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LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA Por José OVALLE FavEts Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM. “..€l juez esta en medio de un mintiscu- Jo cerco de luces, fuera del cual todo es tinieblas; detris de é1 el enigma del pa- sado, ¥ delante el enigma del futuro. Ese mimiscuto cerco es la prueba”, Francesco Carnelutti? Sumanro: 1. La unidad esencial del Derecho procesal. 2. La Teoria Gene- ral del Proceso, 8. La Teorla General de la Prueba. 4. El Derecho Pro- batorio. 5. EI contenido de la Teoria General de la Prueba. 6. Conclu- siones., 1, La unidad esencial del Derecho procesat Uno de los temas que mds interesan al Derecho Procesal es, preci- samente, él de su unidad o de su diversidad. Puede afirmarse que la tesis de la unidad viene siendo mayormente aceptada en la medida en que se desarrolla el procesalismo; al contrario, la subsistencia de la te- sis diversificadora, implica una superviven de anacrénicos residuos del procedimentalismo. Sin embargo, el problema no debe plantearse en forma tan sencilla, pues requiere de ciertas aclataciones, sobre todo en lo relativo al alcance de tal unidad. La visién unitaria del Derecho procesal nos la expresa clatamente Eduardo B. Carlos, cuando afirma: “La ciencia del derecho procesal estudia ¢l conjunto de normas que regulan el proceso, por cuyo medio el Estado, ejercitando la funcién jurisdiccional, asegura, declara y vea- liza el derecho”? Sin embargo, esta unidad del Derecho Procesal no implica una identificacién total, a tal grado que las confunda, de Jas diversas disciplinas procesales. El propio profesor argentino en cita, sefiala que el derecho procesal “constituye un tronco comin el que a 1 a prucha civil, trad. de Niceto ALCALA-ZAMORA ¥ CAsTiLto, Ediciones Arayi, Buenos Aires, 1955, p. XVIII. 2 Cantos, Eduardo B,, Introduccién al Estudio del Derecho Procesal, Ediciones Jurldicas Europea-América, Buenos Aires, 1959, p. 29. 274 JOSE OVALLE FAVELA Gierta altura se diversifica en ramas particulares”; esto no niega, sino, por el contrario, afirma Ja existencia de “wna base conceptual comin que sirva a todas las ramas procesales en particular”.* El proceso tiene una estructura esencialmente igual en todas las disci- plinas procesales: “Todo proceso, afirma Alcalé-Zamora, arranca de un presupuesto (litigio), se desenvuelve a lo largo de un recorrido (proce- dimiento) y persigue alcanzar una meta (sentencia), de la que cabe de- rive un complemento (ejecucién)”.* Todo Derecho Procesal particular parte de la existencia del proceso, como instrumento juridico de solucién a Ios conflictos intersubjetivos; de la accién, como derecho, facultad, poder o posibilidad juridica de las partes para excitar la actividad del juzgador; y, por ultimo, de la jurisdiccidén, como facultad estatal de decisién de un conflicto concre- to planteado, La precisién de estos tres conceptos, a los que Podetti ha Jamado la “trilogia estructural de Ia ciencia del proceso”, es una de las tareas més importantes del moderno procesalismo, ya que sobre ellos se asienta ese tronco comin de las disciplinas procesales, sin. perjuicio de que existan ademas otras materias basicas, dentro de las cuales, por ejemplo, Alcal4-Zamora sefiala los actos procesales, la prueba y los te- cursos, que “brindan, singularmente, amplio margen para esta tarea uni- ficadora. . .”" La concepcién unitaria de Ia ciencia y del derecho procesal, como ya qued6 dicho, no implica que se nieguen las modalidades 0 caracteres propios que singularizan a cada uno de los procesos. “Las diferencias que los diversos procesos acusan entre si y que imponen su necesaria desmembracién en ramas (civil, penal, etc.), sefiala Eduardo B. Carlos, estén dadas principalmente por la distinta naturaleza de las normas de derecho material (piblicas o privadas) que ¢l érgano jurisdiccio- nal aplica en la sentencia. Pero la funcién judicial que se realiza por y s6lo a través del proceso, consistente en la actuacién del derecho objetivo, es siempre la misma e idéntica cualquiera que sea la norma juridica de cuya aplicacién se trate”. En cuanto a los sostenedores de la diversidad del Derecho Procesal, Fix Zamudio* precisa muy bien la posicién de éstos, cuando sefiala que al afirmar Ja diversidad entre los procesos civil y penal, tal como 5 Gansos, ob. cit» pp. #2 y 48. 4 ALCALAZANORA, La teorta general del proceso y la ensefianza del Derecho Pro- cesal, cn “Revista Toeroamericana de Derecho Procesal”, NP 1 de 1968, p. 50. # Bonerm, José Ramiro, Trilogia Estructural de la Ciencia det Proceso, en “Re- vista de Derecho Procesal”, Argentina, 1948, pp. 115 y ss. © Aucata-ZAmona, Niceto, Veinticinco Afios de Evolucién det Derecho Procesal, 190-1965, UN.AM., Instituto de Investigaciones Juridicas de México, México, 1968, 18, Pi Cast0s, 0b, city p, 281. 5 Fix Zamupio, Héctor, El Juicio de Amparo, Editorial Pormta, México, 1964, p. 12. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 275 lo hacen Eugenio Florién® y Vicente Manzini,7? hablan més bien de Ia autonomia del proceso penal como contrapuesto a su subordinacién al proceso civil, sin contradecir la unidad del Derecho Procesal; y, por el contrario, “toman de esta disciplina genérica las teorias funda- mentales ideadas para explicar la naturaleza y los fines del proceso”. Por lo cual, el debate no se encuentra centrado en la unidad o diver- sidad del Derecho Procesal, sino mas bien proviene de una confusion terminoldgica. Si bien existen diversos procesos en funcién del derecho material que cada uno aplica* atin es mayor la diversidad de los procedimien- tos, que no son sino los diferentes desarrollos formales de los procesos. ¥ste recorrido extern del proceso puede variar en uno solo de éstos {por ejemplo, puede ser oral, escrito, sumario y ordinario, etc.) o bien, un solo tipo de proceso puede comprender varios procedimientos (por ejemplo, los procedimientos de conocimiento y ej¢cucién). Por todo ello, pensamos que ¢s completamente aceptable la conclusién a la que, sobre cl tema que estamos tratando, llega el destacado profesor de Derecho Procesal Constitacional de nuestra Facultad de Derecho: Uni- dad del Derecho Procesal, diversidad del proceso y multiplicidad del procedimiento” 2 Unidad esencial del Derecho Procesal con los alcances ya precisados, que permite la existencia de otras disciplinas procesales, auténomas en cuanto a las peculiaridades y regimenes especiales de los procesos que estudian y respecto de las demas disciplinas, pero unidas por un tonco comin que es base y sostén de todas las ramas procesales; diversidad de procesos, fundamentalmente en razén de la indole del derecho sus- tantivo que aplican; y multiplicidad de procedimientos ya que é&tos no son sino el desarrollo formal y externo del proceso, que toma en cuenta multitud de circunstancias; de ahi que exista una gran variedad de procedimientos. 2. La Teoria General del Proceso Este tronco comtin constituide por los principios fundamentales del Derecho Procesal, es el que ha dado base a la construccién y desarro- Ilo de la Teorta General del Proceso. Si bien cada disciplina procesal se ve influida, como ya quedé anotado arriba, por la naturaleza del derecho material que aplica, dicha influencia no impide esta construc- 8 FLORIAN, Eugenio, Elementos de Derecko Procesal Penal, trad. de Leonardo Pric: to Castro, Bosch, Casa Editorial, Barcelona, 1933, pp. 20 y ss. 16 Manzint, Vicente, Tratatto di Diritto Processwale Penale Italiano, ‘Torino, 1924, v1 p. 29. 4 Bota influencta del derecho sustantivo determina las peculiaridades propias de cada proceso, que Fix Zamudio, siguiendo a Millar y Couture, denomina “principios formativos". Cfr. Fix Zastupto, 9b. y loc. cits. 22 Fix Zamunio, ob, cit., p. 13. 276 JOSE OVALLE FAVELA cién basica de los procesos: “Todos los procesos —afirma Gémer Lara— se rigen por esos mismos principios fundamentales, independientemen- te del contenido del litigio 0 controversia respectivos, y esos principios fundamentales no son otros que los que da la teoria general del pro- ceso".17 Es decir, Ia influencia del derecho sustantivo no varia Ja natu- raleza de los principios fundamentales de! Derecho procesal. La evolucién histérica de los estudios procesales, que en mucho ha dependido del desarrollo de la doctrina que sefiala la autonomfa de Ja accidn, ha ido alcanzando cada vex una mayor sistematizacién, uno de cuyos logros actuales es precisamente la Teoria General del proce- so. Alcalé-Zamora la conceptiia como “la exposicién de los concepos, instituciones y principios comunes a las distintas ramas del enjnicia- miento”* De manera similar, Teitelbaum considera que “la ‘Teoria General del Proceso’ la constituyen determinados conceptos, fundamen- tos y principios generales que regulan el proceso, en su estructura y desarrollo, contenidos expresa o implicitamente en el Derecho Proce- sal”28 En cuanto a su aspecto académico, Flores Garcia, al advertir la pax radoja consistente en el avance cientifico alcanzado hasta nuestros dias por el Derecho Procesal y el mantenimiento de los antiguos métodos de su ensefianza, anota: “Una de las pocas manifestaciones progresistas que en este sentido puede sefialarse, es la Teoria General del Proceso, que, en primer lugar, consolida la irreversible marcha del procedimenta- lismo hacia el procesalismo, y, que después, proporciona al estudiante una visién mds completa, una panorimica con mayor sistematica y un contenide que, captado, retenido y aplicado, tendr4 una proyeccién mds util y funcional, no sélo desde el angulo personal, sino social”.s¢ Es decir, esa visién mds completa del Derecho Procesal, a la vez que permita la comprensién de los conceptos, instituciones y principios de que nos habla AlcaléZamora, en su verdadero alcance, evitard la con- fusion que produce la creencia de que, al repetir estos temas en las di- versas disciplinas del proceso, se hace una transposicién de nociones que corresponden al Derecho Procesal Civil, a aquéllas. Entre otras ventajas de la Teorfa General del Proceso, ademés de las ya sefialadas, existe la de indole legislativa, al permitir, en razon 33 Gomez Lana, Cipriano, La Prueba en el Derecho Mexicano del Trabajo, en “Tercer Congreso’ Mexicano’ de Derecho Procesal”, Revista de la Facultad de’ Dere- cho de México, México, 1969, p. 69. 34 ALGATA-ZAMORA, La teorta general del proceso, cit, p. 15 Tereceaum, Jaime W., La Teorla General det Proceso y la Enseitanza del De- recho Procesal, en’ “Revista Iberoamericana del Derecho Procesal”, afio 1968, mim. 1, . 149. P re Puons Garcia, Fernando, Sobre la Teorla General del Proceso, en “Juridica” (Anuario de 1a Escucla de Derecho de la Universidad Iberoamericana}, . 1) ntim. 1, julio de 1969, p. 112. