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Guerra de los Cien Años 1

Guerra de los Cien Años


Guerra de los Cien Años

Batalla de Crécy (1346)

Fecha 1337–1453
Lugar Principalmente Francia y los Países
Bajos
Victoria pírrica francesa
Resultado

Beligerantes

Inglaterra Francia
Borgoña (cambia de bando en Castilla
1434) Escocia
Portugal Génova
Bretaña (cambia de bando en 1435) Corona de Aragón
Mallorca
Bohemia
Navarra (salvo cambio de bando esporádico)

Guerra de los Cien Años

Guerra de los Cien Años (1337-1360) – Guerra de Sucesión Bretona – Primera Guerra Civil Castellana – Guerra de los Dos
Pedros – Guerra de los Cien Años (1369-1389) – Guerra de los Cien Años (1415-1429)
Guerra de los Cien Años 2

La Guerra de los Cien Años fue un prolongado conflicto armado que


duró en realidad 116 años (1337-1453) entre los reyes de Francia y los
de Inglaterra. Esta guerra fue de raíz feudal, pues su propósito no era
otro que dirimir quién controlaría las enormes posesiones de los
monarcas ingleses en territorios franceses desde 1154, debido al
ascenso al trono inglés de Enrique Plantagenet, conde de Anjou y
casado con Leonor de Aquitania. Tuvo implicaciones internacionales.
Finalmente y después de innúmeros avatares, se saldó con la retirada
inglesa de tierras francesas.

Orígenes del conflicto


La salvaje rivalidad entre Francia e Inglaterra había comenzado ya en
tiempos de la Batalla de Hastings, en la que el duque francés Guillermo
de Normandía (Guillermo el Conquistador o Guillermo el Bastardo) se Enrique Plantagenet
adueñara de Inglaterra (1066). Ahora los normandos eran reyes de una
gran nación, y exigirían al rey francés ser tratados en consecuencia. Pero el punto de vista de Francia no era el
mismo. Los duques de Normandía siempre habían sido sus vasallos, y el hecho de que hubiesen ascendido de su
ducado a un alto trono en un país "lejano" no tenía por qué cambiar su sumisión tradicional a la corona de París.

Primeras escaramuzas
A mediados del siglo XII, los duques normandos fueron reemplazados por la dinastía Anjou, condes poderosos que
poseían grandes territorios en el oeste y sudoeste de Francia. El importante rey Anjou inglés Enrique II era de hecho
más poderoso que su supuesto señor (el rey de Francia), porque gobernaba un imperio mucho más rico y productivo.
Ricardo (n. palacio Beaumont, Oxford, 8.9.1157 - m. de heridas recibidas durante el asedio a Châlus, Francia,
6.4.1199), sucesor de su padre en el trono, conocido como "Ricardo Corazón de León". (http:/ / es. wikipedia. org/
wiki/Enrique_II_de_Inglaterra)

El Tratado de París
Enrique III (1215-1270), ascendido al trono inglés siendo muy pequeño, trajo consigo un período de zozobras y
temores, que desembocó en el catastrófico Tratado de París en 1259. Enrique renunciaba formalmente a todas las
posesiones de sus antepasados normandos y a todos los derechos que pudieran corresponderle. Esto incluía la
pérdida de Normandía, Anjou y todas sus demás posesiones salvo Gascuña y Aquitania, que había heredado por vía
materna. Estas dos regiones quedaban sometidas al homenaje, una especie de pago, renta o tributo que Enrique
otorgaría al rey francés para conservarlas.

Eduardo I
El hijo de Enrique, Eduardo, no se conformó con esta situación de sometimiento: construyó una base de poder
militar y económico muy superior a la de su padre y quiso colocar de nuevo a su corona en una posición de fuerza en
el continente. Inició hostilidades contra Francia (que duraron cuatro años: de 1294 a 1298) pero, más dedicado a
consolidar su poder en el interior de la propia Inglaterra, no hizo nada más respecto de Francia. Tenía razón: apenas
fallecido Eduardo, otro lapso de convulsiones azotó a Inglaterra. Una Escocia fuerte, motivada y organizada,
conducida por Roberto de Bruce, la derrotó en varias oportunidades y derrocó y mató al sucesor de Eduardo,
Eduardo II.
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La Guerra de San Sardos y Enrique III


Entre 1324 y 1325 se produjo una nueva guerra entre Inglaterra y Francia, conocida por los historiadores como
Guerra de San Sardos por el poblado donde tuvieron lugar las principales acciones. La corona inglesa pasó pronto a
manos de Eduardo III, que era sólo un niño, pero a pesar de todo no estaba dispuesto a dejarse vencer con tanta
facilidad. El rey de Francia, Carlos IV murió, como sus antecesores, sin dejar heredero varón.

La maldición de los Capetos

La muerte de Carlos IV era el fin de la poderosa y prolongada dinastía


Capeto. Había sido fundada por Hugo Capeto en 987, y había dado una
larga serie de poderosos monarcas que incluía a Luis VI, Luis VII y
Luis VIII, todos ellos comandantes en las Cruzadas.
Luego de la muerte del rey siguiente, San Luis, orientador y
comandante de la cruzada contra los cátaros, la dinastía Capeto tuvo
aún otro poderoso rey: Felipe el Hermoso. Con él comenzó la
decadencia: Felipe destruyó a la antigua y noble Orden del Temple,
llevando al juicio y a la hoguera a muchos de sus dirigentes, en
especial a su últmo Gran Maestre Jacques de Molay.

