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Nelson Chávez Herrera

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PRIMERAS
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Latinoamérica y el Caribe

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PRIMERAS CONSTITUCIONES
Latinoamérica y el Caribe
Nelson Chávez Herrera
(Comp.)

PRIMERAS
CONSTITUCIONES
Latinoamérica y el Caribe

ALEXANDER TORRES IRIARTE


Prólogo

R t p ú b l lc i B o l l v ii i a n j d ( V e n e i u t U

' F - u n d a c i ó n

O ^ í^ l
B iblioteca Ayacucho
© F u n d ació n B iblioteca Ayacucho y B anco C entral de Venezuela, 2011
D erechos exclusivos d e esta edición
C olección Claves P olíticas de A m erica, N» 6
H echo Dep>ósito de Ley
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ISBN 9 7 8-980-276-495-2
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E dición: N elson Chávez


y E qu ip o ed ito rial d e Biblioteca Ayacucho
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A ctualización gráfica de colección: Yessica L. S oto G.
D iag ram ació n : Yessica L Soto G.
D iag ram ació n d e p o rta d a : Edixon R odríguez
Im p reso en V enezuela/Prm /eíí in Venezuela
PRÓLOGO
EL CONTEXTO PREINDEPENDENTISTA
EN LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE

Nada ha sido usado de m anera tan corrupta


como los conceptos del pasado.

I.H.Plumb

Sin lugar a dudas, la historia com o conocim iento de la realidad social atra­
viesa una de sus horas más m enguadas debido, entre otras razones, a la crisis
paradigm ática m ayor de las ciencias sociales y de su corolario, su supuesta
neutralidad axiológica. La historia juega un papel de gran relevancia com o
instrum ento de análisis y transform ación de nuestra existencia diaria. Las
concepciones historiográficas hegem ónicas centradas en un sujeto contem ­
plativo, pasivo y conform ista están siendo revolucionadas por lecturas más
com prom etidas y operativas en la edificación de una ciudadanía más in ­
clusiva y diversa. Esas interpretaciones que tenían en la historia un cam po
justificador de inequidades de géneros, clases, grupos, regiones y localidades
están experim entando la crítica dispuesta a echar m ano a nuevas y antiguas
categorías que ayuden a desenredar la com plejidad del ser latinoam ericano.
En tal sentido, la serie Claves Políticas de América, en vísperas de la celebra­
ción de los bicentenarios de las Independencias de América Latina y el C ari­
be, busca generar un espacio para el sano debate de la historia, un ejercicio
para recrear otras miradas y referentes sim bólicos de nuestro devenir com o
pueblos, una verdadera gimnasia para repensarnos asum iendo la valentía de
defenestrar m itos y medias verdades consagradas que pretendan negar un
cam bio de época en el horizonte latinoam ericano y mundial.
Escribir unas palabras iniciales sobre las prim eras constituciones la­
tinoam ericanas con unicidaíi y coherencia no es tarea fácil, en virtud de la
diversidad distintiva de una vasta zona, que arropa el continente am ericano
desde M éxico hasta ArgentinarCom prendiendo decenas de países herm anos,
siem pre m ediatizados por la injerencia extranjera de ayer y hoy, de signo ge­
neralm ente septentrional. La parte norteña de América, la América C entral

B IB L lcy rE C A A Y A C L 'C H O IX
propiam ente dicha, las islas que baña el m ar Caribe y toda la América del Sur
m uestran la dificultad antes aludida. Pero esa extensión que sobrepasa los
veintidós m illones de kilóm etros cuadrados con una población aproxim ada
de quinientos m illones de habitantes, m uestra, además de diferencias geo­
gráficas, diferencias sociales y culturales que exigen cada día una integración
que vaya m ás allá de una visión instrum entalista o de com plem entariedad
económ ica, que dem anda una profunda hibridación de tejidos intercultu­
rales afines. Pero, si bien adm itim os el carácter variopinto del conjunto lati­
noam ericano y caribeño, no negamos de entrada un pasado com ún colonial
casi siem pre silenciado por la historia dom inante y en el peor de los casos,
naturalizado p o r cierto pesim ism o historiográfico de herencia positivista
que ha afirm ado que nuestra m ism ísim a historicidad está condicionada por
la m irada del otro, en este caso el opresor, quien se considera el único posee­
dor de la cultura. De allí que todo esfuerzo que nos invite a conocernos más
allá de las versiones distorsionadas, dice bien de esta y otras iniciativas.

La Independencia es una de las etapas más polémicas de la historia de Amé­


rica Latina y el Caribe, esto se debe a que, en gran m edida, es el período de
nuestro devenir com o pueblo donde se dieron los prim eros pasos de la n a­
cionalidad en el contexto de una guerra decisiva para la em ancipación de la
m etrópoli española. C om o hora de rom pim iento con el nexo colonial encie­
rra dificultad de com prensión; en gran m edida porque quienes lideraron la
gesta libertadora erigieron una explicación justificadora de la ru ptura contra
el invasor, traducida en una “historia patria”, a la vez que silenciaron la par­
ticipación protagónica de los sectores populares. Los negros, los indígenas,
los pardos, etc., no gozarían de los créditos de libertadores después de haber
pagado con sus vidas y familias el im perativo de una sociedad republicana y la
lucha contra la intervención externa. Los vencedores de las lides que sellarían
la separación absoluta y sangrienta de la Corona española se encargarían de
explicar que sobraban las razones para tam aña empresa, p o r ser el régimen
español, u su rp a d o r y oprobioso cargado de abusos y excesos. Aducían cau­
sas políticas de au to n o m ía y soberanía m ientras que m antenían intactas las
relaciones económ icas de dom inación.

X PR1MER,\S C :0 N S rr a 'C 1 0 N E S . UTINOAMÉRK'-A y e l c a r i b e


La historiografía como arm a fundam ental para exaltar la Indep>enden-
cia y desaprobar la Colonia relegará a segundo plano todas aquellas tentativas
que no procedieran de la nobleza colonial. Si bien no ignora, por lo m enos
subestim a a todos aquellos m ovim ientos de intereses distantes al “círculo de
fundadores de la patria” Románticos, positivistas y revisionistas -c o n h o n ­
rosas excepciones- se encargarán de asignarles un rol subalterno a las m ayo­
rías m arginadas, calificándolas de “hordas bárbaras y perezosas” incapaces de
alcanzar las virtudes republicanas exclusivas de los blancos criollos'. Entonces,
la independencia entendida únicam ente com o deslinde político o acciones
m ilitares exclusivas de las élites ductoras será defendida por la historiografía
tradicional, sin adm itir, en prim era instancia, la posibilidad de enfrentarnos
con un proceso inconcluso y excluyente, en el cual los intereses foráneos de
ayer y hoy conspiran con los factores antinacionales de casa para m antener
las cadenas de la opresión. En este sentido es que la Conquista, la Colonia y la
Independencia no son fases superadas de nuestra historia latinoam ericana,
sino que dialécticam ente están latentes en nuestra actualidad.
En Venezuela - y sabemos que en otros países nuestroam ericanos es así
con sus matices y especificidades- este com plejo eurocéntrico tiene vara alta

1. Aquí llegamos a los archiconocidos “m ovim ientos preindependentistas” en el caso venezolano


-q u e no es aventurado que se presenten situaciones parecidasen otros países herm anos, respetando
las particularidades-, siendo la insurrección de José Leonardo C hirino lo más ejem plarizante de lo
que venimos afirm ando. Es en este sentido que llamamos la atención sobre la trascendencia histórica
de C hirino, zambo libre que capitaneó con José Caridad González, en mayo de 1795, en la serra­
nía coriana y zonas adyacentes, la rebelión de negros y mulatos contra los abusos de losé Tellería,
poderoso com erciante y síndico procurador de la ciudad. Juan M anuel Iturbe, representante de la
Intendencia del Ejército y Real Hacienda, y Luis de Bárcenas. adm inistrador de Aduana del Caujaro,
respectivamente. Adjudicarle la condición de m ovim iento “prcindepcndentista” al alzam iento de
C hirino de igual m anera niega la im portancia de un m ovim iento que abogó por la proscripción de
la esclavitud, la igualdad de clases, la elim inación de los privilegios y la derogación de los im puestos
de alcabala. Sobre el polém ico asunto de la influencia o no de la Revolución Francesa y los principios
republicanos en el m ovim iento de Chirino, sea cual sea la verdad histórica, no dem erita el conte­
nido social de la m ism a en una época en que el sistema hispano daba claras señales de crisis en sus
colonias de ultram ar. De tal m odo que considerar a C hirino com o una simple insinuación prcin­
depcndentista, es reforzar.la mirada,clasista que invisibiliza d despertar de una conciencia popular
propia proclive a la liberación de cualquier yugo. Pese a ser una manifestación local -co m o m uchas
veces se le en ro stra- c! pedim ento de C hirino es universal, el de com batir cualquier injusticia, con o
sin organicidad ideológica, lo que no invalida la fuerza del espíritu hum ano que quiere rom per las
cadenas. C hirino es un independentista, sím bolo de un m ovim iento socio-reivindicativo, no fue
un m ero “delincuente", fue un hom bre con un pueblo ganado para la libertad, la independencia y
el ham bre de justicia, apreciados sueños que todavía nos persiguen.

B IB L IO T E C A A Y A C U C U O XI
en academ ias y centros de poder. En el caso específico vene 2» la n o , es ilustra­
tiva la interpretación de Laureano Vallenilla Lanz, quien es taxativo y bastante
provocador cuando nos dice que esa cacareada G uerra de Independencia “a la
que le debem os el bien inestim able de llam arnos ciudadanos en una nación y
no colonos, puede colocarse en la últim a categoría que cualquiera de nuestras
frecuentes m atazones”^ A unque hoy parezca un lugar com ún, hace más de
nueve décadas era tem eraria la idea de que la G uerra de Independencia fiiera
una guerra intestina, hipótesis que gozaba de poca sim patía en los círculos in­
telectuales. E m pezando p o r llam ar “m atazón”, en lugar de sacrificio, entrega
o inm olación a la guerra que garantizaría la libertad m ism a de nuestro p ue­
blo. “M atazón” es ya de p o r sí una voz peyorativa y este es en parte el carácter
provocador al cual nos referimos. Vallenilla Lanz desdice de la naturaleza
internacional de la “gesta em ancipadora” defendida p o r los historiadores de
otrora, señalándonos que, si bien la guerra es parte de la “evolución progre­
siva de la h u m a n id a d ”, es poquísim o lo que podem os esperar de un aconte­
cim iento en el que el“determ inism o sociológico” im pone las reglas del juego.
Es así com o la guerra es una fatalidad en la que el h om bre es un prisionero.
Para sustentar su tesis, Vallenilla explica que un grueso de los soldados que
integraron los ejércitos realistas fueron am ericanos. En todo caso, insiste,
es una exageración rom anticona la de pintar cuadros sangrientos de héroes
contra villanos, no h u bo enfrentam iento masivo entre los nacionales y los
extranjeros: “ Los hom bres que m andaron las m ontoneras delincuentes de
aquellos años, au n q u e isleños y peninsulares m uchos de ellos, tenían largos
años de residencia en el país”’. Vallenilla aduce la antipatía que albergaba el
pueblo llano a la causa independentista y se vale de los testim onios de Rafael
U rdaneta y Sim ón Bolívar, entre otros, siendo este últim o categórico en su
Manifiesto de C arú p an o de 1814 cuando dice; “Vuestros herm anos y no los
españoles han desgarrado vuestro seno, derram ado vuestra sangre, incendia­
do vuestros hogares y os han condenado a la expatriación”\
Vallenilla Lanz no visualiza en ningún momento a un Bolívar que se per­
cata de la popularización de la guerra como garantía de triunfo, sino que se
conforma con enfatizar lo errado que estuvieron los ilustrados de la Primera

2. Laureano Vallenilla Lanz, CíSflnsmoWemocrnfico.Caracas.Monte Ávila Editores, 1994, p. 39.


3 .¡b id .,p A 2 .
4 .Ib id .p .4 5 .

XII P R I M E R A S r O N S i r r U C I O N E S . lA T lN O A M f-R IC A Y E L C A R IB E
República al considerar que una masa de analfabetos pudieran adquirir el
estatus de ciudadanos. D eponer las autoridades coloniales trajo com o con­
secuencia la anarquía y los resentim ientos sociales de los grupos explotados.
Vallenilla Lanz im pugna la sicología popular por ser caldo de cultivo d e “hor-
das bárbaras”, de “gente feroz y perezosa” gente ruin incapacitada de ejerci­
tar las tan añoradas virtudes republicanas. ¿El colofón de su razonam iento?
La necesidad histórica de juan Vicente G óm ez’.
La contestación de Irazábal" a Vallenilla, pone en evidencia dos tenden­
cias antagónicas a la hora de reinterpretar la Independencia. Porque veremos
que en Irazábal la G uerra de Independencia es una guerra librada contra el
“yugo español”, com o reza nuestro him no nacional venezolano, es una guerra
internacional, máxime, cuando es expresión de la decadencia del régimen
español, que después de tres siglos de dom inación, anunciaba en sus colonias
condiciones concretas de extinción. Es en este marco, según Irazábal, que
debe ser entendido el rechazo a la C om pañía Guipuzcoana por parte de Juan
Francisco de León, la insurrección de José Leonardo Chirino, los m ovim ien­
tos revolucionarios de M anuel Gual y José María España y las expediciones
de Francisco de M iranda a m ediados del siglo XVIII y la prim era década del
siglo XIX, respectivamente. Los m ovim ientos m encionados fueron tentativas
frustradas por ser iniciativas de grupos sociales ajenos a la nobleza territorial.
Las duras medidas económ icas tom adas por la regencia española provocaron
más fácilmente el contrabando de Inglaterra y Holanda, asimismo, los pre­
juicios económ icos y cierto conservadurism o español que im pedían el libre
comercio en H ispanoam érica, nos dice Irazábal, aceleraron el rom pim iento.
El mercantilism o, la piratería, las guerras napoleónicas, la invasión francesa
a España, los im puestos, los tributos, entre otros, fueron factores que favore­
cieron el ansia em ancipatoria. Por otro lado, debido a la discrim inación y a
la relegación de los blancos criollos por parte de los peninsulares, prendieron
más fácilm ente las ideas francesas de los derechos ciudadanos. En todo caso,
lo más resaltante en Irazábal es que si bien reconoce lo que Vallenilla ya había

5. Lo peligroso de esta hipótesis,Iquc goza de buena salud en algunas universidades latinoam erica­
nas, es que siembra la idea del “pueblo inepto", de sentim iento de inferioridad de los colectivos que
se sienten incapaces de^lirigir su propio destino. De allí su caráaer reaccionario.
6. Carlos Irazábal, Hacia ¡a democracia, 4* ed., Caracas, Editorial Ateneo de Caracas (Col. H istoria),
1979.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O XIII
dicho sobre lo im p o p u lar de la Guerra de Independencia, no lo hace acep­
tando elem entos georraciales, sino, exactamente, por conciencia de clase.
¿Cómo p o d rían las masas populares estar a favor de quienes históricam ente
le habían cerrado el paso a la tan amada igualdad social? D efender la causa del
Rey, en la creencia de las mayorías, representaba dar al traste con la ignom inia
de los criollos. Si sum am os a esto, un José Tomás Boves que prem iaba a los
hum ildes con los “bienes de los nobles”, ergo, queda claro lo expuesto. Es así
com o en IrazábaJ la G uerra de Independencia es la confrontación entre la no­
bleza territorial y la m onarquía española. Irazábal critica agriam ente la tesis
del gendarm e necesario que hace - a su ju icio - una descontextualización del
pensam iento bolivariano, adem ás de poner en evidencia una incom prensión
y desprecio p o r el pueblo venezolano. Acusa a Gómez y a sus iguales de en-
treguistas a intereses foráneos a la vez que señala que dem ocratizando la pro­
piedad de la tierra se puede construir una sociedad m ás justa sin dictadores
de ninguna estirpe.
Todavía repican interpretaciones sobre las causas de las independencias
de Am érica Latina y el Caribe, tributarias del positivism o trasnochado, en­
tendidas com o una “m entalidad im portada”, siendo su m áxim o exponente
Francisco Xavier G uerra, quien pone en segundo orden las tensiones internas
propias de la expoliación colonial. Afirma G uerra que es debido fundam en­
talm ente a la crisis de la monarquía provocada por la invasión de España a N a­
poleón B onaparteque se da la emancipación en la patria americana^. Pretende
negar así el carácter revolucionario de las independencias. D iam etralm ente
opuesto, John Lynch, sin obviar la dependencia del im perio español, pone las
cosas en su sitio. Asevera el historiador inglés que desde el siglo XVII las colo­
nias hispanoam ericanas habían roto con la dependencia de España, en virtud
de que ya se habían convertido en su propia metrópoli. Todo esto, producto
del crecim iento de la actividad económ ica sobre el sustento de un p atrón de
inversión -cap ital am ericano en inversión am erican a- que aunque tím ido
en sus alcances, estaba fuera del sector trasatlántico. En este sentido, la nueva
correlación de fuerzas era el producto de la secesión de la industria minera y
de la redistribución de la riqueza dentro del mundo hispano. M ism o capital y
m ism a adm inistración, tanto para la defensa com o para la econom ía. El aná-

7. Francisco Xavier G uerra, M odernidad e independencia, M adrid, Colecciones MAPFRE, 1992.

XIV P R I M E R .\ S C O N S T r r U C I O N E S . U T I N O A .M £ R lC A Y E L C A R IB E
lisis de la econom ía de plantación del Caribe y norte de Suramérica y su ciclo
de producción con respecto a los extranjeros corrobora lo afirmado. La im ­
plantación de nuevo im perialism o hispano y el control de los criollos, como
m uro de contención contra el contrabando de las colonias, se deben entender
com o la “reconquista de América” en la política centralizadora de Carlos III.
De tal m anera que para Lynch, la “independencia aunque precipitada por un
choque externo, fue la culm inación de un largo proceso de enajenación en la
cual H ispanoam érica se dio cuenta de su propia identidad, tom ó conciencia
de su cultura, se hizo celosa de su recurso”*.

II

La llegada de Cristóbal Colón al territorio después llam ado América con­


verge con e! surgim iento de ima Europa sedienta de negocios. La aparición
de los Estados m odernos y las explosiones de nacionalidades desplazaban
los señoríos locales. El feudalismo, que basaba la riqueza en la tenencia de
la tierra, y que asum ía cierto recato al am asar fortuna por ser una forma de
pecado, com o algunos cristianos insistían desde los púlpitos de las iglesias,
estaba prácticam ente en decadencia. Una idea cobraba terreno: ser rico era
una bendición del cielo. Lucrarse de los préstam os era algo norm al y hasta
divino, se pensaba sin rubor. Los principios éticos básicam ente protestantes
definían un nuevo sujeto histórico y España, com o potencia colonial em er­
gente, no escapaba del espíritu de una época en la que las verdades aceptadas
com enzaban a estar cuestionadas. Todo descansaba sobre el Rey, un soberano
que por “gracia divina” era el m andam ás de los confines. M ercantilismo se
le llamó a esta m anera de ver el m undo, creencia más que doctrina, en la que
los Estados integrados por m inorías poderosas y “educadas” se sentían lla­
mados a intervenir en la vida económ ica de los pueblos. El convencimiento
de que la exportación del Estado debía ser m ayor que su im portación, trajo
com o consecuencia el choque de intereses económ icos de España con otros
países-Francia, Inglaterra, P o rtu g al-q u e tam bién requerían m ercados para
alcanzar prosperidad material. Se necesitaban colonias para obtener materias
prim as, m ano de obra a bajos costos y com pradores cautivos y esto era objeto

8. John Lynch, Las r^olitciohes hispanoamericanas 1808-1826, Barcelona, Barral Hnos., 1976, p. 9.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O XV
de problem as que se m antendrían unos cuantos siglos. Estas medidas se de­
bían acom pañar del fom ento de las “industrias” para abastecer las dem an ­
das y aplicar fuertes reglas aduaneras. Com o se puede deducir, el panoram a
era de com petencias y pugnas por el apoderam iento del m undo. España,
que cada día ejercía más el control a propósito de los viajes de exploración
y saqueo, no escondía sus ansias proteccionistas. La ejecución de norm as
duras que obligaban a las colonias a com ercializar exclusivamente con la
m etrópoli, asfixiando así la explotación de industrias que pudieran com petir
con España, lo decía todo. El ejem plo m ás sobresaliente fue el sector textil
aupado en 1548 p o r las Cortes de Valladolid y posteriorm ente restringido a
los extranjeros. Asim ism o, España profundizaba el m onopolio del transporte
a la vez que prohibía term inantem ente el com ercio entre las colonias. Los
m ercaderes sevillanos pechaban con altos im puestos las mercancías prove­
nientes de las colonias, lo que con el tiem po fue m inando el ánim o y el afán
independentista de los sectores resentidos. Si bien este no era un proceder
exclusivo de los hispanos, sí repercutió definitivam ente en los territorios de
ultram ar. El in stru m en to del cual se valdría la reina Isabel para im plem entar
su poderío com ercial y sus indiscutibles atribuciones políticas fíie la Casa de
C ontratación de Sevilla, fundada en 1503, que tenía entre sus funcionarios
a un tesorero que debía encargarse de recibir todo el oro que viniera de las
Indias y enviarlo a la Casa de la M oneda de Sevilla para su acuñación. Lo más
destacable en la lógica de la España expansionista de los siglos XV y XVI, y
que dem uestra su apego al oro am ericano, fue su teoría de los metales precio­
sos, es decir, el convencim iento de que una nación era verdaderam ente rica
cuanto m ás cantidad de dinero alm acenara. La riqueza de una nación estaba
dada po r la posesión del oro y dem ás metales preciosos, m otivos reales del
im pulso “civilizador”. Lo que no se puede obviar, es que la vorágine europea
era expresión del espíritu capitalista incipiente. C ultura depredadora que
todavía nos persigue.

III

Es una verdad de perogruUo que los m ovim ientos independentistas en las


colonias am ericanas, especialmente de la América española, se nutrieron de
los conflictos sostenidos entre las potencias europeas, en especial España,

XVI P R IM E R .\ S C O N S T IT L '(:iO N I-S . U T IN O A M ÍR IC A Y E l.C A R IB I-


Inglaterra, Francia y Holanda. Desde los prim eros años de la invasión a las
tierras am ericanas por parte de los españoles, otras naciones europeas, movi­
das por el interés de extender igualmente sus dom inios con tierras anexadas a
sus respectivas jurisdicciones en el Nuevo M undo, realizaron una serie de ac­
ciones para controlar el expansionism o hispano, ya p or medio de los enfren­
tam ientos arm ados, ya por el m edio más efectivo de invadir y apropiarse de
extensiones en lo que ya, desde años atrás, enarbolaba la bandera de Castilla.
Inglaterra fue la nación que con mayor voracidad ocupó tierras americanas: lo
hizo directam ente p o r razón de guerra, o indirectam ente con la práctica de la
bucanería que alentó y apoyó, durante los siglos XVII y XVIII, dom inando los
predios españoles de ultram ar; luego lo legalizó m ediante tratados firmados
con España, quien en posición difícil, hubo de acceder a legalizar lo usurpado
por los ingleses. Así sucedió con Belice, en la Am érica Central, con las islas
Malvinas al sur del territorio argentino y con Guayana y la isla de Trinidad, al
oriente de la costa de la porción n orte del continente americano.
Esa política de los ingleses favoreció igualm ente las aspiraciones de los
franceses y holandeses, pueblos que tam bién quisieron tom ar parte en la
práctica anexionista de tierras, para ensanchar sus dom inios. Lógicamente
que ello condujo a tensiones entre esas naciones, pero no evitó que tanto H o­
landa com o Francia saquearan y se apoderaran de tierras e islas en América.
Las rivalidades entre estas naciones contra Inglaterra llevaron al estableci­
m iento de colaboración y apoyo a la independencia de los Estados U nidos de
N orteam érica (las trece colonias),com o se deduce del reconocim iento oficial
que hizo el G obierno de este nuevo Estado, con la firm a del Tratado de Alianza
y Com ercio entre am bas naciones el 6 de febrero de 1778. Además, fue evi­
dente la ayuda m ilitar francesa a las tropas revolucionarias norteam ericanas.
De contraparte, Inglaterra entraría a a p o p r el m ovim iento revolucionario de
los negros haitianos, que culm inó en el establecim iento del Im perio de Haití,
después de la guerra dirigida por el general negro Toussaint L’O uverture
contra los esclavistas blancos franceses. Esa república establecida en la que se
consagró la libertad absoluta de los esclavos, fue el prim er Estado indepen­
diente en América Latina y su m áxim o líder se convirtió en el prim er liberta­
dor, hom bre ganado por los postulados de la Revolución Francesa.
Es indiscutible, desde luego, que estos acontecimientos, y la penetración
de las ideas de la Revolución en los pueblos de habla española incidieron

B IB I.10T E C .A A Y A C U C :H ü XVII
plenam ente en los m ovim ientos independentistas de la América del Sur y
de C entroam érica. Todo ello reforzado con el bloqueo de Francia sobre In­
glaterra y la invasión de los soldados de Napoleón a la Península Ibérica,
evento que aceleró el com plejo de fuerzas sociopoliticas con el que arrancó
el m ovim iento revolucionario independentista. Y com o elem ento m uy de­
term inante p ara la acción revolucionaria estuvieron de parte de los pueblos
sojuzgados el m altrato de las autoridades m onárquicas y los excesivos im ­
puestos y abusivos m odos de conducir la cosa pública que fueron el ferm ento
con el que reventó la insurrección en toda América,
El 4 de noviem bre de 1780 se inició la insurrección dirigida p o r el ca­
cique de Tungasuca, José Gabriel C ondorcanqui, quien adoptó el nom bre
de Túpac A m aru. Los m otivos para el suceso fueron los vicios del régimen
colonial que acogotaban al pueblo peruano, tales com o los m onopolios co­
merciales, la discrim inación de los criollos, la explotación de los aborígenes
y el exceso de tributaciones. Este m ovim iento fue destruido a sangre y fuego,
pero su m ensaje p u d o extenderse rápidam ente hacia los pueblos de la Nueva
G ranada, Venezuela, el Alto Perú y Chile. En el Alto Perú (hoy Bolivia) en
el año de 1780 h u b o una rebelión indígena encabezada por Tomás Catari,
influenciado p o r T úpac Amaru. Este m ovim iento insurreccional se exten­
dió p o r C harcas, Cochabam ba, O ruro y La Paz. El líder Catari fue apresado
y ajusticiado, pero sus herm anos D ám aso y Nicolás tom aron la dirección de
la revuelta y sitiaron la población de Charcas (Chuquisaca) con un ejército
de poco m ás de doce mil hom bres; fueron derrotados y num erosas perso­
nas com prom etidas, ju n to con los dos herm anos, fueron ejecutadas. En este
m ism o año - 1 7 8 0 - el indígena Julián Apaza, conocido com o Túpac Cata­
ri, reunió num erosos hom bres con los que sitió la ciudad de La Paz en dos
oportunidades; derrotado finalm ente fue ejecutado con gran núm ero de
seguidores. En la Nueva G ranada, en 1781, José A ntonio Galán encabezó la
rebelión conocida com o Los C om uneros, cuyo núcleo central se estableció
en El Socorro. Fracasada en su intento, esta insurrección se tiene com o el
preám bulo de la lucha em ancipadora. Igualmente favoreció al clima de des­
contento la publicación en castellano de los Derechos del Hombre, realizada
por A ntonio N ariño en 1794, lo que le valió la pena de destierro por diez años
a las fortalezas que España tenía en el norte de África. En Q uito, la acción
revolucionaria de 1790 a 1795 se centró en las actividades del Indio Espejo.

XVIII P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T I.\0 .\.V 1 É R IC A Y EL c :a R I BE


Este médico y acertado escritor divulgó las ideas liberales entre el pueblo, por
m edio del prim er periódico ecuatoriano que fundó él m ism o y desde cuyas
páginas se fue regando la semilla de la Revolución. En Paraguay, entre 1717 y
1735, h ubo un m ovim iento de com uneros que se levantó contra los abusos
comerciales y fiscales realizados por la autoridad m onárquica. Esta insurrec­
ción fue derrotada pero dejó una huella profunda que revirtió luego en el
m ovim iento de la independencia. Y, finalm ente, en la Capitanía General de
Venezuela, por las mismas razones, se presentaron varios intentos de rebelión
a finales del siglo XVIII, especialm ente el surgido en 1781 en los cantones de
La Grita y San Cristóbal, que con el nom bre de com uneros se expandió por
M érida y Trujillo, con ramificaciones en M aracaibo, y que tam bién afectó la
provincia de Pam plona, en la Nueva G ranada. Este m ovim iento se fusionó
con los com uneros de El Socorro; el jefe del m ovim iento del lado venezolano
fue el patriota Juan José García de Hevia, quien con el grito de “Viva el Rey
y m uera el mal gobierno” se lanzó a la insurrección. Lo destacable es que es­
tam os ante m ovim ientos revolucionarios de motivaciones com unes que el
pensam iento dom inante ha fracturado, haciéndonos creer que en la América
Latina y caribeña la unidad es un artificio.

IV

De tal m anera que en todos estos antecedentes, surgidos en los años finales
del siglo XVIII, se pudo notar cierto grado de ferm entación que fue altam ente
favorable para los sucesos que, en los prim eros años del siglo XIX, habrían
de desem bocar en la independencia de las colonias am ericanas del tutelaje y
gobierno m onárquico de España. Todo esto, sin negar que a com ienzos del
siglo XIX estaban m uy presentes en Iberoam érica los vestigios del proceso de
conquista^, con su expoliación característica, no solo metálica, sino de h o m ­
bres y tierras, en la que el indígena sustentado en “m odo de vida señorial”
m antiene intacto rasgos contradictorios d e “opulación y miseria” El cuadro
de finales del siglo XVU es variado e interesante. Según argum entos de Tulio
H alperin D onghi, México era la región m ás poblada y rica para la econom ía

9. Tulio Halperin Donghi, Historia contemporánea de América Latina, M adrid, Alianza Editorial,
1972.

Bl B I.IO T E C ^ A Y A C U C H O XIX
europea. El despunte de la producción de azúcar en las Antillas españolas
en el siglo XVIIl es de indiscutible valía, m ientras que un a Ajnérica C entral
organizada en la C apitanía General de Guatem ala se m ostraba más estática.
Las tierras suram ericanas del Caribe son de nuevo zonas de expansión. Al
lado del com ercio legal está el contrabando: Jamaica, que lo dom ina desde
el siglo XVII, es cada vez más im portante para Nueva G ranada. Con una
población que es la m itad de la neogranadina, Venezuela exporta p o r valor
dos veces m ayor que Nueva G ranada. El más significativo de los rubros es el
cacao (un tercio del total de las exportaciones, que excede cuatro m illones
y m edio de pesos); siguen el índigo, con algo más de un m illón, el café y el
algodón. El reino de Chile, arrinconado en el extrem o sur del Pacífico, es
la más aislada y rem ota de las tierras españolas. M ientras Chile perm anece
escasam ente tocado p o r las transform aciones de la estru ctu ra im perial de la
segunda m itad del siglo XVIII, el Rio de la Plata es acaso, ju n to con Venezuela
y las Antillas, la com arca hispanoam ericana más p ro fu ndam ente afectada
por ellas. Pero el núcleo dem ográfico y económ ico del virreinato rioplatense
sigue estando en el Alto Perú y en sus m inas (las decadentes de Potosí, la más
nueva de O ru ro )‘°.
Los elem entos definitorios de esa América española que ya presagia su
caída son: el peso económ ico de la Iglesia y las órdenes, p o r un lado, y la exis­
tencia de “líneas de castas” que corren el riesgo de borrarse sobre todo entre
blancos, mestizos y m ulatos libres, por el otro:

Las tensiones entre estos grupos étnicos envenenan la vida urbana en toda
Hispanoamérica, desde Montevideo, una fundación de aire tan m oderno en
ese Rio de la Plata relativamente abierto a los vientos del m undo, en que un
funcionario no logra, ni aun mediante una declaración judicial que atestigua
la pureza española, esquivar una insistente campaña que lo presenta como
m estizo.ypor lo tanto indigno de ocupar cargos de confianza, hasta Venezuela,
en que la nobleza criolla, a través de algunos de sus miembros más ilustrados,
se hace portavoz de resistencias más amplias al protestar contra la largueza con
que las autoridades regias distribuyen ejecutorias de hidalguía a quienes tienen
con qué pagarlas. Allí donde existe, además, el abismo entre dominadores blan­
cos y pobladores indios, esa resistencia adquiere un tono aún más prepotente y
violento, tanto más irritante porque muchos de los que son legalmente blancos

10. 25 y ss.

XX PRI.VIER AS C O N S T IT U C IO N E S . lA F IN O A M E R lC A Y EL ('.A R IB E
sólo pueden pasar fwr tales porque en los dos siglos anteriores las curiosidades
sobre linajes eran menos vivas” .

Bastante avanzado el siglo XVIII, la C orona española triplicaba sus ren­


tas, sobre dieciocho millones de pesos, increm ento que aceleró la creación de
una e s tru a u ra adm inistrativa y m ilitar más sólida en Indias, p>ero que tam ­
bién hizo posible mayores envíos a la Península. No es gratuito que fuera en
los años de más transform aciones adm inistrativas cuando las sublevaciones
estuvieran a la orden del día, presentando com o eje transversal la protesta
contra el peso acrecido del fisco. Es en este m arco que se debe explicar la crea­
ción de nuevas unidades adm inistrativas (el Virreinato de Nueva G ranada en
1717 y el de Río de la Plata en 1776) y del M inisterio de Indias para m erm ar
el Consejo de Indias. Todo esto da paso a la creación de los intendentes de
Ejército y H acienda'^ Sin em bargo, las reform as no redujeron sustancial­
m ente las rencillas institucionales y la corrupción adm inistrativa. Diversas
fueron las causas que im pulsaron las independencias políticas de España;
para abreviar quedém onos con la observación de Halperin Donghi:

La libertad que derivaría de una política comercial elaborada por las colonias
mismas pasa a ser una aspiración cada vez más viva. Acaso más que esa as­
piración pesa en la marcha a la independencia el espectáculo mismo de una
metrópoli que no puede ya gobernar la economía de sus colonias, porque su
inferioridad en el mar las aísla progresivamente de ellas. En lo administrativo,
el agostamiento de los vínculos entre metrópoli y colonias comenzará a darse
más tardíamente que en lo comercial, pero en cambio tendrá un ritm o más
rápido. En uno y otro campo los quince años que van de 1795 a 1810 borran

I l.Ib id .,p p . 39-40.


12. En Esparta, el rey Carlos III, m áxim o representante de la dinastía borbónica, puso en práctica
una serie de reformas tales com o el Decreto de la libertad de comercio para las colonias hispano­
am ericanas, la eliminación del T ribunal de la Inquisición, el fom ento de los salones literarios y de
las asociaciones científicas, la creación de las Academias de la Lengua, de Medicina, de Derecho
Canónigo, de Bellas Artes e Historia y la f eform ulación del plan de estudio de las universidades. Estas
reform as repercutieron favorablemente en la América española, porque estim ularon el desarrollo
de la agricultura, la ganadería y el com ercio, a la vez que vitalizaron el sentim iento nacionalista de
los blancos criollos. De m anera global, la política borbónica influyó poderosam ente en la clase
colonial económ icam ente dom inante (blancos criollos), porque esta se daba cuenta de las ventajas
que para ella representaría la libertad comercial absoluta y el ejercicio del poder político. Sabía que
para lograr esto, era indispensable independizarse de España.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O XXI
los resultados de esa lenta reconquista de su imperio colonial que había sido
una de las hazañas de la España borbónica'\

El quid de! asunto será el rol que vendrían a jugar los peninsulares en
H ispanoam érica. Porque las revoluciones latinoam ericanas -atravesadas
por m atices bastante com plejos imposibles de simplificar en esta presenta­
c ió n - com enzaron p o r ser intentos de los sectores criollos de las oligarquías
urbanas para desplazar del poder político y la adm inistración colonial a sus
obstáculos para la com pletitud de su clase, prácticam ente detentora de la
econom ía de los territorios. Pero no era un enfrentam iento tan obvio sino
subrepticio, com o nos explica H alperin Donghi: basta com parar la severidad
nueva con que fueron reprim idos los m ovim ientos de Q uito y el Alto Perú
con la reconciliación entre el virrey Cisneros, que en Buenos Aires sucedió
a Liniers, y la ju n ta disidente de M ontevideo; sólo el m antenim iento del do­
m inio m ilitar de Buenos Aires p o r los cuerpos criollos im pidió que los antes
rebeldes d o m in aran p o r entero la vida del Virreinato. En los virreyes, los
intendentes, las audiencias, se veía sobre todo a los agentes de la suprem acía
de los españoles de España sobre las altas clases locales: eso redujo enorm e­
m ente el sentido de los prim eros episodios revolucionarios en la América del
Sur española. En cam bio, en México y las Antillas -c o n tin ú a Tulio Halperin
D o n g h i- o tras tensiones gravitan más que las de españoles y élites criollas
blancas: en las islas la liquidación de los plantadores blancos de Haití propor­
cionaba una lección particularm ente im presionante sobre los peligros de una
escisión de la población blanca. En México fue la protesta india, y luego m es­
tiza, la que d o m in ó la prim era etapa de la Revolución y la condujo al fracaso,
al enfrentarla con la oposición conjunta de peninsulares y criollos blancos. Si
bien en la Am érica del Sur española esas fronteras de la sociedad colonial que
separan las castas no dejaron de hacerse sentir variando localm ente el ritm o
del avance revolucionario, su influjo no bastó para detenerlo.

13.T. Half)crin D onghi, op. cit., pp. 81-82.

XXII P R 1 .M ERAS C O N S im -a O N E S . l m i n o .\.\ í £ r ic a y el c a r ib e


Para com prender la trascendencia histórica de las prim eras constituciones
latinoam ericanas y caribeñas no podem os obviar el contexto m ism o de las
luchas independen tistas. Consideram os que seria una pretensión infructuosa
querer abarcar con un hilo conductor veintitrés cartas m agnas irrespetando
los particularism os y las com plejidades propias de la dinám ica sociohistó-
rica. Sería más o p o rtu n o realizar un m arco de referencia m ayor que ponga
en perspectiva la temática y que el interesado(a) pueda profundizar según
sea el caso. Sería más efectivo y científico a tono con la naturaleza de esta
selección.
Es innegable que nuestros textos constitucionales están vinculados con
el espíritu ilustrado'^ y liberal propio del siglo XVIII. Las crisis del absolu­
tism o y las explosiones de la burguesía dan pábulo a las revoluciones políti­
cas y económ icas en las que están enm arcadas nuestras constituciones; los
casos estadounidense (1777) y francés (1789)'^ son m uy emblemáticos. La
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano prepara el terreno
para una nueva subjetividad donde el individuo, más que súbdito se con­
vierte en ciudadano, hijo de una república y de su ordenam iento legal. Por

14. Sobre esle a sp e a o véase el esclarccedor prólogo de José Carlos C hiaram onte a Pensamiento de
¡a Ilustración. Economía y sociedad iberoamericanas en el siglo X V///, Caracas, Biblioteca Ayacucho
1Col. Clásica 1,51,1992, pp. IX-XXXIX.
15. La Revolución Francesa trajo consigo grandes cambios en la vida política y social del país;
asimismo, conm ovió a toda Europa, en donde se im plantaron reform as que contem plaban nuevas
formas de organización del Estado. Entre las consecuencias político-sociales más resaltantes de la
Revolución Francesa, en vista de la trascendencia y significación que tuvieron en otras latitudes, y
especialmente en America Hispana, se pueden anotar: destruyó el régimen feudal en Francia; con
esto abrió am plias perspectivas al desarrollo de la agricultura, la industria y el com ercio, ya que
estim uló la libertad de trabajo, la iniciativa privada y la producción. Acabó con el absolutism o y
con la doctrina que le servia de fundam ento (Derecho Divino de los Reyes). En su lugar, im plantó
inicialm entcla m onarquía constitucional y después el r.'gimen republicano de gobierno. Consagró
y difundió los Derechos del Hombre: libertad, igualdad, fraternidad, propiedad, soberanía popular.
Al acoger el principio de soberanía, reconoce el derecho de los pueblos a darse sus propios gobiernos
m ediante el sufragio. O tro de los principios fundam entales consagrados fue el de la igualdad ante
la ley, que term ina con los privilegios sociales. Establece la división tripartita del poder público,
la institución del estado civil y la unidad legislativa; y afirma el concepto de nación. Tanto el clero
com o la nobleza perdieron sus prerrogativas de clase. Cfr. Georges Lefebvre, La Revolución Francesa,
Barcelona, Editorial Laia, 1974; Estudios sobre la Revolución Francesa y elfinal del Antiguo Régimen,
2* ed., M adrid, Ediciones Akal, 1996.

B IB L IO T E C A A Y .^ C fC H O XXIII
supuesto q ue el trasfondo de todo esto fue el m ovim iento genérico llamado
Ilustración, com o ya dijimos. Los polémicos libros de los enciclopedistas
franceses del siglo XVIII eran discutidos e interpretados clandestinam ente
en toda A m érica, y sobre sus ideas van a girar las independencias, en especial
sobre los libros de Rousseau, Voltaire, Helvecio y D iderot. H um boldt, quien
estuvo en Am érica cinco años, expone que se consideraban sospechosos a
los qu e leían a M ontesquieu o a Rousseau, y que gran núm ero de am erica­
nos fueron condenados a m uerte por sus ideas'*. No negam os que las ideas
filosóficas del siglo XVIII influyeron poderosam ente en el desarrollo de los
acontecim ientos posteriores. El torrente ideológico provocado p or la Revo­
lución Francesa hizo que se difundieran los Derechos del Hombre en las colo­
nias hispanas. M ariano M oreno, en Argentina, tradujo El contrato social de
Rousseau; A ntonio Nariño, en Colombia, tradujo los Derechos del Hombre, en
1794. H om bres com o Morelos, de México; M iranda y Bolívar, de Venezuela;
M oreno y Vieytes, de Argentina, reciben un poderoso influjo sociopolítico
de la Revolución Francesa, hasta puede decirse que ideológicam ente son vás-
tagos de ella. Esta ideología se extendió tanto en América hispana, que hasta
los curas estaban im pregnados de las ideas revolucionarias. Sus principios
filosóficos y políticos se encuentran claram ente expresados, por ejemplo, en
la Revolución N egra de Haití, a la que se ha calificado com o la versión am e­
ricana de la Revolución Francesa, y el m ovim iento revolucionario de Gual y
España en Venezuela. En resum en, se puede indicar que las colonias sufren

16. M ontesquieu. Rousseau y Voltaire fueron ios que obtuvieron más resonancias por sus escritos.
Tuvieron gran influencia en las masas pxspulares y muchas de sus ¡deas encontraron eco en las decla­
raciones de la independencia de las colon ias inglesas de N orteam érica, y en la Revolución Francesa.
Voltaire es el gran enem igo de toda verdad establecida. En sus m últiples obras.se dedica sobre todo
a atacar b au to rid ad de la Iglesia y el absolutismo. Es partidario vehem entem ente de la tolerancia
religiosa. El barón de M ontesquieu escribió, entre otras obras, el Espíritu de las leyes. Allí expresa la
teorfa de que el gobierno debe dividirse en tres ramas; la legislativa, encom endada a u n parlam ento
electo, la ejecutiva, en m anos del Rey, y la judicial, que tiene por misión castigar a los violadores de las
leyes. Juan Jacobo Rousseau fue el más radical de los enciclopedistas. Entre sus obras destaca Emilio
y Elcontraio social.En esta últim a, establece que el Estado se form a debido a un contrato libremente
establecido p or todos sus m iem bros, de lo cual deriva la soberanía del pueblo que puede encom en­
dar su gobierno a alguien, pero que puede recuperarlo cuando así lo desee. Asimismo expresa la idea
de que el hom bre es bueno por naturaleza y que la sociedad hum ana es dañina. Las nuevas ideas se
d ifundieron rápidam ente entre los elementos cultos de la clase burguesa, y en algunos sectores de
las clases privilegiadas, y hasta hubo m inistros y m onarcas que se inspiraron en ellas para realizar
tím idas reform as a fin de evitar revoluciones violentas.

XXIV P R i . M F R . v s a ^ \ . s - m x 'c i o N E S . u t i n o a . v i f . r i c : a Y e l c a r i b e
durante el “siglo de la Ilustración” efertos similares, políticos, militares, eco­
nómicos y culturales, provenientes de España. La pésima adm inistración, los
errores políticos, la decadencia de las estructuras sociales y, en consecuencia,
las reformas logradas en los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III,
son los principales hechos que modifican las estructuras am ericanas y que
predisponen para la independencia.
Pero, por otro lado, sería un error evaluar nuestras independencias
com o meras extensiones de lo que ocurría en Europa o un vago reflejo de la
caída del antiguo Régimen, sea español o francés. Es tendenciosa esa lectu­
ra que asevera que las independencias nuestroam ericanas se deben en gran
m edida a la palpable incapacidad de la m onarquía ibérica de som eter a sus
colonias. Detrás de esta afirm ación está la negación de una historia más allá
de los dictám enes de los colonizadores de siempre. Sobre este aspecto José
Luis Romero es bastante enfático:

¿Hasta dónde es válido pensar e interpretar el proceso de Emancipación sólo


como un aspeao de la crisis de transformación que suft'e Europa desde el siglo
XVIII y en laque se articula la caída del imperio colonial español? Sin duda esa
crisis de transformación constituye un encuadre insoslayable para la com pren­
sión del fenómeno americano, y lo es más, ciertamente, si se trata de analizar las
corrientes de ideas que puso en movimiento. Pero, precisamente porque será
siempre imprescindible conducir el examen dentro de ese encuadre, resulta
también necesario puntualizar -para que quede dicho y sirva de constante
referencia- que el proceso de la Emancipación se desata en tierra americana a
partir de situaciones locales y desencadena una dinámica propia que no se pue­
de reducir a la que es peculiar de los procesos europeos contemporáneos'^.

El carácter local, con sus propias incógnitas y el m odelo extranjero están


presentes en nuestras independencias dibujando cierta realidad sui generis
que no caricaturiza necesariamente lo europeo, com o cierta historiografía
hispanófila quiere hacernos ver. La crisis de 1808, cuando Napoleón invade
España, pone en evidencia una conciencia am ericana ya galvanizada para la
em ancipación, que vio en los m odelos políticos extraños un m arco funda­
mental para el rom pim iento con el nexo colonial, y no al revés:

17. José Luis Romero, “Prólogo", Pensamiento politko de la emancipación (¡790-1825), Caracas,
Biblioteca AyacuchoiiCol. Clásica], 2 3 -2 4 ,1977,t.I,p. IX.

B IB L IO T E C A A Y A C L -C U l) XXV
Hubo, si, un cierto sentimiento criollo generalizado que no pudo ser superado
por las influencias ideológicas. Estas últimas operaron sobre pequeños grupos.
Aquel sentim iento, en cambio, siguió vivo en vastos sectores populares y en las
clases altas conservadoras. Cuando se estudia el pensamiento de la Emancipa­
ción, es imprescindible no perder de vista ese sentimiento que obrará como
fuente de resistencia pasiva frente a las ideologías y a los modelos políticos
extraídos de la experiencia extranjera'*.

Si bien tan to el liberalism o com o el nacionalism o serán las arm as para


rom per con la España m onárquica, no podem os negar las fuerzas endógenas
que pulsan p o r las independencias. También es un reduccionism o peligroso
asegurar una influencia exclusiva de la Constitución de Cádiz en el constitu­
cionalism o hispanoam ericano. Si bien existe influencia, no necesariam ente
lo determ ina. Interpretaciones emergentes orientadas a derribar argucias
disfrazadas con un nuevo y atractivo ropaje de térm inos y categorías están
enhorabuena eclosionando en una Latinoamérica en ebullición.

VI

En la presente obra el lector encontrará las prim eras veintitrés constituciones


latinoam ericanas y caribeñas, com o expresión de una generación ganada
para la liberación y un pueblo ham briento de justicia social. O bviam ente
existen o tros países que form an la constelación latinoam ericana y caribeña,
pero eso debe ser producto de otro em peño editorial de igual valía. Sean jun-
tistas o independentistas, federalistas o centralistas, estas prim eras consti­
tuciones ponen en evidencia el im perativo de em ancipación, y la adopción
de la república com o el credo de la nueva religión patriótica a todo lo lar­
go del siglo XIX. Desde la haitiana (1805) hasta la brasileña (24 de febrero
de 1891), observarem os una constante: la ruptura contra todo despotism o
europeo. C on sus variantes, las prim eras constituciones latinoam ericanas y
caribeñas buscan encarecidam ente la independencia absoluta de cualquier
fuerza extranjera. Es o p o rtu n o tam bién decir, desde la m irada del realismo
político, que la existencia de la C onstitución no garantiza el cum plim iento
de la m ism a; sin em bargo, com o m odelo o arquetipo de sociedad juega un

I8.¡b id .,p p . XVll-XVIlI.

XXVI PRIMU11A.S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y KI. CARIBH


papel decisivo para la construcción de ciudadanía y la práctica de nuestros
im aginarios políticos. N orm as, preceptos y principios que regulan el funcio­
nam iento del Estado, a la vez que nos proporcionan un ideal de individuos
para el conjunto social, eso debe ser una C onstitución. No obstante, por lo
com plejo que es el tem a de las prim eras constituciones de América Latina
y el Caribe, no se deben confundir las denom inadas “constituciones clási­
cas”, generalm ente integradas por un preám bulo, con sus partes dogmática
y orgánica, con su posibilidad de reform a y sus disposiciones transitorias;
con “form as constitucionales”, que fungen de declaraciones de principios o
especies de program as m ínim os de gobierno. En todo caso, nuestras prim eras
constituciones, nacidas bajo el fuego de nuestras guerras em ancipadoras,
fueron m uchas veces docum ento-bases (valga el térm ino) con firmes p ro ­
pósitos m ilitares, políticos o adm inistrativos.
Una acotación merece la C onstitución haitiana que abre la compilación
de textos. Para decirlo en pocas palabras, y así exhortar al lector al examen
más severo, tanto Toussaint L’O uverture com o Jean-Jacques Dessalines capi­
tanearon la revolución social más im portante de la América Latina y el Caribe
del siglo XIX, al fundar la prim era nación del continente nuestroam ericano,
y se convirtieron en los prim eros gobernantes en libertar a los esclavos y
nacionalizar la tierra. Este m ovim iento de indiscutible significación, con sus
matices, fue tenido en cuenta para la redacción de los demás textos consti­
tucionales. La C onstitución de Haití es la más radical de las cartas magnas.
Luego de exponer, en su declaración prelim inar, que la isla llamada otrora
Santo D om ingo decide el cam ino del Estado libre, soberano e independiente
“de todo poder del universo” y asum e el nom bre de “Im perio de H aití” reza
en su artículo 2 q u e “La esclavitud es abolida para siem pre”. Del mismo modo
ratifica en su artículo 3: “Los ciudadanos haitianos son herm anos en su casa;
la igualdad a los ojos de la ley es incontestablem ente reconocida, y no puede
existir otro título, ventajas o privilegios, sino aquellos que resulten necesa­
riam ente de la consideración y en recom pensa a los servicios rendidos por la
libertad y la independencia”*?.
El liberalism o con sos matices es la m atriz ideológica de las constitucio­
nes latinoam ericanas y caribeñas com o se deja ver, con algunas variaciones,

19. Véase en la presente edición la p. 6.

B IB L IO T E C A A YA CU CHC) XXVII
a lo largo de los cuerpos de leyes. La división tripartida del poder, la alterna-
bilidad en el poder Ejecutivo -c o n la excepción de la C onstitución boliviana
y la chilena que p ro p u g n an gobiernos vitalicios- así como la libertad del co­
mercio, p one en evidencia esa m atriz ideológica. La definición de ciudadanía
es de im portancia inusitada. El artículo 130 de la C onstitución de Uruguay
lo establece de este m odo: “Los habitantes del Estado tienen derecho a ser
protegidos en el goce de su vida, honor, libertad, seguridad y propiedad”^”. De
igual form a el artículo 14 de la C onstitución dom inicana lo determ ina: “Los
dom inicanos nacen y perm anecen libres e iguales en derecho, y todos son ad­
misibles a los em pleos públicos, estando para siempre abolida la esclavitud”^'.
El ejercicio de los derechos civiles y la “libertad individual queda asegurada”,
enfatiza. En la C onstitución de Cuba, años más tarde, en su artículo 26, es
taxativo cuando dice que “La República no conoce dignidades, honores es­
peciales, ni privilegio alguno”^^
El caso venezolano sobre lo indígena es digno de ser citado:

Como la parte de ciudadanos que hasta hoy se ha denominado indios, no ha


conseguido el fruto apreciable de algunas leyes que la monarquía española dic­
tó a su favor, porque los encargados del gobierno en estos países tenían olvidada
su ejecución; y como las bases del sistema de gobierno que en esta Constitución
ha adoptado Venezuela, no son otras que las de la justicia y la igualdad, encarga
muy particularmente a los Gobiernos provinciales, que así como han de aplicar
sus fatigas y cuidados para conseguir la ilustración de todos los habitantes del
Estado, proporcionarles escuelas, academias y colegios en donde aprendan
todos los que quieran los principios de religión, de la sana moral, de la política,
de las ciencias y artes inútiles y nece.sarias para el sostenimiento y prosperi­
dad de los pueblos, procuren por todos los medios posibles atraer a los refe­
ridos ciudadanos naturales a estas casas de ilustración y enseñanza, hacerles
comprender la íntima unión que tienen con todos los demás ciudadanos, las
consideraciones que como aquellos merecen del Gobierno y los derechos de
que gozan por el solo hecho de ser hombres iguales a todos los de su especie,
a fin de conseguir por este medio sacarlos del abatimiento y rusticidad en que
los ha mantenido el antiguo estado de las cosas y que no permanezcan por más
tiempo aislados y aun temerosos de tratar a los demás hombres, prohibiendo

20. Véase en la presente edición la p. 466.


21. Véase en la presente edición la p. 17.
22. Véase en la presente edición la p. 50.

XXVIII P R IM E R A S C O N S T I T U a O N E S . U T I N O \ M É R l C A Y EL O R I B E
desde ahora que puedan aplicarse involuntariamente a prestar sus servicios a
los tenientes o curas de sus parroquias, ni otra persona alguna, y permitiéndo­
les el reparto en propiedad de las tierras que les estaban concedidas y de que
están en posesión, para que a la proporción entre los padres de familia de cada
pueblo las dividan y dispongan de ellas como verdaderos señores, según los
términos y reglamentos que formen los Gobiernos provinciales^\

De igual manera, el concepto de soberanía popular es columna verte­


bral de todas las constituciones. El artículo 6 del Acta de Federación de las
Provincias Unidas de la Nueva Granada es emblemático:

Las Provincias Unidas de la Nueva Granada se reconocen mutuamente como


iguales, independientes y soberanas, garantizándose la integridad de sus te­
rritorios, su administración interior y una forma de gobierno republicano.
Se prometen recíprocamente la más firme amistad y alianza, se juran una fe
inviolable y se ligan con un pacto eterno, cuando permite la miserable condi­
ción humana’\

La mexicana la define así en su artículo 5: “Por consiguiente, la sobera­


nía reside originariamente en el pueblo, y su ejercicio en la representación
nacional compuesta de diputados elegidos por los ciudadanos, bajo la forma
que prescriba la Constitución”‘^ La chilena en su Título III, Capítulo I y
Artículo Único la conceptualiza de este modo:

Perteneciendo a la Nación chilena reunida en sociedad, por un derecho natural


e inamisible, la soberanía o facultad para instalar su Gobierno y dictar las leyes
que le han de regir, lo deberá hacer por medio de sus diputados, reunidos en
Congreso; y no pudiendo esto verificarse con la brevedad que se le desea, un
Senado sustituirá, en vez de leyes, reglamentos provisionales en la forma que
más convenga para los objetos necesarios y urgentes’*.

La Constitución argentina maneja parámetros similares, aunque enfa­


tiza la independencia de poderes en su artículo 105:

23. Véase en la presente edición las pp. 252-253.


24. Véase en ta presente edición la p. 263
25. Véase en la presente edición la p. 58.
26. Véase en la presante edición la p. 418.

B I B L ¡O T E ( j\A Y A C t'< ;H O XXIX


La Nación, en quien originariamente reside la soberanía, delega el ejercicio
de los altos poderes que la representan a cargo de que se ejerzan en forma
que ordena la Constitución: de manera que ni el Legislativo puede abocarse
el Ejecutivo o Judicial, ni el Ejecutivo perturbar o mezclarse en este o el Legis­
lativo, ni el Judicial tom ar parte en los otros dos, contra lo dispuesto en esta
Constitución^^.

La C on stitu ció n de G uatem ala, com o las herm anas de la Confedera­


ción C entroam ericana, enfatiza en su articulo 5 que “ningún individuo,
ninguna reu n ió n parcial de ciudadanos, ninguna fracción del pueblo puede
atribuirse la soberanía, que reside en la universalidad de los ciudadanos del
Estado”'*.
La visión del Estado com o ente protector es una constante y en él,“Todo
hom bre es libre”*’. La form a de gobierno plasmada en las constituciones ge­
neralm ente es el republicano, popular, representativo y federal. La estructura
del Estado -p a rte orgánica de la C on stitu ció n - tiene m uchas semejanzas.
M ientras que en las constituciones se habla de la igualdad ante la ley, en la
práctica siguen las relaciones esclavistas y formas políticas excluyentes, lo
que certifica el carácter oligárquico y censitario de las leyes, factor generador
de contradicciones que anim arán nuestras contiendas civiles posindepen-
dentistas. La C onstitución de H onduras, en su artículo 5 establece que: “El
Estado de H onduras profesa y profesará siempre, inviolablem ente, la religión
cristiana, apostólica, rom ana, sin perm itir mezcla de otra alguna”^”.
Vale la pena, para ir finiquitando estas páginas introductorias, citar la
Proclama de los Diez M andam ientos de los Hombres Libres, de Puerto Rico,
decálogo que hace una suerte de sum ario de un grito de libertad que atra­
vesó la Am érica entera hace dos siglos; “Abolición de la esclavitud / Derecho
a votar todas las im posiciones / Libertad de cultos / Libertad de la palabra /
Libertad de im prenta / Libertad de comercio / Derecho de reunión / Dere­
cho de poseer arm as / Inviolabilidad del ciudadano / [y] Derecho de elegir
nuestras au to rid ad es”^'.

27. Véase en la presente edición la p. 443.


28. Véase en la presente edición la p. 139.
29. Véase en la presente edición el artículo 26 de la Constitución de Nicaragua, p. 191.
30. Véase en la presente edición la p. 175.
31. Véase en la presente edición la p. 53.

XXX P R I M E R .\S C O N S T IT U C IO N E S . U T IN O A M F .R IC A Y EL C-ARIBE


Pudiéram os seguir glosando cada una de las cartas m agnas latinoam e­
ricanas por su form a de Estado, por su división territorial, por los derechos y
deberes, por el carácter electoral, por las asambleas de electores, p or las fu n ­
ciones de los poderes públicos en cada una de sus secciones y m odalidades,
p or la adm inistración interior, por derechos civiles y garantías, etc., lo que se
convertiría m ás en un ejercicio de constitucionalistas que en una invitación
cordial a seguir buscando en nuestro pasado las claves políticas para entender
nuestro presente. Porque en el m arco del Bicentenario es preciso reencon­
trarnos con esa historia silenciada que nos puede dar pistas para la fuerte
unidad nuestroam ericana, al recordarnos que 200 años después, las luchas
por las independencias siguen y que no deben ser fechas m em orables solo
para eruditos y doctos, sino una gran fiesta popular en la que todas las voces
latinoam ericanas se sum en en una sola voz, que concurram os al llam ado de
la historia que nos dice que las independencias políticas de otrora nos exigen
soberanías plenas hoy.
Estas veintitrés constituciones más que un com pendio de letras m u er­
tas que ya el tiem po e intereses abyectos se han encargado de hacer olvidar,
constituyen un esfuerzo, com o m uchos otros, em peñado en rom per las am a­
rras de la ignorancia esclavizante, la pérdida de nuestras identidades y las
amnesias convenidas. Al leer las prim eras constituciones deberíam os oír una
clarinada para la construcción de la patria grannacional.

Alexander Torres Iriarte

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O XXXI
CRITERIO DE ESTA EDICIÓN

Las constituciones publicadas en este volum en desconocen a rey o potencia


extranjera alguna com o depositarios de la soberanía de los pueblos latinoa­
mericanos y caribeños. Responden a la más sencilla definición: constituir
una form a de gobierno, en estos casos, gobiernos independientes y Estados
soberanos.
En el orden cronológico, de hecho, nuestra historia constitucional se
inicia con constituciones mixtas, de alcance provincial o nacional, en cuyos
textos se decreta la autonom ía adm inistrativa de las provincias, pero aún se
reconoce la soberanía de Fernando VII, N apoleón Bonaparte o la Corona
portuguesa; casos de la C onstitución de Saint D om ingue de 1801, del Socorro
de 1809, de Paraguay de 1811 y la de Q uito de 1812, entre otras que quedan
fuera de esta selección p o r no constituir Estados soberanos, com o sí lo harían
las Constituciones del Im perio del Brasil de 1822, la Constitución Imperial
de Haití de 1805, y la C onstitución de Paraguay de 1813, estas dos últimas
incorporadas a esta selección.
O tras constituciones cum plieron una función política, ya com o decla­
ración de independencia, plan de gobierno o instrum ento legal, necesarios
para la unificación de las provincias, los ejércitos y los caudillos en m edio de
las guerras: casos de México, Cuba y Puerto Rico; de este últim o se incluye Los
Diez M andamientos de los Hombres Libres, p o r ser el único docum ento que
hace manifiesta la intención independentista de la nación boricua.
Este volum en recoge además las constituciones de dos entidades políti-
cashoy inexistentes, la República de Colom bia de 1821 y la República Federal
de C entroam érica de 1824. Se prescinde de la categoría historiográfica de

* B IB U O T E C A A Y A C U C H O XXXIII
G ran C olom bia y, por tanto, se publica el Acta de Federación de las Provincias
Unidas de la N ueva Granada.
La selección se divide en cuatro secciones cuya organicidad responde al
desarrollo de las luchas de independencia, aun cuando estas sean parte de una
sola guerra. D entro de estas secciones se establece un orden cronológico en
razón de la fecha de prom ulgación de cada Constitución, y la fuente a partir
de la cual se reprodujo se señ d a a pie de página.
En algunos casos se realizó la corrección ortotipográfica (acentuación,
pu n tu ació n , actualización de topónim os, usos de mayúsculas y m inúsculas),
y para una m ejor com prensión fueron agregadas entre corchetes algunas
palabras en el texto de las constituciones. Las Secciones y Capítulos de las
m ism as se identifican con núm eros rom anos; el articulado, con núm eros
arábigos.
Se p ublica la C onstitución de Brasil de 1891 por ser la prim era oficial de
la república, traducida del portugués p or Jane D ourado Arisawa y W ilfredo
M achado. La C onstitución de H aití fue traducida por Yurinis Prieto.

B.A.

X X X rV P R lM F R A S C O N S T l T U a O N E S . L A T IN O A M E R IC A Y EL C A R IB E
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PRIMERAS CONSTITUCIONES
Latinoamérica y el Caribe
HAITÍ, REPÚBLICA DOMINICANA,
CUBA, PUERTO RICO
HAITI
CONSTITUCIÓN IMPERIAL DE HAITI (1805)’

En el Palacio imperial de Dessalines, 20 de mayo de 1805, afto II:


Nosotros, H. Christophe, Gervaux, Vernet, Gabart, Pétion, Geffrard,
Toussaint'Brave, Raphael, Lalondrie, Romain, Capois, Magny, Cangé, Daut,
MagloíreAmbroise,Yayou,Jean-Louis Franíois,Gérin,Férou,Bazelais,Mar-
tial Besse.
Tanto en nuestro nombre particular como en el del pueblo de Haití,
que legalmente constituimos los órganos fíeles y a los portavoces de su vo-
luntad.
£n presencia del Ser Supremo, delante de quien son iguales los morta-
les, y que ha esparcido tantas especies de criaturas diferentes en la superficie
del globo con el fin de manifestar su gloria y su poder en la diversidad de sus
obras;
en frente de la naturaleza entera, de la que nosotros hemos sido tan
injustamente y después de tanto tiempo considerados como los hijos recha­
zados:
Declaramos que el contenido de la presente Constitución es la expresión
libre, espontánea e invariable de nuestros corazones y de la voluntad general
de nuestros conciudadanos;
la sometemos a la sanción de Su Majestad el emperador jacques Dessali­
nes, nuestro libertador, para recibir su rápida y entera ejecución.

“C onatitution Impcriale d ’Haiti” (1805), El ptm am iento constitucional hispanoamericana hasta


¡830, Caraca», Acadetata Nacional d« la Historia, 19 6 1, v, 42, t. III, |7p. 159-170.

BIBI.IíTrRCAAYM:t'CHO 5
DECLARACIÓN PRELIMINAR

A rt. L El pueblo habitante de la noble isla llamada Santo D om ingo


decide aquí form arse com o Estado libre, soberano e independiente de todo
poder del universo, bajo el nom bre de Im perio de Haití.
A rt. 2. La esclavitud es abolida para siem pre.
A rt. 3. Los ciudadanos haitianos son herm anos en su casa; la igualdad
a los ojos de la ley es incontestablem ente reconocida, y no puede existir otro
título, ventajas o privilegios, sino aquellos que resulten necesariam ente de
la consideración y en recompensa a los servicios rendidos por la libertad y la
independencia.
A rt. 4. La ley es una para todos, sea que castigue, sea que proteja.
A rt. 5. La ley no tiene efecto retroactivo.
A rt. 6. La propiedad es sagrada, su violación será rigurosam ente p er­
seguida.
A rt. 7. La condición de ciudadano de Haití se pierde por la emigración
y la naturalización en país extranjero, y por la condena a penas aflictivas e
infam antes. El p rim er caso acarrea la pena de m uerte y la confiscación de las
propiedades.
A rt. 8. La condición de ciudadano es suspendida por efecto de banca­
rrotas y quiebras.
A rt. 9. N inguno es digno de ser haitiano, si no es buen padre, buen hijo,
buen esposo, y sobre todo buen soldado.
A rt. 10. No es acordada a padres ni a m adres la facultad para desheredar
a sus hijos.
A rt. 1 L T o d o ciudadano debe poseer un oficio manual.
A rt. 12. N ingún blanco, cualquiera sea su nación, pondrá un pie en este
territo rio con el título de am o o de propietario, y de ahora en adelante aquí
no podrá ad q u irir ninguna propiedad.
A rt. 13. El artículo precedente no podrá producir ningún efecto contra
las m ujeres blancas naturalizadas haitianas p o r el G obierno, tam poco contra
los niños nacidos o p o r nacer de ellas. Están incluidos en las disposiciones del
presente artículo, los alemanes y los polacos naturalizados por el Gobierno.
A rt. 14. N ecesariam ente debe cesar toda acepción de color entre los
hijos de una sola y m ism a familia donde el Jefe del Estado es el padre; a partir

6 PR IM IiR A SC O N STIT U C lO N K S. LA TIN üA M fR IC A Y EI.C:a RIBE


de ahora los h aitian o s solo serán conocidos bajo la denom inación genéri­
ca de negros.

DEL IMPERIO

A rt. 15. El Im perio de H aití es único e indivisible, su territorio está


distribuido en seis divisiones militares.
A rt. 16. Cada división m ilitar será com andada por un general de divi­
sión.
A rt. 17. Cada uno de estos generales de división será independiente de
los otros, y se com unicará directam ente con el E m perador o con el General
en Jefe no m b rad o po r Su M ajestad.
A rt. 18. Las islas más abajo designadas son partes integrantes del Im ­
perio: Samana, la Tortue, la Gonave, les Cayemittes, Tile á Vache, la Saone, y
otras islas adyacentes.

DEL GOBIERNO

A rt. 19. El G obierno de Haití es encom endado al Prim er M agistrado


que tom a el título de E m perador y Jefe Suprem o del Ejército.
A rt. 20. El pueblo reconoce p o r E m perador y Jefe Suprem o del Ejército
a jacques Dessalines, el vindicador y libertador de sus conciudadanos; se le
califica M ajestad así com o Emp>eratriz a su augusta esposa.
A rt. 2 1."* La persona de sus Majestades es sagrada e inviolable.
A rt. 22. El Estado acordará un pago ñjo a Su Majestad la Em peratriz,
del que ella disfrutará incluso después de m uerto el Em perador, en calidad
de princesa viuda.
A rt. 23. La C orona es electiva y no hereditaria.
A rt. 24. Será asignado, por el Estado, un pago anual para los hijos reco­
nocidos por Su M ajestad el Em perador.

* El artículo 2 1 de la sección “Del Gobierno” se reproduce de la: “C onstitution Im périale de 1805”,


Louis Joseph lanvier. Les C onstitutionsd'H aiti (1801-1885), Port-au-Prince, £ditons Fardin, 1977,
pp 30-41, < http://w w w .haiti-reference.com /histoirc/constitutions/const_1805.htm l>. (Página
consultada el 09/06/2010). (N. de B.A.).

B IB I.K rrR C .A A Y A C :U c;H O 7


Art. 25. Los níftos varones reconocidos por el Emperador están obli­
gados, al igual que los otros ciudadanos, a pasar sucesivamente de grado en
grado, con la única diferencia de que su entrada al servicio datará en la cuarta
scmi-brigada desde la época de su nacimiento,
Alt. 26. El Emperador designa a su sucesor de la manera como lo j uzgue
conveniente, sea antes o después de su muerte.
ArL 27. Un pago conveniente es fijado por el Estado a este sucesor, en el
momento de su llegada al trono.
Alt. 28. Ni el Emperador, ni ninguno de sus sucesores, tendrá derecho,
en ningún caso, ni bajo cualquier pretexto, a rodearse de un cuerpo parti­
cular y privilegiado en calidad de guardia de honor o bajo cualquier otra
denominación.
Alt. 29. Todo sucesor que se aparte de las disposiciones del artículo
precedente o de la directriz que le hubiera sido trazada por el Emperador
reinante, o de los principios consagrados por la presente Constitución, será
considerado y declarado en estado de guerra contra la sociedad.
En consecuencia, los consejeros de Estado se reunirán con el propósito
de pronunciar su destitución y de asegurar su sustitución por aquel que
entre ellos hubiera sido juzgado el más digno, y si ocurriera que el mencio­
nado sucesor elegido se opusiera a la ejecución de esta medida, autorizada
por la ley, los generales consejeros de Estado harán un llamado al pueblo y
al Ejército, quienes enseguida prestarán ayuda y asistencia para m antener
la libertad.
Art. 30. El Emperador hace, sella y promulga las leyes, nombra y revoca
a su voluntad a los ministros, al general en jefe del Ejército, a los consejeros
de Estado, a los generales y otros agentes del Imperio, los oficiales del Ejército
y de la Marina, los miembros de las administraciones locales, los comisarios
del Gobierno cercanos a los tribunales, los jueces y otros funcionarios pú­
blicos.
Art. 31. El Emperador dirige los ingresos y gastos del Estado, vigila la fa­
bricación de las monedas; solo él ordena la emisión, les fija el peso y el tipo.
A rt 32. A él solo le es reservado el poder de hacer la paz o la guerra, de
mantener las relaciones políticas y de contraerías.
Art. 33. Él provee a la seguridad interior y a la defensa del Estado, dis­
tribuye las fuerzas de tierra y de mar según su voluntad.

8 P R IM E R .^ 5 C O N S T IT U C IO N E S . U T I N O A M É R IC A Y EL C A R I BE
A rt. 34. El Em perador, en el caso de que se tram ara alguna conspiración
contra la seguridad del Estado, contra la C onstitución o contra su persona,
hará detener enseguida a los autores o cóm plices, quienes serán juzgados por
un Consejo especial.
A rt. 35. Su Majestad sola tiene el derecho de absolver a un culpable o de
conm utar su pena.
A rt. 36. El Em perador jam ás em prenderá ninguna empresa con la fina­
lidad de hacer conquistas ni de p ertu rb ar la paz y el régimen interior de las
colonias extranjeras.
A rt. 37. Todo acto público será hecho en estos térm inos: “El Em perador
de Haití y el Jefe Suprem o del Ejército p o r la gracia de Dios y la ley constitu­
cional del Estado.”

DEL CONSEJO DE ESTADO

A rt. 38. Los generales de división y de brigada son m iem bros natos del
Consejo de Estado y lo com ponen.

DE LOS MINISTROS

A rt. 39. H abrá en el Im perio dos m inistros y un secretario de Estado:


El m inistro de las Finanzas con el departam ento del Interior.
El m inistro de G uerra con el departam ento de la M arina.

DEL MINISTRO DE LAS FINANZAS Y DEL INTERIOR

A rt. 40. Las atribuciones de este m inistro com prenden la adm inistra­
ción general del tesoro público, la organización de las adm inistraciones parti­
culares, la distribución de los fondos para pon er a la disposición del m inistro
de G uerra y de otros funcionarios, los gastos públicos, las instrucciones que
regulan la contabilidad de las adm inistraciones y de los pagadores de divi­
sión, la agricultura, el comercio, la instrucción pública, los pesos y m edidas,
la elaboración de las tablas de densidad de población, los productos terri­
toriales, los dom inios nacionales sea p o r la conservación o por la venta, los
arrendam ientos aerícolas, las prisiones, los hospitales, el m antenim iento de

bibuotecaayaclcho 9
las carreteras, los contenedores, las salinas, las m anufacturas, las aduanas, en
fin, la vigilancia y la fabricación de las monedas, la ejecución de las leyes y los
decretos del G obierno al respecto.

DEL M INISTRO DE GUERRA Y DE LA MARINA

A rt. 41. Las funciones de este m inistro abarcan el reclutam iento, la orga­
nización, la inspección, la vigilancia, la disciplina, la policía y el m ovim iento
del Ejército y de la M arina, el personal y el material de la artillería y de inge­
niería, las fortificaciones, las fortalezas, la pólvora y el salitre, el registro de las
actas, y los decretos del Em perador, su reenvío a los ejércitos y la vigilancia
de su ejecución; él vigila especialm ente que las decisiones del Em perador
lleguen ráp id am ente a los militares; denuncia ante los Consejos especiales
los delitos m ilitares llegados a su conocim iento y vigila a los com isarios de
guerra y oficiales de salud.
A rt. 42. Los m inistros son responsables de todos los delitos com etidos
p o r ellos co n tra la seguridad pública y la C onstitución, de todo atentado a la
propiedad y a la libertad individual, de toda disipación de fondos que se le
hayan confiado; están obligados a p resentar cada tres meses al E m perador la
estim ación de los gastos p o r hacer.de dar cuenta del empleo de las sum as que
han sido puestas a su disposición, y de indicar los abusos que habrían podido
colarse en las diversas ram ificaciones de la adm inistración.
A rt. 43. N in g ú n m inistro en su sitio o fuera de este puede ser persegui­
do en m ateria crim inal, por lo hecho en su adm inistración, sin la adhesión
personal del Em perador.

DEL SECRETARIO DE ESTADO

A rt. 44. El secretario de Estado está encargado de la im presión del re­


gistro y del envío de las leyes, decretos, proclam aciones e instrucciones del
Em perador; trabaja directam ente con el Em perador en las relaciones extran­
jeras, corresponde con los m inistros, recibe de estos los requerim ientos, pe­
ticiones y otras solicitudes que som ete al Em perador, así com o las preguntas
que le son propuestas p o r los tribunales; reenvía a los m inistros los juicios y
las piezas sobre las que ha decidido el Emperador.

10 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . U T I N O A M É R IC A Y E L C A R IB E
DE LOS TRIBUNALES

A rt. 45. N inguno puede atentar contra el derecho que tiene cada indi­
viduo de hacer un juicio am istoso p o r árbitros de su elección. Sus decisiones
serán reconocidas legalmente.
A rt. 46. H abrá un juez de paz en cada com una; no podrá enjuiciar un
asunto que se eleve más allá de cien gourdes, y cuando las partes no puedan
concillarse en su tribunal, acudirán ante los tribunales de su respectiva com ­
petencia.
A rt. 47. Habrá seis tribunales acondicionados en las ciudades designa­
das aquí:
En Samt-M arc, en Cap, en Port-au-Prince, en Cayes, en la Anse-á-Veau
yPort-de-Paix.
El Em perador determ ina su organización, su nom bre, su com petencia
y el territo rio que constituye la instancia de cada uno.
Los tribunales conocen todos los asuntos puram ente civiles.
A rt. 48. Los delitos militares están som etidos a Consejos especiales y a
form as particulares de juicios. La organización de estos consejos corresponde
al Em perador, quien se pronunciará sobre las dem andas en casación contra
las decisiones tom adas por dichos Consejos especiales.
A rt. 49. Se harán leyes particulares para el notariado y en consideración
de los oficiales del estado civil.

DEL CULTO

A rt. 50. La ley no adm ite religión dom inante.


A rt. 51. Es tolerada la libertad de cultos.
A rt. 52. El Estado no provee el m antenim iento de ningún culto ni de
ningún ministro.

DE LA ADMINISTRACIÓN

A rt. 53. En cada división m ilitar habrá una adm inistración principal,
en cuya organización la vigilancia corresponderá esencialmente al m inistro
de Finanzas.

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 11
DISPOSICIONES GENERALES

A rt. 1. Al E m perador y a la Em peratriz corresponden la selección, el


salario y el m antenim iento de las personas que com ponen su Corte.
A rt. 2. Después del deceso del E m perador reinante, cuando la revisión
de la C o nstitución se haya juzgado necesaria, el C onsejo de Estado se reunirá
a este efecto y será presidido por el decano más antiguo.
A rt. 3. Los crím enes dé alta traición, los delitos com etidos por los m i­
nistros y los generales, serán juzgados p or un Consejo especial nom brado y
presidido p o r el Em perador.
A rt. 4. La Fuerza Arm ada es esencialm ente obediente, ningún cuerpo
arm ado p uede deliberar.
A rt. 5. N in g un o podrá ser juzgado sin haber sido oído legalmente.
A rt. 6. La casa de todo ciudadano es un refugio inviolable.
A rt. 7. Se puede en trar en ella en caso de incendio, de inundación, de
una solicitud de su interior, o en virtud de una orden em anada del Em pera­
dor o de toda au to rid ad legalmente constituida.
A rt. 8. M erece la m uerte aquél que la ha dado a su sem ejante.
A rt. 9. Toda sentencia que com prenda la pena de m uerte o pena aflicti­
va, no podrá ser ejecutada, si no ha sido confirm ada p o r el Em perador.
A rt. 10. El robo es penalizado en razón de las circunstancias que le h u ­
bieran precedido, acom pañado o seguido.
A rt. I L Todo extranjero habitando el territorio de H aití será, al igual
que los haitianos, som etido a las leyes correccionales y crim inales.
A rt. 12. Toda propiedad que aquí hubiera pertenecido a un blanco fran­
cés es incontestablem ente y de derecho confiscada en beneficio del Estado.
A rt. 13. Todo haitiano que, habiendo adquirido una propiedad de un
blanco francés, solo hubiera pagado una parte del precio estipulado por el
acto de venta, será responsable ante los patrim onios del Estado del saldo de
la sum a debida.
A rt. 14. El m atrim o n io es un acto puram ente civil y autorizado por el
G obierno.
A rt. 15. La ley autoriza el divorcio en los casos que ha previsto y deter­
m inado.
A rt. 16, Una ley particular será dictada concerniendo a los hijos nacidos
fuera del m atrim onio.

1 2 P R I.M ER A S C O N S T IT U C IO N E S . U T 1 N O A .M É R IC A Y EL ( > lR1BE


A rt. 17. El respeto p o r sus jefes, la subordinación y la disciplina son
rigurosam ente necesarias.
A rt. 18. Un código penal será publicado y severamente adoptado.
A lt. 19. En cada división m ilitar será establecida una escuela pública
para la instrucción de los jóvenes.
A rt. 20. Los colores nacionales son el negro y el rojo.
A rt. 21. La agricultura será honrada y protegida, com o el prim ero, el
más noble y el más útil de todos los oficios.
A rt. 22. El com ercio, segunda fuente de prosperidad de los Estados, no
quiere y no conoce trabas.
A rt. 23. En cada división m ilitar será constituido un tribunal de com er­
cio, cuyos m iem bros son escogidos por el Em perador, y sacados de la clase
de los negociantes.
A rt. 24. La buena fe y la lealtad en las operaciones comerciales serán
religiosam ente adoptadas.
A rt. 25. El G obierno garantiza seguridad y protección a las naciones
neutras y amigas que vendrán para m antener relaciones comerciales con esta
isla; a cargo de ellas queda ajustarse a los reglam entos, usos y costum bres de
este país.
A rt. 26. Los almacenes y las m ercancías de los extranjeros estarán bajo
la protección y la garantía del Estado.
A rt. 27. H abrá fiestas nacionales para celebrar la Independencia, la fiesta
del Em perador y su augusta esposa, la de la agricultura y de la Constitución.
A rt. 28. Al prim er disparo del cañón de alarm a, las ciudades desapare­
cen y com ienza la nación.
Nosotros, m andatarios abajo firm antes, ponem os bajo la protección
de los m agistrados, los padres y m adres de familia, de los ciudadanos y del
Ejército el pacto explícito y solem ne de los derechos sagrados del hom bre y
de los deberes del ciudadano.
Lo sugerim os a nuestros herederos, a m odo de hom enaje a los amigos de
la libertad, a los filántropos de todos los países, com o una señal de com pro­
miso de la bondad divina, que com o consecuencia de sus decretos inm ortales
nos ha p rocurado la ocasión de rom per nuestras cadenas y constituirnos en
pueblo libre, civilizado e independiente. Y firm am os, tanto en nuestro no m ­
bre privado com o en el de nuestros m andantes.

B IB U O T F .C A A Y A C Ü C H O 13
■3'r.

Firm ado: H. C hristophe, Clervaux, Vernet, G abart, Pétion, Geffrard,


Toussaint-Brave, Raphael, Lalondrie, Romain, Capoix, Magny, Cangé, Daut,
M agloire A m broise, Yayou, Jean-Louis, Fran 9 ois, G érin, M oreau, Férou, Ba-
zelais, M artial Besse.
Presentada para la firma del Emperador, la C onstitución del Im perio
fue sancionada p o r él.
Vista la presente Constitución,
N osotros, Jacques Dessalines, 1“ Em perador de Haití y Jefe Suprem o del
Ejército, p o r la gracia de Dios y la ley constitucional del Estado,
La aceptam os en todo su contenido y la sancionam os, para recibir en el
más breve plazo su plena y entera ejecución en toda la extensión del territorio
de nuestro Im perio;
Y juram os m antenerla y hacerla adoptar en su integridad hasta el último
suspiro de nu estra vida.
En el Palacio im perial de Dessalines, el 20 de mayo de 1805, año II de la
Independencia de Haití.

Dessalines
Por el Emperador

Juste Chanlatte
El secretario general

1 4 PRl.M ERyVS C O N S T IT U C :iO N E S . LA T 1N 0A .\1 É R I C f Y EL C A R I BE


REPÜBLICA DOMINICANA
CONSTITUCIÓN POLITICA
DE LA REPÚBLICA DOMINICANA Í1844)*

Dios, Patria y Libertad

REPÚBLICA DOM INICANA

En el nom bre de Dios uno y trino, au to r


y Suprem o Legislador del universo

Los diputados de los pueblos de la antigua parte española de la isla de Santo


Domingo, reunidos en Congreso C onstituyente Soberano, cum pliendo con
los deseos de sus com itentes, que han jurado no deponer las armas hasta
no consolidar su independencia política, fijar las bases fundam entales de su
G obierno, y afianzar los im prescriptibles derechos de seguridad, propiedad,
libertad e igualdad, han ordenado y decretan lo siguiente:

CONSTITUCIÓN POLÍTICA
DE LA REPÚBLICA DOM INICANA

TÍTULO I. DE LA NACIÓN

A rt.l. Los dom inicanos se constituyen en nación libre, independiente


y soberana, bajo un gobierno esencialmente civil, republicano, popular, re­
presentativo, electivo y responsable.

* Manuel A rturo Pefta Ba'ttle; com p., “Constitución política de lu República D om inicana”, Cons­
titución política y reformas constitucionales 1844-1891,2» cd., Santo Dom ingo, Publicaciones de la
ONAP, 198 l.v .l.p p . 9-48.

B IB LIO TEC '-A A Y A C U C H O 15


TÍTULO II. DEL TERRITORIO

A rt. 2. La parte española de la isla de Santo D om ingo y sus islas adya­


centes form an el territorio de la República D om inicana.
A rt. 3. Los límites de la República D om inicana son los mismos que en
1793 la dividían por el lado del occidente de la parte francesa, y estos límites
quedan definitivam ente fijados.
A rt. 4. El territorio de la república se divide en cinco provincias que
son: Q )m postela de Azua, Santo Dom ingo, Santa Cruz del Seibo, la C oncep­
ción de la Vega y Santiago de los Caballeros.
A rt. 5. Estas provincias se subdividen en com unes, cuyo núm ero y dis­
trib u ció n serán arreglados por la ley.
A rt. 6. La ciudad de Santo D om ingo es capital de la república y asiento
del G obierno.

TÍTULO III. DE LOS DOM INICANOS Y DE SUS DERECHOS

CAPÍTULO I. DE LOS DOM INICANOS

A rt. 7. Son dom inicanos:


Prim ero: Todos los individuos que al m om ento de la publicación de la
presente C onstitución, gocen de esta cualidad.
Segundo: Todos los que nacidos en el territorio de la República D om ini­
cana de padres dom inicanos, y habiendo em igrado vuelvan a fijar su residen­
cia en ella.
Tercero: T odos los españoles dom inicanos y sus descendientes que h a­
biendo em igrado en 1844, no han tom ado las arm as contra la República
D om inicana, ni la han hostilizado en m odo alguno, y que vuelven a fijar su
residencia en ella.
C uarto: Todos los descendientes de oriu n d o s de la parte española naci­
dos en países extranjeros que vengan a fijar su residencia en la república.
A rt. 8. Son hábiles a ser dom inicanos:
Prim ero: Todos los extranjeros que adquieran en la república bienes
raíces cuyo valor ascienda a seis mil pesos.
Segundo: Todos los que trabajando personalm ente, form en en la rep ú ­
blica u n establecim iento de agricultura a título de propietarios.

16 PRI.MERASCONSTITUaONES.UTlNOA,MÉRICA Y F.l.CARIBE
A rt. 9. Los extranjeros com prendidos en el artículo precedente no go­
zarán de los derechos políticos, sino después de una residencia de seis años
en el territorio. Este período se reduce a tres años en favor de los extran­
jeros:
Prim ero: Q ue contraigan en el país m atrim o n io con dom inicana.
Segundo: Q ue form en en la república un establecim iento concluido de
agricultura, cuyo capital sea de doce mil pesos p or lo menos.
A lt. 10. El extranjero que se encuentre en una de las categorías, acudirá
al Poder Ejecutivo, que está facultado a expedir las cartas de naturalización,
previas las form alidades que la ley prescribe, bien entendido que no gozarán
de esta gracia los extranjeros que pertenezcan a una nación enemiga.
A rt. 11. Todo extranjero naturalizado debe conservar durante quince
años a lo m enos, la cualidad en cuya virtu d adquirió la naturalización. En
caso de cam biar voluntariam ente de categoría, pierde los derechos que había
adquirido, vuelve a ser considerado com o extranjero y está sujeto a las m is­
mas form alidades para conseguir de nuevo su naturalización.
A rt. 12. Los extranjeros naturalizados haitianos que residían en el terri­
torio de la República D om inicana el 27 de febrero de 1844, y que para no
seguir la causa dom inicana invocaron su cualidad de extranjeros, serán consi­
derados com o tales y sujetos a un tercio más de los períodos estipulados en
el artículo 9, sin perjuicio de las dem ás form alidades a que se refieren los
artículos 8,10 y 11.
A rt. 13. Todos los extranjeros no pertenecientes a una nación enemiga,
serán adm itidos en el territorio de la república, si profesan algún arte, ciencia
o industria útil, al goce de los derechos civiles; desde que pisan el territorio
dom inicano están bajo la salvaguardia del h o n o r nacional y disfrutan de la
protección concedida a las personas y bienes conform ándose a las leyes.

CAPÍTULO II. DERECHO PÜBLICO DE LOS DOM INICANOS

A lt. 14. Los donnfinicanos nacen y perm anecen Ubres e iguales en de­
recho, y todos son admisibles a los empleos públicos, estando para siempre
abolida la esclavitud.
A rt. 15. La ley arregla el goce, la pérdida y suspensión de los derechos
políticos, com o asim ism o el ejercicio de los derechos civiles.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 17
A rt. 16. La libertad individual queda asegurada. Nadie puede ser perse­
guido sino en los casos previstos por la ley, y en la form a que ella prescribe.
A rt. 17. Fuera del caso de in fraganti delito, ninguno puede ser encarce­
lado sino en v irtu d de una orden m otivada del juez, que debe notificarse en el
m o m en to del arresto, o a lo más tarde dentro del térm ino de veinte y cuatro
horas.
A rt, 18. Los sorprendidos in fraganti serán llevados ante el juez com pe­
tente, y si fuere en la noche, se llenará esta form alidad a las seis de la m añana del
siguiente día, sin que puedan ser presentados ante ninguna otra autoridad.
A rt. 19. N adie puede ser preso ni sentenciado, sino por el juez o trib u ­
nal com petente, en virtud de leyes anteriores al delito y en la form a que ellas
prescriban.
A rt. 20. No se im pondrá jam ás la pena de confiscación de bienes.
A rt. 21. N adie pude ser privado de su propiedad sino por causa justifi­
cada de utilidad pública, previa la correspondiente indem nización a juicio
de peritos.
A rt. 22. El dom icilio de todo individuo es un asilo sagrado e inviolable.
N inguna visita dom iciliaria puede verificarse sino en los casos previstos por
la ley, y con las form alidades que ella prescribe.
A rt. 23. Todos los dom inicanos pueden im prim ir y publicar librem ente
sus ideas, sin previa censura, con sujeción a las leyes. La calificación de los
delitos de im prenta corresponde exclusivamente a los jurados.
A rt. 24. Unas mism as leyes regirán en toda la república, y en ellas no se
establecerá m ás que un solo fuero para todos los dom inicanos en los juicios
com unes, civiles y crim inales.
A rt. 25. N ingún poder, corporación, ni autoridad, podrá jam ás conce­
der in d u lto general: pero el Poder Legislativo puede en casos particulares
de conm oción u otros, conceder am nistías o indultos particulares con las
excepciones que el interés de la sociedad y privado exijan según los crímenes
o delitos.
A rt. 26. Todos los ciudadanos están obligados a defender la patria con
las arm as, cuando sean llamados por la ley, y a contribuir en proporción de
sus haberes para los gastos del Estado.
A rt. 27. A nadie se le puede obligar a que haga lo que la ley no m anda,
n i im pedir que haga lo que la ley no priva.

1 8 PRIM F.R.VS C O N S r r r U C lO N E S . U T I N O A M É R IC A Y EL C A R IB E
A rt. 28. El secreto de las cartas es inviolable. La ley determ inará quiénes
son los agentes responsables, y los casos de responsabilidad en este ram o.
Art. 29. Será creada la instrucción pública, com ún a todos los ciuda­
danos, gratuita en todos los ram os de enseñanza prim aria, cuyos estableci­
m ientos serán distribuidos gradualm ente en proporción com binada con la
división del territorio; la ley arreglará los porm enores, tanto de estos ram os
como de la enseñanza de artes y ciencias.
A rt. 30. Los dom inicanos tienen el derecho a asociarse; este derecho no
puede sujetarse a ninguna m edida preventiva.
A rt. 31. Los dom inicanos tienen el derecho de reunirse pacíficamente y
sin arm as en casas particulares, conform ándose a las leyes que puedan arre­
glar ese derecho; pero sin estar sujetos a previa autorización alguna.
A rt. 32. Las sociedades patrióticas que se establezcan para prom over y
auxiliar todos los ram os de utilidad pública, darán parte al Poder Ejecutivo
de su establecim iento y nom bre.
A rt. 33. Para denunciar a los funcionarios públicos por hechos de su
adm inistración, no se necesita ninguna previa autorización.
Art. 34. N inguna ley puede tener efecto retroactivo.
Art. 35.N o podrá hacerse ninguna ley contraria ni a la letra ni al espíritu
de la Constitución; en caso de duda, el texto de la Constitución debe siem pre
prevalecer.
A rt. 36. Todos los dom inicanos tienen el derecho de petición, pero este
no se puede ejercer sino por uno o m uchos individuos, y nunca en nom bre
de un cuerpo colectivo.
A rt. 37. Las peticiones se pueden dirigir, sea al Presidente de la Repúbli­
ca, sea a u n o de los Cuerpos Colegisladores, sea al Congreso.
Art. 38. La religión católica, apostólica, rom ana, es la religión del Esta­
do; sus m inistros, en cuanto al ejercicio del m inisterio eclesiástico, dependen
solam ente de los prelados canónicam ente instituidos.

BIBUCrrEC.AAyACUCHO 19
TÍTULO IV. DE LA SOBERANIA Y DEL EJERCICIO
DE LOS PODERES QUE DE ELLA EMANAN

CAPÍTULO I. DE LA SOBERANÍA

Alt. 39. La soberanía reside en la universalidad de los ciudadanos, y se


ejerce por tres poderes delegados, según las reglas establecidas en la Consti-
tución.
Alt. 40. Los poderes son el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.
Alt. 41. Estos poderes se ejercen separadamente, son esencialmente
independientes, responsables y temporales, y sus encargados no pueden de-
legarlos, ni salir de los límites que les ñja la Constitución.
Alt. 42. El Poder Legislativo se ejerce por un Tribunado y un Consejo
Conservador.
Alt. 43. Estos dos cuerpos reunidos forman el Congreso Nacional en los
casos previstos por la Constitución.
Alt. 44. El Poder Ejecutivo se delega a un ciudadano que toma el título
de Presidente de la República Dominicana; y no puede tener ningún otro
tratamiento.
Alt. 45. El Poder Judicial se delega a jueces árbitros, alcaldes de comu-
nes, justicia mayores de provincias, Tribunales de Consulado y de Apelación,
Consejos de Guerra y a una sola Suprema Corte de Justicia residente en la
capital, para toda la república.

CAPÍTULO IL DEL PODER LEGISLATIVO

Sección I. Del Tribunado y del ejercicio de tus atribuciones

Alt. 46. El Tribunado se compone de quince diputados, nombrados


por elección indirecta en razón de tres por cada provincia, y según las reglas
que más adelante se establecen.
Alt. 47. Seguidamente de los tribunos se nombrarán por cada Colegio
electoral de provincia, tres suplentes para reemplazar a aquellos en casos de
muerte, dimisión o destitución.
A rt 48. Para poder ser electo tribuno se necesita:

20 P R IM E R A » CONínTUaONES. L A T IN O A M E R IC /S Y E L (.A R I» F .
Primero: Estar en el goce de los deberes civiles y políticos.
Segundo; Tener por lo menos 25 años cumplidos.
Tercero: Ser propietario de bienes ralees.
Cuarto: Tener su actual residencia en el territorio dominicano. Los ex­
tranjeros naturalizados no podrán ser electos tribunos sino diez años des­
pués de su naturalización.
Alt. 49. Los tribunos se eligen por seis años.
Art. 50. La renovación del Tribunado se efectúa cada dos años por ter­
ceras partes. En consecuencia, se dividen por sorteo en tres series compuesta
cada uno de cinco tribunos, en que entrará uno de cada provincia,
Art. 51. Por la primera vez, los de la primera serie acabarán sus funcio­
nes a los dos años, los de la segunda, a los cuatro, y los de la tercera, al cabo
de los seis.
Art. 52. Los tribunos pueden ser indefinidamente reelectos.
Art. 53. Cada tribuno goza de una indemnización de doscientos pesos
mensuales durante la sesión legislativa.
Art. 54. El Tribunado se reúne de pleno derecho el primero de febrero
de cada año.
Art. 55. La sesión del Tribunado es de tres meses, en caso de necesidad
puede prolongarse un mes más, sea por disposición del Congreso, sea a pe­
tición del Poder Ejecutivo.
A rt 56. El Tribunado tiene como el Poder Ejecutivo, y el Consejo Con­
servador, la iniciativa de todas las leyes y exclusivamente la de las relativas:
Primero: A los impuestos en general.
Segundo: Al contingente anual y organización del Ejército de tierra y
mar, en tiempo de paz.
Tercero: A la Guardia Cívica.
Cuarto: A elecciones.
Quinto: A la responsabilidad de los secretarios de Estado y demás agen­
tes del Poder Ejecutivo. Toda ley sobre estas materias será acordada desde
luego por el Tribunado.
Art. 57. El Tribunado tiene la facultad exclusiva de poner a sus miem­
bros en estado de acusación.
Art. 58. Además de las funciones legislativas, son atribuciones peculia­
res del Tribunado^

Bim.icrrecAAYMrucruo 21
Prim era: Presentar al Consejo C onservador los candidatos para jueces
tan to de la Suprem a Corte de Justicia, com o de los Tribunales inferiores, es­
cogidos en las listas form adas p o r los colegios electorales de las provincias.
Segunda; D enunciar ante el Consejo C onservador al Presidente de la
República y a los secretarios de Estado p or toda infracción a la Constitución
o a las leyes de malversación o traición, sea de oficio o com o órgano de las
denuncias de los ciudadanos legalmente apoyadas.

II. Del Consejo Conservador y sus atribuciones

A rt. 59. Los m iem bros del Consejo C onservador se eligen por los m is­
m os colegios electorales que los m iem bros del Tribunado.
A rt. 60. El Consejo Conservador se com pone de cinco m iem bros, en
razón de u na p o r cada provincia.
A rt. 61. Los m iem bros del Consejo C onservador se eligen por seis años,
y se renuevan integralm ente.
A rt. 62. Para ser m iem bro del Consejo C onservador se necesita:
Prim ero: Estar en el goce de los derechos civiles y políticos.
Segundo: Tener p or lo m enos treinta años cum plidos.
Tercero: Ser propietario de bienes raíces.
C uarto: Tener su dom icilio en la provincia que le elige.
Los extranjeros naturalizados no podrán ser m iem bros de este cuerpo,
sino quince años después de su naturalización.
A rt. 63. En caso de m uerte, dim isión o destitución de un m iem bro del
Consejo C onservador, el Tribunado procede a su reem plazo eligiendo un
individuo que reúna todas las cualidades exigidas en el artículo precedente,
pero el nuevam ente electo solo ejercerá ese cargo por el tiem po que faltaba
para cum plir su período al m iem bro a quien reemplace.
A rt. 64. El Consejo Conservador abre y cierra sus sesiones legislativas
quince días a m ás tard ar después que el Tribunado.
A rt. 65. Toda reunión legislativa del Consejo C onservador fuera del
tiem po prescrito en el artículo antecedente, es nula de derecho.
A rt. 66. Los m iem bros del Consejo Conservador reciben una indem ­
nización m ensual de trescientos pesos durante cada sesión, así legislativa
com o judicial.

22 P R IM E R A S a i N S T m ’a O .N 'E S . U T I N O A M f.R IC A Y Hl. C A R IB E


A rt. 67. Las atribuciones del Consejo C onservador son:
Prim ero: Sancionar todas las leyes en general con la siguiente fórmula:
En nombre de la República Dominicana ejecútese la Ley N...
Segundo: Suspender la sanción de las leyes acordadas por el Tribunado
y hacer las observaciones que juzgue oportunas en los térm inos que más
adelante se establecen.
Tercero: Proponer al T ribunado proyectos de leyes sobre aquellas m a­
terias en que este no tiene la iniciativa exclusivamente.
Cuarto: Poner en estado de acusación a sus m iem bros.
Q uinto: Decretar de acusación al Presidente de la República y a los se­
cretarios de Estado, en virtud de la denuncia hecha p o r el Tribunado en caso
[de] que la encuentre fundada. Este decreto produce la suspensión del acu­
sado del ejercicio de sus funciones.
Sexto: Juzgar a los m iem bros de la Suprem a Corte de Justicia en los casos
previstos por la Constitución.
Séptimo: Elegir los jueces de la Suprema Corte de Justicia y demás tri­
bunales inferiores, entre los candidatos propuestos para el Tribunado.
Octavo: Decidir las cuestiones que puedan suscitarse entre las Comunes
y [los] poderes del Estado.

III. Disposiciones comunes a los dos Cuerpos Colegisladores

A rt. 68. Los m iem bros de los dos Cuerpos Colegisladores representan
la nación, y no únicam ente [a] la provincia que los ha elegido.
A rt. 69. La capital es el asiento de los Cuerpos Colegisladores; sin em bar­
go, el Congreso p odrá en circunstancias extraordinarias designar otro lugar
para las sesiones legislativas.
A rt. 70. Excepto cuando se reúnen en Congreso, cada C uerpo tiene su
local particular; verifica los poderes desús m iem bros y decide las dificultades
a que puedan dar lugar.
A rt. 7 L N inguno p u ed e ser a la vez m iem bro de los dos Cuerpos Cole­
gisladores.
A rt. 72. Cada C uerpo nom bra los em pleados de su respectiva mesa, en
la forma y por el tiem po estipulado en su reglam ento interior.
A rt. 73. Las sesiones son públicas; sin embargo, a petición de tres m iem ­

B IB L IO T E C JK A Y A C U C H O 23
bros en el Tribunado, y de uno en el Consejo C onservador, cada Cuerpo
puede deliberar secretam ente; pero en seguida la m ayoría decide si la sesión
sobre la m ism a m ateria se debe reiterar en público.
A rt. 74. Los dos tercios de los m iem bros presentes de cada C uerpo Co­
legislador form an la mayoría para todo acuerdo concerniente a las leyes, sin
perjuicio de lo que am bos Cuerpos determ inen en su reglam ento interior
acerca de las elecciones y demás atribuciones.
En caso de em pate, se rechaza la proposición en cuestión.
A rt. 75. Los C uerpos Colegisladores no pueden tom ar resolución al­
guna sin que se encuentre presente la mayoría absoluta de sus m iem bros.
A rt.76. N ingún proyecto de ley puede ser adoptado p o r los Cuerpos
Colegisladores, sino después de tres lecturas con intervalo de dos días francos
de una a otra; y de haberse acordado cada uno de sus artículos en particular,
A rt. 77. Todo proyecto de ley adoptado por uno de los Cuerpos Cole­
gisladores, expresará el haberse cum plido con los requisitos a que se refiere
el artículo precedente para que pueda ser adm itido a discusión por el otro
Cuerpo.
A rt. 78. En caso de que el proyecto sea declarado urgente p o r la mayoría
del T ribunado, p o d rá este dispensarse de cum plir con las form alidades re­
queridas po r el artículo 76; pero el Consejo C onservador puede desaprobar
la urgencia, y devolvérsela para que le discuta en form a ordinaria.
A rt. 79. Los C uerpos Colegisladores tienen el derecho de adicionar y
dividir los artículos propuestos.
A rt. 80. Todo proyecto de ley debe sufrir su prim era discusión en el
C uerpo C olegislador de su origen.
A rt. 81. Todo proyecto de ley acordado por el Tribunado será enviado
al Consejo C onservador para su sanción. Si este no le adopta, le devuelve al
Tribunado con sus objeciones o modificaciones, en vista de las cuales este lo
discutirá de nuevo, y si desecha las observaciones devuelve el proyecto al C on­
sejo C onservador y si este persiste en las objeciones desechadas, se som ete la
discusión al Congreso, que el Presidente del Consejo C onservador convocará
al efecto d en tro de veinte y cuatro horas. En caso de em pate, la decisión será
conform e a lo dispuesto por el artículo 74.
Las m ism as form alidades se deben observar respecto a los proyectos de
ley que em anen del Consejo Conservador.

24 P R IM E R A S C O N S r r r U C lO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL{'w\RIBH
A r t 82. El Consejo C onservador ejerce el derecho de objeción dentro de
dos días para los proyectos de ley acordados p o r urgencia en el Tribunado, y
dentro de diez días, incluso los dom ingos, para las dem ás leyes; sin embargo,
si la sesión legislativa se cierra antes de la expiración de este últim o térm ino,
la ley se reputa en derecho.
A rt. 83. Toda ley sancionada por el Consejo C onservador será enviada
al Poder Ejecutivo con una carta oficial para su prom ulgación dentro de cua­
renta y ocho horas.
Art. 84. C uando el Presidente del Consejo Conservador reciba de nuevo
la ley con las sim ples observaciones que el Poder Ejecutivo está facultado a
hacer, convocará d en tro de veinte y cuatro horas el Congreso, y este decide
definitivam ente sobre dichas observaciones.
A rt. 85. Los proyectos de ley rechazados por los Cuerpos Colegislado­
res, o por el Congreso, no podrán ser reproducidos en la mism a sesión, pero
alguno o algunos de sus artículos pueden hacer parte de otro proyecto, que
se someta en la m ism a sesión.
A r t 86. Las peticiones dirigidas a los C uerpos Colegisladores deberán
ser depositadas en sus respectivos bufetes.
A rt. 87. Cada C uerpo Colegislador tiene el derecho de pasar a los se­
cretarios de Estado las peticiones que se les dirijan, y de pedirles inform es o
aclaraciones sobre su contenido.
A rt. 88. Los m iem bros de los Cuerpos Colegisladores son inviolables
por sus opiniones y votos em itidos en el ejercicio de su encargo.
Art. 89. Los m iem bros de los Cuerpos Colegisladores no pueden ser
arrestados ni procesados d urante las sesiones, sin perm iso de su respectivo
Cuerpo, a no ser hallados in fraganti; pero en este caso, y en el de ser procesa­
dos, o arrestados cuando estuvieren cerradas las sesiones legislativas, se de­
berá dar cuenta lo m ás pro n to posible al respectivo C uerpo para su conoci­
m iento y resolución.
A rt. 90. Cada C uerpo determ inará p o r su reglam ento particular el
m odo de ejercer la disciplina interior.

IV. Del Congreso Nacional

Art. 91. El Congreso Nacional se reúne cada vez que así lo exija la n atu ­
raleza de las atribuciones.

B IB L IO T E C A AYACL’C H O 25
A rt. 92. El Presidente del Consejo C onservador es Presidente del C on­
greso; el Presidente del Tribunado, vicepresidente; y los secretarios de am bos
Cuerpos, lo son del Congreso.
A rt. 93. Al Presidente del Consejo C onservador toca la convocación
del Congreso; en consecuencia a él deben dirigirse el Poder Ejecutivo o el
Tribunado, para que lo convoque, señalando el local, día, hora y motivo de
la reunión.
En ningún caso podrá negarse la convocación.
A rt. 94. Las atribuciones del Congreso son:
Prim ero: Proclam ar al Presidente de la República, ya en consecuencia
del escrutinio electoral, ya en virtud del C ongreso en los casos en que se le
atribuye esta facultad por la Constitución, y recibirle juram ento antes de
en trar en ejercicio.
Segundo: Juzgar al Presidente de la República en virtud del decreto de
acusación dada p o r el Consejo Conservador.
Tercero: Fijar cada año los gastos públicos de los diversos ramos, en vista
de los presupuestos que le presenta el Poder Ejecutivo.
Cuarto: D ecretar lo conveniente para la adm inistración, fructificación,
conservación y enajenación de los bienes nacionales.
Q uinto: C o n traer deudas sobre el crédito nacional.
Sexto: D ecretar el establecim iento de un banco nacional.
Séptim o; D eterm inar y uniform ar el valor, peso, tipo y nom bre de la
m oneda, sin que esta pueda llevar el busto de persona alguna.
Octavo: Fijar y u nifo rm ar los pesos y medidas.
Noveno: D ecretar la creación y supresión de los empleos públicos no fija­
dos por la C onstitución; y señalar los sueldos, dism inuirlos o aum entarlos.
D écim o: In terp retar las leyes en caso de d uda u oscuridad.
U ndécim o: D ecretar la guerra ofensiva en vista de los motivos que le
presente el Poder Ejecutivo, y requerirlo para que negocie la paz cuando fijere
necesario.
D uodécim o: Prestar o negar su consentim iento a los tratados de paz,
de alianza, de am istad, de neutralidad, de com ercio y cualesquiera otros que
celebre el Poder Ejecutivo.
N ingún tratad o tendrá efecto sino en v irtud de la aprobación del C o n ­
greso.

26 PRIMF.RASCONSrrrUClONES. UT1NOA.VIF.R1CAVELCARIBE
Decim otercio: Crear y prom over la educación pública, el progreso de
las ciencias, artes y establecimientos de utilidad com ún.
D ecim ocuarto: En favor de la h u m anidad y cuando lo exija un grave
motivo, conm utar la pena capital en v irtud de la apelación de su gracia, la
cual produce suspensión de la ejecución.
D ecim oquinto: C onceder al Poder Ejecutivo, en tiem pos de guerra,
cuantas facultades extraordinarias juzgue indispensables para la seguridad
pública, detallándolas en cuanto sea posible, y circunscribiendo el tiem po en
que debe usar de ellas.
Decimosexto: D irim ir la discordia de las opiniones particulares de los
Cuerpos Colegisladores acerca de las leyes.
Decim oséptim o: Decidir definitivam ente las diferencias entre las d i­
versas D iputaciones provinciales, entre estas y los Ayuntamientos, y entre las
D iputaciones o Ayuntamientos y el Gobierno.
Decimoctavo: Decretar la extinción de censos perpetuos, mayorazgos,
vinculaciones y capellanías, a fin de que siem pre desaparezca todo feudo.
D ecim onono: Revisar la C onstitución del Estado, siempre que el T ribu­
nado declare la necesidad de hacerlo, en la form a que en su lugar se dirá.

CAPÍTULO l i r . DEL PODER EJECUTIVO

1. Del Presidente de la República

A rt. 95. El Presidente de la República es electo p o r cuatro años, y entra


en ejercicio en las elecciones ordinarias el quince de febrero; y en las extra­
ordinarias, treinta días, a lo más, después de su nom bram iento. Si llega la
expiración de estos térm inos sin que el Presidente electo se presente a pres­
tar juram ento, ni propusiere excusa legítima adm itida por el Congreso para
diferirlo, su silencio será considerado com o renuncia, y se procederá a nueva
elección.
El Presidente nom brado extraordinariam ente, dura en sus funciones
hasta el quince de febrero anterior a la expiración del cuarto año de su perío­
do constitucional.

1. En el ejem plar de 1844 y en las reim presiones posteriores, por error, viene num erado como
C apitulo II.

BIBLIOTECA AYAGLCHO 27
A rt. 96. El Presidente de la República se elige en la form a siguiente: ca­
da elector vota p o r dos individuos, de los cuales uno debe estar dom iciliado
en la provincia, y el otro en toda la extensión de la república. Los procesos
verbales de elección se rem iten cerrados y sellados al Presidente del Congreso.
C uando el Presidente reúne los pliegos de todos los colegios electorales, los
abre en sesión pública y verifica los votos. Si alguno de los candidatos reúne
la m ayoría absoluta de sufragios, es proclam ado Presidente de la República.
Siem pre que falte la mayoría indicada, el C ongreso separa los tres que reúnan
más sufragios, y procede a elegir uno entre ellos. Si en este prim er escrutinio
ninguno obtiene la mayoría absoluta, se procede a una nueva votación, entre
los dos candidatos que más sufragios obtuvieron en el prim ero, y en caso de
igualdad, la elección se decide por suerte.
Todas estas operaciones deberán efectuarse en una sola sesión perm a­
nente, a pena de nulidad.
A rt. 97. Para ser Presidente de la República es necesario:
Prim ero: Ser dom inicano de origen.
Segundo: Tener treinticinco años cum plidos por lo m enos.
Tercero: Reunir todas la demás cualidades requeridas por el artículo 62,
para ser m iem bro del Consejo Conservador.
A rt. 98. N inguno puede ser reelecto Presidente de la República, sino
después de un intervalo de cuatro años.
A rt. 99. En caso de m uerte, dim isión, destitución o im pedim ento tem ­
poral del Presidente de la República, el Consejo de los secretarios de Estado
ejerce provisionalm ente el Poder Ejecutivo; y en los tres prim eros casos, expe­
dirá d en tro de cuarenta y ocho horas el decreto de convocatoria del Congreso
y de los colegios electorales, para que procedan a la elección de un nuevo
Presidente, conform e a la Constitución.
A rt. 100. Tanto el Congreso com o los colegios electorales deberán reu­
nirse, a lo m ás tarde, dentro de los treinta días de la fecha del decreto a que se
refiere el artículo precedente.
A r t 101. Antes de entrar en funciones el Presidente de la República,
presta ante el C ongreso el siguiente juram ento:
Juro por Dios y los Santos Evangelios, guardar y hacer guardar la Constitu­
ción y las leyes del pueblo dominicano, respetar sus derechos y mantener la inde­
pendencia nacional.

28 PRIMERAS C O N S T rrU a O N E S. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


A rt. 102. Las atribuciones del Presidente de la República son:
Prim ero: Sellar las leyes y los actos y decretos del Congreso Nacional, y
d entro del térm ino de cuarenta y ocho horas, siem pre que no tenga observa­
ciones que hacer acerca de ellos, prom ulgar unas y otros con la siguiente
fórm ula:
Cúmplase, comuniqúese y circule en todo el territorix) de la República Do­
minicana-, pudiendo hacer todos los reglam entos y decretos necesarios para
el cum plim iento.
Segundo: Hacer las observaciones que juzgue oportunas acerca de las
leyes sancionadas por el Consejo C onservador, a cuyo Presidente las rem itirá
con devolución de la ley, dentro del térm ino de cuarenta y ocho horas en las
leyes acordadas por urgencia, y de cinco días en todas las demás, para que el
Congreso delibere según lo prescrito en el artículo 84, y si sus observaciones
son desechadas po r el Congreso debe proceder a la prom ulgación sin poder
suspender la ejecución. Esta facultad no se extiende a las leyes cuya iniciativa
toca exclusivamente al Tribunado.
Tercero: Ejercer como el Tribunado y el Consejo Conservador la inicia­
tiva de las leyes, excepto aquellas en que la tiene exclusivamente el Tribunado.
Cuarto; N om brar y revocar los secretarios de Estado.
Q uinto: N om brar los em pleados de la adm inistración general y de Re­
laciones Exteriores, con las condiciones prescritas por la ley.
Sexto: N om brar a todos los em pleados públicos cuya nom inación no se
determ ina de otro m odo p o r la C onstitución o la ley.
Séptimo: Conferir los grados del Ejército de tierra y mar, y encom endar
sus m andos.
Octavo: Suspender de sus destinos a los em pleados cuyo nom bram iento
le corresponde, y que delincan en razón de su oficio; pero avisará dentro de
cuarenta y ocho horas al tribunal com petente, acom pañándole el expediente
y docum entos que m otivaron su procedim iento, para que siga el juicio con
arreglo a las leyes.
Noveno: Convocar extraotdinariam ente el cuerpo legislativo, por m o­
tivos graves que expresará en el decreto de convocatoria.
Décimo: A la apertura de cada sesión legislativa, dar cuenta por escrito
a los Cuerpos Colegisladores de su adm inistración durante el año expirado, y
presentar la situación interior y exterior de la república en los diversos ramos.

BIBLIOTECAAYACL'CHO 29
U ndécim o: Som eter a la consideración de los Cuerpos Colegisladores,
cuanto juzgue conducente al bien público.
D uodécim o; Hacer los tratados de paz, de alianza, de am istad, de neu­
tralidad y de com ercio, a reserva de la sanción del Congreso.
D ecim otercio: En los casos de conm oción interior a m ano arm ada, que
am enace la seguridad de la república, y en los de una invasión exterior y
repentina, usar de las facultades que le haya conferido el Congreso Nacional
en conform idad de lo previsto por el 15s m iem bro del articulo 94, y si el caso
se presentare en el intervalo que m edie entre la prom ulgación de la presente
C onstitución y la prim era reunión del Cuerpo, o cuando este no esté reunido
o que no haya previsto las circunstancias, tom ar todas aquellas medidas, no
contrarias a la C onstitución, que exija la conservación de la cosa pública, de
que dará detallada cuenta al Congreso tan luego com o se reúna.
D ecim ocuarto: D enunciar a los tribunos y a los m iem bros del Consejo
C onservador, ante los Cuerpos que corresponda, por infracción a la C onsti­
tu ció n o a las leyes, y por traición a la patria.
A rt. 103. Todas las m edidas que tom a el Presidente de la República se
deben antes deliberar con el Consejo de los secretarios de Estado.
A rt. 104. N ingún acto del Presidente de la República es ejecutorio, si no
está refrendado p o r uno de los secretarios de Estado, que por este solo hecho
es responsable de él.
A r t- 105. El Presidente de la República, es el celador de todos los abusos
de au to rid ad y excesos de poder que se com etan bajo su adm inistración, y
responsable de ellos, si a sabiendas no persigue, o hace perseguir a sus autores,
conform e a la C onstitución, o a las leyes.
A rt. 106. El Presidente de la República com o jefe de la adm inistración
general, m anda las fuerzas de tierra y m ar; pero no puede ponerse a su cabeza,
sin la expresa autorización del Congreso.
A r t 107. El Presidente de la República no tiene m ás facultades que las
que expresam ente le confieren la C onstitución y las leyes particulares, en
co nform idad con esta.
A rt. 108. El Presidente de la República percibe del tesoro público, por
duodécim as partes, un sueldo anual de doce mil pesos.

30 PRIMERAS a)NSTmiaONES. LAT1NOAMÉRK.AY FX( JVRIBF.


II. De los secretarios de Estado

A rt. 109. Habrá cuatro m inistros secretarios de Estado y del Despacho


que son:
Primero; El de la Justicia e Instrucción Pública.
Segundo: El de Interior y Policía.
Tercero: El de H acienda y Comercio.
Cuarto: El de la G uerra y Marina.
En cuanto a las Relaciones Exteriores, el Presidente de la República las
encargará por ahora, a uno de los cuatro, según lo juzgue conveniente.
Art. 110. Para ser secretario de Estado es preciso tener treinta años cum ­
plidos p or lo menos.
A rt. 111. No puede ser secretario de Estado ningún pariente ni allegado
del Presidente de la República, hasta el grado de p rim o herm ano inclusive.
A rt. 112. Los secretarios de Estado se constituyen Consejo bajo la Pre­
sidencia de la República.
A rt. 113. Los secretarios de Estado corresponden directam ente con las
autoridades que les están subordinadas.
A rt. 114. Los secretarios de Estado tienen entrada en los Cuerpos C o­
legisladores y en el Congreso, en donde deben ser oídos cuando lo exijan.
A rt. 115. Los secretarios de Estado deben presentarse ante los Cuerpos
Colegisladores, cada vez que estos les llamen a su seno, y responder a las in­
terpelaciones que se les hagan sobre todos los actos de adm inistración.
Art. 116. Los secretarios de Estado son responsables, tan to de los actos
del Presidente de la República que refrendan, com o de los de sus respectivos
despachos, y de la inejecución de las leyes.
A rt. 117. En ningún caso la orden verbal o escrita del Presidente de la
República puede sustraer de la responsabilidad a los secretarios de Estado.
A rt. 118. La form a de denuncia, acusación y enjuiciam iento de los se­
cretarios de Estado, es la m ism a que establecen los artículos 58,2» m iem bro, y
6 7 ,5« m iem bro, relativos al Presidente de la República; con la diferencia [de]
que son juzgados p or la Suprem a C orte de Justicia, conform e lo prescribe el
artículo 134 en su 5» m iem bro. .
A rt. 119. Cada secretario de Estado goza de un sueldo anual de tres mil
seiscientos pesos, que percibe p o r duodécim as partes.

BIBLIOTECA AYACL'CHO 31
CAPÍTULO IV. DEL PODER JUDICIAL

L De la A d m in istra c ió n de Justicia

A rt. 120. La potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales,
pertenece exclusivam ente a los tribunales, salvo lo que la ley pueda establecer
respecto a algunos derechos políticos.
A rt. 121. N ingún dom inicano podrá ser juzgado en causas civiles, ni
crim inales, f>or com isión alguna, sino p o r el tribunal com petente determ i­
nado con anterio rid ad por la ley, sin que en caso alguno puedan abreviarse
ni alterarse las form as de los juicios.
A rt. 122. Los tribunales y juzgados no pueden ejercer otras funciones,
que las de juzgar y hacer que se ejecute lo juzgado.
A rt. 123. Las sesiones de los tribunales son públicas, a m enos que la pu­
blicidad sea perjudicial al orden público, o a la m oral, en cuyo caso, el tribunal
p o r una sentencia ordena los estrados a puerta cerrada.
Esta m edida no puede en caso alguno aplicarse a los delitos políticos ni
de la prensa, cuyos juicios han de ser siempre públicos.
A rt. 124. Todos los tribunales y juzgados están obligados a hacer m en­
ción en sus sentencias de la ley aplicada, y de los m otivos que la fundan.
A rt. 125. N ingún tribunal podrá aplicar una ley inconstitucional, ni los
decretos y reglam entos de adm inistración general, sino en tanto que sean
conform es a las leyes.
A rt. 126. Las deliberaciones de los tribunales se tom an a puerta cerrada;
los jueces votantes deben estar absolutam ente solos e incom unicados d u ra n ­
te la deliberación.
A rt. 127. Toda sentencia debe darse y ejecutarse. En nombre de la Re­
pública D ominicana, y term inarse por el m andato de ejecución, a pena de
nulidad.
La m ism a fórm ula es de rigor en los actos ejecutorios de los escribanos
públicos.
A rt. 128. Los jueces no podrán ser suspensos de sus funciones, sino por
acusación legalm ente intentada, y adm itida, ni depuestos de sus destinos,
sino en v irtu d de sentencia dada conform e a las leyes y pasada en autoridad
de cosa juzgada: sus funciones durarán cinco años. La ley determ inará tam ­

32 PRIMERAS C O N S T rrU aO N E S . UT1NOA.V1ÉR1CA Y EL CARIBE


bién la forma de Ip^Juicios que se intenten contra los jueces por delitos que
com etan fuera del ejercicio de sus funciones.
A rt. 129. En ningún juicio podrá haber m ás de tres instancias.
A lt. 130. La ley d eterm ina la organización judicial, dotación y policía
de los diversos tribunales y juzgados interiores.

II. De la Suprem a C o rte de Justicia

A r t 131. La prim era m agistratura judicial del Estado reside en la Supre­


ma Corte de Justicia, que se com pondrá de un Presidente, tres vocales elegi­
dos por el Consejo Conservador, entre los candidatos presentados por el
Tribunado, en núm ero triple al de los m agistrados que deban nom brarse o
reemplazarse; y de un agente del M inisterio Público nom brado por el Poder
Ejecutivo.
A rt. 132. Para ser m iem bro de la Suprem a C orte de Justicia es necesario
reunir las mismas cualidades que para serlo del C onsejo Conservador.
A rt. 133. Los m agistrados de la Suprem a Corte de Justicia duran en sus
funciones cinco años; pero pueden ser indefinidam ente reelectos.
A rt-134. Las atribuciones de la Suprem a C orte de Justicia son;
Prim ero: Conocer de los recursos de nulidad contra las sentencias defi­
nitivas dadas en últim a instancia por los Tribunales de Apelación.
Segundo: D irim ir el conflicto de com petencia entre los Tribunales de
Apelación, y entre estos y los dem ás juzgados.
Tercero: O ír las dudas de los dem ás tribunales sobre la inteligencia de las
leyes, y si las considerare fundadas, consultar sobre ellas al Congreso para la
conveniente declaratoria, al cual inform ará tam bién de todo lo conveniente
para la m ejora de la adm inistración de justicia, cuyas com unicaciones hará
por conducto del secretario del Despacho de Justicia.
C uarto: Con el solo interés de uniform ar la jurisprudencia, y sin que su
decisión aproveche ni perjudique a las partes litigantes, reform ar las senten­
cias dadas por todos los tribunáles y juzgados, pasadas ya en autoridad de
cosa juzgada, que contengan algún principio falso o errado, o adolezcan de
algún vicio esencial.
Q uinto: Conocer y juzgar las causas que se form en:
12 C ontra los secretarios de Estado;

BIBLIOTECA AVACUCHO 33
2fi C on tra los m iem bros del Consejo C onservador;
C o n tra los tribunos, previo decreto de acusación del Consejo Con­
servador en los dos prim eros casos, y del Tribunado en el último.
Sexto: C onocer de las causas contenciosas de los plenipotenciarios o
m inistros extranjeros, acreditados cerca del G obierno de la República, en los
casos perm itidos p o r el derecho de gentes, y conform e a los tratados que se
hayan celebrado con las naciones a que pertenezcan.
Séptim o: C onocer de las causas de responsabilidad que se form en con­
tra los agentes diplom áticos de la república, p or el mal desem peño de sus
funciones.
Octavo: C onocer de las controversias que resultaren de los contratos y
negociaciones q ue celebre el Poder Ejecutivo p o r sí, o por m edio de agentes.
N ono: C onocer de los recursos de queja que se interpongan contra los
Tribunales de Apelación, p o r abuso de autoridad, exceso de poder, omisión,
denegación o retardo culpable de la adm inistración de la justicia; como así
m ism o de las causas de responsabilidad que se susciten contra los magistra­
dos de los m ism os tribunales; y ejercer las dem ás atribuciones que le asigne
la ley,
A rt. 135. Los m iem bros de la Suprem a C orte de Justicia son responsa­
bles, y sujetos a juicio ante el Consejo Conservador:
Prim ero: Por delito de traición contra la patria.
Segundo: Por cohecho.
Tercero: Por mal desem peño en el ejercicio de sus funciones.

III. De ios T rib u n ales de A pelación y dem ás ju zg ad o s

A rt. 136. Para facilitar la pronta adm inistración de la justicia, se dividirá


el territo rio en distritos judiciales, y habrá en cada uno de ellos un Tribunal
de Apelación, cuya distribución, asiento, atribuciones y em olum entos serán
designados por la ley.
A rt. 137. Los jueces de los Tribunales de Apelación serán elegidos por el
C onsejo C onservador en la m ism a form a establecida en el artículo 131 para
los de la Suprem a C orte de Justicia.
A rt. 138. Para ser juez de un Tribunal de Apelación, se necesitan los
m ism os requisitos que para ser tribuno.

34 PRI.M ERAS CON STITUCIO NES. LAT1NOAMÉRIC.A Y ELCARIBE


A rt. 139. La ley organizará los Tribunales del Consulado, Consejos de
G uerra y dem ás juzgados inferiores; y designará sus atribuciones, y m odo
de desem peñarlas,

TÍTULO V. DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS PROVINCIAS

I. De! Jefe Superior Político

A rt. 140. El gobierno interior de las provincias reside en un Jefe Superior


Político, n o m b rad o po r el Poder Ejecutivo.
A rt. 141. Para ser Jefe Superior Político es necesario reunir las mismas
cualidades que para ser tribuno.
A rt. 142. En todo lo que pertenece al orden y seguridad de la provincia,
y a su gobierno político y económico, están subordinados al Jefe Superior
Político los funcionarios públicos de cualquier clase, que residan dentro de
la misma provincia.
A rt. 143. Los Jefes Superiores Políticos duran en funciones cuatro años,
pero pueden ser reelectos.
A rt. 144. Los militares llamados al cargo de Jefe Superior Político p ue­
den m ientras dure la guerra actual, ejercer a la vez las funciones civiles y
militares, que les sean conferidas p or el Poder Ejecutivo.
A rt. 145. A los Jefes Superiores Políticos toca presidir las respectivas
D iputaciones provinciales, y convocarlas extraordinariam ente cuando sea
necesario, conform e a la C onstitución o a la ley, que arreglará sus demás
atribuciones y todo lo relativo a su ejercicio.
A r t 146. Los Jefes Superiores Políticos recibirán del tesoro público un suel­
do anual de mil ochocientos pesos, que percibirán p or duodécimas partes.

II. De las Diputaciones Provinciales

A rt. 147. En cada cabeza de provincia habrá una D iputación provincial


para prom over su prosperidad, compuesta de cuatro diputados, presidida por
el Jefe Superior Político, y en su ausencia por el vocal prim er nom brado.
A rt. 148. La Dfputación provincial se renueva cada dos años integral­
m ente, pero sus m iem bros pueden ser reelectos.

BIBU Ü TEO A Y A C U C H O 35
A rt. 149. La elección de estos individuos se hará p o r los colegios elec­
torales, al o tro día de concluidas las elecciones de los m iem bros del cuerpo
legislativo, p o r el m ism o orden que estos se n om bran,
A rt. 150. Para ser diputado de provincia se requiere:
Prim ero: Estar en el goce de los derechos civiles y políticos.
Segundo: Tener veinte y cinco años cum plidos, po r lo menos.
Tercero: Ser propietario de bienes raíces en la provincia que lo elige, o
jefe de un establecim iento de ciencias, artes o industria.
C uarto: Tener su domicilio en la provincia que lo elige, con residencia
de tres años a lo m enos.
A rt. 151. El cargo de diputado de provincia es com patible con todos los
cargos públicos civiles o administrativos.
A rt. 152. Cada D iputación provincial n om bra un secretario dotado de
los fondos públicos de la provincia.
A rt. 153. Las D iputaciones provinciales celebrarán una sesión cada seis
meses, cuya duración será de quince dias po r lo menos.
A rt. 154. Son atribuciones de las D iputaciones provinciales:
Prim ero: Poner en conocim iento del Poder Ejecutivo o del Tribunado,
con los datos necesarios, los abusos y mala conducta del Jefe Superior Políti­
co y dem ás em pleados de la provincia, y velar [por] la recaudación, m anejo
e inversión de los fondos públicos; señalando los abusos y malversación, a
quien sea de derecho.
Segundo: Presentar al Tribunado anualm ente una lista general de los
individuos aptos en sus respectivas provincias, para los cargos de judica­
tura.
Tercero: Pedir al Poder Ejecutivo la rem oción de los Jefes Superiores
Políticos, cuando estos falten a sus deberes y su continuación sea perjudicial
al bien de la provincia.
C uarto: Pedir al prelado eclesiástico la rem oción de los párrocos, que
observen una conducta reprensible y perjudicial al bien de sus feligreses.
Q uinto: Recibir de las corporaciones y ciudadanos, las peticiones, re­
presentaciones e inform es que se les dirijan, para hacer uso de ellas, si son de
su com petencia, o darles el curso conveniente.
Sexto: H acer p o r sí y por m edio de los A yuntam ientos, el repartim iento
de las contribuciones decretadas por el Tribunado.
Séptim o: Form ar los reglamentos que sean necesarios para el arreglo y

36 PRIMERAScoNsrrruaoNEs. utinoamf.ri(’.ayelcaribe
m ejora de la policía urbana y rural; y velar sobre su ejecución, conform án­
dose a la ley.
Octavo: Promover y decretar la apertura y limpieza de cam inos.
Noveno: Prom over por cuantos m edios estén a su alcance, el fom ento
de la agricultura y de la instrucción pública.
Décimo: Form ar por sí, y por m edio de los Ayuntamientos, el censo de
la población y estadística de la provincia.
Undécim o: Pedir al Congreso o al Poder Ejecutivo, según la naturaleza
de las m aterias, cuanto juzguen conveniente para la m ejora de la provincia,
y nos esté en las atribuciones de las Diputaciones, y ejercer todas las demás
que les asigne la ley.
A rt. 155. Las ordenanzas o resoluciones de las Diputaciones provin­
ciales se pasarán para su ejecución al Jefe Superior Político, que tendrá el
derecho de objetarlas, dentro del térm ino de cinco días. Las objeciones serán
consideradas por la D iputación, y si esta insistiere en su acuerdo, se llevará
este a cum plido efecto.
A rt. 156. Concluidas las sesiones, pasarán las D iputaciones provinciales
copia de sus resoluciones al Tribunado, que desaprobará aquellas que sean
contrarias a la C onstitución o a las leyes.
A rt. 157. Las D iputaciones provinciales nunca podrán apropiarse la
voz de! pueblo, para ejercer otras atribuciones que las fijadas por la C onstitu­
ción, o la ley. Todo procedim iento contrario, es atentatorio al orden y seguri­
dad pública.
A rt. 158. El empleo de diputado de provincia es una carga concejil y
honorífica, de que ningún ciudadano pod rá excusarse. Los diputados son
responsables de los excesos que com etan en el uso de sus atribuciones.

in. De los Ayuntamientos

A rt. 159. H abrá un ayuntam iento en cada com ún en que lo había en el


año 1821 ,y la ley podráestablecerlos en las dem ás comunes que convenga; sus
vocales serán electos p o r las respectivas a.samblcas prim arias, y serán presidi­
das p o r el alcalde o alcaldes que ellos m ism os elijan de entre sus m iem bros.
Sus atribuciones y organización serán fijadas p or la ley.

BIBLIC rrEO A YA C XC H O 37
TÍTULO VI. DE LAS ASAMBLEAS
PRIMARIAS Y COLEGIOS ELECTORALES

I. De las asam b leas p rim a ria s

A rt. 160. Para ser sufragante de las asambleas prim arias, es necesario:
Prim ero; Ser ciudadano en el pleno goce de los derechos civiles y polí­
ticos.
Segundo: Ser propietario de bienes raíces, o em pleado público, u oficial
del Ejército de tierra o mar, o patentado por el ejercicio de alguna industria o
profesión, o profesor de alguna ciencia o arte liberal, o arrendatario por seis
años, a lo m enos, de un establecim iento rural en actividad de cultivo.
A rt. 16L Las asambleas prim arias se reúnen de pleno derecho en cada
com ún, el p rim er lunes de noviem bre de cada año en que deban ejercer las
atribuciones, que la C onstitución o la ley les designen, y en la form a que ellas
establezcan.
A rt. 162. El alcalde, en las com unes cuyo ayuntam iento tenga solo uno, o
el prim ero de ellos en las que haya dos o más, publicará el prim ero de octubre
de cada año en que deban reunirse las asambleas prim arias, u n aviso pre­
ventivo recordando a los sufragantes el período de su reunión, y ese m ism o
funcionario, o quien le reemplace, presidirá la asamblea hasta la elección del
ciudadano que deba presidirla definitivam ente.
A rt. 163. Las atribuciones de las asambleas prim arias son:
Prim ero: Elegir el núm ero de electores que cada com ún deba enviar al
Colegio electoral de la provincia.
Segundo: Elegir los regidores que deben form ar los respectivos ayun­
tam ientos.

II. De los colegios electorales

A rt. 164. Los colegios electorales se com ponen de los electores n o m b ra ­


dos po r las asam bleas prim arias de las com unes.
A rt. 165. M ientras la ley arregle de otro m odo la com posición de los
colegios electorales, se form arán estos conform e el siguiente cuadro:

38 PR1MER/\SCONSTITUCIONES. UTINOAM CRICA Y tLC A R IBE


Compostela de Azua n o m b rará 8 electores
C ada una de sus com unes 4
Santo Dom ingo 10
C ada una de sus com unes 2
Seibo 8
Cada una de sus com unes 4
La Vega 8
Cada una de sus com unes 4
Santiago 8
La com ún de P uerto Plata 6
Cada una de las dem ás com unes 2

A rt. 166. Los colegios electorales, de pleno derecho se reúnen en la cabe­


za de provincia el p rim er lunes de diciem bre de los años en que deban ejercer
sus atribuciones ordinarias; y a más tardar, un mes después de la fecha del
decreto de convocatoria, en las reuniones extraordinarias autorizadas por la
C onstitución o la ley.
A rt. 167. Las atribuciones de los colegios electorales son:
Prim ero: Elegir los m iem bros del Tribunado y sus suplentes.
Segundo: Elegir los m iem bros del Consejo C onservador.
Tercero: Elegir al Presidente de la República según las reglas establecidas
en el artículo 96.
C uarto: Elegir los m iem bros de las respectivas D iputaciones provisio­
nales.
Q uinto: Reem plazar a todos los funcionarios cuya nom inación les per­
tenece, en los casos y según las reglas establecidas p o r la Constitución o la
ley.
Sexto: Form ar separadam ente las listas de los individuos que en sus res­
pectivas provincias reú n an las cualidades exigidas tanto para ser m agistrado
de la Suprem a C orte de Justicia, com o juez de los tribunales inferiores.
A rt. 168. Los colegios electorales no pueden corresponder unos con
otros, ni ejercer atrib u ció n alguna, sin que se encuentre presente la mayoría
absoluta de los electores.

BIBLIOTECA AYACUCHO 39
III. D isposiciones com unes a las asam bleas
p rim a ria s y colegios electorales

A rt. 169. Todas las elecciones se hacen por la mayoría absoluta de votos,
y p o r escrutinio secreto.
A rt. 170. Fuera de los casos extraordinarios en que deba reemplazarse
alguno o algunos de los funcionarios cuya elección toca, ya a las asambleas,
ya a los Colegios Electorales, sus reuniones ordinarias deberán efectuarse en
el año an terio r al en que expiran los períodos constitucionales de los respec­
tivos cargos.
ArL 171. Ni las asambleas prim arias ni los Colegios Electorales pueden
ocuparse en o tro objeto que el de ejercer las atribuciones que le están asig­
nadas po r la C onstitución o la ley. Deben disolverse tan pro n to como hayan
term inado sus operaciones, cuya duración fijará la ley.

TÍTULO VI. DE LA HACIENDA PÚBLICA

A rt. 172. N ingún im puesto se puede establecer bajo pretexto alguno,


sino po r una ley.
A rt. 173. N inguna contribución provincial o com unal se puede im ­
p o n er sino con el expreso consentim iento de las respectivas Diputaciones
provinciales, o ayuntam ientos.
A rt. 174. Las contribuciones a favor del erario público se establecen
anualm ente. Las leyes que las im ponen no tienen fuerza sino por un año, a
m enos que se renueven o prorroguen.
A r t 175. No puede establecerse privilegio alguno en m ateria de im ­
puestos.
A rt. 176. Las excepciones o dism inución de im puestos han de ser he­
chas p o r la ley.
A rL 177. Solo la ley puede conceder pensiones o gratificaciones del
erario público.
A r t 178. El presupuesto de cada secretario de Estado debe dividirse en
capítulos, y no pueden hacerse em préstitos de un capítulo a otro, ni distraer
los fondos de su objeto especial, sino en virtud de una ley
A rt. 179. Todos los años el Congreso Nacional, verifica las cuentas gene-

i 40 PRiMER.v>cx)NSTrruaoNEs. UTiNOA\<Erica yfj.caribh


rales del año o de los años anteriores, cada Despacho m inisterial por separado,
y decreta el presupuesto general del Estado, con indicación de las entradas, y
la adjudicación a cada Secretaría de Estado, de los fondos asignados para los
gastos del año entrante.
A rt. 180. Fuera de los fondos decretados para el presupuesto, no puede
extraerse sum a alguna del erario público, sin el previo consentim iento del
Congreso, excepto en los casos extraordinarios previstos por el 15« m iem bro
del artículo 94.
A rt. 181. Todos los años en el mes de enero se deben im prim ir y publicar
las cuentas generales del año anterior, bajo la responsabilidad del secretario
del D espacho de Hacienda.
A rt. 182. La ley organizará un Consejo A dm inistrativo, com puesto de
funcionarios públicos, para verificar anualm ente las cuentas generales, y h a ­
cer un inform e de ellas al Congreso, con las observaciones que juzgue o p o r­
tunas; cuyo encargo será puram ente gratuito.