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 207 de su sistematizacién, el avance hacia la unilicacidn legislativa de fas disposiciones comunes a los diferentes tipos de proceso." La Teoria General del Proceso propotciona, pues, con su concepcién unitaria del Derecho Procesal, una visién més completa de los con- ceptos, instituciones y principios que son communes a las diversas ramas procesiles. El estudio y Ja investigacién procesales no deben diluirse ex- Glusivamente en disciplinas particulares, porque esto propicia la repe- ticién de las mismas nociones y principios en cada una; la asignacién de campos de operacién muy restringidos, y a menudo distintos, a con- ceptos que pueden aplicarse a todo tipo de proceso; y, por ultimo, tam- bien propicia una investigacién desproporcionada, cerrada, sin ubica- cin y hasta con resultados en ocasiones aparentemente contradictorios. Por éso estamos de acuerdo con Alcalé-Zamora, cuando escribe: “...el que se aisla en Ia contemplacién de un territorio exiguo, ademds de exagerar a menudo su importancia, convirtiéndolo en ombligo del mun- do, olvida la visién de conjunto y, con ella, la semejanzas e incluso identidades que presenta con campos colindantes”."* El esfuerzo por extracr y delimitar los diversos conceptos, institue ciones y principios comunes, por otra parte, no debe ser motivo para alejarse del objeto a estudiar y entrar en disquisiciones innecesarias, en lucubraciones estériles que Juego resultan inaplicables, Todo esfuerzo intelectual debe encaminarse directa o indirectamente a un fin realiza- ble, que satisfaga verdaderos intereses sociales y contribuya de alguna manera a la solucién de uno o varios problemas planteados. Asi, el es- tudio del Derecho Procesal responde, sin lugar a dudas, a exigencias sociales, fundamentalmente a lograr una mayor fiuidez, eficacia y jus- ticia, dentro del marco juridico existente, en la solucién de los conilic- tos intersubjetives que se realiza a través del proceso. De otra forma, la elaboracién doctrinaria de conceptos y 1a investigacién de principios instituciones careceria de sentido. De este modo, pues, el procesalista ha de buscar un equilibrio entre la sistematizacién doctrinaria y Ja atencién a los problemas concretos que el objeto de su estudio presenta en Ja realidad. Ya lo decia don José Castillo Larrafiaga: “Apartar Ia mirada de la realidad puede condu- cirlo al logicisma procesal, 0 sea, a especulaciones vacfas; pero limitar el objeto de esta disciplina a un cuerpo de normas positivas, lo evaria a formular una exégesis sin contenido cientifico”2 31 ARGALA-ZAMORA, Veinticinco aflos de evolucién, cit, p. 143, habla incluso de un e6digo procesal nico, Véase también: AtcatA-Zamona y Castitxo, Niceto, Unifica- ion de tos Cédigos. Procesales Mexicanos, tonto. Ctoies como Penals, en “Revita de la Facultad de Derecho de México", t. X, enero-diciembre de 1960, Nims. 87-38- 39-40, 38 AtcatA-Zamons, La Teoria General del Procesa, cits p. 10. 28 CastiLo LARRARACA, José, Discurso Inaugural ‘al “Curso Colectivo acerca det Anteproyecto de Cédigo Procesal Givil para el Distrito Federal”, en “Revista de la 278 JOSE OVALLE FAVELA Sobre el peligro de la dogmética advertia Carnelutti cuando afirma- ba que aquél consiste en “que se haga del mundo de los conceptos, mais bien que del mundo de las cosas, €l objeto del conocimiento”. En se- guida agregaba, con palabras que son producto de su amplia y fecunda experiencia docente: “No existe para nosotros, maestros del Derecho, un péligto mas insidioso, precisamente porque no son mas que concep- tos los mandatos, 0, si queremos, las normas jurfdicas, Cuando esta- blecemos estas iltimas como lo que debemos hacer conocer, acabamos por confundir el mundo de los conceptos con el mundo de las cosas. Este es el punto acerca del cual me tengo que separar de Filippo Gris. pigni... £1 considera las normas juridicas como aquello sobre lo que trabajaba; yo, como aquello con lo que trabajo. Sus libros mds recien- tes han dado la medida de un ingenio extraordinariamente sutil y de una cultura increfblemente vasta; pero, al mismo tiempo, la impresién de un astrénomo enamorado del telescopio, en lugar de estarlo de las, estrellas, que brillan en el inmenso cielo...” Estas palabras, que deberfan estar grabadas en la mente de todos los docentes del Derecho, tienen una especial aplicacién en el ambito de la Teoria General del Proceso, pues su contenido podrfa propiciar el peligro que certeramente el maestro italiano advierte. Con estas acla- raciones, la Teorfa General del Proceso desempefiard un papel relevante en las divetsas disciplinas procesales, esclareciendo y sistematizando los conceptos y principios generales, indispensables a los diversos procesos, a fin de que éstos puedan desarrollar con mayor eficacia sus fun- ciones. 3, La Teoria General de la Prueba Los autores también se han preguntado si, como ocurre en el Dere- cho Procesal en general, hay una unidad esencial en la prueba —lo que permititia hablar de una Teoria General de la Prueba; o si, por el contrario, tal unidad no existe —lo que impediria tal supuesto. En esta forma, el macstto Alcalé-Zamora," Juego de explicar cémo broté la discusién sobre el tema entre Florian (tesis dualista) y Carne- lutti (posicién unitaria), afirma que ésta no es sino un rellejo del pro- blema de la unidad o diversidad del Derecho Procesal. Sintetizando di- cho debate, el profesor hispano sefiala que las divergencias se buscan por tres Iados: “a) utilizacién preferente de tal o cual medio de prue- Escuela Nacional de Jurisprudencia", Tomo XI, julio-diciembre de 1950, Nims. 47- 48, p. 17. tolGaxwenurry, Francesco, La, lucha det Derecho contra el mal, publicado en el libro de Miguel Fenech, Derecho Procesal Penal, Editorial Labor, Barcelona, 1961, v1 p. IT. 21 Introduccién al estudio de la prueba, en “Estudios de Derecho Probatorio”, Con- cepcién, Chile, 1965, pp. 115 y 116. La TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 29 ba; b) criterio valorativo y ¢) ordenacién procedimental. La utilizacién preferente, ademas de obedecer a consideraciones de derecho substan- tivo relacionadas con la manera habitual de producirse el correspon- diente conflicto, refleja tan sdlo una tendencia, pero en manera alguna entrafia una regla absoluta, segiin revela el hecho de que los cédigos procesales civiles se ocupen de la prueba testifical y, a la inversa, los de enjuiciamiento criminal de los documentos. Por lo que concierne a la apreciacidn, el régimen de Ja prueba legal o tasada presenta los mis- mos rasgos sea cual {uere la zona en que se aplique, y otro tanto acon- tece con el de libre conviecién, que, ademas, por su propia indole, esca- paa toda normacién juridica y se contenta con remitirse a Ia conciencia judicial, y con el de sana critica, que opera por igual respecto de toda suerte de contiendas. En cuanto a las discrepancias procedimentales, la circunstancia de que, verbigracia, tal o cual ucimite referente a Ia recep- cién del testimonio o de la pericia en materia civil sea distinto de los seguidos en Ia esfera penal, no destruye la unidad esencial de uno y otra en ambos campos procesales”. Por su parte, Devis Echandia piensa que “nada se opone a una teo- ria general de la prueba, siempre que en ella se distingan aquellos puntos que por politica legislativa, ya no por razén de naturaleza o funcidn, estén o pueden estar regulados de diferente manera en uno u otro proceso”. “Existe, pues —concluye el procesalista colombiano- una unidad general de la institucién de la prucba judicial”.* Para los dos autores citados hay una unidad en el fenémeno pro- batorio, por lo que ¢s dable hablar de una Teorfa General de fa Prue- ba. Como sefiala acertadamente Alcal4-Zamora, en el fondo lo que se discute, al hablar de la unidad o diversidad de la prueba, es, precisa- mente, la unidad o diversidad del Derecho Procesal, tema que ya tra- tamos previamente al de la Teoria General del Proceso, y que ¢s punto de partida de ésta, as{ como de la Teoria General de la Prueba. En relacién a esta wltima, Alsina® contempla un aspecto distinto, como lo es ef de Ia composicién de la prueba, para destacar su impor- El autor argentino se expresa en los siguientes términos: "... el conocimiento del jucz no se forma, por lo regular, a través de un solo medio de piucha, sino que es consecuencia de una ¢laboracién men- tal de reconstruccién mediante la confrontacién de los distintos elemen- tos de juicio que las partes Ie suministran. Una teoria general de Ja prueba permite establecer el modo como cl juez va adquiriendo cono- Cimiento de las cosas; explica Ja formacién légica de los distintos me- dios de prueba, y la vinculacién que entre ellos existe, base de la 22 Devs Feuanota, Tratado de Derecho Procesat Civil, Edit, Temis, Bogot’, 1967. ty, pe 28. %s Tratado Tedrico Préctico de Derecho Procesal Civil y Comercial, Fdiar, Edits. Buenos Aires, 1961, t. 1, p, 227. 280 JOSE OVALLE FAVELA prueba compuesta; suministra, por ultimo, el criterio para la valora- cién de la prueba en Ja sentencia”. Silva Melero ** considera como principales diferencias entre el ré gimen probatorio penal y el civil, ef hecho de que en el primero exis- tan dos fases perfectamente diferenciadas (Ia instruccional o sumarial y la del juicio oral), en el Derecho espafiol vigente, y la pretendida distincién que mantienen los cultivadores del Derecho Procesal entre la verdad real, como perteneciente a su rama, y la verdad formal, como correspondiente en ef proceso civil, De lo primero afirma que la prue- ba en su sentido procesal sélo tiene lugar en la fase del juicio oral, pues en la fase sumarial, se trata en realidad de una actividad prepa- atoria, que no per eso deja de tener importancia y trascendencia, pero que no puede servir como término de comparacién con el proceso ci- vil. Pero puede agregarse que, como bien ha precisado Alcalé-Zamora, las diferencias procedimentales para nada afectan Ia unidad esencial de la prueba. En cuanto a Ja distincién entre verdad formal y verdad material, si bien tradicionalmente se ha referido la primera al proceso civil y la segunda al penal, esa distincién 0, mejor dicho, esa divisién carece de una justificacién sélida y no tiene por qué subsistir, Cualquier tipo de proceso debe procurar que el cercioramiento del juzgador corresponda realmente a la verdad; lo contrario es imponer expresas limitaciones al juez en su funcién. En este sentido, estamos de acuerdo con Devis Echandia cuando afirma: “,..la vetdad es sdlo una y lo que varia es el sistema real o formal de investigarla: en ambos procesos el fin de la prucba consiste en Hevarle al juez la certeza o el convencimiento de Ia existencia o inexistencia de los hechos, Io cual puede coincidir 0 no con la realidad, aun cuando sin duda es més posible el error en un sistema de tarifa legal y sin facultades inquisitivas del juez’. El pro- pio autor agrega: “En los paises que conservan estas caducas limitacio- nes del proceso civil... ...s6lo puede hablarse correctamente de que cl convencimiento del juez se obtiene de manera formal y sobre el ma- terial suministrado por las partes que puede ser incompleto, en opo- sicién a lo que ocurre en el proceso penal, que le permite llegar a un convencimiento subjetivo y real; pero es ildgico e injuridico hablar de verdad formal o real”.2 Ya anteriormente, Furno* habfa ctiticado el empleo de estos dos tér- minos, que en el fondo no se refieren sino a Ja certeza que se obtiene en el proceso. Por verdad material —escribia el autor italiano— se en- tiende Ja certeza histérica adquirida en el proceso a través de uno o 24 Suva Meténo, Valentin, La Prueba Procesal, t. I. (eorla General), Edit. Re- vit de Derecho Puivado, Madrid, 1968, pp 46 29 Devis EcHanpiA, Ob. cit, TV. pp. 29 y 30. 