Vous êtes sur la page 1sur 97
Laura JAZMIN GULf Constelaciones familiares Nuevas dimensiones del Arte de Curar Prdlogo de Joan Garriga kier Agradecimientos ida obra hay muchos colaboradores que dan soporte al es al piblico lector; soporte afectivo, soporte técni- Co, escuchas de parrafos y capitulos, y soporte del andamiaje de la vida cotidiana, que no se detiene mientras uno se sumerge en la escritura, Gracias, Gabriel Pandolfo, por el estimulo, las correcciones y la edicién de mis a veces cadticos escritos, por ayudarme a titular los ca- pitulos y por la escucha disfrazada de escepticismo, que tanto colaboré fen que este libro sea apto para muchas mds personas que aquellos pata quienes suelo hablar. Gracias, Francisca Pandolfo, a evitar pasajes repetidos. Agradezco a Elva y a Carlos, leales colaboradores en la casa y con ‘mii persona, siempre prontos a ayudarme a resolver. A Gabriel, por la paciencia y la receptiva escucha de los escritos, por la critica. Gracias a mi analista, Mirta. Gracias a la Dra. Adriana Varas, por la lectura y supervisién de los contenidos cientificos. Gracias, Dr. Sergio Rozenhol Agradezco a mis maestros, sicmpre tan gencrosos; los primeros, mis padres. Gracias a os familiares que estén vivos hoy, que me colman de afecto y aceptacién, a la vez que apoyan mi labor profesional Ya los amigos que conforman una red de carifio e intclecto. A.los pacientes. , Por las notas que tanto contribuyeron Gracias a Joan Garriga Bacardi, quien, sin tener una relacién per- sonal conmigo, acept6 leer el libro y luego traslad6 sus buenos ojos al gran regalo del prologo. “Agradezco también a los problemas que se fueron presentando, impulsindomea la solucién 0 laaceptaci6n de realidades que no hubiera lo desde mi yo, abriéndome, asf, mas la percepci6n de todolo que ‘trasciende las ganas y gua hacia una existencia cobijada por el espiritt, Prélogo por Joan Garriga Bacardi ous dee deer ore bor JOm CA Conocf a Laura Jazmin a finales del aio 2000, cuando a mano a mano con Tiit Bolzman, un seminario monogrifico aca telaciones familiares pra asuntos de pareja. Eran los tiempos bellos incipientes de sembradio de las constelaciones familiares en el muna hispanoparlante. Habiatenido el placer de invita 2 Bert Helingst Barcelona en mayo de 1999 paraqque presenta y ensefiara stabi caso cual esl dedicar menos tiempo ami préetica como one de gestaistas y expertos en programacion neurolingitice (PNT) Y concentar un poco ms mi ners pote con iliares. ‘Tal decisién me llev6, a rengl ido oa es muy querida para mf por miiltiples ae y fue entonces cuando conoci a Laura. Posteriormente, m be ‘encontrando con ella en distintos seminarios de Bert, aa compartiendo las interioridades de esta alma cada vez mi oe de la que forma parte el colectivo es los cone ua anal ciones como herramienta de cambio, ‘ ee por tanto, que me haya invitedos prologe i in En diversas ocasiones, he expresado que un ingre oa vara el contentamiento y la realizacién en Ia vida consiste en © / Constelaciones familiares tamente lo que tenemos para dar, generando la fuerza interior nece- saria para cllo. ¥ que, evitando imposturas y autoengafios, entregando tros gentuinos dones al torrente sanguineo de la vida y cuidéndola, hos Ienamos y nos sentimos colmados. Lo que tenemos para dat es Jjustamente lo que hemos recibido previamente, lo que nos ha nutri- do y hemos hecho crecer en nosotros con carifio y también, a veces, con esfuerzo. Hablo de este modo porque, siguiendo la propiedad transitiva del recibir y entregar lo recibido, este libro me resulta un acto de entrega por parte de su autora. Una obra como esta no puede sino alegrar y contentar el camino a su autora, pues en sus piginas se muestra extremadamente generosa y fértil, cteativa y minuciosa, conceptual y préctica, sin escatimar al lector ni un dpice de sus riquezas y conocimientos en el ¢jercicio de su arte como consteladora, que ha adquirido de distintos maestros y, también, de su propia experiencia profesional. Bl libro rezuma entrega, alegria de dar lo que ha aprendido ymadurado en su propia practica. Es, por ello, un texto sobre constelaciones y un poquito mis, ya que no solo se limita a desgranar los hoy en dia populares érdenes del amor y su retahila de interesantes, inagotables e impagables corola- Tios, sino que los enriquece y embellece con una significativa cosecha propia de ideas, experiencias, impresiones y extensiones tedricas. Se agradecen sus toques de singularidad aqui y allé. Creo que asi debe ser, pues el buen discipulo engrandece al maestro de sabidurfa no solo desarrollindose hasta el horizonte menos explorado de mo y del alma humana, sino haciéndolo con su propio y tinico sello. ‘Menos lo engrandece q n simplemente lo imita, lo parafrasea y lo epite, pero se muestra incapaz de masticarlo, hacer su digestién y rear su propio timbre y perfil, en el cual se logre sentir el espfritu del maestro iluminando con mis fuerza el propio. Los buenos maestros son palancas y no Gnicamente pilares, que también. De los buenos maestros seguramente se pueda afirmar algo similar a lo que decimos de los padres: siguen viviendo en uno, ya donde uno va ellos también estén, y tanto es ast que, en buen amor y en buena honra de ellos, uno se desarrola con Prologo" por soen een a propio sty propia pedis, canto ms ise uo EAH ene ‘ongllosos se sienlen Se nota que Laura ha sabido + nto, entregar asu ver. Felicidades por ello. Ph. eon gustaria decir algo de las constelaciones familiares y del de ga raciea,A mi humilde entender, las constelaciones, adem + emiens, transgeneracionales, fenomenol6gicas ¥ cil onsitayen una terapi ial. ePor qué? Porque es taro vina terapia existencial. 2Por qué? Porg " ease tis ho aeabe enfrentando algo crucial de los ener panera ey coraz6n, de nuestras conexiones y afectos, 0 algun 2 iz ndes temas existenciales, como son. el nacimiento, el oe cecalidad, la soledad, la muerte, la enfermedad, able la que nos vuelve osados, como muestra el mito de Dédalo @ {caro; otras veces es la codicia. Sin embargo, para todas las situaciones que nos presenta la vida, lo mAs indicado es reconocer nuestra propia pequeriez, aceptar los designios del destino y enfrentarlos con hus mildad, Los procesos naturales de duelo por pérdidas, migraciones ‘0 enfermedades son parte ineludible de la vida, y ante ellos solo es posible rendirse. Son perfodos dolorosos que deben vivirse con la cenergia retraida, tal como impone la tristeza; y, si bien su recuerdo permanecerd en nosotros, el estado de duelo pasard, a su tiempo. Pero el malestar pertenece a aquellos estados en que sentimos que no ‘estamos en nuestros zapatos, que lo que nos duele podria no haber sucedido sino fuera porque tencmos mala suerte, porque hay maldad yenvidia en el mundo, porque hay injusticia, porque Dios nos castig6. El “no me lo merezco” es uno de los t6picos del conflicto, y creer que ‘uno debiera estar en otro lugar, viviendo una vida més placentera, es la demanda que cristaliza ese malestar. El primer paso es no juzgar nuestra vida ni la de los demés. Pero écémo ponerlo en prictica? £Acaso podemos imponernos una actitud? Seria algo falso. La prictica de pensamientos positives para cevitar cl malestar se ha puesto de moda desde hace unos afios, perono es algo recomendable si no queremos desatar una guerra en nuestro interior. Es la receta facil de estos tiempos, una gimnasia voluntarista que ponemos en préctica todas las mafianas y en cada momento en que nos asalta un pensamiento negativo, Creemos que ¢s un santo remedio que nos posibilita evitar lo que no nos gusta, pero édisuelve el malestar? ‘Detris dela posici6n que se adopta ante un hecho doloroso, hay un mundo inconsciente que predetermina esa actitud y un “algo” que viene de atrés, de lejos en el tiempo en la historia familiar. Cuando repetimos pensamientos positivos para contrarrestar la mala onda ¢3= tamos sencillamente estableciendo una enemistad en nuestro interior entre dos partes: la que queremos imponer y la que es. Azentires el verbo para tener en cuenta; asentir es la acci6n necesa- ria. Es una clase profunda de aceptaci6n. Se diferencia de la resignaci6n en que el asentimiento implica humildad, nos inclina frente a ese dolor que no comprendemos. La resignacién nos convierte en hojas que la tormenta lleva de un lado a otro. La ira, otra respuesta al dolor, nos in- flama en una lucha impotente contra la “injusticia”, La aceptaci6n es el camino. éQuién puede detener la corriente de un rio con sus manos? Solemos creer que, si todo marcha como esti planteado, estamos “protegidos” de imprevistos, en especial si somos cautos y precavi- dos. Pero a veces las cosas suceden de otro modo. La ruta estaba mal sefalizada, el tren no tenia los frenos en buen estado, un terremoto desploma media ciudad, y se nos ocurre responder ante esos hechos desagradables con juicios y acusaciones, corriéndonos del verdadero lugar donde nos colocé la vida. Es duro de aceptar. El dolor por la pérdida de un hijo es terrible y lo vivimos como injusto, nos resulta insoportable aceptarlo. Sin embargo, el fruto positivo de esa vivencia dolorosa se har presente si asentimos a ella. Esto no quiere decir que no haya que poner trabajo y esfuerzo en sefializar una ruta o hacerle el debido mantenimiento a un tren, pero, ante lo irreparable, lo tinico que podemos hacer es aceptar los hechos. ‘Cuando era joven confundia aceptaci6n con resignacién. Relato con frecuencia a mis pacientes la historia biblica de Sara y Abraham. Habfan sido padres a los ochenta afios. Hasta ese momento, a pesar de ser uma persona entregada a Dios, Abraham le hablaba en la intimidad y le decfa que se resignaba a su castigo de no ser padre, aunque no supiera cual era su pecado. Ya habfa dado por supuesto que debia tener hijos y que Dios no se los daba, por lo cual deducia que habia sido castigado por alguna raz6n. Cuando Sara qued6 embarazada, fuera de toda I6gica por su edad, Abraham enmudecié durante todo el. embarazo: no debia hablar de semejante jibilo, Nosotros solemos ser como él, Queremos algo y, porla suerte de jerarquia de la que creemos gozar, pretendemos se nos otorgue nuestro deseo. Cuando esto no cure, es decir, cuando nuestro yo no es satisfecho, lo consideramos ‘un mal, sin reparar en que Dios o la vida tal vez nos quieran para Of cosa. Abraham se resignaba, no lo aceptaba como designio, no supo ver que su lugar era otto, diferente al que imaginaba. ‘Aceptar los érdenes de la vida nos libera del peso que no nos corresponde cargar. Cuando no lo hacemos, vivimos con nuestras po= sibilidades vitales cercenadas, extraviados en una gravedad densa que aplasta nuestro propio potencial. El despliegue de la existencia queda aprisionado y condiciona nuestra manera de pensar y de funcionar dentro de los sistemas de los que formamos parte. “Todos somos hijos y todos somos capaces de cualquier cosa por elbien de nuestros padres, por lo que solemos creer, de modo infantil, que podemos salvarlos de su carga 0 de sus dificultades. Durante esa etapa es cuando comenzamos a cargat pesos que no nos corresponde llevar. Hace poco vi a tuna paciente de constelaciones, bailarina, que soportaba desde haefa alggin tiempo un dolor en su pie derecho. No ¢ lo mismo que me duela el pie a mi que a una bailarina profesional. En determinado momento, llegamos a una escena en la cual ella habia. ofrecido a la vida su bienestar a cambio de que su padre sobreviviera aun trance critico. Un claro pensamiento mégico infantil totalmente estéril. A clla le pesaba el mal que no le era propio; en cambio, lo que nos toca, lo que s{nos pertenece, al aceptarlo, no pesa de mis. Estamos genéticamente preparados para soportar esa carga. Solo cuando no es nuestro pesa, y mucho, Nos tuerce el cuerpo. Bn otros casos, al contrario del ejemplo anterior, sentimos solo el peso especifico de nuestra existencia. Pero, si queremos que ese peso sea atin més ligero, haremos que esa carga natural nos demande mis esfuerzo: se le suma el peso de la resistencia y el desorden. Lo que nos pesa no facilita el futuro. El futuro es un campo libre, pero, silegamos a él pagando el impuesto de una ganancia que no he- ‘mos generado, que no nos corresponde pagar, el porvenir se dificulta, La felicidad verdadera de los padres es que los hijos miren para delante y no estén pendientes del pasado. Esto no quiere decir que debamos desatender a los ancianos padres cuando estos nos necesitan. Para los PP TARA eee cael 6rdenes del amor!, esta tarca le corresponde al hijo menor, ya que es sn recibe de todos los hermanos mayores y, al ser el menor, no tiene a quién dar, salvo a sus padres. La ley de circulacién de la energfa del amor en una familia sigue ese curso, asf como un rfo naturalmente corre en direccién al mar o los vientos se desplazan segiin parimetros propios. ¥ asi en todos los movimientos de lo viviente. Usemos, como imagen gréfica de la transmisién de la corriente del amor en la familia, la de una fuente de agua de varios platos. El agua cae desde arriba hacia abajo, de un plato a otro, as‘ hasta que el agua del ultimo plato, el mas cercano al piso, nuevamente hacia el Primero: de padres ahijos, del mayor al menor, de este los pares Asi es considerada esta transmisién por los 6rdenes del amor en 5 que respecta alos cuidados a los anteriores. Sucede a veces que esto no se da porque muchos hijos meno- res son caprichosos y egoistas por diversos modelos de desarreglo, y entonces se bloquea este orden. Uno de esos modelos de desarreglo se debe a que el hermano mayor es un “agrandadito” o un radsioe acaparar actividades, pues piensa que los otros integrantes de son menores que él, incluido su padre. También puede ser aque este primer hijo considere erréneos los limites que le tocaron en su crecimiento y desee ahorrarselos al més pequefio. Sin duda, con variaciones segtin los modelos, existe un trasfondo de critica y sobre proteccién, No son nuevos mandamientos que vienen a imponer las, constelaciones familiares. Trato solamente de sefialar c6mo es mas pleno este proceso, c6mo se logra que sea mis fluido y creciente su destino. ‘Toda familia tiene un destino. {Cémo se detecta? Cuando se ace tun trabajo o se mira de lejos su devenir, se advierte una orientacién de crecimiento hacia una zona de la vida y de las experiencias, que indica que deben tenerse en cuenta para que pedimentos En lo esencial estan pred se ponen en evidenciapor sus efectos y rden y desorden. Podemos deci que terminados. Aunque pasen desapé ‘consecuencias, en presencia yen velan por los vinculos, que velan por el amor. tuna sabiduria respecto a un oficio o una tendencia familiar, Esto) ellinaje y la marca en el orillo. Cuando el destino es trégico, muchas veces es consecuencia de un desorden. ‘Los 6rdenes son reglas muy simples que garantizan una evolit» ‘cién, un estar en el mundo en constante crecimiento, tal cuales la vida, Si estos Srdenes se transgreden, un equilibrador orgénico intrfnseco a la existencia la orientaré hacia la desgracia, hasta que se solucione tesa desobediencia al orden. Se trata de aceptar: “Ya recibs todo lo que necesito, dejo atras el pasado que me constituy6, y me oriento a vivir mi-vida, con el peso justo, el que me corresponde”. Esta frase sanadora, acorde con una imagen de soluci6n en una constelaci6n, clarifica de qué estamos hablando cuando hablamos de érdenes. Los desérdenes tienen consecuencias en el sistema. Segtin sca la gravedad del desorden, as ser4 la intensidad tragica 0 desvitalizante que interferiré en el sistema familiar. El peso que sentiremos por él tiene caracteristicas individuales y una relacién directa con cémo nos vinculamos con ese destino que nos ha tocado vi Cuando pensamos que tendria que haber sido de otra ma~ neta, que nuestro destino tendria que haber sido otro, si bien es tuna posici6n personal, también ¢s cierto que rastreando en el arbol gencalégico encontraremos algiin ancestro con esas caracteristicas. Entonces, éno existe la creatividad?; ésomos siempre cl clon de otro familiar al que honramos, copiéndolo porque otros no lo reconocie~ ron? No, no siempre es asi. No somos prisioneros de una infinita cadena de repeticiones: también creamos el bien y nuevos desérde- nes; pero estamos més determinados de lo que la modernidad nos quiere hacer creer. No lo sefialo en términos de karma, tan en boga cn estos tiem- pos. Tomo su acepcién més sencilla y estructural: la ley que rige las consecuencias de las acciones de nuestros ancestros en la vida perso- al, Puedo asegurar que tenemos més que suficientes cuestiones para claborar y trabajar en la encarnaci6n que nos toca vivir y su engarce en ka familia sanguinea a Ja que pertenecemos. 