Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Feliz cumpleaños,
Wolferl ■
■
Roland de Candé se pregunta quién era Mozart
Norbert Dufourcq traza un apunte biográfico
A 250 años del nacimiento de ■ Stendhal se remonta a la infancia del músico
Wolfgang Amadeus Mozart ■ Peter Gay analiza a Mozart, el hijo
■ Yves y Ada Rémy narran cómo el dedo de dios
se posó en Salzburgo
■ Pere-Albert Balcells hace un “autorretrato” de Mozart
■ H. C. Robbins Landon presenta mitos y teorías sobre
la muerte del compositor
■ Carlos Prieto revisa el aparente desprecio de Mozart
por el violonchelo
■ Paul Henry Lang rastrea lo esencial de la música de Mozart
■ Jean Victor Hocquard explora la belleza mozartiana
a
a
a
a
Feliz cumpleaños, Wolferl Sumario
Perdurar 250 años no significa haber alcanzado la eternidad, ¿Quién era Mozart? 2
pero se le parece. Para alguien cuyo cuerpo apenas superó las Roland de Candé
tres décadas y media de vida, cumplir en plena forma un cuarto Obras de Mozart 3
de milenio es prueba de una vitalidad inusual. Es el caso de Un apunte biográfico 5
Johannes Chrysostomus Wolfgangus Gottlieb Mozart, que Norbert Dufourcq
nació el día 27 de un mes como éste, en la austriaca Salzburgo. De la infancia de Mozart 6
Hoy es objeto en todo el mundo de celebraciones que no se Stendhal
constriñen a la música, pues su vida puede ser abordada desde Mozart, el hijo 7
la biografía, la psicología, el teatro, la novela, como hemos Peter Gay
querido hacer en este número de La Gaceta. Convencidos de El dedo de dios está sobre Salzburgo 10
que la música también suena en los libros, preparamos una se- Yves y Ada Rémy
lección de textos que presentan facetas diversas de la vida y la Autorretrato de Mozart 12
obra del prolífico, juguetón, atormentado compositor. Pere-Albert Balcells
Abrimos con dos selecciones de nuestro propio catálogo. El Mitos y teorías sobre la muerte de Mozart 16
libro escrito por Roland de Candé es un recorrido, mordaz y H. C. Robbins Landon
seductor, de la historia de la música. En pocos y sustantivos Mozart y Salieri 19
párrafos se presenta al niño, al joven, al casi maduro composi- Alexander Pushkin
tor, con chispazos de su irrepetible talento, y además se presen- Mozart: su aparente desprecio por el violonchelo,
ta un resumen de su nutrida producción musical, con unas el concierto para violonchelo perdido 21
cuantas recomendaciones. Al querer saber quién era Mozart, Carlos Prieto
de Candé esboza una teoría sobre la importancia del músico Mozart en su viaje a Praga 23
austriaco, estrategia semejante a la de Norbert Dufourcq en el Eduard Friedrich Mörike
brochazo biográfico con que continúa esta entrega. Casi tele- La incesante búsqueda de Mozart 28
gráfico, este fragmento da pistas sobre la evolución artística de Paul Henry Lang
Wolferl —el cariñoso nombre con que su familia lo llama- La belleza mozartiana 30
ba— y señala obras que marcaron hitos en su vida. Jean-Victor Hocquard
Deseosos de mirar de cerca al Mozart de carne y hueso, o a
lo que un escritor considera que es la carne y el hueso de un ser Roland de Candé es musicólogo y autor del Nouveau diction-
fuera de este mundo, reproducimos parte del texto con que naire de la musique ■ Norbert Dufourcq fue un destacado
Stendhal exploró la biografía de su admirado músico; es un organista y profesor de historia de la música ■ Stendhal
libro informativo tanto de quién fue Mozart como del modo en es autor, además de Rojo y negro y La cartuja de Parma, de
que lo escuchó el autor de Rojo y negro. La exploración de la Cartas sobre Haydn, Mozart y Metastasio ■ Peter Gay es
infancia mozartiana continúa con la obra de Peter Gay sobre la historiador cultural y fue profesor en las universidades de
relación entre Leopold y su hijo, vínculo sin duda amoroso Columbia y Yale ■ Yves y Ada Rémy, además de biógra-
pero con no pocos tintes malsanos, pues supuso el casi aniqui- fos de Mozart, son escritores de ciencia ficción ■ Pere-
lamiento de la propia vida musical del padre y la franca explo- Albert Balcells es músico y profesor de análisis musical y
tación del vástago. Para saber más sobre ese nexo, Yves y Ada piano en Barcelona ■ H. C. Robbins Landon es histo-
Rémy remontan un poco el río vital de Leopold para luego riador y musicólogo, estudioso de Haydn y el clasicismo
dejarse ir hasta la formación artística de ese niño excepcional. vienés ■ Alexander Pushkin es el autor de la novela en
Mediante el estudio de cartas y otros documentos de la época, verso Eugene Onegin ■ Carlos Prieto es violonchelista,
Pere-Albert Balcells quiso pintar un “autorretrato” de Mozart, autor de Cinco mil años de palabras ■ Eduard Friedrich
en el que sus propias palabras y la de sus allegados lo dibujan Mörike, alemán, fue poeta y escritor romántico ■ Paul
tal cual fue; aquí mostramos el proceso por el cual las notas Henry Lang fue profesor en la Universidad de Columbia
invadían su imaginación hasta convertirse en piezas del todo y editor de Musical Quarterly ■ Jean Victor Hocquard es
terminadas, que luego había tan sólo que copiar a la partitura. escritor y crítico musical, especialista en Mozart
Su muerte ha sido un fértil venero para el mito mozartiano.
Reproducimos en este número la explicación, en términos mé-
dicos, que uno de los mayores estudiosos del músico ha dado da de Las aventuras de un violonchelo, la parte final de esta entre-
por buena: H. C. Robbins Landon revisa los dichos y los hechos ga está formada por dos ensayos que aspiran a comprender la
para explicar las causas del precoz fallecimiento. Esa muerte, grandeza de Mozart, uno de Paul Henry Lang sobre la esencia
nimbada de la envidia de Antonio Salieri, es el germen para el de su música y otro de Jean Victor Hocquard sobre lo que
breve y apasionado divertimento teatral de Alexander Pushkin. constituye la belleza mozartiana. Aunque no pareció darse
En este juego de subjetividades, presentamos también un frag- cuenta, Mozart vivió en la época en que la Ilustración alcanza-
mento de Mozart en su viaje a Praga, pequeña novela del escritor ba su cúspide. Las figuras que acompañan esta entrega provie-
decimonónico Eduard Friedrich Mörike, en la que el músico nen de la obra maestra ilustrada: la Encyclopédie de Diderot, en
brilla con toda la luz de un buen personaje de ficción. particular del volumen dedicado a la “Lutherie”. Así cerramos
Además de ofrecer una rápida nota de Carlos Prieto, toma- este festejo de cumpleaños del joven Wolferl.
a
a
¿Quién era Mozart?
DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Roland de Candé
Directora del FCE Como texto introductorio al tema de nuestro número, este fragmento proviene
Consuelo Sáizar
de Invitación a la música. Pequeño manual de iniciación, que con el número 386
Director de La Gaceta forma parte de la colección Popular, que es además de un recuento histórico
Tomás Granados Salinas una guía para escuchar, y sobre todo disfrutar, el arte del sonido
Consejo editorial
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman,
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, “No estoy seguro de que los ángeles, cuando glorifican a dios, toquen música de Bach;
Axel Retif, Laura González Durán, en cambio, estoy cierto de que, cuando están solos, tocan a Mozart, y que a dios, en-
Max Gonsen, Nina Álvarez-Icaza, tonces, le gusta especialmente escucharlos.”
Paola Morán, Luis Arturo Pelayo,
Pablo Martínez Lozada, Geney Bel- ¿Sabéis quién escribió esto? ¿Un poeta? ¿Un loco? ¡No! Un teólogo muy serio y
trán Félix, Miriam Martínez Garza, muy célebre, el pastor Barth. Si se habla del “divino Mozart”, la gente culta sonríe al
Fausto Hernández Trillo, Karla Ló- oír semejante lugar común. Y sin embargo, el pastor Barth encuentra algo divino en
pez G., Alejandro Valles Santo To- este músico fuera de lo común. ¡Habla de él hasta en sus libros de teología!
más, Héctor Chávez, Delia Peña,
Antonio Hernández Estrella, Juan
Los más grandes espíritus deliran al hablarnos de Mozart.
Camilo Sierra (Colombia), Marcelo Wagner: “El más prodigioso genio lo elevó por encima de todos los maestros, en
Díaz (España), Leandro de Sagastizá- todas las artes y en todos los siglos.”
bal (Argentina), Julio Sau (Chile), Kierkegaard, filósofo y teólogo: “¡Inmortal Mozart! Tú, a quien le debo todo; tú, a
Isaac Vinic (Brasil), Pedro Juan Tucat
quien debo gratitud por haber encontrado en mi vida algo que lograra conmoverme.”
(Venezuela), Ignacio de Echevarria
(Estados Unidos), César Ángel Agui- Pierre-Jean Jouve, poeta: “Mozart cumplió un destino que no se ha repetido en el
lar Asiain (Guatemala), Rosario To- mundo.”
rres (Perú) E. Fischer, gran pianista: “Mozart es una piedra de toque para el corazón; nos
protege contra toda flaqueza del gusto, del espíritu y de los sentimientos.”
Impresión
Impresora y Encuadernadora Wolfgang Amadeus Mozart nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo, Austria.
Progreso, sa de cv Su padre, Leopold Mozart, es compositor y Kapellmeister en la corte del príncipe-
arzobispo de Salzburgo. Su madre es dulce y delicada, no muy inteligente. Su herma-
Diseño y formación na Maria Anna, a la que en familia llaman Nannerl, es cuatro años y medio mayor
Marina Garone
y Cristóbal Henestrosa que él: le enseñan a tocar el clavecín, y es una niña prodigio.
A los tres años, Wolfgang asiste a las lecciones de música de su hermana, y al punto
Ilustraciones busca en el teclado “las notas que se aman”, como dice él. ¡Ha descubierto la armonía,
Tomadas de Recueil de planches, sur les sin saberlo! Al darse cuenta de estos dones, Leopold Mozart decide abandonarlo todo
sciences, les arts libéraux, et les arts mé-
chaniques, avec leur explication para consagrarse a la educación de sus hijos.
Correo electrónico
gacetafce@fce.com.mx
a
A los seis años, Wolfgang improvisa piecesitas que su padre arzobispo al que Mozart detesta. El joven músico, consciente
a
anota minuciosamente (ya sabe leer música, pero aún no puede de su genio, no soporta que lo traten como a un empleado
escribirla correctamente). Tales son los Minuetos k.1, 2, 3, 4, 5.1 subalterno: comer en la antecocina, tener que someterse a una
Las primeras obras del pequeño Wolfgang no valen gran disciplina estricta. El príncipe-arzobispo es un prelado mo-
cosa, ¡pero hay que ser particularmente precoz (o “sobredota- derno, como hoy lo son algunos cardenales; desea reformar la
do”) para componer a los seis años! En los años siguientes, liturgia. Ahora bien, Mozart, poco cultivado, tiene una fe in-
compondrá una serie de sonatas para violín y clavecín. genua. Podría decirse que es del género “integrista”, y sigue
El mismo año en que Wolfgang cumple seis años, Leopold fiel a las “santurronerías” de su niñez. El príncipe-arzobispo
se lleva a sus hijos de gira: Munich, Linz, Viena. Los exhibe es inteligente, pero sin inclinaciones artísticas, y muy autori-
como si fueran perros de circo. Se pide al pequeño Wolfgang tario.
tocar sobre una tela que oculta el teclado. Debe decir los nom- Un buen día de 1781, Mozart discute violentamente con el
bres de las notas que otros tocan. Improvisa sobre temas que el terrible prelado, que lo echa a la calle. Es un acontecimiento
público elige, etcétera. Él se divierte con todo, salta al cuello de gran importancia en la historia de la música, pues Mozart
de la emperatriz, se sube a las rodillas de la gente simpática, decide no buscar otro cargo; y conservar su libertad. Es la pri-
como lo hacen los niños de su edad, y antes de sentarse al cla- mera vez que un músico sin fortuna elige ser independiente y
vecín pregunta: “¿Me quieren ustedes? ¿Me quieren de veras?” corre el riesgo de ser enteramente responsable de su vida.2
Toda su vida, Mozart necesitará amor, necesitará felicidad.
Los necesitará más que los demás: tener genio da sed de 2 Paraser enteramente exactos, digamos que los trovadores de la
amor… Al año siguiente, y después, Mozart sigue de viaje. De edad media eran relativamente independientes, pero en el marco de
los seis a los diez años, no se detiene: Augsburgo, Mannheim, un sistema social perteneciente a la organización feudal… Por cuanto
Maguncia, Francfort (donde deja maravillado al joven Goethe), a Gesualdo, príncipe de Venosa, su caso fue único en el siglo xvi.
Aquisgrán, Bruselas, París, Londres, La Haya, Amsterdam, Como era rico y poderoso, estaba por encima de las leyes comunes y
París, Dijon, Lyon, Ginebra, Zurich, Munich… Es aclamado no contaba con su música para vivir.
como un héroe, condecorado como un general, adorado como
un ídolo. El lector podrá decir que ésta es una mala educación,
pero el pequeño Mozart pasa por todo ello jugando, sin sufrir Obras de Mozart
la menor degradación de su sensibilidad.
Muy poco después, Mozart emprende una larga gira por Veinte óperas u óperas bufas (cuatro de ellas incon-
Italia. En la Capilla Sixtina, en Roma, escucha un bello Misere- clusas).
re para nueve voces de Allegri, perteneciente al repertorio ex- Dos serenatas y un ballet.
clusivo de la capilla pontificia: está prohibido copiar o tocar esa Nueve grandes misas (entre ellas el Requiem) y diez
música sin autorización especial y, naturalmente, no ha sido misas breves.
editada. De vuelta en su casa, ¡Mozart anota de memoria ese Muchas composiciones religiosas.
Miserere que lo ha impresionado mucho! Es una hazaña que Tres cantatas masónicas.
exige no solamente un “oído” (una atención auditiva) excepcio- Cincuenta y seis grandes arias de concierto con
nal, sino también una memoria musical fantástica. orquesta.
Todos los esnobs que se extasiaban ante las grandes proezas Treinta y dos lieder alemanes, dos arias italianas, dos
del pequeño Mozart no habían comprendido nada de su genio. arias francesas.
Por lo demás, no se interesan mucho tiempo en él. Todos los Cuarenta sinfonías.
salones parisinos querían recibirlo cuando llegó por primera Sesenta y cinco divertimentos, serenatas, marchas.
vez, a la edad de ocho años; no se hablaba más que de él, volvía Doscientas tres danzas.
locas a las damas de la corte. Cuando regresa en 1778, de vein- Conciertos para piano (veinticinco), violín (seis), dos
tidós años, París ya no se interesa en él: no reconocen al peque- violines (concertone), flauta (dos), corno (cuatro),
ño prodigio en el creador genial que ya ha compuesto trescien- para flauta y arpa, para clarinete, para fagot.
tas obras (entre ellas, al menos treinta sinfonías y diez óperas u Seis quintetos para cuerdas. Un quinteto con clari-
óperas bufas)… nete.
Sí, habéis leído bien: ¡a los veintidós años, Mozart ya había Veinticuatro cuartetos para cuerdas. Dos cuartetos
compuesto trescientas obras! Cierto es que nos dio sus prime- con piano. Cuartetos con flauta y oboe. Tríos,
ras obras maestras a los doce años: Bastien und Bastienne, las etcétera.
sonatas para violín y clavecín k.46, el Veni Sancte Spiritus k.47… Treinta y cinco sonatas para violín y piano.
Ésta es la época en que entra en el servicio del príncipe-arzo- Veinte sonatas para piano.
bispo de Salzburgo. Quince series de variaciones, cinco fantasías y cerca
El mundo se ha mostrado bastante severo con ese príncipe- de setenta piezas diversas para piano.
a
Para conservar la libertad, hay que poder defenderla… lo Mozart murió en la noche del 4 al 5 de diciembre… tal vez
a
que no es fácil para un compositor del siglo xviii. No basta de agotamiento. Al día siguiente, su cadáver es llevado a la
componer música genial. Hay que encontrar la ocasión de to- catedral para una breve ceremonia al aire libre, sin música, la
carla o de hacerla tocar en provecho propio. Y hay que vigilar ceremonia de los pobres. Constanze no está en condiciones de
al copista para que no copie por partida doble, pues el posee- asistir; la emoción la ha puesto enferma. Algunos amigos asis-
dor de un ejemplar podría dar audiciones y obtener así ganan- ten, soportando un frío terrible. Siguen el féretro hasta las
cias para su bolsillo: aún no había sociedades para la protección puertas de la ciudad, donde una tempestad de nieve los obliga
del “derecho de autor”. Mozart trabaja como un loco. a regresar. Así, el músico más grande de la historia fue enterra-
En 1782 (tiene veintiséis años), obtiene un triunfo con El do en la fosa común.
rapto en el serrallo y se casa con una joven cantante de diecinue- Mozart no se asemejaba a la imagen que nos hacemos del
ve años que lleva el mismo nombre de pila que la heroína de genio. Era de muy corta estatura, muy delgado, muy pálido,
su ópera: Constanze Weber. Esto no muy nervioso, con una abundante cabe-
careció de dificultades, pues el padre de La personalidad de Mozart es un llera rubia de la que estaba orgulloso.
Mozart se opuso a este matrimonio. tejido de contradicciones: entre la Extremadamente sociable, no le gustaba
Wolfgang hizo el voto de componer una felicidad y la angustia, entre la estar solo, salvo en los largos paseos a
nueva misa en Salzburgo si llevaba allí a agitación del personaje que siempre caballo que le aconsejaba su médico.
Constanze como su mujer… Es así tenía que estar representando y Cuando no cenaba fuera, invitaba gente
como compuso una de sus más grandes la concentración inaudita de a cenar en su casa. Esas cenas debieron
obras maestras, la Misa en do menor, que su música, entre la trivialidad de tener muchas cosas imprevistas pues
es ejecutada en la iglesia de Sankt Peter, de sus distracciones y su Constanze, tan infantil como su marido,
con Constanze como soprano solista. inspiración sublime era una pésima ama de casa. A Wolfgang
Podemos preguntar si Mozart creía le gustaban el billar, los bolos y todos los
en dios. A mí, eso me parece evidente. Las sublimes partes juegos de sociedad. Buen bailarín y buen mimo, sobresalía en
vocales del Et Incarnatus, de esta Misa en do menor, sólo parecen ese juego, muy conocido, en que todos, por turno, deben hacer
triviales a los auditores triviales: son cantos de amor divino, que los demás adivinen un título o una frase sin pronunciar
arabescos angélicos, como los aleluyas gregorianos y los cantos palabra, exclusivamente por medio de ademanes.
de pájaros de Messiaen… A primera vista, Mozart parecía seguro de sí mismo, pero
¡Ay!, a Mozart sólo le quedan diez años de vida. Diríase que tenía enorme necesidad de dicha, de amor, de ánimo. Lo in-
lo sabe: parece apresurado. Compone obras maestras a una quietaban su pequeña estatura, su salud, su reputación, la falta
velocidad extraordinaria: Las bodas de Fígaro, Così fan tutte, La de tiempo (dormía poco y se levantaba a las seis). Su persona-
flauta mágica, La clemencia de Tito, las seis últimas grandes sin- lidad es un tejido de contradicciones: entre la felicidad y la
fonías, una veintena de conciertos para piano, cuartetos dedi- angustia, entre la agitación del personaje que siempre tenía que
cados a Haydn y al rey de Prusia, etcétera. estar representando y la concentración inaudita de su música,
Se cuenta que la víspera del estreno de Don Giovanni, aún entre la trivialidad de sus distracciones y su inspiración subli-
no estaba escrita una sola nota de la obertura. Mozart se pone me. Este genio prodigioso hace bromas estúpidas, cuenta chis-
a trabajar por la noche. Como está fatigado por los ensayos, su tes vulgares, se divierte con la menor tontería.
esposa le sirve ponche mientras le lee cuentos de Perrault para Mozart es todo lo contrario de un intelectual: su inteligen-
mantenerlo despierto. De todos modos, se queda dormido. cia es mediana, su cultura es endeble, no siente el menor inte-
Pero a las siete de la mañana, ¡entrega la partitura al copista! rés por la literatura, la filosofía, la política de su tiempo… y sin
Nadie, ni siquiera Mozart, puede componer una obra orquestal embargo, vivió en la época de Goethe, de Kant, de Voltaire, de
de esta importancia en tales condiciones. Es probable que Mo- Rousseau, de la revolución francesa, de la independencia de
zart, aquella noche, no haya hecho más que transcribir la ober- Estados Unidos. Su genio es de la forma más elevada: la que per-
tura que ya había compuesto mentalmente y que conservaba en manece libre de toda ideología. Su música es una música de ánge-
su fantástica memoria. les para el que sabe escucharla: no sólo las grandes obras
En 1791, año en que Mozart compone sus dos últimas ópe- maestras compuestas para la iglesia o para el teatro, no sólo los
ras, un misterioso personaje que no quiere darse a conocer le conciertos para piano o los quintetos para cuerdas, cumbres de
encarga un Requiem. Mozart, siempre muy emotivo, agotado la música instrumental. También obras de apariencia más mo-
por el trabajo y las preocupaciones de dinero, cree que aquella desta, como el Divertimento en trío k.568 o el sublime Ave
es una señal del destino y se imagina que va a trabajar para su verum k.618. Semejante música se le escapa al que quiere ana-
propio funeral. En realidad el misterioso desconocido es un lizarla: no viola ninguna regla, no ilustra ningún sistema, no
rico aficionado a la música, que tiene la costumbre de encargar lleva el lastre de ningún pensamiento filosófico. Pero el que se
música en secreto, ¡para después hacerla tocar con su nombre! abandona simplemente a su perfección siente la emoción artís-
En septiembre, de regreso de Praga, donde presentó La tica más pura.
clemencia de Tito, Mozart llega al límite de sus fuerzas; pero El gran artista no es aquel del que admiramos la capacidad
logra terminar La flauta mágica. En octubre, se recupera como para superar dificultades, las proezas técnicas, sino aquel que
por encanto: en noviembre, vuelve a sentirse exhausto: compo- nos hace olvidar su habilidad, suprimiendo todo rastro de es-
ne la maravillosa Cantata masónica k.623, y luego se mete en fuerzo. Así es como Mozart alcanza la cumbre del arte, mien-
cama, para no levantarse más. Confía a su discípulo Süssmayr tras nos hace olvidar su arte superior… G
la tarea de terminar su Requiem, lo que éste hace con gran res-
peto y talento. Traducción de Juan José Utrilla
a
a
Un apunte biográfico
Norbert Dufourcq
La Breve historia de la música es otra obra de la colección esposa, enferma, no estaba en condiciones de ayudarlo. Los
Popular, ésta con el número 43. Sus pocas páginas sirven obstáculos y los fracasos dificultan su carrera, pero podría de-
para introducir al lector en temas como el que aquí cirse que de ellos nacen otras tantas obras maestras: la Misa en
se presenta, de manera a la vez erudita y amena, gracias do menor (1783), las grandes sinfonías, los dúos para violín y
a lo cual los músicos aparecen como personas concretas alto, los cuartetos dedicados a Haydn (1785), música que a
veces gustó poco a los vieneses. Éstos reservaron sin embargo
un franco homenaje para Las bodas de Fígaro, obra maestra es-
Wolfgang Amadeus Mozart nació en Salzburgo. Su padre, crita sobre libreto de Da Ponte y que la ciudad de Praga acogió
Leopold (1719-1787), compositor y violinista al servicio del con entusiasmo (1786). Al año siguiente (1787) vuelve a triun-
arzobispo, como buen hombre práctico, advirtió rápidamen- far en Praga con el dramma giocoso y obra maestra en materia
te el partido que podía sacar de los jóvenes prodigios que le de ópera que es Don Giovanni, escrito al mismo tiempo que los
nacieron, en 1751 (Maria Anna, llamada Nannerl) y en 1756 dos quintetos (en do y sol menor) y la sonata a cuatro manos
(Wolfgang), obligándolos a presentarse ante el público en Mu- en do. Pero el matrimonio está en apuros. Mozart necesita
nich, Viena, Bruselas y París (1763). Mozart editó en París sus contar con sus fieles amigos, a pesar del título de músico de
primeras obras (sonatas para violín), fue a Londres (1764), cámara imperial que acaba de obtener. Tres sinfonías (en mi
donde su habilidad para tocar el clavecín le aseguró un éxito bemol, sol menor y do) —tres obras maestras— datan de 1788;
prodigioso y donde experimentó la influencia de Johann pero no remedian la miseria. Mozart intenta una última gira
Christian Bach, quien, a sus ojos, caracteriza el feliz equilibrio (Dresde, Leipzig, Potsdam): el pianista y organista improvisa-
entre el estilo italiano y el alemán. dor, que había profundizado su conocimiento de Bach, deja
Mozart volvió a Salzburgo en 1766 por La Haya y se en- estupefactos a los oyentes. Trae un poco de dinero de Berlín
cuentra en Viena en 1768, donde compone su primera ópera (1789). Su Così fan tutte (1790) sólo obtiene un éxito mediano
bufa (La finta semplice) y hace representar Bastien und Bastienne, en Viena. El año 1791, el de su muerte en Viena, ve aparecer
breve ópera cómica de estilo francés; esto le vale el título de La flauta mágica (ópera fantástica construida sobre libreto del
Concertmeister del arzobispo de Salzburgo. En 1769 va a Italia francmasón Schikaneder), Titus, un célebre Ave verum y “la
y durante dos años, en Milán, Roma y Nápoles, alcanza gran- conclusión simbólica de esta vida”: el Requiem, terminado por
des éxitos. En Roma (1770) se representa su Mitrídates. Des- un discípulo. Ese mismo año, Mozart había obtenido un pues-
pués de permanecer algunos meses en Salzburgo para escribir to de maestro suplente de capilla en la catedral de San Esteban
Betulia y toda una serie de sonatas para iglesia, regresa a Milán y escribió una última ópera: La clemencia de Tito.
para hacer representar Ascanio in Alba. El periodo 1771-1772 A menudo se ha escrito que Mozart fue “un milagro de la
fue de extraordinaria producción, aunque ya habían salido dos- música”. En efecto, poseyó tanto el genio de la sinfonía como el
cientas obras del cerebro del niño. del drama: agotó todos los géneros que elegía porque los llevaba
Se muestra todavía italiano en la cantata Il Sogno di Scipione; hasta la perfección. En él predomina la melodía, que es elegan-
pero después de la representación de Lucio Silla en Milán y de te, fluida y alada. No se le encuentra un contrapunto difícil, sino
los cuatro primeros cuartetos de cuerdas escritos en Bolzano, siempre de líneas amables y cantantes. Nunca hay nada de rígi-
deja para siempre la península. Vuelve a Salzburgo para escri- do en este hombre que tanto ha sufrido. Su música reposa sobre
bir cuatro sinfonías nuevas. Después, en Viena, se prenda de la bases de sana alegría, de buen humor y de razonado equilibrio.
música expresiva de Haydn y compone su primer concierto Por la concisión y la elegancia de su lenguaje es un clásico, aun-
para orquesta y piano (1773). En 1775, compone La finta giar- que ciertas páginas (Fantasía en do menor para piano) anuncian ya
diniera en Munich y en Salzburgo nuevas sonatas, conciertos, a los románticos. Es un clásico por la luz que se cierne sobre sus
aires de canto y divertimenti. Renuncia a la categoría de Concert- obras y por la frescura de la expresión. Es un clásico más huma-
meister cuando su patrono le niega un permiso para ausentarse no que Haydn y que resume admirablemente los dos siglos de
(1777). Se enamora de Aloysia Weber en Mannheim. En París, esfuerzos que, dentro de la historia de la música, terminan con
adonde ha ido con su madre y donde ésta muere (1778), oye él. Porque representa mejor que ninguno de sus contemporá-
con provecho la música de Grétry, Schobert y Gluck. A su re- neos o sucesores la síntesis cumplida entre la escuela de Mann-
greso, ocupa en Salzburgo un puesto de organista de la corte y heim (Stamitz), el arte de los franceses y el de Haydn, entre el
de la catedral (Misa de coronación). En 1780, el elector de Bavie- arte íntimo, concentrado y vigoroso de Bach y el arte infinita-
ra le encarga una ópera; será el Idomeneo, representado en mente flexible y joven de los napolitanos. “Sin dejar de ser clá-
Munich (1781). Wolfgang, quien rompe por segunda vez con sico, es decir sin dejar de ser cuidadoso y respetuoso del estilo,
su mecenas de Salzburgo, se instala en Viena. Se casa en 1782 dio atmósfera, facilidad y flexibilidad a los grandes géneros mu-
con la hermana de Aloysia, Constanze Weber. Escribe en sicales. Nos subyugan su regia facilidad, su naturalidad inimita-
menos de dos meses una ópera cómica (El rapto en el serrallo), ble y su irresistible evidencia” (R. Pitrou). G
seis sonatas para violín y entra en la logia masónica de Viena.
Pero comienzan para él la vida dura y la miseria, pues su Traducción de Emma Susana Speratti
a
a
De la infancia de Mozart
Stendhal
Dice Andrés Trapiello, a propósito de Vida de Mozart, ñarle, casi jugando, algunos minuetos y otros fragmentos de
que ninguna otra biografía supera “en pasión, encanto música; esta ocupación era tan agradable para el maestro como
y preclaridad a estas pocas páginas”. Hemos tomado para el discípulo. A Mozart le bastaba media hora para apren-
este fragmento de la edición que acertadamente puso en der un minueto, y apenas el doble para un fragmento de mayor
circulación la catalana Alba Editorial, en su colección de extensión. En seguida los tocaba con la mayor limpieza y per-
Clásicos. Agradecemos a los editores el permiso para fecta medida. En menos de un año hizo tantos adelantos que a
reproducirlo aquí los cinco de edad había inventado ya pequeños fragmentos de
música que tocaba a su padre, y que éste, por alentar el talento
naciente de su hijo, tenía la complacencia de escribir.
El padre de Mozart ejerció una gran influencia en el destino de Antes de la época en que el pequeño Mozart tomó afición
su hijo, cuyas aptitudes desarrolló y acaso modificó; es, pues, a la música, le apasionaban tanto los juegos de su edad suscep-
indispensable decir unas palabras sobre él. tibles de interesar un poco a su inteligencia que les sacrificaba
Leopold Mozart, padre, era hijo de un encuadernador de hasta sus comidas. En toda ocasión mostraba un corazón sen-
Augsburgo. Estudió en Salzburgo, y en 1743 fue admitido sible y un alma amante. Solía decir, hasta diez veces en un día,
entre los músicos del príncipe-arzobispo de Salzburgo. En a las personas que cuidaban de él: “¿Me quieres mucho?”; y
1762, fue nombrado subdirector de la capilla del príncipe. cuando por broma le respondían que no, las lágrimas asoma-
Como los deberes de su cargo no absorbieran todo su tiempo, ban a sus ojos. Desde el momento en que conoció la música,
daba, fuera de la corte, lecciones de composición musical y de se desvaneció su afición a los juegos y a las diversiones de su
violín. Hasta publicó una obra titulada Versuch, etc., o Ensayo edad o bien, para que tales juegos le agradasen, era preciso
sobre la enseñanza razonada del violín, que tuvo mucho éxito. que la música entrara en ellos de algún modo. Un amigo de
Estaba casado con Anna Maria Pertl, y se ha hecho notar, sus padres se entretenía a menudo en jugar con él; a veces le
como una circunstancia digna de la atención de un observador llevaban juguetes en procesión de un cuarto a otro, y enton-
exacto, que estos esposos, que dieron la existencia a un artista ces el que no llevaba nada cantaba una marcha o la tocaba al
tan privilegiadamente dotado para la armonía musical, eran violín.
citados en Salzburgo por su extraordinaria belleza. Durante algunos meses, el gusto por los estudios corrientes
De los siete hijos nacidos de este matrimonio, sólo vivieron de la infancia tomó tal ascendiente sobre Wolfgang que a ellos
dos: una hija, Maria Anna, y un hijo, éste de que vamos a ocu- se lo sacrificó todo, hasta la música. Mientras estudió aritméti-
parnos. ca, se veían siempre las mesas, las sillas, las paredes y hasta el
Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart suelo cubiertos de cifras que él trazaba con tiza. La vivacidad
nació en Salzburgo el 27 de enero de 1756. Pocos años después de su espíritu le hacía fácilmente apasionarse por todo lo nuevo
Mozart padre dejó de dar lecciones particulares, y se propuso que se le presentaba. Pero la música tornó a ser el objeto favo-
consagrar todo el tiempo que le dejaban rito de sus estudios; hizo en ella tan rá-
libre sus deberes en la corte del príncipe La vivacidad de espíritu de Mozart pidos progresos que su padre, aunque
a ocuparse él mismo de la educación le hacía fácilmente apasionarse por por estar constantemente a su lado podía
musical de sus dos hijos. La niña, un todo lo nuevo que se le presentaba. seguir la marcha de éstos, lo consideró
poco mayor que Wolfgang, aprovechó Pero la música tornó a ser el objeto más de una vez como un prodigio.
muy bien sus lecciones, y en los viajes favorito de sus estudios; hizo en ella La anécdota siguiente, contada por
que más tarde hiciera con su familia, tan rápidos progresos que su padre, un testigo ocular, probará lo que acaba-
compartiría la admiración que suscitaba aunque por estar constantemente a mos de decir.
el talento de su hermano. Acabó por su lado podía seguir la marcha de Un día en que Mozart padre volvía de
casarse con un consejero del príncipe éstos, lo consideró más de una vez la iglesia con un amigo, halló a su hijo
arzobispo de Salzburgo, prefiriendo la como un prodigio ocupado en escribir.
felicidad doméstica a la fama de un gran —¿Qué haces, mocito? —le preguntó.
talento. —Estoy componiendo un concierto
El pequeño Mozart tenía apenas tres años cuando su padre para clavicordio. Ya voy casi por el final de la primera parte.
comenzó a dar lecciones de clavicordio a su hermana, que a la —Vamos a ver esos preciosos garabatos.
sazón contaba siete. Mozart manifestó desde muy pronto sus —No, por favor, no he terminado aún.
asombrosas disposiciones para la música. Su gozosa diversión El padre, no obstante, cogió el papel y mostró a su amigo
era buscar terceras en el piano, y nada como su alegría cuando unos garabatos de notas apenas legibles a causa de los borrones
encontraba este acorde armonioso. de tinta; pero, en seguida, cuando Mozart padre hubo mirado
Voy a entrar en detalles minuciosos que supongo podrán aquello con atención, sus ojos permanecieron mucho tiempo
interesar al lector. fijos en el papel, y, por fin, se llenaron de lágrimas de admira-
Cuando cumplió los cuatro años, su padre comenzó a ense- ción y de alegría.
a
—Ved, amigo mío —dijo con emoción y sonriendo—, todo muy difícil; lo que merecería admiración es tocar con un solo
a
está compuesto según las reglas; lástima que no se pueda hacer dedo.” Sin mostrar la menor sorpresa ante esta extraña propo-
uso de este fragmento, porque es demasiado difícil y nadie sición, el niño se puso inmediatamente a tocar con un solo
podrá tocarlo. dedo y con toda la limpieza y precisión posibles. Pidió luego
—Pero es que es un concierto —replicó el pequeño Mo- que le taparan con un velo las teclas del clavicordio, y continuó
zart—; hay que estudiarlo hasta que se consiga tocarlo como es tocando con un dedo y como si se hubiera ejercitado mucho
debido. Veréis. Esto es así. tiempo en hacerlo así.
Y comenzó a tocar, pero sólo lo consiguió en la medida in- Desde la más tierna edad, Mozart, animado del verdadero
dispensable para explicar sus ideas. amor propio de su arte, no se enorgullecía lo más mínimo por
Por esta época, Mozart niño creía firmemente que tocar un los elogios que recibía de los grandes personajes. Cuando se
concierto y hacer un milagro eran la misma cosa; así pues, la hallaba ante gentes que no entendían de música, ejecutaba so-
composición de que acabamos de hablar era un mundo de lamente insignificantes bagatelas. En cambio, en presencia de
notas combinadas con justedad, pero que ofrecían tantas difi- los inteligentes tocaba con todo el fuego y toda la atención de
cultades que hasta al músico más hábil le hubiera sido total- que era capaz; y a veces, su padre hubo de usar de subterfugios
mente imposible ejecutarlas. y hacer pasar por entendidos a los grandes ante los cuales debía
El pequeño Mozart asombraba de tal modo a su padre que presentarse. Cuando, a los seis años, el pequeño Mozart se
éste concibió la idea de viajar para que las cortes extranjeras y sentó al piano para tocar en presencia del emperador Francis-
alemanas compartieran su admiración hacia su hijo. Semejante co, se dirigió al príncipe y le dijo: “¿No está aquí el señor
idea no tiene nada de extraordinario en este país. En conse- Wagensei? Hay que mandarle a buscar, porque él entiende.” El
cuencia, cuando Wolfgang cumplió seis años, la familia Mo- emperador mandó llamar a Wagensei y le cedió su sitio junto
zart, compuesta del padre, de la madre, de la hija y de Wolf- al clavicordio. “Señor —dijo entonces Mozart al composi-
gang, hizo un viaje a Múnich. El elector oyó a los dos niños, tor—, voy a tocar uno de vuestros conciertos; tendréis que
que recibieron infinitos elogios. Este primer paso tuvo pleno pasarme las hojas.”
éxito en todos los aspectos. Los pequeños virtuosos, de regreso Hasta entonces, Wolfgang no había tocado sino el clavicor-
a Salzburgo y encantados de la acogida que recibieron, inten- dio, y la extraordinaria habilidad que mostraba en este instru-
sificaron aún más su aplicación y lograron tal maestría en el mento parecía descartar la idea de pretender que se dedicara
piano que resultaba extraordinariamente notable, aun sin tener también a algún otro. Pero el genio que le animaba se adelantó
en cuenta sus pocos años. En el otoño de 1762, toda la familia en mucho a cuanto se hubieran atrevido a desear de él: ni si-
se trasladó a Viena, donde los niños tocaron en la corte. quiera tuvo necesidad de lecciones. G
En aquella ocasión, el emperador Francisco I dijo bromean-
do al pequeño Wolfgang: “Tocar con todos los dedos no es Traducción de Consuelo Berges
Mozart, el hijo
Peter Gay
El Mozart de Peter Gay es un estudio, de corte injustificadas, de una serie de presuntos pecados por acción u
eminentemente psicológico, de diversas facetas omisión. “Pero permítame un solo ruego —le escribió con un
del músico austriaco: el prodigio, el sirviente, punto de patetismo en fecha tan tardía como es 1777, cuando
el autor dramático, el clásico. Como el Año Mozart estaba a punto de cumplir veintidós años—, ¡y es que no pien-
se origina en la fecha de nacimiento, extrajimos, se tan mal de mí!” Desde que era pequeño tenía claro a quién
con autorización de Random House Mondadori, le debía más: “Después de dios —parece ser que dijo en alguna
su editor en español, la porción dedicada a la amorosa ocasión— está papá.”
pero tensa relación entre Leopold y Wolfgang La conducta de Mozart era del todo convencional para la
época. En el siglo xviii, como en los anteriores, la autoridad
legal de un padre sobre sus hijos era poco menos que ilimitada,
Mozart era un buen hijo. Cuando se encontraba de viaje escri- al menos hasta que fueran mayores de edad. Sin embargo, y es
bía a casa con frecuencia y con afecto, y en ocasiones añadía evidente, la presión psicológica que ejercen los padres —sobre
posdatas a las cartas de su padre en las que, de paso, enviaba todo la presión paterna— no se detiene ante demarcaciones
decenas de miles de besos a su madre y saludos cordiales a su artificiales. Incluso cuando ya era mayor, Mozart prefirió siem-
hermana. Les aseguraba a ambas que las echaba de menos con pre la docilidad al desafío, aunque cada vez le tentara más la
toda el alma, y contribuía obediente e incluso jovialmente a rebelión. Pese a las dificultades para reafirmarse a sí mismo,
elevar el presupuesto familiar hasta poder permitirse comodi- someterse a los deseos de su padre le resultaba más una carga
dades nunca soñadas. Con paciencia y humildad conmovedo- que una obligación que pudiera asumir con gusto. En 1769,
ras, esquivaba las ásperas acusaciones paternas, casi siempre escribió a su casa: “Y la razón de que yo escriba a mi mamá es
a
ningún biógrafo ha sido capaz de pasar por alto una relación
a
tan crucial. Fue su profesor, colaborador, consejero, enferme-
ro, secretario, representante, agente de prensa y principal y
más entusiasta seguidor. Pero la cuestión de si su influencia fue
beneficiosa o perjudicial, o si fue más bien una amalgama sobre
la que resulta difícil pronunciarse, sigue siendo un tema de
discusión aún candente doscientos cincuenta años más tarde.
Cuando Mozart tenía cinco años aproximadamente, su
padre se dio cuenta de que tenía en la familia la ocasión de
hacer fortuna. Lo cuenta Johann Andreas Schachtner, trompe-
tista profesional y buen amigo de los Mozart: cada vez que el
niño daba una nueva muestra de sus sorprendentes dotes mu-
sicales, como hacía con frecuencia, a su padre se le saltaban las
lágrimas. Schachtner las llamaba “lágrimas de embeleso y ma-
ravilla”, pero quizá fueran también lágrimas de gratitud ante la
imagen de los ducados que engrosarían las arcas de los Mozart.
Cuando se trataba del joven Wolfgang, el orgulloso padre y el
agudo empresario eran uno y el mismo.
En breve, como sólo sucede con los seres humanos, la rela-
ción de Leopold Mozart con su hijo estuvo gobernada por
motivos contradictorios. La ensombrecieron sus irracionales
preocupaciones financieras y la necesidad de controlar cual-
demostrar que conozco mis deberes”. Este pesado sentimiento quier movimiento de Mozart. Sin embargo, en sus lamentos
de responsabilidad filial fue desvaneciéndose sólo de manera también resuena un tono de preocupación sincera que se escu-
paulatina, y nunca llegó a abandonarle del todo. cha con más fuerza que la mendacidad manipuladora. Parece
Aunque la posición patriarcal de Leopold Mozart, sólidamen- además haber abrigado un sentimiento aún más peligroso,
te asentada en las tradiciones seculares, fue ejercida durante aunque nunca totalmente desplegado, destinado a perturbar la
años sin oposición, éste encabezaba una familia bastante moder- concordia entre padre e hijo: debió reconocer que Mozart lo
na para los tiempos en que vivió. No existen pruebas de que él, había superado con creces como intérprete y como composi-
o su esposa, para el caso, castigaran demasiado rigurosamente tor, en ambos casos con una facilidad pasmosa. Los psicoana-
a los niños, si es que los castigaban alguna vez. Habían sido listas han prestado mucha atención a los conflictos emociona-
educados en la autodisciplina estricta de manera suficiente- les de un hijo con sus padres, pero los de un padre con su hijo,
mente efectiva como para no necesitar apenas correctivos. mucho menos estudiados, en ocasiones perturban a las dos
Ante las contrariedades, Leopold Mozart prefería con mucho partes en idéntica medida. Sin duda, durante los cuatro años
el sarcasmo duro a la mano dura. No era, le comunicó a su que los Mozart vivieron en Salzburgo tras regresar de su tercer
esposa, uno de esos hombre “estrictos por partida doble”. Par- viaje a Italia en 1773, Leopold Mozart ya no pudo ahogar la
ticipaba en conversaciones amigables en casa o por correspon- desalentadora sospecha de que él no era más que el mero ayu-
dencia y firmaba, de manera cordial, “Tu viejo Mzt.” dante de uno de los mayores compositores que ha dado la hu-
No se debe pensar por ello que, pese a tener opiniones tan manidad.
avanzadas, fuese un demócrata en el ámbito doméstico: al igual Sin embargo, imaginar a padre e hijo continuamente enzar-
que cualquier otro hombre de su siglo, excepto algunos radica- zados en discusiones, o bien suponer que el primero explotaba
les como Defoe y Diderot, asumía que el varón era el señor de al segundo, equivale a subestimar la capacidad de Leopold
la creación. “No se debería uno cartear sólo con hombres — Mozart para el amor desinteresado. Se sentía, por lo menos de
comunicó a Frau Hagenauer con galante condescendencia a manera consciente, más orgulloso que celoso, puesto que se
principios de 1764—, sino que también debe uno acordarse del jactaba de los más recientes triunfos de Mozart casi nota por
encantador y pío sexo femenino.” Sin embargo, cuando encon- nota, y se deshacía en halagos. Dejando aparte el amor ciego
traba ocasiones para escribir a su esposa, que se había quedado que pudiera sentir por su hijo, estaba convencido de que era un
en Salzburgo mientras él y el pequeño Wolfgangerl estaban en genio. En 1764, en uno de sus estallidos característicos, escri-
el extranjero frecuentando a los aristócratas, dedicados a en- bió a Hagenauer: “Mi hijita es una de las intérpretes más dota-
grosar las arcas familiares, le enviaba boletines informativos en das de toda Europa, aunque sólo tenga doce años; para no ex-
absoluto condescendientes, en los que sólo omitía la informa- tendernos mucho, le diré que mi hijo, de ocho años, sabe tanto
ción más delicada sobre sus honorarios. No es que pretendiera como uno espera de un hombre de cuarenta. Resumiendo:
ocultárselo, sino que sentía una aversión fanática a que cual- quien no lo ve o no lo escucha, no lo puede creer.”
quier desconocido pudiera tener conocimiento de lo que él (o, De hecho, es el interés paterno, a conciencia, lo que marca
mejor dicho, su hijo) ganaba, así que reservaba tales revelacio- la conducta de Leopold Mozart, tanto al principio como más
nes para futuras conversaciones privadas. Además, hizo todo tarde. En marzo de 1765 dijo a Hagenauer desde Londres que
cuanto estuvo en su mano para potenciar la carrera de su hijo. había rechazado una oferta para establecerse en Inglaterra a
pesar de los espectaculares honorarios. Los Mozart habían in-
Wolfgang Mozart era un buen hijo, pero ¿era Leopold Mozart gresado “varios centenares de guineas” en menos de un año.
un buen padre? Su influencia fue tan notoria y persistente que No obstante, “tras madurarlo con ponderación y tras varias
a
noches de insomnio”, llegó a la conclusión de que no quería guió componiendo al mismo ritmo vertiginoso que había esta-
a
criar a sus hijos en un lugar tan peligroso, donde mucha gente blecido a principios de 1760, con la misma intensidad de antes
carece de religión y donde allá donde vamos no encontramos aunque con nuevas peculiaridades. Siguió intentándolo con las
más que malos ejemplos”. Era un razonamiento extraño, habi- óperas. En 1770, con catorce años, había compuesto Mitrída-
da cuenta del preciso catálogo de iglesias, capillas, sinagogas, tes, rey de Ponto, una ópera seria por encargo del consistorio de
orfelinatos y escuelas gratuitas para los pobres que había envia- Milán, y un año más tarde, en otra actuación para la misma
do a Hagenauer desde Londres cuatro meses antes. Bien infor- ciudad, escribió Lucio Silla, otra ópera seria. Dicho género,
mado, como a él le gustaba considerarse, y a menudo con cuya popularidad estaba empezando a decaer, ponía en escena
razón, la coherencia no destacaba entre sus virtudes. De joven a protagonistas nobles, una acción heroica, un discurso elevado
le había tentado la herejía, pero abandonó sabiamente su radi- y, normalmente, finales felices gracias a la intervención del
calismo religioso y empezó a profesar —puede que a sentir— gracioso gobernante de turno; docenas de compositores —in-
una profunda devoción que procuró inculcar a sus hijos. cluido Mozart— utilizaban para ello los libretos del prolífico
La atención constante de Leopold poeta italiano Pietro Metastasio.
Mozart hacia sus hijos era especialmente La cuestión de si la influencia de Ambas incursiones juveniles fueron
compulsiva, y se convirtió en intromi- Mozart fue beneficiosa o perjudicial, bien recibidas en su momento. “Alabado
sión directa a medida que contemplaba o si fue más bien una amalgama sea dios —escribió triunfalista Leopold
la inevitable maduración erótica de su sobre la que resulta difícil Mozart a su mujer a propósito de Mitrí-
hijo. Ninguna otra cosa podía liberar a pronunciarse, sigue siendo un tema dates—, la primera representación de la
Mozart de su sumisión filial, así que de discusión aún candente ópera tuvo lugar el 26 [de diciembre]
nada podía causar una ansiedad tan doscientos cincuenta años más tarde ante el aplauso general del público.”
aguda al padre como pensar que su hijo Dos acontecimientos sin precedentes en
pudiera enamorarse o, muchísimo peor, casarse y fundar una la ópera de Milán, decía, tuvieron lugar aquella noche: aunque
familia propia. Cuando los Mozart se reunieron por fin en iba contra todas las costumbres que una prima donna repitiera
Salzburgo, el muchacho contaba diecisiete años de edad y era un aria en el estreno, sucedió en aquella ocasión; y tras casi
casi un hombre. Incluso en un siglo en el que la pubertad lle- todas las arias hubo “un sorprendente batir de palmas y abun-
gaba más tarde de lo que sucede en la actualidad, la edad de dantes vítores: Viva il Maestro, viva il Maestrino”. De modo
Mozart prácticamente es garantía de que empezó a sentir inte- parecido, el Lucio Silla del pequeño maestro tuvo una gran
rés por abrirse a las experiencias sexuales, por muy tímido que acogida en el primer mes, y pronto consiguió más de veinte
pudiera ser. Y Mozart no era nada tímido. No sabemos cómo representaciones a pesar de la involuntaria comedia que pro-
fue de intenso ese interés durante aquellos cuatro años, ni a porcionaron al respetable unos cantantes celosos e incompe-
quién pudo estar dirigido; puesto que la familia permanecía tentes. Actualmente es raro que se represente alguna de las dos
junta la mayor parte del tiempo, se escribieron pocas cartas, óperas; pero para Mozart supusieron el indicador de su paso de
ese material que suele ser sustento primordial para el biógrafo. la condición de aprendiz a la de maestro.
Lo único que se encuentra en las pocas que existen son refe- Hacia 1773 ya comenzaba a alcanzar su estilo característico;
rencias casuales y enigmáticas que Mozart hace sobre algunas ya no es posible confundir ninguna de sus composiciones con
bellezas salzburguesas a quienes su hermana debía transmitir las de otros autores. Aunque el crecimiento de Mozart como
sus saludos. compositor fue en muchos aspectos gradual, la Sinfonía núm.
Sus cartas refuerzan la teoría de que, en Mozart, la anima- 29 en do mayor (k.200) marca un salto cuantitativo a la madurez.
ción infantil que se mantuvo latente durante la adolescencia e Representa un cambio respecto a las influencias italianas que,
incluso más adelante era un eficiente sucedáneo de la explora- si bien no abandonadas por completo, habían dominado la ju-
ción sexual. Los Mozart eran bastante bromistas, y el hijo lle- ventud de Mozart en las oberturas para sinfonías. Se había
vaba la batuta. Sus mensajes a Nannerl eran explosiones desen- vuelto hacia la escuela alemana, deleitándose en sus texturas
frenadas de un humor primitivo. Le escribía cartas cambiando, orquestales mucho más elaboradas, en su libertad de expresión
en ocasiones en la misma frase, del italiano al alemán, al inglés, y uso del contrapunto. Como pupilo despierto y normalmente
al francés y hasta al latín; hacía chistes malísimos y forzados, receptivo a las experiencias musicales nuevas, estudió con espe-
usaba innumerables veces palabras clave como una especie de cial interés los ejemplos que habían dado los hermanos Haydn
puntuación humorística, inventaba palabras para hacer rimas y encontró que el poético Michael, aunque menos celebrado
absurdas, alababa con sarcasmo la sabiduría de Nannerl, escri- que su hermano Joseph, era especialmente compatible con él.
bía en los renglones unas veces para arriba y otras para abajo y Consideraba algunas de las composiciones de Michael Haydn
se extendía sobre las funciones corporales íntimas. De hecho, tan instructivas como para copiarlas. De este modo, siguiendo
la preocupación de Mozart por el ano y los productos anales a los instructores que había escogido libremente, Mozart se
jamás desapareció del todo. Esto no indica gran cosa acerca de permitió un tono profundo y emocional que comenzó a reso-
Mozart, aparte de que se solazaba más que muchos otros en el nar con belleza en sus composiciones. A pesar de que las doce
empuje regresivo de los impulsos primarios. Tampoco era todo sinfonías que compuso durante los cuatro años en casa son
esto pura idiosincrasia: ni su padre ni su madre dudaban a la meros prolegómenos de las obras maestras que escribiría una
hora de hacer chistes sobre la defecación. década más tarde, resultan más que promesas. Tienen valor
propio.
Anduviese Mozart haciendo el payaso o se mantuviera serio, Y lo mismo sucede con los más exquisitos de los cinco con-
estudiase italiano o se vistiera para una recepción, la música ciertos para violín que compuso en un ramalazo de inspiración
siempre era lo primero en su vida. El Mozart adolescente si- entre abril y diciembre de 1775. Son las obras de un hombre
a
todavía joven, pero sobre todo el celebrado quinto de ellos, el ligera compuso varios divertimenti. Tanto en la corte salzbur-
a
“Turco” en la mayor (k.219), demuestra un derroche de imagi- guesa como en cualquier otro lugar, en estas décadas anterio-
nación que se convierte en la marca de un genio en desarrollo. res a la revolución francesa, se concebía un divertimento para
“La melodía se sustenta en la melodía —ha escrito el estudioso acompañar y dar esplendor a una celebración alegre, aunque
de Mozart H. C. Robbins Landon acerca de estos concier- Mozart dotó sus entretenimientos musicales de tanta profun-
tos—, y las nuevas ideas se suceden en dichosa despreocupa- didad que la coronación o la onomástica que les dieron nom-
ción por el resto o por cualquier patrón formal estricto. Lo que bre muy rara vez estuvieron a la altura. Su apetito compositor
cautiva inmediatamente al oyente es la elegancia incomparable era insaciable.
de la concepción y la ejecución, la suavidad de la orquestación En más de una ocasión comentó el padre de Mozart la fie-
(que incluso en esta edad relativamente temprana tiene esa reza e intensidad con la que su hijo escribía música durante
brillantez tan natural y tan característica del Mozart maduro) y tantas horas al día. “Componer —escribió Mozart a finales de
el deleite exquisito en la melodía pura.” la década de 1770— es mi única alegría y mi única pasión.”
Los progresos que hacía Mozart en otra forma musical que Pero ese adjetivo, única, repetido en esta resuelta declaración,
también había explorado antes no se quedan a la zaga: el Con- no parecía ser del todo sincero; siempre encontraba tiempo
cierto para piano en mi bemol (k.271), el noveno, apunta más a para jugar a las cartas o para una rápida partida de billar, o para
sus sucesores que a sus encantadores pero aún convencionales enviarle a su hermana chistes poco educados. Sin embargo, el
predecesores. Inspirado por Joseph Haydn, el padre del cuar- comentario de Leopold Mozart sobre la concentración total de
teto de cuerdas, también Mozart invadió este género, todavía su hijo era justo y pertinente. En 1771, Mozart informó a Nan-
en fase experimental, con una arrebatadora media docena de nerl desde Milán que “encima de nosotros hay un violinista,
muestras que se sucedieron con vertiginosa rapidez. debajo de nosotros otro, al lado un maestro de canto que da
No se detuvo ahí: escribió sonatas, conciertos para fagot y lecciones, en la última habitación frente a la nuestra alguien
oboe, una serie de misas cortas y arias de conciertos y otra que toca el oboe. ¡Así resulta divertido componer! Le da a uno
ópera, La finta giardiniera (La crédula jardinera), más comple- muchas ideas.” Más que cerrarse al mundo exterior, cuando se
ta que su predecesora, La finta semplice. Como el propio nom- sentaba ante su clave a componer, registraba los estímulos mu-
bre indica, la ópera bufa era, en oposición a la ópera seria, sicales externos y los convertía en propios. G
ópera cómica; a diferencia del Singspiel alemán, con diálogos
hablados, se basaban en canciones recitadas. En una vena más Traducción de Miguel Martínez-Lage
Un prodigio es inexplicable, pero su desarrollo, su curso de teología de la facultad de Salzburgo. En esta ciudad
conversión de mero milagro en algo que aproveche barroca, consagrada a la música, murió definitivamente la pre-
todo su potencial, sí la tiene. Sobre cómo Leopold, sunta carrera eclesiástica de Leopold. En efecto, dejando pron-
el maravillado padre, se dio a la tarea de nutrir, to los estudios teológicos, se matriculó en los de derecho, que
primero, y explotar, después, el talento de Mozart abandonó en seguida para dedicarse exclusivamente a su pa-
se ocupa este emotivo fragmento sión: iba a vivir sólo por y para la música.
¡Por el diablo que se oiría hablar de él!
Un criado-músico No se equivocó, pues todavía hoy se habla de Leopold Mo-
zart. Pero menos como autor de un famoso paseo musical para
El señor Johann Georg Mozart, maestro encuadernador en orquesta y campanillas de trineo, menos por su talento, que
Augsburgo, tenía seis hijos. Como el mayor, Leopold, demos- por haber sido el padre feliz de uno de los compositores más
traba una gran disposición para la música, no carecía de habi- excepcionales de todos los tiempos.
lidad, era trabajador, y su padrino, el canónigo Gabher, le Para ganarse la vida, buscó una plaza de músico. Y encontró
concedió su protección amistosa, se tomó la decisión de hacer- un empleo de ayuda de cámara en casa del conde de Thurn,
le entrar en calidad de corista en un colegio benedictino, en presidente del capítulo de la catedral de Salzburgo, que aceptó
donde aprendería el griego y el latín, el canto, el órgano y la sin amargura ni complejo, ya que tal era el sino de los músicos.
composición. De esa manera se libró de su ambiente un mozo Muchos nobles sostenían en sus casas orquestas particulares.
que por su nacimiento parecía destinado al hierro de dorar y al Los gastos hubieran sido excesivos de no haber tenido los pró-
masicote, pero del que nadie dudaba ahora que haría una ceres la ingeniosa idea de tomar ayudas de cámara que supiesen
buena carrera en las órdenes. manejar el arco o a flautistas capaces de trinchar las aves.
Pero ¡él sabía bien que adoraba cada vez más la música y que Una vez aseguradas la habitación y la comida, Leopold
no tenía la menor vocación sacerdotal! A los dieciocho años, compuso sus primeras obras, dedicadas, como es natural, a su
dejó a los benedictinos de San Ulrico para matricularse en el patrón. Como poseía un hábil y agradable golpe de arco, no
a
tardó en ser nombrado cuarto violín al
a
servicio del príncipe-arzobispo de la
corte de Salzburgo, Anton Firmian. Un
año más tarde, a los veinticinco de edad,
era maestro de violín. Dando algunas
lecciones aquí o allá, pudo aumentar sus
ingresos y casarse sin temor a arrastrar a
su mujer y a sus hijos a la negra miseria
de los artistas que tienen los bolsillos
vacíos, un abrigo raído, los zapatos rotos,
pero el cerebro lleno de notas para can-
tar o de patéticas estrofas para declamar.
Una vez seguro de que podría mantener
una familia, el sólido, el razonable, el
práctico Leopold, tomó mujer.
Nueve años más tarde, el domingo 27
de enero de 1756, al matrimonio de
Leopold Mozart y Ana Maria Pertl le
nació el séptimo hijo, bautizado con los nombres de Johannes ño Wolferl, que pasaba horas y horas buscando las terceras,
Chrysostomus Wolfgangus Gottlieb Mozart, al que nada lla- cuyas armonías parecía saborear inocentemente? Leopold Mo-
maba a ser encuadernador. zart se divertía con ello, sin darse cuenta de que, en un clima
como el de su hogar, la música estaba a punto de convertirse en
Un allegro entre borrones una segunda naturaleza del niño. Regaló a Nannerl un Noten-
buch, es decir, un cuaderno de música, en cuya primera página
Leopold se acerca a la cuarentena. De los siete hijos que le escribió, en francés según la costumbre: “Pour le clavecin. Ce
diera su mujer, sólo le quedan dos: una niña, Maria Anna, lla- livre appartient à Mlle. Marianne Mozart. 1759.” Wolferl se
mada familiarmente Nannerl, de cinco años, y ese pequeño apoderó de él. Y Leopold pronto se vio obligado a educar si-
Wolfgang. Seguía, como siempre, dominado por la música. Su multáneamente a sus dos hijos, en vista de la viva impaciencia
fama de pedagogo había aumentado, e incluso había publicado del niño por aprender a tocar el clavecín.
con éxito un volumen titulado Ensayo de un método profundo de ¡Qué sorpresa! A los cuatro años, Wolferl es capaz de apren-
violín. Al año siguiente, fue nombrado compositor de la corte. der las piezas sin ninguna dificultad, con más facilidad aún con
En la católica ciudad de los príncipes-arzobispos, Leopold la que se toma la sopa. Las lecciones parecen un juego, tanto
Mozart figuraba ahora entre las celebridades musicales. para el padre como para el hijo. En medio del estupor general,
Y en Salzburgo, en donde se juntaban las casas medievales, el niño descifra pronto los mismos trozos que su hermana.
las iglesias barrocas y los palacios rococó, la música era siempre No obstante, la vida prosigue. El padre lleva a los niños a las
una diversión y un arte cotidiano. Cada casa señorial tenía su marionetas y al guiñol, en donde Hanswurst no se cansa de
orquesta propia, cuyos componentes, como Jano, mostraban hacer el bufón; la madre, que no ha olvidado sus orígenes cam-
dos caras: la del sirviente y la del músico. Y entre otros sitios pesinos, hace reinar en la casa un humor suave y risueño; el
más populares, cada cumpleaños, cada perro Pimperl se deja tirar del rabo y los
acontecimiento familiar, servían de pre- Leopold Mozart comprende de canarios se desgañitan. Como todos los
texto para una serenata. La música pronto cuál es su verdadero destino: niños, los del matrimonio Mozart albo-
triunfaba tanto en las iglesias como en ocuparse de ese hijo que parece un rotan cuanto pueden, pero el jovial chi-
la catedral, en donde oficiaba Eberlin, el regalo del cielo, renunciando a toda quillo vuelve siempre al clavecín. Sus
“Bach de Salzburgo”, y algunos años ambición personal. Ya conoce su progresos empiezan a hacerse tan ex-
más tarde, Michael Haydn, hermano de misión: proteger, cultivar, conducir traordinarios, que el propio Leopold es-
Joseph. En resumen, la música formaba hasta su pleno florecimiento a su cribe en el Notenbuch: “El minué y el trio
parte del aire de aquel tiempo. pequeño prodigio se los aprendió Wolfgang en media hora,
En casa de Mozart, reinaba como el 26 de enero de 1761, a las nueve y
dueña y señora. Desde que el sol salía hasta que se ponía, sólo media de la noche.” Wolfgang tiene, pues, cinco años. A pesar
se oían escalas y ejercicios para dar agilidad a los dedos, impro- de su edad, toca con limpieza y mesura. Posee también el don
visaciones y composiciones. Y después de cenar, no era raro ver de poder repetir en el teclado sin dificultad alguna, gracias a un
llegar a Schachtner, trompeta de la orquesta de la corte, a otros sentido musical extremadamente precoz y a una prodigiosa
colegas de Leopold y a algunos melómanos amigos, para hacer memoria, las melodías que ha oído en la iglesia o en el concier-
música de conjunto. to y le han gustado. Leopold observa también que su hijo está
Leopold vive en el número 9 de la Getreidegasse, con su dotado de un carácter vivo y sensible y, sobre todo, muy dócil
música, su esposa Ana Maria, todavía su música; la Nannerl, y paciente, lo cual contribuye a acelerar su formación musi-
que contaba ocho años; el Wolferl, a punto de cumplir tres, y cal.
siempre su música. Esperaba hacer músicos de sus dos hijos. Al entrever las excepcionales condiciones de su Wolfgang,
Pero por entonces sólo se trataba de Nannerl, a la que em- se consagra cada vez más a él. Hemos de decir que el pequeño
pezó a enseñar el clavecín. ¿Acaso prestaba atención al peque- no vacila en improvisar piezas todavía informes y a lanzarse a
a
variaciones que su padre escucha maravillado. Quizás es en Wolfgang tenía seis años y Maria Anna once. El viaje duró
a
esta época cuando cambia la vida de Leopold Mozart. Este cerca de un mes. Sin duda, los pequeños artistas fueron muy
músico fecundo, a cuyas obras falta únicamente un poco de bien acogidos, puesto que, una vez de vuelta a Salzburgo, Leo-
sensibilidad, comprende de pronto cuál es su verdadero desti- pold no hablaba de otra cosa que de ir a Viena para presentar-
no: ocuparse de ese hijo que parece un regalo del cielo, renun- los a la emperatriz María Teresa.
ciando a toda ambición personal. Ya conoce su misión: prote- Entretanto, Wolfgang prosigue sus asombrosas pruebas.
ger, cultivar, conducir hasta su pleno florecimiento a su peque- No sólo toca cada vez mejor el clavecín, improvisa, inventa
ño prodigio. Como él había adquirido una sólida cultura, será variaciones, sino que se lanza a componer ante los ojos atónitos
su maestro en todos los aspectos del conocimiento. Además de de quienes le rodean. Sólo tiene seis años cuando Leopold
su padre natural, será su padre espiritual. anota su primera obra en el famoso cuaderno de Nannerl. Du-
Pero si Wolferl era un verdadero niño prodigio por su juego rante los meses siguientes, seguirá transcribiendo y fechando
tan valiente casi como el de un adulto, por su rapidez de lectu- allegros y minués. Parece que el niño es todo música. […]
ra y su ciencia musical, su hermana Nannerl era asimismo una Con entusiasmo y con fervor, Wolfgang descubre siempre
niña admirablemente dotada. Leopold no podía ocultarlos, más la música. A dios gracias, venera a su padre. Su docilidad,
pues hubiera habido algo de criminal en semejante actitud. Por su afán de saber, le ahorran las vicisitudes del aprendizaje. En
el contrario, sentía un deseo loco de exhibirlos y pronto ima- cuanto se sienta en el taburete del clavecín, nada puede dis-
ginó presentarlos ante el mundo. Bien pensado, la empresa no traerle. Al contrario, el menor ruido, la menor interrupción le
parecía irrazonable; podía incluso proporcionarle algún bene- irrita. Sorprende descubrir a un niño turbulento, bromista y
ficio, y la gloria de sus hijos favorecer al padre, que todavía goloso cuando vuelve a los juegos de su edad. No mucho des-
tenía que conquistar muchos galones en la capilla del arzobis- pués comienza a rascar un violín a propósito para su escasa
po. Como a los niños les encantaba la idea de engalanarse para talla. G
una exhibición pública, Leopold se dispuso a presentarlos en la
corte de Maximiliano III, en Munich. Traducción de Felipe Ximénez de Sandoval
Autorretrato de Mozart
Pere-Albert Balcells
La correspondencia dice mucho más que lo evidente: inventaba minuetos al teclado, que a los ocho componía sinfo-
entre líneas hay tanta sustancia como en las palabras que nías y que a los doce dominaba ya todos los géneros musicales
forman parte de lo escrito. Balcells reconstruye al músico de su época, desde la música para teclado hasta la música coral
de Salzburgo mediante el estudio de sus cartas y otros y orquestal de iglesia, pasando por la música de cámara, la
documentos de la época, como se ve en este fragmento, música sinfónica, la música concertante y la ópera. Pero es
tomado del libro con el mismo título que fue publicado igualmente cierto que, considerada únicamente en sí misma, la
por El Acantilado. Decimos gracias a los editores por el capacidad material de escribir estas obras no hubiera significa-
permiso para reproducirlo, compartiendo con más lectores do nada más que la anécdota curiosa propia de cualquier tipo
esa parte de su catálogo de don precoz. El auténtico “prodigio”, en su caso, se encuen-
tra en otra parte, y efectivamente, todos los testimonios de esta
Tengo la cabeza y las manos tan llenas del tercer acto época coinciden en hablar de la relación del niño con la músi-
que no sería nada extraño que yo mismo ca como de algo que, más allá del dominio técnico de unos
acabara transformándome en un tercer acto medios y de un lenguaje, le vinculaba de manera vital hasta
hacerle perder por momentos la apariencia de su condición
Cuando tenía cuatro años, su padre empezó a enseñarle, como si infantil. En la misma carta, Nannerl explica: “Se ponía furioso
se tratara de un juego, algunas piezas y minuetos al piano. Tanto al a causa del menor ruido durante una audición musical. En una
padre como al niño esto les costaba muy poco esfuerzo, y en una palabra, mientras la música sonaba, él era por completo músi-
hora aprendía una pieza y en media hora un minueto con tanta ca. Tan pronto como ésta terminaba, aparecía de nuevo el
facilidad que podía tocarlo entonces sin errores, con la más perfec- niño.”
ta nitidez y con las más precisa exactitud en el tiempo. Hacía tales Recuerdos que coinciden plenamente con aquellas explica-
progresos que con cinco años ya componía pequeñas piezas que ciones de Leopold a Wolfgang durante el viaje a París, referi-
luego le tocaba a su padre, y éste las ponía entonces por escrito. das a la actitud del niño ante la música: “muchas personas jui-
ciosas en distintos países mostraron su preocupación por tus
Nannerl recuerda así, en el año de 1792, las primeras manifes- posibilidades de una larga vida, a causa de la excesiva precoci-
taciones de la precocidad musical de su hermano. Es cierto que dad de tu talento y de las facciones siempre serias y reflexivas
Wolfgang acabó siendo uno de los niños prodigio más deslum- de tu rostro”.
brantes que ha dado la historia, un niño que a los cinco años No era pues de ningún modo trivial lo que la música signi-
a
a
ficaba para Wolfgang, y por lo tanto, tampoco resulta acepta- ción prematura de determinadas habilidades, un talento dota-
ble que lo fuera el público. Schachtner responde en su carta do, ya a partir de los seis, siete y ocho años, de un inexplicable
una de las preguntas que le había formulado Nannerl: grado de madurez. Desde Londres escribe: “Mi hijo, a sus
ocho años, sabe todo lo que se puede exigir de un hombre de
¿Cómo se comportaba de pequeño ante los grandes personajes cuarenta. En una palabra, quien no lo ve y lo oye no puede
cuando éstos admiraban su talento y su arte musical? creerlo.”
Realmente, en estas situaciones no traicionaba en absoluto nin- Y realmente, escuchando obras de esta época se tiene a me-
gún tipo de orgullo ni de ambición, porque esto nunca hubiera nudo la impresión de que responden a lo que sería propio de un
podido satisfacerlo mejor que tocando delante de gente que hombre de cuarenta años, incluyendo el hecho de una expe-
entendiera poco o no entendiera nada de música, pero él no quería riencia vital ya avanzada y de una perspectiva temporal hacia el
tocar nunca a no ser que sus oyentes fueran grandes entendidos, o pasado que en la infancia no había tenido todavía espacio sufi-
al menos había que engañarle y hacerlos pasar por tales. ciente donde empezar a desplegarse. En el genio musical de
Mozart aparece también reflejada, como ocurría con el conjun-
Exigencia por lo que respecta al público, y también por lo que to de rasgos de su carácter, la condición de disponer espontá-
respecta a la preparación del intérprete. […] El sentido de exi- neamente de una experiencia global del tiempo. Y si eso se daba
gencia que Wolfgang aplicó desde el principio a todo lo que a escala del periodo entero de la propia vida, más fácilmente se
tenía que ver con aquello tan importante que era la música, no daba aún a escala de las cosas que evolucionaban dentro de él,
se vio en ningún caso defraudado por los métodos que empezó y de modo muy especial en todo lo que estaba relacionado con
a aplicar, también desde el primer momento, su indiscutible la percepción artística y con la actividad creadora.
guía y maestro. A punto de terminar la larga tournée infantil de Existe un curiosísimo documento en el que Mozart (cosa
Wolfgang por Europa, Leopold confiesa a Hagenauer: totalmente desacostumbrada) explica a un amigo cómo tenía
lugar en su mente el proceso de elaboración de una obra mu-
Cada momento que pierdo está perdido para siempre. Y si siem- sical. Es una larga carta, escrita presumiblemente en el año
pre he sabido lo valioso que es el tiempo para la juventud, ahora 1789 o 1790, cuyo manuscrito original no ha llegado hasta
lo sé más que nunca. Vos sabéis que mis hijos están acostumbrados nosotros, y que sólo conocemos a través de una copia publica-
al trabajo. Y si, con la excusa de que una cosa impide la otra, tuvie- da en 1815 por Friedrich Rochlitz, director de la revista Allge-
ran que acostumbrarse a tener horas de ociosidad, todo mi edificio meine musikalische Zeitung. En relación con algunas de las mu-
se derrumbaría. La costumbre es una camisa de hierro, y vos chas cosas que se tratan en ella, Rochlitz aporta datos erróneos,
mismo sabéis también cuántas cosas tienen que aprender mis y eso ha despertado serios interrogantes sobre la autenticidad
hijos, especialmente Wolfgang. del documento. Pero más allá de estas dudas, el interés de los
fragmentos dedicados a la descripción del proceso creativo se
Exigencia por parte de un padre enérgicamente decidido a no encuentran en su propio contenido, en la medida en que, pro-
permitir que se perdiera aquello que había percibido con toda venga o no de la mano de Mozart, este contenido corresponde
claridad: la presencia de un talento distinto de la mera apari- y explica a la perfección todas aquellas manifestaciones genia-
a
les de lo que Leopold llamaba el “milagro nacido en Salzbur- Esta larga explicación da una panorámica inusitada sobre los
a
go”. En otras palabras, aunque Mozart no hubiera escrito estos mecanismos de funcionamiento que utilizaba el genio en su
fragmentos, el resto de datos que existen sobre su genio mues- caso. Al menos es un punto de partida bastante completo para
tran que lo que en ellos se explica tenía que ser necesariamen- explicar muchas de sus manifestaciones. En primer lugar está
te muy parecido a cómo funcionaba en realidad en su mente el la cuestión de cómo las obras eran “cocinadas” anticipadamen-
proceso de percepción y creación de una obra musical. El te en la cabeza. Después aparece el resultado, es decir, esta
amigo en cuestión es un barón aficionado a la música que le ha capacidad para capturar todos los momentos del tiempo en un
enviado algunas partituras compuestas por él para pedirle con- instante visual único y quieto, y finalmente aparece la pregun-
sejo. Después le pregunta cómo se las arregla él para compo- ta del barón sobre la quintaesencia de su estilo, a la que respon-
ner, qué método, qué sistema sigue: de con una bufonesca parábola. Realmente, Mozart no habla
mucho en las cartas sobre “su” música.
En verdad, sobre todo esto no puedo Escuchando obras de la juventud de En este sentido no hay duda de que se
decir más que lo siguiente, porque yo Mozart se tiene la impresión de que sentía mucho más predispuesto a escribir
mismo no sé más, ni podría explicar más responden a lo que sería propio de música que a escribir sobre ella. Pero sí
sobre ello. Cuando estoy solo conmigo un hombre de cuarenta años, que hace con cierta frecuencia comenta-
mismo y de buen humor, por ejemplo de incluyendo el hecho de una rios sobre lo que debería ser “la música”,
viaje en el coche, o paseando después de experiencia vital ya avanzada y de comentarios condimentados con ideas
una buena comida, o de noche, cuando una perspectiva temporal hacia el estéticas y críticas, que nacen general-
no puedo dormir, entonces me vienen las pasado que en la infancia no había mente de alguna circunstancia exterior,
ideas a chorros y del mejor modo. De tenido todavía espacio suficiente como la asistencia a algún concierto, o la
dónde y cómo no lo sé, tampoco puedo donde empezar a desplegarse incompetencia de algún libretista que no
hacer nada para saberlo. Las que me gus- le permite desarrollar la ópera a su ma-
tan las guardo en la cabeza, y me dedicó también a tararearlas, al nera. Y a través de estas opiniones dispersas, Wolfgang, sin
menos según me han dicho otras personas. Una vez que las tengo darse cuenta, va dando respuestas un poco más detalladas en
bien agarradas, me vienen en seguida una tras otra las ideas sobre relación con esta metáfora de la “nariz mozartiana”.
cómo utilizar estos trozos para hacer un guiso, de acuerdo con el
contrapunto, con el sonido de los distintos instrumentos et caetera, “En un instante, todo a la vez”
et caetera, et caetera. Esto me excita el alma, siempre que realmen-
te nadie me estorbe. Todo va haciéndose cada vez más grande, y Pero todo empezaba de momento en la cocina, donde tenía
yo lo voy haciendo cada vez más extenso y más claro. Y verdade- lugar la elaboración de aquel “guiso” musical que era percibido
ramente, la cosa queda ya casi lista en la cabeza por larga que sea, luego todo entero “en el espíritu”. Respecto de esta percepción
de modo que después la veo toda en el espíritu con una sola mira- final, las explicaciones son claras, y tan gráficas como sorpren-
da, en cierto modo como si fuera un bello cuadro o una bonita dentes. Una cosa que tiene lugar a lo largo del tiempo, en su-
figura humana, y la oigo en la imaginación, no de forma que una cesión, podía ser vista fuera del tiempo, “en un instante y todo
cosa vaya viniendo detrás de otra, como luego debe ser, sino en un a la vez”. Y esto “por larga que fuese”.
instante, todo a la vez. Esto es un festín. Todo lo que es encontrar Muchas de las actividades geniales de la infancia presupo-
y elaborar se produce en mí como un sueño bello e intenso, pero nen esta capacidad de abarcar globalmente el tiempo desde
el hecho de oírlo así, todo a la vez, es evidentemente lo mejor. Lo fuera. Entre ellas, la que debía resultarle más elemental era
que se ha formado de este modo no lo olvido fácilmente, y éste es aquella que tenía que desarrollar a cada momento, desde los
quizás el mejor don que nuestro señor dios me ha regalado. Cuan- seis años, en las continuas exhibiciones a lo largo de sus viajes,
do me pongo luego a escribir, tomo del saco de mi cerebro lo que y que consistía en leer a primera vista al piano cualquier cosa
antes, como ya he dicho, había quedado reunido allí. Es por eso que le daban. Nannerl lo recuerda años más tarde: “Tanto en
que entonces todo pasa bastante rápidamente al papel, porque al París como en Londres le presentaban piezas diversas y difíci-
fin y al cabo ya estaba listo, y raramente se transforma en algo les de Bach, Händel, Paradies y otros maestros, y él lo tocaba
distinto de lo que había habido en la cabeza. Por lo tanto, mientras todo, no sólo a vista, sino con el tempo y la nitidez pertinen-
escribo puedo dejar también que me distraigan, y a mi alrededor tes.” Esto debía parecerle incluso obvio, ya que en este caso, el
pueden ir ocurriendo todo tipo de cosas; yo continúo escribiendo “bello cuadro” ya estaba hecho, y sólo había que mirar para
a pesar de todo. También puedo ir hablando, por ejemplo sobre captarlo “con nitidez” en todos sus detalles.
gallinas y ocas, y cosas así. ¿Por qué, más allá del trabajo de com- El mismo Wolfgang explica años más tarde qué es para él
posición, mis obras adoptan precisamente la forma o manera que una lectura a vista digna de este nombre. Lo hace en una de las
las hace ser obras mozartianas, y no obras a la manera de cualquier cartas a su padre desde Mannheim, después de coincidir en una
otro? Con eso, simplemente, debe pasar como con mi nariz, que sesión de música con el Kapellmeister Vogler (el autor de aque-
al crecer y encorvarse precisamente en la medida en que lo ha lla misa que pocas semanas antes ya había hecho huir a Wol-
hecho, se ha convertido en una nariz mozartiana, y no en una fgang de la iglesia “tan pronto como terminó el Kyrie”):
nariz como la que pueden tener otras personas. Porque yo, la
singularidad, no la busco, y tampoco sabría describir la mía con Antes de comer chapuceó mi concierto a primera vista. El primer
más detalles. Pero es bien natural que las personas que realmente tiempo fue prestisimo; el andante allegro, y el rondó, verdadera-
se parecen tengan también un aire bien distinto las unas de las mente presti-ssi-ssimo. El bajo lo tocaba casi siempre distinto de
otras, tanto por fuera como por dentro. Lo que si sé, al menos, es cómo estaba escrito, y de vez en cuando hacía una armonía y una
que yo no me he dado a mí mismo ni una cosa ni la otra. melodía completamente distintas. Y es que no podía ser de otro
a
modo a aquella velocidad. Los ojos no pueden ver, ni las manos hecho un gran honor, como oirás muy pronto. Absolutamente,
a
pulsar. Así pues, ¿qué es esto? Tocar así a primera vista y cagar debes dejar leer la carta por todas partes y hacer que Sus Altas y
para mí es lo mismo. […] Por otra parte es mucho más fácil tocar Principescas Gracias se enteren de ello.
una cosa rápido que despacio. En fragmentos difíciles se pueden
pasar por alto algunas notas sin que nadie lo vea ni lo oiga. Pero En este saco de memoria musical, aparentemente sin fondo,
¿es bonito? Con la velocidad pueden cambiarse cosas en la mano llegaban a caber, cuando era necesario, óperas enteras. Al año
derecha y en la izquierda sin que nadie lo vea ni lo oiga. Pero ¿es siguiente, en Milán, tuvo que quedarse en casa dos o tres días
bonito? ¿Y en qué consiste el arte de leer a primera vista? En esto: a causa de unos reumas de Leopold: “Hoy representan la ópera
en tocar la pieza en el tiempo correcto, el que debe ser, y en expre- de Hasse, pero como papá no puede salir, no puedo ir a verla.
sar todas las notas, ornamentos, etc., con la expresión y el gusto Por suerte me sé casi todas las arias de memoria, y así, desde la
pertinentes, tal como está indicado, de modo que la gente pueda casa, la puedo oír y ver en mi mente.” Y después de la experien-
creer que el mismo que toca es quien lo ha compuesto. Su digita- cia con el Miserere, Nannerl podía tener una idea bastante
ción es también miserable […], todas las escalas descendentes de precisa del grado de fidelidad de esta audiciones imaginarias.
la mano derecha las hizo con el pulgar y el índice. Pero si era posible guardar en la cabeza obras de otros au-
tores habiéndolas oído sólo una o dos veces, obras que habían
Pero además de que le permitía leer cualquier cosa, la capaci- tenido que entrar desde fuera, con más motivo tenían que que-
dad de fijar imágenes temporales también proporcionaba unas dar grabadas en la memoria las obras elaboradas dentro, como
dimensiones a su memoria auditiva que de otro modo no serían queda descrito en la carta al barón, y como explica también
explicables, ni casi creíbles. La famosa proeza relacionada con Constanze en una carta muy posterior de 1827:
el Miserere de Allegri, que Wolfgang escuchó en la Capilla
Sixtina a los catorce años, evidencia cómo en su caso audición Lo que se le podría reprochar a Mozart es que no era muy orde-
y grabación mental eran prácticamente lo mismo. Se trata de nado con sus papeles, y a menudo perdía lo que había empezado a
una pieza coral de Gregorio Allegri, compuesta hacia la mitad componer, y para no perder tiempo buscando, prefería escribirlo
del siglo anterior, y que desde 1640 se cantaba cada año, exclu- otra vez. Como consecuencia, muchas cosas aparecían dos veces,
sivamente en la Capilla Sixtina, los miércoles y los viernes de pero la nueva versión no era nunca distinta de la que había perdi-
Semana Santa. Nannerl, muchos años después, da algunos do, porque la idea que finalmente había decido adoptar, entre
detalles sobre este episodio inverosímil. Padre e hijo llegan a todas las que imaginaba, era sólida como un muro, y nunca era
Roma justamente el miércoles de Semana Santa: transformada, cosa que puede verse también en sus partituras,
escritas de forma tan bella, tan precisa, tan limpia, y en las que
El miércoles al mediodía se dirigieron en seguida a la Capilla Six- ciertamente ninguna nota está cambiada.
tina para oír el tan famoso Miserere, y como, según la leyenda, a
los músicos papales les estaba prohibido, bajo excomunión, dejar- Efectivamente, ésta es una de las cosas que más caracterizan a
lo copiar, el hijo se propuso oírlo y ponerlo luego por escrito. Y las partituras de Mozart, en relación con los manuscritos de
así lo hizo; al llegar a casa lo puso por escrito. Al día siguiente otros grandes compositores. Y la razón era precisamente que,
volvió, con su partitura guardada bajo el sombrero, para compro- en su caso, la partitura original era el cuadro elaborado en la
bar si lo había sacado o no. Pero cantaron otro Miserere. El Vier- mente, que resultaba ser, hasta el nivel del detalle, “sólido
nes Santo, en cambio, repitieron otra vez el primero. Cuando como un muro” (mauerfest), lo cual relegaba el primer manus-
regresó a su casa hizo aquí y allá alguna mejora, y con ello quedó crito a la condición de copia. Eso explica que el manuscrito,
listo. por un lado, resultara tan limpio, y en cambio, a la vez, se viera
a menudo abandonado a todo tipo de negligencias y olvidos, ya
Leopold se apresura a comunicar la proeza a su mujer: que, como copia que era, no constituía ningún objeto impres-
cindible para la conservación de la obra. […]
Wolfgang ya lo ha puesto por escrito, y lo habríamos enviado con Escribir era, pues, una actividad completamente distinta a la
esta carta a Salzburgo si para interpretarlo nuestra presencia no de componer, como textualmente hace constar él desde Muni-
resultara necesaria. […] por lo tanto lo llevaremos nosotros mis- ch dos años después, cuando estaba poniendo por escrito el
mos a casa, y como es uno de los secretos de Roma, no queremos tercer acto de Idomeneo: “Compuesto ya lo está por completo,
dejarlo en manos de terceros, ut non incurremus mediate vel imme- pero escrito todavía no.” Y gracias a eso podía dejarse “distraer”
diate in Censuram Eclessia. mientras escribía, o bien podía ir charlando sobre gallinas y
ocas. Pero parece que la carta al barón todavía se quedó corta
“Así no incurrimos ni directa ni indirectamente en la censura en este punto. En abril de 1782, Wolfgang envía a Nannerl un
eclesiástica.” Precisamente los periódicos de Salzburgo debían preludio y una fuga para piano, y se excusa de que, en la parti-
de abundar con especial insistencia en esta amenaza, por lo que tura, la fuga aparezca en primer lugar: “El preludio va primero,
unas semanas después Leopold recibe un artículo enviado por y luego sigue la fuga. El motivo de que esté escrito así es porque
su mujer: ya había terminado la fuga, y la escribí mientras ideaba el pre-
ludio.” El “muro” de la imagen creada era suficientemente só-
Los dos nos hemos reído mucho al leer el artículo sobre el Mise- lido como para soportar, mientras pasaba al papel, no sólo dis-
rere. Por lo que respecta a esta cuestión no hay que preocuparse tracciones circunstanciales, sino incluso el peso de la simultánea
en absoluto. En cualquier otro lugar se da mucha importancia a generación mental de otra obra. O bien no aguantaba peso al-
eso. Toda Roma lo sabe, y hasta el papa sabe que Wolfgang ha guno, y las dos actividades disponían de compartimientos pro-
escrito el Miserere. No hay nada que temer; eso más bien le ha pios donde poder funcionar sin perjuicio mutuo. G
a
a
Mitos y teorías sobre la muerte de Mozart
H. C. Robbins Landon
En 1791. El último año de Mozart, publicado por Ediciones al drama del último año de Mozart; pero el italiano había sido
Siruela, Robbins Landon recorre los últimos meses una espina para Mozart durante la última década de su vida y
de la corta vida de Mozart. Agradecemos a la editorial con sus innumerables intrigas había conseguido que la vida
la oportunidad de compartir con nuestros lectores operística de Mozart fuera mucho más desdichada de lo ne-
este fragmento, en el que se hace una autopsia tardía cesario.
y se determinan las causas médicas que impidieron al En octubre de 1823, Ignaz Moscheles, un discípulo de
compositor concluir su poderoso Requiem Beethoven que estaba en Viena en aquel momento, decidió
hacer una visita al anciano Salieri, recién trasladado al Hospi-
tal General de Alservorstadt. Salieri, aparte de tener muchos
La repentina muerte de Mozart inmediatamente dio lugar a años, estaba muy enfermo; Moscheles tuvo que pedir permiso
toda clase de especulaciones sobre su verdadera causa, y en a la hija soltera del compositor y a las autoridades para poder
seguida empezaron a circular rumores de envenenamiento. Ya visitarle. “Fue un encuentro triste. Su aspecto ya me impre-
en la Nochevieja de 1791, un periódico de Berlín publicaba lo sionó, y no hacía más que hablar, con frases entrecortadas, de
siguiente: “Mozart ha muerto. Volvió a Praga sintiéndose en- su muerte inminente. Pero al final dijo: ‘Aunque ésta es mi
fermo; se pensó que tenía hidropesía y murió en Viena. Como última enfermedad, le aseguro bajo mi palabra de honor que
el cuerpo se hinchó tras la muerte hubo incluso quien pensó no hay nada de cierto en ese absurdo rumor; ya sabrá usted
que lo habían envenenado…” que dicen que yo envenené a Mozart. Pero no, es malevolen-
Al hijo de Mozart, Carl Thomas, le pareció extraño, quizá cia, pura malevolencia. Cuéntele al mundo, querido Mosche-
incluso sospechoso, que el cadáver de su padre se hinchara, les, lo que el viejo Salieri, que morirá pronto, acaba de con-
aunque su alusión al envenenamiento sigue siendo un tanto tarle.’”
oblicua. Con el paso del tiempo, sin embargo, la teoría del Al poco tiempo, en noviembre de 1823, Salieri intentó sui-
envenenamiento cayó en el olvido. Constanze no parece ha- cidarse. Beethoven siguió los sucesos de cerca mediante lo que
berle dado crédito en ningún momento, aunque afirma que le contaron algunos amigos por escrito en sus cuadernos de
Mozart sí tenía esta convicción (hecho que mencionó en sus conversación; Schindler, su amanuense, escribió: “Salieri está
conversaciones con los Novello). Sin embargo, en la década de otra vez muy mal. Está realmente deshecho. Tiene fantasías de
1820 un suceso dramático resucitó la teoría del envenenamien- ser el responsable de la muerte de Mozart y de haberle enve-
to de una forma especialmente sensacionalista; muchos años nenado. Esto es verdad —porque él quiere confesarlo…” En
después está idea constituiría la base de Amadeus, la hoy legen- otra anotación, ligeramente anterior, Johann Schick, un perio-
daria obra de teatro de Peter Shaffer, cuyo protagonista prin- dista vienés, añadía: “Apuesto cien contra uno a que la afirma-
cipal no es Mozart, sino Antonio Salieri. ción de Salieri es cierta. La forma en que murió Mozart lo
Salieri ya era Kapellmeister de la corte cuando Mozart llegó confirma.” En los cuadernos de conversación de Beethoven se
a Viena para instalarse allí en 1789, y a habla mucho del tema; parece como si el
diferencia de Mozart, que aún no había Lo curioso de Salieri es que, a pesar compositor meditase en ello a menudo.
comenzado su carrera operística en de sus éxitos, parece haber estado A principios de 1824 Schindler escribió:
Viena, Salieri era uno de los niños mi- realmente celosísimo de Mozart, “Vuelve a estar usted muy sombrío, gran
mados de la corte (sobre todo de José según atestiguan numerosas fuentes maestro. ¿Qué le ocurre? ¿Dónde ha ido
II), y por tanto del público aristocrático de la época; el italiano había sido a parar su alegría últimamente? No se lo
que asistía a las óperas. Al poco tiempo una espina para Mozart durante la tome tan a pecho, ¡así es el destino de los
de esto causó una profunda impresión última década de su vida y con sus grandes hombres! Aún viven muchos
en París con su opera francesa Les Da- innumerables intrigas había que pueden dar testimonio de cómo
naïdes (1784), que en un principio había conseguido que la vida operística de murió [Mozart], de si hubo síntomas [de
sido anunciada como obra conjunta de éste fuera mucho más desdichada de envenenamiento]. Él [Salieri] habrá
Gluck y su discípulo Salieri. Esta obra, lo necesario hecho, sin embargo, más daño a Mozart
que se ha repuesto con éxito en 1985, es con su denigración que Mozart a él.”
de lo mejor de Salieri. Pero lo peor de Salieri se caracteriza Incluso después de la muerte de Salieri, el sobrino de Beetho-
por su vulgaridad y no admite, por supuesto, comparación ven, Carl, escribió: “Siguen diciendo con gran convicción que
con Mozart. La popularidad de Salieri tardó sólo una genera- Salieri fue el asesino de Mozart.”
ción en debilitarse y desaparecer, pero en la década de 1781- El biógrafo italiano de Haydn, Giuseppe Carpani, defendió
1791 él y su música estuvieron en el primer plano de la vida ardorosamente a Salieri en septiembre de 1824, publicando
operística vienesa. Lo curioso de Salieri es que, a pesar de sus una extensa carta en un periódico italiano, donde decía:
éxitos, parece haber estado realmente celosísimo de Mozart,
según atestiguan numerosas fuentes de la época. En esta cró- ¿Mozart fue envenenado? ¿Sí? ¿Dónde están las pruebas? Es inútil
nica es necesario que Salieri ocupe un segundo lugar respecto preguntarlo. No hay pruebas y además es imposible encontrarlas,
a
porque Mozart contrajo una fiebre reumática infecciosa que no
a
sólo le atacó a él, sino que aniquiló a todos aquellos que la contra-
jeron durante aquellos días. Los esfuerzos y la experiencia de los
profesores de medicina más famosos, Closset y Sallaba, resultaron
inútiles, inútiles también las lágrimas de los hijos, los rezos de la
esposa y las esperanzas de toda la ciudad de Viena para el amado
maestro.
a
dicho Peter J. Davies. Lo único que puede hacer un aficionado
a
Mozart había sufrido fiebre y sudores intensos. En los pacientes
en estas circunstancias es resumir todos los descubrimientos con uremia es frecuente que la muerte sea efecto directo de una
del doctor Davies y expresar su admiración ante una presenta- bronconeumonía que se presenta cuando el paciente está ya
ción tan lúcida. […] moribundo.
a
a
Mozart y Salieri
Alexander Pushkin
Una de las primeras fabulaciones sobre el asesinato desata una borrasca y sólo un perro asiste a sus exequias. El
de Mozart a manos de Salieri se gestó en Rusia. más grande músico de todos los tiempos es arrojado a la fosa
Hemos tomado este breve drama de la edición que común.
la Universidad Autónoma de Sinaloa puso a circular El Requiem lleva el número 626 y final en el catálogo crono-
hace más de dos décadas, en traducción de un lógico de sus obras publicado en 1862 por Ludwig von Koechel
misterioso O. F., aunque la versificación corrió y revisado por Alfred Einstein entre 1937 y 1947. El catálogo
a cargo de José Emilio Pacheco se inicia con los minuetos compuestos a los 4 años y está urgi-
do de actualización pues hay muchos descubrimientos poste-
riores a 1947. Del Requiem nada más el Introitus y el Kyrie son
Durante varios años de éxito ininterrumpido, Amadeus —la autógrafos. Su discípulo Franz Xaver Süssmayr terminó las
obra de Peter Shaffer— ha actualizado la versión según la cual piezas restantes con base en los bocetos e indicaciones que dejó
Antonio Salieri (1750-1825) dio muerte a Wolfgang Amadeus Mozart, y compuso los últimos movimientos: el Sanctus, el
Mozart (1756-1791). En su biografía de Mozart, Wolfgang Benedictus, el Agnus Dei y la Communio.
Hildesheimer considera el envenenamiento una leyenda basa- Mozart murió sin conocer la verdad, pero la leyenda ro-
da en la animosidad de Mozart contra el compositor italiano. mántica del enlutado resultó un fiasco: se trataba simplemente
Salieri, dice Hildesheimer, “fue un hombre útil y en extremo del mayordomo de Franz von Walsegg, un conde que pagaba
conciliador serio en su actividad de músico y maestro. De en secreto a grandes compositores para componer las obras
todos modos, entre sus alumnos se cuentan Beethoven, Schu- que más tarde estrenaba como si fueran propias.
bert y Liszt.” Salieri, principal personaje tanto de Pushkin como de Sha-
Mozart (que sólo en broma empleó el “Amadeus” para fir- ffer, es una víctima o un villano, según la biografía de Mozart
marse “Wolfangus Amadeus Mozartus” y prefirió siempre la que se lea. Llegó a Viena en 1776. El emperador José II lo
forma francesa de su nombre, Amadé, a la alemana, Gotlieb) nombró maestro de capilla y fue hasta su muerte compositor
murió de un paro cardiaco, de acuerdo con las investigaciones de los Habsburgo. En 1787 el público vienés prefirió su ópera
médicas de hace veinte años. Adolescente, padeció una fiebre Tarara al Don Giovanni. Se dice que, en el doble infierno de las
reumática que debilitó su corazón. La enfermedad recurrió en intrigas de corte y escenario, el mediocre y rencoroso Salieri
1791 y el tratamiento a base de sangrías acabó con su resisten- encabezó la mafia italiana que hizo la vida imposible a los gran-
cia. des músicos alemanes, a Mozart lo mismo que a Franz Joseph
La verdad que todo se vuelve más incierto y misterioso Haydn (1732-1809). En cambio los defensores del autor de
mientras más información se acumula, y la bibliografía sobre Armida sostienen que Salieri fue un buen artista y un compa-
Mozart crece cada semana. Constanze Weber, su viuda, contó ñero exento de envidia y rivalidad. Un hecho indiscutible es
que en el lecho de muerte Mozart sospechaba que en efecto que enseñó contrapunto a Ludwig van Beethoven (1770-1827).
Salieri lo había envenenado. Al morir en Beethoven le dedicó sus Tres sonatas para
1825, Salieri confesó su crimen real o Constanze Weber, la viuda de violín, opus 12.
supuesto. Mozart, contó que en su lecho de Otras menciones de Mozart y Salieri
Pushkin leyó en un periódico vienés muerte éste sospechaba que en son las siguientes: según Pushkin,
la “confesión” de Salieri, acompañada de efecto Salieri lo había envenenado. Cristoph Willibald von Gluck (1714-
la anécdota que le atribuye haber silbado Al morir en 1825, Salieri confesó 1791) hizo renegar a Salieri de cuanto
el estreno de Don Giovanni. Su brevísi- su crimen real o supuesto había aprendido, porque en Orfeo y
ma obra Mozart y Salieri estableció la Eurídice (1762) Gluck sepultó a la vieja
leyenda al darle forma con la destreza de quien es el Mozart ópera y la convirtió en el drama musical que hoy vemos y es-
poético de la lengua rusa. Fue representada en 1832 y más cuchamos. Niccolá Piccinni (1728-1800) ha tenido la suerte de
tarde puesta en música por Rimsky-Korsakov. Stanislavsky in- Salieri, no la de Mozart, Haydn y Gluck. Pushkin alude al
terpretó en 1916 el papel de Salieri. En 1947 fue la única in- hecho de que la Ópera de París encargó a Piccinni y a Gluck
cursión de José Revueltas como director escénico en el grupo sendas obras en torno al mismo tema: Ifigenia en Táuride.
de La Linterna Mágica. Su entendimiento exige de nosotros los Gluck hizo en 1779 la que musicólogos y aficionados suelen
profanos en materias musicales algunas informaciones comple- considerar su mejor ópera. En 1782 Piccinni compuso la Ifige-
mentarias. En primer término, el antecedente que lo es tam- nia que conmueve aquí a Salieri. El público parisino se dividió
bién de Amadeus. en gluckistas y piccinnistas.
En julio de 1791 un personaje misterioso, vestido de luto, Por último, el disparador del desenlace en Pushkin es Pierre
encarga a Mozart un réquiem. Mozart cree que es un enviado Auguste Caron de Beaumarchais (1732-1799), que en 1784
de la muerte y que él va a componer para sus propios funerales. estrenó su comedia Las bodas de Fígaro. Lorenzo da Ponte la
El 30 de septiembre estrena La flauta mágica. Enseguida cae adaptó a drama per musica y sobre él Mozart compuso su ex-
enfermo. Empeora rápidamente y muere el 5 de diciembre. Se traordinario Fígaro. La ópera contribuyó a su ruina, pues,
a
como había sucedido en Francia con la brillante comedia, Fí- —fascinantes, profundos, misteriosos—
a
garo ofendió a la nobleza. Beaumarchais fue el primero en ri- manso y humilde renegué de todo
diculizar en sus narices a los que sólo iban al teatro para ver lo aprendido y amado: aquella música
glorificada y adulada a su clase. Los nobles fueron justiciera- que antes supuse la verdad divina.
mente humillados por Beaumarchais, da Ponte y Mozart en un Seguí a Gluck con firmeza, ciegamente,
acto que se ha visto como precursor de la revolución francesa. como niño extraviado al que señalan
Antes de ellos los pobres sólo aparecían en el teatro y en la el único camino. Tesonero,
ópera para ser motivo de escarnio y desprecio. me esforcé hasta lograr lo ambicionado
Los restos de Mozart se disiparon (el universo entero es su en el arte sublime. En ese instante
monumento, diría un epigramista griego). Así, no se pueden la fama me sonrió, mis armonías
analizar como los cabellos que han demostrado que Napoleón encontraron espíritus afines.
fue envenenado en Santa Helena. Nunca sabremos si lo mató
Salieri o si la ponzoña sólo es una metáfora de la envidia y la Gocé feliz el fruto de mi esfuerzo.
ruindad humanas. En todo caso, Pushkin y Shaffer prueban que Mi gloria fue producto del trabajo.
acertó la célebre profecía de otro desdichado compositor No conocí jamás celos ni envidias.
que, como Salieri y Piccinni, no es hoy sino una nota al pie de Me alegró ver triunfar a mis amigos,
la gloria inconmensurable de Mozart: al escuchar al niño pro- hermanos en el arte más hermoso.
digio el músico Hasse exclamó “Questo regazzo ci fará dimenti-
car tutti”: “Este muchacho hará que nos olviden a todos.” No me dolí siquiera cuando, excelso,
Piccinni cautivó con sus acordes
Escena i a los salvajes bárbaros franceses.
Y vibré al escuchar por vez primera
Una habitación de Ifigenia la música tristísima.
Salieri Dicen que no hay justicia en esta tierra. Nadie osaría decir: “Pobre Salieri,
Tampoco habrá en el cielo. Para mí es un vil envidioso despreciable,
esto es más claro que la simple escala. una víbora abyecta, pisoteada
He llegado a este mundo amando el arte. que en bestial impotencia muerde el polvo.”
En la infancia brotaban de mis ojos Nadie podría llamarme bajo o ruin.
lágrimas si escuchaba los acordes
del órgano en la iglesia centenaria. Y sin embargo debo confesar
que a partir de hoy envidio. Me desgarra
Muy pronto abandoné las distracciones el tormento rabioso de la envidia.
y rechacé cuanto no fuera música Pido justicia al cielo. No hay derecho:
para entregarme todo a los sonidos. el don sublime, la sagrada llama
Arduos me fueron los primeros pasos, no son premio del rezo, la fatiga,
fatigoso el camino, y sin embargo los sacrificios, el trabajo duro.
pude vencer zozobras, contratiempos. No es justo, no lo es, que el don, la llama
iluminen radiantes la cabeza
Basé el arte sublime en el oficio. de un loco, un libertino… ¿Mozart, Mozart?
Me hice artesano. Di docilidad
y obediencia veloz a cada dedo; (Entra Mozart.)
perfecta afinación cobró mi oído.
Asesiné a la música y después Mozart Qué lástima. Intentaba sorprenderte
me puse a disecarla como a un muerto. con otra de mis bromas.
Con álgebra medí las armonías. Salieri ¿Hace mucho que llegaste a mi cuarto?
Y cuando me hice dueño de la técnica Mozart No, Salieri, acabo de llegar. Quería mostrarte
ya pude fantasear, libre y seguro. una cosita, pero en el camino
oí tocar en la taberna sórdida
Me oculté a componer. No ambicionaba a un violinista ciego. Interpretaba
la fama cruel ni recompensa alguna. Voi che sapete. Tú no te imaginas
A menudo, en mi celda silenciosa, qué gracia me causó escuchar mi obra.
sin comer ni dormir, compuse, ebrio No resistí: te traje al violinista.
de inspiración y goce, para luego Pase usted, amigo. Tóquenos ahora
quemar mis notas y serenamente algo de Mozart como sabe hacerlo.
ver convertirse en humo las ideas
y los sonidos que de mí brotaron. (Entra el Violinista Ciego y toca un aria de
Don Giovanni. Mozart ríe.)
Y esto no es nada: cuando Gluck, el grande,
nos reveló de golpe sus secretos Salieri No le encuentro la gracia francamente.
a
Mozart Salieri, es imposible no reírse. Salieri Es un prodigio. ¿Cómo tú, insensato,
a
Salieri Jamás me río cuando el pintorzuelo pudiste entrar en la taberna inmunda
de brocha gorda imita la divina para escuchar a un pobre diablo? Ay, Mozart
Madona rafaelista, o un poetastro no eres digno de Mozart.
parodia al Dante. Lárguese usted, anciano. Mozart Di, ¿te gusta?
Mozart Espere, aún no se vaya. Le daré Salieri Cuánta profundidad y qué elegancia
para unas copas. Beba a mi salud. y audacia y armonía. Eres un dios
y no lo sabes, Mozart. Pero, en cambio,
(Sale el Violinista Ciego.) yo sé que eres un dios.
Mozart Probablemente.
Mozart Salieri, estás de malas hoy en día. ¿No te parece? Pero tengo hambre.
Mejor te digo adiós, vuelvo mañana. Es muy chistoso ser un dios hambriento.
Salieri ¿Qué me trajiste? Salieri En ese caso déjame invitarte
Mozart Una bagatela. a que cenemos en El León Dorado.
Anoche no dormí. Se me ocurrieron Mozart Me parece muy bien. Voy a avisarle
unas cuantas ideas y hace rato a mi mujer
las anoté. Se me antojó mostrártelas que cenaré contigo.
para que opines, aunque en modo alguno
quiero ser un estorbo. (Mozart sale.)
Salieri Mozart, Mozart,
siempre eres bienvenido. Toca, escucho. Salieri No puedo resistir a mi destino.
Mozart Yo, por ejemplo, un hombre enamorado… Fui el elegido para detenerlo.
Enamorado quizá no, tan sólo Si no lo hago perderemos todos
feliz con una niña o un amigo los sacerdotes del excelso arte,
—tú, por ejemplo— cuando en ese instante no sólo yo con mi pequeña fama.
todo se altera, surgen las tinieblas
y la visión macabra. Escucha, escucha. De nada servirá que Mozart viva
y ascienda cada vez cumbres más altas.
(Mozart toca.) No debe todo depender de Mozart.
Mozart: su aparente desprecio Quizá la razón estribe en que, en épocas en que nadie
por el violonchelo, el concierto componía sin que mediara un encargo destinado a un estre-
no inmediato, no haya habido violonchelista interesado en
para violonchelo perdido su música.
El rey Federico Guillermo II de Prusia, hijo de Federi-
Carlos Prieto co el Grande y violonchelista aficionado de alta jerarquía,
es acreedor de nuestro eterno agradecimiento por haber
A todos los violonchelistas nos intriga, tanto como lo encargado numerosas obras para violonchelo a los princi-
lamentamos, que Mozart haya “ninguneado” al violonchelo pales compositores de la época. Entre ellas se cuentan tres
—para usar un verbo mexicano elocuente e insustituible—, de las pocas obras concebidas por Mozart para ese instru-
máxime que compuso múltiples y prodigiosas obras para los mento: sus tres últimos cuartetos de cuerda, dedicados por
más variados instrumentos. Baste mencionar sus conciertos supuesto al rey, y en los cuales el violonchelo tiene una
para violín, la Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta, parte de especial relevancia.
los dúos para violín y viola, y las sonatas para violín y piano La famosa Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta
a fin de suponer lo que hubiera podido componer para el fue concebida inicialmente como una obra en la que habría
violonchelo. también un violonchelo solista, como lo demuestran algu-
No podemos aducir como explicación la relativa novedad nos borradores, pero Mozart optó pronto por descartarlo.
del violonchelo como instrumento solista. Mozart, cuya Hacia 1782 inició un Andantino en si bemol mayor para
curiosidad estaba siempre abierta a todas las manifestaciones violonchelo y piano que abandonó a los 33 compases.1
musicales, habrá sin duda conocido las sonatas y conciertos Es sabido también que Mozart compuso un concierto
de Vivaldi y de Boccherini, los conciertos de su admirado para violonchelo y orquesta, k.206a. El manuscrito se per-
contemporáneo Haydn y el virtuosismo de violonchelistas dió y nada se sabe acerca de sus posibles ejecuciones en vida
activos en Viena, como Anton Kraft y su hijo Nicolaus Kraft. del compositor.2 G
También conocía la obra del hijo de Johann Sebastian Bach,
Carl Philipp Emanuel, por quien sentía una gran amistad y
admiración y que había compuesto estimables conciertos para 1 H. C. Robbins Landon, comp., The Mozart Compendium,
violonchelo. No conoció, en cambio, las suites de Bach, cuya Schirmers Books, Nueva York, 1990, p. 343.
música, considerada anticuada, había caído en el olvido. 2 Ibid., p. 355.
a
a
a
Salieri Ya dilo de una vez. Mozart Salieri, ¿estás llorando? ¿Por qué? Dime.
a
Mozart El enlutado, Salieri Nunca antes he llorado en esta forma
el enlutado me persigue siempre. lágrimas a la vez dulces y amargas
De día y de noche como sombra sigue como el cansancio de un deber cumplido.
todos mis pasos. Aun en este instante Me parece que un arma bienhechora
siento que está invisible entre nosotros. un miembro enfermo me amputase.
Salieri Mozart, qué tontería. Por favor, Oh Mozart, no hagas caso: continúa.
no tengas miedo. Deja de pensar Y que mi alma se anegue con tu música.
en cosas tristes. ¿Sabes? Beaumarchais Mozart Ah, si todos sintieran como tú
solía decirme: “Fíjate, Salieri, el arte de la música… Imposible:
para ahuyentar los negros pensamientos el mundo acabaría. Nadie ya
los mejor es el vino o la lectura se iba a ocupar de asuntos terrenales.
de mi genial comedia sobre Fígaro.” La música iba a ser centro de todo.
Mozart Sí, fue tu gran amigo. Para él Somos pocos los grandes elegidos,
escribiste Tarara que me encanta. no abundamos los sumos sacerdotes
Tiene un pasaje fascinante. Adoro de la belleza. Imprácticos, dejamos
cantarlo siempre cuando estoy alegre. el lucro para otros. ¿No lo crees?…
Escúchame, Salieri: ¿será cierto
que Beaumarchais envenenó a un amigo, Salieri, no estoy bien. Algo me pasa.
a no sé quién en no sé dónde? Dicen. Me marcho a descansar. Adiós, amigo.
Salieri No, Mozart, es mentira.
Para ello seriedad y coraje le faltaban. (Sale Mozart.)
Mozart Beaumarchais fue genial. Tú y yo lo somos.
Crimen y genio son incompatibles. Salieri Mozart, adiós. Será tu sueño eterno.
Pero ¿es verdad lo que dijiste? ¿Son
(Salieri echa el veneno en la copa.) incompatibles genio y crimen? No:
¿y Miguel Ángel? ¿O será invención
Salieri Si así lo crees, bebe de esta copa. o engaño torpe del infame vulgo?
Mozart Brindo por tu salud, por la amistad
de Mozart y Salieri, grandes músicos. Acaso no mató nunca en su vida
el constructor del Vaticano. Acaso
(Mozart bebe.) no soy un genio como él y Mozart.
No pasaré a la historia por mi música
Salieri Espera que yo beba de la mía. sino por ser el que ha matado a Mozart.
Mozart No quiero beber más.
Voy a tocarte algo de lo que llevo de mi Requiem. Telón.
Esta es una novela en la que no importa tanto la precisión no mucho más de treinta horas de Viena, en dirección noroes-
histórica como la conversión de Mozart en protagonista de te, al lado de Mannhardsberg y del Thaya alemán, en las cer-
un relato. Al bajarlo de su pedestal de genio de la música, canías de Schrems, donde ya casi se han traspuesto las bellas
Mörike juguetea con un personaje desvalido y soñador, dos colinas moravas.
cualidades que el tratamiento biográfico no siempre logra “El vehículo tirado por tres caballos de posta —escribe la
revelar y que la literatura revela en todo su esplendor baronesa T. a su amiga— era un vistoso coche amarillo y rojo,
propiedad de cierta generala de Volkstett, anciana dama que,
según parece, siempre hacia alarde de su trato con los Mozart
En el otoño del año 1787, Mozart, acompañado de su mujer, y de los favores que les prestaba.” Un conocedor del gusto de
emprendió viaje a Praga para estrenar Don Giovanni. los años ochenta podrá completar un poco la inexacta descrip-
Al tercer día de viaje, 14 de septiembre, a eso de las once de ción del carruaje en cuestión. El coche amarillo y rojo llevaba
la mañana, la pareja, que iba de muy buen humor, se hallaba a pintados en colores naturales, en ambas puertas, unos ramille-
a
a
tes de flores; los bordes estaban adornados con angostos listo- frasquito de costoso perfume se había abierto y, sin que nadie
nes dorados, pero la pintura aún no tenía el brillo liso que tiene lo notara, había derramado su contenido sobre la ropa y los
la laca de los talleres vieneses de hoy. La carrocería tampoco cojines.
era muy abombada, aunque en la parte inferior se estrechaba —Debí imaginarlo —se lamentó ella—, desde hace rato se
coquetamente en una curva audaz; a esto se añade una capota siente fuerte el aroma. ¡Qué dolor! Un frasquito lleno de
alta y cortinas rígidas de cuero, que en ese momento estaban Rosée d’Aurore legítimo se ha vaciado por completo. Lo cui-
recogidas. daba como oro.
Acerca de la vestimenta de los pasajeros, anotaremos lo si- —Ah tontita —le respondió él para consolarla—, compren-
guiente: para preservar la ropa nueva de gala, guardada en el de que sólo así nos ha servido de algo tu delicioso perfume.
baúl, la señora Constanze ha escogido con modestia el traje de Antes estábamos como en un horno y de nada servía tu abani-
su esposo, un chaleco bordado de color azul desvaído, su acos- co; pero de pronto todo el coche pareció estar más fresco; tú lo
tumbrado gabán marrón, con una hilera de botones labrados atribuiste a las pocas gotas que me puse en la pechera, nos re-
de tal modo que a través de su tejido, en forma de estrella, animamos y seguimos conversando alegres, en vez de quedar-
brilla una capa de oropel rojizo; pantalones de seda negra, me- nos cabizbajos como carneros en carreta de carnicero. Ese
dias y zapatos de hebillas doradas. Hace media hora se ha bienestar nos acompañará ahora durante todo el camino. Pero
quitado el gabán a causa del calor, ya excepcional en ese mes, y ahora ven y vamos a hundir estas dos narices vienesas en la
en mangas de camisa, la cabeza descubierta, charla animada- espesura verde.
mente. Madame Mozart lleva un cómodo vestido de viaje de Tomados del brazo cruzaron la cuneta del camino y ense-
listas verde claras y blancas; sobre los hombros y la nuca cae, guida entraron en la penumbra de los abetos, que muy pronto
suelta a medias, la abundancia de sus bellos rizos castaño claro; se cerró en oscuridad, sólo traspasada de vez en cuando por un
nunca han sido afeados por el polvo; en cambio, el grueso ca- deslumbrante rayo de sol que caía sobre el musgo aterciopela-
bello de su marido, recogido en una trenza, está hoy más des- do del suelo. El fresco reconfortante, que repentinamente su-
aliñadamente empolvado que de costumbre. cedió al calor ardiente de afuera, hubiera podido ser peligroso
Habían remontado confortablemente una suave pendiente para el hombre desprevenido sin el cuidado de su compañera,
entre fértiles campos que interrumpía de trecho en trecho el quien a duras penas logró que aceptara el abrigo que ella le
extenso bosque, y habían llegado a su lindero. ofrecía.
—Cuántos bosques —dijo Mozart— hemos ya atravesado —¡Dios mio! —exclamó levantando la mirada hacia los altos
hoy, ayer y anteayer. No me había dado cuenta y menos aún se troncos—. ¡Qué magnificencia! Se está como en una iglesia.
me hubiese ocurrido poner pie en ellos. Bajémonos aquí, mi Me parece que nunca he estado en un bosque, y sólo ahora
amor, y recojamos de aquellas lindas campanillas azules que entiendo lo que significa decir: todo un pueblo de árboles, uno
crecen allá en la sombra. ¡Que tus animales respiren un poco, al lado del otro. No los ha plantado la mano del hombre, todos
compadre! han crecido por sí mismos, y allí se están, por la sola alegría de
Cuando se apeaban se descubrió un pequeño desastre que vivir y estar juntos. Ves, cuando era joven atravesé media Eu-
le valió una reprimenda al maestro. Por descuido suyo, un ropa de acá para allá; vi los Alpes y el mar, lo más grande y
a
bello de la creación; y ahora por casualidad, el tonto que soy de la mano, cordilleras, valles y precipicios, y por el otro lado,
a
está en un vulgar bosque de abetos en la frontera de Bohemia, donde no llega el sol, la sombra que proyectan las montañas.
y se maravilla y se encanta de que tal cosa exista y no sea una Hace ya dos años que me propongo ir allá y nunca, ¡qué ver-
fizione di poeti como las ninfas, los faunos y seres por el estilo, güenza!, tengo tiempo.
ni tampoco un bosque de comedia, no, sino uno que ha brota- —Bien —dijo ella—, la luna no se nos irá; ya recuperaremos
do de la tierra, alimentado por la humedad y la luz cálida del algunas cosas.
sol. Aquí vive el ciervo con su prodigiosa cornamenta ramifica- Luego de una pausa prosiguió él:
da, la graciosa ardilla, el urogallo, el arrendajo. —¿Y no sucede lo mismo con todo? ¡Ah!, no debo pensar
Inclinándose arrancó una seta y celebró el suntuoso color en todo lo que uno se pierde, pospone y abandona, por no
rojo vivo del sombrerillo, las tiernas laminillas blanquecinas hablar de los deberes para con dios y los hombres; me refiero
del lado inferior; también se metió algunas piñas de abeto en al simple goce, a las pequeñas alegrías inocentes que a diario
el bolsillo. están a nuestro alcance.
—Cualquiera creería —dijo su mujer— que no has dado ni Madame Mozart no pudo ni quiso de ningún modo desviar
veinte pasos por el Prater,1 donde por cierto hay también tales el curso que iba tomando su sentimiento, fácilmente presa de
rarezas. la emoción, y lamentó tener que darle la razón cuando él con-
—¿El Prater? ¡Caramba! ¿Cómo se te ocurre siquiera men- tinuó con creciente calor:
cionar ese nombre aquí? ¿Quién puede ver algo ahí con tantas —¿Pude jamás gozar de mis hijos por un buen rato? Siem-
carrozas, uniformes de gala, trajes y abanicos, la música y todo pre sólo a medias y en passant. Montar alguna vez a los mucha-
el ruido del mundo? Y hasta los árboles, por mucho que se chos sobre mis rodillas, galopar dos minutos con ellos por el
quieran hacer ver, ¡qué sé yo!: las bellotas y hayucos caídos al cuarto, y ¡basta!, ya los suelto. No recuerdo una Semana Santa
suelo son ahí como primos hermanos de un sinnúmero de cor- o un Pentecostés en que pasáramos un día de campo, en un
chos usados. A dos horas a la redonda todo el bosquecillo huele jardín o en un bosquecito, o en una pradera, nosotros solos,
a mesoneros y salsas. bromeando con los niños y jugando con las flores para volver-
—¡Increíble! —exclamó ella—. ¡Así se expresa ahora el nos niños otra vez. Mientras tanto, la vida se va volando como
hombre para quien no hay mayor placer que comer pollos el viento. ¡Dios mio! Cuando uno se detiene a pensarlo, empie-
asados en el Prater! za a sudar de miedo.
La pareja regresó al coche. Después de seguir un corto tre- Con esta autoacusación, se inició sin querer entre ambos
cho llano, el camino descendió poco a poco hacia una región una conversación muy seria, íntima y cariñosa. No la referire-
risueña que se extendía hasta perderse de vista en las colinas mos en detalle, preferimos echar una mirada a las circunstan-
lejanas. El maestro, después de callar un rato, se lanzó de cias que constituían en parte el tema expreso y directo de la
nuevo a hablar: conversación, y en parte sólo formaban su fondo consciente.
—El mundo es verdaderamente hermoso, y a nadie se le De una vez se nos impone la consideración dolorosa de que
puede reprochar querer quedarse el mayor tiempo posible. este hombre ardiente, de una sensibilidad increíble a cualquier
Gracias a dios, me siento sano y vigoroso como nunca y dis- estímulo y a lo más elevado que le esté dado al alma anhelar, a
puesto a hacer mil cosas a las que les llegará su turno apenas pesar de lo mucho que le tocara vivir, gozar y dar de sí en el
esté concluida y estrenada mi nueva obra. ¡Cuántas cosas no corto espacio de su existencia, careció a todo lo largo de su vida
hay en el mundo y cuántas aquí mismo, cosas curiosas y bellas de un sentimiento simple y estable de satisfacción propia.
que ni siquiera conozco, milagros de la naturaleza, de las cien- Quien no quiera buscar las causas de ese fenómeno más allá
cias, de las artes y artesanías útiles! de donde es probable que se encuentren,
Aquel carbonerito al lado de su carbone- Este hombre ardiente, de una las hallará en primer lugar en aquellas
ra sabe de algunas cosas exactamente sensibilidad increíble a cualquier flaquezas del hábito, al parecer insupera-
tanto como yo, y anhelo tanto conocer, estímulo y a lo más elevado que le bles, que con tanto placer y no sin razón
y podría hacerlo, tantas otras cosas que esté dado al alma anhelar, a pesar de solemos relacionar casi necesariamente
no son precisamente las que me ocupan lo mucho que le tocara vivir, gozar y con todo lo que admiramos en Mozart.
todo el tiempo. dar de sí en el corto espacio de su Las necesidades de este hombre eran
—En días pasados —replicó ella— existencia, careció a todo lo largo de múltiples, su inclinación sobre todo por
encontré tu vieja agenda de bolsillo del su vida de un sentimiento simple y las diversiones en sociedad era inmensa.
85. Por detrás hiciste tres o cuatro ano- estable de satisfacción propia Por su talento incomparable, era apre-
taciones: la primera, “a mediados de ciado y solicitado por las familias más
octubre se funden los leones grandes en la fundición imperial”; nobles de la ciudad; raras veces o nunca rechazó invitaciones a
después, y subrayado dos veces, “visita al profesor Gattner”. fiestas, reuniones y excursiones. Satisfacía, asimismo, su propio
¿Quién es? gusto por la hospitalidad dentro del círculo de sus amistades
—¡Ah, ya sé!: el buen viejo del observatorio que de vez en cercanas. No quería prescindir de la velada musical de los do-
cuando me invita. Hace tiempo que quiero mirar contigo la mingos en su casa, habitual hacía tiempo, ni tampoco del al-
luna y su hombrecito. Ahora tienen allá arriba un inmenso te- muerzo informal con algunos amigos y conocidos, dos o tres
lescopio; dicen que en el enorme lente se ven, casi al alcance veces por semana en su propia mesa. A veces, sin avisar, para
espanto de su mujer, traía huéspedes de la calle, gente de valor
1 Parque de excursiones de Viena, ya en la época de Mozart muy muy desigual, aficionados, colegas artistas, cantantes y poetas.
concurrido; hoy en día es un parque de atracciones con muchos bares Le agradaba tanto el gorrón holgazán, cuyo único mérito era
y restaurantes. el constante buen humor, los chistes y las bromas un tanto
a
fuertes, como el conocedor ingenioso y el virtuoso excelente. preferencia regalaba sin vacilar y siempre con una magnanimi-
a
Pero la mayor parte de su esparcimiento solía buscarlo Mozart dad sonriente, sobre todo cuando creía estar en la abundancia.
fuera de su casa. Día tras día, después del almuerzo, podía vér- Los recursos que exigía esta forma de gastar, agregados a las
sele jugar billar en el café, y muchas noches se le podía encon- necesidades regulares de su hogar, no guardaban ninguna pro-
trar en el restaurante. Le gustaba sobremanera ir al campo en porción con sus ingresos. Lo que cobraba en teatros y concier-
compañía, en coche o a caballo. Bailarín consumado, asistía a tos, de editores y alumnos, más la pensión imperial, en nada
bailes de gala y de máscaras, y varias veces al año se divertía a era suficiente, sobre todo porque el gusto del público en nin-
sus anchas en fiestas populares al aire libre, sobre todo en la gún modo se había decidido entonces sin reservas por la músi-
fiesta patronal de Santa Brígida, donde aparecía disfrazado de ca de Mozart. La belleza purísima, la abundancia y profundi-
Pierrot. dad de su música solían causar extrañeza por oposición a la
Estas diversiones, tan pronto disparatadas y turbulentas, tan música fácil, favorita de la época. Si bien, en su momento, los
pronto acordes con un estado de ánimo más tranquilo, estaban vieneses no se cansaban de Belmonte y Constanza a causa de sus
destinadas a dar el descanso necesario, después de enormes elementos populares,2 unos años después, en cambio, y no sólo
esfuerzos, a su espíritu mucho tiempo tenso; no dejaban de por las intrigas del director, Fígaro fracasó lamentablemente e
brindarle, además, por las delicadas y misteriosas vías por las inesperadamente ante Cosa rara,3 ópera amena, pero de menor
que el genio juega inconscientemente, las impresiones efíme- calidad; el mismo Fígaro que poco después fue recibido por los
ras que a veces lo fertilizan. Por desgracia, en tales horas, como habitantes cultos y sin prejuicios de Praga con tal entusiasmo
siempre había que agotar hasta el fin el momento feliz, nada que el maestro, emocionado y agradecido, decidió escribir para
entraba en consideración: ni razón, ni deber, ni la salud, ni el ellos su ópera siguiente. Sin embargo, a pesar de la hostilidad
hogar. Ni en el goce ni en la creación conocía Mozart medida de la época y de la influencia de sus enemigos, con un poco más
ni límite. Siempre dedicaba una parte de la noche a la compo- de tino y cuidado, Mozart hubiese podido obtener ganancias
sición. Muy de mañana, en la cama, la elaboraba durante largo muy considerables con su arte; pero aun las composiciones
tiempo. A partir de las diez hacía la ronda de sus clases, unas suyas que hasta la gran masas aplaudía, le producían pérdidas.
veces a pie, otras en un coche que le enviaban. Por lo regular, En suma, el destino, el carácter y su propia culpa se aliaron
esas lecciones le quitaban también algunas horas de la tarde. para no dejar prosperar a este hombre singular.
“Por cierto, trabajamos duro —escribe él mismo a uno de sus En vista de tales circunstancias, es fácil comprender la mala
mecenas— y a veces es difícil no perder la paciencia. Por ser un situación en la que se hallaba un ama de casa conocedora de su
clavecinista y profesor de música bien acreditado, carga uno misión. Constanze, a pesar de ser joven y alegre ella también,
con una docena de alumnos, y cada vez que acepta a otro sin como hija de músico y con sangre de artista, ya se las había
considerar si sirve o no, siempre que pague sus taleros contan- visto con las privaciones en la casa paterna, y mostró toda la
tes y sonantes. Cualquier húngaro bigotudo del cuerpo de in- buena voluntad del mundo para arrancar el mal de raíz, para
genieros, a quien el diablo incita a estudiar bajo continuo y acabar con muchas insensateces y para subsanar las pérdidas al
contrapunto sin motivo alguno, es bienvenido; asimismo la por mayor con economías. Sólo respecto de esto último carecía
condesita petulante que me recibe como al maestro Coquerel, tal vez de la habilidad necesaria y de la experiencia previa. Lle-
su peluquero, roja de ira porque una vez no toco la puerta al vaba la caja y el libro de cuentas; cada reclamo, cada aviso de
dar la hora.” cobro y todo lo desagradable iba a ella exclusivamente.
Y cuando, cansado por estos y otros trabajos profesionales, Entonces, es cierto, el agua se le subía a veces al cuello,
veladas, ensayos y cosas semejantes, ansiaba refrescar su ánimo, sobre todo cuando a esa angustia, a la estrechez, al apuro y al
por lo general sólo encontraba alguna exaltación nueva que temor a la deshonra pública, se añadía la melancolía de su es-
diera un falso estímulo a sus nervios agotados. Su salud fue poso, que se sumía en ese estado por días enteros, inerte e in-
minando en secreto; un estado de melancolía que se repetía de consolable, gimiendo y sollozando al lado de su mujer o mudo
tiempo en tiempo, si no se originaba, al menos se alimentaba en un rincón, rumiando obsesionado un único pensamiento
de esta situación, y asimismo, el presentimiento de una muerte sombrío: morir.
prematura, que terminó por acompañarlo, inexorable, en todo Constanze, sin embargo, raras veces perdía el ánimo y su
instante. Estaba acostumbrado a padecer cuantos pesares mirada lúcida casi siempre encontraba algún recurso y solu-
pueda haber, entre ellos el remordimiento, como amargo con- ción, siquiera provisionales. Pero, en lo esencial, poco o nada
dimento de cada goce; pero sabemos que también estos dolores mejoró. Cuando un día lo convencía, en serio o con bromas,
sublimados y puros confluían en aquel profundo manantial con ruegos y zalamerías, de que tomará el té con ella y disfru-
inagotable de melodías que, brotando de innumerables tubos tara del asado en la cena familiar sin salir después, ¿qué había
dorados, derramaba todo el martirio y toda la bienaventuranza conseguido? Es probable que algunas veces, turbado y de
del alma humana. pronto conmovido por las lágrimas de su mujer, él prometiera
Las malas consecuencias del modo de vivir de Mozart se cuánto ella le pidiese y aún más. En vano. Sin percatarse si-
manifestaban a las claras sobre todo en su economía doméstica. quiera de ello, volvía a las andanzas. Todo lleva a pensar que
Es natural que se le reprochara dilapidar el dinero en forma in- Mozart no podía proceder de otra manera y que forzarlo a
sensata y ligera, y este reproche de seguro se extendía también
a cualquiera de sus mas hermosos rasgos de generosidad. Cuan- 2 Belmonte y Constanza o El rapto en el serallo, estrenada en Viena el
do alguno de sus amigos, en situación de apremio, se le acerca- 16 de julio de 1782.
ba para pedir un préstamo o una fianza, solía saber de antema- 3 Una cosa rara, ópera ligera de Vicente Martín y Soler, que con
no que Mozart no preguntaría por la prenda o la garantía. Tal su éxito estruendoso opacó el primer recibimiento entusiasta de Las
precaución le era, en efecto, tan ajena como a un niño. De bodas de Figaro, la cual se estrenó en Viena el 1 de mayo de 1786.
a
acatar otro orden distinto, el que a nuestro entender es conve- se acercaban a una aldea que ya habían divisado desde arriba y
a
niente y provechoso a la humanidad, habría aniquilado en su detrás de la cual aparecía, sobre una amena planicie, un casti-
esencia misma a ese ser maravilloso. llete de aspecto moderno, residencia de un tal conde de Schin-
Constanze, empero, alentó siempre la esperanza de que las tzberg. Se proponían dar de comer a los animales, descansar, y
circunstancias externas impondrían un cambio del todo favora- almorzar en el lugar. La posada donde pararon estaba aislada al
ble mejorando radicalmente la situación económica, cosa que extremo de la aldea, junto a la carretera, desde la cual una ala-
no podía tardar en vista de la fama creciente de su esposo. meda de unos seiscientos pasos conducía hacia un lado hasta el
Pensaba ella que si desaparecía la constante presión económica jardín del castillo.
que, en mayor o menor medida, también a él lo afectaba, que Cuando se apearon, Mozart dejó como de costumbre que su
si podía vivir por entero para su vocación verdadera en vez de mujer encargara la comida. Entretanto, pidió para sí un vaso de
sacrificar la mitad de su tiempo y de su fuerza en ganarse el pan vino en la sala de abajo, mientras ella sólo pedía un trago de
de cada día, que si su alma y su cuerpo podían aprovechar agua fresca y un rincón tranquilo donde dormir un rato. La
mejor los goces ya no robados sino disfrutados con la concien- condujeron escaleras arriba mientras el esposo la seguía alegre,
cia más tranquila, entonces su condición se haría más ligera, silbando y cantando para sí. En un cuarto encalado con pulcri-
natural y tranquila. Hasta llegó a pensar que sería posible cam- tud y que ventilaron rápidamente, había, entre otros muebles
biar de residencia y que él podría olvidar su preferencia incon- anticuados y de noble origen, traídos sin duda alguna vez desde
dicional por Viena, lugar que, según ella, no le convenía del las habitaciones ducales, una cama limpia y liviana cuyo dosel
todo. Pero el paso decisivo para la realización de sus deseos e decorado descansaba sobre delgadas columnas laqueadas de
ideas lo esperaba Madame Mozart del éxito de la nueva ópera verde y cuyas cortinas de seda habían sido cambiadas hace
que motivó este viaje. tiempo; ella corrió el pestillo detrás de él, que salió a buscar
entretenimiento en la sala común. Pero allí no había alma vi-
viente fuera del fondero, y como no le agradó ni su conversa-
ción ni su vino, sintió ganas de dar un paseo hacia el jardín del
castillo mientras se preparaba el almuerzo. Le dijeron que el
acceso estaba permitido a extranjeros decentes y que además la
familia había salido ese día.
Se marchó y pronto recorrió el breve camino hasta la puer-
ta abierta de la reja, atravesó luego una alameda de tilos altos y
viejos, en cuyo extremo a mano izquierda se le ofreció de pron-
to, a poca distancia, el frente del castillo. Era de construcción
italiana, pintado de claro con una doble escalinata muy salien-
La composición estaba ya bien avanzada. Algunos amigos te; el tejado de pizarra estaba adornado, a la manera usual, con
íntimos y entendidos, testigos del desarrollo de esta obra ex- algunas estatuas de diosas y de dioses y con una barandilla.
traordinaria, capaces de juzgar su naturaleza y su efecto, la Entre dos grandes jardineras todavía en plena floración,
celebraban con tal entusiasmo dondequiera, que aun muchos nuestro maestro se dirigió hacia la parte umbrosa del parque,
adversarios de Mozart se resignaban a que este Don Giovanni, pasó por unos bellos grupos de pinos oscuros, y caminó por
antes de que transcurriese medio año, iba a sacudir, poner de senderos sinuosos que lo iban acercando a la parte más alta,
cabeza, en fin, tomar por asalto todo el mundo musical de un hacia el vivo murmullo de un surtidor al cual pronto llegó.
extremo a otro de Alemania. Más prudentes, menos incondi- La alberca ovalada y bastante ancha estaba en el centro de
cionales, eran las voces benévolas de otros que, juzgando por una orangerie redonda cuyos naranjos, muy cuidados, estaban
el estado actual de la música, no esperaban un éxito rotundo y sembrados en macetas altas, entremezclados con laureles y
rápido. El maestro, por su parte, compartía en su fuero interno oleandros; le daba vuelta un camino suave de arena que llegaba
estas dudas demasiado bien fundadas. a un angosto cenador de rejilla. El pabellón brindaba el más
En cuanto a Constanze, se mantuvo en su buena confianza, placentero rincón de reposo; había una mesita delante de un
como lo hacen siempre las mujeres que, una vez que están bien banco, y Mozart se sentó en la entrada.
convencidas de lo que sienten y embargadas por el fervor de un El oído entregado plácidamente al chapoteo del agua, la
deseo justificado, no se dejan turbar, como suele suceder con mirada fija en un naranjo mediano que estaba fuera de hilera,
los hombres, por consideraciones de diversa procedencia. solo en el suelo justo al lado de él y cargado de las más hermo-
Ahora, en el coche, tuvo de nuevo la oportunidad de defender sas frutas, nuestro amigo se sintió de pronto transportado ante
su creencia. Lo hizo a su manera alegre y graciosa, con redo- esa visión meridional a un encantador recuerdo de su infancia.
blado empeño, pues el buen humor de Mozart había decaído Sonriendo pensativo alargó la mano hacia la fruta más cercana
notablemente en el curso de la conversación anterior, que no como para palpar su maravillosa redondez, su jugosa frescura,
podía llevar a nada y por eso había terminado de manera poco en la palma de la mano. Pero íntimamente vinculada a la esce-
satisfactoria. Le explicó a su esposo, con la misma serenidad y na de su juventud que volvía a presentarse ante él, asoma una
muchos detalles, cómo, de regreso al hogar, pensaba disponer reminiscencia musical hace tiempo borrada, tras cuya huella
de los cien ducados convenidos con el empresario de Praga por imprecisa deja vagar un rato su ensoñación. Ahora los ojos le
la partitura, para cubrir los gastos más urgentes, y también brillaban, paseaba la mirada de un lado a otro; le ha venido una
cómo, de acuerdo con estos fondos, esperaba tener lo suficien- idea a la que de inmediato persigue con ardor. G
te para el invierno venidero y la primavera próxima. […]
Mientras tanto, hacía tiempo habían descendido al valle, y Traducción de Ana María Gathmann
a
a
La incesante búsqueda de Mozart
Paul Henry Lang
De la colección de ensayos Reflexiones sobre la música, res ha habido cuya música estuviera tan íntima y tan orgánica-
publicada por Debate en su variopinta colección mente vinculada a la de sus predecesores como la de Mozart.
Pensamiento, tomamos este texto de quien fuera En realidad, podríamos llamarle conservador pero conservador
profesor en la Universidad de Columbia, editor fresco y sin estropear. Es una juventud intocada, con los ojos
de Musical Quarterly y uno de los fundadores de iluminados por los primeros ideales. Su idealismo puede seguir
la American Musicological Society. Agradecemos siendo conservador porque es íntimo y, sin embargo, nada ex-
a los editores el permiso para compartir con nuestros puesto a la realidad; no hay ninguna cosa con la que pueda
lectores este penetrante estudio de lo mozartiano entrar en conflicto. El arte revolucionario nace cuando el ideal
está en conflicto con la experiencia. Pero la música del joven
Mozart no se preocupa de la realidad externa; en él no hubo
Puede decirse que hay compositores que se desarrollan salién- rebelión; como mucho, suspira, aunque su suspiro tarda en
dose constantemente de su marco y siguiendo nuevas direccio- concretarse en su música. Incluso en París, en el bullicio fasci-
nes. Porque continuamente se desarraigan, crecen errática- nante de la metrópoli, se queda a un lado como un niño mara-
mente y pueden quizá fracasar en el intento de conseguir su villado cuyos sueños caminan por regiones más elevadas y más
auténtica envergadura. Otros recorren sus dominios con sus puras. Esta música se origina antes de que la humanidad haya
primeros pasos y cada círculo les lleva a territorio conocido caído en pecado; es poesía angélica musical, puede que como
aunque cada círculo les otorgue nuevos descubrimientos y la poesía de Shelley. Pero si Shelley es un ángel con espada,
conquistas. Mozart es un ángel con arpa, aunque sus alas sean igual de
Mozart fue de estos últimos; siempre fiel a sí mismo. Inclu- poderosas.
so en sus primeras obras la mayoría de los “temas” de su músi-
ca ya están presentes y es fascinante observar cómo estos
“temas” reaparecen en obras sucesivas, siempre enriquecidos y
profundizados. Un compositor de este tipo no busca constan-
temente lo nuevo intentando “avanzar”: mantiene su posición
con mayor firmeza, se hace más fuerte; cada obra nueva signi-
fica un poco más que la anterior precisamente porque se con-
tenta con seguir su crecimiento natural. Cambiar, entrar en
territorios nuevos es siempre una aventura; para el artista crea-
tivo el único progreso seguro es avanzar en las profundidades
de su propia alma. Y ése es el camino más emocionante y más
difícil.
