JUSTICIA SOCIAL

La iglesia no puede darle a espalda a la injustica social, y menos aun, callar ante
aquellas medidas que violenten los principios cristianos de libertad y derecho. Como
profeta, denunciamos el pecado, y sealamos lo incorrecto, sin inmiscuirnos en
poltica o violencia. La palabra griega cuando se habla de justicia es krisis (palabra
que al latn pas como crisis, y de aqu al espaol). Jess la uso para decirle a los
fariseos que olvidaron, tanto la justicia con los oprimidos, como el amor a Dios (en
este sentido, Lc 11, 42) explotando la fe. Cuando Jess pide a sus discpulos que
sean perfectos como el Padre (Mt 5, 48), en realidad les est pidiendo que sean
misericordiosos como l mismo lo hace (Lc 6, 36; St 5, 11). Este aspecto de la
misericordia incluye la capacidad de hacernos prjimos del otro, como en el episodio
del buen samaritano (Lc 10, 25-37), o de perdonar. Quin es el prjimo? El
prximo. Hacer justicia entonces, es ser compasivos como Dios lo es con nosotros
(Mt 18, 23-35) y socorrer al necesitado, siendo desprendido y solidario.
La palabra justicia aparece muchas veces en la Biblia, pero va adquiriendo
mayores alcances hasta llegar a Jess. Cuando el Seor nos habla en el Sermn
del Monte declara enfticamente que Felices los que tienen hambre y sed de
justicia, porque sern saciados (Mt 5, 6), en este texto est utilizando una palabra
(dikaiosyne) que hace parte de toda una terminologa en el Nuevo Testamento. La
volver a utilizar para advertir que si nuestra justicia no es ms perfecta que la de
los fariseos, no entraremos en el Reino de los Cielos (Mt 5, 20), lo cual se
mencionar de nuevo ms adelante. Con la misma palabra en griego, Pablo nos
pide llevar una vida de rectitud (1 Tm 6, 11).
No podemos imponer una justicia social a un mundo dominado por el prncipe de
las tinieblas, en donde reina el pecado, pero dentro de la Iglesia y hacia afuera, en
nuestra comunidad, debemos ser ejemplo de justicia, la cual se revela cuando
amamos al perdido y socorremos al necesitado. Tambin nos compromete para
denunciar abiertamente el pecado, aunque este legalizado dentro del sistema social
imperante.