48 / Constelaciones familiares ‘Todo mal tiene un origen que viene del pasado. En el caso de ser traicionados, por ejemplo, hay varias posibilidades para tener en cuenta como gatillo del desorden. Si yo me traicioné a mi mismo, équé puedo esperar de los demds? éQuién me asegura que mi familia no haya trai- cionado antes a alguien? éA costa de qué o de quién tengo mi fortuna y la posicién que ocupo hoy en la sociedad? éMe doy cuenta de que no soy mejor que aquellos que me han traido el mal? Acepiar es la palabra. El problema mis serio se presenta cuando la persona dolida por los eventos que vive no pide ayuda, no busca solucionar su desorden y se ampara en la victimi , desconociendo que en todos los vinculos participan todos los integrantes con su individualidad y con la historia de su familia o grupo. La victima se siente inocente, liviana, y el supuesto causante es el malo y el culpable. La solucién disuelve este antagonismo en cuyo sustrato esté la creencia que dice: “Esto no deberia haber ocurrido”. Si lo percibimos asi, el peso hunde, el dolor se eterniza y el fracaso nos asiste para confirmar que el otro nos arruiné lavida. Somos victimas y nuestro padecimii Las constelaciones fa to es injusto, pensamos. an cargar solo con el peso propio. Asentir a lo vivido tal como fue y dejarlo en el pasado, garantiza una liberacién de cargas innecesarias, que no nos corres~ ponden, a la vez. que nos encamina a la recoleccién de los frutos de la ‘experiencia, caminando hacia el futuro, Por otro lado, quien busca s6lo liviandad para su vida esti es- quivando la culpa, huyendo de la ley de gravedad, como si eso fuera posible. De la misma manera en que nuestros padres son los correctos para cada uno de nosotros, todo lo demés que forma parte de nues- tra vida también, aunque no nos guste. Si lo rechazamos es porque consideramos 0 creemos que hubiera sido mejor de otra manera. Cuando uno no acepta a los padres que tuvo por distintas razones (el padre ha perdido efclicamente su posici6n, vivié épocas de descalabro econdmico o emocional), el destino nos lleva ineludiblemente a vivir experiencias anilogas —no necesariamente iguales— para demostrar- nos que el juzgado o equivocado habita en nuestro ADN y hacernos nfs comprensivos con la humanidad. Nadie es mejor que nadie, nadie debe juzgar a nadie. No nos hace bien. sree sceretos familiares circulan en nuestra sangre y de algdin modo los conocemos. Ya lo dijo Freud en Tétem y tabi: se heredan. [No puede haberse ocultado a nadie que postulamos la existencia de um alma coleatva en la que e desarollan los misma procesos queen el alma individual. “Aadmitimas que la conciencia de la cupabitidad emanada de un acto determi- wnado ha persstdo a través de milenios entros, conservando toda su efcaia cn generaciones que nada podian saber ya de dicho acto, y reconocemos que wn proceso activo que pudo nacer enna generain de hijes malirtades por padre ha subsistido en nuevas generaconessusradas dicho maliao por la in del padve tdnico. {..-] Sits ee pstguieas de una gencracn no prosiguieran desarltndse en lt Siguiente, cada una de elles era lig acomerszar desde wn prinpio el apn lize de a vida, local ex todaposbidad de progres en ese ereno (.-] “Tal continuidad queda asegurada en parte por la herenca de dsp quias, las cuales precisa, sin embargo, de certo etimulasn av el para desarrllase. En este sentido es como habremos quiz de interpetar ‘palabras del poeta: Aquello que has heredado de tus ‘padres, conquistalo para ’ (Fausto, Goethe). [..-] oo ee ninguna generacion pose la capacidad de cultar 4 la siguieme hechospsiquicas de cierta importancia. El psicoandlisis nos ha ‘nseiado, en efecto, que el hombre posee en su actividad espritualinconscente sun aparato que le permite interpretar las recciones de los demds; eto es, e tary come ls deformaciones que us semjantesimprimen al expres de sus impos afetives. Merced a ea comprension inconsint de os lt costunthres, ceremonias y prescripciones que la actitud primitiva con respeco a 1 de dejar tras de si, es quizd como las generaciones ulteriores han la herencia afectiva de las que precedieron. {Algo en nuestro interior nos habla de los ancestros. Eso que nos dice se traslada a nuestros habitos y necesidades, entre otras CO= sas, Desplaza los ejes y puntos de contacto con nuestras nical cuando hay desorden. Generalmente lo detectamos cuando el dafio 50 /Constelaciones fa esti consumado. La misién de ese efecto es volcar nuestra mirada hacia el trabajo de reparaci6n de lo que nos afecta. Nunca es tarde, ni para nosotros ni para nuestra descendencia, pero cuanto antes nos pongamos manos a la obra, mejor. ok Lo que nos pesa de un hecho, conocido no, ¢s silo origin un desorden. Este peso es el que vivimos con sobrecarga. __ El sistema familiar, al que pertenecen todos los que han vivido y viven, y todos aquellos con quienes ha habido un vinculo durante el cual se generé una deuda de cualquier clase (vale también para el sistema laboral), sigue una serie de reglas que se denominan érdenes del amor. Estos 6rdenes velan por la libre circulacién del amor, un amor grande que no siempre es representado por igual en las relaciones que llamamos amorosas © de pareja. Estos 6rdenes exceden los senti- mientos cotidianos. Forman parte de los rios genéticos de un arbol geneal6gico, Estos rfos genéticos circulan naturalmente hacia la evo- lucién, Nuestra participacién en ellos comienza en el lugar de hijos, Juego quizés seremos padres, abuelos, bisabuelos y asi sucesivamente. Vida que genera vida, que vive a través de todos. Su movimiento es fluido, caricter fundamental del amor. El derecho a la pertenencia es el primero y fundamental. La violacién de este derecho es vivida por todo el sistema con dolor y con una profunda necesidad de que sea resuelta. Por ejemplo, si hubo una persona nacida en la familia y no fue nombrada o numerada entre los hermanos, todos sienten esa exclusién, aunque no se den cuenta. Lo mismo sucede en los casos de aborto. Esto se manifiesta de maneras diferentes. ‘Vemos a alguien apesadumbrado y con falta de serenidad, a pesar de tener todo lo que lo define como persona exitosa, pero no est disponible para su pareja o teme relajarse y no poder regresar a la actividad, Siente en alguna parte que no merece lo que tiene. Otros pierden dinero ciclicamente, otros sufren de anorexia o de alguna anomalia que parece empujarlos hacia la desaparici6n. Ante tales sint0= mas, la vulgarizaci6n del lenguaje psicolbgico lleva a frases tales como “BI chico quiere llamar la atencién”, lo cual es cierto, pero no por un capricho. Esté Ilamando la atencién sobre aquello que no esté siendo atendido, como puede set un integrante de la familia no nombrado, por el cual es capaz de dar la vida, aunque conscientemente no lo sepa. ‘Cuando se percibe que un compaficro o un hijo estin ausentes, se debe preguntar “£Dénde sf est presente?”. Uno siempre esté en algén lugar, aunque sea errado, confundido o traspasado de plano. iCudntos estin més del lado de los muertos que de los vivos! (tra forma que puede tomar el traslado de un desorden se da cuando la madre interrumpe voluntariamente los primeros embara- 208 y el primero nacido es denominado primero, siendo el segundo 0 tercero. El desorden se manifiesta claramente cuando este falla en su actividad cada vez que le toca ser el primero en un orden jerarquico, ‘en una carrera o prueba de Jo que fuera. Le es leal a ese primero no nombrado, siendo segundo, tercero, o desapareciendo. ‘Ante dos hermanos, uno discapacitado y el otro sano, icudntas veces encontramos que ¢l que puede no se atreve a poder més que su hermano! El desorden aqui se produce al cuestionar el destino, las fuer- zs aleatorias que distribuyeron asf las capacidades, y no poder aceptarlo. "Tanto si se tratara de un hermano fallecido como de uno inha~ do para sostenerse por sf la frase interior para llegar al éxito debe ser: “Lo hago también en tu honor, aceptando nuestro destino y para que no sea en vano lo sucedido”. ‘A veces, en cambio, el desorden, en especial la exclusi6n, se manifiesta a través de una enfermedad, la cual representa al excluido. Se love con claridad durante las representaciones de las constelaciones, familiares cuando se configura un representante para la enfermedad y esta toma actitudes y posiciones de persona, mostrando ademés una vinculacién con el consultante. Desérdenes hay tantos posibles como 6rdenes. En las relaciones de pares es frecuente el desorden en la dinémica dat/tomar, generdnt- dose problemas que nos resultan ilégicos, tales como la rabia de quien recibié de mis y no pudo equilibrar lo recibido con lo dado. Se ve claramente en la predominancia del duefio del lugar donde se esta~ blece una pareja. En la pareja heterosexual, al hombre no le conviene establecerse ni en la casa ni en la zona aledatia al lugar de residencia de la novia. El varén se veri debilitado paulatinamente, lo que afectaré su productividad. En todas las familias existen dichos y relatos que cuentan una historia con lujo de detalles, obviando lo esencial. Si el problema es explicito, se lo narraré acallando el desorden. Esto se ve con frecuen- cia en temas econémicos de la familia de origen, Una vez asisti a un hombre que consultaba por una creciente descapitalizacién y desinterés por el plano material. En su recuerdo habitaba la pérdida de un hijo que fallecié antes del término del embarazo. Fue muy doloroso para la pareja. Sin embargo, no se habia dado cuenta de que el nifio habia quedado en el hospital, sin ocuparse él de su sepultura, pucs en el devenir traumitico de la situacién habfa puesto toda su cnergia en contener a su pareja, sin pensar en nada més. Su cora- z6n profundo, su alma, se qued6 con ese nifio que nunca tuo un nombre propio ni un nimero secuencial entre sus otros hermanos nacidos luego. No es una cuestién para juzgar. Se debe comprender que muchas veces nos envuelve una nebulosa que nos confunde y nos lleva a obrar mal sin quererlo, Fue conmovedora la resolucién de esa situacién constelada. Seguramente, alguno de los integrantes de Ja pareja estaba a su vez marcado por un suceso transgeneracional de varias generaciones atris. Lo silenciado se hard presente solamente cuando ha perjudi- cado a alguien sin el debido reconocimiento. En un caso extremo, por ejemplo, un narcotraficante perjudica a tantisimas personas, pero nunca lo reconoce; alguien de su descendencia se hard cargo de ese dafio, aunque no sepa nada de Ia actividad del antecesor. Asf también sucede en familias acaudaladas cuya fortuna se ha originado a partir de hechos que han perjudicado a otros. Siempre habré un integrante dle ese sistema que seré considerado una oveja negra o un fracasado, JLo bueno es que los desérdenes se pueden reparar! one Los hechos traumiticos que vivimos pueden producir, a largo plazo, des6rdenes en el alma y en el cuerpo, més si los reprimimos y excluimos, forzados por el mundo competitivo y exigidos por la in- mensa cantidad de estimulos que reci rriamente. La elevada necesidad de concentracién para llevar a cabo nuestras actividades nos hace dejarlos a un lado, cuando deberiamos actuar de manera inversa. Definimos como trauma a aquel suceso de la vida cuya intensidad fue tal que superé la capacidad de respuesta de Ia persona que sufrié cl impacto, asi como al efecto patégeno duradero que permanece en su organizacién psiquica. En lo que se refiere a lo cuantitativo, se llama asf a toda situacién que genera un alto caudal de excitaci6n, por encima de la tolerancia de quien lo sufre y de su capacidad de elaborar psicolégicamente esos estimulos altamente dolorosos y mayormente imprevistos. Esta es la concepeién psicoanalitica clésica de trauma, Las cons- tclaciones familiares no difieren en esto. Lo que marca una gran diferencia es la operatoria mediante la cual se accede a la soluci Desde el principio, Freud consideré que la curacién ocurriria cuando el paciente volviera a unir la carga emocional con el comple- jo ideativo, es decir, cuando uniera lo que se habfa separado. Hoy se ampli el espectro de esta separatividad, llegindose a distinguir cudnto afecta a una familia que alguien haya sido separado 0 no reconocido, Jo cual opera trauméticamente en el sistema. Lo individual es igual que lo sistémico, y asf sucesivamente en circulos més amplios dentro de la vastedad del universo. Sin duda, cuando hablamos de trauma nos referimos a un shock, tun golpe, un quantum que no nos entra en el cuerpo ni en ninguna parte de nosotros. La lectura posterior, como siempre, puede ser de a ete eeell aceptacién o de rechazo. La aceptacién evoca en mf la presencia de las plantas de la ribera: viento y marea las acuestan y ellas se flexibilizan; incluso suelen quedarse acostadas por largo rato; pero, més tarde o més temprano, esas plantas van a danzar nuevamente en lo alto. Otro dia, otro viento. Esto se diferencia de la resignacién por su efecto. El que se re- signa se siente castigado, como Abraham, aunque crea aceptar lo que sucede porque aguanta sin patalear; sin embargo, rechaza levantarse. Rechazar atormenta, eterniza el dolor y lo convierte en su- frimiento. La psicologia profunda se refiere a este rei tuna posicién frente a lo Grande que ya portaba quien la padece antes del hecho traumético. Aparece por todos lados la trampa psiquica que nos