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EXPLORACION FUNCIONAL DE LA TIROIDES Determinacisn det yodo profeice en ta sangre * Avoiro Bisso ** Facultad de Medicina, Lima, Peri. INTRODUCCION FI estudio del estado funcional de la gléndula tiroides se realiza mediante una serie de exploraciones que investigan diversos efectos de la hormona tiroidea en el organismo. Asi, se acostumbra determinar el metabolismo basal, la cantidad de colesterol sanguineo; excepcional- mente, el metabolismo de la creatina: y en nifios, Ja edad ésea y Ja civ fra de fosfatasa alcalina Desgraciadamente, ainguno de estos métodos de exploracién son especificos, y por lo demas, los resultados que ocasionalmente se obtie- nen no concuerdan con los hallazgos clinicos ni con la evolucién o la prueba terapéutica. Es por ello, que la investigacion prosigue a fin de encontrar una forma més exacta de apreciar la funcién tiroidea. La pre paracién de yodo radioectivo, realizada por Fermi en 1934, ha permi- tide disponer de un arma muy importante para Ja exploracién funcio- nal de ja gléndula tiroides y, a pesar de los diversos factores de error que afentan contra su exactitud, su utilizacion es muy valiosa. Es evidente que si la funcién tiroidea se altera, la sustancia que normalmente produce (hormona tiroidea) variaré en cantidad, de acuer- do al tipo de alteracion. La determinacion de tal sustancia, directamen- te en la sangre, seria e} método de eleccién para medir la funcién glandular y la condicién clinica del sujeto. Desgraciadamente, la deter- minacién cuaatitativa de dicha sustancia, no es posible en clinica, ya Resumen de In tesis presentada 2 In Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayer de San Marcos parz optar e! grado de Doctor en Medicina, 1954, ** Profesor Auriliar de la Caiedra de Clinice Médica de la Universidad Nacio- nal Mayor de San Marcos. 17 18 REVISTA DE MEDICINA EXPERIMENTAL que no se dispone de métodos sensibles y sencillos para realizarla, Ea. cambio, puede medirse el yodo gue forma parte de su molécuta, y ast deducir la cantidad de hormona puesta en circulacién. El yodo hor- monal se encuentra unido a las proteimas del plasma y por lo tanto es necesario precipitar éstas, lavar el yodo inorganico que pueda contami- nar el preciprtado y luego liberar el yodo organico a fin de determi narlo’colorimétricamente. MATERIAL Y METODOS Nuestro estudio se realiz6 ea un total de 129 sujetos de proceden- cia hospitalaria y de clientela privada, distribuides en diversos grupos. El primer grupo, de control, lo formé 39 sujetos sin evidencia cli- nica de endocrinopatia. Este grupo se estudié a fin de tener cifras nor- males de compatacién, ya que entre nosotros no se han determinado previamente. El segundo grupo, de bocio coloide, comprendié 2 19 suietos com aumento de volumen de la glandula tiroides, difuso en 12 y nodular en 7; sin evidencia clinica de alteracién funcional de dicha glandula. El tercer grupo, de hipotiroideos, lo formé 12 sujetos con sintoma- tologia clisica o muy sugestiva de hipofuncién tiroidea. E} cuarto grupo, de hipertiroideos, estuvo constituido por 26 enfer- mos con claros sintomas y signos de hiperfuncién tiroidea. Ej quinto grupo, de obesos, comprendié a 18 sujetos con un sobre- peso de 15 por ciento o mas, y con sintomas nulos o diversos. El sexta y dltimo grupo, lo formaron 3 gestantes, 9 sujetos porta~ dores de diversas endocrinopatias, y 2 com miastenia gravis. En todos estos sujetos se realizé un estudio clinico, y la determi- nacién del yoda proteico en la sangre segin ef método de BARKER y col. (1951), De acuerdo a este método, ia determinacion se realiza: precipitando las proteinas plasmaticas en forma de un complejo de