TÍTULO VIH. DE LA FUERZA ARMADA

A rt. 183. La Fuerza A rm ada es la defensora del Estado, tanto contra las
agresiones externas, com o contra las conm ociones internas, y la custodia de
las libertades públicas.
A rt. 184. La Fuerza A rm ada es esencialm ente obediente y pasiva; n in ­
gún cuerpo de ella puede deliberar.
A rt. 185. La Fuerza A rm ada se divide en Ejército de Tierra, Armada
Naval y G uardia Cívica.
A rt. 186. La ley fija el m odo de alistam iento, las reglas sobre el ascenso,
y los derechos y obligaciones de la Fuerza Armada.
A rt. 187. El Poder Ejecutivo nom brará com andantes de arm as en aque­
llos p untos en que lo juzgue conveniente.
A rt. 188. La creación de los grandes inspectores de agricultura y policía,
y la de los cuerpos de policía urbana y rural, serán el objeto especial de una
ley, que detallará todos sus deberes.
A rt. 189. No pueden crearse cuerpos privilegiados.
A rt. 190. La G uardia Cívica de cada provincia está bajo las órdenes in ­
mediatas del Jefe Superior Político, cuyas veces harán los alcaldes en las co­
m unes en que aquel n o resida. La ley arreglará su organización.

BIBLIOTECA AYACX'CHO 41
A rt. 191. La G uardia Cívica no se puede m ovilizar sino en los casos
previstos p o r la ley.
A rt. 192. En la G uardia Cívica, todos los grados son electivos, y tem ­
porales.
A rt. 193. Los militares serán juzgados p o r C onsejos de G uerra, por los
delitos que com etan en los casos previstos por el Código penal m ilitan y se­
gún las reglas que en él se establezcan. En todos los d em ás casos, o cuando
tengan p o r coacusados a uno o m uchos individuos de la clase civil, serán
juzgados p o r los tribunales ordinarios.

TÍTULO IX. DISPOSICIONES GENERALES

A rt. 194. El pabellón m ercante nacional se com pone de los colores azul
y rosado, colocados en cuarteles esquinados; y divididos en el centro por una
cruz blanca de la m itad del ancho de uno de los otros colores, que toque en
los cuatro extrem os.
El pabellón de guerra llevará adem ás las arm as de la república en el
centro.
A rt. 195. Las arm as de la República D om inicana son: una cruz, a cuyo
pie está abierto el libro de los evangelios, y am bos sobresalen de entre un
trofeo de arm as, en que se ve el em blem a de la libertad, enlazado con una
cinta en que va la siguiente divisa: Dios, Patria y Libertad. República D om i­
nicana.
A rt. 196. Se celebrarán anualm ente, con la m ayor pom pa en todo el
territo rio de la república, cuatro fiestas nacionales, que son:
Prim era: La de la Separación, el últim o dom ingo de febrero.
Segunda: La victoria de Azua, el 19 de marzo.
Tercera: La victoria de Santiago, el últim o dom ingo de marzo.
C uarta: El aniversario de la publicación de la presente Constitución.
En caso de que alguna de estas fiestas caiga en día, en que según el rito
rom ano, esté prohibido el celebrar otra fiesta que la religiosa, se trasladará la
nacional al prim er dom ingo hábil inm ediato.
A rt. 197. Todo ju ram en to debe ser exigido en virtud de la Constitución
o la ley, en los casos y form as que ellas determ inen; y todo em pleado debe
prestarle antes de en trar en funciones.

42 PRIMERAS CON STITUCIONES. LA'HNOAMP.RICAY ELCARIBE


A rt. 198. Los oficios públicos no pueden jam ás ser propiedad de los que
les ejerzan ni p atrim onio de familia alguna.
Art. 199. N inguna ley, decreto, ni reglam ento de adm inistración o poli­
cía, serán obligatorios sino después de publicados en la form a que la ley es­
tablece.
A rt. 200. N inguna plaza ni parte del territorio pueden ser declaradas en
estado de sitio, sino en caso: prim ero, de invasión extranjera efectuada o in­
minente; y segundo, de conm oción interior. En el prim er caso la declaratoria
toca al Presidente de la República, y en el segundo, al Congreso; pero si este
no está reunido, el Presidente de la República hace la declaratoria, y convoca
inm ediatam ente el Congreso para que [se] pronuncie sobre ella. La capital
nunca puede ser declarada en estado de sitio, sino p or una ley.
A rt. 201. En ningún caso puede suspenderse la ejecución, ni de una
parte ni del todo de la Constitución.
Su ejecución queda confiada al celo de los poderes que ella establece, y
al valor y p atrim o n io de los dom inicanos.

TÍTULO X. DE LA REVISIÓN DE LA CONSTITUCIÓN

A rt. 202. El Congreso puede en virtud de la proposición hecha por el


Tribunado, y adm itida p o r los dos tercios de aquel, decretar la revisión de la
C onstitución, designando y publicando los artículos, y disposiciones que
deban revisarse.
A rt. 203. En la sesión ordinaria, o extraordinaria, subsecuente a la que
se haya dado el decreto de revisión, procede el Congreso a ella, debiendo estar
presentes los dos tercios de sus m iem bros por lo menos.
A rt. 204. El Congreso en el decreto de revisión designará el lugar y la
época que juzgue conveniente para su reunión.

TÍTULO XI. DISPOSICIONES TRANSITORIAS

A r t 205. El Presidente de la República será electo por el Soberano Congre­


so Constituyente, que le recibirá juram ento y quedará instalado en su cargo.
A rt. 206. El ciudadano en quien recaiga la elección del Soberano C on­
greso Constituyent^e para la Presidencia de la República Dom inicana, conser­

B IB L IO T E O AYACUCHO 43
vara su cargo d u ran te dos períodos constitucionales consecutivos; en con­
secuencia term in ará su ejercicio el quince de febrero de 1852, conform e a lo
previsto p o r el últim o m iem bro del artículo 95.
A rt. 207. El cuerpo legislativo será electo, y se reunirá d en tro del más
breve térm in o posible; en consecuencia, las asambleas prim arias y colegios
electorales serán convocados inm ediatam ente para la elección de los m iem ­
bros de los dos C uerpos Colegisladores y dem ás funcionarios que deban
no m b rar según la C onstitución; a este efecto el Presidente de la República
expedirá un decreto para su convocación, fijando el m ás corto plazo posible
para la reunión del cuerpo legislativo. Los colegios electorales reunidos en
v irtu d de este decreto, solo ejercerán sus atribuciones, m ientras la ley sobre
elecciones fije la organización que se juzgue m ás conveniente.
A rt. 208. El Presidente de la República está autorizado para, de acuerdo
con el diocesano, im petrar de la Santa Sede a favor de la República D om ini­
cana, la gracia de presentación para todas las m itras y prebendas eclesiásticas,
en la extensión de su territorio; y además para entablar negociaciones con
la misma Santa Sede, a fin de efectuar un concordato. Hasta entonces los
asuntos puram en te eclesiásticos serán decididos conform e a los sagrados
cánones.
A rt. 209. Todas las leyes actuales, no contrarias a la presente C onstitu­
ción, continuarán en vigor hasta que sean abrogadas por otras nuevas. Así
m ism o los jueces, tribunales, oficios públicos y dem ás oficinas continuarán
interinam ente hasta la nueva organización, observando siem pre la división
de poderes.
Art. 210. D urante la guerra actual y m ientras no esté firmada la paz, el
Presidente de la República puede libremente organizar el Ejército y Armada,
movilizar las guardias nacionales, y tom ar todas la medidas que crea o p o rtu ­
nas para la defensa y seguridad de la nación; pudiendo en consecuencia, dar
todas las órdenes, providencias y decretos que convengan, sin estar sujeto a
responsabilidad alguna.

TÍTULO ADICIONAL

Art. 211. Los Cuerpos Colegisladores deberán acordar en su prim era


sesión legislativa las siguientes leyes:

44 PR1MRR.V>CO N STrrUC IO N ES. UTINOAMF.KICA y KLCARIBU


Prim era: Sobre las elecciones.
Segunda: Sobre la hacienda pública.
Tercera: Sobre la responsabilidad de los m inistros, y demás agentes del
Poder Ejecutivo.
C uarta; Sobre la organización judicial.
Q uinta: Sobre la adm inistración m unicipal, de provincias y com unes.
Sexta: Sobre la libertad de im prenta.
Séptima: Sobre la instrucción pública.
Octava: Sobre el Código penal militar.
Nona: Sobre la organización de la G uardia Cívica.
Décima: Sobre la total extinción de tributos, capellanías, vinculacio­
nes y dem ás censos perpetuos, bajo cualquiera denom inación que se hallen
instituidos.
San Cristóbal, 6 de noviem bre de 1844, año 12 de la patria - El presiden­
te, M.M. Valencia, diputado por Santo D o m in g o -E l vicepresidente, A ntonio
G utiérrez, diputado p o r Samaná - A. Ruiz, d ip u tad o por Hato Mayor - An­
drés Roson, diputado por Baní - A ntonio G im enes, diputado por Bánica
- Bernardo Aybar, diputado p o r Neiba - Buenaventura Báez, diputado por
Azua - Casim iro Cordero, d iputado p o r La Vega - D om ingo A ntonio So­
lano, dipu tad o p o r Santiago - D om ingo de la Rocha, diputado por Santo
D om ingo - Facundo Santana, d iputado por Los Llanos - Fernando Salcedo,
diputad o po r M oca - José Tejera, diputado p or Puerto de Plata - José M ateo
Perdom o, dipu tad o p o r H incha - José M aría M edrano, diputado p o r Ma-
corís - José Valverde, diputado por C otuí - Juan P. Andújar, diputado por
Cahobas - Juan Reynoso, diputado por La Vega - Juan de Acosta, diputado
por el Seibo - Juan Rijo, diputado por H ig ü e y - Juan Lopes, diputado por San
José de las M atas - Jesús Ayala, diputado p o r San Cristóbal - Juan A. de los
Santos, d ip u tad o por San Juan - J.N. Tejera, dipu tad o por San Rafael - Julián
de A ponte, diputado p o r el Seibo - M anuel González Bernal, diputado por
M onte Plata y Boyá - M anuel Abreu, d ip u tad o por M onte Cristi - M anuel
Díaz, d ip u tad o por D ajabón’- M.R. Castellano, diputado por Santiago -
Santiago Suero, diputado p o r Las M atas - Vicente M ancebo, diputado por
Azua - Dr. C am inero, d iputado por Santo D om ingo, secretario - Juan Luis
F. Bidó, d ip u tad o por Santiago, secretario.

BI Bl.lOTECj\ AYACL’CHO 45
CUBA-
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE CUBA (1869)*

En el pueblo libre de G uáim aro a las cuatro de la tarde del 10 de abril de 1869
se reunió la C ám ara Constituyente, asistiendo los C.C, Carlos M anuel de
Céspedes, presidente, Miguel Gutiérrez, Salvador de Cisneros, M anuel Val-
dés, H o n o rato del Castillo, Miguel Betancourt G uerra, José María Izaguirre,
Arcadlo García, Eduardo Machado, A ntonio Lorda, A ntonio Alcalá, Jesús
Rodríguez, Francisco Sánchez y los secretarios que suscriben Ignacio Agra-
m onte y A ntonio Zam brano.
A brió la sesión el C. Presidente con u na alocución sobre el objeto del
acto.
Presentóse po r los secretarios el proyecto de C onstitución que previa­
m ente se les había encargado. Diósele lectura y se le aceptó en conjunto, em ­
pezando enseguida la discusión por artículos. Fueron aprobados unánim e­
m ente p o r la C ám ara el preám bulo y los artículos 1 ,2 ,3 ,4 ,5 y 6, concebidos
en estos térm inos:

PREÁMBULO

Los representantes del pueblo libre de la isla de Cuba, en uso de la so­


beranía nacional establecemos provisionalm ente la siguiente: C onstitución
política que regirá lo que dure la G uerra de Independencia.
Art. 1. El Poder Legislativo residirá en una C ám ara de representantes
del pueblo.

* “Constitución de la República de Cuba (1869)”, Constituciones de b República de Cuba, U Habana,


Academia Nacional de la Historia de Cuba, 1952, pp. 11 -18.

46 PRIMERAS CONSTITUCIONES. LATIN'OAMP.RICA Y EL C.ARIBH


A rt. 2. A esta Cám ara concurrirá igual representación por cada uno de
los cuatro estados en que se considera desde este instante dividida la Isla.
A rt. 3. Estos estados son: O ccidente, Las Villas, C am agüe/ y O riente.
A rt. 4. Solo pueden ser representantes los C.C. de la República mayores
de 20 años.
A rt. 5. El cargo de representante es incom patible con todos los demás
de la república.
ArL 6. Cuando ocurran vacantes en la representación de alguien, el
Ejecutivo del m ism o dictará las m edidas necesarias para la nueva elección.
Al A rt. 7 que dice así: La C ám ara de representantes nom brará al Presi­
dente encargado del Poder Ejecutivo, al G eneral en Jefe, al Presidente de sus
sesiones y dem ás empleados suyos, propuso el C. Miguel Gutiérrez la siguien­
te enm ienda: el nom bram iento del General en Jefe corresponde al Presidente
de la República; fue apoyada por el C. Eduardo M achado. Sometido el p unto a
discusión todos los otros m iem bros de la Cám ara aceptaron el artículo. El C.
Presidente propuso la aclaración: Q ue el General en Jefe está subordinado al
Ejecutivo y debe darle cuenta de sus operaciones, aclaración que fue adm itida
por los autores del proyecto y p o r la Cámara.
Fue aprobado unánim em ente el A rt. 8 concebido en estos térm inos:
ante la Cám ara de representantes deben ser acusados, cuando hubiere lugar,
el Presidente de la República, el General en Jefe y los m iem bros de la Cám ara.
Esta acusación puede hacerse por cualquier ciudadano, si la Cám ara la en ­
cuentra atendible som eterá el acusado al Poder Judicial.
El A rt.9 dice así: La Cámara de representantes puede deponer librem en­
te a los funcionarios cuyo n om bram iento le corresponde.
El A rt. 10. Las decisiones legislativas de la C ám ara necesitan para ser
obligatorias la sanción del Presidente.
El A r t 11. Si no la obtuviesen volverán inm ediatam ente a la Cám ara
para nueva deliberación, en la que se tendrán en cuenta las objeciones que el
Presidente presentare.
Estos tres artículos fueron aprobados por unanim idad.
A rt. 12. El Presidente está obligado en el térm ino de diez días a im partir
su aprobación a los proyectos de ley o a negarla.
El C. Salvador'Cisneros propuso el térm ino de cinco días. La enm ienda
fue apoyada p o r el C. Francisco Sánchez y desechada p or la Cám ara.

BIBLIOTECA AYACUCHO 47
A rt. 13. Acordada por segunda vez una resolución de la C ám ara, la san­
ción será forzosa para el Presidente.
El C. Carlos M anuel de Céspedes propuso que el Presidente pudiera
o p o n er dos veces su veto a una resolución de la Cám ara, y que acordada por
tercera vez adquiriese el carácter de ley; esta enm ienda no fue apoyada ni
aceptada.
A rt. 14. D eben ser objetos indispensablem ente de ley, las contribucio­
nes, los em préstitos públicos, la ratificación de los tratados, la declaración y
conclusión de la guerra, la autorización al Presidente para conceder patentes
de corso, levantar tropas y m antenerlas, proveer y sostener una arm ada, y la
declaración de represalias con respecto al enemigo.
El C. Salvador Cisneros propuso que las contribuciones generales se
votasen p o r la C ám ara y las particulares de cada estado por su legislatura
respectiva. La discusión de este particular quedó aplazada para cuando la
C ám ara deliberase sobre si debía o no constituirse en cada estado una legis­
latura especial.
A rt. 15. La Cám ara de representantes se constituye en sesión perm anen­
te desde el m om ento en que los representantes del pueblo ratifiquen esta ley
fundam ental hasta que term ine la guerra.
C oncluía en este artículo lo referente al Poder Legislativo y en tal con­
cepto el C. Salvador Cisneros presentó uno nuevo a la consideración de la
constituyente.
C ada estado tendrá una C ám ara especial, que legisle sobre los asuntos
locales.
Som etido a discusión este punto, se hizo presente p o r los autores del
proyecto, que las legislaturas especiales estaban de acuerdo en los E.U. con
las variadas condiciones de los distintos estados de la unión. Q ue en la isla
de Cuba no producirían otro efecto que acrecentar las rencillas y divisiones
provinciales, bastando por otra p arte para garantir las libertades del pueblo
que la vida m unicipal tuviera todo el ensanche y la im portancia que requiere,
prescindiendo de que en las actuales circunstancias sería m uy em barazoso y
de gran riesgo el crear los cuerpos de que se trata.
El C. Jesús Rodríguez propuso que se consignara en la C onstitución el
establecim iento de las legislaturas especiales para cuando fuere posible. El
C. Castillo hizo presente que esa declaración daría lugar a cuestiones más

48 P R IM E R A S C O N S m u a O N E S . LATINOAMF.RICA y e l (L\R1BF.
tarde p udiendo pretender in oportunam ente algún estado que era llegado el
caso de la posibilidad y que form ulándose esta C onstitución para el tiem po
de la guerra en nada perjudica los derechos de los estados concluido que sea
el periodo revolucionario.
La Cám ara desechó el artículo y la enm ienda.
A rt. 16. El Poder Ejecutivo residirá en el Presidente de la República,
A rt. 17. Para ser Presidente se requieren las mismas condiciones que
para ser Representante.
El articulo 16 fue aceptado unánim em ente, acerca del inm ediato, el C.
Carlos M anuel de Céspedes enm endó que la edad exigible fuera la de treinta
años, y requisito indispensable para la Presidencia el haber nacido en la isla
de Cuba.
Esta enm ienda fue objeto de un vivo debate. El C. Cisneros la apoyó en el
prim er estreno y los C.C. Lorda y Castillo la atacaron con el m ism o Cisneros
en el segundo estreno. Los autores del proyecto se abstuvieron de defender el
artículo. Los C.C. Lorda y Cisneros hicieron presente que en la época actual y
a la luz de los principios dem ocráticos la nacionalidad nada significaba y que
u n extranjero podía ser en casos determ inados el más acto para la presiden­
cia. El C. Castillo en una valiente peroración sustentó que los cubanos nacían
hoy para la república p o r la adquisición de la dignidad de hom bres libres en
cuya conquista estaban d erram ando su sangre y que nacían com o hijos de
Cuba todos aquellos que cualquiera que fiiese su procedencia, pelean y han
peleado con nosotros. El C. Céspedes recom endó que podía originarse un
conflicto entre la patria natural y la adoptiva del extranjero Presidente y que
el ejemplo de la mayor parte de los pueblos cultos que habían establecido en
sus constituciones la cláusula po r él solicitada era de tenerse en cuenta.
Las enm iendas se aceptaron p o r mayoría.
A rt. 18. El Presidente puede celebrar tratados con la ratificación de la
Cámara.
A rt. 19. Designará [a] los em bajadores, m inistros plenipotenciarios y
cónsules de la república en los países extranjeros.
A rt. 20. Recibirá los em bajadores, cuidará de que se ejecuten fielmente
las leyes y expedirá, sus despachos a todos los em pleados de la república.
Aprobado por unanim idad.
A rt. 21. El Presidente nom brará [a] los secretarios del Despacho. El C.

BIBLJOTECAAYACX'CHO 49
Céspedes p ro p u so que fueran nom brados por la Cám ara a propuesta del
Presidente, proposición acogida con general aplauso.
A lt. 22. El Poder Judicial es independiente, su organización será objeto
de u na ley especial. Aceptado.
En estas circunstancias propuso el C. Carlos Manuel de Céspedes que
se concediera al Presidente de la República la facultad de indultar a los delin­
cuentes políticos; rechazada la proposición por mayoría, propuso que este
derecho residiera en la Cám ara. Los autores del proyecto expusieron que
pu d ien d o ejercerse un gobierno tiránico lo mismo por una corporación que
p o r un hom bre, la principal garantía de las libertades públicas estribaba en
la independencia de los poderes, que esta independencia no era completa si
las sentencias dictadas p o r los tribunales podían alterarse en algún sentido y
que si bien la C ám ara tenía el derecho de declarar am nistías generales, lo que
p o r cierto n o era necesario consignar detenidam ente, sem ejantes amnistías
no debían alcanzar a los condenados por los tribunales. El C. Presidente sus­
tentó que la clem encia era el más bello atributo del p oder e hizo algunas otras
consideraciones m uy oportunas.
La C ám ara adoptó p o r m ayoría la resolución de que no com prendiesen
las am nistías generales a los ya sentenciados.
A rt. 23. Para ser elector se requieren las mismas condiciones que para
ser elegido.
A rt. 24. Todos los habitantes de la república son enteram ente libres.
A rt. 25. Todos los ciudadanos de la república se consideran soldados
delE.L.
A rt. 26. La república no reconoce dignidades, honores especiales, ni
privilegio alguno.
El C. Alcalá p ropuso el siguiente artículo, que fue aceptado:
Los ciudadanos de la república no podrán adm itir honores, ni distin­
ciones de u n país extranjero.
A rt. 27. La C ám ara no podrá atacar las libertades de culto, im pren­
ta, reunión pacífica, enseñanza y petición ni derecho alguno inalienable del
pueblo.
Todos aceptados.
A rt. 28. Esta C onstitución podrá enm endarse cuando la Cám ara u n á­
nim em ente lo determ ine.

50 PltL M K R A S c:O N S T m ;a O N E S . U TIN O AM ÉRK Y EL CARIBE


El C. Salvador Cisneros propuso que pudiera enm endarse la Constitu­
ción por las tres cuartas p artes de los representantes. La enm ienda fue dese­
chada.
El C. Presidente habiendo concluido la discusión de la ley fundam ental,
dio por term inado el acto con un breve discurso en que encarecía la m odera­
ción y el juicio de que había dado pruebas el pueblo asistente a esta prim era
sesión de la Cám ara. Se concedió enseguida la palabra a los individuos del
pueblo que asistieron al acto sin carácter oficial, y usada por algunos discreta-
m ente caería [ilegible] a las ocho de la noche del diez de abril de 1869 la
prim era sesión de la Cám ara de representantes del pueblo libre de la isla de
Cuba.
El presidente Salvador Cisneros. - El secretario A ntonio Z a m b ra n o - Es
copia- El secretario A ntonio Z am brano.

BIBLIOTECA AYACUtlHO 51
PUERTO RICO
PROCLAMA DE LOS DIEZ
MANDAMIENTOS DE LOS HOMBRES LIBRES’^

Noviem bre de 1867

PUERTO RIQUEÑOS

El G obierno de doña Isabel II lanza sobre nosotros una terrible acusación

Dice que som os malos españoles

El G obierno nos calum nia

N osotros no querem os la separación; nosotros querem os la paz, la unión


con España; m as es justo que pongam os nosotros tam bién condiciones en
el contrato.

Son muy sencillas.

Helas aquí:
Abolición de la esclavitud
Derecho a votar todas las im posiciones
Libertad de cultos
Libertad de la palabra

* Proclama de los Diez M andamientos de los Hombres Librea, < http://es.scribd.com /doc/49907791/
BcU nces-Proclam a-de-los-D icz-M andam ¡entos>. (Página consultada el 14/04/2011).

52 PRIM ER.\S CO NSTrrt'aONES. LATINOAMf.RIf./\ Y El. CARIBE


Libertad de im prenta
Libertad de com ercio
Derecho de reunión
Derecho de p>oseer arm as
Inviolabilidad del ciudadano
Derecho de elegir nuestras autoridades
Esos son los diez m andam ientos de los hom bres libres.

Si España se siente capaz de darnos y nos da esos derechos y esas libertades,


podrá entonces m andarnos un capitán general, un gobernador... de paja, que
quem arem os en los días de carnestolendas, en conm em oración de todos los
Judas que hasta hoy nos han vendido.

Y seremos españoles.
Si no, NO.
Si no. Puerto Riqueños -¡PACIENCIA!- os juro que seréis libres.

R.E. BETANCES
Saint Thomas, noviembre de 1867

BIBLIOTECA AYACUCHO 53
MÉXICO, COSTA RICA, EL SALVADOR,
CENTROAMÉRICA, GUATEMALA,
HONDURAS, NICARAGUA
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MÉXICO
DECRETO CONSTITUCIONAL PARA LA LIBERTAD
DE LA AMÉRICA MEXICANA, SANCIONADO
EN APATZINGÁN (22 DE OCTUBRE DE 1814)*

El Suprem o Congreso M exicano, deseoso de llenar las heroicas m iras de la


nación, elevadas nada m enos que al sublim e objeto de sustraerse para siem ­
pre de la dom inación extranjera, y sustituir al despotism o de la m onarquía
de España un sistema de adm inistración, que reintegrando a la nación misma
en el goce de sus augustos im prescriptibles derechos, la conduzca a la gloria
de la independencia, y afiance sólidam ente la prosperidad de los ciudadanos;
decreta la siguiente form a de gobierno, sancionando ante todas cosas, los
principios tan sencillos com o lum inosos en que puede solam ente cim entarse
una C onstitución justa y saludable.

I. PRINCIPIOS O ELEMENTOS CONSTITUCIONALES

CAPÍTULO I. DE LA RELIGIÓN

A rt. 1. La religión católica, apostólica, rom ana es la única que se debe


profesar en el Estado.

CAPÍTULO II. DE LA SOBERANÍA

A rt. 2. La facultad de dictar leyes y de establecer la form a de gobierno


que más convenga a los intereses de la sociedad, constituye la soberanía.

* David Panlüja M oran y Jorge M ario G ard a Laguardia; com ps.,“Decreto Constitucional para la
libertad de la América mexicana, sancionado en Apatzingán (22 de octubre de 1814)”, Tres documen­
tos constitucionales en la América Española preindependiente, México, Instituto de Investigaciones
lurídicas, 1975, pp. 53-76.

BIBUOTECAAYACX'CHO 57
A rt. 3. Ésta es por su naturaleza im prescriptible, inenajenable, e indi­
visible.
A rt. 4. C om o el G obierno no se instituye para h onra o interés particu­
lar de ninguna familia, de ningún hom bre ni clase de hom bres, sino para la
protección y seguridad general de todos los ciudadanos, unidos volunta­
riam ente en sociedad, estos tienen derecho incontestable a establecer el go­
bierno que m ás les convenga, alterarlo, m odificarlo y abolirlo totalm ente
cuando su felicidad lo requiera.
A rt. 5. Por consiguiente, la soberanía reside originariam ente en el pue­
blo, y su ejercicio en la representación nacional com puesta de diputados
elegidos p o r los ciudadanos, bajo la form a que prescriba la C onstitución.
A rt. 6. El derecho de sufragio para la elección de diputados pertenece,
sin distinción de clases ni países, a todos los ciudadanos en quienes concurran
los requisitos que prevenga la ley.
A rt. 7. La base de la representación nacional es la población compuesta
de los naturales del país, y de los extranjeros que se reputen por ciudadanos.
ArL 8. C uando las circunstancias de un pueblo oprim ido no perm iten
que se haga constitucionalm ente la elección de sus diputados, es legítima la
representación supletoria que con tácita voluntad de los ciudadanos se esta­
blece para la salvación y felicidad com ún.
A rt. 9. N inguna nación tiene derecho para im pedir a otra el uso libre de
su soberanía. El título de conquista no puede legitim ar los actos de la fiierza:
el pueblo que lo intente, debe ser obligado p o r las arm as a respetar el derecho
convencional de las naciones.
A rt. 10. Si el atentado contra la soberanía del pueblo se cometiese por
algún individuo, corporación o ciudad, se castigará por la autoridad pública,
com o delito de lesa nación.
A rt, 11. Tres son las atribuciones de la soberanía: la facultad de dictar
leyes, la facultad de hacerlas ejecutar y la facultad de aplicarlas a los casos
particulares.
A rt. 12. Estos tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, no deben
ejercerse ni p o r una sola persona, ni po r una sola corporación.

58 PRlMF.RASCONSTrrUaONES. U TIN O A M ÉRK Y El. CARIBE


CAPÍTULO III. DE LOS CIUDADANOS

A r t 13. Se reputan ciudadanos de esta América, todos los nacidos en ella.


A lt. 14, Los extranjeros radicados en este suelo que profesaren la reli­
gión católica, apostólica, rom ana, y no se opongan a la libertad de la nación,
se reputarán tam bién ciudadanos de ella, en v irtu d de carta de naturaleza
que se les otorgará, y gozarán de los beneficios de la ley.
A rt. 15. La calidad de ciudadano se pierde po r crim en de herejía, apos-
tasía y lesa nación,
Art. 16. El ejercicio de los derechos anexos a esta m ism a calidad, se sus­
pende en el caso de sospecha vehemente de infidencia, y en los demás deter­
minados por la ley.
A rt, 17. Los transeúntes serán protegidos p o r la sociedad, pero sin tener
parte en la institución de sus leyes. Sus personas y propiedades gozarán de la
misma seguridad que los dem ás ciudadanos, con tal que reconozcan la sobe­
ranía e independencia de la nación,y respeten la religión católica, apostólica,
rom ana.

CAPÍTULO IV. DE LA LEY

A rt. 18. Ley es la expresión de la voluntad general en orden a la felicidad


com ún; esta expresión se enuncia por los actos em anados de la representa­
ción nacional.
A rt. 19. La ley debe ser igual para todos, pues su objeto no es otro que
arreglar el m odo con que los ciudadanos deben conducirse en las ocasiones
en que la razón exija que se guíen f>or esta regla com ún.
A rt. 20. La sum isión de un ciudadano a una ley que no aprueba, no es
un com prom etim iento de su razón ni de su libertad; es un sacrificio de la
inteligencia particular a la voluntad general.
A rt. 21. Solo las leyes pueden determ inar los casos en que debe ser
acusado, preso, o detenido algún ciudadano.
A rt. 22. Debe reprim ir la ley todo rigor que no se contraiga precisa­
m ente a asegurar las personas de los acusados.
A rt. 23. La ley solo debe decretar penas m uy necesarias, proporciona­
das a los delitos y útiles a la sociedad.

BIBLIOTECA AYAC:UCHO 59
CAPÍTULO V. DE LA IGUALDAD, SEGURIDAD,
PROPIEDAD Y LIBERTAD DE LOS CIUDADANOS

A rt. 24. La felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste
en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad. La íntegra conser­
vación de estos derechos es el objeto de la institución de los G obiernos, y el
único fin de las asociaciones políticas.
A rt. 25. N ingún ciudadano podrá obtener más ventajas que las que haya
m erecido p o r servicios hechos al Estado. Estos no son títulos comunicables,
ni hereditarios; y así es contraria a la razón la idea de un hom bre nacido le­
gislador o m agistrado.
A rt. 26. Los em pleados públicos deben funcionar tem poralm ente, y el
pueblo tiene derecho para hacer que vuelvan a la vida privada, proveyendo las
vacantes p o r elecciones y nom bram ientos, conform e a la Constitución,
A rt. 27. La seguridad de los ciudadanos consiste en la garantía social:
esta no puede existir sin que fije la ley los limites de los poderes y la respon­
sabilidad de los funcionarios públicos.
A rt. 28. Son tiránicos y arbitrarios los actos ejercidos contra un ciuda­
dano sin las form alidades de la ley.
A rt. 29. El m agistrado que incurriere en este delito será depuesto y cas­
tigado con la severidad que m ande la ley.
A rt. 30. Todo ciudadano se reputa inocente, m ientras no se declara cul­
pado.
A rt. 3 1. Ni nguno debe ser juzgado n i sentenciado, sino después de haber
sido oído legal m ente.
A rt. 32. La casa de cualquier ciudadano es un asilo inviolable; solo se
podrá en trar en ella cuando un incendio, una inundación, o la reclamación
de la m ism a casa haga necesario este acto. Para los objetos de procedim iento
crim inal, deberán preceder los requisitos prevenidos por la ley.
A rt. 33. Las ejecuciones civiles y visitas dom iciliarias solo deberán ha­
cerse durante el día, y con respecto a la persona y objeto indicado en la acta
que m ande la visita y la ejecución.
A rt. 34. Todos los individuos de la sociedad tienen derecho a adquirir
propiedades, y disponer de ellas a su arbitrio con tal que no contravengan a
la ley.

60 PRI.VIF.R,\S(:O N STm Jc:iO \ES. UTINOAMP.RICAY F.I.('w\RIBE


Art. 35. N inguno debe ser privado de la m enor porción de las que posea,
sino cuando lo exija la pública necesidad; pero en este caso tiene derecho a
una justa com pensación.
Art. 36. Las contribuciones públicas no son extorsiones de la sociedad,
sino donaciones de los ciudadanos para seguridad y defensa.
A rt. 37. A ningún ciudadano debe coartarse la libertad de reclam ar sus
derechos ante los funcionarios de la autoridad pública.
A rt. 38. N ingún género de cultura, industria o comercio puede ser pro­
hibido a los ciudadanos, excepto los que form an la subsistencia pública.
A rt. 39. La instrucción, como necesaria a todos los ciudadanos, debe ser
favorecida p o r la sociedad con todo su poder.
A rt. 40. Las obligaciones de los ciudadanos para con la patria son: m a­
nifestar sus opiniones por m edio de la im prenta, no debe prohibirse a ningún
ciudadano, a m enos que en sus producciones ataque al dogm a, turbe la tra n ­
quilidad pública u ofenda el honor de los ciudadanos,

CAPÍTULO VL DE LAS OBLIGACIONES DE LOS CIUDADANOS

A rt. 41. Las obligaciones de los ciudadanos para con la patria son: una
entera sum isión a las leyes, un obedecim iento absoluto a las autoridades
constituidas, una pro n ta disposición a contribuir a los gastos públicos; un
sacrificio voluntario de los bienes, y de la vida, cuando sus necesidades lo exi­
jan. El ejercicio de estas virtudes form a el verdadero patriotism o.

n . FORMA DE GOBIERNO

CAPÍTULO 1. DE LAS PROVINCIAS


QUE COM PRENDE LA AMÉRICA MEXICANA

A rt. 42. M ientras se haga una dem arcación exacta de esta América Me­
xicana, y de cada una de las provincias que la com ponen, se reputarán bajo
este nom bre, y d entro de los m ism os térm inos que hasta hoy se han reco­
nocido las siguientes: México, Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán, Oaxaca,
Tecpan, M ichoacán, Q uerétaro, Guadalajara, G uanajuato, Potosí, Zacatecas,
Durango, Sonora, Coahuila, y Nuevo Reino de León.

BIBI.IcriT.CAAYACCCHO 61
A rt. 43. Estas provincias no podrán separarse unas de otras en su go­
bierno, ni m enos enajenarse en todo o en parte.

CAPÍTULO II. DE LAS SUPREMAS AUTORIDADES

A rt. 44. Perm anecerá el cuerpo representativo de la soberanía del pue­


blo con el no m b re de Suprem o Congreso Mexicano. Se crearán además dos
corporaciones, la una con el título de Suprem o G obierno, y la otra con el de
Suprem o Tribunal de Justicia.
A rt. 45. Estas tres corporaciones han de residir en un m ism o lugar, que
determ in ará el Congreso, previo inform e del Suprem o Gobierno; y cuando
las circunstancias no lo perm itan, podrán separarse por el tiem po, y a la dis­
tancia que aprobare el m ism o Congreso.
A rt. 46. No podrán funcionar a un tiem po en las enunciadas corpora­
ciones dos o m ás parientes, que lo sean en p rim er grado, extendiéndose la
prohibición a los secretarios, y aun a los fiscales del Suprem o Tribunal de
Justicia.
A rt. 47*. C ada corporación tendrá su palacio y guardia de honor, igua­
les a las dem ás; pero la tropa de guarnición estará bajo las órdenes del C on­
greso.

CAPÍTULO III. DEL SUPREMO CONGRESO

A rt. 48. El Suprem o Congreso se com pondrá de diputados elegidos uno


por cada provincia, e iguales todos en autoridad.
A rt. 49. H abrá un presidente, y un vicepresidente, que se elegirán por
suerte cada tres meses, excluyéndose de los sorteos los diputados que hayan
obtenido aquellos cargos.
A rt. 50. Se nom b rarán del m ism o cuerpo a pluralidad absoluta de votos
dos secretarios, q ue han de m udarse cada seis meses; y no podrán ser reele­
gidos hasta que haya pasado un semestre.

* El articulo 47 del C apítulo II se reproduce del “Decreto constitucional para la libertad de la Amé­
rica m exicana, sancionado en Apatzingán a 22 de octube de 1814" Instituto de Investigaciones
Jurídicas, <hrtp;//www.)uridicas.unam.mx/inf5ur/leg/conshist/f>df/1814.pdf>. (Página consultada
el 31/05/2011 ).(N . de B.A.).

62 PRIMF.RASCONSTITUCIONES. UTINOAMÉRICJK Y F.l. CARIUK


A rt. 51. El Congreso tendrá tratam iento de M ajestad, y sus individuos
de Excelencia d u ran te el tiem po de su D iputación.
A rt. 52. Para ser diputado se requiere ser ciudadano con ejercicio de sus
derechos, la edad de treinta años, buena reputación, patriotism o acreditado
con servicios positivos, y tener luces no vulgares para desem peñar las augus­
tas funciones de este empleo.
A rt. 53. N ingún individuo que haya sido del Supremo Gobierno, o del
Suprem o T ribunal de Justicia, incluso los secretarios de una y otra corpora­
ción, y los fiscales de la segunda, podrá ser dipu tad o hasta que pasen dos años
después de haber expirado el térm ino de sus funciones.
A rt. 54. Los em pleados públicos que ejerzan jurisdicción en toda una
provincia, no podrán ser elegidos por ella diputados en propiedad: tam poco
los interinos podrán serlo p o r la provincia que representen, ni por cualquiera
otra, si no es pasando dos años después que haya cesado su representación.
A rt. 55. Se prohíbe tam bién que sean diputados sim ultáneam ente dos
o más parientes en segundo grado.
A rt. 56. Los diputados no funcionarán por más tiem po que el de dos
años. Estos se contarán al diputado propietario desde el día que term ine el
bienio de la anterio r diputación: o siendo el prim er propietario en propie­
dad desde el día que señale el Suprem o Congreso para su incorporación, y al
interino desde la fecha de su nom bram iento. El diputado suplente no pasará
del tiem po que corresponda al propietario por quien sustituye.
A rt. 57. Tampoco serán reelegidos los diputados, si no es que m edie el
tiem po de una D iputación.
A rt. 58. N ingún ciudadano podrá excusarse del encargo de diputado.
M ientras lo fuere, no podrá em plearse en el m ando de armas.
A rt. 59. Los diputados serán inviolables p o r sus opiniones, y en ningún
tiem po ni caso podrá hacérseles cargo de ellas; pero se sujetarán al juicio de re­
sidencia p o r la parte que les toca en la adm inistración pública, y además podrán
ser acusados durante el tiem po de su diputació n, y en la forma que previene este
reglam ento por los delitos de herejía y apostasía, y por los de Estado, señalada­
m ente p o r los de infidencia, concusión y dilapidación de los caudales públicos.

BIBLIOTECA AYACUCHO 63
CAPÍTULO IV. DE LA ELECCIÓN
DE DIPUTADOS PARA EL SUPREMO CONGRESO

A rt.60. El Suprem o Congreso nom brará por esc ru tin io ,/a pluralidad
absoluta de votos, diputados interinos p o r las provincias que se hallen dom i­
nadas en toda su extensión por el enemigo.
A rt.6 1 . C on tal que en una provincia estén desocupados tres partidos,
que com prendan nueve parroquias, procederán los pueblos del distrito libre
a elegir sus diputados así propietarios, com o suplentes, por medio de juntas
electorales de parroquia, de partido, y de provincia.
A lt. 62. El Suprem o G obierno m andará celebrar lo más p ronto que le
sea posible, estas juntas en las provincias que lo perm itan, con arreglo al ar­
tículo anterior, y que no tengan diputados en propiedad: y por lo que toca a las
que los tuvieren, hará que se celebren tres meses antes de cum plirse el bienio
de las respectivas diputaciones. Para este efecto habrá en la secretaría corres­
pondiente un libro, donde se lleve razón exacta del día, mes, y año, en que
conform e al artículo 56 comience a contarse el bienio de cada diputado.
A r t 63. En caso de que un m ismo individuo sea elegido diputado en pro­
piedad por distintas provincias, el Supremo Congreso decidirá por suerte la
elección que haya de subsistir, y en consecuencia el suplente a quien toque, en­
trará en lugar del propietario de la provincia, cuya elección quedare sin efecto.

CAPÍTULO V. DE LAS JUNTAS ELECTORALES DE PARROQUIA

A rt. 64. La Juntas Electorales de parroquia se com pondrán de los ciuda­


danos con derecho a sufragio, que estén dom iciliados, y residan en territorio
de la respectiva feligresía.
A rt. 65. Se declaran con derecho a sufragio los ciudadanos que hubieren
llegado a la edad de diez y ocho años, o antes si se casaren, que hayan acredi­
tado su adhesión a nuestra santa causa, que tengan empleo, o m odo honesto
de vivir, y que no estén notados de alguna infam ia pública, ni procesados
crim inalm ente p o r nuestro Gobierno.
A rt. 66. Por cada parroquia se nom brará un elector, para cuyo encargo
se requiere ser ciudadano con ejercicio de sus derechos, m ayor de veinticinco
años, y que al tiem po de la elección resida en la feligresía.

64 P R LM ER A Sco.N si rn ;c :io N E .s l a t in o a m i - r i c a y El. c a r i b e


I A rt. 67. Se celebrarán estas ju n tas en las cabeceras de cada curato, o en el
pueblo de la doctrina que ofreciere más com odidad; y si por la distancia de los
lugares de una mism a feligresía no pudieren co ncurrir todos los parroquia­
nos en la cabecera, o pueblo determ inado, se designarán dos o tres puntos de
reunión, en los cuales se celebren otras tantas juntas parciales, que form arán
respectivam ente los vecinos, a cuya com odidad se consultare.
A rt. 68. El justicia del territorio, o el com isionado que deputare el juez
del partido, convocará la junta, o juntas parciales, designará el día, hora, y
lugar de su celebración, y presidirá las sesiones.
A rt. 69. Estando juntos los ciudadanos electores, y el Presidente, pasa­
rán a la iglesia principal, donde se celebrará una misa solemne de Espíritu
Santo, y se pronunciará un discurso análogo a las circunstancias p or el cura,
u otro eclesiástico.
A rt. 70. Volverán al lugar destinado para la sesión, a que se dará princi­
pio, p o r nom b rar de entre los concurrentes dos escrutadores, y un secretario,
que tom arán asiento en la mesa al lado del Presidente.
A rt. 71. Enseguida preguntará el Presidente, si hay alguno que sepa que
haya intervenido cohecho, o soborno, para que la elección recaiga en persona
determ inada: y si hubiere quien tal exponga, el Presidente y los escrutadores
harán en el acto, pública y verbal justificación. Calificándose la denuncia,
quedarán excluidos de voz activa y pasiva los delincuentes, y la m ism a pena
se aplicará a los falsos calum niadores, en el concepto de que en este juicio
no se adm itirá recurso.
A rt. 72. Al Presidente y escrutadores toca tam bién decidir en el acto las
dudas que se ofrezcan, sobre si en alguno de los ciudadanos concurren los
requisitos necesarios para votar.
A rt. 73. Cada votante se acercará a la mesa, y en voz clara e inteligible
nom brará los tres individuos, que juzgue más idóneos para electores. El se­
cretario escribirá estos sufragios, y los m anifestará al votante, al Presidente y
a los escrutadores, de m odo que todos queden satisfechos.
A rt. 74. Acabada la votación, exam inarán los escrutadores la lista de los
sufragios, y sum arán los núm eros que resulten a favor de cada uno de los vota­
dos. Esta operación se ejecutará a vista de todos los concurrentes, y cualquiera
de ellos podrá revisarla.
A rt. 75. Si la junta fuere com puesta de todos los ciudadanos de la fe­
ligresía, el votado.que reuniere el m ayor núm ero de sufragios, o aquel por

BIBLIOTECA AYACXCHO 65
quien en caso de em pate se decidiere la suerte, quedará n o m brado elector de
parro q u ia, y lo anunciará el secretario de orden de! Presidente.
A rt.76. C oncluido este acto se trasladará el concurso, llevando al elector
en tre el Presidente, escrutadores, y secretario, a la iglesia, en donde se cantará
en acción de gracias un solem ne Te Deum, y la ju n ta quedará disuelta para
siem pre.
A rt. 77. El secretario extenderá el acta, que firm ará con el Presidente y
escrutadores: se sacará un testim onio de ella firm ado p o r los m ism os, y se
dará al elector nom brado, para que pueda acreditar su nom bram iento, de que
el Presidente pasará aviso ai juez del partido.
A rt. 78. Las juntas parciales se disolverán concluida la votación, y las
actas respectivas se extenderán, com o previene el artículo anterior.
A r t 79. Previa citación del Presidente, hecha por alguno de los secreta­
rios, volverán a reunirse en sesión pública estos y los escrutadores de las juntas
parciales, y con presencia de las actas exam inarán los segundos las listas de
sufragios, su m an d o de la totalidad los núm eros que resulten p o r cada vota­
do, y quedará n o m brado elector el que reuniese la mayor sum a, o si hubiese
em pate, el q ue decidiere la suerte.
A rt. 80. Publicará el Presidente esta votación por m edio de copia certifi­
cada del escrutinio, circulándola por los pueblos de la feligresía; y dará al
elector igual testim onio firm ado p o r el m ism o Presidente, escrutadores, y
secretarios.
A rt. 81. N ingún ciudadano podrá excusarse del encargo de elector de
parroquia, ni se presentará con arm as en la junta.

CAPÍTULO VL DE LAS JUNTAS ELECTORALES DE PARTIDO

A rt. 82. Las Juntas Electorales de partido se com pondrán de los electo­
res parroquiales congregados en la cabecera de cada subdelegación o en otro
pueblo que p o r justas consideraciones designe el juez, a quien toca esta facul­
tad, com o tam bién la de citar a los electores, señalar el día, hora y sitio para
la celebración de estas juntas, y presidir las sesiones.
A rt. 83. En la prim era se n o m brarán dos escrutadores y un secretario
de los m ism os electores, si llegaren a siete; o fuera de ellos si no se com pletare
este n ú m ero , con tal que los electos sean ciudadanos de probidad.

6 6 P R iM E R A S C o N s r r r u a o N F i; u t i n o a m í r i c a y e l c a r i b e
A rt. 84. A consecuencia presentarán los electores los testim onios de
sus nom bram ientos, para que los escrutadores y el secretario los reconozcan
y examinen: y con esto term inará la sesión.
A rt. 85. En la del día siguiente expondrán su juicio los escrutadores y
el secretario. Ofreciéndose alguna duda, el Presidente la resolverá en el acto,
y su resolución se ejecutará sin recurso: pasando después la ju n ta a la iglesia
principal, con el piadoso objeto que previene el artículo 69.
A rt. 86. Se restituirá después la junta al lugar destinado para las sesio­
nes, y tom ando asiento el Presidente y los dem ás individuos que la form en,
se ejecutará lo contenido en el artículo 71, y regirá tam bién en su caso el
artículo 72.
A rt. 87. Se procederá enseguida a la votación, haciéndola a puerta abier­
ta por m edio de cédulas, en que cada elector exprese los tres individuos que
juzgue más a propósito: recibirá las cédulas el secretario, las leerá en voz alta
y m anifestará al Presidente.
A rt. 88. Concluida la votación, los escrutadores a vista y satisfacción del
Presidente y de los electores, sum arán el núm ero de los sufragios que haya
reunido cada votado, quedando nom brado el que contare con la pluralidad,y
en caso de em pate el que decidiere la suerte. El secretario anunciará de orden
del Presidente el n om bram iento del elector de partido.
A rt. 89. Inm ediatam ente se trasladarán la ju n ta y concurrentes a la igle­
sia principal, bajo la form a y con el propio fin que indica el artículo 76.
A rt. 90. El secretario extenderá el acta, que suscribirá con el Presidente
y escrutadores. Se sacarán dos copias autorizadas con la m ism a solem nidad;
de las cuales una se entregará al elector nom brado, y otra se rem itirá al Pre­
sidente de la ju n ta provincial.
A rt. 91. Para ser elector de partido se requiere la residencia personal
en la respectiva jurisdicción con las demás circunstancias asignadas para los
electores de parroquia.
A rt. 92. Se observará p o r últim o lo que prescribe el artículo 81.

CAPÍTULO VIL DE LAS JUNTAS ELECTORALES DE PROVINCIA

A rt. 93. Los electores de partido form arán respectivam ente las juntas
provinciales, que para n o m b rar los diputados que deben incorporarse en el

t
BIBLlcrrECAAVACUCHC) 67
Congreso, se han de celebrar en la capital de cada provincia, o en el pueblo
que señalare el intendente, a quien toca presidirlas, y fijar el día, hora y sitio
en que hayan de verificarse.
A rt. 94. En la prim era sesión se nom brarán dos escrutadores, y un secre­
tario, en los térm inos que anuncia el artículo 83. Se leerán los testim onios de
las actas de elecciones hechas en cada partido, rem itidas por los respectivos
presidentes: y p resentarán los electores las copias que llevaren consigo, para
que los escrutadores y el secretario las conft'onten y examinen.
A rt. 95. En la segunda sesión que se tendrá el día siguiente, se practicará
lo m ism o que está m andado en los artículos 85 y 86.
A rt. 96. Se procederá después a la votación de diputado en la form a que
para las elecciones de partidos señala el artículo 87.
A rt. 97. C oncluida la votación los escrutadores reconocerán las cédulas
conform e al artículo 88, y sum arán los núm eros que hubiere reunido cada
votado, qu ed an d o elegido diputado en propiedad el que reuniere la plurali­
dad de sufragios; y suplente el que se aproxim e más a la pluralidad.
A rt. 98. Si hubiere em pate, se sorteará el nom bram iento de diputado
así propietario com o suplente, entre los votados que sacaren igual núm ero
de sufragios.
A rt. 99. Hecha la elección se procederá a la solem nidad religiosa, a que
se refiere el artículo 89.
A rt. 100. Se extenderá el acta de elección, y se sacarán dos copias con las
form alidades que establece el artículo 90: una copia se entregará al diputado,
y otra se rem itirá al Suprem o Congreso.
A rt. 101. Los electores en nom bre de la provincia otorgarán al diputado
en form a legal la correspondiente comisión.

CAPÍTULO VIII. DE LAS ATRIBUCIONES


DEL SUPREM O CONGRESO

Al Suprem o C ongreso pertenece exclusivamente:


A rt. 102. Reconocer y calificar los docum entos que presenten los d ipu­
tados elegidos p o r las provincias, y recibirles el juram ento que deben otorgar
para su incorporación.
A rt. 103. Elegir los individuos del Supremo G obierno, los del Supremo
Tribunal de Justicia, los del de Residencia, los secretarios de estas corpora­

68 p r i m i ; r a s ( ; o n s t i t u c i i ) n i -:s . l m i n o a m é r i c ^ y e i . c a r ib e
ciones, y los fiscales de la segunda, bajo la forma que prescribe este decreto,
y recibirles a todos el juram ento correspondiente para la posesión de sus
respectivos destinos.
Art. 104. N om brar los m inistros públicos, que con el carácter de Em­
bajadores Plenipotenciarios, u de otra representación diplom ática hayan de
enviarse a las demás naciones.
A rt. 105. Elegir a los generales de división a consulta del Supremo Go­
bierno, quien propondrán los tres oficiales que juzgue más idóneos.
A rt. 106. Examinar y discutir los proyectos de ley que se propongan.
Sancionar las leyes, interpretarlas, y derogarlas en caso necesario.
Art. 107. Resolver las dudas de hecho y de derecho, que se ofrezcan en
orden a las facultades de las suprem as corporaciones.
Art. 108. Decretar la guerra, y dictar las instrucciones bajo de las cuales
haya de proponerse o adm itirse la paz: las que deben regir para ajustar los
tratados de alianza y gobierno con las dem ás naciones, y aprobar antes de su
ratificación estos tratados.
Art. 109. Crear nuevos tribunales subalternos, suprim ir los estableci­
dos, variar su form a, según convenga para la m ejor adm inistración: aum en­
tar o dism inuir los oficios públicos, y form ar los aranceles de derechos.
Art. 110. Conceder o negar licencia para que se adm itan tropas extran­
jeras en nuestro suelo.
Art. 111. M andar que se aum enten, o dism inuyan las fuerzas militares
a propuesta del Suprem o Gobierno.
Art. 112. Dictar ordenanzas para el Ejército y milicias nacionales en
todos los ram os que las constituyen.
Art. 113. Arreglar los gastos del G obierno. Establecer contribuciones e
impuestos, y el m odo de recaudarlos: com o tam bién el m étodo conveniente
para la adm inistración, conservación y enajenación de los bienes propios
del Estado: y en los casos de necesidad tom ar caudales a préstam o sobre los
fondos y crédito de la nación.
Art. 114. Exam inar y aprobar las cuentas de recaudación e inversión de
la Hacienda pública.
A rt. 115. Declarar si ha de haber aduanas y en qué lugares.
Art. 116. Batir m oneda, determ inando su m ateria, valor, peso, tipo y
denom inación; y adoptar el sistema que estim e justo de pesos y medidas.

BIBLIOTECA AYAc:uc;i lO 69
A rt. 117. Favorecer todos los ram os de industria, facilitando los medios
de adelantarla, y cuidar con singular esmero de la ilustración de los pueblos.
A rt. 118. A probar los reglam entos que conduzcan a la sanidad de los
ciudadanos, a su com odidad y dem ás objetos de policía.
A rt. 119. Proteger la libertad política de la im prenta.
A rt. 120. H acer efectiva la responsabilidad de los individuos del mismo
C ongreso, y de los funcionarios de las dem ás suprem as corporaciones, bajo
la form a que explica este decreto.
A rt. 121. Expedir cartas de naturaleza en los térm inos, y con las calida­
des q ue prevenga la ley.
A rt. 122. Finalm ente ejercer todas las dem ás facultades que le concede
expresam ente este decreto.

CAPÍTULO IX. DE LA SANCIÓN


Y PROM ULGACIÓN DE LAS LEYES

A rt. 123. C ualquiera de los vocales puede presentar al Congreso los


proyectos de ley que le ocurran, haciéndolo por escrito, y exponiendo las
razones en que se funde.
A rt. 124. Siempre que se proponga algún proyecto de ley, se repetirá su
lectura por tres veces en tres distintas sesiones, votándose en la última, si se ad­
m ite, o no a discusión; y fijándose, en caso de adm itirse, el día en que se deba
comenzar.
A rt. 125. Abierta la discusión, se tratará, e ilustrará la materia en las se­
siones que fueren necesarias, hasta que el C ongreso declare: que está suficien­
tem ente discutida.
A rt. 126. D eclarado que la m ateria está suficientem ente discutida, se
procederá a la votación, que se hará a pluralidad absoluta de votos; concu­
rrien d o precisam ente más de la m itad de los d iputados que deben com poner
el Congreso.
A rt. 127. Si resultare aprobado el proyecto, se extenderá por triplicado
en form a de ley. Firm ará el Presidente y secretarios los tres originales, rem i­
tiéndose u n o al Suprem o G obierno, y otro al Suprem o Tribunal de Justicia;
qued an d o el tercero en la secretaría del Congreso.
A rt. 128. Cualquiera de aquellas corporaciones tendrá facultad para

70 PRIMKRASCONSTrrt'ClONES. lATINOAMf.RICAYELCARIBE
representar en contra de la ley; pero ha de ser den tro del térm ino perentorio
de veinte días; y no verificándolo en este tiem po, procederá el Supremo G o­
bierno a la prom ulgación: previo aviso que o p o rtu n am ente le com unicará
al Congreso.
A rt. 129. En caso que el Suprem o G obierno, o el Suprem o Tribunal de
Justicia representen contra la ley, las reflexiones que prom uevan serán exami­
nadas bajo las m ism as form alidades que los proyectos de ley; y calificándose
de bien fundadas a pluralidad absoluta de votos, se suprim irá la ley, y no
podrá proponerse de nuevo hasta pasados seis meses. Pero si por el contrario
se calificaren de insuficientes las razones expuestas, entonces se m andará
publicar la ley, y se observará inviolablemente; a m enos que la experiencia y
la opinión pública obliguen a que se derogue, o m odifique.
Art. 130. La ley se prom ulgará en esta form a; El Supremo Gobierno M exi­
cano, a todos los que la presente vieren, sabed: que el Supremo Congreso en sesión
legislativa (aquí la fecha) ha sancionado la siguiente ley. (Aquí el texto literal
de la ley). Por tanto, para su puntual observancia publíquese, y circúlese a to­
dos los tribunales, justicias, jefes, gobernadores y demás autoridades, asi aviles
como militares y eclesiásticas, de cualquiera clase y dignidad, para que guarden
y hagan guardar, cumplir y ejecutar la presen te ley en todas sus partes. - Palacio
Nacional, etcétera. Firm arán los tres individuos y el secretario de Gobierno.
A rt. 131. El Suprem o G obierno com unicará la ley al Suprem o Tribunal
de Justicia, y se archivarán los originales tanto en la Secretaría del Congreso,
com o en la del G obierno.

CAPÍTULO X. DEL SUPREMO GOBIERNO

A rt. 132. C om pondrán el Suprem o G obierno tres individuos, en quie­


nes concurran las calidades expresadas en el artículo 52: serán iguales en au ­
toridad, alternando p or cuatrim estres en la presidencia, que sortearán en su
prim era sesión para fijar invariablem ente el orden con que hayan de turnar,
y lo m anifestarán al Congreso. •
A rt. 133. C ada año saldrá por suerte uno de los tres, y el que ocupare la
vacante tendrá el m ism o lugar que su antecesor en el tu rn o de la presidencia.
AI Congreso toca hacer este sorteo.
A rt. 134. H abrá tres secretarios: uno de G uerra, otro de Hacienda, y el

BIBLIOTECA AYACUCHO 71
tercero que se llamará especialmente de G obierno. Se m udarán cada cuatro
años.
A rt. 135. Ningún individuo del Suprem o G obierno podrá ser reelegido,
a m enos que haya pasado un trienio después de su adm inistración; y para que
pueda reelegirse un secretario, han de correr cuatro años después de fenecido
su m inisterio.
A rt. 136. Solamente en la creación del Suprem o G obierno podrán n o m ­
brarse para sus individuos asi los diputados propietarios del Suprem o C on­
greso, que hayan cum plido su bienio, com o los interinos; en la inteligencia
de que si fuere nom brado alguno de estos, se tendrá por concluida su dipu­
tación; pero en lo sucesivo ni podrá elegirse ningún diputado, que a la sazón
lo fuere, ni el que lo haya sido; si no es m ediando el tiem po de dos años.
A rt. 137. Tam poco podrán elegirse los diputados del Suprem o Tribunal
de Justicia, m ientras lo fueren, ni en tres años después de su comisión.
A rt. 138. Se excluyen asim ism o de esta elección los parientes en prim er
grado de los generales en jefe.
A rt. 139. No pueden concurrir en el Suprem o G obierno dos parientes
que lo sean desde el prim ero hasta el cuarto grado; com prendiéndose los
secretarios en esta prohibición.
A rt. 140. El Suprem o G obierno tendrá tratam iento de Alteza: sus in­
dividuos el de Excelencia, durante su adm inistración: y los secretarios el de
Señoría, en el tiem po de su ministerio.
A rt. 141. Ningún individuo de esta corporación podrá pasar ni aun una
noche fuera del lugar destinado para su residencia, sin que el Congreso le con­
ceda expresam ente su permiso: y si el G obierno residiere en lugar distante,
se pedirá aquella licencia a los com pañeros, quienes avisarán al Congreso, en
caso de que sea para más de tres días.
A rt. 142. C uando por cualquiera causa falte alguno de los tres indivi­
duos, continuarán en el Despacho los restantes, haciendo de Presidente el
que deba seguirse en turno, y firm ándose lo que ocurra con expresión de la
ausencia del com pañero: pero en faltando dos, el que queda avisará inm edia­
tam ente al Suprem o Congreso, para que tom e providencia.
A rt. 143. H abrá en cada secretaria un libro, en donde se asienten todos
los acuerdos, con distinción de sesiones, las cuales se rubricarán por los tres
individuos, y firm ará el respectivo secretario.

72 HRI.SÍKRAS CON STITUCIONES. UTINO AM f.RICA Y EL CARIBE


A rt. 144. Los títulos o despachos de los empleados, los decretos, las cir­
culares y dem ás órdenes, que son propias del alto Gobierno, irán firmadas por
los tres individuos y el secretario a quien corresponda. Las órdenes concer­
nientes aJ gobierno económ ico, y que sean de m enos entidad, las firm ará el
Presidente y el secretario a quien toque, a presencia de los tres individuos del
cuerpo: y si alguno de los indicados d ocum entos no llevare las form alidades
prescritas, no tendrá fuerza ni será obedecida p or los subalternos.
A rt. 145. Los secretarios serán responsables en su persona de los decre­
tos, órdenes y dem ás que autoricen contra el tenor de este decreto o contra las
leyes que m andadas observar, y que en adelante se prom ulgaren.
A rt. 146. Para hacer efectiva esta responsabilidad decretará ante todas
cosas el Congreso, con noticia justificada de la transgresión, que ha lugar a la
form ación de la causa.
A rt. 147. Dado este decreto quedará suspenso el secretario, y el Congreso
rem itirá todos los docum entos que hubiere al Supremo Tribunal de Justicia,
quien form ará la causa, la sustanciará y sentenciará conform e a las leyes.
A rt. 148. En los asuntos reservados que se ofrezcan al Superior G obier­
no, arreglará el m odo de corresponderse con el Congreso, avisándole por m e­
dio de alguno de sus individuos o secretarios: y cuando juzgare conveniente
pasar al palacio del Congreso se lo com unicará, exponiendo si la concurren­
cia ha de ser pública o secreta.
A rt. 149. Los secretarios se sujetarán indispensablem ente al juicio de
residencia, y a cualquiera otro que en el tiem po de su m inisterio se prom ueva
legítim am ente ante el Suprem o Tribunal de Justicia.
A rt. 150. Los individuos del G obierno se sujetarán asimismo al juicio
de residencia; pero en el tiem po de su adm inistración solam ente podrán ser
acusados p o r los delitos que m anifiesta el articulo 59, y por la infracción del
artículo 166.

CAPÍTULO XI. DE LA ELECCIÓN


DE INDIVIDUOS PARA EL SUPREMO GOBIERNO

A rt. 151. El Suprem o Congreso elegirá en sesión secreta por escrutinio


en que haya exam en'de tachas, y a pluralidad absoluta de votos, un núm ero
triple de los individuos que han de com poner el Suprem o Gobierno.

b ib ü o i >:(;a a y a c ;u c :h ií 73
A rt. 152. Hecha esta elección, continuará la sesión en público, y el se­
cretario anunciará al pueblo las personas que se hubieren elegido. Enseguida,
repartirá p o r triplicado sus nom bres escritos en cédulas a cada vocal,y se pro­
cederá a la votación de los tres individuos, eligiéndolos uno a uno por m edio
de las cédulas que se recogerán en u n vaso prevenido al efecto,
A rt. 153. El secretario a vista y satisfacción de los vocales reconocerá las
cédulas, y hará la regulación correspondiente, quedando nom brado aquel
individuo que reuniere la pluralidad absoluta de sufragios.
A rt. 154. Si ninguno reuniere esta pluralidad,entrarán en segunda vota­
ción los dos individuos que hubieren sacado el mayor núm ero, repartiéndose
de nuevo sus nom bres en cédulas a cada u n o de los vocales. En caso de em pate
decidirá la suerte.
A rt. 155. N om brados los individuos, con tal que se hallen presentes
dos de ellos, otorgarán acto continuo su ju ram ento en m anos del Presidente,
quien lo recibirá a nom bre del Congreso, bajo la siguiente fórmula: ¿Juráis
defender a costa de vuestra sangre la religión católica, apostólica, romana, sin
adm itir otra ninguna?— R. Sí juro-¿Juráis sostener constantemente la causade
nuestra Independencia contra nuestros injustos agresores?— R. Sí juro-¿Juráis
observar, y hacer cumplir el decreto constitucional en todas y cada una de sus
partes?— R. Sí ju r o - ¿Juráis desempeñar con celo y fidelidad el empleo que os
ha conferido la nación, trabajando incesantemente por el bien y prosperidad de
la nación m ism a?— R. Sí ju ro - Si así ¡o hiciereis. Dios os premie, y si no, os lo
demande. Y con este acto se tendrá el G obierno por instalado.
A rt. 156. Bajo de la forma explicada en los artículos antecedentes se ha­
rán las votaciones ulteriores, para proveer las vacantes de los individuos que
deben salir anualm ente, y las que resultaren por fallecimiento u otra causa.
A r t- 157. Las votaciones ordinarias de cada año se efectuarán cuatro m e­
ses antes de que se verifique la salida del individuo a quien tocare la suerte.
A rt. 158. Por prim era vez nom brará el C ongreso los secretarios del Su­
p rem o G obierno, m ediante escrutinio en que haya examen de tachas, y a
pluralidad absoluta de votos. En lo de adelante hará este nom bram iento a
p ropuesta del m ism o Suprem o G obierno, quien lo verificará dos meses antes
que cum pla el térm ino de cada secretario.

74 PRIMERAScoNsrrruaoNES. utinoaméric:ay elcaribe


CAPÍTULO XII. DE LA AUTORIDAD DEL SUPREMO GOBIERNO

Al Suprem o G obierno toca privativam ente:


A r t 159. Publicar la guerra y aj ustar la paz. Celebrar tratados de alianza,
y comercio con las naciones extranjeras, conform e al artículo 108; correspon­
diéndose con sus gabinetes en las negociaciones que ocurran, por sí, o por
m edio de los m inistros públicos de que habla el artículo 104; los cuales han de
entenderse inm ediatam ente con el G obierno, quien despachará las contesta­
ciones con independencia del Congreso; a m enos que se versen asuntos cuya
resolución no esté en sus facultades: y de todo dará cuenta oportunam ente
al m ism o Congreso.
A rt. 160. Organizar los ejércitos y milicias nacionales. Form ar planes
de operación, m andar ejecutarlos, distrib u ir y mover la Fuerza A rm ada, a
excepción de la que se halle bajo el m an d o del Suprem o Congreso, con arreglo
al artículo 47, y tom ar cuantas m edidas estim e conducentes, ya sea para ase­
gurar la tranquilidad interior del Estado, o bien para prom over su defensa
exterior; todo sin necesidad de avisar previam ente al Congreso, a quien dará
noticia en tiem po oportuno.
A rt. 161. Atender y fom entar los talleres y m aestranzas de fusiles, caño­
nes, y dem ás armas; las fábricas de pólvora, y la construcción de toda especie
de útiles y m uniciones de guerra.
A rt. 162. Proveer los empleos políticos, militares y de Hacienda, excepto
los que se ha reservado el Suprem o Congreso.
A rt. 163. Cuidar de que los pueblos estén proveídos suficientem ente de
eclesiásticos dignos, que adm inistren los sacram entos, y el pasto espiritual
de la doctrina.
A rt. 164. Suspender con causa justificada a los empleados a quienes
nom bre, con caliidad de rem itir lo actuado d entro del térm ino de cuarenta
y ocho horas al tribunal com petente. Suspender tam bién a los em pleados
que nom bre el Congreso, cuando haya contra estos sospechas vehem entes
de infidencia: rem itiendo los docum entos que hubiere al mismo Congreso
dentro de veinticuatro horas, para que declare si ha o no lugar a la form ación
de la causa.
A rt. 165. Hacer que se observen los reglam entos de policía. M antener
expedita la com unicación in terior y exterior: y proteger los derechos de la li­

Bl B1.IOTECA AYACUCHO 75
bertad, propiedad, igualdad, y seguridad de los ciudadanos: usando de todos
ios recursos que le franquearán las leyes.
No podrá el Supremo Gobierno:
A rt. 166. Arrestar a ningún ciudadano en ningún caso m ás de cuarenta
y ocho horas, dentro de cuyo térm ino deberá rem itir el detenido al tribunal
com petente con lo que se hubiere actuado.
A rt. 167. D eponer a los em pleados públicos, ni conocer en negocio al­
g uno judicial; avocarse causas pendientes o ejecutoriadas, ni ordenar que se
abran nuevos juicios
A rt. 168. M andar personalm ente en cuerpo, ni por alguno de sus indi­
viduos, ninguna Fuerza Armada; a no ser en circunstancias m uy extraordi­
narias, y entonces deberá proceder la aprobación del Congreso.
A rt. 169. Dispensar la observancia de las leyes bajo pretexto de equidad,
ni interpretarlas en los casos dudosos.
A rt. 170. Se sujetará el Suprem o G obierno a las leyes y reglamentos
que adoptare o sancionare el Congreso en lo relativo a la adm inistración de
H acienda; p o r consiguiente, n o podrá variar los em pleos de este ram o que
se establezcan, crear otros nuevos, gravar con pensiones al erario público, ni
alterar el m étodo de recaudación, y distribución de las rentas; podrá, no obs­
tante, librar las cantidades que necesite para gastos secretos en servicio de la
nación, con tal que inform e oportu n am en te de su inversión.
A rt. 171. En lo que toca al ram o m ilitar se arreglará a la antigua ordenan-
í:a, m ientras que el Congreso dicta la que más se conform e al sistema de nues­
tro gobierno; p o r lo que no podrá derogar, interpretar, ni alterar ninguno de
sus capítulos.
A rt. 172. Pero así en m ateria de Hacienda, como de guerra, y en cualquie­
ra otra podrá, y aun deberá presentar al Congreso los planes, reformas y
m edidas que juzgue convenientes, para que sean exam inados; m as no se le
perm ite pro p o n er proyectos de decreto extendidos.
A rt. 173. Pasará m ensualm ente al Congreso una nota de los empleados
y de los que estuvieren suspensos; y cada cuatro meses un estado de los ejér­
citos, que reproducirá siempre que lo exija el mismo Congreso.
A rt. 174. Asimismo presentará cada seis meses al Congreso un estado
abreviado de las entradas, inversión, y existencia de los caudales públicos, y
cada año le presentará otro individual y docum entado, para que ambos se
exam inen, aprueben y publiquen.

76 PRI.VIFRASrONSTITL'CKíNRS lA riN O A \ If.R I(:\ V ELCARIBh


CAPÍTULO XIII. DE LAS INTENDENCIAS DE HACIENDA

A rt. 175. Se creará cerca del Supremo G obierno y con sujeción inm e­
diata a su autoridad, una Intendencia General que adm inistre todas las rentas
y fondos nacionales.
Art. 176. Esta Intendencia se com pondrá de un fiscal, un asesor letrado,
dos m inistros, y el jefe principal, quien retendrá el nom bre de intendente
general, y además habrá un secretario.
A rt. 177. De las mismas plazas han de com ponerse las intendencias pro­
vinciales, que deberán establecerse con subordinación a la general. Sus jefes
se titularán intendentes de provincia.
A rt. 178. Se crearán tam bién tesorerías foráneas, dependientes de las pro-
vinciales, según que se juzgaren necesarias para la m ejor adm inistración,
A rt. 179. El Suprem o Congreso dictará la ordenanza que fije las atrib u ­
ciones de todos y cada uno de estos empleados, su fuero y prerrogativas, y la
jurisdicción de los intendentes.
A rt. 180. Así el intendente general, com o los de provincia funcionarán
por el tiem po de tres años.

CAPITULO XIV. DEL SUPREMO TRIBUNAL DE lUSTICIA

A rt. 181. Se com pondrá por ahora el Suprem o Tribunal de Justicia de


cinco individuos, que por deliberación del Congreso podrán aum entarse,
según lo exijan y proporcionen las circunstancias.
Art. 182. Los individuos de este Suprem o Tribunal tendrán las m ismas
calidades que se expresan en el artículo 52. Serán iguales en autoridad, y tur­
narán por suerte en la presidencia cada tres meses.
A rt. 183. Se renovará esta corporación cada tres años en la form a si­
guiente: en el prim ero y en el segundo saldrán dos individuos, y en el tercero
uno; todos p o r medio de sorteo, que hará el Suprem o Congreso.
Art. 184. H abrá’dos fiscales letrados, uno para lo civil, y otro para lo cri­
minal; pero si las circunstancias no perm itieren al principio que se nom bre
más que a uno, este desem peñará las funciones de am bos destinos: lo que se
entenderá igualm ente respecto de los secretarios. U nos y otros funcionarán
por espacio de cuatro años.

BIBI.KrrECAAYACL'CHO 77
A rt. 185. Tendrá este tribunal el tratam iento de Alteza: sus individuos el
de Excelencia, d u ran te su com isión; y los fiscales y secretarios el de Señoría,
m ientras perm anezcan en su ejercicio,
A lt, 186. La elección de los individuos del Supremo Tribunal de Justicia se
hará po r el Congreso, conform e a los artículos 151, 152, 153,154,156, y 157.
A rt. 187. N om brados que sean los cinco individuos, siem pre que se
hallen presentes tres de ellos, otorgarán acto continuo su ju ram en to en los
térm in o s que previene el artículo 155.
A r t- 188. Para el n o m bram iento de fiscales y secretarios regirá el ar­
tículo 158.
A rt. 189. N ingún individuo del Suprem o Tribunal de Justicia podrá ser
reelegido hasta pasado un trienio después de su comisión; y para que pue­
dan reelegirse los fiscales y secretarios han de pasar cuatro años después de
cum plido su tiem po.
A rt. 190. No podrán elegirse para individuos de este tribunal los dip u ­
tados del Congreso, si no es en los térm inos que explica el artículo 136.
A rt. 191. Tam poco podrán elegirse los individuos del Suprem o G obier­
no m ientras lo fíieren, ni en tres años después de su adm inistración.
A rt. 192. No podrán co n cu rrir en el Suprem o Tribunal de Justicia dos, o
m ás parientes, que lo sean desde el prim ero hasta el cuarto grado; com pren­
diéndose en esta prohibición los fiscales y secretarios.
A rt. 193. N ingún individuo de esta corporación podrá pasar ni una sola
noche fuera de los límites de su residencia, si no es con los requisitos que para
los individuos del Suprem o G obierno expresa el artículo 141.
A rt. 194. Los fiscales y secretarios del Suprem o Tribunal de Justicia se
sujetarán al juicio de residencia, y a los demás, com o se ha dicho de los secre­
tarios del Suprem o G obierno; pero los individuos del m ism o tribunal sola­
m ente se sujetarán al j uicio de residencia, y en el tiem po de su com isión, a los
que se prom uevan p o r los delitos determ inados en el artículo 59.
A rt. 195. Los autos o decretos que em anaren de este Suprem o Tribunal
irán ru bricados p o r los individuos que concurran a form arlos, y autorizados
po r el secretario. Las sentencias interlocutorias y definitivas se firm arán por
los m encionados individuos, y se autorizarán igualm ente p o r el secretario;
quien con el Presidente firm ará los despachos, y por sí solo bajo su respon­
sabilidad las dem ás órdenes: en consecuencia no será obedecida ninguna

78 PRIMERAS C O N S T lT U a O N E S . LATINOAMERICA Y ELC^RIBE


providencia, orden, o decreto que expida alguno de los individuos en par­
ticular.

CAPÍTULO XV. DE LAS FACULTADES


DEL SUPREMO TRIBUNAL DE JUSTICIA

A rt. 1% . Conocer en las causas para cuya form ación deba proceder,
según lo sancionado, la declaración del Suprem o Congreso; en las demás
de los generales de división, y secretarios del Suprem o Gobierno; en las de
los secretarios y fiscales del m ism o Suprem o Tribunal; en las del intendente
general de H acienda, de sus m inistros, fiscales y asesor; en las de residencia
de todo em pleado público, a excepción de las que pertenecen al tribunal de
este nom bre.
A rt. 197. Conocer de todos los recursos de fuerza de los tribunales ecle­
siásticos, y de las com petencias que se susciten entre los jueces subalternos.
A rt. 198. Fallar o confirm ar las sentencias de deposición de los em plea­
dos públicos sujetos a este tribunal: aprobar o revocar las sentencias de m uer­
te y destierro que p ronuncien los tribunales subalternos, exceptuando las
que han de ejecutarse en los prisioneros de guerra, y otros delincuentes de
Estado, cuyas ejecuciones deberán conform arse a las leyes y reglamentos que
se dicten separadam ente.
A rt-199. Finalm ente, conocer de las demás causas tem porales, así cri­
minales, com o civiles; ya en segunda, ya en tercera instancia, según lo deter­
m inen las leyes.
A rt. 200. Para form ar este Supremo Tribunal, se requiere indispensable­
m ente la asistencia de los cinco individuos en las causas de hom icidio, de de­
posición de algún empleado, de residencia e infidencia; en las de fuerza de los
juzgados eclesiásticos, y en las civiles, en que se verse el interés de veinticinco
mil pesos arriba. Esta asistencia de los cinco individuos se entiende para term i­
nar definitivam ente las referidas causas, ya sea pronunciando,ya confirm ando
o bien revocando las sentencias respectivas. Fuera de estas causas, bastará la
asistencia de tres individuos para form ar Tribunal; y m enos no podrán actuar
en ningún caso.
A rt. 201. Si p o r m otivo de enferm edad no pudiera asistir alguno de los
jueces en los casos referidos, se le pasará la causa, para que dentro del tercer

BIBLIOTECA AYACUCHO 79
día rem ita su voto cerrado. Si la enferm edad fuere grave, o no pudiere asistir
po r hallarse distante, o por otro im pedim ento legal, el Suprem o Congreso
con aviso del tribunal nom brará un sustituto; y si el Congreso estuviere lejos,
y ejecutare la decisión, entonces los jueces restantes nom brarán a pluralidad
de sufragios un letrado, o un vecino h onrado y de ilustración, que supla por
el im pedido, d ando aviso inm ediatam ente al Congreso.
A rt. 202. En el Suprem o Tribunal de Justicia no se pagarán derechos.
A rt. 203. Los litigantespodrán recusar hasta dos jueces de este tribunal,
en los casos, y bajo las condiciones que señale la ley.
A rt. 204. Las sentencias que pronunciare el Suprem o Tribunal de Justi­
cia, se rem itirán al Suprem o G obierno, para que se las haga ejecutar por m e­
dio de los jefes, o jueces a quienes corresponda.

CAPÍTULO XVI. DE LOS JUZGADOS INFERIORES

A rt. 205. H abrá jueces nacionales de partido que durarán el tiem po de


tres años, y los n om brará el Supremo G obierno a propuesta de los intenden­
tes de provincia, m ientras se form a el reglam ento conveniente para que los
elijan los m ism os pueblos.
A rt. 206. Estos jueces tendrán en los ram os de justicia o policía la auto­
ridad ordinaria, que las leyes del antiguo G obierno concedían a los subde­
legados. Las dem arcaciones de cada partido tendrán los m ism os límites,
m ientras no se varíen con la aprobación del Congreso.
A rt. 207. H abrá tenientes de justicia en los lugares donde se han reputa­
do necesarios: los n o m brarán los jueces de partido, dando cuenta al Supremo
G obierno para su aprobación y confirm ación, con aquellos nom bram ientos
que en el antiguo G obierno se confirm aban por la superioridad.
A rt. 208. En los pueblos, villas y ciudades continuarán respectivamente
los gobernadores y repúblicas, los ayuntam ientos y dem ás empleos, m ientras
no se adopte o tro sistema; a reserva de las variaciones que oportunam ente
introduzca el Congreso, consultando al mayor bien y felicidad de los ciuda­
danos.
A rt. 209. El Suprem o G obierno nom brará jueces eclesiásticos, que en las
dem arcaciones que respectivam ente les señale con aprobación del Congreso,
conozcan en p rim era instancia de las causas tem porales, así crim inales com o

80 P R IM E R A S C O N S m UlIlONES. LMlNOAM f.RICA Y EL CARIBE


r
civiles, de los eclesiásticos; siendo esta una m edida provisional, entretanto
se ocupan por nuestras arm as las capitales de cada obispado, y resuelve otra
cosa el Suprem o Congreso.
A rt.210. Los intendentes ceñirán su inspección al ram o de Hacienda, y
solo podrán adm inistrar justicia en el caso de estar desembarazadas del ene­
migo las capitales de sus provincias, sujetándose a los térm inos de la antigua
ordenanza que regía en la materia.

CAPÍTULO XVII. DE LAS LEYES QUE SE HAN


DE OBSERVAR EN LA ADM INISTRACIÓN DE JUSTICIA

A rt. 21L M ientras que la soberanía de la nación forma el cuerpo de le­


yes, que han de sustituir a las antiguas, perm anecerán éstas en todo su rigor,
a excepción de las que p o r el presente, y otros decretos anteriores se hayan
derogado, y de las que en adelante se derogaren.

CAPÍTULO XVIIL DEL TRIBUNAL DE RESIDENCIA

A rt. 212. El Tribunal de Residencia se com pondrá de siete jueces, que el


Suprem o Congreso ha de elegir por suerte de entre los individuos que para
este efecto se nom bren, uno por cada provincia.
A rt. 213. El nom bram iento de estos individuos se hará por las juntas
provinciales, de que trata el capítulo VII, a otro día de haber elegido los d ip u ­
tados, guardando la forma que prescriben los artículos 87 y 88; y rem itiendo
al Congreso testim onio del nom bram iento, autorizado con la solem nidad
que expresa el artículo 90. Por las provincias en donde no se celebren dichas
juntas, el m ism o Congreso nom brará por escrutinio, y a pluralidad absoluta
de votos, los individuos correspondientes.
A rt. 214. Para obtener este n om bram iento se requieren las calidades
asignadas en el artículo 52.
A rt. 215. La masa de estos individuos se renovará cada dos años, saliendo
sucesivamente en la misma forma que los diputados del Congreso, y no podrán
reelegirse ninguno de los que salgan, a m enos que no hayan pasado dos años.
A rt. 216. Entre los individuos que se voten p o r la prim era vez podrán
tener lugar los diputados propietarios, que han cum plido el tiem po de su

BIBI.IiyrKC\AYACL'CHO 81
diputación; pero de ninguna m anera podrán ser elegidos los que actualmente
lo sean, o en adelante lo fueren, si no es habiendo corrido dos años después
de concluidas sus funciones.
A rt. 217. Tam poco podrán ser nom brados los individuos de las otras
dos suprem as corporaciones, hasta que hay^an pasado tres años después de
su ad m inistración; ni pueden, en fin, co ncurrir en este tribunal dos o más
parientes hasta el cuarto grado.
A rt. 218. Dos meses antes que estén para concluir alguno, o algunos de los
funcionarios, cuya residencia toca a este tribunal, se sortearán los individuos
que hayan de com ponerlo, y el Supremo G obierno anunciará con anticipación
estos sorteos, indicando los nom bres y empleos de dichos funcionarios.
A rt. 219. H echo el sorteo, se llam arán los individuos que salgan n o m ­
brados, para que sin excusa se presenten al C ongreso antes que se cum pla
el expresado térm in o de dos meses, y si p o r alguna causa no ocurriere con
o p o rtu n id a d cualquiera de los llamados, procederá el Congreso a elegir sus­
tituto, bajo la form a que se establece en el capítulo XI para la elección de los
individuos del Suprem o Gobierno.
A rt. 220. C uando sea necesario organizar este tribunal, para que tome
conocim iento de otras causas, que no sean de residencia, se hará op o rtu n a­
m ente el sorteo, y los individuos que resulten n om brados se citarán con tér­
m in o m ás o m enos breve, según lo exija la naturaleza de las mism as causas;
y en caso de que n o com parezcan al tiem po señalado, el Suprem o Congreso
no m b rará sustitutos, con arreglo al artículo antecedente.
A rt. 221. Estando juntos los individuos que han de com poner este tri­
bunal, otorgarán su juram ento en m anos del Congreso, bajo la fórm ula con­
tenida en el artículo 155, y se tendrá por instalado el tribunal, a quien se dará
tratam ien to de Alteza.
A rt. 222. El m ism o tribunal elegirá p o r suerte de entre sus individuos
un Presidente, que ha de ser igual a todos en autoridad, y perm anecerá todo
el tiem po que d ure la corporación. N om brará tam bién por escrutinio, y a
pluralidad absoluta de votos un fiscal, con el único encargo de form alizar las
acusaciones, que se prom uevan de oficio por el m ism o tribunal.
A rt. 223. Al Suprem o Congreso toca nom brar el correspondiente secre­
tario, lo que hará p o r suerte entre tres individuos, que elija p o r escrutinio, y
a pluralidad absoluta de votos.

82 PRIMHRAS CON STITUCIONES. LATINOAMÉRICA^ Y EL CARIBE


CAPÍTULO XIX. DE LAS FUNCIONES
DEL TRIBUNAL DE RESIDENCIA

A rt.224. El Tribunal de Residencia conocerá privativam ente de las cau­


sas de esta especie pertenecientes a los individuos del Congreso, a los del
Suprem o G obierno y a los del Suprem o Tribunal de Justicia.
A rt.225. Dentro del térm ino perentorio de un mes después de erigido el
tribunal, se adm itirán las acusaciones a que haya lugar contra los respectivos
funcionarios, y pasado este tiem po, no se oirá ninguna; antes bien se darán
aquellos por absueltos, y se disolverá inm ediatam ente el tribunal, a no ser que
haya pendiente otra causa de su inspección.
A rt. 226. Estos juicios de residencia deberán concluirse dentro de tres
meses; y no concluyéndose en este térm ino, se darán por absueltos los acusa­
dos. Exceptuándose las causas en que se adm ita recurso de suplicación, con­
form e al reglam ento de la materia, que se dictará por separado; pues entonces
se prorrogará a u n mes más aquel térm ino.
A rt. 227. C onocerá tam bién el Tribunal de Residencia en las causas que
se prom uevan contra los individuos de las suprem as corporaciones por los
delitos indicados en el artículo 59, a los cuales se agrega, p o r lo que toca a
los individuos del Suprem o G obierno, la infracción del artículo 166.
A rt. 228. En las causas que m enciona el artículo anterior se harán las
acusaciones ante el Suprem o Congreso, o el m ism o Congreso las prom overá
de oficio, y actuará todo lo conveniente, para declarar si ha, o no lugar a la
form ación de causa; y declarando que ha lugar, m andará suspender al acu­
sado, y rem itirá el expediente al Tribunal de Residencia, quien previa esta
declaración, y no de otro m odo, form ará la causa, la sustanciará, y sentenciará
definitivam ente con arreglo a las leyes.
A rt. 229. Las sentencias pronunciadas por el Tribunal de Residencia se
rem itirán al Suprem o G obierno para que las publique, y haga ejecutar por
m edio del jefe, o tribunal a quien corresponda, y el proceso original se pasará
al Congreso, en cuya secretaría quedará archivado.
A rt. 230. Podrán recusarse hasta dos jueces de este tribunal en los tér­
m inos que se ha dicho del Suprem o de Justicia.
A rt. 231. Se disolverá el Tribunal de Residencia luego que haya senten­
ciado las causas que m otiven su instalación, y las que sobrevinieren m ientras

bib i .i o t f .(.a a y a c :u ( ;h o 83
exista; o en pasando el térm ino que fijaren las leyes, según la naturaleza de
los negocios.

CAPÍTULO XX. DE LA REPRESENTACIÓN NACIONAL

A rt. 232. El Suprem o Congreso form ará en el térm ino de un año desp ués
de la próxim a instalación del Gobierno, el plan conveniente para convocar
la representación nacional bajo la base de la población, y con arreglo a los
demás principios de derecho público, que variadas las circunstancias deben
regir en la m ateria.
A rt. 233. Este plan se sancionará, y publicará, guardándose la form a que
se ha prescrito para la sanción y prom ulgación de las leyes.
A rt. 234. El Suprem o Gobierno, a quien toca publicarlo, convocará, se­
gún su tenor, la representación nacional, luego que estén com pletam ente
libres de enem igos las provincias siguientes: México, Puebla, Tlaxcala, Vera-
cruz, Oaxaca, Tecpan, M ichoacán, Q uerétaro, Guadalajara, G uanajuato, San
Luis Potosí, Zacatecas y D urango, inclusos los puertos, barras y ensenadas,
que se com prenden en los distritos de cada una de estas provincias.
A rt. 235. Instalada que sea la representación nacional, resignará en sus
m anos el Suprem o Congreso las facultades soberanas que legítim am ente
deposita, y otorgando cada uno de sus m iem bros el juram ento de obediencia
y fidelidad, quedará disuelta esta corporación.
A rt. 236. El Suprem o G obierno otorgará el m ism o juram ento, y hará
que lo otorguen todas las autoridades militares, políticas y eclesiásticas, y
todos los pueblos.

CAPÍTULO XXL DE LA OBSERVANCIA DE ESTE DECRETO

A rt. 237. E ntretanto que la representación nacional de que trata el ca­


pítulo antecedente no fuere convocada, y siéndolo, no dictare y sancionare la
C onstitución perm anente de la nación, se observará inviolablemente el tenor
de este decreto, y no podrá proponerse alteración, adición, ni supresión de
ninguno de los artículos, en que consiste esencialmente la form a de gobier­
n o que prescribe. Cualquiera ciudadano tendrá derecho para reclam ar las
infracciones que notare.

84 P R lM l:R .V Scr)N STm :C IO N E.S. UTINOAMF.RICAYEl.CARIUK


Art. 238. Pero bajo de la m ism a form a y principios establecidos podrá
el Supremo Congreso, y aun será una de sus prim arias atenciones, sancionar
las leyes, que todavía se echan de m enos en este decreto, singularm ente las
relativas a la constitución m ilitar.

CAPÍTULO XXII. DE LA SANCIÓN


Y PROMULGACIÓN DE ESTE DECRETO

A rt. 239. El Suprem o Congreso sancionará el presente decreto en sesión


pública, con el aparato y dem ostraciones de solemnidad que corresponden
a un acto tan augusto.
Art. 240. En el prim er día festivo que hubiere com odidad, se celebrará
una misa solem ne en acción de gracias, en que el cura u otro eclesiástico
pronunciará un discurso alusivo al objeto; y acabada la misa, el Presidente
prestará en m anos del decano bajo la fórm ula conveniente el juram ento de
guardar, y hacer cum plir este decreto, lo m ism o ejecutarán los dem ás d ip u ta ­
dos en m anos del Presidente, y se cantará el TeDeum.
A rt. 241. Procederá después el Congreso con la posible brevedad a la
instalación de las suprem as autoridades, que tam bién ha de celebrarse dig­
nam ente.
A rt. 242. Se extenderá p o r duplicado este decreto, y firm ados los dos
originales por todos los diputados que estuvieren presentes, y los secretarios,
el uno se rem itirá al Suprem o G obierno para que lo publique y m ande ejecu­
tar, y el otro se archivará en la secretaria del Congreso.
Palacio nacional del Suprem o Congreso M exicano en Apatzingán, vein­
tidós de octubre de mil ochocientos catorce. Año q uinto de la Independencia
mexicana. José María Liceaga, d ip u tad o por G uanajuato, presidente - Dr.
José Sixto Berduzco, diputado po r M ichoacán - José M aría Morelos, d ip u ta­
do por el Nuevo Reino de León - Lic. José M anuel de H errera, diputado por
Techan - Dr. José M aría Cos, dipu tad o por Zacatecas - Lic. José Sotero de
Castañeda, diputado p o r D urando - Lic. C ornelio O rtiz de Zarate, diputado
por Tlaxcala - Lic. M anuel de Aldrete y Soria, diputado por Q uerétaro - An­
tonio José M octezum a, d iputado p o r Coahuila - Lic. José M aría Ponce de
León, diputado p o r Sonora - Dr. Francisco Argándar, diputado por San Luis
Potosí - Remigio de Yarza, secretario - Pedro José Bermeo, secretario,
t

BIBLIOTEIIAAYACL'CHO 85
Por tanto: para su puntual observancia publíquese, y circúlese a todos
los tribunales, justicias, jefes, gobernadores, y dem ás autoridades así civiles
com o m ilitares, y eclesiásticas de cualquiera clase y dignidad, para que guar­
den, y hagan guardar, cum plir y ejecutar el presente decreto constitucional
en todas sus partes.
Palacio nacional del Suprem o G obierno Mexicano en Apatzingán, vein­
ticuatro de octubre de mil ochocientos catorce. Año quinto de la Indepen­
dencia mexicana.
José M aría Liceaga, diputado p o r G uanajuato, presidente. - José María
M orelos. - Dr. José M aría Cos. - Remigio de Yarza, secretario de Gobierno.

N ota

Los Excelentísimos Señores Lic. D. Ignacio López Rayón. - Lic. D. Ma­


nuel Sabino Cresf>o. - Lic. Dr, A ndrés Q uintana. - Lic. D. Carlos M aría de
B ustam ante. - D. A ntonio de Sesma, au n q u e contribuyeron con sus luces
a la form ación de este decreto, no pudieron firm arlo por estar ausentes al
tiem po de la sanción, enferm os unos y otros em pleados en diferentes asuntos
del servicio de la patria.

Yarza

86 PRIMUR.\S C O N SrrrU C lO N E S. LATINí UMF.RIC.A y tLCIAUlUE


COSTA RICA
PACTO SOCIAL FUNDAMENTAL INTERINO
DE COSTA RICA. 1®DE DICIEMBRE DE I S 2 V

En nom bre de Dios todo poderoso, padre, hijo y espíritu santo, autor supre­
m o legislador de la sociedad.
La provincia de Costa Rica, librem ente congregada y legítim am ente
representada por los legados reunidos en esta ciudad (Cartago) de todos los
pueblos que la com ponen y suscriben, teniendo en consideración que por
haberse ju rad o la independencia absoluta del G obierno español en esta y
las demás provincias del reino y aun en toda la América Septentrional sobre
diversas bases y principios, se hallan libres los pueblos para constituirse en
nueva forma de gobierno; y deseando esta provincia conservarse libre, unida,
segura y tranquila por un pacto de unión y concordia, ínterin que inform án­
dose las otras puedan co ncurrir al establecim iento de un G obierno suprem o
constitucional, se constituye este provisional. Al efecto, después de haber
conferenciado dichos legados cuanto ha parecido conveniente, en uso de sus
respectivos poderes y representación, han concluido y celebrado el tratado
siguiente:

CAPÍTULO L DE LA PROVINCIA

A rt. L La provincia de Costa Rica está en absoluta libertad y posesión


exclusiva de sus derechos para constituirse en una nueva form a de gobierno y
será dependiente o confederada de aquel Estado o potencia a que le convenga

* “Pacto social fundam ental interino de Costa Rica", Pensamiento constitucional hispanoamericano
hasta /SJO.Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1961,v.41,t.Il,pp. 179-189.

BlBLUrrECAAYACUCHO 87
adherirse, bajo el preciso sistema de absoluta independencia del G obierno
español y de cualquier otro que no sea americano.
A rt. 2. La provincia reconoce y respeta la libertad civil, propiedad y de­
m ás derechos naturales y legítimos de toda persona y de cualquiera pueblo
o nación.

CAPÍTULO 2. DE LA RELIGIÓN

A rt. 3. La religión de la provincia es y será siempre la católica apostólica


rom ana, com o única verdadera, con exclusión de cualquier otra.
A rt. 4. Si algún extranjero de diversa religión aportase a la provincia por
título o motivos de comercio o de tránsito, el G obierno señalará el tiempo pre­
ciso de su residencia en ella, d urante el cual será protegida la libertad y segu­
ridad de su persona y bienes, siem pre que no procure seducir en la provincia
contra la religión o Estado, en cuyo caso será expulsado inm ediatam ente.

CAPÍTULO 3. DE LOS CIUDADANOS

A rt. 5. Todos los hom bres libres naturales de la provincia o avecindados


en ella con cinco años de residencia, gozarán el derecho de ciudadanos con tal
que hayan ju ra d o la absoluta independencia del G obierno español.
A rt. 6. Los derechos de ciu d ad a n o se su sp en d en o p ie rd e n p o r las m is­
m as causas q u e expresan los artícu lo s 24 y 25 de la C o n stitu c ió n española.
A rt. 7. Para obtener cualquier empleo, a más de estar en el ejercicio de la
ciudadanía, debe el que lo obtenga ser mayor de veinticinco años, adicto deci­
didam ente a la Independencia americana y jurar la observancia de este pacto.

CAPÍTULO 4. DEL GOBIERNO

A rt. 8. Para la adm inistración,conservación y prosperidad de la provin­


cia se establecerá en su seno una Junta de G obierno provisional, com puesta
de siete vocales elegidos popularm ente.
A rt. 9. Este G obierno perm anecerá hasta que se form e y establezca la
C o nstitución del Estado a que la provincia se adhiera.

88 FRiM ERAS c;oNSTrrucioNt:s. i.atin ( erica y kl ( ;ari »F.


CAPÍTULO 5. DE LA ELECCIÓN DEL GOBIERNO

Art. 10. Para la elección de los m iem bros del G obierno (concediendo
alguna gracia a los pueblos lejanos y pequeños p o r su propia conveniencia)
se celebrarán ju n tas de parroquia en el recinto de cada uno, para el nom bra­
m iento de com prom isarios y electores de parroquia, conforme al plan que
se acom paña bajo este núm ero, quienes celebrarán juntas de partido en el
que respectivam ente se les señala por cabeza en el plan, para nom brar los de
partido.
Art. 11. Las ju n tas de parroquia se celebrarán por ahora, para este caso,
el tercer dom ingo 16 de diciem bre próxim o, y las de partido el cuarto dom in­
go 23 del mismo.
Art. 12. Los pueblos transm itirán en sus electores parroquiales, y estos
en los de partido, los derechos de soberanía po r m edio de poder, para sancio­
nar este pacto.
A rt. 13. Los electores de partido celebrarán, el prim er dom ingo 6 de
enero próxim o, ju n ta de provincia en esta ciudad, y n om brando de su seno
presidente, escrutadores y secretario, previas las dem ás formalidades estable­
cidas en la C onstitución (española), que igualm ente se observarán en la junta
antedicha, se ten d rá la ju n ta por instalada.
A rt. 14. Si faltase alguno o algunos de los treinta y uno electores de par­
tido, com o no exceda la falta de una cuarta parte, procederá la junta a elegir
suplentes p or los que faltan; mas si la falta excediese de siete, se suspenderá el
acto y convocará a los que falten, hasta com pletar el núm ero indicado.
Art. 15. H allándose com pleta la junta, discutirá este pacto, alterando,
m odificando o ratificándolo como le parezca; y esta determ inación será una
ley interina fundam ental de la provincia.
A rt. 16. Al siguiente día de ratificado el pacto procederá a la elección de
los siete m iem bros del G obierno y tres suplentes.
A rt. 17. Los individuos del G obierno, a más de tener las cualidades que
requiere el artículo 7, han de ser.americanos.
A rt. 18. Hecha la elección anterior, nom brará la junta electoral una
com isión de su seno de once individuos y cuatro suplentes, y esta comisión
elegirá de su seno presidente y secretario para los fines de expresar el artículo
50, en cuyo caso será convocada por el presidente de ellas.

BIBLICTTECIAAYACUCHO 89
CAPÍTULO 6. DE LA INSTALACIÓN
DE LA JUNTA Y SUS FACULTADES

A rt. 19. El dom ingo siguiente al nom bram iento de los vocales de la Junta
de G obierno, se instalará esta nom b ran d o de su seno Presidente, vicepresi­
dente y secretario. Se denom inará Junta Superior Gubernativa de Costa Rica
y residirá tres meses continuos al año en cada una de las cuatro poblaciones
mayores de la provincia. '
A rt. 20. Al en tra r en ejercicio, los m iem bros del G obierno prestarán el
ju ram en to que corresponde en m anos del Presidente, y este en las de la co­
m isión antedicha.
A rt. 21. El Presidente será renovado cada tres meses; pero puede ser
reeleao , p o r la utilidad pública. El secretario perm anecerá a discreción de
la junta.
A rt. 22. La ju n ta tendrá sesiones ordinarias todos los lunes y jueves de
cada sem ana, a m ás de las extraordinarias que sean necesarias, y se sentarán
sus acuerdos en un libro foliado y rubricado para el efecto.
A rt. 23. La ju n ta tendrá otro libro foliado y rubricado de votaciones,
donde se asentarán los votos de los que disientan de los acuerdos, firm ándolo
estos y certificándolo los otros.
A rt. 24. La ju n ta reasum irá la autoridad superior de capitanía y supe­
rintendencia general, m ando político. D iputación provincial y de audiencia,
en cu an to lo protectivo no en lo judicial. Y en consecuencia podrá expedir
y dictar todas las providencias que dem ande la libertad, seguridad y buena
ad m inistración de la provincia en sus respectivos atributos, conform e a
este pacto y a la C onstitución española y leyes vigentes, en lo que a él no se
opongan.
A rt. 25. En los asuntos o negocios de lo que era patronato, la Junta de
G obierno consultará, concillará y concordará con el Ilustrísim o señor obis­
po diocesano lo que exige el bien de la Iglesia y sostención del culto en esta
provincia.
A rt. 26. La ju n ta se dividirá en tres secciones o com isiones para el más
p ro n to despacho de los negocios, con responsabilidad cada una a la mism a
ju n ta, p o r la que serán acordadas las providencias que por su naturaleza, gra­
vedad y trascendencia general lo requieran.

90 PRIMERAS CON STITU CIO NES. LATINOAMf.RICAY ELCARIBE


A rt. 27. La prim era sección se com pondrá del Presidente y dos voca­
les, haciendo uno de secretario, y esta despachará en los ram os m ilitar y de
Hacienda.
A rt. 28. La segunda sección se co m p o n d rá de un vocal presidente y
otro secretario y despachará en lo político.
A rt. 29. La tercera sección se com pondrá de un vocal presidente y otro
secretario y despachará en todo lo de econom ía y policía pública.
A rt. 30. En los negocios que o curran de otra naturaleza, la junta plena
determ inará el orden de su despacho.
A rt. 3 L La junta plena tendrá el tratam iento de Excelencia, y sus indivi­
duos en com isión, com o quedan designados, el de Señoría.
A rt. 32. Si la ju n ta juzgare necesario y conveniente tener asesor de go­
bierno, podrá nom brarlo.
A rt. 33. La pensión o sueldo que han gozado los gobernadores propie­
tarios de la provincia se distribuirá entre los m iem bros de la junta a prorrata
con el asesor, si lo hubiere.
A rt. 34. Los gastos de los am anuenses los sufragará la mism a pensión,
y los dem ás gastos de oficina y portes de correo la H acienda nacional, com o
se ha acostum brado.
A rt. 35. Para com binar y determ inar sobre datos exactos y aproxim ados
las m ejoras y reform as que en el sistema de Hacienda reclama el interés p ú ­
blico de la provincia y la justa libertad de los pueblos, la junta exigirá de los
em pleados estados y presupuestos de entradas y salidas.
A rt. 36. De estos estados se circularán ejemplares a los pueblos para
que se enteren y hagan sus reclamos al G obierno, fundados en observaciones
justas y arregladas.
A rt. 37. Para el fom ento de la provincia se perm itirá, a juicio del G obier­
no, el com ercio libre de todos los artículos o efectos de consum o y la im p o r­
tación del num erario provisional de toda la América, regulándose su ley y
valor.
A rt. 38. Se habilitará el papel sellado bajo esta fórm ula: Habilitado por
la Junta Gubernativa de Costa Rica, y se rubricará p>or el Presidente y secre­
tario.
A rt. 39. En lo m^ilitar se proveerá el m ando general solam ente que sea
am enazada la seguri^dad, libertad e independencia de la provincia, en cuyo

BIBLIOTECA AYAC:UCHO 91
caso el jefe de arm as ha de tener las cualidades que se requieren por los artí­
culos 7 y 17.
A rt. 40. La com andancia particular queda en cada pueblo en el oficial de
m ayor graduación, teniendo las cualidades que previene el artículo 7.
A rt. 41. En lo judicial, la junta, com o tribunal de protección únicam en­
te, hará que los jueces constitucionales adm inistren pronta y rectam ente jus­
ticia conform e a la C onstitución española y leyes existentes, singularm ente
la del 9 de octubre de 1812.
A rt. 42. Para que no haya lesión ni atraso en la adm inistración de jus­
ticia la ju n ta determ inará las com petencias de jurisdicción y los recursos de
agravio y de fuerza.
A rt. 43. En los casos que litigue un pueblo con otro, o particular como
au to r contra un pueblo, la junta señalará el juez constitucional inmediato que
com o im parcial deba conocer la causa.
A rt. 44. Para los casos de apelación en grados de segunda instancia, por
no poder establecer por ahora la provincia un tribunal com petente, ínter
que lo hay se observará: la. Q ue en lo crim inal, la sentencia de pena grave,
com o destierro, m utilación o cosa semejante, quede suspensa y custodiado el
reo, considerándose la detención en parte de la condena; mas si la sentencia
recayese p o r atentarse contra el gobierno de la provincia o la Independencia
am ericana, se ejecutará con previo conocim iento de la junta, y tam bién, en
to d o caso, las penas correccionales o no aflictivas gravemente. 2®. Que en lo
civil, si la apelación tuviere lugar en am bos efectos, afiance la parte de quien
o contra quien se reclame, y si en uno solo, la parte recipiente.
A rt. 45. La ju n ta entablará com unicaciones y correspondencia ft'aternal
con los gobiernos de las otras provincias, concertando las relaciones de in­
terés público y recíproco y las bases o principios bajo los cuales se haya de
constituir o atar esta con alguno de los Estados independientes de la América,
conform e el voto concorde de los pueblos, que expresarán por medio de sus
electores de partido que para este caso se convocarán.
A rt. 46. Si el arreglo definitivo de la C onstitución del Estado a que la
provincia se adhiere dilatase más de un año, la ju n ta se renovará por m itad en
cada uno, saliendo el prim ero de los cuatro últim os nom brados.
A rt. 47. Para el caso deque habla el artículo anterior, las juntas de parro­
quia se celebrarán el últim o dom ingo de noviem bre y las dep artid o el prim er

92 PRIMF.R.\S C(>NSTnX'CK)SES. LATlNl )AMÉRK’.AYEl. (‘.ARIBE


dom ingo de diciembre, para que así puedan estos (los lectores de partido)
reunirse a celebrar la junta de provincia, donde resida el G obierno el cuarto
dom ingo del m ismo diciem bre, observándose en lo demás el plan que expre­
sa el artículo 10 y lo que previene el 18, verificándose la renovación de la junta
del día 12 de enero próxim o a las antedichas elecciones.

CAPÍTULO 7. DE LAS RESTRICCIONES DEL GOBIERNO

A rt. 48. La junta plena y sus com isiones no podrán excederse de las fa­
cultades que se les conceden en este pacto, si lo hicieren incurrirán en crim en
de acusación popular.
A rt.49. Cualquier ciudadano podrá acusar de semejante crimen a la Junta
de Gobierno, poniendo su acusación ante el alcalde constitucional de su vecin­
dad, quien examinará los testigos exigiendo de ellos sigilo bajo el mismo ju ra­
m ento que presten, observando igual conducta el mismo alcalde y secretario
de ayuntam iento ante quien recibirá la inform ación sumaria, de la que com ­
pulsando un testim onio lo franqueará a la parte actora.y el original lo remitirá
sellado y cerrado al Presidente de la comisión de que habla el artículo 18.
A rt. 50. El Presidente, con el secretario, convocará a toda la com isión,
entran d o suplentes por falta de propietarios, para que vista la sum aria deter­
m ine si ha lugar o no al juicio contra la junta.
A rt. 5L Si hubiere lugar a la form ación de la causa, la com isión an te­
dicha nom brará de su seno, a la pluralidad, los m iem bros del G obierno que
deban reponerse, contando para este caso con los tres suplentes del Gobierno;
y los individuos sobrantes de la com isión, com pletándose con los suplentes
respectivos, com pondrán el Tribunal de Residencia.
A rt. 52. Para que el G obierno no pueda resistir este juicio de residencia,
los com andantes militares y jefes políticos subalternos tendrán a disposición
del Tribunal de Residencia la Fuerza A rm ada, para el caso único de que trata
el artículo anterior.
A rt. 53. La com isión citará al juicio a los acusados, y si alguno probare
no haber sido m iem bro de la junta que com etió el exceso, o que siéndolo salvó
su voto en el libro que corresponde, éstos no se suspenderán de su oficio y
rango, ni entrarán en el juicio prom ovido, y sí se restituirán a la Junta G uber­
nativa, saliendo los últim os nom brados.

BIBI.l(rrECAAYACL'CHO 93
Art. 54. C ontra los que resulten culpados se procederá por la com isión,
que se d enom inará Tribunal Supremo de Residencia, siguiendo la causa con
fiscal n o m b ra d o al efecto; y concluido con los trám ites legales, pronunciará
sentencia q ue se ejecutará o no, conform e a lo dispuesto p o r el artículo 44.
Art. 55. Interin se instala la Junta de G obierno, la legación ordinaria
n o m b rará de su seno una comisión de 7 individuos y 3 suplentes que desem ­
peñe las atenciones que a aquella se señalan en este pacto, gozando de la
m ism a pensión, con igual responsabilidad y sujeción a la residencia ya pre­
venida,
Art. 56. Esta com isión, después de ju ram entada por el Presidente de la
Legación al tiem po de posesionarse, se encargará de la ejecución y com uni­
cación de este tratado.
Alt. 57. Si algún pueblo hiciese presente al G obierno que conviene para
su utilidad au m en tar o dism inuir el núm ero de los individuos de sus respec­
tivos ayuntam ientos, podrá hacer esta variación el G obierno, siem pre que lo
calificare p o r justo.
Art. 58. Q ue los poderes que deban otorgar los electores de parroquia
a los de p artid o sean tan amplios com o ios que estos últim os daban a los di­
putados de Cortes, según el artículo 100 de la C onstitución, cuya fórm ula se
observará con respeto a este objeto.
Con lo cual se concluyó este pacto de concordia, que discutido, adicio­
nado y reform ado por toda la Legación que firm a, lo aprobó interinam en­
te, previniendo se rem ita a todos los pueblos sus constituyentes, para que
notariándolos en la form a que parezca más conveniente, puedan instruir y
¿icultar a los señores electores de partido para que lo rectifiquen, am plíen o
dism inuyan, según tengan por conveniente, en la sanción y exam en que de él
hagan en el día señalado en el m ism o pacto.
Todo lo que yo el presente secretario certifico.
Nicolás Carrillo, presidente, legado por Escazú - José Santos L om bar­
do, legado p o r C artago - Juan de los Santos M adriz, legado por San José -
José Nereo Fonseca, legado por Heredia - Pedro José Alvarado, suplente por
Alajuela - M anuel Alvarado, legado por C urridabat y Aserrí - José Ana UUoa,
kgado p o r Pueblo Nuevo - Joaquín O ream uno, legado p o r Laborío - Félbc
O ream uno, legador p o r Ujarráz - Joaquín Hidalgo, legado por Q uircó - Sal­
vador O ream uno, legado por Tobosi - José Nicolás de O ream uno, suplente

94 PRIMERAS CXW S'lTTUaO NES. LATINOAMERICA Y EL CARIBE


por Cot - Nicolás Carazo, legado p o r Bagaces - Tomás Prieto, legado suplente
por Barba - M anuel M aría de Peralta, suplente por Esparza - José A ntonio
García, suplente p o r Las Cañas - Ramón Jiménez, suplente p o r Térraba y Bo­
ruca - Francisco Navarro, suplente por O rosí - José Joaquín Prieto, suplente
por Tucurrique - Joaquín de Iglesia, legado de Pacaca, secretario.

BIBLIOTECA AYACUCHO 95
EL SALVADOR
CONSTITUCIÓN DEL ESTADO
DE EL SAX.VADOR (12 DE JUNIO DE 1824)*

El Jefe del Estado me ha dirigido el decreto que sigue:


El Jefe Suprem o del Estado de El Salvador a todos los que las presentes
vieren y entendieren, sabed; que el Congreso Constituyente del Estado ha
decretado y sancionado la siguiente Constitución:
Nos, los representantes de los pueblos com prendidos en la Intendencia
de S. Salvador y Alcaldía Mayor de Sonsonate, reunidos en Congreso Cons­
tituyente, cum pliendo con los deseos de los m ism os pueblos a virtud de los
plenos poderes con que nos hallam os revestidos, y teniendo juntam ente en
consideración las bases constitucionales decretadas por la Asamblea Nacio­
nal C onstituyente de la Federación: o rdenam os y acordam os lo siguiente:

CO NSTITUCIÓN DEL ESTADO

CAPÍTULO I

A rt. 1. El Estado es y será siem pre libre e independiente de España y de


México y de cualquiera otra potencia o G obierno extranjero, y no será jamás
el p atrim o n io de ninguna familia ni persona.
A rt. 2. Será uno de los Estados federados de la República del C entro de
América.

* María y Freddy Leistenshncider; comps,, “C onstitución dcl Estado de El Salvador” (12 de junio
de 1824), Periodos presidenciales y constituciones federales y políticas de El Salvador, San Salvador,
M inisterio de Educación, Dirección de Publicaciones de San Salvador, 1979, pp. 145-155.

96 PRIMERAS C O N S m U C IO N E S . LATINOA.VlÉRIC\ Y ELCARIBE


A rt. 3. El Estado es libre, soberano e independiente en su interior ad­
m inistración y gobierno.
Art. 4. El territorio del Estado se com pone de los que antes com prendían
la Intendencia de S. Salvador, y la Alcaldía M ayor de Sonsonate. Tiene por
límites, al Oeste el río de Paz, la ensenada de G jnchagua al Este, la provincia
de Chiquim ula y H onduras al N orte, y el m ar Pacífico al Sur.
Art. 5. La religión del Estado es la m ism a que la de la república, a saber;
la C.A.R., con exclusión del ejercicio público de cualquiera otra.
A rt. 6. El territorio del Estado se dividirá en cuatro departam entos, a
saber: el de San Salvador, Sonsonate, San Vicente y San Miguel; arreglándose
la dem arcación de cada uno de ellos por ley particular.
A rt. 7. El Estado se denom inará ESTADO DE EL SALVADOR conservando
el departam ento la antigua denom inación de San Salvador.

CAPÍTULO IL DE LOS SALVADOREÑOS

A rt. 8. Todos los salvadoreños son hom bres libres, y son igualm ente ciu­
dadanos en este y los otros Estados de la Federación, con la edad y condiciones
que establezca la C onstitución General de la República.
A rt. 9. Si la República y el Estado protegen con leyes sabias y justas la
libertad, la propiedad y la igualdad de todos los salvadoreños, estos deben:
1. Vivir sujetos a la C onstitución y leyes del Estado y la general de la
Federación;
2. Respetar y obedecer las autoridades;
3. C o n trib u ir con proporción de sus haberes a los gastos del Estado y
Federación para m antener la integridad, independencia y seguridad;
4. Servir y sostener la patria, aun a consta d e sus bienes y de su vida si
fuere necesario.

CAPÍTULO IlL DEL GOBIERNO


f
A rt. 10. El G obierno del Estado, es p opular representativo; y la felicidad
de este reside en la Federación, es su principal objeto.
t A rt. I L El Suprem o Poder estará dividido p o r su adm inistración en
Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

k
fc BIBLIOTECA AYACLCHO 97
A rt. 12. El Poder Legislativo corresponde al Congreso, el Ejecutivo al
Jefe del Estado, y el Judicial en las causas civiles y crim inales a la C orte Supe­
rior de Justicia.
A rt, 13. El pueblo no puede ni por sí, ni p o r autoridad alguna, ser des­
pojado de su soberanía; ni podrá excederla sino únicam ente en las elecciones
prim arias, y practicándolas conform e a las leyes. Mas tienen los salvadoreños
el derecho de petición, y la libertad de im prenta para proponer m edidas úti­
les, y censurar la conducta de los funcionarios públicos en el ejercicio de su
cargo y el de velar sobre el cum plim iento de las leyes.

CAPÍTULO IV. DEL CONGRESO

A rt. 14. El Congreso del Estado se com pondrá del núm ero de diputados
que designen las legislaturas para las venideras, el que nunca podrá bajar de
nueve, ni subir de veintiuno.
Las legislaturas se renovarán cada dos años, pudiendo ser reelegidos
un a vez sus individuos.
A rt. 15. Los d iputados deben tener las calidades que designen la C ons­
titución federal y su nom bram iento será en la form a que prescriba la m isma
C onstitución.
A rt. 16. Por cada dos diputados se nom brará u n suplente para que sir­
van en caso de im pedim ento grave o m uerte de alguno de los propietarios,
p u d ie n d o reelegirse p o r solo una vez.
A rt. 17. Podrán ser n om brados diputados los ciudadanos de otro Esta­
do que reú n an las condiciones y las cualidades de la ley.
A rt. 18. Las sesiones com enzarán en cada año el día dos de enero, y los
d ip u tad o s deberán hallarse en el lugar que se celebren aquellas el día 24 del
m es an terio r para las juntas preparatorias que deben preceder a las sesiones.
A rt. 19. El Congreso o rdinario será de sesenta días, y de noventa lo más;
volverá a reunirse en sus recesos si el Consejo Directivo lo convocare para
u n o o m ás asuntos urgentes del Estado y no podrá tratar de otros en esta
reunión.
A rt. 20. El lugar de las sesiones será el que señale el C ongreso en las
últim as d e la legislatura que concluye y con precedente acuerdo del Consejo
representativo.

98 PRIMERAS aiN srrn jcio N E S . latinoamérk .a y a o r ib e


A rt. 21. Para que haya Congreso se necesita p or lo menos la reunión de
las dos terceras partes de los diputados.
A rt. 22. Un núm ero m enor de diputados podrá compeler y aprem iar
a los dem ás a reunirse en el tiem po designado, ya sea para legislatura o rd i­
naria, o para alguna extraordinaria que deba celebrarse a juicio del Consejo
representativo.
A rt. 23. A la apertura del C ongreso asistirá el Jefe del Estado y hará o
representará un discurso en el que proponga cuanto sea conveniente.
A rt. 24. Exam inando y discutido un proyecto de ley, si la pluralidad
absoluta lo aprobare, pasará al Consejo para la sanción y obtenida esta se
hará publicar.
A rt. 25. En caso de que el Consejo niegue la sanción, deberá d entro de
seis días devolver el proyecto al Congreso con las razones o motivos que tenga
para la negativa; y exam inada esta p o r el Congreso, si las dos terceras partes
de él la desaprobaren, se tendrá p or sancionada la ley y se publicará.
A rt. 26. La forma de que usará el Consejo para dar la sanción, será PASE
AL JEFE DEL ESTADO, y la de cuando la niegue, VUELVA AL CONGRESO.
A rt. 27. La derogación de las leyes vigentes se hará por los mismos trá­
mites que el establecim iento de las mismas: entendiendo que las que sean
opuestas al sistem a republicano, e independiente del Estado, se dan desde
luego por derogadas.
A rt. 28. Los diputados serán inviolables por sus opiniones, y en ningún
tiem po ni caso, ni ninguna autoridad podrán ser reconvencidos por ellas. En
las causas crim inales que contra ellos se intentaren, no podrán ser juzgados,
sino p o r el Tribunal del Congreso en el m o d o y form a que prescriba el regla­
m ento de su gobierno interior. D urante las sesiones y un mes después, los
diputados no podrán ser dem andados civilm ente ni ejecutados por deudas.
A rt. 29. Son atribuciones propias del Congreso;
1. D ictar las leyes del Estado, interpretar, alterar y derogar las estable­
cidas;
2. Form ar el Código Civil y criminal;
3. Su reglam ento interior y el de los otros poderes;
4. A probar los estatutos de otras corporaciones;
5. D ar las ordenanzas correspondientes a la milicia cívica y discipli­
nada;

BIBLIOTECA AYACUCHO 99
6. D eterm inar la fuerza de línea que el Estado necesite con acuerdo del
C ongreso Federal;
7. Levantar la Fuerza Armada en tiem po de guerra correspondiente al
cupo que el Congreso Federal designe;
8. F orm ar la estadística del Estado por medio de los jefes, m unicipali­
dades, y otros conductos que crea necesarios;
9. D ecretar las contribuciones o impuestos para los gastos necesarios y
el cupo del Estado con vista del presupuesto que indispensablem ente debe
haber y publicarse;
10. A um entar o dism inuir las contribuciones e im puestos según las exi­
gencias del Estado y de la República;
11. Exam inar la C onstitución y las leyes de la asamblea general, y dar su
voto acerca de ellas, sujetándose al de la mayoría de los Estados;
12. Proceder de la m ism a suerte en las alteraciones o derogaciones de
las expresadas leyes;
13. Erigir los establecim ientos, corporaciones, tribunales inferiores, y
dem ás q ue considere convenientes al mayor orden de justicia, economía,
instrucción pública y otros ramos de adm inistración;
14. C onceder prem ios a los súbditos del Estado, p roporcionados a sus
m erecim ientos;
15. C o n m u ta r las penas de la ley, o perdonar los delitos com etidos y
no contra las leyes de la Federación, ni aquellas cuyo cum plim iento esté al
cuidado de las autoridades federales;
16. D etallar los sueldos de los funcionarios públicos, aum entarlos o
dism inuirlos según las circunstancias;
17. A probar los tratados que el Jefe del Estado celebre con los otros de
la Federación;
18. Sentenciar en el caso de que algún Estado reclame de o tro el haber
traspasado los límites constitucionales;
19. C o n traer deudas sobre el crédito del Estado y sum inistrar em présti­
tos en territo rio de la república, en caso de absoluta necesidad;
20. Erigir la ciudad o pueblo que deba servir de residencia al Congreso,
Consejo y G obierno, y variarlo en caso necesario;
21. Fijar los limites de los departam entos, partidos y pueblos com o sean
m ás convenientes para su m ejor adm inistración.

100 PRI.VtEB.\S C O N S T rn .’a O N K S . IAF1N0AM ÉRI(,A Y a CJVRIBF.


CAPÍTULO V. DEL CONSEJO REPRESENTATIVO

A rt. 30. H abrá un Consejo com puesto de un representante por cada


departam ento elegido por sus respectivos pueblos.
A rt. 3L Los consejeros han de ser ciudadanos naturales de la república
con la edad y dem ás cualidades que ordene la Constitución Federal.
A rt. 32. El Consejo d u rará tres años, y sus individuos podrán ser reele­
gidos una sola vez enseguidas.
Art- 33. El Consejo celebrará diariam ente sus sesiones en el tiem po de
las del Congreso, y dos veces a la sem ana en el resto de año y en las ocasiones
extraordinarias que el Jefe del Estado le convoque.
A rt. 34. Son atribuciones del Congreso representativo:
1. Sancionar las leyes del C ongreso del Estado, y lo hará en el térm ino
que señala el artículo 26 de esta C onstitución fundando su dictam en en caso
de rehusar la sanción;
2. Prestar su anuencia para la derogación de la ley, de la misma suerte
y en el m ism o térm ino que debe dar la sanción oyendo en uno y otro caso al
Jefe del Estado;
3. C onsultado por el Jefe del Estado sobre dudas que ofrezca alguna ley
en los recesos del Congreso, resolverá la conveniente, y su resolución será
ejecutada;
4. Aconsejar al Jefe del Estado en los casos en que le consulte;
5. También dará dictam en en los negocios diplom áticos que ocurran
entre el G obierno del Estado y el federal, o con otro de los dem ás Estados, sin
cuyo requisito no podrá el Congreso aprobarlos;
6. Poner en terna al Jefe del Estado, al com andante general o Prim er Jefe
M ilitar del Estado, al intendente, tesorero, o m inistro general de H acienda
Pública del Estado; los jefes prim eros de departam ento, y al obispo;
7. C uidar o velar sobre la conducta de los nom brados arriba, y declarar
en su caso cuando ha lugar a la form ación de la causa;
8. N om brar Presidente de su seno, cuando el designado por la C onsti­
tución estuviere im pedido;
9. N om brar secretario de fuera de su seno, al que pxjdrá suspender de
sus funciones; pero no remover sin conocim iento de causa;
10. C onvocar al Congreso en los casos extraordinarios y leyes del Estado

BIBLIOTECA AYACUCHO 101


Y dar cuenta a la legislatura de las infracciones que haya notado, o de que está
inform ado.

CAPÍTULO VI. DEL PODER EJECUTIVO


Y JEFE DEL ESTADO

A rt. 35. Este Suprem o Poder reside en un Jefe nom brado por el pueblo
del Estado com o determ ine la ley.
A rt. 36. En la elección del Jefe Suprem o del Estado, se nom brará otro
en la m ism a form a que le subrogue o supla en su falta p o r ausencia, enfer­
m edad o m u erte. A m bos deben tener las m ism as cualidades que los con­
sejeros.
A rt. 37. El Jefe Suprem o lo será únicam ente por espacio de cuatro años;
m as podrá ser reelegido en segundas una sola vez.
A rt. 38. El cuplente del Suprem o Jefe presidirá sin voto el Consejo, pero
lo tendrá en caso de em pate.
A rt. 39. N o asistirá al Consejo, cuando este delibere si ha lugar a form a­
ción de causa co n tra el Jefe Supremo.
A rt. 40. Las atribuciones del Suprem o Jefe son las siguientes:
1. Publicar la ley y hacer que se publique en el territorio del Estado
d en tro del térm in o de un mes. La retardación de este acto por más tiem po lo
hace responsable;
2. Ejecutar la ley, cuidar de su ejecución, orden público y del exacto
cum plim iento de los funcionarios en sus respectivos cargos;
3. N om b rar los prim eros m agistrados de que habla el artículo 34 a p ro­
puesta del Senado, y n o m b rar tam bién los subalternos a propuesta igual de
sus jefes inm ediatos;
4. D isponer de la Fuerza A rm ada del Estado, y usar de ella en su defensa
en caso de invasión repentina dando cuenta inm ediatam ente a la legislatura
del Estado para que este lo haga al Congreso Federal;
5. Pedir auxilios en el mismo caso a los Estados inm ediatos y sum inistrar­
los cuando ellos lo pidan, avisando al Congreso para que este lo verifique al
de la Federación;
6. Form ar reglam entos para el más fácil cum plim iento y ejecución de
las leyes;

102 PR lM ER A SCO N SrrruaO N ES.LA TIN O A iV lÉRIC A Y ELCARIBE


7. N om brar enviados o m inistros diplom áticos del interior si fuere m e­
nester, consultando antes a la legislatura, y en su nom bre recibir los de otros
Estados, com unicándolo a la misma;
8. N om brar interinam ente a los em pleados p or falta de propietarios;
9. Convocar al Consejo en casos extraordinarios cuando necesitase con­
sultarle.
i
A lt. 41. El Jefe Suprem o tendrá y nom brará un m inistro general para el
^ despacho de los negocios.
I A lt. 42. El secretario del Consejo suplirá en caso necesario por el mi-
i nistro.
A rt. 43. Estará a cargo del m inistro:
1. Form ar la planta de la Secretaría que con acuerdo del Jefe presentará
al Congreso;
2. Autorizar las órdenes, decretos y despachos del m ism o Jefe;
3. Com unicarlos a las prim eras autoridades del Estado y d ar cuenta con
sus contestaciones;
4. Entablar las relaciones y com unicaciones que determ inare el Jefe Su-
■ prem o en los otros Estados de la república.
; A rt. 44. El m inistro será responsable por la autorización de órdenes y
I decretos que se desviaren de la ley.
^ A lt. 45. El Jefe Suprem o no podrá rem over al m inistro sin previa for-
h m ación de causa, pero p o d rá suspenderlo.

CAPÍTULO VII. DEL PODER JUDICIAL

A lt. 46. El Poder Judicial es independiente de los otros dos: a él sólo


pertenece la aplicación de las leyes en las causas civiles y crim inales.
A rt. 47. H abrá una C orte Superior de Justicia com puesta de cinco jueces
a lo más, y tres a lo m enos elegidos popularm ente.
A rt. 48. A los dos años se renovarán los dos últim os jueces y los otros
tres a los seis años, sin'em bargo de que unos m ism os podrán ser siem pre
reelegidos.
A rt. 49. No se necesita en todos los jueces la calidad de ser letrados para
este destino, pero sí la de ser ciudadanos mayores de veinticinco años, y que
merezcan el concepto público de integridad y hom bría de bien.

BIBUOTECA AYACUCHO 103


ArL 50. La C orte Superior será el tribunal de últim a instancia y cono­
cerá en los recursos de nulidad.
A r t 51. Juzgará en las causas de los prim eros funcionarios del Estado
cuando hubiere declarado el Consejo que ha lugar a su form ación.
A lt- 52. La C orte Superior de Justicia uno o algunos de sus individuos y
los jueces inferiores son responsables por la infracción de las leyes que arre­
glan los procesos en lo civil y criminal.
A rt. 53. Por acción popular podrá intentarse la deposición de los jueces
m agistrados notados de cohecho, soborno o prevaricación.
Art- 54. La C orte Superior podrá oír las dudas sobre inteligencia de la
ley que se susciten en los tribunales y juzgados inferiores para consultarla con
su inform e al Congreso y en los recesos de este al Consejo.
A rt. 55. La m ism a Corte de Justicia, conocerá en las causas de residencia
de los em pleados públicos, y exam inará las listas de todas las causas civiles
y crim inales pendientes en su tribunal y en los otros inferiores del Estado,
haciéndolas publicar p o r medio de la prensa.

CAPITULO VIII. DE LA ADMINISTRACIÓN


DE JUSTICIA CIVIL EN LOS DEPARTAMENTOS

A rt. 56. Una ley arreglará los tribunales y jueces de los departam entos,
partidos y pueblos, así com o sus facultades y subalternos.
A rt. 57. En los pueblos de cada departam ento se adm inistrará la justicia
p o r los alcaldes con los límites y en el m odo que disponga la ley.
ArL 58. A ninguno podrá privarse del derecho de term inar sus diferen­
cias p o r jueces árbitros que nom bren las partes, cuya sentencia, si no hubiese
reservado en el com prom iso el derecho de apelar, será ejecutada.
A rt. 59. Los alcaldes de los pueblos serán los jueces únicos en las dem an­
das verbales en asuntos civiles y por injurias.
A rt. 60. Cada alcalde oirá dem anda acom pañado de hom bres buenos
n om b rad o s un o p o r cada parte, y enterado en las razones en que respectiva­
m ente se apoyan las partes. Oído el dictam en de los dos hom bres buenos,
proveerá en la dem anda lo que crea conveniente y op o rtu n o para conciliar
a las partes.

104 PRIMERAS CONSTITUCIONES. U TlNOAM f.RICA Y EL CARIBE


A rt.61. Sin que haya precedido juicio conciliatorio no se podrá entablar
pleito alguno.

CAPITULO IX. DEL CRIMEN

A rt. 62. N ingún salvadoreño podrá ser preso sin precedente sum ario
del hecho p or el cual deba ser castigado; y sin previo m andam iento del juez
por escrito que ordene la prisión.
A rt. 63. Intim ada la expresada orden, deberá ser cum plida porque su
desobediencia se tendrá p o r grave delito.
A rt. 64. Cuando hubiere resistencia a la expresada orden, o se temiere
la fuga, podrá usarse de la fuerza para asegurar la persona.
A rt. 65. Todo delincuente en el acto de com eter el delito puede ser arres­
tado por cualquiera persona y entregado al juez.
A rt. 66. La casa de todo ciudadano y sus libros y correspondencia serán
un sagrado, y no podrán registrarse sino com o ordene la ley.
A rt. 67. Sobre acusaciones, denuncias secretas o delaciones, la ley p ro ­
veerá la conducta que debe observar el juez.
A rt. 68. En ninguna causa por grave que sea habrá confiscación de bie­
nes, sino es cuando haya responsabilidad pecuniaria, y en la cantidad a que
pueda extenderse.

CAPÍTULO X. DEL GOBIERNO


INTERIOR DE LOS DEPARTAMENTOS

A rt. 69. En cada uno habrá un Jefe Político Intendente nom brado por
el Jefe Supremo, a cuyo cargo estará el G obierno político y de Hacienda del
departam ento, com o dispondrá la ley.
A rt. 70. La duración de estos m agistrados será de cuatro años, y no p o ­
drán ser continuados ni prom ovidos a otro destino sin haber dado cuenta al
Jefe Suprem o de su buena adn)inistración.
A rt. 71. Los distr itos o partidos de cada departam ento estarán por ahora
respectivam ente al cargo del prim er alcalde del lugar cabecera del distrito,
cuyas atribuciones'desem peñará con subordinación al jefe e intendente [y]
serán las que designe la ley.

BIBLIOTECA AYACL'CHO 105


Art. 72. El jefe e intendente desempeñará iguales atribuciones en el dis­
trito de su residencia.
Alt. 73. Continuarán las municipalidades en todos los pueblos que ten­
gan de quinientas almas arriba, y el Congreso arreglará el número de indi­
viduos, sus atribuciones, la forma de elecciones que siempre será popular; y
todo lo que conduzca a su mejor administración.

CAPÍTULO XI. DE LA HACIENDA PÚBLICA

Art. 74. La Hacienda pública del Estado consiste en las tierras baldías,
y en el producto de las contribuciones que decrete el Congreso, ya sean di­
rectas o indirectas. Las primeras serán con proporción a las facultades de los
contribuyentes y sin excepción ni privilegio alguno.
Art. 75. No habrá aduanas ni estanco alguno en el Estado; y esta dis­
posición se pondrá en práctica tan luego como estén las contribuciones que
cubran el déficit de aquellas.
Art. 76. La cuenta de la tesorería general se comprenderá del producto
anual de todas las contribuciones y rentas, y su inversión se imprimirá y cir­
culará por todos los departamentos, distritos y pueblos.
Art. 77. Del mismo modo se harán publicar las respectivas cuentas de
ingresos y egresos de caudales de cada departamento.

CAPÍTULO XII. DE LA OBSERVANCIA DE LAS LEYES,


INTERPRETACIÓN Y REFORMA DE ESTA CONSTITUCIÓN

Alt. 78. Todo empleado civil, militar o eclesiástico al tomar posesión


de su destino prestará juramento de guardar la Constitución del Estado y
desempeñar debidamente su cargo.
Art. 79. Todo salvadoreño puede representar al Congreso, al Jefe Supre­
mo y al Consejo para reclamar la observancia de la Constitución.
A rt 80. Hasta pasados dos años podrá el Congreso reformar o alterar
uno u otro artículo de la Constitución del Estado, pero nunca podrán alte­
rarse los dos artículos primeros y el cuarto del Capítulo 1y el artículo 12 del
Capítulo III.
A rt 81. Las leyes que hasta aquí han regido en todas las materias conti-

106 PRIMERAS C O N S T rru a O N E S . LATINOAMERICA Y EL CARIBE


^ nuarán en su fuerza y vigor, m enos las que directa o indirectam ente se opon-
^ gan a la Constit ución federal y del Estado, y a los decretos y leyes que expidiere
í el Congreso.
•' A rt. 82. A los ocho años cuando la práctica y más conocim ientos hayan
descubierto los inconvenientes o ventajas de la presente Constitución, po-
f drá convocarse u n Congreso Constituyente para que examinada su totalidad
i. pueda reform arla.
Dada en San S alvadora 12 de junio de 1824.
M anuel Romero, diputado por Sonsonate, presidente-Sixto Pineda, di­
putado por San Miguel, vicepresidente - H erm enegildo Gutiérrez, diputado
por G otera - M ariano Fagoaga, diputado p o r Sonsonete - Miguel José Cas­
tro, diputado p o r Zacatecoluca - Joaquín de S. M artín, diputado por Tejutla
y Chalatenango - Pablo María Sagastume, d iputado por Sonsonete - Benito
González M artínez, diputado por Chalatenango - Bonifacio Panlagua, d ipu­
tado por Santa Ana - Vicente Chávez, d iputado por Cojutepeque - Ramón
M eléndez, dipu tad o por San Salvador - José M anuel Guillén, diputado por
M etapán - Atanasio Flores, diputado por San Vicente - Mateo Ibarra, d ipu­
tado p o r San Salvador - Carlos Antonio Meany, d iputado suplente por San
Miguel - José M ariano Calderón, diputado p o r San Salvador - José Dam ián
Viilacorta, d iputado por San Salvador, secretario - León Q uinteros, diputado
por San Vicente, secretario.
El Jefe del Estado hará im prim ir, publicar, reconocer y ju rar solem ne­
m ente en todo el Estado la presente C onstitución. San Salvador, junio 12
de 1824. M anuel Romero, presidente - José D am ián Viilacorta, diputado
secretario - León Q uinteros, diputado secretario. Al ciudadano secretario
del Estado.
Por tanto, m ando a todos sus habitantes de cualquier clase y condición
que sean que hayan y guarden la C onstitución inserta, com o Ley Fundam en­
tal del Estado; y m ando a todos los tribunales, justicias, jefes y demás auto­
ridades civiles, m ilitares y eclesiásticos, de cualquier clase y dignidad, que
guarden y hagan guardar, cum plir y ejecutar la m ism a Constitución en todas
sus partes. Lo tendrá entendido el secretario del Despacho y dispondrá lo
necesario a su cum plim iento, haciéndola im prim ir, jurar, publicar y circu­
lar. San Salvador, 12 de junio de 1824. Juan M anuel Rodríguez. Al ciudadano
Alexandro Escalante.

BlBLIOTE(>iAYACUCHO 107
Y lo com unico a Ud. para su inteligencia y efectos consiguientes, acom ­
pañándole com petente núm ero de ejemplares.

San Salvador, 12 de junio de 1824

Alejandro Escalante

108 P R IM liR A SC X )N STrn .!aO N ES. U TIN O A M f.R|{'^ Y lü.CJVRIBE


CENTROAMÉRICA
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA
FEDERAL DE CENTROAMÉRICA DADA
POR LA ASAMBLEA NACIONAL
CONSTITUYENTE EN 22 DE NOVIEMBRE DE 1824’

En el nom bre del Ser Suprem o, au to r de las sociedades y legislador del U ni­
verso. Congregados en Asamblea Nacional Constituyente, nosotros los re­
presentantes del pueblo de C entroam érica, cum pliendo con sus deseos y en
uso de sus soberanos derechos, decretam os la siguiente Constitución para
prom over su felicidad, sostenerla en el m ayor goce posible de sus facultades,
afianzar los derechos del hom bre y del ciudadano sobre los principios in­
alterables de libertad, igualdad, seguridad y propiedad; establecer el orden
público y form ar una perfecta Federación.

TÍTULO I. DE LA NACIÓN Y DE SU TERRITORIO

SECCIÓN I. DE LA NACIÓN

A rt. 1. El pueblo de la República Federal de Centroam érica es soberano


e independiente.
A rt. 2. Es esencialm ente soberano y su p rim er objeto [es] la conserva­
ción de la libertad, igualdad, seguridad y propiedad.
A rt. 3. Form an el pueblo de la república, todos sus habitantes.
A rt. 4. Están obligados a obedecer y respetar la ley, a servir y defender la
patria con las arm as y a cóntribuir proporcionalm ente para los gastos públi­
cos sin exención ni privilegio alguno.

* “Constitución de la República Fcdenü de Centroam érica", El pensamiento constirucional hispa­


noamericano hasta 1830, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la H isto ria ,! 961, v. 40, t.
I,pp. 285-323.

BtBLICTTECIA AYACX’CHO 109


SECCIÓN II. DEL TERRITORIO

Art- 5. El territorio de la república es el m ism o que antes com prendía el


antiguo reino de Guatemala, a excepción, de la provincia de Chiapas.
Art. 6. La Federación se com pone de cinco Estados, que son: Costa Rica,
N icaragua, H onduras, El Salvador y G uatem ala. La provincia de Chiapas se
ten d rá p o r Estado en la Federación cuando librem ente se una.
A rt 7. La dem arcación del interior de los Estados se hará por una ley
constitucional con presencia de los datos necesarios.