hace pensar con insistencia que somos inocentes, que no tenemos Ja culpa, que lo que nos pasa es injusto. Las enfermedades y sintomas son siempre una expresién de amor y dc inclusién. Los guiones son muy variados: unas veces ese trastorno nos mantiene ilusoriamente ligados a los padres, en especial cuando renegamos de esa unin; otras veces ocurre que el hijo se offece a la vida con un sintoma o una enfermedad como compensaci6n por un hecho que cometié uno de sus ancestros, tomando sobre sila culpa y la expiacién, también de manera ilusoria, pues nadie puede torcer ‘un destino o compensar a otro. Un caso claro de esto fue el de un nifio que enmudecié tras haber visto a su abuelo paterno herir a una persona de muerte. El nifio lo hizo por lealtad: “No lo diré jamés, me quedaré mudo”. Cuando una enfermedad 0 un malestar fisico nos superan, tomamos inmediatamente conciencia de nuestro verdadero tamafio y vulncrabilidad. Somos afortunados si habjamos violentado algin orden y se nos manifiesta el mensaje, porque estamos en el camino de la solucién. Una enfermedad siempre es una posibilidad de inicio de solucién, nos impulsa a encontrarla, Seguramente, aun cn el malestar 1, Soltar lo que nee ae mis sencillo, plegarse al movimiento/quietud que requicra nos va a iguiar al siguiente paso. Un momento de entrega a ese estado es ab solutamente necesario. tok Es bastante comiéin que seamos testigos, especialmente a través de los medios de comunicacién, de las maneras en las que se quiere hacer coincidir el efecto provocado en una realidad particular con ‘una determinada patologia, sin buccar holisticamente en el origen del desorden, Salvando las distancias, es como si fuéramos a hacer revisar el motor del auto porque no aleanza determinada velocidad, sin darnos cuenta de que estl puesto el freno de mano, Buscamos respuestas que nos conformen, sin hacemos las preguntas correctas. {Qué es lo que nos :mpide alcanzar nuestro potencial? éCuil ha sido la transgresi6n? jerta vez, en una constelacién de una mujer de cuarenta ai que no habfa podido tener hijos y que estaba muy involucrada en la superacién de su dificultad orgénica, sali6 a 1a luz que su madre hal dejado los habitos de monja para czsarse con su padre. La parcja tuvo dos hijos. Su hermano mayor tampoco tenia descendencia. Cul ‘era el desorden? La madre, en alggin momento, se habia entregado ‘ala vida religiosa con tal intensidad que no resultaba ordenado que tuviera descendencia, inclusive dejando los habitos. Habfa hecho una promesa a Dios y eso no puede disolverlo un humano. Fueron sus hijos quienes cargaron con ese desorden. En otro caso, la madre de un ‘fo de un fo se habfa separado de su primer marido por su adieci6n al alcohol; luego formé otra pareja con Ia que crié al nifio como si fuera hijo sanguineo de su compafero. Cuando el pequefio crecié, le informaron que su padre biolégico habia abandonado a su madre y nunca se habia vuelto a saber de él. El chico se hizo hombre y atraves6 tun prolongado periodo de adicci6n. Sus primeros terapeustas desoye ron la importancia anfmica y la frase encriptada de su trastorno, sin considerar la identificacién transmitida de inconsciente a inconsciente 56 /Constelaciones familiares por la madre. El conocia a su papé desde el interior, en los e6digos de informacién que portaba su biologia. Desde su saber, que no sabia que sabfa, él era como su papi, lo llevaba dentro. Constelando pudo soltar el sobrepeso y decirle a su padre: “Pap4, te amo tal como eres. Tomo todo lo que me diste, sin agregarle ni quitarle nada. Ahora que te tomo, y contigo a la vida, ya no necesito el alcohol. Te honro, Gracias, paps. Con la vida que me pasaste voy a hacer algo bueno”. También. ae pedirlea su madre que reconociera con amor aquella mitad que no le gustaba, la de su papé: “Por favor, rectbeme entero”. Las constelaciones nos muestran que la mayoria de los desér- denes estén relacionados con exclusiones de miembros de la familia y hechos pasados. Lo importante para restablecer el orden es ver el recorrido. que hizo el amor en esa fat Al detectar cudndo se detuvo © se interrumpié el fluido amoroso por una exclusién, el trabajo del constelador consiste en restituir a conexién. ates Grande fue mi sorpresa cuando con la prictica corroboré los avances de los pacientes en forma répida y duradera a través de este método, Cuando digo “répida”, no me refiero a una solucién de un dia para el otro (son muchos los nudos que habitan en Ia historia familiar); me refiero a que suceden con una velocidad mayor que en Jas terapias habladas ¢ individuales. ‘Cuanto mis profandamente negado esti el conflicto, sus efectos se esparcen a lo largo de mas generaciones posteriores. De la misma manera, cuanto ms grave ese euadro de una enfermedad, los sucesos familiares que la provocaron son mis densos. : ‘Muchas veces se observa que la sintomatologia del paciente nos esti diciendo algo que el paciente evita. Vemnos aun paciente con dolor de espalda y ¢50 nos habla de su resistencia a hacer uma reverencia al padre, a la madre 0 a otro miembro de la familia, yala vida en general. Recuerdo a una sefiora que, al constelar, en un momento dejé de acompafiar la evolucién de las escenas. Algo no le habia gustado, A la semana siguiente relaté que al salir del consultorio tropez6 en la calle'y cay6 de rodillas. Inmediatamente después de que mostré las 4, Soltarlo que nis pesa / 57 cicatrices que le produjo la caida, configuré nuevamente la imagen dela constelacién pasada y le pedi que entrara en escena. Al principio estuvo de pie, hasta que se conmovi6 y manifest6 que necesitaba arrodillarse frente asu familia, delante de los padres. Dijo que necesitaba sentirse a ‘esa altura, de rodillas. Luego no le cost6 ningéin esfuerzo profundizar en una reverencia para honrarlos. Llor6, pero estaba feliz y agradecida. En enfermedades que se repiten en una familia, encontramos un recorrido del texto del amor, es decir, de la memoria de un no re- conocido, ya sea por exclusion consciente o por descuido. Es el amor sistémico el que trae al presente al exchuido, aunque el alma familiar nunca lo consideré fuera de ella. “Tememos a las enfermedades, pero pueden resultar un bien para clalma, El ejemplo del dolor de espalda sirve para clarificarlo, Es algo desagradable, pero es el alma la que empuja a esa espalda a doblarse para curarse. Lalllevaa realizar ese movimiento que es ordenador para sistema. Estamos acostumbrados a nombrar al cuerpo y al alma por separado, pero constitayen una unidad que irradia y absorbe, como el corazén. Las constelaciones familiares restituyen el orden y, con ello, ge- neralmente se accede a un mayor bienestar al restaurar las capacidades autocurativas del organismo. Muchas enfermedades aparecen 0 se agudizan en fases de transici6n, las que suelen ser criticas. Hellinger distingue dos pla- hnos que preceden a tales manifestaciones. En el campo del espfritu todo es tal como es, y punto: nada de lo sucedido debe ser diferente de como fue. En las dimensiones del alma, en cambio, existe la regulacién de los equilibrios frente a los desérdenes ocurridos. Es ‘cuando decimos que el alma no esté en paz. Entonces necesitamos pacificarnos, ordenarnos, para finalmente accedes, una dimension diferente de pensamiento y madurar. Depende de uno dejarse guiar humildemente por las grandes corrientes y, con inteligencia, aunar sus fuerzas a ellas para crecer y desplegarse; 0, por el contr: puede elegir reclamar, quejarse: todo resulta insuficiente, uno sufre, 58 / Constelaciones familiares se achica, no puede sostener la culpa y se vuelve interiormente una especie de flan humano. Es durante los mencionados momentos de transicién —como casamientos, mudanzas, maternidad/paternidad, perfodos de cambios metabélicos u hormonales— cuando los sfntomas recrudecen o se manifiestan més agudos y sentimos que no tenemos paz. La dificultad surge al no poder asumir la culpa de todo acto creativo, que, natural- mente, nos aleja del nido de origen para que crezcamos. Estas crisis se dan, asf, por un anhelo de vivir sin culpa ¢ ir livianos por la vida, sin pagar el costo que implica ir hacia delante, pues se espera de antemano, antes de hacer lo que debemos hacer, la bendicién y aprobacién de nuestros padres al paso que vamos a dar, como si tuviéramos apenas la edad del nifio que empieza a caminar. La enfermedad nunca es bienvenida, pero la causa principal de ello es producto del habito instalado de combatirla. Nos inculcaron que ¢s nuestra enemiga, que no tiene raz6n de ser, que es injusta, que no hay nada que escuchar de lo que nos esti diciendo. La sociedad productiva que hemos creado considera initiles a las personas que estn enfermas e impedidas de trabajar, en lugar de ver en cllas la posibilidad de restauracién del sistema del que el enfermo es emergente. La presién que ejerce la necesidad de ser productivos para vivir se observa claramente en los millones de délares que se han invertido cn aliviar los dolores del ciclo menstrual ferenino, por ejemplo, pero no para mejorar la calidad de vida de las mujeres durante ese periodo, sino para que puedan continuar con su trabajo. Para el método de constelaciones familiares es imposible ¢ in- viable manejar situaciones de este tipo. La psique no se controla; se Tee, se la escucha, se le hace un lugar y, si es posible, se le ofrece un campo donde pueda ser representada en escenas, con sus imagenes y su letra propia. ‘Como ya sefialamos, es durante la enfermedad o en las transi- ciones de la vida cuando se manifiestan mis los conflictos generados por la dinémica eulpa-inocencia, eventos de la 1, Soltar lo que En muchas familias, cuando los hijos cambian el estilo de sus padres por uno propio, estos lo configuran como algo amenazante; uso hay veces en las que promucven la exclusién explicita o im= ta del hijo por ello. Debemos ampliar nuestra mirada sobre estos a, pero, mientras esto no ocurra, quienes se enfrentan tales situaciones deben saber que cuentan con las fuerzas necesarias para seguir adelante. ‘Los desérdenes del amor son variados y corren en diferentes direcciones. Desorden también es cuando un hijo tiene que ocuparse “paternalmente” de sus padres y se siente inhibido de hacer su vida por ese motivo. No cortesponde que asi sea. El conflicto de lealtades es vivido de manera sumisa para no convivir con el peso especifico de la culpa, porque el hijo quiere ser liviano, preficre no ser y no hacer —es decir, no ser responsable de quien es realmente— a asumir esa carga. Sin embargo, si se despide del nido de origen pidiendo la bendicion y la buena mirada por hacer su propio camino, el sistema estaré en paz, porque la descendencia debe avanzar, reproducirse y mirar al futuro. Ese es el flujo natural de la vida. ‘Sin duda, la madurez. va de la mano de la culpa. La inocencia es infantil. El hijo, al irse de la casa familiar para hacer su vida, siente culpa, pero eso no es malo en si. Es natural. Puede parecer una desleal- tad, pero en realidad solo lo es si se va de la casa con la franca decision de hacer todo de manera diferente, porque quiere corregir a la pareja parental, tratando a toda costa de no repetir lo que él considera una conducta errénea. ‘Tanto en el modo arménico como en el desleal, la culpa es un amador al que debemos prestar atencin. Muchas veces los hijos no quieren salir de su casa para no sostener esa tensi6n dinémica entre culpae inocencia, No es desleal evolucionar desde la ideologia recibida ir hacia otros terrenos inexplorados. Silo es cuando esa posicién es reactiva. Los padres que afanosamente intentan dar todo a sus hijos y atenuarles toda posible rispidez dificultan la partida, por eso los hijos 60 / Constelaciones familiares de padres “buenos” viven con un alto monto de culpabilidad si hacen un camino propio. Es recomendable, y saludable, que a cierta edad los hijos sientan cierta incomodidad viviendo con los padres. A quicn no le falta nada se le dificulta constituirse en una persona integra. tome EJ método de las constelaciones familiares, aplicado en grupos estables, unifica todas las necesidades del momento actual. Amplia la verifica el funcionamiento en red y facilita otro género de circulaci6n de informaci6n; est centrado en la solucién, no en el “ombligo” del paciente, y habilita al amor, limita el blablé, entrena el acceso a estados de conciencia amplificados —sin ingesta de sus Jcios extraordinarios ni insights magnificos que luego tardan en metabolizarse— y abre una fuente de vitalidad. ‘Cuando se niegan o se tapan sucesos sistémicos, como la con- cepeién de un hijo, la paternidad o una muerte violenta, por ejemplo, no tomamos nota de que la exclusién de las personas involucradas en ellos dafia el orden del sistema. Estos “secretos” emergen de alguna manera, por més que los enterremos a mil metros de profundidad. Son expresados por medio de una conducta o una sintomatologfa de los hijos de esa familia 0 en generaciones siguientes. "Afortunadamente estamos en un momento de cambio. La psi- cologia ha dejado de juzgar a los padres, ino solo a los padres de los. pacientes! Por eso siento que las constelaciones son una terapia para la paz y que los sintomas no son enemigos. Ahora vemos también a lo lejos, a los ancestros, y también el presente continuo del ser que esté vinculado a su entorno, ‘Al filsificarse la identidad de los padres, por la raz6n que sea, el hijo siente que algo le falta, porque advierte de alguna manera a sus verdaderos padres en sf mismo. No s¢ lo puede engafiar. Cuando se Je oculta la verdadera identidad de quienes fueron sus progenitores, es¢ hijo se siente dividido; conscientemente no sabe por qué, pero su ‘ima sf lo sabe y el corazén lo tironea para dos lados. Esta esel muy dolorosa, aunque hasta cierta edad no se manifieste, ‘Cuando se entra en sintonfa con esas personas excluidas, Jo prix mero que debe hacerse es honrar esa situaci6n tal como fue, sin juzgarla, acogiendo en el corazén también a los “mentirosos” del cuento, sin= \do su humanidad, sin juzgar, sin sefialar buenos ni malos, derechos © zurdos, delincuentes u honestos, leales o desleales. El primer paso da solucién cs aceptar ese sistema y su destino tal como ocurrid, En nuestro pais hay mucha gente con esta escisi6n, y no solo por Jos dramaticos hechos de apropiaciones de bebés acaecidos durante la tiltima dictadura militar, sino también porque en la poblacién mas humilde no es raro que un nifio sea criado por una familia que no es la suya. Lo que el hijo necesita es seguir el mandato de su coraz6n e ren él asus padres biol6gicos, aunque no los conozca jamés, pero sabiendo que ellos circulan en su sangre, en c6digos de informacién que fluyen hacia delante. La inclusién es sanadora, Toda exclusi6n genera desérdenes. Al incluir a los padres desconocidos, se les agradece la vida, se los reconoce, restaurando el sistema o alma familiar. En ella esta la fuerza que nos hace plenos. Por cierto que hay casos més complejos, como aquellos en los que se produjeron