La tradición cuenta que De Molay, de pie sobre las llamas que lo


consumirían, maldijo a Felipe el Hermoso, al Papa y a la familia
Capeto, profetizando su pronta extinción y olvido. En efecto, Felipe IV
murió en 1314, en el curso del mismo año de la ejecución de los
templarios. Tenía tres hijos. El mayor, (Luis X el Obstinado), fue
coronado en agosto de 1315 y murió a los pocos meses, mientras su Luis IX de Francia (San Luis)
esposa estaba embarazada. El niño recién nacido iba a ser coronado
con el nombre de Juan I mas, en razón de su corta edad, recibió como regente al hermano mediano de su padre,
Felipe. El pequeño murió siendo un bebé, por lo que se lo conoce como Juan el Póstumo. Así, su tío Felipe debió ser
coronado de inmediato bajo el nombre de Felipe V el Largo. Este rey débil y de pocas luces falleció casi
inmediatamente. Le sucedió entonces el tercer hijo de Felipe el Hermoso (y por tanto hermano pequeño de Luis X y
Felipe V): Carlos Capeto, que reinó bajo el nombre de Carlos IV.

La supuesta maldición de los templarios terminó de cumplirse el 1º de febrero de 1328 al fallecer este rey sin
herederos. En apenas 14 años y luego de cuatro breves reinados, la dinastía de los Capetos se había extinguido.

La guerra
Los hijos de Felipe el Hermoso (Luis, Felipe y Carlos) tenían una hermana llamada Isabel (la "Loba de Francia"),
que era a la sazón la madre de Eduardo III de Inglaterra. El joven rey, de tan solo dieciséis años, pretendió reclamar
su derecho al trono de Francia apelando a esta circunstancia. Muertos sus tres tíos sin herederos, y muerto su primo
siendo un infante, consideró que la corona francesa debía pasar a su madre y, a través de ella, a su propia testa. Por
supuesto que Francia no estaba de acuerdo. Los franceses invocaron la Ley Sálica, que impedía la transmisión de la
corona a través de la línea femenina. Para evitar que Inglaterra se devorase a Francia por culpa de un tecnicismo
legal, decidieron que la corona recién abandonada por los Capetos pasara al hermano menor de Felipe el Hermoso (y
tío de Luis, Felipe V y Carlos): Carlos de Valois. Pero corría 1328, y Carlos había muerto tres años antes. De ese
modo, correspondió según la teoría francesa coronar al hijo de éste, Felipe de Valois, bajo el nombre real de Felipe
VI. Este fue el primer monarca de la dinastía Valois, que se apropió de Francia por un accidente y sin que Eduardo
III pudiese hacer nada para evitarlo. Ahora, correspondía que Eduardo rindiera (y pagase) homenaje al orgulloso
Felipe por sus exiguas posesiones, las pocas que aún conservaba en Francia.
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Homenajes y refugiados
Como es comprensible, Eduardo no se sentía feliz: no le parecía lógico pagar a Felipe un homenaje por tierras que
habían pertenecido a sus antepasados desde hacía siglos, y además pensaba que él mismo tenía el derecho de su lado
para ser soberano de Francia. De este modo, se veía a sí mismo como un rey derrocado en Francia al que, además, se
le obligaba a pagar tributo al usurpador por el uso de sus propios territorios. La situación no podía durar. Encontró
por fin el modo de dañar a Felipe: uno de los parientes del rey francés, Roberto de Artois, se había rebelado, y
Eduardo lo acogió como a un hermano en su corte inglesa. La reacción de Felipe VI fue drástica: en un golpe de
mano rápido y perfecto, invadió y se anexionó la región de Gascuña, propiedad de Eduardo. Eduardo respondió
reclamando, por enésima vez, su derecho a ocupar el trono de París.

La guerra interminable

Una vez iniciadas las hostilidades (ya en toda regla, no como simples
escaramuzas), la suerte de ambos bandos fue fluctuante y pendular. Al
principio, los ingleses de Eduardo efectuaron unas muy importantes
operaciones terrestres en 1339 y 1340, y obtuvieron además una gran
victoria naval en Sluys. Eduardo utilizaba una táctica copiada de sus
enemigos (la chevauchée). Atacaba la campiña desprotegida en sitios
donde las tropas francesas eran débiles o estaban ausentes, y se
adueñaba de ella. De inmediato procedía a matar a los civiles de sexo
masculino, incendiaba, saqueaba y robaba las posesiones de los
campesinos. Al ser estos parte de una sociedad de tipo feudal, estaba Ilustración de Jean Froissart sobre la Batalla de
sobreentendido que era responsabilidad y obligación de Felipe de Sluys

Francia protegerlos contra estos salvajes ejércitos extranjeros. De este


modo, además de hacerse con tierras, suministros y prisioneros, Eduardo socavaba la autoridad de Felipe en la
mirada de su pueblo campesino. En 1346 los franceses encontraron a Eduardo en Crecy y en 1356 a su hijo (el
Príncipe Negro) en Poitiers. Ambos combates concluyeron con sendas y resonantes victorias inglesas. Más tarde ese
mismo año, los ingleses se garantizaron una mejor posición de fuerza en las negociaciones posteriores al sorprender
y capturar al rey Juan de Francia y a su corte. Prisionero el monarca, los franceses se vieron obligados a
contemporizar y firmar el Tratado de Berigio (1360), que cedía a Eduardo III todas sus posesiones originales salvo
Normandía.