TÍTULO II. DEL GOBIERNO,


DE LA RELIGIÓN Y DE LOS CIUDADANOS

SECCIÓN I. DEL GOBIERNO Y DE LA RELIGIÓN

Art. 8. El G obierno de la república es popular, representativo, federal.


Art. 9. La república se denom ina Federación de Centroam érica.
Art. 10. Cada uno de los Estados que la com ponen es libre e independien­
te en su gobierno y adm inistración interior, y les corresponde todo el poder
que p o r la C onstitución no estuviere conferido a las autoridades federales.
Art. I I . Su religión es la católica, apostólica, rom ana, con exclusión de!
ejercicio público de cualquier otra.
Art. 12. La república es un asilo sagrado para todo extranjero,y la patria
de to d o el que quiera residir en su territorio.

SECCIÓN II. DE LOS CIUDADANOS

Art. 13.Todo hom bre es libre en la república. No puede ser esclavo el que
se acoja a sus leyes, ni ciudadano el que trafique en esclavos.
Art-14. Son ciudadanos todos los habitantes de la república naturales
del país, o naturalizados en él, que fueren casados o m ayores de dieciocho
años, siem pre que ejerzan alguna profesión útil, o tengan m edios conocidos
de subsistencia.
ArL 15. El Congreso concederá cartas de naturaleza a los extranjeros
que manifiesten a la autoridad local designio de radicarse en la república:

110 PRIM ER.\S CON STITUCIONES. LA TIN Ü A M ÉW O Y ELCARIBE


1. Por servicios relevantes hechos a la nación y designados po r la ley;
2. Por cualquier invención útil, y p o r el ejercicio de alguna ciencia, arte
u oficio no establecidos aún en el país, o m ejora notable de una industria
conocida;
3. Por vecindad de cinco años;
4. Por la de tres, a los que vinieren a radicarse con sus familias; a los que
contrajeren m atrim onio en la república, y a los que adquirieren bienes raíces
del valor y clase que determ ine la ley.
A rt. 16. También son naturales los nacidos en país extranjero de ciuda­
danos de Centroam érica, siem pre que sus padres estén al servicio de la rep ú ­
blica, o cuando su ausencia no pasare de cinco años y fuere con noticia del
gobierno.
Art. 17. Son naturalizados los españoles y cualesquiera extranjeros que,
hallándose radicados en algún p u n to del territorio de la república, al procla­
m ar su independencia la hubieren jurado.
A rt. 18. Todo el que fuera nacido en las repúblicas de América y viniere
a radicarse a la Federación, se tendrá p o r naturalizado en ella desde el m o­
m ento en que manifieste su designio, ante la autoridad local.
A rt. 19. Los ciudadanos de un Estado tienen expedito el ejercicio de la
ciudadanía en cualquiera otro de la Federación.
A rt. 20. Pierden la calidad de ciudadanos:
1. Los que adm itieren em pleo o aceptaren pensiones, distintivos o títu ­
los hereditarios de otro G obierno, o personales, sin licencia del Congreso.
2. Los sentenciados por delitos que según la ley merezcan pena más que
correccional, si no obtuvieren rehabilitación.
A tL 21. Se suspenden los derechos de ciudadano:
1. Por proceso crim inal en que se haya proveído auto de prisión por
delito que según la ley merezca pena m ás que correccional;
2. Por ser deudor fi-audulento declarado, o deudor a las rentas públicas,
y judicialm ente requerido de pago;
3. Por conducta notoriam ente viciada;
4. Por incapacidad física o m oral, judicialm ente calificada;
5. Por el estado de sirviente dom éstico cerca de la persona.
A rt. 22. Solo los ciudadanos en ejercicio pueden obtener oficios en la
república.

Bl BLIOTECA AYACUCHO 111


T ÍT U L O III. D E LA E L E C C IÓ N
d e l a s s u p r e m a s a u t o r id a d e s f e d e r a l e s

SECCIÓN L DE l a s ELECCIONES EN GENERAL

A lt. 23. Las asam bleas de los Estados dividirán su población con la p o ­
sible exactitud y com odidad en juntas populares, en distritos y en departa­
m entos.
A rt. 24. Las jun tas populares se com ponen de ciudadanos en el ejerci­
cio de sus derechos; las juntas de distrito, de los electores nom brados por las
ju n tas populares, y las juntas de departam ento, de los electores nom brados
p o r las juntas de distrito.
A rt. 25. Toda ju n ta será organizada por un directorio com puesto de un
presidente, dos secretarios y dos escrutadores elegidos por ella misma.
A rt. 26. Las acusaciones sobre fuerza, cohecho o soborno en los sufra­
gantes hechas en el acto de la elección, serán determ inadas p or el directorio
con cu atro hom bres buenos nom brados entre los ciudadanos presentes por
el acusador y el acusado, para el solo efecto de desechar por aquella vez ios
votos tachados o el del calum niador en su caso. En lo dem ás, estos juicios
serán seguidos y term inados en los tribunales comunes.
A rt. 27. Los recursos sobre nulidad en elecciones de las juntas populares
serán definitivam ente resueltos en las juntas de distrito; y los que se entablen
contra estas en las de departam ento. Los cuerpos legislativos que verifican las
elecciones, deciden de las calidades de los últimos electos cuando sean tachados,
y de los reclamos sobre nulidad en los actos de las juntas de departam ento.
A rt. 28. Los electores de distrito y de departam ento no son responsables
de su ejercicio electoral. Las leyes acordarán las garantías necesarias para que
libre y puntualm ente, verifiquen su encargo.
A rt. 29. En las épocas de elección constitucional, se celebrarán el últim o
dom ingo de octubre las juntas populares; el segundo dom ingo de noviem bre
las de distrito; y el p rim er dom ingo de diciem bre las de departam ento.
A rt. 30. N ingún ciudadano podrá excusarse del cargo de elector por
m otivo ni pretexto alguno.
A rt. 31. N adie puede presentarse con arm as a los actos de elección, ni
votarse a sí m ism o.

112 PRIM ERASCONSTrrUCIONES.LATlNOAM f.RICAYF.l.C:ARIBE


A rt. 32. Las juntas no podrán deliberar si no sobre objetos designados
por la ley. Es nulo todo acto que esté fuera de su legal intervención,

SECCIÓN II. DE LAS JUNTAS POPULARES

A rt. 33. La base m enor de una junta popular será de doscientos cincuen­
ta habitantes, la mayor de dos mil quinientos.
A rt. 34. Se form arán registros de los ciudadanos que resulten de la base de
cada junta, y los inscritos en ellos únicam ente tendrán voto activo y pasivo.
A rt. 35. Las juntas n o m brarán un elector prim ario por cada doscientos
cincuenta habitantes. La que tuviere un residuo de ciento veintiséis nom brará
un elector más.

SECCIÓN III. DE LAS JUNTAS DE DISTRITO

A rt. 36. Los electores prim arios se reunirán en las cabeceras de los dis­
tritos que las asambleas designen.
A rt. 37. Reunidos por lo m enos las dos terceras partes de los electos
prim arios, se form a la ju n ta y nom bra p o r mayoría absoluta un elector de
distrito p or cada diez electores prim arios de los que le corresponden.

SECCIÓN IV. DE LAS JUNTAS DE DEPARTAMENTO

A rt. 38. Un departam ento constará fijamente de doce electores de dis­


trito p o r cada representante que haya de nom brar.
A rt. 39. Los electores de distritos se reunirán en las cabeceras de depar­
tam ento que las asambleas designen.
A rt. 40. Reunidas p o r lo m enos las dos terceras partes de los electores de
distrito, se form a la ju n ta de departam ento y elige por mayoría absoluta los
representantes y suplentes que le corresf)onden para el Congreso.
A rt. 41. N om brados los representantes y suplentes, se despachará a
cada un o p o r credencial copia autorizada del acta en que conste su nom bra­
miento.
A rt. 42. En la renovación del Presidente y vicepresidente de la Repú­
blica, individuos de la Suprem a Corte de Justicia y senadores del Estado, los

BIBLIOTECA AYACL’CHO 113


electores sufragarán para estos funcionarios en actos diversos, y cada voto
será registrado con separación.
A lt. 43. Las jun tas de departam ento form arán de cada acto de elección
listas de los electores con expresión de sus votos.
A rt. 44. Las listas relativas a la elección del Presidente y vicepresidente
de la República e individuos de la Suprem a C orte de Justicia, deberán fir­
m arse p o r los electores y rem itirse cerradas y selladas al Congreso. También
se dirigirá en la propia form a una copia de ellas, con la de votación para
senadores, a la asam blea del Estado respectivo.

SECCIÓN V. DE LA REGULACIÓN DE VOTOS


Y M O D O DE VERIFICAR LA ELECCIÓN
DE LAS SUPREMAS AUTORIDADES FEDERALES

A lt. 45. Reunidas las listas de las juntas departam entales de cada Estado,
su asam blea hará u n escrutinio de ellas, y en la form a prescrita en el artículo
an terio r lo rem itirá con las mismas listas al Congreso, reservándose las que
contienen la elección de senadores.
A rt. 46. Reunidos los pliegos que contienen las listas de todas las juntas
de d ep artam en to y su escrutinio form ado p o r las asambleas, el Congreso los
abrirá y regulará la votación por el núm ero de electores de distrito, y no por
el de las ju n tas de departam ento.
A lt. 47. Siem pre que resulte mayoría absoluta de sufragios, la elección
está hecha. Si n o la hubiere, y algunos ciudadanos reunieren cuarenta o más
votos, el C ongreso, por mayoría absoluta, elegirá solo entre ellos. Si esto no
se verificare, nom brará entre los que tuvieren de quince votos arriba; y no re­
sultando los suficientes para ninguno de estos casos, elegirá entre los que
obtengan cualquier núm ero.
A lt. 48. Las asambleas de los Estados sobre las m ism as reglas y en pro­
porción sem ejante, verificarán la elección de senadores, si no resultare hecha
p o r los votos de los electores de distrito.
A r t 49. En un m ism o sujeto la elección de propietario con cualquier
nú m ero de votos prefiere a la de suplente.
A rt. 50. En caso de que un m ism o ciudadano obtenga dos o más eleccio­
nes, preferirá la que se haya efectuado con mayor núm ero de votos populares;
y siendo estos iguales se determ inará por la voluntad del electo.

114 PRIMERAS C X )N S T r a a O N E S . U TINO AM ÉRICA Y EL CARIBE


Art. 51. Los ciudadanos que hayan servido po r el térm ino constitucio­
nal cualquier destino electivo de la Federación, no serán obligados a adm itir
otro diverso sin que haya transcu rrid o el intervalo de un año.
Art- 52. Las elecciones de las suprem as autoridades federales se publica­
rán por un decreto del cuerpo legislativo que las haya verificado.
A rt. 53. Todos los actos de elección desde las juntas populares hasta
los escrutinios del C ongreso y de las asambleas, deben ser públicos para ser
válidos.
Art. 54. La ley reglam entará estas elecciones sobre las bases estable­
cidas.

TÍTULO IV. DEL PODER LEGISLATIVO Y SUS ATRIBUCIONES

SECCIÓN I. DE LA ORGANIZACIÓN DEL PODER LEGISLATIVO

Art. 55. El Poder Legislativo de la Federación reside en un Congreso


com puesto de representantes p o pularm ente elegidos en razón de uno por
cada treinta m il habitantes.
A rt. 56. P or cada tres rep rese n tan tes se elegirá un suplente. Pero si a
alguna ju n ta n o le co rre sp o n d ie re elegir m ás q u e u n o o d o s p ro p ietario s,
n o m b ra rá , sin em b arg o , u n suplente.
Art. 57. Los suplentes concurrirán p o r falta de los propietarios en caso
de m uerte o im posibilidad, a juicio del Congreso.
A rt. 58. El Congreso se renovará por m itad cada año, y los mismos re­
presentantes podrán ser reelegidos una vez sin intervalo alguno.
A rt. 59. La p rim era legislatura decidirá, p o r suerte, los representantes
que deben renovarse en el año siguiente; en adelante la renovación se verifi­
cará saliendo los de n o m b ram ien to más antiguo.
Art. 60. La prim era vez calificará las elecciones y credenciales de los
representantes, una ju n ta preparatoria com puesta de ellos mismos; en lo su­
cesivo, m ientras n o se hubiere abierto las sesiones, toca esta calificación a los
representantes que con tin ú an , en u nión de los nuevam ente electos.
A rt. 61. Para ser representante se necesita tener la edad de veintitrés
años -h ab e r sido, ci neo, ciudadano, bien sea de estado seglar o del eclesiástico
secular- y hallarse en actual ejercicio de sus derechos. En los naturalizados

BIBLIOTECA AYACUCHO 115


se requiere adem ás un año de residencia no interrum pida e inm ediata a la
elección, si n o es que hayan estado ausentes en servicio de la república.
A rt. 62. Los em pleados del gobierno de la Federación o de los Estados
no p o d rán ser representantes en el Congreso ni en las asambleas por el terri­
torio en que ejercen su cargo; ni los representantes serán empleados por
estos gobiernos duran te sus funciones, ni obtendrán ascenso que no sea de
rigurosa escala.
A rt. 63. En ningún tiem po ni con m otivo alguno los representantes
pueden ser responsables por proposición, discurso o debate en el Congreso
o fuera de él sobre asuntos relativos a su encargo. Y durante las sesiones y
un mes después no podrán ser dem andados civilm ente ni ejecutados por
deudas.
A rt. 64. El Congreso resolverá en cada legislatura el lugar de su residen­
cia; pero tan to el Congreso com o las demás autoridades federales no ejerce­
rán otras facultades sobre la población donde residan, que las concernientes
a m antener el orden y tranquilidad públicos para asegurarse en el libre y
decoroso ejercicio de sus funciones.
A rt. 65. C uando las circunstancias de la nación lo perm itan se construi­
rá una ciudad para residencia de las autoridades federales, las que ejercerán
en ella una jurisdicción exclusiva.
A rt. 66. El Congreso se reunirá todos los años el día prim ero de m arzo
y sus sesiones du rarán tres meses.
A rt. 67. La prim era legislatura podrá prorrogarse el tiem po que juzgue
necesario; las siguientes no podrán hacerlo por más de un mes.
A rt. 68. Para toda resolución se necesita la concurrencia de la mayoría
absoluta de los representantes, y el acuerdo de la m itad y uno más de los que
se hallaren presentes; pero un núm ero m enor puede obligar a concurrir a los
ausentes del m odo y bajo las penas que se designen en el reglam ento interior
del Congreso.

SECCIÓN II. DE LAS ATRIBUCIONES DEL CONGRESO

A rt. 69. C orresponde al Congreso;


1. H acer las leyes que m antienen la Federación, y aquellas en cuya uni­
form idad tiene un interés directo y conocido cada uno de los Estados;

116 PRIMERAS C O N S r r a ’ClONES. UT1NOA.MÉRICA Y EL CARIBE


2. Levantar y sostener el Ejército y A rm ada nacional;
3. Form ar la ordenanza general de u na y otra fuerza;
4. Autorizar al Poder Ejecutivo para em plear la milicia de los Estados,
cuando lo exija la ejecución de la ley, o sea necesario contener insurrecciones
o repeler invasiones;
5. Conceder al Poder Ejecutivo facultades extraordinarias expresamente
detalladas y p o r un tiem po lim itado, en caso de guerra contra la independen­
cia nacional;
6. Fijar los gastos de la adm inistración general;
7. Decretar y designar rentas generales para cubrirlos; y no siendo bas­
tantes, señalar el cupo correspondiente a cada Estado según su población y
riqueza;
8. Arreglar la adm inistración de las rentas generales; velar sobre su in­
versión, y to m ar cuentas de ella al Poder Ejecutivo;
9. Decretar en caso extraordinario pedidos, préstam os o im puestos ex­
traordinarios;
10. Calificar y reconocer la deuda nacional;
11. D estinar los fondos necesarios para su am ortización y réditos;
12. C ontraer deudas sobre el erario nacional;
13. Sum inistrar em préstitos a otras naciones;
14. Dirigir la educación, estableciendo los principios generales más con­
formes al sistema popular y al progreso de las artes útiles y de las ciencias,
y asegurar a los inventores p o r el tiem po que se considere justo el derecho
exclusivo de sus descubrim ientos;
15. Arreglar y proteger el derecho de petición;
16. Declarar la guerra, y hacer la paz con presencia de los inform es y
prelim inares que le com unique el Poder Ejecutivo;
17. Ratificar los tratados y negociaciones que haya ajustado el Poder
Ejecutivo;
18. Conceder o negar la introducción de tropas extranjeras en la repú­
blica;
19. Arreglar el com ercio con las naciones extranjeras y entre los Estados
de la Federación; y hacer leyes uniform es sobre las bancarrotas;
20. H abilitar puertos y establecer aduanas m arítimas;
21. D eterm inar el valor, ley, tipo y peso de la m oneda nacional, y el

BIBLIOTECA AYACLCHO 117


precio de la extranjera; fijar uniform em ente los pesos y m edidas; y decretar
penas contra los falsificadores;
22. A brir los grandes cam inos y canales de com unicación y establecer y
dirigir postas y correos generales en la república;
23. F orm ar la ordenanza del corso, dar leyes sobre el m odo de juzgar las
piraterías, y decretar las penas contra este y otros atentados com etidos en alta
m ar y con infracción del derecho de gentes;
24. C onceder am nistías o indultos generales en el caso que designa el
artículo 118;
25. C rear tribunales inferiores que conozcan en asuntos propios de la
Federación;
26. Calificar las elecciones populares de las autoridades federales a ex­
cepción de las del Senado;
27. A dm itir p o r dos terceras partes devotos las renuncias que p o r causas
graves hagan de sus oficios los representantes en el Congreso -e l Presidente
y vicepresidente de la República, los senadores después que hayan tom ado
po sesió n - y los individuos de la Suprem a Corte de Justicia;
28. Señalar los sueldos de los representantes en el Congreso, del Pre­
sidente y vicepresidente, de los senadores, de los individuos de la Suprem a
C orte y de los dem ás agentes de la Federación;
29. Velar especialm ente sobre la observación de los artículos contenidos
en los títulos X y XI, y anular, sin las form alidades prevenidas en el artículo
194, toda disposición legislativa que los contraríe;
30. Conceder perm iso para obtener de otra nación pensiones, distinti­
vos o títulos personales, siendo com patibles con el sistema de G obierno de
la República;
31. Resolver sobre la form ación y adm isión de nuevos Estados.
A r t 70. C uando el Congreso fuere convocado extraordinariam ente, so­
lo tratará de aquellos asuntos que hubieren dado motivo a la convocatoria.

118 PRIM ER.1SCON STITU CIO NES. lA I lNOAMÉRlCA Y El.CARIBE


TÍTULO V. DE LA FORMACIÓN,
SANCIÓN Y PROMULGACIÓN DE LA LEY

SECCIÓN I. DE LA FORMACIÓN DE LA LEY

A rt. 71. Todo proyecto de ley debe presentarse por escrito, y solo tienen
facultad de presentarlo al Congreso, los representantes y los secretarios del
Despacho; pero estos últim os no podrán hacer proposiciones sobre ninguna
clase de im puestos.
A rt. 72. El proyecto de ley debe leerse por dos veces en días diferentes
antes de resolver si se adm ite o no a discusión.
A rt. 73. A dm itido, deberá pasar a una com isión que lo exam inará dete­
nidam ente y no podrá presentarlo, sino después de tres días. El inform e que
diere tendrá tam bién dos lecturas en días diversos y señalando el de su discu­
sión con el intervalo a lo m enos de otros tres, no podrá diferirse más tiem po
sin acuerdo del Congreso.
A rt. 74. La ley sobre form ación de nuevos Estados se hará según lo pre­
venido en el Título XIV.
A rt. 75. No adm itido a discusión, o desechado un proyecto de ley, no
podrá volver a proponerse sino hasta el año siguiente.
A rt. 76. Si se adoptare el proyecto, se extenderá p o r triplicado en form a
de ley; se leerá en el Congreso, y firm ado los tres originales por el Presidente
y dos secretarios, se rem itirá al Senado.

SECCIÓN II. DE LA SANCIÓN DE LA LEY

A rt. 77. Todas las resoluciones del Congreso dictadas en uso de las atri­
buciones que le designa la C onstitución, necesitan para ser válidas tener la
sanción del Senado, exceptuando únicam ente las que fueren:
1. Sobre su régimen interior, lugar y prórroga de sus sesiones;
2. Sobre calificación de elecciones y renuncia de los elegidos;
3. Sobre concesión de cartas de naturaleza;
4. Sobre declaratoria de haber lugar a la form ación de causa contra
cualquier fiincionario.
A rt.78. El Senado dará la sanción por mayoría absoluta de votos con esta
fórm ula: A l Poder Ejecutivo; y la negará con esta otra: Vuelva al Congreso.

B IB U O T E O AYACUCHO 119
A rt. 79. Para dar o negar la sanción tom ará desde luego inform es del
Poder Ejecutivo, que deberá darlos en el térm ino de ocho días.
A rt. 80. El Senado dará o negará la sanción entre los diez días inm e­
diatos. Si pasado este térm ino no la hubiere dado o negado, la resolución la
obtiene po r el m ism o hecho.
A r t 81. El Senado deberá negarla, cuando la resolución sea en cualquier
m anera contraria a la C onstitución, o cuando juzgare que su observancia no
es conveniente a la república. En estos dos casos devolverá al Congreso uno de
los originales con la fórm ula correspondiente, puntualizando p o r separado
las razones en que funda su opinión. El Congreso las exam inará y discutirá
de nuevo la resolución devuelta. Si fiiere ratificada por dos terceras partes de
votos, la sanción se tendrá por dada, y en efecto, la dará el Senado. En caso
contrario no podrá proponerse de nuevo sino hasta el año siguiente.
A rt. 82. C uando la resolución fuere sobre contribuciones de cualquier
clase que sean, y el Senado rehusare sancionarla, se necesita el acuerdo de las
tres cuartas partes del Congreso para su ratificación. Ratificada que sea, se
observará en lo demás lo prevenido en el artículo anterior.
ArL 83. C uando el Senado rehusare sancionar una resolución del C on­
greso por ser contraria a los Títulos X y XI, se requiere tam bién para ratificarla
el acuerdo de las tres cuartas partes del Congreso, y debe pasar [por] segunda
vez al Senado para que dé o niegue la sanción.
A rt. 84. Si aun así, no la obtuviere, o s¡ la resolución no hubiere sido rati­
ficada, no puede volver a proponerse sino hasta el año siguiente, debiendo en­
tonces sancionarse o ratificarse según las reglas com unes a toda resolución.
A rt. 85. C uando la mayoría de los Estados reclamare las resoluciones del
C ongreso en el caso del artículo 83, deberán ser inm ediatam ente revisadas sin
perjuicio de su observancia, y recibir nueva sanción por los trám ites preveni­
dos en el m ism o artículo, procediéndose en lo demás conform e al 84.
A rt. 86. Dada la sanción constitucionalm ente, el Senado devuelve con
ella al C ongreso un original y pasa otro al Poder Ejecutivo para su ejecución.

SECCIÓN III. DE LA PROMULGACIÓN DE LA LEY

A rt. 87. El Poder Ejecutivo luego que reciba una resolución sancionada,
o de las que trata el artículo 77, debe, bajo la más estrecha responsabilidad.

120 PRIMERAS CX)NSTrruaONES. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


f ordenar su cum plim iento, disponer entre quince días lo necesario a su eje­
cución y publicarla y circularla, pidiendo al Congreso prórroga del térm ino
si en algún caso fuere necesaria.
A rt.88. La prom ulgación se hará en esta form a:“Por cuanto el Congreso
decreta y el Senado sanciona lo siguiente (el texto literal); por tanto, eje­
cútese”.

TÍTULO VL DEL SENADO Y SUS ATRIBUCIONES

SECCIÓN I. DEL SENADO

A rt. 89. H abrá un Senado com puesto de m iem bros elegidos popular­
m ente en razón de dos p o r cada Estado; se renovará anualm ente p o r tercios,
pudiendo sus individuos ser reelectos una vez sin intervalo alguno.
A rt. 90. Para ser senador se requiere: naturaleza en la república, tener
treinta años cum plidos, haber sido durante siete ciudadano, bien ser del esta­
do seglar o del eclesiástico secular y estar en actual ejercicio de sus derechos.
A rt. 91. N om brará cada Estado un suplente, que tenga las m ism as ca­
lidades, para los casos de m uerte, o im posibilidad declarada por el m ism o
Senado.
A rt. 92. U no solo de los senadores que nom bre cada Estado podrá ser
eclesiástico.
A rt. 93. El Senado, en su prim era sesión, se dividirá p o r suerte con la
igualdad posible en tres partes, las que sucesivamente se renovarán cada
año.
A rt. 94. El vicepresidente de la República presidirá el Senado, y solo
sufragará en caso de em pate.
A rt. 95. En'su falta n o m b rará el Senado entre sus individuos un presi­
dente, que deberá tener las calidades que se requieren para Presidente de la
República.
A rt. 96. El vicepresidente se apartará del Senado cuando este nom bre
los individuos del Tribunal q ue establece el artículo 147.
A rt. 97. Las sesiones del Senado durarán todo el año en la form a que
prevenga su reglam ento.

BIBLIOTECA AYACUCHO 121


SECCIÓN II. DE LAS ATRIBUCIONES DEL SENADO

A rt. 98. El Senado tiene la sanción de todas las resoluciones del Congre­
so en la form a que se establece en la sección II, T ítulo V.
A rt. 99. C uidará de sostener la C onstitución, velará sobre el cum plim ien­
to de las leyes generales y sobre la conducta de los funcionarios del Gobierno
federal.
A rt. 100. D ará consejó al Poder Ejecutivo:
1. Acerca de las dudas que ofrezca la ejecución de las resoluciones del
C ongreso;
2. En los asuntos que provengan de las relaciones y tratados con poten­
cias extranjeras;
3. En los de gobierno interior de la república;
4. En los de g uerra o insurrección.
A rt. 101. Convocará al Congreso en casos extraordinarios, citando a los
suplentes de los representantes que hubieren fallecido du ran te el receso.
A rt. 102. P rop o n d rá ternas al Poder Ejecutivo para el nom bram iento
de los diplom áticos, del com andante de las arm as de la Federación, de todos
los oficiales del Ejército, de coronel inclusive arriba, de los com andantes de los
puertos y fronteras, de los m inistros de la tesorería general y de los jefes de
las rentas generales.
A rt. 103. D eclarará cuándo ha lugar a la form ación de causa contra
los m inistros diplom áticos y cónsules en todo género de delitos y contra los
secretarios del Despacho, el com andante de arm as de la Federación, los co­
m andantes de los p u erto s y fronteras, los m inistros de la tesorería general, y
los jefes de las rentas generales, por delitos com etidos en el ejercicio de sus
funciones, q u edando sujetos en todo lo dem ás a los tribunales comunes.
A rt. 104. Intervendrá en las controversias que designa el artículo 194; y
n o m b rará en sus prim eras sesiones el tribunal que establece el 147.
A rt. 105. Reservará las sentencias de que habla el artículo 137.

122 PRIMERAS CON STITUCIONES. LATINOAMf.RK.A Y EL C.AR1BE


r
TÍTULO VIL DEL PODER EJECUTIVO, DE SUS
ATRIBUCIONES Y DE LOS SECRETARIOS DE DESPACHO

SECCIÓN \. DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 106. El Poder Ejecutivo se ejercerá por un Presidente nom brado


por el pueblo de todos los Estados de la Federación.
A rt. 107. En su falta hará sus veces ei vicepresidente, n om brado igual­
m ente por ei pueblo.
A rt. 108. En falta de uno y otro, el Congreso n om brará un senador de las
calidades que designa el artículo 110. Si el im pedim ento no fuere tem poral,
y faltare más de un año para la renovación periódica, dispondrá se proceda
a nueva elección, la que deberá hacerse desde las juntas populares hasta su
complem ento. El que así fuere electo durará en sus funciones el tiem po desig­
nado en el artículo 111.
A rt. 109. C uando la falta de que habla el artículo anterior ocurra no
hallándose reunido el Congreso, se convocará extraordinariam ente y, entre
tanto, ejercerá el Poder Ejecutivo el que presida el Senado.
A rt. 110. Para ser Presidente y vicepresidente se requiere naturaleza en
la república, tener treinta años cum plidos, haber sido siete ciudadano, ser del
estado seglar y hallarse en actual ejercicio de sus derechos.
Art. 111. La duración de Presidente y vicepresidente será por cuatro
años, y podrán ser reelegidos una vez sin intervalo alguno.
A r t 112. El Presidente no podrá recibir de ningún Estado, autoridad, o
persona particular em olum entos o dádivas de ninguna especie, ni sus sueldos
serán alterados durante su encargo.

SECCIÓN II. DÉ LAS ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 113. El Poder Ejecutivo publicará la ley, cuidará de su observancia


y del orden público.
A rt. 114. C onsultará al Congreso sobre la inteligencia de la ley, y al
Senado sobre las dudas y dificultades que ofrezca su ejecución. Debe en este
caso conform arse con su dictam en y cesa su responsabilidad.
A rt. 115. Entablará, consultando al Senado, las negociaciones y tratados

BIBLIOTECA AYACL'CHO 123


con las potencias extranjeras; le consultará, asim ismo, sobre los negocios que
provengan de estas relaciones; pero en ninguno de los dos casos está obligado
a conform arse con su dictam en.
A rt. 116. Podrá consultar al Senado en los negocios graves del gobierno
interio r de la república, y en los de guerra o insurrección.
A rt. 117. N om brará los funcionarios de la república que designa el ar­
tículo 102, a propuesta del Senado; los que designa el artículo 139,a propuesta
de la Suprem a C orte de Justicia; y los subalternos de unos y otros, y los oficia­
les de la fíier/a perm anente, que no llegaren a la graduación de coroneles, por
igual propuesta de sus jefes o superiores respectivos.
A rt. 118. C uando p or algún grave acontecim iento peligre la salud de la
p atria y convenga usar de am nistía o indulto, el Presidente lo propondrá al
Congreso.
A rt. 119. D irigirá toda la Fuerza A rm ada de la Federación; podrá reunir
la cívica y disponer de ella cuando se halle en servicio activo de la república,
y m an d ar en persona el Ejército con aprobación del Senado, en cuyo caso
recaerá el G obierno en el vicepresidente.
A rt. 120. Podrá usar de la fuerza para repeler invasiones o contener
insurrecciones, dando cuenta inm ediatam ente al Congreso, o en su receso,
al Senado.
A rt. 121. Concederá con aprobación del Senado, los premios honorífi­
cos com patibles con el sistema de gobierno de la nación.
A rt. 122. Podrá separar librem ente y sin necesidad de instrucción de
causa de los secretarios del Despacho, trasladar por arreglos a las leyes, a todos
los funcionarios del Poder Ejecutivo Federal, suspenderlos por seis meses y
deponerlos con pruebas justificativas de ineptitud o desobediencia, y con
acuerdo, en vista de ellas, de las dos terceras partes del Senado.
A rt. 123. Presentará por m edio de los secretarios del Despacho, al abrir
sus sesiones, u n detalle circunstanciado del estado de todos los ram os de la
ad m inistración pública y del Ejército y M arina, con los proyectos que juzgue
m ás o p o rtu n o s para su conservación o m ejora y una cuenta exacta de los
gastos hechos, con el presupuesto de los venideros y medios para cubrirlos.
A rt. 124. D ará al Congreso y al Senado los inform es que le pidieren y
cu an d o sean sobre asuntos de reserva, lo expondrá así para que el Congreso o
el Senado le dispensen de su m anifestación, o se la exijan, si el caso lo requiere.

124 PRI.M KRASC:ONSTITl’CIONES. UTINOAM ÉRICA Y KL


Mas no estará obligado a m anifestar los planes de guerra n¡ las negociaciones
de alta política pendientes con las potencias extranjeras.
A lt. 125. En caso que los inform es sean necesarios para exigir la respon­
sabilidad al Presidente, no podrán rehusarse por ningún motivo, ni reservarse
los docum entos después que se haya declarado haber lugar a la formación
de causa.
A rt. 126. No podrá el Presidente sin licencia del Congreso separarse del
lugar en que éste resida; ni salir del territorio de la república hasta seis meses
después de concluido su encargo.
A rt. 127. C uando el Presidente sea inform ado de alguna conspiración
o traición de la república y de que amenaza u n próxim o riesgo, podrá dar
órdenes de arresto e interrogar a los que se presum a reos; pero en el térm ino
de tres días los pondrá, precisam ente, a disposición del juez respectivo.
A rt. 128. C om unicará a los Jefes de los Estados las leyes y disposiciones
generales, y les prevendrá lo conveniente en todo cuanto concierna al servicio
de la Federación y no estuviere encargado a sus agentes particulares.

SECCIÓN III. DE LOS SECRETARIOS DEL DESPACHO

A rt. 129. El Congreso, a propuesta del Poder Ejecutivo, designará el


núm ero de los secretarios del Despacho; organizará las secretarías, y fijará
los negocios que a cada una corresponden.
Art. 130. Para ser secretario del Despacho se necesita ser americano de
origen, ciudadano en el ejercicio de sus derechos y mayor de veinticinco años.
A rt. 131. Las órdenes del Poder Ejecutivo se expedirán por m edio del
secretario del ram o a que correspondan, y las que de otra suerte se expidieren
no deben ser obedecidas.

TÍTULO VIH. DE LA SUPREMA CORTE


DE JUSTICIA Y DE SUS ATRIBUCIONES

SECCIÓN I. DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

Art. 132. H abrá una Suprem a Corte de Justicia que según disponga la
ley se com pondrá de cinco a siete individuos; serán elegidos por el pueblo, se
renovarán p o r tercios cada dos años y podrán siem pre ser reelegidos.

BlBLiOTEC^AYACUCHO 125
A r t- 133. Para ser individuo de la Suprem a C orte se requiere ser am eri­
cano de origen, con siete años de residencia no interrum pida e inm ediata a la
elección, ciudadano en el ejercicio de sus derechos, del estado seglar y mayor
de trein ta años.
A rt. 134. En falta de algún individuo de la Suprem a C orte hará sus veces
uno de tres suplentes que tendrán las m ism as calidades y serán elegidos por
el pueblo después del nom bram iento de los propietarios.
A r t- 135. La Suprem a Corte designará, en su caso, el suplente que deba
concurrir.

SECCIÓN II. DE LAS ATRIBUCIONES


DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

A rt. 136. C onocerá en últim a instancia, con las lim itaciones y arreglo
que hiciere el C ongreso en los em anados de la C onstitución, de las leyes ge­
nerales, de los tratados hechos por la república, de jurisdicción m arítim a y de
com petencia sobre jurisdicción en controversia de ciudadanos o habitantes
de diferentes Estados.
A rt. 137. En los casos de contienda en que sea parte toda la república,
uno o más Estados, con algunos otros, o con extranjeros o habitantes de la re­
pública; la C orte Suprem a de Justicia hará [que] nom bren árbitros para la
prim era instancia, conocerá en la segunda, y la sentencia que diere será lle­
vada en revista al Senado, caso de no conform arse las partes con el prim ero y
segundo juicio, y de haber lugar a ella, según la ley.
A rt. 138. Conocerá originariam ente con arreglo a las leyes en las causas
civiles de los m inistros diplom áticos y cónsules; y en las crim inales de todos
los funcionarios en que declara el Senado, según el artículo 103, haber lugar
a la form ación de causa.
A rt. 139. Propondrá ternas al Poder Ejecutivo para que nom bre los
jueces que deben com poner los tribunales inferiores de que habla el artículo
69, n ú m ero 25.
A rt. 140. Velará sobre la conducta de los jueces inferiores de la Federa­
ción y cuidará de que adm inistren p ro n ta y cum plida la justicia.

126 PRIMERAS CONSTITUCIONES. LATINOAMÉRIC'J^ Y El. CARIBE


TÍTULO IX. DE LA RESPONSABILIDAD
Y M O DO DE PROCEDER EN LAS CAUSAS
DE LAS SUPREMAS AUTORIDADES FEDERALES

SECCIÓN ÚNICA

A rt. 14L Los funcionarios de la Federación, antes de posesionarse de


sus destinos, prestarán juram ento de ser fieles a la república y de sostener con
toda su autoridad la C onstitución y las leyes.
A rt. 142. Todo funcionario público es responsable, con arreglo a la ley,
del ejercicio de sus funciones.
A rt. 143. Deberá declararse que ha lugar a la form ación de causa contra
los representantes en el Congreso por traición, venalidad, falta grave en el
desem peño de sus funciones y delitos com unes que merezcan pena más que
correccional.
A rt. 144. En todos estos casos, y en los de infracción de ley y usurpación
habrá igualm ente a la form ación de causa contra los individuos del Senado,
de la C orte Suprem a de Justicia, contra el Presidente y vicepresidente de la
República y secretarios del Despacho.
A rt. 145. Todo acusado queda suspenso en el acto de declararse que ha
lugar a la form ación de causa: depuesto siem pre que resulte reo e inhabilitado
para todo cargo público si la causa diere m érito, según la ley. En los dem ás a
que hubiere lugar se sujetarán al orden y tribunales comunes.
A rt. 146. Los delitos m encionados producen acción popular, y las acu­
saciones de cualquier ciudadano o habitante de la república deben ser aten ­
didas.
A rt. 147. Habrá un Tribunal com puesto de cinco individuos que n o m ­
b rará el Senado entre los suplentes del m ism o o del Congreso, que no hayan
entrado al ejercicio de sus funciones. Sus facultades se determ inan en los
artículos 149 y 150.
A rt. 148. En las acusaciones contra individuos del Congreso, declarará
este cuándo ha lugar a la form ación de causa, la que será seguida y term inada,
según la ley de su régimen interior.
A rt. 149. En las acusaciones contra el Presidente y vicepresidente, si
ha hecho sus veces, declarará el Congreso cuándo ha lugar a la form ación

BIBLIOTECA AYACUCHO 127


de causa, juzgará la Suprema C orte, y conocerá en apelación el tribunal que
establece el artículo 147.
Art. 150. En las acusaciones contra los individuos de la Suprem a Corte,
el Congreso declarará cuándo ha lugar a la form ación de causa, y juzgará el
tribunal que establece el artículo 147.
Art. 151. En las acusaciones contra los senadores y vicepresidente, de­
clarará el Congreso cuándo al llegar a la form ación de causa, y juzgará la
Suprem a Corte.

TÍTULO X. GARANTÍAS DE LA LIBERTAD INDIVIDUAL

SECCIÓN ÜNICA

Art. 152. No podrá im ponerse pena de m uerte, sino en los delitos que
aten tan directam ente contra el orden público, y en el de asesinato, hom icidio
prem editado o seguro.
Art. 153. Todos los ciudadanos y habitantes de la república, sin dis­
tinción alguna, estarán som etidos al m ism o orden de procedim ientos y de
juicios que determ inen las leyes.
ArL 154. Las asambleas, tan luego como sea posible, establecerán el
sistem a de jurados.
A rt. 155. N adie p u ed e ser p reso sino en v irtu d d e o rd en escrita de a u to ­
rid a d co m p ete n te para darla.
Art. 156. No podrá librarse esta orden sin que preceda justiñcación de
que se ha com etido un delito que merezca pena más que correccional, y sin que
resulte, al m enos p o r el dicho de un testigo, quién es el delincuente.
Art-157. Pueden ser detenidos:
1. El delincuente, cuya fuga se tem a con fundam ento.
2. El que ^ ^ n c o n t r a d o en el acto de delinquir, y en este caso todos
pueden aprehenderle para llevarle al juez.
Art. 158. La detención de que habla el artículo anterior no podrá durar
m ás de cuarenta y ocho horas, y durante este térm ino deberá la autoridad
que la haya ordenado, practicar lo prevenido en el artículo 156, y librar por
escrito la o rden de prisión o poner en libertad al detenido.
Art. 159. El alcaide no puede recibir ni detener en la cárcel a ninguna

128 PRIMERAS CO.NSrrrUCIDNF.S, latinoam £ rkl\ y el caribe


persona, sin transcribir en su registro de presos o detenidos la orden de p ri­
sión o detención.
A rt. 160. Todo preso debe ser interrogado dentro de cuarenta y ocho h o ­
ras; y el juez está obligado a decretar la libertad o perm anencia en la prisión,
dentro de las veinticuatro horas siguientes, según el m érito de lo actuado.
A rt. 161. Puede, sin em bargo, im ponerse arresto por pena correccional,
previas las form alidades que establezca el código de cada Estado.
Art. 162. El arresto p o r pena correccional no puede pasar de un mes.
Art. 163. Las personas aprehendidas p o r la autoridad no podrán ser lle­
vadas a otros lugares de prisión, detención o arresto, que a los que estén legal
y públicam ente destinados al efecto.
A rt. 164. Cuando algún reo no estuviere incom unicado por orden del
juez transcrita en el registro del alcaide, n o podrá impedirse su com unicación
con persona alguna.
Art. 165. Todo el que no estando autorizado por la ley expidiere, firm a­
re, ejecutare o hiciere ejecutar la prisión, detención o arresto de alguna per­
sona; todo el que en caso de prisión, detención o arresto autorizado por la
ley, condujere, recibiere o retuviere al reo en lugar que no sea de los señalados
pú b lica y legalm ente, y to d o alcaide q u e co n trav in iere las d isp o sicio n es p re ­
cedentes, es reo de detención arbitraria.
Art. 166. No podrá ser llevado ni detenido en la cárcel el que diere fianza
en los casos que la ley expresam ente no la prohíba.
Art. 167. Las asambleas d ispondrán que haya visitas de cárceles para
toda clase de presos, detenidos o arrestados.
Art. 168. N inguna casa puede ser registrada, sino p or m andato escrito
de autoridad com petente, dado en v irtu d de dos disposiciones formales que
presten m otivo al allanam iento, el cual deberá efectuarse de día. También
podrá registrarse á toda hora po r un agente de la autoridad pública:
1. En la persecución actual de un delincuente;
2. Por un desorden o escándalo que exija pronto remedio;
3. Por reclam ación hecha del interior de la casa.
Mas hecho el registro, se com probará con dos disposiciones que se hizo
por algunos de los m otivos indicados.
Art. 169. Solo en los delitos de traición se pueden ocupar los papeles
de los habitantes de la república; y únicam ente podrá practicarse su examen

BIBLIOTECA AYACUCHO 129


cuando sea indispensable para la averiguación de la v e rd a d ,/a presencia del
interesado, devolviéndosele en el acto cuantos no tengan relación con lo que
se indaga.
ArL 170. La policía de seguridad no podrá ser confiada sino a las auto­
ridades civiles, en la form a en que la ley determ ine.
Art. 171. N ingún juicio civil o sobre injurias podrá entablarse sin hacer
constar que se ha intentado antes el m edio de conciliación.
A lt. 172. La facultad de n o m b rar árbitros en cualquier estado del pleito
es inherente a toda persona; la sentencia que los árbitros dieren es inapelable,
si las partes com prom etidas n o se reservaren este derecho.
A lt. 173. Unos m ism os jueces no pueden serlo en dos diversas ins­
tancias.
Art. 174. N inguna ley del C ongreso ni de las asambleas puede contrariar
las garantías contenidas en este Título; pero sí ampliarías y d ar otras nuevas.

TÍTULO XI. DISPOSICIONES GENERALES

SECCIÓN ÚNICA

A rt. 175. No podrán el Congreso, las asambleas, ni las dem ás au to ri­


dades:
1. C oartar, en ningún caso ni p o r pretexto alguno, la libertad del pensa­
m iento, la de la palabra, la de la escritura y la de la im prenta;
2. Suspender el derecho de peticiones de palabra o por escrito;
3. P rohibir a los ciudadanos o habitantes de la república, libres de res­
ponsabilidad, la em igración a país extranjero;
4. Tom ar la propiedad de ninguna persona, ni turbarle en el libre uso de
sus bienes, sino en favor del público cuando lo exija una grave urgencia legal­
m ente com probada y garantizándose previam ente la justa indem nización;
5. Establecer vinculaciones, d a r títulos de nobleza, ni pensiones, conde­
coraciones o distintivos que sean hereditarios, ni consentir sean adm itidos
p o r ciudadanos de C entroam érica los que otras naciones pudieran conce­
derles;
6. Perm itir el uso del to rm en to y los aprem ios; im poner confiscación de
bienes, azotes y penas crueles;

130 PRIMERASCONSTITUaONES. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


7. C onceder p o r tiem po ilim itado, privilegios exclusivos a compañías
de com ercio o corporaciones industriales;
8. D ar leyes de proscripción, retroactivas ni que hagan trascendental la
infamia.
A rt. 176. No p o d rán , sino en el caso de tum ulto, rebelión o ataque con
fuerza arm ada a las autoridades constituidas:
1. D esarm ar a ninguna población, ni despojar a persona alguna de cual­
quier clase de arm as que tengan en su casa o de la que lleve lícitamente;
2. Im pedir las reuniones populares que tengan por objeto un placer ho­
nesto, o discutir sobre política y exam inar la conducta pública de los funcio­
narios;
3. D ispensar las form alidades sagradas de la ley para allanar la casa de
algún ciudadano o habitante, registrar su correspondencia privada, reducirlo
a prisión o detenerlo;
4. Form ar com isiones o tribunales especiales para conocer en determ i­
nados delitos, o para alguna clase de ciudadanos o habitantes.

TÍTULO XII. DEL PODER LEGISLATIVO,


DEL CONSEJO REPRESENTATIVO, DEL PODER
EJECUTIVO Y DEL JUDICIARIO DE LOS ESTADOS

SECCIÓN I. DEL PODER LEGISLATIVO

A rt. 177. El Poder Legislativo de cada Estado reside en una asamblea de


representantes elegidos p o r el pueblo que no podrán ser m enos de once ni
m ás de veintiuno.
A rt. 178. C orresponde a las prim eras legislaturas: form ar la C onstitu­
ción particular del Estado conform e a la Constitución federal, y corresponde
a todas:
1. H acer sus leyes, ordenanzas y reglamentos;
2. D eterm inar el gasto de su adm inistración y decretar los im puestos de
todas clases necesarios para llenar este, y el cupo que les corresponda en los
gastos generales; mas sin consentim iento del Congreso no podrán im poner
contribuciones de entrada y salida en el comercio con los extranjeros ni en
el de los Estados entre sí;

bibuotec :aayacl -c h o 131


3. Fijar periódicam ente la fuerza de linea, si se necesitase en tiem po de
paz, con acuerdo del Congreso; crear la cívica y levantar toda la que les corres­
p o n d a en tiem po de guerra;
4. Elegir los establecim ientos, corporaciones o tribunales que se consi­
deren convenientes para el m ejor orden en justicia, econom ía, instrucción
pública y en todos los ram os de la adm inistración;
5. A dm itir por dos terceras partes de votos las renuncias que antes de
posesionarse y p o r causas graves hagan de sus oficios los senadores.

SECCIÓN II. DEL CONSEJO REPRESENTATIVO DE LOS ESTADOS

A r t- 179. H abrá un Consejo representativo com puesto de representan­


tes elegidos popularm ente en razón de uno por cada sección territorial del
Estado, según la división que haga su asamblea.
A rt. 180. C orresponde al Consejo representativo:
1. D ar sanción a la ley;
2. Aconsejar al Poder Ejecutivo, siem pre que sea consultado;
3. Pro|x>nerle para el nom bram iento de los prim eros funcionarios;
4. C uidar de su conducta y declarar cuándo ha lugar a form arles causa.

SECCIÓN III. DEL PODER EJECUTIVO DE LOS ESTADOS

A rt. 181. El Poder Ejecutivo reside en un jefe no m b rad o por el pueblo


del Estado.
A rt. 182. Está a su cargo:
1. Ejecutar la ley y cuidar el orden público;
2. N o m b rar los prim eros funcionarios del Estado a propuesta en terna
del C ongreso, y los subalternos a propuesta igual de sus jefes;
3. D isponer de la Fuerza Armada del Estado y usar de ella para su defensa
en caso de invasión repentina, com unicándolo inm ediatam ente a la asamblea
o en su receso al Consejo, para que den cuenta al Congreso.
A rt. 183. En falta del Jefe del Estado, hará sus veces un segundo jefe,
igualm ente nom b rad o p>or el pueblo.
A rt. 184. El segundo jefe será Presidente del Consejo y solo votará en
caso de em pate.

132 PRIMERAS CONSTrrUCIONE.S. LATINOAMf.RI( .A Y EL CARI BE


A rt. 185. En falta del Presidente lo elegirá el G^nsejo de entre sus indi­
viduos.
A rt. 186. El segundo jefe n o asistirá al Consejo en los m ism os casos en
que el vicepresidente de la república debe separarse del Senado.
A r t 187. El jefe y segundo Jefe del Estado d u rarán en sus funciones
cuatro años, y pod rán sin intervalo alguno ser u na vez reelegidos.
A rt. 188. R esponderán al Estado del buen desem peño en el ejercicio de
sus funciones.

SECCIÓN IV. DEL PODER JUDICIAL DE LOS ESTADOS

A r t 189. H abrá una C orte Superior de Justicia com puesta de jueces


elegidos popularm ente, que se renovarán p o r períodos.
A rt. 190. Será el trib u n al de últim a instancia.
A rt. 191. El orden de procedim iento en las causas contra los represen­
tantes en la asam blea, contra el Poder Ejecutivo y contra los individuos del
Consejo y de la C orte Superior de cada Estado, se establecerá en la form a y
bajo las reglas designadas para las autoridades federales.

I
TÍTULO XIIL DISPOSICIONES
GENERALES SOBRE LOS ESTADOS

SECCIÓN ÚNICA

A rt. 192. Los Estados deben entregarse m utuam ente los reos que se
reclamaren.
• ArL 193. Los actos legales y jurídicos de un Estado serán reconocidos
en todos los dem ás.
A r t 194. En caso de que algún Estado o autoridades constituidas recla­
m en de o tro el haber traspasado su asamblea los límites constitucionales,
tom ará el Senado los inform es convenientes y los pasará a dos de los otros
Estados m ás inm ediatos para su resolución; si n o se conviniere entre sí o la
asamblea de quien se reclam a no se conform are con su juicio, el negocio será
llevado al C ongreso y su decisión será la term inante.
A rt. 195. Pueden ser elegidos representantes, senadores, jefes, conseje­

BIBLIOTEC-A AYACUí :H () 133


ros e individuos de la C orte Superior de Justicia de cada uno de los Estados
los ciudadanos hábiles de los otros, pero no son obligados a adm itir estos
oficios.

TÍTULO XIV. DE LA FORMACIÓN


Y ADMISIÓN DE NUEVOS ESTADOS

SECCIÓN ÚNICA

A rt. 196. Podrán form arse en lo sucesivo nuevos Estados y adm itirse
otros en la Federación.
A rt. 197. No podrán form arse nuevos Estados en el interior de otro Es­
tado. Tam poco podrá form arse por la unión de dos o más Estados, o partes
de ellos, sin o estuvieren en contacto, y sin el consentim iento de las asambleas
respectivas.
A rt. 198. Todo proyecto de ley sobre form ación de nuevo Estado debe
ser propuesto al Congreso por la mayoría de los representantes de los pueblos
que hayan de form arlo y apoyado en los precisos datos de tener una población
de cien mil o m ás habitantes, y de que el Estado de que se separa queda con
igual población y en capacidad de subsistir.

TÍTULO XV. DE LAS REFORMAS


Y DE LA SANCIÓN DE ESTA CONSTITUCIÓN

SECCIÓN I. DE LAS REFORMAS DE LA CO N STITU CIÓN

A rt. 199. Para poder discutirse un proyecto en que se reform e o adicione


esta C onstitución, debe presentarse firmado al m enos p o r seis representantes
en el C ongreso, o ser propuesto por alguna asamblea de los Estados.
A rt. 200. Los proyectos que se presenten en esta form a si no fueren
adm itidos a discusión, no podrán volver a proponerse sino hasta el año si­
guiente.
A rt. 201. Los que fueren adm itidos a discusión, puestos en estado de
votarse, necesitan para ser acordados las dos terceras partes de los votos.
A rt. 202. A cordada la reform a o adición, debe, para ser válida y tenida

134 PRIM ERAS CONSTITUCIONES. L\TIN0AM£RJC.A Y EL C\RI Bt


por constitucional, aceptarse por la m ayoría absoluta de los Estados con las
dos terceras partes de la votación de sus asambleas.
Art. 203. Cuando la reform a o adición versare sobre algún punto que
altere en lo esencial la forma de gobierno adoptada, el Congreso, después de la
aceptación de los Estados, convocará una Asamblea Nacional Constituyente
para que definitivamente resuelva.

SECCIÓN II. DE LA SANCIÓN

Art. 204. Sancionará esta C onstitución el prim er Congreso Federal.


Art, 205. La sanción recaerá sobre toda la C onstitución y no sobre al­
guno o algunos artículos.
Art. 206. La sanción será dada nom inalm ente por la mayoría absoluta
y negada por las dos terceras partes de votos del Congreso.
Art. 207. Si no concurriere la mayoría a dar la sanción ni las dos terceras
partes a negarla, se discutirá de nuevo por espacio de ocho días, al ñn de los
cuales se votará precisamente.
Art. 208. Si de la segunda votación aún no resultare acuerdo, serán lla­
mados al Congreso los senadores, y concurrirán com o representantes a re­
solver sobre la sanción.
Art, 209. Incorporados los senadores en el Congreso, se abrirá por terce­
ra vez la discusión, que no podrá prolongarse más de quince días; y si después
de votarse no resultare la mayoría de los votos para dar la sanción, ni las dos
terceras partes para negarla, la Constitución queda sancionada en virtud de
este artículo constitucional.
Art. 210. Dada la sanción, se publicará con la mayor solem nidad; n e­
gada, el Congreso convocará sin dem ora una Asamblea Nacional C onstitu­
yente.
A rt. 211. Esta Constitución, aun antes de sancionarse, regirá en toda su
fuerza y vigor, com o su publicación, m ientras otra no fuere sancionada.
Dada en la ciudad de Guatemala, a 22 de noviem bre de 1824.

Fernando Antonio Dávila


José Nicolás Irías

BIBUOTECAAYACUCHO 135
Representantes por el Estado de Costa Rica
José Antonio Alvarado - Juan de los Santos Madrid -
Luciano Alfaro - Pablo Alvarado

Representantes por el Estado de Nicaragua


Toribio Argüello - Francisco Quiñones - Tomás Muñoz -
Manuel Barberena - Benito Rosales - Manuel Mendoza -
Juan Modesto Hernández - Filadelfo Benavent

Representantes por el Estado de Honduras


Juan Miguel Fiallos - Miguel Antonio Pineda -
Juan Esteban Milla - José Gerónimo Zelaya -
José Francisco Zelaya - Joaquín Lindo - Pío José Castellón -
Francisco Márquez - Próspero de Herrera - Francisco Aguirre

Representantes por el Estado de El Salvador


José Matías Delgado -Juan Vicente Villacorta -
Mariano de Beltranena - Ciríaco Villacorta -
José Ignacio de Marticorena -Joaquín de Letona -
José Francisco de Córdoba -Isidro Menéndez -Leoncio Domínguez -
Marcelino Menéndez -Pedro José Cuéllar -Mariano Navarrete

Representantes por el Estado de Guatemala


José Barrundia - Antonio de Rivera - José Antonio AJcayaga -
Cirilo Flores - José Antonio Azmitia - Francisco Flores -
Juan Miguel de Beltranena - Julián de Castro -
José Simeón Cañas - José María Agüero -
Luis Barrutia - José María Herrera - Eusebio Arzate -
José Ignacio Grijalba - José Serapio Sánchez -
Miguel Ordóñez - Mariano Gálvez - Francisco Xavier Valenzuela -
Francisco Carrascal - Mariano Centeno -
Antonio González - Basilio Chavaría - Juan Neponuceno Fuentes -
José Domingo Estrada

136 PRIMER.\S CONSTITUCIONES. LATINOAMÉRICA Y E1.(L\RIBF.


I
¡f José Antonio de Larrave,
I Juan Francisco de Sosa
‘ Mariano de Córdoba
I José Beteta

^ Palacio nacional del Suprem o Poder Ejecutivo de la República Federal


de C entroam érica, en Guatemala, a 22 de noviem bre de 1824 - Ejecútese -
Firm ado de nuestra m ano, sellado con el sello de la República y refrendado
por el secretario Interior del Estado y del D espacho de Relaciones Exteriores
- José M anuel de la Cerda - Tomás O ’H orán - José del Valle - el secretario
• de Estado, M anuel J. Ibarra.

Bl BUOTECA Ai’ACL'CHO 137


GUATEMALA
PRIMERA CONSTITUCIÓN
DEL ESTADO DE GUATEMALA’^

Los representantes del pueblo de Guatem ala congregados en asamblea, au­


torizados plena y legalm ente p o r nuestros com itentes, y por el pacto de la
C onfederación C entroam ericana, para dar la ley fundam ental que debe regir
al Estado, asegurarle en sus derechos, y afianzar los del hom bre y del ciuda­
dano, decretam os y sancionam os lo siguiente:

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO DE GUATEMALA

TÍTULO I. DEL ESTADO, SUS DERECHOS,


GARANTÍAS PARTICULARES Y DEL TERRITORIO

SECCIÓN I. DEL ESTADO Y SUS DERECHOS

A rt. 1. El Estado conservará la denom inación de Estado de Guatemala.


A rt. 2. Form an el Estado los pueblos de G uatem ala reunidos en un solo
cuerpo.
A rt. 3. El Estado de G uatem ala es soberano, independiente y libre en su
gobierno y adm inistración interior.
A rt. 4. Limita estos derechos el pacto de unión que celebraron los Esta­
dos libres de C entroam érica en la C onstitución Federativa de 22 de noviem -

• Luis Mariñas Otero; comp.,“Primera Constitución del Estado de Guatennala” Las consñtuciones
de Guatemala, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1958, pp. 287-332.

138 PRIMERAS C O N S rrrU C IO N B . LATINOAMERICA Y EL CARIBE


bre de 1824; pero corresponde al Estado de Guatemala todo el poder que por
la mism a Constitución no estuviere conferido a las autoridades federales.
A rt.5 . N ingún individuo, ninguna reunión parcial de ciudadanos, n in ­
guna fracción del pueblo puede atribuirse la soberanía, que reside en la uni­
versalidad de los ciudadanos del Estado.
A rt.6 . Los funcionarios investidos de la autoridad legislativa, ejecutiva
y judiciaria, son dependientes del Estado y responsables a él en los térm inos
que prescribe la C onstitución.
A rt. 7. N inguna auto rid ad del Estado es superior a la ley; por ella orde­
nan, juzgan y gobiernan las autoridades, y por ella se debe a los funcionarios
respeto y obediencia.
A r t 8. Delegando el Estado el ejercicio de los poderes Legislativo, Eje­
cutivo y Judiciario, conserva la facultad de nom brar constitucionalm ente
sus funcionarios.
A rt. 9. Ningún oficio público es venal ni hereditario.
A rt. 10. El Estado no reconoce condecoraciones, ni distintivos heredi­
tarios; tam poco adm ite vinculaciones.
A rt. 11. El Estado de G uatem ala es y será uno de los que com ponen la
Federación de C entroam érica, y está obligado a observar religiosam ente el
pacto de la Federación.
A rt. 12. C oncurre al nom bram iento de las autoridades de la Federación,
a los gastos de la adm inistración federal, a la defensa de la república, y, por
medio de sus representantes, a la form ación de las leyes federales.
A rt. 13. No es obligatoria al Estado ninguna ley que exceda los límites
que para m antener la Federación ha fijado a las autoridades federales la C ons­
titución de la República.
A rt. 14. N inguno puede ejercer autoridad en nom bre del Estado, ni
llenar ninguna función pública sin estar autorizado por la ley.
A rt. 15. La fuerza pública es instituida para la seguridad com ún, y no
para utilidad de los funcionarios a quienes se confía.
A rt. 16. El Estado es un asilo sagrado para todo extranjero, y tam bién
la patria de todo el que quiera residir en su territorio, radicándose en él con
arreglo a las leyes.
A rt. 17. La policía de seguridad no podrá ser confiada sino a las autori­
dades civiles, en la form a que la ley determ ine.

BIBLIOTECA AYACUCHO 139


A r t 18. N inguna población podrá ser desarmada, ni despojarse a ningu­
na persona de las arm as que tenga en su casa, ni de las que lleve lícitamente.
A lt. 19. N o podrá im pedirse ninguna reunión popular que tenga por
objeto algún placer honesto o discutir sobre política, y exam inar la conducta
pública de los funcionarios.

SECCIÓN II. DERECHOS PARTICULARES DE LOS HABITANTES

A rt. 20. Los derechos del hom bre en sociedad son la libertad, la igual­
dad, la seguridad y la propiedad.
A rt. 21. Todo hom bre es libre en el Estado; nadie puede venderse ni ser
vendido.
A r t 22. No existen las distinciones sociales sino para la utilidad común;
n o hay entre los ciudadanos otra superioridad legal que la de los funciona­
rios públicos en el ejercicio de sus funciones, ni otra distinción que la de las
virtudes y los talentos.
A rt. 23. Todos los ciudadanos son admisibles a los em pleos públicos.
A rt. 24. Todos los habitantes del Estado están obligados a obedecer y
respetar la ley, que es igual para todos, ya premie, ya castigue; a servir a la pa­
tria, o defenderla con las arm as, y contribuir proporcionalm ente a los gastos
públicos, sin exención ni privilegio alguno.
A rt. 25. A nadie puede im pedirse la libertad de decir, escribir, im prim ir
y publicar sus pensam ientos, sin que puedan sujetarse en ningún caso, ni por
pretexto alguno, y exam en ni censura.
A rt. 26. N inguno está obligado a hacer lo que la ley no ordena, ni puede
im pedírsele lo que no prohíbe.
A rt. 27. Las acciones privadas que no hieren el orden, la m oralidad ni
la decencia pública, ni producen perjuicio de tercero, están fuera de la juris­
dicción de los m agistrados.
A rt. 28. Todos los habitantes del Estado deben ser protegidos en el goce
de su vida, de su reputación, de su libertad, seguridad y propiedad. N inguno
debe ser privado de estos derechos sino en los casos prevenidos por la ley, y
con las form alidades legales.
A rt. 29. Todo habitante libre de responsabilidad puede trasladarse a un
país extranjero, y volver al Estado cuando le convenga.

140 P R IM ER ,\ SC O N ST rrU aO N ES.U TIN O A M f.R i<.,\ Y ELCARIBE


Art. 30. Todos los ciudadanos tienen derecho para dirigir sus peticiones
a las autoridades públicas, en la form a que arreglen las leyes el ejercicio del
derecho de petición.
A rt. 31. La C onstitución garantiza la inviolabilidad de todas las p ro ­
piedades, el uso libre de los bienes de todos los habitantes y corporaciones, y
la justa indem nización de aquellas cuyo sacrificio exija con grave urgencia la
necesidad pública, legal y previam ente justificada, garantizándose tam bién
previamente.
A rt. 32. La casa de un ciudadano es un asilo sagrado que no puede ser
violado sin crim en, fuera de los casos prevenidos p o r la C onstitución, y con
las form alidades ordenadas en ella.
Art. 33. Ningún habitante puede ser acusado, arrestado ni detenido, sino
en los casos determ inados por la Constitución y en la forma que ella prescribe.
A rt. 34. N inguno puede ser castigado sino en virtud de una ley estable­
cida y publicada antes de com eterse el delito, y sin que se haya aplicado le­
galmente.

SECCIÓN 111. DEL TERRITORIO

A rt. 35. El territorio del Estado com prende: al N orte, todos los pueblos
de los partidos de C hiquim ula, con Izabal, y el castillo de San Felipe, en el
Golfo D ulce,V erapazy el Petén; al Sur, los del antiguo gobierno de Soconus­
co incorporado al Estado, los de los partidos de Suchitepéquez, Sonsonete,
Escuintla y Guazacapán; y en el centro, los de los partidos de Q uezaltenango,
Güegüetenango y Totonicapán, Sololá, C him altenango, Sacatepéquez, y la
nueva Guatem ala, capital del Estado.
•A rt 36. Hasta que con arreglo al artículo 7 de la Constitución Federativa
se haya practicado la dem arcación del territorio de los Estados, o se declare
constitucionalm ente a cuál de ellos pertenece el p artido de Sonsonate, se
observará lo dispuesto en el decreto de la Asamblea Nacional C onstituyente
de 5 de mayo de 1824. •
A r t 37. El territo rio del Estado se dividirá en siete departam entos, los
departam entos en distritos, y los distritos en m unicipalidades.
A rt. 38. U na ley constitucional hará la división del territorio del E.stado,
después de practicada la división territorial de la república.

BlBLICTrECAAYACL'CHO 141
II. DEL GOBIERNO. DE LA RELIGIÓN.
t ít u l o
ESTADO POLÍTICO DE LOS CIUDADANOS

SECCIÓN l DEL GOBIERNO Y DE LA RELIGIÓN

Art. 39. El G obierno del Estado es republicano, popular, represen­


tativo.
A r t 40. Los representantes com ponen los cuerpos Legislativo y M o­
derador.
Art. 41. El Poder Legislativo está delegado a una asamblea com puesta
de representantes librem ente electos por el pueblo, y le ejerce con la sanción
del cuerpo m oderador, tam bién electo por el pueblo.
Art. 42. El Poder Ejecutivo está delegado a un jefe de nom bram iento
popular.
Art. 43. El poder judiciario, a m agistrados electos popularm ente.
Art. 44. N ingún m agistrado, ni representante, es perpetuo; la Consti­
tución señala las épocas en que unos y otros deben renovarse.
Art. 45. La religión del Estado es la católica, apostólica, rom ana, con
exclusión del ejercicio público de cualquiera otra.

SECCIÓN II. ESTADO POLÍTICO DE LOS CIUDADANOS

Art. 46. Son ciudadanos:


1. Todos los habitantes del Estado, naturales o naturalizados en cual­
quiera de los otros Estados de la Federación que fueren casados o mayores de
dieciocho años, siem pre que ejerzan alguna profesión útil, o tengan medios
conocidos de subsistencia;
2. Los extranjeros que hubieren obtenido del Congreso Federal carta
de naturaleza, p o r cualquiera de los m otivos que expresa el artículo 15 de la
C onstitución Federativa;
3. Los hijos de ciudadanos nacidos en país extranjero, con arreglo al
artículo 16 de la m ism a Constitución;
4. Los naturales de cualquiera de las repúblicas de América que vinieren
a radicarse al Estado, desde el m om ento que manifiesten su designio a la auto­
ridad respectiva, con arreglo al artículo 18;

142 PRIMERAS CON STITUCIONES. UTINOAM P.RIC\ Y F.I. CARI BK


5. Los españoles,/cualesquiera extranjeros que estaban radicados en la
^ república al proclam ar su independencia, y que la hubieren jurado;
f, 6. Los ciudadanos de los otros Estados de la Federación tienen expedito
en el de G uatem ala el ejercicio de sus derechos.
*' A rt. 47. Pierden la calidad de ciudadanos:
'■ 1. Los que adm itieren de un gobierno extranjero empleos, pensiones,
distintivos o títulos hereditarios o p>ersonales, sin licencia del Congreso Fe­
deral;
2. Los sentenciados por delitos que, según la ley, merezcan pena más que
correccional, si no obtuvieren rehabilitación;
3. Los que trafiquen en esclavos, si tam poco obtuvieren rehabilitación.
A rt. 48. Se suspende el ejercicio de los derechos de ciudadano:
1. Por proceso crim inal en que se haya proveído auto de prisión, por
delito que según la ley merezca pena más que correccional;
2. Por ser deudor fraudulento declarado, o deudor a las rentas públicas,
y judicialm ente requerido de pago;
3. Por conducta notoriam ente viciada;
4. Por incapacidad física o moral, judicialm ente calificada;
5. Por el estado de sirviente dom éstico cerca de la persona;
6. Por no tener m edios honestos y conocidos de subsistencia.
A rt. 49. Solo los ciudadanos en ejercicio pueden obtener oficios en el
Estado y sufragar en las elecciones populares.

TÍTULO IIL DE LAS ELECCIONES


DE LAS SUPREMAS AUTORIDADES DEL ESTADO

SECCIÓN I. DISPOSICIONES GENERALES

Art. 50. Para el nom bram iento de los representantes. Jefes del Estado,
consejeros o individuos de la Corte Superior de Justicia, se celebrarán juntas
populares, de distrito y de departam ento.
A rt. 51. Las juntas populares se com pondrán de ciudadanos en el ejer­
cicio de sus derechos; las juntas de distrito, de los electores prim arios; y las
juntas de departam ento, de los electores de distrito.
A rt. 52. Estas juntas serán las mismas, y se celebrarán en los días que

BIBLlOTECTk AYACUCHO 143


señala la C onstitución Federal de la República para las elecciones de las su­
prem as autoridades federales.
A rt. 53. Toda ju n ta electoral será organizada p o r un directorio, com­
puesto de un presidente, dos escrutadores y dos secretarios elegidos por ella
misma.
A lt. 54. Las acusaciones sobre cohecho o soborno en los sufragantes,
hechas en el acto de la elección, serán determ inadas por el directorio de la
m anera y para el efecto que expresa el artículo 26 de la C onstitución Federati­
va. En lo dem ás serán seguidos y determ inados estos juicios en los tribunales
com unes.
A rt. 55. Los recursos y reclamos sobre nulidad en las elecciones de los
representantes a la Asamblea y demás autoridades del Estado, serán determ i­
nados definitivam ente po r la misma Asamblea.
A rt. 56. Los que ocurran sobre nulidad en las juntas populares serán
resueltos definitivam ente en las juntas de distrito, y los que se entablen contra
estas, en las de departam ento.
A rt. 57. Nadie podrá presentarse arm ado en las juntas electorales ni
votarse a sí m ism o.
A rt. 58. Las juntas no podrán deliberar sino sobre objetos designados
po r la ley.
Es nulo y de ningún efecto todo acto que esté fuera de su legal inter­
vención.

SECCIÓN II. JUNTAS POPULARES

A rt. 59. Las juntas populares se celebrarán el últim o dom ingo de cada
año para n o m b ra r un elector prim ario por cada doscientos cincuenta habi­
tantes; la que tuviere un residuo de ciento veintiséis, nom brará un elector
más.
A r t 60. Todo pueblo, calle, o aldea cuya población ascienda a doscientos
cincuenta habitantes, nom brará por sí un elector. Los ciudadanos de aquellos
pueblos que tuvieren m enor núm ero de habitantes, concurrirán a sufragar
en la ju n ta p o p u lar del más inmediato.
A rt. 61. La base mayor de una junta popular será de dos mil quinientos
habitantes.

144 P R lM E R A S C O N S T ra ’a O N E S .U T lN O A M F .R irA Y F.l.CARIBE


A rt. 62. Verificada la elección de elector o elertores primarios, se les dará
por credencial una sola copia certificada del acta de su nom bram iento.

SECCIÓN III. JUNTAS DE DISTRITO

A rt. 63. El Presidente de cada junta com unicará a los electos su n o m b ra ­


m iento; y p o r conducto de la autoridad política local, dirigirá a la del distrito
otra copia, tam bién certificada, del acta de elección.
Art. 64. La autoridad política de cada distrito, luego que reciba certifica­
ciones, citará a los electores prim arios que hubieren sido nom brados dentro
de su territorio, para que se reúnan en la cabecera del distrito el segundo
dom ingo del mes de noviem bre de cada año.
A rt. 65. R eunidos p o r lo m enos las dos terceras partes de los electores
prim arios, se form ará la ju n ta de distrito, y procederá a nom brar, por mayoría
absoluta de votos, un elector de distrito po r cada diez electores prim arios de
los que corresponden al distrito.
A rt. 66. Concluida la elección, se dará p o r credencial a los electores una
sola copia, certificada p o r los secretarios, del acta en que conste su n o m b ra­
m iento, y el Presidente de la ju n ta la com unicará a cada uno de los electores;
'&

Si dirigiendo por conducto de la autoridad política al jefe del departam ento
£ otra copia certificada del acta.

I SECCIÓN IV. JUNTAS DE DEPARTAMENTO

Art. 67. Luego que los jefes de departam ento reciban las certificaciones
t en que consten los nom bram ientos de los electores de distrito, les citará para
P que concurran a la capital del departam ento, donde el prim er dom ingo del
I mes de diciem bre de cada año debe celebrarse la junta.
I A rt. 68. Un d epartam ento constará fijamente de doce electores de dis-
I trito por cada Representante que haya de nom brar.
i A rt. 69. Reunidas p o r lo m enos las dos terceras partes de los electores de
distrito, se form a la ju n ta de d ep artam en to ,y p o r mayoría absoluta de votos
nom bra el representante o representantes que en la Asamblea del Estado
¿ corresponden al departam ento.
A rt. 70. Esta elección se hará todos los años inm ediatam ente después

BIBLIOTECA AYACX'CHO 145


que las m ism as juntas de departam ento hayan elegido a los representantes
propietarios y los suplentes para el Congreso Federal; pero de las elecciones
de d iputados para la Asamblea, y de toda elección que hagan las juntas de­
partam entales para los poderes del Estado, se extenderán acta y escrutinio
en libro separado.
A rt. 71. Las juntas de departam ento despacharán por credencial a cada
u n o de los diputados propietarios y suplentes una copia legalm ente autori­
zada del acta en que conste su nom bram iento, y dirigirán otra copia igual al
jefe del departam ento, quien la rem itirá al G obierno del Estado para que en
su vista cite a los diputados electos, y las pase a la junta preparatoria el prim er
día de su reunión.
A lt. 72. En las renovaciones del Presidente, vicepresidente, individuos
de la Suprem a Q>rte de Justicia de la República y senadores del Estado, su­
fragarán las Juntas de departam ento para la elección de estos funcionarios en
la form a que prescribe el Título III de la C onstitución federal.
A r t 73. En las renovaciones del jefe, segundo jefe e individuos de la
C orte Superior de Justicia del Estado, en la que disponen los Títulos VII y
IX de esta C onstitución y en la de los individuos del Consejo representativo,
cada Junta de d epartam ento elegirá el que le corresponde con arreglo a los
artículos 115 y 116.

SECCIÓN V. BASES DE REPRESENTACIÓN

A lt. 74. La base para la representación del Estado es la población, o el


nú m ero total de sus habitantes, naturales o naturalizados, de todos sexos y
edades.
A rt. 75. Se elegirá un representante p o r cada treinta mil almas; el de­
p artam en to que tuviere un residuo de quince mil, nom brará adem ás otro
representante.
A rt. 76. Si en lo sucesivo se form ase un nuevo Estado con parte del te­
rrito rio del de G uatem ala, o se aum entase considerablem ente la población
de este, las legislaturas venideras podrán alterar esta base, con vista de los
datos necesarios, y observando la regla establecida en el artículo 177 de la
C onstitución federativa; y para que se tenga por constitucional la alteración,
se procederá con las solem nidades prescritas en el Título XIV de la presente.

146 P R IM E R A S CONSTmjgONES. L A T 1N O A M E R K : a Y E L C A R IB E
r

TÍTULO IV. DEL PODER LEGISLATIVO Y SUS ATRIBUCIONES

SECCIÓN I. ORGANIZACIÓN DEL PODER LEGISLATIVO

A rt. 77. El Poder Legislativo del Estado reside en una Asamblea de re­
presentantes elegidos p o pularm ente y le ejerce con la sanción del Consejo
representativo.
A rt. 78. Cada d epartam ento elige los representantes que le correspon­
den por su población, y p o r cada dos representantes propietarios nom brará
un suplente. Si un departam ento elige tres representantes, solo nom brará dos
suplentes; si le cupieren cinco propietarios, nom brará tres suplentes, y si solo
le correspondiere un propietario, n om brará tam bién un suplente.
A rt. 79. Los suplentes en trarán a ejercer en los casos de m uerte, im po­
sibilidad o falta de los propietarios, a juicio de la Asamblea.
A rt. 80. Para ser representante propietario y suplente se requiere ser
ciudadano en ejercicio de sus derechos, m ayor de veintitrés años, natural del
Estado, o naturalizado, con residencia de cinco años en la república.
Los ciudadanos en ejercicio de los dem ás Estados de la Federación p o ­
drán ser elegidos representantes, con tal que tengan la edad designada y re­
sidencia en el Estado al m enos de un año an terior a la elección.
A rt. 8 L No podrá ser representante ningún em pleado de n o m bram ien­
to del G obierno federal, ni del Estado p o r el departam ento en que ejerce
autoridad.
A rt. 82. Tam poco podrán los representantes, durante el tiem po de sus
funciones, ni en el receso de la legislatura, adm itir empleos del G obierno de la
Federación, ni ser provistos para destino de nom bram iento de Jefe del Estado,
a excepción de los de rigurosa escala.
Á rt. 83. Los representantes son inviolables por sus opiniones em itidas
de palabra o por escrito en el ejercicio de su cargo: n o podrá reconvenírseles
p o r ellas en tiem po alguno, ni p o r ninguna autoridad, y durante las sesiones y
un mes después, tam poco p o d rán ser dem andados civilmente, ni ejecutados
p o r deudas.
A rt. 84. La prim era vez calificará las elecciones y credenciales de los
diputados una ju n ta preparatoria com puesta de ellos mismos. Se hará esta
calificación en lo sucesivo po r los representantes que continúan en unión de
los nuevos electos. •

B IB U O T T E C ^ A Y A C U C H O 147
A rL 85. Si resultare que alguna elección ha sido nula o viciada, p or las
Juntas Populares, las de distrito o las de d epartam ento no se arreglaron a la
C onstitución, o por cualquier m otivo que las invalide, la Asamblea, sin de­
clarar nada respecto de la validación o nulidad de las autoridades federales
p o d rá m an d ar que por lo respectivo a las del Estado se proceda a otras elec­
ciones; celebrándose nuevas juntas desde aquella en que se encontró el vicio
de la nulidad.
A rL 8 6 . La Asamblea se renovará cada año por m itad, y los mismos
representantes podrán ser reelectos una vez sin intervalo alguno.
A rt. 87. La suerte designará en prim era legislatura los representantes
que deben salir, y en las siguientes se verificará la renovación en los de no m ­
bram iento m ás antiguo.
A r t 8 8 . La Asamblea se reunirá todos los años en la capital del Estado
el día p rim ero de febrero, y sus sesiones ordinarias durarán tres meses. La
prim era legislatura podrá prorrogarse por estos cuatro meses; las dem ás no
podrán hacerlo sino por un mes, y con el acuerdo de las dos terceras partes
de los diputados presentes.
A rt. 89. En las sesiones extraordinarias se com pondrá la Asamblea de
los m ism os diputados que concurrieron a las ordinarias de aquel año; pero
en las extraordinarias solo podrá tratarse sobre el objeto, u objetos para que
fue convocada extraordinariam ente la Asamblea.
A rt. 90. Si durante las sesiones extraordinarias llegase el día en que de­
ban abrirse las ordinarias de aquel año, se continuará tratando en estas ordi­
nariam ente el negocio o negocios que m otivaron la reunión extraordinaria.
A rt. 91. El reglam ento in terior del cuerpo legislativo prescribirá las so­
lem nidades con que deban abrirse y cerrarse las sesiones.
A rt. 92. Para toda resolución se necesita la concurrencia de la mayoría
absoluta de los representantes, y el acuerdo de la m itad y uno m ás de los que
se hallaren presentes: pero un núm ero m enor podrá compeler a los ausentes
o concurrir, del m odo y bajo las penas que establezca la ley.
A rt. 93. La Asamblea, p o r el acuerdo de las dos terceras partes de votos,
pod rá variar el lugar de sus sesiones al p u n to del Estado que juzgue más
conveniente.

148 P R I M K R A S C O N S T l T U C l O N E S .U T l N c M M É R K j W E LC TiR IB E
SECCIÓN II. ATRIBUCIONES DE LA ASAMBLEA

A rt. 94. Corresponde a la Asamblea:


1 . Proponer y decretar, interpretar y derogar las leyes, ordenanzas y re­
glamentos que en todos los ram os de la adm inistración pública deben regir
en lo interior del Estado;
2 . D eterm inar anualm ente el gasto de la adm inistración del Estado y d e­
cretar los im puestos y contribuciones de todas clases necesarios para cubrirle,
y para llenar el cupo que le corresponda en los gastos generales de la adm i­
nistración federal; estableciendo las contribuciones públicas, su naturaleza,
cantidad, duración y m odo de percibirlas;
3. A probar el repartim iento que de las contribuciones directas se haga a
los departam entos del Estado, según su población y riqueza: velando sobre su
inversión, y de la de todos los ingresos públicos de cualquier clase, haciéndose
dar cuenta de ellos por el Poder Ejecutivo;
4. Decretar la creación o supresión de los oficios públicos dotados por
la Hacienda del Estado, o p o r los fondos com unes;
5. Perm itir o negar la introducción de tropas de otros Estados para guar­
nición in terior del de G uatem ala, cuando dichas tropas estén al servicio del
gobierno de la Federación o destinados p o r este a alguno de los objetos de sus
atribuciones, con respecto a la seguridad general de la república;
6 . Fijar periódicam ente, con acuerdo del Congreso Federal, la fuerza
perm anente, si se necesitase en tiem po de paz, crear la milicia activa, la cívica,
y levantar toda la que corresponda al Estado en tiem po de guerra;
7. D ar ordenanzas a la fuerza pública del Estado;
8 . Arreglar la form a y solem nidades de los juicios, estableciendo el sis­
tema d e jurados tan luego com o lo p>ermita el progreso de la ilustración y de
las costum bres populares;
9. Erigir los establecim ientos y corporaciones que fueren necesarios
para el m ejor orden en justicia, econom ía, instrucción pública, y en todos los
ram os de la adm inistración;
10. Decretar en casos extraordinarios pedidos, préstam os, e im puestos
extraordinarios contrayendo deudas sobre el crédito del Estado; sin com ­
prom eter las relaciones exteriores que dirige el G obierno Suprem o de la Fe­
deración;

BIBUOTF.CAAYA<X'CHO 149
1 1. Clasificar, reconocer, y arm onizar la deuda pública del Estado;
12. D isponer lo conveniente para la adm inistración, conservación y
enajenación de los bienes y fincas del Estado;
13. C onceder am nistía e indultos por aquellos delitos cuyo conocim ien­
to pertenezca exclusivamente a los tribunales del Estado, cuando lo exija la
tran q u ilid ad y seguridad pública, y lo solicite el Poder Ejecutivo: decretán­
dose p o r las dos terceras partes de votos;
14. C onceder al Poder Ejecutivo facultades extraordinarias expresa­
m ente detalladas, y p o r un tiem po lim itado, en los casos de insurrección o
en los de u na invasión repentina;
15. D irigir la educación popular p o r los principios generales que esta­
blezcan las letras de la Federación, prom oviendo el progreso de las ciencias,
artes y bellas letras;
16. A brir los cam inos y canales de com unicación interior; prom over y
fom en tar toda especie de industria, y remover los obstáculos que la entor­
pezcan;
17. C onceder privilegios exclusivos p o r tiem po determ inado a los in­
ventores, introductores y em presarios de descubrim ientos, establecim ien­
tos y obras útiles al progreso de las ciencias, agricultura, com ercio y artes;
siem pre que dichos privilegios no trasciendan ni perjudiquen a los demás
Estados de la unión;
18. D ecretar recom pensas personales, y honores póst um os a la m em oria
de los que presten al Estado servicios extraordinarios;
19. Calificar las elecciones de los representantes. Jefe y Segundo Jefe,
individuos del Consejo, de la Corte Superior de Justicia y senadores del Esta­
do; y ad m itir p o r las dos terceras partes de votos las renuncias que hicieren
de sus respectivos cargos a excepción de los senadores que ya se hubiesen
posesionado;
20. H acer el nom bram iento de los m ism os funcionarios, cuando no
resulten electos po r los votos populares; y señalar las indem nizaciones y re­
sueltos de que deben gozar, a excepción de los senadores;
2 1 . D eclarar cuándo ha lugar a form ación de causas contra los diputa­
dos, individuos del Consejo, Jefe y segundo Jefe del Estado, secretario o secre­
tarios del Poder Ejecutivo, e individuos de la Corte Superior de Justicia;

150 PRIM ERAS C O N S rrrU C lO N E S . U T IX O A M É R IC A Y EL CARIBE


TÍTULO V. FORMACIÓN, SANCIÓN
Y PROMULGACIÓN DE LA LEY

SECCIÓN I. FORM ACIÓN DE LA LEY

A rt. 95. Solo los diputados y el Poder Ejecutivo tienen la facultad de


proponer a la Asamblea los proyectos de ley.
Art- 96. Todo proyecto de ley debe presentarse p or escrito, y leerse por
dos veces en días diversos antes de resolver si se adm ite o no a discusión.
A rt. 97. A dm itido, pasará a una com isión, que lo exam inará detenida­
m ente, y no podrá presentar su dictam en sino después de tres días. El inform e
que diere tendrá tam bién dos lecturas en días diferentes; y señalado el de su
discusión, con el intervalo a lo m enos de otros tres, no podrá diferirse más
tiem po sin acuerdo de la Asamblea.
A rt. 98. Se exceptúan de las reglas anteriores aquellas disposiciones que
se declaren urgentes, y lo sean por su naturaleza, atendida alguna circuns­
tancia o caso p articular en que esté am enazada la tranquilidad pública, o
peligren la independencia y libertades del Estado, pero en estos casos para
adm itirse un proyecto de ley, y para decretarse, se requiere la concurrencia
de los dos tercios de votos de los diputados presentes.
A rt. 99. No adm itido a discusión o desechado un proyecto de ley, no
podrá proponerse de nuevo sino hasta el año siguiente.
A rt. 100. C uan d o fuera adm itido, observadas todas las form alidades
que deben preceder a la discusión abrazará esta el proyecto en su totalidad y
en cada u n o de sus artículos.
A rt. 101. La Asamblea resolverá cuando se halle la m ateria suficiente­
m ente discutida, y si ha o no lugar a la votación. Decidido que ha lugar, se
procederá a ella inm ediatam ente, aprobando o reprobando en todo o en par­
te el proyecto o variándole o m odificándole según las observaciones hechas
en el debate.
A rt. 102. Si se adoptare el proyecto, se extenderá p or triplicado en form a
de ley o decreto: se leerá en b asamblea, y firmados los tres originales p or el
Presidente y dos secretarios, se rem itirá al Consejo representativo.

BIBLIOTECA AYACUCHO 151


SECCIÓN II. SANCIÓN DE LA LEY

A rt. 103. Todas la resoluciones de la Asamblea dictadas en uso de las


atribuciones, exigen para ser válidas la caución del Consejo representativo.
A r t- 104. El Consejo dará o negará la sanción por mayoría absoluta de
votos, y para darla usará de la fórm ula: AL JEFE DEL ESTADO. La negará con
esta otra; VUELVA A LA ASAMBLEA.
A rt. 105. D eberá el Consejo dar o negar la sanción entre diezy ocho días,
contados desde que se recibió la ley o resolución; y oirá, si lo j uzga convenien­
te, los inform es que d entro de ocho días deberá darle el Poder Ejecutivo. Si
pasados los diez y ocho días no hubiere el Consejo dado o negado la sanción,
se entiende dada p o r el m ism o hecho; pero nunca podrá darse o negarse con
m enos de cuatro votos.
A rt. 106. El Consejo negará la sanción, cuando la ley o resolución fuere
contraria a la C onstitución federal de la república, y a la presente, y cuando
juzgare que su observancia no es conveniente ni al orden, ni a la tranquilidad,
o bien a la prosperidad del Estado, o de la república en general.
A rt. 107. La Asamblea las hará exam inar por una com isión, cuyo dic­
tam en será leído po r dos veces en días diversos, y discutido de nuevo con las
mismas form alidades que se prescriben en los artículos 97 y 101.
A rt. 108. Si la resolución fuere ratificada por dos terceras partes de vo­
tos, se tendrá p o r dada la sanción, y la dará en efecto el Consejo dentro de tres
días después de recibirla. En caso contrario, no podrá proponerse de nuevo
sino hasta las sesiones del siguiente año.
A rt. 109. C uando la resolución fuere im poniendo contribuciones de
cualquier clase, y el Consejo hubiere rehusado la sanción, se necesita el acuer­
do délas tres cuartas partes de la Asamblea para la ratificación; observándose
lo dem ás que prescribe el anterior artículo. Las votaciones serán nom inales
para toda ratificación.
A rt. 1 10. Dada la sanción constitucionalm ente, devolverá el Consejo a
la Asamblea uno de los originales, pasando otro al Poder Ejecutivo para su
ejecución.
A rt. 111. No están sujetas a la sanción del Consejo las resoluciones de
la Asamblea relativas:
1. A la policía, gobierno y arreglo interior del cuerpo legislativo, lugar y
prórroga de sus sesiones;

152 PRIMER,\S(:ONSTm'CIONES. U T I N O A M É R IC A Y E l .r ^ R I B E
2. A la calificación de elecciones y renuncia de los elegidos;
3. Al aprem io de los m iem bros ausentes de la m ism a Asamblea;
4. A la declaratoria de haber lugar a form ación de causa contra algún
funcionario,

SECCIÓN III. PROMULGACIÓN DE LA LEY

A rt. 112. Luego que el Poder Ejecutivo reciba alguna resolución sancio­
nada por el Consejo, o de las que están exceptuadas de la sanción, ordenará su
cum plim iento bajo la m ás estrecha responsabilidad; haciéndola sellar con el
sello del Estado, y disponiendo e ntre quince días lo necesario a su ejecución,
publicación y circulación. Si no fuere bastante este térm ino, pedirá al cuerpo
legislativo la prórroga necesaria, expo n ien d o las causas que manifiesten la
necesidad.
A rt. 113. En la prom ulgación se usará de esta fórm ula: El Jefe del Estado
de Guatemala. Por cuanto la Asamblea tuvo a bien decretar, y el Consejo repre­
sentativo ha sancionado lo siguiente. (El texto literal). Por tanto: ejecútese.
A lt. 114. El Poder Legislativo arreglará la solem nidad con que deben
publicarse las leyes en la capital y en todos los pueblos del Estado.

TÍTULO VI. DEL CONSEJO


REPRESENTATIVO Y SUS ATRIBUCIONES

SECCIÓN I. DEL CONSEJO

A rt. 115. H abrá un C onsejo com puesto de representantes elegidos p o ­


pularm ente, en razón de u no p o r cada departam ento del Estado: se renova­
rán por m itad cada dos años, saliendo a suerte en la prim era renovación el
m enor núm ero, y pudiendo ser reelegidos sus individuos con el intervalo de
una elección.
Art. 116. Los Consejos serán n o m b rad o s p o r las Juntas de d ep artam en ­
to, el m ism o día en que se reúnatí para sufragar p o r los senadores del Estado,
y harán la elección a pluralidad absoluta de votos.
A rt. 117. Se requiere para ser consejero: naturaleza en la república
-tre in ta años cum plidos de e d a d - ciu d ad an o p o r espacio de siete anteriores
a la elección y uno de residencia en el Estado, y ser seglar.

BIBLIOTECA AYACL'CHO 153


A rt. 118. Por cada propietario se n om brará un suplente.
A rt. 119. No pueden ser nom brados consejeros los empleados de n o m ­
b ram ien to de G obierno federal, ni los de elección del Jefe del Estado p o r el
d ep artam en to en que ejerzan autoridad.
A rt. 120. Solo funcionarán los suplentes, en los casos de m uerte, im po­
sibilidad o faltas de los propietarios respectivos, declaradas por el Consejo.
A rt. 1 2 1 . El segundo Jefe del Estado será Presidente del Consejo, y solo
sufragará en caso de em pate. En su falta n om brará el Consejo un Presidente
entre sus individuos, que deberá tener las calidades que se requieren para ser
Jefe del Estado.

SECCIÓN II. ATRIBUCIONES DEL CONSEJO REPRESENTATIVO

A rt. 122. El Consejo tiene la sanción de todas las resoluciones de la


Asamblea, en la form a que establece la Sección II, T ítulo V.
A rt. 123. C uidará de la conducta de los agentes del G obierno y de aque­
llos funcionarios contra quienes puede declarar que ha lugar a la form ación
de causa. Velará sobre la observancia de la C onstitución y de las leyes para
dar cuenta a la Asamblea, luego que esté reunida, de las infracciones que se
notaren d u ran te su receso.
A rt. 124. Aconsejará al Poder Ejecutivo en todos los negocios de G o­
bierno en q ue le consulte, especialm ente en los casos en que se halle o pueda
ser alterada la tranquilidad pública; y en las dudas que ofrezca la ejecución
de las leyes y de las resoluciones de la Asamblea.
A rt. 125. D urante el receso de la legislatura convocará a la Asamblea
extraordinariam ente, citando a los diputados y a los suplentes de los que
hubiesen fallecido en el receso.
A rt. 126. La convocatoria se hará por un decreto del Consejo, y deberá
darse:
1 . C uan d o las circunstancias de guerra, insurrección o trastorno exijan
que se levanten fuerzas, se im pongan contribuciones extraordinarias o n e­
cesite el Poder Ejecutivo am pliación de facultades;
2. C uando las altas autoridades federales exciten al Jefe del Estado para
que se reúna extraordinariam ente la Asamblea para algún objeto de interés
general de la república o por circunstancias extraordinarias.

154 PRIMERAS CON STITUCIONES. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


A rt. 127. Propondrá ternas al Poder Ejecutivo para el nom bram iento:
del intendente o director de las Rentas, tesorero o interventor de la Tesorería,
de los jefes políticos departam entales, del com andante general de las arm as,
y de los jefes militares de coronel inclusive arriba.
A rt. 128. Declarará cuándo ha lugar a form ación de causa, por delitos
com etidos en el ejercicio de sus em pleos, contra los mismos funcionarios y
contra los m agistrados y jueces inferiores a la Corte Superior de Justicia; a
excepción de los jefes militares de coronel inclusive abajo.
A rt. 129. N om brará en sus prim eras sesiones el tribunal que establece
el artículo 223, subrogando en cada renovación del cuerpo legislativo y del
Consejo a los suplentes que hayan cesado en dicho tribunal.

TÍTULO VIL DEL PODER EJECUTIVO,


SUS ATRIBUCIONES, Y DE LA SECRETARÍA DEL DESPACHO

SECCIÓN I. DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 130. Ejercerá el Poder Ejecutivo un jefe electo por todos los pueblos
del Estado. En su falta hará sus veces un segundo jefe, nom brado igualm ente
po r los pueblos.
A rt. 131. En la renovación de am bos jefes se reunirán las juntas de d e ­
partam en to del día siguiente al que eligieron representantes y los electores
que las com ponen procederán a d ar sus votos para el nom bram iento de uno
y otro funcionario.
A rt. 132. El voto de cada elector se escribirá separada y claram ente, y
del registro en que se hubieren escrito, se rem itirá a la Asamblea una copia
firm ada p o r los electores presentes en el acto, y bajo cubierta sellada, con
expresión de contener sufragios.
A rt. 133. Reunidos los pliegos de todas las juntas departam entales, y
señalado día para su apertura, se procederá al escrutinio y regulación.
A rt. 134. La votación será regulada p o r el núm ero de electores de dis­
trito que concurrieron a sufragar en las juntas de departam ento y que su ­
fragaron efectivamente. Se regulará prim ero el m onto total de los sufragios,
deducido del que dio cada elector concurrente de los de todas las juntas de­
partam entales; y siem pre que de ellos resulte mayoría absoluta de sufragios,

B IB I.K )T E C 'j\A y A C U C H O 155


la elección está hecha en la persona que la reunión y la Asamblea publicará
p o r un decreto.
A rt. 135. Si no resultare elección, y algunos ciudadanos reunieren cua­
renta o más votos, la Asamblea elegirá solo entre ellos por mayoría absoluta.
Si esto no se verificare, nom brará entre los que tuvieren de diez votos arriba;
y no resultando los suficientes para n inguno de estos casos, elegirá entre los
que tengan cualquier núm ero, pero siem pre entre los designados. La elec­
ción que haga la Asamblea'se publicará tam bién por un decreto.
A rt. 136. Para ser Jefe y segundo Jefe del Estado se requieren: naturaleza
de la república, treinta años cum plidos de edad, haber sido siete ciudadano,
serlo en el ejercicio de sus derechos al tiem po de la elección, residencia en el
Estado a lo m enos de dos años antes del nom bram iento, y ser seglar.
A rt. 137. La duración del Jefe y segundo Jefe será de cuatro años, pu-
diendo ser reelegidos una vez sin intervalo. D urante su ejercicio no pueden
ser alterados los sueldos que disfruten; y fuera de esto no pueden recibir
gratificaciones ni em olum entos de otra clase.
A rt. 138. En falta de am bos jefes sucederá tem poralm ente hasta la re­
unión próxim a de la Asamblea, el Presidente que fiiere del Consejo represen­
tativo. Pero si el im pedim ento o falta no fueren temporales y faltare más de un
año para la renovación periódica, será convocada la Asamblea extraordina­
riam ente y n om brará un ciudadano que ejerza el Poder Ejecutivo, eligiéndose
entre los designados p or las juntas departam entales para el nom bram iento
del jefe que debe subrogarse; y no habiendo entre los designados para prim er
jefe, se n o m b rará entre los designados para segundo; y en falta de unos y otros
se elegirá un consejero.
A rt. 139. Si faltaren más de dos años para la renovación en las elecciones
próxim as sufragarán de nuevo las juntas de departam ento para subrogar la
falta; y el electo en este caso durará en sus funciones el tiem po precisam ente
que faltaba al p rim er nom brado para la renovación ordinaria.

SECCIÓN II. ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 140. El Poder Ejecutivo publicará la ley, cuidará de su ejecución y


del orden público.
A rt. 141. C onsultará a la Asamblea sobre la inteligencia de la ley y al Con­

156 PRIM ERASCONSTITUCIONI-S. UTINUAM ÉKICA Y Kl.CARIBE


sejo sobre las dudas y dificultades que ofrezca su ejecución. En todo negocio
de Gobierno, y especialm ente cuando se halle o pueda ser alterada la tranqui­
lidad pública, podrá igualm ente consultar con el Consejo, y este deberá darle
dictamen: pero no está obligado en ningún caso a conform arse con él.
A rt. 142. A p ropuesta en terna del Consejo n o m b rará los funcionarios
que designa el artículo 127; a p ro p u esta de la C orte Superior de Justicia,
los que expresa el 2 1 1 ; los subalternos de unos y o tros y los oficiales de la
fuerza pública del Estado, que n o lleguen a la graduación de coronel, por
igual propuesta de los superiores jefes respectivos,
Art. 143. Dirigirá la Fuerza A rm ada del Estado, y p>odrá reunir la cívica
en los casos de invasión repentina o de insurrecciones.
A rt. 144. En estos m ism os casos dispondrá de toda la fuerza del Estado,
y usará de ella en su defensa, dando cuenta inm ediatam ente a la Asamblea, y
en su receso al Consejo, para que la den al Congreso Federal.
A r t 145. C uando se le inform are de alguna conspiración o traición al
Estado que amenace un p róxim o riesgo al orden público, podrá dar órdenes
de arresto e interrogar a los que se presum an reos; pero en el térm ino de tres
días los pon d rá precisam ente a disposición del juez respectivo.
Art. 146. H ará cum plir en el Estado las leyes y órdenes em anadas de los
f)oderes de la Federación, pasando a la Asamblea copia de aquellas entre las
veinticuatro horas después de su recibo; y en el receso de la legislatura con
dictam en del Consejo representará a los mism os poderes sobre aquellas que
excedan los límites constitucionales o ataquen los derechos del Estado.
A rt. 147. Al abrirse las sesiones de la Asamblea presentará anualm ente
una relación detallada del estado de todos los ram os de la adm inistración
pública y de la fuerza m ilitar; dará cuenta exacta de los ingresos y erogaciones
del erario; y presentará el presupuesto de los del año próxim o, proponiendo
los m edios necesarios para cubrirlos y los que juzgue m ás o p o rtu n o s para el
m ejoram iento de todos los ram os.
A rt. 148. D ará a la Asamblea y al Consejo los inform es que le pidieren,
y cuando sean sobre asuntos que exijan reserva lo expondrá así para que le
dispensen su m anifestación o se le exijan si el caso lo requiere. C uando los
inform es sean necesarios para hacer efectiva la responsabilidad al Jefe del
Estado, no podrán rehusarse ni conservarse los docum entos después que se
haya declarado haber lugar a la form ación de causa.

BIBUOTEC^AYACUCHO 157
A lt. 149. Podrá trasladar de unos destinos a otros, equivalentes en rango
y goces, a los agentes y funcionarios del Gobierno; suspenderlos por el tiem ­
po de tres meses cuando la tranquilidad y el orden público lo exijan, o el
interés del Estado evidentem ente manifiesto y previo dictam en del Consejo.
C on pruebas que justifiquen la ineptitud de los m ism os funcionarios, y con
acuerdo en vista de ellas de las dos terceras partes de votos del Consejo, p>odrá
tam bién deponerles.
A lt. 150. N om brará y separará librem ente, sin necesidad de instrucción
de causa, al secretario o secretarios de Despacho.
A lt, 151. El Jefe del Estado residirá en el lugar en que resida la Asam­
blea y no p o d rá separarse sin su perm iso. Tampoco p odrá salir del territorio
de la república sino seis meses después de haber concluido sus funciones; a
m enos que obtenga licencia de la Asamblea y en su receso con acuerdo del
Consejo.
A lt. 152. Será el conducto de com unicación de las autoridades del Esta­
do con las suprem as de la república y con los G obiernos de los otros Estados;
pero en los negocios judiciales, los jueces y tribunales se entenderán directa­
m ente en sus exhortos y requisitorias.

SECCIÓN III. DE LA SECRETARÍA DE ESTADO

A r t- 153. El Poder Ejecutivo tendrá un secretario para el Despacho de


todos los negocios; y si la experiencia acreditase ser necesario m ás de uno, la
Asamblea designará el n úm ero que juzgue indispensable.
A rt-154. Para ser secretario del Despacho se requieren veinticinco años de
edad, siete de residencia en la república y estar en el ejercicio de la ciudadanía.
A rt. 155. Por m edio del secretario del Despacho se expedirán todas las
órdenes del Poder Ejecutivo, y las que se expidieren p o r o tro conducto no
deben ser obedecidas.
A rt. 156. El secretario del Despacho respectivo estará obligado a m ani­
festar al Jefe del Estado cuándo sus decretos y providencias son contrarias a la
C onstitución y a las leyes; mas no podría rehusarse a com unicarlas, haciendo
constar en el libro de decretos y providencias que representó al Jefe su opinión
contraria. En este caso no participa de la responsabilidad, que en todo otro es
co m ú n al Jefe y al secretario.

158 PRIMERAS CON STITUCIONES. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


TÍTULO VIII. ADM INISTRACIÓN DE LOS DEPARTAMENTOS

SECCIÓN I. DE LOS DEPARTAMENTOS Y DE LOS DISTRITOS

Art. 157. El G obierno de cada departam ento residirá en un jefe n o m ­


brado por el Poder Ejecutivo, a propuesta en tem a del Consejo: so duración
en el m ando será de cuatro años y podrá ser reelecto.
Art. 158. Se requiere para ser jefe del departam ento: estar en el ejercicio
de los derechos de ciudadano, ser m ayor de veinticinco años, con residencia
en la república al m enos de cinco y de tres en el Estado. Las mismas calidades
^ son necesarias para ser jefe subalterno en los distritos.
Art. 159. Podrá haber jefes subalternos de los departam entos en aquellos
; distritos que por su población, extensión, distancia de la capital del depar-
I tam ento o que p o r ser pueblos de m ar o puntos fronterizos, deban estable-
y.

¿ cerse, según proponga a la Asamblea el Poder Ejecutivo, oído el dictam en del


Consejo; y un m ism o jefe subalterno podrá adm inistrar dos o más distritos.
l Art. 160. Los jefes de departam ento y los de distrito son agentes del
P gobierno, y una ley particular arreglará sus respectivas atribuciones.

I SECCIÓN II. ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL


e
I A rt. 161. En la división del territorio del Estado se fijarán exactam ente
t los límites jurisdiccionales de cada m unicipalidad, y no se contraerán a los
" urbanos, sino que se atenderán a los rurales entre unas y otras m unicipali-
i dades.
^ Art. 162. Todo pueblo, aldea o lugar que por sí o su extensión rural llegue
I a doscfentos h a b ita te s , tendrán una m unicipalidad com puesta de alcaldes,
I dos o más regidores y un procurador síndico.
l' A rt. 163. Los pueblos y lugares que bajen de aquella población, tendrán
fe a lo m enos un alcalde auxiliar, nom brado p o r la m unicipalidad m ás inm e­
diata.
Art. 164. Toda m unicipalidad será com puesta de alcaldes, regidores y
procuradores síndicos, nom brados p o r el respectivo pueblo. La ley arreglará
el núm ero de oficiales m unicipales proporcionado a la población; pero este
núm ero no podrá exceder de tres alcaldes, diez regidores y dos síndicos.

B IB L ia n -C A AYACUCHO 159
SECCIÓN III. JUSTICIA CRIMINAL

A lt. 182. No podrá im ponerse pena de m uerte sino por delitos que
atenten directam ente contra el orden público, y en el de asesinato, hom icidio
prem editado o seguro.
A lt. 183. Están abolidos para siem pre el uso de los torm entos, los apre­
m ios, la confiscación de bienes, azotes y penas crueles.
A rt. 184. Nadie puede ser preso sino en v irtud de orden escrita por
auto rid ad com petente para darla. No p>odrá librarse esta sin que preceda
justificación de que se ha com etido un delito que m erezca pena más que co­
rreccional, y sin que resulte al m enos p o r el dicho de un testigo, quién es el
delincuente.
A rt. 185. Pueden ser detenidos: el delincuente cuya fiiga se tema con
fiindam ento, el que sea encontrado en el acto de delinquir, y en este caso
cualquiera puede aprehenderlo para llevarle al juez.
A lt. 186. La detención no puede exceder de cuarenta y ocho horas, y
d u ran te este térm in o deberá la autoridad que la haya ordenado practicar la
justificación correspondiente, y según su m érito librar por escrito la orden
de prisión, o poner en libertad al detenido.
A lt. 187. El alcaide, ni oficial alguno encargado de cualquiera cárcel o
establecim iento de prisión o detención, no pueden recibir ni detener en las
cárceles o en dichos establecim ientos a ninguna persona, sin transcribir en
su libro de presos o detenidos la orden de prisión o detención.
A lt. 188. Todo preso debe ser interrogado dentro de cuarenta y ocho ho­
ras, y el juez está obligado a decretar la libertad, o perm anencia en la prisión,
d en tro de las veinticuatro siguientes, según el m érito de lo actuado. Pero se
puede im p o n er arresto por pena correccional, previas las form alidades que
establezcan las leyes, y sin que esta pena exceda de un mes.
A rt. 189. Las personas aprehendidas por la autoridad no podrán ser
llevadas a otros lugares de prisión, detención, o arresto, que a los que están
legal y públicam ente destinados al efecto.
A lt. 190. C uando algún reo no estuviere incom unicado por orden de
juez, transcrita en el registro del alcaide, no podrá este im pedir su com uni­
cación con persona alguna.
A r t 191. Todo el que no estando autorizado por la ley expidiere, firmare.

162 P R lM E R A SaíN ST IT U C IO N E S. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


ejecutare o hiciere ejecutar la prisión o detención o arresto de alguna per-
^ sona; todo el que en caso de prisión, detención o arresto autorizado por la
I ley, recibiere o retuviere al reo en lugar que n o sea de los señalados pública y
I legalmente, y todo alcaide que contraviniere a las disposiciones precedentes,
\ es reo de detención arbitraria.
A rt. 192. No será llevado ni detenido en la cárcel el que diere fianza en
i los casos en que la ley no lo prohíba expresam ente.
A rt. 193. N inguna casa puede ser registrada sino por m andato escrito
de autoridad com petente, dado en virtu d de dos disposiciones form ales que
presten m otivo al allanam iento, el que deberá efectuarse de día.
Tam bién puede registrarse a toda h ora p o r un agente de la autoridad
pública:
1. En persecución actual de un delincuente;
2. Por un desorden escandaloso que exija pro n to remedio;
3. Por reclam ación hecha del interior de la casa.
Mas, hecho el registro, se com probará p o r dos deposiciones que se hizo
p or alguno de los m otivos indicados.
A rt. 194. Sólo en los delitos de traición a la patria se pueden ocupar los
papeles de los habitantes del Estado, y únicam ente podrá practicarse su exa­
m en cuando sea indispensable para la averiguación de la verdad, y a presencia
del interesado, devolviéndosele en el acto cuantos no tengan relación con el
delito que se indaga.
A rt. 195. En m aterias crim inales a nadie se recibirá juram ento sobre
hecho propio; y al tom arse confesión al tratado com o reo, se le dará conoci­
m iento de los testigos, se leerán sus declaraciones y todos los docum entos que
obren contra él. El proceso será público después de la confesión.
A rt. 196. N inguna pena es trascendental, ni las infam antes, y todas de­
ben tener efecto precisam ente sobre el que se hizo acreedor a ellas.
A rt. 197. Las cárceles serán dispuestas de m anera que sirvan para asegu­
rar y corregir, y no para molestar a los presos. Serán visitadas con la frecuencia
que determ inan las leyes, y las miomas arreglarán las form alidades que se han
de observar en las visitas, y las facultades de los tribunales en estos actos.
A r t 198. Se establecerá el sistema de juicios por jurados luego que la ilus­
tración, la m oral y las costum bres populares p erm itan su establecimiento.

BIBLIOTECA AYACUCHO 163


SECCIÓN IV. ORGANIZACIÓN
DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA

A lt. 199. H abrá una Corte Superior de Justicia elegida por todos los pue­
blos del Estado, y com puesta de m agistrados, cuyo núm ero no podrá bajar
de seis ni exceder de nueve. Se renovarán p o r m itad cada dos años, y podrán
siem pre ser reelegidos.
A rt. 200. En la renovación de la C orte Superior de Justicia, las juntas de
departam ento se reunirán en distinto día al que eligieron representantes, y
procederá cada e le a o r a sufragar por todos y cada uno de los individuos que
deben renovarse con la Corte Superior.
A rt. 201. E! voto de cada elector se escribirá separada y claramente, y del
registro en que se hubieren escrito y consten los votos particulares de cada
uno de los electores se rem itirá a la Asamblea del Estado una copia firmada
p o r los que concurrieron al acto y bajo cubierta sellada, con expresión de
contener sufragios.
A rt. 202. Reunidos los pliegos de todas las juntas de departam ento, la
Asamblea procederá en su escrutinio, regulación de votos y elección, por el
m ism o orden, y con las mismas form alidades que prescribe la Sección I, Tí­
tulo VII, para el nom bram iento del p rim ero y segundo Jefe del Estado.
A rt. 203. Si las legislaturas venideras creyeren necesario establecer jue­
ces de alzadas en los departam entos, o tribunales de apelación, situados en
diversos p u n to s para cada dos o más departam entos, en uso de la facultad
octava que les concede el Título IV de esta C onstitución, el núm ero de magis­
trados de que debe com ponerse la Corte Superior no podrá exceder de seis,
incluso el fiscal, ni de cuatro el de los tribunales de segunda instancia, incluso
igualm ente el fiscal.
A rt. 204. En estos casos la elección de los jueces de alzadas, o la de los
m agistrados de las cortes departam entales será hecha popularm ente por la
ju n ta o ju n tas del departam ento a que pertenezca el tribunal, observándose
respectivam ente las mismas reglas establecidas para el nom bram iento de la
C orte Superior. Pero si el tribunal perteneciere a m ás de un departam ento,
el escrutinio de los votos, su regulación y el n om bram iento, en su caso, se
verificarán p o r la Asamblea del Estado.
A rt. 205. N o estableciéndose aquellos tribunales, la C orte Superior de

164 PRIM ERASCO N STrrUCK ÍN ES. UTINOAM ÉRICA Y EL Cj\RlDE


¥

Justicia se dividirá en dos cám aras, en la forma que determ ine la ley, y el n ú ­
m ero de sus individuos será el m áxim um del artícuJo 199.
A rt. 206. Para ser m agistrado de la C orte Superior de Justicia, y en su
caso de las cortes departam entales, se requiere ser ciudadano en el ejercicio
de sus derechos, tener treinta años de edad, siete de residencia en la república
inm ediatos a la elección, y dos a lo m enos en el Estado; ser seglar y de c o n o ­
cida m oralidad.
f A rt. 207. Si la Corte Superior se com pusiere de nueve individuos, tendrá
i cinco suplentes, elegidos de la m ism a m anera.
: Si constare de seis, tendrá cuatro suplentes, y las cortes departam entales
^ no podrán bajar de tres suplentes.
" A rt. 208. Los suplentes llenarán las faltas de los propietarios, y sus im pe­
dim entos legales, y serán llenados p o r el orden de sus nom bram ientos, ya por
r el que se hubiese resultado popularm ente electos, o bien por aquel en que se
les hubiere practicado la Asamblea.

SECCIÓN V. ATRIBUCIONES DE LA CORTE SUPERIOR

A rt. 209. La C orte Sup>erior de Justicia conocerá en segunda y tercera


instancia, en la form a que establezca la ley, de todas las causas com unes civiles
I y crim inales que ocurran dentro del territorio del Estado; pero unos m ism os
'7 m agistrados no p odrán juzgar en am bas instancias, ni la Corte Superior co­
nocerá en segunda si en los departam entos se establecieren cortes d ep arta­
m entales.
A rt. 210. C onocerá además:
1 . De las comf)etencias de los tribunales y jueces inferiores;
• 2. De los recursos de nulidad que se interpongan en las sentencias dadas
por los tribunales de segunda instancia en todas las causas en que no haya
lugar a tercera;
3. De las causas de responsabilidad de los jueces de la instancia, cuando
no estén establecidas las cortes departam entales, y de la de los m agistrados
~ de éstas en el caso de que se establezcan;
4. Juzgará en las acusaciones contra el prim er Jefe del Estado, secretario
o secretarios del Despacho, y contra el segundo Jefe si hubiere ejercido las
funciones del prim ero; en las del Presidente e individuos del Consejo repre-

BIBLIOTECA AYACUCHO 165


sentativo, y originariam ente de las de todos los demás funcionarios contra
quienes hubiere declarado el Consejo haber lugar a form ación de causa;
5. En apelación de las causas contra los militares del Estado, por crím e­
nes m ilitares y con arreglo al Código Marcial.
A rt. 211. Propondrá ternas al Poder Ejecutivo para el nom bram iento de
los jueces de prim era instancia, auditores y asesores militares, e individuos
de todo trib u n al inferior que se establezca p o r virtud del artículo 94, facultad
novena, del cuerpo legislativo.
A rt. 212. Velará sobre la conducta de los jueces inferiores, cuidando de
que adm inistren pronta y cum plidam ente la justicia.

SECCIÓN VI. JUECES INFERIORES

A rt. 213. H abrá jueces de prim era instancia, y su núm ero será p ro p o r­
cionado a la población y extensión de cada departam ento.
A rt. 214. Los jueces de prim era instancia serán nom brados por el Poder
Ejecutivo, a propuesta en terna de la C orte Superior de Justicia, y en su caso
de las respectivas cortes departam entales.
A rt. 215. Para ser juez de prim era instancia se requiere ser ciudadano en
el ejercicio de sus derechos, mayor de veinticinco años, con cinco de residen­
cia en la república y tres en el Estado, y de conocida m oralidad.
A rt. 216. Ejercerán la judicatura po r el tiem po de cinco años, pudiendo
siem pre ser reelectos y provistos para las judicaturas de otro departam ento
aun q u e no hayan cum phdo aquel térm ino.
A rL 217. Sus facultades se lim itarán precisam ente a lo contencioso, y las
leyes determ in arán hasta de qué cantidad podrán conocer sin apelación en
los negocios civiles, determ inando igualm ente la extensión de las facultades
de los alcaldes en sus respectivos pueblos, así en lo contencioso com o en lo
económ ico.

166 PRIMERAS CONSTITUCIONES. U TIN O A M ÉRICA Y EL Cw\RIBE


TÍTULO X. DE LA RESPONSABILIDAD
í DE LOS FUNCIONARIOS DEL ESTADO

SECCIÓN ÜNICA

ArL 218. Todos los funcionarios del Estado, antes de posesionarse de sus
destinos, prestarán ju ram ento de sostener con toda su autoridad la C onstitu­
ción federal de la república y la presente, y ser fieles a la nación y al Estado.
A rt. 219. Todo funcionario público es responsable, con arreglo a las le­
yes, del ejercicio de sus funciones.
A rt. 220. Deberá declararse cuándo ha lugar a form ación de causa con­
tra los representantes de la Asamblea, p o r traición a la patria -v en alid ad -,
falta grave en el desem peño de sus funciones y delitos comunes que m erezcan
pena más que correccional.
Art- 221. En los m ism os casos, y en los de infracción de ley y usurpación,
habrá igualmente lugar a form ación de causa contra los individuos del C on­
sejo representativo y de la C orte Superior de Justicia, contra el Jefe y segundo
Jefe de Estado, secretario o secretarios del Despacho.
A rt. 222. En las acusaciones contra los representantes, la Asamblea de­
clarará cuándo ha lugar a form ación de causa, la que será seguida y determ i­
nada según arregle la ley de su régim en interior.
A rt. 223. En las acusaciones contra el Jefe y segundo Jefe, si ha hecho sus
veces, declarará la Asamblea cuándo ha lugar a form ación de causa; juzgará la
C orte Superior de Justicia, y conocerá en apelación un tribunal com puesto de
cinco individuos, que nom brará el Consejo representativo entre los suplentes
del m ism o Consejo y los de la Asamblea que no hayan entrado al ejercicio de
sus funciones.
A r t 224. La Asamblea declarará cuándo ha lugar a form ación de causa
en las acusaciones contra los individuos de la C orte Superior de Justicia;
juzgará el tribunal no m b rad o p o r el Consejo entre los suplentes, y conocerá
en apelación otro trib u n al de cinco individuos que nom bre la Asamblea
entre los ciudadanos que obtuvieron votos populares indistintam ente para
todos los destinos de la mism a C orte Superior.
A rt. 225. En las acusaciones contra los individuos del Consejo y segun­
do Jefe del Estado, declarará la Asamblea cuándo ha lugar a form ación de cau­

BIBLIOTECA AYACUCHO 16 7
sa; juzgará la C orte Superior de Justicia, y conocerá en apelación el tribunal
no m brado p o r la Asamblea de que habla el artículo anterior.
A rt. 226. Todo acusado queda suspenso en el acto de declararle que ha
lugar a form ación de causa, depuesto siem pre que resulte reo, e inhabilitado
para todo cargo público si la causa diere m érito según la ley. En lo dem ás a
que hubiere lugar se sujetarán al orden y tribunales comunes.
A r t 227. Los delitos m encionados en los artículos 220 y 221 producen
acción popular, y las acusaciones de cualquier ciudadano o habitante del
Estado deben ser atendidas.

TÍTULO XI. DE LAS CONTRIBUCIONES

SECCIÓN ÚNICA

A rt. 228. Las contribuciones serán repartidas igualmente entre los habi­
tantes del Estado, con proporción a sus facultades, sin privilegio ni excepción
alguna.
A rt. 229. Las contribuciones directas o indirectas serán proporcionadas
a los gastos que hubiere decretado la Asamblea para los diversos ram os de la
adm inistración pública.
A rL 230. La Asamblea establecerá o confirm ará anualm ente las co n tri­
buciones directas o in d ireaas generales o m unicipales. Subsistirán las anti­
guas hasta que, establecidas otras, se decrete la abolición de aquéllas.
ArL 231. D ecretada p o r la Asamblea una contribución directa de cual­
quiera clase, la m ism a Asamblea aprobará el repartim iento que hubiere he­
cho de ella el Poder Ejecutivo entre los departam entos con proporción a su
riqueza.
Art- 232. Las contribuciones e im puestos municipales se decretarán tam ­
bién por el cuerpo legislativo y las m unicipalidades sólo tienen el derecho de
proponer arbitrios para los gastos de utilidad com ún en sus territorios res­
pectivos, por conducto y con inform e del jefe departam ental.
A rt. 233. Ni en la tesorería general del Estado, ni en los fondos com unes
se hará pago alguno que no esté expresam ente determ inado por la ley o decre­
tado p o r el Poder Ejecutivo con arreglo a la m ism a, com unicándose p o r los
conductos correspondientes.

168 P R IM E R A S(X )N ST lT U aO N E S. U TIN O A M f.RIC A Y EL CARIBE


A rt. 234. Todo libram iento u orden de pago o erogación contraria a
la ley, serán protestados p o r los directores o adm inistradores de las rentas
públicas, y de los fondos particulares de los pueblos.
A rt. 235. Toda erogación extraordinaria no incluida en el presupuesto
general del año decretado por el Poder Legislativo exige nuevo y especial
decreto de la Asamblea.
A rt. 236. El Poder Ejecutivo velará sobre el cobro, distribución y segu­
ridad de las rentas públicas.
A rt. 237. La ley arreglará el sistema de cobros y el de contabilidad en
la capital del Estado y en los departam entos, y anualm ente se im prim irá y
circulará a todos los pueblos un estado de los ingresos y egresos del erario,
t con el presupuesto que se haya aprobado p or la Asamblea.

TÍTULO XII. DE LA FUERZA PÚBLICA

SECCIÓN ÜNICA

A rt. 238. La fuerza pública se ha instituido para defender al Estado de


los enemigos exteriores, para concurrir a la defensa general de la república y
para asegurar en lo in terior del Estado el orden y la ejecución de las leyes.
A rt. 239. La fuerza pública es esencialm ente obediente; ningún cuerpo
arm ado podrá deliberar; ningún cuerpo, ni fracción alguna de la fuerza p ú ­
blica del Estado, puede hacer peticiones a las autoridades con las arm as en la
m ano; ningún cuerpo o destacam ento de tropas puede o brar en el interior
del Estado sin una requisición legal.
A rt. 240. N ingún agente de la fuerza pública puede entrar en la casa de
un ciudadano sino para ejecutar las órdenes de la justicia o de la policía, o en
los casos expresám ente determ inados f)or la ley.
Art. 241. La fuerza pública del Estado se com pone de las tropas de con­
tinuo servicio que se juzguen necesarias y que se levantarán en tiem po de
paz con acuerdo del Congreso fed eral, de la milicia activa y de las milicias
(fci cívica o local.
P A rt. 242. La m ilicia cívica se com pone de los ciudadanos y de los hijos
? de ciudadanos aptos para llevar las armas. La milicia activa se forma de los
I habitantes del Estado p o r alistam ientos voluntarios, y en caso necesario del

BIBLIOTECAAXACUCHO 169
m odo que la ley determ ine, forzosamente para todos los que no tienen ex­
cepciones legales.
A rt. 243. La ley orgánica de la fuerza pública determ inará igualmente
el m odo de levantar las tropas de continuo servicio, y para la que se necesite
en tiem po de guerra.
A rt. 244. La Asamblea, a propuesta del Poder Ejecutivo, determ inará
anualm ente el núm ero de hom bres de que debe com ponerse la fuerza de
continuo servicio y la milicia activa.
A rt. 245. La milicia activa y la milicia cívica tendrán, respectivamente,
en todo el Estado una m ism a disciplina y un m ism o uniform e.
A rt. 246. Nadie p odrá m andar la milicia cívica de más de un distrito,
sino cuando se hallare reunida haciendo un servicio activo, en cuyo caso se
sujetará a las penas establecidas para las tropas de continuo servicio y milicia
activa, especialm ente en los delitos contra la subordinación y disciplina.
A rt. 247. El com andante general de las armas m andará la fuerza per­
m anente y m ilicia activa bajo las órdenes del Jefe del Estado; pero no estará
la fuerza cívica bajo las de aquél sino cuando, en los casos determ inados
por la ley, se halle en actividad para repeler alguna invasión o contener in­
surrecciones.
A rt. 248. La ordenanza de la fuerza pública clasificará exacta y precisa­
m ente los delitos militares, y determ inará la forma de los procedim ientos.

TÍTULO XIIL INSTRUCCIÓN PÚBLICA

SECCIÓN ÚNICA

A rt. 249. Se establecerán en todos los pueblos escuelas prim arias, dota­
das de sus fondos com unes, en las que se enseñará a leer, y escribir, y contar,
los elem entos de la m oral y los principios de la Constitución.
A rt. 250. Se crearán asimismo los establecimientos y escuelas superiores
que se juzguen convenientes para la enseñanza de todas las ciencias, literatura
y bellas artes.
El cuerpo legislativo determ inará su núm ero y designará los puntos en
que deban erigirse.
A rt. 251. El plan general de instrucción pública arreglará la enseñanza,

170 PRIMERAS C O N SrrrU C IO N E S. UTINOAiMÉRlCA Y EL CARIBE


y ninguna persona o asociación podrá establecer reglam entos particulares
separándose del m étodo com ún y uniform e que prescriba la ley.
A rt. 252. En todas las escuelas superiores y establecim ientos literarios,
aunque sean de fundación particular, donde se enseñen las ciencias eclesiás­
ticas y políticas, se explicará la C onstitución de la República y la particular
del Estado.
Alt- 253. Todo ciudadano puede form ar establecim ientos particulares
»-
p de educación y de instrucción para concurrir al progreso de las ciencias y de
f las artes.
ArL 254. Todos los establecim ientos de educación y de instrucción pú-
' blica estarán bajo la inspección del G obierno en cuanto concierna al cum pli-
r m iento de las leyes, reglam entos y estatutos generales.

TÍTULO xrv. DE LAS REFORMAS DE LA CONSTITUCIÓN

; SECCIÓN ÚNICA
;
r
i;
* A rt. 255. Si la experiencia acreditare la necesidad de rever esta C onsti-
I tución, la revisión será propuesta lo m enos por cuatro representantes, o por
la mayoría absoluta de los individuos del Consejo representativo.
^ Art- 256. N ingún p ro y e a o de reform a podrá proponerse hasta la legis­
latura del año de 1830 sino en el caso de que la Constitución federal de la Re­
pública se haya reform ado por los m edios que prescribe, y de suerte que la
form a del gobierno se hubiere alterado con respecto a la que establece pura
los Estados en el Título XII.
A rt. 257. Todo proyecto de reforma se presentará por escrito, y será leído
por dos veces en diversos días, con el intervalo de tres de una a otra lectura;
y adm itido a discusión, se exam inará detenidam ente por una com isión, que
no podrá p resentar su dictam en antes de los diez días siguientes.
A rt. 258. El dictam en de la comisión será leído por dos veces con los
mismos intervalos, y no se pondrá a discusión antes de ocho días,
e- A r t 259. Si se resolviere por dos tercios de votos que ha lugar a rever
la Constitución, y la revisión fuere declarada urgente, por el sólo caso de
haberse variado o alterado en la C onstitución federal la form a de gobierno
de los Estados, se convocará una Asamblea Constituyente, cuyos m iem bros

BIBUOTECAAYACUCHO 171
serán autorizados con poderes am plios y especiales para rever la C onstitu­
ción y hacer en ella las alteraciones a que dieron lugar las circunstancias y la
convocatoria.
ArL 260. Si la resolución de haber lugar a rever la C onstitución no fuere
declarada urgente, el negocio será exam inado de nuevo por la legislatura del
siguiente año, que observará las mismas form alidades, y resolviendo de con­
form idad con la legislatura del año anterior, será decretada la convocatoria
de la Asamblea C onstituyente por dos tercios de votos.
A rt. 261. C uando la segunda legislatura resolviere contra la revisión, no
podrá proponerse de nuevo sino hasta la del año siguiente, cuya resolución
será la d eterm inante.
Art- 262. Los m iem bros de la Asamblea C onstituyente antes de dar
principio a sus funciones ju rarán solem nem ente “lim itarse a estudiar sobre
los objetos para que fueron convocados, sin atentar contra la Constitución
federal, y conservar al Estado y a sus habitantes las garantías individuales y
política^, y ser fieles a la república y al Estado”.
A rt. 263. Para discutirse cualquier proyecto en que se reform e o adicio­
ne parcialm ente esta C onstitución, deberá presentarse firm ado al m enos por
cuatro representantes en la Asamblea.
A rt. 264. Si el proyecto no fuere adm itido a discusión, no podrá presen­
tarse de nuevo sino hasta el siguiente año.
A rt. 265. A dm itido a discusión y puesto en estado de votarse, se resolve­
rá p o r las dos terceras partes de votos; y la reform a o adición no se tendrá p>or
constitucional ni producirá efecto alguno sin que la sancione la legislatura
del siguiente año, tam bién p o r las dos terceras partes de votos.
Art- 266. O bservándose todas las form alidades que previenen los artí­
culos anteriores, p odrá alterarse la base de la representación del Estado en
cualquier tiem po en que o curran las causas que expresa el artículo 76.
A rt. 267. Para que la Asamblea del Estado en uso de la facultad que le
concede el artículo 199 de la C onstitución de la República, pueda p roponer
al C ongreso Federal un proyecto de reform a o adición a dicha C onstitución,
se observarán para acordar la propuesta todas las form alidades que prescribe
este título con respecto a las reform as parciales que se hagan en la presente;
pero el acuerdo para proponerlas en la Federal será válido sin necesidad de
sancionarse p o r la siguiente legislatura, y se fx>drá dar en cualquier tiem po.

172 PRIMER.\S CON STITUCIONES. UTINOAM I-RICA Y EL CARIBE


A rt. 268. La presente C onstitución está solem nem ente sancionada p or
esta Asamblea.

Dada en la ciudad de Guatem ala a once de octubre de mil ochocientos


veinticinco. -5.» -3.»

José Bernardo Dighero, diputado por Cobán, presidente - Pedro José Valenzuela,
diputado por Chimaltenango, vicepresidente - Balbino Antonio de Albarado,
diputado por SaJamá - José María Chacón, diputado por San Agustín -
Félix María Rivera, diputado p>or Sololá - Rafael Lupercio Arrióla, diputado
por Sacatepéquez - Lucas Pinelo, diputado por el Petén - Laureano Nova,
diputado por Quezaltenango y Suchitepéquez - Juan José Flores, diputado por
Quezaltenango y Suchitepéquez - Manuel Montúfar, diputado por Escuintla - M.
Julián Ibarra, diputado por Guatemala - José Mariano Vidaurre, diputado por
Chiquimula - José Antonio Solís, diputado por Sacatepéquez - Eulogio Gálvez,
diputado por Totonicapán - Ambrosio Collado, diputado por Totonicapán -
Mariano de Altube, diputado por Soconusco, secretario - José Gregorio Márquez,
diputado por Chimaltenango, secretario

Guatem ala, octubre 1 1 de 1825.


Ejecútese - Firm ado de mi m ano, sellado con el sello del Estado y refren­
dado por el secretario del Despacho General del G obierno del Estado.

Juan Barrundia
Manuel Barberena, secretario

BIBLIOTECA AYACL’CHO 173


HONDURAS
C O N S T IT U C IÓ N PO L ÍTIC A DEL ESTAD O
D E H O N D U R A S D A D A PO R S U ASAM BLEA
C O N S T IT U Y E N T E EL 11 D E D IC IE M B R E D E 1825>^

CO NSTITUC IÓ N DEL ESTADO DE HONDURAS

N osotros los representantes de los pueblos del Estado de Honduras, reuni­


dos en Asam blea Constituyente, a virtud de los plenos poderes con que se
nos ha autorizado, con arreglo a las bases constitucionales, decretadas por la
Asamblea Nacional Constituyente, im plorando la protección de Dios para el
acierto, ordenam os, decretam os y sancionam os la siguiente Constitución;

CAPÍTULO I. DEL ESTADO

A lt. 1. El Estado de H onduras es libre e independiente de toda potencia


o G obierno extranjero, y no será jam ás patrim onio de ninguna familia ni
persona.
A rt. 2. Es u n o de los federados de la República de Centro América.
A rt. 3. Él es libre e independiente en su in terior adm inistración y go­
bierno.
A rt. 4. Su territorio com prende todo lo que corresponde y ha corres­
pon d id o siem pre al obispado de H onduras. Una ley dem arcará sus límites y
arreglará sus departam entos.

* “C onstitución política del Estado de H onduras”, El pensamiento constitucional hispanoamericano


hasta 1830, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la H istoria. 1961, pp. 247-263.

174 PRIMERAS CONSTITUCIONES. LATINOAMÉRlC\ Y EL CARIBE


CAPÍTULO II. DE LA RELIGIÓN

A rt. 5. El Estado de H onduras profesa y profesará siempre, inviolablemen­


te, la religión cristiana, apostólica, rom ana, sin perm itir mezcla de otra al­
guna.
A rt. 6 . El Estado la protegerá con leyes sabias y justas; y no consentirá,
se hagan alteraciones en la disciplina eclesiástica, sin consultar a la silla apos­
tólica.
A rt. 7. Todo ciudadano, y principalm ente los que ejercen jurisdicción
velarán sobre las observancia de los artículos anteriores. Las leyes designarán
las penas que m erecen los infractores.

I CAPÍTULO III. DE LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES


I DE LOS HO NDURENO S Y DEL GOBIERNO DEL ESTADO

I A rt. 8 . Todos los hondureños son libres, y ciudadanos los que tengan la
edad, y dem ás condiciones que establece la C onstitución de la República.
A rt. 9. El Estado protege con leyes sabias y justas la libertad, la propie­
dad, y la igualdad, viviendo sujetos a la Constitución y la ley, respetando a las
autoridades, contribuyendo con proporción a sus facultades para los gastos
del Estado y Federación, para sostener la independencia, su integridad y segu­
ridad, y tom ando las arm as para defender la patria, cuando fueren llamados
por la ley.
^ A rt. 10. El G obierno del Estado es popular representativo, y en la Fede-
I ración que ha acordado, fija su felicidad y prosperidad.
I A r t I L El Suprem o Poder estará dividido en Legislativo, Ejecutivo y
I Judicial; aunque en estos dos últim os, la Asamblea del Estado podrá hacer
I alteración, por m edio de una ley, en las autoridades subalternas, según lo
|, exijan las circunstancias y localidad.
I A rt. 12. Los pueblos que com ponen el Estado, ni por sí, ni p o r autori­
dad alguna, pueden ser despojados de la soberanía, que reside en todos, no
p odrán ejercerla sino únicam ente en las elecciones prim arias, practicándolas
en la form a que prescribe la Constitución federal.
A rt. 13. Los habitantes del Estado de H onduras tienen el derecho de
petición y la libertad de im prenta para publicar sus discursos, proponer me-

BIBLIOTECAAYACUCHO 175
didas útiles al Estado, y censurar con decoro la conducta de los funcionarios
públicos en el ejercicio de su cargo, y el de velar sobre el cum plim iento de las
leyes, que se dicten sobre los objetos indicados en este artículo.

CAPÍTULO IV. DE LA ELECCIÓN


DE LOS SUPREMOS PODERES DEL ESTADO

A rt. 14. La elección de los Suprem os Poderes del Estado se verificará


guardando las form alidades que previene el artículo 3 de la C onstitución
federal para la de las suprem as autoridades federales, con solo la variación
que contienen los artículos siguientes:
Art. 15. En el tiem po de elecciones constitucionales, las juntas p o p u ­
lares se celebrarán siempre el prim er dom ingo del mes de octubre; las de
distrito el tercero del m ism o mes; y las de departam ento el segundo dom ingo
de noviembre.
Art. 16. La regulación de votos para la elección de senadores y suprem as
autoridades del Estado, de que tratan los artículos 47 y 49 de la C onstitución
federal, se verificará en la form a siguiente: los pliegos que contengan el re­
gistro de los votos, que dieren los electores de las juntas de departam entos
se abrirán en sesión pública y el Presidente, secretario y dos escrutadores,
nom brados al efecto, procederán a com putar los votos de todos y cada uno de
los electores que hayan sufragado en dichas juntas. C uando algún ciudadano
reuniere la mayoría de votos escrutados, la Asamblea publicará la elección.
En caso contrario lo verificará entre los que hubieren obtenido quince o más
votos, y si esto no se verificare, entre los que reunieren diez o más, y si faltare
este núm ero, la Asamblea elegirá entre todos los designados p o r las juntas.
Art. 17. La Asamblea luego que reúna los datos necesarios, dividirá la
población del Estado con la posible exactitud y com odidad en las juntas p o ­
pulares, en distritos y departam entos.
Art. 18. La base para la representación será p or ahora la de un diputado
por cada quince mil almas. A um entándose la población de m odo que exceda
el núm ero de diputados al de veintiuno, podrán las asambleas futuras hacer
las reformas que crean necesarias.

176 PRIMERAS CONSTITL'CIONES. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


CAPÍTULO V. DEL PODER LEGISLATIVO

A rt-19. La Asamblea del Estado se com pondrá por ahora de once d ip u ­


tados; y nunca podrá bajar de este núm ero, ni subir de veintiuno.
Alt- 20. La Asamblea se renovará p o r m itad cada año, y los m ism os
representantes podrán ser reelegidos una vez sin intervalo alguno.
A lt. 2 L La prim era legislatura decidirá p o r suerte los representantes
que deben renovarse en el año siguiente: en adelante la renovación se verifi­
cará en los de n om bram iento m ás antiguo.
A lt. 22. Las sesiones darán principio en cada año el día dos de enero, a
cuyo efecto los diputados deberán hallarse reunidos en el lugar que se cele­
bren el día veinticuatro de diciem bre para las juntas preparatorias, previas
a las sesiones.
Art. 23. La Asamblea ordinaria continuará reunida por sesenta días, y
cuando más por noventa; a excepción de la prim era que puede prorrogarse
todo el tiem po que juzgue necesario; se volverá a reunir en sus recesos si el
Consejo le convocare, para u n o o más asuntos urgentes del Estado no pu-
diendo tratar de otro en esta reunión.
A r t 24. La residencia de la Asamblea será en la capital del Estado; pudién­
dola variar, cuando lo estime conveniente con mayoría absoluta de votos.
A r t 25. Para que haya asam blea se necesitan las dos terceras partes de
los diputados; pero tres p o d rán com peler a los dem ás a reunirse en el tiem po
designado para las legislaturas ordinarias, y para las extraordinarias que ha­
yan de celebrarse a juicio del Consejo.
Art. 26. Para la form ación de la ley, se observará todo lo prevenido en
los artículos 7 1 ,7 2 ,7 3 , y 76, de la Sección 1 del Título V de la C onstitución
federal.”
A r t 27. Aprobado un proyecto de ley por la Asamblea, pasará al Consejo
directivo para la sanción, y dada la pasará al Jefe Suprem o del Estado para la
publicación y ejecución.
Art. 28. En caso de que el Consejo niegue la sanción, devolverá el p ro ­
yecto entre diez días a la Asamblea, inform ando los fundam entos que tenga
para la negativa; y exam inada ésta por la Asamblea, si las dos terceras partes
de ella la desaprobasen, se ten d rá por sancionada la ley, devolviéndola al
Consejo.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 177
A rt. 29. La form a de que usará el Consejo para la sanción será: Pase al
Jefe Supremo del Estado; cuando la niegue: Vuelva a la Asamblea; y cuando la
sanción fue dada por la Asamblea: Por sancionada: Pase al Jefe Supremo del
Estado.
A rt. 30. La derogación de las leyes vigentes se hará por los m ism os trá­
m ites que se decretaron las del Estado.
A rt. 31. Los diputados serán inviolables por sus opiniones, y en ningún
tiem po ni caso, ni p o r autoridad alguna, podrán ser reconvenidos p o r ellas.
En las causas crim inales que contra ellos se intenten, no podrán ser juzgados,
sino p o r el tribunal de la Asamblea en los térm inos que prescribe el regla­
m ento de su G obierno interior. D urante las sesiones, y un mes después, los
diputados no podrán ser dem andados, ni ejecutados por deudas.
A rt. 32. Son atribuciones de la Asamblea:
1 . D ictar las leyes del Estado en consonancia con las de la Federación, en
la parte que tenga tendencia con ellas e interpretar las que diere;
2. F orm ar el Código Civil y Crim inal; su reglamento interior, y el de los
otros poderes;
3. A probar los estatutos de otras corporaciones;
4. D ar las ordenanzas a la milicia activa y cívica, concillándolas con las
del Ejército perm anente de la Federación;
5. A cordar con el Congreso federal la fuerza de línea que debe tener el
Estado;
6 . D ecretar en tiem po de guerra el aum ento de fíierza, que conform e al
cupo le señale el Congreso federal;
7. Form ar la estadística del Estado por medio de los jefes, m unicipali­
dades o del m odo que lo perm itan las circunstancias;
8 . D ecretar las contribuciones o impuestos para los gastos necesarios del
Estado, y para el cupo conform e el actual presupuesto, y los sucesivos;
9. A um entar o dism inuir las contribuciones con proporción a las nece­
sidades del Estado;
10. Reclam ar las leyes im practicables o perjudiciales al Estado, o no
conform es con sus circunstancias locales;
1 1 . Erigir los establecim ientos, corporaciones y tribunales inferiores
para el m ejor orden en justicia, econom ía, o instrucción pública;
1 2. C o n m u ta r las penas de la ley, o perdonar los delitos que por las leyes
federales no estén sujetos a ellas;

178 PRIMERAS C O N S T m ja O N E S . UTINO AM f,RICA Y F.LCAR1BE


13. Detallar los sueldos de los funcionarios públicos, aum entarlos o
dism inuirlos según las circunstancias;
14. Aprobar los tratados que el Jefe Suprem o del Estado, previam ente
autorizado, celebre con los otros de la Federación;
15. Sentenciar en los casos que previene el artículo 194, Título XIII, de
la Constitución de la República;
16. C ontraer deudas sobre el crédito del Estado con los dem ás de la re­
pública, o con particulares, o extranjeros, con hipotecas, de sus respectivas
rentas;
17. Dar reglam ento para el com ercio interior del Estado;
18. Admitir por dos terceras partes de votos las denuncias que por causas
graves hagan de sus oficios los diputados a la Asamblea, el Jefe y vicejefe del
Estado, los consejeros y m inistros de la Corte Superior de Justicia y las de los
senadores, antes de posesionarse.