homicidios; més adn cuando en esos hechos participaron integrantes de una misma familia, Gnica justificaci6n de exclusién del grupo. La bipolaridad y la esquizofrenia ‘con frecuencia provienen de la internalizaci6n de los dos involucrados en un asesinato, la victima y el perpetrador. El ejercicio liberador en estos casos es muy dificil. {Cémo aceptar a quien dio muerte a un hijo o.a.un padre o madre? La aceptacién de un hecho de esta naturaleza no significa una alianza con el perpetrador ni resulta un paliativo al dolor, pero encauza el camino del duelo y de la paz. Es una cuestién delicada, Lo que debemos hacer por “ellos” es doblamos ante csa fuerza inmensa ¢ irracional que tortura y mata, confiando en que cada cual recibir4 el impacto del horror en su alma, en sus propios hijos 0 en sus 62 / Constelaciones familiares Qué pasa cuando los perpetradores, por ejemplo, no tienen descendencia sanguinea? No lo sé con certeza, pero hay una irradia~ cién compartida; la observamos en el destino de los pucblos y de los ‘grupos. Es una hipotesis, ya que no cuento con ciertos datos histéricos puntuales de las familias. Seguramente desconocemos muchos he- chos del pasado de nuestros grupos sanguineos, por lo que la actitud adectada es no sentirse mejor que nadie ni estar tan seguros de que encl interior de nuestra familia jamas se haya hecho algo semejante. &Cémo procesar algo tan horrendo? Tiene muchos niveles y va més alld de nuestra comprensién, pero debemos aceptarlo: no existen seres mejores o peores para la vida. Desatando nudos de la historia familiar nos encaminamos a la percepci6n de lo que hay mis atras de nuestros familiares, muy atrés en cl tiempo, en el comienzo de la humanidad, que vive en el ADN, que portamos y en la vida desde sus inicios. Hacer presente es estar en el presente. Para alcanzarlo, aunque esté cerca, es necesario dejar atras el pasado, aceptindolo, y la historia que nos hicimos o hacemos de la vida vivida. Esa historia tiene un sentido, que es mantener la memoria de un hecho no resuclto, Al psiquismo no le importa el tiempo lineal. El pasado es ahora cuando hay un nudo sin desatar y ocupa muchos recursos energéticos. ‘Aceplar es la palabra. Los rastros de un rechazo inconsciente hacia Jos padres que se perciben en un paciente estén sefialando que este siente rechazo hacia si mismo. Al rechazar la via de acceso a la exis tencia, nos estamos rechazando a nosotros mismos, porque padres ¢ hijos somos parte del mismo sistema. Quien ve lo recibido y lo vivido como algo natural, lo que le toc6, se dispone a tomar la enseftanza que le brinds el tipo de vida que vivi6 y eso lo potencia para crecer desde el lugar que le corresponde. Sélo lo pequefio crece. Esa ¢s una ley. Quien, en cambio, juzga a los padres y opina que deberfan haber hecho otra cosa haber sido distintos (Iéase mejores), lo hace subido a tun podio, se cree mis grande que ellos y frustra su crecimiento y su potencial para multiplicar lo que le fue dado. 1. Solter lo quenen perry Lainseguridad puede ser el efecto de sentir inadecuada la vida tal ‘como uno la recibié; en otros casos es la transmisién de esa sensacién por parte de la madre, que a su ver la percibi6 en la suya: una cadena que puede ser muy lejana, que llega a un posicionamiento donde vyemos a una nifia a la que sc le murié la madre en el parto. Frente a ese mismo hecho, las posiciones que es posible tomar son variadas y dependen, a su vez, de otra combinacién de circunstancias. Intervie nen varios circulos de determinaciones que se conjugan en méltiples dimensiones causales. Esa nifia que adopt6 la posicién de sentirse inadecuada o insuficiente para mantener viva asu mamé, trasladaré de tuna manera u otra esta sensaciéna las hijas. Esto se puede homologar a miiltiples y variadas combinatorias. ‘Cuando los abuelos toman en crianza a sus nietos huérfanos, con la dificultad de asumir la muerte de un hijo, les adjudican, sin darse cuenta, la culpabilidad al yerno o a la nuera. Esto divide a los nictos, quienes para sobrevivir renuncian a la mitad de su sangre, la que no viene de los abuelos que los crfan, y poder asf ser aceptados por ellos. El progenitor es excluido, por lo que sus hijos se van a sentir inseguros. Sifueran “completos”, correrian el riesgo de ser rechazados por quienes les aportan seguridad en la crianza. Este modelo también puede adoptar otras formas, tales como una enfermedad o la repeticion de aspectos de la mitad excluida. Lo pasado es pasado cuando ya no se pelea con él. Mientras esto sucede, desperdiciamos algo valioso. La pelea con el pasado ‘ocurre cuando nos disgusta el rumbo que tomé Ia vida y la con- sideramos inapropiada. Esa actitud no da frutos. Al pasado hay que dejarlo en el espacio temporal que le corresponde, con una reverencia; y, aunque todavia no hayamos entendido su sentido, debemos girar, dejarlo a nuestras espaldas y mirar la vida de frente, libres de ataduras. En este sentido, la visién simple y préctica que nos ofrecc ¢l método facilita el estar acé, en el ahora. A través de la experiencia continuada, el paciente se va topando con los escollos que le produce 64 / Constelaciones familiares 1 SOO mt ee apto para que ello ocurra, De hecho, quien no lo tiene no se expone ‘esas vivencias y se retira. Lo que vamos aprendiendo con esta filosofia psicol6gica, nos conduce sin esfuerzo a no juzgar, cosa que solemos hacer con dema- siada rapidez, por ejemplo, cuando observamos una relacién que @ nuestros ojos es dafiina. Hablamos sin saber, sin conocer el porqué del el padre, la madre, un hermano, abuelos © el quedarse pegado al pasido, tanto por el mal que le haya eausado tuna experiencia como por no soltar a un fallecido. Muchas personas se resisten a rehacer sus vidas por mélkiples razones, pero una de las més recurrentes es la imposibilidad de aceptar que el destino las haya dejado vivas mientras otro muri, y entonces viven a medias. Este modelo de negativa a seguir cien por ciento vivos inhibe parte del flujo vital porque se lo cuestiona y aprieta. Quienes estin en esta situacidn no pueden ver que la persona fallecida esté en otro lado, sufren sin consuelo, no elaboran la pérdida y no pueden dejar a los muertos en paz. Es llamativo, pero, cuando se representa a un fallecido en una constelacién con estas caracteristicas, la persona representante no cierra los ojos hasta que se alcanza la solucién. ‘Cuando una persona muere, antes del dltimo suspiro, bastante antes, su alma se va retirando poco a poco. Es algo que se puede perci- bir sutilmente, sea como sea que vaya a suceder la muerte. Es notorio que los animales domésticos perciban ese retiro y reaccionen a ello. Tanto da que se trate de un suicidio, una enfermedad o tn accidente de cualquier tipo, uno se va muriendo de a poco, se va retirando. ‘Morir es natural, no es malo. La sociedad de consumo, ligada a lo productivo, desprecia la vejez y evade la muerte, ala que le teme No la pudo controlar ni evitar, entonces la desnaturaliz6 y la aislé de la vida cotidiana. La sintonifa con la muerte aporta tranquilidad en las relaciones, de pareja. Reconocer la finitud propia, de ambos, de la relacién, da etonidad. El atvor'réal nado teri carteten tallagrosoY merece egratc= cimiento, y aceptar que habré un dia en que alguno de los dos mori a mueve a vivir dia a dia con plenitud. Las constelaciones fimiliares aportan orden ala vida y al sistema enel que residen todos sus integrantes, vivos y muertos. Este orden, {que involucra a vivos y ancestros fallecidos, nos guia. Tiempo atrés ccrefa que una pareja intensa y con cicrta patologfa podia enloqueccr, tenfermar ¢ incluso orientar ala muerte a uno de los integrantes. Hoy ‘yoo con claridad que eso sélo sucede cuando hay un suelo ancestral amor ciego, implicado con mis atrés en el 4rbol genealégico. Estos son los hilos conductores del grupo, que nos pueden determinar a vivir experiencias que a los ojos de los demas son dafii- nas. Son experiencias que dan lugar a un excluido, estableciendo una compensaci6n o reconociendo a alguien que fue juzgado o disminuido o que perjudicé a uno de los integrantes del sistema. Todo tiene un porqué, aunque no lo sepamos o no le encon- tremos una Iégica acorde con nuestra manera de pensar. Todo tiene un orden y una manera ordenada de ser, en las relaciones mundanas, familiares y de pareja. Cuando una relaci6n de pareja se inicia y ya uno de suis integrantes porta una enfermedad crénica 0 una disminucion cen alguna de sus funciones, el vinculo comienzacon un desequilibri. Las enfermedades juegan un papel significativo en las relaciones de pareja. Sino se nombra la diferencia, la pareja corre peligro de futuros Fesenlaces desordenados o un efecto de dominacién de uno sobre el otro, lo que desvia el curso del amor y entorpece su flujo. Para insu~ flarle orden a la relacién, alcanza con que los dos se miren a los ojos yy que quien estéfisica 0 emocionalmente dismiinuido reconozca el don que su compatiero le brinda y lo tome como un regalo; Iuego le agradece y le oftece algo que si tiene y puede dar a cambio. Sino tiene con qué compensar, lo enuncia y acepta el desequilibrio; su pareja le esti haciendo un regalo. ‘Cuando las enfermedades se presentan durante el noviazgo o el matrimonio, al trato anterior se le agrega la necesidad de que quien qquedé sano asuma que puede y tiene que vivir plenamente, ya que la Vida no le quit6 su vitalidad. Por ese motivo debe hacerse responsable de lo vivo en si, aunque sienta culpa al principio. Mis tarde se le pa sara esa culpa estéril y, en sintonia con lo que es, seguiré para delante, también asumiendo un grado de compromiso de cuidado hacia su compafiero. En caso de que al poco tiempo la pareja se disuelva, en ell alma en comin la experiencia no va a ser vivida con naturalidad, se contaminar4 de una sensaciGn de desequilibrio. La forma de lograr la alquimia que restablezca el orden es reconociéndolo, miréndose a los ojos. Asi, la persona disminuida es tratada con dignidad y respeto, afirmando su fuerza espiritual para sobrellevar el trance doloroso. ‘Veo con bastante frecuencia que, en casos de ruptura de parejas, una de las partes le echa la culpa a alguna maldicién. La creencia esta muy extendida y afirma que hay “maldiciones” que producen enfer- medades y rupturas. Muchas personas alguna vez lo han pensado. Lo que hay que saber es que el primero que sufre las consecuencias de esa “maldicién” es quien la imparti6. Su énimo esté inundado de rencor. En cuanto al destinatario, si le genera efectos nocivos ser4 porque, apegindose aeso, conserva su inocencia, porque nadie quiere sentir culpa; todos los consejos sefialan que no es buena. El clisico “yo no fui” es una manera de desembarazarse de ella. Liberarse de las culpas es una obsesi6n recurrente. La conservacién de la inocencia es el mévil por cl cual las personas acatan los mandatos asfixiantes de algunas familias de origen. Cuando uno se siente debilitado por una “maldicién”, es porque se cree inocente. Quien asume tna dosis de culpa, pero sin embargo avanza, se fortalece, porque la vida es una danza entre la inocencia y la culpa. En otros casos de transiciones importantes se observa que la sintomatologia recrudece como sefial de una conexi6n entre la en- fermedad y un vinculo no resuelto con la familia de origen. Puede provenir del anhelo de liviandad del que hablaba antes o puede ser una repeticién ancestral que intenta que se recuerde algtin hecho no nombrado. Un ejemplo clisico es el de un novio fallecido antes de Ja formalizaci6n de la pareja. Luego la novia rehace su vida, se casa y forma familia, pero nunca nombra al fallecido, que hizo lugar 1, Soltar lo que nos pes / para el padre de esta nueva familia. Entonces, algunos see frente a la misma situaci6n, en vez de morir conn) aia posibilidad de hacer memoria y honrar al no nombra Lo, san i ély su descendencia si solicita ayuda y transmuta el am: que ve. oe Pe pene con aceptacién una enfermedad uel aaa de por vid, se genera wna union trascendente, espiritua). Faciita ef reconocimiento profundo de cert pate del destino que no es ni srt compartido. Pero, si el compafiero se siente atado, venaee sy {ntimo lamento por lo que no podré ser, entonces la panic red en las sombras hasta hacerse demasiado grande para cargara. All es donde puede aparecer otro padecimiento, Lo que recomicndo ¢s dug cada uno de los integrantes de la pareja acepte el aii propio el del otro, respete la zona de privacidad interior y los eae leeaey singulares en el futuro, tanto como aquellas actividades del ot baie son intrinsecas y propias mientras esté sano, Por lo tanto, ¢s meester asentirfanto aaquellode los dos que no est fusionado como ao qu singular, y desear profundamente que el otro esté bien. este tipo de amor no hace falta estar enfermo! si,asudes ‘Para prac eek Es muy vasto el inventario de lo que nos puede pesar y re cir malestar. Pero también es cierto que las constelaciones aportst soluciones globales. La solucién de un conflicto no pasate ee nada, No considero que haya imdgenes que correit: Hay quienes piensan que si, pero a mf eso me remite a un pensamiento del vicio paradigma psicol6gico y médico, La constelacién solo sigue las r. oer ann Toque solemos lamar ss son exis pas decodificar que cuentan una historia que no fue resulta picid mento. Esos textos piden, generacin tras generacion, que Jos saquen de allt. Primero aparecen como letras sucltas, sin sentido. De rep 68 / Constelaciones familiares forman una frase, y asf, hasta que se desata el nudo, y la salud y la vida del paciente despliegan velas rumbo al océano. Con esto no quicro de- cir que el océano sea el final feliz de un cucnto de hadas. Las'tensiones y tormentas seguiran existiendo, porque son propias de la vida, como la placidez del arrullo de las olas. La clave sera la combinacién entre la relajada entrega a la marea y la atenta sujecién del timén, conocida la tendencia a ir a la deriva, tee Elarte de las constelaciones consiste en poner en escena para el paciente imagenes internas, actitudes y creencias que lo conducen hacia laenfermedad, el malestar o la confusién, y a persistir en clas. A partir del momento del desenlace de solucién, el paciente se va armonizan- do suavemente, tomando contacto de otra manera con la trama de stu vida. Este acto restablece de inmediato la fuerza, alivia; la persona se siente en sintonia con una realidad mas amplia. La soluci6n esté con otros y frente a otros, con una fuerza esencial que la moviliza, aunque a veces haya sido solo el primer paso. De nada sirven las revelaciones no solicitadas que suelen ofrecer por ahi amigos o compaiteros, aun- que sean profesionales del tema. El pedido es una puesta en marcha. Y no siempre los rifiones enfermos significan miedo, o una afeccién Itad para amar. Las ganas insaciables que siente la sociedad materialista de negar y renegar de la sinuosidad de las vias internas de um ser humano, mecanizando todo, reduciéndolo a ficiles formulas en que ni siquiera se interpreta una