El contraataque
Tomando ejemplo del propio Eduardo y su victoria de Sluys, Francia decidió aplicar sus mismas tácticas anfibias y
navales. Comenzaron entonces, a partir de 1360, a hacer rápidas y devastadoras incursiones contra la costa
meridional de Inglaterra, que culminaron en el saqueo e incendio de Winchelsea. Pronto se aficionaron a este tipo de
operaciones, y los ataques anfibios se convertirían en la pesadilla de las guarniciones y población civil inglesas
costeras por lo menos hasta 1401. Descubrieron además que Eduardo comenzaba a hacer regresar sus tropas para
defender sus islas, por lo que los campesinos franceses empezaban a ver disminuir las espantosas chevauchées
británicas. Así, los pocos ingleses que aún recorrían la campiña francesa se vieron obligados a retroceder
progresivamente en medio de las tierras secas y arrasadas que los franceses dejaban a sus espaldas. Muchos murieron
de hambre y enfermedades (principalmente disentería y escorbuto,) y nunca se volvieron lo suficientemente fuertes
como para plantar cara a los defensores de Francia. A pesar de la victoria en su propio país, Francia pagó muy cara la
expulsión del invasor en esta etapa de la guerra. Comandaba las acciones el delfín Carlos (más tarde coronado como
Carlos V). Su condestable, el ambicioso e inteligente Bertrand du Guesclin, le aconsejó no confrontar, sino recurrir a
una política de hostigamiento de las columnas inglesas en retroceso, dejando ante ellas solamente tierra arrasada.
Esta prefiguración de la táctica de von Clausewitz implicó, entonces, que los campesinos y civiles franceses vieran
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sus tierras, antes quemadas por los invasores, nuevamente arrasadas y destruidas, (esta vez por sus propios
protectores), con el afán de "salvarlas".
La guerra alcanza su mayor extensión en esta época, al rebasar por primera vez los límites de Francia. Así, en 1367,
los ingleses del Príncipe Negro auxilian a Pedro I de Castilla en la Batalla de Nájera, mientras que su hermanastro
Enrique recibe la ayuda de caballeros franceses dirigidos por el propio Bertrand Du Guesclin. La victoria final de
Enrique en la Guerra Civil Castellana brindará a Francia un poderoso aliado en el plano naval (cuya hegemonía
había correspondido hasta entonces a Inglaterra de forma indiscutida) que destruye la escuadra inglesa en La
Rochelle y saquea o incendia numerosos puertos ingleses (Rye, Rotingdean, Lewes, Folkestone, Plymouth,
Portsmouth, Wight, Hastings) entre 1377 y 1380, año en que el almirante castellano Fernando Sánchez de Tovar
llega incluso a amenazar Londres. De forma paralela, Du Guesclin protagoniza varias incursiones en Bretaña, cuyo
rey se había aliado con Inglaterra.

La suerte cambia de bando


Inglaterra quiso, entre 1360 y 1375, reasumir la voz cantante y la iniciativa de una guerra que la estaba devorando,
pero la suerte había cambiado de bando y favorecía ahora a los franceses. Los estrategas ingleses Sir Ricardo Knolles
en 1360 y Juan de Gante en 1363 formaron cuerpos expedicionarios que atacaron el continente, pero fueron
masacrados por los defensores franceses. El rey Eduardo había muerto, y su sucesor, Ricardo II de Inglaterra, volvió
a sufrir la maldición que había perseguido a todos los reyes niños: tensiones políticas, convulsión social, una fiera
lucha por la sucesión o al menos la regencia, todo ello envuelto en el espantoso caos de una guerra internacional que
amenazaba con devorarse a Europa entera. Asesinado Ricardo por Enrique de Lancaster en 1399, los vientos de
guerra rotaron 180º una vez más. Hacía una generación entera que Inglaterra sólo sufría derrotas frente a Francia,
pero de pronto los desembarcos en las islas comenzaron a ser rechazados y los ingleses invadieron Francia con
moderado éxito en tres oportunidades: en 1405, 1410 y 1412. Enrique de Lancaster fue coronado como Enrique IV
de Inglaterra luego del derrocamiento de Ricardo II, y sería su hijo, Enrique V, el encargado de llevar la guerra
nuevamente al corazón de Francia.

Enrique V
Nombrado caballero dos veces, Enrique se mostró desde muy joven como un jefe confiable, decidido, experto en
táctica y organización logística y muy frío y racional. Si se considera que los estrategas franceses estaban
comandados por un rey inestable, (Carlos VI), de escasa personalidad, enfermo, desorganizado y propenso a
frecuentes ataques de demencia, es fácil comprender las ventajas de que gozaron las tropas de Enrique.
Los nobles franceses se habían dividido en dos facciones que disputaban entre sí y acorralaban a Carlos: los de
Armañac y los de Borgoña. Las virtudes de Enrique como general y gobernante así como esta división interna de los
franceses llevarían a estos últimos al desastre de 1415. A la edad de 12 años (en 1399), el futuro Enrique V fue
nombrado caballero por primera vez en un campo de batalla irlandés por Ricardo II, que lo había tomado como rehén
para garantizar el buen comportamiento del padre de Enrique. El solo hecho de que un rey rival de su familia (que
sería asesinado por su padre) lo armase caballero en un campo de batalla y con sólo doce años, demuestra a las claras
el coraje y la bravura que el joven Enrique evidenció desde muy niño.
Más tarde, ejecutado el crimen y un día antes de la coronación de Enrique IV, el nuevo monarca llamó a su hijo (que
al día siguiente se convertiría en Príncipe de Gales) y lo nombró caballero por segunda vez. Este joven brillante
conduciría la guerra en Francia.
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Enrique contra Escocia y Gales