CAPITULO VI. DEL CONSEJO REPRESENTATIVO

Art. 33. Habrá un Consejo, compuesto de un representante por cada


departamento elegido por sus respectivos pueblos.
Art. 34. Para ser consejero se necesita naturaleza en la república; resi­
dencia en el Estado, lo m enos de cinco años; ser m ayor de treinta en el ejerci­
cio de la ciudadanía; del estado seglar o del eclesiástico secular; y de conocida
adhesión al sistema constitucional adoptado.
A rt. 35. Cada d epartam ento elegirá un suplente que reúna las mismas
calidades del propietario, para los casos de m uerte, e im posibilidad declarada
por el Consejo.
A rt. 36. El Consejo d urará tres años; renovándose p o r tercios en cada
uno, pudiendo ser reelegidos sus individuos una vez, y la suerte decidirá en
el prim ero y segundo año los que deban m udarse.
Art. 37. El Consejo celebrará diariam ente sus sesiones en el tiem po de
la Asamblea y dos veces cada sem ana en el resto del año, y cuando extraordi­
nariam ente lo convoque el Jefe Suprem o del Estado.
A r t 38. Son atribuciones del Consejo:
l. Sancionar las leyes de la Asamblea del Estado con arreglo a los artículos
7 8,79,80,8 1 ,8 2 ,8 3 y 8 6 , del Título V de la C onstitución de la República;

BIBLlO m iA A Y A C U C H O 179
2 . D ictam inar sobre la derogación de la ley en los m ism os térm inos que
debe negar la sanción, oyendo en am bos casos al Jefe Suprem o de Estado;
3. Resolver las dudas que le consulte el Jefe; sobre la inteligencia de algu­
na ley en los recesos de la Asamblea y su resolución será ejecutada;
4. Aconsejar al Jefe Suprem o en ios casos que le consulte y darle dicta­
m en en los negocios diplom áticos que ocurran entre el G obierno del Estado
y el Federal, o con los dem ás Estados;
5. Proponer en terna al Jefe Suprem o, el com andante general o prim er
jefe militar, el intendente tesorero general de H acienda Pública, factor de
tabacos y los jefes prim eros de departam ento;
6 . Velar sobre la conducta de los funcionarios nom brados en este artícu­
lo, declarando en su caso cuándo ha lugar a la form ación de causa;
7. N om brar Presidente de su seno, cuando estuviere im pedido el desig­
nado p o r la C onstitución;
8 . N o m b rar secretario, fíiera de su seno, al que podrá suspender por dos
meses; pero n o removerle sin conocim iento de causa;
9. C onvocar a la Asamblea en los casos extraordinarios;
10. N o m b rar en sus prim eras sesiones el tribunal que establece el artí­
culo 62;
11. Velar sobre la observancia de la Constitución y leyes del Estado, y
d ar cuenta a la legislatura de las infracciones que haya notado o de que esté
inform ado.

CAPÍTULO VII. DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 39. El Poder Ejecutivo reside en un jefe n o m brado por todos los
pueblos, que com ponen el Estado, com o lo d eterm ine la ley.
A rt. 40. Al tiem po de esta elección se n om brará o tro en los mismos
térm inos que le subrogue, o supla en ausencia, enferm edad, m uerte o sus­
pensión.
A rt. 41. El Jefe Suprem o de! Estado y vicejefe lo serán únicam ente por
cuatro años, y sólo podrán ser reelectos una vez.
A rt. 42. El vicejefe presidirá el Consejo sin voto, y sólo lo tendrá para
decidir en caso de empate.
A rt. 43. No asistirá al Consejo cuando haya de nom brarse el tribunal
que establece el artículo 62.

180 PRIMERAS CON STITUCIONES. LATINOAMÉRICA Y EL C:a RIBF.


A rt. 44. Son atribuciones del Jefe Suprem o del Estado:
1. Publicar la ley y hacer se publique en el Estado dentro del térm ino
de treinta días. La retardación de este acto le hace responsable, después de
cum plido el térm ino señalado;
2. C uidar de la ejecución de la ley, del orden público y del exacto cu m ­
plim iento de los funcionarios, en sus respectivos cargos;
3. N om brar los prim eros m agistrados de que habla el artículo 38 en el
párrafo 5 a propuesta del Senado, y a los subalternos a igual propuesta de sus
inm ediatos jefes;
4. D isponer de la Fuerza Arm ada del Estado, y usar de ella en su defensa
en caso de invasión repentina; pedir auxilio en el m ism o caso a los dem ás
Estados, y sum inistrarlo cuando ellos lo pidan, d ando cuenta a la Asamblea
para que ella lo verifique al Congreso de la Federación;
5. F orm ar reglamentos para el fácil cum plim iento y ejecución de las
leyes;
6 . N om brar interinam ente los em pleos en casos de suspensión, enfer­
m edad o ausencia de los propietarios;
7. C onvocar al Consejo en casos extraordinarios, cuando necesite con­
sultarle.
ArL 45. El Jefe Supremo tendrá y nom brará un m inistro general para
el despacho de los negocios, el cual será substituido en casos de suspensión,
enferm edad o ausencia, por el oficial prim ero del m ism o ministerio.
A rt. 46. Estará a cargo del m inistro:
1. F orm ar la planta de la secretaría, que el Jefe Suprem o del Estado pre­
sentará con su inform e a la Asamblea;
2. A utorizar las órdenes, decretos y despachos del Jefe Supremo, y co-
m um carlos a las prim eras autoridades del Estado;
3. E ntablar las relaciones y com unicaciones que determ ine el Jefe Su­
prem o con los Estados de la república.
A rt. 47. El m inisterio será responsable con las penas a que dé lugar el
proceso, si autorizase órdenes y decretos contra ley o C onstitución.
A rt. 48. El Jefe Suprem o podrá suspender al m inistro general por un
mes, sin necesidad de form ación de causa, y deponerlo con pruebas ju sti­
ficativas de ineptitud o desobediencia, con acuerdo en vista de ellas de las
dos terceras partes del Consejo.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 181
CAPÍTULO VIII. DEL PODER JUDICLVL

A rt. 49. El Poder Judicial es independiente en sus atribuciones del Le­


gislativo y Ejecutivo; a él exclusivamente pertenece la aplicación de las leyes
en las causas civiles y crim inales.
A rt. 50. La C orte Superior de Justicia se com pondrá por ahora de un
P residente, dos m in istro s y un fiscal, debiendo ser precisam ente letrados
el Presidente y el fiscal; serán elegidos popularm ente; se renovarán por m i­
tad cada dos años, y pod rán siempre ser reelegidos quedando a su arbitrio la
adm isión. En los dos años prim eros la suerte decidirá los que deban salir, y
en los siguientes los de n om bram iento más antiguo.
A rt. 5 L Para ser m inistro de la C orte de Justicia se requiere ser ciudada­
no, e.i el ejercicio de sus derechos, mayor de treinta años, del estado secular,
y con m strucción a lo m enos, en el derecho público.
A rt. 52. Será la C orte Superior de Justicia el tribunal de últim a instancia;
y po r una ley se arreglará el orden de nom brarse con jueces en los casos de
recusación en que haya lugar a ella, conform e a las leyes.
A rt. 53. C onocerá de los recursos de nulidad y de los de ftaerza con
arreglo a las leyes.
A rt. 54. Juzgará a los prim eros fíjncionarios del Estado, después que
la A samblea, o el Congreso hayan declarado que ha lugar a la form ación de
causa.
A rt. 55. La C orte Superior de Justicia y dem ás juzgados inferiores son
responsables, con arreglo a la ley, del ejercicio de sus funciones.
A rt. 56. La infracción de Constitución y de leyes, el cohecho, soborno y
prevaricación, produce acción popular.
A rL 57. La C orte Superior de Justicia decidirá las dudas, que se le pre­
senten p o r los jueces y autoridades inferiores, sobre la inteligencia de las leyes,
consultando en su caso, con la Asamblea; y cuando ésta se halle en receso, con
el Consejo.
A rt. 58. C onocerá la C orte de Justicia de las causas de residencia de los
em pleados públicos con arreglo a la ley, que sobre esta m ateria se dicte.
A rt. 59. Exam inará las listas de las causas civiles y crim inales, pendientes
en ella m ism a y en los juzgados inferiores.
A rt. 60. P ro p o n d rá ternas para el nom bram iento de los jueces inferio­
res, y velará en el cum plim iento en el ejercicio de sus funciones.

182 PRIMERAS CON STITUCIONES. LATINOAMÉRICA Y El. ('.ARIBE


1 A lt. 61. La Q>rte Superior de Justicia decidirá las com petencias que se
i susciten entre los juzgados inferiores.
A lt. 62. Para juzgar con apelación a los funcionarios, de que habla el
^ artículo 54, se form ará un tribunal com puesto de tres individuos, nom brados
po r el Consejo, entre los suplentes del m ism o y de la Asamblea, que no hayan
funcionado.
I A lt. 63. Este tribunal juzgará de las acusaciones contra los individuos
de la C orte Superior de Justicia; y en apelación conocerá otro tribunal que
\ nom bre la Asamblea, entre los que tuvieren votos para la m ism a Corte.
I A rt. 64. H abrá otro tribunal que conozca en segunda instancia de to ­
das las causas com unes, que deberá form arse del m odo y circunstancias que
determ ine la ley.

CAPÍTULO IX. DE LA ADM INISTRACIÓN


DE JUSTICIA EN LO CIVIL

r A lt. 65. H abrá jueces de p rim era instancia, que a más de las circuns­
tancias que deben concu rrir en ellos para el desem peño en el ejercicio de sus
Tf, funciones, deben ser mayores de veinticinco años.
I A rt. 6 6 . En los pueblos en p articular se adm inistrará justicia p o r el al-
I calde, o alcaldes, bajo los límites y térm inos que la ley señale,
t A rt. 67. A n inguno se le prohíbe com prom eterse en árbitros para ter-
t m inar sus diferencias: el com prom iso será una ley que hará ejecutoria la
I sentencia de los árbitros, que no será apelable, si las partes no se reservaren
este derecho.
A rt. 6 8 . Los alcaldes de los pueblos ejercen en ellos oficios de concilia-
' dores en las dem andas civiles, y sobre injurias que deben establecerse en
t juicid escrito.
^ A rt. 69. Sin que haya precedido este juicio conciliatorio, no se p o drá
t establecer pleito alguno.

I CAPÍTULO X. DEL CRIMEN

A rt. 70. N inguno podrá ser preso, si no es por delito que m erezca pena
m ás que correccional; y en n ingún caso sin previo m andam iento po r escrito
de juez com petente.

BIBLIOTECA AYACUCHO 183


A rt. 71. Intim ado el auto de prisión, debe ser cum plido; y p o r su deso­
bediencia incurrirá en la pena que señale la ley.
A lt. 72. C uando sea la resistencia con arm as de cualesquiera especies y
se tem iere la fuga, se usará de la fuerza para asegurar la persona.
A rt. 73. Todo delincuente en el acto de com eter el delito, puede ser
arrestado o detenido por cualquiera persona y entregado al juez; mas no
p o d rá usarse de fuerza que ponga en peligro la vida de los ejecutores o del
delincuente.
A rt. 74. N o se adm itirán acusaciones de ninguna clase sin que se firme,
o conste p o r form al diligencia quién es el acusador. Las denuncias secretas
y delaciones guardarán la m ism a form a. Unos y otros, en su caso, serán res­
ponsables en el de salir falsas.
A rt. 75. Toda autoridad, corporación o em pleado, que po r el orden de
inform e acuse algún delito, quedará sujeto a la prueba y a la responsabilidad
que las leyes detallen.
A rt. 76. En ningún caso, ni p o r delito alguno habrá confiscación de
bienes; y sólo p o d rán em bargarse cuando haya responsabilidad pecuniaria,
en la cantidad que la cubra.
A rt. 77. Los infractores de los artículos del Títulos X y XI de la C onsti­
tución federal, se sujetarán a la pena que la ley prescriba.

CAPÍTULO XI. DEL GOBIERNO INTERIOR


EN CADA PARTIDO O DEPARTAMENTO

A rt. 78. H abrá en cada departam ento un jefe político intendente, a cuyo
cargo estará el gobierno político y de H acienda, bajo el orden que disponga
la ley, la cual arreglará la cantidad con que debe afianzar.
A rt. 79. El ram o gubernativo de los pueblos será a cargo del alcalde que
el jefe de dep artam en to designe en cada parroquia al cual estarán subordi­
nadas las dem ás m unicipalidades y pueblos de la misma parroquia. Una ley
particu lar designará las atribuciones del indicado alcalde, que desem peñará
con subordinación al jefe intendente.
A rt. 80. En la cabeza del departam ento, el jefe político intendente de-
Osempeñará iguales atribuciones en el distrito de la parroquia que resida.
A rt. 81. La duración de los jefes políticos intendentes será la de cuatro

184 PR IM ER A SC O N SrrrU aO N E S.LA TIN O A M ÉR lC A Y EL C A R IBE


años, pudiendo continuar y ser prom ovidos a otro destino, justificada que
sea su solvencia y buen desem peño.

CAPÍTULO XII. DEL GOBIERNO


INTERIOR Y POLICIA DE CADA PUEBLO

A r t 82. En cada pueblo que su com arca tenga de quinientas alm as a rri­
ba habrá m unicipalidad elegida popularm ente. Una ley designará el núm ero
de individuos de que deba com ponerse cada una y sus atribuciones.
Art. 83. Los pueblos, reducciones, y valles que no lleguen al núm ero
de quinientos habitantes se gobernarán por un alcalde auxiliar nom brado
p o r la m unicipalidad a que corresponda, y sus atribuciones serán las que le
designe la ley.
Art. 84. Cada m unicipalidad form ará bajo su responsabilidad m atrícula
de los ciudadanos de su com prensión que reúnan las circunstancias y cuali­
dades que previene el artículo 14 del T itulo II de la Constitución federal.
A r t 85. Se form ará cada año con presencia de esta m atrícula una rela­
ción de los ciudadanos que se hallen en el ejercicio de sus derechos, y no estén
com prendidos en lo que previene el artículo 2 0 del mism o título.
A rt. 8 6 . Esta relación se tendrá presente para recibir las votaciones en
toda elección.
A r t 87. Sólo los ciudadanos que estén en ejercicio pueden obtener em ­
pleo en la república.

CAPÍTULO X llL DE LA HACIENDA


PÚBLICA Y SU ADM INISTRACIÓN EN GENERAL

A r t 8 8 . H abrá un intendente general del Estado a quien inm ediata­


m ente estarán subordinados todos los em pleados de Hacienda. Su duración
será de cuatro años, pudiéndose prorrogar todo el tiem po que se tenga p>or
conveniente, a vista de su exacto-cum plim iento y adelantam ientos que noten
en la Hacienda Pública.
A r t 89. El Jefe Suprem o del Estado tom ando los datos que sean necesa­
rios, propondrá a la Asamblea el núm ero de em pleados que debe tener cada
ramo.

BIBUOTECAAYACUCHO 185
A rt. 90. El intendente afianzará su responsabilidad con la cantidad que
la ley le declare.
A rt. 91. Los ram os que deben com poner la Hacienda Pública los arre­
glará una ley especial, que dictará la Asamblea continuando por ahora las
rentas establecidas, y contribuciones.
A rt. 92. H abrá un tribunal de cuentas, que examinará anualm ente las
de la tesorería general, y se publicará cada año un estado de cargo y data de
caudales de H acienda Pública.

CAPÍTULO XIV. DE LA OBSERVANCIA


DE LA CONSTITUCIÓN Y LEYES

A rt. 93. Todo funcionario público está obligado a guardar, cum plir, y
ejecutar la C onstitución y leyes; deberán jurarlo así al tom ar posesión de sus
em pleos, y su infracción exige responsabilidad.
A rt. 94. Todo ciudadano o habitante puede representar a la Asamblea,
al Jefe Suprem o, Consejo representativo, y jueces de la prim era instancia, la
infracción de Constitución y leyes.
A rt. 95. La Asamblea p or cada seis meses pedirá relaciones especiales a
la C orte de Justicia de las causas de infracciones de C onstitución y leyes, y en
su visita proveerá lo conveniente.
A rt. 96. La Constitución del Estado no podrá sufrir alteración en aque­
llos artículos que no tengan una relación inm ediata con los de la Federación,
sino es hasta pasados cuatro años de hallarse en práctica y en los que tengan,
en ningún tiem po.
A rt. 97. Las leyes y disposiciones que actualm ente rigen, y que no se
opongan a la C onstitución federal, y a la particular del Estado, quedan en su
vigor y fuerza.

D ada en la Ciudad de Comayagua a once de diciem bre de mil ochocien­


tos veinte y cinco.

Manuel Jacinto Doblado, diputado por Yoro, vicepresidente -


José María del Campo, diputado por Nacaome - José Rosa de Yzaguirre,
diputado p>or Santa Bárbara - Angel Francisco del Valle, diputado por

186 PRIMERAS C O N STITU aO N ES. LATINOAMERICA Y EL Cj \R1BE


Cantarrana - José María Donayre, diputado por Gracias, secretario -
Miguel Rafael Valladares, diputado suplente por Tegucigalpa, secretario

Comayagua, diciem bre once de mil ocho cientos veinticinco.


Ejecútese - firm ada de m i m ano, y refrendada por el secretario del Des­
pacho general.

Dionisio de Herrera

Francisco Morazán
El secretario general del Gobierno Supremo del Estado

BIBLIOTECA AYACUCHO 187


NICARAGUA
CONSTITUCIÓN DEL ESTADO DE NICARAGUA’^

8 DE ABRIL DE 1826

En presencia de Dios, autor y suprem o legislador del universo. N osotros los


representantes del pueblo de Nicaragua, congregados en Asambleas C ons­
tituyentes, autorizados plena y legalm ente p o r nuestros com itentes, y por
el Pacto Federativo de la República para dar la ley fundam ental que asegure
la felicidad y prosperidad del Estado, que consiste en el perfecto goce de los
derechos del h o m b re y del ciudadano, que son: la libertad, la igualdad, segu­
ridad y la propiedad; decretam os y sancionam os la siguiente:

CO NSTITUC IÓ N POLÍTICA

TÍTULO I. DEL ESTADO,


SU TERRITORIO, DERECHOS Y DEBERES

CAPÍTULO L DEL ESTADO Y SU TERRITORIO

A r t 1 . El Estado conservará la denom inación de Estado de Nicaragua;


se com pone de todos sus habitantes y corresponde a la Federación de Cen-
troam érica.

* Emilio ÁJvarcz Lcjarza; com p.. “C onstitución del E sudo de Nicaragua em itida en 8 de abril de
1826", Las constituciones de Nicaragua, M adrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1958, pp. 365-394.

188 PRIMER.\S C O N S T lT U a O N E S . LATI.\OAMÉRlCj\ Y EL CARIBE


Art. 2. El territorio del Estado com prende los partidos de Nicaragua,
Granada, M anagua, Masaya, M atagalpa, Segovia, León, Subtiaba y el Realejo.
Sus límites son: p o r el Este, el m ar de las Antillas; por el N orte, el Estado de
Honduras; p o r el Oeste, el golfo de Conchagua; por el Sur, el océano Pacífico,
y por el Sudeste el Estado libre de Costa Rica.
Art. 3. El m ism o territorio se dividirá en departam entos, cuyo núm ero
y límites arreglará una ley particular.

CAPÍTULO II. DE LOS DERECHOS Y DEBERES DEL ESTADO

Art. 4. El Estado es libre, soberano e independiente en su gobierno y


adm inistración interior; y su soberanía e independencia se lim itan por las
restricciones establecidas a cada uno de los Estados, en la C onstitución fede­
ral de la república.
Art. 5. Ningún individuo, ninguna reunión parcial de ciudadanos, n in ­
guna fracción del pueblo puede atribuirse la soberanía que reside en el todo
del Estado.
Art. 6 . Todos los funcionarios del Estado ejercen una autoridad delega­
da por el pueblo: son sus agentes; y le son responsables en los térm inos que
prescriban la C onstitución y las leyes.
Art. 7. El pueblo del Estado ejerce su soberanía, eligiendo sus prim eros
funcionarios y co ncurriendo a la elección de las autoridades federales; todo
del m odo establecido p o r la C onstitución general y la particular del m ism o
Estado.
Art. 8 . Todo funcionario ejerce su autoridad a nom bre del Estado, y
conform e a la ley, n inguno es superior a ella; p o r ella funcionan y por ella se
les obedece y respeta.
Art. 9. La fuerza pública está instituida para seguridad com ún: el fun­
cionario a quien se confía, si abusase de ella, com ete un crim en grave.
A rt. 10. La policía de seguridad estará a cargo de las autoridades civiles,
según determ inen las leyes. ’
Art. 11. N ingún oficio público es venal ni hereditario en el Estado: no
adm ite éste condecoraciones, distintivos hereditarios ni vinculaciones.
Art. 12. El Estado podrá reclamar por m edio de sus autoridades supre­
mas, las leyes y órdenes o cualquiera disposición en que los altos poderes de

B IB I.IO T F .C A A Y A C U C H O 189
la república traspasen los límites que les ha fijado la C onstitución federal, o
en que de cualquiera o tra m anera se ataque la independencia o felicidad del
Estado.
A rt. 13. N ingún pueblo del Estado podrá ser desarmado, sino en caso de
tum ulto, rebelión o ataque con fuerza arm ada a las autoridades constituidas.
A rt. 14. Tam poco pod rán impedirse, si no es en el m ism o caso, las re­
uniones populares que tengan p o r objeto algún placer honesto, discutir sobre
política o exam inar la conducta pública de los funcionarios.
A rt. 15. El Estado ofrece en su territorio un asilo sagrado a todo extran­
jero, y será la p atria del que quiera radicarse en él conform e las leyes.
A rt. 16. El Estado está obligado a observar religiosamente el Pacto Fede­
rativo celebrado con los dem ás Estados de la Unión; concurre proporcional­
m ente a los gastos de la adm inistración federal y a la defensa de la república.

TÍTULO II. DE LOS NICARAGÜENSES


Y DE LOS CIUDADANOS

CAPÍTULO Ü N IC O

A rt. 17. Son nicaragüenses todos los habitantes del Estado, avecindados
en cualquier p u n to de su territorio. La vecindad se adquiere por los m odos
que previenen las leyes, o m anifestando el designio de radicarse ante la m u­
nicipalidad local.
A rt. 18. Son ciudadanos todos los nicaragüenses naturales o natu ra­
lizados que sean casados o mayores de dieciocho años, y que tengan una
propiedad o que ejerzan algún oficio o profesión de que subsistan, calificado
todo en los térm inos que designa la ley.
A rt. 19. Son naturales los nacidos en este Estado y en cualquier otro de
la Federación, y los hijos de ciudadanos centroam ericanos que nacieren en
o tro país extranjero, siem pre que sus padres estén al servicio nacional o con
tal que su ausencia no pasare de cinco años y fuere con noticia del gobierno.
A rt. 20. Son naturalizados:
1. Los extranjeros que hallándose en el territorio de la república al pro­
clam ar la independencia la hubieren jurado;
2. Los naturales de las otras repúblicas de América que vinieren a radi-

190 PRIMERAS C O N SrrrU C lO N E S. UTlNOA.Vl£RlCA Y EL CARIBE


carse a cualquier pun to de la Federación, y hubieren manifestado su designio
ante la autoridad local;
3. Los que hubieren obtenido carta de naturaleza, según el artículo 15
de la Constitución de la república.
A rt. 21. Se pierde la calidad de ciudadano:
1. Por sentencia judicial dada p o r u n delito que según la ley merezca
pena m ás que correccional;
f 2. Por traficar con esclavos;
i 3. Por adquirir naturaleza en país extranjero o adm itir empleo, pen-
I siones, distintivos o títulos hereditarios de gobierno extraño, o personales,
sin licencia del Congreso federal. Pero en todos estos casos, la legislatura del
I Estado p o d rá conceder rehabilitación,
l. A rt. 22. Se suspenden los derechos de ciudadano:
1. Por estar procesado crim inalm ente por un delito que según la ley
t. merezca pena más que correccional, y proveído ya el auto de prisión;
f 2. Por el estado de d eudor quebrado, o deudor a los fondos públicos, y
*■
judicialm ente requerido de pago;
3. Por la condición de sirviente dom éstico cerca de la persona;
4. Por la conducta notoriam ente viciada o p o r la incapacidad física o
moral, todo legalmente calificado.
A rt. 23. Sólo los ciudadanos en ejercicio de sus derechos pueden obtener
los em pleos del Estado.
A rt. 24. Los ciudadanos de los otros Estados tienen en éste expedito el
ejercicio de la ciudadanía, en cuanto pueden ser electos para los destinos que
no requieren vecindad en el Estado.

TÍTULO IIL DE LOS DERECHOS Y DEBERES


I DE LOS NICARAGÜENSES Y DE LOS CIUDADANOS

CAPÍTULO ÚNICO

A rt. 25. Los derechos de los nicaragüenses son: la libertad, la igualdad,


la seguridad y la propiedad.
A rt. 26. Todo hom bre es libre en el Estado, y nadie puede venderse ni
ser vendido.

BIBLIOTECA AYACUCHO 191


A rt. 27. N inguno está obligado a hacer lo que la ley no ordena, ni puede
im pedírsele lo que no prohíbe.
A rt. 28. Las acciones privadas que no hieren el orden, la m oralidad ni la
decencia pública ni producen perjuicio, están fíiera de la acción de la ley.
A rt. 29. La libertad de la palabra, de la escritura y de la im prenta, es uno
de los prim eros y más sagrados derechos de los nicaragüenses. La ley no puede
prohibirlo, ni sujetarlo a censura previa, por causa ni pretexto alguno.
A rt. 30. Todo nicaragüense tiene expedito el derecho de petición, en la
form a que la ley lo arregle.
A rt. 31. También puede trasladarse a cualquier p unto de la república
o país extranjero, siem pre que se halle libre de responsabilidad, y volver al
Estado cuando le convenga.
A rt. 32. Todos los ciudadanos son admisibles a los em pleos públicos del
Estado: no hay entre ellos distinciones sociales, sino las que el bien general
exige; no reconocen otra autoridad ni otra distinción, que la de las virtudes
y los talentos.
A rt. 33. La casa de cualquier habitante del Estado es un asilo sagrado,
que no puede ser violado sin com eter crim en, fiiera de los casos prevenidos
en la C onstitución y con las formalidades ordenadas en ella.
A rt. 34. N ingún habitante puede ser preso sino en los casos determ ina­
dos p o r la C onstitución, en la forma que ella previene.
A rt. 35. N inguno puede ser castigado, sino en virtud de una ley establecida
y publicada antes de cometerse el delito, y sin que sea legalmente aplicada.
A rt. 36. Las propiedades de los habitantes y corporaciones son garanti­
zadas p o r la C onstitución; ninguna autoridad puede tom arlas ni perturbar
a persona alguna en el libre uso de sus bienes, sino es en favor del público,
cuando lo exija u na grave urgencia legalmente com probada, y garantizándo­
se previam ente la indem nización.
A rt. 37. La vida, la reputación, la libertad, la seguridad y propiedad de
todos los habitantes del Estado, son protegidos p o r la Constitución. Ninguno
puede ser privado de tan sagrados derechos, sino con las form alidades y en
los casos provenidos p o r la ley.
A rt. 38. Todos los habitantes del Estado están obligados a obedecer y
respetar la ley, que es igual para todos, ya prem ie y castigue; a servir a la patria,
a defenderla con las arm as y a contribuir con proporción a sus haberes, a los

192 PR IM F.RA .SC O N STrrU C IO N ES. U T IN O A M É R IC A Y EL CARIBF.


gastos del Estado y la Federación, sin excepción ni privilegio alguno para
m antener su integridad, independencia y seguridad.
A rt. 39. Es injusta y no es ley toda disposición que viole los derechos de
los nicaragüenses, declarados en este título.

TÍTULO IV. DEL GOBIERNO Y DE LA RELIGIÓN

CAPÍTULO I. DEL GOBIERNO

Art. 40. El G obierno del Estado es el republicano popular representativo,


cuyo objeto es la felicidad de los individuos que com ponen el m ism o Estado.
A rt. 4 L Los representantes del pueblo nicaragüenses com ponen los
cuerpos legislativo y m oderador.
A rt. 42. El Poder Legislativo reside en una Asamblea com puesta de d i­
putados electos popularm ente, y lo ejerce con la sanción del cuerpo m ode­
rador, electo del m ism o m odo.
A rt. 43. El Poder Ejecutivo reside en un jefe n om brado por el pueblo.
A rt. 44, El Poder Judiciario, en tribunales y jueces nom brados según
previenen esta C onstitución y las leyes.
A rt. 45. La C onstitución señala las épocas en que deben renovarse los
representantes, jefes, segundo jefe e individuos de la C orte Superior.

CAPÍTULO II. DE LA RELIGIÓN

A rt. 46. La religión del Estado es la católica, apostólica, rom ana, con
exclusión del ejercicio público de cualquier otra.
%

TÍTULO V. DE LAS ELECCIONES


DE LAS AUTORIDADES SUPREMAS DEL ESTADO

CAPÍTULO I. DISPOSICIONESGENERALES

A rt. 47. Para la elección de los representantes, Jefe y vicejefe del Estado,
consejeros e individuos de la C orte Superior de Justicia, se celebrarán juntas
populares, de distrito y departam ento.

BIBLIOTECA AYACUCHO 193


A rt.4 8 . Las juntas populares se com pondrán de ciudadanos en el ejer­
cicio de sus derechos; las juntas de distrito, de los electores prim arios; y las
jun tas departam entales, de los electores del distrito.
A rt. 49. Estas juntas serán las mismas, y se celebrarán en las mismas
épocas designadas po r la C onstitución de la república para las elecciones de
las suprem as autoridades federales.
A rt. 50. Toda ju n ta electoral será organizada por un directorio, com ­
puesto de un Presidente, dos escrutadores y dos secretarios elegidos por ella
m ism a.
A rt. 51. Las acusaciones sobre fuerza, cohecho o soborno en los sufra­
gantes hechas en el acto de la elección, serán determ inadas en el m odo y para
el efecto que expresa el artículo 26 de la C onstitución federal. En los demás
casos, estos juicios serán seguidos y term inados en los tribunales comunes.
A rt. 52. Los recursos y reclamos sobre nulidad en las elecciones a repre­
sentantes a la Asamblea y demás autoridades del Estado, serán determ inados
definitivam ente p o r la m ism a Asamblea.
A rt. 53. Los que ocurran sobre nulidad en las juntas populares, serán
resueltos definitivam ente en el distrito; y los que se entablen contra éstas, en
las de departam ento.
A rt. 54. N adie podrá presentarse arm ado en las juntas electorales ni
votarse a sí m ism o.
A rt. 55. Las juntas no podrán deliberar, sino sobre objetos designados
por la ley. Es nulo, y de ningún efecto, todo acto que esté fuera de su legal
intervención.

CAPÍTULO n. DE LAS JUNTAS POPULARES

A rt. 56. Las jun tas populares se celebrarán el últim o dom ingo de oc­
tubre de cada año, para nom brar un elector prim ario por cada doscientos
cincuenta habitantes: la que tuviere un residuo de ciento veintiséis, nom brará
un elector más.
A rt. 57. Toda población cuyo núm ero de habitantes ascienda a dos­
cientos cincuenta, nom b rará p o r sí un elector; si no llegare a aquel núm ero
los ciudadanos de dicha población concurrirán a votar a la ju n ta del pueblo
m ás inm ediato.

194 PRIMERAS CONSmrUCIONES. UTINOAM ÉRICA Y EL CARIBE


A lt. 58. La base m ayor de toda Junta Popular, será de dos mil quinientos
habitantes.
A rt. 59. El Presidente de cada junta com unicará el nom bram iento a los
electos, dándoles copia del acta certificada por él y los secretarios, y com u­
nicándola en los m ism os térm inos a la autoridad política de distrito por
conducto de la local.

CAPÍTULO III. JUNTAS DE DISTRITO

A rt. 60. La autoridad política del distrito, luego que reciba las certifica­
ciones, citará a los electores prim arios para que se reúnan en la cabecera del
mismo, el segundo dom ingo del mes de noviembre de cada año.
A rt. 61. Reunidas p o r lo m enos las dos terceras partes de los electores
prim arios, se form ará la ju n ta de distrito y procederá a no m b rar por mayo­
ría absoluta de sufragios un elector por cada diez prim arios de los que le
corresponden. Y concluida la elección, el Presidente y secretario darán a los
nom brados, certificación de su nom bram iento, com unicándolo a la a u to ri­
dad política del d epartam ento p o r conducto de la del distrito.

CAPÍTULO IV. JUNTAS DE DEPARTAMENTO

Art. 62. Luego que la autoridad política del d epartam ento reciba las
certificaciones de que habla el artículo anterior, citará a los n om brados para
que concurran a la cabecera del departam ento, donde el prim er dom ingo del
mes de diciem bre de cada año debe celebrarse la Junta departam ental.
Art. 63. Un d epartam ento constará fijamente de doce electores de dis­
trito por cada dos representantes que haya de nom brar.
A r t 64. Reumdos p o r lo m enos las dos terceras partes de electores de
distrito, se form ará la junta de departam ento; y por mayoría absoluta de votos,
nom brarán los representantes que en la Asamblea del Estado corresponde al
departam ento.
Art. 65. Esta elección se hafá todos los años inm ediatam ente después
que las m ism as jim tas de departam ento hayan elegido a los representantes
para el Congreso federal. Pero de las elecciones de diputados para la Asamblea
y de toda elección de funcionario para el Estado que hagan las juntas depar­
tam entales, se extenderán acta y escrutinio en libro separado.

BIBLIOTECA AYACUCHO 195


A rt. 66. Las juntas de departam ento despacharán por credencial a cada
dip u tad o una copia, autorizada p o r ellas mismas, del acta en que consta su
nom bram iento, y dirigirán otra igual p o r conducto de la autoridad política
del departam ento, al G obierno del Estado, para que en su vista cite a los elec­
tos, y los pase a la junta preparatoria el prim er día de su reunión.
A rt. 67. En las renovaciones del jefe, segundo jefe, individuos del C on­
sejo representativo y Corte Superior de Justicia, las juntas departam entales
sufragarán en la forma que se dispone en los artículos 8,9 y 10 de esta C ons­
titución.
A rt. 68. La base para la representación del Estado es el núm ero total de
sus habitantes naturales o naturalizados.
A rt. 69. Se elegirá un representante p o r cada quince mil almas: el de­
p artam en to que tuviere un residuo que exceda de la m itad de este núm ero,
nom b rará un representante más.

TÍTULO VI. DEL PODER LEGISLATIVO


Y SUS ATRIBUCIONES

CAPÍTULO I. ORGANIZACIÓN DEL PODER LEGISLATIVO

A rt. 70. Residiendo el Poder Legislativo del Estado en una Asamblea de


diputados en los térm inos que expresa el artículo 42, no podrá su núm ero ser
más de veintiuno ni m enos de once.
A rt. 71. Por cada dos diputados se nom brará un suplente; por cada tres,
dos, y así sucesivam ente; y concurrirán a la Asamblea a juicio de ella m isma,
en caso de m uerte, im posibilidad o falta de los propietarios.
A rt. 72. Para ser representante se necesita tener la edad de veintitrés
años, haber sido cinco ciudadano, bien sea del estado seglar o del eclesiástico
secular, y hallarse en actual ejercicio de sus derechos.
A rt. 73. No f)odrá ser representante ningún em pleado de nom b ram ien ­
to del G obierno federal, ni el del Estado p o r el departam ento en que ejerce su
autoridad, siem pre que ésta se extienda a todo el territorio departam ental. Y
el d ip u tad o d u ran te su representación no podrá obtener em pleo ni ascenso
alguno, si no es de rigurosa escala.
A rt. 74. Los representantes son inviolables p o r sus opiniones, em itidas

i 96 PRIMERAS CONSTITUCIONES. LATINOAMf.R!CL\ Y El. CARIBE


de palabra o por escrito, en la Asamblea o fuera de ella, sobre asuntos relativos
a su cargo. Y durante las sesiones, y un mes después no podrán ser dem anda­
dos civilmente ni ejecutados por deuda.
Art. 75, La Asamblea se renovará por m itad cada año, y los mismos
diputados podrán ser reelectos una vez sin intervalo ninguno.
Art. 76. La prim era Asamblea ordinaria decidirá por suerte los repre­
sentantes que deben renovarse el año siguiente. En adelante, la renovación
se verificará saliendo los de n om bram iento más antiguo.
Art. 77. La p rim era vez calificará las elecciones y credenciales de los
representantes, una ju n ta preparatoria com puesta de ellos mismos; en lo
sucesivo, toca esta calificación a los representantes que continúan, en unión
de los nuevam ente electos.
Art. 78. La Asamblea se reunirá todas los años el día quince de enero, y
sus sesiones ordinarias d u rarán tres meses. La prim era legislatura podrá pro­
rrogarse por otros cuatro; las siguientes no podrán hacerlo sino por un mes.
A rt. 79. C uando la Asamblea se reúna extraordinariam ente en los tér­
m inos que dispone esta Constitución, sus sesiones se contraerán únicam ente
al objeto para que fue convocada.
A rt. 80. Para toda resolución se necesita la concurrencia de las dos ter­
ceras partes de los diputados y el acuerdo de la m itad, y uno más de los que
se hallaren presentes; pero un núm ero m enor puede hacer concurrir a los
ausentes del m odo y bajo las penas que establece la ley.

CAPÍTULO II. ATRIBUCIONES DE LA ASAMBLEA

Art. 81. C orresponde a la Asamblea:


Is Proponer y decretar las leyes del Estado, interpretarlas y derogarlas,
en caso necesario;
2. Fijar anualm ente los gastos de la adm inistración del Estado, y estable­
cer las contribuciones e im puestos necesarios para cubrirlos, y para llenar el
cupo que le corresponde en los gastos de la adm inistración federal;
3. H acer el repartim iento de las contribuciones directas entre los de­
partam entos del m ism o Estado, según su población y riqueza; velar sobre su
inversión y la de todos los ingresos públicos, haciéndose dar cuenta de ellos
por el Poder Ejecutivo;

B1BLIOTF.CAAYACUCHO 197
4. D ecretar la creación y supresión de los oficios, empleos públicos; y
designar sus dotaciones, dism inuirlas o aum entarlas;
5. Conceder o negar la introducción de tropas de otros Estados, si no es
que dichas tropas estén al servicio del G obierno federal, para los objetos que
le encom ienda la C onstitución de la República;
6. Fijar periódicam ente, con acuerdo del Congreso, la fuerza de línea
que se necesite en tiem po de paz; crear la milicia activa y la cívica, y levantar
la correspondiente del Estado en tiem po de guerra, dándoles a todos sus
ordenanzas y reglam entos;
7. Arreglar la form a de los juicios, estableciendo el sistema de jurados,
tan luego que lo p erm itan las circunstancias de los pueblos;
8. Erigir los establecim ientos, corporaciones o tribunales necesarios
para el m ejor orden en justicia, econom ía, instrucción pública y en todos los
ram os de adm inistración;
9. D ecretar en casos extraordinarios, pedidos, préstam os e im puestos
extraordinarios, y contraer deudas sobre el crédito del Estado sin com pro­
m eter las relaciones exteriores de la república;
10. Calificar y reconocer la deuda pública del Estado y destinar los fon­
dos necesarios p ara su am ortización e interés;
11. D isponer lo conveniente para la adm inistración, conservación y
enajenación de los bienes del Estado;
12. Conceder por dos terceras partes de votos amnistías e indultos, cuando
lo exija la tranquilidad y seguridad del Estado, y lo solicite el Poder Ejecutivo;
13. C onceder a éste facultades extraordinarias, detalladas expresam en­
te, y p o r tiem po lim itado, en los casos de insurrección o invasión repentina;
14. D ecretar el plan de enseñanza pública, según los principios generales
que se establezcan por el Congreso; prom oviendo el adelanto de las ciencias
y artes útiles, hasta conceder privilegios exclusivos por tiem po determ inado
para su estím ulo y fom ento;
15. A brir cam inos y canales de com unicación interior; prom over y fo­
m en tar toda especie de industria, rem oviendo los obstáculos que la entor­
pezcan;
16. D ecretar recompensas a los que presten al Estado grandes servicios;
17. C onceder rehabilitación a los que hayan perdido la calidad de ciuda­
dano, en los casos que expresa el artículo 21 de esta Constitución;

198 PR1MERASCX)NSTITUC10NES. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


18. Calificar las elecciones, de los diputados, prim ero y segundo jefe,
individuos del Consejo, de la C orte Superior de Justicia y senadores del Es­
tado, y ad m itir p o r las dos terceras partes de votos las renuncias que hicieren
de sus respectivos cargos, a excepción de los senadores que hayan tom ado
posesión;
19. H acer el nom bram iento de los m ism os funcionarios cuando éste no
resulte de los votos populares, y señalar la indem nización o sueldo que deben
gozar, a excepción de los senadores;
20. D eclarar cuándo ha lugar a la form ación de causa contra los d ipu­
tados, jefe y segundo jefe, e individuos del C onsejo y de la Corte Superior de
Justicia;
21. Designar y variar el lugar de su residencia y la de los otros suprem os
poderes del Estado.

TÍTULO VII. DE LA FORMACIÓN,


SANCIÓN Y PROMULGACIÓN DE LA LEY

CAPITULO I. DE LA FORMACIÓN DE LA LEY

A rt. 82. Todo proyecto de ley debe presentarse por escrito, y sólo podrán
proponerlo a la Asamblea los diputados y el Poder Ejecutivo.
A rt. 83. El proyecto de ley debe leerse p o r dos veces en días diferentes,
antes de adm itirse o no a discusión; y adm itido, se observarán las reglas que
prevenga el reglam ento interior de la m ism a Asamblea. En caso de que a ju i­
cio de ésta el proyecto sea urgente, podrá dispensarse esta form alidad.
A rt. 84. Desechado el proyecto de ley, no p odrá proponerse otra vez en
el m ism o año.
A rt. 85. Si Hubiese sido adoptado, se extenderá po r triplicado en forma
de ley. Se leerá en la Asamblea, y firm ados p o r el Presidente y secretarios se
rem itirán al Consejo representativo.

CAPITULO n. DE LA SANCIÓN DE LA LEY

A rt. 86. Las resoluciones de la Asamblea necesitan para ser válidas la


sanción del C onsejo representativo, a excepción de las que sean relativas:

BIBUOTECAAYACUCHO 199
1. A su régim en interior, lugar y prórroga de sus sesiones;
2. A la calificación de elecciones y renuncia de los electos;
3. A la rehabilitación de los que hubieren perdido el derecho de ciuda­
dano;
4. Al aprem io de los individuos ausentes de la m ism a Asamblea;
5. A la declaratoria de haber lugar a form ación de causa contra algún
funcionario.
A rt. 87. El Consejo dará o negará la sanción por m ayoría absoluta de
votos, y para darla usará de esta fórm ula: A l Jefe del Estado; la negará con esta
otra: Vuelva a la Asamblea.
A rt. 88. El Consejo debe dar o negar la sanción d en tro de quince días,
contados desde el recibo de la resolución, pidiendo, si lo tuviere p o r conve­
niente, los inform es del G obierno, que deberá darlos d entro de ocho días.
Pasados los quince días sin dar o negar la sanción, se entiende dada por el
m ism o hecho.
Ajrt. 89. El Consejo negará la sanción cuando la resolución sea contraria
a la C onstitución federal o a la presente; y tam bién cuando juzgase que su
observancia no es conveniente a los intereses del Estado o de la República.
En estos casos devolverá a la Asamblea uno de los originales, con la fórmula
correspondiente, exponiendo p o r separado los fundam entos de su opinión.
La Asamblea los exam inará, y discutirá de nuevo la resolución devuelta. Si
fuere ratificada por dos terceras partes, la resolución obtiene la sanción que
precisam ente dará el Consejo. En caso contrario, no podrá proponerse de
nuevo sino hasta el siguiente año.

CAPÍTULO 111. DE LA PROMULGACIÓN DE LA LEY

A rt. 90. Luego que el Poder Ejecutivo reciba una resolución sancionada,
o de las que no necesitan este requisito, ordenará su cum plim iento bajo su
responsabilidad, disponiendo lo conveniente para su ejecución y haciéndola
publicar y circular d en tro de quince días a lo más; pudiendo pedir a la Asam­
blea p rórroga de este térm ino, si en algún caso fíiere suficiente.
A rt. 9 L La prom ulgación se hará en esta fórmula: El Jefe del Estado de
Nicaragua. Por cuanto la Asamblea ha decretado y el Consejo representativo
sanciona lo siguiente (Aquí el texto literal). Por tanto, ejecútese.

200 PRIMKRAS CON STITUCIONES. UTINOAM F.RICAY ELCARIBE


r
A rt. 92. Una ley particular arreglará la solem nidad con que deban p u ­
blicarse las leyes en la capital y en los dem ás pueblos del Estado.

TÍTULO VIII. DEL CONSEJO


REPRESENTATIVO Y SUS ATRIBUCIONES

CAPÍTULO I. DEL CONSEJO

A rt. 93. H abrá un Consejo representativo com puesto de un individuo


nom brado por cada departam ento del Estado. Sus m iem bros se renovarán
por m itad cada año, saliendo por suerte los de la prim era renovación, y pu-
diendo ser reelectos una vez sin intervalo ninguno.
ArL 94. Cada Junta departam ental elegirá el consejero correspondiente
a su respectivo departam ento, a pluralidad absoluta de votos en la época de su
reunión, y en acto distinto de la elección de los demás funcionarios, extendien­
do acta por separado. También elegirá un suplente que funcione en los casos
de m uerte o legítimo im pedim ento del propietario, a juicio del Consejo.
A rt. 95. Para ser consejero se requiere: naturaleza en la república, tener
treinta años de edad, ser ciudadano en el ejercicio de sus derechos y del estado
seglar.
A rt. 96. No pueden ser nom brados consejeros los em pleados del G o­
bierno federal, ni los del G obierno del Estado, por el d epartam ento en que
ejercen su empleo, en caso que sus funciones se extiendan a todo el territorio
del m ism o departam ento.
^ A rt. 97. El segundo Jefe del Estado será Presidente del Consejo y no ten-
í: drá voto, si no es en caso de em pate. En su defecto, nom brará el Consejo uno
f de su$ individuos para que le presida.
f A rt. 98. Laí sesiones del Consejo durarán todo el año, en la form a que
I prescriba su reglamento.
i
i CAPÍTULO II. ATRIBUCIONES DEL CONSEJO REPRESENTATIVO
%

A rt. 99. Corresponde al Consejo representativo:


1. D ar o negar la sanción a las resoluciones de la Asamblea en la form a
que establece esta C onstitución en el título anterior;

B IB L ia rh C A AYACt’CH O 201
2. Velar sobre la observancia de la C onstitución y las leyes, y sobre la
conducta de los funcionarios del Estado, dando cuenta a la Asamblea, luego
que esté reunida, de las infracciones que en el receso se notaren;
3. Aconsejar al Poder Ejecutivo todas las veces que consulte, especial­
m ente en los casos en que la tranquilidad pública se halle o pueda ser alte­
rada, y en las dudas que ofrezca la ejecución de las leyes y resoluciones de la
Asamblea;
4. C onvocar a la Asamblea en casos extraordinarios, citando a los su­
plentes de los diputados que hubieren fallecido d urante el receso;
5. P roponer tem as al Poder Ejecutivo para el nom bram iento del inten­
dente, de los jefes departam entales, del com andante general y los jefes mili­
tares, de teniente coronel inclusive arriba;
6. D eclarar cuándo ha lugar a form ación de causa por delitos cometidos
en el ejercicio de sus encargos contra el secretario o secretarios del Despacho;
y los funcionarios de que habla el párrafo anterior, a excepción de los jefes
m ilitares, si no es el com andante general;
7. N o m b rar en sus prim eras sesiones el tribunal que establece el artículo
157 de esta C onstitución.

TÍTULO IX. DEL PODER EJECUTIVO,


SUS ATRIBUCIONES Y DE LA SECRETARÍA DEL DESPACHO

CAPÍTULO I. DEL PODER EJECUTIVO i


.3
1
A rt. 100. Residiendo el Poder Ejecutivo del Estado en un Jefe nom brado 'i
popularm ente; en su falta ejercerá sus funciones un segundo Jefe, electo del ]
m ism o m odo. j
A rt. 101. Para las elecciones de am bos jefes, se reunirá cada junta del 1
dep artam en to el día siguiente al que eligió, o debió elegir consejero, y los
electores que la com ponen darán sus votos para el nom bram iento del uno y
otro funcionario.
A rt. 102. El voto de cada elector se escribirá separado y claram ente en s
un registro, del cual se rem itirá a la Asamblea una copia firm ada por todos
los sufragantes, cerrada y sellada, con expresión de contener sufragios para í
prim ero y segundo Jefe. >

20 2 PRIMERAS CO N STrrUC IO N ES. U TIN O AM ÉRICA Y ELCARIBE


Art. 103. Reunidos los pliegos de todas las juntas departam entales, se
regulará la votación p>or el núm ero de electores de distrito que concurrieron a
las mismas juntas. Se regulará prim ero la totalidad de los expresados electores,
y siempre que de los sufragios resulte mayoría absoluta, la elección está hecha
en la persona que la reunió, y la Asamblea la publicará por un decreto.
Art. 104. Si no se verificase la elección, elegirá precisam ente entre los
designados por cualquier nú m ero de votos.
Art. 105. Para ser prim ero y segundo Jefe se requieren las m ismas cua­
lidades que para consejero, y su duración será de cuatro años, no pudiendo
ser reelegidos, sin interm isión, más de una sola vez.
A rt. 106. En defecto tem poral de am bos jefes sucederá el Presidente
del Consejo representativo. Pero si el im pedim ento o defecto no fíiere tem ­
poral, y faltare más de un año para la renovación periódica, será convocada
la Asamblea extraordinariam ente para que elija un ciudadano que ejerza el
Poder Ejecutivo, entre los que hayan obtenido votos populares para el n o m ­
bram iento del jefe que debe subrogarse; no habiendo entre los designados
para prim er Jefe, se nom brará entre los designados para segundo. En falta de
uno y otro, se elegirá entre los consejeros.
A rt. 107. Si faltaren más de dos años para la renovación, sufragarán de
nuevo las juntas de departam ento para subrogar la falta. El electo en este caso,
durará en sus funciones el tiem po que sólo faltaba al que va a sustituir.
A r t 108. El Jefe del Estado, después de haber concluido su encargo, no
podrá ausentarse del te rrito rio de la república hasta pasado tres meses, si
no es con perm iso de la Asamblea o, en su receso, del Consejo.

CAPÍTULO II. ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO

A rt-109. Corresponde al Poder Ejecutivo:


1. Publicar y ejecutar las leyes, cuidar de su observancia y hacer conser­
var el orden público;
2. Consultar a la Asamblea sobre la inteligencia de la ley, y al Consejo,
sobre las dudas y dificultades que ofrezca su ejecución;
3. Consultar asim ism o al Consejo en los negocios del G obierno, espe­
cialm ente en los graves. En caso que se conform e con la opinión de éste, cesa
su responsabilidad;

BIBUOTECAAYACUCHO 203
4. N om brar a propuesta, en terna del Consejo, los em pleados de que
habla el artículo 99, facultad 5«. Al igual propuesta de la C orte Superior, los
que designa el artículo 145 y los em pleados subalternos, proponiéndolos
tam bién en terna sus respectivos jefes;
5. Dirigir la Fuerza Arm ada del Estado, reunir la cívica en casos de insu­
rrección o invasión repentina y usar de toda ella en los mism os casos, dando
cuenta inm ediatam ente a la Asamblea y en su receso al Consejo para que la
den al C ongreso federal. Pero para m andar p o r sí m ism o la Fuerza Armada,
necesita del consentim iento del Consejo, recayendo entonces el G obierno
en el segundo Jefe;
6. En casos graves y urgentes, podrá disponer el arresto de las personas
que exija el bien y seguridad del Estado, e interrogar a los que se presum an
reos; pero den tro de tercero día deberá ponerlas a disposición del juez com ­
petente;
7. Dar cada año a la Asamblea, al abrir sus sesiones, cuenta del estado de
todos los ram os de la adm inistración pública, haciendo una relación deta­
llada de las rentas, erogaciones y recursos del Estado, indicando las mejoras
que puedan hacerse en estos objetos y presentando el presupuesto de gastos
del año próxim o y el m odo de cubrirlos;
8. Velar en la recaudación de las m ism as rentas, celando la conducta de
sus adm inistradores;
9. N om brar y separar librem ente, sin necesidad de causa, al secretario o
secretarios del Despacho. Trasladar con arreglo a las leyes de unos destinos a
otros equivalentes en rango y goces a los agentes funcionarios del Gobierno;
suspenderlos según dispongan las mism as por determ inado tiem po; y en
caso de ineptitud y faltas graves, destituirlos con acuerdo del Consejo, prece­
diendo pruebas justificativas y audiencia del interesado;
10. C uidar de que se cum plan y ejecuten las sentencias de los jueces y
tribunales;
11. Ejercer el derecho de exclusión con acuerdo del Consejo, m ientras
tiene lugar otra cosa entre las potestades civil y eclesiástica, no consintiendo
que ningún eclesiástico entre a ejercer beneficio, curado o prelacia regular sin
su anuencia y pase al título que le será precisam ente presentado;
12. Hacer cum plir en el Estado las leyes y órdenes de los poderes de la Fe­
deración, pasando a la Asamblea copia de ellas d entro de dos días después de

204 PRIMERAS CONSTITUcnONES. lAnS'OAM ÉRICA Y EL O R IB E


su recibo; y en su receso, con dictam en del Consejo, representar a los mismos
poderes sobre aquellas que sean inconstitucionales y ataquen a los derechos
del Estado;
13. D ar a la Asamblea y al Consejo los inform es que le pidieren, y en
los asuntos que merezcan reserva, lo expondrá así, para que le dispensen su
m anifestación o se la exijan, si el caso lo requiere. C uando los inform es sean
necesarios para hacer efectiva la responsabilidad del jefe, no podrán rehu­
sarse ni reservarse los docum entos después de haber declarado que ha lugar
a la form ación de causa;
14. Servir de conducto en las com unicaciones de las autoridades del
Estado con las suprem as federales y con los G obiernos de los demás Estados
de la Unión. Pero en los negocios judiciales se entenderán directam ente entre
sí los jueces y tribunales.

CAPÍTULO III. DE LA SECRETARÍA DEL DESPACHO

A rt. 110. El Poder Ejecutivo tendrá uno o más secretarios para el des­
pacho de los negocios, según determ ine la ley, y ninguna orden del G obier­
no que no esté autorizada por el secretario será obedecida por autoridad ni
persona alguna.
Art. 111. El secretario del Despacho es responsable siem pre que auto­
rice decretos o providencias contrarias a la C onstitución o a las leyes. Más se
excusa de la responsabilidad cuando haga constar en el libro de decretos y
providencias, que representó al jefe de su opinión contraria.
A rt. 112. Para ser secretario se necesita ser ciudadano en el ejercicio de
sus derechos y m ayor de veinticinco años.
¥

TÍTULO X. DEL PODER JUDICIAL

CAPÍTULO 1. DISPOSICIONES GENERALES

A rt. 113. El Poder Judicial se ejercerá po r los tribunales y jueces del Es­
tado, y a ellos pertenece exclusivamente la potestad de aplicar las leyes en las
causas civiles y criminales; pero sus funciones se lim itarán precisam ente a
esto, y a hacer que se ejecute lo juzgado.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 205
A rt. 114. Ni la Asamblea, ni el Consejo, ni el Poder Ejecutivo podrán
ejercer en ningún caso las funciones j udiciales, ni avocarse causas pendientes;
y ni estas autoridades, ni otra alguna, podrán abrir los juicios fenecidos.
A r t 115. Las leyes arreglarán el orden y formalidades de los juicios, de
m anera que se ejecuten con brevedad y sin vicios, y todos los habitantes del
Estado estarán igualm ente sujetos a lo que ellas prescriban.
A r t 116. Todo habitante deberá ser juzgado por el juez o tribunal com ­
petente, establecido con autoridad p o r la ley; y no podrán form arse com isio­
nes, ni tribunales especiales para conocer en determ inados delitos, ni para
cierta clase de ciudadanos, si no es en los casos de tum ulto, rebelión o ataque
con fuerza arm ada a las autoridades constituidas.
A rt. 117. En los negocios com unes, civiles y criminales, no habrá más
que u n solo fuero para toda clase de personas.
A r t 118. Los eclesiásticos y militares continuarán en el goce de su fuero,
en los térm inos que prescriben las leyes o que en adelante prescribieren.
A r t 119. Unos m ism os jueces no podrán conocer en distintas instancias,
y los juicios serán públicos, en el m odo y form a que determ inen las leyes.

CAPÍTULO II. DE LA ADM INISTRACIÓN


DE JU STIC L\ EN LO CIVIL

A rt. 120. N o se podrá privar a ninguna persona del derecho de term inar
sus diferencias p o r m edio de jueces árbitros elegidos por las partes. La senten­
cia que dieren será inapelable, si los com prom etidos no se hubiesen reservado
este derecho.
A rt. 121. Sin constancia de que se ha intentado el m edio de la concilia­
ción, no se entablará ningún juicio escrito, civil o sobre injurias.
A rt. 122. En todo negocio, cualquiera que sea su cuantía, habrá a lo
más tres instancias y tres sentencias definitivas pronunciadas en ellas; pero la
ley p o d rá restringir el núm ero de instancias según el interés y calidad de los
negocios, y designar la sentencia que ha de causar ejecutoria.

206 PRIMERAS rx)N STra’aoNES. latino \. mérk '.a y el caribe


CAPÍTULO III. DE LA ADMINISTRACIÓN
DE JUSTICL\ EN LO CRIMINAL

Art. 123. No p odrá im ponerse pena de m uerte, sino en ios delitos que
atenten directam ente contra el orden público, en el asesinato y hom icidio
prem editado y seguro,
Alt. 124. Q ueda abolido para siempre el uso del torm ento, los apremios,
la confiscación de bienes, azotes y penas crueles.
Art. 125. N inguna pena, ni aun la de infam ia, será trascendental y su
efecto se lim itará precisam ente a sólo el que la mereció,
Art. 126. Nadie puede ser preso, sino en virtu d de orden escrita de au ­
toridad com petente para darla. No podrá librarse esta orden sin que preceda
justificación de que se ha com etido un delito que merezca pena m ás que
correccional, y sin que resulte al m enos por el dicho de un testigo quién es el
delincuente,
Art. 127. Pueden ser detenidos:
1. El delincuente cuya fuga se tem a con fundam entos;
2. El que sea encontrado en el acto de delinquir, y en este caso, todos
pueden conducirle a la presencia del juez.
Art. 128. La detención no podrá d urar más de cuarenta y ocho horas, y
durante este térm ino, deberá la autoridad que la haya ordenado, practicar la
justificación que corresponde, y según su m érito librar por escrito la orden
de prisión o libertad del detenido.
Art. 129. N ingún alcaide o carcelero podrá recibirni detener en la cárcel
a ninguna persona sin transcribir en su registro de presos o detenidos la orden
de prisión o detención.
Art. 130. Todo preso debe ser interrogado d entro de cuarenta y ocho
horas, y el juez está obligado a decretar la libertad o perm anencia d entro de
las veinticuatro horas siguientes. Pero se puede im poner arresto por pena
correccional, previas las form alidades legales, sin que esta pena exceda de
treinta días.
Art. 131. N ingún preso o detenido p odrá ser llevado a otro lugar de
prisión que el que esté pública y legalmente destinado al efecto.
Art. 132. El alcaide o carcelero no podrá p rohibir al preso la com unica­
ción con p ersona alguna, si no es en el caso de que la orden de prisión tran s­

B IB L IO T E C A A Y A C V C H O 207
crita en el registro contenga la cláusula de incom unicación. Esta no podrá
co n tin u ar después de tom ada la confesión al preso.
A rt. 133. Todo el que no estando autorizado por la ley expidiere, fir­
m are, ejecutare o hiciese ejecutar la prisión o detención de alguna persona, y
todos los jueces o alcaldes que contravinieren las disposiciones precedentes,
serán reos de detención arbitraria.
A rt. 134. N o podrá ser llevado ni detenido en la cárcel el que diere fianza,
en los casos que la ley no lo prohíba.
A rt. 135. N inguna casa puede ser registrada, sino por m andato escrito
de autoridad com petente, dado en virtud de dos deposiciones formales, que
presten m otivo al allanam iento, el que deberá efectuarse de día. También
puede registrarse a toda hora por un agente de la autoridad pública:
1. En persecución actual de un delincuente;
2. Por un desorden escandaloso, que exija pronto remedio;
3. Por reclam ación hecha del in terior de la casa. Mas hecho el registro,
se com probará con dos deposiciones haberse verificado por alguno de los
m otivos expresados.
A rt. 136. Sólo en los delitos de traición a la patria se pueden ocupar los
papeles de los habitantes del Estado, y únicam ente podrá practicarse su exa­
m en cuando sea indispensable para la averiguación de la verdad, a presencia
del interesado, devolviéndose en el acto cuantos no tengan relación con lo
que se indaga.
A rt. 137. En materias crim inales, a nadie se recibirá ju ram en to sobre
hecho propio, y al tom arse confesión al tratado com o reo, se le dará conoci­
m iento de los testigos; se leerán sus declaraciones y todos los docum entos que
obren c ontra él. El proceso de allí en adelante será público.
A rt. 138. Se dispondrán las cárceles de m anera que sirvan para asegurar
y corregir, y no para m olestar a los presos. Serán visitados con la firecuencia
que determ inen las leyes, y las mismas arreglarán las form alidades que se han
de observar en las visitas.

CAPÍTULO IV. ORGANIZACIÓN DE LA CORTE


SUPERIOR DE JUSTICIA Y SUS ATRIBUCIONES

A rt. 139. H abrá una Corte Superior de Justicia, elegida p o r todos los
pueblos del Estado, y com puesta de m agistrados, cuyo núm ero no podrá

208 PRIMERAS CONSTITUCIONES. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


ser m enos de cinco ni más de siete; se renovarán por mitad cada dos años y
podrán siem pre ser reelegidos.
Art. 140. Tendrá la Corte Superior tres suplentes, que en falta de los p ro ­
pietarios harán sus veces, y serán elegidos de la misma m anera que éstos.
Art. 141. La Corte designará en su caso el suplente que deba concurrir.
Art. 142. Para ser m agistrado de la Corte Superior se requiere: ser ciu­
dadano en el ejercicio de sus derechos, tener veintiocho años de edad, siete
de residencia en la república, del estado seglar y ser letrado. Pero esta últim a
cualidad no se exigirá hasta que haya en el Estado com petente núm ero de
letrados y la Asamblea lo determ ine.
Art. 143. En la renovación de la Corte Superior, las juntas de d ep arta­
m ento se reunirán en día y acto distinto de la elección de los demás funcio­
narios; procederán a sufragar po r cada uno de los individuos que deben re­
novarse en los m ism os térm inos que para el nom bram iento del prim ero y
segundo Jefe previene el artículo 102, título IX de esta Constitución, y para
el escrutinio, regulación de votos y elección procederá la Asamblea según el
orden prescrito en los artículos 103 y 104 del mismo título.

CAPÍTULO V. ATRIBUCIONES DE LA CORTE SUPERIOR

Art. 144. Corresponde a la Corte Superior conocer:


1. De todas las causas civiles y crim inales en segunda y tercera instancia
según prescriban las leyes, y de los recursos de nulidad que determ inen las
mismas leyes;
2. De los asuntos civiles contenciosos correspondientes a las personas
m ilitares, en las mismas instancias;
3. De las causas de suspensión y separación de los jueces de prim era
instancia;
4. De las com petencias entre todos los jueces inferiores; de las que o c u ­
rran entre éstos y cualesquier otros jueces o tribunales, y de las que se susciten
entre estos últimos;
5. De los recursos de fuerza que se introduzcan de los jueces y dem ás
autoridades eclesiásticas;
6. De las causas que se form en al prim ero y segundo Jefe del Estado, a
los individuos del Consejo representativo, y a todos les demás funcionarios,

BIBLIOTECA AYACX’(> IO 209


co n tra quienes el m ism o Consejo haya declarado haber lugar a form ación
de causa.
A rt. 145. C orresponde tam bién a la Corte de Justicia: pro p o n er ternas al
Poder Ejecutivo para el nom bram iento de jueces letrados de prim era instan­
cia, cuando éstos se establezcan, y de los auditores o asesores militares.
A rt. 146. La C orte de Justicia velará sobre la conducta de los jueces infe­
riores, cuidando de que adm inistren justicia, y visitará las cárceles del pueblo
de su residencia, conform e dispongan las leyes.

CAPÍTULO VL DE LOS JUECES INFERIORES

A rt. 147. Se establecerán jueces letrados de prim era instancia tan pronto
com o sea posible.
A rt. 148. Interin se puede ejecutar la anterior disposición, una ley par­
ticular arreglará provisionalm ente el m odo y form a en que se ha de adm inis­
tra r la justicia en prim era instancia.

TÍTULO XI. DEL GOBIERNO INTERIOR


DE LOS DEPARTAMENTOS Y DE LOS PUEBLOS

CAPÍTULO Ú N IC O

A rt. 149. E l G obierno de cada departam ento estará a cargo de un jefe


n o m b rad o p o r el Poder Ejecutivo, en los térm inos prevenidos p o r esta Cons­
titución, y sus atribuciones las determ inará una ley particular.
A rt. 150. Para el G obierno interior de los pueblos, habrá m unicipalida­
des com puestas de alcalde o alcaldes, regidores, y de p ro cu rad o r o procura­
dores, síndicos p o pularm ente electos.
A rt. 151. El n úm ero de individuos que deben com poner las m unicipa­
lidades, los pueblos en que debe haberlas, sus atribuciones y el m odo de ser
nom b rad o s, serán tam bién arreglados por una ley particular.

2 1 0 P R IM E R A S c o N s r r r u c i o N E s . u t i n o a m £ r i c \ y e l c a r i b e
TÍTULO XII. DE LA RESPONSABILIDAD
DE LOS FUNCIONARIOS DEL ESTADO

CAPITULO ÚNICO

A r t 152. Todos los funcionarios del Estado, antes de posesionarse de sus


em pleos prestarán juram ento de sostener y defender con toda su autoridad
la C onstitución federal de la república y la presente, y ser fieles a la nación y
al m ism o Estado.
A rt. 153. Todo funcionario público es responsable con arreglo a las leyes
del ejercicio de sus funciones.
A rt. 154. Deberá declararse que ha lugar a la form ación de causa contra
los diputados, por traición a la patria, venalidad, falta grave en el desem pe­
ñ o de sus funciones y delitos com unes que merezcan pena más que correc­
cional.
A rt. 155. En todos estos casos, y en los de infracción de ley y usurpación,
habrá igualm ente lugar a form ación de causa contra los individuos del C on­
sejo, de la Corte Superior de Justicia; contra el Jefe, segundo Jefe del Estado y
secretario o secretarios del Despacho.
Art. 156. Declarado que ha lugar a la form ación de causa contra un
diputado, será seguida y term inada según la ley del régim en interior de la
Asamblea.
Art. 157. Hecha igual declaratoria contra el Jefe del Estado y segundo
Jefe, si ha hecho sus veces, y sentenciada la causa por la Corte Superior, cono­
cerá en apelación un tribunal com puesto de cinco individuos que nom brará
el Consejo entre los suplentes del m ism o y los de la Asamblea que no hayan
funciqnado en ella.
A rt. 158. Sentenciada la causa de cualquier individuo del Consejo, por
la C orte Superior, previa la declaratoria correspondiente, conocerá en ape­
lación o tro trib u n al de cinco individuos que debe n o m b rar la Asamblea
en tre los ciudadanos que obtuvieren votos populares indistintam ente para
todos los destinos de la mism a Corte.
A rt. 159. De las causas de los individuos de la Corte Superior, prece­
diendo tam bién la declaratoria debida, conocerá el tribunal nom brado por
la Asamblea de que habla el artículo anterior.

BIBLIOTECAAYACXCHO 211
A rt. 160. Las disposiciones de que hablan los cuatro artículos prece­
dentes, sólo tendrán lugar en los funcionarios que estuvieren en posesión de
sus destinos.
Axt. 161. Los delitos m encionados en los artículos 154 y 155 producen
acción popular.
A rt. 162. Todo acusado queda suspenso en el acto de declararse que ha
lugar a la form ación de causa; depuesto siempre que resulte reo; e inhabilita­
do para todo cargo público, si la causa diere m érito según la ley. En lo demás
a que hubiere lugar, se sujetarán al orden y tribunales com unes.

TÍTULO XIIL DE LA OBSERVANCIA


DE LA CO NSTITUCIÓN Y LEYES Y REFORMA DE LA MISMA

CAPITULO Ü N ICO

A r t 163. La Asamblea en sus prim eras sesiones tom ará en considera­


ción las infracciones de la Constitución y leyes que se le hagan presentes, para
poner el conveniente rem edio y hacer efectiva la responsabilidad de los con­
traventores, dictando al efecto las providencias que parezcan conducentes.
A rt. 164. Todas las leyes que hasta aquí han regido continuarán en su
vigor y fuerza, si no son las que se opongan a la C onstitución de la República
y del Estado, y a las que han sido dadas por las legislaturas nacionales y del
m ism o Estado.
A rt. 165. En cualquier tiem po que se juzgue necesaria la reform a o adi­
ción de algunos artículos de esta Constitución p odrá proponerse, observan­
do las reglas siguientes:
1. El proyecto de reforma o adición se presentará por escrito, firmado al
menos por tres diputados, y se leerá por dos veces con el intervalo de ocho días;
2. A dm itido a discusión pasará a una com isión, cuyo dictam en presen­
tará después de pasados doce días;
3. El dictam en de la com isión será leído por dos veces, con el m ism o
intervalo que el proyecto;
4. La reform a o adición deberá ser aprobada p o r los dos tercios de votos
de los d iputados que se hallaren presentes;
5. Luego que se obtenga la aprobación del m odo prevenido, no deberá

2 12 PRIM ER A SC O N SrrrU C IO N ES. LA TIN OA M ÉRIO Y EI.CARIBE


tenerse por válida la reform a o adición, ni hacer parte de la C onstitución
hasta que no la sancione la legislatura inmediata.
Art. 166. Si el proyecto no fuere adm itido no podrá volverse a proponer,
en el mismo año.
A r t 167. Hasta pasados tres años podrá reverse en su totalidad esta
C onstitución, y declarándose haber lugar a la revisión, según las reglas del
artículo anterior, se convocará una Asamblea Constituyente, cuyos diputados
traerán de sus com itentes poderes bastantes y especiales.
A r t 168. La presente C onstitución está solem nem ente sancionada por
esta Asamblea C onstituyente.
Dada en la ciudad de León, a 8 de abril de 1826.

Manuel Mendoza, diputado por Matagalpa, presidente - Isidro Reyes, diputado


por León, vicepresidente - Pedro Muñoz, diputado por Nicaragua -
Ramón Pacheco, diputado por Subtiava - Gregorio Porras, diputado por el
Realejo - Silvestre Selva, diputado por Granada - Francisco Reñazco, diputado
por Masaya - Juan José Zavala, diputado por Managua - José Vicente Morales,
diputado suplente por León - Juan Manuel 2^mora, diputado por Masaya -
Francisco Parrales, diputado por Nicaragua, secretario —Sebastián Escobar,
diputado por Granada, secretario

León, abril 22 de 1826.

Ejecútese. -Firm ado de mi mano, sellado con el sello del Estado y refrendado
por el secretario interino del Despacho general del Gobierno mismo.

* Juan Argüello

José Miguel de la Q uadra, secretario

BIBLIOTECA AYAtX’CHO 213


VENEZUELA,
NUEVA GRANADA, COLOMBIA,
PERÚ, BOLIVIA, ECUADOR, PANAMÁ
VENEZUELA
CONSTITUCIÓN FEDERAL PARA LOS ESTADOS
DE VENEZUELA [21 DE DICIEMBRE DE 1811]*

Hecha por los representantes de Margarita, de Mérida, de Cumaná, de Barinas,


de Barcelona, de Trujillo y de Caracas, reunidos en Congreso General.

En el no m b re de Dios to d o poderoso

Nos, el pueblo de los Estados de Venezuela, usando de nuestra soberanía


y deseando establecer entre nosotros la m ejor adm inistración de justicia,
procurar el bien general, asegurar la tranquilidad interior, proveer en co­
m ún a la defensa exterior, sostener nuestra libertad e independencia p>oIiti-
ca, conservar p u ra e ilesa la sagrada religión de nuestros mayores, asegurar
perpetuam en te a nuestra posteridad el goce de estos bienes, y estrecharnos
m utuam en te con la más inalterable unión y sincera am istad, hem os resuelto
confederarnos solem nem ente para form ar y establecer la siguiente C onsti­
tución, p o r la cual se han de gobernar y ad m in istrar estos Estados.

PRELIMINAR
BASES DEL PACTO FEDERATIVO QUE HA DE CONSTITUIR
LA AUTORIDAD GENERAL DE LA CONFEDERACIÓN

En todo lo que p o r el Pacto Federal no estuviere expresam ente delegado a


la autoridad general de la Confederación, conservará cada una de las p ro ­
vincias que la corñponen, su soberanía, libertad e independencia; en uso de
ellas, tendrán el derecho exclusivo de arreglar su gobierno y adm inistración
territorial, bajo las leyes que crean convenientes, con tal que no sean de las
com prendidas en esta C onstitución, ni se o pongan o perjudiquen los Pactos
Federativos que p o r ellas se establecen. Del m ism o derecho gozarán todos

• “C onstitución Federal para los Estados de Venezuela”, La Constitución Federal de Venezuela de


¡811, Caracas, Academia Nacional de la H istoria (Col. Sesquicentenario de la Independencia),
1959,pp. 151-263.

BIBUOTECAAYACUCHO 217
aquellos territo rio s que por división del actual, o por agregación a él, vengan
a ser p arte de esta Confederación cuando el Congreso General reunido les
declare la representación de tales, o la obtengan por aquella vía, y form a que
él establezca para las ocurrencias de esta clase cuando no se halle reunido.
Hacer efectiva la m utua g arantía y seguridad que se prestan entre sí los
estados, para conservar su libertad civil, su independencia política y su culto
religioso, es la p rim era y la m ás sagrada de las facultades de la Confederación,
en quien reside exclusivamente la Representación Nacional. Por ella está en ­
cargada de las relaciones extranjeras, de la defensa com ún y general de los
estados confederados, de conservar la paz pública contra las conm ociones
internas o los ataques exteriores, de arreglar el comercio exterior y el de los
estados entre sí, de levantar y m antener ejércitos, cuando sean necesarios
para m an ten er la libertad, integridad, e independencia de la nación, de cons­
tru ir y equipar bajeles de guerra, de celebrar y concluir tratados y alianzas
con las dem ás naciones, de declararles la guerra y hacer la paz, de im poner
las contribuciones indispensables para estos fines, u otros convenientes a la
seguridad, tranquilidad y felicidad com ún, con plena y absoluta autoridad
para establecer las leyes generales de la U nión, juzgar y hacer ejecutar cuanto
p o r ellas queda resuelto y determ inado.
El ejercicio de esta autoridad confiada a la Confederación n o podrá ja ­
m ás hallarse reu n id o en sus diversas funciones. El Poder Suprem o debe estar
dividido en Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y confiado a distintos cuerpos
independientes entre sí y en sus respectivas facultades. Los individuos que
fueren n o m b rad o s para ejercerlas se sujetarán inviolablemente al m odo y
reglas que en esta C onstitución se les prescriben para el cum plim iento y d e ­
sem peño de sus destinos.

CAPÍTULO L DE LA RELIGIÓN

A rt. 1. La religión católica, apostólica, rom ana, es tam bién la del Estado,
y la única y exclusiva de los habitantes de Venezuela. Su protección, conser­
vación, pureza e inviolabilidad será uno de los prim eros deberes de la Re­
presentación Nacional, que no p erm itirá jam ás, en todo el territorio de la
C onfederación, ningún otro culto, público ni privado, ni doctrina contraria
a la de Jesucristo.

218 PRIMERAS CON STITUCIONES. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


A rt. 2. Las relaciones que en consecuencia del nuevo orden político
deben entablarse entre Venezuela y la silla apostólica serán tam bién peculia­
res a la de C onfederación, com o igualm ente las que deban prom overse con
los actuales prelados diocesanos, m ientras no se logre el acceso directo a la
autoridad pontificia.

CAPÍTULO IL DEL PODER LEGISLATIVO

SECCIÓN I. DIVISIÓN, LÍMITES Y FUNCIONES DE ESTE PODER

A rt. 3. El Congreso General de Venezuela estará dividido en una Cám ara


de representantes y un Senado, a cuyos dos cuerpos se confía el Poder Legis­
lativo, establecido por la presente Constitución.
A rt. 4. En cualquiera de los dos pod rán tener principio las leyes; y cada
uno, respectivamente, podrá pro p o n er al otro, reparos, alteraciones o adicio­
nes, o rehusar a la ley propuesta, su consentim iento p or una negativa ab­
soluta.
A rt. 5. Sólo las leyes sobre contribuciones, tasas e im puestos están ex­
ceptuadas de esta regla. Éstas no pueden tener principio sino en la Cám ara
de representantes, quedando al Senado el derecho ordinario de adicionarlas,
alterarlas o rehusarlas.
A rt. 6. C uando el proyecto de ley haya sido adm itido conform e a las
reglas de debate que se hayan prescrito estas Cámaras, sufrirá tres discusiones
en sesiones distintas, con intervalo de un día a lo m enos entre cada una, sin
lo cual no podrá pasarse a deliberar sobre él.
A rt. 7. Las proposiciones urgentes están exceptuadas de estos trám ites;
pero para ello debe discutirse y declararse previam ente la urgencia en cada
una de las Cámaras.
A rt. 8. N inguna proposición rechazada por una de ellas p odrá repetirse
hasta después de un año, pero podrán hacerse otras que contengan parte de
las rechazadas.
A r t 9. N ingún proyecto de ley, o proposición constitucionalm ente
aceptado, discutido y deliberado en am bas Cámaras, podrá tenerse p o r ley del
Estado, hasta que, presentado al cuerpo Ejecutivo, sea firm ado por él. Si no lo
hiciere, enviará el proyecto con sus reparos a la Cám ara donde hubiere tenido

BIBUOTECAAYACLCHO 219
su iniciativa, y en ésta se tom ará razón íntegra de los reparos en el registro de
sus sesiones, y se pasará a exam inar de nuevo la m ateria que, resultando se­
gunda vez aprobada por pluralidad de dos terceras partes, pasará bajo iguales
trám ites a la otra Cámara, y, obtenida en ella igual aprobación, tendrá desde
entonces el proyecto fuerza de ley. En todos estos casos se expresarán los vo­
tos de las C ám aras po r sí o no, quedando registrados los nom bres de los que
votaron en pro o en contra.
A rt. 10. Si el cuerpo Ejecutivo no volviese el proyecto a la Cám ara de
su origen d entro del térm ino de diez días, contados desde su recibo, con ex­
clusión de los feriados, tendrá fuerza de ley, y deberá ser prom ulgada como
tal constitucionalm ente; pero si por em plazam iento, suspensión o receso
del Congreso, no pudiese volver a él el proyecto antes del térm ino señalado,
quedará sin efecto, a m enos que el Poder Ejecutivo no resuelva aprobarlo sin
reparos o adiciones; pero en caso de ponerlas, podrá presentarse el proyecto
con ellas a las C ám aras en la inm ediata asamblea siguiente a la expiración
del plazo.
A rt. 11. Las dem ás resoluciones, decretos, dictám enes y actas de las Cá­
m aras (excepto las de em plazam iento) deberán tam bién pasarse al Poder
Ejecutivo para su conform idad antes de tener efecto. En el caso de que éste no
se conform e, volverán a seguirse los trám ites prescritos para las leyes, y siendo
de nuevo confirm ados com o ellas, deberán llevarse a ejecución. Las leyes,
decretos, dictám enes, actas y resoluciones urgentes están tam bién sujetas a
esta regla; pero el Poder Ejecutivo debe poner sus reparos sobre la urgencia
y sobre lo substancial de la misma ley sim ultáneam ente dentro de dos días
después de su recibo, y no haciéndolo se tendrán com o aprobadas por él.
A rt. 12. La fórm ula de redacción con que han de pasar las leyes, actas,
decretos y resoluciones de una a otra Cám ara y al Poder Ejecutivo, será un
preám bulo que contenga: el día de la sesión en que se discutió en cada Cám a­
ra la m ateria; la fecha de las respectivas resoluciones, incluso la de urgencia
cu ando la haya; y la exposición de las razones y fundam entos que han m o­
tivado la resolución. C uando se om ita algunos de estos requisitos, deberá
volverse el acta dentro de dos días a la Cám ara donde se note la om isión o a
la del origen, si hubiera ocurrido en ambas.
A rt. 13. Estos requisitos no acom pañarán a la ley en su prom ulgación:
ella saldrá entonces redactada clara, sencilla, precisa y uniform em ente, sin

22 0 l>RIMF.R.\S C O N S m U C lO N E S . UTINOAM F.RICA y El. CARIBK


otra cosa que un m em brete que explique su contenido con la nom inación de
ley, acta, o decreto, bajo la fórm ula de estilo siguiente; El Senado y la Cámara
de representantes de los Estados Unidos de Venezuela, juntos en Congreso decre­
tan: y en seguida la parte dispositiva de la ley, acto o decreto. Estas fórm ulas
podrán variarse si las circunstancias y la conform idad de los pueblos que se
agreguen a esta Confederación lo creyesen necesario.

SECCIÓN II. ELECCIÓN DE LA CÁMARA DE REPRESENTANTES

A r t 14. Los que com pongan la Cám ara de representantes deben ser
nom brados por los electores populares de cada provincia, para servir por
cuatro años este encargo, y el núm ero total respectivo se renovará cada dos
p or m itad, sin que ninguno de ellos pueda ser reelegido inm ediatam ente.
Art. 15. Nadie podrá ser elegido antes de la edad de veinticinco años, si
no ha sido por cinco, inm ediatam ente antes de la elección, ciudadano de la
C onfederación de Venezuela y si no goza en ella una propiedad de cualquier
clase.
A rt. 16. La condición de dom icilio y residencia requerida aquí para los
representantes, no excluye a los que hayan estado ausentes en servicio del
Estado, ni a los que hayan perm anecido fuera de él con perm iso del G obier­
no en asuntos propios, con tal que su ausencia no haya pasado de tres años,
ni a los naturales del territo rio de Venezuela que, habiendo estado fuera de
él, se hubiesen restituido y hallado presentes a la declaratoria de su absoluta
independencia, y la hubiesen reconocido y jurado.
A rt. 17. La población de las provincias será la que determ ine el núm ero
de representantes que les corresponda, en razón de uno por cada veinte mil
almasKle todas condiciones, sexos y edades. Por ahora servirá para el cóm puto
el censo civil practicado últim am ente, que en lo sucesivo se renovará cada
cinco años; y si hechas las divisiones de veinte mil, resultare algún residuo
que pase de diez mil, habrá p o r él un representante más.
A rt. 18. Esta proporción de uno p o r veinte mil, continuará siendo la
regla de representación, hasta que el núm ero de los representantes llegue a
sesenta; y aunque se aum entase la población, no se aum entará por eso el n ú ­
mero, sino se elevará la proporción hasta que corresponda un representante
a cada treinta mil almas. En este estado continuará la proporción de uno por

B1BUOTEC.AAYACUCHO 221
treinta mil, hasta que lleguen a ciento los representantes; y entonces, como
en el caso anterior, se elevará la proporción a cuarenta mil p o r uno, hasta
que lleguen a doscientos p o r el aum ento progresivo de la población, en cuyo
caso se procederá de m o d o que la regla de proporción no suba de uno por
cincuenta mil almas.
A rt. 19. C uando p o r m uerte, renuncia u otra causa vacare alguna plaza
de R epresentante, entrará a servirla el que en las últim as elecciones hubiese
obtenido la segunda m ayoría de votos, y se considerará nom brado por el
tiem po que falte al prim ero. Si éste fuese m enos de un año, no se le contará
com o obstáculo para poder ser elegido en las inm ediatas elecciones.
A rt. 20. Éstas se ejecutarán con uniform idad en todo el territorio de la
C onfederación, procediendo para ello del m odo siguiente:
A rt. 21. El día prim ero de noviem bre de cada dos años, se reunirán los
sufragantes en todas las parroquias del Estado, para elegir libre y espontá­
neam ente, los electores parroquiales que han de n o m brar el representante o
representantes que correspondan aquel bienio a su provincia.
A rt. 22. A cada m il almas de población y a cada parroquia, aunque no
llegue a este núm ero, se dará un elector; luego que estén n om brados se disol­
verá la congregación parroquial y los electores se hallarán reunidos indefecti­
blem ente e ll5 de noviem bre en la ciudad o villa que fuera cabeza del Partido
capitular, para n o m b rar los representantes.
A rt. 23. El resultado de la congregación electoral se rem itirá p or ahora
inm ediatam ente al G obierno provincial, y cuando éste se reform e popular­
m ente, al Presidente del Senado o prim era Cám ara del cuerpo Legislativo
de ella, que en todas deberá hallarse reunido en los prim eros días de d i­
ciembre.
A rt. 24. El Jefe del G obierno actual o el Presidente del Senado cuando
lo haya, abrirá a presencia de la legislatura provincial, que se hallará reunida,
las votaciones que se rem iten de los partidos para contar los votos. Se tendrán
elegidos para representantes los que hayan reunidos a su favor, la mayoría del
núm ero total de los electores nom brados; y en caso de igualdad de mayoría
entre dos o m ás personas, elegirá entre ellos la legislatura; pero si ninguna
llegase a reu n ir la m itad, la legislatura entonces escogerá de los que hayan
tenidos m ás votos, u n n ú m ero triple o doble, si fuere preciso, de los represen­
tantes que toquen a su provincia, para elegir entre éstos los que deban serlo.

222 PRIMKRAS CON STITU CIO NLS. LATINOAMÉRICA Y RL (L\RIüU


Para esta elección pod rá atenderse a cualquier especie de mayoría, añadien­
do a los votos de la legislatura, los que cada uno hubiese obtenido desde las
congregaciones electorales de las cabezas de partido. En caso de igualdad en
la últim a elección de la legislatura, decidirá el voto del Presidente.
A rt. 25. M ientras no se organizan constitucional y uniform em ente las
legislaturas de las provincias, podrán hacer sus gobiernos actuales lo preveni­
do anteriorm ente, juntándose en un lugar determ inado todos sus miembros,
en unión de las m unicipalidades de la capital, y doce personas de arraigo
conocido, elegidas previam ente por las m ism as m unicipalidades.
A rt. 26. Todo hom bre libre tendrá derecho de sufragio en las congrega­
ciones parroquiales, si a esta calidad añade la de ser ciudadano de Venezuela,
residente en la parroquia o pueblo donde sufraga; si fuere mayor de veintiún
años, siendo soltero, o m enor siendo casado, y velado, y si poseyere un caudal
libre del valor de seiscientos pesos en las capitales de provincia siendo sol­
tero, y de cuatrocientos, siendo casado, aunque pertenezcan a la mujer, o de
cuatrocientos en las dem ás poblaciones en el prim er caso, y doscientos en el
segundo; o si tuviere grado, u aprobación pública en una ciencia o arte liberal
o mecánica; o si fuere propietario o arrendador de tierras para sementeras o
ganado, con tal que sus productos sean los asignados para los respectivos
casos de soltero o casado.
A rt. 27. Serán excluidos de este derecho los dem entes, los sordom udos,
los fallidos, los deudores a caudales públicos con plazo cum plido, los extran­
jeros, los transeúntes, los vagos públicos y notorios, los que hayan sufrido
infam ia no purgada p o r la ley, los que tengan causa crim inal de gravedad
abierta y los que siendo casados no vivan con sus m ujeres, sin motivo legal.
A rt. 28. Además de las cualidades referidas para los sufragantes p arro­
quiales, deben, los que han de tener voto en las congregaciones electorales, ser
vecinos del p artid o capitular donde votaren y poseer una propiedad libre de
seis mil pesos en la capital de Caracas, siendo soltero, y de cuatro mil siendo
casado, cuya propiedad será en las demás capitales, ciudades y villas, de cuatro
mil siendo soltero y tres mil siendo casado.
A rt. 29. Tam bién se conceden los mism os derechos a los empleados p ú ­
blicos con sueldo del Estado, con tal que éste sea de trescientos pesos anuales
para votar en las congregaciones parroquiales, y de mil para los electores capi­
tulares. Pero todos ellos están inhábiles para ser m iem bros de las Cámaras de

BIBLIOTEC-AAYACUCHO 223
representantes, m ientras no renuncien al ejercicio de sus em pleos y al goce
de sus respectivos sueldos por todo el tiem po que dure la representación.
A rt. 30. Es un derecho exclusivo y propio de las respectivas m unicipa­
lidades, el convocar, conform e a la C onstitución, las asambleas prim arias y
electorales, y todas las dem ás que resolviere el G obierno de su provincia.
A rt. 31. Cualquiera de sus m iem bros o de los jueces y personas notables
de los pueblos de su distrito, podrán ser autorizados por ellas para presidir y
concluir las asam bleas parroquiales; pero las electorales las presidirá uno de
los alcaldes y las autorizará el escribano m unicipal.
A rt. 32. Si hubiese, po r parte de las m unicipalidades, om isión en hacer
o po rtu n am en te estas convocatorias, podrán los ciudadanos reunirse espon­
táneam ente en los días señalados por la C onstitución, para ellas, y hacer con
orden, tranquilidad y m oderación, lo que no hubiese hecho el cuerpo m u n i­
cipal, hasta com unicar después de disueltas las congregaciones, el resultado
al G obierno provincial respectivo.
A rt. 33. El uso de esta facultad, tanto por parte de las m unicipalidades,
com o de los ciudadanos, fuera de los casos y tiem pos prevenidos en la C ons­
titución, será un atentado contra la seguridad pública y una traición a las
leyes del Estado, y nunca pasarán las funciones de estas congregaciones del
nom b ram ien to de electores o representantes del Congreso General o legis­
latura provincial respectiva, sin tratar, en m anera alguna, de otra cosa que no
prevenga la C onstitución.
A rt. 34. Las calificaciones de propiedad serán peculiares a las respecti­
vas m unicipalidades, que llevarán perm anentem ente un registro civil de los
ciudadanos aptos para votar en las congregaciones parroquiales y electorales
de su partido, en la form a que estableciere la respectiva C onstitución p ro ­
vincial.
A rt. 35. La falta actual que hay del registro civil ordenado f>or el articulo
anterior, para establecer las calificaciones de los ciudadanos, podrá suplirse
autorizando los cabildos a los m ism os que nom bren para presidir las asam ­
bleas p rim arias o parroquiales para form ar un censo en cada parroquia con
vista del ú ltim o form ado para el actual Congreso, y del eclesiástico autoriza­
do p o r el cura, o su teniente y cuatro vecinos honrados, padres de familia, y
propietarios del pueblo que, bajo juram ento testifiquen tener los com pren­
didos en el censo las calidades requeridas para ser sufragantes o electores.

2 2 4 P R lM K R A S C O N S n rU C lO N E S .L A T IN O A M É R lC W E L C A R lB E
Art. 36. O btenida por este m edio la población total de la parroquia, se
sabrá el elector o electores que le correspondan, y se form ará una lista por
ella de los ciudadanos que resulten con derecho a sufragio, y otras de los que
estén hábiles para ser electores en la congregación capitular.
Art. 37. Estas tres listas se llevarán por el com isionado a la Asamblea
prim aria o parroquial, para que los sufragantes, con conocim iento de ella,
procedan a n o m b rar de los de la últim a lista el elector o electores que corres­
pondan a aquella parroquia.
Art. 38. Verificado esto, se presentará todo ello p o r el com isionado al
cuerpo m unicipal del partido, para que sirva a form ar el registro civil provi­
sional, m ientras por el Congreso no se establezca otra fórm ula.
Art. 39. El acto de elección parroquial y electoral será público, com o
es propio de un pueblo libre y virtuoso, y en él se procederá del m odo si­
guiente.
Art. 40. Los electores prim arios o sufragantes parroquiales llevarán sus
votos en persona, por escrito, o de palabra, al alcalde de cuartel o juez que se
nom brare den tro del térm ino de ocho días, desde aquél que se abriese la elec­
ción; y en el prim ero de noviem bre se procederá al escrutinio ante el m ism o
juez, con seis personas respetables de la parroquia, a cuyas puertas se fijará la
votación y su resultado.
Art. 41. En las congregaciones electorales, dará su voto cada elector en
un billete firm ado, o en secreto a la voz al Presidente de la congregación que
lo hará escribir en el acto, por el secretario, a presencia de dos testigos. Re­
unidos los votos en secreto, se practicará en público el escrutinio, form ando
lista por orden alfabético, y se leerán luego en voz alta los votos con el nom bre
de cada elector.
A rt. 42. Las dudas o dificultades que se susciten en las Asambleas p rim a­
rias y electorales, sobre cualidades o formas, se decidirán en las prim eras por
el Presidente y sus asociados, y en las segundas p o r la m ism a congregación;
pero de am bas p odrá apelarse en últim o recurso a la legislatura provincial, sin
que entre tanto se suspenda po r eso el efecto de la elección respectiva.
A rt. 43. La C ám ara de representantes, al principiar sus sesiones, elegi­
rá para el tiem po que duraren estas, un Presidente y vicepresidente de sus
m iem bros, que podrá m udar en caso de prórroga o convocación extraordi­
naria; tam bién n o m b rará fuera de su seno el secretario y dem ás oficiales que

BlBUOTECAAYACUCHí) 225
juzgue necesarios para el desem peño de sus trabajos, siendo de su autoridad
la asignación de sueldos o gratificaciones, de ios referidos empleados.
A rt. 44. Todos los em pleados de la Confederación están sujetos a la ins­
pección de la C ám ara de representantes en el desem peño de sus funciones, y
por ella serán acusados ante el Senado de todos los casos de traición, colusión,
o malversación, y éste adm itirá, oirá, rechazará, y juzgará estas acusaciones,
sin que pued an som eterse a su juicio p o r o tro órgano que el de la Cám ara, a
quien toca exclusivam ente este derecho.

SECCIÓN III. ELECCIÓN DE LOS SENADORES

A rt. 45. El Senado de la Confederación lo com pondrá por ahora un


núm ero de individuos, cuya proporción no pasará de la tercera, ni será menos
de la quinta p arte del núm ero de los representantes: cuando éstos pasen de
ciento, estará la proporción de aquéllos entre la cuarta y la quinta parte; y
cuando doscientos, entre la quinta y la sexta.
A rt. 46. Este cálculo indica al presente, que debe haber de cada provincia
un senador p o r cada setenta mil almas de todas condiciones, sexos y edades,
con arreglo a los censos que rigen; pero siem pre nom brará uno la que no
llegue al n ú m ero señalado y otro la que, deducida la cuota o cuotas de setenta
mil, tenga un resido de treinta mil almas.
A rt. 47. El térm ino de las funciones de senador será el de seis años, y cada
dos se renovará el cuerpo por terceras partes, siendo los prim eros a quienes
toq u e este tu rn o a los dos años de la p rim era reu nión, los de las provincias
que hubieren dado m ayor núm ero, y así sucesivamente, de m odo que ningu­
no pase de los seis años asignados.
A rt. 48. La elección originaria y sucesiva en los años de turno, se hará
po r la legislatura provincial, según la form a que ellas se prescriban, pero con
las condiciones de que:
A rt. 49. Para ser senador ha de tener el elegido treinta años de edad, diez
años de ciudadano avecindado en el territorio de Venezuela, inm ediatam ente
antes de la elección, con las excepciones com prendidas en el párrafo 16, y ha
de gozar en él una propiedad de seis mil pesos.
A rt. 50, El Senado elegirá fuera de su seno un secretario y los demás ofi­
ciales y em pleados que necesite, siendo privativa al m ism o cuerpo la asigna­

2 2 6 PRIMERAS l'-ONSTITUCIONES. U T I N O A M É R J C A Y El. CARIBE


ción de sueldos, ascensos y gratificaciones de estos empleados, y tam bién un
Presidente y vicepresidente, com o previene el párrafo 43 para los represen­
tantes.
A rt. 51. Cuando vacare alguna plaza de senador por m uerte, renuncia,
u otra causa, duran te el receso de la legislatura provincial a que corresponda
la vacante, el Poder Ejecutivo de ella podrá n om brar interinam ente quien la
sirva hasta la próxim a reunión de legislatura, en que habrá de proveerse en
propiedad.

SECCION IV. FUNCIONES Y FACULTADES DEL SENADO

A rt. 52. El Senado tiene todo el poder natural, e incidente de una C orte
de Justicia para adm itir, oír, juzgar y sentenciar a cualquiera de los em plea­
dos principales en servicio de la C onfederación, acusados por la Cám ara de
representantes de felonía, mala conducta, usurpación o corrupción en el uso
de sus funciones, arreglándose a la evidencia, y a la justicia de estos procedi­
m ientos, y prestando para ello un juram ento especial sobre los Evangelios
antes de em pezar la actuación.
A rt. 53. También podrá juzgar y sentenciar a cualquiera otro de los em ­
pleados inferiores cuando, instruido de sus faltas o delitos, advierta om isión
en sus respectivos jefes para hacerlo, precediendo siempre la acusación de la
Cám ara.
A rt. 54. Inm ediatam ente pasará al acusado copia legal de la acusación,
y le señalará tiem po y lugar para evacuar juicio, sirviéndose para esto del
m inistro o com isionado que tenga a bien elegir, y teniendo consideración a la
distancia en que resida el acusado y a la naturaleza del juicio que va a sufrir.
A rt. 55. Luego que haya tenido su efecto la citación y em plazam iento del
Senado, com pareciendo en fuerza de ella el acusado, se le oirán librem ente
las pruebas y testigos que presentare, y la defensa que hiciere por sí o por
letrado; pero si p>or renuencia u om isión dejare de comparecer, exam inará
el Senado los cargos y pruebas que hayan contra él, y pronunciará un juicio
tan válido y efectivo, com o si el acusado hubiese com parecido y respuesto a
la acusación.
A rt. 56. En estos juicios, si no hubiese letrado en el cuerpo del Senado,
deberá éste citar para que dirija el juicio a alguno de los m inistros de la Alta

BIBUOTEÍJ^AYACXCH O 227
C orte de Justicia o a otro letrado de crédito que merezca su confianza, a los
cuales sólo se concederá voto consultivo en la materia.
A rt. 57. Para que puedan tener efecto y validación las sentencias p ro ­
nunciadas p o r el Senado en estos juicios, han de concurrir precisam ente a
ellas las dos terceras partes de los votos de los senadores que se hallaren pre­
sentes en el n úm ero necesario para form ar sesión constitucionalm ente.
A rt. 58. Estas sentencias no tendrán otro efecto que el deponer al acu­
sado de su em pleo, en fuerza de la verdad conocida por averiguación previa,
declarándolo incapaz de obtener cargo honorífico o lucrativo en la C onfe­
deración, sin que esto lo releve de ser ulteriorm ente perseguido, juzgado y
sentenciado p o r los com petentes Tribunales de Justicia.

SECCIÓN V. FUNCIONES ECONÓMICAS


Y PRERROGATIVAS COM UNES A AMBAS CÁMARAS

A rt. 59. La calificación de elecciones, calidades y adm isión de sus res­


pectivos m iem bros, será del resorte privativo de cada Cám ara, com o igual­
m ente la resolución de las dudas que sobre esto puedan ocurrir. Del m ism o
m odo p odrán fijar el núm ero constitucional para las sesiones, que nunca
pod rá ser m enos de las dos terceras partes; y en todo caso el núm ero existente,
au n q u e sea m enor, podrá com peler a los que falten a reunirse bajo las penas
que ellas establecieren.
Art. 60. El Presidente de cada una de las Cámaras será siempre el conducto
p o r donde se verifiquen tanto estas medidas coactivas, como las dem ás convo­
caciones extraordinarias, que constitucionalm ente exijan las circunstancias.
A rt. 61. El proceder de cada C ám ara en sus sesiones, debates y delibe­
raciones será establecido por ellas mism as y bajo estas reglas podrá castigar
a cualquiera de sus m iem bros que las infrinja, o que de otra m anera se haga
culpable, con las penas que establezca, hasta expelerlos de su seno cuando,
reunidas las dos terceras partes de sus m iem bros, lo decida la unanim idad de
los dos tercios presentes.
A rt. 62. Las Cám aras gozarán en el lugar de sus sesiones el derecho ex­
clusivo de policía, y tendrán a sus órdenes inm ediatas una guardia nacional
capaz de m antener el decoro de su representación, y el sosiego, orden y liber­
tad de sus resoluciones.

228 PRIMERAS C O N S im iC I O N E S LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


Art. 63. En uso de este derecho podrán tam bién castigar, con arresto que
no exceda de treinta días, a cualquier individuo que desordenada y vilipen­
diosam ente faltase al respeto en su presencia, o que amenazare de cualesquier
m odo atentar contra el C uerpo o contra la persona o los bienes de alguno de
sus individuos d urante las sesiones, o yendo y viniendo a ellas por cualquier
cosa que hubiese dicho o hecho en los debates, o que embarazase o perturbase
sus deliberaciones, m olestando y deteniendo a los oficiales o em pleados de las
Cám aras en la ejecución de sus órdenes, o que asaltase y detuviese cualquier
testigo u o tra persona citada y esperada por cualquiera de las dos Cám aras, o
que pusiese en libertad a cualquiera persona detenida por ellas, conociendo
y constándole ser tal.
A rt. 64. El proceder de cada C ám ara constará solem nem ente de un re­
gistro diario en que se asienten sus debates y resoluciones; de éstas se prom ul­
garán las que no deban perm anecer ocultas, según el acuerdo de cada una y
siem pre que lo reclame la q uinta parte de los m iem bros presentes, deberán
expresarse nom inalm ente los votos de sus individuos sobre toda m oción o
deliberación.
A rt. 65. N inguna de las dos Cám aras, m ientras se hallen reunidas, podrá
suspender sus sesiones más de tres días, sin el consentim iento de la otra, ni
em plazarse o citarse para otro lugar distinto de aquél en que residieren las
dos sin el m ism o consentim iento.
A rt. 66. Los representantes y senadores recibirán por sus servicios la
indem nización que la ley les señale sobre los fondos com unes de la Confede­
ración, com putándose por el Congreso el tiem po que deben haber invertido
en venir de sus dom icilios al lugar de la reunión, y restituirse a ellos conclui­
das las sesiones.
%

SECCIÓN VI. TIEM PO, LUGAR Y DURACIÓN


DE LAS SESIONES LEGISLATIVAS DE AMBAS CÁMARAS

A rt. 67. El día quince de enero de cada año, se verificará la apertura del
Congreso en la ciudad federal que está señalada por ley particular,y que n u n ­
ca podrá ser la capital de ninguna provincia, y sus sesiones no podrán exceder
del térm ino ordinario de un mes; pero si se creyese necesario prorrogarlas
extraordinariam ente, deberá preceder una resolución expresa del Congreso,

Bl BLIOTECA AYACUCHO 229


señalando un térm ino definido que no podrá exceder tam poco de o tro mes
prorrogable del m ism o m odo; y si antes de concluirse cualquiera de estos
determ inados periodos hubiere dado evasión a los negocios que llam aron
su atención, podrá term inar desde luego sus sesiones.
A r t 68. D urante éstas, podrá tam bién disolverse y emplazarse para otro
tiem po y lugar, expresa y previam ente designados, y el Poder Ejecutivo no
podrá tener otra intervención en estas resoluciones, sino la de fijar, en caso de
discordia entre las Cámaras, sobre el tiem po y lugar, un térm ino que no exceda
el m ayor de la disputa para la reunión en el m ism o lugar en que se encontraren
entonces.
A lt. 69. La inm unidad personal de los representantes y senadores, en
todos los casos, excepto los prevenidos en el párrafo 61, y los de traición o
perturbación de la paz pública, se reduce a no poder ser aprisionados durante
el tiem po que desem peñan sus funciones legislativas, y el que gastarán en
venir a ellas o restituirse a sus dom icilios, y no poder ser responsables de sus
discursos u opiniones en otro lugar que en la Cám ara en que los hubiesen
expresado.
A rt. 70. N inguno de ellos, d u ran te el tiem po para que ha sido elegido, y
aunque no esté en ejercicio de sus funciones, podrá aceptar empleos, ni cargo
alguno civil que haya sido creado o aum entado en sueldos o em olum entos
durante el tiem p o de su autoridad legislativa.

SECCIÓN VII. ATRIBUCIONES ESPECIALES


DEL PODER LEGISLATIVO

A rt. 71. El Congreso tendrá pleno poder y autoridad de levantar y m a n ­


tener ejércitos para la defensa com ún y dism inuirlos oportunam ente; de
construir, equipar y m antener una m arina nacional; de form ar reglam entos
y ordenanzas para el gobierno, adm inistración y disciplina de las referidas
tropas de tierra y m ar; de hacer reunir las milicias de todas las provincias o
parte de ellas, cuando lo exija la ejecución de las leyes de la unión y sea ne­
cesario contener las insurrecciones y repeler las invasiones; de disponer la
organización, arm am ento y disciplina de las referidas milicias y la adm inis­
tración y gobierno de la parte de ella que estuviere em pleada en servicio del
Estado, reservando a las provincias la nom inación de sus respectivos oficiales.

2 30 PRI.VIERAS C ;O N STITU aO N ES. LATINOAMERICA Y EL C.ARIBE


en la form a que prescribieren sus constituciones particulares y la facultad de
dirigir, citar y ejecutar p o r sí mism as la enseñanza de la disciplina ordenada
por el Congreso; de establecer y percibir toda suerte de im puestos, derechos
y contribuciones que sean necesarios para sostener los ejércitos y escuadras,
siem pre que lo exijan la defensa y seguridad com ún y el bien general del
Estado, con tal que las referidas contribuciones se im pongan y perciban u ni­
form em ente en to d o el territo rio de la Confederación; de contraer deudas
por m edio de em préstito de dinero sobre el crédito del Estado; de reglar el
com ercio con las naciones extranjeras, determ inando la cuota de sus con­
tribuciones y la recaudación e inversión de sus productos en las exigencias
com unes y para reglar el de las provincias entre si; de disponer absolutam ente
del ram o del tabaco, m eo y chim ó, derechos de im portación y exportación,
reglando y dirigiendo en todas la inversión de los gastos y la recolección de
los prod uctos q ue han de en trar por ahora a la Tesorería nacional, com o renta
privilegiada de la C onfederación y la más propia para servir a la defensa y
seguridad com ún; de acu ñ ar y batir m oneda, determ inar su valor y el de las
extranjeras, in tro d u cir la de papel si fuere necesario y fijar uniform em ente
los pesos y m edidas en toda la extensión de la Confederación; de arreglar
y establecer las postas, correos generales del Estado y asignar la contribu­
ción para ellas y para designar los grandes cam inos, dejando al cargo y de­
liberación de las provincias las ramificaciones secundarias que faciliten la
com unicación de sus pueblos interiores entre sí y con las vías generales; de
declarar la guerra y hacer la paz, conceder en todo tiem po patentes de corso
y de represalias y establecer reglam entos para presas de tierra y de m ar; sea
para conocer y decidir sobre su legalidad, com o para determ inar el m odo
con que deban dividirse y em plearse; de hacer leyes sobre el m odo de juzgar
y castigar las piraterías y todos los atentados com etidos en alta m ar contra
el derecho de gentes; de constituir tribunales inferiores que conozcan de los
asuntos propios de la C onfederación en todo el territorio del Estado, bajo la
autoridad y jurisdicción del Suprem o Tribunal de Justicia y detallar los agen­
tes subalternos del Poder Ejecutivo en el m ismo territorio que no expresare
esta C onstitución; de establecer una form a perm anente de naturalización
en todas las provincias de la U nión, y leyes sobre las bancarrotas; de form ar
las relativas al castigo de los falsificadores de efectos públicos y de la m o­
neda corriente del Estado; de ejercer su derecho exclusivo de legislación en

BIBLIOTKCAAYACUCHO 231
todos los casos, sobre toda suerte de objetos del resorte legislativo, federal o
provincial en el lugar donde, p o r consentim iento de los representantes de los
pueblos que com ponen y se unieren a la Confederación, se determ inare fijar
en últim o resorte la residencia del G obierno federal; de exam inar todas las
leyes que form asen las legislaturas provinciales y exponer su dictam en sobre
si oponen o no a la autoridad de la Confederación; y de hacer todas las leyes
y ordenanzas que sean necesarias y propias a poner en ejecución los poderes
antecedentes y todos los otros concedidos p o r esta C onstitución al G obierno
de los Estados U nidos.

CAPÍTULO III. DEL PODER EJECUTIVO

SECCIÓN I. DE SU NATURALEZA, CUALIDADES Y DURACIÓN

A rt.7 2 . El Poder Ejecutivo constitucional de la C onfederación residirá


en la ciudad federal depositado en tres individuos elegidos popularm ente, y
los que lo fueren deberán tener las cualidades siguientes.
A rt. 73. H an de ser nacidos en el continente colom biano o sus islas
(llam ado sintes América E s p a ñ o l a ) h a n de haber residido en el territorio de
la unión diez años, inm ediatam ente antes de ser elegidos, con las excepcio­
nes prevenidas en el párrafo 16, sobre residencia y dom icilio para los repre­
sentantes, debiendo adem ás gozar alguna propiedad de cualquiera clase en
bienes libres.
A rt. 74. No están excluidos de la elección los nacidos en la península
española e Islas Canarias que, hallándose en Venezuela al tiem po de su inde­
pendencia política, la reconocieron, juraron y contribuyeron a sostenerla, y
que tengan adem ás la propiedad y años de residencia prescriptos en el ante­
rior párrafo.
A rt. 75. La duración de sus funciones será de cuatro años, y al cabo de
ellos serán reem plazados los tres individuos del Poder Ejecutivo, en la misma
form a que ellos fueron elegidos.

232 PRIMERASc:oNsrnx’aoNES. u t i n o /vmericav elcaribh


SECCIÓN II. ELECCIÓN DEL PODER EJECUTIVO

Art. 76. Luego que se hallen reunidas el día quince de noviem bre cada
cuatro años, las congregaciones electorales que para la elección de repre­
sentantes designa el párrafo 22, y hayan hecho la de éstos, procederán el día
siguiente a dar su voto los m ism os electores, p o r escrito o de palabra, para los
individuos que han de com poner el Poder Ejecutivo federal.
Art. 77. Cada elector nom brará tres personas de las cuales una, cuando
menos, ha de ser habitante de otra provincia distinta de la en que vota.
Art. 78. C oncluida la votación, verificado el cálculo y escrutinio y publi­
cado en voz alta com o en la elección de representantes, se form arán con dis­
tinción las listas de las personas en quienes se hubiere votado para m iem bros
del Poder Ejecutivo, con expresión del núm ero de votos que cada uno hubiese
obtenido.
Alt- 79. Estas listas se firm arán y certificarán p o r el Presidente, electores
y secretario de las respectivas congregaciones y se rem itirán cerradas y sella­
das al Presidente que fuere del Senado de la Confederación.
Art. 80. Luego que éste las haya recibido, las abrirá todas a presencia del
Senado y Cám ara de representantes, que a este fin se hallarán reunidos en una
sala para contar los votos.
Art. 81. Las tres personas que hubieran reunido mayor núm ero de votos
para m iem bros del Poder Ejecutivo lo serán, si el tal núm ero com pusiese las
tres mayorías del n úm ero total de los eleao res presentes en todas las congre­
gaciones del Estado; si ninguno hubiese obtenido esta mayoría, se tom arán
entonces las nueve personas que hubiesen reunido mayor n úm ero de votos, y
de ellos escogerá tres por cédulas la Cám ara de representantes para com poner
el Poder Ejecutivo que lo serán aquellas que obtuvieren una mayoría de la
m itad de los m iem bros de la Cám ara que se hallaren presentes a la elección.
Art. 82. Si ninguno obtuviese esta mayoría, escogerá el Senado por cé­
dula tres de entre las seis personas que hubiesen sacado más votos en la Cá­
mara, y quedarán elegidos los que reúnan mayor núm ero en el Senado. Todas
estas operaciones de las Cám aras se harán tam bién cuando, no los tres, sino
uno o dos, sean los que no hayan obtenidos la mayoría absoluta, escogiéndose
en tales casos el núm ero doble o triple que está designado para los tres, en su
proporción respectiva.

BIBI.UyrF.CAAYACUCHO 233
A rt. 83. El ascendiente y descendiente en línea recta, los herm anos, el tío
y el sobrino, los prim os herm anos y los aliados po r afinidad en los referidos
grados, no p o d rán ser a un m ism o tiem po m iem bros del Poder Ejecutivo.
En caso de resultar electos dos parientes en los grados insinuados, quedará
excluido el que hubiere obtenido m enor núm ero de votos; y en caso de igual­
dad, decidirá la suerte la exclusión.
A rt. 84. El que obtenga en el cálculo de ambas Cám aras la mayoría más
inm ediata a las tres requeridas para los m iem bros del Poder Ejecutivo, se ten­
drá por elegido para lugarteniente de éste, en las ausencias, enfermedades,
m uerte, renuncia o deposición de algunos de los m iem bros;y si resultasen dos
con igualdad de votos, sorteará la Cámara el que haya de quedar en este caso.
A rt. 85. C uando p o r alguna de las causas indicadas faltase alguno de los
m iem bros del Poder Ejecutivo, y entrase en su lugar el teniente de que habla
el párrafo anterior, se entenderá nom brado desde luego para reemplaüiarle
el que hubiese obtenido en las elecciones la inm ediata m ayoría de votos, que
valdrá del m ism o m o d o a los dem ás en las faltas y reemplazos sucesivos.

SECCIÓN III. ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 86. El Poder Ejecutivo tendrá, en toda la Confederación, el m ando


suprem o de las arm as de m ar y tierra, y las milicias nacionales cuando se
hallen en servicio de la nación.
Art. 87. Podrá pedir, y deberán darle los principales oficiales del resorte
ejecutivo en todos sus ram os, cuantos inform es necesitare, por escrito o de
palabra, relativos a la buena adm inistración general del Estado y desem peño
de la confianza respectiva que depositare en los em pleados públicos de todas
clases.
A rt. 88. En favor y am paro de la hum anidad podrá perdonar y m itigar la
pena, aunque sea capital, en los crím enes de Estado, y no en otros; pero debe
consultar al Poder Judicial expresándole las razones de conveniencia política
que le inducen a ello, y sólo podrá tener efecto el perdón o conm utación cuan­
do sea favorable el dictam en de los jueces que hayan actuado en el proceso.
A rt. 89. Sólo en el caso de injusticia evidente y notoria, que irrogue
perjuicio irreparable, p odrá rechazar y dejar sin efecto las sentencias que le
pase el Poder Judicial; pero cuando por sólo su dictam en crea que éstas son

234 PRIMERAS CON STITUCIONES. U TINO AM ÉRICA Y El. ('.ARIBE


contrarias a la ley, deberá pasar en consulta sus reparos al Senado, cuando esté
reunido, o a la comisión que él dejará autorizada en su receso, para ocurrir
a estos casos.
Art. 90. El Senado o sus delegados en estas consultas, servirán de jueces
y pronunciarán sobre ellas definitivam ente, declarando si tiene lugar o no
la negativa del Poder Ejecutivo al cum plim iento de la sentencia, que deberá
ejecutarse en el segundo caso inm ediatam ente, y en el prim ero devolverse
al Poder Judicial para que, asociado con dos m iem bros más, elegidos por el
Senado o su com isión, se vea la causa y reform e dicha sentencia.
Art. 91. Pero si la sentencia hubiese recaído sobre acusación hecha por la
Cám ara de representantes, sólo podrá el Poder Ejecutivo suspenderla hasta
la próxim a reunión del Congreso, a quien sólo com pete en estos casos el
perdón o relajam iento de la pena.
A rt. 92. C uando una urgente utilidad y seguridad pública lo exijan,
podrá el Poder Ejecutivo decretar y publicar indultos generales durante el
receso del Congreso.
Art. 93. Con previo aviso. Consejo y conocim iento del Senado, sancio­
nado por el voto de las dos terceras partes de los senadores, que se hallaren
presentes en núm ero constitucional, podrá el Poder Ejecutivo concluir tra ­
tados y negociaciones con otras potencias o Estados extraños a esta Confe­
deración.
A rt. 94. Bajo las mismas condiciones y requisitos nom brará los em baja­
dores, enviados, cónsules y ministros, los jueces de la Alta Corte de Justicia, y
todos los dem ás oficiales y empleados en el G obierno del Estado, que no estén
expresam ente indicados en la C onstitución o por alguna ley establecida, o
que se establezca p or el Congreso.
A rt. 95. Por leyes particulares podrá éste descargar al Poder Ejecutivo y
al Senado del ím probo trabajo de nom b rar todos los subalternos del G obier­
no, som etiendo su nom bram iento a sólo el Poder Ejecutivo, a las Cortes de
Justicia o a los jefes de los varios ram os de adm inistración según lo estimare
conveniente.
A rt. 96. También necesitará el Poder Ejecutivo del previo aviso. Consejo
y consentim iento del Senado para conceder grados militares y otras recom ­
pensas honoríficas, com patibles con la naturaleza del gobierno, aunque sea
por acciones de guerra u otros servicios im portantes; y si estas recompensas

BIBLIOTECAAYACUCHO 235
fuesen pecuniarias deberá preceder el consentim iento de la Cám ara de re­
presentantes para su concesión.
A rt.97. P eroduranteel receso del Senado, podrá el Poder Ejecutivo p ro ­
veer p or sí solo los empleos que vacasen, concediéndolos com o en comisión
hasta la sesión siguiente, si antes no se reuniese p or acaso el Senado.
A rt. 98. Por sí solo podrá el Poder Ejecutivo elegir y n o m brar los su­
jetos que han de servir las secretarías que el Poder Legislativo haya creído
necesarias para el despacho de todos los ram os del Gobierno federal, y n o m ­
brará tam bién los oficiales y em pleados en ellas cuando sean ciudadanos de
la C onfederación; pero no siéndolo, deberá consultar y seguir el dictam en y
deliberación del Senado en semejantes nom bram ientos.
Art- 99. C om o consecuencia de esta facultad podrá removerlos tam ­
bién de sus destinos cuando lo juzgue conveniente; pero si esta rem oción la
hiciere no p o r faltas o crím enes indecorosos, sino por ineptitud, incapacidad
u otros defectos com patibles con la inocencia e integridad, deberá entonces
recom endar ai Congreso el m érito anterior de estos empleados, para que
sean recom pensados e indem nizados com petentem ente en otros destinos,
con utilidad de la nación.

SECCIÓN IV. DEBERES DEL PODER EJECUTIVO

A rt, 100. El Poder Ejecutivo, conform ándose a las leyes y resoluciones


que en varias ocurrencias le com unique el C ongreso, proveerá con todos los
recursos del resorte de su autoridad, a la seguridad interior y exterior del Es­
tado, dirigiendo para esto proclam as a los pueblos del interior, intim aciones,
órdenes y todo cuanto crea conveniente.
A rt. 101. Aunque por una consecuencia de estos principios puede hacer
una guerra defensiva para repeler cualquier ataque imprevisto, no podrá con­
tinuarla sin el consentim iento del Congreso, que convocará inm ediatam ente,
si no se hallare reunido, y nunca podrá, sin este consentim iento, hacer guerra
fuera del territo rio de la Confederación.
A rt. 102. Todos los años presentará al Congreso, en sus dos Cámaras,
una razón circunstanciada del estado de la nación en sus rentas, gastos y re­
cursos, indicándole las reform as que deban hacerse en los ramos de la adm i­
nistración pública, y todo lo demás que en general deba tom arse en conside­

2 3 6 PRIMERAS CONSTITUCIONF-S. lAUNOAMÉRICA Y EL O R I B E


ración por las Cám aras, sin presentarle nunca proyectos de ley, form ados o
redactados com o tales.
Art. 103. En todo tiem po dará tam bién a las Cám aras las cuentas, infor­
mes e ilustraciones que por ellas se le pidan, pudiendo reservar las que por
entonces no sean de publicar, y en igual caso podrá reservar tam bién del
conocim iento de la Cám ara de representantes, aquellas negociaciones o tra­
tados secretos que hubiere entablado con aviso. Consejo y consentim iento
del Senado.
Art. 104. En toda ocurrencia extraordinaria deberá convocar al Congre­
so, o a una de sus Cám aras, y en caso de diferencia entre ellas sobre la época
de su em plazam iento, podrá fijarles un térm ino para su reunión, com o se
previene en el párrafo 68.
A rt. 105. Será uno de sus principales deberes velar sobre la exacta, fiel
e inviolable ejecución de las leyes; y para esto y cualquiera otra m edida del
resorte de su autoridad, podrá delegarla en los oficiales y em pleados del Es­
tado que se estim are conveniente al m ejor desem peño de esta im portante
obligación.
A rt. 106. Para los m ism os fines, y arreglándose a la form a que pres­
cribiere el Congreso, podrá el Poder Ejecutivo com isionar, cerca de los tri­
bunales y cortes de Justicia de la Confederación, agentes o delegados para
requerirlas sobre la observancia de las formas legales y exacta aplicación de las
leyes antes de term inarse los juicios, com unicando al Congreso las reformas
que crea necesarias, según el inform e de estos comisionados.
A rt. 107. El Poder Ejecutivo, com o Jefe perm anente del Estado, será el
que reciba, a n om bre suyo, los em bajadores y dem ás enviados y m inistros
públicos de las naciones extranjeras.

SECCIÓN V. D ISPOSICIONES GENERALES


RELATIVAS AL PODER EJECUTIVO

A rt. 108. Los Poderes Ejecutivos provinciales o los jefes encargados del
G obierno de las provincias, serán en ellas los agentes naturales e inm ediatos
del Poder Ejecutivo federal, para todo aquello que p o r el Congreso General
n o estuviere com etido a em pleados particulares en los ram os de M arina,
Ejército y H acienda nacional, en los p uertos y plazas de las provincias.

BIBLIOTECA AYACUCHO 237


A rt. 109. Inm ediatam ente que el Poder Ejecutivo o alguno de sus m iem ­
bros sean acusados y convencidos, ante el Senado, de traición, venalidad o
usurpación, serán desde luego destituidos de sus funciones y sujetos a las
consecuencias de este juicio que se expresan en el párrafo 58.

CAPÍTULO IV. DEL PODER JUDICIAL

SECCIÓN I. NATURALEZA, ELECCIÓN


Y DURACIÓN DE ESTE PODER

A r t 110. El Poder Judicial de la Confederación estará depositado en


u n a C orte Suprem a de Justicia, residente en la ciudad federal, y los demás
tribunales subalternos y juzgados inferiores que el Congreso estableciere
tem poralm ente en el territorio de la unión.
A rt. 111. Los m inistros de la Corte Suprem a de justicia y los de las de­
m ás Cortes subalternas, serán nom brados por el Poder Ejecutivo en la form a
prescripta en el párrafo 94.
A r t 112. El Congreso señalará y determ inará el núm ero de m inistros
q u e deben co m p o n er las Cortes de Justicia, con tal que los elegidos sean de
edad de treinta años para la suprem a y de veinticinco para las demás, y tengan
las calidades de vecindad, concepto, probidad, y sean abogados recibidos en
el Estado.
A rt. 113. Todos ellos conservarán sus em pleos por el tiem po que n o se
hagan incapaces de continuar en ellos por su mala conducta.
A rt. 114. En periodos fijos determ inados por la ley, recibirán por este
servicio los sueldos que se les asignaren y que no podrán ser en m anera alguna
dism inuidos, m ientras perm anecieren en sus respectivas funciones.

SECCIÓN II. ATRIBUCIONES DEL PODER JUDICIAL

A rt. 115. El Poder Judicial de la Confederación estará circunscrito a los


casos com etidos p o r ella, y son: todos los asuntos contenciosos, civiles o cri­
minales que se deriven del contenido de esta Constitución; los tratados o n e­
gociaciones hechas bajo su autoridad; todo lo concerniente a embajadores,
m inistros y cónsules; los asuntos pertenecientes a alm irantazgo y jurisdicción

238 PRIMERAS CO N STrrU C IO N ES. LATINOAMERICA Y EL C.ARIBE


m arítim a; las diferencias en que el Estado federal tenga o sea parte; las que se
susciten entre dos o más provincias; entre una provincia y u n o o m uchos ciu­
dadanos de otra; entre ciudadanos de una mism a provincia que disputaren
tierras concedidas por diferentes provincias; entre una provincia o ciudada­
nos de ella y otros Estados, ciudadanos o vasallos extranjeros.
A rt. 116. En estos casos ejercerá su autoridad la Suprema C orte de Jus­
ticia por apelación, según las reglas y excepciones que le prescribiere el C on­
greso; pero en todos los concernientes a em bajadores, m inistros y cónsules
y en los que alguna provincia fuere parte interesada, la ejercerá exclusiva y
originalm ente.
A rt. 117. Todos los juicios crim inales ordinarios que no se deriven del
derecho de acusación concedido a la C ám ara de representantes p o r el párrafo
44, se term inarán p o r jurad o s luego que se establezca en Venezuela este sis­
tem a de legislación crim inal, cuya actuación se hará en la m ism a provincia
en que se hubiese com etido el delito; pero cuando el crim en sea fiiera de los
límites de la Confederación co n tra el derecho de gentes, determ inará el C on­
greso po r una ley particular el lugar en que haya de seguirse el juicio.
A rt. 118. La Suprem a C orte de Justicia tendrá el derecho exclusivo de
examinar, aprobar y expedir títulos a todos los abogados de la Confederación
que acrediten sus estudios con testim onio de su respectivo gobierno; y los que
los obtengan en esta form a, estarán autorizados para abogar en toda ella, aun
donde haya colegios de abogados, cuyos privilegios exclusivos para actuación
quedan derogados, y tendrán opción a los em pleos y com isiones propias de
esta profesión, siendo presentados los referidos títulos al Poder Ejecutivo
de la U nión, antes de ejercerla, para que les ponga el correspondiente pase; lo
que igualm ente se practicará con los abogados que habiendo sido recibidos
fuera de Venezuela, quieran abogar en ella.

CAPÍTULO V. DE LAS PROVINCIAS

SECCIÓN I. LÍMITES DE LA AUTORIDAD DE CADA UNA

A lt. 119. N inguna provincia particular puede ejercer acto alguno que co­
rresponda a las atribuciones concedidas al Congreso y al Poder Ejecutivo de la
Confederación, ni hacer ley que com prom eta los contratos generales de ella.

BIBUOTECAAYACUCHO 239
A rt. 120. Por consiguiente, ni dos ni más provincias pueden form ar
alianzas o Confederaciones entre si, ni concluir tratados particulares sin el
consentim iento del Congreso; y para obtenerlo deben especificarle el fin,
térm inos y duración de esos tratados o convenciones particulares.
A rt. 121. Tam poco pueden sin los m ism os requisitos y consentim iento,
levantar ni m antener tropas o bajeles de guerra en tiem pos de paz, ni en ta­
blar o concluir pactos, estipulaciones, ni convenios con ninguna potencia
extranjera.
A rt. 122. De los m ism os requisitos y anuencia necesitan para poder
establecer derechos de tonelada, im portación y exportación al com ercio ex­
tranjero en sus respectivos puertos y al comercio interior y de cabotaje entre
sí; pues que las leyes generales de la U nión deben p rocurar uniform arlo en la
libertad de toda suerte de trabas funestas a su prosperidad.
A rt. 123. Sin los m ism os requisitos y consentim iento no p o drán em ­
prender o tra guerra que la p uram ente defensiva en un ataque repentino o
riesgo inm inente, e inevitable de ser atacadas, dando inm ediatam ente parte
de estas ocurrencias al G obierno federal, para que provea a ellas o p o rtu n a ­
m ente.
A rt. 124. Para que las leyes particulares de las provincias no puedan
nunca entorpecer la m archa de las federales, se som eterán siem pre aJ juicio
del Congreso antes de tener fuerza y valor de tales en sus respectivos d ep ar­
tam entos, pudiéndose, entre tanto, llevar a ejecución m ientras las revisa el
Congreso.

SECCIÓN II. CORRESPONDENCIA RECIPROCA ENTRE Si

A rt. 125. Los actos públicos de todas clases y las sentencias judiciales
sancionadas p o r los poderes, m agistrados y jueces de una provincia, tendrán
entera fe y crédito en todas las dem ás conform e a las leyes generales que el
Congreso estableciere para el uniform e e invariable efecto de estos actos y
docum entos,
A rt. 126. Todo hom bre libre de una provincia, sin nota de vago o reato
judicial, gozará en las dem ás de todos los derechos de ciudadano libre de
ellas; y los hab itan tes de la una, ten d rán libre y franca la entrada y salida en
las otras, y gozarán en ellas de todas las ventajas y beneficios de su industria.

2 40 PRIMERAS aiNSTlTUCIONES. LATINOAMÉRICA Y a CARIBE


comercio e instrucción, sujetándose a las leyes, im puestos y restricciones del
territorio en que se hallaren, con tal que estas leyes no se dirijan a im pedir la
traslación de una propiedad introducida en una provincia, para cualquiera
de las otras que quisiere el propietario.
Art. 127. Las provincias, a requerim iento de sus respectivos Poderes
Ejecutivos, se entregarán recíprocam ente cualquiera de los reos acusados de
crim en de Estado, hurto, hom icidio u otros graves, refugiados en ellas, para
que sean juzgados por la autoridad provincial a que corresponda.

SECCIÓN III. AUMENTO SUCESIVO DE LA CONFEDERACIÓN

Art. 128. Luego que libres de la opresión que sufren las provincias de
Coro, M aracaibo y Guayana, puedan y quieran unirse a la Confederación,
serán adm itidas a ella, sin que la violenta separación en que a su pesar y el
nuestro han perm anecido, pueda alterar para con ellas los principios de igual­
dad, justicia y fraternidad de que gozarán, desde luego, com o todas las demás
provincias de la Unión.
A rt. 129. Del m ism o m odo, y bajo los m ism os principios serán tam ­
bién adm itidas e incorporadas cualesquiera otras del continente colom biano
(antes América española) que quieran unirse bajólas condiciones y garantías
necesarias para fortificar la U nión con el aum ento y enlace de sus partes in­
tegrantes.
A rt. 130. A unque el conocim iento, examen y resolución de estas m ate­
rias y cualesquiera otras que tengan relación con ellas, es del exclusivo resorte
del Congreso, d uran te el tiem po de su receso podrá el Poder Ejecutivo pro­
mover y ejecutar cuanto convenga a los progresos de la U nión, bajo las reglas
que para ello le prescribiere el Congreso.
A rt. 131. A éste toca tam bién conocer exclusivamente de la form ación
o establecim iento de nuevas provincias en la Confederación, ya sea por divi­
sión del territorio de otra, o p or la reunión de dos o más, o de partes de cada
una de ellas; pero nunca quedará concluido el establecim iento sin el acuerdo
y consentim iento del C ongreso y de las provincias interesadas en la reunión
o división.
A rt. 132. El Congreso será igualm ente árbitro para disponer de todo el
territorio y propiedad del Estado bajo las leyes, reglamen tos y ordenanzas que

BIBLIOTECA AYACUCHO 241


para ello expidiere, con tal que en ellas no se altere, ni interprete parte alguna
de esta C onstitución, de m odo que dañe a los intereses generales de la Unión,
o a los particulares de las provincias.

SECCIÓN IV. MUTUA GARANTÍA DE LAS PROVINCIAS ENTRE Sí

A rt. 133. El G obierno de la U nión asegura y garantiza a las provincias,


la form a de gobierno republicano que cada una de ellas adoptare para la ad­
m inistración de sus negocios dom ésticos, sin aprobar C onstitución alguna
provincial que se oponga a los principios liberales, y francos de representa­
ción adm itidos en ésta, ni consentir que en tiem po alguno se establezca otra
form a de G obierno en toda la Confederación.
Art« 134. Tam bién afianza a las m ism as provincias su libertad e inde­
pendencia recíprocas en la parte de su soberanía que se han reservado; y,
siendo justo y necesario, protegerá y auxiliará a cada una de ellas contra toda
invasión o violencia dom éstica, con la plenitud de poder y fuerza que se le
confía para la conservación de la paz y seguridad general; siem pre que fuere
requerido para ello p o r la legislatura provincial o por el Poder Ejecutivo
cuando el Legislativo no estuviere reunido, ni pudiere ser convocado.

CAPÍTULO VI. REVISIÓN Y REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN

A rt. 135. En todos los casos en que las dos terceras partes de cada una
de las C ám aras del Congreso, o de las legislaturas provinciales se propusieren
y aprobaren original y recíprocam ente algunas reform as o alteraciones que
crean necesarias en esta C onstitución, se tendrán éstas por válidas y harán
desde entonces parte de la m ism a Constitución.
A rt. 136. Ya provenga la reform a del Congreso o de las legislaturas, per­
m anecerán los artículos som etidos a la reform a en toda su fiierza y vigor, has­
ta que uno de los cuerpos autorizado para ella, haya aprobado y sancionado
lo propuesto por el otro en la form a prevenida en el párrafo anterior.

242 PRIMERAS CONSTTTUCIONES. U TINO AM ÉRJCA Y ELCARIBE


CAPÍTULO VII. SANCIÓN O RATIFICACIÓN
DE LA CO NSTITUCIÓN

A rt. 137. El pueblo de cada provincia po r m edio de convenciones p ar­


ticulares, reunidas expresam ente para el caso o por el órgano de sus electores
capitulares, autorizados determ inadam ente al intento, o por la voz de los
sufragantes parroquiales que hayan form ado las Asambleas prim arias para
la elección de representantes, expresará solem nem ente su voluntad libre y
espontánea de aceptar, rechazar o modificar en todo o en parte esta C onsti­
tución.
A rt. 138. Leída la presente Constitución a las corporaciones que hubiere
hecho fo rm ar cada G obierno provincial, según el artículo anterior, para su
aprobación, y verificada ésta con las modificaciones o alteraciones que ocu­
rrieren po r pluralidad, se jurará su observancia solem nem ente y se procederá
dentro del tercer día a no m b rar los funcionarios que les correspondan de
los poderes que form en la Representación nacional, cuya elección se hará en
todo caso p o r los electores que van designados.
A rt. 139. El resultado de ambas operaciones se com unicará por las res­
pectivas m unicipalidades al G obierno de su provincia, para que presentán­
dolo al C ongreso cuando se reúna, se resuelva p or él lo conveniente.
A rt. 140. Las provincias que se incorporen de nuevo a la Confederación
llenarán, en su o p o rtu n id ad , estas mismas formalidades; aunque el no hacer­
lo ahora por causas poderosas o insuperables, no será obstáculo para reunirse
en el m om en to en que sus gobiernos lo pidan p or com isionados o delegados
al Congreso, cu an d o esté reunido, o al Poder Ejecutivo durante el receso.

CAPÍTULO VIII. DERECHOS DEL HOMBRE


QUE SE RECONOCERÁN Y RESPETARÁN
EN TODA LA EXTENSIÓN DEL ESTADO

SECCIÓN I. S0B E R A N L \ DEL PUEBLO

A rt, 141. D espués de constituidos los hom bres en sociedad, han ren u n ­
ciado a aquella libertad ilim itada y licenciosa a que fácilmente los conducían
sus pasiones, propia sólo del estado salvaje. El establecim iento de la sociedad

BIBUOTKCAAYACUCHO 243
presupone la renuncia de estos derechos funestos, la adquisición de otros más
dulces y pacíficos, y la sujeción a ciertos deberes m utuos.
A rt. 142. El pacto social asegura a cada individuo el goce y posesión de
sus bienes, sin lesión del derecho que los demás tengan a los suyos.
A rt. 143. U na sociedad de hom bres reunidos bajo unas m ism as leyes,
costum bres y gobierno, form a una soberanía.
A rt. 144. La soberanía de un país, o suprem o poder de reglar y dirigir
equitativam ente los intereses de la com unidad reside, pues, esencial y origi­
nariam ente, en la m asa general de sus habitantes y se ejercita por m edio de
apoderados o representantes de éstos, nom brados y establecidos conformes
a la C onstitución.
A rt. 145. N ingún individuo, ninguna familia, ninguna porción o re­
unión de ciudadanos, ninguna corporación particular, n ingún pueblo, ciu­
dad o partido, puede atribuirse la soberanía de la sociedad, que es im pres­
criptible, inenajenable e indivisible en su esencia y origen, ni persona alguna
pod rá ejercer cualquiera función pública del G obierno, si no la ha obtenido
por la C onstitución.
A rt. 146. Los m agistrados y oficiales del gobierno, investidos de cual­
quiera especie de autoridad, sea en el departam ento Legislativo, en el Ejecu­
tivo o en el Judicial, son de consiguiente m eros agentes y representantes del
pueblo en las funciones que ejercen, y en todo tiem po responsables a los
h o m b res o h ab itan tes, de su con d u cta pública p o r vías legítim as y c o n s titu ­
cionales.
A rt. 147. Todos los ciudadanos tienen derecho indistintam ente a los
em pleos públicos, del m odo, en las formas y con las condiciones prescriptas
por la ley, no siendo aquéllos la propiedad exclusiva de alguna clase de hom ­
bres en particular; y ningún hom bre, corporación o asociación de hom bres,
tendrá o tro título para obtener ventajas y consideraciones particulares, dis­
tintas de las de los otros en la opción a los em pleos que form an una carrera
pública, sino el que proviene de los servicios hechos al Estado.
A rt. 148. No siendo estos títulos ni servicios en m anera alguna heredi­
tarios p o r la naturaleza, ni transm isibles a los hijos, descendientes u otras
relaciones de sangre, la idea de un hom bre nacido m agistrado, legislador,
juez, m ilitar o em pleado de cualquiera suerte, es absurda y contraria a la
naturaleza.