problemética, Hegan a alturas emblematicas sin aportar soluciones verdaderas. El terapcuta constelador debe evitar que su experiencia se organice en teorfa, porque de esa manera pierde potencia sanadora, Potencia que no es solo propia, sino que es fruto de una sintonfa con el alma familiar de quien consulta. La experiencia tiene efecto a través del ser y no de un dogma, teorfa o doctrina. El terapcuta est siempre ‘en el vacfo, aunque la experiencia lo afine en las detecciones y en las jente saberlo), no todo lo tendencias comparidas. Adem (es convenientestberlo), no tO Bh ble es lo mejor para quit et en conslay pee ura soln sores eeibien en la confianza en lo minimo. Lo que realmente scone Ia conexién con lala ya partir de ese momentoseacivan fs "HET tos regulados por cleauce del amor. Fse es¢l prime’ Paso 5 a vvnine del resablecimiento, Por eso el terapeua consti mi, me ni consuela, no siente imprescindible ese tipo de cuidados mora el consultante, al constelar, estien su isso a ee a Eso es lo que alcanza. Lo dems se le dard por a 5 sentido en que el terapeuta resulta sanador. CapiruLo 2 Lo que rechazo me ata a a ee “Fras lo que quieras y sé como quieras ser” es el mandato de estos tiempos, Pero équé es la culpa; équé hago con ella?; épara qué sirve?; 2es malo sentir culpa? El término tiene mucha carga, especialmente para quienes pertenecemos ala cosmogonta judeocristiana. La culpa es ua punto {mportante ysustancial en la nueva conceptualizaci6n de estos tiempos or consiguiente, de esta terapéutica. Yan sobre ella nace de mi expetiencia clinica de mas de treinta aftos, de mi anlisis personal y de las derivaciones que tuvo en mi propia concepci6n del mundo la prictica de constelaciones fami flares, Cuando comencé mi formacién en ellas, fue uno de los temas ins grduos en la transformacién de mi pensamiento. Hoy es para mf to que marca la diferencia entre los viejo terapeutas y los nueves. ‘La culpa alude ala responsabilidad de un hecho que perjudies a otro, aunque haya sidosin querer. En lo cotidiano, si pasé un semforo en rojo a sabiendas o distrafdo, da igual. Soy culpable y corresponde que me haga cargo. ‘Desde mucho tiempo antes del surgimiento de las religiones vigentes mas importantes, los cultos religiosos inducfan a sus fieles 72 / Constelaciones familiares a sentir temor hacia los dioses, temor a ser castigados por las faltas cometidas, Fueron los primetos ordenadores grupales ante lo més grande ¢ inaccesible, la Divinidad. Era necesario regular la vida co munitaria a través del miedo, despertando la sensaci6n de culpa ante tuna transgresién. Por tanto, la culpa y el temora la exclusi6n aparecen indisolublemente unidos en nuestra memoria colect ‘Luego, en tiempos histéricos posteriores, la culpa fue torndndose ms retorcida y abarcé también, y especialmente, toda conducta alo esponténco, natural, a los llamados bajs inst frute, las ganancias, las tentaciones sobrepasaron lo: Diez Mandamientos, torturando tantaspsiques como tas: hubiera. EI buen comportamiento social implicaba la re~ sn de impulsos primitivos considerados deleznables. Quienes Jos evitaran evitarfan la culpa. De todos modos, es0s impulsos se hactan sentir, aunque fuera inconscientemente. El sentimiento de culpa también opera desde Jo inconsciente, como nos dijo Freud hace ciento veinte afios. La culpa inhibe, reprime todo lo asociado a los impulsos sexuales y all placer en general eae En tiempos més cercanos, con el auge de la psicoterapia, emer- Sis Ga iataule cies ads eric a eR del placer y, en patalelo, la sociedad de consumo se plegé al anhelo universal de la época, desvirtuando el dolor, el sacrificio, los limites, el respeto y lo entendido como buena educacién, Los términos represién y capa saltaron de los textos especificos y atcrrizaron en el coloquial yen los medios de comunicacién de alta y baja c: ‘te reprimas”, “No sientas culpa” y “Tui lo mereces” se convirtieron en eslganes de autosuperacién y modernidad. Desde ese momento, pasamos de honrar a los padres, de una cultura de principios éticos, 2 la idea de omnipotencia, de que lo podemes todo. Lo importante era y es ir tras nuestro beneficio, aun perjudicando el entorno natu- ral y quiténdoles el freno a los impulsos de posesién y dominio. Se fueron diluyendo répidamente las nociones de lealtad y jerarquia, la pilabra dada y la diferencia entre masculino y femenino. th si nuestros hijos nacen de embriones congelados o si cambiamos de sexo a través de intervenciones quirirgicas. Todo vale. “Es hora de vivir la vida que has imaginado”,lecia, palabras més, palabras menos, ‘el paradigma de fines de siglo x. 2, Lo que rechazo me ata / ‘Lo mismo Hoy es parte de un mundo retrégrado ritualizar las siembras y Jas cosechas, agradecer a la Madre Tierra y al Padre Cielo. Todo estéa hhuestro alcance para ser usado/disfrutado —confundiéndose uso con disfrute—, “No te detengas en supersticiones”. 'A principios del siglo 2, los hallazgos surgidos de las especula- ciones de Freud dieron frutos positivos. Hacia fines del mismo siglo, Ja psicologia profunda dio a luz una vuelta de pgina, se vio forzada a evolucionar o desaparecer. Necesitaba dar una respuesta a tantos ma Jes incurables ya un egofsmo insaciable. Fue el momento de advertir {que debfamos frenar al monstruo que habfamos creado entre todos. Habfa que revisar algunas cosas, entre ellas la idea de Ia culpa como tun mal que hay que extirpar. ‘Nuestra época constumista nos invitaa desoir laculpa, eludiendo las responsabilidades por los efectos nocivos que ocasionamos. Aceptar que algo de nosotros puede ofender, daiiaro enojar a alguien y hacernos sentir culpa no es algo malo dentro de cierto: [No es que debas pagar con una libra de carne por no complacer Jos caprichos de tus hijos 0 por decitle no al pedido de un colega oal de tun pariente, 0 porque no estis disponible para escuchar los lamentos de tu mejor amigo, que se acaba de divorciar, o porque has decidido no prestarle tu auto a uno de tus hermanos. No, nose trata de eso. Se trata de aceptar, lisa y Ianamente, los costos de tus decisiones y, das cuenta de que son equivocadas, de enmendarlas, Nada de hacerlo imposible para impresionar a los demés o de cumplir con sus expec: tativas para no decepcionarlos. Decir no tiene un costo: pues hay que asumitlo, Hacer algo que perjudica a alguien: también. Por otro lado, aceptar la culpa como una especie de termostato de nuestro provedet nos ayuda a centrarnos. 74 / Constelaciones familiares Hay que aceptar el peso especifico de nuestras acciones acertadas Y equivocadas. Si me arrepiento, la soluci6n esté a un paso; pero, si no siento el peso de la culpa, jams podré arrepentitme. Claro que también existe una tendencia enfermiza a la culpa estéril: que una persona crea que expia su culpa sufriendo o desmereciendo el disfrute de la vida que le tocé es moneda corriente. Las culpas que no inducen al arrepentimiento son intenciones vacias. Reivindico la culpa ante el abuso, la expropiacién, la deslealtad, Ja falta de cédigos, la deshonra alos ancestros y maestros, la arrogancia, la ostentaci6n, el juicio, la pereza, el asesinato, el aborto, la exclusién, el creerse con més derecho que otro a existr, 10s una culpa, nos arrepentimos. Asumiendo, registramos el dolor infligido ¢ inmediatamente caemos y decimos “Lo siento”. De ahi en mis se inicia el camino ascendente. El arre- pentimiento siempre implica un descenso, una caida. Luego de ese momento comienza el ascenso en el énimo. El manipulador no puede tener un efecto duradero en una per- sona que esté afinada y en sintonfa con su culpa. El buenito es més manipulable que el que se sabe medio malo. ‘Cuando la situacién es muy sutil y sentimos una culpa que, eva- luada, no nos corresponde, sencillamente lo clarificamos en nuestro interior, separamos paja de trigo, discernimos y, seguramente, que- daremos en condiciones de no seguir pagando por una culpa ajena. La tendencia a sentir culpas que nos infiltran los manipuladores es propia de personas que generalmente no se atreven a marcar limites con claridad y firmeza, a riesgo de parecer ogros. Es importante darse cuenta de la diferencia entre lo que nos ata y lo que nos une. Laatadura pesa, duele, molesta. La energia no fluye. Queremos ser buenos y que los demis lo confirmen, por lo que nos Jas ingeniamos para no sentir culpa. Para este método, la culpaes aliada de la evolucién y nos invita a cuidarnos de los buenos, ya que esos “inocentes” nunca se hacen cargo de nada. Si algo les sucede, eligen el Lecter set i Hos! Muchos de las victimas. El malo es el otro. iCuidado con e! Pes males de la humanidad han sido causados por los buenos y en nombre de un supuesto bien superior. foe Albert Einstein buscaba con su teoria de la relatividad una re- presentaci6n matemadtica de las cosas independiente del punto de vi del observador. Su brillante Iucidez fue un aporte a toda la humanida y nos sirve también para darnos cuenta de lo absurdo que es jue 2Qué es justo y qué es injusto? EQuién lo puede saber’ ee puei arrogarse el derecho de decir qué es bueno y qué es malo? a ‘La cultura del rechazo a lo que no nos gusta de nosotros mism« esti llegando asu fin, Este es un tiempo de conciliacién y de- ae con lo que es, porque lo} ave rechazamos nos ata a pesadas cadenas; nos hace libres. e sac constelaciones no buscan erradicar los aspectos que a desagradan de nosotros mismos, sino que, por el contraro, watan de ‘encontrar su sentido, saber al servici6 de qué y de quién estén en el is srtenecemos. ‘ : Se ‘accedemos a otras dimensiones de la vida y de la conciencia, Aprendemos a reconocer lo que es. Nos damos ‘cuenta de lo torpe que es tratar de resaltar nuestras virtudes y mere- cimientos, de lo desubicado que resulta creernos mejores que otros, porque todos cada uno de nosotros estamosal serviciode algo més grande “La conciencia es la voz de Dios en el alma; por lo tanto, quien sigue su conciencia hace Io corrects", dice una cteencia poplar Ss Occidente. Lo curioso es que tanto Jos buenos como los malos s sguimos a nuestra conciencia, orientada de acuerdo con las tendencias vyalidas para el sistema del que formamos parte. Dentro de ese sn ‘tenemos buena conciencia cuando seguimos sus tendencias, y m: conciencia cuando las desofmos, més allé de las contradicciones que eso genere con los valores del mundo social. jlacions Cada familia tiene sus valores y cada uno de sus miembros a- ttia segtin ellos. Por lo tanto, vemos que para unas familias la buct idiots lgepietpieatbilt guttieweale wer eee taco familia, tener buena conciencia puede ser despreciar a personas de otras razas; entonces, quien no actiia de este modo, para esa fa tiene mala conciencia, Por eso vale hacer una pausa y mirar a nue alrededor. Sin duda es engafioso seguir a la conciencia, pero, si Fm ade qué podemos fiarnos? : En el paraiso miftico no exista la conciencia, Me estoy refiriendo a la conciencia que valora y juzga segiin sus propias ideas. Para ella bay come que as ¥y otras que estén mal. Pero también hay otra iencia que se da cuenta de las cosas, qu i Pai con lapaeo Ace Taree a ieee ee eras Wivlaa Ge vigidatnn neautdal ls pace esebe cas acsieel momento en que todo pasaba en el ahora luminoso. : sama Sonsenea gue pens, moral que reps el mn, nes gar muy estrecho. Nos aprisiona entre valores exigencias, y nos aleja de la vivencia de la vida tal como es, dificulté1 dons la armonta com la natucalera y la cooperaci6n com el resto dela ieasanindle Germ lestaseesarisvetear/ caters PaeaiG ee estubl ces en cl mand, pars Srganteae tens spe S cuidarnos a nosotros y a nuestra fa Bich area de Esra tga egies ay eases gees mis agradable, pero ese pensar no es una herramienta 3 moral, sino solo funcional. ues Hellinger sefiala que la conciencia que discrimina entre el bie tie) mal es la conciencia infantil, la del nino que sigue su desco de amor y de pertenencia al grupo del que forma parte a través de lo: polos opucstos inocencia-cupa: hace Io correco para nuestro grupo O atriesgarnos a ser excl pee __ Instintivamente, el niio trata de respetar las reglas explicita implicitas del grupo. Esa es una conciencia estrecha, Hamada. ‘ é Boi, que no prevé su desarrollo mis allf del grupo y solo le que pertenece. Es esta conciencia la que le ea este; es la conciencia gregaria. Nos orienta y exige que no pliquemos en un grupo humano. El yo exis nosotros, porque el individuo encuentra sei , pero se inclina ante ido en los sistemas a 108 sefiala qué esté bien y qué emedeeuado, la que posibilita la pertenencia por sangre y destino al grupo. En ella pulsan los sentimientos y apegos ciegos y €l deseo apa Somado de set leales e inocentes, actuando segiin las reglas del grupo, Jo que nos garant za su amor. El terror més devastador es el rechazo, la exclusion, més temida que la muerte. La posicién que ocupamos en nuestro sistema familiar no es una el Jeccién consciente de parte del individu ni del grupo, pero tiene una importancia fundamental en nuestra manera de vivir y enfrentar el mundo. ‘Cada sistema familiar es un molde de fuerza y también de dolor. Cuando se trata a un paciente en constelaciones familiares, no se lo aborda como ser individual, sino como parte de su familia. EI nifio, por ,brando bien siendo leala su. fami rangue estéinfringiendo las reglas del colegio. Esto es un desorde ejemplo, puede pensar que esté ol denoa que el cumplimiento de las reglas familiares es rigido, En el orden hay flexibil nuestra evolucié! respeto no se desplaza a las jerarquifas de participa. Eso no produce movimiento, sino estancamien ‘0 se mantiene leal a los suyos, intercambio con otros sistemas. El lad, porque el grupo al que pertenecemos quiere ‘Cuando la lealtad es ciega, se vuelve rigida; el otros campos de los que se imita el pero actia ciega y rigidamente con el resto de la humanidad, lo que Jo perjudica en la necesidad esencial 1 de sentir Ia hermandad con los setes humanos, Crecer es reconocerse en lo diferente, en lo opuesto, hasta en aquello que quizés odiamos. Sucede que la mayoria de las veces el deseo de permanecer inocentes nos impide veral otro, sentir wy delor o su destino diferente al nuestro, Con cada persona con la que estamos relacionados, establecemos ‘una conciencia singular El vito tiene una conciencia hacia la madre y otra hacia el padre, una tercera para el colegio asi. A los adultos cia es para la profesi6n, otra para la casa, les pasa igual. Una concien- otra para el bar, fitbol, la A excepcién de algo que sca demasiado oscuro para uno sf pars cite pth coer gtead fan ec aaa a { vamos adaptndonos segin corresponda al entorno cn el gue nos movemos, porque la conciencia pertenece a los grupos que imegr Ens no singin poder spiral superior. E aa rio; en cuanto lo perde iy else dele jo perdemos, tratamos répidamente a eee evolucionar, nos volvemos mis relativos y flexibles. Es loimperfecto lo que nos con os dems, Unrated suftimiento ai ferenciaci6n que hacemos de lo que consideramos bien y mal. Sinoccationamos eto, lo que est bien y lo qu est