Vous êtes sur la page 1sur 9

LITERATURA Y CIENCIAS SOCIALES

LO QUE LITUMA NO DUO


Eduardo Toche Medrano *
por la ciencias sociales
La lectura de textos literarios desde los enfoques propuestos
no de flagrantes malentendidos'
casi siempre ha estado acompañada de complicaciones, cuando
que han terminado por entorpecer más que sugerir un diálogo enriquecedor' Entre nosotros'
de este intercambio dio moti-
todos recordamos, por e¡emplo, cómo un mal posicionamiento
y literarios decidieron
vo a una discusión sin"sentido, cuando cientistas sociales críticos
Todas Las
llevar a cabo una Mesa Redonda para discutir la aparición de
Sangres, la recordada novela de José María Arguedasr'
las ciencias sociales
Desde entonces, hace ya treinta años, poco o nada vimos desde
ese entonces mostradas. Más aún, pareciera que el
para reparar las deficiencias en
de la realidad social'
sometimiento a determinados esquemas y modelos de comprensión
con los hechos artísticos' Sin
terminó por abandonar el rico filón que iugería el contacto
centrado en el análisis de los textos litera-
embargo, los trazos del derrotero cultural peruano
la crítica literaria siguió desarrollándose
rios no fue totalmente ancelado, ya que por su lado
e historiográficos herramientas
hasta entonces en los conceptos sociológicos, antropológicos
útiles a ser incorporadas en su oficio2.
que emanan des-
Aún así, el abandono momentáneo del análisis de ciertos registros
la posibilidad de abordarlos, desde nuestros
de la realidad, no está liquidando de antemano
actuales de las disciplinas sociales de nuestro
oficios.Más aún cuando todos los discursos
de crisis, haciendo indispensable nuevas
país, no dejan de considerar que vivimos una etapa
resolución. La Literatura no propone un campo
Lúsquedas para encontrar elementos de
de territorios antes explorados y por alguna
novisimo erf este sentido, sino una recuperación
abandonadas. No se puede olvidar, por ejemplo, que
razón que se hace necesario investigar,
país inaugura precisamente bajo esta óptica, con los
la históriografía moderna de nuestro se
intentos síntesis bosquejados porMariátegui o sánchez
trabajos de Riva-Agüero; o que los de
interés que mostraron
tuvieron en ella el elemento miís importante; sin dejar de mencionar el
por este intercambio, intelectuales de la talla de Jorge Basadre o Raúl Porras'

VOLTEANDO HACIA LA LITERATURA


la Literatu-
Bajo esta perspectiva, como podríamos jüstificar una mayor atención a
actualmente? Es evidente, o debería serlo, que gran "
ra, por parte de las disciplinas sociales,
pJe ¿" los problemas que muestra el Perú de hoy han tenido un importante tratamiento
caso de las ciencias
iesde este tiio de trabajt intelectual, no ocurriendo lo mismo con el
signos de incertidumbre, propensos a ser inter-
sociales, cuyo panorama solo ha alcanzado
como un colapso absoluto de sus esquemas, hasta hace venite a{os existosos'
pretados -
de adap-
Pero no to¿o ál material ofrecido por la Literatura ofrece un mismopatrón
conjunto de expresiones que ella muestra es la novela'
tabilidad al análisis social. Dentro del
posibilidades otorga en ese sentido, pues el relato
sin duda alguna, el género que mayores
la lógica de las disciplinas sociales'
verosímil y totalizante facilitan la interpretación desde

+ Historiador. Egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos'

Nunvl S¡vrnsts 142


cuestiónquenosucede,pordecir,conlapoesíaoelcuento,queexigenuninstrumento
para un cientista
siempre está disponible
analítico para medir ronnas y contenidos, que no
social.
Bajoestecriterio,creo,puederesultarinteresanteunligeroacercamientoalaúlti-
maproduccióndeMarioVargasLlosa,<<LiturnaenlosAndes''3.Lasmotivacionesson
novelista peruano' Lo sintomático' pra nuestro
varias, además de estar frenteá más grande
caso, es que nuestro autor no solo practica
el ensayo para dar sus opiniones sobre el aconte-
cercoyunturalsinoque,sumadoaello,tuvounaactuaciónpreponderantedentrodelapolí-
Es decir'
presidencial en 1990' su
tica peruana cuyo punto culminante fue su candidatura
sino que admite una interpretación que
obra no puede ser reducida sólo al análisis literario
excede estos marcos y bien puede ubicarse
como paradigma de una visión del país' compar-
peruana. En otras palabras, vargas Llosa bien
tida por considerables sectores de la sociedad
que muchas veces no alcanza a ser plenamente
fu"d" "rru,. sistematizando un sentimiento, en la base misma del proyecto social que
conciente en aquellos qu" lo uru-"n, que radica
alcanzó durante su campaña presidencial'

