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GROUPE L (ny) TRATADO DEL SIGNO VISUAL PARA UNA RETORICA DE LA IMAGEN CATEDRA Signo e imagen Ditector de la coleccién: Jenaro Talens ‘Tiulo original de la obra: Traité du signe visuel. Pour une rhétorique de Pimage 4 raducci6n: Manuel Talens Carmona foe 7 Vision isthe Art of seeing things invisible. JONATHAN SWIFT Geb de las usraciones { 4. BN, Paris. 2. DR. 3. © KFSOpera Mundi. 4. Basla, galeria Beyeler, 5. DR. 6. 2atich, galeria Schley). 7a. BN, Paris, 7b. © Cesterman, 8. DA. 9. Nueva York, galeria Alexandre lolas. 10a, Seoklortere Slot. 20b, © Julian Key. Ha. Colecci6n SNCB. 1b, DR. 12, Galeris Louise René. 134. RMN. 136, de DR. 14b. Colecci6n panicular, 15a, Otterloo, museo Krélier-Muller fi 1Sb, Berna, colecci6n Fale Kle. 16, Colecci6n pariclae ‘G'ADAGP, 1992: por}. Mid, P. Klee, R. Maprite y M, Beast, © SPADEM, 1952! por V. Vegarely yA. Prangois Rese tos ot derechos. De conforma conlo dspueso tela. Shi a Clipe Beal signe pectin an ged, ln penas de mula y prbcion ae bona iene repre seren { ‘ligt, en cdo on pute na encase ates canis finda en culgue tipo de soporte Sins prepa sioricon © Editions du Seuil, 1992 Ediciones Cétedra,$, A,, 1993 Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid Deposito legal: M. 28.101-1993 LS.B.N: 84-37611903 Printed in Spain { Impreso en Gréficas Rogar, S.A, / Le6n, 44, Fuenlabrada (Madrid) HE por cecal tras! aerdn// ae on 10 \ [Comoro de la a se Gy Introduccién Este libro se inscribe en un proyecto muy vasto: el de una retdri- ca general El autor tricéfalo de la presente obra aconsejaria de buena gana el estudio de sus trabajos precedentes a quien quisiera hacerse una idea precisa del proyecto en cuestion, pero quiés la lectura de las lineas que siguen pod evitarle tal trabajo. Este proyecto parte de la banal constatacion de que existen empleos del lenguaje en los que la funci6n referencial cesa de ser pimani, y en los que la atencion del utlizador se vuelve hacia el factor que es-el mensaje mismo. Seria tentador calificar tales usos de desviaciones: dejar de llamar gato a un gato, para llamarlo micifi2, orguillo dela casa, bola de pelos o ronrén es inttoducir en el lengua je una légica de la polivalencia, de la polifonia. Es posible que'sean. desviaciones, pero responden a leyes estrictas, que llamamos ret6ri- cas en homengje a esta antigua disciplina que, no tan tonta como a menudo se la ha tachado, habia sabido tomarse en serio estos fend- menos y aprehenderlos en st generalidad. Retérica, pues, pero, zpor qué genera? La hipstesis inicial es que, siexisten leyes generales de la significacion y de la comunicacién —lo que constituye: el postulado de la semistica—, entonces es posible encontrar en ella fenémenos de polifonia comparables a los que se han podido observar en el lengusje verbal. La hipstesis subyacente 3, a continuaci6n, que los mecanismos que acttan son bastante generales, y por lo tanto, independientes del dominio parti cular donde se manifiestan, La investigaci6n comenz6, hace unos veinte afios, por una refor- mulacién lingtiistica de esta parte de la retérica antigua que consti- tufa la elocutio. Ya, durante esta etapa, pudimos generalizar las reglas emanadas, aplicindolas a enunciados complejos como el relato (Groupe i, 19702, 1970b), 0 a géneros que reposan sobre la definicién de’ un efecto retdrico particular, como la poesia (Groupe H, 1977). Se encontrar aqui una nueva etapa de esta investigacton confor: me al proyecto inicial (Groupe j, 1967): la aplicacion de los mode- los retoricos a la comunicacion visual. Pero esta aplicacion planteaba de entrada problemas enormes, Los investigadores contemporineos a quienes se debe la relfabilita- ion de la ret6rica —ya se trate de Jakobson (1956), de Levin (1962), de Barthes (1964), de Eco (1967) 0 de Todorov (1967)— podian contar con una tradicién cientifica bien establecida: la de la linguisti- ca. $i esta iglesia tenia bastantes capillas, al menos habia en ella un conjunto importante de conceptos sobre los que era posible enten- derse, La situacién aqui es completamente diferente: Ix semiologia visual esta atin en el limbo, De manera que'lo esencial de la exposicién que sigue no esté directamente consagrado a la retérica visual, sino a colocar los ‘cimientos de esta semiologia, sobre las que podré a continuacin apoyarse el propbsito ret6rico. Evidentemente, sc pucde discutir a porfia sobre los bloqueos epistemolégicos que han fienado el desarrollo de una teoria de la imagen, Se veria entonces que esta disciplina ha sufrido, congénita- mene, cle dos malformaciones, ‘a primera es la relacion privilegiada que, de entrada, ha estable- cido con la critica del arte. Todavia hoy, numerosos trabajos que se declaran de una semidtica visual —eyncluso a veces los mas merito- Fios— no son mas que andlisis sutiles de obras o especulaciones estéticas, simplemente revestidas de la librea de un lenguaje que se viste con los exteriores elegantes del discurso. cientifico. La conse- ‘cuencia mayor de esta prostitucién es que I2 steoria: no llega a considerar mas que enunciados particulares, para los cuales no se cesa de elaborar modelos ad hoc. Nuevos cada vez, estos conceptos, no transferibles,.no pueden poser la generalidad de los que consti: tuyen un saber. La segunda malformacién ¢s el imperialism lingitistico. Durante su reino, hasta ahora poco contestado, se ha operado una transfe- rencia pura y simple de-terminologia: la teorfa de la imagen acept6, asi, términos como ssintaxis, Observemes, de paso, que el sujéto focal dela perspectiva debe, sin embargo, desdobiase snla ananiorse oe at "Es bien conocka In miners en que los debates de la poética contemporines, a propésite cle las parejas norma-desviacion y reglacdesviacion, han poddo hacer Sospechosas tales maniobras (vase Klien, 1950). 20 hay también, y al mismo tiempo, transformacion de éste. (Inciuso desde Maurice Denis se ha reformulado esta idea teniendo en ‘cuenta'que bajo todo cuadro figurativo hay un cuadro abstracto del cual el primero no es més que el pretexto). Por nuestra parte, subrayareinos con fuerza que el mensaje icGnico no puede ser'una copia de lo real, pero es ya, y siempre, tuna seleccién con relacién a lo percibido, y que esta manera gene! ralizadora tiende a tipos cuya extensién puede hacerse cada vez més grande, a medida que su comprensi6n se debilita. Al tomar en consideracién los mensajes icGnicos, nos hemos comprometido en una andadura que reserva un lugar importante a lo plastico. Esta continuidad préctica entre lo plastico y lo icénico se verifica a veces en el plano de la anéedota: ef andlisis de los mensajes pla cos de Kandinsky por J.-M. Floch (19814), de Mondrian por J-Cl, Lambert (1980) 0 de Van der Leck por nosotros mismos: (ver ‘capitulo X, §2.5.) —tres artistas que han contribuido al nacimiento del arte abstracto— demuestra que e! mensaje abstracto final deriva, en: todos los casos, de una obra figurativa por un proceso de estilizacién muy evidente. Kandinsky panié de las montafas, del arco itis y de los caballeros atmados con lanzas; Mondtian-de los arboles, de fachadas y de paisajes met6dicamente cultivados;-Van der Leck ha recuperado antiguas pinturas naturalistas de naturalezas muertas y de salidas de fibricas, ya marcadas por su antigua profesion.de vidriero. Verios, pues, que no es posible definie el arte abstracto de manera négativa’o privativa. FI icono, que podemos aislar como consirucio ie6rico, no ha cesadlo, por otra parte, de ser asesinado en los mensajes performados: ningin retrato puede ser roto por un boxeador, ningiin paisaje es explotable por un artillero. J.J. Goux funda su descripcion histérica sobre un pretendido movimiento hacia el idealismo, con «desmaterializaciOn= paralela. Cita (y aprueba) numerosos pasajes. de Hegel, y estima que la pintura tiende a volverse como la: masica: un ssigno desprovisto. de todo valor y de toda significaci6n intrinsecay; fSmula enigmatica, ya citada, y que no es ni demostrada ni explicada. Finalmente, segin Goux, el nacimiento de la pintara abstracta no celebra la «primacta del significante pict6rico., sino su/paso a segundo plano, su »secun- dariedads: nos hemos creado un alfabeto de formas y de colores que serfan comparables a las unidades lingUfsticas de la primera articula- cién, Estas unidades serian, pues, distintivas (0 «diacriticas- en la terminologia de Goux) y.no significativas, pues -lo real ha sido evacuado= Se crean, asi, formas puras- con olor plat6nico: «Lo sensible se ha desvanecido: La materia ha desaparecido.+ # La diferencia -importante~ es aqui que esas unidades 0 sigaificativas (de nueva una formulacion prvativa), como no sirven para oponer las unelades significa fivas entte ells, com righr femninoldgicn no podria ni Sutera Ser llamas tin a Segin nosotros, mis que materializacion’, seria mejor hablar de tun continuo levantamiento del nivel de abstracci6n, que-hace desa- parecer poco a poco la devolucién a un referente singular. Se Buede, por otto lado, mostrar que este nivel de abstraccion 10 ba sido nunca mulo 1.2,-La diferencia y la oposicién Hemos'visto qué los momentos sucesivos de la historig de la pintura se articulan, segtin Goux, en funcién de la mirada del espec- tador. Ahora bien, ‘cs curioso constatar que también otro ensayista contemporineo, Jean Paris (1978), hace de-la mirada el concepto clave de la pintura, tanto figurativa como abstracta, Para comenzar, Paris critica severamente, al igual que nosogros, €1 enfoque epistemologico en que ha consistido la aplicacion’ por simple calco del estructuralismo lingtistico al dominio visual, Este tipo de rediccionistno, dice con raz6n, conlleva el riesgo ade no ver mis que lo que se les, ¥ de perder asi lo que es especifico de to visual Para evitar estos escollos, Paris se apoya en Merleau-Ponty (1945) y en Lyotard (1962), en la perspectiva del -redescubrimiento del cuerpo», del significante y del placer. La observacién mayor de Merleau-Ponty. es, ségin él, que ta ‘experiencia perceptiva constituye fenomenaldgicamente «ina inte~ graci6n instanténea al mundo y del mundo-. Esta experiencia es Siempre primera, en el sentido que precede (y tiene prioridad sobre) ‘su propia explicitacion. Asi pues, ¢h lo lingiiistico, esta experiencia visual © sonora es en seguida anulata, o mas exactamente, sobrepa- sacia, en provecho de lo significado: el significante “se hace olvidar, ses transparente 0 -transitivo, En cuanto a J-F. Lyotard, éste es uno de tos primeros, segiin Paris, en haber insistido sobre el redescubrimiento del signi cante visual: (que nombra, infortunadamente, figural), La -prima- cia ontologicar de éste es, ino obstante, afirmada con tanto absolu- tismo como lo era la afirmacién estructuralista de su transparencia: Jo figural no tendria referente; y no estarfa en el sitio de nada, Esto tendrfa por consecuencia'el privarlo de todo estatuto semidtico, y por consiguiente, invalidarfa su definicién como -significante Pero un segundo argumento de Lyotard es mas interesante y menos provocador. Segén él, el problema del hombre actual es el de no aceptar la diferencia (entendiendo por ésta la diferencia pura, radical, aquella que no puede dar lugar a,ningdn reconoci- “Término equivoco de cualquier avanera, ya que la pinra sigue endo materia En el apart siguiente veremos 2 que aberaciones puede conduci este impe- Hlalismo de 1 lingustico. 2 miento). En tanto que situada fuera del sistema, la diferencia va a la par conla angustiaw, Introducir, como Io hacemos nosotros, la_nocién de oposicién, debe volver nuestra atencién a la continuacién. del razonamiento lyolardiano, pues ésta consiste en distinguir diferencia y posicion: fa tictica humana para reprimir la diferencia —en principio fuera del sistema estriba en integrarla al sistema, convirtiéndola en un polo de una oposicion, lo cual transforma evidentemente su estatuto, ya que es, entonces, “recuperadae y se vuelve inteligible, No podemos, sin embargo, aceptar de esta forma una visi6n tan seductora, Lyotard parece, en efecto, juzgar de manera negativa Gen nombre de criterios morales?) la maniobra de finalizacion de las diferencias, Este juicio muestra que el filésofo privilegia personal- mente una lecturs dionisiaca de los mensajes visuales, Pero no se puede sostener que existe un exferforal sistema en el que todo seria diferencia absoluta y riesgo integral, al cual se opondria un interior ten el que todo seria claro y tranquilizador. Esta pura exterioridad, filos6ficamente concebible, no es un dato existencial,. pues de hecho, el sistema mismo no es dado, sino que ha sido construido progresivamente, localizando y estructurando diferencias, De hecho, no és mas que un sistema integrado de diferencias’. Asi. pues, incluso en el estado disciplinado de oposiciones semisticas, las dife- rencias contindan siendo sentidas como una heterogeneidad anxid- ena. Y-existe toda una retorica eulorizante para suspenderlas (el caso esti perfeciamente claro con respecto a la poesia; véase Groupe ti, 1976). Pero volvamos a Jean Paris. Continuando con su argumentacin, critica a Tyotard por haber imaginado la posibilidad de descondicio- nar el ojo, que podria ser conducido a percibir la diferencia pura como tal. De hecho, subraya mny justamente Paris, este descondi- cionamiento es imposible, pues en gran parte, los mecanismos de ordenacién, se encuentran ya montados en ef ojo, ¢ incluso bien presentes en el gato y en la rana, En el capitulo siguiente tendremos ocasion de describir extensamente estos mecanismos, a la luz de los trabajos neurofisiol6gicos recientes. 