Ya en vida de su padre, Enrique debió hacerse cargo de difíciles operaciones militares. En 1400 prestó servicio
contra los escoceses y algunos meses después se le ordenó desbaratar la rebelión de Owain Glendwr, un noble galés
que se atribuía el derecho a ser Príncipe de Gales. Fue estudiando a los enemigos galeses (en 1402) cuando Enrique
aprendió a utilizar las tácticas guerrilleras que tan rendidos servicios le prestarían más tarde. Estaba, además, bajo la
supervisión de sus dos maestros de estrategia, genios militares ambos: Harry Hotspur y Tomás Percy, conde de
Worcester, parientes entre sí. Durante ese mismo año y el siguiente Enrique se vería forzado a enfrentar a los dos en
combate, y se demostraría capaz de vencerlos. En 1403 los dos maestros traicionaron al Joven Enrique y a su real
padre y se aliaron con Glendwr. En una épica marcha forzada, Enrique consiguió evitar que Hotspur y Percy unieran
sus tropas con las del galés y los derrotó en Shrewbury. El príncipe en persona comandó el ala izquierda de su ataque
en aquella oportunidad. Shrewbury fue su verdadero bautismo de fuego (donde murió su mentor Hotspur) y también
su bautismo de sangre, ya que Enrique recibió una flecha en pleno rostro. Sin embargo, siguió luchando hasta el fin
del combate con el astil sobresaliéndole de la cara. La guerra contra Gales duró todavía cinco años más, pero el joven
no participaría en ninguna otra batalla. Los combates de campo no eran comunes en esos tiempos, y las guerras se
desarrollaban principalmente en base a sitios de ciudades, asedios de castillos y saqueos de zonas productivas
habitadas solo por la población civil.

Enrique V, coronado
Enrique IV falleció en 1413, dejando el trono a su muy capaz primogénito. Así llegó al trono un Enrique V de 26
años, veterano de dos campañas internas, herido en acción, experto en táctica, alumno de los mejores maestros e
inteligente a un grado extremo. El nuevo rey comprendió de inmediato que, derrotados los enemigos Escocia y
Gales, tenía que volver su atención hacia Francia de inmediato, o Inglaterra sería aplastada. Rodeándose de hombres
adictos y capaces, se dispuso entonces a hacer la guerra en pleno territorio del rey francés.

Agincourt
Apenas coronado, Enrique intentó, pese a todo, evitar la guerra con Carlos VI. Le ofreció casarse con la hija de aquél
y tratar de resolver el problema de las posesiones inglesas en Francia sin derramamiento de sangre. Mientras
negociaban, ambos monarcas amasaban grandes ejércitos en previsión de una traición o rotura de las conversaciones
que condujera a un conflicto armado. Las tentativas de paz se rompieron por fin en la primavera de 1415 y Enrique
decidió ejecutar su plan: una invasión en toda regla del reino francés.
Su ejército comprendía 8.000 caballeros, 2.500 soldados de otras categorías, 200 artilleros especialistas, 1.000
hombres de servicios y apoyo y 10.000 caballos. Para cruzar el Canal de la Mancha se necesitó una gran flota de
1.500 buques (aunque algunos autores mencionan sólo 300), que Enrique había mandado construir, confiscar o
comprar. Los ingleses salieron de Southampton el 11 de julio y desembarcaron en el estuario del Sena dos días más
tarde.
Luego de poner sitio y conquistar Harfleur, Enrique marchó hacia Calais, partiendo de la primera ciudad el 8 de
octubre, con su ejército debilitado por una grave epidemia de disentería. Pero los franceses no estaban ociosos: el
anciano mariscal francés Duque de Berry recibió la orden de interceptar a Enrique, mientras las tropas de Carlos VI
se establecían en St. Denis y las del mariscal Boucicault se preparaban en Caudebec, 48 km. al este de Harfleur. Por
el otro lado, el condestable Carlos d´Albret vigilaba el estuario del Sena. Los ingleses, que deseaban cruzar el
Somme, descubrieron con horror que estaban quedándose sin vituallas, por lo que Enrique decidió torcer hacia Pont
St. Remy y hacer noche frente a Amiens. El día 21 de octubre los ingleses se pusieron en marcha hacia la pequeña
aldea de Agincourt, donde se enfrentaron con el grueso del ejército francés en la madrugada del 25 de octubre de
1415. La batalla, trascendental para la Guerra de los Cien Años, se desarrolló en tres fases:
• Fase I
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• Los ingleses avanzan, atravesando la tierra de nadie de 1 km. que los separa de los franceses. Los arqueros
ingleses lanzan una lluvia de flechas sobre las posiciones francesas.
• Los ballesteros franceses responden al ataque. La caballería ataca por ambos flancos, pero muchos caballeros
no llegan a tiempo a ocupar sus posiciones. Las monturas chocan contra las estacas que los arqueros ingleses
han colocado para protegerse, arrojando al suelo a sus jinetes, que son masacrados.
• Fase II
• Derrotada su caballería, la infantería de Carlos intenta asaltar el centro inglés.
• Los arqueros ingleses reaccionan "canalizando" al enemigo hacia donde se encuentran las unidades más fuertes
de la infantería propia: los franceses caen en la trampa.
• En la melée de infantería, los arqueros ingleses matan a muchísimos franceses, disparándoles a corta distancia.
• En medio del intenso combate, Enrique V recibe un golpe de maza en el casco, que abolla el acero y le arranca
los adornos. De no haberlo llevado colocado, hubiese perdido la vida.
• Los infantes y caballeros ingleses (ahora a pie) se mueven con mayor rapidez que los franceses, impedidos por
sus pesadas armaduras. Los franceses se convierten en víctimas fáciles y son obligados a retroceder.
• Fase III
• Luego de escasa media hora de combate, la victoria inglesa es total. Los de Enrique poseen ahora incontables
prisioneros, y calculan anhelantes los suculentos rescates que recibirán.
A primera hora de la tarde, sin embargo, Enrique toma una decisión que ha sido cuestionada por todos los
historiadores posteriores. Al recibir noticias de que su campamento había sido atacado, ordena la matanza de todos
los prisioneros, que son atacados con hachas por sus guardianes y asesinados en escasos minutos.