zinc; lavado ‘para eliminar el yoda inorgénica; desecacién por 12 a 18 horas a 90°C: incimeracién a 600°C. por 150 minutos, en medio fuertemente alcalino para destruir la materia organica, reteniendo el yodo liberado: y por fin la solucién de éste en una mezcla acida. La lectura se reali- 26 midiendo la velocidad de decoloracién del sulfato-de amonio y ce- rio por el acide arsenioso en presencia del yodo que cataliza Ja reac- cién. Se utilz6 el colorimetro fotoeléctrico de Kierr con filtro N° 42, empleande duplicados de cada muestra, a los que se agregd cantidades conocidas de yodo. EXPLORACION FUNCIONAL DE LA TIROIDES 19 En muchos de los sujetos estudiados se determiné también el co- lesterol sanguineo segtin Buoor, y el metabolismo basal en las condi- ciones usuales, con metabolimetro tipo Benepicr-RorH, Ocasionalmente se realizé la determinacién del metabolismo en somnolencia. RESULTADOS 1, Controles. Los resultados obtenidos en 39 sujetos sin eviden- cia de endoctinopatia, son los siguientes: Jas cifras de yodo proteico, expresadas en mictogramos por 100 centimetros cdbicos de sangre, va- riaron entre 4.20 como minimo y 7.10 como valor maximo, con un pro- medio de 5.47-0.15 y una desviacién standard de 0.89=0.10. El metabolismo basal varié entre 15% y +-30%. En un sujeto con new- rosis de angustia en ei que Ja cifta de metabolismo basal fué +269, el metabolismo en somnolencia fué sélo 44%. Las cifras de colesterol oscilaron entre 111 y 408 mlgrs. por ciento, con un promedio de 186.52 migrs. por ciento. 2, Bocia Colside. Se aprecié que en los sujetos con bocic coloi- de, normofuncionante desde el punto de vista clinico. la cifra de yodo proteico varié entre 3.50 y 7.81 megrs. por ciento, con un promedio de 5.27+0.3 y una desviacién standard de 1.28::0.2, El metabolis- mo basal oscilé entre —16% y +37%%. Un paciente al que se le de- terminé metabolismo basal y metabolismo en somnolencia did +14% y -+7% xespectivamente. El colesterol, con limites entre 121 y 208 migrs. por ciento, mostré un promedio de 160.36 mlgrs. por ciento. 3. Hipotiroideos, El yodo proteico en los hipotiroideos oscilé en- tre 1.00 y 3.60 megrs. por ciento, con un promedio de 2.29%0.26 y una desviacién standard de 0.81+0.18. Fi metabolismo basal oscilé entre 319 y —14%. El colesterol fluctud entre 104 y 432 migrs. por ciento, con una media de 224.66 mlgrs. por ciento. Se observo, parad6jicamente, que Ja cifra mas baja fué hallada en un caso con una cifra de yodo proteico de 1.40 megrs. por ciento, en el cual el ding- néstico clinico era indiscutible, y que fué confirmado por el éxito tera~ péutico completo. 4. Hipertiroideos. En jos sujetos clinicamente hipertiroideos, el yodo proteico uscilé entre 8.39 y 40.00 megrs. por ciento, con una me- dia de 17.10::1.93 y una desviacién standard de 9.65=1.36. El me- tabolismo basal estuvo entre +10% y +68%. siendo el metabolismo en somnolencia +74% en un caso a quien no fué posible determinar el me- 20 REVISTA DE MEDICINA EXPERIMENTAL tabolismo basal dada su extrema excitabilidad. El colesterol varié en~ tre 140 y 250 migrs. por ciento, con un promedio de 169.70 mlgrs. por ciento. 5. Obesos. El yodo proteico oscilé entre $.34 y 7.68 megrs. por ciento, con un promedio de 5.88:0.27 y una desviacién standard de 1.1040.19. El metabolismo basal oscilé entre 35% y +19%. La ce fra de colesterol varié eatee 145 y 304 migzs, por cient, con un pro- medio de 194.9, 6. Diversos. Este grupo corresponde a diversos tipos de enfer~ mos @ incluye a las gestantes. Dado el reducido nimero de sujetos en cada subgrupo, no se ha realizado el anélisis estadistico. DISCUSION La sintesis de la hormona tiroidea se realiza por la concurrencia arménica de diversos factores, entre