13, La. ambigiedad de la percepcién Estos problemas de la referencia, de la diferencia y de la especifi- cidad de’ Ia lectura reductora, se’le plantean por fuerza 2 todo analista serio de la imagen. Veamos, pues, las Soluciones que les aporta Paris "Esta observatGn std heen para complains, pes wefuern dcontrano el once dae ere ase Croup f 979, cl el pecans pete ‘ea spins as dsunctones,euflones ‘Encomumoe squl formlada de otc forma, la problemen que li evado.a Paget 2 proponer le esaceptas emparceds Ge Asnlaclony de AcoMouic6n % En vez de considerar exclusivamente la funcion semibtica del signo (que es la de asociar un significante a un, significado), el te6tico se interroga sobre la naturaleza de la relacion que ese signo mantiene con el mundo, relacién extraha y ambigua, y la nocion de ambigiedad se conveitira en el concepto central del andlisis, concepto que trataré de formularse en términos emparentados dé alguna forma con los de la-gramética generativa, El significante seria, asi, una -estructura superficial, y el significado, una vesjructura roftindar. En redlidad, la relacion semistica entre los dos € waci- lantes, y no permite que esté claro el concepto de iconismo. Se buscard también en la teoria de la percepcion, nacida de Ia Gestalipsychologie (Gombrich, Araheim, Gregory, etc.), los funda- mentos de tuna teoria de la ambigiledad Asi pues, cqué es lo que esta teoria le ofrece a Pdtis? Primeramente ‘lusiones perceptivas (a pesar de que las teorias simplistas del arte como ilusion estén eliminadas desde hace bastante tiempo). Luego, condiciones de la vision, mediante las cuales, la percepci6n de’ una elipsis puede ser suscitada por una infinicad de-estimulos, descriptibies, de hecho, como circulos o elip- sis, abanico de posibilidades entre las que es preciso elegir; esta eleccién, en el fondo, es una apuesta. Finalmente, los casos limites, que son el cubo de Necker, ef cubilete de Rubin, ete, En esos casos indecisibles, la apuesta es imposible, y el sistema perceptivo ascila sin cesar entre dos posibilidades. De ahi que se concluya, con Gombrich, que es «imposible percibir la ambigtiedad como tale, afir= maci6n que sera transformada en séguida en ese concerto muy pati- siano: «El equivoco es reprimido».*s Antes de continuar, es preciso criticar inmediatamente estos concepios. En efecto, equién reprime? :CuAl es esta instancia maligna © perezosa que nos impide, ver sin su esplendor la ambigiiedad fundamental? La apuesta perceptiva es muy ampliamente refleja, automitica, pues ese montaje le confiere a su poseedor un innega: ble valor de supervivencia. En los casos en que no es posible deci dir, el sistema perceptivo nos permite ver sucesivamente los dos altcrnantes. Estudiaremos ese fenomeno, al que Attneave @971) llam6 multtestabtlidad. Pero aqui es preciso distinguir entre los especticulos naturales ¥ los artficiales: si la naturaleza (se supone) 5 una, las creaciones del hombre no tienen por qué seslo. Y de hecho, lejos de reprimir lo equivoco, todo aficionado a las imagenes sabe bien como detectar su polivalencia, en la que encuentra su goce, Protegiéndose tras las autoridades cientificas, Jean Paris pretende dar un cambio, pero se equivoca: lo que es imposible es percibir simultineamente los alternantes en nuestro sistema percep- tivo; pero sigue siendo posible percibirlos sucesivamente y concebir que esas percepciones sucesivas puedan ser referidas a un mismo estimulo, En resumen, el objeto de la visi6n es una monovalencia, y la polivatencia no es mas que la sucesiGn de esas monovalencias, 0 incluso, podemos concebir la polivalencia, pero no verla: #4 1.4, La construccién de la lectura Bl espacio de un cuadro,esti estructurado, de ahi que sea preciso ver cémo, Ta hipétesis de Paris, basada en una fenomenologia de las relaciones entre el espacio y'la mirada, es que es justamente la mirada de los personajes representados la que —aunque sea inv’ ble-— estructura asi el espacio pict6rico. ‘Antes de aplicar este concepto al andlisis de un fresco célebre (a Presentacién de la Virgen en el Templo, de Giotto), Paris recusa de entrada las -esquematizaciones,, 0 trazados reguladores, «resumiendo lun Poussin én unos cuantos tridngulos, un Tumer en espiral, un Delacroix en arabescos.. Pero su andlisis s6lo conduce a un trazado regulador, y tanto es asi que él lo llama «reds. Este trazado esté cons- tituido, en el caso analizado, por el triéngulo que forman las miracas de los tres actores principales, reforzado por diversas: paralelas.y perpendiculares. ‘No pretendamos denigrar este anilisis, que contiene a menudo observaciones ingeniosas y, en. verdad, da testimonio de una gran sensibilidad. Queremos solamente subrayar que una teorfa de la imagen no puede-contentarse con una herramienta forjada ad-hoc, extratemporaimente, con motivo del andlisis de una:obra particular. En el presente caso, la generalizacién del método no esta garantizada ‘en absoluto, y ningtino de sus presupuestos tedricos es abordado. Serfa facil encontrar las méltiples peticiones de principio, ¢ incluso la ceguera te6rica del_proposito, Jean Paris no precisa como ha detectado, aislado ¢ identificado los diversos referentes lel cuadro (nétese que en su andlisis hace apelacion al menos @ siete personajes y a dieciséis objetos), Omite decirnos cémo ha seleccionado las lineas pertinentes, e incluso como adviene esta nocién de linea. Por otra parte, al examinar el cuadro desprevenidamente, se encuentran en él numerosas lineas que no eniran en ninguno de esos manojos de paralelas, particularmente lineas curvas 0 quebradas. :En nombre de qué se las borra? @Quién merece aqui el reproche de reprimir la heterogeneidad? Permanecen en el mismo suspenso los criterios de desplose del mensaje. No existe interrogacion a prop6sito del porqué de esos emparejamientos plisticos, repeticién o refuerzo de figuras, salvo para indicar fugazmente que se trata de establecer la sadlecua- Gi6n del mando al hombre, del espacio a la mirada. 15. Blorden y el desorden Sin pretender por paite nuestra el haber resuelto esos fomidables blemas, propondremos una metodologis cuidadosa al definir sus Fipotesis ex el plano inés general de la imagen visual, y no en el plano tinico de los mensajes particulares que son tal o cal obra rela- ‘ionada con una actividad tan particular como el arte pictorico. ‘los elementos de esta aproximacion seran meticulosamente presentados en los capitulos siguientes de esta obra, pero para 25 orientar al lector, daremos desde ahora una visién sintetizada de nuestra posicién a propésito def problema de la estructuracion de los mensajes icOnicos, que podré facilmente anticularse sobre los restos todavia calientes de las teorias que acaban de ser examinadas, « pesar de que la trabazén entre los conceptos aqui movilizados y la reflexion sobte el arte no tengan ningtin caracter necesetio, Al producir iconos se ve claramente que »manipulamos. entida- des formnales, Ins cuales, formando un sistema, tienen su autono. mfa, pero que construimos.a partir de estimulos de lo. sengible. Estas manipulaciones se hacen en dos direcciones opuestas, corres: ondlendo, en elcaso del arte, ala bisqueda de un placer expec La primera via consiste en crear una cierta legibilidad, a fin de satisfacer el deseo de comprender la naturaleza:o tos especticulos artficiales. Esa preocupacion de inteleccion representa una priont- dad endogena. La segunda via, por el contrario, trata de recrear en tun espectaculo artificial una cierta ofrescura- aleatoria, es decir fractal (véase § siguiente). Esta via traduce una prionidad exdgena, Se trata de dos polos, pero no est4 probado que se excluyan en un mensaje dado. En los dos casos, la sensacién posible de. gozo estético resultaria de una «caricia de las neuronas. ‘epcetteto anita Gouplemene de onten, Stendenca al orden n x aumento de ha legiblidse) a "3 Greferenci ame pees pele Sa See res v ‘peau si ceapement de cesonten fengenca ae serine det ies Una cuestion importante planteada por este modelo, y sobre la cual volveremos.es la de saber si los desvios presentadios por los especticulos artificiales, con relacién a los naturales, son © no son de naturaleza retorica (véase capitulo VD). $i son retéricos, entonces Fepresentan casos particulares de supresion-adjuncién con relaci6n a un grado cero, que estaria constinuido por ef especticulo naturals asi, tendriamos operaciones ret6ricas que seria @) supresién de heterogeneidad adjuncién de orden wag Tas e5ns concepios —supresiénacncién, gros cero, percibido y conce- 26 4) adjuncion de heterogeneidad. supresi6n de.orden Podemos elaborar atin més las dos tendencias. Si pasamos al plano de los efectos, observaremos que la tendencia endOgena crea tun modelo euforizante del universo, procura el apaciguamiento de la. comprensiOn y ofrece una mediacién entre el hombre y el mundo: es una tendencia apolinea. Por otra parte, la tendencia exégena, que engendra una frescura fractal, propone el especticulo de una novedad absoluta e irresistible, una especie de trascendencia inextinguible, que desarma de entrada nuestras herramientas de comprensién y nos deja en un estado dionisiaco’, La oposicién de las tendencias que aislamos es polar, pero en cada obra las supresiones y adjunciones son solamente parciales. Siempre quedara, pues, un poco de heterogeneidad, incluso en pintores como Piet Mondrian o Léon Wuidar, y reciprocamente, Subsistird homogeneidad en los artistas de lo oscuro y de lo ilegible. Esto es fundamental, en todo caso, para fa critica de arte, pues tiene por efecto el disolver el imtante problema de los elementos pert nentes-y no pertinentes de un mensaje visual, Ya no existe més la arbitrariedad al aislar ciertos rasgos porque entran en el esquenia de ectura,’y al ignorar los otros porque no entran, pues la pintura, que 65. una variactén a propéstto de la percepcion, modifica simplemente las proposiciones de la mezcla «natural en un sentido 6 en otro, es decir, finge o simula la potencia total de la percepcion, o al contra- Flo, Su tolal impotencia. En cualquier caso, el especticulo natural sigue siendo la referencia implicita, en tanto que mezcla de rasgos legibles —segtin:los montajes de nuestros sentidos, ayudados por os de nuestra cultura— y de rasgos ilegibles que resisten al andlisis, ya la interpretacién, En su andlisis de Giotto, Jean Paris se apresura a seleccionar sasgos llamados pertinentes, y no destaca los otros: es, pucs, Tomemos dos cas de Paris que testimonian esas dos tendencias opuestas, Segon Grey, eso pensamicnty iis absent ben pois es prolangcten ddigeuia de he plmerss tentalvas del ojo proniuvo de inerpretar las esuctutas en términos de cijeton externooy mientas que part V. Chlovaks, el procedimiento dal ‘ane consiste en -desconcerar la petcepelans “El are nes devuclve al “seniiento de fas cosas" y 2 su presencia enigmatca, desconcertando, retndando y oscureciendo tina peroepcicn siempre acechada por el aulomaismor, A deci vert) leit ce Ghiovekd conduce baca una cirecelgn opuesia «la segunda por Paris, que cree poder spoyarse en lla, He efecto, para Paris la oba no es wlesconcertnien es legble, felis si ext lepblded es ural 7 fondo el uno del otro, fondo indispensable sobre el cual-¢l otro se destaca y puede ser percibido, respetando el caracter contrastual de toda peroepeisn”. Este. andlisis, ici de admitir para la pintura figurativa, sigue siendo valido para la:pintura-absiracta, como intenta sugerirlo el cuadro siguiente: 4 tendencia a arien | tendencia fractal Figurative iow Bresdia absiacto Mondrian Pollock . 