El lenguaje musical nace antes que las ideas que debe expre-
sar. También Mozart comenzó su profesión como usuario
competente del lenguaje musical y muy pronto lo manejó con
la habilidad de un virtuoso. Podemos recordar que también los
primeros poemas de Goethe dan la impresión de ser ejercicios Los elementos de la grandeza de Mozart están más allá del
de estilo y que, como él, Mozart adquirió la disciplina muy análisis y la discusión. Puede debatirse sobre otros grandes
pronto en una rigurosa escuela. Esa disciplina pronto le enseñó músicos pero la música de Mozart no ofrece ninguna abertura:
la vaciedad del virtuosismo externo y anheló un virtuosismo de es pura, sin fractura, acabada hasta el mismísimo final. En la
distinta clase, mayor y más difícil que el mero manejo del idio- historia entera de la música no hay otro fenómeno armonioso
ma. Su voz juvenil es tierna y discreta pero tiene un carácter semejante. La famosa mot de Baudelaire, “poeta sin trampa ni
definido; los clichés bien conocidos del idioma adquieren un cartón”, le sienta bien porque, sin duda, fue sincero y directo,
encanto individual y los giros tres veces familiares se hacen, fiel a su vocación, que era la de crear belleza a partir de la ma-
incomprensiblemente, más personales. En manos de cualquie- teria que hay, de la pequeña y triste materia de nuestra propia
ra de sus cualificados artesanos contemporáneos esas melodías vida. ¡Cuántas cosas decidieron su vida! Pero el compositor
o motivos son un lugar común; cuando los usa Mozart se hacen las transforma en noble belleza que se yergue por encima de las
sabiduría humana. De Homero en adelante, las más importan- circunstancias y que permanece, como los palacios de coral,
tes expresiones de poetas y músicos siempre han sido esos luga- incluso después de desaparecidos los seres vivos que reunieron
res comunes convertidos en algo propio. Redescubrir los lugares y edificaron los materiales. Y lo hace con la misma conciencia
comunes y atreverse a usarlos a la manera de uno mismo requie- que el instinto para los animales coralinos. Es el instinto autén-
re más coraje y juicio que buscar la novedad a cualquier precio. tico y antiguo del artista creativo. Habitaba en él, creando el
Con todo, este tono personal no supone nada extraordina- mundo individual de una belleza peculiar, a la vez feliz y trági-
rio o extravagante; por el contrario, pocos grandes composito- ca, a partir de la vida y siendo, sin embargo, más que la vida;
a
porque la poesía de Mozart es siempre del más alto lirismo, veras terminan en frases personales, el ritmo tiene un aire di-
a
semejante a la belleza de la Grecia clásica incluso cuando canta ferente y en medio de la escritura más complicada aparecen los
a los barberos frívolos y a los aventureros bravucones. procedimientos homofónicos más sencillos, iluminando la tex-
A esta poesía noble y sin trampa, esta pura grandeza creado- tura con una inmediatez que puede parecer un apartamiento
ra que permaneció intocada por los desórdenes de la vida, la repentino.
posteridad la ha considerado un milagro porque la posteridad En las primeras obras de Mozart, algunas de las cuales eran
no ha entendido la personalidad del compositor. Es triste con- prácticamente paráfrasis de composiciones de sus mayores, no
templar que su música fuera creada por un compositor que no hay plan ni principio; el arte que se alimenta de sí mismo va de
era del todo de esta vida, que siempre fue un invitado, uno de flor en flor. Lo importante para el joven era disfrutar su propia
nosotros pero no del todo. No se trata de que este santo de la y naciente capacidad de manejar el idioma. El nuevo periodo
canción no percibiera el mundo con calor: como todos noso- empezó cuando se convenció de que no servían todas las flores,
tros, él estuvo ligado a esta vida terrena con un millar de lazos cuando descubrió que hay flores eternas. El placer inocente de
de deseo y de amor. Pero el deseo aban- jugar con modelos dio paso al deseo de
donó la lucha y el amor se convirtió en Los elementos de la grandeza de sentar principios serios, los principios de
el de un vagabundo que se sienta con- Mozart están más allá del análisis y la fidelidad a la forma y al estado de
tento a nuestra mesa pero que sabe que la discusión. Puede debatirse sobre ánimo. Contemplando esas obras poste-
no puede quedarse mucho tiempo. otros grandes músicos pero la riores se es consciente no sólo de lo que
Puede que las cosas terrenales le re- música de Mozart no ofrece ninguna Mozart conserva de su herencia sino de
sultaran más interesantes y tristes por- abertura: es pura, sin fractura, lo que ya no utiliza. Es disciplinado,
que sabía que debía dejarlas, o puede acabada hasta el mismísimo final nunca acepta lo que se ofrece abierta-
que no le parecieran ni tan serias ni tan mente, y prefiere el matiz a la solución
tristes como le parecían a otros. Para él era más sencillo con- fácil. Sus mayores triunfos los alcanza no en las obras que des-
vertirlas en belleza. La suya no fue una vida combativa sino cansan en una idea pregnante o en un único impulso sino en
contemplativa. Qué fantástica debe parecerle la vida a quien la aquellas en las que los secretos yacen en los detalles y en las
mira, por así decir, desde el exterior, como quien mira un país maneras que escapan al incauto. Así avanza hasta el manantial
extraño y exótico, vivir en el cual significa miserias y penas, del arte auténtico, sin frustrarse nunca ante las dificultades, sin
mientras que viajar por él provoca placer y nostalgia. Es ese llegar a componendas con el gusto imperante, y sin dejarse
apartamiento el que arroja sobre su música, sobre su perfec- perturbar nunca por la indiferencia que recibía. Se parece al
ción, sobre su composición segura y sin mácula, sobre su vir- mago del cuento que, sintiendo que se le acerca la hora de la
tuosismo técnico y sobre su control infalible. Hay una cierta muerte, vacía el saco de sus trucos. Un joven mago y, sin em-
obstinada decisión de perfección en la elaboración de cada bargo, anciano y sabio como todos aquellos a los que acecha la
línea y de cada detalle que para el no iniciado aparenta ser muerte.
alegría y ante la que incluso el iniciado puede sentir a veces que Por supuesto es la crítica romántica la que ve al artista crea-
la música está escrita más por el gozoso juego alegre de la ima- tivo a través de su destino, pero sería difícil entender a Mozart
ginación que por la progresión lógica y necesaria desde el ini- sin ese romanticismo. La muerte joven impregnó su vida, sus
cio. Algo hay de cierto en eso pero si la música tuvo alguna vez ideas, sus acentos y coloreó su música. Fue un hombre joven el
un orfebre celliniano, ése fue Mozart. que escribió a su padre: “Como la muerte, cuando lo pondera-
Así fue, rebosando canción y fuerza y atravesando el mundo mos en detalle, es el auténtico objetivo de nuestra existencia,
indiferente hacia su segura muerte. Pero a su paso nos abrió un he formado durante los años pasados unas relaciones tan estre-
mundo completamente nuevo. Su avance no fue lucha sino chas con la mejor y más verdadera amiga de la humanidad, que
pena y quizá fuera pena porque no fue lucha. Puede vencerse su imagen no sólo ya no me aterroriza sino que ¡verdadera-
cualquier fuerza menos una: la resignación. En el fondo de esta mente me aplaca y me consuela!” Se le arrancó de nuestro
música brillante y alegre arde el calor de un gran sufrimiento, mundo profano, se le salvó de futuras batallas y errores, se le
de un amor predestinado y de un deseo de vida que es más hizo sabio, incluso se le transfiguró, poeta de la resignación
cálido que la vida misma. Hay muchas personas que sobreviven heroica. Mozart no rogó por su vida, estaba familiarizado con
a su amor por la vida; sólo los artistas creativos viven menos la muerte.
que él. Así reciben una maravillosa incandescencia interior las El arte detiene el tiempo. Prolonga la vida tras la muerte e
melodías delicadamente trazadas por el orfebre, sus armonías ilumina la oscuridad. Para Mozart el arte era el aspecto de su
bellamente cinceladas, y esa incandescencia lo funde todo en vida al que no podía ser infiel, la fuerza, la esperanza y la rique-
un gran arte. De ese modo se convierte el orfebre en un gran za de la vida amenazada. Sufrió por no ser entendido por su
artista más allá de la acusación de alegría. Aquí se interrumpe arte; la perfección que perseguía interesó a pocos, puede que
la discusión a menos que queramos cuestionar el mismísimo sólo a su devoto y sabio anciano amigo: Haydn. El éxito pasó
principio de la poesía que crea belleza. de largo; otros menos completos y menos perfectos llamaron
la atención. Eso le hirió; pero todo era cuestión de tiempo, el
El alma tiene la capacidad de aprender de otra sólo lo que le es auténtico contenido de su vida estaba más allá del tiempo.
propio, lo que hay de ella misma en otra personalidad, algo que Haber rebajado hacia un término medio su arte habría signifi-
como un imán atrae a su propia clase de metal y deja intactos cado la pérdida de su única esperanza, la salud y la seguridad
el papel y la madera. Hasta las antiguas formas, ardides y giros secretas de un hombre enfermo.
del contrapunto contenían elementos que, de repente, se con- Hablamos del poeta sin trampa y, sin embargo, su grandeza
virtieron en mozartianas; pero no se sabe cómo, las líneas se- no reside ahí. La grandeza creativa no es algo tan negativo
a
como el no tener ni trampa ni cartón. Lo que hace grande al se ve absorto en esa magia, incluso aunque el mundo se vaya
a
arte no es la ausencia de defectos, no es lo que falta, sino lo que interesando proporcionalmente menos en él. Su música ya no
posee. es contemporánea. Con una coherencia casi obstinada va redu-
ciendo todo lo “moderno” y por todas partes no ofrece más
¡Qué cosa tan extraña e insondable la música! ¿Qué es lo que que lo que, a falta de mejor término, llamamos clasicismo
le proporciona su esencia y su valor? Desde luego no el conte- puro: el concierto para clarinete, el divertimento para trío de
nido. Bien sabemos que las grandes ideas no bastan para una cuerdas, Così fan tutte. Qué increíblemente feliz la música de
gran sinfonía; no pocas obras que contienen magníficas inven- este mago listo para afrontar la muerte, ofreciendo la magia de
ciones terminan por ser eruditas y descarnadas. ¿Podría tratar- una vida plena. Ahora todo está concentrado y encajado. La
se del sentimiento? No parece, porque algunas de las piezas intoxicación de la juventud no se ha quebrado aún cuando las
más cálidas y más profundamente sentidas son composiciones primeras ideas de la edad anciana, mucho antes de la anciani-
bien pobres. ¿Acaso la forma? Algunas de las estructuras for- dad, añaden nuevos temas a los primeros. El compositor em-
males más conseguidas nos sorprenden como un juego vacío pieza a contemplar su vida, a comprender su destino y su final.
con distintos modelos. ¿O será la suma de todo ello? Pero la Mira la cornucopia de su música, con modestia pero con orgu-
experiencia demuestra que puede faltar una de ellas y seguir llo. También piensa en la muerte. Se dedica a la música, a la
siendo grande esa composición. Entonces ¿qué? Es evidente secreta alquimia mediante la cual puede crear por sí mismo
que no somos más capaces de proporcionar una respuesta que alegría a partir de la desgracia. Se aferra a la música como a un
los muchos pensadores desde tiempos inmemoriales que tam- cordón umbilical y en esos últimos años produce obra tras
bién se sintieron desconcertados por este enigma. Sólo la pala- obra, sin pausa.
bra magia, tan estereotipada y sobreutilizada, sería apropiada y Puede que cada arte deba marcharse de este modo, como el
nosotros la usamos como el matemático utiliza la x, la incógni- sol que arroja sus rayos más fuertemente coloreados cuando se
ta, a la que no se puede nombrar pero que, por lo menos, pone. G
puede indicarse con un símbolo.
Cuanto más se acerca Mozart a su precoz tumba, tanto más Traducción de Francisco Páez de la Cadena
La belleza mozartiana
Jean-Victor Hocquard
¿Existe la belleza característicamente mozartiana? todos los grandes músicos; sí, pero lo que resulta asombroso en
Al cabo de su “biografía musical”, Hocquard el caso de Mozart es la variedad de lenguajes que se convirtie-
intenta capturar la esencia estética del compositor, ron, para él, en lenguas maternas.
para la que es imprescindible un tipo especial Una vez realizado este aprendizaje de los diferentes lengua-
de interacción entre la música y quien la escucha jes, Mozart no dudó en romperlos para ir hacia delante. El
ejemplo más chocante en este aspecto es el del cuarteto para
cuerdas. Sin embargo, no desecha ninguno de los lenguajes
Ahora podemos preguntar: ¿qué significa el adjetivo mozartia- que adopta. En 1791, en el apogeo de su arte, se le ve utilizar
no, cuando sirve para calificar lo que caracteriza la música del todos los estilos, sin incluir siquiera la forma galante en las
maestro? Variaciones k.613. Mozart no renegó jamás de su obra pasada:
1] Primero está la justa adecuación del lenguaje, calidad que en junio de 1791 no siente ningún escrúpulo en dar al maestro
se debe a la vez a un agudo tacto psicológico y a un perfecto de capilla de Baden, junto con el Ave verum que acaba de com-
dominio de la técnica musical. Cuando Mozart se propone poner, las partituras de las misas de 1777.
decir algo, sabe lo que tiene que decir, y sabe cómo decirlo. Soltura, seguridad. Lítote también, y economía de medios.
Desde su primera infancia hasta su muerte no cesó de La mesura en todo: ni demasiado, ni demasiado poco, el Mittel-
aprender. Siempre en busca de perfeccionamiento técnico, es- ding escribe, es decir el justo término medio. Sobriedad, rigor,
tudió todas las formas a las que podía tener acceso en su época. intensidad gracias a la transparencia. Ese equilibrio está ligado
En abril de 1783, escribe a su padre pidiéndole las partituras a la gran variedad de lenguajes que tiene a su disposición: no
del viejo maestro de Salzburgo: “Nos gusta acercarnos a toda duda, en un mismo fragmento, en pasar súbitamente de uno a
clase de maestros, modernos y antiguos.” otro, usando generalmente unas transiciones que son obras
Tengamos cuidado al emplear la palabra influencia. Mozart maestras de concentración.
sufrió la influencia de Schobert, Michael y Joseph Haydn, de Mozart no ha sido el maestro de un lenguaje o de varios
Johann Sebastian Bach y sus hijos. Pero no se trataba de imi- lenguajes. Ha sido el maestro de sus lenguajes: en eso consiste
tarlos: no captaba procedimientos, asimilaba formas estructu- la verdadera maestría.
rales para su propio provecho. Saber un idioma es pensar di- Concluyamos: en la utilización de la música como vehículo
rectamente en ese idioma. Se dirá que esto es verdad para expresivo Mozart realiza una incomparable adecuación y elige
a
15 de enero de 1786: “Wolfgang compu-
a
so un nuevo Concierto en mi bemol, del
cual (curiosamente) tuvo que volver a
tocarse el andante.” Se trata del arrolla-
dor andante en do menor del k.482.
Entonces, cuando decimos que esta
música, en lo que tiene de esencialmente
mozartiano, es una música solitaria, apar-
tamos de esta palabra todo lo que puede
significar rechazo de la sociedad o nega-
ción a la comunicación. La palabra de
Arthur Schuring es muy profunda: “Mo-
zart ha sido uno de los hombres más so-
litarios de los que han pasado por este
mundo: su música era toda para él.” Y
esta soledad, lejos de cerrarnos el acceso
a su música, lo abre, al contrario, inmen-
samente. Pues la belleza mozartiana no
los medios con perfecta mesura. Mesura que no es sequedad, nos alcanza más que en la medida en que nuestro poder de
discreción que no es insignificancia, variedad que no es disper- absorción coincide con el del maestro, poder que por decirlo
sión, soltura que no es dejadez, técnica que no es nunca forma- de alguna manera introdujo en sus composiciones y que reside
lismo. Ante todo, inteligibilidad. ahora en el corazón de sus obras.
Esto en cuanto se refiere a los lenguajes entendidos como Aquí encontramos un profundo rasgo del carácter de Mo-
medios de comunicación. En el término mozartiano está todo zart: el increíble poder de concentración en el trabajo. “Soy
esto que podría, si se quiere, ser calificado de clasicismo. Pero esto feliz —escribe—, porque tengo algo que componer, lo cual
no es más que la resultante de algo más importante, que aflora constituye mi única alegría.” A su padre, que le dice que dé
cuando Mozart ya no se preocupa por expresar lo que consti- lecciones para ganarse la vida, le responde desde París (31 de
tuye el orden de los conceptos o de los sentimientos. julio de 1778): “¡No penséis que es por pereza, no!, pero esto
se opone demasiado a mi espíritu. Sabéis que estoy inmerso en
2] Se diría que entonces el músico, en vez de dirigirse a al- la música (dass ich sozusagen in der Musik stecke), que me ocupo
guien, se repliega sobre sí mismo, en total “soledad”. de ella todo el día, que estudio, que reflexiono…” Sobre todo,
Uno tiende a ver en este aislamiento el efecto de la crecien- no veamos en ella un refugio, una evasión. La prueba es que,
te incomprensión con la que topa. A partir de 1782, su inspira- desde su infancia, manifiesta un increíble poder de concentra-
ción se desdobla en obras para el gran público y en piezas ción. Schachtner, hablando del niño de seis años, escribe: “No
destinadas a la intimidad. En este aislamiento no se debe ver le importaba lo que se le diera para aprender, se concentraba de
un retraimiento de tipo romántico, hecho de amor propio he- tal forma que olvidaba todo lo demás, incluso la música. Por
rido y de desprecio. Si Mozart tuvo tales sentimientos hasta el ejemplo, cuando aprendió cálculo, mesas, sillas, paredes y suelo
punto de sufrir, al final de su vida, manía persecutoria, fue sólo estaban cubiertos de signos escritos con tiza… Desde que em-
frente a sus compañeros mediocres, ce- pezó a entregarse a la música, todos sus
losos e intrigantes; pero nunca frente a La belleza mozartiana no nos sentidos permanecieron como muertos
sus oyentes. Al contrario, tenía una im- alcanza más que en la medida en frente a las demás ocupaciones.” Su her-
periosa necesidad de sentir la aprobación que nuestro poder de absorción mana Maria Anna lo confirma: “Nunca
del público. Pero la aprobación que de- coincide con el del maestro, poder había que obligarle a tocar o a compo-
seaba no era opuesta a su inspiración de que por decirlo de alguna manera ner: al contrario, a menudo había que
solitario: lo que quería era que sus oyen- introdujo en sus composiciones y distraerle. Si no, habría permanecido
tes participaran de su soledad. que reside ahora en el corazón de noche y día al piano o componiendo.”
Recordemos la carta del primero de sus obras O sea que, contrariamente a la leyen-
mayo de 1778, en la que cuenta la decep- da, era un trabajador infatigable. La
ción que le produjo la duquesa de Borbón. Recordemos tam- continuidad de su concentración era tal que, según el testimo-
bién que, en todas sus óperas, los momentos culminantes son nio de Niemetschek, pasaba días y noches componiendo e
aquellos en los que la acción escénica se abre sobre regiones de improvisando sin interrupción, hasta que, desmayado, había
inmóvil y profunda seriedad, las cuales, lejos de pedir el aplau- que transportarlo a su cama.
so, sumergen al oyente en una especie de estupefacción reco- En esto Mozart es igual a los genios científicos, enteramente
gida, a la cual él mismo llama der stille Beifall, refiriéndose a La absortos en su búsqueda. “Poeta científico”, así lo ha definido
flauta mágica. Daniel Lazarus, que ve en él a “un inventor musical, quizás el
También tuvo la audacia de introducir movimientos lentos único que haya tenido la música, un hombre de ciencia. Senti-
hasta en los géneros mundanos más superficiales. Fue así como mos que este hombre, que no dejo nunca de investigar en una
el público vienés se sensibilizó a sus conciertos que, por muy misma dirección, es el hermano, por su común genialidad, de
superficiales que fuesen, no dejaban de emocionar al auditorio. Pascal, de Newton, de Jean Perrin, de Einstein.” Y Daniel La-
Después de asistir a un concierto de su hijo, Leopold escribe el zarus admira esa “trascendental sencillez que alcanza sus fines
a
gracias a una irreprochable obligación interior, esa lealtad con- y composiciones sabias. Cuando se va de la madurez del maes-
a
sigo mismo, esa fidelidad a los medios empleados, que reco- tro hacia su juventud, a su infancia, se observa que lo esencial
mienza siempre de la misma manera, sin ser nunca lo mismo, está siempre presente. El profesionalismo, sin duda, se desa-
ese soberano discernimiento que carga de humanidad —justo lo rrolló continua y prodigiosamente. Pero lo verdaderamente
que hace falta— a los interpretes mecánicos del pensamiento”. prodigioso es que los progresos técnicos no sirvieran más que
Esta comparación con el trabajo científico es significativa. para una cosa: para intensificar, desnudándola, la simple poesía
Como la ciencia, esta música no busca evasión. Y por evasión musical.
entendemos no sólo la proyección de mundos imaginarios sino Escucho a Mozart. ¿Es una fusión?, ¿una comunión? ¿Con
también de la creación de ethos pasionales, destinados a ser quién?, ¿con qué? Estas palabras carecen de sentido. ¿Es una
comunicados por contagio con los oyentes. No existen ni si- invitación a olvidar? ¿a salir de sí mismo? Tampoco: ninguna
quiera en las óperas, “mundos mozartianos”. En él la música música exige tanta lucidez, tanta presencia. Hay que escuchar-
vuelve a encontrar su función esencial: las vibraciones se rigen la con los ojos abiertos. Sin nada de pasividad.
científicamente a partir de la idea. El ethos no es excluido pero Entonces, ¿tengo que hacer un esfuerzo? Tampoco. Esta
no parece más que como un eco periférico. No se le busca por música es tan fácil, tan familiar. Es tan evidente que al escu-
él mismo, mediante efectos contrastantes u oratorios, brutales charla me parece que soy yo mismo quien despliega y repliega
o insinuantes. La integridad excluye toda complicidad. “Las las ondas vibratorias de esta impalpable red sonora.
pasiones, sean o no violentas, no deben nunca ser expresadas E incluso no dudaría en decir que soy yo quien, escuchán-
hasta la saciedad, y la misma música, incluso en las situaciones dola, la compone… ¿Es vanidad el hablar de esta manera? Me
más horribles, no debe afectar nunca al oído, sino encantarlo remitiré al mismo Mozart hablando del violinista Fränzl, a
y, por consiguiente, debe ser siempre música” (26 de septiem- quien escuchó en Mannheim: “Toca cosas difíciles, pero sin
bre de 1781). que uno sospeche que lo son. Uno piensa que podría hacer lo
Así cuando el ethos se presenta en Mozart, obtiene toda su mismo en seguida, y ahí está lo verdadero…” (22 de noviembre
intensidad de la pertinencia musical, es decir del hecho de que de 1777).
la vibración profunda está conducida con total perfección rít- En supremo homenaje de gratitud, podríamos decir: lo que
mica. Uno puede equivocarse y no sentir más que la densidad en la música del maestro es propiamente mozartiano, es que
expresiva. Pero de hecho todo el encanto proviene de esta per- Mozart mismo desaparece… G
tinencia, que es propiamente mozartiana.
Traducción de Graziella Bodmer
3] También hay momentos privilegiados, sin ningún ethos, en
los que se borra incluso la idea de comunicación a través del
lenguaje. He aquí el canto por el canto.
Esto aparece un poco en todas partes en pasajes cortos, a
veces furtivos, generalmente únicos, no reanudados, no desa-
rrollados.
Recordemos las últimas notas del adagio del Concierto k.242
y del andante del 488, el desarrollo del allegro inicial de la
Sinfonía k.201 y la irrupción de la melodía en fa en el finale del
Concierto k.503. Subrayemos también la belleza de la mayoría
de las transiciones que son al mismo tiempo prodigios técni-
cos. En este sentido el ejemplo más asombroso es el centro del
adagio del Quinteto k.593. No olvidemos tampoco lo que se
llama “ritornelli” (Minuetto k.355 y Lied masónico k.623a).
Pero Mozart es capaz de prolongar durante un buen rato
esta coagulación de la pura belleza musical. Por ejemplo, en el
larghetto del Quinteto con clarinete k.581, el estado poético,
gracias a las pulsaciones rítmicas que alimentan constantemen-
te su carga, instaura un presente que escapa a la duración.
Entonces todo ethos está disuelto.
Se puede hacer la misma observación para los conjuntos
vocales (Quoniam y Benedictus de la Gran Misa, trío de las Más-
caras y sexteto del Don Giovanni, Brindis del Così).
Otro ejemplo, el arte de la coloratura, llevado por Mozart a
un grado de inusitada pureza y que sirve, en la mayoría de las
arias, para expresar el relajamiento personal: así la alegría que
le es inherente no pertenece a ningún ethos. Recordemos los
melismas (de fraseado tan sutil) del aria de doña Anna. Y recor-
demos sobre todo la maravilla de las maravillas: la cadencia del
Et Incarnatus de la Gran Misa.
En cuanto se es sensible a esto ya no se hará ninguna discri-
minación entre obras grandes y pequeñas, entre piezas galantes
a
a
a
a
a
a
■ Ignacio Padilla busca al diablo en la obra de Cervantes ■ Daniel Cosío Villegas plantea algunos
■ Margit Frenk mira leer a Cervantes problemas de América
■ José Luis Martínez confiesa su bibliofilia ■ David A. Brading recorre la América de Alfonso Reyes
■ Miguel León-Portilla nos acerca al Nican mopohua ■ Alfonso Reyes se pregunta por lo nacional
■ Enrique Krauze rastrea qué han dicho y lo fuereño en la literatura
los historiadores sobre Hernán Cortés ■ Juan José Arreola sugiere cómo homenajear a la amada
■ Octavio Paz describe cómo los tiros pueden ■ Julio Torri sabe de mujeres
salir por la culata ideológica ■ Carlos Monsiváis se aproxima a Carlos Pellicer
ISSN 0185-3716
a
a
a
a
Un paseo por el catálogo Sumario
Hay buenas razones para ir de paseo por el catálogo del fce. A El manto de Hades 2
lo largo de sus más de siete décadas de actividad, el Fondo ha Ignacio Padilla
buscado atender una gran diversidad de necesidades de lectura, Cervantes, lector silencioso 6
por lo que su lista de autores y obras es larga y rica: el Catálogo Margit Frenk
histórico, 1934-2004, tomazo con unas 1 750 páginas, es un Bibliofilia 7
mapa de esa región a la que ahora haremos una visita, la cual José Luis Martínez
responde a una feliz circunstancia del comercio del libro en el [hospital de neurología] 9
mundo globalizado: en la próxima Feria del Libro de Londres, Cristina Rivera-Garza
que se llevará a cabo del 5 al 7 de marzo de este año, México Tonantzin Guadalupe 10
será el país invitado. En efecto, la London Book Fair eligió a Miguel León-Portilla
nuestro país como su Market Focus. La de Londres pertenece La espada y la cruz 12
al género de las ferias profesionales, pues su materia funda- Enrique Krauze
mental es el comercio de derechos de autor o la adquisición de Los problemas de América 15
grandes cantidades de ejemplares. La designación de México Daniel Cosío Villegas
como “mercado focal” pretende ser un estímulo al intercambio Tiros por la culata 18
libresco con el mundo de habla inglesa en particular. Hemos Octavio Paz
sintonizado este número con el esfuerzo de promoción que la Alfonso Reyes y América 20
casa hará a su paso por la capital del Reino Unido, tanto con la David A. Brading
presencia de algunos autores en la feria como con una exposi- Literatura nacional, literatura mundial 23
ción y venta de libros mexicanos. Alfonso Reyes
Abrimos con un texto de Ignacio Padilla, que suma a su obra Para entrar al jardín 25
un convincente ensayo sobre la presencia de lo diabólico en la Juan José Arreola
obra de Miguel de Cervantes. El autor de Amphytrion busca así Mujeres 25
un acercamiento refrescante al Quijote, tal como hizo Margit Julio Torri
Frenk en su estudio sobre la lectura a comienzos del siglo xvii, Almanaque de las horas 26
trabajo del que tomamos un fragmento. Lecturas minuciosas Julio Torri
como estas dos delatan el germen de la bibliofilia, grato pade- Carlos Pellicer: notas, claves, silencios, alteraciones 27
cimiento al que José Luis Martínez se ha entregado a lo largo Carlos Monsiváis
de su extensa y fecunda vida. La muestra que presentamos del
texto en que evoca cómo se hizo de ejemplares para su colec- Ignacio Padilla, narrador y ensayista, escribió Espiral de
ción personal puede contagiar al lector esa feroz pasión por el artillería ■ Margit Frenk es autora de Nuevo corpus de
libro en tanto objeto. A manera de transición, presentamos un la antigua lírica popular hispánica (siglos xv a xvii) ■ José
poema de Cristina Rivera-Garza, de quien circula ya Los textos Luis Martínez, crítico literario e historiador, dirigió
del yo. el fce entre 1977 y 1982 ■ Cristina Rivera-Garza es
Saltemos ahora a una sección de “infaltables”. De la vasta narradora y académica ■ Miguel León-Portilla es antro-
obra de Miguel León-Portilla reproducimos el texto introduc- pólogo, historiador, traductor, poeta ■ Enrique Krauze
torio a su versión en castellano del célebre Nican mopohua, ese es historiador y empresario cultural ■ Octavio Paz fue
texto híbrido que da claves sobre el trasvase de Tonantzin a el mayor autor mexicano de la segunda mitad del siglo
Guadalupe. Enrique Krauze, con un fragmento de su libro más xx ■ Daniel Cosío Villegas, fundador del fce y su direc-
reciente, revisa el modo en que el conquistador Hernán Cortés tor entre 1934 y 1947, fue historiador ■ David A. Bra-
ha sido estudiado —con veneración o con odio— por algunos ding, inglés, es historiador ■ Alfonso Reyes fue el mayor
de los principales historiadores de México. Heredero de éstos, autor mexicano de la primera mitad del siglo xx ■ Juan
Daniel Cosío Villegas plantea en el texto siguiente algunos José Arreola, narrador oral y por escrito, refrescó la lite-
problemas que han aquejado al continente latinoamericano ratura mexicana con su Confabulario ■ Julio Torri, autor
desde su conformación. En esa dirección, republicamos un de una obra parca pero gozosa, también fue maestro
artículo de Octavio Paz —y deliberadamente resistimos la ten- universitario ■ Carlos Monsiváis es periodista, crítico
tación de seleccionar los clásicos textos pazianos— en el que se literario, cronista crónico
trata de localizar y comprender un momento en que la culata
del marxismo dejó escapar más de un tiro.
Rematamos con una porción centrada en la que es ya litera- aferradas al terruño supieron hablarle al mundo, como se ve en
tura clásica del siglo xx mexicano. El historiador inglés David los textos incluidos aquí. Finalmente, del infatigable Carlos
Brading —que encarna por su origen y sus intereses el espíritu Monsiváis presentamos parte de su ensayo sobre Carlos Pelli-
de esta entrega— rastrea las ideas de Alfonso Reyes sobre cer, poeta que además fue hombre de acción política.
nuestro continente y el propio Reyes reflexiona a continuación Todo paseo es fragmentario. Requisito para disfrutar la visi-
sobre la necesidad de no confundir, en literatura, lo nacional ta a un lugar que se antoja interminable es convencerse de que
con lo puerilmente típico. Ejemplos de ese benéfico equilibrio tarde o temprano volveremos a él. Eso querríamos que hicie-
son Juan José Arreola y Julio Torri, quienes con los raíces bien ran nuestros lectores con el catálogo del Fondo.
a
a
El manto de Hades
DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Ignacio Padilla
Directora del FCE Nadie duda de la existencia del diablo, al menos como personaje
Consuelo Sáizar
literario. Símbolo fértil, Satanás va y viene en los libros con
Director de La Gaceta preocupante comodidad. En El diablo y Cervantes, que empieza a
Tomás Granados Salinas circular en nuestra colección Letras Mexicanas y del que hemos
tomado parte del texto de introducción, Padilla logra —con
Consejo editorial
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman, un buen humor que disimula la rigurosa investigación que lo
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, sustenta— un acercamiento refrescante, y levemente aterrador, a
Axel Retif, Laura González Durán, la obra cervantina
Max Gonsen, Nina Álvarez-Icaza,
Paola Morán, Luis Arturo Pelayo,
Pablo Martínez Lozada, Geney Bel-
trán Félix, Miriam Martínez Garza, Las bodas del arte y Satanás
Fausto Hernández Trillo, Karla Ló-
pez G., Alejandro Valles Santo To- Hasta hace algunas guerras, Satanás fue el principal responsable de casi todos nues-
más, Héctor Chávez, Delia Peña,
Antonio Hernández Estrella, Juan
tros males y, cómo negarlo, de muchas de nuestras venturas. El escurridizo ángel
Camilo Sierra (Colombia), Marcelo caído se adjudicaba epidemias, promovía revueltas, comerciaba con lo trascendente y
Díaz (España), Leandro de Sagastizá- a menudo patrocinaba las artes. Si era invocado por escritores, favorecía la lucidez y
bal (Argentina), Julio Sau (Chile), la perdición; si por príncipes, dosificaba el poder terrenal; si por amantes, prometía
Isaac Vinic (Brasil), Pedro Juan Tucat
la voluntad del ser amado. Pero todo tiene un límite: en las postrimerías del siglo xix
(Venezuela), Ignacio de Echevarria
(Estados Unidos), César Ángel Agui- Lucifer comprendió al fin que su mayor destreza estaba en la invisibilidad. Desde
lar Asiain (Guatemala), Rosario To- entonces su poder es infinito, pues los hombres lo creemos inexistente.
rres (Perú) Nadie ignora que el cornudo Lucifer del cristianismo heredó muchos de los atri-
butos de sus ancestros grecolatinos, bárbaros y orientales. En esta herencia múltiple,
Impresión
Impresora y Encuadernadora lo más inquietante es el manto que hacía invisible a la deidad infernal de los griegos.
Progreso, sa de cv Frente a éste, sus demás características parecen simples variaciones de lo que natural-
mente nos aterra. Su cornamenta, sus ojos serpentinos y sus afiladas garras describen
Diseño y formación a la fiera que desde siempre amenaza al precario animal humano; su variable color,
Marina Garone
y Cristóbal Henestrosa usualmente negro o rojo, es reflejo del fuego que destruye o la noche que espanta; su
gigantismo o la irregular multiplicación de sus extremidades son deformaciones físi-
Ilustraciones cas con que intentamos describir su desconcertante monstruosidad ontológica.
Tomadas de diversas obras de Pero la invisibilidad de Satanás es infinitamente más compleja que sus rasgos físi-
nuestro catálogo infantil y juvenil.
Véase el recuadro en la página 16 cos. El manto de Hades es por contraste una alegoría intrincada, un inconsciente o
resignado homenaje al poder devastador de un Mal que no vemos ni comprendemos,
La Gaceta del Fondo de Cultura Econó- aunque indudablemente se encuentra entre nosotros.
mica es una publicación mensual edi- Revelador en su siglo y lugar común en el nuestro, Baudelaire aseguraba que la más
tada por el Fondo de Cultura Econó-
mica, con domicilio en Carretera Pi-
bella astucia del diablo es convencernos de que no existe. Años más tarde, Rougemont
cacho-Ajusco 227, Colonia Bosques lamentaría con alarma que la humanidad hubiese cedido a ese último y supremo en-
del Pedregal, Delegación Tlalpan, gaño de Lucifer. En los albores de la Gran Guerra, el diablo había dejado de estar de
Distrito Federal, México. Editor res- moda. De pronto pareció más sensato negarlo, entregarse a él confundiendo su invi-
ponsable: Tomás Granados Salinas.
sibilidad con su ausencia, renunciar a él como quien piensa ingenuamente que las
Certificado de Licitud de Título 8635
y de Licitud de Contenido 6080, ex- propias miserias desaparecerán cuando se destruya el espejo que las muestra.
pedidos por la Comisión Calificadora Dirán a todo esto los demonófilos que el milenarismo de los años noventa arreba-
de Publicaciones y Revistas Ilustradas tó su manto a Hades y volvió a hacerlo visible. Creo, no obstante, que este diablo
el 15 de junio de 1995. La Gaceta del edulcorado, media tizado y engrandecido con singular pobreza imaginativa no es ni
Fondo de Cultura Económica es un
nombre registrado en el Instituto la pálida sombra del temible personaje al que se referían Rougemont y Baudelaire,
Nacional del Derecho de Autor, con aquel demonio que diera tanto que pensar a los teólogos de la edad media y tanto que
el número 04-2001-112210102100, el escribir a los artistas que vinieron luego. El voraz Lucifer de Dante, el prometeico
22 de noviembre de 2001. Registro Satanás de Milton y los demonios diletantes de Marlowe ríen a pierna suelta ante los
Postal, Publicación Periódica: pp09-
0206. Distribuida por el propio Fon- olvidables homenajes del Heavy Metal o la pueril fantasía del adolescente vigesímico
do de Cultura Económica. enganchado en un juego de rol. En los despojos de la Unión Soviética, numerosos
santones recorren la estepa pregonando el retorno del Maligno, pero estoy seguro de
Correo electrónico que ninguno de estos epígonos del staretz Zosima quitarían jamás el sueño a Aliosha
gacetafce@fce.com.mx
Karamazov, el Bueno.
Recordar a ese antiguo demonio a través de la literatura es uno de los fines de El
a
diablo y Cervantes. Lo invoco porque ignorarlo nos empobrece fin, Salvador Elizondo ha propuesto separar en dos partes el
a
más de lo que nos tranquiliza. Porque este ser multívoco, es- elemento diabólico de la literatura de occidente: la que contie-
quivo y arteramente oculto me parece uno de los caminos más ne a Satanás como origen y la que lo contiene como tema. De
firmes para explorar las verdades del Mal, ese territorio que estas dos partes, me interesa más el diablo como tema que
Satanás ha compartido con los hombres desde que el mundo es como origen. Prefiero dejar a los devotos del malditismo el
mundo. escrutinio biográfico de aquellos autores que se aliaron tácita o
explícitamente con el Maligno para engendrar sus obras. Dejo
El creciente desprestigio de Satanás en nuestros días se explica asimismo a los teólogos la ingrata labor de atizar la eterna pes-
en buena parte por la insistencia de artistas y pensadores en quisa sobre el papel del Mal en el cosmos o la existencia en sí
considerarlo un mero producto de la superstición. La paradó- de Satanás. Parcial o perezoso, me atengo aquí al estudio de lo
jica tiranía de la razón moderna y su presunta incompatibilidad diabólico como figura literaria, lo abordo esencial aunque no
con la fe consiguieron descafeinar a Lucifer mediante el me- únicamente como alegoría, me aproximo a él como mudable
nosprecio generalizado de los hombres hacia lo inexplicable o significante de una serie de significados trascendentes que,
lo obtusamente explicado. para ser un día literatura, arrancaron primero de la perpetua
Pero el diablo, hay que decirlo, es sólo medio hermano de la preocupación de la humanidad por dar nombre y forma a los
superchería. Para mirarlo a la cara es accidentes que obstaculizan su camino
preciso entender primero que el con- hacia la plenitud del ser.
cepto diabólico, más allá de sus repre- Proponer el estudio de Satanás de
sentaciones, trasciende el universo de la esta manera sólo puede ser el principio
superstición para erigirse como elemen- de una delimitación necesariamente más
to fundamental de un sistema coherente estricta. Más que una camisa de fuerza,
de creencias. Coincido con Burton Rus- el carácter alegórico de las numerosas
sel cuando rechaza la suposición de que representaciones literarias del Mal es en
la creencia en el diablo está desfasada o sí mismo un universo. Tan digno de in-
es supersticiosa. Lo que hay que pregun- terés me parece el Mefistófeles de
tarse de cualquier idea —propone el Goethe, devoto del Mal aunque practi-
ilustre demonólogo— no es si está des- cante del Bien, como el tierno demonio
fasada sino si es cierta. Bien mirado, que siglos más tarde apareció sentado en
Lucifer se mueve incómodo en la larga el lecho de la novelista Marina Tzvetaie-
lista del seudosaber, sobre todo si toma- va. Tanto vale en este orden el diablo
mos en cuenta que los conceptos de su- beisbolista de Musil, que excita al cielo a
perchería o seudosaber responden a batir grandes récords, como los muchos
apreciaciones subjetivas de la Verdad, no satanases que habitan la vasta obra de
digamos del Bien. De igual manera re- Thomas Mann. Como el alma del gera-
sulta difícil entender al diablo bajo la seno bíblico, Lucifer es Legión en la li-
definición canónica de lo supersticioso, teratura, existe y emite significados nu-
es decir, como algo extraño a la fe religiosa o contrario a la merosos, cambiantes, contradictorios, rara vez acordes con los
razón: Satanás, digámoslo de una vez, no es alienable de la que proponen la teología o la ética. Su valor no puede estimar-
devoción, por cuanto nace de ella, menos aún de la razón, su se en términos de su compatibilidad con cánones que no sean
tantas veces aliada a lo largo de la historia. Incluso entre los los de la exégesis literaria, acaso el único sistema que tolera,
teólogos se impone hoy una amplia zona de indefinición entre aprecia y considera a cabalidad su mimetismo, su ambigüedad
lo que es y no es superchería. Y es precisamente en ese inte- y el hecho incontrovertible de que Satanás encarna los varia-
rregno donde el auténtico Satanás se libera, ya no como pro- bles temores, deseos e ideas del alma fieramente humana que
ducto de una presunta o impuesta desviación del sentido reli- decidió nombrarlo en un momento y espacio dados.
gioso, sino como reiterada expresión de uno o varios conceptos Hacia el final de Los hermanos Karamazov, el diablo se apa-
trascendentes y por ende legítimos. rece al delirante Pavel bajo la apariencia de un bondadoso ca-
Ante la insuficiencia de la razón para definirlo o suprimirlo, ballero. La charla que entonces entablan es un auténtico trata-
Satanás ha sido generosamente cobijado por el arte, bastión do de diabología literaria, un tratado que, fiel a su naturaleza,
último de la ambigüedad y de la eterna mutación como partes plantea más preguntas que respuestas. “Ni un solo instante te
inalienables de la verdad. Decía André Gide que no hay obra he tomado por una verdad real —grita el atormentado Kara-
de arte sin la colaboración del demonio. Lo recíproco, acota mazov—. Tú eres una mentira, una enfermedad, un espectro.
Jorge Cuesta, es igualmente cierto: no hay colaboración del Eres una alucinación mía. Eres la encarnación de mí mismo,
demonio sin obra de arte. Las bodas del arte y Lucifer no po- aunque, de todos modos, sólo de una parte: la de mis pensa-
dían ser más felices: proclives por naturaleza a reflejar, criticar mientos y sentimientos más asquerosos y estúpidos.” Mentira
y perturbar lo establecido, demonios y artistas se procuran o delirio, peste o espejo de nuestras vilezas, el diablo de Dos-
mutuamente como si en ello les fuera la existencia. toievski habla poco porque sabe que su función está en catali-
En el campo concreto de la literatura, la conspiración entre zar la angustia, la duda, esa atormentada discusión de la con-
Lucifer y los poetas ha sido especialmente prolija. Tal es y ciencia que conduce lo mismo a la luz que a la perdición.
sigue siendo la presencia del diablo en las letras, que se ha Plural, accesorio, proverbial y necesariamente equívoco,
vuelto imperioso matizarla para mejor comprenderla. Con este Satanás no podía menos que infestar la literatura, pues ésta,
a
amén de reconocerlo, lo embellece. Desde Dante hasta Bul- los donjuanes de Benet y Vila-Matas, Lucifer ha sido una in-
a
gakov, los escritores lo han sustraído del folclor y del púlpito dudable manía ibérica. Por sí sola, la literatura del Siglo de
para otorgarle un valor estético que no deja de ser inquietante. Oro constituye un auténtico catálogo de demonios, infiernos y
Ambiguos y ubicuos, los demonios literarios sirven a la belleza endemoniados, cuáles canónicos, cuáles extravagantes. En este
y son servidos por ella mientras claman por un papel protagó- sentido, la atendible propensión de los lectores por lo evidente
nico entre los recursos del artista para entender por qué los sitúa a Quevedo a la cabeza de una lista de escritores endiabla-
monstruos nos seducen tanto a través del arte. Bastaría acaso dos donde se cuentan también Calderón y Lope de Vega.
que Lucifer fuese la representación inmutable e inequívoca del Desde esta lectura meramente funcionalista, se diría que Mi-
Mal para que su carga significativa fuese digna de interés. El guel de Cervantes se halla muy lejos de figurar entre los auto-
diablo, sin embargo, es mucho más que eso: su riqueza está en res españoles claramente obsesionados por el tema diabólico.
la mutación constante, en esa infinita renovación semiótica que Esta impresión, sin embargo, es refutable incluso desde el
permite que lo ilumine todo, o casi todo, desde su infernal os- engañoso horizonte de las cifras. Disuelto en la profusa varie-
curidad. No dudo que la lectura diabólica dad temática de la suma cervantina, el
de una obra o conjunto de obras de arte Ante la insuficiencia de la razón Satanás de Miguel de Cervantes es más
pueda ayudarnos a entender la obra para definirlo o suprimirlo, numeroso y digno de consideración de
misma a través de Lucifer, pero creo Satanás ha sido generosamente lo que quieren los hispanistas. Sólo el
igualmente que la obra puede ayudarnos cobijado por el arte, bastión Diccionario de Cervantes, que en modo
también a entender mejor al diablo. Sa- último de la ambigüedad y de la alguno podría considerarse exhaustivo,
bemos que los hechos preceden la inter- eterna mutación como partes ubica en el Quijote un centenar de alu-
pretación, pero en este caso conviene inalienables de la verdad siones explícitas al diablo, los demonios,
reconocer que un proceso inverso es los endemoniados, las diabluras, lo en-
también admisible. Al menos en la literatura, el concepto puede diablado y lo diabólico. Y si a esto se añaden alusiones también
ser simultáneamente causa y efecto de la interpretación. De ahí explícitas al infierno y a los numerosos seudónimos de Satanás,
que ni siquiera parezca necesario que el autor entienda o crea la centena quijotesca llega sobradamente a duplicarse.
en Satanás para que éste pueda dar algún sentido a su obra. Por si esto no bastara para justificar un estudio del demonio
Invoco estos últimos argumentos para explicar mi empeño según Cervantes, así fuera solamente en su obra cumbre, cabe
en descifrar las reglas que motivaron la presencia del diablo y añadir que la presencia de Satanás no se limita a sus menciones
la elaboración de su sentido en la obra de un autor determina- explícitas en el Quijote. La intrincada red de signos diabólicos
do. Una vez hecho esto, expongo a continuación mis motivos en esta gran novela comprende todos los niveles del discurso,
para haber decidido que dicha obra no sea otra que la de Mi- como no podía ser menos en una obra intencionadamente pa-
guel de Cervantes Saavedra. ródica que abreva de inabarcables fuentes literarias, folclóricas
y teológicas en las que el diablo es de por sí importante materia
Carta de naturalización de reflexión. Episodios como el descenso a la Cueva de Mon-
tesinos, y personajes como el mono adi-
Si las literaturas fuesen países, Satanás vino Maese Pedro, han merecido ya no-
tendría ciudadanía española, si no por tables aunque breves lecturas a la luz de
nacimiento, al menos por naturaliza- sistemas de significación tales como el
ción. Su pasaporte, desde luego, sería infierno y el bestiario diabólico. No obs-
falso, pero eso no va en contra de su tante, el inventario de elementos quijo-
acentuada hispanidad. Que Don Juan o tescos susceptibles de una lectura demo-
Celestina, tan endiabladamente huma- nológica es mucho más amplio, pues
nos, sean asimismo tan españoles, se ex- comprende pasajes y personajes cuya
plica acaso porque pocas naciones como connotación diabólica sólo se hace evi-
España han gozado y padecido la ubicui- dente a través de una cuidadosa lectura a
dad de Lucifer. Pensadores tan notables la luz de la coyuntura religiosa e ideoló-
como Menéndez Pelayo, Caro Baroja y gica en que fueron concebidos. Indivi-
Flores Arroyuelo han demostrado ya duos como el cobarde Cardenio, objetos
cómo y por qué el diablo es un persona- como Clavileño o la cabeza encantada de
je sobresaliente en la historia de esa na- Antonio Morerio, animales como los
ción. A despecho de los santiaguistas, el gatos que protagonizan el espanto cen-
cristianismo peninsular es el hijo sobrea- cerril o el metafísico Rocinante, son sólo
limentado de las enseñanzas de Pablo de ejemplos de la numerosa caterva de ele-
Tarso, inventor no sólo de nuestra devo- mentos quijotescos que atañen al diablo,
ción, sino del diablo occidental. Si el arte, la historia y el pen- incontestable invitado en toda aquella fiesta que celebre y es-
samiento españoles conceden al Maligno un lugar de honor es carnezca al hombre desde el mundo del revés.
porque responden con ello a numerosos siglos de intenso apos- Las restantes obras de Cervantes multiplican exponencial-
tolado diabólico en suelo peninsular. mente la nómina de demonios presentes en el Quijote. Con
La literatura española es quizá la muestra más notable de excepción de La Galatea, ciertas comedias y algunas de sus
esta singular presencia: desde las novelas de caballería hasta los poesías sueltas, los libros del alcalaíno otorgan al diablo un
esperpentos valleinclanescos, desde la lírica popular hasta lugar preponderante que viene casi siempre aparejado con la
a
Por consideración con los lectores de estas páginas, me pa-
a
rece oportuno terminar este proemio con algunas advertencias
y delimitaciones que espero les ahorren, si no la lectura, sí al
menos alguna indignación.
Reitero en primer lugar que El diablo y Cervantes no preten-
de ser un tratado de moral, tampoco una ráfaga escalafonaria
de juicios estéticos sobre tal o cual obra cervantina. Se trata
más bien de un ejercicio de interpretación. Este libro no es más
que la lectura de un conjunto de obras del mismo autor a la luz
del tema diabólico. En tal sentido, mi finalidad es doble: por
un lado, procuro reflexionar sobre el concepto que de lo dia-
bólico pudo tener Cervantes; por otro, busco en el tema diabó-
lico nuevas rutas y luces para seguir iluminando la inabarcable
obra que me ocupa.
Aclaro asimismo que he procurado concentrarme en el
tema diabólico evitando, en lo posible, explayarme en el único
tema aledaño que, a mi juicio, ha sido ya ampliamente y sin
duda mejor tratado por el cervantismo, esto es, la brujería. Me
detengo en el trasunto brujeril cuando así lo exige el estudio de
la demonización de algunos personajes, animales y objetos de
los cuales trato en diversos epígrafes de este libro, particular-
mente en lo que atañe a la demonización de las mujeres en la
España filipina.
Por no cansar ni cansarme, he resuelto obviar algunas suti-
lezas que no pasarán inadvertidas para quienes conozcan la
materia de estas páginas. Evito, por ejemplo, recurrir a la dis-
tinción entre diabología y demonología, tan útil para leer a
Papini, pero excesiva para interpretar a Cervantes. De manera
similar, me detengo nada o muy poco en la presencia o uso de
Satanás en los innumerables modelos literarios del alcalaíno,
no porque el Maligno sea poco importante en ellos, sino por-
que hacerlo exigiría una auténtica enciclopedia sobre el diablo
en la literatura universal. Parejas razones me llevan a esquivar
conocida obsesión del autor por lo sobrenatural. Sus novelas temas como el Infierno y el Purgatorio, así como ciertas tradi-
ejemplares, las más de sus comedias y sus entremeses más céle- ciones y personajes folclóricos o históricos que sólo oblicua-
bres, y especialmente Los trabajos de Persiles y Sigismunda, trans- mente podrían ser vinculados con Satanás.
curren con frecuencia en las lindes o en el seno del universo En la preparación de El diablo y Cervantes he efectuado un
diabólico. La fidelidad de Cervantes a sus modelos dramáticos, amplio recorrido por la historia de la demonología desde sus
líricos y narrativos, plagados ellos mismos de alusiones demo- orígenes hasta nuestros días, así como del papel del diablo en
niacas, así como su inclinación discreta al espíritu de la Refor- el pensamiento y la vida de Europa en el turbulento siglo de
ma católica, hacen de su obra una constante reflexión sobre el Cervantes, con sus orígenes en siglos precedentes y algunas de
Mal y sus representaciones. De ahí que hoy parezca lícito afir- sus más notables secuelas después de 1616. Naturalmente, he
mar que el alcalaíno no sólo se mostró interesado en Lucifer, evitado ahogar al lector en una inútil bibliografía de libros
sino francamente atraído por él, fuera como valioso recurso históricos, filosóficos y aun de modelos literarios de Cervantes,
literario, fuera como punto de partida para una interminable la mayoría de ellos bastante obvios. El lector, no obstante,
discusión sobre los estragos de la superchería y la arbitrariedad podrá encontrar en la bibliografía el sustento debidamente
de la retórica eclesial, fuera simplemente como expresión de un acreditado que autores como Graf, Hope Robbins y Burton
legítimo dilema espiritual en un tiempo donde nadie tenía muy Russel dieron a este ensayo, así como una porción considerable
claro quién estaba de parte de Dios y quién de Satanás. de aquellos libros del cervantismo sin los cuales esta obra no
Para nadie es secreto que los cervantistas, regidos por valo- habría sido posible.
raciones estéticas que desde luego comparto, han preferido Ofrezco por último una disculpa a los lectores que puedan
siempre al Quijote por encima del resto de la obra cervantina. juzgar de elípticas o excesivas algunas de mis aproximaciones a
Como era de esperarse, esta preferencia se ha traducido en una temas, episodios, objetos, animales y personajes que a primera
notable desproporción bibliográfica que desalienta a quienes vista podrían parecerles por entero ajenos a la intención del
optan por adentrarse en la terra ignota de obras consideradas autor o poco vinculados con Satanás. En mi descargo apenas
menores. Creo, no obstante, que un estudio como éste, intere- puedo decir que este ensayo es en sí mismo la bitácora de una
sado en conceptos antes que en juicios estéticos, debe por exploración personalísima por un proceloso mar de conceptos
fuerza obviar estas limitaciones y extenderse a la integridad del y representaciones diabólicos, conceptos que probablemente
trabajo literario de Cervantes, especialmente al Persiles y a al- nunca quedarán del todo aclarados, para mayor gloria de la
gunas de sus novelas ejemplares. literatura. G
a
a
Cervantes, lector silencioso
Margit Frenk
También la lectura tiene su historia. No tras había tomado Cardenio la novela y comenzado a leer en
nos enfrentamos hoy a los textos como lo ella; y pareciéndole lo mismo que al cura, le rogó que la le-
hicieron nuestros antepasados y rastrear yese de modo que todos la oyesen” (1, 32).
sus prácticas no siempre es empresa fácil. 4. Cuando Teresa entrega las cartas, “leyólas el cura de modo
En Entre la voz y el silencio. La lectura en que las oyó Sansón Carrasco, y Sansón y el cura se miraron el
tiempos de Cervantes, cuya reedición se uno al otro, como admirados de lo que habían leído” (ii,
suma a nuestra serie de Lengua y Estudios 50).
Literarios, la obra del escritor alcalaíno 5. “No se le cocía el pan, como suele decirse, a la duquesa
sirve para detectar cómo los lectores se relacionaban con hasta leer su carta, y abriéndola y [habiéndola] leído para sí,
lo escrito mientras don Quijote cabalgaba junto a Sancho. y viendo que la podía leer en voz alta para que el duque y los
Presentamos aquí un par de fragmentos, sin las notas y circunstantes la oyesen, leyó desta manera” (ii, 52).
otras indicaciones académicas que posee el original 6. “Las cartas fueron solenizadas […] [y] la que Sancho envia-
ba a don Quijote, que asimesmo se leyó públicamente” (ii,
52).
Es muy probable que entre los que en el siglo xvi y el xvii te-
nían tratos continuos con los libros fuera frecuente la lectura Hay en el Quijote contextos que parecen indicar que leer, sin
silenciosa. Será cuestión de estudiarlo. Por ahora es poco lo más, es ‘leer en silencio’:
que puedo aportar en este sentido, y sólo me detendré en el
apasionante caso de Cervantes. Observa James Iffland con toda 7. Don Fernando, en i, 27, toma el papel que encuentran en el
justeza que en el Quijote todas las lecturas de textos “se llevan pecho de la desmayada Luscinda, y, sin que nadie llegue a
a cabo en compañía, desde la lectura de la ‘Canción desespera- saber lo que contiene, “se le puso a leer a la luz de una de
da’ de Grisóstomo hasta la lectura en voz alta de don Jerónimo las hachas; y en acabando de leerle, se sentó en una silla y se
a su compañero en la habitación de una venta en la Segunda puso la mano en la mejilla”.
Parte”, salvo las lecturas solitarias del propio don Quijote. Y 8. El cuadrillero, en i, 45, “quiso certificarse si las señas que de
frente al leer sonoro de tantos personajes, el Caballero de la don Quijote traía venían bien, y sacando del seno un perga-
Triste Figura evidentemente lee en silencio; “respresenta el mino, […] y poniéndose a leer de espacio, porque no era
‘nuevo’ lector, característico de la ‘galaxia Gutenberg’ […], el buen lector, a cada palabra que leía ponía los ojos en don
que lee a solas y en silencio”, dice Iffland. Y en silencio leía, Quijote, y iba cotejando”.
seguramente, Miguel de Cervantes.
En las dos partes del Quijote el verbo leer, cuando aparece sin Si, en el último pasaje citado, el cuadrillero hubiera. emitido
mayores especificaciones, normalmente se aplica a la lectura en algún sonido al leer, Cervantes lo habría puesto bien claro,
silencio. Cuando Cervantes quiere decir ‘leer pronunciando; el como en i, 3, cuando el ventero,
verbo va (o ha ido poco antes) acompañado de una fórmula que
hace explícita la oralidad de la lectura. Pruebas al canto: 9. “leyendo en su manual —como que decía alguna devota ora-
ción— […], en mitad de su leyenda alzó la mano y […],
1. Del papel con la Canción desesperada de Grisóstomo dice siempre murmurando entre dientes, como que rezaba’: O en i,
Ambrosio a Vivaldo (1, 14): “leedle de modo que seáis oído”; 40, a propósito del moro:
todos “se le pusieron a la redonda, y él, leyendo en voz 10. “Supe que sabía muy bien arábigo; […] le dije que me leye-
clara, vio que así decía” : Ya dentro de este contexto, le basta se aquel papel […]. Abrióle y estuvo un buen espacio mirán-
al narrador decir luego: “el que la leyó dijo que no le parecía dole y construyéndole, murmurando entre los dientes”.
que conformaba”, etcétera.
2. Don Quijote toma el “librillo de memoria” de Cardenio y Algo así habría escrito Cervantes a propósito del morisco alja-
“lo primero que halló en él escrito, como en borrador, aun- miado de Toledo, en caso de querer decir que éste no leyó en
que de muy buena letra, fue un soneto, que leyéndole alto, silencio:
porque Sancho también lo oyese, vio que decía desta mane-
ra” (1, 23). Poco después: “Lea más vuestra merced —dijo 11. “poniéndole el libro en las manos, le abrió por medio, y
Sancho— […]. Pues lea vuestra merced alto.” Y leyéndola alto, leyendo un poco en él, se comenzó a reír. —Preguntéle yo
“vio que decía desta manera”. “Y hojeando casi todo el libri- que de qué se reía, y respondió […]” (i, 9).
llo, halló otros versos y cartas, que algunos pudo leer [‘des-
cifrar’] y otros no”. Así, se diría que para Cervantes el verbo leer, a secas, significa-
3. El cura y luego Cardenio empiezan a leer en silencio El ba leer como él mismo leía, o sea, por lo visto, con los ojos
curioso impertinente: “Leyó el cura para sí tres o cuatro ren- sólo. Quevedo también parece haber leído en silencio, si aten-
glones, y dijo: ‘[…] me viene voluntad de leella toda’. Mien- demos a la clara distinción que hace en el Sueño del infierno:
a
“¿Qué otra cosa oís en los púlpitos y leéis en los libros?” ¿Y luego reaparecerá en Calderón de la Barca —“retórico silen-
a
Lope? No puedo decir por ahora sino que, en sus últimos años, cio”— o en el soneto xxiii de Shakespeare: “O, let my books
en la Dorotea, cuando el verbo va solo siempre significa ‘leer en be then the elocuence / and dumb presagers of my speaking
voz alta’: “Este papel es de mi letra. Versos son […], quiero breast”. Las letras, en sí, eran mudas, aunque luego la voz hu-
leerlos”; “Lee essotro papel, Dorotea, que bien se ve que es de mana las hiciera hablar, como ocurría comúnmente en tiempos
versos”, etcétera, etcétera. Cuando la lectura no es en voz alta, de Nonno, o de san Isidoro, quien a su vez había dicho que las
Lope dice en esa obra leer para sí: “Toma y lee para ti, y luego letras “tienen tal fuerza, que nos hacen oír sin voz el habla de
nos ayudarás a comentarle”. los ausentes” (Etimologías, cap. iii).
En el siglo xvii español, Cascales escribirá sobre las letras y
Escuchar ya solo con los ojos contra ellas, diciendo (como Goethe, dos siglos después):
“¿Qué cosa más contraria a la naturaleza, la cual nos dio la
Por eso leer es ahora oír con los ojos: se oye, pero ya no se oye. lengua para el uso de hablar, y nosotros la metemos en la vaina
He aquí otra frase del gran Lope: “Aunque sea cosa tan exce- del silencio y damos sus oficios a las manos, al papel, a la
lente el oír, puedo yo con sola la vista oír leyendo y saber sin los oídos pluma?”.
cuanto ha pasado en el mundo.” El siglo xvii, y no sólo en Espa- En un pasaje memorable, como tantos, de su Carta a sor
ña, es muy dado a esta metáfora sinestésica, en que se cruzan Filotea, sor Juana Inés de la Cruz menciona el “sosegado silen-
la vista y el oído. Solía aplicársela a la experiencia amorosa, cio de mis libros”; en otro, el sumo trabajo que ha signi ficado
como lo hizo el propio Lope. En relación con la lectura, la para ella carecer de quien le dé instrucción, “teniendo sólo por
metáfora encontró su expresión más espléndida en el soneto maestro un libro mudo”. Con esa o semejante formulación, la
de Quevedo: idea está en Alejo Vanegas (prólogo: “los libros son como vnos
preceptores que, avnque no por palabras vocales, a lo menos
Retirado en la paz de estos desiertos, por señas hablan con los ausentes”), en Lorenzo Palmireno:
con pocos, pero doctos, libros juntos, “es cierto que los libios son Muti magistri”. Por eso “la verdad
vivo en conversación con los difuntos primero se aprende callando y después se predica hablando”,
y escucho con mis ojos a los muertos… como dice Jiménez Patón. Un edicto de la Inquisición condena
por esos años (1612) la doctrina de los herejes,
Más tarde, del otro lado del Atlántico, sor Juana Inés de la
Cruz escribirá a su Amado dueño ausente unas quejas que él ya que por ningún medio tanto se comunica y dilata como por el de
sólo escuchará con la mirada: los libros, que siendo maestros mudos, continuamente hablan y
enseñan a todas horas y en todos lugares, aun a los que no pudo
Óyeme con los ojos, llegar la fuerza de la palabra.
ya que están tan distantes los oídos,
y de ausentes enojos, Más allá de la repetición, a veces trivial, el lugar común puede
en ecos de mi pluma, mis gemidos; cifrar una inquietud y una nostalgia. Poco a poco la letra va
y ya que a ti no llega mi voz ruda, dejando de ser depósito de la voz. El libro habla cada vez más
óyeme sordo, pues me quejo muda. mudamente a un lector cada vez más sordo. Pero, ya lo sabe-
mos, el proceso tardará aún largo tiempo en consumarse. Y
Son paradojas que vienen de muy atrás y atraviesan los siglos. nunca, por fortuna, se consumará tan totalmente que no deje,
En Curtius encontramos varias de ellas: un poema de Nonno en medio del silencio, un resquicio a los esplendores de la
(siglo v) llama a la escritura “elocuente silencio”, oxímoron que voz. G
Bibliofilia
José Luis Martínez
a
ticas por don Javier de Búrgos [sic], París, Librería de D. Vi- los tomos verdes de Platón, editados por Vasconcelos. Y como
a
cente Salvá, calle de Lille, no. 4, 1841, con los textos en latín y me parecía vergonzoso estar leyéndolos por primera vez, decía
en español, frente a frente. Impresos en buen papel, son tomi- que estaba releyéndolos. No creo que por entonces pasara de
tos empastados en cartoné negroverdoso, con letras y adornos la emocionante “Apología de Sócrates” y del “Banquete”, por
dorados, presentables y aguantadores del tiempo. Sólo muchos su tema amoroso. Algo más me acerqué al conocimiento de los
años más tarde me enteré de que me faltaba un tomo cuarto, Diálogos en el memorable curso que dedicó al filósofo el doctor
cuando lo hube, empastado éste en holandesa con tejuelo rojo, José Gaos.
que contiene las “Epístolas”, incluyendo la dedicada a Los Pi- Otro libro de estos años fue un tomito de Ortega y Gasset
sones y es el “Arte poética” de Horacio. No tiene ninguna llamado Notas, editado por la Revista de Occidente. Era una an-
huella de lecturas, sólo un extraño apuntito en el tomo dos, en tología de los ensayos del filósofo español, que fue nuestro guía
la “Oda a Ligurion”, que dice “Lo raro como argumento por intelectual por muchos años, y que me fascinaba. No lo con-
la condición efímera de la belleza”. servo, porque para corresponder a las mercedes de una mujer
El traductor Javier de Burgos no dejó huella en los diccio- a la que quise, se lo obsequié.
narios. El de Alianza sólo registra un homónimo, periodista y
dramaturgo popular, de Cádiz, que por sus fechas, 1842-19o2, El regalo del padrino
debió ser su hijo. El latinista cuya versión horaciana llegó a
Guadalajara, era un traductor fiel pero plano que no acertó a Yo vengo de un pueblo al sur de Jalisco, Atoyac, situado al
dar relieve a los aciertos del poeta latino. De hecho, mi aprecio margen de una laguna de temporal. Al otro lado de la laguna
por Horacio nació con la lectura de dos libros de los años se encuentra un pueblecito encantador, llamado Amacueca,
treinta, los de Gabriel Méndez Plancarte (Horacio en México, famoso por sus nogales, así como Atoyac se envanece por sus
1937) y de Octaviano Valdés (El prisma de Horacio, 1937), así pitayas y un jabón especial. Pues bien, el cura de Amacueca,
como en los estudios de Agustín Millares Carlo. don José del Carmen Méndez, fue mi padrino de bautismo y a
No fue el venusino un gran lírico pero este hombre “pe- su curato me llevaba el doctor Martínez, mi padre, a visitarlo.
queño y obeso, con su equilibrio y su conocimiento de los Recuerdo un caserón ruinoso asolado por los revolucionarios
hombres y del arte literario, no sólo dio forma a los ideales y en el cual vivía mi padrino. Debo haber visto en alguna mesa
conceptos de su tiempo, sino que, con un admirable dominio un librote que resultó ser la gran edición de las Obras espiritua-
de la lengua supo acuñar muchos de los sentimientos huma- les de san Juan de la Cruz. A pesar de mi corta edad y escasa
nos en fórmulas breves y perfectas que luego no hemos hecho instrucción, el libro me encantó. No creo haberlo pedido, pero
sino tejer y destejer” (me cito a mí mismo, un escrito de debo haberlo simplemente visto con tal codicia que mi padrino
1976). me lo regaló.
No deja de extrañarme que un muchacho de dieciocho Es un libro imponente, de 32.5 × 24 × 6 cm; lo imprimió
años, ignorante del latín, adquiriera estos tomos de Horacio, Francisco Lelfdall, en Sevilla, en 1703, y es una edición nota-
cuyo nombre apenas conocía y en versiones más bien opacas. ble porque en ella se recogen por primera vez toda la poesía y
Años más tarde, a Lydia, mi mujer, solía mostrarle algunos de las obras en prosa de doctrinas mayores de san Juan de la Cruz
los poemas que Horacio dedicó a otra Lydia. Y la mía se admi- (1542-1591), así como las alegorías dibujadas por el santo y
raba de mi fluente traducción hasta que le descubría la que iba poeta místico y sesenta láminas grabadas por Mathías Arteaga.
al frente. Pero, además de estas diversiones conyugales, debo El libro está encuadernado con modestia. Allá por los años
reconocer que estos Horacios eran sólo un adorno de prestigio cincuentas, en las librerías de viejo de la avenida Hidalgo, en-
entre mis primeros libros. contré otro ejemplar, bien conservado y encuadernado de esta
soberbia edición que regalé a mi viejo amigo, Alí Chumacero.
Primeras relecturas Espero que la conserve y la aprecie como yo lo hago con el
regalo de mi padrino de Amacueca.
No fueron estos libros los únicos que adquirí en aquellos años Un poco antes, en 1942, recordamos el cuarto centenario del
de la secundaria en Guadalajara. Entonces se usaba llevar bajo gran poeta místico español y en el Paraninfo Universitario pro-
el brazo, todo el día, el libro que leíamos. Y yo me proveí de nunciamos conferencias sobre san Juan de la Cruz, Octavio Paz
y el que habla, entre los que recuerdo.
a
pesos. Y como hacía Hernando Colón, ambos Neftalí y yo
a
firmamos para la posteridad el apunte —que guardé en el Otras obras de José Luis Martínez
libro—, el día de Reyes de enero de 1978. Es un ejemplar tan en el fce
perfecto que parece salido de la imprenta y tiene completas sus
ilustraciones que son notables y muy apreciadas.
Cuando estuve en el fce me empeñé en que se tradujera El ensayo mexicano moderno (dos volúmenes, Letras Mexi-
completa la Rhetorica Christiana, que está en latín y la había canas, 1958-1971)
estudiado el padre Palomera en un par de libros de Jus. Hice De la naturaleza y carácter de la literatura mexicana
que viniera a verme este sacerdote y le propuse que hiciera la (Tezontle, 1960)
traducción. Yo quería que se lograra una buena edición facsi- Nezahualcóyotl: vida y obra (Biblioteca Americana, 1972)
milar con el texto original y, enfrente, la versión española y que Documentos cortesianos (cuatro volúmenes, Historia, 1990-
estuviera lista para 1979, cuarto centenario de la obra. Habla- 1992)
mos con la unam que estuvo de acuerdo en pagar la traducción. Hernán Cortés (Historia, 1990)
Pero ésta fue larga y complicada y requirió un equipo de lati- El mundo privado de los emigrantes en Indias (Cuadernos
nistas que encabezó mi amigo Tarsicio Herrera Zapién, de la de La Gaceta, 1992)
Academia de la Lengua. En coedición con la unam, la obra se Pasajeros de Indias. Viajes trasatlánticos en el siglo XVI (His-
imprimió en 1989. Es un hermoso tomazo en edición facsimi- toria, 1999)
lar y bilingüe, frente a frente. Semblanza de académicos. Antiguas, recientes y nuevas (Vida
Una década más tarde, volvió a hablarse de Diego Valadés y y Pensamiento de México, 2004)
su obra en un folleto en el que intervino Salvador Díaz Cínto- Cruzar el Atlántico (Centzontle, 2004)
ra, otro colega en la Academia. G
[hospital de neurología]
Cristina Rivera-Garza
Tomado de Los textos del yo, que forma parte de Letras Mexicanas
Hay un hombre entre nosotros un mundo acechado por el azar de dios y rodeado
los que aguardamos la muerte, los que estamos de ventanales ilesos
despiertos ventanales impávidos
desde el alba hasta el advenimiento del alba muros de córneas bruñidas por la luz urbana de marzo
sobre sillas de plástico color naranja y los huesos rotos que todo lo aleja y todo lo difumina;
de tanto ir un mundo donde algunos visten de blanco y caminan
hacia el vidrio de la esperanza y otros muchos visten de negro y callan inmóviles
hacia la burla inminente de la esperanza porque alguien acaba de morir
hacia la crucifixión puntual de la esperanza. aquí donde son siempre ya las 3:20 de la mañana
y donde se muere en el sueño lógico de los sedantes
Alguien acaba de morir. Son las 3:20 de la mañana. y el no saber
que ya no habrá más, nada más, para nosotros
El hombre entre nosotros está sentado como nosotros los que esperamos con el pulso disminuido
con los codos sobre las rodillas y los ojos estancados de no querer sentir
en este afuera del mundo que es un mundo deseando con todos los dientes ese letargo suyo
antiséptico y claro de nunca saber
el residuo alrededor y abajo y atrás de todo lo que es: que nos quedamos aquí, hora tras hora, encendiendo
una burbuja de piel casi humana cruzada de sondas cigarrillos
amarillas bebiendo café negro, imaginando al hombre que está
por donde entra el aire y sale la súbita falta entre nosotros
de aire; dulce y voraz como ninguno
un mundo de isodine y yodo y otros olores sin olor encerrado en el cántaro de la sed y el cántaro
que borran el olor de los cuerpos en su propia del deterioro
malformación nuestro como el animal que llevamos dentro
sus propios errores, sus propios tumultos, sus propias que es inaccesible a nosotros los que sabemos de morir
y genéticas imperfecciones; y de soportar la sobrevivencia desde la medianoche
hasta el advenimiento de la medianoche. G
a
a
Tonantzin Guadalupe
Miguel León-Portilla
El 22 de este mes, el autor de este Desde luego que las aportaciones históricas de fray Bernardino
texto cumplirá 80 años. Su pertenencia de Sahagún y otros frailes como Andrés de Olmos, Alonso de
a El Colegio Nacional y a la Academia Molina, Juan Bautista, y sus colaboradores, discípulos suyos en
Mexicana de la Lengua; los más de el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, ocupan también un
diez doctorados honoris causa que ha lugar privilegiado entre estas producciones. Importa al menos
recibido; la obtención de reconocimientos recordar las transcripciones que hicieron de los huehuehtlahto-
como la medalla Belisario Domínguez, lli, expresiones de la antigua palabra, y la recreación prototípi-
el Premio Universidad Nacional ca de los diálogos o coloquios de los primeros franciscanos con
y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Historia, algunos sacerdotes indígenas sobrevivientes.
Ciencias Sociales y Filosofía, por no hablar del A todo esto deben sumarse los muchos escritos en náhuatl
caudal de obras en historia, antropología y literatura, de denuncia y petición dirigidos a alcaldes, gobernadores, oi-
son la sólida estela que nos viene dejando su dores, virreyes y al mismo soberano. No pocos de ellos son
pensamiento. Reproducimos aquí, en mínimo expresión de muy grande dramatismo y elocuencia. Son ejem-
homenaje, las palabras introductorias a su estudio plo de una literatura menos conocida, espejo fulgurante de in-
y versión en castellano del Nican mopohua contables aconteceres en la vida indígena. Para acabar de per-
suadir, a los poco o nada enterados, de la significación de esta
riqueza literaria, sólo aludiré ya a las maravillas del teatro ná-
Existe un espejo, con frecuencia olvidado, en el que se reflejan huatl, el misionero, el de las danzas de la Conquista y también
aconteceres innumerables en la vida del México novohispano. el de temas profanos, como la adaptación en esta lengua de
Lo tenemos en las expresiones de la palabra en náhuatl trans- algunas comedias de Lope de Vega. Y qué diré de los tocotines
vasada ya a la escritura alfabética a partir, por lo menos, de los que, en náhuatl, salieron de la pluma nada menos que de sor
años treinta del siglo xvi. En archivos y bibliotecas de este país Juana Inés de la Cruz.
y de varios otros se conservan millares de manuscritos en dicha En el contexto de esta gran literatura colonial en náhuatl,
lengua y también centenares de impresos en la misma. Varia- hay que situar al relato conocido como Nican mopohua en razón
dos son los géneros que cabe percibir en ese caudal de produc- de sus primeras palabras, que significan “Aquí se refiere…”
ciones. Acerca de dicha composición no es poco lo que se ha elucubra-
Hay cantos, discursos, narraciones, textos a modo de anales, do, bien sea para tenerla como testimonio fundamental en
adagios, oraciones y conjuros en los que puede identificarse la apoyo de las apariciones guadalupanas o para descalificarla
presencia del pensamiento y formas de decir prehispánicos. como carente de historicidad. No discutiré este tema, el de la
Hay, asimismo, composiciones que versan sobre una amplia historicidad de lo que refiere el Nican mopohua, por la sencilla
gama de cuestiones relacionadas con la actividad de los frailes razón de que lo sobrenatural y milagroso no puede ser afirma-
misioneros: sermones, confesionarios, libros parroquiales en
náhuatl, gramáticas y vocabularios para el aprendizaje de esta
lengua. Existen cartas de indígenas sobre un sinfín de asuntos; Otras obras de Miguel León Portilla
unas dirigidas a las autoridades reales y otras que tenían desti- en el fce
natarios también nahuas. Se conservan, asimismo, muchos
testamentos en náhuatl, varios de gran interés.
En conjunción con algunas de esas expresiones escritas con Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares
el alfabeto, que muchos nahuas aprendieron pronto de los frai- (Antropología, 1961)
les, perduraron pinturas y signos glíficos como en los antiguos Quetzalcóatl (Presencia de México, 1968)
códices. Ante tan copiosa riqueza documental, que integra una Toltecáyotl: aspectos de la cultura náhuatl (Antropología,
auténtica literatura indígena, podrá alguien preguntarse cuáles 1980)
son los escritos que sobresalen por el interés de su contenido o Huehuehtlahtolli: testimonios de la antigua palabra (Antro-
la belleza de su expresión. Querer dar una respuesta es tan di- pología, 1991)
fícil como riesgoso. Literaturas indígenas de México (Antropología, 1992)
A la mente se vienen de pronto no pocos cuicatl o cantares El destino de la palabra: de la oralidad y los códices mesoame-
en que el pensamiento indígena entra a veces en simbiosis con ricanos a la escritura alfabética (Antropología, 1996)
el llegado del Viejo Mundo. También son de obligada referen- Humanistas de Mesoamérica (dos volúmenes, Fondo 2000,
cia los relatos de testigos de la Conquista que integran el cuer- 1997)
po testimonial de la Visión de los vencidos, y los trabajos de tema La huida de Quetzalcóatl (Popular, 2001)
histórico de sabios como Hernando Alvarado Tezozómoc, Motivos de la antropología americanista. Indagaciones en la
Chimalpain Cuauhtlehuanitzin y Cristóbal del Castillo, que diferencia (Antropología, 2001) G
escribieron toda o la mayor parte de sus obras en náhuatl.
a
do o negado por la historia. Considero, eso sí, que este relato Quienes las prepararon, don Primo Feliciano Velázquez, mi
a
en el que la figura central es Tonantzin Guadalupe —como maestro el doctor Ángel María Garibay y el sacerdote Mario
aludió a ella fray Bernardino de Sahagún— merece particular Rojas Sánchez, gozan de merecida fama de conocedores del
atención. Tonantzin, que significa “nuestra madre”, según el náhuatl y en sus respectivos trabajos buscaron apegarse al con-
mismo fraile lo notó, era el nombre con que los nahuas llama- tenido del texto. Igualmente en los tres existió la intención de
ban a la madre de los dioses. Ella, Tonantzin, había sido ado- mostrar lo que a sus ojos es el mensaje cristiano del relato. En
rada precisamente en el Tepeyac, adonde desde mediados del modo alguno quiero contrariar o disminuir la importancia de
siglo xvi muchos seguían yendo en busca de la que comenzó a la que ha sido su intención. Reconozco incluso la relevante
llamarse Nuestra Señora de Guadalupe. significación que, a la luz de dicho enfoque, tiene el Nican mo-
La lectura y el análisis del Nican mopohua muestran que fue pohua. Sin embargo, mi propósito aquí es diferente.
escrito por un buen conocedor del antiguo pensamiento ná- Partiendo de los dos hechos antes expuestos, la belleza lite-
huatl con el propósito de dar cuenta de por qué y cómo surgió raria de esta composición y el papel primordial que se ha dado
en el Tepeyac la cada vez más grande en México a la Virgen de Guadalupe,
atracción ejercida por la Señora de Gua- El Nican mopohua, en el que la figura protagónica del relato, busco un
dalupe, allí donde por tanto tiempo se figura central es Tonantzin transvase al castellano en el que cuanto
adoró a Tonantzin. Y anticiparé aquí Guadalupe —como aludió a ella fray sobrevive allí de la antigua espiritualidad
algo a lo que luego atenderemos. Esa Bernardino de Sahagún— merece náhuatl sea más fácilmente perceptible.
nueva atracción que a muchos llevaba al particular atención. Tonantzin, que En modo alguno quiero poetizar el texto
Tepeyac escandalizó al provincial de los significa “nuestra madre”, según el en la traducción, lo que sería hacerle
franciscanos que predicó contra ella en mismo fraile lo notó, era el nombre agravio, ya que es poesía en sí mismo.
la temprana fecha de 1556 y al mismo con que los nahuas llamaban a la Ahora bien, afirmar que en este rela-
fray Bernardino de Sahagún que, veinte madre de los dioses. Ella había sido to —publicado por vez primera en ná-
años después, se opuso a la misma al es- adorada precisamente en el Tepeyac, huatl, sin traducción alguna, hasta 1649
cribir su Historia general de las cosas de la adonde desde mediados del siglo XVI por el bachiller Luis Lasso de la Vega,
Nueva España. muchos seguían yendo en busca de capellán del Santuario de Guadalupe—
Reiterando que no concierne a la la que comenzó a llamarse Nuestra hay vestigios del antiguo pensamiento y
historia demostrar o rechazar la existen- Señora de Guadalupe forma de expresión indígenas, supone
cia de milagros, apariciones o teofanías, esclarecer antes dos cuestiones princi-
y apartándome de la increíblemente prolongada polémica pales. Una se relaciona con su contenido, la fecha aproximada
entre creyentes guadalupanos y antiaparicionistas, señalaré en en que fue compuesto y lo concerniente a su autor. La otra
qué me parece está el interés del relato del Nican mopohua. tiene que ver con la identificación misma de esos vestigios de
Hay dos hechos que tengo por evidentes. Uno es que, además la visión nahua del mundo y de la estilística prehispánica,
de ser este texto una joya de la literatura indígena del periodo perceptibles en el relato. G
colonial, es también presentación de un tema cristiano, expre-
sado en buena parte en términos del pensamiento y formas de
decir las cosas de los tlamatinime o sabios del antiguo mundo
náhuatl.
El otro hecho, también insoslayable, es que la figura central
del relato, Tonantzin Guadalupe —más allá de la demostración
o rechazo de sus apariciones—, ha sido para México tal vez el
más poderoso polo de atracción y fuente de inspiración e iden-
tidad. Será suficiente recordar en apoyo de esto lo que significó
ella en los momentos de pestes, hambrunas y de afán de encon-
trarse a sí mismo en los tres siglos del México novohispano. De
la vida del país que alcanzó su independencia cabe evocar al
padre Miguel Hidalgo, que hizo bandera de su causa a la ima-
gen guadalupana, así como a José María Morelos, quien atri-
buyó a la Virgen de Guadalupe muchas de sus victorias. Casi
un siglo después, la guadalupana acompañó a Emiliano Zapata,
la más emblemática figura de la Revolución mexicana. Se con-
servan fotografías de sus hombres que enarbolan el mismo
símbolo.
Reconociendo el valor como creación literaria de este relato
y la importancia de Tonantzin Guadalupe en el acontecer his-
tórico de México, he preparado una nueva traducción de él al
castellano. Es cierto que existen varias versiones del Nican mo-
pohua en esta lengua muy dignas de aprecio. Además de la un
tanto libre publicada en el siglo xvii por el sacerdote Luis Be-
cerra Tanco y de otras inéditas en la centuria siguiente, men-
cionaré las de fechas más recientes.
a
a
La espada y la cruz
Enrique Krauze
La presencia del pasado es un recorrido sus ancestros: guiados por el conquistador indio Pedro Martín
por el modo en que diversos historiadores del Toro (a quien las pictografías otomíes del siglo xvii repre-
mexicanos se han ocupado del devenir de sentaban coronado y vestido a la usanza española) habían pe-
nuestra nación. Viéndolos reconstruir el leado en la “Gran Chichimeca” y fundado varias ciudades mi-
pasado, Krauze mismo lo reconstruye y neras en el corazón del país (Guanajuato, Sombrerete). Hacia
pondera la importancia de ciertas visiones, mediados del siglo xvi, los propios mexicas colaboraban con
fugaces unas, duraderas otras, a través los españoles en la guerra del Mixtón, en el occidente de Méxi-
de las cuales se ha relatado la historia co. De hecho, los críticos españoles de Cortés se sorprendían
patria. La edición del FCE, además, está profusamente del afecto mutuo que parecía existir entre los indios y el Con-
ilustrada, al punto de que esas imágenes constituyen un quistador: “dicho Don Fernando Cortés —testificaba uno de
ensayo gráfico de cómo se han concebido algunos hitos los fiscales en el juicio que se le entabló, en 1529— confiaba
del pasado. A continuación presentamos un trozo del mucho en los indios desta tierra… [y] los dichos indios querían
capítulo dedicado al polémico Hernán Cortés bien al dicho Don Fernando Cortés e facían lo que él les man-
daba de muy buena voluntad”.
La presencia del pasado Para fray Bartolomé de las Casas —su acérrimo enemi-
go— Cortés no era más que un “capitán tirano”, un usurpador
de reinos ajenos, un criminal que merecía ser decapitado, y su
Tras la atroz caída de su ciudad el 13 de agosto de 1521, los empresa de conquista, una abominación: “Desde que entró a
mexicas dejaron testimonios desgarradores (cantares, códices, Nueva España hasta el año de treinta… duraron las matanzas
pinturas, tradición oral) de su cósmica derrota. Ésa era la táci- y estragos que las sangrientas y crueles manos de los españoles
ta condenación de Cortés. El recuerdo de Cuauhtémoc lo hicieron continuamente… matando a cuchillo y a lanzadas y
perseguiría tanto en la vida como en la posteridad. Todas las quemándolos vivos mujeres y niños y mozos y viejos.” Sin ir,
crónicas de la Conquista, aun las del propio Cortés, rendirían por supuesto, tan lejos, algunos compañeros del conquistador
tributo al último tlatoani. Cortés había tenido que reducir Te- deploraron sus actos de crueldad, como la Matanza de Cholu-
nochtitlan a escombros, antes de lograr la rendición de su va- la. A la vertiente opuesta pertenecía, desde luego, el propio
leroso adversario: “es verdad y juro amén —escribió Bernal Cortés, autor (pro domo sua, como julio César) de las Cartas de
Díaz del Castillo— que toda la laguna, casas y barcas… estaban relación; estaba también la Historia de la Conquista de México
tan llenas de cuerpos y cabezas de hombres muertos, que yo no (1552) de su capellán, Francisco López de Gómara, que enal-
sé de qué manera lo escriba”, a pesar de lo cual Cuauhtémoc teciendo a grado tal a su héroe provocó la exasperación de
había dicho: “muramos todos peleando”. Reconociendo la Bernal Díaz del Castillo, moviéndolo a escribir poco después
grandeza de los derrotados, los propios compañeros de Cortés su célebre vindicación del carácter colectivo de la hazaña: la
le reprocharon el tormento, cautiverio y sacrificio de Cuauhté- Historia verdadera de la Conquista de Nueva España. Siguieron,
moc: “esta ejecución —agrega Bernal— fue demasiado injusta entre otras, la Historia general y natural de las Indias, de Gonza-
y censurada por todos los que íbamos en aquella jornada”. Pero lo Fernández de Oviedo (primera edición en 1535), la Historia
no sería entre los mexicas donde se refugiaría el espíritu com- general de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del
bativo de Cuauhtémoc, sino en el Septentrión (la vasta tierra Mar Océano (1601, 1615), de Antonio de Herrera y Tordesillas,
de donde los propios mexicas provenían) y, sobre todo, en la y ya en la segunda mitad del siglo xvii, la Historia de la Conquis-
antigua zona maya, donde la Conquista no sería sólo el recuer- ta de México (1684), de Antonio de Solís, poeta y dramaturgo
do de una derrota sino una herida abierta que clamaba vengan- de altos vuelos que criticaba ferozmente la “demoníaca” cultu-
za. ra de los indios y a sus defensores (como Las Casas, quien a su
En el polo opuesto, las naciones indias que colaboraron en juicio “cuidó menos de la verdad que de la ponderación”). Pa-
el derrumbe de aquel imperio recordarían la Conquista como recía la consagración definitiva de Cortés, pero lo cierto es que
una época dorada. Sin la participación de los cempoaltecas, los propios monarcas siguieron la pauta reticente que en vida
huejotzincas y tezcocanos, pero sobre todo de los tlaxcaltecas, del conquistador había adoptado Carlos V. De hecho, las Car-
los quinientos hombres de Cortés hubieran sido derrotados. tas de relación, publicadas por primera vez entre 1522 y 1525, se
En pago a su contribución, los tlaxcaltecas obtuvieron trato de volverían a editar doscientos cincuenta años más tarde y no en
aliados libres, no de siervos: siguieron luchando al lado de los España, sino en la Nueva España.
españoles en la guerra contra los chichimecas, colonizaron el En la Nueva España, en efecto, la memoria de Cortés se-
norte del país y fundaron varias ciudades (Querétaro, Saltillo, guía siendo respetada. Para los franciscanos —cuya misión
San Luis Potosí), a las que imprimieron costumbres que eran propició desde el inicio— Cortés había sido el hombre de la
claramente visibles aún en tiempos porfirianos. Otra nación Providencia, nuevo Josué que guiaba al pueblo indígena desde
privilegiada había sido la otomí. A pesar de su pobrísima situa- las tinieblas de la idolatría hasta la Tierra Prometida de la re-
ción en 1910, su memoria colectiva retenía aún las hazañas de ligión verdadera. “Aunque, como hombre, fuese pecador —es-
a
vosotros una gente muy de lexos, gente muy robusta y esforzada,
a
gente muy antigua y diestra en el pelear, gente cuyo lenguaje no
entenderás ni jamás oíste su manera de hablar, toda gente fuerte y
ánimos, codiciosa de matar. Esta gente os destruirá a vosotros, y a
vuestras mujeres e hijos, y todo cuanto poseéis, y destruirá todos
vuestros pueblos y edificios…”
permitió Dios que pensasen que eran dioses a quienes ellos tanto
respetaban y que desde luego se atemorizasen con su entrada en
sus reinos; lo uno para que fácilmente unos de ellos se confedera-
sen con los españoles y fuesen contra los otros, y que éstos contra
quien venían ligeramente se acobardasen; lo otro para que así
desavenidos y discordes entrase el príncipe de paz Jesucristo con
su Evangelio, a soldar la quiebra hecha en las diferencias que entre
sí traían estas naciones.
a
grandeza y hechos tan milagrosos.” En varios momentos de su decer y respetar aun de sus iguales.” El haber barrenado los
a
narración introduce el poema laudatorio de Francisco de Te- navíos le parecía prueba fehaciente de su “grandeza de alma”.
rrazas sobre la Conquista: Y aunque admite que su celo religioso “no era inferior a la
formidable fidelidad que guardó a su soberano”, señala que el
Valeroso Cortés, por quien la fama “esplendor de éstas y otras buenas cualidades” se “amortiguó
Sube la clara trompa hasta el cielo, con algunas acciones indignas de la grandeza de su alma”. Pero
Cuyos hechos rarísimos derrama la historia de Clavijero terminaba con una nota trágica. Lejos
Con tus proezas adornando el suelo; de las triunfales visiones del siglo xvi o de las vindicaciones
Si tu valor que el ánimo se inflama heroicas del xvii, entendía que la Conquista había sido tan
Se perdiese de vista al bazo vuelo; cruel como ineluctable, en términos humanos y divinos. Y
Si no pueden los ojos alcazalle desde su siglo ilustrado, volvía a tocar una nota bíblica, la ines-
¿quién cantará alabanzas a su talle? crutable justicia divina:
La Conquista, en definitiva, había sido un “regalo del cielo” Los mexicanos, como todas las naciones que contribuyeron a su
para “los hombres de esta tierra”. Vicios, pecados, “mendi- ruina, quedaron, a pesar de las cristianas y humanísimas disposi-
guez”; las “mil vergüenzas que les acarreaba la ignorancia y ciones de los Reyes Católicos, abandonados a la miseria, a la
libertad en que se criaban”, se había tornado en “compostura y opresión y al desprecio, no sólo de los españoles sino también de
cuidado”. los más viles esclavos africanos, y de sus infames descendientes:
Carlos de Sigüenza y Góngora fue aún más lejos en su vin- castigando Dios, en la miserable posteridad de aquellos pueblos,
dicación. El agravio apenas larvado de los criollos con respecto la injusticia, la crueldad y la superstición de sus antepasados:
a la Corona Española se proyectaba retrospectivamente en la ¡horrible ejemplo de la justicia divina y de la inestabilidad de los
figura de Cortés: “sujeto dignamente merecedor de mejor for- reinos de la tierra!
tuna que la que en su mayor soberanía lo despojó el Imperio”.
En su piedad heroica, Sigüenza hizo la historia del Hospital de “Desdicha es nuestra el que no tengamos siempre a la vista
Jesús para mostrar que la piedad de Cortés estaba a la altura de (para agradecérselo) a quien representa aquel Héroe incompa-
su heroísmo. La fundación del hospital, junto con la erección rable, a cuyo valor debemos las delicias y conveniencias con
de iglesias y la destrucción de ídolos, se debía a “la providencia que aquí se vive”, había escrito Sigüenza y Góngora. En las
de Don Fernando Cortés”. Para “ofrecerle a Dios conquistó su postrimerías del siglo xviii, el virrey Revillagigedo dispuso
brazo”. Ese empeño espiritual había sido “el norte de sus ac- trasladar los restos mortales de Cortés de la iglesia de San
ciones”. Francisco, donde estaban depositados, a un suntuoso sepulcro
mandado hacer por el propio virrey en el presbiterio de la
Si sobresalió más en piedad que en el valor el antiguo Eneas es iglesia de Jesús (adjunta al hospital). Descubiertos “los huesos
problema, que tiene por una y por otra parte para su ilustración envueltos en una sábana de cambray bordada de seda negra con
relevantes pruebas, y las mismas sirven para que en una y en otra encaje al canto de lo mismo”, el 2 de julio de 1794 se conduje-
virtud se le ladee en el templo de la inmortalidad el fortísimo y ron al Hospital de Jesús para colocarlos en el sepulcro. Duran-
piadosísimo Marqués del Valle. Llenas están las historias de lo que te la misa que se celebró en la magna ocasión, fray Servando
en él se competían la religión y el esfuerzo… Teresa de Mier (el precursor de la Independencia) pronunció
la oración fúnebre por Cortés y en ella lo elogió por haber
En el concepto de Sigüenza y Góngora, la ferocidad de la Con- “destruido la idolatría, los sacrificios humanos sangrientos y
quista no se debía a Cortés sino a la actitud de aquellos que traído y comunicado la luz del Evangelio a los que moraban en
“más por intereses de su codicia que por inmortalidad de sus las tinieblas de Egipto”. Ahora sus restos tenían un sepulcro
nombres, cooperaron mal contentos a sus empresas”. Y como digno en la Nueva España, pero ni ellos ni su memoria —liga-
testimonio concluyente de la piedad del Marqués, recurriendo da por siempre a la de Cuauhtémoc, y disminuida por ella en
a su testamento, Sigüenza señalaba que el lugar elegido para el la inevitable comparación— descansarían en paz. G
hospital, en la Calzada de San Antón, tenía un sentido simbó-
lico: por ahí había hecho Cortés su primera pacífica entrada a
Tenochtitlan, el 8 de noviembre de 1519; y en ese mismo lugar, Otras obras de Enrique Krauze
apuntaba Sigüenza, “empezó” la inundación durante el reino en el fce
del emperador Ahuítzotl. El sabio pensaba que Cortés había
escogido ese lugar para su hospital con el propósito de santifi-
carlo: “quién nos puede quitar el que ponderemos ser contin- Biografía del poder (Tezontle, 1987)
gencia digna de gran reparo, el que donde experimentó México 1. Porfirio Díaz, místico de la autoridad
en su gentilidad tan dolorosa ruina halle ahora para los católi- 2. Francisco I. Madero, místico de la libertad
cos que la habitan providencia caritativa, para restaurarles la 3. Emiliano Zapata, el amor a la tierra
salud perdida y remediar sus achaques”. 4. Francisco Villa, entre el ángel y el fierro
En su Historia antigua de Méjico, Clavijero (más atemperado, 5. Venustiano Carranza, puente entre siglos
más distante) concede a Cortés prendas de carácter: “Era un 6. Álvaro Obregón, el vértigo de la victoria
hombre de buen entendimiento, de singular valor y destreza, 7. Plutarco E. Calles, reformar desde el origen
en todo género de armas, de genio fecundo en arbitrio para 8. Lázaro Cárdenas, general misionero G
llevar al cabo sus ideas, de una rara habilidad para hacerse obe-
a
a
Los problemas de América
Daniel Cosío Villegas
Editor, profesor universitario, fundador por definición, un claustro es una unidad autárquica en lo eco-
de instituciones, Cosío Villegas perteneció nómico, en lo político, en lo social y hasta en lo espiritual. En
a una generación de audaces y decididos fin, la mancha mayor pretende gobernar a las menores; pero
hombres de ideas y de acción. Hemos como cada una es un claustro, los hombres de un claustro ig-
tomado este fragmento de Extremos de noran por qué los del otro han de pretender dictar leyes o
América, obra que reúne ensayos y costumbres generales. Y las dictan, pero con violencia, grave o
artículos en los que el lector hallará leve, pasajera o permanente. Y es explicable esa ignorancia: si
pasión analítica y a la vez mesura, astucia el cuerpo humano reconoce primacía al corazón, es porque
literaria y hasta las bases para un programa político. sirve a todo el cuerpo: manda a cada una de las partes de éste
Actualmente circula una nueva edición, dentro de la sangre pura, la roja, y recoge de ellas la sangre envenenada,
la serie conmemorativa por el 70 aniversario de la casa la azul. El corazón gobierna porque en el cuerpo llena dos
funciones no sólo generales, sino sagradas, como se antojaría
llamarlas: alimenta y purifica. Pero ¿por qué un claustro dis-
Una cosa me ha llamado siempre la atención en la América tante y aislado ha de pretender gobernar a los otros claustros
Latina: el desapego, la lejanía en que el hombre vive respecto distantes y aislados? ¿Por qué, si sus gentes no conviven? ¿Sim-
de sus semejantes. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, dice plemente porque el uno es mayor o más fuerte, o porque está
la ley cristiana; pues bien, entre nosotros el prójimo no es ni situado en la posición dominante de la meseta o del litoral? Lo
está próximo: la distancia es grande y pequeña la similitud. cierto es que las comunicaciones, el poder, la fuerza, se concen-
En efecto, al hombre de América le ha venido siempre tran en el claustro mayor, y que éste pretende usar ese poder y
ancha la tierra de América: la tierra es ancha y ajena, ha podido esa fuerza en beneficio propio, y no para el beneficio de todos
decir el novelista peruano; el nuestro es un “continente vacío”, los claustros.
dice un escritor mexicano; y en la Argentina, la expresión “so- Es casi innecesario decir que si nuestro módulo demográfi-
ledad poblada” parece haber perdido ya su paternidad a fuerza co es el primitivo del claustro, existen razones, y bien serias,
de repetirse. para ello. Casi toda la tierra americana es ingrata, de modo que
Lo cierto es que los geógrafos hablan de que el módulo no hay país, con la posible excepción de Uruguay, en que la
demográfico común de la América Latina es el muy primitivo ocupación y aprovechamiento progresivos de la tierra sea tarea
del “claustro cerrado”: una mancha humana aquí, otra ahí, y fácil, y hacedera, como si dijéramos, con el simple transcurso
entre ambas, el vacío, la zona muerta en que el hombre no vive, del tiempo.
y menos convive. No es sólo que entre una mancha humana y En México, por ejemplo, la parte norte-central es desértica,
otra exista la nada, sino que cada una de esas manchas —cual- con poca o ninguna esperanza de compostura, aun desestiman-
quiera que sea su situación o su magnitud— es densa en su do el costo de las posibles soluciones artificiales; la gran altipla-
centro y se desvanece progresivamente al aproximarse a la pe- nicie central depende de lluvias insuficientes e irregulares; la
riferia. Esto quiere decir que, por ahora y durante muchos y región costera del golfo y la parte sur, hacia Guatemala, es
largos años, no hay esperanza de que una mancha se extienda trópico puro: caliente, húmeda, agresivamente feraz, malsana.
hasta llegar a tocar la más próxima, fundiéndose ambas en una El país, en realidad, sólo cuenta con valles pequeños, aislados,
sola y ampliándose así la zona de convivencia humana. Por eso en la gran altiplanicie central y con extensiones ricas en la zona
los geógrafos aseveran que en todo el territorio de Iberoamé- noroccidental. Y no hablemos de la maraña de sierras y mon-
rica hay apenas tres regiones de un crecimiento demográfico tañas que tajan al país, haciéndolo literalmente añicos. Esta
“sano”, es decir, zonas en las cuales el centro se robustece sin descripción geográfica de México es válida en su esencia para
sacrificio de la densidad de la población periférica: las tierras la América Central y el Caribe. Colombia, Ecuador, Perú y
de Costa Rica y Colombia, y los estados surianos de Brasil. Chile son víctimas de la colosal barrera andina, tema, eso sí, de
Muchas y muy curiosas consecuencias se derivan de ese una exaltación literaria continua. Y si el colombiano cuenta
módulo demográfico claustral. La primera ha sido señalada ya: con excelentes tierras altas y laderas que ocupa y trabaja con
el grado escaso o nulo en que los hombres de un claustro con- éxito lisonjero, lucha contra la montaña, que devora tiempo y
viven con los hombres de otros claustros. La segunda es que el esfuerzo para hacer circular al hombre y sus riquezas, y en su
país o la nación son entes en buena medida ficticios, o, si se suelo, en la parte noroccidental, el colombiano tiene una selva
quiere, realidades muy imperfectas, pues además de esa conti- tan densa que sobrecoge la idea de que alguna vez un ser hu-
nuidad territorial que los tratadistas de derecho público seña- mano pueda ser atrapado por ella. Brasil la tiene también; no
lan como una característica del estado, para la nación habría le falta el desierto, y, por añadidura, cubriendo su centro, está
que proponer la de estar poblada sin solución de continuidad, la tan justamente llamada “hoya” amazónica. Ecuador y Perú
para decirlo extremosamente. La tercera es que en cada man- cuentan asimismo con el trópico indomable y el desierto deso-
cha de población se crean, con manifiesto desperdicio de tiem- lado. La mitad del territorio chileno es desértico; en Argentina
po y esfuerzo, instituciones y servicios de toda índole, pues, no todo es pampa y menos pampa húmeda: hay también de-
a
sierto y una Patagonia que sólo se deja habitar si el lobo huma- La ingratitud de la tierra explica en gran medida su ocupa-
a
no se viste de oveja. ción y dominio parciales; la ocupación y el dominio parciales
Y lo trágico es que en esas tierras inhóspitas se encuentra de la tierra explican el módulo demográfico primitivo del claus-
buena parte de la riqueza que el hombre de América necesita tro; y ese módulo, a su vez, explica en parte lo que más intere-
para vivir: el indio boliviano y el peruano han de encaramarse a sa: el grado limitado de convivencia que ha alcanzado hasta
cuatro mil metros de altura para arrancar a la tierra el estaño o ahora el hombre de nuestra América. Mas no podemos explicar
el cobre que venden a fin de sustentarse de maíz y trigo. Así, las así que la convivencia siga siendo limitada y defectuosa dentro
zonas geográficas ingratas obligan a la población a concentrarse de un claustro, llámese éste nación, provincia o caserío. Aquí
en las menos ingratas, aislando una zona poblada de la otra. intervienen razones igualmente obvias y profundas, pero de
Como ocurre siempre, no todo es desventaja en este creci- una índole bien diferente: no es ya la naturaleza quien separa al
miento demográfico de tipo claustral: grata a veces y tan útil hombre del hombre, sino el hombre mismo. Poco prudentes
siempre como es la convivencia humana, han de ser los hispanoamericanos si no
no debiera llegar a ser tan estrecha como Es casi innecesario decir que si han logrado convivir bien con sus seme-
en Europa lo es: allí el hombre la siente nuestro módulo demográfico es el jantes a pesar de que están condenados a
impuesta, lo obliga a vivir con sus seme- primitivo del claustro, existen hacerlo en claustros cerrados: es eviden-
jantes codo con codo, como si fuera en la razones para ello. Casi toda la tierra te que el monje recluido de verdad den-
cuerda rumbo al presidio o el destierro. americana es ingrata, de modo que tro de un claustro físicamente, material-
Una de las razones que decididamente no hay país en que la ocupación y mente cerrado, hace el mayor esfuerzo
hacen más saludable el clima humano de aprovechamiento progresivos de la imaginable para entenderse con quienes
América es que entre hombre y hombre tierra sea tarea fácil habrá de compartir su vida entera. Y sin
ha habido hasta ahora tierra bastante que embargo, como que el hombre hispano-
labrar y aire puro que respirar; desgraciadamente, la separación americano no lo ha intentado con toda la decisión que debiera,
es por ahora tan grande, que se convierte, como el desierto, en y si lo ha hecho, ha fracasado en muy buena medida.
estéril, y como el desierto, engendra soledad y desamparo. Bastaría para convencerse de ello echar una mirada a la es-
Claro que ha habido un avance enorme en el proceso de tructura social de cualquiera de nuestros países, y, por desgra-
ocupar y dominar la tierra: por ejemplo, es impresionante re- cia en esto no parece haber excepciones, siquiera de grado.
construir hoy en un mapa las zonas pobladas por los americanos Ninguno tiene una clase media (o, por lo menos, no la tiene
al hacerse el descubrimiento y la conquista: tres cuartas partes bastante numerosa y compacta) cuya existencia mitigue el con-
de ellos vivían en las limitadísimas franjas en que florecieron las traste tajante y doloroso entre una clase baja desmesuradamen-
grandes civilizaciones maya, azteca e incaica, y la menos avan- te pobre, y una alta, también desmesuradamente rica. Quizá lo
zada de los chibchas; el resto de nuestro enorme territorio no único en que estas dos clases coincidan sea en su espesa igno-
estaba poblado del todo, o lo estaba por tribus ralas y desorga- rancia; en lo demás, ni pueden ser más distintas ni estar más
nizadas. Hoy la población es mucho mayor, su agrupamiento distantes. E insisto en que no debemos disimular el desvío
más recio, y se han abreviado las distancias y los obstáculos que abominable que separa a nuestras clases bajas de las altas: el
separan a unos núcleos demográficos de otros. Y sin embargo, observador superficial tiende a ver la paja en el ojo ajeno, pero
ni la América Latina en su conjunto, ni ningún país de ella in- no la viga en el propio, de modo que es frecuentísimo que
dividualmente considerado, ha conseguido repetir la hazaña quienes proceden de países donde la indumentaria europea
norteamericana de poblar y dominar un territorio de gran mag- está generalizada, crean que las distancias sociales son menores
nitud en siglo y medio escaso; no sólo eso, sino que todos los en sus países de origen y mayores en los de población indígena,
países latinoamericanos están todavía muy lejos de hacerlo y en simplemente porque en éstos a la separación social se agrega la
algunos no se ve cuándo ni cómo podrían lograrlo. “nota de color” de una vestimenta pintoresca.
Claro que no hay sociedad moderna en que esas diferencias
sociales no existan y aun claramente visibles; pero las nuestras
Sobre las ilustraciones me parecen mayores y como más hirientes, como que envene-
nan más el cuerpo social todo, conduciéndolo a convulsiones
Las ilustraciones de este número provienen de diversas violentas de tiempo en tiempo, entre otras razones porque en
obras de nuestro catálogo infantil y juvenil. Esperamos nuestra América parece que debiera haber para todos mucho
que, al reproducirlas aquí —lamentablemente sin todo el espacio, mucho aire, mucha luz y comida y abrigo bastantes. Y
colorido que tienen en realidad—, despierten el interés no olvidemos al hablar de clases sociales ese fenómeno al que
por sus creadores: Juan Gedovius aparece en las páginas los sociólogos atribuyen tanta importancia: la capilaridad so-
3, de Trucas, y 11, de Columpios; Miguel Murrugarren en cial, o sea la mayor o menor facililad o dificultad con que el
la 4, de Animalario; Ricardo Peláez en la 5, de Historia de hombre de una clase inferior se desprende de su clase para
un niñito bueno. Historia de un niñito malo; Bruno Heitz en trepar a otra superior.
la 8, de Yoyo y el color de los olores; Magú en las 25 y 26, de En cuanto a nuestra clara y profunda división en clases,
El ratón del supermercado y… otros cuentos; Rodolfo Castro supongo que no es menester especular mucho para admitirla y
en la 28, de Un hombre de mar; Carlos Pellicer López en sentir su magnitud: bastaría pensar en un indio boliviano o
la 30, de Julieta y su caja de colores. Agradecemos a Miriam peruano, a un extremo, y en un señorito de La Paz o de Lima,
Martínez y su equipo la ayuda para difundir esta valiosa al otro; en un negro de la costa caribeana de Colombia, y en el
colección. G rico industrial antioqueño; en un roto chileno y en el dandy que
concurre al Club de la Unión de Santiago; entre un negocian-
a
te mexicano con casas de recreo en Cuernavaca, Taxco y Aca- ra, y, en consecuencia, tampoco podía ambicionar. Y el hombre
a
pulco, y un lacandón trashumante. Puede algún hispanoameri- mismo ha cambiado, él, por su cuenta o como resultado de una
cano ingenuo pensar que si las distancias sociales son grandes acción exterior; pero lo cierto es que el ser humano de este
en nuestra América, no lo son tanto como en la Europa occi- siglo no está dispuesto a seguir siendo pobre, ni a tolerar que
dental o en Estados Unidos, porque entre nosotros no hay una al lado suyo haya hombres iguales a él, excepto en la riqueza.
verdadera aristocracia ni un genuino proletariado industrial: la Durante muchos años, siglos, la religión cristiana ha podido
primera, una clase de verdad encopetada; la segunda se diría, ser un freno a los apetitos materiales del hombre, o una com-
no simplemente baja, sino subterránea. pensación de su pobreza; hoy, el cristianismo ha perdido para
Quizá nuestras clases altas sean, en efecto, menos altas que siempre esa función, reservándose la más modesta de dar un
la aristocracia tradicional europea o que aire inocente de simple buena suerte a la
el hombre inverosímilmente adinerado Ha de tenerse presente que riqueza adquirida quizá de mala ley.
de Estados Unidos, si bien no puede nuestra aristocracia gobierna o ha Pero hay un hecho que se olvida con
dudarse de que nada en el mundo hay gobernado nuestros países, y frecuencia al analizar las peculiaridades
tan bajo como un indio de la altiplanicie aun en aquellos en que ha sido de la estructura económica de nuestros
boliviana pero aun siendo cierto lo pri- batida, no acepta un papel social países, hecho que impide también una
mero, el hecho no nos favorece. Por una de mero ornato, sino que acecha la mayor convivencia entre los hombres de
parte, la aristocracia europea es menos oportunidad de retornar al poder. América: la coexistencia de formas e ins-
aristocrática de lo que comúnmente se De ahí que se la mire con recelo y tituciones económicas primitivas y de
supone y, en consecuencia, menos alta se la tenga por enemiga formas e instituciones ultra avanzadas.
de lo que aparenta; por otra, poquísimo Todos conocemos el brillante cartel de la
o nada representa en la vida colectiva, de modo que no ha de- Panagra: un monstruo del aire cruza el cielo del Perú o de
jado de ser punto de comparación social o fuente de envidia o Bolivia a una velocidad de 5oo kilómetros por hora y a una
rencor; de hecho, es un grupo social confinado. En todo caso, altura de 6 mil metros, mientras abajo, en el desierto calcinado,
y en la justa medida en que sea verdadera aristocracia, ha teni- unos indios con su tropilla de llamas lo miran pasmados. En
do tiempo para afinarse y pulirse. La nuestra, al contrario, es realidad, la Panagra, al fin vieja celestina del imperialismo, ha
tan reciente, se ha hecho tan a la vista de nosotros, está amasa- sido bondadosa con nosotros los hispanoamericanos, pues sin
da tan crudamente con el solo ingrediente del dinero, y su violentar la verdad, ha podido sustituir por la llama otro medio
fortuna se deriva de manera tan directa del despojo, del factor de transporte más primitivo, pero no menos general: el lomo
oficial o del azar, que no puede ser objeto de admiración, y a del indio mismo, en que se han acarreado por siglos, y se si-
veces podría regateársele hasta el olvido; a ello ha de agregarse guen acarreando, bienes y personas.
su falta general de buen gusto y de refinamiento. Muchos de No sólo en los transportes, sino en la vida económica toda de
los héroes de nuestra Independencia fueron caballeros adine- nuestra América, se comprueba la coexistencia de formas primi-
rados; en todos los países de América la clase media alta que tivas y de formas avanzadas, modernísimas. Al lado de la célebre
fue formándose en la segunda mitad del siglo xix, llegó a ser en fábrica de Carretones, en que el vidrio se sopla a pulmón limpio
ocasiones ilustrada, generosa y progresista; pero el rico de este para hacer esa singular cristalería de México, las modernas fac-
siglo no tiene perdón de dios por cualquiera parte que se le torías de vidrio plano de Monterrey; al lado del sarape o del
mire. Así, ha de tenerse presente que nuestra aristocracia, di- poncho tejido a mano o en el telar de pie, las grandes fábricas
recta o indirectamente, gobierna o ha gobernado nuestros textiles de Antioquia, São Paulo, Santiago o de Orizaba; y en
países, y aun en aquellos en que ha sido batida, no acepta un Buenos Aires, al lado del gran almacén en que se puede com-
papel social de mero ornato, sino que acecha la oportunidad de prar, según la fórmula consagrada, “desde un alfiler hasta una
retornar al poder. De ahí que, en el mejor de los casos, se la locomotora”, se ve el carro tirado por bestias que va a ofrecer a
mire con recelo, y en el peor, se la tenga por enemiga. diario verduras a las amas y sirvientas de la ciudad entera.
Nuestra estructura económica es, por supuesto, otro obstá- No es fácil la convivencia entre hombres que viven en mun-
culo formidable para que los hombres convivan más en nuestra dos económicos radicalmente distintos: ¿será fácil el entendi-
América. Si hemos aceptado que la estructura social se carac- miento entre el hombre que carga a cuestas su trigo o su maíz
teriza por profundas divisiones en clases, debemos suponer que para llevarlos al mercado, y el hombre que recibe por avión
gran parte de esas divisiones tienen su origen en la disparidad algún repuesto para la maquinaria de su fábrica? De hecho, es
de medios y de oportunidades económicas: a un extremo, gran- muy frecuente hallar en los países americanos grupos humanos
des riquezas invertidas en tierras, fincas y ahora en industrias, que viven en una economía de estricto trueque, mientras los
que permiten una vida fácil, de ocio y de despreocupación; al otros se mueven en una economía hija del capitalismo más
otro, un salario menguado e inseguro; de un lado el palacio con avanzado. La perla, de Steinbeck, no platea otro problema en
hipódromo privado, según se dice en Buenos Aires; del otro, el su dramática novela.
famoso “conventillo”. Y no se olvide que los vicios de esta or- Las diferencias sociales y económicas en nuestros pueblos
ganización producen efectos cada vez más generales y cada vez son tan grandes y tan macizas que no pueden aminorarse o
más sensibles: en manera alguna tiene la misma significación reajustarse de una manera normal, tranquila, diaria, mecánica,
ser pobre en el siglo xii que serlo en el xx, pues la industria diríamos; pues faltan o son pobres los medios y las oportunida-
moderna ha despertado la codicia del hombre al desplegar ante des para mudar de clase o grupo.
sus ojos, en tienda tras tienda, una variedad infinita de merca- Los medios y las oportunidades para adquirir, por ejemplo,
derías, de servicios, de satisfacciones y de placeres; en suma, una educación que compensara en algo un origen social humil-
cosas que el hombre de otras épocas no podía imaginar siquie- de o la pobreza económica, resultan trágicamente limitados en
a
nuestros países: las escuelas son escasas; las que existen, se acu-
a
el país, sino sólo a las principales poblaciones, y en éstas se
mulan en los grandes centros urbanos y faltan en absoluto o otorga al que ya tiene fortuna y no a quien la inicia.
merman de prisa en los poblados pequeños y en las comunida- No sólo los medios son escasos; también lo son las oportu-
des rurales; la eficacia de sus enseñanzas es bien limitada, por nidades: sociedades tan rígidas, estáticas casi, como las nues-
su filosofia tornadiza, por sus métodos rutinarios, por la pobre- tras, apenas dan ocasión al individuo que quiere cambiar de
za de sus recursos, porque no sirven la vocación y los intereses posición. Compárense, por ejemplo, las oportunidades norma-
tan variados del hombre moderno y porque carecen de una les que brindan países como Estados Unidos y Canadá con las
inspiración superior, evangélica, a la altura de la tarea de salva- que existen en los países sudamericanos más parecidos a ellos,
ción que debieran acometer. Los medios económicos son quizá la Argentina o el Brasil. La historia cotidiana de Estados Uni-
todavía más limitados, pues a su acaparamiento en las manos dos está llena del limpiabotas o el voceador de diarios que se
de unos cuantos individuos debe agregarse la pobreza de los convierte en magnate; en nuestros países el caso más semejan-
países como países: el acervo de capitales es bien reducido, y, te sería el del demagogo o el bandolero que salta a gobernante
en consecuencia, el crédito es más restringido; no sirve a todo de la noche a la mañana. G
La decena y media de volúmenes de mania ha sido dividida y los Estados Unidos son ahora la cabe-
las Obras completas de Octavio Paz, za de Occidente pero el modo de producción sigue siendo el
en edición del autor, son uno de los mismo (capitalismo) y los sistemas políticos no han cambiado
tesoros de nuestro catálogo. Ahí se reúne, en lo fundamental. En uno de los países con mayor y más pro-
además de los libros de poesía y ensayo, funda tradición marxista, predestinado por la teoría a ser uno
y de acuerdo con el orden definitivo de los primeros en donde estallaría una revolución proletaria,
que quiso darles el propio ganador Alemania, se produjo un cambio de signo contrario: Hitler y
del Nobel en 1990, su producción sus nazis. Otro tiro por la culata del marxismo. Nietzsche y
para diarios y revistas. El noveno tomo, primero Dostoyevski vieron más claro y más lejos que Marx: la gran
de Ideas y costumbres, contiene los cuatro artículos de novedad del siglo xx no ha sido el socialismo sino la aparición
“La libertad contra la fe”, publicados a mediados del Estado totalitario, dirigido por un comité de inquisidores.
de 1978, y que luego fueron acogidos por El ogro Vencido el nazismo, los países europeos han regresado
filantrópico. Recogemos aquí el primero de la serie, poco a poco a la democracia liberal burguesa y las últimas
cuya advertencia sobre el terrorismo conserva dictaduras —España, Portugal, Grecia— han desaparecido.
su trágica vigencia No obstante, a pesar de la prosperidad económica y de la exis-
tencia de instituciones democráticas —cada vez más deteriora-
das—, todos sabemos que Europa vive un “fin de época”. Si en
Malos tiempos los nuestros: las revoluciones se han petrificado algo no se equivocó Marx, fue en pensar que nuestra sociedad
en tiranías desalmadas; los alzamientos libertarios han degene- sufría un padecimiento mortal y que sólo un cambio radical en
rado en terrorismo homicida; Occidente vive en la abundancia los sistemas y las estructuras podría devolvernos la salud, es
pero corroído por el hedonismo, la duda, el egoísmo, la dimi- decir, asegurar la continuidad de la vida civilizada en Europa y
sión. El socialismo había sido pensado para Europa y su pro- en el mundo. Se equivocó en el remedio: no basta con cambiar
longación ultramarina: los Estados Unidos. Según uno de los el sistema de propiedad de los medios de producción ni es
principios cardinales del marxismo (el verdadero), la revolu- cierto que la estructura económica sea la determinante y el
ción proletaria sería la consecuencia necesaria del desarrollo resto —política, religión, ciencia, artes, ideas, pasiones—
industrial capitalista. Sin embargo, no sólo no se cumplieron meras superestructuras y epifenómenos. Marx no fue, por lo
las profecías del “socialismo científico” sino que ocurrió algo demás, el único que en el siglo xix vio la sociedad civilizada
peor: se cumplieron al revés. Hoy son “socialistas” dos anti- como un organismo gravemente enfermo. El tema de la “de-
guos imperios, el zarista y el chino —para no hablar de Cuba, cadencia de Occidente” comenzó muy pronto y se extendió y
Camboya, Albania o Etiopía. La Revolución rusa no tardó en creció a medida que transcurría el siglo xix. Es significativo
convertirse en una ideocracia totalitaria. Su desarrollo ha sido que para muchos de esos pensadores —Tocqueville y Henry
asombroso, no en dirección hacia el socialismo sino hacia la Adams entre otros— la revolución no fuese un antídoto contra
constitución de un formidable imperio militar. la decadencia sino uno de sus resultados. En fin, cualquiera
Aunque Occidente ha sido a su vez teatro de muchas con- que sea nuestro diagnóstico sobre la naturaleza de esos males,
vulsiones, ninguna de ellas ha modificado realmente las estruc- lo cierto es que después de la segunda guerra los intentos de
turas económicas, sociales y políticas. Gran Bretaña, Francia, los europeos por cambiar sus estructuras han sido más y más
Holanda y Bélgica han dejado de ser imperios coloniales, Ale- tímidos. ¿Por qué?
a
Las causas de la inmovilidad europea son, sin duda, múlti- que no un sentido, ¿tienen una dirección? ¿Cómo saberlo? Si
a
ples. Es evidente que el proletariado no ha sido la clase revolu- la historia es una pieza de teatro, hay que confesar que no tiene
cionaria internacional del mesianismo marxista; al contrario: pies ni cabeza. El texto, corrompido por actores infieles, ha
ha sido y es nacionalista y reformista. Pero el descenso del sido escrito por un loco cuyo perverso método de composición
temple revolucionario se debe también, en gran parte, a una se reduce a esmaltar sus improvisaciones con crímenes e in-
suerte de parálisis de los grupos y partidos que podrían haber coherencias. El siglo xix entronizó a la historia y la convirtió
emprendido esos cambios. Parálisis voluntaria, aunque no del en filosofía; los hombres, a través de ella, se adoraron a sí mis-
todo consciente y en la que ha sido determinante, sobre todo mos. Marx fue más allá: decretó la muerte de la filosofía. So-
después de 1945, la influencia del poderío de la Unión Sovié- brepasada por el materialismo histórico, la filosofía sería “rea-
tica. No hay ningún misterio en esta aparente paradoja: no es lizada” por la revolución proletaria. Para otros la historia fue la
fácil que ningún socialista europeo —ni, en su fuero interno, nueva Sibila de Cumas. Los pensadores positivistas, de Comte
ningún comunista lúcido— desee para a Spencer, descorrieron el velo del futu-
su país la suerte de Polonia o Checoslo- Si la historia es una pieza de ro y nos mostraron su rostro... distinto
vaquia. Desde el fin de la segunda gue- teatro, hay que confesar que no en cada caso. Ahora la historia, como
rra, Europa occidental vive en un forza- tiene pies ni cabeza. El texto, siempre, ha desmentido las predicciones
do statu quo: todo cambio alteraría el corrompido por actores infieles, del liberalismo, del positivismo y del
equilibrio en favor de la Unión Soviéti- ha sido escrito por un loco materialismo histórico. La refutación
ca. Este temor explica también la evolu- cuyo perverso método de más convincente de todas las filosofías
ción de los partidos comunistas occiden- composición se reduce a de la historia es la historia misma. Toda-
tales hacia esa forma híbrida que se esmaltar sus improvisaciones vía en 1930 Trotski escribe: “La fuerza
llama “eurocomunismo”. con crímenes e incoherencias del marxismo reside en su poder de pre-
La sombra que arroja sobre el conti- dicción”, frase que revela la enormidad
nente europeo la máquina militar de la URSS, la potencia más de esas ilusiones —y la magnitud del desengaño.
agresiva y expansionista en esta segunda mitad de siglo, es una Kant esperaba la llegada de un Newton de la historia, que
sombra venenosa que ha paralizado los movimientos socialistas descubriría las leyes del movimiento social como el otro había
en los países desarrollados. El “socialismo soviético” no sólo ha descubierto las que rigen las revoluciones de los cuerpos celes-
sido incapaz de encender la revolución europea, como espera- tes. El Newton de la historia no ha nacido ni es fácil que apa-
ban Lenin y Trotski, sino que ha impedido toda evolución rezca alguna vez sobre esta tierra. Mientras tanto, en los cam-
hacia el verdadero socialismo. Así, ha condenado a Occidente pos de la física y la astronomía otros descubrimientos y otros
a la inmovilidad en materia social y política. A su vez, la inmo- sistemas han restringido la validez de los de Newton. Pero las
vilidad de Occidente ha provocado, no en la clase obrera sino decepciones de la historia son más dolorosas que las de la cien-
en la clase media intelectual, un estado de espíritu que, del cia. Ante el fracaso de tantas predicciones, muchos intelectua-
desaliento a la exasperación, ha desembocado en el terrorismo. les se refugian en el escepticismo y el nihilismo; otros buscan
Otro tiro por la culata: el terrorismo, contra lo que creen sus en los antiguos cultos y religiones de Oriente y Occidente un
adeptos, es un proceso circular que, al desencadenar la repre- substituto de las ilusiones perdidas. Sin embargo, como procu-
sión, fortifica al Estado y consolida la inmovilidad social. En la raré mostrar en los artículos siguientes, nuestro tiempo nos
Unión Soviética la evolución ha sido aún más lenta que en pide a todos y especialmente a los intelectuales no el abandono
Occidente. Por más grandes que hayan sido los cambios des- sino el rigor. Sólo el renacimiento del espíritu crítico puede
pués de la muerte de Stalin, la URSS y sus satélites son esen- darnos un poco de luz en la gran obscuridad de la historia
cialmente lo que fueron desde su origen: ideocracias totalita- presente. G
rias. Tels qu’en eux-mémes enfin le marxisme-leninisme les change…
El contraste con los países subdesarrollados no puede ser
más grande. Esa realidad heterogénea y abigarrada que se de- Obras completas de Octavio Paz
signa con la inexacta expresión Tercer Mundo (¿qué tienen en
común Zaire y Argentina, Brasil y Birmania, Costa Rica y 1. La casa de la presencia. Poesía e historia
Etiopía?) vive en continuas revueltas, estallidos y trastornos. 2. Excursiones / Incursiones. Dominio extranjero
Casi todos los países asiáticos y africanos han alcanzado la in- 3. Fundación y disidencia. Dominio hispánico
dependencia pero muchos han caído bajo dictaduras nativas no 4. Generaciones y semblanzas. Dominio mexicano
menos injustas y con frecuencia más feroces que la antigua 5. Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe
dominación imperialista. América Latina, un continente que es 6. Los privilegios de la vista I. Arte moderno universal
una porción excéntrica de Occidente, ha padecido también 7. Los privilegios de la vista II. Arte de México
sacudimientos. Todos ellos, sin excepción alguna, han termina- 8. El peregrino en su patria. Historia y política de México
do en dictaduras militares. Este tercio de siglo nos sorprende 9. Ideas y costumbres I. La letra y el cetro
por la proliferación de tiranías: Vietnam, Uruguay, Indonesia, 10. Ideas y costumbres II. Usos y símbolos
Chile, Angola, Argentina, Camboya, Libia, Irak, etcétera, etcé- 11. Obra poética I (1935-1970)
tera. Tiranías verdes, rojas, negras o blancas pero todas san- 12. Obra poética II (1969-1998)
grientas. 13. Miscelánea I. Primeros escritos
Un vistazo a la situación contemporánea revela que no es 14. Miscelánea II. Periodismo literario. Última década
posible discernir un propósito en todas estas agitaciones. El 15. Miscelánea III. Entrevistas G
mundo se mueve pero ¿hacia dónde? Esas idas y venidas, ya
a
a
Alfonso Reyes y América
David A. Brading
Circula ya la colección Capilla Alfonsina, llamó Reyes— ya fueran de la raza, la geografía o la política,
coordinada por Carlos Fuentes y publicada que impedían su progreso y que lo mantenían dependiente de
en conjunto por la Cátedra Alfonso Reyes, Europa occidental y de Estados Unidos. En particular, así lo
el Tec de Monterrey, la Fundación para señaló Reyes, la generación de su padre experimentó como una
las Letras Mexicanas, el Estado de Nuevo desgracia el haber nacido “en un suelo que no era el foco actual
León y el propio FCE. Con prólogos de de la civilización, sino una sucursal del mundo”. Reyes citaba a
Carlos Monsiváis, Juan Goytisolo, Bernardo la escritora argentina Victoria Ocampo, quien comentara que
Sepúlveda, Gonzalo Celorio, Margo Glantz los miembros de la generación anterior se habían concebido a
o José Emilio Pacheco, esta serie de breves volúmenes sí mismos como los “propietarios de un alma sin pasaporte”.
busca actualizar la presencia del polígrafo regiomontano. Todavía más: se trataba de una generación que conservaba el
Presentamos aquí un extracto de la introducción que viejo desprecio liberal hacia España y que la veía hundida en la
Brading, autor que realza nuestro catálogo, preparó para el decrepitud histórica. En cuanto a México, la sobrevivencia de
tomo sobre “América” las comunidades indígenas estaba condenada a representar un
obstáculo histórico para su progreso social. En efecto, se pen-
saba que todo lo que valía la pena venía de fuera y a todo lo
En El erizo y el zorro (1935), Isaiah Berlin cita un fragmento del autóctono, fuera nativo o criollo, se le tenía por atrasado. Y
poeta griego Arquíloco, en el que se dice: “El zorro sabe mu- todo lo anterior creaba un agudo contraste con el floreciente
chas cosas, pero el erizo sabe una gran cosa.” Berlin aplicó figu- poder industrial y la prosperidad de Estados Unidos.
rativamente estas “oscuras palabras” para dividir en dos grandes La paradoja de tal pesimismo, ejemplificada en El porvenir de
clases a una hueste de filósofos, poetas, dramaturgos y novelis- las naciones hispanoamericanas (1899) de Francisco Bulnes, esta-
tas. Dante, flanqueado, entre otros, por Platón, Dostoievski y ba en que América Latina, hacia 1870, según observara Alfonso
Proust, quedó al frente de los escritores a cuya obra la animaba Reyes en su Panorama de América (1918), comenzó a gozar de
“una sola visión central” que por sí sola daba sentido a todo lo “una nueva era de prosperidad material y de tranquilidad rela-
que ellos hubieran dicho o hecho. Shakespeare, flanqueado, tiva”. En todo el hemisferio las inversiones extranjeras en los
entre otros, por Aristóteles, Goethe y Joyce, era ejemplo de ferrocarriles, los puertos y en las minas habían producido una
aquellos escritores cuyos pensamientos son “esparcidos o difu- explosión de exportaciones, no tan sólo en minerales y petró-
sos, pasan de un nivel a otro y captan la esencia de una gran leo, sino también en la agricultura, tanto en la tropical como en
variedad de experiencias y de objetos para lo que son en sí mis- la de tierras templadas. En Argentina y en el sur de Brasil la
mos”, sin tratar de reducirlas a los límites de una “visión inter- expansión económica había provocado una inmigración masiva
na unitaria” Los del primer grupo eran erizos, los del segundo, proveniente del sur de Europa y el surgimiento de las grandes
zorros. De aplicar la clasificación de Berlin a los escritores ciudades, de modo que para 1910 la población de Buenos Aires
mexicanos, y en especial a los del círculo que fundó el Ateneo y de São Paulo era superior a la de la ciudad de México. Lo que
de la Juventud en 1909, de inmediato resulta evidente que José es más, esta novísima prosperidad enriqueció a los terratenien-
Vasconcelos (1881-1959) fue un erizo, toda vez que su vida y tes del campo y a los empresarios nacionales y les permitió a las
sus escritos estuvieron inspirados por la visión de sí mismo elites políticas establecer regímenes estables basados en las
como un avatar cultural, a ratos rey-filósofo y a ratos profeta, oligarquías parlamentarias o en las presidencias pretorianas. Si
elegido para redimir a su nación y a su raza. A diferencia de él, en México dio comienzo una revolución en 1910, en otros lu-
Alfonso Reyes (1889-1959), el “Benjamín” del Ateneo, fue un gares de América Latina la economía de exportación y las ins-
zorro, hizo las veces de diplomático, historiador literario, tituciones republicanas sobrevivieron hasta 1930, cuando la
poeta, periodista y presidente de un centro de estudios superio- Gran Depresión llevó a esta etapa a un rápido final.
res y sus escritos abarcaron una gran variedad de tópicos y gé- El ensayista y político uruguayo José Enrique Rodó (1871-
neros. Al mismo tiempo, el mayor de los dos influyó en el más 1917) fue quien invocó en Ariel (1900) la figura del Próspero
joven y en ningún lugar fue más grande esta influencia que en de Shakespeare como el autor de un discurso en el que él con-
la preocupación de ambos por la situación cultural de América trastaba la espiritualidad en la cultura y la acción desinteresada
Latina, o, como Reyes prefería decir, de “Nuestra América”. que representaba ante los sensuales impulsos egoístas de Cali-
Para comprender el origen de esta preocupación no hace bán. Convocó a la juventud de la América española a compro-
falta más que volver la vista a sus Notas sobre la inteligencia ame- meterse en tan alta empresa y a tratar de realizar la “plenitud
ricana (1936), en donde Reyes lamentaba que el plan de estu- de vuestro ser”. En particular, Rodó rechazó la materialista fi-
dios de la Escuela Nacional Preparatoria en la ciudad de Méxi- losofía utilitaria que entonces dominaba a Estados Unidos, un
co, en donde él estudiara, inculcó en todos sus alumnos un país que no obstante que exhibía una “grandeza titánica” en su
profundo pesimismo hacia la América española. Pues aquí apa- economía, estaba gobernado por una plutocracia vulgar y ani-
recía un continente que daba la impresión de estar encerrado mado por una “semicultura universal”. En contraposición,
en una jaula de hierro de determinantes —“fatalidades” las Rodó urgía a la juventud de la América española a que recha-
a
zara la “nordomanía” y a que abrazara los valores clásicos y la Como una aportación a la recuperación de la tradición his-
a
contemplación de la belleza que floreció en la gran época de tórica de la América hispana, Reyes publicó una serie de ensa-
Atenas. El arte, sostenía Rodó, no sólo expresaba la mayoría de yos sobre el descubrimiento del Nuevo Mundo, entre ellos
las facultades humanas, sino que también le permitía al hom- Capricho de América (1933), en el que decidió no celebrar el
bre concebir la ley moral como “una estética de la conducta”. singular papel de Colón, sino que en su lugar se demoró en las
Sobre todo insistía en que todas las distintas repúblicas de la acciones colectivas de los españoles en esa enorme aventura,
América hispana formaban una sola nación cultural y que su poniendo el énfasis, por ejemplo, en las hazañas de los herma-
lengua, historia y literatura eran expresión de una sola alma o nos Pinzón. En esa vena, sostuvo que Amerigo Vespucci fue
espíritu. “Tenemos, los americanos latinos,” declaró, “una he- mejor navegante que el explorador genovés. Sin embargo, lo
rencia de raza, una gran tradición étnica que mantener, un que fascinaba a Reyes era el papel del mito literario en los
vínculo sagrado que nos une a inmortales páginas de la histo- grandes descubrimientos, sosteniendo que el sentido de estos
ria”. En todo esto, además de la influencia obvia de Ernst hechos dependió tanto o más de la imaginación que de los
Renan, el teórico francés del nacionalismo, quien escribiera un meros hechos del caso. A fin de cuentas, lo que los hombres
drama filosófico bajo el nombre de Calibán, Rodó se basó en vieron al lanzarse a tierras desconocidas dependió de lo que
los Discursos a la nación alemana (1807-1808) de Johann Gott- esperaban encontrar o de hecho de lo que fueron capaces de
lieb Fichte y en De los héroes, el culto de los héroes y lo heroico en ver. En una frase sorprendente Reyes sostuvo que “América
la historia (1840) de Thomas Carlyle, sobre todo en la medida fue la invención de los poetas”, una fórmula que anticipó la
en que este último definiera al hombre de letras en los tiempos tesis de Edmundo O’Gorman según la cual nunca se descubrió
modernos como la “luz del mundo, el Sacerdote que le sirve de a “América”, sino que más bien la inventaron y construyeron
guía como sagrada Columna de Fuego en su tenebrosa pere- los mismos hombres que la conquistaron y los cronistas que
grinación a través del desierto del Tiempo”. José Vasconcelos definieron el significado de esa conquista.
siguió conscientemente las exhortaciones de Rodó y asumió la Al llegar a Buenos Aires en 1927, Reyes encontró un país
embriagadora concepción de Carlyle al sumergirse en el remo- que gozaba de un nivel de vida más alto que el de la Europa del
lino de la Revolución mexicana y al figurar más adelante como sur y que era un agitado centro cultural, idéntico a Barcelona
secretario de Educación Pública. en cuanto a sus publicaciones. En sus Palabras sobre la nación
No puede haber duda alguna en cuanto a la influencia del argentina (1929-1930) Reyes definió a México y Argentina
uruguayo en Alfonso Reyes, pues en 1908, a los diecinueve como “los dos países polos, los dos extremos representativos de
años de edad, convenció a su padre, el general Bernardo Reyes, los dos fundamentales modos de ser que encontramos en His-
gobernador del estado de Nuevo León y potencial candidato panoamérica”. Contó que en París conoció al poeta argentino
presidencial, de que publicara la primera edición mexicana de Leopoldo Lugones, quien lo desconcertara al declarar llana-
Ariel en Monterrey, aun cuando el filósofo literario al que él mente que México, más que Argentina, parecía un país euro-
más admiraba, como lo admitió su hijo, era Theodore Roose- peo, pues contaba con una larga historia, con muchas tradicio-
velt. La presencia de Rodó hizo crecer aún más la presencia en nes y con numerosos indios, añadiendo: “Sois pueblos vueltos
México del intelectual dominicano Pedro Henríquez Ureña de espaldas. Nosotros estamos de cara al porvenir: los Estados
(1884-1946), hijo de ex presidente y defensor del modernismo, Unidos, Australia y la Argentina, los pueblos sin historia,
el movimiento literario iniciado por el poeta nicaragüense somos los de mañana.” No es de sorprender que luego de este
Rubén Darío. Cinco años mayor que Reyes, mucho más viaja- encuentro Reyes le escribiera a Henríquez Ureña que “todo
do que él, Henríquez Ureña se convirtió en su mentor y en su mexicano suficientemente desinteresado sacará provecho de
amigo, unidos por el gusto mutuo de la hablar con un argentino: es una perspec-
literatura española, ya fuera medieval o En donde Europa no ofrecía un tiva opuesta”. Pero una observación muy
barroca, y por su compromiso con los modelo aplicable era en su práctica parecida ya la había hecho José Ortega y
clásicos de Roma y Grecia. Asimismo de la especialización profesional, Gasset, quien señalara que México era
compartían también el mismo desprecio pues en la América española los parecido a países del centro y del este de
por la gastada filosofía de Auguste Comte escritores con frecuencia se metían Europa, resultado de la conquista y en
y de Herbert Spencer, lo que llevó a en la política, actuando como donde se dio la lenta fusión de los victo-
contar zalameramente a Reyes que él “caudillos y apóstoles”. Reyes riosos y de los derrotados. Mientras que
había escuchado a Antonio Caso debatir sostenía que estos hombres ejercían “por el extremo argentino, el caso ame-
en un grupo de profesionales, en el que “la profesión general del hombre” ricano se da en toda su pureza; historia
hizo un “sabroso guiso de positivistas”. leve, problemas de raza casi nula, mezcla
Cuando a Reyes lo conmovieron El nacimiento de la tragedia de reciente de pueblos que se transportan con su civilización ya
Nietzsche y su exaltación del espíritu dionisiaco sobre la razón hecha, a cuestas”. Era el contraste entre la conquista justificada
apolínea, se volvió hacia Henríquez Ureña en busca de solidez por la imposición de una nueva religión y una colonización que
intelectual, la cual nunca llegó, cuando el dominicano le expli- concentró sus recursos humanos en la agricultura. En efecto,
có que tal distinción representaba un contraste entre la poesía Ortega y Gasset definía “América” como moldeada a la imagen
épica y la poesía lírica y que no era sino otra expresión de la de Estados Unidos y colocaba a México —y por implicación, a
conocida antítesis entre la filosofía y la literatura romántica y la zona andina— en un raro limbo que era la antítesis de lo que
clásica. Lo que también surgió en la correspondencia entre los el Nuevo Mundo significó para la mayor parte de los europeos.
dos hombres fue la influencia del gran historiador de la litera- Por su parte, Reyes se limitó en consignar el contraste, sin
tura y crítico, Marcelino Menéndez y Pelayo, una influencia añadir un comentario personal.
que Reyes admitía a la vez que la lamentaba. […] Sólo que Reyes provocó controversia en esta conferencia al
a
declarar que en Argentina existía una peligrosa fisura que sepa- chazo a la Ilustración con su énfasis en las leyes de la ciencia
a
raba al patriciado hispánico de la plebe inmigrante y que en natural y la economía así como la afirmación común de todos
Buenos Aires se ejercía una fuerte presión para asegurar la ellos del poder creativo de la imaginación. Paz acentuaba que lo
conformidad con el modo de conducta patricio, con lo cual se que aquí estaba en juego no era un asunto de valores estéticos,
forzaba una “disciplina de apariencias”. A decir verdad, una sino más bien una elección de “una forma de ser” en la que la
dama conocida de Reyes le había explicado que para ella la vida, la historia y la poesía estaban unidas. En cuanto al mundo
“belleza” significaba “distinción”. Más aún, si el país de Esta- hispano, Paz despreció a los llamados románticos de la primera
dos Unidos, por fuertes que fueran sus obsesiones con el avan- mitad del siglo xix como “reflejo de un reflejo” y afirmó que el
ce material, había sido creado por las aspiraciones religiosas de modernismo, iniciado por Rubén Darío, era “nuestro verdadero
los puritanos, Argentina era “hijo de una aspiración cívica” y romanticismo”. En efecto, sólo entonces surgieron poetas y fi-
por la búsqueda del “bienestar económico”; por lo que “más lósofos cargados con la voz profética de un Wordsworth o de
que una nación de acarreo o depósito histórico”, ésta se deri- un Baudelaire, hombres a los que ya no les satisfacía escribir
vaba de una “creación voluntaria”. El resultado contemporá- imitaciones de Sir Walter Scott o Victor Hugo. En muchos
neo era un exagerado orgullo nacional, una prepotencia, que sentidos, el primer intelectual mexicano que se atrevió a asumir
llevaba a los periódicos a afirmar continuamente la superiori- todo el peso de una vocación romántica fue José Vasconcelos,
dad de Argentina frente a sus vecinos, pero lo cual, a pesar de quien adoptó el papel de profeta en La raza cósmica (1925) y más
la excelencia de su sistema educativo, sugería cierto malestar adelante pronunció una brutal jeremiada en contra de los co-
interior o falta de certidumbre. rruptos triunfadores de la Revolución mexicana. Más aún, en su
En sus Notas sobre la inteligencia americana, expuestas en Bue- Ulises criollo se identificó con el astuto héroe griego que evadie-
nos Aires en 1936, Reyes ofreció algunas reflexiones generales ra a Circe y cegara a Polifemo para volver a su Ítaca y encontrar
sobre la historia y la situación actual de “Nuestra América”, a su esposa Penélope sitiada por sus pretendientes, todos éstos,
afirmando que: “llegada tarde al banquete de la civilización sin duda, emblemas de su propia experiencia.
europea, América vive saltando etapas, apresurando el paso y Si bien es cierto que Alfonso Reyes estuvo obviamente in-
corriendo de una forma y otra, sin haber dado tiempo a que fluido por el romanticismo del modernismo, por temperamento
madure del todo la forma precedente...” Una vez dicho lo ante- era más clásico, filiación que se ve en su preferencia por Goethe
rior, no quedaba del todo claro que América debiera seguir el y Virgilio. Más aún, en su Discurso por Virgilio aparece un pasa-
ritmo de cambio europeo, sobre todo en tanto que la improvi- je, en el que escribe sobre Eneas, claramente autobiográfico:
sación siempre había dominado su historia, su política y su vida.