LAS RAZONES DE LITUMA


que adquieren una connota-
En el caso de Lituma en los Andes existen elementos
vargas Llosaempezó a diseñar una novela
ción ausente en la anterior producción del autor.
policíaca pronto dio paso a una reflexión
en 1986, y la idea original áe elaborar una historia
para decir esta transformación fue la campañri
sobre la violencia social. El punto de quiebre
políticaque,aldecirdelpropioautor,lollevóporlugaresquedesconociahastaesemomen-
yo' un primer problema'
toa. Con esta declaraciOn aé parte se abre, creo
Enalgunosartículosquecomentabanlaaparicióndelanovelaconnotados
Llosa su desconocimiento del <mundo
antropólogos fueron muy p."cisos en criticar a vargas
que la ciítica referida está algo fuera de lugar' Es
andino> . Salvo que me equivoque, pienso
evidente que Vargas Llosa no aquello que se quiere tipificar como ttmundo andino>>'
"óno"" de su obra para notar la ausencia de esta
pues así lo declara y basta hacer un breve recuerdo
sensu?, más aún' ¿es necesario que
referencia. Pero, preguntamos quién 1o conoce strictu
para tener una idea sobre lo que es lo
cualquier peruano posea rudimientos de teoría cultural
esta sociedad hemos incorporado un
andino? Es claro que todos los que participamos en
de dicha cultura' tenemos visiones' algunas
sentido valorativo de los elementos que emanan
que sólo son aproximaciones desde un con-
mejor felexionadas que otras, pero ei evidente
a partir de sus propias funcionalidades'
texto cultural externo, q"" á"rín"u una idea de lo andino
que el autor alcanz en este sentido' sin
Para el caso, lo importante es descifrar la propuesta
sobrc
anatematizarlu po. no nociones u"udé*i"ut y tratar, más bien, de reflexionar
"o.pa¡tir que entablamos los peruanos
el arraigo que pueda teneiésta en los sentidos comunicativos
entre sí.
cultural dual' dondc ltl
La novela hace descansar su argumento en una {'""fuctura
al diálógoentre ambas instancias' Partt
andino y lo occidental discurren sin dar ocasión quc lttt sitlo
un cabo de policía
lograr este efecto, el autor recune a un narrador, Lituma, un parr¡o
jefe de línea' Si bien Lituma puede scr
transferido a un campamento serrano como (lue fltl
que se'propone más bien como alguicn
naje propio del mundo occidental, lo cierto es
Ntlllv¡ lit¡tlrs¡r l4 t
tiene una referencia grupal precisa, es un desarraigado que siente que <nadie me está extra-
ñando, nadie a quien extrañar" (p.89). De esta posición, Lituma, escuchará extasiado las
aventuras amorosas de su adjunto, el guardia Tomás Carreño y, a su vez, se interrogará por
ese mundo andino que <<ve)> pero no comprende.
' Ambas dimensiones se le presentan como hechos extraordinarios, que han supera-
do los límites de la <normalidad>y muestran facetas de irregularidad que no términa ¿e
entender. Sin embargo, la reacción que le genera una y otra situación son disímiles. Mien-
tras que el relato de Carreño, un policía que fue enviado por un superior a proteger a un
narcotraficante, a quien mata porque se enamora de manera fulminante de su amante-prosti-
tuta, le genera expectativa y deseo por la ruptura de la regla, frente a las desapariciones, la
conducta y los ritos de la gente del Ande, responde con inquietud y miedo, resumidos en una
permanente angustia, por no tener instrumentos suficientes para decodificarlos. Es
decir,
sabe por un lado que la norma ha sido trasgredida y se deleita con la libertad expuesta por
Carreño, pero por otro lado no tiene ninguna certeza para explicar que es lo que moviliza a su
entorno andino para comportarse de la manera que lo hace.
Lituma intuye que Ia explicación de estos últimos fenómenos está radicanclo t'uera
de lo evidende, permitiéndole agudizar al máximo suinstinto de supervivencia. La compren-
sión, entonces, tiene una utilidad crucial para nuestro personaje y este objetivo que tratará de
alcanzat es la línea maestra del relato. Para clarificar su ubicaciírn, el autor expone a sus
lectores otros tipos de acercamiento que se procesan desde lo occidental hacia lo andino.