2. ENPOQUE be LA ESTENICA CrENTIFICA 2.0, Como veremos en el capitulo I, el ojo y su sistema de decodi ficacion (el sistema retinere, compuesto por la retina y el cortex cere- braD estén les de ser Grganos que zegistan punto por punto y pasivamente Ja dominancia coloreada y la Juminosidad de lo que miramos. A decir verdad, si la imagen fuera un simple conjunto-de puntos, no nos interesarla mas mensaje estético. El goce catetico 2, 22%, provoeado gracias a la existencia en el receptor de luna wonstelacion de atributos: evocados o activados por la obra. std claro que estamos aqui gn presencia de una explicacion nominalista, en. la que se cree haber informado a propésito de un fenémeno en el momento en que'se le ha atribuido un nombre. El mensaje estético, se dice también, es una secuencia de variaciones no normalizables, de juegos hechos en el campo de la libertad exis- tente alrededor de unidades codificadas del mensaje seméntico. El repertorio de estas variaciones seria personal, es decir, traduciria la personalidad del que las emit ‘A pesar de su seduccién, esta teoria nos parece falsa en todas sus aplicaciones. Moles ha propuesto un ejemplo privilegiado: el de Ia letra A, unicad grifica codificada que vehiculiza [a misma infor- maci6n semintica bajo una gran multiplicidad de variantes tipografi- cas, De hecho, en este ejemplo, los dos aspectos pertenecen a siste- mas diferentes: por un lado, un repertorio manifiestamente discreto y codificado; por el otro, las variantes que, aunque continuas ¥ © Baa distinc se apronima « Jas pares de concepts estuctralscs sinidacs ers acne ibe: y pos rs “Ok ‘Une teria como sa condice = e siguiente parade toda Ia belleca do una rnisicy resukara de au interpretaién, sin. qe cl Compentor canara en ell para nada Ge menos de modiicriislersbletente et sertido de Ia Pala este). Agu enconcrames todas fy eapeculacones en fom0 Al concept de -estlox osase Rinkenarg, 1854) 34 libres, no dejan por ello de constituir un sistema. Fl ejemplo de ta panitura musical ejecutada por un «intérpretes es muy parecido. En este ultimo caso, Veremos més adelante que todos los fendmenas pléstcos son desriptibes con 1a ayuda de tes pardmrom forms, color textura a 37 parecen gozar de una gran libertad de asociacién, de manera que las estructuris mateméticas que traducen las operaciones de combinacién son de tipo probabilista Tal perspectiva conduce, de hecho, a presentar bajo forma lineal Jo que a la percepcion se le da como espacial. No es que esta linea. ridad sea buscada en el mensaje visual mismo (sabemos lo que valen numerosas-lecturas de cuadros en las que se postula un ‘camino obligado): sLa perspectiva’generativista desplaza la qtencion de la estructura hacia el proceso, de lo atestiguado hacia lo bosible, de lo actual hacia lo potencial, de la estructura de superficie hacia fa ‘estructura profunda, del résultado hacia la competencias (1986: 321). Se pueden encontrar, fuera de las exigencias epistemolégicas nevesafias para que nazca una ciencia de lo visual, diversas justifica- ciones de esta linearizacién de lo espacial. * Sila lincarizacion de lo espacial es posible, lo-inverso también es cieno, tal como vamos 2 ver a continuacibn: 1o lineal pude ser espa: Gializado, Ahora bien, si lo temporal y lo espacial pueden ser asi proyectados el uno sobre el otro, lo son en virtud de una analog’ estructural entre tiempo y espacio sobre la que reposa, por otra parte, la teoria de la relatividad, Analogia, pero no parecido total, precisaremos: si el espacio puede ser aprehendido como un tiempo, Se trata evidentemente de un tiempo reversible, concebido como un vector que posee tina direcci6n, pero no un sentido: Ta segunda justificacion seria de orden psicologico. Marcus critica con razn a es0s te6ricos del arte que han opuesto un color que se un tamaito medible —un «color par sabios-— a un color definido en. términos de impresién —un color" para. espectadores.. De hecho, 1o ‘que aparece bajo la forma cualitativa tiene su respondedor cvantita- tive y viceversa, Mas precisamente, la cualidad coloreada, percibida de mancra intuitiva y holista, es transferida parcialmente dela zona de los fenémenos 0 lineales —localizada en el hemisferio cerebral derecho— a la zona de los fenémenos secuenciales analizables bajo forma cuantitativa, zona localizada en el hemisferio izquierdo. Si podemos aceptar sin dudar esta idea de una correspondencia entie hechos que se pueden medir cuantitativamente por un lado, y definir cualitativamente por el otro, se debe a razones que se refieren a la metodologia semidtica més que a rizones fisiologicas, La, semiética reposa en efecto sobre esta idea de un continuum —la famosa mening de Hjelmslev— diseretizado por una forma, y por lo tanto, susceptible de ser medido, Estas formas son, evidentemente, modelos te6ricos abstractos, como por ejemplo, la stedondez, de la que habla muy bien Amheim en un pérrafo titulado, de manera sugestiva, -Las formas son conceptos®, No cabe cuda de que en esta formalizacién 6: 35-6, la palabra forma 20 Uene agul gs sentido helmsleviano, sino su semidio tule: Citenos un pasaje ce diene para. ‘Peto fa forma consste en Senders caracteaens caructraes gue coniene ol materil-estinulo © que ie intervienen procesos fisiolégicos, pero no es fa demasiado bonita y demasiado comoda oposicin entre hemisferios izquierdo y derecho la que nos lo muestra. Veremos en el capitulo Tf que es ya en el niv della retina donde comienza el proceso. cee Hay que decir que estas tentativas sobrevienen en una etapa Prccisa de la historia del pensamiento y de,la expresion que no es indiferente. Es en el momento en que sc intenta ver la -linearidad escondida: de lo espacial cuando se subraya también la tabularidad del Tenguaje. Asi, hemos podide mostrar en nuestra RetGrica de la poesia subtitulada Zeciyira linear, lectura tabular—, que la lectura que crea la polisotopia caracteristica de los textos retéricos no hace ms que explotar una regla banal de la comunicacion linglistica: el sentido no es posible més que en el establecimiento de relaciones, y éslas suponen un tratamiento simultdneo de los datos que se presentan linealmente a la peroepci6n, Produciendo asi Jo espacial, la poesia —nota Marcus— es apta para expresar intuiciones sobre el modo holista, a pesar del hecho que ésta se sirve de un medio tipicamente consagrado a la actividad intelectual _ Por otra parte, tna cierta evolucién del are modemo parece favorecer su tratimfento matemftico, cuando va de lo continuo hacia lo discreto, incluso sino se trata aqui de una oposicién senci- Ila; Jo -continuo- ¥. lo «discreto- no son aunca, ni ¢l uno ni el otro, mo que modelos hacia los que pucden tender realizacioucs sinygula res, como asint6ticamente, pero que no tienen muds que existencia tedrica, Las obras reales no nos ofrecen jamés una discretizacion total: por ejemplo, un lienzo de Mondrian exhibe el,espesor de su materia coloreada’y deja ver si tal cuadrado ha sido pintado hori- zontal 0 verticalmente; las bandas de las «pinturas negras» cle Frank ‘Stella no disimulan sus itregularidades, e incluso alguien como Léon Wuidar debe arreglarselas con el grano de su soporte. A la inversa, lo continuo puro no. ha existido nunca: se puede siempre descubrir, son confridas. Es rro que este material sea exactirmente conforma ls formas ave drdquiere en ta percepclén. De sect, la luna lena ex redone, a vernon ao 99 in mayorta‘de las cones gue vemos tedondas no enceman la rodondez al pie de i Fea son simples aproximaciones, No. obs, el gue, percse fo soltiteme es Compara a It redontcn, sino. que elecvamenté ve en elas la redondet. Perini, onsite en adaptar el mtera-estmulo 2 expecmeneston formas realmente Sends, que yo lam consepioe vnuaes © eaegoriae vsuales, bt sinplictae se ‘cos cohcepiog vistas es teat, en a sents due un modelo-eatimalb compile, ‘sto oun vision reinada. es suscepible de engencn una fora bastante compl ‘ada, ia ns sencila que pula akcanasse Lo importante eave se pueda Sec de Un Gbjes mirado por algblen que no es verdadersmente persiigo mls que el medida en que se aap au Jorma organizaca« "Schalamos que Narcus se sive dela nocon de espacio viizando también esta palabra en ou sentiso eae. Marcus nota fo que pucde apareer oro una ender Ei. pero que adquiere un sentdo's la hr dela fue acrbumos de cats numeross festucrures cldsieas del lengusle poeuco leaden 1 teforsat el caieot hiimensional eT mensse: orae panicumeste as en a prevention visa de los vere 39 ‘en los mensajes que tienden hacia este modelo, segmentos de recta por ejemplo, o incluso arcos de circulo, figuras que pueden ser Organizadas siguiendo ritmnos mis o menos complejos, Nuestro caps tulo V tratar de dar una sistematizacion de esas formas, de esos colores, de esas texturas. En todo caso, no se debe a fa casualilad el que la escucla de semidtica matemitica animada por Marcus, que se ha asignado por primera tarea Ia-de tna descripci6n precisa y completa de las obras pictoricas, se haya’ dirigido sobre todo a Sophie Tacubéh, a Piet Mondrian’ o a Theo Van Doesburg (véase Petrache, Caloenescu, ‘Andonie y Marian, Marina, 1982). Esas descripciones han alcanzado ya'un grado notable de finura, y conducen'a unas especies de matri- ges, cuadros de relaciones y operaciones en los que intervienen formas y colores. . 3. BL ENFOQUE seMIOrICO 3.0. De la misma manera que hemos hecho en los pérrafos prece- Gentes, nos contentaremos aqui con sefialar algunos problemas metodologicos mayores que animan el debate contemporinco, En Jos capitulos siguientes —particularmente en los capitulos Il ¥ 1V— propondremos soluciones teéricas de conjunto, que sacarén partido Be fos conocimientos, en definiva poco mumeresos, oe To que hit sido hasta ahora la setnidtica visual. 3.1, Cédigas y sistemas en la comumicactén visual a semidtica es la ciencia de los signos y, clésicamente, el signo se define de Ja manera més sencilla por Ia fonnula aliquid stat pro faliquo, En términos mis generales y més te6ricos, ditemos con Manfred Bierwisch* que todo eédigo esté constituido por una corre- lacién entre dos entidades provenientes de un espacio diferente, Llamaremos al primer conjunto A espacio de informacién Ginforma- tion space), y al segundo, el conjunto B de entidades, espacio de sefializacién (signal space). Bl cédigo C es la puesta en correspon- dencia de las entidades. Pero esta definici6n estaba ya superada en la teorfa mas elaborada que se haya hecho munca de esta relacién: la de Hjelmslev. Parasste, la relacion semidtica es simplemente una funcién entre dos funtivos, el uno relacionado con el plano de la expresion, y el otro con el del contenido. El cédigo no es otra cosa que el conjunto de esas funciones, Si, en esta definici6n, el signo cesa de ser ingenuamente definido comd una cosa puesta en el lugar de otta, también es verdad que * Comunicacion (99 puibicaca) en et TI Congreso de Ia, Asocieién. Imetnacional de Semibtien, Viena, 1979: 40 salvaguarda Ia idea de una selacion entre dos cosas diferentes, distinguicas por ef plano que las define. Es ésta la concepci6n que ‘se encuentra en Bierwisch: para él, el cédigo relaciona entidades a stenecientes 4 A con entidades b pertenecientes a B: ésta.es la funcion F (a), ‘A modo de ejemplo, A podri ser un conjunto de conceptos y B un conjunto de palabras. A y B son en principio independientes €l uno del otro —éste es el principio de lo arbitrario del signo—, pero el espacio de informacién A puede -infectar- el espacio de seftaliza- cién, De qué manera describir este proceso sin recurrir a una termi nologia metaférica como ésta? Esto 10 veremos en el capitulo IV. En resumen, para que se pueda hablar de semiética, hacen falta dos plans —el de le expresién y el del contenido, segmentacios siguiendo reglas que varian con cada semiética particular, y que estos planos se correspondan, En una semidtica visval, la.expresion serdun gonjunto, de exis vieuales, y el contenido ser, simple: fienie, of univer® semaatien, ee El mecanismo-que acabamics de describir deja.en.la sombra, no obstante, la constitucion de las unidades en cuesti6n, pues éstas no existen naturalmente, ni son eternas. Tanto en el-espacio A como en el B, se estructuran en sistemas (véase Eco, 1988: 86-93), Mas que por puesta en equivalencia de unidades de A y de B, el cédigo procede por equivalencias de relaciones en A y en B. Tomando de Auevo un ejemplo repetido —el del cédigo de Ia circulacién (el codigo belga, N. del T)—, la relaci6n semidtica no es simplemente Ia del /rojo/ y la de la’ «prohibicion-, sino la de las parejas /rojo/ versus /verde/ y sprohibido» versus spermitides, haciendo. un sistema cada una en su plano, Estos sistemas le permiten al cédigo existir y; a cambio, se constituyen gracias a éste (la puesta en rela- cién de’ las parejas anteriores elimina, como no pertinentes, el granate, el carmin, la granza, en el plano de la expresi6n, la stiplica, {a célera, la tristeza, en el plano.del contenido). Son, pues, los cdi gos los que, al imponer su forma a la sustancia (por ejemplo, la sustancia de las percepciones visuales), crean el sistema. El- modelo de cédigo més ficilmente descriptible es aquél en el psexise comespondencia,deliberada y biunivoce, ene las unidades le lz expresiGn y las del contenido. Modelo cuya simplicidad lo hace ideal, hasta tal punto que ciertos semidticos amedrentados no han querido ver, fuera de él, mis que las tinieblas de lo incognoscible Hay, no obstante, muchos otros modelos de relaciones entre entidades semidticas, obedeciendo a otras reglas y presupuestos, modelos de los que Eco (1975) ha suministrado una excelente nomenclatura. Sin precisar més aqui, digamos que en [a comunica- ci6n visual, la puesta en comespondencia es, mis a menudo, cual- quier cosa salvo biunivoca y puramente convencional. Es sin duda por esto por lo que los andlisis (todavia raros, a pesar del ntimero de trabajos que con més o menos desvergiienza © astucia se reivindican como pertenecientes a una Las calificaciones ‘de expresion son criterios perceptivos macros- cOpicos tales como /relaciones vivas/, /red de lineas tangentes/.... ¥ no tienen nada que ver con las «manchas elementales: de Odin. En cuanto a las calificaciones de-contenido, emanan ciertamente de los, iconos, pero provienen también de los elementos lingtisticos de la imagen, lo cual hace perder al anilisis, y a su resultado, mucho de su poder de persuasin: el corpus analizado es simpuroy, las image~ nes son leyendadas”, En el emparejamiento estudiado, Floch detecta, pues, una identi= dad de las calificaciones-en cada uno de los planos, y parece ser Io nomnal que el primero refuerce al segundo, que esté 4 su servicio, Es probable que la norma del género publicitatio sea, en efecto, una perfecta congruencia de la expresi6n y'del contenido, No obstante, se trata de una imagen enteramente construida, y. otras relaciones son