Aun así, “hoy por hoy existe ya una humanidad americana ca- En las aventuras del héroe que va de tumbo en tumbo salvando los
racterística, existe un espíritu americano”. A lo largo del siglo Penates sagrados, sé de muchos, en nuestra tierra, que han creído
xix se había dado una lucha entre quienes proponían una tradi- ver la imagen de su propia aventura, y dudo si nos atreveríamos a
ción autóctona y los defensores de los modelos europeos, sin llamar buen mexicano al que fuera capaz de leer la Eneida sin
embargo “nuestras utopías constitucionales combinan la filoso- conmoverse.
fía política francesa con el federalismo presidencial de los Esta-
dos Unidos”. Debido al dominio de la mezcla racial, el mestiza- En efecto, la caída del estado porfiriano y la muerte de su
je que diera principio con Hernán Cortés y doña Marina, “la padre, de quien muchos esperaban que fuera presidente, fue
inteligencia de Nuestra América” se topó con que resultaba para Reyes en su vida personal el equivalente de la destrucción
repugnante la segregación étnica que entonces prevalecía en de Troya, con él mismo como piadoso Eneas, vagando de una
Estados Unidos y con que por lo mismo percibía que Europa playa a otra, durante años sin domicilio fijo, pasándose un
era “más universal, más básica, más conforme con su propio cuarto de siglo en el extranjero antes de su regreso final a
sentir”. En donde Europa no ofrecía un modelo aplicable era en México en 1939.
su práctica de la especialización profesional, pues en la América
española los escritores con frecuencia se metían en la política, Traducción de Antonio Saborit
actuando como “caudillos y apóstoles”. En una frase predilecta,
Reyes sostenía que estos hombres ejercían “la profesión general
del hombre”. En una metáfora sorprendente, Reyes escribió: Otras obras de David Brading
“Nace el escritor europeo en el piso más alto de la Torre Ei- en el fce
ffel... Nace el escritor americano como en la región del fuego
central”. No obstante los retrocesos del momento, las repúbli- Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763-1810)
cas americanas mantenían una “hermandad histórica” que las (Historia, 1975)
unía; eran internacionalistas en sentimiento; y como lo afirmara Caudillos y campesinos en la Revolución mexicana (Historia,
Vasconcelos, formaban la base de la futura “raza cósmica”, ins- 1985)
pirada por “el sueño de la utopía, de la república feliz”. Orbe indiano: de la monarquía católica a la república criolla,
Octavio Paz se identificaba a sí mismo en Los hijos del limo 1492-1867 (Historia, 1991)
(1974) como miembro, ya fuera como discípulo o como maes- Una Iglesia asediada: el obispado de Michoacán, 1749-1810
tro, de la “tradición moderna de la poesía”, un movimiento (Historia, 1994)
iniciado por los románticos alemanes e ingleses, que fuera re- Octavio Paz y la poética de la historia mexicana (Historia,
novado por Baudelaire y los simbolistas franceses y que encon- 2002)
trara su reformulación contemporánea más vital en el surrealis- Mito y profecía en la historia de México (Historia, 2004) G
mo francés. Lo que unía a todos estos movimientos era su re-
a
a
Literatura nacional, literatura mundial
Alfonso Reyes
La obra de Reyes, reunida en una treintena les de Brasil y todo asunto humano y divino. Corneille, que
de volúmenes publicados por el FCE, es como hizo el Cid —motivo hispánico si los hay—, habría dado la
un gabinete de maravillas: por donde uno espalda a Francia. En nuestros días, Cunninghame Graham
se le acerque, encuentra piezas sobresalientes. sería desterrado de las letras inglesas por haber producido un
En el volumen sobre teoría literaria que Julio Ortega espléndido libro sobre los caballos de la conquista española en
preparó para la segunda entrega de la colección América, conquista que tan poca gracia les hacía a los británi-
Capilla Alfonsina, figura este texto en que cos. Y los escritores de sangre indefinida o que andan de pres-
con su talante usual, entre erudito y modesto, tado y con bandera de corso por una lengua —Joseph Conrad
don Alfonso clama por la libertad de ser influido en Inglaterra, Guillaume Apollinaire en Francia— sencilla-
por lo extranjero mente no habrían existido a pesar del rastro que dejaron. Los
helenistas, del Renacimiento acá, traidores a la patria. Los com-
paratistas, algo como unos dobles espías que merecen ser fusi-
Lo que yo haga pertenece a mi tierra en el mismo grado en lados. ¡Mal año para Jusserand que, siendo francés, escribió
que yo le pertenezco. Nada más equivocado que escribir en vista sobre Inglaterra y Estados Unidos! ¡Mala landre para Waldo
de una idea preconcebida sobre lo que sea el espíritu nacional. Frank, empeñado en que el norte y el sur encuentren la fórmu-
En el peor de los casos, esta idea preconcebida es una conven- la de amistad! No me hablen de Max Müller, faccioso alemán
ción o resultante casual de ideas perezosas que andan como metido en la filosofía indostánica. Mátenme al maestro Bal-
perros sin dueño. Y en el mejor caso —es decir: cuando la tal densperger, que domina como un águila todas las literaturas de
idea es resultado de una sincera y seria investigación perso- Europa. Pero basta ya, que los ejemplos son infinitos.
nal— será tan absurdo el someter a ella una obra por hacer, Así, pues, en México no podríamos trabar conocimiento
una obra en que no sólo van a trabajar la razón y la inteligen- con las matemáticas, porque no hay una manera mexicana de
cia, y ni siquiera la conciencia sola, sino también el inmenso multiplicar el dos por dos, ni puede sacarse otro producto que
fondo inconsciente (el individual y el colectivo de Jung), la el universal número cuatro. No podríamos escribir novelas,
sub y la superconciencia, el yo y el mí y hasta el trágico y fan- porque la novela es una importación tan extranjera como lo
tasmal ello de los últimos atisbos de Freud, como absurdo fue el verso endecasílabo en la España de Garcilaso. ¿Qué
sería decir, quien nunca haya conocido el amor físico: “En más? La lengua que hablamos nos ha venido de otra parte.
vista de lo que tengo meditado, decreto y resuelvo que voy a Cierto que nosotros también, en una apreciable proporción,
sentir esto y lo otro”, ¡en vez de entregarse a sentirlo santa- vinimos de otro mundo. Pero lo mismo pasa a todos los pue-
mente! La vulgar censura: “Esto pudo haber sido escrito en blos y razas, y de ello nadie se duele, ni nadie saca estorbosas
cualquier parte”, aunque niegue determinación geográfica, consecuencias para su literatura y sus artes. La naturaleza está
nada quita al valor artístico. Las obras de arte no son coorde- hecha de vasos comunicantes, y no hay que temer al libre cam-
nadas geométricas destinadas a fijar el domicilio del artista. Es bio en el orden del espíritu. El mayor timbre de México, hoy
frecuente esgrimir ese triste argumento entre los escritores en día, es el desarrollo de sus artes plásticas, que han alcanzado
americanos. ¡Como si el americano fuera un tipo humano un carácter nacional fuerte y evidente. Y cada vez que el tema
dialectal o morboso, sin derecho a participar como todos en el se atraviese, es bueno hacer saber a quienes lo ignoran, y re-
festín trágico de la vida! cordarlo a quienes lo saben, que la gran sacudida de la pintura
Así decía un joven americano, por el malecón de La Haba- nacional es un fruto de la cultura, de la disciplina, de la erudi-
na, una tarde, hace mucho tiempo, viendo cómo hasta los en- ción de nuestros mejores pintores contemporáneos, quienes
comios le llegaban medio arrepentidos. Y yo, que escuché sus comenzaron por absorber y digerir las enseñanzas universales
alegaciones, no he podido olvidarlas. de la pintura. El condimento mexicano —creedlo— es lo bas-
Creer que sólo es mexicano lo que expresa y sistemática- tante fuerte para que no nos alarme la adopción de una que
mente acentúa su aspecto exterior de mexicanismo es una otra liebre extranjera. Todo lo que venga a nosotros, por noso-
verdadera puerilidad. España conoce los horrores de la españo- tros será adoptado. Es ley de naturaleza. La tierra no tiene
lada: ¡aquella condenada pandereta que ha dado la vuelta al tabiques, mucho menos el pensamiento. Hay problemas que se
mundo! Nosotros, por ese camino, pronto llegaríamos a la resuelven con negarles la categoría y la dignidad de problemas:
mexicanada (“el jicarismo”, dice un pintor). Grosero error tal el que nos ocupa. Ríanse de mí, pero en este punto me
juzgar del carácter de una literatura sólo por sus referencias siento lleno de confianza. Lo cual no quiere decir que simpa-
anecdóticas. Pascal no sería representativo de un polo del pen- tice con cuanto venga y caiga. Sólo que aquí no estoy expo-
samiento francés, porque habló de cosa tan universal como niendo mis gustos, sino considerando el saldo social de una
dios, y dios —a pesar de la bonita traducción parisiense de literatura. No defiendo a nadie, ni a Javier ni a Héctor, ni a
Sieburg— dista mucho de ser francés. Montaigne tampoco Jaime ni a Germán: digo simplemente que no hay para qué
representaría el otro polo de Francia, porque hablaba de Rai- alarmarse. “No va a pasar nada”, como dice la gente. Nuestra
mundo Sebunde, la virtud de las mujeres romanas, los caníba- literatura seguirá adelante, rompiendo por las vicisitudes y
a
hasta alimentándose con ellas. Lo único grave y amenazador
a
es un insulto para nadie: quiero con ella decir técnica o proce-
sería la ola de pereza, porque evidentemente la literatura se dimiento; toda expresión tiene una retórica.) Mas cuando el
acaba cuando dan los literatos en no escribir. En cuanto a mis afinamiento o desgaste llega a un punto exquisito, cuando ya
simpatías personales en la hora que vivimos —para que nadie parece que vamos a alcanzar el mundo de las formas puras, en
diga que me escabullo—, las doy equitativamente a todos los que sólo los dioses aguantarían la respiración, sobreviene una
bandos, dondequiera que hallo buena calidad. Y en cuanto a crisis. La crisis representa una ansia de objetividad, de nuevo
mis esperanzas para mañana —aun cuando se diga que yo en alimento terreno, una sed de contenido. Y resulta que sólo la
eso soy menos que mediano o que sólo sé hacer otra cosa, pues buena forma es capaz de captar el buen contenido, de suerte
éste sería otro cantar, y también puede suceder que el tenor que los dos estados se completan como las dos partes de un
suspire por ser barítono o viceversa—, mismo servicio espiritual, A veces, en
quiero ponerlas en los que procuran una Bienvenidas sean, pues, las crisis, sus manifestaciones parciales, los dos
expresión nacional bajo forma elevada y que nada tienen de común con la fenómenos conviven, se enciman uno
noble, fácilmente comunicable a todos muerte y que, si ciertamente traen sobre el otro, o se desgarran entre sí un
los pueblos. De ellos han de salir nues- peligros, son los peligros inherentes tanto. Pero el proceso no puede dete-
tros clásicos definitivos, los que nos den al mismo ritmo ascensional. nerse, por delicada, por hermosa que
un nombre de familia ante el mundo. Bienvenidas las crisis que tanto se sea una cualquiera de sus etapas. Bien-
Antes de oponer el menor obstáculo a parecen al madrugar del segador con venidas sean, pues, las crisis, que nada
quienes se agotan en tan hermoso inten- nuevo ánimo, cuando siente que la tienen de común con la muerte y que, si
to, yo rompería mi pluma. hoz está ya bastante afilada y las ciertamente traen peligros, son los peli-
Creía hasta hoy que lo mejor que se espigas bien maduras gros inherentes al mismo ritmo ascen-
puede hacer en materia de educación es sional. Bienvenidas las crisis que tanto
dar un buen ejemplo. Creí asimismo que la moda de los mani- se parecen al madrugar del segador con nuevo ánimo, cuando
fiestos, plataformas y programas estéticos es una inútil y aun siente que la hoz está ya bastante afilada y las espigas bien ma-
nociva intromisión de la técnica política en las letras. Aunque duras.
tal manía tenga su abolengo, estas declaraciones sólo sirven, El hecho de que entren y salgan influencias no tiene para
hablando a lo erudito, para fijar hitos y fechas, pero no para qué inquietarnos, y menos en literaturas todavía en estado de
inspirar a quienes las firman y propagan. Consideré que no fluidez. Si hay ansiedad en el ambiente, será la expectación por
habría mejor consejo para la juventud literaria que el ofrecerle los brotes inminentes que ya despuntan. ¿Queréis convenceros
el espectáculo (¡feliz aquel que lo realice!) de una vocación del movimiento? Sentaos a verlo pasar. Siga cada uno haciendo
constante y ardientemente desarrollada, a pesar de los contra- sus poemas, y dios escogerá los suyos. Porque, por muy cándi-
tiempos que en nuestro México y en nuestra época se hayan das que sean las intenciones, sólo ha de resultar escritor el que
atravesado en el camino del escritor, contratiempos que a cada de veras lo sea, caiga del lado que cayere. También Villegas, el
rato podrían desviarlo hacia las muelleces del abandono o las de los sandios sáfico-adónicos, el del traído y llevado “céfiro
pendientes del rencor —y, peor aún, de ese rencor que, por blando”, dijo que venía al mundo con la misión de regenerar
esconderse bajo el disfraz de “legítimo”, es el más avieso de la poesía española, ¡y se lo llevaron en las espuelas los verdade-
todos—. Pensé que las únicas leyes deben ser la seriedad del ros poetas, los que hacían poesía sin prometerla, y pegaban sin
trabajo, la sinceridad frente a sí mismo (no confundirla con la perder el tiempo en amagar! Lo que sí conviene es poner un
mala educación para con los demás), y —digan lo que quieran poco de respeto entre un creador y otro creador. Hay calle
las modas— una secreta, pudorosa, incesante preocupación del para todos. Nada más estéril que los comadreos entre capillas.
bien, en lo público y en lo privado. Tuve mano abierta para Nada más indigno de una joven literatura que el cultivar aque-
todas las tendencias artísticas, y manga ancha para todos los lla impotente rabia propia de los medios —no necesaria ni
tanteos, sean audaces o balbucientes, cuando respondían a una exclusivamente europeos— donde la mala higiene mental es-
necesidad. Admití que todo presta utilidad y todo rinde su torba la gozosa circulación de estilos y maneras variadas. Y, sin
adarme de provecho. Me ejercité —hasta donde puedo, que es duda, y por encima de todo, un sentido de continuidad. Dedu-
poco— en la inmensa fe de ya no negar nada. Deseé no clasi- ciendo la resta de los pasos perdidos, saquemos piadosamente
ficarme entre los “ismos”, porque me importa tanto el desnudo la suma de las conquistas hechas. El que pueda, que aproveche
como el traje con que se sale a la calle. Entendí —con el filó- el total. El que no pueda o no quiera, no pierda el tiempo en
sofo que la ha definido— que el reconocer por ahí una inclina- negar tradiciones que a él no lo estimulan: que simplemente
ción a la llamada “deshumanización del arte” no significa las deje a un lado, porque con negar no adelanta nada, y traiga
aplaudirla necesariamente como tal inclinación, pues el arte no también a cocer sus nuevos ladrillos en el horno común, que
se hace con inclinaciones, sino con obras, y lo único que inte- con todo ello ha de seguir construyéndose nuestro edificio. En
resa es que las obras sean buenas, inclínese para donde sea. suma: deje cada uno vivir al otro y, por su parte, procure hacer
Advertí, en la historia, que las literaturas nacionales se enrique- bien lo que tiene entre manos. Es el único precepto aceptable
cen más con la libre creación que con la creación de pie forza- en la materia, y lo demás es artificialidad que asfixia, tósigo que
do que pretendiera ajustarlo todo a una previa “sofistería” corroe.
teórica. Pero tampoco dejé de atender a un fenómeno cuya No sé si este sermoneo es oportuno ni si le importa a nadie.
ejemplar reiteración debe hacernos pensar un poco: “cuando la Se me vino a la pluma como un desahogo natural. Explíquen-
poesía se desencariña de las realidades circundantes, puede me mis amigos lo que pasa en México, no para que yo dé lec-
decirse que vive gastándose a sí misma, y así va afinando sus ciones, que no podría, sino para que, como siempre, los siga,
instrumentos en una atmósfera de pura retórica. (Retórica no los acompañe y los ayude. G
a
a
Para entrar al jardín
Juan José Arreola
Si Jalisco fuera un país independiente, su literatura deje un margen de diez centímetros de cada lado para que ella
sería una de las más admiradas del mundo hispánico. pueda caber holgadamente. Usted sabe las medidas de memo-
El más alegre y desquiciado de sus autores, el malabarista ria: tanto más cuanto de pies a cabeza tanto menos cuanto de
del discurso, el enamorado perpetuo, el literato del ajedrez busto, cintura y caderas. No hace falta la tapa.
y el tenis de mesa, es una garantía para la relectura y una Acuérdese de los vendajes, porque ahora va usted a momifi-
sorpresa feliz para el que se acerca por vez primera a su carla sin embalsamamiento previo. Use la banda ortopédica
prosa sin tropiezos. Aquí tomamos de Palindroma un útil enyesada de cinco centímetros de ancho y conforme a las ins-
instructivo para convertir a la esposa en parte fundamental trucciones que vienen en el paquete humedézcala y empiece
del hogar. Saúl Yurkievich antologó y prologó en 1995 una por la punta de los pies siguiendo el método de la dieciochoava
selección de obras de Arreola publicada por el FCE o más bien decimoctava dinastía faraónica, procurando que el
conjunto quede lo más apretado posible: la crisálida en su ca-
pullo eterno que ya no podrá volar más que en su memoria, si
Tome en sus brazos a la mujer amada y extiéndala con un ro- usted puede permitirse ese lujo. Cuando el yeso esté comple-
dillo sobre la cama, después de amasarla perfectamente con tamente seco, lije toda la superficie hasta que casi desaparezcan
besos y caricias. No deje parte alguna sin humedecer, palpar ni los bordes superpuestos de las bandas. Déle una mano gruesa
olfatear. Colóquela en decúbito prono (ventral), para que no
pueda meter las manos y arañarlo. Incorpórese con ella cuando
esté a punto de caramelo, cuidando de no empalagarse. En el Mujeres
momento supremo, apriétele el pescuezo con las dos manos y
toda la energía restante. Julio Torri
Para facilitar la operación se recomienda embestir de frente
sobre la nuca para que no pueda oírse un monosílabo. Suéltela Tomados del insuperable De fusilamientos, los textos
y sepárese de ella cuando el corazón haya dejado de latir y no de esta y la siguiente página son un complemento
haya feas sospechas de necrofilia. Colóquela ahora en decúbito del texto arreoliano y una invitación a la obra de
supino (dorsal) y compruebe el reflejo de pupila. Por las dudas, unos los más parcos autores nacionales. Aparte de
auscúltela con el estetoscopio que habrá pedido prestado a su la obra mencionada, el FCE publicó La literatura
vecino, el estudiante de medicina. Ciérrele los ojos, sáquela de española, en la colección Breviarios, Diálogo de los
la cama y déjela enfriar, arrastrándola hasta el cuarto de baño. libros, en Letras Mexicanas y El ladrón de ataúdes,
Si tiene a mano un espejo, póngaselo sobre la cara y no la vea en Cuadernos de La Gaceta
más.
Previamente habrá usted diluido en agua tres partes iguales Siempre me descubro reverente al paso de las mujeres
de arena, grava (confitillo) y cemento rápido, de preferencia elefantas, maternales, castísimas, perfectas.
blanco, dentro de un recipiente apropiado, batiendo el todo Sé del sortilegio de las mujeres reptiles —los labios
hasta que forme una pasta espesa y homogénea. Si es preciso, fríos, los ojos zarcos— que nos miran sin curiosidad ni
pida el consejo de un albañil experimentado. Tome un molde comprensión desde otra especie zoológica.
rectangular de esos que pueden adquirirse fácilmente en el Convulso, no recuerdo si de espanto o atracción, he
barrio, o improvise usted mismo una adobera con tablas de conocido un raro ejemplar de mujeres tarántulas. Por
pino sin cepillar, porque resulta más barato. Sea precavido y misteriosa adivinación de su verdadera naturaleza vestía
siempre de terciopelo negro. Tenía las pestañas largas y
pesadas, y sus ojillos de bestezuela cándida me miraban
con simpatía casi humana.
Las mujeres asnas son la perdición de los hombres
superiores. Y los cenobitas secretamente piden que el
diablo no revista tan terrible apariencia en la hora mor-
tecina de las tentaciones.
Y tú, a quien las acompasadas dichas del matrimonio
han metamorfoseado en lucia vaca que rumia deberes
y faenas, y que miras con tus grandes ojos el amanera-
do paisaje donde paces, cesa de mugir amenazadora al
incauto que se acerca a tu vida, no como el tábano de la
fábula antigua, sino llevado por veleidades de naturalista
curioso G.
a
de sellador instantáneo, con brocha de dos pulgadas, común y
a
Almanaque de las horas corriente. Después aplique con pistola de aire, o en su defecto,
(fragmentos) con brocha de pelo de marta, varias manos de laca epóxica, que
es dura como el cristal. Una vez que ha secado, gracias a sus
componentes, en cosa de minutos, cerciórese de que no quede
Julio Torri poro alguno al descubierto, de tela ni yeso. El todo debe cons-
tituir una cápsula perfectamente hermética, donde no puedan
En amor sólo hay dos situaciones: persigue uno a una entrar ni la humedad ni las sales del cemento.
mujer o trata de librarse de ella. Pero dentro de esta Llene ahora el molde hasta una tercera parte de su altura,
seca fórmula general, qué variedad cabe de embrollos, más o menos, y póngase a reposar un rato para que la masa
de incidentes; qué diversidad de sentimientos, qué repose también. Medite entonces si puede acerca de lo largo
prodigio de matices, desde el anaranjado del primer del amor y lo corto del olvido o viceversa. Cuando ella, usted
deseo —imperioso y desesperado— hasta el violeta y la pasta hayan adquirido la suficiente firmeza, coloque el
del último desengaño en que de nuevo tornamos al cuerpo dentro del molde con la mayor exactitud. Una vez calcu-
monólogo de siempre, al querelloso y grave monólogo lada la resistencia de los materiales empleados, vierta sobre ella
de siempre. el resto del concreto fresco, después de agitarlo muy bien.
(Aquí se recomienda arrodillarse y modular una canción de
u cuna con trémolo bajo y profundo, o el salmo penitencial que
más sea de su agrado.)
La mujer es una fuerza de la naturaleza, como el viento o Si es posible, hay que utilizar un vibrador eléctrico. Si no,
el relámpago, terrible desatada; para el que quiere pagar plana y cuchara. Antes de que ella desaparezca para siempre,
el hospedaje, necesarísima, sujeta a la inteligencia orde- usted puede, naturalmente, darle el último adiós. Sobre todo
nadora. O nos arrolla como al mísero des Grieux, o nos para comprobar que sus labios y sus ojos ya no le dicen nada,
saca como a tantos (a France, por ejemplo) del marasmo debidamente vendados y amordazados como están.
de la pereza y la vida estéril. Al igual que Odiseo ante las Cuando el molde esté a punto de desbordarse, déjelo a la
divinidades incógnitas, acerquémonos a ella temerosos intemperie y váyase a dormir bien abrigado porque tendrá que
si no sabemos la fórmula mágica que ata y orienta su madrugar.
incontrastable energía. Al día siguiente y antes de salir el sol, cave una fosa al ras del
suelo a la entrada del jardín, justamente en el umbral, y ponga
u en ella el lingote de cemento, sirviéndose para el traslado soli-
tario de plataforma, cuerdas y rodillos. Con piedritas de río o
Un día se hastiaron las sirenas de los crepúsculos mari- con teselas de mosaico italiano, puede hacerse una verdadera
nos y de la agonía de los erráticos nautas. Y se convirtie- obra de arte, según el gusto de cada quien: la palabra Welcome
ron en mujeres las terribles enemigas de los hombres. es la más aconsejable, siempre que esté rodeada de flores y
palomas alusivas, para que todos la entiendan y la pisen al
u pasar.
Precaución: procure, en la medida de lo posible, que la policía
La mujer, al salir de la juventud, pasa de la contempla- no ponga los pies sobre esta lápida amorosa, hasta que la super-
ción desinteresada de las cosas concretas a las gene- ficie esté completamente seca. Y si lo interrogan, diga la verdad:
ralizaciones, de la pasividad del instinto a la actividad Ella se fue de la casa en traje sastre color beige y zapatos cafés.
intelectual que todo lo ata y desata. Al principio es Llevaba una cara de pocos amigos, y aretes de brillantes… G
sólo ideal espectadora de la vida, en tanto que noso-
tros, al contrario, comenzamos por ser teorizantes
impenitentes y dados a todo género de abstracciones,
y con los años asistimos a la bancarrota de nuestras
ideologías.
Así, pues, en ellas es más espontáneo el desenvol-
vimiento de las facultades intelectuales, más natural y
libre la historia del espíritu. Tienen sobre nosotros la
superioridad de quien alcanza sus conquistas por modo
más lento y suave.
En los hogares firmemente edificados se descubre
en la esposa mayor comprensión para todo que en el
marido, más hondo sentido de los ritmos misteriosos
de la vida. Él es a su lado un instrumento de allegarse
medios para subsistir, un ser con funciones bien defi-
nidas; y tiene nada más la importancia transitoria del
macho en ciertas especies zoológicas de que nos hablan
los naturalistas. G
a
a
Carlos Pellicer:
notas, claves, silencios, alteraciones
Carlos Monsiváis
Los lectores mexicanos se han habituado al final, versos, demostración inequívoca de lo que se podía hacer
a leer a Monsiváis como comentarista con una lengua que se conocía y se amaba. Carlos nunca tuvo un
político y cronista de hechos medulares público más atento, más sensible, que llegó a venerarlo. Los otros,
de nuestra historia reciente, así como con mayor esfuerzo y menos eficacia, desempeñábamos igual
analista de la cultura popular. Pero tarea: enseñar a leer, preparar, imprimir, distribuir los clásicos de
su glosa de la vida y obra de nuestros la Universidad Nacional. […]
poetas es igualmente atractiva. Aquí
ofrecemos fragmentos de su ensayo Invitar al paisaje a que venga a tu mano
sobre Carlos Pellicer, incluido en Las tradiciones de la
imagen. Quien se interese en las ideas centrales de su En 1921 Pellicer publica su producción de 1915 a 1920, Colores
producción puede acercarse a Carlos Monsiváis. Cultura en el mar y otros poemas (“dedicado a López Velarde, joven poeta
y crónica en el México contemporáneo, de Linda Egan insigne, muerto hace tres lunas en la gracia de Cristo”) y ase-
gura en el prólogo: “Tengo veintitrés años y creo que el Mundo
tiene la misma edad que yo.” En este texto hay otras revelacio-
Vasconcelos y la toma de conciencia nes: el amor proclamado: “La mujer admirable por cuya admi-
ración se estremece este mar de páginas, vive en la provincia
José Vasconcelos es [entre 1921 y 1924] el nuevo secretario de cálida de los grandes ríos mexicanos… Amor único, primero e
Educación, opuesto por igual a la barbarie de los hacendados inmortal”; la religión asumida: “Soy cristiano y alabo al Señor
porfiristas y los militarotes. […] El proyecto de Vasconcelos es con alegría”; el reconocimiento de las tradiciones nuevas que
de ambiciones renacentistas: transformar la conciencia de un Ramón López Velarde encabeza: “Por los días en que este libro
pueblo con murales, lecturas de clásicos, misiones educativas, entró en las prensas, murió un gran poeta cuya influencia será
sensibilidad poética. Pellicer se incorpora a la empresa y, con inmensa. Algunos jóvenes lo reverenciamos y veneramos sus
Alfonso Taracena, edita una revista “para exigir la libertad ab- poemas. Su nombre, escrito en las puertas de este libro, es el
soluta de la República Dominicana”, lee poesía, recurre a la don más noble que han podido conseguir estas páginas prime-
oratoria, acompaña a Vasconcelos en sus giras por México y en ras.”
el viaje a Brasil. En su prólogo a Ensayos y notas, Daniel Cosío En Colores en el mar ya se localizan muchísimos de los ele-
Villegas recuerda esos años de “fe encendida, sólo comparable mentos propios de Pellicer: culto al paisaje, don para las imá-
con la fe religiosa” de los sectores ilustrados. El intento es genes, orgullo cosmogónico, “humanización” de los elementos
múltiple: poner al día el país infundiéndole el amor por la cul- naturales, sentido del humor que encauza la alegría. […] Hay
tura universal, alfabetizar para crearle su espacio necesario a la sentimentalismo y reiteraciones en abundancia en Colores en el
civilización, incorporar al indio, infundirle humanidad a los mar y, también, los pequeños poemas que afaman a Pellicer de
pobres. inmediato. […]
En 1924 Vasconcelos le prologa Piedra de sacrificios: “Nada
Y nos lanzamos —precisa Cosío Villegas— a enseñarles a leer… y en él [Pellicer] es turbio; su corazón se conmueve, pero sin
había que ver el espectáculo que domingo a domingo daba, por pasión perversa, y su mente es cristalina… Leyendo estos ver-
ejemplo, Carlos Pellicer. Su cuerpo bajo y menudo, aun su cabeza, sos he pensado en una religión nueva que alguna vez soñé
entonces con una cabellera bien poblada, no podían darle la predicar: la religión del paisaje, la devoción de la belleza exte-
estampa de sacerdote; pero sí aquella voz y esa feliz combinación rior: limpia y grandiosa, sin interpretaciones y sin deformacio-
de una preciosa veta religiosa y un instinto seguro de la escena y nes; como lenguaje directo de la gracia divina.”
el teatro. Carlitos llegaba a cualquier vecindad de barrio pobre, se Pellicer vive —como muchos— el anhelo de gigantoma-
plantaba en el centro del patio mayor, y comenzaba por palmear quia. La nueva época se concibe al cabo de las energías unifi-
ruidosamente, después hacía un llamamiento a voz en cuello, y cadas de la naturaleza, la historia y la raza. Esta idea se la debe
cuando había sacado de sus escondrijos a todos, hombres, mujeres Pellicer a un escritor entonces muy leído: “Manuel Ugarte me
y niños, comenzaba su letanía: a la vista estaba ya la aurora del abrió una nueva aurora, la comprensión de este mundo que a
México nuevo, que todos debíamos construir, pero más que nadie todos nos importa, de este gran mundo iberoamericano.” […]
ellos, los pobres, el verdadero sustento de toda la sociedad. Él, Una sensación y una realidad comprobable —“Pertenece-
simple poeta, era ave de paso, apenas podía servir para encarrilar- mos a Iberoamérica”— rompen con la tradición eurocéntrica
los en sus primeros pasos; por eso sólo pretendía ayudarles a leer de la cultura mexicana. Pellicer se propone anudar lo nacional
para que después se alimentaran espiritualmente por su propia y lo iberoamericano (incluye siempre a Brasil y las Antillas), y
cuenta. Y en seguida el alfabeto, la lectura de una buena prosa, y es creyente decidido de la independencia política (el rechazo al
a
imperialismo yanqui) y del vigor del arte y la literatura. Al in-
a
vocarse la voz de dios, que sostiene el rugido del escritor, la
geografía se humaniza y exalta por obra y gracia del paisaje, y
por la poesía que purifica el idioma que esencializa a la raza.
Pellicer se desborda, levanta “la bandera optimista”, ve galopar
los océanos y crecer las montañas, e incluye en su teomaquia al
golfo de México y el mar Caribe, el mar Atlántico y el mar
Pacífico, el Popocatépetl y el Momotombo, el Chimborazo y
el Sorete, el Usumacinta y el Orinoco, el Amazonas y el Plata, el
Ecuador y los trópicos. Las realidades se tornan imágenes y en
el discurso poético concurren las loas del origen (los países
tutelares: España y Portugal), el panteón de los héroes (Cuauh-
témoc, Atahualpa, Caupolicán, Bolívar, San Martín, Sucre,
Morelos, Juárez, Artigas, Morazán, José Martí) y la pasión por cias. Animado por su bolivarismo y su vasconcelismo, Pellicer
los maestros ejemplares: Montalvo, González Prada, Varona, ve en América el espacio más genuino de la creación. Y esto lo
Hostos y, de un modo eminente, Vasconcelos. singulariza muy pronto. A los interesados en la poesía, un sec-
Sin unidad, Iberoamérica no detendrá la embestida impe- tor más vasto que el de los lectores estrictos, los entusiasman
rialista y cientos de miles de iberoamericanos distan de consi- la religión de los sentidos y la actitud democrática de Pellicer,
derar retórica la frase angustiada de Darío: “¿Tantos millones y esto lo resguarda de la furia antiintelectual que padecen sus
de hombres hablaremos inglés?” En la genealogía reverenciada compañeros de generación literaria.
por Pellicer, los dos ejes de la nueva actitud son Bolívar y la A Pellicer sus amigos literarios le parecen a veces demasiado
anfictionía, que simbolizan el afán de libertades políticas, y frívolos, sin arraigo en la realidad americana y muy injustos
Darío y los modernistas, que inventan la sonoridad que desalo- con su poesía. En una carta a José Gorostiza, escrita en Roma
ja al idioma opaco y mortecino. Los pensamientos de Darío el 12 de julio de 1928, desata su resentimiento contra ellos a
son “raza de relámpagos”, su credo de la esperanza “fundará la partir de la Antología de la poesía mexicana, a cargo de Jorge
democracia nueva de la América Latina” y es urgente compar- Cuesta, y recién publicada:
tir su rechazo sentimental a los Estados Unidos. […]
No sólo el poder de Estados Unidos, “fenicio romano”, Un señor que Cuesta mucho trabajo leerlo hizo por allí una Anto-
impide la propagación de la estrategia de “sublimaciones espi- logía sobre la que estoy escribiendo algo. Está hecha con criterio
rituales”. En la década de 1920 es mínima la conciencia ibero- de eunuco: a Othón, a Díaz Mirón y a mí, nos cortaron los güevos.
americana. Fruto de necesidades políticas y económicas y de Todo el libro es de una exquisita feminidad. La gracia y pondera-
procesos orgánicos, los distintos nacionalismos son en verdad ción de la dulce Francia luce sus discretos postizos en todas las
proyectos insulares y sólo una minoría intelectual y artística notas que preceden a los poemas, y las consabidas citas de Gide se
acoge con entusiasmo la idea de “América”, algo distinto y suceden con sabio reparto… Es un libro para leer en la cama,
opuesto a Estados Unidos, y que no acepta el ensueño de una atropellado por cualquier chofer. Es curioso: en el País de la
misma simbólica raza del Bravo a la Patagonia. Muerte y de los hombres muy hombres, la poesía y la crítica
Pellicer alaba el sueño de “la raza cósmica” anunciada por actuales saben a bizcochito francés.
Vasconcelos. Según él, la regeneración y la salud de la nación
dependen también del espíritu y la civilización clásica, de las El agravio y la crítica de Pellicer son en ese momento muy
raíces grecolatinas, de la beligerancia del humanismo. Y por profundos: “Mis caros colegas dicen horrores de mí, pero me
eso agradece a los forjadores de América en poemas como saquean: unos mis temas, otros mis imágenes; unos y otros mi
“Elegía ditirámbica” a Simón Bolívar o “Tempestad y calma en vocabulario.”
honor de Morelos”. […] A la distancia lo que se evidencia es el enorme respeto que
sus colegas le tienen. Y tan es así que pasado el enojo por la
Pellicer entre los “Contemporáneos” Antología… de Cuesta, la amistad de Pellicer con Novo, Cues-
ta y Villaurrutia será estrechísima, y él los admirará sin reser-
En rigor, Pellicer jamás se propone ser un “Contemporáneo”, vas. Pero la carta a Gorostiza expresa el doble filo del aleja-
es decir, actuar de acuerdo con el programa literario de la re- miento de México y de la sensación de ser víctima de una in-
vista de ese nombre, estar al día con lo más avanzado y refina- justicia crítica:
do de la cultura occidental, tal y como se postula en París o
Nueva York; sin embargo, es modernísimo y usa del impulso Tú sabes de sobra que lo cursi luce sus cretonas en uno de los
internacional. Tiene mucho y poco que ver con una revista en grupitos del “grupo sin grupo”… y en otros grupitos aussi. Litera-
la que apenas publica. Es amigo cercano de estos poetas (Jaime tura de kiosko de periódicos es la que se hace hoy en México: ideas
Torres Bodet, José Gorostiza, Salvador Novo, Xavier Villau- de veinticuatro horas, escandalitos, falsificaciones, imitación, imi-
rrutia, Enrique González Rojo, Jorge Cuesta, Gilberto Owen, tación, imitación…
Bernardo Ortiz de Montellano) y son poderosas las coinciden-
cias: trato frecuente, afinidades electivas (muy señaladamente La experiencia del fuego
con Gorostiza, Novo y Villaurrutia), creencia en la literatura
como segunda patria, fe en el papel supremo de la poesía y en En 1929 el régimen acaudillado por Plutarco Elías Calles dis-
la exigencia formal. También son muy visibles las discrepan- tribuye a sus opositores en las categorías clásicas: desapareci-
a
dos, asesinados, exiliados, presos, marginados, asimilables. José escenificaciones de la ley fuga. Aferra su crucifijo y se muestra
a
Vasconcelos, candidato a la presidencia de la República, movi- sereno. El periodista José Alvarado evoca ese momento:
liza sectores muy amplios, colma las plazas públicas, galvaniza
a una generación de estudiantes que, antes de ocupar su sitio Cuando conocí a Carlos Pellicer estaba recién salido de la cárcel.
en las estructuras de gobierno, conocen una etapa de libertad, Fue la suya una celda sucia y oscura, helada, inmunda. Varias veces
conspiran, corren graves riesgos, creen tocar el fondo de la llegó hasta allí el ruido de botas y culatas. Se abría la puerta en la
voluntad o de la volubilidad del pueblo. oscuridad y unas voces sin rostro le mandaban salir al frío de la
Sin ser parte de complot alguno, Pellicer sí es un radical, madrugada. Quedaba la ciudad atrás, hundida en el sueño, y Car-
alguien ansioso de reemplazar a Huichilobos por Quetzalcóatl, los Pellicer era conducido a la orilla de un camino, junto a una
de canjear la barbarie por el régimen ilustrado. La “América barranca o frente a un matorral.
mía” requiere de profetas, de maestros que integren el medio —Ora sí, le vamos a dar su agua por hablador y jijo de la tizna-
(la palabra) con el mensaje (la civiliza- da.
ción), que en el aprendizaje de nación Una sensación y una realidad No lo mataron la primera vez, ni la segun-
conformen la autoridad moral. Pellicer, comprobable rompen con la da, pero ¿quién podía saber si la tercera o la
vasconcelista, con las palabras telúricas tradición eurocéntrica de la cultura cuarta? La quinta vez un general, borracho,
entonces de moda, le entrega su corazón mexicana. Pellicer se propone le preguntó:
a la verdad para ganarle a la barbarie. Y anudar lo nacional y lo —Pero, ¿por qué tales por cuales no dice
el ánimo de justicia se refuerza ante la iberoamericano, y es creyente nunca nada, muchachito lebrón?
impunidad de los pistoleros del callismo decidido de la independencia política El general lloró y, tal vez, fue el momento
que agreden, amenazan y asesinan para y del vigor del arte y la literatura del mayor peligro. Algo sucedió, sin embar-
destruir las alternativas al candidato del go, en la entraña del cobarde. Desde enton-
pnr, Pascual Ortiz Rubio. Acepten que será el presidente o se ces ya no volvieron los soldados a tocar la puerta con las culatas,
perderán los empleos y las seguridades mínimas y máximas. después de medianoche. (1957)
En un mitin en la plaza de San Fernando en la capital (20 de sep- “El jefe de los guardianes, homicida violento, lloró una vez de
tiembre de 1929) sucede una escena trágica. Germán de Campo, rabia, de asombro, acaso de arrepentimiento”, añade José Al-
el orador juvenil por excelencia del vasconcelismo, el lector infa- varado. Sólo una vez Pellicer consigna tal experiencia limite en
tigable de Sachka Yegulev, la novela de Andrriev sobre el martirio los tres sonetos de En prisión (en Práctica de vuelo). Allí la bru-
libremente asumido de los jóvenes antizaristas, habla fogosamen- talidad carcelaria y la proximidad de la muerte se subordinan a
te. De pronto, reconoce a un hombre que días antes lo asaltó y lo la reflexión mística en la “agonía de todos los sentidos”. […]
señala a la multitud, que lo atrapa. Al tanto de la consigna de Vas- El 14 de febrero, policías y soldados asesinan a 23 vascon-
concelos: “A nuestro paso no han de quedar cadáveres”, Germán celistas en Topilejo, por la carretera a Cuernavaca. Son estu-
pide que lo suelten y agrega su reflexión cristiana: “Que sean los diantes, viejos generales, obreros, profesionistas. Durante
otros quienes tiñan sus manos en nuestra sangre, caerá sobre sus meses, las madres, las hermanas, las hijas de estos desapareci-
cabezas, indeleble.” dos rondan por las oficinas gubernamentales y llevan fotos,
aguardan, entran a la penitenciaría y revisan las crujías. A Car-
El matón hace caso y acto seguido asesina a Germán de los Pellicer no se le localiza oficialmente. Taracena describe
Campo. una escena:
En el entierro —recuerda el imprescindible Alfonso Tarace-
na en La verdadera revolución mexicana— los estandartes dicen: En cambio, ahora saben contadas personas que el Secretario de
“Justicia o Venganza”. Uno, colosal, trae inscrito el nombre del Relaciones Exteriores, Genaro Estrada, fue a hablar por él al
cacique a quien todos señalan como asesino: Gonzalo N. San- general Calles: “Vea usted, expresó el Jefe Máximo, por quién
tos. El cortejo recorre diez kilómetros, de San Fernando al viene usted a interceder.” Y le extendió un expediente en el que
panteón de Dolores. Ante la fosa hablan Alejandro Gómez está incluida el acta que dictó el diputado Manuel Riva Palacio en
Arias y Carlos Pellicer, que reafirma su intransigencia: “Las el calabozo de Pellicer y por la que se venía en cuenta de que éste
causas que dejan tras de sí mártires triunfan siempre, siempre, salió a Europa hace pocos meses con la consigna de asesinar al
siempre… Salvaremos a México de las manos que lo están en- general Calles, al general Amaro, al ingeniero Ortiz Rubio y al
tregando al yanqui.” Concluye: “Del fondo de estas tumbas licenciado Portes Gil. Leyó todo don Genaro Estrada y exclamó:
jóvenes, brotarán corazones libres.” Con el brazo extendido se “Pues sobre estos papeles, yo atestiguo la honorabilidad de
jura: la sangre vertida no será estéril. Se canta el himno nacio- Pellicer. Se va a provocar un escándalo continental. Se trata de un
nal. En la noche, informa Taracena, en el departamento de gran poeta.” “Debe ser”, contestó el general Calles, que añadió:
Antonieta Rivas Mercado, Pellicer le cuenta a Novo: “Pedí en “Pues por ahora, se suspenden ciertas órdenes que hay contra él.”
el cementerio la cabeza de tu pariente, el doctor Puig y Casau-
ranc” (regente del Distrito Federal). Villaurrutia lo llama La cárcel es la salvación. Alejandro Gómez Arias presenta un
“aprendiz de conspirador”. […] amparo, y el regente Puig le dice: “Si está en Lecumberri, res-
El 11 de febrero de 1929 detienen a Pellicer; dos días des- pondo por su vida. Si no, no.” Allí están detenidos varios co-
pués, en el cuartel de San Diego, en Tacubaya, escucha movi- munistas, también sospechosos de auspiciar a la que Novo
miento aparatoso: a varios presos se les extrae de sus celdas. El llama “bala asnicida” contra Ortiz Rubio. Juan de la Cabada ha
“deporte” del simulacro: yo finjo que te fusilo y tú, sin fingi- relatado ese encierro, su actitud y la de sus camaradas Tina
miento alguno, te estremeces. Pellicer padece dos o cuatro Modotti, Isaac Rosenblum y Valentín Campa, su coexistencia
a
pacífica con criminales y mendigos, su encuentro con Pellicer, desde las inmensidades del presidium. A Pellicer lo elevan la
a
que entusiasma o enfurece a los presos comunes leyéndoles en bondad diáfana, la alegre solemnidad, la convicción antiimpe-
las noches, en voz muy alta, textos de Simón Bolívar. rialista, el cristianismo.
El 23 de febrero, al cabo de una campaña difamatoria, se Por su vitalidad y su interés en los demás, Pellicer se preser-
expulsa de México a Tina Modotti. En el penal de Lecumberri, va de la amargura y la frustración y no conoce el deterioro de
que Pellicer conoce por espacio de un mes (el 4 de marzo de algunos de sus coetáneos: ni se congela en la burocracia ni se
1930 es puesto en libertad, previa entrega de doscientos pesos), desvanece en el plastihumanismo ni se desintegra en el afán de
la población no es muy abundante y los presos políticos lo son ser aceptado socialmente. Hasta lo último, tras la fachada del
por tiempo breve. Los vasconcelistas detenidos van saliendo excéntrico, mantiene su vocación poética y su libertad. Así, por
luego de múltiples vejaciones y la entrega de dinero. Pellicer ejemplo, le declara a un reportero: “Colecciono ojos. Los
salva su vida porque al régimen no le conviene un escándalo en tengo en lugar secreto que no puedo revelar porque se va gas-
el exterior; a ojos gubernamentales, un tando la luz.” Senador de la república
poeta es un ser incomprensible pero in- Por su vitalidad y su interés en los por Tabasco, al preguntarle un reporte-
tocable. Luego de la experiencia vascon- demás, Pellicer se preserva de la ro de Siempre! por la posibilidad de su
celista, Pellicer se dedica a la enseñanza. amargura y la frustración y no ingreso póstumo a la Rotonda de los
Amaina su lucha política aunque, así no conoce el deterioro de algunos de Hombres Ilustres, contesta: “A mí me
lo exprese, jamás asimile del todo la de- sus coetáneos: ni se congela en la gustaría, compañero, que mis restos aca-
rrota del 29. burocracia ni se desvanece en el basen en el canal del desagüe.”
plastihumanismo ni se desintegra en Como me la imagino, la estrategia de
Pellicer y el programa de la nación el afán de ser aceptado socialmente Pellicer es impecable, así no sea del todo
voluntaria: para prevenirse del riesgo de
Pellicer cree en los componentes clásicos de la tradición nacio- tomarse muy en serio se inventa una solemnidad irónica; para
nal. Por ello admira, colecciona y promueve el arte indígena obtener el respeto a su vida personal, le entrega a la sociedad
prehispánico, ensalza a pintores como Joaquín Clausell y muy un personaje entrañable y patriótico; para distanciarse de las
especialmente José María Velasco, pregona la excelencia de rencillas del medio literario despliega a un poeta todo natura-
artistas populares como Posada, colabora con Carlos Chávez y leza. Gracias a esto, el autor de una gran obra disfruta, con
Silvestre Revueltas, rinde homenajes constantes a López Velar- ironía barroca, de los distintos papeles y realidades del cargo
de y Díaz Mirón. Y se aparta de Vasconcelos en un punto de gloria nacional, sin dejar nunca de ser autor de una gran
central: para Pellicer lo indígena no es el peso muerto del país, obra.
sino la aportación esencial que le da raíces y colorido a lo mexi- El mito está dispuesto. Que acudan ahora críticos, comen-
cano. […] taristas y público en general y surgirá el hombre sensorial, el
De ningún modo es gratuita la devoción de Pellicer por místico, la conciencia de Iberoamérica, el consignador de ha-
Diego Rivera y José Clemente Orozco. En el muralismo zañas, el amor diurno, el humor que desolemniza, la alegría
—como en las ideas estéticas y culturales de Vasconcelos, las encarnada, el creyente que encuentra a Cristo a través de una
novelas de Mariano Azuela y el nacionalismo musical de Car- fiesta de los sentidos, el copioso inventario de una naturaleza
los Chávez y Silvestre Revueltas— localiza un poderío seme- adjetivada y erguida en los poemas. Lo anterior se desprende
jante al de la Revolución mexicana y su capacidad declarada de su literatura y, con todo, resulta simplificador y parcial. La
(mito y verdad) de sacudir con trazos de energía portentosa la riqueza y la complejidad de la poesía y el trabajo cultural de
inercia de siglos. […] Carlos Pellicer trascienden los momentos culminantes de que
nos hemos servido para fijarlo y definirlo, y nos presentan a un
Los años de madurez ser excepcional que vivió con inteligencia y armonía y fue
siempre un escritor notable. “He olvidado mi nombre / todo
En 1937, por adhesión a la causa republicana, viaja Pellicer a será posible menos llamarse Carlos.” G
España al Congreso de Escritores en Valencia. Pero ya su etapa
militante ha terminado. Ingresa a la administración pública y
de 1942 a 1945 es director del departamento de Bellas Artes, y
reencuentra a su generación literaria en un momento en el que
se subrayan más las afinidades que las diferencias. ¿Por qué la
poesía de Pellicer no alcanza la difusión merecida, salvo unos
cuantos poemas?
En lo básico, ya se ha señalado, por un pésimo manejo edi-
torial, que sólo se corrige en los años recientes. Cierto, se le
prodigan las calificaciones de Poeta de América o Poeta de los
Andes, con la carga de anacronismo y pompa de estos epítetos,
pero escasean las ediciones accesibles. Pellicer, por lo demás,
se desentiende del asunto, se consagra a los museos, acepta ser
el dueño de la voz potente y las reverberaciones en endecasíla-
bo clásico. Al ver a Pellicer uno se sabe ante un poeta y, con
incomparable sentido dramático, él lo reafirma con frases ma-
ravillosamente extravagantes y el envío de la mirada al cielo
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
Longevo Ben(emér)ito
a
a
a
a
Longevo Ben(emér)ito Sumario
La añoranza patriótica que resuena en el danzón lo dice todo: Juárez en Noticias del imperio 2
Juárez no debió de morir. Si bien la ruda angina de pecho Fernando del Paso
acabó en 1872 con su existencia, en este mes en que cumple dos Dos episodios juaristas 5
siglos de haber nacido queda claro que el indio zapoteco más Victoriano Salado Álvarez
célebre de nuestra historia ha vivido mucho más que los 66 Juárez y Maximiliano 8
años que consignan las biografías. Símbolo de tenacidad nacio- Franz Werfel
nalista, ejemplo supremo de habilidad política, milagro de su- Corona de sombra 12
peración personal, Benito Pablo Juárez García transformó a Rodolfo Usigli
nuestro país en una escala suprahumana, confirmando dos ras- Juárez y su México 15
gos esenciales del México moderno: la soberanía nacional y la Ralph Roeder
laicidad del estado. No es difícil que el fce vea en esas dos Elevación 17
nociones un origen lejano pero indudable de su vocación autó- Héctor Pérez Martínez
noma, ecuménica, y no es difícil que La Gaceta sume este cohe- Apuntes para mis hijos 20
tón de papel a los jubilosos fuegos artificiales que invadirán los Benito Juárez
cielos mexicanos durante todo el año. Hemos organizado el Sobre Apuntes para mis hijos 21
festejo con textos que reafirman su carácter de personaje lite- Josefina Zoraida Vázquez
rario además de su condición de héroe histórico. Las horas de mayor angustia de Juárez 22
Fernando del Paso ofrece nuestro primer acercamiento al Juan de Dios Peza
Juárez de tinta y papel. Hemos tomado del segundo tomazo de Fernando Iglesias Calderón y la defensa de Juárez 23
sus Obras el recorrido biográfico con que, en Noticias del impe- Andrés Henestrosa
rio, Del Paso presenta a don Benito, personaje que adquiere Símbolo de la soberanía nacional 25
aún más corporeidad en los coloridos “episodios nacionales” de Salvador Novo
Victoriano Salado Álvarez con que continúa la entrega. Anec- Emancipador de la conciencia humana 27
dóticas y ejemplarmente narradas, esas dos viñetas presentan a Hidalgo y Juárez 28
un Juárez terrenal, humoroso a contracorriente de la evidencia José María Vigil
histórica. La dificultad para lidiar con un ser tan singular desde Juárez 30
el escenario se nota en las obras de Franz Werfel y Rodolfo Justo Sierra
Usigli, pues en ambas el oaxaqueño es sólo una vaga presencia, El camino de Damasco 30
un pivote en torno del cual gira la vida pero al que no se tiene Ángel Pola
acceso. Tal vez esa misma dificultad para aprehender al hombre
es la que evoca Ralph Roeder en el inicio de su monumental Fernando del Paso, escritor, recibió el premio Javier
biografía juarista, gran libro grande en que la narración vale Villaurrutia en 1966 por José Trigo ■ Victoriano Salado
tanto como lo narrado. Es la misma inspiración de Héctor Álvarez fue miembro de la Academia Mexicana de la
Pérez Martínez en su retrato de Juárez, el impasible, donde la Lengua y autor de Episodios nacionales mexicanos ■ Franz
palabra oportuna y entregada al vuelo lírico sirve para recons- Werfel fue poeta, novelista y dramaturgo checo, su nove-
truir (y embellecer) el pasado. la La canción de Bernardette fue llevada al cine ■ Rodolfo
Como la casa ha lanzado al mercado una nueva edición de Usigli compaginó sus actividades de dramaturgo con
Apuntes para mis hijos, el texto sobre sí mismo en que Juárez el servicio diplomático ■ Ralph Roeder, historiador
aboga sin proponérselo por la tesis de que infancia (y un poqui- estadounidense, dejó testimonio de su inclinación mexi-
to más) es destino, presentamos su parte inicial, con un par de canista en Hacia el México moderno ■ Héctor Pérez
fragmento de la prologuista, Josefina Zoraida Vázquez, y de Martínez, político y escritor, fue gobernador de Cam-
quien preparó esta nueva versión, Héctor Cuauhtémoc Her- peche de 1939 a 1943 ■ Benito Juárez fue presidente
nández Silva. También de ese volumen procede la bucólica de la república y Benemérito de las Américas, y además
aventura del niño convertido en involuntario navegante, en se convirtió en personaje literario ■ Josefina Zoraida
palabras de Juan de Dios Peza. Otra obra de nuestro catálogo Vázquez se ha ocupado de la historia política y diplo-
sirve para ponderar las polémicas en torno al legado juarista: en mática mexicana del siglo xix ■ Juan de Dios Peza fue
el texto introductorio a Las supuestas traiciones de Juárez, Andrés Ministro de la Guerra de Maximiliano y redactor de
Henestrosa —otro oaxaqueño ilustre— sintetiza los denuestos El eco de ambos mundos ■ Andrés Henestrosa, escritor,
de que el héroe de la Reforma fue blanco a comienzos del siglo ensayista y periodista, escribió Los hombres que dispersó la
pasado. Era tiempo de celebrar el primer centenario de ese 21 danza ■ Salvador Novo, además de ser poeta, cronista y
de marzo, fecha que no siempre ha sido tan bien aprovechada dramaturgo, fue profesor en las escuelas Nacional Prepa-
como en el discurso con que Salvador Novo encabezó los fes- ratoria y de Arte Dramático del inba ■ José María Vigil,
tejos en 1966. Cuatro textos cercanos en el tiempo al falleci- periodista liberal, fue director de la Biblioteca Nacional
miento del prócer permiten confirmar la conversión de Benito de México de 1880 a 1909 ■ Ángel Pola, periodista
Juárez, de astuto y severo político, en estatua de bronce o talla- chiapaneco, escribió en los periódicos El Nacional y El
da en piedra. Ojalá las páginas de esta gaceta sirvan para que Monitor del Pueblo
esas esculturas muestren una sonrisa con trasfondo humano.
a
a
Juárez en Noticias del imperio
DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Fernando del Paso
Directora del FCE Las Noticias del imperio que Fernando del Paso transmite a sus lectores
Consuelo Sáizar
dicen mucho de Benito Juárez. Aunque no es el protagonista de la mayúscula
Director de La Gaceta obra delpasiana —que tampoco tiene por eje a Carlota sino a su locura—,
Tomás Granados Salinas el presidente de México entra y sale del libro como un demiurgo que
prepara el fatal destino de Maximiliano. Del capítulo en que se contrastan
Consejo editorial
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman, las biografías del oaxaqueño y de Napoleón III hemos tomado las porciones
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, dedicadas a la vida de Juárez, como introducción literaria a nuestro tema
Axel Retif, Laura González Durán, e invitación a la obra toda de Del Paso
Max Gonsen, Nina Álvarez-Icaza,
Paola Morán, Luis Arturo Pelayo,
Pablo Martínez Lozada, Geney Bel-
trán Félix, Miriam Martínez Garza, En el año de gracia de 1861, México estaba gobernado por un indio cetrino, Benito
Fausto Hernández Trillo, Karla Ló- Juárez, huérfano de padre y madre desde que tenía tres años de edad, y que a los once
pez G., Alejandro Valles Santo To- era sólo un pastor de ovejas que trepaba a los árboles de la laguna Encantada para
más, Héctor Chávez, Delia Peña,
Antonio Hernández Estrella, Juan
tocar una flauta de carrizo y hablar con las bestias y con los pájaros en el único idio-
Camilo Sierra (Colombia), Marcelo ma que entonces conocía: el zapoteca. […]
Díaz (España), Leandro de Sagastizá- Un día, Benito Pablo abandonó a los parientes que lo habían recogido, a sus ove-
bal (Argentina), Julio Sau (Chile), jas y a su pueblo natal de Guelatao —palabra que en su lengua quiere decir “noche
Isaac Vinic (Brasil), Pedro Juan Tucat
honda”— y se largó a pie a la ciudad de Oaxaca situada a catorce leguas de distancia,
(Venezuela), Ignacio de Echevarria
(Estados Unidos), César Ángel Agui- para trabajar de sirviente en una de las casas grandes, como ya lo hacía su hermana
lar Asiain (Guatemala), Rosario To- mayor, y más que nada para aprender. Y en esa ciudad, capital del estado del mismo
rres (Perú) nombre, y ultramontana no sólo por estar más allá de las montañas, sino por su mo-
jigatería y sumisión a Roma, Juárez aprendió castellano, aritmética y álgebra, latín,
Impresión
Impresora y Encuadernadora teología y jurisprudencia. Con el tiempo, y no sólo en Oaxaca sino en otras ciudades
Progreso, sa de cv y otros exilios, ya fuera por alcanzar un propósito en el que se había empecinado o
por cumplir un destino que le cayó del cielo, también aprendió a ser diputado, go-
Diseño y formación bernador de su estado, ministro de justicia y de Gobernación, y presidente de la re-
Marina Garone, Cristóbal
Henestrosa y Emilio Romano pública. […]
Vestido siempre de negro, con bastón y levita cruzada, don Benito Juárez leía y
Ilustraciones releía a Rousseau y a Benjamin Constant, formaba con éstas y otras lecturas su espí-
Tomadas de la reedición ritu liberal, traducía a Tácito a un idioma que había aprendido a hablar, leer y escribir
de Apuntes para mis hijos, de B. J.,
y de periódicos decimonónicos al mismo tiempo, como en el mejor de los casos se aprende siempre una lengua ex-
tranjera, y comenzaba a darse cuenta de que su pueblo, lo que él llamaba “su pueblo”
La Gaceta del Fondo de Cultura Econó- y al cual había jurado ilustrar y engrandecer y hacerlo superar el desorden, los vicios
mica es una publicación mensual edi- y la miseria, era más, mucho más que un puñado o que cinco millones de esos indios
tada por el Fondo de Cultura Econó-
mica, con domicilio en Carretera Pi-
callados y ladinos, pasivos, melancólicos, que cuando era gobernador bajaban de la
cacho-Ajusco 227, Colonia Bosques sierra de Ixtlán para dejar en el umbral de su casa sus humildes ofrendas: algunas
del Pedregal, Delegación Tlalpan, palomas, frutas, maíz, carbón de madera de encina traído de los cerros de Pozuelos o
Distrito Federal, México. Editor res- del Calvario. Pero para otros, para muchos, Benito Juárez se había puesto una patria
ponsable: Tomás Granados Salinas.
como se puso el levitón negro: como algo ajeno que no le pertenecía, aunque con una
Certificado de Licitud de Título 8635
y de Licitud de Contenido 6080, ex- diferencia: si la levita estaba cortada a la medida, la patria, en cambio, le quedaba
pedidos por la Comisión Calificadora grande y se le desparramaba mucho más allá de Oaxaca y mucho más allá también del
de Publicaciones y Revistas Ilustradas siglo en el que había nacido. Y por eso de que “aunque la mona se vista de seda mona
el 15 de junio de 1995. La Gaceta del se queda”, las malas lenguas le compusieron unos versitos:
Fondo de Cultura Económica es un
nombre registrado en el Instituto
Nacional del Derecho de Autor, con Si porque viste de curro
el número 04-2001-112210102100, el cortar quiere ese clavel,
22 de noviembre de 2001. Registro sepa hombre, que no es la miel
Postal, Publicación Periódica: pp09-
0206. Distribuida por el propio Fon- para la boca del burro;
do de Cultura Económica. huela, y aléjese dél… […]
Correo electrónico Águeda, la santa que sostenía en una bandeja sus dos pechos cortados, le enseñó al
gacetafce@fce.com.mx
niño Benito Pablo la letra “a”. Blandina mártir, que murió envuelta en una red, entre
las patas y los cuernos de un toro, la letra “b”. Casiano de Inmola, al que sus propios
a
discípulos dieron muerte acribillándolo con sus plumas de hie-
a
rro, la letra “c”. Y a pesar de ello, a pesar de haber aprendido
el abecedario en Las vidas y martirios de los santos, gracias a la
paciencia y buenamor de su maestro, el lego pero casi fraile
Salanueva, que estaba siempre vestido con el sayal pardo de los
carmelitas descalzos, Benito Juárez, siendo ministro de justicia,
expidió una ley que llevaba su nombre, Ley Juárez, y la cual, al
poner término a la jurisdicción de los tribunales eclesiásticos
en los asuntos civiles, volvió a echarle leña al fuego de la vieja
rencilla entre la iglesia y el estado, y que en esos días provocó,
además de sangrientos combates, la expulsión de seis eclesiás-
ticos, entre los cuales se encontraba el obispo de Puebla, Pela-
gio Antonio de Labastida y Dávalos. Los angelopolitanos, que
así se llamaban los que habían nacido o vivían en Puebla de los
Ángeles, acompañaron por un buen trecho a sus obispos en su
viaje al destierro, jerimiqueando. A pesar también de haber
sido aplicado alumno del Seminario de Oaxaca cuando, antes
de decidirse por la abogacía deseaba ser cura, y de haber jurado naron hasta casi cuatro años después de consumada la indepen-
al protestar como gobernador de Oaxaca por dios y por los dencia mexicana, le había costado muchos millones a España.
santos evangelios defender y conservar la religión católica, Tantos, que cuentan que un día se le preguntó a uno de los mo-
apostólica y romana y de encabezar sus decretos con el nombre narcas españoles qué era lo que contemplaba, con su catalejo,
de dios todopoderoso, uno en esencia y trino en persona, Be- desde El Escorial y el rey contestó que trataba de ver el castillo
nito Juárez —a quien Salanueva le había enseñado lo mismo de San Juan de Ulúa: “tan caro le ha salido al tesoro español”,
los secretos del arte de encuadernar catecismos Ripalda, que el dijo, “que cuando menos deberíamos verlo desde aquí”. Trece
respeto y la veneración al nazareno del Vía Crucis que todas las años después de la retirada de los españoles, en octubre de
tardes de todos los días pasaba frente a su casa—, siendo presi- 1838, la fortaleza capituló tras haber sido bombardeada por
dente de la república confiscó los bienes de la iglesia mexicana, una escuadra francesa al mando del almirante Charles Baudin
abogó todos los privilegios del clero y reconoció todas las reli- y de la que formaba parte el príncipe de Joinville, hijo de Luis
giones. Por esta osadía, Juárez fue considerado por los conser- Felipe de Francia y tío de la princesa Carlota de Bélgica, y
vadores mexicanos y europeos, y desde luego por el Vaticano y quien reclamaba a nombre del gobierno francés una indemni-
por el Papa Pío Nono futuro creador del dogma de la infalibi- zación de seiscientos mil pesos en favor de ciudadanos france-
lidad pontificia, como una especie de anticristo. Por no saber ses residentes en el territorio mexicano, que se quejaban de la
montar a caballo, ni manejar una pistola y no aspirar a la gloria merma súbita o paulatina de sus capitales, debida a los emprés-
de las armas, se le acusó de ser débil, asustadizo, cobarde. Y por titos forzosos, o robos legalizados, que con demasiada frecuen-
no ser blanco y de origen europeo, por no ser ario y rubio que cia decretaban las autoridades mexicanas para financiar sus su-
era el arquetipo de la humanidad superior según lo confirmaba cesivas revoluciones y sus perpetuos desfalcos. Debido a que
el Conde de Gobineau en su Ensayo sobre la desigualdad de las entre estas reclamaciones figuraba la de un pastelero de Tacu-
razas humanas publicado en París en 1854, por no ser, en fin, baya que diez años antes dijo haber perdido sesenta mil pesos
siquiera un mestizo de media casta, Juárez, el indio ladino, en de mercancía en éclairs, vol-au-vent, brazos de gitano y babas-
opinión de los monarcas y adalides del viejo mundo era incapaz au-rhum, a este primer conflicto armado entre Francia y Méxi-
de gobernar a un país que de por sí parecía ingobernable. Es co se le llamó “La guerra de los pasteles”. En la defensa del
verdad que el ministro americano en México, Thomas Corwin, puerto de Veracruz, perdió la pierna izquierda un general
exageraba cuando en una carta al secretario de estado William mexicano a quien alguna vez Benito Juárez, en sus tiempos de
Seward le decía que en cuarenta años México había tenido criado de casa grande en Oaxaca, había servido la cena, el
treinta y seis formas distintas de gobierno, ya que en realidad mismo que ahora era el culpable de los maltratos sufridos por
era una sola, con raras y esporádicas excepciones: el militaris- el indio, y de su próximo exilio: Antonio López de Santa Anna,
mo. Y es verdad también que míster Corwin hacía mal las quien había sido ya presidente de México cinco veces y que,
cuentas cuando afirmaba que en esos mismos cuarenta años tras de que su heroica pierna fuera enterrada con honores y
México había tenido sesenta y tres presidentes, porque no sólo desfiles, con lágrimas y lápida conmemorativa y con salvas y fan-
habían sido menos, sino que entre esos menos hubo varios que farrias militares, sería presidente otras seis veces más. A veces
volvían una y otra vez a la presidencia, y que eran como una héroe, a veces traidor, a veces las dos cosas al mismo tiempo,
fiebre terciana que sufría el país. [...] Santa Anna se levantó un día capitán y se acostó esa noche te-
Tras más de dos meses de vejaciones durante los cuales se le niente coronel durante la guerra de la independencia de México.
confinó y expulsó en forma alternada de varios pueblos, ciuda- General a los veintisiete años y Benemérito de la patria a los
des y rancherías, el licenciado Benito Juárez fue llevado al cas- treinta y cinco, había sido condecorado por la flecha de un indio
tillo de San Juan de Ulúa. Construido con piedra múcar —una en su primera campaña contra Tejas, la provincia mexicana que
especie de coral— sobre el arrecife de La Gallega a la entrada deseaba transformarse en república independiente. Héroe ya
del puerto mexicano de Veracruz, en tierra caliente donde la desde entonces, Santa Anna se hizo un poco más héroe cuando
malaria y la fiebre amarilla eran endémicas, la fortaleza de San regresó a la provincia rebelde para tomar por asalto el fuerte
Juan de Ulúa, último reducto de los españoles que la abando- del Álamo y obtener un sangriento triunfo —remember Goliat
a
donde pasó a todos los prisioneros a cuchillo y a pólvora—, y Unidos lo que en 1803 restaba en poder de Francia —los dos
a
un poco menos héroe cuando, vencido por las fuerzas de Sam millones trescientos mil kilómetros cuadrados de la cuenca
Houston huyó a caballo y a pie, cayó en manos del enemigo oriental del Mississippi— de ese gigantesco territorio llamado
tras el combate de San Jacinto y reconoció por miedo, por ob- la Luisiana en honor de Luis XIV, el Rey Sol. Así había crecido
tener la libertad o porque era sencillamente un hecho consu- Estados Unidos, pagándole a Napoleón seis dólares cincuenta
mado, la existencia de la república de Tejas. Vuelto al poder y seis céntimos por kilómetro cuadrado, y a México, once dó-
después de que su pierna fuera desenterrada y arrastrada en las lares con cincuenta y tres. Pero Juárez hacía cuentas: si se in-
calles por el populacho, y presidente de México dos veces en el cluía a la república de Tejas, que se había perdido sin recibir un
año de 1847 en el que culminó la invasión expansionista nor- solo centavo de indemnización, los once dólares y fracción se
teamericana con la cesión a los Estados Unidos de territorio reducían a seis. Bonito negocio.
mexicano con una superficie de más de un millón trescientos Una noche Juárez y sus amigos fueron a ver a una troupe de
cincuenta mil kilómetros cuadrados que incluía las provincias de minstrels que pasaba por Nueva Orleans, y que era un grupo de
Nuevo México y de la Alta California —y que, agregada Tejas músicos blancos pintados como negros, que se movían como
equivalía a la mitad del territorio nacional—, Santa Anna se negros, hablaban y cantaban como negros y como negros toca-
convirtió en el gran traidor tras dejar la presidencia en manos ban el banjo y los bones, que eran una especie de castañuelas
de un interno para ponerse al frente de las tropas, ser derrota- hechas con dos trozos de las costillas de un animal. “No en-
do por el general Taylor en Sacramento y abandonar el país, tiendo”, dijo Juárez. “Sí, el inglés es muy difícil de aprender”,
lavándose las manos, pasando sin ser molestado, como Pedro dijo uno de los mexicanos que no había entendido a Juárez.
por su casa, entre las propias filas del enemigo: Santa Anna, se Pero quien siempre sabía muy bien lo que Juárez quería decir
dijo, había recibido cuantiosas sumas de los norteamericanos era su amigo Melchor Ocampo, quien en algunas de esas tardes
para influir en la aprobación, por parte del congreso mexicano, húmedas de los domingos en que paseaban por los muelles en
del Tratado de Guadalupe Hidalgo, que además de ratificar la mangas de camisa, hacía gala de todas sus culturas, incluyendo
cesión del territorio, reafirmaba los viejos lazos de amistad que la política y la botánica. Ocampo el político proponía, como
unían a México y los Estados Unidos. Vuelto al poder a pesar remedio de los males de México, que se llevara a cabo la Re-
de todo unos cuantos años después y transformado en dictador forma iniciada en los primeros años de la etapa independiente
supremo y alteza serenísima, Santa Anna, si era posible, fue un del país con la ocupación por parte del gobierno de las fincas
poco más traidor todavía al firmar el Tratado de La Mesilla por destinadas a las misiones de las Filipinas y continuada por el
medio del cual México le vendió a los Estados Unidos otros presidente Gómez Farías sin éxito la primera vez, y con mejor
cien mil kilómetros cuadrados de territorio fronterizo […] fortuna la segunda, cuando decretó la incautación de los bienes
Allí, en uno de los calabozos de San Juan de Ulúa, a los que de la iglesia para reunir fondos que sirvieran en la lucha contra
llamaban “tinajas” porque estaban situados bajo el nivel del la invasión americana, y Ocampo recordaba y citaba ejemplos
mar y el agua rezumaba por los muros de piedra múcar para y antecedentes históricos que le venían a la memoria en desor-
evaporarse casi al instante, pasó once días incomunicado el li- den, como la nacionalización de los bienes del clero decretada
cenciado Benito Juárez, para ser llevado después a bordo del en España en 1835 por un primer ministro liberal, la confisca-
paquebote Avon donde los pasajeros hicieron una colecta para ción de los bienes de la iglesia en Bohemia en el siglo xv como
pagar su boleto hasta la primera escala, La Habana, de la cual resultado de la revolución husita —que al fin y al cabo sólo
se marchó poco después el licenciado rumbo a Nueva Orleans, benefició a la clase noble, decía Ocampo— la desamortización
la antigua capital de Louisiana donde conoció a otros mexica- llevada a cabo en Francia tras la revolución, y las medidas
nos liberales y entre ellos a Melchor Ocampo, discípulo como adoptadas por uno de los emperadores austriacos, José II, y que
él de Rousseau y además de Proudhon, que sería después uno en realidad no lograron sino cambiar el capital de un bolsillo a
de sus más cercanos colaboradores, y al que tanto admiró Juá- otro de la iglesia, dijo Ocampo, porque el producto del remate
rez por su clara inteligencia. Para ganarse la vida, Juárez torcía de casi la mitad de los conventos, fue destinado a los curatos,
tabaco. Ocampo elaboraba vasijas y botellones de barro. Otros con lo cual se comprueba que si José II no quería a los monjes,
paisanos exiliados trabajaban de meseros si bien les iba, o de sin duda no tenía nada, o poco, contra los curas. Y Ocampo el
lavaplatos en un restaurante francés. De pie frente al mar, Juá- botánico, amante de las plantas raras, a quien una vez se le vio
rez contemplaba la ancha desembocadura del Mississippi y hincarse y llorar ante unos lirios yucateros que crecían, solita-
esperaba al barco que le traería las cartas de su mujer y sus rios, en la estación de Tejería; cultivador de especies exóticas
amigos. Margarita se había ido con los niños al pueblo de Etla, en su finca michoacana de “Pomoca” —anagrama de su ape-
y allí la iba pasando con lo que les dejaba un pequeño comer- llido—, proponía, como remedio para la diarrea del Licenciado
cio. Los amigos le pedían a Juárez que tuviera paciencia, le Benito Juárez, una pócima de flores de cabello de ángel tritu-
enviaban a veces algo de dinero, le reprochaban, algunos, que radas en agua, o contaba cómo la pasión de la emperatriz Jose-
hubiera elegido a los Estados Unidos como lugar de exilio, le fina, la primera esposa del primer Napoleón, había sido una
juraban que Santa Anna caería pronto del poder, esta vez para flor de origen mexicano, la dalia excelsa, que ella había orde-
siempre. De espaldas al mar, Juárez seguía con la mirada el nado sembrar en los jardines de Malmaison y prohibió que
curso del Mississippi, el caudaloso río de los cuarenta tributa- nadie más la cultivara en Francia, y cómo, después de que al-
rios que nacía muy lejos, en la región norte de Minnesota, y guien robó unas plantas y la dalia mexicana comenzó a apare-
pensaba en una singular coincidencia: por la misma cantidad cer en otros jardines, Josefina dejó de interesarse por ella y
—quince millones de dólares— por la que México había cedi- la desterró para siempre no sólo de Malmaison, ¿que le pare-
do a los norteamericanos las provincias de Nuevo México y la ce? y excuse usted la rima, licenciado, sino también de su
Alta California, Napoleón el Grande había vendido a Estados corazón. G
a
a
Dos episodios juaristas
Victoriano Salado Álvarez
El autor de los Episodios nacionales mexicanos era un prosista mente ingerido de prisa, y al verme dijo invitándome a sen-
ducho. Sus reconstrucciones noveladas de pasajes y tarme:
personajes de nuestra historia decimonónica son vívidas y —Entendía que el señor comandante La Llana estaba a las
felices. Presentamos aquí dos fragmentos, tomados de la inmediatas órdenes del señor Ministro de la Guerra y jefe del
reproducción facsimilar que publica el FCE Ejército Nacional.
Le respondí refiriendo brevemente la causa de mi presencia
en la siempre heroica, y al oír que llevaba cartas de Pancho
Con la familia enferma Zarco, me preguntó con sumo interés:
—Y ¿cómo está el señor Zarco? ¿No se ha resentido su
Tras la noche toledana, el primer grito que se oyó fue el de mi salud con la vida que se ve precisado a llevar?
estómago hambriento: “Desayuno”, pidió con tristes voces, Díjele que el valiente periodista rebosaba entereza; le conté
como el herido de muerte pide “confesión”. su escapatoria última, que aún no conocía, y le vi dar muestras
—¿Desayuno? —dijo mi hombre—. Lo tendrá usted en de grandísimo interés por la persona de mi amigo. Ya había yo
seguida. Pues qué, ¿cree usted que estamos en México, donde sacado del fondo de mis cepillos los pliegos que llevaba para el
a las siete u ocho de la mañana apenas se van levantando lega- presidente, y había él empezado a leerlos con suma atención,
ñosos y malhumorados los mozos del café? Aquí se hila más cuando se dibujó en la puerta la silueta de un hombre de me-
delgado; vamos a la fonda y verá que nada hace falta. Veracruz diana estatura, moreno, de cabellera negrísima que le rozaba
es una ciudad pequeña y México un pueblo grande. los hombros, de ojos chicos, nariz roma, boca enorme, pero de
Nos refocilamos, pues, modestamente; tomamos un cuarti- labios tan delgados que parecían una herida sangrienta en
to en el Hotel Diligencias, y me salí a la calle para ver de arre- aquel rostro de líneas acentuadísimas. Era don Melchor
glar el negocio principal que me llevaba. Ocampo.
Empecé por preguntar cuál era el palacio que habitaba Juá- Me levanté del asiento ensayando una reverencia. Juárez le
rez y a qué horas daría audiencia. Don León se me rió en las dijo alargándole un pliego de papel de seda:
barbas como si hubiera preguntado por la casa del sol. —Esto para ti, de parte del amigo Zarco.
—¿Palacio? Pero usted está delirando, compañero. ¡Qué Cogió don Melchor la carta y empezó a leerla en pie, acer-
palacio ni qué ocho cuartos! Juárez vive en una casa de tantas, cándose un poco a la ventana por donde se filtraba la claridad
en Puerta Merced, y allí entran y salen jarochas, comerciantes, insolente de una mañana primaveral.
negras de puro en boca, políticos y militares de todas clases. —Pancho —exclamó Juárez mirándome al rostro— dice
Aquí no hay las antesalas y los cumplidos del Palacio de Méxi- que es usted amigo de plena confianza y que le ha dado cono-
co, sino que cada cual entra, arregla sus asuntos y se marcha. cimiento de cuanto dicen las cartas de que fue portador.
Así pasaba en efecto. La casa era amplia, aseada, con sus —En efecto, señor —respondíle—; Zarco me estima, hace
balcones que dejaban penetrar toda la luz, sus cortinas albean- justicia a mi discreción y a mi decisión por la causa, y más
tes, sus baldosas de mármol, sus corredores amplios y su fuen- honor del que merecen mis modestas aptitudes… Por eso dis-
te que derramaba agua a chorros, derramando también vida y puso que leyera y si era posible tomara de memoria lo principal
bienestar. de las cartas que dirige a usted y a otras personas para el even-
Eran las siete cuando pasé nada más que a informarme de la to de que cayera la correspondencia en poder del enemigo y
hora más oportuna para hablar con el presidente. que yo pudiera salvarme.
—Ya está levantado su mercé, y voy a pasarle recado —me —Zarco no habría dado esa autorización a persona que no
dijo una negraza que después supe se llamaba Petrona y que lo mereciera.
era algo parecido a intendenta de aquel albergue. —Pancho —interrumpió a esta sazón Ocampo, que de se-
Juárez me recibió con perfecta amabilidad, tendiéndome la guro estaba en lo que hablábamos Juárez y yo—, Pancho opina
mano breve y bien formada y esbozando un amago de sonrisa por el auxilio americano, pues está seguro de que no implica el
que más bien sorprendí en sus ojos negros como capulines, que paso riesgo ninguno para la nacionalidad.
en sus mejillas y boca, pues le impedía el paso una cicatriz que —Pancho —contestó el presidente, y parece que le veo con
se avanzaba hacia el lado izquierdo comunicando al rostro, a el ademán verdaderamente solemne que tomó— es un joven
ratos, ligero dejo de burla, y a ratos seriedad mayor de la que lleno de prendas, pero joven al fin. Nuestra causa es justa y sólo
era natural en él. es materia de tiempo hacer que se enseñoree del ánimo de las
Una sola vez había visto al grande hombre (ahora le puedo gentes. ¿No hemos dicho mil veces dios y nuestro derecho?
llamar así, ¡ay!, sin que el mote parezca obra de adulación) y en Pues aguardemos a vencer sin más que esos dos elementos…
circunstancias tan críticas, que pensé no se acordaría ya de mí No hay para qué llamemos a nadie, con el riesgo de que des-
ni de mi nombre. pués nos exija el pago de su auxilio en cualquier forma humi-
Estaba don Benito sentado en un sillón cercano a una mesa llante… quizás en la de la pérdida de nuestra nacionalidad.
donde se encontraban restos de un frugal desayuno, segura- —No abundo en tus temores, bien lo sabes —repuso
a
Ocampo—; pero ya que tienes esa fe que traspasa montañas y —Estudiando… humanidades —respondió Guillermo ba-
a
que tan firmemente crees en el triunfo de nuestra causa, cuen- jando los ojos.
ta conmigo para acompañarte a donde vayas. —¡Ah, perdido!
Miró don Benito a su ministro con cariño en que se confun- —¡Ah, pícaro!
dían los caracteres de jefe, discípulo, amigo y aliado, y dirigién- —Cabalmente acababa de llegar y de dormirme, soñando
dose a mí me dijo: que quitaba a una jarocha su cachirulo de oro, se lo pasaba por
—Señor La Llana, Zarco me asegura que usted cuenta con los crespos cabellos, y éstos se iban haciendo suaves, suaves
amigos en el seno de nuestro grupo. Busque a las personas que hasta llegar a ser como una seda… Luego se tornaban castaños,
le sean simpáticas y aguarde a que le llame… Entre tanto, ocu- después rubios, y al fin se volvían de color de oro, como el
pará un aposento en esta casa, pues no sería remoto que pron- propio cachirulo…
to le necesitara. —Éjate e cachirulo…
Me incliné, salí del cuarto, pregunté a la patrona por el cubil —Luego, peinándolos, salían oncitas de oro, centenes, me-
donde se aposentara Guillermo Prieto, y allá me dirigí dispues- dias onzas, escuditos, reales y medios, todo de oro… como el
to a entablar larga y cariñosa charla con aquel viejo y excelente cachirulo…
camarada. —¡Y dale!
A la puerta golpeaba un hombrecillo delgado de cuerpo, —Y con esos dinerales llenaba cajas y más cajas, pagaba
enjuto, moreno de rostro, bigote de cola de ratón, nariz delga- haberes atrasados, sobornaba generales, destruía ejércitos y
da y puntiaguda, melena que rebasaba la nuca y cuello largui- ponía la Constitución sobre toda la mochería… pues ya uste-
rucho. Por lo demás, el cuerpo, aunque no muy alto, era bien des saben que el dinero es nervio de la guerra.
formado; el pecho y los brazos mostraban, a través de la ropa, —¿Y cuando despertaste…?
convexidades que denunciaban a un Hércules, y los pies y las —No tenía más que el cachirulo de oro fino que me había
manos eran finos y elegantes. regalado una hembra de la Caleta… ¿Y al fin te marchas, ga-
Permanecí un rato mirando al muchacho aquel, que denun- chupín?
ciaba a leguas en su apostura el tipo de andaluz, y al cabo logré —Hoy a la dié.
reconocerle sin gran esfuerzo. Él también me vio con cara de —¿Y a dónde, se puede saber? La Llana es de confianza.
gozo y me dijo —Aunque no lo juera; llevo órdene reservada, que he de
—Uté e de Jalico, o en Jalico lo conocí. abrir en alta mar.
—De Jalisco soy y en Jalisco tuve la satisfacción de conocer —¡Caramba, qué misterioso anda el tiempo! Gachucito, no
al intrépido Antonio Bravo, el mismo que arrió la bandera del me jagas rir…
palacio de Guadalajara en aquella horrible jornada del año —Puej ya me verá en camino, y cuando el Dolphin sarga er
pasado. puerto, no deje de encomendarme a dios.
—¿Y don Santito? —Así lo haré aunque indigno… Y tú, La Llana, ¿qué te
—Ya usted lo sabe: trabajando sin cesar y levantando tro- haces? ¿Vienes a quedarte con nosotros?
pas… A bien que ustedes deben estar de eso más enterados que —Ve a saber; por de pronto, aquí me instalo; pero será sólo
yo, pues desde lo de Tacubaya no sé dónde anda nuestro jefe. mientras me despachan con la respuesta a los pliegos que traje.
Entre tanto, Bravo había dejado de golpear la puerta aque- —De modo que eres ahora…
lla; mas en los pocos instantes en que dejábamos descansar a las —Correo extraordinario.
lenguas, se oía desde dentro un ronquido que empezaba por el —Bien hayan lo mozo crúo y de arrejto.
fortíssimo y concluía en el largo-assai o en —Ojalá que te quedaras entre noso-
el morendo más lánguido. ¿Palacio? Pero usted está delirando, tros, Juanillo… Pero ¿qué digo? Ya tengo
—Ejte maldito e Guillermo no va a compañero. ¡Qué palacio ni qué plan para que nos acompañes.
tené aquí hajta el año prósimo… Misté ocho cuartos! Juárez vive en una —Dime el planecito.
que dormí a puerta cerrá en pleno junio casa de tantas, en Puerta Merced, y —Es mi secreto, como dicen en las
y en pleno Veracrú, ni al diablo se le allí entran y salen jarochas, novelas… Pero, en fin, si me prometes
ocurre. comerciantes, negras de puro en ser callado, y no ir con el cuento a Anto-
Entonces, perdiendo la paciencia, boca, políticos y militares de todas nio Bravo, te diré la cosa… ¿Tienes
gritó por la cerradura: clases. Aquí no hay las antesalas y buena letra?
—¡Guillermo, bruto!, ¡levántate o los cumplidos del Palacio de —Purísima, Torío.
tiro a mojicone tu puerta! México, sino que cada cual entra, —Y de ortografía ¿cómo te sientes?
Alguien contestó del interior cual- arregla sus asuntos y se marcha —Lo necesario para no escribir arroz
quier cosa que calmó la agitación de con hache y caracoles con ka.
Bravo, y a poco vimos salir a Guillermo Prieto con cara de —¡Espléndido! Ya está hecha tu carrera.
trasnochado, y diciéndonos de jovial talante: —¿Mi carrera?
—¡Habías de ser tú, gachuzo de los demonios!… ¡A las —Sí; has de saber que hace ocho días murió don Mateo
cinco me acosté y ya vienes a quitarme el sueño!… Juan Pérez Palacios, secretario privado de Ocampo, y está el pobre Mel-
de mi alma, seas bienvenido a esta heroica ciudad —y me es- chor que no halla a qué santo encomendarse.
trechó en sus brazos varias ocasiones seguidas. —Figúrense —Pues me convendría la placita.
ustedes —continuó Guillermo— que me he pasado la —Cuenta con ella, que si eso no puedo ofrecerte, no sé con
noche… qué te obsequie.
—¿Etudiando? —preguntó Antonio. —¿Y pa mí no habría un lugarcito así, gachó?
a
agua; pero la mujerona, al ver un hombrecillo de mala traza, de
a
tez cobriza, de aspecto humilde y maneras corteses, se figuró
topaba con un individuo de la más ínfima servidumbre.
—¡Vaya —le dijo—, un indio manducón que parece el im-
prosulto! Si quiere agua, vaya y búsquela.
Juárez oyó impasible aquella letanía, y como se lo indicaba
la negra, fue a buscar el agua que no tardó en encontrar.
Poco después, la comitiva toda, que ese día empezó su vida
en común, aguardaba a Juárez. La negra procuraba saber quién
de todos aquellos caballeros era el presidente, y a todo el que
veía guapo, de estatura elevada o considerado de los demás,
le hacía reverencia poniéndole la jeta más linda que tenía a la
mano.
Por fin, sale don Benito de su cuarto, y todos los que se
encontraban formados a la puerta le hacen una inclinación de
cabeza en respuesta a la que él les dirigió. Petrona, que reco-
noció en aquel señor el mismo a quien había reñido, se confun-
dió y entró llamándose con todas las frases más feas que halló
a mano.
Sorprendidos los circunstantes, preguntaron la causa de
aquella confusión, y el señor Juárez refirió, riendo, la anécdota,
que sirvió para que distinguiera y favoreciera a la negrita an-
—¡Qué ha de haber! Tú estás malquisto por gachupín. dando el tiempo.
—Y e la verdá que don Melchó me ha cogío tema no ma que Volviendo al asunto de los preparativos de aquella mañana,
por gachupín. diré que la gente empezaba a llegar; pero sin que supiera qué
—Y a fe que no tiene razón, pues Quijotes tan sinceros embajador se recibiría, qué príncipe llegaría de visita ó qué
como éste no los habrá: camina buscando dónde se pelea por personaje determinaría acompañarnos en nuestro cálido des-
la libertad, para ponerse a servirla… Pero déjenme, que tengo tierro.
que desayunarme, que recoger el acuerdo y que acompañar a Los comentarios comenzaban y no acababan.
este mal sujeto para recomendárselo a los señores tiburones. —Es un americano que viene a ofrecernos dinero y ca-
Y allí se quebró una taza. ñones.
—Es un inglés que quiere conocer nuestras Leyes de Refor-
Hidalguía mexicana y nobleza española ma para aplicarlas en su tierra.
—Es un embajador de S. S. Pío IX.
En aquella mañana se aguardaban grandes novedades en la casa —Aquí no entran de esos.
de Puerta Merced. Se lavaba el mármol de los pisos, se sacu- —Será el loco Luis Terán, que viene de Oaxaca armado del
dían los muebles, se abrían balcones y ventanas, y la feroz Pe- certificado de hombre morigerado que le expidió la priora del
trona, la negra que había regañado a Juárez, repartía pescozo- convento de Ixtlán.
nes a diestro y siniestro. —Será don Nacho Mejía, que vuelve de recibir el mando de
¿No he contado eso de la regañada a don Benito? manos de Iniestra.
Pues aquí va, tal como me la refirió Fidel. —Será don Miguel Lerdo, que pide la venia para marcharse
Entró el gobierno constitucional a Veracruz una noche de a extranjis.
mayo, en medio del entusiasmo de aquel grande y generoso —Que hable el Tío Cualandas —decían algunos señalando a
pueblo. Las muchachas arrojaban flores desde los balcones, los Prieto y refiriéndose al saladísimo papel que redactaba mi
hombres gritaban vivas en las bocacalles, y una multitud entu- amigo.
siasta y delirante seguía al cortejo… Llegó la comitiva a la casa —Que hable Villalobos —y se dirigían a un sujeto delgadu-
que de antemano se había arreglado y se instaló luego que se cho, piocha de cuatro hilos, bilioso, cara de pájaro y ojos de
hubieron marchado Zamora y sus amigos, que un rato acom- víbora.
pañaron a don Benito y demás familia… enferma. Pero los dichos cesaron luego que hubo llegado el personal
Juárez era cuidadosísimo con su persona, como no se acos- del gobierno. A poco, introducido por Prieto y Ruiz, entró el
tumbraba en aquellos tiempos, en que se tenía como evangelio gachupincillo de marras, el bizarro Antonio Bravo, llevando en
lo de “la cáscara guarda al palo”, “de cuarenta para arriba ni te la mano una cachuchita y en el rostro un bochorno y una mor-
cases, ni te embarques, ni te mojes la barriga”, “vale más que tificación tan marcados, que me dio verdadera lástima verle.
digan: allí va un puerco y no allí va un muerto”, y otros axio- Don Benito, desde lo alto de la plataforma, explicó que el
mas de la tierra que servían para sistemar y arreglar la porque- gobierno estaba verdaderamente satisfecho del comportamien-
ría nacional. to de Bravo, que corriendo mil riesgos y con sacrificio de su
Don Benito, lo mismo entre el hielo en Paso del Norte que bolsillo había desempeñado una misión que se le había confia-
en el calor de Veracruz, acostumbraba levantarse a las seis y do, adquiriendo dinero, armamento y hombres en los términos
bañarse luego. La mañana siguiente a la de su llegada, salió a la que se le había dispuesto; que no pudiendo por entonces darle
azotehuela y pidió a una negra que por allí miró, le diera nueva una muestra de lo mucho en que se estimaban sus servicios,
a
había determinado el gobierno recibirle públicamente, hacien- Bravo se había quedado parado y sin saber qué hacer, pero
a
do saber que la persona de Bravo le era particularmente grata. al oír aquello fue más grande su confusión. Trató de coger por
El ibero se turbó y nada pudo contestar a aquellas frases con sorpresa la diestra de Ocampo; pero éste, previéndolo, la es-
que él estimaba suficientemente pagados sus afanes. Subió, condió de nuevo y le dijo:
estrechó las manos a Juárez, y las habría besado si no las hubie- —Veo que es usted tan generoso que conviene en perdonar-
ra retirado a tiempo el presidente. me; pero yo no debo aceptar su perdón si no es público y
Quiso continuar por la derecha, estrechando las manos que claro… Dígame, si quiere complacerme: “Melchor Ocampo,
se le extendían y los pechos que le saludaban entusiasmados, yo te perdono.”
cuando se encontró con un rostro adusto y retraído. Antonio se resistía, buscaba fórmulas de acomodo, pero al
—Señor —dijo Ocampo, que era el que hurtaba sus manos fin hubo de transigir, y de pronunciar con voz de doctrino que
del contacto con las del héroe—, yo doy mi mano a mis ami- recita una lección: “Melchor Ocampo, yo te perdono.”
gos; pero sólo soy amigo de quien merezco serlo, porque le El grande hombre estrechó entre sus brazos al español, le
pago en moneda de afecto y consideración los que él me dis- dio muchas y muy cariñosas enhorabuenas y se ofreció su
pensa… Yo he sido lo suficientemente villano para hablar de un amigo para siempre.
hombre a quien no conocía, sólo porque me era antipático su El concurso aplaudía, lloraba y ponía en las nubes la lealtad
origen… Si usted quiere hacerme la merced de ser mi amigo, de Ocampo y la modestia de Bravo, declarándolos dignos el
antes me ha de hacer la de perdonarme. uno del otro por sus almas hermosísimas. G
Juárez y Maximiliano
Franz Werfel
¿Tanta fuerza dramática tendrá Juárez que no es fácil del mar a este basurero que nadie puede pronunciar,
ponerlo en la escena? En Juárez y Maximiliano, el indio Chi…
zapoteca es un espíritu al que se invoca pero que nunca elizea ¡Chihuahua! Pronúncielo usted como su Chicago.
aparece. Escuchemos qué se dice de él en la primera escena clark ¿Qué? ¿Este muladar? No hay nada en Chicago
como este agujero, ¿y por qué esta retirada? Bazaine
está a mucha distancia. No hay combates, no hay
Residencia del gobierno del presidente republicano Benito Juárez, en emociones, no hay aventura para nosotros. Estoy
Chihuahua, en el norte de México. Una oficina pública desnuda y luchando por obtener una entrevista para mi perió-
bastante maltratada que data del régimen español y tiene en la parte dico con el ciudadano presidente. ¡Una entrevista!
de atrás unas ventanas con arcos, altas y con mucho fondo, cuyos No puedo ni aun ver al señor Juárez, ni por amor, ni
vidrios rotos están remendados con papel. Las puertas están cubiertas por dinero, ¿Existe realmente semejante persona?
de cartelones, manifiestos y edictos que siempre terminan con el grito elizea El presidente quiere que lo dejen solo. Trabaja día y
de guerra en mayúsculas ¡viva la república! Hay a la izquierda noche.
una puerta cubierta con colchas arregladas precipitadamente y a la clark Oiga usted, mire. Mi jefe me está escribiendo cartas
derecha otra grande que da a un corredor exterior. Una mesa, es- amenazadoras. El público quiere acción en vez de
critorio oficial, ha sido colocada cerca de la luz y en ella está sentado descripciones de paisajes. Las noticias de las más
trabajando el abogado elizea, secretario del presidente. En el banco importantes batallas de nuestra guerra llegaron al
de madera donde la gente se sienta a esperar, está encogido y con la norte sin dificultad alguna. Y aquí estoy en México,
mirada fija, el diputado de la ciudad de Chihuahua. clark, corres- sin tener nada que comunicar. Puedo perder mi
ponsal de guerra de El Heraldo de Nueva York, se pasea a lo largo empleo si no me consigue usted esta entrevista,
de la pieza con toda tranquilidad. mister Elizea.
elizea ¡Paciencia! Todavía están los generales con el señor
clark ¡Con mil demonios, señor! Este ilustre y venerado presidente.
señor don Benito Juárez, parece ser un mito. (elizea clark Ya han estado con él dos horas y el gabinete estuvo
se encoge de hombros para indicar que no puede evitar- ahí el doble del tiempo.
lo. clark sigue con palabra clara y precisa.) Tengo las elizea Están tomando grandes resoluciones. El tiempo es
más urgentes cartas de presentación de Washing- corto y tienen que salir de nuevo hoy en la noche.
ton. ¡Como si yo necesitara recomendación alguna! Vienen desde muy lejos.
Son una mancha en mis quince años de honroso tra- clark ¿Desde dónde? ¿Quién lo sabe? De todos modos
bajo de reportero. Al principio todo lo vi muy fácil, este señor Juárez es un genio en retirada… ¿Por
pero ahora he tenido que andar siguiéndole la pista qué no sofocó la villana invasión de Veracruz en el
a este retiro secreto del gobierno legítimo. De San momento del desembarque? Volar los transportes,
Luis a Saltillo, de Saltillo a Monterrey, y de regreso destruir los caminos, quedarse donde estaba y dejar
a
que los condenados franceses se pudrieran de fie- clark ¿Y qué diferencia hay?
a
bre amarilla. Eso hubiera sido un plan adecuado, diputado (Perplejo porque su cerebro elemental se ve forzado a
pero sólo desperdicia sus oportunidades, abandona una definición.) Los aztecas eran muy buenos pero
los fuertes de la bahía sin un disparo y deja la puer- la sangre de los zapotecas es diferente. (Se queda en
ta abierta a las hordas de pantalones rojos de Luis silencio, asombrado de su misma opinión.)
Napoleón y del orgulloso Habsburgo. elizea Sí, son los más implacables de nuestros indios.
elizea (Continuando con su trabajo.) Hay que dejar que diputado Tengo un amigo comerciante en el sur, que conoce
maduren las enfermedades. a una persona cuyo padre tenía empleado al señor
clark Sí, si se empeña usted en morir de ellas. La monar- Juárez como un dependiente en su tienda. (Suena
quía, mi ilustre abogado y amigo, es cosa peligrosa un timbre, elizea se levanta rápidamente y sale por la
para gentes sin cultura. Es tan endemoniadamente puerta de las cortinas.)
aparatosa. clark (Al diputado.) ¡Ah! Usted sabe cosas de la niñez de
elizea Hubo otro hombre que se creyó también bastante este grande hombre. ¿No es verdad?
grande para ser emperador de México. Las balas de diputado (Saca penosamente la historia de su propio silencio.)
siete soldados lo dejaron listo. Nuestro presidente es descendiente de unos pobres
clark ¿Iturbide? También era un militar aventurero, gente ganaderos. El encargado de la tienda le daba pan y
de fuera. Maximiliano, mi querido señor, es un trabajo. Más tarde lo mandó a la escuela, con los
Habsburgo, hermano o primo de cada uno de los padres. Tenía una inteligencia despierta y por eso lo
monarcas de Europa —¡que el diablo se los lleve!, quisieron preparar para obispo.
pero estas cosas producen una impresión aquí. clark ¿Qué? ¿Juárez, enemigo mortal de la iglesia, el
Deles usted solamente una apariencia de legitimi- hombre que dictó las leyes de reforma para confis-
dad y un poco de brillo cortesano. car las propiedades religiosas, Juárez, un teólogo?
elizea ¡Legitimidad! Moctezuma, verdadero emperador de diputado Conoce a sus demonios por todos los lados.
México, fue también muerto por las flechas de sus clark (Murmurando.) ¿Y éste es el hombre que no me
súbditos indios. dejan entrevistar?
clark (Deja de pasearse.) Don Benito Juárez es indio. ¿No diputado (Desde lo profundo de su dolorosa experiencia.) Donde
es verdad? ¿Azteca? está no hay cautiverio.
Elizea Azteca. Sí, eso es. Azteca puro.
el diputado de chihuahua (Que hasta este momento ha tenido (Pausa)
la vista fija al frente, se levanta y con devoción se opri-
me el sombrero contra el pecho. Es un viejo mestizo, (mariano escobedo, riva palacio y porfirio díaz, generales
intensamente moreno.) Perdonen ustedes señores, republicanos, entran por la puerta que da a la oficina del presidente,
nuestro presidente no es de raza azteca, sino de la seguidos de elizea. No llevan los brillantes y fantásticos uniformes
zapoteca. de los oficiales del Ejército Imperial de México, escobedo y riva
Franz Werfel es un poeta, novelista y dramaturgo judío purifica por su trascendencia universal; una piedad no por el
que nació en Praga en 1890; recibió buena educación en la caso accidental y efímero, sino por toda nuestra mísera vida,
capital bohemia; se interesó tempranamente en las letras y alienta en los personajes, vibra y relumbra y a veces atrue-
publicó dos libros de versos, uno en 1911 y otro en 1913, na y ensordece. Y dentro de esta piedad el relincho de los
antes de salir, durante la guerra de 1914, a pelear al lado de potros indómitos de una reivindicación social y la luz de la
los poderes centrales en el frente ruso. Escribió dos novelas: aurora de la esperanza de algo mejor. “El canto del macho
Verdi, novela de la ópera y El hombre que venció a la muerte. Es cabrío” es un símbolo revolucionario de fuerza potente y de
autor de tres dramas: El canto del macho cabrío, Taciturno, y ardimiento, y en las últimas palabras de la obra es piedad
Juárez y Maximiliano. para la madre y suprema esperanza, cuando en la creencia
Conozco solamente el primero y el último, que colocan de que todo se ha perdido de un hijo cuya monstruosidad
a Werfel entre los dramaturgos de más fuerza y mejor equi- física lo privó de todo derecho, una mujer dice: “Te equivo-
po dramático de los contemporáneos. Estas dos piezas han cas madre. Aún está en el mundo. Llevo un hijo suyo en las
sido presentadas en Nueva York por The Theatre Guild, entrañas.” Este monstruo es la fuerza que mueve el drama y,
asociación que tan inteligentemente y con tanto heroísmo sin embargo, no aparece en escena, como no aparece Juárez
ha logrado levantar el nivel intelectual y el gusto de los en Juárez y Maximiliano, a pesar de ser también la fuerza
públicos de la urbe fantástica. impulsora de la acción.
Caracterización humana y ampliamente católica; situa- La obra cuya traducción ofrezco, tiene la opinión euro-
ciones dramáticas poderosamente intensas; diálogo natura- pea actual sobre la tragedia del Habsburgo que comenzó en
lista, ágil y policromado; interés progresivamente creciente; Miramar y terminó en Querétaro. En materia de fidelidad
sensibilidad extraordinariamente fina; imaginación rica y histórica, por lo demás nunca exactamente comprobable a
tendencias revolucionarias, firmes y bien orientadas, son las pesar de que en casos como el presente la documentación
características de Werfel. ha sido meticulosa, la pieza se permite libertades episódicas,
Y sobre todas esas cosas una noble piedad que limpia y pero es honrada en el dibujo de los caracteres principales.
a
palacio llevan simples uniformes militares con chaqueta larga, riva palacio ¿Quién se atreve a hablar cuando Porfirio Díaz
a
gruesos pantalones grises con tiras rojas y botas Wellington. Sola- está presente?
mente porfirio díaz lleva la camisa roja Garibaldi —que se ha clark ¿Van ustedes a incorporarse a sus tropas ahora?
vuelto también en México el símbolo de la revolución republicana—, díaz Puedo recitarle a usted de memoria la lista de mis
un cinturón y el sombrero nativo nacional. Es un hombrecito cente- tropas. Un capitán, dos subalternos, un trompeta,
lleante con facciones extremadamente recogidas y un fino bigote im- ocho hombres.
perial. Debe verse mucho más joven que riva palacio y que el clark Por el amor de dios, eso es una broma.
sombrío y barbado escobedo. Los generales se dirigen al frente del díaz Procedo con la más amarga sinceridad. Dígale usted
escenario. elizea, que ha entrado con los generales, introduce a la a los Estados Unidos que no estamos poniendo
sala de trabajo del presidente, guiándolo hacia la derecha, al dipu- en escena una interesante comedia, que estamos
tado. Vuelve inmediatamente y se retira al nicho de una ventana peleando por nuestras vidas.
con el reportero.) clark Pero caballeros, ¿y todas estas noticias sobre los
ejércitos republicanos?
riva palacio ¿Están ustedes agotados como yo, caballeros? El riva palacio El enemigo los llama rebeldes y bandidos.
cerebro del viejo es como una máquina. A mí me clark ¿No al ejército?
duele la cabeza. escobedo Los franceses acabaron con el último en Oaxaca.
díaz No me impresiona a mí en esa forma. Para mí es clark Dicen que han exagerado la fuerza de Bazaine y
como una mujer a la que uno teme y adora. Maximiliano.
escobedo Todos estamos orgullosos de usted, mi general, y lo díaz No, en absoluto. Tienen a su mando cuarenta mil
que es más, no estamos celosos. franceses, belgas y austriacos. Los mejor preparados
díaz Somos más admirados por la inspiración que nada oficiales de Europa para entrenar a nuestras gentes
cuesta, que por el precio de penas infinitas. Es una para la guerra de asalto.
de las ironías de la vida… clark No pueden estar las cosas tan malas. Los mejores
clark (Aproximándose a los generales.) Tengo el alto honor hombres están del lado de ustedes, excelencia. Los
de dirigirme a los más grandes generales de la repú- genios militares, los verdaderos patriotas, y además
blica. (Los generales lo ven hostilmente.) Los Estados la protección de los primeros revolucionarios del
Unidos y la Casa Blanca ven con amistad y fraternal mundo. La amistad de Garibaldi.
cariño la lucha heroica del pueblo mexicano contra díaz Está usted equivocado. Nuestros mejores estrate-
la invasión extranjera y la monarquía impuesta por gas, el general Uraga y el general Vidaurri, son los
la fuerza. ¿Me van ustedes a permitir algunas pre- amigos queridos de Maximiliano y los patriotas se
guntas, caballeros? Estoy seguro. Hay un clamor en están arañado unos a otros para obtener su Orden
Nueva York pidiendo noticias. de Guadalupe ¿Garibaldi? Sí, pero ¿dónde está
escobedo (Irónico.) Riva Palacio, usted es el ilustrado entre Garibaldi?
nosotros; contéstele. clark ¿De modo que el archiduque es popular?
El uso de uno que otro artificio melodramático no compro- Basch, la adoración lastimosamente candorosa de Mejía, la
mete la dignidad de la obra ni pone en peligro su integridad pérfida intriga política… y los campos llenos de sangre.
arquitectónica que no puede ser otra que la de todo drama Juárez era el hombre; Labastida, símbolo del clero
histórico, a saber, una sucesión panorámica de aconteci- católico, la ambición terrena, el mal que aplastó y mancilló
mientos previamente conocidos, que permite observar la lo que hubo de limpio y alado en los rasgos humanos de
acción del héroe sobre ellos y la de ellos sobre el héroe, para aquella loca aventura; pero de aquel bello archiduque, poeta
describir el carácter de éste. La unidad de carácter del héroe rubio y soñador, cándido como un niño, a veces soberbia-
es la unidad de acción de la pieza. mente malcriado, que quiere echar mano de una utopía
Werfel, de acuerdo con la verdad, pinta a Maximiliano paradójica y sentimental para salvar un imperio de cartón
como el hombre débil y a Juárez como el hombre fuerte. recortado en Francia y pegado con la goma del régimen
Siente piedad por los enamorados de Miramar, pero lo católico apostólico mexicano, y de aquella celeste consorte,
deslumbra la rígida entereza del hombre de ébano; aquellos fina y hermosa, cuya esterilidad encauza hacia otro rumbo
representan las ambiciones humanas ante una categoría de su ambición y quiere hacer de Maximiliano el hijo que de
la existencia: la libertad, simbolizada por Juárez. El conflicto él no pudo tener, de aquella pareja de amantes, tal vez pre-
se desarrolla entre estas dos fuerzas y vence la más fuerte, la gunten algunos con el poeta:
ineludible, la universal, Juárez. Maximiliano y Carlota desfi-
lan hacia la muerte y hacia la locura al son del alarido de pie- Y el ser bello en la tierra encantada,
dad del autor que sólo se acalla para dejar oír el estrépito del y el soñar en la noche iluminada,
mazo de la libertad que empuña el brazo poderoso del indio; y la ilusión de soles diademada,
y entre estas dos figuras y bajo el límpido cielo de México, y el amor…
la bajeza de Labastida, la grosería de Bazaine, la histeria de fue nada…¿nada?… G
Agnes Salm, la gallarda hidalguía de Porfirio Díaz, la cobar-
de traición de López, la venerable devoción de Herzfeld y Enrique Jiménez D.
a
díaz (Honrado y sincero) La gracia y la
a
distinción siempre impresionan en
México.
clark ¿Dicen que es enteramente libe-
ral?
díaz Cuento de hadas europeo con el
cual cada príncipe borda su entra-
da en escena.
clark ¿Es verdad, señor general, que
Maximiliano le hizo a usted algu-
nas proposiciones?
díaz Cuando estuve prisionero. Primero
me invitó a una entrevista. Como
no fui, me envió su carruaje para
llevarme a una audiencia secreta.
La tercera vez se tomó la molestia
de venir a verme. Tres veces lo
rechacé, pero de todos modos me
honró con su retrato. El presiden-
te también recibió uno. Uno muy
grande con una dedicatoria. díaz Quietos, ciudadanos. Ustedes están seguros, uste-
clark ¿Qué cosa decía? des serán protegidos… no hay que temer… ¡Viva la
elizea “La sabiduría de la enemistad es la reconciliación” república! (Suavemente, a los generales.) Caballeros,
y luego “Maximiliano”, en grandes letras negras vamos a exhibirnos en las calles.
debajo. escobedo Bueno, vamos.
clark ¿Y Juárez? díaz ¡A la plaza, ciudadanos! ¡Viva la república!
elizea Le estudió la cara exactamente dos minutos. Lo
dejó y dijo: “El hombre se retrata”. (Intensos gritos.)
clark ¿Tiene el presidente republicano conciencia com-
pleta de su difícil posición? (Los generales, el DIPUTADO y los ciudadanos salen.)
díaz Más completa que la que tiene Maximiliano.
clark (Fija la mirada.) ¿Qué cosa va a hacer? (Gritos.) ¡Viva la república!
riva palacio Su pregunta es impertinente. Felizmente no clark ¿De nuevo a la frontera? Las cosas van muy mal.
podemos contestarla. Los generales partimos hoy elizea Usted y yo no podemos juzgar eso.
en la noche al sur, al este y al oeste. (Le enseña un clark ¿Pero…?
carta cerrada.) Vea usted estas órdenes selladas. elizea Un buen saltarín toma un gran impulso.
Cada uno de nosotros tiene uno de esos misteriosos clark Bastante impulso. ¿Dónde estaremos mañana? Mi
sobres. Lea usted éste. jefe habrá de tener paciencia. Primero haré un ensa-
clark (Lee.) “No se abrirá antes de llegar al puesto designa- yo sobre su carácter.
do”. elizea ¿Qué?
riva palacio Este sobre contiene el futuro de México. (Unas clark Ya tengo el título, “El brujo de la revolución”. ¿Qué
cuantas figuras ansiosas aparecen por la puerta grande.) le parece?
clark ¿No le espanta a usted, señor general, ser enviado elizea Bueno, pero inverosímil. El señor Juárez es el sen-
así a la incertidumbre y a un peligro desconocido? tido común mismo. Mire usted.
díaz Ésa es la gloria que tiene, hombre. Prefiero cabalgar clark (Se aproxima con curiosidad, mira a través de una
en la espesa niebla de la mañana que puede levan- rendija y se retira al frente del escenario violentamente
tarse sobre cualquier cosa. El pensamiento es de espantado y humillado. Servilmente.) Por dios, me
Juárez, la acción de los jóvenes. Por su calma, no miró.
hay locura que yo no cometiera. elizea No lo estaba viendo a usted.
clark Juventud, ¡América es tuya! clark Yo no tengo miedo, pero el corazón me late deses-
diputado de la ciudad (Entra, mortalmente pálido, por la puer- peradamente.
ta de la izquierda, que deja abierta.) Ya lo sabía yo. (A elizea No lo vio a usted, está descansando.
la gente que está esperando.) Estamos perdidos. Maña- clark ¿Con esos ojos fijos?
na se nos va el presidente. Él, el gobierno, todos se elizea No está dormido, ni está despierto, descansa. Como
van al norte, a la frontera. Nos abandonan a nuestra es su costumbre después de una gran tensión ner-
suerte. Los franceses vienen, se vengarán en noso- viosa.
tros, matarán a nuestros hijos. ¡Oh, oh! ¿Qué nos va clark Creo que me las tendré que arreglar sin la entre-
a pasar? vista.
a
a
Corona de sombra
Rodolfo Usigli
La frustrada emperatriz Carlota califica con estos términos entonces la pirámide crecía hasta llenar todo el
la condena anímica que le depara el destino. También en horizonte y cortar toda comunicación con el
esta obra, Juárez es sólo una presencia, un antagonista mar. Yo sabía que iba en uno de los barcos; pero
fantasma del Maximiliano que de algún modo lo estima también sabía que me había quedado en tierra,
atrás de la pirámide, y que la pirámide me sepa-
raba ahora de mí mismo.
Una como procesión de sombras, guiada por la luz de las velas encen- maximiliano Es un sueño extraño, general. ¿Podéis descifrar
didas, pasa de derecha a izquierda. Se ilumina la escena al entrar en su significado?
el salón de la izquierda, primero, un lacayo con el candelabro; detrás miramón Me pareció ver en este sueño, cuando desperté,
maximiliano, detrás miramón y lacunza. Otras figuras confusas el destino mismo de México, señor. Si la pirá-
quedan atrás. mide acababa con la iglesia, si el indio acababa
con el blanco, si México se aislaba de la influen-
maximiliano Buenas noches, señores. cia de Europa, se perdería para siempre. Sería la
vuelta a la oscuridad, destruyendo cosas que ya
El lacayo sale, las sombras pasan del centro a la derecha y desapare- se han incorporado a la tierra de México, que
cen. Se corre el telón parcial sobre el salón de la derecha. miramón y son tan mexicanas como la pirámide de hom-
lacunza se inclinan para salir. bres blancos que somos tan mexicanos como el
indio, o más. Acabar con eso sería acabar con
maximiliano No, quedaos, general Miramón. Quedaos, señor una parte de México. Pensé en las luchas intes-
Lacunza. tinas que sufrimos desde Iturbide; en la des-
confianza que los mexicanos han tenido siem-
Los dos se inclinan. pre hacia el gobernante mexicano; en la traición
de Santa Anna, en el tratado Ocampo-Mc Lane
miramón Su majestad debe de estar muy fatigado. Mañana y en Antón Lizardo. En la posibilidad de que,
habrá tantas ceremonias que… cuando no quedara aquí piedra sobre piedra de
maximiliano No sé bien por qué, general, pero sois la única la iglesia católica, cuando no quedara ya un solo
persona, con Lacunza, que me inspira confianza blanco vivo, los Estados Unidos echaran abajo
para preguntarle ciertas cosas. Ya sé que sois la pirámide y acabaran con los indios. Y pensé
leal —otros lo son también—; pero nunca les que sólo un gobernante europeo, que sólo un
preguntaría yo esto. (miramón espera en silencio.) gobierno monárquico ligaría el destino de Méxi-
Será porque sois europeo de origen como yo. co al de Europa, traería el progreso de Europa a
Bearnés, es decir, franco. Habéis sido presidente México, y nos salvaría de la amenaza del norte y
de México, ¿no es verdad? de la caída en la oscuridad primitiva.
miramón Dos veces, sire. maximiliano (Pensativo) ¿Y piensan muchos mexicanos como
maximiliano Y eso no os impidió llamarme a México para vos, general?
gobernar. miramón No lo sé, majestad. Yo diría que sí.
miramón No, majestad. lacunza Todos los blancos, majestad.
maximiliano ¿Por qué? (Pausa.) Os pregunto por qué. miramón Tomás Mejía es indio puro, y está con nosotros.
miramón Pensaba cuál podría ser mi respuesta sincera,
sire. Nunca pensé en eso. Hay motivos políticos maximiliano pasea un poco.
en la superficie, claro.
maximiliano ¿Aceptasteis la idea de un príncipe extranjero maximiliano Quiero saber quién es Juárez. Decídmelo. Sé
sólo por odio a Juárez? que es doctor en leyes, que ha legislado, que es
miramón No, sire. masón como yo; que cuando era pequeño fue
maximiliano ¿Entonces? salvado de las aguas como Moisés. Y siento den-
miramón Perdone Vuestra Majestad, pero todo se debe a tro de mí que ama a México. Pero no sé más. ¿Es
un sueño que tuve. popular? ¿Lo ama el pueblo? Quiero la verdad.
maximiliano ¿Podéis contármelo? miramón Señor, el pueblo es católico, y Juárez persigue y
miramón No sé cómo ocurrió, sire, pero vi que la pirá- empobrece a la iglesia.
mide había cubierto a la iglesia. Era una pirá- lacunza Señor, el pueblo odia al americano del norte, y
mide oscura, color de indio. Y vi que el indio Juárez es amigo de Lincoln.
había tomado el lugar del blanco. Unos barcos miramón Juárez ha vendido la tierra de México, señor, y
se alejaban por el mar, al fondo de mi sueño, y el pueblo, además, ama a los gobernantes que
a
brillan en lo alto. Juárez está demasiado cerca no dejéis de contármelo, os lo ruego. Señor
a
de él y es demasiado opaco. Se parece demasiado Lacunza, quiero leer mañana mismo las leyes de
al pueblo. Ése es un defecto que el pueblo no reforma, y escribir una carta a Juárez. Buscadme
perdona. a Juárez.
lacunza Señor, el pueblo no quiere ya gobernantes de un
día, y Juárez buscaba la república. lacunza y miramón levantan la cabeza con asombro. maximiliano
miramón El mexicano no es republicano en el fondo, los despide con una señal, y salen después de inclinarse. Solo, maximi-
señor. Su experiencia le enseña que la república liano pasea un momento. Se oye, de pronto, llamar suavemente a la
es informe. segunda puerta izquierda. maximiliano va a abrir. Entra carlota.
lacunza El mexicano sabe que los reyes subsisten en
Europa, conoce la duración política de España, maximiliano ¡Tú!
y aquí, en menos de medio siglo, ha visto desba- carlota No podría dormir hoy sin verte antes, amor mío.
ratarse cuarenta gobiernos sucesivos. (En tono de broma.) ¿Vuestra majestad imperial
maximiliano Iturbide quiso fundar un imperio. está fatigada?
miramón Se parecía demasiado a España, señor, y estaba maximiliano Mi majestad imperial está molida. ¿Cómo está
muy cerca de ella. Por eso cayó. vuestra majestad imperial?
maximiliano Decidme una cosa: ¿odia el pueblo a Juárez, carlota Enamorada.
entonces?
Se toman de las manos, se sientan.
Los mira alternativamente. Los dos callan.
maximiliano ¿Satisfecha por fin?
maximiliano Comprendo. Juárez es mexicano. Pueden no carlota Colmada. Tengo tantos planes, tantas cosas que
quererlo, pero no lo odian. Pero entonces el te diré poco a poco para que las hagamos todas.
pueblo me odiará a mí. Ya no hay sueños, Max, ya todo es real. Verás
miramón Nunca, señor. qué orden magnífico pondremos en este caos.
lacunza El pueblo ama a vuestra majestad. Tendremos el imperio más rico, más poderoso
maximiliano ¿Me ama a mí y ama a Juárez? Eso sería una del mundo.
solución, quizás: Juárez y yo juntos. maximiliano El más bello desde luego. Me obsesiona el
miramón ¿Se juntan el agua y el aceite? El pueblo no os lo recuerdo del paisaje. He viajado mucho, Carla,
perdonaría nunca. pero nunca vi cosa igual. Las cumbres de Mal-
maximiliano Si el pueblo nos amara a los dos, ¿no sería posi- trata me dejaron una huella profunda y viva.
ble ese milagro? Sólo en México el abismo puede ser tan fasci-
lacunza Nunca, señor. nante. Y el cielo es prodigioso. Se mete por los
maximiliano Pero vosotros sois mexicanos y me aceptáis y me ojos y lo inunda a uno, y luego le sale por todos
reconocéis por vuestro emperador. Los que me los poros, como si chorreara uno cielo.
buscaron en Miramar también lo eran. ¿Os aleja- carlota Max, ¿recuerdas ese grito que oímos en el cami-
ríais de mí si Juárez se acercara? (Los dos hombres no? Yo lo siento todavía como el golpe de un
callan.) Si el pueblo odia a los Estados Unidos del hacha en el cuello: “¡Viva Juárez!” Por fortuna
Norte, ¿cómo puede amar a Juárez? Comprendo mataron al hombre, pero su voz me estrangula
bien: Juárez es mexicano. Pero si se acercara a aún.
mí, eso os apartaría. Luego entonces, vosotros, maximiliano (Levantándose) ¿Qué dices? ¿Lo mataron?
toda vuestra clase, que está conmigo, lo odia. carlota Oí sonar un tiro a lo lejos.
miramón No lo odiamos señor. No queremos que la maximiliano ¡No! ¡No es posible! Tendré que preguntar… Va
pirámide gobierne, no queremos que muera la a tirar de un grueso cordón de seda.
parte de México que somos nosotros, porque no carlota (Levantándose y deteniendo su brazo) ¿Qué vas a
sobramos, porque podemos hacer mucho. hacer?
maximiliano Como ellos. maximiliano A llamar, a esclarecer esto en seguida. ¡No, no,
miramón Yo no odio a Juárez, señor. Lo mataría a la pri- no! No es posible que nuestro paso haya dejado
mera ocasión como se suprime una mala idea. tan pronto una estela de sangre mexicana. ¡No!
Pero no lo odio. carlota (Llevándolo) Ven aquí, Max, ven, siéntate. Quizás
maximiliano Pero lo mataríais. No me atrevo a comprender estoy equivocada, quizá no hubo ningún tiro
por qué. Decidme, ¿por qué lo mataríais? —quizás el hombre escapó.
lacunza Porque Juárez es mexicano, majestad. maximiliano ¡Carla!
maximiliano Ése era el fondo de mi pensamiento: la ley del
clan. Adiós, señores. Se deja caer junto a ella, cubriéndose la cara con las
manos.
Los dos hombres se inclinan y van a salir.
carlota ¿Si no hubiera escapado oiría yo su grito aún?
maximiliano Me interesan mucho vuestros sueños, general Tienes razón, Max, no es posible. No puede
Miramón. Si alguna vez soñáis algo sobre mí, haber pasado eso.
a
maximiliano No, ¡no puede haber pasado! maximiliano (A media voz) “Massimiliano, non te fidare…”
a
carlota No sigas, ¡por favor!
Ella lo acaricia un poco; él se abandona. Pausa. maximiliano (Mismo juego, soñando) “Torna al castello de
Miramare”. (Reacciona.) No podemos volver,
carlota Max, escuché involuntariamente al principio, Carla. Tú tenías razón: nuestro destino está
deliberadamente después, tu conversación. ¿Para aquí.
qué quieres escribir a Juárez? carlota Si tú quieres volver, no me importará dejarlo
maximiliano (Repuesto) Éste es el país más extraordinario que he todo, Max.
visto, Carlota. Ahora puedo confesarte que todo maximiliano (Tomándole la cara y mirándola hasta el fondo de los
el tiempo, en el camino, al entrar en la ciudad, a ojos) ¿Quieres volver tú, renunciar a tu imperio?
cada instante sentí temor de un atentado contra Di la verdad.
nosotros. Hubiera sido lo normal en cualquier carlota No; Max. Hablemos con sensatez. Yo lo quería
país de Europa. Pero he descubierto que aquí no y lo tengo; es mi elemento, me moriría fuera
somos nosotros quienes corremos peligro: son los de él. Pero soy mujer y no quiero perderte a ti
mexicanos, es Juárez. Por eso quiero escribirle. tampoco, ¡júrame…!
carlota ¿Qué dices? maximiliano ¿Desde cuándo no nos bastan nuestra palabra
maximiliano Quiero salvar a Juárez, Carlota. Lo salvaré. y nuestro silencio? Sólo los traidores juran. (La
carlota Max, olvida a ese hombre. No sé por qué, pero acaricia.) Hace una noche de maravilla, Carla.
sé que lo odio, que será funesto para nosotros. ¿Quieres que hagamos una cosa? (Ella lo mira.) El
Tengo miedo, Max. bosque me tiene fascinado. Chapultepec, lugar de
maximiliano ¿Tú, tan valiente? La princesa más valiente de chapulines. Quisiera ver un chapulín: tienen un
Europa. ¿O conoces a otra que se atreviera a esta nombre tan musical… (Se levanta, teniéndola por
aventura? No, amor mío, no tengas miedo. Tú las manos.) Escapemos del imperio, Carlota.
me ayudarás. Nosotros salvaremos a Juárez. carlota ¿Qué dices?
carlota ¡Oh, basta, Max, basta! No he venido a hablar de maximiliano Como dos prometidos o como dos amantes.
política contigo, no quiero oír hablar nunca más Vayamos a caminar por el bosque azteca cogidos
de ese hombre. Olvidemos todo eso. de la mano. ¿Quieres? (La atrae hacia él y la hace
maximiliano Es parte de tu imperio. levantar.)
carlota Esta noche no quiero imperio alguno, Max. He carlota ¡Vamos! (Se detiene.) Max…
sentido de pronto una horrible distancia entre maximiliano ¿Amor mío?
nosotros: estaremos juntos y separados en el carlota He estado pensando. … No quiero perderte
trono y en las ceremonias y en los bailes; ten- nunca, de vista. ¿Sabes qué haremos ante todo?
dremos que decirnos vos, señor, señora. ¡Oh, (maximiliano la mira, teniendo siempre su mano.)
Max, Max! Nunca ya podremos irnos juntos de Haremos una gran avenida, desde aquí hasta el
la mano y perdernos por los jardín como dos palacio imperial.
prometidos o como dos amantes. maximiliano Es una bella idea; pero, ¿para qué?
maximiliano ¡Mi Carlota, mi emperatriz! carlota Yo podré seguirte entonces todo el tiempo,
carlota No me llames así, Max. Carla, como antes. Dime, desde la terraza de Chapultepec, cuando vayas y
Max, ¿no podremos ser amantes ya nunca? cuando vuelvas. ¡Dime que sí!
maximiliano ¿Y por qué no? maximiliano Mañana mismo la ordenaremos, Carla. Vamos al
carlota ¿No nos separará este imperio que yo he querido, bosque ahora.
que yo he buscado? ¿No tendré que arrepentirme carlota Con una condición: no hablaremos del imperio,
un día de mi ambición? ¿No te perderé, Max? te olvidarás para siempre de Juárez.
maximiliano (Acariciándola) ¡Loca! maximiliano No hablaremos del imperio. Pero yo salvaré a
carlota No. ¿Acaso no vi cómo te miraban estas mexi- Juárez.
canas de pies asquerosamente pequeños, pero de carlota (Desembriagada) Hasta mañana, Max.
rostros lindos? Todas te miraban y te deseaban maximiliano ¡Carlota ! Espera.
como al sol. carlota ¿Para qué? Has roto el encanto. Yo pienso en ti
maximiliano ¿Me haces el honor de estar celosa? Por ti acepté y tú piensas en Juárez.
el imperio, Carlota; pero ahora sólo por ti lo maximiliano No podemos separarnos así, amor mío. Vamos,
dejaría. Vayámonos ahora mismo, si tú quieres, te lo ruego.
como dos amantes. (Sonríe ampliamente.) Qué
cara pondrían mañana los políticos y los cor- Le besa la mano; luego la rodea por la cintura con un brazo. Ella
tesanos si encontraran nuestras alcobas vacías apoya su cabeza en el hombro de él. En la puerta de la terraza, Car-
y ningún rastro de nosotros. ¡Cuántos planes, lota habla.
cuántas combinaciones, cuántas esperanzas no
se vendrían abajo! ¡Sería tan divertido! carlota Quizás sea la última vez.
carlota Si hablas en serio, Max, vayámonos. Te quiero
más que al imperio. Me persigue todavía aquella Salen. La puerta queda abierta. Un golpe de viento apaga los velones
horrible canción en italiano… semiconsumidos. Cae el telón G
a
a
Juárez y su México
Ralph Roeder
a
generación y de una rama colateral; y en esta existencia monó-
a
las tinieblas. Antes de retirarnos, nos despedimos de la estatua.
tona e invariable, sin novedad, sin memoria, no les queda ni un Ahí está, la única autoridad competente que nos dice la última
tenue hilo de tradición familiar que les ligue con aquel parien- palabra: “Saber es ser”. Aquí donde empezó a ser, no queda del
te remoto que se fue con los tiempos idos y que acaba de re- hombre más que el molde vacío: la sustancia viva se ha escurri-
gresar hace poco a su tierra, sobre un pedestal, transformado do para siempre. El camino a San Pablo Guelatao no conduce
en estatua. La ignorancia conserva la continuidad y la curiosi- a ninguna parte, y sólo al emprender el viaje de regreso a
dad rompe la liga frágil. Hace más de un siglo que el tiempo ha Oaxaca y seguir sus huellas en sentido contrario, tendrá razón
intervenido, y más que el tiempo, la estatua, tan extraña como el recorrido y la vía recordará al viandante.
nosotros y casi tan intrusa, mirando al
horizonte como un solitario turista de Descendientes de Juárez sí lo son; Como la biografía es una amalgama de
bronce. Ya lo sabemos: el culto es algo pero de la sexta generación y de una los conceptos que tiene el protagonista
importado por los de afuera e impuesto rama colateral; y en esta existencia acerca de sí mismo y de los que se for-
a un pueblo que tiene con la efigie sólo monótona e invariable, sin novedad, man de él los demás, seria menester
una relación fortuita y ficticia. sin memoria, no les queda ni un iniciarla con una página en blanco a no
Mortificados por su ignorancia y des- tenue hilo de tradición familiar ser por un fragmento autobiográfico
concertados por la nuestra, los ancianos que les ligue con aquel pariente compuesto por Juárez para la ilustración
nos mandan a la escuela. La escuela con- remoto que se fue con los tiempos de sus hijos. El valor de esta memoria
memora al hombre mejor que la estatua, idos y que acaba de regresar hace —que quedó trunca— consiste menos
perpetuando con un retorno vivo el an- poco a su tierra, sobre un pedestal, de los datos que nos proporciona que de
helo del muchacho que huyó de su pue- transformado en estatua aquella revelación íntima que, tratándo-
blo en pos del saber: hoy en día sesenta se de cualquier hombre y sobre todo de
jóvenes de la sierra concurren a las aulas; los anima el mismo un hombre tan discutido, será siempre la verdad más verídica.
afán de conquistar con los conocimientos el dominio de la vida; Pero los Apuntes para mis hijos son las reminiscencias del hom-
pero por sus mismos adelantos la escuela señala, tan terminan- bre hecho, que desde tiempo atrás había perdido contacto con
temente como la estatua, el vuelo irrevocable del tiempo. su origen en la sierra, y que revivía su niñez con el desprendi-
Claro que los jóvenes conocen a Juárez, pero de la misma ma- miento de la madurez: relación escueta de los datos, la revela-
nera que nosotros, embalsamado en los libros, y con mayor ción íntima se desprende de la narración breve y reticente de
razón les parece peregrina la idea de venir de tan lejos para los hechos mismos.
buscar su presencia aquí. ¡Si todo el mundo conoce a Juárez! Dos fechas perduraron en su memoria. La primera la tomó
—De nombre, sí, pero ¿el hombre? prestada de las partidas del libro parroquial. Su nacimiento el
—Pues, ahí está, en el jardín. día 21 de marzo de 1806 hubiera pasado inadvertido, si el niño
—Pero ¿antes de transformarse en estatua? se hubiese despertado del sueño prenatal, al igual que cual-
—¡Hombre! ¿Quién sabe? quiera otra criatura del campo, sin otro testigo que el equinoc-
—¡Muchacho como ustedes! cio de primavera; pero al día siguiente su padre, su madrina y
—¿Como nosotros? ¡Ay, señor! ¡Cosas del otro mundo son su abuelo paterno lo llevaron cuesta arriba, hasta Santo Tomás
éstas! Ixtlán, donde el párroco lo bautizó y lo registró en el Libro de
Sin embargo, siendo jóvenes, nada les parece imposible y de la Vida con el nombre de Pablo Benito Juárez. Reconocida la
repente recuerdan que efectivamente hay algunos datos de su condición legal de nacido, los demás datos materiales que si-
niñez conservados en el archivo del pueblo. Arrastrados por un guieron al baño bautismal quedaron también fuera del alcance
impulso de curiosidad colectiva, los muchachos, el maestro y de sus recuerdos. […] Conoció su nación y el ciclo normal de
los vecinos nos acompañan a la sala municipal, donde intenta- la vida indígena —nacer, morir; bautismo, entierro; dispersión,
mos el último recurso. Ya es noche, pero para complacernos el adopción—, pero dentro de la órbita inmemorial nacía ya el
alcalde enciende una vela, saca el registro y busca la cuartilla en anhelo de superarla, y con el despertar de ese afán se inician sus
que un anciano dejó constancia por escrito, hace cuarenta años, propios recuerdos.
de lo poco que por tradición oral se recordaba todavía del mu-
chacho, en 1902; no tiene, pues, nada de nuevo ni de original La exactitud de su memoria queda plenamente confirmada
nuestra obsesión; ya otros han explorado el plácido olvido de —salvo en un pequeño detalle— por los recuerdos de los
San Pablo Guelatao y dejado sus hallazgos para satisfacer o para ancianos, recogidos en el registro municipal. Centenarios o
acallar para siempre a sus sucesores. Sentados a la mesa y rodea- casi centenarios, se acordaban de que aún en aquella remota
dos por la concurrencia silenciosa y respetuosa, leemos los época el pueblo tenía una escuela, regida por un indígena,
breves renglones que encierran las reminiscencias de su niñez, y que el muchacho asistía a las clases todos los días antes de
todavía insepultas en aquel tiempo; y convencidos al fin de que salir al campo; pero si hay alguna discrepancia respecto a la
con nuestra quimérica curiosidad no logramos más que minar escuela, no hay ninguna respecto al educando. “Muy dedicado
las nubes, nos levantamos, dispuestos a confesar que, en verdad, al estudio —dice el registro—, demostró aplicación y prove-
hemos venido a la sierra para conocer la Laguna Encantada. cho en las letras. Su carácter fue obediente, reservado en sus
Camino a la escuela, donde nos invitan a pernoctar, pasa- pensamientos, y en general retraído; tuvo amigos, pero muy
mos un pequeño charco oscuro, que ya habíamos visto de día pocos; y demostraba con ellos formalidad y cordura.” Hasta en
sin sospechar que fuera una maravilla, pero que resulta ser la el campo siguió ensayando su vocación, y con tanta asiduidad
laguna legendaria. No nos atrevemos a investigar el misterio que no le extrañaba a nadie verlo “subir a un árbol y arengar al
que encierra; a los misterios hay que respetarlos y dejarlos en rebaño en su lengua natural zapoteca”.
a
Pero su vocación siguió muy eventual, y la oportunidad de la pena que le costó abandonar a su pueblo y a su tío quedó
a
llegar a ejercerla en la ciudad se retrasaba siempre. Su tío era siempre viva.
hombre de pocos recursos: “Sus intereses se reducían —según El registro municipal conserva otra versión de la calamidad.
el registro municipal— a un pequeño rebaño de ovejas y a un “El día 16 de diciembre de 1818, distraído con sus amigos de
solarcito junto a la laguna.” Sin más ocupación que contar o infancia, descuidó el rebaño, y éste habiendo causado daño en
acrecentar su rebaño, la ambición más insomne cabeceaba, y el una sementera ajena, le detuvieron para la respectiva indemni-
muchacho era obediente. Los años pasaron sin novedad y la vida zación de él. Asustado el joven Juárez por esto, no quiso hacer-
hubiera seguido siempre igual, a no ser por la proximidad de la se presente a su tío, por lo severo que era; ausentándose desde
Laguna Encantada. […] Vigilando y evangelizando a sus ovejas luego de la población con rumbo a la capital del estado, sin más
sin provecho, veía transcurrir los días monótonos, los meses tras- elementos que sus mismos presentimientos; pero amoroso como
humantes, los años interminables, sin vislumbrar el otro mundo era, quiso regresar varias veces a su hogar, impidiéndolo su
ni en el trasfondo de la laguna, ni en las ramas de un árbol. carácter enérgico y resuelto, por lo que continuó su viaje a
A los doce años no estaba más cerca de Oaxaca. Su tío no solía Oaxaca, refugiándose con una hermana suya, Josefa Juárez, que
separarse de él, ni el muchacho tampoco de su tío; y si sólo de servía en la casa de don Antonio Maza, de origen español.”
ellos se tratase, tal vez nunca se hubiera dado con una solución Ambas versiones llevan el sello de la misma verosimilitud.
del problema; pero cierto día les vino en su ayuda una oveja. Los ancianos comprendieron tanto sus sentimientos como sus
La segunda fecha que se perpetuó en su memoria quedó presentimientos, y con éstos termina también su testimonio.
grabada imborrablemente en su conciencia: no sólo el año, “Éstos son los únicos datos que se han podido recoger de la
sino el mes, el día de la semana y la hora del día. “Era el miér- tradición. Sus demás datos biográficos son generalmente co-
coles 17 de diciembre de 1818. Me encontraba en el campo, nocidos y apreciados en la Historia.” Por eso el alcalde puso al
como de costumbre, cuando acertaron a pasar, como a las once pie del relato tres palabras que sintetizan todo lo anterior:
del día, unos arrieros conduciendo unas mulas rumbo a la Sie- Guelatao de Juárez. La misma brevedad del relato basta para
rra. Les pregunté si venían de Oaxaca; me contestaron que sí, revelar, en ambos casos, la verdad de sus años verdes. Su tierra
describiéndome, a mi ruego, algunas de las cosas que allí vie- no era más que el fondo de su vida, y el transcurso de sus pri-
ron.” ¡Curiosidad fatídica! Pasada la recua, de repente se dio meros doce años, el preludio al día en que, obedeciendo al
cuenta de que le faltaba una oveja y, peor aún —ya que los encanto de la ruta, siguió huyendo por montes y valles, fuera
males no suelen venir solos—, se acercó “otro muchacho más de la inmensidad avasalladora de las montañas, fuera de la so-
grande y de nombre Apolonio Conde. Al saber la causa de mi ledad sin resonancia de los valles, hacia la ciudad soñada
tristeza, refirióme que él había visto cuando los arrieros se donde, en una sociedad nueva y desconocida, se descubrió a sí
llevaron la oveja.” No faltaba más, y pensando en la cara del mismo y nos conoció a nosotros. Para la biografía, San Pablo
tío, “ese temor y mi natural deseo de llegar a ser algo, me de- Guelatao es el punto de origen; para la Historia, el punto de
cidieron a marchar a Oaxaca”. Con el transcurso de los años, partida es Oaxaca. G
Elevación
Héctor Pérez Martínez
En Pérez Martínez se amalgaman política y literatura, Por uno de estos caminos, entre San Pablo Guelatao e
pues a su carrera política hay que sumar una obra literaria Ixtlán, una tropa alza polvo de plata. Tres indios: levantados de
elegante y perdurable, como comprobará quien siga alas los sombreros de palma; zamarra de manta cruda; blancos
leyendo Juárez, el impasible, biografía que a más calzones anudados a los tobillos. Por la frente descienden, en
de 50 años de haberse publicado conserva su garra pequeños chorros, los cabellos negros sobre la piel negra. A la
espalda, el machete providencial; en bandolera, un calabazo
lleno de agua. Marchan incansables, con ese paso del indio,
La mañanita brinca sobre la sierra y rueda al plan; se tiñen los entre trote y huida.
caminos de un azul gaseoso. El cielo descubierto, profundo. Atrás se anuncian, por el rojo de las enaguas, las mujeres.
Olor de rocío que se levanta de la selva, y en el aire húmedo y Tres mujeres; una de ellas, anciana ya, repite y sostiene el trote.
quebradizo, el silencio. La más joven, sobre la espalda, en medio del paréntesis negro
Los caminos bajan al valle. Por las mañanas claras se atisba, de sus trenzas, carga un bulto movedizo y bullente. Lo lleva
a lo lejos, un vago perfil de torres. Los caminos suben a la sie- amarrado al pecho y a la cintura. Ella se inclina en la carrera y
rra. La sierra de Ixtlán, en Oaxaca, inextricable, majestuosa. el bulto se hace perpendicular. Silencio. El silencio de los in-
Hacia levante, por leguas, la costa. Hacia adentro, por leguas dios se agudiza cuando bajan al pueblo.
también, la selva. Los escarpes, las laderas, organizan el paisaje. En el camino se enfrentan con bandadas de arrieros. Enton-
Y por entre laderas y barrancas, suaves, azules aún, los caminos ces los indios se lanzan hacia la cuneta; sostienen en el filo del
se inician lentamente. camino rápidos equilibrios, y pasan los carros y las recuas entre
a
restallidos de látigos, bárbaras tracciones de las mulas y una caperuza. Aire frío y violento. Un pueblo de indios, un pueblo
a
canción soez. familiar para los Juárez y los García: mugre en los jacales y
Los indios no hablan; los indios no miran; los indios esca- hambre en las bocas. Paz. La paz de los pueblos indígenas que
pan con su trote y su silencio. Amanecido ya llegan a Ixtlán. esperan la voz de los dioses viejos, rotos, desaparecidos, no
Les reciben las calles polvosas y los laureles del atrio parro- olvidados. Los dioses que velan en la sangre.
quial. Una llamada de campanas vuela sobre el caserío. Alguna San Pablo Guelatao, para una descripción sentimental,
beata discurre por los callejones empuñando su breviario. Los huele a azahar y tiene cerca una laguna: la Encantada; carriza-
indios se santiguan, se descubren; las indias se santiguan y se les y patos en el día. Amianto y plata por las noches. San Pablo
cubren. Blancos calzones y rojas enaguas entran a la casa de Guelatao, también, está en la montaña, y de la montaña Benito
dios. La menor de las indias desata el lienzo que une a su cuer- será hijo predilecto. La sierra penetra en él; la hosquedad, la
po el bulto de la espalda; es cuando un llanto incontenible abruptez se adueñarán de este niño que no oye nunca una can-
pone azoros en el beaterio y sonrisas indulgentes en el rostro ción, que se despierta en medio de la más auténtica naturaleza,
de santo Tomás, patrono de Ixtlán. Los indios respiran el humo sin las prerrogativas de su infancia, sucio de pobreza.
del copal y recuerdan, de modo inconsciente, las brutales cere- La vida se arrastra para el niño en el patio del jacal, en com-
monias de su culto; ceremonias que vivirán latentes en ellos pañía de un perro de orejas mansas, canelo él. Marcelino Juá-
por los siglos de los siglos. Alguien desgarra un amén en los rez rompe primero el alba; desata en el corral su yunta y va tras
labios. La iglesia se puebla rumores. El más anciano de los in- los bueyes que, sabedores del camino, trepan los senderos del
dios sube al presbiterio y habla tímidas y misteriosas palabras pueblo rumbo a la milpa. Brígida García pone a hervir el maíz,
con el sacerdote. Vuelve a poco a su querencia. Y el sacerdote, tuesta el café, y a la inminencia del canto de las gallinas, hurga
ido un instante, regresa con su estola y su libro, su cirio y su la paja de los nidos, buscando, gambusina, el grande grano de
gravedad. La más joven de las indias deshace el bulto por com- oro dentro del cascarón de los huevos.
pleto. Un indito negro, un pequeño ídolo abre los ojos y la Benito pasa así tres años, amparado contra la sierra por el
fuente del llanto. Llora con ese llanto rabioso y sin márgenes ambiente de su choza; pero una tarde sus ojos sorprenden un
de los niños; un lloro que se apaga para reanudarse en una nota drama. Marcelino, que no ha salido con la luz, que permanece
más alta; que declina y sube y, de improviso, cesa. El sacerdote quieto sobre los petates, gime con voces opacas. Brígida quema
baña la mínima testa con el agua de un Jordán ideal; pone en pociones en la lumbre y las comadres cruzan el jacal pronun-
los labios, abiertos por el grito, un poco de sal graciosa; úngelo ciando voces de conjuro. Por la noche los hachones dan un
al fin. tinte sombrío al cuadro. Bajo una estampa de la Guadalupana
Mágicas palabras aseguran a los indios que el ídolo es ya un se consume una velilla. Y al tramontar la noche, los lloros de
cristiano. Y en un revuelo de linos y alpacas, el vicario, acom- las mujeres subrayan la presencia de la muerte.
pasado, va a la sacristía. Sobre una página en blanco de su re- Benito, iniciado ya en la lengua zapoteca, debe haber com-
gistro, la pluma, meticulosa, rasguea un acta “En la iglesia pa- prendido el turbión de lamentos de su madre. Las hermanas,
rroquial de Santo Tomás Ixtlán, en veintidós de marzo del año Josefa y Rosa, empequeñecidas, negras como él, dentro de los
mil ochocientos seis. Yo, don Ambrosio Puche, vicario de esta huipiles de manta. Brígida enmudece luego, pero acaricia con
doctrina, bauticé solemnemente a Benito Pablo, hijo de Mar- manos doloridas su vientre abultado.
celino Juárez y de Brígida García, indios del pueblo de San Después del entierro todo se reanuda igual para el niño.