fos que destacan: a. El hipotalamo que estimula a la adeno-hipafisi b. La adeno-hipéfisis que segrega uno o dos principios tirotrofos (Greer, 1952) que regulan ef volumen de la titoides y sw actividad funcional. c. Los tefidos en general, que ufilizan la hormona haciendo va- riae sv tenor en la sangre y en esta forma regulan Ja velocidad de for- macién de la hormona. ad. La tiroides que es Ila factoria donde se realiza la formacién de hormona, a partir de las materias primas: globulina, tirosina y yodo. De estas tres sustancias, las dos primeras son poco o nada importantes en Jo que se refiere a producir alteraciones fuacionales {Hinron y col., 1934; Winxins, 1950). El yodo en cambio, juega un papel de psi- mera magnitud. Ingresa principalmente por via digestiva, y en menos pzoporcién por los tequmentos y por inhalaciéa; puede almacenarse temporalmen- te en el higado, y Iuego es excretado por el rifién y otros emuntorios. La glandula tiroides es capaz de fijar el yodo citculante ten forma de yoduro inorginico) y de concentrarlo, para Iuego oxidarlo, unirlo a la tirosina y formar por fin tetraiode tironina 0 titoxina que se vierte 4 Ja sangre constituyendo la hormona tiroidea o un predecesor de ella (Leaman, 1953 y 1954; Prrr-Rivers y col., 1955). La hormona en circulacién forma combinacién }bil con las proteinas del plasma, y es ‘en esta forma coma se investiga su cantidad, dosando el yode que for- ‘ma parte de su molécula. eyu2}> 20d -s18,8="JoQ. owuap> tod yeseq owsqogeae=gyy ssiBoui onji0ud opod==dy Nouns sso) oyuay> sod i | i Foe-<1 | ose-ort zerHel i | 6'F6i £035 owe | —~ - a i ~ | Sait ee 4 91 oe $ sir | tes we 4 | Fee sree | owores were | oneere avg a ws | aes owsia OWsIG HCIOIOS avaisa#0 | somaesant | —losnLodin ‘ODOR | OULNOD NODWYOTEKT ‘sopeypnisa sodisB sossaaip so] ua ‘jorwsajod A jeseg owsyoqes7 ‘onaloig opoy ap sauopeupusatop se] op somaarry sary A so] ap fi eipayy Pap eB] ap uODeIdwoy —~ opens) 22 REVISTA DE MEDICINA EXPERIMI NTAL, En el grupo de control, las cifras obtenidas son sensiblemente igua- Jes a las encontradas por otros en otros medios (ENstxom y Mar- KARDT, 1954) excepto a las halladas por Tatnor y col. (1952) que incluye a recién nacidos que tienen cifras mas elevadas. Es necesario hacer hincapié en lo hallado en dos casos. en uno con 10.68 megrs. de yodo proteico por ciento, existia el antecedente de ingestion de ex- tracto tiroideo hasta ocho dias antes, y en el otro con 20.57 mcgrs. por ciento, se habia realizado una colecistografia. En ambos el yodo proteico estuvo elevado por yodo hormonal ingerido y por yodo orga- nico no hormonal, zespectivamente. Ambos factores de error deden in- vestigarse siempre antes de realizar la determinacién, ya que invalidan la prueba por tiempo variable hasta de ocho meses o mas (BARKER y Lipxer, 1948; Rasen, 1953). En el grupo de portadores de bocio coloide las cifras fueron simi- lares a las encontradas en el grupo anterior, lo que coincide con la au- sencia de sintomas de alteracién funcional tiroidea. La discusién etic- patogénica ha sido tratada por diversos autores, entre otros GREEN- wap. (1550) y McGavacx, (1951). En el grupo de hipotiroideos se encontraron cifras significativamen- te mas bajas. Excepto los tres sujetos portadores de un bocio coloide antiguo, que posiblemente desarrollaron su hipotiroidismo por la persis- tente o acrecentada necesidad (absoluta o relativa) de yodo, los res- tantes probablemente eran casos de hipotiroidismo idiopatico (Hurx- THAL y Musutin, 1953; WiLuaMs, 1950). No hemos encontrado su- jetos con hipotiroidismo y cifras de yodo proteico mayores de + megrs. por ciento (EScAMILLA, 1954). Todo el grupo de hipertiroides did invariablemente cifras elevadas