Un éxito inútil
La increíble victoria de Enrique contra un enemigo que lo duplicaba en número no pudo, sin embargo, ser
aprovechada por el rey inglés. Enrique no poseía alimentos ni pertrechos para continuar la campaña inmediatamente,
por lo que retrocedió hasta Calais para embarcarse a Inglaterra. Las tropas desembarcaron en Dover el 16 de
noviembre. De haber podido continuar hasta París y autocoronarse rey, es probable que la Guerra de los Cien Años
hubiese terminado antes del fin del invierno. Sin embargo, continuaría por otros 38 años.
En 1420, el vencido Carlos VI se vio obligado a aceptar el Tratado de Troyes, que deshacía los términos del Tratado
de París, casaba a Enrique V con la hija de Carlos y reconocía al monarca inglés como heredero al trono francés tras
la muerte del rey.

Últimas acciones
Desplazado de este modo de la línea sucesoria el delfín Carlos, hijo de Carlos VI, todos creyeron que Enrique V
legaría ambos tronos a su hijo Enrique, que tenía a la sazón unos pocos meses. Pero por una ironía de la historia,
Enrique V murió inesperadamente en 1422, antes que Carlos VI. Dos meses más tarde lo siguió a la tumba el rey de
Francia. Los hechos se precipitaron entonces. Incumpliendo el Tratado de Troyes, Francia decidió coronar al delfín
Carlos en lugar de al niño Enrique VII como estaba pactado.

Otra vez, la guerra


La respuesta inglesa fue coronar al bebé como rey de Ingraterra y de Francia. Decidiendo eliminar al rey Carlos VII,
al que la teoría inglesa consideraba un usurpador, invadieron nuevamente Francia y pusieron sitio a Orleáns, última
ciudad del reino que permanecía fiel al atrapado rey francés. Todo parecía indicar que Carlos VII tendría que ceder a
las pretensiones del rey-niño de Inglaterra. Sin embargo, la historia de la Guerra de los Cien años daría aquí (1428)
un inesperado giro, de la mano de una ignota muchacha campesina.
Guerra de los Cien Años 8

La Doncella de Orleáns

Una joven iletrada nacida en Domrémy, llamada


Juana de Arco, creía haber sido elegida por Dios
para librar a su país de los persistentes ingleses. Con
menos de veinte años de edad, consiguió reunir un
grupo de soldados y librar en 1429 a Orleáns del
asedio británico.

La victoria de Juana motivó y concienció a soldados


y campesinos franceses y les mostró un camino a
seguir y un jefe (una jefa) a quien imitar. A este
triunfo de la Doncella de Orleáns (como se la
conoció desde entonces) siguieron otros, como las de
Troyes, Chálons y Reims, donde, en presencia de la
joven, Carlos VII fue formalmente coronado.

A partir de este punto, la campaña militar de Juana


comenzó a caer en una espiral descendente: fue
derrotada en París y Compiègne y finalmente,
cayendo en desgracia, fue capturada en 1430 por el
duque de Borgoña, Felipe.
Los jefes militares franceses, envidiosos del éxito de
la niña, habían estado conspirando a sus espaldas.
Temían el ascendiente que Juana estaba tomando
sobre el rey Carlos y, sobre todo, les aterrorizaba el
Juana de Arco (óleo de Eugéne Thirion)
hecho de que la intervención divina (a través de
Juana) estaba convirtiendo la guerra feudal que era la
Guerra de los Cien Años en una lucha nacional y popular. Entregada a los ingleses, fue procesada por la Inquisición
bajo la acusación de hechicería, condenada a muerte y ejecutada en la hoguera en Rouen (1431).