LOS OCCIDENTALES
Uno es el caso de la pareja de turistas franceses, Albert y la <petite> Michéle, cuya
ignorancia les hace suponer reacciones lógicas de ese <<otro>> mundo, de acuerdo con sus
parámetros. Albert es un profesor que había experimentado su acercamiento al perú a través
de la lectura, lo que le permitió tener algunos conocimientos, más no una comprensión cabal
del país. A pesar de las advertencias de los funcionarios diplomáticos franceses, deciden
hacer un viaje a la sierra utilizando la vía terrestre. Michéle, menos <cultivada> que su acom-
pañante, tiene una reacción emocional frente a las recomendaciones; siente miedo frente
a lo
desconocido, lo que comprueba fácticarnente cuando al internarse en la geografía andina y
ver rostros que no le indicaban nada, asevera lúcidamente que <<no nos distancia vna raza
sino una cultura> (p.20). Incluso así, decide seguir aAlbert, quien no deja de lado su propia
racionalidad para <leer> lo que tenía al frente, utilizándola incluso en el momenro en que su
muerte y la de su acompañante ya estaba decretada por Sendero Luminoso: <<no re asustes,
no tenemos nada que ver, somos turistas> (p.21), fue lo único que atinó a decir ante la
inminencia de su ejecución.
En esta misma línea se coloca la señora Hortensia d'Horcourt, unamujer que había
clcclicado su vida a la preservación del medio ambiente. Igual que en el caso de los franceses,
olla también debe superar las objeciones que la intuición (en esta ocasión, del esposo) y la
t'csptrnsabilidad de los funcionarios civiles y militares, le alcanzan para que desista de la
idca dc internarse a una zona dominada por Sendero Luminoso, con la finalidad de hacer la
cv¿tluacitin de una reforestación. Para ella <... las calles de Lima son más peligrosas,