posibles; de incompetibilidad, de independencia, de permuta- clon, etc. Si estas relaciones desviadas son ret6ricas, ge6mo se las reduce? ZY cémo funcionan a nivel de los sentidosr Un analisis del plano de Ja expresion conducido asi, zno deja ningon residuo? En otras palabras, ef todo del significante, cesta en su relacion con el significado, del que no seria mas que el Valedor? Es a esta paradoja, que-no es otra cosa que la afirmacién de la redundancia de.lo plas: tico con relacién a lo icénico, a la que conduce el método de Floch, tal como lo muestra Sonesson (1989) Nosotros no poclemos aceptar esia conclusion, ya que existe un signo plistico, y por consigniente, un significado plistico, ast como tuna interaccién. compleja entre. lo. plistico y lo ic6nico. Es esto lo que los capitulos Vy Vill tatardn de demostrar. » Esto es verdad igualmente para el ants de las composiciones de Kandinsky por el misono autor Desa en ef pintor sun pequeto lksioo de untcades ARS oss ey ee pcr is sus ellos de man ‘relaivamente Agofatva ain inerogtine sobre ko que en ext nas © sence got MAU ‘vlad Nos aperibinor aside ue, pars Hoch el nico y verdadero tador oe ls {eoniciad es lnghisice el flo de Ina ead, le exer Ge Kancasiy 0 de ot 45 3.4, Semidtica visual y semidtica de la lengua 3.4.1, Lo lingiifstico y lo visual E] problema de la selacién entre Jo lingiistico y 10 visual, mas que ef de una transposicién de conceptos de una disciplina a la otra, es el de la imbricacion de sus objetos. Podemos, en efecto, eeslimar que las informaciones que le Hegan ai receptor por, el canal visual son, en un momento dado, transcritas al cédigo del lehguaie. Se ha insistido a menudo —y Barthes en particular— sobre la primacia de lo lingiiistico. Un cierto nominalismo ingenuo quisiera que percibiéramos ciertos objetos simplemente. porque la. palabra que los designa existe. Sin negar la existencia de interferencias de ese género, y sin querer entrar en un debate cuya naturalezasseria filos6fica, es preciso, no obstante, sefalar que el movimiento inverso es iguaimente sostenible: la palabra aparece porque la enti- dad se impone perceptuaimente. De hecho, la verbalizacion no siempre se da por supuesta, ya que, por una parte, las informacio- nes espaciales deben recibir tina orden lineal para ser verbalizadas, ¥ por otra, los perceptos banales.y adquiridos ripidamente. por el nifio —por ejemplo, la exfericidad— no son nunca nombrados més que en fos metalenguajes bien elaborados, ‘De hecho, la idea propuesta por los literatos de que el lenguaje €s el codigo por excelencia, y de que todo transita por él mediante una inevitable verbalizacion, es falsa. Basta con considerar obras de fisica, de quimica, de matemiticas, de tecnologia, para constatar ‘que estén invadidas por esquemas.y por clbujos. 2Fs posible imagi nar un tratado cle zoologia sin dibujos* Podemos incluso dudar el que sea posible hacer comprender exclusivamente mediante el discurso, pongamos por caso la estructura quimica del DDT o la doble hélice del ADN. De hecho, la nocién de hélice no puede casi ser comunicada mas que a través de un dibujo o de un gesto, y la palabra hélice sirve simplemente para desencadenar la representa- Gi6n mental de esa configuracién. Por otro lado, el origen visual esti particularmente claro, ya que la palabra viene de -caracol La semidtica visuals, en la que hemos identificado una critica de aste disfrazada, es, debemos contar con ello, fértil en palabras en las que estalla este imperialismo de lo verbal. Domina toda la obra de Dora Vallier. sta, que parece ignorarlo todo de la fisica de los colo- res (confundiendo, por ejemplo, saturacion y luminosidad), asimila €l tridngulo cromatico al triangulo vocalico (1975). Pero, zen’ nombre de qué? {Por qué no al triangulo de Ogden-Richards, © al de las Bermudas? Encontramos este defecto en los trabajos de’ Louis Marin, los cuales abundan, sin embargo, en anilisis atentos y documenta: dos. En Détruire la peinture (Desiruir la pintura) (977; 28), la cues- tién es abordada de frente: «8s el lenguaje el interpretante. general de todos los significantes. Pero la pridente interrogacién da inme- diatamente lugar a la afirmacién de la fusién GYo eso de hacer un 6 discurso sobre el cuadro para Gnicamente prestar mi voz, mi. pluma al cuadro.). Fusién efectuada en provecho del lenguaje, como lo pnueba, en el anilisis de los Bergers d’'Arcadie (Pastores de Arcadia), el recurso a la gramética de Port-Royal. Fl primer Congreso interna- ional de Word and Image (Palabra elmagen, Amsterclam, 1987) ha permitido al crftico hundirse aun mas profundamente en su convic- Gi6n; todo lo visual reside en lo que podemos decir, y sus elementos mantienen en el cuadro las mismas telaciones que Jas palabras que los designan mantienen en la frase en la que se organizan Confusion que denunciaba con energia la escuela greimasiana®. ‘A. Moles (1972) expone la relacién entre lo verbal y lo visual de una manera a la vez mas prudente y més audaz, Mas audaz porque se aborda de manera sistemética, en un nivel microsemistico; mis pridente porgue el autor le da’ a su sistem el estatuto de una Ipdtesis. Recordemos que Moles jerarquiza los sobjetos. psicofis coss, los smosfemas. geométricos: (asimilables a los «geones» 0 siones geométricos- de Biedermann, 1987), luego los -abjetos signi- ficantes- y, por fin, las sfrases» y los sdiscursos», Pero esta termino- logia lingUistica lo extravia hasta tal punto que habla de las -funciones gramaticales de Ia imagen. Propone, asi, Ia hipétesis de luna verdadera matriz, de-traduccion iconica. En este cuadro, cada linea esta designada por un operador logico Gos -y, ‘por, etc), ¥ cada columna lo es por une sfuncién infralégica icénicas Gcontia- los, -contrastes, svaniaciones., etc.). Cada casilla de la matnz esta ocupada por un -coeficiente de congruencias, midiendo la facitidad con la que una expresiOn linglistica se presta a la iconizacién, Notemos el sentido de la relacion: zno habria sido tan pertinente lo inverso?.zel medi Ia.facilidad con la cual una sfuncion icénica» es verbalizada? Y cémo han sido identificadas estas -funciones# ‘También Amheim se ha preguntado si el mundo visible estaba modelado por las palabras (1973: 154-155). Estudiando las diversas teorias que estin a favor ce una primacia del lenguaje, las reduce a tres formulas, llamadas «introvertidas: 4@) sla manera con la que vemos se desprende de las costumbres del lenguaje-; '6) who hay ninguna Forma de pensamiento fuera de las palabras: y, por fin, la més extrema, formulada por B.-L. Whorf, que lanza aqui su thimo Sapir: ©) sla segmentacién de la naturaleza no ¢s més que un aspecto de la gramatica. En vez de estas formulas introvertidas podemos preferir, con Amheim, un objetivo més extravertido, que sera el de la psicdlogia de Ja forma, para la cual no son las palabras las que organizan, sino la percepcién, semiotizante, Ver el anfculo conn. de Greimas y Counts. No obetante, ext escucta tary esti al abngo de los deectos que dentine: ver acres de Soneston (1089: 155-1 g Esti bien claro que el lenguaje, estricit sensu, interviene en un momento determinado en el trabajo de la percepci6n®, lo veremos en el capitulo Il. Pero por el momento, nuestra reflexion dicta una doble acti- tad @ quien quiere aplicar el mét6do semictico a los hechos visuals: desconfiar de la verbalizacion y poner a punto cuidadosemente un modo de descripci6n que, particularmente, a) no haga perder a los significantes visuales su caricter bi o tridimensional, y &) no les isponga neces fd cronologio secuencil sino a taxes de ut ‘modelizacién controfada como In que ha sido presentada en § 3.4.2, Unidades y enunciados Esto nos conduce a un tema mayor de toda semiética, que es incluso una de las cruces de la semidtica visual el de la distincidrventre unidad y enunciado. Lo abordaremos mediante un ejemplo vecino. 1a definicién de la palabra es una de las cuestiones que, peri6di- camente, sacude’el universo de la lingiiistica. Son conocidas las, controversias relacionadas con nombres como Vendryés, Trnka, ‘Togeby, Martinet, Holt, Greenberg, etc, De esos trabajos se desprende ayeces una comiente @ favor del abandono de la nodén de palabra y de una relativizaci6n de la oposicién palabra-frase. A pesar de la soli dez, intuitiva de la noci6n de palabra, numerosos argumentos militan a favor de esta relativizaci6n, al menos en algunos contextos teéricos, Este debate ha alcanzado toda su importaricia en retorica, Ricoeur 975), por ejemplo, no puede, admitie que se restrinja la figura— y especialmente la metafora— a una substitucién de palabras: eso seria, en electo, encajonar fa ret6tica en.el dominio estrecho del sentido asignado a las unidades del obdigo. Ahora bien, para el fil6sofo, se tala también, y sobre todo, de tun fenémeno de significacion —o sentido en discurso-, implicando pues a la referencia, y tal problema no puede ser abordado mas que en el nivel del enuinciado*. De hecho, el reproche que Ricoeur dirige globaimente a todos los et6ricos contempordneos es ffcilmente fefutable en el cundro de tna teiérica gener, Hata nos muestrs, en efecto, (vEase Groupe fy, 1982: 214 8.) que toda figura hace intervenir tres niveles contiguos de articulacién, dde'los signos en a produccién de una figura y en su descodificacion. Estos tes niveles, que hemos llamado formador, portador y revelador, varlan segéin el tipo de figura. Asi, en tin retruécano, el nivel revelador es el de la palabra equivoca; el nivel portador, el del fonema (0 el de los fonemas) productores de equivoco; y el nivel formador, an més elemental, el de los rasgos distintivos modificados, en una metifora lexe- midtica, el nivel revelador es el del enunciado, el portador el de la pala- "Tests psicologlcos célebres, como el Thematic apercept hecho, en estos mecanismos de proyecclon, ™ ia justicaclén teorea de fal posicién se encontrar ficimente en Benveniste, ‘que distingve las unidades semiticas (@ signos) y las unidades seminticns (0 frases), tina verdadlera signieacion sélo aparece en un segunde mre n Test, se basan, de 48 bra (0 las palabras) y el fommador el del sema, Esti aro que la unidad de base de cada figura lingiistica no es fija. Lo que es necesario para hacer funcionar la figura es un contexto, cuya extension puede variar Esta larga digresion a propésito de la dificultad que existe para mantener el rigor de la oposicon palabrasfrise en lnguistica debe sugerimos la prudencia en el momento en que abordamos la hip uccesariy Woutenzan ube expUSICION eM esle cAINpO desc biendo en’ el ment las bases, de la percepcin temporal. No obstante, no se puede hacer esta ecogomia cuando se aborda desde al principio un sistema que no ha sidp ain estudizco en su especif cidad. Una semiologia general de los Signos visuales —tal como sera esquematizada en el capitulo Ifl— supone, pues, de antemano, el recuerdo de ciertas propiedades del canal visual, propiedades que tendrén una influencia decisiva en la manera con la que aprehende- mos las formas y los colores, y con la que los instituimos. como sistemas semidticos. 1. PRIMERA COMPARACION DEL. EENGUAJE Y DE LA COMUNICACION VISUAL 1. Correlacion de la codificacién del canal No hay que ver contradicci6n entre las proposiciones efiunciadas mas arriba, Recordémoslas: por una parte, es.e] primado del verbo el que le impondria al cédigo lingiiistico ‘una.de sus caracteristicas © Bao no es invalidado por los tahajos de los semitices que consideran separs- sdamente un senguaje fonéanico- y un venguaje gralemico- (ja rehahiitados por Li, Gelb y'J. Berd), los dos susceptbles de funciona, v4 sea Ge manera auténoma, 7a ‘coneomianse, en seno de uns sola y misma lengua (vease Catach, 19680), 52 mis esenciales, la linealidac por otra, la unidad de la linguistica no Se pone en enttedicho a causa de la posibilidad que tiene el mensaje lingifstico de actualizarse tanto en la sustancia fonica como en la grifica. Si la linealidad contintia siendo. un concepto cardinal, el-caricter discreto y arbitrario de las unidades del codigo permite hhacer abstracci6n de las condiciones de lectura 0 de descodifica- ci6n: Ia estructura semintica de un mensaje lingliistico es priictice- mente idéntica si llega a través de los canales auditivo © visual. Sus elementos, en su. transparencia, sélo sirven de relevos, pronto olvie dados pata acceder al c6digo. Por supuesto, Ia investigacion contempordnea ha refinado esta presentacion un poco seca, ha reservado un lugar mas acogedor a las onomatopeyas, ha revisado el principio.de arbitrariedad, ha demostrado la tabularidad de los enunciados, ha recensado las convergencias, asi como las incompa- tibilidades entre el sonido y el sentido... Los poetas, en particular, se han dedicado desde hace tiempo a stemmunerar el defecto de'las, lenguas:, pero lo esencial continda intacto, Lo importante aqui —y volveremos ms de una vez a este concepto— es que esta indiferencia a la sustancia esta ligada a lz arbittariedad, y que esta titima, a su vez, lo esté.al cariicter apremia- dor del cédigo, pues —y ahora, por un instante, dejamos de lado la discusién de la nocién que estamos tratando— todo el mundo estar acuerdo en afirmar que, el lengugje es. un sistema de, wansmision gatrechamente codificado, Todo lo que atafie a las modalidades de funcionamiento de ese cédigo, y en particular a los métodos