Francia se hace más fuerte


La situación se volvía complicada. Francia tenía ahora dos reyes. Coronado Carlos VII en Reims, los ingleses
entronizaron en París a su propio Rey, Enrique VI, apoyado solamente por Felipe de Borgoña. Con inteligencia, los
franceses partidarios de Carlos llegaron a un acuerdo con Felipe, remarcando aún más el aislamiento en que se
encontraba Enrique. Este episodio sucedió en 1435 y se conoce como Paz de Arras. Inglaterra necesitaba
imperiosamente a Borgoña como aliado militar. Falta de él, los carlistas atacaron y ocuparon París al año siguiente.
Como precaución en caso de que el conflicto se prolongara (medida visionaria, porque el fin de la guerra tardó aún
veinte años en llegar), Carlos VII aprendió de los errores de su antecesor y, reestructurando profundamente al
ejército francés, logró dotar a su corona de un ejército permanente por primera vez en la historia. Francia lograba así
una fuerza militar profesional, entrenada, preparada siempre para entrar en acción y aguerrida, en vez del grupo
desorganizado de campesinos feudales que se reunía de cualquier modo en los momentos más inesperados, y que
había llevado al éxito enemigo en tantas oportunidades. Como es lógico, la reforma militar no tendría éxito si no se
acompañaba de profundos cambios en la economía, la infraestructura, las finanzas y la propia sociedad. Habiendo
reconstruido las finanzas del reino, Carlos mandó construir un impresionante conjunto de fortificaciones militares,
canalizaciones hidráulicas, puertos seguros y una mejor y más consistente base de poder para sí mismo.
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Luchas intestinas en Francia

Los ingleses no eran el único problema de Carlos VII: el hambre y las


pestes venían persiguiendo a su dinastía desde el principio mismo. El
comienzo del siglo XIV había encontrado a toda Europa sumida en una
profunda crisis económica cuyas causas permanecen ocultas incluso
para los historiadores del siglo XXI. Esta crisis se había ensañado
particularmente con Francia (campo de batalla de varias largas y
furiosas guerras y reyertas) y afectaba en especial la producción
agrícola, las fábricas industriales y el comercio, que en el siglo XIII
habían sido los más importantes de Europa. Ahora, tras los centenarios
saqueos e incendios provocados por los invasores, Francia pasaba
hambre una vez más y, como parece lógico, la peste volvió a hacer su
aparición. Así, los nobles de la Casa de Anjou, viendo que el monarca
pretendía proseguir la guerra hasta las últimas consecuencias,
comenzaron a conspirar contra él y convencieron a su hijo Luis (el
futuro Luis XI de Francia) de que se plegara a la conjura. Carlos
consiguió sortear el peligro que amenazaba aislarlo y dejarlo sin poder. Pintura de Juana de Arco siendo interrogada en
Para acrecentarlo, estableció una ventajosa alianza con Suiza y con prisión por el cardenal de Winchester

varios reinos de Alemania. A pesar del respiro que este apoyo le


procuró, sin embargo, era consciente de que continuaba gobernando un país inestable, muerto de hambre, que ya casi
no producía cereales, cercado por la peste y con la siempre presente espada de Damocles representada por su
poderoso vecino inglés que en cualquier momento podía decidir invadirlo y atacar de nuevo.

Los problemas de Inglaterra


Su enemigo no se encontraba en mejor forma: de la soberbia victoria en Agincourt habían pasado a la humillante
derrota de París. Enrique VI era aún menor de edad, y enfrentaba los mismos problemas que Carlos: luchas, recelos y
rivalidades entre los nobles y príncipes reales de su casa. Buscando descomprimir la situación internacional, el
jovencito solicitó y obtuvo la mano de Margarita de Anjou, sobrina de su rival Carlos VII, con la que se casó en
1444. Una vez casados, la posibilidad de una paz de compromiso basada en los lazos familiares se vislumbraba
cercana. Sin embargo, de las dos facciones en que se habían dividido los ingleses, una estaba en favor de la paz
(liderada por Juan de Beaufort, duque de Somerset). Pero la otra preconizaba la guerra y su prosecución hasta el
exterminio. Sus jefes eran Humberto, duque de Gloucester y Ricardo, duque de York. Para colmo de la desgracia
inglesa, Enrique VI comenzó a seguir los pasos de Carlos VI, el enemigo de su padre. Poco a poco comenzó a
evidenciar síntomas de locura, que pronto se convirtieron en una clara, permanente e incapacitante demencia.

El fin de la guerra y la victoria de Francia


Las reformas y mejoras realizadas por Carlos VII rindieron sus frutos: lentamente la presión francesa comenzó a
hacer retroceder al enemigo y fue poniendo sitio y reconquistando, paso a paso, todas las posesiones inglesas en
tierra francesa. Sin el apoyo borgoñón, los ingleses debieron entregar Normandía en 1450 y la preciada Aquitania en
1453. Para ese año, que hoy se considera el del final de la guerra, la única posesión que se permitió conservar a los
ingleses fue la ciudad costera de Calais. Una vez desaparecidos los motivos del conflicto, la guerra terminó
silenciosamente. Ni siquieran se firmó un tratado que certificara la paz añorada pero nunca alcanzada durante más de
un siglo.
Guerra de los Cien Años 10

Las consecuencias
Enfermo Enrique VI, Inglaterra quedó, tras el fin de la Guerra de los Cien Años, en manos de Somerset y York,
enemigos declarados y absolutamente enfrentados ideológicamente (Gloucester estaba en prisión). Guiados por
intereses personales, no se preocuparon por consolidar la flamante paz, sino que embarcaron a su país en una
sangrienta guerra civil dinástica que se conocería como la Guerra de las Dos Rosas. En Francia, por su parte, la
monarquía y el absolutismo fueron consolidados por Luis XI, hijo de Carlos VII. Luego de grandes conquistas
(Borgoña y Picardía, por ejemplo), la Casa de Valois se extinguió como lo había hecho antes la de los Capetos. Estas
caídas prefiguraban el fin de los estados feudales y el comienzo de la Europa Moderna que se harían realidad en el
siglo siguiente.