24 4 PRIMERAS C O N STITL'Q O N ES. UTlNOAMf.RK'.A Y F.I.(.ARIBF.


A rt. 149. La ley es la expresión libre de la voluntad general o de la m a­
yoría de los ciudadanos, indicada p o r el órgano de sus representantes le­
galm ente constituidos. Ella se funda sobre la justicia y la utilidad com ún,
y ha de proteger la libertad pública e individual contra toda opresión o
violencia.
A rt. 150. Los actos ejercidos contra cualquiera persona fuera de los casos
y contra las form as que la ley determ ina, son inicuos y si por ellos se usurpa la
autoridad constitucional o la libertad del pueblo, serán tiránicos.

SECCIÓN IL DERECHOS DEL HOMBRE EN SOCIEDAD

A rt. 151. El objeto de la sociedad es la felicidad com ún, y los G obiernos


han sido instituidos para asegurar al h om bre en ella, protegiendo la m ejora
y perfección de sus facultades físicas y m orales, aum entando la esfera de sus
goces y procurándoles el más justo y honesto ejercicio de sus derechos.
A rt. 152. Estos derechos son la libertad, la igualdad, la propiedad y la
seguridad.
A rt. 153. La libertad es la facultad de hacer todo lo que no daña los d e­
rechos de otros individuos, ni al cuerpo de la sociedad, cuyos límites sólo
pueden determ inarse por la ley, porque de otra suerte serían arbitrarios y
ruinosos a la misma libertad.
A rt. 154. La igualdad consiste en que la ley sea una misma para todos
los ciudadanos, sea que castigue o que proteja. Ella no reconoce distinción
de nacim iento, ni herencia de poderes.
A rt. 155. La propiedad es el derecho que cada uno tiene de gozar y dis­
p oner de los bienes que haya adquirido con su trabajo e industria.
A rt. 156. La seguridad existe en la garantía y protección que da la socie­
dad a cada u no de sus m iem bros sobre la conservación de su persona, de sus
derechos y de sus propiedades.
A rt. 157. No se puede im pedir lo que no está prohibido por la ley y
ninguno podrá ser obligado a hacer lo que ella no prescribe.
A rt. 158. Tam poco podrán los ciudadanos ser reconvenidos en juicio,
acusados, presos ni detenidos, sino en los casos y en las form as determ inadas
por la ley; y el que provocare, solicitare, expidiere, suscribiere, ejecutare o
hiciere ejecutar órdenes y actos arbitrarios, deberá ser castigado; pero todo

BIBUOTECAAYACUCHO 245
ciudadano que fuese llam ado o aprehendido en v irtud de la ley, debe obede­
cer al instante, pues se hace culpable por la resistencia.
A rt. 159. Todo hom bre debe presum irse inocente hasta que no haya
sido culpable con arreglo a las leyes; y si entre tanto se juzga indispensable
asegurar su persona, cualquier rigor que no sea para esto sum am ente nece­
sario, debe ser reprim ido.
A rt. 160. N inguno podrá ser juzgado, ni condenado al sufrim iento de
alguna pena en m aterias criminales, sino después que haya sido oído legal­
m ente. Toda persona en semejantes casos, tendrá derecho para pedir el m o­
tivo de la acusación intentada contra ella y conocer de su naturaleza para ser
confrontada con sus acusadores, y testigos contrarios, para producir otros
en su favor y cuantas pruebas puedan serle favorables dentro de térm inos
regulares, p o r sí, p o r su poder o por defensor de su elección, y ninguna será
com pelida, ni forzada en ninguna causa a d ar testim onio contra sí misma,
com o tam poco los ascendientes y descendientes, ni los colaterales, hasta el
cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad.
A rt. 161. El Congreso, con la brevedad posible, establecerá por una ley
detalladam ente el juicio p o r jurados para los casos criminales y civiles, a que
com ú n m en te se aplica en otras naciones, con todas las form as propias de
este procedim iento, y hará entonces las declaraciones que aquí correspondan
en favor de la libertad y seguridad personal, para que sean parte de ésta y se
o b serv en en to d o el Estado.
A rt. 162. Toda persona tiene derecho a estar segura de que no sufrirá
pesquisa alguna, registro, averiguación, capturas o em bargos irregulares
e indebidos de su persona, su casa y sus bienes; y cualquiera orden de los
m agistrados para registrar lugares sospechosos sin probabilidad de algún
hecho grave que los exija, ni expresa designación de los referidos lugares,
o para apoderarse de alguna o algunas personas y de sus propiedades, sin
nom brarlas, ni indicar los motivos del procedim iento, ni que haya precedido
testim onio o deposición jurada de personas creíbles, será contraria a aquel
derecho, peligrosa a la libertad y no deberá expedirse.
A rt. 163. La casa de todo ciudadano es un asilo inviolable. N inguno
tiene derecho de en trar en ella, sino en los casos de incendio, inundación o
reclam ación que provenga del interior de la misma casa, o cuando lo exija
algún procedim iento crim inal conform e a las leyes, bajo la responsabilidad

246 PRIMERAS CON STITUCIONES. U TINO AM ERICA Y EL CARIBE


de las autoridades constituidas que expidieren los decretos; las visitas dom ici­
liarias y ejecuciones civiles sólo p o d rán hacerse de día, en virtud de la ley, y
con respecto a la persona y objetos expresamente indicados en el acta que
ordenare la visita o la ejecución.
A rt. 164. Cuando se acordaren por la pública autoridad sem ejantes
actos, se lim itarán éstos a la persona y objetos expresam ente indicados en
el decreto en que se ordena la visita y ejecución, el cual no p odrá extenderse
al registro y examen de los papeles particulares, pues éstos deben m irarse
com o inviolables; igualm ente que las correspondencias epistolares de todos
los ciudadanos que no p o d rán ser interceptadas por n inguna autoridad,
ni tales docum entos probarán nada en juicio, sino es que se exhiban por
la m ism a persona a quien se hubiesen dirigido p o r su autor y nunca por
o tra tercera, ni p o r el reprobado m edio de la interceptación. Se exceptúan
los delitos de alta traición contra el Estado, el de falsedad y dem ás que se
com eten y ejecuten precisam ente p o r la escritura, en cuyo caso se procede­
rá al registro, exam en y aprehensión de tales docum entos con arreglo a lo
dispuesto p o r las leyes.
A rt. 165. Todo individuo de la sociedad, teniendo derecho a ser p ro ­
tegido por ella en el goce de su vida, de su libertad y de sus propiedades con
arreglo a las leyes, está obligado p o r consiguiente a contribuir p o r su parte
para las expensas de esta protección y a prestar sus servicios personales o un
equivalente de ellos cuando sea necesario; pero ninguno podrá ser privado de
la m enor porción de su propiedad, ni ésta podrá aplicarse a usos públicos, sin
su propio consentim iento o el de los cuerpos legislativos representantes del
pueblo; y cuando alguna pública necesidad legalmente com probada exigiere
que la propiedad de algún ciudadano se aplique a usos sem ejantes, deberá
recib ir^o r ella una justa indem nización.
A rt. 166. N ingún subsidio, carga, im puesto, tasa o contribución podrá
establecerse, ni cobrarse, bajo cualquiera pretexto que sea, sin el consenti­
m iento del pueblo expresado por órgano de sus representantes. Todas las
contribuciones tienen por objeto la utilidad general y los ciudadanos el dere­
cho de vigilar sobre su inversión y de hacerse dar cuenta de ellas p o r el referido
conducto.
Art. 167. N ingún género de trabajo, de cultura, de industria o de com er­
cio serán prohibidos a los ciudadanos, excepto aquéllos que ahora form an la

BI BLIOTECL\ AYACUCHO 247


subsistencia del Estado, que después oportu n am ente se libertarán cuando el
C ongreso lo juzgue útil y conveniente a la causa pública.
A rt. 168. La libertad de reclam ar cada ciudadano sus derechos ante los
depositarios de la autoridad pública, con la m oderación y respeto debidos,
en ningún caso podrá im pedirse ni lim itarse. Todos, por el contrario, debe­
rán hallar un rem edio p ronto y seguro, con arreglo a las leyes, de las injurias
y daños que sufrieren en sus personas, en sus propiedades, en su honor y
estim ación.
A rt. 169. Todos los extranjeros, de cualquiera nación que sean, se recibi­
rán en el Estado. Sus personas y propiedades gozarán de la misma seguridad
que las de los dem ás ciudadanos, siem pre que respeten la religión católica,
única del país y que reconozcan la independencia de estos pueblos, su sobera­
nía y las autoridades constituidas p o r la voluntad general de sus habitantes.
A rt. 170. N inguna ley crim inal, ni civil, p odrá tener efecto retroactivo,
y cualquiera que se haga para juzgar o castigar acciones cometidas antes que
ella exista, será tenida por injusta, opresiva e inconform e con los principios
fundam entales de un gobierno libre.
A rt. 171. N unca se exigirán cauciones excesivas, ni se im pondrán penas
pecuniarias desproporcionadas con los delitos, ni se condenarán los h o m ­
bres a castigos crueles, ridículos y desusados. Las leyes sanguinarias deben
dism inuirse, com o que su frecuente aplicación es inconducente a la salud del
Estado y no m enos injusta que im política, siendo el verdadero designio de los
castigos, corregir y no exterm inar el género hum ano.
A rt. 172. Todo tratam iento que agrave la pena determ inada por ley, es
un delito.
A rt. 173. El uso de la to rtu ra queda abolido perpetuam ente.
A rt. 174. Toda persona que fuere legalm ente detenida o presa, deberá
ponerse en libertad luego que dé caución o fianza suficiente, excepto en los
casos en que haya pruebas evidentes, o grande presunción de delitos capitales.
Si la prisión proviene de deudas y no hubiere evidencia o vehem ente presun­
ción de fraude, tam poco deberá perm anecer en ella, luego que sus bienes se
hayan puesto a la disposición de sus respectivos acreedores, conform e a las
leyes.
A rt. 175. N inguna sentencia pronunciada p o r traición contra el Estado o
cualquiera otro delito, arrastrará infamia a los hijos y descendientes del reo.

248 PRIMERAS CONSTITUCIONES. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE


Art. 176. N ingún ciudadano de las provincias del Estado, excepto los
que estuvieron em pleados en el Ejército, en la M arina o en las milicias, que
se hallaren en actual servicio, deberá sujetarse a las leyes militares, ni sufrir
castigos provenidos de ellas.
Art. 177. Los militares en tiem po de paz, no podrán acuartelarse, ni
tom ar alojam iento en las casas de los dem ás ciudadanos particulares sin el
consentim iento de sus dueños, ni en tiem po de guerra, sino p o r orden de los
magistrados civiles, conform e a las leyes.
Art. 178. Una milicia bien reglada e instruida, com puesta de los ciu­
dadanos, es la defensa natural más conveniente y más segura a un Estado
libre. No deberá haber, p or tanto, tropas veteranas en tiem po de paz, sino las
rigurosam ente precisas para la seguridad del país, con el consentim iento del
Congreso.
Art. 179. Tam poco se im pedirá a los ciudadanos el derecho de tener y
llevar armas lícitas y perm itidas para su defensa; y el poder militar, en todos
casos, se conservará en una exacta subordinación a la autoridad civil y será
dirigido por ella.
Art. 180*. No habrá fuero alguno personal: sólo la naturaleza de las
materias determ inará los m agistrados a que pertenezca su conocim iento,
y los empleados de cualquier ram o, en los casos que o cu rran sobre asuntos
que no fueran propios de su profesión y carrera, se sujetarán al juicio de los
m agistrados y tribunales ordinarios, como los dem ás ciudadanos.
Art. 181. Será libre el derecho de manifestar los pensam ientos por m e­
dio de la im prenta; pero cualquiera que lo ejerza se hará responsable a las
leyes, si ataca y p ertu rb a con sus opiniones la tranquilidad pública, el dogm a,
la moral cristiana, la propiedad, honor y estimación de algún ciudadano.
Art. 182. Las legislaturas provinciales tendrán el derecho de petición al
Congreso y no se im pedirá a los habitantes el de reunirse ordenada y pací­
ficamente en sus respectivas parroquias para consultarse y tratar sobre sus
intereses, dar instrucciones a sus representantes en el Congreso o en la pro­

* Los diputados adscritos al clero protestaron este artículo y firm aron la C onstitución con reservas
aduciendo que la derogación del fuero personal era una medida contra los representantes de la
Iglesia. No obstante, en la form a, este articulo aparece como una norm a general, prom ulgada en
razón de extinguir todo privilegio personal ante la ley. ya fuese este derivado de un título nobiliario
o cargo público cualquiera. (N. de B.A.).

BIBLIOTECA AYACUCHO 249


vincia o dirigir peticiones al uno o al otro cuerpo legislativo, sobre reparación
de agravios o males que sufran en sus propios negocios.
A rt. 183. Para todos estos casos, deberá preceder necesariam ente soli­
citud expresa p o r escrito de los padres de familia y hom bres buenos de la pa­
rroquia, cuando menos en núm ero de seis, pidiendo la reunión a la respectiva
m unicipalidad, y ésta determ inará el día y com isionará algún m agistrado o
persona respetable del partido para que presida la ju n ta y, después de con­
cluida y extendida el acta, la rem ita a la m unicipalidad que le dará la dirección
conveniente.
A rt. 184. A estas ju n tas sólo podrán concurrir los ciudadanos sufragan­
tes, o electores, y las legislaturas no están absolutam ente obligadas a conceder
las peticiones, sino a tom arlas en consideración para proceder sus funciones
del m odo que pareciere m ás conform e al bien general.
A rt. 185. El poder suspender las leyes o de detener su ejecución, nunca
deberá ejercitarse, sino p o r las legislaturas respectivas o por autoridad di­
m anada de ellas para sólo aquellos casos particulares que hubieren expresa­
m ente provisto fuera de los que expresa la Constitución; y toda suspensión
o detención que se haga en v irtud de cualquiera autoridad sin el consenti­
m iento de los representantes del pueblo, se rechazará com o un atentado a
sus derechos.
A rt. 186. El Poder Legislativo suplirá provisionalm ente a todos los casos
en que la C onstitución respectiva estuviere m uda, y proveerá con o p o rtu n i­
dad, arreglándose a la m ism a Constitución la adición o reform a que pareciere
necesario hacer en ella.
A r t 187. El derecho del pueblo para participar en la legislatura, es la
m ejor seguridad y el m ás firme fundam ento de un gobierno libre; por tanto,
es preciso que las elecciones sean libres y frecuentes y, que los ciudadanos en
quienes concurren las calificaciones de m oderadas propiedades y dem ás que
procuran un m ayor interés a la com unidad, tengan derecho para sufragar
y elegir los m iem bros de la legislatura a épocas señaladas y poco distantes,
com o previene la C onstitución.
A rt. 188. Una dilatada continuación en los principales funcionarios
del Poder Ejecutivo, es peligrosa a la libertad; y esta circunstancia reclama
poderosam ente una rotación periódica entre los m iem bros del referido de­
p artam en to para asegurarla.

250 PRLVIERAS CON STITUCIONES. U TIN O A M ÉR]C \ Y ELCARIBF.


A rt. 189. Los tres departam entos esenciales del G obierno, a saber: el Le­
gislativo, el Ejecutivo y el Judicial, es preciso que se conserven tan separados,
e independientes el uno del otro, cuanto lo exija la naturaleza de un gobierno
libre, o cuanto es conveniente con la cadena de conexión que liga toda la fa­
brica de la C onstitución, en u n m odo indisoluble de am istad y unión.
A r t 190. La em igración de unas provincias a otras será enteram ente
libre.
A r t 191. Los gobiernos se han constituido para la felicidad com ún, para
la protección y seguridad de los pueblos que los com ponen y no para el bené­
fico honor, o privado interés de algún hom bre, de alguna familia o de alguna
clase de hom bres en particular, que sólo son una parte de la com unidad. El
mejor de todos los gobiernos será el que fuere más propio para producir la
mayor sum a de bien y de felicidad, y estuviere más a cubierto del peligro de una
mala adm inistración; y cuantas veces se reconociere que un gobierno es inca­
paz de llenar estos objetos o que fuere contrario a ellos, la mayoría de la nación
tiene indubitablem ente el derecho inajenable e imprescriptible de abolirlo,
cambiarlo o reform arlo del m odo que juzgue más propio para procurar el bien
público. Para obtener esta indispensable mayoría, sin daño de la justicia ni de
la libertad general, la C onstitución presenta y ordena los medios más razona­
bles, justos y regulares en el capítulo de la revisión, y las provincias adoptarán
otros semejantes o equivalentes en sus respectivas Constituciones.

SECCIÓN III. DEBERES DEL HOMBRE EN LA SOCIEDAD

Art. 192. La declaración de los derechos contiene las obligaciones de los


legisladores; pero la conservación de la sociedad pide que los que la com po­
nen conozcan y llenen igualm ente las suyas.
Art. 193. Los derechos de otros son el límite m oral de los nuestros y el
principio de nuestros deberes relativam ente a los demás individuos del cuer­
po social. Ellos reposan sobre dos principios que la naturaleza ha grabado en
todos los corazones, a saber: H az siempre a los otros todo el bien que quisieras
recibir de ellos. No hagas a otro lo que no quisieras que se te hiciese.
Art. 194. Son deberes de cada individuo para con la sociedad, vivir so­
m etido a las leyes, obedecer y respetar a los m agistrados y autoridades cons­
tituidas, que son sus órganos, m an tener la libertad y la igualdad de derechos;

BIBLIOTECA AYACUCHO 251


co n trib u ir a los gastos públicos y servir a la patria cuando ella lo exija, hacién­
dole el sacrificio de sus bienes y de su vida, si es necesario.
A rt. 195. N inguno es hom bre de bien, ni buen ciudadano, si no observa
las leyes fiel y religiosam ente, si no es buen hijo, buen herm ano, buen amigo,
buen esposo y buen padre de familia.
A rt. 196. C ualquiera que traspasa las leyes abiertam ente o que, sin vio­
larla a las claras, las elude con astucia, o con rodeos artificiosos y culpables,
es enem igo de la sociedad, ofende los intereses de todos y se hace indigno de
la benevolencia y estim ación públicas.

SECCIÓN IV. DEBERES DEL CUERPO SOCIAL

A rt. 197. La sociedad afianza a los individuos que la com ponen el goce
de su vida, de su libertad, de sus propiedades y demás derechos naturales; en
esto consiste la garantía social que resulta de la acción reunida de los m iem ­
bros del C uerpo y depositada en la soberanía nacional.
A rt. 198. Siendo instituidos los gobiernos para el bien y felicidad com ún
de los hom bres, la sociedad debe proporcionar auxilios a los indigentes y
desgraciados y la instrucción a todos los ciudadanos.
A rt. 199. Para precaver toda transgresión de los altos poderes que nos
han sido confiados, declaram os: que todas y cada una de las cosas constitui­
das en la an terio r declaración de derechos, están exentas y fuera del alcance
del poder general ordinario del G obierno y que, conteniendo o apoyándose
sobre los indestructibles y sagrados principios de la naturaleza, toda ley con­
traria a ellas que se expida p o r la Legislatura federal o por las provincias, será
absolutam ente nula y de ningún valor.

CAPÍTULO IX. DISPOSICIONES GENERALES

A rt. 200. C om o la p arte de ciudadanos que hasta hoy se ha denom inado


indios, no ha conseguido el fhito apreciable de algunas leyes que la m onarquía
española dictó a su favor, porque los encargados del gobierno en estos países
tenían olvidada su ejecución; y com o las bases del sistema de gobierno que en
esta C onstitución ha adoptado Venezuela, no son otras que las de la justicia y
la igualdad, encarga m uy particularm ente a los G obiernos provinciales, que

2 5 2 PRIMERAS CON STITUCIONES. LATINOA.MÉRICAYELCARIBE


así com o han de aplicar sus fatigas y cuidados para conseguir la ilustración
de todos los habitantes del Estado, proporcionarles escuelas, academias y
colegios en d o nde aprendan todos los que quieran los principios de religión,
de la sana m oral, de la política, de las ciencias y artes útiles y necesarias para
el sostenim iento y prosperidad de los pueblos, procuren p or todos los medios
posibles atraer a los referidos ciudadanos naturales a estas casa de ilustración
y enseñanza, hacerles com prender la íntim a u nión que tienen con todos los
demás ciudadanos, las consideraciones que com o aquellos merecen del G o­
bierno y los derechos de que gozan por el solo hecho de ser hom bres iguales
a todos los de su especie, a fin de conseguir por este m edio sacarlos del abati­
m iento y rusticidad en que los ha m antenido el antiguo estado de las cosas y
que no perm anezcan p or más tiem po aislados y aun tem erosos de tratar a los
demás hom bres, prohibiendo desde ahora que puedan aplicarse involunta­
riam ente a prestar sus servicios a los tenientes o curas de sus parroquias, ni a
otra persona alguna, y perm itiéndoles el reparto en propiedad de las tierras
que les estaban concedidas y de que están en posesión, para que a proporción
entre los padres de familia de cada pueblo las dividan y dispongan de ellas
com o verdaderos señores, según los térm inos y reglam entos que form en los
Gobiernos provinciales.
A rt. 201. Se revocan, p o r consiguiente, y quedan sin valor alguno las
leyes que en el anterior G obierno concedieron ciertos tribunales, protectores
y privilegios de m en o r edad a dichos naturales, las cuales, dirigiéndose al
parecer a protegerlos, les han perjudicado sobrem anera, según ha acreditado
la experiencia.
A lt. 202. El comercio inicuo de negros prohibido por decreto de la Junta
Suprema de Caracas en 14 de agosto de 1810, queda solem nem ente y cons-
tituciofialm ente abolido en todo el territorio de la U nión, sin que puedan de
m odo alguno introducirse esclavos de n inguna especie por vía de especula­
ción mercantil.
A rt. 203. Del m ism o m odo, quedan revocadas y anuladas en todas sus
partes, las leyes antiguas que im ponían degradación civil a una parte de la
población libre de Venezuela, conocida hasta ahora bajo la denom inación de
pardos; éstos quedan en posesión de su estim ación natural y civil y restitui­
dos a los im prescriptibles derechos que le corresponden com o a los dem ás
ciudadanos.

b i b i .io t e c ::a a y a c u c h o 253


A rt. 204. Q uedan extinguidos todos los títulos concedidos por el ante­
rior G obierno y ni el Congreso, ni las legislaturas provinciales podrán con­
ceder otro alguno de nobleza, honores o distinciones hereditarias, ni crear
em pleos u oficio alguno, cuyos sueldos o em olum entos puedan d u rar más
tiem po que el de la buena conducta de los que los sirvan.
A rt. 205. Cualquiera persona que ejerza algún empleo de confianza u
honor, bajo la auto rid ad del Estado, no pod rá aceptar regalo, titulo o em o­
lum ento de algún Rey, príncipe o Estado extranjero, sin el consentim iento
del Congreso.
A rt. 206. El Presidente y m iem bros que fueren del Ejecutivo, los sena­
dores, los representantes, los militares y dem ás em pleados civiles, antes de
en trar en el ejercicio de sus funciones deberán prestar juram ento de fidelidad
al Estado, de sostener y defender la C onstitución, de cum plir bien y fielmente
los deberes de sus oficios y de proteger y conservar pura e ilesa, en estos tiem ­
pos, la religión católica, apostólica, rom ana, que ellos profesan.
A rt. 207. El Poder Ejecutivo prestará el ju ram ento en m anos del Presi­
dente del Senado, a presencia de las dos Cám aras; y los senadores y represen­
tantes en m anos del Presidente en tu rn o del Ejecutivo y a presencia de los
otros dos individuos que lo com ponen.
A rt. 208. El Congreso determ inará la fórm ula del juram ento y ante qué
personas deban prestarlo los dem ás oficiales y em pleados de la Confede­
ración.
A rt. 209. El pueblo de cada provincia tendrá facultad para revocar la
nom inación de sus delegados en el Congreso, o alguno de ellos en cualquier
tiem po del año, y para enviar otros en lugar de los prim eros, por el que a éstos
faltare al tiem p o de la revocación.
A rt. 210. El m edio de inquirir y saber la voluntad general de los pue­
blos, sobre estas revocaciones, será del resorte exclusivo y peculiar de las le­
gislaturas provinciales, según lo que para ello establecieren sus respectivas
C onstituciones.
A rt. 211. Se prohíbe a todos los ciudadanos asistir con arm as a las con­
gregaciones parroquiales y electorales que prescribe la Constitución y a las
reuniones pacificas de que habla el párrafo 182 y siguiente, bajo la pena de
p erder p o r diez años el derecho de votar y concu rrir a ellas.
A rt. 212. C ualquier que fuere legítim am ente convencido de haber com ­

2 5 4 PRIMERAS CON STITUCIONES. U TIN O A M ÍRIC A Y EL CARIBE


prado o vendido sufragios en las referidas congregaciones, o de haber p ro cu ­
rado la elección de algún individuo con annenazas, intrigas, artificios u otro
género de seducción, será excluido de las mismas asambleas y del ejercicio de
toda función pública por espacio de veinte años, y, en caso de reincidencia,
la exclusión será perpetua, publicándose una y otra en el distrito del partido
capitular, por una proclam a de la m unicipalidad que circulará en los papeles
públicos.
Art. 213. Ni los sufragantes parroquiales, ni los electores capitulares
recibirán recom pensa alguna del Estado por concurrir a sus respectivas con­
gregaciones, y ejercer en ellas lo que previene la Constitución, aunque sea
necesario a veces em plear algunos días para concluir lo que ocurriere.
A rt. 214. Los ciudadanos sólo podrán ejercer sus derechos políticos en
las congregaciones parroquiales y electorales, y en los casos y form as pres-
criptas po r la C onstitución.
ArL 215. N ingún individuo, o asociación particular, podrá hacer peti­
ciones a las autoridades constituidas en nom bre del pueblo, ni m enos abro­
garse la calificación de pueblo soberano; y el ciudadano, o ciudadanos que
contravinieren a este párrafo, hollando el respeto y veneración debidas a la
representación y voz del pueblo, que sólo se expresa por la voluntad general,
o por el órgano de sus representantes legítimos en las legislaturas, serán p er­
seguidos, presos y juzgados con arreglo a las leyes.
A rt. 216. Toda reunión de gente arm ada, bajo cualquier pretexto que se
forme, si no em ana de órdenes de las autoridades constituidas, es un atentado
contra la seguridad pública y debe dispersarse inm ediatam ente p o r la fuerza,
y toda reunión de gente sin arm as que no tenga el m ism o origen legítimo, se
disolverá prim ero por órdenes verbales; y siendo necesario, se destruirá por
las arm as en caso de resistencia, o de tenaz obstinación.
A rt. 217. Al Presidente y m iem bros del Poder Ejecutivo, senadores, re­
presentantes y dem ás empleados por el G obierno de la Confederación, se
abonarán sus respectivos sueldos del tesoro com ún de la Unión.
A rt. 218. No se extraerá de él cantidad alguna de n um erario en plata,
oro, papel u otra form a equivalente, sino para los objetos e inversiones orde­
nadas por ley, y anualm ente se publicará por el Congreso un estado y cuenta
regular de las entradas y gastos de los fondos públicos, para conocim iento de
todos, luego que el Poder Ejecutivo verifique lo dispuesto en el párrafo 102.

BIBLIOTECA A.YACL’CH O 255


A lt. 219. Nunca se im pondrá capitación, u otro im puesto directo sobre
las personas de los ciudadanos, sino en razón del núm ero de población de
cada provincia, según lo indicaren los censos que el Congreso dispondrá se
ejecuten cada cinco años en toda la extensión del Estado.
A rt. 220. No se dará preferencia a los puertos de una provincia sobre
los de otra, p o r reglamento alguno de comercio o de rentas, ni se concederán
privilegios o derechos exclusivos a com pañías de com ercio o corporaciones
industriales, ni se im pondrán otras lim itaciones a la libertad de com ercio y
al ejercicio de la agricultura y de la industria, sino las que previene expresa­
m ente la C onstitución.
A rt. 221. Toda ley prohibitiva sobre estos objetos, cuando las circuns­
tancias la hagan necesaria, deberá estimarse por pura y esencialmente provi­
sional; y para tener efecto p o r más de un año, se deberá renovar con form ali­
dad al cabo de este periodo, repitiéndose lo m ism o sucesivamente.
A rt. 222. M ientras el Congreso no determ inare una fórm ula perm a­
nente de naturalización para los extranjeros, adquirirán éstos el derecho de
ciudadanos y aptitud para votar, elegir y tom ar asiento en la representación
nacional si, habiendo declarado su intención de establecerse en el país ante
una m unicipalidad, héchose inscribir en el registro civil de ella y renunciado
al derecho de ciudadano en su patria, adquirieren un domicilio y residencia en
el territorio del Estado, por el tiem po de siete años y llenaren las demás condi­
ciones prescriptas en la C onstitución, para ejercer las funciones referidas.
A rt. 223. En todos los actos públicos se usará de la Era C olom biana, y,
para evitar toda confusión en los cóm putos al com parar esta época con la
vulgar cristiana, casi generalm ente usada en todos los pueblos cultos, co­
m enzará aquella a contarse desde el día prim ero de enero del año de N.S. mil
ochocientos once, que será el prim ero de nuestra independencia.
A rt. 224. El Congreso suplirá con providencias oportunas, a todas las
partes de esta C onstitución que no puedan ponerse en ejecución inm ediata­
m ente, y de un m odo general, para evitar los perjuicios e inconvenientes que
de otra suerte pudieran resultar al Estado.
A rt. 225. El que hallándose en una provincia violare sus leyes, será juz­
gado con arreglo a ellas por sus m agistrados provinciales; pero si infringiese
las de la U nión, lo será conform e a éstas los funcionarios de la misma C on­
federación; y para que ni sea necesario que en todas partes haya tribunales

25 6 P R IM E R A S O T N S rra 'C lO N E S . UTIN0.\.MÉRICA y e l CAKIBK


de la Confederación, ni que sean extraídos de sus vecindarios los individuos
com prendidos en estos casos, el Congreso determ inará p or ley, los tribunales
y la forma con que éstos darán comisiones para exam inar y juzgar las ocu­
rrencias en las mismas provincias.
Art. 226. Nadie tendrá en la Confederación de Venezuela otro título, ni
tratam iento público que el de ciudadano, única denom inación de todos los
hom bres libres que com ponen la nación; pero a las Cámaras representativas,
al Poder Ejecutivo y a la Suprem a Corte de Justicia se dará por todos los ciu­
dadanos el m ism o tratam iento con la adición de honorable para las prim eras,
respetable para el segundo y recto para la tercera.
Art. 227. La presente Constitución, las leyes que en su consecuencia se
expidan para ejecutarla, y todos los tratados que se concluyan bajo la au to ri­
dad del G obierno de la U nión, serán la ley suprem a del Estado en toda la ex­
tensión de la Confederación, y las autoridades y habitantes de las provincias,
estarán obligados a obedecerlas, y observarlas religiosamente sin excusa, ni
pretexto alguno; pero las leyes que se expidieren contra el tenor de ella, no
tendrán ningún valor, sino cuando hubieren llenado las condiciones reque­
ridas para una justa y legítima revisión y sanción.
Art. 228. Entre tan to que se verifica la com posición de un código civil
y crim inal, acordado por el Suprem o Congreso en 8 de m arzo últim o, adap­
table a la forma de gobierno establecido en Venezuela, se declara en su fuerza
y vigor el código que hasta aquí nos ha regido en todas las m aterias y puntos
que, directam ente o in d ireaam en te, no se opongan a lo establecido en esta
Constitución.
Y por cuanto el Suprem o Legislador del Universo ha querido inspirar en
nuestros corazones, la am istad y unión más sinceras entre nosotros m ism os y
con los dem ás habitantes del continente colom biano que quieran asociárse­
nos para defender nuestra religión, nuestra soberanía natural y nuestra inde­
pendencia: por tanto nosotros, el referido pueblo de Venezuela, habiendo or­
denado con entera libertad la Constitución precedente que contiene las reglas,
principios y objetos de nuestra Confederación y alianza perpetua, tom ando
a la misma divinidad p or testigo de la sinceridad de nuestras intenciones, e
im plorando su poderoso auxilio para gozar por siempre las bendiciones de
la libertad y de los im prescriptibles derechos que hem os merecido a su b e­
neficencia generosa, nos obligam os y com prom etem os a observar y cum plir

BIBLIOTECA AYACTCHO 257


inviolablem ente, todas y cada una de las cosas que en ella se com prenden,
desde que sea ratificada en la form a que ella m ism a previene, protestando, sin
em bargo, alterar y m u d ar en cualquier tiem po estas resoluciones, conform e
a la m ayoría de los pueblos de C olom bia que quieran reunirse en un cuer­
po nacional para la defensa y conservación de su libertad e independencia
política, m odificándolas, corrigiéndolas y acom odándolas o p o rtunam ente
y a pluralidad y de com ún acuerdo entre nosotros mismos, en todo lo que
tuviere relaciones directas con los intereses generales délos referidos pueblos,
y fuere convenido por el órgano de sus legítimos representantes reunidos en
un Congreso G eneral de la C olom bia, o de alguna parte considerable de ella,y
sancionado p o r los com itentes; constituyéndonos entre tanto en esta U nión,
todas y cada una de las provincias que concurrieron a form arla, garantes las
unas a las otras de la integridad de nuestros respectivos territorios y derechos
esenciales, con nuestras vidas, nuestras fortunas y nuestro honor; y confia­
m os y recom endam os la inviolabilidad y conservación de esta C onstitución
a la fidelidad de los cuerpos legislativos, de los Poderes Ejecutivos, jueces y
em pleados de la U nión y de las provincias y a la vigilancia y virtudes de los
padres de familia, m adres, esposas y ciudadanos del Estado.
D ada en el Palacio Federal de Caracas, a veintiuno de diciem bre del año
del Señor mil ochocientos once, p rim ero de nuestra Independencia.

Juan Toro, presidente - Isidoro Ant. López Méndez - Juan José de Maya -
Nicolás de Castro - Lino de Clemente - José María Ramírez - Domingo de
Alvarado - M anuel Plácido Maneyro - Mariano de la Cova - Francisco Xavier
de Maíz - Antonio Nicolás Briceño - Francisco X. Yanes - Manuel Palacio - José
de Sata y Bussy - José Ignacio Briceño - José Gabriel de Alcalá - Bartolomé
Blandin - Francisco Policarpo O rtiz - Martín Tovar - Felipe Fermín Paúl - José
Luis Cabrera - Francisco Hernández - Francisco del Toro - José Ángel de Álamo
- Gabriel Pérez de Pagóla - Francisco X. Ustáriz - Juan Germán Roscio

Bajo los reparos que se expresan al pie de esta acta n» 2, firm o esta C ons­
titución.

Francisco de Miranda, vicepresidente

258 PRIMERAS CON STITUCIONES. LATINOAMERICA Y EL CARIBE


Suscribo a todo, m enos al artículo 180, reiterando mi protesta hecha en
5 del corriente.

Juan Nepomuceno Quintana

Suscribo a todo, m enos al artículo 180 que trata de abolir el fuero per­
sonal de los clérigos, sobre el que he protestado solem nem ente, lo que se
insertará a continuación de esta Constitución.

Manuel Vicente de Maya

Suscribo en los m ism os térm inos que el Sr. Maya, acom pañándose la
protesta que he entregado hoy.

Luis José Cazorla

Suscribo a toda la C onstitución, m enos al capítulo del fuero.

Luis José de Rivas y Tovar

Bajo m i p rotesta del acuerdo de diez y seis de los corrientes,

Salvador Delgado

Suscribo a todo, excepto el desafuero.

José Vicente Unda

Suscribo la presente C onstitución, con exclusión del artículo 180, y con


arreglo a la protesta que hice en 5 del corriente, y acom paña la Constitución;
y en los m ism os térm inos que corre la de don Juan Q uintana.

Luis Ignacio Mendoza

BIBLIOTECA AYACUCHO 259


Suscribo a todo lo sancionado en esta Constitución, a excepción del
capítulo que habla del fuero eclesiástico, según las protestas que he hecho en
las actas del 5 del presente.

Juan Antonio Díaz Argote

Francisco Isnardi, secretario

2 6 0 P R IM E R A S CONSTrrUCIONLS. U T I N 0 a \ ( ÉR IC A Y EL C A R IB E
NUEVA GRANADA
ACTA DE FEDERACIÓN DE LAS
PROVINCIAS UNIDAS DE LA NUEVA GRANADA^

En el n o m b re de la Santísim a Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.


Nos, los representantes de las provincias de la Nueva Granada que abajo
se expresarán, convenidos en virtud de los plenos poderes con que al efecto
hemos sido autorizados p o r nuestras respectivas provincias, y que previa
y m utuam ente hem os reconocido y calificado, considerando la larga serie
de sucesos o cu rrid o s en la península de España, nuestra antigua m etrópoli,
desde su ocupación p o r las arm as del em perador de los franceses N apoleón
Bonaparte; las nuevas y varias form as de gobierno que entretanto y rápida­
m ente se h an sucedido unas a otras, sin que ninguna de ellas haya sido capaz
de salvar la nación; el aniquilam iento de sus recursos cada día mas exhaus­
tos, en térm in o s que la prudencia h u m ana no puede esperar un buen fin; y
últim am ente los derechos indisputables que tiene el gran pueblo de estas
provincias, com o todos los dem ás del universo, para m irar por su propia
conservación, y darse para ella la form a de gobierno que m ás le acom ode,
siguiendo el espíritu, las instrucciones y la expresa y term inante voluntad de
todas nuestras dichas provincias, que general, form al y solem nem ente han
proclam ado sus deseos de unirse a una asociación federativa, que rem itiendo
a la totalidad del gobierno general las facultades propias y privativas de un
solo cuerpo de nación reserve para cada una de las provincias su libertad, su
soberanía y su independencia, en lo que n o sea del interés com ún, garanti­
zándose a cada una de ellas estas preciosas prerrogativas y la integridad de

• “Acta d e Federación de las Provincias Unidas de la Nueva G ranada”, Pensamiento consñtucional


hispanoamericano hasta /830. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional déla H istoria, 1961,v.
42. t. III, pp. 457-484.

B IB L U rrE C A A Y A C U C H O 261
sus territorios, cum pliendo con este religioso deber y reservando para mejor
ocasión o tiem pos más tranquilos la Constitución que arreglará definitiva­
m ente los intereses de este gran pueblo; hem os acordado y acordam os los
pactos de federación siguientes:
A lt. 1. El título de esta Confederación será; Provincias Unidas de la
Nueva G ranada.
A rt. 2. Son adm itidas y.parte por ahora de esta C onfederación todas las
provincias que al tiem po de la revolución de la capital de Santafé en veinte
de julio de mil ochocientos diez, eran reputadas y consideradas como tales,
y que en continuación y en uso de este derecho reasum ieron desde aquella
época su gobierno y adm inistración interior, sin perjuicio no obstante de los
pactos o convenios que hayan hecho o quieran hacer algunas de ellas y que
no se im p ro b arán en lo que no perjudique a la Unión.
A rt. 3. Lo serán asim ism o aquellas provincias o pueblos que no habien­
do pertenecido en dicha época a la Nueva G ranada, pero que estando en
cierto m odo ligados con ellas por su posición geográfica, p or sus relaciones
de com ercio u otras razones semejantes, quieran asociarse ahora a esta Fe­
deración, o a alguna de sus provincias confinantes, precediendo al efecto los
pactos y negociaciones que convengan con los Estados o cuerpos políticos a
quienes pertenezcan, sin cuyo consentim iento y aprobación no puede darse
un paso de esta naturaleza.
A rt. 4. En todas y cada una de las provincias unidas de la Nueva Granada
se conservará la santa religión católica, apostólica, rom ana, en toda su pureza
e integridad,
A rt. 5. Todas y cada una de las Provincias U nidas y que en adelante se
unieren de la Nueva G ranada, o de otros Estados vecinos desconocen expresa­
m ente la autoridad del Poder Ejecutivo o Regencia de España, Cortes de Cádiz,
Tribunales de justicia y cualquiera otra autoridad subrogada o sustituida por
las actuales o p o r los pueblos de la península, en ella, sus islas adyacentes, o en
cualquiera otra parte, sin la libre y espontánea concurrencia de este pueblo.
Así en ninguna de dichas provincias se obedecerá o dará cum plim iento a las
órdenes, cédulas, decretos o despachos, que em anaren de las referidas autori­
dades; ni de n inguna otra constituida en la península de cualquiera naturaleza
que sea, civil, eclesiástica o militar, pues las dichas provincias sólo reconocen
po r legítimas y protestan obedecer en su distrito a las que sus respectivos

2 6 2 P R I.M E R A S C O N S T i a 'C I O N E S . L A T IN O A .\tP .R IC A Y EL C A R IB E


pueblos hayan constituido con las facultades que le son privativas; y fíiera de
él a la Confederación de las Provincias Unidas, en las que por esta acta le son
delegadas y le correspondan para la conservación y desempeño de los intereses
y objetos de la unión; sin que p o r esto se rom pan tam poco los vínculos de fra­
ternidad y amistad, ni las relaciones de comercio que nos unen con la España
no ocupada, siempre que sus pueblos no aspiren a otra cosa sobre nosotros y
m antengan los mismos sentim ientos que manifestamos hacia ellos.
A rt. 6. Las Provincias Unidas de la Nueva G ranada se reconocen m u tu a ­
m ente com o iguales, independientes y soberanas, garantizándose la integri­
dad de sus territorios, su adm inistración interior y una forma de gobierno
republicano. Se prom eten recíprocam ente la más firme am istad y alianza,
se ju ran una fe inviolable y se ligan con un pacto eterno, cuanto perm ite la
miserable condición hum ana.
A rt. 7. Se reservan, pues, las provincias en fuerza de sus derechos inco­
municables:
la La facultad de darse un gobierno com o más convenga a sus circuns­
tancias, aunque siempre popular, representativo y análogo al general de la
Unión, para que así resulte entre todas la m ejor arm onía, y a la más fácil
adm inistración, dividiendo sus poderes, y prescribiéndoles las reglas bajo
las cuales se deben conducir;
2fi La policía, el gobierno interior y económ ico de sus pueblos, y n o m ­
bram iento de toda clase de empleados;
La form ación de sus códigos civiles y criminales;
4 2 El establecim iento de juzgados y tribunales superiores e inferiores en
donde se fenezcan los asuntos judiciales en todas sus instancias;
5® La creación y arreglo de milicias provinciales, su arm am ento y disci-
plina^para su propia defensa, y la de las provincias unidas cuando lo requiera
el caso;
6 2 La form ación de un tesoro particular para sus respectivas necesidades
p o r m edio de las contribuciones y arbitrios que tengan por convenientes, sin
perjuicio de la U nión ni de los derechos que después se dirán;
7a La protección y fom ento de la agricultura, artes, ciencias, com ercio y
cuanto pueda conducir a su felicidad y prosperidad;
8 2 . Ú ltim am ente todo aquello que no siendo del interés general, ni ex­
presam ente delegado en los pactos siguientes de federación, se entiende

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 263
siem pre reservado y retenido. Pero ceden a favor de la Unión todas aquellas
facultades nacionales y las grandes relaciones y poderes de un Estado, que no
podrían desem peñarse sin una representación general, sin la concentración
de los recursos com unes, y sin la cooperación y los esfuerzos de todas las
provincias.
A rt. 8 . Para asegurar el goce de tan preciosos derechos, para consolidar
esta u nión, y para atender a la defensa com ún, las provincias confederadas
se obligan a prestarse m utuam ente, cuantos auxilios sean necesarios contra
toda violencia o ataque interior o exterior, que se dirija a turbar el uso de
ellas, contribuyendo con armas, gente y dinero y por todos los m edios que
estén en su alcance; sin dejar las arm as de la m ano, no desistir de este em peño
hasta que n o haya cesado el peligro, y esté asegurada la libertad particular de
la provincia am enazada o invadida; o la general y com ún.
A rt. 9. Prom eten asimismo todas ellas, que concurrirán al bien universal,
haciendo el sacrificio de sus intereses particulares, cuando la reserva de ellas
pudiera ser perjudicial al bien com ún, prefiriendo éste en todo evento al suyo
propio, y m iran d o al gran pueblo de la Nueva G ranada en todas sus provin­
cias, com o amigos, com o aliados, com o herm anos y como conciudadanos.
A rt. 10. Pero com o nada de lo dicho podría hacerse sin un cuerpo de­
positario de altas facultades, conservador de los derechos de los pueblos, y
director de sus m edios y sus recursos, los diputados representantes de las
provincias en v irtu d de sus ya dichos plenos poderes se constituirán en un
cuerpo o Congreso en quien residirán todas las facultades ya dichas y las más
que abajo se expresarán, com puesto por ahora de uno o dos individuos por
cada una de las provincias con perfecta Igualdad y en lo sucesivo con arreglo a
la población según la base que se adopte, pero sin que en ningún caso ninguna
provincia p o r pequeña que sea deje de tener una voz en el Congreso.
A rt. 11. El Congreso de las Provincias Unidas se instalará o form ará
donde lo tenga p o r conveniente, trasladándose sucesivamente si fuere nece­
sario a don d e lo pidan las ventajas de la U nión, y principalm ente la defensa
com ún; y en cualquiera parte donde resida ejercitará, libre y seguram ente,
todas las altas facultades de que está revestido con entera soberanía e inde­
pendencia.
A rt, 12. La defensa com ún es uno de los prim eros y principales objetos
de esta U nión, y com o ella n o pueda obtenerse sin el auxilio de las arm as, el

2 6 4 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y E1.C.ARIBE
Congreso tendrá facultad para levantar y form ar los ejércitos que juzgue ne­
cesarios, y la fuerza naval que p erm itan las circunstancias, quedando a su dis­
posición los buques de guerra, y las fuerzas de m ar y tierra que hoy tenga cada
una de las provincias y que m archarán a donde se les destine; bien entendido
que siem pre que m ilitaren con este objeto y bajo las órdenes del Congreso,
ellas y todos sus gastos serán pagados del fondo com ún de las provincias.
A rt. 13. La guarnición de las plazas y fronteras, sujeta com o lo debe estar
a las órdenes de la U nión, dependerá sólo de ella; pero en las circunstancias
actuales en que urgen los peligros, y en que no seria fácil ocurrir a ellos sin una
inm ediata autoridad que reglase sus m ovim ientos, y dirigiese sus operacio­
nes, quedará som etida p o r delegación a los G obiernos respectivos; bien que
con la precisa obligación de d ar cuenta y esperar las órdenes del Congreso en
todo lo que no sea de urgente necesidad, y en lo demás a su debido tiempo.
A rt. 14. Lo m ism o que se ha dicho de la guarnición deberá entenderse
respecto de las fuerzas navales y cuerpos facultativos, cuya dirección, orga­
nización, nom bram iento de oficiales de todos grados, así com o el estableci­
m iento de arsenales y apostaderos de m arina, construcción y arm am ento de
buques de guerra, son de la privativa autoridad del Congreso; pero quedarán
po r ahora bajo la inm ediata inspección de los respectivos gobiernos, en los
térm inos y con las lim itaciones ya dichas.
A rt. 15. Tendrá facultad el Congreso para asignar a cada una de las pro­
vincias el núm ero de milicias con que deba con trib u ir para la defensa co­
m ún, arreglado a las circunstancias en que se halle respecto del enemigo,
sus proporciones o recursos en este género y su población. Las hará m archar
la provincia, vestidas, arm adas y equipadas de todo lo necesario dentro del
térm ino que se le señale, y al lugar que se les destine; pero los gastos que se
hicieren desde el m om ento en que entraren al servido de la Unión, se pagarán
del tesoro com úh, lo m ism o que va dicho respecto de las tropas regladas. Los
oficiales de unas y otras, hasta el grado de coronel, inclusive, serán n o m b ra­
dos por las provincias; pero de allí arriba lo serán por el Congreso cuando
disponga de ellas, y principalm ente los com andantes o generales en jefe de
cualquier expedición.
A rt. 16. Las provincias cuidarán de proveerse a la m ayor brevedad de las
arm as necesarias, blancas y de fuego a que estén acostum bradas sus gentes o
en que deban instruirse en lo sucesivo, y principalm ente de cañones, trenes y

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 265
equipajes de cam paña con sus respectivas m uniciones, m anteniéndose todo
pro n to en alm acenes para luego que sean llamadas.
A rt. 17. Al m ism o fin no perderán m om entos en disciplinarse form an­
do com pañías y cuerpos según lo p erm itan sus poblaciones, ejercitándolos
uno o dos días en la semana, pero principalm ente los festivos después de la
asistencia a la misa de sus parroquias, com o una ocupación que adem ás de
su utilidad para la patria, y de distraeros de otras tal vez no igualm ente sa­
nas, es hoy la que puede considerarse com o más aceptada a los ojos de Dios
po r deber em plearse sus servicios en defensa de la mism a patria, de sus más
caros derechos, y de la religión de nuestros padres amenazada; y así deberán
hacérselo enten d er todos los párrocos excitados por la autoridad civil, si no
cum plieren de su propio m ovim iento, lo que no es de esperarse, con este
religioso deber.
A rt. 18. El Congreso tendrá facultad para hacer las ordenanzas y regla­
m entos generales y particulares que convengan para la dirección y gobierno
de las fuerzas m arítim as y terrestres m ientras subsistan, y podrá asimismo
hacerlo para las milicias de todas las provincias, dejando al cuidado de és­
tas instruirlas y disciplinarlas conform e a ellos, para que en todo evento se
cuente con un sistem a uniform e en los ejércitos de la Unión. Pero cesando
los motivos de la actitud guerrera en que hoy nos ponen las circunstancias,
ninguna provincia podrá m antener tropa reglada, ni buques de guerra, sino
lo q u e sea p u ra m e n te preciso de u n o y otro para la g u arn ic ió n de pla 2:as y
fronteras, y para la protección del com ercio; y esto a disposición y bajo la
autoridad del Congreso.
A rt. 19. Los puertos y aquellas provincias de la Nueva Granada que aún
gim en bajo la opresión de sus antiguos m andones, deben ser el prim er objeto
de la defensa, y de la tierna solicitud del Congreso, asegurando los prim eros
contra toda invasión externa y redim iendo a las segundas de las cadenas que
hoy las oprim en, para que, sacudido el yugo y explicada librem ente su volun­
tad, se constituyan en otros tantos gobiernos libres e independientes com o
los que ya com ponen felizmente esta U nión.
A rt. 20. Mas com o nada de esto pod rá conseguirse, sin un fondo y un
tesoro nacional que ocurra a los grandes gastos que dem anda la salvación de
la patria y la seguridad com ún en tiem pos en que tendrem os que luchar con
enem igos externos e internos, o que p o r lo m enos la prudencia dicta tem er, y

266 P R IM E R A S C O N S T IT L 'C IO N E S . U T I N O A M f .R I C A Y E l.C A R IB E


ella misma aconseja que para evitarlos o vencerlos nos hallen prevenidos: el
Congreso tendrá facultad para establecer im puestos, exigir contribuciones
o derecho sobre todos aquellos objetos y en todas aquellas m aterias que sean
de un interés general, y no privativas y especiales de ninguna provincia en
particular, y tam bién para repartir cuotas o contingentes extraordinarios a
cada una de ellas con arreglo a su población y dem ás circunstancias, siempre
con Igualdad y una equitativa proporción y que deberán aprontar y sum i­
nistrar las respectivas legislaturas, juntas o gobiernos sin réplica ni excusa y
quedando responsables en esta parte a las dem ás providencias p o r los males
que la comisión pudiera causar, y sujetas a las provincias que en consecuencia
tuviere a bien tom ar el G^ngreso, bien para hacer efectivo el contingente, bien
para asegurarlo de o tro m odo a costa de la provincia omisa o negligente.
A rt. 21. En fuerza pues de estos principios, y considerándose de natu ra­
leza com ún los derechos de aduana de los puertos y plazas o lugares fronte­
rizos en donde solam ente los deberá haber respecto del com ercio extranjero,
y que en su últim o resultado se exigen de todas las provincias de la Unión a
donde se difunden y en d o n d e se consum en las m ercaderías que se internan
por dichos puertos o lugares fronterizos; las aduanas y todos sus productos
en ellas quedan a beneficio com ún, y constituirán u n o de los fondos de la
Confederación sin que dichos puertos, plazas o lugares fronterizos puedan
im pedir ni gravar el com ercio extranjero (entendido p o r este aún el espa­
ñol o de los puertos de la península de España, e islas adyacentes y de otros
estados, reinos, provincias islas o continentes de Am érica que no sean de la
Nueva G ranada) y con nuevas contribuciones, ni especie alguna de trabas
que puedan perjudicar el bien com ún, y no estén expresam ente establecidas,
aprobadas y m andadas p o r el Congreso General.
A rt. 22. Son igualm ente un fondo ordinario del C ongreso los produc­
tos de las casas de m onedas hoy existentes en el m ism o reino, y cualesquiera
otras que en lo sucesivo se tenga a bien establecer en otra u otras provincias
de la U nión, com o que a ella sólo toca sellar m oneda, fijar la ley y asignar el
valor. En consecuencia las dichas dos casas actuales de fabricación de Santafé
y Popayán, quedan inm ediata, directa y únicam ente bajo la autoridad del
Congreso, y todos sus productos se tendrán a su disposición.
A rt. 23. Q ueda a la generosidad de las provincias la cesión de aquellas
tierras baldías que existen dentro de sus límites conocidos y habilitados de sus

b i[j i.i o t e ( : a a y a c u c h o 267


territorios, y que algún día con la naturalización de extranjeros o aum ento de
la población, pudieran producir un fondo considerable al Congreso; pero se
reputarán indisputablem ente de éste todas las que hoy se pueden considerar
nullíus, por estar inhabilitadas y fuera de los límites conocidos de las m ismas
provincias, aunque com prendidas bajo la dem arcación general del Reino y
de sus líneas divisorias con otras potencias y estados, o antiguos virreinatos,
tales com o las que bañan el Alto de Amazonas, Ñapo, Putum ayo, Caquetá,
Guaviare y otros ríos que descargan en el prim ero, o en el grande O rinoco,
y en donde a su tiem po se establecerán nuevas poblaciones que hagan parte
de esta U nión, a d onde p o r lo m enos conviene m antener lugares fronterizos
que nos deslinden y dividan de las naciones vecinas que hoy ocupan la costa
oriental de la América M eridional.
A rt. 24. No por esto se despojará ni se hará la m enor vejación o agravio a
las trib u s errantes, o naciones de indios bárbaros que se hallen situadas o es­
tablecidas d entro de dichos territorios; antes bien se las respetará com o legíti­
m os y antiguos propietarios, proporcionándoles el beneficio de la civilización
y religión p o r m edio del com ercio y por todas aquellas vías suaves que acon­
seja la razón y dicta la caridad cristiana, y que sólo son propias de un pueblo
civilizado y culto; a m enos que sus hostilidades nos obliguen a otra cosa.
A rt. 25. Por la mism a razón podrem os entrar en tratados y negociacio­
nes con ellos sobre estos objetos, protegiendo sus derechos con toda la h u m a­
nidad y filosofía que dem anda su actual imbecibilidad, y la consideración de
los males que ya les causó, sin culpa nuestra, una nación conquistadora.
A rt. 26. Pero si dentro de los límites conocidos de las provincias, o entre
provincia y provincia, hubiera naciones de esta clase, ya establecidas que hoy
pudieran hacer cóm odam ente parte de esta unión o de las m ism as p rovin­
cias, principalm ente cuando ya no las aterra un tributo ignom inioso, ni un
gobierno bárbaro y despótico, com o el que ha oprim ido a sus herm anos, por
trescientos años; se las convidará y se las atraerá p or los m edios más suaves,
cuales son regularm ente los del trato y el comercio, a asociarse con nosotros,
y sin que sea un obstáculo su religión, que algún día cederá tal vez el lugar a
la verdadera, convencidos con las luces de la razón y el evangelio que hoy no
pueden tener.
A rt. 27. Pudiera ser tam bién fondo del Congreso alguna m ina particular
y preciosa que hoy n o sea propiedad de ninguna provincia en particular, o

268 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . U T I N O A M É R IC A Y EL C A R IB E
que ella ceda voluntariam ente a la U nión, o ésta la adquiera y com pre con sus
mismos fondos para explotarla y beneficiarla de cuenta del Estado, com o ya
se practica en todos los que puedan aliviar de este m odo las contribuciones
directas o indirectas de sus pueblos con grande utilidad y beneficios de estos
mismos que hayan de estos establecimientos, a más de lo dicho, una honesta
ocupación y trabajo para em plear útilm ente sus brazos.
Art. 28. Lo será el establecimiento de alguna gran fábrica o invento,
principalm ente de aquellos que no alcancen las rentas o facultades de una
provincia. Pero así en este arbitrio com o en el antecedente la U nión será m uy
reservada para no arrojarse en proyectos que tal vez tienen más de apariencia
y ostentación que de verdadera utilidad, o que no son com o para estos tiem ­
pos, pudiendo sólo servir estas indicaciones para hacer conocer las provincias
que las cargas que hoy llevan, son tem porales, que algún día m ejorará su
suerte,y que cuando tranquilos podam os dedicarnos al bien com ún sin exigir
nada de ellas que le sea doloroso, refluirán en su beneficio todas las rentas del
Estado, y los cuidados de un gobierno paternal.
Art. 29. Si a pesar de estos arbitrios la U nión no alcanzare a cubrir los
gastos de su instituto, com o seguram ente no puede hacerlo en actuales cir­
cunstancias, el Congreso m editará y llevará a efecto cuantos estime conve­
nientes, tales com o tom ar dinero a crédito sobre sus fondos y rentas, crear
papel m oneda, y hacer cuanto, atendida la necesidad, la urgencia de los peli­
gros y la voluntad decidida de salvarse a todo trance de las provincias unidas,
aconsejan, perm iten y quieren que se hagan las m ism as circunstancias para
obtener este suprem o bien.
A rt. 30. C oncluidos los apuros que hoy nos rodean, y cuando salva y
triunfante, la patria perm ita al Congreso volver sus ojos al bien interior, será
su prim er cuidado y se invertirán sus fondos en dom iciliar en este país las artes
y las ciencias que nos son desconocidas, en prom over la agricultura, facilitar el
comercio, abrir canales de com unicación, hacer navegables los ríos, ensanchar,
abreviar y m ejorar los caminos; en fin, en cultivar cuantos bienes podam os
proporcionar a este suelo dichoso, y que sea algún día para las generaciones
futuras el fruto de los desvelos que hoy consagram os a esta patria querida.
A rt. 31. Hay otras materias que sin ser de las antedichas, esto es, sin tocar
a los objetos de la defensa ni recursos con que para ella se debe contar, per­
tenecen igualm ente al Congreso por su naturaleza com ún, por el interés ge­

B IB IJC T rE C A A V A C U C H O 269
neral de las provincias, y p o r la autoridad soberana que aquel sólo tiene para
arreglarlas o adm inistrarlas com o el gran representante de la nación y tales
serán las que se explicarán, fijarán o declararán en los artículos siguientes.
A rt. 32. La renta de correos y sus dependencias o anexidades com o pos­
tas y encom iendas, m enos por sus rendim ientos o utilidades que por su na­
turaleza que pide un arreglo uniform e, pertenecen igualm ente al Congreso,
y bajo su dirección serán gobernadas en toda la extensión del territorio de
las provincias unidas p o r m ar y por tierra; sin que de hoy m ás en adelante se
paguen en nin g u n o de los puertos, gastos, carenas soldadas, ni fletamientos
de buques algunos correos: sino los que se enviaren o estuvieren bajo las
órdenes o a disposición del Congreso.
A rt. 33. Los pesos y m edidas lo mism o que la m oneda y su arreglo res­
pectivo son una m ateria privativa del Congreso, y ninguna provincia en par­
ticular podrá alterarlas o variarlas; subsistiendo por ahora todas y las mismas
que han gobernado hasta aquí, y que hoy son conocidas p o r todos los pueblos
de la América española y po r los extranjeros, m ientras la U nión no resuelva
o tra cosa.
A rt. 34. Los cam inos generales del Reino y particulares de provincia a
provincia, ríos navegables o que lo puedan ser, puertos, em barcaderos, cana­
les, diques, puentes y pasos de los m ism os ríos, entradas y salidas y todo lo que
pueda haber de este género com o de una naturaleza com ún y pertenecientes
a la totalidad de las provincias están, bajo la autoridad del Congreso, y segui­
rán en la m ism a libertad y com unicación que hasta aquí; sin que ninguna de
ellas pueda pon er trabas ni im pedim entos al libre tránsito de los ciudadanos
y sus efectos, ni más restricciones, pontazgos, peajes o derechos que aquellos
a que estén generalm ente sujetos sus respectivos habitantes y que no graven
especial y determ inadam ente a los de otra provincia.
A rt. 35. Toca al m ism o Congreso el arreglo del com ercio interior entre
provincia y provincia, bien que no se hará novedad p o r ahora en las prácticas
establecidas, ni en la aplicación de sus productos, a m enos que otra cosa
exijan las necesidades del Estado, el bien general, o las reclamaciones de las
m ism as provincias, y siem pre que no se grave el com ercio extranjero como
va dicho respecto de los puertos y aduanas fronterizas. Pero bien podrá una
provincia en beneficio de su propia industria, prohibir la introducción de
ciertos y determ inados artículos para su consum o interior, o gravarlos con

27 0 p r im e r a s C O N S T IT L 'C IO N E S . U T I N O A M E R IC A Y E L C A R IB E
un nuevo derecho, con noticia y aprobación del Congreso; mas no deberá
hacerlo respecto de otras provincias a donde será libre el tránsito por la suya,
aun de los renglones o artículos así prohibidos, a m enos que otra cosa se
establezca p o r el m ism o Congreso.
Art. 36. Se exceptúan igualm ente de la regla general para la libertad del
com ercio interior los descubrim ientos útiles, la im presión o reim presión de
las obras originales de ingenio o nuevas traducciones, y los grandes estableci­
m ientos de m áquinas y fábricas desconocidas en el Reino, y en cuyo beneficio
el C ongreso dará cuando lo tenga p o r conveniente, y con los m iram ientos y
reservas oportunas, po r un tiem po lim itado, privilegios exclusivos respecto
de sus autores o introductores a que no p odrán contravenir la provincia.
A rt. 37. No se hace novedad p o r ahora en el comercio establecido y p er­
m itido con naciones amigas o neutrales, que continúen pacíficamente las
relaciones de este género que hoy m antienen con nosotros, ni se les causará
la m enor m olestia o vejación m ientras ellas observen la mism a conducta,
arm onía y buena correspondencia con nosotros. Pero al m om ento que ro m ­
pan en hostilidades, o nos las causen de cualquier m odo que sea, auxilian­
do a nuestros enemigos invadiendo nuestras costas, apresando a nuestros
buques y cargam entos, o m olestando a nuestros com erciantes y pasajeros,
individuos de la federación, en sus personas y propiedades, por razón de la
causa que hoy sigue todo o casi todo el antiguo Reino de la Nueva G ranada, o
con otro pretexto; el Congreso repelará con la fuerza y p or todos los medios
que están a su alcance las violencias y agravios que se les hagan: perm itirá las
justas represalias, dará patentes de corso y exigirá y tom ará las satisfacciones
que pidan sus ofensas. Bien entendido que ninguna provincia en particular
tendrá derecho para hacer ninguna de estas cosas, arm ar en corso, despachar
patentes de él, tom ar represalias, ni rom per hostilidades aún en caso de ver­
daderos agravios, sino después de una form al declaración de guerra por el
Congreso, o cuando en un peligro urgente de inversión u otro semejante, no
sea fácil consultar y esperar su resolución.
A rt. 38. El juicio sobre las presas de m ar y tierra que con este o sem ejan­
tes m otivos pudieren hacer nuestros buques; reglam entos sobre ellas, o su
calificación y aplicación, castigo de los delitos y piraterías cometidos en alta
mar, y tribunales que deben conocer de ellos, y de todo lo tocante a jurisdic­
ción m arítim a, pertenecen asim ism o al Congreso.

BIBLIOTE(L^AYA^:UC:HO 271
A rt. 39. Siguiendo el sistema de paz y am istad con todas las naciones
que no traten de hostilizarnos y respeten nuestros derechos, darem os asi­
lo en nuestros puertos y provincias interiores, a todos los extranjeros que
quieran dom iciliarse pacíficam ente entre nosotros, sujetándose a las leyes
de esta U nión, y a las particulares y privativas de la provincia en que residan,
y siem pre que a m ás de las sanas intenciones con que se trasladen, traigan y
acrediten entre nosotros algún género de industria útil al país de que puedan
vivir, obteniendo al efecto la carta de naturalización o perm iso del Congre­
so, ante quien se calificarán las circunstancias ya dichas principalm ente en
tiem pos en que sería peligrosa una inm igración indiscreta.
A rt. 40. Son de la privativa inspección del Congreso las relaciones exte­
riores, ya sean con las naciones extranjeras, ya con los dem ás gobiernos y
estados de Am érica que no están incorporados en esta U nión, y ninguna
provincia en particular podrá en trar con ellas, o ellos, en tratados algunos
de am istad, unió n , alianza, comercio, límites, etc., declarar la guerra, hacer
la paz, ni p o r consiguiente adm itir o enviar agentes encargados de negocios,
cónsules, com isionados, o negociadores públicos de ninguna especie; y en
caso de ser dirigidos a ellas, los deberán encam inar inm ediatam ente o dar
parte al C ongreso General con los despachos o com unicaciones oficiales que
hayan recibido sobre la materia.
A rt. 41. Entre las relaciones exteriores que deberá m antener el Congreso
será una, y de la m ás estrecha recom endación que en esta parte le hacen las
provincias, las de la silla apostólica para recu rrir a las necesidades espiritua­
les de los fieles en estos rem otos países, prom oviendo la erección de obis­
pados de que tanto se carece, y que tan descuidados han sido en el antiguo
G obierno y todos los demás establecimientos, arreglos, concordatos, etc., en
que conform e a la práctica y ley general de las naciones, debe intervenir la
suprem a potestad de un Estado para el bien espiritual de los súbditos.
A rt. 42. Toca igualm ente al Congreso la decisión sobre el patronato que
hasta hoy han ejercido los reyes de España en América, por lo respectivo a
las provincias de la Nueva G ranada en general o cada una de ellas en parti­
cular, su perm anencia, su adm inistración, sus efectos o el uso de él, y demás
incidencias para cuya determ inación y perfecto arreglo, oirá el Congreso, si
lo tiene por conveniente, a los prelados, universidades, cabildos eclesiásticos,
cuerpos regulares, o prom overá la celebración de un concilio nacional en

2 7 2 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N IL S . I JV T IN O A M f-R IC A Y EL C A R IB I-
que se arreglen este y otros puntos de disciplina eclesiástica, que tan im pe­
riosam ente exigen las circunstancias, en la incom unicación en las que nos
hallam os con la silla apostólica, y que probablem ente no podrem os tener en
m ucho tiem po; m ientras cada día se aum entan las necesidades de la Iglesia y
los fieles carecen de los recursos espirituales que toca a la suprem a potestad
de un Estado el proveer y velar que no les falten, com o protector n atural de
la Iglesia y com o que en esta m ateria se interesa la conversación de uno de los
prim eros derechos de los pueblos, a saber; el de su culto y su conciencia.
Art. 43. No pueden hacer las provincias entre sí, tratados algunos de
am istad, u n ió n , alianza, com ercio, etc., sin la expresa noticia y aprobación
del Congreso que la otorgará, sino fueren perjudiciales al bien com ún o a
o tra tercera, y los que se hubieren hecho hasta el presente desde el 2 0 de julio
de 1810, época, com o se ha dicho, de la transform ación política del Reino,
se som eterán igualm ente a su sanción sin que puedan tener ni tengan fuerza
alguna en todo lo que sea contrario a los pactos de esta U nión.
A rt. 44. Pertenecen al Congreso todas las disputas hoy pendientes, o
que en adelante se susciten entre provincia y provincia sobre límites de su
territorio, jurisdicción, com ercio o cualquiera otro objeto en que siendo a
un tiem po interesadas o partes, no pueden ser en el mism o, árbitros o jueces;
y m ucho m enos cuando sem ejantes disputas o pretensiones puedan tener
cierta trascendencia o perjudicar al bien general, y turbar la paz de las dem ás
provincias. Por lo m ism o ningún G obierno de ellas podrá adm itir o incor­
p o rar en su territo rio pueblos ajenos, aun cuando se pretenda que sea con
absoluta voluntad de ellos m ism os o de sus respectivas provincias, sin que
esto se haya hecho notorio al Congreso, y haya obtenido su sanción.
A rt. 45. Pero no por esto se im pide la libre accesión o convenio de unos
pueblos o provincias con otras, siem pre que así lo pida el bien general y p ar­
ticular de los m ism os pueblos para arreglar mejor su gobierno interior, su
adm inistración de justicia y otros bienes que les puedan resultar de la unión
o incorporación. Antes bien, el C ongreso propenderá a ello, si de este m odo
se pueden arreglar m ejor los lím ites de los territorios, igualar más las p ro ­
vincias com o unidades de un todo tanto más perfecto, cuanto sean m enos
desem ejantes o desproporcionadas sus partes, y aun deberá de oficio decretar
la incorporación, accesión y unión a lo m enos tem poral cuando la provincia
en su estado actual, escasee de recursos y de posibilidad de contribuir com o

Bl B L U y rK C A A Y A C U C H O 273
las otras al bien general, exija de necesidad esta m edida para su propio bien y
el de las dem ás; m ientras que aum entada su población y sus m edios de existir
logre la independencia, que desde hoy para entonces el m ism o Congreso le
garantiza.
A rt. 46. Los pueblos disidentes de una provincia deben sujetarse al voto
de la pluralidad del cuerpo político de quien son parte; pero si se suscitaren
diferencias entre dos partidos igualm ente poderosos que no puedan conci-
liarse am istosam ente entre sí, y que exijan una decisión formal de tercero
im parcial no habiéndose convenido antes en bases o leyes fundam entales que
decidan la cuestión, y en cuyo caso se estará precisam ente a ellas, se som ete­
rán, antes que venir al peligroso y siem pre funesto recurso de las arm as, a la
resolución del Congreso; que sin injerirse en lo que no sea de su particular
inspección, arreglará tan imparcial com o am istosam ente sus disputas, su­
giriendo todos los m edios de conciliación, y prescribiendo últim am ente las
reglas que deberán observar.
A rt. 47. Son del juicio y determ inación del Congreso los pleitos y di­
ferencias entre ciudadanos de diversas provincias, entre una de éstas y los
habitantes de otra, y en general todas aquellas en que versándose el interés
com ún de la U nión, o no bastando las respectivas facultades de las provincias
para decidir las m aterias en cuestión, ni llevar a efecto sus resoluciones por
no estar som etidos a su autoridad los contendores, o alguno de ellos, deben
apelar al juicio de un tribunal superior e im parcial.
A rt. 48. Tienen derecho los habitantes libres, de todas y cada una de las
provincias, a en trar en el territorio de las demás; traficar o com erciar en ellas
y gozar de todos los privilegios e inm unidades de ciudadanos libres, sin más
gravám enes, ni lim itaciones que los que sufran sus m ism os habitantes, y sin
que pueda estorbárseles, ni el tránsito a otras, ni el regreso con sus efectos
introducidos al lugar de donde han venido. Pero quedarán tam bién entre­
tanto sujetos a las dem ás leyes de la provincia particular en donde residan,
negocien, com ercien o delincan.
A rt. 49. Se exceptúan de esta regla los m endigos, vagos y prófugos de
la justicia o p o r delitos com etidos en la provincia de donde huyen, y a cuya
reclam ación p o r m edio de sus respectivos gobiernos serán entregados ellos
y sus bienes sin réplica ni excusa.
A rt. 50. Para esto y todas las demás diligencias judiciales que ocurran

2 7 4 P R I M E R A S C O N S T r r U t:iO N E S lA riN Ü A M É R I C A Y E L C A R IB E
entre provincia y provincia, se dará entera fey crédito a sus respectivas actua­
ciones, registros, instrum entos, despachos, requisitorias, etc., com probados
y autorizados en debida form a, guardándose la m ejor arm onía y correspon­
dencia para la buena adm inistración de justicia entre provincia y provincia.
Art. 51. Mas com o hasta el presente aún no se halla reunido el núm ero
de diputados de que debe co n star el C ongreso según la p rim era convocato­
ria de la anterior junta de Santafé; parte p o r la opresión en que yacen, com o se
ha dicho alguna de las provincias que los deben enviar, parte p o r las dificul­
tades que han sobrevenido a otras que están dispuestas a hacerlo, se excitará
por lo menos a las últim as para que verifiquen cuanto ante sí no lo han hecho,
dichos nom bram ientos y se pongan en cam ino a la mayor brevedad sus d ip u ­
tados; nom brando cada una de ellas no uno, sino dos en calidad de lo prim ero
y segtmdo com o ya lo han hecho otras, y aún lo están practicando las que al
principio sólo habían elegido u n o en fuerza de la citada convocatoria, para
que así adem ás de evitarse los inconvenientes de la enferm edad, ausencia, o
falta de representación de la provincia por otro motivo, y entran d o am bos en
ejercicio se puedan d istribuir oportu n am en te los poderes, form ar com isio­
nes, y repartir los trabajos que hoy deben ocupar la atención del Congreso.
Art. 52. Los diputados, bien sea uno o dos por cada provincia, tendrán
votos iguales: y debiendo considerarse para los objetos de su instituto más
bien representantes de la U nión en general que de ninguna provincia en par­
ticular, pues sin salvarse aquella, inútiles serían los esfuerzos p o r ésta, delibe­
rarán y votarán con plena y absoluta libertad, con tal que no se aparten de los
pactos capitales y fundam entales de esta U nión, prefiriendo el bien de ella al
particular de su provincia, y siguiendo los justos dictám enes de su conciencia
en lo que ella les describa, aun cuando tuviesen órdenes contrarias que nunca
son de^presumirse, ni deben suponerse dadas con conocim iento de causa,
después de la generosa accesión de las provincias de esta U nión, y sin que
p o r ello pueda ni deba resultar cargo alguno a los diputados procediendo de
buena fe. Pero es libre a las m ism as provincias revocarles sus poderes siempre
que quieran, y subrogarles otros que ocupen su lugar.
A rt. 53. Por la m ism a razón tiene absoluta libertad para los debates y en
ningún otro lugar podrán ser acusados, perseguidos, ni juzgados por lo que
hayan escrito o discurrido en el ejercicio de sus funciones en el Congreso,
antes bien, estarán exentos de todo arresto y prisión d urante el tiem po de

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 275
sus sesiones y cuando vayan y vxielvan al lugar de sus residencias, o estén
em pleados en com isión, si no es por algún delito capital u o tro que arrastre
infam ia o confiscación de bienes p o r traición o conspiración secreta contra
el Estado y por perturbación de la tranquilidad pública.
A rt. 54. Puede tam bién el Congreso por justos y calificados motivos
separar a un diputado que se haya hecho acreedor a esta dem ostración, por
su conducta, o p o r excesos reprensibles que perjudicarían el h o n o r del cuer­
po, el secreto de sus liberaciones, o el bien e interés general de la U nión, y la
provincia a quien pertenezca sin réplica ni excusa le retirará los poderes y
n o m b rará otro en su lugar.
A rt. 55. En dichos casos si los excesos o delitos en que haya incurrido
un d ip u tad o fueren com o tal, ofensivos a la Unión, y sujetos p o r lo mismo
a su conocim iento, separado que sea del cuerpo por un acuerdo form al se
entregará al tribunal de justicia del Congreso para que lo juzgue y castigue
com o corresponde; pero si fuere un delito com ún sin relación a lo oficial de
su cargo, p odrá rem itirlo a disposición de su provincia para que proceda
contra él.
A rt. 56. Los diputados perm anecerán por ahora en el ejercicio de sus
funciones por el tiem po que se les haya señalado por sus provincias; pero
se exhortará a éstas a que siendo dos, como se ha dicho, los nom brados se
renueven anualm ente cada uno de ellos, com enzando por los más antiguos o
prim eros, operación que podría hacerse en el año próxim o de 1812, de m odo
que pudiesen e n trar en función los nuevam ente elegidos, a un tiem po todos,
si fuese posible en 12 de enero de 1813.
A rt. 57. El Congreso n o podrá resolver las cuestiones im portantes so­
bre declaración de guerra o ajuste de paz, determ inación de contingentes de
tropas y dinero que deban sum inistrar las provincias para la defensa com ún,
o de alguna de ellas en particular; construcción o adquisición y arm am entos
de buques de guerra, celebración de tratados de alianza, com ercio, límites,
etc., con las naciones o estados extranjeros; establecimiento de impuestos;
despacho de patentes de corso y represalias en tiempo de paz; tom a de dinero
a crédito sobre los fondos de las provincias unidas; variación de la ley y valor
de la m oneda corriente o adm isión de la extranjera, y estim ación de su precio;
creación de papel m oneda; alteración de pesos y medidas conocidas; acuerdo
sobre m aterias de patronato, u otras graves eclesiásticas en que tenga que

2 7 6 PRIMERASCONSrnXCJONLS.LATINOAMERICAY E L C A R IB E
intervenir la suprem a potestad de un Estado; separación de un diputado por
excesos reprensibles en su conducta pública y privada; nom bram iento de ge­
nerales en jefe o com andantes de m ar y tierra, cónsules y negociadores o m i­
nistros públicos cerca de otros Estados: sin la concurrencia y unanim idad de
votos de las dos terceras partes de los diputados que actualm ente se hallen en
el lugar de la residencia del Congreso. Tampoco p o d rá nom brar secretarios
y m inistros de su Despacho, jueces del Suprem o T ribunal de Justicia, adm i­
nistradores, contadores y tesoreros de aduana, superintendentes, contadores
y tesoreros de casas de m oneda, adm inistradores y contadores generales de
correos, capitán de su guardia y otros empleos principales de responsabilidad
y confianza, sin la concurrencia y unanim idad de votos de los dos tercios de
m iem bros presentes, que deberán ser tam bién p o r lo m enos las dos terceras
partes de los residentes en el lugar del Congreso. Las dem ás cuestiones de ad­
m inistración se decidirán p o r la mayoría de dichas dos terceras partes concu­
rrentes; es decir, p o r siete votos si dichas dos terceras partes concurrentes, por
ejem plo, fueren doce. Un núm ero m enor de las dos terceras partes hábiles o
en estado de co n cu rrir al Congreso, sólo podrá prorrogarse a otro día, y tratar
de que se haga cum p lir a los dem ás diputados con la asistencia debida por
m edio de los requerim ientos o penas establecidas a este efecto por el mism o
C ongreso en el reglam ento de su organización y procedim iento interior. Los
d iputados se som eterán, pues, a todas las decisiones o resoluciones causadas
de este m odo, aun cuando sean contra su propio dictam en, y las suscribirán,
obedecerán y cum plirán, lo mismo que sus respectivas provincias, aprobados
que sean por ellas los pactos de esta Unión; quedando no obstante a dichos
diputad o s la facultad de salvar sus votos particulares, y aun pedir testim onio
de ellos en caso que la m ateria por su naturaleza no pida sigilo y reserva, en
el cual q uedarán consignados en el libro de acuerdos, para cuando cesando
este m otivo, se les puedan dar sin peligro.
A rt. 58. Son p o r ahora de cargo de las provincias los sueldos, gratifica­
ciones o salarios de sus representantes, m ientras que se pueda proveer a este
objeto de los fondos com unes del Congreso, fijando el núm ero perm anente
que deberá q u ed ar de ellos en lo sucesivo, y distribuidos los poderes de la
U nión.
A lt- 59. El ejercicio de estos poderes queda atribuido al Congreso en
todos los objetos de su inspección; pero com o principalm ente y judicial em ­

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 277
barazaría la atención debida a puntos más im portantes, cuales son los de la
defensa co m ú n y bien general, el Congreso creará el tribunal o tribunales que
tenga por convenientes, fuera de su seno para atender a este ram o, reservando
el Ejecutivo y Legislativo p ara ejercitarlos por sí m ismo, bien en com ún, bien
p o r secciones, según lo perm ita el núm ero de diputados, y la gravedad de las
m aterias que hoy nos ocupan.
A rt. 60. Para la debida organización de estos poderes, o el más acertado
desem peño de sus funciones, el Congreso hará los reglam entos que estime
o p o rtu n o s, m ientras que una C onstitución definitiva arregla los porm enores
del G obierno general de la U nión.
A r t 61. Rem ovidos los peligros que hoy nos rodean, reunidas las pro­
vincias que definitivam ente com pondrán esta Unión, y conocida exactam en­
te su población (para lo cual desde hoy se excita su celo, encargándoles que
para éste y otros objetos, rem itan a la mayor brevedad sus padrones con toda
la claridad y distinción posibles), se convocará la gran Convención Nacio­
nal sobre esta m ism a base de la población para darse dicha C onstitución; a
m enos que las provincias quieran som eter esta obra al Congreso, sujeta no
obstante siem pre a su sanción.
A lt. 62. A este fin se prepararán los m ateriales con todas las observa­
ciones que enseñe la experiencia, y se convidará a los sabios de la Unión a
que presenten sus ideas e ilustren a sus conciudadanos para disponerlos a un
gobierno liberal.
A rt. 63. Los juicios pertenecientes al Congreso, bien por la infracción de
sus leyes, bien p o r ser de objetos de su privativa inspección que deban hacerse
fuera de sus residencia p o r n o gravar a las partes con recursos, a lo m enos en
las prim eras instancias se harán por comisiones, o delegaciones, o del modo
que se crea más equitativo, más im parcial, y más apto para descubrir la ver­
dad, y para la recta adm inistración de justicia; con reserva de las últim as ins­
tancias si lo pidiere la m ateria, al Alto Tribunal de Justicia que deberá residir
a las inm ediatas del Congreso.
A rt. 64. Pero no será prohibido a los ciudadanos de una provincia de­
m andar, si lo tienen p o r conveniente, o seguir sus instancias y querellas, ante
los respectivos tribunales o juzgados de los reos dem andados y pactarlo así
en sus particulares in strum entos y contratos, renunciando todo otro derecho
que les com peta, y som etiéndose a las leyes y jueces del país; y una vez hecha

27 8 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L M IN O A M É R K L W EL C A R IB E
esta sum isión o renuncia en lo que no perjudique a la U nión y sea de un in-
terés particular de los ciudadanos, no p odrán apartarse de ella ni desistir, y
; deberán ser obligados a cum plir con su tenor.
A rt. 65. Igualm ente les es perm itido hacer decidir sus diferencias por
i árbitros com o lo tengan p o r conveniente, bien eligiéndolos de los ciudadanos
I de ambas provincias de donde fueren los contenedores, bien de cualquiera de
- ellas o de una tercera, bajo las penas o en los térm inos que se hayan convenido,
^ y.en que no haya ningún perjuicio de la U nión.
j A rt. 6 6 . Tam poco se hará novedad en las causas ya pendientes en los tri­
bunales de las provincias, p o r voluntaria sum isión o aquiescencia de los ciu-
I dadanos en todo lo que haya sido y sea de su particular interés finalizándose
‘ en donde estén com enzadas.
t A rt. 67. El Congreso creará las oficinas y em pleos subalternos que nece-
¿ site para la expedición de sus negocios, según se lo vaya enseñando la expe-
:■ riencia, y escogiendo para ellas los ciudadanos más aparentes de la Unión, lo
m ism o que para sus com isiones y Tribunales de Justicia. Bien entendido que
: los jueces, oficiales y dependientes que estén a sueldo de la U nión no podrán
i estar al m ism o tiem po en servicio de ninguna provincia en particular, ni
: recibir p ensión ni gratificación de ella p o r sí o p o r m edio de otro, lo m ism o
t que se entenderá respecto de los m iem bros o individuos del Congreso.
A rt. 6 8 . Tam poco podrá ninguno de éstos ni aquéllos recibir dádivas,
■ em olum entos, com isiones, em pleos, títulos ni distinciones personales o he-
^ reditarias de ningún príncipe, rey o Estado extranjero, ni el Congreso m ism o
' podrá o torgar gracias que induzcan división de clases entre los ciudadanos,
y que sólo se inventaron para com p rar la libertad de los pueblos. Pero bien
I podrá prem iar de o tro m odo las acciones ilustres y heroicas con que se dis-
I tingan los m ism os ciudadanos, siendo no obstante m uy reservado en esto, y
; dirigiendo sus prem ios más bien a fom entar la v irtud y el am or de la patria
V que a satisfacer el orguUo y vanidad.
í A r t 69. El tratam iento del Congreso será Alteza Serenísima-, el de su
f Presidente, si lo hubiere con atribuciones separadas, o en las com unicaciones
^ oficiales que se hagan p o r m edio de él, y lo m ism o el del Poder Ejecutivo si
^ se creare, será de Excelencias; el de las com isiones o m iem bros separados del
Congreso, m inistros o secretarios, hablando oficialm ente, Señorías; en p a r­
ticular, p o r escrito y de palabra, de Merced com o todo ciudadano; y el que se

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 279
dé p o r el Congreso, su presidente, Poder Ejecutivo, com isiones o individuos
a los G obiernos y legislaturas provinciales, Excelencia o Señoría, según lo
adopten en sus respectivas constituciones. Con el extranjero y con los demás
gobiernos independientes el que esté recibido, o se hayan atribuido.
ArL 70. El Congreso tendrá una guardia nacional m oderada, y que m a­
nifieste m ás el decoro del cuerpo que un aparato y pom pa estéril, econom i­
zando en lo posible los gastos.
A rt. 71. La Confederación tendrá un sello particular que se señalará des­
pués para las patentes, despachos y demás piezas oficiales que lo necesiten; y
su violación y falsificación, lo m ism o que la de la m oneda y cualquiera otro
resguardo o seguro de la Unión, estará sujeta a las penas actuales de las leyes,
y a las que atendidas la naturaleza y gravedad de los delitos se tengan por
conveniente im poner.
A lt. 72. Las leyes que para estos y otros casos regirán por ahora en los
tribunales de la U nión, son las que nos han gobernado hasta aquí en lo que no
sean contrarias a estos pactos, incom patibles con el actual estado de las cosas,
y la situación política del reino o provincias de la Nueva G ranada.
A r t 73. Cada seis meses, o a lo m enos anualm ente, im prim irá el Con­
greso el estado de sus fondos, deudas, gastos, entradas, salidas y existencias
con la debida distinción de ram os de su procedencia y objetos de su inversión,
y de tiem po en tiem po im prim irá tam bién las actas de sus resoluciones en lo
que sin peligro pueda com unicarse al público.
A rt. 74. Nada de lo contenido en esta acta podrá revocarse sin expre­
sa determ inación de las provincias, para cuyo efecto deberán ser oídas, lo
m ism o que lo han sido y van a serlo para su sanción; y nada de lo obrado
contra ella tendrá autoridad ni fuerza alguna, com o hecho contra su expresa
y declarada voluntad.
A rt. 75. Si sobrevivieren materias de tan alta gravedad, que no estén
com prendidas en los pactos de esta Federación, ni en sus reglas generales, y
que p o r o tra parte p idan sin peligro en la tardanza la resolución de las pro­
vincias, se las consultará sobre ellas; pero si hubiere un riesgo en la dilación, se
tom ará provisionalm ente la m edida que se a e a m ás juiciosa, sujeta siempre
a la sanción de las m ism as provincias.
A rt. 76. Una vez aceptados los partos de esta U nión, ninguna provincia
tiene facultad para denegarse a su cum plim iento, y podrá ser com pelida a él

2 8 0 P R I.M E R .\S C O N S r r r U C I O N E S . U T I N O A M É R IC A V EL C A K IB E
p o r todos los m edios que estén al arbitrio del Congreso y de las dem ás p ro ­
vincias com prom etidas en ella; y las provincias se obligan solem nem ente a
cum plir este deber sin que nada les pueda excusar de él, sobre que em peñan
su honor, y la fe que llevan protestada.
A rt. 77. Los presentes tratados serán presentados a la ratificación o san­
ción de las provincias, por m edio de sus legislaturas, juntas o G obiernos p ro ­
vinciales, suficiente y com petentem ente autorizados a este fin; y las m ism as
se entenderán en lo sucesivo para cuanto pueda ocurrir.
A rt. 78. Las provincias o sus cuerpos representativos y legislativos d a­
rán a la m ayor brevedad posible su ratificación, aprobación u observaciones
sobre el dicho tratad o en general; o alguno, o algunos de sus artículos en
especial; pero com o entretan to nos estrechen las circunstancias, y sea bien
pronunciada la voluntad de todas o casi todas las que han podido explicarse
librem ente sobre este particular, de unirse por los principios que se acaban
de acordar que son los que hoy reclam a im periosam ente nuestra situación,
los únicos que pueden salvarnos, los que han adoptado y seguido naciones
m ás sabias, y que hoy hacen su felicidad; los presentes diputados seguirán
cum pliendo con el tenor de sus poderes e instrucciones form ándose al efecto
en Congreso, y trabajando en cuanto crean propio de su instituto y se dirija
al bien y seguridad com ún.
Hecha en convención de diputados de Santafé de Bogotá, a 27 días del
mes de noviem bre del año del Señor, 1811.

José Manuel Restrepo, diputado por la provincia de Antioquia.


Henrique Rodríguez, diputado por la provincia de Cartagena.
Manuel Campos, diputado por la provincia de Neiva.
Camilo Torres, diputado por la provincia de Pamplona.
Joaquín Camacho, diputado por la provincia de Tunja.
losé Manuel Restrepo, secretario

B IB U O T E C A A lfA C U C H G 281
COLOMBIA
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA’^

EL CONGRESO GENERAL
A LOS HABITANTES DE COLOMBIA

Colom bianos: el más ardiente deseo de todos y cada uno de vuestros repre­
sentantes ha sido cum plir fielmente con los altos deberes que les habéis en­
cargado, y creen haber llenado tan sagradas funciones al presentaros la C ons­
titución, que ha sido sancionada por el voto general. En ella encontraréis que
sobre la base de la unió n de pueblos que antes form aron diferentes Estados se
ha levantado el edificio firme y sólido de una nación, cuyo gobierno es popular
representativo, y cuyos poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, exactam ente
divididos, tienen sus atribuciones marcadas y definidas, form ando, sin em ­
bargo, un todo de tal suerte com binado y arm onioso, que por él resultan
protegidas vuestra seguridad, libertad, propiedad e igualdad ante la ley.
El Poder Legislativo, dividido en dos cám aras, os da una intervención
plena en la form ación de vuestras leyes, y el m ejor derecho a esperar que sean
siem pre justas y equitativas; no seréis ligados sino por aquéllas a que hayáis
consentido p o r m edio de vuestros representantes, ni estaréis sujetos a otras
contribuciones que las que ellos hayan propuesto y aprobado; ninguna carga
se echará sobre alguno que no sea com ún a todos; y éstas no serán para satisfa­
cer pasiones de particulares sino para suplir las necesidades de la república.
El Poder Ejecutivo en u na sola persona, a quien toca velar por la tran q u i­
lidad interior, y seguridad exterior de la república, tiene todas las facultades

* Constitución de la República de Colombia, Rosario de Cücuta, Bruno Espinosa Im presor dcl G o­


b ierno General, 1821, < http://w w w .bibliojuridica.Org/libros/5/2212/6.pdf>. (Página consultada
eIlO /06/2010).

28 2 P R IM E R A .S C O N S T IT U C IO N E S . U T IN O A M F .R IC A Y E L C M U B E
necesarias para el desem peño de su elevado encargo. Vosotros encontraréis
que en todo el brillo de su autoridad puede llenaros de beneficios, pero no
causaros perjuicio alguno; su espada está sólo desenvainada contra los ene­
migos del G obierno sin posibilidad de ofender al pacífico colombiano; es
com o un sol, cuyo calor benéfico, extendido por todo el territorio de la re­
pública, contribuye a desarrollar las preciosas semillas de nuestra felicidad
y prosperidad; la educación pública, la agricultura, el comercio, las artes y
ciencias, y todos los ram os de industria nacional están dentro del orden de
su sabia adm inistración, y sujetos a su benigno influjo.
El Poder Judicial, donde los asaltos de la intriga pierden toda su fuerza
y el rico todo su ascendiente; a donde nadie puede llegar con rostro sereno,
si no va revestido con los simples adornos de la justicia, está destinado a di­
rim ir im parcialm ente vuestras contiendas, reprim ir al malvado, y favorecer
la inocencia; en tan respetuoso lugar rinden todos hom enaje a la ley; y allí
veréis las pasiones desarmadas, cortadas las tram as del artificio, y descubierta
la verdad.
Tal ha sido el plano sobre que se ha levantado la C onstitución de Co­
lom bia. Vuestros representantes sólo han puesto una confianza ilim itada en
las leyes; porque ellas son las que aseguran la equidad entre todos y cada uno;
y son tam bién el apoyo de la dignidad del colom biano, la fuente de la liber­
tad, el alma y el consejo de la república. Pero lo que vuestros representantes
han tenido siempre a la vista, y lo que ha sido el objeto de sus más serias
m editaciones, es que esas m ism as leyes fuesen enteram ente conform es con
las máximas y dogm as de la religión católica, apostólica, rom ana, que todos
profesam os y nos gloriam os de profesar; ella ha sido la religión de nuestros
padres, y es y será la religión del Estado; sus m inistros son los únicos que están
en libre ejercicio de sus funciones, y el G obierno autoriza las contribuciones
necesarias para el culto sagrado.
El Congreso General en sus deliberaciones no ha tenido otras m iras que
el bien com ún y el engrandecim iento de la nación. Los agentes principales
del gobierno dependen de vuestra elección: considerad, m editad bien que del
acierto en ellas pende vuestra dicha; que la intriga o la facción jamás dirijan
vuestro juicio; m ientras que las luces, la virtud y el valor, prudentem ente
escogidos y elevados por nosotros sean las firmes colum nas que perpetúen
la duración del edificio.

B tB U Ü T E C A A Y A C L ’C H O 283
Villa del Rosario de Cúcuta treinta de agosto de mil ochocientos veinte
y uno, undécim o de la Independencia.

El presidente del Congreso, doctor Miguel Peña - el vicepresidente,


Rafael, obispo de Mérida de Maracalbo - el diputado secretario,
Francisco Soto - el diputado secretario, Miguel Santamaría
- el diputado secretario, Antonio José Caro

CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA

En el n o m b re de Dios, au to r y legislador del universo

Nos los representantes de los pueblos de Colom bia, reunidos en Congreso


General, cum pliendo con los deseos de nuestros com itentes en orden a fijar
las reglas fundam entales de su unión y establecer una forma de gobierno que
les afiance los bienes de su libertad, seguridad, propiedad e igualdad, cuanto
es d ado a una nación que com ienza su carrera política y que todavía lucha
p o r su independencia, ordenam os y acordam os la siguiente

CONSTITUCIÓN

TÍTULO I. DE LA NACIÓN COLOMBIANA


Y DE LOS COLOMBIANOS

SECCIÓN PRIMERA. DE LA NACIÓN COLOMBIANA

A rt. I. La nación colom biana es para siempre e irrevocablem ente libre


e independiente de la m onarquía española y de cualquiera otra potencia o
dom inación extranjera; y no es, ni será nunca, patrim onio de ninguna familia
ni persona.
A rt. 2. La soberanía reside esencialm ente en la nación. Los m agistrados
y oficiales del gobierno, investidos de cualquiera especie de autoridad, son sus
agentes o com isarios y responsables a ella de su conducta pública.
A rt. 3. Es u n deber de la nación proteger p o r leyes sabias y equitativas la
libertad, la seguridad, la propiedad y la igualdad de todos los colom bianos.

2 8 4 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M E R IC A Y El. C A R IB E
SECCIÓN II. DE LOS COLOMBIANOS

A rt. 4. Son colom bianos:


1 . Todos los hom bres libres nacidos en el territorio de Colom bia y los
hijos de éstos;
2. Los que estaban radicados en Colombia al tiem po de su transform a­
ción política, con tal que perm anezcan fieles a la causa de la independencia;
3. Los no nacidos en C olom bia que obtengan carta de naturaleza.
A rt. 5. Son deberes de cada colom biano, vivir som etido a la C onstitu­
ción y a las leyes; respetar y obedecer a las autoridades que son sus órganos,
contribuir a los gastos públicos, y estar pronto en todo tiem po a servir y
defender la patria, haciéndole el sacrificio de sus bienes y de su vida, si fuere
necesario.

TÍTULO IL DEL TERRITORIO


DE COLOMBIA Y DE SU GOBIERNO

SECCIÓN I. DEL TERRITORIO DE COLOMBIA

Art. 6 . El territorio de Colom bia es el m ism o que com prendía el antiguo


V irreinato de la Nueva G ranada y Capitanía General de Venezuela.
Art. 7. Los pueblos de la extensión expresada, que están aún bajo el yugo
español, en cualquier tiem po en que se liberen, harán parte de la república,
con derechos y representación iguales a todos los dem ás que la com ponen.
Art. 8 . El territo rio de la república será dividido en departam entos, los
departam entos en provincias, las provincias en cantones y los cantones en
parroquias.

SECCIÓN II. DEL GOBIERNO DE COLOMBIA

A rt. 9. El G obierno de Colom bia es popular representativo.


A rt. 10. El pueblo no ejercerá por sí m ism o otras atribuciones de la so­
beranía que la de las elecciones prim arias, ni depositará el ejercicio de ella en
unas solas m anos. El Poder Suprem o estará dividido para su adm inistración
en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 285
A rt. 1 1 . El poder de d ar leyes corresponde al Congreso, el de hacer que
se ejecuten al Presidente de la República, y el de aplicarlas en las causas civiles
y crim inales a los tribunales y juzgados.

TÍTULO III. DE LAS ASAMBLEAS


PARROQUIALES Y ELECTORALES

SECCION I. DE LAS ASAMBLEAS PARROQUIALES


Y ESCRUTINIO DE SUS ELECCIONES

A rt. 12. En cada parroquia, cualquiera que sea su población, habrá una
asam blea p arroquial el últim o dom ingo de julio de cada cuatro años.
A rt. 13. La asam blea parroquial se com pondrá de los sufragantes pa­
rroquiales no suspensos, vecinos de cada parroquia, y será presidida por el
juez o los jueces de ella, con asistencia de cuatro testigos de buen crédito, en
quienes co ncurran las cualidades de sufragante parroquial.
A rt. 14. Los jueces sin necesidad de esperar ningunas órdenes, deberán
convocarla indispensablem ente en dichos periodos para el día señalado en
esta C onstitución.
A rt. 15. Para ser sufragante parroquial se necesita:
1 . Ser colom biano;
2. Ser casado o m ayor de veintiún años;
3. Saber leer y escribir; pero esta condición no tendrá lugar hasta el año
de 1840;
4. Ser d u eño de alguna propiedad raíz que alcance al valor libre cien
pesos. Suplirá este defecto el ejercitar algún oficio, profesión, comercio o
industria útil, con casa o taller abierto, sin dependencia de otro en clase de
jornalero o sirviente.
A r t 16. La calidad de sufragante parroquial se pierde:
1. Por adm itir em pleo de otro gobierno sin licencia del Congreso, te­
niéndolo con renta o ejerciendo otra confianza en el de Colom bia;
2. Por sentencia en que se im pongan penas aflictivas o infam antes, si no
se obtiene rehabilitación;
3. Por haber vendido su sufragio o com prado el de otro, para sí o para un
tercero, bien sea en asambleas prim arias, en las electorales o en otras.

2 8 6 P R IM E R A S C O N S r r r U C lO N E S . L M lN O A .M F .R IC A Y a C A R IB E
ArL 17. El ejercicio de sufragante parroquial se suspende:
1 . En los locos, furiosos o dem entes;
2. En los deudores fallidos y en los vagos declarados com o tales;
3. En los que tengan causa crim inal abierta, hasta que sean declarados
absueltos o condenados a pena n o aflictiva ni infam atoria;
4 . En los deudores a caudales públicos con plazo cum plido.
A rt. 18. El objeto de las asambleas parroquiales es votar por el elector o
electores q ue corresp o n d en al cantón.
A lt. 19. La provincia a quien corresponda un solo representante n o m ­
brará diez electores, distribuyendo su nom bram iento entre los cantones que
tenga, con p ro p o rció n a la población de cada uno.
A rt, 20. La provincia que deba n o m b rar dos o m ás representantes ten­
drá tantos electores cuantos correspondan a los cantones de que se com pone,
debiendo elegir cada can tó n un elector p o r cada cuatro mil almas, y otro más
p o r un residuo de tres mil. Todo cantón, aunque no alcance a aquel núm ero,
tendrá siem pre un elector.
Art. 21. Para ser elector se requiere:
1 . Ser sufragante n o suspenso;
2. Saber leer y escribir;
3. Ser m ayor de veinticinco años cum plidos y vecino de cualquiera de
las parroquias del can tó n que va a hacer las elecciones;
4. Ser d u eñ o de u n a propiedad raíz que alcance el valor libre de quinien­
tos pesos, o gozar de un em pleo de trescientos pesos de renta anual, o ser usu­
fructuario de bienes que produzcan una renta de trescientos pesos anuales, o
profesar alguna ciencia o tener un grado científico.
ArL 22. C ada sufragante parroquial votará p o r el elector o electores del
cantón, expresando públicam ente los nom bres de otros tantos ciudadanos
vecinos del m ism o cantón, los cuales serán indispensablem ente asentados en
su presencia en u n registro destinado a este solo fin.
A rt. 23. Las d u d as o controversias que hubiere sobre las cualidades o
form as en los sufragios parroquiales, y las quejas que se suscitan sobre cohe­
cho o so b o rn o , se decidirán p o r los jueces y testigos asociados, y su resolu­
ción se llevará a efecto p o r entonces; pero quedando salva la reclam ación al
Cabildo del can tó n .
A rt. 24. Las elecciones serán públicas y ninguno podrá presentarse a r­
m ado a ellas.

B IB L IO T E C A A Y A C L 'C H O 287
A rt. 25. Las elecciones estarán abiertas por el térm ino de ocho días, con­
cluido el cual la asam blea queda disuelta, y cualquiera otro acto más allá de
lo que previene la C onstitución o la ley, no solam ente es nulo, sino atentado
contra la seguridad pública.
A rt. 26. Apenas esté concluido el acto de las elecciones, el juez o los
jueces que hayan presidido la asamblea rem itirán al CabiJdo el registro de las
celebradas en su parroquia, en pliego cerrado y sellado.
A rt. 27. Luego que estén recogidos los pliegos de las asam bleas parro ­
quiales, el C abildo del cantón, presidido por alguno de los alcaldes o rdina­
rios, y en su defecto, p o r uno de los regidores, se reunirá en sesión pública.
En su presencia serán abiertos los pliegos de las asam bleas parroquiales,
y se irán fo rm an d o listas y cotejos de todos los votos, asentándolos en un
registro.
A rt. 28. Los ciudadanos que resulten con el m ayor núm ero de votos se
declararán constitucionalm ente nom brados para electores. C uando ocurrie­
re alguna du d a p o r igualdad de sufragios se decidirá por suerte.
A rt. 29. El C abildo del cantón rem itirá al de la capital de la provincia el
resultado del escrutinio que ha verificado y dará tam bién p ro n to aviso a los
nom brados para que concurran a la capital de la provincia en el día prevenido
p o r la C onstitución.

SECCIÓN II. DE LAS ASAMBLEAS ELECTORALES O DE PROVINCIA

A rt. 30. La asam blea electoral se com pone de los electores nom brados
por los cantones.
A rt. 31, El día lo de octubre de cada cuatro años se reunirá la asamblea
electoral en la capital de la provincia, y procederá a hacer todas las elecciones
que correspondan, estando presentes, por lo m enos las dos terceras partes
de los electores. Presidirá su reunión el Cabildo de la capital, m ientras la
asam blea elige un Presidente de entre sus m iem bros, que será el que obtenga
el m ayor n ú m ero de votos.
A rt. 32. Los artículos 24 y 25 son comunes a las asambleas electorales.
A rt. 33. El cargo de elector durará por cuatro años. Las vacantes se lle­
narán, cu ando sea necesario, p o r los que sigan en votos.
A rt. 34. Son funciones de las asambleas electorales sufragar;

288 P R IM E R A S C O N S T r a ’C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
1 . Por el Presidente de la República;
2. Por el vicepresidente de la misma;
3. Por los senadores del departam ento;
4. Por el representante o los representantes diputados de la provincia.
A rt. 35. Los votos de estas cuatro clases de elecciones se asentarán en
cuatro registros diversos, y la m ism a Asamblea Electoral procederá a hacer
el escrutinio de la última.
A rt. 36. Para ser representante de una provincia se requiere haber obte­
nido la pluralidad absoluta; esto es, un voto más sobre la m itad de todos los
de los electores que han asistido a la elección.
A rt. 37. Los representantes serán nom brados de uno en uno en sesión
perm anente, y se declararán elegidos los que obtengan la indicada mayoría.
Si ninguno la hubiere alcanzado, los dos que hayan tenido el mayor núm ero
entrarán en segundo escrutinio, y será representante el que reúna pluralidad.
Los casos de igualdad se decidirán por la suerte.
A rt. 38. Perfeccionada de esta m anera las elecciones del representante o
los representantes, el presidente de la asamblea electoral avisará sin dem ora
alguna a los nom brados, para que asistan a la próxim a reunión; y los registros
! se rem itirán en pliego cerrado y sellado a la Cám ara de representantes.
^ A rt. 39. Con igual formalidad y sin hacer escrutinio, serán rem itidos al
I' Cabildo de la capital del departam ento los registros de las votaciones para
Presidente de la República, para vicepresidente de la m ism a y para senadores,
a fin de q ue luego que se hayan reunido allí los pliegos de todas las asambleas
provinciales, los dirija oportunam ente a la Cám ara del Senado, para que
tenga lugar lo prevenido en la Sección V del T ítulo IV.

I TÍTULO IV. DEL PODER LEGISLATIVO

^ SECCIÓN l. DE LA DIVISIÓN,
j LÍMITES Y FUNCIONES DE ESTE PODER

A rt. 40. El Congreso de Colom bia estará dividido en dos Cám aras, que
* serán la del Senado y la de representantes.
• A rt. 41. En cualquiera de las dos pod rán tener origen las leyes; y cada
í una respeaivam ente podrá p roponer a la otra, reparos, alteraciones o adi­

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 289
ciones para que los examine; o rehusar a la ley propuesta su consentim iento
p o r una negativa absoluta.
A rt. 42. Se exceptúan las leyes sobre contribuciones o impuestos, las
cuales no pueden tener origen sino en la C ám ara de Representantes; pero
quedando al Senado el derecho ordinario de adicionarlas, alterarlas o rehu­
sarlas.
A rt. 43. Los proyectos o las proposiciones de ley que fuesen aceptados
conform e a las reglas de debate, sufrirán tres discusiones en sesiones distintas,
con el intervalo de un día, cuando menos, entre una y otras; sin cuyo requisito
no se p o d rán determ inar.
A rt. 44. En el caso de que la proposición sea urgente, podrá dispensarse
esta últim a form alidad, precediendo una discusión y declaración de la u r­
gencia, en la m ism a C ám ara don d e tenga su principio. Esta declaración y las
razones que la m otivaron se pasarán a la otra C ám ara, ju nto con el proyeao
de ley para que sea exam inado. Si esta C ám ara no cree justa la urgencia, de­
vuelve el proyecto p ara que se delibere con las form alidades legales.
A rt. 45. N ingún proyecto o proposición de ley rechazado por una Cá­
m ara podrá ser presentado de nuevo hasta la sesión del año siguiente; pero
esto no im pedirá que alguno de los artículos com pongan parte de otras p ro ­
posiciones n o rechazadas.
A rt. 46. N ingún proyecto a proposición de ley constitucionalm ente
aceptado, discutido y determ inado en am bas Cám aras, podrá tenerse por
ley de la república, hasta que no haya sido firm ado por el Poder Ejecutivo. Si
éste no creyere conveniente hacerlo, devolverá el proyecto a la Cám ara de su
origen, acom pañándole sus reparos, sea sobre falta en las fórm ulas, o en lo
sustancial, d en tro del térm ino de diez días contados desde su recibo.
A rt. 47. Los reparos presentados por el Poder Ejecutivo, se asientan en el
registro de las sesiones de la C ám ara donde tuvo la ley su origen. Si no queda
ésta satisfecha, discute de nuevo la m ateria, y resultando segunda vez apro­
bada por u n a m ayoría de las dos terceras partes de los m iem bros presentes,
la pasa con los reparos a la otra Cám ara. El proyecto tendrá fuerza de ley, y
deberá ser firm ado p o r el Poder Ejecutivo, siem pre que en esta otra Cám ara
lo aprueben tam bién las dos terceras partes de los m iem bros presentes.
A rt. 48. Si pasados los diez días que señala el artículo 46 no hubiere
sido devuelto el proyecto con las objeciones, tendrá fuerza de ley y será p ro ­

290 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M E R IC A Y EL C A R IB E
mulgado como tal; a menos que, corriendo este término, el Congreso se haya
suspendido o puesto en receso; en cuyo caso deberán presentársele las obje­
ciones en la primera próxima sesión.
A rt. 49. La sanción del Poder Ejecutivo es tam bién necesaria para que
tengan fuerza las dem ás resoluciones, los decretos, estatutos y actos legislati­
vos de las Cám aras; exceptuando los que sean de suspensión y aplazam iento
de sus sesiones; los decretos en que pidan inform es o den com isiones en los
negocios de su incum bencia; las elecciones que les corresponden; los juicios
sobre calificación de sus m iem bros; las órdenes para llenar algunas vacantes
en la Cámaras; las reglas de sus debates y policía interior; el castigo de sus
m iem bros y de cuantos les falten al debido respeto, y cualquiera otros actos
en que no sea necesaria la concurrencia de ambas.
A rt. 50. Las proposiciones que hayan pasado com o urgentes en las dos
Cám aras, serán sancionadas o devueltas por el Poder Ejecutivo, d en tro de
dos días sin mezclarse la urgencia.
A rt. 5 L Al pasarse las deliberaciones de una C ám ara a otra y al Poder
Ejecutivo, se exceptuarán los días en que se discutió la m ateria, la fecha de las
respectivas resoluciones, inclusa la de urgencia cuando la haya, y la exposición
de las razones y los fundam entos que las hayan motivado. C uando se om ita al­
guno de estos requisitos deberá volverse el acto dentro de dos días a la Cám ara
donde se note la om isión, o a la de origen, si hubiere ocurrido en ambas.
A rt. 52. Siem pre que u na ley haya de pasarse al Poder Ejecutivo para su
sanción, se extenderá por duplicado en la form a correspondiente, y se leerá
en las dos Cám aras. A m bos originales serán firm ados p o r sus respectivos
Presidentes y secretarios, y se presentarán luego al Presidente de la República
p o r una diputación.
A rt. 53. Sancionada u objetada la ley por el Presidente de la República,
con arreglo al artículo 46, devolverá a las Cám aras, con el secretario del Des­
pacho respectivo, uno de los dos originales con su decreto para que se dé
cuenta en ellas. Este original se conservará en el archivo de la Cám ara donde
la ley tuvo su origen.
A rt. 54. Para la prom ulgación de la ley se usará siem pre de esta fórm ula:
El Senado y la Cámara de representantes de la República de Colombia, reunidos
en Congreso, etc., decretan:

B IB L IO T E C A A Y ,\C U C H O 291
SECCIÓN II. DE LAS ATRIBUCIONES ESPECIALES DEL CONGRESO

A rt. 55. Son atribuciones exclusivamente propias del Congreso:


1 . Fijar cada año ios gastos públicos en vista de los presupuestos que le
presentará el Poder Ejecutivo;
2. D ecretar lo conveniente para la adm inistración, conservación y ena­
jenación de los bienes nacionales;
3. Establecer toda suerte de im puestos, derechos o contribuciones; velar
sobre su inversión, y tom ar cuenta de ella al Poder Ejecutivo y demás em plea­
dos de la república;
4. C o n traer deudas sobre el crédito de Colombia;
5. Establecer un banco nacional;
6 . D eterm inar y uniform ar el valor, peso, tipo y nom bre de la m oneda;
7. Fijar y uniform ar los pesos y medidas;
8 . Crear las Cortes de Justicia y juzgados inferiores de la república;
9. D ecretar la creación o supresión de los empleos públicos, y señalar los
sueldos, dism inuirlos o aum entarlos;
10. Establecer reglas de naturalización;
1 1 . C onceder prem ios y recompensas personales a los que hayan hecho
grandes servicios a Colombia;
12. D ecretar honores públicos a la m em oria de los grandes hom bres;
13. D ecretar la conscripción y organización de los ejércitos, determ inar
su fuerza en paz y guerra, y señalar el tiem po que deben existir;
14. D ecretar la construcción y equipam iento de la M arina, aum entarla
o dism inuirla;
15. Form ar las ordenanzas que deban regir las fuerzas de m ar y tierra;
16. D ecretar la guerra en vista de los datos que le presente el Poder
Ejecutivo;
17. R equerir al Poder Ejecutivo para que negocie la paz;
18. Prestar su consentim iento y aprobación a los tratados de paz, de
alianza, de am istad, de comercio, de neutralidad y cualquier otro que celebre
el Poder Ejecutivo;
19. Prom over p o r leyes la educación pública y el progreso de las cien­
cias, las artes y los establecim ientos útiles, y conceder por tiem po lim itado
derechos exclusivos para su estím ulo y fom ento;

292 P R i M E R .\ s c o N s r r r u a o N E s . L a t in o a m é r ic a y e l c a r ib e
20. Conceder indultos generales cuando lo exija algún grande m otivo
de conveniencia pública;
21. Elegir la ciudad que deba servir de residencia al G obierno, y variarla
cuando lo juzgue conveniente;
22. Fijar los lím ites de los departam entos, las provincias y dem ás divi­
siones del territorio de C olom bia, com o sea más conveniente para su m ejor
adm inistración;
23. Permitir, o no, el paso de tropas de otro Estado por el territorio de
Colombia;
24. Permitir, o no, la estación de escuadras de otro Estado en los puertos
de Colombia, por m ás de u n mes;
25. Conceder d u ran te la presente Guerra de Independencia al Poder
Ejecutivo aquellas facultades extraordinarias que se juzguen indispensables
en los lugares que inm ediatam ente están sirviendo de teatro a las operaciones
militares, y en los recién libertados del enemigo, pero detallándolas en cuanto
sea posible, y circunscribiendo el tiem po, que sólo será el m uy necesario;
26. Decretar todas las dem ás leyes y ordenanzas, de cualquier naturaleza
que sean, y alterar, reform ar o derogar las establecidas. El Poder Ejecutivo sólo
podrá presentarle alguna m ateria para que la tom e en consideración; pero
nunca bajo la fórm ula de ley.

SECCION III. DE LAS FUNCIONES ECONÓMICAS Y PRERROGATIVAS


COMUNES A AMBAS CÁMARAS Y A SUS MIEMBROS

Art. 56. Cada C ám ara tiene el derecho de establecer los reglam entos
que deba observar en sus sesiones, debates y deliberaciones. C onform e a ellos
podrá castigar a cualquiera de sus m iem bros que los infrinja, o que de otra
manera se haga culpable, con las penas que establezca, hasta expelerlos de su
seno y declararlos indignos de obtener otros oficios de confianza o de honor
en la república, cuando así se decida p o r el voto unánim e de los dos tercios
de los m iem bros presentes.
A rt. 57. N inguna de ellas pod rá abrir sus sesiones sin la concurrencia
de la pluralidad absoluta de sus m iem bros, pero en todo caso el núm ero
existente, cualquiera que sea, deberá reunirse y com peler a los ausentes a que
concurran, del m odo y bajo las penas que las mism as Cám aras establezcan.

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 293
A rt. 58. U na vez abiertas las sesiones de cada año bastará la concurrencia
de las dos terceras partes de los m iem bros presentes para que continúen las
sesiones; con tal de que estas dos terceras partes, nunca sean m enos de los dos
tercios de la pluralidad absoluta.
A rt. 59. Las C ám aras en la casa de sus sesiones gozarán del derecho ex­
clusivo de policía, y fuera de ella, en todo lo que conduzca al libre ejercicio de
atribuciones. En uso de este derecho podrán castigar, o hacer que se castigue
con las penas que hayan acordado, a todo el que les faite al debido respeto, o
que am enace atentar contra el cuerpo o contra la inm unidad de sus indivi­
duos, o que de cualquiera otro m odo desobedezca o em barace sus órdenes
y deliberaciones.
A rt. 60. Las sesiones de am bas Cám aras serán públicas, pero po d rán ser
secretas cuando ellas lo crean necesario.
A rt. 61. El proceder de cada C ám ara constará solem nem ente en un re­
gistro diario en que se asienten sus debates y resoluciones, el cual se publica­
rá de tiem po en tiem po, exceptuando aquellas cosas que deben reservarse,
según el acuerdo de cada una; y siem pre que lo reclame la q u in ta parte de
los m iem bros presentes, deberán expresarse nom inalm ente los votos de sus
individuos sobre toda m oción o deliberación.
A rt. 62. C ada Cám ara elige de entre sus m iem bros un presidente y un
vicepresidente, cuyas funciones serán anuales desde una sesión ordinaria
hasta otra, y n o m b rará de d en tro o fuera de su seno un secretario. También
nom brará los oficiales que juzgue necesarios para el desem peño de sus tra b a ­
jos, asignando a estos em pleados las correspondientes gratificaciones.
A rt. 63. Las com unicaciones entre las Cámaras y el Poder Ejecutivo, o
entre sí m ism as, se harán por el conducto de los respertivos presidentes, o
p o r m edio de diputaciones.
A r t 64. Los senadores y representantes tienen ese carácter por la nación
y no p o r el departam ento o provincia que los nom bra; ellos no pueden recibir
órdenes ni instrucciones particulares de las asambleas electorales, que sólo
podrán presentarles peticiones.
A rt. 65. No pod rán ser senadores ni representantes el Presidente y vice­
presidente de la República, los m inistros de la Alta Corte de Justicia, los secre­
tarios del Despacho, los intendentes, los gobernadores y los demás em pleados
públicos a quienes se prohíba p o r ley; los otros podrán serlo, con tal que

294 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . U T I N O A M I- R I C A Y E L C A R IB E
suspendan el personal ejercicio de sus em pleos m ientras duren las sesiones.
Cuando un senador o representante sea nom brado para otro destino público,
quedará a su elección adm itirle o rehusarle.
Alt. 66. Los miembros del Congreso gozan de inmunidad en sus perso­
nas y en sus bienes, durante las sesiones y mientras van a ellas o vuelvan a sus
casas; excepto en los casos de traición o de otro grave delito contra el orden
social, y no son responsables por los discursos y opiniones que hayan mani­
festado en las Cámaras, ante ninguna autoridad y en ningún tiempo.
A rt. 67. Los senadores y representantes obtendrán del tesoro nacional
una indem nización determ inada por ley, com putándose el tiem po que de­
ben haber invertido en venir de sus casas al lugar de reunión y volver a ellas
concluidas las sesiones.

SECCIÓN IV. DEL TIEMPO, DURACIÓN


Y LUGAR DE LAS SESIONES DEL CONGRESO

A rt. 6 8 . El Congreso se reunirá cada año precisam ente, verificando la


apertura de sus sesiones ordinarias el 2 de enero.
A rt. 69. C ada reunión ordinaria del Congreso d u rará noventa días. En
caso necesario podrá prorrogarla hasta por treinta días más.
A rt. 70. Las Cám aras residirán en una mism a parroquia; y m ientras
se hallen reunidas, ninguna podrá suspender sus sesiones por más de dos
días, ni em plazarse para otro lugar distinto de aquel en que residieren, sin
su m utu o consentim iento; pero si conviniendo en la traslación difiriesen
respecto del tiem po y lugar, el Poder Ejecutivo tendrá la intervención de fijar
un térm ino m edio entre los extremos de la disputa,

SECCIÓN V. DEL ESCRUTINIO Y ELECCIONES


CORRESPONDIENTES AL CONGRESO

A rt. 71. En los años de elecciones se reunirá el Congreso en la C ám ara


del Senado, en su presencia se abrirán los pliegos de las elecciones del Presi­
dente y vicepresidente de la República y de los senadores de los departam en­
tos, y se form arán listas de todos los sufragios de las asambleas electorales,
asentándolos en el registro correspondiente a cada clase de elecciones. El

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 295
escrutinio se hace públicam ente por cuatro m iem bros del Congreso y los
secretarios.
A rt. 72. Para ser Presidente de la República se necesitan las dos terceras
partes de los votos de los electores que concurrieron a las asambleas provin­
ciales. Se declarará, pues, Presidente al que resulte con esta mayoría.
A rt. 73. Siem pre que falte la mayoría indicada, el Gangreso separa los
tres que reúnan m ás sufragios, y procede a elegir uno entre ellos. El que ob­
tuviere en esta elección los votos de las dos terceras partes de los m iem bros
presentes será el Presidente de la República.
A rt. 74. S¡ hecho el escrutinio ninguno resultare electo, el Congreso
contrae la votación a los dos que hayan alcanzado mayor núm ero de votos
en el acto antecedente.
A rt. 75. La elección del Presidente se hará en una sola sesión, que será
perm anente.
A rt. 76. El vicepresidente de la República será elegido con las mismas
form alidades que el Presidente.
A rt. 77. El Congreso declarará senadores a los que hayan alcanzado
la pluralidad absoluta de votos de los electores de cada departam ento que
concurrieron a la elección.
A rt. 78. Si no concurriere a favor de ninguno o de algunos la mayoría in­
dicada, el C ongreso tom ará un núm ero igual, o si no lo hubiere, aproxim ado
al triple de los que falten entre los que tengan más votos. Hecha esta separa­
ción, procederá a elegir entre éstos, uno por uno, los que hayan de nom brarse.
C uando en el escrutinio no resulte elección, se repetirá el acto conform e al
artículo 74.
Art- 79. En los casos de d uda por causa de igualdad en m ateria de elec­
ciones, la suerte decide.
A rt. 80. C uando falte algún senador o representante por m uerte, re­
nuncia, destitución u otra causa, se llenarán las vacantes por el Congreso,
escogiendo uno entre los tres que en los registros de las asambleas electorales
se sigan con m ayor n úm ero de votos, pero si en dichos registros no quedare
este núm ero, la respectiva C ám ara expedirá órdenes para que se nom bre otra
persona de la m anera prevenida en esta C onstitución. La duración del así
nom brado sólo será hasta las próxim as elecciones ordinarias.
A rt. 81. Si una m ism a persona fíiere nom brada a la vez por el depar­

296 P R LM ER A S (XJNSTTR'aONES. U T l N O A \ l £ R K > Y ELC A R IB E


lam ento de su naturaleza y por el de su vecindad, o por la provincia de su
naturaleza y la de su vecindad, subsistirá el n o m b ram ien to p o r razón de
la naturaleza.
A rt. 82. El C ongreso pasará aviso a los que resulten nom brados en los
destinos de Presidente, vicepresidente y senadores, para que ocurran a pose­
sionarse en el día que se les asigne.
A rt. 83. En esta prim era vez nom bra el actual Congreso el Presidente, el
vicepresidente de la República y los senadores.

SECCIÓN VI. DE LA CÁMARA DE REPRESENTANTES

A rt. 84. La C ám ara de representantes se com pone de diputados n om ­


brados p o r todas las provincias de la república, conform e a esta C onstitu­
ción.
A rt. 85. C ada provincia n om brará un representante p o r cada trein ­
ta mil alm as de su población; pero si calculada ésta, quedare un exceso de
quince m il alm as, ten d rá u n representante más, y toda provincia, cualquiera
que sea su población, nom b rará por lo m enos u n representante. El actual
C ongreso señalará, p o r m edio de un decreto, el núm ero de representantes
que deba n o m b ra r cada provincia, hasta tanto que se form en los censos de
la población.
A rt. 8 6 . Esta proporción de uno por treinta mil continuará siendo la regla
de la representación, hasta que el núm ero de representantes llegue a ciento; y
aunque se aum en te la población, no se aum entará por eso el núm ero, sino que
se elevará la p roporción hasta que corresponda un representante a cada cua­
renta mil alm as. En este estado continuará la proporción de uno por cuarenta
mil, hasta que lleguen a ciento cincuenta los representantes; y entonces, com o
en el caso anterior, se elevará la proporción a cincuenta mil por uno.
A rt. 87. N o p o d rá ser representante el que adem ás de las cualidades de
elector, no tenga:
1. La calidad de natural o vecino de la provincia que lo elige;
2. D os años de residencia en el territorio de la república inm ediatam ente
antes de la elección. Este requisito no excluye a los ausentes en servicio de la
república, o con perm iso del G obierno; ni a los prisioneros, desterrados o
fugitivos del país p o r su am or o servicios a la causa de la independencia;

B IB L IO T E C A A Y A C L 'C H O 297
3, Ser d u eño de una propiedad raíz que alcance al valor libre de dos mil
pesos, o tener una renta o usufructo de quinientos pesos anuales o ser pro­
fesor de alguna ciencia.
A rt. 8 8 . Los no nacidos en Q )lom bia necesitan para ser representantes
tener ocho años de residencia en la república y diez mil pesos en bienes raíces;
se exceptúan los nacidos en cualquier parte del territorio de América que en
el año de 1810 dependía de España y que no se ha unido a otra nación ex­
tran jera, a quienes bastará tener cuatro años de residencia y cinco mil pesos
en bienes raíces.
A rt. 89. La Cám ara de representantes tiene el derecho exclusivo de acu­
sar ante el Senado al Presidente de la República, al vicepresidente y a los
m inistros de la Alta C orte de Justicia, en todos los casos de una conducta m a­
nifiestam ente contraria al bien de la república y a los deberes de sus empleos,
o de delitos graves contra el orden social.
A rt. 90. Los dem ás em pleados de Colom bia tam bién están sujetos a la
inspección de la C ám ara de representantes, y podrá acusarlos ante el Senado
p o r el mal desem peño de sus funciones, u otros graves crímenes. Pero esta
facultad no deroga ni dism inuye la de otros jefes y tribunales para velar la
observancia de las leyes, y juzgar, deponer y castigar según ellas a sus respec­
tivos subalternos.
. A r t 91. El tiem po de las funciones de representante será de cuatro años.
A rt. 92. A la C ám ara de representantes corresponde la calificación de
las elecciones y cualidades de sus respectivos m iem bros, su adm isión y la
resolución de las dudas que sobre esto pueden ocurrir.

SECCIÓN VIL DE LA CÁMARA DEL SENADO

A rt. 93. El Senado de Colom bia se com pone de ios senadores nom bra­
dos p o r los departam entos de la república, conform e a esta Constitución.
Cada d ep artam en to tendrá cuatro senadores.
A rt. 94. El tiem po de las funciones de los senadores será de ocho años.
Pero los senadores de cada departam ento serán divididos en dos clases: los
de la p rim era quedarán vacantes al fin del cuarto año, y los de la segunda, al
fin del octavo; de m odo que cada cuatro años se haga la elección de la m itad
de ellos. En esta vez la C ám ara, en su prim era reunión sacará a la suerte los

298 P R I M E R .\S C O N S n r U C I O N E S . L A T IN O A M E R IC A Y EL C A R IB E
dos senadores de cada departam ento, cuyas funciones hayan de expirar al fin
del prim er período.
A rt. 95. Para ser senador se necesita, además de las calidades de elector;
1 . Treinta años de edad;
2 . Ser natural o vecino del departam ento que hace la elección;
3. Tres años de residencia en el territo rio de la república inm ediatam en­
te antes de la elección, con las excepciones del artículo 87;
4. Ser dueño de una propiedad que alcance el valor libre de cuatro mil
pesos en bienes raíces; o en su defecto tener el usufructo o renta de qu in ien ­
tos pesos anuales, o ser profesor de alguna ciencia.
A rt. 96. Los no nacidos en C olom bia no podrán ser senadores, sin tener
doce años de residencia y dieciséis m il pesos en bienes raíces; se exceptúan los
nacidos en cualquier parte del territo rio de la América que en el año de 1810
dependía de la España y que no se ha unido a otra nación extranjera, a quienes
bastará tener seis años de residencia y ocho mil pesos en bienes raíces.
A rt. 97. Es una atribución especial del Senado ejercer el poder natural
de una Corte de Justicia, p ara oír, juzgar y sentenciar a los em pleados de la
república, acusados p o r la C ám ara de representantes en los casos de los ar­
tículos 89 y 90.
A rt. 98. En los casos en que el Senado hace las funciones de C orte de
Justicia, la Cám ara de representantes escoge uno de sus m iem bros para que
haga las veces de acusador, el cual procederá conform e a las órdenes e ins­
trucciones que le com unique la Cám ara.
A lt. 99. El Senado instruye el proceso por sí m ism o o por com isión em a­
nada de su seno, reservándose la sentencia, que la pronunciará él m ism o.
A rt. 100. Siempre que una acusación propuesta ante el Senado es ad m i­
tida por él, queda de hecho suspenso de su em pleo el acusado, y la autoridad
a quien corresponde provee la plaza interinam ente.
A rt. 101. Nadie podrá ser condenado en estos juicios sin el voto u n án i­
m e de las dos terceras partes de los senadores presentes.
A rt. 102. Las determ inaciones del Senado en estos casos no po d rán ex­
tenderse a otra cosa que d eponer de su empleo al convencido y declararle
incapaz de obtener otros honoríficos, lucrativos o de confianza en C olom bia,
pero el culpado quedará, sin em bargo, sujeto a acusación, prueba, sentencia
y castigo según la ley.

B IB U O T E C A A lfA C U C H O 299
A rt. 103. En los casos en que el Senado lo juzgue conveniente, asistirá
a sus juicios, para inform ar e instruir en el derecho, el presidente de la Alta
C orte de Justicia, o alguno de sus miem bros.
A rt. 104. Los decretos, autos y sentencias que pronuncie el Senado en
estos juicios deben ejecutarse sin la sanción del Poder Ejecutivo.

TÍTULO V. DEL PODER EJECUTIVO

SECCIÓN I. DE LA NATURALEZA Y DURACIÓN DE ESTE PODER

A lt. 105. El Poder Ejecutivo de la República estará depositado en una


persona, con la denom inación de Presidente de la República de Colombia.
A rt. 106. Para ser Presidente se necesita ser ciudadano de Colom bia por
nacim iento y todas las otras cualidades que para ser senador.
A rt. 107. La duración del Presidente será de cuatro años, y no podrá ser
reelegido m ás de una vez sin interm isión.
A rt. 108. H abrá un vicepresidente, que ejercerá las funciones de Presi­
dente en caso de m uerte, destitución o renuncia, hasta que se nom bre sucesor,
que será en la próxim a reunión de las asambleas electorales. También entrará
en las m ism as funciones p o r ausencia, enferm edad o cualquiera otra falta
tem poral del Presidente.
A rt. 109. El vicepresidente de la república debe tener las mism as cuali­
dades que el Presidente.
A rt. 110. El presidente del Senado suple las faltas del Presidente y vi­
cepresidente de la República, pero cuando éstas sean absueltas, procederá
inm ediatam ente a llenar las vacantes, conform e a esta C onstitución.
A rt. 1 1 1 . La duración del Presidente y vicepresidente nom brados fuera
de los períodos constitucionales sólo será hasta la próxim a reunión o rd in a ­
ria de las asam bleas constitucionales.
A rt. 112. El Presidente y vicepresidente reciben por sus servicios los
sueldos que la ley les señala, los cuales nunca serán aum entados ni dism inui­
dos en su tiem po.

300 P R I M E R .\S C O N S T r r U C I O N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
SECCIÓN II. DE LAS FUNCIONES, DEBERES
Y PRERROGATIVAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

A rt. 113. El Presidente es jefe de la adm inistración general déla repúbli­


ca. La conservación del orden y de la tranquilidad en lo interior y de la segu­
ridad en lo exterior le está especialmente cometida.
A rt. 114. Prom ulga, m anda ejecutar y cum plir las leyes, los decretos,
estatutos y actos del Congreso cuando conform e queda establecido por la
Sección I del Título IV de esta C onstitución, tengan fuerza de tales, y expide
los decretos, reglam entos e instrucciones que sean convenientes para su eje­
cución.
Art. 115. Convoca al Congreso en los períodos señalados por esta Cons­
titución y en los demás casos extraordinarios en que lo exija la gravedad de
alguna ocurrencia.
Art. 116. Dicta todas las órdenes convenientes para que oportunam ente
se hagan las elecciones constitucionales.
A rt. 117. Tiene en toda la república el m ando suprem o de las fuerzas de
m ar y tierra, y está exclusivamente encargado de su dirección; pero no podrá
m andarlas en persona sin previo acuerdo y consentim iento del Congreso.
A rt. 118. Cuando, conform e al artículo anterior, el Presidente m ande en
persona las fuerzas de la república, o alguna parte de ellas, las funciones del
Poder Ejecutivo recaerán p or el m ism o hecho en el vicepresidente.
A rt. 119. Declara la guerra en nom bre de la república, después que el
Congreso la haya decretado, y tom a todas las medidas preparatorias.
Art. 120. Celebra los tratados de paz, alianza, am istad, treguas, comercio,
neutralidad y cualquiera otros, con los príncipes, naciones o pueblos extran-
jeros;pero sin el consentim iento y aprobación del Congreso, no presta ni de­
niega su ratificación a los que estén ya concluidos por los plenipotenciarios.
A r t 121. Con previo acuerdo y consentim iento del Senado, nom bra
toda especie de m inistros y agentes diplom áticos, y los oficiales militares
desde coronel inclusive arriba.
Art. 122. En los recesos del Senado puede dar en com isión dichos em ­
pleos, cuando urgiere su nom bram iento, hasta que en la próxim a reunión
ordinaria o extraordinaria del Senado sean provistos conform e al artículo
anterior.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 301
A rt. 123. Tam bién le corresponde el nom bram iento de los dem ás em ­
pleados civiles y m ilitares que no reserve a otra autoridad la C onstitución o
la ley.
A rt. 124. Cuida de que la justicia se adm inistre pronta y cum plidam ente
po r los tribunales y juzgados de la república, y de que sus sentencias se cum ­
plan y ejecuten.
A rt. 125. Puede suspender de sus destinos a los empleados ineptos o que
delincan en razó n de su oficio; p ero avisará al m ism o tiem po al trib u n al
que corresponda, acom pañándole el expediente o los docum entos que m o­
tivaron su procedim iento, para que siga el juicio con arreglo a las leyes.
A rt. 126. No puede privar a ningún individuo de su libertad, ni im po­
nerle pena alguna. En caso de que el bien y la seguridad de la república exijan
el arresto de alguna persona, p o d rá el Presidente expedir órdenes al efecto,
pero con la condición de que den tro de cuarenta y ocho horas, deberá hacerla
entregar a disposición del tribunal o juez com petente.
A rt. 127. En favor de la h um an id ad puede, cuando lo exija algún grave
m otivo, co n m u tar las penas capitales de acuerdo con los jueces que conozcan
de la causa, bien sea a su propuesta o a la de aquéllos.
A rt. 128. En los casos de conm oción interior a m ano arm ada que am e­
nace la seguridad de la república, y en los de una invasión exterior repentina,
puede, con previo acuerdo y consentim iento del Congreso, dictar todas aque­
llas m edidas extraordinarias que sean indispensables y que no estén com ­
prendidas en la esfera natural de sus atribuciones. Si el Congreso no estuviere
reunido, tendrá la m ism a facultad po r sí solo; pero le convocará sin la m enor
dem ora, para proceder conform e a sus acuerdos. Esta extraordinaria au to ri­
zación será lim itada únicam ente a los lugares y tiem po indispensablem ente
necesarios.
A rt. 129. El Presidente de la República, al abrir el Congreso sus sesiones
anuales, le dará cuenta en sus dos Cám aras del estado político y m ilitar de la
nación; de sus rentas, gastos y recursos, y le indicará las m ejoras y reformas
que p ueden hacerse en cada ramo.
A rt. 130. Tam bién dará a cada Cám ara cuantos inform es pida, pero
reservando aquellos cuya publicación no convenga por entonces, con tal que
no sean contrario s a los que presenta.
A rt. 131. El Presidente de la República, m ientras dura en este empleo.

302 P R I M E R ,\S C O .N S T IT U C IO N E S . U T I N O A iM f.R I( L \ Y EL C A R IB E


sólo puede ser acusado y juzgado ante el Senado en los casos del artícxilo
89.
A r t 132. El Presidente no puede salir del territorio de la República d u ­
rante su presidencia, ni un año después, sin p>ermiso del Congreso.

SECCIÓN III. DEL CONSEJO DE GOBIERNO

Art. 133. El Presidente de la República tendrá un Consejo de Gobierno,


que será com puesto del vicepresidente de la República, de un m inistro de
la Alta Corte de Justicia, nom brado p o r él mismo, y de los secretarios del
Despacho.
A r t 134. El Presidente oirá el dictam en del Consejo en todos los casos de
los artículos 46,119,120,121,122,123,124.125,126,127,128 y en los demás
de gravedad que o cu rran o que le parezca, pero no será obligado a seguirle
en sus deliberaciones.
A rt. 135. El C onsejo llevará un registro de todos sus dictám enes, y p a ­
sará cada año al Senado un testim onio exacto de él, exceptuando solamente
los negocios reservados m ientras haya necesidad de la reserva.

SECCIÓN IV. DE LOS SECRETARIOS DEL DESPACHO

Art. 136. Se establecen para el despacho de los negocios cinco secreta­


rios de Estado, a saber; de Relaciones Exteriores, del Interior, de Hacienda,
de M arina y de G uerra. El Poder Ejecutivo puede reunir tem porabnente dos
secretarías en una.
Art. 137. El Congreso hará en el núm ero de ellas variaciones que la ex-
p erienda m uestre o las circunstancias exijan; y por un reglam ento particular,
que hará el Poder Ejecutivo, som etiéndolo a su aprobación, se asignarán a
cada Secretaría los negocios que deben pertenecerle.
Art. 138. Cada secretario es el órgano preciso e indispensable por donde
el Poder Ejecutivo libra sus órdenes a las autoridades que le están subordina­
das. Toda orden que no esté autorizada por el respectivo secretario no debe
ser ejecutada po r ningún tribunal ni persona pública o privada.
A rt. 139. Es de la obligación de los secretarios del Despacho dar a cada
Cám ara, con la anuencia del Poder Ejecutivo, cuantos inform es se les pidan

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 303
p or escrito o de palabra en sus respectivos ram os, reservando solam ente lo
que no convenga publicar.