mal ques ha = ee en ie sociedad, el sufrimiento es inevitable. Detras miento hay alguien que ha sido r i rechazado, a quien no k podemos dr un ugar en ues corn, lech erhinrak ame = pone as rzones de a encienc, el supers pasos freudianos, por sobre las del corazén, y cuando el corazén sufre es 4 excluido a alguien. Ena La expulsién del paraiso simboliza la fallida pre se como doses y alums del enocimient dl Bsc origina! nos alg del puaigmaeelico, cooperative humid, condensndonos ao eglegico ala soberbi yal individ zs ee ieimmetel setae ghar pe acttnce seecrt na iterated formados Por nesta conciencia pensante y moral de su amenaza rmanente, luchando con nuestra pobi al voluntad de la vida Cea eae Be ee ee enel paraiso mitico, todo cra abundancia. Pero 1efi0 infantil, porque no inclufa el lad : ee : lado doloroso de la vida, peewee ae lena ex hay gus Gnarls caja a near eieaeres 3s padres. El efecto inmediato de honratk ; Jos es profuundo, nos estamos comprometiendo de esa manera a dar eee ae enreresbiclsnisls inte pea aa ae took in garantiza la paz; el rechazo leva a la repeticién La aceptac sin solucién, Esta es una regla valida para uno mismo y para su farai= 10 familiares, refucrza lia, El rechazo, tanto de aspectos propios com Jos malentendidos. Los sistemas familiares son mentes grupales que atraen y repiten lo que sucedié con anterioridad y que atin no ha sido aepaeko a través del amor y la aceptaciGn. El remedio mégico ¢s abrir el coraz6n e incluir. Entonces, de la uni6n que existe entre todos, podemos acceder ‘ero se reconoce Ia conciencia del grupo de origen, se participa, adhiriendo alo que cs. luego se respeta la de los grupos en los que en simulténeo alos diversos érdenes del mundo. Nos abrimos a una realidad multidimensional por donde fluye Ia energfa. Esta se mueve de acuerdo con reglas fijas, pero es dindmica. ‘La légica emocional de los afectos no es I6gica, pero tiene un orden, Serfa una transgresiGn adherir a un sistema que tiene una conciencia muy diferente a la de nuestro grupo sanguinco. Si uno\ Io hiciera, serfa un renegado 0 estarfa representando a alguien de la familia que fue excluido, sin poder resolver el desorden mi salir dela cadena de repeticiones. En otros tiempos, esta actitud hubiera puesto sn peligro Ta supervivencia del renegido o de la familia, pero hoy stamos aprendiendo lentamente a no juzgar ya incluir. ‘Recrerto que hay quienes se criaron con padres peligrosos, padres de los que es necesario distanciarse para poder tener wn desarrollo més saludable, pero quienes vivieron tales circunstancias deben acePH Jnteriormente ese destino doloroso y seguir adelante en un proceso de vanaei6n, Se toma distancia fsica, pero no en cl coraz6n. Elasentimiento y agradecimiento alos padres no es sometimiento adecuaci6n a sus sesgos. El orden no obliga, ibera, Cuando se adhiere alos Grdenes del mor, las acciones siguientes son guiadas por una corriente amorosa: Fae “ily natural serdel porvenir, transmutando el peso en fuerza recurs Laaceptacién no es perd6n. Perdonar es divino. Quien cree que perdona teeth desequilibrando. Quien pide perd6n, quiere ser eximido dela alpa, lo que solo se comprende con el arrepensimiento, La clave del vivir pleno es la aceptacién de lo recibido, sin agregar ni quitar nada, La culpa va con uno, no desaparece, simplemente se vuelve operativa, En la mayorfa de los casos de abuso en la familia primaria, hay un “supuesto malo” principal, que es el padre, y uno secundario 0 cémplice, que es la madre, pues, al no estar disponible para su esposo, cede a su hija. La hija se enojara con su padre, pero deberfa sentir lo mismo por su madre, aunque lo mejor que podria hacer es no sentir enojo, sino incluir y aceptar lo que le ha sucedido. Por su lado, el te- Tapeuta no ha de indignarse ni establecer alianza alguna con la que se cree victima, pues de esa manera deja de ver sistémicamente y excluye al “malo” del hecho. El terapeuta siempre tiene que estar en sintonfa con la totalidad para poder navegar por el curso del amor en esa familia y encontrar los nudos que lo han bloqueado, para disolverlos. No siempre se da que la madre no estuviese disponible, aunque muchas veces sucede de esa manera. Otras, se reedita ciegamente con Ja hija una relaci6n con otra mujer anterior. También puede suceder que estos hechos repitan una relacién incestnosa de otro orden en [a familia de origen. Algunas madres no lo ven siquiera mal porque en su familia sucedi6 en cada generaci6n y se cree que es casi mal, que siempre sucede asf en todas las familias. Cuestiones de la conciencia... or Lanorma general es que cada cual crece creyendo que su familia ¢s la mejor y que lo que es valido para ella vale para todo el mundo, As‘ llegamos al punto en el que cada nueva pareja, al estar conformada Por dos personas de diferentes familias, debe primero establecer una regla de oro en la relaciGn: igualdad de rango ¢ intercambio equili- brado; en suma, una relacién no incondicional. El amor ciego attac enfermedad. Cuando cada cual quiere imponerle al otro lo que fue Vilido en su familia de origen, esté llamando a un choque que no haré més que crear dificultades. 2Cudl es la soluci6n? Respetar @onciencia del otro. El marido le debe decir a su mujer: “Mi fami Ht bien y tu fa también est4 bien. Ambas estén “Wein distintas”, Pero Ja mayorfa de las veces no pueden crear una nueva manera pia para ambos, pues se sienten culpables frentea sus orfgenes, per ue lo evitan y se quedan en el pasado, sin poder estar a les a su pareja, para un nuevo sistema creativo. También cabe la posi- e aren. bilidad de que uno de los dos subyugue al otro o se sepé ee. En una pareja que se constituye, para que haya progres big reordenar las tendencias que cada uno trae ce famil a te oi “ ia mala conciencia” les permit ta especie de “temporaria mal Biiscne a lo que trafa cada uno e ir hacia el futuro. Ee (ya se ha dicho, y vale repetilo) buena coneinca mo significa bueno mala concencia no significa malo. El auténtico bien esté més alld de la conciencia. tiene los antagonismos y los reconoce, viéndolos solamente diferentes. 0 Mal y bien han perdido su cardcter absoluto. Esas mitades en ji -0sas, sentan oposicién o totalidad paradéjica, por sobre todas as c sere juicios de valor. Esto no quiere decir que no exstan estas eategorss sino que en general son relatives: cambian sus contends pues se fundamentan principalmente de acuerdo con lugar y tiempo, con res del momento. : » Sone puede arrogarse el poder para determinar que otro des: aparezca o se someta? Las guerras estallan porque hay an erie el derecho de aniquilarlo porqu . siente mejor que otro y se arroga d te distinto. Los actos més atroces de nuestra historia se cometieron con la conciencia tranquila. Esto no quiere decir que no podamos ni io é incie- 1d con un criterio ético ni que renus debamos observar la realidar = ‘mos al empleo del entendimiento; solo nos pone sobre aviso de ciert atividad. : od Poa yer que nos ataque el anhelo o la presién dela ohjetval dcbemos saber que nos esté invadiendo la resistencia al cambio. Bs el ere polo conservador de nuestra mente que toma la delantera y nos quiere impedir la evolucién multidimensional. Todo avance conlleva_ culpa, fiel compafiera con la que podemos ir del brazo hacia el ti ese vida no espera, seguird evolucionando con o sin nosotrasy * cote ires —t i= Suspender la critica a los tiempos pasados y a los padres —transmi an en serio y uno, descendiente, existente gracias a ese COMpIO= ‘niso anterior, tiene que aceptarlo. El hijo debe asentir, con respeto, sin involucrarse ni querer saber, aunque de algsin modo todo se sabe. sores Gnicos de la vida que estamos viviendo— nos facilitaré soltar las amarras que nos tienen agarrados a los muelles de la superioridad, Quien se sienta superior a la vida que lo trajo a este mundo esté cometiendo un desacato que no beneficia a nadie. Ademés, es hora de darse cuenta de una manera concreta de que estar en lo alto de la evolucién no nos otorga ningtin derecho sobre otras especies o sobre la naturaleza en general. ‘Tampoco beneficia a nadie creer que algunos de nosotros somos mis espirituales que otros. No es mis que un disfraz. Dios esti en todas partes, especialmente en el lugar exacto en donde nos encontramos en este preciso instante y en la comida que estamos comiendo. No es mis espiritual el vegetarian que el carnivoro. Esa es otra pretensin. de la raz6n, La vida es un regalo, un presente, y lo inobjetable es que, si se conoce la combinacién, la caja fuerte se abrird. {Cudl es la lave a la vida plena de nuestro coraz6n?: el agradecimiento. El agradecimiento multiplica los dones del bien recibido. Se empieza por agradecer la vida recibida a través de los padres, luego las relaciones de pareja, el trabajo. Agradecer implica un movimiento desde abajo hacia lo alto, es una accién Ilena de humildad, donde lo pequefio puede crecer, ‘Todo lo que tenemos y vivimos debe ser agradecido. Ocupamos un lugar en el sistema que nos pertenece y nuestro tamafio esté en concordancia con él, Si intentamos estar en otra parte, perderemos fuerza. Para todos los integrantes de la familia y de cualquier sistema, es mejor que cada cual esté en su sitio. Algunos hijos, por ejemplo, se entrometen en los temas de pareja de sus padres, lo que los sitda en un. lugar incorrecto. No hay que olvidar que no se debe insistir, més alla de lo permitido, cn los secretos de la pareja parental o de aquellos que preservaron la vida de la familia. Esos secretos son inviolables. éPor qué? Los secretos que preservaron la vida son inviolables porque de ellos dependis que continuase la generaci6n de nuevas vidas y, segu- ramente, hubo una promesa. Las promesas son compromisos que se tie Cada encuentro de trabajo de constelaciones deja una huella en los participantes. Han formado parte de una realidad més amplia y vivenciado la experiencia de desvestirse del yo personal para ser habitados por otros yoes. Al representar para otros, el participante va accediendo, a su modo, a a relatividad de eso que lamamos yo. Se disuelve la importanci sa padecimiento yla devolucién que se le da llogan a todos los participantes. Fn las constelaciones no se habla de “como si”, porque todo es. Se mira los ojos, uno se ofrece a lavivencia de la participaci6n, a la red, pues toda Ia informacién circula y se comparte, se experimenta el saber participative porque siempre sabernos todo, aunque no tengamos el texto de lo que sabemos, y se accede asi a la curacién, que se extiende a muchas mis personas de las presentes, ya que el ADN es un transmisor y receptor que permanece siempre encendido. EIADN es como un perfume que se nos impregna mutuamente, nos envuelve en un campo energético que nos excede, pero que de una manera w otra percibimos, Cuando estamos en tun campo de constelacio- nes, todos compartimos la informacién, atunque no nos demos cuenta. El terapeuta esti en sintonfa con la familia extendida de quien Jo consulta, pues la persona no es individual, sino que pertenece a un mayor. oes isildad se pone en evidencia al realizar el pedido de zyuda al terapeuta. Quien solicita puede estar apoyado en su importancia personal al sentirse herido en el orgullo, por ejemplo, pero la humil- dad lo mantiene cerca de la tierra, bajo, pequefio en ese momento, y también pequefio en la relacién funcional frente al terapeuta. La humildad facilita que la persona que pide ayuda se abra, se deje. 84 / Constelaciones familiares Una persona que acude a la consulta puede estar haciéndol con la sana intenci6n de solucién 0, en otros casos, con el objetivo di set fortificado en su raz6n de sufrimiento 0 de conquistar aspecto de sf, para obtener aquello que cree merecer pero atin no tiene. Est propésitos son materialistas. No es bueno que el constelador medi de arriba” para que el paciente acceda a su deseo. Seria uni manipulacién para controlar la solucién. Para trabajar en constelacio: nes hay que asentir humildemente; nada més alejado de querer tence + raz6n u obtener un resultado predeterminado. Las interpretaciones que se hagan también son nocivas, pues alejan de la corriente de la solucién, cierran la escucha y detienen la ‘comunicacién, Cuando se esta solicitando ayuda, lo que se debe hacer cs relatar hechos, nada més. Enesta terapia se respeta cl misterio. Se exige que lo dicho tome distancia de la queja y se oriente hacia la solucién, No hay consuelos interpretaciones, pero la mayorfa de los participantes salen aliviados de las sesiones, tal vez. sin detectar de dénde viene la mejoria. A veces no se sabe ni siquiera qué fue lo que se trabaj6, pero nos asomamos a sistemas, ala energfa del origen, por lo cual creo que esta psicoterapia cs uma préctica espiritual que ha expandido la mirada y la expectativa. ‘Me siento maestro, la palabra ferapeuta significa poco para decfa Hellinger. Relaciona el concepto de terapeuta con la idea de mangjar algo, pues su comprensi6n del destino y de las fuerzas de- masiado grandes que actiian no le permitia verse como un terapeuta terviene y consigue algo. Asegura que lo que sana emana de jentes”, no del terapeuta, y que no hay nada més fuerte que la lia. Segtin él, si el terapeuta pretende intervenir considcrindose superior a esa familia, interfiere en el orden. Habfa descubierto que miiltiples trastornos y enfermedades se desarrollan por esta lucha, porque tno no quiere reconocer que esté unido. Entiendo, desde mi punto de vista, que él necesit6 hacer esta distincién en su momento porque no es psicGlogo. Pero, mas alli de esto, creo que es necesario que el rol del tcrapcuta se amplie, se espiritualice. También me parece 2. Lo que rechazo me ata ino sefialar que terminé finalmente la era de hablar mal de los lres en terapia, Iimese desagradecimiento crftca, eclamo, individualismo, bién caducaron las ideas negativas sobre la culpa. No les hacemos na los pacientes aligerandolos de culpas, haciéndolos desofr hasta w c6digos més bisicos sobre la lealtad entre las personas. __Luego de una constelacién no seftalamos ni nombramos a los Jepresentantes, solo decimos “el representante de....”