que emplea para protegerse contra el ruido (discretud, posiciones de control, redundancia), se conoce hoy bien (Mandelbrot, 1957; Cherry, 1961). Se puede afirmar intuitivamente que esto no es asi en numero- sos sistemas semidticos, entre los cuales, algunos que transitan por el canal visual. En comparacién con el sistema linglistico, estos parecen particularmente poco codificados. Como mucho, se observa la emengencia de algunos sistemas en los que las unidades resentan raramente un nivel de estabilidad comparable con el del lenguaje, y.en los que las relaciones sintécticas en general perma- necen sin comparacién posible con el alto grado de-elaboracién lingistica® Esto va @ tener un cierto ndmero de repercusiones. La primera es el papel més reducido de Ias relaciones arbitrarias, lo que tendra como consecuencia ¢l caricter ligero del cédigo. La ‘segunda, corre- lativa, y que aqui nos interesara-mas, es la, importancia relativa de las particularidades impuestas al sistema por el canal * Pucsto gue algunes sistemas hipercodiicados, que movin signos arbta- feng rit por ete canal Tl exe no, pv eel, el Coigo de zculzclon 0 de los nmetosos logos que pueden set compandés con el eaguaje 33 1.2. Potencia y reduccién La primera particularidad del medio visual, que no dejara de tener incidencia sobre la comunicaci6n por este canal, es su poten- cia: permite encaminar 10° bits/segundo, es decir 7 veces mas que el ido. No obstante, esta enorme cantidad. debe ser considerable- mente simplificada y redueida antes de llegar a.eso que se llama la conciencia, que no,admite mas que de 8 a 25 bits/s¢gundo. (Francke, 1977). Aqui es donde se sittian totlas las adquisiciones de la Gestaitpsychologie, Ia primera disciplina que vio y analiz6 los procesos mediante los cuales se operaba este trabajo de reduccién, el cual incumbe a drganos andlogos a lo que hoy dia Ulamamos microprocesadores: procesadores, sensoriales que-tratan los datos, incluso antes de enviarlos al cerebro-o a. las capas:periféricas de: éste™, Las operaciones realizadas son esencialmente transformacio- nes de pattern; selecciones; una combinacién con informaciones gue vienen de la memoria (nos detendremos ms extensamente en esta tiltima operacién Nos contentaremos con anotar que las primeras transformaciones tienen por efecto transformar lo continuo en discontinuo Recordaremos que las neuronas del ojo son, de hecho, células aisla- das, que no pueden, pues, transmitir mas que puntos. Caracteres tales como la linealidad. y la -copacialidad., que nosotros ingenua- mente consideramos fundamentales en todo anilisis de la imagen, se releen, de esta forma, comd pyyas construcciones (simplificacio” nes) de nuestro aparato receptor. Un segundo tipo de transforfiacion debe igualmente rete- ner nuestra atenciOn; si admitimos que el sespesor del presente» es de 10 segundos, la conciencia s6lo pod manipular paquetes de 160 bits, y de vez en cuando podria set desbordada. En Tos casos de afluencia exageradamente répida de informaci6n, estén previstas ciertas sutinas especiales, cuya deseripcién es interesante ara nosotros, las cuales devuelven el consumo a un valor acepta- le. Estas rutinas son la abstracci6n, la seleccién o la concentracion en cierias clases (por ejemplo, el color.en vez de la forma), la utili- * Algunos de eos seria dsastos nue aden (§ 2.42). -* Behech, deberiames sprenir de tenis tos familiares y cotdianas como el grey Mclevin, Todo ef mundo sabe qu ly inagen de a pantalla nmol en ‘ene: ef l perience Ins ipresiones rinks ~propieeaa putamente senso ‘ats In que nos permite recenerulr el movimiento en lds fines ofdnaion, 0 cons {iuinio en los de dios animados. Igualmente, admirimos cat ola e1 que Una Penlla de television, en la que aparocen 625 lineas, now permite pecbirsupericies Eins pantalla de video contene 360.000 puncos 0 pele ) una dapositva de 26 en 16) ASA contiene INI), Bn estoe ejempias ef care tiene logor fuera dal Frome, Pero el ojo pracica tambien wn cot Semele Ia aston de es snp sexe 1 go kn atone lo puede hacen de rane acon, ‘ues cnc paso se sie ce un penodo de inkfbicion de 1a 2 milsegundes. zaci6n secuencial de las informaciones superabundantes, igual- mente, los montajes apropiados permiten la descodificacion de informaciones tridimensionales gracias a la visin binocular, @De qué manera estas transformaciones aportadas a la percep- cién bruta de los estimulos van a dar lugar a la elaboracion de constructos que parecen evidentes (como la linea, la superficie, el contomo, la forma, el fondo) y, mas allé de estos, a entidades tales como el objefo? Esto es lo que veremos en las siguientes divi- siones. 2, DEL ESTIMULO A LA FORMA 2.0. El sistema retina + cortex: un aparato activo El segundo limite impuesto por el canal a la percepei6n visual es de orden fisiol6gico. Si bien sabemos de la existencia de un espectro que cubre aprox madiamente 70 octavas —desde los rayos gamma, de algunas decenas de picometros, hasta las ondas hertzianas, que cubren miles de kll6- metros—, los Organos de recepcién visual son s6lo sensibles a una zona media que cubre una sola octava Gntervalo de. dos vibraciones, cuyas frecuencias estén en una relacion de 1a 2): es esta banda de ‘estimulos, que van de 390 a 820 nanémetros, la que actiia sobre noso- tros para’ provocar la sensacién de luz, por medio de un aparato Gptico que autoriza la proyecciéni de los. estimulos sobre fa superficie sensible que es la retina, Fsta, ya lo sabemos, se compone de dos tipos de células: fos bastones (pigmentados por la «ptirpura retinianad los conas. Estas células estin relacionadas con otras células que constitu- yen el nervio dptico, el cual llega al cerebro, Se puede, asi, hablar de sistema retinex-, compuesto de la retina y del cortex, 0 més simple: mente, del ojo y'del sistema de descodificacién asociado con él. este limite cualitativo se afiaden otros dos limites cuantitativos, El primero es la intensidad sensorial: existe un umbral minimo y uno maximo de la excitabilidad visual (el érgano receptor no se excita mds alld de un millonésimo de bujéa por metro cuadrado, y no se excita més de forma util ante un estimulo diez billones de veces mas intenso). #] segundo. es de orden temporal: la excitacion no ocurre mas alla de una cierta duracién en la emision del esti- mulo, duraci6n llamada tiempo titi Seria un error el creer que el sistema retinex es un drgano que registra punto por punto ¥ pasivamente los estimulos que lo excitan, A decir.verdad, si la imagen no fuera mas que un conjunto incoordi nado de puntos —y no es mas que esto cuando las radiaciones luminosas son proyectadas por la retina—, no jugaria el papel que Ia vision le asigna, Para utilizar una comparaci6n, digamos que no tendrfa mis interés que el que tiene una pantalla de television cuando no hay programa 55 Esto demuestra que es a nivel fisiol6gico donde, en cada unién centre fibras, es retirado el influjo que circula por las vias nerviosas, Este tratamiento consiste en integrar-otros datos a los que provienen de la excitacién de una terminacion nerviosa particular. Estos nuevos datos pueden tener a sui vez dos fuentes: pueden provenir ya sea de la excitaci6n de otras terminaciones nerviosas, ya de otras Zonas del ‘organismo que percibe. De esta forma, el sistetia retinex funciona rio como una suind de exctaciones elementles y yuxtapuestas fo suce- sivas), sino como uh todo. Se concibe ficilmente que esta¥sintesis tenga lugar a nivel del cortex, es decir, del sistema nervioso central Pero de hecho, es ya a nivel de la retina donde se establecen los enlaces: las células multipolares, cuyos axones constituyen-el nervio Sptico, estin, como su nombre indica, conectadas simulténeamente ccon varias célutas sensoriales en contacto con los conas y ios basto- nes, y funcionando ya desde ese momento como un sistema central Ademas, numerosas células de asociacién conectan todavia mis ‘estrechainente esta red, Mas adelante veremos qué funcién capital ‘cumplen estas conexiones en cuanto a la percepcién. 2.1, Primer percepto: el campo ‘Se comprende entonces mejor el fenémeno que la psicologia de Ja forma ha puesto excelentemente en evidencia: que la percepcion visual €s indisociable de una actividad integradora, Esta actividad puede ser llamada reconocimiento de una cantidad translocal. En otras palabras, nuestro sistema de percepcién esta programado para desprender simiinudes, es Si todas las terminaciones nerviosas son excitadlas de la misma manera, fa similltud seré total. En téminos de teoria de la informa- cién, Ia redundancia sera, pues, igualmente total, y la informacion, or consiguiente, nula. Eso es lo que muestra, entre otras cosas, la experiencia clisica de Metzger (1930), que habia colocado a sus suje- tos en condiciones tales que la luz reficjada por una pared tuviera una distribucion uniforme sobre toda la retina, La impresion sentida es, en este caso, no la percepcién de una superficie, como hubiéramos podido esperar, sino la de una niebla luminosa rodeando a los sujeros Por todas partes, en un espacio de distancias indefinidas. El Angulo solid que engloba Io que es visible por el ojo serii el campo, Senalemos ya que la densidad de las células sensibles es desi gual. Presenta un maximo en la zona central —la fovea—, de manera que dirigimos la fovea sobre la zona a escrutar: Las nocio- nes de centro, de atraccién hacia el centro y de periferia:estin, ues, ya prepatadas en el sistema ocular. 2.2, Segundo percepto: el limite Fl sistema es apto para despejar las similituces, pero también las diferencias, La diferencia es el primer acto de una percepcion organi- zada; desigualmente estimulado en sus diferentes sitios, el sistema percibe el cese 0 el cambio de la cualidad translocal: se pasa por ejem- plo del blanco al gris, Se hablar entonces de Hfmite (concepto que distinguiremas por el momento de la linea, del trazo y del contorno, {todas ellas nociones a definir més adelante). Precisemos esto: para que haya un limite, no es necesario que el paso de una cualidad translocal 4 otra sea brutal (en términos més precisos: que las desigualdades de estimulacin sean localmente proximas) ni que este paso esté violenta- ‘mente marcado (que las desigualdades de estimulacion sean cuantitati- vamente muy importantes). Son posibles una infinidad de intermedia- rigs entre el campo indistinto y el campo diferenciaclo, produciendo efectos que van del limite neto al limite borroso (degradado © cama- feo). Si examinamos de cerca un busto de mujer de Boucher o incluso el Aprés le bain (Después del harto} de Renoir, no existe. contorno neto fen la came de les personajes, y no obstante, forman figuras segrega- bles para nosotros. Vamos incluso a ver que no es necesatio que haya tuna -cerea> para que se pueda hablar de limite de una figura: basta con luna cierta proximidad para que puntos dispersos constituyan tal limite, Lo que habia descubiesto la Gestalipsychologie mediante una expe rimentacion externa, la bionica lo estudia hoy por medio de manipu- laciones neuroquirirgicas de una delicadeza extrema, De esta forma ‘empezamos a saber cOmo funcionan los procesadores sensoriales evocados mas arsiba, 2 fin de reducir el flujo de informacién, preser~ vando al mismo tiemipo lo esencial, En términos de teorfa de ta infor- maci6n, el problema consistia —tal como se recordaré— en pasar de un consumo de 107 bits (capacidad del canal visual) a un consumo muy inferior de 16 bits/segundo (capacidad de Ja conciencia). En ténminos de biénica, se enuncia asf: geémo alimentar el millon de fibras nerviosas del nervio Optico a partir de cien millones de oélulas fotosensibles de la retina? Si el cetille de Tos procesos atin no esta puesto al dia (se compone, por otra parte, de varios mecanismos distintos), el principal de ellos es hoy bien ‘conocido: se trata de la inbibicién cruzada, Cada célula fotosensible del ojo no se limita a ansmitir informacion a su neurona, sino que influye (mediante las conexiones laterales de las que hemos hablado) en 1a neuronas veci- nas, Esta influencia es una contrarreaccién que disminuye la sensibili dad de las células vecinas: se habla de inhibicién lateral. Asi pues, se ha podido probar, particularmente mediante la construccién de analo- gos eléctricos, que este sistema de inhibicion lateral acenttia Jos Contrastes. Imaginemox dos Organos perceptores: un ojo humano y tuna célula fotoeléetrica. Si hacemos barter dos campos yuxtapuestos —uno negro y uno blanco— por estos receprores, obtencremos dos respuestas totalmente diferentes (véase Ratcliff, 1973: 98). | b i | Ee ————— lS TOSS ncaa Toeiad | 5 L—__________» Disancia Distancia célula forcelécttica oe Respuesta muy diferente para los Respuesta casi igual para los dos campos y restitucion exacta campos uniformes (ya sean del frente abrupto. claras negros), pero fuerte exageracioa del frente: la linea es creaa, Figura 1. Acentuacion de 1g contrastes por el 0 YL Gérardin comenta; ‘Una superficie con iluminacién absohita- mente tniforme no contiene ninguna informacion; un comporta- niento en relacién con el universo exterior sobrentiende obligatoria~ mente que este Universo es Vatiado. Acentuando los contrasses, la inhibicién lateral favorece la percepciOn de esas variaciones y hace mis rico el universo sensorial (1968: 111), 2:3, Limite, linea, contorno Por nuestta parte, constataremds que esta estructura perceptiva crea Ja linea, e inversamente, que la linea dibujacla es un analogon dela sensacién de limite. Pero esto moviliza otto orden de fenomenos: los conocidos bajo el nombre de parecido, analogia, iconismo o mimesis Este importante concepto semistico ser ahorcado en el capitulo IV. 