TÍTULO VI. DEL PODER JUDICL\L

SECCIÓN I. DE LAS ATRIBUCIONES DE LA ALTA


CORTE DE JUSTICIA, ELECCIÓN Y DURACIÓN DE SUS MIEMBROS

A rt. 140. La Alta C orte de Justicia de Colom bia se com pondrá de cinco
m inistros, p o r lo menos.
A rt. 14L Para ser m inistro de la Alta Corte de Justicia se necesita:
1 . G ozar de los derechos de elector;
2. Ser abogado no suspenso;
3. Tener la edad de treinta años cumplidos.
A rt. 142. Los m inistros de la Alta Corte de Justicia serán propuestos por
el Presidente de la República a la Cám ara de representantes en núm ero triple.
La C ám ara reduce aquel núm ero al doble, y lo presenta al Senado para que
éste n om bre los que deben com ponerla. El m ism o orden se seguirá siempre
que p o r m uerte, destitución o renuncia, sea necesario reem plazar toda la Alta
C orte, o alguno de sus m iem bros. Pero si el Congreso no estuviere reunido,
el Poder Ejecutivo proveerá interinam ente las plazas vacantes hasta que se
haga la elección en la form a dicha. En esta vez serán nom brados por el actual
Congreso.
A rt. 143. C orresponde a la Alta Corte de Justicia el conocim iento:
1. De los negocios contenciosos de em bajadores, m inistros, cónsules o
agentes diplom áticos;
2. De las controversias que resultaren en los tratados y las negociaciones
que haga el Poder Ejecutivo;
3. De las com petencias suscitadas o que suscitaren en los tribunales
superiores.
A rt. 144. La ley determ inará el grado, form a y casos en que debe conocer
de los negocios expresados y de cualquiera otros civiles y crim inales que se
les asignen.
A rt. 145. Los m inistros de la Alta C orte de Justicia du rarán en sus em­
pleos todo el tiem po de su buena conducta.

3 0 4 P R lM E U fV S C O N S T IT L 'C lO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
Art. 146. En periodos fijos determ inados por la ley, recibirán por este
servicio los sueldos que se les asignaren.

SECCIÓN II. DE LAS CORTES SUPERIORES


DE JUSTICIA Y DE LOS JUZGADOS INFERIORES

Art. 147. Para la más pronta y fácil adm inistración de justicia, el C o n ­


greso establecerá en toda la república las Cortes Superiores que juzgue nece­
sarias, o que las circunstancias perm itan crear desde ahora, asignándoles
el territorio a que se extienda su respectiva jurisdicción y los lugares de su
residencia.
Art. 148. Los m inistros de las Cortes Superiores serán nom brados por el
Poder Ejecutivo, a propuesta de terna de la Alta C orte de Justicia. Su duración
será la expresada en el artículo 145.
A rt. 149. Los juzgados inferiores subsistirán por ahora en los térm inos
que se prescribirá p o r ley particular, hasta tanto que el Congreso varíe la
adm inistración de justicia.

TÍTULO VIL DE LA ORGANIZACIÓN


INTERIOR DE LA REPÚBLICA

SECCIÓN I. DE LA ADMINISTRACIÓN DE LOS DEPARTAMENTOS

Art. 150. El Congreso dividirá el territorio de la república en seis o más


departam entos, para su más fácil y cóm oda adm inistración.
Art. 151. El m ando político de cada departam ento residirá en un m a­
gistrado, con la denom inación de intendente, sujeto al Presidente de la Re­
pública, de quien será agente natural e inm ediato. La ley determ inará sus
facultades.
A rt. 152. Los intendentes serán nom brados p o r el Presidente de la Re­
pública, conform e a lo que prescriben los artículos 1 2 1 y 1 2 2 . Su duración
será de tres años.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 305
SECCION II. DE LA ADMINISTRACIÓN
DE LAS PROVINCIAS Y CANTONES

A rt. 153. En cada provincia habrá un gobernador, que tendrá el régimen


inm ediato de ella con subordinación al intendente del departam ento, y las
facultades que detalle la ley. D urará y será nom brado en los m ism os térm inos
que los intendentes.
A rt. 154. El intendente del departam ento es el gobernador de la provin­
cia en cuya capital reside.
A rt. 155. Subsisten los Cabildos o las m unicipalidades de los cantones.
El Congreso arreglará su núm ero, sus límites y atribuciones y cuanto con­
duzca a su m ejor adm inistración.

TÍTULO VIII. DISPOSICIONES GENERALES

A rt. 156. Todos los colom bianos tienen el derecho de escribir, im prim ir
y publicar librem ente sus pensam ientos y opiniones, sin necesidad de exa­
m en, revisión o censura alguna anterior a la publicación. Pero los que abu­
sen de esta preciosa facultad sufrirán los castigos a que se hagan acreedores
conform e a las leyes.
A rt. 157. La libertad que tienen los ciudadanos de reclam ar sus dere­
chos ante los depositarios de la autoridad pública, con la m oderación y el
respeto debidos, en ningún tiem po será im pedida ni lim itada. Todos, por el
contrario, deberán hallar un rem edio pronto y seguro, con arreglo a las leyes,
de las injurias y d años que sufi-ieren en sus personas, en sus propiedades, en
su h o n o r y estim ación.
A rt. 158. Todo ho m b re debe presum irse inocente hasta que se le declare
culpado con arreglo a la ley. Si antes de esta declaratoria se juzga necesario
arrestarle o prenderle, no debe emplearse ningún rigor que no sea indispen­
sable para asegurarse de su persona.
A rt. 159. En negocios crim inales ningún colom biano puede ser preso
sin que preceda inform ación sum aria del hecho por el que merezca, según la
ley, ser castigado con pena corporal.
A rt. 160. En fraganti todo delincuente puede ser arrestado, y todos pue­
den arrestarle y conducirle a la presencia del juez, para que se proceda inm e­
diatam ente a lo prevenido en el artículo anterior.

306 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
A rt. 161. Para que un ciudadano pueda ser preso se necesita:
1. Una orden de arresto firm ada p o r la autoridad a quien la ley confiera
este poder;
2. Q ue la orden exprese los m otivos para prisión;
3. Q ue se le intim e y dé una copia de ella.
A rt. 162. N ingún alcaide o carcelero puede adm itir ni detener en la p ri­
sión a ninguna persona sino después de haber recibido la orden de prisión o
arresto, de que habla el artículo anterior.
A rt. 163. El alcaide o carcelero no podrá prohibir al preso la com unica­
ción con persona alguna sino en el caso de que la orden de prisión contenga
la cláusula de incom unicación. Ésta no puede d u rar m ás de tres días; y nunca
usará de otros aprem ios o prisiones que los que expresam ente le haya preve­
n ido el juez.
A rt. 164. Son culpables y están sujetos a las penas de detención arb i­
traria:
1. Los que sin poder legal arrestan, hacen o m andan arrestar a cualquier
persona;
2. Los que con dicho poder abusan de él, arrestando, o m andando a arres­
tar, o continuando en arresto a cualquier persona, fuera de los casos deter­
m inados por la ley, o contra las formas que haya prescrito, o en lugares que no
estén pública y legalmente conocidos p o r cárceles;
3. Los alcaides o carceleros que contravengan a lo dispuesto en los ar­
tículos 162 y 163.
A rt. 165. En cualquier tiem po en que parezcan desvanecidos los m o ti­
vos que h u b o para el arresto, detención o prisión, el arrestado será puesto en
libertad. Tam bién la obtendrá dando fianza, en cualquier estado de la causa
en q u e se vea que no puede im ponérsele pena corporal. Al tiem po de tom ar
la confesión al prócesado, que deberá ser a lo más dentro del tercero día, se
le leerán íntegram ente todos los docum entos y declaraciones de los testigos,
con los nom bres de éstos; y si por ellos no los conociere, se le darán todas las
noticias posibles para que venga en conocim iento de quiénes son.
A rt. 166. Nadie podrá ser juzgado por com isiones especiales, sino por
los tribunales a quienes corresponda el caso p o r las leyes.
A rt. 167. Nadie podrá ser juzgado, y m ucho m enos castigado sino en
virtud de u na ley anterior a su delito o acción, y después de habérsele oído

Bl BUOTF.CA AYACUCHO 307


o citado legalmente, y ninguno será adm itido, ni obligado con juram ento,
ni con o tro aprem io, a dar testim onio contra sí m ism o en causa crim inal; ni
tam poco lo serán recíprocam ente entre sí los ascendientes y descendientes,
y los parientes hasta el cuarto grado civil de consanguinidad y segundo de
afinidad.
A rt. 168. Todo tratam iento que agrave la pena determ inada por ley es
un delito.
A rt. 169. N unca podrá ser allanada la casa de ningún colom biano sino
en los casos determ inados por la ley, y bajo la responsabilidad del juez que
expida la orden.
A rt. 170. Los papeles particulares de los ciudadanos, lo m ism o que sus
correspondencias epistolares, son inviolables, y nunca podrá hacerse su regis­
tro, exam en o intercepción fuera de aquellos casos en que la ley expresamente
lo prescriba.
A rt. 171. Todo juez y tribunal debe p ro n u nciar sus sentencias con ex­
presión de la ley o el fundam ento aplicable al caso.
A rt. 172. En ningún juicio habrá más de tres instancias, y los jueces
que hayan fallado en una, nunca podrán asistir a la vista del mismo pleito
en otra.
A rt. 173. La infam ia que afecta a algunos delitos nunca será trascenden­
tal a la fam ilia o descendencia del delincuente.
A rt. 174. N ingún colom biano, excepto los que estuvieren empleados en
la M arina o en las milicias que se hallaren en actual servicio, deberá sujetarse
a las leyes m ilitares ni sufrir castigos provenidos de ellas.
A rt. 175. Una de las prim eras atenciones del Congreso será introducir
en cierto género de causas el juicio por jurados, hasta que bien conocidas
prácticam ente las ventajas de esta institución, se extienda a todos los casos
crim inales y civiles a que com únm ente se aplica en otras naciones, con todas
las form as propias de este procedim iento.
A rt. 176. Los militares en tiem po de paz no p odrán acuartelarse ni to ­
m ar alojam iento en las casas de los dem ás ciudadanos, sin el consentim iento
de sus dueños; ni en tiem po de guerra, sino por orden de m agistrados civiles,
conform e a las leyes.
A rt. 177. N inguno podrá ser privado de la m enor porción de su propie­
dad, ni ésta será aplicada a usos públicos, sin su propio consentim iento, o el

3 08 PRIMERAS CONSnTUCIONES. LATINOAMÉRICA YEL {^iRIBE


del cuerpo legislativo; cuando alguna pública necesidad legalmente com pro­
bada exigiere que la propiedad de algún ciudadano se aplique a usos sem ejan­
tes, la condición de una justa com pensación debe presuponerse.
A rt. 178. N ingún género de trabajo, de cultura, de industria o de comer­
cio será prohibido a los colom bianos, excepto aquellos que ahora no son ne­
cesarios para la subsistencia de la república, que se libertarán por el Congreso
cuando lo juzgue o p o rtu n o y conveniente.
Art. 179. Se prohíbe la fundación de mayorazgos y toda clase de vincu­
laciones.
A rt. 180. No se extraerá del tesoro com ún cantidad alguna en oro, plata,
papel u otra forma equivalente, sino para objetos e inversiones ordenados por
la ley; y anualm ente se publicará un estado y cuenta regular de las entradas y
los gastos de los fondos públicos para conocim iento de la nación.
A r t 181. Q uedan extinguidos todos los títulos de h o n o r concedidos por
el G obierno español; y el Congreso no podrá conceder o tro alguno de no­
bleza, honores o distinciones hereditarias, ni crear empleos u oficio alguno,
cuyos sueldos o em olum entos puedan durar más tiem po que el de la buena
conducta de los que sirvan.
A rt. 182. Cualquiera persona que ejerza algún em pleo de confianza u
ho n o r bajo la autoridad de C olom bia, no podrá aceptar regalo, título o em o­
lum ento de algún Rey, príncipe o Estado extranjero sin el consentim iento
del Congreso.
A rt. 183. Todos los extranjeros de cualquiera nación serán adm itidos en
Colombia; ellos gozarán en sus personas y propiedades de la misma seguridad
que los dem ás ciudadanos, siem pre que respeten las leyes de la república.
A rt. 184. Los no nacidos en Colombia, que durante la G uerra de la In­
dependencia han hecho o hicieren una o más cam pañas con honor, u otros
servicios m uy im portantes en favor de la república, quedan igualados con los
naturales del país en su aptitud para obtener todos los em pleos en que no se
exija ser ciudadano de Colom bia por nacim iento, siem pre que concurran en
ellos las m ism as cualidades.

BIBUOTECAAYACUCHO 309
TÍTULO IX. DEL JURAMENTO DE LOS EMPLEADOS

A rt. 185. N ingún empleado de la república podrá ejercer sus funciones


sin prestar el ju ram en to de sostener y defender la C onstitución, y de cum plir
fiel y exactam ente los deberes de su empleo.
ArL 186. El Presidente y vicepresidente de la República prestarán este
ju ram en to en presencia del Congreso, en m anos del presidente del Senado.
Los presidentes del Senado, de la C ám ara de representantes y de la Alta C orte
de Justicia lo prestarán en presencia de sus respectivas corporaciones; y los
individuos de éstas lo harán a su vez en m anos de sus presidentes.
A rt. 187. Los secretarios del Despacho, los m inistros de las C ortes Su­
periores de Justicia, los intendentes departam entales, los gobernadores de
provincia, los generales del Ejército y las dem ás autoridades principales, ju ­
ran ante el Presidente de la República, o ante la persona a quien él com eta
esta función.

TÍTULO X. DE LA OBSERVANCL\
DE LAS LEYES ANTIGUAS, INTERPRETACIÓN
Y REFORMA DE ESTA CONSTITUCIÓN

A rt. 188. Se declaran en su fuerza y vigor las leyes que hasta aquí han regi­
do en todas las m aterias y puntos que directa o indirectam ente no se opongan
a esta C onstitución ni a los decretos y las leyes que expidiere el Congreso.
A rt. 189. El Congreso podrá resolver cualquier duda que ocurra sobre
la inteligencia de algunos artículos de esta Constitución.
A rt. 190. En cualquier tiem po en que las dos terceras partes de cada
una de las C ám aras juzguen conveniente la reform a de algunos artículos de
esta C onstitución, podrá el Congreso proponerla para que de nuevo se tom e
en consideración, cuando se haya renovado, por lo m enos, la m itad de los
m iem bros de las C ám aras que propusieron la reform a; y si entonces fuere
tam bién ratificada p o r los dos tercios de cada una, procediéndose con las
form alidades prescritas en la Sección I del Título IV, será válida y hará parte
de la C onstitución; pero nunca podrán alterarse las bases contenidas en la
Sección I del T ítulo I y en la II del Título II.
A rt. 191. C uando ya libre toda o la mayor parte de aquel territorio de la

310 PRIMERAS CONSTITUCIONES. LATINOAMERICA YELCARIBE


república que hoy está bajo el pod er español, pueda co ncurrir con sus repre­
sentantes a perfeccionar el edificio de su felicidad, y después que una práctica
de diez o más años haya descubierto todos los inconvenientes o ventajas de la
presente C onstitución, se convocará p o r el Congreso una gran convención de
Colom bia autorizada para exam inarla o reformarla en su totalidad.

Dada en el p rim er Congreso General de Colom bia, y firm ada por todos
los diputados presentes en la Villa del Rosario de Cúcuta, a treinta de agosto
del año del Señor de mil ochocientos veintiuno, undécim o de la indepen­
dencia.

El presidente del Congreso, doctor Miguel Peña - el vicepresidente del Congreso,


Rafael, obispo de Mérida de Maracaibo - Alejandro Osorio - Luis Ignacio
Mendoza - Vicente Azuero - José Ignacio de Márquez -Diego Fernando Gómez
- losé Cornelio Valencia - Domingo B. y Briceño - Joaquín Borrero - Antonio
María Briceño - Joaquín Fernández de Soto - José Antonio Borrero - Diego
Bautista Urbaneja - Miguel de Zárraga - Manuel Benítez - José Antonio Yánez
- Andrés Rojas - Ildefonso Méndez - José F. Blanco - Pedro F. Carvajal - Miguel
Domínguez - Dr. Ramón Ignacio Méndez - Bartolomé Osorio - Francisco de P.
Orbegozo - Salvador Camacho - Juan Ronderos - J. Prudencio Lanz - Cerbelión
Urbina - Mariano Escobar - José Gabriel de Alcalá - José Antonio Paredes - José
María Hinestrosa - J. Francisco Pereira - Sinforoso Mutis - Juan Bautista Estévez
- José Manuel Restrepo - Casimiro Calvo - Manuel María Quijano - Miguel
de Tobar - José de Quintana y Navarro - José Ignacio Valbuena - Joaquín Plata
- Miguel Ibáñez - Dr. Félbc Restrepo - Francisco José Otero - Carlos ÁJvarez,
Gabriel Briceño - Lorenzo Santander - Nicolás Ballén de Guzmán - Pedro
Gual - Bernardino Tovar - Pacífico Jaime - Policarpo Uricoechea - Vicente A.
Borrero - José A. Mendoza - Francisco Gómez - Francisco Conde - el diputado
secretario - Francisco Soto, el diputado secretario, Miguel Santamaría, el
diputado secretario, Antonio José Caro

Palacio del G obierno de Colom bia en el Rosario de C úcuta, a seis de


octubre de 1821. Cúm plase, publíquese y circúlese.

BIBLlCn ECA AYACUCHO 3 1 1


D ad o , firm a d o de m i m a n o , sellado con el sello pro v isio n al d e la re p ú ­
blica y refre n d ad o p o r los m in istro s secretarios del D espacho.

Simón Bclivar

Pedro Briceño Méndez


El ministro de Marina y Guerra

Pedro Gual
El ministro de Hacienda y Relaciones Exteriores

Diego B. Urbaneja
El ministro del Interior y de Justicia

312 PRIMERAS CONSrmJCIONES. IATINOAMf.RICA YEl. CARIBE


PERÚ
C O N S T IT U C IÓ N PO L ÍTIC A D E 1823

LEY D E 12 D E N O V IE M B R E D E 1823^^

Don José B ernardo Tagle, gran mariscal de los ejércitos, y Presidente de la


República p eruana no m b rad o por el Congreso C onstituyente.
Por cuanto, él m ism o ha venido en decretar y sancionar la siguiente:
En el no m b re de Dios, p o r cuyo poder se instituyen todas las sociedades
y cuya sabiduría inspira justicia a los legisladores.
Nos, el Congreso Constituyente del Perú, en ejercicio de los poderes que
han conferido los pueblos a todos y a cada uno de sus representantes, para
afianzar sus libertades, prom over su felicidad, y determ inar por una ley fun­
dam ental el G obierno de la República, arreglándonos a las bases reconocidas
juradas.
D ecretam os y sancionam os la siguiente C onstitución:

S E C C IÓ N I. D E LA N A C IÓ N

CAPÍTULO I. DE LA NACIÓN PERUANA

A r t 1. Todas las provincias del Perú reunidas en u n solo cuerpo forman


la nación peruana.
A r t 2. Ésta es independiente de la m onarquía española, y de toda dom i­
nación extranjera; y no puede ser patrim onio de ninguna persona ni familia.

* José Pareja Paz-Soldán:comp.,“Constitución política de lS2i",LMsconstitucionesdePerúyMidñd,


Ediciones Cultura Hispánica, 1954, pp. 439-471.

B IB U O T E C A A Y A aC H O 313
A rt. 3. La soberanía reside esencialm ente en la nación, y su ejercicio en
los m agistrados, a quienes ella ha delegado sus poderes.
A rt. 4. Si la nación no conserva o protege los derechos legítimos de todos
los individuos que la com ponen, ataca el pacto social: así com o se extrae de
la salvaguardia de este pacto cualquiera que viole alguna de las leyes funda­
m entales.
A rt. 5. La nación no tiene facultad para decretar leyes que atienten a los
derechos individuales.

CAPÍTULO II. TERRITORIO

A rt. 6. El C ongreso fijará los límites de la república, de inteligencia con


los Estados lim ítrofes, verificada la total independencia del Alto y Bajo Perú.
A rt. 7. Se divide el territorio en departam entos, los departam entos en
provincias, las provincias en distritos, y los distritos en parroquias.

CAPÍTULO IIL RELIGIÓN

A rt. 8. La religión de la república es la católica, apostólica, rom ana, con


exclusión del ejercicio de cualquier otra.
A rt. 9. Es un deber de la nación protegerla constantem ente por todos
los m edios conform es al espíritu del Evangelio, y de cualquiera habitante del
Estado respetarla inviolablem ente.

CAPÍTULO IV. ESTADO POLÍTICO DE LOS PERUANOS

A rt. 10. Son peruanos:


1. Todos los hom bres libres nacidos en el territorio del Perú;
2. Los hijos de padre o m adre peruanos, aunque hayan nacido fuera del
territorio, luego que manifiesten legalmente su voluntad de dom iciliarse en
el país;
3. Los naturalizados en él, o por carta de naturaleza, o por la vecindad de
cinco años, ganada según ley, en cualquiera lugar de la república.
A r t 11. N adie nace esclavo en el Perú, ni de nuevo puede entrar en él
alguno de esta condición. Q ueda abolido el com ercio de negros.

314 PRIMERAS CONSTITUCIONES. LATINOAMÉRICA YEL CARIBE


A jt. 12. El peruano que fuere convencido de este tráfico pierde ios de­
rechos de naturaleza.
A rt. 13. El extranjero que se ocupare en él, no puede naturalizarse en
el Perú.
A r t 14. Los oficios prescritos por la justicia natural son obligaciones
que m uy particularm ente debe llenar todo peruano, haciéndose indigno de
este nom bre el que no sea religioso, el que no am e a la patria, el que no sea
justo y benéfico, el que falte al decoro nacional, el que n o cum pla con lo que
se debe a sí mismo.
A r t 15. La fidelidad a la C onstitución, la observancia de las leyes, y el res­
peto a las autoridades com prom eten de tal m anera la responsabilidad de todo
peruano, que cualquiera violación en estos respectos lo hace delincuente.
A rt. 16. La defensa y sostén de la república, sea po r medio de las arm as,
sea por el de las contribuciones, obligan a todo peruano en conform idad de
sus fuerzas y de sus bienes.
A rt. 17. Para ser ciudadano es necesario;
1. Ser peruano;
2. Ser casado, o mayor de veinticinco años;
3. Saber leer y escribir, cuya calidad no se exigirá hasta después del año
de 1840.
4. Tener una propiedad, o ejercer cualquiera profesión, o arte con título
público, u ocuparse en alguna industria útil, sin sujeción a otro en clase de
sirviente o jornalero.
A r t 18. Es tam bién ciudadano el extranjero que obtuviere carta de ciu­
dadanía.
A r t 19. Para obtenerla, además de reu n ir las calidades del artículo 17,
deberá haber traído, fijado o enseñado en el país, alguna invención, indus­
tria, ciencia o arte útil, o adquirido bienes raíces que le obliguen a contribuir
directam ente, o estableciéndose en el com ercio, en la agricultura o m inería,
con un capital considerable, o hecho finalm ente servicios distinguidos en pro
y defensa de la nación: todo a juicio del Congreso.
A rt. 20. Son igualm ente ciudadanos los extranjeros casados que tengan
diez años de vecindad en cualquier lugar de la república, y los solteros de más
de quince, aunque unos y otros no hayan obtenido carta de ciudadanía, con
tal que sean fieles a la causa de la independencia y reúnan las condiciones del
artículo 17.

BIBLIOTECA AYACUCHC) 3 1 5
A rt. 21. Se m oderarán estas reglas en orden a los naturales de las demás
secciones independientes de América, según sus convenciones recíprocas con
la república.
A rt. 22. Sólo la ciudadanía abre la puerta a los em pleos, cargos o des­
tinos de la república, y da el derecho de elección en los casos prefijados por
la ley. Esta disposición no obsta para que los peruanos que aún no hayan
com enzado a ejercer la ciudadanía puedan ser adm itidos a los empleos, que,
por otra p arte, no exijan edad legal.
A rt. 23. Todos los ciudadanos son iguales ante la ley, ya prem ie, ya cas­
tigue. Q uedan abolidos los empleos y privilegios hereditarios.
A rt. 24. El ejercicio de la ciudadanía se suspende únicam ente;
1. En los que p o r ineptitud física o m oral no puedan obrar libremente;
2. Por la condición de sirviente doméstico;
3. Por la tacha de deudor quebrado, o deudor m oroso al tesoro público;
4. Por n o tener em pleo, oficio o m odo de vivir conocido;
5. En los procesos crim inalm ente;
6. En los casados que sin causa abandonen [a] sus mujeres, o que noto­
riam ente falten a las obligaciones de familia;
7. En los jugadores, ebrios, truhanes y adem ás que con su vida escanda­
losa ofendan la m oral pública;
8. Por com erciar sufragios en las elecciones.
A rt. 25. Se pierde el derecho de ciudadanía únicam ente;
1. Por naturalizarse en tierra de G obierno extranjero.
2. Por im posición de pena aflictiva o infam ante, si no se alcanza reha­
bilitación, la que n o tendrá lugar en los traidores a la patria, sin pruebas muy
circunstanciadas a juicio del Congreso.
A rt. 26. Las condiciones que indica este capítulo, calificadas legalmente,
se tendrán en consideración al arreglar el censo constitucional cada quinque­
nio, del que se form ará el registro cívico de toda la república.

316 1
PR MER.VS CONSTnrCIONES. UTINOAM ÉRICA Y ELCARIBH
SECCIÓN II. DEL GOBIERNO

CA PÍTU LO I.SU FORMA

A rt. 27. El G obierno del Perú es popular representativo.


A rt. 28. Consiste su ejercicio en la adm inistración de los tres poderes,
Legislativo, Ejecutivo y Judiciario, en que quedan divididas las principales
funciones del Poder Nacional.
A rt. 29. N inguno de los tres poderes podrá ejercer jam ás ninguna de las
atribuciones de los otros dos.

CAPÍTULO II. PODER ELECTORAL

Art. 30. Tocando a la nación hacer sus leyes por medio de sus represen­
tantes en el Congreso, todos los ciudadanos deben concurrir a la elección de
ellos, en el m odo que reglam ente la ley de elecciones, conform e a los p rin ci­
pios que aquí se establecen. Esta es la única función del Poder Nacional que
se puede ejercitar sin delegarla.
Art. 3 1. La elección de diputados se hará por medio de colegios electora­
les de parroquia y de provincia, señalándose para la reunión de los prim eros
el prim er dom ingo de mayo, y para la de los segundos el prim er dom ingo de
junio, a fin de que en septiem bre puedan reunirse todos ios diputados en la
capital de la república.
Art. 32. Constituyen los colegios electorales de parroquia todos los veci­
nos residentes en ella que estuviesen en ejercicio de la ciudadanía, presididos
por el alcalde o regidor que se designare, y asistencia del secretario y escruta­
dores que nom brará el colegio de entre los concurrentes.
A rt. 33. Por cada doscientos individuos se nom brará un elector, cual­
quiera que sea el censo parroquial.
A rt. 34. Para ser elector parroquial se exige:
1. Ser ciudadano en ejercicio;
2. Ser vecino y residente en la parroquia;
3. Tener una propiedad que produzca trescientos pesos cuando m enos,
o ejercer cualquier arte u oficio, o estar ocupado en alguna industria útil que
los rinda anualm ente, o ser profesor público de alguna ciencia.

BIBUCn-ECAAYACUCHO 317
A lt. 35. Los colegios electorales de parroquia rem itirán cerradas y sella­
das, a la m unicipalidad de la capital de la provincia, las actas de sus elecciones,
a fin de que contestada la identidad de los elegidos, puedan tener lugar los
actos subsecuentes.
A rt. 36. Form an los colegios electorales de provincia, todos los electores
de parro q u ia reunidos en su capital presididos por un ciudadano nom brado
p o r ellos m ism os, y asistencia del secretario y escrutadores que se elegirán
de su seno.
A rt. 37. Reunido el colegio procederá a elegir en sesión pública perm a­
nente los representantes o diputados que correspondan a la provincia.
A rt. 38. Elegirá asim ism o un suplente por cada tres diputados propieta­
rios. Y si no correspondiere a la provincia más que uno sólo de éstos, elegirá
sin em bargo un suplente.
A rt. 39. Los colegios electorales de provincia rem itirán, cerradas y se­
lladas, al Senado conservador las actas de sus elecciones, para el fin indicado
en el artículo 34.
A rt. 40. El cargo de elector cesa verificadas las elecciones, pero si en el
intervalo de una legislatura a su renovación, ocurriere m otivo de elecciones,
se reunirán los m ism os electores.
A rt. 41. M ientras se aum enta considerablem ente la población, se decla­
ra p o r base representativa para cada diputado, la de doce mil almas.
A rt. 42. La provincia que no tuviere este núm ero, pero que pase de la
m itad, elegirá sin em bargo un diputado. Y la que tuviere esta sobre los doce
mil, elegirá dos diputados, y así progresivam ente.
A rt. 43. Para el grave cargo de representante es necesario:
1. Ser ciudadano en ejercicio;
2. Ser m ayor de veinticinco años;
3. Tener u na propiedad o renta de ochocientos pesos cuando m enos, o
ejercer cualquier in dustria que los rinda anualm ente, o ser profesor público
de alguna ciencia.
4. H aber nacido en la provincia o estar avecindado en ella diez años an ­
tes de su elección, pudiendo recaer ésta en individuos del Colegio electoral.
A rt. 44. Verificada la elección, otorgará cada Colegio electoral de pro­
vincia a sus representantes, los correspondientes poderes, con arreglo a la
fórm ula que prescriba la ley reglam entaria de elecciones.

318 PRIMERAS i:ONSTITUCIONES. UTINOAMÉRICA YEL CJiRIBE


A rt. 45. Tanto para ser elector com o para ser diputado, es indispensable
la pluralidad absoluta de sufragios,
Art. 46. Los sufragios serán secretos, registrándose después su resultado
en los libros correspondientes, para depositarlos en el archivo público de
elecciones, que se conservará en la capital de la provincia.
Art. 47. Toda duda en p u n to a elecciones se decidirá p o r el presidente,
escrutadores y secretarios de cada Colegio electoral, sin necesidad de otro
recurso para este solo efecto.
A rt. 48. El cargo de elector es inexcusable: lo es tam bién el de diputado,
excepto el caso de ser reelegido antes de los cuatro años de haber cesado.
A rt. 49. La subsistencia de los diputados durante su com isión es de
cuenta de su respectiva provincia conform e a la tasa perm anente que se de­
signare p>or la ley.
A rt. 50. Al día siguiente de la elección de diputados procederán los m is­
m os colegios electorales de provincia a la de senadores; y al siguiente de esta
elección, a la de diputados departam entales, observando en todo las mismas
form alidades que para el nom bram iento de diputados a Congreso.

CAPÍTULO III. PODER LEGISLATIVO

A rt. 51. El Congreso del Perú, en quien reside exclusivamente el ejerci­


cio del Poder Legislativo, se com pone de todos los representantes de la nación
elegidos po r las provincias.
A r t 52. Todo D iputado, antes de instalarse en el Congreso, para ejercer
su cargo prestará juram ento ante el presidente del Senado en la form a siguien­
te: ¿Juráis a Dios defender la religión católicOy apostólica, romana, sin admitir
el ejercicio de otra alguna en la república? — SU juro. — ¿Juráis guardar y hacer
guardarla Constitución política de la República peruana, sancionada por el Con­
greso Constituyente?— Sí, juro. — ¿Juráis haberos bien y fielmente en el cargo que
la nación os ha hecho, mirando en todo por el procomunal de la misma nación?
— Sí, juro. — Si así lo hiciereis. Dios os lo premie, y si no, os lo demande.
A rt. 53. El Congreso se reunirá cada año el 20 de septiem bre, perm a­
neciendo en sus sesiones tres meses consecutivos, y podrá continuarlas por
otro mes en caso necesario, con tal que lo resuelvan los dos tercios de los
diputados existentes.

BIBUOTECAAY.\CX)CHO 319
A lt. 54. Se abrirán indispensablem ente las sesiones el 21 del m ism o
mes con asistencia del Poder Ejecutivo, sin que la falta de éste por cualquier
im ped im en to pueda diferirla.
A rt. 55. Se renovará el Congreso por m itad cada dos años, de m odo
que cada cuatro lo sea totalm ente, designando en la prim era vez la suerte los
dip u tad o s que cesaren.
A rt. 56. El reglam ento actual, sin perjuicio de las reformas que en él se
hicieren, fijará la econom ía interior del Q )ngreso y todas las form alidades
convenientes.
A rt. 57. Los diputados son inviolables por sus opiniones, y jam ás po­
drán ser reconvenidos ante la ley p o r las que hubieren m anifestado en el
tiem po del desem peño de su com isión.
A rt. 58. N ingún diputado d urante su diputación, podrá obtener para
sí, ni p retender para otro, em pleo, pensión o condecoración alguna, si no es
ascenso de escala en su carrera.
A rt. 59. En las acusaciones crim inales contra los diputados no enten­
derá o tro juzgado ni tribunal que el Congreso, conform e a su reglam ento
interior; y m ientras perm anezcan las sesiones del Congreso no podrán ser
dem andados civilmente, ni ejecutados por deudas.
A rt. 60. Son facultades exclusivas del Congreso:
1. D ecretar y sancionar las leyes, interpretarlas, modificarlas o dero­
garlas;
2. C onceder indultos generales o particulares;
3. A probar los reglam entos de cualesquiera cuerpos o establecimientos
nacionales;
4. C rear milicias nacionales y aum en tar o reducir las fuerzas de línea;
5. D ecretar el aum ento o dism inución de las fuerzas navales;
6. D ecretar la guerra con presencia de las instrucciones del Poder Eje­
cutivo, y requerir a éste para que negocie la paz;
7. A probar los tratados de paz y dem ás convenios procedentes de las
relaciones exteriores en todos respectos;
8. Establecer los m edios de pagar la deuda pública al paso que vaya
liquidándose;
9. D ecretar las contribuciones, im puestos y derechos para el sostén y
defensa de la república;

3 20 PRIMERAS c o N s r r r u a o N E S . La t i n o a m é r ic a y e l c a r i b e
10. A probar la repartición de las contribuciones entre los departam en­
tos y provincias;
11. Arreglar anualm ente la tarifa de los gastos públicos en vista de los
datos que sum inistre el Poder Ejecutivo;
12. Abrir em préstitos en caso necesario, den tro o fuera de la república,
pudiendo em peñar el crédito nacional;
13. Exam inar y aprobar la inversión de los caudales públicos;
14. D eterm inar la m oneda en todos sus respectos, fijar y uniform ar los
pesos y medidas;
15. Crear o su p rim ir empleos públicos y asignarles la correspondiente
dotación;
16. C onceder cartas de naturaleza y ciudadanía:
17. C onceder títulos de villa o de ciudad a los lugares;
18. Arreglar la dem arcación interior del territorio para su m ejor adm i­
nistración, y fundar nuevas poblaciones, previo el inform e del Poder Ejecu­
tivo;
19. C onceder prem ios a los benem éritos de la patria y decretar honores
a su m em oria;
20. C onceder privilegios tem porales a los autores de alguna invención
útil a la república;
21. Instituir fiestas nacionales para m antener la unión cívica, avivar el
patriotism o y perp etu ar la m em oria de los sucesos más célebres de la inde­
pendencia nacional;
22. D ecretar todo lo necesario para la instrucción pública por medio
de planes fijos e instituciones convenientes a la conservación y progresos de
la fuerza intelectual y estím ulo de los que se dedicaren a la carrera de las
letras;-
23. Crear establecim ientos de caridad y beneficencia;
24. Elegir el Presidente y vicepresidente de la República de entre los
individuos que le proponga el Senado;
25. Designar p o r escrutinio los senadores de cada departam ento de en­
tre los elegidos p o r las provincias, cuidando de que no salgan dos de una
misma provincia;
26. N om brar cada bienio los individuos de la ju n ta conservadora de la
libertad de im prenta;

BIBLIOTECA AYACUCHO 321


27. Proteger la libertad de im prenta de m odo que jam ás pueda suspen­
derse su ejercicio, ni m ucho m enos aboiirse;
28. Prestar o negar su consentim iento para el ingreso de tropas extran­
jeras y estación de escuadras en el territorio y puertos de la república; y, en
caso de otorgarlo, prescribir al m ism o tiem po las precauciones con que deban
adm itirse;
29. Prestar o negar igualm ente su consentim iento para la salida de tro­
pas nacionales fuera del territorio de la república;
30. Gozar del derecho de policía en la casa de sus sesiones y fuera de ella
en todo lo conducente al libre ejercicio de sus atribuciones y a la respetabi­
lidad de sus m iem bros; y hacer castigar con las penas establecidas a todo el
que le faltare al debido respeto, o que amenazase atentar contra su cuerpo o
contra la inm unidad de sus individuos, o que de cualquiera o tro m odo de­
sobedeciere o em barazase sus órdenes y deliberaciones;
31. Trasladarse a o tro lugar cuando lo exijan graves circunstancias,
siem pre que lo resuelvan los dos tercios de los diputados existentes.

CAPÍTULO rv. FORMACIÓN Y PROMULGACIÓN DE LAS LEYES

A rt. 61. Sólo a los representantes en Congreso com pete la iniciativa de


las leyes.
A rt. 62. El reglam ento de debates determ inará la form a, intervalos y
m o d o de proceder en la discusión de las proposiciones que se presentaren
p o r los diputados.
A rt. 63. Los proyectos de ley suficientem ente discutidos pasarán al Po­
der Ejecutivo, quien con las observaciones opo rtunas los rem itirá al Senado
en el preciso térm in o de tres días.
A rt. 64. El Senado deliberará sobre ellos consultivam ente, y dentro del
tercero día los devolverá al Congreso, el que después de nueva discusión les
dará o no fuerza de ley.
A rt. 65. Si pasado el térm ino que prefijan los dos artículos anteriores
no se hubiese devuelto el proyecto al Congreso, procederá éste a la segunda
discusión, y en su consecuencia le dará o no fuerza de ley.
A rt. 66. Todo proyecto de ley adm itido según el reglam ento de debates,
se im prim irá, antes de su discusión, la que tendrá lugar luego que impreso
hubiere circulado.

32 2 PRIMF.RAS CONSTITUCIONES. LATINOAMÉRICA YEL CARIBE


A rt. 67. Desechado un proyecto de ley conform e al reglamento, no po­
drá presentarse hasta la legislatura del año siguiente.
A rt. 68. El Poder Ejecutivo hará ejecutar, guardar y cum plir todas las
leyes bajo esta fórm ula: -E l ciudadano Presidente de la República, por la Cons-
titución peruana. -P or cuanto el Congreso ha sancionado lo siguiente: (Aquí el
texto). -P or tanto ejecútese, guárdese y cúmplase.
Art. 69. El C ongreso para prom ulgar sus leyes o decretos usará la fór­
m ula siguiente: -E l Congreso de la República peruana decreta y sanciona lo
siguiente: (Aqui el texto). -Com uniqúese al Poder Ejecutivo para que disponga
lo necesario a su cumplimiento, mandándole imprimir, publicar y circular.
A rt. 70. Para derogar o m odificar alguna ley se observarán las mismas
form alidades que para sancionarlas.
A rt. 71. Para la votación de u n proyecto de ley y su sanción, es indispen­
sable la pluralidad absoluta de los D iputados presentes, que no deberán ser
menos de los dos tercios de la totalidad de ellos.

CAPÍTULO V. PODER EJECUTIVO

Art, 72. Reside exclusivamente el ejercicio del Poder Ejecutivo en un


ciudadano con la denom inación de Presidente de la República.
A rt. 73. Todos los actos de su adm inistración serán suscritos po r el m i­
nistro de Estado en el Despacho respectivo. El que careciere de esta circuns­
tancia se reputará com o no dim anado de este poder.
A rt. 74. El ejercicio del Poder Ejecutivo nunca puede ser vitalicio, y m u ­
cho m enos hereditario. D ura el oficio de Presidente cuatro años; y no podrá
recaer en el m ism o individuo, sino pasados otros cuatro.
A rt. 75. Para ser Presidente se requiere:
1. Ser ciudadano del Perú p o r nacim iento;
2. Reunir las m ism as calidades que para ser diputado. Supone adem ás
esta m agistratura la aptitud de dirigir vigorosa, prudente y liberalm ente una
república.
A rt. 76. H abrá un vicepresidente en quien concurran las mismas cali­
dades. A dm inistrará el Poder Ejecutivo p o r m uerte, renuncia, destitución
del Presidente, o cuando llegare el caso de m andar personalm ente la Fuerza
Armada.

BlBLlcyrECAAYACUCHÜ 323
A rt. 77. En defecto del vicepresidente adm inistrará el Poder Ejecutivo el
presidente del Senado hasta la elección ordinaria de nuevo Presidente.
Art. 78. El Presidente es responsable de los actos de su adm inistración.
Art. 79. El Presidente es Jefe de la adm inistración general de la república,
y su autoridad se extiende tanto a la conservación del orden público en lo in­
terior, com o a la seguridad exterior conform e a la C onstitución y a las leyes.
A rt. 80. Además son facultades exclusivas del Presidente:
1. Prom ulgar, m andar, ejecutar, guardar y cum plir las leyes, decretos y
resoluciones del Congreso, y expedir las providencias indispensablem ente
necesarias p ara su efecto;
2. Tiene el m ando suprem o de la Fuerza Armada;
3. O rd en ar lo conveniente para que se verifiquen las elecciones popula­
res en los días señalados p or la Constitución;
4. D eclarar la guerra a consecuencia de la resolución del Congreso;
5. E n trar en tratados de paz y alianza, y otros convenios procedentes de
relaciones extranjeras con arreglo a la Constitución;
6. D ecretar la inversión de los caudales destinados p o r el Congreso a los
diversos ram os de la adm inistración pública;
7. N o m b rar los oficiales del Ejército y Armada, y de coronel inclusive
para arriba con acuerdo y consentim iento del Senado;
8. N o m b rar p o r sí los m inistros de Estado, y los agentes diplom áticos
de acuerdo con el Senado;
9. Velar sobre la exacta adm inistración de justicia en los tribunales y
juzgados y sobre el cum plim iento de las sentencias que éstos pronunciaren;
10. D ar cuenta al Congreso en cada legislatura de la situación política
y m ilitar de la república, indicando las mejoras o reform as convenientes en
cada ram o.
A rt. 81. Lim itaciones del Poder Ejecutivo:
1. No puede m an d ar personalm ente la Fuerza A rm ada sin consenti­
m iento del Congreso, y, en su receso, sin el del Senado;
2. No puede salir del territorio de la república sin perm iso del Congreso;
3. Bajo ningún pretexto puede conocer en asunto alguno judicial;
4. No puede privar de la libertad personal a ningún peruano; y en caso
de que fu ndadam ente exija la seguridad pública, el arresto o detención de
alguna persona, podrá ordenar lo oportuno, con la indispensable condición

3 2 4 PRIMERAS CONSTITUCIONES. UTINO/^MÉRICA YELCARIBE


de que dentro de veinticuatro horas pondrá al detenido a disposición de su
respectivo juez;
5. Tampoco puede im poner pena alguna. El m inistro que firmare la o r­
den, y el funcionario que la ejecutare, atentan contra la libertad individual;
6 . No puede diferir ni suspender en ninguna circunstancia las sesiones
del Congreso.

CAPÍTULO VI. MINISTROS DE ESTADO

A rt. 82. H abrá tres m inistros de Estado: uno, de Gobierno y Relaciones


Exteriores; otro, de Guerra y M arina, y otro, de Hacienda.
A rt. 83. El régimen interior de los M inisterios depende del reglam ento
que hiciere el Congreso.
A rt. 84. Son responsables in solidum los m inistros p or las resoluciones
tom adas en com ún, y cada uno en particular p o r los actos peculiares a su
departam ento.
A rt. 85. Los m inistros son el órgano del G obierno en los departam entos
de su dependencia, debiendo firm ar las órdenes que em anen de este poder.
A rt. 86. Para ser m inistro se requieren las m ism as calidades que se exi­
gen en la persona que adm inistra el Poder Ejecutivo.

CAPÍTULO VIL SENADO CONSERVADOR

A rt. 87. Se com pone de tres senadores por cada departam ento, elegidos
por las provincias y designados conform e a la facultad 25 del Capítulo IIL
A rt. 88. Cada provincia elegirá dos senadores propietarios y un suplen­
te, y rem itirá las actas de su elección al Congreso.
A rt. 89. El cargo de senador d urará doce años, distribuyéndose su n ú ­
mero, p or lo que hace a su renovación, p o r cada departam ento en tres ó rde­
nes. Los de la prim era cesarán al fin del cuarto año; los de la segunda, al del
octavo, y los de la tercera, al del decim osegundo; de suerte que cada doce años
se renueve la totalidad del Senado, saliendo p o r suerte en los dos prim eros
cuatrienios los que deben cesar.
A rt. 90. Las atribuciones del Senado son:
1. Velar sobre la observancia de la Constitución y de las leyes, y sobre la
conducta de los m agistrados y ciudadanos;

BIBUÜTECAAYACUCHO 32 5
2. Elegir y presentar al Poder Ejecutivo los em pleados de la lista civil de la
república, y elegir los de la eclesiástica que deban nom brarse p o r la nación;
3. C onvocar a Congreso extraordinario, si fuere necesario; declarar la
guerra o hacer tratados de paz, o, en otras circunstancias de igual gravedad,
o cuando para ello lo excitare el Poder Ejecutivo;
4. Convocar a Congreso ordinario cuando no lo hiciere el Poder Ejecu­
tivo en el tiem po prescrito p o r la C onstitución;
5. Decretar, tan to en los casos ordinarios com o en los extraordinarios,
que ha lugar a form ación de causa contra el m agistrado que ejerciere el Poder
Ejecutivo, sus m inistros y el Suprem o Tribunal de Justicia;
6. Prestar su voto consultivo al Poder Ejecutivo en los negocios graves
de G obierno, y señaladam ente en los que respectan al interés particular de
los d epartam entos y en los de paz y guerra;
7. A brir em préstitos dentro de la república en caso necesario;
8. Resolver en conform idad del artículo 63;
9. Exam inar las bulas, decretos y breves pontificios para darles el pase o
decretar su detención;
10. Velar sobre la conservación y m ejor arreglo de las reducciones de los
Andes; y prom over la civilización y conversión de los infieles de su territorio
conform e al espíritu del Evangelio;
11. H acer su respectivo reglam ento y presentarlo para su aprobación
al Congreso.
A rt. 91. El Senado no puede procesar ni p o r acusación, ni de oficio; sí
sólo p o n er en conocim iento del Suprem o Tribunal de Justicia cualquiera
ocurrencia relativa a la conducta de los m agistrados sin perjuicio de la a tri­
bución 5 de este capítulo.
A rt. 92. Para ser senador se requiere:
1. C uarenta años de edad;
2. Ser ciudadano en ejercicio;
3. H aber nacido en la provincia o departam ento que le elige o estar ave­
cindado en él diez años antes de su elección;
4. Tener una propiedad que exceda el valor de diez mil pesos en bienes
raíces, o el goce o renta de dos mil pesos anuales, o el ser profesor público de
alguna ciencia;
5. G ozar del concepto de una probidad incorruptible y ser de conocida
ilustración en algún ram o de pública utilidad.

3 2 6 PRIMERAS coNsrrruaoNES. u t i n o a m e r i c a y e l c a r i b e
A r t 93. De los senadores serán por ahora precisam ente seis eclesiásticos
y no más.
A rt. 94. La ley reglam entaria de elecciones determ inará el m odo de
nom brarse estos eclesiásticos.

CAPÍTULO VIII. PODER JUDICLMUO

A rt. 95. Reside exclusivamente el ejercicio de este poder en los Tribuna­


les de Justicia y juzgados subalternos en el orden que designen las leyes.
A rt. 96. No se conocen otros jueces que los establecidos por la C onstitu­
ción, ni otra form a de juicios que la ordinaria que determ inaren las leyes.
A rt. 97. Los jueces son inamovibles, y de por vida, si su conducta no da
m otivo para lo contrario conform e a la ley.
A rt. 98. H abrá una Suprem a Corte de Justicia que residirá en la capital
de la república, com puesta de un presidente, ocho vocales y dos fiscales, d i­
vididos en las salas convenientes.
A rt. 99. Para ser individuo de la Suprema Corte de Justicia se requiere:
1. Ser de cuarenta años;
2. Ser ciudadano en ejercicio.
H aber sido individuo de alguna de las Cortes Superiores. Y m ientras
éstas se organizan, p odrán serlo los abogados que hubiesen ejercido su pro­
fesión p o r diez años con reputación notoria.
A rt. 100. C orresponde a la Suprem a Corte:
1. D irim ir todas las com petencias que entre sí tuvieren las Cortes Supe­
riores, y las de éstas con los dem ás tribunales de la República;
2. H acer efectiva la responsabilidad del m agistrado que ejerciere el Po­
der Ejecutivo, y de los m inistros de Estado, cuando el Senado decretare haber
lugar a form ación de causa;
3. C onocer de las causas crim inales de los m inistros de Estado y hacer
efeaiv a la responsabilidad de las Cortes Superiores;
4. C onocer de todas las causas criminales que se prom ovieren contra los
individuos de su seno. Y si fuere necesario hacer efectiva la responsabilidad
de toda ella, n om brará el Congreso un tribunal de nueve jueces, sacados p>or
suerte de un núm ero doble que elegirá a pluralidad absoluta;
5. C onocer en tercera instancia de la residencia de todo em pleado p ú ­
blico que esté sujeto a ella p o r disposición de las leyes;

BIBLIOTEOAY.\CUCHO 327
6 . C onocer de los recursos de nulidad que se interpongan contra las
sentencias dadas en últim a instancia por las Cortes Superiores, para el efecto
reponer y devolver;
7. O ír las dudas de los demás tribunales y juzgados sobre la inteligen­
cia de alguna ley, y consultar sobre ellas fundam entalm ente al Poder Legis­
lativo;
8 . C onocer de las causas concernientes a los negocios diplom áticos y de
los contenciosos entre los m inistros, cónsules, o agentes diplom áticos.
A rt. 101. H abrá en los departam entos de Lima, Trujillo, Cuzco, A requi­
pa y dem ás que conviniese, Cortes Superiores de Justicia com puestas de los
vocales y fiscales necesarios.
A rt. 102. Son atribuciones de las Cortes Superiores:
1. C onocer en segunda y tercera instancia de todas las causas civiles del
fuero com ún, H acienda Pública, comercio, m inería, presas y comisos;
2 . C onocer de las causas crim inales m ientras se pone en observancia el
juicio de jurados;
3. D ecidir las com petencias suscitadas entre los tribunales y juzgados
subalternos;
4. C onocer de los recursos de fuerza en su respectivo departam ento.
A rt. 103. Para ser individuo de las Cortes Superiores es necesario:
1. Tener treinta y cinco años de edad;
2. Ser ciudadano en ejercicio;
3. H aber sido juez de derecho, o ejercido otro empleo o destino equi­
valente.
A rt. 104. H abrá jueces de derecho con sus juzgados respectivos en todas
las provincias, arreglándose su núm ero en cada una de ellas según lo exija la
p ro n ta adm inistración de justicia.
A rt. 105. Para ser Juez de Derecho se requiere:
1. Treinta años de edad;
2. Ser ciudadano en ejercicio;
3. Ser abogado recibido en cualquier tribunal de la república;
4. H aber ejercido la profesión cuando m enos por seis años con rep u ta­
ción notoria.
A rt. 106. Los Códigos Civil y Crim inal prefijarán las form as judiciales.
N inguna au to rid ad podrá abreviarlas ni suspenderlas en caso alguno.

3 2 8 P R IM E R A S C O N S T IT O C IO N E S . L A T I N O A M f .R I O Y EL C A R IB E
A rt. 107. En las causas crim inales el juzgam iento será público, el hecho
reconocido y declarado p o r jurados, y la ley aplicada po r los jueces.
A rt. 108. El nom b ram ien to de jurados, su clase, atribuciones y m odo de
proceder, se designará p o r un reglamento particular. Entre tanto continuarán
los juicios crim inales en orden prevenido por las leyes.
A rt. 109. Producen acción popular contra los jueces el soborno, la pre­
varicación, el cohecho, la abreviación o suspensión de las form as judiciales,
el procedim iento ilegal contra la libertad personal y la seguridad del d om i­
cilio.
A rt. 110. Se adm inistrará la justicia en nom bre de la nación.
A rt. 111. Los jueces de prim era instancia son responsables personal­
m ente de su conducta ante las Cortes Superiores, y los individuos de éstas
ante la Suprem a C orte de Justicia.
A rt. 112. Todas las causas civiles y crim inales se fenecerán dentro del
territorio de cada C orte Superior.
A rt-113. No se conocen m ás que tres instancias en los juicios.
A rt. 114. Q ueda abolido el recurso de injusticia notoria.
A rt. 115. Q ueda abolida toda confiscación de bienes, y toda pena cruel y
de infamia trascendental. El Código Crim inal lim itará, en cuanto sea posible,
la aplicación de la pena capital a los casos que exclusivamente la merezcan.
A r t 116. N inguna pena infam a a otro individuo que al que la mereció
por la aplicación de la ley.
A rt. 117. D entro de veinticuatro horas se le hará saber a todo individuo
la causa de su arresto, y cualquiera om isión en este p u nto se declara atenta­
toria de la libertad individual.
A rt. 118. N adie puede allanar la casa de ningún peruano, y caso que lo
exija fundada e indispensablem ente el orden público, se expedirá por el Poder
Ejecutivo la orden conveniente por escrito, que rem itirá desde luego al juez
que conozca de la causa, con la exposición de los datos que m otivaron este
procedim iento para que obre en el proceso.
A rt. 119. El agente que se excediere, bien en la sustancia de la orden que
indica el artículo anterior, bien en el m odo de cum plirla, injuria la autoridad
y la ley, y será castigado a proporción del abuso.
A rt. 120. No p odrá entablarse dem anda alguna civil, sin haberse in ten ­
tado la conciliación ante el juez de paz.

B IB L IO 'F E C A A i’A C L’C H O 329


A rt. 121. Todas las leyes anteriores a esta C onstitución, que no se o p o n ­
gan al sistem a de la independencia, y a los principios que aquí se establecen,
queden en su vigor y fuerza hasta la organización de los C ódigos Civil, C ri­
m inal, M ilitar y de Com ercio.

CAPÍTULO IX. RÉGIMEN


INTERIOR DE LA REPÚBLICA

A rt. 122. El gobierno político superior de los departam entos reside en


un ciudadano d en om inado prefecto.
A rt. 123. El gobierno político de cada provincia en un ciudadano que
se denom inará intendente.
A rt. 124. El délo s distritos en un ciudadano que igualm ente se n o m b ra ­
rá en cada u n o de ellos con la denom inación de gobernador.
A rt. 125. Las atribuciones del prefecto, intendente y gobernador se re­
ducirán a m an ten er el orden y seguridad pública en sus respectivos territo ­
rios, con subordinación gradual al G obierno Supremo, y a cuidar de que los
funcionarios de su dependencia llenen exactam ente sus obligaciones.
A rt. 126. Tam bién les corresponde la intendencia económ ica sobre la
H acienda Pública.
A rt. 127. Les está prohibido absolutam ente todo conocim iento judicial,
pero si la tranq u ilid ad pública exigiere fundadam ente la aprehensión de al­
gún individuo, p o d rá ordenarla desde luego, poniendo al preso d entro de
veinticuatro horas a disposición del juez, y rem itiéndole los antecedentes.
A rt. 128. Esta disposición tendrá lugar cuando el tiem po y las circuns­
tancias no perm itieren de algún m odo poner en noticia del juez la necesidad
de la aprehensión.
A rt. 129. Cualquier exceso del prefecto, intendente o gobernador en el
ejercicio de su em pleo relativo a la seguridad individual, o a la del domicilio,
produce acción popular.
A rt. 130. La d uración de los jefes que indica este capítulo será de cuatro
años im prorrogables, pu d ien d o ser rem ovidos antes si así lo exigiere su con­
ducta según las leyes.
A rt. 131. Para ser prefecto, intendente o gobernador se requiere:
1. Ser ciudadano en ejercicio;

3 3 0 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
2. Tener treinta años de edad;
3. Probidad notoria.
A rt. 132. En la capital de cada d epartam ento habrá una Junta departa­
mental, com puesta de un vocal por cada provincia elegido en la mism a forma
que los diputados.
A rt. 133. Esta junta es el Consejo del Prefecto que la presidirá, y pedirá
dictam en en los negocios graves.
A rt. 134. Se renovará cada dos años por m itad, designando en la prim e­
ra vez la suerte los vocales que cesaren.
A rt. 135. Son atribuciones de esta junta:
1. Inspeccionar la conducta de las m unicipalidades e inform ar al senado
de lo que hubieren hecho con arreglo a sus atribuciones en favor de los pue­
blos, y lo que hubieren dejado de hacer;
2. Form ar el censo y estadística de cada departam ento, cada quinquenio,
con presencia de los datos que sum inistren las m unicipalidades y remitirlo
al senado;
3. Prom over todos los ram os conducentes a la prosperidad del departa­
m ento y señaladam ente la agricultura, industria y m inería;
4. C uidar de la instrucción pública y de los establecim ientos piadosos
y de beneficencia;
5. Velar sobre la inversión de los fondos públicos e intervenir en la repar­
tición de las contribuciones que se hicieren al departam ento;
6 . Proponer al Senado, en terna, los ciudadanos para el gobierno político
de las provincias y distritos del departam ento;
7. Rem itir anualm ente al Senado lista de todas las personas benem éritas
en el departam ento para los empleos públicos;
8 . Inform ar anualm ente al Senado sobre los m edios y recursos o p o rtu ­
nos para la mayor prosperidad de las provincias, d ando razón de lo que h u ­
biere hecho conform e a sus atribuciones o lo que hubiere dejado de hacer;
9. Rem itir al Senado la lista de los tres ciudadanos elegibles para Presi­
dente de la República.
A r t 136. Para ser vocal de esta junta se requieren las mismas calidades
que para diputado.
A rt. 137. Se elegirá el m ism o núm ero de suplentes que de propietarios
en cada Junta departam ental.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 331
CAPÍTULO X. PODER MUNICIPAL

AtL 138. En todas las poblaciones, sea cual fuere su censo, habrá m uni­
cipalidades com puestas del alcalde o alcaldes, regidores, sindico o síndicos
correspondientes; en la inteligencia de que nunca podrá haber m enos de dos
regidores, ni más de dieciséis, dos alcaldes y dos síndicos.
Art. 139. La elección de estos individuos se hará por Colegios electorales
de parroquia, renovándose la m itad cada año según el reglamento resp>ectivo.
A lt- 140. Las atribuciones del régimen m unicipal dependen:
1. De la policía de orden;
2. De la policía de instrucción prim aria;
3. De la policía de beneficencia;
4. De la policía de salubridad y seguridad;
5. De la policía de com odidad, ornato y recreo.
Art. 141. Las m unicipalidades deben, además:
1. R epartir las contribuciones o em préstitos que se hubieren señalado
a su territorio;
2. Form ar los ordenam ientos municipales del pueblo y rem itirlos al
Congreso para su aprobación p o r m edio de la Junta departam ental;
3. Prom over la agricultura, industria y cuanto conduzca en razón de la
localidad al bien del pueblo;
4. Inform ar anualm ente a la Junta departam ental de lo que hubieren
hecho en conform idad de sus atribuciones, o de lo que hubieren dejado de
hacer, indicando los motivos.
Art-142. Los alcaldes son los jueces de paz de su respectiva población.
En las poblaciones num erosas ejercerán tam bién este oficio los regidores.
Art-143. C onocerán los jueces de paz de las dem andas verbales civiles
de m en o r cuantía; y de las crim inales sobre injurias leves y delitos menores
que sólo m erezcan una m oderada corrección.
Art. 144. Para ser alcalde, regidor o síndico se requiere:
1 . Ser ciudadano en ejercicio;
2. Tener veinticinco años de edad;
3. Ser n atural del pueblo o tener diez años de vecindad próxim am ente
antes de su elección;
4. Tener probidad notoria.

332 j>RiMHR.\s c o N s r r a ’a o N E s . L a t i n o a m é r i c a y e l c a r i b e
Art. 145. Ningún em pleado de Hacienda puede ser adm itido a los em ­
pleos municipales.
A rt. 146. N ingún ciudadano podrá excusarse de estas cargas.
A lt. 147. Toda m unicipalidad tendrá un secretario y un tesorero ele­
gidos a pluralidad absoluta y con asignación deducida de los propios del
com ún.

SECCIÓN III. DE LOS MEDIOS DE CONSERVAR EL GOBIERNO

CAPÍTULO L HACIENDA PÚBLICA

A rt. 148. Constituye la Hacienda Pública todas las rentas y productos


que conform e a la C onstitución y a las leyes deban corresponder al Estado.
A rt. 149. El presupuesto de los gastos públicos fijará las contribuciones
ordinarias m ientras se establece la única contribución. A doptándose por re­
gla constante el acrecer la Hacienda p or el fom ento de ram os productivos, a
fin de dism inuir las im posiciones en cuanto sea posible.
A rt. 150. La adm inistración general de la H acienda pertenece al M inis­
terio de ella.
Art. 151. Éste presentará anualm ente al G obierno para que lo haga al
Congreso:
1 . Los planes orgánicos de la Hacienda en general y de sus oficinas en
particular;
2. El presupuesto de gastos precisos para el servicio de la república;
3. El plan de contribuciones ordinarias para cubrirlos;
4. El de las contribuciones extraordinarias para satisfacer los em présti­
tos nacionales y sus créditos correspondientes.
A rt. 152. H abrá en la capital de la república una contaduría general con
un jefe y los em pleados necesarios. En ella deberán examinarse, glosarse y
fenecerse las cuentas de todos los productos e inversiones de la Hacienda.
Art. 153. H abrá tam bién en la capital de la república una tesorería gene­
ral com puesta de u n contador, un tesorero y los em pleados corresp>ondientes.
Se reunirán en ella todos los productos de la Hacienda.
A rt. 154. Una ley reglam entaria de H acienda ordenará todas estas ofi­
cinas y las dem ás dependencias que sean necesarias en este ram o, fijando las

B IB L IO T E C A A Y A O J C H O 333
atribuciones, escala, n úm ero y responsabilidad de los em pleados y el m odo
de rendir y liquidar las cuentas.
A rt. 155. Q uedan abolidos los estancos en el territorio de la república.
ArL 156. Las aduanas se situarán en los p uertos de m ar y en las fronte­
ras en cuanto sea com patible con la recta adm inistración, con el interés del
Estado y el servicio público.
A rt. 157. Q uedan suprim idas las aduanas interiores; pero esta disposi­
ción no tendrá efecto hasta que lo determ ine el G jngreso.
A rt. 158. Se establecerá en la capital de la república un banco general de
rescate de oro y plata y habilitación de m inas.
A r t 159. Se establecerán bancos de rescate en los principales asientos
de m inas a fin de auxiliar a los m ineros y facilitarles la pronta explotación y
beneficio de metales.
A rt. 160. Un reglam ento particular d eterm inará todo lo conducente a
estos establecim ientos.
A r t 161. La nación reconoce la deuda pública, y su pago depende del
h o n o r nacional; para cuyo fin decretará el C ongreso cuanto estim e necesario
a la dirección de este im portantísim o negocio.
A rt. 162. Las contribuciones se repartirán bajo la regla de igualdad y
p roporción, sin n inguna excepción ni privilegio.
A rt. 163. Las asignaciones de los funcionarios de la república son de
cuenta de la H acienda, cuyo arreglo se hará p o r un decreto particular con
concepto a la representación y circunstancias de los em pleos o destinos.

CAPÍTULO II. FUERZA ARMADA

A rt. 164. La defensa y seguridad de la república dem anda una Fuerza


A rm ada p erm anente.
A rt. 165. C onstituyen la Fuerza A rm ada de tierra: el ejército de línea, la
milicia cívica y la guardia de policía.
A rt. 166. El destino del ejército de línea es defender la seguridad exterior
de la república, y se em pleará donde ésta pueda ser am enazada.
A rt. 167. Para em plearla en caso de alguna revolución declarada en el
in terio r de la república, precederá el acuerdo del Congreso, y en su receso
el del Senado.

33 4 P R IM E R A S C O N S T r r U C lO N E S . LAT1NOA.V1ÉR1CAY EL C A R IB E
A rt. 168. La milicia cívica servirá para m antener la seguridad pública
entre los límites de cada provincia.
A lt. 169. No podrá traspasar estos límites sino en el caso de alguna
revolución entre otras provincias dentro o fuera del departam ento o en el
de invasión.
A rt. 170. En estos casos procederá el acuerdo del Congreso, y en su
receso el del Senado.
A rt. 171. El objeto de la guardia de policía es proteger la seguridad priva­
da, purgando los cam inos de m alhechores, y persiguiendo a los delincuentes
con sujeción a las órdenes de la autoridad respectiva.
A rt. 172. No puede destinarse esta guardia a otro servicio, si no es en los
casos de revolución declarada, o de invasión; para lo que precederá el acuerdo
del Congreso, y en su receso el del Senado.
A rt. 173. El Congreso fijará anualm ente el núm ero de tropas necesa­
rias en el ejército de línea, y el m odo de levantar las que fueren más conve­
nientes.
A rt. 174. Las ordenanzas que prefijare el Congreso, determ inarán todo
lo relativo a la organización de estos cuerpos, la escala militar, disciplina y
arreglo económ ico del Ejército.
A rt. 175. La enseñanza e instrucción del Ejército y Arm ada dependen
de la educación que se dará en las escuelas o colegios m ilitares que deberán
establecerse.
A rt. 176. La milicia cívica se organizará en todas las provincias según su
población y circunstancias.
A rt- 177. Se creará una guardia de policía en todos los departam entos
que lo exijan conform e a las necesidades.
A rt. 178. El C ongreso fijará anualm ente el núm ero de buques de la
M arina m ilitar que deban conservarse arm ados.
A rt. 179. Todo m ilitar no es m ás que un ciudadano arm ado en defensa
de la república. Y así com o esta circunstancia le recom ienda de u na m anera
particular para las recom pensas de la patria; el abuso de ella contra la libertad
le hará excederse a los ojos de la nación y de cada ciudadano.
A rt. 180. N ingún p eru an o podrá excusarse del servicio m ilitar, según y
com o fuere llam ado p o r la ley.

BIBUOTECVkAYACUCHO 3 3 5
CAPÍTULO III. EDUCACIÓN PÚBLICA

A rt. 181. La instrucción es una necesidad com ún, y la república la debe


igualm ente a todos sus individuos.
A rt. 182. La C onstitución garantiza este derecho:
1. Por los establecimientos de enseñanza prim aria, de ciencias, literatura
y artes;
2. Por prem ios que se concedan a la dedicación y progresos distin­
guidos;
3. Por institutos científicos, cuyos m iem bros gocen de dotaciones vita­
licias com petentes;
4. Por el ejercicio libre de la im prenta que arreglará una ley particular;
5. Por la inviolabilidad de las propiedades intelectuales.
A rt. 183. La instrucción pública depende en todos sus ram os de los
planes y reglam entos generales que decretare el Congreso.
A rt. 184. Todas las poblaciones de la república tienen derecho a los es­
tablecim ientos de instrucción que sean adaptables a sus circunstancias. No
puede dejar de haber universidades en las capitales de departam ento, ni es­
cuelas de instrucción prim aria en los lugares más pequeños; la que com pren­
derá tam bién el catecismo de la religión católica y una breve exposición de las
obligaciones m orales y civiles.
A rt. 185. Se establecerá una Dirección General de Estudios en la capital
de la república, com puesta de personas de conocida instrucción, a cuyo cargo
estará, bajo la autoridad del Gobierno y protección del Senado, la inspección
de la instrucción pública.

CAPÍTULO IV. OBSERVANCIA DE LA CONSTITUCIÓN

A rt. 186. El prim er cuidado del Congreso, luego después de la apertura


de sus sesiones, será exam inar las infracciones de la Constitución que no se
hubieren rem ediado, a fin de decretar lo necesario para que se haga efectiva
la responsabilidad de los infractores.
A rt. 187. Todo peruano puede reclam ar ante el Congreso, ante el Poder
Ejecutivo o ante el Senado, la observancia de la Constitución, y representar
fu n dadam ente las infracciones que notare.

336 PRiMER,\s c o N s rrru a o N E s . ia t i n o a m p . r ic a y e l c a r i b e


A rt. 188. Todo funcionario público, de cualquier fuero que sea, al tom ar
posesión de su cargo ratificará el juram ento de fidelidad a la Constitución,
prom etiendo bajo de él cum plir debidam ente sus obligaciones respectivas.
A rt. 189. El Presidente de la República jurará ante el Congreso, como
asim ism o el de la Suprem a C orte de Justicia y el del Senado; los obispos ju ra ­
rán en presencia de sus respectivos Cabildos.
A rt. 190. Todos los dem ás em pleados jurarán ante las autoridades co­
rrespondientes, según el d epartam ento a que pertenecieren.
A rt. 191. Esta C onstitución queda sujeta a la ratificación o reform a de
un Congreso General com puesto de los diputados de todas las provincias
actualm ente libres, y de todas las que fueren desocupadas por el enemigo,
concluida que sea la guerra.
A rt. 192. Para la ratificación o reform a que indica el artículo anterior
deberán contener los poderes de los diputados cláusula especial que los au­
torice para ello.

CAPÍTULO V. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES

A rt. 193. Sin em bargo de estar consignados los derechos sociales e in­
dividuales de los peruanos en la organización de esta ley fundam ental, se
declaran inviolables:
1 . La libertad civil;
2. La seguridad personal y la del domicilio;
3. La propiedad;
4. El secreto de las cartas;
5. El derecho individual de presentar peticiones o recursos al Congreso
o al Gobierno;
6 . La buena opinión o fama del individuo, m ientras no se le declare
delincuente conform e a las leyes;
7 . La libertad de im prenta en conform idad de la ley que la arregle;
8 . La libertad de la agricultura, industria, com ercio y m inería, conform e
a las leyes;
9. La igualdad ante la ley, ya prem ie, ya castigue.
A rt. 194. Todos los peruanos pueden reclam ar el uso y ejercicio de estos
derechos, y es un deber de las autoridades respetarlos y hacerlos guardar re­

B IB L IO T E C ^ A Y A C U C H O 337
ligiosam ente p o r todos los m edios que estén en la esfera de las atribuciones
de cada una de ellas.

Dada en la sala de sesiones, en Lima, a 12 de noviem bre del año del Señor
de 1823, cuarto de la Independencia y segundo de la república.

Manuel Salazar y Baquijano, diputado por Huaylas, presidente - Juan Antonio de


Andueza, diputado por Trujillo - Felipe Antonio AJvarado, diputado por Lima
- Toribio Rodríguez, diputado por Lima - Justo Figuerola, diputado por Trujillo
- Bartolomé de Bedoya, diputado por Arequipa - José de La Mar, diputado
por Puno - Hipólito Unanue, diputado por Puno - Manuel de Arias, diputado
por Lima - Nicolás de Aranibar, diputado por Arequipa - Manuel de Salazar
y Vicuña, diputado por Huaylas - Mariano Quesada, diputado por Trujillo -
Manuel Antonio Valdizán, diputado por Tarma - Manuel de Gárate, diputado
por Huaylas - Tiburcio José de la Hermosa, diputado por Huaylas - Tomás
de Méndez y Lachica, diputado por Huamanga - Ignacio Antonio de Alcázar,
diputado por Puno - Miguel Tafur, diputado por el Cuzco - Ignacio Ortiz de
Ceballos, diputado por Lima - Francisco Salazar, diputado por Puno - Juan
Esteban Henríquez de Saldaña, diputado por Lima - Miguel Tenorio, diputado
por el Cuzco - Manuel Ferreiros, diputado por el Cuzco - Mariano Navia de
Bolaño, diputado por el Cuzco - José de Iriarte, diputado por Tarma - Mariano
José de Arce, diputado por Arequipa - Gregorio Luna Villanueva, diputado por
Arequipa - Juan José Muñoz, diputado por el Cuzco - F.J. Mariátegui, diputado
por Lima - Santiago Ofelán, diputado por Arequipa - Francisco Agustín de
Argote, diputado por Huamanga - Marceliano de Barrios, diputado por Arequipa
- José Sánchez Carrión, diputado por Trujillo - Laureano Lara, diputado por el
Cuzco - Jerónimo Agüero, diputado por el Cuzco - Joaquín de Arrece, diputado
por el Cuzco - José Lago y Lemús, diputado por Tarma - Pedro Pedemonte,
diputado por el Cuzco - José María Galdiano, diputado por Puno - Joaquín
Paredes, diputado por el Cuzco. - Pedro Antonio Alfaro de Arguedas, diputado
por Arequipa - Francisco Javier Pastor, diputado por Arequipa - Mariano
Carranza, diputado por Tarma - José Mendoza, diputado por Huamanga -
Juan Zevallos, diputado por el Cuzco - Manuel Antonio Colmenares, diputado
por Huancavelica - Carlos Pedemonte, diputado por Tarma - Esteban Navia y
Quiroga, diputado por el Cuzco - Domingo de Orúe, diputado por Puno - Tomás

3 3 8 P R IM E R A S ( X ) N S T r r U C I O N E S . U T IN O A M É R IC .A Y EL C A R IB E
Porcada, diputado por Lima - Toribio de Alarco, diputado por Huancavelica -
José Bartolomé Zárate, diputado por Huamanga - Anselmo Flores, diputado por
Arequipa - José Gregorio Paredes, diputado por Lima - Manuel Muelle, diputado
por Huaylas, secretario - Miguel Otero, diputado por Tarma, secretario

Por tanto, m andam os a todos los peruanos individuos de la república,


de cualquier clase y condición que sean, que hayan y guarden la C onstitución
inserta com o ley fundam ental de la república, y m andam os asimismo a todos
los tribunales, justicias, jefes, gobernadores y dem ás autoridades, así civiles
com o m ilitares y eclesiásticas de cualquiera clase y dignidad que la guarden y
hagan guardar, cum plir y ejecutar en todas sus partes. El m inistro de Estado
en el D epartam ento de G obierno y Relaciones Exteriores dispondrá lo ne­
cesario a su cum plim iento haciéndola im prim ir, publicar y circular, de que
dará cuenta.
Palacio del G obierno en Lima, a 12 de noviem bre de 1823 4^. 2».

José Bernardo Tagle

Juan de Beringoaga
Por orden de S.E.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 339
BOLIVIA
CONSTITUCIÓN DE 1826*

En el n om bre de Dios. El Congreso General Q jnstituyente de la República


Boliviana, no m brad o p o r el pueblo para form ar la C onstitución del Estado,
decreta la siguiente.

TÍTULO I. DE LA NACIÓN

CAPÍTULO I. DE LA NACIÓN BOLIVIANA

A rt. 1. La nación boliviana es la reunión de todos los bolivianos.


A rt. 2. Bolivia es, y será para siempre, independiente de toda dom ina­
ción extranjera, y no puede ser patrim onio de ninguna persona, ni familia.

CAPÍTULO II. DEL TERRITORIO

A rt. 3. El territo rio de la República Boliviana com prende los departa­


m entos de Potosí, Chuquisaca, La Paz, Santa Cruz, C ochabam ba y O ruro.
A rt. 4. Se divide en departam entos, provincias y cantones.
A rt. 5. Por u na ley se hará la división más conveniente; y otra fijará sus
lím ites, de acuerdo con los Estados limítrofes.

• Ciro Félix Trigo: com p., "C onstitución de 1826", Las constituciones de Bolivia, 2* ed., La Paz, Fondo
Editorial de la Biblioteca y Archivo H istórico del Honorable Congreso Nacional / Viccpresidcncia
de la República, 2003, pp. 201-225.

3 4 0 P R IM E R A S m N s r r r u a o . N E S . La t in o a m é r ic a y e l c a r ib e
TÍTULO II. DE LA RELIGIÓN

CAPÍTULO Ú N ICO

Art. 6 . La religión católica, apostólica, rom ana, es de la república, con ex­


clusión de todo otro culto público. El Gobierno la protegerá y hará respetar, re­
conociendo el principio de que no hay poder hum ano sobre las conciencias.

TÍTULO III. DEL GOBIERNO

CAPÍTULO I. FORMA DEL GOBIERNO

A rt. 7. El G obierno de Bolivia es popular representativo.


A rt. 8 . La soberanía em ana del pueblo, y su ejercicio reside en los pode­
res que establece esta C onstitución.
A rt. 9. El Poder Suprem o se divide, para su ejercicio, en cuatro seccio­
nes: Electoral, Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
A rt. 10. Cada poder ejercerá las atribuciones que le señala esta C onsti­
tución, sin excederse de sus límites respectivos.

CAPÍTULO II. DE LOS BOLIVIANOS

A rt. n .S o n bolivianos:
1 . Todos los nacidos en el territorio de la república;
2. Los hijos de padre o m adre boliviana, nacidos fuera del territorio,
luego que m anifiesten legalmente su voluntad de domiciliarse en Bolivia;
3. Los que en Junín o Ayacucho com batieron por la libertad;
4 . Los extranjeros que obtengan carta de naturaleza, o tengan tres años
de vecindad en el territorio de la república;
5. Todos los que hasta el día han sido esclavos y, por lo m ism o, quedarán
de derecho libres, en el acto de publicarse la Constitución; pero no podrán
ab an don ar la casa de sus antiguos señores, sino en la forma que una ley espe­
cial lo determ ine.
A rt. 12. Son deberes de todo boliviano:
1 . Vivir som etido a la C onstitución y a las leyes;

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 341
2. Respetar y obedecer a las autoridades constituidas;
3. C o n trib u ir a los gastos públicos;
4. Sacrificar sus bienes y su vida m isma, cuando lo exija la salud de la
república;
5. Velar sobre la conservación de las libertades públicas.
A rt. 13. Los bolivianos que estén privados del ejercicio del Poder Elec­
toral, gozarán de todos los derechos civiles concedidos a los ciudadanos.
A rt. 14. Para ser ciudadano es necesario:
l.S e r boliviano;
2. Ser casado, o m ayor de veinte años;
3. Saber leer y escribir bien; que esta calidad sólo se exigirá desde el año
de 1836;
4. Tener algún em pleo o industria, o profesar alguna ciencia o arte, sin
sujeción a o tro en clase de sirviente doméstico.
A rt. 15. Son ciudadanos:
1. Los que en Junín o Ayacucho com batieron p o r la libertad;
2 . Los extranjeros que obtuvieron carta de ciudadanía;
3. Los extranjeros casados con boliviana, que reúnan las condiciones 3
y 4 del artículo 14;
4. Los extranjeros solteros, que tengan cuatro años de vecindad en la
república, y las m ism as condiciones.
A rt. 16. Los ciudadanos de las naciones de América, antes española,
gozarán de los derechos de ciudadanía en Bolivia, según los tratados que se
celebren con ellas.
A rt. 17. Sólo los que sean ciudadanos en ejercicio pueden obtener em­
pleos y cargos públicos.
A rt. 18. El ejercicio de la ciudadanía se suspende:
1.Por dem encia;
2. Por la tacha de d eu d o r fraudulento;
3. Por hallarse procesado crim inalm ente;
4. Por ser n o to riam en te ebrio, jugador o mendigo;
5. Por co m p rar o vender sufragios en las elecciones, o tu rb a r el orden
de ellas.
A rt. 19. El derecho de ciudadanía se pierde:
1. Por traición a la causa pública;

3 4 2 P R IM E R A S coN srrrucioN E S . u tin o a m é r ic a y e l c a rib e


2. Por naturalizarse en país extranjero;
3. Por haber sufrido pena infam atoria o aflictiva en virtud de condena­
ción judicial, si no se obtiene rehabilitación del cuerpo legislativo;
4. Por adm itir em pleo, título o em olum ento de otro G obierno, sin con­
sentim iento de la Cám ara de censores.

TÍTULO IV. DEL PODER ELECTORAL

CAPÍTULO I. DE LAS ELECCIONES

A rt. 20. El Poder Electoral lo ejercen inm ediatam ente los ciudadanos
en ejercicio, n om brando por cada ciento un elector.
A rt. 21. El ejercicio del Poder Electoral no p odrá jamás ser suspenso; y
los m agistrados civiles, sin esperar orden alguna, deben convocar al pueblo
precisam ente en el periodo señalado p o r la ley.
A rt. 22. Una ley especial detallará el reglam ento de elecciones.

CAPITULO II. DEL CUERPO ELECTORAL

A rt. 23. El cuerpo electoral se com pone de los electores nom brados por
los sufragantes populares.
A rt. 24. Para ser elector es indispensable ser ciudadano en ejercicio y
saber leer y escribir.
A rt. 25. Cada cuerpo electoral d urará cuatro años, ai cabo de los cuales
cesará, dejando instalado al que le suceda.
A rt. 26. Los electores se reunirán todos los años, en la capital de su res­
pectiva provincia, los días ¡ 2 , 2 ,3 ,4 ,5 y 6 de abril, para ejercer las atribuciones
siguientes:
1 . Calificar a los ciudadanos que entren en el ejercicio de sus derechos,
y declarar la inhabilidad de aquellos que estén en los casos de los artículos
18y 19;
2. N om brar, por la prim era vez, los individuos que han de com poner
las Cám aras;
3. Elegir y proponer en terna: 1 2 a las Cám aras respectivas, los m iem bros
que han de renovarlas o llenar sus vacantes; 2 ^ al Senado, los m iem bros de las

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 343
C ortes del distrito judicial a que p erten ecen ,/lo s jueces de prim era instancia;
3 » al Prefecto del departam ento, los jueces de paz que deban nom brarse;
4. P roponer: 12 al Poder Ejecutivo, de seis a diez candidatos para la pre­
fectura de su departam ento; otros tantos para el G obierno de su provincia, y
para corregidores de sus cantones y pueblos; 2« al G obierno eclesiástico, una
lista de curas y vicarios para las vacantes de su provincia;
5. Recibir las actas de las elecciones populares, exam inar la identidad de
los nuevos elegidos, y declarar los n om brados constitucionalm ente;
6 . Pedir a las Cám aras cuanto crean favorable al bienestar de los ciuda­
danos y quejarse de los agravios e injusticias que reciban de las autoridades
constituidas.

TÍTULO V. DEL PODER LEGISLATIVO

CAPÍTULO L DE LA DIVISIÓN,
ATRIBUCIONES Y RESTRICCIONES DE ESTE PODER

A rt. 27. El Poder Legislativo em ana inm ediatam ente de los cuerpos
electorales nom brados por el pueblo; su ejercicio reside en tres Cámaras:
1. De tribunos;
2. De senadores;
3. De censores;
A rt. 28. Cada Cám ara se com pondrá de veinte m iem bros en los prim e­
ros veinte años.
A rt. 29. El día 6 del mes de agosto de cada año se reunirá por sí mismo
el cuerpo legislativo, sin esperar convocación.
A rt. 30. Las atribuciones particulares de cada cám ara se detallarán en
su lugar. Son generales:
1 . N o m b rar al Presidente de la República, y confirm ar a los sucesores a
pluralidad absoluta;
2. A probar al Vicepresidente, a propuesta del Presidente;
3. Elegir el lugar en que deba residir el G obierno, y trasladarse a otro
cuando lo exijan graves circunstancias, y lo resuelvan los dos tercios de los
m iem bros que com ponen las tres cámaras;
4. D ecidir, en juicio nacional, si ha lugar o no a la form ación de causa,

3 4 4 P R IM E R A S CONSTPrUaONES. L A T IN O A \« É R IC A Y EL C A R IB E
a los m iem bros de las Cám aras, al vicepresidente, y a los m inistros de Es­
tado;
5. Investir, en tiem po de guerra o de peligro extraordinario, al Presiden­
te de la República, con las facultades que se juzguen indispensables para la
salvación del Estado;
6 . Elegir, entre los candidatos que presenten en terna los cuerpos electo­
rales, los m iem bros que deban llenar las vacantes en cada Cám ara.
A rt. 31. Los m iem bros del cuerpo legislativo podrán ser nom brados
vicepresidente de la República, o m inistros de Estado, dejando de pertenecer
a su Cámara.
A rt. 32. Ningún individuo del cuerpo legislativo podrá ser preso d u ran ­
te su D iputación, sino p o r orden de su respectiva C ám ara, a m enos que sea
sorprendido in fraganti en delito que merezca pena capital.
A lt.33. Los m iem bros del cuerpo legislativo serán inviolables por las opi­
niones que em itan dentro de sus Cámaras, en el ejercicio de sus funciones.
A rt. 34. Cada legislatura durará cuatro años, y cada sesión anual dos
meses. Estas se abrirán y cerrarán a un tiempo, por las tres Cámaras.
A rt. 35. La apertura de las sesiones se hará anualm ente, con asistencia
del Presidente de la República, del vicepresidente, y de los m inistros de Es­
tado.
A rt. 36. Las sesiones serán públicas y solam ente los negocios de Estado
que exijan reserva se tratarán en secreto.
A r t 37. Los negocios, en cada Cámara, se resolverán por la m ayoría ab ­
soluta de votos de los m iem bros presentes.
A rt. 38. Los em pleados que sean nom brados diputados para el cuerpo
legislativo, serán sustituidos interinam ente en el ejercicio de sus em pleos por
otros individuos.
A rt. 39. Son restricciones del cuerpo legislativo:
1. No se podrá celebrar sesión en ninguna de las Cám aras sin que estén
presentes las dos terceras partes de los respectivos individuos que las com ­
ponen; y deberá compelerse a los ausentes para que concurran a llenar sus
deberes;
2 . N inguna de las Cám aras podrá iniciar proyecto de ley relativo a ramos
que la C onstitución som ete a distinta Cámara; mas podrá invitar a las otras
para que tom en en consideración las m ociones que ella les pase;

B IB LIO TEC L\ .« T A C X C H O 345


3. Reunidas las Cám aras extraordinariam ente, no podrán ocuparse de
o tro s objetos, que aquellos para que fueron convocadas p o r el Presidente
de la República, o de los que éste les proponga;
4. N ingún m iem bro de las Cám aras podrá obtener para sí, d u ran te su
D iputación, sino el ascenso de escala en su carrera.
Art. 40. Las Cám aras se reunirán:
1. Al ab rir y cerrar sus sesiones;
2. Para exam inar la conducta del M inisterio cuando sea éste acusado
p o r la C ám ara de censores;
3. Para rever las leyes devueltas p o r el Poder Ejecutivo;
4. C uando lo pida, con fundam ento, alguna de las Cám aras com o en el
caso del artículo 30, atribución 3;
5. Para confirm ar el empleo de Presidente, en el vicepresidente.
Art. 41. C uando se reúnan las C ám aras, las presidirá p or tu rn o uno de
los presidentes. La reunión se hará en la C ám ara de censores, em pezando la
presidencia p o r el de ésta.

CAPÍTULO II. DE LA CÁMARA DE TRIBUNOS

Art. 42. Para ser trib u n o es preciso:


1. Las m ism as calidades que para elector;
2. Ser nacido en Bolivia, o estar avecindado en ella por seis años;
3. Tener la edad de veintiocho años;
4. No hab er sido condenado jamás en causa crim inal.
Art. 43. El trib u n ad o tiene la iniciativa:
1. En el arreglo de la división territorial de la república;
2. En las contribuciones anuales y gastos públicos;
3. En autorizar al Poder Ejecutivo para negociar em préstitos y adoptar
arbitrios para extinguir la deuda pública;
4. En el valor, tipo, ley, peso y denom inación de la m oneda; y en el arre­
glo de pesos y medidas;
5. En habilitar toda clase de puertos;
6 . En la construcción de cam inos, calzadas, puentes, edificios públicos
y en la m ejora de la policía y ram os de industria;
7. En los sueldos de los em pleados del Estado.

3 4 6 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M F.RICA Y EL C A R IB E
8 . En las reform as que se crean necesarias en los ram os de Hacienda y
de Guerra;
9. En hacer la guerra o la paz, a propuesta del G obierno;
10. En las alianzas;
11. En conceder el pasaje a tropas extranjeras;
12. En las fuerzas arm adas de m ar y tierra para el año, a propuesta del
Gobierno;
13. En dar ordenanzas a la M arina, al Ejército y milicia nacional, a p ro ­
puesta del G obierno;
14. En los negocios extranjeros;
15. En conceder cartas de naturaleza y de ciudadanía;
16. En conceder indultos generales.
A lt. 44. La C ám ara de tribunos se renovará por m itad, cada dos años, y
su duración será de cuatro. En la prim era legislatura la m itad que salga a los
dos años, será p o r suerte.
A rt. 45. Los trib u n o s podrán ser reelegidos.

CAPÍTULO III. DE LA CÁMARA DE SENADORES

A lt. 46. Para ser senadores se necesitan:


1 . Las calidades requeridas para tribuno;
2. La edad de treinta años cum plidos.
A rt. 47. Las atribuciones del Senado son:
1. Form ar los Códigos Civil, C rim inal, de Procedim ientos y de C om er­
cio, y los reglam entos eclesiásticos;
2. Iniciar todas las leyes relativas a reform as en los negocios judiciales;
3. Velar sobre la p ronta adm inistración de justicia en lo civil y cri­
minal;
4. La iniciativa de las leyes que reprim an las infracciones de la C onstitu­
ción y de las leyes hechas p o r los m agistrados, jueces y eclesiásticos;
5. Exigir la responsabilidad a los Tribunales Superiores de Justicia, a los
prefectos, y a los m agistrados y jueces subalternos;
6 . Proponer en terna, a la Cám ara de censores, los individuos que hayan
de com poner la C orte Suprem a de Justicia, los arzobispos, obispos, dignida­
des, canónigos y prebendados de las catedrales;

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 347
7. A probar o rechazar los prefectos, gobernadores y corregidores que el
G obierno le presente los propuestos por los cuerpos electorales;
8 . Elegir de la terna que le presenten los cuerpos electorales, los jueces
del distrito y los subalternos de todo el departam ento de justicia;
9. A rreglar el ejercicio del patronato y dar proyectos de ley sobre todos
los negocios eclesiásticos que tienen relación con el Gobierno;
10. Exam inar las decisiones conciliares, bulas, rescriptos y breves pon­
tificios, para aprobarlos o no.
Art- 48. La duración de los m iem bros del Senado será de ocho años, y se
renovará p o r m itad en cada cuatrienio; debiendo salir por suerte la prim era
m itad de la prim era legislatura.
A rt. 49. Los m iem bros del Senado podrán ser reelegidos.

CAPÍTULO IV. DE LA CÁMARA DE CENSORES

A rt. 50. Para ser censor se necesita:


1. Las cualidades requeridas para senador;
2. Tener treinta y cinco años cumplidos;
3. N o haber sido jam ás condenado ni por faltas leves.
A rt. 51. Las atribuciones de la Cám ara de censores son:
1 . Velar si el G obierno cum ple y hace cum plir la C onstitución, las leyes,
y los tratados públicos;
2. Acusar ante el Senado las infracciones que el Ejecutivo haga de la
C onstitución, de las leyes, y de los tratados públicos;
3. Pedir al Senado la suspensión del vicepresidente y m inistros de Esta­
do, si la salud de la república lo dem andare con urgencia.
A rt. 52. A la C ám ara de censores pertenece exclusivamente acusar al
vicepresidente y m inistros de Estado ante el Senado, en los casos de traición,
concusión o violación m anifiesta de las leyes fundam entales del Estado.
A rt. 53. Si el Senado estim are fundada la acusación hecha p o r la Cámara
de censores, tendrá lugar el juicio nacional; y si por el contrario el Senado
estuviere p o r la negativa, pasará la acusación a la Cám ara de tribunos.
A rt. 54. Estando de acuerdo dos Cámaras, debe abrirse el juicio na­
cional.
A rt. 55. Entonces se reunirán las tres Cámaras, y en vista de los docu­

34« P R IM E R A S C O N S T n X 'a O N E S L A T IN O A .M É R IC A Y EL C A R IB E
m entos que presente la Cám ara de censores, se decidirá a pluralidad absolu­
ta de votos, si ha o no lugar a la form ación de causa al vicepresidente o a los
m inistros de Estado.
Art. 56. Luego que en juicio nacional se decrete que ha lugar a la form a­
ción de causa al vicepresidente o a los m inistros de Estado, quedarán éstos en
el acto suspensos de sus funciones, y las Cám aras pasarán todos los antece­
dentes a la C orte Suprem a de Justicia, la cual conocerá exclusivamente de la
causa; y el fallo que pronunciare se ejecutará sin otro recurso.
A r t 57. Luego que las Cám aras declaren que ha lugar a la form ación de
causa al vicepresidente y m inistros de Estado, el Presidente de la República
presentará a las C ám aras reunidas, un candidato para la vicepresidencia inte­
rina, y nom brará interinam ente m inistros de Estado. Si el prim er candidato
fuere rechazado a pluralidad absoluta del cuerpo legislativo, el Presidente
presentará un segundo candidato; y si éste fuere igualm ente rechazado, pre­
sentará tercer candidato, y si éste fuere igualm ente rechazado, entonces las
Cámaras elegirán p o r pluralidad absoluta, en el térm ino de veinticuatro ho ­
ras precisam ente, u no de los tres candidatos propuestos por el Presidente.
Art. 58. El vicepresidente interino ejercerá desde aquel acto sus funcio­
nes, hasta el resultado del juicio contra el propietario.
A lt. 59. Por una ley que tendrá origen en la Cám ara de censores, se
determ inarán los casos en que el vicepresidente y m inistros de Estado, son
responsables en com ún o en particular.
Art. 60. C orresponde además, a la Cám ara de censores:
1. Escoger de la tem a que rem ita el Senado, los individuos que deben
form ar la C orte Suprem a de Justicia, y los que se han de presentar para los
arzobispos, obispados, canonjías y prebendas vacantes;
2. Todas las leyes de im prenta, econom ía, plan de estudios y m étodo de
enseñanza pública;
3. Proteger la libertad de im prenta, y no m b rar los jueces que deben ver
en úhim a apelación los juicios de ella;
4. P roponer reglam entos, para el fom ento de las artes y de las ciencias;
5. C onceder prem ios y recom pensas nacionales a los que las merezcan
por sus servicios a la república;
6 . D ecretar honores públicos a la m em oria de los grandes hom bres, y a
las virtudes y servicios de los ciudadanos;

B IB L IO T E C A A Y A C L 'C H O 349
7. C o n d en ar a oprobio eterno a los usurpadores de la autoridad pública,
a los grandes traidores y a los crim inales insignes;
8. Conceder a los bolivianos la admisión de empleos, títulos y em olum en­
tos que les acordare otro G obierno, cuando por sus servicios lo merezcan.
A rt. 61. Los censores serán vitalicios.

CAPÍTULO V. DE LA FORM ACIÓN


Y PROM ULGACIÓN DE LAS LEYES

A rt. 62. El G obierno puede presentar a las Cám aras, los proyectos de la
ley que juzgue convenientes.
A rt. 63. El vicepresidente y los m inistros de Estado pueden asistir a las
sesiones y d iscutir las leyes y los dem ás asuntos; mas no po d rán votar, ni estar
presentes en las votaciones.
A rt. 64. C uando la C ám ara de tribunos adopte un proyecto de ley, lo
rem itirá al Senado con la siguiente fórm ula: La Cámara de tribunos remite a
la Cámara de senadores el adjunto proyecto de ley y cree que tiene lugar.
A rt. 65. Si la C ám ara de senadores aprueba el proyecto de ley, lo devol­
verá a la C ám ara de trib u n o s con la siguiente fórm ula: El Senado devuelve a
la Cámara de tribunos el proyecto de ley (con reforma o sin ella), y cree que debe
pasarse al Ejecutivo para su ejecución.
A rt. 66. Todas las C ám aras en igual caso observarán esta m ism a fór­
m ula.
A rt. 67. Si una C ám ara no aprobase las reform as o adiciones de otra, y
todavía la C ám ara p ro p o n en te juzgase que el proyecto, tal cual lo propuso,
es ventajoso, pod rá invitar po r m edio de una D iputación de tres m iem bros,
a la reunión de las dos Cám aras, para discutir aquel proyecto, o la reform a o
negativa que se le haya dado. Esta reunión de Cám aras no tendrá más objeto
que el de entenderse, y cada una volverá a adoptar las deliberaciones que
tenga p o r conveniente.
A rt. 68. A doptado el proyecto por dos C ám aras, se dirigirán al Presi­
dente de la República dos copias firmadas por el Presidente y secretarios de
la C ám ara a que corresponde la ley, con la siguiente fórm ula: La Cámara de...
con la aprobación de la de... dirige al Poder Ejecutivo la ley sobre... para que se
promulgue.

3 50 P R IM ER A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M E R IC A Y EL C A R I BE
A lt. 69. Si la C ám ara de senadores se denegase a adoptar el proyecto de
la de tribunos, lo pasará a la de censores, con la siguiente fórm ula: La Cámara
de senadores remite a la de censores el proyecto adjunto; y cree que no es conve­
niente. Entonces lo que determ ine la C ám ara de censores, será definitivo.
A rt. 70. Los proyectos de ley que tuviesen origen en el Senado pasarán a
la Cám ara de censores, y si fueren allí aprobados, tendrán fuerza de ley. Si los
censores no aprobaren el proyecto de ley, pasará a la C ám ara de tribunos, y su
decisión se cum plirá, com o se ha dicho con respecto a esta Cámara.
Art. 71. Los proyectos de ley iniciados en la C ám ara de censores, pasa­
rán al Senado: la sanción de éste tendrá fuerza de ley. Más en caso de negar
su ascenso al proyecto, se pasará éste al Tribunado, el cual dará o negará su
sanción, com o en el caso de los artículos anteriores.
A rt. 72. Si el Presidente de la República creyese que la ley no es conve­
niente, deberá en el térm ino de diez días cum plidos, devolverla a la Cám ara
que la dio, con sus observaciones, y la fórm ula siguiente: El Ejecutivo cree que
debe considerarse de nuevo.
A rt. 73. Las leyes que se dieren en los últim os diez días de las sesiones
podrán ser retenidas por el Poder Ejecutivo hasta las próxim as sesiones; y
entonces deberá devolverlas con sus observaciones.
A rt. 74. C uando el Poder Ejecutivo devuelva las leyes con observaciones
a las Cám aras, se reunirán éstas, y lo que decidieren a pluralidad, se cum plirá
sin otra discusión ni observación.
A rt. 75. Si el Poder Ejecutivo n o tuviere que hacer observaciones a las
leyes, las m andará publicar con esta fórm ula: Ejecútese.
A rt. 76. Las leyes se prom ulgarán con esta fórm ula: N. de N., Presidente
Constitucional de la República Boliviana. Hacemos saber a todos los bolivianos:
que el cuerpo legislativo decretó, y Nos publicamos la siguiente ley (aquí el texto
de la \cy). Mandamos, por tanto, a todas las autoridades de la república, la cum ­
plan y hagan cumplir. El vicepresidente la hará im prim ir, publicar, y circular
a quienes corresponda. Y la firm ará el Presidente, con el vicepresidente, y el
respectivo m inistro de Estado.

B IB LIC TTEC A A Y .K CU CH O 351


TÍTULO VI. DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 77. El ejercicio del Poder Ejecutivo reside en un Presidente vitalicio,


un vicepresidente, y tres m inistros de Estado.

CAPITULO I. DEL PRESIDENTE

A rt. 78. El Presidente de la República será n om brado la prim era vez por
el C ongreso C onstituyente, a propuesta de los colegios electorales.
A rt. 79. Para ser nom brado Presidente de la República, se requiere:
1. Ser ciudadano en ejercicio, y nativo de Bolivia;
2. Profesar la religión de la república;
3. Tener m ás de treinta años de edad;
4. H aber hecho servicios im portantes a la república;
5. Tener talentos conocidos en la adm inistración del Estado;
6. No haber sido condenado jamás p o r los tribunales, ni aún por faltas
leves.
A rt. 80. El Presidente de la República es el jefe de la adm inistración del
Estado, sin responsabilidad por los actos de dicha adm inistración.
A rt. 81. Por renuncia, m uerte, enferm edad o ausencia del Presidente de
la República, el vicepresidente le sucederá en el m ism o acto.
A rt. 82. A falta del Presidente y vicepresidente de la República, se encar­
garán interinam ente de la adm inistración del Estado, los m inistros, debiendo
presidir el más antiguo en ejercicio, hasta que se reúna el cuerpo legislativo.
A rt. 83. Las atribuciones del Presidente de la República, son:
1. A brir las sesiones de las Cámaras, y presentarles un mensaje sobre el
estado de la república;
2. P ro p o n er a las Cámaras el vicepresidente, y n o m brar por sí solo los
M inistros del Despacho;
3. Separar p o r sí solo al vicepresidente y a los m inistros del Despacho,
siem pre que lo estim e conveniente;
4. M andar publicar, circular y hacer guardar las leyes;
5. A utorizar los reglam entos y órdenes para el m ejor cum plim iento de
la C onstitución, las leyes y los tratados públicos;
6. M andar y hacer cum plir las sentencias de los Tribunales de Justicia;

352 P R IM E R A S C O N S T n X 'a O N E S . U T I N O A M É R IC A Y EL C A R IB E
7. Pedir aJ cuerpo legislativo la prorrogación de sus sesiones ordinarias,
hasta por treinta días;
8. Convocar el cuerpo legislativo para sesiones extraordinarias, en el
caso de que sea absolutam ente necesario;
9. D isponer de la fuerza perm anente de m ar y tierra, para la defensa
exterior de la república;
10. M andar los ejércitos de la república en paz y guerra, y en persona,
cuando lo crea conveniente. C uando el Presidente se ausente de la capital
para m andar el Ejército, quedará el vicepresidente encargado del m ando de
la república;
11. Cuando el Presidente dirige la guerra en persona, p odrá residir en
todo el territorio ocupado p o r las arm as nacionales;
12. D isponer de la milicia nacional para la seguridad interior dentro
de los límites de sus departam entos; y fuera de ellos, con consentim iento del
cuerpo legislativo;
13. N om brar todos los em pleados del Ejército y M arina;
14. Establecer escuelas m ilitares y escuelas náuticas;
15. M andar establecer hospitales militares y casas de inválidos;
16. D ar retiros y licencias, conceder las pensiones de los m ilitares y de
sus familias, conform e a las leyes, y arreglar, según ellas, todo lo dem ás con­
siguiente a este ram o;
17. Declarar la guerra en nom bre de la república, previo el decreto del
cuerpo legislativo;
18. Conceder patentes de corso;
19. C uidar de la recaudación e inversión de las contribuciones, con arre­
glo a las leyes;
20. N om brar los em pleados de Hacienda;
21. Dirigir las negociaciones diplomáticas y celebrar tratados de paz, amis­
tad, federación, alianzas, treguas, neutralidad, armada, comercio y cualesquiera
otros, debiendo preceder siempre la aprobación del cuerpo legislativo;
22. N om brar los m inistros públicos, cónsules y subalternos del d epar­
tam ento de Relaciones Exteriores;
23. Recibir m inistros extranjeros;
24. Conceder el pase, o suspender las decisiones conciliares, bulas p o n ­
tificias, breves y rescriptos, con anuencia del poder a quien corresponda;

B lB U O T E ('.A A Y A C L ’C H O 353
25. P resentar al Senado para su aprobación, uno de los candidatos pro­
puestos p o r el cuerpo electoral para prefectos, gobernadores y corregidores;
26. Presentar al G obierno eclesiástico uno de la terna que le pase éste,
de los candidatos propuestos por el cuerpo electoral, para curas y vicarios de
las provincias;
27. Suspender hasta p o r tres meses a los em pleados, siem pre que tengan
causa p ara ello;
28. C o n m u tar las penas capitales en destierro de diez años, o extraña­
m iento p erp etu o del territorio de la república;
29. Expedir, a nom bre de la república, los títulos o nom bram ientos a
todos los em pleados,
A lt. 84. Son restricciones del Presidente de la República:
1. El Presidente no podrá privar de su libertad a ningún boliviano, ni
im ponerle p o r sí pena alguna;
2. C uando la seguridad de la república exija el arresto de uno o más
ciudadanos, no podrá pasar de cuarenta y ocho horas sin poner al acusado a
disposición del trib u n al o juez com petente;
3. N o podrá privar a ningún individuo de su propiedad, sino en el caso
que el interés público lo exija con urgencia; pero deberá preceder una justa
indem nización al propietario;
4. N o podrá im pedir las elecciones, ni las demás funciones que p o r las
leyes com peten a los poderes de la república;
5. No p odrá ausentarse del territorio de la república, sin perm iso del
cuerpo legislativo.

CAPÍTULO II. DEL VICEPRESIDENTE

A rt. 85. El vicepresidente es n o m b rad o p o r el Presidente de la Repúbli­


ca, y aprobado p o r el cuerpo legislativo, del m odo que se ha dicho en el ar­
tículo 57.
A r t 86. U na ley especial de sucesión com prenderá todos los casos que
puedan ocurrir.
A r t 87. Para ser vicepresidente es necesario haber nacido en Solivia y
tener las dem ás cualidades que se requieren para Presidente.
A rt. 88. El vicepresidente de la república es el jefe del m inisterio.

3 5 4 P R IM E R A S CONSTlTUaONES. U T I N O A M É R IC A Y EL C A R IB E
A rt. 89. Será responsable, con el m inistro del Despacho del departa­
m ento respeaivo, de la adm inistración del Estado.
ArL 90. Despachará y firm ará a nom bre de la república y del Presidente,
todos los negocios de la adm inistración con el m inistro de Estado del depar­
tam ento respectivo.
Art. 91. No podrá ausentarse del territorio de la república, sin perm iso
del cuerpo legislativo.

CAPÍTULO III. DE LOS MINISTROS DE ESTADO

A rt. 92. H abrá tres m inistros del Despacho. El uno se encargará de los
departam entos del Interior y Relaciones Exteriores, el otro del de Hacienda;
y el tercero del de G uerra y M arina.
Art. 93. Estos tres m inistros despacharán bajo las órdenes inmediatas
del vicepresidente.
Art. 94. Ningún tribunal, ni persona pública, dará cum plim iento a las
órdenes del Ejecutivo, que no estén firmadas por el vicepresidente y m inistro
del respectivo d epartam ento.
Art. 95. En caso de im pedim ento del vicepresidente, las órdenes del
Ejecutivo se rubricarán p o r el Presidente.
A rt. 96. Los m inistros del Despacho serán responsables con el vicepre­
sidente, de todas las órdenes que autoricen contra la C onstitución, las leyes,
y los tratados públicos.
A rt. 97. Form arán los presupuestos anuales de los gastos que deban
hacerse en sus respectivos ram os; y rendirán cuenta de los que se hubieren
hecho en el año anterior.
A rt. 98. Para ser m inistro de Estado se requiere:
1. Ser ciudadano en ejercicio;
2 .Tener treinta años cum plidos;
3. No haber sido jam ás condenado en causa crim inal.

BiBücrrEGAAYACur^o 355
TÍTULO VII. DEL PODER JUDICL\L

CAPÍTULO L ATRIBUCIONES DE ESTE PODER

A rt. 99. La facultad de juzgar pertenece exclusivamente a los tribunales


establecidos p o r la ley.
A rt. 100. D urarán los m agistrados y jueces tanto, cuanto duraren sus
buenos servicios.
A rt. lO L Los m agistrados y jueces no pueden ser suspendidos de sus
em pleos, sino en los casos determ inados po r las leyes.
A rt. 102. Toda falta grave de los m agistrados y jueces en el desem peño
de sus respectivos cargos, produce acción popular, la cual puede intentarse
en todo el térm ino de un año, o p o r el órgano del cuerpo electoral, o inm e­
diatam ente po r cualquier boliviano.
A rt. 103. Los m agistrados y jueces son responsables personalm ente. Una
ley especial d eterm inará el m odo de hacer efectiva esta responsabilidad.
A rt. 104. Ni el G obierno, ni los tribunales podrán, en ningún caso al­
terar ni dispensar los trám ites y fórm ulas que prescriben las leyes, en las
diversas clases de juicio.
A rt. 105. N ingún boliviano p odrá ser juzgado en causas civiles y cri­
m inales, sino p o r el tribunal com petente designado con anterioridad por
la ley.
A rt. 106. La justicia se adm inistrará en nom bre de la nación; y las ejecu­
torias y provisiones de los tribunales, se encabezarán del m ism o m odo.

CAPÍTULO II. DE LA CORTE SUPREMA

A rt. 107. La prim era m agistratura judicial del Estado residirá en la C or­
te Suprem a de Justicia.
A rt. 108. Ésta se com pondrá de un presidente, seis vocales y un fiscal,
divididos en las salas convenientes.
A lt. 109. Para ser individuo de la Corte Suprema de Justicia se re­
quiere:
1. La edad de treinta y cinco años;
2. Ser ciudadano en ejercicio;

3 5 6 P R lM E R -^ s coNsrrruaoNES. l a t i n o a .v i é r i c a y e l c a r i b e
3. H aber sido individuo de alguna de las C ortes de distrito judicial; y
m ientras éstas se organizan, podrán serlo los abogados que hubieren ejercido
con crédito su profesión p o r diez años.
A rt. 110. Son atribuciones de la Suprem a C orte de Justicia:
1. Conocer de las causas criminales del vicepresidente de la república,
m inistros de E stado y m iem bros de las Cám aras cuando decretare el cuerpo
legislativo haber lugar a form arles causa;
2. C onocer de todas las causas contenciosas de p atronato nacional;
3. Exam inar las bulas, breves y rescriptos, cuando versen sobre materias
civiles;
4. C onocer de las causas contenciosas de los em bajadores, m inistros
residentes, cónsules y agentes diplomáticos;
5. C onocer de las causas de separación de los m agistrados de las Cortes
de distrito judicial, y prefectos departam entales;
6. D irim ir las com petencias de las Cortes de distrito entresí, y las de éstas
con las dem ás autoridades;
7. C onocer en tercera instancia de la residencia de todo em pleado pú­
blico;
8. O ír las d udas de los dem ás tribunales sobre la inteligencia de alguna
ley, y consultar ai Ejecutivo para que prom ueva la conveniente declaración
en las Cám aras;
9. C onocer de los recursos de nulidad que se interpongan contra las
sentencias dadas en últim a instancia por las C ortes de distrito;
10. Exam inar el estado y progreso de las causas civiles y crim inales pen­
dientes en las C ortes de distrito, por los m edios que la ley establezca;
11. Ejercer, p o r últim o, la alta facultad directiva, económ ica y correccio­
nal, sobre los tribunales y juzgados de la nación.

CAPÍTULO III. DE LAS CORTES DE DISTRITO JUDICIAL

A rt. 111. Se establecerán Cortes de distrito judicial en aquellos d epar­


tam entos que el cuerpo legislativo juzgue convenir.
A rt. 112. Para ser vocal de estas Cortes es necesario;
1. Tener trein ta años cum plidos;
2. Ser ciudadano en ejercicio;

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 357
3. H aber sido juez de letras, o ejercido la abogacía con crédito, por ocho
años.
A rt. 113. Son atribuciones de las Cortes de distrito judicial:
1. C onocer en segunda y tercera instancia de todas las causas civiles y
crim inales del fuero com ún, Hacienda pública, Com ercio, m inería, presas y
comisos, en consorcio de un individuo de cada una de estas profesiones en
calidad de conjuez;
2. C onocer de las com petencias entre todos los jueces subalternos de su
distrito judicial;
3. C onocer ios recursos de fuerza que se introduzcan de los tribunales y
autoridades eclesiásticas de su territorio.

CAPÍTULO IV. PARTIDOS JUDICIALES

A rt. 114. En las provincias se establecerán partidos judiciales propor­


cionalm ente iguales, y en cada capital de partido habrá un juez de letras, con
el juzgado que las leyes determ inen.
A rt. 115. Las facultades de estos jueces se reducen a lo contencioso, y
pueden conocer sin apelación en los negocios civiles, hasta la cantidad de
doscientos pesos.
A rt. 116. Para ser juez de letras, se requiere:
1. La edad de veintiocho años;
2. Ser ciudadano en ejercicio;
3. Ser abogado recibido en cualquier tribunal de la república;
4. H aber ejercido la profesión seis años, con crédito.

CAPÍTULO V. DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

A rt. 117. H abrá jueces de paz en cada pueblo para las conciliaciones,
no debiéndose adm itir dem anda alguna civil o crim inal de injurias, sin este
previo requisito.
A rt. 118. El M inisterio de los conciliadores se lim ita a oír las solicitudes
de las partes, instruirlas de sus derechos, y procurar entre ellas un acom oda­
m iento prudente.
A rt. 119. Las acciones fiscales no adm iten conciliación.

358 PRIMERAS C O N S r r r U C lO N E S . l \ t in o a m é r ic a y e l c a r ib e
A lt. 120. No se conocen más que tres instancias en los juicios.
A rt. 121. Q ueda abolido el recurso de injusticia notoria.
A lt. 122. Ningún boliviano puede ser preso sin precedente inform ación
del hecho, por el que merezca pena corporal, y un m andam iento escrito del
juez ante quien ha de ser presentado; excepto en los casos de los artículos 84,
restricción 2,123 y 132.
A rt. 123. Acto continuo, si fuere posible, deberá dar su declaración sin
juram ento, no difiriéndose ésta en ningún caso, por más tiem po que el de
48 horas.
A rt. 124. In fraganti todo delincuente puede ser arrestado por cual­
quier persona, y conducido a la presencia del juez.
A rt. 125. En las causas criminales el juzgam iento será público; reconoci­
do el hecho y declarado por j urados (cuando se establezcan); y la ley aplicada
por los jueces.
A rt. 126. No se usará jam ás del torm ento, ni se exigirá confesión por
apremio.
A rt. 127. Q ueda abolida toda confiscación de bienes y toda pena cruel y
de infam ia trascendental. El Código Crim inal lim itará, en cuanto sea posible,
la aplicación de la pena capital.
A rt. 128. Si en circunstancias extraordinarias la seguridad de la repú­
blica exigiere la suspensión de algunas de las form alidades prescritas en este
capítulo, podrán las Cám aras decretarlo. Y si éstas n o se hallasen reunidas,
podrá el Ejecutivo desem peñar esta m ism a función, com o m edida provisio­
nal, y dará cuenta de todo en la próxim a apertu ra de las Cám aras, quedando
responsable de los abusos que haya com etido.

T ÍT U L O V III. D EL RÉG IM EN IN T E R IO R DE LA R EP Ú BLIC A

CAPÍTULO Ú N ICO

A rt. 129. El G obierno Superior Político de cada departam ento residirá


en un prefecto.
A rt. 130. El de cada provincia en u n gobernador.
A r t- 131. El de los cantones en un corregidor.
A rt. 132. Para ser prefecto o gobernador, se requiere:

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 359
1. Ser ciudadano en ejercicio;
2. La edad de treinta años cumplidos;
3. No haber sido condenado en causa crim inal.
A rt. 133. En todo pueblo donde el núm ero de sus habitantes por sí y en
su com arca, no baje de cien almas ni pase de dos mil, habrá un juez de paz.
A rt. 134. D onde el vecindario, en el pueblo y su com arca pase de dos
m il almas, h abrá por cada dos mil un juez de paz; si la fracción pasase de qui­
nientos habrá otro.
ArL 135. El destino de juez de paz es concejil; y ningún ciudadano, sin
causa justa, po d rá eximirse de desempeñarlo.
A rt. 136. Los prefectos, gobernadores y corregidores d urarán en el de­
sem peño de sus funciones por el térm ino de cuatro años, pero podrán ser
reelegidos.
A rt. 137. Los jueces de paz se renovarán cada año y no podrán ser reele­
gidos sino pasados dos.
A r t 138. Las atribuciones de los prefectos, gobernadores, corregidores
y alcaldes, serán d eterm inadas por la ley, para m antener el orden y seguridad
pública, con subordinación gradual al G obierno Supremo.
A rt. 139. Les está prohibido todo conocim iento judicial; pero si la tra n ­
quilidad pública exigiese la aprehensión de algún individuo y las circunstan­
cias no perm itieren p onerlo en noticia del juez respectivo, podrán ordenarla
desde luego, d an d o cuenta al juzgado que compete, dentro de cuarenta y ocho
horas. C ualquier exceso que com etan estos em pleados, relativo a la seguridad
individual, o a la del dom icilio, produce acción popular.
A rt. 140.*

* El artículo 140 fue elim inado por el Congreso Constituyente de Bolivia sin alterar la num eración
consecutiva. Rezaba así: Art. 140. “Los empleados públicos son estrictam ente responsables de los
abusos que com etieren en el ejercicio de sus funciones”. (N. de B.A.).

36 0 PRl.VI KRAS m N S r r r U C I O N E S LAT1N0A,MER1CA y el C A R IB R


T ÍT U L O IX . DE LA FUERZA ARMADA

CAPÍTULO Ü NICO

A rt. 14L H abrá en la república una Fuerza Armada perm anente.


A rt. 142. La Fuerza Arm ada se com pondrá del ejército de línea, y de
una escuadra.
A rt. 143.*
A rt. 144. Habrá tam bién un resguardo m ilitar cuya principal in cu m ­
bencia será im pedir todo com ercio clandestino. Por un reglam ento especial
se detallará la organización, y constitución peculiar de este cuerpo.

T ÍT U L O X . REFO RM A DE LA C O N ST IT U C IÓ N

CAPÍTULO Ü NICO

A rt. 145. Si pasados diez años después de jurada la C onstitución, se


advirtiere que algunos de sus artículos merecen reforma, se hará la p ro p o ­
sición p o r escrito, firm ada por u na tercera parte, al m enos, de la C ám ara de
tribunos, y apoyada p o r las dos terceras partes de los miem bros presentes en
la Cám ara.
A rt. 146. La proposición será leída por tres veces, con el intervalo de seis
días de una a otra lectura, y después de la tercera, deliberará la Cám ara de
tribun o s, si la proposición podrá ser o n o adm itida a discusión, siguiéndose
en todo lo demás, lo prevenido para la form ación de las leyes.
A rt. 147. A dm itida a discusión, y convencidas las Cám aras de la necesi­
dad de reform ar la C onstitución, se expedirá una ley por la cual se m andará a
los cuerpos electorales, confieran a los diputados de las tres Cámaras, poderes
especiales para alterar o reform ar la C onstitución, indicando las bases sobre
que deba recaer la reforma.
A rt. 148. En las prim eras sesiones de la legislatura siguiente, a la en que
se hizo la m oción sobre alterar o reform ar la C onstitución, será la m ateria

' El artículo 143 no aparece en el oñginal. (N. de B.A.).

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 361
propuesta y discutida; y lo que las C ám aras resuelvan, se cum plirá, consulta­
do el Poder Ejecutivo sobre la conveniencia de la reform a.

T ÍT U L O X I. D E LAS GARANTÍAS

CAPITULO Ú N ICO

A rt. 149. La C onstitución garantiza a todos los bolivianos su libertad


civil, su seguridad individual, su propiedad, y su igualdad ante la ley, ya pre­
mie, ya castigue.
A rt. 150. Todos pueden com unicar sus pensam ientos de palabra o por
escrito, y publicarlos por m edio de la im prenta, sin previa censura, pero bajo
la resp- nsabilidad que la ley determ ine.
'i . 151. Todo boliviano puede perm anecer, o salir del territorio de la
repúb ica, según le convenga, llevando consigo sus bienes; pero guardando
los reglam entos de policía, y salvo siem pre el derecho de tercero.
A rt. 152. Toda casa de boliviano es un asilo inviolable. De noche no se
podrá en trar en ella, sino por su consentim iento; y de día sólo se franqueará
su entrada, en los casos, y de la m anera que determ ine la ley.
A rt. 153. Las contribuciones se repartirán proporcional m ente, sin n in ­
guna excepción ni privilegio.
A rt. 154. Q uedan abolidos los em pleos y privilegios hereditarios, y las
vinculaciones; y son enajenables todas las propiedades, aunque pertenezcan
a obras pías, a religiones, o a otros objetos.
A rt. 155. N ingún género de trabajo, industria o comercio, puede ser
prohibido, a n o ser que se oponga a las costum bres públicas, a la seguridad,
y a la salubridad de los bolivianos.
A rt. 156. Todo inventor tendrá la propiedad de sus descubrim ientos, y
de sus producciones. La ley le asegurará un privilegio exclusivo tem poral o
resarcim iento de la pérdida que tenga, en el caso de publicarlo.
A rt. 157. Los poderes constitucionales no podrán suspender la C onsti­
tución, ni los derechos que corresponden a los bolivianos, sino en los casos y
circunstancias expresadas en la m ism a C onstitución, señalando indispensa­
blem ente el térm in o que deba d u rar la suspensión.

362 P R IM E R A S í X ) N s r r r u a o N E S . l a t i n o a m e r i c . a y e l c a r i b e
D ada en la sala de sesiones en Chuquisaca, a los seis días del mes de
noviem bre del año de m il ochocientos veintiséis.

Eusebio Gutiérrez, diputado por La Paz, presidente - M ariano del Callejo,


diputado por Potosí, vicepresidente - José María Pérez de Urdininea, diputado
por Oruro, vicepresidente - Manuel José de Asín, diputado por La Paz -
Mariano Guzmán, diputado por Cochabamba - M ariano Cabrera, diputado por
Cochabamba - Esteban Salinas, diputado por La Paz - Antonio Vicente Seoane,
diputado por Santa Cruz - José Eustaquio Eguivar, diputado por Potosí - José
Gabriel de Gumucio, diputado por Cochabamba - Juan Manuel Mercado,
diputado por O ruro - Francisco Javier de Orihuela, diputado por Cochabamba -
Justo Mariscal, diputado por Cochabamba - José Manuel Loza, diputado por La
Paz - José María Dalence, diputado por Oruro - Manuel Padín, diputado por
La Paz - Melchor Daza, diputado por Potosí - José Manuel del Castillo,
diputado por La Paz - José María de Aguirrc, diputado por Tarija - Nicolás
Dorado, diputado por Potosí - Miguel María de Aguirre, diputado por Santa
Cruz - Manuel José Justiniano, diputado por Santa Cruz - Casimiro Calderón,
diputado por La Paz - José Ignacio de Sanjinés, diputado por Potosí - José
Monje, diputado por La Paz - Francisco Ramires, diputado por Cochabamba
- Sebastián de Irigoyen, diputado por Cochabamba - Matías Orosa, diputado
por La Paz - Casimiro Olañeta, diputado por Chuquisaca - José Fernando de
Aguirre, diputado por Tarija - Manuel Marta Urcullu, diputado por Chuquisaca
- Juan Crisóstomo Unzueta, diputado por Cochabamba - Pascual Romero,
diputado por Chuquisaca - Miguel Anselmo de López, diputado por Santa Cruz
- Manuel Martín, diputado por Potosí - Miguel del Carpió, diputado por Potosí
- Manuel Molina, diputado por Potosí - José María Bozo, diputado por Santa
Cruz - Melchor León de la Barra, diputado por La Paz - Mariano Enrique Calvo,
diputado por Chuquisaca - Mariano Calvimontes, diputado por Chuquisaca,
secretario - José María Salinas, secretario.

Palacio de G obierno en C huquisaca, a 19 de noviem bre de 1826. 1 6 2 de


la Independencia.

Ejecútese, imprímase, publíqueseyárcúlese.

B IB L IO T E C A A Y A C L C H O 363
Las autoridades civiles y militares de la república, los tribunales, las cor­
poraciones, y todos los bolivianos de cualquier clase y dignidad, guardarán y
harán guardar, observar y cum plir en todas sus partes la Constitución inserta
com o ley fundam ental de la República Boliviana.
Dada, firm ada, sellada con el sello de la República y refrendada por los
m inistros del D espacho - Antonio José de Sucre - El m inistro del Interior
y Relaciones Exteriores, Facundo Infante - El m inistro de G uerra, Agustín
Jeraldino - El m inistro de Hacienda, Juan de Bernabé y M adero.

3 6 4 P R I M E R A S C O N S T l T L 'a O N R S .U T l N O A M e r ic a Y E L C A R IB E
ECUADOR
CONSTITUCIÓN DE 1830"

En el nom bre de Dios, au to r y legislador de la sociedad.


Nosotros los representantes del Estado del Ecuador, reunidos en Congre­
so, con el objeto de establecer la forma de gobierno más conform e a la voluntad
y necesidad de los pueblos que representamos, hemos acordado la siguiente

C O N ST IT U C IÓ N D EL ESTADO DEL EC U A D O R

T ÍT U L O I. D EL E STA D O DEL ECU ADOR

SECCIÓN l DE LAS RELACIONES


POLITICAS DEL ESTADO DEL ECUADOR

A rt. 1. Los departam entos del Azuay, Guayas y Q uito quedan reunidos
entre sí form ando un solo cuerpo independiente con el nom bre de Estado
del Ecuador.
A rt. 2. El Estado del Ecuador se une y confedera con los dem ás Estados
de Colombia, para form ar una sola nación con el nom bre República de C o­
lombia.
A rt. 3. El Estado del Ecuador concurrirá con igual representación a la
form ación de un Colegio de Plenipotenciarios de todos los Estados, cuyo
objeto sea establecer el G obierno general de la nación y sus atribuciones, y

Constitución del Estado de Ecuador, Quito, Archivo de la Asamblea Nacional, 1830.

B 1 B L 1 0 T E (L \A Y A C U C H 0 365
fijar p o r una ley fundam ental los límites, m utuas obligaciones, derechos y
relaciones nacionales de todos los Estados de la Unión.
A rt. 4. El G obierno del Estado del Ecuador adm itirá y establecerá rela­
ciones con otros G obiernos am igos de Colom bia, celebrando con ellos tra ­
tados de am istad y comercio.
A rt. 5. Los artículos de esta carta constitucional que resultaren en opo­
sición con el pacto de unión y jpraternidad que ha de celebrarse con los demás
estados de C olom bia, quedarán derogados para siempre.

SECCIÓN II. DEL TERRITORIO DEL ESTADO


DEL ECUADOR, DE SU GOBIERNO Y RELIGIÓN

A rt. 6. El territorio del Estado com prende los tres departam entos del
Ecuador en los lím ites del antiguo reino de Q uito.
A rt. 7. El G obierno del E stado del Ecuador es popular, representativo,
alternativo, y responsable.
A rt. 8. La religión católica, apostólica, rom ana es la religión del Estado.
Es un deber del G obierno en ejercicio del patronato protegerla con exclusión
de cualquiera otra.

SECCIÓN III. DE LOS ECUATORIANOS,


DE SUS DEBERES Y DERECHOS POLÍTICOS

A rt. 9. Son ecuatorianos:


1. Los nacidos en el territorio y sus hijos;
2. Los naturales de los otros Estados de Colom bia, avecindados en el
Ecuador;
3. Los m ilitares que estaban en servicio del Ecuador al tiem po de decla­
rarse en Estado independiente;
4. Los extranjeros que eran ciudadanos en la mism a época;
5. Los extranjeros que po r sus servicios al país obtengan carta de n atu ­
raleza;
6. Los naturales que habiéndose dom iciliado en otro país, vuelvan y
declaren ante la autoridad que determ ine la ley, que desean recuperar su an ­
tiguo dom icilio.

3 6 6 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . U T IN O A -M É R IC A Y EL C A R IB E
A rt. 10. Los deberes de los ecuatorianos son: obedecer a las leyes y a las
autoridades; servir y defender la patria; y ser m oderados y hospitalarios.
A rt. 11. Los derechos de los ecuatorianos son, igualdad ante la ley y
opción igual a elegir y ser elegidos para los destinos públicos teniendo las
aptitudes necesarias.
A r t 12. Para entrar en el goce de los derechos de ciudadanía, se requiere:
1. Ser casado, o mayor de veintidós años;
2. Tener una propiedad raíz, valor libre de trescientos pesos, o ejercer
alguna profesión, o industria útil, sin sujeción a otro, com o sirviente dom és­
tico, o jornalero;
3. Saber leer y escribir.
A rt. 13. Los derechos de ciudadanía se pierden por entrar al servicio
de una nación enemiga, por naturalizarse en país extranjero, y por sentencia
infam ante. Y se suspenden, por deber a los fondos públicos en plazo cu m ­
plido; por causa crim inal pendiente; por interdicción judicial; por ser vago
declarado, ebrio de costum bre, o deudor fallido; y p o r enajenación mental.

T ÍT U L O IL D E LAS ELECCIO N ES

SECCIÓN I. DE LAS ASAMBLEAS PARROQUIALES

A rt. 14. En cada parroquia habrá una asamblea parroquial cada cuatro
años el día que designe la ley. Esta asamblea se com pondrá de los sufragantes
parroquiales; la presidirá un juez de la parroquia, con asistencia del cura y tres
vecinos h onrados escogidos por el juez entre los sufragantes.
A r t 15. La asamblea votará por los electores que correspondan al
cantón.
A rt. 16. Para ser elector se requiere:
1. Ser sufragante parroquial;
2. H aber cum plido veinticinco años;
3. Ser vecino de una de las parroquias del cantón;
4. Gozar de una renta anual de doscientos pesos que provenga de bienes
raíces, o del ejercicio de alguna profesión o industria útil.
A rt. 17. Los que tuvieren mayor núm ero de votos, serán nom brados
electores; la suerte decidirá en igualdad de sufragios.

B IB U O T E C A A Y ,\C U C H O 367
SECCIÓN II. DE LAS ASAMBLEAS ELECTORALES

A rt. 18. La Asamblea Electoral se com pone de los electores parroquiales,


que se reunirán en la capital de la provincia cada dos años en el día señalado
por la ley con los dos tercios, cuando m enos, de los electores.
A rt. 19. El cargo de elector dura cuatro años; las faltas por vacante o
im pedim ento serán suplidas con los que hayan tenido más votos en el registro
de elecciones.
A rt. 20. Las Asambleas Electorales eligen los diputados de la provincia
y los suplentes. Una ley especial arreglará el orden y form alidades de estas
elecciones.

T ÍT U L O III. D E L PO D ER LEGISLATIVO

SECCIÓN I. DEL CONGRESO

A rt. 21. El Poder Legislativo lo ejerce el Congreso de D iputados, que


serán diez p o r cada departam ento. Esta igualdad de representación deberá
observarse m ientras pende el juicio del arbitrio designado, sobre si los tres
departam entos han de ser representados en el Congreso según el censo de su
población, o si han de co n cu rrir con igual representación.
A rt. 22. Los diputados podrán ser elegidos indistintam ente siem pre que
pertenezcan al Estado del Ecuador.
A rt. 23. Los diputados conservarán su representación p o r cuatro años;
no serán jam ás responsables de las opiniones que manifiesten en el Congreso;
y gozarán de inm unidad hasta que regresen a su domicilio.
A rt. 24. Para ser diputado se requiere;
1. Ser ecuatoriano en ejercicio de la ciudadanía;
2. Tener treinta años de edad;
3. Tener una propiedad raíz, valor libre de cuatro mil pesos, o una renta
de quinientos, com o producto de una profesión científica, de un empleo, o de
una industria particular.
A rt. 25. El Congreso se reunirá cada año el día 10 de setiem bre, aunque
no haya sido convocado.
Se renovará cada dos años p or m itad; podrá com enzar sus sesiones con

368 P R IM E R A S CONSTlTUaONES. L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
los dos tercios de la totalidad de los diputados; éstas du rarán treinta y cinco
días, podrán prorrogarse por quince días más.
A rt. 26. Las atribuciones del Congreso son:
1. D ecretar los gastos públicos en vista de los presupuestos que presente
el G obierno, y velar sobre la recta inversión de las rentas públicas;
2. Establecer derechos e impuestos; y co ntraer deudas sobre el crédito
público;
3. Crear tribunales y empleos, asignar sus dotaciones y suprim ir, si con­
viniese, aquellos que hayan sido creados p o r una ley especial;
4. Conceder prem ios y recompensas personales p or grandes servicios a
la patria, y decretar honores a la m em oria de los grandes hombres;
5. Fijar el pie de fuerza de m ar y tierra para el año siguiente, y decretar
su organización y reemplazo;
6. D ecretar la guerra en vista de los inform es del Gobierno, requerir a
éste para que negocie la paz, y aprobar los tratados de paz, alianza, am istad
y comercio;
7. Prom over la educación pública;
8. Conceder indultos cuando lo exija la conveniencia pública;
9. Elegir el lugar en que deben residir el Congreso y el Gobierno;
10. Perm itir, o negar el tránsito de tropas extranjeras por el territorio o
la estación de escuadra extranjera en los puertos;
11. Form ar el código de leyes civiles, interpretar, y derogar las estableci­
das, y d ar los decretos necesarios a la adm inistración general;
12. Elegir el Presidente, y vicepresidente del Estado, con el voto de los
dos tercios de los diputados presentes; y adm itir o rehusar la dim isión que
hicieren de sus destinos.
13. N om brar los plenipotenciarios al Congreso General de la República.

SECCIÓN II. DE LA FORMACIÓN DE LAS LEYES

A rt. 27. La iniciativa de las leyes se hará por cualquier d iputado o por
el G obierno. El proyecto de ley no adm itido se deferirá hasta la legislatura
siguiente, si fuere adm itido se discutirá conform e al reglamento.
A rt. 28. Las leyes no tienen fuerza sin la sanción del G obierno. Si éste
las aprobare, se m andarán publicar y ejecutar; mas si hallare inconveniente

B lB U tT T E C A A Y A C U C H O 369
para su ejecución, las devolverá al Congreso dentro de nueve días con sus
observaciones.
A rt. 29. El Congreso exam inará estas observaciones: si las hallase fun­
dadas, se archivará el proyecto, y no podrá renovarse hasta la siguiente legis­
latura; y si no las hallase fundadas, a juicio de los dos tercios de los diputados
presentes, después de una discusión formal, se rem itirá nuevam ente el pro­
yecto al G obierno p ara su sanción, que no podrá negar en este caso.
A rt. 30. Si el G obierno no devolviere el proyecto sancionado dentro
de nueve días, o se resistiese a sancionarlo después de observados todos los
requisitos constitucionales, el proyecto tendrá fuerza de ley, y com o tal se
m andará prom ulgar.
A rt. 31. El Congreso, oída la acusación, que se introduzca p o r dos dipu­
tados contra el Presidente y vicepresidente en los casos de responsabilidad,
resolverá su adm isión o repulsa. Si la acusación fuere adm itida, som eterá a
una com isión de su seno la instrucción del proceso, reservándose el juicio y
la sentencia; harán sentencia los votos de los dos tercios de los diputados pre­
sentes sin concurrencia de los acusadores. A dm itida la acusación, queda de
hecho suspenso el acusado; en los delitos com unes decretada la suspensión,
pasará la causa al tribunal competente. Una ley especial arreglará el curso y
orden de estos juicios y determ inará las penas.

T ÍT U L O IV. D EL P O D E R EJEC U TIV O

SECCIÓN I. DEL JEFE DE ESTADO

A rt. 32. El Poder Ejecutivo se ejercerá p o r un m agistrado con el nom bre


de Presidente del Estado del Ecuador: y por su m uerte, dim isión, inhabilidad
física o m oral o p o r cualquier im pedim ento tem poral, p o r el vicepresidente;
y en defecto de éste, po r el presidente del Congreso; y, si éste no estuviere re­
unido, po r el ú ltim o que ejerció en él la presidencia. En este caso el próxim o
Congreso elegirá nuevo Presidente, y vicepresidente del Estado.
A rt. 33. Para ser Presidente o vicepresidente se requiere:
1. Ser ecuatoriano de nacimiento. Esta disposición no excluye a los co­
lom bianos que hubiesen estado en actual servicio del país al tiem po de decla­
rarse en Estado independiente, y que hayan prestado al Estado del Ecuador

3 7 0 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
servicios eminentes, y que estén casados con una ecuatoriana de nacim iento,
y que tengan una propiedad raíz valor de treinta mil pesos;
2. Tener treinta años de edad;
3. Gozar de reputación general p o r su buena conducta.
A r t 34. El Presidente d u rará en sus funciones cuatro años, y no podrá
ser reelegido sino pasados dos períodos constitucionales,
A r t 35. Las atribuciones del Presidente del Estado son:
1. Conservar el orden in terior y seguridad exterior del Estado;
2. Convocar el Congreso en el período ordinario,y extraordinariam ente
cuando lo exija la salud de la patria;
3. Sancionar las leyes y decretos del Congreso, y dar reglam entos para
su ejecución;
4. D isponer de la milicia nacional para la seguridad interior, y del Ejér­
cito para la defensa del país, y m andarlo en persona con expreso consenti­
m iento del Congreso;
5. Tomar por sí, no hallándose reunido el Congreso, las m edidas necesa­
rias, para defender y salvar el pais, en caso de invasión exterior o conm oción
interior que am enace probablem ente, previa calificación del peligro, p o r el
Consejo de Estado, bajo su especial responsabilidad;
6. N om brar agentes diplom áticos; y celebrar tratados de paz, am istad
y comercio;
7. N om brar y remover librem ente al ministro secretario del Despacho;
8. N om brar a propuesta en terna del Consejo de Estado, los m inistros
de las Cortes de Justicia, y los^obispos, las dignidades y canónigos de las cate­
drales, los generales y coroneles: todos estos nom bram ientos deberán ser
aprobados por el Congreso. N om brará por sí solo a los racioneros y m edios
racioneros;
9. N om brara a propuesta del Consejo los prefectos, gobernadores y el
contador general de rentas;
10. Proveer interinam ente en el receso de las legislaturas las vacantes
de los empleos que son de provisión del Congreso; dándole cuenta en la
próxim a reunión;
11. N om brar los dem ás empleados civiles, militares y de H acienda;
12. Cuidar que se adm inistre justicia por los tribunales, y que las sen­
tencias de éstos se cum plan y ejecuten;

B IB U O T H C A A Y A C njC H O 371
13. C uidar de la exacta recaudación e inversión de las rentas públicas;
14. C o n m u ta r la pena capital, cuando lo exija la conveniencia pública,
previo inform e del tribunal respectivo;
15. Suspender los em pleados con acuerdo del Consejo de Estado, y con­
signarlos sin d em o ra al tribunal com petente, con los motivos y docum entos
de la suspensión.
A rt. 36. La responsabilidad del Jefe del Estado se contrae en los delitos
siguientes:
1. Por en trar en conciertos contra la independencia y libertad del Esta­
do, o de cualquier otro Estado de la república;
2. Por infringir la Constitución; atentar contra los otros poderes; im­
pedir la reu n ió n y deliberaciones del Congreso; negar la sanción a las leyes
form adas constitucionalm ente; y provocar una guerra injusta.
3. Por abuso del poder contra las libertades públicas, y captar votos para
su elección.
A rt. 37. El Jefe del Estado no puede salir del territorio durante el tiem po
de su ad m inistración, y un año después.

SECCIÓN II. DEL M INISTERIO DE ESTADO

A rt. 38. El M inisterio de Estado se desem peñará por un m inistro secre­


tario. Se dividirá el despacho en dos secciones:
1. De G obierno interior y exterior.
2. De Hacienda. El negociado de G uerra y M arina estará a cargo del Jefe
de Estado M ayor General.
A rt. 39. El m in istro secretario, y el jefe de Estado Mayor General son el
órgano del G obierno, y autorizarán todas sus órdenes y decretos que no serán
obedecidos sin esta autorización.
A rt. 40. El m inistro secretario, y el jefe de Estado Mayor General pre­
sentarán al Congreso, en los prim eros días de sus sesiones, m em orias docu­
m entadas del estado de los negocios públicos en los diferentes ram os de su
adm inistración, y p o d rán asistir a las discusiones de los proyectos de ley que
presente el G obierno, o cuando fuesen llam ados por el Congreso.
A rt. 41. El m inistro secretario, y el jefe de Estado Mayor General son
responsables en los m ism os casos del artículo 36: y adem ás por soborno.

3 7 2 P R IM E R A S C O N S r r r U C I O N E S . L A T IN O A M f.R I(d \ Y EL C A R IB E
concusión y malversación de fondos públicos. No salva esta responsabilidad
la orden verbal, o p o r escrito del Jefe del Estado.