Nrr,vn Sr¡l¡Lisrs 144


o¡tadísticamente>.(p.107).Laseñorad'I{arcourttambién<<conocía>>comoAlbert,lareali-
por la imagina-
dad peruana, porque ouuíqu" era una
mujer práctica, a veces se dejaba llevar
unarealidad que, sin embargo' conocía de sobra,
ción y recomponía de u"u"ido a sus deseos podría suceder y
ella, nada malo
pues llevaba media vi¿a iidiando con ello.
(p.10g). Según
patrulla' <No somos políticos
ser escoltada por una
usf se lo manifestó ul ¡"t" l*. i" exigía
tu potíti-"a, Nuestra preocupación es la naturaleza'
ni tenemos nada que u". "o*undante-
"on
elmedioambiente,losanimales,lasplantas.Noservirnosaestegobierno,sinoalPerú'A
Aquítambién'
todoslosperuanos. Alosmilitaresytambiénaesoscabezaslocas"'>>(p'111)'
unconfiadoconocimientoparcial,culminóconunaejecuciónfinalmentenoentendidaporla
víctima.
Elcontrariodeestoscasoses<<elGringo>,<<Escarlatina>>o<elProfe>,apodosque
Stirmsson, con apariencia desgarbada que no
referían a un intelectual danés de un apellido
sintonizabaconlagenialidadquetenía,segúndecíanlosqueloconocían.LitumaSeacerca
previamente
minero que había sido visitado
a él cuando debe inspeccionar un campamento la
su sapiencia se basaba en la superación de
por una columan senderista. Pronto notará que una
mundoandino, la cual no la asimilaba a
historia oficial para encontrar la <verdad> áel huamana,
cultural sino, más bien, a un sentido universal de la condición
noción de especificidad
estados de barbarie'
proniu u."g.esiona. sin motivo aparente hacia
<ElGringo>llegóadescubrirlainmensadimensióndelossacrificioshumanosque
sistemática disimulación practicada por
practicaban los antiguos peruanos, oculta.por una
religiosos, es decir, se localizan
los historiadores. Estos .ituul", son para éi eminentemente
la atemporalidad su rasgo más característi-
fuera del espectro de la racionalidad, teniendo en
adoptadas luego
co. Ellos, siguen vigentes cubiertos con formas cristianas
"n "onr"ru"n"ia,p"rJ su cosmopolitismo le permiten informarse de prácticas igual-
de la conquista española.
civilizado: <Ahí en odense' cerca dcl
mente irracionales dentro del mundo supuestamente- comtr
a un anciano clavándole alfileres'
barrio en que yo vivo, una secta de satanistas asesinó que
profesor stirmsson-' claro eran un¿ls
ofrenda a Belcebú -se encogió de hombros el ^ cruel e intolerantc'
examen? Cuál no fue
bestias. Algún pueblo de la ántiguedad pasaría el
juzgado desde la perspectiva de ahora ?> (pp'177-178)'
Sin embargo, palece que notaba unu dife,"ncia
cualitativa entre uno y otro caso. l,rl
justificado en un ambiente donde' se suponíil'
sucedido en su Dinamarca natal no tenía cómo
el cumplimiento de la norma; por otro latlo'
la primacía delarazóncontrolaba exitosamenie
huamano en los Andes era la mancra tltr
explicaba a sus interlocutores que el sacrificio
tierra, para que no tomaran represalias ctlnlrit
mostrar respeto a los espíritus del monte, de la
naturales' Todo era dcci¿it¡r
ellos: <Hay que entenáerlos. Para ellos no había caiástrofes
con sacrificios>' (p'180)'
por una voluntad superior,a la que había que ganarse
Stirmsson,entonces,puedecompr"nd"tpo'qu"sehadespojadodesurcfbrcriciir
cultural en aras d" un qué le permite auscultaruna_"tlu".tu.u ""iol it:.1::
"or-opolitir-o impucsto por tlllil
naturaleza huamana, más aliá de sus formas heterogéneas y'del límite
los franceses y la señora d'lli¡rcotttl'
visión racional. Esa fue su ventaja con respecto a
Porcs''l'ilttt¡t¡¡'
quiénesnopudieronprescindirdesuejedereférenciaparaevaluaral<otro>'
y prestó atención a.aquello quc sttlo pt'txltr
otro desarraigado, pudo comprender lo que decia
cía sarcasmo en los oyente' d" historias (los ingenieros de la mina)'
'ut
Nuttvir Stxn1ft¡ 141
LOSANDINOS
En el lado opuesto a estos personajes, están aquellos que pertenecen al universo
andino. En primer lugar, tenemos la masa que conforman los peones de Naccos, sin rostros
que los individualizen pero sí compartiendo la característica de pertenecer a la sierra, naci-
áos, sobre todo, en Huancayo y Concepción, en Junín y en Pampas, en Huancavelica. Ad
diferencia de Carreño, quien a pesar de haber nacido en Sicuani y ser quechua hablante, era
fácilmente identificable como costeño, esta masa se presentaba con un aculturamiento solo
superficial que los hacía responder, finalmente, a patrones de conducta que ante los ojos de
Lituma estaban cargados de misterio. El se preguntaba., Como era posible que esos peones,
muchos de ellos acriollados, que habían terminado la escuela primaria por lo menos, que
habían conocido las ciudades, que oían ruido, que iban al cine, que se vestían como cristia-
nos, hicieran cosa de salvajes calatos caníbales?'..(pp.209-210)'
El ambiente en donde este grupo socializaba era la cantina, regentada por una pare-
ja Dionisio y Adriana, y sugerida como un espacio de libertad en donde además de consu-
mirse alcohol, se ejercía solapadamente el homosexualismo y la prostitución.
Otro grupo despersonalizado, que se ubica dentro de este conjunto, son las colum-
nas de Sendero Luminoso. Cada vez que se presentan son descritos como
jóvenes y niños
pobres, que hablan <en castellano, no en quechua> (p.21) y van expresando un discurso que
iesulta ininteligible tanto para los andinos como para los occidentales, salvo la seguridad de
estar anunciando momentos <<anormales>. El relato literario les hace cumplir la función de
<emisarios>, que están comunicando algo que necesita ser traducido, a,pesar de su presencia