'No obstante, es aqui donde, debe intervenir la distinei6n entre el limite o la linea, y el contorno. Bl limite es un trazado neutro que divide el espacio (plano © no) 0 campo, en dos regiones, sin establecer @ prior! ningtin estatuto. particular para uno o para el otro. Ei llamar a los primeros figura y al segundo fondo es una decision que reposa Sobre ottos elementos (posicicnales; dimen- Sionales, ete.) que serin examinados més adelante, Esta decision 58 transforma la linea en contorno; el contorno €s el limite de una figse—~ Vibra pare dela figura. 1a linea puede, pics, tener dos estatutos, y 1p tnexads, en tanto que conto, @ cada urna de las dos regiones {que determina en el plano® 2.4, Fondo figura, forma 2.4.1, Fondo y figura Lo cual nos introduce a una nueva pareja importante de concep- tos: la figura, que se opone al fondo. Esta operacin de segregacion 1 dena de una oxganiaacion dlerencac del exp primero siendo, tal como hemos visto, la aparicion del limite). Seré Figura lo-que sometcremos a-una-atenci6n que implica un meca- fnismo cerebral elaborado- de escrutinio local (figura, pues, no-estd tomado aqui en sentido retorico). Sert. fondo lo que no sometere- mos 2 este tipo de atencidn, y que dé hecho ser analizado por mecanismos menos potentes de discriminacin global de las textt- ras". Los electos de esta oposicién son bien conocidos. Centrémonos en dos que tendrin su importancia en el estableci- miento de los cédigos visuales: 1 el fondo. panicipa del campo por el hecho de ser indiferen ‘ciado y, por definicion, sin limites; 2. el Ton parece ear dotado de una exsencia bale 1a figura, la ual, de ahi, parecer’ més préxinia del sujeto que el fondo. 2.4.2, De la figura a la forma Si la distinci6n figura/fondo constituye el segundo grado de or nizacion del espacio percibido, se deben distinguir dos modalidades Ge este proceso, de fas cuales la segunda es més elaborada que la primera y es aqui donde distinguiremos figura y forma. Toda forma 5 una figura, pero no a la inversa. Hasta ahora hemos definido la figura como el producto de un proceso sensorial que equilibra zonas de igualdad de estimulacién, Kunque muy sofisticado, este proceso es relativamente primitivo: el eiego de nacimiento operado © el animal reconocen tan bien como fl adulto educado la unidad perceptiva que constituye una mancha negra sobre un fondo blanco. Aqui hablamos de figura. iia nocién de forma hace, por st parte, intervenir la comparacion ta peninencia de esta observacién se reveard pastcularmente en el momento en que eatud’éinos le retrica Get cuadeo apitala DO, o en obras como Mere er ‘Frans CMtadre e Fijo) de Klee (ease nota 12 del capitulo VD, CMs concep de tenurt ser reexaminalo in tance « 3 y capil VD tas epesicenes zr foniigie y crn cali iacin gol deri seerclavizadas, 59 ~ entre diversas ocurrencias sucesivas de una figura, y moviliza, pues, a memoria, Se sabe que un ciego de nacimiento operado, si bien percibiri ef circulo y ef tsiéngulo, no ser4 capaz de distinguir estos dos tipo de figun antes de un cierto aprendizajc. No existe, pues, la forma haste que sca decretado que una figum se parece a otras figuras percibidas. Al mecanismo bruto de escrutinio local se le aftade un segundo mecanismo destinado al reconocimiento de Io que llamaremos tipo en el capitulo siguiente. 7 24.5. Origen de tas formas y figuras @uales son las fuentes de la elaboracién de-la figura y de la forma? Las que conciemen el estimulo son bien conocicas, Bs, por ejemplo, la proximidad. Tal como lo ha mostrado Gogel. (1978), Puntos dispersos sobre una superficie pueden ser pertibidos como delimitando una figura si estin relativamente proximos los unos de los otros; no son, pues, percibidos como figuras individualizadas, Io cual sucederia en otra dispersiGn, Una segunda ley de elaboracién es Ia identidad de los estimulos: los estimulos parecidos entre cllos son preferencialmente seleccionados como constitutivos de la figura, tal como lo muestra la experiencia clisica de Wertheimer 00.00. 90.:00. 00.40. en la que los circulos y los puntos"son percibidos como constitu: yendo columnas individualizadas. Mas tarde veremos todo el partido ue una retSrica de lo visual puede sacar de estas leyes de proximi- id y de identidad. Pero las fuentes de a figura no son suministradas s6lo por el estimulo. ¥ de hecho, :no se ve que proximidad y similtud son dos nociones exiremadamente elaboradas, que no pueden de ninguna manera yacer en el estimulo mismo? Se debera, pues, buscar también estas fuentes del lado del aparato receptor EI reconocimiento. de las figuras, asi como la atribucién de una forma (estable) a esas figuras, resultan de un sistema jerarquizado dle procesadores que trabajan los estimulos sensoriales retinianos. Estos procesadores son llamados extractores de figuras 0 de moti- vos (0 incluso detectores de manchas, o detectores especificos, clus- ter detectors en inglés). Se trata de células nerviosas que se ponen en funcionamiento tnicamente si el (1979: 80). 5.2. Del objeto al signo Pero es preciso ir atin més lejos. Del hecho de que los objetos son una suma de propiedades dotadas de permanencia, y que conducen la accién, se puede avanzar que esta nocién se acerca a la de signo. En cfecto, ef signo es por definicién una configuracién estable cuyo papel’ pragmatico es el de permitir anticipaciones, recuerdos © sustituciones a partir de situaciones. De. hecho, como hemos recordado, el signo tiene una funcién de devolucién que solo es posible mediante la elaboracion de un sistema, 4a funcion perceptiva alcanza pues, agul, la funcion semistica En Su fundamento, la nocién de objeto no es separable de la de signo. En cualquiera de los dos casos, es un ser que percibe y que acta quien impone su orden a la materia no organizada, transfor: mandola asi, mediante la imposition de una forma —la palabra forma tomada esta vez en sentido hjelmsleviano— en una sustancia Esta forma, al ser adquirida, elaborada y transmitida pos aprendizaje, es eminentemente social, es decir, cultural, Es un saber —una estructura cognitiva y ya no solamente perceptiva— el que nos garantiza la unidad de 12 hoja plegada en dos, de a misma manera que nos garantiza la diferencia de la vitrina y del especticulo que se uansparenta a través de ella. En sintesis, se ve que la percepci6n es semictizante, y que la nocién de objeto no es objetiva. Es, como, mucho, un compromiso de lectura del mundo natural En este punto de la exposicién, pasando de. las bases anatomofi- siologicas de la percepcion a la nocién de objeto, podemos, pues, elaborar un modelo global de la descodifiacion visual, con ayuda de conceptos tomados tanto de Ia semidtica como de la teoria de la percepcin. Esto serd el objeto del capitulo siguiente 6, RECAPITULACION La actividad cel sistema visual Co del sistema retinex) en sus dlimensiones, que son la,espacialidad, la textura yl cromatismo, permite explicar la produccién y Ia estructura de los perceptos 70 elementales. Rinde cuentas, desde antes que sea alegada la nocién de analogia o de mimesis, de ciertos caracteres de los cédigos semiéticos susceptibles de manifestarse en el canal considerado. Este sistema analiza, integra y organiza los estimulos, sobre todo «través de los mecanismos que son la inhibicton lateral y la extrac- in de figuras, Tanto en el plano de la espacialidad como en el del cromatismo 0 de la textura, estos mecanismos tienen por funci6n la de acentuar, por una parte, igualdades en la estimulacion (produc: cion de similitudes), y por otra, desigualdades (produccién de contrastes) Es asi como aparecen el campo, con sus caracteristicas espaciales la indiferenciaci6n), y el Hmite, el primero de fos cuales corres ponde al reconocimiento de una misma cualidad translocal (simili- tud), y el segundo 2 una modificacion de esta cvalidad (contraste) Esta distincién conduce a la oposiciOn figura-fondo, producto de la discriminacién © segregacién de dos 6 varias regiones del campo por el limite. La aparicion de este concepto da lugar a una modilica- cin del estatuto del limite (o de su analogon, la lined), la cual, tomada en Ia oposicién fondo versus figura, se convierte en contorno (o limite de una figura). Ia figura misma puede, a su vez, cambiar de estatuto cuando ‘cesa de ser ocurencia para convertirse en tipo, movilizando asi una actividad memorial: se hablara entonces de objeto. Este objeio puede conocer una complejidad creciente si, cesando de definirse en un plano estrictamente visual, es asociado a otras informaciones provenientes de otros canales sensoriales, con vistas a objetivos racticos. Esquematizando. mucho lo precedente, podemos representar los tres niveles superiores de fa elaboracion perceptiva-cognitiva segin el esquema siguiente: vel de estate serio tase empitea elaboracién ' sa 1 fara ceurrencia no nombrable | propiedades visvalos 2 torma tho Rombrane | propiedades vials 3.cber0 tp ombisble | propiedad vinales Ppopiedides no Sinus Cuadro I. Tres niveles de elaboracion perceptiva n SEGUNDA PARTE, g BR > Zz 2 9 2 g Zz 5 = 8 oO A a a =< yg 6 ° 5 Canfrowo IML Semidtica general de los mensajes visuales 1, INTRODUCCION: SEMIOTICA Y PERCEPCION 1.1. Hasta aqui nos hemos dedicado a precisar los mecanismos de ia sensaci6n, de la percepcion y del escrutinio cognitivo. Nada de lo que se ha dicho hasta ahora parece abordar de frente dos temas que arecen lgados. Bl primero es el de a. dstincién entre especticulos naturales y artificiales, oposici6n que parece caer por su propio peso, y cuya evidencia empirica es tal que contamina la mayor parte de los trabajos de semidtica visual. El segundo es la noci6n misma de signo, fundamento de toda semitica: zexisten signos visuales? ¥ si existen, cconstituyen una’ clase homogénea? ¢COmo se articulan? 2Qué hay de sus eventuales combinaciones sintagmaticas © paradig- maticas? Ha llegado el momento de indicar claramente la asticulacién entre los mecanismos cognitivos y la perspectiva semitica, pues |o expuesto hasta ahora no pretendia imponer ningtin sincretismo te6tico, sino muy al contrario. Pero situarse en la perspectiva semi6tica —es decir, estudiar la relacién entre el plano de la expresi6n y el del contenido, y plantear esta relacién como un objeto propio—, es también sreconocer que el estudio como tal de los acontecimientos de la vida fisica y emotiva es de la incumbencia de diversas ciencias humanas aut6no- ‘mas € independientes, No solamente la semidtica debe reconocer la dependencia en la que se encuentra con relacién a las hipétesis de la psicologia cognitiva o de Ia percepcién, o inchiso con las teorias del sujeto, como bases necesatias para sw propio trabajo, sino que debe también tener abiertamente en cuenta las hipétesis que utiliza ¥ aplicarlas sin desnaturalizarlas, puesto que éstas sirven de funda- mento a la construccion de sw propio objeto de estudio» (Saint- Martin, 1987: 110) Al recordar tales exigencias, confirmamos también nuestra pers- pectiva, la cual es la de contribuir al avance de una semictica’ par ticular. En efecto, muy pedagdgicamente, Umberto Eco distinguia en una covet oa bcd Eon fra de esky pase ser que inchiso la nica, de la somi6tica particular —que puede alcanzar el estatuto de una ciencia casi exacta— y de la semistica aplicada (por ejemplo la semiotica aplicada a la cftica Iveraria), ‘Queremos repetir aquf que nuestro propésito no es el de suministrar “trucos: que se apliquen mecénicamente a la lectura de emunciagos como las obras de arte, ni tampoco el de permanecer, con las manos bien limpias, en el nivel de las considéraciones epistemol6gicas: pretendemos situamos entre la semiética general y la aplicada, ‘No obstante, al igual que una semidtica particular, en. corolario, puede suministrar instrumentos para aquellos que se preacupan del anilisis de enunciados, esta semitica particular pod contrbuir a hacer avanzar la reflexion sobre un problema central de la semistica general. En efecto, en Ja medida en que se preocupa de la articula- Gidn entre un plano de la expresiGn y uno del contenido, tropieza con al irvitante problema del lazo que ve traba entre un sentide que parece no tener fundamento fisico y una estimulaci6n fisica que, como tal, no parece tener sentido Este problema del lazo entre Iqfisico y lo no fisico desborda evidentemente el marco de la semidtica como disciplina institucio- nalizada. Ha animado toda la reflexion filosofica occidental (véase ‘Boo, y ¢ continuacién Saint Marin, expozcn igualmente ese problema, pe-0 en Lerminos sin dada exigerttamente cise Se poua evocar a prblemiice gone. faide la emergencia de In sgnicicion en la expenienes humana lento lon Sami hos de Umberto Feo: “(Como se. pasa cle Una ealidad que no 8 lisa a Un conte run mater”, Como a senido, consnaceién expecta de una actividad mental, {ie existe, pues, ‘de eae lado ce ls epicermis, puede encontrar un veniculo Ge Exprsion‘a/tayés‘e fos elemenios de tipo mate, heteropeneo, extre0, aie coppone es ur elo ae poser une dinsocncauc po OH), 1, ln ci de Heo ess sneade de roporicion podia