principios ordenadores del dominio social por terminologias v modos de comportamiento, € ideas acerea de lacompatibilidad e incompatbilidad entre sustancias ‘corporales y entre elementos discretos que definen la atribucin y la transmision de derechos c identidades, tanto colectivos como indivi ‘ales. As, los sistemas de parentesco organizan modos de relacién, ‘modos de clasficacién y modes de identificacin en una variedad de ‘ombinaciones que estin lejos de haber sido descritas y comprendi- fas en forma exhaustiva, pero que muchos antropélogos estan dis plestos a tatar como un grape de transformacién finito, Me parece ‘que Ia objetivacin social de no humanos es igualmente estructurada or una combinacivin de modos de relacién, modos de clasificacion modes de identificacién, y creo que se le podria aplicar un trata ‘miento similar” HeO1octa simmouies, Modos de identifica Los maxios se idenificacion definen las fronteras entre el propio ser fa otredad, tal como seexpresan en el tratamiento de humanosy no humans, conformando ast cosmografias topografas sociales espe cificas. En otra parte he sostenido que la oposicin entre “sistemas {otémicos" y sistemas animists” relleja dos mods de idensifcacion diferentes (Descola, 1992). Las clasifcaciones totémicas utilizan * Las proposcons perils en ete capt no sm sino un esoro de ls a= szmentos des lo en proce sre antl omar des elaine os "

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