de yodo proteico, lo que esta de acuerdo con la idea de que, abstrac- cién hecha de las diversas opiniones sobre la etiopatogenia de la hiper- funcién firoidea, la sintomatologia resulta de un exceso de ho:mona cit- culante (Greer, 1952; Hosxins, 1953; Means, 1949; Werner, 1954). El grupo de sujetos obesos, tuvo cifras que no se diferencian sig- nificativamente de las encontradas en los del grupo de control. Este ha- llazgo es muy interesante ya que se opone a la idea tan generalizada de atribuir Ja obesidad a una hipofuncién tiroidea, por el hallazgo fre- cueate de cifras bajas de metabolismo basal en dichos sujetos, sin to- mar en consideracion que los datos obtenidos se comparan con patto- nes distintos, pues el peso de los obesos esta dado por grasa y el de EXPLORACION FUNCIONAL DE LA TIROIDES 23 los patrones corresponde a masa muscular. El consumo de oxigeno por el tejido adiposo es mucho meno: que el del tejido muscular, de alli que la expresién poreentual sea falsamente baja (EVANS, 1947; Strouse y Srrouse, 1950; Winns, 1950). En el dltimo grupo, se hallé que las tres gestantes tenian cifras de yodo proteico por encima de los limites encontrados en los sujetos de control, A pesar de ello, ningtna tuvo sintomas que hicieran sos- pechar la existencia de hipertiroidismo. Estas observaciones concuer- dan con Io hallado por otros (HEINEMANN y col., 1948; MAN y col., 1951) y coinciden con Ja observacién de que los estrégenos inducen mayor secrecién de hormona tiroidea, disminuyendo al mismo tiempo 3a sensibilidad del organismo a esa mayor secrecia (ENsTROM y Mar- KwaRDr, 1954; Suerwoon, 1941). Dos casos de pan-hipopituitarismo, arrojaron cifras bajas de yodo proteico, si bien no fan acentuadas como en Ia mayoria de hipotiroi- deos primarios. El déficit de ticoestimulina es sin duda Ja causa de le hipofuncion firoidea en casos como los estudiados, y las cifras no tan bajas de yodo proteico se deberian a] cierto grado de autonomia ti- roidea {HAiM, 1954) y a la disminucién del aclaramiento del yodo por el rifién (ALBERT y col., 1952) De ¢ sujetos con enfermedad de Appison, 2 tuvieron cifras de yo- do proteico semejantes a Jas del grupo de control; y 2 mostraron ci- fras bajas. Estos ultimos corresponderian al Hamado sindrome de Scumipr, autor que describié en 1926 la falla funcional tiroidea en en- fermos con insuficiencia crticosuptarrenal crénica (BLooDWoRTH y col., 1954). Un sujeto con hiper-adreno-corticismo tuvo una yodemia semejan- te a la encontrada en enfermos con franco hipoticoidismo, Existen mu- chas observaciones clinicas y experimentales que permiten concluir que el exceso de hormonas cértico-suprarrenales, produce un descenso del yodo: proteico aunque por mecanismos no perfectamente establecidos (Apert y col., 1952; FREDERICKSON y col., 1952; HALME y BACKER, 1952; Micon y col., 1952; Suiptey y Mac Intyre, 1953; Zinco y Perry, 1953). Clinicamente no es infrecuente que fos sujetos con enfermedad o sindrome de Cusninc hayaa sido por un tiempo previo, mas 0 menos largo, victimas de molestias sugestives de hipofuncién tiroidea (Levin y Werssrac, 1950). 24 REVISTA DE MEDICINA EXPERIMENTAL En la acromegalia puede existir un estado de hipertiroidismo ver- dadero, si junto al exceso de somatotrofina, existe hipersecrecion de ti rotrofina (Mc Gavackx, 1951). Un caso estudiado fué referido al servicio con el diagnéstico de hi- pertitoidismo, debido al hallazgo de una cifra alta de metabolismo ba- sal; pero clinicamente pudo descartarse alteracion funcional tiroidea y. en cambio. se encontraron sintomas y signos de una acromegalia inci- piente, ‘diagnéstico ampliamente confirmado por los estudios bioquimi- cos. radioligicos, y por la exploracién quirirgica