esporádica. Ellos son el vehículo que trasmiten la crisis y los intentos de su superación,
mediante la práctica de la violenciabárbara.
Luego tenemos a los tres desaparecidos-sacrificados. Todos ellos expresan una
situación marginal en el mundo andino y , por lo mismo, son vistos como peligrosos para el
<< orden normal>>. Pedro Tinoco, es un adolescente
<<opa, ido, bobo> (p.47), un <<huaccha>,

que luego de mil peripecias se convierte en un pastor de vicuñas, entablando con ellas una
relación afectiva que nunca pudo hacer con los seres humanos. En esta situación, recibe
primero a los senderistas quiénes tenían la directiva de liquidar la reserva porque era <<un
invento del imperialismo> (pp.56-57), y luego a una patrulla de la Guardia Civil que estaba
persiguiendo a los primeros, quienes lo torturanquemándole partes de Su cuerpo para que
hable, hasta que uno de sus miembros lo reconoce y advierte que es mudo. Poteriormente lo

veremos en Naccos realizando algunos servicos a Lituma y su acompañante, hasta que des-
apareció.
Casimiro Huarcaya era un albino que había nacido en Yauli. Las dudas sobre su
origen y las burlas de sus compañeros despertaron en él la idea de irse hacia otros lugares. A
los quince años se enrola al servicio de un comerciante, sintiéndose feliz de no tener que
cchar raíces en ningún lugar. Un día, en Andahuaylas, se le acercó una
joven a decirle que
cstaba embarazadadeéI, de lo cual no tiene certeza reaccionando con mucha culpa'
Luego vendrán los <tiempos malos>>, cargados de violencia, y su negocio se de-
rrurnba. Cuando en una ocasión estaba emborrachándose, se le acerca una turaba con la
l'in¿rlidad de lincharlo por ser <pishtaco>, salvándose porque repentinamente aparecen los
sc¡tlcrist¿rs quiénes disgregan al grupo indicándoles que no deben seguir con esas supersti-

Nrt vrr Srx¡risls 146


la joven que había emba-
Éiones. Entre los guerrilleros, Huarcaya puede distinguir aAsunta,
aÍna en la mano podía haberle dado un tiro en
fgzado tiempos atrás, y es ella la que con un
Huarcaya, hasta el |ímite de convencerlo
lL cabeza,p".o no lo hizo. Esta actitud abruma a
que era un <pishtaco>.
El tercer desaparecido era Medardo Llantac, quien cambió su nombre por el de
y mataon a todos los
Demetrio chanca, luego que los senderistas llegaron a su comunidad
pero pudoescapar para luego regresar con la polícia y ayudar-
dirigentes. El era uno á"
"ttor, denuncias ante los guerrilleros'
los á identificar a aquellos que habían planteado sus
cantina de Naccos.
Finalmente, tenemós a Dionisio y Adriana, la pareja que regenta la
pueblerinos lo mandaban expulsar' antes
Dionisio era un cantinero, errante, quién,los curas
Adriana para quedarse con ella' <<Era
de llegar allí. Decían que había matado al marido de
enroscada por el cuello hasta la
bajito, fortachón y tenía la chompa azul de costumbre
g1). esta figura remite al caos generado por Ia
baruitta...rrlp. Elsimbolismo emanado desde
superación de las interdicciones culturales:
<-vaya, a usted no le parece tan malo Satanás - observó Lituma, escrutándolo'
-Sinofueraporél,loshombresnohubieranaprendidoagozardelavida-lo
desafióDionisioconSusojitossardónicos-oestátambiénencontradeque
los hombres se farreen, como esos fanáticos?> (p'l0a)'
<Lo raro es que los
En to{o caso, a Lituma le sorprendía que aún estuviera vivo.
ajusticiando maricones, cafiches' putas'
terrucos no lo hayan matado todavía. Ellos andan
esas cosas a la vez y encima otras">>
degenerados de cualquier especie. Dionisio es todas
(p.201).
(p.38)' de rasgos
Adriana, <la bruju, era una <<cuarentona, cincuentona' sin edad>
y claros. Había nacido en Parcasbamba, un lugar entre la
aindiados pero de piel blanca ojos
comensales y adivinar la suerte
sierra y la selva. Su tarea era irefarar comida, tomar con los
al aire hojas de coca. <Lituma sospechaba que,
náip"r, leyendo las manos ó tirando
"on
además de cocinera y adivinadora, por las noches tambiénera
otra cosa">(p'38)'
remite Lituma cuando empieza a investigar sobre las
A ella es donde primero se
le hacían sospechar que no era
desapariciones, y cuandoios pocos indicios que manejaba
una obra de Sendero Luminoso. Efectivamente, ella le
dijo a Demetrio Chanca que lo iban a
que causan daño, y lo habían esco-
sacrificar porque se debía aplacar a las fuerzas malignas
porque se había cambiado de nombre...
gido a él jo.qu" era impuro. <<por qué era impuro?
(p'41)'
Iambia.sé de nombre que a uno le dan al nacer, es una cobardía>
imposible entender lo que Adriana le aseveraba, pues
Aún así, a Lituma le resultaba
su propio esquema mental' Decía
establecía todo su argufrrento en algo que estaba fuera de
Viven ahí adentro' Se la pasan
Adriana que <Todos estos cerros están llenos de enemigos.
y daños...Hay que desanojarlos,
urdiendo sus maldades día y noche. Hacen daños más
de los indios...Estará bien para tiempos noÍnales, no para
distraerlos. No con esas ofrendas
éstos. A ellos lo que les gusta es el humano> (pp'44-45)'