28 Fuaxo, Carlo, Contributo alla’ Teoria della Prova Legale, CEDAM, Padova, 1940, pp. 20 y 21. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 281 varios medios de prueba, cuyo resultado debe ser apreciado por el juez con absoluta libertad de criterio, sea que las partes faciliten el mate- Nal probatorio 0 que el propio juez supla con su iniciativa las lagunas de la instruccién. Por el contrario, por verdad formal se entiende la certeza obtenida en el proceso, no por medio de una critica libremente ejercida sobre los resultados de la prueba por el drgano jurisdiccional, sino en virtud de un sistema legal de fijacién definitiva de los hechos, es decir, en virtud de un sistema de normas imperativas, las cuales, su- pliendo la libertad judicial de valoracién, vinculan al juzgador a tener por ciertos los hechos demostrados, en el modo y forma correspondien- te a la hipétesis prevista en abstracto por aquellas normas. Con base en esta aclaracién, el mencionado autor proponia que la expresin “verdad material” fueta sustituida por “certeza histérica ju- dicial” y “verdad formal” por "certeza histética legal”, de tal modo que la distincién primeramente fundada en Ja “‘cualidad de la verdad” (ma- terial, formal) pase a designar simplemente “el modo” (judicial, legal) como la misma certeza histérica puede ser obtenida en el proceso. Esta substitucién nos parece correcta, ya que, en primer lugar, evita las complicaciones y mistificaciones que el empleo de dos verdades dis- tintas trae consigo, y, en segundo término, centra perfectamente las di- ferencias en la forma de obtener la certeza histérica en el proceso, y no, como erréneamente se venia sosteniendo, en los tipos de “verdad” conseguidos. EI propio Silva Melero explica que ¢sa terminologfa era corriente, especialmente en Alemania, en la €poca del renacimiento de los es- tudios procesales, y sin que, por otra parte, pueda decirse que haya caido en desuso totalmente, sobre todo para los procesalistas de la rama punitiva, a pesar de haberse observado que contraponer la verdad for- mal a la materia no era mAs que un juego de palabras. En forma con- vincente, concluye dicho autor: “Si, como escribe Camelutti, ‘Ia verdad es como él agua, 0 ¢ pura o no es verdad’,?” no es ciertamente ésta la que trata de afirmarse en el proceso, porque la Hamada verdad mate- rial se refiere a hechos ocurridos en el pasado, y no cabe identificarla ni con la verdad absoluta ni con la certeza matematica y hay que re- ducirlos prdcticamente a la proposicién modesta de Ja certeza empi- ica’. Sin dejar de reconocer la existencia de peculiaridades en cada régi- me probatorio, Silva Melero concluye diciendo que cabe “mantener una unidad fundamental en ambos tipos de procesos en lo que afecta ala prueba, ya que tanto en el civil como en el penal, se trata de con- vencer al juez de la verdad o falsedad de los hechos que han de servir de base @ la aplicacién de la norma juridica pertinente, y tanto da 31 La prucha civil, cit. p. 25. 38 SUVA MELERO, ob. cit, I, p. 38 282 JOSE OVALLE FAVELA que se emplee la expresién de “‘valoracién conforme a conciencia” del proceso penal, como de “la sana critica’, de los articulos 609-632 y 659 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, porque, sin duda, la conciencia del juzgador tampoco puede estar ausente en este tipo de proceso”.** No €s que precisamente no tenga relevancia el sistema de apreciacién en orden a la prueba, sino que la adopcién de uno u otro, varia por razo- nes de politica legislativa e incluso de evolucién de las instituciones probatorias, mas esto no viene a fijar diferencias esenciales que impo- sibiliten el tratamiento unitario de Ja prueba, pues —con mayor ra- z6n— permite un andtisis comparativo de los diversos sistemas de apre- ciacién probatoria, su evolucién en el derecho —tanto histérico como vigente— y un balance de sus conveniencias ¢ inconveniencias. Por esto tiene taz6n Sentis Melendo cuando afirma que “se comete un tremendo error cuando se habla de pruebas civiles y de pruebas penales como cosas totalmente distintas; 2 lo sumo podrd hablarse de especies de un mismo género; y esto puede aplicarse a la distincién en- tre proceso civil y proceso penal, La funcién de juzgar es siempre la misma...” EI profesor de la Universidad de La Plata nos proporciona un enfo- que distinto para hablar de una Teorfa General de la Prueba; sefiala que ésta ha de fundarse sobre una contemplacién del proceso que, en orden a la actividad probatoria, no es sustancialmente diferente en uno y otro, EI funcionamiento de las cargas, base para el mencionado pro- cesalista de todo proceso, no debe verse de manera diferente en el proceso civil y en el proceso penal. Como quiera que el particular no pueda tomarse la justicia por su mano, y el Estado tampoco lo puede hacer, ya que su funcién no es tomarse la justicia, sino administrarla o impartirla, hay que cumplir con la carga de la accién, que consiste en ejercitarla, quien la tenga, ante los tribunales. El acudir a los tri- bunales civiles y el acudir a los penales no son fenémenos sustancial- mente diferentes. Ia carga de la prueba no es sustancialmente diferente en el proceso civil y en el proceso penal.» Sentis Melendo, al tomar como base para la doctrina general de la prueba, el concepto de carga, realmente trata de fundarse sobre uno de los puntos més discutidos en relacién a la prueba, pues incluso hay quienes afirman que el concepto de carga de Ia prueba no se da en el proceso penal.:? Pero independientemente de que esto sea falso, como Jo veremos al hablar sobre la carga de Ja prueba, no es ésta la tinica ni la més firme 20 Ob. y loc. cits. 20 SeNTIs Metenpo, ob. cit., p. 542. 1 Semis MrtENno, 0b, cif. p. 546. 82 CHrovENDA, Giuseppe, Instituciones de Derecho Procesal Civil, Edit. Revista de Derecho Privado, Madrid, 1954, t. IIT, p. TIT, FLoRiAy, ob. eft,, p. 823 en México, Ravers Suva, ob. cit, p. 192. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 283 base que nos petmita hablar de una doctrina general de Ja prueba, sino que ~~al igual que en el Derecho Procesal en general—, hay una serie de conceptos, principios ¢ instituciones en relacién a Ja prueba que son de indiscriminada aplicacién en los diversos procesos. La prueba siempre tendré como fin la obtencidn del cercioramiento judicial acerca de los hechos indispensables para la aplicacién de 1a norma juridica perti- nente; en cualquier proceso han de ser hechos en sentido general lo que se pruebe, aunque tinicamente ciertos hechos los que deban serlo. La carga también opera en todo tipo de proceso, aun en los que rige, ya sea absoluta, preponderante 0 muy atenuadamente, el principio in- quisitorio; igualmente, en todo proceso siempre hay sujetos de derecho que actian en funcién de la prueba; para legar al cercioramiento judicial, se emplean ciertos elementos denominados medios de prueba, cayo empleo predominante en uno u otro proceso, como afirma Alcala- Zamora, s6lo implica una mera tendencia y no una regla absoluta, ten- dencia que obedece a consideraciones de derecho sustantivo relacionadas con la manera habitual de producirse el correspondiente conflicto. En cuanto al procedimiento probatorio, también hay una serie de con- sideraciones que requieren un cierto tratamiento general, antes de en- trar a concreciones positivas. Por wiltimo, en cualquier tipo de proceso se requiere que el juez aprecie o valore los medios de prueba ofrecidos u ordenados y desahogados, ajustindose a alguno de los sistemas exis- tentes, o bien siguiendo un criterio mixto. Por otra parte, hay un conjunto bien definido de principios sobre Ja prueba que son aplicables a cualquier proceso, ya sea civil, penal, jaboral, constitucional, etc., lo que no implica desconocer las variantes y peculiaridades propias de cada régimen probatorio; no se trata de que exista una prueba civil, otra penal, otra laboral, etc, sino que la prucba, que es unica, recibe un tratamiento legislative que tiene ciertas caracteristicas en cada tipo de proceso, pero que son irrelevantes en orden a su unidad.* Aunque histéricamente los estudios probatorios se hayan desarrolla- do con cierta independencia del avance del procesalismo en general, ¢ incluso algunos son anteriores al surgimiento de éste* légicamente la ‘Teoria General de la Prueba constituye uno de los capitulos principa- Jes de la mds amplia Teoria General del Proceso.** Consideramos que 53 Un andtisis muy amplio y exhaustive sobre los principios generales de la prueba pice vene-en Divi Bonasnin, obs tit, 4 V..pp. la the ® 34 ALCALA-ZAMORA Y CasTiLlo, Nieto, Sistema 'y Criterios para ta Apreciacion de ta Prueba, en “Bawudios de Devecho Probatorio", Concepeién, Chile, 1965, pp. 2 9 ve Gomez Lava, ob. city pp. 69 y 70. Asi lo considers también e) Colegio de Pro- fesores de Derecho Procesal de nuéstra Facultad de Derecho, aunque Ja incluyé con Ja terminologla de Brisefio Sierra, en el Temario de Teoria General del Proceso. Chr, Frorrs Gancts, ob. cit, p. 118. En igual forma, aunque ya con terminologia de Teoria General de ia Prueba, ésta fue incluida en los respectivos temarios de las Unk 284 JOSE OVALLE FAVELA dentro de ésta, el concepto de la prueba es equiparable a los que han sido considerados como fundamentales, tales como los de la accién, la jurisdiccién y el proceso. Desde un punto de vista Iégico, no se puede concebir el proceso sin la prueba. Aun cuando se presente el allanamiento, y se supriman las etapas probatorias y de alegatos, no puede hablarse de un proceso sin prueba, sino mas bien de una solucién auto compositiva unilateral’ > homologada por el juzgador, figura que excluye la existencia del pro- ceso, No hay prueba, pero tampoco hay ptoceso. En relacién a la importancia de la prueba, son cldsicas estas palabras de Bentham: “...el arte del proceso no es esencialmente otra cosa que el arte de administrar las pruebas’.** Y es oportuno anotar que desde entonces el pensador inglés consideraba que sus estudios sobre la mate- ria eran aplicables “tanto a la ley penal cuanto a la cominmente Ila- mada ley civil; de qué se trata en lo penal?: de decidir si cierto hecho, Mamado delito, esta probado o no y, en consecuencia, si el individuo acusado debe ser sometido a la obligacién de sufrir la pena correspon- diente a ese hecho. Para todos esos problemas, el juez tiene el deber de obtener todas las pruebas de una y otra parte, de la mejor manera posible, de compararlas y de decidir después su fuerza probatoria”.