de la hipéfisis, pues se logré extispar un tumor de células eosindfilas. La cifta de yodo pro- teico estuvo dentro de los limites que se encontraron en los individuos de control Se sabe que no es raro encontrar en Ja acromegalia, como una expresion mas de la megalo-esplacnia que existe, un aumento de volu- men generalmente difuso, de la tiroides. Ciertas manifestaciones sub- jetivas y el hipermetabolismo existente. hacen que de primera intencion venga a la mente ta posibilidad de hipertiroidismo; pero en la genera- lidad de los casos puede demostrarse que el bocio es normofuncionan- te (Mc Cuniaca y col., 1950). Una enferma pertadora de exoftalmo maligno tuvo una cifra de yodo proteico dentro de los limites normales, cosa que demuestra una vez mas que exoftalmo e hipertiroidismo no son sinénimos (MEANS, 1945; Mc Cutracu, 1953) En un sujeto con pubertad precoz. al igual que lo encontrado por otros, no se encontré alteracién en Ia cifra de yodo proteico. Igual ha- Hlazgo hubo en los dos pacientes con miastenia gravis, a quienes se so- metié a esta investigacién a fin de excluir la existencia de la forma de miopatia crénica de la tirotoxicosis (Mc Gavacx. 1951; Levy y col. 1951; Zieruer, 1951) Comparacién de los métodos de exploracién funcional utilizados. Los resyltados obtenidos utilizando la determinacién del metabolismo basal, han sido bastante variados en los diferentes grupos. En el de control, las cifras pasaron el limite superior de normalidad, y alcanza- ron cifras en el limite inferior de la misma. Tal resultado no llama la atencién si se considera que muchos de estos sujetos tenian diversos diagnésticos. Es importante, sin embargo, recordar que en ninguno exis- tia sintomas de hipertiroidismo 0 de hipotiroidismo. Esto esta indican- do que no todos los casos de alza o descenso del metabolismo signi fican alteracién funcional tiroidea. Es pues grave error hacer sinéni- EXPLORACION FUNCIONAL DE LA TIROIDES 25 mos estas dos cosas, ya que hay infinidad de otras causas de hipo o de hipermetabolismo (Mrcxstrot# y col., 1952; Bortin y col., 1951) Entre tos enfermos con bocio coloide ocurrié algo semejante, a pe- sar de no presentar sintomatologia de disfuncién tiroidea. La misma explicacién dada por el grupo anterior es valida. Los hipotircideos si coincidieron en dar cifras bajas, lo que concuerda con lo que es acep- tado generalmente. Los hipertiroideos, en términos generales, demos- ttaron tener hipermetabolismo, aunque cuatro de los sujetos estudiados dieron cifras dentro de limites normales. Uno de ellos tenia atrofia muscular avanzada por la forma miopatica crénica de su tirotoxicosis. y otro tenia una cifta de metabolismo bajo. antes de enfermar. Estos dos casos concuerdan con Io haliado por Werner y Hamuton (1951). Los obesos tuvieron cifras bajas de metabolismo, proporcionales, grasso modo, al sobrepeso. La causa de este resultado, ha sido discutida an- teriormente. Ocasionalmente se determiné el metabolismo en somnolencia, a fin de suprimir el factor psiquico de hipermetabolismo, Las cifras obteni- das en jos casos estudiados, demuestran Ja causa psiquica del hiper- metabolismo en esos sujetos (Rapporr y col., 1951). La determinacién del colesterol total en Ja sangre dié cifras muy variables en cada uno de los diferentes grupos y dentro de cada gru- po, cosa que confirma lo hallado por otros en lo que se refiere a su poca utilidad diagnéstica del estado funcional tiroideo (BARTELS, 1953, Mc Gavack y col., 1945; Wuxins, 1950), Es muy dificil tratar de comprobar los diferentes métodos de ex- ploracién funcional de Ja glindula tiroides, ya que cada uno de ellos mide en forma mas o menos precisa jas diversas alteraciones que se originan en el