LITUMATOMA CONCIENCIA
LuegoquevisitalaEsperanzayhaberconversadocon<elGringo",Litumacrnpic
le parecían indispensables' Duritnt¡ e I
za a ordenar la serie de signos que hasta ese momento
Nulrvrr S¡l.ltlists l4,l
viaje de regreso a Naccos, un insight le revela la clave del misterio:
<Eso tiene que haber sido, los serruchos de mierda los sacrificaron a los apus>. (p.199).
Para luego pensar en tercera persona, ya de manera reflexivu <E1 misterio se lo resolvió ese
Profe chiflado por el Perú. Ahíestaba para qué servía la historia, pues... nunca se le pasó por
la cabeza que estudiar las costumbres de los antiguos peruanos pudiera ser útil para enternder
lo que ocurría ahora en Naccos. Gracias Escarlatina, por resolverme el misterio..>(p.203).
Pero el asunto no concluyó allí. Al continuar el viaje a pie, experimentará su propia
insignificancia frente al medio que lo rodea. Un huayco de grandes proporciones podrá
salvarlo a duras penas y, bien advertido como estaba por "el Profe ", no explicó su providen-
cial salvación por el azar, ni mucho menos por mediación de la divinidad cristiana. <Como
si hubiera pasado un examen, pensó, como si estas montañas de mierda, esta sierra de mierda,
por fin lo hubieran aceptado. Antes de proseguir su camino, aplastó su boca contra la roca
que lo había cobijado y como hubiera hecho un serrucho, susurró>> <Gracias por salvarme la
vida, mamay, apu, pachamama, o quien chucha seas.> (pp'208-209).
Lituma tuvo que convertirse en un andino para explicarse cabalmente lo que pasaba
en su entorno. Pudo hacerlo, y por tanto sobrevivir, porque al igual que <el Gringo> su
desarraigo había facilitado la comprensión del <<otro>>. Esto fue 1o que no sucedió con las
pautas de entendimiento que habían realizado los franceses y la señora d'Harcourt, lo que
motivó sus violentos sacrificios.
FLPERU DE VARGAS LLOSA
En el relato que construye Vargas Llosa a partir de estas funciones emanadas de sus
personajes, est¡í claro la configuración de un mundo de crisis que intenta reslituir la norma-
lidad y para lo cual se hace necesario eliminar todos aquellos elementos que figuran como
disturbadores. Pero, contra lo que podría suponerse, no es solo una crisis que remite al
mundo andino, sino una donde se involucra a las dos partes que la cgncepción dualista del
autor construye. Carreño y su historia de amor imposible, que está señalando una pertenen-
cia más bien occidental, también parte de un <desorden>, marcado por dos relaciones anor-
males: una, la de policias cubriendo actividades flicitas y, dos, una relación de pareja entre el
jefe narcotraficante y su prostituta que no tiene nada de amor y sí de primarias pasiones.
Carreño intenta ser un agente del orden, sacríficando violentamente al narcotraficante por
verlo como la causa de las anomalías que siente, tratando de redmplazar el sentido que éste
daba a sus relaciones con Meche (la prostituta), con una de donde prime afectos más positi-
vos.
Bajo el mismo sentido se entiende las desapariciones en el mundo andino. La rup-
tura del equilibrio armónico entre el hombre y la naturaleza, genera la furia de ésta última,
haciéndose necesario la organización de ritos que aplaquen los castigos. Lo significatiyo en
cste caso es que los directores de la iniciativa ritual son los mismos que personifican el
dcsorden y la inmoralidad que se intenta desterrar, es decir, Dionisio y Adriana.
En fin, la pauta marcada por el paralelismo de las situaciones están bajo una clara
oposición y complementaridad. Hay situaciones en donde se bifurcan las causas y dan paso
a la cspecificidad de cada mundo, pero en otras hay una evidente correspondencia frente a
una rcferencia más general a la condición humana. Tal vez el efecto de lo fantástico está