*" ‘También Carnelutti considera esta importancia decisiva del fenéme- no que estudiamos: “La prueba es el corazén del problema del juicio, del mismo modo que éste ¢s el corazén del problema del pensamien- to”. Y Sentis Melendo afirma sin vacilaciones: “...un proceso sin prueba constituye una entelequia. En fin, si, como afirma Kisch,? la demanda es la proposicién, la pe- ticién de sentencia, y ésta no es sino la respuesta a aquélla, el sentido de esa respuesta estd condicionado por la actividad probatoria que se desarrolle en el proceso. versidades Nacional de Guatemala y de Fl Salvador. Cfr, Acumne Govoy, Mario, La Teorla General del Proceso ¥ ta Enseianza det Derecho Procesal, y UNco, Guillermo Manuel, La Teoria General del Proceso y la Ensefianza del Derecho Procesal en ta Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador, en “Revista Iberoaméricana de ‘Derecho Procesal”, Nem. 1 de 1968, pp. 100 y 175, res- Pectlvamente. Por dlkimo, es muy digna de considerarse la proposiciéa aue hizo Devis HANDIA en el IV Congreso Mexicano de Derecho Procesal (Cuernavaca, Mor. 17- 20-1V-1969), en el sentido de incluir en los programas de estudio de las Facultades de Derecho, un curso anual separado de “Pruebas Judiciales", tal como ocurre en Co- Iombia, desde hace cerca de un siglo. Cf. La Ensentanza ‘del Derecho Procesal, en Revista de la Facultad de Derecho de México”, enero;junio de 1970, Nims.’ 77- 78, p. 364. 88 bis. Ctr. AucatAZasona, Niceto, Proceso, Autocomposicién y Autodefensa (Con- tribucidn al estudio de los fines del proceso), UNAM, 1970, pp. 85-89. 38 BENTHAM, ob. cit., t. I. p, 10. st Bentnam, ob. cit. y loc, cits. 38 La prueba civil, cit., p. XVII. 29 OB. city p. 549. 40 Kisoxt, Wilhelm, Elementos de Derecho Procesal Civil, wad. de 1. Prieto Castro, Edit. Revista de Derecho Privado, Madrid, p. 171. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 285 En virtud de ese cardcter general de la Teoria de la Prueba, ésta no puede entrar al andlisis de las peculiaridades probatorias de los diversos tipos de proceso pues al intentar una teoria general de la prueba pe- nal, por ejemplo, estariamos ante una contradiccién en el simple enun- ciado; en otras palabras, la Teorfa General de la Prueba, por sv propio cardcter, no puede penetrat a las variaciones y detalles de la prueba. No agota, pues, el estudio cabal de ésta. 4, El Derecho Probatorio La denominacién “Derecho Probatorio” ha venido tomando carta de naturalizacién entre los procesalistas.*t En general, se entiende por De- recho probatorio “el estudio de las pruebas”,4? pero también se dice que es el conjunto de normas juridicas que regulan 1a actividad demostra- tiva en el proceso.!* Creemos que la denominacién Derecho probatorio comprende todo el conjunto de normas juridicas relativas a la prueba (entendida ésta en su sentido amplio}, sin perjuicio de que su estudio debe partir necesariamente de la Teorfa Genetal de la Prueba. Con el empleo de los conceptos y los principios proporcionades por ésta, s¢ logtaré una mayor comprensién y sistematizacién. De los principios de la Teorfa General de Ia Prueba, que orientan tanto el estudio como la aplicacién del Derecho probatorio, podemos destacar los siguientes: a) Principio de la necesidad de la prueba. Los hechos sobre los cua- les debe fundarse la decisién judicial, necesitan ser demostrados por las pruehas aportadas por cualquiera de las partes o por el juez, si éste tiene facultades.* Esta necesidad de la prueba tiene no slo un funda mento jurfdico, sino légico, pues el juzgador no puede decidir sobre cuestiones cuya prueba no se haya verificado. b) Principio de la prohibicién de aplicar el conocimiento derivado: del juex sobre los hechos. El juzgador no puede suplir las pruebas con con el conocimiento petsonal o privado que tenga de los hechos, porque serfa desconocer la publicidad y contradiccién indispensables para la validez de todo medio de prueba.® 42 Fsta denominacién ha sido aceptada por ALCALA-ZAMoRA, quien ha reunido tuna serie de ensayos sobre la prueba, bajo el titulo Estudios de’ Derecho Probaiorio, obra que hemos citado; igualmente Sextis Metzxno, en su estudio Introduccién al Derecho Probatorio, también citado; Sriva MrtERO, La prueba procesal, cil, t. J, p. XIIf, y, por tltimo, Denti, Victorio, Evolucidn det Derecho probatorio en lox fro cesos civiles contempordneos, traduceién y notas de Niceto Alcaki-Zamora y Castillo, n “Boletin Mexicano de Derecho Comparado”, Nueva Serie, Afio II, Nim. 6, sep. tiembre-diciembre de 1969, pp. 543-585, especialmente Ja p. 543, nota a, del traductor. 42 SENTIS MFLENDO, 0b, cit, p. 549. 43 SUA MettRo, ob. cit, (1, p. 26. 44 Drvis Fowanota, ob. cit., t.'V., pp. 62 a 65. 45 Devis Ecuanna, 0b. y foc. cits. 286 JOSE OVALLE FAVELA En relacién al conocimiento privado, de acuerdo con Alcalé-Zamora,*® hay que distinguir dos aspectos: el juridico y el psicolégico. Por lo que toca al primero, afirma que desde este aspecto, es inadmisible senten- ciar con base en el conocimiento privade, por dos razones: primero, porque esa conviccién extraprocesal del juzgador se sustrae a la discu- sin y a la contraprueba necesaria; segundo, porque no se puede ser testigo y juez en un mismo proceso. De ahi que si el juez conoce como particular determinados hechos del proceso, y su testimonio es tinico, insustituible y wascendente, debe comparecer como testigo e inhibirse de actuar como funcionario judicial en dicha causa, $i su testimonio no es indispensable, deberd desentenderse en absoluto de cuanto haya Hegado a él extraprocesalmente y atenerse exclusivamente al resultado de la prueba. Sin embargo, desde un punto de vista psicolégico, la situacién cam- bia por completo: el conocimiento privado con conciencia o sin con- ciencia del juez, puede influir en la ordenacién, en la practica y sobre todo en la apreciacién de la prueba, muy singularmente cuando ésta se efecttia segin la libre conviccion stricto sensu. Esta contingencia es dificilmente evitable. No obstante, Alcal-Zamora apunta que la susti- tucién de Ja libre conviecién por la sana ctitica, puede hacer que en la sentencia queden trazas de que el juzgador, al resolver, se sirvid, en mayor o menor medida, de su conocimiento privado, dandose asi po- sibilidad de acudir al remedio oportuno. Advierte el citado tratadista que, a pesar de ello, Ia habilidad del funcionario puede Hegar a disimu- lar el verdadero mévil de su decisién, con sélo cargar el acento sobre las, pruebas 0 indicios que coincidan con la opinién extraprocesal, en este caso elevada a conviccién procesal, que se haya formado de los hechos. ©) Principio de la adquisicién de la prueba. Segin este principio, la actividad probatoria no pertenece a quien la realiza, sino, por el con- trario, se considera propia del proceso, y asi debe tenérselé en cuenta para determinar la cxistencia o inexistencia del hecho a que se refiere, sea que resulte en beneficio de quien la adujo o de Ja parte contraria, que bien puede invocarla.#7 ) Principio de igualdad de oporiunidades para la prueba. Signilica que las partes dispongan las mismas oportunidades para presentar 0 pe- dir la practica de pruebas, sea que persigan o no conttadecir las aduci- das por el contrario® Es obvio que la igualdad legal debe considerar Jas desigualdades reales, pues una igualdad formal que ignore los gran- des desniveles existentes en cuanto a posibilidades reales, serfa una ver- dadera ficcién y por ello absurda, como ha ocurrido en el pasado y 4® ALeaLA-Zamona, Niceto y Ricardo Levens (h), Derecho Procesal Penal, t. 1, Buenos Aires, 1945, pp. 60 y, 61. 47 Sina Mrseno, 3) , pe 27, y Devis EGHANDIA, 0b. cit., pp. 66-67. 48 Devis Eonannia, ob. cit, t. Vp. 74. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 287 atin ocurre en el presente con las normas que hacen abstraccién de las condiciones reales en que se desenvuelven los hombres. Por ende, la igualdad en materia probatoria, como en cualquier normacién juridi- ca, debe procurar una verdadera igualdad material, que parta de Jas condiciones reales de vida, y no limitarse al concepto ya superado de la igualdad formal. En este sentido debe hablarse mejor del principio de igualacidn de oportunidades para la prueba. ©) Principio de publicidad de In prueba. El proceso ha de ser des- envuelto en tal forma, que sca posible a las partes y a terceras personas reconstruir las motivaciones que determinaron la decisién, con refeten- cia al presente y al futuro. El examen y las conclusiones del juez so- bre la prueba deben ser conocidas por las partes y estar al alcance de cualquier persona que se interese en ello, cumpliendo as{ la funcién so- cial que le corresponde#* 1) Principios de la inmediacién y de la direccién del juez en la pro- duccién de prueba. El juez debe ser quien dirija, de manera personal, sin mediacion de nadie, Ja produccién de la prueba, en la mayor me- dida posible. Si la prueba esta encaminada a lograr el cercioramiento del juzgador, nada més légico que el juez sea quien ditija su pro- duccién. La direccién del debate probatorio otorga al juez un papel comple- tamente activo, ya que lo provee de facultades para ordenar de oficio Ja prictica de Jas pruebas que considere necesatias para su cerciora- miento y para intervenir en las pruebas ofrecidas por las partes. Sin la direccién judicial, como dice Devis Echandfa, el debate probatorio se convertiria en una lucha privada y la prueba dejarfa de tener cardc- ter de acto procesal de interés publico. Como puede desprenderse claramente de todo lo expuesto en este mimero, ¢ indudable que la materia probatoria corresponde al Dere- cho Procesal; en otras palabras, la prueba, considerada desde el Angulo juridico, queda comprendida en el Derecho Procesal, con la excepcién que Alcalé-Zamora precisa: “...el Derecho probatorio pettenece casi exclusivamente al Derecho Procesal, sin mas excepcién que Jas que Chio- venda ha Hamado normas probatorias especiales’,"? que se presentan dentro de las legislaciones que acogen el sistema legal o tasado, y cons- tituyen cortapisas 0 pautas marcadas por el Derecho substantivo. Si se habla de Detecho ptobatorio, no se pretende la existencia de nueva rama del Derecho en general, con autonomia ¢ independencia del Derecho procesal. El agrupamiento de Jas normas relativas a la prueba bajo la denominacién “Derecho probatorio”, se hace en tazén 49 Suva Muto, ob. cit. t. 1, p. 28 0 Davis ECHANDIA, ob, city t. V, p. 75. Este principio desde luego tiene sus excep ciones en Ja propia iey, cuando prodiuce resultados contraproducentes, 81 Qb. cits t Vs pe 79. 92 Derecho Procesal Penal, cit., t. 1M, p. 16. 