organismo, como consecuencia del disturbio funcional. En la mayoria de los casos, el error en los resultados no es tanto cuan- to el error en la interpretacién. Tratando de sintetizar la forma c6- mo deben interpretarse los resultados de las diferentes pruebas funcio- nales, puede decirse que: e! matabolismo basal mide el metabolismo cor- poral total, y no importa cuan basales puedan ser las condiciones, no permite diferenciar entre los diversos factores etiolégicos de hiper o de hipometabolismo. Ademas, es necesario hacer pruebas seriadas, antes de que el sujeto esté lo suficientemente familiarizado con el procedi- miento, a tin de que los resultados sean reflejo del estado real. 26 REVISTA DE MEDICINA EXPERIMENTAL E]} metabolismo en somnolencia es stil sobre todo en los estados de ansiedad, pues suprime los factores psiquicos y musculares, y facilita la repeticién de los resultados en distintas oportunidades. Las variaciones en la tasa de colesteral, son a Jo mas una prueba indirecta y muy relativa, y tienen ms valor para seguir la evolucién que para afirmar o negar un diagnéstico. En cambio el yodo proteico, que mide la cantidad de yodo cireu- lante unido a las proteinas, da ea forma mas directa datos sobre la cantidad de hormona tiroidea en Ja sangre. No se altera por las cau- a5 que modifican €) metabolismo basal o el de somnolenciz, pero pue- de variar notablemeate por la administracién de yodo. factor éste. fa cilmente controlable Seguin nuestra experiencia, puede aceptarse como limites normales: de 3.5 a 8 megrs. por ciento, cifras comparables a las encontradas por otros autores. En el cuadro I pueden compararse la media y los valores extce- ‘mos de cada una de estas determinaciones en los diferentes grupos. En los 39 sujetos de control, la cifra de yodo proteico varié entre 4.20 y 7.10 mcgrs. por cieato, con una media de 5.47:£0.15 y D.S. de 0.89:: 0.10. Los resultados fueron similares en los obesos con cifras de 4.34 a 7.68 megs. pot ciento, con un promedio de 5.80.27 y D.S. de 1. 10:20.19; e igual ocurrié con los portadores de bocio cotoide normo- funcionante, cuya yodemia varié entre 3.50 y 7.81 megrs. por ciento, con un promedio de 5.276.30 y D.S, de 1,280.20. Por lo con- trario. los resultados fueron significativamente distintos en los hiperti. roideos. con valores limites de 8.39 y 40.00 megrs. por ciento, una me~ dia de 17.10£1.93 y D.S. de 9,65:r1.36 y en los hipotiroideos cu- yos valores fueron de 1.00 a 3.60 megrs. por ciento, con un prome- dio de 2.2940.26 y D.S. de 0.87:40.18. Las cifras medias de metabolismo basal, apreciadas por grupos, y los valores extremos respectivos fueron: +9.4%, entre —15% y +30% en el grupo de control: de +6.2%, entre —16% y +-37% en los casos del bocio coloide normofuncionante; de —21.8%, entre —31 y —14% en los hipotiroideos; +41%, entre +10 y +689. en Jos hipertiroideos: y de —16.4%, entre —-35 y +1% en los obesos. E] colesterol varié entre i1] y 408 mlgrs. por ciento. con un pro- medio de 186.5 mgs. por ciento en el grupo de control; entre 12 y 208 migrs. por ciento. con un promedio de 160.4 mlgrs. por ciento en los sujetos con bocio coloide normofuncionante: entre 10¢ y 132 migrs. EXPLORACIGN FUNCIONAL DE LA TIROIDES 27 por ciento, con un promedio de 224.7 mlgrs. por ciento en los hipoti- roideos; entre 140 y 250 mlgrs. por ciento, con un promedio de 169.7 mlgrs. por ciento en los hipertiroideos; y en los obesos la variacién fué de 145 a 304 migrs. por ciento, con un promedio de 194.9 mlgrs. por ciento. Examinando los resultados en forma particular en cada sujeto, se observa que existen grandes discrepancias entre el diagnéstico clinico de estado funcional tiroideo y los resultados del metabolismo basal y del colesterol, no asi con la cifra de yodo proteico. SUMARIO Se estudié un total de 129 sujetos distribuidos en la forma siguien- te: 39 de control; 19 con bocio coloide normofuncionante; 12 con hipo- tiroidismo; 26 con hipertiroidismo; 18 con obesidad; 3 gestantes, 10 con endocrinopatias diversas, y 2 con miastenia gravis. En todos se realizé la determinacién de yodo proteico en sangre, y en la mayoria se determinaron e! metabolismo basal y ¢! colesterol en la sangre. Ocasionalmente se efectué la determinaciéa del metabo- lismo en somnoleacia. 