Pablo Guelatao, perteneciente a esta cabecera; sus abuelos Sólo falta la sombra del indio grande y el roce de sus labios en
paternos son: Pedro Juárez y Justa López; los maternos, Pablo los cabellos hirsutos del infante.
García y María García; fue madrina Vienen los abuelos al jacal. Juárez no
Apolonia García, india casada con Fran- San Pablo Guelatao, para una adivina el misterio de esos silencios pro-
cisco García, y le advertí su obligación y descripción sentimental, longados de sus familiares, ni las miradas
parentesco espiritual, y para constancia huele a azahar y tiene cerca angustiosas que dirigen al vientre de su
lo firmo con el señor cura. Mariano Cor- una laguna: la Encantada; madre. El perro renueva sus saltos.
tabarría. Ambrosio Puche”. carrizales y patos en el día. Otro cuadro, todavía de más miseria,
Los indios, entretanto, temblorosos y Amianto y plata por las noches. le sorprenderá pronto. Inútil, el niño va
aturdidos, cruzan el atrio, no sin haber San Pablo Guelatao, también, con las hermanas por las calles de San
reforzado el cepo de las Animas con una está en la montaña, y de la montaña Pablo Guelatao en un deambular sin fin,
moneda de plata. Frente a la iglesia está Benito será hijo predilecto sólo por alejarlo de la casa materna, en
el mercado. Marcelino Juárez compra y donde Brígida está en trance, y al llegar al
envuelve en su pañuelo unos granos de sal. Acaso Josefa Juárez, jacal, esa tarde, en que como ninguna otra el sol mañoso em-
su hija, hermana mayor de Benito, desee aquellas cuentas ver- borronaba de rojo los montes, su abuela, sarmentosa y trágica
des. Brígida García, la madre, lleva en sus brazos, dormido, al en sus lágrimas, recibe a los niños en sus brazos. Un vagido
idolillo negro. anuncia un nuevo ser. El llanto denuncia a un ser menos.
Los callejones en pendiente; el cabo de pueblo: una cruz ador- La orfandad de Juárez se inicia con un reparto. Josefa, Rosa
nada con papeles y colorines; piedrecillas al pie de la cruz para y Benito se quedan con los abuelos. María Longinos, la nueva
que el genio de los caminos alivie la andadura. Y la tropa vuel- hermana, es entregada a Cecilia García.
ve a remontarse a la sierra. “Tuve la desgracia —escribirá Juárez en Apuntes para mis
San Pablo Guelatao les acoge señero, miserable. Nada ha hijos— de no haber conocido a mis padres, indios de la raza
cambiado —nada cambiará— en él. Los caminos, en esta hora, primitiva del país, porque apenas tenía yo tres años cuando
descoloridos, grises. Sobre las montañas las nubes dibujan una murieron, habiendo quedado con mis hermanas María Josefa y
a
tor siente lo recio del amor; cantos armoniosos cuando es el
a
sol padre del paisaje, y canciones aromáticas y tristes al decli-
nar la luz.
Juárez utiliza la flauta como un vehículo de expresión más
que como a una compañera. Las ovejas le rodean en esos atar-
deceres que influyen en el indio e imprimen en la música algún
ritmo animal, elevado en una línea que parte el aire y se desva-
nece en él.
Para construir sus flautas, el pastor abandona un día sus
ovejas y se acerca al borde de la laguna Encantada, donde cre-
cen los carrizos. Corta una caña y se sienta en la tierra húmeda.
Con la navaja rompe el barniz del cilindro vegetal y marca
luego el sitio en que los agujeros vendrán más tarde a hacer
sonoro el aire.
Y así no se da cuenta de cómo el viento baja de la monta-
ña impetuoso. Los carrizales, tejidos en compactas murallas,
oponen a la violencia del aire la misma superficie obstinada de
un velamen, y una porción de tierra, la misma en que el niño
talla su flauta, se desprende de la ribera y se hace lago adentro
llevada en las olas como una barca.
El niño acaricia el canuto musical. Lo lleva a los labios y
ensaya primero una escala. Sus dedos se despegan para abrir
los agujeros, ágilmente. Las notas rompen la ya serena soledad
del lago. Los últimos vuelos del aire se llevan, valle arriba, estas
notas iniciales, desajustadas, falsas acaso, pero que en los oídos
de la naturaleza acechante cautivan el paisaje.
Entonces el infantil artista ataca sus melodías monorrítmi-
cas. La inspiración le brota no del fondo de la carne, sino del
alma de su raza que vela en la profundidad del cuerpo. Es un
indio: panteísta. Según que su mirada atraviesa las capas de la
atmósfera azul, o bien se detiene en los picachos de la sierra,
la canción se aligera o brutaliza, se hace diáfana, ondula; notas
Rosa al cuidado de nuestros abuelos paternos Pedro Juárez y agudas, casi acuáticas, dicen que el indio vuelve los ojos al lago,
Justa López, indios también de la nación zapoteca. Mi herma- y notas desgarradas, sollozantes, anuncian que el niño se cobi-
na María Longinos, niña recién nacida, pues mi madre murió ja en su desgracia.
al darla a luz, quedó a cargo de mi tía materna, Cecilia García. Cuando el poema musical se agota el niño se alza y se con-
A los pocos años murieron mis abuelos; mi hermana María templa prisionero de un milagro. El islote está anclado a media
Josefa casó con Tiburcio López, del pueblo de Santa María laguna. Con la tarde, las ovejas se destacan en el llano, peque-
Tahuiche; mi hermana Rosa casó con José Jiménez, del pueblo ñitas y blancas; y por los cerros, en un vago prestigio de plata,
de Ixtlán, y yo quedé bajo la tutela de mi tío Bernardino Juárez, sube la luna, cuando el sol rueda en el horizonte.
porque mis demás tíos: Bonifacio Juárez había muerto, Maria- El azoro desnuda de sonrisas la boca del niño. La realidad
no Juárez vivía por separado con su familia y Pablo Juárez era de su situación le hace soltar la flauta tras la que vuela la mano
aún menor de edad.” instantáneamente, tomándola en el mismo gesto de asirse a un
Se traza así el destino. Bajo la tutela, Benito se ve compelido amuleto. Los ojos se le entrecierran; el rostro, impasible. Y el
a la lucha: “como mis padres no me dejaron ningún patrimonio niño es testigo de cómo el campo se tiñe en los colores magos
y mi tío vivía de su trabajo personal, luego que tuve uso de de su crepúsculo, cómo las nubes desparecen, cómo van salien-
razón me dediqué a las labores del campo.” do las estrellas, cómo la laguna se llena de murmullos, cómo,
Estas labores se concretan al pastoreo. Se arma al niño de implacable, adviene la noche.
un látigo y se le entregan las ovejas serreras. Un perro y el Benito se lanza sobre la tierra en un abrazo enternecido,
paisaje serán sus amigos hasta que descubra ese instrumento pero sin lágrimas; muerde la flauta de tiempo en tiempo, y el
musical, emblema de los pastores: la flauta. Entretanto, en su aire modula notas aisladas y dramáticas. Tal serenata le ador-
lengua nativa, subido a un árbol, dirige largos discursos a las mece.
bestias y se le abre el corazón a la naturaleza. Cuando la sole- Culmina la noche sensual de las zonas templadas. Los ner-
dad del llano pesa sobre él, su inteligencia, tan primitiva como vios de la naturaleza estallan en lo negro. En el campo, las
realista, buscará algo en que entretener sus largas evasiones. Y ovejas tiemblan de soledad.
así da con la flauta, y entonces el diálogo ya no se dice en pa- Pero la mañana le sorprende. Un vientecillo tempranero
labras, sino en fugas de notas. impulsa el islote hacia la ribera. Salta el niño a tierra firme, y
El niño inventa una música de raíces religiosas: un canto a camino de su hato una alegría desconocida, de libertad primi-
los elementos que presiden su vida; cantos, también, epitalá- tiva, le inspira una canción al sol, vieja como el mundo.
micos, cuando los borregos acometen a las hembras y el pas- Ese día Benito prueba la amargura del látigo. G
a
a
Apuntes para mis hijos
Benito Juárez
Empieza a circular con nuestro sello una nueva edición de particulares a condición de que los enseñasen a leer y a escribir.
este texto autobiográfico, con prólogo de Josefina Zoraida Éste era el único medio de educación que se adoptaba general-
Vázquez y trabajo de edición y compilación de textos de mente no sólo en mi pueblo sino en todo el distrito de Ixtlán,
Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva, María del Carmen de manera que era una cosa notable en aquella época, que la
Berdejo Bravo y Eugenio Reyes García mayor parte de los sirvientes de las casas de la ciudad era de
jóvenes de ambos sexos de aquel distrito. Entonces, más bien
por estos hechos que yo palpaba, que por una reflexión madu-
En 21 de marzo de 1806 nací en el pueblo de San Pablo Gue- ra de que aún no era capaz, me formé la creencia de que sólo
latao de la jurisdicción de Santo Tomás Ixtlán en el estado de yendo a la ciudad podría aprender, y al efecto insté muchas
Oaxaca. Tuve la desgracia de no haber conocido a mis padres veces a mi tío para que me llevase a la capital; pero sea por el
Marcelino Juárez y Brígida García, indios de la raza primitiva cariño que me tenía, o por cualquier otro motivo, no se resol-
del país, porque apenas tenía yo tres años cuando murieron, vía y sólo me daba esperanzas de que alguna vez me llevaría.
habiendo quedado con mis hermanas María Josefa y Rosa al Por otra parte, yo también sentía repugnancia de separar-
cuidado de nuestros abuelos paternos Pedro Juárez y Justa me de su lado, dejar la casa que había amparado mi niñez y mi
López, indios también de la nación zapoteca. Mi hermana orfandad, y abandonar a mis tiernos compañeros de infancia
María Longinos, niña recién nacida, pues mi madre murió al con quienes siempre se contraen relaciones y simpatías pro-
darla a luz, quedó a cargo de mi tía materna Cecilia García. A fundas que la ausencia lastima marchitando el corazón. Era
los pocos años murieron mis abuelos; mi hermana María Jose- cruel la lucha que existía entre estos sentimientos y mi deseo
fa casó con Tiburcio López del pueblo de Santa María Yahui- de ir a otra sociedad nueva y desconocida para mí, para pro-
che; mi hermana Rosa casó con José Jiménez del pueblo de curarme mi educación. Sin embargo, el deseo fue superior al
Ixtlán y yo quedé bajo la tutela de mi tío Bernardino Juárez, sentimiento y el día 17 de diciembre de 1818 y a los doce años
porque de mis demás tíos, Bonifacio Juárez había ya muerto, de mi edad me fugué de mi casa y marché a pie a la ciudad de
Mariano Juárez vivía por separado con su familia y Pablo Juá- Oaxaca a donde llegué en la noche del mismo día, alojándo-
rez era aún menor de edad. me en la casa de don Antonio Maza en que mi hermana María
Como mis padres no me dejaron ningún patrimonio y mi Josefa servía de cocinera. En los primeros días me dediqué a
tío vivía de su trabajo personal, luego que tuve uso de razón me trabajar en el cuidado de la grana,1 ganando dos reales dia-
dediqué, hasta donde mi tierna edad me lo permitía, a las labo- rios para mi subsistencia mientras encontraba una casa en qué
res del campo. En algunos ratos desocupados mi tío me ense- servir. Vivía entonces en la ciudad un hombre piadoso y muy
ñaba a leer, me manifestaba lo útil y conveniente que era saber honrado que ejercía el oficio de encuadernador y empastador
el idioma castellano, y como entonces era sumamente difícil de libros. Vestía el hábito de la Orden Tercera de San Francis-
para la gente pobre y muy especialmente co y aunque muy dedicado a la devoción
para la clase indígena adoptar otra carre- El deseo fue superior al sentimiento y a las prácticas religiosas era bastante
ra científica que no fuese la eclesiástica, y el día 17 de diciembre de 1818 despreocupado y amigo de la educación
me indicaba sus deseos de que yo estu- y a los doce años de mi edad me de la juventud. Las obras de Feijoo y las
diase para ordenarme. Estas indicacio- fugué de mi casa y marché a pie epístolas de san Pablo eran los libros fa-
nes y los ejemplos que se me presenta- a la ciudad de Oaxaca a donde voritos de su lectura. Este hombre se lla-
ban de algunos de mis paisanos que sa- llegué en la noche del mismo día, maba don Antonio Salanueva, quien me
bían leer, escribir y hablar la lengua alojándome en la casa de don recibió en su casa ofreciendo mandarme
castellana y de otros que ejercían el mi- Antonio Maza en que mi hermana a la escuela para que aprendiese a leer y
nisterio sacerdotal, despertaron en mí María Josefa servía de cocinera a escribir. De este modo quedé estable-
un deseo vehemente de aprender, en cido en Oaxaca en 7 de enero de 1819.
términos de que cuando mi tío me llamaba para tomarme mi
lección yo mismo le llevaba la disciplina para que me castigase El camino de la educación
si no la sabía; pero las ocupaciones de mi tío y mi dedicación al
trabajo diario del campo contrariaban mis deseos y muy poco En las escuelas de primeras letras de aquella época no se ense-
o nada adelantaba en mis lecciones. Además, en un pueblo ñaba la gramática castellana. Leer, escribir y aprender de me-
corto como el mío, que apenas contaba con veinte familias y en moria el Catecismo del padre Ripalda era lo que entonces forma-
una época en que tan poco o nada se cuidaba de la educación ba el ramo de instrucción primaria. Era cosa inevitable que mi
de la juventud, no había escuela, ni siquiera se hablaba la len- educación fuese lenta y del todo imperfecta. Hablaba yo el idio-
gua española, por lo que los padres de familia que podían cos-
tear la educación de sus hijos los llevaban a la ciudad de Oaxa- 1 Se refiere a la grana cochinilla, insecto que se cría en las nopale-
ca con este objeto, y los que no tenían la posibilidad de pagar ras y de donde se saca un color rojo (grana) para tintes. Era la indus-
la pensión correspondiente los llevaban a servir en las casas tria colonial oaxaqueña más importante.
a
ma español sin reglas y con todos los vicios con que lo hablaba Entretanto, veía yo entrar y salir diariamente en el Colegio
a
el vulgo. Tanto por mis ocupaciones, como por el mal método Seminario que había en la ciudad a muchos jóvenes que iban a
de la enseñanza, apenas escribía, después de algún tiempo, en la estudiar para abrazar la carrera eclesiástica, lo que me hizo re-
cuarta escala en que estaba dividida la enseñanza de escritura en cordar los consejos de mi tío que deseaba que yo fuese ecle-
la escuela a que yo concurría. Ansioso de concluir pronto mi siástico de profesión. Además, era una opinión generalmente
ramo de escritura, pedí pasar a otro establecimiento creyendo recibida entonces, no sólo en el vulgo sino en las clases altas de
que de este modo aprendería con más perfección y con menos la sociedad, de que los clérigos, y aun los que sólo eran estu-
lentitud. Me presenté a don José Domingo González, así se diantes sin ser eclesiásticos, sabían mucho, y de hecho ob-
llamaba mi nuevo preceptor, quien desde luego me preguntó en servaba yo que eran respetados y considerados por el saber que
qué regla o escala estaba yo escribiendo. Le contesté que en la se les atribuía. Esta circunstancia, más que el propósito de ser
cuarta… “Bien —me dijo—, haz tu plana que me presentarás a clérigo, para lo que sentía una instintiva repugnancia, me deci-
la hora que los demás presenten las suyas.” Llegada la hora de dió a suplicarle a mi padrino (así llamaré en adelante a don An-
costumbre presenté la plana que había yo formado conforme a tonio Salanueva porque me llevó a confirmar a los pocos días
la muestra que se me dio, pero no salió perfecta porque estaba de haberme recibido en su casa) para que me permitiera ir a
yo aprendiendo y no era un profesor. El maestro se molestó y estudiar al Seminario, ofreciéndole que haría todo esfuerzo
en vez de manifestarme los defectos que mi plana tenía y ense- para hacer compatible el cumplimiento de mis obligaciones en
ñarme el modo de enmendarlos, sólo me dijo que no servía y su servicio con mi dedicación al estudio a que me iba a consa-
me mandó castigar. Esta injusticia me ofendió profundamente grar. Como aquel buen hombre era, según dije antes, amigo de
no menos que la desigualdad con que se daba la enseñanza en la educación de la juventud, no sólo recibió con agrado mi pen-
aquel establecimiento que se llamaba la Escuela Real, pues samiento sino que me estimuló a llevarlo a efecto diciéndome
mientras el maestro en un [cuarto] separado enseñaba con es- que teniendo yo la ventaja de poseer el idioma zapoteco, mi
mero a un número determinado de niños, que se llamaban de- lengua natal, podía, conforme a las leyes eclesiásticas de Amé-
centes, yo y los demás jóvenes pobres como yo estábamos rele- rica, ordenarme a título de él sin necesidad de tener algún pa-
gados a otro departamento bajo la dirección de un hombre que trimonio que se exigía a otros para subsistir mientras obtenían
se titulaba ayudante y que era tan poco a propósito para enseñar algún beneficio. Allanado de ese modo mi camino entré a estu-
y de un carácter tan duro como el maestro. diar gramática latina al Seminario en calidad de capense,2 el
Disgustado de este pésimo método de enseñanza y no ha- día 18 de octubre de 1821, por supuesto, sin saber gramática
biendo en la ciudad otro establecimiento a qué ocurrir, me re- castellana, ni las demás materias de la educación primaria.
solví a separarme definitivamente de la escuela y a practicar Desgraciadamente, no sólo en mí se notaba ese defecto sino en
por mí mismo lo poco que había aprendido para poder expre-
sar mis ideas por medio de la escritura aunque fuese de mala
forma, como lo es la que uso hasta hoy. 2 Alumno externo de los colegios religiosos.
Sobre Apuntes para mis hijos que Juárez era “indio”, lo que soslaya sus cualidades perso-
nales y sensibilidad que le permitieron transformarse para
estar a tono con las ideas de su tiempo. Por sus propias
Josefina Zoraida Vázquez palabras, sabemos de su procedencia indígena, pero para el
momento en que escribe sus Apuntes, es indudable que se
A diferencia de otros países, en México son pocos los polí- considera un liberal mexicano. […] El papel fundamental
ticos que escriben memorias, lo que impide que podamos que tuvo ha hecho que su figura nunca haya dejado de cau-
entrar en el mundo que vivieron y conocer la razón de sus sar controversia. Sus principios liberales y su permanencia
decisiones. Los Apuntes para mis hijos escritos por don Beni- de 14 años en la presidencia le ganaron enemigos. Nosotros
to Juárez son muy breves para ser memorias, pero dan una tenemos que juzgarlo como estadista. No fue el héroe de
idea clara de trayectoria humana y política del hombre que bronce de las estatuas, sino un hombre con grandes virtu-
contribuyó a la consolidación de la república. des y muchas pasiones, cuya voluntad le permitió sobresalir
Benito Juárez, al darse cuenta de lo extraordinaria que entre sus contemporáneos. Su gran ambición era ver un
había sido su experiencia, se decidió a describirla en sus México obediente de las leyes y en goce de sus libertades.
Apuntes para subrayar la importancia de la educación como Aunque por la foto que se reproduce siempre, parezca
medio para transformar la vida de los seres humanos, un insensible, don Benito como nativo de la sierra oaxaqueña
buen ejemplo para sus hijos y para otros mexicanos. Él era alegre y gustaba de la música y el baile. Pero era austero,
sabía que la enseñanza le había permitido desafiar el destino como persona que conocía la pobreza de la mayoría de los
que prometían las condiciones precarias en las que había mexicanos. Por su correspondencia podemos saber que era
nacido, aunque para lograrlo había necesitado de voluntad buen padre y esposo, al que el destino le permitió disfrutar
y tenacidad. En un lenguaje sencillo y directo, los Apuntes pocos momentos de paz en ese ambiente sencillo de clase
nos relatan los principales acontecimientos de su vida y los media que vemos en sus habitaciones de Palacio Nacional.
obstáculos que tuvo que vencer, al tiempo que nos trasmi- Lo importante para la historia es la firmeza con que sorteó
ten la imagen que don Benito tenía de sí mismo. momentos muy difíciles en la vida de México, lo que hace
Escritores, historiadores y políticos subrayan siempre importante, la lectura de los Apuntes para mis hijos. G
a
los demás estudiantes, generalmente por el atraso en que se requerían instrucción y capacidad; y se les llamaba “Larragos”,
a
hallaba la instrucción pública en aquellos tiempos. porque sólo estudiaban teología moral por el padre Larraga.
Comencé pues mis estudios bajo la dirección de profesores, Del modo que pude manifesté a mi padrino con franqueza este
que siendo todos eclesiásticos, la educación literaria que me inconveniente, agregándole que no teniendo yo todavía la edad
daban debía ser puramente eclesiástica. En agosto de 1823 suficiente para recibir el presbiterado nada perdía con estudiar
concluí mi estudio de gramática latina, habiendo sufrido los dos el curso de artes. Tuve la fortuna de que le convencieran mis
exámenes de estatuto con las calificaciones de Excelente. En ese razones y me dejó seguir mi carrera como yo lo deseaba.
año no se abrió curso de artes y tuve que esperar hasta el año En el año de 1827 concluí el curso de artes habiendo sos-
siguiente para empezar a estudiar filosofía por la obra del padre tenido en público dos actos que se me señalaron y sufrido los
Jaquier; pero antes tuve que vencer una dificultad grave que se exámenes de reglamento con las calificaciones de Excelente ne-
me presentó y fue la siguiente: luego que concluí mi estudio de mine discrepante,3 y con algunas notas honrosas que me hicieron
gramática latina mi padrino manifestó grande interés porque mis sinodales.
pasase yo a estudiar teología moral para que el año siguiente En este mismo año se abrió el curso de teología y pasé a
comenzará a recibir las órdenes sagradas. Esta indicación me estudiar este ramo, como parte esencial de la carrera o profe-
fue muy penosa, tanto por la repugnancia que tenía a la carrera sión a que mi padrino quería destinarme, y acaso fue esta la
eclesiástica, como por la mala idea que se tenía de los sacerdo- razón que tuvo para no instarme ya a que me ordenara
tes que sólo estudiaban gramática latina y teología moral y a prontamente. G
quienes por este motivo se ridiculizaba llamándolos “padres de
misa y olla” o “Larragos”. Se les daba el primer apodo porque 3 Frase en latín que significa sin discrepancia, por unanimidad, es
por su ignorancia sólo decían misa para ganar la subsistencia y decir, que no hubo desacuerdo entre los profesores que le examinaron
no les era permitido predicar ni ejercer otras funciones que para aprobarlo.
Aún estaba el águila en el nido. El hombre que más tarde había niño indio cortaba las cañas, y algunas tardes se entretenía en
de culminar en nuestra historia como salvador de nuestra se- arrancarles, para arrojarles al agua, las verdes y carnudas
gunda independencia, era un chiquillo que hablaba en idioma hojas.
zapoteco y vivía en la humildísima cabaña donde pobre e igno- Alguna vez se internó en el macizo de verdura, tratando con
rado naciera. infantil codicia de cortar la caña más larga y más delgada que
Cerca de su jacal se extendía un lago que retrataba el diá- cautivó sus ojos.
fano y azul cielo que cobija la sierra de Ixtlán en el estado de El carrizal yacía sobre una gruesa capa de tierra y era mo-
Oaxaca. vible como las antiguas chinampas de que nos hablan los his-
En el lago, adherido a la orilla, surgía un carrizal, donde el toriadores.
Este texto fue publicado en 1904 por Juan de Dios Peza científica. Político y literato, Juan de Dios Peza fue una de
en la obra Epopeyas de mi Patria, que el escritor dedicó a su las mejores plumas del país y digno miembro del primer
hijo al sentir la “obligación de [hablarle] algo del pasado en grupo de preparatorianos que egresaron de aquella casa de
que surgieron, se sacrificaron y murieron en defensa de la estudios.
causa del pueblo muchos hombres dignos de ser imitados y La mayoría de los pasajes de Epopeyas de mi Patria tratan
enaltecidos”. sobre Juárez y las luchas de los liberales contra sus enemigos
El autor provenía de una familia conservadora que apoyó políticos. El propósito pedagógico de instruir por medio de
el gobierno de Maximiliano. A la muerte del emperador la ejemplaridad histórica es evidente en cada una de las
y triunfo de los republicanos la familia se exilió; el joven páginas labradas por el escritor, donde la admiración por
Peza, fiel a sus convicciones ideológicas, permaneció en el aquellos dirigentes, su entereza y responsabilidad ante la
país y recibió con júbilo el triunfo del partido encabezado nación, a costa incluso de su vida, son subrayados para que
por Benito Juárez, quien se convirtió en su máximo héroe y los miembros de las nuevas generaciones (como su hijo) no
ejemplo íntegro de lo que debía ser un servidor público. sólo recordaran los eventos trascendentales, sino también
Peza tuvo la fortuna de conocer a su ídolo y de reci- los imitaran y asumieran el compromiso que tenían ante la
bir apoyo directo de él para continuar sus estudios en la realidad de su país y el progreso de la sociedad. G
Escuela Preparatoria, institución remodelada por el régi-
men de Juárez para desarrollar una educación liberal y Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva
a
Divertíase el chicuelo en tronchar el carrizo que más le gus- Las primeras luces de la mañana lo encontraron en la misma
a
taba, cuando uno de esos vientos huracanados que sacuden los actitud en que se quedó ante el último crepúsculo.
pinos en las serranías agrestes, empujó aquella chinampa hacia El niño sentía hambre y sed, y de vez en cuando mascullaba
el centro del lago, con tal velocidad que, cuando el niño quiso algún tierno cogollo de cañaveral y lo escupía sobre el lago,
librarse del peligro de saltar en tierra, le fue imposible porque mirando al distante punto negro, el jacal, que hoy la república
ya se encontraba muy lejos de la orilla. guarda como un monumento de gloria.
Midió con sus ojos brillantes y negros la inmensa distancia, Y corrieron las horas; el sol llegó a la mitad de su carrera y
y convencido de que todo esfuerzo para salir de su extraña declinó hasta hundirse de nuevo en el horizonte.
barca era inútil, siguió con estoica indiferencia arrancando una En plenas tinieblas sopló de nuevo un viento fuerte, y cuan-
tras otra las verdes hojas de la caña codiciada. do el indio niño miró en su derredor, estaban por todas partes
El viento, cada vez más fuerte, impelió la chinampa hasta el retratadas en el lago las estrellas del cielo.
lejano y opuesto lado de aquella laguna; pero allí era imposible Sintió, después de algunas horas, que el carrizal se detuvo
bajarse, porque sólo había pantanos inmensos. contra algo macizo y firme; permaneció quieto; esperó la albo-
Caía la tarde, y desde el sitio donde encalló la chinampa, el rada y entonces con júbilo, saltó a la orilla.
niño logró ver su jacal nativo como un pequeño punto negro ¡Estaba salvado!
perdido en el horizonte. El jacal quedaba a larga distancia, pero llegó a él corriendo
Todo era soledad y silencio. y refirió en su dulce lengua zapoteca su triste aventura.
Se hundió el sol tras las crestas de la sierra, reinó la oscuri- “Ésas fueron las horas de mi mayor angustia”, decía el gran
dad de la noche; el aire frío y húmedo rizaba apenas las aguas Benito Juárez a su hermano político don José Maza, que fue
del lago, y el chiquitín, de pie entre las cañas, ni encontraba quién me refirió esta historia… “Pues dios miró con ojos de
lugar donde acostarse, ni el sueño le cerraba los ojos, ni el piedad a nuestra patria —respondió don José—, porque si el
miedo le contraía el semblante, ni un grito de desesperación se carrizal no vuelve impelido por los vientos, acaso no habría
escapaba de su pecho. habido leyes de Reforma ni segunda independencia.” G
El FCE cuenta en su catálogo con Las supuestas traiciones de —Yo soy el presidente de México —dijo sereno Porfirio
Juárez, de Fernando Iglesias Calderón: este fragmento del Díaz—. Y he venido a pedirle que responda al libro de Fran-
prólogo sirve para explicar en parte el fuego que, a cisco Bulnes, pues sólo usted puede hacerlo con acierto y con
comienzos del siglo XX, cruzaron quienes querían demoler verdad. Su condición de historiador, de patriota, de liberal y de
toda estatua de Juárez y diversos historiadores liberales hijo de José María Iglesias, así lo acreditan y lo hacen esperar.
—Pero yo no soy empleado suyo, ni su escribano, ni su
amanuense, ni nada… Si lo hiciera, sería cosa mía, cuando
Si está escrita, no recuerdo haberla leído. La conozco referida
por José E. Iturriaga, quien la oyó del propio Fernando Iglesias
Calderón. La anécdota es hermosa, y es ejemplar: transparenta
y define a sus protagonistas: dos hombres a quienes la historia
y el destino conduce a subordinarlo todo a dos máximos amo-
res: el amor a la patria y el amor a la Verdad. Y los dos salen
engrandecidos de la dramática cita de la historia y del destino.
Cuando estaba recién publicado el libro de Francisco Bul-
nes, se presentó en casa de Fernando Iglesias Calderón —calle
de Atenas núm. 24—, sin anuncio ni cita, el general Porfirio
Díaz. El sirviente le abrió la puerta. Dio aviso de que en la sala
se encontraba el presidente de la república, Iglesias Calderón
trabajaba a esas horas en su biblioteca, en ropas caseras. No
sólo encontró inusitado el caso, sino que le produjo una violen-
ta contrariedad. Y vestido como estaba, sin cuidarse de su
desaliño indumentario, se dispuso a afrontar el desagradable
encuentro.
—¿Qué hace usted en esta casa? —preguntó Iglesias Calde-
rón—. Le ruego que la abandone en el acto —agregó con fir-
meza.
a
creyera oportuno hacerlo, y no a petición, sugerencia y orden Eso evitó que este volumen de sus “Rectificaciones históri-
a
suya. cas” apareciera como eran los deseos del autor, el mismo día de
—Con eso me basta —respondió Porfirio Díaz, al tiempo la celebración del centenario del natalicio de Juárez, 1906, sino
que abandonaba la casa de Fernando Iglesias Calderón. un año más tarde, 1907, pero sin que por ello perdiera su ca-
Es el remoto origen de Las supuestas traiciones de Juárez. rácter de homenaje centenario. Más aún: lo ratifica en el pró-
La obra de Bulnes, El verdadero Juárez y la verdad sobre la logo. “Me complazco —dice— en ratificarlo al escribir estas
intervención y el imperio, fue publicada en 1904, con el avieso, líneas, hoy, primer aniversario, dentro de su segunda centuria,
aunque a la postre frustrado propósito, de reducir las glorias de del natalicio de tan gran patriota.”
Juárez, cuando faltaban dos años para el centenario de su naci- Fernando Iglesias Calderón fue hijo de José María Iglesias.
miento. La reacción que produjo entre amigos y enemigos fue Era nieto, hijo y sobrino de soldados y civiles republicanos. Las
enorme y ruidosa, lo que a más de asegurar su difusión acrecen- diferencias entre Iglesias y Díaz determinaron la conducta del
tó la fama de un autor que de ese modo se atrevía con una de las hijo, que se mantuvo hasta el final contrario al general Díaz y
glorias nacionales, si no era que con la máxima gloria nacional. a su sistema político, como lo atestiguan la anécdota referida y
La polémica, casi toda ella reducida en los primeros días a el hecho de haberse negado a formar parte de la comisión en-
injurias, declaraciones, diatribas, insultos, permitió a Bulnes cargada de organizar los actos de homenaje a Juárez en el
fáciles victorias y ocasión para burlarse de los progresos de lo centenario de su nacimiento. En compensación, apresuró la
que él llamó la idiotez nacional, a la vez que su libro afirmaba edición de su libro, que, como ya está dicho, formó parte de
la apariencia y calificación de irrefutable y de historia verdade- aquellos homenajes.
ra. “Propúseme —dice Fernando Iglesias Calderón— esperar En la refutación a Bulnes y a todos sus partidarios, secuaces,
a que la polémica que se anunciaba pusiera de manifiesto los epígonos, concurren muchas circunstancias favorables, que
errores contenidos en dicho libro y en la injusticia de los car- explican y propician su eficacia y su venturoso éxito. Iglesias
gos hechos a Juárez con fundamento en los tales errores; y sólo Calderón era un historiador, un amante de la verdad, un patrio-
en caso de que la polémica resultara deficiente, terciar en el ta, que tenía legítimo orgullo de las hazañas y glorias de su
debate, como constante defensor de la verdad.” pueblo. Era hijo de uno de los hombres cuyas responsabilidades
Poco tiempo después, el editor Santiago Ballescá planeó no podían ser ajenas a la acción de Juárez durante el periodo a
la edición de un libro en el que en una serie de monografías, que se contrae la historia por él escrita. No sólo a Bulnes, sino
de una manera razonable y completa, se refutara a Bulnes. a los demás enemigos de Juárez, de México y de su padre, dio
Para ello invitó a historiadores y literatos, en esa hora los más respuesta y refutó con pasión, elemento también válido y nece-
distinguidos, entre ellos a Iglesias Calderón, Carlos Pereyra y sario al historiador, con tal de que la sepa gobernar y sea aque-
Victoriano Salado Álvarez. En el reparto de los temas, le fue lla pasión fría que dijo el filósofo. “Mis ‘Rectificaciones’ —es-
asignado a Iglesias Calderón el de las supuestas traiciones. cribió, en efecto— están inspiradas en la verdad y gobernadas
El proyecto de Ballescá no tuvo efecto, pero los tres autores por la razón.” En el proceso que levanta a Bulnes ante el tribu-
referidos escribieron las monografías que a cada uno se había nal de la historia, se ve impelido a contradecir, reducir y aun a
encomendado. Acaso pudiera agregarse a esos nombres el de negar la autoridad de historiadores y escritores tenidos por ar-
Genaro García, aunque Iglesias Calderón no lo mencione y dorosos liberales y maestros consagrados. “Quita un laurel mal
cuyo libro, Juárez. Refutación a Francisco Bulnes (1904), tiene puesto y nadie logra de nuevo colocarlo”, escribió Manuel
las características que el editor Ballescá Márquez Sterling.
señaló para las monografías que se pro- No quería Iglesias Calderón, No fue fácil, sin embargo, para Igle-
puso. y en eso coincide con Carlos sias Calderón reducir la cuestión a sus
Fue esta la circunstancia que llevó a Pereyra, que fueran la admiración términos históricos. Mucha tinta y
Iglesias Calderón a publicar Las supuestas ciega, la adhesión partidista, el mucho papel se habían consumido en la
traiciones de Juárez, en forma de cartas, instinto a que aludió Bulnes, contienda. En su contra se habían aliado
antes que el libro, en El Tiempo, que di- los que releven de culpa a Juárez, los enemigos naturales de Juárez, así
rigía Victoriano Agüeros, periódico y sino la crítica histórica, el fallo como algunos antiguos juaristas, ahora
escritor de tendencias marcadamente de la historia, armados y fundados colocados en la nueva administración,
opuestas a Juárez, y en algunos otros en documentación científica. No el cuando no desertores de las filas libera-
periódicos liberales de la capital, como documento solo, sino el criterio les desde antes del triunfo republicano,
El Diario del Hogar, de Filomeno Mata, y con que se maneja, pues suele cuando las disensiones entre Juárez y los
luego reproducidas en otros de provin- ocurrir que siendo verdaderos los generales Jesús González Ortega y Por-
cia: El Correo de Jalisco de Guadalajara, documentos, la historia resulta falsa firio Díaz. Para defenderse, para justifi-
El Correo de Sotavento de Tlacotalpan, La car su deserción, o por error de entendi-
Voz del Norte de Saltillo y El Espectador de Monterrey. miento, se pusieron del lado de Bulnes, acaso sin proponérselo
Mientras tanto, la discusión crecía y se embrollaba. La apari- deliberadamente.
ción de Juárez y las revoluciones de Ayutla y de Reforma (1805), en Tampoco pasó por alto los errores, debilidades y omisiones
que Bulnes agregaba a los cargos anteriores otros nuevos, si po- de los amigos, compañeros y partidarios de Juárez. Lo hizo con
sible más graves, relacionados con los incidentes de Antón Li- Guillermo Prieto, que era su padrino de bautismo, y sin quitar-
zardo y el Tratado McLane-Ocampo, presentándolos en forma le honradez, fama y gloria, condenó aquella su funesta y mal-
aparatosa e impresionante, hizo que Iglesias Calderón amplia- hadada inclinación de confiarlo todo a su memoria. Con toda
ra el plan de su libro, pues los cargos, por su propia índole, valentía lo dijo todo, y consignó los documentos probatorios,
quedaban bajo el tema de las supuestas traiciones. en briosos, severos, inclementes y gallardos razonamientos,
a
en alegatos muy bien armados. Lo hizo con Ignacio Mariscal sublevan y remueven sus naturales impulsos de levantar la voz,
a
y con Matías Romero, embajador de Juárez en Washington. o proferir malas palabras. Pero se contiene: hace la guerra
Como Mariscal se dejara decir en el brindis del Auditorium porque no la puede rehuir, la hace señor de sus pasiones, y
(Chicago, iii, 1899), que la derrota de la Intervención se debió hasta pudiera decirse que la hace con alegría. La figura paterna
a la benéfica influencia y al auxilio de los Estados Unidos lo preside todo. A ella se vuelve cuando el enemigo, empeñado
—cosa completamente falsa, como lo reconocieron entonces, como él en ganar la partida, parece que gana terreno y le asiste
después y ahora, no sólo publicistas nacionales, sino también la razón. Y esto es apurar los recursos de la lógica, aprovechar la
ilustres norteamericanos, lo mismo políticos que historiadores, erudición que con los años y los estudios ha acumulado, para
literarios y biógrafos—, Iglesias Calderón escribió, para refu- salvar, de la aparente victoria del sofista, los fueros de la verdad,
tarlo pormenorizadamente, El egoísmo norteamericano durante que es su arma ofensiva y defensiva: su espada y su escudo. […]
la intervención francesa (1905). En el fragor del proceso, en el El libro en que se funda toda la fama de Bulnes, El verdade-
lúcido arrebato, siempre encuentra el testimonio que busca. ro Juárez y la verdad sobre la intervención y el imperio, contiene
Una cita de Luis Pérez Verdía, historiador irrefutable, parece entre líneas más de un juicio acerca de la era porfiriana, o por-
resumir esa parte de la discusión. “No fue la diplomacia ame- firiato, y acerca de la clase conservadora, tan graves como los
ricana —vino a decir Pérez Verdía—, sino el cañón de Sadowa, cien que creyó acumular contra Juárez y sobre la causa de la
el que dio al mariscal Bazaine la orden de retirada de las tropas república, que es la del progreso en nuestros días. Pero la clase
francesas.” […] que le pagaba se lo perdonó, sólo porque por su pluma tomaba
No quería Iglesias Calderón, y en eso coincide con Carlos desquite y desahogo. Porfirio Díaz, conocedor profundo de los
Pereyra, que fueran la admiración ciega, la adhesión partidista, hombres y las cosas de su tiempo y de su pueblo, no; y es fama
el instinto a que aludió Bulnes, los que releven de culpa a Juá- que le dijo a Bulnes cuando éste le ofreció un ejemplar del fa-
rez, sino la crítica histórica, el fallo de la historia, armados y moso panfleto, que esperaba que alguna vez escribiera otro que
fundados en documentación científica. No el documento solo, se llamara El verdadero Díaz. En efecto, Bulnes lo escribió. Y
sino el criterio con que se maneja, pues suele ocurrir que sien- ¿no hemos visto ya que Porfirio Díaz pidió a Fernando Iglesias
do verdaderos los documentos, la historia resulta falsa. Y eso Calderón que lo refutara, porque era el único que podía hacer-
fue lo que Iglesias Calderón y otros historiadores hicieron para lo con verdad?
invalidar la aparatosa argumentación de Francisco Bulnes: ma- El verdadero Juárez produjo una conmoción nacional, insis-
nejar con criterio histórico los documentos. timos. Centenares de artículos, folletos, libros, libelos, panfle-
Mucha insidia, mucha argucia, todos los recursos de la fala- tos, salieron de nuestras prensas para atacar, sin lograrlo, aquel
cia y la sofistería se han usado para dar a la mentira apariencias sacrilegio: un estado de ánimo previo y latente, el resentimien-
de verdad en la lucha por derribar a Juárez del pedestal que le to de la clase vencida, encontró en las páginas de Bulnes su
ha levantado la gratitud nacional. Los partidarios y defensores confirmación, aunque en la fila opuesta no causaron mella: la
de Juárez, y más que sus defensores y partidarios, los amantes de devoción juarista se afirmó, la estatua del héroe creció más de
la verdad, esto es, los historiadores, han tenido que desplegar un palmo y se multiplicó al recibir del propio gobierno de Por-
una mayor habilidad, vigilia y entendimiento para atajar la firio Díaz consagración nacional. Y se puede decir que el héroe
falsedad y la patraña tan espectacularmente urdidas. Uno de y el patricio, el iconoclasta y el panfletario, quedaron frente a
ellos, tal vez el que mejor aprovechó el monte de papeles escri- frente: el uno, con la Constitución y la bandera en las manos,
tos al respecto, fue Fernando Iglesias Calderón. […] y en los labios el himno; y el otro, con su libro en la mano. Al
Iglesias Calderón sólo por excepción pierde la compostura. grupo, agréguese a Fernando Iglesias Calderón, autor de Las
A lo largo de centenares de páginas se mantiene ecuánime, supuestas traiciones de Juárez, a la que jamás objetó Bulnes de
respetuoso de la dignidad de los hombres, de su derecho a manera sistemática, ni se confesó vencido, pese a la declaración
discrepar y a pensar libremente, aunque en el ejercicio de esos de que lo haría si la victoria no quedaba de su parte. Y no
sagrados derechos yerre. La mentira deliberada, la mala fe, lo quedó. G
Éste es un discurso pronunciado en el palacio nacional el 19 figura de Juárez no necesariamente entraña en quien lo haga la
de julio de 1966, con motivo de las anuales, y no siempre vocación del panegírico, ni la dudosa felicidad de la elocuencia.
tan afortunadas, exaltaciones de la memoria de Juárez No exige el patricio las nubes de un incienso que instale entre
él y quien eleve la mirada a la claridad imperturbable, de su
perfil, una distancia que los divorcie, mientras aroma su rela-
Si consciente de mi carencia de dotes oratorias, he aceptado el ción con perfumes de muerte. Ni acercarse a él presupone la
honor de pronunciar hoy lo que en mis labios no podrá alcan- jactancia de que al cúmulo de brillantes exégesis que el respeto
zar la altura de un discurso, es porque siento que acercarse a la y la admiración universales han allegado al estudioso de nues-
a
tra historia para documentar la minuciosa disección de su vida en cualquiera de los ramos del saber humano. El deseo de
a
y de su obra, pudiera una voz débil y una pluma modesta agre- saber y de ilustrarse es innato en el corazón humano. Quíten-
gar un elogio que ya no se haya dicho, o contribuir un dato que se las trabas que la miseria y el despotismo le oponen, y él se
no sea conocido. ilustrará naturalmente, aun cuando no se le dé una protección
Fechas, libros y estatuas: si bien, en su estatismo, son ger- directa.”
men y votivas lámparas que preservan y delegan de una en otra Hoy, el gobierno de la revolución ha llevado hasta sus últi-
generación de mexicanos el culto y el recuerdo; si son el atala- mas consecuencias este temprano pensamiento de Juárez. El
ya y el ejemplo de una existencia cumplida y cimera, no cons- señaló el primero causas y males; y en la medida de los escasos
tituyen ciertamente la única perdurable presencia de Juárez recursos de su tiempo, acudió a remediarlos. Es clara ahora la
entre nosotros. Son como las coronas fúnebres depositadas supervivencia cumplida de su esquema de redención, cuando
sobre el mármol de su reposo. Son concreción y símbolo del de acuerdo con las leyes —el arma invencible que él esgrimió
amor que los mexicanos de ayer le tuvieron; de la admiración siempre, después de forjarla con el acero de su inteligencia y de
que los extranjeros le profesaron. Se le tributan —en la cere- su intuición, en el yunque de la voluntad popular—; cuando
monia, en el panteón o en el plúteo de las bibliotecas—; son en de acuerdo con las leyes de una constitución que es hija robus-
las fechas cívicas como llamadas de honor; y se apagan los dis- ta de la de 1857, el hombre, el ciudadano, ya no carece de lo
cursos, o se empolvan los libros, mientras nos reintegramos a preciso para alimentar a su familia, ni ve como un bien muy re-
una vida que, en apariencia, al restituirnos a un siglo que Juá- moto la instrucción de sus hijos, ni éstos alquilan su débil tra-
rez ya no alcanzó, le instala en un pretérito reverenciado y bajo personal. En la Ley del Trabajo; en el Seguro Social; en la
muerto. protección de la infancia; en la diversificación de la enseñanza
Pero ¿es así? ¿No está Juárez aún vivo y presente en la patria y en su tecnificación, se realizan hoy, como en el árbol frondo-
que hoy lo recuerda, entre nosotros, que visitamos su recinto? so se multiplica y cumple el sueño críptico de la milagrosa se-
Pienso, al contrario, que nos es imposible, en 1966, diso- milla, los ideales de Juárez.
ciar el presente nuestro y el pasado suyo, que en nuestros días Cuando hoy vemos a la mujer compartir derechos y deberes
asume una clara, vigorosa continuidad; que es marcha acelera- cívicos y sociales con el hombre, estamos también asistiendo a
da y sin tregua en el camino que él desbrozó para México: el la realización de un programa suyo de gobierno, que preconi-
camino que él recorrió, trazando al hacerlo la configuración zaba “formar a la mujer, con todas las recomendaciones que
material y espiritual, eterna por ende, de la patria. exige su necesaria y elevada misión, es formar el germen fecun-
Indio zapoteca: de la raza que labró en piedra los milagros do de regeneración y mejora social”.
de Mitla y de Monte Albán, podemos imaginarlo como el des- Cuando aún no extendía hasta la capital de la república el
pertar, como el surgimiento de la más antigua y auténtica si- trazo de la patria, nacida en su persona en la sierra de Guelatao
miente racial: como al mexicano que por sangre, lo es más que y asentada para una primera floración en el almácigo de Oaxa-
los iniciadores de una Independencia criolla y mestiza. Nacido ca, ya desde ahí y desde entonces percibía la necesidad de inte-
en los montes, como las fuerzas mágicas de la naturaleza: como grar, de las partes, el todo de un país a la sazón escindido por
los dioses —los trece dioses zapotecas— en quienes el niño alcabalas, distanciado por falta de caminos, y ajeno a un mundo
pastor ya no creía, porque se apresuraron a revelarle otros. en el que debía conquistar un sitio. “Yo veo que es fácil —es-
Cuando el niño va a pie desde la sierra hasta la ciudad —desde cribió— destruir las causas de esa miseria. Facilitemos nuestra
Guelatao hasta Oaxaca—, la patria ha comunicación con el extranjero y con
dado con él el primer paso en configu- De nuevo, a partir del 31 de mayo los demás estados de la república, abrien-
rarse en la mente y en el corazón del de 1863, el mapa de México va do nuestros puertos y nuestros caminos;
estudiante, del abogado, del gobernador. a trazarse bajo las ruedas del dejemos que los efectos y frutos de pri-
Allí permanece, madura, toma concien- carruaje en que peregrina su mera necesidad, de utilidad, y aun los de
cia de sí mismo y de sus deberes. soberanía: San Luis, Saltillo, lujo, se introduzcan sin gravámenes ni
Cuando hoy hallamos natural y plau- Monterrey, Paso del Norte. Nada trabas; y entonces lo habremos logrado
sible que la educación impartida por el más dramático ni grandioso que todo.”
estado se complemente con los desa- la imagen de este indio adusto e Pero si su intuición le hacía avizorar
yunos escolares, estamos ya lejos, y por irreductible, símbolo y encarnación desde la provincia las magnitudes de la
paradoja, cada vez más cerca, de una de la soberanía nacional, seguido patria y los horizontes del mundo; y en
realización que se inspira en sus lúcidos en su éxodo por su gabinete la provincia poner a prueba la bondad de
raciocinios. Es el gobernador oaxaqueño y por un puñado de leales su visión de estadista, no tardaría en
quien primero percibe que el atraso no ampliarla hasta la capital: en vincularse a
puede cancelarse con la instrucción, si ésta no se acompaña con los latidos del corazón liberal con que los constituyentes del 57
la abolición de la miseria: “El hombre que carece de lo preciso se esforzarían en galvanizar la inercia rígida de un México, si
para alimentar a su familia, ve la instrucción de sus hijos como libre ya de las cadenas políticas, aún aterido por las espirituales:
un bien muy remoto, o como un obstáculo para conseguir el un México que aún no se encontraba a sí mismo: que aún no
sustento diario. En vez de destinarlos a la escuela, se sirve de aprendía a distinguir a los hombres perecederos y mutables, de
ellos para el cuidado de la casa o para alquilar su débil trabajo los programas, que sólo depurados en leyes son capaces de
personal, con que poder aliviar un tanto el peso de la miseria conjugar las duras experiencias del pasado, asentarse en ellas y
que lo agobia. Si ese hombre tuviera algunas comodidades; si erigirse en faros asomados al porvenir.
su trabajo diario le produjera alguna utilidad, él cuidaría de La Constitución del 57 irradia como un sol nuevo a ilumi-
que sus hijos se educaran y recibieran una instrucción sólida nar los ámbitos de una patria convulsa y desangrada. Los años
a
siguientes van a integrarla. Y será Benito Juárez quien, al reco- de consolidar, unificada, la patria republicana, perdurable,
a
rrerla, la engrandezca con su presencia, y se engrandezca al digna y capaz de realizar los más altos sueños del hombre
contacto errabundo de la dispersión de esa patria. Jalapa, la austero que había señalado con dedo inflexible las rémoras
prisión de San Juan de Ulúa, La Habana —y Nueva Orleans—. que la frenaban; y que había estipulado la firmeza de los prin-
Es el destierro; pero es también el contacto con otro país, ve- cipios que habrían de superar, en paz y en concordia, aquellas
cino, empeñado asimismo en consolidarse, y amigo reconcilia- rémoras.
do. La patria se amplía y delimita, mirada a la distancia de la “En estas circunstancias —confía el benemérito en una
esperanza. A ella se puede regresar y servirla humildemente carta a don Basilio Pérez Gallardo— una sola cosa puede con-
desde Acapulco hasta el triunfo liberal. Pronto vuelve Juárez a solarme… y es el convencimiento de que no pasarán ya perdi-
peregrinar, y con ello, a llevar consigo el escudo y la espada de das para los mexicanos las lecciones de la experiencia; y que
la legalidad: a Querétaro, a Guanajuato, a Guadalajara, a Coli- unidos como hermanos por el vínculo poderoso de las ideas,
ma, a Manzanillo. Las puertas que pedía que se abrieran, lo sabremos utilizar con acierto la enseñanza de lo pasado al pen-
reciben en Veracruz —y las leyes de reforma son promulgadas: sar en el porvenir.”
las que serán cimiento inconmovible del México soñado en Así lo ha hecho el México en que Juárez pervive —raíz del
Oaxaca. árbol que la revolución fortaleció, sin adulterarlo, con su san-
De nuevo, a partir del 31 de mayo de 1863, el mapa de gre—. Nuestro México no olvida su pasado cuando avanza,
México va a trazarse bajo las ruedas del carruaje en que pere- firme, hacia el porvenir.
grina su soberanía: San Luis, Saltillo, Monterrey, Paso del “Cátedra insigne de México” —llamó a Guelatao de Juárez
Norte. Nada más dramático ni grandioso que la imagen de este el candidato Díaz Ordaz al visitarla el 14 de enero de 1964.
indio adusto e irreductible, símbolo y encarnación de la sobe- Cátedra, en efecto, permanente, de legalidad, fórmula interna-
ranía nacional, seguido en su éxodo por su gabinete y por un cional de convivencia: El señor presidente de la república cifró
puñado de leales. A las torpes ambiciones locales que habían en aquella ocasión el concepto que hoy he intentado dirimir
antes dividido al país, se sumaba ahora la agresión extranjera, ante ustedes al invitarles a asomarnos, a percibir en el aire de
con todos los recursos materiales del triunfo, a enajenarlo. “Y libertad y de progreso que respiramos, la vigencia de Juárez.
pues lo tenéis todo, falta una cosa: dios” —pudo exclamar mu- Dijo entonces el señor Presidente —y yo no podría expre-
chos años después el poeta—; Juárez, errabundo, sabía que sarlo mejor para concluir—: “Juárez y México están fundidos
Napoleón III lo tenía todo; pero que faltaba el único dios en para siempre. Pronunciar el nombre de uno implica pronun-
quien él creía: la ley, la legitimidad, la soberanía emanada de la ciar el nombre del otro. México, antes de Juárez, no era sino
voluntad popular. un alboroto de facciones; después de Juárez, fue simplemente,
Y la ley se impuso y triunfó. Y a su conjuro, obró el milagro la patria.” G
Hemos recuperado este y los siguientes textos de La prensa personalidades más completas de la historia; Juárez fue un
valora la figura de Juárez, estudio y compilación de Carlos hombre necesario. Fue un corolario obligado de una de esas
J. Sierra que la Secretaría de Hacienda publicó en 1963. grandes leyes que rigen el desarrollo social de la especie huma-
Este artículo se atribuye a la redacción El Federalista, diario na, leyes misteriosas, cuya vaga analogía con las leyes físicas
en el que apareció el 18 de julio de 1874 percibimos tan sólo, pero que, teniendo por el eje el espíritu
del hombre y por perímetro la perpetua transformación de las
cosas y la inanidad de la muerte, sólo nos revelan por algunas
Las grandes ideas, para convertirse en grandes realidades, ne- series de realidades concretas, como el infinito espacio en el
cesitan encarnarse en alguna de esas individualidades podero- cual nos sentimos vivir, pero que no alcanzaremos a percibir
sas que aparecen de tiempo en tiempo en la historia, y que son, jamás.
por decirlo así, guías más bien que servidores de la causa eter- La teoría de los hombres necesarios, en la cual creemos con
na del progreso humano. Uno de los fenómenos históricos más la misma inquebrantable convicción que en el progreso final
raros es el de la concentración en un solo hombre de estas dos de los pueblos, sólo puede inducirse de los hechos innegables.
misiones, con una de las cuales basta para sobrepasar el límite Los gérmenes de las ideas modernas en México datan sin duda
de las fuerzas morales de una personalidad sola: la iniciación y de la formación misma de la sociedad actual en el siglo xvi;
la ejecución de un movimiento político, social o religioso. pero qué lenta, qué laboriosa ha sido esa marcha, y cuán lejos
Uniendo los dos extremos de la vida pública de Benito Juá- estábamos de una organización definitiva de esos principios,
rez se palpa este resultado: inició, sancionó y consumó la vic- cuando estalló 1a revolución de Ayutla. Esta revolución
toria de la emancipación de la conciencia humana en su país, misma, que parecía ser un sacudimiento incontrastable de
como Guillermo de Orange, como Jorge Washington, las dos nuestra secular apatía y que respondía a uno de los movimien-
a
tos más profundos de la opinión de que hay ejemplo en nues- ciencias abdicaran en la conciencia de un solo hombre; bastaba
a
tros anales, amenazó ruina al otro día del triunfo, gracias a un que todas las libertades abdicaran en la libertad de un tirano
defecto de nuestro carácter nacional, el espíritu de transac- solo (y este era el dogma religioso y social de la época), para
ción, hecho carne en el hombre desgraciado que regía enton- que la colisión fuera inevitable, para que la dignidad humana
ces nuestros destinos. despertase un día en el corazón de los siervos; y aquel día de
Era preciso, y parecía imposible, que se levantara de entre incontrastable fuerza debía ser el último del régimen colonial,
aquel génesis de un nuevo periodo, un gran carácter, una inte- prolongado mucho más acá de nuestra independencia.
ligencia que concibiera simplemente el derecho, que no supie- ¡Qué papel el de Juárez en esas horas supremas! Y cómo,
ra distinguir un término medio entre el deber y la convenien- cuando llegó a un llamamiento de la reacción en agonía el
cia, y una voluntad que fuera una con- auxilio de aquel que por desgracia de la
ciencia ¡Qué papel el de Juárez en esas Francia llevó al trono imperial el espíri-
Tal fue Juárez. horas supremas! Y cómo, cuando tu esencialmente aventurero y rapaz de
Esta inquebrantable firmeza, que al- llegó a un llamamiento de la su familia, la personalidad de aquel in-
gunos, no sin probabilidades de acertar, reacción en agonía el auxilio de dígena sublime creció a la altura de un
consideran extraña al temperamento aquel que por desgracia de la mito! Era que el espíritu de nuestra na-
peculiar de nuestra raza, había de re- Francia llevó al trono imperial el cionalidad despertaba; era que latía por
presentar un papel decisivo en nuestros espíritu esencialmente aventurero y vez primera el corazón de una patria,
destinos. rapaz de su familia, la personalidad bajo la mano austera y firme de Juárez,
Ahora ya podemos empezar a juzgar de aquel indígena sublime creció a la sí, por la vez primera, porque entonces
de aquella situación. Ya nos separa de altura de un mito! la patria no significaba un mote encu-
ella mucho tiempo, y sobre todo, mucha bridor de nuestro raquítico orgullo, sino
sangre; podemos ser imparciales, puesto que hemos vencido. que era la frase simbólica del derecho humano en combate con
No encontrarán eco en la cavidad de esa tumba augusta las de- todos los ultrajes; por vez primera, porque era aquella la gran
clamaciones banales que nos pintan a la república de enton- batalla de la reforma, convertida en guerra de independencia;
ces como una Babilonia clerical: mucho de eso había, porque era la defensa del trabajo libre, convertida en defensa del te-
el hombre que puede dominar y no necesita trabajar, es decir, el rritorio; era la bandera de un partido que se convertía en es-
fraile, se encuentra obligado fatalmente a todas las torpezas y tandarte de una nacionalidad; era que el sostén de una nacio-
a todas las corrupciones; pero aun cuando así no hubiera sido; nalidad era la expresión de la eterna lucha por la libertad del
aun cuando aquellos soldados hubieran sido honrados y bravos hombre.
como unos espartanos; aun cuando aquellos clérigos hubieran Todas nuestras esperanzas, nuestra fe, nuestro intenso dolor
llevado la santa vida de Vicente de Paul, la lucha debía venir; formaron un pedestal gigantesco y sombrío, como si hubiera
era aquella la lucha por la vida: no se trataba de una autonomía sido hecho con las rocas ensangrentadas de nuestras montañas,
precaria, mantenida gracias a la mayor o menor utilidad de un a la figura serena de Juárez; en la hora del triunfo, cuando un
vecino formidable, ni de vestirnos de un nacionalismo jactan- destello del sol reverberó sobre aquella base indestructible,
cioso, que más parecía inspirado por una suerte de provincia- sobre aquella frente de bronce, comprendió el mundo lo que
lismo de campanario, que por el culto santo y puro de la patria; ese hombre era, lo que esa personalidad significaba; la repúbli-
no: se trataba de asimilarnos las condiciones de progreso de la ca recogió como en un haz divino todos los destellos de su
moderna vida social; se trataba de quitar trabas a la inteligen- alma, y los dispersó en derredor de aquella cabeza augusta.
cia, para que no muriera atrofiada; se trataba de quitar trabas En medio de ese apoteosis, entre aquella fulguración inten-
a la conciencia, para que no pereciera en la asfixia; se trataba sa, la misión de Juárez, como representante de la humanidad,
de emancipar al hombre como instrumento de producción, de concluyó. Ni un solo recuerdo amargo se evoca hoy en derre-
trabajo y de libertad; para eso no necesitábamos que los opre- dor de su sepulcro. Le vemos bajar entre aquel triunfo inmen-
sores fueran más monstruosos; bastaba con que todas las con- so, no a la tumba, sino a la memoria inmortal de la patria. G
Hidalgo y Juárez
José María Vigil
El Monitor Republicano albergó una columna El domingo último tuvo lugar la inauguración del monumento
de José María Vigil, que el 18 de julio de 1880 decretado a la memoria del ilustre ciudadano Benito Juárez.
la dedicó a los pilares de la independencia mexicana. Fiestas de esta naturaleza honran grandemente a los pueblos
En el sumario respectivo daba cuenta de la en que tienen lugar, porque indican que en el fondo del cora-
“Inauguración de un monumento. Merecido zón humano existe inextinguible el sentimiento de la gratitud,
tributo de gratitud popular. Principio y fin que se manifiesta de mil maneras hacia los hombres que han
de la revolución mexicana. Hidalgo y Juárez” consagrado su existencia en bien y mejora de sus semejantes.
a
El señor Juárez es uno de esos hombres excepcionales, cuyo y obedeciendo a un instinto que no los engaña, precipitan la
a
nombre se haya identificado con los acontecimientos más im- marcha de los acontecimientos, imprimiéndoles la dirección
portantes de nuestra historia. De humilde origen, como la más adecuada al fin que se proponen.
mayor parte de los héroes de la humanidad; de una raza que Dos figuras presenta nuestra historia que parecen vaciadas
lleva todavía sobre sí el profundo sello que imprimió la mano en el mismo molde, pues ofrecen una grande analogía en los
del conquistador, supo por la sola fuerza de su genio alzarse a rasgos prominentes de sus caracteres respectivos. Esas dos figu-
una inmensa altura, en que dominando las tempestades revolu- ras son Hidalgo y Juárez. Ambos consagrados a tareas pacíficas,
cionarias, sin sentir vértigos ante los no había motivo para aguardar de ellos
insondables abismos que a sus plantas se esa energía indomable, ese valor heroico
abrían, no temió desafiar las iras de los que se necesita para encabezar los gran-
poderes tradicionales que dominaban la des movimientos sociales. Almas de
sociedad, ni afrontar el empuje de na- bronce, en vano se cebaron en ellas la
ciones poderosas, que habían resuelto envidia, el odio, todas las pasiones viles y
destruir en nuestro país la libertad repu- rastreras que no temen vaciar su veneno,
blicana, comprometiendo gravemente al verse profundamente heridas por un
el principio de la independencia. poder que son incapaces de comprender
Juárez tenía una vasta inteligencia, y de medir. Superiores a las preocupa-
pero no fue ese su principal mérito. El ciones de su época, alzaron sin vacilar la
secreto de su gloria se encuentra en la frente en medio de la oleada que amena-
incontrastable fe de su corazón de pa- zaba sumergirlos, y cuando más tremen-
triota, en esa especie de intuición que das rugían las tempestades a sus plantas,
poseen ciertos hombres sobre los altos fijaban de hito en hito la mirada de águi-
destinos que tienen que llenar, y que los la en el sol de justicia eterna que inunda-
conserva serenos en medio de los mayo- ba su inspirada frente. Hidalgo y Juárez
res peligros, cual si una voz misteriosa son el principio y el fin, el alfa y el omega
les dijera que ningún temor deben abrigar, porque han venido de la revolución mexicana, y al través de medio siglo se dan las
al mundo con una misión que nada les impedirá cumplir. César manos como dos genios gemelos que nacieron de la misma idea
tranquilizando con su fortuna al barquero en medio de la tem- y encarnaron el mismo sentimiento.
pestad; Napoleón penetrando en medio de los combates con la No es, pues, de extrañar que Hidalgo y Juárez sean los dos
seguridad de no haberse fundido la bala que le había de herir, hombres más queridos del pueblo mexicano, que ve en ellos
son notables ejemplos de esa fe que tiene algo de fatalismo, que sus representantes más fieles, las personificaciones más acaba-
acompaña siempre a los hombres superiores, al acometer y das de sus deseos, de sus sufrimientos y de sus esperanzas; y
consumar las grandes empresas que una vez han concebido. no es de extrañar tampoco que las clases privilegiadas, las fac-
Diríase que esos seres privilegiados, que reúnen a la vez el ciones que enarbolaron en todos tiempos la bandera del retro-
valor del caudillo, la fe del apóstol y la abnegación del mártir, ceso y del absolutismo, no puedan pronunciar aquellos nom-
reconcentran en su alma como en inmenso foco, todas las as- bres sin sentir los calambres del odio, las contorsiones epilép-
piraciones legítimas de la sociedad en que viven; que escuchan, ticas del rencor que no olvida ni perdona. Esas clases jamás
interpretan y encarnan las quejas de las clases desheredadas, los olvidarán ni perdonarán a Hidalgo, que haya lanzado el grito
derechos desconocidos por los felices de de rebelión contra el derecho divino
la tierra, las esperanzas que sonríen en Almas de bronce, en vano se que mantenía aherrojada a la colonia, ni
un porvenir lejano, y las cóleras que cebaron en ellas la envidia, el odio, a Juárez que haya roto el último eslabón
hierven en las esferas sociales donde todas las pasiones viles y rastreras de la cadena que ligaba a México con las
sólo se ha sabido padecer y sufrir duran- que no temen vaciar su veneno, tradiciones de la edad media. Hidalgo y
te una larga serie de generaciones. al verse profundamente heridas por Juárez continuarán, pues, siendo el tema
Hombres de sentimiento y de acción, un poder que son incapaces de de estudios apasionados en que se em-
tal vez ignoran ellos mismos la magni- comprender y de medir. Superiores plearán preferentemente plumas empa-
tud de las empresas que llevan a cabo. a las preocupaciones de su época, padas en la hiel del despecho y de la
Naturalezas esencialmente sintéticas, alzaron sin vacilar la frente en medio impotencia.
abarcan en su conjunto las situaciones, de la oleada que amenazaba En cambio, la gratitud de los pueblos
descubren y generalizan las causas más sumergirlos emancipados, de los siervos convertidos
ocultas, y salvando los límites de la lógi- en ciudadanos, de las multitudes resti-
ca y del tiempo, llegan de un salto a sus resultados más tras- tuidas al goce de derechos inalienables, fijará una mirada en-
cendentales, como sí una fuerza interior los impulsara fuera de ternecida en esos dos astros de primera magnitud que brillan
las vías comunes que trabajosamente recorren el político y el en nuestro cielo político; y en las épocas de duda, de oscuridad
estadista. y abatimiento, el pueblo mexicano pronunciará los nombres de
Mientras que el sabio pesa, analiza y descompone en el si- Hidalgo y de Juárez como los de dos genios tutelares, que
lencio de su gabinete los grandes problemas sociales, perdién- desde las regiones de ultratumba velan sobre los destinos de la
dose a menudo en las quimeras que forja su propia inteligencia patria e inspiran a sus buenos hijos la fe, la constancia y la ab-
y echando por el camino menos verosímil, los hombres de negación que ellos poseyeron en grado heroico, a fin de que su
genio como Juárez remontan el vuelo a regiones inexploradas, obra sea llevada a feliz término. G
a
a
Juárez
Justo Sierra
Biógrafo apasionado de Juárez, Justo Sierra publicó correr a torrentes por los canales respiratorios de sus cordille-
el 21 de julio de 1872, en El Federalista y con dedicatoria ras de oxígeno generador de la fiebre de la libertad; el día bri-
a Emilio Castelar, este panegírico, en que el dolor llaba tanto en América, que empezaba a iluminar las tinieblas
personal se funde con la estimación histórica europeas. Era nuestro cenit, una aurora en ultramar. Y tembla-
ron los asfixiadores del género humano.
La marea de la invasión subió amenazadora; todo quedó
El más grandioso periodo de nuestra historia nacional acaba de hundido, todo, exceptuando la rompiente en que se abrigó el
cerrarse con el mármol de un sepulcro. ¡Juárez ha muerto! arca santa de la república; todas las frentes se inclinaron, todas,
Intérpretes de la juventud liberal que ama en vuestra voz la exceptuando la frente de Juárez, que permaneció, ante el hun-
personificación más elocuente de las democracias latinas, dimiento de nuestra autonomía, erguida como sólo puede er-
hemos querido asociarnos al duelo del país entero, hemos que- guirse la conciencia ante la fatalidad.
rido que, al pasar definitivamente a la posteridad, el nombre Y de ese escollo jamás quebrantado, tras la invasión que
del patricio sellase vuestra carta de ciudadanía mexicana, y para huía, de campanario en campanario, se precipitó nuestra águi-
nuestra gloria y para vuestra honra, colocamos sobre esa frente la anidando en los picos volcánicos de nuestra sierra, sublimes
de gigante vuestro laurel de bronce. campanarios de los Andes americanos.
Vos lo sabéis: el que ha muerto encarnó en México el adve- Vos lo sabéis, vos que lo habéis proclamado así en la tribuna,
nimiento de las ideas redentoras de nuestro siglo; su impasible al par que Victor Hugo en Patmos, y en Caprera, Garibaldi, el
figura se destaca en el horizonte matinal de la Reforma, como Ruy Díaz de la era nueva.
un dedo de granito escribiendo la profecía de muerte en medio Y por eso Juárez ha conquistado el derecho de hacer de la
de la orgía lúgubre de la reacción. Cuando ese raquítico soña- bandera mexicana su paño mortuorio.
dor del mal (Napoleón III), que concibió desde su trono bizan- Mañana se levantará en Europa, contra ese gran recuerdo,
tino el designio de desenterrar el cadáver de la tradición mo- la grita de los asalariados del odio. Os damos, tribuno, la pala-
nárquica de su tumba impura, profanó con sus legiones nuestra bra en defensa nuestra. Decidles que tenemos mucho amor a
tierra americana, Juárez tuvo la suerte de representar el princi- nuestra patria, para no santificar las virtudes del que ha muer-
pio de las nacionalidades, reconquistadas por el derecho y to, y mucho orgullo para no arrojar sobre sus faltas el manto
conservadas por la libertad, contra el hombre que si pensaba de nuestras glorias.
restaurarlas por el pueblo quería guardarlas para los césares; Entretanto, al cerrar de la tumba junto a la cual suenan con
fue el derecho de América a vivir, a respirar libre y soberana, eco tan solemne las palabras constancia y fe, hacemos ardientes
desde donde engarzasen congelados cristales el eje imantado votos por la república española, que será hija de vuestra fe y de
de los polos, hasta su cíngulo tropical, bordado por las conste- vuestra constancia.
laciones y cerrado por el sol; tierra peligrosa era la que dejaba Salud y fraternidad. G
El camino de Damasco
Ángel Pola
El 18 de julio de 1902 apareció en El Imparcial, de la ciudad Municipal, el panteón y un portal, donde están las escuelas de
de México, este artículo que no es tanto una celebración niños y de niñas y la biblioteca pública. En el centro del pobla-
juarista como un intento por explicar el cambio do hay un jardín, y junto, una laguna de 80 metros de diáme-
profundísimo en la imagen que el modesto niño zapoteco tro, cuyas aguas límpidas y serenas cambian de colores por
tuvo de su propio destino quién sabe qué artes: unas veces son claras; otras negras; otras
coloradas; otras de color café; en fin, pasan y repasan por mil
matices. Por esto la denominan laguna Encantada. Frondosos
San Pablo Guelatao es un pueblito asentado en la rama Orien- y altos fresnos ciñen sus riberas y hacen delicioso el lugar,
tal de la Sierra Madre, a 55 kilómetros de la ciudad de Oaxaca. donde las familias celebran días de campo y verbenas, y discu-
Su perímetro mide 20 950 metros y el número de sus habitan- rren en los de fiesta al toque de la música del pueblo.
tes asciende a 354. Sus casas son de adobe y teja; y sus edificios El clima es tropical y templado. Se producen el limón, el
principales dos iglesias de arquitectura moderna, el Palacio naranjo, el mango y la caña; el durazno, la pera y otras frutas.
a
Sus habitantes viven de la agricultura y la horticultura. Cose- de Oaxaca. Iba el pobrecillo con sólo su ropa en el cuerpo:
a
chan maíz, frijol, arveja, lechuga, rábano, tomate, cebolla, ajo sombrerito de palma, camisa y calzoncitos de manta y cacles.
y col. Siembran en primavera y en otoño, pero la primavera A trechos, parecía detener el paso para escuchar la voz de su
siempre es de regadío. El acueducto llega al río Hiloovetoo, conciencia en la lucha sostenida entre el amor a su hogar y el
afluente del río grande de Ixtlán. temple de su carácter. Así, con estas tempestades en su alma,
En este pueblito hay dos cosas, que son las más grandes: una hermosa y pura, llegó a la ciudad y paró en la casa de don An-
choza, en contraste con lo demás del caserío, situada a 50 me- tonio Maza, español y amo de su hermana Josefa. Éste fue su
tros del palacio municipal, y una estatua, que destaca en el camino de Damasco.
jardín. La estatua representa a un indio que nació en la choza: A poco de transcurrir tiempo, Josefa le puso a servir con
a Pablo Benito Juárez. don Antonio Salanueva, tercero descubierto de la 3a orden de
De este indio, ejemplar peregrino de energía, cuyos padres San Francisco y encuadernador de libros. Cerca de este buen
fueron Marcelino Juárez y Brígida García, quedan de pie toda- hombre completó su instrucción primaria, y en seguida se
vía gentes de su sangre: María Ruiz, de edad 100 años, mujer matriculó en el colegio Seminario, en que había dos cátedras
de Justo Juárez, primo hermano de Marcelino, y sus hijos de gramática, una de filosofía, una de teología moral y otra de
Ruperto, Juan y Anastasio, que cuentan respectivamente 50 teología dramática.
y 65 años. Vive también Felipe García de 90, primo de Pablo El 8 de enero de 1827 abrió sus puertas el Instituto de cien-
Benito Juárez. Dice Felipe que éste su primo, quedó huérfano cias y artes del estado, y él fue uno de los primeros alumnos:
de padres cuando rayaba en los ocho años; Marcelino falleció se inscribió en la 8a. aula, que era la de derecho natural y civil,
en el portal del palacio de gobierno de Oaxaca, en una de sus desempeñada por el licenciado José María Arteaga.
idas para vender fruta, y descansa en el Patrocinio. Brígida, en La noche del jueves 30 de julio de 1829, en el instituto, de-
Guelatao y yace en uno de los templos. fendió en acto público estas tesis de derecho:
No le dejaron recurso alguno a Benito, sino su trabajo, que 1] Los poderes constitucionales no deben mezclarse en sus
fue siempre su sostén. Entonces buscó refugio en el hogar de funciones.
su tío Bernardino, de índole recta y severa, que tenía por inte- 2] Debe haber una fuerza que mantenga la independencia y
reses un solar contiguo a la Laguna Encantada y un rebaño de el equilibrio de estos poderes.
ovejas. El huérfano dedicóse a su cuidado. Antes del pastoreo, 3] Esta fuerza debe residir en el tribunal de la opinión pú-
entraba en la escuela particular de Domingo García, nativo del blica.
lugar. Después, arreaba a sus animalitos. A veces, trepado a un El 12 de agosto de 1830, en el mismo plantel, sostuvo pú-
árbol, les peroraba en su lengua, en zapoteco. blicamente estas otras conclusiones:
Un día, el miércoles 16 de diciembre de 1818, por andar ju- 1] La elección directa es más conveniente en el sistema re-
gando con uno de sus amiguitos de infancia no advirtió que su publicano.
rebaño había entrado a saco en una sementera. El propietario 2] Esta elección se hace tanto más necesaria cuanto más
tomó en rehenes a las ovejas, en tanto no le fuese reparado el ilustración haya en el pueblo.
daño. Perdido de ánimo el pastorcito y puesta su considera- ¿Todo esto no revela al pontífice impasible y perseverante
ción en la severidad de su tío, huyó del pueblo y tomó camino de la república y la reforma? G
a
a
a
a
a
a
a
a
Sergio Pitol,
nuestro Cervantes
■ Daniel Leyva premia la generosidad
de Sergio Pitol
■ Margo Glantz pregunta a Sergio Pitol
cómo escribe sus novelas
■ ¿Cómo leen franceses y alemanes
a Sergio Pitol?
a
a
a
a
Sergio Pitol, Sumario
nuestro Cervantes Sergio Pitol o la generosa generosidad 2
Daniel Leyva
No es que la euforia nos haya trastornado el juicio: nadie puede Diálogo con Sergio Pitol 4
atribuir a un escritor vivo la inmortalidad literaria de que goza Margo Glantz
el autor del Quijote. Pero decir que Sergio Pitol es nuestro Cer- Henríquez Ureña visto por sus discípulos 8
vantes dice lo obvio y algo más. El próximo 23 de abril, de Sergio Pitol
manos del rey de España, el novelista poblano recibirá el premio Autobiografía precoz 12
que esta vez cumple 30 de haber sido entregado por primera Sergio Pitol
ocasión (Jorge Guillén inauguró en 1976 la nómina de quienes Iván, niño ruso 15
han recibido el “Nobel de la lengua española”). Pero al llamar Sergio Pitol
“nuestro” a este Cervantes reivindicamos la nacionalidad del Conrad, Marlow, Kurtz 16
más foráneo de nuestros narradores así como el honor de contar Sergio Pitol
en el catálogo del Fondo con su obra reunida, que abarca ya El corazón de las tinieblas 20
cuatro volúmenes. La fecha en que recibirá el galardón recuerda Joseph Conrad
el día de 1616 en que falleció el manco lepantino, jornada en Hacia Occidente 22
que también arrojaron su último aliento el Inca Garcilaso y Sergio Pitol
Shakespeare, aunque éste según el calendario juliano; ese día ha Praga la misteriosa 23
sido convertido por la Unesco en Día Internacional del Libro. Gérard de Cortanze
Arrancamos con dos textos emanados de la amistad. De Malintencionada y jubilosa 24
entrada, Daniel Leyva subraya la calidad humana de Pitol con Frédéric Vitoux
un testimonio agradecido que va más allá de lo estrictamente El mexicano 26
personal, pues lo que se predica de don Sergio podría enun- Fabrice Gabriel
ciarlo más de uno. Margo Glantz rescata una conversación con Una marcha dominical con bombo y platillos 27
quien hace 20 años aún se encontraba preparando la obra que Florian Borchmeyer
lo llevaría a ganar el multicitado premio; ese diálogo tras bam- Las tenazas del destino 28
balinas, tan mordaz como la propia narrativa pitoliana, presen- David Wagner
ta aspectos medulares de su quehacer artístico. De la edición Librerías de viejo 30
con que la filial española del fce se suma a los festejos, toma- Jaime García Terrés
mos buena parte de un ensayo sobre Pedro Henríquez Ureña,
el dominicano que tanta influencia tuvo en los círculos cultu- Daniel Leyva, subdirector del inba, es autor de Crispal,
rales mexicanos de la primera mitad del siglo pasado. que recibió el premio Xavier Villaurrutia ■ Margo Glantz
Dos estampas sirven para asomarse a la vida de nuestro ho- es académica de la unam y autora de Historia de una mujer
menajeado. Con un fragmento de su Autobiografía precoz y con que caminó por la vida con zapatos de diseñador ■ Sergio Pitol
el fulgurante repaso del momento en que nació su devoción nació en Puebla en 1933 ■ Sergio Pitol fue consejero
por la cultura rusa, Pitol se presenta ante sus lectores con la cultural en Francia, Hungría, Polonia y la Unión Soviéti-
transparencia de su prosa evocativa, su habilidad para actuali- ca, y embajador en Checoslovaquia entre 1982 y
zar lo remoto y hacer de la experiencia propia algo compartido. 1987 ■ Sergio Pitol ha colaborado en Revista de la Univer-
Hombre de certezas estéticas y congruencias duraderas, su sidad, Revista de Bellas Artes y Letras Libres, y en los suple-
lectura de autores como Conrad ha sido no sólo dilatada sino mentos México en la Cultura, La Cultura en México, Sábado,
íntima, como se ve en su ensayo sobre autor y personajes de El La Jornada Semanal y Hoja por Hoja ■ Sergio Pitol ganó el
corazón de las tinieblas, y en la traducción de esa desoladora no- Premio Xavier Villaurrutia en 1981, el Nacional de Lite-
vela. Pero no vaya a confundirse el lector: la escritura de Pitol ratura y Lingüística en 1999, el de Literatura Latinoame-
es sobre todo alegre, delicadamente irónica, con filo para pe- ricana y del Caribe Juan Rulfo en 1999 ■ Joseph Conrad,
netrar en las contradicciones de esos seres más que humanos escritor inglés de origen polaco, conoció el terror en el
que habitan su prosa, como los que habitan el relato que cierra Congo ■ Sergio Pitol es el tercer mexicano que recibe el
esa porción de este número. Asomémonos por último a lo que Premio Cervantes, después de Octavio Paz (1981) y Car-
en la prensa francesa y alemana se ha dicho sobre don Sergio. los Fuentes (1987) ■ Gérard de Cortanze, ensayista,
Como dijimos al comienzo, en este mes se celebra el Día poeta y traductor francés, ha colaborado en Le Nouvel
Internacional del Libro. Por otro lado, al cabo de este abril se Observateur y Le Monde ■ Fabrice Gabriel, crítico literario
conmemora el primer decenio de la muerte de Jaime García francés, es autor de L’Homme ouvert ■ Frédéric Vitoux es
Terrés. En alegre intersección de esas fechas presentamos su colaborador de Le Nouvel Observateur ■ Florian Borch-
remembranza de las librerías de viejo. (Y entre paréntesis ha- meyer, crítico literario y periodista alemán, es especialista
cemos un mea culpa por la confusión genealógica en que incu- en la obra de Jorge Luis Borges ■ David Wagner, alemán,
rrimos en nuestro número anterior: el Juan de Dios Peza que es historiador del arte y crítico literario ■ Jaime García
fue Ministro de la Guerra con Maximiliano tenía como segun- Terrés fue hombre de letras: poeta, ensayista, traductor,
do apellido “y Fernández de Córdoba” y fue padre del poeta editor de revistas y director del fce entre 1983 y 1988
que nos presentó “Las horas de mayor angustia de Juárez”.)
a
a
Sergio Pitol
DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
o la generosa generosidad
Directora del FCE
Consuelo Sáizar
Daniel Leyva
Director de La Gaceta
Tomás Granados Salinas Sergio Pitol, el escritor, ganó el Premio Cervantes. Sergio Pitol, el ser humano
bondadoso y solidario, ganaría trofeos a la amistad y al estímulo a sus colegas.
Consejo editorial
Ésa es la emotiva tesis que un beneficiario de su generosidad, convertido hoy
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman,
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, en literato de sólida trayectoria, plantea en estos párrafos
Axel Retif, Laura González Durán,
Max Gonsen, Nina Álvarez-Icaza,
Paola Morán, Luis Arturo Pelayo, Hay dos formas de abordar a un escritor. Por sus obras, los conocerán, y por sus actos,
Pablo Martínez Lozada, Geney Bel-
trán Félix, Miriam Martínez Garza, los juzgarán. ¿O acaso es al revés? Por sus obras, los juzgarán, y por sus actos, los co-
Fausto Hernández Trillo, Karla Ló- nocerán. Sea como fuese, en Sergio Pitol es lo mismo ya que a través de sus obras y de
pez G., Alejandro Valles Santo To- sus actos, sus lectores y sus amigos, en ocasiones no son los mismos, se han beneficiado
más, Héctor Chávez, Delia Peña, de sus libros y de sus acciones, ambas, obras y actos, libros y acciones, fruto de la ge-
Antonio Hernández Estrella, Juan
nerosidad, la generosidad del escritor con sus palabras y del amigo con sus consejos.
Camilo Sierra (Colombia), Marcelo
Díaz (España), Leandro de Sagastizá- Permítaseme iniciar estas páginas abordando no la generosidad del autor, lo haré
bal (Argentina), Julio Sau (Chile), más adelante, sino la generosidad del hombre. Por razones que no importan en este
Isaac Vinic (Brasil), Pedro Juan Tucat texto yo vivía en París a principios de los años setenta y ahí me tocó conocer a Sergio
(Venezuela), Ignacio de Echevarria Pitol antes de haberlo leído. Fue Guillermo Landa, fino poeta originario de Huatus-
(Estados Unidos), César Ángel Agui-
lar Asiain (Guatemala), Rosario To-
co sur Mer y agregado cultural de México, quien me lo presentó como su sucesor.
rres (Perú) Durante el tiempo que Sergio Pitol estuvo en París yo asistí más de una vez a las
fiestas o cenas que brindaba a sus amigos que lo visitaban en su apartamento cercano
Impresión a la Maison de la Radio, en donde conocí a la queridísima y entrañable Vilma Fuen-
Impresora y Encuadernadora tes, y Pitol frecuentaba mi estudio en el Barrio Latino, en donde oíamos boleros de
Progreso, sa de cv
Agustín Lara cantados por Toña la Negra.
Diseño y formación Fue Sergio Pitol quien me presentó con el embajador Carlos Fuentes. Fue Sergio
Marina Garone, Cristóbal Pitol quien me alentó a escribir mi primera novela. Fue Sergio Pitol quien me con-
Henestrosa y Emilio Romano venció de no renunciar al Premio Xavier Villaurrutia diciéndome que ese dinero sería
lo único que ganaría como escritor y además se corría el riesgo de que el gobierno
Ilustraciones
Tomadas de Gods’ Man. A Novel desapareciese el premio y con ello se perjudicase a otros autores. Fue Sergio Pitol
in Woodcuts, de Lynd Ward quien me envió a Barcelona con el manuscrito de mi primera novela. Fue Sergio
Pitol quien me invitó a colaborar en la Dirección de Literatura del inba cuando volví
La Gaceta del Fondo de Cultura Econó- a México, invitación que no pudo concretarse por el famoso despido de Juan José
mica es una publicación mensual edi-
tada por el Fondo de Cultura Econó-
Bremer de la Dirección General del inba. Fue Sergio Pitol quien, finalmente, me dio
mica, con domicilio en Carretera Pi- el que fue mi primer trabajo en México en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
cacho-Ajusco 227, Colonia Bosques Y toda esa generosidad con un joven que al inicio ni lo había leído. Toda esa ge-
del Pedregal, Delegación Tlalpan, nerosidad incluso con un joven que no formaba parte de su círculo estrecho de ami-
Distrito Federal, México. Editor res- gos. Por eso estoy convencido de que en Sergio Pitol la generosidad es un reflejo
ponsable: Tomás Granados Salinas.
Certificado de Licitud de Título 8635 natural, como natural y generosa es su escritura, que he gozado como lector a lo largo
y de Licitud de Contenido 6080, ex- de los años, otro regalo, dádiva, gracia o beneficio que he recibido con derroche y
pedidos por la Comisión Calificadora hasta despilfarro, si derroche o despilfarro puede haber en la buena literatura.
de Publicaciones y Revistas Ilustradas Todos sabemos que el autor de Juegos florales es un literato muy particular. Con
el 15 de junio de 1995. La Gaceta del
siete libros de cuentos que van de Victorio Ferri cuenta un cuento a Nocturno de Bujara,
Fondo de Cultura Económica es un
nombre registrado en el Instituto con cuatro novelas que vienen de El tañido de una flauta a La vida conyugal y con una
Nacional del Derecho de Autor, con serie de libros de ensayos como el más reciente El mago de Viena, Sergio Pitol ha
el número 04-2001-112210102100, el cumplido un periplo sobresaliente, un extraordinario viaje, ¿podría ser de otra forma
22 de noviembre de 2001. Registro en un autor dedicado a viajar, dedicado a soñar?, en donde predomina la experimen-
Postal, Publicación Periódica: pp09-
0206. Distribuida por el propio Fon-
tación, la novedad, el asombro y, sobre todo, el gusto por escribir.
do de Cultura Económica. Sergio Pitol nos ha propuesto otra manera de leer la novela, de disfrutar el cuento
y de entender el ensayo. Esa propuesta de escritura, que deviene otra lectura, en su
Correo electrónico momento no fue entendida. Tendrían que venir otros lectores, más allá de las fronteras
gacetafce@fce.com.mx de lo formal, para que esta literatura novedosa en un escritor mexicano nos alcanzara.
Tanto así que es en el extranjero, y sigue siéndolo, donde Sergio Pitol ha encontrado
a
el pleno reconocimiento a su obra, obra como pocas se han visto divertidas y divergentes. La literatura de Sergio Pitol nos exalta,
a
en las letras mexicanas. Se sabe que el género en el que se inició nos pone fuera de sí, nos vuelve excéntricos. Es una escritura
Pitol fue el cuento, hubo poemas pero de eso no quiere acordar- lanzada como trompo que, donde caiga, siempre da en el centro,
se, y fascinado por la lectura de Jorge Luis Borges se dio a la como ese trompo del poema de Octavio Paz.
tarea de comenzar comunicándose con estructuras narrativas No contento con esto, Sergio Pitol nos ofrece, a través del
complejas que no fueran las del cuento clásico, si bien sus incur- ensayo y con tres libros capitales como lo son El arte de la fuga,
siones narrativas tuvieron la combinación de lo clásico y de lo El viaje y El mago de Viena, otro tipo de escritura gozosa en el
moderno, tal y como ha sido desde entonces su perfil literario. que la crónica, la narración y la autobiografía se mezclan en una
Esta modernidad clásica Sergio Pitol la pudo explorar en la escritura heterodoxa, sin género en que pueda ser encasillada
novela, mismo espacio lingüístico en donde encontraría un te- por un purista historiador de la literatura. Por último, Sergio
rreno fértil, en donde trabajaría más cómodo para exponer sus Pitol añade a sus generosidades la que tal vez sea la mayor que
teorías y sus historias. El Tríptico del Carnaval fue su propuesta un escritor pueda tener, la de traductor. Autores ingleses, rusos,
y reto. Estas novelas, integradas por El desfile del amor, Domar a centroeuropeos y eslavos encuentran en la generosidad de Ser-
la divina garza y La vida conyugal, son la muestra fehaciente del gio Pitol el español necesario para que los podamos leer.
logro artístico a través de la palabra utili- ¿De qué tipo de escritor estamos ha-
zada con imaginación. No es suficiente En Sergio Pitol la generosidad es un blando entonces cuando abordamos a
saber que esta trilogía está sostenida teó- reflejo natural, como natural y Sergio Pitol? De un escritor que goza
ricamente por el crítico ruso Mijaíl Ba- generosa es su escritura, que he antes de escribir. De un escritor que
jtín, en lo que se refiere desde luego a la gozado como lector a lo largo de los convierte los sucesos cotidianos en ele-
explicación del desarrollo carnavalesco y años, otro regalo, dádiva, gracia o mentos artísticos. De un escritor que
paródico de una narración, sino que esa beneficio que he recibido con sabe la importancia de los libros y de la
propuesta narrativa implica una partici- derroche y hasta despilfarro, si escritura. De un escritor que a través de
pación del lector en lo que al plantea- derroche o despilfarro puede haber la palabra nos hace felices. De un escri-
miento se refiere. en la buena literatura tor que intenta renovar estilos anquilo-
Para Sergio Pitol la tragedia no es el sados y conceptuales. De un escritor que
núcleo de sus historias. Con maestría y conocimiento de causa es libre en todas las acepciones de la palabra. De un escritor
el escritor va introduciendo la parodia de esa tragedia. La iro- que ha sabido ser generoso con sus amigos y con sus lectores.
nía va ganando terreno a esa impostación trágica y es aquí en Por eso no debe extrañarnos que Sergio Pitol sea, también,
donde el lector debe participar: ¿es verdad tanta algarabía? Ya una biblioteca. Y no una biblioteca cualquiera, no. Una Bi-
desde su primera novela, El tañido de una flauta, encontramos, blioteca Cervantes. Y no cualquier Biblioteca Cervantes, no.
aunque tamizada, esa parodia. No sería sino hasta el llamado Una Biblioteca Cervantes ubicada en Sofía, la capital de Bul-
por los estudiosos de la literatura el Tríptico del Carnaval garia. En el centro del mapamundi afectivo de Sergio Pitol. En
donde se expondría con toda su vehemencia la algarabía orgá- el centro del universo literario de Sergio Pitol. En el corazón
nica de la ironía. Sergio Pitol se defiende desde el lado no tan mismo del mismo corazón de Sergio Pitol porque Sergio Pitol
académico del asunto afirmando que lo único que ha intentado es el escritor nacional más internacional que tenemos. Es el
es presentar y representar historias de personajes excéntricos o escritor mexicano más universal de nuestras letras. Siempre
esperpénticos, es decir, fuera del centro de lo común. vigente y siempre leído. Siempre reconocido y siempre admi-
Los lectores sabemos, por la amplia cultura del narrador, rado. En suma, siempre querido.
que la fuerza de lo paródico radica en la buena manufactura de Si al fin de cuentas Sergio Pitol es una biblioteca, como
su construcción. En las novelas de Sergio Pitol nada está fuera Alfonso Reyes, como Jorge Luis Borges o como sus queridos
de lugar. No hay nada que no haya sido planeado con argucia. Gogol o Chéjov o Verne o Dickens, es también toda una
No hay nada que no haya sido paladeado con fascinación. literatura. G
Desde los planos narrativos hasta los planteamientos de las
historias, todo ha sido tan fríamente calculado que no se nota
el trabajo de tejido fino de lo textual. Esta escritura, ajena al El Fondo de Cultura Económica cuenta en su catálogo
lector acostumbrado a los clichés y a las estructuras anuncia- con las siguientes obras de Sergio Pitol:
das, hizo que Sergio Pitol permaneciera exiliado de la mayo- La casa de la tribu, Letras Mexicanas (1989) y Biblioteca
ría de los lectores, tal y como él lo hacía físicamente del país. Cervantes (2006)
Pero esta aparente desventaja tuvo sus frutos que ahora cose- De la realidad a la literatura, Cuadernos de la Cátedra
cha, pues Sergio Pitol es, sin duda, uno de los escritores que Alfonso Reyes (2002)
han renovado la prosa no sólo en México sino en la lengua Obras reunidas i. El tañido de una flauta, Juegos florales,
española. Podría sonar excesivo si el autor no lo demostrara Tezontle (2003)
con claros ejemplos que no se circunscriben a un solo libro Obras reunidas ii. El desfile del amor, Domar a la divina
sino al conjunto de su obra. garza, La vida conyugal, Tezontle (2004)
Ya mencioné que la narrativa de Sergio Pitol es gozosa por Obras reunidas iii. Cuentos y relatos, Tezontle (2004)
lo esperpéntico e irónico de sus historias. Pues bien, ese esti- El mago de Viena, Letras Mexicanas (2005)
lo, que en México se ejerce de modo efímero en pequeños Obras reunidas iv. Escritos autobiográficos, que contiene
ambientes, no se ha explotado lo suficiente en nuestra literatu- Autobiografía precoz, El arte de la fuga, El viaje, Tezon-
ra. Quién iba a pensar que un escritor fascinado con los libros tle (2006)
de sus admirados Henry James o Virginia Wolf tiene historias
a
a
Diálogo con Sergio Pitol
Margo Glantz
Casi podría considerarse legendaria la amistad entre Glantz o condenado. Muchas veces los presento cuando son persona-
y Pitol, basada desde luego en el afecto, pero sobre todo jes ya condenados, ya derrotados, y retrocedo al pasado, hasta
en las afinidades literarias, en la mutua atención creativa, en el instante en que jugaron la carta falsa. Estoy totalmente de
algunos estrechos paralelismos vitales. Esta conversación acuerdo cuando señalas que en mi literatura se plantea casi
sirve para imbricar la hebra del análisis literario, en voz de como una obsesión el tema de la bifurcación: el hombre y la
Margo, con un hilo por momentos confesional de Sergio, mujer que prometen mucho en la juventud y que en un deter-
que comparte con el lector su modo de construir novelas minado momento son aniquilados por fuerzas que no manejan,
que provienen del exterior. En el momento en que ceden, se
transforman en un desecho de la naturaleza, en esos tipos que
Hacia finales de 1982, Sergio Pitol y yo sostuvimos un diálogo, andan con los zapatos rotos, con los dientes podridos, o bien
parecido a los que solíamos tener a menudo; por alguna razón en esa especie de sepulcros blanqueados, que son quienes ge-
que no recuerdo, éste se grabó y quizá —no lo registro— pudo neralmente resultan más maltratados en mis relatos; gente que
haberse publicado en alguna parte. Ahora lo reproduzco, creo suprimió sus deseos, mutiló toda vida individual, eliminó su
que viene al caso ahora que mi querido amigo recibirá el Pre- verdadero lenguaje, todas las caracteristicas que pudieron
mio Cervantes, el más alto galardón que se le concede a un hacer de sí mismos gente real para convertirse en triunfadores
escritor de lengua española. En este diálogo sostenido antes de de salón y de oficina.
que Sergio publicara los llamados Tríptico del Carnaval y Tríp- En cuanto el otro tipo de personaje por lo menos intentó
tico del Viaje se prefiguran varios de sus futuros libros, como jugarse algo, responder a algunos desafíos, enfrentarse a retos
por ejemplo y para empezar El desfile del amor, y ¿por qué no?, y fue vencido por el sepulcro blanqueado que por lo general
luego, El arte de la fuga. relata su historia. La escritura se realiza a través de los proble-
a
mas de un personaje escritor o artista. Esto se debe a que los
a
problemas formales de la creación me interesan muy vivamen-
te. Pocas cosas me apasionan de tal manera como el proceso de
la creación: el esfuerzo de un pintor, un fotógrafo o un nove-
lista por seleccionar y manejar el material que la naturaleza le
ofrece, e individualizarlo a través de la forma apropiada. Pre-
fiero desarrollar esto en la novela, no en el ensayo, y convertir-
lo en un elemento vivo del relato.
Sergio Pitol: Me entusiasma que hables de Cumbres borrascosas. Sergio Pitol: Sobre todo, las reacciones que el asesinato va a
Nadie ha señalado su relación con mis cosas. Emily Brontë va desencadenar en algunos personajes.
creando una novela a través del esfuerzo de alguien por contar
lo que otros han vivido. En mis novelas también trato de desa- Margo Glantz: Y sin embargo se la considera novelista poli-
rrollar la manera en que un escritor se decide a escribir algo cial. Tú también lo eres, ¿no? Como en Cumbres borrascosas, se
sobre sucesos que le fueron narrados o que leyó en alguna parte, parte de un núcleo oscuro… ¡Caramba parezco disco!
y eso me permite crear los distintos filtros y distanciamientos,
esos espacios entre quien cuenta y las posibles variantes que Sergio Pitol: Mira, Margo, en mi obra la novela policial ha
puede adoptar la narración, las diversas posibilidades de com- sido una influencia decisiva. Así como ciertos relatos de Henry
prender el hecho que ha sido relatado. Para mí es fundamental James que están muy cerca del género. Uno de mis primeros
tener una trama sólida, pero más que la novela quede abierta de cuentos, “Amalia Otero”, parte de un hecho oscuro que nunca
tal modo que un lector más o menos adiestrado pueda irla in- se le aclara al lector: la relación entre la esposa de un hacenda-
terpretando, armando, hasta crear su propia novela. do de una pequeña población veracruzana con un general lle-
gado al pueblo con las fuerzas revolucionarias, la decisión
Margo Glantz: Siempre hay, sin embargo, una zona que per- posterior de la mujer de encerrarse en una casa de la que no
manece oscura, quizá porque la enredas a placer tuyo o porque saldrá sino muchos años después. Nunca se sabe exactamente
a
qué ocurrió, si él se suicidó, si ella lo mató, qué lazos los unían; esas muertes y a esa riqueza sospechosamente adquirida. ¿Se
a
se alude vagamente a algo que un juez le contó a un vecino que trata de una venganza? ¿Quién pudo haber cometido esos crí-
puede implicar una relación incestuosa entre Amalia Otero y el menes?, ¿cuáles podrían ser los motivos? Me interesa poquísi-
militar, pero nunca queda claro; se narra toda una serie de mo descubrir las relaciones de causalidad (aunque como autor
actos cotidianos con aparente precisión y objetividad, cuando debo tenerlas claras), lo que me importa es la atmósfera que
se cierra el relato se impone esa zona de oscuridad que lo veló pueda desprenderse, la creación y desarrollo de una forma lite-
durante todo su desarrollo. raria sugestiva.
Margo Glantz: A mí me parece también que ese relato se Margo Glantz: Esa preocupación que circula en torno a he-
aproxima de alguna forma al cuento llamado “Red Roses for chos reales que se van despojando de su realidad porque no
Emily”, de William Faulkner, otro de tus autores preferidos y tienen una concreción definida o, porque, por el contrario, son
que mayor influencia tuvieron en tu obra. demasiado definidos, nos acerca a otro elemento que siempre
aparece en los intersticios del relato: el mal. Ese mal que cir-
Sergio Pitol: Tal vez ése sea de los ras- cunda las cumbres borrascosas —como
gos fundamentales de lo que escribo: Para mí es fundamental tener una quería Bataille— o el mal subrepticio de
tengo que partir siempre de un misterio. trama sólida, pero más que la novela James, o el mal de la belleza de Mann,
Ahora pienso en una próxima novela: La quede abierta de tal modo que un mal del que tú también participas, aun-
plaza Río de Janeiro. En una antigua casa lector más o menos adiestrado que en tus novelas haya también otros
de ladrillo rojo en los años cuarenta su- pueda irla interpretando, armando, ingredientes malignos concretos, los li-
ceden dos o tres asesinatos, suicidios tal hasta crear su propia novela gados con la brujería, la superstición o el
vez, aunque todos los elementos indican mal de ojo, sobre todo en Juegos florales,
que se trata de crímenes. La familia en cuya casa ocurren estos verdadera novela gótica como señaló Jaime Valdivieso. El fra-
sucesos ha vivido en la embajada de México en Berlín en los caso produce aquí algo diferente, no es tanto el abismo como
años del nazismo, hasta el momento en que por motivo de la en El tañido de una flauta (aunque existe) sino la destrucción de
declaración de guerra rompimos relaciones con Alemania. Po- la prepotencia, la apertura del sepulcro blanqueado, la vanidad
siblemente voy a trabajar algunos personajes que ya comienzo de una rubia extranjera que se siente valquiria frente…
a vislumbrar: un personaje que se enriquece sospechosamente
durante su estancia en Berlín. Todo el relato girará en torno a Sergio Pitol: …a los nacos.
Margo Glantz: Sí, frente a los nacos, con los que sin embargo
se mezcla y a los que elige como compañeros. Esa prepotencia
se destruye ante la aparente humildad y el brillo de unos ojos
verdes en la cara índigena de la criada vuelta personaje de la
mitología griega con ribetes cómicos, Circe que domeña pája-
ros y valquirias y que puede trastornar y destruir la vida de los
demás…
a
cuentan historias de otros personajes y recuerdan hechos pasa-
a
dos o ilusionan sus futuras glorias; pero al mismo tiempo es la
posibilidad de descubrir el mundo exterior a través de esos
diálogos, de esa fuerza social que sería la maldad en el sentido
de lo mezquino, de lo convencional, del oropel que triunfa en
apariencia.
a
a
Henríquez Ureña visto por sus discípulos
Sergio Pitol
Cada año, la Universidad de Alcalá y la filial madrileña del correspondencia con Alfonso Reyes y varios estimulantes ensa-
FCE expanden la Biblioteca Premios Cervantes con un yos sobre su obra, además de algunos testimonios de amigos y
volumen en homenaje al ganador de ese reconocimiento, alumnos sobre las circunstancias de su vida y sus trabajos.
que el rey de España entrega el 23 de abril, fecha Hace cincuenta años, en mi juventud, leí con fervor, subra-
en que se conmemora la muerte del autor del Quijote. yando casi todas las páginas, uno de sus libros publicado pós-
Sergio Pitol decidió reeditar la colección de ensayos tumamente: Las corrientes literarias en la América hispánica, unas
La casa de la tribu. Reproducimos en seguida parte de conferencias leídas en inglés en Harvard y traducidas al caste-
un texto que no estaba incluido en la primera edición llano por Joaquín Díez-Canedo. Aquella lectura me convirtió
—de 1989, en Letras Mexicanas—, fechado en Xalapa, con pasión y para siempre a las cosas de América.
en abril de 2001. Nos sirve además para rendir homenaje A Henríquez Ureña se le identifica con el ideal americano,
al descomunal Henríquez Ureña, que en mayo próximo hispanoamericano concretamente, convertido en una utopía:
cumplirá 60 años de haber muerto la utopía de América. Fue ese uno de los ejes centrales de su
vida intelectual y a esa causa apasionante aproximó a Alfonso
De simetrías a asimetrías Reyes, a Ernesto Sabato, a Ezequiel Martínez Estrada, a Enri-
que Anderson Imbert, a buena parte de sus amigos y discípu-
La física cuántica —aseguran sus intérpretes— ha logrado pro- los. También, a través de la distancia física, a dos jóvenes,
bar sin demasiado esfuerzo, que el mundo, desde su creación convertidos después en excepcionales ensayistas, quienes si-
hasta hoy, se ha movido a través de un complejo sistema de guieron con fervor su lección y la continuaron: el venezolano
asimetrías. Mariano Picón Salas y el colombiano Rafael Gutiérrez Girar-
La vida del universo, la de sus tres reinos y la infinita varie- dot, quien, hasta donde entiendo, fue el primer escritor de
dad de especies que los pueblan, es el resultado de un juego de nuestra lengua que publicó un libro sobre Alfonso Reyes y,
difícil comprensión para los legos pero definitivamente cierto también, autor de uno de los estudios más lucidos, emociona-
y rigurosamente comprobado de formas asimétricas, de fugas dos y rigurosos de la obra de Henríquez Ureña.
de energía hacia lo desconocido; son saltos brutales, aterrori- Pedro Henríquez Ureña nació en la ciudad de Santo Do-
zadores, pero cualquier efecto de este tipo se desliza al ritmo mingo, en 1884, en el seno de una familia notable tanto en la
de una cámara lenta. No nos asustan gracias a la demora de su cultura como en la política de su país, hijo de un presidente de
realización. Pasarán un sinnúmero de generaciones hasta que la república y de una madre literata y pedagoga. Su formación
alguien —un sabio, desde luego— descubra que ha ocurrido un inicial se nutrió en los clásicos universales. Entre los ocho y los
salto importante en la naturaleza. Se requerirán siglos, miles de nueve años sus lecturas predilectas fueron el Quijote, de Cer-
siglos quizá, para tener la seguridad de que una asombrosa vantes, y los dramas y comedias de Shakespeare. El conoci-
operación ha tenido ya lugar. miento de lenguas clásicas y contemporáneas fue parte de su
¿Quién ha presenciado la metamorfosis del dinosaurio a la educación.
lagartija o la transición del oscuro balbuceo que por primera Padres, familiares y amigos de la casa se desvivieron por
vez emitió un homo sapiens, más impaciente o menos obtuso cultivar a aquella criatura afortunada. Su precocidad se demos-
que sus congéneres, al idioma milagroso con que Borges nos tró cuando a los cinco años publicó en una revista sus primeros
revela su contemplación de El Aleph? No sé si a todos los hom- textos literarios. Alea jacta est! Por ingenua que fuera esa escri-
bres de letras les resultan tan incomprensibles como para mí tura, la suerte estaba echada y el destino se entretuvo en trazar
esos misterios. Tal vez para los jóvenes, aleccionados ahora sus caminos. De ahí en adelante aquel niño cultivaría las letras
desde el jardín de niños en las novedades tecnológicas y bioquí- e ilustraría a los hombres. A eso dedicó con fervor su vida hasta
micas, les parezca un juego infantil. Porque, debo confesar, mi que la muerte le sorprendió en la Argentina a los sesenta y dos
generación se formó en el culto de la simetría. Veo, por ejem- años.
plo, unas láminas en color de las pinturas rupestres de Altami- Su periplo cubrió unas cuantas ciudades, no demasiadas,
ra y al instante me saltan visiones de Picasso, de Matisse, de aunque lo pareciera por algunas reiteraciones. Como Bello,
Malevich, de Toledo o de Tamayo. Me entretengo en encontrar Hostos, Darío, Martí y tantos otros grandes latinoamericanos
concordancias entre las formas mayas y las esculturas de Arp, de su siglo, fue un peregrino perpetuo, un avanzado de la civi-
Bárbara Hepworth o Henry Moore; entre los muros de Cacax- lización y del progreso al servicio de las nuevas repúblicas.
tla y los colores de Francisco Toledo; entre el estilo de Lauren- Santo Domingo, La Habana, Nueva York, México, Minnesota,
ce Sterne y el de Virginia Woolf; la liga entre Borges y Marcel Madrid, Harvard, La Plata y Buenos Aires fueron sus espa-
Schwob y la mutua correspondencia entre las obras de Henrí- cios. Muy pronto descubrió que su patria verdadera estaba
quez Ureña y Alfonso Reyes. Pensar en formas simétricas derramada en el idioma, la literatura, la filosofía, la historia y,
equivale en mí a pasear por los senderos del edén. sobre todo, en una cátedra donde pudiera enseñar lo que sabía.
Durante las últimas semanas he leído algunos libros del do- A los veinte años, sus amigos lo consideraban como un
minicano Henríquez Ureña, más el apasionante volumen de su mentor de la talla de Sócrates, una nueva versión de Quetzal-
a
cóatl reaparecida en el Anáhuac para volver a iluminar a su rrollo, le fue necesario para descubrirse. México fue el crisol
a
gente. Sin embargo, fuera de un cenáculo de elegidos, a menu- que lo transformó. Esa experiencia lo revitalizó y también re-
do en el transcurso de su vida fue vejado por los hombres del vitalizó a nuestra cultura.
subsuelo: los mediocres, los mezquinos, los frustrados, los pe- El joven dominicano apareció en nuestro país provisto de
rezosos, los incapaces de comprender las lecciones del maestro. un sorprendente cargamento de saberes: hablaba y leía inglés y
Nunca le perdonaron el ser un gigante frente a ellos. Al respec- francés, podía leer textos en latín y orientarse en alemán; de
to, escribe Alfonso Reyes en “La educación de Pedro Henrí- hecho, cuando a los 16 años salió de su país, el trazo de su
quez Ureña”, un texto que leyó en el Palacio de Bellas Artes en cultura estaba ya esbozado: la literatura española del medievo
el homenaje a su amigo poco después de hasta el presente, Shakespeare y los dra-
su muerte: A Henríquez Ureña se le maturgos isabelinos, los rusos del xix, en
identifica con el ideal americano, especial Tolstoi, los dramas de Haupt-
Por su resistencia, por su atracción o su hispanoamericano concretamente, mann, que fuera del orbe alemán eran
desvío ante el sondeo que Pedro ejecuta- convertido en una utopía: la utopía casi desconocidos, la literatura escandi-
ba hasta el fondo de las conciencias, de América. Fue ese uno de los ejes nava más reciente, en especial el teatro
podían juzgarse las calidades. Aceptaba la centrales de su vida intelectual y a de Ibsen, autor a quien rindió culto apa-
misión patética de enfrentar consigo esa causa apasionante aproximó a sionado.
mismo a cada hombre. Sólo los mejores Alfonso Reyes, a Ernesto Sabato, a La capital lo deslumbró y él deslum-
soportaban la prueba, los demás huían Ezequiel Martínez Estrada, a bró a los jóvenes literatos mexicanos. En
escandalizados acaso para entregarse a Enrique Anderson Imbert, a buena la oficina de la revista Savia Moderna,
espaldas suyas, como si así huyeran de sí parte de sus amigos y discípulos donde colaboró con algunos ensayos,
mismos, a mil conciliábulos de odio y de estableció los primeros contactos. Al-
miseria. Difícil encontrar figura más semejante a la de Sócrates, fonso Reyes, sin duda su amigo más entrañable en el transcur-
hasta traía, como éste, la Atenea oculta en el sileno y también tuvo so de toda la vida, como lo atestigua su íntima comunicación
su cicuta. epistolar, lo conoció en aquel lugar. Años más tarde Reyes
evocaría emocionado ese momento:
Hacia 1901 Pedro estaba en Nueva York para seguir cursos
universitarios. Él y sus hermanos conocieron tiempos de hol- Cuando lo encontré por primera vez en la redacción de Savia
gura y otros de estrecheces, por lo que tuvieron que trabajar en Moderna me pareció un ser aparte y eso es lo que era. Su privile-
mediocres oficios comerciales que les quitaban tiempo y los giada memoria para la poesía, cosa tan de mi gusto y que siempre
apartaban de sus intereses. Su amor por el teatro, por la músi- me ha parecido la prenda mayor de una verdadera educación lite-
ca, por la ópera conoció tiempos de inmensa expansión. Acu- raria, fue en él lo primero que me atrajo, poco a poco sentí su gra-
dió a las temporadas de Sarah Bernhardt y de Eleonora Duse. vitación imperiosa y al final me le acerqué de por vida. Algo mayor
Vio obras de Shakespeare actuadas por las mejores compañías que yo, cinco años, lo consideré mi hermano y a la vez mi maestro.
inglesas y oyó a algunos de los mejores músicos y cantantes del La verdad es que los dos nos íbamos formando juntos pero él
mundo. A pesar de las tribulaciones económicas y los aterra- siempre unos pasos más adelante.
dores horarios laborales, no abandonó el programa estricto de
lecturas que se impuso desde su llegada a la metrópoli. En sus El recién llegado debió haberse quedado estupefacto al leer,
memorias describe este programa: un drama clásico o moder- poco después de ese encuentro, un ensayo de aquel muchacho
no cada día y quince libros al mes que podían ser novelas o de apenas 19 años que mostraba una agudeza excepcional y una
ensayos. En esa época se inició en el estudio de los griegos. elegancia perfecta, se trataba de “Las tres Electras del teatro
De 1904 a 1905 vivió en La Habana donde publicó su pri- ateniense” dedicado precisamente a él.
mer libro: Ensayos críticos, aparecido poco antes de partir para Otro encuentro por aquellos días con dos jóvenes filósofos
México. El índice incluye algunos textos sobre autores latinoa- de la época, Antonio Caso y Ricardo Gómez Robelo, le descu-
mericanos contemporáneos: Darío, Rodó y Hostos, además brió el grado de ilustración que poseían algunos jóvenes mexi-
de poetas modernistas de Cuba, y todos los demás se referían canos. Gómez Robelo tenía entonces 22 años, la misma edad
a novedades europeas de que nuestro mundo sabía poco o, a que el dominicano, y ya en la primera ocasión que conversa-
veces, nada: Gabriele d’Annunzio, Oscar Wilde, Arthur Wing ron, según las memorias de Henríquez Ureña, le habló con
Pinero, Bernard Shaw y dos ensayos sobre la reciente músi- familiaridad de los griegos, de Goethe, de Ruskin, de Wilde,
ca alemana: la de Wagner y la de Richard Strauss —el nombre de Whistler, de los pintores impresionistas franceses, de la
de este último apenas comenzaba a deslizarse fuera del mundo música americana, de la nueva música alemana y de Schopen-
germánico. Era un libro impregnado de aromas desconocidos, hauer. Advirtió que había anclado en un espacio más provoca-
un reto a la tradición hispanoamericana encajada casi exclusi- dor que todos los conocidos hasta entonces. En aquel mundo,
vamente en las letras francesas y españolas. imantado por la curiosidad y la inteligencia, descubrió su capa-
cidad magisterial, puso de golpe a estudiar a todo el mundo, a
Un peregrino convertido en apóstol traducir, a escribir, a preparar conferencias, a pasar con natu-
ralidad de la filosofía alemana al humanismo renacentista, a
Vivió en nuestro país situaciones extremadamente complejas Wilde, a Bernard Shaw, al barroco del Siglo de Oro peninsular
pero también exaltantes al espíritu. Su primera estadía transcu- y al de la Nueva España, a Sor Juana, a Juan Ruiz de Alarcón,
rrió entre 1907 y 1914, y la segunda entre 1920 y 1924. De los a muchas otras instancias para arribar siempre a Platón y a la
espacios que habitó, México fue el fundamental para su desa- sabiduría helénica.
a
Con el tiempo, el permanente convivio hizo que todos se Han comenzado los motines, los estallidos dispersos, los primeros
a
convirtieran en maestros y alumnos al mismo tiempo. Llegó pasos de la revolución. En tanto, la campaña de cultura comienza
a México como positivista, su profeta era Augusto Comte, a tener resultados. ¡Insistamos, resumamos nuevamente sus con-
como el de todos los espíritus fuertes, los mexicanos y los del clusiones! La pasión literaria se templaba en el cultivo de Grecia,
universo entero. Bastó un año para que sus inquietudes se redescubría España, nunca antes considerada con más amor ni
transformaran. Sus jóvenes colegas mexicanos lo iniciaron en conocimiento, descubría Inglaterra, se asomaba a Alemania sin
experiencias: Nietzsche, Bergson y William James, los pen- alejarse de la siempre amada Francia. Se quería volver un poco a
sadores más aborrecidos por los filóso- las lenguas clásicas y un mucho al castellano;
fos del porfiriato. En sus memorias es- El joven dominicano apareció en se buscaban las tradiciones formativas, cons-
cribe: nuestro país provisto de un tructivas de nuestra civilización y de nuestro
sorprendente cargamento de ser nacional. Rota la fortaleza del positivis-
En 1907 tomaron nuevo rumbo mis gus- saberes: hablaba y leía inglés y mo, las legiones de la filosofía, precedidas
tos intelectuales, la literatura moderna francés, podía leer textos en latín y por la caballería ligera del antiintelectualis-
era lo que yo prefería; por la época de las orientarse en alemán; de hecho, mo, avanzaban resueltamente. Se había dado
conferencias le pedí a mi padre que me cuando a los 16 años salió de su país, una primera sacudida en la atmósfera cultu-
enviara una colección de obras clásicas el trazo de su cultura estaba ya ral. En regiones muy diferentes y en profun-
fundamentales y algunas de crítica: los esbozado: la literatura española del didades muy otras pronto se dejaría sentir en
poemas homéricos, los hesiódicos, Esqui- medievo hasta el presente, todas partes el sacudimiento político.
lo, Sófocles, Eurípides, los poetas bucóli- Shakespeare y los dramaturgos Aquella generación de jóvenes se educaba,
cos, Platón, la historia de la literatura isabelinos, los rusos del XIX como en Plutarco, entre diálogos filosóficos
griega de Müller, los estudios de Walter que el trueno de la revolución había de sofo-
Pater sobre la filosofía platónica, los pensadores griegos de Gom- car. Lo que aconteció en México el año del centenario fue como
pers, la historia de la filosofía europea y algunas otras más me un disparo en el engañoso silencio de un paisaje polar, todo el
convirtieron definitivamente al helenismo. Como mis amigos círculo de glaciales montañas se desplomó y todas fueron cayendo
Gómez Robelo, Acevedo y Alfonso Reyes eran ya lectores asiduos una tras otra. Cada cual, asido a su tabla ha sobrenadado como ha
de los griegos, mi helenismo encontró ambiente y pronto ideó podido, y poco después los amigos dispersos en Cuba o Nueva
Acevedo una serie de conferencias sobre temas helénicos que nos York, Madrid o París, Lima o Buenos Aires y otros desde la misma
dio ocasión de reunirnos con frecuencia a leer autores griegos y México renovaban las aventuras de Eneas salvando en el seno los
comentarlos. dioses de la patria. Adiós a las noches dedicadas al genio por las
calles de quietud admirable o en la biblioteca de Antonio Caso que
Más que en las revistas y periódicos, los jóvenes afirmaron su era el propio templo de las musas. Preside las conversaciones un
presencia en una serie de conferencias, primero en una librería busto de Goethe del que solíamos colgar sombrero y gabán con-
célebre en su tiempo, la de Gamoneda, y después en el Ateneo virtiéndolo en un convidado grotesco y un reloj en el fondo va
de la Juventud fundado por ellos en 1909. El éxito de aquella dando las horas que quiere y cuando importuna demasiado se le
iniciativa fue una inequívoca señal de que algo nuevo comen- hace callar, que en la casa de los filósofos, como en la del pato
zaba a forjarse en aquel tiempo, una manifestación de hastío de salvaje, de Ibsen, no corre el tiempo.
sus circunstancias, el fastidio ante un pensamiento filosófico Antonio Caso lo oye y lo comenta todo con inmenso fervor
caduco, una insatisfacción social, un rechazo a la forma autár- y cuando a las tres de la madrugada, Vasconcelos acaba de leernos
quica con que México era gobernado y un anhelo de utopías. sus meditaciones sobre el Buda, Pedro Henríquez Ureña se opone
Un año después se inició la revolución, llegó el triunfo de a que la tertulia se disuelva porque, alega, la conversación apenas
Madero, luego el golpe de estado de Victoriano Huerta, los comienza a ponerse interesante.
años del terror, la posterior caída del dictador, la presidencia de
Carranza. Una época de dispersión y de persecuciones. Algu- La participación del dominicano en la primera década de este
nos ateneístas tuvieron que desterrarse: Alfonso Reyes a ocu- siglo fue inmensa. Su acción permitió dar un salto monumen-
par un mínimo puesto diplomático en París, José Vasconcelos tal, sin él nuestra cultura sería otra, nuestro desarrollo, segura-
y Martín Luis Guzmán, a la revolución y después al destierro. mente más lento. José Luis Martínez considera que su influen-
Antonio Caso, Julio Torri y los otros, los que permanecieron cia produjo un cambio sustancial de tono en la formación
en México, mantuvieron hasta donde fue posible sus activida- personal, y otra manera de entender el oficio intelectual y la
des. Continuaron con empecinamiento sus lecturas de filosofía creación literaria. Entregados a la bohemia sólo quedaban los
antigua y contemporánea, de los clásicos universales, revisaron cursis y algunos borrachines ya muy deteriorados.
el legado hispánico y se lanzaron a descubrir lo que de impor- Esta primera estancia de ocho años fue decisiva en su vida,
tante había en la América Latina. el vértigo de la época lo transformó. Por senderos laberínticos
En los momentos en que las tinieblas se disiparon, a la caída que le permitieron hacer estancias en la Hélade, tocar suelo
de Huerta, se creó de nuevo la universidad y una escuela de seguro en Kant y escalas en Nietzsche y Schopenhauer, se
altos estudios, en cuya organización Henríquez Ureña partici- transformó en otro. Sin prescindir de lo ya ganado descubrió
pó de modo muy importante. América e intuyó la utopía a la que posteriormente dedicaría
Dejo que sea el propio Reyes quien, con un lenguaje perfec- muchas páginas memorables.
to y eminentemente visual, haga la crónica de aquellas veladas Su primera salida de México, en 1914, fue lamentablemen-
irrepetibles celebradas en los lindes de la revolución y la pos- te penosa, indigna de nosotros. Al final de la dictadura de
terior dispersión del grupo. Huerta y al triunfo de Venustiano Carranza, Pedro Henríquez
a
Ureña se recibió como abogado y fue designado para dictar Américo Vespucio u otros navegantes que pusieron pie en La
a
una conferencia inaugural en la escuela de altos estudios titu- Española, esa misma isla que por más de un siglo fue el esce-
lada “La cultura de las humanidades”. La soez campaña de nario de algunas maravillosas y desvariadas utopías soñadas por
prensa desatada en su contra sólo por recibir aquella distinción las mentes más erguidas de Europa: Moro, Campanella, Bacon,
lo hizo apartarse por muchos años del país. Erasmo, Montaigne, Cervantes, Shakespeare, tantos otros.
Algunos poetastros, manipulados por intereses poderosos Lugares que nunca existieron pero que proporcionaron alien-
bastante repugnantes, manejaron día con día una espesa cam- tos y ennoblecieron el alma de sus creadores y sus lectores.
paña, no exenta de racismo, contra “el negrillo haitiano”, “el Hacia 1925 Pedro Henríquez Ureña estaba convencido de que
ignorante negro que se había apoderado de las cátedras sin era posible luchar por convertir a América en una tierra de
poseer ninguna cultura, el literato fracasado carente de título utopía perfeccionada con los avances de la época.
profesional”, “el escritor sin aliento de vida y de belleza”, “el “El ideal de justicia está antes que el ideal de cultura, es
reaccionario que se prestaba para atacar a los hombres de ideas superior el hombre apasionado de justicia al que sólo espera su
nuevas surgidas de la revolución”. Es decir, le reprochaban con propia perfección intelectual —sostiene—; pero sin prescindir
grosería inaudita todo lo que él no representaba, lo que le era —no hubiera podido hacerlo— de sus estudios, de sus cursos,
antitético. La grosería de los insultos y la ausencia de sus ver- de su pasión por el saber.”
daderos amigos mexicanos desparramados por el mundo, lo En dos textos de ese periodo se concentra su pensamiento
decidió a abandonar el país. “Tenía yo ya demasiado éxito”, le utópico; en “La patria de la justicia” afirma:
escribió a Alfonso Reyes, “y ante eso no me quedó otra posibi-
lidad sino escapar”. Si nuestra América no ha de ser sino una prolongación de Euro-
Comienza o continúa su vida errante, siempre, por fortuna, pa, si lo único que hacemos es ofrecer suelo nuevo a la explotación
fructífera: La Habana, luego Minnesota, en cuya universidad del hombre por el hombre y, por desgracia, esa es ahora nuestra
se doctora en 1918 con la tesis La versificación irregular de la única realidad; si no nos decidimos a que esta sea la tierra de pro-
poesía castellana, una investigación filológica que le abre muchas misión para la humanidad cansada de buscarla en todos los climas,
y espléndidas puertas, entre ellas las del Centro de Estudios no tenemos justificación, sería preferible dejar desiertas nuestras
Históricos de Madrid a petición de Ramón Menéndez Pidal, altiplanicies y nuestras pampas si sólo hubieran de servir para que
donde pasa 1920 y la mitad de 1921, vuelve a México por se- en ellas se multipliquen los dolores humanos, no esos dolores
gunda vez llamado por José Vasconcelos para salir de mala que nada alcanzará a evitar nunca, pues son hijos del amor y la
manera acosado otra vez por la mezquindad del medio pelo y muerte, sino los que la codicia y la soberbia infligen al débil y
en 1925 se marcha a Argentina invitado por la universidad de al hambriento.
La Plata. Asiste a congresos en algunos países de América, Nuestra América se justificará ante la humanidad del futuro
nunca más en México, y dicta en Harvard las conferencias que cuando, constituida en magna patria, fuerte y próspera por los
después fueron publicadas con el título de Las corrientes litera- dones de la naturaleza y por el trabajo de sus hijos, dé el ejemplo de
rias de la América hispánica. En 1945 comenzó a pensar en exi- la sociedad donde se cumple la emancipación del brazo y de la
liarse de la Argentina debido a la intervención peronista en las inteligencia. En nuestro suelo nacerá entonces el hombre libre, el
universidades. Tenía una invitación mexicana, la muerte no le que hallando fáciles y justos los deberes, florecerá en generosidad
permitió aceptarla. y en creación.
Su llegada a Argentina en 1925 coincide con la publicación Ahora no nos hagamos ilusiones, no es ilusión la utopía, sino
de algunos de sus grandes ensayos “La patria de la justicia” el creer que los ideales se realizan sobre la tierra sin esfuerzo y sin
y “La utopía de América”, entre otros. En ese último refugio, sacrificio. Hay que trabajar. Nuestro ideal no será la obra de uno
Argentina, en la plenitud de sus capacidades, estuvo rodeado o dos o tres hombres de genio, sino de la cooperación sostenida
de amigos ilustres: Alejandro Korn, el viejo pensador socialista llena de fe de muchos, de innumerables hombres modestos. De
y su círculo; los escritores y filósofos Ezequiel Martínez Estra- entre ellos surgirán, cuando los tiempos estén maduros para la
da, Francisco y José Luis Romero, y Enrique Anderson Im- acción decisiva, los espíritus directores. Si la fortuna nos es propi-
bert; años después Jorge Luis Borges y José Bianco, y el círcu- cia, sabremos descubrir entre ellos los capitanes y timoneles y
lo entero de Victoria Ocampo en cuya revista Sur colaboró echaremos al mar las naves.
como miembro de la redacción desde el primer número. Entre tanto, hay que trabajar con fe, con esperanza todos los
días.
Aparición de la utopía Amigos míos: a trabajar.
Durante los años terribles, los del huertismo, sus cartas se car- La utopía, Reyes y Henríquez Ureña
gan de desesperanza, de incertidumbre, de cólera, de incom-
prensión, de fastidio y encono hacia ciertos aspectos de nues- Para Henríquez Ureña y para Alfonso Reyes, la utopía no tiene
tra idiosincrasia y de añoranza por los amigos dispersos: Alfon- sentido negativo, es una fuerza de la historia, es la que impulsa
so Reyes, José Vasconcelos y Martín Luis Guzmán. Todos los a romper el continuo de la historia —en palabras de Benja-
días oscila en contradicciones y quizás eso mismo despierta en min— esa fe en la utopía parecerá hoy ingenua y en muchos
él al escritor. Descubre lo que va a ser ya por el resto de su vida, puntos algo patética; pero vale la pena revisar lo que ella dejó,
el apologista de la utopía americana, tarea en la que en ocasio- porque lo que ella dejó tiene una considerable porción de pro-
nes lo acompañó Alfonso Reyes. Se trata de un encuentro entre fecía y de admonición.
esa misteriosa y hasta entonces oculta simetría que liga su na- La utopía de que hablaba Henríquez Ureña no es solamen-
cimiento con los apuntes de bitácora trazados por Colón, por te una determinación histórica y antropológica del ser huma-
a
no, no es una utopía general, sino una meta de América.
a
La realización de la utopía en América, la realización históri-
¡Nuestra utopía! ca de la magna patria, sería, además, la contribución del nuevo
Y esto en un doble sentido, porque su realización es nuestra mundo al viejo mundo y al actual. […]
realización humana e histórica, y porque América misma es La lección más importante que nos da la amistad entre Al-
históricamente utopía. Si en América —escribe en “La patria fonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Martín Luis Guzmán,
de la justicia”— no han de fructificar utopías, ¿dónde encon- Julio Torri, José Vasconcelos es la del esfuerzo, la de comen-
trarán asilo? zar a trabajar y a estudiar a cualquier edad. También la de crear
Creación de nuestros abuelos espirituales del Mediterráneo; vasos comunicantes entre distintas artes y disciplinas: la arqui-
invención helénica contraria a los ideales asiáticos que sólo tectura, la pintura, la filosofía, la historia, la música, el teatro,
prometen al hombre una vida mejor fuera de esta vida terrena, la literatura, la vida. Hacer de la cultura parte integrante de la
la utopía nunca dejó de ejercer atracción sobre los espíritus vida, del pensamiento, del acontecer diario. Evitar, huir del
superiores de Europa, pero siempre tropezó allí con la maraña pensamiento único, del pensamiento monológico. Abrirse a
profusa de seculares complicaciones. Todo intento para desha- todos los pensamientos. Respetar las ideas, cultivar la toleran-
cerlas, para sanear siquiera con notas de justicia a las socie- cia y perfeccionar el oficio.
dades enfermas, ha significado —significa todavía— convulsio- Eso es lo que nos dejan por herencia estos grandes hombres
nes de largos años, dolores incalculables. del pasado. G
Autobiografía precoz
Sergio Pitol
A mi abuela Catalina Buganza de Deméneghi
No por arbitraria resulta menos interesante la autobiografía —lo que ni siquiera logra darnos un cuadro de época, porque
escrita por encargo. Si rememorar la propia vida es ejercicio los juegos curiosamente son reacios al tiempo y admiten pocas
peligroso, porque las falencias de la memoria todo lo variaciones—, con la descripción del vestido que usaron para
distorsionan, hacerlo cuando la mitad de la vida aún asistir a tal o cual fiesta escolar, o nos internan en una sinies-
aguarda delante de uno es una osadía de la que sólo un tra galería de tíos, primos, padrinos, vecinos, compañeros de
narrador franco y hábil sale bien librado, como se ve en este escuela, sirvientes, que por lo general nos escamotean el senti-
fragmento autobiográfico que Sergio Pitol escribió en 1966, do esencial de la infancia, ofuscado y oprimido por un caudal
a sus entonces escasos 33 años, y que forma parte del inagotable de anécdotas triviales o insensatas. Hasta hace poco
cuarto tomo de sus Obras reunidas me inclinaba a pensar que una buena biografía debía recoger
sólo los datos verdaderamente fundamentales de todos los pe-
riodos anteriores al contacto de quien la escribe con la crea-
Los libros autobiográficos de los autores ingleses —los maes- ción; la auténtica biografía empezaría en el momento en que
tros del género— abundan en tediosas y egolátricas enumera- alguien se convierte en aspirante a escritor, a pintor, a político,
ciones, crónicas y sagas familiares. Se nos alecciona a través de etcétera.
interminables capítulos que los antepasados del autor en las Sin embargo durante un mes, desde el día en que recibí la
cuatro, cinco o seis generaciones anteriores por lo menos, carta de don Rafael Giménez Siles solicitándome esta especie
constituían ya el cogollito que hacía posible el suceder de la de sinopsis de mi vida y en los posteriores, mientras efectuaba
historia en Inglaterra, y por ende, del universo entero. Como un viaje cargado de incidentes por las márgenes del Danubio,
no cuento entre mis familiares ni próceres, ni varones ilustres, no dejaba de pensar en qué forma debería estructurar este tra-
ni santos, ni excéntricos, he de resignarme a cortar por lo sano bajo. Mientras se excitaba mi vanidad sentía el regusto de la
este capítulo, señalando sólo que tres de mis abuelos llegaron frustración, ¿no obedecía a una especie de triste grafomanía el
de Italia, los Pitol, los Deméneghi y los Sampieri; como tam- hecho de escribir una biografía a los treinta años sin haber lo-
bién mi bisabuelo materno, Buganza, y se instalaron en las grado realizar nada memorable, sin ser una persona que supie-
tierras barrialosas de la colonia Manuel González, cerca de ra dar una clara idea o testimonio de su tiempo, ni un escritor
Huatusco, Veracruz, donde se dedicaron a rememorar la patria que logre trascender la culta, elegante y refinada, pero insigni-
perdida y a cultivar café. Todos ellos procedían de la Italia sep- ficante, minoría de sus amigos? Acabo de recibir hace unos
tentrional, del Véneto y la Lombardía. Gente laboriosa y es- cuantos días las fotografías tomadas en el viaje al que me he
forzada a la que indudablemente debo mi admiración por el referido y advierto, con sorpresa, que en esos días no llegué a
trabajo constante y riguroso. Admiración que sin embargo no ver nada; tengo que preguntar cuáles corresponden a Viena,
ha logrado inducirme al proselitismo. cuáles a Praga, a Bratislava, a Budapest y a Pecz. ¿Qué es cada
Otro tema cuyo tratamiento resulta a menudo excesivo es el lugar? ¿Se trata del parlamento de Budapest o de un palacio de
de la infancia. Los escritores, más cuando se hallan muy lejos de Praga? ¿Dónde vimos tal iglesia? El hecho de vivir esas dos
ese periodo, se regodean con toda presencia o vislumbre de su semanas sumergido en una intrincada y apasionante especie de
niñez. Debemos ingerir innumerables páginas por las que des- educación sentimental, al no dejarme escapar de mí mismo, me
filan las más mínimas peculiaridades de sus juegos infantiles estimulaba a bucear en el pasado, a reflexionar en los diferentes
a
momentos o anécdotas que tendría que elegir para llenar el
a
número de cuartillas requeridas. La carta de don Rafael me
había llegado unas cuantas horas antes de la salida de Varsovia,
y entre pensar y recordar y asombrarme ante ciertos recuerdos,
resultó que iba a parar indefectiblemente en la infancia, pues
algunas constantes que aparecían en mis cuentos o se repetían
en mi vida se encontraban allí de manera embrionaria; que la
acción del tiempo y del mundo se había encargado sólo de
decantarlas y pulirlas; a veces, de deformarlas.
En la infancia, por ejemplo, descubro mi pasión por la lec-
tura, nacida casi por accidente. No tendría aún cinco años.