288 JOSE OVALLE FAVELA de un criterio de especializacién, para darle un tratamiento més sis temético a su estudio, pero no porque se piense que se trata de una disciplina auténoma. Como sefiala Sentis Melendo, el Derecho proba- torio existe “como una parte o zona del Derecho procesal, no como un estudio independiente y autérquico”.** Por tltimo, queremos dejar precisado que el estudio completo de la prueba en sf, ya no sdlo desde un dngulo notmativo, indudablemen- te rebasa no solamente los limites del Derecho procesal, sino los del Derecho mismo, ya que implica toda una serie de conocimientos ¢ in- vestigaciones que cotresponden a las mAs diversas disciplinas cientificas, entre las cuales se pueden enunciar, sin pretensién de ser exhaustivos, Ja Criminalistica, la Medicina forense, la Psiquiatria, la Psicologia, la Logica, la Sociologia, y, en general, todas aquellas ciencias cuyas apor- taciones pueden contribuir a la obtencién de la prueba, fundamental- mente a través de la pericia y de la prueba documental cientifica; in- cluso, aqui cabe sefialar que, en la m: en que esta participacién verdaderamente cientifica sea mayor, como una consecuencia del mismo desarrollo de la ciencia en general, el cercioramiento del juzgador esta- ra més orientado hacia la verdad, y probablemente en el futuro se Megue a hablar de un cardcter objetivo de la prueba. 5, El contenido de la Teoria General de la Prueba Segin ha sido sefialado anteriormente, hay una tematica propia de la Teoria General de la Prueba, que requiere un deslinde, antes de rea- lizar cualquier incursién sobre el Derecho probatorio, entendido como conjunto de normas relativas a la prueba, sin perjuicio de que se con- sidere que aquélla queda comprendida dentro de éste*+ a) El concepto de prueba. La palabra prueba tiene, aun extrayéndola de su empleo comin y ubicindola dentro del campo juridico, toda una gama de significados, ya que se usa para designar objetos distin- tos, aunque conexos. 88 Introduccién al Derecho probatorio, cit, p. 549. 54 Sobre el contenido de In Teoria General de la Prueba, puede verse: ALCALA AMORA ¥ CastILtO, Niceto, Programa para un Cursitlo sobre la Teoria General de la Prueba, en “Estudios de Derecho Probatorio”, cit, pp. 197 y 198; SeTis MeLNvo, ob. cit., pp. 556 a 589, y Fenectt, ob. cit. t. I, pp. 571 y 572, 8 Devis Echadia afirma que la nocién de ‘prueba esta presente en todas las mani- festaciones de Ja vida humana, y por ello hay una nocin ordinaria al lado de otra técnica, y ésta varfa segin la. clase de actividades o ciencias en que se aplique; sein i, en las ciencias y actividades reconstructivas (que construyen el pasado) 1a nocién. dle prueba adquiere €1 sentido que tiene en el Derecho, Devs Ecstanois, Hernando, ob. cit, t. Vs pe 2 #6 “La palabra prucba trae su ctimologia, segin unos, del adverbio probe, que significa Nonradamente, por considerarse que obra con honrader el que prueba lo que pretende: 0, segdn otros, de la palabra probandum, que significa recomendar, aprobar, experimentar, patentizar, hacer fe, segdn lo expresan varias leyes del Dere- LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 289 a’) De este modo, la palabra prueba es empleada para designar los medios con los que se pretende probar, 0 sea, todos aquellos instrumen- tos que pueden lograr el cercioramiento del juzgador acerca de los pun- tos controvertidos. En ese sentido, se habla, por ejemplo, de Ja “prue- ba confesional”, la “prueba parcial”, “la prueba documental”, etcétera. Como peculiaridad de la referencia a este significado, Alcald-Zamora y Levene sefialan el empleo de la palabra en plural: se habla mas de pruebas que de prueba, en el sentido de medios.** b’) En segundo lugar, con la misma palabra se intenta denominar el procedimiento probatorio, ¢s decir, al desarrollo formal de la fase pro- batoria del proceso, al encauzamiento fijado para la realizacién de la actividad probatoria. De ahi que algunos cédigos procesales hablen de “abrir el pleito a prueba”** para indicar Ia iniciacién del procedimi to probatorio, que se integra con los actos de ofrecimiento, admision 0 rechazo, practica y valoracién de los medios de prueba. ¢) El tercer lugar, con la palabra prueba también se hace referencia, al decit de Dellepiane, a la “actividad de probar, de hacer Ia prueba, como cuando se dice actor probat actionem, indicando que es esta parte la que debe suministrar los elementos del juicio o producir los medios indispensables para determinar la exactitud de los hechos alegados".* Carnelutti®® distingue esta acepcién cuando, después de observar que los actos de prueba pucden ser realizados tanto exclusivamente por quien efecttia la comprobacién, como por otros junto a él, sefiala con agudeza que en el lenguaje corriente no slo se Ilama prueba a la acti- vidad de quien comprueba, sino también a la de quien da el modo © suministra Ios medios para comprobar. Dentro de esta acepcién, la mayorfa de las leyes procesales expresan la necesidad que tienen las partes de probar sus respectivas proposicio- nes de hecho, y los hechos sobre los que el adversario tenga a su favor una presuncién legal.®* d) Por ultimo, el término prueba es usado para consignar el resul- tado producido por los medios de prueba ofrecidos y desahogados en el proceso, Esta es una de Jas acepciones mAs difundidas y admitidas entre los procesalistas,* y en este sentido la prueba vendria a ser “la cho romano". De Vicente. ¥ Caravantes, José, Tratado histérico-critico, filosdtico de los. procedimientos judiciales en materid civil, Tomo Ii, Imprenta de Gaspar y Roig, Faitores, Madrid, 1936, p. 133. OP ALEALAZAMORA, Derecho procesal penal, cit, t. IL, p. 17. £8 Por ejemplo, los Cédigos de Procedimientos Giviles del Distrito Federal (ar- ticalas 271 y £97), de Zacatecas (arteulos 258, TH, y 254) y Federal (arculos 887 y 338. * oo Deutarane, A., Nueva Teoria de la Prueba, Edit. Temis, Bogotd, 1961, p. 15. cit. por BriseSo SieeA, Humberto, Derecho Procesal, Cérdenas Editor y Disiribui- dor, 1970, vol. TV, p. 318. 96 Garnezurny, La Prueba Civil, cit. pp. 40 y At © Chr, arts, 260 del G.P.C. de Zacatecas y 281 del distrital. 62 Chr. Devis Ecnanpta, ob. cit. t. V, pp. 181 a 184, 290 JOSE OVALLE FAVELA demostracién misma de Jas proposiciones de las partes, la constatacién de los hechos controvertidos, el reconocimiento mismo a la reproduc- cién de los acontecimientos discutidos”.* Este significado se puede ejem- plificar en la acufiada frase de las sentencias tradicionales que reza: *...el actor probé su accién. ..” (es decir, probé los hechos del supues- to de la norma en que trata de fundar su pretension, aunque hay que reconocer que con la misma frase también se expresa, a la ver, que el actor demostré la aplicabilidad de la norma a los hechos probados). En resumen, podemos decir que la palabra prueba en el Ambito ju- ridico, y concretamente en el procesal, recibe un tratamiento diverso, segiin sea el objeto que se considere. Asi, se emplea para designar a los medios, al procedimiento, a la actividad tendiente a probar y al re- sultado obtenido, & % Nosotros pensamos que un concepto de prueba que pretenda ser vé- lido para todo tipo de proceso, en términos de una Teoria General de la Prucba, ba de recoger todas sus manifestaciones, ya sea que éstas ope- ren dentro del campo del principio dispositivo, ya sea que funcionen en el ambito del principio inquisitorio, Una visién unilateral y, por ende, parcializada del fenémeno probatorio, queda al margen de la ‘Teorfa General de la Prueba y, consecuentemente, de la Teorfa Gene- ral del Proceso. De los diversos enfoques expuestos, los mis comprensivos del fené- meno que estudiamos, son los dos tiltimos, es decir, Jos que contemplan as actividades que se realizan con motivo de la prueba y cl resultado obtenido. Por eso pensamos que, en sentido estricto, y siguiendo Ia ter- minologia de Alcalé-Zamora,* la prueba es la obtencién del cerciora- miento judicial acerca de los hechos indispensables para la resolucién del conflicto sometido a proceso, Probar es, pues, lograr efectivamente dicho cercioramiento, ya sea a través de Ia actividad de las partes o de los tercetos (principio dispositive), 0 ya sea por el juzgador directamen- te (principio inquisitorio). Ese cercioramiento judicial podr obtenerse mediante un método que permita 1a valoracién del drgano jurisdiccio- nal, sea con libertad judicial, y entonces estaremos frente a lo que Fur- 43 Zerzpa, Jorge Antonio, Sobre la Prueba en el Derecho Mexicano del Trabajo, Comunicacién presentada en el IIT Congreso Mexicano de Derecho Procesal, publi: cado por la “Revista de la Facultad de Derecho de México”, México, 1969, p. 92. #4 Ademés, Devis Ecxanpla sefiala que la palabra también es empleada para de- signar “los hechos que siven de prueba a otros hechos”, restringiendo asi la nocién de prueba; también se le identifica erréneamente con la materia que debe probarse © el objeto de la prueba y, por ultimo, se define la prueba diciendo que es “el conjunto de motives o razones que nos suministran el conocimiento de Ios hechos, para los fines del proceso, que de los medios aportadas se deducen”. Cir. ob. cit, tY, pp. 179 y 184, 89 En nuestra tesis Los sistemas de apreciacién probatoria en el Derecho positive mexicano, México, 1971, pp. 10-88, hacemos un analisis de la claboraciéa conceptual fen torno ‘a Ia prucha, siguiendo Tos cuatro enfoques anotados. 68 Introduccidn al estudio de la prueba, cit, p. M11. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 291 no llama Ia “certeza histérica judicial”; 0 bien, dicho cercioramiento se obtiene mediante una mera constatacién de los medios de prueba con los valores (fuerza ptobatoria) previamente fijados o tasados, en la ley, y entonces estaremos frente a lo que el propio autor italiano Mama “certeza histérica legal”. En sentido amplio, sin embargo, la prucba comprende todas las acti- vidades procesales que s¢ realizan a fin de obtener dicho cercioramien- to, con independencia de que éste se obtenga 0 no, Este sentido amplio de la prueba es el que puede servir de base para el desarrollo de la Teoria General de la Prueba. b) El fin de la actividad probatoria, El fin de Ja actividad probato- ria viene a ser el mismo en cualquier tipo de proceso. Sobre este tema podemos manejar los conceptos que dimos de la prueba: el fin de la prucha (en sentido amplio) no es sino el de Iegar a la prueba (en su significacién estricta). Es decir, la actividad probatoria tiene como fin Ia obtencién del cercioramiento del juzgador acerca de las situaciones f4cticas indispensables pata Ia decisién del litigio sometido a proceso."