efdene. ‘ere serve ale par le coccinea elfen Ce cece, fe escribir como se pass ce on cimvlim materia a tng teaidad que noe acy sur ln conii, ligase at ene con oa Sting de ipo convencionalsa,invocando Sn acuerdo, una “Convencion prees tablecida enve sores humanos, ecient Ja coal ‘cuande yo profiero 4op sonidos ‘pars, es presen pensar en esa fata (en fanses, pornrre aneana, yea dhs hun too oer e757 as srr Tein Sie tole fhente al tenning de un proceso semdndco ¥ tecubre con un opaco velo as caps Guz prcceden ai convencon No cxplice doo ae hs cabo] Semi, clin Sen das esructras propss, nib que fs, nel nvel de le expreson, antes Se que iss eonsensos sean enablers Ca 16 Eco, 1987 y 1988), de PlatGn a Descartes, de Hume.a Peirce y del idealismo 4 la fenomenologia, Por otro lado, hoy dia ha sido replan- teado en términos nuevos por las investigaciones en inteligencia artificial. En lineas generales, dos posiciones extremas no-han cesado de ser ocupadas por aquellos que se han preocupado del asunto. La primera, siguiendo las huellas cel empirismo y de! beha- viorismo, es un positivismo que atribuye 2 los -objetos- del mundo material una existencia en si misma, y por lo tanto, el poder de determinar sus modelos, los cuales se limitarian a extraer €l sentido de Jo real, sentido de alguna manera inmerso en éstc. La segunda Posicign esti representada por el idealismo. Sin versar necesaria. mente en el croceismo, numerosas tesis contemporéneas permane- cen proximas a éste, rehusando todo lo que viene del mundo, natu. ral o construido, Al rechazar todo a Jos »objetos., el idealismo tmantiene que todo el sentido es producido por el hombre; y es el texto como resultado de la produccion progresiva de: senticlo- (Greimas-Courtes, 1979:-148). ‘Todo esta esta vez en los modelos. En esta via estaba ya Ugo Volli (1972), que recordaba enérgicamente que no hay -objetos- en el mundo: es la percepcién In que es semio- zante y la que transforma el mundo.en una coleccién de -objetos. Sin que pretendamos aqui dirigir el debate, admitamos que nuestra contribucién al problema de la formacién de sentido se inclina sobre todo a favor de la. interaccién® entre un mundo amorfo y un modelo estmeturante. Las ransformaciones. leonicas (capitulo IV, § 5) tienen un caricter real, incluso si la figura de Partida permanece siempre fuera de alcance, En el acto de la Percepci6n y en el proceso de reconocimiento que le sigue (ver mas adelante § 2) intervienen rasgos que poseen un cardcter real y objetivo. Por el contrario, las agrupaciones de esos rasgos nh unidades estructurales, que son 10 propio de le lectura humana, estin en cl modelo y no en las cosas (§ 2 y 3), En la imagen se liga, por consiguiente, un equilibrio interactivo entre lo que Piaget llamaba la asimiaci6n y la acomodacién 1.2. Las piginas que siguen tienen, pues, por ambicién el estable- cer hitos para la elaboraciéa de una teoria de los signos utilizando eslaglintericconisne contemporineo es, no obstante, ien diferente dal ce scates (en cuya torts figoraba un poco como un curso extrano), «ue pata Beatlo debie recur al elabarismo de is glencula pineal, Muchos autores, medgante niétodos y con voeabulavios que les son propos, hah Formulaclo consepoones que oe aproximan a ls nests. Por eeraplo, Claude Levistruise weuse Mergulor, 197 pasa Quien el uriverso entero, en su fealidad Fisica, ce signfieante: Ete signe eee slempre le mis. con reiacion al sigeifiade, y tal exces0 consttaye cn -igaiicaa Horan, cisponible para asignaciones de significado, Fahlande mac especticansents Gel ace, Lévi-Strauss fecuerda que te es li weremoracion de instante inaugural Gel Jenémeno del sentido, incluso que el ate se eabos inicamente en el deypester treoiante de uns probleme dels Sigfiacion.eporas snsaabies el era reamaclatlo Sin edsar— de intespectacion del universe de manera propia el canal visual. Propondremos primero un modelo global de la descodificacién visual, reuniendo en un esquema tinico los procesos ya descritos, Pero este modelo hari también aparecer el dinanismo del proceso que da sentido a los objetos de la percep- ibn. Marcaremos una pausa en las nociones de repertorio y de tipo ‘que, ligadas a las de feed-back, son fundamentales para apreciar la relacién de la que hablamos. ‘Mas tarde trataremos de tres temas importantes, que son: @) El problema de Ia articulacion de los signos visuales (§ 3). La perspectiva gestaltista que primeramente ha sido la nuestra puede, en efecto, hacer creer que él sentido se establece inicamente en los enunciados aprehendidos globalmente, mientras que la perspectiva semiética, a] avanzar la nocién de signo, postula la posibilidad de aislar este tikimo y de articularlo. De hecho, la dificultad que existe para conciliar las perspectivas holista y atomista es la que ha condu- Cido a Eco (1975) a diluir la nocién de signo ieénico en una »refor- mulacién« en la que las relaciones entre plano de la expresion y plano del contenido son pintadas a través de las metéforas »galaxia textual- y «nebulosa de contenido 4) La oposicion entre espectéculos naturales y especticulos artifi- ciales, que no es quizés tan esencial como lo parece para fundar tuna semiética de los signos visuales (§ 4). Let uposivion ente dos upos Ue signuy que se manifesta en el canal visual: el signo ic6nico ¥ el signo plastico ( 5). Esta tltima oposicion nos servirg luego de guia: en los capitu- los IV'y V propondremos ung nuews definicion de ls dos cases de signos en cuestién, y discutiremos los problemas particulares que plantean. No diremos aqui la titima palabra a propésito de todas las cues- tiones que acabamos de evocar brevemente. Por ejemplo, el problema de la articulacién interna de {os’signos visuales volver 2 plantearse mAs adelante, aunque en términos distintos, para lo plas- tico y para lo icénico; el problema de la semioticidad o de la no semioticidad de los especticulos visuales apareceri de nuevo, bajo nuevos términos, en los terrenos icénico y plistico, y lo mismo sucederé con el problema del tipo, del feed-back, etc. Pasaré igual a {fortioricon los problemas de retGrica 2, UN MODELO GLOBAL DE LA DESCODIRCACION VISUAL 2.1. De lo perceptivo a lo cognitivo, Si se intenta reunir en un esquema Gnico los mecanismos que dan lugar al reconocimiento de las formas de los objetos, obtendre- mos el cuadro Il, Vemos en él las etapas sucesivas por las que se 78 pasa de las entidades visualmente perceptibles, y de Jo que llamare- mos srepertorioy, al sentido global integrado’ conferido al objeto. Ahora bien, este proceso de atribucion de sentido es el resultado de los procesos de descodificaci6n, razén por la cual distinguiremos cuidadosamente lo que es cognitivo, PERCEPTO CONCEPTS Sensacion Repentorio anallzadores extractores analizadores miccotopogriices ‘de motive romiicos y mm | Y Tena Fomise cour | J y LL» toregrcion = OY @) v y Nivel ret UE3 iy E52 6) Uis5 ar Se P v v v UE, j~ unidades estuetrales (nivel |, nero Rs, Re = relaciones entve UE s- subordinacién & coordinactéa, P = propiedades globales ralor de las P| Cuadso TH, Esquema de un modelo jerarquico dela informacion perceptive EI modelo de Palmer, reformulado en el cuadro Ill, recurre a dos tipos de propiedades, cuya definicién, desgraciadamente, deja que desear. Las propiedades globales u holistas son walores cuantitativos segin dimensiones perceptivas, especificadas con relacién a un 89 cierto referente™.. Por ejemplo, el tamaiio de un ojo estars determi- faado por a tamaio de ta cabeza, Pero para nosotros, las propieda- des globales pueden basarse en algo diferente de las formas: pueden ser también propiedades de color o de textura. Estas propie- dades globales son de tipo intrinseco: yo identifico un dibujé de un ‘ojo porque presenta configuraciones espaciales que corresponden a las del tipo cultural que ¢5 el modelo del ojo (esta comespondencia plantea problemas, evidentemente, los cuales sern abordados en el capitulo siguiente). Se llaman globales. porque transciendep, en el nivel considerado, las eventuales subdivisiones de la unidad, Hacia abajo, las unidades estructurales son definidas por propie- dades aténiicas. Cada UE ..) se define por sus partes subordinadas G.) ¥ por las relaciones entre elas». (1977: 443). Por ejemplo, la cabeza es definida como el conjunto de dos ojos, una bocas tuna nariz, efc., colocades en tuna posici6n respectiva precisa. Estas propiedades atémicas son, en cuanto a ellas, extrinsecas, Hacen Intervenir la relacin entre varios elementos, particulamente las relaciones de subordinacion y de suprzordenacion, Asi, el que yo pueda identificar globalmente un signo como cabeza se debe a que tal estimulo visual esti situado en tal lugar en ese signo. Se les llama atémicas porque hacen necesariamente intervenir un proceso de descomposicién de la unidad en unidades de ua rango interior. 4 pesar de sus imperfecciones, sobre las que volveremos, cl modelo de Palmer constituye uu pun Ue paride clegante para el anilisis de los mensajes visuales, Observemos igualmente que el autor se cuida bien de subrayar que Ta degcomposicidn en unidades estruc- tura el acto de percepcidn ¥ no implica que las unidades estructurales ‘escogidas tengan una existencia real’en él estimulo: estin en el esp ritu, no en el mundo (1977: 471). El estimulo puede aceptar solamente diferentes orgenizaciones y las posee todas en un plano de igualdad 33. Discusion Tal como lo hemos dicho, el modelo debe ser corregido en algu- nos de sus puntos. Fxaminaremos sucesivamente las propiedades atmicas, las propiedades globules y el estatuto de las unidades estructurales. 33.1. La definici6n de. las propiedades atémicas es compuesta, debera ser mis elaborada para llegat a ser rigurosa. En el esquems constatamos, por ejemplo, la existencia de un tipo de relacion que creemos debe ser distinguido de los otros (representados aqui por las flechas horizontales): esté claro que una unidad puede set definida igualmente por sus zelaciones de coordinacién con las unidades. del % Palmer, 1977; 443, Se. veri mis adelante, a waves de wn ejemplo concseto (63332), 10 ale hay que entender por valor (dato presente igualmente en & ead ID. 90 mismo nivel, lo cual es, a la vez, distinto de una propiedad global y de una definicién por las partes subordinadas, o subordinantes. Por fin, podemos considerar un cuarto tipo de relacién, el cual hace intervenir, ya no el espacio, sino el tempo: la preordenacién. En efecto, sucede frecuentemente que los objetos visuales se presentan en secuencia, y gue esta secuencia eleva el nivel de la redundancia: tal circulo puede ser asociado al tipo cara porque figura en una secuencia de otras formas, cuyas propiedades globales hacen percibir necesariamente como caras. 3.3.2. Las llamadas propiedades globales no son, quizas, tan globa- ies como parecen, ¢ implican un cierto grado de anilisis: es preciso, para captarias,inventarar estas dimensiones percepiivas que Palmer presenta de forma mas bien empftica y desordenada El estatuto de las propiedades atémicas —-extrinsecas— parece ser estable y univoco: la coordinaci6n de los dos ojos y su subordi- nacion en [a cara son relaciones permanentes que pueden describirse con precision, Por el contratio, el estatuto de:las propiedades globa Jes —intrinsecas— aparece como muy diferente. Partamos de ejem- plos dados por el mismo Palmer: propiedades tales como -elonga- Gin, sredondeado,, que toman para tal unidad estructural un valor determinado (por ejemplo, para velongacions, un valor de la relacion Iongitud/anchura), Constalamos que estos valores son posiciones a roposito de lo que se podria lamar vejes visuales- (por analogia con [es'Sjes desctios por la seméntica ling@istiea). Esta por hacer el inventario de estos ejes, en el que probablemente encontrariamos: — extension relativa — anguloso/redondeado — alargado/techoncho [Asi pues, los mismos ejes se encuentran en todos los niveles, en donde cada vez se les asigna un valor. Estos valores son, pues, perfeciamente componibles, y proporcionan una propiedad verda- deramente global. La oposicin de las siluctas globales de un insecto ont6ptero ¥ de un escarabajo se basa sobre tales composi- ciones, pues en los dos casos el valor del eje -elongaciGn: es la misma en cada nivel (elevado para el insecto ortoptero, menor para el escarabajo): el esquema general del ortéptero es alargado, pero también el de sus patas, el de sus antenas, etc.; el escarabajo 5 rechoncho, pero también Sus élittos, su trax, su abdomen, etc. Cuando, por el contrario, el valor de un eje visual difiere fuerte- mente a cada nivel, Ia composicién resultante no hace emerger luna propiedad global caracieristica: este eje participa s6lo débil- mente en las propiedades globales. Esto es lo que muestra el ejemplo extremo fabricado a continuaci6n, en el que la‘ unidad englobadora pose una relacién de elongacién 1/1, mientras que las unidades englobadas poseen todas una clongacién clevada: o Asi, parece (aunque esto deba ser conlirmado primexamente ‘mediante experimentos cuidadosos) que las propiedades intBinsecas son en realidad combinaciones, integraciones o sintesis parciales de ropledades de un orden superior, es decir, situado mAs abajo en el cuadr Se puede, asi, concluir que las tinicas propiedades objetivamente descriptibles son las propiedades extrinsecas (atémicas), y que las propiedades. intrinsecas (globales).constituyen sintesis subjetivas siempre parciales, movedizas e hipotéticas. 