Principales batallas de la Guerra de los Cien Años


• Batalla de Sluys (victoria inglesa)
• Batalla de Crecy (victoria inglesa decisiva)
• Sitio de Calais (victoria inglesa decisiva)
• Batalla de Saintes (victoria inglesa)
• Batalla de Ardres (victoria francesa)
• Combate de los Treinta (combate correspondiente a la Guerra de Sucesión Bretona, victoria francesa)
• Batalla de Poitiers (victoria inglesa decisiva)
• Batalla de Auray (combate correspondiente a la Guerra de Sucesión Bretona, victoria inglesa)
• Batalla de Nájera (combate correspondiente a la Guerra Civil de Castilla, victoria anglocastellana)
• Batalla de Montiel (combate correspondiente a la Guerra Civil de Castilla, victoria francocastellana)
• Batalla de Agincourt (victoria inglesa crucial)
• Batalla de los Arenques (parte del Sitio de Orleáns, victoria inglesa)
• Batalla de Jargeau (parte de la campaña del Loira, victoria francesa)
• Batalla de Beaugency (parte de la campaña del Loira, victoria francesa)
• Batalla de Patay (victoria francesa crucial)
• Batalla de Castillon (última batalla de la guerra, victoria francesa final)

Personajes relevantes
Anteriores a la guerra
• Carlos IV de Francia
• Eduardo I de Inglaterra
• Eduardo II de Inglaterra
• Enrique II de Inglaterra
• Enrique III de Inglaterra
• Felipe II de Francia
• Felipe IV de Francia (el Hermoso)
• Felipe V de Francia (el Largo)
• Felipe VI de Francia (Felipe de Valois)
• Guillermo el Conquistador
• Hugo Capeto
• Jacques de Molay
• Leonor de Aquitania
• Luis VI de Francia
• Luis VII de Francia
Guerra de los Cien Años 11

• Luis VIII de Francia


• Luis IX de Francia (San Luis)
• Luis X de Francia (el Obstinado)

Contemporáneos de la guerra
• Arturo, conde de Richemont
• Bertrand du Guesclin
• Carlos V de Francia
• Carlos VI de Francia
• Carlos VII de Francia
• Carlos d´Albret
• Conde de Arundel
• Enrique II de Castilla
• Enrique IV de Inglaterra
• Enrique V de Inglaterra
• Enrique VI de Inglaterra
• Enrique VII de Inglaterra
• Enrique de Beaufort
• Felipe de Borgoña
• Gilles de Rais
• Humberto de Gloucester
• Juan II de Francia
• Juan de Gante
• Juana de Arco
• Mariscal Boucicault
• Juan Sin Miedo
• Pedro el Cruel
• El Príncipe Negro
• Ricardo II de Inglaterra
• Ricardo de York
• Sir Juan de Cornwall

Posteriores a la guerra
• Luis XI de Francia
• Margarita de Anjou
• Ricardo III de Inglaterra

Otras guerras y campañas satélites de la Guerra de los Cien Años


• Guerra de San Sardos
• Guerra de Sucesión Bretona
• Guerra Civil de Castilla
• Campaña del Loira
Guerra de los Cien Años 12