. Una vez termi~ jada la constelaci6n, la dejamos ir y, cuando nos referimos a el hacemos con sumo cuidado. No interferimos volviendo atras. El terapeuta convive con su limite y mira el sentido de las do- lencias del paciente. Observa que siempre se dan por amor, amor al sistema de origen. Este tipo de amor es ciego, porque no ve el “con trato” que lo empuja; tampoco ve que no es amoroso cargar el peso de otro, que es intitil, pues no le descarga el peso a nadie. Alli vemos cémo se manifiesta una y otra vez. el anhelo de los hijos de estar cerca de sus padres, la mayoria de las veces llevados ciegamente por una lealtad fatal. Entre los judios sobrevivientes a los campos de exterminio, fue bastante comin observar un sentimiento de uni6n y solidaridad hacia Jos muertos. Muchas veces, los hijos especialmente, no se atrevian a jenerse vivos. Era una forma muy profunda de expresar su amor, pero esa actitud no ayudaba a nadie La familia est4 conectada a uno, inclusive si uno de los padres le es desconocido o ha sido excluido. EI hijo tendré conductas idénticas 0 tendencias similares, tanto en gustos como en enfermedades, aunque no lo sepa. La relacién padres-hijo es una cuestién central en nuestra vida; por tanto, las constelaciones operan precisamente sobre cllas, ordenando los desarreglos que en ellas hubo. Los hijos perciben si uno de sus padres 0 los dos no estén dispo= nibles en el presente de su familia, Sus padres pueden haber quedado atados a sus familias de origen, a un acontecimiento traumatico 0 a.ex parejas. Los hijos no saben por qué los sienten ausentes, pero registrant que hay menos de lo que podria haber para ellos y responden a sui 86 / Constelaciones familiares ‘manera; unos repiten el pasado, otros se entristecen, otros no se atre~ ven a pedir mas presencia, otros son inseguros. Lo mejor que podrian hacer esos hijos es aceptar su suerte a pesar de todo, dejando el peso que sienten en quien corresponda, sea el papa, la mamé o ambos. Asi los hijos se las arreglan con lo que hay y van hacia el futuro. ‘Algunos, inclusive iniciados en este método, aseguran también que el respeto mutuo entre los padres es un requisito indispensable para que el hijo pueda respetarlos, pero, segiin mi manera de ver las, cosas, esto no es asi, No existe ningtin requisito para que un hijo respete a sus padres. En todo caso, los malos modos de los padres representan una prucba mis para su vida, Es basico respetar el nido del cual uno proviene, sea este como furere. Quien lo logra, a pesar de las situaciones dificiles que le haya tocado atravesar, adquiere una fuerza especial que llevard siempre consigo. “Todos venimos a través de ntiestros padres; cuando el hijo se lina respetuosamente hacia el padre, se entrega a esa corriente de vida que viene de muy lejos. Estd en concordancia con el origen y con su destino, entregindose al mundo tal cual es. ‘Hellinger, cierta vez, atendié a un hombre joven que se present a su consulta con ideas suicidas. Faltaba poco para el fin de afio. Varios hombres de su familia se habjan suicidado en Afifo Nuevo a la misma edad que él tenia en ese momento. 2Qué habia sucedido para que ellos repitieran ese acto fatal? En la constelacién se vio que una de sus bisabuelas, que no tenfa hijos, habfa envenenado a su marido en Ajio ‘Nuevo en complicidad con su amante. Luego se cas6 con él y tuvo hijos. Sus descendientes, sin tener relaci6n sanguinea con el “exclui- do”, se identificaron con el asesinado por no haber sido *nombrada” la historia sobre la que se formé la nueva familia, No se habfa nombrado al primer marido de la bisabuela, que, por haber sido muerto, dejé lugar a quien sf dio origen a la progenie. En casos como este, donde hay una deuda moral, pero también en aquellos en que la deuda es de indole econémica, no hay diferencias entre las personas involucradas, sean parientes sanguincos o no; todas se ven afectadas naturalmente 2. Lo que rechazo me ata / por estar vinculadas al hecho. Estin implicadas. Implicacién significa que alguien en la familia, inconscientemente, vuelve aasumir y a-vivir la suerte de un miembro anterior a él. Resulta asombroso ver cémo se transforman los rasgos de las personas en las implicancias. Son notables, especialmente, cuando el implicado asume una gestualidad de un miembro anterior y de una edad muy diferente. La culpa que se niega, 0 que no se reconoce, siempre provoca efectos en las generaciones siguientes. Pueden observarse, en hijos 0 nietos de perpetradores, sintomas y enfermedades que recuerdan el suftimiento de las victimas, o también una identificacién con el agresor, por la que asumen la culpa del hecho. Cuando uno se desentiende de Ja participacién responsable en un hecho, su descendencia hereda la culpa en busca de soluci6n, porque el alma familiar registra todo. En. cada generacién alguien representaré a la victima y al perpetrador. Lo que determinaré el tipo y el grado de culpa seré la actitud posterior que tome el protagonista del hecho. Si no se arrepiente, aunque crea sentir culpa, cargardn con ella primero sus hijos. Si se arrepiente, podré seguir una accién reparadora con los damnificados, si estin vivos, 0 en una escena terapéutica, si ya no lo estin. Elarrepentimiento es un movimiento interior, no un producto de la voluntad, aunque cxisten practicas que orientan hacia este es- tado tan particular y tan poco experimentado. En nuestra memoria colectiva, occidental, nos referencia de inmediato al catolicismo y ala penitencia. Redimensiono su sentido favorable a soluciones profundas junto con Ia culpa. {Quién de nosotros no ha transgredido el orden de un modo u otro? El arrepentimiento profundo y sincero es fruto de un dolor agudo. Quiz4s el proceso que conduce hacia él haya llevado afios, pero cuando llega invade nuestro corazén y nuestra mente en simulténeo y nos hace caer, literalmente, al suelo de rodillas ante aquello mAs amplio a lo que hemos faltado. Cristo asume la culpa, carga la cruz y muere en un acto de lealtad fatal, segsin el relato cat6lico. Este mito no va contra todo lo que pre= cargar sobre si la culpa de todos y eso, desde este método, implica el desmerecimiento de la fuerza de los otros para vivirla, Hellinger no no, se habria quedado alli. Pero sus actos terapéuticos nos orientan, por su efecto, a los més profundos dichos cristianos y a lo esencial en cada religi6n. El trasciende los dogmas eclesidsticos y se deja guiar por los principios esenciales de la espiritualidad. Cuestiona aiganch relatos para recuperar el néicleo espiritual que fue desvirtuad. que se puede hallar en los relatos '$ 0 del cristianismo esotérico. tke Lo trascendente esta mis allé de la vida corriente. Noes algo que pueda buscarse, sino que brota de nuestras realizaciones. Si aceptamos que existen fuerzas mis grandes que nuestra voluntad, nos integrare- mos a lo que es y asi uniremos nuestras fuerzas a las del todo. La fenomenologia es un método filoséfico que significa expo- nerse a un contexto mayor, aun sin comprenderlo. No hay intencién. de demostrar nada y no se tiene miedo de lo que pueda surgi, por is espantoso que sca, porque ¢s tal como es. Lo importante es loque sucede mientras uno se expone a ello; de repente surge la comprensin de algo que hay por detras de los fen6menos. El terapeuta constelador debe amar a las personas a las que quiere percibir. Asentir a ellas con el destino, con la familia, con los problemas que tienen, Amar quiere decir asentira la persona tal como cs, sin juzgarla, pero manteniendo una cierta distancia, pues quien se vuelca al otro ya no puede percibir. No hay intenciones personales, € un espacio en que tan solo es valido lo que es. ; La aceptacién de lo misterioso, de aquello que afin no se com- prende, de lo grande que es lo que nos rode, nos vuelve més humildes yrreceptivos. Aceptar al otro es I forma maxima del amor. Este amor necesita una cierta distancia para ver, para no ser ciego. El otro viene ‘eon un destino individual entramado en el destino de una familia y. 105 llega a nosotros. El terapeuta se abre a él y al campo magnético que trac, sin JUZBar nadie de st familia, exponiéndose a lo que es. Nunea se sabe qué puede aparecer ni cuénto duraré la constelaci6n. ‘En su fundamento, el pensamiento fenomenolégico se opone al conocimiento materialista y productivo, ya que no todo debe po= seerse. E! saber fenomenolégico es siempre nuevo, se abre cada vez alo desconocido. ‘Creemos que poseemos una libertad ilimitada, pero no es cierto, ‘Tal vez podamos escoger entre dos, tres 0 mil caminos, pero desem= bocarin en un lugar determinado de anternano porque nuestros actos tienen consecuencias ineludibles. 'A los que piensan que son ellos quienes buscan a su alma, les mando saludos, pero no estén en lo cierto, Es el alma la que indaga en la vida a través de nosotros. ‘En un mundo en el que sc privilegia el tener por sobre el ser, donde el voluntarismo, la conquista y la dominacién son aspectos Jalorados més que cualquier otro, no podemos aceptar que nuestra Tibertad es limitada, por més que el ser humano haya hecho lo impo= sible por doblegar lo limites hasta torcer Ios valores bisicos de convie Yencia, Hemos llegado al punto en que ni siquicra nuestra casa es un refugio seguro. Se vive con miedo porque el hombre cligié creer que su libertad cs ilimitada. Sin embargo, quienes adhieren a los érdenes ganan libertad, pues al pecibir que todo acto tiene consecuencias estén :ndo la convivencia. Entiéndase que no se esté diciendo que todo esté determinado, tos que realizamos tienen consecuencias. Los tinicos previsibles son los derivados de des6rdenes que ine mnes, a través de repeticiones, para ser sino que los act destinos fijos y sisten a lo largo de las genera ofdos y resueltos. agente vive luchando contra los limites y no sabe ni se da cuenta de que es initil. Luchar contra el céncer, luchar contra el hambre, 90 / Constelaciones familiares uchar contra esto y lo otro no sirve para nada, Adénde fue a parar aquello que logramos excluir con tantas luchas? Cuando se concuerda no hay lucha, éestamos de acuerdo? Concordat, estar de acuerdo con, incluir, no expulsar, es lo adecuado, GEsto quiere decir que hay que entregarse a las calamidades que se nos presenten: , pero debemos entender que todo tiene un. sentido y este viene en una corriente que es imparable. Si entendemos el sentido y no lo rechazamos, se abriré el coraz6n a alguien que no se aceptardn aspectos de nuestro ser que no nos agra- daban, y asf sucesivamente en los diversos circulos de participacién. de nuestro ser. Estar en concordancia dispone a la persona a percibir Jo que es. Luchar nubla la vista. ¢Quién es més libre?, éel que acepta o el que lucha? Hay algo muy intimo en nosotros, més lla de la conciencia, que es en extremo sensible a nuestro destino general. Es una profunda intuicién sobre él. Al estar en concordancia con eso tan intimo, uno se siente en paz, siente la seguridad de estar en la senda correcta, se siente absolutamente centrado. “Todos somos participes de algo grande, maravillosoy tan comin como Ia vida. Todos, buenos y malos, negros, blancos y amarillos, pobres y ticos, sanos y enfermos, sabios ¢ ignorantes. Centrarse sig nifica abarcar la plenitud existente. Cuando me centro, asiento. De ahi surge la fuerza. Nos ha hecho muy mal acostumbrarnos a la idea de que nacimos para ser felices, para no sentir dolor ni frfo ni hambre ni calor. Esta convicci6n errénea nos ha debilitado al punto de no poder soportar Jams minima frustraci6n. Los teléfonos celulares dejan de funcionar por unas horas y estalla una crisis nacional, Si no vamos por la vida con tuna sonrisa de pléstico, somos depresivos. Eterna juventud, produc- tividad y éxito son los atributos necesarios para vivir, “Ese resplandor te ha dejado ciego”, dice una cancién de Nonpalidece que dibuja a la perfeccidn el modelo de hombre y mujer actual. Tantas luces no nos dejan ver las estrellas. 2. Lo que Quien vive acorde con quien ¢s y con los tiempos que le toca, no siente pesadumbre. Vive una vida normal y corriente, que ¢$ mis profundo a Jo que se puede aspirar. No cree en (ni le interesa) la competencia, la exigencia, los primeros puestos. La vida es coopera~ ci6n, no competencia. Cierta vez se llevaba a cabo una carrera de chicos con capacidades disminuidas en una ciudad de Sudafrica. Al sonar la sefial de largada los chicos se tomaron de las manos y juntos Ilegaron ala meta. Luego, el comité organizador tuvo que dar las explicaciones del caso a los curiosos: si habja un ganador, nadie ibaa estar feliz. El ganador estarfa soloy los demis serfan perdedores. Para ellos no existfa ninguna clase de bien que no involucrara a todos. 2Un culto a la culpa? Es hora de ver que el desarrollo y Ia evo- luci6n son producto de la culpa. Lleva a la participacién responsable en todo suceso. Hay quienes podrin decir que no es cierto que la culpa conduzca al desarrollo, pues es notoria la cantidad de gente que actia con malicia ose lava las manos, y le va magnificamente bien. Eso es lo que se ve, pero no ¢s toda la verdad. No saben ni cémo es su intimidad ni lo que sucederd en esas personas cuando esa suerte termine. Mucho menos se advierte que, cuando alguien se beneficia acosta de un tercero, otro miembro de su sistema pagaré por él Otro modo de conducirse que ha tomado dimensiones de epi- demia es el de los padres que no ponen limites 0 sanciones a sus hijos, porque no quieren sentir culpa. Esto denotall falta de madurez.imperan- te. El eje culpa-inocencia ¢s fundamental en esta visi6n terapéutica. Las constelaciones familiares no son para inocentes, estar vivo no es inocente. Ta necesidad de inocencia es una necesidad infantil. Nadie puede progresar sin asentir a la culpa, Para que un hijo se desarrolle tiene que transgredir prohibiciones. No podré ganar fuerza en donde esti todo permitido. ‘Los padres deben mostrar confianza en la fuerza de su hijo para ‘madurar. E] hijo s6lo se podra ir bien de su casa para hacer su vida adulta 92 / Constelaciones familiares si siente una natural incomodidad. Cuando los padres consienten ast hijos y no ponen ningéin reparo a que sigan conviviendo con ellos mi alld de una edad razonable, solo estén justificando su del enfrentar la despedida y prolongar indebidamente la inocencia. Hul ‘un caso paradigmitico, que ocupé por semanas las paginas de los diari italianos, que daba cuenta de un hijo entrado en su tercera década de vida que hizo juicio a sus padres, pues estos habfan decidido dejar de mantenerlo. El hijo gan6 el juicio ya que su abogado supo demostrat que sus padres eran responsables de haberlo criado indefenso y débil para asumir su autonomia. No vale entrar en detalles. Con lo dicho alcanza y sobra para entrever el disparate en el que se esta incurriendo. tke Modelados por una cultura “resultadista”, vamos detris del éxi~ to hacia el afuera, donde no encontraremos nunca lo que buscamos. ‘Asi seguiremos encadenados, buscando fuera de nosotros, es decir, consumiendo. De esta manera renunciamos al camino hacia dentro, hacia cl coraz6n, donde esté lo que anhelamos. Pero preferimos seguir sufriendo y repitiendo lo que nos hace sufrir, comprando o lamentando no poder hacerlo, sin siquiera imaginar que lo que estamos buscando no se compra. EI sistema dominante necesita que sus clientes dependan del afuera, donde nunca encontrardn lo que buscan, por lo que seguirin buscando qué comprar. Durante la iltima parte del siglo pasado y lo que va de este, se propagaron como la peste corrientes de pensamiento que impulsan la autorrealizaci6n y cl individualismo, que promueven la supresién de culpa la independencia enfermiza. Desde todos los puntos cardinales se sumaron adeptos a estas corrientes que impregnaron todas las dist plinas. El egoismo y el desagradecimiento se pusierona la orden del dia. Nos desprendimos de nuestras raices y fundamentos y comenzamos a consumir enloquecidamente