SECCIÓN III. DEL CONSEJO DE ESTADO

A rt. 42. Para auxiliar al Poder Ejecutivo en los diversos ram os de la


adm inistración habrá un Consejo de Estado com puesto del vicepresidente,
del m inistro secretario y del jefe de Estado Mayor General, de un m inistro de
la Alta C orte de Justicia, de un eclesiástico respetable; y de tres vecinos de re­
putación nom brados por el Congreso. Por falta del vicepresidente presidirán
los consejeros por el orden designado.
A rt. 43. Para ser consejero de Estado se requieren las mismas calidades
que para ser diputado. Los consejeros nom brados p o r el Congreso no pueden
ser destituidos por el G obierno, ni suspensos sin justa causa. Los consejeros
electivos duran cuatro años en sus funciones. Unos y otros son responsables
de sus dictám enes al Congreso.
A rt. 44. CorrespKjnde al Consejo de Estado dar dictam en para la sanción
de las leyes; en todos los negocios graves en que fuere consultado; sobre los
proyectos de ley que presentare el G obierno; y llenar las demás funciones que
le atribuye la C onstitución.

T ÍT U L O V. DEL P O D ER JU D IC IA L

SECCIÓN I. DE LAS CORTES DE JUSTICIA

A rt. 45. La justicia será adm inistrada por una Alta C orte de Justicia, por
Cortes de Apelación, y p o r los demás tribunales que estableciere la ley.
A rt. 46. Para ser m agistrado de la Alta Corte se requiere;
1. Tener cuarenta años;
2. H aber sido m inistro en alguna de las Cortes de Apelación.
A rt-47. Para facilitar a los pueblos la adm inistración de justicia se esta­
blecerá en la capital de cada departam ento u na Corte de Apelación.
A rt. 48. Para ser m agistrado de las Cortes de Apelación se requiere:
1, Ser abogado en ejercicio;
2. Tener treinta años de edad;

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 373
3. H aber sido juez de prim era instancia, o asesor por cuatro años; o
haber ejercido con buen crédito su profesión p or seis años.

SECCIÓN II - DISPOSICIONES GENERALES EN EL ORDEN SUPERIOR

A rt. 49. En ningún juicio habrá más de tres instancias. Los tribunales y
juzgados fundarán siem pre sus sentencias.
A rt. 50. La responsabilidad de ios m inistros de la Alta C orte de Justicia
se exigirá en el Congreso; la de los m inistros de las Cortes de Apelación, en la
Alta Corte; la de los prefectos, gobernadores y jueces, en las Cortes de Apela­
ción. U na ley especial determ inará las atribuciones, el orden y form a de las
C ortes de Justicia y demás tribunales.

T ÍT U L O V L D E LA FUERZA ARM ADA

A rt. 51. El destino de la Fuerza A rm ada es defender la independencia de


la patria, sostener sus leyes y m antener el orden público. Los individuos del
Ejército y A rm ada están sujetos en sus juicios a sus peculiares ordenanzas.
A rt. 52. La milicia nacional que no se halle en servicio no estará sujeta a
las leyes m ilitares, sino a las leyes com unes, y a sus jueces naturales. Se enten­
derá que se halla en actual servicio, cuando esté pagada por el Estado, aunque
algunos sirvan gratuitam ente. No será destinado sino a la defensa interior, y
no saldrá a cam paña sino en el peligro del Estado.

T ÍT U L O V IL D E LA A D M IN ISTRA C IÓ N IN T E R IO R

A rt. 53. El territorio del Estado se divide en departam entos, provincias,


cantones y parroquias. El G obierno político de cada departam ento reside
en u n prefecto, que es el agente inm ediato del Poder Ejecutivo. El gobierno
de cada provincia reside en un gobernador; cada cantón o la reunión de
algunos de ellos en circuito por disposición del G obierno, será regido por
un corregidor; y las parroquias p or tenientes. Una ley especial organizará el
régim en in terio r del Estado y designará las atribuciones de los funcionarios.
La auto rid ad civil y m ilitar de los departam entos y provincias jam ás estará
unida, en una sola mano.

37 4 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . U T I N O A M É R IC A Y EL C A R IB E
A rt. 54. Los prefectos, gobernadores y corregidores ejercerán sus fun­
ciones por cuatro años, y los tenientes por dos años, pudiendo ser reelectos
según su buen com portam iento.
A rt. 55. H abrá en la capital del Estado una contaduría general, que re­
visará las cuentas de las contadurías departam entales. Una ley especial desig­
nará la form a y orden de estas contadurías.
A rt. 56. H abrá Concejos Municipales en las capitales de provincia. La
ley organizará estos concejos, designando sus atribuciones, núm ero de sus
m iem bros, d u ración de su empleo, y la form a de su elección. Un reglamento
especial form ado p o r el prefecto, con acuerdo del Concejo M unicipal, y apro­
bado p o r el C ongreso arreglará la policía particular de cada departam ento.

T ÍT U L O V IIL D E LOS D EREC H O S C IV IL E S Y GARANTÍAS

A rt. 57. Los m agistrados, jueces y em pleados no pueden ser destitui­


dos sino en virtu d de sentencia judicial, ni suspensos sino por acusación
legalmente intentada. Todo em pleado es responsable de su conducta en el
ejercicio de sus funciones.
Art. 58. N ingún ciudadano puede ser distraído de sus jueces naturales,
ni juzgado por com isión especial, ni por ley que no sea anterior al delito. Se
conserva el fuero eclesiástico, m ilitar y de comercio.
A rt. 59. Nadie puede ser preso, o arrestado sino p or autoridad com pe­
tente, a m enos que sea sorprendido com etiendo un delito, en cuyo caso cual­
quiera puede conducirle a la presencia del juez. D entro de doce horas a lo más
del arresto de un ciudadano, expedirá el juez una orden firm ada en que se
expresen los m otivos. El juez que faltare a esta disposición, y el alcaide que
no la reclam are, serán castigados com o reos de detención arbitraria.
A rt. 60. A nadie se exigirá juram ento en causa crim inal contra sí mismo,
contra su consorte, ascendientes, descendientes y parientes dentro del cuarto
grado de consanguinidad, y segundo de afinidad.
Art. 61. N inguna pena será trascendental a otro que al culpado. Queda
abolida la pena de confiscación de bienes, excepto la de comisos y multas en
los casos que determ ine la ley.
A rt. 62. Nadie puede ser privado de su propiedad, ni ésta aplicada a
ningún uso público sin su consentim iento y sin recibir justas com pensacio­

B IB L IO T E C A A Y A C U C H Ü 375
nes a juicio de buen varón. Nadie está obligado a prestar servicios personales
que no estén prescritos por ley. Todos pueden ejercer librem ente cualquier
com ercio o industria que no se oponga a las buenas costum bres.
A rt. 63. Los militares no podrán ser alojados en casas particulares, o
de co m unidad sin avenim iento de los dueños. Se prepararán conform e a las
leyes, cuarteles y alojam ientos para oficiales y tropa que vayan en servicio en
tiem po de paz o de guerra. Q ueda proscrita la ley marcial.
A rt. 64. Todo ciudadano puede expresar y publicar librem ente sus pen­
sam ientos p o r m edio de la prensa, respetando la decencia y m oral pública, y
sujetándose siem pre a la responsabilidad de la ley.
A rt. 65. La casa de un ciudadano es un asilo inviolable; p o r tanto no
puede ser allanada sino en los casos precisos, y con los requisitos prevenidos
p o r la ley.
A rt. 66. Todo ciudadano puede reclam ar respetuosam ente sus derechos
ante la au to rid ad pública, y representar al Congreso y al G obierno cuando
considere conveniente al bien general; pero ningún individuo o asociación
particular p odrá abrogarse el nom bre del pueblo, ni hacer peticiones en n o m ­
bre del pueblo colectando sufragios sin orden escrita de la autoridad pública.
Los contraventores serán presos y juzgados conform e a las leyes.
A rt. 67. Se garantiza la deuda del Estado.
A rt. 68. Este Congreso constituyente nom bra a los venerables curas
párrocos p o r tutores y padres naturales de los indígenas, excitando su m inis­
terio de caridad en favor de esta clase inocente, abyecta y miserable.

T ÍT U L O IX . DE LA OBSERVANCIA
Y R E FO R M A D E LA C O N ST IT U C IÓ N

A rt. 69. Todo funcionario prestará juram ento de fidelidad a la C onsti­


tución y a las leyes, y de cum plir los deberes de su m inisterio. No se adm itirá
ju ram en to con modificaciones. La persona que no jurase librem ente la Cons­
titución, no será reputada com o m iem bro de esta sociedad.
A rt. 70. El Presidente y vicepresidente ju ran ante el Congreso; y si no
estuviere reunido, en presencia del Consejo de Estado y demás funcionarios
públicos. Las dem ás autoridades juran ante el G obierno, o ante la autoridad
que éste designare.

376 P R IM E R A S C X )N S T IT U C IO N E S . U T I.N O A M É R IC A Y ELC-ARIBE


A rt. 71. C om o en la época en que se debe abrir el prim er Congreso cons­
titucional, o los siguientes, ya estará determ inada la situación y form a de la
república, y establecido el pacto de unió n entre todos los estados de C olom ­
bia; el m ism o Congreso o los siguientes declararán las alteraciones que deba
sufrir esta C onstitución en conform idad de lo dispuesto en el artículo 5.
A rt. 72. Pasados tres años, en cualquiera legislatura se puede proponer
la reform a de alguno, o algunos artículos constitucionales: y calificada de
necesaria la reform a por el voto de los dos tercios de los diputados presentes,
después de tres diversas discusiones, se reservará con el inform e del G obierno
y dem ás docum entos para el próxim o C ongreso con encargo de ocuparse
de la m ateria en sus prim eras sesiones. Si éste después de tres discusiones
calificase de justa la reform a p o r el voto de los dos tercios de los diputados
presentes, se tendrá com o parte de esta C onstitución, y se pasará al G obierno
para su prom ulgación.
A rt. 73. Se conservarán en su fuerza y vigor las leyes civiles y orgánicas
que rigen al presente en la parte que n o se opongan a los principios aquí san­
cionados, y en cuanto contribuyan a facilitar el cum plim iento de esta C ons­
titución.

ARTÍCULOS TRANSITORIOS

A rt. 74. Este Congreso C onstituyente n om brará p or esta sola vez, y con
el objeto de establecer el sistema constitucional, todos los funcionarios p ú ­
blicos, cuyo nom bram iento y aprobación corresponde a los congresos o rd i­
narios por la Constitución.
A rt. 75. C om o el Congreso General de la Unión puede instalarse antes
de que abra sus sesiones la próxim a legislatura; este Congreso Constituyente
nom brará los plenipotenciarios que deban concurrir en representación del
Estado del Ecuador.

Dada en la sala de las sesiones del Congreso Constituyente en Riobam ba


a once de septiem bre de mil ochocientos treinta.

El presidente del Congreso, José Fernández Salvador. - El vicepresidente del


Congreso, Nicolás Joaquín de Arteta. - El diputado por Cuenca, Ignacio Torres. -

B IB LiC rrF.C A A Y A C U C H O 377


El diputado por Cuenca, José María Landa y Ramírez - El diputado por Cuenca,
José María Borrero - El diputado por Cuenca, Mariano Veintimilla - El diputado
por Chimborazo, Juan Bernardo León - El diputado por Chimborazo, Nicolás
Báscones - El diputado por Guayaquil, José Joaquín Olmedo - El diputado por
Guayaquil, León de Pebres Cordero - El diputado por Guayaquil, Vicente Ramón
Roca - El diputado por Guayaquil, Francisco Marcos - El diputado por Loja, José
María Lequerica - El diputado por Loja, Miguel Ignacio Valdivieso - El diputado
por Manabí, Manuel Ribadeneyra - El diputado por Manabí, Miguel García
Moreno - El diputado por Manabí, Cayetano Ramírez y Fita - El diputado por
Pichincha, Manuel Matheu - El diputado por Pichincha, Manuel Espinoza - El
diputado por Pichincha, Antonio Ante - Pedro Manuel Quiñones, secretario
-Pedro José de Arteta, secretario

Palacio de G obierno en R iobam ba, a 23 de septiem bre de 1830,202.

Cúmplase, publíquesey circúlese.


Dado, firm ado de m i m ano, sellado con el gran sello del Estado, y refren­
dado p o r el m inistro secretario del Despacho.

Juan José Flores

Esteban Pebres Cordero


El ministro secretario

378 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
PANAMÁ
CONSTITUCIÓN DE LA PRIMERA REPÚBLICA*

En el nom bre de Dios, autor y suprem o legislador del universo.

Nosotros, los diputados de los pueblos del Istmo, conform e a los artíc u ­
los 15 y 16 del acta popular de 18 de noviem bre de 1840, reunidos en conven­
ción con el objeto de deliberar sobre la suerte de aquéllos; y deseando corres­
ponder a las esperanzas del pueblo nuestro com itente en orden a asegurar la
independencia nacional, consolidar la unión, prom over la paz y seguridad
dom éstica, establecer el im perio de la justicia, y dar a la persona, a la vida,
al honor, a la libertad, a la propiedad y a la igualdad de los istm eños las más
sólidas garantías, ordenam os y decretam os la siguiente.

C O N ST IT U C IÓ N

T ÍT U L O I. DEL ESTADO D EL IST M O Y D E LOS ISTM EÑ O S

DEL ESTADO DEL ISTMO

Art. I . El Estado del Istmo es libre, independiente, y soberano, y no será


el patrim onio de ninguna familia, ni persona.
A rt. 2. El Estado del Istm o se com pone de todos los istm eños reunidos
en una misma asociación política para su com ún utilidad.

* V ía o r F. Goitia; comp., “Constitución de la P rim era República”, Las constituciones de Panamá,


M adrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1954, pp. 68-98.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 379
A rt.3. Los lím ites de este Estado son los m ism os que dividían la provin­
cia de Panam á del resto de la Nueva G ra n a d a ,/la de Veraguas de la República
de C entro América.
A lt. 4. El territo rio del Estado se divide en cantones, y éstos en parro­
quias.

DE LOS ISTMEÑOS

A rt. 5. Los istm eños lo son p or nacim iento, o p o r naturalización.


A lt. 6. Son istm eños por nacim iento:
1. Todos los individuos nacidos, o que nacieren en el territorio del
Istm o;
2. Los nacidos en país extranjero de padres istm eños, siem pre que éstos
se hallen al servicio del Estado, o ausentes po r su am or a la causa de la Inde­
pendencia, o de la libertad; o cuando la ausencia de los padres no pasare de
cinco años, y fuere con noticia oficial del Poder Ejecutivo.
A rt. 7. Son istm eños por naturalización:
L Los n o nacidos en el territorio del Istmo, que al tiem po de la prom ul­
gación de la C onstitución estuvieren desem peñando funciones públicas del
Estado;
2. Los no nacidos en el territorio del Istm o, que al prom ulgarse esta
C onstitución residan en él, siem pre que declaren ante el jefe del cantón que
quieren ser istm eños;
3. Los nacidos en cualquiera parte del territorio de C olom bia, o del de
la Nueva G ranada, fuera del Istmo, que vengan a residir en él, con tal que ex­
presen su v oluntad de ser istmeños ante el jefe del cantón;
4. Los extranjeros que obtengan carta de naturaleza, y los que habién­
dola obtenido del G obierno de Colom bia, o del de la Nueva G ranada, vengan
a dom iciliarse en el Istm o, expresándolo así al jefe cantonal,
A rt. 8. Para obtener carta de naturaleza basta pedirla al gobernador del
cantón d o n d e resida el interesado.
A lt. 9. El gobernador, antes de expedir la carta de naturaleza, hará que el
interesado, bajo de juram ento, renuncie [a] los vínculos que lo ligaban a otro
gobierno, cualquier título y orden de nobleza que tenga, y ofrezca sostener la
C onstitución y leyes del Estado.

380 P R IM K R A S C O N S r r r U C I O N 'L S . u t i n o a . v c £ r i c a y e l c a r i b e
A rt. 10. La ley detallará los térm inos y requisitos con que deben exten­
derse las cartas de naturaleza.
A rt. 11. En cabeza del m arido quedan naturalizados la mujer, y los hijos
menores de 21 años.
A lt. 12. Los istm eños de nacim iento, o por naturalización, que hayan
perdido la ciudadanía por haberse naturalizado en país extranjero, la volve­
rán a adquirir en el hecho de renunciar ante la autoridad, y en los térm inos
que designa la ley, los vínculos que lo liguen a o tra nación.
Art. 13. Son deberes de los istmeños;
1. Vivir som etidos a la Constitución y a las leyes, respetar y obedecer a
las autoridades establecidas p or ellas;
2. C o ntribuir para los gastos públicos;
3. Servir y defender a la patria, haciéndole el sacrificio de su vida, si fuere
necesario;
4. Velar sobre la conservación de las libertades públicas.

T ÍT U L O II. D E LA CIUDADANÍA

Art. 14. La ciudadanía consiste en el derecho de sufragar, o en la capa­


cidad de ser elegido.
A rt. 15. Son ciudadanos sufragantes los istm eños que reúnan los requi­
sitos siguientes:
1. Ser varón;
2. Ser mayor de 21 años;
3. Saber leer y escribir; pero esta condición no tendrá lugar, hasta el año
de 1850;
4. No ser esclavo;
5. No ser soldado del Ejército perm anente de m ar o tierra;
6. Subsistir de su trabajo, o de bienes propios;
7. No estar en la condición de sirviente dom éstico;
8. No hallarse en estado de enajenación mental;
9. No estar naturalizado en país extranjero;
10. No hallarse en prisión por delito que merezca pena corporal o in­
famante;
11. No estar declarado fallido fraudulento.

B IB U O T E C A A Y A O .T C H O 381
A rt. 16. Son ciudadanos elegibles para los diversos destinos públicos,
todos los istm eños que reúnan los requisitos 1 ®, 4o, 5^, 6 2 , 7«, 8 «, 9 2 , lO^ y l i a
del artículo anterior, a no ser que esta C onstitución, o la ley exija algún otro
para determ inados casos. Esto no im pide los alistam ientos, ni ascensos mili­
tares, ni que las personas que no tengan el requisito la sean nom bradas para
funciones anexas a su sexo, y determ inadas por las leyes.
A rt. 17. Si después de electo un individuo dejare de tener alguno de los
requisitos enunciados en el artículo anterior, quedará vacante su destino.

T ÍT U L O III. D EL G O B IE R N O DEL ESTADO

A rt. 18. El gobierno del Estado es popular, republicano, representativo,


electivo, alternativo y responsable.
A rt. 19. El Poder Suprem o estará dividido para su ejercicio en Legis­
lativo, Ejecutivo y Judicial, y ninguno de ellos ejercerá las atribuciones que
conform e a esta C onstitución correspondan a los otros.
A rt. 20. Es un deber del G obierno proteger la libertad, la seguridad, la
propiedad y la igualdad de los istmeños.

T ÍT U L O IV. D E LAS ELECC IO N ES

D E LAS EL EC C IO N E S PRIM ARIAS

A rt. 21. Las elecciones primarias se abrirán cada dos años en las parroquias
del Estado, el día que designe la ley, aun cuando no hayan sido convocadas.
A rt. 22. El objeto de las elecciones prim arias es votar p o r el e le a o r o
electores que correspondan a la parroquia.
A rt. 23. En cada parroquia se n om brará un elector p o r cada quinientas
personas; pero en la p arroquia cuya población no alcance a este núm ero, se
nom brará siem pre u n elector.
A rt. 24. Los que resulten con mayor núm ero de votos, se declararán
constitucionalm ente nom brados Electores: cuando hubiese igualdad de su­
fragios decidirá la suerte.
A rt. 25. Para ser elector se requiere, adem ás de la calidad de ciudadano
elegible:

382 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . U T I N O A M É R K ^ k Y EL C A R IB E
1. Tener 25 años de edad;
2. Saber leer y escribir;
3. Ser dueño de bienes raíces que alcancen al valor libre de cuatrocientos
pesos, o en su defecto de una renta de cien pesos anuales procedentes de bie­
nes raíces, o de la de trescientos pesos que sean el producto de algún empleo,
o del ejercicio de cualquiera género de industria o profesión;
4. Haber residido en el cantón un año, a lo m enos, dentro de los tres
anteriores al día en que se haga la elección.
A rt. 26. El cargo de elector d u rará dos años. Las faltas que ocurriesen
por cualquier m otivo, se suplirán con los que tengan más votos en los regis­
tros de elecciones.
A rt. 27. C uando un m ism o individuo sea n om brado elector p o r diver­
sas parroquias, preferirá la elección de aquella en que haya obtenido mayor
núm ero de votos; en caso de igualdad, tendrá preferencia la parroquia de su
domicilio, y si no ha sido nom brado p or ésta, decidirá la suerte.
A rt. 28. Las elecciones prim arias estarán abiertas p or ocho días.

DE LAS ELECCIONES SECUNDARIAS

A rt. 29. Los electores nom brados por el cantón form arán una asamblea
electoral, que se reunirá en la cabecera de él con las dos terceras partes, a lo
menos, el día que designe la ley; mas si en los dos últim os de los en que se
deba hacer la elección no se hubieren reunido las dos terceras partes, podrá
verificarse con la m ayoría absoluta de electores, a lo m enos.
A rt. 30. C orresponde a la asamblea electoral:
1. Sufragar por el Presidente y vicepresidente del Estado, por los magis­
trados del Tribunal Suprem o de Justicia, y por los de los tribunales de distrito;
2. Elegir los d iputados del cantón al Congreso y sus suplentes;
3. Elegir los jueces de prim era instancia;
4. Elegir tres individuos, para que el Poder Ejecutivo nom bre entre ellos
el que deba ser g obernador del cantón;
5. Hacer las dem ás elecciones que le atribuya la ley.
A rt. 31. En las elecciones que corresponde hacer definitivam ente a la
asamblea electoral, ésta declarará nom brado al que obtenga la mayoría ab­
soluta de votos.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 383
A rt. 32. Las asambleas electorales no se conservarán reunidas p o r más
de ocho días.

DISPOSICIONES COMUNES A AMBAS ELECCIONES

A rt. 33. Las elecciones serán públicas, y ninguno concurrirá a ellas con
arm as.
A rt. 34. Una ley especial organizará p o r m enor las elecciones.

T ÍT U L O V. D E L P O D E R LEG ISLA TIV O

DE LA FORM ACIÓN DEL CONGRESO

A rt. 35. El Poder Legislativo se ejercerá p or una C ám ara com puesta de


d iputados de los cantones del Estado, que llevará el nom bre de Congreso.
A rt. 36. El Congreso se reunirá cada año en la capital del Estado el 1« de
febrero, aun cuando no haya sido convocado. Sus sesiones ordinarias durarán
cuarenta días, prorrogables hasta sesenta, caso necesario.
A rt. 37. Cada uno de los cantones del Estado nom brará un diputado por
cada cinco m il habitantes, y uno más por un residuo que pase de tres mil; pero
el cantón cuya población no alcance a los núm eros expresados, nom brará
siem pre un diputado. No pueden ser nom brados el Presidente y vicepresi­
dente del Estado, los secretarios del Despacho, los m agistrados del Tribunal
Suprem o de Justicia, los de los Tribunales de distrito, curas y todas aquellas
personas que ejerzan cualquiera m ando, jurisdicción o autoridad en todo el
cantón, al tiem po que se hace la elección.
A rt. 38. Si un individuo resultase electo por dos o más cantones, prefe­
rirá la elección del de su vecindario; si no hubiere sido nom brado por éste,
preferirá la del de su nacim iento, y si tam poco por éste hubiese sido n om bra­
do, preferirá la del que tenga más población; y en caso de igualdad de ésta, lo
decidirá la suerte.
A rt. 39. El Congreso no com enzará sus sesiones sin la concurrencia a
ellas de los dos tercios de la totalidad de sus m iem bros; pero en todo caso, el
n ú m ero existente, cualquiera que sea, se reunirá para com peler con multas a
los ausentes, a que concurran en el m odo y térm inos que disponga la ley.

3 8 4 PRIM ERASC-ONSrrrUCIONES. LATINOAMÉRICA Y El. ('.ARIBE


A lt. 40. El Congreso no continuará sus sesiones sin la concurrencia de
los dos tercios de los m iem bros presentes en el lugar en que se celebren, con
tal que éstos no sean m enos de la mayoría absoluta de todos los miembros.
Art. 41. Los diputados al Congreso d u rarán en sus destinos dos años,
renovándose p o r m itad cada año.
Art. 42. Para ser diputado se requiere, adem ás de las cualidades de ciu­
dadano elegible:
1. Ser du eño de bienes raíces que alcancen al valor libre de mil pesos, o
tener una renta de doscientos pesos anuales, procedentes de bienes raíces,
o en defecto de ésta, una de trescientos pesos que sea el producto de algún
empleo, o del ejercicio de algún género de in dustria o profesión;
2. H aber residido en el Estado dos años p o r lo m enos, dentro de los
cuatro inm ediatam ente anteriores.
A rt. 43. Las vacantes que resulten en el Congreso por cualquier causa, se
llenarán por los respectivos suplentes, y cuando ocu rra tam bién la de éstos, el
gobernador respectivo, requerido por el Congreso, convocará extraordina­
riam ente las asambleas electorales, para que hagan el nom bram iento.
A rt. 44. Los no nacidos en el Istm o necesitan para ser diputados, además
de las cualidades de ciu d ad a n o elegible:
1. Ser dueños de bienes raíces que alcancen al valor libre de dos mil pe­
sos, o tener una renta de cuatrocientos pesos anuales procedentes de bienes
raíces, o en su defecto la de seiscientos pesos que sea el producto de algún
empleo, o del ejercicio de cualquiera industria o profesión;
2. H aber residido dos años, a lo m enos, en el Estado dentro de los cuatro
inm ediatam ente anteriores.
A rt. 45. El Congreso deberá instalarse por sí d en tro del térm ino seña­
lado en la C onstitución, y m ientras se da los reglam entos necesarios será
presidido p o r el diputado en que se convenga a la voz,

DE LAS ATRIBUCIONES DEL CONGRESO

A rt. 46. Son atribuciones del Congreso:


1. Darse los reglam entos necesarios para el régim en interior, y dirección
de sus trabajos, pudiendo conform e a ellos corregir a sus m iem bros que los
infrinjan, con las penas que establezca;

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 385
2. Establecer las contribuciones que exija el servicio del Estado;
3. D ecretar anualm ente los gastos del Estado, en vista de los presupues­
tos q ue le presente el Poder Ejecutivo;
4. D ecretar lo conveniente sobre la conservación, adm inistración y ena­
jenación de los bienes del Estado;
5. C o n traer deudas sobre el crédito del Estado;
6. D eterm inar, y uniform ar la ley, peso, tipo, y denom inación de la m o­
neda;
7. Fijar y u niform ar los pesos, y medidas;
8. C rear los tribunales y juzgados necesarios;
9. D ecretar la creación, y supresión de los em pleos públicos, asignar sus
dotaciones, dism inuirlas o aum entarlas;
10. C onceder recom pensas personales a los que hayan hecho grandes
servicios al Estado;
11. D ecretar honores públicos a la m em oria de los grandes hom bres;
12. D etallar los térm inos y requisitos con que deben extenderse las car­
tas de naturaleza;
13. Fijar todos los años la fuerza perm anente de m ar y tierra, y el m odo
de levantarla y reemplazarla;
14. D ecretar la guerra ofensiva, y ordenar la paz, con presencia de los
inform es y prelim inares, que exigirá al Poder Ejecutivo;
15. Prestar o no su aprobación a los tratados y convenios públicos cele­
brados p o r el Poder Ejecutivo;
16. C onceder am nistías o indultos generales o particulares, cuando lo
exija algún m otivo grave de conveniencia pública;
17. D esignar p o r el voto de las dos terceras partes de los m iem bros pre­
sentes el lugar que haya de ser la capital del Estado;
18. C rear y suprim ir cantones y parroquias, y fijar sus límites;
19. Perm itir o no la introducción y tránsito de tropas extrajeras p o r el
territo rio del Estado;
20. P erm itir o no la estación de escuadra o escuadrilla extranjera en los
puertos del Estado;
21. Velar sobre la inversión de las rentas nacionales, exam inando cada
año la cuenta respectiva, que el Poder Ejecutivo debe presentarle p o r m edio
del secretario de H acienda para su aprobación;

3 8 6 PRIMERAS coNsrrruaoNES. L a t i n o a m é r i c a y e l ( . a r i b e
22. Establecer lo conveniente en lo relativo al crédito del Estado;
23. Verificar el escrutinio de las elecciones de Presidente y vicepresidente
del Estado, y adm itir o no sus excusas y renuncias;
24. Perfeccionar las elecciones de los m agistrados del Tribunal Supre­
m o de Justicia, y de los Tribunales de distrito, y decidir sobre sus excusas y
renuncias;
25. H acer la elección del obispo u obispos de la iglesia Istm eña,y prestar
o no su aprobación para proveer las dignidades y canonjías, que no sean de
oficio;
26. Prestar o no su consentim iento al Poder Ejecutivo para que nom bre
los jefes del Ejército y M arina, desde teniente-coronel, o capitán de fragata
inclusive, hasta el más alto grado;
27. Decidir las reclamaciones que se hagan sobre la calificación de sus
propios m iem bros, y de aquellos em pleados que nom bra, o de cuya elección
le toca hacer el escrutinio;
28. Expedir los diferentes códigos y leyes que exija el buen arreglo del
Estado;
29. Interpretar, reformar, y derogar las disposiciones legislativas;
30. Diferir para otro tiem po, o trasladar a otro lugar las sesiones, cuando
algún grave m otivo lo exija;
3 1. Conceder licencias tem porales a sus m iem bros, para no asistir a las
sesiones, y adm itirles las renuncias que hagan de sus destinos;
32. C onceder o negar el pase a las bulas, y rescriptos pontificios que
versen sobre asuntos generales;
33. Prom over y fom entar por leyes especiales la educación pública en
las universidades, colegios, y escuelas del Estado; el progreso de las ciencias
y artes, y los establecim ientos de utilidad general; y conceder por tiem po
lim itado privilegios exclusivos para su estím ulo y fom ento;
34. D ecretar el alistam iento y organización de la guardia nacional, y
designar los casos en que deba ser llamada al servicio activo;
35. H abilitar y cerrar los puertos, y establecer o suprim ir aduanas m a­
rítim as;
36. Conceder perm iso a los em pleados públicos, para obtener de otro
gobierno pensiones, distintivos, o títulos personales, siendo compatibles con
las instituciones del Estado;

B IB L IO T E C A A Y ,\C U C H O 387
37. Velar especialm ente en la observancia de esta C onstitución, y anular
todos los actos que la contraríen.
A rt. 47. El Congreso no delegará a uno o m uchos de sus m iem bros, ni
a ningún o tro poder, funcionario, o persona, ninguna de las atribuciones
que tiene p o r esta C onstitución, sino en los casos expresam ente previstos
p o r ella.
A rt. 48. C uando el Congreso sea convocado extraordinariam ente, sólo
tratará de aquellos asuntos que hubieren dado motivo a la convocatoria.

DISPOSICIONES VARIAS SOBRE EL CONGRESO

A rt. 49. En los nom bram ientos que corresponden al Congreso, decla­
rará electo al que haya obtenido la mayoría absoluta de votos; cuando no se
obtenga p o r n inguno de ellos, se contraerá a los dos que hayan reunido más
votos; y en caso de igualdad, decidirá la suerte.
A rt. 50. C uando el Congreso se ocupe de hacer el escrutinio de los su­
fragios de las asambleas electorales para las elecciones de Presidente y vice­
presidente del Estado, m agistrados del Tribunal Suprem o de Justicia, y de los
Tribunales de distrito, declarará nom brado al que haya obtenido la mayoría
absoluta de los votos; cuando no se obtenga por ninguno de ellos, se contrae­
rá a los dos que hayan reunido más votos, y se declarará electo al que haya
obtenido las dos terceras partes de los votos de los m iem bros del Congreso,
repitiéndose la votación hasta que se obtenga este resultado.
A rt. 51. Los diputados al Congreso no son responsables p o r los discur­
sos, votos y opiniones que em itan en el ejercicio de sus funciones.
A r t 52. Los diputados al Congreso m ientras duren las sesiones, un mes
antes de la reunión, y otro después de la clausura del cuerpo legislativo, no se­
rán dem andados, ni ejecutados civilmente; ni perseguidos, ni presos por causa
crim inal, sino luego que el Congreso los haya suspendido del ejercicio de sus
funciones, y consignado al tribunal competente, a menos que hayan sido sor­
prendidos en flagrante delito, a que esté impuesta pena corporal o mfamante.
A rt. 53. Las sesiones del Congreso serán públicas; pero po d rán ser se­
cretas, cuando así lo pida alguno de sus miembros. Si el Congreso reunido en
sesión secreta, juzgase conveniente pasar a sesión pública, lo acordará así por
la m ayoría absoluta de sus m iem bros.

3 8 8 PR J.M E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M E R IC A Y Ei. C A R IB E
A rt. 54. Nadie concurrirá con arm as a las sesiones del Congreso.
A r t 55. Las reformas que se hicieren alterando las asignaciones de que de­
ben disfrutar los diputados al Congreso, no com prenderán a los m iem bros que
lo constituyan al decretarse aquellas reformas, a menos que fuesen reelegidos.

DE LA FORMACIÓN DE LAS LEYES

A rt. 56. Para ser adm itido a discusión un proyecto de ley o decreto, se
requiere que sea presentado p o r alguno de los m iem bros del Congreso, y
apoyado p or otro.
A rt. 57. Todo proyecto de ley o decreto adm itido a discusión, será consi­
derado en tres debates distintos, con intervalo de un día por lo m enos de uno
a otro. En caso de que el proyecto sea declarado urgente, podrá dispensarse
esta últim a form alidad.
A rt. 58. Los proyectos de ley o decreto que fuesen rechazados, no podrán
volverse a proponer hasta la próxim a reunión del Congreso; pero esto no im ­
pide que alguno o algunos de sus artículos form en parte de otro proyecto.
A rt. 59. Acordado un proyecto de ley o decreto por el Congreso, se pa­
sará al Poder Ejecutivo p o r m edio de una Diputación, y si éste lo aprobare, lo
m andará ejecutar, y publicar; pero si no, [lo] devolverá al Congreso con sus
observaciones, y dentro del térm ino de ocho días de aquel en que lo recibió,
uno de los dos ejemplares que se le remitan.
A rt. 60. Si pasado este tiem po el Ejecutivo no hubiere devuelto el pro­
yecto objetado, tendrá fuerza de ley, y com o tal lo m andará publicar, a m enos
que corriendo los ocho días, el Congreso hubiere cerrado sus sesiones, en
cuyo caso el Ejecutivo deberá presentar sus observaciones en los prim eros
cuatro días de la próxim a reunión.
A r t 61. C uando el Poder Ejecutivo objete un proyecto de ley o decreto,
el Congreso tom ará en consideración sus reparos, y si los hallare fundados,
procederá de acuerdo con ellos; pero en caso contrario, si el proyecto fuese
objetado en su totalidad, podrá insistir con el voto de las dos terceras partes,
a lo m enos, de los m iem bros presentes. Si las objeciones se versaren sobre una
o m uchas partes del proyecto, bastará la mayoría absoluta para la insistencia.
En cualquiera de estos dos últim os casos, el Poder Ejecutivo m andará publi­
car el proyecto dentro de tercero día.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 389
A rt. 62. Al pasar al Poder Ejecutivo un proyecto de ley o decreto, se ex­
presarán los días en que fue discutido, para que si nota que n o se han observa­
do las form alidades del debate, lo devuelva dentro de segundo día, a fin de
que tenga su cum plim iento.
A rt. 63. Siem pre que haya de pasarse al Poder Ejecutivo un proyecto de
ley o decreto para su sanción, se extenderán dos ejemplares, los cuales serán
firm ados p o r el presidente y secretario del Congreso.
A rt. 64. El Poder Ejecutivo no tendrá derecho de objeción sobre los actos
en que se acuerde diferir para o tro tiem po, trasladar a o tro lugar o prorrogar
las sesiones del Congreso.
A rt. 65. Sancionado u objetado un proyecto por el Poder Ejecutivo, de­
volverá al Congreso p o r m edio del secretario respectivo uno de los dos ejem ­
plares, para que se dé cuenta en él y se archive, caso de sanción; o para que,
si hubiese sido objetado, tenga lugar lo prevenido en el artículo 61, pasando
nuevam ente dos ejemplares, caso de insistencia o reform a, de la m anera dis­
puesta en el artículo 63.

TÍTULO VI. DEL PODER EJECUTIVO

DEL ENCARGADO DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 66. El Poder Ejecutivo del Estado estará a cargo de una persona, que
tendrá la denom inación de Presidente del Estado del Istmo, y este empleado
será sustituido en cualesquiera casos de falta, o im pedim ento, p o r otro que
se denom inará vicepresidente.
A rt. 67. Para ser Presidente y vicepresidente del Estado se necesita, ade­
más de las cualidades de ciudadano elegible:
1. H aber nacido en alguno de los cantones del Estado;
2. H aber cum plido la edad de 30 años;
3. Ser dueñ o de bienes raíces que alcancen al valor libre de dos mil pesos,
y en su defecto, de una renta de trescientos pesos anuales, procedentes de bie­
nes raíces; o de la de seiscientos pesos que sea el producto de algún empleo, o
del ejercicio de cualquier género de industria o profesión.
4. Tener dos años de residencia en el Estado, dentro de los cuatro inm e­
diatam ente anteriores.

390 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T I.N 0 A M £ R K 'J\ Y EL C A R IB E


A r t 68. Los no nacidos en el Estado que sean m iem bros de la conven­
ción, y además aquellos que tengan seis años de residencia en él al tiempo
de prom ulgarse esta C onstitución, serán considerados como nacidos en el
Istmo, para los efectos del artículo 67 de la referida Constitución, siempre que
reúnan los requisitos que exigen los núm eros 2,3 y 4 del citado artículo.
A rt. 69. El Presidente y vicepresidente del Estado durarán en sus funcio­
nes cuatro años, y no serán reelegibles para el próxim o período. La elección
del últim o se hará a los dos años de haberse hecho la del prim ero.
A rt. 70. Además de! vicepresidente del Estado se designan para sustituir
al encargado del Poder Ejecutivo al presidente y vicepresidente del Congreso,
los cuales entrarán a ejercerlo p o r su orden en los casos de falta o im pedi­
m ento.
A rt. 71. En cualquier caso de falta absoluta del Presidente del Estado, se
reem plazará en la próxim a reunión de las asambleas electorales, si hubiese
tiem po para ello; y si no, en la siguiente. Los nom brados de esta m anera
extraordinaria sólo du rarán en sus destinos hasta el fin del período constitu­
cional de su antecesor, y no podrán ser nom brados para el próxim o, o si­
guiente.
A rt. 72. El Presidente y vicepresidente del Estado entrarán a ejercer sus
funciones el día 1^ de m arzo, prestando el correspondiente juram ento, que
se les exigirá p o r el presidente del Congreso en presencia de éste; pero si el
Congreso no estuviere reunido, lo prestarán ante el Tribunal Supremo de
Justicia del Estado en m anos de su presidente.
A r t 73. A unque el 1» de m arzo no haya prestado el juram ento el nuevo
Presidente o Vicepresidente, cesa sin em bargo en sus funciones el anterior.
A rt. 74. El período de duración de cada Presidente y vicepresidente del
Estado se contará desde el día en que term ine aquel para que fue nom brado
su antecesor, au nque p o r no haberse posesionado entonces, haya de durar
m enos de cuatro años.
A rt. 75. El Presidente y vicepresidente del Estado recibirán por sus ser­
vicios los sueldos que la ley les señale. Las alteraciones que se hagan en estos
sueldos no afectarán a los que sean Presidente y vicepresidente de! Estado
cuando ellas tengan lugar.

B IB U O T E C A A Y A C X ’C H O 391
DE LAS ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 76. El encargado del Poder Ejecutivo es el jefe de la adm inistración


del Estado, y com o a tal le corresponde conservar el orden y la tranquilidad
interior, y asegurar el Estado contra todo ataque exterior.
A r t 77. Son atribuciones del Poder Ejecutivo;
1. Sancionar las leyes y decretos del Congreso, y expedir todos los regla­
m entos y órdenes necesarias para su ejecución;
2. Velar sobre la exacta observancia de la C onstitución y de las leyes,
excitando a todos los funcionarios públicos a su cum plim iento, y a las auto­
ridades com petentes al juzgam iento de cualesquiera infractores;
3. C onvocar al Congreso en los períodos señalados por la C onstitución,y
en cualesquiera otros casos extraordinarios en que lo exija el bien del Estado.
4. D irigir las fuerzas de m ar y tierra;
5. D eclarar la guerra, previo el decreto del Congreso;
6. N o m b rar y rem over librem ente los secretarios del Despacho;
7. N o m b rar los gobernadores de cantón de la terna que form e la asam ­
blea electoral respectiva, suspenderlos con fundados motivos, y someterlos
d en tro de setenta y dos horas al Tribunal com petente, ju n to con los docu­
m entos que d ieron m otivo a la suspensión, para su juzgam iento;
8. N om brar, con previo consentim iento del Congreso, los jefes del Ejér­
cito y M arina, desde teniente coronel o capitán de fragata inclusive, hasta el
m ás alto grado;
9. N o m b rar con arreglo a la ley los dem ás oficiales del Ejército;
10. N o m b rar los agentes diplom áticos y cónsules;
11. D irigir las negociaciones diplom áticas, y celebrar los tratados y con­
venios públicos, y ratificarlos, después de aprobados p o r el Congreso;
12. N o m b rar interinam ente, durante el receso del Congreso, y de la m a­
nera dispuesta en esta C onstitución, los m agistrados del Tribunal Supremo
de Justicia, y Tribunales de distrito, cuando ocurra alguna vacante;
13. N o m b rar cualesquiera otros empleados, cuyo nom bram iento no
reserve la ley a o tra autoridad;
14. C onceder retiros y licencias a los militares, y adm itir o no, las re­
nuncias que hagan desde alférez hasta el más alto grado, según lo determ ine
la ley;

392 P R IM E R A S CONSTlTUaONES. L A T IN O A M É R IC A Y E L C A R IB E
15. Conceder patentes de corso, cuando así lo determ ine el Congreso;
16. Expedir patentes de navegación;
17. C uidar de la recaudación e inversión de las contribuciones y rentas
nacionales, con arreglo a las leyes, y presentar anualm ente al Congreso, por
m edio del secretario de H acienda, la cuenta respectiva;
18. Suspender de los destinos que ocupen a todos los empleados del ramo
ejecutivo, cuando com etan alguna falta o delito en el ejercicio de sus funciones,
poniéndolos a disposición del Tribunal com petente, dentro de setenta y dos
horas, con los docum entos que hayan m otivado la suspensión, para que se les
juzgue; pero esto no impide que la ley atribuya la mism a facultad de suspender,
a la autoridad judicial que haya de exigirles la responsabilidad;
19. C onm utar, con previo consentim iento del Concejo de Gobierno, la
pena capital en otra grave, siempre que lo exija alguna razón de conveniencia
pública, y a propuesta de los tribunales que decreten las penas, los cuales in ­
dicarán en la m ism a propuesta aquella en que sea conveniente conm utarla.
A rt. 78. N o puede el encargado del Poder Ejecutivo:
1. Salir del territorio m ientras ejerce el G obierno;
2. Separarse del Estado un año después de haber cesado en sus funcio­
nes, sin m andato del Poder Ejecutivo;
3. Ejercer sus funciones cuando se ausente de la capital para cualquiera
otra parte del Estado, sino en los casos previstos p o r la ley;
4. N om brar ni proponer para em pleo alguno a los diputados al C on­
greso, m ientras ejerzan estas funciones, ni darles com isión ni gracia alguna.
Esta prohibición se extenderá, después de haber cesado en sus funciones el
diputado, hasta que deje de ejercer el Poder Ejecutivo la m ism a persona que
lo obtenía al tiem po de su diputación;
5. Expulsar del territorio a ningún istm eño, privarle de su libertad, ni
im ponerle pena alguna;
6. C elebrar concordatos con la Sede Romana.
A rt. 79. En los casos de grave peligro por conm oción interior, invasión
exterior actual, o tem ida con fundam ento, que amenace la seguridad del
Estado, el encargado del Poder Ejecutivo podrá investirse del todo o parte de
las siguientes facultades extraordinarias:
1. De llam ar al servicio aquella parte de la guardia nacional que se con­
sidere necesaria a más de la fuerza perm anente;

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 393
2. De negociar empréstitos, o anticipaciones de las rentas públicas con el
correspondiente descuento, sin exceder de las sum as que sean absolutam ente
indispensables;
3. De expedir órdenes de comparecencia, o arresto contra los indiciados
de traición contra el Estado; debiendo ponerlos dentro de setenta y dos horas,
a disposición del juez com petente, a quien pasará los docum entos que dieron
lugar al arresto, ju n to con las diligencias que se hayan practicado;
4. De conceder am nistías o indultos generales o particulares, cuando lo
exija algún grave m otivo de conveniencia pública,
A rt. 80. El Poder Ejecutivo, en el uso de una o más de las anteriores fa­
cultades, se lim itará al tiem po y medios absolutam ente necesarios para res­
tablecer la tranquilidad y seguridad del Estado, y dará cuenta al Congreso, en
los prim eros seis días de las próxim as sesiones, del ejercicio que haya hecho
de esta autorización.
A rt. 81. El Poder Ejecutivo cesará en el uso de sus facultades extraordi­
narias con el hecho m ism o de reunirse el Congreso, el que, si fuere necesario,
le concederá la continuación en el ejercicio de ellas.
A rt. 82. El Poder Ejecutivo, al abrir el Congreso sus sesiones anuales, lo
in struirá p o r escrito del estado del país en sus diferentes ram os, indicándole
las m ejoras y reform as que puedan hacerse en cada uno.
A rt. 83. El Presidente del Estado es responsable en todos los casos de
infracción de la C onstitución, y de las leyes, en las de abuso de las facultades
que se le conceden conform e al artículo 79 de esta C onstitución, y en cuales­
quiera otros de m ala conducta en el ejercicio de sus funciones,
A rt. 84. El Poder Ejecutivo, cuando lo estim e de grave urgencia, podrá
delegar alguna o algunas de las facultades que se le confieren p o r esta C ons­
titución, a u n o o más agentes suyos, o ciudadanos del Estado.

DE LOS SECRETARIOS DEL DESPACHO

A rt. 85. Para el despacho de todos los negocios de la adm inistración


habrá hasta dos secretarías. La ley las arreglará, y organizará.
A r t 86. Para ser secretario del Despacho, se requiere tener las cualidades
de ciudadano elegible.
A rt. 87. El Poder Ejecutivo podrá encargar tem poralm ente estas secre­
tarías a una sola persona.

3 9 4 P R lM E R A S C O N S T I T U a O N E S .U T I N O A M P .R I C A Y EL C A R IB E
A r t 88. Los secretarios de Estado son, en sus respectivos ram os, el ó r­
gano preciso de com unicación de todas las órdenes del Poder Ejecutivo. N in ­
guna orden expedida fuera de este conducto, ni decreto, providencia, o re­
glam ento alguno, que no sea autorizado por el respectivo secretario, deberá
ser ejecutada po r ningún empleado público, ni persona privada.
A rt. 89. Los secretarios de Estado darán al Congreso, con anuencia del
Poder Ejecutivo, cuantas noticias, e inform es les pida en sus respeaivos ra­
mos, a excepción de lo que no convenga publicar. En esta excepción no se
com prenden aquellos que se pidan por el Congreso para llevar a efecto la
atribución 14 del artículo 46.
A rt. 90. Los secretarios de Estado podrán asistir al Congreso, y tom ar
parte en sus discusiones sobre proyectos de ley, y deberán asistir, cuando sean
llamados; pero nunca tendrán voto.
A rt. 91. Los secretarios de Estado inform arán anualm ente al C ongre­
so, en los prim eros seis días de sus sesiones, del estado de sus respectivos
ramos.
A rt. 92. Los secretarios de Estado son responsables, siempre que autori­
cen decretos, órdenes, o resoluciones del Poder Ejecutivo, que sean contrarios
a la C onstitución, o a las leyes, sin que les sirva de excusa la orden verbal o
por escrito de aquél.

DEL CONCEJO DE GOBIERNO

A rt. 93. El vicepresidente y los secretarios de Estado form arán el C o n ­


cejo de G obierno, que debe asistir con su dictam en al encargado del Poder
Ejecutivo en el despacho de todos los negocios de la adm inistración, de cual­
quiera naturaleza que sean.
A rt.94. El Concejo podrá reunirse con la mayoría absoluta de sus m iem ­
bros, y será presidido por el vicepresidente. El encargado del Poder Ejecutivo
no estará obligado a seguir el dictam en del Concejo de Gobierno.
A rt. 95. C uando las secretarías de Estado se hallen encargadas a una
sola persona, y el vicepresidente esté ejerciendo el Poder Ejecutivo, falte por
cualquiera causa, o se halle im pedido, el único secretario que exista, form ará
el Concejo de G obierno, y en calidad de tal auxiliará con su dictam en al m is­
mo Poder Ejecutivo.

BIBUOTECAAYACUCHO 395
TÍTULO VIL DEL PODER JUDICL\L

A rt. 96. La justicia se adm inistrará p o r un Jurado Nacional, un Tribunal


Suprem o, y los dem ás tribunales y juzgados que la ley establezca.

DEL JURADO NACIONAL

A rt. 97. El Congreso se constituirá en Jurado Nacional:


1. Para el juzgam iento del encargado del Poder Ejecutivo, y de los magis­
trados del Tribunal Suprem o, por infracción de la C onstitución o de las leyes,
y en el caso de m ala conducta en el ejercicio de sus respectivas funciones;
2. Para declarar si ha o no lugar a form ación de causa contra cualquiera
de los m encionados em pleados y ponerlos a disposición del tribunal com ­
petente para su juzgam iento, cuando la falta no fuere relativa al ejercicio de
sus respectivas funciones.
A rt. 98. El Congreso no se constituirá en Jurado Nacional, sino a virtud
de acusación escrita, y presentada por uno o más individuos, y apoyada por
dos diputados, o po r acusación de tres de estos solamente.
A rt. 99. El Jurado Nacional, exam inados los fundam entos de la acusa­
ción, declarará previam ente si ha o no lugar al juicio, para cuya declaratoria
se requiere la m ayoría absoluta de votos de los diputados presentes, con ex­
clusión de los dos que apoyaron, o de los tres que hicieron la acusación. Si
ésta fuere relativa al núm ero 1 del artículo 97, el jurado continuará el juicio
hasta su fenecim iento, e imposición de la pena correspondiente, o absolución
del acusado. Si la acusación fíiere relativa al núm ero 2 del citado artículo 97,
luego que se haya declarado haber lugar a la form ación de causa, se pondrá el
acusado a disposición del tribunal, o juez com petente, para su juzgam iento.
A rt. 100. El Congreso nom brará por mayoría absoluta de votos el d i­
p u tad o que haya de sostener la acusación contra los em pleados de que trata
el n úm ero 1 del artículo 97.
A rt. lO L Las reclamaciones, que con los docum entos que acrediten la
culpabilidad, hagan al Congreso los tribunales com petentes, serán bastantes
para la iniciación del procedim iento a la declaratoria de que habla el núm ero
2 del artículo 97, requiriéndose para ella, en este caso, la mayoría absoluta de
votos de los m iem bros presentes, sin exclusión de ninguno.

396 P R IM F.R .V Í CONSTITUaONES. U T I N O A M É R IC A Y E L O R I B E


A rt. 102. Luego que se declare haber lugar a form ación de causa, queda
suspenso el em pleado acusado.
A rt. 103. El jurado puede com eter la sustanciación del juicio a una co­
m isión de su seno, reservándose la sentencia, que será pronunciada en sesión
pública.
A rt. 104. Para ser condenado en estos juicios, se requiere la mayoría
absoluta de votos de los m iem bros presentes con exclusión de los diputados
que apoyaron, o hicieron la acusación.
A rt. 105. Las penas que im ponga el jurado, caso de condenación, no
podrán ser otras, que las de suspender p o r tiem po, o desistir de su em pleo al
acusado, y a lo más, declararlo incapaz por cierto térm ino para servir deter­
m inados destinos públicos, o ninguno de ellos; pero esto no im pide que el
tribunal correspondiente juzgue tam bién al culpable, si su falta tuviere seña­
lada alguna otra pena por las leyes com unes.
A rt. 106. Una ley especial organizará el curso de estos juicios, y desig­
nará los casos, en que deban im ponerse las penas establecidas en el artículo
anterior.

DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA DEL ESTADO

A rt. 107. H abrá en la capital del Estado un Tribunal Suprem o de Jus­


ticia.
A rt. 108. Para ser m agistrado del Tribunal Suprem o de Justicia, además
de las cualidades de ciudadano elegible, se requiere:
1. H aber cum plido 30 años de edad; pero esta condición no tendrá lugar
hasta el año de 1847;
2. Ser abogado en ejercicio;
3. H aber sido m agistrado de algún tribunal, o juzgado por un térm ino
que no baje de tres años, o haber ejercido la abogacía con buen crédito por
seis años a lo menos; pero estos requisitos no son obligatorios hasta el año de
1847, bastando hasta entonces ser abogado de buena reputación.
A rt. 109. Son atribuciones del Tribunal Supremo:
1. C onocer de todos los negocios contenciosos de los agentes diplom á­
ticos cerca del G obierno del Estado en los casos perm itidos por el derecho
internacional;

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 397
2. C onocer de las causas de responsabilidad, que se form en a los agentes
diplom áticos, y Cónsules del Estado, p o r mal desem peño en el ejercicio de
sus funciones;
3. C onocer de las causas de responsabilidad del Presidente y vicepresi­
dente del Estado, cuando haya lugar al ulterior procedim iento, conform e al
artículo 99, o cuando haya de aplicárseles una ley com ún; y de las crim inales
p o r delitos com unes en que incurran los mismos;
4. Conocer de las causas de responsabilidad de los secretarios de Estado;
5. C onocer de las controversias que se susciten por los contratos o nego­
ciaciones que el Poder Ejecutivo celebre inm ediatam ente por sí o p o r medio
de sus agentes;
6. O ír las dudas de los tribunales superiores sobre inteligencia de alguna
ley, y consultar sobre ellas al Congreso p o r conducto del Poder Ejecutivo;
7. C onocer de los juicios que se prom uevan sobre la inteligencia de una,
o m ás cláusulas de privilegios concedidos por el Congreso, o de su orden por
el Poder Ejecutivo, excepto en los casos que otra cosa se disponga p o r los
decretos en que se hayan otorgado.
ArL 110. La ley designará el grado, form a y casos en que el Tribunal Su­
prem o de Justicia deba conocer en los negocios expresados, y de cualesquiera
otros que ella le atribuya.
A r t 111. Los m agistrados del Tribunal Suprem o durarán en sus funcio­
nes dos años, pudiendo ser reelectos.
A rt. 112. Los m agistrados del Tribunal Suprem o de Justicia no adm iti­
rán em pleo, com isión, ni gracia alguna del Poder Ejecutivo hasta que deje de
ejercerlo la persona que lo obtenía al tiem po de la perm anencia de aquéllos
en la m agistratura.

DE LOS DEMÁS TRIBUNALES Y JUZGADOS

A rt. 113. La ley organizará los dem ás tribunales y j uzgados del Estado, y
d eterm inará sus atribuciones, y los requisitos y cualidades, que deben tener
los que hayan de formarlos.

3 9 8 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
DISPOSICIONES COM UNES A TODOS
LOS TRIBUNALES Y JUZGADOS

A lt. 114. Todos los tribunales y juzgados en sus sentencias deben hacer
m ención de la ley aplicada, y por falta de ella, de los fundam entos en que se
apoyen.
A rt. 115. Los m agistrados y jueces de los tribunales del Estado no podrán
ser suspendidos de sus destinos, sino por acusación legalmente intentada y
adm itida, ni depuestos, sino p o r causa sentenciada conform e a las leyes.
A rt. 116. En ningún juicio habrá más de tres instancias.
A rt. 117. Las sesiones de todos los tribunales serán públicas, y las vota­
ciones se harán a puerta abierta y en alta voz.
A rt. 118. Las vacantes que ocurran en las m agistraturas del Tribunal
Suprem o de Justicia, y Tribunales de distrito, se llenarán con los que hayan
obtenido más votos en las asambleas electorales para la plaza vacante; por
defecto de éstos, el encargado del Poder Ejecutivo hará el nom bram iento; y
los así nom brados d u rarán en el destino hasta que se provea en propiedad
conform e a esta Constitución.

TÍTULO VIIL DEL GOBIERNO


DE LAS SECCIONES DEL ESTADO

A rt. 119. La ley organizará el gobierno de las secciones en que se divide el


Estado, así el que no es más que una ramificación y dependencia del G obier­
no Suprem o, com o el que ha de velar, y estatuir sobre los objetos de interés
local.

TÍTULO IX. DE LA FUERZA ARMADA

A rt. 120. La Fuerza A rm ada es esencialmente obediente, y no tiene la


facultad de deliberar. Su objeto es defender la independencia y la libertad del
Estado, m antener el orden público, y sostener la observancia de la C onstitu­
ción y de la ley.
A rt. 121. La Fuerza A rm ada se divide en ejército perm anente, y en guar­
dia nacional.

B IB L lc rrE C A A Y A C U C H O 399
A rt. 122. La guardia nacional en cada cantón estará a las órdenes de
su gobernador, quien la llam ará al servicio, cuando lo ordene el encargado
del Poder Ejecutivo; y tam bién para obrar dentro del cantón, en los casos de
conm oción Interior, o de invasiones exteriores actuales o tem idas con funda­
m ento. Siem pre que los gobernadores de los cantones usen de esta atribución,
darán cuenta inm ediatam ente de la fuerza de que hubieren dispuesto, y de
los m otivos y fundam entos que hayan tenido para ello.
A r t 123. No se concederá en el Estado ningún ascenso militar, sino para
llenar una plaza creada p o r la ley.
A rt. 124. Una ley especial organizará la Fuerza Armada.
A rt. 125. Los individuos de la fuerza arm ada de m ar o tierra no gozarán
de filero alguno; pero en los delitos p uram ente militares, o en los comunes,
que se com etan en cam paña, serán juzgados y penados p o r las autoridades
m ilitares, y conform e a las ordenanzas y leyes del Ejército.

TÍTULO X. DISPOSICIONES VARIAS

A rt. 126. N ingún em pleado público, civil, m ilitar o eclesiástico entrará


en el ejercicio de sus funciones, sin prestar juram ento de sostener la C onsti­
tución, y de cum plir fiel y exactam ente con los deberes de su empleo.
A rt. 127. El presidente del Congreso prestará juram ento en presencia de
éste, y los m iem bros en m anos del presidente. Los demás em pleados jurarán
ante las autoridades que determ ine la ley.
A rt. 128. N ingún em pleado público ejercerá otras funciones que aque­
llas que le estén expresam ente delegadas p or la Constitución, o la ley.
A rt. 129. No habrá en el Estado empleo alguno sin funciones, ni pura­
m ente ho n o rario . Los em pleos públicos no son enajenables, ni hereditarios,
ni los que los obtengan d u rarán en ellos f>or más tiem po que el de su buena
conducta oficial.
A rt. 130. Los em pleados públicos no aceptarán título, ni regalo de n in­
gún G obierno extranjero sin el consentim iento del Congreso.
A rt. 131. Siem pre que la autoridad judicial com petente declare haber
lugar a la form ación de causa contra un empleado público, por responsabili­
dad en el ejercicio de sus funciones, quedará por el m ism o hecho suspenso
de su destino.

4 0 0 P R IM E R A S a )N S T lT U C I()N E S . U T I N O A M É R IC A Y E L C A R IB E
Art. 132. La religión dom inante del Estado es la católica, apostólica,
rom ana. El G obierno la protegerá.
A rt. 133. Todos los istm eños tienen el derecho de hacer publicaciones
por medio de la prensa, sin necesidad de previa revisión o censura, quedando
sujetos a la responsabilidad de la ley.
Art. 134. Los juicios por abusos de la libertad de im prenta se decidirán
siempre por jurados.
ArL 135. N inguna autoridad aplicará clase alguna de torm entos, sea
cual fuere la naturaleza, y estado del proceso.
A rt. 136. Todos los istm eños tienen la facultad de reclamar sus derechos
ante los depositarios de la autoridad pública con la m oderación y respeto
debidos, y de representar acerca de todo lo que juzguen conveniente al bien
público.
A rt, 137. Todos los extranjeros serán adm itidos en el Estado, y gozarán
de los m ism os beneficios que los istmeños, excepto los inherentes a la ciuda­
danía. Aquellos se som eterán a las leyes del Estado, en cuanto sea com patible
con el derecho internacional.
A rt. 138. No se extraerá del tesoro nacional cantidad alguna para otros
usos que los determ inados por las leyes.
A rt, 139. Los istm eños son iguales delante de la ley, cualesquiera que
sean su fortuna y destinos,
A rt. 140. N ingún istm eño podrá ser distraído de sus jueces naturales, ni
juzgado p or com isiones especiales, ni por tribunales extraordinarios.
ArL 141. N ingún istm eño puede ser arrestado, o reducido a prisión, sin
suficiente m otivo para proceder, fundado en testim onio de persona digna de
crédito, o en o tro indicio grave. Cuando alguno sea sorprendido en flagrante
delito, cualquiera puede prenderle, pidiendo el auxilio necesario, y condu­
cirle inm ediatam ente a presencia del juez.
A rt. 142. En cualquier estado de la causa en que aparezca que no puede
im ponerse al preso pena corporal, se le pondrá en libertad, dando la seguri­
dad bastante.
A rt. 143. D entro de doce horas a lo más de verificada la prisión, o arresto
de alguna persona, expedirá el juez una orden firm ada en que se expresen los
motivos del arresto, o prisión; si debe o no estar, o continuar incom unicado el
preso, y se le dará copia de ella. El juez que faltare a esta disposición, y el carce­

BIBIJCrrEClA AYAtX’C'.HO 401


lero que n o reclam are la orden, pasadas las doce horas, serán castigados como
reos de detención arbitraria. Ni uno ni otro pod rán usar de más aprem ios o
prisiones que las necesarias para la seguridad del preso o arrestado.
A lt. 144. El alcaide o carcelero no podrá prohibir a los presos la com u­
nicación con persona alguna sin orden expresa del juez; y la incom unicación
sólo d u rará p o r el tiem po indispensablem ente necesario para evitar la colu­
sión con los testigos o con los que puedan ser cómplices.
A rt. 145. N ingún istm eño dará testim onio en causa crim inal contra su
consorte, sus ascendientes, sus descendientes y herm anos; ni será obligado
con ju ram en to , aprem io ni de otro m odo a darlo contra sí m ism o.
A rt. 146. N inguna pena será trascendental al inocente; po r íntim as que
sean sus relaciones con el culpado.
A lt. 147. N adie será reducido a prisión en los lugares que no estén pú­
blica y legalm ente reconocidos por cárceles.
A lt. 148. N ingún istm eño será juzgado, ni penado, sino en virtud de
u na ley an terio r a su delito, y después de habérsele citado, oído, y convencido
en juicio.
A rt. 149. N ingún delito se castigará con pena de confiscación; pero esta
disposición no excluye los comisos ni las m ultas que im pongan las leyes con­
tra algunos delitos.
A rt. 150. C orresponde a la jurisdicción civil ordinaria la facultad de co­
nocer de las dem andas civiles en que intervengan individuos del clero secular,
o regular, y de las causas criminales contra éstos, sin perjuicio de que el juez
eclesiástico pueda im poner las penas espirituales conform e a los cánones,
y aun practicar a prevención las diligencias sum arias, para pasarlas al juez
com petente.
A rt. 151. A excepción de las contribuciones establecidas con arreglo
a esta C onstitución, o a las leyes, ningún istm eño será privado de la m enor
porción de su propiedad, ni ésta aplicada a ningún uso público sin su propio
consentim iento. C uando alguna pública necesidad legalm ente com probada,
exigiere que la propiedad de algún istm eño se aplique a usos semejantes, la
condición de una justa com pensación debe presuponerse.
A rt. 152. Toda persona debe presum irse inocente hasta que se le declare
culpado con arreglo a la ley.
A rt. 153. N ingún género de trabajo, industria, y com ercio, que no se

4 0 2 P R IM E R A S CO N STnX ’CIONES. LATINOAMÉRICA Y EL C A R IB E


oponga a las buenas costum bres, es prohibido a los istm eños, y todos podrán
ejercer el que quieran, excepto aquellos que son necesarios para la subsisten­
cia del Estado. No podrán por consiguiente establecerse gremios, y corpo­
raciones de artes, u oficios, que obstruyan la libertad del ingenio, de la ense­
ñanza y de la industria.
A rt. 154. Es prohibida la fundación de mayorazgos, y toda clase de vin­
culaciones.
A rt. 155. No habrá en el Estado bienes raíces, que tengan el carácter de
inenajenables.
A rt. 156. Todos los istm eños tienen la libertad de com prom eter sus di­
ferencias en árbitros en cualquier estado de los pleitos, con tal que observen
las form alidades legales.
A rt. 157. N o podrá ser allanada la casa de ningún istm eño, sino en los
casos y con los requisitos prevenidos p o r la ley.
A rt. 158. La correspondencia epistolar, y los dem ás papeles de los istm e­
ños no serán interceptados en ningún tiem po, ni abiertos, sino por autoridad
com petente, y en los casos y térm inos prevenidos p o r la ley.
A rt. 159. En todos los casos en que deban form arse temas para el n o m ­
bram iento de los em pleados públicos, se pon d rán los nom bres de cada can­
didato en pliego cerrado, con relación de los m éritos, servicios y capacidad.

TÍTULO XI. DE LA INTERPRETACIÓN,


REFORMA Y ADICIÓN DE ESTA CONSTITUCIÓN

A rt. 160. El Congreso podrá resolver cualesquiera dudas que ocurran


sobre la inteligencia de alguno, o algunos de los artículos de esta C onstitu­
ción, observándose para ello las form alidades exigidas para la form ación de
las leyes.
A rt. 161. En el Congreso podrán proponerse reformas a alguno, o algu­
nos artículos de esta Constitución, o adiciones a ella. Si la proposición fuere
apoyada p o r la q u in ta parte, a lo m enos, de los m iem bros concurrentes, y
adm itida a discusión po r la mayoría absoluta de votos, se discutirá en la for­
ma prevenida para los proyectos de ley. Calificada de necesaria la reform a, o
adición p o r el voto de los dos tercios de los m iem bros presentes, se pasará al
Poder Ejecutivo, para el solo efecto de hacerla publicar y circular.

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 403
A rt. 162. El Congreso en las sesiones ordinarias de cualesquiera de los
años siguientes tom ará en consideración la adición, o reform a aprobada en
la anterior; y si fuere calificada de necesaria por la m ayoría absoluta de votos
de los m iem bros presentes, con las form alidades prevenidas en el artículo
que antcvc’cle, se tendrá com o parte de esta C onstitución, y se pasará al Poder
Ejecutivo para su publicación y ejecución,
A rt. 163. El poder que tiene el Congreso para reform ar esta C onstitu­
ción, no se extenderá nunca a variar la form a de gobierno, que ella establece,
el cual será siem pre popular, republicano, representativo, electivo, alternativo
y responsable. Tam poco se extenderá a destruir la libertad de im prenta.
A rt. 164. El Poder Ejecutivo con relación a este título, sólo podrá hacer
indicaciones sobre las dudas, reforma, o inteligencia de alguno, o algunos
artículos constitucionales.

DISPOSICIONES TRANSITORIAS

1. La actual convención elegirá el Presidente y vicepresidente del Esta­


do, los cuales sólo d u rarán hasta la posesión de los que se nom braren p or las
asambleas electorales conform e a esta C onstitución. Los individuos nom bra­
dos p o r la convención para desem peñar los destinos expresados, podrán ser
reelectos en ellos para el prim er período constitucional.
2. M ientras se reúne el prim er Congreso constitucional en los casos de
falta, o im pedim ento del Presidente o vicepresidente nom brados por la con­
vención, se encargará del G obierno del Estado el últim o Presidente de ella, y
po r su falta el /icepresidente.
3. El p rim e r vicepresidente del Estado elegido p o r las asambleas electo­
rales sólo d u ra rá en sus funciones dos años.
4. La convención nom brará los m agistrados del Suprem o Tribunal de
Justicia, y éstos sólo durarán en sus funciones hasta que haga el nom bram ien­
to el p rim er Congreso constitucional, pudiendo ser reelectos.
5. El p rim er Congreso constitucional sorteará, inm ediatam ente después
de su instalación, la m itad de los m iem bros que debe ser renovada conform e
a esta C onstitución: en caso de núm ero impar, la renovación se hará en el
núm ero im par, la renovación se hará en el núm ero m enor, que se acerque más
a la m itad. Los que salgan en el sorteo, sólo durarán un año en su destino.

4 0 4 PRlMER.\SC0NSTmJC10NES. LA T IN O A .M f.R K .A Y ELORIBE


6. La presente convención podrá expedir, aun después de prom ulgada
esta C onstitución, las leyes y decretos que considere más necesarios para el
establecim iento de la misma C onstitución, y arreglo de algunos otros objetos
im portantes.
7. El Tribunal Suprem o de Justicia del Estado conocerá de las causas de
responsabilidad que se prom uevan contra los m inistros del actual Tribunal
del Istm o p o r mal desem peño en el ejercicio de sus funciones, e infracciones
de ley que hayan com etido.

D ada en la sala de sesiones de la convención constituyente del Istmo en


Panam á a los siete días del mes de junio del año del Señor de mil ochocientos
cuarenta y uno. El presidente de la Convención, diputado por la Chorrera, J.B.
Feraud -E l vicepresidente de la Convención, diputado por Parita, José García
de Paredes - El d iputado por Alanje, José de O baldía - El diputado por Bocas
del Toro, José Palacios - El diputado por Bocas del Toro, José M. T ribaldos- El
diputad o p o r Santiago, Nicolás Orosco - El diputado p o r la C horrera, B. Arze
Mata - El diputado p o r el Darién, M. J. Borbúa - El diputado por el D arién, M.
Arosem ena Q u e sa d a - El diputado por Natá, Saturnino C. O s p in o - El d ipu­
tado po r Natá, M arcelino Vega—El diputado por Panamá, M. Arosemena - El
diputad o po r Parita, Antonio Am ador - El diputado por Portobelo, A ntonio
N. Ayarza —El d iputado por Portobelo, Ram ón Vallarino —El diputado por
los Santos, J.M. Goytia - El diputado por los Santos, Francisco Asprilla - El
secretario de la Convención, d iputado por Panamá, José Ángel Santos
Palacio del gobierno en Panam á a 8 de junio de 1841.

Cúmplase, circúlese y publiquese.


D ado, firm ado de mi mano, sellado con el gran sello del Estado, y refren­
dado p o r el secretario general.

Tomás Herrera

José Agustín Arango


El secretario general

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 405
PARAGUAY, CHILE,
ARGENTINA, URUGUAY, BRASIL
PARAGUAY
CONSTITUCIÓN DE 1813»

Plan de gobierno presentado al Segundo Congreso del Paraguay por el doctor


Francia y aprobado p o r aclam ación en la sesión de 12 de octubre 1813 (Reu­
nido en la Merced).
De consolidar la unión y precaver cualquiera desavenencia en lo ulte­
rior, hemos form ado de com ún acuerdo el siguiente reglamento de Gobierno.
Señor: C um pliendo con lo ordenado por V.M. y teniendo en consideración
las precisas circunstancias con el justo fin

A rt. 1. C ontinuarán en el G obierno Superior de la provincia solamente


los dos ciudadanos, don Fulgencio Yegros, y don José G aspar de Francia, con
la denom inación de cónsules de la República del Paraguay y se les confiere la
graduación y honores de brigadieres del Ejército, de que se les librará despa­
cho firm ado del presidente actual del Congreso, secretario y sufragantes de
actuación con el sello del Gobierno.
A rt. 2. Usarán por divisa de la dignidad consular el som brero orlado
con una franja azul con la escarapela tricolor de la República, y tendrán ju ­
risdicción y autoridad en todo igual, la que ejercerán unidam ente y en con­
form idad. Por consecuencia, todas las providencias de G obierno se expedirán
firmadas por los dos.
A rt. 3. Su p rim er cuidado será la conservación, seguridad, y defensa de
la república con toda la vigilancia, esmero y actividad que exigen las presentes
circunstancias.

* “Constitución de 1813”, Constituciones de la República del Paraguay, Asunción. Justicia Electoral


de la República del Paraguay, TSJE Digital, 1996, <http://www.tsje.gov.py/constituciones.php>.
(Página consultada el 09/06/2010). (N. de B.A.).

Bl B L IO T E C A A Y A C U C H O 409
A rt. 4. La presencia quedará en adelante reducida solam ente a lo interior
del trib u n al que han de com poner unida solam ente los dos cónsules. Por
consiguiente, será lim itada a la econom ía y régimen interior del tribunal,
cuyo tratam ien to será el de Excelencia; pero los cónsules ten d rán el corres­
pondiente al grado m ilitar que le queda conferido.
A rt. 5. La com andancia general de las arm as de la provincia, se ejercerá
p o r la jurisdicción unida de los dos cónsules.
A rt. 6. No obstante esta disposición, la fuerza viva y efectiva, esto es,
la tro p a veterana de cualquiera clase que sea así como el arm am ento mayor
y m en o r pólvora y m uniciones de toda especie se distribuirá p o r m itad al
m ando y cargo particular de cada uno de los dos cónsules, y ésta tendrá su
respectivo p arque o alm acén en el lugar o alojam iento de sus cuerpos respec­
tivos para su debida autoridad.
A rt. 7. H abrá dos batallones de infantería de tres o cuatro com pañías
cada uno, p o r ahora, o de m ás o m enos según las circunstancias, de suerte
que cada cónsul tendrá su batallón, Y será su jefe y com andante p articular y
exclusivo. Será tam bién jefe y com andante particular de una de las actuales
com pañías de artillería, aplicándose a este respecto la prim era de ellas al
cónsul Yegros, y la segunda al cónsul Francia. Éste creará el batallón de que
le corresponde ser jefe y com andante, y para una de sus com pañías podrá
tom ar, si quiere, la quinta del actual batallón del que quedará de jefe y com an­
dante y exclusivo. Será tam bién jefe y com andante particular de una de las
actuales com pañías de artillería, aplicándose a este respecto la prim era de
ellas al cónsul Yegros, y la segunda al cónsul Francia. Éste creará el batallón
de que le corresponde ser jefe y com andante, y para una de sus com pañías
podrá tom ar, si quiere, la q uinta del actual batallón del que quedará de jefe y
com andante el cónsul Yegros.
A rt. 8. Los oficiales y dem ás individuos de estos cuerpos serán a satis­
facción de sus respectivos com andantes, los sobredichos cónsules; pero los
despachos de oficiales de cualquiera de ellos se librarán en unión po r los cón­
sules a propuesta y elección de aquél a quien corresponda; y del m ism o m odo
las causas particulares de cualesquiera individuos de los expresados cuerpos
de una y otra com andancia, deberán ventilarse y juzgarse po r la jurisdicción
unida de los cónsules.
A rt. 9. La providencia interior del tribunal en los térm inos expresados
rolará de aquí adelante alternando los dos cónsules por cuatro meses cada

410 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N L S . U T I N O A M É R I O Y EL C A R IB E
uno. El que la ejerza solo se titulará cónsul de turn o, y de ningún m odo
cónsul presidente, p ara evitar las equivocaciones de que ha sido origen esta
últim a denom inación. Esta conform idad entrará de tu rn o el cónsul Fran­
cia. La traslación de esta presidencia, cum plido el tiem po respectivam ente
al tu rn o de cada cónsul, se extenderá por diligencia firm ada por los dos en
el Libro de Acuerdo, y de ello se pasará noticia al cabildo de esta ciudad para
su inteligencia.
A rt. 10. Se destinará en las casas de gobierno una pieza para tribunal
com ún y público de am bos cónsules. Estará abierta a las horas de audiencias
y despacho, y de su régimen y form alidad se encargará a su vez el cónsul que
esté de turno.
A rt. 11. En ios casos de discordia, en cuanto no se oponga a lo determ i­
nado en el presente reglam ento, la dirim irá el secretario y si hubiesen dos los
ejecutará aquel a quien corresponda actuar en los negocios de la clase en que
ocurra la discordia.
A rt. 12. Se deja al arbitrio y prudencia de los dos cónsules el arreglar
de com ún acuerdo y conform idad todo lo concerniente al m ejor despacho y
expediente de todos los negocios de G obierno en todos sus ramos: así com o
la conservación de uno o dos secretarios, y del m ism o m odo la creación de
un tribunal sup erio r de recurso, que deberá conocer y juzgar en la últim a
instancia conform e a las leyes, según la naturaleza de los casos y juicios que
se dejase a su conocim iento.
ArL 13. Los cónsules con audiencia y consulta del m ism o cabildo de esta
ciudad arreglarán tam bién el sueldo que deban tener, así ellos com o los secre­
tarios y m iem bros del nuevo tribunal, o cám aras de recursos, si se creasen.
A rt. 14. Si alguno de los dos cónsules faltase absolutam ente del gobierno
por m uerte o p o r retiro, procederá el que quedase a convocar dentro de un
mes a C ongreso General de la provincia en la form a, m étodo y núm ero de mil
sufragantes elegidos popularm ente en toda la com prensión de la provincia
com o al presente; y sin perjuicio de esta deliberación se establece tam bién
com o ley fundam ental, y disposición general perpetua e invariable, que en
lo venidero se celebrará anualm ente un C ongreso General de la provincia al
propio m odo, con la misma form alidad, nú m ero y circunstancia, señalán­
dose a este efecto el día 15 de cada mes de octubre, en cuya conform idad se
expedirán p u n tu alm en te las correspondientes convocatorias a m ediados de

B IB U c rrE C A A Y .^ C U C H O 411
sqjtiem bre, con el justo fin de que la provincia oportunam ente, o al menos
una vez al año pueda congregarse a tratar, como pueblo libre y soberano, lo
más conducente a la felicidad general, a m ejorar su gobierno si fuese nece­
sario, y a o cu rrir a cualesquiera abuso que pueda introducirse, tom ando las
disposiciones y haciendo los establecim ientos más bien m editados con el
conocim iento que da la experiencia.
A lt. 15. Se observará el presente reglam ento hasta la determ inación del
futuro Congreso, y se copiará en el libro de acuerdos del gobierno.
A rt. 16. Los cónsules com parecerán inm ediatam ente a ju rar ante el pre­
sente Congreso Soberano el observar y hacer observar fiel y cum plidam ente
el presente reglam ento. Los m ism os ejecutarán p o r su orden todos los oficia­
les de las tropas acuarteladas, los cuales tom arán igual juram ento en el cuartel
a los individuos de sus respectivas com pañías dando cuenta con la diligencia
para su agregación a las actuaciones del Congreso; con prevención que el
que rehusase este reconocim iento y juram ento será despedido del cuerpo,
así com o castigado con la m ism a pena y otras más severas en el que después
de reconocido y ju rad o el presente reglam ento y de cualquiera m anera lo
quebrantare.
A rt. 17. Q ueda adoptado por la providencia el m étodo y núm ero de
sufragantes del presente Congreso, y p o r lo m ism o se prohíbe al gobierno el
que sin deliberación de o tro sem ejante Congreso variar o m udar esta form a
y núm ero de sufragantes.

Asunción, octubre 12 de 1813.


Firmado, etc.

412 PRIMERAS C O N S T IT U C IO N E S . IAriNOA,MÉRI(;A Y EL C A R IB E


CHILE
P R O Y E C T O D E C O N S T IT U C IÓ N
P R O V IS O R IA PA RA EL E S T A D O D E C H IL E *

Publicado el 10 de s^osto de 1818, sancionado


y ju rad o solem nem ente el 23 de octubre del m ism o

El Suprem o D irector de Chile:


La obligación de corresponder dignam ente a la confianza de mis con­
ciudadanos, que me colocaron en el suprem o m ando, y el deseo de prom over
de todos m odos la felicidad general de Chile, me dictaron el decreto de 18 de
mayo, en que nom bré una com isión, com puesta de los sujetos más acredita­
dos por su literatura y patriotism o, para que me presentasen un proyecto de
C onstitución provisoria, que rigiese hasta la reunión del Congreso Nacional.
Yo hubiera celebrado con el m ayor regocijo, el poder convocar a aquel cuerpo
constituyente, en vez de dar la com isión referida; pero no perm itiéndolo las
circunstancias actuales, me vi precisado a conform arm e con hacer el bien p o ­
sible. Un Congreso Nacional no puede com ponerse sino de los diputados de
todos los pueblos, y p o r ahora sería un delirio m andar a aquellos pueblos que
eligiesen sus diputados, cuando aún se halla la provincia de Penco, que tiene
la m itad de la población de Chile, bajo el influjo de los enemigos. La nulidad
serla el carácter más notable de aquel cuerpo constituyente, que se form ase
sobre u n cim iento de agravios inferidos a la m itad de la nación. La rivalidad
de las provincias se seguiría por único resultado de las sesiones del Congreso.
El desorden, en fin, y la guerra civil, tal vez, serían los fi-utos de una congrega­
ción extem poránea. Todavía tenem os a nuestra vista los fatales resultados de
la división que engendró entre las provincias el C ongreso anterior, a pesar
de que sus vocales fueron nom brados en m edio de una paz deliciosa.

* Luis Valencia Avaria; comp.,“Proyecto de Constitución provisoria para el Estado de Chile” Anales
de la república, textos constitucionales de Chile y registro de los ciudadanos que han integrado los Po­
deres Ejecutivo y Legislativo desde 1810, Santiago, Imprenta Universitaria, 1951,1.1, pp. 52-69.

B IB L10TEC .A A Y A C U C H O 413
Mi objeto en la form ación de este proyecto de C onstitución provisoria,
no ha sido el de presentarla a los pueblos com o una ley constitucional, sino
com o un proyecto, que debe ser aprobado o rechazado p o r la voluntad gene­
ral. Si la pluralidad de los votos de los chilenos libres lo quisiese, este proyecto
se guardará com o una C onstitución provisoria; y si aquella pluralidad fuese
contraria, no tendrá la C onstitución valor alguno. Jamás se dirá de Chile, que
al form ar las bases de su Gobierno, rom pió los justos límites de la equidad;
que puso sus cim ientos sobre la injusticia; ni que se procuró constituir sobre
los agravios de una m itad de sus habitantes.
No apruebo el m étodo de la sanción propuesta en la advertencia de
este proyecto, porque ninguna corporación, ni tribunal ni Jefe del Estado,
ha recibido hasta ahora del pueblo el derecho de representarle; antes bien,
estando todos ellos em pleados en servicio público, deben considerarse como
unas partes m ás pasivas que activas, en el caso presente. Yo deseo exam inar la
voluntad general sobre el negocio que más interesa a la nación; y para ello es
necesario saber distintam ente la voluntad de cada uno de los habitantes. Por
tanto, y para acertar con el medio más pronto, m ás liberal y más justo, de con­
sultar los votos de todos los pueblos libres del Estado, sobre si ha de regir o no
la presente C onstitución provisoria, se observará el reglam ento siguiente:

A rt. 1. D espués de impreso el Proyecto, se publicará por bando en todas


las ciudades, villas y pueblos del Estado.
A rt. 2. En los cuatro días siguientes a la publicación, se recibirán las
suscripciones de los habitantes en dos libros distintos, de los cuales uno lle­
vará p o r epígrafe: Libro de suscripciones en favor del proyecto constitucional; y
el otro, Libro de suscripciones contra el proyecto constitucional. En el prim ero
firm arán los que quieran ser regidos por esta C onstitución provisoria, y en
el segundo, los que no.
A rt. 3. En todas las parroquias de todas las poblaciones habrá un libro
de cada clase de las dos expresadas, en donde concurrirán a suscribirse los
vecinos del pueblo, en presencia del cura, del juez del barrio y del escribano,
si lo hubiese.
A rt. 4. D onde no hubiese escribano, hará sus funciones un vecino
no m b rad o para el efecto p or el cura y el juez, que deberán presenciar la sus­
cripción.

414 P R IM E R A S C O N S r r r U C I O N E S . U T I N O A M É R IC A Y EL C1.\R1BE
A rt. 5. Serán hábiles para suscribir todos los habitantes, que sean padres
de familia o que tengan algún capital, o que ejerzan algún oficio, y que no se
hallen con causa pendiente de infidencia o de sedición. Serán inhabilitados
todos aquellos que procuren seducir a otros, haciendo partidos, o tratando
de violentar o de dividir la voluntad de los otros.
A rt. 6. Después de pasados los días señalados para la suscripción, se p u ­
blicará en cada ciudad, villa o pueblo el resultado de ella, y se me dará cuenta
p o r el conducto del M inisterio de Estado en el departam ento de gobierno,
acom pañando los libros originales para archivarlos, después de haber dejado
en cada parroquia, en poder del cura, una copia de ellos.
A rt. 7. La publicación del bando de que se habla en el artículo 1, se hará
al día siguiente de recibirse en el pueblo el proyecto constitucional, y al quinto
día de aquella publicación, se deberá rem itir el resultado, por extraordinario,
a esta capital, conform e se previene en el articulo anterior.
A rt. 8. Si el mayor núm ero de suscriptores fuese contrario al proyec­
to, quedará sin valor alguno. Si fuese en favor de él, lo aceptaré com o una
C onstitución provisoria, y entonces tendrá lugar el juram ento de que se hace
m ención en la advertencia puesta al fin del proyecto.
A rt. 9. Para el caso de ser sancionada esta Constitución provisoria por
la voluntad general, y deseando que tam bién lo sea el nom bram iento del
Senado, elijo condicionalm ente p o r senadores al gobernador del Obispado
de Santiago don José Ignacio Cienfuegos, al gobernador intendente de esta
capital don Francisco de Borja Fontecilla, al decano del Tribunal de Ape­
laciones don Francisco A ntonio Pérez, a don Juan Agustín Alcalde y a don
José M aría Rozas; por suplentes, a don M artín Calvo Encalada, a don Javier
Errázuriz, a don Agustín Eyzaguirre, a don Joaquín Gandarillas y a don Joa­
quín Larraín.
Im prím ase a la cabeza del proyecto constitucional, para que, publicán­
dose p o r bando en todas las ciudades, villas y pueblos del Estado, surta los
efectos convenientes - D ado en el Palacio Directorial de Santiago de Chile, a
10 días del mes de agosto del año de 1818 - Bernardo O ’Higgins - Antonio
José de Irisarri

B IB L IO T E C A A Y .^ C L C H O 415
EN EL NOMBRE DE DIOS OMNIPOTENTE,
CREADOR Y SUPREMO LEGISLADOR
T ÍT U L O I. D E LOS D EREC H O S Y D EBERES
D EL H O M B R E EN SO C IED A D

CAPÍTULO L DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE EN SOCIEDAD

A rt. L Los hom bres p o r su naturaleza gozan de un derecho inajenable


e inam isible a su seguridad individual, honra, hacienda, libertad e igualdad
civil.
A rt. 2. N inguno debe ser castigado o desterrado, sin que sea oído y le­
galm ente convencido de algún delito contra el cuerpo social.
A rt. 3. Todo hom bre se reputa inocente, hasta que legalmente sea de­
clarado culpado.
A rt. 4. El hom bre que afianza la existencia de su persona y bienes, a
satisfacción del juez, con una seguridad suficiente, no debe ser preso ni em ­
bargado, a no ser que sea p o r delito que merezca pena aflictiva.
A rt. 5. La casa y papeles de cada individuo son sagrados, y esta ley sólo
podrá suspenderse en los casos urgentes en que lo acuerde el Senado.
A rt. 6. Un juez que m ortifica a un preso más de lo que exige su segu­
ridad y entorpece la breve conclusión de su causa es un delincuente, com o
igualm ente los m agistrados que no cuidan del aseo de las cárceles, alim ento
y el alivio de los presos.
A rt. 7. N inguno puede ser vulnerado en su honra y buena opinión, que
haya ad quirido con la rectitud de sus procedim ientos.
A rt. 8. Sólo será castigado con la pena infame de azotes, el que por la re­
petición o publicidad de sus delitos, haya perdido la honra, y el juez que esto
no observe será responsable.
A rt. 9. No puede el Estado privar a persona alguna de la propiedad y
libre uso de sus bienes, si no lo exige la defensa de la patria, y aun en ese caso,
con la indispensable condición de un rateo proporcionado a las facultades
de cacb individuo, y nunca con tropelías e insultos.
A rt. 10. A n in g u n o se le puede privar de la libertad civil, que consiste en
hacer todo lo que no daña a la religión, sociedad o a sus individuos, y en fijar
su residencia en la p arte que sea de su agrado, dentro o fuera del Estado.

416 PRi.MER.\s c o N s rrru a o N E s . L a tin o a m é ric a y e l c a rib e


A rt. 11. Todo hom bre tiene libertad para publicar sus ¡deas y exam inar
los objetos que están a su alcance, con tal que no ofenda a los derechos par­
ticulares de los individuos de la sociedad, a la tranquilidad pública y Cons­
titución del Estado, conservación de la religión cristiana, pureza de su moral y
sagrados dogmas; y en su consecuencia, se debe {xrrmitir la libertad de im pren­
ta, conform e al reglam ento que para ello form ará el Senado o G^ngreso.
A rt. 12. Subsistirá en todo vigor la declaración de los vientres libres de
las esclavas, dada p o r el Congreso, y gozarán de ella todos los de esta clase
nacidos desde su prom ulgación.
A rt. 13. Todo individuo de la sociedad tiene incontestable derecho a ser
garantido en el goce de su tranquilidad y felicidad p o r el D irector Supremo
y demás funcionarios públicos del Estado, quienes están esencialm ente obli­
gados a aliviar la miseria de los desgraciados y proporcionarles a todos los
cam inos de la prosperidad.
A rt. 14. No hay pena trascendental para el que no concurrió al delito.
A rt. 15. Es injusta la pena dirigida a aum entar la sensibilidad y dolor
físico.
Art. 16. Deben evitarse las penas de efusión de sangre en cuanto lo p er­
m ita la seguridad pública.
A rt. 17. Todo juez puede ser recusado con arreglo a las leyes.

CAPÍTULO II. DE LOS DEBERES DEL HOMBRE SOCIAL

A rt. 1. Todo hom bre en sociedad, para afianzar sus derechos y fortuna,
debe una com pleta sum isión a la C onstitución del Estado, sus estatutos y
leyes, haciendo lo que ellos prescriben, y huyendo de lo que prohíben.
A rt. 2. Debe obedecer, hon rar y respetar a todos los m agistrados y fun­
cionarios públicos, com o m inistros de la ley y prim eros ciudadanos.
Art- 3. Debe igualm ente ayudar con alguna porción de sus bienes para
los gastos ordinarios del Estado; y en sus necesidades extraordinarias y peli­
gros, debe sacrificar lo más estim able por conservar su existencia y libertad.
A rt. 4. Está obligado a dirigir sus acciones respecto de los demás hombres,
por aquel principio moral: No hagas a otro lo que no quieres hagan contigo.
A rt. 5. Todo individuo que se gloríe de verdadero patriota, debe llenar
las obligaciones que tiene para con Dios y los hom bres, siendo virtuoso, h o n ­

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 417
rado, benéfico, buen padre de familia, buen hijo, buen amigo, buen soldado,
obediente a la ley y funcionario fiel, desinteresado y celoso.

T ÍT U L O II. D E LA R E L IG IÓ N DEL ESTADO

CAPÍTULO Ü N ICO

La religión católica, apostólica, rom ana es la única y exclusiva del Estado de


Chile. Su protección, conservación, pureza e inviolabilidad, será uno de los
prim eros deberes de los jefes de la sociedad, que no perm itirán jam ás otro
culto público ni doctrina contraria a la de Jesucristo.

T ÍT U L O I II. D E LA PO TESTA D LEGISLATIVA

CAPÍTULO I

A rt. Ú nico. Perteneciendo a la nación chilena reunida en sociedad,


po r un derecho natural e inam isible, la soberanía o facultad para instalar
su G obierno y dictar las leyes que le han de regir, lo deberá hacer po r m edio
de sus diputados reunidos en Congreso; y no pudiendo esto verificarse con
la brevedad que se desea, un Senado sustituirá, en vez de leyes, reglam entos
provisionales en la form a que más convenga para los objetos necesarios y
urgentes.

CAPÍTULO II. DE lA ELECCIÓN, NÜMERO


Y CUALIDAD DE LOS SENADORES

A rt. I. El Suprem o Director, con arreglo a lo que se previene en el a rtí­


culo 8 de este capítulo, elegirá los vocales del Senado, que serán cinco, y uno
de ellos Presidente, tu rn an d o po r cuatrim estres.
A rt. 2. Se nom brarán tam bién cinco suplentes, elegidos en la m ism a for­
m a, para que p o r el orden de sus nom bram ientos entren a ejercer el cargo de
los propietarios en ausencia, enferm edades u otro cualquier im pedim ento.
A rt. 3. Los vocales del Senado gozarán del sueldo anual de dos mil pesos,
y si obtuvieren algún o tro de igual cantidad p o r empleo público, en servicio

418 P R IM E R .\S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y El. C A R IB E


de la nación, elegirán el que les convenga, y si fuere m enor, recibirán el au­
m ento hasta llenar la cuota designada.
Art. 4. H abrá un secretario con voto consultivo, y un portero, elegidos
por el Senado, con la dotación que acordase con el Director, la que se pagará
de los fondos del Estado, com o asimismo los gastos de la oficina, con arreglo
a las razones que pasarán firm adas por el Presidente y secretario.
Art. 5. El Senado tendrá tratam iento de Excelencia; los senadores serán
inviolables; sus causas serán juzgadas por una com isión, que con este objeto
nom brará dicho Senado.
A r t 6. Sus sesiones serán dos veces en cada sem ana, en los días que acor­
dasen, siendo privativo del Presidente señalar las horas de entrada y salida.
Art. 7. Tam bién será facultativo al Presidente convocar a sesiones ex­
traordinarias, en los días y horas que las circunstancias ocurrentes lo exijan,
o porque lo pida alguno de los vocales con causa.
A rt. 8. Los senadores deberán ser ciudadanos mayores de treinta años,
de acendrado patriotism o, de integridad, prudencia, sigilo, am or a la justicia
y bien público. No podrán serlo los secretarios de G obierno, ni sus depen­
dientes, ni los que inm ediatam ente adm inistran intereses del Estado.

CAPÍTULO III. ATRIBUCIONES DEL SENADO

A rt. 1. El instituto del Senado es esencialmente celar puntual observan­


cia de esta C onstitución.
A rt. 2. La infracción de la Constitución p or algún cuerpo o ciudadano,
será reclam ada p o r el Senado al Director Supremo, quien deberá atenderla
bajo su responsabilidad.
A rt. 3. En todas las ciudades y villas del Estado habrá un censor elegido
por su respectivo Cabildo, y con asiento después de los alcaldes, el que en
toda aquella jurisdicción cuidará com o el Senado en todo el Estado, de la
observancia de esta C onstitución, conform e a los dos artículos anteriores; y
en las transgresiones que notase, así en los funcionarios del pueblo com o del
campo, oficiará p o r prim era y segunda vez al gobernador o teniente para su
remedio, y en caso que éstos no lo hagan eficazmente, dará parte al Senado.
A rt. 4. Sin el acuerdo del Senado a pluralidad de votos, no se podrán
resolver los grandes negocios del Estado, com o im poner contribuciones, pe­

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 4 1 9
dir em préstitos, declarar la guerra, hacer la paz, form ar tratados de alianza,
comercio, neutralidad; m andar embajadores, cónsules, diputados o enviados
a potencias extranjeras; levantar nuevas tropas o m andarlas fuera del Estado,
em prender obras públicas y crear nuevas autoridades o empleos.
A rt. 5. Estará autorizado el Senado para limitar, añadir y enm endar esta
C onstitución provisoria, según lo exijan las circunstancias.
A rt. 6. Toda nueva ley o reglam ento provisional que haga el Senado;
toda abolición de las leyes incom patibles, con nuestra independencia: toda
reform a o nuevo establecim iento en los diferentes cuerpos, institutos, depar­
tam entos y oficinas del Estado, com o tam bién las adiciones y correcciones de
los reglam entos que han regido y rigen, se consultarán, antes de publicarlos,
con el Suprem o D irector, quien en el térm ino de ocho días, a más tardar, de­
berá expresar su consentim iento o disenso para su publicación, exponiendo
oficialm ente al Senado las razones fundam entales de su oposición. En el caso
de aprobación, se publicará inm ediatam ente el nuevo reglam ento, adición,
etc., en la form a siguiente: El Excmo. Suprem o D irector del Estado de Chile,
de acuerdo con el Excmo. Senado. En el de disenso renovará el Senado, si lo
tuviese p o r conveniente, la presentación del nuevo reglam ento, adición, etc.,
al D irector Suprem o, con las razones que desvanezcan la oposición; y si éste
disiente, en el m ism o térm ino se reverá el proyecto por el Senado, el que, si
presentado la tercera vez fuere repulsado, se publicará en la form a siguiente:
El Excmo. Suprem o D irector del Estado, habiendo recibido del Excmo. Se­
nado la resolución siguiente.
A rt. 7. En los casos particulares que ocurran sobre la inteligencia de lo
ya establecido o que nuevam ente se estableciese, o defecto de prevención en
cualquier estatuto, reglam ento, etc., que el Senado diese, resolverá él por sí
solo las dudas, sin las consultas de que habla el artículo antecedente.
A rt. 8. Tendrá el Senado especialísimo cuidado de fom entar en la ca­
pital y en todas las ciudades y villas, el establecim iento de escuelas públicas
e in stitutos o colegios, donde sea form ado el espíritu de la juventud p or los
principios de la religión y de las ciencias.
A rt. 9. D eberá n o m b rar una comisión, com puesta de uno de sus vocales
y dos individuos del Tribunal de Apelaciones, para que con toda integridad y
la brevedad posible, tom en residencia a todos los em pleados del Estado, que
p o r delito o sin él term inan la carrera de sus funciones políticas.

4 2 0 P R IM E R A S C O N S r r a ’C IO N E S . U T I N O A M É R IC A Y EL ( > J U B E
A rt. 10. Será privativo del Senado, cuando juzgue o p o rtu n o indicar ci
tiem po y señalar el día, la apertura del Congreso; y form ará el reglam ento
para la elección de diputados.
A rt. 11. Por m uerte, renuncia o delito probado en juicio legal de alguno
de los vocales del Senado, pertenecerá a éste elegir el sucesor a pluralidad de
votos, el que deberá ser del núm ero de los suplentes, si algunas graves circuns­
tancias no exigen lo contrario.
A rt. 12. Si discordasen en igualdad de votos los cuatro restantes m iem ­
bros del Senado, se decidirá por el D irector Suprem o.

T ÍT U L O IV. D EL PO D ER E JE C U T IV O

CAPÍTULO I. DE LA ELECCIÓN
Y FACULTADES DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 1. El Suprem o D irector del Estado ejercerá el Poder Ejecutivo en


todo su territorio. Su elección ya está verificada, según las circunstancias que
han ocurrido; pero en lo sucesivo se deberá hacer sobre el libre consenti­
m iento de las provincias, conform e al reglam ento que para ello form ará la
potestad legislativa.
A rt. 2. Recaerá la elección precisam ente en ciudadano chileno de ver­
dadero patriotism o, integridad, talento, desinterés, opinión pública y buenas
costum bres.
A rt. 3. El sueldo del Director Suprem o será el que actualm ente goza.
Será facultativo al Senado aum entarlo o dism inuirlo oportunam ente; pero
no gozará algún otro em olum ento ni derecho.
A rt. 4. Su tratam iento será el de Excelencia: sus honores los de C api­
tán G eneral de Ejército, conform e a las ordenanzas militares, guardándose
en las concurrencias públicas el cerem onial que deberá form ar el Senado o
Congreso.
A rt. 5. El m ando y organización de los Ejércitos, A rm ada y Milicias, el
sosiego público y la recaudación, econom ía y arreglada inversión de los fon­
dos nacionales, son otras tantas atribuciones de su autoridad.
A rt-6. N om brará los em bajadores, cónsules, diputados o enviados para
las naciones y potencias extranjeras, con acuerdo de! Senado sobre la nece­

BIBLIOTF.CA AYACUCHO 421


sidad, o conveniencia de su misión, como se previene en el T ítulo III, C apí­
tulo III, artículo 4 de esta Constitución; pero la elección de las personas será
privativa del D irector, el que igualm ente recibirá todos los que de esta clase
viniesen a este Estado.
A rL 7. Podrá con éstos, por sí solo y su respectivo secretario, y por el
órgano de sus em bajadores, diputados, etc., en las potencias extranjeras enta­
blar y seguir negociaciones, tener sesiones, hacer estipulaciones prelim inares
sobre tratados de treguas, paz, alianza, comercio, neutralidad y otras conven­
ciones; pero para la conclusión y resolución, deberá acordar con el Senado,
com o se ha dicho en el Título III, Capítulo III, articulo 4 de esta C onsti­
tución.
A rt. 8. P rocurará m antener la más estrecha alianza con el G obierno
Suprem o de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a que concurrirá eficaz­
m ente el Senado p o r la im portancia de nuestra recíproca unión.
A rt. 9. Cuidará del fom ento de la población, del de la agricultura, indus­
tria, com ercio y m inería, arreglo de correos, postas y caminos.
A rt. 10. Es privativo del Suprem o Poder Ejecutivo el n om bram iento de
los secretarios de Estado, de Gobierno, Hacienda y G uerra, quien será respon­
sable del n om b ram ien to , com o éstos de sus respectivos empleos.
A rt. 11. La provisión de empleos de cualquiera ram o que sean, y que no
estén exceptuados en esta Constitución provisoria, la hará a propuesta de los
respectivos jefes del cuerpo a que correspondan, p or escala de antigüedad y
servicios, publicándose dicha propuesta en la oficina o departam ento, ocho
días antes de rem itirla al Director; quedando así a los agraviados franco el
recurso de sus derechos a la autoridad que corresponda, y se deberá expresar
en el despacho o n om bram iento la indispensable calidad de propuesta, sin
la cual no se tom ará razón en el Tribunal de Cuentas y oficinas, ni se acudirá
con el sueldo al que de otro m odo fuere provisto; y en el caso que alguno
justam ente deba ser postergado, lo significará el jefe en su propuesta.
A rt. 12. Los colegas y demás funcionarios públicos, que deban tener la
calidad de letrados, serán nom brados por el D irector a propuesta en terna,
que harán las respectivas Cám aras de Apelaciones.
A rt. 13. La duración de todo empleo, a no ser de los exceptuados en
esta C onstitución, será la de su buena com portación, y deberá ser removido,
siendo inepto o delincuente con causa probada y audiencia suya.

4 22 P R 1 M E R .\S C O N S T l T U a O N R S . U T I N O A ,V l£ R IC ^ Y EL C A R IB E
A rt-14. Los recursos de esta naturaleza y los de que habla el artículo 11 de
este capítulo, se harán por los interesados a la ju n ta com puesta del Presidente
del Tribunal de Apelaciones, con el contador mayor, m inistro más antiguo del
erario y el fiscal, quedando concluida con la determ inación de esta ju n ta toda
instancia, sin más recurso, y procediéndose en ello sum ariam ente.
A rt. 15. Esta m ism a junta conocerá en grado de apelación, los pleitos
sobre contrabandos y demás ram os de hacienda, observando en la sustancia-
ción, la disposición de las leyes no revocadas.
A rt. 16. Tendrá el D irector especial cuidado de extinguir las divisiones
intestinas, que arruinan los Estados, y fom entar la unión que los hace im pe­
netrables y felices.
A rt. 17. Cuidará con especialidad de m antener el crédito de los fondos
del Estado, consultando eficazmente su recaudación y el que se paguen con
fidelidad las deudas en cuanto lo perm itan la existencia de caudales y aten­
ciones públicas.
A rt. 18. H ará pasar al Senado cada mes una razón prolija, que dem ues­
tre por clases y ram os los ingresos, las inversiones y existencias de dichos
fondos.
A rt. 19. Teniendo el D irector la superintendencia general de todos los
ram os y caudales del Estado, de cualquiera clase y naturaleza que sean, se
arreglará p or ahora a las disposiciones y ordenanzas que actualm ente rigen.
A rt. 20. Las causas contenciosas de cualquiera clase que sean, las rem iti­
rá a los Tribunales de Justicia a que correspondan; pero las sentencias contra
el fisco no serán ejecutadas sin m andato expreso del Director.
A rt. 21. Podrá confirm ar o revocar con arreglo a ordenanza, en últim o
grado, las sentencias dadas contra los militares en los Consejos de Guerra.
A rt. 22. Tendrá facultad de suspender las ejecuciones capitales ordena­
das, y conceder perdón o conm utación de pena.
A rt. 23. En caso de renuncia o m uerte, entrará a reem plazar su lugar,
hasta la celebración del Congreso, el que inm ediatam ente nom brará el Se­
nado.
A rt. 24. En el de ausencia de la capital, por más de ocho días (lo que
nunca podrá hacer sin acuerdo del Senado), enferm edad u otro im pedim en-
to legítimo, que le embarace el desem peño de sus deberes y despacho de
los negocios públicos, hará sus veces para lo diario y urgente el gobernador

B lB L IO T E C L \ AYA CX ICHO 423


intendente, sin m ás distinciones de las que corresponden a su empleo. Pero
si saliese del Estado, reem plazará su lugar, d u ran te su ausencia, el que el Di-
r e a o r no m b re de acuerdo con el Senado.

CAPITULO II. LÍMITES DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 1. No p odrá intervenir en negocio alguno judicial, civil o crim inal


contra persona alguna de cualquiera clase o condición que sea, ni por vía de
apelación, ni alterar el sistema de adm inistración de justicia, ni entender en
los recursos de fuerza, que serán peculiares al Tribunal de Apelaciones.
A rt. 2. C uando la urgencia del caso obligue a arrestar alguna persona,
deberá p>onerla den tro de veinticuatro horas a disposición de los respectivos
m agistrados de justicia, con toda la independencia que corresponde al Poder
Judicial, pasándoles los motivos para su juzgam iento.
A rt. 3. N o presentará para las raciones, canonjías o prebendas, sino
aquellas personas que hayan servido ejem plarm ente, por lo menos seis años,
en algún curato del Estado, precediendo el inform e del diocesano, cabildo
eclesiástico, y dem ás personas que juzgue o portuno; y los ascensos en los ca­
bildos eclesiásticos, se proveerán por la escala de antigüedad y servicio. Pero si
concurriesen algunas graves circunstancias o conveniencias de Estado, podrá
el D irector presentar para las vacantes y ascensos sin aquellos requisitos.
A rt. 4. No podrá dar em pleo alguno político, ni presentar para algún be­
neficio eclesiástico, sino a los ciudadanos chilenos residentes en el Estado.
A rt. 5. Si las circunstancias políticas, m éritos contraídos en el Estado,
relaciones extranjeras, cualidades recom endables de ciencia, etc., exigiesen
colocar en algunos em pleos de los referidos en el artículo anterior, a los que
no fueren ciudadanos chilenos, o que aun siéndolo se duda de su opinión
política, p odrá hacerlo con acuerdo del Senado.
A rt. 6. No expedirá orden ni com unicación alguna, sin que sea suscrita
del respectivo secretario del d epartam ento a que corresponde el negocio, so
cargo de que no deberán ser obedecidas.
A rt. 7. N o pod rá variar las ordenanzas que han regido y rigen en los
cuerpos, d epartam entos y oficinas de todos los ram os del Estado. Si los jefes
de ellos, enseñados p o r la experiencia, estuviesen plenam ente convencidos
de la necesidad de alguna reform a, o currirán al Senado, el que no innovará

42 4 P R i M i i R A S C o N s r m j a o N E S . La t in o a m é r ic a y el c a r ib e
cosa alguna, si n o tiene pleno conocim iento de la necesidad del rem edio; y
en este caso procederá conform e a lo prevenido en el Títxjüo III, Capítvdo III,
artículo 6.
A lt. 8, No podrá en ningún caso por sí sólo interceptar la correspon­
dencia epistolar de los ciudadanos, que debe respetarse com o sagrada; y
cuando por la salud general y bien del Estado, fuese preciso la apertura de
alguna correspondencia, lo verificará a presencia del fiscal, p rocurador gene­
ral de la ciudad y adm inistrador de correos, los que deberán hacer ju ram ento
de secreto.

CAPÍTULO III. DE LOS DEPARTAMENTOS


O SECRETARÍAS DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 1. Los tres m inistros o secretarios de Estado, H acienda y G uerra,


entenderán en todos los negocios relativos a sus destinos con aquella fideli­
dad, integridad y prudencia, que exige el bien de la sociedad y el honor del
Director.
A rt. 2. No podrán por sí solos en ningún caso, dictar providencia alguna
sin previo m andato y anuencia del Director, y cuantas órdenes com unicasen
por escrito a su nom bre a las corporaciones, m agistrados, oficinas o indivi­
duos particulares, quedarán estam padas en el libro de acuerdos, y autorizadas
en él con la rúbrica de aquél.
Art. 3. N inguno de los secretarios podrá autorizar órdenes, decretos o
providencias, contrarias a esta C onstitución provisoria, so cargo de infideli­
dad al Estado y responsabilidad.
A rt. 4. Serán amovibles a voluntad del Director, com o igualm ente los
dficiales de las Secretarías; pero esta separación no inferirá nota a sus perso­
nas, no siendo p o r delito probado en juicio formal; y deberán los separados
ser atendidos para otros destinos conform e a su capacidad y m éritos.

CAPÍTULO IV. DE LOS GOBERNADORES


DE PROVINCIA Y SUS TENIENTES

A rt. 1. El Estado de Chile se halla dividido por ahora en tres provincias;


la capital, Concepción y C oquim bo.

B IB l.IO T F X '.;\ A Y A C X 'C H O 425


A rt. 2. La jurisdicción de cada g obernador intendente es extensiva a
todo su d istrito , y sus tenientes gobernadores deben sujetarse a éstos com o
a sus in m ed iato s jefes, en m aterias de G obierno, y que se dirigen a la segu­
ridad , bien y felicidad del Estado.
A rt. 3. Los gobernadores intendentes y sus tenientes son unos jueces
ordinarios, a cuyo conocim iento pertenecen los negocios contenciosos, y
deberán dirigirse por el código respectivo, en lo que no se oponga a esta
C onstitución, ni al sistema establecido; pues en este caso se consultará con
el Senado.
A rt. 4. Será privativo de los gobernadores intendentes el conocim iento
de las causas de policía y Hacienda, que resolverán en prim era instancia.
A rt. 5. P rop o n d rán al Director Suprem o un asesor y secretario para el
Despacho.
A rt. 6. Q uedará el asesor sujeto a residencia, com o los gobernadores y
tenientes, conform e a lo prevenido en el Título III, Capítulo III, Artículo 9 de
esta C onstitución,
A rt. 7. Las apelaciones de las intendencias en causas contenciosas de
policía, se dirigirán a la Cám ara de Justicia; y en las de H acienda a la Junta
Superior, sin que en caso alguno, puedan o cu rrir al D irector en negocios de
justicia.
\ r t . 8. A unque los tenientes gobernadores son subalternos de los in-
tendci s de provincia, no p or eso pueden éstos conocer en los agravios que
aquéllos hagan en su adm inistración, y debe toda especie de recursos con­
tenciosos dirigirse a la Cám ara de Apelaciones.
A rt. 9. A ios tenientes gobernadores corresponde el nom bram iento de
los jueces dip u tad o s de su partido, y observarán escrupulosam ente la con­
ducta de éstos y sus celadores, a fin de hacerlos cum plir con sus deberes, y
que n o sean op rim id o s los pobres, cuya indigencia exige con preferencia la
protección de los G obiernos.
A rt. 10. D eberán observar la m ejor arm onía con los párrocos y ju e ­
ces eclesiásticos, auxiliándolos y protegiéndolos según lo exijan las circuns­
tancias.

4 2 6 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . U T I N O A M E R IC A Y E L C A R IB E
CAPÍTULO V. DE LA ELECCIÓN
DE LOS SUBALTERNOS DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 1. La capital y todas las ciudades y villas del Estado, luego que el Se­
nado de acuerdo con el D irector lo tengan por conveniente, harán la elección
de sus gobernadores, tenientes y cabildos, conform e al reglam ento que para
este efecto deberá m etodizar el Senado.
A rt. 2. Los gobernadores militares de Valparaíso, Talcahuano y Valdi­
via, serán elegidos p o r el Director, y durarán igualm ente tres años en sus
empleos.

CAPÍTULO VI. DE LOS CABILDOS

A rt. I. Los gobernadores y tenientes tratarán a los cabildos con la aten­


ción debida. N inguno de sus individuos podrá ser arrestado o preso, sino por
orden expresa del Suprem o Director, quien sólo la podrá librar en materias
de Estado, y en las de justicia la Cám ara o Tribunal de Apelaciones; pero si
la naturaleza de la causa exigiese un pronto remedio, se le arrestará por la
autoridad com petente en lugar decente y seguro, y avisará inm ediatam ente
al Director.
A rt. 2. Los cabildos deberán fom entar el adelantam iento de la pobla­
ción, industria, educación de la juventud, hospicios, hospitales y cuanto sea
interesante al beneficio público.
A rt. 3. Será privativa de ellos la recaudación y depósito de los propios de
las ciudades y villas, que se deberán invertir en beneficio público, conform e
a las necesidades ocurrentes y reglamentos que actualm ente rigen; y en el caso
que la utUidad com ún exija nuevos gastos en obras públicas, inform arán al
Suprem o G obierno, donde reside la superintendencia.
A rt. 4. C orresponderá tam bién a los cabildos la policía urbana, de que
queda exonerado el juez subalterno de alta policía.
A rt. 5. El cabildo de la capital elegirá asesor y secretario del cuerpo, que
podrán ser confirm ados, o no, por el Director.
A rt. 6. Elegirán asim ism o dos asesores letrados, uno para cada alcaide
ordinario, con quinientos pesos de sueldo, que se pagarán de los propios de
la ciudad.

BIBUOTF.CVkAyACUCHO 427
A rt. 7. Éstos asistirán diariam ente al juzgado en las horas de despacho, a
oír y d ar dictam en en los juicios verbales, asistir a la form ación de las causas
crim inales, y dictar providencias en los negocios contenciosos por escrito, sin
exigir de las partes derechos de asesoría.
A rt. 8. Si alguno de estos asesores fuese recusado, entrará el o tro en su
lugar, y si éste lo fuese igualm ente, pagará el recusante, íntegros los derechos
del que fuese nom brado.
A r t 9. En caso de im pedim ento legal de los asesores, satisfarán am bos
al que el juez eligiere.
A rt. 10. En cada elección de nuevo cabildo, se hará igualmente la de estos
asesores, pero no habrá im pedim ento para que sean reelegidos, si su buena
com portación y crédito los hiciese acreedores a ello.
A rt. 11. Tendrán los asesores asiento en cabildo después de él, y su voto
inform ativo en aquellos acuerdos a que fuesen llamados.

T ÍT U L O V. D E LA A U TO RID A D JU D IC IA L

CAPÍTULO I. DE LA ESENCIA
Y ATRIBUCIONES DE ESTA AUTORIDAD

A rt. L Reside la autoridad judicial en el Suprem o Tribunal Judiciario,


que se deberá form ar en la actual Cám ara de Apelaciones, y en todos los
juzgados subalternos que se hallan establecidos en el Estado y estableciera el
Congreso Nacional.
A rt. 2. Integridad, am or a la justicia, desinterés, literatura y prudencia
deben ser las cualidades características de los m iem bros del Poder Judicial,
quienes ínterin se verifica la reunión del Congreso, juzgarán todas las causas
por las leyes, cédulas y pragm áticas que hasta aquí han regido, a excepción
de las que pugnan con el actual sistema liberal de gobierno. En este caso con­
sultarán con el Senado, que proveerá de remedio.

CAPÍTULO II. DEL SUPREM O TRIBUNAL JUDICIARIO

A rt. 1. Se com pondrá el Suprem o Tribunal Judiciario de cinco ministros,


de los cuales uno será Presidente, y el fiscal lo será el del crimen de la Cám ara,
que no puede tener im pedim ento legal en los recursos que allí se eleven.

428 P R IM E R A S (X W S T IT U C IO N E S . U T I N O A M E R IC A Y EL C A R IB E
Art. 2. Los relatores y porteros de la C ám ara, com o sus escribanos, lo
serán igualm ente de este Tribunal.
Art. 3. El nom bram iento de los individuos que han de com poner este
Tribunal, corresponde al Director del Estado en su creación, y en vacantes ha
de preceder propuesta en terna del cuerpo, en la que la colocación num eral
no arguye preferencia.
A rt. 4. D eberá en los propuestos ser atendida la mayor idoneidad, m éri­
to y antigüedad; sin que pueda obtener lugar quien no sea abogado recibido,
y hubiere ejercido su oficio el térm ino de seis años.
A rt.5.*
A rt. 6. El tratam iento de este cuerpo será el de Excelencia.
A rt. 7. Su duración será conform e a lo dispuesto en el artículo 13, ca­
pítulo I, título IV de esta Constitución. Las causas de sus m iem bros serán
juzgadas p o r una com isión nom brada para el efecto por el Tribunal.
A rt. 8. La familia del que no fuere depuesto con causa, gozará del m on­
tepío establecido en esta clase de empleados.
A rt. 9. El ejercicio de este Tribunal será conocer en los recursos de se­
gunda suplicación y otros extraordinarios, que se interpongan legalmente de
las sentencias de la Cám ara de Apelaciones y Tribunales de Hacienda, alzadas
de M inería y Consulado.
Art. 10. Q ueda abolido el reglam ento hecho para estos recursos; y se
observará, ínterin p o r el Congreso Nacional se form a un nuevo reglamento,
lo dispuesto p o r las leyes que hasta esta época rigen, a excepción, que por el
fácil adito de estos recursos, deberá en todos rem itirse el proceso original sin
precedente com pulsa, y en ninguno ejecutarse las sentencias antes que sean
confirm adas p o r este Suprem o Tribunal.
A rt. 11. Antes de su instalación, podrá suplirse su falta elevándose los
recursos de los Tribunales de Alzadas de M inería y Consulado, a la Cám ara
de Apelaciones, y los de ésta al Suprem o Director; y para su resolución serán
Jueces los asesores del Consulado y M inería, el letrado o letrados, que ocu­
paren los M inisterios del Suprem o G obierno, y los demás que eligiese éste
hasta el núm ero de cinco.
A rt. 12. Las sentencias de este Suprem o T ribunal irán suscritas en p ri­
m er lugar p o r el Director, y ejecutadas sin recurso de gracia ni de justicia.

■El artículo 5 del Capítulo II no se reproduce en el original. (N. de B.A.)

B IB U O T E C A AYACL’C H O 429
A rt. 13. La com isión, antes de instalarse el Tribunal, concluido el acto
del juzgam iento quedará disuelta; y la parte recurrente, en caso de no obtener,
satisfará a cada uno de los jueces nom brados, que no fuere de los rentados, los
derechos establecidos para los asesores, y p o r m itad entre am bos litigantes,
cuando la sentencia alzada se varíe.

CAPÍTULO III. DE LA CÁMARA DE APELACIONES

A rt. 1. La C ám ara de Apelaciones tiene su jurisdicción en todo el distrito


del Estado.
A rt. 2. Se com pondrá de cuatro individuos, de los cuales el que la preside
se n om brará regente,y le corresponderán todas las funciones detalladas a este
em pleo en su respectivo reglamento.
A rt. 3. Entre los tres vocales restantes se distribuirán los dem ás juzga­
dos, según lo dispuesto p o r las leyes que hasta ahora se han observado.
A rt. 4. A unque al regente corresponda la decisión de com petencias en­
tre justicias inferiores, si las autoridades superiores tuvieren alguna duda
sobre sus respectivas facultades, se deslindará ésta por el Suprem o Poder
Judiciario con audiencia de su fiscal.
A rt. 5. La C ám ara tendrá dos fiscales, uno para lo civil y otro para lo
crim inal, y éste desem peñará la Fiscalía del Suprem o Tribunal Judiciario,
conform e a lo dispuesto en el artículo 1, C apítulo II, de este Título.
A r t 6. H abrá un agente fiscal, que lo sea en lo civil y crim inal para las
justicias ordinarias; sirviendo los fiscales p o r sí m ism os en el D espacho de la
Intendencia y tribunales superiores.
A rt. 7. El n om bram iento de estos empleos vacantes, en lo sucesivo, co­
rresponde al director, y se hará a propuesta de la Cám ara en los m ism os tér­
m inos y bajo las reglas establecidas en el artículo 4 del capítulo precedente.
A rt. 8. La duración de estos empleos será la misma que en el Tribunal Judi­
ciario, y de consiguiente el goce del m ontepío correspondiente a sus familias.
A rt. 9. El sueldo del regente, vocales y agentes fiscales, será el que desig­
ne el D irector Suprem o.
A rt. 10. Tendrá la C ám ara dos relatores, y su dotación será la que de­
signe el Suprem o Director, y no se exigirán derechos a los litigantes por las
relaciones.
A rt. 11. Cada relator tendrá un escribiente dotado. Tendrán preferencia

4 3 0 P R 1 M E R .\S C O N S im 'C IO N E S . U T lN O A .V l£ R lt Y EL C A R IB E
a este em pleo los practicantes, y les servirá de abono y m éritos para recibirse
de abogados.
A rt. 12. H abrá dos escribanos de Cám ara en los m ism os térm inos que
hasta ahora, quienes no pagarán por estos oficios pensión alguna, ni exigirán
a las partes otros derechos que los de su actuación por arancel y las tiras de lo
que ante ellos se actuare.
A rt. 13. H abrá un portero dotado, sin que exija derechos algunos a los
litigantes, ni de los perm itidos hasta lo presente.
A rt. 14. H abrá seis procuradores de núm ero, seis escribanos públicos, y
otros tantos receptores; y los archivos se distribuirán entre aquéllos pro p o r­
cionalm ente, y se arreglarán los aranceles por el vocal m enos antiguo de la
Cám ara, a quien del propio m odo corresponde la visita anual de estos oficios,
cuyo cum plim iento se encarga a los Tribunales de Justicia.
A rt. 15. La C ám ara conocerá, com o hasta aquí, de todo juicio entre p ar­
tes, aunque sea gubernativo, siem pre que se haga contencioso, arreglándose
en todo a lo dispuesto p o r el derecho com ún y leyes que actualm ente rigen,
ínterin se establece un nuevo código.
A rt. 16. C onocerá en los recursos de fuerza com o lo hacen las audien­
cias, y despachará los votos consultivos del Gobierno.
A rt. 17. Q ueda abolido el juzgado de provincia, que turnaba entre los
cam aristas; y en los juicios civiles de m enor cuantía no habrá apelación de
las providencias.
A rt. 18. En los pleitos de m enor cantidad de unos mil pesos, dos senten­
cias conform es de grado en grado, se ejecutarán sin recurso.
A rt. 19. Las sentencias de jueces ordinarios inferiores, en causas crim i­
nales, que sean de m uerte o aflictivas, no podrán ejecutarse sin aprobación
de la Cám ara.
A rt. 20. N ingún ciudadano podrá ser preso sin precedente semiplena
probanza de su delito, y antes de ocho días debe hacérsele saber la causa de su
prisión, tom ársele su confesión y ponerse com unicado si no es que lo em ba­
race alguna justa causa; y en este caso debe ponerse en su noticia este motivo.
A rt.2 1 .N o deberá esta inm unidad tener lugar cuando haya algún peli­
gro inm in en te de la patria.
A rt. 22. N ingún ciudadano ha de ser asegurado con prisiones, si no se
recela su fuga.

BIBLIOTECwKAYACUCHO 431
ArL 23. Tampoco podrán embargársele más bienes que los precisos para
responder por el delito, y si fuere de calidad, que exija alguna pena pecuniaria.
A rt. 24. Se form arán com o hasta aquí se ha observado las causas crim i­
nales; a excepción que no se recibirá juram ento a los reos para sus confesiones
y cargos, careos ni otras diligencias que tengan tendencia a indagar de ellos
m ism os sus delitos; y la pena infame aplicada a un delincuente, no será tras­
cendental a su fam ilia o descendencia.
A rt. 25. D eberá establecerse un juzgado de paz, y en el ínterin lo será
tod o juez de prim era instancia, que antes de darle curso, llamará a las partes
y tratará de reducirlas a una transacción o com prom iso extrajudicial; y po­
niéndose constancia de no haber tenido efecto esta diligencia, sólo correrá
la dem anda.
A rt. 26. Todo decreto que se notifique a las partes, se suscribirá por ellas
m ism as, a excepción de los que se publicaren en los tribunales superiores.

Advertencia

Esta C onstitución provisoria se sancionará por todos los Cabildos del


Estado, las autoridades, corporaciones, jefes y cuerpos militares, y se jurará
en la form a siguiente; Juro por Dios Nuestro Señor, y estos Santos Evangelios,
que cumpliré y observaré fiel y legalmente en la parte que me toca, todo cuanto
se contiene y ordena en esta Constitución provisoria. Si asi lo hiciere, Dios me
ayude, y si no. Él y la patria me hagan cargo.
Esto m ism o se practicará en todas las ciudades y villas del Estado; para
cuyo efecto se m andará im prim ir y archivar en todos los cabildos, oficinas y
departam entos; y se rem itirá a los pueblos y parroquias un núm ero de ejem ­
plares, para que llegue a noticia de todos.
Pero si el Suprem o Director hallase otro m edio por donde m ejor pueda
explicarse la voluntad general de los pueblos, para modificar, alterar o probar
esta C onstitución provisoria, podrá p ra a ic a rlo así, conform e a los principios
liberales que deben anim arle.

Santiago de Chile y 8 de agosto de 1818


- José Ignacio Cienfíiegos - Francisco Antonio Pérez - Lorenzo José de VÜlalón -
José María de Rozas - José María Villarreal

4 3 2 PR1.MER.\S CONSTITL'CIONES. U T1N0AM £R1('J\ Y EL C ^RIBE


ARGENTINA
CO N STITU CIÓ N DE LAS PROVINCIAS UNIDAS EN
SUDAMÉRICA, DICTADA EL 22 DE ABRIL DE 1819 PO R
EL CONGRESO GENERAL CONSTITUYENTE (1816-20)*

S E C C IÓ N L R E L IG IÓ N D E L E ST A D O

A rt. 1. La religión católica apostólica rom ana es la religión del Estado.


El G obierno le debe la más eficaz y poderosa protección y los habitantes del
territorio todo respeto, cualquiera que sean sus opiniones privadas.
A r t 2. La infracción del artículo anterior será m irada com o una viola­
ción de las leyes fim dam entales del país.

S E C C IÓ N II. P O D E R LEG ISLA TIV O

A lt. 3. El Poder Legislativo se expedirá por un Congreso Nacional com ­


puesto de dos Cámaras, una de representantes y otra de senadores.

CAPÍTULO I. CÁMARA DE REPRESENTANTES

A r t 4. La Cám ara de representantes se com pondrá de diputados ele­


gidos en proporción de uno por cada veinte y cinco mil habitantes, o una
fracción que iguale el núm ero de diecisiete mil.
A lt. 5. N inguno podrá ser elegido Representante sin que tenga las ca­
lidades de siete años de ciudadano antes de su nom bram iento, veintiséis de
edad cum plidos, un fondo de cuatro mil pesos al menos, o en su defecto, arte,

• “Constitución de las Provincias Unidas en Sudam érica, dictada el 22 de abril de 1819 por el
Congreso General Constituyente (1816-20)”, £ /pensamiento constitucional hispanoamericano hasta
¡830, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1961, pp. 119-138.

BIBU O TEC A A YM X’CHO 433


profesión u oficio útil. Q ue sea del fuero com ún y no esté en dependencia del
Poder Ejecutivo po r servicio a sueldo.
A rt. 6. D urarán en su representación cuatro años, pero se renovarán por
m itad al fin de cada bienio. Para verificarlo los prim eros representantes, luego
que se reúnan, sortearán los que deben salir en el prim er bienio. El reemplazo
de éstos se hará p o r los que con la anticipación conveniente elijan los pueblos
a quienes correspondan.
A rt. 7. La C ám ara de representantes tiene exclusivamente la iniciativa
en m ateria de contribuciones, tasas e im puestos, quedando al Senado la fa­
cultad de rem itirlas, rehusarlas u objetarles reparos.
A rt. 8. Ella tiene el derecho privativo de acusar de oficio, o a instancia
de cualquier ciudadano, a los m iem bros de los tres grandes poderes, a los
m inistros de Estado, enviados a las Cortes extranjeras, arzobispos y obispos,
generales de los ejércitos, gobernadores y jueces superiores de las provincias
y dem ás em pleados de no inferior rango de los nom brados: por los delitos
de traición, concusión, malversación de los fondos públicos, infracción de
C onstitución u otros que según las leyes m erezcan pena de m uerte o infa­
mia.
A rt. 9. Los representantes serán com pensados por sus servicios con la
cantidad y del fondo que señale la Legislatura, siendo su distribución del
resorte exclusivo de dicha Cámara.

CAPÍTULO II. SENADO

A rt. 10. Form arán el Senado los senadores de provincia, cuyo núm ero
será igual al de las provincias; tres senadores militares cuya graduación no
baje de coronel mayor; un obispo y tres eclesiásticos, un senador p o r cada
universidad y el D irector del Estado, concluido el tiem po de su gobierno.
A rt. 11. N úigim o será nom brado senador que no tenga la edad de trein­
ta años cum plidos, nueve de ciudadano antes de su elección, un fondo de
ocho mil pesos, una renta equivalente o una profesión que lo ponga en estado
de ser ventajoso a la sociedad.
A rt. 12. D urarán en el cargo p o r el tiem po de doce años renovándose
p o r terceras partes cada cuatro. La suerte decidirá quiénes deban salir en el
prim ero y segundo cuatricinio.

4 3 4 PRIMERAS c o N s r r r u a o N E S . u t i n o a .m £ r ic a y a c a r ib e
A rt. 13. El ex director perm anecerá en el Senado hasta que sea reempla­
zado p o r el que le sucediese en el mando.
A rt. 14. Los senadores por las provincias se elegirán en la form a siguien­
te; cada m unicipalidad nom brará un capitular y un propietario, que tenga un
fondo de diez mil pesos al m enos, para electores. Reunidos éstos en un punto
en el centro de la provincia, que designará el Poder Ejecutivo, elegirán tres
sujetos de la clase civil, de los que uno al m enos sea de fuera de la provincia.
Esta terna se pasará al Senado (la prim era vez al Congreso) con testim onio
íntegro del acta de elección. El Senado, recibidas todas las ternas y publicadas
por la prensa, hará el escrutinio, y los que tuvieren el mayor núm ero de sufra­
gios, com putados por provincias, serán senadores. Si no resultase pluralidad,
la prim era vez el Congreso y en lo sucesivo el Senado hará la elección de entre
los propuestos.
A rt. 15. Los senadores militares serán nom brados por el director del
Estado.
A rt. 16. Será senador por la prim era vez el obispo de la diócesis donde
resida el cuerpo legislativo. En lo sucesivo se elegirá el obispo senador por
los obispos del territorio, rem itiendo sus votos al Senado. Publicados por la
prensa se hará el escrutinio, y el que reuniese el mayor n úm ero será senador;
no resultando pluralidad, decidirá la elección el Senado.
A rt. 17. Los cabildos eclesiásticos, reunidos con el prelado diocesano,
curas rectores del sagrario de la Iglesia Catedral y rectores de los colegios
(cuando éstos sean eclesiásticos) elegirán tres individuos del m ism o Estado,
de los cuales uno al m enos sea de otra diócesis. Remitidas y publicadas las
ternas con sus actas, los tres que reúnan m ayor núm ero de sufragios, com ­
putados p or las iglesias, serán senadores; en caso de igualdad, el Congreso o
Senado decidirá la elección.
A rt. 18. Al Senado corresponde juzgar en juicio público a los acusados
por la Sala de representantes.
A rt. 19. La concurrencia de las dos terceras partes de sufragios harán
sentencia contra el acusado, únicam ente al efecto de separarlo del empleo o
declararlo inhábil para obtener otro.
A rt. 20. La parte convencida quedará, no obstante, sujeta a acusación,
juicio y castigo conform e a la ley.

BIBUCriECAAYACUCHO 435
CAPÍTULO III. ATRIBUCIONES COMUNES A AMBAS CÁMARAS

A rt. 21. Ambas Cámaras se reunirán por prim era vez en esta capital y en
lo sucesivo en el lugar que ellas m ism as determ inen, y tendrán sus sesiones
en los meses de marzo, abril y mayo, y septiem bre, octubre y noviembre.
A rt. 22. Cada Sala será privativam ente el juez para calificar la elección
de sus m iem bros con mayoría de un voto sobre la mitad.
A rt. 23. N om brará su Presidente, vicepresidente y oficiales; señalará el
tiem po de la duración de unos y otros y prescribirá el orden para los debates
y para facilitar el despacho de sus deliberaciones.
A rt. 24. N inguna de las Salas podrá deliberar m ientras no se hallen
reunidas am bas, respectivam ente, en el lugar de las sesiones, al m enos en las
dos terceras partes de sus m iembros; pero un núm ero m enor podrá compeler
a los ausentes a la asistencia en los térm inos y bajo los aprem ios que cada Sala
proveyere.
A rt. 25. C ada Sala llevará un diario de sus procedim ientos, que se p u ­
blicará de tiem p o en tiem po, exceptuando aquellas partes que, a su juicio,
requieran secreto. Los votos de aprobación o negación de los m iem bros de
u na y o tra Sala se ap untarán en el diario, si lo exigiese así una quinta parte
de ellos.
A rt. 26. Los senadores y representantes no serán arrestados ni proce­
sados d u ran te su asistencia a la legislatura y m ientras van y vuelven de ella,
excepto el caso de ser sorprendidos in fraganti en la ejecución de algún crimen
que m erezca pena de muerte, infam ia u otra aflictiva, de lo que se dará cuenta
a la Sola respectiva con la sum aria inform ación del hecho.
A rt. 27. Los senadores y representantes, p o r sus opiniones, discursos o
debates, en u na u otra Sala no podrán ser m olestados en ningún lugar; pero
cada Sala p o d rá castigar a sus m iem bros por desorden de c o n d u a a , y con la
concurrencia de las dos terceras partes expeler a cualquiera de su seno.
A rt. 28. En el caso que expresa el artículo 26, o cuando se form a querella
p or escrito contra cualquier senador o representante por delitos que no sean
del privativo conocim iento del Senado; exam inado el m érito del sum ario en
juicio público podrá cada Sala con dos tercios de votos separar al acusado
de su seno y ponerlo a disposición del Suprem o Tribunal de Justicia para su
juzgam iento.

436 PRIMERAS CONSTITUCIONES. LATINOAMÉRICA^ YELCj \RIBE


Art. 29. N ingún senador o representante podrá ser em pleado por el Po­
der Ejecutivo sin su consentim iento y el de la Cám ara a que corresponda.
Art. 30. Cada una de las Cámaras podrá hacer com parecer en su Sala a
los m inistros del Poder Ejecutivo para recibir los inform es que estim e con­
venientes.

CAPÍTULO IV. ATRIBUCIONES DEL CONGRESO

ArL 31. Ai C ongreso corresponde privativam ente form ar las leyes que
deben regir en el territorio de la U nión.
ArL 32. D ecretar la guerra y la paz.
A r t 33. Establecer derechos, y p or un tiem po que no pase de dos años
im poner para las urgencias del Estado contribuciones proporcionalm ente
iguales en todo el territorio.
A rt. 34. Fijar, a propuesta del Poder Ejecutivo, la fuerza de línea de m ar
y tierra para el servicio del Estado en tiem po de paz y determ inar por sí el
núm ero de tropas que haya de existir en el lugar don d e tenga sus sesiones.
A lt. 35. M andar construir y equipar una M arina nacional.
Art. 36. Recibir em préstitos sobre los fondos del Estado.
Art- 37. Reglar las form as de todos los juicios y establecer tribunales
inferiores a la Alta Corte de Justicia.
A rt. 38. C rear y suprim ir empleos de toda clase.
Art. 39. Reglar el Com ercio interior y exterior.
A r t 40. D em arcar el territorio del Estado y fijar los límites de las p ro ­
vincias.
ArL 41. H abilitar puertos nuevos en las costas del territorio cuando
lo crea conveniente, y elevar las poblaciones al rango de villas, ciudades o
provincias.
A rt. 42. F orm ar planes uniform es de educación pública y proveer de
medios para el sostén de los establecim ientos de esta clase.
A rt. 43. Recibir anualm ente del Poder Ejecutivo la cuenta general de las
rentas públicas, exam inarla y juzgarla.
A rt. 44. Asegurar a los autores o inventores de establecim ientos útiles
privilegios exclusivos por tiem po determ inado.
A rt. 45. Reglar la m oneda, los pesos y medidas.

Bi BU crrE C A A V A c:u a 4 0 4 3 7
CAPÍTULO V. FORMACIÓN Y SANCIÓN DE LAS LEYES

A rt. 46. Las leyes pueden tener principio en cualquiera de las dos Cám a­
ras que com ponen el Poder Legislativo.
A rt. 47. Se exceptúan de esta regla las relativas a los objetos de que trata
el artículo 7.
A rt. 48. Todo proyecto de ley se leerá en tres sesiones distintas, m ediando
entre cada u na de ellas tres días al menos; sin esto no se pasará a deliberar.
A rt. 49. Los proyectos de ley y demás resoluciones del cuerpo legislativo
para su aprobación deberán obtener la mayoría de un voto al m enos sobre
la m itad de los sufragios en cada una de las Cám aras constitucionalm ente
reunidas.
A rt. 50. A probado el proyecto en la Cám ara donde haya tenido princi­
pio, se pasará a la otra para que, discutido en ella del m ism o m odo que en la
prim era, lo repare, apruebe o deseche.
A rt. 51. N ingún p ro y eao de ley desechado por una de las Cámaras
pod rá repetirse en las sesiones de aquel año.
A rt. 52. Los proyectos de ley, constitucionalm ente aprobados por ambas
Cám aras pasarán al director del Estado.
A rt. 53. Si él los suscribe o en el térm ino de quince días no los devuelve
objecionados, tendrán fuerza de ley.
A rt. 54. Si encuentra inconveniente los devolverá objecionados a la Cá­
m ara don d e tuvieron su origen.
A rt. 55. Reconsiderados en am bas Cámaras, dos tercios de sufragios en
cada una de ellas harán su últim a sanción.

SECCIÓN III. PODER EJECUTIVO

CAPÍTULO I. NATURALEZA Y CALIDADES DE ESTE PODER

A rt. 56. El Suprem o Poder Ejecutivo de la nación se expedirá p o r la


persona en quien recaiga la elección de Director.
A rt. 57. N ingim o pod rá ser elegido D irector del Estado que no tenga
las calidades de ciudadano, natural del territorio de la U nión, con seis años
de residencia en él inm ediatam ente antes de la elección y treinta y cinco de
edad cuando m enos.

438 PRIMERASCONSTni'CIONES. UTINOAMÉKICAY ELC A R IB F.


A rt. 58. Tampoco podrá ser elegido el que se halle empleado en el Sena­
do o en la Cám ara de representantes.
A rt. 59. Antes de en trar al ejercicio del cargo hará el Director electo, en
manos del Presidente del Senado a presencia de las dos Cámaras reunidas, el
juram ento siguiente: Yo N. juro por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evange­
lios que desempeñaré fielmente el cargo de Director que se me confía; que cum ­
pliré y haré cumplir la Constitución del Estado, protegeré la religión católica y
conservaré la integridad e independencia del territorio de la Unión.
A rt. 60. D urará en el cargo por el tiem po de cinco años.
A rt. 61. En caso de enfermedad, acusación o m uerte del Director del Es­
tado, adm inistrará provisionalm ente el Poder Ejecutivo el Presidente del Se­
nado, quedando entre tanto suspenso de las funciones de senador.