Cronología
1337: Felipe VI confisca el ducado de Aquitania como represalia a la protección que Eduardo III dispensaba a
Roberto de Artois, enemigo del rey francés. Eduardo reclama sus derechos al trono francés y se niega a rendir
vasallaje ante Felipe.
1339: Eduardo III inicia las operaciones terrestres contra Francia.
1340: los ingleses vencen en la batalla naval de Sluys, lo que descarta la invasión francesa de Inglaterra, y lleva a
que la guerra se desarrolle en territorio de Francia. Pero las deudas obligan a Eduardo III a pactar una tregua.
1346: Eduardo desembarca en Francia con un ejército, que el 26 de agosto consigue la victoria de Crécy, donde
mueren o son hechos prisioneros muchos nobles franceses. El botín es inmenso.
1346: los ingleses vencen a los escoceses, aliados de los franceses. La paz entre Inglaterra y Escocia se establece en
el Tratado de Berwick.
1347: los ingleses toman Calais, que permanecería en su poder hasta 1558.
1348: se suspenden los enfrentamientos debido a la peste negra.
1350: Juan II es coronado nuevo rey de Francia. El conde de Armañac, vasallo de Aquitania, proclama su lealtad a
Juan.
1355: el hijo de Eduardo, del mismo nombre que su padre, pero que la Historia conoce como el Príncipe Negro,
desvasta Armañac. Avanza hasta el Mediterráneo y regresa arrasando todo a su paso.
1356: Juan II avanza hasta el Loira. En Poitiers obtiene una gran victoria ante los franceses, a pesar de que su
ejército está agotado y en clara desventaja numérica. Juan II es hecho prisionero, junto con muchos nobles.
1358: Francia padece un levantamiento campesino y una revuelta en París.
1360: Eduardo III llega a París y se firma la Paz de Brétigny, por la cual se reduce el rescate por Juan, los ingleses
pasan a dominar un territorio que comprende desde los Pirineos hasta el Loira y Eduardo renuncia a sus derechos
sobre la corona francesa. Sir Ricardo Knolles conduce una expedición que ataca la costa francesa pero es derrotado.
1363: Juan de Gante intenta triunfar donde fracasó Knolles. Al mando de una gran fuerza expedicionaria inglesa
ataca nuevamente la Francia continental y sufre un resonante revés.
1369: el condestable de Francia, Bertrand du Guesclin, ataca Aquitania evitando una confrontación abierta.
1375: se firma en Brujas una tregua por dos años. Los ingleses conservaban únicamente Calais y una estrecha franja
entre Bayona y Burdeos. Sin embargo, los combates continúan en forma esporádica.
1396: se firma otra tregua.
1399: el futuro Enrique V, de doce años, es armado caballero por el reyRicardo II. Al poco tiempo, el soberano es
asesinado por Enrique IV, padre del muchacho.
1400: el joven príncipe es enviado a luchar contra los irlandeses rebeldes.
1402: vence a los galeses.
1403: Hotspur y Percy, generales de Enrique IV, se rebelan contra él y el príncipe Enrique los derrota a ambos.
1405: Inglaterra invade Francia.
1407: nueva tregua.
1410: segunda invasión de Francia.
1412: tercer intento por invadir Francia. Las tres expediciones terminan con un muy moderado éxito.
1413: muere Enrique IV y su hijo es coronado con el nombre de Enrique V.
1415: Enrique V de Inglaterra reafirma sus derechos al trono francés, frente a la política pacifista de su padre,
Enrique IV. Desembarca en Normandía con un gran ejército. Aliado con el duque de Borgoña, obtiene la victoria de
Agincourt, frente a un ejército muy superior.
Guerra de los Cien Años 13

1417: los ingleses toman Caen, donde Enrique V ordena la muerte de todos los varones civiles.
1420: se firma el Tratado de Troyes, por el que Enrique V de Inglaterra se casa con Catalina de Valois, hija del rey
de Francia. Enrique es reconocido además heredero al trono francés, siempre que Francia mantuviera su
independencia.
1422: muere Enrique V antes que el rey francés Carlos VI, con lo que se desencadena la lucha por la sucesión al
trono francés.
1428: una ignota campesina francesa, Juana de Arco, comienza a hacerse cargo de las operaciones militares.
1429: los ingleses ocupan París y el norte de Francia llegando hasta Orleáns. El 4 de mayo, Juana de Arco, a la
cabeza de los caballeros franceses, levanta el asedio. Juana obtiene las victorias de Troyes, Chálons y Reims. Los
franceses obtienen también la victoria de Patay y Carlos VII fue coronado rey de Francia en Reims.
1430: Juana es capturada por los borgoñones, aliados de Inglaterra, y entregada a los ingleses.
1431: Juana muere en la hoguera, en Rouen. Enrique VI de Inglaterra es coronado rey de Francia en París.
1435: Paz de Arrás.
1436: Borgoña se reconcilia con Francia. Los franceses toman París.
1444: se firma una tregua por cinco años. Enrique VI se casa con la sobrina de su rival.
1450: Carlos VII ataca Normandía y Gascuña y aniquila al ejército inglés en Fromigny. Los ingleses comienzan a
perder sus territorios.
1453: Carlos VII toma Burdeos y Aquitania, recuperando toda Francia salvo Calais. Fin de la Guerra de los Cien
Años.

Véase también
• Dinastía de los Capetos
• Dinastía de los Valois
• Historia de Inglaterra
• Historia medieval de Francia
• Juana de Arco
• Peste Negra

Conflictos relacionados
• Batalla de Hastings
• Guerra de las Dos Rosas

Enlaces externos
• Mapas de la Guerra de los Cien Años [1]

Bibliografía
• Bennett, Matthew. Agincourt 1415, Osprey, Londres, 1991. Ed. Esp.: Del Prado, Madrid, 1995. ISBN
84-7838-540-1.
• Dos Santos, Marcelo. Jacques de Molay, Aguilar, Madrid, 2006. ISBN 84-03-09675-5.
• Dunan, Marcel; Mosca. Roberto; et. al (dir): Historia Universal, Tº II, Noguer, Rizzolli, Larousse. Ed. Cast.:
ANESA, Barcelona, 1974. ISBN 84-279-6646-6.
• Sackville-West, Vita. Juana de Arco, Siruela, Madrid, 2003. ISBN 84-7844-705-9.
• Townson, Duncan. Breve historia de Inglaterra. Alianza, Madrid, 2004. ISBN 84-206-5814-6.
Guerra de los Cien Años 14

Referencias
[1] http:/ / www. pais-global. com. ar/ mapas/ mapa30. htm
Fuentes y contribuyentes del artículo 15

Fuentes y contribuyentes del artículo


Guerra de los Cien Años  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=38499731  Contribuyentes: Abdel72, Alhen, Andreasmperu, Antur, Antón Francho, Arriqui, Axxgreazz, BL,
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