el més diverso catélogo de productos que ‘nos de inmediato en los pasillos de los shopping centers. Allt y solo allf ‘hos sentfamos seguros. Consumfamos lo que nos hacfa sentir exitosos ¥ comfamos chatarra que no nos alimentaba. La vida era una fiesta de 2, Lo que rechano necesitibamos. Mientras pensibamos que nos estibamos realizando, que hacfamos, en realidad, era quedar presos de una superestructura control que guiaba nuestras tendencias y gustos. Tomando distancia de wuestros vinculos esenciales, intuiamos cierta angustia, pero la tapaba~ tntretenimiento basura, comida basura y filosofia basura. Creer que alguien puede autorrealizarse alejéndose de los afectos primarioses el efecto buscado porel psicocapitalismo, que solo pretende dominar nuestras vidas y consumos a cualquier costo. Sobran los c6m- plicesen el campo psicolégico y terapéutico de esta poderosa maquinaria. Lahumanidad se dejé llevar por estos conceptos, mientras transitaba un. perfodo de arrogancia y negaci6n de su origen. El dispositive meditico fue parte de la estrategia, lubricada por el marketing y la publicidad. Pero todo termina un buen diay nuestra Gran Alma, la que incluye toda la humanidad, la que compensa los desequilibrios, nos hace sentir que las cosas no andan bien. Crece la demanda de psicofirmacos, los. ataques de pinico son moneda corriente, la inseguridad es un estado de 4nimo semipermanente. Algo esté pulsando hacia el cambio. ‘Mientras tanto, Jos Estados ayudan a los bancos con miles de mi- llones de délares para resolver sus crisis financieras, en lugar de so- correr a sus pueblos. Si hubieran distribuido ese dinero entre toda la poblacién mundial, serfamos millonarios. Es hora de damos cuenta de que hay para todos en todo sentido, pero a los poderosos les es més productivo sostener Ia idea de que no alcanza, pues eso genera competencia, permite la acumulaci6n y distrae la atenci6n de donde estin los verdaderos factores de inseguridad. De todos modos, no podrin detener la corriente de solucién que estd emergiendo desde diferentes disciplinas y lugares del plane~ ta, Serge Latouche, cconomista francés contemporineo, propone lo aque llama fa abundancia frugal como salida a la crisis econdmica actual, ‘medida que generarfa abundancia para todos, Se basa en la suspension 94 / Constelaciones familiares de los gastos desmedidos, asf como de la depredacién de los recursos naturales. Este tomar lo que se quiere sin medir las consecuencias a futuro ha generado graves amenazas. Latouche propone el gasto moderado, lo que no quiere decir que no existan recursos abundan: tes, sino que esa abundancia frugal seria la consecuencia natural de Ta aceptacién de la vida tal cual es, con el consiguiente retorno a los pequefios cfrculos, a la aldea, a las economias regionales. En sintesis, promueve un retorno al orden. Sélo lo pequefio crece. ‘También vale sefialar que la indignacin —y su manifestacién— es un estado emocional que no aporta nada. Es un fuerte enojo ante un hecho que se considera injusto, que se podria haber evitado, pero es improductivo. Para el método de constelaciones famil ten hechos que no debieran haber existido. La indignacién desvia la atencién de lo que es, que aunque sea doloroso es el tinico presente. Loque deberia haber sido no es. Se requiere una solucién cuando no estamos donde estamos. Si uno esti dolorido y doblado, plegado y replegado, no se indigna, no se enciende en furia contra los “respon- sables”, Frente al destino ineludible, la indignacién es una evitacién activa del dolor que se vive. A veces moviliza, en nombre de lo justo, de manera més entusiasta a los observadores que a los directamente perjudicados. La indignacién no es un sentimiento primario, directo, franco. Es una desviacién'. El cambio s6lo se produce si aceptamos el presente tal cu ¢s, viviéndolo con plenitud. La plenitud es estar en sintonfa con k grande, que es también dolor y muerte. Vivir esa concordancia nos da serenidad. 11 movimiento de protesta pacifca indjgnados, en cambio, toma el término en su denominacidn pero actéa.en pos de la dignidad humana, es decir, por una politica transparente, el bienestar y a felicidad de Tos seres humanos, el libre acceso a cculturay lasustentabilidad ecol del dominio de los bancos. Su. ‘cho de pertenencia para todos. Tomaron l (Undigne2-vous). El autor, Stéphane Hessel (1917-201 indiferencia y 2 f tevidentemente Fue la vor cantante del colectivo occidental 2. Lo que rechazo me ata / El caso contrario sc ve claramente en los funerales actuales, donde se ha normalizado la ingesta de tranquilizantes y antidepresivos ‘or parte de los seres queridos del fallecido, cuando lo natural es la troga a la tristeza y al dolor que honran la despedida. Me preocupa ver a alguien alegre en esos dias. Quienes reco- miendan vivir ese momento sin tristeza y quienes lo hacen asi, generan una fuerte contradiccién en el psiquismo. Los quimicos ingeridos wantan el animo y sedan la ansiedad, pero dan pie a una guerra interna, més alld de que esa clase de alegria esti lejos de ser felicidad y muy cerca de la mania, El yo inflado suele tomar decisiones incon- venientes y actuar fuera de lugar, pronunciando una hendidura que, naturalmente, nos mantiene escindidos y favoreciendo la creacién de tun precipicio que se hace cada vez mas hondo. En cambio, quien vive también el dolor cuando toca, esté més cerca de la plenitud, tanto como cuando se entrega a los momentos agradables. Quien vive lo que le toca vivir se acerca a esa felicidad que viene de dentro, que es un logro del alma. Cuando el ego se resiste a aceptar los reveses de la vida, usa miltiples estrategias y argumentos. Frases como “No merecfa esto”, “Es injusto”, “Naciste para ser feliz’ son sefiales muy claras de la falta de aceptacién. La felicidad prometida por la publicidad que nos bombardea continuamente desde todos lados es inalcanzable; tal vez por un cor ‘fsimo tiempo uno pueda creer que la ha rozado. Es una ilusién que termina amargindonos y bajéndonos el énimo. La verdadera felicidad es un logro, la consecuencia de un con- junto de actitudes frente a la vida y en concordancia con ella. Quien esté en comunién con la vida siente la fuerza necesaria para superar las dificultades cuando se presentan. Hellinger ha sefialado muchas veces que concibe la psicotera- pia como una cura del alma, que hace que ella entre en contacto con sus fuerzas. Recupera la primera acepcién de psique, que s alma. Fue justamente el psicocapitalismo el que desestimé todos los saberes in- tangibles y sutiles, no verificables, como las constelaciones fa 96 / Constelaciones fa El psicoanilisis, en cambio, se convirti6 en un discurso ofici aceptado por la mayoria, aunque nadie haya visto jams lo inconsciente enun laboratorio, Lo que sucedié fue que sirvié con beneplcito a los intereses del sistema capitalista, excediendo las intenciones de su inici Siento un profundo agradecimiento hacia el psicoandlisis por lo que ha provocado en mf y en toda la sociedad al generar un tipo de apertura desconocida hasta su legada, pero la época necesita nuevo abordaje. Esa nueva forma colabora con la reconexién del consultante con, su alma. Una vez que salié de la consulta, ya no se piensa en él. El acto terapéutico termina cada vez y empieza cada vez. ‘Cuando el consultante se reconecta con su alma, recupera fuerza y entra en la corriente de la vida, siente profundamente que la felicidad es un logro del alma, no aquella excitacién, entusiasmo desmedido, exceso de confianza: todo lo que podria leerse en la de cripcién psiquiatrica de los estados manfacos. Cada etapa de la vida tiene sus leyes. Los ritos marcaban los pasajes de cada etapa a la siguiente. Hoy siguen existiendo, pero ya no se entiende de dénde hacia dénde. Han sido desvirtuadas las etap: pues algunas se quieren borrar y otras se perpetéian: nifios que par ‘ipan de fiestas en horarios y formas propias de j6venes, treintafieros que viven con los padres y adultos maduros que se muestran como jévenes posmodernos. No es lo mismo cuidarse en la edad madura que querer apare: tar lo que no se es. Los chicos estén agrandados y los mayores se han hecho pequefios. La vejez produce angustia, ansiedad y miedo, en vez. de ser vivida con la fortaleza que da la sabiduria y la disolucién del ¢ Como sociedad necesitamos recuperar la conexién con los, clos, con el mo que marca la vida de cada uno, como las estaciones del afio y el clima. Necesitamos ser mis responsables. Si seguim vvitando la culpa, el peso natural de todo acto, no tendremos po: idad de actuar. Vivimos alicnados porque felicidad, para la ideolo; del consumo, es no sentir culpas. CapiruLo 3 Desatando nudos Beh or maitre Hasta las personas mds racionales y frias saben distinguir a otros cuando estos estén conectados con su alma o con ese algo que los rracionalmente atractivos. Con la prictica de constelaciones familiares nos encaminamos hacia alli, suavemente, poco a poco. La vida se va orientando hacia la paz, serena. Emerge la verdadera compasi6n y la fuerza genuina de un ser humano, que proviene de este recorrido desde lo primitivo (“divide y reinarés”) hacia lo integrado y abarcador (“el bien es comin”). Una identidad sana se distingue por su marca en el orillo, la de su pertenencia al grupo de origen, pero también a la de otros grupos, de los que participa activamente, enriqueciéndose y dando frutos. Desde el centro desu ser, un centro multidimensional, esa persona participa de todas las zonas de sf misma. Quien se propuso seguir este recorrido y lo hace legaa destino, Llegares bien diferente a una iluminaci6n, no es una posicién mfstica cristalizada; legar es acceder a una vida flexible, con, iltos y bajos, pero plena de sentido. Esta dimensién dificilmente nos condirzca al malestar. : El paso fundamental es saber distinguir los sentimientos ori- ginales de aquellos deducidos de estos. Un sentimiento original mos a 98 / Constelaciones familiares leva la acci6n; en cambio, uno deducido la sustituye. Esta distincin. es importante. El sentimiento surge de un movimiento en el corazén y en el alma; por lo tanto, se actéia en consecuencia. Al sentir por un hecho equis que nos t algo se mueve en nosotros. Pero sucede que laatmésfera artificial del mundo nos suele confundir y desmerecemos ese sentimiento original. Es muy conveniente para el sistema econémico-financiero en el cual vivimos que confindamos los sentimientos originales con los deducidos. Cuando aquellos toman su forma travestida, el dolor, por caso, se convierte en sufrimiento: un dolor que se perpettia y conta~ mina nuestra personal conexién con el alma, ‘Mientras sostenemos de esta manera nuestra vida, con senti- mientos deducidos, creamos a nuestro alrededor un mundo de rela- ciones aparentes, sin darnos cuenta de que estamos “fingiendo” vivir. Desde distintas disciplinas nos legan voces de alarma. Atravesamos un largo camino histérico avasallando al otro, y la prueba esté a la vista: no nos hace bien, La desconsideracién y el individualismo no producen lazos firmes ni confiables. La falta de c6digos esté a la orden del dia. Ya no se trata de la ley de la selva; es tamos hablando de algo mis especifico. Es la prepotencia del ego, la obscena y burda prepotencia del més fuerte. El ya mencionado economista Serge Latouche, en su libro Pura una abundancia frugal. Malentendidos y controversias sobre el decrecimiento, interpela este estado de cosas y también propone: La quiebra del objetivo de ta felicidad para todos prometida por la sociedad del crecimiento obliga a preguntarse sobre el contenido de la misma promesa. El hiperconsurmo material deja una parte cada vex mds consistente dela poblacién en penuriasy no asegura siquiera un verdadero bienestara los dems. La redefnicin de felicidad como ‘abundance frugal en una sociedad solidaria’ esta es la ruptura ‘Propuesta por el proyecto del decreci nto. Und rptura que presupone que se salga del crcl inférmal de la creaci6n ilimitada de necesidades y productos, como también de a frustraci6n creciente que esta genera, y contempordneamente que se compense a través de la convivenca el egoismo reducido a una masificacién uniforme. Laabundancia consumista pte dad pa del ccibn dependia a su vez de renit 1 deseos de todos, pero esta satfacion as ede re as en modes enremamentedesiguaes siempre isyfientes, pa 3, Desacando nucon 7 tiem derivado de un individualismo elitr aa inensa mayor cbr les gastos sence Ines aoe og rnamiento del sistema se apoya en la insatsfaccion rere Cm ab c i las consumidores. licistas, las personas flce son mal sa sya esa igi, la sociedad del dececiento se propo hace li ; aan través dea alia, pare realizar la abundancia rg Este concepto se hermana con el de humildad y achicamiento de lo hummano a su cién del yo no trajo fel influ no a su verdadero tamaiio dentro del entorno, La inf {icidad ni abundancia econémica. Lo vemos & tiltimas iano y podemos observarlo claramente en los suces0s de as décadas. La competencia gener 1 debilidad en la mayor parte de la hhumanidad. Solo la unién hace a fuerza. éHacia qué estado de cosas yamos? éCudles son los riesgos que acrece nos conducirian a un estado de actualidad es que la supremacta g] Jos valores grupales-regionales, fuerza generalizada. : El dolor y el amor son los ‘inicos sntarian el deterioro final y ; ‘de sumisi6n y desunién? El riesgo en fa plebalizada contintie desatendiendo lo que producirfa una pérdida de sentimientos decisivos de i alma, tores del cambio. Nos tocan el smbio posible, Son los mot 8 eecmirel es Pero solemos disfrazarlos, como sefalames ley vocereemos el distraz y de esta forma tormamos distancia de m coraz6n para no sentit. ja Tiuir nos hace olvidar para qué estamos en el mundo, nos dej sin raices. Evitar lo que siente el coraz6n de inocencia, de no querer pagar el preci el precio debe pagarse y se paga siempre, tie es un anhelo de liviandad, ‘0 real por estar vivos. Pero mis tarde o mas temprano, ’ 100 / Constelaciones familiares El sufrimiento es un sentimiento deducido del dolor. A partir di 41, muchos se arrogan el derecho de causarles dato a otros, de tor venganza, algo vano para el alma. : La indign: n también es un sentimiento deducido, No iene de bs viedimas; sino de quleacs #5 compadscen sor TNT tamente reclaman el derecho a enojarse, sin haber suftido en c ci propia el dolor y sintiéndose respaldados por una buena causa Seve ie curdont Gccordanci entre lor iadigaades y Le peree cae que ambos grupos se consideran mejores, sintiéndose con derecho Xe atacar al otto de la forma que fuere. eS Esto se magnifica en una guerra. Los érdenes se ponen a costado en épocas de conflictos bélicos, haciendo sitio a un. ale carton dmataten clare ociiven ten normal ial hee cera encuadrados como delitos en tiempos de paz. Pero todo ae Un imperio construido a costa de la aniquilaciéno epee del otro tiene en sus pliegues un futuro decadente. Basta mirar ak grandes imperios, antiguos o actuales, y su sociedad, su gente:

Vous aimerez peut-être aussi