Acababan de morir mis padres. Vivía yo con mi tío Agustín
Deméneghi y mi abuela Catalina Buganza. Empezaba apenas a
reconocer el nuevo terreno. Recuerdo que el lugar me deslum-
braba: naranjos, la cantidad de flores nunca vistas, las casas
rodeadas de jardines, comunicadas por estrechos senderos. Era
imposible perderse; salía con toda tranquilidad de casa porque
todos aquellos jardines eran sólo para nosotros los “de aden-
tro”: no había peligro de algún accidente, los automóviles te-
nían garajes a un lado de ese oasis. Una tarde caminé unos cien
metros, llegué al prado del edificio del Club de damas; algunas
personas tendidas en sillones de lona tomaban refrescos y ob-
servaban a un grupo de rapaces de mi edad o ligeramente ma-
yores, quienes corrían tras un balón. Me acerqué y me coloqué
junto al grupo de espectadores. Cuando supieron que era el
hijo de la hermana del doctor que días atrás se había ahogado
en el río, me acogieron con simpatía, como es lo usual en esos
casos, me ofrecieron un poco de pastel y me convidaron a jugar
con los demás. Me explicaron que había que patear el balón de
un lado para el otro. Con excepción de mi hermano y mi her-
manita menor, que también acababa de morir, no recuerdo do el abecedario. Cuando me preguntaron por qué no aprove-
haber jugado antes con nadie. Aquello me resultaba novedosí- chaba una tarde tan hermosa para ir a jugar con los demás
simo. La sensación de libertad, los gritos, ese aullar al correr niños, comenté, lo que los impresionó y por varios años me
tras un balón, darle con el pie, rechazar a los contendientes. De valió su buena opinión, que ya había jugado durante bastante
pronto alguien cayó sobre la pelota, otro más, todos nos tren- tiempo y prefería aprender a leer. En efecto, aprendí rápida-
zamos en un nudo, nos revolcamos en el suelo. Entre gritos, mente. Gato escaldado no vuelve por agua: no me atreví a re-
jadeos, piernas magulladas, brazos torcidos, nos movíamos incidir en el mundo agitado y jubiloso de mis contemporáneos,
como mejor podíamos para apoderarnos del balón. En un mo- conformándome con el más apacible de la sirvienta que me
mento determinado alguien lanzó un enseñaba a leer y me llevaba a hacer lar-
grito y comenzó a llorar. Era uno de los Hasta hace poco me inclinaba a gos paseos, siempre preñados de maravi-
niños menores del grupo. Los padres pensar que una buena biografía llas, de descubrimientos, a orillas del río
llegaron inmediatamente y rescataron a debía recoger sólo los datos Atoyac. Gran parte del tiempo lo pasaba
la criatura que aullaba estruendosamen- verdaderamente fundamentales de rumiando las tiras cómicas dominicales,
te y mostraba en el brazo las huellas de todos los periodos anteriores al recortando sus personajes y creando con
una soberbia mordida. contacto de quien la escribe con la ellos nuevas fantásticas historietas total-
—¿Quién lo mordió? —preguntó el creación; la auténtica biografía mente imaginarias.
padre, encolerizado. empezaría en el momento en que Creo que aquel fallido comienzo de
Uno de mis vecinos me señaló y afir- alguien se convierte en aspirante a mi vida social me creó una vida diferen-
mó tranquilamente. escritor, a pintor, a político, etcétera te, distinta, porque me acostumbré a
—El nuevo. pasar largas horas de soledad frente a los
Antes de que se hicieran otras averiguaciones sentí un golpe libros de relatos infantiles que más que un hábito se convirtie-
en el brazo y oí las palabras de indignación del padre ofendido. ron en una pasión; de tal manera que cuando un año después
Salí de allí, medio muerto de vergüenza, pasé frente a la hilera llegó mi hermano Ángel, de Puebla, donde había estado vi-
de señoras tendidas en las sillas de lona que me miraban con viendo con unos tíos paternos para reintegrarse a nuestra vida
reprobación, caminé atontadamente hasta llegar cerca de mi familiar y me arrastró a nuevos juegos con nuestros vecinos, ya
casa, me senté en una piedra y comencé a llorar a gritos. Más nunca dejé de pasar una buena parte de mi tiempo leyendo y
que la infamia de la acusación y el castigo inmerecido me dolía cultivando mi propia vida fantástica en la que se mezclaban
el rechazo, el acto de ser separado ignominiosamente de la historias y personajes creados por mi imaginación con los mu-
grey. Al poco rato llegaron a casa mi abuela y mi tío y me en- ñecos recortados del periódico y las revistas que representaban
contraron sentado juiciosamente al lado de la criada, repasan- a mi padre, a mi madre, a mí mismo. Todo aquello ocurría en
a
medio del trópico, en el ingenio de Potrero, Veracruz. Mundo Enormes plantíos de café, ranchos de nuestros parientes, que
a
con características muy especiales en aquellos años de 1937 a se llamaban El Olvido, La Reforma, El Refugio, El Castillo,
1945. Las clases estaban muy fuertemente marcadas. Existían sensación en aquellas efímeras vacaciones de pertenecer a una
dos categorías: “los de adentro” y “los de afuera”. Esta diferen- amplia comunidad familiar, ya que toda la gente que llegaba a
cia se establecía según la parte en que se viviera en relación con caballo o en camiones los domingos para asistir a la misa y al
la alta barda que separaba el casco del ingenio, el barrio donde mercado eran primos o tíos nuestros, no importaba que uno no
vivía el gerente y los empleados de con- los conociera, ni hubiera oído antes
fianza, del resto de la población. Allí, Lo que después he sido, lo estoy mencionar sus nombres, ellos estable-
adentro, había un club social, hotel, jar- siendo ahora, tiene sus raíces más cían el parentesco.
dines, la casa de los gerentes y los chalets profundas en aquellos mundos, el —¿Así que son éstos los hijos de
de los funcionarios, estadounidenses, del ingenio, el de la colonia de Ángel y Quiti?
muchas conversaciones en inglés, ele- italianos perdida en el corazón de Y podían extenderse largamente y
gancia en el club de damas las noches de Veracruz, en los paisajes siempre contar una anécdota tras otra sobre
año nuevo o la fiesta del fin de zafra. desbordantes, en el contacto de la nuestros padres, abuelos, bisabuelos. Me
Afuera estaba el mundo de los obreros, naturaleza y sus misterios, en el fascinaba aquel mundo patriarcal donde
las huelgas, el sindicato, la cooperativa, continuo asombro ante las los ancianos hablaban italiano, sus gran-
las calles que eran lodazales, en fin, la complicadas relaciones humanas de des casonas idénticas a las que muchos
mugre. Los únicos transeúntes naturales la gente que jugaba por las tardes al años más tarde conocí en las márgenes
entre ambos mundos éramos nosotros, cricket, al tennis y por las noches a del Po, donde se comía la polenta, las
los niños, porque la única escuela queda- las cartas y el mundo más menestras, la mortadela y los quesos
ba del lado de afuera. Allí, en la escuela pintoresco, más abigarrado, pero a la preparados exactamente igual que en los
Carlos A. Carrillo, aprendí a cantar la vez más deslucido que se agrupaba pueblos de Italia abandonados mucho
Internacional y a recitar odas revolucio- en las casas de afuera de la muralla tiempo atrás.
narias que recomendaban quemar la Lo que después he sido, lo estoy sien-
casa del patrón y que eran estrictamente tabú en el lado de do ahora, tiene sus raíces más profundas en aquellos mundos,
adentro. Hacía con mi hermano y mis amigos largas excursio- el del ingenio, el de la colonia de italianos perdida en el cora-
nes, paseos a pie o a caballo, nadábamos y trepábamos monta- zón de Veracruz, en los paisajes siempre desbordantes, en el
ñas. El mundo se desarrollaba en una especie de saltos, de an- contacto de la naturaleza y sus misterios, en el continuo asom-
tagonismos vencidos o invencibles. Observaba con insaciable bro ante las complicadas relaciones humanas de la gente que
curiosidad a los amigos de la familia cuando llegaban por las jugaba por las tardes al cricket, al tennis y por las noches a las
noches a nuestra casa a jugar al rommy o que nos acompaña- cartas y el mundo más pintoresco, más abigarrado, pero a la
ban en los días de campo al naranjal de mi tío. Disfrutaba vez más deslucido que se agrupaba en las casas de afuera de la
muchísimo con la conversación de mi abuela; algunas de sus muralla. El mundo estaba constituido por una serie de jerar-
anécdotas me hacían reír hasta la locura. Estoy seguro de que quías. En Potrero, los de adentro y los de afuera; en la colonia
nunca ha tenido mejor público que yo, y aunque a veces, por Manuel González, los italianos y los mestizos. Tales categorías
reacción, aparentaba yo no dar mucha importancia a lo que me resultaron siempre incomprensibles; existían, pero yo las
decía, sus relatos se me clavaban en alguna parte y allí se que- violaba constantemente.
daban incrustados. En mis cuentos a menudo surge la relación Cada quien puede describir y elegir retrospectivamente la
niño-abuela o niño-abuelo. El hecho de no haber logrado en- infancia que desee. Porque en esa época el tiempo no cuenta.
gañarla jamás, o, mejor dicho, de que cualquier cosa que le Es una dimensión abierta en la que todo ocurre; los aconteci-
intentara ocultar resultaría inútil pues de antemano, por alguna mientos se desbordan como en cataratas. Se puede entretejer
forma de intuición que siempre he admirado, ella lo sabía todo, con ellos un rosario y otro y otro más, y aunque los resultados
hacía que me pareciera un personaje casi sagrado. Aquel era el sean opuestos serán siempre coherentes. Podría relatar de va-
côté Deméneghi-Buganza de la familia. rias formas mi niñez, sería real, casi más real que ésta, una in-
El año culminaba con un viaje, en las vacaciones de diciem- fancia arrasada por la enfermedad, un paludismo durante largas
bre a la casa de mi abuelo Pitol. Era la aventura para la que mi temporadas, de los ocho a los doce años. Fui a la escuela, pero
hermano y yo nos preparábamos durante todo el año. El viaje irregularmente, hice paseos pero no todos los que hizo mi
que hoy se puede efectuar desde Potrero hasta la colonia Ma- hermano. Sería fastidioso recordar todo aquello, aunque debo
nuel González en unas tres horas nos llevaba en aquellos tiem- decir que la larga enfermedad fue la verdadera madre de mis
pos un día entero y a veces más, debido a la intransitabilidad de lecturas. De cualquier manera todos sabemos que hay ciertos
los caminos. Era un viaje que hacíamos mi hermano y yo solos. momentos que se grabaron para siempre y nos conformamos
El tren nos llevaba hasta Camarón, y de allí seguíamos rumbo de tal o cual manera. Se trata nada menos que del descubri-
a la colonia en lo que encontráramos, camión de redilas o algún miento y de la posesión del mundo, y el niño, de cierta malig-
desbarajustado automóvil, con veinticinco años de uso por lo na manera, está consciente de ello. Sabe también que un día
menos, que hacía el servicio de pasajeros a Huatusco. Todo ese será como sus padres, sus abuelos, sus tíos; sabe que su única
mundo ha desaparecido completamente. En nuestros países, superioridad sobre ellos estriba en eso, en el hecho de aún ser
donde los fenómenos sociales no están aún estratificados, cada niño, porque al serlo no comprende muchas cosas y eso no le
generación tiene la impresión de ser la única que ha disfrutado perturba, en cambio cuando sea mayor tendrá que tratar de
—o sufrido— un mundo con características irrepetibles. Así comprenderlas y eso —intuye— puede producirle más de un
me ocurre con la bucólica colonia, con el mismo Potrero. grandísimo fastidio. G
a
a
Iván, niño ruso
Sergio Pitol
a
a
Conrad, Marlow, Kurtz
Sergio Pitol
Hemos tomado de Adicción a los ingleses. Vida y obra de diez los diarios añaden aclaraciones. Entre penumbras se deduce
novelistas, colección de ensayos que en 2002 publicó que buena parte de las actividades del joven polaco transcurrió
Lectorum —editorial a la que agradecemos el permiso para al margen de las buenas costumbres y a veces de la ley. No es
compartirlo con nuestros lectores—, parte del texto que difícil imaginar el sentimiento de exultación de Conrad, cuya
Pitol dedicó a su admirado Conrad. Fechado en su versión niñez se deslizó, junto con su familia, en un riguroso exilio
definitiva en Xalapa, durante el mes de abril de 1998, político en las heladas regiones del norte de Rusia, en la llanu-
parte de este ensayo sirvió de introducción a la edición de ra ucraniana y en la Galitzia polaca, al sentirse libre por prime-
la UNAM de Nostromo ra vez de tutelas familiares y acechanzas policiacas en un puer-
to del Mediterráneo y, poco más tarde, entrar en contacto con
Una cruzada del progreso la sensualidad del Caribe y la atmósfera exótica del archipiéla-
go malayo, puertos, comunidades, usos, sitios tan distintos a
En septiembre de 1876, la Asociación Internacional para la los de su infancia como si pudieran ser los paisajes y costum-
Explotación del Alto Congo celebró en Bruselas una impor- bres de otro universo. La vida de Conrad posee la misma in-
tante conferencia, auspiciada por el rey Leopoldo de Bélgica, tensa fascinación que el mejor de sus relatos. A primera vista
el accionista principal de las empresas comerciales del Congo. parecería que cada etapa forma parte de la existencia de un
Allí, con solemne pompa, se proclamaron los altos principios en hombre diferente. Como si varias personas realizaran un des-
que se inspiraba la exploración de esa zona del África: “Abrir a tino común: el niño exiliado al lado del padre enfermo, el
la civilización la única parte del globo aún no penetrada, disol- aventurero adolescente inscrito en la marina francesa, el con-
ver las tinieblas que envuelven a poblaciones enteras, es, debe- trabandista de armas en España, el marinero inglés, el respeta-
mos atrevernos a decirlo, una cruzada digna de este siglo de ble ciudadano británico, el hombre de letras, autor de una de
progreso.” las más memorables obras narrativas de la literatura inglesa.
Por las mismas fechas, un marinero polaco de diecinueve Hay ciertos hilos profundos que unen esas etapas; uno de ellos,
años, matriculado en un barco francés, hacía su segundo reco- el estado permanente de postración o irritación nerviosa (su
rrido por el golfo de México y el Caribe y tocaba algunos correspondencia nos entrega la imagen de un individuo ago-
puertos de la costa venezolana, uno de ellos, Puerto Cabello, biado desde la niñez hasta sus últimos años) y el sentimiento de
se convertiría treinta años más tarde —cuando el marinero soledad, de “extranjería” ante el mundo y frente a sus semejan-
Jozef Konrad Nalecz Korzeniowski había dejado de existir para tes que nunca habría de abandonarlo. Un episodio fundamen-
transformarse en el novelista inglés Joseph Conrad— en Sula- tal une varios cabos sueltos y cristaliza los datos dispersos de su
co, el escenario de Nostromo, una de sus obras fundamentales. personalidad: la estancia en el Congo. De hecho, el año que
El periodo comprendido entre octubre de 1874, fecha de su sobrevivió allí decidió acabar pronto con la marina —realizaría
salida de Polonia, y su ingreso en la marina mercante inglesa, ya sólo dos viajes a Australia, a sabiendas de que el mar había
en abril de 1878, es el más oscuro de la dejado de interesarle— para iniciar su
vida de Conrad. Por las noticias que A los treinta años, Conrad embarcó vida de escritor.
conocemos al respecto —contradicto- rumbo al África. Permaneció un Por supuesto que cuando a los dieci-
rias, fragmentarias— provenientes de la año en el Congo, conduciendo nueve años Conrad desembocó en Puer-
correspondencia con sus familiares, un vapor de la ruta Kinshasa- to Cabello no podía imaginar que aquel
donde nunca se mencionan ciertas ver- Léopoldville. Al volver a Europa lugar iba a transformarse en el escenario
dades, de sus desvaídos libros de memo- era casi un cadáver. A eso de una novela suya, Nostromo, y ni si-
rias donde también evita tratar asuntos contribuyeron las fiebres tropicales quiera que algún día habría de conver-
íntimos, publicados muchos años des- y la disentería. Pero el golpe tirse en un gran escritor. Tampoco podía
pués, y de algunos pasajes narrativos en decisivo fue de índole moral adivinar que su tía, Margarita Paradows-
que aprovecha experiencias personales ka, residente en Bruselas, movería todas
de su juventud, sólo logramos saber que obtuvo el consenti- sus influencias para incorporarlo como capitán de navío a la
miento de su tutor para marcharse a Marsella e ingresar en la Sociedad Anónima Belga para el Comercio del Alto Congo, aun-
marina francesa; que fue un periodo de inestabilidad; que viajó que esto pudiera caber más en el campo de sus posibilidades y
un par de veces a puertos antillanos; que hizo contrabando de aspiraciones.
armas en España; que su vida no fue distinta de la de cualquier Para un joven capaz de imaginar y disfrutar una aventura, el
marinero adolescente residente en Marsella; que sus familiares continente africano ofrecía perspectivas prodigiosas. Las cró-
se desesperaban ante las deudas contraídas y las noticias alar- nicas de las exploraciones de Stanley excitaban la imaginación
mantes que recibían de Francia, y que, al fin, una grave depre- de una multitud de lectores. ¡El corazón del África había sido
sión nerviosa y un intento frustrado de suicidio dieron fin a esa al fin tocado! La civilización se introducía en regiones que
etapa. Son datos que conocemos con extrema vaguedad o tan habían permanecido cerradas y anunciaba la posibilidad de
escuetamente que de verdad no dicen casi nada; ni las cartas ni iluminar a la humanidad entera. Los riesgos por correr hacían
a
en sí tentadora la empresa y los beneficios compensaban cual- toda victoria moral significa a la vez una derrota material. El
a
quier eventual tropiezo. La gran riqueza del Congo no era héroe conradiano triunfa sobre sus adversarios haciéndose añi-
entonces, como hoy, el uranio, sino el marfil. Europa abría a la cos o permitiendo que algún ser despreciable lo haga añicos. Su
navegación uno de los ríos más caudalosos del mundo, catequi- recompensa, su victoria, consiste en haberse mantenido fiel a sí
zaba tribus, obsequiaba a los nativos con idiomas y costumbres mismo y a unos cuantos principios que para él encarnan la ver-
superiores; como premio obtenía toneladas de precioso marfil, dad. Jamás se deja tentar por la mentira ni por la vulgaridad; por
uno de los más supremos lujos en esa época que aspiraba a fu- lo mismo es siempre un blanco fácil para los dardos de la mo-
sionar la moral con la pasión estética y la rralla humana, el medio pelo, esa mez-
obsesión de la riqueza. Sin sentimentalismos de ninguna quina y ruidosa turba que vive sostenida
En 1890, a los treinta años, Conrad especie, es más, con una por la falacia, el oportunismo, la sumi-
embarcó rumbo al África. Permaneció dignidad y estoicismo ejemplares, sión, la oquedad, las trampas, las engañi-
un año en el Congo, conduciendo un Conrad nos revela en sus novelas fas sociales, la venalidad y la moda.
vapor de la ruta Kinshasa-Léopoldville. el carácter trágico del destino Tres párrafos extraídos de la corres-
Al volver a Europa era casi un cadáver. A humano, añadiendo que pondencia de Conrad ejemplifican la
eso contribuyeron las fiebres tropicales toda victoria moral significa liga entre sus convicciones literarias y
y la disentería. Pero el golpe decisivo fue a la vez una derrota material. morales:
de índole moral. La cruzada proclamada El héroe conradiano triunfa
por el gobierno de Bélgica y las grandes sobre sus adversarios haciéndose Una obra de arte muy rara vez se limita a un
potencias europeas enmascaraba tartufa- añicos o permitiendo que algún único sentido y no tiende necesariamente a
mente las formas más primitivas de ex- ser despreciable lo haga añicos una conclusión definitiva… A medida que la
plotación. Las tinieblas que había men- historia se aproxima al arte adquirirá un
cionado el rey Leopoldo se convertían en oscuridad total. El mayor halo simbólico… Todas las grandes obras de la literatura
hombre enlistado en aquella cruzada del progreso se transfor- han sido simbólicas, y, de ese modo, han ganado en compleji-
maba con sorprendente rapidez en fiera peligrosa dispuesta a dad, poder, profundidad y belleza.
destruir a cuantos obstaculizaran su enriquecimiento inmedia-
to. Testimonio de aquel año es El corazón de las tinieblas (1902). Mi preocupación fundamental reside en el valor ideal de las cosas,
Conrad, igual que el narrador de la historia, Marlow, un per- los acontecimientos y las personas. Sólo eso. En verdad son los
sonaje que se interna hasta el más remoto de los campamentos valores ideales de los actos y gestos humanos los que se han
del Congo en busca de Kurtz, el soñador, el profeta, el civili- impuesto a su actividad artística… Tengo la convicción de que el
zador, va descubriendo dentro de sí esa mundo descansa en unas cuantas ideas, muy
fuerza que nace al contacto con la barba- sencillas, tan sencillas que deben ser tan vie-
rie. Esa experiencia creó en Conrad la jas como las montañas. Descansa, sobre
convicción de que al ser humano se le todo, en la fidelidad a uno mismo.
presentan sólo dos opciones: adherirse
al mal o soportar estoicamente la desdi- El crimen es una condición necesaria a la exis-
cha. Al margen de un contexto civiliza- tencia de una sociedad organizada. La socie-
do, toda institución creada por el hombre dad es esencialmente criminal… La madurez
para coexistir en armonía: leyes, cos- de una sociedad, su aseo moral, la elimina-
tumbres, modales, cultura, moral, forma ción del elemento criminal en su conforma-
una película endeble, pronta a rasgarse a ción, sólo puede ser obra del individuo. Por
la menor provocación para abrir paso al remota que parezca su realización, creo en la
elemento salvaje, primario, indómito, nación como un conjunto de personas y no
hasta encontrar el fondo oscuro de la de masas.
naturaleza humana. Enfrentado a la na-
turaleza circundante, Kurtz, el protago- Una novela de Conrad es, en su aspecto
nista, reconoce la suya, la de animal de más visible, una historia de acción, col-
presa. mada de aventuras, situada en escenarios
Vuelve a Europa convertido en otro exóticos, a veces verdaderamente salva-
hombre, como le había ocurrido a Ché- jes. Lo normal en ese tipo de relato es
jov al regreso de la isla de Sajalín, visitada para conocer los contar una historia de modo lineal, con una cronología sin
campos penitenciarios de la policía rusa. Ambos conocieron el fracturas, y hacerla fluir capítulo a capítulo hasta el desenlace.
infierno y descendieron a sus círculos más tenebrosos. Imposi- Pero para Conrad, eso habría sido una crasa vulgaridad. Él
ble regresar de esas experiencias tal como salieron de casa. podía iniciar el relato a la mitad de una historia o aun comen-
Conrad confesaría en una carta que hasta el momento de su zarlo poco antes del clímax final, en fin, donde le diera la gana,
viaje al Congo había vivido en plena inconsciencia y que sólo y hacer que el relato se moviera en un complicado zigzag cro-
en el África había nacido su comprensión del ser humano. nológico, logrando fijar el interés del lector precisamente en
Chéjov, en otra carta, se expresa de manera casi idéntica. ese sinuoso laberinto, en la ambigüedad de lo narrado, en el
Sin sentimentalismos de ninguna especie, es más, con una lento reptar de la trama por las fisuras de un orden temporal
dignidad y estoicismo ejemplares, Conrad nos revela en sus que él se ha esforzado en destrozar. Las continuas digresiones,
novelas el carácter trágico del destino humano, añadiendo que ésas que permiten a los personajes reflexionar sobre moral u
a
otros temas anexos, en vez de entorpecer el ritmo dramático comenzará a trabajarlo: la fascinación de lo abominable. “Po-
a
del relato potencian su intensidad y cargan a la novela de una déis imaginar —dice Marlow a sus contertulios— su deseo de
vigorosa capacidad de sugestión. Lo que parecía un borroso escapar, su impotente repugnancia, su claudicación, su odio.”
bosquejo se convierte en una historia misteriosa, donde más En la evocación de ese pasado remoto, se encierran todos los
que certezas hay conjeturas; en fin, un enigma que puede in- temas de El corazón de las tinieblas. Hay allí un poder imperial
terpretarse de distintos modos. Eso, entre otros atributos, ca- que no cesa de anexarse nuevos territorios, hasta entonces inac-
racteriza el arte narrativo de Joseph Conrad. cesibles. Fuerza bruta, conquistadores, y entre ellos un joven
Pero para que ese tortuoso hilo narrativo pueda alcanzar su sensitivo aterrorizado, viviendo en su interior una lucha deno-
plenitud, Conrad tuvo que inventar a Marlow, su alter ego, el dada para al fin ceder ante lo abominable, una lucha donde el
personaje a quien confía la narración de la historia. Marlow, odio hacia los demás se entrevera con el odio a sí mismo. En-
como su creador, es un hombre de mar, un caballero, una per- capsulado en una nuez, junto al tema de la conquista imperial
sona con ideas propias y una curiosidad se halla otro más individual, el de la fra-
humana reñida con cualquier manifesta- La degradación humana de la que gilidad del hombre, su ansia de vincular-
ción de moral cerrada. Todas esas cuali- Conrad es testigo en el Congo ha de se al mundo primigenio, la añoranza
dades y su concepto personal de toleran- atribuirse en parte a las brutales adánica que rechaza la tenue capa de ci-
cia lo convierten en un perfecto refrac- prácticas coloniales y otra, también vilización que lo envuelve y lo lanza a
tor de la realidad, para beneficio de poderosa, al influjo insano de la vivir experiencias salvajes. La historia del
Conrad su creador, y de nosotros, sus selva. La selva transforma y joven romano trazada en unas cuantas
lectores. Marlow es el testigo que nos enloquece a quienes la mancillan, líneas prefigura el destino de Kurtz, el
refiere las circunstancias precisas de un aunque sea con su presencia joven brillante enviado de Bélgica dieci-
acontecimiento por ser el hombre que nueve siglos más tarde al corazón del
realmente estuvo donde la acción tuvo lugar. Aparece como África como avanzado del progreso, y su atroz transformación.
relator en varias novelas, en Juventud, Lord Jim, Azar; pero en En tiempos de Conrad los términos imperialismo y colonialis-
El corazón de las tinieblas rebasa su calidad testimonial para con- mo eran meros tecnicismos para designar la relación entre las
vertirse en un actor de la historia, en un protagonista activo de grandes potencias y el resto del mundo. La connotación peyo-
quien depende la estructura y la trama de la obra. rativa es posterior. En la literatura inglesa, hasta la primera
Uno de los temas fundamentales de Conrad es la pugna guerra mundial, la saga imperial se describe en términos heroi-
surgida entre la vida verdadera y los simulacros de vida. En El cos. El corazón de las tinieblas, publicada en 1902, es uno de los
corazón de las tinieblas esa contradicción es titánica y extraor- primeros libros desacralizadores de las hazañas imperiales,
dinariamente sombría, ya que la encarnan dos adversarios de aunque por lealtad a Inglaterra, que le ha otorgado su ciudada-
estatura desigual. Por una parte el hombre, o, mejor dicho, la nía, se abstiene de mencionar al imperialismo inglés. ¡Da lo
frágil consistencia moral del hombre y, por la otra, la todopo- mismo! En el transcurso del narrador —porque Marlow pasa
derosa, la invulnerable, la majestuosa de pronto del legionario romano de ini-
naturaleza: el mundo primigenio, lo cios del milenio a sus propias experien-
aún no domado, lo amorfo, lo profun- cias en el Congo— su barco al deslizarse
damente bárbaro y oscuro con todas sus por el litoral africano pasa frente a cen-
tentaciones y asechanzas. […] tros comerciales llamados Gran Basam o
Little Popo:
La fascinación satánica
nombres que parecían pertenecer a alguna
El inicio de El corazón de las tinieblas es farsa representada ante un telón siniestro…
extraordinario por la audaz simetría que En una ocasión nos acercamos a un barco de
prefigura. Marlow, sentado en la cu- guerra anclado en la costa. No había allí ni
bierta de un barco anclado en el Táme- siquiera una cabaña, sin embargo disparaban
sis, espera a que cambie la marea para contra los matorrales. Había un aire de locu-
poder zarpar. Es de noche. Unos cuan- ra en esa actividad, su contemplación produ-
tos amigos lo rodean. De pronto, inicia cía una impresión de broma lúgubre. Y esa
uno de esos vagos, larguísimos relatos a impresión no desapareció cuando alguien de
los que sus amigos seguramente están ya acostumbrados. Se abordo me aseguró con toda seriedad que había un campamento de
trata de una evocación del bosque extendido frente al río donde aborígenes —¡los llamaba enemigos!— oculto en un sitio fuera
está anclado el barco, diecinueve siglos atrás, cuando en aquel de nuestra vista… Hicimos escala en algunos otros lugares de nom-
país reinaba la más absoluta oscuridad y a donde en un cierto bres grotescos donde la alegre danza de la muerte y el comercio
momento llegaron las legiones de Roma. Marlow imagina a un continuaban desenvolviéndose en una atmósfera tranquila y terre-
joven legionario arrancado de cuajo de los refinamientos roma- nal, como en una catacumba ardiente, a lo largo de aquella costa
nos, plantado de repente en un escenario primitivo; imagina informe, bordeada de un rompiente peligroso, como si la misma
también la sensación de espanto sufrida por aquel joven ante la naturaleza tratara de desalentar a los intrusos. […]
vida primaria y misteriosa que se agita en la selva y en el cora-
zón del hombre. “¡No hay iniciación posible para enfrentarse a Conrad creyó en su juventud en [la hazaña civilizadora em-
esos misterios!” Aquel muchacho tendrá que vivir en medio de prendida por el rey Leopoldo de Bélgica]. Hizo todo lo posible
lo incomprensible, y en ello encontrará una fascinación que por incorporarse a ella y en 1890 lo logró. Fue la experiencia
a
más desastrosa de su vida. Posteriormente, en un artículo,
a
“Geography and Some Explorers”, calificó la empresa colonial
belga como “la acción de rapiña más vil que jamás haya desfi-
gurado la historia de la conciencia humana y la exploración
geográfica”.
La degradación humana de la que Conrad es testigo en el
Congo ha de atribuirse en parte a las brutales prácticas colo-
niales y otra, también poderosa, al influjo insano de la selva. La
selva transforma y enloquece a quienes la mancillan, aunque
sea con su presencia. La literatura hispanoamericana ha produ-
cido un clásico a este respecto: La Vorágine, del colombiano
José Eustasio Rivera, donde se narra la lucha desigual entre el
hombre y la naturaleza avasalladora. Todo es enorme y majes-
tuoso, las plantas y los animales, menos el hombre que va dis-
minuyéndose con su contacto, hasta acabar siendo devorado
por la jungla. Otro colombiano, Álvaro Mutis, en La nieve del
almirante, pone en boca del capitán de una lancha estas pala-
bras: “La selva tiene un poder incontrolable sobre la conducta
de quienes no han nacido en ella. Los vuelve irritables y suele
producir un estado delirante no exento de riesgo.”
Kurtz, el misterioso protagonista de la novela conradiana,
llena el libro con su leyenda y casi al final, en una breve parte,
con su aparición y su muerte. Su figura aparece fragmentada y
los fragmentos casi nunca concuerdan. Se nos dice que es uno
de los avanzados del progreso, instalado en una estación de
recolección del marfil en el corazón del Congo. Un joven bri-
llante a quien se le augura en Bélgica un futuro extraordinario.
Se le concibe como un joven ardientemente idealista capaz de
introducir la civilización, la prosperidad y el progreso hasta los
pliegues más recónditos de ese continente aún no conocido
por entero. Un cruzado de las causas más nobles, un fiero cau- low es el único en solidarizarse con el despojo humano que a
dillo de la filantropía, y, a la vez, el director de la estación co- duras penas puede subir al barco, sobre todo por el desprecio
mercial que ha producido los más extraordinarios resultados que le produce la pandilla de rapaces depredadores que envi-
económicos. diaban la fortuna amasada por Kurtz, pero que jamás se hubie-
Marlow, el testigo de su final, ha sido contratado como ca- ran atrevido a vivir las aventuras de aquel espíritu atormentado,
pitán de un vapor que debe recorrer las distintas estaciones que jamás conocerían el horror, la embriaguez, la comunión
comerciales a lo largo del río Congo. La primera misión que le con las fuerzas telúricas que él había conocido, paladeado y
es encomendada es buscar a Kurtz, sobre cuya salud corren sufrido. “En realidad yo había optado por la selva, no por el
alarmantes rumores, y, en caso de ser necesario, transportarlo a señor Kurtz”, explica Marlow.
la costa. El viaje es pospuesto durante varios meses. Cuando al Kurtz, como arquetipo junguiano, encarnaría el papel de un
final el vapor lo recoge, Kurtz es casi un cadáver. La novela, ya ángel rebelde, a cuya fascinación satánica es difícil resistirse.
se ha dicho, está permeada por entero por el fantasma de Kurtz. Desde ese punto de vista la historia se convierte en un viaje
Algunos lo admiran, otros lo aborrecen, y siempre por razones nocturno al subconsciente, un contacto con las energías crimi-
diversas y contradictorias. Hacer coherentes estos informes nales que permanecen latentes en el ser humano y que la civi-
fragmentarios resulta una labor imposible; lo es para Marlow, lización no ha logrado reprimir. Por momentos, Marlow se
y, desde luego, para nosotros sus asombrados lectores. identifica con Kurtz en el sueño de poder aún integrarse a un
Marlow nos describe el efecto que le produce contemplar, a mundo germinal, bárbaro, y conocer intensas ceremonias ini-
través de su catalejo cuando el vapor se aproxima a la casa de ciáticas. Algo aún podrá vislumbrarse aunque la oscuridad,
Kurtz, las estacas que la rodean rematadas con cabezas huma- parece pensar Marlow, nunca revele las fuentes últimas de ese
nas en distintos estados de putrefacción. Algo de lo demás, misterio. Y allí aparece ya el sustrato remoto de un inconscien-
pero no demasiado, lo vamos sabiendo atropelladamente a te colectivo que de tiempo en tiempo se reactiva: el reencuen-
partir de ese momento. Por ejemplo, que en la región es res- tro con el mundo conocido por el hombre millones de años
petado como un rey, adorado como un dios, que ha participado atrás e irremisiblemente perdido. El deseo de volver a ese
en ritos innombrables, en orgías descomunales, presididas por tiempo inicial no obstante saber que la oscuridad se vengará de
el sexo y la sangre. Ha vivido una experiencia inimaginable cualquier transgresión cometida en sus dominios.
para un europeo. Los comerciantes belgas que van en el barco El corazón de las tinieblas es un relato poseedor de un miste-
lo tratan con odio, por considerar que ha ido demasiado lejos, rio inagotable. De ahí nace su poder literario. Podemos estar
que sus métodos han arruinado la región para la recolección seguros de que este libro mantendrá un núcleo inescrutable
del marfil, que ha acostumbrado mal a los nativos, y por lo defendido para siempre. Cada generación tratará de revelarlo.
mismo durante largo tiempo nadie podrá reemplazarlo. Mar- En ello consiste la perenne juventud de la novela. G
a
a
El corazón de las tinieblas
Joseph Conrad
Se traduce a un autor por admiración, por complicidad Yo pasaba los días en el punto extremo de aquella cubierta,
—para ser su voz en otra lengua—, por curiosidad junto a la puerta. De noche dormía, o trataba de hacerlo, sobre
—¿cómo se logra tal o cuál efecto?—, por mera diversión. el techo. Un negro atlético procedente de alguna tribu de la
Pitol se cuenta entre los ejemplos sobresalientes costa, y educado por mi desdichado predecesor, era el timonel.
de escritores que se ponen al servicio de un colega Llevaba un par de pendientes de bronce, una tela azul lo en-
idolatrado: al encarnar a Conrad en español, volvía de la cintura a los tobillos, y tenía una alta opinión de sí
don Sergio no busca el de las tinieblas sino el corazón mismo. Era el imbécil menos sosegado que haya visto jamás.
de la luz literaria Guiaba con cierto sentido común el barco si uno permanecía
cerca de él, pero tan pronto como se sentía no observado era
inmediatamente presa de una abyecta pereza y era capaz de
“Aquello tuvo lugar, por decirlo así, dos horas después de que dejar que aquel vapor destartalado tomara la dirección que
se levantara la niebla, y su principio, aproximadamente, fue quisiera.
una milla y media antes de llegar a la estación de Kurtz. Preci- ”Estaba yo mirando hacia el palo de sonda, muy disgustado
samente acabábamos de ser sacudidos en un recodo, cuando vi al comprobar que sobresalía cada vez un poco más, cuando vi
una isla, una colina herbosa de un verde deslumbrante, en que el hombre abandonaba su ocupación y se tendía sobre
medio de la corriente. Era lo único que se veía, pero cuando cubierta, sin preocuparse siquiera de subir a bordo el palo, se-
nuestro horizonte se ensanchó vi que era la cabeza de un am- guía sujetándolo con la mano, y el palo flotaba en el agua. Al
plio banco de arena, o más bien de una cadena de pequeñas mismo tiempo el fogonero, al que también podía ver debajo
porciones de tierra que se extendían a flor de agua. Estaban de mí, se sentó bruscamente ante la caldera y hundió la cabeza
descoloridas, junto a la superficie, y todo el grupo parecía estar entre las manos. Yo estaba asombrado. Después miré rápida-
bajo el agua, exactamente de la manera en que puede verse la mente hacia el río, donde vi un tronco de árbol sumergido.
columna vertebral de un hombre bajo la piel de la espalda. Unas varas, unas varas pequeñas, volaban alrededor; zumbaban
Podíamos dirigirnos a la derecha o a la izquierda. Por supues- ante mis narices, caían cerca de mí e iban a estrellarse en la
to yo no conocía ningún paso. Ambas márgenes tenían el cabina de pilotaje. Pero a la vez el río, la playa, la selva, estaban
mismo aspecto, la profundidad parecía ser la misma. Pero en calma, en una calma perfecta. Sólo podía oír el estruendoso
como me habían informado de que la estación estaba situada chapoteo de la rueda, en la popa, y el zumbido de aquellos
en la parte occidental, tomé naturalmente el paso más próximo objetos. ¡Por Júpiter, eran flechas! ¡Nos estaban disparando!
a esa orilla. Entré rápidamente en la cabina a cerrar las ventanas que daban
”No bien acabábamos de entrar, cuando advertí que era a la orilla del río. El estúpido timonel, con las manos en las
mucho más estrecho de lo que había previsto. A nuestra iz- cabillas del timón, levantaba las rodillas, golpeaba el suelo con
quierda se extendía, sin interrupción, el largo banco de arena, los pies, y se mordía los labios como un caballo sujeto por el
y a la derecha una orilla elevada y abrupta, densamente cubier- freno. ¡El muy imbécil! Estábamos haciendo eses a menos de
ta de maleza. Los árboles se agrupaban en filas apretadas. Las diez pies de la playa. Al asomarme para cerrar las ventanas, me
ramas colgaban sobre la corriente, y, de cuando en cuando, el incliné a la derecha y pude ver un rostro entre las hojas, a mi
gran tronco de un árbol se proyectaba rígidamente en ella. Era misma altura, mirándome fija y ferozmente. Y entonces, súbi-
ya por la tarde, el aspecto del bosque era lúgubre y una amplia tamente, como si se hubiera removido un velo ante mis ojos,
franja de sombra caía sobre el agua. En esa sombra bogábamos descubrí en la maleza, en el seno de las oscuras tinieblas, pe-
muy lentamente, como ya pueden imaginar. Dirigí el vapor chos desnudos, brazos, piernas, ojos brillantes. La maleza her-
cerca de la orilla, donde el agua era más profunda, según me vía de miembros humanos en movimiento, lustrosos, broncea-
informaba el palo de sonda. dos. Las ramas se estremecían, se inclinaban, crujían. De ahí
”Uno de mis hambrientos y pacientes amigos sondeaba salían las flechas. Cerré el postigo.
desde la proa, exactamente debajo de mí. Aquel barco de vapor ”‘Guía en línea recta’, le dije al timonel. Su cabeza miraba
era exactamente como un lanchón con una cubierta. En la con rigidez hacia adelante, los ojos giraban, y continuaba le-
cubierta había dos casetas de madera de teca, con puertas y vantando y bajando los pies lentamente. Tenía espuma en la
ventanas. La caldera estaba en el extremo anterior, y la maqui- boca. ‘¡Mantén la calma!’, le ordené furioso. Pero era igual que
naria en la popa. Sobre todo aquello se tendía una techumbre si le hubiera ordenado a un árbol que no se inclinara bajo la
ligera sostenida por vigas. La chimenea emergía de aquel acción del viento. Me lancé hacia afuera. Debajo de mí se oía
techo, y en frente de la chimenea una pequeña cabina de tablas un estruendo de pies sobre la cubierta metálica y exclamacio-
delgadas albergaba al piloto. Había en su interior un lecho, dos nes confusas. Una voz gritó: ‘¿No puede dar la vuelta?’ Percibí
sillas de campaña, una escopeta cargada, colgada de un rincón, un obstáculo en forma de V delante del barco, en el agua. ¿Qué
una pequeña mesa y la rueda del timón. Tenía una amplia era aquello? ¿Otro tronco? Una descarga de fusilería estalló a
puerta al frente con postigos a ambos lados. Tanto la puerta mis pies. Los peregrinos habían disparado sus winchesters,
como las ventanas estaban siempre abiertas, como es natural. rociando de plomo la maleza. Se elevó una humareda que fue
a
avanzando lentamente hacia adelante. Lancé un juramento. Ya y agitado, apareció en el umbral. ‘El director me envía…’ co-
a
no podía ver el obstáculo. Yo permanecía de pie, en la puerta, menzó a decir en tono oficial, y se detuvo. ‘¡Dios mío!’, dijo,
observando las nubes de flechas que caían sobre nosotros. Po- fijando la vista en el herido.
dían estar envenenadas, pero por su aspecto no podía uno ”Los dos blancos permanecíamos frente a él, y su mirada
pensar que llegaran a matar a un gato. La maleza comenzó a lustrosa e inquisitiva nos envolvía. Les aseguro que era como si
aullar, y nuestros caníbales emitieron un grito de guerra. El quisiera hacernos una pregunta en un lenguaje incomprensi-
disparo de un rifle a mis espaldas me dejó sordo. Eché una ble, pero murió sin emitir un sonido, sin mover un miembro,
ojeada por encima de mi hombro; la cabina del piloto estaba sin crispar un músculo. Sólo al final, en el último momento,
aún llena de humo y estrépito cuando di un salto y agarré el como en respuesta a una señal que nosotros no podíamos ver,
timón. Aquel imbécil negro lo había soltado para abrir la ven- o a un murmullo que nos era inaudible, frunció pesadamente
tana y disparar un Martini-Henry. Estaba de pie ante la venta- el rostro, y aquel gesto dio a su negra máscara mortuoria una
na abierta y resplandeciente. Le ordené a gritos que volviera, expresión inconcebiblemente sombría, envolvente y amenaza-
mientras corregía en ese mismo instante la desviación del dora. El brillo de su mirada interrogante se marchitó rápida-
barco. No había modo de dar la vuelta. El obstáculo estaba mente en una vaguedad vidriosa.
muy cerca, frente a nosotros, bajo aquella maldita humareda. ”‘¿Puede usted gobernar el timón?’, pregunté ansiosamente
No había tiempo que perder, así que viré directamente hacia la al peregrino. Él pareció dudar, pero lo sujeté por un brazo, y él
orilla donde sabía que el agua era profunda. comprendió al instante que yo le daba una orden, le gustara o
”Avanzábamos lentamente a lo largo de espesas selvas en un no. Para decir la verdad, sentía la ansiedad casi morbosa de
torbellino de ramas rotas y hojas caídas. Los disparos de abajo cambiarme los zapatos y los calcetines. ‘Está muerto’, exclamó
cesaron, como yo había previsto que sucedería tan pronto aquel sujeto, enormemente impresionado. ‘Indudablemente’,
como quedaran vacíos los cargadores. Eché atrás la cabeza ante dije yo, tirando como un loco de los cordones de mis zapatos,
un súbito zumbido que atravesó la cabina, entrando por una ‘y por lo que puedo ver imagino que también el señor Kurtz
abertura de los postigos y saliendo por la otra. El estúpido estará ya muerto en estos momentos’.
timonel agitaba su rifle descargado y gritaba hacia la orilla. ”Aquel era mi pensamiento dominante. Era un sentimiento
Vi vagas formas humanas que corrían, saltaban, se deslizaban a en extremo desconsolador, como si mi inteligencia compren-
veces muy claras, a veces incompletas, para desvanecerse luego. diera que me había esforzado por obtener algo que carecía de
Una cosa grande apareció en el aire delante del postigo, el rifle fundamento. No podía sentirme más disgustado que si hubiera
cayó por la borda y el hombre retrocedió rápidamente, me miró hecho todo ese viaje con el único propósito de hablar con
por encima del hombro, de una manera extraña, profunda y Kurtz. Hablar con… Tiré un zapato por la borda, y percibí que
familiar, y cayó a mis pies. Golpeó dos veces un costado del aquello precisamente era lo que había estado deseando…, ha-
timón con la cabeza, y algo que parecía un palo largo repique- blar con Kurtz. Hice el extraño descubrimiento de que nunca
teó a su lado y arrastró una silla de campaña. Parecía que, des- me lo había imaginado en acción, saben, sino hablando. No me
pués de arrancar aquello a alguien de la orilla, el esfuerzo le decía: ahora ya no podré verlo, ahora ya no podré estrecharle
hubiera hecho perder el equilibrio. El humo había desapareci- la mano, sino: ahora ya no podré oírlo. El hombre aparecía
do, estábamos libres del obstáculo, y al mirar hacia adelante ante mí como una voz. Aquello no quería decir que lo disocia-
pude ver que después de unas cien yardas o algo así podría ra por completo de la acción. ¿No había yo oído decir en todos
alejar el barco de la orilla. Pero mis pies sintieron algo caliente los tonos de los celos y la admiración que había reunido, cam-
y húmedo y tuve que mirar qué era. El hombre había caído de biado, estafado y robado más marfil que todos los demás agen-
espaldas y me miraba fijamente, sujetando con ambas manos el tes juntos? Aquello no era lo importante. Lo importante era
palo. Era el mango de una lanza que, tras pasar por la abertura que se trataba de una criatura de grandes dotes, y que entre
del postigo, lo había atravesado por debajo de las costillas. La ellas, la que destacaba, la que daba la sensación de una presen-
punta no se llegaba a ver; le había producido una herida terri- cia real, era su capacidad para hablar, sus palabras, sus dotes
ble. Tenía los zapatos llenos de sangre, y un gran charco se iba oratorias, su poder de hechizar, de iluminar, de exaltar, su pal-
extendiendo poco a poco, de un rojo oscuro y brillante, bajo el pitante corriente de luz, o aquel falso fluir que surgía del cora-
timón. Sus ojos me miraban con un resplandor extraño. Estalló zón de unas tinieblas impenetrables.
una nueva descarga. El negro me miró ansiosamente, sujetan- ”Lancé el otro zapato al fondo de aquel maldito río. Pensé:
do la lanza como algo precioso, como si temiera que intentara ‘¡Por Júpiter, todo ha terminado! Hemos llegado demasiado
quitársela. Tuve que hacer un esfuerzo para apartar mis ojos de tarde. Ha desaparecido… Ese don ha desaparecido, por obra
su presencia y atender al timón. Busqué con una mano el cor- de alguna lanza, flecha o mazo. Después de todo, nunca oiré
dón de la sierra y tiré de él a toda prisa produciendo silbido tras hablar a ese individuo.’ Y mi tristeza tenía una extravagante
silbido. El tumulto de los gritos hostiles y guerreros se calmó nota de emoción igual a la que había percibido en el doliente
inmediatamente, y entonces, de las profundidades de la selva, aullido de aquellos salvajes de la selva. De cualquier manera,
surgió un lamento trémulo y prolongado. Expresaba dolor, no hubiera podido sentirme más desolado si me hubieran des-
miedo y una absoluta desesperación, como podría uno imagi- pojado violentamente de una creencia o hubiera errado mi
nar que iba a seguir a la pérdida de la última esperanza en la destino en la vida… ¿A qué vienen esos resoplidos? ¿Les pare-
tierra. Hubo una gran conmoción entre la maleza; cesó la llu- ce absurdo? Bueno, muy bien, es absurdo. ¡Cielo santo! ¿No
via de flechas; hubo algunos disparos sueltos. Luego se hizo el debe un hombre siempre…? En fin, denme un poco de
silencio, en el cual el lánguido jadeo de la rueda de popa llega- tabaco.” G
ba con claridad a mis oídos. Acababa de dirigir el timón a es-
tribor, cuando el peregrino del pijama color de rosa, acalorado Traducción de Sergio Pitol
a
a
Hacia Occidente
Sergio Pitol
Fechado en enero de 1966, en Varsovia, este relato donde debía protocolizar los convenios; por supuesto, se apre-
—que está incluido en el tercer volumen de sus suraron a informarle, se trataba sólo de un trámite formal. Un
Obras reunidas— es una síntesis de las obsesiones alto dirigente del comercio exterior que debía firmar los acuer-
pitolianas: el viaje, con sus sinsabores y misterios; dos no estaba por el momento en la capital, pero había mani-
la lectura, con el entusiasmo o el tedio que nos aguarda festado antes de partir su especial interés en recibirlo personal-
libro adentro; el exotismo, que nos seduce y repele mente y cambiar impresiones sobre posibles transacciones fu-
turas, mientras tanto sería huésped de una asociación para el
para Bárbara Jacobs incremento comercial con los países de Asia, África y América
Latina, que consideraba un placer poderle ser útil y mostrarle
Todo se había convertido en permanente descalabro desde el los sitios característicos de Pekín, así como los progresos logra-
día en que conoció a aquella su paisana y a la pareja de jóvenes dos por el pueblo chino en los últimos años. Y allí dieron co-
venezolanos. Antes también, aunque al menos estaba prepara- mienzo aquellas jornadas abrumadoras que sólo tocaron a su
do y resignado: sabía con quiénes trataba. Pero Elisa y los dos fin con la firma de los acuerdos y que le hicieron ansiar como
muchachos lo habían tomado desprevenido, habían miserable- nunca aquellas merecidas vacaciones que Elisa y el joven ma-
mente abusado de su buena fe y acabaron por embarcarlo en la trimonio le presentaban como sumamente apetecibles.
presente tortura que parecía no tener fin. Comenzaron por La verdad, aquello no había sido vida. ¿Dónde la China le-
describirle las maravillas de aquel viaje por tren; atravesaría gendaria y misteriosa?, ¿dónde las inolvidables noches de
toda la Siberia, un viaje ya clásico, ¡piénselo nomás cinco mi- Shanghai con las que toda juventud ha soñado? Indudablemen-
nutos, el transmanchuriano, el transiberiano! Los jóvenes ha- te había encontrado una China misteriosa, pero de qué otra
bían hecho ese viaje (decían haber hecho ese viaje) unos meses manera a la anhelada, y las noches de Shanghai resultaron in-
atrás y lo comentaban como una experiencia decisiva en sus olvidables por lo siniestramente tediosas y fatigantes; sus in-
vidas. Las palabras fluían a la vez que los cuatro daban fin a la separables guías lo habían conducido a un local gigantesco
botella de aquel rasposo licor coreano en cuyo fondo se enros- donde había ópera, títeres y teatro, y cuando harto y fastidiado,
caba una serpiente. pues aquellas dichosas musiquitas eran las mismas que lo ha-
—Ándele, lic, anímese, ya se ha dado usted aquí una buena bían perseguido implacablemente durante todo el viaje por el
talla, el viaje por avión no hará sino fatigarlo más, tómese estas país, sugirió que salieran y buscaran un sitio más excitante o en
vacaciones, bien se las merece. Serán tan reposantes como un caso contrario lo devolvieran al hotel, lo llevaron a otra sala del
viaje por mar con la ventaja de contar con permanente desfile mismo edificio donde sentado en una pequeña butaca de ma-
de paisajes: un día el desierto del Gobi, otro Mongolia donde dera, como escolar en medio de centenares de escolares, vio a
legiones de camellos corren a lo largo del ferrocarril, luego el una mujer de edad madura girar enloquecidamente en medio
Baikal, más que un lago un encrespado océano, y las varias del escenario, la cual a la par que lanzaba al público miradas
repúblicas soviéticas, cada una llena de mil curiosidades; ade- oblicuas y socarronas se metía la mano en el escote como para
más es muy importante que usted que se dedica a las finanzas iniciar un strip-tease, cuando creyó que al fin aquello iba a ca-
observe con sus propios ojos, ¡que nadie le cuente luego que lentarse un poco, la mujer empezó a sacar de entre las ropas
esto es esto o aquello!, el estado real en que se encuentra la eco- botellas, cacerolas, jarros y hasta sillas como si su magro cuer-
nomía de estos países; piense un poco en mí y compadézcame, po fuera un almacén ambulante. Con los orientales nada podía
hundida entre estos chales con quienes no logro entenderme ni preverse ni saberse a ciencia cierta, la prueba era que cuando le
a la de diez —y los paisajes comenzaron a desfilar: lagos, bos- comentaba al industrial japonés, su compañero de comparti-
ques, desiertos, ciudades perdidas en mitad de densísimas fo- mento (porque la cabina individual había sido como la ducha,
restas, un restaurante chino y otro europeo, cabinas con baño como los dos vagones restaurantes, los viajeros cosmopolitas,
individual, varios días en que nada turbaría su descanso, el los paisajes variados, el desierto del Gobi, la Mongolia y sus
paisaje, sí, pero, a través de la ventanilla, mientras él, tendido manadas de camellos, las distintas repúblicas, un ensueño sin la
en su litera con una botella de escocés al lado se repondría de menor relación con la realidad), sus impresiones sobre China,
la excesiva joda del viaje por China. Había asistido con una advirtiéndole que no deseaba adentrarse en la situación políti-
delegación a la feria industrial de Cantón y concluido algunos ca, pues si relatara sus impresiones dejaría a mucha gente esca-
negocios excelentes, aunque de aquello parecía que hubiesen ya lofriada, que sólo deseaba referirse al aspecto económico, el
pasado siglos: los arreglos fueron muy fáciles, cambio en exce- que a él estrictamente, como hombre de negocios, le concer-
lentes condiciones de substancias químicas y materiales preela- nía, el japonés demostraba que el asiático a fin de cuentas re-
borados por excedentes de algodón, henequén, mercurio y se- sulta ser siempre uno y el mismo —con él todo se reducía a
milla de linaza. Sistemas de compensación muy favorables. sonrisas y a entender el inglés sólo cuando le viniera en gana
Parte de la operación pagada en libras esterlinas. Los otros de- y a ofrecerle cigarrillos o una de las naranjas que comía cons-
legados salieron rumbo a Indonesia, desde allí volarían a Euro- tantemente con gran avidez—, y cuando trataba de hacerle
pa; él, en tanto, tuvo que dirigirse a Shanghai, luego a Pekín entender sus experiencias en Pekín mientras aquellos fulanos
a
le retenían los documentos, cuando más que guías o auxiliares de florilegios y de lugares comunes veinte mil cosas que no
a
se convirtieron en sus verdaderos torturadores, llevándolo ora venían al caso, para terminar concluyendo que aquella visita
a ver un interminable museo de la revolución cuyo recorrido debía hacerse porque obedecía al programa trazado, y cuando
duraba siglos, ora otro donde se acumulaban en desorden total a aquél le declaraba que estaba allí sólo en espera de la firma de
tesoros sorprendentes, manojos de perlas gigantescas arraci- unos documentos que por alguna maquiavélica razón no le eran
mados en una tumba helada en las inmediaciones de Pekín, a entregados y no para hacer turismo, que para eso había lugares
veces una presa, luego visitas a la Gran Muralla o a una comu- más apropiados, que entendieran que cada día que pasaba allí
na popular donde con minuciosidad indescriptible lo hacían perdía dinero, que en Occidente el tiempo tenía otra función y
recorrer el terreno palmo a palmo, luego a una librería, un otro uso, de ahí el progreso alcanzado, que si el jefe de la dele-
templo, un palacio, un mercado, un parque, y fábricas y más gación mexicana había dicho que podía esperar todo el tiempo
fábricas, a pesar de sus declaraciones de que en nada le intere- necesario se trataba sólo de una manera de hablar, una frase
saba todo aquello y cuando hastiado exigía los papeles y se hecha, y no para que se perpetrara este abuso, el tipo salía en-
negaba a hacer una más de aquellas excursiones que estaban tonces sin perder la sonrisa, hablando, hablando, siempre ha-
acabando con su energía y sus nervios y se irritaba con el guía, blando, y al rato aparecía el joven guía, ése sí muy serio acom-
éste salía para aparecer al poco rato acompañado de algún otro pañado de un tercer personaje que recitaba un discurso idénti-
personaje, que se sentaba, servía el té, le ofrecía un cigarrillo, co al anterior sólo que más largo, recalcando de vez en cuando
sonreía de nuevo y explicaba en un discurso larguísimo colmado que las visitas a la fábrica de tractores, a la cárcel modelo, o a
Praga la misteriosa
Gérard de Cortanze
“El México de hoy se parece cada vez menos al México de asignado de 1983 a 1988—. La respuesta, Sergio Pitol
ayer”, sostiene con razón Adolfo Castañón. Esta mutación, piensa encontrarla en su diario —como hace siempre antes
en las estructuras del propio país, es igualmente visible en el de empezar un libro—, “para revivir la experiencia inicial,
terreno de la literatura. El viaje, última obra de Sergio Pitol, la huella primigenia, la reacción del instinto”. Recorrió
entra perfectamente dentro de la categoría de esa sensibili- varios cuadernos, centenas de páginas. En vano: “Nada, sí,
dad creadora que, conservando las virtudes del alma mexica- nada que pudiera servirme para escribir un artículo, mucho
na, sabe tocar lo universal. Diplomático de carrera —ocupó menos un texto literario.”
puestos importantes en Varsovia, Budapest, París, Moscú y Entonces comenzó una larga deriva, un paseo en una
Praga—, Sergio Pitol pertenece a la gran tradición de esos ciudad amada que se desliza suavemente hacia la novela, a
escritores latinoamericanos que siempre han tenido un pie la ficción, a la historia de un diplomático mexicano que deja
en la política y otro en la literatura. Novelista, cuentista, crí- Praga para ir a Georgia, por Moscú, por Leningrado, por
tico literario, traductor de James, de Gombrowicz y de Jane Tbilisi. Estamos en 1986, en plena glasnost. Los grandes
Austen, varios de sus libros han sido traducidos al francés: El nombres de la cultura rusa desfilan bajo nuestros ojos, vie-
desfile del amor, El tañido de una flauta, Juegos florales. nen a nuestro encuentro como los fantasmas del Nosferatu
Actualmente, con más de 70 años, Sergio Pitol ocupa un de Murnau, o como los árboles del bosque de Birnam que
lugar singular en la historia de las letras mexicanas. Hasta el caminan hacia Dunsinane. El último capítulo del libro se
fin de la segunda guerra mundial, la cultura mexicana vivió, llama “Iván, niño ruso”. El diplomático se acuerda de cuan-
en gran parte, del imaginario revolucionario. Para luchar do aprendió a leer. Su abuela le había dado un libro extraño.
contra lo que consideraban un nacionalismo asfixiante, un Razas humanas, con fotos e ilustraciones de niños de diver-
realismo tradicional y reductor —eso que el pintor José sos lugares y razas. Uno de esos niños tenía labios gruesos
Luis Cuevas bautizó como la “cortina de nopal”—, varios y pómulos salidos. Un “aspecto animal”, sus orejas estaban
jóvenes escritores buscaron, en el umbral de los años sesen- cubiertas por un sombrero de piel que el pequeño lector
ta, nuevas vías. Sus nombres: Juan José Arreola, Carlos creía su cabellera. Al pie de la foto se podía leer: ‘Ivan, niño
Fuentes, Salvador Elizondo, Gustavo Sainz y Sergio Pitol. ruso’. “Por intuición, presiento que mi relación íntima con
Éste último fundó una nueva corriente que su traductor, Rusia se remonta a esa lejana fuente”, concluye el autor al
Claude Fell, califica con justicia como “más hilarante, más final de su libro.
internacional, universo del desprecio y la crueldad”. Mis- ¡Ahí está! El rizo está rizado. El viaje geográfico no era,
mas cualidades que se encuentran en El viaje. en suma, más que un viaje a la memoria, un paseo por el
En una “introducción” a la vez elegante y precisa, diver- futuro del pasado. En el transcurso del libro, la deuda que
tida y feroz, Sergio Pitol muestra el tono del libro y las el autor creyó haber contraído con Praga se reveló como
razones —verdaderas y falsas—que lo llevaron a escribirlo. una deuda de infancia, una deuda de honor con ese perio-
“¿No te fastidia —se pregunta él— volver siempre a temas do imperfecto de nuestra vida que nos permite escribir
tan manidos: tu niñez en el ingenio de Potrero, el estupor libros. G
de la llegada a Roma, la ceguera en Venecia?” ¿Por qué no
hablar nunca de Praga? —ciudad a la que el autor estuvo Traducción de Kenya Bello
a
la comuna Estrella Roja estaban anotadas en el programa y no que otro pudiera aunar tanta sabiduría y generosidad en el
a
era correcto suspenderlas, hasta que al fin casi enloquecido, modo de brindar hospitalidad a los visitantes, que cada vez que
salía a visitar el centro de artes populares para ver durante partía de China se iba muy gratamente impresionado, desean-
horas a alguien recortar papeles de colores o hacer vasijas y a do tan sólo tener la oportunidad de realizar una nueva visita,
recorrer después varios kilómetros de otra comuna y visitar la así como también deseaba viajar algún día a México y que se-
cárcel y escuchar en todas partes discursos kilométricos que guramente encontraría la ocasión, ya que sus negocios, etcéte-
bien visto podían ser omitidos por resultar siempre lo mismo, ra, etcétera…
y si se disculpaba por razones de salud, como había sucedido en ¡Qué iba uno a hacer! Eran dos mundos. Uno pertenecía
una ocasión, la cosa era peor porque iba a dar al hospital y irremisiblemente a Occidente; la mañana en que abandonó
después de tres o cuatro días de someterlo a inyecciones y ex- Pekín lo había sentido más agudamente que nunca; devolvía
tracciones de sangre resultaba que ni siquiera se había ahorra- las llaves de su habitación en el hotel cuando le entregaron
do la excursión, que únicamente había sido pospuesta, “porque una tarjeta postal llegada en ese mismo instante, un saludo
así estaba escrito en el programa”, el japonés sonreía bonacho- de Ramos desde París; le anunciaba que la delegación iba ya de
namente como si nada entendiera y respondía que sí, efectiva- regreso a México. Al contemplar la hosca estructura de Notre
mente se trataba de un gran pueblo y que dudaba mucho de Dame se sintió reconfortado, más que por las palabras afectuo-
sas de Ramos, ante la visión de aquella mole bellísima que se
erguía iluminada bajo un azul que sólo el cielo de París es
Malintencionada y jubilosa capaz de lucir; subió al tren con la tarjeta en la mano, y la co-
locó en la mesita junto al lecho, luego bajó a recoger los ridí-
culos ramos de flores con que lo despedían y a darle un abrazo
Frédéric Vitoux a la compatriota y a los dos muchachos, aquel trío que lo había
rescatado en los últimos días y que le hizo más agradable la vida;
Es comprensible que se aprecie moderadamente el título le habían explicado una infinidad de cuestiones sobre la excen-
de la novela de Sergio Pitol, Domar a la divina garza,1 tricidad de aquella gente y sus experiencias en la escuela donde
que tiene un aire un poco vulgar en la provocación. Por enseñaban español, le habían hecho reír nuevamente a carcaja-
el contrario, sería incomprensible no apreciar inmodera- das como ya hasta creía haber olvidado, mientras bebían el
damente, por sí mismo, el libro de este novelista mexica- licor de culebra que tanto le gustaba a Elisa; a ella la había
no, nacido en 1933, que fue por mucho tiempo diplomá- enamorado por pura nostalgia de la tierra y más que nada por
tico, traductor en sus ratos libres, y cuya obra sigue sien- la necesidad de mujer, le había regalado un anillo con una perla
do mal conocida en Francia. Desde esa perspectiva, es rosada que compró en el último día en casa de un anticuario, y
lamentable que el prefacio de Antonio Tabucchi prefiera a la postre había resultado la peor embaucadora del mundo, lo
las vanas cabriolas intelectuales a la simplicidad pedagó- había metido en esa especie de gran jaula donde se sentía enlo-
gica que haría más familiar a su autor. ¡Pero regresemos quecer, y los días transcurrían con una monotonía inimagina-
a esa “divina garza”! ¿Qué epítetos convocar en primer ble sin que pudiera ver otra cosa que no fuera la nieve, una
lugar? Delirante, erudita, cómica, alocada y barroca, sin nieve constante que se cuajaba en los cristales e impedía la más
duda. Sería muy astuto el que supiera resumir esta nove- mínima contemplación del paisaje. No podía remediar el des-
la. Digamos que su autor, en una breve obertura, declara fallecimiento cuando pensaba que podría estar ya en Bélgica,
que quiere tomar a la fiesta como triple tema: en el senti- tomando el avión rumbo a México en vez de estar aún a tres
do mágico y ritual del término, su amor por Gogol, y un días con sus respectivas noches alejado de Moscú. Esa mañana
curioso símbolo de mujer, una antropóloga monstruosa y cuando el industrial japonés le recordó que se quedaría en Ir-
erudita que obsesiona al protagonista de este libro, un tal kutsk y que de allí haría el resto del viaje por vía aérea, creyó
Dante de la Estrella, patético imbécil hinchado de una que el cielo se le abría; quiso también hacerlo pero se lo impi-
suficiencia incrementada por sus excesos etílicos. Agre- dieron; le explicaron que era imposible por no tener billete de
guemos que ese Dante de la Estrella necesita de toda una avión; el japonés en cambio lo había comprado desde Pekín;
velada y de algunos licores fuertes para explicar a sus visi- carecía, además, de la visa adecuada; dos rusos bien fornidos y
tas suficientemente importunadas un catastrófico viaje a la mujer monumental que le llevaba el té por las mañanas y le
Estambul, en su juventud, donde esa dama lo ridiculizó. aseaba la cabina lo detuvieron por los brazos cuando en pleno
Lo que en el libro lleva al colmo de la felicidad son sus frenesí trató de descender; regresó postrado a su cubil, se ten-
relatos que se apilan, esa ironía en la ironía, ese jubilo dió en la litera y contempló la fotografía de Notre Dame,
puro que inspira algunas veces el acto de escribir —o de pensó que tampoco entonces, lejos de la frontera china, estaba
consolarse de la banalidad de la vida. G en su mundo, que el suyo era sólo aquél, el de la foto, pero en
ese instante tuvo la impresión de que en los días de encierro el
Traducción de Kenya Bello cielo se había vuelto más oscuro, Notre Dame aparecía bajo
una luz que jamás le había visto, un efecto absurdamente artifi-
1 El título en francés de la novela de Pitol es Mater la divine
cial; le pareció que el fotógrafo había equivocado el ángulo, que
garce, donde mater significa “someter, controlar, dominar”, el punto elegido no permitía admirar la belleza total del edifi-
pero también quiere decir “ver con concupiscencia”. A su vez, cio, que el faro de la calle proyectaba una luz que robaba espacio
garce designa a una mujer mala, desagradable, malintencio- y que la mitad de la foto, toda la parte inferior, estaba desper-
nada. [N. de la t.]
diciada. ¿Qué sentido tenía retratar la calle, el pavimento?, o
peor era aquel banco en primer plano con un hombre de espal-
a
das a la cámara; sintió un profundo malestar, una irritación gió todas sus cosas, cerró el equipaje, con excepción del male-
a
violenta, odio puro contra el fotógrafo que había cometido tín y se tendió en el lecho. ¡Por fin la última noche del tren!
aquella infamia, luego, desasosegado, recordó que había termi- Abrió el libro al azar y comenzó a leer la historia de Kiyoshi
nado de leer la novela policial que le regaló Elisa antes de Kawase, interno en un colegio de Kioto, que erró por este
partir y sacó de su portafolio el otro libro que irracionalmente, mundo en calidad de cosa mortal durante veintidós años; en
sólo quizás por estar escrito en inglés, había comprado en una tan breve término gozó de gran parte de las fortunas de la vida,
librería de segunda mano de un mercado de Pekín. Leyó en la disfrutó del amor familiar y del otro, era rico, poseía una me-
sucia portada: The Priest and his Disciples, by Kurata Hyaduso, moria magnífica. De su talento, sus maestros y amigos prede-
translated by Blenn W. Shae, y no supo qué registro profun- cían grandes hazañas; saboreó algunos infortunios, todos,
do lograron tocar aquellos lotos diminutos trazados bajo el tí- salvo uno, mínimos: le aquejaba la pesadumbre de la duda.
tulo o los jeroglíficos japoneses que decoraban la portada, lo Hacia los diecinueve años, en medio de su existencia feliz
cierto es que por alguna razón su odio, su rabia, su desespera- había caído en esa zozobra: dudaba de la realidad que perci-
ción, el sentimiento de estar en aquella cabina como animal bían sus sentidos. Un día, cumplidos ya los veintidós, se pre-
aprisionado, desaparecieron, transmutándose en una suave paraba para pasar un examen en el colegio. Salía de su habita-
melancolía, ganas de quejarse de su suerte, de lamentarse que- ción cuando retrocedió unos pasos a fin de contemplarse ante
damente, y en una necesidad de encontrar un hombro en que un espejo, y, allí, en la lisa superficie, exactamente a su lado, se
apoyarse, y la fortuna que estaba formando, y su mujer, su ca- esbozó una figura cuyo rostro fue gradualmente semejándose
rrera, su despacho, los negocios realizados durante el viaje le al suyo, aunque desdibujado, incoloro, transparente. Una
parecieron de golpe cosas lejanas que no le pertenecían del enorme satisfacción, una gran tranquilidad se apoderó del
todo, el mundo al que había aspirado y considerado siempre joven Kiyoshi, la duda quedaba eliminada, por primera, por
como su meta le resultó en ese momento sólo un punto de única vez, tenía una certidumbre, había estado usurpando con
partida hacia algo, hacia algo… Leyó dos páginas del libro y lo sus hábitos, gestos, reflexiones, un papel que no le correspon-
dejó fatigado, imposible internarse en aquel diálogo laberínti- día, supo que era fantasma, que todos a su alrededor eran
co sobre la muerte sostenido entre un hombre y un ser, en que fantasmas, que todo era espectral. Irritados por la larga demo-
el ser, o como quiera que se tradujera aquel Being, decía: ra, los profesores enviaron a otro alumno a buscarlo. Cuando
—Porque la muerte viene del pecado. Los no pecadores éste llegó a la habitación encontró frente al espejo, desparra-
viven eternamente: La “cosa que muere” es idéntica a “peca- madas, en desorden, las ropas de Kiyoshi. Flotaba en el recin-
dor”. to un suave aroma de azahar, mezclado con otro olor acre que
Y el hombre preguntaba: nadie llegó a identificar.
—Entonces, ¿crees que todos los hombres son pecadores? Leyó aquella historia profundamente absorto y se sorpren-
—Todos los hombres son malos. El precio del pecado es la dió de que en la página siguiente a la desaparición de Kiyoshi,
muerte —respondía categóricamente el ser. continuara un diálogo sin relación alguna con la historia.
No, verdaderamente era imposible entretenerse con aque- Creyó haber saltado alguna hoja y al observar la numeración
llas divagaciones misticofilosóficas. Metió la tarjeta de Notre descubrió que de la página 62 pasaba a la 93; revisó con cuida-
Dame como indicador de la página y cerró el libro; estaba fa- do las páginas y no tardó en advertir que el texto leído formaba
tigadísimo, comenzó a dormir. un cuadernillo de otro libro cosido por error entre las páginas
Al día siguiente llegaría a Moscú. Le había entrado mucha 92 y 93 del Priest and his Disciples, por esa razón estaba escrito
prisa. Se ahorraría los tres días que en un principio pensó de- en forma de relato y no en diálogos como el resto del drama.
dicar a visitar la ciudad, saldría inmediatamente rumbo a Bru- Al examinar aquel pliego cayó al suelo la tarjeta postal, se in-
selas; de poder lo haría esa misma noche. Deseaba llegar a clinó a recogerla, iba ya a colocarla nuevamente entre las pági-
México tan pronto como fuera posible, quería huir de ese nas del libro cuando volvió a contemplarla con nostalgia.
viaje, del recuerdo de ese viaje, meterse en su despacho a ren- Notre Dame le pareció más distante que nunca, inalcanzable;
dir informes, dictar memorándums, atender su correo, reinci- la luz de la lámpara iluminó la parte inferior, la calle. El farol,
dir en el ritmo normal de su existencia. La estancia en Pekín la banca, el hombre de espaldas, y junto a él advirtió algo se-
le había llegado a resultar eterna, ahora, en cambio, le parecía mejante a la sombra de otro hombre; parecía que la cámara se
resumirse en un fin de semana atestado de acontecimientos hubiera movido en ese instante y sólo lograra plasmar el espec-
remotos, profundamente perdidos en el tiempo, e infinita, en tro de aquel hombre; se acercó a los ojos la tarjeta; la manera
vez, le resultaba la monótona semana transcurrida en el tren, de sentarse le era familiar, el rostro vuelto hacia la cámara era
aunque debía confesar que en los últimos días no lo pasaba tan semejante al suyo; no sólo eso, era el suyo, eran sus propios
mal; quizás había sido el japonés quien lo irritara, pues desde gestos, lo único que se le ocurrió pensar fue que en esta vida
que aquél bajó en Irkutsk se hallaba en un estado de ánimo todo era una gran vacilada. Jamás durante toda su existencia
realmente plácido, permanecía la mayor parte del tiempo en la se había visto aquejado por las dudas y, sin embargo, al igual
cabina, que ya le pertenecía por entero, tendido, descansando, que Kiyoshi Kawase llegó a descubrir que estaba de sobra,
dormía muy bien; trató de leer nuevamente una de las novelas aunque no logró desentrañar si estaba viviendo una existencia
policiales, pero era imposible sacarles partido conociendo ya la ya vivida, o en qué exactamente consistía la usurpación; tomó
trama y el desenlace, así que de vez en cuando recurría al Priest su bata, salió, caminó alegremente hasta un extremo del vagón;
and his Disciples; pasaba largo rato leyendo los diálogos hermé- allí se hizo servir un vaso de té por la corpulenta empleada y
ticos de aquel drama sin intentar comprenderlos, simplemente regresó a su cabina. Buscó en el maletín un frasco, lo abrió, se
para matar el tiempo; esa noche descubrió que el mamotreto llevó a la boca una píldora sedante, luego tomó el té. Se metió
resultaba más ameno de lo supuesto. Se puso el pijama, reco- entre las sábanas a esperar. G
a
a
El mexicano
Fabrice Gabriel
La crítica francesa no ha escatimado elogios a Sergio Pitol. Cuando le preguntan cómo se explica el poco eco que hasta
En esta reseña se agrega su nombre a una nómina de el momento ha encontrado su obra en Francia, Sergio Pitol
autores iberoamericanos que han recibido el aprecio casi recuerda que dos de sus novelas, El desfile del amor y El tañido
unánime tanto de lectores de a pie como de los estudiosos de una flauta fueron publicadas allí (ambas en Seuil), hace
de las letras. Heredero voluntario de Gogol, elegante quince años, pero que después las cosas se tranquilizaron: “Mi
tejedor de intrigas (en las que no falta una gota de editor alemán —apunta él sonriendo— me explicó que yo era
sadismo), don Sergio ha vuelto a despertar entre los un escritor sin futuro, porque no era suficientemente mexica-
lectores galos un entusiasmo bien merecido no. […] En todo caso yo no era de ninguna forma el tipo de
escritor latinoamericano que en ese momento se buscaba en
Europa: se asechaba a los representantes del realismo mágico,
Vamos a terminar creyendo que dios habla español… o que el y de preferencia mujeres.”
diablo mismo se disfrazó de novelista latinoamericano, para ¿Pero precisamente qué tipo de autor es Pitol? No es fácil
seducirnos con sus relatos perversos y sus aventuras episódicas. de decir, porque su estilo “híbrido”, tal como se define a sí
Ocurre que muchos de los libros que han gustado en estos úl- mismo, navega entre el ensayo y la ficción, el relato personal y
timos meses, e incluso en estos últimos años, compondrían con la parodia de las novelas de espionaje—a la manera de la sor-
mucha facilidad una especie de constelación, incluso una au- prendente El desfile del amor, de la que se anuncia una próxima
téntica familia, plural y no siempre tranquila, de autores de nueva traducción. Si debiera definir su familia literaria, se re-
habla hispana: Roberto Bolaño, Enrique-Vila Matas, Ricardo conocería discípulo de Hermann Broch, próximo “sobre todo
Piglia, Javier Marías, Augusto Monterroso… A estos nombres de la literatura eslava, pero también de Cervantes y de Queve-
es necesario agregar decididamente el de Sergio Pitol, especie do, sin olvidar la excentricidad de los ingleses… ¡ni la de los
de tío abuelo, más bien infravalorado en Francia, pero venera- latinoamericanos!”.
do por algunos expertos, Antonio Tabucchi, por ejemplo, que Domar a la divina garza proporciona una buena idea de
escribió el prefacio de Domar a la divina garza, que por fin se conjunto del arte de Pitol: es una novela a la vez sagaz y llena
tradujo al francés, y Enrique Vila-Matas, que nunca pierde la de júbilo, que pone en escena a un narrador bastante antipáti-
oportunidad para rendir homenaje a aquel que llegó al punto co, que narra entre otras cosas una extraña historia ocurrida en
de convertir en un personaje de ficción en uno de sus relatos su juventud, durante un viaje a Estambul… jugando al relato
más alocados, Lejos de Veracruz. en el relato, Pitol se divierte metiendo una historia dentro de
Con más de 70 años, Pitol tiene algo de viejo maestro, en su otra en una especie de carnaval narrativo, donde lo grotesco
postura y su prestancia de diplomático irónico, de una afabili- lleva todo a una atmósfera de euforia vengadora y al mismo
dad perfecta, de una erudición que se adivina inmensa, pero tiempo sabia. Se trata, en efecto, de una tal “Marietta Karape-
que jamás se presume: la pedantería, esa vulgar vecina de la tiz”, especie de monstruo femenino cuyo encuentro justifica el
ignorancia, le es ajena. El escritor, es título de la novela, aun si dicho encuen-
cierto, tiene la experiencia de los libros y Pitol tiene algo de viejo maestro, tro permanece más o menos retardado
de la gente: es un septuagenario discre- en su postura y su prestancia de hasta el clímax del último capítulo. La
tamente encantador, que ha recorrido el diplomático irónico, de una “divina garza” confirma, en un derroche
mundo gracias a sus nombramientos di- afabilidad perfecta, de una erudición orgiástico, y francamente escatológico,
plomáticos en Rumania, Polonia, Rusia que se adivina inmensa, pero el triunfo de la vida y la humillación
y París. La experiencia —y el sabor— de que jamás se presume: la pedantería, definitiva del protagonista, un preten-
Europa del este se encuentran, por ejem- esa vulgar vecina de la ignorancia, cioso e insignificante estudiante mexica-
plo, en El viaje, que narra un breve peri- le es ajena no exiliado en Europa.
plo en la Unión Soviética de Gorbachev, Se está más cerca, con una novela
a mediados de los años ochenta, en la época en que Pitol esta- picaresca como ésta, de la risa de Gogol y del siglo de oro que
ba en servicio en Praga. de la tradición del realismo mágico o de la narrativa de corte
Además, Pitol puede ser considerado como el más praguen- social sudamericana… “Pienso —explica Pitol— que el agota-
se de los autores mexicanos, o en todo caso el más centroeuro- miento de cierta vena realista en la literatura latinoamericana
peo de los escritores latinoamericanos: ¿no fue el quien tradu- provoca que haya más interés en mí: actualmente, Domar a la
jo a (casi) todo Gombrowicz al español? Conoce bien a Joseph divina garza, por ejemplo, se ha traducido en Alemania, Italia
Conrad, Jane Austen y Henry James —a los que también tra- y Noruega.”
dujo— y profesa una admiración sin límites a Chéjov y a Sin embargo, el libro data de hace quince años: “Cuando
Gogol, su referencia suprema sin duda. En suma, se tiene la empecé a escribirlo, estaba muy enfermo —cuenta el autor—;
impresión de encontrarse enfrente de una biblioteca, pero de acababa de sufrir una grave operación, y me costaba mucho
una biblioteca sonriente, inclusive cordial, y que se entrega sin redactar. Por eso el libro se construyó poco a poco, en diferen-
dificultad. tes lugares, al ritmo de mis hospitalizaciones en Funchal,
a
Baden, Marienbad, Praga… Fue hasta que terminé el relato, y
a
que estaba mejor, cuando escribí el primer capítulo, que anun-
cia el programa.”
De forma que casi puede aconsejarse empezar la lectura en
el segundo capítulo, para caer de golpe en el torbellino de esa
novela, donde se lee sutilmente el regocijo —bien maneja-
do— de una recuperación. Enseguida puede regresarse al capí-
tulo inicial como si fuera un prefacio, en el que Pitol se retrata
severamente bajo los rasgos de un escritor que envejece: “Re-
nunciar —escribió él— a la gloria con la que se ha soñado y a
la conquista que nunca se ha emprendido no debe ser una tra-
gedia.”
La gloria del escritor “culto”, el novelista también debe co-
nocerla un poco, y debió conocer a no pocos exégetas obsesi-
vos, parecidos al protagonista de su libro, especialista maníaco
en Gogol… “¡Conozco muchos personajes de ese tipo! —reco-
noce, en efecto—. También me inspiré en el medio diplomáti-
co, de donde tomé todo lo que no me gustaba; además mucha
gente creyó reconocerse y se molestó conmigo. De la misma
manera, me reprocharon escribir contra las mujeres, cuando los
personajes parodiados son sobre todo los hombres. Siempre
hago un plan y en el que había elaborado para este libro, estaba
previsto que a lo largo de su monólogo el protagonista, al prin-
cipio arrogante y desagradable, se iba a deshacer poco a poco
para terminar, literalmente, como un montón de mierda.”
Al leer a Pitol efectivamente se experimenta un gran placer
sádico. Cuando se le pregunta si esa alegría, a la vez violenta y
divertida, lo acerca a su país natal, responde sin dudar, y riendo
francamente, que en verdad hay “un humor negro típicamente
mexicano, único y distinguible entre todos”. Sin duda Sergio
Pitol es por tanto el más genialmente mexicano de los novelis-
tas de Europa central. G
Si el alegre delirio que uno va descubriendo en la lee der Liebe). Como ferviente admirador de Lubitsch, el escri-
novelística de Sergio Pitol puede parecerle anómalo a un tor mexicano Sergio Pitol retomó ese título para una grandio-
lector mexicano, para este reseñista alemán resulta además sa novela sociológica que involucra al Tercer Reich con el
de una refrescante novedad. Publicada en el Frankfurter complicado México. ¿Y qué tiene que ver con todo esto el Dr.
Allgemeine, el 19 de mayo de 2003, la recensión de El desfile Motte? En realidad, nada. No obstante, no se puede negar que,
del amor nos invita a una relectura con ojos germánicos todos los años, miles y miles de jóvenes mexicanos se reúnen
en la capital, a los pies de un ángel dorado, para celebrar un
desfile denominado “Love Parade”.
¿Qué tienen en común el Dr. Motte, Ernst Lubitsch, la litera- ¿Casualidad o causalidad? ¿Lógica o perspicacia? Ejemplar
tura latinoamericana contemporánea y el nacionalsocialismo resulta esta relación apenas identificable para el misterioso
mexicano? A la ya de por sí grotesca pregunta corresponde una juego de conspiración y mutismo, de reflexiones y quimeras en
respuesta aún más insólita: el desfile del amor. Por paradójico el que Sergio Pitol enreda por igual tanto a sus personajes
que parezca, existe un nexo oculto. Ernst Lubitsch rodó en como a sus lectores. A primera vista tiene tan poco que ver su
1929 su primer filme sonoro: The Love Parade. Triunfal fue en protagonista, el profesor de historia en Bristol, Miguel del
México el estreno de esta leyenda del cine bajo el título El Solar, con películas de cine y con la quinta columna, como el
desfile del amor (lo que podría traducirse al alemán como Desfi- Dr. Motte. Una “tarde de mediados de enero de 1973”, según
a
el inicio de la novela, regresa el historiador a su patria sólo para jista Martínez, permanece inalcanzable. Tan sólo ha dejado tras
a
presentar el manuscrito de su libro El año 1914. Sin embargo, de sí su ridícula visión de la salvación de la humanidad y del
poco llegamos a saber en él acerca de Zapata y el destino de la Edificio Minerva: “Yo he nacido para traer la paz al mundo.
revolución mexicana. En realidad, las verdaderas obsesiones de Los domingos desfilaríamos con bombo y platillos y todos los
Del Solar giran en torno al año 1942 y al suntuoso Edificio vecinos se unirían al desfile, marcharían detrás de la música,
Minerva, punto de encuentro de los poderosos en México, de entre las galerías. Sería el desfile del amor, la marcha de la
la mafia y la intelectualidad, y donde él mismo vivió cuando concordia y yo, yo llevaría el tambor principal. Pero este
niño. Después de una fiesta espléndida y algo sospechosa en el mundo no tiene salvación.”
salón de Delfina Uribe, hija de revolucionarios, por aquellos Como si se ocupara de un desfile de carnaval político y so-
años ahí fue baleado Erwin Maria Pistauer, un exiliado austri- cial, Miguel del Solar desenmascara al México de la segunda
aco. ¿Un trágico accidente o un asesinato político encubierto? guerra mundial, dividido entre nepotismo, tradición revoluci-
Por razones para nosotros desconoci- onaria e infiltración fascista. El detecti-
das comienza el historiador a desenredar Con la precisión de un relojero, vesco profesor se siente, cada vez más,
la madeja del crimen. Y en lugar de una Sergio Pitol entreteje la transportado a la comedia de enredos de
buena pista, el aprendiz de detective se desperdigada, tanto en el tiempo Tirso de Molina donde “nada es lo que
topa, entre los círculos habituales del como en el contenido, madeja de la parece” y donde las personas se escinden
Edificio Minerva, con toda una caterva acción para formar una corona cuyo incesantemente y buscan las más absur-
de personajes estrafalarios quienes, de- centro siempre permanece vacío, das máscaras como si en ello les fuera la
trás de su en parte simpática, en parte como dejando espacio para una única posibilidad de entenderse unos
fantasmagórica excentricidad, parecen cabeza que la rechaza notoriamente con otros. Por supuesto, no es recomen-
ocultar algo oscuro; sobre todo la noto- dable arrancarle la máscara a una socie-
riamente neurótica Eduviges, tía del propio Del Solar. Despu- dad hipócrita pues, como bien sabía decir el Danton de Büch-
és del asesinato, ella instituye la idea fija de una conspiración ner, con ellas se arrancarían también los rostros. Del Solar sabe
del librero Balmoral. Éste, por el contrario, achicado también que, sobre todo, hay una máscara especialmente difícil de re-
en la susodicha balacera, supone un complot en torno a un mover: la propia, ésa que le posibilita hurgar en el rincón más
mexicano sifilítico, poeta de la decadencia, y el fracasado inten- oscuro del desfile.
to de hacer carrera en Europa de un castrador de indios. Imp- Con la precisión de un relojero, Sergio Pitol entreteje la
licada en ello está la judía obesa, experta en literatura, Ida desperdigada, tanto en el tiempo como en el contenido, made-
Werfel, cuyo espíritu completamente destructivo, inclinado ja de la acción para formar una corona cuyo centro siempre
hacia el humor escatológico bajo la consigna de que “No sólo permanece vacío, como dejando espacio para una cabeza que la
de mierda vive el hombre”, nos conduce bruscamente hacia rechaza notoriamente. Cuando, finalmente, el propio autor
insospechados derroteros. aparece ante nuestros ojos coronado de laureles, en honor de
En este arduamente comprensible desfile de monstruosida- su obra maestra y con una sonrisa quimérica en los labios, en-
des todo conduce, una y otra vez, hacia el hermano de Eduvi- tonces nos damos cuenta del engaño y de que no hemos sabido
ges, Arnulfo Briones, hacia sus turbias relaciones con sectores defendernos. Como inmejorable seductor y tambor principal de
de la ultraderecha y, finalmente, hacia el propio Tercer Reich. esos desfiles de indignados amantes, con sus secretas impoten-
Pero, ¿por qué, exactamente, tienen sus muchos viajes como cias y pasiones sexuales por debajo de una superficie límpida y
destino la Alemania nazi? ¿Por qué, siendo simpatizante del puritana, Sergio Pitol sabe que un desfile del amor es el mejor
nacionalsocialismo, desposa, en segundas nupcias, a una judía medio para atizar las pasiones. A pesar de sus incontenibles
alemana (la madre de Pistauer) para facilitarles, a ella y a su rencores el lector sometido, engañado por su propio deseo,
hijo, la huída? ¿De dónde proviene su relación con Delfina suspira un anhelante “¡más!” al gran novelista. Para una gran
Uribe, quien hasta hoy permanece, fuera de toda duda, como mayoría de sus colegas contemporáneos en Europa algo así
la “anfitriona ideal” en persona? El único individuo que podría permanecerá, a decir verdad, para siempre vedado.
servir para orientarnos en medio de la oscura danza posterior
al enigmático fallecimiento de Arnulfo, el picapleitos y chanta- Traducción de Arturo A. Peña
La sencilla trama de La vida conyugal oculta, según esta El impulso para grandes cambios nos llega a veces indirecta-
reseña publicada el 20 de marzo de 2002 por el Suddeutsche mente, a partir de pequeños sucesos adyacentes. En la novela
Zeitung, un excepcional dominio de la técnica narrativa corta La vida conyugal, del autor mexicano Sergio Pitol, muy
y de la “suave parodia” que campea en esa novela, tercera y poco conocido hasta hoy en Alemania, es el rechinar de unas
última de las obras que componen el Tríptico del Carnaval tenazas lo que a la protagonista, Jacqueline Lobato, de treinta
a
años de edad, en su séptimo aniversario de bodas, la lleva a siendo el séptimo aniversario de bodas de su protagonista, en
a
decidirse por un cambio de vida: decide matar a su marido. 1960. El momento en que rechina la tenaza como si fuera el
La mujer de treinta años, esposa sin hijos que por miedo a primer sonido en el surco vacío de un viejo long play. La poten-
la pobreza no se atreve a divorciarse, intenta convencer a un te voz narrativa organiza el material musicalmente: adelanta,
amante tras otro de cometer el crimen. Los atentados diletan- repite, vislumbra los antecedentes. Rechina la tenaza y la aguja
tes, cuya preparación sólo logra acrecentar el amor-odio por su salta desde los años cincuenta hasta principios de los ochenta.
cónyuge, terminan por afectar a la propia Jacqueline. Una vez Prueba de ese salto es el rayón en ese disco, que atraviesa de
pierde dos dedos, otra vez recibe una herida de bala. Y cada principio a fin la vida ahí narrada.
vez, después de los hechos, son los amantes cómplices quienes Pitol nos muestra que una vida puede ser relatada a partir
desaparecen, no el marido. del preciso momento en que es afianza-
El esposo, Nicolás Lobato, quien sin da por la tenaza del destino. La tenaza
saberlo se encuentra una y otra vez en del destino, simbolizada aquí con el re-
peligro, alista su ascenso económico y chinido de una simple tenaza (que en la
social en la capital mexicana y en la traducción ha pasado a convertirse en la
vecina ciudad de Cuernavaca. Y con tenaza de un cangrejo), puede ser una
tanto éxito que de la herencia de una buena idea. Eso distingue al buen narra-
pequeña abarrotería consigue convertir- dor. Aunque, por supuesto, también re-
se en un gran hotelero. Jacqueline dis- sulta osado hacer girar toda una vida,
fruta de las ventajas y de la reputación a una y otra vez, en torno a un solo soni-
su lado. Y sueña con su desaparición. do, por lo demás totalmente circunstan-
cial. Pitol no narra en La vida conyugal
Salta la aguja (publicada originalmente en 1991) nin-
guna historia contemporánea, pues los
Y cuando un día el marido verdadera- matrimonios hoy son totalmente dife-
mente desaparece ella no tiene nada que rentes. Quizás a eso se deba la nostálgi-
ver en el asunto. Él ha rehuido, ya desde ca benevolencia que se vincula, aquí y
hace muchos años, las consecuencias de allá, con Jacqueline Lobato. Y también
una fraudulenta bancarrota. Jacqueline quizá por ello la burla, la suave parodia
será encarcelada y vivirá (su esposo permanece desaparecido) de ese tiempo en que las esposas podían dedicarse a frecuentar
una vida modesta muy diferente. Conocerá entonces una vida academias privadas. La vida conyugal es, casi sin proponérselo,
tal y como siempre la temió, hasta que vuelva a encontrar a su una novela divertida. Un narrador alegre y bromista nos revela,
marido en una abarrotería, de regreso después de años en Eu- entre chanza y chanza, que la sociedad mexicana nunca ha esta-
ropa. Entonces volverán a portar alianzas y no pasará mucho do a la vanguardia en lo que a emancipación se refiere. Se burla,
tiempo hasta que la ya envejecida Jacqueline vuelva a escuchar sí, más no pérfidamente. Simplemente no cree, él mismo, que
el rechinar de unas tenazas: el único modo de eliminar a su su protagonista sea “sensible e inteligente” como se asegura en
cónyuge, descubre ahora, sería envenenarlo. la solapa. No obstante, la encuentra simpática. La suya es una
Jacqueline, la esposa, que en realidad se llama María Mag- mujer débil que teme a sus hermanos porque, por su edad,
dalena, planea el asesinato de un modo novelesco. Y así como siempre la llaman con apodos. Una mujer que quisiera otro
Barbara Stanwyck en Double Indemnity destino.
de Billy Wilder conversa con su amante Un narrador alegre y bromista
por encima de latas de conserva en el nos revela, entre chanza y chanza, Necio es el hombre
supermercado, Jacqueline se encuentra que la sociedad mexicana nunca
también con uno de sus amantes en una ha estado a la vanguardia en lo que La culpa de su desgracia la atribuye Jac-
librería “donde ambos, escondidos entre a emancipación se refiere. Se burla, queline a su matrimonio. Sus intentos
las estanterías, pueden hablar sin ser sí, más no pérfidamente de asesinato son en realidad débiles ten-
percibidos”. Pero Jacqueline no es nin- tativas emancipatorias. Ama incluso a su
guna mujer sin escrúpulos; se acerca más a la parodia de una marido, quien a pesar de sus pasados éxitos, a su modo, es to-
femme fatale en un filme noir. La mujer sin escrúpulos no asis- davía más necio que ella, que después de cada atentado fallido
tiría tan diligente y aplicada a la academia de su mejor amiga lo es un poco menos. La vida conyugal, el primer volumen tra-
(estamos en los años sesenta), en donde se discute acerca de ducido pero en realidad el último del Tríptico del Carnaval, no
Picasso y se lee la literatura universal. Jacqueline inicia una es el último grito de la vanguardia literaria. La vida conyugal es
relación con uno de los profesores, quien tampoco consigue breve pero demuestra las extraordinarias herramientas litera-
liberarla de su vida conyugal. Y la, para su suerte o desventura, rias y el estilo de su autor. Sergio Pitol, nacido en 1933, múlti-
siempre fracasada protagonista, fracasa también en sus intentos ples veces galardonado, fungió como diplomático en Europa
de “escribir una crónica de su enamoramiento y de los prime- durante mucho tiempo. Ha traducido al español a Chéjov,
ros años de su matrimonio”. Todo, todo lo aprendido en el Gogol, Gombrowicz, Henry James y Joseph Conrad. Es ade-
taller de literatura de la academia “parece haberlo olvidado”. más un autor que debería, y eso desde hace tiempo, ser mucho
El narrador puede permitirse entonces hacer mofa de los más conocido en Alemania. G
talleres literarios: él tiene la historia de Jacqueline Lobato per-
fectamente bajo control. El punto crucial de su historia sigue Traducción de Arturo A. Peña
a
a
Librerías de viejo
Jaime García Terrés
En este mes se cumplen diez años del fallecimiento de una revista. Alguien me aclaró que el hijo de don Juan, secre-
quien fue director del Fondo entre 1983 y 1988. Queremos tario de un juzgado vecino y mejor conocedor de libros que su
traerlo a la memoria no sólo por ese motivo sino porque el padre, había llegado al expendio como todos los días después
23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro: esa de su trabajo, y, sin atender razones, se había apoderado de los
coincidencia nos lleva a presentar aquí su breve elogio de la diez o doce tomos (que técnica y moralmente ya eran míos) a
librería de ocasión, texto que forma parte de El teatro de los fin de venderlos a óptimo precio, harto superior no sólo al
acontecimientos, publicado por Era en 1988 y luego reunido en convenido, sino a cuanto yo hubiera podido pagar por ellos.
el volumen II de sus Obras, que forma parte de la colección Tamaño desaire me hizo rabiar, y no volví a poner los pies en
Letras Mexicanas el feudo de los Álvarez.
Cosa que no debió de haber importado para nada ni al
padre ni al hijo. Cuando lustros más tarde se me ocurrió aso-
No cesa de causarme tristeza que hayan ido disminuyendo, marme al zaguán, don Juan estaba sentado sobre el mostrador,
hasta casi desaparecer en el planeta entero, las librerías de viejo con su impostergable sombrero y sus gafas de costumbre. No
(o de lance, como antes se decía), privando a los bibliómanos me reconoció, y mucho menos quiso admitirme en la bodega.
del placer de las adquisiciones inesperadas, y dejando a los El rompimiento se tornó definitivo.
lectores con pocos recursos sin la posibilidad de obtener apre- En la Avenida Hidalgo, cerca de la Alameda Central, labo-
ciable y barato material de lectura. Ya en los años treinta un raban otras conspicuas librerías de viejo. Había una llamada
inglés se lamentaba de las diversas iniquidades que empezaban Otelo, donde se encontraban cosas apetecibles; con todo, los
a enturbiar el mercado de libros de segunda mano: precios vendedores eran unos mercachifles de arrogante malhumor.
desproporcionados a la calidad de la edición; esnobismo de La de mayor interés era, sin duda, la de Andrés Zaplana, lo-
muchos consumidores; excesivo mercantilismo en muchas
operaciones… ¿Qué diría hoy al contar los miles de dólares o
libras esterlinas que se pagan por insignificantes rarezas, sólo
porque son raras? ¿O al comprobar la falta de escrúpulos con
que las grandes subastadoras transnacionales saquean el patri-
monio bibliográfico de los países más necesitados?
Con gran nostalgia recuerdo mis tempranas experiencias, al
iniciarse los años cuarenta, en el mundo de las librerías de
viejo. Había una, a espaldas de Catedral, en la calle de Guate-
mala, que contribuyó como ninguna otra a la fundación virtual
de mi biblioteca. Estaba instalada en un zaguán, y se prolonga-
ba en una especie de bodega interior a la cual, por señalado
privilegio, se me permitía entrar siempre que me daba la gana.
Su dueño, un señor de permanente sombrero y mirada fija por
detrás de los anteojos, se llamaba don Juan Álvarez, y su endia-
blado carácter no le impedía apiadarse de aquellos jóvenes es-
tudiantes capaces de mostrar cierta curiosidad de buena ley
respecto a su mercancía.
Más de una década seguí visitando el expendio de don Juan.
Hasta que me molestó una jugada suya no muy leal. Resulta
que una mañana me pasé horas en su bodeguita, hurgando en
desaliñados estantes y llenándome de polvo. Eso, claro, fue lo
de menos, porque las varias horas de búsqueda empeñosa redi-
tuaron un puñado de menudas joyas: diez o doce libros mexi-
canos del siglo diecinueve nada fáciles de conseguir en esos
tiempos. Pero como el precio del lote, aunque modesto, exce-
día lo que llevaba en los bolsillos, le pedí que me apartara los
libros para recogerlos (y pagarlos) al día siguiente. Y allí ardió
Troya. Pese a que el señor Álvarez había accedido, sin chistar,
a esperarme, cuando regresé a concluir el negocio, los libros se
habían esfumado, y el taimado librero ni siquiera se molestó en
urdir una explicación. “Sepa Dios adónde habrán volado”, me
dijo encogiéndose de hombros. Y tan tranquilo, se puso a leer
a
cuaz, generoso comerciante que disfrutaba la charla con sus
a
clientes sobre cualesquier aspectos de la cultura, libresca o no.
Zaplana se hizo luego, transportado a distintos rumbos de la
ciudad, de justo renombre en el mercado de lance. Pero en la
época en que lo conocí cumplía una misión que me parecía
insuperable: la de dotarnos en tiempos difíciles, a mí y a unos
cuantos amigos sin plata, de libros de autores europeos con-
temporáneos. Así leímos a Rilke, a Giraudoux, a Éluard, a
Cocteau, y aun a tan insólitos poetas como O. W. de Lubicz
Milosz; a todos en flamantes ediciones originales de Gallimard
y Grasset, que don Andrés lograba rescatar para nosotros, no
sé cómo ni dónde, no obstante la penuria bibliográfica asestada
a Francia por la guerra y la ocupación.
A un costado del ex templo de San Agustín —que por largos
años alojó a la Biblioteca Nacional— descubrí una tercera li-
brería de viejo, que tenía la enorme ventaja de hallarse siempre
desierta. No sé por qué motivo fue a dar allí una buena parte
de los libros que habían sido propiedad de José D. Frías (el
“Vate Frías”, trágicamente muerto en 1436: poeta segundón,
pero concienzudo viajero por Europa y gran amigo de sus me-
jores prójimos). Entre ellos encontré una rarísima primera
edición de Laforgue, una colección de antiguas revistas de arte,
y una docena de volúmenes, nacionales y franceses, dedicados
al malogrado vate por sus respectivos autores.
Mi búsqueda de libros viejos no se redujo, en su momento,
al territorio patrio. Pero las limitaciones económicas con que
solía viajar al extranjero me impedían, por lo general, adquirir
ejemplares de significación mayor. Recuerdo, sin embargo,
haber recorrido en Nueva York, desde mi primera visita a
Manhattan, las pequeñas librerías de la Cuarta Avenida (pro-
longación desigual de Park Avenue), y en visitas posteriores
haber explorado con algún provecho las estanterías bellamente
desordenadas del Gotham’s Book Mart, en la parte central de
la ciudad. En Los Ángeles me hice de un curioso Dickens y del
William Blake de la Nonesuch Press. Pero en París, en donde
viví más de un año como estudiante (becado por el gobierno
francés), sólo compré, a orillas del Sena, una docena de libros
rutinarios, muy a pesar de haber morado, por espacio de tres
meses, entre los tesoros bibliográficos de la rue Bonaparte y la
rue Jacob. Y es que el dinero de la beca escasamente me alcan-
zaba para sobrevivir; y los parcos ahorros que llevaba los con- temprana edición irlandesa de Coole), hoy inencontrables, que
sumí viajando por el Mediterráneo y asomándome al Brasil a fines de los cincuenta abandoné a su mejor suerte en el mos-
antes del regreso a México. trador de Hatchards, en Picadilly, por
Londres, metrópolis tradicional de Londres, metrópolis tradicional de faltarme en esa época las cien libras que
los libreros anticuarios, me ha deparado los libreros anticuarios, me ha ambos regios conjuntos me hubieran
en mis varias visitas muy gratas adquisi- deparado en mis varias visitas muy costado?
ciones. Aun así, recuerdo con más inten- gratas adquisiciones. Aun así, Curioso: durante los tres años que
sidad los libros que he dejado escapar, recuerdo con más intensidad los viví en Atenas, apenas si me asomé dos o
siempre por razones financieras, que los libros que he dejado escapar, tres veces a sus librerías de viejo. Quizá
dichosamente obtenidos. En Dawsons siempre por razones financieras, que influyó en mí la noticia que me dio una
of Pall Mall conquisté, a fines de los se- los dichosamente obtenidos noche en mi casa Giorgos Katsímbalis
senta, el maravilloso Dictionnaire mytho- (mejor conocido como “El Coloso de
hermétique, de Dom Pernéty, en la edición original de 1758. Maroussi”) de que había transformado la prestigiada biblioteca
Semejante título, uno de los más consultados por Gérard de de su residencia en gran cueva para almacenar buenos vinos. Yo
Nerval, todavía no consigue hacerme olvidar el Petit Albert no tenía entonces un cuarto especial para alojar mis libros, y no
(repertorio mágico atribuido a san Alberto Magno y multicita- me fue posible por tanto convertir tal espacio en enoteca. Pero
do por Julio Cortázar), asimismo en edición dieciochesca, que la confesión del hedonista Coloso, bibliógrafo extraoficial de la
dejé ir porque los dignos libreros de Dawsons rehusaron mis moderna literatura helénica, me enseñó acaso un orden de
cheques de viajero. ¿Y qué decir de aquellas obras completas de prioridades más humano que el dictado por las convenciones
Joseph Conrad, y de los cinco tomos de las de Yeats (en la académicas. Quizá… G
a
a
a
a
a
a
a
a
Libro vacío,
urnas llenas
a
a
a
a
Libro vacío, urnas llenas Sumario
Parece dispendio de papel: un libro que no contiene nada y un La nada que dice 2
buzón electoral repleto de boletas. Pero no es así. Una de las Aline Petterson
vocaciones del Fondo es mantener en el mercado obras que han Espejo y luz de un libro vacío 5
merecido la aceptación de los lectores, los estudiosos, la crítica, Alejandro Toledo
aunque sus cifras de venta no emocionen a los financistas. De ahí José García ¡soy yo! 8
que a partir de este mes sea posible conseguir en un volumen Fabienne Bradu
toda la obra narrativa de la tabasqueña Josefina Vicens (1911- El libro vacío 10
1988), y decir “toda” es en este caso una deliberada hipérbole, Josefina Vicens
pues consiste sólo de dos novelas: El libro vacío y Los años falsos. Si Manual para lectores y electores 13
bien la principal producción de Vicens estuvo en la órbita del Jorge Alcocer V. y Humberto Musacchio
celuloide, con guiones para cintas como Las señoritas Vivanco y La autonomía del ife 14
Renuncia por motivos de salud, y en abundantes colaboraciones Felipe Garrido
periodísticas —entre las que destacan las que dedicó a la tauro- Cómo ganar una elección 15
maquia—, estos dos trabajos le merecieron un unánime recono- Central de Estrategias Políticas
cimiento, por lo que nos honra presentar esta reedición. Elecciones del 6 de julio 18
Ofrecemos aquí el prólogo que Aline Pettersson preparó Miguel de la Madrid Hurtado
para ese volumen, texto en el que sopesa los riesgos de la crea- ¿Qué nos ha enseñado la historia? 24
ción literaria y los límites de la libertad personal, ingredientes Michel Camdessus, Bertrand Badré,
esenciales de la obra prologada. Por su parte, Alejandro Toledo, Ivan Chéret y Pierre-Frédéric Ténière-Buchot
en clave vicensiana, explora las dificultades de escribir un ensa- México en una laguna 27
yo sobre El libro vacío, y al hacerlo va desmenuzando los aciertos Manuel Guerrero
de esa novela y reconstruyendo la posible genealogía artística de Asombrarse de vivir 30
la autora. Más adelante, recuperamos parte del ensayo que Fa- Vicente Guarner
bienne Bradu le dedicó a Vicens en Señas particulares: escritora,
en el que se establece un chispeante paralelismo entre la autora Aline Pettersson, narradora, poeta y ensayista, es autora
y Flaubert. Cierra esta porción del número un fragmento de la de Estancias del tiempo ■ Alejandro Toledo, crítico litera-
primera novela de Vicens, ese retrato del “hombre caminando rio, es autor de James Joyce y sus alrededores ■ Fabienne
siempre al borde del vacío, a la orilla de la gran boca de la in- Bradu, ensayista y biógrafa, es autora de Damas de corazón y
significancia”, como sintetizó Octavio Paz en una entusiasta Otras sílabas sobre Gonzalo Rojas ■ Josefina Vicens, además
carta que a la novela le ha servido de salvoconducto. de novelas, escribió guiones cinematográficos ■ Jorge
Y como dentro de pocas semanas los lectores, los e-lectores, Alcocer V., analista político, es director de la revista Voz
los electores iremos a las urnas, presentamos aquí parte de las y Voto ■ Humberto Musacchio, periodista, es autor de
novedades del fce en materia política. Otra de las vocaciones de Milenios de México ■ Felipe Garrido, lector y formador
la casa ha sido la difusión del conocimiento y la formación de de lectores, es cuentista, traductor, editor ■ Miguel de la
auténticos ciudadanos, cumplida en el volumen preparado por Madrid Hurtado, presidente de México entre 1982 y 1988,
Jorge Alcocer V. y Humberto Musacchio: su Manual para lectores dirigió el fce ■ Michel Camdessus, Bertrand Badré, Ivan
y electores es una compacta y completa guía del proceso electoral Chéret y Pierre-Frédéric Ténière-Buchot participaron
en curso, con descripciones al grano de lo que está en juego, de en el Grupo de Trabajo Mundial para el Financiamiento
los jugadores y de los árbitros; contiene además una vivaz sem- de las Infraestructuras del Agua ■ Manuel Guerrero es
blanza de cada candidato presidencial, así como la plataforma físico-químico ■ Vicente Guarner es cirujano
política en que se apoya. Hemos tomado aquí varios fragmentos:
uno que explica el propósito del manual y otros que ilustran su
carácter didáctico. Ese mismo espíritu está en la obra más re- ca. Por ello damos a nuestros lectores un trozo de Agua para
ciente de Felipe Garrido, en la que se da cuenta de las aún no todos, de Michel Camdessus y otros tres autores, así como de El
terminadas batallas por la democracia en nuestro país; reprodu- agua, de Manuel Guerrero. En ambos se percibe la importancia,
cimos aquí una brevísima cápsula sobre la constitución del ife. simbólica y concreta, que el líquido esencial ha tenido en la
Puesto que el engranaje electoral está en marcha, los partidos historia. Esa conciencia del paso del tiempo es la que dio origen
políticos aún podrían valerse de las nociones de comunicación al texto con que remata esta entrega, en el que el cirujano Vi-
que se plantean en Guía para planear estratégicamente una campa- cente Guarner usa un escalpelo literario para invitarnos a cono-
ña electoral, escueto volumen preparado por la Central de Estra- cer las entrañas no del cuerpo humano sino de su memoria.
tegias Políticas. Rematamos con un fragmento de Cambio de Dada la inminencia de la jornada electoral y la reciente apa-
rumbo, el recuento en primera persona de la presidencia de Mi- rición de La lata de los domingos, obra que compendia los cartones
guel de la Madrid —director del fce entre 1988 y 2000—, dominicales de Paco Calderón, hemos usado fragmentos en
fragmento en que se recuerda la jornada electoral de 1988, ese estas páginas como ilustración; es tal la finura del trazo y la com-
punto de quiebre de nuestra historia política reciente. posición que aun aislados de su contexto funcionan por sus mé-
Una vez terminado el polémico pero imprescindible Foro ritos artísticos. Esperamos que con números como éste los libros
Mundial del Agua, hay que insistir en el tema de la crisis hídri- se pueblen de miradas y las urnas de votos bien meditados.
a
a
La nada que dice
DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Aline Pettersson
Directora del FCE Publicadas con un cuarto de siglo de distancia, las dos novelas que
Consuelo Sáizar
escribió Josefina Vicens le merecieron reconocimiento intantáneo —con la
Director de La Gaceta primera ganó el premio Xavier Villaurrutia apenas en su tercera entrega—.
Tomás Granados Salinas Hoy esas obras conservan buena parte de su vigencia, como señala Pettersson
en este prólogo del volumen que el FCE acaba de lanzar al mercado
Consejo editorial
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman,
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, No usar la voz íntima sino el gran rumor
Axel Retif, Laura González Durán, El libro vacío
Max Gonsen, Nina Álvarez-Icaza,
Paola Morán, Luis Arturo Pelayo, Y eso hizo Josefina Vicens en su escritura y en su habla, prodigarse en un rumor
Luis Alberto Ayala Blanco, Geney
Beltrán Félix, Miriam Martínez Gar- envolvente y seco a la vez, sin el oropel de los adornos. Sin hacer alarde de su intimi-
za, Fausto Hernández Trillo, Karla dad, que sabiamente se reservó. Su caso es peculiar por las fechas de publicación de
López G., Alejandro Valles Santo To- sus novelas: El libro vacío (1958) y Los años falsos (1982), entre las que media una gran
más, Héctor Chávez, Delia Peña, An- distancia de tiempo. Peculiar lo es por las actividades de su autora. Y por los años que
tonio Hernández Estrella, Juan Cami-
han transcurrido hasta esta nueva edición del Fondo de Cultura Económica que yo
lo Sierra (Colombia), Marcelo Díaz
(España), Leandro de Sagastizábal celebro.
(Argentina), Miriam Morales (Chile), Cuando El libro vacío salió a la luz fue ampliamente comentado. Su temática se
Isaac Vinic (Brasil), Pedro Juan Tucat distanciaba de las búsquedas de ese entonces muy ceñidas aún a ciertos tonos provin-
(Venezuela), Ignacio de Echevarria cianos que empezaban a desvanecerse. ¿Y cómo no si La región más transparente se
(Estados Unidos), César Ángel Agui-
lar Asiain (Guatemala), Rosario To-
publica ese mismo año? Y los inmarcesibles libros de Juan Rulfo, si bien de corte
rres (Perú) rural, su forma, desarrollo literario del habla y su trasposición del tiempo los eleva a
un espacio que va a eximirlos de la etiqueta de costumbrismo. La mirada comenzó a
Impresión extenderse por horizontes más vastos.
Impresora y Encuadernadora Lo que resulta sobresaliente en El libro vacío es su tema y tratamiento. El libro
Progreso, sa de cv
puede abordarse desde dos ángulos que, al complementarse uno con el otro, le otor-
Diseño y formación gan enorme fuerza. Se puede hablar del personaje —José García, escritor frustra-
Marina Garone, Cristóbal do—, quien no ceja en su intento por alcanzar la palabra, el cómo, la historia que
Henestrosa y Emilio Romano quisiera narrar. Acosado por la fatalidad, obedece el mandato interior que lo martiri-
za de la primera a la última página del texto. Está conminado a escribir. Su vida in-
Ilustraciones
Tomadas de La lata del domingo, significante de empleado de poco rango conmueve al lector, al reconocerse éste en
de Paco Calderón sus reflexiones. La persistencia de su búsqueda es la piedra de Sísifo. Y pese a que la
ciudad y sus costumbres se han modificado —y tanto—, al hurgar el libro en los en-
La Gaceta del Fondo de Cultura Econó- tresijos de la naturaleza humana, inevitablemente los hacemos nuestros.
mica es una publicación mensual edi-
tada por el Fondo de Cultura Econó-
Sin embargo, detrás de la pluma torpe de José García se perfila la pluma esplén-
mica, con domicilio en Carretera Pi- dida de Josefina Vicens. Entonces, si se lee desde la propuesta de su autora, la novela
cacho-Ajusco 227, Colonia Bosques se transforma, además, en una meditación —que rebasa al protagonista—: el oscuro
del Pedregal, Delegación Tlalpan, acto de escribir, la escritura como personaje central, sin que por ello se descuiden los
Distrito Federal, México. Editor res- hilos de la trama sobre los ires y venires de García.
ponsable: Tomás Granados Salinas.
Certificado de Licitud de Título 8635
y de Licitud de Contenido 6080, ex-
pedidos por la Comisión Calificadora
de Publicaciones y Revistas Ilustradas
el 15 de junio de 1995. La Gaceta del
Fondo de Cultura Económica es un
nombre registrado en el Instituto
Nacional del Derecho de Autor, con
el número 04-2001-112210102100, el
22 de noviembre de 2001. Registro
Postal, Publicación Periódica: pp09-
0206. Distribuida por el propio Fon-
do de Cultura Económica.
Correo electrónico
gacetafce@fce.com.mx
a
Muchos se han detenido a reflexionar acerca de la amenaza ello la condujo a apoyar con entusiasmo el ingreso al mundo de
a
que representa la página en blanco, acerca de la urgencia para las letras de nuevas escritoras. O lo hizo en la industria cine-
llenarla más allá de cualquier otra consideración. Se ha hablado matográfica o bregó en favor de la excelencia de las artes tau-
también de la musa y el oficio y de su entrelazamiento para rinas tan manchadas por las negociaciones turbias de los parti-
alcanzar el objetivo. Este asunto, que pudiera resultar árido, cipantes.
lejano quizás a las miras del lector, en El libro vacío se traduce Sí, Josefina Vicens —menuda como era— fue cronista de
en el desarrollo luminoso del relato, pero, asimismo, en la toros, “Pepe Faroles” era su firma, y estuvo a punto de ser
búsqueda inmisericorde para que quien tenga —en este caso— golpeada por un boxeador, amigo de un torero muy famoso,
la novela entre las manos se apasione con ella y no la suelte. quien resintió sus comentarios adversos. Sorprende su interés
Éste es su gran mérito. en la fiesta taurina que se explica por su
Y es que de los dos cuadernos de José En la época en que se hizo la novela obsesión con el acto de morir. Ahí —en
García, el bueno, el que va a ser pulido estaba en auge el pensamiento la plaza— se da un enfrentamiento que
para ser publicado, no llegará a albergar existencialista que hablaba de la ella resumía como “acto metafísico”.
ni una sola letra, mientras su propia vida futilidad de la vida. Muchos años Fue, también, escritora de guiones cine-
irá transcurriendo con sus pequeños ac- han pasado desde entonces, pero la matográficos y de política bajo el sobre-
cidentes cotidianos. Pero el libro verda- vida contemporánea nos inclina a nombre de Diógenes García.
dero, éste que ha tomado cuerpo aquí, se pensamientos similares. Y si El libro Pero, en realidad, lo que aquí nos
despliega con el atractivo de una inteli- vacío nunca ha perdido vigencia, me ocupa es su obra literaria y su deseo de
gencia que no se hace trampas y que parece que hoy menos que nunca, y explorar en los caminos de la libertad.
hurga en las razones de vida y escritura. así se irradia con perenne actualidad José García está preso por su entorno de
El qué contar y el cómo. ¿Qué es lo trabajo y familia, pero esa frustrada vo-
digno de ser dicho? ¿Cuál es la palabra que lo refleja? cación suya de escritor lo lleva a perseguir un espacio más
Entre sus páginas se diseca lo que suele sucederle a quienes amplio para dejarse sentir, para sentirse ser.
se asoman al acto de la escritura. Y lo que en un momento Y si bien a veces la crítica se apoya en la biografía del autor
parece relevante, en otro muestra su ineficacia ante los mismos y a veces la rechaza, a mí me parece que siempre estarán pre-
ojos de quien lo forja. Se trata —para Josefina Vicens— de una sentes los intersticios que forjan a quien escribe y que se aso-
exploración alrededor del proceso de la creación en amplio. man a partir de sus obsesiones. Aunque Josefina Vicens tuvo el
Pero se trata asimismo de la certeza —la de García, la de Vi- buen gusto de no incurrir en lo que comenta Sergio Pitol:
cens, la nuestra— de que no hay forma de esquivarla cuando, a “Novelar a secas la propia vida resulta, en la mayoría de los
veces, dicho impulso nos visita. El ansia que suele rondarnos casos, una vulgaridad, una carencia de imaginación.” Ella
en la búsqueda inevitable de trascendencia. nunca se permitió tal salida, sin embargo no es posible borrar-
“¿Pues qué es lo que nos dice tu héroe, ese hombre que se del todo. Así, el placer mórbido de Vicens por la muerte va
‘nada tiene que decir’? Nos dice: ‘nada’, y esa nada —que es la a permear Los años falsos. Aquí también el personaje central del
de todos nosotros— se convierte, por el mero hecho de asu- relato será masculino. Pero mientras José García es un hombre
mirla, en todo: en una afirmación de la solidaridad y fraterni- maduro que se acerca a la vejez, Luis Alfonso es apenas un
dad de los hombres.” Tomo este fragmento de la carta de Oc- joven a quien la vida empuja a asumir una madurez impuesta
tavio Paz que sirvió de prólogo a la segunda edición de El libro por las circunstancias.
vacío. Y es precisamente eso lo que nos hace cómplices de su Los años falsos pone a la vista el mal endémico nacional: la
lectura. El vacío que nos habita y al que queremos darle la es- corrupción y componendas del poder. Su lectura lleva a pensar
palda, aunque estemos ciertos de que todos lo padecemos, de que, con los cambios que el paso del tiempo imprime en la
que el tránsito humano se acompaña primero de nuestra única apariencia y matices de los políticos presentes en la novela, las
verdad: la muerte y, después, de un deseo más allá de lo razo- cosas quedaron atrás. Pero esta lacra subsiste con triste perse-
nable: el buscar librarnos de la estrechez de los límites de la verancia y el libro ilustra lo que nos ha rodeado y rodea. Todo
vida. se pudre: las relaciones se pudren, se pudren los huesos bajo la
En la época en que se hizo la novela estaba en auge el pen- tumba, se pudre la conciencia.
samiento existencialista que hablaba de la futilidad de la vida. A la muerte del padre del joven Luis Alfonso, éste va a ser
Muchos años han pasado desde entonces, pero la vida contem- orillado por los amigos del difunto y por su propia familia a
poránea nos inclina a pensamientos similares. Y si El libro vacío suplantarlo. A suplantarlo en las prebendas y hasta en el hecho
nunca ha perdido vigencia, me parece que hoy menos que de heredar la amante paterna. Y con el medio tono de su escri-
nunca, y así se irradia con perenne actualidad. tura, Vicens recorre las triquiñuelas que han ensombrecido la
Josefina Vicens no tuvo estudios formales, su cultura fue vida pública por tantas generaciones. Y si su primer libro tiene
producto de su avidez lectora, de su curiosidad insaciable, de un corte intimista, Los años falsos despliega la ya pública des-
su espíritu de lucha “fraterna”, diría Paz. Porque ella luchó, composición del sistema a principios de los años ochenta cuan-
desde muy joven, en contra de la injusticia y fue generosa para do se publica.
entregarse a los proyectos que se le presentaron, a los que de- Pero el libro no se detiene ahí, ya que, envueltos por el re-
dicó tiempo y valor. Vicens fue una mujer arrojada en la pala- lato, la escritora hurga en los conflictos de la identidad, identi-
bra escrita y en el habla. Y si bien publicó sólo dos libros, su dad que al personaje se le deshace. ¿Qué marca sus límites
desempeño de luchadora fue constante. Lo hizo, por ejemplo, cuando tan fácilmente pueden alterarse los ejes que le dan co-
a favor de las mujeres, primero las campesinas para luego ex- herencia a una vida? ¿Dónde empiezan y dónde se borran las
tenderse en otras direcciones alrededor del trato desigual. Y fronteras del ser? ¿Es la identidad algo más que la apariencia?
a
¿Puede ser transferible como un título de propiedad? ¿Se
a
puede aprender a ser otro?
Antes mencioné que en Los años falsos Josefina Vicens da
cauce a su obsesión en torno a la muerte y a los panteones,
mismos que ella visitó durante años buscando acercarse a un
entendimiento del final. Y qué mejor forma para organizar el
relato que frente a la tumba del padre. Ahí —durante la visita
obsesiva del hijo— discurre la novela. Y ya que la muerte mo-
difica y anula la vida de Luis Alfonso, bajo la sombra de la
bugambilia el lector va a ir conociendo los conflictos del per-
sonaje despojado de su calidad de hijo para convertirse en una
especie de marido de su madre, padre de sus hermanas y aman-
te real de la otra mujer de su progenitor. Sus propios deseos
quedarán enterrados.
El manejo de las personas narrativas es muy interesante: el
yo cambia de rostro, hay también un nosotros que abarca a hijo
y padre al haberse extraviado los límites entre uno y otro. Jo-
sefina Vicens altera el cauce del tiempo, y será el muerto el
verdaderamente vivo mientras el hijo quedará marchito dentro Lo hondo que Josefina Vicens se sumerge en sus novelas le
del sepulcro. permite a éstas adecuarse sin obstáculo a la época de quien las
lea. Así, el lector no puede menos que admirar la agudeza de la
Tus amigos me han hecho de ti un retrato fiel. “Eras el más macho autora que le presenta asuntos donde el paso del tiempo radi-
de todos, el más atravesado y el más disparador.” De no haber cará apenas en ciertas circunstancias externas bastante irrele-
ocurrido este accidente estúpido, pronto habrías “pisado fuerte y vantes. En el fondo, aquello que preocupaba a Vicens no cadu-
llegado muy alto”. ca. Es más espeso que la sombra de la enredadera de la tumba
Ahora yo tengo que hacerlo. ¿Por qué, papá? del padre y más acuciante que la necesidad de José García en
su empeño por exprimir sus experiencias y su lenguaje.
El conflicto que se suscita con la suplantación despoja al joven Si algo enfatizó siempre ella fue la certeza de que la pasión
de la individualidad de su existencia. Éste —como José García debe acompañar los actos que se emprenden. Pasión que ma-
en El libro vacío— desea huir de las cadenas que lo sujetan a una nifestó no sólo en sus actividades profesionales, sino también
vida que, en su caso, no es la propia. Vicens buscará de nuevo en su mirada interior, en su capacidad para observar las cosas
indagar en las barreras de la libertad. Y si bien ambas novelas nimias que en su escritura cobran sentido y altura.
van a ceñirse al planteamiento del relato y al tema de la liber- Y es por eso, porque más allá de hechos concretos, su pensa-
tad, a aquellos aconteceres que se narran, la escritura de Jose- miento merodeó tanto en la vida y sus gozos y trampas, como en
fina Vicens invita a una reflexión mucho más ambiciosa. la muerte, que le fue posible hablar de lo que nos atañe a todos.
La personalidad de Luis Alfonso, de tintes suaves y no bru- Es decir, al situarse en las encrucijadas vitales, dejó dos libros que
tales como los paternos, debe asumir, además, otra de nuestras viajan por la complejidad humana. A través de su lectura se nos
lacras culturales: el machismo, la violencia que toma por la despliega una forma intensa, audaz para dejar en el papel aquel
fuerza lo que le es vedado. La pistola “gran rumor” que permea las dudas de la
—causa de la muerte accidental del Los años falsos pone a la vista especie. Vicens no ofrece respuestas, lo
padre— llegará a las manos del hijo el mal endémico nacional: la que hace es obligarnos a pensar al tiempo
como símbolo de autoridad y como un corrupción y componendas del que disfrutamos el recorrido por los tonos
emblema de lo fálico. Es decir, de las poder. Su lectura lleva a pensar que, desnudos que la singularizaron.
características viriles en su acepción más con los cambios que el paso del Y si El libro vacío se asoma a la intimi-
pedestre. tiempo imprime en la apariencia dad más secreta de su personaje, Los años
La libertad —sus límites— no ha sido y matices de los políticos presentes falsos se apoya en los acontecimientos
ni será nunca clara. Se le añora, se le en la novela, las cosas quedaron externos que van a poner en entredicho
persigue, pero se sabe, también, que es atrás. Pero esta lacra subsiste con la propia identidad. Finalmente somos
inalcanzable. En Los años falsos, Josefina triste perseverancia y el libro ilustra ese interior individual y somos, asimis-
Vicens indaga alrededor de otro dique lo que nos ha rodeado y rodea mo, el producto de los sucesos exterio-
que la constriñe más aún: las imposicio- res que nos marcan indefectiblemente.
nes con las que la religión suele cercar al individuo. La familia En su momento, el primer libro recibió la tercera emisión
de Luis Alfonso manifiesta una obediencia ciega a la fatalidad del premio Xavier Villaurrutia, después de Juan Rulfo y Octa-
que la religión propicia. Y el libro va a concluir con un “amén” vio Paz, y el segundo, el Juchimán de Plata. Ambos fueron
amargo del personaje vencido. La vida terrena y el engaño traducidos al inglés y, en el caso de El libro vacío, previamente
comparten su razón de ser con los rezos que diluyen cualquier también al francés.
otra alternativa. Los años falsos cobra hoy nuevo aliento. Y lo La publicación de este volumen es un acontecimiento para
que del libro haya podido quedar fechado por el tiempo de su las letras mexicanas. Una merecida recuperación de una obra
escritura, se desvanece, las circunstancias actuales lo devuelven que debió estar siempre al alcance de la mano. Las reflexiones
con toda su frescura brutal. de Josefina Vicens siguen siendo las nuestras. G
a
a
Espejo y luz de un libro vacío
Alejandro Toledo
Escasa pero no magra, la obra de vacío y Los años falsos (1982). Sólo se relacionaban por su mar-
Josefina Vicens la hace pertenecer a la misma ginalidad.
genealogía literaria de Efrén Hernández y
Francisco Tario, por un lado, y Miguel de Cervantes, El segundo borrador tomaba como eje de la exposición la vía
Laurence Sterne, Marcel Proust y André Gide, de la metaliteratura, la escritura que se mira al espejo; me
por otro. Por sus intereses y aspiraciones creativas, refería a Francisco Delicado y Miguel de Cervantes, Lau-
a decir del autor de este ensayo —del que rence Sterne y Jean Paul Richter, Marcel Proust y André
apareció una versión casi idéntica en Lectario de Gide… Pronto sentí que ése no era el camino correcto para
literatura mexicana (Ediciones Sin Nombre, dar un retrato más o menos certero de El libro vacío, porque
2002)—, esas familias arropan a la autora sonaría presuntuoso, pedante, demasiado literario diría al-
que celebramos en este número guien, aunque sé que esa relación entre las obras de los au-
tores mencionados y el libro de Josefina Vicens existe. Al
Quien ha visto vaciarse todo, menos para mí.
casi sabe de qué se llena todo. Por ejemplo: el Quijote (1605-1610) emplea una mecánica
Antonio Porchia de infinitas relaciones en torno a la lectura y escritura de un
libro. Las aventuras que sigue el personaje fueron concebidas
Debo comenzar confesando algo: a lo largo de una semana por una mente creadora; el caballero de la triste figura ignora
intenté diversas versiones a un texto en homenaje a Josefina esta circunstancia pero realiza paso a paso lo que previó su
Vicens (1911-1988). Cuando se me invitó no dudé en escoger creador. El relator de la vida de Don Quijote también descubre
el tema: El libro vacío (1958), puesto que de las dos novelas de la vida al inventarla. Cervantes logra de manera transparente
la autora (la otra es Los años falsos [1982]) es la que más me in- esta metáfora de la vida como creación, escritura y lectura del
teresa. Y emprendí la relectura. mundo. O, para decirlo en palabras de José García —el perso-
Recuerdo ahora a Gustave Flaubert; en una carta a Louise naje de El libro vacío—, contemplar la realidad diaria como otra
Colet hace el siguiente comentario: “Qué sabios seríamos si esencial forma de expresión.
conociéramos bien sólo cinco o seis libros.” En mi nuevo en- La literatura del siglo xx ha acudido numerosas veces a per-
cuentro con la novela de Josefina Vicens me di cuenta de una sonajes preocupados por la escritura, en los que ese deseo
cosa: he leído varias veces El libro vacío pero no puedo decir que mayor de trascender a través de las palabras se enfrenta con las
lo conozca. No pude pasar por él con la frialdad de un investi- limitaciones de lo humano. Hay un párrafo de “Por el camino
gador, tomar notas y hablar ante un grupo (necesariamente de Swann”, el tomo primero de En busca del tiempo perdido
pequeño) de los hallazgos literarios de la novela, cuestiones (1919-1927), de Marcel Proust, que siento afín a las reflexiones
estructurales, etcétera. de José García:
El primer borrador de este texto iniciaba de un modo impe-
tuoso: “La historia literaria no sigue una línea recta: las obras Y esos sueños me avisaban de que, puesto que yo quería ser escri-
conocidas o reconocidas en su tiempo no son necesariamente tor, ya era hora de ir pensando lo que iba a escribir. Pero en cuan-
las que perduran. Por ello resulta irrisorio descubrir a los au- to me hacía yo esta pregunta y trataba de encontrar un asunto en
tores contemporáneos en ese afán desmedido de la consagra- que cupiera una significación filosófica infinita, mi espíritu dejaba
ción; y sí, se pueden lograr triunfos sociales por el lugar que se de funcionar, no veía más que un vacío delante de mi atención, me
ocupa en la burocracia cultural, amistades y compadrazgos con daba cuenta de que yo no tenía cualidad genial, o acaso que una
los críticos o los editores, o algún mal gusto imperante. Pero enfermedad cerebral le impedía desarrollarse.
todo ello es efímero. La historia de la literatura se va transfor-
mando, la transforman las nuevas lecturas.” El más claro anuncio de El libro vacío en la literatura europea
Quizás intentaba sorprender a los lectores anunciándoles es para mí Los monederos falsos (1925), de André Gide. Josefina
con ese primer párrafo algo que yo aún no tenía muy claro. Vicens pudo haber llegado al autor francés por los asombros de
Las líneas siguientes buscaban aterrizar el juicio malhumora- Gilberto Owen, Jorge Cuesta y Xavier Villaurrutia, o por su
do: “Hay autores como Efrén Hernández, Francisco Tario o esposo José Ferrel (que tradujo en 1944 para la Editorial Amé-
Josefina Vicens que no son conocidos por el gran público. rica Los alimentos terrestres). ¿Cuál es el asunto común a ambas
Los libros que publicaron en su tiempo aparecían en un lugar novelas? El problema de la rivalidad entre el mundo real y la
secundario en los recuentos críticos. Hoy sabemos que los representación que de él nos hacemos.
tres son autores fundamentales, y algo de lo esencial de la li- Eduardo, el personaje escritor de Los monederos…, lleva en
teratura reciente tiene su cimiento en esas escrituras margi- un diario notas y reflexiones que interrumpen el relato en ter-
nales.” Ya le había conseguido a Josefina Vicens una familia, cera persona; su obra en marcha tendrá el mismo título de Los
la de los escritores secretos. Pero me di cuenta de lo distintos monederos falsos. El libro anhelado no es el que leemos: el autor
que pueden ser Hernández y Tario de la autora de El libro se encarga de romper este supuesto al agregar fragmentos de la
a
a
novela en proceso en los que se exagera el artificio. Los mone- José García no logra escribir lo que le dicta su deseo, y de esa
deros falsos es el diario de la escritura de la novela, la historia del
insatisfacción llena el primer cuaderno, que es el que leemos.
libro, de su gestación. Confiesa el personaje: “Si no consigo La novela de José García no existe.
escribirlo es que la historia del libro me habrá interesado más Aceptemos la verdad de la autora, el modo como ella en-
que el propio libro.” tiende a su personaje, y arriesguemos una hipótesis: la novela
Monederos falsos, libros vacíos: diarios de escrituras inédi- de José García no existe porque él mismo es un ser ficticio.
tas, formas literarias que contienen el abismo. Apenas y escribo esto me doy cuenta del error. No es verdad
que José García no esté vivo, tiene una realidad clara y pro-
Mi tercer borrador iba más o menos así: José García tiene dos funda: su realidad, nítidamente expuesta en El libro vacío. Es
cuadernos. En uno escribe libremente las cosas que le ocurren obvio que para enfrentar un conflicto literario suyo Josefina
en el nivel quizá más profundo, “es una especie de pozo tole- Vicens inventó a un José García que quiere escribir pero se le
rante, bondadoso, en el que voy dejando caer todo lo que dificulta hacerlo. Hasta aquí el artificio es claro, pero el per-
pienso, sin aliño y sin orden”; el conflicto principal del perso- sonaje se fue descubriendo ante la autora en su compleja rea-
naje se relaciona con la escritura. El otro cuaderno permanece lidad. Y una cosa es cierta: él no podrá llenar el cuaderno en
vacío, y funciona como punto de arribo: es el recipiente de lo blanco, su naturaleza no lo animaría, entre otras cosas porque
acabado, lo depurado, lo inexistente. La novela es ambigua en en el fondo intuye que ese cuaderno en sucio es el que mejor
este punto. El capítulo introductorio explica la existencia de los lo retrata.
dos cuadernos y cierra con la frase: “Uno de ellos [uno de estos Si hablamos de un tránsito es porque algo se concluye en la
cuadernos] dice, en alguna parte.” ¿Hay entonces un tercer novela. No leemos las reflexiones sueltas de un hombre teme-
cuaderno? Si este texto introductorio se refiere a los otros dos roso de su propia medida humana. Hay un deseo que mueve la
y la posibilidad de ir limpiando en uno los apuntes del otro, ¿se pluma de José García, y una intuición. El ritual caligráfico lo
puede calificar esto como artificio, juego literario que establece lleva a percibir las falsas nociones de lo real que han guiado su
la autora? existencia, se crea un rito que inventa al redactor al tiempo que
Josefina Vicens rechazaba la idea de que José García hubie- avanza la escritura. No se puede calificar la vida de este oficinis-
ra cumplido al fin su anhelo de concluir una novela, y la pre- ta de cincuenta y seis años como heroica. Hay medianía sobre
sentara mediante ese recurso de los dos todo, grisura. Es un hombre común, un
cuadernos. “Eso sería una trampa y José Hay autores como Efrén hombre sin atributos, que al final de la
García no hace trampas”, aseguró Jose- Hernández, Francisco Tario o vida se arriesga a sumergirse en el pozo
fina Vicens en 1986. “Si doy esa idea no Josefina Vicens que no son de su ser interior. Para dejar la superficie
logro lo que quiero, porque no es así. conocidos por el gran público. tranquila de lo que ha sido su paso por el
En eso somos iguales José y yo. Tene- Los libros que publicaron en su mundo tiene que desprenderse de su
mos un cuaderno y quisiéramos que ese tiempo aparecían en un lugar temor a mirarse en el espejo, e inicia la
cuaderno se convirtiera en algo intere- secundario en los recuentos críticos. ceremonia de los dos cuadernos. El ritual
santísimo para todo el mundo, pero te- Hoy sabemos que los tres son se convierte, de modo intuitivo, es decir
nemos una determinada medida y re- autores fundamentales, y algo no consciente, en meditación. Busca des-
cursos. Si parece un artificio, si parece de lo esencial de la literatura pojarse de su pasado y su presente para,
que nos está dando el segundo cuader- reciente tiene su cimiento en esas quizá por vez primera, mirarse.
no, ya como novela, entonces no logré escrituras marginales Se llega en las páginas que cierran el
mi objetivo.” libro a una luz que, apenas es percibida,
¿Debemos aceptar entonces que un cuaderno va siendo es- molesta al personaje. Esa luz es muy similar, por su carácter
crito alrededor de esa imposibilidad de escribir, y el otro per- metafórico, a la que advierte el protagonista de La muerte de
manece en blanco? ¿Desde qué punto de vista se contempla el Iván Ilich (1882), la novela corta de Lev Tolstoi (que es también
tránsito? ¿De dónde proviene esa primera persona del capítulo una indagación de las costumbres de la burocracia, pero en
inicial que sabe de la existencia de los dos cuadernos y cita, Rusia y en tiempos de los zares):
transcribe incluso, uno de ellos?
Gide juega con la ambigüedad y la posibilidad del artificio. “¿Y la muerte? ¿Dónde está la muerte?”
Josefina Vicens rechaza la metamorfosis textual para decirnos: Buscó su miedo anterior y no lo encontró. ¿Dónde está la muerte?
a
No sentía ningún miedo porque no existía la muerte. En lugar de los últimos años en la vida de un hombre, los últimos meses,
a
ella vio luz. las últimas semanas, los últimos días, las últimas horas, el mo-
—¡Es así!… —dijo de pronto en voz alta—. ¡Qué alegría! mento final. Laurence Sterne desecha la narración final, pues
asegura que siempre un acontecimiento nos lleva a uno ante-
“Esa luz”, escribe José García, “¡qué fastidio!” Es el instante de rior que a su vez… La preocupación no es nueva, mas esa
la percepción total, de la apertura de los sentidos, la ilumina- trama de sucesivas variaciones y reencuentros la fortifica.
ción. Josefina Vicens escribió en 1958 la novela que no ocurre; si
Si estamos de acuerdo con que el cuaderno en sucio de José el personaje necesita escribirla, el lector precisa igualmente su
García no se inicia sino hasta el segundo capítulo, aquí pode- lectura: una novela que nunca ha sido escrita, que nunca será
mos aventurar una posible explicación de la existencia de las leída, pero que sin embargo es deseada. Los años falsos se cum-
páginas introductorias: se escriben desde el final del camino. El ple en el lapso de sólo unos minutos en la mente de un Luis
comienzo del libro es la culminación de la odisea; desde esa Alfonso que sufre ante la tumba de otro Luis Alfonso, su padre.
mirada panorámica José García logra La madre y las hermanas limpian con
percibir por un segundo su medida hu- La novela de José García no existe dedicación la lápida, colocan nuevas flo-
mana. No hay un tercer cuaderno. De porque él mismo es un ser ficticio. res, arrancan las hierbas silvestres. En
los dos confesados por el personaje, uno Apenas y escribo esto me Luis Alfonso opera una limpieza distin-
queda en verdad vacío y el otro se revela doy cuenta del error. No es verdad ta: “La tarea de aliño será larga porque
en su caos como espejo y luz de sí que José García no esté vivo, tiene es fecha especial: aniversario.”
mismo. una realidad clara y profunda: su Lo que ocasiona el vértigo es el labe-
Y ese instante de revelación con el realidad, nítidamente expuesta rinto de espejos deformantes en el que
que cierra e inicia el libro es acaso sufi- en El libro vacío de pronto se reconoce. Él es un nombre
ciente para darle sentido y trascendencia insertado en una lápida, un fantasma al
a un destino mediano. que evoca la familia. No el padre sino el sustituto del padre.
Las hermanas —“gemelas de trece años y desesperantemente
La lectura continuada de El libro vacío y Los años falsos produce iguales”— realizan mecánicos movimientos a la sombra del
una intuición ineludible. Al final de aquel “cuaderno clandesti- espejo materno. El rito anual muestra el centro de un sistema
no” José García aún no empieza su novela y busca una frase de círculos concéntricos; en la familia se refleja la pesadilla
germinal. “El verdadero problema está en el arranque, en el social: una secuencia de falsificaciones que en mucho se aseme-
punto de partida”, dice. “Si encontrara una primera frase, fuer- ja al infierno.
te, precisa, impresionante…” Veinticuatro años después, la El artificio realista del que parte la novela podría llevar a
segunda novela de Josefina Vicens inicia: “Todos hemos venido pensar en Los años falsos como una mera recreación de las oclu-
a verme.” No obstante, esa línea dislocada pone en marcha un siones familiares. Sin embargo, el dislocamiento que inicia el
mecanismo de seguidas rupturas. El juego literario hermana relato, lo sobrecargado de la escena central, la incómoda geo-
esos dos trabajos narrativos pero además los enfrenta. Sol y metría del panteón con cubos que imitan edificios —pequeña
luna, día y noche, El libro vacío y Los años falsos se encuentran ciudad de muertos—, trastoca y dispara los lugares comunes
para contraponerse. Hay en ambos, desde luego, una voz mas- descubriendo su espantoso artificio. Lo “real” surge como re-
culina, pero en dos extremos de la existencia: él, José García, sultado de severas claudicaciones, pérdidas atroces: visión im-
hombre de cincuenta y seis años; él, Luis Alfonso Fernández, perfecta del más vago contorno de nuestros deseos.
adolescente mortecino con sus diecinueve años perdido. Aquél La angustia de Luis Alfonso parece encontrar un eco ulte-
con un ansia enorme de mirar su entorno con la nitidez propia rior en el personaje mexicano de Giovanni Papini del relato
de un niño; éste descubriendo el vaho que se ha ido acumulan- “Muerte a los muertos”: “Hay en la tierra demasiadas tumbas,
do en sus ojos. La novela de la vejez entrevista y de la no escri- demasiados sepulcros, túmulos, camposantos, capillas funera-
tura habla de la vida; la novela de la adolescencia y la política rias, etcétera. ¡O matamos por segunda vez a los muertos o
desnuda a la muerte. éstos nos harán morir, dentro de poco…!”
En 1965 Salvador Elizondo intentó en nuestro país la cró- José García busca en la escritura el espejo que devele el ta-
nica de un instante; antes, Edouard Dujardin y James Joyce maño de su deseo; Luis Alfonso encuentra en la realidad un
alargaron las horas de una jornada común. En La muerte de espejo deformante. El libro vacío y Los años falsos, en la luz y la
Iván Ilich, Lev Tolstoi quiso contar la vida de un hombre, luego oscuridad, se detienen ante una inminencia. G
a
a
José García ¡soy yo!
Fabienne Bradu
Hemos tomado este fragmento de Señas particulares: no-trampa o el ‘vacío’ de una situación quien guía la hazaña
escritora. Ensayos sobre escritoras mexicanas del siglo XX, que fincada en el lenguaje?” Nada más cierto: para comprender lo
apareció en 1987 en nuestra colección Vida y Pensamiento que “sucede” en El libro vacío hay que comprender lo que “su-
de México, donde la ensayista revisa además la obra de cede” en la escritura: tema y realización del tema de esta no-
Elena Garro, Inés Arredondo, Julieta Campos, Rosario vela. Esto es, privilegiar este aspecto tan esencial, al margen
Castellanos, María Luisa Puga y Luisa Josefina Hernández de las conclusiones sociológicas que numerosos críticos han
sacado como quien sólo ve del mineral la muestra colocada en
Quelle mécanique que le naturel, la placa del microscopio, o de los análisis psicológicos que
et comme il faut de Tuses pour être vrai! parece suscitar toda novela de tono intimista, escrita en pri-
Gustave Flaubert mera persona.
La presencia de distintas voces narrativas en El libro vacío,
En una entrevista con Marcela del Río, hecha poco tiempo absorbidas o disimuladas por el libre fluir, la aparente natura-
después de la publicación de El libro vacío, Josefina Vicens de- lidad de la primera persona que lleva el relato, se explica un
clara: “De esa ausencia de temas, surgió mi libro pero no el de poco en esta otra declaración de Josefina Vicens: “José García
mi personaje…” (el subrayado es de la novelista). Está claro: no tiene conciencia de que es un escritor y padece la vida de un
Josefina Vicens enmarca su confesión en la lógica ficticia de El hombre común, mediocre, y al hablar del otro yo, lo califica
libro vacío: José García, el escritor-protagonista de su libro ha como si se tratara de algo ajeno. García tiene una agudeza ins-
hecho con su derrota el triunfo de la otra escritora, aquella a tintiva, suficiente para saber lo que es un hombre, lo que es un
quien corresponde la verdadera autoría del mismo libro. De la artista, pero al no darse cuenta que él lo es, esa conciencia no
incapacidad de su personaje para escribir un libro, para llenar lo puede acompañar, ni consolar.” Es decir, lo que añade Jose-
el segundo cuaderno con la materia digna de ser inmortalizada, fina Vicens a la escritura solitaria y casi ostracista de José Gar-
Josefina Vicens ha fabricado este libro que es algo más que la cía es la conciencia de ser escritor, esa misma que, si bien le
suma de los escritos fragmentarios del primer cuaderno de José hace falta al personaje para dar nacimiento a su libro, vuelve
García. Si ella subraya esta falta de coincidencia entre un libro factible la existencia de El libro vacío. Muchas veces, en los co-
y otro, no es solamente para seguir jugando con una ficción de mentarios de la época sobre esta primera novela de Josefina
diversos niveles que ha ido imbricando, casi a la perfección, en Vicens, se ha hecho el juego de palabras: un libro que se llama
su novela. Y más que una lucha que implicara un derrotado y “vacío” y que sin embargo está tan “lleno”… No lo olvidemos,
un triunfador, plantea en esta simple frase toda la relación que, El libro vacío es el título que corresponde a la ficción, al libro
a través de la escritura, ha desarrollado con su personaje. En fracasado de José García; el libro “lleno” que tantos alabaron
efecto, este desajuste hace eco al desdoblamiento que abre el es el libro de quien tiene la conciencia que permite el naci-
libro en una intuitiva separación que establece el personaje miento del libro, es el libro que estamos leyendo y no el su-
entre los dos “yo” que animarán sus textos: el “yo” que pugna puesto primer cuaderno de José García.
por escribir, respondiendo a una “avidez” indefinida, a “una El libro vacío no es exactamente el primer cuaderno de José
especie de hambre” que poco a poco se transformará en una
verdadera adicción, y un “yo” que pugna por dejar de escribir,
un “yo”, conciencia, lucidez, crítica y autocrítica, que se pro-
pone convertir cualquier punto en punto final.
Por supuesto, se dirá que, en última instancia, en el fondo,
en rigor, todos estos “yo” que se articulan en el relato son crea-
ciones de la escritora. Todas las voces narrativas presentes en la
novela son voces creadas por Josefina Vicens. No cabe duda:
todo escritor es el pequeño dios de su creación. La relación que
interesa revelar aquí obliga naturalmente a situarse en otra
perspectiva frente al texto: cercana a sus mecanismos interio-
res, atenta a sus juegos de vaivén entre una voz y otra, que
pretenda explicar la necesidad de la afirmación de Josefina Vi-
cens en la entrevista mencionada.