* Dicho cercioramiento no debe ser confundide con el capricho y la ar- bitrariedad de los jucces, sino que consiste en_un criterio sélidamente fundado, que trata de acercarse, en Io mds posible, a la verdad, ya sea que se trate de un proceso regido por el principio dispositivo, por el ptincipio inquisitorio, 0 por una combinacién de ambos. En consecuencia, ¢s inexacto que por medio de Ia actividad probato- ria se busque Ia verdad en sf, sin perjuicio de que el criterio del juzga- dor debe orientarse por la biisqueda legitima de la verdad, que es objetiva y existe independientemente del sentido de las resoluciones ju- diciales; no obstante, éstas pueden coincidir con aquélla, Jo que es muy deseable. La eficacia del proceso, como instrumento heterocompositivo de solucién a los conflictos intersubjetivos* depende en buena me- dida de que esa concurrencia de verdad y cercioramiento del jurgador, que puede lograrse merced al aprovechamiento del progreso cientifico ¥ técnico, 0) Objeto. necesidad y carga de la prueba, Estos tres conceptos guar- dan estrechas relaciones, por lo cual es conveniente darles un trata- miento conjunto para precisarlos.* En cuanto al primero, esto es, al objeto de la prueba, consiste, en terminos gencrales, en lo que puede probarse. Devis Echandfa’ caracte- riza esta nocién como puramente objetiva y abstracta, no limitada a los problemas concretos de cada proceso, ni a los intereses 0 pretensiones de las partes. ot ALCALA-ZaMora, Derecho procesal penal, cit, t 11, p. 20. #8 Frones Garcia, Fernando, Apuntes de clase, Facultad de Derecho, UNAM, 1968. 89 Devts Eonannia, ob. eit., t. V, p. 206. 70 Ob, cite, t. Vs ps 205. 292 JOSE OVALLE FAVELA En cambio, la necesidad de la prueba, que consiste en lo que debe ser materia de la actividad probatoria por constituir el presupuesto de los efectos juridicos perseguidos por ambas partes, aunque es también una nocién objetiva, porque no se contempla en ella la persona o parte que debe suministrar la prueba de un hecho o de alguno de ellos, es, para el autor citado, una nocién no abstracta, sino concreta, porque Tecae sobre hechos determinados. Por ltimo, la carga de la prueba, que viene a ser una aplicacin a la materia probatoria del concepto de “carga procesal”,?!_comprende dos aspectos: uno, subjetivo, en cuanto se refiere a la situacién que las partes tienen frente a cada hecho que requiere prueba; este aspecto subjetivo ¢s lo que Rosenberg Hama “carga de la gestidn probatoria”. Consiste, segin dicho autor, en “‘procurar (una de las partes) la prueba de un hecho controvertido mediante propia actividad, para sustraerse a Ja pérdida del proceso”.** El otro aspecto de la carga de la prueba, el objetivo, inquiere més bien en lo comprobado y no en quién ha comprobado. “Lo decisivo -—apunta Rosenberg— no es la preocupacién por la ejecucién de la prueba, sino el peligro de Ja falta de Ia prueba”. Por otra parte, Devis Echandia" precisa que la nocién de la carga de Ja prueba es, a la ver, concreta y abstracta; es conereta respecto a las partes, ya que se refiere a hechos precisos, y abstracta respecto del juez, porque ¢s una regla de juicio de alcance general sobre la manera como debe decidir el juez a falta de prueba. Como puede verse, el cardcter concreto se refiere al subjetivo y el abstracto al objetivo. Pasamos ahora a desarrollar cada uno de estos conceptos. En cuanto al objeto de la prueba, éste consiste en los hechos, en- tendidos en un sentido general que comprende incluso a Ja existencia de Jas mdximas de la experiencia y preceptos juridicos. Con tazén ha afirmado Alcalé-Zamora: “...la prueba de normas juridicas se tradu- ce, en definitiva, en la prueba de un hecho: la de su existencia y realidad..., ya que una vez dilucidado este extremo, el juez se encuen- 11 Covrune, ob. cit., p, 211 define la carga procesal como “una situacién juridica inatituida en'la ley coupistente en el requerimfento de una conducta de reilizacion facultativa normalmente establecida en interés del propio sujeto, y cuya omisién trae aparejada una consecuencia gravosa para él”, v2 Hn esta forma, aunque erréneamente se xeficran en forma expresa a “obliga: ibn” y no a “carga”, los articulos 81 y 82 del CEP.C,, sefialan teglas generales para Ie distribucién parcial de la carga de la prueba; los artfeulos 88 y 84 del mismo ordenamiento, establecen reglas especificas. Igualmente, los articitlos 281 y 282 del GP. del Distrito preseriben Jas mismas reglas generalcs; también los articulos 1194, 1195 'y 1196 del Cédigo de Comercio. Con mayor técnica, el articulo 260 del C.P.C. de Zacatecas preceptiia que “las partes tienen Ia carga de probar sus respectivas Proposiciones de hecho, y los hechos sobre los que el adversario tenga a su favor ‘una presuncién 13 Rosenazre, tte H, p. 228, 44 Ob. cit, t. V, p. 206. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 293 tra frente al contenido del precepto incierto, y que ya ha dejado de serlo, en 1a misma situacién que al Derecho nacional vigente y legisla- do”."* Son, pues, en general los hechos el objeto de la prueba. No obstante, por su calidad espeeifica, Ia prueba que por excepcién debe establecerse sobre hechos relativos a la existencia de determinados preceptos juridicos, recibe un tratamiento especial. El principio jura no- vit curia no tiene aplicacién tratindose de Derecho extranjero, consue- tudinario, estatutario ¢ histérico."* Importa destacar que, en México, el Derecho producido mediante el procedimiento jurisprudencial, que es un Derecho no legislado, no requiere prueba en vittud del cardcter obligatorio que tiene para todos los érganos dedicados a realizar, en forma permanente y especializada, la funcién jurisdicional, correspon- dan 0 no formalmente al Poder Judicial de la Federacién o de las en- tidades federativas.*" Esta obligatoriedad la establecen los artéculos 192, 198 y 198 bis de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los Articulos 108 y 107 de la Constitucién Politica de los Estados Unidos Mexicanos. En cuanto a la necesidad de la prueba, también Iamada obligatorie- dad de la prueba, Rosenberg’ escribe que se presenta segin distintos presupuestos en un procedimiento con principio de disposicién y en uno con principio inquisitorio. En primer término, en el ambito del principio dispositivo, resuelve Ja conducta de las partes en amplia me- dida sobre la necesidad de prueba: de este modo, no necesitan prueba las afirmaciones admitidas, las no discutidas, ademAs las notorias y las, que cuentan con una presuncién (nosotfos preferimos decir los hechos afirmados que se han admitido como ciertos, los que no se han discu- tido, los notorios y los que cuentan con una presuncién). Seguin esto, tinicamente necesitan ser probadas las afitmaciones (hechos) discutidas y ni aun ellas cuando sean objeto de una presuncién. Por otra parte, en el campo del principio inquisitorio resuelve tini- camente el Tribunal sobre la necesidad de prueba, haciendo exclusién de la notoriedad y de las presunciones —que también aqui eliminan la 15 Derecho procesal penal, cit. t. 111, p. 26. 7 ALcALA-ZaMORA, Introduccién al estudio de la prueba, cit, p. 118. 71 En el mismo sentido, Brorrra Baurista, José ( EI Proceso Givil en México, Edi- torial Pornta, México, 1965, p. 72 Ast lo consideran también De Pina y Castillo Larrafiaga, cuando afirman: “...ni el Derecho consuetudinario, ni los principios generales de Derecho son objeto de prueba. El juez debe conocerlos y aplicarlos por las miomas yaapnes que debe conocer y aplicar el Derecho ecto nacional’, Rafael pe Pina y José CAsTiLto LARRANAGA, Instiluciones de Derecho Procesal Civil, Edito- rial Pornia, México, 1966, p. 262. For sltimo, ALCALA-ZAMORA precisa que Ia juris- prudencia “no reclama propiamente pruebas y s{ tnicamente que se Ia reflejc con exactitud y se Ia cite con preckién (en cuanto a fecha, tribunal de que emane y coleccién en que se inserte)". Cfr. ALCALA-ZaMoRa, Niceto, Examen critica del Cb- digo de Procedimientos Civiles de Chihuahua (Comparado con el del Distrito y ‘Tertitorios Federales), Universidad de Chihuahua, 1959, pp. 70 y 71. 78 0b. cit, UML, p. 213. 204 JOSE OVALLE FAVELA necesidad de comprobacién—, mientras que la conducta de Ias partes no tiene influencia.” Por tiltimo, en relacién a la carga de la prueba, puede decirse que ésta tiene vigencia en cualquier tipo de proceso, invariablemente tra- tindose del aspecto objetivo y con algunas diferencias en su aspecto subjetivo. Micheli, quien se ha ocupado extensamente y con profundi- dad de la carga de la prueba, expresa: “...n0 cabe preguntar si el conferimiento de poderes inquisitorios al juez excluye la carga de la prueba, porque naturalmente en estos casos la estructura del proceso cambiaré, pero subsistira siempre, al menos como regla general, la cuestién acerca del modo de evitar un non liguet, cuando el juez no esté en situacién de decidir por otra via’.8 En este mismo sentido, Devis Echandia sefiala: “Las facultades inquisitivas del juez, sea civil, penal o de otra jurisdiccién, pueden hacer menos numerosos 10s casos en que deba recurritse a ella (la regla sobre la carga de la prueba), peto no los eliminan, pues siempre es posible que fracase la prueba y que el juez se encuentre ante una falta de certeza; por lo tanto, en estos procesos se conserva su vigencia e importancia’’* d) Los sujetos de derecho probatorio. En general, puede decirse, si- guiendo a Kelsen,*? que en materia probatoria son sujetos Ios puntos de imputacién o personificacién del complejo de normas de Derecho probatorio. Y, asi, dentro de este concepto, quedan comprendidos: a’) El juzgador, como centro de imputacién de normas referentes a la ordenacién de oficio de alguna prueba; la admisién de los medios de prueba ofrecidos; la direccién en su desahogo; la realizacién, tra- tandose de inspeccién judicial; la apreciacién o valoracién de los me- dios de prucha practicados; y, en fin, de normas que regulan la conduc- ta del juzgador en materia probatoria. b’\Las partes, como puntos de imputacién de las normas relativas al ofrecimiento de los medios de prucba y la prictica de los mismos en cuanto a ellas concierne, en especial, [a declaracién de parte y Ia confesién; también de las notmas relativas a Ia distribucién parcial de Ja carga de la prueba; y, en general, las que rigen la actividad que realizan las partes en funcién de la prueba. ©) Los terceros, en cuanto puntos de imputacién de Jas normas pro- batorias, en especial, traténdose de las pruebas testifical y pericfal. d’) Los érganos de autoridad, en cuanto colaboten a la obtencién del cercioramiento judicial, v. gr., mediante la rendicién de informes.* 10 Rosennera, ob. cit, t I, p. 221, 40 Micent, Gian Antonio, La Carga de la Prueba, trad. de Santiago Sentis Melen- do, Ediciones Juridicas Europa-America, Buenos Aires, 1961, p. 247. 406. eit, & V, p. 628. 42 Kezsen, Hans, Teoria General del Derecho y del Estado, trad. de Eduardo Gar- cia Maynez, UN.AM,. México, 1969, pp. 109 y 5. 83 Arts, $26 y 359 del GP.C. del Distrito: 127 y 171 del Gédigo Federal; 312 y 813 del de Zacatecas y $82 y $84 del de ‘Tamaulipas. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 295 De este modo s¢ elude Ja distincién innecesatia y equivoca que se suc- le hacer entre drgano y sujeto de prueba." Algunos autores, entre ellos Fenech® y Devis Echandia,* clasifican los sujetos de la prueba en fun- cién de los actos probatotios que realizan, y asi hablan de sujetos de la proposicién, sujetos de la admisién, de la ordenacién, de la practica, etcétera, pero, como es manifiesto, més que una clasificacién de’los suje- tos de la prueba, cs una clasificacién de los diversos actos del procedi- miento probatorio. €) Los medios de prueba, Los medios de prueba son los instrumentos con los cuales se pretende probar, empleando esta palabra en su sig- nificacién estricta.* No debe confundirse los medios de prueba con los sujetos de la prueba: Jos testigos y los peritos no son medios de prue- ba; son sujetos de Derecho probatorio. En cambio, el testimonio y el dictamen pericial si son medios de prueba. La diferencia estriba en la imputacién que se hace cuando se trata de los sujetos y el cardcter meramente instrumental de los medios de prueba. La ptecisién de los elementos de cada uno de los medios de prueba conocidos excede con mucho la extensién propuesta para este trabajo; por ello, nos concretamos a hacer un breve emunciado de los mismos. a’)La confesién ~~declaracién vinculativa de parte que contiene la admisién de que ciertos hechos son verdaderos—, otrora considerada como reina de las pruebas, se ha visto hoy reducida en su estimacién, de tal modo que en el proceso penal se le atribuye cardcter de mero indicio® y en el proceso civil tiende a ser sustituida por la simple de- claracién de parte libremente apreciada por el juez.* Se distingue entre confesién y declaracién de parte con base en que aquélla es slo una especie de ésta, sujeta a mayores formalidades, de caricter vinculatorio y consistente especiticamente en la absolucién de las posiciones articu- Jadas por la contraparte2? 8 Devs Eonanofa, ob. cit. t. V, pp. 361 a 364, 8 Ob. cit, tL, pp. 584 y 590. 36 Ob. cit, t V, pp. 364 y 372. 8t Véase supra, inciso 2) ‘de este mimero, #8 No obstante, advierte ALeAtA-7awoRs, algunos cédigos anticnados le atribuyen valor de prucba plena, inclusive a la prestada ante la policfa, y cita mediante nota al Cédigo Federal de Procedlimientes Penales (arts, 174, 177, 207 y 279) y al GPG. del Distrito (arts, 249 y 286), La teorta general del proceso..., cit, p. 24, #9 “Semejante solucién —apumta Atcata-Zastora— provicne de Inglaterra, donde pricticamente testigos y partes declarantes quedan sometides a wn mismo régimen probatorio, y de ella la trasplamts Klein al famoso cédigo procesal civil austriaco de 1895... el cual repereutié sobre ef alemin en la reforma de 1988... En América Ja acage ef proyecto Couture de 1945 para Uruguay... y en México los cédigos i pirados en cl anteproyecio de 1948 para el Distrito (cir, arts. 258-260), si bien lox tres sin haberse decidido a climinar, de paso, la confesin vinculativa”. Examen critica... cit, pp. 73 y 74, Aparte de dichos ordenamientos, actualmente podemos mencionar, ene otros, lox Cédtigos de Procedimientos Civiles de Zacatecas (arts. 279-281) y Ta” maulipas (arts, $13-825), 80 Cle, Devis “Fenannia, Hernando, Gompendio de Prucbas Judiciales, Editoriat Bogot’, 1969, pp. 215 y s5. 296, JOSE OVALLE FAVELA b’) El testimonio —declaracién de un tercero ajeno a la controver- sia, acerca de hechos que a ésta conciernen, de los cuales el tercero ha tenido percepcién directa—, también se encuentra desacreditada, tanto por la fiabilidad humana en la captacién y recuerdo de los hechos que ‘ocurten bajo los sentidos, como por las operaciones innobles a que se presta dicho medio de prueba* La fama publica no es sino una variante del testimonio, que segin Alcalé-Zamora, “tiende a desaparecer en los cédigos procesales, comen- zando por no pocos mexicanos (Federal, Morelos, Nuevo Leén, Pus bla, Sonora, Tamaulipas, Tlaxcala, etc.)".%* Por otra parte, dicho medio de prueba ha perdido “la importancia que histéricamente tuvo en épo- cas en que no existian la fe pitblica, los diferentes registros oficiales, la policia y, en gencral, la tupida red administrativa de nuestros tiempos y en que, por tanto, ciertos hechos sdlo eran acreditables mediante fama publica”.* EI careo es una técnica que tiene ciertas implicaciones psicolégicas,%* empleada con mayor frecuencia en el proceso penal que en los otros tipos de proceso,** para clarificar y estimular las declaraciones tanto de las partes como de los terceros, cuando son contradictorias.** El fin del careo, segin Fenech, “consiste en Ja obtencién de los elementos para una recta valoracién del resultado de la prictica de los medios de prueba, consistente en declaracién del imputado o testigo”.*" Como puede verse, en estos dos medios de prueba, las declaraciones 21 Reynolds, narra varios, casos. reales en los cuales fueron encontrados. testigos “profesionales”, “negligentes”, en fin, equivocados; recuerda el informe Wickersham, dado a la Iuz en los afios $0, que fue “una acusacién severa y espantosa” contra los métodos de Ia policla norteamericana; mostré cémo las confesiones “voluntarias” eran obtenidas por medio de la brutalidad, Jas drogas y otros métodos ilegales de “persua~ ‘sién", Cfr, RevNOLDs, Quentin, Sala de Jurados (Ia historia de Samuel 8. Leybowitz), trad. de Carlos Gaytin, Editorial Constancia, México, 1969, pp. 200 y ss. En México, Ja cantidad de tesiimonios y confesiones ilegales o inexactos no debe sey menor. 92 Examen entico..., p. 82 0 Exdmen critico..., tity p. 88. 94“. .el jucr debe aprovechar los momentos psicoldgicos de los careantes, en cl calor de’ la discusién, para salvar al ingenuo y poder contener al falaz, mediante el Juego de preguntas y, concrapreguntar que muruamente te hacen obscrvando lat tur- aciones de animo, las reticencias y demés circunstancias que concurren en esta clase de diligencias”. GowzAtez Bustamante, Juan José, Principios de Derecho Pro- cesal Penal Mexicano, Editorial Porria, México, 1967, pp. 377 y 378. ‘95 Devis Ecuanoia, Compendio de pruebas judiciales, cit. p. 414, apunta que cs indispensabie ¢! careo también en el proceso civil, cuando aparecen declaraciones de tigos que se contradicen entre sf; su importancia es enorme, ya que permite apre- iar mejor la sinceridad de los testigos y sirve para que éstos precisen sus recuerdos, insistan en sus versiones o las corrijan. Kn materia procesal civil y Iaboral, en México, si se ha establecido legislativamente Ja técnica del careo: Cf. arts, 318 y 389 del CP.G, del Distrito; art. 848, segundo pirrafo in fine, del Federal; art. 279 del CP.C. de ‘Tamaulipas; art. 261, frac TIL, del de Zacatecas, y art 765 de Ia nueva Ley Fede- yal del Trabajo. ‘96 Chr, arts. 288 del C.PP. del Distrito y 265 del Federal. #1 Ob. cit, tT, p. 695. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 297 de parte y de terceros, el conocimiento de la Psicologia por parte del organo jurisdicional resulta indispensable. ©) Los dictémenes periciales. Al contrario que los anteriores medios de prueba, los dictamenes rendidos por peritos, pese a que ain presen- tan multiples deficiencias, ofrecen mejores perspectivas probatorias, en funcién del gran desarrollo de la ciencia y de la técnica. La prepara- ‘cin del juzgador no puede alcanzat todos los Ambitos del conocimien- to cientifico y de la técnica y, sin embargo, muy a menudo, ha de resolver conflictos que presentan aspectos que requieren esos conocimien- tos y esa técnica, Por ello, es indispensable la participacién de los pe- ritos en el proceso, la cual se ira perfeccionando en la medida en que avance la cencia y la técnica, proporcionando mayor objetividad a la prueba, Pensamos que sera a través de este medio de prueba y de Ja documental cientifica, como se lograra un cambio en Ja naturaleza de la prueba, ya que de predominantemente subjetiva, como Io es ahora, dependiendo de un criterio subjetivo de valoracién, habra de alcanzar un nivel mayor de objetividad, que permitir, a su vez, darle una ma- yor eficacia al proceso. a’) Los documentos, Este medio de prueba es el que mayor desarro- lo ha tenido; por eso Alsina** ha dicho que el antiguo adagio forense “testigos vencen cscritos”, ha sido sustituido por el de “escritos vencen testigos”. En cuanto a su concepcidn, también ha suftido una evolucién que va de Ja concepcién estructural, que consideraba que documento cra tinicamente lo escrito, a la concepcién funcional, que s¢ funda en su cardcter representativo; es decit, segiin esta concepcién, documento es todo lo que se representa una idea.® En este sentido, Alsina escribe que “por documentos se entiende toda representacién objetiva de un pensa- miento, la que puede ser material o literal”.2 Igualmente, Alcalé-Za- mora distingue entre monumenta e instrumenta. Dentro de esta concepcién tan amplia de documentos, caben las fo- tografias, copias fotostiticas, registros dactiloscépicos y, en general, los inventos de esta naturaleza que la ciencia y la técnica logren, en su sor- prendente desarrollo.2 Es pertinente aclarar, sin embargo, que en México Jas leyes procesa- les atin otorgan un tratamiento diverso a los documentos, segin sean literales (puiblicos y privados) 0 materiales (en 1a especie de documental cientifica).° Por lo demas, pese a la evolucién que ha experimentado 98 Ob. cit, t. I, p. 397. 99 Guasr, Jaime, Derecho Procesat Civil, Instituto de Estudios Politicos, Madrid, A961, Bp. 405 y 406, 06 OF. cit, 11, p. 10 Examen critico...» cits p. 78 12 ALCALA-Zamora, Examen critico..., cit, p, 82. 303 Cfr. arts. 129-142 y 188 y 189 del GFP. 327-345 y 373-375 del distrital; 282. 289 y $09-311 del C.P.G, de Zacatecas, y 324-385 y 379-981 del de Tamaulipas. Los ‘Cédigos Federal y del Distrito de Procedimientos Penales no establecen reglame 298 JOSE OVALLE FAVELA el concepto de documento, atin hay autores que, como Pallares2* estiman que documento es inicamente lo escrito, e’) La inspeccién judicial, a la cual ya Ricci negaba cardcter de medio de prueba, objecién que Alcalé-Zamora trata de salvar Ilaman- dole, en vez de medio, “especie de prueba”. Otros autores, como Carme- lutti,2°® le Haman prueba ditecta, precisamente por carecer de esa na- turaleza instrumental que tienen los otros medios de prueba. Por il. timo, Brisefio Sierra,!”” estima que se trata de un medio de mostracién, como si sélo las partes pudieran mostrar y no el juez inspeccionar, sin que aquéllas se lo pidan. ‘Aunque la inspeccién judicial no es un medio de prueba, en el sen- tido de que carece del caracter de intermediario entre el hecho a probar y la percepcién del juez, pues aquél es presentado ditectamente a éste, sf es ubicable entre los medios de prueba en cuanto que es en si, un instrumento legal para lograr esa percepcién directa. Precisamente, en atencién a dicho cardcter, debe eliminarse la practica viciosa de desig- nar para la ejecucién del reconocimiento judicial, personas distintas de quienes van a valorar los medios de prueba, pues en este caso pierde su cardeter de una verdadera inspeccién que proporciona una percep- cién directa de los hechos, y se convierte en documento piiblico que los acredita. £) Por dltimo, en cuanto a las presunciones, Alcalé-Zamora ha preci- sado su verdadera naturaleza. Segin el Investigador Emérito del Insti- tuto de Investigaciones Juridicas de nuestra Universidad Nacional, “o se trata de las denominadas legales, y entonces se conectan con la carga de la prueba (a titulo de exclusién las iuris et de iure o abso- lutas— o de inversion en cuanto a ella— las iuris tantum o relativas—), © bien de jas Iamadas humanas, y en tal caso se ligan con la fuerza probatoria...” y no son medios distintos de los que hemos referido brevemente, “sino los mismos, sélo que sin intensidad demostrativa plena (meras conjeturas 0 indicios)”2° £) El procedimiento probatorio, EL procedimiento probatorio com- prende fundamentaimente los actos que constituyen el desarrollo for- mal de la fase probatoria del proceso, incluyendo la apreciacién reali- zada en ia fase resolutiva, sin dejar de considerar la posibilidad de que cién especifica para la prueba documental centifica: su empleo, no abstante, queda permitido, en el Cédigo Federal, por cl art, 269, dentro del concepto amplio de docu- mento y, en el Cédigo del Distrito, por el art. 135. 