1. En sujetos sin enfermedad funcional tiroidea, las cifras de yo- do proteico varian entre 4.20 y 7.10 megrs. por ciento, con un pro- medio de 5.47+0.15 y D.S. de 0,89+0.10, Puede aceptarse como Himites normales entre 3.5. y 8 megrs. por ciento, Los obesos y los enfermos con hocio coloide normofuacionante dan resultados similares, mientras que los hipertiroideos artojan cifras significativamente mas al- tas, y los hipotiroideos tienen cifras significativamente mas bajas. 2. El resultado de la determinacién del yodo proteico en la san- gre, guarda estrecha relacién con ¢l diagnéstico clinico de actividad ti- roidea, excepto en los casos de introduccién exdgena de yodo, sea hor- mgnal 0 20. 3, EI metabolismo basal si bien en estudio de grupos es alto en el hipertiroidismo, normal en los casos de bocio coloide normofuncio- nante. y bajo en el hipotiroidismo y en la obesidad, tiene discrepaacias muy grandes con el diagnéstico clinico en cada caso en particular, ex- cepto en el hipotiroidismo. El colesterol en cada grapo, estuvo en promedio, dentro de lie mites normales, y en cada caso particular fué muy variable ¢ inde- pendiente del estado funcional tiroideo. 23 REVISTA DE MEDICINA EXPERIMENTAL 5. De los tres métodos de exploracién funcional de Ia glandula troidea que se han utilizado, el nico que ha demostrado tener valor en el diagnéstico individual, ha sido la determinaciéa del yodo pro- teico, siempre que se excluyers la introduccién de yodo del exterior. ‘SUMMARY ‘This study was carried out on a total of 129 subjects grouped as follows: 39 controls, 19 simple goiter; 12 hypothyroid; 26 hyperthyroid: 18 obese; 3 pregnant women and several patients with miscellaneous en- docrine diseases. A. protein-bound iodine determination (PBI) was done on every patient and BMR and blood cholesterol studies on many of them, Som nolent metabolic rate (SMR) was occasionally determined. Table 1 shows the comparative results of the first three proce- dures. The findings are discussed and the following conclusioas are drawn: 1. Subjects without evidence of endocrine disease have PBI va- lues between 4.20 and 7.16 megrs. per cent, mean 3.47+0.15, $.D.+ 0.§92:0.10. Simple goiter and obese patients have similar PBI levels respectively. 2. PBI levels follow closely the clinical diagnosis of thyroid func- tional status. Exception is made in cases of exogenous administration of iodine. 3. BMR figures are within normal limits in the control and sim- ple goiter groups, high in the hyperthyroid group and low in the hypo« thyroid and obese groups. Individually, however, the BMR gives mis- leading results regarding thyroid status, 4, Blood cholesterol had no correlation with the thyroid status. REFERENCIAS Auuere, A, Tenney, Auoa y Lonenz, Nows 1952 The effect of hvpophysectomy ca the renal clearance of 1 134,. Brefocei- nology. 50: 327-330 Baexen, S. B., Humemrey. M. J. y Soury, M. HH, 1951 The clinical determination of Protcinhound iodine. J. Clin. Invest. 30> 55-62. Barker, S. B. y Lier H. J. 1948 In vivo iodination of tissue protein following injection of elemental iodine, Science. 108: 539. 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