Otros críticos habían advertido cómo esta relación perso-
naje-autor servía a la vez como el resorte de la escritura y
como posible tema de esta novela aparentemente carente de
temas. Por ejemplo, Sergio Fernández en estas preguntas:
“¿Quién inventa a quién? ¿José García a Josefina Vicens o ella
a José? ¿Es el narrador profundo de su prosa el indicio de la
a
García, no porque éste sea una ficción y que por ello no podría en un intercambio real entre las voces que quizá el desglosa-
a
existir como tal, sino porque la organización misma del relato miento pautado del análisis ha vaciado de su gran elasticidad y
revela la intervención de otra conciencia, como por encima del dinámica. Las voces se van rotando para crear una ilusión de
continuo de los días, de la sucesión cronológica de las noches simultaneidad; el desliz de una a otra sólo es perceptible cuan-
de escritura solitaria. La ilusión de la sucesión de los días, del do se extrae la frase o el párrafo del conjunto. Un poco como
ininterrumpido fluir del soliloquio de José García, se rompe la cámara lenta que va separando las imágenes de una película,
con la introducción de diversos recursos retóricos, tales como quitándoles su ritmo real, privándolas del encadenamiento que
la organización del texto, la mezcla de varias voces narrativas, da sentido a cada una. El sentido surge del nudo que las liga:
las imágenes o metáforas, la objetivación del desdoblamiento deshecho el nudo, los planos se vuelven lineales, uniformes,
de José García. […] estáticos.
El desdoblamiento de José García es la dramatización de un
El desdoblamiento de José García sentimiento similar al que expresa Josefina Vicens cuando de-
clara: “Es tan verídico El libro vacío… yo tenía la necesidad de
El desdoblamiento de José García no es una abstracción meta- escribir, pero sabía que no podía hacer nada trascendente. En-
física. Porque se trata de un ser esencialmente intuitivo y sen- traba a las librerías y decía ¡pero si está todo escrito, qué cosa
sible, su desdoblamiento se objetiva en una materialización: de voy a decir! Lo escribí en muchos años, porque soy la gente
imágenes, de escritura; posiblemente también en la voz magís- más lenta del mundo; tengo una gran autocrítica. Escribía unos
ter que, aunque ajena a la suya, lo acompaña siempre como capítulos y los metía en un baúl, a los tres meses los sacaba y
otra presencia. Cuando la dualidad se expresa en una imagen, decía eso está horrible y volvía a empezar… así escribo.”
la presencia del otro “yo” es acechante; así lo indica esta frase Escribir y no escribir; escribir con exceso de autocrítica;
de José García: “Bueno, no yo, no yo totalmente, pero sí esa escribir desconfiadamente; escribir como si la escritura fuera
mitad de mí que siento a mi espalda, ahora mismo, vigilándo- una constante lectura de sí mismo, ¿no es ése el drama de José
me, en espera de que yo ponga la última palabra…” Al princi- García? Otras son las coincidencias entre Josefina Vicens y su
pio del libro es cuando más se materializa el otro que vigila y personaje; por ejemplo, su ansia de comunicación entre los
disuade como un mal amigo; poco a poco, a medida que se va hombres, de amor, de fraternidad, y, en la escritura, esa prácti-
soltando José García, en que va olvidando sus falsos retos y sus ca solitaria, cerrada, inconfesable. En la contraportada del
vanas promesas, el otro “yo” es desplazado por la voz magíster. libro, Josefina Vicens dice compartir con su personaje la mane-
Por supuesto, ésta no sustituye al otro “yo”, no son términos ra de escribir, autocitándose a través de él: “¿Cómo escribo?
intercambiables, no son exactamente la misma voz, aunque Pues como trata de explicarlo mi José García: ‘Mi mano no
cumplan una función parecida en el relato: una ruptura, una termina en los dedos…’.”
suspensión, un distanciamiento con respecto al tono intimista Si en todas las entrevistas Josefina Vicens habla de su pro-
que predomina. fundo deseo de comunicación entre los hombres —¡una verda-
Otras veces, el desdoblamiento pasa directamente a través dera utopía!—, lo curioso es que sus dos novelas expresen y
de la escritura, en una objetivación de José García hacia sí tengan como tema su carencia absoluta. La fraternidad, la co-
mismo: “¿Qué puede contar de su vida un hombre como yo? municación entre los hombres, sí, como una utopía, porque
Si nunca, antes de ahora, le ha ocurrido nada, y lo que ahora le toda su literatura se empeña en mostrar —y en utilizar para
ocurre no puede contarlo porque precisamente eso es lo que le mostrar esa necesidad de comunicación—, las vidas cerradas,
ocurre: que necesita contarlo y no puede.” opacas, casi vacías de los que no logran salirse del estrecho
En algunos casos, al contrario, los círculo de su condena inmerecida. Más
dos “yo” se reintegran, no porque la Si en todas las entrevistas Josefina que en los temas, la carencia se expresa
razón venza a la imaginación, no porque Vicens habla de su profundo deseo en la narración voluntariamente intimis-
la cordura disipe la esquizofrenia, sino de comunicación entre los hombres ta, aparentemente limitada a un “yo”
porque el hecho mismo de seguir escri- —¡una verdadera utopía!—, lo que se va secando poco a poco y que la
biendo, a pesar o en contra del otro curioso es que sus dos novelas escritura trasmite con una compasión
“yo”, borra la claridad de la línea diviso- expresen y tengan como tema su sin fondo, sin salida.
ria, fusiona las dos mitades de José Gar- carencia absoluta “José García ¡soy yo!”, podría excla-
cía en una sola condición: “Dos que dan mar Josefina Vicens retomando el cele-
vueltas constantemente persiguiéndose. Pero, a veces me he bre grito de Gustave Flaubert acerca de Madame Bovary. José
preguntado: ¿quién a quién? Llega a perderse todo sentido. Lo García es Josefina Vicens en la misma medida en que Madame
único que preocupa es que no se alcancen. Sin embargo, debe Bovary es Flaubert. Es decir, no es una coincidencia biográfica
haber ocurrido ya, porque aquí estoy, haciéndolo.” sino en este nacimiento de las entrañas del oficio, de la forma
Si toda la novela se redujera a esta oposición binaria entre y del estilo que resulta ser el personaje con respecto a su crea-
los dos “yo” —las dos mitades de José García—, la presencia dor. José García es ante todo una invención literaria porque
de la narradora se asemejaría a la de un justiciero o de un equi- sólo existe en este estilo que habla de él mejor que la biografía
librista. Pero la voz magíster, que nunca es exactamente ningu- más detallada. José García es esta escritura, de la misma forma
na de esas dos mitades, rompe el equilibrio, sustituye la pareja que Luis Alfonso de Los años falsos es y sólo existe en y por su
por un triángulo. La escritora no está en ninguna de las tres monólogo mental. José García no podría definirse ni existir
posibilidades (ni por separado ni en su conjunto), sino en la fuera de esta escritura que le da sustancia, carne y huesos; el
relación dinámica que se establece entre las tres. La gran virtud estilo es su sangre, su aire, el agua que le permite sobrevivir en
de El libro vacío reside en esto: en la ausencia de un parti pris, el desierto blanco de su cuaderno. G
a
a
El libro vacío
Josefina Vicens
Asomémonos al vacío: acompañemos al tenebroso emoción sencilla, encontrada sin buscarla, no está presente en
José García rellenar el cuaderno preparatorio, cada línea, ¿qué es un libro? ¿Quién es José García? ¿Quién es
ése en que se incuba la obra maestra que no llegará ese José García que quiere escribir, que necesita escribir, que
a ser. Con esta leve muestra de El libro vacío el lector todas las noches se sienta esperanzado ante un cuaderno en
comprobará que, al contrario de la naturaleza, blanco y se levanta jadeante, exhausto, después de haber escri-
que siente horror por él, en esta novela to cuatro o cinco páginas en las que todo eso falta?
el vacío es muy atractivo, con su carga de Hoy descanso. Hoy digo la verdad. No podré escribir jamás.
fuerzas, enigmas, dudas ¿Por qué entonces esta necesidad imperiosa? Si yo lo sé bien:
no soy más que un hombre mediano, con limitada capacidad,
A quien vive en silencio, dedico estas páginas, silenciosamente con una razonable ambición en todos los demás aspectos de la
vida. Un hombre común, exactamente eso, un hombre igual a
Hoy he comparado los dos cuadernos. Así no podré terminar millones y millones de hombres. ¡Ah, quisiera que alguien me
nunca. Me obstino en escribir en éste lo que después, si consi- contestara! ¿Por qué entonces esta obsesión? ¿Por qué este
dero que puede interesar, pasaré al número dos, ya cernido y dolor desajustado? ¿Por qué un libro no puede tener la misma
definitivo. Pero la verdad es que el cuaderno número dos está alta medida que la necesidad de escribirlo? ¿Por qué habita esta
vacío y éste casi lleno de cosas inservibles. Creí que era más espléndida urgencia en tan modesto, oscuro sitio?
fácil. Pensé, cuando decidí usar este sistema, que cada tres o Pensé que era fácil empezar. Abrí un cuaderno, comprado
cuatro noches podría pasar al cuaderno dos una parte seleccio- expresamente. Preparé un plan, hice una especie de esquema.
nada de lo que hubiera escrito en éste, que llamo el número Con letra de imprenta y números romanos, muy bien dibuja-
uno y que es una especie de pozo tolerante, bondadoso, en el dos, puse: Capítulo I. — Mi madre. Pero inmediatamente
que voy dejando caer todo lo que pienso, sin aliño y sin orden. sentí el temor. No, no puedo comenzar con eso. Parecería que
Pero la preocupación es sacarlo después, poco a poco, recupe- como no tengo nada importante que decir empiezo por los
rarlo y colocarlo, ya limpio y aderezado, en el cuaderno dos, primeros pasos, por el balbuceo. Pensarían que para no caer
que será el libro. me aferro a la falda de mi madre, como cuando era niño.
No; creo que no lo haré nunca. Así, para poder escribir algo, tuve que mentirme: escribo
Me sorprende poder escribir: “creo que no lo haré nunca”. para mí, no para los demás, y por lo tanto puedo relatar lo que
Pero esta noche estoy tranquilo, sereno, resignado mansamen- quiera: mi madre, mi infancia, mi parque, mi escuela. ¿Es que
te al fracaso. También me sorprende poder escribir la palabra no puedo recordarlos? Los escribo para mí, para sentirlos cerca
mansamente, aplicándola a mí mismo, porque la tenía reservada otra vez, para poseerlos. El niño, como el hombre, no posee
para mi madre. Pensaba: cuando yo la describa en alguna parte más que aquello que inventa. Usa lo que existe, pero no lo
del libro, usaré varias veces el término mansamente. A costa de posee. El niño todo lo hace al través de su involuntaria inocen-
esa palabra tengo que revelarla. Para mí cia, como el hombre al través de su con-
había preparado otras. Hoy no importa No escribo para mí. Se dice eso, génita ignorancia. La única forma de
usar aquélla. Esta noche soy verídico. pero en el fondo hay una necesidad apoderarnos hondamente de los seres y
(No me gusta esta última palabra: es de ser leído, de llegar lejos; hay un de las cosas y de los ambientes que usa-
dura, parece de hierro, con un gancho anhelo de frondosidad, de expansión. mos es volviendo a ellos por el recuerdo,
en la punta. En el cuaderno dos la supri- Entonces pensé que no podía usar o inventándolos, al darles un nombre.
miré.) Soy sincero. Esta noche soy sin- situaciones y sentimientos ¿Qué sabía de mi madre cuando tenía yo
cero. personales que reducirían, que nueve años? Que existía, solamente.
Sé que no podré escribir. Sé que el localizarían el interés. Y empezó la “Mamá está durmiendo…, mamá ha sa-
libro, si lo termino, será uno más entre lucha por atrapar el concepto, la lido…. mamá se va a enojar…” Éramos
los millones de libros que nadie comen- idea amplia, de entre el montón de entonces demasiado reales, demasiado
ta y nadie recuerda. A veces repito mi paja acumulado en mi cuaderno actuales para poder darnos cuenta de lo
nombre: José García. Lo veo escrito en número uno. Es lo difícil que éramos y de cómo éramos.
cada una de las páginas. Oigo a las gen- Pero claro, yo mentía deliberada-
tes decir: “el libro de José García”. Sí, lo confieso. Hago esto mente. No escribo para mí. Se dice eso, pero en el fondo hay
con frecuencia y me gusta hacerlo. Pero de pronto, violenta- una necesidad de ser leído, de llegar lejos; hay un anhelo de
mente, se rompe todo. frondosidad, de expansión. Entonces pensé que no podía usar
¡Qué absurdo, Dios mío, qué absurdo! Si el libro no tiene situaciones y sentimientos personales que reducirían, que loca-
eso, inefable, milagroso, que hace que una palabra común, oída lizarían el interés. Y empezó la lucha por atrapar el concepto,
mil veces, sorprenda y golpee; si cada página puede pasarse sin la idea amplia, de entre el montón de paja acumulado en mi
que la mano tiemble un poco; si las palabras no pueden soste- cuaderno número uno. Es lo difícil. Del párrafo anterior, por
nerse por sí mismas, sin los andamios del argumento; si la ejemplo, me gusta esto: “regresar, por el recuerdo, para poseer
a
con mayor conciencia lo que comúnmente sólo usamos”. Pien- no puedo inventar algo ni a alguien y entonces necesito llenar
a
so: ¡en torno a esto, en torno a esto hay que poner algo! Pero con palabras ese hueco, ese vacío inicial. Pero con tales pala-
la frase se me queda así, seca, muerta, sin el calor que tiene bras, tan convincentes, que no se perciba la existencia del
cuando la empleo para justificarme. […] hueco. Que no sea un ir poniendo, rellenando, dejando caer,
sino un transformar, hasta que sin tema, sin materia, el vacío
No puedo seguir. Ya siento en el ánimo de quien lea esto ese desaparezca.
desprecio tolerante que suscita el que cuenta cosas que sólo a Cierto que esta idea fue consecuencia de mi falta de imagi-
él interesan. Veo escritas, escritas por mí, esas frases cuyo re- nación. Mi propósito, al principio, era escribir una novela.
cuerdo todavía me estremece, y que sin embargo se quedan Crear personajes, ponerles nombre y edad, antepasados, profe-
desnudas, dulzonas, porque no tienen sión, aficiones. Conectarlos, trenzarlos,
ya, ni puedo lograr que tengan al escri- A fuerza de desear que algunos de hacer depender a unos de otros y lograr
birlas, eso que las hacía respetables y mis personajes resultaran de cada uno un ejemplar vigoroso y
conmovedoras: el temblor de los labios simpáticos, los orillaba a decir atractivo o repugnante o temible.
de mi abuela, su grave tono de voz; su constantemente cosas amables, hasta ¡Fue espantoso! Lo recuerdo como
negro vestido, pobre y digno; sus manos que de pronto me percataba de que una pesadilla. Estaba obsesionado.
huesosas, sus gestos cansados. Yo lo sé; al escamotearles la compleja Apuntaba frases que se me ocurrían de
dicho así, todo esto no es más que una totalidad del hombre, los privaba de pronto y que —pensaba— quedarían
lista de características que no tienen vida. Incurría en el terrible defecto muy bien, muy adecuadas para el mo-
sentido. Si me fuera posible dar la im- de subrayar, de extremar, creyendo mento en que “Elena emprendiera el
presión exacta, conjunta, de lo que se que con ello daba vigor al rasgo viaje”. Observaba en la calle, en los ca-
desprendía de aquel porte, de aquella miones, en el cine, las caras de la gente,
dignidad, de aquel olor especial, de aquel temblor, de aquellos para ir formando después, con aquella boca y esta nariz, los
trajes siempre de la misma hechura, de todo aquello que for- rostros de mis personajes. Si tenía la suerte de encontrar un
maba su personalidad discreta, voluntariamente escondida. Si notable rasgo físico, me sentía feliz y desde luego, con gran
me fuera posible revelar lo que ella trataba de conservar oculto entusiasmo, empezaba a redactar el pasaje:
y que no obstante, por su fuerza, surgía con gran vigor; si todo —“…era una nariz insolente que no quería mezclarse con el
eso me fuera posible, cualquier relato que sobre ella hiciera resto de la cara. Los ojos, la barba, la boca, los pómulos, iban
tendría la intensidad y la medida justas. siempre como persiguiéndola. En esa persecución envejecie-
Pero así, no puedo hablar de ella. Sería como desmantelarla, ron: la nariz era lo único joven en el rostro aquel…”
como exhibirla sin recato alguno. No puedo hacerlo. Y eso me parecía original. ¡Eso, tan recargado y tan ab-
Me pidió perdón un día. Un perdón improvisado y tierno surdo!
que no olvidaré nunca. Es todo lo que puedo decir. A fuerza de desear que algunos de mis personajes resultaran
Y creo que así continuaré, sin tener nada que decir, porque simpáticos, los orillaba a decir constantemente cosas amables,
lo primero que anoté con grandes letras, como una flecha que hasta que de pronto me percataba de que al escamotearles la
anunciara el peligro, fue: “No hablar en primera persona”. compleja totalidad del hombre, los privaba de vida. Incurría en
Eso arrastra inevitablemente al relato de cosas particulares, el terrible defecto de subrayar, de extremar, creyendo que con
reducidas al tamaño exacto de la casa familiar, de los parientes ello daba vigor al rasgo. De allí salía que los protagonistas re-
cercanos, del barrio, del vecino. Yo pretendo escribir algo que sultaran, naturalmente, falsos. Sucedía, además, que después
interese a todos. ¿Cómo diría? No usar la voz íntima, sino el de haber trazado, en mi opinión reciamente, el carácter de mi
gran rumor. personaje, no sabía qué hacer con él. Yo hubiera podido mo-
¡Qué difícil es! Necesito una vía estrechísima. Necesito verlo si hubiera concedido que se pareciera a mi tío Agustín,
detenerme, detenerme constantemente. por ejemplo, a quien conocí en lo íntimo y que era un sujeto
Si el primer capítulo, que todavía no escribo, lo titulé “Mi bastante atractivo e interesante. Pero mi pretensión de crear,
madre”, fue porque consideré que al describirla con fidelidad, no de relatar o aprovecharme de tipos ya creados, me impedía
quedarían explicadas muchas cosas de mí mismo, de mi madu- esa concesión que juzgaba una deshonestidad. No se trataba de
rez, que me interesa subrayar. Quise, precisamente por huir de usar la experiencia y el conocimiento, sino la imaginación; una
mí, que ella me sirviera de clave, de signo inicial.
Necesito explicarlo. No es que deseara contar mi vida cro-
nológicamente, con su raíz y sus frutos, principiando el relato
asido a la falda de mi madre y terminándolo con mis hijos
prendidos de la mano. ¡No, dios mío! ¿Qué puede contar de su
vida un hombre como yo? Si nunca, antes de ahora, le ha ocu-
rrido nada, y lo que ahora le ocurre no puede contarlo porque
precisamente eso es lo que le ocurre: que necesita contarlo y
no puede. Pero no se trata de sucesos, de acontecimientos con
fecha, personajes y desenlace. No. ¿Cómo decirlo? Se trata de
escribir y entonces, necesariamente, hay que marcar un tema,
pero más que marcarlo, porque no tengo el tema que interese
a todos, hay que desvanecerlo, diluirlo en las palabras mismas.
¡Otra vez las palabras! ¡Cómo atormentan! La verdad es que yo
a
a
imaginación de la que carezco en absoluto, porque no pude, a porcelanas y los marfiles merecían, por lo menos, una cita de
pesar de todos mis esfuerzos, urdir una trama medianamente su antigüedad y procedencia.
interesante. Como no pude, tampoco, lograr siquiera un esce- Mover exclusivamente a personajes de mi clase social y mis
nario. Yo me daba cuenta de que era indispensable crear un recursos económicos para que me resultara más fácil y exacto,
ambiente adecuado y amueblarlo correctamente para que mis era una ilegalidad, era tomar el camino trillado y conocido. Y
personajes se movieran con naturalidad, dando a cada uno su ponerme a consultar libros especialistas para copiar fechas, di-
categoría y su atmósfera. Sí, era necesario. Pero yo no sé nada nastías, regiones industriales y otros datos, me parecía artificioso
de estilos, de épocas. He tenido siempre una casa con modes- y deshonesto. De ese modo, en ningún ambiente lograba nada
tísimas comodidades, que funciona y que se va llenando de real: las casas de los ricos me resultaban desmanteladas, vacías,
objetos a medida que la familia aumenta, como sucede en la irrisoriamente adornadas con “lujosos” muebles y “finas” tapice-
mayoría de los hogares. A veces, por excepción, se compra algo rías, adjetivos que sólo revelan una absoluta ignorancia. Y las de
superfluo; casi siempre lo absolutamente indispensable. Por clase media me resultaban igualmente irreales, por la vigilancia
eso, al tratar de crear el ambiente, aparecía el obstáculo. Yo que ponía en no incurrir en la copia exacta de mi casa. En mi
comprendía que “en la casa señorial de don Augusto de la deseo de originalidad falseaba, imaginando, lo que hubiera sali-
Rosa” —un personaje al que inventé con gran esfuerzo— tenía do bien con sólo observar y relatar después con sencillez.
que haber porcelanas y marfiles. Mas no era posible decir así, Por todo eso no pude, claro está, lograr personajes vivos, ni
escuetamente, revelando poco refinamiento: “había porcelanas argumentos interesantes, ni ambientes adecuados. Ahora lo
y marfiles”. No; de una casa humilde se puede decir: “había un digo así, con facilidad, libertado ya de la preocupación de con-
viejo sofá y tres sillas”, y resulta muy bien, porque la pobreza seguirlos. Pero durante mucho tiempo me empeñé angustiosa-
de la descripción ahonda el dramatismo de la miseria que se mente, en interminables noches de esfuerzo continuo, en
pretende remarcar; la falta de adjetivos da una medida más poner en situaciones absurdas a unos seres absurdos también,
justa a la pobreza del ambiente. Pero me parecía que la opulen- que no sentían, ni hablaban, ni gesticulaban como lo hacen los
cia sólo podía ser descrita con lenguaje opulento y que las seres humanos; que si se enfermaban era siempre para morir;
que si lloraban no era sencillamente porque vivían, como llo-
ramos a veces los hombres, sino porque algo terrible y trucu-
lento les había acontecido; que no esbozaban una sonrisa por
el recuerdo de un agradable suceso lejano, sino que tenían
siempre una risa actual, provocada por lo que otro personaje
había dicho tres renglones arriba; que no hablaban de cual-
DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
quier cosa, que, por ejemplo, no escupían; que no hacían nada
común, improvisado, instintivo.
felicita a Y no es que yo opine, en este momento, que la evidencia es
lo más adecuado para lograr la realidad. No es que yo pretenda
Martí Soler Vinyes, que para que un personaje resulte real tenga que escupir en
público. No; es que comprendo que debe ser trazado con tan
miembro de nuestro consejo editorial, naturales y sueltos caracteres, que dé la sensación de que en
por haber recibido la cualquier momento puede escupir, aun cuando no lo haga du-
rante todo el relato.
Orden del Águila Azteca No logré nada. Ésa es la verdad. Ahora no pretendo imagi-
nar, no pretendo inventar. Sólo queda esta atormentada nece-
sidad de escribir algo, que no sé lo que es. G
a
a
Manual para lectores y electores
Jorge Alcocer V. y Humberto Musacchio
Depositar la papeleta en la urna es el acto electoral más co-política de quienes, desde meses atrás, se perfilaban como
emblemático pero, conforme al lugar común, corresponde posibles aspirantes a la presidencia de México. Pensamos en
sólo a la punta del iceberg. Debajo están los fundamentos entrevistar a cada candidato presidencial una vez que sus res-
constitucionales, las instituciones, los partidos y sus pectivos partidos los hubieran confirmado en tal carácter. Sin
ideologías. Alcocer y Musacchio han preparado una guía en embargo, en diciembre de 2005, la temprana saturación de
que se describe la parte oculta del témpano electoral. Sirva entrevistas de todo tipo y en todos los medios nos hizo pres-
esta muestra, y los fragmentos enmarcados, a lo largo del cindir de la idea original para enfocarnos a la descripción de
número para que nuestra decisión del 6 de julio hechos y facetas que permiten conocer a quienes aspiran a
despachar en la oficina presidencial del 1 de diciembre de 2006
al 30 de noviembre de 2012.
Más de dos décadas llevó a los mexicanos arribar a un sistema Gracias a la confianza del Fondo de Cultura Económica,
electoral confiable. El indudable avance alcanzó su momento que recibió nuestro proyecto con genuino interés, este Manual
culminante el 2 de julio de 2000 cuando, en paz y civilidad, el para lectores y electores del México de 2006 queda en manos de
partido que había gobernado a México durante más de setenta ellos. Aspiramos a que se convierta en fuente de información
años admitió su derrota en las urnas, y la primera alternancia para cualquier persona interesada en conocer algunos de los
en el ejercicio de la presidencia de la República quedó sellada. aspectos más importantes del sistema electoral mexicano así
Es casi un lugar común decir que esa larga transición fue como en conocer la trayectoria de los cuatro hombres y una
posible gracias a la participación y exigencias de la sociedad, mujer que aspiran a convertirse, con el voto popular, en presi-
pero pocas veces se reconoce que en México sigue imperando dente de México, y sobre los partidos políticos que los propo-
un generalizado desconocimiento sobre los aspectos y caracte- nen.
rísticas más elementales del sistema de gobierno y del propio La primera parte fue elaborada por Jorge Alcocer V. La se-
sistema electoral. gunda y la tercera partes, referidas a la trayectoria de los can-
La inmensa mayoría de los electores mexicanos desconoce didatos a la presidencia de México así como a las síntesis histó-
el nombre del diputado de su distrito electoral y el del senador ricas de los partidos políticos, son obra de Humberto Musac-
de su estado. Tampoco saben el número de diputados y de se- chio. Los anexos, que contienen información que esperamos
nadores que integran las respectivas cámaras. Mucho menos sea de interés y utilidad para los lectores y electores, fueron
entienden la diferencia entre un legislador electo por mayoría preparados por el equipo de redacción de la revista Voz y Voto
relativa y otro electo por representación proporcional. La ma- (Rodolfo Osorio de Carrerá, Jacqueline de la O. y Armando
yoría cree que el ife es responsable de todas las elecciones, y Robinson), bajo la coordinación de Jorge Alcocer V. Agradece-
muy pocos tienen información sobre qué es y cómo funciona mos a Dolores Ponce, Carlos Ortiz Tejeda, José Luis Vázquez
el Tribunal Electoral. Algunos saben que las elecciones cuestan Alfaro y Alberto Consejo, quienes leyeron los textos originales
mucho, pero no la causa de ese elevado y nos dieron comentarios y sugerencias
costo. La confianza ciudadana en el sistema para mejorarlos.
La confianza ciudadana en el sistema electoral tendrá en 2006 una nueva Convencidos de que la democracia
electoral tendrá en 2006 una nueva prueba. Superarla será más fácil si requiere información, nuestra mayor sa-
prueba. Superarla será más fácil si los los electores reciben información tisfacción será que este Manual para lec-
electores reciben información sobre los sobre los aspectos más importantes tores y electores se convierta en instrumen-
aspectos más importantes del proceso del proceso electoral, de sus to para que un funcionario de casilla
electoral, de sus instituciones, partidos y instituciones, partidos y candidatos. electoral, un activista de partido político,
candidatos. A diferencia del pasado, no A diferencia del pasado, no sabemos un joven al que su maestro pregunta por
sabemos quién ganará. Las certidum- quién ganará. Las certidumbres de las elecciones o cualquier elector o lector
bres de antaño dieron paso a la incerti- antaño dieron paso a la cumplan su tarea, ejerzan a plenitud su
dumbre que distingue a elecciones en incertidumbre que distingue a derecho al voto o, simplemente, les sea
democracia. elecciones en democracia útil para aumentar sus conocimientos
Motivados por esa realidad, a finales sobre el sistema electoral de México, del
de 2005 los autores empezamos a conversar sobre la necesidad que, finalmente, cada ciudadano es célula básica.
de un libro que respondiera algunas de las preguntas que cual-
quier ciudadano, o incluso los jóvenes menores de 18 años, se Las elecciones federales de 2006
hace sobre las elecciones. De ahí surgió este libro, pues esta-
mos convencidos de que la democracia requiere de informa- El 2 de julio de 2006 casi 70 millones de mexicanos, de una
ción sencilla y confiable al alcance de todos. población total calculada en 105 millones, tendremos la posi-
Con el paso de las semanas el proyecto se fue enriqueciendo bilidad de acudir a las urnas a elegir al presidente de México
al agregar la idea de entregar también una semblanza biográfi- para el periodo 2006-2012; a 500 diputados federales, que du-
a
rarán en su encargo de 2006 a 2009, y a 128 senadores, cuyo Mientras que en las elecciones presidenciales anteriores el
a
periodo coincide con el del presidente (2006-2012). candidato presidencial del pri siempre fue considerado por la
La de 2006 será una elección no sólo importante, sino in- gente como el seguro ganador, en el año 2000, pese a ser con-
édita, por varias razones. Veamos. siderado favorito, Francisco Labastida perdió; en las elecciones
Por vez primera en nuestra historia, los ciudadanos mexica- de 2006 los estudios y opiniones indican que habrá una fuerte
nos que residen en el extranjero tendrán la posibilidad de votar competencia entre, al menos, tres candidatos. Cualquiera de
para presidente de la República, enviando por correo su voto a ellos puede ganar.
México. Aunque se calculaba que alrededor de cuatro millones Aunque no es algo nuevo, sí es de destacar que los medios
de mexicanos tienen esa oportunidad, la cifra de quienes efec- de comunicación, en especial la radio y la televisión, han veni-
tuaron el trámite para votar desde el extranjero, en esta prime- do adquiriendo un papel mucho más relevante para informar a
ra experiencia, es mucho menor. los ciudadanos de las propuestas que cada partido y sus candi-
Será la primera elección presidencial que se desarrolle du- datos hacen en sus campañas electorales. Al mismo tiempo,
rante el gobierno de un presidente que no pertenece al partido partidos y candidatos utilizan esos medios como el vínculo
que gobernó al país por más de 70 años, el Revolucionario primordial de comunicación con los electores.
Institucional (pri). En efecto, el actual titular del Ejecutivo En fin, las elecciones de 2006 son el acontecimiento político
federal, Vicente Fox Quesada, electo el 2 de julio de 2000, es más importante del año y por ello merecen atención, para que
militante del Partido Acción Nacional (pan). Este hecho ha los ciudadanos dispongan de la información que les permita no
introducido un elemento novedoso en la contienda electoral y solamente ejercer su derecho al voto el 2 de julio, sino ejercer-
en el comportamiento de los partidos políticos nacionales. lo de una forma responsable en beneficio de México. G
Acaba de aparecer Compartir el poder. La lucha por integrada de tal manera que para tomar esta decisión requería
la democracia en México. Una breve historia contada el acuerdo entre los partidos.
a los jóvenes, que es un repaso veloz y muy informativo La reforma electoral de 1996 aprobó un aumento importan-
de los principales acontecimientos democratizadores en te de los recursos públicos destinados a financiar a los partidos
nuestro país. Agradecemos a la editorial Océano la y aumentó la equidad en su distribución. Treinta por ciento se
autorización para reproducir este mínimo fragmento reparte entre todos, en partes iguales, y 70 por ciento se distri-
de la obra más reciente de quien fuera gerente de buye de manera proporcional a los votos que cada partido ob-
producción del FCE entre 1979 y 1985, en el que tuvo en la votación anterior. El incremento del financiamiento
se aborda el proceso de consolidación del árbitro público fue el punto más controvertido. Tanto el pan como el
en la justa electoral prd votaron a favor de la reforma, pero no de este aumento,
que veían, en palabras de López Obrador, como “una afrenta
al pueblo de México”. En principio ambos partidos rechazaron
Finalmente, después de año y medio de debates, en agosto de los recursos que les correspondían, aunque terminaron por
1996 se consiguió una nueva reforma política, la primera que aceptarlos.
permitió la equidad en la contienda electoral. […] Los cambios La reforma de 1996 prohibió las aportaciones anónimas y
legales y las nuevas instituciones —el ife sobre todo, donde ya puso límites a las de simpatizantes y personas físicas. Además,
no había ningún representante del poder ejecutivo— respon- en el ife se creó una comisión de fiscalización, para recibir,
dían a muchas de las demandas que habían dejado pendientes revisar y dictaminar sobre los informes de ingresos y gastos de
las reformas anteriores. A partir de entonces, las elecciones se campaña de los partidos. También se garantizó una mayor
mostraban claramente como el camino para el cambio político. equidad respecto del tiempo gratuito de los partidos en la radio
Faltaba la alternancia en el más alto nivel, el de la presidencia y la televisión. La reforma dispuso la creación del Tribunal
de la república, pero se había llegado a la condición más im- Electoral del Poder judicial de la Federación, separado tanto
portante para lograrla: la autonomía del ife. El control de las del Poder Ejecutivo como del Poder Legislativo, y le otorgó la
elecciones ya no lo tenían el gobierno ni el partido oficial. facultad de calificar la elección presidencial, que antes corres-
En el Consejo General del ife desapareció la figura de con- pondía a la Cámara de Diputados.
sejero ciudadano, instaurada en 1994, y se sustituyó por la de La reforma de 1996 reconoció que los habitantes del Distri-
consejero electoral. El nuevo consejero presidente del ife — to Federal tenían el derecho de elegir a sus gobernantes: su jefe
José Woldenberg— y los ocho consejeros electorales Jacqueli- de gobierno ya no sería nombrado por el presidente de la re-
ne Peschard, Alonso Lujambio, Emilio Zebadúa, Juan Molinar pública, sino electo por los habitantes de la entidad a partir de
Horcasitas, Jaime Cárdenas, Mauricio Merino, Jesús Cantú y 1997; lo mismo ocurriría con los jefes delegacionales, a partir
José Barragán— fueron elegidos por la Cámara de Diputados, de 2000. G
a
a
Cómo ganar una elección
Central de Estrategias Políticas
Esta Guía para planear estratégicamente una campaña gen del candidato, los mensajes así como las omisiones se
electoral, como reza el subtítulo de una obra que forma consideran como hecho de comunicación. Hoy, en los países
parte de nuestra serie Tezontle, es una sencilla y de Iberoamérica, la operación territorial y la promoción del
contundente herramienta para quienes trabajan en el taller voto son fundamentales para definir al ganador. Sin embargo,
electoral. Escrita por un conjunto de consultores que aunque la comunicación en una campaña, por sí misma, difícil-
pueden presumir abundantes éxitos en las urnas, ofrece mente puede definir un resultado, nunca ha existido un buen
un sano equilibrio entre los planteamientos doctrinarios y resultado sin una eficiente comunicación.
el pragmatismo en la comunicación, elementos que los En el centro de toda campaña triunfadora hay un mensaje
ciudadanos deberíamos exigir en tiempos electorales con el cual los votantes se identifican. La palabra es el foco de
la campaña, aunque a veces el ambiente de una campaña parez-
En el principio es el caos ca una Torre de Babel.
En toda campaña electoral existe un desorden aparente.
Una campaña electoral es un complejo proceso de persuasión Como en medio de una batalla, en una campaña electoral
en distintos niveles, fundamentalmente dirigida hacia el votan- vemos a una multitud haciendo muchas cosas al mismo tiempo,
te y, en este sentido, todo hecho relativo a la campaña, la ima- con prisa. Esa apariencia generalmente es inevitable y a veces
El voto
La democracia es un invento de los antiguos griegos, que como uno de sus principios rectores el de la representación;
en Atenas decidieron organizarse para tomar entre todos las cuando las sociedades burguesas empezaron a participar
decisiones que como comunidad les afectaban. Se reunían activamente en el ejercicio del poder político y en la dis-
en la plaza pública, llamada ágora, para deliberar y elegir a tribución de la toma de decisiones, nació la representación.
sus gobernantes. A esa forma de tomar decisiones la llama- En su nombre se combatió al absolutismo real y fue tomada
ron democracia. como argumento para instaurar nuevas formas en el gobier-
La palabra proviene de la unión de otras dos: demos, que no político constitucional, liberal y democrático que se
en español significa “pueblo”, y cratos, que significa “poder”. contrapuso al Estado absoluto.
Así pues, la acepción más antigua de la palabra democracia es El Estado representativo tuvo importantes avances en
“poder del pueblo”. Inglaterra con la monarquía constitucional; luego, después
En la actualidad hay muchas concepciones y formas de la Revolución francesa, se desarrolló en el resto de Euro-
concretas de la democracia, pero una de sus características pa. En América el caso pionero de implantación de un Esta-
originales, que los antiguos griegos practicaron, permanece: do democrático y representativo, en la forma de república
el voto. presidencial, se dio en los Estados Unidos, desde donde se
En aquella Atenas eran muy pocos los que tenían dere- extendió a los países que hoy integran la América Latina.
cho a votar; esa minoría estaba formada exclusivamente El Estado representativo se afirmó en un primer momen-
por hombres con elevada posición económica y ciertas to como el resultado de un compromiso entre el poder del
condiciones de raza, herencia y educación. Las mujeres no príncipe, legitimado por la tradición, y el poder de los
eran parte del ágora, muchos menos los esclavos, que eran representantes del pueblo, legitimado por el consenso.
la mayoría. Después de las grandes revoluciones y del nacimiento del
Esos cuantos hombres tomaban sus decisiones con un Estado moderno, la forma de participación de la sociedad
método sencillo y directo. Cada uno, después de haber burguesa generó un espacio donde la representación por
discutido los asuntos, expresaba su decisión personal levan- rangos o intereses, propia del sistema estamental, fue sus-
tando la mano para apoyar o rechazar la propuesta que se tituida por la representación de los individuos, a quienes se
presentaba, o para elegir a quienes debían ocupar cargos de les reconocieron derechos políticos, y se transformaron así
gobierno. Se instituyó de esa manera el voto. en los sujetos soberanos del Estado representativo.
El voto es desde entonces el instrumento individual para En el México independiente, la Constitución Federal de
decidir y para elegir. Mediante el voto se aprobaban las 1824 afirmaba, en su artículo 4º, que “la Nación mexicana
leyes, que eran obligatorias para todos; se elegía a los gober- adopta para su gobierno la forma de república representa-
nantes, que gobernaban para todos. Por eso el fundamento tiva popular federal”, afirmación que sería reiterada en la
de la democracia es el voto, y las elecciones, el principal Constitución de 1857.
momento de su expresión. Pero no podemos detenernos más en la historia. Regre-
Posteriormente, al surgir el Estado liberal, se estableció semos al México de nuestros días. G
a
es deseable. Durante la primera campaña de Bill Clinton por la diferentes metas. La diferencia entre un desorden aparente y
a
presidencia de Estados Unidos, su asesor y coordinador del un camino hacia el desastre está en que esas metas dispersas
War Room, James Carville, vestía una camiseta que decía “la estén alineadas con un objetivo estratégico. Asimismo, cada
prisa mata… a Bush”. Y más tarde escribió que la mera percep- una de las decisiones y acciones, así como la aplicación de re-
ción de estar todo el tiempo apresurados y en acción resultó cursos, deben dirigirse a la consecución de ese objetivo estra-
por sí misma una poderosa arma para amedrentar al lento y tégico y garantizar la perseverancia en el mensaje.
burocrático aparato de campaña de los republicanos.
Pero, como en una guerra, el caos aparente puede ser sim- Decidir cuál es ese objetivo y alinear todos los esfuerzos y re-
plemente una impresión desde el exterior, o ¿en realidad esta- cursos de la campaña a cumplirlo es algo que se dice fácil; sin
mos presenciando una afanosa y a veces apasionada marcha embargo, la experiencia nos demuestra que no lo es. Y sin una
hacia el desastre? La diferencia radica en la estrategia. correcta planeación estratégica y la disciplina necesaria para
Sin duda, cada uno de los integrantes del equipo de campa- seguir esa estrategia, es imposible.
ña y todos los que colaboran en él, profesional o voluntaria- Cómo ganar una elección. Guía para planear estratégicamente
mente, hacen todo lo posible para que su candidato gane. una campaña electoral es el resultado de la experiencia de diver-
Sin embargo, en una campaña todo el entusiasmo y todos sos consultores que han trabajado en campañas electorales para
los recursos no sirven para ganar si no se utilizan racionalmen- partidos políticos nacionales y locales en elecciones federales,
te y de acuerdo con un plan, dirigido a un objetivo. Sin planea- estatales, municipales y distritales. Al compartir nuestras expe-
ción estratégica, no importa con cuántos recursos se cuente, riencias, descubrimos que la principal constante en las campa-
éstos serán insuficientes si no se dirigen al objetivo pertinente ñas es la variabilidad de los modos de trabajo y de la idiosincra-
y son utilizados de la mejor manera y en el tiempo adecuado. sia de los militantes de cada partido, la cual varía incluso dentro
La campaña tiene que parecer desordenada porque varias de cada partido, de estado a estado y de región en región. Ade-
personas, al mismo tiempo, hacen diversas cosas para cumplir más, los candidatos siempre imponen un estilo personal a las
Los electores
Como en otras naciones, en la nuestra el derecho al voto se votado: una cosa es votar y otra es pretender ocupar un
fue extendiendo a lo largo de más de un siglo. Las barreras puesto de elección, para lo cual hay distintos requisitos de
de sexo, raza, propiedad, religión o edad fueron desapa- edad, además de condiciones y prohibiciones contenidos en
reciendo ante el reclamo y la lucha social. Después de la la Constitución y la ley. Por ejemplo, para ser presidente de
Revolución de 1910, la Constitución de 1917 reconoció el México es necesario tener 35 años o más; para ser diputado,
voto universal, pero solamente a los hombres mayores de mínimo 21; para ser senador, 25 o más.
21 años. Fue un enorme avance, aunque sólo para la mitad El principio básico de la democracia moderna es que
de la población. cada persona tiene un voto en las elecciones sin importar
En octubre de 1954, siendo presidente Adolfo Ruiz Cor- si es hombre o mujer, ni el color de su piel, su religión, sus
tines, hace apenas poco más de cincuenta años, en México preferencias de cualquier índole, su riqueza o su pobreza.
se reconoció a las mujeres el derecho a votar en elecciones En la democracia los votos se cuentan, no se pesan.
populares. Años más tarde, en 1971, la edad para votar se Además, en México el voto tiene, por ley, cinco carac-
redujo de 21 a 18 años, y en 2005 se posibilitó que los mexi- terísticas:
canos residentes en el extranjero ejerzan su derecho al voto. ■ universal, es un derecho de todas las personas de 18 años
La universalización del derecho a votar, es decir, la supe- o más, sin distinción de sexo, raza, religión, condición
ración de las barreras para su ejercicio, ha sido una lucha económica o preferencias de cualquier tipo; exclusiva-
constante que, por fortuna, en México está prácticamente mente por las causas que nuestras leyes especifican se
concluida. Hoy los requisitos para votar en elecciones son pierde este derecho;
los mismos de cualquier democracia moderna: la edad, 18 ■ libre, nadie tiene derecho a presionar o coaccionar al
años y más; la nacionalidad —en los países de Europa se le ciudadano para decidir por quién votar; quien lo hace
está cambiando por el requisito de residencia— y estar en comete un delito;
pleno ejercicio de los derechos ciudadanos, que sólo se sus- ■ secreto, nadie debe saber por quién votó un ciudadano;
penden por causas precisas que nuestra Constitución deter- proteger este secreto es una obligación de las autorida-
mina, por ejemplo, estar sometido a juicio penal o estar en des, empezando por las electorales, pero si alguien deci-
prisión por haber cometido un delito. de dar a conocer por quién votó, no incurre en ningún
En México, además de los requisitos de edad y de nacio- delito.
nalidad, para votar en las elecciones populares es necesario ■ directo y personal, cada ciudadano debe ejercerlo acudien-
estar inscrito en el padrón electoral y obtener la credencial do a las urnas o, en el caso de los mexicanos que residen
para votar. El avance en la voluntad de que se ejerza el voto en el extranjero, marcando personalmente la boleta
se refleja en la cifra de mexicanos que podrán votar en 2006, electoral que reciban, depositándola dentro de un sobre
casi 70 millones. y enviándola por correo;
Sin embargo, los requisitos para votar en las elecciones ■ intransferible, no se permite que una persona vote en
son diferentes de los que nuestras leyes establecen para ser representación de otra. G
a
a
campañas. Trabajar con partidos unidos en alianzas, frentes o ción de una estrategia sólida para que estén en condiciones de
candidaturas comunes también nos ha permitido contrastar mantener la congruencia y la efectividad en su comunicación.
estos métodos de trabajo pero, sobre todo, establecer qué es Un referente que dé algunas pistas de cómo y por dónde em-
común en toda campaña exitosa. pezar, que ayude a definir un objetivo estratégico en el que
En esta guía proponemos un proceso para la planeación confluyan todos los aspectos de la campaña, para que así la
estratégica; aportamos elementos que deben considerarse para misma escena de personas corriendo de un lado a otro adquie-
integrar la estrategia, e insistimos en la importancia de apegar- ra sentido. Una elección se gana con votos, pero sin comuni-
nos a la disciplina para seguirla. Para algunas campañas, ciertos cación no hay votos.
procesos o herramientas que aquí se proponen parecerán re-
dundantes o inasequibles, pero estamos convencidos de que Y se hizo la luz
deben ser considerados. En ocasiones, a la luz del objetivo,
cambia la opinión que se tiene sobre su utilidad o necesidad. El caos aparente que se da en una campaña será una dolorosa
En todo caso, proponemos considerar todas las opciones y realidad si no tenemos la certeza de que cada una de las perso-
descartarlas razonadamente y no por omisión u olvido. nas que corren de un lado a otro se dirige hacia algún lugar
Existen libros que nos proponen la campaña electoral como previamente determinado y que su carrera servirá para llevar-
un vasto campo de estudio, que profundizan en ciertos aspec- nos a todos al punto que hemos marcado previamente; que
tos de ésta o que intentan abarcar todo cada una de las actividades que se están
proceso de cualquier campaña. Sin em- Aunque la comunicación en una programando y están sucediendo, cada
bargo, no encontramos uno solo que, sin campaña, por sí misma, difícilmente uno de los volantes que se están repar-
entrar al campo teórico o distraernos puede definir un resultado, nunca ha tiendo, cada acción que está realizando
con debates académicos, presentara el existido un buen resultado sin una el candidato, cada mensaje que está pro-
proceso de planeación previo a una cam- eficiente comunicación nunciando, cada anuncio que se está
paña y la estrategia de comunicación en transmitiendo, cada centavo que se está
lo que se refiere a los aspectos que consideramos deben ser gastando, están dirigidos a cumplir un objetivo conocido y
comunes a todas. compartido.
Cómo ganar una elección aborda la campaña electoral como De ese objetivo se derivarán planes, programas, estructuras,
un proceso de comunicación. Su intención es mostrar, paso a procedimientos en los que se aplicarán los empeños para cum-
paso, cómo elaborar una estrategia en concordancia con las plirlo.
posibilidades y los recursos de los que se disponga. Un arma Esa planeación estratégica debe realizarse de manera inte-
poderosa que potencia las ventajas y reduce las limitaciones. gral, considerando todos los aspectos previsibles de la campa-
No nos detenemos ni en las características de las operaciones ña, los recursos con los que se cuenta y las herramientas de las
“de tierra” para promocionar el voto ni en los aspectos legales que podemos echar mano.
que rodean la elección; esta guía no abarca todos los aspectos La planeación de la estrategia parte de una metodología que
de una campaña ni se detiene en consideraciones teóricas nos permite elaborar un diagnóstico claro de la situación polí-
sobre el comportamiento electoral ni sobre las técnicas para tica y de las condiciones del partido y el candidato.
llegar a él e influenciarlo. Hay otros textos que cumplen con La metodología nos ofrece una herramienta para fijar la
creces esa misión; la de esta guía es apoyar a los partidos, can- ruta de trabajo, evitar la improvisación y las discusiones inter-
didatos y equipos de campaña en Iberoamérica en la elabora- minables sobre qué hacer primero. G
a
a
Elecciones del 6 de julio
Miguel de la Madrid Hurtado
Que la jornada electoral es un momento extremadamente Miguel González Avelar y a Sergio García Ramírez. Estuve
complejo se desprende de la lectura de esta creve crónica platicando con ellos y esperando a que se dieran los resultados
de uno de los momentos más ásperos de la historia política preliminares de las elecciones que, como se había anunciado,
reciente de nuestro país. Hemos tomado este pasaje de todos esperábamos para las 11 de la noche.
Cambio de rumbo. Testimonio de una presidencia, 1982-1988, Como a las diez y media le hablé a Manuel Bartlett y le
que apareció cobijada por la colección Vida y Pensamiento pregunté, ahora veo que con toda ingenuidad, si ya había in-
de México, en el que el también ex director del FCE repasa formación. Califico de ingenua mi actitud, como la de todos
las vicisitudes, personales e institucionales, que se observan los que creíamos —y me parece que fuimos la mayoría de los
desde la atalaya presidencial interesados— que habría información hacia las 11 de la noche,
pues posteriormente he tenido conocimiento de que si bien las
casillas cerraron a las seis o siete de la noche, en promedio no
Entre los preparativos para las elecciones destaca la reunión concluyeron sus actas sino hasta la una o dos de la mañana.
que tuve con el grupo de seguridad, compuesto por los titula- Así que fue un acto de candidez creer que la ciudadanía está
res de las secretarías de Gobernación, de la Defensa Nacional, lo suficientemente capacitada para poder realizar el recuento y
de Marina, las dos procuradurías y el Departamento del Dis- llenar las actas, así como transportarlas a los puntos de acopio,
trito Federal. En ella, les di instrucciones para que el día de las en sólo un par de horas.
elecciones salvaguardaran el orden, mantuvieran prudencia en Este error de cálculo nos ha costado mucho, pues como
el uso de la fuerza pública y, sobre todo, que no utilizaran fuer- todo el mundo esperaba información, Gobernación tuvo a bien
za militar sin una autorización expresa de mi parte. Les pedí decir que se había caído el sistema de cómputo, lo que hizo que
también que me mantuvieran informado de manera constan- aumentara enormemente la suspicacia de quienes de por sí
te. consideraban que habría fraude.
El día de las elecciones estuve acuartelado. Como a las 10 A las diez y media de la noche la información que me dio
de la mañana fui a votar en compañía de mi familia y después Bartlett me resultó escalofriante. Me dijo: “Lo que tengo es
regresé a mi oficina. Ahí estuve recibiendo los partes de los poco, pero señala que el valle de México viene en contra y
miembros del grupo de seguridad. fuerte. No tengo datos suficientes, y no quiero dar a conocer
También me mantuve en contacto con los gobernadores, los que tengo hasta que la información sea más representati-
para saber cómo se estaba desarrollando el proceso en los dis- va.”
tintos estados. Recibí información de que sólo hubo incidentes Sentí que me caía un cubetazo de agua helada. Me surgie-
menores, escaramuzas, pero no lo que podría llamarse auténti- ron temores de que los resultados fueran similares en todo el
ca violencia. A guisa de ejemplos, cabe mencionar que en Ciu- país, esto es, que el pri perdiera la elección presidencial.
dad Juárez hubo un enfrentamiento entre 70 priistas y panistas, Más tarde establecí contacto con Jorge de la Vega y le pre-
quienes fueron dispersados. En León, gunté:
Guanajuato, a las 9:17 de la mañana se Califico de ingenua mi actitud, como —¿Cómo andamos en cifras?
presentaron los representantes del pan la de todos los que creíamos —y me —No tengo —me respondió.
en una casilla y señalaron que querían parece que fuimos la mayoría de los —¿Cómo, Gobernación no te ha in-
abrir las urnas, porque estaban seguros interesados— que habría formado?
de que se encontraban llenas. A las 11 de información hacia las 11 de la noche, —No, y el sistema de cómputo del
la mañana, esas mismas personas trata- pues posteriormente he tenido pri no sirve.
ron de quemar las urnas y fueron disper- conocimiento de que si bien las Entonces le expliqué lo que me había
sadas por la policía, la cual consignó a casillas cerraron a las seis o siete de dicho Bartlett, y escuché su sorpresa. Le
dos de ellas, mismas que fueron libera- la noche, en promedio no pregunté qué pensaba al respecto, y me
das ese mismo día. concluyeron sus actas sino hasta la contestó:
Como a las cinco y media o seis de la una o dos de la mañana —Hay que proclamar el triunfo del
tarde, Manuel Bartlett me habló por te- pri: es una tradición que no podemos
léfono y me dijo: “Estoy enterado de que se reunieron Clou- romper sin causar gran alarma en la ciudadanía. Es seguro, con
thier, Cárdenas y Rosario Ibarra, con el fin de declarar que base en las conversaciones que he tenido con los gobernadores,
hubo un fraude generalizado en las elecciones. Ya me pidieron que la votación nacional le dará el triunfo a Salinas; pero si no
cita y los voy a recibir a las siete y media de la noche. Pienso lo declaramos ahora, después será imposible convencer a la
decirles que considero su actuación como una gran irresponsa- ciudadanía de su victoria.
bilidad, pues es increíble que aun antes de que cierren las casi- —¿Y el candidato? —pregunté.
llas, ellos hablen de fraude.” —Espera información. Todavía no quiere proclamar su
Un par de horas después llegó Francisco Rojas, de manera triunfo ante el auditorio y las cámaras de televisión que lo es-
espontánea, para acompañarme. Por mi parte, mandé llamar a peran.
a
Hablé entonces a la oficina de Carlos Salinas para pregun- acusación de fraude. Me imaginé encabezados de periódico
a
tarle lo que pensaba hacer. Salinas se encontraba encerrado aterradores, que dijeran algo así como: “Cárdenas proclama su
con Manuel Camacho, haciendo con ello evidente la distancia triunfo y el pri calla”.
y la tensión en su relación con el presidente del partido. Me Entonces decidí que era necesario dar la tan esperada noti-
contestó que no tenía información y que, por tanto, pensaba cia. Sabía que había grandes riesgos. Uno de ellos era que los
esperar. miembros de los partidos de oposición
Pasado un tiempo, hablé de nuevo se retiraran de la Comisión Federal
con Jorge de la Vega, quien me insistió Electoral, irritados porque el pri, sin
en que si esa misma noche Salinas no cifras oficiales, proclamara su triunfo.
declaraba su triunfo, al día siguiente no No obstante, y a pesar de ello, concluí
habría forma de componer las cosas. que si no actuábamos, existía el riesgo
Además, existía información de que Cár- de que al día siguiente cundiera un peli-
denas y Clouthier pensaban proclamar groso desconcierto general entre la ciu-
sus respectivos triunfos. dadanía. Esto podría convertirse en pá-
De nuevo hablé con Salinas, quien nico si los otros candidatos se declara-
me dijo que si no había cifras no haría ban triunfadores.
declaraciones públicas. Además, no había más que de dos
Me comuniqué entonces con Bartlett sopas: habíamos ganado o habíamos
y le comenté lo que opinaba el candida- perdido.
to. En principio le dio la razón, pues no En este último caso, ya lo de menos
había cifras y las que existían eran muy sería una declaración anticipada. Con
negativas, pero cuando le expliqué el estas ideas en mente, le hablé de nuevo
punto de vista de De la Vega, se mani- a Salinas. Le pregunté si pensaba anun-
festó de acuerdo. Reconoció que era necesario que Salinas se ciar su triunfo.
proclamara triunfador. “Señor Presidente, ¿cómo salgo así?”, me contestó. Le res-
Para esto, todos teníamos los nervios de punta. Yo me pre- pondí que si él no quería salir, Jorge de la Vega podía declarar
guntaba qué iba a pasar si no declarábamos nada, sobre todo su triunfo, como de hecho ocurrió.
porque los partidos de oposición ya habían hecho pública su Yo creo que Manuel Camacho negoció con los partidos de
La jornada electoral
El proceso electoral federal requiere una compleja maquina- los partidos políticos debidamente acreditados procederán a
ria para su organización y desarrollo. Su etapa de preparación formular el acta de apertura, y estarán listos para desarrollar
supone cientos de actos y decisiones que el ife va ejecutando su tarea.
y adoptando a lo largo de nueve meses, con la participación Los electores irán a votar en la sección y casilla que les
de miles de funcionarios electorales profesionales, de otros corresponda según el distrito electoral de su domicilio. El
tantos miles de empleados temporales y de cientos de miles número de sección aparece en el frente de la credencial para
de ciudadanos que se capacitan para recibir el voto, sea como votar; los domicilios en que se ubican las casillas de cada dis-
funcionarios en las mesas directivas de casilla, o como repre- trito electoral serán publicados ese día en los diarios de cada
sentantes de los partidos políticos y sus candidatos. ciudad y podrán consultarse también en los números telefó-
La jornada electoral se celebrará el primer domingo de nicos que el ife pone a disposición de los ciudadanos y que
julio de 2006, a partir de las 8 de la mañana en punto, en se encuentran en la página electrónica del propio Instituto.
todo el territorio nacional. Ese día, los funcionarios de casi- Si a un ciudadano no le es posible acudir a la casilla que
lla empezarán su tarea verificando que todo el material esté corresponde a su domicilio, puede votar en alguna de las
listo y ordenado antes de la hora. Verificarán que poseen la llamadas casillas especiales. Si se encuentra dentro de su
lista nominal de electores de su casilla, contarán las boletas distrito pero fuera de su sección, puede votar para presiden-
y comprobarán que disponen de las actas de apertura y te, para senadores por ambos principios y por diputados por
cierre, así como de los formatos para la presentación de las ambos principios. Si se encuentra fuera de su distrito pero
quejas que, en su caso, formulen los representantes de los dentro de su entidad federativa, no puede votar para diputa-
partidos. Tendrán que armar las urnas transparentes donde dos de mayoría relativa. Si se encuentra fuera de su distrito
serán depositados los votos, una por cada elección, así y de su entidad federativa, pero dentro de la circunscripción
como las mamparas donde los electores votarán en secreto. a la que pertenece su entidad federativa, puede votar para
Certificarán que cuentan con el dispositivo mecánico para presidente y para diputados y senadores de representación
marcar las credenciales, con la tinta indeleble que aplicarán proporcional. Si se encuentra fuera de su distrito, entidad y
en el pulgar de cada elector y con el sello de tinta con la circunscripción, pero dentro del territorio nacional, puede
palabra “votó” que imprimirán al lado del nombre y foto- votar para presidente y para senadores de representación
grafía de cada elector que aparece en la lista nominal. proporcional.
Cumplido todo lo anterior, ante los representantes de Por diversos motivos, es usual que en las casillas especia-
a
oposición que Salinas se declararía vencedor en el momento de salvando los cortos plazos. No era un momento para grandes
a
contar con cifras oficiales. Todos deseábamos evitar lo ocurri- meditaciones, requeríamos agilidad de respuesta para consoli-
do en elecciones anteriores, cuando se daban resultados de dar el triunfo del pri.
zonas más o menos amplias con base en las proyecciones sobre Los responsables administrativo y político del Distrito Fede-
la tendencia histórica de la votación. Sin embargo, en esta co- ral, Ramón Aguirre y Guillermo Jiménez Morales, no me bus-
yuntura tampoco podíamos paralizarnos frente a la actividad caron en los días siguientes a la elección para darme una expli-
de la oposición. De cualquier forma, la acción se justificaba, cación de lo que había ocurrido. Su desconcierto debió haber
porque la declaración sería del partido, que en todo momento sido total, ya que unos días antes de la elección Ramón Aguirre
debía mantener una actitud combativa. me comentó que el trabajo político que se estaba realizando en
El 7 de julio tuve conocimiento de cómo estaba la votación el Distrito Federal era tan bueno que había posibilidades de que
en el valle de México. Sentí horror al enterarme del tamaño de ganáramos los 40 distritos del área. Fidel Velázquez me dijo lo
la debacle priista en el área. Hablé con mismo. Guillermo Jiménez Morales pro-
Bartlett, quien me dio información que El vuelco electoral fue para nosotros nosticó que no perderíamos más de siete
ayudó a tranquilizarme, aunque no de- como un terremoto político. Como u ocho distritos. […]
masiado. en toda emergencia, tuvimos que Pero volviendo a los resultados elec-
Hablé entonces con Salinas y le pre- actuar para ir salvando los cortos torales, el único que tenía conciencia de
gunté lo que pensaba hacer. Le reiteré plazos. No era un momento para lo mal que estaba el Distrito Federal era
que podía cundir el desconcierto entre grandes meditaciones, requeríamos Carlos Salinas, quien había mandado
la opinión pública, por lo que de nuevo agilidad de respuesta para consolidar hacer encuestas. Mi explicación sobre la
le recomendé que él personalmente se el triunfo del PRI. pérdida de la capital se limita a conside-
proclamara vencedor. Me dijo que esta- rar que existe una gran irritación en la
ba de acuerdo, que ya estaba preparando su discurso en ese ciudad de México por la situación económica que atravesamos,
sentido; ya no estaba tan dubitativo. la cual se ve acrecentada por otros factores, como la insuficien-
Durante ese día y los siguientes, Bartlett fue proporcionan- cia de servicios públicos, la politización creciente y la voluntad
do, según acordamos, información que diera una perspectiva de protesta social.
más nacional y, por tanto, una visión de ascenso del pri. En los otros territorios en que ganó Cárdenas, caben las
El vuelco electoral fue para nosotros como un terremoto siguientes apreciaciones. En el estado de Michoacán, yo creo
político. Como en toda emergencia, tuvimos que actuar para ir que se votó a favor de Cárdenas por razones emotivas, al igual
les las boletas electorales se agoten temprano, por lo que es A las seis de la tarde, o antes si ya votaron todos los elec-
recomendable preferir la casilla que corresponde normal- tores inscritos en la lista nominal respectiva, o un poco des-
mente; si esto no es posible, hay que ir a primera hora a la pués, si aún hay ciudadanos en espera de votar y que hayan
casilla especial más cercana. llegado antes de las seis de la tarde, los funcionarios de la
Con su credencial de elector —pues sin ella no se puede mesa directiva cerrarán la casilla para iniciar, en presencia
votar—, los ciudadanos acudirán, a más tardar a las seis de la de los representantes de los partidos políticos, la siguiente
tarde de ese domingo, a ejercer su derecho al voto. Al entrar etapa.
al local en que se ubica la casilla, el secretario de la mesa Conviene tener presentes algunos derechos y obligacio-
directiva, o uno de los funcionarios, le pedirá al ciudadano nes del ciudadano, así como algunas eventualidades, para
su credencial para votar y se cerciorará de que pertenece a saber qué hacer en esos casos.
la persona que la presenta; luego verificará que aparece en la El primer derecho del ciudadano es votar con entera
lista nominal de electores. Acto seguido se le entregarán tres libertad, sin que nadie lo presione ni intente inducir su voto
boletas electorales, una para la elección de presidente, otra de ninguna manera. Si alguien se encuentra en la situación
para la de senadores y otra más para la de diputados, y se le de que otra persona, sin importar su cargo o posición de tra-
invitará a pasar a la mampara para que allí, en secreto, vote. bajo, pretende presionarlo o inducirlo por cualquier medio
Hay que recordar que en las boletas electorales aparecen para obligarlo a votar por determinado partido o candidato,
dentro de un recuadro los emblemas de los partidos políti- además de rechazar esa pretensión puede denunciarlo ante
cos o coaliciones, con el nombre del o los candidatos pos- la autoridad, pues la inducción o compra del voto es un
tulados. El ciudadano debe marcar solamente el recuadro delito federal.
del partido o coalición que prefiera, y nunca invadir con su La denuncia puede presentarse en cualquier oficina del
marca otro recuadro. Cuando haya marcado las tres boletas, Ministerio Público Federal de la localidad, o directamente
procederá a doblarlas procurando que el frente de la boleta en las oficinas de la Fiscalía Especial para Delitos Electora-
quede oculto, para así asegurar el secreto de su voto. Al salir les de la Procuraduría General de la República.
de la mampara, se dirigirá de inmediato a las urnas y depo- Es derecho del ciudadano votar en secreto y mantener
sitará cada boleta en la urna correspondiente. reserva sobre el sentido de su voto; nadie puede obligarlo a
Después de votar, el ciudadano pasará con los funciona- revelar por quién votó. Sin embargo, éste es sólo un dere-
rios de casilla para que le devuelvan su credencial para votar cho, no una obligación del ciudadano.
debidamente marcada y le impregnen el dedo pulgar con la El ife les garantiza a todos los ciudadanos el secreto de su
tinta indeleble. voto dentro de la casilla, mediante la instalación de las mam-
a
que en Morelos, donde, según me expli-
a
có el gobernador Riva Palacio, los cam-
pesinos no pueden moralmente votar
contra el hijo de Lázaro Cárdenas.
Según Riva Palacio, algunos campesinos
creían estar votando por el mismísimo
Lázaro Cárdenas. En estos dos estados
cobra particular sentido el mote que
Porfirio Muñoz Ledo le puso a Cuau-
htémoc Cárdenas: “El Mito Encarna-
do”.
En el Estado de México se dio el fe-
nómeno de la gran urbe: malestar por
las insuficiencias en las zonas conurba-
das y una clase media y media alta que votó por Cárdenas para la derecha estaba crecida, en tanto que la izquierda estaba muy
lavar su conciencia. Lo hizo sintiendo que con ello nos daba un debilitada y, ahora que terminó, la relación se ha invertido. La
golpe más fuerte, y donde más nos podía doler. inflexión se dio con el surgimiento de Cárdenas. Tal vez haya
La explicación de que los estados del norte favorecieran a influido en ello la pirámide demográfica: ahora tenemos más
Salinas sobre Clouthier se encuentra en que ésa es la región jóvenes entre 18 y 25 años que, muy probablemente, votaron
más moderna del país y, también, en que allí la crisis no fue tan contra el gobierno, pues es natural que cuando los jóvenes
fuerte. Las maquiladoras y la permanencia de la actividad in- conocen el mundo no les guste y traten de cambiarlo.
dustrial suavizaron su malestar. El peligro más inmediato después de la elección es la pérdi-
También es de considerarse que Clouthier no fue el candi- da de la estabilidad social. Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel
dato que ellos hubieran querido. En general, el que por fin Clouthier están organizando la gran agitación, y ello nos tiene
haya aparecido, después de seis años de crisis, la posibilidad de a un tris del rompimiento de la paz social. Bastaría un inciden-
protestar por la vía de la izquierda, explica que el pan no haya te desafortunado para concluir con muertos.
podido mejorar su votación respecto a las elecciones de 1982. Un ejemplo del peligro en que nos encontramos es que, con
No deja de sorprenderme que, cuando inicié mi gobierno, motivo de la manifestación que Cuauhtémoc Cárdenas y el
paras y cortinillas para tal efecto; el ciudadano no puede ni esta misma, los partidos y sus candidatos tienen prohibido
debe, dentro de la casilla, hacer público el sentido de su voto, efectuar reuniones públicas o actos de propaganda por cual-
pues estará incurriendo en una falta. Si un ciudadano les dice quier medio. Si el día de la elección un ciudadano comprue-
a sus familiares por quién votó, no comete ninguna falta; en ba que se está violando esta prohibición, debe denunciarlo
cambio, sí la cometerá si presiona a sus familiares para que ante el presidente de la mesa directiva de la casilla, para que
voten por el partido o candidato de su predilección. adopte de inmediato las medidas correctivas. Desde luego,
Anular el voto no es un delito. Quien así lo hace libre- dentro de la casilla y en sus inmediaciones no debe haber
mente, también tiene el derecho a mantenerlo en secreto. propaganda de ningún partido o candidato. Los repre-
Antes de hacerlo, piense si ésa es la mejor forma de ejercer sentantes de los partidos ante las casillas tienen derecho a
su derecho al voto. Simplemente, piénselo. portar un pequeño emblema con el logotipo del partido o
Para evitar problemas, lo mejor es rechazar cualquier coalición que representan, pero sólo eso.
ofrecimiento de ayuda para llegar a la casilla; es mejor uti- Ninguna persona armada, embozada, drogada o en esta-
lizar los propios medios, de preferencia acompañado por do de embriaguez puede tener acceso a las casillas. Los poli-
los familiares más cercanos. Quienes organizan desayunos cías y los miembros de las fuerzas armadas pueden entrar
o reuniones para orientar a los electores el día de la jornada a las casillas exclusivamente para votar, a menos que sean
electoral están cometiendo un delito. requeridos por el presidente de alguna de ellas para ayudar
Durante la jornada electoral diversas empresas llevan a a reestablecer el orden o impedir que éste se altere.
cabo, con autorización del ife, sondeos directos para cono- Las personas con discapacidad, o que no sepan leer ni
cer las tendencias de los resultados electorales. Lo hacen escribir, pueden solicitar el auxilio de alguno de los inte-
preguntando a algunos ciudadanos que salen de la casilla grantes de la mesa directiva de casilla para ejercer su dere-
por quién votaron. Esto no es un delito; está permitido. cho al voto. Quien preste tal auxilio, si llega a ver por quién
Pero es derecho de cada ciudadano decidir si responde o no. votó el ciudadano que solicitó el apoyo, debe mantenerlo
Nadie puede presionarlo y mucho menos obligarlo a res- en secreto.
ponder las preguntas de esos encuestadores, a quienes, en Si un ciudadano detecta cualquier anomalía en la casilla
todo caso, es conveniente identificar por el gafete o creden- o en sus alrededores, debe denunciarla de inmediato ante el
cial que deben portar a la vista del público. Si tiene dudas, presidente de la mesa directiva de la casilla, y si éste último
informe de la presencia de esas personas al presidente de la es el que la comete, se le puede denunciar ante los otros
mesa directiva de casilla. funcionarios de la casilla o ante los representantes de los
Durante los tres días previos a la jornada electoral y en partidos políticos. G
a
Frente Democrático Nacional organizaron el sábado 16 de
a
julio en el Zócalo, el general Bermúdez, jefe del Estado Mayor, Escrutinio y cómputo
me informó que tenía conocimiento de que había grupos que
se proponían tomar Palacio Nacional, y me pidió autorización Cuando hayan cerrado la casilla, lo primero que harán
para apostar soldados frente a él. Tuve que decirle que de nin- los funcionarios será contar las boletas sobrantes, para
guna manera lo hiciera, pues la presencia de los soldados, por anularlas enseguida cruzándolas con dos líneas diagona-
sí misma, resultaría provocadora. Le di instrucciones de que les. El número de boletas sobrantes será consignado en
mantuviera a las Fuerzas Armadas dentro de Palacio Nacional el acta correspondiente. El primer escrutador contará
y de que, si los manifestantes llegaban a entrar, me avisara. a los ciudadanos que hayan votado conforme a la lista
nominal de electores, dato que también será consignado
en el acta. Luego procederán a abrir y vaciar las urnas,
empezando por la de la elección para presidente, siguien-
do con la de senadores y, al final, la de diputados.
El segundo escrutador, a la vista de los demás fun-
cionarios y representantes de los partidos, contará las
boletas de cada urna. Después, ambos escrutadores
determinarán los votos emitidos para cada partido y los
votos nulos. Los votos de cada partido y los votos nulos
serán consignados en el acta respectiva.
Una vez terminados los tres conteos, los funcionarios
de casilla colocarán en el exterior de ésta unas cartulinas
Por su parte, Ramón Aguirre ubicó en sótanos, a tres cua- con los resultados de cada elección. Finalmente, integra-
dras del Zócalo, refuerzos de granaderos, tanquetas y policía rán el paquete electoral y se dirigirán a entregarlo a las
preventiva. Realmente temimos que se desatara la violencia. oficinas del consejo distrital del ife que les corresponda.
Después de las elecciones, me reuní con el grupo de seguri- Los funcionarios de las casillas ubicadas en zonas urba-
dad y le dije: “Ganamos las elecciones, y voy a defender el nas deben hacerlo de inmediato; los de casillas urbanas
triunfo. Voy a actuar con prudencia, pero con firmeza. Les ubicadas dentro del distrito, pero fuera de la cabecera
pido a ustedes que hagan lo mismo.” distrital, disponen de hasta doce horas, y los de casillas
Existe la posibilidad de que los grupos radicales que compo- rurales, de hasta 24 horas. Los representantes de los par-
nen el cardenismo se salgan del control de sus líderes. Esto lo tidos políticos que así lo deseen pueden acompañar a los
sabemos, porque el mismo Muñoz Ledo se lo dijo a Jorge Ca- funcionarios a entregar el paquete electoral. G
rrillo Olea, el subsecretario de Gobernación encargado de se-
guridad. Cárdenas jaló a los grupos de marginados urbanos. Su
táctica, hábil pero irresponsable, fue pepenar inconformidades oposición. Dibuja un mapa político más real, lo que es bueno,
y agitadores. aunque más difícil de manejar. La elección demuestra que el
Hay quienes creen que el fin justifica los medios y están poder no sólo se ha fragmentado, sino también se ha regiona-
dispuestos a provocar la violencia. Una de sus tácticas consiste lizado.
en fabricar mártires que den banderas a su movimiento. Por El pri se tendrá que reformar, pero no debe hacerlo de
ejemplo, en el caso de Francisco Xavier Ovando, amigo y co- golpe, pues podría perder a sus viejas clientelas antes de ganar
laborador de Cuauhtémoc Cárdenas, éste y Porfirio Muñoz nuevas. Habrá que actuar de manera gradual. Tendremos que
Ledo reconocen como muy improbable que haya sido el go- luchar municipio por municipio, entendiendo que, para fines
bierno el que lo asesinó y, sin embargo, lo utilizan como ban- electorales, lo que más funciona dentro del partido es la ver-
dera y elemento de presión. tiente territorial, pero para apoyar al gobierno constituido lo
El gobierno no puede denunciar la agitación que se ampara significativo es el área sectorial.
en el cardenismo, aunque ello le permitiría desprestigiarlos, Cuauhtémoc Cárdenas irá tan lejos como sienta que puede
porque tal conocimiento causaría pánico entre los dueños del hacerlo. Lo hará hasta donde le sea posible dentro de la ley y el
capital y podría provocar la ruina de la economía. Por ello, mi orden. No creo que aspire a la presidencia de la República, pero
estrategia consiste en desmontar gradualmente su actividad. sí a permanecer como un gran líder de la política nacional.
Por su parte, Carlos Salinas realiza una intermediación infor- Cárdenas va a tratar de apropiarse de alguno de los partidos
mal con dicho grupo por conducto de Manuel Camacho. políticos que lo apoyan. Éstos son negocios, formas de vida, por
Cabe comentar que cuando Porfirio Muñoz Ledo estable- lo que será difícil que quienes los controlan cedan. El Partido
ció contacto con Jorge Carrillo Olea, también le comentó que Popular Socialista y el Partido Mexicano Socialista sólo apoya-
había tratado de negociar con el pan para que este partido re- rán a Cárdenas si éste acepta sus plataformas ideológicas, que
conociera la victoria de Cárdenas, a cambio de lo cual el fdn en todo caso son excluyentes. El antiguo pst, ahora Partido del
reconocería una mayoría panista en el Congreso… Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, difícilmente va
Todo lo que está ocurriendo nos va a obligar a replantear a a ser cedido por su presidente, Rafael Aguilar Talamantes. Por
fondo la vida política. En la Cámara de Diputados, la represen- tanto, el partido más vulnerable es el parm. Temo que Cárdenas
tación es casi perfectamente proporcional al total de la vota- lo pueda comprar con dinero contante y sonante.
ción. Esto es, la mitad del pri, una tercera parte del fdn y un Una vez que se haya apropiado de un partido o, en su caso,
porcentaje menor del pan. Ello le va a dar un gran foro a la creado uno, lo que le sería más complicado, buscará mantener
a
el Frente Democrático Nacional, esto es, la unidad de los par- lidad será ver que caminen, a pesar de los arrebatos coléricos
a
tidos que ahora lo apoyaron. Lo logrará mientras le sirva para de sus participantes.
obtener mayores triunfos. Temo que el primero de septiembre, durante mi Sexto In-
La respuesta de Clouthier es un tanto impredecible. Parece forme de Gobierno, haya algún sainete. Debo prepararme por
clara su vocación al martirio, su deseo de trascender a cual- si hay gritos, escándalos o por si las oposiciones abandonan el
quier costa. Clouthier quiere que lo maten. Ello satisfaría la recinto mientras estoy hablando. Luego vendrá la calificación
imagen que tiene de sí mismo. Lo que de la elección presidencial, que tendrá
nosotros tenemos que asegurar es que Es claro que no voy a tener un lugar entre el 1 y el 15 de septiembre, y
esto no ocurra. minuto de reposo o tranquilidad que seguramente también será violenta.
A mí me toca cuidar todo lo que pase hasta que concluya mi mandato. De septiembre a noviembre voy a
entre ahora y el primero de diciembre. Sólo después de la ceremonia de tener que torear al nuevo Congreso, lo
Se trata de varias etapas. Durante el transmisión de poder podré aflojar que no será fácil. Para entretenerlos, voy
próximo mes y hasta el 15 de agosto, lo el cuerpo, pues no deja de causarme a tener que mandar un paquete legislati-
principal será impedir que haya violen- malestar la posibilidad de que un vo abundante, que todavía no he diseña-
cia. Por ello, mi postura frente a las incidente haga deslucir la ocasión do. En noviembre, además, voy a tener
manifestaciones públicas que puedan que enfrentar a la flamante Asamblea de
hacer los panistas o los cardenistas consiste en tolerarlas y aun Representantes del Distrito Federal. Supongo que ellos tam-
cuidarlas, para evitar el rompimiento del orden público. bién se pondrán flamencos.
Por otro lado, la Comisión Federal Electoral dará las cons- Es claro que no voy a tener un minuto de reposo o tranqui-
tancias de mayoría, lo que sin duda provocará discusiones lidad hasta que concluya mi mandato. Sólo después de la cere-
eternas entre los partidos políticos, con frecuencia en un tono monia de transmisión de poder podré aflojar el cuerpo, pues no
ríspido que fácilmente cae en el insulto. deja de causarme malestar la posibilidad de que un incidente
La línea que he dado a la comisión es que limite los recuen- haga deslucir la ocasión. Finalmente, tanto Salinas como yo
tos de votos al mínimo posible. No sé si existan elementos su- debemos reforzar nuestras medidas de seguridad personal.
ficientes para comprobar algunos fraudes, pero ya no quiero Vivimos tiempos peligrosos. G
sorpresas. Además, a estas alturas, nada de lo que hagamos nos
quitará el sambenito del fraude, por lo que el recuento de votos
no nos ofrece ningún beneficio.
Ante el Tribunal de lo Contencioso Electoral se han presen-
tado muchas impugnaciones que no tienen fundamento y se
apoyan exclusivamente en testimonios personales. De cual-
quier forma, ahí el tono de la discusión será muy distinto, pues
sólo participan los jueces que manejan los asuntos.
Después vendrán los colegios electorales, que serán verda-
deramente tormentosos.
Habrá discusiones agresivas y aun groseras. Mi responsabi-
a
a
¿Qué nos ha enseñado la historia?
Michel Camdessus, Bertrand Badré, Ivan Chéret
y Pierre-Frédéric Ténière-Buchot
Pocas veces es más exacto decir que un libro ya está el hombre y lo divino, purificadora de ese mal del que el hom-
circulando: Agua para todos, que lleva el número 673 de bre no sabe protegerse.
la colección Popular, es un estudio a la vez técnico y al Perdido entre los peñascos de Bandiangara, en Malí, el país
alcance del lector no especializado, de la crítica situación dogón vio surgir una cosmogonía que, al ser revelada por Mar-
del agua en el mundo. Emanado de los trabajos de un grupo cel Griaule en 1946, alteró las ideas tradicionales respecto de
internacional que estudió la crisis hídrica, este libro es a la las culturas primitivas. Su riqueza y complejidad metódica in-
vez un recordatorio de la dimensión del problema y un mediatamente la asociaron con nuestras concepciones occi-
esbozo de soluciones factibles. Ofrecemos aquí un dentales. El agua desempeña un papel capital en la organiza-
fragmento sobre la importancia histórica del líquido vital ción de esta cosmogonía, porque el agua es la vida, la semilla
divina, que permite que dios dé a luz a la tierra para dar vida a
El agua reconocida y universalmente elogiada los gemelos, considerados como genios del agua. “Dios dio
forma a la tierra con el agua. Hizo la sangre con agua. Incluso
¡Qué condición tan paradójica la del agua! Riqueza entre las en la piedra existe esta fuerza del agua, pues hay humedad en
riquezas. Valorada en todas partes, divinizada a veces, cantada todo. El agua es a la vez el sostén, la forma y la materia de la
universalmente por los poetas, se la proclama como uno de los fuerza vital del mundo, fuente de movimiento y de perseveran-
derechos inherentes del hombre. Más aún, actualmente sabe- cia en el ser.” Para los dogones, salvar el agua es salvar algo más
mos que la conquista de un desarrollo más digno del hombre que lo cotidiano, una parte esencial de la humanidad.
—la realización de los Objetivos del Milenio— dependerá de Volviendo a nuestro universo cultural, hay que acudir a san
que seamos capaces de volverla accesible para todos, pura o Francisco de Asís para llegar a lo más profundo de su compren-
adecuadamente tratada. No obstante, también es causa de las sión. San Francisco, quien sencillamente fue el primero en
amenazas más graves para la humanidad y de las más terribles decir “nuestra hermana el agua”. Teilhard de Chardin, a partir
injusticias, porque son las más silenciosas. de una pasión por la piedra y los guijarros y de la misma pasión
¡Valorada! Sin lugar a dudas y desde el principio de los por el hombre, también tuvo palabras sin par para decir “esta
tiempos. Por muy lejos que se remonte la memoria de los áspera materia cuya agua es el corazón, en misteriosa espera de
hombres o su conocimiento del pasado, allí está el agua, hija de espiritualización”.
los dioses o diosa entre los dioses. “El agua es la vida”, se dice Pero incluso más allá del elogio de los poetas y de los mís-
en todo el mundo. ¡Lugar común! Pero ¿cómo expresar mejor ticos, para los hombres existen el Corán, la Biblia y el Evange-
que es un elemento esencial? ¿Cómo percibirlo mejor —en lio. Allí el agua es símbolo esencial. Allí está, indisociable de la
este tiempo en que la ciencia a menudo tiende a alejarnos de vida y de la creación, salvando, purificando, castigando cuando
todo enfoque místico del mundo— que observando nuestra es preciso.
impaciencia por ir a verificar la presencia o ausencia de agua en El Corán dice, en la azora xxv, La Ley, versículo 54: “Fue
Marte? El agua, la vida misma, o la condición primera de la Él quien del agua creó un mortal, luego extrajo de éste una
vida tal y como la conocemos. descendencia de hombres y mujeres. Tu Señor es todopode-
El agua es el elemento más común, pero también el más roso.”
sagrado. Más allá de la definición terminante de los químicos, “Viendo Yahvé que la maldad de los hombres cundía en la
H2O, habría que consultar a los poetas o a los místicos para tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón
acercarnos a su íntima realidad. La antología del agua ocuparía eran puro mal de continuo”, y una vez que Noé se embarcó en
secciones enteras de nuestras bibliotecas. El agua hizo una el arca, “soltaron todas las fuentes del gran abismo y las com-
entrada triunfal en la conciencia del hombre a juzgar por los puertas del cielo se abrieron, y estuvo descargando la lluvia
escritos más antiguos que han llegado hasta nosotros: “En el sobre la tierra 40 días y 40 noches” (Génesis vi, 5, y vii, 11).
principio, creó dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y Agua, fuente de vida, agua purificadora. Del abuso de estas
confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de dos características fundamentales manan nuestro mal compor-
dios aleteaba por encima de las aguas” (Génesis i, 1). tamiento con ella y muchos de nuestros infortunios. Pero dios
Este simbolismo anida en lo más profundo de nosotros. De no se limita al castigo. El agua también es bendición por exce-
nosotros y de todos los hombres. En su efervescencia, su res- lencia. […]
plandor, su misterio, en la violencia y la ternura de su primer ¡Ay!, por el momento y en buena medida a causa del descui-
encuentro con la piedra, ya se puede presentir no solamente su do o del egoísmo de los hombres, cuanto más progresa el
divinización, sino también la función purificadora que le reco- mundo, menos se nos presenta como “huerto bien regado”. El
nocen los hombres. El agua del Ganges, por ejemplo, esa agua agua escasea, el estrés hídrico cunde, las tensiones aumentan.
que ha sido enturbiada tanto por todas las miserias del mundo Resulta, pues, normal que, al distanciarse de las representacio-
como por confundirse con la tierra madre, es mediadora entre nes y expresiones poéticas o teológicas, la atención de los
a
hombres se dirija actualmente hacia el reconocimiento del en los valles de los grandes ríos: Nilo, Tigris, Éufrates, Indo.
a
agua como un derecho. En Francia, incluso el mapa de población rural es a menudo el
reflejo de las fuentes. Escasos puntos de agua: hábitat concen-
La antigüedad trado; puntos de agua frecuentes: hábitat disperso.
Pero muy pronto el hombre buscó liberarse de esta suje-
Carecemos de información acerca de las relaciones del hombre ción; primero sacó provecho de las aguas subterráneas, y han
de Cro-Magnon con el agua, pero podemos imaginarlo fácil- sobrevivido hasta nuestros días muchos ejemplos de pozos an-
mente saciándose con el agua del buen dios en los parajes na- tiguos. Sin duda los más sorprendentes son los situados cerca
turales y escogiendo su hábitat lo más cerca posible de un curso de Qatif, en el golfo Pérsico. Construidos por los persas, eran
de agua o de un manantial. revestidos para contener la capa de arena, y atravesaban los 50
Las poblaciones se adaptaron a las condiciones naturales de metros que los separaban del agua. Desde entonces, el viento
sus regiones respectivas y, en las zonas áridas, se concentraron erosionó la arena en varios metros, y los pozos se yerguen
a
hacia el cielo como una hilera de columnas. Sacaban el agua de las guerras mediante fosos cada vez más grandes. En el siglo
a
los pozos antiguos mediante odres y jarras atadas a cuerdas que xii, se volvió indispensable un agua abundante y permanente
tiraban a mano o con bestias de carga. para los “oficios del río”, que vivían de la matanza de animales,
Lluvia, ríos y estratos subterráneos constituyen el recurso del tratamiento de la lana, el cuero y los tejidos. De esta mane-
del que puede disponer la vida en la Tierra. Pero pronto el ra se establecieron muchas ciudades en las ciénagas, donde era
hombre quiso conducir el agua hasta su morada y realizó los fácil excavar los canales. Amiens —la “Pequeña Venecia” de
esfuerzos necesarios para ello. Luis XI—, Auxerre, Chartres, Troyes y tantas otras, se edifican
La cuenca del Indo, hacia el año 3400 a. C., fue la capital de alrededor de una red de canales.
una civilización muy desarrollada que, sin duda, representó el Naturalmente, las industrias se establecieron a lo largo de
auge de una antigua evolución económica y social. Según los los canales para utilizar sus aguas, lo cual provocó una segrega-
resultados de las excavaciones, las ciudades parecen haber sido ción de la población: los artesanos vivían en las ciénagas; los
numerosas, las casas estaban bien alineadas verticalmente y demás preferían radicar en terrenos más elevados, menos hú-
todas provistas de agua y conectadas al desagüe… El agua pro- medos. Estos últimos eran provistos de agua gracias a la ener-
venía de pozos privados o públicos, hechos de ladrillo y con un gía de los molinos o mediante portadores de agua, cuya carga
borde para impedir que penetraran las aguas del exterior. Mu- podía llegar a ser hasta de 40 litros por viaje.
chas de las casas poseían una sala de abluciones rituales, que Difícil es hablar de la edad media sin recordar el terrible pe-
también servía como lavadero y disponía de un embaldosado riodo del siglo xiv en que la temperatura promedio disminuyó,
impermeable inclinado para la evacuación del agua. Ésta era provocando escasez y levantamientos de campesinos y sumiendo
entonces recogida en una zanja que corría a lo largo de una de las ciudades edificadas en ciénagas en una prolongada humedad.
las paredes de la habitación, y mediante una abertura en la Entonces el vapor de agua, como facilita particularmente la
pared se vertía en el desagüe de la calle. Asimismo, existían labor de los tejidos, se consolidó rápidamente como uno de los
piscinas públicas y letrinas. motores de la urbanización en la Europa occidental. G
Más próximos de nosotros, los griegos y después los roma-
nos llevaron la técnica de la distribución del agua a un nivel que Traducción de Leticia Hülsz Picone
sólo fue alcanzado más adelante bajo el reinado de Luis XIV.
Según los arqueólogos, los etruscos también poseían redes de
drenaje bien concebidas e incluso distribución del agua con El servicio del agua en Roma
fuentes que suministraban “aguas purificadas y filtradas”.
Frontino, curador de las aguas de Roma bajo el reinado de Numerosos textos latinos permiten seguir la evolución
Nerva (96-98), manifiesta: “Hasta el año 441 de la fundación de los servicios de agua que se dieron a la par del cre-
de su ciudad [es decir el año 312 a. C.], los romanos se conten- cimiento de la riqueza nacional. A principios del siglo
taron, para su consumo, con las aguas que obtenían del Tíber, ii d.C., es decir cerca de 500 años después de la cons-
a través de pozos y manantiales.” Pero como la población ro- trucción del primer acueducto, se distribuía diariamente
mana crecía, las aguas del Tíber se contaminaron de manera un millón de metros cúbicos de agua, principalmente
peligrosa, mientras que el caudal de los pozos y los manantiales en las fuentes públicas, en los baños y también en los
de la ciudad se volvió insuficiente. Entonces hubo que buscar jardines, en especial en la colina de Janículo, lugar de
agua de buena calidad más lejos, en las montañas. Tal fue la esparcimiento de los romanos. En tiempos de la repú-
función de los célebres acueductos. En la época de Frontino, blica, la concesión para usos personales sólo se otorgaba
se estima que Roma tenía una población de un millón de habi- a ciudadanos importantes, o a aquellos que habían pres-
tantes, y en un año lluvioso los acueductos conducían cerca de tado servicios destacados, siempre que se contara con
500 litros diarios por habitante, ¡es decir más de lo que consu- la anuencia de los demás ciudadanos. Bajo el imperio,
me actualmente un parisiense! Además, las fuentes no conta- solamente el emperador podía conceder ese privilegio.
ban con espitas, y el agua corría sin parar. El “curador” de agua tenía el rango de senador, similar
al del magistrado encargado del abastecimiento de trigo.
La edad media Su función era la de hacer “de tal suerte que las fuentes
públicas vertieran el agua disponible para todos, lo más
La edad media presenció cómo el agua daba forma a las ciuda- puntualmente posible, de día y de noche”. Desde enton-
des tras el nacimiento y desarrollo de nuevas actividades: los ces ya se luchaba contra las ramificaciones clandestinas,
molinos de agua y la labor con lanas, cueros y tejidos, tareas en particular a lo largo de los acueductos.
que se practicaban ampliamente alrededor del agua. Resulta interesante señalar que los acueductos más
Algunos afirman que una invención celta, que permitió el “modernos” fueron financiados gracias a las riquezas
uso de la energía de las caídas de agua para moler los granos de provenientes de las conquistas romanas. No menos
cereales, fue el origen, en los siglos ix-xi, de la construcción de sorprendente para nosotros resulta recordar que la con-
numerosos canales de derivación destinados a crear una caída, ducción del agua al Capitolio provocó la oposición de
y la edificación de muchos molinos. Este desarrollo fue favore- muchos senadores, que evocaron profecías consignadas
cido porque en esa época inesperadamente sobrevino un perio- en los libros de la Sibila, que prohibían conducir a la
do en que se elevaron las temperaturas promedio, lo cual hizo colina de Júpiter el agua proveniente de un territorio
posible un considerable crecimiento de las superficies cultiva- extranjero al viejo Lacio. El carácter sagrado del agua se
das. La población se concentró alrededor de esas fuentes de manifestaba incluso en este nivel. G
alimento y de esos sitios donde el agua corría, protegida contra
a
a
México en una laguna
Manuel Guerrero
Con el número 102 de nuestra colección La Ciencia de Chalco, en su tiempo el tercero en importancia, se extinguió
para Todos, circula desde 1991 —con una última por completo a principios del siglo xx.
reedición de 2006, coincidente con el Foro Mundial del El clima del valle de México es subtropical de altura, tem-
Agua— El agua, en el que se abordan sus propiedades plado, semiseco, con temperatura media anual de 18 °C. La
y peculiaridades físicas y químicas, su presencia época de lluvias abarca de mayo a octubre y la precipitación
en nuestro planeta y en otros, su relación con la vida media anual equivale a una lámina de 700 milímetros.
y con la historia de la humanidad. Compruebe el lector Corren por la cuenca pocos ríos y no son aprovechables.
que este escueto pero compendioso texto de divulgación Los manantiales y acuíferos —ligados entre sí— han desempe-
—valga el lugar común— fluye como el agua ñado un importante papel en saciar la sed de la ciudad.
Pero los manantiales fueron desapareciendo al aumentarse
el bombeo: la extracción de agua del subsuelo se inició a me-
La República Mexicana está geográficamente localizada entre diados del siglo pasado, lo que ocasionó el hundimiento del
los 37° 43' y 14° 33' latitud norte, en la franja de grandes de- terreno.
siertos de la Tierra. Las dos terceras partes de su territorio son En la época en que fue fundada la Gran Tenochtitlan, el
áridas o semiáridas, y no hay ríos importantes que lo crucen: el valle de México estaba cubierto por grandes lagos y las laderas
agua es escasa en la mayor parte del país. Las áreas de clima de las montañas de bosques que fijaban la tierra y los depósitos
benigno, templado, se deben más a su altitud que a su latitud; acuíferos estaban llenos a su capacidad. El equilibrio hidroló-
la más importante de ellas es el Altiplano, que es la más densa- gico era estable y el clima también, y muy confortable.
mente poblada y en donde se aloja la capital. La ciudad de Para tener una idea de lo hermoso que era nuestro valle
México es la única gran metrópoli del mundo que ni tiene ac- antes de que se iniciara su sistemático deterioro ecológico, es
ceso directo al mar ni la cruza un río importante. muy interesante leer las descripciones de Bernal Díaz del Cas-
El país está surcado por tres grandes estructuras montaño- tillo, quien vino con los primeros europeos a nuestro país, y las
sas, la sierra Madre Oriental y del Sur, la sierra Madre Occi- de Alexander von Humboldt, uno de los europeos más univer-
dental y el eje Volcánico Transmexicano. Su morfología, sus sales que han existido.
amplios litorales y su forma triangular que se estrecha hasta Bernal Díaz del Castillo, en su Historia verdadera de la con-
200 kilómetros en el istmo de Tehuantepec, hacen que se in- quista de la Nueva España, narra sus primeras impresiones de la
tercepten los vientos húmedos de los océanos Pacífico y Atlán- ciudad de México:
tico y precipiten como lluvia, particularmente en el sur y el
sureste. Sin embargo, el 67 por ciento de la lluvia cae en tan Y de que vimos cosas tan admirables no sabíamos qué nos decir, o
sólo cuatro meses y está muy desigualmente distribuida: en si era verdad lo que por delante parecía, que por una parte en tierra
el norte, la tercera parte del país, solamente se recibe el 4 por había grandes ciudades, y en la laguna otras muchas, e víamos todo
ciento mientras que en el sureste y zonas costeras se recibe lleno de canoas, y en la calzada muchos puentes de trecho en tre-
el 50 por ciento. Además, en el norte, por las características cho, y por delante estaba la gran ciudad de Méjico […] Y luego le
desérticas del territorio, la evaporación es muy grande, por lo tomó [Moctezuma a Cortés] por la mano y le dijo que mirase su
que realmente se recauda solamente el 27 por ciento de la pre- gran ciudad y todas las más que había dentro en el agua, e muchos
cipitación total. La creciente deforestación ha ido disminuyen- otros pueblos alrededor de la misma laguna en tierra, y que si no
do este porcentaje de agua retenida.1 El valle de México está si- había visto muy bien su plaza, que desde allí [en el Templo Mayor]
tuado al sur de la Mesa Central; tiene una extensión de 9 600 km, la podría ver muy mejor, e ansí lo estuvimos mirando, porque
su forma es elíptica, con el eje mayor orientado de noreste a desde aquel grande y maldito templo éstaba tan alto que todo lo
suroeste y longitud de 110 km; el eje menor va de este a oeste señoreaba muy bien; y de allí vimos las tres calzadas que entran el
con una longitud de 80 km. El valle se encuentra completa- Méjico, ques la de Istapalapa, que fue por la que entramos cuatro
mente rodeado de montañas y las altitudes de su planicie cen- días hacía, y la de Tacuba, que fue por la que después salimos
tral oscilan entre 2 240 y 2 390 m sobre el nivel del mar. Un huyendo la noche de nuestro gran desbarate […] y la de Tepeaqui-
hecho característico que ha acarreado sinnúmero de problemas lla. Y víamos el agua dulce que venia de Chapultepec, de que se
a sus habitantes es que forma una cuenca cerrada, sin salida proveía la ciudad […] e entre nosotros hubo soldados que habían
natural a los escurrimientos generados dentro de él. En la ac- estado en muchas partes del mundo, e en Constantinopla e en toda
tualidad, de los grandes lagos que cubrían su superficie quedan Italia y Roma, y dijeron que plaza tan bien compuesta y con tanto
solamente dos, que además son someros: el de Texcoco, que es concierto y tamaño e llena de tanta gente no la habían visto.
el mayor, y el de Zumpango, que le sigue en importancia. El
No es menos hermosa la descripción que hizo el naturalista
alemán Alexander von Humboldt a principios del siglo xix,
1 Comisión Nacional del Agua, El agua en México: retos y avances, quien en su Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España re-
México, octubre de 2000. lata que:
a
Ciertamente no puede darse un espectáculo más rico y variado
a
Con el transcurso del tiempo estas características se han alte-
que el que presenta el valle, cuando en una hermosa mañana de rado; las formas de recarga han disminuido por la urbaniza-
verano, estando el cielo claro y con aquel azul turquí propio del ción, se aprovecha una pequeña parte del agua superficial, otra
aire seco y enrarecido de las altas montañas, se asoma uno por se regula por medio de presas y el resto se desaloja de la cuen-
cualquiera de las torres de la catedral de México, o por lo alto de ca; los acuíferos se explotan más allá de su nivel natural y el
la colina de Chapultepec. Todo alrededor de esta colina está agua se contamina. Desde 1951 ha sido necesario traer agua de
cubierto de la más frondosa vegetación. Antiguos troncos de ahue- otras cuencas, que también empiezan a mostrar signos de so-
huetes, de más de 15 o 16 metros de circunferencia, levantan sus breexplotación.
copas por encima de los Suchinus, que en su parte o traza se pare- La historia del suministro y desalojo del agua en el valle de
cen a los sauces llorones de Oriente […] La ciudad se presenta al México es muy interesante. En 1325, los aztecas fundaron lo
espectador bañada por las aguas del lago de Texcoco, que rodeado que sería la Gran Tenochtitlan. Éste es el episodio más carac-
de pueblos y lugarcillos, le recuerda los más hermosos lagos de las terístico de la historia de este pueblo: revela íntimamente su
montañas de la Suiza. Por todas partes conducen a la ciudad gran- modo de ser: una combinación de inteligencia práctica, habili-
des calles de olmos y álamos blancos: dos acueductos construidos dad política, fanatismo y estoicismo. El sitio, un islote rodeado
sobre elevados arcos atraviesan la llanura y presentan una perspec- de cañaverales, era tan poco atractivo que los anteriores habi-
tiva tan agradable como embelesadora […] tantes del valle lo habían despreciado. Pero el lugar constituía
En el subsuelo de México se encuentra el agua por todas partes un sitio estratégico, de fácil defensa, que estaba en los confines
a muy corta profundidad; pero es salobre como la del lago de de tres reinos, pero no pertenecía a ninguno de ellos; además,
Texcoco. Los dos acueductos que conducen a la ciudad el agua en poco tiempo la ubicación resultó de un valor comercial nada
dulce son monumentos de construcción moderna muy dignos de despreciable.
la atención de los viajeros. Los manantiales de agua potable están El crecimiento de la gran urbe que describen Bernal Díaz
al este de la ciudad, uno en el montecillo escueto de Chapultepec del Castillo y Alexander von Humboldt estuvo plagado de ca-
y el otro en el cerro de Santa Fe, cerca de la cordillera que separa lamidades. La ciudad creció sobre una laguna y hubo que
el valle de Tenochtitlan del de Lerma y de Toluca. construir grandes calzadas que la conectaran con tierra firme.
La amenaza de un embate de las aguas estaba siempre pre-
Continúa Humboldt su narración mencionando que el agua sente; bastaban veranos muy lluviosos para que el nivel del lago
que proviene de Chapultepec ya no era muy pura (como lo era desbordase a la ciudad. El problema se contuvo con bardas y
en tiempos de los aztecas) y sólo se consumía en los arrabales, diques: Netzahualcóyotl, en 1450, construyó uno muy extenso,
en tanto que la que provenía del cerro de Santa Fe (ahora un de 16 km de longitud y el gran conquistador Ahuizotl mandó
arrabal) estaba menos cargada de carbonato de cal, “sigue a lo realizar una colosal obra de suministro de agua que en la inun-
largo [el segundo acueducto] de la Alameda y viene a parar en dación de 1502 se rompió, causando la muerte del emperador
Tlaxcapana, en el puente de la Mariscala” y constructor.
Existían, además, dos fuentes de aguas termales, la de Nues- El abastecimiento de agua inició poco después de la explo-
tra Señora de Guadalupe y la del Peñón de los Baños. “Estas tación de los manantiales vecinos. Netzahualcóyotl construyó
fuentes —dice Humboldt— contienen ácido carbónico, sulfato el primer acueducto de Chapultepec a la ciudad. Después de la
de cal y de sosa, y muriato de sosa. En la del Peñón, cuya tem- conquista, en 1521, se prosiguieron las obras de suministro y
peratura es bastante elevada, se han establecido baños muy de contención de las aguas del lago debido a las periódicas
saludables y bastante cómodos. Cerca de esta fuente es donde inundaciones, como las de los años de 1604 y 1607, causadas
los indios fabrican la sal.” por grandes avenidas del río Cuautitlán.
Según Humboldt, las aguas de los En la época en que fue fundada la Enrico Martínez (nacido Heinrich
lagos eran ricas en sales: Gran Tenochtitlan, el valle de Martin, en Hamburgo, Alemania) fue
México estaba cubierto por grandes un ilustre hombre de la colonia, cosmó-
De los cinco lagos del valle de México, el lagos y las laderas de las montañas grafo real, impresor y escritor científico.
de Texcoco tiene el agua más cargada de de bosques que fijaban la tierra y los Desde 1607 trabajó en la magna obra de
muriatos y carbonatos de sosa. El nitrato depósitos acuíferos estaban llenos a desagüe del valle de México. Dirigió la
de bario prueba que esta agua no tiene en su capacidad. El equilibrio construcción de un tajo que iba desde
disolución ningún sulfato. El agua más hidrológico era estable y el clima Nochistongo, al noroeste del valle, hasta
limpia es la del lago de Xochimilco; yo también, y muy confortable encontrarse con el río Tula. Con esta
he hallado que su peso específico es de obra se pretendió dar salida a las creci-
1.0009, cuando el agua destilada a la temperatura de 18 grados es das del río Cuautitlán y las de los lagos de México y de Texco-
de 1.000 y cuando el agua del lago de Texcoco es de 1.025. Por co. Pero el tajo, que en parte era abierto y en parte subterrá-
consiguiente, esta última agua es más pesada que la del mar Bálti- neo, resultó demasiado estrecho y se derrumbó, dando lugar a
co y menos que la del océano, la cual a diferentes latitudes se ha los serios daños de la inundación de 1629. El ingeniero Martí-
encontrado ser de 1.0269 y 1.0285. La cantidad de hidrógeno nez, a pesar de las críticas, reanudó la obra aunque no pudo
sulfurado (ácido sulfhídrico) que se desprende de la superficie de verla finalizada, pues fue hasta 1789 cuando el río Cuautitlán
todos los lagos mexicanos contribuye sin duda en ciertas situacio- pudo ser controlado por la primera salida artificial del valle de
nes a la insalubridad del aire del valle. Sin embargo, es muy digno México. También se inició así, sin pretenderlo, el proceso de
de notar que en las orillas de estos mismos lagos, cuya superficie cambio ecológico.
está cubierta en parte por juncos y yerbas acuáticas, son muy raras El tajo de Nochistongo alteró parcialmente las condiciones
las fiebres intermitentes. hidrológicas del valle: los lagos ya no crecían, pero continua-
a
ban las inundaciones debidas a las crecidas de los ríos. Hacia residuales, pero puesto que ello era de menor envergadura
a
1856 las inundaciones fueron cada vez más alarmantes y hubo debido a lo reducido de la población, las autoridades permitían
que levantar diques de hasta de 3 m de altura. Dos grandes que los drenajes de las casas desaguaran sus líquidos en ace-
obras más de desagüe se realizaron: el Gran Canal del desagüe quias y zanjas, y los desechos sólidos se recolectaban y eran
y el túnel de Tequisquiac; ambos se inauguraron en 1900. arrojados en las afueras de la ciudad.
En el siglo xix empezó la perforación de pozos. En 1847 A principios del siglo xx, Roberto Gayol construyó una red
había 500; en 1886 más de 1000. La consecuencia fue el inicio de alcantarillado que se extendía de poniente a oriente, si-
del hundimiento de la ciudad. Entre los años de 1891 a 1895 guiendo la pendiente del terreno, y que desaguaba en el Gran
Canal, pero de 1940 a 1950 hubo varias
inundaciones graves en la parte baja de
la ciudad.
La sobreexplotación del subsuelo de-
terioró el drenaje y por tanto disminuyó
la capacidad de desalojo de aguas, por lo
que hubo que ampliar el Gran Canal y
construir un segundo túnel en Tequis-
quiac. El hundimiento de la ciudad ha
sido tan grande que a principios de siglo
xx el Gran Canal tenía una pendiente de
19 cm/km y, en la actualidad, es casi
horizontal.
En 1910 el lago de Texcoco regulaba
las aguas del Gran Canal, pues estaba
situado a 1.9 m por debajo del nivel del
centro de la ciudad. En 1970 el hundi-
se registró un descenso de 5 cm por año, se redujo la presión miento progresivo colocó tal sitio a 5.5 m por debajo del lago
de los acuíferos y disminuyó el caudal del manantial de Cha- de Texcoco.
pultepec. De esta suerte, el Gran Canal, que fue proyectado para
Ya en el siglo xx, y como resultado del gran crecimiento de captar agua por gravedad, quedó en su tramo del centro de la
la ciudad, a partir de 1936 aumentó la explotación del agua del ciudad bajo el nivel de descarga, por lo que hubo necesidad
subsuelo. Entre este año y 1944 se perforaron 93 pozos pro- de bombear el agua. De 1952 a 1966 se instalaron 29 plantas de
fundos, cuya consecuencia fue acelerar el hundimiento de la bombeo, lo que implicó un notable aumento en los costos
ciudad, que entre 1938 y 1948 aumentó a 18 cm por año. de operación y mantenimiento. En esa época se entubaron
En 1942 se hizo necesario iniciar los trabajos para traer total o parcialmente los ríos Consulado, Mixcoac, La Piedad y
agua del río Lerma con el fin de abastecer las necesidades de la Churubusco. El río Consulado conducía aguas residuales a
ciudad, aunque por diversas razones las obras se retrasaron cielo abierto con la consiguiente insalubridad.
hasta 1951. No hubo, pues, más remedio que continuar perfo- Tal situación obligó a la construcción del drenaje profundo,
rando pozos. cuya primera etapa se inició en 1967 y terminó en 1975, con
Para estas fechas ya los estudiosos estaban preocupados por ampliaciones posteriores que han llegado a un sistema formado
el daño al subsuelo. Así, el doctor Nabor Carrillo dejó bien por 165 km de túneles, cuyo diámetro es en unos tramos de
claro, con demostraciones técnicas, que el hundimiento de la 3 m y en otros llega a 6.5 m. Su profundidad va de 15 hasta
ciudad se debía al abatimiento de la presión del acuífero. 220 m, lo que la hace una de las obras de ingeniería más ambi-
Los permisos de perforación de pozos fueron suspendidos ciosas emprendidas en la ciudad de México. Se excavó a pro-
en 1953, aunque en 1954 se tuvieron que perforar 10 pozos fundidad calculada para que no se afectaran los canales debido
más, a pesar de que estaba en construcción el acueducto de al hundimiento del terreno, y para que el desagüe se produjera
Chiconautla, inaugurado en 1957. Entre 1960 y 1967 se perfo- sólo por gravedad. Lo notable de este proyecto es que fue
raron todavía 50 pozos más que, aunque alejados del centro de hecho en un subsuelo compuesto de arcillas muy blandas, que
la ciudad, la zona más afectada, también causaron hundimien- requirieron del desarrollo de una máquina de excavación dise-
tos locales. Al menos los del centro disminuyeron apreciable- ñada específicamente para él, y sin perturbar la vida urbana que
mente de 1960 a 1970. se desarrolló ignorante de lo que sucedía muchos metros
Ante el exceso de demanda, se empezó a tratar el agua para abajo.
su reúso. En 1954 se empezó a trabajar la primera planta de Las grandes inundaciones se han controlado, pero ahora
tratamiento de aguas residuales en el Bosque de Chapultepec. surgen problemas nuevos: las aguas de lluvia no pueden infil-
La calidad no era muy buena, pero bastaba para regar áreas trarse al subsuelo debido a la gran área pavimentada; además,
verdes y llenar lagos. con mayor población, debiéramos contar con mayor dotación
El otro gran problema de la época virreinal, relacionado de agua y, a la vez, hay más agua por desechar. Las obras viales,
con el suministro de agua, fue la contención de las inundacio- como el Metro, interfieren con el alcantarillado y disminuyen
nes y el desalojo de las aguas pluviales. Este problema persistía su eficiencia. Hay insalubridad, deterioro de los ríos y peligro
en el siglo xix. de contaminar los acuíferos. La ciudad más grande del orbe
Se tenía también, por supuesto, problemas con las aguas incuba problemas congruentes con su tamaño. G
a
a
Asombrarse de vivir
Vicente Guarner
En el prólogo de El empleo del tiempo. Reflexiones y apuntes nis, y, a la vez, a su parentesco filológico con khéir (mano) y
de un cirujano del siglo XX, Ruy Pérez Tamayo advierte a los ergon (labor)— el quirófano. El lugar donde se cura mediante
lectores que “este libro no tiene ni pies ni cabeza, pero en el uso de las manos. Una vocación que el destino me ha depa-
cambio tiene un corazón enorme, que lo ocupa casi por rado y se ha convertido en la razón y la pasión de mi vivir.
completo”. Este desestructurado libro de memorias, que Mi inclinación ha sido, indefectiblemente, procurar ser
lleva el número 668 de la colección Popular, es una mejor de lo que soy y para ello desarrollar mi habilidad ma-
invitación a convertir el tiempo en el cimiento principal nual. De los componentes del cuerpo, los dos elementos que
para el disfrute de la vida nos diferencian en la escala animal son, primero el cerebro y
después las manos, por ello considero un privilegio haber po-
dido escoger, dentro de la carrera de médico, la cirugía como
El tiempo es memoria. Buscar ese tiempo, nuestro pasado, es campo de acción.
hacer memoria de mí. Empleo del tiempo: el recorrido de mi Antes del descubrimiento de la anestesia, en 1846, los qui-
existencia, que debo confesar, aquí y ahora, ha constituido un rófanos eran escenarios dantescos, una palestra para la contien-
paseo maravilloso para mi persona. Prioritariamente la he apli- da y el ineludible forcejeo entre el paciente y el cirujano. Hoy
cado a mi oficio de cirujano y, después, a mi interés por hurgar son, y lo serán cada día más, grandes receptáculos de tecnolo-
en las cosas del saber. Por fortuna, mis inacabables inquietu- gías. Mi persona ha vivido, desde su más tierna adolescencia y
des, muchas de ellas despertadas por un dossier de curiosidad a lo largo de toda la vida, una enorme seducción por lo que, en
que recibí genética y familiarmente de mi padre, se vieron mis días de aprendizaje, llamábamos el arte de operar o el ope-
engrosadas y cultivadas por mis maestros y por muchos de los rar con limpieza y estilo.
amigos que me ha deparado el destino. La primera vez que entré en una sala de operaciones fue en
Nuestra memoria, nuestro tiempo, abarca aquello que cons- una casa en la calle de Marsella, en la ciudad de México. Prácti-
tituye el recuerdo: lo que guarda cada quien en lo hondo de su camente, una casa habitación de dos pisos que había sido impro-
corazón. De esa ocupación y del uso del tiempo, entre queha- visada como sanatorio. Los exiliados españoles del 39 la desti-
cer profesional y gustos por hurgar en las intimidades de las naron, poco tiempo después de su llegada, como Benéfica His-
cosas, tratan estas páginas. Es la vida la que crea los libros, y las pana para la atención de españoles refugiados, insolventes. Fui,
circunstancias particulares van marcando los caminos intelec- por curiosidad, para ver algo que me impresionaba cuando me
tuales del vivir. No en balde Michel de Montaigne apunta en hablaban del tema en abstracto y me horrorizaba si llegaba a
el prefacio de sus Ensayos: Je suis moi-même, la matière de mon involucrar a mi persona o a mis seres queridos. Ver mi primera
livre (“Yo mismo soy la sustancia de mi libro”). operación y quedar seducido para el resto de mi existencia, fue
Como el inexorable correr del tiempo aún aceptó mi perma- amor a primera vista. Debo haber cumplido justo los 15 años y
nencia en la biosfera, el 12 de mayo de 2003 cumplí medio siglo cursaba los últimos meses del tercer grado de secundaria. La
de ser médico y de emplear gran parte de mi tiempo en eso que sala de operaciones era una recámara improvisada en el primer
llamamos —en honor al centauro Quirón, maestro del dios piso del edificio, apenas iluminada por la bombilla que colgaba
Asclepio, hijo de los ilícitos amores de Apolo y la ninfa Coro- literalmente del techo y había menester, durante las operacio-
nes, reforzar la fuente de luz mediante
una lámpara accesoria. Precedía a la sala
una antecámara, donde el cirujano y su
ayudante pasaban más de media hora en
cepillarse, cuidadosamente, desde las
uñas y yemas de sus dedos hasta los ante-
brazos, mediante un simple jabón de
pastilla y bajo un umbral de silencio, ape-
nas interrumpido por alguna que otra
frase entrecortada. Se vivía la tensión de
la constante y autorizada presencia de la
muerte y justamente ese mismo riesgo,
aceptado por los actores y los familiares
del enfermo, creaba un ambiente, en
muchas ocasiones, menos tenso que el
que envuelve los quirófanos de hoy.
En aquellos días, una operación qui-
rúrgica era casi un juego de azar. Hoy es
un acto técnico y preciso que, casi obli-
a
gatoriamente, debe tener éxito. Ayer, hacia los años 45, todavía arte y el refinamiento están desapareciendo. El componente
a
los accidentes operatorios: paros cardiorrespiratorios o muertes técnico los ha rebasado y ha venido a desplazar el pretérito
por hemorragias incontrolables durante una operación, repre- elemento artístico, cuando lo que se pretende hoy es alcanzar
sentaban riesgos frecuentes y admisibles en cualquier quirófa- la frontera de lo preciso, de lo exacto.
no. Hoy ya no lo son y cada día lo serán todavía menos. Para el cirujano “que no es del montón”, cada operación
En aquella sala de operaciones de la calle de Marsella se vivía quirúrgica es una ceremonia arrebatadora. Yo soy de los ciru-
una aventura palpitante. La anestesia era dada por una enfer- janos que siempre “me recreo operando”. Siento que efectiva-
mera que dejaba escurrir, según su juicio, el éter sulfúrico de mente estoy, como se infiere del verbo transitivo recrear, dando
una lata sobre una mascarilla de Ombredan que cubría parte de nueva forma de ser a algo. En este caso a la operación, inde-
la cara del operado. De repente, en el momento más inespera- pendientemente de que la haya hecho cientos de veces. Y es,
do de la intervención, se escuchaba la precisamente, la cirugía el sendero donde,
palabra paro y, con gran prontitud, el ci- De los componentes del cuerpo, un día tras otro, se vuelven a concebir nue-
rujano interrumpía su labor, para dar los dos elementos que nos vos modos de tratar las miserias que sufre el
con su codo y antebrazo masaje externo diferencian en la escala animal hombre todos los días. Cuántas veces los ci-
al corazón y pulmón del enfermo. Des- son, primero el cerebro y rujanos nos sujetamos a nuestra propia ini-
pués, miraba fijamente a la enfermera y después las manos, por ello ciativa y a lo más inverosímil de la imagina-
preguntaba: “¿Ya?, bien. ¿Podemos se- considero un privilegio haber ción, para hacer algo que no hemos hecho
guir?” Y continuaba el acto quirúrgico podido escoger, dentro de la nunca y resolvemos un problema en el pre-
como si nada hubiese sucedido. Se vivía carrera de médico, la cirugía ciso instante, sin conocerlo de antemano,
intensamente y, en todo instante, bajo el como campo de acción sólo por espontaneidad, por improvisación.
perseverante zumbido del aleteo de la Lo cierto es que no se puede ser un buen
muerte. El cirujano en cuestión se había acostumbrado a operar operador sin sentirse distinto a todos, sin encontrarse con uno
durante la guerra civil española en los improvisados quirófanos mismo y encomiar su propio ser, como una personalidad ini-
de los vagones de ferrocarril, en el frente de batalla muy cerca gualada e inigualable. ¡Ahí surge, justamente, nuestro singular
de las trincheras. Su ayudante, en la casa de la calle de Marsella, egocentrismo! El cirujano es el más narcisista de los profesio-
no era otro médico sino un enfermero. Y por tanto, a pesar del nales y, a la vez, el más humilde. Todos conocemos las variables
incesante riesgo, en los dos años que estuve asistiendo a las imprevisibles que nos rodean.
operaciones de la Benéfica, nunca fui testigo de que un pacien- Los que hacemos cirugía con pasión, que es la única forma
te falleciera en el acto quirúrgico en la mesa de operaciones. El de hacerla, somos como los grandes amantes; pensamos que
cirujano operaba de todo, desde cráneo hasta los dedos de los nadie puede llegar a amar como uno. Y el amor siempre es
pies. No eran las largas y complicadas operaciones que después nuevo e incomparable, aunque se valga de palabras, de imáge-
en los grandes centros hospitalarios hacemos los cirujanos de nes y de actos, que resulten tan viejos como el hombre mismo.
hoy; pero se operaba y se operaba bien. El quirurgo, en función Cada operación, para aquel que siente la cirugía, es algo distin-
en la calle de Marsella, era un hombre instruido, inteligente, to, único e insuperable.
disciplinado, valiente y además, algo extraño en nuestros días Pese a tantos años de cirujano, debo confesar que todavía
dentro de la medicina empresarial, altruista. No cobraba. Reci- hoy, en el ocaso de mi vida, al menos una o dos veces por se-
bía una remuneración insignificante por todo su trabajo. Sus mana, sueño que estoy operando. Ello no me ocurre, exclusi-
clientes eran inmigrados, como él, y por consiguiente de muy vamente, ahora que con el correr del tiempo entro en el quiró-
escasos recursos económicos. Por más que el médico disfrutaba fano de tarde en tarde. Por lo contrario, ha sido una experien-
todo lo que hacía, como lo he hecho yo mismo toda la vida. cia que he vivido desde que era estudiante. Inclusive en mis
La cirugía es y ha sido desde su nacimiento una disciplina tiempos de cirujano del Hospital General del Centro Médico
con una enorme carga tecnológica. Sin duda, fue la primera Nacional o del Hospital de la Raza, que operaba mañana,
tecnología en medicina, bien que dotada al mismo tiempo y a tarde, y hasta de noche, sin cesar y grandes operaciones, me
partir de los últimos años del siglo xix de un arte que se ali- sucedía con igual frecuencia.
mentaba de la personalidad de su ejecutor. En nuestros días el Por más que pese a mi gusto y mi deleite por disecar y por
reconstruir órganos, existe, en lo pro-
fundo de mi conciencia, la honda satis-
facción de que jamás, intencionalmente
al menos, he hecho en toda mi vida una
operación innecesaria. Puedo haberla
llevado a efecto por el inevitable errar
humano, pero nunca he operado por
operar. Siempre que he tenido la opor-
tunidad de una alternativa conservado-
ra, con resultados semejantes, he opta-
do por hacer a un lado la cirugía y sin
cuestión alguna, invariablemente, he
escogido la solución que representase el
menor riesgo y sufrimiento para el
paciente. G
a
a
a
a
a
a
a
a
■ Julio Escoto: 40 millones de centroamericanos ■ Sobre Costa Rica: Alberto Cañas Escalante
en busca de editor y Mario Castillo Méndez
■ Óscar Castillo R.: Centroamérica y las ferias posibles ■ Sobre Honduras: Mario Gallardo
■ Melvin Wallace: Una política activa en pro del libro y Rodolfo Pastor Fasquelle
■ Dos autorretratos literarios: ■ Sobre Guatemala: Carolina Escobar Sartí
Margarita Carrera y Oswaldo Salazar ■ Sobre El Salvador: Ricardo Roque
■ Rogelio Salazar de León: De la filosofía ■ Sobre Nicaragua: Juan José Navarro Méndez
a la literatura por la crítica ■ Sobre Panamá: Priscilla Delgado
■ Sobre República Dominicana: Trajano Vidal Potentini
ISSN 0185-3716
a
a
a
a
En el centro de América
Aunque nació para publicar obras de economía para el merca- lización de obras. Si bien los diagnósticos nacionales tienen co-
do mexicano, el fce pronto ensanchó sus horizontes, tanto te- incidencias —como el doloroso lamento por la debilidad de los
máticos como geográficos. Hoy, cada decisión de publicar una hábitos lectores—, el rango que recorren es muy ancho, desde
obra, del campo de que se trate, tiene en cuenta a toda la Amé- el documentado optimismo de quien, por ejemplo, revisa la es-
rica hispanohablante. El istmo que une a México con Sudamé- tadística y confirma el relativo auge de la producción costarri-
rica ha sido para la casa al mismo tiempo un manantial, del que cense, hasta el preocupado abatimiento de los libreros en El
ha brotado la obra de autores como el imprescindible Luis Salvador, sobrevivientes que aún no pueden cantar victoria en su
Cardoza y Aragón, y un destino, pues nuestra producción edi- combate por la difusión del libro. Convocados por César Ángel
torial busca lectores en toda la región. Unidos por la historia y Aguilar Asiain —miembro de nuestro consejo editorial y direc-
la lengua, separados por los caprichos de la naturaleza y la asi- tor de la oficina centroamericana del Fondo, con sede en Gua-
metría en el tamaño, México y Centroamérica harán bien en temala, y a quien hay que agradecer la entrega para dar forma a
concebirse como una sola maquinaria social, económica, cultu- este número—, los autores son un repertorio multicolor de gen-
ral, dividida por fronteras que poco a poco habremos de diluir. te que ve en el libro una fuerza civilizatoria, desde escritores
El Fondo pretende contribuir a esta unidad con la difusión de “puros” hasta funcionarios culturales, desde libreros hasta ex-
la palabra escrita. pertos en comercio internacional. Y es que sólo un enfoque
Esta edición de La Gaceta es un recorrido por la realidad del poliédrico puede capturar, así sea parcialmente, la rica y comple-
libro en los diversos países centroamericanos. Buscamos descri- ja imagen de la Centroamérica de hoy. Esperamos que esta visi-
bir algunos de los problemas y los retos que enfrentan tanto los ta al centro de América, a esa nervuda articulación del continen-
lectores como quienes se dedican a la producción y la comercia- te, contribuya a que se conozca mejor su floresta editorial.
Sumario
40 millones de centroamericanos en busca de editor 2 De la filosofía a la literatura por la crítica 28
Julio Escoto Rogelio Salazar de León
Centroamérica y las ferias posibles 5 ¿Quién compra libros? 29
Óscar Castillo R. Reny Mariane Bake
La sociedad costarricense y los libros 6 De paso por Centroamérica y el Caribe 30
Alberto Cañas Escalante César Ángel Aguilar Asiain
Apuntes sobre el libro en Costa Rica 8
Mario Castillo Méndez Julio Escoto, novelista hondureño, es autor de El árbol de
Confesiones de un “fondista” impenitente 10 los pañuelos ■ Óscar Castillo R. es editor y director ejecu-
Mario Gallardo tivo de la Cámara Costarricense del Libro ■ Alberto Cañas
El libro y el poder en Honduras 11 Escalante es presidente de la Academia Costarricense de la
Rodolfo Pastor Fasquelle Lengua y ex ministro de Cultura ■ Mario Castillo Méndez
Biografía y autobiografía noveladas 13 es presidente de la Cámara Costarricense del Libro ■ Mario
Margarita Carrera Gallardo es profesor en el Centro Universitario Regio-
En la mirilla del jaguar 15 nal del Norte ■ Rodolfo Pastor Fasquelle es ministro
Margarita Carrera de Cultura en Honduras y coordinador del Gabinete
Esta isla no es mía 18 Social ■ Margarita Carrera, escritora guatemalteca, es
Oswaldo Salazar poeta, articulista y profesora ■ Oswaldo Salazar, escritor
Por el lado oscuro 19 guatemalteco, es filósofo y catedrático ■ Carolina Escobar
Oswaldo Salazar Sartí, escritora guatemalteca, es poeta, articulista y
Niñez y libros: profesora ■ Ricardo Roque, escritor salvadoreño, es autor
nudo de marinero que contiene al mundo 22 de Arte y parte y compilador de El Salvador: cuentos
Carolina Escobar Sartí escogidos ■ Juan José Navarro Méndez es propietario de la
La realidad del libro en El Salvador 22 librería Nuevos Libros ■ Melvin Wallace es presidente de
Ricardo Roque la Cámara Nicaragüense del Libro ■ Priscilla Delgado es
Mi inicio en los libros 23 presidenta de la Cámara Panameña del Libro ■ Trajano
Juan José Navarro Méndez Vidal Potentini es abogado, propietario de la Librería Jurí-
Una política activa en pro del libro 25 dica Virtual y representante del fce en República
Melvin Wallace Dominicana ■ Rogelio Salazar de León, escritor guatemal-
El libro, amor a primera vista 26 teco, es filósofo y catedrático ■ Reny Mariane Bake, econo-
Priscilla Delgado mista guatemalteca, es catedrática y columnista ■ César
No interrumpa al lector 26 Ángel Aguilar Asiain dirige la filial centroamericana del
Trajano Vidal Potentini Fondo de Cultura Económica
a
a
40 millones de centroamericanos
en busca de editor
Directora del FCE
Consuelo Sáizar
Julio Escoto
Director de La Gaceta
Tomás Granados Salinas El idioma es la principal argamasa que une al mosaico latinoamericano.
Abrimos esta entrega con un ensayo sobre la vitalidad de la lengua española
Consejo editorial
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman,
en el istmo centroamericano, cuya historia común ha de servir de acicate
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, para un esperado y necesario auge de libros sobre la región
Axel Retif, Citlali Marroquín, Max
Gonsen, Nina Álvarez-Icaza, Paola
Morán, Luis Arturo Pelayo, Luis Al- Aldeanos y láser
berto Ayala Blanco, Geney Beltrán
Félix, Miriam Martínez Garza, Faus-
to Hernández Trillo, Karla López G., El gran consejero que debió ser don Antonio de Nebrija acuñó para su rey durante
Alejandro Valles Santo Tomás, Héc- la alta edad media una sentencia que quedó para la posteridad: “La lengua es compa-
tor Chávez, Delia Peña, Antonio ñera del imperio.” Y si bien las interpretaciones de tal aseveración resultan múltiples,
Hernández Estrella, Juan Camilo Sie-
una de ellas es muy concreta: la lengua porta y transmite valores, la lengua condicio-
rra (Colombia), Marcelo Díaz (Espa-
ña), Leandro de Sagastizábal (Argen- na el efecto de transacción de las comunicaciones, a través de la lengua nos desnuda-
tina), Miriam Morales (Chile), Isaac mos y nos volvemos a vestir con significados, muchos de ellos inconscientes.
Vinic (Brasil), Pedro Juan Tucat (Ve- En la Centroamérica de hoy —como en todas las sociedades intensamente vi-
nezuela), Ignacio de Echevarria (Es- vas— flota sobre su territorio una multiplicidad de formas y códigos culturales, los
tados Unidos), César Ángel Aguilar
Asiain (Guatemala), Rosario Torres
históricamente propios y los ajenos, aquellos que se condensan paulatinamente para
(Perú) constituir nuevas maneras de intercambio y aquellos que comienzan a desaparecer.
Hasta hace un cuarto de siglo era habitual escuchar a los aldeanos expresarse con
Impresión arcaísmos incluso superados desde el periodo cervantino, tales como haiga, vide, algo-
Impresora y Encuadernadora tro, y luego, más delante, por ingresos urbanos característicos de la modernidad, tales
Progreso, sa de cv
como frecuencia modulada, tuanis o mecanógrafa, para culminar —en un proceso que
Diseño y formación jamás culmina— con incorporaciones arribadas directamente desde la ciencia y la
Marina Garone, tecnología y que la misma Academia de la Lengua se ha visto forzada a incorporar:
Cristóbal Henestrosa escáner, email (que se va naturalizando, gracias al abundante acopio de humor latino-
y Emilio Romano
americano, en emilio) o láser. La olla de cocimiento que son los hablantes mastica,
Ilustraciones procesa e ingiere o desecha a unos u otros vocablos según su propia necesidad de
Emilio Romano apropiación, deviniendo todo ello en un fenómeno masivo de selección tan maravi-
lloso y extraordinario que si uno pudiera elevarse a lo alto para examinar y contem-
La Gaceta del Fondo de Cultura Econó- plar cualitativamente el momento (más bien el momentum) en que se está, se admi-
mica es una publicación mensual edi-
tada por el Fondo de Cultura Econó- raría del abstracto proceso de movilidad con que individuos de todas las clases socia-
mica, con domicilio en Carretera Pi- les, formaciones y peculiaridades amonedan palabras y las echan a rodar, descartan
cacho-Ajusco 227, Colonia Bosques otras, pulen o fragmentan unas más y permiten, o no, la entrada de nuevas a su do-
del Pedregal, Delegación Tlalpan, minio interior antes de usarlas, manosearlas y volverlas a transformar, incluso podría
Distrito Federal, México. Editor res- decirse, “a nacionalizar”.
ponsable: Tomás Granados Salinas.
Certificado de Licitud de Título 8635 Y en ello se dan ocasionalmente rescates y recuperaciones de los que a veces ni
y de Licitud de Contenido 6080, ex- guardamos idea pero que atestiguan la vitalidad de la lengua hasta el punto de hacer-
pedidos por la Comisión Calificadora nos pensar en escalas de memoria atávica que, de tiempo en tiempo, resucitan voca-
de Publicaciones y Revistas Ilustradas blos impidiendo que se sepulten para siempre. El prefijo hipo, por ejemplo, que sabe-
el 15 de junio de 1995. La Gaceta del
mos implica “bajo, inferior o subordinación”, debió servir para acuñar, en los inicios
Fondo de Cultura Económica es un nom-
bre registrado en el Instituto Nacio- del idioma, al vocablo hipócrita, que probablemente describía en su origen a personas
nal del Derecho de Autor, con el nú- con escaso deseo de adhesión a emociones y causas. Pero curiosamente, hacia el 1600,
mero 04-2001-112210102100, el 22 se le masculinizó y Cervantes, como lo cuenta el reciente Diccionario panhispánico de
de noviembre de 2001. Registro Pos- dudas escribió en su “Parnaso”: “Jamás me contenté ni satisfice de hipócritos melin-
tal, Publicación Periódica: pp09-0206.
Distribuida por el propio Fondo de dres.” No obstante, y a pesar del desaconsejo de la rae en el mismo volumen, las
Cultura Económica. jóvenes enamoradas del siglo xxi en Centroamérica no vacilan en calificar, desconfia-
das, a algún pretendiente voluble e infiel como hipócrito, regresando el término a la
Correo electrónico vida tras cuatrocientos años de obsolescencia y dormancia.
gacetafce@fce.com.mx Rosbilda (pues además los padres han puesto de moda colocar sobre la virginal
frente de sus retoños los más exóticos nombres de pila, en remembranza, desde luego
a
desconocida, de similares conductas empleadas en las novelas
a
pastoril y de caballería), viendo acercarse al adolescente seduc-
tor, ha de adelgazar la voz y mirar de soslayo (signo inútil en la
oscuridad sólida de la discoteca), diciendo a su cómplice Daya-
nara: “guachos [por watch out], prima, que para acá culea el
hipócrito”.
Islas y universos
a
dimensión del lenguaje cual escenario de batalla política y eco- los últimos veinte años más bien engendra ahora angustia y
a
nómica, como arena ideológica, cual justa épica. Unas que se depresión.
vienen representando desde la colonia misma, que han sufrido Todo ello se refleja en el lenguaje contemporáneo, un habla
altibajos a lo largo de la vida independiente y que se acentúan cargada de valores de baja estima colectiva, de desconfianza e
hoy en la posmodernidad, se hacen crisis hoy no sólo en el insatisfacción. Centroamérica navega, y navega desde hace
debate en torno a esos factores (económicos, políticos, ideoló- centurias, pero no arriba a puerto a pesar de haber experimen-
gicos y éticos) sino también en el lenguaje. Centroamérica de tado todos los artificios posibles de identidad. En los 1800
hoy (40 millones de personas) es una ensayó las rebeldías de la emancipación
comunidad intensamente cambiante y Y es allí donde el libro, o sea el sólo para frustrarse; practicó las artima-
viva. vehículo del lenguaje, cumple su ñas del silencio y la aceptación de la su-
mejor intervención. Pues si bien la jeción esperanzada, durante el siglo xix,
Construir futuros radio, la televisión, el cable o la en el despotismo ilustrado; se insubordi-
internet nos informan, ninguno nó en los años ochenta del siglo que
De allí que procurar que cuaje un retra- puede sustituir la profunda mecánica acaba de finalizar; entra al xxi confundi-
to de su presente sea como querer dibu- reflexiva de aquél, la confrontación da, atenazada entre los tirones del neoli-
jar una paloma en vuelo, un dardo noc- de ideas, los desarrollos y los beralismo y de un nuevo centro-izquier-
turno, una fugacidad lunar, así que en ejercicios de la lógica y la dialéctica, da que elige en las urnas pero que no
tan breve espacio ni lo intentaremos. la emoción, la duda, la certeza y la alcanza a colocarse aún a la altura de la
Baste decir que los acontecimientos incertidumbre ilusión de los sufragios. ¿Qué más pode-
superan a la más atrevida imaginación, mos —más bien: qué más debemos— es-
que el pulso vital de este istmo céntrico es tan acelerado que se perar antes de la ulterior crisis, previo a los típicos ciclos de
ocuparían miles de registradores —humanos desde luego— derrumbe y recuperación social?
para seguir su paso y que, por ello, antes de que el pasado
desaparezca y se instale el porvenir, urge la preparación y la Colofón
formación de esos registradores —sociólogos, artistas, antro-
pólogos, arqueólogos, historiadores, otros— capaces no sólo Escribo estas líneas irregulares y dispersas —o dispersos serán
de copiar lo que transcurre sino además de visualizar su rumbo, los pensamientos— para una editorial, la del fce, que superó
es decir de mirar al futuro, de apresar —y ojalá quizá también hace tiempo, si alguna vez lo tuvo, el predominio de la avaricia
de encausar— sus procesos culturales. Unos procesos cultura- sobre el de la solidaridad, y que por ello se constituye en guía
les éstos, por cierto, complejos, urgidos de talentos y diseñado- hermana. Gracias a su influjo —y podría decirse gracias a sus
res, de analistas pero también de advertidores si se palpa que la ideario y doctrinario, a la severidad de su escogencia y cali-
ruta va mal. dad—, quienes hoy pensamos y escribimos en este espacio que
Y es allí donde el libro, o sea el vehículo del lenguaje, cum- Pablo Neruda nombró cintura de América celebramos su re-
ple su mejor intervención. Pues si bien la radio, la televisión, el torno a algunos parajes que, como el de Honduras, había quizá
cable o la internet nos informan, ninguno puede sustituir la descuidado o abandonado, aliviándonos además lo injusto de
profunda mecánica reflexiva de aquél, la confrontación de pesquisar sus productos sólo en el exterior.
ideas, los desarrollos y los ejercicios de la lógica y la dialéctica, Pero lo nuestro no merece ser una bienvenida sino un diag-
la emoción, la duda, la certeza y la incertidumbre. Una lluvia nóstico, el de la seguridad de que miles de paisanos no sólo
de libros sobre Centroamérica —y mejor acerca de Centro- acudirán a adquirir sus libros sino que además insistirán en
américa— causaría de seguro una revolución, siquiera a largo verse reflejados en ellos, pues es tanta la movilidad del deseo,
plazo, pues elevaría la calidad de la vida intelectual, bruñiría los la urgencia que agita a conciencias y estéticas, que muy pronto
espejos desde donde nos contemplamos, reconocemos a noso- la dirección de los temas solicitados se invertirá.
tros mismos, alzaría raíces para sembrar otras, oxigenaría hu- Sin dejar de querer conocer al mundo y de participar de su
mus y suelo, ayudaría a disipar ciertos cirros, cúmulos y nim- meditación, ciencias y elucubraciones, el istmeño, y sin duda el
bos que no dejan ver los panoramas y nos liberarían de algunos hondureño, pronto pedirá no que el fce le traiga sino que le
modos con fetideces imperiales que se van imponiendo y que lleve, lo lea y no sólo lo invite a leer. Los textos, es decir los
ahogan la expresión propia nacional. niveles de esa lectura, son tan múltiples y vastos que, sin des-
Pero sobre todo, la riqueza editorial podría restituir, o con- cuidar la fiscalización del centavo (esto es, la correcta inversión
tribuir a restituir, la confianza en la ética, especie ésta en vías y la economía), deberá irse pensando desde ya en el fce centro-
de extinción ya que, de todas las devastaciones que la clase americano, motor tal que, a distancia de los prospectos exclu-
política tradicional ha ejecutado en el istmo, es en la de la fe sivamente mercantilistas que se nos proponen acá hoy, estable-
donde ha expoliado más. La investigación culminada por el cerá una histórica diferencia, es decir una diferencia ética.
pnud en 2004 causó sorpresa al revelarse que un significativo Desaparecida la regional Educa (Editorial Universitaria Cen-
porcentaje de ciudadanos de Latinoamérica estaría dispuesto a troamericana) que personificó ese ideal y que me honré en di-
aceptar un sistema autoritario, probablemente dictatorial, si le rigir por la década de los ochenta, el campo está abierto; entre
resolviera sus dificultades monetarias, pues la democracia con- nosotros todo son puertas al campo.
temporánea ha fallado en sus intentos de equidad. Y como sin Quizá, por personales y ausentes de halago, no sean éstas las
justicia se carece de igualdad, y sin igualdad se carcome la fe mejores frases para capitular este miniensayo, pero si no las
del hombre, el largo proceso de reconstrucción civil que la hubiera pronunciado me invadiría la frustración, me sentiría
mayor parte de países del continente ha seguido a lo largo de hipócrito. G
a
a
Centroamérica y las ferias posibles
Óscar Castillo R.
Evitemos el optimismo ingenuo: la difícil situación del libro casos existe una participación importante de multinacionales
en Centroamérica se refleja en el tipo de ferias que ocurren en la producción de textos nacionales para la educación básica.
ahí. En este crudo y bien documentado ensayo se pasa Todo ello configura producciones editoriales en gran medida
revista a los problemas que enfrenta el comercio editorial de interés local y limitado, difícilmente exportables.
en la región, lastrado por tradiciones que siguen separando Por eso no nos extraña que las exportaciones centroameri-
a los países. Pero tampoco hay pesimismo aquí, pues el canas en el periodo citado pasaran de representar, en 1994, un
autor ofrece ideas y opciones realistas para lograr que 13 por ciento a tan sólo un 10 por ciento en el año 2003. De
la producción editorial de la zona llegue a más lectores dichas exportaciones, menos de la mitad se hicieron a merca-
dos dentro de la misma región y en muchos casos (no conoce-
mos que existan cifras al respecto) fueron más bien reexporta-
Las ferias del libro son fundamentalmente una herramienta de ciones de obras extranjeras que “hicieron escala” en alguno de
comercio. Desde sus orígenes en los nacientes burgos euro- los países locales.
peos, fueron instrumentos para el comercio del libro entre Así se conforma básicamente un mercado centroamericano
profesionales, quienes incluso los intercambiaban en pliegos del libro, sobre todo formado por la suma de mercados locales
para su consiguiente reproducción. Aunque suene a verdad de independientes, con un muy débil o nulo intercambio regional.