101 vauiants, Fauardo, Derecho Procesal Ciel, Editorial Pornta, México, 1955, Pros Ricet, Francisco, Trafado de las Pruebas, trad. de Adolfo Bucta y Adolfo Posapa, tI, Madeid,’s. jp. 15. 400 La prueba civil, cite p. 5 tor Derecho procesal, CARbENaSs Editor y Distribuidor, 1970, vol. TV, pp. 435 y ss. 108 ALCALAZAMORA. ¥ CASTILLO, Niceto, Sintesis del Derecho Procesat, en “Pano: rama del Derecho Mexicano”, t. I, Instituto de Derecho Comparado, U.N.AM., México, 1965, p. 205. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 299 algunos actos probatorios puedan realizarse en otvas fases del proceso y aiin fuera de éste, como ocurre, por ejemplo, con la presentacién de documentos en Ia fase expositiva »” 0 con las Hamadas pruebas “para futura memoria”, respectivamente. Los momentos fundamentales del procedimiento probatorio, cual- quiera que sea el tipo de proceso en que se realice: son a’) la proposi- cin wu ofrecimiento, que corresponde a las partes; b’) la admisién 0 rechazo, que hace el juzgador de los medios de prueba oftecidos, o su ordenactén por el mismo cuando proceda de oficio; ¢’) la preparacién de las pruebas admitidas u ordenadas; d') Ia ejecucién, desahogo 0 practica, en la que intervienen el propio érgano jurisdiccional, las par- tes y terceros (testigos, peritos, etc.); a este momento también se le llama recepcién, peto esta palabra mas bien indica una actitud pasiva del ‘Tribunal, debiendo tener éste una actitud activa, ademas de que dicho témino parece no considerar la actividad de las partes y los terceros; e') la apreciacidn, valoracién © valuacién, que consiste en la estimacién que el juzgador hace de los medios de prueba practicados.# Como puede verse, todos estos actos se encuentran vinculados por su finalidad probatoria EI tiempo en que se realizan estos cinco momentos es variable; en ocasiones, se destina un plazo o un término%? a tal efecto para cada uno de ellos; # otras veces, se realizan conjuntamente con otros actos Aiversos; en fin, pueden realizarse en forma concentrada."* En cuanto 09 Gfr, art, 924 del C.P.C. Federal; art, 266 del de Zacatecas, y 248 fraccién IT del de Tamaulipas, a0 Véase art. 198 fracciones 1, VI y VI det GPC, del Distrito; art, 92 del Cécligo Federal; aris. 202, fraccién I, y 269 del de Zacatecas, y 285 y 415 del de ‘Tamaulipas, 111 ALCALA-ZaMOoRA, Introduccion al estudio de la prueba, cit,, p. 121; Devis ECHAx- bua, Tratado de Derecho procesal civil, cit, t. V, pp. 383 y s., y Frnetn, ob. cit, 41, pp. 576 y ss. e's el plazo enciena un perioda dle tiempo, ...2 todo lo largo del cual... se puede realizar vilidamente Ja actividad procesal correspondiente; el termino, en cambio, significa tan s6lo cl punto de tiempo para et comicnzo de un determinado acto...” AGCALAZAMORA ¥ CASTILLO, Niceto La regulacién temporal de tos actos procevates en el Cédigo de 1932 para et Distrito Federal, en “Revista de la Facultad de Derecho de México, t. XVII, abtil-septicmbre, 1967, Ntins. 66-67, pp. 356 y 3 138 Fs el caso del GP.C. del Distrito y Territorios Federales, gt para cl juiclo ordinario, sefiala un plazo para el ofrecimiento de pruchas (dc 10 dias: art, 200}: un témino par su admisién © rechaso (‘al dia siguiente en que termine el periodo de ofrecimiento de prucbas..."; art, 208): dos tipos de plaro para su ejecucion (un ordinario de 30 dias y otto extraordinario que varia segin cl jugar donde vayan a practicarse las pruebas: de 50, 100 y 120 dias; ants. $00 y 303, respeetivamente). La yaloracién se reatiza en Ia sentencia, la cual debe dictarse dentro de los & dias siguientes a la expiracién del plo de’ los alegatos (arts. 87 y 425). iis En el juicio sumario que reghmentaba ef CP.C, distritai, suprimido por las reformas pubiicadas en et 1). O, de H-IL-1973, el ofrecimiento se realizaba desde 1a presentaciéa de los escritos que integraban Ia fase expositiva y el juer resolvia sobre su_admisién 0 rechazo al acordar estos esevitos (arts. 434 y 435). 155 E] Art, $2 del Anteproyecto que Reforma el Regimen de la Prucha en cl Cédigo de Procedimientos de Honduras (art. $30 del Proyecto), obra de ALcanA- 800 JOSE OVALLE FAVELA a su forma, el procedimiento probatorio puede ser predominantemente escrito o bien predominatemente oral, pero por la misma naturalera de los actos probatorios, es més recomendable la forma oral. g) La apreciacidn de la prueba. “Por valoracién o apreciacién de la prueba judicial —escribe Devis Echandfa— se entiende la operacién mental que tiene por fin conocer el mérito 0 valor de conviccién que pueda deducirse de su contenido.” +" Se trata del momento decisivo de la actividad probatoria, La apreciacin viene a ser a la prueba lo que la sentencia es al proceso. En este sentido apunta Fenech: "En a valoracién radica la mayor dificultad del problema que plantea la prueba, constituyendo la operacién més delicada a realizar por el juz- gador...”218 Para realizar esta valoracién se siguen diferentes sistemas, producto cada uno del desarrollo histérico y de las tendencias de la época. Sin embargo, ¢s indiscutible que cualquiera de estos sistemas pueden fun- cionar en cualquier proceso, sin que exista una exclusividad prefijada de cierto sistema pata determinado proceso. Con acierto sefiala Alcard- Zamora: ".. .cualquiera de los ctiterios valorativos rige indistintamente la materia civil o la penal, sin que, por tanto, ni histérica ni actual- mente quepa asociar indisolublemente la libre conviccién con el proceso aly 1a apreciacién legal o tasada con et civil, como tampoco con uno de ellos sélo la sana critica, referible por igual 2 los distintos en- juiciamientos’.* Todo esto sin perjuicio de que lo deseable es que los diversos procesos acojan, para la valoracién de la prueba, ¢l sistema que mayor eficacia otorgue al proceso y mas acerque la prueba, por medio de una estimacién que atienda las peculiares circunstancias que el caso concreto presenta en la realidad, a la objetividad de que hemos hablado antes,42° 6. Gonclusiones Primera, Existe una unidad esencial del Derecho procesal, una di- versidad de procesos y una multiplicidad de procedimientos. SscuNpA. La evolucién histérica de los estudios procesales tiene como uno de sus logros actuales la Teorfa General del Proceso, constituida Zamora, establece una forma de ejecucién concentrada de la prucba, Véase At- CALAZAMORA, Estudios de Derecho Probatorio, cit., p. 242, 416 En cl GPG. distrital a ejecucién de las pruebas podfa realizarse en forma esctita u oral, scgiin el juez lo decidiera o las partes lo propusieran, hasta antes de la reforma citada en la n. 114, en virtud de la cual se consagré’ como forma “nica, la oral. 117 Compendio de pruebas judiciales, cit, p. 107. n8 Ob. cit, tI, pe 577 a8 Ancard-Zamona, La Teoria General del Proceso, cit., p. 24. 320 Cir, supra, ineiso b), NP 5. LA TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA 301 por el conjunto de conceptos, principios ¢ instituciones que son comu- nes a las diversas disciplinas procesales, excers. También hay una unidad esencial en la materia proba- toria, que se estructura en una serie de conceptos, principios ¢ institu- ciones de indiscriminada aplicacién en los diversos sistemas probato- rios. En esto consiste la Teorfa General de la Prueba. Cuarra. Dentro de la Teoria General del Proceso, el concepto de la prueba es equiparable a los que han sido considerados como funda- mentales, tales como los de Ja accién, 1a jurisdiccién y el proceso, ya que no es conccbible légicamente este iiltimo sin la prueba. Quinta. La denominacién “Derecho probatorio” comprende todo el conjunto de normas juridicas relativas a la prueba (entendida ésta en su sentido amplio), sin perjuicio de que su estudio debe partir necesa- riamente de la Teorfa General de la Prueba. Sexra, Entre Jos principales temas que integran la Teoria General de Ja Prucba, se pueden sefialar: et concepto de prueba; el fin de la actividad probatoria; el objeto, la necesidad y Ia carga de la prueba; los medios de prucha; el procedimiento probatorio, y la apreciacién de a prueba. ‘Sépria, Pata nosotros, en sentido estricto, la prueba ¢s la obten- cidn del cercioramiento jurisdiccional acerca de los hechos indispensa- Dies para la resolucién del conilicto sometido a proceso. Ocrava. Sin embargo, en sentido amplio, lz prueba comprende to- das las actividades procesales que se realizan a fin de obtener dicho cercioramiento, con independencia de que éste se obtenga 0 no. Novena. EI fin de la actividad probatoria en cualquier tipo de proceso, consiste en la obtencién de la prueba en su sentido estricto, la que puede o no coincidir con la verdad. Décia, El objeto de la prucha alude a lo que se puede probar; la necesidad de la misma indica lo que se debe probar; y la carga de Ia prueba se refiere a quién debe probar. DiciMa PRIMERA, Los sujetos de Derecho probatorio son los puntos de imputacién 0 personificacién del complejo de normas que constitu- yen dicha disciplina. Décrma secunna. Los medios de prueba son los instrumentos con los que se pretenden probar, entendida esta palabra en su significacién estricta. Décita TeRceRa. El proccdimiento probatorio comprende los actos que se desarrollan para lograr el cetcioramiento jurisdiccional, que se realizan fundamentalmente en Ia fase probatoria, sin perjuicio de que algunos actos se puedan celebrar en otras fases del proceso y atin fuera de éste, DFerma cuarta. En Ja valoractén radica la mayor dificultad de la prueba: la apreciacién viene a ser a la prueba, 1o que Ja sentencia es 302 JOSE OVALLE FAVELA al proceso, El sistema que se adopte para apreciar a la prucba, debe procurar acercar, en la mayor medida posible, el cercioramiento judi- Gal a la verdad objetiva.

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