CAPÍTULO II. FORMA DE LA ELECCIÓN


DEL DIRECTOR DEL ESTADO

Art. 62. El Director del Estado será elegido por las dos Cámaras reunidas.
A rt. 63. Presidirá la elección el presidente del Senado y hará en ella de
vicepresidente el presidente de la Cám ara de representantes.
A rt. 64. Los votos se entregarán escritos y firm ados por los vocales y se
publicarán con sus nom bres.
A rt. 65. Una mayoría de un voto sobre la m itad de cada Cám ara hará
la elección.
A rt. 66. Si después de tres votaciones ninguno obtuviese la expresada
mayoría, se publicarán los tres sujetos que hayan obtenido el mayor núm ero
y por ellos sólo se sufragará en las siguientes votaciones.
A rt. 67. Si reiterada ésta hasta tres veces ninguno de los tres propuestos
reuniese la mayoría que exige el artículo 65, se excluirá el que tuviera m enor
núm ero de votos; en caso de igualdad entre los tres o dos de ellos, decidirá la
suerte el que hay'a de ser excluido, quedando solam ente dos.
A rt. 68. Por uno de éstos se votará de nuevo.
A rt. 69. Si repetida tres veces la votación no resuhase la mayoría expre­
sada, se sacará por suerte el D irector de entre los dos.
A rt. 70. Todo esto deberá verificarse acto continuo desde que se dé p rin ­
cipio a la elección.

BlBUOTECAAJrACUCHO 439
A rt. 71. Se procederá a ella treinta días antes de cum plir su térm ino el
D irector que concluye; en caso de m uerte deberá hacerse la elección dentro
de quince días.
A rt. 72. Entre tan to se posesiona del cargo el nuevam ente nom brado,
subsistirá en el gobierno el que lo esté ejerciendo; pero al electo se le contarán
los cinco años desde el día en que aquél haya cum plido su térm ino.
A rt. 73. El D irector del Estado sólo podrá ser reelegido p o r una vez con
u n voto sobre las dos terceras partes de cada Cám ara.

CAPÍTULO III. ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO

A rt. 74. El D irector del Estado es Jefe Suprem o de todas las fuerzas de
m ar y tierra.
A rt. 75. Publica y hace ejecutar las leyes que han recibido sanción.
A rt. 76. Hace la ap ertu ra de las sesiones del cuerpo legislativo en los pe­
ríodos de renovación de la Cám ara de representantes en la Sala del Senado,
info rm an d o en esta ocasión sobre el estado del G obierno, m ejoras o reformas
y dem ás que considere digno de poner en su conocim iento, lo que se publi­
cará p o r la prensa.
A r t 77. Convoca extraordinariam ente el cuerpo legislativo cuando así
lo exija el interés del país d u ran te la interrupción de las sesiones.
A rt. 78. Puede p ro p o n er por escrito al cuerpo legislativo en sus Cámaras
los proyectos, m edidas, m ejoras o reform as que estim are necesarias o conve­
nientes a la felicidad del Estado.
A rt. 79. Publica la guerra y la paz; form a y da dirección a los ejércitos de
m ar y tierra para defensa del Estado y ofensa del enemigo.
A rt. 80. Rechaza las invasiones de los enemigos exteriores, previene las
conspiraciones y sofoca los tu m ultos populares.
A rt. 81. N om b ra p o r sí solo los generales de los ejércitos de m ar y tierra,
los em bajadores enviados y cónsules cerca de las naciones extranjeras y los
recibe de ellas.
A rt. 82. N om bra y destituye a sus m inistros; la responsabilidad de éstos
la determ inará la ley.
A rt. 83. Puede, con parecer y consentim iento de dos terceras partes de
senadores presentes en n úm ero constitucional, celebrar y concluir tratados

4 4 0 PRIMER.Vi CONSTITUaONES. LATINOAMÉRICA Y ELCVRlBh


con las naciones extranjeras; salvo el caso de enajenación o desm em bración
de alguna parte del territorio, en que deberá exigirse el consentim iento de
dos tercios de la Cám ara de representantes.
A rt. 84. Expide las cartas de ciudadanía con sujeción a las form as y
calidades que la ley prescriba.
A rt. 85. N om bra a todos los empleos que no se exceptúan especialmente
en esta C onstitución y las leyes.
A rt. 86. N om bra los arzobispos y obispos a propuesta en tem a del Se­
nado.
A lt. 87. Presenta a todas las dignidades, canonjías, prebendas y benefi­
cios de las iglesias-catedrales, colegiatas y parroquiales, conform e a las leyes.
A rt. 88. Todos los objetos y ram os de Hacienda y policía, los estableci­
m ientos públicos nacionales, científicos, y de todo otro género, form ados o
sostenidos con fondos del Estado, las casas de m oneda, bancos nacionales,
correos, postas y cam inos son de la suprem a inspección y resorte del D irector
del Estado, bajo las leyes u ordenanzas que los rigen o que en adelante formare
el cuerpo legislativo.
A r t 89. Puede indultar de la pena capital a un crim inal o conm utar­
la, previo inform e del tribunal de la causa, cuando p>oderosos y manifiestos
m otivos de equidad lo sugieran o algún grande acontecim iento feliz haga
plausible la gracia, salvo los delitos que la ley exceptúa.
A rt. 90. C onfirm a o revoca con arreglo a ordenanza las sentencias de los
reos m ilitares pronunciadas en los tribunales de su fuero.
A rt. 91. Recibirá por sus servicios en tiem pos determ inados una com ­
pensación, que le señalará el cuerpo legislativo, la cual ni se aum entará ni
dism inuirá d uran te el tiem po de su m ando.

SECCIÓN IV. PODER JUDICIAL

CAPÍTULO ÜNICO. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

A rt. 92. Una Alta Corte de Justicia, com puesta de siete jueces y dos fis­
cales, ejercerá el Suprem o Poder Judicial del Estado.
A rt. 93. N inguno podrá ser m iem bro de ella si no fuere letrado, recibido
con ocho años de ejercicio público y cuarenta de edad.

BIBLIOTECA AYACUCHO 441


A rt. 94. Los m iem bros de la Alta Corte de Justicia serán nom brados por
el director del Estado con noticia y consentim iento del Senado.
A rt. 95. El Presidente será electo cada cinco años a pluralidad de sufra­
gios p o r los m iem bros de ella y sus fiscales.
A rt. 96. La Alta Corte de Justicia n o m b rará los oficiales de ella en el
núm ero y form a que prescribirá la ley.
A rt. 97. C onocerá exclusivamente de todas las causas concernientes a
los enviados y cónsules de las naciones extranjeras; de aquellas en que sea
parte una provincia, o que se susciten entre provincia y provincia, o pueblos
de una m ism a provincia, sobre límites u otros derechos contenciosos; de las
que tengan su origen de contratos entre el G obierno Suprem o y un particular,
y últim am ente, de las de aquellos funcionarios públicos de que hablan los
artículos 20 y 28.
A rt. 98. Conocerá en últim o recurso de todos los casos que descienden
de tratados hechos bajo la autoridad del G obierno; de los crím enes com e­
tidos co n tra el derecho público de las naciones, y de todos aquellos en que,
según las leyes, haya lugar a los recursos de segunda suplicación, nulidad o
injusticia notoria.
A rt. 99. Los juicios de la Alta Corte y dem ás Tribunales de Justicia serán
públicos; produciéndose en la mism a form a los votos de cada juez para las
resoluciones o sentencias de cualquier naturaleza que ellas sean.
A rt. 100. Inform ará de tiem po en tiem po al cuerpo legislativo de todo
lo conveniente para las m ejoras de la adm inistración de justicia, que seguirá
gobernándose p o r las leyes que hasta el presente, en todo lo que no sea con­
trario a esta C onstitución.
A rt. 101. C ada seis meses recibirá de las C ám aras de Justicia una razón
exacta de las causas y asuntos despachados en ellas y de las que quedan pen ­
dientes, su estado, tiem po de su duración y m otivos de dem ora: instruida con
el diario del Despacho que deben llevar los escribanos de Cám ara, a fin de
que, estando a la m ira de que la justicia se adm inistre con p rontitud, prevea
lo conveniente a evitar retardaciones indebidas,
A rt. 102. Los individuos de esta Corte ejercerán el cargo por el tiem po
de su b uena com portación y no podrán ser em pleados por el Poder Ejecutivo
en otro destino sin su consentim iento y el de la misma Corte.
A rt. 103. El cuerpo legislativo les designará una com pensación por sus
servicios, que no podrá ser dism inuida m ientras perm anezcan en el oficio.

4 4 2 PRIMERAS CONSmrUaONES. UTIN’OAMÉRICA YEL CARIBE


SECCIÓN V. DECLARACIÓN DE DERECHOS

CAPÍTULO L DERECHOS DE LA NACIÓN

A rt. 104. La nación tiene derecho para reform ar su C onstitución, cuan­


do así lo exija el interés com ún, guardando las formas constitucionales.
A rt. 105. La nación, en quien originariam ente reside la soberanía, dele­
ga el ejercicio de los altos poderes que la representan a cargo de que se ejerzan
en forma que ordena la C onstitución; de m anera que ni el Legislativo puede
abocarse el Ejecutivo o Judicial, ni el Ejecutivo p erturbar o mezclarse en éste
o el Legislativo, ni el Judicial tom ar parte en los otros dos, contra lo dispuesto
en esta C onstitución.
A rt. 106. Las corporaciones y m agistrados investidos de la autoridad
legislativa, ejecutiva y judicial son apoderados de la nación y responsables a
ella en los térm inos que la C onstitución prescribe.
A rt. 107. N inguna autoridad del país es superior a la ley: ellas m andan,
juzgan o gobiernan p o r la ley, y es, según ella, que se les debe respeto y obe­
diencia.
A rt. 108. Al delegar el ejercicio de su soberanía constitucionalm ente,
la nación se reserva la facultad de no m b rar sus representantes y la de ejercer
librem ente el poder censorio por m edio de la prensa.

CAPÍTULO II. DERECHOS PARTICULARES

A rt. 109. Los m iem bros del Estado deben ser protegidos en el goce de
los derechos de su vida, reputación, libertad, seguridad y propiedad. Nadie
puede ser privado de alguno de ellos sino conform e a las leyes.
A rt. 110. Los hom bres son de tal m anera iguales ante la ley, que ésta,
bien sea penal, preceptiva o tuitiva, debe ser una m ism a para todos y favo­
recer igualm ente al poderoso que al miserable para la conservación de sus
derechos.
A rt. 111. La libertad de publicar sus ¡deas p o r la prensa es un derecho tan
apreciable al hom bre, com o esencial para la conservación de la libertad civil
en un Estado; se observarán a este respecto las reglas que el Congreso tiene
aprobadas provisionalm ente, hasta que la legislatura las varíe o m odifique.

b ib l io t e (> l a y a c u c h o 443
A rt. 112. Las acciones privadas de los hom bres que de ningún m odo
ofenden el orden público ni perjudican a un tercero, están sólo reservadas a
Dios y exentas de la autoridad de los m agistrados.
A rt. 113. N ingún habitante del Estado será obligado a hacer lo que no
m anda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.
A rt. 114. Es del interés y del derecho de todos los m iem bros del Estado,
el ser juzgados p o r jueces los más libres, independientes e imparciales, que
sea dado a la condición de las cosas hum anas. El cuerpo legislativo cuidará
de p rep arar y p o n e r en planta el establecim iento del juicio por jurados, en
cu an to lo p erm itan las circunstancias.
A rt. 115. Todo ciudadano debe estar seguro contra las requisiciones
arb itrarias y apoderam iento injusto de sus papeles y correspondencias. La
ley d eterm inará en qué casos y con qué justificación pueda procederse a ocu­
parlos.
A rt. 116. N ingún individuo podrá ser arrestado sin prueba al m enos se­
m iplena e indicios vehem entes de crim en por el que merezca pena corporal;
los que se harán constar en proceso inform ativo dentro de tres días perento­
rios, si no hubiese im pedim ento; pero habiéndolo, se pondrá constancia de
él en el proceso.
A r t- 117. Las cárceles sólo deben servir para la seguridad y no para cas­
tigo de los reos. Toda m edida que a pretexto de precaución conduzca a m o r­
tificarles m ás allá de lo que aquélla exige, será corregida según las leyes.
A rt. 118. N ingún habitante del Estado p odrá ser penado ni confinado
sin que preceda form a de proceso y sentencia legal.
A rt. 119. La casa de un ciudadano es un sagrado, que no puede violarse si n
crim en; y sólo podrá allanarse en caso de resistencia a la autoridad legítima.
A rt. 120. Esta diligencia se hará con la m oderación debida personal­
m ente p o r el m ism o juez. En caso que algún urgente m otivo se lo im pida,
dará al delegado orden p o r escrito con las especificaciones convenientes, y
se dejará copia de ella al individuo que fuere aprendido y al dueño de la casa,
si la pidiere.
A r t 121. Las anteriores disposiciones relativas a la seguridad individual
n o p od rán suspenderse.
A r t 122. C uando por un muy rem oto y extraordinario acontecimiento,
que com prom eta la tranquilidad pública o la seguridad de la patria, no pueda

4 4 4 PRIMERAS C O N S T m 'a O N E S . UTlNOAMf.Rirw\ Y EL CARIBE


observarse cuanto en ellas se previene, las autoridades que se viesen en esta fatal
necesidad darán inm ediatam ente razón de su conducta al cuerpo legislativo,
quien examinará los motivos de la medida y el tiem po de su duración.
A rt. 123. Siendo la propiedad un derecho sagrado e inviolable, los
m iem bros del Estado no pueden ser privados de ella ni gravados en sus facul­
tades sin el consentim iento del cuerpo legislativo, o p or un juicio conform e
a las leyes.
A rt. 124. C uando el interés del Estado exija que la propiedad de algún
pueblo o individuo particular sea destinada a los usos públicos, el propietario
recibirá por ella una justa com pensación.
A rt. 125. N inguno será obligado a prestar auxilios de cualquier clase
para los ejércitos, ni a franquear su casa para alojam iento de un cuerpo o
individuo militar, sino de orden del m agistrado civil según la ley. El perjuicio
que en este caso se infiera al propietario será indem nizado comp>etentemente
por el Estado.
A rt. 126. Todos los m iem bros del Estado tienen derecho para elevar sus
quejas y ser oídos hasta de las prim eras autoridades del país.
A rt. 127. A ningún hom bre o corporación se concederán ventajas, dis­
tinciones o privilegios exclusivos, sino los que sean debidos a la virtud o los
talentos; no siendo éstos transm isibles a los descendientes, se prohíbe con­
ceder nuevos títulos de nobleza hereditarios.
A rt-128. Siendo los indios iguales en dignidad y en derechos a los demás
ciudadanos, gozarán de las mismas preem inencias y serán regidos por las
mismas leyes. Q ueda extinguida toda tasa o servicio personal bajo cualquier
pretexto o denom inación que sea. El cuerpo legislativo prom overá eficaz­
m ente el bien de los naturales por m edio de leyes que m ejoren su condición
hasta ponerlos al nivel de las dem ás clases del Estado.
A rt. 129. Q ueda tam bién constitucionalm ente abolido, el tráfico de es­
clavos y prohibida para siem pre su introducción en el territorio del Estado.

SECCIÓN VI. REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN

A r t 130. En ninguna de las Cámaras del Poder Legislativo será admitida


una moción para la reforma de uno o más artículos de la Constitución presente,
sin que sea apoyada por la cuarta parte de los m iem bros concurrentes.

BIBUOTECA AYACL'CHO 445


A lt. 131. Siempre que la m oción obtenga dicha calidad, discutida en la
form a ordinaria, podrá sancionarse con dos tercias partes de votos en cada
una de las Salas: que el artículo o artículos en cuestión exigen reforma.
A rt. 132. Esta resolución se com unicará al Poder Ejecutivo para que,
con su opinión fundada, la devuelva dentro de treinta días a la Sala donde
tuvo su origen.
A rt. 133. Si él disiente, reconsiderada la m ateria en ambas Cám aras, será
necesaria la concurrencia de tres cuartas partes de cada una de ellas para san­
cionar la necesidad de la reform a; y tanto en este caso com o en el de consentir
el Poder Ejecutivo, se procederá inm ediatam ente a verificarla con el núm ero
de sufragios prescrito en el artículo 131.
A rt. 134. Verificada la reform a, pasará al Poder Ejecutivo para su publi­
cación. En caso de devolverla con reparos, tres cuartas partes de sufragios en
cada sala h arán su últim a sanción.

CAPÍTULO FINAL

A rt. 135. C o ntinuarán observándose las leyes, estatutos y reglam entos


que hasta ahora rigen, en lo que no hayan sido alterados ni digan contradic­
ción con la C onstitución presente, hasta que reciban de la legislatura las va­
riaciones o reform as que estim e convenientes.
A rt. 136. Esta C onstitución será solem nem ente jurada en todo el terri­
torio del Estado.
A rt. 137. N ingún em pleado político, civil, m ilitar o eclesiástico podrá
con tin u ar en su destino sin prestar juram ento de observar la C onstitución
y sostenerla. Los que de nuevo fuesen nom brados o prom ovidos a cualquier
em pleo, o a grados militares o literarios, o se recibieren de algún cargo u oficio
público, otorgarán el m ism o juram ento.
A rt. 138. Todo el que atentare o prestare m edios para atentar contra la
presente C onstitución, será reputado enemigo del Estado y castigado con
todo el rigor de las penas, hasta las de m uerte y expatriación, según la grave­
dad de su crim en.

D ada en la sala de sesiones, firm ada de nuestra m ano, sellada con nues­
tro sello y refrendada p o r nuestro secretario, en Buenos Aires, a veintidós de
abril de mil ochocientos diecinueve, cuarto de la Independencia.

4 4 6 PRIMERAS a ) N S T r a ’CIONES. UT1NÜA.MÉRÍCA Y EL CARIBE


URUGUAY
CONSTITUCIÓN DE 1830*

En el n o m b re de Dios todo poderoso, autor,


legislador y conservador suprem o del universo.

Nosotros, los representantes nom brados por los pueblos situados a la parte
O riental del Río Uruguay, que, en conform idad de la C onvención prelim i­
nar de paz, celebrada entre la República A rgentina y el Im perio del Brasil, en
27 de agosto del año próxim o pasado de 1828, deben com poner un Estado
libre e independiente; reunidos en Asamblea General, usando de las facul­
tades que se nos han com etido, cum pliendo con nuestro deber, y con los
vehem entes deseos de nuestros representados, en orden a proveer a su com ún
defensa y tranquilidad interior, a establecerles justicia, prom over el bien y
la felicidad general, asegurando los derechos y prerrogativas de su libertad
civil y política, propiedad e igualdad, fijando las bases fundam entales, y una
forma de gobierno que les afiance aquéllos, del m odo más conform e con sus
costum bres, y que sea más adaptable a sus actuales circunstancias y situación;
según nuestro saber, y lo que nos dicta nuestra íntim a conciencia, acordam os,
establecemos, y sancionam os la presente CONSTITUCIÓN.

SECCIÓN I. DE LA NACIÓN, SU SOBERANÍA Y CULTO

CAPITULO I

A rt. L El Estado O riental del Uruguay es la asociación política de todos


los ciudadanos com prendidos en los nueve departam entos actuales de su
territorio.

* H éctor Gros Espiell; comp., “Constitución de 1830”, Las constituciones del Uruguay, M adrid, Edi­
ciones C ultura H ispánica, 1956,pp. 147-176.

BI B U a rE C A AYACUCHO 4 47
ArL 2. Él es y será para siem pre libre, e independiente de todo poder
extranjero.
A rt. 3. Jamás será el p atrim onio de persona, ni de familia alguna.

CAPÍTULO II

A rt. 4. La soberanía en toda su plenitud existe radicalm ente en la nación,


a la que com pete el derecho exclusivo de establecer sus leyes, del m odo que
m ás adelante se expresará.

CAPÍTULO III

A rt. 5. La religión del Estado es la católica apostólica rom ana.

SECCIÓN IL DE LA CIUDADANÍA, SUS DERECHOS,


MODOS DE SUSPENDERSE Y PERDERSE

CAPÍTULO I

A rt. 6. Los ciudadanos del Estado O riental del Uruguay son naturales
o legales.
A rt. 7. C iudadanos naturales son todos los hom bres libres, nacidos en
cualquier p u n to del territo rio del Estado.
A rt. 8. C iudadanos legales son: los extranjeros, padres de ciudadanos
naturales, avecindados en el país antes del establecim iento de la presente
C onstitución; los hijos de padre o m adre natural del país, nacidos fuera del
Estado, desde el acto de avecindarse en él; los extranjeros que, en calidad de
oficiales, han com batido y com batieren en los ejércitos de m ar o tierra de la
nación; los extranjeros, au n q u e sin hijos, o con hijos extranjeros, pero ca­
sados con hijas del país, que, profesando alguna ciencia, arte o industria, o
poseyendo algún capital en giro, o propiedad raíz, se hallen residiendo en el
Estado al tiem po de ju rarse esta Constitución; los extranjeros, casados con
extranjeras, que tengan alguna de las calidades que se acaban de m encionar,y
tres años de residencia en el Estado; los extranjeros no casados, que tam bién
tengan alguna de las dichas calidades, y cuatro años de residencia; los que

448 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . U T IN O A M É R IC IA Y EL C A R IB E
obtengan gracia especial de la Asamblea, por servicios notables, o m éritos
relevantes.

CAPÍTULO II

ArL 9. Todo ciudadano es m iem bro de la soberanía de la nación; y com o


tal, tiene voto activo y pasivo en los casos y form a que más adelante se desig­
narán.
A rt. 10. Todo ciudadano puede ser llam ado a los empleos públicos.

CAPÍTULO III

A rt. 11. La ciudadanía se suspende:


1. Por ineptitud física o m oral, que im pida obrar libre y reflexiva­
mente;
2. Por la condición de sirviente a sueldo, peón jornalero, simple soldado
de línea, notoriam ente vago o legalmente procesado en causa crim inal, de
que pueda resultar pena corporal o infam ante;
3. Por el h áb ito de ebriedad;
4. Por no haber cum plido veinte años de edad, m enos siendo casado
desde los diez y ocho;
5. Por no saber leer ni escribir, los que entren al ejercicio de la ciudadanía
desde el año de mil ochocientos cuarenta en adelante;
6. Por el estado de deudor fallido, declarado tal por juez com petente;
7. Por deudor al fisco, declarado m oroso.

CAPÍTULO IV

A rt. 12. La ciudadanía se pierde:


1. Por sentencia que im ponga pena infam ante;
2. Por quiebra fraudulenta, declarada tal;
3. Por naturalizarse en otro país;
4. Por adm itir empleos, distinciones o títulos de otro gobierno, sin espe­
cial perm iso de la Asamblea; pudiendo, en cualquiera de estos cuatro casos,
solicitarse y obtenerse rehabilitación.

B IB U O T K C A A Y A C U C H O 449
SECCIÓN III. DE LA FORMA DE GOBIERNO
Y SUS DIFERENTES PODERES

CAPÍTULO Ú N IC O

A rt. 13. El Estado O riental del Uruguay adopta para su gobierno la


form a representativa republicana.
A rt. 14. Delega al efecto el ejercicio de su soberanía en los tres altos po­
deres, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, bajo las reglas que se expresarán.

SECCIÓN IV. DEL PODER LEGISLATIVO Y SUS CÁMARAS

CA PÍTU LO !

A rt. 15. El Poder Legislativo es delegado a la Asamblea General.


A rt. 16. Ésta se com pondrá de dos Cám aras, una de representantes y
otra de senadores.
A rt. 17. A la Asamblea General compete:
1. Form ar y m andar publicar los códigos;
2. Establecer los tribunales y arreglar la adm inistración de justicia;
3. Expedir leyes relativas a la independencia, seguridad, tranquilidad y
decoro de la república; protección de todos los derechos individuales, y fo­
m ento de la ilustración, agricultura, industria. Com ercio exterior e interior;
4. A probar o reprobar, aum entar o dism inuir los presupuestos de gastos
que presente el Poder Ejecutivo; establecer las contribuciones necesarias para
cubrirlos; su distribución; el orden de su recaudación e inversión, y suprim ir,
m odificar o a u m en tar las existentes;
5. A probar o reprobar en todo, o en parte, las cuentas que presente el
Poder Ejecutivo;
6. C o n traer la deuda nacional, consolidarla, designar sus garantías, y
reglam entar el crédito público;
7. D ecretar la guerra y aprobar o reprobar los tratados de paz, alianza,
com ercio y cualesquiera otros que celebre el Poder Ejecutivo con potencias
extranjeras;
8. D esignar todos los años la Fuerza A rm ada, m arítim a y terrestre, ne­
cesaria en tiem po de paz y de guerra;

450 P R IM E R .\S CONSTITUaONES. U T I N O A M f J lI C A Y EL C A R IB E


9. Crear nuevos departam entos, arreglar sus límites, habilitar puertos,
establecer aduanas, y derechos de exportación e im portación;
10. Justificar el peso, ley y valor de las m onedas; fijar el tipo y denom i­
nación de las mismas, y arreglar el sistema de pesas y medidas;
11. Perm itir o prohibir que entren tropas extranjeras en el territorio
de la república, determ inando, para el prim er caso, el tiem po en que deban
salir de él;
12. Negar o conceder la salida de ftierzas nacionales fuera de la repúbli­
ca, señalando, para este caso, el tiem po de su regreso a ella;
13. Crear y suprim ir em pleos públicos; determ inar sus atribuciones;
designar, aum entar o dism inuir sus dotaciones o retiro; dar pensiones o re­
com pensas pecuniarias, o de o tra clase, y decretar honores públicos a los
grandes servicios;
14. Conceder indultos, o acordar am nistías en casos extraordinarios, y
con el voto a lo m enos de las dos terceras partes de una y otra Cám ara;
15. Hacer los reglam entos de milicias, y determ inar el tiem po y núm ero
en que deben reunirse;
16. Elegir el lugar en que deban residir las prim eras autoridades de la
nación;
17. Aprobar o reprobar la creación y reglam entos de cualquiera bancos
que hubieren de establecerse;
18. N om brar, reunidas am bas Cámaras, la, persona que haya de desem ­
peñar el Poder Ejecutivo, y los m iem bros de la Alta Corte de Justicia.

CAPÍTULO II

■A rt. 18. La C ám ara de representantes se com pondrá de m iem bros ele­


gidos directam ente por los pueblos, en la form a que determ ine la ley de elec­
ciones, que se expedirá op ortunam ente.
ArL 19. Se elegirá un representante por cada tres mil almas, o por una
fracción que no baje de dos mil.
A rt. 20. Los representantes para la prim era y segunda legislaturas serán
nom brados en la proporción siguiente: por el departam ento de M ontevideo,
cinco; por el de M aldonado, cuatro; por el de Canelones, cuatro; por el de San
José, tres; por el de Colonia, tres; por el de Soriano, tres; por el de Paysandú,
tres; po r el de D urazno, dos; y po r el de Cerro Largo, dos.

BIBUOTECA AYACUCHO 451


A rt. 21. Para la tercera legislatura deberá form arse el censo general, y
arreglarse a él el núm ero de representantes; dicho censo sólo podrá renovarse
cada ocho años.
A rt. 22. En todo el territorio de la república se harán las elecciones de re­
presentantes el últim o dom ingo del mes de noviem bre, a excepción de las dos
que h an de servir en la prim era legislatura, que deben hacerse precisam ente
luego que la presente C onstitución esté sancionada, publicada y jurada.
A rt. 23. Las funciones de los representantes durarán por tres años.
A rt. 24. Para ser elegido representante se necesita: en la prim era y segun­
da legislaturas, ciudadanía natural en ejercicio, o legal con diez años de re­
sidencia; en las siguientes, cinco años de ciudadanía en ejercicio, y en unas y
otras, veinticinco años cum plidos de edad, y un capital de cuatro mil pesos,
o profesión, arte u oficio útil que le p rodu 2xa una renta equivalente.
A rt. 25. No pueden ser electos representantes:
1. Los em pleados civiles o militares, dependientes del Poder Ejecutivo
p o r servicio a sueldo, a excepción de los retirados o jubilados;
2. Los individuos del clero regular;
3. Los del secular que gozaren renta con dependencia del Gobierno.
A rt. 26. C om pete a la Cámara de representantes:
1. La iniciativa sobre impuestos y contribuciones, tom ando en conside­
ración las m odificaciones con que el Senado las devuelva;
2. El derecho exclusivo de acusar ante el Senado al Jefe Superior del Es­
tado y sus m inistros, a los miem bros de am bas Cámaras, y de la Alta Corte
de Justicia, p o r delitos de traición, concusión, malversación de fondos p ú ­
blicos, violación de la Constitución, u otros que merezcan pena infam ante,
o de m uerte, después de haber conocido sobre ellos, a p>etición de parte, o de
algunos de sus m iem bros, y declarado haber lugar a la form ación de causa,

CAPÍTULO III

A rt. 27. La C ám ara de senadores se com pondrá de tantos m iem bros


cuantos sean los departam entos del territorio del Estado, a razón de uno p o r
cada departam ento.
A rt. 28. Su elección será indirecta, en la form a y tiem po que designará
la ley.

45 2 P R 1 M E R .\S C O N S T IT U C IO N E S . U T 1N O A .M É R 1C A Y EL C A R IB E
A rt. 29. Los senadores durarán en sus funciones por seis años; debien­
do renovarse p o r tercias partes en cada bienio, y decidiéndose por la suerte,
luego que todos se reúnan, quienes deban salir el prim ero y segundo bienios;
y sucesivamente los más antiguos.
A lt. 30. Para ser nom brado senador se necesita: en la prim era y segunda
legislaturas, ciudadanía natural en ejercicio, o legal con catorce años de re­
sidencia. En las siguientes, siete años de ciudadanía en ejercicio antes de su
nom bram iento; y en unas y otras, treinta y tres años cum plidos de edad, y un
capital de diez mil pesos, o una renta equivalente, o profesión científica que
se la produzca,
A r t 31. Las calidades exclusivas, que se han im puesto a los representan­
tes en el artículo 25, com prenden tam bién a los senadores.
A rt. 32. El individuo que fíiere elegido senador y representante, podrá
escoger de los dos cargos el que más le acomode.
A rt. 33. Así los senadores com o los representantes, en el acto de su in­
corporación, prestarán juram ento de desem peñar debidam ente el cargo y de
obrar en todo conform e a la presente C onstitución.
A rt. 34. Los senadores y representantes, después de incorporados en sus
respectivas Cám aras, no podrán recibir em pleos del Poder Ejecutivo sin con­
sentim iento de aquella a que cada uno pertenezca, y si n que quede vacante su
representación en el acto de admitirlos.
A rt. 35. Las vacantes que resulten po r éste u otro cualquier motivo d u ­
rante las sesiones, se llenarán por suplentes designados al tiem po de las elec­
ciones, del m odo que expresará la ley, y sin hacerse nueva elección.
A rt. 36. Los senadores no podrán ser reelegidos sino después que haya
pasado un bienio al m enos desde su cese.
A rt. 37. Así los senadores com o los representantes, serán compensados
por sus servicios con dietas, que sólo se extiendan al tiem po que medie desde
que salgan de sus casas hasta que regresen, o deban p rudentem ente regresar
a ellas, y las cuales serán señaladas por resolución especial en la últim a sesión
de la presente Asamblea para los m iem bros de la prim era legislatura; en la úl­
tim a sesión de ésta, para los de la segunda, y así sucesivamente. Dichas dietas
les serán satisfechas con absoluta independencia del Poder Ejecutivo.
A rt. 38. Al Senado corresponde abrir juicio público a los acusados por
la C ám ara de representantes, y p ronunciar sentencia con la concurrencia, a

B IB U C rrE C A A Y A C L T JIO 4 53
lo m enos, de las dos terceras partes de votos, al solo efecto de separarlos de
sus destinos.
A rt. 39. La p a rte convencida y juzgada, quedará no obstante sujeta a
acusación, juicio y castigo conform e a la ley.

SECCIÓN V. DE LAS SESIONES DE LA ASAMBLEA


GENERAL, GOBIERNO INTERIOR DE SUS DOS
CÁMARAS, Y DE LA COMISIÓN PERMANENTE

CAPÍTULO I

A rt. 40. La Asamblea General em pezará sus sesiones ordinarias el día 15


de febrero de cada año ,y las concluirá el 15 de junio inm ediato siguiente. Si al­
gún m otivo p articu lar exige la continuación de las sesiones, no podrá ser por
más de un mes, y con anuencia de las dos terceras partes de sus m iem bros.
A rt. 41. Lo que establece el precedente artículo para la apertura de se­
siones, no se entenderá respecto del prim er período de la prim era legislatura;
ésta deberá em pezar sus trabajos cuarenta y cinco días después de verificadas
las elecciones de sus miem bros.
A rt. 42. Si la Asamblea fuese convocada extraordinariam ente, no podrá
ocuparse de otros asuntos que los que hubieren m otivado su convocación.

CAPÍTULO II

A rt. 43. C ada Cám ara será el juez privativo para calificar las elecciones
de sus m iem bros.
A rt. 44. Las C ám aras se gobernarán interiorm ente por el reglam ento
que cada u na se form e respectivamente.
A rt. 45. Cada C ám ara nom brará su presidente, vicepresidente y secre­
tarios.
A rt. 46. Fijará sus gastos anuales y lo avisará al Poder Ejecutivo para que
los incluya en el presupuesto general.
A rt. 47. N inguna de las Cám aras podrá abrir sus sesiones m ientras no
esté reunida más de la m itad de sus m iembros, y si esto no se hubiese verifica­
do el día que señala la Constitución, la m inoría podrá reunirse para com peler
a los ausentes bajo las penas que acordaren.

45 4 P R IM K R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
A rt. 48. Las C ám aras se com unicarán por escrito entre sí, y con el Poder
Ejecutivo p o r m edio de sus respectivos presidentes, y con autorización de un
secretario.
A rt. 49. Los senadores y representantes jam ás serán responsables por
sus opiniones, discursos o debates, que em itan, pronuncien o sostengan d u ­
rante el desem peño de sus funciones.
A rt. 50. N ingún senador o representante, desde el día de su elección
hasta el de su cese, puede ser arrestado, sólo en el caso de delito in fragantv, y
entonces se dará cuenta inm ediatam ente a la Cám ara respectiva, con la in ­
form ación sum aria del hecho.
A rt. 51. N ingún senador o representante, desde el día de su elección
hasta el de su cese, p odrá ser acusado crim inalm ente, ni aún por delitos co­
m unes, que no sean de los detallados en el artículo 26, sino ante su respectiva
Cámara; la cual, con las dos terceras partes de sus votos, resolverá si hay o no
lugar a la form ación de causa; y en caso afirmativo, lo declarará suspenso de
sus funciones, y quedará a disposición del tribunal com petente.
A rt. 52. C ada C ám ara puede tam bién, con las dos terceras partes de
votos, corregir a cualquiera de sus m iem bros p o r desorden de conducta en el
desem peño de sus funciones, o removerlo p o r im posibilidad física o moral,
superviniente después de su incorporación; pero bastará la mayoría de uno
sobre la m itad de los presentes, para adm itir las renuncias voluntarias.
A rt. 53. C ada una de las Cám aras tiene facultad de hacer venir a su sala
a los m inistros del Poder Ejecutivo, para pedirles y recibir los inform es que
estim e convenientes.

CAPÍTULO III

A rt. 54. M ientras la Asamblea estuviere en receso, habrá una comisión


perm anente, com puesta de dos senadores y de cinco representantes, n o m ­
brados unos y otros a pluralidad de votos por sus respectivas Cámaras, de­
biendo la de los prim eros designar cuál ha de investir el carácter de Presidente
y cuál el de vicepresidente.
A rt. 55. Al tiem po m ism o que se haga esta elección, se hará la de un su­
plente para cada uno de los siete m iem bros, que entre a llenar sus deberes en
los casos de enferm edad, m uerte u otros, que o curran de los propietarios.

B IB L IO T E C A A Y A C L 'C H O 455
A rt. 56. La com ¡sión perm anente velará sobre la observancia de la C ons­
titución y de las leyes, haciendo al Poder Ejecutivo las advertencias conve­
nientes al efecto, bajo de responsabilidad para ante la Asamblea General.
A rt. 57. Para el caso de que dichas advertencias, hechas hasta por segun­
da vez, no surtieron efecto, podrá p o r sí sola, según la im portancia y gravedad
del asunto, convocar a la Asamblea G eneral o rdinaria y extraordinaria.
A rt. 58. C orresponderá tam bién a la com isión perm anente prestar o
rehusar su consentim iento en todos los actos en que el Poder Ejecutivo lo
necesite, con arreglo a la presente Constitución; y la facultad concedida a las
C ám aras en el artículo 53.

SECCIÓN VI. DE LA PROPOSICIÓN, DISCUSIÓN,


SANCIÓN Y PROMULGACIÓN DE LAS LEYES

CAPÍTULO l

A rt. 59. Todo proyecto de ley, a excepción de los del artículo 26, puede
tener su origen en cualquiera de las dos Cám aras, a consecuencia de pro p o ­
siciones hechas p o r cualquiera de sus m iem bros o por el Poder Ejecutivo por
m edio de sus m inistros.

CAPÍTULO II

A rt. 60. Si la Cám ara, en que tuvo principio el proyecto, lo aprueba, lo


pasará a la otra para que, discutido en ella, lo apruebe tam bién, lo reforme,
adicione o deseche.
A rt. 61. Si cualquiera de las dos Cám aras a quien se rem itiese un pro-
yerto de ley, lo devolviese con adiciones u observaciones, y la rem itente se
conform ase con ellas, se lo avisará en contestación, y quedará para pasarlo al
Poder Ejecutivo; pero si no las hallare justas e insistiese en sostener su pro-
yerto tal y cual lo había rem itido al principio, podrá en tal caso, p o r m edio
de oficio, solicitar la reunión de am bas Cám aras, que se verificará en la del
Senado, y según el resultado de la discusión, se adoptará lo que deliberen los
dos tercios de sufragios.
A rt. 62. Si la Cám ara a quien fuese rem itido el proyecto n o tiene reparo

4 5 6 P R IM E R A S C O N S m U C I O N E S . L A T IN O A M É R IC A Y E L C A R IB E
que oponerle, lo aprobará, y sin m ás que avisarlo a la Cám ara rem itente, lo
pasará al Poder Ejecutivo para que lo haga publicar.
A rt. 63. El Poder Ejecutivo, recibido el proyecto, si tuviere objeciones
que oponer, u observaciones que hacer, lo devolverá con ellas a la Cám ara que
se lo rem itió o a la com isión perm anente, estando en receso la Asamblea,
dentro del preciso y perentorio térm in o de diez días contados desde que lo
recibió.
A rt. 64. Cuando un proyecto de ley fuese devuelto por el Poder Ejecuti­
vo con objeciones u observaciones, la C ám ara a quien se devuelva, invitará a
la otra para reunirse a reconsiderarlo, y se estará p o r lo que deliberen las dos
tercias partes de sufragios.
A rt. 65. Si las Cám aras reunidas desaprobaren el proyecto devuelto por
el Ejecutivo, quedará suprim ido por entonces, y no podrá ser presentado de
nuevo hasta la siguiente legislatura.
A rt. 66. En todo caso de reconsideración de un proyecto devuelto por
el Poder Ejecutivo, las votaciones serán nom inales por sí o por no; y tanto los
nom bres y fundam entos de los sufragantes, com o las objeciones u observa­
ciones del Poder Ejecutivo, se publicarán inm ediatam ente por la prensa.
A rt. 67. C uando un proyecto hubiere sido desechado al principio por
la Cám ara a quien la otra se lo rem ita, quedará suprim ido por entonces, y no
podrá ser presentado hasta el siguiente período de la legislatura.

CAPÍTULO III

A rt. 68. Si el Poder Ejecutivo, habiéndosele rem itido un proyecto de ley,


no tuviere reparo que oponerle, lo avisará inm ediatam ente, quedando así de
hecho sancionado, y expedito para ser prom ulgado sin dem ora.
A rt. 69. Si el Ejecutivo no devolviese el proyecto de ley, cum plidos los
diez días que establece el artículo 63, tendrá fiierza de ley, y se publicará com o
tal; reclam ándose esto, en caso om iso, p o r la C ám ara remitente.
A rt. 70. Reconsiderado por las Cám aras reunidas un proyecto de ley que
hubiese sido devuelto p o r el Poder Ejecutivo con objeciones u observacio­
nes, si aquéllas lo aprobaren nuevam ente, se tendrá por su últim a sanción,
y com unicado al Poder Ejecutivo, lo hará prom ulgar en seguida sin más re­
paros.

B IB L IO T E C A A Y .\C :U C H 0 4 5 7
CAPÍTULO IV

A rt. 71. Sancionada una ley, para su prom ulgación se usará siem pre de
esta fórm ula: El Senado y Cámara de representantes de la República Oriental
del Uruguay, reunidos en Asamblea General, etcétera, etc., decretan...

SECCIÓN VIL DEL PODER EJECUTIVO,


SUS ATRIBUCIONES, DEBERES Y PRERROGATIVAS

CAPÍTULO I

A rt. 72. El Poder Ejecutivo de la nación será desem peñado p o r una sola
persona, bajo la denom inación de Presidente de la República O riental del
Uruguay.
A rt. 73. El Presidente será elegido en sesión perm anente, p or la Asam ­
blea General, el día prim ero de m arzo, por votación nom inal, a pluralidad
absoluta de sufragios, expresados en balotas firmadas, que leerá públicam en­
te el secretario, excepto la prim era elección de Presidente perm anente, que
se verificará tan luego com o se hallen reunidas las dos terceras partes de los
m iem bros de am bas Cámaras.
A rt. 74. Para ser n o m brado Presidente se necesitan: ciudadanía natural,
y las dem ás calidades precisas para senador, que fija el artículo 30.
A rt. 75. Lasftm cionesdel Presidente durarán por cuatro años; y no podrá
ser reelegido sin que m edie o tro tanto tiem po entre su cese y la reelección.
A rt. 76. El Presidente electo, antes de entrar a desem peñar el cargo,
prestará en m anos del presidente del Senado, y a presencia de las dos Cám a­
ras reunidas, el siguiente juram ento: Yo (N.) juro por Dios N.S. y estos Santos
Evangelios, que desempeñaré debidamente el cargo de Presidente que se me
confía; que protegeré la religión del Estado, conservaré la integridad e indepen­
dencia de la república, observaré y haré observar fielmente la Constitución.
A rt. 77. En los casos de enferm edad, o ausencia del Presidente de la re­
pública, o m ientras se proceda a nueva elección por su m uerte, renuncia o
destitución, o en el de cesación de hecho por haberse cum plido el térm ino
de la ley, el presidente del Senado le suplirá y ejercerá las funciones anexas al
Poder Ejecutivo, quedando entretanto suspenso de las de senador.

458 P R IM E R A S c o N s r r r u a o N E S . La t in o a m é r ic a y e l c a r ib e
A lt. 78. En cada elección de Presidente, la Asamblea General le desig­
nará previam ente la renta anual, con que se han de com pensar sus servicios,
sin que se pueda aum entar ni dism inuir m ientras dure en el desem peño de
sus funciones.

CAPÍTULO II

A rt. 79. El Presidente es Jefe Superior de la adm inistración general de


la República. La conservación del orden y tranquilidad en lo interior y de la
seguridad en lo exterior, le están especialm ente cometidas.
A rt. 80. Le corresponde el m ando superior de todas las fuerzas de m ar y
tierra, y está exclusivamente encargado de su dirección; pero no podrá m an­
darlas en persona sin previo consentim iento de la Asamblea General, por las
dos terceras parles de votos.
A rt. 81. Al Presidente de la República com pete tam bién, poner obje­
ciones, o hacer observaciones, sobre los proyectos de ley rem itidos por las
Cám aras, y suspender su prom ulgación con las restricciones y calidades
prevenidas en la Sección sexta; pro p o n er a las Cám aras proyectos de ley, o
modificaciones a las a n te rio rm e n te dictadas en el m odo que p rev ien e esta
Constitución; pedir a la Asamblea General la continuación de sus sesiones,
con sujeción a lo que ella m ism a delibere según el artículo 40; nom brar y
destituir el m inistro o m inistros de su Despacho, y los oficiales de las Secre­
tarias; proveer los empleos civiles y m ilitares, conform e a la C onstitución y a
las leyes, con obligación de solicitar el acuerdo del Senado, o de la comisión
perm anente, hallándose aquél en receso, para los de enviados diplom áticos,
coroneles, y dem ás oficiales superiores de las fuerzas de m ar y tierra; destituir
los em pleados por ineptitud, om isión o delito; en los dos prim eros casos,
con acuerdo del Senado, o en su receso con el de la com isión perm anente,
y en el últim o pasando el expediente a los Tribunales de Justicia para que
sean juzgados legalmente; iniciar, con conocim iento del Senado y concluir
tratados de paz, am istad, alianza y comercio, necesitando para ratificarlos la
aprobación de la Asamblea General; celebrar en la misma form a concordatos
con la silla apostólica; ejercer el patronato, y retener o conceder pase a las
bulas pontificias conform e a las leyes; declarar la guerra previa resolución de
la Asamblea General, después de haber em pleado todos los medios de evitarla

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 459
sin m enoscabo del h o n o r e independencia nacional; d ar retiros, conceder li­
cencias, y arreglar las pensiones de todos los em pleados civiles y militares, con
arreglo a las leyes; to m a r medidas prontas de seguridad en los casos graves e
im previstos de ataque exterior o conm oción interior, dando inm ediatam ente
cuenta a la Asamblea General, o en su receso, a la com isión perm anente, de lo
ejecutado y sus m otivos, estando a su resolución,

CAPÍTULO III

A rt. 82. El Presidente debe publicar y circular, sin dem ora, todas las
leyes que conform e la Sección VI se hallen en estado de publicarse y circular­
se; ejecutarlas, hacerlas ejecutar, expidiendo los reglam entos especiales que
sean necesarios p ara su ejecución; cuidar de la recaudación de las rentas y
contribuciones generales, y de su inversión conform e a las leyes; presentar
anualm ente a la Asamblea G eneral el presupuesto de gastos del año en tran ­
te, y dar cuenta instruida de la inversión hecha en el anterior; convocar a la
Asamblea G eneral en la época prefijada por la C onstitución, sin que le sea
dado el im pedirlo, ni poner em barazo a sus sesiones; hacer la apertura de
éstas, reunidas am bas Cám aras en la Sala del Senado, inform ándoles entonces
del estado político y m ilitar de la república, y de las m ejoras y reform as que
considere dignas de su atención; dictar las providencias necesarias para
que las elecciones se realicen en el tiem po que señala esta C onstitución,
y que se observe en ellas lo que disponga la ley electoral; pero sin que pueda
por m otivo alguno suspender dichas elecciones, ni variar sus épocas, sin que
previam ente lo delibere así la Asamblea General.
A rt. 83. El Presidente de la República no podrá salir del territorio de ella
du ran te el tiem po de su m ando, ni un año después; sólo cuando fuese abso­
lutam ente preciso en el caso, y con el previo perm iso que exige el artículo 80;
ni privar a individuo alguno de su libertad personal; y, en el caso de exigirlo
así urgentísim am ente el interés público, se lim itará al simple arresto de la
persona, con obligación de ponerla en el perentorio térm ino de veinticuatro
horas a disposición de su juez com petente; ni p erm itir goce de sueldo por
otro título que el de servicio activo, jubilación, retiro, o m ontepío, conform e
a las leyes; ni expedir órdenes sin la ñrm a del m inistro respectivo, sin cuyo
requisito nadie estará obligado a obedecerle.

4 6 0 P R IM E R A S C O N S m r a O N E S . u t in o a m e r ic a y el c a r ib e
CAPÍTULO IV

A rt. 84. El Presidente de la República tendrá la prerrogativa de indultar


de la pena capital, previo inform e del tribunal, o juez, ante quien penda la
causa, en los delitos no exceptuados por las leyes, y cuando m edien graves y
poderosos m otivos para ello; tam bién la de no poder ser acusado en el tiem ­
po de su gobierno sino ante la Cám ara de representantes, y por los delitos
señalados en el artículo veintiséis; y la de que esta acusación no pueda hacerse
m ás que durante el ejercicio de sus funciones o un año después, que será el
térm ino de su residencia, pasado el cual, nadie podrá ya acusarlo.

SECCIÓN VIII. DE LOS MINISTROS DE ESTADO

CAPÍTULO ÜNICO

A rt. 85. H abrá para el Despacho, las respectivas secretarías de Estado,


a cargo de uno o más m inistros que no pasarán de tres. Las legislaturas si­
guientes p odrán adoptar el sistema que dicte la experiencia, o exijan las cir­
cunstancias.
A rt. 86. El m inistro o m inistros serán responsables de los decretos u
órdenes que firmen.
A lt. 87. Para ser m inistro se necesita:
1. Ciudadanía n atural, o legal con diez años de residencia;
2. Treinta años cum plidos de edad.
A rt. 88. Abiertas las sesiones de las Cámaras, será obligación de los m i­
nistros dar cuenta p articular a cada una de ellas del estado de todo lo concer­
niente a sus respectivos departam entos.
A rt. 89. Concluido su m inisterio quedan sujetos a residencia por seis
meses, y no podrán salir p o r n ingún pretexto fuera del territorio de la repú­
blica.
Art- 90. No salva a los m inistros de resp>onsabilidad por los delitos espe­
cificados en el artículo veintiséis, la orden escrita o verbal del Presidente.

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 461
SECCIÓN IX. DEL PODER JUDICIAL,
SUS DIFERENTES TRIBUNALES Y JUZGADOS,
Y DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

CAPÍTULO I

A r t 9 L El Poder Judicial se ejercerá por una Alta C orte de Justicia, trib u ­


nal o tribunales de apelaciones, y juzgados de prim era instancia, en la form a
que estableciere la ley.

CAPÍTULO II

A rt. 92. La Alta C orte de Justicia se com pondrá del núm ero de m iem ­
bros que la ley designe.
A rt. 93. Para ser m iem bro letrado de la Alta C orte de Justicia, se nece­
sita haber ejercido p o r seis años la profesión de abogado; p o r cuatro la de
m agistrado; tener cuarenta años cum plidos de edad, y las dem ás calidades
precisas para senador que establece el artículo 30. Estas últim as y la de la edad
serán tam bién necesarias a los m iem bros no letrados de dicha Alta Corte, que
estableciere la ley.
A rt. 94. La calidad de cuatro años de m agistratura que se exige para ser
m iem bro de la Alta C orte de Justicia, no tendrá e fe a o hasta pasados cuatro
años después de ju rad a la presente Constitución.
A rt. 95. Su n o m bram iento se hará p o r la Asamblea General: los letrados
du rarán en sus cargos todo el tiem po de su buena com portación; y recibirán
del erario público el sueldo que señale la ley.
A rt. 96. A la Alta C orte de Justicia corresponde juzgar a todos los infrac­
tores de la C onstitución, sin excepción alguna; sobre delitos contra el dere­
cho de gentes y causas del almirantazgo; en las cuestiones de tratados o ne­
gociaciones con potencias extrañas; conocer en las causas de em bajadores,
m inistros plenipotenciarios y además agentes diplom áticos de los gobiernos
extranjeros.
A rt. 97. Tam bién decidirá los recursos de fuerza y conocerá en últim o
grado de los que en los casos y form a que designe la ley, se eleven de los Tri­
bunales de Apelaciones.

462 P R i . M E R A S C O N s r r r u a o . N ’ES. u t in o a m é r ic a y e l c a r ib e
A r t 98. Abrirá dictam en al Poder Ejecutivo sobre la adm isión o reten­
ción de bulas y breves pontificios.
A r t 99. Ejercerá la Superintendencia directiva, correccional, consultiva
y económica sobre todos los tribunales y juzgados de la nación.
Art. 100. N om brará con la aprobación del Senado, o, en su receso, con el
de la comisión perm anente, los individuos que han de com poner el tribunal
o Tribunales de Apelaciones.
Art. 101. La ley designará las instancias que haya de haber en los juicios
de la Alta Corte de Justicia; éstos serán públicos y las sentencias definitivas,
motivadas por la enunciación expresa de la ley aplicada.

CAPÍTULO III

Art. 102. Para la más pronta y fácil adm inistración de justicia se esta­
blecerá en el territorio del Estado uno o m ás Tribunales de Apelaciones, con
el núm ero de m inistros que la ley señalará, debiendo éstos ser ciudadanos
naturales o legales, y con cuatro años de ejercicio de la profesión de abogado,
los letrados que la m ism a ley le designe.
Art. 103. Su nom bram iento se hará com o establece el artículo 100; d u ­
rarán en sus empleos todo el tiem po de su buena com portación, y recibirán
del erario nacional el sueldo que se les señale.
Art. 104. Sus atribuciones las declarará la ley, form ándose entretanto un
reglam ento provisorio para su organización y procedim iento.

CAPÍTULO IV

A rt- 105. En los departam entos habrá jueces letrados para el conoci­
m iento y determ inación de la prim era instancia en lo civil y crim inal, en la
form a que establecerá la ley, hasta que se organice el juicio por jurados.
ArL 106. Para ser juez de prim era instancia se necesita ser ciudadano
natural o legal y haber ejercido dos años la abogacía; la ley señalará el sueldo
de que ha de gozar.

B IB L IO T E C A A Y A C L 'C H O 463
CAPÍTULO V

A rt. 107. Se establecerán igualm ente jueces de paz para que procuren
conciliar los pleitos que se pretendan iniciar; sin que pueda entablarse n in ­
guno, en m ateria civil y de injurias, sin constancia de haber com parecido las
partes a la conciliación.

CAPÍTULO VI

A rt. 108. Las leyes fijarán el orden y las form alidades del proceso en lo
civil y crim inal.
A rt. 109. N inguna causa, sea de la naturaleza que fuere, podrá juzgarse
ya fuera del territo rio de la república. La ley proveerá lo conveniente a este
objeto.
A rt. 110. Q uedan prohibidos los juicios por comisión.
A rt. 111. Q uedan abolidos los juram entos de los acusados en sus decla­
raciones o confesiones, sobre hecho propio; y prohibido el que sean tratados
en ellas com o reos.
A rt. 112. Q ueda igualm ente vedado el juicio crim inal en rebeldía. La ley
proveerá lo conveniente a este respecto,
A rt. 113, N ingún ciudadano puede ser preso sino in fraganti delito, o
habiendo sem iplena prueba de él, y p o r orden escrita de juez com petente,
A rt, 114, En cualquiera de los casos del artículo anterior, el juez, bajo
la más seria responsabilidad, tom ará al arrestado su declaración den tro de
veinticuatro horas, y dentro de cuarenta y ocho, lo más, empezará el sum ario,
exam inando a los testigos a presencia del acusado y de su defensor, quien
asistirá igualm ente a la declaración y confesión de su protegido,
A r t 115. Todo juicio crim inal em pezará por acusación de parte o del
acusador público, quedando abolidas las pesquisas secretas.
A rt. 116. Todos los j ueces son responsables ante la ley de la más pequeña
agresión contra los derechos de los ciudadanos, así com o p o r separarse del
orden de proceder que ella establezca.

464 PR L M E R .\S CONSTnX'CIONES. U T I N O A M É R IC A Y EL C A R IB E


CAPÍTULO VII

A rt. 117. La organización del Poder Judicial sobre las bases com pren­
didas desde el artículo 91 hasta el 106, podrá suspenderse por las legislaturas
siguientes, ínterin, a juicio de ellas, no haya suficiente núm ero de abogados
y demás m edios de realizarse.

SECCIÓN X. DEL GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN


INTERIOR DE LOS DEPARTAMENTOS

CAPÍTULO I

A r t 118. Habrá en el pueblo cabeza de cada departam ento un agente del


Poder Ejecutivo, con el título de jefe político, y al que corresponderá todo lo gu­
bernativo de él; y en los demás pueblos subalternos, tenientes sujetos a aquél.
A rt. 119. Para ser jefe político de un departam ento se necesita: ciudada­
nía en ejercicio; ser vecino del m ismo departam ento, con propiedades cuyo
valor no baje de cuatro mil pesos, y m ayor de treinta años.
Art. 120. Sus atribuciones, deberes, facultades, tiem po de su duración, y
sueldos de unos y otros, serán detallados en un reglam ento especial, que for­
mará el Presidente de la República, sujetándolo a la aprobación de la Asam­
blea General.
A rt. 121. El nom bram iento de estos jefes y sus tenientes corresponderá
exclusivamente al Poder Ejecutivo.

CAPÍTULO II

A rt. 122. En los mismos pueblos cabeza de los departam entos se estable­
cerán Juntas con el título de económ ico-adm inistrativas, com puestas de ciu­
dadanos vecinos, con propiedades raíces en sus respectivos distritos, y cuyo
núm ero, según la población, no podrá bajar de cinco ni pasar de nueve.
A rt-123. Serán elegidos por elección directa según el m étodo que pres­
criba la ley de elecciones.
A r t 124. Al m ism o tiem po,y en la m ism a form a, se elegirán otros tantos
suplentes para cada Junta.

B IB L IO T E C A A V A C U C H O 465
A rt. 125. Estos cargos serán puram ente concejiles y sin sueldo alguno;
du rarán tres años en el ejercicio de sus funciones; se reunirán dos veces al
año p o r el tiem po que cada una acuerde, y elegirán presidente de entre sus
m iem bros.
A rt. 126. Su principal objeto será prom over la agricultura, la prosperi­
dad y ventajas del departam ento en todos sus ram os: velar así sobre la edu­
cación prim aria, com o sóbrela conservación de los derechos individuales;
y p ro p o n er a la legislatura y al G obierno todas las m ejoras que juzgaren ne­
cesarias o útiles.
A rt. 127. Para atender a los objetos a que se contraen las Juntas econó­
m ico-adm inistrativas, dispondrán de los fondos y arbitrios que señale la ley,
en la form a que ella establecerá.
A rt. 128. Todo establecimiento público, que pueda y quiera costear un
departam ento, sin gravamen de la H acienda Nacional, lo hará por m edio de
su ju n ta económ ico-adm inistrativa, con sólo aviso instruido al Presidente
de la República.
A rt. 129. El Poder Ejecutivo form ará el reglam ento que sirva para el
régim en interio r de las Juntas económ ico-adm inistrativas, quienes p ro p o n ­
d rán las alteraciones o reform as que crean convenientes.

SECCIÓN XI. DISPOSICIONES GENERALES

CAPÍTULO Ü N IC O

A rt. 130. Los habitantes del Estado tienen derecho a ser protegidos en
el goce de su vida, honor, libertad, seguridad y propiedad.
Nadie puede ser privado de estos derechos sino conform e a las leyes.
A rt. 131. En el territorio del Estado, nadie nacerá ya esclavo; queda
prohibido para siem pre su tráfico e introducción en la repúbhca.
A r t 132. Los hom bres son iguales ante la ley, sea preceptiva, penal, o
tuitiva, no reconociéndose otra distinción entre ellos sino la de los talentos
o las virtudes.
A rt. 133. Se prohíbe la fundación de mayorazgos, y toda clase de vincu­
laciones; y ninguna autoridad de la república podrá conceder título alguno
de nobleza, honores o distinciones hereditarias.

466 P R IM E R A S C O N S r m J C I O N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R I BE
A rt. 134. Las acciones privadas de los hombres, que de ningún m odo
atacan el orden público ni perjudican a un tercero, están sólo reservadas a Dios
y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante del Estado será
obligado a hacer lo que no m anda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.
A rt. 135. La casa del ciudadano es un sagrado inviolable. De noche, n a­
die podrá entrar en ella sin su consentim iento; y de día, sólo de orden expresa
del juez com petente, por escrito y en los casos determ inados por la ley.
A rt. 136. N inguno puede ser penado, ni confinado sin forma de proceso
y sentencia legal,
A rt. 137. Una de las prim eras atenciones de la Asamblea General, será
el procurar que, cuanto antes sea posible, se establezca el juicio por jurados
en las causas crim inales, y aun en las civiles.
A rt. 138. En ningún caso se perm itirá que las cárceles sirvan para m o r­
tificar, y sí sólo para asegurar a los acusados.
A rt. 139. En cualquier estado de una causa crim inal de que no haya de
resultar pena corporal, se pondrá al acusado en libertad, dando fianza según
ley.
A rt. 140. Los papeles particulares de los ciudadanos, lo m ism o que sus
correspondencias epistolares, son inviolables, y nunca podrá hacerse su regis­
tro, exam en o intercepción, fuera de aquellos casos en que la ley expresamente
lo prescriba.
A rt. 141. Es enteram ente libre la com unicación de los pensam ientos por
palabras, escritos privados, o publicados p o r la prensa en toda m ateria, sin
necesidad de previa censura; quedando responsable el autor, y en su caso el
im presor, p o r los abusos que com etieren, con arreglo a la ley.
A rt. 142. Todo ciudadano tiene el derecho de petición para ante todas
y cualquiera autoridades del Estado.
A rt. 143. La seguridad individual no podrá suspenderse sino con an uen­
cia de la Asamblea General, o de la com isión perm anente estando aquella en
receso, y en el caso extraordinario de traición, o conspiración contra la patria;
y entonces, sólo será para la aprehensión de los delincuentes.
A rt. 144. El derecho de propiedad es sagrado e inviolable: a nadie podrá
privarse de ella sino conform e a la ley. En el caso de necesitar la nación la p ro ­
piedad particular de algún individuo para destinarla a usos públicos, recibirá
éste del tesoro nacional una justa compensación.

B lB U C riE C A A Y A C U C H O 4 67
A rt. 145. N adie será obligado a prestar auxilios, sean de la clase que fue­
ren, para los ejércitos, ni a franquear su casa para alojam iento de militares,
sino de orden del m agistrado civil según la ley, y recibirá de la república la
indem nización del perjuicio que en tales casos se le infiera.
A rt. 146. Todo habitante del Estado puede dedicarse al trabajo, cultivo,
indu stria o com ercio que le acom ode, com o no se oponga al bien público, o
al de los ciudadanos.
A rt. 147. Es libre la entrada de todo individuo en el territorio de la re­
pública, su perm anencia en él y su salida con sus propiedades, observando
las leyes de policía, y salvo perjuicio de tercero.

SECCIÓN XII. DE LA OBSERVACIÓN


DE LAS LEYES ANTIGUAS, PUBLICACIÓN
Y JURAMENTO, INTERPRETACIÓN
Y REFORMA DE LA PRESENTE CONSTITUCIÓN

CAPITULO I

A rt, 148. Se declaran en su fuerza y vigor las leyes que hasta aquí han
regido en todas las m aterias y puntos que directa o indirectam ente no se
opongan a esta C onstitución, ni a los decretos y leyes que expida el Cuerpo
Legislativo.

CAPÍTULO II

A rt. 149. La presente C onstitución será solem nem ente publicada y ju ­


rada en todo el territorio del Estado, después de satisfecho el artículo 7 de la
Convención Prelim inar de Paz, celebrada entre la República A rgentina y el
G obierno del Brasil.
A rt. 150. N inguno pod rá ejercer empleo político, civil ni militar, sin
prestar ju ram en to especial de observarla y sostenerla.
A rt. 151. El que atentare o prestare m edios para atentar contra la pre­
sente C onstitución después de sancionada, publicada y jurada, será reputado,
juzgado y castigado com o reo de lesa-nación.

4 6 8 P R IM K R A S C O N S T IT U C IO N E S I^ T I N O A M É K I C A Y EL C A R IB E
CAPÍTULO III

A rt. 152. C orresponde exclusivam ente aJ Poder Legislativo interpretar


o explicar la presente C onstitución; com o tam bién reformarla en todo o en
parte, previas las form alidades que establecen los artículos siguientes.
A rt. 153. Si antes de concluirse la prim era legislatura, o cualquiera de las
otras sucesivas, reputare ella m ism a necesario revisar esta C onstitución para
entrar en la reform a de alguno, o algunos, de sus artículos, hecha la moción
en una de las Cámaras, y apoyada por la tercera parte de sus m iem bros, lo
com unicará a la otra, de oficio, sólo para saber si en ella es apoyada tam bién
por igual núm ero de votos.
A rt. 154. En caso de n o ser así apoyada, quedará desechada la m oción,
y no podrá ser renovada hasta el siguiente período de la misma legislatura,
observándose iguales form alidades.
A rt. 155. Si en la C ám ara, a quien se com unicó la m oción, fuere apoya­
da tam bién por la tercera parte de sufragios, se reunirán am bas para tratar y
discutir el asunto.
A rt. 156. Si no fuese aprobada por las dos terceras partes de m iem bros,
no se podrá volver a tratar hasta la siguiente legislatura; pero si dichas dos
terceras partes declaran que el interés nacional exige que se revise la C onstitu­
ción para entrar en su reform a, lo avisarán al Poder Ejecutivo, y éste lo circu­
lará al tiem po de im partir las órdenes para las nuevas elecciones.
A rt. 157. En este caso, los senadores y diputados nuevam ente electos de­
berán venir autorizados con poderes especiales de sus com itentes para revisar
la Constitución y p roponer las reform as, variaciones, o adiciones, que fueren
apoyadas por la tercera parte de los m iem bros de ambas Cámaras.
A rt. 158. Hechas y apoyadas así dichas variaciones, reformas o adicio­
nes, después de discutidas, se reservarán hasta la siguiente legislatura, cuyos
m iem bros, con poderes tam bién especiales, las discutirán y sancionarán, ad­
m itiéndolas o desechándolas en todo, o en parte bajo las reglas prescritas en
la Sección VI.
A rt. 159. La form a constitucional de la república no podrá variarse sino
en una grande Asamblea General com puesta de núm ero doble de senadores y
representantes, especialmente autorizados por sus com itentes para tratar de
esta im portante m ateria; y no pod rá sancionarse por m enos de tres cuartas
partes de votos del núm ero total.

B IB LIO TEC ’.A A Y A C L 'C H O 469


D ada en la sala de sesiones y firm ada de m ano de todos los represen­
tantes que se hallaron presentes, en la ciudad de San Felipe y Santiago de
M ontevideo, a diez días del mes de septiem bre del año de mil ochocientos
veintinueve, segundo de nuestra Independencia.

4 7 0 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . LV TIN O .V M E R IC A Y EL C A R IB E
BRASIL
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS DE BRASIL (DE 24 DE FEBRERO DE 1891)*
N osotros, los representantes del pueblo brasileño, reunidos
en Congreso Constituyente, para organizar u n régim en libre
y dem ocrático, establecemos, decretam os y prom ulgam os la siguiente

CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA
DE LOS ESTADOS UNIDOS DE BRASIL

TÍTULO I. DE LA ORGANIZACIÓN FEDERAL

DISPOSICIONES PRELIMINARES

A rt. 1. La nación brasüeña adopta com o form a de gobierno, bajo el régi­


m en representativo, la República Federativa, proclam ada el 15 de noviem bre
de 1889, y se constituye, por unión perpetua e indisoluble de sus antiguas
provincias, en Estados Unidos de Brasil.
A rt. 2. Cada una de las antiguas provincias form ará un Estado y el an ­
tiguo m unicipio n eu tro constituirá el D istrito Federal, continuando a ser la
capital de la U nión, m ientras no se dé ejecución a lo dispuesto en el artículo
siguiente.
A rt. 3. Q ueda perteneciendo a la U nión, en el planalto central de la re­
pública, una zona de 14.400 kilóm etros cuadrados, que será oportunam ente
dem arcada para en ella establecerse la futura capital federal.
Párrafo único. Efectuado el cambio de la capital, el actual D istrito Fe­
deral pasará a constituir un estado.
A lt. 4. Los estados pueden incorporarse entre si, subdividirse o des­
m em brarse, para adjuntarse a otros, o form ar nuevos estados, mediante

* Constituifáo da República dos Estados Unidos do Brasil (De 24 defevereiro de ¡891, < http://www.
planalto.gov.br/ccivil_03/constituicao/constituicao91.h tm >. (Página consultada el 0 1/06/2011).

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 471
aquiescencia de las respectivas asambleas legislativas, en dos sesiones anuales
sucesivas, y aprobación del Congreso Nacional.
A rt. 5. Se delega a cada estado proveer, a expensas propias, las necesi­
dades de su gobierno y adm inistración; la U nión, sin em bargo, prestará so­
corros al estado que, en caso de calamidad pública, lo solicitare.
A lt. 6. El G obierno federal no podrá intervenir en negocios peculiares
a los estados, salvo:
1. Para repeler invasión extranjera, o de un estado en otro;
2. Para m an ten er la form a republicana federativa;
3. Para restablecer el orden y la tranquilidad en los estados, a requisición
de los respectivos
gobiernos;
4. Para asegurar la ejecución de las leyes y sentencias federales.
A rt. 7. Es de la com petencia exclusiva de la U nión decretar;
1. Im puestos sobre la im portación de procedencia extranjera;
2. D erechos de entrada, salida y estadía de navios, siendo libre el com er­
cio de cabotaje a las mercancías nacionales, bien com o a las extranjeras que
ya tengan pago im puestos de im portación;
3. Tasas de estam pilla, salvo la restricción del artículo 9, § 1, N« 1;
4. Tasas de los correos y telégrafos federales.
§ 1. Tam bién com pete privativam ente a la Unión;
1. La institución de bancos emisores;
2. La creación y m antenim iento de aduanas.
§ 2. Los im puestos decretados por la U nión deben ser uniform es para
todos los estados.
§ 3. Las leyes de la Unión, los actos y las sentencias de sus autoridades
serán ejecutadas en todo el país por em pleados federales, pudiendo, todavía,
la ejecución de las prim eras ser confiada a los gobiernos de los estados, me­
dian te anuencia de éstos.
ArL 8. Es vedado al G obierno federal crear, de cualquier m odo, distin­
ciones y preferencias en favor de los puertos de unos contra los de otros
estados.
A r t 9. Es de la competencia exclusiva de los estados decretar impuestos:
1. Sobre la exportación de mercancías de su propia producción;
2. Sobre inm uebles rurales y urbanos;

472 P R IM E R A S c : O N S T r r u a O N E S . U T IN O A .M É R IC A Y EL C A R IB E
3. Sobre transm isión de propiedad;
4, Sobre industrias y profesiones.
§ 1. Tam bién com pete exclusivamente a los estados decretar:
1. tasas de estam pillas en cuanto a los actos em anados de sus respectivos
gobiernos y negocios de su economía;
2. contribuciones concernientes a sus telégrafos y correos.
§ 2. Está exenta de im puestos, en el estado p o r donde se exporta, la
producción de los otros Estados.
§ 3. Solo es lícito a un estado tributar la im portación de mercancías ex­
tranjeras, cuando están destinadas al consum o en su territorio, revirtiendo,
sin embargo, el producto del im puesto para el Tesoro federal.
§ 4. Se garantiza a los estados el derecho de establecer líneas telegráficas
entre los diversos puntos de sus territorios, entre estos y los de otros estados,
que no se encuentran servidos por líneas federales, pudiendo la U nión d e­
sapropiarlas cuando fuera de interés general.
A rt. 10. Es prohibido a los estados trib u tar bienes y rentas federales o
servicios a cargo de la U nión, y recíprocamente.
A rt. 11. Es vedado a los estados, com o a la U nión:
1. C rear im puestos de tránsito por el territorio de un estado, o en el paso
de uno para otro, sobre productos de otros estados de la república o extranje­
ros, y, asim ismo, sobre los vehículos de tierra y agua que los transportan;
2. Establecer, subvencionar o em barazar el ejercicio de cultos reli­
giosos;
3. Prescribir leyes retroactivas.
A rt. 12. Además de las fuentes de receta discrim inadas en los artículos
7 y 9, es lícito a la U nión com o a los estados, acum ulativam ente o no, crear
otras cualesquiera, no contraviniendo, lo dispuesto en los artículos 7,9 y 11,
N « l.
A rt. 13. El derecho de la Unión y de los estados de legislar sobre el trans­
porte férreo y la navegación interior será regulado p o r ley federal.
Párrafo único. La navegación de cabotaje será hecha por navios nacio­
nales.
A rt. 14. Las fuerzas de tierra y m ar son instituciones nacionales perm a­
nentes, destinadas a la defensa de la patria en el exterior y al m antenim iento
de las leyes en el interior.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 4 7 3
La Fuerza A rm ada es esencialmente obediente, dentro de los limites de
la ley, a sus superiores jerárquicos y obligada a sostener a las instituciones
constitucionales.
A rt. 15. Son órganos de la soberanía nacional el Poder Legislativo, el
Ejecutivo y el Judiciario, arm ónicos e independientes entre sí.

SECCIÓN L DEL PODER LEGISLATIVO

C ap ítu lo 1. D isposiciones generales

A lt. 16. El Poder Legislativo es ejercido por el Congreso Nacional, con


la sanción del Presidente de la República.
§ I. El C ongreso Nacional se com pone de dos ramos: la Cám ara de los
diputados y el Senado federal.
§ 2. La elección para senadores y diputados se hará sim ultáneam ente
en todo el país.
§ 3. Nadie puede ser, al m ism o tiem po, diputado y senador.
A rt. 17. El Congreso se reunirá en la capital federal, independientem en­
te de la convocatoria, el 3 de mayo de cada año, si la ley no designa otro día, y
funcionará cuatro meses desde la fecha de la apertura, pudiendo ser p ro rro ­
gado, postergado o convocado extraordinariam ente.
§ 1. Solo al Congreso compete deliberar sobre la prórroga y aplazam ien­
to de sus sesiones.
§ 2. Cada legislatura durará tres años.
§ 3. El gobierno del estado en cuya representación se diera vacante, por
cualquiera causa, incluso renuncia, se m andará inm ediatam ente proceder a
una nueva elección.
A rt. 18. La C ám ara de los diputados y el Senado federal trabajarán se­
paradam ente y, cuando no se resuelva lo contrario, por mayoría de votos, en
sesiones públicas. Las deliberaciones serán tom adas por m ayoría de votos,
hallándose presente, en cada una, mayoría absoluta de sus m iem bros.
P árrafo único. A cada una de las C ám aras compete:
-V erificar y reconocer los poderes de sus miem bros;
-E legir su mesa;
-O rg a n iz a r su régim en interno;

4 7 4 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
-R egular el servicio de su policía interna;
-Y nom brar a los em pleados de su secretaría.
A rt. 19. Los diputados y senadores son inviolables por sus opiniones,
palabras y votos en el ejercicio de su m andato.
A rt. 20. Los diputados y senadores, desde que hubieran recibido diplom a
hasta la nueva elección, no podrán ser presos ni procesados crim inalm ente,
sin previo permiso de su Cám ara, salvo caso de flagrancia en crimen sin fianza.
En este caso, llevado el proceso hasta pronunciam iento exclusivo, la autoridad
procesante rem itirá los autos a la C ám ara respectiva para resolver sobre la
procedencia de la acusación, si el acusado no opta por el juicio inmediato.
A rt. 21. Los m iem bros de las dos Cám aras, al tom ar posesión, contrae­
rán com prom iso formal, en sesión pública, de cum plir bien sus deberes.
A rt. 22. D urante las sesiones recibirán los senadores y los diputados un
subsidio pecuniario igual, y ayuda de costo que serán fijados por el Congreso
al final de cada legislatura, para la siguiente.
A rL 23. Ningún m iem bro del Congreso, desde que haya sido electo,
podrá celebrar contratos con el Poder Ejecutivo ni de él recibir com isiones o
colocaciones rem uneradas.
§ 1. Se exceptúan de esta prohibición:
1. las misiones diplom áticas;
2. las comisiones o com andos militares;
3. los cargos de acceso y las prom ociones legales.
§ 2. N ingún diputado o senador, sin em bargo, podrá aceptar n o m b ra­
m iento para misiones, com isiones o com andos, de que tratan los N“ 1 y 2
del párrafo antecedente, sin perm iso de la respectiva Cám ara, cuando de la
aceptación resulte privación del ejercicio de las fiinciones legislativas, salvo
en los casos de guerra o en aquéllos en que el h onor y la integridad de la U nión
se hallan em peñados.
A rt. 24. El diputado o senador no puede tam bién ser Presidente o hacer
parte de directorios de bancos, com pañías o empresas que gocen de favores
del G obierno federal definidos en ley.
Párrafo único. La inobservancia de los preceptos contenidos en estos
artículos y en el antecedente im porta en la pérdida del m andato.
A rt. 25 - El m andato legislativo es incom patible con el ejercicio de cual­
quier otra función durante las sesiones.

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 475
A rt. 26 - Son condiciones de elegibilidad para el Congreso Nacional:
1. Estar en posesión de los derechos de ciudadano brasileño y estar ins­
crito com o elector;
2. Para la C ám ara, tener más de cuatro años com o ciudadano brasileño,
y para el Senado m ás de seis.
Esta disposición no com prende a los ciudadanos a que se refiere el N« 4
del artículo 69.
A rt. 27. El Congreso declarará, en ley especial, los casos de incom pati­
bilidad electoral.

C ap ítu lo II. De la C ám ara de d ip u ta d o s

A rt. 28. La C ám ara de diputados se com pone de representantes del


pueblo electos p o r los estados y por el D istrito Federal, m ediante el sufragio
directo, garantizando la representación de la m inoría.
§ 1. El n ú m ero de los diputados será fijado p o r ley en proporción que
no excederá de u n o por setenta mil habitantes, no debiendo ese núm ero ser
inferior a cuatro p o r estado.
§ 2. Para ese fin m andará el G obierno federal proceder, desde ya, al em ­
p ad ro n am ien to de la población de la república, lo cual será revisado cada
diez años.
A rt. 29. C om pete a la C ám ara la iniciativa de la prórroga de la sesión
legislativa y de todas las leyes de im puestos, de las leyes de fijación de las fuer­
zas de tierra y m ar, de la discusión de los proyectos oft-ecidos por el Poder
Ejecutivo y la declaración de la procedencia, o im procedencia de la acusación
contra el Presidente de la República, en los térm inos del artículo 53, y contra
los m inistros de Estado en los crím enes conexos con los del Presidente de la
República.

C ap ítu lo III. D el Senado

A rt. 30. El Senado se com pone de ciudadanos elegibles en los térm inos
del artículo 26 y mayores de 35 años, en núm ero de tres senadores p o r estado
y tres p o r el D istrito Federal, electos p o r el m ism o m odo en que fueran los
diputados.

476 P R IM E R A S C O N S r r r U a O N E S . L A T IN O A M E R IC A Y EL C A R IB E
A rt. 31. El m andato del senador du rará nueve años, renovándose el
Senado p or el tercio trienalm ente.
Párrafo único. El senador electo en sustitución de otro ejercerá el m an­
dato por el tiem po que quedaba al sustituido.
A rt. 32. El vicepresidente de la república será presidente del Senado,
donde solo tendrá voto de calidad, y será sustituido, en las ausencias e im pe­
dim entos, p o r el vicepresidente de la m ism a Cámara.
A rt. 33. Com pete, privativam ente al Senado juzgar el Presidente de la
República y a los dem ás empleados federales designados por la C onstitución,
en los térm inos y por la form a que ella prescribe.
§ 1. El Senado, cuando delibere com o tribunal de justicia, será presidido
p o r el presidente del Suprem o Tribunal Federal.
§ 2. No proferirá sentencia condenatoria sino con dos tercios de sus
m iem bros presentes.
§ 3. No podrá im poner otras penas más que la pérdida del cargo y la
incapacidad de ejercer cualquier otro sin perjuicio de la acción de la justicia
ordinaria contra el condenado.

C ap ítu lo IV. De las atrib u c io n e s del Congreso

A rt. 34. C om pete privativam ente al Congreso Nacional:


1. Presupuestar las rentas, fijar el gasto federal anualm ente y tom ar las
cuentas de las rentas y gasto de cada ejercicio financiero;
2. A utorizar al Poder Ejecutivo a contraer préstam os y a realizar opera­
ciones de crédito;
3. Legislar sobre la deuda pública y establecer los m edios para su pago;
4. Regular la recaudación y la distribución de las rentas federales;
5. Regular el com ercio internacional, bien com o el de los estados entre
sí y con el D istrito Federal, aduanar puertos, crear o suprim ir almacenes;
6. Legislar sobre la navegación de los ríos que bañen más de un estado,
o se extiendan a territorios extranjeros;
7. D eterm inar el peso, el valor, la inscripción, el tipo y la denom inación
de las m onedas;
8. Crear bancos de em isión, legislar sobre ellos y tributarlos;
9. Fijar el padrón de los pesos y medidas;

B IB U O T E C A A Y A C U C H O 477
10. Resolver definitivam ente sobre los lím ites de los estados entre sí,
los del D istrito Federal y los del territorio nacional con las naciones lim í­
trofes;
11. A utorizar al G obierno a declarar guerra, si no tiene lugar o se m alo­
grase el recurso del arbitram iento, para hacer la paz;
12. Resolver definitivam ente sobre los tratados y convenciones con las
naciones extranjeras;
13. M udar la capital de la Unión;
14. C onceder subsidios a los estados en la hipótesis del artículo 5;
15. Legislar sobre el servicio de los correos y telégrafos federales;
16. A doptar el régimen conveniente a la seguridad de las fronteras;
17. Fijar anualm ente las fuerzas de tierra y m ar;
18. Legislar sobre la organización del Ejército y de la Armada;
19. C onceder o negar pasajes a fuerzas extranjeras por el te»‘ritorio del
país, para operaciones militares;
20. M ovilizar y utilizar la guardia nacional o milicia cívica, en los casos
previstos p o r la C onstitución;
2 1. D eclarar en estado de sitio uno o más puntos del territorio nacional,
en la em ergencia de agresión f>or fuerzas extranjeras o de conm oción interna,
y apro b ar o suspender el sitio que haya sido declarado por el Poder Ejecutivo,
o sus agentes responsables, en ausencia del Congreso;
22. Regular las condiciones y el proceso de la elección para los cargos
federales, en to d o el país;
23. Legislar sobre el derecho civil, comercial y crim inal de la república
y el prc^cesal de la justicia federal;
24. Establecer leyes uniform es sobre la naturalización;
25. C rear y sup rim ir em pleos públicos federales, fijarles las atribucio­
nes, estipularles los vencim ientos;
26. O rganizar la justicia federal, en los térm inos de los artículos 55 y
siguientes de la Sección III;
27. Conceder am nistía;
28. C o n m u tar y perdonar las penas im puestas, por crím enes de respon­
sabilidad, a los funcionarios federales;
29. Legislar sobre tierras y m inas propiedad de la Unión;
30. Legislar sobre la organización m unicipal de D istrito Federal bien

4 7 8 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M É R IC A Y EL C A R IB E
com o sobre la policía, la enseñanza superior y los dem ás servicios que en la
capital son reservados para el gobierno de la U nión;
31. Som eter a la legislación especial los puntos del territorio de la re­
pública necesarios para la fundación de arsenales u otros establecim ientos e
instituciones de conveniencia federal;
32. Regular los casos de extradición entre los estados;
33. Decretar las leyes y resoluciones necesarias al ejercicio de los poderes
que pertenecen a la Unión;
34. Decretar las leyes orgánicas para la ejecución com pleta de la C ons­
titución;
35. Prorrogar y postergar sus sesiones.
A rt. 35. Incum be, igualm ente, al Congreso, pero no privativamente:
1. Velar en la guardia de la C onstitución y de las leyes y providenciar
sobre las necesidades de carácter federal;
2. A nim ar en el país el desarrollo de las letras, artes y ciencias, bien como
la inm igración, la agricultura, la industria y comercio, sin privilegios que
dificulten la acción de los gobiernos locales;
3. Crear instituciones de enseñanza superior y secundaria en los estados;
4. Proveer la instrucción secundaria en el D istrito Federal.

Capítulo V. De las leyes y resoluciones

A rt. 36. Salvo las excepciones del artículo 29, todos los proyectos de ley
pueden tener origen indistintam ente en la C ám ara o en el Senado, bajo la
iniciativa de cualquiera de sus m iem bros.
A rt. 37. El proyecto de ley adoptado en una de las C ám aras será som e­
tido a la otra, y si ésta lo aprueba, se lo envía al Poder Ejecutivo que, consin­
tiendo, lo sancionará y prom ulgará.
§ 1. Sin embargo, si el Presidente de la República lo juzga inconstitucional
o contrario a los intereses de la nación, negará su sanción, dentro de los diez
días hábiles de aquél en que se recibió el proyecto, devolviéndolo en ese mismo
plazo a la Cám ara donde se haya iniciado, con los m otivos del rechazo.
§ 2. El silencio del Presidente de la República en ese plazo implica la
sanción; y, en el caso de ser ésta negada cuando ya esté cerrado el Congreso,
el Presidente dará publicidad a sus razones.

B lB L I ír rE C A A Y A C U C H O 479
§ 3. D evuelto el proyecto a la Cám ara iniciadora, allí se som eterá a una
discusión y a la votación nom inal, considerándose aprobado si obtiene dos
tercios de los sufragios presentes. En este caso, el proyecto será rem itido a
la otra C ám ara que, si lo aprueba p o r los m ism os trám ites y por la mism a
m ayoría, lo enviará com o ley al Poder Ejecutivo para la form alidad de la
prom ulgación.
§ 4. La sanción y la prom ulgación se efectúan por estas fórmulas:
1.El Congreso Nacional decreta, y yo sanciono la siguiente ley (o resolu­
ción).
2. El Congreso Nacional decreta, y yo promulgo la siguiente ley (o resolu­
ción).
A lt. 38. No siendo la ley prom ulgada dentro de 48 horas por el Presi­
dente de la República en los casos de los §§ 2 y 3 del artículo 37, el presidente
del Senado o vicepresidente, si el prim ero no lo hiciera en igual plazo, la
prom ulgará, usando la siguiente fórm ula: F ... presidente (vicepresidente del
Senado), hago saber a los que a la presente vinieran que el Congreso Nacional
decreta (o prom ulga) la siguiente ley (o resolución).
A rt. 39. El proyecto de una Cám ara, enm endado en la otra, volverá a la
prim era que, de aceptar las enm iendas, lo enviará modificado en conform i­
dad de ellas, al Poder Ejecutivo.
§ 1. En caso contrario, volverá a la Cám ara revisora y, si las alteraciones
logran dos tercios de los votos de los m iem bros presentes, se considerarán
aprobadas, siendo entonces rem itidas con el proyecto a la C ám ara iniciadora,
que sólo p odrá reprobarlas po r la mism a mayoría.
§ 2. Rechazadas asim ism o las alteraciones, el proyecto será som etido
sin ellas a la sanción.
A rt. 40. Los proyectos rechazados, o no sancionados, no podrán ser
renovados en la m ism a sesión legislativa.

SECCIÓN II. DEL PO D ER EJECUTIVO

Capítulo L Del Presidente y del vicepresidente

A rt. 41. Ejerce el Poder Ejecutivo el Presidente de la República de Esta­


dos U nidos de Brasil, com o Jefe electo de la nación.

4S0 P R IM E R A S C O N S r r r u a O N E S . L A T I N O A M f .R I C \ Y EL C A R IB E
§ 1. Sustituye al Presidente, en caso de im pedim ento, y le sucede en las
faltas el vicepresidente, elegido sim ultáneam ente con él.
§ 2. En el im pedim ento, o falta del vicepresidente, serán sucesivamente
llamados a la Presidencia el vicepresidente de! Senado, el Presidente de la
Cám ara y el del Suprem o Tribunal Federal.
§ 3. Son condiciones esenciales, para ser electo Presidente o vicepresi­
dente de la República:
1. Ser brasileño por nacim iento;
2. Estar en el ejercicio de los derechos políticos;
3. Ser mayor de 35 años.
Art. 42. En el caso de vacante, por cualquiera causa, de la Presidencia o
vicepresidencia, y no hayan aún pasado dos años del período presidencial, se
procederá a una nueva elección.
A rt. 43. El Presidente ejercerá el cargo p o r cuatro años, no pudiendo ser
reelecto para el periodo presidencial inm ediato.
§ 1. El vicepresidente que ejerza la Presidencia en el últim o año del pe­
ríodo presidencial no podrá ser electo Presidente para el período siguiente.
§ 2. El Presidente dejará el ejercicio de sus funciones, sin prórroga, el
mismo día en el que term ine su período presidencial, sucediéndole luego el
recién electo.
§ 3. Si éste se halla im pedido, o falta, la sustitución se hará en los térm i­
nos del artículo 41, §§ 1 y 2.
§ 4. El prim er período presidencial term inará el 15 de noviem bre de
1894.
A rt. 44. Al investirse en el cargo, el Presidente pronunciará, en sesión del
Congreso, o si éste no estuviere reunido, ante el Suprem o Tribunal Federal
esta afirmación: Prometo mantener y cumplir con perfecta lealtad la Constitu­
ción federal, promover el bien general de la república, observar sus leyes, sostener
la unión, la integridad y la independencia.
A rt. 45. El Presidente y el vicepresidente no pueden salir del territorio
nacional sin perm iso del Congreso, bajo pena de perder el cargo.
Art.46. El Presidente y el vicepresidente percibirán subsidio fijado por
el Congreso en el período presidencial antecedente.

B IB L K > T E (L ^A Y A C U C H O 481
Capítulo II. De la elección de Presidente y vicepresidente

A rt. 47. El Presidente y el vicepresidente de la República serán electos


p o r sufragio directo de la nación y mayoría absoluta de votos.
§ 1. La elección tendrá lugar el día 1®de m arzo del últim o año del pe­
ríodo presidencial, procediéndose en la capital federal y en las capitales de
los estados al escrutinio de los votos recibidos en las respectivas circunscrip­
ciones. El C ongreso hará los escrutinios en su prim era sesión del m ism o año,
con cualquier nú m ero de m iem bros presentes.
§ 2. Si n in g u n o de los votados hubiera alcanzado mayoría absoluta, el
Congreso elegirá, p o r mayoría de los votos presentes, uno, entre los que hayan
alcanzado las dos votaciones más elevadas en la elección directa.
En caso de em pate se considerará electo al m ás viejo.
§ 3. El proceso de la elección y del escrutinio será regulado p o r ley or­
dinaria.
§4. Son inelegibles, para los cargos de Presidente y vicepresidente los
parientes consanguíneos y añnes, en los 1a y 2« grados, del Presidente o vice­
presidente, que se hallare en ejercicio en el m om ento de la elección o que lo
haya dejado hasta seis meses antes.

Capítulo III. De las atribuciones del Poder Ejecutivo

A rt. 48. C om pete privativam ente al Presidente de la República:


1. Sancionar, prom ulgar y hacer publicar las leyes y resoluciones del Con­
greso; expedir decretos, instrucciones y reglamentos para su fiel ejecución;
2. N o m b rar y dim itir librem ente a los m inistros de Estado;
3. Ejercer o designar quién debe ejercer el com ando suprem o de las fuer­
zas de tierra y m ar de los Estados Unidos de Brasil, cuando fueren llamados
a las arm as en defensa interna o externa de la Unión;
4. A dm inistrar el Ejército y la Arm ada y distribuir las respectivas fuerzas,
conform e las leyes federales y las necesidades del G obierno nacional;
5. Proveer los cargos civiles y militares de carácter federal, salvo las res­
tricciones expresas en la Constitución;
6. Indu ltar y con m u tar las penas en los crím enes sujetos a la jurisdicción
federal, salvo en los casos a que se refieren los artículos 34, N“ 28 y 52, § 2;

4 82 P R IM E R A S C 0 .N S T r r U C 1 0 N E S .L A n N 0 A .V lÉ R lC A Y '.O, C A R IB E
7. Declarar la guerra y hacer la paz en los térm inos del artículo 34, N« 11;
8. Declarar inm ediatam ente la guerra en los casos de invasión o agresión
extranjera;
9. D ar cuenta anualm ente de la situación del país al Congreso Nacional,
indicándole las providencias y reform as urgentes, en mensaje que rem itirá al
secretario del Senado el día de la apertura de la sesión legislativa;
10. Convocar el Congreso extraordinariam ente;
11. N om brar los magistrados federales m ediante propuesta del Supre­
m o Tribunal;
12. N om brarlos m iembros del Suprem o Tribunal Federal y los ministros
diplom áticos, som etiendo el n om bram iento a la aprobación del Senado.
En ausencia del Congreso, designarlos en com isión hasta que el Senado
se pronuncie;
13. N om brar los demás m iem bros del cuerpo diplom ático y los agentes
consulares;
14. M antener las relaciones con los Estados extranjeros;
15. D eclarar por sí, o los agentes responsables, el estado de sitio en cual­
quier pun to del territorio nacional en los casos, de agresión extranjera, o
grave conm oción intestina (artículo 6, Ne 3; artículo 34, Nc 21, y 80);
16. Entablar negociaciones internacionales, celebrar ajustes, conven­
ciones y tratados, siempre ad referendum del Congreso, y aprobar las que los
estados celebren, en conform idad con el artículo 65, som etiéndolos, cuando
se deba, a la autoridad del Congreso.

C ap ítu lo IV. De los m in istro s de Estado

A lt, 49. El Presidente de la República es auxiliado por los m inistros de Es­


tado, agentes de su confianza que subscriben los actos, y cada uno de ellos pre­
sidirá uno de los ministerios en los que se divide la adm inistración federal.
ArL 50. Los m inistros de Estado no podrán acum ular el ejercicio de
otro em pleo o función pública, ni ser electos Presidente o vicepresidente de la
U nión, diputado o senador.
Párrafo único. El diputado o senador que acepta el cargo de m inistro
de Estado perderá el m andato y se procederá inm ediatam ente a una nueva
elección, en la cual no podrá ser votado.

B IB L IO T E C A AYACL’C H O 4 8 3
A rt. 51. Los m inistros de Estado no p odrán com parecer a las sesiones
del Congreso, y sólo se com unicarán, con él p o r escrito o personalm ente en
conferencia con las comisiones de las Cámaras.
Los inform es anuales de los m inistros serán dirigidos al Presidente de la
República y distribuidos para todos los m iem bros del Congreso.
A lt. 52. Los m inistros de Estado no serán resf>onsables frente al Congreso,
o frente a los tribunales, de los consejos dados al Presidente de la República.
§ 1. R esponden, sin embargo, en cuanto a sus actos, por los crímenes
en ley.
§ 2. En los crím enes com unes y de responsabilidad serán procesados y
juzgados p o r el Suprem o Tribunal Federal y, en los conexos con los del Presi­
dente de la República, p o r la autoridad com petente para el juicio de éste.

Capítulo V. De la responsabilidad del Presidente

A rt. 53. El Presidente de los Estados U nidos de Brasil será som etido a
proceso y a juicio, después que la Cámara declare procedente la acusación
ante al Suprem o Tribunal Federal, en los crím enes com unes, y en los de res­
ponsabilidad ante el Senado.
P árrafo único. Decretada la procedencia de la acusación, el Presidente
quedará suspendido de sus funciones.
A rt. 54. Son crím enes de responsabilidad los actos del Presidente que
atenten contra:
1. La existencia política de la Unión;
2. La C onstitución y la form a del G obierno federal;
3. El libre ejercicio de los poderes políticos;
4. El goce, y ejercicio legal de los derechos políticos o individuales;
5. La seguridad interna del país;
6. La pro b id ad de la adm inistración;
7. La guardia y em pleo constitucional de los dineros públicos;
8. Las leyes presupuestarias votadas p o r el Congreso.
§ 1. Esos delitos serán definidos en ley especial.
§ 2. O tra ley regulará la acusación, el proceso y el juicio.
§ 3. A m bas leyes serán elaboradas en la p rim era sesión del Prim er C on­
greso.

484 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . L A T IN O A M E R IC j\ Y EL C A R IB E
SECCIÓN III. DEL PODER lUDICIARIO

A rt. 55. El Poder Judicial, de la U nión tendrá por órganos un Suprem o


Tribunal Federal, con sede en la capital de la república,y tantos jueces y trib u ­
nales federales, distribuidos por el país, cuántos el Congreso considere.
A rt. 56. El Suprem o Tribunal Federal estará com puesto por quince jue­
ces, nom brados en la form a del artículo 48, N® 12, entre ciudadanos de n o ­
table saber y reputación, elegibles por el Senado.
A rt. 57. Los jueces federales son vitalicios y perderán el cargo únicam en­
te po r sentencia judicial.
§ 1. Sus vencim ientos serán determ inados por ley y no podrán ser dis­
m inuidos.
§ 2. El Senado juzgará a los m iem bros del Suprem o Tribunal Federal en
los crím enes de responsabilidad, y éste a los jueces federales inferiores.
A rt 58. Los tribunales federales elegirán de su seno a sus presidentes y
organizarán sus respectivas secretarias.
§ 1. El nom bram iento y la dim isión de los em pleados de la secretaría
bien com o la provisión de los oficios de justicia en las circunscripciones ju ­
diciales, com peten respectivam ente a los presidentes de los tribunales.
§ 2. El Presidente de la República designará, entre los m iem bros del
Suprem o Tribunal Federal, al p rocurador general de la república, cuyas atri­
buciones se definirán en ley.
A rt. 59. C om pete al Suprem o Tribunal Federal:
1. Procesar y juzgar originaria y privativamente:
a) Al Presidente de la República en los crímenes com unes, y a los m inis­
tros de Estado en los casos del artículo 52;
b) los m inistros diplom áticos, en los crímenes com unes y en los de
responsabilidad;
c) las causas y conflictos entre la U nión y los estados, o entre estos con
los otros;
d) los litigios y las reclam aciones entre naciones extranjeras y la Unión
o los estados;
e) los conflictos de los jueces o tribunales federales entre sí, o entre estos
y los de los estados, así com o los de los jueces y tribunales de un estado con
jueces y tribunales de otro estado.

Bl B L IO T E C A AYACL’C H O 485
2. Juzgar, en grado de recurso, las cuestiones resueltas por los jueces
y tribunales federales, así com o las que tratan el presente artículo, § 1, y el
artículo 60;
3. Revisar los procesos, term inados, en los térm inos del artículo 81.
§ 1. De las sentencias de las justicias de los estados, en últim a instancia,
habrá recurso para el Suprem o Tribunal Federal:
a) cuando se cuestione sobre la validez, o la aplicación de tratados y leyes
federales, y la decisión del tribunal del estado sea contraria a ella;
b) cuando se conteste la validez de leyes o de actos de los gobiernos de
los estados de cara a la Constitución, o de las leyes federales, y la decisión del
tribunal del estado considere válidos esos actos, o esas leyes im pugnadas.
§ 2. En los casos en los que haya que aplicar leyes de los estados, la justicia
federal consultará la jurisprudencia de los tribunales locales, y viceversa, las
justicias de los estados consultarán la jurisprudencia de los tribunales fede­
rales, cuando hayan de interpretar leyes de la U nión.
A rt. 60. C om pete a los jueces o tribunales federales, procesar y juzgar;
a) Las causas en que alguna de las partes funda la acción, o la defensa, en
disposición de la C onstitución federal;
b) todas las causas propuestas contra el G obierno de la U nión o la
H acienda N acional, fundadas en disposiciones de la Constitución, leyes y
reglam entos del Poder Ejecutivo, o en contratos celebrados con el m ism o
Gobierno;
c) las causas provenientes de com pensaciones, reivindicaciones, indem ­
nización de perjuicios o cualesquiera otras propuestas, por el G obierno de la
U nión co n tra particulares o viceversa;
d) los litigios entre un estado y ciudadanos de otro, o entre ciudadanos
de estados diversos, diversificando las leyes de estos;
e) los pleitos entre Estados extranjeros y ciudadanos brasileños;
f ) las acciones interpuestas p o r extranjeros y fundadas, sea en contratos
con el G obierno de la U nión, sea en convenciones o tratados de la U nión con
otras naciones;
g) las cuestiones de derecho m arítim o y navegación así en el océano
com o en los ríos y lagos del país;
h) las cuestiones de derecho crim inal o civil internacional;
i) los crím enes políticos.

48 6 P R IM E R A S c o N s r r r u a o N E S . La t in o a m é r ic a y e l c a r ib e
§ 1. Está vedado al Congreso com eter cualquier jurisdicción federal a
las justicias de los estados.
§ 2. Las sentencias y órdenes de la m agistratura federal son ejecutadas
por oficiales judiciales de la U nión, a los cuales la policía local está obligada
a prestar auxilio, cuando fuera invocada p or ellos.
A rt. 61. Las decisiones de los jueces o tribunales de los estados en las
m aterias de su capacidad p o n d rán térm ino a los procesos y a las cuestiones,
salvo en cuanto a:
\. Habeos Corpus, o
2. Destierro de extranjeros, cuando la especie no esté prevista en con­
vención, o tratado.
En tales casos habrá recurso voluntario para el Suprem o Tribunal Fe­
deral.
A rt. 62. Las justicias de los estados no pueden intervenir en cuestiones
som etidas a los tribunales federales, ni anular, alterar, o suspender sus senten­
cias u órdenes. Y, recíprocam ente, la justicia federal no puede intervenir en
cuestiones som etidas a los tribunales de los estados ni anular, alterar o sus­
pender las decisiones u órdenes de estos, exceptuados los casos expresamente
declarados en esta C onstitución.

TÍTULO II. DE LOS ESTADOS

A rt. 63. Cada estado se regirá por la Constitución y por las leyes que
adopte, respetados los principios constitucionales de la Unión.
A rt. 64. Pertenecen a los estados las m inas y tierras desocupadas ubica­
das en sus respectivos territorios, quedando a la U nión solam ente la porción
del territorio que sea indispensable para la defensa de las fronteras, fortifica­
ciones, construcciones m ilitares y ferrocarriles federales.
Párrafo único. Los bienes nacionales, que no fueran necesarios para el
servicio de la U nión, pasarán al dom inio de los estados, en cuyo territorio
estén situados.
A rt. 65. Es facultad de los estados:
1. Celebrar entre sí ajustes y convenciones que no sean de carácter p o ­
lítico (artículo 48, N®16);
2. En general, todo y cualquier poder o derecho, que no les sea negado

B IB L IO T E C A A Y A C U C H O 4 87
por cláusula expresa o im plícitam ente contenida en las cláusulas expresas de
la C onstitución.
Art- 66. Es vedado a los Estados:
1. Recusar fe a los docum entos públicos de naturaleza legislativa, adm i­
nistrativa o judicial de la Unión, o de cualquiera de los estados;
2. Rechazar la m oneda, o em isión bancaria en circulación por acto del
G obierno federal;
3. H acer o declarar la guerra entre sí y el uso de represalias;
4. D enegar la extradición de crim inosos, reclam ados por las justicias de
otros estados, o D istrito Federal, según las leyes de la U nión por las que esta
m ateria se rige (artículo 34, 32).
A rt. 67. Salvo las restricciones especificadas en la C onstitución y en
las leyes federales, el D istrito Federal es adm inistrado por las autoridades
m unicipales.
Párrafo único. Los gastos de carácter local, en la capital de la república,
incum ben exclusivam ente a la autoridad m unicipal.

TÍTULO IIL DEL MUNICIPIO

A rt. 68. Los estados se organizarán de form a que quede asegurada la


autonom ía de los m unicipios en todo cuanto respecte a su peculiar interés.

TÍTULO IV. DE LOS CIUDADANOS BRASILEÑOS

SECCIÓN I. DE LAS CUALIDADES


DEL CIUDADANO BRASILEÑO

A rt. 69. Son ciudadanos brasileños:


L Los nacidos en Brasil, aunque de padre extranjero, no residiendo éste
al servicio de su nación;
2. Los hijos de padre brasileño y los ilegítimos de m adre brasileña, naci­
dos en país extranjero, si establecen dom icilio en la república;
3. Los hijos de padre brasileño, que esté en otro país al servicio de la re­
pública, aunque n o se vengan a dom iciliar en ella;
4. Los extranjeros, que hallándose en Brasil a los 15 días de noviem bre

48 8 P R IM E R A S c : O N S T I T U a O N E S . L A T lN O A M É R H L \ Y EL C L\RIBE
de 1889, no declaren, d entro de los seis meses después de entrar en vigor la
C onstitución, el ánim o de conservar la nacionalidad de origen;
5. Los extranjeros que posean bienes inm uebles en Brasil y estén casados
con brasileños o tengan hijos brasileños con tal de que residan en Brasil, salvo
si m anifiestan la intención de no alterar de nacionalidad;
6. Los extranjeros naturalizados p or otro m odo.
A rt. 70. Son electores los ciudadanos mayores de 21 años que se alisten
en la form a de la ley.
§ 1. No pueden alistarse com o electores para las elecciones federales o
para las de los estados:
1.Los mendigos;
2. Los analfabetos;
3. Las plazas de soldados, exceptuados los alum nos de las escuelas mili­
tares de enseñanza superior;
4. Los religiosos de órdenes m onásticas, com pañías, congregaciones o
com unidades de cualquier denom inación, sujetas a voto de obediencia, regla
o estatuto que im porte la renuncia de la libertad individual.
§ 2. Son inelegibles los ciudadanos no alistados.
A rt. 71. Los derechos de ciudadano brasileño solo se suspenden o pier­
den en los casos aquí particularizados.
§ L Se suspenden:
a) p o r incapacidad física o m oral;
b) p o r condenación crim inal, m ientras duren sus efectos.
§ 2. Se pierden:
a) p o r naturalización en país extranjero;
b) por aceptación de empleo o pensión de G obierno extranjero, sin
perm iso del Poder Ejecutivo federal.
§ 3. Una ley federal determ inará las condiciones de readquisición de los
derechos de ciudadanía brasileño.

SECCIÓN II. DECLARACIÓN DE DERECHOS

A rt. 72. La C onstitución asegura a brasileños y a extranjeros residentes


en el país la inviolabilidad de los derechos concernientes a la libertad, a la
seguridad individual y a la propiedad, en los siguientes térm inos:

B JB U O T E C A A Y A C fC H C ) 48 9
§ 1. N adie puede ser obligado a hacer o dejar de hacer algo sino en virtud
de ley;
§ 2. Todos son iguales ante la ley;
La república no adm ite privilegios de nacim iento, desconoce foros de
nobleza y extingue las órdenes honoríficas existentes y todas sus prerrogati­
vas y privilegios, bien com o los títulos nobiliarios y de consejo;
§ 3. Todos los individuos y confesiones religiosas pueden ejercer pública
y librem ente su culto, asociándose para ese fin y adquiriendo bienes, obser­
vadas las disposiciones del derecho com ún;
§ 4. La república solo reconoce el casamiento civil, cuya celebración
será gratuita;
§ 5. Los cem enterios tendrán carácter secular y serán adm inistrados
por la autoridad m unicipal, quedando libre a todos los cultos religiosos la
práctica de sus respectivos ritos con relación a sus creyentes, desde que no
ofendan la m oral pública y las leyes;
§ 6. Será laica la enseñanza adm inistrada en los establecim ientos p ú ­
blicos;
§ 7. N ingún culto o iglesia gozará de subvención oficial, ni tendrá relacio­
nes de dependencia o alianza con el Gobierno de la Unión o de los estados;
§ 8. A todos es lícito asociarse y reunirse librem ente y sin arm as; no pu-
diendo intervenir la policía sino para m antener el orden público;
§ 9. Es perm itid o a quienquiera que sea representar, m ediante petición,
a los poderes públicos, denunciar abusos de las autoridades y prom over la
responsabilidad de los culpables;
§ 10. En tiem po de paz quienquiera puede entrar en el territorio nacio­
nal o salir de él con su fo rtu n a y bienes, cuando y com o le convenga, indepen­
dientem ente de pasaporte;
§ 11. La casa es el asilo inviolable del individuo; nadie puede ahí pene­
trar po r la noche, sin consentim iento del m orador, sino para socorrer a las
víctim as de crím enes o desastres, ni de día, sino en los casos y por las form as
prescritas en la ley;
§ 12. Es libre en cualquier asunto la manifestación de pensam iento por
la prensa o en la trib u n a, sin dependencia de censura, respondiendo cada uno
por los abusos que com ete en los casos y por la form a que la ley determ ina.
No es perm itido el anonim ato;

490 PRIMERAS C O N S rn X 'C IO N E S. UTINO AM ÉRICAY ELCARIBE


§ 13. A excepción del delito flagrante, la prisión no podrá ejecutarse sino
después de la pronunciación del encartado, salvo los casos determ inados en
ley, y m ediante orden escrita de la autoridad com petente;
§ 14. Nadie podrá ser m antenido en prisión sin culpa form ada, salvo las
excepciones especificadas en ley, ni llevado a la prisión o en ella detenido, si
presta fianza idónea en los casos en los que la ley lo admita;
§ 15, Nadie será sentenciado sino p or la autoridad com petente, en vir­
tud de ley anterio r y en la form a p>or ella regulada;
§ 16. A los acusados se les asegurará en la ley la más plena defensa, con
todos los recursos y medios esenciales a ella, desde la nota de culpa, entregada
en 24 horas al preso y firm ada p o r la autoridad com petente con los nom bres
del acusador y de los testigos;
§ 17. El derecho de propiedad se m antiene en toda su plenitud, salvo la
desapropiación p o r necesidad o utilidad pública, m ediante indem nización
previa;
Las m inas pertenecen a los propietarios del suelo, salvo por las lim ita­
ciones que fueran establecidas por ley en beneficio de la exploración de esta
clase de industria;
§ 18. Es inviolable el sigilo de la correspondencia;
§ 19. N inguna pena pasará de la persona del delincuente;
§ 20. Q ueda abolida la pena de galeras y la de la exclusión judicial;
§21. Q ueda, igualm ente, abolida la pena de m uerte, reservadas las dis­
posiciones de la legislación m ilitar en tiem po de guerra;
§ 22. Se dará el habeos corpus, siempre que el individuo sufra o se hallare
en inm inente peligro de sufrir violencia o coacción por ilegalidad o abuso
de poder;
§ 23. A excepción de las causas que, p o r su naturaleza, pertenecen a
juicios especiales, no habrá foro privilegiado;
§ 24. Es garantizado el libre ejercicio de cualquier profesión m oral, in ­
telectual e industrial;
§ 25. Los inventos industriales pertenecerán a sus autores, a los cuales
les quedará garantizado por ley un privilegio tem poral, o será concedido por
el Congreso un prem io razonable cuando haya conveniencia de vulgarizar el
invento;
§ 26. A los autores de obras literarias y artísticas les está garantizado

B IB U O T E C A A 5C A C U C H O 491
el derecho exclusivo de reproducirlas, por la prensa o p o r cualquiera otro
proceso m ecánico. Los herederos de los autores gozarán de ese derecho por
el tiem po que la ley determ ine;
§ 27. La ley asegurará tam bién la propiedad de las m arcas de fábrica;
§ 28. N ingún ciudadano brasileño podrá ser privado de sus derechos
civiles y políticos p o r m otivo de creencia o de función religiosa, ni eximirse
del cum plim iento de cualquier deber cívico;
§ 29. Los que aleguen m otivo de creencia religiosa con el fin de quedar
exentos de cualquier gravam en que las leyes de la república im pongan a los
ciudadanos, y los que acepten condecoración o títulos nobiliarios extranjeros
perderán todos los derechos políticos;
§ 30. N inguno im puesto de cualquier naturaleza podrá ser cobrado sino
en v irtu d de u na ley que lo autorice;
§ 31. Se m an tien e la institución del jurado.
ArL 73. Los cargos públicos civiles o m ilitares son accesibles a todos los
brasileños, observadas las condiciones de capacidad especial que la ley esta­
tuye, siendo, sin em bargo, vedadas las acum ulaciones rem uneradas,
A rt. 74. Las patentes, los puestos y los cargos inam ovibles son garanti­
zados en toda su plenitud.
A rt. 75. La jubilación sólo podrá ser dada a los funcionarios públicos en
caso de invalidez en el servicio de la nación.
A rt. 76. Los oficiales del Ejército y de la A rm ada sólo perderán sus gra­
dos por condena en m ás de dos años de prisión pasada juzgado en los trib u ­
nales com petentes.
A rt. 77. Los m ilitares de tierra y m ar tendrán foro especial en los delitos
militares.
§ 1. Este foro se com pondrá de un Suprem o Tribunal Militar, cuyos
m iem bros serán vitalicios, y de los consejos necesarios para la form ación de
la culpa y juicio de los crímenes;
§ 2. La organización y atribuciones del Suprem o Tribunal M ilitar serán
reguladas p o r ley.
A rt. 78. La especificación de las garantías y derechos expresos en la
C onstitución no excluye otras garantías y derechos no enum erados, pero
resultantes de la form a de gobierno que ella establece y de los principios que
consigna.

492 P R IM E R A S C O N S T IT U C IO N E S . U T I N O A M É R IC A Y EL C A R IB E
TÍTULO V. DISPOSICIONES GENERALES

A rt. 79. El ciudadano que asum a funciones en cualquiera de los tres


poderes federales no podrá ejercer las m ismas en otro.
A rt. 80. Podrá declararse en estado de sitio cualquier parte del territorio
de la U nión, suspendiéndose allí las garantías constitucionales por tiem po
determ inado cuando la seguridad de la república lo exija, en caso de agresión
extranjera, o conm oción intestina (artículo 34, N« 21).
§ 1. No hallándose reunido el Congreso y corriendo la Patria inm inente
peligro, ejercerá esa atribución el Poder Ejecutivo federal (artículo 48, N«
15);
§ 2. Éste, sin em bargo, d urante el estado de sitio, restringirá las m edidas
de represión a ser im puestas contra las personas;
1. La detención en lugar no destinado a los reos de crímenes comunes;
2. El destierro para o tros sitios del territorio nacional.
§ 3. Tan pronto com o se reúna el Congreso, el Presidente de la República
relatará, m otivándolas, las m edidas de excepción que hayan sido tom adas.
§ 4. Las autoridades que hayan ordenado tales medidas son responsables
por los abusos cometidos.
A rt. 8L Los procesos finalizados, en m ateria criminal, podrán ser revi­
sados en cualquier tiem po, en beneficio de los condenados, por el Suprem o
Tribunal Federal, para reform ar o confirm ar la sentencia.
§ 1. La ley m arcará los casos y la form a de la revisión, que podrá ser
requerida p o r el condenado, por cualquiera del pueblo, o ex officio por el
p rocu rad o r general de la república;
§ 2. En la revisión no pueden ser agravadas las penas de la sentencia
prevista;
§ 3. Las disposiciones del presente artículo son extensivas a los procesos
militares.
A rt. 82. Los funcionarios públicos son estrictam ente responsables por
los abusos y om isiones en los que incurran en el ejercicio de sus cargos, así
com o p o r la indulgencia o negligencia en no responsabilizar efectivamente
sus subalternos.
Párrafo único. El funcionario público se obligará por com prom iso for­
mal, en el acto de la posesión, al desem peño de sus deberes legales.

BIBUOTECA AYACUCHO 493


A lt. 83. C o n tinú an en vigor, m ientras no sean revocadas, las leyes del
antiguo régim en en lo que explícita o im plícitam ente no sean contrarias al
sistema de G obierno firm ado por la C onstitución y los principios en ella
consagrados.
A lt. 84. El G obierno de la Unión afianza el pago de la deuda pública
interna y externa.
A rt. 85. Los oficiales del cuadro y de las clases anexas de la A rmada
tendrán las m ism as patentes y ventajas que los del Ejército en los cargos de
caü^oría correspondiente.
A rt. 86. Todo brasileño está obligado al servicio militar, en defensa de la
patria y de la C onstitución, conform e a las leyes federales.
A rt. 87. El Ejército federal se com pondrá de contingentes que los esta­
dos y el D istrito Federal están obligados a sum inistrar, constituidos de con-
fonnidad con la ley anual de fijación de fuerzas.
§ 1. U na ley federal determ inará la organización general del Ejército, de
acuerdo con el N“ XVIII del artículo 34;
§ 2. La U nión se encargará de la instrucción m ilitar de los cuerpos y
armas e instrucción m ilitar superior;
§ 3. Q ueda abolido el reclutam iento m ilitar forzado;
§ 4. El Ejército y la A rm ada se com pondrán p or el voluntariado, sin
premio y en la falta de éste, p o r el sorteo, previam ente organizado.
C oncurren para el personal de la A rm ada la escuela naval, las de apren­
dices de m arineros y la m arina mercantil m ediante sorteo.
A rt. 88. Los Estados Unidos de Brasil, en caso alguno, se em peñarán en
guerra de conquista, directa o indirectam ente, p o r sí o en alianza con otra
nación.
A rt. 89. Es instituido un tribunal de cuentas para liquidar las cuentas
de la receta y gasto y verificar su legalidad, antes de ser presentadas al C on­
greso.
Los m iem bros de este tribunal serán nom brados f>or el Presidente de
la República con aprobación del Senado, y solam ente perderán sus lugares
p o r sentencia.
A rt. 90. La C onstitución podrá ser reform ada, por iniciativa del C on­
greso N acional o de las Asambleas de los estados.
$ 1. Se considerará la propuesta de la reform a, cuando, siendo presen­

494 PRIMERAS CONSTrrUCIONES. UTINOAMÉRICA YEL CARIBE


tada p o r una cuarta parte, por lo m enos, de los m iem bros de cualquiera de
las Cám aras del Congreso Nacional, sea aceptada en tres discusiones, por dos
tercios de los votos en una o en o tra C ám ara, o cuando sea solicitada por
dos tercios de los estados, en el decurso de un año, representado cada estado
p or la m ayoría de votos de su Asamblea;
§ 2. Esa propuesta se dará p o r aprobada, si en el año siguiente lo fuera,
m ediante tres discusiones, por m ayoría de dos tercios de los votos en las dos
C ám aras del Congreso;
§ 3. La propuesta aprobada se publicará con las firmas de los presidentes
y secretarios de las dos C ám aras, y se incorporará a la C onstitución, como
parte integrante de ella;
§ 4. No podrán ser adm itidos com o objeto de deliberación, en el C on­
greso, proyectos tendientes a abolir la form a republicano-federativa, o la
igualdad de la representación de los estados en el Senado.
A rt. 91. A probada esta C onstitución, será prom ulgada por la mesa del
C ongreso y firm ada por los m iem bros de éste.

DISPOSICIONES TRANSITORIAS

A rt. 1. Prom ulgada esta C onstitución, el Congreso, reunido en asam ­


blea general, elegirá enseguida, p o r mayoría absoluta de votos, en la prim era
votación, y si ningún candidato la obtuviera, por mayoría relativa en la segun­
da, al Presidente y al vicepresidente de los Estados U nidos de Brasil.
§ 1. Esta elección será hecha en dos escrutinios distintos para el Presi­
dente, y el vicepresidente respectivamente, recibiéndose y contándose en p ri­
mer lugar las cédulas para Presidente, y, precediéndose enseguida del mismo
m odo para el vicepresidente;
§ 2. El Presidente y el vicepresidente, electos en la form a de este artículo,
ocuparán la Presidencia y la vicepresidencia de la República durante el p ri­
m er período presidencial;
§ 3. Para esta elección no habrá incom patibilidades;
$ 4. C oncluida ella, el Congreso dará p o r term inada su m isión constitu­
yente, y, separándose en Cám ara y Senado, dará inicio al ejercicio de sus fun­
ciones norm ales el 15 de junio del corriente año, no pudiendo bajo ninguna
hipótesis ser disuelto;

BIBLIOTECA AYACUCHO 495


§ 5. En el prim er año de la prim era legislatura, luego en los trabajos prepa­
ratorios, discrim inará el Senado el prim ero y el segundo tercio de sus miembros,
cuyo m andato ha de cesar en el térm ino del prim ero y del segundo trienios;
§ 6. Esa discrim inación se efectuará en tres listas, correspondientes a
los tres tercios, graduándose a los senadores de cada estado y a los de D istrito
Federal p o r el o rd en de su votación respectiva, de m odo que se distribuya al
tercio del últim o trienio el prim ero votado en el D istrito Federal y en cada
un de los estados, y a los dos tercios siguientes los otros dos nom bres en la
escala de los sufragios obtenidos;
§ 7. En caso de em pate, se considerarán favorecidos los mayores, deci­
diéndose p o r sorteo cuando la edad fiiera igual.
A rt. 2. El estado que hasta finales del año de 1892 no haya decretado su
C onstitución será som etido, p o r acto del Congreso a la de una de los otros,
que m ás conveniente a esa adaptación le parezca, hasta que el estado sujeto a
ese régim en la reform e, p o r el proceso en ella determ inado.
A lt. 3. A m edida que los estados se fueran organizando, el G obierno
federal entregará a ellos la adm inistración de los servicios, que p o r la C ons­
titución les co m petan, y liquidará la responsabilidad de la adm inistración
federal en lo tocante a esos servicios y al pago del personal respectivo.
A rt. 4. M ientras los estados se ocupan en regularizar los gastos, d u ran te
el período de organización de sus servicios, el G obierno federal abrirá para
ese fin créditos especiales, según las condiciones establecidas p or ley.
A rt. 5. En los estados que se fueran organizando, entrará en vigor la
clasificación de las rentas establecidas en la C onstitución.
A rt. 6. En los prim eros nom bram ientos para la m agistratura federal y
para la de los estados tendrán preferencia los jueces de derecho y los jueces
del trib u n al de justicia de mayor calificación.
Los que no fueran adm itidos en la nueva organización judiciaria, y ten ­
gan m ás de trein ta años de ejercicio, serán jubilados con todos sus venci­
m ientos.
Los que tengan m enos de treinta años de ejercicio continuarán perci­
biendo sus salarios, hasta que sean aprovechados o jubilados con los ordena­
dos correspondientes al tiem po de ejercicio.
Los gastos con los m agistrados jubilados o puestos en disponibilidad
serán pagados p o r el G obierno federal.

496 PRI.MERASCONSTlTUaONES. LAI INOA.MÉRIOY ELCARIBE


A rt. 7. Es concedida a D. Pedro de Alcántara, ex em perador de Brasil,
una pensión que, a partir del 15 de noviem bre de 1889, le garantice, por todo
el tiem po de su vida, una subsistencia decente. El Congreso ordinario, en su
prim era reunión, fijará el quantum de esta pensión.
A rt. 8. El G obierno federal adquirirá para la nación la casa en que falle­
ció el doctor Benjamin C onstant Botelho de Magalháes y en ella m andará a
colocar una lápida en hom enaje a la m em oria del grande patriota, fundador
déla república.
Párrafo único. La viuda del Dr, Benjamin C onstant tendrá, m ientras
viva, el usufructo de la casa m encionada.
M andam os, por tanto, a todas las autoridades a quienes el conocim iento
y ejecución de esta C onstitución pertenece, que la ejecuten y hagan ejecutar y
a observar fiel y enteram ente como en ella se contiene.
Se publique y se cumpla en todo el territorio de la Nación.
Sala de sesiones del Congreso Nacional C onstituyente, en la ciudad de
Rio de Janeiro, en 24 de febrero de 1891,3® de la república.

Prudente José De Moráes Barros, presidente del Congreso, senador por Sao Paulo -
António Euzébio Gon^alves de Almeida, vicepresidente del Congreso, diputado por
Bahia - Dr. Joáo da Matta Machado, 1« secretario, diputado por el estado de Minas
Gerais - Dr. José Paes de Carvalho, 2® secretario, senador por el estado do Pará -
tenente coronel Joáo Soares Neiva, 3» secretario, senador por el estado da Paraíba
- Eduardo Mendes Goncpalves, 4®secretario, diputado por el estado de Paraná -
Manoel Francisco Machado, senador por el estado de Amazonas - Leovigildo de
Souza Coelho, idem - Joaquim José Paes da Silva Sarmentó, idem - Manoel
Ignácio Belfort Vieira, idem - Manoel Uchóa Rodrigues, diputado por el estado
de Amazonas - Manoel de Mello C. Barata, senador por Pará - António Nicoláo
Monteiro Baena, idem - Arthur indio do Brasil e Silva, diputado por el estado de
Pará - Inocéncio Serzedello Corréa, idem - Raymundo Nina Ribeiro, idem - Dr.
José Ferreira Cantáo, idem - Dr. Pedro Leite Cherm ont, idem - Dr. José Teixeira
da Matta Bacellar, idem - Lauro Sodré, idem - Joáo Pedro Belfort Vieira, senador
por el estado do Maranháo - Francisco Manoel da Cunha Júnior, idem - José
Secundino Lopes Gomensoro, idem - Manoel Bernardino da Costa Rodrigues,
diputado por el estado de Maranháo - Casimiro Dias Vieira Júnior, idem -
Henrique Alves de Carvalho, idem - Dr. Joaquim António da Cruz, senador por el

BIBLIOTEíLN AYACUCHO 497


estado de Piauí - Theodoro Alvcs Pacheco, idem - Elyscu de Souza Martins, idem
- Dr. Anfriso Fialho, Diputado por el estado de Plauí - Dr. Joaquim Nogueira
Paranaguá, diputado por el estado de Piauí - Nelson de Vasconcellos Almeida,
idem - Coronel Firmino Pires Ferreira, idem - loaquim de Oliveira Catunda,
senador por el estado de Ceará - Manoel Bezerra de Albuquerque Júnior, idem
- Theodureto Carlos de Faria Souto, idem - Alexandre José Barbosa Lima,
diputado por el estado de Ceará - José Freiré Bezerrü Fontenelle, idem - Joáo
Lopes Ferreira Filho, idem - Justiniano de Serpa, idem - Dr. José Avelino Gurgel
do Amaral, idem - Capitáo José Beviláqua, idem - Gonzalo de Lago Fernandes
Bastos, idem - Manoel Coelho Bastos do Nascimento, idem - José Bernardo de
Medeiros, senador por el estado del Rio Grande do Norte - José Pedro de Oliveira
Galváo, idem - Amaro Cavalcanti, idem - Almino Alvares Afonso {Pro vita
avicum proque universa República), diputado por el estado del Rio Grande do
N orte - Pedro Velho de Albuquerque Maranháo, idem - Miguel Joaquim de
Almeida Castro, idem - António de Amorim Garcia, idem - José de Almeida
Barreto, senador por el estado de Paraíba do Norte - Firmino Gomes da Silveira,
idem - Epitácio da Silva Pessoa, diputado por el estado de Paraíba - Pedro
Américo de Figueiredo, idem - António Joaquim do Couto Cartaxo, idem - Joáo
Baptista de Sá Andrade, idem - Primero-Teniente Joáo da Silva Retumba, idem
- Dr. José Hygino Duarte Pereira, senador por el estado de Pernambuco - José
Simeáo de Oliveira, idem - José Nicoláo Tolentino de Carvalho, diputado por el
estado de Pernambuco - Dr. Francisco de Assis Rosa e Silva, idem - Joáo Barbalho
Uchóa Cavalcanti, idem - António GoncaJves Ferreira, idem - Joaquim José de
Almeida Pernambuco, idem - Joáo Juvenio Ferreira de Aguiar, idem - André
Cavalcanti de Albuquerque, idem - Raymundo Carneiro de Souza Bandeira, idem
- Annibal Falcáo, idem - A. A. Pereira de Lyra, idem - José Vicente Meira de
Vasconcellos, idem - Joáo de Siqueira Cavalcanti, idem - Dr. Joáo Vieira de
Araújo, idem - Luiz de Andrade, idem - Vicente António do Espirito Santo, idem
- Belarmino Carneiro, idem - Floriano Peixoto, senador por el estado de Alagoas
- Pedro Paulino da Fonseca, idem - Cassiano Cándido lavares Bastos, idem -
Theoplillo Fernandes dos Santos, diputado por el estado de Alagoas - Joaquim
Pontes de Miranda, idem - Francisco de Paula Leite Oiticica, idem - Gabino
Besouro, idem -Manoel da Silva Rosa Júnior, senador por el estado de Sergipe
- Ivo do Prado Montes Pires da Fran<;a, diputado por el estado de Sergipe -
Manoel Presciliano de Oliveira Valladáo, idem - Dr. Felisbello Firmo de Oliveira

498 PRIMER.\S C O NSrm jaO N F-S. UTINDAMÉRICA YEL CARIBE


Freire, idem - Virgilio C. Damasio, senador por el estado de Bahía - Rui Barbosa,
Ídem - José Augusto de Freitas, diputado por Bahia - Francisco de Paula Argollo,
idem - Joaquim Ignácio Tosta, idem - Dr. José Joaquim Seabra, idem - Dr.
Aristides Cesar Spínola Zama, idem - Dr. A rthur Cesar Rios, idem - Garcia Dias
Pires de Carvalho e Albuquerque, idem - Marcolino de Moura e Aibuquerque,
idem - Dr. Francisco dos Santos Pereira, idem - Custodio José de Mello, idem -
Dr. Francisco Aristides A. Milton, idem - Amphilophio Botelho Freire de
Carvalho, idem - Francisco María Sodré Pereira, idem - Dionysio E. de Castro
Cerqueira, idem - Leovigildo do Ypiranga Ainorini Filgueiras, idem - Capitán de
Mar y Guerra Baráo de S. Marcos, idem - Baráo de Villa Viciosa, idem - Sebastiáo
Landulpho da Rocha Medrado, idem - Francisco Prisco de Souza Paraizo, idem -
Domingos Vicente Gon<;alves Souza, senador por el estado del Espirito Santo -
Gil Diniz Goidart, idem - José Cesario Miranda Monteiro de Barros, idem - José
de Mello Carvalho Muniz Freire, diputado por Espirito Santo - António Borges
de Athayde Júnior, idem - Dr. Joáo Baptista Laper, senador por el estado del Rio
de Janeiro - Braz Carneiro Nogueira da Gama, idem - Francisco Victor
da Fonseca e Silva, diputado por el estado del Rio de Janeiro - Joáo Severiano da
Fonseca Hermes, idem - Nilo Pe<;anha, idem - Dr. Urbano Marcondes dos Santos
Machado, idem - Contra-Alm irante Dionysio Manháes Barreto, idem - Cyrillo de
Lemos Nunes Fagundes, idem - Dr. Augusto de Oüveira Pinto, idem - José
Gonqüves Viriato de Medeiros, idem - Joaquim José de Souza Breves, diputado
por el estado do Rio de Janeiro - Virgilio de Andrade Pessoa, idem - Carlos
Antonio de Fran<;a Carvalho, idem - Joáo Baptista da Motta, idem - Luiz
Carlos Fróes da Cruz, idem - Alcindo Guanabara, idem - Erico Marinho da Gama
Coelho, idem - Eduardo Wandenkolk, senador por la Capital Federal - Dr. Joáo
Severiano da Fonseca, idem - Joaquim Saldanha M arinho, idem - Joáo Baptista
de Sampaio Ferraz, diputado por la Capital Federal - Lopes Trováo, idem -
Alfredo Ernesto Jacques Ourique, idem - Aristides da Silveira Lobo, idem - F.P,
Mavrink, idem - Dr. Francisco Furquim Werneck de Almeida, idem - Domingos
Jenuíno de Albuquerque Júnior, idem - Thomaz Delfino, idem - José-Augusto
Vinhaes, idem - Americo Lobo Leite Pereira, senador por el estado de Minas
Gerais - Antonio Olyntho dos Santos Pires, diputado por el estado de
Minas Gerais - Dr. Pacifico Gonijalves da Silva Mascarenhas, idem - Gabriel de
Paula Almeida Mazalháes, idem.-Joáo das Chagas Lobato, idem - Antonio Jacob
da Paixáo, idem - Alexandre Stockler Pinto de Menezes, idem - Francisco Luiz da

BIBUOTECAMACUCHO 499
Veiga, Ídem - Dr. José Candido da Costa Senna, idem - Antonio Affonso
Lamounier Godofredo, idem - Alvaro A. de Andrade Botelho, idem - Feliciano
Augusto de Oliveira Penna, idem - Polycarpo Rodrigues Víotti, idem - Antonio
D utra Nicacio, idem - Francisco Corréa Rabello, idem - Manoel Fulgencio Alves
Pereira, idem - Astolpho Pió da Silva Pinto, idem - Aristides de Araujo Maia, idem
- loaquim Gon^alves Ramos, idem - Carlos Justiniano das Chagas, idem -
Constantino Luiz Paletta, idem - Dr. Joáo Antonio de Avellar, idem - José
Joaquim Ferreira Rabello, idem - Francisco Alvaro Bueno de Paiva, idem - Dr.
José Carlos Ferreira Pires, idem - Manoel Ferraz de Campos Salles, senador por el
estado de Sao Paulo - Francisco Glicerio, diputado por el estado de Sao Paulo -
Manoel de Moraes, Barros, idem - Joaquim Lopes Chaves, idem - Domingos
Corréa de Moraes, idem - Dr. Joáo Thomaz Carvalhal, idem - Joaquim de Souza
Mursa, idem - Rodolpho N. Rocha Miranda, idem - Paulino Carlos de Arruda
Botelho, idem - Angelo Gomes Pinheiro Machado, idem - A ntonio José da Costa
Júnior, idem - Alfredo Ellis, idem - António Moreira da Silva, idem - José Luiz de
Almeida Nogueira, idem - José Joaquim de Souza, senador por el estado de Goiás
- António A m aro da Silva Cañedo, idem - Antonio da Silva Paranhos, idem -
Sebastiáo Fleury Curado, diputado por el estado de Goiás - José Leopoldo de
Bulhóes Jardina, idem - Joaquim Xavier Guimaráes Natal, idem - Aquilino do
Amaral, senador por el estado de Mato Grosso - Joaquim Duarte M urtinho, idem
- Dr. Antonio Pinheiro Guedes, idem - Antonio Francisco de Azeredo, diputado
por el estado de Mato Grosso - Caetano Manoel de Paria e Albuquerque, idem
- Ubaldino do Amaral, senador por el estado de Paraná - José Pereira dos Santos
Andrade, idem - Bellarmino Augusto de Mendon^a Lobo, diputado por el estado
de Paraná - M arciano Augusto Botelho de Magalháes, idem - Fernando Machado
de Simas, idem - Antonio Justiniano Esteves Júnior, senador por el estado de
Santa Catarina - Dr. Luiz Delfino dos Santos, idem - Lauro Severiano Müller,
diputado por el estado de Santa Catarina - Carlos Augusto Campos, idem - Felipe
Chimidt, idem - Dr. José Candido de Lacerda Coutinho, idem - Ramiro Fortes de
Barcellos, senador por el estado de Rio Grande do Sul - Julio Anacleto Falcáo da
Frota, idem - José Gomes Pinheiro Machado, idem - Victorino Ribeiro Carneiro
Monteiro, diputado por el estado de Rio Grande do Sul - Joaquim Pereira da
Costa, idem - Antáo Gon^alves de Faria, idem - Julio de Castilho, idem - Antonio
Augusto Borges de Medeiros, idem - Alcides de Mendon(;a Lima, idem - J.F. e
Assis Brasil, idem - Thomaz Thompson Flores, idem - Joaquim Francisco de

5 00 PRIMERAS CONSTm CJONES. LATINOAMÉRI('.A YELCARIBE


Abreu, idem - Homero Baptista, idcm - Manoel Luiz da Rocha Osório, idem -
Alfredo Cassiano do Nascimento, idem - Fernando Abbott, idem - Demetrio
Nunes Ribeiro, idem - Antonio Adolpho da Fontoura Menna Barreto, idem.

BIBUÜTECAAYACUCHO 501
ÍNDICE

PRIMERAS CONSTITUCIONES
Latinoamérica y el Caribe

PRÓLOGO. EL CONTEXTO PREINDEPENDENTISTA


EN LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE, por Alexander Torres Iriarte.........IX

CRITERIO DE ESTA ED ICIÓ N .............................................................. XXXIII

PRIMERAS CONSTITUCIONES
Latinoam érica y el C aribe

HAITÍ, REPÚBLICA DOMINICANA. CUBA. PUERTO RICO

HAITÍ. CONSTITUCIÓN IMPERIAL DE HAITÍ (1805).............................. 5


REPÚBLICA DOMINICANA. CONSTITUCIÓN POLÍTICA
DE LA REPÚBLICA DOMINICANA (1844)..................................................15
CUBA. CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE CUBA (1869)........... 46
PUERTO RICO. PROCLAMA DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS
DE LOS HOMBRES LIBRES.............................................................................52

MÉXICO. COSTA RICA, CENTROAMÉRICA,


EL SALVADOR. GUATEMALA, HONDURAS. NICARAGUA

MÉXICO. DECRETO CONSTITUCIONAL PARA LA LIBERTAD


DE LA AMÉRICA MEXICANA. SANCIONADO EN APATZINGÁN
(22 DE OCTUBRE DE 1814)............................................................................. 57

BIBUOTECA AYACL'CHO 503


COSTA RICA. PACTO SOCIAL FUNDAMENTAL INTERINO
DE COSTA RICA. l^ D E DICIEMBRE DE 1821...........................................87
EL SALVADOR. CO NSTITUCIÓN DEL ESTADO DE EL SALVADOR
(12 DE JUNIO DE 1824).....................................................................................96
CENTROAMÉRICA. CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA
FEDERAL DE CENTROAMÉRICA DADA POR LA ASAMBLEA
NACIONAL CONSTITITÍT.NTE EN 22 DE NOVIEMBRE DE 1824...... 109
GUATEMALA. PRIMERA CO NSTITUCIÓN DEL ESTADO
DE GUATEMALA..............................................................................................138
HONDURAS. CO N STITU CIÓ N POLÍTICA DEL ESTADO
DE HONDURAS DADA POR SU ASAMBLEA CONSTITUYENTE
EL 11 DE DICIEMBRE DE 1825.................................................................... 174
NICARAGUA. CONSTITUCIÓN DEL ESTADO DE NICARAGUA......188

VENEZUELA, NUEVA GRANADA,


COLOMBIA, PERÜ, BOLIVIA, ECUADOR. PANAMÁ

VENEZUELA. C O N STITU CIÓ N FEDERAL PARA LOS ESTADOS


DE VENEZUELA [21 DE DICIEMBRE DE 1811].......................................217
NUEVA GRANADA. ACTA DE FEDERACIÓN
DE LAS PROVINCIAS UNIDAS DE LA NUEVA GRANADA.......... ,.....261
COLOMBIA. CO NSTITUCIÓN
DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA............................................................282
PERÜ. CO N STITU CIÓ N POLITICA DE 1823...........................................313
BOLIVIA. C O N STITU CIÓ N DE 1826......................................................... 340
ECUADOR. CO N STITU CIÓ N DE 1830...................................................... 365
PANAMÁ. CONSTITUCIÓN DE LA PRIMERA REPÚBLICA................379

PARAGUAY, CHILE, ARGENTINA, URUGUAY. BRASIL

PARAGUAY CONSTITUCIÓN DE 1813...................................................... 409


CHILE. PROYECTO DE CONSTITUCIÓN PROVISORIA
PARA EL ESTADO DE CH ILE........................................................................413

504 PRLMERAS aiNSmUClONES. lAriNOAMÉRlCAY El. CARIBE


ARGENTINA. CONSTITUCIÓN DE LAS PROVINCIAS
UNIDAS EN SUDAMÉRICA. DICTADA EL 22 DE ABRIL DE 1819
POR EL CONGRESO GENERAL CONSTITUYENTE (1816-20)........... 433
URUGUAY. CONSTITUCION DE 1830.......................................................447
BRASIL. CONSTITUCIÓN DE LA REPÜBLICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS DE BRASIL (DE 24 DE FEBRERO DE 1891).............................471

BIBUOTECAAYACLCHO 505
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E ste volumen, se terminó de imprimir el mes de junio de 2011,
en los talleres de Editorial Arte, Caracas, Venezuela.
En su diseño se utilizaron caracteres román, negra, seminegra y cursiva
de la familia Adobe Minion, tamaños 8.5,9,10,11,12 y 13.
La edición consta de 3.000 ejemplares.

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Gobierno BoUvaríano MInittBrIo del Poder Popular


de Venezuela paia la CuNura

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