Perogrullo, las ferias son herramientas del comercio existente Ése es el mercado real y existente; ése es básicamente el mer-
y real, que es el comercio posible en un momento específico de cado posible del libro en Centroamérica en este momento.
un mercado en concreto. De manera que las ferias centroame- Normalmente debemos decir que a un determinado nivel
ricanas del libro debemos verlas en el contexto del comercio de desarrollo del mercado le corresponde un nivel de desarro-
existente y real de libros en la región y en cada uno de los paí- llo del sector profesional activo en él, así como probablemente
ses, en las actuales condiciones históricas. un nivel similar de agremiación de tales profesionales. No se
El comercio de libros en Centroamérica ha crecido durante trata de correspondencias mecánicas e invariables, pero sí de
las últimas casi dos décadas, principalmente como producto de alguna manera congruentes. Los niveles tan disímiles de desa-
los procesos de pacificación, democratización y activación eco- rrollo gremial del sector editorial en los distintos países cen-
nómica, así como de los esfuerzos de penetración en estos troamericanos revelan, de acuerdo con ello, diferencias impor-
mercados emergentes por parte de países fundamentalmente tantes en las dimensiones y el dinamismo de los mercados
productores y exportadores, como España, México, Argentina editoriales nacionales.
y Colombia. Procesos propios de estos países, como la crecien- Lo mismo señala el hecho de que, de las exportaciones to-
te competencia europea en el caso de España, se convirtieron tales del año 2003, el 46 por ciento tuvo origen en Costa Rica,
en motores adicionales para el incremento de sus exportacio- el 27 en El Salvador, el 20 en Guatemala, el 4 en Honduras y
nes a la región. el 3 por ciento, en Nicaragua. Las importaciones fueron con-
Según datos de la Secretaría de Integra- sumidas principalmente por Guatemala (20
ción Económica Centroamericana, en 1994 Las ferias centroamericanas por ciento), El Salvador (16 por ciento) Cos-
la región centroamericana, sin incluir a Pa- han sido, ni más ni menos, ta Rica (16 por ciento), mientras que Nicara-
namá, importaba casi 48 millones de pesos las ferias posibles. Posibles gua se hizo cargo del 12 por ciento y Hondu-
centroamericanos de “Libros, folletos e im- en el contexto de mercados ras tan sólo del 3 por ciento.
presos similares, incluso en hojas sueltas”. nacionales y no regionales, Porque estos mercados han crecido, ha
Esta cifra había crecido, para el año 2003, a relativamente débiles, sido posible el surgimiento de la Feria Cen-
más del doble: 99 millones. disímiles y en mayor o troamericana del Libro (Filcen) y algunas
Enfrentados a las nuevas posibilidades, menor medida dependientes ferias en países como Costa Rica, Guatemala
en cada país se han incrementado las pro- de la oferta extranjera y Panamá. Porque los mercados nacionales y
ducciones editoriales locales, a veces como los gremios locales son disímiles, la Filcen no
esfuerzos individuales o familiares por medio de micro y me- ha tenido un proceso sostenido y coherente de desarrollo, sino
dianas empresas, que en gran medida intentan atender merca- que más bien ha respondido, en cada una de sus versiones, a las
dos cautivos con necesidades muy específicas. La naturaleza de posibilidades y necesidades específicas del gremio organizador
las empresas editoriales en cada país varía. En Costa Rica, por de turno.
ejemplo, un porcentaje muy alto de la producción editorial de Las ferias centroamericanas han sido, ni más ni menos, las
interés general, desde la última mitad del siglo anterior, la rea- ferias posibles. Posibles en el contexto de mercados nacionales
lizan editoriales vinculadas al estado central o a universidades y no regionales, relativamente débiles, disímiles y en mayor o
públicas. En los demás países, también con una participación menor medida dependientes de la oferta extranjera; organiza-
académica nada despreciable, se notan más los esfuerzos priva- das por gremios más o menos débiles, también disímiles, de
dos incluso desde pequeñas y micro empresas editoriales que poca tradición y algunas veces divididos por diferencias inter-
subsisten con más mística que éxito comercial. En todos los nas importantes.
a
En este sentido, las ferias en Centroamérica tienen, aunque nismos de transporte y distribución pertinentes y útiles para
a
explícitamente se dijera otra cosa, objetivos reales —en la prác- ese producto, ya que con frecuencia resulta más fácil enviar
tica— de trascendencia fundamentalmente nacional o incluso libros a mercados ajenos a Centroamérica que a cualquier país
local, independientemente de las voluntades de quienes las vecino.
hayamos planteado. No parece realista, de todos modos, plan- Es decir, deberíamos tener programas permanentes e inte-
tear objetivos de las ferias para un mercado regional que resul- grales de desarrollo del mercado, de su sector profesional
ta realmente inexistente. (¿deberíamos decir “sector humano”, para incluir a los lecto-
Si lo que queremos es el desarrollo de un mercado regional res?) y de las organizaciones e instituciones que les correspon-
—como efectivamente todos queremos—, antes es necesario den (empresas, gremios, etcétera). Sólo insertando las ferias en
aceptar que las ferias del libro no son instrumentos mágicos un contexto semejante, sistematizado y dinamizado mediante
para el desarrollo del mercado. Deberíamos empezar por te- políticas gremiales de desarrollo (deseable si coexisten con po-
ner productos viables para un comercio intrarregional, por líticas públicas coincidentes), las ferias ofrecerán posibilidades
ejemplo, y seguir al menos identificando segmentos de públi- reales de servir como herramientas multiplicadoras del comer-
cos con algún rango de intereses comunes, así como los meca- cio del libro, nacionalmente y regionalmente. G
Costa Rica es una nación singular en el ámbito dígenas de otros sectores se quedaron en sus tierras, que los
latinoamericano. Su acendrada vocación educativa, paralela conquistadores no codiciaron.
a su fobia castrense, la distingue de otros países, aunque Así, en una zona cuya única riqueza era la bondad de la
ello no significa que la presencia del libro en esa sociedad tierra, los españoles que llegaron hubieron de hacerlo en cali-
sea mucho mayor. La caída en la venta de libros parece dad de colonos y no de conquistadores, y tuvieron que trabajar
compensarse en tiempos recientes, como da cuenta la la tierra asistidos por sus familias. En el siglo xvii había en
buena acogida de colecciones baratas de obras de calidad, Cartago (en ese entonces población principal) un buen número
fenómenos ambos que se exploran en este artículo de negros (“pardos”, los llamaron); tanto así que la santa patro-
na de Costa Rica, la virgen de los Ángeles, fue llamada “La
Negrita” (pequeña estatuilla de piedra y de aparición milagro-
Los costarricenses insistimos, desde hace muchas décadas, en sa) porque la muchacha que la encontró era una parda de Car-
que no es posible que nos entiendan quienes no toman en tago. No tenemos muy claro qué se hicieron los pardos; la
cuenta la peculiar estructura de nuestra sociedad; quiero decir, versión con más visos de certeza es que desaparecieron en un
la sociedad que heredamos y la sociedad que hemos construido intenso mestizaje: prueba de ello, quizás, es el hecho de que en
a lo largo de nuestra vida independiente. el siglo xix era costumbre que los cartagineses fueran de piel
Estudiosos del siglo xix que no han sido rebatidos sostienen más oscura que los habitantes de otras poblaciones centrales,
que, en el momento en que llegaron los españoles, la población señaladamente San José, Heredia y Alajuela.
de lo que hoy es Costa Rica no pasaba de las 30 mil personas. Escasamente poblada y gobernada desde Guatemala (a una
Se ha logrado establecer que, cinco siglos antes, este territorio distancia de 24 días en mula), Costa Rica disfrutó de una enor-
gozó de gran prosperidad y que sirvió en alguna forma de en- me autonomía, y los colonos de alguna manera aprendieron a
cuentro entre las civilizaciones indígenas del norte y del sur. La gobernarse. No procuraron contacto con España, habilitando
riqueza de piezas de oro que dejó estupefactos a los españoles un puerto en el Pacífico, y no se preocuparon de abrir otro en
era vieja, heredada. En vano buscaron los colonizadores duran- el Caribe, lo que ha llevado a los estudiosos a plantear la hipó-
te tres siglos la mina de oro que incluso bautizaron con el tesis de que Costa Rica fue colonizada por fugitivos de la jus-
nombre de Tisingal. Hoy podemos casi asegurar que la riqueza ticia o la inquisición, probablemente judíos; de allí se especula
de oro que distinguió a nuestro territorio más o menos en el la preponderancia de apellidos de origen manifiestamente ju-
siglo xi de la era cristiana provenía de ríos y no de minas, y que dío como Castro y Mora, que dan verosimilitud a la hipótesis.
los ríos estaban ya agotados en el siglo xvi. Lo que es un hecho es que vivieron aislados, y sin contacto con
La conquista de Costa Rica, que se inició en serio ya un España. No hay noticia de algún colono aquí establecido que
poco avanzado el siglo xvi, prácticamente se limitó a ocupar hubiese viajado a su tierra natal, ni siquiera de paseo; y al me-
los hermosos valles centrales de clima bondadoso y magnífica nos el último de nuestros gobernadores, quien ejercía en el
tierra. Los indígenas no ofrecieron mayor resistencia, abando- momento de la independencia en 1821, era un criollo nacido
naron esos valles y, podemos decir, se escondieron en la zona aquí.
meridional del país, en lo que llamamos Talamanca, zona que Todo esto conduce a que en esa provincia que fue declarada
todavía habitan mayoritariamente, y por esa razón escaparon independiente en 1821 por los guatemaltecos, y que aceptó la
de que los españoles los pusieran a trabajar para ellos. Los in- independencia algunas semanas después, no sin algunas reticen-
a
cias, se hubiese conformado una sociedad de pequeños propieta- guay el cetro de ser el país más alfabetizado de la región; y esto
a
rios, sin latifundios de ninguna clase, también sin monumentos nos lleva, naturalmente, a hablar de lo que es la vida de sus
que evocaran un pasado prehispánico,1 ni que conmemoraran letras y de su actividad editorial. En estos momentos, la labor
un periodo colonial rico. No hay en Costa Rica construcciones de las editoriales costarricenses (cinco públicas y un sinnúmero
indígenas; de la colonia, lo que nos queda como símbolo de la de privadas) ronda los mil títulos anuales. Esto no garantiza,
autoridad religiosa es una iglesia (en Nicoya) y una ermita (en naturalmente, su calidad; pero sí podemos creer y afirmar que
Orosí); la iglesia parroquial de Heredia, en el momento de la entre ellos aparecen libros de importancia literaria, científica o
independencia estaba inconclusa; de la educativa.
autoridad política, absolutamente nada; y Los costarricenses dedicaron A pesar de esto, tanto la editoriales
las modestas construcciones de adobe que el siglo XIX a construir una como las librerías se quejan de que “la
albergaron a las autoridades coloniales de república; y uno de los actos más gente no compra libros”; la verdad es
Cartago, fueron destruidas por un terre- importantes fue declarar la que ahora compra menos que hace trein-
moto allá por 1840. gratuidad y obligatoriedad de la ta años. Recuerdo muy bien que en la
Esta somera explicación, en la que enseñanza primaria, haciendo década de 1970, la Editorial Costa Rica
algo hay, como queda dicho, de hipóte- cumplir esa obligatoriedad incluso hacía ediciones de 5 mil ejemplares de
sis, ha interpretado el porqué de una por medio de la policía y con obras de autores costarricenses que te-
sociedad que difiere enormemente del multas para los padres remisos; nían éxito; hoy es raro que un libro so-
común denominador de las sociedades esto en un país donde hasta 1818 brepase un tiraje de mil ejemplares; pero
hispanoamericanas, y sólo tiene alguna no hubo una escuela que pasara de la realidad de esto reside en que el pre-
similitud con Uruguay, república que se segundo grado, ni una imprenta cio de los libros, como todos los precios,
construyó en un territorio que los espa- antes de 1833 sufrió una súbita alza durante la crisis de
ñoles hallaron deshabitado. 1980, y luego, como todo, los libros han
Como no había latifundistas, ni hubo encomenderos, no seguido subiendo de precio diariamente, gracias a la política
tuvo Costa Rica una clase privilegiada y seudoaristocrática que del Banco Central de devaluar desde entonces el colón todos
necesitara de un ejército que le garantizara su preeminencia. los días, para regocijo y celebranza de los exportadores y de
En periodos en que Costa Rica fue militarmente fuerte duran- quienes reciben moneda extranjera. Esto condujo a que las
te el siglo xix, lo debió a amenazas de otros países centroame- ventas de las editoriales nacionales se redujeran, porque lo
ricanos, no a situaciones de peligro para su clase dirigente. cierto es que la clase media baja ha venido perdiendo sistemá-
Sobre esa base social que he tratado de describir somera- ticamente su capacidad de compra y lógicamente no tiene con
mente, los costarricenses dedicaron el siglo xix a construir una qué comprar libros cuyo precio sube constantemente, pero que
república; y uno de los actos más importantes de esa república con precios bajos si compraría.
en construcción fue declarar la gratuidad y obligatoriedad de la Hay una prueba de esto en el éxito que ha obtenido el pe-
enseñanza primaria, haciendo cumplir esa obligatoriedad in- riódico La Nación, el más grande Costa Rica, con una publica-
cluso por medio de la policía y con multas para los padres re- ción quincenal de libros, de no gran extensión (80 páginas
misos; esto en un país donde hasta 1818 no hubo una escuela como promedio), que son de dominio público y no devengan
que pasara de segundo grado, ni una imprenta antes de 1833. derechos, impresos en papel periódico y con un formato casi
La supresión del ejército en 1948 fue, así, una lógica conse- periodístico, con un valor de 250 colones (aproximadamente
cuencia de todo lo que se había vivido: era inevitable, sobre 50 centavos de dólar) y cuyo tiraje de 30 mil ejemplares como
todo después de las tristes consecuencias del último “cuartela- promedio excede por mucho las realidades y esperanzas de las
zo”2 exitoso que el país sufrió (1917),3 a partir del cual la de- editoriales. Libros baratísimos que la clase media baja y buena
bilitación del ejército fue manifiesta hasta culminar con la ful- parte de la clase obrera compran y coleccionan; y esto a pesar
minante derrota que sufrió en marzo y abril de 1948, ante una de que, aunque los libros extranjeros no pagan impuestos, el
guerrilla de intelectuales, estudiantes y campesinos.4 papel que se importa para imprimir los nacionales sí los paga.
Hace décadas que Costa Rica comparte con Cuba y Uru- Alguna vez, en 1982, se anunció el nombramiento de un
poeta, el ingeniero Eduardo Jenkins Dobles, como presidente
1 Hay que señalar, acaso como excepción, las esferas de piedra ejecutivo del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo.5 En
geométricamente perfectas que fueron encontradas hace unos 50 la primera entrevista que concedió, anuncio que se empeñaría
años en la zona del Pacífico, en enormes cantidades y que todavía en que las viviendas del instituto contuvieran una pequeña bi-
ningún investigador ha logrado interpretar ni explicar. blioteca de libros costarricenses; desgraciadamente, fue nom-
2 Forma popular de llamar al golpe de estado en Costa Rica. Véase
brado en otra posición y ninguno de los subsiguientes jerarcas
también cuartelada. de la institución recogió la idea, cuyos resultados al día de hoy,
3 Levantamiento en armas de Federico Tinoco Granados contra el
me atrevo a afirmar, estarían siendo fabulosos.
entonces presidente Alfredo Gonzáles Flores.
4 Se trata de la guerra civil de 1948,, producida a causa de la anu- No es el costarricense un pueblo ávido de leer, ni siquiera
ávido de los inevitables best-sellers; pero sí aspira a estar entera-
lación del proceso electoral del mismo año, donde don Utilio Ulate
vence a don Rafael Ángel Calderón, y el congreso, dominado por par-
do, a informarse y a saber, pues no en balde ya son 140 años de
tidarios del último, procede a declarar nula la elección; esto condujo educación obligatoria. G
al levantamiento en armas encabezado por don José Figueres Ferrer,
con una fuerza civil que efectivamente poseía la composición señala- 5 Institución mejor conocida en Costa Rica por sus siglas, invu,
da, contra las fuerzas militares en control del estado, y a la entrega del que se encarga, entre otras obras del financiamiento y la construcción
gobierno, una vez firmada la paz, a don Utilio Ulate en 1949. de viviendas de interés social.
a
a
Apuntes sobre el libro en Costa Rica
Mario Castillo Méndez
Diagnóstico y presentación de los actores principales, este extranjera, permite cimentar y fortalecer la diversidad cultural
texto describe a vuelapluma cómo se encuentra la industria en el proceso de desarrollo de nuestro país, para ubicarnos
del libro en Costa Rica. Contra el fácil catastrofismo pero positivamente en las diferentes relaciones que se tejen con el
sin entonar fanfarrias triunfalistas, aquí se documentan entorno internacional. La anterior expresión se confirma en las
las buenas perspectivas editoriales de esa nación relaciones de coordinación que mantiene la Cámara Costarri-
cense del Libro con las instituciones públicas del país encarga-
das de adelantar programas de promoción de la lectura y cul-
Antecedentes tura en general en nuestra población. Algunos ejemplos de ello
lo constituyen la Feria Internacional del Libro en Costa Rica,
Los retos que históricamente ha planteado el desarrollo de las ferias regionales en las zonas rurales del país, las campañas
nuestro país son diversos y de naturaleza múltiple. Enfrentar- de lectura en los centros educativos y en la población en gene-
los con éxito siempre fue y será la tarea y responsabilidad del ral. Más recientemente, como resultado de esta relación, en
recurso humano, como factor fundamental implicado en el junio de 2004 se firmó, en el marco de la Feria Internacional
desarrollo. Quienes han incidido y quienes incidimos directa del Libro en Costa Rica, el decreto ejecutivo que creó el Con-
o indirectamente sobre la capacitación, el desarrollo y la for- sejo Nacional del Libro.
mación integral de nuestra población, hemos procurado que
cada vez más sus integrantes tengan acceso a los libros, a la Producción
sensibilidad, a la sabiduría y al conocimiento que éstos conlle-
van. De conformidad con un informe elaborado por el Centro Re-
En 1856, año que marca un hito en la historia de Costa Rica gional para el Fomento del Libro en América Latina y el Ca-
y Centroamérica por la confirmación de su independencia, ribe (Cerlalc), la producción editorial en Centroamérica en el
también se inicia la historia de las librerías comerciales costa- 2003 fue la siguiente:
rricenses con el establecimiento de la Librería El Álbum. Pos-
teriormente, el estado costarricense, a partir de la reforma País Número de títulos editados
educativa de 1886, ha prestado especial atención a los temas de Costa Rica 1 315
formación y capacitación de la población nacional, incluido el El Salvador 250
estímulo a la lectura. Desde la primera mitad del siglo anterior Guatemala 446
se dictaron leyes que con esa finalidad exoneraban al libro del Honduras 290
pago de todo tipo de impuestos; tales como la ley No. 58 de Nicaragua 306
junio de 1939, y la No. 190, de agosto de 1945. Panamá 506
La Ley de Impuesto General sobre las Ventas, de noviem-
bre de 1982, recogió esa visión preclara Según datos suministrados por la agen-
de anteriores gobernantes y mantuvo Las cifras de las obras producidas cia del isbn en nuestro país, en el año
dicha exoneración al incluir al libro en el anualmente son un indicador 2004 esa producción fue de 2 047 y en
artículo 9 y en la “Canasta Básica Ali- de que Costa Rica se dirige hacia 2005 de 1 952 títulos, para obtener un
mentaria y de Bienes Esenciales para la lograr la meta de ser un productor, promedio de producción en los últimos
Educación”. En abril de 1999, la Asam- exportador e importador tres años de 1 761 títulos. Estas cifras
blea Legislativa aprobó la Ley No. 7874, bibliográfico de importancia regional son un indicador de que Costa Rica se
que ratificó la exoneración de “los im- dirige hacia lograr la meta de ser un
puestos de ventas, selectivo de consumo y cualquier otro, así productor, exportador e importador bibliográfico de impor-
como de tasas, sobretasas, derechos consulares y aduanales”, tancia regional.
para los libros en general y para todas las producciones “litera- El material bibliográfico producido es resultado del esfuerzo
rias, educativas, tecnológicas, artísticas, científicas, deportivas, del sector público y el sector privado. En el primero se ubican
religiosas y culturales”. Dicha ley fue sancionada por el Poder las cuatro editoriales universitarias públicas más la editorial es-
Ejecutivo el 23 de abril de ese mismo año, Día Internacional tatal. Este sector se ha profesionalizado bastante permitiéndole
del Libro, y a la fecha se encuentra vigente. diversificar su producción y obteniendo un libro cada vez mejor
concebido desde el punto de vista formal y de contenido. Esta
Papel de los sectores sociales característica de su producción le permite competir con otras
casas editoriales dentro y fuera de nuestras fronteras.
El sector público y el privado han comprendido que la produc- El sector privado está compuesto por casas editoras nacio-
ción cultural y editorial propia, incluida su expresión literaria, nales y extranjeras cuyo énfasis en materia de producción se ha
científica y otras, fortalece la identidad autóctona, lo que, com- dado en la fabricación de libros de texto para los diferentes
binada con la influencia de carácter universal de la literatura niveles del sistema educativo.
a
Difusión y venta de libros
a
Hoy, 150 años después del estableci-
miento de la primera librería comercial,
funcionan varios cientos de librerías,
bazares y puestos de libros, que en suma,
ofrecen aproximadamente un punto de
venta por cada diez mil habitantes.
Otros instrumentos importantes de
difusión son: la Feria Internacional del
Libro en Costa Rica y las ferias regiona-
les que realiza la Cámara Costarricense
del Libro en diferentes lugares alejados
de la capital, al igual que las actividades
conmemorativas del Día Internacional
del Libro y otros eventos académicos
que tienen lugar en instituciones públi-
cas y privadas. Deben resaltarse aquí las
diferentes campañas de lectura que se
realizan en forma conjunta entre los
medios de comunicación, instituciones públicas y empresas, así tes, así como otras que funcionan regionalmente en ciuda-
como la difusión que hacen las bibliotecas públicas y las de los des como Turrialba, Pérez Zeledón y Liberia.
centros educativos desde la educación primaria hasta la univer- ■ Cámara Costarricense del Libro, creada el 3 de agosto de
sitaria. 1978; es la única organización que agrupa a autores, edito-
En el ámbito de la exportación es importante señalar que en res, distribuidores y libreros del país. Durante su existencia
Costa Rica ya varias editoriales —entre ellas la Editorial Tec- ha dedicado todos sus esfuerzos al crecimiento, fortaleci-
nológica de Costa Rica, la editorial de la Universidad de Costa miento y profesionalización de todos sus asociados, así
Rica, la editorial de la Universidad Estatal a Distancia, la edi- como a la red nacional de circulación del libro, tanto nacio-
torial del Instituto Nacional de Biodiversidad (inbio)— inicia- nal como extranjero. Lucha por la definición y puesta en
ron en los últimos años su incursión en el mercado latinoame- práctica de una política integral que favorezca los aspectos
ricano del libro. de la creación, producción y venta de libros. Por esta razón,
una de sus prioridades es conseguir nuevos instrumentos
Obstáculos que ayuden en la concreción de los objetivos y metas em-
presariales e institucionales.
Entre los principales obstáculos que se enfrentan pueden citar- ■ Consejo Nacional del Libro, creado con la participación de
se los siguientes: la Cámara Costarricense del Libro, el Ministerio de Cultu-
■ ausencia de una política integral de incentivos por parte del ra, Juventud y Deportes, Cerlalc, en junio del 2004, por la
estado, que contemple medidas que consideren la produc- vía de un decreto ejecutivo. Este consejo representa hoy un
ción de libros como verdadera industria; importante instrumento, producto de la conjunción de vo-
■ ausencia de planes crediticios para el sostenimiento o crea- luntades de los sectores público y privado; y de la sociedad
ción de nuevas empresas editoriales capaces de competir civil, en bien de la cultura nacional y particularmente en la
nacional e internacionalmente; definición de una política nacional del libro y la lectura en
■ idea recurrente de ponerle impuestos a los libros, cada vez Costa Rica. Dentro de las tareas que ya ha realizado se en-
que se piensa en planes fiscales, e cuentra la elaboración del documento “Política Nacional
■ incremento en las diferentes prácticas o modalidades de del Libro, la Lectura y Escritura” para ser suscrito por las
reproducción ilegal de obras, que violentan la propiedad autoridades correspondientes.
intelectual. ■ Asociación costarricense de derechos reprográficos (Acode-
re); creada en el 2002, con la finalidad de luchar contra las
Organizaciones del sector del libro prácticas y modalidades de reproducción ilegal de obras.
Este sector cuenta con las siguientes instancias de organiza- A manera de conclusión, podemos decir que el libro en Costa
ción: Rica, ha venido ganando presencia en la vida cultural de nues-
tra sociedad, coyuntura que favorece la meta del país de llegar
■ Asociación de Autores de Obras Literarias, Artísticas y a constituirse en un centro bibliográfico de producción, im-
Científicas de Costa Rica, conocida como Asociación de portación y exportación de importancia regional, si preserva-
Autores de Costa Rica. Fundada por ley en el año 1962 y mos las condiciones que han hecho viable el desarrollo de las
cuyo objetivo principal es velar por la defensa de los dere- actividades ligadas a la industria del libro en las últimas déca-
chos de autor y por la difusión y comercialización de sus das, y si se generan nuevas políticas que permitan afrontar
libros. Posteriormente se crearon la Asociación de escrito- adecuadamente los retos de los cambios económicos, las trans-
ras costarricenses y la Asociación de escritores independien- formaciones sociales y el desarrollo tecnológico. G
a
a
Confesiones de un “fondista” impenitente
Mario Gallardo
La patria también se hace con libros, y Honduras no es imprenta que funcionó en Honduras, convencido como estaba
la excepción. Veamos en seguida cómo la letra impresa de que la revolución posible debía basarse en el mágico poder
ha servido para dar forma a esta nación (y al propio autor de la letra impresa antes que en la fuerza ominosa de las armas;
de estas líneas, fervoroso lector de las obras del FCE) y cómo años después Froylán Turcios, otro lector inveterado, siempre
el futuro editorial va despejándose de nubarrones al día con las novedades europeas, recogía la estafeta y plantea-
ba una estética de la dignidad en medio de la barbarie que le
rodeaba; luego vendrían sus herederos inmediatos, como el
La historia de Honduras se puede escribir en una lágrima genial Rafael Heliodoro Valle, polígrafo infatigable que, de-
cepcionado por la mezquindad de sus paisanos, encontró en la
Rafael Heliodoro Valle patria grande mexicana el espacio vital en que floreció su ince-
sante actividad.
¿Qué entendemos por “cultura”? Hoy se acepta mayoritaria- Y es que si el adagio francés señala que, “detrás de cada gran
mente una concepción básica de cultura como el conjunto de hombre, busca a la mujer”, en Honduras puede afirmarse que,
valores, ideas, percepciones y pautas de comportamiento de detrás de cada gran hombre, hay que buscar su biblioteca. Si
grupos y colectividades que dan forma y estructuran a las insti- repasamos los primeros tres cuartos del siglo xx veremos a
tuciones y a las conductas de una sociedad dada, en un periodo varios intelectuales alternando su ejercicio creativo con la acti-
de tiempo determinado. Es decir que la cultura provee el marco vidad política ciudadana: Arturo Martínez Galindo, nuestro
de referencia, por intermedio de los sistemas de representación gran prosista moderno que también fue diputado del Congreso
(conceptos, símbolos, etcétera), a través del cual las sociedades Nacional y cuya vida fue segada por la estúpida violencia del
tratan de interpretarse a sí mismas y al mundo. Y éste es un cariato; y el patriarca de la poesía nacional, Oscar Acosta, que
proceso dinámico, que se reconstruye cada cierto tiempo en hizo de la diplomacia el ejercicio vital que complementó su
razón del fluir de la conciencia colectiva de los pueblos. sólida formación hasta convertirlo en el hondureño internacio-
Por otra parte, en América Latina ya se ha señalado que la nal por excelencia. A la par, con indeclinable visión crítica,
“revolución necesaria” es de carácter cultural, como bien ad- Roberto Sosa construía paso a paso “el puente interminable
virtiera Fernando Henrique Cardoso, porque sólo reafirmando hacia la dignidad por el que pasarían los hombres humillados
nuestra identidad podremos asumir “los retos de la globaliza- de la tierra”. La actividad de estos “padres fundadores” hizo
ción y de la gobernabilidad”. Al entrar en juego el tema de las posible el gradual surgimiento de una conciencia nacional que
identidades —concepto que en el pasado se intentó manejar en sirvió de base para fraguar un proceso cultural que, tras sus
singular, en un necio afán por evadir no sólo su esencia plural balbuceantes inicios, apunta a fortalecerse después del fin de
sino su condición diacrónica, en la medida en que se constru- las dictaduras militares y la gradual consolidación del régimen
yen en cada época histórica— debe recordarse que éstas habi- civil a partir de mediados de los años ochenta.
tan en el patrimonio cultural y que uno de los ámbitos privile- La vida cultural en Honduras se vio favorecida por estos
giados de este patrimonio gira alrededor del libro. procesos, que fueron definiendo un panorama más alentador
En torno al libro, además, se gesta toda una serie de proce- —y, sobre todo, al margen de las escuálidas propuestas oficia-
sos culturales, incluso los que ocurren fuera de las llamadas les, que no han pasado de crear una burocracia pseudocultural
fronteras nacionales, y éstos circulan a través de redes trasna- sin pies ni cabeza, sujeta a planificaciones de cuatro años de
cionales, creando lo que Néstor García Canclini define como edad que la marcan al paso de cada nueva administración—. Y
“audiencias de mensajes desterritorializados”. Y es quizás este así, en medio de los tira y afloja propios de la vida en América
concepto el que mejor precisa tanto las condiciones actuales Central, donde lo efímero parece ser la categoría que todo lo
del panorama cultural en Honduras como la influencia que ha marca, que todo lo define, fueron surgiendo algunas propues-
tenido el Fondo de Cultura Económica en esta parcela de la tas culturales interesantes: librerías más grandes y mejor surti-
América Central. das, nuevos grupos literarios y teatrales, escenarios más mo-
Porque en un país víctima de un aislamiento brutal —como dernos y teatros privados de mayor aforo, museos y casas de la
deja entrever el epígrafe de Heliodoro Valle—, donde incluso cultura en provincia, acciones que ya apuntan a una nueva eta-
la comunicación con sus vecinos del istmo ha sido más una pa de descentralización que nos lleva a abandonar la idea de
aspiración que una realidad, donde la cultura tradicionalmente Tegucigalpa como el “polo civilizador” del país, en la medida
ha sido relegada al desván de los objetos inútiles, la única puer- en que la mayor parte de estas nuevas instituciones se ubican
ta posible de acceso al mundo siempre fueron los libros. fuera del rancio ámbito capitalino.
Al repasar nuestra historia se hace evidente el papel funda- En fin, si vamos a arriesgar una conclusión en torno a las
mental que el libro ha desempeñado: nuestro gran pensador características de la vida cultural en el momento actual en
del siglo xix es José del Valle, hombre culto que había leído Honduras, tendríamos que colocar el término descentraliza-
todo lo que se podía leer en aquella época; y nuestro héroe por ción en primer plano, entendido como la recién adquirida
antonomasia, el unionista Francisco Morazán, trajo la primera conciencia de que, y quizá por vez primera en nuestra historia,
a
ya la capital no es ningún foco de cultura o de poder; que el similar a la de un drogadicto con su proveedor. Apenas entraba
a
“centro” se ha perdido y que debemos buscar en los “márge- a la librería lanzaba la pregunta obligada: “¿Vino algo nuevo
nes” las claves de nuestra identidad, de nuestro patrimonio, de del Fondo?” Luego me sumergía en los títulos de mis coleccio-
nuestra cultura. Y cuando me pregunto, que es como si inte- nes favoritas: Breviarios, Lengua y Estudios Literarios, y no
rrogara a los miembros de mi generación, cómo fue que se digamos la colección Popular, cuyos textos eran los más ase-
llegó hasta este momento, la lectura y los libros vuelven a apa- quibles para mi precario bolsillo de estudiante; pero también
recer en un papel protagónico, en la medida en que las ideas de estaban los textos de Filosofía y Antropología.
libertad e independencia intelectual que nos transmitían nues- Uno a uno fueron llegando a mis manos toda clase de joyas
tros autores favoritos fueron fraguando bibliográficas avaladas por las firmas de
en nuestras mentes en oposición a las En América Central, donde lo sus autores: Auerbach, Levi-Strauss, Re-
visiones canónicas que en la década de efímero parece ser la categoría que yes, Cohen, Fuentes, Thompson, Cur-
los setenta tenían calidad de axioma. Y todo lo marca, fueron surgiendo tius, Eliade, Jakobson, Paz y muchas
cuando vuelvo a preguntarme cómo fue algunas propuestas culturales más, las que ahora lucen sus lomos des-
que llegamos a esta nueva declaración de interesantes: librerías más grandes teñidos en los anaqueles de mi modesta
independencia es que cobra vida el neo- y mejor surtidas, nuevos grupos biblioteca. Pero también los prestaba y
logismo que acuñé para el título de este literarios y teatrales, escenarios más los discutía con los amigos. Era nuestra
brevísimo acercamiento. Pero ésa es modernos y teatros privados de manera de extendernos a otros ámbitos,
otra historia, muy personal. mayor aforo, así como museos y de reafirmar nuestra propia cultura, a la
casas de la cultura en provincia vez que nos manteníamos atentos y re-
Un “fondista” impenitente ceptivos a las ideas de otros pueblos,
representados por sus plumas más brillantes.
Tras rechazar la primera acepción que de la palabra fondista nos De esa época también recuerdo el suplicio de Tántalo que
ofrece el drae, “Persona que tiene a su cargo una fonda”, y representaba ver y desear todos, absolutamente todos los tex-
tampoco contento con la segunda, “Deportista que participa tos que integraban el catálogo del Fondo —el que alcanzába-
en carreras de largo recorrido”, me decanto por provocar la mos a atisbar leyendo las últimas páginas de cada nueva edi-
alarma en la sede de la calle Felipe IV al plantear un tercer ción—, que después descubriría (¡o confirmaría!) como uno de
significado: “Lector apasionado de los libros del Fondo”, por los más ricos y variados de Iberoamérica.
ser la que se ajusta con mayor precisión a lo que ha sido mi A través de los libros del Fondo también aprendí a descubrir
relación personal con esta editorial desde hace no menos de una de las literaturas que más admiro, la mexicana. Aunque con-
veinte años. fieso que la leí de manera desordenada, casi caótica, en un desfi-
El primer libro del Fondo que tuve en mis manos fue La le donde a Juan de la Cabada sucedía Juan Pérez Jolote, mientras
rama dorada, de James George Frazer, un verdadero hallazgo que a El diosero le seguía Octavio Paz, y así sucesivamente ven-
para alguien que por aquel tiempo prácticamente sólo leía lite- drían Pellicer, Rosario Castellanos, Fuentes, Alfonso Reyes. Y
ratura y teoría literaria, para quien los términos antropología y de esta manera aprendí a amar a un país con el cual tenemos una
religión no representaban un interés primario. Sin embargo, de historia compartida, hecho que casi nunca se reconoce, y del que
la mano de Frazer fui descubriendo lo que iban a ser mis pa- extraje modelos y lecciones siempre pertinentes.
siones “secundarias” después de la literatura: la antropología y En conclusión, de mi particular relación con el Fondo de
la historia de las religiones. Cultura Económica no sólo obtuve la certeza de que el libro es
En aquel tiempo, a mediados de los años ochenta, el mejor un objeto vivo, dinámico, sensible a las transformaciones socia-
lugar para encontrar libros con el sello fce era una librería les, fuente inagotable de conocimientos, donde no sólo alcancé
ubicada en el centro de San Pedro Sula, ahora desaparecida, la completa satisfacción de mis inquietudes intelectuales, sino
que se llamaba The Book Store. Allí, junto a un despliegue casi la conexión más íntima con mi identidad latinoamericana, uni-
promiscuo de las baratísimas ediciones del Libro Amigo (Bru- versal. De ahí una deuda plenamente asumida, que hoy he in-
guera), podían verse las selectas colecciones del Fondo. Y así, tentado saldar, al menos parcialmente, con estas modestas
visita tras visita, fui estableciendo una relación de dependencia, confesiones. G
El libro es mucho más que papel impreso: es un mecanismo “Los políticos saben poco o nada”, decía hace poco con mala
que permite, en palabras del autor de este ensayo, practicar leche un técnico del bid, y yo agregaba: “pero saben lo indis-
“una arquitectura de la razón”. Por ello, es imprescindible pensable”. Hace bien leer cualquier cosa y quizás es indispensa-
fomentarlo en la sociedad, a sabiendas de que casi por ble: rótulos y mapas, mensajes de celular, por supuesto periódi-
fuerza su impacto estará limitado a grupos minoritarios cos y revistas. Alguna vez escribí un ensayo titulado “Para qué
a
leer”, en el cual alegaba que la lectura te Pero eso es irrelevante: precisamente
a
ayuda a desarrollar particulares destrezas porque no se trata de información. Un
lógicas, enseña a enfocar y conceptuar libro siempre es más: no es sólo una re-
problemas de un modo que sólo puede copilación de información, ni un con-
enseñar lo escrito. Y luego hay de libros junto de folios encuadernados (al fin
a libros, y ha habido siempre malos y existió antes, en forma de rollo o como
buenos y peores. Y es imposible leerlos un biombo desplegable), y a veces sólo
todos, como presumía un poeta francés contiene imaginación o especulación, en
decimonónico. Así que habrá que esco- vez de datos; es el soliloquio de un sabio
ger. Pero un libro es otra cosa. o de un loco, o el simposio de filósofos o
Muchas organizaciones manifiestan poetas.
hoy preocupación por el libro. En la Aun cuando a veces esté fraccionado
Coordinadora Centroamericana de Cul- en segmentos más o menos cortos —ca-
tura acabamos de celebrar un convenio pítulos, párrafos o versículos—, sus seg-
con Cerlalc. Se pretende impulsar leyes, mentos están conectados. El libro es por
construir bibliotecas e instituciones pú- excelencia un método del pensamiento,
blicas, animar los mercados del libro y una arquitectura de la razón, del logos,
los intercambios, buscar estímulos, que aspira a abarcar una totalidad y una
exenciones y otros apoyos técnicos a la complejidad integrales, que explora to-
industria, mercadearlos en internet y das las dimensiones de un concepto o
extender las ferias nacionales e internacionales. Se forman co- pretende abarcar todos los sentimientos que se pueden tener
misiones y se habla mucho. Se habla de “masificar al libro” en alrededor de un tema. Y por eso mismo, leer libros es más que
una sociedad de masas. Ambivalentemente, porque por un lado leer. Requiere de una destreza especial y no sólo el dominio de
se manifiestan preocupaciones y, por otro, entusiasmos quizá un abecedario o un diccionario. Exige y enseña a pensar y a
no bien fundamentados. Nada le oculta al historiador la im- imaginar de manera sostenida. Quizá leer libros sea entonces
portancia cardinal del libro en el origen y desarrollo de la civi- consustancialmente una actividad de elite, de la elite que nece-
lización. Las primeras civilizaciones alrededor del mundo se sita dominar esa arquitectura, dominar totalidades del intelec-
fundaron sobre libros. Quizá las dos excepciones sean la incai- to, del universo racional, al fin y al cabo tan inferiores a las del
ca y la hindú, que se fundamentó muchos siglos en la tradición universo real o imaginable. Y entonces la masificación no va a
oral. Permítaseme sin elaboración, hacer al culto lector un re- ningún lado: está condenada a fracasar. Y el ocaso el libro au-
cordatorio breve. gura el colapso de la organización social y, por ende, de la ci-
La civilización mesoamericana antigua estaba expresada en vilización a la que da origen, al igual que la pérdida del sistema
los códices que pintaban los escribanos, los “de la tinta negra y de valores, de los códigos colectivos, de las elites legítimas, de
roja”, códices ferozmente perseguidos, cuyos sobrevivientes esa “aristocracia de la inteligencia” en que cree Facundo.
han servido para descifrar las demás manifestaciones de su Por ahí en el gabinete decía hace poco el presidente (of all
cultura. Igual sucedió en el antiguo Egipto y la Grecia preclá- people) lo que vienen diciendo desde hace décadas los filósofos,
sica. Muchos de esos primeros libros sobreviven como patri- los epistemólogos: que el mundo no es racional ni lógico, que
monio mundial: el Libro de los Muertos, las epopeyas de Ho- nosotros le imprimimos una racionalidad, cada uno a su mundo.
mero. Y lógicamente muchos eran libros sagrados. No en vano Agrego entonces yo que la sociedad necesita elites, necesita gen-
los musulmanes vienen hablando, desde hace siglos, de “los te capaz de imprimirle racionalidad colectiva al mundo compar-
pueblos del libro”, refiriéndose a los antiguos cánones hebreos tido, para que la conduzcan, y ha de ser gente que escriba y lea
más la adición de los evangelios cristianos y el Corán, sobre los libros, así como un caballero necesita haber escrito un libro,
cuales siguen sustentados nuestros valores fundamentales. Y criado un hijo y sembrado un árbol, para merecer tal título.
ése es el punto al que quiero llegar: los libros han sido las con- Si los dirigentes de una sociedad perdemos esa capacidad
densaciones de los códigos colectivos, de los valores comparti- para ver el bosque, para identificar un sistema, para conectar el
dos sobre los cuales se fundan las civilizaciones y sin los cuales principio con el fin de la historia, para entender el drama y el
no pueden sobrevivir. papel de cada uno de los actores sobre el escenario, para conec-
Por eso no me aflijo. Si se pierde el libro, será el menor tar las acciones aparentemente dispersas y precisamente disco-
de los males. Pero no falta quien dice que ya ha llegado el fin. nexas, entonces el centro cede, se pierde la fuerza centrífuga de
Que el libro ha pasado a ser obsoleto (lento e ineficaz) como la organización que fundamenta una comunidad. Si los diri-
vehículo transmisor de información. Y es cierto que también gentes ya sólo ven parcelas o árboles, dejan de ser los generalis-
han servido los libros, como los manuales técnicos, algunas tas indispensables que saben poco, pero ese poco es lo esencial,
obras de referencia, diccionarios y enciclopedias, para trasmitir y entonces los gobiernos incurren en la tecnocracia. Por eso
información. Como cierto es también que hay cada vez más también debería ser evidente que, si queremos desarrollar una
medios que pueden trasmitir incluso mayores cantidades de genuina democracia, el demos tiene que leer. Leer libros. Y
información de las que caben en el libro, y con más agilidad. Y aunque no tengamos entonces para todos ni para la masa, te-
bien puede ser que para esa clase de transmisión llegue a ser nemos que tener libros para el pueblo, que son muchos. En ese
dispensable el formato libro. Para informarse usted puede es- contexto entiendo, sin aflicción ni sobresalto, el papel de las
cuchar radio, ver televisión inteligente (que la hay), consultar editoriales del estado —como el Fondo de Cultura Económi-
internet o un cd. ca— en democracias incipientes como México u Honduras. G
a
a
Biografía y autobiografía noveladas
Margarita Carrera
En este recuento personalísimo de la relación entre y veneración por Gerardi. Una vez reunida una vasta informa-
su vida y su obra, Carrera nos lleva con extrema ción sobre monseñor, me encontré con un dilema: ¿escribiría
honestidad a las bambalinas de su escritura, donde una biografía del obispo? Aquello que fue mi primera inten-
pasiones de todo tipo dan forma a los libros. ción, no me pareció tan apasionante como escribir una biogra-
Y presentamos luego un fragmento de En la mirilla fía novelada sobre él. Así, con base en una amplia bibliografía,
del jaguar, reeditada hace un par de años por el Fondo una mañana me senté a redactar los momentos más dramáticos
vividos por Gerardi, a partir del primer intento de asesinarlo:
“El coronel Rodolfo Lobos Zamora, comandante de las Briga-
En la mirilla del jaguar das militares del Quiché y Huehuetenango, había dado la or-
den: —Que lo atalayen y le den muerte, igual que a los otros
La figura de monseñor Juan Gerardi me apasionó desde el curas…” Todo cuanto iba novelando respondía a hechos verídi-
momento en que fue vilmente asesinado. Y se le asesinó el 26 cos, empezando por los nombres de los militares. Lo mejor de
de abril de 1998, dos días después de haber hecho entrega pú- esta biografía novelada es que me identifiqué tanto con Gerardi
blica de una valiente y magistral obra que recogía los testimo- que, a la manera de Flaubert con su Madame Bovary, yo también
nios de víctimas y victimarios durante el conflicto armado que puedo decir que, en la biografía novelada, yo soy Gerardi.
sufrió Guatemala por más de 36 años. El documento Guatema- En la mirilla del jaguar. Biografía novelada de monseñor Gerar-
la, nunca más consta de cuatro voluminosos tomos. Desde en- di consta de 16 capítulos y un epílogo. Cada capítulo pone en
tonces empecé a leer todo lo relativo a la vida y obra de Gerar- escena al obispo, rescatando lo más valioso e interesante de su
di. Al mismo tiempo recortaba todas las noticias que, sobre el vida. Enlazados los capítulos unos con otros, la obra se lee fá-
crimen del obispo, salían en los periódicos. Ya por el año 2000, cilmente y, según opinan los lectores, una vez que se empieza
tomé la decisión: debería escribir una biografía sobre este gran la obra no se la abandona hasta terminarla. Porque la vida de
hombre. Pero no era suficiente todo lo que había leído; además monseñor está llena de anécdotas apasionantes. No se trata de
necesitaba entrevistar a las personas que lo habían conocido. cualquier obispo, se trata de “el obispo” que dio la vida por
Creo que lo que me armó de valor y paciencia fue la admira- mostrar toda la verdad que sufrió el pueblo guatemalteco. Ma-
ción, convertida en pasión, por la figura de este varón que ha- sacres, genocidio, torturas. Y monseñor yendo a reclamar
bía tenido la valentía y el talento de hacerse cargo de la memo- personalmente a los militares guatemaltecos por la violencia
ria histórica sobre la violencia política en Guatemala: las graví- que ejercían en contra de los más humildes. Lo que más me
simas violaciones a los derechos humanos de las personas y satisface es que la crítica afirma que con tal biografía novelada
comunidades indígenas durante aquella guerra sucia, en donde se ha logrado rescatar la imagen viva de monseñor: su espíritu
se torturó, asesinó y se hizo desaparecer a comunidades ente- valiente e indomable, también su drama y su tragedia. El epí-
ras, al mismo tiempo que barría con lo más selecto de la inte- logo consta de breves páginas. En él se relata el crimen de que
lectualidad guatemalteca. Así, Guatema- fue víctima este mártir de la paz después
la se quedaba hundida en el pavor y Lo que me armó de valor y de entregar Guatemala, nunca más.
huérfana de aquellos ciudadanos ilustres paciencia fue la admiración por la Por el 2004, dos periodistas y escrito-
que podían escribir sobre su verdadera y figura de este varón que había tenido res extranjeros, seguramente pagados
cruel historia por siempre silenciada. la valentía y el talento de hacerse por la derecha recalcitrante de Guate-
Después de entrevistar a múltiples cargo de la memoria histórica sobre mala y por el ejército, lanzaron un libro
personas que habían tenido contacto di- la violencia política en Guatemala: que durante semanas ocupó los titulares
recto con monseñor, alguien me presen- las gravísimas violaciones a los de la prensa guatemalteca. El título era
tó al hermano Santiago Otero, la perso- derechos humanos de las personas y atractivo: ¿Quién mató al obispo? Me pa-
na que mejor conocía al obispo y más comunidades indígenas durante rece que fui la única que —a través de
había escrito sobre él. Sobre todo: Juan aquella guerra sucia mis columnas periodísticas— se enfren-
Gerardi, testigo fiel de Dios, una obra de tó a Maité Rico, una de sus autores.
412 páginas que recoge discursos, comunicados de prensa y Pero, en lugar de borrar mi libro En la mirilla…, lo promovió
documentos varios que este santo varón había publicado. Ahí aún más. La obra de estos mercenarios se ocupaba únicamente
está el pensamiento vivo de monseñor. Antes de conocer a Ote- del asesinato de Gerardi, tratando de salvar a los militares cul-
ro, yo ya había leído esta obra, de la cual extraía su dramática pables. En absoluto se ocupaba de la vida y obra del obispo. En
vida y su lucha por conocer la verdad. Por eso, cuando nos hi- la actualidad (marzo de 2006) En la mirilla del jaguar lleva ya
cimos amigos con el hermano Santiago, ya tenía alguna infor- dos ediciones y es obra de consulta de estudiantes de escuelas,
mación sobre el obispo. Pero al mismo tiempo que me reunía colegios y universidades. En pocas palabras, ya forma parte de
periódicamente con él, éste me llevaba otros libros y documen- la historia de Guatemala. Y lo más gratificante: la figura de
tos que me develaban aún más la personalidad de Gerardi. Con monseñor continúa viva, más viva que nunca después de haber-
Otero nos identificamos de inmediato: coincidíamos en el amor la rescatado en una novela fácil de leer. Pero todo esto no hu-
a
biera sido posible si el Fondo de Cultura Económica no hubie- ricos. A los 8 años, mi primera comunión que, en alguna for-
a
ra tenido el valor de acogerla y publicarla, sin olvidar a Sagra- ma, marca mi vida. Sin embargo, ser la mejor del colegio y
rio Castellanos (ex gerente del fce), quien, a pesar del natural obtener —durante dos años seguidos— la “Medalla de exce-
pánico, se atrevió a lanzar la primera edición. Me es sumamen- lencia”, me lleva a descubrir mi propio talento. Otra tabla de
te grato ver ahora circular por todas las librerías de Guatemala salvación; el amor a los libros. Leo mucho. La primera revela-
una segunda edición, lanzada en septiembre de 2005 y realiza- ción: Los miserables de Victor Hugo.
da con verdadero esmero, en la que sobresale el cuidado de la Después de la revolución de octubre de 1944, con la caída
edición por José Luis Perdomo Orellana y la diagramación de de la dictadura ubiquista, entro en la adolescencia: una vez
Julio Larios Mejía. graduada de secretaria comercial y mecanógrafa, a los catorce
Carolina Escobar Sartí (Prensa Libre, 22 de junio de 2002) años, mi madre me pone a trabajar con mi primo Antonio
escribió: “Margarita hizo una obra que se lee de corrido, y su Goubaud Carrera, antropólogo destacado que, durante aquella
palabra contribuye a alimentar la memoria de un pueblo fre- época, 1944, trabajaba con la Carnegie Institution que funcio-
cuentemente desmemoriado. Ella se atreve a nombrar lo in- naba en Guatemala. El trabajo en una casa solitaria, de 8 a 12
nombrable y construye una posibilidad una posibilidad de in- de la mañana y de 2 a 6 de la tarde. Lo poco o mucho que gano
terpretar lo sucedido a la luz de una investigación rigurosa y me lo arrebata mi madre, quien logra casar a mis hermanos
profunda. El eje conductor de la obra es la angustia de Gerardi mayores con millonarios. Después de un año de trabajar para
frente a las múltiples amenazas recibidas a lo largo de su vida mi primo, mi vida cambia para mejorar: se me contrata para ser
[…] En esta obra la represión de lo oscuro deja de ser sombras la secretaria del doctor Paul Nesbitt, un enviado de Rockefeler
sin formas; aquí Carrera le pone nombre y apellido a todos sus Center con el fin de realizar el traslado del Museo de Arqueo-
personajes. Y no inventa ninguno, porque da el nombre com- logía a otra instalación más adecuada. Ahí vivo los mejores
pleto de aquellos que —según su investigación— alguna vez años de mi adolescencia. Época de la revolución, cuando Gua-
estuvieron involucrados con el caso Gerardi…” temala goza de libertad y hay una gran apertura a la cultura. Al
museo llegan a trabajar artistas, escritores e intelectuales que
Sumario del recuerdo (Memorias: 1929-1981) influyen en mi vida. Decido entonces mi destino: seré escrito-
ra. Todavía no he cumplido los 18 años.
Las memorias constituyen todo un desafío para cualquier au- Al llegar a esta edad, mi juventud continúa sumida en la
tor. O bien se relata la verdad, toda la verdad y nada más que pobreza. Sin embargo, después de ir a la Escuela Nocturna de
la verdad, o bien se la altera y se aleja de su verdadero propó- Farmacia se publica mi primer libro, Poemas pequeños, y conoz-
sito: un documento o testimonio del escritor y su tiempo. En co mi primer gran amor. El gobierno de Washington da un
mi caso, las memorias se inician en el mes de agosto de 1929, golpe de estado al presidente Jacobo Árbenz en 1954. Deca-
cuando mi padre, Antonio Carrera Wyld, se suicida un mes dencia y falta de libertad. Me gradúo de bachiller y entro a la
antes de que yo naciera. Su herencia: deudas y el dolor de una Facultad de Humanidades a estudiar letras. Se publican Poesías
madre embarazada, Josefina Molina Llardén de Carrera. De (mi segundo poemario) y Corpus poeticum de la obra de Juan
manera que nazco el 16 de septiembre de ese mismo año, bajo Diéguez. Con este último trabajo obtengo el título de licencia-
el signo de la muerte, de la pobreza y de la falta de amor. Du- da en letras (la primera mujer). Se me nombra catedrática de
rante los primeros años de mi vida, fui víctima de un asma que humanidades de la usac. Luego, me caso en 1956 y empieza
me hizo agonizar. Una niña enfermiza y abandonada por su otra tortura: mi marido con una enfermedad incurable: mania-
madre, a quien una mujer indígena rescata cuidándola y pro- co-depresivo. A pesar de todo, doy a luz a dos hijos. Después
porcionándole amor. La última hija de una familia que parece de siete años de casada, logro separarme de mi esposo. He de
maldita: un padre suicida, una madre hundida en la miseria, la hacer de padre y madre. Pero el amor a mis hijos me sostiene.
cual no puede dejar de rechazarme. Siete hijos: la primera nace Ya separada, empiezan mis primeros viajes al extranjero y mis
muerta, los otros, principiando con Estelita, gozan de épocas primeros amantes: dos norteamericanos en Miami y un guate-
mejores. Pero Estelita, bella y amadísima, muere a los cuatro malteco, que también trabajaba en la Universidad de San Car-
años. Luego nacen Isabel, Antonio, Thelma y Roberto. los. De 1964 a 1969 se da la represión en la usac con la crea-
Sumario del recuerdo está dividido en cuatro etapas: niñez, ción de la llamada “Escuela de Estudios Básicos”. Las dictadu-
adolescencia, juventud y madurez. Si aceptamos la teoría freu- ras militares recrudecen y empiezan las torturas, asesinatos y
diana de que infancia es destino, no es extraño que mi vida esté desaparecidos contra universitarios, intelectuales y escritores.
bajo el estigma del dolor y la soledad. Hundirme en la búsque- También los genocidios.
da de mi niñez perdida fue el primer trago amargo que hube El último de mis amantes (el de Guatemala) me abandona.
de afrontar al escribir mis memorias: una madre que nunca me Entro a la madurez. Dos libros más: Desde dentro y Poemas de
dirige la palabra; unos hermanos que parecen extraños y una sangre y alba. En 1967 soy nombrada académica de número de
nana —María López— que es la única que me ama al mismo la Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente a la
tiempo que me sobreprotege y reprime; Guatemala, sumida Real Española (la primera mujer que ingresa a tal institución).
bajo la dictadura de Jorge Ubico. Luego, mi formación (¿o En 1970 se me nombra Jefe de Publicidad y Relaciones Públi-
deformación?) en un colegio católico en el cual imperaba el cas de la usac. Se vive la tiranía de Arana. Conozco a mi cuar-
fanatismo religioso. Mi tía abuela Albertina Molina, la directo- to amante y me enfrento al suicidio. Acudo a un analista. Un
ra y dueña. Víctima, más adelante, del abuso de los huéspedes embajador de Suecia, mi quinto amante, logra que yo sea invi-
que mi madre acoge para poderle hacer frente a la economía tada durante dos meses a Europa: Suecia, Alemania y París
de la casa. Con todo, durante mi niñez, gozo intensamente (1972). Continúo mi tratamiento psiquiátrico y empiezo a leer
cuando mi madre nos lleva a las fincas de parientes y amigos a Freud. Escribo mi primer libro de ensayos: Literatura y psicoa-
a
nálisis; el poemario Del Noveno Círculo, y una obra de teatro: El
a
circo. En 1975 asisto al Centenario de la Academia Mexicana de
la Lengua. En 1976 (4 de febrero) es el terremoto. En diciem-
bre, a mi nana la mata un carro.
En 1979 asisto a un congreso de escritores en Las Palmas
de la Gran Canaria. Ahí conozco a mi quinto amante, un escri-
tor argentino. Ese mismo año conozco a un hombre rico quien
se enamora de mí y me propone matrimonio. Es asesinado al
mes de estar saliendo conmigo. Da inicio el fatídico año 1980.
Durante los primeros días se me nombra para ir a trabajar a la
Real Academia Española durante cuatro meses, como miem-
bro de la Comisión Permanente. Se da el genocidio en la Em-
bajada de España el 31 de enero de 1980. España rompe rela-
ciones con Guatemala. De todas formas me voy a Madrid a
trabajar con la rae. Ahí veo a mi amante argentino y asisto a un
congreso de escritores en París. En junio regreso a mi patria.
Soy invitada a un congreso de creación femenina en Puerto
Rico. Luego, a otro congreso en Caracas. El escritor argentino
viene en 1981 a vivir un mes conmigo. Muere mi madre y
rompo con el escritor argentino. Empiezo una nueva vida y, en
1982, soy finalista del XI Premio Anagrama de Ensayo, en
Barcelona, con la obra Antropos (la nueva filosofía). G
Inquieto y nervioso, Gerardi se revolvía fueran, de todas formas, no estarían ca- Dieron las cinco de la mañana. El
en la cama, se levantaba, se sentaba, salía pacitados para penetrar en los abismos obispo ya no pudo soportar seguir ence-
al corredor, volvía a entrar a su cuarto. de la tragedia sufrida por el pueblo gua- rrado. Se puso un suéter y unos pants y,
No podía estar tranquilo. La tarde del temalteco. calzando sus tenis, salió de su casa de
23 de junio del 94, había recibido por fax Tenía que ser la iglesia quien diera el San Sebastián. La sexta avenida aún se
el acuerdo del gobierno para la creación primer paso hacia la verdad de los he- hallaba desierta y hundida en las som-
de la Comisión del Esclarecimiento His- chos y, en lo más profundo de su ser, bras. De vez en cuando un motociclista
tórico (ceh), en donde se debía informar sentía que dios lo había escogido, lo ha- repartiendo periódicos y uno que otro
de todo lo acontecido durante el conflic- bía señalado para dirigir tal trabajo. carro. Empezó a caminar rápidamente.
to armado de más de tres décadas en Hasta le parecía oír su voz crepitante Necesitaba cansarse para calmar un poco
Guatemala. Lo acababan de firmar las desde el fondo de su corazón. su estado de ánimo. Algo le hervía por
autoridades guatemaltecas de esa época. —Tú eres el elegido —le decía una y dentro y se le venían a la mente las más
En primera instancia, se trataba de un otra vez esa voz interna—. Eres el esco- crueles imágenes de lo vivido en El Qui-
pacto entre el gobierno y la guerrilla. gido, el cordero que se vuelve león para ché. Los cuerpos destrozados y atados a
Por eso Gerardi no estaba tranquilo ya defender a su grey. Tú eres el elegido una ventana, los cadáveres de sus amigos
que no confiaba en ninguno de los dos. para dar a conocer lo que tu pueblo ha los sacerdotes Gran y Villanueva. Y sus
Sentía que esta Comisión no podría sufrido. Y contigo estará la verdad de catequistas torturados y lanzados a la
cumplir con su cometido histórico. cuanto sea dicho y divulgado. cuneta de la carretera, los ranchos que-
¿Hasta dónde podría revelar toda la ver- Eran las tres de la madrugada. Toma- mados, las atrocidades contra las inde-
dad histórica del conflicto armado? Una ba una y otra vez el papel del fax en fensas aldeas… ¿Y qué decir de los indí-
voz interna (¿la de dios?) le decía que donde se establecía la institución de la genas que llegaban a relatarle los horro-
había que escribir la verdad, toda la ver- Comisión. ¿Podría revelar ésta todo el res de las masacres?
dad y nada más que la verdad. El mundo terror en que había estado inmersa la Aquello era demasiado. No podía
entero tenía que saber de la barbarie. población indígena? Gerardi volvía a quedar en la sombra y el silencio. Había
Había que revelar las masacres, las tor- revivir aquellos gritos de dolor, aquellos que decirlo, gritarlo, pero, sobre todo,
turas, las violaciones de unos y otros. Y alaridos, aquellos llantos, aquellas súpli- escribirlo. Como una memoria. Tal cual
los integrantes de la ceh no lo harían, no cas y los estertores de las más crueles el “Informe Sabato” en la Argentina, tal
lo podrían hacer. No importaba quiénes agonías. cual lo habían hecho los chilenos y sal-
a
vadoreños que también habían sufrido de los obispos y sus diócesis, se confirió —Mirá, Édgar, los militares y los
a
las mismas barbaries en sus guerras civi- al proyecto carácter interdiocesano. guerrilleros han tenido muchos años
les. Sólo que aquí, en Guatemala, había El objetivo inicial del Remhi había para discutir sus diferencias, para poner-
sido peor, mucho peor, en número de sido dar una contribución al trabajo de se de acuerdo; han tenido que botar
víctimas y en infamia. la Comisión del Esclarecimiento Histó- desconfianzas; pero han tenido tiempo,
Sin sentir había llegado al final de la rico. Édgar Gutiérrez, principal colabo- han tenido espacio, les han pagado viajes
avenida del Hipódromo del Norte. El rador de Gerardi, afirma que el proyecto y están los acuerdos allí, no son malos,
aire fresco le refrescaba la cara llena de nació de lo que Gerardi llamaba “un pero no son la solución. ¿Por qué no
sudor. Se secó con un pañuelo. Sentía cambio de estafeta”. Platicando con él, pensamos en la gente que también que-
que podía respirar mejor. Había corrido Gerardi le decía: dó dividida, que también quedó quebra-
más que caminado. Eran las seis de la —Si queremos dar el salto, tenemos da, hecha lata, que tengan también el
mañana y el sol empezaba a alumbrar. Se que agarrarnos de la historia; tenemos que espacio para hablar y el tiempo y las
sentó en una banca, bajo una jacaranda. hacer como un cierre de la historia para condiciones para hacerlo, porque ellos
La calle estaba alfombrada con las flores proponer algo nuevo, y el motivo, o sea también necesitan ponerse de acuerdo?
violeta de las jacarandas. Las camionetas o “el gancho” fue el acuerdo de la Comi- Así se expresaba Gerardi, haciendo,
iniciaban la ruta del día; lentamente, la sión del Esclarecimiento Histórico… como acostumbraba, una dura crítica
ciudad empezaba a cobrar vida. Después Gutiérrez cuenta cómo el 23 de junio tanto a los militares como a los guerri-
de descansar unos minutos, inició su re- del 94 Gerardi, muy emocionado, había lleros. Porque lo que veía venir era que
greso a San Sebastián. Debía oficiar la llegado a su oficina a buscarlo. los acuerdos entre uno y otro bando en
misa de siete y luego salir para la curia. —¿Ya leíste esta babosada? —le había nada beneficiarían al sufrido pueblo gua-
Estaba ansioso por comunicar a sus com- preguntado. temalteco, hundido en la pobreza. La
pañeros de trabajo el proyecto que había
forjado en su mente durante la noche.
Desde que había empezado a trabajar
en el proyecto de la Recuperación de la
Memoria Histórica (Remhi), en 1994,
Gerardi hacía caminatas hasta de cinco
kilómetros. Al inicio del alba salía de la
parroquia de San Sebastián, donde vivía,
y se dirigía hacia el Hipódromo del Nor-
te. Lo hacía no sólo por placer, sino por
prescripción médica. Además, le ayudaba
a descargar tensiones. Al regresar de sus
caminatas, se bañaba, oficiaba la primera
misa y, después de desayunar, leía los pe-
riódicos. A las nueve y media o diez, se
iba a pie a las oficinas de la odha, situadas En su mano blandía el fax. Se lo puso ley de reconciliación no resuelve los
en el Palacio Arzobispal. Allí permanecía sobre la mesa y arguyó: problemas de los de abajo —decía—,
hasta entrada la noche. Ya en casa, antes —Es el acuerdo de la creación de la por eso el proyecto Remhi trabajará la
de acostarse, leía documentos latinoame- Comisión del Esclarecimiento Histórico. verdad, trabajará la memoria que luego
ricanos que trataban de las guerras inter- Tardó dos años en firmarse y mirá lo que será un instrumento para la reconstruc-
nas que se llevaron a cabo en Latinoamé- salió. Aquí está. Y no es sino un matrimo- ción de las comunidades.
rica por los años setenta y ochenta. Entre nio contra natura: los dos bandos opues- De manera especial se refería Gerar-
ellos estaba el “Informe Sabato”, intitula- tos se están cobijando con la misma toga. di a la lealtad como un valor que debía
do Nunca más. Fue una de las lecturas que Por eso se me ocurre, ¿por qué no hace- de servir como punto de partida. Y es
más lo había hecho reflexionar sobre la mos nosotros algo? ¿Por qué no fortale- que él había sufrido muchas traiciones a
posibilidad de escribir algo semejante cemos el acuerdo? ¿Por qué no nos ade- lo largo de su vida; sabía que brindar
acerca de los crímenes de lesa humanidad lantamos y nos tratamos de abrir camino amistad, una verdadera amistad, era difí-
ocurridos en Guatemala durante más de y marcamos pautas a la ceh? cil. Por eso era desconfiado pero, cuan-
tres décadas. Y así fue como nació el Remhi, sigue do lograba comunicarse con alguien,
Al día siguiente de haber recibido el relatando Édgar Gutiérrez. Gerardi lo establecía amistades profundas, para
fax sobre el acuerdo de la creación de la concibió no sólo en términos globales, toda la vida.
Comisión del Esclarecimiento Históri- políticos, sino en términos de lo que la Otra faceta importante de su perso-
co, Gerardi había hablado con monse- Pastoral Social de la iglesia debería de nalidad era su profundidad psicológica.
ñor Próspero Penados del Barrio, quien hacer en la época de posguerra. Porque, Cuando alguien se acercaba a pedirle
de inmediato apoyó su plan y, en octu- como decía Gerardi, la iglesia había ve- consejos, Gerardi procedía como un
bre de 1994, solicitó formalmente a la nido acompañando el proceso de nego- psiquiatra. No daba consejos, sino enta-
odha que presentara el proyecto del ciación de la paz, sobre todo en lo con- blaba un método de preguntas y res-
Remhi a los obispos de la Conferencia cerniente a la reintegración de la pobla- puestas. Y, como dice Édgar Gutiérrez,
Episcopal de Guatemala. Con el apoyo ción desarraigada. cuando vos sentías, vos mismo te estabas
a
dando la solución; él te ayudaba a orde- armado; 2] salud mental; 3] manejo de la entraba en confianza, la gente empezaba
a
nar el pensamiento, te ayudaba a anali- entrevista. A estos líderes se les llamó a hablar, a desahogarse, a tener su catar-
zar. Nunca te decía nada, nunca te daba “Entrevistadores de reconciliación” y sis. Después de oír aquellos dolorosos y
consejos, nunca opinaba. Y en el trabajo “Animadores de la reconciliación”. dramáticos relatos, se trataba de ayudar
era igual; casi siempre preguntaba ¿qué Se trabajaba, así, con gente de las a la víctima para que saliera del abismo
piensan ustedes de eso?, o ¿por dónde propias comunidades que tuviera credi- en que se hallaba inmersa y pudiera fo-
vamos a ir? Y cuando estaba de acuerdo, bilidad, que no negara si había sido gue- calizar otros aspectos de su vida en don-
sólo decía, “bueno, entonces hagamos rrillero o del ejército. Lo que interesaba de aún brillaba la esperanza. Se hacía
eso”. Y así te iba sacando las respuestas era lo que las víctimas o victimarios tu- hincapié en el valor que había necesita-
correctas o descubriendo tus verdaderos vieran en su corazón y en su mente. Con do para poder sobrevivir. En pocas pala-
sentimientos. Por eso, cuando tenías todo el material recogido se trataría de bras, una vez creado el ambiente de
problemas siempre pensabas en San Se- reconstruir el tejido social que había confianza, la gente se entregaba sin re-
bastián, en ir a buscar a Gerardi… sido desgarrado. servas. Así, el primer trabajo fue recoger
En el primer momento se pensó que En múltiples ocasiones, se topaban testimonios, pero no yendo a buscar a
el Remhi serviría únicamente para auxi- con sectas fundamentalistas que acusa- una persona en particular, sino sensibili-
liar a la Comisión del Esclarecimiento ban a la iglesia de ser la cabeza de la zando a la gente, explicándole qué era el
Histórico, a quien se le entregaría la guerrillla, en otras se acusaba a los hace- Remhi a través de las parroquias, de las
documentación pertinente. Pero luego dores del Remhi de abrir heridas. Hubo reuniones de grupo, a través de la radio
el objetivo se amplió porque se vio la también quienes dijeran que se estaban y la televisión.
necesidad que tenía la gente de hablar, despertando ánimos de revancha. Se seguían los siguientes pasos: se
de contar la tragedia que le había tocado Con todo el material recogido, iban repartían durante la misa unos folletos
vivir. […] los directores del Remhi ante Gerardi. que se llamaron “guías de celebración” y
Entonces Gerardi decidió que cada Lo buscaban en San Sebastián y se sen- eran utilizados por sacerdotes y cate-
diócesis contribuyera en ta elaboración taban a contarle cómo se estaba desarro- quistas. Estas “guías” no eran sino lectu-
del Remhi y encargó a Édgar Gutiérrez llando el trabajo. Él era el consejero que ras bíblicas, pero vistas en clave Remhi:
la supervisión de los trabajos. Entre ene- iba siguiendo paso a paso el proyecto y el uso del testimonio como una práctica
ro y marzo, afirma Gutiérrez, se dedicó daba las soluciones. Pero había ocasio- que había tenido lugar en la Biblia. Por-
él y otro compañero a recorrer diócesis nes en que se necesitaba su presencia. que de los libros sagrados están hechos a
tras diócesis. Hablaban con los obispos, Entonces él se preparaba y llegaba al base de testimonios. Entonces la gente
con el clero, con las asambleas. Todo lugar en donde era requerido y discutía se daba cuenta que también necesitaba
ello tenía como fin recoger datos de lo cuál debía ser la solución correcta. escribir la historia con base en sus testi-
investigado. Entonces, a veces desorien- Pero lo más difícil en la elaboración monios.
tados, acudían a Gerardi. Para orientar- del Remhi era la diversidad de personas —Si no escribimos nuestros testimo-
los, Gerardi les mandaba estudiar los que reunía: católicos, sectas cristianas, nios, no vamos a tener historia, no va-
procesos de pacificación en Chile, El gente con o sin preparación histórica, mos a tener raíces; entonces vamos a
Salvador, Argentina. indígenas, ladinos, profesionales, pro- volver a vivir lo mismo, nos va a pasar lo
—Averigüen qué han descubierto los fesores, campesinos. Toda una amalga- mismo otra vez.
chilenos, qué hicieron los argentinos, ma de seres humanos que es difícil inte- Los domingos, cuando la gente iba al
qué hicieron los guanacos… —Luego, grar. Había que lidiar también con celos mercado, se metía a la parroquia y decía:
les urgía la elaboración de una metodo- profesionales, personales o institucio- “Vengo a dar mi testimonio.” O durante
logía, en donde era fundamental recoger nales. la celebración de la ceremonia religiosa
los testimonios de víctimas y victima- Y de todo cuanto se recogía, ¿qué era decía: “Quiero dar mi testimonio.” Por
rios. Lo que más interesaba era la histo- lo prioritario?, ¿la información o el in- fin se reunieron seis mil quinientos tes-
ria de los sobrevivientes, su destino y formante? Había quienes decían: lo im- timonios.
proyectos de vida. Para ello, debían portante es tener un trabajo sólido, da- Había dos modalidades de testimo-
aprender a escuchar y facilitarles a las tos exactos, fechas, nombres, contar nios: los individuales, casi clandestinos
víctimas el desahogo de sus emociones. cómo sucedieron los hechos. Otros en porque no había condiciones para hablar
Así se estaba reconstruyendo una histo- cambio, como los de la misión pastoral, abiertamente; y los colectivos, comuni-
ria que nadie, antes, había relatado. se inclinaban por el lado humano: lo tarios, donde alguien empezaba a hablar
Otro rasgo metodológico del Remhi importante era la gente, sobre todo las y otro completaba lo dicho; o donde se
fue que involucró, como historiadores víctimas que necesitaban alguien con contraponían dos historias: la de la vícti-
locales, a personas representativas de las quien compartir su dolor, con quien ma y la del victimario. Lo hermoso es
comunidades que habían sido golpeadas desahogarse. que ahí mismo, los comisionados, los
por la guerra. Según Gutiérrez, 800 Uno de los aprendizajes más valiosos patrulleros decían:
hombres y mujeres, con buena reputa- en la elaboración del Remhi fue saber —Miren, yo me arrepiento de todo
ción entre sus vecinos como líderes loca- escuchar. Algo que Gerardi les había esto, yo no puedo dormir, me volví alco-
les, fueron escogidos a fin de que se so- enseñado con el ejemplo. Al principio se hólico, estuve a punto de locura, me
metieran a un intenso trabajo de prepa- hacían preguntas, pero pronto se descu- persiguen fantasmas. Yo les pido perdón
ración. Este trabajo incluyó tres módulos brió que lo importante era escuchar lo porque estoy arrepentido de cuanto
de capacitación: 1] historia del conflicto que la gente quería decir. Una vez que hice. G
a
a
Esta isla no es mía
Oswaldo Salazar
También aquí el lector verá cómo se gesta la obra literaria. historia que tengo que empezar contando por el final. Hacia el
Salazar nos invita a conocer cómo y por qué su imaginación inicio del verano del año 2002, después de completar la lenta
novelística lo condujo a escribir Por el lado oscuro, ese composición de mi primera novela, empecé a concebir la idea
estrujante relato en donde la violencia es protagonista, desbordante y desmesurada de una trilogía novelesca que tu-
del cual presentamos a continuación las primeras páginas viera como asunto común, como hilo conductor, la experiencia
de la violencia. No la violencia como tema, sino la recreación
de algunas experiencias concretas de violencia en Guatemala,
Ocurrió en las páginas de la revista The Paris Review en el oto- mi país de origen.
ño de 1981: de pronto, después de un corto silencio en la en- Después de algún tiempo de duda y espera, llegó a mí la
trevista que le hacía Jeffrey Bailey, el escritor norteamericano intuición de que debía buscar en la historia criminal de la re-
Paul Bowles contó una historia digna de ser recordada. “En gión algún hecho de sangre que, por sus características (que en
una ocasión —dijo— compré una isla fuera de Ceilán y pensé ese momento no tenía idea cuáles podían ser), fuera susceptible
que cuando estuviera parado en ella sería capaz de decir ‘Esta de convertirse en el lugar donde confluyera el mayor número
isla es mía.’ No pude; no tenía sentido. No sentí nada en abso- de formas de manifestación de la violencia. Revisé alguna bi-
luto, y por ello la vendí.” bliografía de reciente publicación y me encontré de frente con
Este relato mínimo fue el recurso retórico último que el lo que la memoria colectiva llamó, desde el momento en que
escritor encontró para explicar una de las profundas dificulta- ocurrió, “El Crimen del Tecomate”.
des que enfrentó a lo largo de su vida: la imposibilidad de Estamos hablando del año 1939 y de una zona muy cercana
pensar y sentir que algo pudiera pertenecerle. Por eso no con- (periférica, en realidad) a la capital guatemalteca. En términos
sideraba suyos los libros que había escrito. Sentía, más bien, históricos, se trata del momento culminante del largo periodo
que los había escrito su brazo, su cerebro, su organismo, pero (14 años) del general Jorge Ubico, el último yo supremo (an-
no él, Paul Bowles. terior a la revolución democrática) que conoció el país.
Esta confesión nos plantea de una forma directa y concisa El problema real que enfrentaba era cómo acercarme a los
uno de los temas más típicos de la literatura postshakespearea- hechos sin perderme en los laberintos sociológicos tejidos en
na y postcervantina: la duplicidad. Pero no como algo aplica- sus alrededores como trampas para viajeros distraídos. La úni-
do a personajes acosados por sus fantasmas o abandonados a ca salida (del lado del lenguaje, por supuesto) era el buceo en
sus alucinaciones, sino a los creadores mismos que ven en sus las distintas capas discursivas que habían envuelto los aconteci-
obras, una vez escritas, espejos que reproducen y enajenan mientos.
sus entidades subjetivas haciéndolas pasar del acto de la escri- Frente a mí estaban, entonces, el lenguaje cotidiano de la
tura al acto (“acaso más arduo”, diría Borges) de la lectura. memoria colectiva, el discurso periodístico en sus distintas
¿Qué diferencia hay entre escribir un texto literario y leerlo? versiones y allá, lejos en el horizonte, como un muro con gari-
¿Es que la escritura es ya una forma adelantada, utópica, de lec- tas de control y alambradas electrificadas, el discurso jurídico
tura? ¿Cuándo empieza y cuándo termina el fenómeno de la que aportó, en su momento, el punto final a esta historia.
interpretación? ¿Cuál es su requisito mínimo? ¿Quién es “el El viaje a través de estos distintos niveles y sus respectivos
brazo”, “el cerebro”, “el organismo” que escribe? ¿Quién el ta- subniveles específicos es el camino hacia el hallazgo de una
citurno personaje que, a fuerza de verse a sí mismo y ver al otro, paradoja: a más nivel de detalle (objetivo), menos contenido
llega a la conclusión de que toda “propiedad” es imposible? vivencial. Dicho de otra forma: entre más se usa un lenguaje
Los escritores inspirados de la antigüedad (Homero, el conceptual específico, menos comprensión (así como se en-
apóstol san Juan), conscientes de su nada creativa, responsabi- tiende en la hermenéutica filosófica) hay del hecho.
lizaban (según su particular tradición religiosa) a las musas o al Así, con este material entre manos, se me planteaban dos
espíritu. La obra de arte literaria, la palabra inspirada, no es del problemas, uno técnico y el otro personal. El técnico, obvia-
amanuense que la pone en blanco y negro, tampoco del “des- mente, consistía en el establecimiento de un equilibrio que
ocupado lector” que, acechándola, la reproduce. Está, dicho lograra, de alguna forma, concentrar la comprensión en la pa-
desde la simplicidad feliz de la ignorancia, en otra parte. rodia del concepto. Y el personal, infinitamente más complejo
En consecuencia, lo más que puede pretender cualquiera de de resolver, me enfrentaba a la pregunta: ¿qué es lo que quie-
los dos depositarios temporales de una obra (el que escribe y el ro? ¿Qué busco al atravesar las fronteras lingüísticas que nos
que lee) es recordar la historia de cómo esas palabras llegaron entregan diversas versiones de un mismo hecho? ¿O es que no
a sus manos. Una historia que será contada cada vez de una hay “un mismo hecho” y sólo podemos hablar de las versiones
forma distinta, con leves variaciones imaginativas que, además diversas?
del pasado, inventarán nuevas formas de leer y añadirán nuevos Finalmente, sin pensarlo demasiado, decidí de forma nega-
significados a una misma configuración lingüística. tiva. Decidí que no quería una novela de personaje. Esta deter-
En el caso personal, es decir, en el caso del que ha escrito minación, ciega en buena medida, me llevó a una investigación
dos novelas y sólo ha publicado la segunda, se trata de una por los territorios lingüísticos involucrados en el hecho. De la
a
tremenda carga vital que comporta la memoria colectiva, plomacia, su matrimonio tardío, el divorcio desgarrado y el
a
inexacta en cuanto a detalles, a la prolífica exactitud jurídica, autoexilio a la Argentina, el advenimiento de la fama y la llega-
vacía de contenido humano, pasando por el lenguaje de la nota da final de la gloria literaria. Libro de cuentos con un mismo
periodística basada casi exclusivamente en los informes (partes) personaje creador de personajes ficticios o reales.
policiacos. En términos institucionales, tuve que recorrer los La historia de Guatemala registra, además, el paso de otro
espacios familiares, las hemerotecas y los archivos históricos. Asturias: Rodrigo, el hijo del escritor. Rodrigo Asturias Ama-
En la medida en que los muros fortificados y las alambradas do, el primogénito que abrazó la pasión ideológica de su tiem-
estaban cada vez más cerca, poco a poco fue resolviéndose el po: la lucha guerrillera contra los poderes oligárquicos de un
problema personal y, en consecuencia, el técnico también. Es país colonizado. Pero Rodrigo, que empieza a cobrar esa par-
decir, empezó a cobrar sentido el agudo sentimiento de no ticular conciencia social durante los años en que su padre es-
querer una novela de personaje. Me di cuenta de que, en reali- cribe y publica Hombres de maíz, deja testimonio de su meta-
dad, casi de una forma involuntaria, estaba retratando más a la morfosis adoptando el nombre, la misión y el sueño del prota-
sociedad que al personaje mismo. Pero no un retrato externo, gonista de la novela: Gaspar Ilom; y lleva, así, la literatura al
que supone las intenciones de la sociedad desde la perspectiva escenario de la representación política.
de los documentos de identidad de esa misma comunidad. No, Empecé, entonces, a buscar (ahora ya de una forma más
estaba entrando, más bien, en las interioridades de los meca- deliberada) aquellas anécdotas de la vida del escritor donde
nismos de defensa de la racionalidad de esa sociedad. El len- parecía constituirse este sentido que finalmente encarnó el
guaje jurídico como maquinaria, como campo de concentra- comandante Gaspar Ilom, también (o anteriormente) conoci-
ción, un Auschwitz lógico lleno de principios, premisas y leyes, do domo Rodrigo Asturias. Las relaciones entre padre e hijo
diseñado para reestablecer el orden, para reincorporar al área me acercaron en muchos pasajes (y en términos de significado)
de juego cualquier manifestación que se dé fuera de sus fron- al mito de Cronos, esto es, a la forma en que la trama de la vida
teras. ¿De qué violencia estaba escribiendo en última instan- puede ser “devorada” por la trama de la escritura.
cia? ¿De la que había violado la vida de la víctima o de la que En el medio de este tratamiento (ahora sí, de personaje),
intentaba resignificar la violación para poder leerla en la clave cada vez se fue revelando más la presencia de la historia políti-
de su razón? Por el lado oscuro le llamé a esta narración de archi- ca y la cultura de Guatemala. O, para ser más exactos, se fue
vo que el Fondo de Cultura Económica publicó en el año 2004 revelando el “debate” en torno a la historia y la cultura de
en su colección Escritores Centroamericanos. Guatemala. Me refiero a los temas étnicos, al significado de la
Unos años antes, en 1999, para ser exactos, empecé a escri- revolución, de la contrarrevolución, a las máscaras históricas
bir Hombres de papel, mi primera novela. Su eje principal fue, en del dictador. Y si lo vemos desde el otro extremo, siempre en
un inicio, la vida del escritor guatemalteco Miguel Ángel Astu- la misma perspectiva, poco a poco se fue revelando también el
rias, premio Nobel de Literatura 1967. Todo aquel que haya significado del exilio o, más bien, del autoexilio del escritor
vivido en Guatemala el suficiente tiempo como para familiari- que, delante de los prejuicios y arquetipos de otras culturas,
zarse con lo que podríamos llamar “nuestros mitos”, tendrá juega (conscientemente o no) el papel de “informante nativo”
que reconocer que, así como “El Crimen del Tecomate”, la (según la terminología de los estudios postcoloniales). En el
vida de “El Gran Moyas” es parte inalienable de la memoria curso de mi recuento biográfico novelado (esto es, siguiendo
colectiva. Las personas de mi generación, al menos, podemos las directrices de este particular planteamiento narrativo), el
recordar anécdotas, fragmentos de su vida contados por quie- papel de “representación”, no sólo en el caso de la escena lite-
nes lo conocieron o sólo escucharon de sus andanzas bohemias, raria, sino también en el de la política, fue mostrándome un
políticas o periodísticas. Todos tenemos (lo hayamos conocido vínculo secreto entre padre e hijo, un vínculo (pre)determinado
o no) alguna historia que recordar de él. por la escritura.
Por ello, quizá, cuando empecé a escribir sobre su vida, lo Se trata de una novela en que confluyen la biografía, la his-
que en realidad hacía era coleccionar historias, relatos que se toria política, cierta historia de la literatura y que, por tanto,
referían a pasajes concretos de su vida: el viaje de juventud a puede ser leída de muchas maneras, la mayoría de ellas todavía
París, la bohemia latinoamericana de aquellos años, el descon- insospechadas para mí. El día que el relato tenga lectores, la
solado retorno a un país que estaba de nuevo en las manos de pluralidad del texto empezará a aflorar; pero será un fenómeno
un dictador, sus esfuerzos por publicar una novela atesorada que, como han dicho tantos, ya no dependerá de mí.
durante 14 años, sus inicios en el periodismo radial y en la di- Por ahora sólo sé que esta isla no es mía. G
El lago estaba quieto, oscuro como un hacia el sur. Allá lejos, al oriente, se de estrellas distantes en su silencio dubi-
espejo sin fondo, y el aire de la madru- veían las montañas de Santa Catarina tativo, y los riscos negros más cercanos
gada soplaba delicado sobre sus aguas recortadas contra un cielo limpio lleno se asomaban amenazantes como som-
a
bras imponentes precipitándose sobre dos prolongados se convertían, poco a quiero contarte una cosa, y se había
a
las curvas suaves, milenarias, del lago de poco, en islotes de luz y bullicio en la puesto muy serio antes de pronunciar
Amatitlán. medida que la noche avanzaba y llegaba aquellas palabras terribles que ella escu-
Nada parecía moverse excepto las el amanecer. chó sin poder reaccionar y que terminó
viejas lanchas cabeceando su sueño tran- Aquella madrugada del 15 de marzo por aceptar sin saber cómo, por qué.
quilo en la playa, varadas frente al par- de 1939, las calles estaban todavía vacías, De pronto, en el cuarto contiguo,
que sembrado de acacias, huele de noche las ventanas apagadas y clausuradas a oyó rechinar los catres donde dormían
y jacarandas que floreaban ya sus últi- piedra y lodo. Una detrás de otra, las sus papás. Lo había oído toda la noche
mos colores de una cuaresma temprana. puertas de machimbre cerradas lucían entre largos intervalos de silencio, pero
Sólo se escuchaba la caricia del agua so- como si los vecinos aguardaran en silen- ahora ella sabía que era distinto y que
bre las piedras y la arena compacta, el cio, debajo de los techos de teja húmedos era el comienzo de todo. Rogelia no se
rumor de las pequeñas, tímidas olas ses- por el rocío mañanero, la llegada terrible movió, esperó escuchar el rumor de las
gadas que iban y venían con ritmo de del ángel de la muerte que recorrería las sábanas, los pies de su mamá buscando
respiración serena, y la voz aguda, repe- calles espada en mano y con paso firme los zapatos en el piso de tierra, sus pri-
tida, de los grillos enviando sus mensajes para entrar donde advirtiera el menor meros pasos, esperó ver la sombra de su
pausados como relojes de la noche. resquicio, el más leve descuido. El aire cuerpo atravesar el cuarto donde ella
A mano izquierda podían verse los húmedo de bocacosta soplaba entre las dormía y dirigirse a la cocina ahumada
escasos focos del alumbrado público re- montañas y recorría solitario esas calles donde juntas preparaban todos los días
cién instalados. Uno por cada cuadra de llevando de vez en cuando el silbato de la la comida de la jornada de trabajo.
pequeñas casas en penumbra, apretadas autoridad en las cuatro esquinas del pue- Pero éste no era un día más, era una
en un cuadrado entre el Puente de la blo. Era el sigiloso comienzo de un día mañana que empezaba más temprano y
Gloria y el Hospital San Juan de Dios, ordinario de trabajo. En menos de una Rogelia sabía, temía de sobra la razón de
de oriente a poniente, y entre la subida hora las candelas empezarían a iluminar ese adelanto que la paralizaba de miedo
al Filón y las faldas de la montaña, de las ventanas y de nuevo volvería el sol a mientras escuchaba las vueltas sigilosas
norte a sur. disipar la bruma sobre el lago, sobre las de su mamá que suponía a todos dormi-
Amatitlán era un pueblo de casas pe- plantaciones de maíz; las mujeres sal- dos. Después de unos minutos, cuando
queñas de adobe, habitado por campesi- drían a quitar llave y los hombres, unos juzgó que ella ya había tenido tiempo
nos y viejas familias dueñas de la tierra. minutos después, recorrerían las calles suficiente para hacer lo que había anun-
Ubicado apenas a veinticinco kilómetros cargando sus bolsas de comida y herra- ciado, decidió levantarse. Oyó una respi-
de la capital, era célebre a finales de los mientas camino de las fincas, los talleres, ración profunda en el otro cuarto y supo
años treinta como el lugar de solaz y saldrían a esperar las carretas para pro- que su papá había despertado. Serían las
esparcimiento más cercano de las clases veer sus puestos de verduras, de granos cuatro y veinte aproximadamente. Como
acomodadas. básicos, y los niños saldrían los últimos todas las mañanas, se apresuró a vestirse
El presidente mismo, “El Hombre”, de la mano de sus madres para llegar porque detestaba que su hermano Félix
como lo llamaban, era aficionado a lle- temprano a la escuela. o su papá la vieran desnuda. Diez minu-
gar con frecuencia al frente de su carava- La noche anterior Rogelia Hernán- tos más tarde, a las cuatro y media, ayu-
na de motos y organizar almuerzos con dez se había acostado tarde, preocupada, daba ya a su mamá a servir el café y los
amigos y simpatizantes de su causa na- y no había podido pegar los ojos ni un frijoles del desayuno. Fue un momento
cionalista. Se aventuraba a probar dis- minuto. Ahora eran las cuatro de la ma- extraño. Dio los buenos días a su madre
tintos caminos, las veredas sinuosas que drugada y ella podía escuchar hasta el pero no se atrevió a mencionar lo que
bajaban de Santa Catarina Pinula, o la más mínimo rumo r en la oscuridad. Re- habían hablado la noche anterior, se li-
angosta carretera tradicional que llevaba costada de lado sentía muy cerca la respi- mitó a darle una mano y a guardar el
sin rodeos al lago. Le gustaba ir a super- ración pausada de su hermano Félix que silencio que la situación imponía.
visar personalmente las mejoras que in- dormía ajeno a todo. A sus espaldas, muy Llevados por la inercia cotidiana,
troducía con sus intendentes municipa- cerca de su catre, el aire movía la cortina llegaron Félix, primero, y Bartolo, el
les y los trabajos de mantenimiento del sucia que cubría el umbral que daba al padre, después, y se sentaron a comer a
“Relleno”, montículo de tierra de desco- cuarto de sus padres, ese espacio que veía la luz de una gruesa candela que se con-
munales dimensiones sobre el que, des- con terror cuando recordaba la figura de sumía en el centro de la mesa mientras
de las épocas de don Justo Rufino Ba- su papá, fuera de sí, hablando recio y di- Bartolo informaba al muchacho sobre el
rrios, se deslizaba el ferrocarril llevando ciendo cosas incomprensibles, y a su potrero donde les tocaba trabajar y el
con su estruendo envuelto en humo el mamá rogando con voz apagada, entre camino a seguir para llegar allá con
progreso y empuje de los tiempos mo- sollozos, no, por favor, haceme a mí lo tiempo y sin carreras. Bartolo era un
dernos. que querrás, pero a ellos dejalos. Pero hombre grande, experimentado, viejo
En otros ambientes, Amatitlán era ahora reinaba el silencio y la inminencia lobo que había trabajado con todos los
famoso también por sus bares repartidos de la vida diurna era el marco perfecto patronos y caporales de la región y se las
al azar por las orillas del pueblo y aten- para la angustia de Rogelia que no podía sabía todas, que hablaba poco, pero
didos por jóvenes ladinas de cuerpos dejar de pensar, de reconstruir una y otra cuando lo hacía se tomaba su tiempo
bronceados, venidas en su mayoría de vez la escena de la sala, unas horas antes, para decir las cosas que sabía bien, que
poblaciones cercanas y países centro- cuando Pedro, su novio, bajo la mirada había aprendido en años y llevaba graba-
americanos. Los fines de semana y feria- expectante de su mamá, le dijo vení, das en cada pliegue de la piel, en la mi-
a
rada muerta, vacía de pasión, que lo y sintió lo que nunca, que a fin de cuen- medida en que se acercaban a los confi-
a
alejaba tanto de su gente. tas no era más que un pobre hombre nes del trazado urbano y empezaban los
Rogelia, realizada la primera faena de indefenso, solitario, ajeno a él y a las caminos del bosque hechos de pasos
la mañana, se sentó a comer con ellos; mujeres que se quedaban esperando lo perdidos, callejones sin salida y caminos
pero Mauricia, la madre, que solía hacer que estaba por suceder. sin retorno. La luz llegaba siempre cuan-
lo mismo, esa mañana entró hasta su Ahora debía seguirlo, caminar sobre do perdían el camino y empezaban a
cuarto, y los hombres no lo notaron has- sus pasos en silencio, hacia el sur, por las andar entre grandes terrones y nubes de
ta que oyeron su voz llamando a Félix, calles del pueblo todavía oscuro y por las polvo, al lado de la milpa tierna o más
que se levantó a ver qué quería su mamá. veredas que conocía de memoria porque alta que ellos según la época del año.
Rogelia sabía cuál era toda la historia, y las había recorrido mil veces cuando ya Después se internaban en la sombra hú-
por nada del mundo estaba dispuesta a empezaba a clarear, bordeando las mil- meda del bosque cafetalero que lindaba
perderse la cara que traería su hermano pas que tenían los nombres y apellidos con los potreros donde pastaba apacible
después de enterarse. Pasaron unos mi- de los dueños. Apenas podía ver los pies el ganado lechero de don Emilio Barrera
nutos. Su papá, mientras tanto, aprove- que lo guiaban en la oscuridad, y mien- y que ahora, por concesión suya, debían
chó para preguntarle por qué Pedro se tras los seguía a tientas, Félix recordó lo chapear de maleza silvestre, bien bajito,
había ido tan tarde, y ella, odiando esa feliz que se sintió la primera vez que habían planeado, para poder sembrar
forma que él tenía de hablar sin verlo a acompañó a su padre al campo llevando como todos los años en el terreno que
los ojos, le dijo que por nada, que sólo se a cuestas ese mismo tecomate que carga- alquilaban.
le había pasado el tiempo, y él replicó, Pero su pensamiento, que era más
sorbiendo los últimos tragos de café, que bien lento y sencillo, ahora saltaba de
entonces a ella no se le pasara, acordate, una cosa a otra sin justificación aparen-
le dijo, cómo son los vecinos, no quiero te. Félix recordó de pronto las palabras
que vayan a andar hablando babosadas susurradas de su mamá esa madrugada y
por ahí. Y puso el pocillo de café sobre sintió un estremecimiento íntimo, sintió
la mesa como un juez que deja caer el el peso de su carga y vio la figura encor-
martillo a manera de punto final en el vada, ensimismada, de su padre que ca-
momento de dictar sentencia. minaba con la vista fija en la tierra que
En ese momento apareció Félix en el pisaba. No entiendo, pensó, no com-
umbral, Rogelia lo vio y le dio un vuelco prendo qué pasa entre ellos, y cómo es
el corazón. Estaba absorto, caminaba eso que todos están de acuerdo y lo con-
como un muerto que puede coger cual- sideran necesario. Su mente de quince
quier dirección y le da igual. Entonces la ba ahora. Un día antes le había dicho años no encontraba salida y no podía
vio directo como preguntándole si era que no iría más a la escuela, que ya esta- explicar por qué volvía una y otra vez a
posible que ella también supiera seme- ba suave de perder el tiempo, que ya imágenes de la infancia que creía olvida-
jante cosa, y ella le devolvió la mirada estaba grandecito y podía ayudarlo en el das. Como aquella vez que habían baja-
sin palabras diciéndole que sí, que no campo. Eso había sido tres años atrás, al do solos a la hora del sol vertical a sentir
estaban soñando, que todo era cierto y salir de la primaria, y desde entonces su el soplo suave del viento norte bajo la
que, ademas, no debía hablar, sólo hacer entusiasmo no había decaído. No se veía sombra del amate que guardaba la me-
tal y como le había dicho su mamá que haciendo cosas como estudiar o meterse moria del viejo pozo clausurado hacía
ahora llegaba apurada a darles la comida a un taller o ir a la capital a vivir de un tiempo, y él, niño de unos siete años,
mientras le decía a Bartolo que llegaría milagro diario. No. Se sentía muy bien explorando la zona mientras su papá se
más tarde al potrero porque necesitaba siguiendo los pasos de ese hombre leja- sentaba en una piedra y se quitaba el
ir a cortar unos tomates para la cena. no, lleno de silencios, aprendiendo día a sombrero, de repente, había caído en un
Félix por fin volvió en sí cuando su pa- día los oficios que él sabía hacer: cha- agujero negro, estrecho, húmedas las
dre, que ya salía de la cocina, le señaló el pear, ordeñar, postear potreros, cortar paredes rústicas que desgarraban sus
tecomate lleno de agua que estaba al café, abrir zurcos con el azadón o arrean- manos de niño desesperado por aferrar-
lado del poyo, entonces rodeó la mesa do una yunta de bueyes cansados, cosas se a algo en su caída; recordó los segun-
para alcanzarlo y cuando lo tocó y sintió que fue aprendiendo sin sentir, sin pala- dos ciegos que sólo le devolvían sus
que estaba frío, pensó que su papá lo bras, sólo viendo, ayudando, probando propios gritos sin esperanza hasta que
había llenado como todos los días en la en soledad o yendo solo cuando su papá allá arriba, en ese círculo minúsculo de
tinaja, y se lo echó al hombro sintiendo enfermaba o le salía otro trabajo y po- cielo que parecía cerrarse sobre él, se
como si fuera la primera vez en su vida dían ganar doble. Nadie, ni él mismo asomó la silueta de su papá, el único en
que lo hacía. Bartolo ya había salido y supo cómo, a qué horas aprendió a hacer escuchar su lamento, consolarlo con
tenía que estar en la puerta esperándolo. tantas y tan necesarias tareas propias de medias palabras, correr en busca de algo
Félix, sin despedirse, huyendo, atravesó su mundo, y los patrones y caporales ya para salvarlo de la ciénaga maloliente en
el patio y sintió por primera vez el aire lo tomaban en cuenta para labores de que se hundía, lanzarle una cuerda y ti-
fresco de una mañana que todavía era hombre grande. rar con todas sus fuerzas para devolverlo
noche, que no terminaba de iluminarse, No obstante, seguía poniendo los al mundo que por un instante le pareció
vio a su padre en el umbral, un pie den- pies justo sobre el rastro que le dejaba su lejano, extraño como algo que se pierde
tro y el otro fuera de la casa, impaciente, padre, que cada vez era más visible en la sin remedio. G
a
a
Niñez y libros:
nudo de marinero que contiene al mundo
Carolina Escobar Sartí
Parecen soplar buenos vientos para la nave editorial en botella que hay que llenar, sino un fuego que hay que encen-
Guatemala. Eso se desprende de leer este elogio del poder der.” En la Guatemala del siglo xxi, donde un significativo
del libro para formar ciudadanos, aun cuando sea cada vez porcentaje de la población menor de 18 años aún es analfabeta,
más difícil aproximar a los niños a las obras que nutrirán su los retos son múltiples, porque la educación y el proceso for-
imaginación mativo de la niñez y la juventud incluyen en la socialización, el
conocimiento, la percepción y el goce de los objetos culturales,
Allí donde se comienza quemando libros, entre ellos los libros. En realidad, el gran fin de la educación es
se termina quemando hombres la cultura, y por lo tanto nuestros vacíos educativos se consti-
tuyen en nuestro principal problema cultural.
Heinrich Heine Sin embargo, la situación no se remedia únicamente alfabe-
tizando, porque todos sabemos que no es lo mismo aprender a
Hacerse a la mar en un inmenso navío y dejarse seducir por el leer que saber leer. Los libros pueden convertirse en eficaces
canto de las sirenas, cabalgar en busca del tesoro perdido hasta instrumentos para falsear lo humano, para someterlo y domes-
el final del arco iris, recordar las láminas de la crucifixión de ticarlo, si sus lectores son simples recipientes de teorías y frases
Jesús en aquella Biblia inmensa de tapas negras y letras dora- célebres. Pero más allá de esta posibilidad, los libros también
das, asistir a la transformación del ogro solitario en generoso pueden situarse como el concierto de millones de voces que, a
abuelo, esperar ansiosa a que los pedazos de cielo cayeran so- lo largo de la historia, nos celebran como seres humanos. Re-
bre la gallina Fina y el pavo Centavo o darle la vuelta al mundo cogen la experiencia de muchas vidas, la magia, los sueños, las
en apenas ochenta días. Todo fue verdad. Sucedió en los libros realidades cotidianas, las fantasías, la memoria colectiva y por
de mi infancia, que se quedaron de muchas maneras y para lo tanto son fecundos en el desarrollo de los pueblos. Si es
siempre en mí. cierto que la educación nos enseña las reglas, es la vida misma
Hoy, tantos años después, y en el contexto de un mundo y su expresión recogida en tantos libros la que nos permite
altamente tecnificado, me surgen algunas preguntas: ¿por qué conocer las excepciones.
tantos niños, niñas y jóvenes del mundo, no leen?, ¿por qué la En Guatemala, se abre ahora la posibilidad de diseñar y
escuela no despierta en ellos ningún interés por la lectura?, comenzar a implementar una política nacional del libro; se
¿por qué los adultos no sabemos cómo motivarlos para que habla también de una ley que permitiría libros libres de iva, así
lean?, ¿estamos viviendo el principio del fin de los libros o, por como de estrategias que permitirían bajar los costos, fomentar
el contrario, asistimos a un nuevo florecimiento de la literatura la producción nacional, su importación y exportación. En este
en general y de la literatura infantil y juvenil en particular? país donde se siembra y se cultiva la violencia, estas son buenas
Sabiendo de antemano que cualquier aporte en este sentido noticias, muy buenas. Los guatemaltecos, además de alimento
es apenas una aproximación a las preguntas planteadas, parto para el cuerpo, necesitamos alimento para la mente y el
de aquella frase de Montaigne que dice: “El niño no es una espíritu. G
Hay justificadas notas fúnebres en esta instantánea del Echeverría. A los 33 años, Reynaldo, además de un promisorio
mercado del libro en El Salvador de hoy. Sin embargo, intelectual, era propietario de la librería Neruda. Situada al
estas dificultades podrían remontarse con el brío fondo de un estrecho callejón en un anodino edificio comercial
y la esperanza que se adivinan en estos párrafos en el norte de San Salvador, la librería Neruda era la mejor del
país, pese a las enormes dificultades políticas y económicas que
vivía.
El 2 de octubre de 1984 un escuadrón de la muerte abatió a En un entorno de barbarie, violencia, dogmatismo y estre-
tiros frente a su casa y delante de su familia a José Reynaldo chez material, la Neruda era un apreciado y necesario oasis.
a
Cada mes, más o menos, recibía un nuevo cargamento de li- mayor intento de hacer de una librería un centro cultural, Pun-
a
bros cuidadosamente seleccionados por Reynaldo, su esposa y to Literario, ha sucumbido a los imperativos de la rentabilidad.
su cuñada, quienes pensaban más en la felicidad de sus lectores Pero quizá lo peor es que algunas librerías, por necesidad o
que en ganancias. Ellos formaban una familia que vivía con falta de visión, optan por convertirse en otro negocio más,
austeridad, pero que poseía una riqueza invaluable: los libros y donde los libros se trafican como cualquier otra mercadería.
las amistades que éstos hacían posibles. Donde el valor de los libros, se mide por su éxito de ventas y
A las dos semanas del entierro de Reynaldo, su esposa y donde estos se presentan al lector en total confusión, como una
cuñada encontraron fuerzas para reabrir el negocio familiar. superficie más entre la avalancha de superficies del mundo del
Sería por poco tiempo. Una noche, una bomba arrasaría con el simulacro.
local de la Neruda. Un escueto comunicado del Ejército Secre- Las políticas culturales del estado al respecto han sido errá-
to Anticomunista se hizo responsable del siniestro. Habían ticas. Hace casi una década, el Consejo Nacional para la Cul-
eliminado, afirmaban, un buzón de la guerrilla. tura y el Arte, máximo órgano oficial en material cultural,
La vieja librería con su figura tutelar, el librero que era un emprendió un ambicioso proyecto de publicación de libros de
amante y un conocedor de las letras, ese espacio que tenía algo calidad y a muy bajo costo. Tal vez hubo fallas en la concepción
de negocio familiar, de tertulia de intelectuales y artistas, y qui- y la distribución, pero de ese proyecto hoy parece quedar poco.
zá también de espacio utópico, algo que Cada año se editan menos títulos y la
en otras partes del planeta se ha ido mar- En El Salvador de hoy el futuro fabricación de libros nunca se coordinó
chitando con languidez, aquí se cerraba del libro es tan incierto porque con su receptor idóneo: el sector escolar
de manera ignominiosa, cruel. Nuestro lo que el libro representa es público. Todos los años el estado organi-
país es implacable a la hora de unirse a incómodo para una sociedad za jornadas de lectura, pero da la impre-
las corrientes del tiempo y de borrar del enteramente sumergida en los sión de que son actividades un tanto
camino a quienes le estorban. paraísos artificiales del consumismo. improvisadas, pensadas más para figurar
Por eso, ahora que debo escribir so- Hoy en día ya no se matan libreros, en los medios de comunicación que apo-
bre el libro en El Salvador, sobre su si- tampoco se bombardean librerías. yadas en un proyecto sólido, articulado y
tuación actual, sobre sus perspectivas, Simplemente se las ahoga de a poco dotado de recursos que permita hacer de
no puedo omitir contar esta historia. Y los escolares y el gran público verdade-
traer esa dimensión del libro que estoy convencido que es en ros lectores.
última instancia irreducible al mercado, al puro beneficio ma- Un país que no quiere ciudadanos, sino consumidores o,
terial. El libro es algo misterioso que para existir necesita ser peor aún, mano de obra barata para atraer maquilas o para
una mercancía, pero que muere en el momento que es sólo una intercambiarla por remesas, no necesita de lectores. En el
mercancía. mundo moderno, ser lector ha sido una precondición para ser
Quizá por eso en El Salvador de hoy el futuro del libro sea ciudadano, sujeto crítico y activo de la democracia. Un lector
tan incierto. Porque lo que el libro representa es incómodo es por definición alguien que interroga, que pregunta, que re-
para una sociedad enteramente sumergida en los paraísos arti- flexiona. En las nuevas sociedades de consumidores, ya no hay
ficiales del consumismo. Hoy en día ya no se matan libreros, lectores, ni entre los que leen. Tan sólo espectadores. Patéticos
tampoco se bombardean librerías. Simplemente se las ahoga de espectadores que contemplan impotentes espejismos imposi-
a poco. En los últimos años varias librerías han cerrado. El bles, mientras la vida les pasa de largo. G
Los senderos del libro, los que nos llevan hacia ragüenses que el currículo escolar me obligaba a leer. Ése fue
una obra o una profesión, los que tuercen una vida mi primer contacto con los libros: fui una y otra vez a comprar
o ratifican una vocación, se bifurcan de maneras esos libros, y de pronto me convertí en un lector que devoraba
impredecibles. Acompañemos a este librero cuanto libro llegaba a sus manos. Entonces tenía trece años,
nicaragüense en su repaso de la ruta que lo llevó Managua ya había sucumbido al brutal terremoto del 23 de
de la economía al comercio editorial diciembre de 1972 —con ese desastre desaparecieron las libre-
rías y empezaron a ofrecerse libros en los supermercados—.
Era 1974. En esos años se desarrolló un proyecto cultural lla-
Cuando era joven, visitaba una pequeña librería cercana a la mado Culturama, que era una enorme librería. Me asombró
casa de mis padres, llamada Cervantes. Recuerdo que en ese conocer qué tan grande era el mundo del libro, aunque en
entonces compraba libros de la editorial argentina Kapelusz, realidad aún no lo conocía con exactitud. También visitaba una
que publicaba los clásicos en un formato que conservó hasta librería llamada Club de Lectores, en donde conocí las publi-
hace pocos años; también compraba los libros de autores nica- caciones del Fondo; allí encontré a Rosa Luxemburgo, René
a
Descartes, Karl Marx, Friedrich Engels, Franz Fanon, José En 1990, año de importantes cambios, me vi obligado a la
a
Ortega y Gasett, y muchos autores que se me escapan de la búsqueda de un trabajo con el que lograra sustentar a mi fami-
memoria; me asombró conocer sus ideas y pensamientos —en lia. Una masa de emigrantes regresó al país y lo hacían con
realidad me asombró el poder que tenía el libro. carácter de profesionales dotados de experiencia en el mundo
Desafortunadamente los acontecimientos políticos del país globalizado, y entonces sucedió lo inesperado. En 1991 un
llevaban a una revolución. Este proceso de rebelión y de cam- antiguo cliente me solicitó una oferta de libros, conseguí el
bios truncó todos los negocios y proyectos del libro de manera financiamiento y viajé por toda Centroamérica personalmente
tal que las librerías existentes fracasaron: para 1979 no se po- para comprar los libros solicitados, conocí todas las editoriales
dían comprar libros en ninguna librería, y con suerte en la li- centroamericanas y, para mi alegría y entusiasmo, encontré en
brería universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de la ciudad de Guatemala una subsidiara del Fondo de Cultura
Nicaragua encontraba mis textos universitarios, algunos de los Económica, empresa de la que aún soy distribuidor en Nicara-
cuales eran del Fondo; luego llegó el bloqueo impuesto por gua. Recordé mis viejas reflexiones acerca de la oferta de libros:
Estados Unidos y los libros de producción mexicana, española, definitivamente el Fondo fue el primer editor foráneo de la
argentina y colombiana desaparecieron de los pocos puestos de región que nos prestó atención, que publicó a nuestros autores,
ventas. En ese entonces irrumpió en el mercado una empresa que nos permite a través de sus publicaciones conocer a escri-
llamada Importaciones y Exportaciones tores que difícilmente habríamos podido
Literarias, S. A. (Imelsa), que ofrecía li- Mi principal adicción al Fondo pasa conocer, pero mi principal adicción al
bros en español editados en la fenecida por la colección de libros infantiles, Fondo pasa por la colección de libros
URSS y en Cuba, además de los publi- pues me encanta soñar que soy un infantiles, pues me encanta soñar que
cados por las pequeñas y nacientes edi- niño al leer esos preciosos libros en soy un niño al leer esos preciosos libros
toriales nacionales, las cuales ofrecían compañía de mis hijas en compañía de mis hijas.
obras de autores como Sergio Ramírez,
Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, que iniciaban su camino al Los autores nicaragüenses del Fondo
éxito, al lado de las obras de nuestros clásicos: Rubén Darío,
Salomón de la Selva, Azarias H. Pallais, Manolo Cuadra, José Nicaragua siempre ha contado con talentosos escritores que
Román y muchos más. Esta empresa se volvió un monopolio, han trascendido sus fronteras, iniciando con Rubén Darío,
de tal manera que eran las únicas librerías existentes en el país creador del modernismo y llamado “príncipe de las letras
y ahí se encontraban los clásicos, el pensamiento marxista, li- castellanas”, fecundo creador de prosas y versos, de las cuales
bros de ciencia y técnica, de arte, de interés general, y los libros los mas importantes han sido publicados por el fce en volú-
para niños. menes como Cuentos completos y Poesía, libros que se han vuelto
Yo era un joven profesional de la economía, con especia- imprescindibles en los hogares nicaragüenses, no sólo los del
lidad en inversiones, y de alguna manera me las había arregla- país sino también los de las familias de emigrantes, quienes al
do para conseguir textos universitarios de editoriales mexica- visitar estas tierras los buscan en las tiendas de libros; también
nas que no se vendían en las tiendas de libros. Siempre mantu- el Fondo ha publicado Azul y Abrojos y rimas, y Fecunda fuente,
ve mi vicio de lector, destinando un porcentaje de mi salario a un disco compacto con declamaciones de su poesía por Juan
la compra de libros. Trabajé en buenos puestos para especialis- Gelman.
tas en mi campo, en instituciones del estado y en empresas Con Salomón de la Selva, también autor del Fondo, reco-
estatales, y siempre notaba cómo mis compañeros de trabajo rremos los recónditos pensamientos del soldado en la batalla
observaban los libros que compraba; sentía que deseaban en El soldado desconocido; creo que ésta es la obra más intensa,
poseerlos, sabía cuándo deseaban leerlos y cuándo deseaban po- apasionada y cruel, de los autores que desempeñaron cargos di-
seerlos. Eso es algo que pasa; lo sé porque me ha sucedido. plomáticos en el exterior, además de dedicarse al periodismo.
Igual sucedía cuando llevaba mis viejos y queridos libros uni- Ernesto Cardenal ha causado revuelo con sus confesiones al
versitarios, porque algunas veces era necesario consultarlos publicar sus memorias en una colección de tres tomos: Vida
nuevamente; entonces noté que hacía falta una oferta de libros perdida, Las ínsulas extrañas y La revolución perdida. Cardenal,
y que no bastaba con las librerías existentes. estigmatizado por la iglesia católica en el periodo revoluciona-
El mundo es un pañuelo y da vueltas, pues de manera cir- rio, adquirió notoriedad al dirigir el Ministerio de Cultura,
cunstancial me ofrecieron un puesto de planificador en Imelsa. impulsando el desarrollo de la creación literaria en los barrios
Inmediatamente lo acepté con entusiasmo y pasión, y me metí y ciudades del todo el país, y la circulación del libro al organi-
de cabeza en el mundo del libro, de tal manera que en corto zar dos festivales internacionales del libro, siendo los primeros
tiempo me convertí en el director de mercadeo y comercializa- eventos exitosos de ese tipo que se realizaban en la región cen-
ción, con el glorioso poder de vender libros en cualquier parte troamericana.
del país y a cualquier persona. Pero el sistema de gobierno de Sergio Ramírez Mercado no podía faltar en el Fondo. El
la URSS se colapsó y con él desaparecieron las publicaciones autor más laureado de Nicaragua, el más publicado y traduci-
en lenguas extranjeras de las editoriales soviéticas, al tiempo do, nos sorprende con El viejo arte de mentir, ensayo en el que
que Cuba perdía un importante soporte de su economía y su diserta sobre la creación literaria, exponiendo artística y cuida-
voluminosa producción editorial disminuyó traumáticamente, dosamente las razones para crear narrativa.
y en Nicaragua la guerra civil debilitaba la economía nacional, No puedo dejar de recordar aquellas respuesta de Rubén
deterioraba nuestro nivel de vida y nuestras conciencias se Darío cuando le preguntaron cómo desearía que fuera Nicara-
tornaron críticas, lo que bastaría para llevar en corto plazo a gua: “Desearía que fuera una república de lectores.” El Fondo
esta compañía comercializadora al fracaso. es una editorial creadora de repúblicas de lectores G
a
a
Una política activa en pro del libro
Melvin Wallace
Compras conjuntas, catálogos regionales de obras en b] Se está procediendo a elborar un catálogo único del mate-
venta, organización de ferias fuera de Centroamérica y rial bibliográfico producido en los dos últimos años en
otorgamiento de premios a las obras de mayor circulación Centroamérica a efectos de distribuirlo físicamente entre
son algunas acciones concretas que está llevando a cabo el potenciales compradores e incluirlo en la página web del
Instituto Centroamericano del Libro Icel.
c] En el mes de julio en Los Ángeles y con el copatrocinio de
los consulados de los seis países, así como el apoyo de orga-
Diversos intentos se habían realizado en el de Grucal (especie nismos de migrantes centroamericanos, se va dar inicio a
de Cámara Centroamericana del Libro) con el objetivo de fa- una feria itinerante de libros centroamericanos por diversas
cilitar la circulación del libro en el istmo y la promoción de ciudades de Estados Unidos con importantes núcleos po-
libro centroamericano en la región misma y en los países his- blacionales del istmo. Ello irá acompañado de actividades
panohablante. Ante la falta de concreción de muchas ideas su- culturales, muestras culinarias, venta de artesanía y otras
geridas en esta institución, recientemente se constituyó el manifestaciones culturales. Quijote Center, con sede en
Instituto Centroamericano del Libro, más conocido como Icel, Nueva York, ha ofrecido su apoyo incodicional a esta acti-
el cual está conformado por intelectuales y gente vinculada al vidad.
mundo del libro de la región. d] Desde ya y extensivo el próximo año a todos los países, se
Inicialmente tres destacados hombres y mujeres de cada país ha hecho en Nicaragua un riguroso estudio de los libros
constituyeron su comité provisional, y elaboraron una agenda, nacionales de mayor impacto producidos en el 2005 y a los
la cual se ha iniciado ya, con diversos actos en conmemoración tres autores más vendidos o de mayor contribución a la bi-
del Día Internacional del Libro en el pasado mes de abril. bliografía nicaragüense se les premiará con un reconoci-
El Icel ha comenzado diversas acciones, entre las que sobre- miento en el acto central que, con motivo del Día Interna-
salen: cional del Libro, coauspician el Ministerio de Educación, la
a] Constituir, con un capital semilla de 200 mil dólares y con Alcaldía de Ciudad Sandino, Educando, la Cámara Nicara-
150 librerías afiliadas en la región, un plan de compras con- güense del Libro y el Icel
centrado, a efectos de negociar por volumen con las edito-
riales fuera del área y así abaratar costos. Con ello se permi- Los reconocimientos este año serán para los autores de los li-
tirá que el libro llegue a un mejor precio al consumidor fi- bros más significativos o de mayor circulación. Éstos fueron:
nal. Este especie de pool de compradores seleccionará con Antonio Lacayo Oyanguren por La difícil transición en Nicara-
muestras, catálogos o medios informáticos los libros de su gua en el gobierno de doña Violeta; Miguel de Jesús Blando por su
interés y de esta forma, juntando pequeñas o medianas com- novela La noche de los anillos, y Ruth Selma Herrera M., por
pras, se prevén para cada título seleccionado órdenes de Crisis del sector energético. ¿Nicaragua apagándose?
compra con un mínimo de mil ejemplares, los cuales se en- Éste es sólo el inicio de un vasto programa de actividades
viarían a un solo punto y desde ahí se distribuirían por la planificadas con fechas y recursos. Creemos que con el tiempo
región en un vehiculo que al mismo tiempo permitiría hacer Centroamérica podrá ser una región lectora, ya que no sólo se
circular la producción propia entre los países de la región. facilitará una circulación mas fluida y mejores precios, sino que
Se ha girado ya solicitud formal a Secretaría de Integración se desarrollarán ambiciosos programas de promoción de la
Económica Centroamericana y otros organismos regiona- lectura, que incluyen talleres de capacitación y nuevas modali-
les, incluyendo las aduanas, para facilitar la movilidad de dades presenciales y de utilización de los medios de comunica-
este vehículo cultural por los países. ción social. G
a
a
El libro, amor a primera vista
Priscilla Delgado
La cuesta que debe recorrer la gente del libro Situación de la lectura en Panamá
en Panamá es empinada. En este flashazo informativo
se perciben los retos que autores, editores y libreros A partir del año 2001 se abrieron en Panamá 6 librerías nuevas.
han de enfrentar en esa nación para extender En este momento Panamá cuenta con 74 puntos de venta de
y fortalecer los hábitos de lectura de la sociedad, libros, 14 de ellos librerías puras o cuyo principal producto son
para así convertir en un derecho generalizado los libros. Sin embargo, sentimos que el movimiento del libro
lo que ha sido hasta ahora el privilegio de unos pocos sigue girando alrededor de los libros que se posicionan inter-
nacionalmente, es decir, lo que más se vende en México, Ar-
gentina y Colombia también es lo que mas se vende y se lee en
Siempre hemos sostenido, y cada año después de las ferias del Panamá.
libro lo confirmamos, que la relación que se establece entre el Seguimos contando con menos de un 10 por ciento de lec-
joven y el libro se parece muchísimo al “amor a primera vista”. tores, por lo que tenemos mucho camino por recorrer. El pa-
Es una relación afectiva inmediata, que provoca cambios en el nameño sigue viendo el libro como un artículo costoso, de di-
pensamiento, los sentimientos y hasta en la vida cotidiana de fícil acceso, y éste es uno de los inconvenientes que encuentra
los niños y jóvenes. Una relación que marca la vida de los pe- en el desarrollo de sus hábitos de lectura, aunque es de todos
queños lectores, toda vez que uno re- sabido que no lo es, y si bien el libro es
cuerda con impresionante nitidez los La lectura es un derecho y no un un artículo que ha aumentado de precio
personajes o los hechos de los cuentos o privilegio, como se ha venido dando a través de los años no está precisamente
novelas que más nos gustaron en nuestra no sólo en Panamá, sino en buena entre los productos culturales mas caros
niñez. Es tan profunda, tan fuerte, tan parte del mundo, en donde leer es o costosos. Si tuviéramos que comparar
intensa esa huella, que los niños lectores el beneficio de unos cuantos al libro con un cd o con una película,
viven uno de los impactos emotivos más y no se constituye como una práctica nuestros libros siempre saldrían ganan-
valiosos de los primeros años. Por esa popular accesible a todos y todas do en espacio, en costo y en transferen-
razón es fundamental que aquellos que cia de conocimientos.
amamos el libro, que hacemos de él una causa de vida, trans- Es importante trabajar en el país en los distintos frentes que
mitamos esos sentimientos, a todos los demás como los perso- contribuyan a la formación de nuevos lectores, y esto deberá ser
najes de las “mil y una noches”. parte de las políticas estatales tales como planes nacionales de
Es nuestra función realizar todo aquello que es posible (y lectura o la aprobación de la Ley del Libro y Fomento a la
hasta lo que no lo parece) para lograr que aquellos niños y Lectura, que contengan incentivos tributarios, democratización
jóvenes que aún no han sido seducidos por la lectura logren del libro y la lectura a través de distintas instancias, como son
ese enamoramiento a primera vista. Hay que fomentar, por lo la dotación debida de las bibliotecas del estado y comunitarias.
tanto, el mayor contacto con el libro. El libro debe estar pre- Finalmente, habrá que entender que la lectura es un dere-
sente en el hogar, en el ejemplo de padres lectores, en el cui- cho y no un privilegio, como se ha venido dando no sólo en
dado y orden de los libros en la biblioteca, en la valoración del Panamá, sino en buena parte de mundo, en donde leer es el
libro para la escuela y en el tiempo y el espacio destinado para beneficio de unos cuantos y no se constituye como una prácti-
leer. ca popular accesible a todos y todas. G
No interrumpa al lector
Trajano Vidal Potentini
a
centros de copiado e imprentas —y sólo un centenar de libre- tos en ningún renglón, obstaculiza las inversiones privadas y
a
rías—. Parecieran datos no relacionados, aunque suficientes encarece el precio final del libro. Pero otras derivaciones son
para hacer suponer la existencia de lugares ideales para leer y visibles. ¿Es realmente imposible trazar planes de incentiva-
de negocios dedicados a producir material documental. Sin ción cultural? ¿Es incosteable promover la lectura? ¿No se
embargo, resulta sumamente difícil encontrar lectores senta- puede encontrar alguna forma de organizar concursos barria-
dos bajo el fresco y la sombra en cualquiera de los tantos par- les, interescolares o no? Los problemas anteriormente reseña-
ques públicos, ni en los asientos de los buses, ni en otros luga- dos se articulan y complican, pues los tímidos esfuerzos de
res aptos para hacerlo. promoción realizados en el país, sectorizados para aprovechar
Duele decirlo pero, sin discusión, la costumbre de leer no nichos editoriales, se nulifican cuando se permite la impresión
está enraizada en la actualidad dominicana. De hecho, los ma- de pasajes enteros de ciertas obras indispensables para el estu-
yores usuarios de las dos bibliotecas estatales de Santo Domin- dio universitario, bajo la premisa de que no es necesario el li-
go son estudiantes de bajos recursos cuyas autoridades escola- bro completo para aprender el temario. Una práctica tal,
res impulsan a su estudiantado a suplir de esa forma las defi- enervante por lo frecuente y ridícula, se ha convertido en un
ciencias de la educación pública quebradero de cabeza para las autorida-
tradicional. Debemos creer y hacer creer a des, sin duda comprometidas en un es-
A estas realidades insoslayables y de- otros que el hábito de la lectura fuerzo continuado para evitarla.
primentes se unen la crónica falta de es la mejor forma de saber si las Al mirar este panorama no se impo-
políticas estatales en el área editorial y la almas todavía tienen la oportunidad ne, sin embargo, la desesperanza. Al
escasez de incentivos para los autores de continuar soportando el peso contrario, siempre queda la certeza de
que, en un mercado verdaderamente asfixiante de la cotidianidad que nuestro pueblo encuentre el camino
restringido, tienen escasas posibilidades del progreso y la elevación espiritual
para explotar temas trascendentes de la historia, la sociedad y sobre la base de la superación intelectual. Es una afirmación
la cultura dominicanas. La poesía, el cuento y la novela corta veraz, y quien lo dude sólo tiene que asistir a la Feria del Libro,
son las únicas producciones editoriales consistentes en el país, un evento de promoción cultural que ha alcanzado dimensión
y de ellas la mayoría se relaciona con Trujillo, un tema tan internacional. Con el pleno apoyo de las autoridades y el com-
reiterativo que esperamos logre agotarse por lo menos durante promiso de tantas personas desinteresadas del sector privado,
la siguiente generación. dicha feria se ha convertido en una verdadera celebración,
En cuanto a producciones científicas, cualquier investigador donde cada año se premian las ilusiones y se vuelcan esfuerzos
quedaría sorprendido de la escasa o nula participación local en importantes en la difusión cultural dominicana. Igualmente,
medicina, contabilidad, ingeniería u otras ciencias similares, importantes editoras internacionales con representación en
excepto el derecho. Esa excepción tiene no solamente pros y Santo Domingo proveen material en todas las áreas del cono-
contras, sino también explicaciones muy concretas, comenzan- cimiento, importantísimo desde cualquier punto de vista, des-
do por el hecho de que la renovación operada con la nueva tacando entre ellas el Fondo de Cultura Económica, de Méxi-
codificación procesal penal indujo un singular incremento en co.
la producción bibliográfica, fenómeno que venía operándose Por supuesto, aunque sean parte importante en el balance
desde mediados de los años noventa como derivación básica de final, las ferias no son “todo lo necesario”: hace falta crear, o
la meritocracia impuesta desde la cúspide del Poder Judicial. cuando menos expandir a niveles aceptables, el hábito de la
Cuando se alude a la falta de políticas estatales en el área lectura; la necesidad de soportar las opiniones con información
editorial, se hace referencia, por ejemplo, a la estructura impo- escrita; introyectar la curiosidad de averiguar cómo piensan
sitiva sesgada en perjuicio de los importadores, aspecto que, otros hombres y por qué, para entonces determinar el grado
unido a la frecuente inestabilidad de la tasa de cambio o una propio de apego a la verdad como criterio universal del bien.
valoración fija que no logra traducirse en disminución de cos- Debemos creer y hacer creer a otros que el hábito de la
lectura es la mejor forma de saber si las almas todavía tienen la
oportunidad de continuar soportando el peso asfixiante de la
cotidianidad. Y debemos hacerlo no por conveniencia sino
porque sabemos que, posiblemente, la única forma digna de
supervivencia sea el combate a la ignorancia.
Por eso es necesaria la colaboración gubernamental, no es-
porádica sino consciente y dirigida a la obtención de logros
específicos. Es positivo el estímulo directo en las aulas, me-
diante concursos de lectura y escritura en sus diferentes ver-
tientes. Es positivo el fomento y la protección de la actividad
editorial dominicana, así como su exportación. Es también
positivo el ingreso de nuevas fuentes del saber, aspecto crucial
en un mundo crecientemente unificado.
A pesar de las dificultades con la tasa de cambio, el precio
final al público es asequible, de modo que, a fin de cuentas, se
imponen dos observaciones valiosas: el balance corre a favor de
la perseverancia y la fe. Por eso, si ve a alguien leyendo, por
favor, no lo interrumpa. G
a
a
De la filosofía a la literatura por la crítica
Rogelio Salazar de León
La crítica es el fruto híbrido de la literatura y la filosofía. ha desentendido de esa oscura y ambigua noción de verdad,
El Fondo ha buscado nutrir su oferta editorial con las tres, que sí ha desvelado a muchos filósofos. Hablar desde la inspi-
que han dado pie a vastas colecciones. Sobre cómo se han ración y la sorpresa o sencillamente contar cosas han sido sus
relacionado estas disciplinas versa este emocionado ensayo propósitos, a través de un dar curso a la palabra, de una expe-
riencia que sólo pretenda dejar fluir el lenguaje de acuerdo con
los ritmos de cada uno, de cada época, de cada cultura.
Los libros de filosofía difícilmente podrían existir solos. Toda No puede decirse que cada uno de quienes se han dedicado
la tradición que hoy se conoce como filosofía surge como lo a la literatura lo haya hecho alegremente y como un gozo,
que hoy entenderíamos de una manera muy diferente; quizá aunque a veces sí se hayan cobrado algunos réditos de esta
todos aquellos que ahora conocemos como filósofos presocrá- manera y por estas rutas; muchas obras de la literatura también
ticos en su tiempo no se pensaron a sí mismos, ni sus contem- han sido de dura y difícil gestación.
poráneos los pensaron como filósofos; ellos sabían reír mien- Resulta difícil negar que las seducciones de la literatura han
tras nosotros parece que lo hemos olvidado, diría el Nietzsche sido más numerosas, y que por ello el número de personas que
que dejaba Basilea, por el año de 1878 y que además abando- ha seguido los caminos trazados por ella ha sido mucho mayor
naba la filología por la filosofía. que aquel otro que ha transitado por las rutas de la filosofía.
La mayoría de filósofos han labrado sus libros sintiendo que Los propósitos de la literatura, a pesar de mostrar un rostro
el tiempo de su vida es poco, sintiendo su vida casi como una más noble y más suave, parecen ser menos claros que los de la
cuenta regresiva ante la osadía de emprender una comprensión filosofía; tal vez la fijeza de las preguntas y la obstinación por
de un todo inconmensurable, ante el atrevimiento de echar la verdad de esta última se confabulan para que su popularidad
sobre sus hombros un peso desmedido. Platón debió esperar al se vea reducida.
final de su madurez para terminar la República, Kant llamó la Lo importante para esta reflexión es que ambas tradiciones
década silenciosa al tiempo que dedicó a la escritura de la Crí- existen en función del lenguaje; si la filosofía es lo pensado,
tica de la razón pura, Spinoza trabajó la mayor parte de su vida mientras la literatura es lo dicho, ninguna de las dos puede
en la Ética, la cual sólo fue publicada póstumamente. prescindir del territorio común que es el lenguaje; ambas ex-
Quizá el gancho de la filosofía, si es que tiene alguno, es presiones están enteradas y suscriben la convicción de que la
someter a análisis las cuestiones más urgentes, pero aquellas palabra no es una simple herramienta que puede desecharse
cuestiones más urgentes que lo han sido desde siempre: duran- después de haber sido usada; la vida, ya sea como pensamiento
te todo ese tiempo ha habido preguntas sin respuesta, desde o ya sea como expresión, se vive en el lenguaje de forma con-
siempre ha habido situaciones o circunstancias frente a las tinuada e ininterrumpida.
cuales ha sido preciso guardar silencio; estas faltas de respuesta A través de los últimos siglos se ha transitado por algunas
y estos prolongados silencios bien pueden ser entendidos como estaciones como el colonialismo, la revolución, el imperialis-
la vergüenza que ha provocado eso que mo, el fascismo y muchas otras; sin
ahora, de forma elegante y hasta jactan- Si la filosofía es lo pensado, mientras duda, esta ruta ha llevado a la reformu-
ciosa, llamamos filosofía. la literatura es lo dicho, ninguna de lación de algunas cosas, entre ellas la fi-
Incluso para aquello que no se deja las dos puede prescindir del losofía y la literatura, lo cual a la par de
nombrar el hombre ha diseñado, cons- territorio común que es el lenguaje; tantas catástrofes debe agradecerse, por-
truido y decorado un nombre; a veces ambas expresiones están enteradas y que ha permitido el cruce de sus campos
éste ha sido un discurso denso, compac- suscriben la convicción de que la y el enriquecimiento de su territorio
to, apretado, y a veces ha sido un discur- palabra no es una simple común: el lenguaje, en lo que ha dado en
so ventilado, desatado, aventurado. A herramienta que puede desecharse llamarse la crítica.
estas alturas puede decirse que sus afa- después de haber sido usada Cabe decir que lo pensado adquiere
nes han corrido por pistas diversas; un algunas características de lo dicho, y lo
francés del siglo xvii y de nombre Blaise Pascal lo indicó con dicho también adquiere algunas características de lo pensado;
mucha elegancia, al hablar de estas rutas como los registros de cualquiera que vea esto desde moldes inamovibles podría decir
la filosofía: esprit de la géométrie y esprit de la finesse. que ambas, con este cruce, se han deformado y han perdido,
Valga decir que entre la filosofía y el lenguaje ha existido pero se confía en que en lugar de una deformación lo que ha
una relación continuada, indisoluble e irrenunciable. Afortu- sucedido es un enriquecimiento.
nadamente, a la par de la filosofía, y lo más seguro es que Decir que, en castellano, el sello editorial mexicano Fondo
desde antes de que ella iniciase su camino, ha existido otra de Cultura Económica ha dado cabida a este espacio de inter-
forma de lenguaje, que ha dado en llamarse literatura. Según sección, así como a los dos ámbitos que lo alimentan, es una
se ha sostenido, este otro camino de la palabra ha sido más verdad que puede ser comprobada y que luce a la luz del día,
incierto pero más alegre, menos certero pero menos aburrido; sobre todo para la región centroamericana, cuyo aislamiento
lo cierto es que parece haber sido menos ambicioso, porque se ha sido ancestral. G
a
a
¿Quién compra libros?
Reny Mariane Bake
En materia editorial, tenemos una asignatura pendiente en este enfoque en relación con los libros, ya que un libro no
toda Latinoamérica: los estudios sistemáticos y confiables puede ser tratado como otro producto más en el mercado. Sin
sobre prácticas de consumo de libros. Saber quién y embargo, para respaldar mi argumento en relación con que
cómo los compra, por qué y para qué, es una información faltan estudios de profundidad sobre quién compra libros en
esencial a la que cada editor y cada librero da una respuesta Latinoamérica y que no se pueden establecer políticas exitosas
personal, intuitiva. Aunque no todos estemos de acuerdo de promoción de lectura si no conocemos quién compra libros
con las sugerencias y conclusiones de este breve artículo, —y quién no—, realicé una pequeña investigación para este
sin duda hay un déficit en el conocimiento del consumidor artículo y encontré que hay estudios sobre quién produce, ex-
porta e importa libros en Latinoamérica, pero no encontré
ninguno a nivel latinoamericano que estudie los hábitos del
Cuando recibí la invitación para escribir un artículo para La consumidor. En este momento, invito a mis lectores a que se
Gaceta del Fondo de Cultura Económica, mi primera reacción pregunten: ¿tal estudio existe en su país?, ¿conocen, con base
fue preguntar: ¿qué puede escribir sobre en estudios cuantitativos y cualitativos,
el mercado del libro una persona que es La gran pregunta general, que como quién compra libros y quién no? ¿Cuán-
especialista en comercio internacional?, sector editorial latinoamericano to gastan anualmente en libros? ¿Qué
¿qué puedo aportar a la discusión de hace falta responder y conocer, es tipo de libros compran? ¿Qué puedo
cómo incentivar la lectura en Latino- quién compra libros, por qué los decir de mi consumidor —actual o po-
américa? Mientras pensaba en cómo compra, dónde los compra, cómo tencial— que lo incentive a comprar y
contestar estas preguntas, me di cuenta los compra. En resumen, ¿quién leer libros? En Latinoamérica estamos
de que, como una simple y voraz lectora es nuestro consumidor? comprando libros de cocina, de arte, de
desde la infancia, que a veces se siente literatura o, simplemente, estamos com-
un poco frustrada en sus intentos de incentivar a sus alumnos prando los libros que nos piden en la universidad o la escuela.
en la universidad para que lean los libros de texto obligatorios ¿Cuál es el precio promedio de un libro, qué relación tiene con
y que observa que a veces ni siquiera leen los periódicos para el ingreso per capita y el salario mínimo?
conocer las noticias de actualidad, el enfoque que tal vez me- Si como región latinoamericana se quieren establecer polí-
nos se ha utilizado al plantearse cómo incentivar la lectura es ticas exitosas de incentivo a la lectura, debemos conocer el
precisamente que no se conoce a profundidad quién compra perfil de nuestro lector. No es lo mismo establecer una política
los libros. para incentivar la lectura si quien nos está comprando es el
Algunos de mis lectores en este momento puede que pien- estado que establecer una política para incentivar la lectura
sen: yo sí conozco a quien compra libros. Puede que sea cierto, entre los estudiantes universitarios —que leen casi sólo por
ya que, en las librerías, el que más conoce a sus clientes es, obligación sus libros de texto—, no es lo mismo establecer una
precisamente, quien los atiende. Sin embargo, la gran pregun- política de incentivo a la lectura entre amantes de los libros y
ta general, que como sector editorial latinoamericano hace otra que incentive la lectura entre aquellos que no tienen la
falta responder y conocer, es quién compra libros, por que los costumbre de leer. Vuelvo a preguntar: ¿conocemos en Latino-
compra, dónde los compra, cómo los compra. En resumen, américa los perfiles de cada uno de estos distintos mercados
¿quién es nuestro consumidor? para los libros? Excluyendo el mercado enfocado al consumo
En este tema, en mi opinión, creo que como latinoamerica- del estado, una persona común y corriente, ¿qué toma en cuen-
nos estamos cometiendo errores similares a los que se cometen ta a la hora de comprar un libro? Así podríamos saber cómo
en el comercio internacional de otros productos de la región. hacer que las personas que no asisten usualmente a las librerías
Primero aprendemos a producir y luego, vamos al mercado las visiten y compren.
—ya sea nacional o internacional— a buscar quien compre lo En Estados Unidos, donde el mercado de libros en español
que produjimos. Es algo muy distinto al enfoque que otros se encuentra en rápido crecimiento, estudios sobre el mercado
países o sectores tienen sobre el comercio o mercadeo interna- y los potenciales consumidores permiten que la identificación
cional: primero sé quién compra, por qué compra y dónde de nuevos nichos de mercado para pequeñas empresas sea más
compra. Luego, produzco lo que quiere el cliente o busco accesible. Al final, si en Latinoamérica no se conoce al consu-
quien lo produzca. Ese simple cambio de enfoque es la razón midor y sus hábitos, ¿cómo puedo estar seguro de que estoy
por la cual los empresarios holandeses, que no tienen grandes tomando las políticas y acciones correctas para promover la
ventajas de clima para producir flores, manejan en gran medida compra de libros y la lectura en nuestros países? En un mundo
el mercado mundial de flores: conocen el mercado y a los donde la tecnología y el acceso a la información nos permite
clientes. Luego, buscan quién produce lo que necesita el mer- acercar mercados, no basta sólo conocer el mercado de mi
cado: Colombia, Guatemala, Ecuador… país. Si quiero incentivar la lectura en Latinoamérica, debo
Para algunos en el sector editorial —ya sean editores, escri- conocer al consumidor regional, con sus propias características
tores o dueños de librerías—, puede que sea un poco de herejía locales. G
a
a
De paso por Centroamérica y el Caribe
César Ángel Aguilar Asiain
Estas dos páginas son una anecdótica nota de tes en las principales librerías de Guatemala y en general de la
agradecimiento a quienes han contribuido a que región centroamericana. Así, junto con Álvaro León, vendedor
el Fondo mantenga su presencia en las librerías en ese entonces del fce Guatemala, nos dimos a la tarea de
centroamericanas. Sin la gente que selecciona nuestras tocar puertas a fin de distribuir nuestros libros, pero contába-
obras para acercarlas al público, no tendría mos con dos problemas fundamentales. Los libros que tenía-
sentido seleccionar e imprimir los títulos de nuestro mos en bodega tenían un atraso de dos, cinco y hasta diez años,
catálogo. Las eventuales omisiones son, obviamente, por lo que solicitamos el apoyo de la casa matriz para que nos
consecuencias crueles de la falta de espacio reabasteciera de novedades. Así tuvimos libros que poner en el
punto de venta. Una de las primeras puertas que toqué en
Guatemala fue la de la librería Artemis Edinter, de don Jesús
En 1994, bajo la dirección general de Miguel de la Madrid Chico, quien tiene más de 40 años en el mercado del libro
Hurtado, se constituyó la sociedad anónima Fondo de Cultura guatemalteco; la primer reunión, honestamente lo digo, fue
Económica de Guatemala, sa. La idea original de poner una distinta a aquello a lo que estaba acostumbrado en México: no
filial en Guatemala era dar apoyo a los Acuerdos de Paz que se duró más de cinco minutos y salí como llegué, con una gran
venían originando después de 40 años de conflicto armado, un esperanza de que nos aceptara los libros. Orgullosamente pue-
proceso muy doloroso para el pueblo guatemalteco, en el que do decir ahora que, aparte de tener una gran amistad con don
hubo todo tipo de abusos en contra de los derechos humanos. Jesús, reconozco en él un gran olfato para seleccionar libros
En 1995, Leonor Pérez Molina fue nombrada gerente general que podrá vender. No por ser menos importante pero poste-
y se inauguró formalmente la sede guatemalteca del fce, po- rior a mi encuentro con don Jesús, tuve el gusto de conocer a
niendo a disposición del público lector una librería de 50 m2 y Phillipe Hulzinker y a Marilyn Pennington, su madre, propie-
un pequeño café. Poco a poco el lugar comenzó a darse a co- tarios de la librería Sophos, que a mi muy particular forma de
nocer dentro de la sociedad guatemalteca pues a él acudían ver, y creo que muchos compartirán mi punto de vista, es el
grupos de intelectuales, políticos, diplomáticos y académicos, mejor espacio para compartir un libro y un buen café. No aca-
entre otros. baría si mencionar a todos los amigos que en Guatemala le han
Después de dos años se percibió la necesidad de generar un abierto las puertas al Fondo, pero brevemente mencionaré a la
espacio en donde se originara la creación, transmisión y discu- familia de León, a las Piedra Santa, a las hermanas de La Lo-
sión de valores e ideas, así como la formación de lectores, es- yola, a todos los miembros de la Gremial de Editores, Gremial
tudiantes y profesionistas, por lo que se ordenó la construcción de Libreros y en especial a Rodolfo Bolaños, cuyo paso por la
de un auditorio con capacidad para albergar a 120 personas. En Gremial de Editores será difícil de olvidar para cualquier agre-
1996 se inauguró el auditorio Luis Cardoza y Aragón, en me- miado.
moria al gran intelectual, diplomático y escritor. En 1999 se A finales de 2004 tuve la oportunidad de conocer a Oswaldo
nombró como gerente general a Sagrario Castellanos, quien Salazar, matemático, escritor, filosofo y catedrático de la Uni-
llevó a cabo el primer plan de expansión por Centroamérica y versidad Francisco Marroquín, quien a su vez me introdujo
celebró el convenio de colaboración con Helvetas Guatemala, con Giancarlo Ibarguen, rector de dicha universidad. En la
lo que dio origen a la colección bilingüe intercultural Luis reunión planeada reconocí a la gran persona que a futuro nos
Cardoza y Aragón, en la que se editaron más de 30 títulos en permitiría editar la primer novela de la actual administración,
idiomas mayas. Así también se construyó un restaurante, Lum- así como instalar la segunda librería del fce en Guatemala,
bre Alumbre, inaugurado en 2001, donde se reunían persona- llamada Sor Juana Inés de la Cruz, con más de 250 m2 de exhi-
lidades del mundo intelectual guatemalteco. Por otra parte la bición; ésta abrió sus puertas en enero de 2005.
filial del fce Guatemala funcionó como sede de la Comunidad A mediados de 2004 nos dimos cuenta de que ya era tiempo
de Escritores hasta 2003. de salir y recorrer las librerías que no habían sido atendidas
En enero de 2004 recibí la responsabilidad de la gerencia desde hacía ya un par de años. El primer destino que tuve fue
general con la firme instrucción de crear una administración El Salvador: hice mi maleta y me dirigí en autobús a San Sal-
austera, ordenada y consistente, sin dejar de promover el sello vador, me hospedé en un hotel pequeño, muy bien puesto, en
editorial y fomentar la expansión por toda la región centro- la colonia San Benito, y comencé mi búsqueda en las páginas
americana. Por tal motivo, desde hace un par de años me di a amarillas. La primer cita que tuve fue con la Adela Celaríe,
la tarea de realizar un diagnóstico de la filial para reconocer los quien distribuye el catálogo del fce desde hace más de 15 años.
puntos críticos, reorganizar y fomentar un crecimiento soste- Posteriormente acudí a La Librería de la uca, donde me aten-
nido con una administración apegada a resultados, austera y dió Claudia Arteaga, quien a la larga se convirtió en nuestra
con un clara atención por la promoción de las novedades y el principal distribuidora en El Salvador. También me entrevisté
catálogo en general que desde México nos enviaban. El resul- con Jorge Peña Villacorta, gerente general de Multilibros, con
tado del diagnóstico fue que, pese a que contábamos con una quien me une una gran amistad.
gran fortaleza en nuestras instalaciones, no estábamos presen- Por recomendación del dueño de Artemis Edinter, visité
a
Editoriales La Ceiba, donde conocí a Lorena Bolaños, quien al para contarme sus experiencias con el fce. De inmediato hubo
a
principio no le generó mucha emoción el sello, pero a la larga química entre ambos y mandó llamar a su equipo de trabajo,
se ha convencido de la calidad de nuestro catálogo. Por último con quien me presenté y a la fecha mantenemos una excelente
acudí a la librería La Casita, donde conocí a Álvaro Vejarano, relación comercial y de amistad. Lehmann a la fecha se ha
Sandra y Susana Machon, quienes están siempre en constante convertido en nuestro distribuidor exclusivo y con el apoyo de
movimiento. Tendría que decir lo que siempre digo de El Sal- Antonio Lehmann hijo y Jorge Porras, promotor exclusivo del
vador: me gusta este país, reconozco en su gente un gran sen- Fondo en Costa Rica, hemos obtenido espacios que antes no
tido para emprender nuevas cosas, nuevos negocios, nuevas contábamos.
amistades, generar, generar y generar. Panamá fue el quinto viaje; ahí me encontraba con la situa-
El segundo viaje, también en 2004, fue a Honduras, con ción de no tener distribuidor y sólo teníamos compras ocasio-
visitas a Tegucigalpa como primer punto y San Pedro Sula nales. Tuve la fortuna de conocer a Priscilla Delgado y actual-
como segundo. Tuve un primer encuentro con nuestro distri- mente contamos con una alianza con Orit Btesh, propietaria de
buidor, Gustavo Adolfo Aguilar, quien representaba al fce El Hombre de la Mancha, con quien estamos muy interesados
desde hacía ya 15 años y por malos entendidos y por motivos en llevar a toda su red de librerías lo mejor de la literatura
de salud se había alejado de nosotros. Él estableció la Librería mexicana, la región centroamericana y el Caribe.
