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lunes, 6 de mayo de 2002/ la voz de la escuela ciencia< > 7

Anacleto y Arquímedes
Historia de un descubrimiento pasado por agua
No, no es Bond, James Bond, sino Anacle-
to, el inclasificable agente secreto creado
por la imaginación de Manuel Vázquez. Tam-
poco está al servicio de Su Majestad, sino de los
lectores de tebeos. Y para sus aventuras no cuen-
ta con los ingenios de Q. Ni falta que le ha-
cen, porque cuando se trata de apañar una ayu-
dita de la ciencia, como es el caso, tiene al
mismísimo Arquímedes, y a su celebérrimo prin-
cipio, de su parte. Se ve que Anacleto sabe bus-
carse aliados.
“¡Eureka, eureka!” ¿Qué pasa?, ¿qué escándalo
es ese? Es el gran científico Arquímedes. ¿Lo
habéis visto?, va corriendo desnudo por la ca-
lle al tiempo que grita eureka, eureka. Pobre
Arqui, desde que el rey le encomendó esa mi-
sión ya no es el mismo, le puede la presión.
Apenas unos días antes, su majestad Herón II,
rey de Siracusa hizo llamar ante su presencia al
mayor sabio del reino, Arquímedes.
—¿Qué os preocupa Majestad?
—Verás, Arquímedes, hace poco encargué una
fastuosa corona, a un prestigioso joyero. Por su-
puesto, para ser digna de mí debía ser toda de
oro, por lo que le di cierta cantidad de tan va-
lioso metal y ahora sospecho que el canalla se
ha querido hacer "de oro" a mi costa. Creo que
el artista me ha engañado destinando sólo
una parte del oro, mezclado con otro metal me-
nos precioso, para la corona y guardándose el
resto para sí mismo pero, lamentablemente, no
sé cómo comprobarlo. Por ello recurro a ti, Ar-
químedes de Siracusa, y a tu gran genio cientí-
fico para que idees un método para desvelar
el embuste.
—Me siento muy honrado por su confianza Ma-
jestad, pero en estos momentos estoy muy lia-
do y no dispongo de tiempo suficiente.
—O lo haces o te mato, amigo Arqui.
—Para mí será un honor complacerle, Majes-
tad.
Habían pasado ya unos días y Arquímedes to- El sabio acababa de descubrir un método para al peso del volumen del fluido desalojado".
davía no había dado con un método adecuado comprobar la cantidad de oro de la corona. Un Preso de excitación y alegría, Arquímedes salió
para comprobar si era oro todo lo que relucía principio que la posteridad conocería como el de casa tal como Dios lo trajo al mundo y
en la corona. Como no se le ocurría nada deci- de Arquímedes y que él mismo formuló en los echó a corre por las calles de su ciudad al gri-
dió darse un baño con el fin de relajarse un po- siguientes, o parecidos términos: "Cualquier cuer- to de ¡eureka, eureka!
co. Y al meterse en la bañera..., “¡Eh! ¿pero que po total o parcialmente sumergido en un flui-
sucede? Ya está, ya lo tengo, ¡eureka, eureka!”. do es empujado hacia arriba por una fuerza igual > Miguel Barral

> PROBLEMA > EXPERIMENTO > ACTIVIDAD

Más listos que El troquel flotador Tras el rastro del genio


el joyero ¿Cómo?, ¿que no sabes para qué es
Os voy a hacer partícipes de una revolu-
este troquelado de Anacleto? Pues
para qué va a ser, para que compruebes in cionaria tesis: desde mi punto de vista, la
Supongamos que tú eres el
situ cómo con una suela de corcho puede arquimediana es la influencia científica más
espabilado joyero de la his-
flotar en el agua. Pero lo primero es lo pri- importante, de los héroes, superhéroes y demás
toria ¿Se te ocurre alguna forma
mero: hazle unas cuantas fotocopias y una fauna de tebeo. Vaya, que Anacleto no es el
de engañar a Arquímedes y
vez que dispongas de tu arsenal de Anacleto-voluntarios, único que echa mano de las aportaciones cientí-
dar gato por liebre a Herón II?
recórtalos, pégalos sobre una cartulina —para darle un ficas del genio de Siracusa, sino todo lo con-
Seguro que has respondido a la
poco de consistencia al invento y que la moral de la tro- trario. Pero, ¿es cierto?, ¿podéis estar com-
cuestión anterior sin ningún
pa no se venga a abajo— y pésalos. Conocida la masa, ya pletamente seguros de esta afirmación? Sólo
problema. Por lo tanto, aquí lle-
sólo te queda calcular la cantidad de corcho que necesi- hay una forma de comprobarlo: aprovecha tus
ga otra de refuerzo: ponte aho-
tas para hacerlo flotar... y luego, claro está, comprobarlo. lecturas comiqueras para localizar viñetas que
ra en el pellejo de Anacleto y
Prueba con agua a distinta temperatura y salinidad — lo atestigüen y mándame tus hallazgos.
calcula cuánta cantidad de cor-
dos factores que determinan el valor de la densidad Que no se te olvide anotar el título del te-
cho deberían tener las suelas
del agua—, aceite y cualquier otro líquido que se te pon- beo, colección a la que pertenece, etcétera.
de tus zapatos para conseguir
ga por delante. Si el material merece la pena, puede que ha-
salir del apuro.
ya sorpresas...

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