Nurvn Sr¡.rrrisrs 148


muymarcado en lo andino, y ausente en el relato de Carreño, que de buenas a primeras no
permite visualizar la alta carga de violencia que se procesa en uno y otro caso. Incluso, el
hecho de que la aventura de Carreño esté remitiéndonos más al mundo interno del personaje,
y lo andino tiene más bien una direccióir hacia lo externo. lo social, podrían estar apoyando,
t."o yo, esta equivoca consideración. Sin embargo, la cuestión es que la crisis presentada
por Vargas Llosa es algo común a todos los componentes de la sociedad peruana, y la violen-
qu"!"n".u es el intento de buscar una respuesta frente al desorden, para algunos, frente al
"iu
<ilachacuti>, para otros.
. i Aquí podemos hacer un aparte, para poner en relieve una incoherencia mostrada
por el relato. El nivel de confluencia de donde emerge el sentido universal de regresión
tá.bu.u, ha sido simbolizada por divinidades pertenecientes al panteón griego. Dionisio y
Adiana tienen una connotación tan clara en este sentido, que hace innecesario apoyar esta
afirmación en una declaración explícita del autor que, dicho sea de naso, la hubo' Vargas
Llosa afirmó que la novela fue influenciada por sus lecturas sobre el mito de Dionisio, la
divinidad que representaba la barbarie para los griegos5.
pero, esta operación que tuvo como finalidad proponer un sentido unidad a la cues-
tión humana, presindió completamente de atributos específicos que adquieren los símbolos a
partir de su contexto histórico. ¿De cuál Dionisos nos habla Vargas Llosa? ¿ El de la Grecia
arcaica, el de la época clásica, el Dionisio helenístico? Entre ellos no hay merasdiferencias
formales, sino enormes transformaciones en su elementos estructurales, pués el contexto que
los produjo, a pesar de compartir una continuidad espacial, fueron bastante disímiles entre sí,
aún cuando las convenciones nos hagan suguerir una continuidad lineal entre estas socieda-
des.
Incluso así, los inconvenientes de este artificio no quedan solo allí, ya que extre-
mando nuestras concesiones podemos aceptar incluso una visión homogeneizadora que ha-
lla condensado en Dionisio una figura perfecta, sin figuras ni contradicciones. Sin embargo,
existe otro derivado que sí resulta crusial, para el entendimiento de lo alcanzado por Vargas
Llosa. Es imposible sistematizar las funciones de un elemento religioso si es apartado del
resto de sus componentes. Dionisio no es una figura aislada, sino que responde sólo al inte-
rior de un sistema divino, en donde las otras partes están en relación, como complemento, o
posición o contradicción. Es lo que Jean-Pierre Vernant denomina <La sociedad de los
dioses>>, viéndola semejante a las estructuras lingüísticasÓ.
Al respecto, tenemos entonces que la novela registra como protagonista un símbo-
1o de la barbarie, pero una barbarie frente a qué?, ¿dónde se ubica su fuerza contraria,
su

complemento y oposición?, ¿cuál es lafuerzaque le hace tensión y permite el equilibrio?