3.3.3. Todo esto no deja de tener repercusién en el estatuto de la tnidad estructural misma, que por fin ¥amos x uni Gon la nocon de po. En cl examen ce un especidculo, natural o ancl, lo que primero se le da a los sentidos es un manojo de estimulos elementals. Su examen es generalmente muy ripido, pero pademos, no obstante, \dentificar las fases sucesivas. tin el primer momento del andlisis de la imagen hay un rechazo 2 la integracién; tnicamente tienen derecho a funcionar los detectores de formas, de texturas y de colores. La segre- gacion de las unidades estructurales*es posterior, y resulta de la inte- gracion de estos rasgos (formas, texturas, colores), en conformidad con un tipo del repertorio. Estas integraciones son siempre conjeturales: siempre susceptibles de ser atacadas mediante la puesta en funcién de un esquema jerarquizado més econémico y mis completo (que inde cuentas de una mayor cantidad de rasgos), Puede haber varias oscila- cionest antes de que la integracién se equilibre en un modelo de lectura determinado y estabie, Unicamente en ese momento los esti- mulos elementales o rasgos adquieren el estatuto de determinants, ples su presencia es, entonces, la manifestacion del ripo, Podriamos describir de manera esquematica el proceso de anilisis que conduce a la identificacin de un tipo: presencia del « Para aimentar este debate, sealers que Palmer ha mostado que la lecnra <éel campo Vial procede de lo bal hacia 1s Ioeal en oar plas gue rises se petciben las peepiedades de conju, fsa tints pueden leplaieo de ne ¢ tively no se ven obligadas a Volver tomar todor ie niveles 2 boedinadoe, Ba ch ‘emplo anterior, fa composiién eon emergence una propiedad soba es pocble 5 consideramos la bora, In naz los cos, pero se para 4 rvel Ge la UE cas: No se debe peearerf arebonder de said sulunes esas e te honey con, pti co ee satis as gence bistable fos oben ales, les 92 rasgo T, + hipétesis: tipo 1, que incluye T, a titulo de determi- nante D, ~> implica presencia suplementaria de D,, Dy... ~> yuelta a los rasgos para verificar esta presencia — decisién si 0 no, eteé- tera, Podemos afirmar —y esto deberia clausurar los debates a propé- sito de Ja relacin entre Io perceptual y lo conceptual— que tinica- mente los deierminantes son steales-, en el sentido en que existen fen. su interaccion con nuestro sistema nervioso periférico. Por el contrario, las unidades, estructurales contintan siendo conjeturas semidticas, constructos® 3.4, Sintesis El conjunto de nuestras observaciones conduce a una nueva formulaci6n semidtica del esquema de la informacién perceptual. Ponen el énfasis en Ia relacion dialéctica que se establece entre unidad y partes de unidad. En efecto, cada unidad o parte de uunidad solo tiene valor a causa de su posicion en un enunciado visual, Mantiene, pues, felaciones que pueden ser de cuatro clases: coordinacién, subordinacién a una unidad de nivel superior (estos dos tipos de’ relacion dan lugar a las llamadas propiedades atémi- cas), supraordenacién (con relacion a unidades de nivel inferior) y preordenacion®, Estas relaciones proven las llamadas propiedades giobales. Estas relaciones determinan las propiedades de las unidades segregadas. Llamaremos determinante a toda unidad que confiera una propiedad a otra unidad de un rango superior, Mis arriba habfamos distinguido dos clases de determinantes: los intrinsecos y los extrinsecos, Tanto la critica de la nocién de propie- dad global como la nueva formulacién de todas las propiedades en términos de relaci6n parecen relativizar esta oposicién, Sin embargo, la distincién sigue siendo itil para dar cuenta de las diferentes posi- ilidades de identificaci6n de una -unidad estructural —en alguna forma de redundancia de una con relacién a la otra—, Un sojor puede ser identificado porque tiene la forma de un ojo Gletermi- ante intrinseco que provee una propiedad global) 0 porque esta situado en el lugar det ojo en la unidad ca Una unidad dada: puede ser identi y que noes. sto cobrard toda su importancia en el momento capea de dae resimonio de los especticulos mimeticos, mientras que ts nocios ce ‘DBeto- parece desigaar el lngar de los espeezicilos naturales? 95 del estudio de la percepci6n —lo cual es bastante evidente—, ni en el de la semiotica —lo cual lo es menos. Evidentemente, no podiamos introducir una diferencia entre especticulos naturales y espectaculos artificiales mientras tomaramos en cuenta tinicamente los procesos de percepcidn: tales procesos actéan de la misma forma en las dos clases de especticules, y ya se trate de ser sensible a los estimulos que identifican el objeto caballo ©. los que remiten al objeto escultura de caballo, los meganismos Sescritos en el cuadro reeapitulativo Il aciéan de la misinamances Fsto da incluso origen a ciertas dificultades en la definicién dei signo i¢énico: veremos que un mismo objeto empirico puede tan pronto tener el estatuto.de significante, como el de referente, y que dos objetos pueden ocupar sticesivamente estas dos posiciones; no son, putes, aunea los criterios perceptuales los que permiten détidir ‘cudindo un objeto tiene tal o cual estatuto. 42. Pero incluso'en el plano semibtico, no esté claro que debamos privilegiar los espectéculos artficiales Este e5.el problema central. del debate suscitado por la escuela fancionalista entre «semidtica de la significacion- y -semidtica de la comunicacién. Recordaremos ahora las caracteristicas generales de ese debate. La linea de separacién entre las dos escuelas seria la siguiente; para los partidarios de la semiologfa funcional, el objeto de nuestra disciplina esta constituido exclusivamente por el conjunto de los shechos perveptibles asociados a estaclos de conciencia, produci- dos expresamente para hacer conoger estos estados de conciencia y para que el testigo reconozca el'destino» (Buyssens, apud Prie- to, 1968: 94). Estos instrumentos son los que llamamos “sefales’, cuya funcién consiste en la transmisin de mensajes: a los otros iembros de un grupo humano (Prieto, 1966: 9). Frente a esta semio- logia de la comunicacion, otros investigadores extienden su campo a todos los hechos de significacion, por ejemplo, a.la moda. éTiene algin fundamento esta dicoromia, avalada facilmente por el sentido contin? Sus consecuencias son grandes: para los que la proponen, indicaria un orden de prioridad en la investigacion, priosidad que coresponderia a la semioiogia de la comunicacién: ésta podria encontrar tn apoyo importante en las adquisiciones de Ia linguistica, Y Gnicamente’a contintiacién, y basindose en ella, podria edificarse luna eventual semiologia de la significacién (de la que cabria pregun- tarse si realmente merece el nombre de semiética). La semidtica de la significacién proporcionaria, en efecto, modelos mucho mas apropi dios que los de la lingtistica, de la que se ha inspirado hasta ahora, no sin problemas. No obstante, esta segunda etapa ha sido pura y simplemente suprimida en la mente de ciertos seguidores de la semio- Jogia funcional (asf, Martinet, 1973: 1, considera su posibilidad, pero —y esto da lugar a’ una laguna significativa— no vuelve hiego Ai una sola vez al problema). Para ellos, una semiologia de la significacion aparece como una disciplina imperialista, la cual pierde su especifici- Nee ee ee esse eC DCeCPeoLeLLLLL ee dad a medida que extiende sus fronteras, y en el mejor de los casos, termina por asimilarse con la epistemologia. Pero vemos inmediatamente lo que seria una semiologia de la ‘comunicacion: estricta: s€ reduciria al estudio de las insignias de los ‘gnidos del ejército, a las sefales de trifico y a algunos otFos cédigos hacia Jos que, también es verdad, se puede sentir cierta estima y cierto interés, En todo caso, se privaria del estudio de los indices y le rehusa- ria el derecho a la existencia a una parte importante de la pragmiatica actual, Pero hay més: mediante una demostracion a través de Io absurdo (véase Klinkenberg, 1979)-puede demostrarse que los esque- ‘mas mas rigurosos de la semitica de la comunicacién se basan en la intervencién subrepticia de hechos que, sin embargo, dependen supuestamente de la semidtica de le significacién: incluyen, en todo caso, ina consideracién implicita del contexto considerado como un, sistema estructurado, Existe, pues, un fundamento para invertir el orden jerirquico propuesto mas arriba: la semidtica de la significacién es una de las condiciones para que una semiética de la comunicacién completa y rigurosa pueda llegat a exist. Uno de los puntos més fragiles de la teoria de las dos semiéticas 8 la nocion de intencién, G. Mounin lo subraya con vehemencia: “Toda semiologia correcta se basa en la oposicién categorica entre los conceptos cardinales de indice y de sefial (1970: 13), definiendo sefal como un «indice attficial, es decic, como un hecho ‘que provee tuna indicacion.y que ha sido producido expresamente para esto @rieto, 1966: 15, seatin Mounin, ibid). Vemos, pues, qué la oposi- cién natural-artficial se basa en la oposici6n intencional-no intencio- nal, de la que hemos mostrado su carécter poco operativo (fuera, or supuesto, dle estudios como los que serin evocados en § 4.3.) Podemos, pues, sitvar en su lugar adecuado estas oposiciones. s la sociedad ‘nos ofrece artefactos visuales cuya funcién es clara- mente Ja de significar (escultura, cuadros abstractos, fotos, planos) esta funcién existe igualmente en el caso de abjetos tales como puestas de sol, arboles, piedras, heces, agua, ES necesario, y sufi Gionte, que e808 Objetos sean introducidos por alguien, incluso furti- vamente, en un proceso de semiosis cualquiera; lo cual, en cierto modo, los vuelve artificiales. La nocion de intencién se ve, de repente, reemplazada por la de proyeccién: proyeccién del receptor sobre una serie de hechos fisicos a los que da sentido. CEsta ¢s la teoria de la Jectura activa, que siempre hemos defendido). De forma que existe sistema semistico cuando un receptor postula un valor diferenciador en una serie de objetos*. * 1a oposicién empfica, y confusa, de especticulosantifcales versus espectica. los natures, debecs ser sibutida por tina opesieon de eapecticulos (eribtcas) fyaus sensaciones (no semi6ieas). Sel expectieulo es aquello que se hace pars ser timo, enfonces, hablando con propiedad no existen especticulos naturales 7 j 43. Pero de la misma manera que, una vex refinada, la oposicion intencional/no intencional permite desarrollos interesantes a propo- sito de la manipulaciOn, la astucia, la mentira, la seducci6n, y permite el analisis de las estrategias de tos personajes en el teatro, en el dialogo novelesco, etc., la oposicién artficiai/natural no esta desprovista de toda pertinencia cuando descendemos a nivel de la desenpeiéa deta- ada de los sistemas visuales, y esto, al menos, por dos razones. El feed-hack, actuando en el mecanismo de la descodificacion visual, es tanto mas activo cuanto mis potente y estructuraglo sea el repertorio de tipos. Asi pues, la.distincién misma entre especticulos naturales y especticulos autificiales parece ser de naturaleza cultural depende de la aceptacién social de equivalencias forzadas sensorial- mente (acepto que tal superficie plana téctil uniforme y cubierta de manchas negras y grises y de zonas blancas —la foto— valga por tal objeto tridimensional, tActilmente heterogéneo y cromaticathente vvariado: aceptaci6n altamente elaborada). Esta distincién parece refor- zar la potencia del repertorio y, en consecuencia, actuar sobre el fend- meno del feed-back. Podemos prever que el mecanismo de percepcién de los especticulos artificiales se verd afectaco por fenémends cualitati- vamente distintos de los que hemos descrito hasta aqui. Las miiltiples ‘écnicas de produccion de artefacios visuales son, pues, susceptibles de enriquecer el repertorio de las formas de In expresion y de las formas del contenicio de los signos viswales, De ahi el privilegio que les conce- demos de buen grado, para qa no se les debe por esenccia Por otro lado, ciertas familias de signos visuales pueden hacer el papel de indice, dandole un estatuto semistico al espacio designado ya lo que se encuentra en él. EXe es el caso, particularmente, de los cuadros, de las peanas, de Tas etiquetas, etc", Estimulos que situaclos en otro contexto no hubieran sido inducidos en este proceso de semiosis, son de alguna forma arrancados del mundo Concebido como natural y pueden recibir nuevos valores. De hecho, €s asi como se constituyen numerosos signos plisticos a los que ahora debemos referirnos, 5, UNA DISTINGION FUNDAMENTAL: SIGNO PLASTICO Y SIGNO ICONICO 5.1, Qué no hay de signo visual® Una de las categorfas a Ja ver mas aceptadas y mas discutidas en semiética visual es la del icono; todos los diccionarios estén de acuerdo en que los iconos son -aquellos signos que estin en rela- cion de parecido con la realidad exterior (Dubois et al, 1973: 248). ease el capitulo X: A peste de los telos de ngesti libso y del pacigenfo 3, Pero ~y esto se sabe desde Balzac ls tslas de los byes soa a miesudo importores descarsdos- 98 Dejemos de lado por el momento los importantes problemas que plantea esta definicion (que deja creer en ‘a validez de la tesis

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