Está ausente, creo yo, y no es un dato casual esla deficiencia estructural.
Ahora bien, ¿Qué puede tener de significativo o de operativo llegar a estas consi-
deraciones? Habíamos dicho que Vargas Llosa no es sólo un novelista para los peruanos'
Es

un político y, además, el sistematizadorde una visión, de una manera de asumir el Perú,

compartida por sectores considerables de la sociedad peruana. Por 1o mismo, debe soportar
que iu obra sea abordada desde una óptica que trascienda los marcos de su oficio'
Una lectura como Lituma en los Andes, resulta interesante para un cientista social
no tanto por lo que dice sino por los sintomáticos silencios que expone. La manera como

NUEVA SrNrEsls 149


testimonia la violencia peruana, incide en lo inexplicable que resulta para todos los perua-
nos. Es increible, por ejemplo, que luego de década y media no tengamos entre manos un
serio análisis sobre las causas que componen dicho fenómeno social y su ubicación dentro
del contexto contemporáneo del país. La perplejidad frente a lo desconocido que nos resulta
en baño de sangre, alimentó como bien sabemos el sentimiento de orden, pronto a degenerar
en autoritarismo, sin medir las consecuencias de una antropofagia, esta vez simbólica nada
más, resultante de la expiación que exigía la sociedad para redimierse.
Sin embargo, no sólo es la ausencia de explicación frente a la violencia y su rol en
las conductas regresivas de barb-¿rie, si así puede llamiírsele, que procesa la sociedad para
encontrar nuevamente los otiempos anormaleso. lo único que puede extraerse de Lituma en
los Andes. Es altamente significativo que el relato alavez de no encontrar un registro que
explique la práctica de la violencia, támpoco ofrece una alternativa para su superación' Pa-
reciera que Vargas Llosa asume aquí un fatalismo pesimista, lo cual no es nada raro cuando
resulta imposible asimilar su proyecto político a una autopía que se haya enraizado en la
sociedad. El futuro armónico, esa <felicidad para todos> de la cual se burlabasarcásticamente
un ex ministro de economía, no tiene ubicación dentro de su esquema, que es el esquema de
muchos en este país. He aquí, creo, el gran silencio quc propicia aquel proyecto que fue
denotado en 1990, el mismo que encontró en su contrincante de turno a alguien dispuesto a
realizarlo. Es, para responder la preggnta p.lanteada líneas arriba. la imBosibilida! que tiene
este esquema phra señdlar. desde'su ubicaÓiÓn, un agente que reslltuya la arrnonla.

NOTAS:
1. ¿ He Vivido en Vano ? Meza Rsdonda sobre Todas las Sangres'
23 de Julio de 1965. IEP. Lima,'1985.
2. Se puede mencionar aquí los tra6ajos de Antonio Cornejo
Polar: La Novela Peruana: siete Estudios. Editorial Horizonte. Lima, 1911; y
La Formación de Ia Tradición Literaria en el Peni. CEP. Lima, 1989. También
la Tesis de Efraín Kristal: Una Visión Urbana de los Andes. Genesís y Desarrollo
del Indigenismo en el Perú 1848-1930. Instituto de Apoyo Agrario. Lima, 1991.
Pero, tal vez el más sugerente y audaz en este sentido, resulta ser el Libro de Peter
Elmore: Los Muros Invisibles. Lima y la Modernidad en la Novela del Siglo
XX. MoscaAzul Editores y Ediciones el Caballo Rojo. Lima, 1993.
J. Mario vargas Llosa: Lituma en los Andes. Editorial Planeta. Barcelona, 1993.
4. Javier Parra: <Dionisos o la Regresión a la Barbarie. Mario Vargas Llosa y el Pre
mio Planeta>. En EFE REPORTAJES. Barcelona,1993. Reproducido en LA
REPUBLICA Lima, 18 de Noviembre de 1993.
5. Javier Parra: op. sit.
6. Jean-Pierre Vernant: Mito y Sociedad en la Grecia Antigua Siglo XXL Madrid,
1982.

*fro 1, NUMEÉo--I - 2 t994

Nueve Sr¡¡rtsrs 150

Vous aimerez peut-être aussi