México, en la que exhibía libros de editores mexicanos. Des- El último y no el menos importante fue en 2005 para visitar
pués de haber recorrido universidades, librerías, colegios y la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, en Repú-
ongs, regresé de Tegucigalpa con la manos vacías, así que puse blica Dominicana. Es la feria del libro mas grande de la región:
todo mi empeño en San Pedro Sula, donde teníamos un distri- cada año acuden más de un millón de personas, locales y ex-
buidor de libros infantiles a quien acudí a visitar, Teresa Coello tranjeras, dentro de un recinto al aire libre con más de 35 °C,
y don Antonio Coello, quienes siempre estuvieron identifica- aunque a la larga la temperatura no se siente. A los cuatro días
dos con la línea infantil del fce. Por último sólo me quedaba de estar promoviendo los libros de los sellos editoriales que
visitar la librería El Caminante, del barrio Guamilito, en don- llevábamos, se acercó un señor de imagen robusta, serio pero
de conocí a Isabella Orellana, quien a la fecha distribuye nues- no molesto, quien preguntaba precios de algunos libros. Pasó
tro fondo editorial. Pero no fue sino hasta 2005, un año y mas de una hora viendo todo lo que exhibíamos. Al final deci-
medio después, cuando tuve la suerte de encontrar a nuestra dió comprar unas 7 cajas de libros: dejó el stand vacío. Final-
actual representante, Suyapa Velásquez, de la Librería Liser, mente me dijo que contaba con una editorial y que le gustaría
en quien reconozco el gran aprecio que tiene por el fce; tam- distribuir nuestro sello en Dominicana. Su nombre: Trajano
bién tendríamos que agradecer infinitamente a Paco Alcaide, Vidal Potentini, que se ha convertido en la plaza más impor-
de Fundación Riecken, por preferirnos. tante de venta de libros después de Guatemala.
Mi tercer viaje fue a Managua. En dicho viaje la misión era Esta región ha representado para el fce una fuente constan-
resolver una situación en donde el fce había dejado libros so- te de escritores, lectores, editores y libreros que han permitido
brantes de una feria y que después de un lustro continuaban sin un enriquecimiento de nuestro catálogo así como de acerca-
moverse. Fue así como conocí a Juan José Navarro, quien cui- miento y difusión de la literatura iberoamericana. Menciono
dó durante todo ese tiempo los libros de la mejor manera. más autores de la región que se encuentran dentro del catalogo
Posteriormente me encontré con la cadena más importante de del fce, tales como los nicaragüenses Sergio Ramírez y Ernes-
librerías de Nicaragua, Hispamer, cuya puerta acudí a tocar to Cardenal, el dominicano Pedro Henríquez Ureña, el guate-
para solicitar una entrevista con el propietario, Jesús de Santia- malteco Severo Martínez, autor de La patria del criollo, y la lista
go, que me atendió gracias a una recomendación de don Jesús continúa. En Guatemala el Fondo tiene un gran arraigo desde
Chico. De inmediato pude ver en Jesús de Santiago el interés hace muchos años, todo generado por dos grandes escritores
de volver a distribuir el sello editorial del fce en su casi docena guatemaltecos, uno de ellos el premio Nobel Miguel Ángel
de librerías. Desde entonces se ha convertido en nuestro mejor Asturias, del cual contamos con ocho obras en el catálogo —entre
aliado en Nicaragua. las que destacan Hombres de maíz y El señor presidente—. Otro, no
El siguiente viaje había que realizarlo al país que mejor menos importante y trascendental para México fue Luis Car-
fama tiene en nivel educativo: Costa Rica. De nueva cuenta doza y Aragón, del que en el catálogo del fce se registran nue-
recorrí las páginas amarillas en busca de nuevos clientes. Mi ve obras, como El río. Novelas de caballería, Guatemala, las líneas
primera cita fue con don Rodrigo Vega (finado), en quien vi a de su mano y como novedad del 2005 Orozco. También hay otros
un señor joven, robusto y lleno de vida, quien me recibió con escritores guatemaltecos, como Otto Raúl González, Ana Ma-
un cheque y un pedido. En ese momento estaba feliz y sabía ría Rodas, Humberto Akabal, Margarita Carrera, Oswaldo
que Costa Rica sería todo aquello que habíamos planeado. Salazar, quienes durante distintos momentos de este gran país
Posteriormente caminé por la avenida central y me encontré han registrado su diario acontecer. Es por eso que la importan-
con la Librería Lehmann y a un lado la Librería Universal. Por cia que han tenido los escritores de la región para el fce dio
donde caminaba veía sucursales de la Librería Internacional; origen a la colección Escritores Centroamericanos, en la que,
éstas tres son las más importantes de Costa Rica. Entré al edi- entre 2004 y 2006, se han editado sólo escritores guatemalte-
ficio de más de siete niveles de la Librería Lehmann, en donde cos, aunque tenemos planeado para el segundo semestre de
cada piso está dedicado a un área de negocio distinta: el prime- 2006 y para 2007 incluir al menos un autor por país. Es así
ro es una librería de más de 500 m2, el segundo juguetes, el como el recorrido por la región y la estancia en Guatemala han
tercero papelería y así sucesivamente. Me atendió don Antonio dejado muchas experiencias, momentos inolvidables y amista-
Lehmann padre, hombre de más de 50 años de edad, de nacio- des, pero sobre todo me queda el orgullo de representar a un
nalidad alemana, todo un caballero que me invitó a sentarme gran sello editorial de mi país y llevarlo por toda la región. G
a
a
a
a
a
a
a
a
Futbol y literatura
■ Alejandro Estivill
■ Juan Villoro
■ Marcos Mayer
¿Qué hay
dentro del balón?
a
a
a
a
¿Qué hay dentro del balón? Sumario
Mucho más que aire a presión, como habrán atestiguado los Aprendamos globalización del futbol 2
millones de espectadores que en junio y el presente mes se Branko Milanovic
deleitaron (o padecieron) con el ballet futbolístico de Ronal- Hijos adoptivos 4
dinho, Zinedine Zidane o David Beckham. Puede parecer raro Geoffrey Wheatcroft
que dediquemos esta entrega de La Gaceta a un deporte, meta- La geopolítica del futbol 5
morfoseado hoy en un espectáculo de masas y sobre todo en Pascal Boniface
un negocio trasnacional. Pero es precisamente porque el Fon- El León de Bongor 6
do tiene algo que decir sobre el balompié desde la sociología, Alejandro Estivill
la política, la economía y aun la literatura que queremos su- El mariscal de campo 8
marnos a la fiesta de cada cuatro años. Esta entrega arranca Juan Villoro
con tres artículos sobre la globalización de este deporte, tanto Ver o jugar 11
en lo que toca a los futbolistas que migran hacia donde los Marcos Mayer
llevan las chequeras, como en la dilución de las identidades en La génesis del deporte como problema sociológico 13
los equipos de gran raigambre local, por no hablar del valor Norbert Elias
simbólico de las confrontaciones nacionales que ocurren sobre La violencia de los espectadores 15
el césped. Eric Dunning, Patrick Murphy y John Williams
En la segunda porción de este número, la búsqueda de lo El deporte, ¿apoyo del statu quo,
que hay dentro de la pelota es de naturaleza literaria. Ofrece- o impulso para el cambio? 18
mos tres relatos: uno, de Alejandro Estivill, sobre la magia que Janet Lever
aún hoy pueden producir los rituales personales de un futbo- El deporte espectáculo y los mass media 20
lista; otro, de Juan Villoro, acerca de las ilusiones, deportivas y Jean-Marie Brohm
amorosas, de quien ve en su talento en el manejo del balón la En busca del oro 22
única salida para escapar al turbio destino de la nadería; y uno Dante Contreras y Andrés Gómez-Lobo
más, del argentino Marcos Mayer, sobre la abismal distancia La unicidad de Alemania 24
que separa a un crack de la vocinglera multitud que le exige Erich Kahler
milagros. Historia del arte alemán 27
Un tercer bloque se asoma a la cancha desde la grada analí- Gustav Barthel
tica. Con fragmentos de obras de nuestro catálogo, podemos Karl Marx 28
rastrear, junto a Norbet Elias, la génesis del deporte como Harold J. Laski
problema sociológico, o junto a su discípulo Eric Dunning, el Mirada retrospectiva sobre El tambor de hojalata 30
comportamiento violento de quienes asisten a un partido. Por Günter Grass
su parte, Janet Lever, que estudió el funcionamiento del depor-
te de las patadas en Brasil, estudia la fuerza que esa actividad Branko Milanovic, economista del Carnegie Endow-
tiene para preservar el inicuo orden de las sociedades aunque ment for International Peace, es autor de Worlds Apart:
también sugiera un modo de transformarlo. Jean-Marie Brohm Measuring International and Global Inequality ■ Geoffrey
busca entender cómo la faceta del deporte como espectáculo Wheatcroft, colaborador de The New York Times y The
convive con, o incluso produce, la consolidación de los medios Guardian, es autor de The Controversy of Zion ■ Pascal
masivos de comunicación. Remata esta zona un inusual estudio Boniface es director del Institut de Relations Inter-
económico, de dos académicos chilenos, sobre la relación entre nationales et Stratégiques ■ Alejandro Estivill, direc-
diversos indicadores económicos y el éxito en competencias tor general de Asuntos Culturales de la cancillería, es
internacionales. autor de El hombre bajo la piel ■ Juan Villoro, teólogo
Es bien sabido que la sede del Mundial de Futbol influye en del dios redondo, ganó en 2004 el Premio Herralde
el éxito de sus participantes (y como comprobación está el es- de Novela con El testigo ■ Marcos Mayer, traductor y
tigma de los equipos europeos, incapaces de conquistar el títu- escritor argentino, es autor de John Berger y los modos de
lo en tierras americanas). Por ello hacemos una veloz visita a la mirar ■ Norbert Elias, sociólogo alemán, es autor de La
Alemania que vive en el catálogo del fce. De entrada, Erich sociedad cortesana ■ Eric Dunning, sociólogo inglés, es
Kahler husmea en la especificidad histórica de ese país respec- autor de Sport Matters ■ Janet Lever es especialista en
to de sus vecinos; en dirección semejante, Gustav Barthel se estudios de género ■ Jean-Marie Brohm, sociólogo, es
pregunta por lo que distingue al arte alemán del que se produ- autor de Critique de la modernité sportive ■ Dante Contre-
ce en el resto de Europa. En doble homenaje —a uno de los ras y Andrés Gómez-Lobo, economistas, son catedráticos
pensadores más presentes en la historia editorial de la casa y a de la Universidad de Chile ■ Erich Kahler, historiador y
uno de los primeros títulos que llevaron su sello—, Harold J. crítico literario, es autor de ¿Qué es la historia? ■ Gustav
Laski nos presenta a Karl Marx. Y por último el gran Günter Barthel es autor de Historia del arte alemán ■ Harold J.
Grass evoca la época en que el tambor de hojalata empezó a Laski, economista y politólogo inglés, es autor de El libera-
redoblar en su imaginación. lismo europeo ■ Günter Grass, además de novelista y gana-
¿Era fácil imaginar que todo esto, y mucho más, puede aco- dor del premio Nobel de literatura, es dibujante y pintor
modarse dentro de un balón de futbol?
a
a
Aprendamos globalización
del futbol
Directora del FCE
Consuelo Sáizar
Branko Milanovic
Director de La Gaceta
Tomás Granados Salinas El talento de los futbolistas los convierte en una envidiable excepción mundial:
su movilidad laboral es casi perfecta. Gracias a la globalización del deporte
Consejo editorial
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman,
profesional, los futbolistas de alto nivel migran a donde los lleva el dinero, sin
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, tantos obstáculos como los que enfrentan los millones de migrantes económicos
Axel Retif, Luis Alberto Ayala Blan- que no son recibidos por flashes y peticiones de autógrafos. Ojalá otra enseñanza
co, Max Gonsen, Nina Álvarez-Icaza, del balompié produjera una generalizada ruptura de los diques que dificultan
Paola Morán, Luis Arturo Pelayo, el flujo de trabajadores hacia las regiones en que hacen falta
Citlali Marroquín, Geney Beltrán Fé-
lix, Miriam Martínez Garza, Fausto
Hernández Trillo, Karla López G.,
Alejandro Valles Santo Tomás, Héc- El futbol no es sólo el deporte más popular del mundo; posiblemente también sea la
tor Chávez, Delia Peña, Antonio más globalizada de las profesiones. Es inconcebible que médicos, especialistas en
Hernández Estrella, Juan Camilo Sie-
informática, obreros industriales o cajeros de bancos de Brasil, Camerún o Japón
rra (Colombia), Marcelo Díaz (Espa-
ña), Leandro de Sagastizábal (Argen- pudieran mudarse de país en país con la facilidad con que lo hacen los futbolistas
tina), Miriam Morales (Chile), Isaac brasileños, cameruneses o japoneses.
Vinic (Brasil), Pedro Juan Tucat (Ve- De hecho, el Arsenal, de Londres, está compuesto íntegramente por extranjeros,
nezuela), Ignacio de Echevarria (Es- incluido su entrenador francés. Hasta el rol de capitán del equipo ya no se reserva
tados Unidos), César Ángel Aguilar
Asiain (Guatemala), Rosario Torres
para jugadores locales: Thierry Henry, francés, es el capitán del Arsenal; Andriy
(Perú) Shevchenko, ucraniano, es a menudo el capitán del ac Milan, y Javier Zanetti, argen-
tino, es el capitán del Inter de Milán. De manera similar, decenas de sudamericanos
Impresión y africanos juegan en las ligas rusa, turca, polaca y en diversas ligas del sudeste eu-
Impresora y Encuadernadora ropeo.
Progreso, sa de cv
Así es como el futbol nos ofrece un vistazo de cómo funcionaría la verdadera glo-
Diseño y formación balización de la mano de obra. En el futbol, como en otras ocupaciones, las restric-
Marina Garone, ciones a la movilidad de la mano de obra provienen en su totalidad del lado de la
Cristóbal Henestrosa demanda. Salvo en los países comunistas, nunca se impuso límite alguno a los despla-
y Emilio Romano
zamientos de los jugadores. Pero el lado de la demanda estaba fuertemente regulado,
Ilustraciones por una norma que imponía que los clubes no podían tener más de dos jugadores
Emilio Romano extranjeros en el campo por partido.
La decisión Bosman, llamada así por un jugador belga que impugnó con éxito la
La Gaceta del Fondo de Cultura Econó- aplicación de la reglamentación a los jugadores de otros países de la Unión Europea,
mica es una publicación mensual edi-
tada por el Fondo de Cultura Econó- socavó ese límite, y éste terminó de derrumbarse ante la embestida de los clubes eu-
mica, con domicilio en Carretera ropeos más ricos, que exigían la libertad de contratar a los mejores jugadores donde-
Picacho-Ajusco 227, Colonia Bosques quiera que se encontraran.
del Pedregal, Delegación Tlalpan, Así, allí donde la globalización y la plena comercialización son soberanas se pro-
Distrito Federal, México. Editor res- duce una concentración de calidad y éxitos que no deja lugar a dudas. Consideren la
ponsable: Tomás Granados Salinas.
Certificado de Licitud de Título 8635 cantidad de clubes que se han clasificado para las ocho posiciones superiores de la
y de Licitud de Contenido 6080, ex- Liga Europea de Campeones. Si analizamos los periodos quinquenales entre 1967 y
pedidos por la Comisión Calificadora 1986, el número de equipos diferentes clasificados para los cuartos de final oscilaba
de Publicaciones y Revistas Ilustradas entre 28 y 30. Sin embargo, en los dos quinquenios siguientes la cifra cayó a 26, y en
el 15 de junio de 1995. La Gaceta del
el más reciente (2000-2004), sólo fueron 21. La conclusión es simple: cada vez menos
Fondo de Cultura Económica es un nom-
bre registrado en el Instituto Nacio- clubes llegan a ingresar a la elite europea.
nal del Derecho de Autor, con el nú- Las ligas nacionales son similares. Desde que comenzó la liga Premier inglesa, en
mero 04-2001-112210102100, el 22 1992, en sólo una ocasión el campeonato no fue ganado por el Manchester United,
de noviembre de 2001. Registro Pos- el Arsenal o el Chelsea. En Italia, todos los campeonatos Serie a salvo dos desde 1991
tal, Publicación Periódica: pp09-0206.
Distribuida por el propio Fondo de los han ganado o bien la Juventus o bien el ac Milan. En España, desde 1985 todos
Cultura Económica. los campeonatos menos tres los han ganado el Real Madrid o el Barcelona.
El motivo de esta concentración en la cima es obvio: los clubes más ricos ahora
Correo electrónico pueden atraer a los mejores jugadores del mundo. Puede decirse que esto se ha visto
gacetafce@fce.com.mx acompañado por una mejora de la calidad del juego en sí, gracias a lo que los econo-
mistas denominan “rendimientos crecientes a escala”. Cuando los mejores jugadores
a
juegan juntos, la calidad de cada uno de ellos y del equipo en vapulean. Por el contrario, los ocho equipos de elite de los
a
su conjunto aumenta exponencialmente. Cuando Ronaldinho últimos cuatro mundiales incluyeron a dos “recién llegados”
y Messi, o Kaká y Shevchenko, juegan juntos, su “rendimien- que jamás habían estado en cuartos de final, como Turquía y
to” combinado (la cantidad de goles) es mayor que la suma de Corea del Sur en 2002.
los goles que cada uno haría si jugara en otro club con menos Nuevamente hay dos razones que lo explican. Primero, el
compañeros talentosos en el equipo. libre desplazamiento ha implicado que los buenos jugadores de
La libre movilidad de la mano de obra en otras áreas posi- las ligas pequeñas progresan mucho más que si se hubieran
blemente produciría el mismo efecto. Si los médicos, especia- quedado en casa. Un buen jugador danés o búlgaro mejora
listas en informática o ingenieros (¡ni hablar de los famosos mucho más rápido si se une al Manchester United o al Barce-
plomeros polacos!) tuvieran la libertad de desplazarse a volun- lona.
tad, sería muy probable que aumentara la concentración de Segundo, esa mejora en la calidad fue “capturada” por los
talento en los países más ricos. La desigualdad en la distribu- equipos nacionales gracias a la reglamentación de la fifa que
ción de talento entre los países aumentaría, aun en caso de exige que los jugadores sólo jueguen en su equipo nacional.
mejoras en la producción total de bienes y servicios, y en su Eto’o puede jugar para cualquier club español, italiano o in-
calidad promedio, tal como ocurre hoy con el futbol. Los paí- glés, pero en las competencias nacionales sólo puede hacerlo
ses más pobres o más pequeños no pueden ni soñar con ganar por Camerún. En otras palabras, la fifa ha introducido una
un campeonato europeo, como alguna vez lo hicieron el Steaua regla institucional que permite que los países pequeños (en el
(Rumania), el Estrella Roja (Serbia) o el Nottingham Forest sentido futbolístico) capturen parte de los beneficios del actual
(que languidece ahora en la tercera división). juego de alta calidad, y reviertan así parcialmente la “fuga de
Pero si bien vemos desigualdad y exclusión en el futbol al piernas”.
nivel de los equipos, para las competencias entre equipos na- La misma regla se podría aplicar a otras actividades. El libre
cionales se verifica lo opuesto. El margen de ventaja promedio desplazamiento de la mano de obra especializada podría estar
entre los ocho equipos nacionales mejor posicionados en los acompañado por requisitos internacionales vinculantes de que
campeonatos mundiales ha disminuido, desde más de dos goles los inmigrantes de países pobres pasen, por ejemplo, un año
en la década de 1950, a aproximadamente 1.5 goles en los años cada cinco trabajando en sus países de origen. Llevarían a casa
setenta, ochenta y noventa, y a sólo 0.88 en el Mundial del las habilidades, la tecnología y las conexiones que son tan va-
2002. liosas como las habilidades que Eto’o, Essien o Messi llevan a
Es lo mismo para todos los partidos que se juegan en el Camerún, Ghana o Argentina. La localización del trabajo se-
torneo final, no sólo aquellos entre los ocho equipos nacionales guiría siendo un problema, pero el principio es claro: el mundo
superiores. La disminución de los márgenes de ventaja es más debería aprender de su deporte más popular. G
impresionante porque la Copa del Mundo ha crecido de 16 a © Project Sindicate, 2006.
32 equipos nacionales, muchos de los cuales son nuevos y más
bien inexpertos. Notablemente, las usinas tradicionales no los Traducción de David Meléndez Tormen
a
a
Hijos adoptivos
Geoffrey Wheatcroft
La globalización del futbol ha distanciado a los jugadores un partido de copa— comprimió el nombre de association a
de las bases nacionales de fanáticos, lo que explica soccer. A. J. P. Taylor decía sobre este juego: “gracias a él la
por qué la Copa del Mundo provoca algunas crisis huella de Inglaterra seguramente perdurará en el mundo cuan-
de identidad. Hemos tomado este artículo del número do el resto de su influencia haya desaparecido”.
de junio de The Atlantic Monthly, en el que su autor, Al principio el futbol era jugado por aficionados, patricios y
un inglés razonablemente nostálgico, señala proletarios por igual. En sus primeros años, la famosa Copa
la natural esquizofrenia de los fanáticos del balompié Challenge de la Asociación de Futbol, o Copa af, era jugada
contemporáneo, que apoyan a equipos multinacionales por equipos de las clases altas —la final de 1875 fue entre los
y tal vez duden al momento de festejar las hazañas Ingenieros Reales y los Antiguos Etonianos — mientras que
de sus jugadores favoritos muchos de los grandes clubes que siguen con nosotros comen-
zaron como “equipos de trabajadores”, formados por obreros
de las fábricas que jugaban en su tiempo libre. El Manchester
Cuando Alemania y Costa Rica dieron la patada inicial de la United fue uno de ellos, y el Arsenal era originalmente lo que
Copa del Mundo en Munich el 9 de junio, gran parte de la su nombre implica: el club del arsenal, o fábrica de artillería,
humanidad se encontraba en un estado de aguda expectación. en Londres.
Muchos de estos fanáticos también tuvieron que hacer un drás- El juego se extendió rápidamente en toda Europa y más allá,
tico cambio de identidades: pasar del lado nacional junto a sus gracias a los comerciantes ingleses y los funcionarios colonia-
compatriotas y apartarse de equipos cercanos que quizá no les. Se siguen escuchando a lo lejos ecos distantes de los oríge-
incluyan a ninguno de sus compatriotas. Las cosas eran mucho nes del juego. El Inter de Milán, uno de los dos equipos de esa
más fáciles cuando podías apoyar a tu equipo local, y si había ciudad italiana (ambos llegaron a octavos de final en la Euro-
jugadores lo suficientemente buenos para jugar para su (y tu) copa de este año), se llamó internazionale, para distinguirse del
país, podías apoyarlos portando los colores nacionales cada otro club, fundado y dirigido por un inglés expatriado, aun si
cuatro años, vistiendo la playera blanca de Inglaterra en lugar actualmente ya no hay nada realmente inglés en el Milán. Y
de la roja de Liverpool, o la española roja y amarilla en lugar mientras los jugadores del Newcastle o de los Spurs llaman al
de la completamente blanca del Real Madrid. La globalización entrenador Boss, los jugadores de clubes españoles y portugue-
del futbol crea una especie de trauma psíquico cuatrienal, aun- ses lo siguen llamando Mister, una reliquia de los días en que
que es un trauma que los estadounidenses difícilmente pueden éste debió ser un exiliado inglés.
entender. Cuando empezó la Copa del Mundo, en 1930, su objetivo
A pesar de que hay una gran cantidad de beisbolistas lati- específico era unificar lo que en ese entonces eran los dos cen-
noamericanos, y de basquetbolistas africanos y europeos, ¿al- tros más importantes del juego: Europa y América Latina.
guna vez ha habido un juego de las ligas mayores de beisbol o Mientras que los ingleses eran demasiado vanidosos como para
de la nba sin un solo ciudadano estadounidense en el equipo? ser parte de esa primera competencia (efectuada en Uruguay),
Considérese el aprieto en el que se encuentra el fanático inglés. o de las dos siguientes, Estados Unidos estuvo ahí, e incluso
A principios de marzo, para tomar un ejemplo al azar, Fulham venció a Bélgica y Paraguay antes de que los argentinos lo pu-
enfrentó al Arsenal (el Arsenal ganó 4 a 0 gracias a otra encan- sieran por los suelos, 6 a 1, en las semifinales.
tadora actuación de Thierry Henry, un francés). Ese día tres Pero las competencias internacionales eran sólo una peque-
jugadores estaban fuera de lugar: Zat Knight, Tony Warner y ña probada del futbol de clubes, que solía ser casi parroquial.
Liam Rosenior. De hecho, son ingleses. Los otros diecinueve Hace cincuenta años la mayoría de los jugadores de los equipos
jugadores que empezaron el partido eran extranjeros, de un italianos eran italianos, así como la mayoría de los jugadores de
total de catorce naciones. equipos ingleses eran ingleses —y frecuentemente eran chicos
Esto es una consecuencia dolorosa para lo que podría ser el de la casa—. Las excepciones confirmaron la regla. En mi re-
regalo más significativo de mi país a la humanidad. Los balones mota infancia de los años cincuenta, el Newcastle tenía a los
hechos a base de vejigas de puerco rodaban en las aldeas de hermanos Robledo de Chile, que eran inconfundiblemente
toda Inglaterra desde la edad media, y los juegos en que se te- exóticos, y el Manchester City tenía a Bert Trautmann, que era
nía que patear una pelota se han realizado inmemorialmente de una rareza distinta: era un prisionero de guerra alemán que
en las ciudades inglesas. Las escuelas públicas inglesas practi- permaneció en Inglaterra, ingresó al equipo como portero y
caban sus propios juegos arcanos, incluida la Escuela de Rugby entró al panteón de su nación adoptiva cuando jugó la final de
que le dio nombre a un tipo de futbol del que en última instan- la Copa af con el cuello roto. G
cia desciende el juego de la nfl. © 2006, The Atlantic Monthly Group,
Para evitar la confusión, un grupo de deportistas se reunió as first published in The Atlantic Monthly.
en un pub de Londres en 1863 para delinear un código común Distributed by Tribune Media Services.
para la Asociación de Futbol. Muy pronto, la horrible obsesión
de los oxonianos por los diminutivos —por ejemplo cupper para Traducción de Kenya Bello
a
a
La geopolítica del futbol
Pascal Boniface
El deporte de las patadas es mucho más que una prueba de Lo que el futbol proporciona en realidad es una zona resi-
destreza: es un símbolo de la lucha por el poder. La copa dual de confrontación que permite la expresión controlada de
mundial es, por ello, un escenario ideal para que afloren, la hostilidad y que no afecta las áreas de interacción más im-
parcialmente mitigadas, las rivalidades nacionales. En este portantes entre países. Francia y Alemania pronto tendrán un
artículo, el autor de Football et mondialisation (Armand ejército común —ya tienen una moneda común— pero la so-
Colin, 2006) examina el significado y la utilidad de las brevivencia de dos selecciones nacionales canaliza, dentro de
confrontaciones políticas que ocurren sobre el césped, un marco estrictamente limitado, la rivalidad que persiste en-
capaces de producir guerras y de mejorar la diplomacia tre los dos países.
El futbol también puede crear oportunidades para gestos
positivos. La organización conjunta del Mundial de 2002 a
En el futbol, las derrotas nunca son definitivas, pero siempre cargo de Japón y Corea del Sur ayudó a acelerar la reconcilia-
son apasionadas. Para los amantes del futbol, habría que haber- ción bilateral. Incluso en Corea del Norte aplaudieron a los
le dado el premio Nobel de la Paz desde hace mucho a la fifa. jugadores de Corea del Sur. El deporte, en efecto, parece ser el
Para otros, desesperados por el futbol y las emociones que mejor barómetro de las relaciones entre el dividido pueblo
provoca, el deporte ya no es un juego, sino una especie de gue- coreano.
rra que alborota los sentimientos nacionalistas más bajos. Además, el futbol puede ayudar a inducir el progreso hacia
¿Existe una relación entre el futbol (y los deportes en gene- soluciones pacíficas a conflictos militares, más que los largos
ral) y el espíritu de nacionalismo y militarismo? Durante la discursos o las resoluciones internacionales. Después de haber
edad media, los deportes solían estar prohibidos en Inglaterra, clasificado para este Mundial, la selección de Costa de Marfil,
porque se practicaban a expensas del entrenamiento militar. que incluye a jugadores del norte y del sur, se dirigió a todos
Después de la derrota de Francia ante la Alemania de Bismarck sus conciudadanos para solicitar que las facciones beligerantes
en la guerra franco-prusiana, el barón Pierre de Coubertin dejaran las armas y pusieran fin al conflicto que ha destrozado
(que reinició los Juegos Olímpicos algunas décadas después) su país. Después de que el presidente de Haití, Jean-Bertrand
recomendó dar un énfasis nacional renovado a los deportes, Aristide, fuera depuesto hace algunos años, la selección de
que en esa época se consideraban como una forma de prepara- Brasil actuó como embajadora de las fuerzas de paz de las Na-
ción militar. ciones Unidas encabezadas por su país. Y cuando los conflictos
En un partido de futbol, los rituales —el ondear de las ban- terminan, desde Kosovo hasta Kabul, el futbol es la primera
deras, los himnos nacionales, los cantos colectivos— y el len- señal de que la sociedad vuelve a la normalidad.
guaje que se utiliza (cuando el partido empieza, se inician las El ex presidente de la fifa, Joao Havelange, a menudo soña-
hostilidades, se dispara hacia la portería, se destroza a la defen- ba con un partido entre israelíes y palestinos: el ex vicepresiden-
sa, se lanzan “cañonazos”) refuerzan la percepción de que se te estadounidense, Al Gore, consideraba que tal juego sería un
trata de una guerra por otros medios. Y, de hecho, una guerra medio que ayudaría a Washington a resolver el conflicto pales-
verdadera empezó a causa del futbol. En 1969, Honduras y El tino-israelí. Tal vez algún día se juegue. Ciertamente el partido
Salvador chocaron militarmente después de un partido de ca- entre Irán y Estados Unidos en 1998 ofreció un momento de
lificación para el Mundial. fraternización entre los dos equipos. Otro partido Irán-Estados
Aparentemente, los partidos de futbol pueden revivir las ri- Unidos habría resultado útil en estos difíciles momentos.
validades nacionales y conjurar a los fantasmas de guerras pasa- El futbol es útil porque permite confrontaciones simbólicas
das. Durante la final de la Copa Asiática de Naciones, en la que limitadas sin riesgos políticos. Su impacto en la opinión públi-
se enfrentaron China y Japón, los aficionados chinos llevaban ca nacional e internacional es amplio, pero no profundo.
uniformes militares japoneses de los años 1930 para expresar su Como sostiene el sociólogo Norbert Elias: “Los espectadores
hostilidad hacia el equipo adversario. Otros fanáticos chinos de un partido de futbol pueden disfrutar la emoción mítica de
llevaban pancartas con el número 300 mil, en referencia al nú- las batallas que se desarrollan en el estadio, y saben que ni los
mero de chinos asesinados por el ejército japonés en 1937. jugadores ni ellos sufrirán daño alguno.”
Pero, ¿se puede decir realmente que el futbol es responsable Al igual que en la vida real, los aficionados pueden debatir-
de las malas relaciones diplomáticas actuales entre China y se entre su esperanza de ganar y su temor de perder. Pero en
Japón? Por supuesto que no. La hostilidad en la cancha simple- el futbol, la eliminación de un adversario siempre es temporal.
mente refleja las tensas relaciones que existen entre los dos Siempre es posible la revancha. Como francés, espero con an-
países, que llevan la carga de una historia dolorosa. sia el próximo partido entre Francia y Alemania en un Mun-
Del otro lado del espectro, la dramática semifinal entre dial. Pero quiero que Francia se vengue de la última derrota en
Francia y Alemania que se jugó en Sevilla en 1982 no produjo un Mundial, en Sevilla, no de la derrota en Verdún. G
olas políticas, ni para las relaciones entre los dos países ni para © Project Sindicate, 2006.
las relaciones entre los dos pueblos. El antagonismo se limitó
al estadio y terminó cuando acabó el partido. Traducción de Kena Nequiz
a
a
El León de Bongor
Alejandro Estivill
Cada vez hay más evidencias de que el futbol vive con viejo balón, desgastado y sin aire, que asoma como la cabeza de
comodidad en las páginas de los libros. Hemos tomado este un hijo en un parto. Lo pone a un lado, a su izquierda, sentado.
relato de También el último minuto. Cuentos de futbol, la antología Para él, aquel balón es un niño al que se le explican las cosas
que Marcial Fernández preparó y que fue publicada difíciles, brazo con brazo, platicando en una banca.
por Ficticia; se trata de una selección —eso, ni más ni Tras el balón, sale la foto de Mavina Osawae, la bella prin-
menos— de 22 escritores que fabulan sobre este deporte, cesa que se ha negado a casarse con él, a darle un hijo, que es
sus ilusiones y sus miserias, como las que enfrenta aquí un lo que importa. Se muestra hermosa, displicente y seria, toda
delantero aferrado a sus fetiches vestida de rojo con traje untado que le describe el cuerpo con
trazo fino y hace resaltar la piel perfecta de sus piernas de plás-
tico negro.
El vestidor hiede, como siempre; detergente en guerra con la Después, al final, Ardel desenreda unas vendas: saca la jerin-
humedad de los pies, los baños y el lodo. Ardel no está para ga, el algodón y la ampolleta.
notarlo. Ni eso, ni su cigarro… Ni eso, ni los arabescos: curio- Luego espera, respira y espera.
sas líneas que han dejado los tachones de sus compañeros en las “La victoria de hoy es el campeonato”, le han dicho; pero
lozas al salir corriendo, al saltar a la cancha. en el cristal de su mirada está presente otra cosa: adentro mas-
Su mente está lejos, muy lejos de la puerta por la que todos culla el pánico prisionero, y ya ni le sirve la voz del ídolo y
ellos desaparecieron. Lo dejaron con sus creencias, como acos- maestro Japhet N’Doram, que bien sabía de esto, de las mu-
tumbran en estos juegos que llaman decisivos; cuando no hay chas formas que tiene un futbolista para matar el miedo.
mañana. Ahora, el rostro de su maestro le rehuye fatalmente; se le
Y es que entre los integrantes del Tonerre de Yaoundé, uno esfuma como el recuerdo de los partidos anteriores, y Ardel ha
de los mejores equipos del futbol africano, esa primera ausen- perdido el sabor entusiasta de sus goles de fantasía: uno matan-
cia de Ardel ha pasado a ser una cábala: Ardel Bello Bouba, El do el balón con el pecho y otro de violento cañonazo.
León de Bongor, gran goleador, se queda atrás en el vestidor, Ardel pasa de la contrición a la angustia. Tal vez sea porque
solo y su alma; salta al final, cuando todo está listo, apenas con desde que a Marc-Vivien Foé, estrella de la selección, lo mató
tiempo para una foto, antes de que el árbitro suene su silbato un paro cardiaco, desfallecido a la mitad de un juego contra
bajo el zumbido penetrante de gritos y voces de una multitud Colombia de la Copa Confederaciones, los visores vigilan más
que suda con el Tonerre cada instante de sol. y más los detalles, la conducta y los ritos ancestrales de los ju-
Sus compañeros dejan el vestidor en tropel y lo esperan gadores.
afuera, porque Ardel siempre alcanza a llegar y les gana el par- No buscan a los que andan con un cigarro, porque muchos
tido con dos o tres goles de fantasía: uno con el talón y otro en fuman antes de los grandes partidos, como terapia; pero sí
el que usa magistralmente el empeine de su botín derecho. andan preguntando e investigando sobre la salud de los juga-
Así que, en ese momento en que él se sienta, cierra con dores, sus registros médicos, su edad real, lo que comen o be-
fuerza los ojos y baja la cabeza, todos ben y lo que se tragan o inyectan.
saben, intuyen, que el rito de Ardel, del Al ver el cristal repleto de energía se Foé nunca echó a perder su cuerpo o
gran León de Bongor, va a comenzar. Es pregunta: ¿cómo pueden algunos su alma con químicos; murió por su
hora de hacerse a un lado, tiempo de testarudos pensar en la muerte, el propia biología porque así lo dictaba el
saltar a la cancha. deterioro, la dilución de un gran destino.
Ni Bunde Delo, el masajista que ganó espíritu guerrero al ver esta jeringa, Pero Ardel teme que los visores se
los campeonatos del 83 y el 84 con el si ella encierra el mundo entero en fijarán ahora con encono en esa pausa
Tonerre y presume de haberle sobado las tan sólo cinco mililitros? religiosa que él necesita para meditar y
piernas a Georges Weah, puede inte- prepararse antes de saltar a la cancha.
rrumpirlo. Ellos quieren cambiar el futuro original de cada uno y, de se-
Todos salen y lo dejan con su pausa. Solitario, Ardel prende guro, un día sospecharán de sus instantes de soledad.
un cigarro mientras trata de convencerse una y mil veces de Tiembla ante la posibilidad de que llegue una prohibición,
que éste es tan sólo un partido más. “La victoria es el campeo- que venga Bunde Delo y se asome de improviso para avisarle
nato”, le han dicho; y él golpea su frente. No puede sentirlo que ya no hay tiempo, ningún momento dedicado a hechizos y
así: no piensa en ganar hoy, sino en que podría sentirse perdido brujerías, cábalas y ofrendas, porque un visor pregunte por la
mañana. La derrota es, para él, la única voz que habla… Peor jeringa, por la ampolleta o por el balón que alguna vez usaron
que la muerte. Georges Weah o N’Doram en tiempos de gloria.
Pero Ardel también sabe que toda su carrera depende de Ese balón es un Adidas Tango Málaga, con un formato
ello, del minuto que pasa solo, con su cigarro, cuando todos lo Buckminster de hexágonos y pentágonos entrelazados que ex-
dejan atrás, meditando y cumpliendo su exorcismo. hibe sus costuras como los huesos de un viejo cadavérico; uno
Entonces, en silencio, busca en el maletín: primero saca un de los últimos balones que se hicieron de cuero. Ha recorrido
a
a
tantas canchas y sufrido tantas heridas. Es un esperpento, está encierra el mundo entero en tan sólo cinco mililitros?
ponchado y apesta: no a humedad, sino a cadáver, a tótem, a Es tan simple como contratar un crédito: ¡dame la gloria
ancestro. ahora para pagarla a plazos, con intangibles y supuestas desdi-
La hermosa mujer en la foto, la joven Mavina Osawae, chas del futuro!
siempre vestida de rojo, es de Bertoua, una ciudad al otro ex- Aun cuando la mayor riqueza nos llegue al final del camino,
tremo del país. Cuando Ardel piensa en ella no puede olvidar prevalece la certeza de que siempre la hubiéramos usado para
que es la hija de un bantú, militar de zona, que ha expresado comprar una gloria de juventud.
mil y más veces, con balas y muertos de por medio, que odia a Poco después, al ver brotar un chisguete, quizá discípulo de
los chadianos y a cualquiera que no venga del sur y no se de- una sustancia cercana a la eritropoyetina recombinante, que
dique a la carrera militar. Con un futbolista, jamás; por estrella salta al vacío desde la punta de la aguja, Ardel se palpa la fren-
que sea, ella nunca se casará. te y piensa: ¿cómo pueden los visores ignorantes sentirse ofen-
Por mucho que Ardel lo intenta… Por más que le muestra didos por una susodicha injusticia, inequidad o falta de espíritu
los billetes, los doscientos mil francos que está ganando y la deportivo porque algunos intenten, a cualquier precio, alcan-
esperanza de un contrato en el Nantes como el que tuvo Japhet zar la gloria? A fin de cuentas, todo esto de jugar al futbol en
N’Doram, el padre seguirá negándose. el enorme estadio Ahmadou Ahidjo, no tiene mayor razón de
La jeringa es europea de tipo carpule de aspiración: se pue- ser que distinguir a unos hombres de los demás al convertirlos
de esterilizar en casa, y con su camisa metálica resiste el mal- en verdaderos dioses.
trato del maletín como eterna compañera fiel. Ardel lanza el cigarro lejos y busca, también en la lejanía, el
La ampolleta, aunque él no sabe de esas cosas, podría ser de zumbido de gritos y voces de los muchos chiquillos de rostro
eritropoyetina recombinante, que dicen que es una sustancia sudoroso y brillante que le preguntan a sus padres cuándo va a
milagrosa. Ardel la consigue en paquetes de cuatro: le llegan empezar el juego y cuándo va a saltar a la cancha Ardel Bello
cada mes desde Francia con un mensaje que dice: “por amistad Bouba, El León de Bongor, para hacer goles de fantasía: uno de
y para matar ese miedo a la muerte que siempre se siente antes cabeza martillando el balón y dos más engañando al portero
de saltar a la cancha”. con la finta, la pausa y la magia de un crack.
Con todo aquello a mano, continuar su gran ritual resulta Se busca en un espejo y encuentra sus manos sosteniendo la
sencillo; terminarlo le ha sido siempre más complicado: jeringa repleta sobre su regazo, convertido en una quimera de
La aguja metálica atraviesa una rejilla de hule en lo alto de dientes blancos como la luna, y con un rostro negro como la
la ampolleta, más suave que la piel. Absorbe con ansias un lí- selva.
quido ámbar, cuanto baste para cinco mililitros. Ajusta en su mano aquella arma diminuta pero infinitamen-
Antes de usar la jeringa, Ardel busca los murmullos del es- te poderosa. Se sabe cerca de salvar el miedo, de convertirse de
tadio y al ver el cristal repleto de energía se pregunta: ¿cómo nuevo en el gran astro que todos admiran, el mejor futbolista
pueden algunos testarudos pensar en la muerte, el deterioro, la del país, el más aguerrido, el más rápido, el que salta más alto
dilución de un gran espíritu guerrero al ver esta jeringa, si ella y golpea más fuerte el balón.
a
Tan sólo necesitaría que Mavina Osawae lo acepte, dispues-
a
ta a darle un hijo, que es lo único que importa.
Levanta la jeringa rebosante con más coraje que talento y la
encaja con fuerza.
Sin ningún dolor, su rito se consuma.
La mirada va a lo alto, igual que cuando celebra los grandes
goles que han llevado al Tonerre de Yaoundé hasta la final del
campeonato. Al bajar su rostro, la jeringa está vacía y él parece
poseído por una nueva fuerza que de seguro durará los 90 mi-
nutos que necesita.
Ardel es otro, un verdadero animal que ha sabido poner
juntas todas las preguntas de su vida y todos los impulsos que
alguna vez llenaron de guerra y odio el valle del Logone donde
nació. Todo ha quedado tras él, tras su sonrisa de rabia.
En silencio, complacido, comienza a guardar en el maletín
los instrumentos de su valioso ritual. Ya no teme que lo descu-
bran, ya no teme a nada en absoluto, pero bien sabe que los
amuletos de ese momento solemne deben dormir.
Primero acomoda la venda y después la foto de esa mujer-
zuela horrenda, Mavina Osawae, de tez opaca. Tal vez algún
día sea bella.
Al final, acaricia el balón que apenas recuperó un poco de su
forma por la acción de una jeringa que le inyectó cinco milili-
tros de un líquido tan brillante como la eritropoyetina recom-
binante.
Ardel le saca la jeringa de un tirón y aspira con fuerza el
aroma animal que esa sustancia ha tenido siempre y que está
pudriendo por dentro su tesoro más preciado: el balón que
alguna vez dominaron Georges Weah y Japhet N’Doram. An-
tes de que nadie lo vea, guarda ese viejo Adidas Tango Málaga.
Se acerca a la puerta, suelta un grito y salta a la cancha.
Ese sábado, en la final que vieron sesenta mil fanáticos en-
loquecidos, llorando y gritando para que el majestuoso estadio
Ahmadou Ahidjo consumara un presagio, el mejor jugador del
Yaoundé, Ardel Bello Bouba, anotó dos goles de fantasía: uno
de certero cabezazo al ángulo y otro rematando con violencia
un balón perdido. G
El mariscal de campo
Juan Villoro
Publicado en 1980 en La noche navegable, la muy prometedora Sopló para ver el vaho que le salía de la boca. “Soy una lo-
colección de cuentos que publicó Joaquín Mortiz en su comotora”, se dijo, mientras corría despacio, sintiendo los pies
Serie del Volador, este relato presenta al futbolista fuera de entumidos, dolorosos.
la cancha, ahí donde las ilusiones y los dolores se trenzan. Dio vuelta por una calle que no estaba asfaltada. Tuvo que
Agradecemos al autor el permiso para saltar más de un saltar charcos de lodo, espantando a los patos y las gallinas que
cuarto de siglo y compartir con los lectores de hoy un texto dormían en la calle. “Chin, se va despertar toda la raza”, y es-
que aún podría funcionar como metáfora del inacabado quivó un marrano enorme para ganar de nuevo el pavimento.
progreso de nuestro futbol Trotó suave sobre las puntas de los pies, acabando con los ca-
lambres y con los callejones de Iztapalapa, llenos de tierra y de
gallinas.
Se puso los zapatos tenis afuera de la casa. Tocó el pavimento, En la primera cuadra se encontró a Carlos que salía a repar-
fresco, oscuro. Después volteó hacia el cielo buscando alguna tir el periódico. Lo saludó sin detenerse.
estrella. Nada. Una costra inmensa se extendía sobre su cabeza. —Córrele que el Azteca te espera —le gritó Carlos desde su
a
bicicleta, y él pensó que en verdad el estadio lo esperaba. Pensó Llegó a la calzada de Tlalpan con la sangre bailándole en las
a
en el olor del pasto recién cortado, en la pizarra electrónica, en puntas de los pies. Vio el metro que desaparecía con los faros
la bocina que cuelga del techo como un satélite espacial, en Án- encendidos. Se veía bien el metro, contento, tomando el aire
gel Fernández gritando gooool desde el palco de transmisiones. de la madrugada antes de sumergirse en los túneles de Tenoch-
Vio el color verde de la sudadera, igual que las de la selec- titlan.
ción nacional. “Verde es la esperanza”, decían en la tele, y él El metro iba al Centro y él recordó la arena Coliseo. Los
consideró el futuro: primero el torneo de los barrios con los Gemelos Diablo contra Adorable Rubí y Coloso Coloseti. Vio
cuates de Izta. Si salían campeones podía entrar al equipo la sangre sobre la cara del Adorable Rubí, el castigo justo por
olímpico o a la reserva de algún equipo de primera división; a haber llegado al ring poniéndose perfume.
cualquiera, hasta al pinche América, pensó él, que le iba al Y ahora sangre en el corazón, el corazón de melón que sen-
Cruz Azul, la máquina celeste. tía las flechas en la carrera, las palpitaciones reventando en el
Un-dos por la nariz, entrada de aire. Un-dos por la boca, escudo del Izta. Pensó en la camiseta amarilla, los shorts ne-
salida. “16 años, buena edad para agarrar condición física, car- gros y las medias verdes, el uniforme superchiro de Iztapalapa.
nalito, si no luego te vuelves reborracho y ya no pasas de la Sintió verdadero amor a la camiseta. También al balón que
banca”, le decía su hermano Toño que jugó de defensa: un llega justo y blando a tu zapato para que lo golpees con el em-
verdadero perro para las patadas, aunque nunca pasó de equi- peine y vaya a depositarse a las redes que recogen la pelota.
pos llaneros. Él, en cambio, tenía clase, era el número 8 del Entonces volteas a ver el cielo y te dan ganas de llorar y de
Izta, el mariscal de campo, como decían los locutores. gritar muy fuerte, nomás porque acabas de meter un gol.
Se imaginó lo que Ángel Fernández podría decir de él cuan- A esas horas Carlos ya estaría recogiendo los periódicos
do persiguiera un balón por la banda derecha, alcanzándolo para ir a repartirlos. Carlos no tenía que entrenar, con la pura
con facilidad, negociando con el esférico, zigzagueando hacia bicicleta le bastaba para estar en forma en el equipo. Lo único
la portería del América, burlando a uno, a dos defensas, ama- malo es que él y Toño se iban a Los Hijos de Aída a gastarse el
gando el disparo en los linderos del área, pique y freno en el dinero que juntaban desde hacia mucho para poner una vulca-
manchón de penalty, finta exacta sobre el confesor Cornero, nizadora.
sale Castrejón para achicar el ángulo pero él no perdona y Luego le dio por pensar en Isabel y tuvo más ganas de co-
pespuntea el balón hacia las mallas, anotando un gol de excep- rrer, de amasar el pavimento, de irlo moldeando en la carrera,
cional coraje, con la vehemencia y la mística de triunfo del con firmeza. Corrió con seguridad, con la seguridad que se le
Cruz Azul, la máquina que pita y pita. escapaba cada vez que el carnicero le pedía que fuera a llevar
La sangre le corría por dentro. Sintió el peso de la carrera un trozo de retazo con hueso a casa de Chabela. Entonces ha-
abajo de la rodilla, en el músculo que podía hacer que él fuera bía que ir con el bulto húmedo en la mano, chorreando sangre
el más rápido de todos, que doblara hacia Río Churubusco hasta llegar a la puerta. “Que no abra ella, que no abra ella, que
para abandonar las casas de un piso de Iztapalapa, el olor a no abra, chin.”
establos y basura, el frío, los trolebuses anaranjados y el traba- —También vamos a querer unos higaditos —dijo Isabel.
jo en la carnicería. Corriendo sobre el asfalto oscuro que en —Ahorita los traigo —y por primera vez le gusta repartir
esos momentos era la cancha verde del Azteca. carne sanguinolenta, ayudando al carnicero a envolver los hí-
Un paquete de aire frío le pesaba en los pulmones y los ojos gados con la plana de deportes, el rostro del Kalimán Guzmán
y las orejas le ardían con el viento que te raspa de madrugada, que se va humedeciendo con la sangre, y él vuelve a pensar que
lijándote interminablemente en esa hora no abra la puerta Isabel porque se va a
en que no hay coches y puedes correr Isabel y Maracaná, dos nombres poner nervioso, aunque ya no tanto.
por la avenida, con la certeza de que los embrujados que siempre repetía. Nunca se había sentido seguro para
únicos autos son de aviadores que van al Era algo muy curioso. Cuando hablarle, pero ayer juntó tanto coraje
aeropuerto. Pensó en volar, en flotar no tenía nada en qué pensar, de que cuando ella abrió la puerta, él tuvo
como una burbuja, como el vapor tibio pronto se le asomaban en la cabeza ganas de que el aire le saliera romántico
de las regaderas, como la mirada de Isa- Isabel y Maracaná, llenos de sol de los pulmones como en una canción de
bel que hacía que todo volara y flotara y y de palmeras José José.
fuera extraordinariamente tibio. Así es que le hizo plática y se dio
Isabel y Maracaná, dos nombres embrujados que siempre cuenta de que Isabel sabía todo acerca de él: que tenía 17 años
repetía. Era algo muy curioso. Cuando no tenía nada en qué y jugaba de portero. Era falso, pero a él le pareció tan bien que
pensar, de pronto se le asomaban en la cabeza Isabel y Maraca- lo conociera o medio lo conociera que no se preocupó por
ná, llenos de sol y de palmeras. decirle que tenía 16 años y era el pistón del Izta.
El vaho le salía de la boca, marcando el aire, dejando peque- Y de ahí en adelante en verdad todo fue como en una can-
ñas nubes en la ruta de entrenamiento. Era domingo y él veía ción de José José. Le explicó la técnica para tirar un penalty: no
a los conscriptos que esperaban el camión para ir a marchar. hay que ver al portero —la miró a los ojos—, haces una finta
También a esa hora salían los barrenderos. Un camión de ba- sobre la carrera —se sonrió con ella—, y pas, chotas con esta
sura pasó cerca con su olor a podrido. Los papeles, las frutas parte del pie para cambiársela al portero —casi le agarra la
descompuestas, los vidrios, iban a dar a los basureros de Izta- mano pero le dio miedo porque alguien la llamó desde adentro
palapa. Había veces en que toda la colonia apestaba. Desde su y él se fue pensando en invitarla a quién sabe dónde.
cama, bajo el póster del Cruz Azul, él sentía el aire pesado que Toño y Carlos le dijeron que no fuera güey, que se la llevara
venía a los pulmones para ordenarle que se pusiera los tenis, se a bailar al Califas, con la orquesta tropical de Carlos Campos.
persignara y se fuera a correr por la ciudad. —Luego te la convences de que se vayan a un hoteliux por
a
recer en las páginas cafés y blancas del
a
Esto.
Sintió el estómago como una bolsa de
pan llena de aire. Náusea. Tenía que
comer algo cuando acabara de correr.
Un licuado de chocomilk con dos huevos.
Ojo con la alimentación. Cigarros, cuan-
do mucho dos al día.
Se acercaba a la Universidad. A esas
horas Carlos ya estaría repartiendo el
periódico. Volteó hacia arriba para ver el
cielo y los anuncios. Una coca cola enor-
me. “Me la acabaría de un trago.” La
gente en los anuncios se veía a gusto,
calientita, ajena al frío de la calle, al co-
rredor que avanza pensando en meterse
a las regaderas del Azteca, a esos vestido-
res tan grandes como un supermercado.
Se vio sentado en la banca, recibien-
do las instrucciones del entrenador. Don
Ricardo de León explicándole matemá-
ticamente lo que tiene que hacer en la
cancha: jugar al contragolpe, al fuera de
lugar: el sistema de supercerrojo del que
tanto hablan los periódicos.
ahí cerquita. El hotel La Maga está chiro —pero él les mentó Comenzó a sentirse cansado, como siempre que llegaba a la
la madre y ellos le dijeron que ooooo, ya bájale de volumen a Universidad. Había que trepar respirando por la boca, como
tu radio, ¿no? un pez que se va a morir. Pero a él no le iba a pasar nada. Re-
Se dio cuenta de que lo único rubio y tierno que podía tener gresaría a Iztapalapa para pedirle a Isabel que fueran a la revan-
era Isabel. Tuvo ganas de madrearlos. cha de los Gemelos Diablo contra Adorable Rubí y Coloso
—No hay derecho, carnal —y ya se le iba a aventar a Toño Coloseti.
cuando tuvo miedo. Se acordó de la vez que pelearon y Toño El puente de Insurgentes pasó sobre su cabeza, zumbando
le dejó una cicatriz sobre la ceja, una pedrada de recuerdo. lleno de automóviles. Tenía que ganar el torneo de los barrios
Ni modo. Se fue escupiendo para calmar el enojo. No dur- o por lo menos llegar a cuartos de final. Los tenis estaban su-
mió en toda la noche porque se le juntaron las cosas que más dados; el cuello, pegajoso. Vio el estadio con sus reflectores
lo molestaban. Le dio coraje no poder estar solo. No podía ir hacia el cielo, como un escarabajo boca arriba, y supo que al-
a un lugar de la colonia sin que encontrara un conocido. Siem- gún día iba a jugar ahí contra el Universidad, que Ángel Fer-
pre con los cuates. Se quedó acostado viendo el póster del Cruz nández le iba a poner un apodo que todo el mundo recordara,
Azul. Quiso que ya fuera tiempo de irse a correr y dejar la que iba a ganar dinero, mucho dinero. “Un tocadiscos, un
respiración rasposa de sus hermanos que dormían. Mustang”, mientras se tiraba al pasto, dándose cuenta de que
Se durmió un ratito y soñó que estaba solo en una plaza, estaba amaneciendo. La hora en que se abren las panaderías y
rodeado de montones de carne cruda. Después, escuchó la sus hermanos se van a chambear. Miró el sol que salía como un
hora en el radio y se fue a entrenar. No aguantó un minuto más pollo recién horneado y pensó en Maracaná, en no regresar a
en su casa. Salió con los tenis en la mano, buscando de reojo Iztapalapa y sus polvaredas. Se sintió, sin ganas de ver a Toño,
alguna estrella. que seguía sin poner la vulcanizadora, a su mamá vendiendo
No sabía adónde llevar a Isabel. Podían ir al cine y luego a flores, a Carlos y a sus otros cuates y hermanos, pensó en man-
dar una vuelta por las calles del Centro. O a las luchas y a co- darlos definitivamente a la chingada y no verlos hasta dentro
mer churros al Moro o al café Superleche. Sí, qué tal si se ho- de muchos años como en las telenovelas.
rrorizaba con la sangre, abrazándose de la camisa que él com- Luego fue aceptando el nombre de Isabel, dejando pasar su
pró la semana pasada. Ajá; pensó en llevar su camisa de pelo medio güero, sus manos delgadas, y sintió un poco de
dragones y sus zapatos de tacón aerodinámico. electricidad en las plantas de los pies. Se levantó para ver un
En la avenida Universidad dio vuelta a la izquierda, acele- trolebús que decía Iztapalapa, enorme y anaranjado. “Me va a
rando la carrera como quien va cuesta abajo, despegando fuer- tragar”, y antes de meterse en el animal vio una lata de cerveza.
te, igual que un pájaro que se pierde en las nubes. El hospital Corrió acumulando rabia, vestido con los colores del Cruz
del issste pasó a su derecha, unos doctores salían de hacer Azul. Concentró todo el futuro en el empeine y golpeó la lata,
guardia. Él quiso estudiar para doctor o arquitecto. Pero ya mandándola muy lejos. El entusiasmo se le frotaba al cuerpo.
había dejado la escuela. Ahora lo importante era el trabajo y Escuchó su nombre en el sonido local del estadio y la vista se
esperar al domingo para irse a chutar con los cuates. La movi- le hizo líquida. Volteó a ver el cielo húmedo, azul en la maña-
da que ahora importaba era la del balón. Había que correr con na, escuchando el rugir de miles de personas, la voz monumen-
entusiasmo, devorar el terreno como si su imagen fuera a apa- tal del Azteca. G
a
a
Ver o jugar
Marcos Mayer
Roberto Fontanarrosa, el amoroso padre de Boggie el hablar, ya sea frente al micrófono o en la intimidad, la mayoría
Aceitoso e Inodoro Pereyra, es un apasionado hincha repite una serie de frases hechas, explicaciones remanidas. Lo
del futbol. En 1997 compiló Cuentos del fútbol argentino, que sí me sigue asombrando después de más de treinta años de
publicado por Alfaguara, del que tomamos este desolador cubrir partidos para la radio y los diarios, es el entusiasmo con
relato sobre las tentaciones, la injusticia de las tribunas, que dicen estas obviedades, a pesar de que ven o imaginan la
la íntima soledad del jugador que se niega a complacer cara de aburrimiento del que se las pregunta. Los futbolistas
a los aficionados. Agradecemos al autor su venia son gente que cree en las obligaciones, en la disciplina, en el
para incluirlo en esta entrega valor del dinero y del tiempo. Por eso pueden ser profesionales
de algo que para los demás es un juego o una pasión.
Di Pietro no desentonaba mucho con este perfil. Si no le
Vos lo veías durante los entrenamientos y entendías eso que le hablaban no hablaba, llegaba temprano a entrenar, hacía gim-
resultaba tan incomprensible a la tribuna: que aunque el equi- nasia casi con furia y se lesionaba poco, pese a que le pegaban
po cambiara una y otra vez de técnico, Di Pietro siguiera bastante, tanto en los entrenamientos como en los partidos.
siendo titular. Es que cuando empezaba el partido de la prác- En esas circunstancias nunca perdía la calma, se levantaba del
tica, después de la sesión de gimnasia, Di Pietro se transforma- piso, miraba fijo a los ojos de quien lo había golpeado —creo
ba en un verdadero crack. Ya sé, la palabra es vieja, pero ¿qué que de una manera casi contable, como acumulando algo que
querés?, yo también soy viejo. No era que Di Pietro siempre suponía natural a su función de delantero de punta— y se ubi-
la rompiera, ni que no se perdiera goles imposibles como lo caba para recibir la pelota del tiro libre. Jamás le protestaba a
hacía en los partidos oficiales. Pero vos lo veías enganchar la un árbitro por un foul no cobrado, se ponía de pie, apretaba
pelota con la zurda y sacudirla contra el palo del arquero y lo los brazos contra el cuerpo y seguía corriendo. Era, como lo
que te transmitía era una confianza tan grande en sí mismo definió un colega en una nota de presentación cuando hacía
que cualquier técnico se sentía en la obligación de darle la poco que empezaba a jugar en la primera de River, “pura vo-
once o la nueve en el momento de armar el equipo para el luntad”.
domingo. Yo pienso, o pensaba antes del episodio que le costó defini-
Y cuando empezaba el partido de verdad, vos lo veías a Di tivamente la titularidad, que era un perfecto indiferente. Bas-
Pietro desde la platea o del palco de periodistas y parecía más taba verlo en los vestuarios antes de un partido importante.
chico. Como si los brazos se le adelgazaran y los pulmones Nada se leía en su mirada ni en sus movimientos. Mientras lo
necesitaran menos aire. Como si usara un número menos de masajeaban cerraba los ojos y respondía con monosílabos a las
botines de los que llevaba puestos y los pies le bailaran adentro palabras de aliento del kinesiólogo. Luego se iba a un rincón y
del cuero. Pero la cara no decía nada de este cambio. El pelo apoyando la espalda desnuda contra los azulejos, se colocaba
bien aplastado, recién mojado, como para que se viera la fren- las vendas en los pies, luego las medias y los botines, y golpea-
te amplia, los ojos chicos y poco distanciados entre sí, los la- ba los pies contra el piso como para comprobar que estuvieran
bios pegados. Entraba siempre tercero o cuarto, después del bien ajustados. Después levantaba la camiseta y se detenía un
capitán y del arquero y posaba de pie para las fotos, y no de poco contemplando el número en negro contra el fondo blan-
cuclillas, como suelen hacer los delanteros, siempre con los co y rojo como si estuviera tratando de fijar mentalmente su
brazos pegados al cuerpo y la mirada perdida en algún punto posición en el campo y se la ponía. Recién después se mojaba
lejano. el pelo y se peinaba. Mientras tanto, la gente que gritaba afue-
En una entrevista le pregunté por qué no cruzaba los brazos ra hacía sentir su presencia en el vestuario. Y Di Pietro iba
como hacen los demás jugadores cuando posan de pie en las haciendo sus movimientos cada vez más lentos.
fotos. No me acuerdo bien qué me contestó, pero la pregunta Recordando esas escenas se me ocurre que los jugadores de
lo sorprendió y se miró las manos. Creo que se limitó a respon- fútbol no piensan, al menos no con palabras o imágenes como
derme con una sonrisa, apretada, apenas insinuada en las comi- lo hacen la mayoría de las personas. Todos estos movimientos
suras de los labios. Pero no puedo estar seguro, siempre anda- de Di Pietro eran su manera de pensar, aunque también de esta
ba con esa sonrisa a cuestas, que parecía una manera de decir forma hacía tiempo. ¿Para qué? Tal vez para vaciar su mente
que nada le preocupaba demasiado, incluso se parecía a esa que sin dudas debería estarse llenando con el bullicio que lle-
mueca que le venía a la cara cuando erraba algún gol. gaba desde las tribunas. Pero, ¿de qué debe vaciarse la mente
Después de las fotos se ponía a hacer jueguito cerca de la de un jugador antes de entrar a la cancha? Una vez me lo dijo
mitad de la cancha, no se ocupaba en pelotear al arquero ni un técnico. “Todos estos tipos están llenos de emociones, por
hacía pases a sus compañeros. Estaba ahí solo, en el medio del más que digan lo contrario, son un manojo de nervios. Por eso
espectáculo, él y la pelota, como si no importara ninguna otra la cabeza se les llena de recuerdos y siempre hay algo malo que
cosa. se les mete entre los pensamientos. Un gol errado, o un gol
Te aseguro que es muy difícil llegar a entender lo que le tonto que le hicieron si se trata de un arquero, una vieja lesión,
pasa por la cabeza a un jugador de fútbol. Cuando les toca un problema familiar.”
a
Lo que Di Pietro tenía para olvidar era su nombre. Se lla- mente Di Pietro se puso frente a la pelota. La rechifla no para-
a
maba Ángel Walter y el nombre se lo había puesto el padre por ba. Walter cerró los ojos como si el sol le diera de frente y
Labruna y Walter Gómez. Como si tuviera que condensar en empezó a correr después de santiguarse. “No es por amor a
sí toda la capacidad goleadora de Angelito y la habilidad del Dios, sino por temor de Dios”, explicó un viejo periodista, más
uruguayo. Mucho para un pibe que, además, odiaba el nombre viejo que yo y más dispuesto que la mayoría de la gente a con-
que se acercaba más a su manera de jugar: Ángel. Todos desde siderar a los futbolistas como a personas indefensas frente a algo
chico le decían Walter, que, con todo, era un nombre menos que los excede. La pelota se fue al lado del palo izquierdo.
anticuado que Ángel. Hubo un largo silencio. Era como si la tribuna viera confir-
De todas maneras, ese día el partido no era muy importante. mados todos sus pronósticos y no supiera muy bien a quién
River andaba por la mitad de la tabla en ese campeonato y ju- odiar, si a ella misma por saber de antemano lo que iba a suce-
gaba en su cancha contra un equipo chico. Pero River venía de der o a Di Pietro por confirmar lo que todos suponían que iba
perder con Boca en un partido en el que Di Pietro se había a hacer. Desde ese momento se acallaron los silbidos, y tam-
perdido dos goles hechos por apurado. Así que, cuando se bién el aliento para el equipo. Era como si el partido se hubie-
anunció su nombre con la camiseta nueve, empezaron los silbi- ra terminado o, más aún, como si hubiera dejado de interesar.
dos. Que siguieron cuando entró a la cancha y cada vez que Por supuesto, no era cierto. Lo que el error de Di Pietro había
tocaba la pelota. Walter seguía como si nada ocurriera a su al- provocado era que cada uno debiera empezar a preguntarse
rededor, como si esa rechifla fuera parte del aire o no le estuvie- qué era lo que estaba haciendo en la cancha en lugar de estar
ra destinada especialmente. Corría, pateaba de afuera del área, en cualquier otro lado, en su casa, en un bar, con una mujer o
se tiraba a los pies de los defensores, pero eso era lo que hacía con un amigo.
siempre. Así que nada podía hacer pensar que ése sería un do- El partido entró en una meseta. Todos parecían prestarse la
mingo diferente. Ni siquiera después de que Di Pietro le pusie- pelota y así terminó el primer tiempo. Traté de entrar al ves-
ra una pelota en diagonal al puntero derecho, Morales se caye- tuario. No me dejaron pasar. Quería hablar con Di Pietro y le
ra dentro del área y el réferi marcara un penal que no se creyó hice una seña a través de la puerta entreabierta. Se asomó con
nadie. una sonrisa apagada en el rostro. No supe qué decirle. Él me
El técnico mostró las manos y marcó “nueve”, para que lo miró y explicó que hay que errar penales de vez en cuando. No
pateara Di Pietro. Son cosas que no se ven desde la tribuna, me convenció.
pero sí las ves cuando estás en el palco de periodistas. Walter En el segundo tiempo todo parecía seguir rumbo a un cero
pareció no darse cuenta y se alejó del área. Un compañero puso hasta que Morales le tiró la pelota en diagonal a Di Pietro que,
la pelota en el punto del penal y buscó al nueve con la mirada. después de gambetear a su defensor, le pegó un latigazo a la
Allí estaba, como uno más, las manos apoyadas en la cintura, pelota y la clavó al lado del palo izquierdo. El silencio se rom-
mientras se iba acercando al área. El réferi levantó las cejas pió. Todavía abrazado por sus compañeros Di Pietro se dio
como si pudiera así apurar el trámite. Pero la lentitud con que vuelta hacia la tribuna, levantó los brazos y los cruzó en direc-
todo ocurría parecía poner más de manifiesto su error. Final- ción a la gente. Les estaba diciendo que no, que no festejaran,
que el gol lo había hecho él, que ya era demasiado tarde para
celebrar nada, que él estaba jugando a solas un partido sin
gente. La tribuna siguió gritando, indiferente a su gesto.
Ese día Di Pietro hizo tres goles más. Uno de cabeza, otro
de afuera del área, uno de tiro libre (el único en toda su carre-
ra). Las tres veces hizo que no a la tribuna, hasta que logró el
silencio en el último gol. Entonces le dio la mano al árbitro y
pidió el cambio. Sacó la cabeza antes de que el técnico lo pal-
meara y se metió en el vestuario.
Dejé la platea y bajé a verlo.
Estaba sentado, la espalda apoyada contra los azulejos blan-
cos, y al verme sonrió:
—¿Vio que de vez en cuando hay que errar un penal?
—¿Por qué no dejaste que gritaran tus goles? —le pregunté,
sin atender a lo que me había dicho.
—No tienen derecho, no tienen derecho. Ni a que me los
pierda ni a que los haga. ¿Qué mierda vienen a hacer? ¿A gri-
tar? ¿A putearme?
Me pregunté si tenía que contestarle.
—La verdad, no sé a qué vienen —continuó—, debe ser
porque nunca fui a la cancha. Yo juego, no veo.
Y cerró los ojos chiquitos, se pasó la mano por el pelo y
empezó a guardar sus cosas en el bolso.
—Pobres tipos, no pueden jugar al fútbol.
—Yo tampoco —le dije.
—¿Y a mí qué me importa? —fue lo último que dijo antes
de meterse en la ducha. G
a
a
La génesis del deporte como problema sociológico
Norbert Elias
Deporte y ocio en el proceso de la civilización, obra que la aristocrático escritor que conocía Inglaterra aún podía decir:
casa publicó en 1992 dentro de su Sección de Obras de “Sport es tan intraducible como gentleman.” En 1844 otro autor
Sociología, es una obra colectiva inspirada en las ideas alemán escribió respecto al término deportes: “Sports… no tene-
de Elias sobre los fenómenos que dan forma a las prácticas mos ninguna palabra para eso y casi estamos obligados a intro-
sociales. Hemos tomado este fragmento del capítulo en ducirla en nuestra lengua.” La difusión del término deporte
que el autor de La sociedad cortesana, también editada por como expresión que el pueblo alemán pudiera entender sin
el Fondo, en 1982, explora el surgimiento de un fenómeno dificultad continuó siendo lenta hasta mediados del siglo xix.
que hoy es el más firme aglutinante mundial Poco a poco fue cobrando arraigo, en la misma medida en que
aumentaba la práctica de las actividades deportivas. Finalmen-
te, en el siglo xx “Sport” quedó plenamente establecida como
Muchos deportes que hoy se practican de forma más o menos palabra alemana.
parecida en todo el mundo se originaron en Inglaterra. De allí En Francia, el Larousse du XIXème siecle definía el término
se extendieron a otros países, principalmente durante la segun- sport como sigue: “Sport, sportt: Palabra inglesa derivada del
da mitad del siglo xix y la primera mitad del xx. El futbol, en francés antiguo desport, placer, diversión…” Se lamentaba de la
la vertiente en que llegó a ser conocido en Inglaterra, la del importación de palabras como ésta, “que obviamente corrom-
Futbol Asociación o, según la popular abreviatura, soccer, era pen nuestro idioma, pero no tenemos barreras aduanales que
uno de ellos.* Otros fueron las carreras de caballos, la lucha prohíban su entraba en la frontera.” Otras importaciones de
libre, el boxeo, el tenis, la caza de zorros, el remo, el croquet y Inglaterra en Francia, de hecho tanto como de palabra, fueron
el atletismo. Pero ninguno fue adoptado y asimilado por otros turf, jockey, steeplechase, match, sweepstake y “le boxe.”* Ya bajo el
países tan ampliamente y, en muchos casos, con tanta rapidez reinado de Luis XVIII las carreras de caballos y las apuestas en
como la modalidad soccer del futbol. Tampoco ninguno de ellos ellas se hicieron mas regulares en Francia de acuerdo con los
obtuvo tanta popularidad. modelos ingleses. La moda desapareció durante la revolución
Análogamente, el término ingles sport fue adoptado de ma- pero resurgió con el regreso de una clase alta más o menos
nera generalizada por otros países para designar genéricamente aristocrática. En París se fundo un jockey club en 1833. De he-
a esta clase de pasatiempos. Que los “deportes” —entendidos cho, los pasatiempos aristocráticos o “de sociedad”, que domi-
como conjunto de pasatiempos ingleses que se difundieron en naron el significado de la palabra deporte en la propia Inglaterra
muchos otros países principalmente entre 1850 y 1950— tenían durante la primera mitad del siglo xix, se extendieron a otros
en común ciertas características distintivas que justificaban su países y allí fueron adoptados por las elites sociales correspon-
designación como tales, ha sido advertido probablemente más dientes, antes de que modalidades deportivas más populares
en otros países que en la propia Inglaterra. Un comentarista como el futbol desarrollaran las características de deportes,
alemán escribió en 1936: “Como bien es sabido, Inglaterra fue fuesen percibidas como tales en Inglaterra y se difundieran así
la cuna y la amorosa ‘madre’ del deporte… Quizá los términos a otros países como pasatiempos de grupo de la clase media
técnicos ingleses que se refieren a este campo acaben converti- obrera. En Alemania, al igual que en Francia, ya en el siglo
dos en propiedad común de todas las naciones, como ha ocurri- xviii se adoptaron términos ingleses pertenecientes al lenguaje
do con los términos técnicos italianos empleados en el campo deportivo de las clases altas. A partir del año 1744 aproximada-
de la música. Son raros seguramente los casos en que una cul- mente, el arcaísmo baxen comenzó a aparecer en la forma más
tura haya emigrado con tan pocos cambios de un país a otro.” culta boxen. Tan importante para comprender el desarrollo de
Que el “deporte” —el datum social y la palabra— fue ini- las sociedades europeas como el del deporte mismo es el hecho
cialmente un barbarismo en otros países lo prueban numerosos de que los primeros deportes ingleses adoptados por otros paí-
ejemplos. El tiempo que lleva un proceso de difusión y adop- ses fueran las carreras de caballos, el boxeo, la caza y pasatiem-
ción siempre constituye un dato significativo a la hora de rea- pos similares, y que la difusión de los juegos de pelota como el
lizar un diagnóstico sociológico. Así, en Alemania en 1810, un futbol y el tenis y del deporte en general en el sentido mas
moderno sólo comenzara en la segunda mitad del siglo xix.
En Inglaterra, la transformación de un juego popular y po-
* Quizá sea conveniente recordar que en inglés football es la pelota
limorfo en el Futbol Asociación o soccer fue un desarrollo bas-
de cuero (redonda en el caso del futbol soccer, o elíptica en el futbol
tante prolongado dirigido hacia una regulación y uniformidad
rugby) que da nombre al juego al aire libre en el que dos equipos
mayores. Este proceso culminó con la codificación del juego
tratan de introducirla (con el pie o con la mano) cada uno en la meta
del equipo contrario, ambas situadas en los extremos del campo. Este
juego tiene varias modalidades, de las cuales las dos más conocidas * Turf: carreras de caballos, hipódromo; steeplechase: carrera de
y reconocidas son, en Inglaterra, la Football Association o futbol caballos a campo traviesa, con obstáculos, salto de vallas; match: par-
soccer, y la Rugby Union o rugger en la forma coloquial. La primera tido, partida, torneo deportivo; sweepstake: carrera (especialmente de
modalidad es la que en castellano corresponde al futbol y la segunda, caballos) en que una sola persona puede ganar todas las apuestas o
al rugby. [N del t.] una parte de ellas.
a
en casi todo el país en 1863. El primer club alemán de futbol en competición que se desarrollaron en Inglaterra bajo el nombre
a
jugar conforme a las reglas inglesas fue fundado, típicamente, de “deportes” durante los siglos xviii y xix y que se extendie-
en Hanover, en 1878. En Holanda, el primer club de futbol se ron a otros países eran algo relativamente nuevo o el restable-
fundó en 1879/1880; en Italia, hacia 1890. En Suiza en 1895, cimiento de algo antiguo que inexplicablemente desapareció, si
en Alemania en 1900 y en Portugal en 1906, se fundaron fede- no nos adentramos primero brevemente en la pregunta de si en
raciones de futbol, lo que indica el aumento en el número de verdad los juegos de la Grecia antigua tenían las características
clubes en cada país. Sólo en Holanda, allá por 1900/1901 exis- de lo que ahora consideramos como deportes. En la actualidad,
tían 25 clubes de futbol diferentes con más de 10 miembros el término deporte se utiliza a menudo con mucha soltura para
cada uno. Diez años después este número había ascendido a designar muchas clases de juegos de competición. Al igual que
134. A partir de 1908 el futbol —con algunas interrupcio- el término industria, es empleado en sentido lato y en sentido
nes— se convirtió en parte de los Juegos Olímpicos. estricto. En sentido lato, como sucede con el termino mencio-
A medida que el juego se difundía por otros países, el térmi- nado, se refiere a actividades específicas de las sociedades tri-
no football; a menudo transformado de manera adecuada y bales preestatales y de las sociedades estatales preindustriales
asociado casi siempre, no en todos los casos, a la modalidad así como a las correspondientes actividades de las naciones-
soccer del futbol inglés, hizo su entrada en otras lenguas. En estado industrializadas. Con el término industria ocurre que,
Francia mantuvo su forma original. En Alemania, se cambió aun cuando lo empleemos en sentido lato, somos perfectamen-
sin grandes dificultades a Fussball. En España pasó a ser fútbol te conscientes de que tiene un significado más estricto y más
o futbol, con derivados característicos como futbolero y futbolis- preciso, sabemos que el “proceso de industrialización” de los
ta. En Portugal, futebol; en Holanda voetbal. También en Esta- siglos xix y xx es bastante reciente y que las distintas clases de
dos Unidos se utilizó la palabra inglesa durante un tiempo para producción y de trabajo desarrolladas en los últimos tiempos
referirse a la modalidad soccer del juego, pero luego cambió su bajo el nombre de “industria” tienen cierta estructura única
significado a tenor de la cambiante fortuna del juego mismo. susceptible de ser definida por la sociología con precisión con-
El estilo norteamericano dominante fue apartándose poco a siderable y que se distingue claramente de otras clases de pro-
poco de la modalidad soccer. Según parece, algunas de las prin- ducción. Cuando hablamos de “deporte”, en cambio, aún uti-
cipales universidades norteamericanas se apartaron de sus lizamos el termino indiscriminadamente, tanto en sentido lato,
normas, en un principio, influidas por una variante canadiense en el cual se refiere a los juegos y ejercicios físicos de todas las
del rival del soccer inglés, el rugby o rugger, juego que ellas sociedades, como en sentido estricto, que entonces denota los
desarrollaron a su propio estilo. Pero el término futbol siguió juegos de competición en particular que, como la palabra mis-
ligado al estilo diferente de jugar —que con el tiempo evolu- ma, se originaron en Inglaterra y pasaron de allí a otras socie-
cionó y acabó por uniformarse en Estados Unidos, mientras dades. Este proceso —podríamos llamarlo “deportivización”
que la modalidad “Asociación” del juego se hizo conocida allí de los juegos competitivos si la palabra no sonara tan poco
pura y simplemente como soccer, lo cual contrasta con el uso atractiva— pone el dedo en un problema que está bastante
continuado de fútbol y futebol que se da a esta forma de juego claro: ¿es posible descubrir en el reciente desarrollo de la es-
en los países latinoamericanos. tructura y organización de esas actividades recreativas denomi-
¿Cómo se explica el hecho de que, principalmente en los nadas deportes tendencias que sean tan únicas como las de la
siglos xix y xx, en Inglaterra, una categoría de pasatiempos estructura y organización del trabajo a las que nos referimos
denominados “deportes” estableciera la pauta para un movi- cuando hablamos de un proceso de industrialización?
miento recreativo en todo el mundo? Los pasatiempos de este Es una pregunta abierta. Puede malentenderse con facili-
tipo obedecían evidentemente a unas necesidades específicas de dad. Dada la valoración predominante del trabajo como algo
recreación que se hicieron sentir en muchos países durante ese superior a las actividades recreativas de todas clases, la pregun-
periodo. ¿Por qué surgieron primero en Inglaterra?, ¿qué ca- ta planteada fácilmente puede hacernos creer que toda trans-
racterísticas del desarrollo y de la estructura de la sociedad in- formación, sea de las actividades recreativas en general o de los
glesa explican el desarrollo en su seno de actividades recreativas juegos de competición en particular, acaecida en los últimos
con las características concretas que denominamos “deporte”?, doscientos años más o menos debe haber sido el “efecto” del
¿cuáles son estas características y que distinguía a los pasatiem- cual la industrialización es la “causa”. El hecho de creer implí-
pos que las adquirieron de los pasatiempos anteriores? citamente en relaciones causales como ésta cierra el tema antes
A primera vista nos damos cuenta de que estas preguntas, tal de abrirlo como debería. Podríamos, por ejemplo, considerar
como, están planteadas, se basan en suposiciones incorrectas. la posibilidad de que tanto la industrialización como la trans-
Con toda seguridad no son las sociedades contemporáneas las formación de determinadas ocupaciones recreativas en depor-
primeras ni las únicas cuyos miembros disfrutan del deporte. tes sean tendencias parciales interdependientes dentro de una
¿Acaso no se jugaba al futbol en Inglaterra y otros países euro- transformación global de las sociedades estatales en época re-
peos durante la edad media?, ¿no tenían los cortesanos de Luis ciente. Pero sólo si dejamos de tratar como “causas” los cam-
xiv sus canchas de tenis y disfrutaban con su jeu de paume? Y, bios sociales que ocupan un lugar más alto en la escala de va-
sobre todo, los griegos de la antigüedad, los grandes pioneros lores de una sociedad y como “efectos” los cambios ocurridos
del atletismo y de otros deportes ¿no organizaban, igual que en las esferas sociales más bajas de esa escala podremos llegar
nosotros, juegos de competición locales e interestatales a esca- a entender claramente el problema con el que nos encontra-
la grandiosa?, ¿no basta el restablecimiento de los Juegos Olím- mos aquí. Y la propia clarificación de ese problema —la géne-
picos en nuestra época para recordarnos el hecho de que el sis del deporte— es el objetivo fundamental de este ensayo. En
deporte no es nada nuevo? éste como en otros casos, es más fácil hallar soluciones si se
Resulta difícil responder a la pregunta sobre si los juegos de tiene claro cuál es el problema. G
a
a
La violencia de los espectadores
Eric Dunning, Patrick Murphy y John Williams
También de Deporte y ocio en el proceso de la civilización hemos sesión, no puedo dejarlo. Disfruto tanto cuando estoy en ello
tomado este fragmento, que se ocupa de un fenómeno que casi me meo de gusto en los pantalones… Buscándolo,
preocupante que, lejos de ser exclusivo de los tristemente recorro todo el país… Todos los días, por la noche, damos vuel-
célebres hooligans ingleses, va expandiéndose por los estadios tas por la ciudad buscando camorra. Antes de los partidos va-
de todo el orbe. Dunning fue alumno de Elias y es un mos como si nada, con pinta respetable… luego, cuando vemos
especialista en el funcionamiento del deporte en la sociedad a alguien con aspecto de enemigo, le preguntamos la hora; si
responde con acento extranjero, le damos una paliza; y si lleva
dinero encima, además se lo quitamos.”
El tema de este trabajo es la afición violenta y desmesurada al Bien puede “Frank” haber exagerado la medida de su parti-
futbol. En relación con el tema, centraremos nuestra atención cipación en el aggro y el punto hasta el que disfruta con ello,
en la pauta de lucha entre grupos rivales regularmente asociada pues en caso de que sus afirmaciones fuesen ciertas, otros afi-
con el futbol, no sólo en Inglaterra, sino también en muchos cionados, incluso la mayoría de los fanáticos violentos, lo ta-
otros. De hecho, aunque casi nunca se habla de esto en la pren- charían de chiflado o de rematadamente loco. A pesar de ello,
sa, raro es el país en el que se jueguen partidos de futbol sin que el interés que muestra en la lucha y en la obtención de una
estalle la violencia de las masas. No obstante, los aficionados emoción agradable en situaciones de pelea posee característi-
ingleses son actualmente los más temidos en Europa y los úni- cas comunes con el estilo de vida de los hinchas futboleros “a
cos que por regla general causan problemas cuando viajan al machamartillo”. La cuestión desde el punto de vista socioló-
extranjero en apoyo de sus clubes o de la selección nacional. gico radica en explicar por qué. En concreto: ¿a qué se debe
que los adolescentes y adultos jóvenes de determinados gru-
En cuanto a forma de comportamiento, la turbulencia de los pos dentro de los sectores socioeconómicamente más bajos de
aficionados al futbol, que les ha ganado el membrete de hooli- la clase obrera hayan llegado a experimentar tanto interés y
gans, es compleja y variada. En el uso popular, por ejemplo, placer en la lucha?, ¿por qué la conducta abiertamente agresiva
esta etiqueta abarca formas de maldecir y de comportarse que, constituye una parte tan importante de su forma de vida?, ¿por
en otros contextos, se disculparían como simples arrebatos qué se ha convertido el futbol para ellos en un cauce atractivo
debidos al alcohol o como “payasadas”. De hecho, muchos de y constante de expresión de ese afán combativo? Antes de diri-
los seguidores que son detenidos en el contexto futbolístico no gir nuestra atención a estas complicadas cuestiones, delineare-
han pasado de esta mala conducta relativamente leve. En sus mos las principales formas que adopta la confrontación entre
manifestaciones más serias, sin embargo, el término denota las los hinchas fanáticos del futbol.
invasiones del terreno de juego deliberadamente orquestadas
con el fin de detener la marcha del partido y, quizá la más gra- Los ataques de los rufianescos hinchas del futbol son de natu-
ve de todas, las zacapelas a gran escala entre grupos de aficio- raleza variada y pueden ocurrir en diversos contextos además
nados rivales que a menudo terminan en violencia y destruc- de en el estadio de futbol propiamente dicho. Pueden, por
ción. Esta última modalidad del fenómeno es la que nos ejemplo, adoptar la forma de un combate cuerpo a cuerpo en-
interesa principalmente. Para ser más exactos, las pruebas exis- tre solamente dos aficionados o dos grupos pequeños de aficio-
tentes hacen pensar que, si bien muchos aficionados se ven nados rivales. Por otro lado, en ellos pueden tener cabida
arrastrados a los incidentes violentos —es decir, no acudieron hasta varios centenares de hinchas de cada uno de los bandos.
al estadio con intenciones de molestar—, los rufianes “a mar- En la mayoría de los incidentes graves se utilizan armas —las
chamartillo”, los que constantemente incurren en acciones navajas Stanley, ligeras y fáciles de disimular entre la ropa, eran
desmesuradamente violentas dentro del contexto del futbol, las preferidas en los años ochenta—. También pueden adoptar
ven la lucha y la conducta agresiva como parte integral del estos ataques la forma de bombardeos utilizando como muni-
hecho de “ir al partido”. Estos hinchas son casi siempre lo su- ción objetos arrojadizos que oscilan desde los más inocuos,
ficientemente hábiles como para no ser descubiertos y deteni- como cacahuates, mondaduras de naranja, corazones de man-
dos, razón por la cual no siempre aparecen en las estadísticas zana y vasos de papel, hasta otros más peligrosos e incluso
policiales. “Frank”, chofer de camión, de 26 años de edad y potencialmente mortíferos tales como dardos, discos de metal,
autodeclarado “hincha fanático y violento del futbol”, que fue monedas (a veces con los cantos afilados), asientos rotos, ladri-
entrevistado por Paul Harrison tras el partido entre los equi- llos, lajas de cemento, cojinetes de balines, cohetes de fuegos
pos Cardiff City y Manchester United en 1974, puede servir de artificiales, bombas de humo y, como en una o dos ocasiones
ejemplo. Según informó Harrison, éstas fueron sus palabras: ha ocurrido, bombas de gasolina.
“Yo voy a los partidos por una sola razón: el aggro.* Es una ob- El lanzamiento de objetos puede tener lugar dentro o fuera
del campo; recientemente, en la ciudad de Leicester, unos dos-
* Argot característico sobre todo del lenguaje de las bandas juveni- cientos seguidores del equipo Arsenal invadieron el terreno de
les. Derivado de aggravation, significa conducta agresiva y lo que ésta juego porque estaban siendo atacados con ladrillos y otros mi-
implica: irritar, exasperar, provocar, vejar. [N. del t.] siles por los hinchas del Leicester, que estaban fuera del esta-
a
dio. Gracias a la medida oficial de separar a los aficionados ri-
a
vales —medida adoptada en los años sesenta para prevenir la
violencia de parte del público, pero cuyo mejor logro parece
haber sido el aumento de la solidaridad de los “extremos”* y el
desplazamiento del fenómeno fuera del campo de juego—, los
combates a gran escala en las gradas fueron relativamente raros
durante los años setenta y principios de los ochenta. No obs-
tante, en grupos pequeños, los aficionados todavía se las inge-
niaron a menudo para infiltrarse en el territorio de sus rivales
y hacer estallar peleas o crear disturbios de mayor intensidad.
Tomar parte en una “invasión” victoriosa —“apoderarse del
extremo de los otros”— redunda en gran fama y gloria dentro
de los círculos de hinchas fanáticos del futbol. Hoy en día, sin cho conocidos en todo el país. Uno de sus principales distinti-
embargo, lo más común es que los combates tengan lugar o en vos es el hecho de que no viajan a los partidos en autocares
las gradas donde no hay segregación de los asientos por secto- oficiales ni especialmente fletados para ese fin, sino que en
res, o antes del partido, por ejemplo en los bares del centro de general utilizan los servicios regulares de trenes y autobuses o
las ciudades o cerca de ellos. También ocurren después del bien viajan en automóviles particulares o en furgonetas alqui-
partido, mientras los agentes de policía tratan de mantener ladas. También descartan la forma de vestirse —los pañuelos
separados a los seguidores rivales y escoltar a los del equipo de cuello y las insignias (y los banderines del club)— que aún
visitante hasta la estación de ferrocarril o de autobuses. Enton- gran parte de la opinión pública asocia con quienes sienten una
ces es cuando tienen lugar los enfrentamientos más fuertes, afición violenta y desmesurada por el futbol. Una de sus prin-
que se inician a menudo con una “corrida”, es decir, una carre- cipales metas cuando asisten a los partidos es pelear contra los
ra de hasta doscientos o trescientos jóvenes que se lanzan a la aficionados del equipo contrario y “apoderarse de su extremo”.
carga por la calle, buscando seguidores del equipo contrario o Cuando viajan, no llevan colores que los identifiquen con el fin
una brecha en las barreras de la policía que les permita entrar de no darse a conocer demasiado pronto a los aficionados riva-
en contacto con ellos. Sin embargo, los que son hinchas “hasta les y a la policía. Así quedó patente en el caso de “Frank”, el
la médula”, aquellos que harán lo imposible por conseguir su entrevistado por Harrison, pero también queda claro en la re-
deseo de trabar combate con los seguidores del equipo contra- lación de “Howie”, joven de veinte años y un “caso difícil” de
rio, operan a menudo con independencia del grupo mayori- Leicester. Howie nos contó: “Si logras confundir a los polis, tú
tario y utilizan tácticas elaboradas en su intento de romper el ganas. Sólo tienes que pensar lo que van a pensar ellos. Y, bue-
cerco policial. Si lo consiguen, lo que generalmente sucede es no, la mitad de las veces uno sabe lo que ellos van a hacer,
una serie de refriegas repartidas por una zona relativamente porque siempre siguen la misma ruta, semana tras semana. Si
grande, en las que participan adultos jóvenes de ambos bandos, encuentras un modo de ganarles, ya te puedes echar a reír, pues
con profusión de puñetazos y patadas, que se persiguen unos a se armará una buena bronca. Por eso nunca llevo chalina cuan-
otros, haciendo eses con sus vehículos dentro y fuera del carril do me introduzco en el bando enemigo. Antes la usaba pero [la
de circulación y que, ocasionalmente, atacan a los automóviles policía], mierda, siempre llegaba y me agarraba. Me cogían por
que transportan a los rivales. También pueden estallar enfren- la bufanda y ‘¡toma, toma!’ Pensé: ‘Ya basta de eso. Me la qui-
tamientos cuando grupos de aficionados rivales en route hacia taré y así no podrán echarme mano.’”
los partidos coinciden casualmente, por ejemplo, en trenes, Los “casos difíciles” como “Frank” y “Howie” dejaron hace
estaciones del metro o de servicio en las carreteras. Además, a tiempo de usar pañuelos de cuello e insignias que los identifi-
veces ocurren peleas dentro de un mismo grupo de aficionados, caran, pero merece la pena subrayar que muy pocos de los
caso en el que los participantes proceden, por ejemplo, de ba- aficionados que hoy en día van al futbol en parte o principal-
rrios o vecindades diferentes de una misma localidad. mente por “la acción”, hacen alarde de tales señas de identidad.
En nuestra investigación, nos hemos interesado especial- Tampoco son muchos los que siguen la moda de las cabezas
mente por lo que los propios hinchas fanáticos del futbol y rapadas que fue tan popular a fines de los años sesenta y duran-
otros aficionados jóvenes denominan “grupos de choque”, so- te los setenta. Ahora, en lugar de eso y aunque con variantes
bre todo los de superhooligans que en los últimos años han cre- regionales y específicas de cada “extremo”, tienden a vestirse
cido en algunos de los clubes más grandes. Los miembros de según los dictados de la moda juvenil en vigor, debido en parte
tales grupos —como el autodenominado “Inter City Firm”, de a que los “uniformes” de antes son considerados anacrónicos y
West Ham, el “Service Crew”, de Leeds, y los equivalentes en también, como ya se ha dicho, para no darse a conocer dema-
clubes como el Newcastle United y el Chelsea— apoyan con siado pronto a los hinchas del equipo contrario y a la policía.
frecuencia a organizaciones racistas y derechistas tales como el Esta descripción general de algunos de los principales pará-
British Movement y el National Front. Asimismo, han desa- metros de la afición violenta y desmesurada al futbol y de los
rrollado formas de organización muy elaboradas y se han he- cambios que ha experimentado en algunos aspectos coincide
con el argumento central que presentábamos antes, el de que
* Los football ends son las gradas situadas en los extremos del esta- los jóvenes implicados en los incidentes más graves tienden a
dio, detrás de las porterías. A fuerza de ocupar siempre las mismas en ver la lucha y la confrontación con los seguidores rivales como
los campos de futbol de sus respectivos equipos, los grupos de hinchas parte integral del hecho de asistir a un partido de futbol. En la
han terminado por apropiarse de ellas y por ser identificados con los misma dirección apuntan los cantos y lemas, que constituyen
nombres de esos “extremos”. [N. del t.] un clarísimo rasgo de la rivalidad entre los grupos de aficiona-
a
dos, especialmente dentro del estadio. Aunque algunos de los los aficionados al futbol. Se trata de un tema complicado y no
a
jóvenes más “duros” consideran las canciones y consignas contamos con el espacio suficiente para ocuparnos de él en
como cosas propias de los “blandos” y tienden a no participar detalle. Debe bastar con decir que el consumo de alcohol es
en ellas, durante el partido los grupos rivales dirigen su aten- una de todo un conjunto de condiciones que pueden facilitar la
ción los unos a los otros tanto o a veces más que a la propia violencia de los hinchas, y que lo es por ser un agente que res-
marcha del juego, cantanto, gritando y gesticulando en masse y ta fuerza a las inhibiciones. En el caso de los aficionados vio-
en lo que podríamos denominar una uniformidad espontánea- lentos, contribuye a generar un sentimiento de camaradería en
mente orquestada para expresar su mutua oposición. Sus can- el grupo y los ayuda asimismo a combatir, por un lado, el mie-
ciones y lemas tienen que ver en parte con el juego en concre- do a resultar heridos en la lucha y, por el otro, el miedo a ser
to, pero también incluyen como tema recurrente diversas detenidos por la policía. La última probabilidad es auténtica ya
provocaciones a luchar, amenazas de violencia contra los segui- que, si bien la violencia masiva en los partidos de futbol no
dores del equipo contrario y baladronadas por victorias ante- constituye un delito per se, la conducta de los hinchas incumple
riores. Cada grupo de aficionados tiene su propio repertorio de a menudo unas leyes específicas y tiene lugar en lugares públi-
canciones y consignas, pero muchas de ellas son variaciones cos en los que generalmente hay una abundante presencia de
locales en torno a un fondo común de temas. En relación con policías con el explícito fin de impedirla. De hecho, la escara-
esto, es fundamental el hecho de que las letras de sus cantos muza con las autoridades —las de diversos niveles dentro del
van remachadas repetidamente con palabras como odiar, morir, mundo del futbol y no sólo la policía— puede ser una fuente
pelear, patear y rendirse todas la cuales transmiten imágenes de importante de la emoción generada en los enfrentamientos
batalla y de conquista. Aparte de la violencia, la desmasculini- entre los hinchas de dos equipos contrarios.
zación simbólica de los aficionados rivales es otro tema recu- De modo parecido, la violencia en el terreno de juego pue-
rrente en las gradas, como lo ilustra, por ejemplo, el hecho de de disparar la de los aficionados, pero igualmente puede hacer-
que los llamen, a ellos o al equipo que apoyan, “señoritas” o lo toda una serie de contingencias tales como una pesada e
“castrados”, acompañando sus palabras en el último caso con irracional acción de la policía, el deseo de vengarse por la de-
una representación gestual masiva del acto masturbador mas- rrota en la lucha durante un partido anterior, o el de un grupo
culino. Y aún otro tema recurrente es la denigración de la co- de aficionados por derribar a otro del pedestal en el que los
munidad a la que pertenecen los aficionados contrarios. medios de comunicación lo han colocado. Nos referimos a la
notoriedad que los medios dieron al “Docs Red Army”, es
Dos son las principales explicaciones oficiales de este fenóme- decir, a los seguidores del Manchester United en los años se-
no que se han propuesto y que parecen gozar de amplia acep- tenta, y a los hinchas del Chelsea y del Leeds United hoy. De
tación: que es provocado por la bebida o por la violencia en el hecho, los medios de comunicación han contribuido a crear
campo de juego. Pero ambas tienen serias limitaciones y, en la una jerarquía de puestos entre los hinchas del futbol de todo el
medida en que contienen elementos parcialmente válidos, hay país y a fomentar la lucha por obtener posiciones entre los
que insertarlas en un marco explicativo más amplio. La bebida, “extremos” de los diferentes clubes de aficionados. En otras
por ejemplo, no puede decirse que sea una causa significativa o palabras, hay actualmente dos divisiones de Liga en lo que
“profunda” de la violencia de los hinchas al futbol, por la sim- respecta a éstos: una es oficial, la otra no y ha sido creada, en
ple razón de que no todos los que beben, ni siquiera abundan- parte, por los medios de comunicación de masas. La primera
temente y de forma constante, participan en estas acciones tiene que ver con los partidos ganados o perdidos y con los
violentas. Y tampoco todos los hinchas desaforados y violentos puntos obtenidos en el campeonato de Liga. La segunda se
beben, si bien es cierto que en las nor- ocupa de quién corrió, a dónde y desde
mas de masculinidad expresadas con su La violencia en el terreno de dónde, y de quiénes están calificados
conducta un componente integral es el juego puede disparar la de los actualmente por la oficialidad y por los
énfasis puesto no sólo en pelear, sino aficionados, pero igualmente medios como los hinchas más “malos” y
también en el mucho beber. De hecho, puede hacerlo una acción de la “destructivos” de todo el país. En resu-
tales hinchas tienden a ser relativamente policía, el deseo de vengarse por men, tratamos de decir que, aunque las
agresivos aun cuando no beban. De la derrota durante un partido explicaciones oficiales popularmente
modo similar, la violencia durante el anterior, o el de un grupo de aceptadas, basadas en el consumo de al-
partido no va invariablemente seguida aficionados por derribar a otro del cohol y en la violencia sobre la cancha
de acciones propias de estos grupos. Y pedestal en el que los medios de de juego, aluden a factores no descarta-
tampoco todos los incidentes provoca- comunicación lo han colocado bles en tanto que elementos determi-
dos por los hinchas fanáticos van prece- nantes de la conducta de los aficionados
didos de la violencia en el campo de juego —que es obviamen- violentos, no consiguen penetrar en profundidad en la jerar-
te lo que sucede, por ejemplo, cuando surgen enfrentamientos quía de las causas, es decir, en las raíces causales del fenómeno.
antes de los partidos—. Ahora bien, decir esto no es negar el Para ser más exactos, no dicen nada sobre cómo se genera en-
hecho de que el alcohol y la violencia sobre la cancha sean a tre los aficionados el placer en la lucha y la insistencia en la
veces el origen de la serie de acontecimientos que tienen que habilidad para “cuidarse a sí mismos”, sobre las normas y pau-
ver de manera característica con las luchas entre los aficiona- tas que rigen su conducta ni sobre las razones por las que el
dos. Para averiguar cómo sucede esto hay que pensar en una futbol ha llegado a convertirse en uno de sus canales de expre-
jerarquía de causas y, en este sentido, puede decirse que, a nivel sión más constantes. Esto mismo podría ser cierto para la ma-
de superficie, la violencia en el campo y el alcohol participan yoría de las explicaciones académicas propuestas hasta el
de manera causal en la generación de la conducta agresiva de momento. G
a
a
El deporte, ¿apoyo del statu quo,
o impulso para el cambio?
Janet Lever
Aunque la primera edición en inglés de La locura por diversión y alivio del hastío. Como deporte por equipos, el
el futbol apareció en 1983, muchas de sus explicaciones futbol también ofrece un terreno en el cual aprender coopera-
siguen siendo vigentes; más aún, algunos de sus ción y competencia y, para algunos, capacidad de jefatura.
“augurios” parecen cumplirse. Esta obra, que lleva el Como punto focal de los sueños de una vida mejor entre los
número 311 de la colección Popular, es un estudio del muchachos, el futbol en Brasil mantiene viva la esperanza.
deporte de las patadas en Brasil, que es no sólo el máximo Miles de los mejores sí cosecharán beneficios de salud y educa-
ganador de copas del mundo sino acaso la nación en ción jugando en los equipos de novatos de la nación, aun si
la que el futbol es el principal factor de cohesión social nunca llegan a una carrera profesional.
¿Es el deporte un opio para los aficionados? Reconozcamos
que el deporte no es lo único que desvía las energías de la gen-
Teóricos y políticos consideran la integración nacional como te, liberándola de la “caldera de presión” o de una vida de
requisito para el desarrollo económico. La conciencia nacional aburrimiento. El catolicismo y la umbanda ofrecen esperanzas
es elemento importante de la integración, y el futbol ha hecho de salvación espiritual, mientras la samba, la televisión y el cine
una contribución considerable al orgullo nacional en Brasil. también ayudan a los brasileños a olvidar sus dificultades. Pero
Mas no podemos suponer que la integración siempre sea bue- no necesitamos plantear el caso de sustitutos del opio cuando
na. El orden social puede promover el bienestar social, pero nos rodean verdaderas drogas. Lo que sabemos acerca de los
también puede privar al pueblo de su libertad, manteniéndolo mercados del alcohol, la heroína, la cocaína y la marihuana en
“en su lugar”. El que nosotros pensemos que el poder del fut- Estados Unidos muestra claramente que no sólo son los pobres
bol fue bien aprovechado, o que abusó de él el régimen militar o los que tienen un trabajo rutinario los que buscan un escape
brasileño para alcanzar sus metas nacionalistas, es algo que de la realidad; casi todo el mundo lo hace, aunque difieran los
depende de nuestro juicio político acerca de la naturaleza del medios de escape que consideren aceptables y a su alcance. Si
orden social en tal país. no existieran los deportes para espectadores, los aficionados ya
Antes de evaluar la colaboración del futbol a la estabilidad o habrían encontrado otras rutas de escape.
al cambio en Brasil, pensemos más generalmente acerca de la Además, un argumento adverso al anterior sostiene que las
conocida crítica de que el deporte actúa como opio que desvía organizaciones como los clubes de aficionados al futbol, las
las energías del pueblo de las verdaderas fuentes de conflicto escuelas de samba y las iglesias de umbanda pueden servir, todas
en sus vidas. Según Paul Hoch, el deporte sirve como opio en ellas, como base para edificar la solidaridad entre los trabajado-
dos formas: crea ilusiones acerca del individualismo, presen- res brasileños. Una vez despierta la conciencia de clase por
tando un modelo en que el triunfo depende del trabajo arduo medio de todas esas instituciones sociales, podrá aumentarse,
y la perseverancia, distrayendo la atención de las bases organi- en lugar de disminuir, el potencial de acción colectiva, por
zativas para una bloqueada movilidad; el deporte también medio de todos estos canales que unen al pueblo. Donde se
ofrece una excitación temporal, sin cambiar nada que ayudara suprimen los partidos políticos y los sindicatos, como en Brasil,
a la gente a superar sus problemas. la dramatización del conflicto de clase, por obra del futbol,
El deporte da publicidad a una ideología de la movilidad en puede ser de especial importancia.
todo tipo de sociedad moderna; el puñado de atletas que alcan- El deporte organizado por todo el mundo —no sólo el fut-
zan las más altas recompensas posibles en un sistema social bol en Brasil— tiene efectos tanto negativos como positivos.
demuestra cierta fluidez basada en el talento y las realizaciones. Algunos adolescentes se engañan a sí mismos acerca de sus
Pero, puesto que sólo una fracción mínima de quienes invier- futuras carreras como deportistas; algunos adultos llevan de-
ten su tiempo y sus esperanzas cosecha los beneficios de la masiado lejos el escapismo, descuidando su familia y su trabajo
movilidad por medio del deporte profesional, ¿no engaña la o, en los casos más extremos, cometen asesinato o suicidio por
experiencia de los pocos que triunfan a millones de otros? Por sus equipos. Las rivalidades basadas en lealtades primordiales
ejemplo, en Estados Unidos, a los jóvenes negros se les dice pueden intensificar los prejuicios de mentes estrechas. En La
que el estudio constituye una vía más segura para escapar de la locura del futbol se han citado ejemplos de la resultante violen-
pobreza, pero buen número de descripciones del comienzo de cia, en pequeña o grande escala. No es posible negar aconteci-
la vida de atletas negros da crédito a los sueños de una carrera mientos lamentables y aun trágicos relacionados con el fanatis-
en el deporte como lo único que los mantiene lejos de las dro- mo por los deportes, y sin embargo esta exploración detallada
gas y la delincuencia. Las oportunidades y el estímulo para del futbol en Brasil demuestra que el deporte, más rutinaria-
estudiar también están limitados para los muchachos brasile- mente, actúa como importante fuerza social constructiva.
ños pobres, especialmente los de poblados pequeños. Al nivel El deporte ha promovido de varias maneras un auténtico
mínimo, jugar al futbol constituye una de las pocas fuentes de cambio en Brasil. La capacidad del deporte para reforzar las
a
separaciones sociales al mismo tiempo que las trasciende ha brasileña. La gloria causada por el equipo de las Copas del
a
ofrecido un escenario para la “revolución integrativa”, causan- Mundo no fue pasajera. tv-Globo produjo un programa espe-
do así una unión más perfecta entre diversos grupos de personas cial, para conmemorar el décimo aniversario del tricampeona-
en una sola y vasta nación. Al organizar equipos que represen- to. La película presenta momentos destacados del juego, mien-
ten sentimientos primordiales en pautas regularizadas de con- tras Pelé narra la historia del futbol a un niño de diez años,
flicto, el futbol une a las personas en pautas estables de interac- para intensificar su orgullo en la nación.
ción. El futbol ha modernizado, en vez de cancelar, las raíces El hecho de que un solo acontecimiento deportivo pueda
del etnocentrismo y, por consiguiente, ha ayudado o conservar tener una repercusión permanente puede demostrarse en otras
las distinciones dentro del sistema social; pero, al modernizar- formas y otras sociedades. Argentina gastó 50 millones de dó-
las, el futbol ha uncido el poder de los sentimientos primordia- lares en instalaciones para las transmisiones de televisión de la
les para crear la unidad civil al vincular a sus ciudadanos con Copa del Mundo de 1978. Un similar avance de las telecomu-
una sociedad concebida en sus términos más generales. nicaciones ocurrió en España como parte de los preparativos
Mucho antes de que las tecnologías de comunicaciones y del país para celebrar la Copa del Mundo de 1982. El gobierno
transportes pudiesen superar los problemas de integración te- español aprobó un presupuesto de 150 millones de dólares
rritorial, y antes de que una burocracia federal pudiese conec- para mejorar la televisión, propiedad del estado. Por causa de
tar administrativamente a un país tan disperso, una red de los juegos, España tiene hoy centros permanentes de produc-
clubes de futbol pertenecientes a una federación deportiva ción, mejor recepción y un segundo canal con red más exten-
nacional ya había unido a Brasil. El club de futbol fue, a menu- dida. Estas contribuciones a la unificación nacional son por
do, la primera organización voluntaria
de una comunidad, y aún hoy, los clubes
de futbol ofrecen a millones de personas
su única experiencia de una democracia
popular. Durante décadas, directorios
de clubes, federaciones estatales y la cbd
han unido a los hombres en posiciones
sociopolíticas y económicas clave, que
forman alianzas para complementar re-
des de jefatura más oficiales.
Más recientemente, el régimen mili-
tar de Brasil ha manipulado consciente-
mente el futbol, para aumentar su con-
tribución al bienestar social y a un
eficaz orden político. El gobierno hasta
utilizó carteles de Pelé para inducir a la
gente a llenar sus formas del censo. El
campeonato nacional y la lotería depor-
tiva se inventaron, en parte, para esti-
mular la conciencia de los brasileños de su propia e imponen- demás evidentes.
te geografía. Las enormes ganancias de las loterías se han ¿Se justifican tan enormes gastos para un encuentro depor-
empleado en apoyo de los ancianos, los impedidos y los huér- tivo en países pobres? La lotería deportiva brasileña sólo cubre
fanos, y para fundar programas de higiene, además de finan- la mitad de los gastos del equipo nacional. ¿Se justifican los
ciar la construcción de parques e instalaciones deportivas pú- impuestos que pagan los demás? Nada se compara con la selec-
blicas. El Ministerio de Educación y Cultura utilizó estas ción brasileña como base de identidad colectiva y foco de soli-
instalaciones así como el señuelo de los deportes para atraer al daridad. Pero sus victorias también han dado oportunidades de
pueblo en 2 128 municipalidades a unos programas tendientes propaganda a un represivo régimen militar.
a erradicar el analfabetismo al tiempo que ofrecían un recreo. Podemos condenar las crueles tácticas de control social y
En un país en que 76 por ciento de los hombres no pueden restricciones a las libertades civiles que comete un régimen, sin
pasar los exámenes médicos de las fuerzas armadas, no es po- condenar el futbol. Pocos se dejan engañar por la manipula-
sible pasar por alto el efecto del programa sobre la buena ción del deporte, obra del gobierno, en bien de sus objetivos
condición física. nacionalistas; no es una “falsa conciencia” la que hace al pueblo
Los pueblos de las naciones en desarrollo, y no sólo sus apoyar a sus equipos. Los brasileños desean compartir a la vez
gobiernos, desean desempeñar un papel más influyente en el la riqueza de una nación moderna y las emociones que les ofre-
sistema mundial. Han padecido un “humillante sentido de ex- cen sus triunfantes equipos de futbol. Si lo uno puede promo-
clusión” y ven la ciudadanía de una nación respetada como su ver lo otro, tanto mejor. Y el futbol tampoco es un opio que
“derecho más generalmente negociable a una importancia per- pudiera contener una revolución; una pugna que dramatiza el
sonal”. Desean tener una razón para estar orgullosos. Y nada auténtico conflicto social no podría continuar en una época de
intensificó el orgullo en la ciudadanía brasileña como el tri- extremas inquietudes, y hasta podría promover el desorden
campeonato. En una encuesta efectuada inmediatamente des- civil. Mientras tanto, las divisiones de clubes, los colores de los
pués de la victoria de 1970, 90 por ciento de los interrogados equipos y los rituales del aficionado siguen siendo tranquiliza-
de clase baja identificaron el futbol brasileño con la nación doramente los mismos al actuar, paradójicamente, como fuerza
a
a
El deporte espectáculo y los mass media
Jean-Marie Brohm
Tomamos el siguiente fragmento de Sociología política Todas estas razones llevan a que pueda suscribirse la posi-
del deporte, obra que apareció en 1982 en nuestra ción de Magnane cuando afirma que “el equivalente de las
Sección de Obras de Sociología. Se trata de un trabajo grandes representaciones populares de la antigüedad es el de-
que analiza, desde un punto de vista marxista, porte que se le ofrece al hombre de los tiempos modernos”. En
la génesis y la estructura de la institución deportiva. efecto, el deporte es el espectáculo industrial por excelencia, en
Aunque tal vez sus categorías y su estilo parezcan un el sentido de que permite que los ciudadanos se encuentren y
tanto anticuados, el tema de que se ocupa es de se reconozcan en las grandes representaciones deportivas, por-
una vigencia total, como demostró la Copa del Mundo que ellas les otorgan la imagen misma del funcionamiento
de Alemania, disputada en buena medida en las dramático, conflictivo, del cuerpo social, en especial en el cam-
canchas de la televisión de paga po de los choques y los antagonismos masivos. También puede
decirse, todavía con F. Hammer, que el espectáculo deportivo
ofrece una “salida social a la vitalidad de las masas”, a la que
Uno de los aspectos más característicos del deporte moderno sublima al situarla en todos los niveles de los mass media.
es el fenómeno del espectáculo deportivo en tanto que institu- Así pues, quizá no sea exagerado plantear la hipótesis de que
ción masiva. Como muy bien lo afirma L. Mumford: “El de- el deporte se halla a punto de convertirse en el tema central de
porte de multitudes es, ante todo, un espectáculo.” Podría de- los mass media, en la medida en que éstos tienden cada vez más
cirse también que el espectáculo deportivo es, ante todo, un a organizar la canalización de esta energía masiva para otorgar-
hecho masivo que impregna profundamente todas las esferas le una cristalización ideológica en forma de representaciones,
de los mass media. El espectáculo deportivo en las sociedades ideas recibidas, prejuicios, creencias, modelos de comporta-
industriales avanzadas se ha constituido y desarrollado en tanto miento, normas morales, etcétera. En otras palabras, el espec-
que forma dominante del espectáculo social, lugar privilegiado táculo deportivo desarrolla en el seno de los grandes medios de
y hegemónico de la exhibición de las masas urbanas. Es inse- comunicación de masas todo un universo axiológico en el que
parable de una vasta movilización e incluso agitación de multi- los valores y modelos, implícitos o explícitos, del sistema de-
tudes que lo consideran como el espectáculo por excelencia. portivo son ampliamente difundidos y luego interiorizados por
Puede decirse que el deporte es, con prioridad, el espectáculo las masas.
moderno de masas, el espectáculo popular de hoy, que tiende a El espectáculo deportivo se ha convertido hoy, en todas las
suplantar a todas las otras formas de espectáculo o a integrarlos sociedades avanzadas del planeta, no sólo en el espectáculo pla-
en su esfera. […] En su límite, el deporte es realmente en la netario por excelencia, sino en el modelo tipo del espectáculo
hora actual […] el único verdadero espectáculo masivo, no sólo que atrae y aglutina a las multitudes, concentrándolas alrede-
en tanto que llega a una masa inmensa de gente de todas las dor de una escena popular, en la que toda la población está
categorías y de todos los países, sino también en tanto que se invitada a participar, en tanto que masa, para la celebración de
dirige directamente, más allá de sus diferenciaciones concretas, proezas. El espectáculo deportivo es la puesta en escena de un
a las masas que se sienten implicadas en él, y con más de una espectáculo de masas en la que el público se comunica, directa
razón, ya que se reconocen en él. Las masas se apropian del o imaginariamente, con esos actores más o menos míticos que
deporte como de su espectáculo favorito, y así se lo acaba pre- son los deportistas de competición. El espectáculo deportivo es
sentando y representando en todas las redes de los mass media. siempre concebido como un “show masivo”, con efectos masi-
En consecuencia, el deporte como espectáculo es la sustancia vos para un público masivo. No resulta exagerado afirmar que
dominante de los grandes medios de comunicación de masas las sociedades industriales modernas necesitan el espectáculo
que tienden cada vez más a verse saturados por sus temas, su deportivo, en tanto que elemento regulador de su propia ima-
problemática, su ideología, sus mitos y sus preocupaciones, al gen de sí. En este sentido, el espectáculo deportivo funciona
punto de aparecer como una estructura auxiliar del sistema como “estadio del espejo” (Lacan) para las masas que allí se
deportivo. reconocen directamente. El deporte es el narcisismo masivo de
El espectáculo deportivo es también un espectáculo de ma- una sociedad industrial avanzada, que se otorga así una cohe-
sas privilegiado en cuanto que procede a una masificación, a rencia masiva suplementaria al convertirse en una sociedad de
una ósmosis colectiva de los espectadores a los que funde en espectadores deportistas, actuales o potenciales. Porque el es-
una multitud aglomerada. Esto proviene esencialmente del pectáculo deportivo atañe hoy a todos los niveles de la socie-
hecho de que el deporte opera una concentración masiva de dad. Y atraviesa de este modo verticalmente (según el orden de
gente en esos sitios institucionalmente bien delimitados que las jerarquías de clase o de categorías socioprofesionales) tanto
son los estadios, los rings, las piscinas, las salas de práctica de como horizontalmente (según el orden de la coexistencia de las
deportes, etcétera. Hasta tal punto y tan adecuadamente, que instituciones) a toda la sociedad, imponiéndole su propia diná-
el espectáculo deportivo, gracias a dicha aglomeración, tiene mica. El espectáculo deportivo focaliza todas las miradas socia-
“efectos estructuradores masivos”, según expresión de F. Ham- les porque representa un espectáculo para todo el mundo, de-
mer. bido a su simplicidad a la vez que a su inmediatez. “El deporte
a
—señala Bouet— ofrece un espectáculo que conviene práctica- las clases y de las categorías sociales y asume un papel de ci-
a
mente a todos. Pequeños y grandes, hombres y mujeres, gente mentación ideológica entre los diferentes segmentos de la so-
de condición rica o mediocre, de todo se encuentra en las gra- ciedad. Podría decirse otro tanto, en efecto, del Torneo de
das de un estadio. Aquellos que rechazan los espectáculos que Cinco Naciones de rugby, de las Veinticuatro Horas de Le
apelan en mayor grado a la inteligencia y a la cultura prefieren Mans, de la Copa de Francia de fútbol y, de modo más general,
la simplicidad del espectáculo deportivo, su carácter no verbal. de todas las grandes manifestaciones deportivas nacionales,
Nada de alambicado hay en él. Pero también resultan satisfe- europeas o internacionales, y, por supuesto, las olímpicas.
chos aquellos que quieren detenerse y En tanto que medio de comunicación
sumergirse por un momento en una es- El espectáculo deportivo se ha de masas, el deporte cumple, pues, una
pontaneidad algo primitiva. Ofrecido a convertido hoy, en todas las importante función de colectivización
todos, el deporte atrae fácilmente la sociedades avanzadas del planeta, masiva, de masificación o de “minerali-
atención de todos.” no sólo en el espectáculo planetario zación”, según la expresión de Sartre; es
En consecuencia, a nivel de los mass por excelencia, sino en el modelo decir, la reducción de un público de es-
media, el espectáculo deportivo tiene tipo del espectáculo que atrae pectadores deportivos a la condición de
cada vez mayor tendencia a homogenei- y aglutina a las multitudes, “maquinarias aulladoras en sentido úni-
zar el cuerpo social según el modelo concentrándolas alrededor de una co”, según la feliz fórmula de Jean Mey-
reduccionista: las masas sociales son escena popular, en la que toda naud, o a la de “hinchas”, según la ex-
asimiladas a deportistas o a seguidores- la población está invitada a presión popular. Este público así
espectadores, a tifosi, a “hinchas”, en participar, en tanto que masa, masificado juega el papel de una claque
suma, a un público deportivo cada vez para la celebración de proezas permanente, de una sociedad anónima
menos diferenciado, cada vez más ho- de telespectadores o de espectadores
mogéneo, seducido por las preocupaciones elementales del directos que vociferan, aplauden, patalean o exultan, cuando
espectáculo deportivo. Debido a las características mismas del no pasan a la acción directa. Desde este punto de vista puede
espectáculo deportivo, la comunicación social en el deporte señalarse (observación que puede renovarse sin cesar) que toda
tiende a funcionar como un melting pot en el que acaban dilu- manifestación deportiva, incluso restringida, asiste al desarro-
yéndose las particularidades concretas de los grupos, clases e llo de una mentalidad de corps, un espíritu de club o de capilla
individuos. El espectáculo deportivo opera así una especie de que recuerda espontáneamente al público en una multitud de
unanimidad masiva en las sociedades industriales avanzadas, partidarios de algo, en una masa, amplia o restringida, de gen-
en la medida en que se dirige a todos en general y a nadie en te que toma partido, se compromete o milita con la voz y el
particular. Atañe a la masa, a la que considera esencialmente gesto por los protagonistas presentes. M. Bouet observa así,
nada más que bajo el aspecto de una inmensa colectividad de por ejemplo, que “en ocasión de los Juegos Olímpicos se cons-
fans o de aficionados ligados entre sí por los reportajes depor- tituyeron verdaderos coros para gritar el nombre de sus estre-
tivos, las revistas especializadas, el culto de las proezas y el llas y el de sus países, y para agitar banderas o enunciar cual-
conocimiento cómplice de los menudos hechos diversos del quier otro signo de simpatía o de entusiasmo”.
universo deportivo. Es señalable esta tendencia al unanimismo La comunicación deportiva masiva, especialmente cuando
y la unidimensionalidad de la comunicación masiva deportiva está supradeterminada por el patriotismo, el chauvinismo y el
en muchos niveles. nacionalismo virulentos, es siempre (sobre todo cuando el es-
Puede ante todo observarse la movilización masiva —en el pectáculo deportivo comporta un desafío importante) la trans-
sentido físico del término— que provoca el espectáculo depor- formación afectiva, psicomotriz e intelectual de los individuos
tivo. En todos los países del mundo, las grandes manifestacio- que componen el público en una multitud de seguidores, que
nes deportivas atraen y reúnen a multitudes considerables. El se alinean en un campo o en otro y que lo hacen saber activa-
deporte es probablemente uno de los “aglutinantes de multitu- mente. Por consiguiente, el espectáculo deportivo masivo ins-
des” más poderosos entre los existentes. Tiene una capacidad tituye espontáneamente, en el seno del público, una especie
de amalgamar públicos de todos los orígenes en una masa en particular de voyerismo-exhibicionismo, más o menos folklóri-
fusión sumergida en la contemplación colectiva de un hecho co, de la victoria. Cualesquiera sean los espectadores, van al
bruto y aparentemente “neutro”: la consagración de un cam- estadio o miran televisión para ver ganar a “sus” campeones,
peón, la caída de un récord o la victoria de un equipo. Esta “sus” equipos, “sus” países, “su” asociación, “su” universidad,
característica de homogeneización ideológica e institucional “su” escuela, etc., y, sobre todo, para alentarlos a que así sea.
fue bien señalada por M. Castaing a propósito del Tour de Esto explica el que todo espectáculo deportivo pueda ser po-
Francia, que, es sabido, es una institución nacional “propia de tencialmente el lugar en donde se enfrentan, más o menos
todos los franceses, sin distinción de clases o de opinión”. “El pacíficamente, clanes adversos. Basta con leer regularmente los
Tour de Francia —escribe— es una de las raras pruebas depor- informes deportivos para verificar la frecuencia de la polariza-
tivas, quizá la única, que atrae indiferentemente al borde de la ción pasional del público (y de los deportistas): brutalidades,
carretera al pdg (presidente, director general) y al peón, al niño violencias, invasiones del campo de juego, agresiones diversas
y al anciano, al burgués y al revolucionario, al estudioso y al contra el árbitro, trifulcas entre seguidores, etc. Así pues, el
tonto del pueblo, a Apolo y Quasimodo, a Creso y Diógenes; espectáculo deportivo instaura siempre una separación masiva,
en suma, a millares de personas de toda naturaleza y condi- ya sea ésta de orden institucional, ideológico, afectivo o simbó-
ción.” Contrariamente a lo que piensa M. Castaing, las otras lico. G
grandes pruebas deportivas juegan igual papel. No sólo el Tour
de Francia cumple una función simbólica de mezcla social de Traducción de David Álvarez Aub y René Palacios More
a
a
En busca del oro
Dante Contreras y Andrés Gómez-Lobo
Presentamos enseguida un resumen del artículo En 1959 Chile era el país con el sexto pib per capita más alto
homónimo que apareció en el número 290 (vol. LXXIII [2]) del continente y obtuvo el sexto lugar en el ranking de meda-
de El Trimestre Económico, correspondiente al periodo llas. Durante los años setenta y ochenta, el pib per capita había
abril-junio de este año, en el que dos académicos de la disminuido en relación con otros países de la región, alcanzan-
Universidad de Chile exploran las relaciones entre do el décimo y el undécimo lugares. El ranking de medallas
el desarrollo de las naciones y su éxito en las competencias durante ese periodo también se deterioró, llegando a la posi-
deportivas mundiales. Análisis de esta naturaleza pueden ción número 13 en 1987. Posteriormente, el crecimiento eco-
servir para determinar políticas públicas que ayuden nómico acelerado permitió a Chile lograr, en 1999, el quinto
a mejorar el desempeño de nuestros deportistas lugar en cuanto a ingreso per capita. Sin embargo, el éxito de-
portivo no parece haber acompañado el éxito económico, es-
pecialmente en este último año.
El deporte profesional, con sus actividades comerciales rela- Ante el resultado anterior surgen algunas preguntas. ¿Es el
cionadas, es una “industria” de creciente importancia econó- crecimiento económico el principal determinante del mejora-
mica en las sociedades modernas. Se estima, por ejemplo, que miento en el éxito deportivo internacional? ¿Puede un país
en 1990 el deporte contribuyó directamente en un 1.4 por esperar que mayores tasas de crecimiento en el futuro se tradu-
ciento al pib de Alemania y las actividades deportivas emplea- cirán pasivamente en un mejor rendimiento en deportes de
ron a un 2 por ciento de la fuerza laboral de ese país. Grandes elite? ¿O, por el contrario, el crecimiento económico es una
eventos deportivos, como son los Juegos Olímpicos y las Copas condición necesaria pero no suficiente para este éxito?
Mundiales de Futbol, tienen efectos económicos significativos. Para contestar las preguntas anteriores, en este trabajo se
Por ejemplo, el gasto generado por los Juegos Olímpicos de analizan empíricamente los determinantes del éxito deportivo
Barcelona en 1992 se estima que ascendió a 8 900 millones de internacional, con el fin de establecer si el resultado relativo de
dólares, incluyendo los gastos directos del Comité Organiza- los países es consistente con sus niveles de desarrollo económi-
dor, las inversiones públicas y privadas, y otros gastos relacio- co y social. El éxito deportivo se mide por el número de me-
nados. La creciente importancia de estos eventos, impulsado dallas ganadas por los diferentes países en los Juegos entre
en gran medida por el auge de los medios de comunicación, 1959 y 1999. Las variables explicativas incluyen diferentes va-
queda de manifiesto al comparar los pagos por derecho de riables económicas, demográficas, de distribución del ingreso
transmisión de los Juegos Olímpicos: mientras que en los jue- y de composición racial de las poblaciones. En algunas especi-
gos de Munich de 1972 se pagaron 63 millones de dólares por ficaciones también se utiliza el número de deportistas partici-
estos derechos, en 1992 se pagaron 1 097 millones de dólares. pantes en cada certamen por país. Esta variable busca contro-
Obviamente, el interés del deporte como tema de investiga- lar por los esfuerzos económicos o de otra índole que realiza
ción no se limita a su relevancia económica. En cierta forma, el cada país en el ámbito deportivo. Luego, el número de parti-
deporte en el ámbito internacional es utilizado subjetivamente cipantes por país se utiliza como una variable proxy para dicho
por los ciudadanos como una medida del desarrollo de su país esfuerzo.1
y como una fuente de autoestima. Reflejo de lo anterior es la Heinemann ha resumido los resultados de estudios previos
importancia otorgada a las competencias deportivas interna- sobre los determinantes del éxito deportivo internacional, se-
cionales durante las décadas de la guerra fría entre Estados ñalando que la evidencia disponible hasta ahora indica que:
Unidos y la Unión Soviética. La superioridad deportiva era
vista, implícitamente, como un reflejo de la superioridad del ■ la relación entre tamaño de la población y éxito deportivo
sistema económico y político de cada nación. es limitada;
En este artículo se intenta documentar, con evidencia empí- ■ la potencia económica de un país es en gran medida res-
rica, la relación entre el éxito deportivo y el desarrollo econó- ponsable del éxito deportivo internacional. Gartner estimó
mico de los países, si es que hay alguna. La motivación directa que un aumento de mil millones de dólares en el pib de un
para este trabajo radica en los numerosos comentarios que país, aumenta en 0.17 las medallas de oro ganadas en las
surgieron en la prensa en Chile a raíz del pobre desempeño del Olimpiadas;
equipo nacional en los Panamericanos realizados en 1999 en ■ también son importantes la ingestión de proteínas, el grado
Winnipeg, Canadá. Luego de más de una década de crecimien- de urbanización y el porcentaje de la población empleada en
to económico acelerado, se esperaba que el país aumentara su la industria;
posición en el ranking regional de medallas. Sin embargo,
Chile ganó menos medallas que en la competencia anterior, y
su posición en el medallero disminuyó del noveno al décimo 1 Una mejor variable para medir el esfuerzo efectivo de los países
tercer lugar. El desempeño del país no mejoró en los juegos de sería la inversión (gasto) que cada país realizó en el desarrollo de
2003, realizados en Santo Domingo, donde nuevamente obtu- deportistas de elite. Sin embargo, dicha información no está dispo-
vo el décimo tercer lugar en el medallero. nible.
a
■ los factores anteriores son efectivos en la medida en que americana y sin embargo gozan de un éxito relativo en las
a
los recursos existentes son dirigidos al área deportiva. Esto competencias internacionales.
explicaría en parte por qué los sistemas totalitarios, donde De la información presentada en el trabajo, se observa que
los recursos se dirigían centralizadamente, obteniendo un un primer hecho interesante es la alta correlación entre núme-
mejor éxito relativo al de los países con sistemas democrá- ro de medallas recibidas y la condición de local en la compe-
ticos; tencia. En efecto, aquellos países que son anfitriones reciben
■ por último, la estabilidad y antigüedad de un sistema políti- —en comparación con su tendencia histórica— un mayor nú-
co parecieran estar correlacionados con el éxito deportivo. mero de medallas.
Otra característica de la muestra es la alta correlación entre
Es indudable que existe una relación entre el desarrollo econó- medallas totales y medallas de oro. Es decir, aquellos países con
mico y social y su rendimiento deportivo. Sin embargo, esta mayor éxito en el medallero de oro también lo son en la obten-
relación puede ser compleja y puede depender de muchos fac- ción de medallas de plata y bronce.
tores. Por ejemplo, el crecimiento económico puede mejorar De la muestra seleccionada, Estados Unidos y Cuba consis-
los niveles de nutrición y de salud de la población, mejorando tentemente obtienen sobre el 50 por ciento del total de meda-
la “materia prima” de los deportistas. También es razonable llas en competencia. Un hecho interesante es el alto nivel de
pensar que el crecimiento económico permite aumentar el logros panamericanos exhibidos por Cuba desde 1951. Duran-
gasto de los gobiernos en infraestructura y programas especia- te los años cincuenta y sesenta Cuba exhibía un rendimiento
les de fomento de los deportes. Probablemente el tamaño de inferior al de Brasil; sin embrago, a partir de los setenta, Cuba
un país y su cultura e historia deportiva también sean influen- supera en forma significativa el rendimiento brasileño.
cias importantes. Más polémica resulta la hipótesis de que la Respecto a la proporción de habitantes afroamericanos en la
estructura étnica de la población de un país pueda ser un factor población, Jamaica exhibe un 90 por ciento. Por otra parte,
explicativo del rendimiento deportivo. En particular, se ha países como Chile, Argentina y México no presentan pobla-
afirmado que la presencia de población afroamericana podría ción afroamericana. Es importante señalar que la composición
ser una explicación del éxito deportivo de países como Estados racial de la población es difícil de definir y por lo tanto se debe
Unidos, Cuba y Brasil.2 tener cuidado al momento de interpretar los resultados en re-
Existen varios problemas con la hipótesis de la superioridad lación con esta variable.
deportiva de los países con población afroamericana. Primero, Por otra parte, respecto a la tasa de mortalidad infantil, Bo-
no es evidente que sea posible hacer una segmentación válida livia es el país con la mayor tasa de la muestra, la cual alcanza
de la población por etnias. En América Latina, un alto porcen- un 66 por mil. Cuba, Canadá y Estados Unidos muestran la
taje de la población de muchos países es mixta (mulato o mes- menor tasa de mortalidad infantil. El número de deportistas
tizo), lo que dificulta la definición y clasificación de la pobla- que envió cada país a cada juego se obtuvo revisando las memo-
ción en una dimensión étnica. rias de cada certamen en diferentes bibliotecas de la región.
Segundo, hay muchos casos que no verifican la regla ante- Estadísticamente el resultado del artículo es que más que el
rior, como por ejemplo el caso de Alemania y Argentina. Am- tamaño de la población o el crecimiento económico, lo más
bos países se caracterizan por la ausencia de población afro- determinante para el éxito del deporte de elite es la inversión
de recursos en esta actividad.
2 Aunque
¿Qué recomendaciones de política se pueden desprender de
no comparte esta hipótesis, la periodista María Elena
los resultados del estudio? Para elevar el rendimiento deporti-
Guzmán M. señala algunos motivos por los cuales podría ser cierta.
vo en competencias internacionales se requieren programas
Ella escribe que “personas de raza negra poseen ventajas físicas sobre
la raza blanca: tienen caderas más angostas (lo que le confiere mayor
especiales y un incremento del financiamiento para el desarro-
rectitud al fémur y una mejor impulsión); piernas más largas (tranco llo del deporte de elite. Obviamente, si un país fuera anfitrión
más amplio y economía del esfuerzo); un hueso calcáreo más largo se esperaría un aumento significativo en los resultados. Pero
(mejor movimiento de palanca en el pie y mayor velocidad), y, claro este último efecto sería sólo en el corto plazo y no implicaría
está, un mayor porcentaje de fibras musculares rápidas (mayor rapi- un mejoramiento sostenido en el rendimiento deportivo inter-
dez de movimiento)” (El Mercurio, 15 de agosto, 1999). nacional. G
a
a
La unicidad de Alemania
Erich Kahler
Los alemanes, aparecido en la estuvieron preformadas como unidades vernáculo, sino que fueron introducidas
colección Popular, es un conjunto administrativas del imperio romano mu- desde fuera.
de conferencias acerca de la cho antes de surgir como naciones inde- Germania es una palabra latina, pro-
nación anfitriona del Mundial. pendientes. Bélgica y Holanda son casi bablemente de origen celta. Aparece por
Compartimos con los lectores idénticas a las provincias romanas de primera vez en fuentes helenísticas y
la primera, en torno a la Bélgica y de la Germania inferior. romanas, y fue utilizada por los celtas
peculiaridad del pueblo teutón La situación de Alemania es caracte- galos y por los escritores romanos para
rísticamente distinta. El mar del Norte, designar a la población o a los sitios en
el Rin y los Alpes constituyen fronteras que moraban varias tribus bárbaras, más
El complejo histórico llamado Alema- naturales al norte, al oeste y al sur; pero allá del Rin y de los Alpes. Estas tribus
nia presenta un caso único tanto en la la expansión y mezcla de las tribus ger- no tenían un claro sentimiento de co-
historia europea coma en la historia uni- mánicas impidió que estas fronteras na- munidad étnica y se llamaban por sus
versal. turales evolucionaran hasta ser fronteras nombres tribales. Los alemanes habían
La historia de Alemania es única, en políticas. El este de Alemania estuvo de afirmar después que Germania se de-
primer lugar, porque su población nun- abierto a los repetidos ataques de varias riva del germánico Ger-mannen (lance-
ca alcanzó la homogeneidad nacional. masas tribales —hunos, eslavos, árabes, ros), pero esta etimología ha resultado
En algunas partes del país —en Frisia, magiares, turcos— y llegó a ser una zona ser pura fantasía.
en la Baja Sajonia, en Schleswig-Hols- de amortiguamiento en perpetua agita- Deutsch se remonta a una palabra del
tein, en Franconia, en las regiones ale- ción. La conquista romana se detuvo a viejo germano, diutisc (de theoda, “pue-
mánicas y en la Alta Baviera— han per- mitad del país a lo largo del Rin y del blo”); pero originalmente se refirió sólo
sistido algunas poderosas conexiones Danubio; esta línea divisoria, el Limes, al idioma. También aparece en latín, por
étnicas con los orígenes germánicos. En creó una primera y básica escisión entre primera vez, alrededor del año 800 d.
otras partes —en Sajonia y en Prusia— las partes septentrional y meridional de C., en unos documentos de la iglesia
la amalgama de linajes es completa; y si Alemania. Más tarde, el Limes sería la franca. Designa el idioma vernáculo de
permanecen algunos rasgos étnicos, son línea divisoria entre el norte protestante las tribus situadas más allá del Rin, y es
antes eslavos que germanos. Asimismo, y el sur católico. un término eclesiástico, no popular.
en el curso de la historia de Alemania, el Carente de homogeneidad étnica y Otfrido, quien utiliza theodisce al escribir
centro de la vida cultural y política cam- de la influencia organizadora de la admi- en latín, habla de su idioma como thiu
bió constantemente de región a región y nistración romana, Germania empezó frenkiska zunga (la lengua franca) en un
de dinastía a dinastía. siendo una vasta e informe zona poblada texto vernáculo del año 860 d. C. Sólo
El segundo rasgo único es el geográ- por tribus seminómadas que sufrían en el siglo xii se extiende el significado
fico. Todas las otras grandes naciones constante presión de los invasores del de la palabra theodiscus hasta incluir al
europeas se desenvolvieron dentro de este. Aun más tarde, siglos después de pueblo. Pero para entonces la palabra ya
límites geográficos bien definidos. Sus que un reino franco oriental había llega- había sido generalmente confundida y
fronteras naturales parecen haberlas do a identificarse con el Sacro Imperio remplazada con el término Teutonicus,
predestinado a formar unidades históri- Romano, Alemania aún carecía de defi- derivado de los teutones, tribu que cho-
cas y a extender e integrar sus dominios nición como concepto geográfico y se- có con los romanos en el siglo ii a. C., y
nacionales hasta tales límites naturales. guía siendo una región indefinida, con que era de origen celta, no germánico.
Francia, Italia, España, Inglaterra, los fronteras cambiantes y disputadas. Pare- Después, nuevamente fue la sensación
países escandinavos y Rusia estuvieron, cía predestinada a ser el centro de las de un lenguaje compartido la que hizo
todos, bien definidos físicamente por opuestas corrientes europeas, el perpe- resucitar el término deutsch (teutsch)
costas, cordilleras, ríos, zonas áridas o, tuo campo de batalla de los conflictos como designación tanto para el país
como en el caso de Rusia, por una in- occidentales. como para su pueblo.
mensidad protectora que la alejaba del Este estado se refleja en la multipli- Esta prolongada incertidumbre acer-
escenario de los procesos históricos cidad de nombres que han recibido ca de un nombre común explica la varie-
complejos. Bohemia, Hungría y la anti- tanto el país como el pueblo. Los nom- dad de nombres que las lenguas extran-
gua Serbia se hallan bien situadas entre bres de todas las demás naciones euro- jeras tienen para Alemania y para los
confines de montañas y de ríos, donde peas se originaron en distintas entida-
los fundadores tribales se establecieron des tribales o locales. Alemania y los 1 Estos términos eslavos significan
en la alta edad media. Aun Escocia está alemanes, en cambio, son llamados de “mudos, tartamudos”. De modo similar, en
naturalmente separada de Inglaterra por modo distinto en los distintos lengua- griego, la palabra onomatopéyica bárbaros
los montes Cheviot y por el Tweed. Las jes; y las designaciones básicas, Germa- significa “tartamudo”, hombre que habla un
naciones meridionales y occidentales nia y deutsch, no son siquiera de origen idioma ininteligible.
a
alemanes. En Italia el país es llamado
a
Germania, y su pueblo tedeschi; los nom-
bres franceses, Allemagne y allemands se
derivan de los alemánicos; las designa-
ciones eslavas son Germanija para el
país, niemzij, nemci, nijemec para el pue-
blo.1 Las palabras suecas Tyskland y tysk,
así como las holandesas Duitsland y dut-
sers se derivan de deutsch. La palabra
finlandesa y estonia Saksalaiset se remite
al nombre de una tribu germánica, los
sajones.
Pero la anomalía alemana más im-
portante es el carácter único de la evolu-
ción de Alemania. Podemos distinguir
cuatro tipos principales de evolución
nacional, a saber: 1] el tipo centrífugo, la
expansión de una nación a partir de un convirtieron en conquistas de agresión. guna corte nacional, ninguna tradición
núcleo. Italia se desarrolló a partir de Absorbiendo e integrando cada vez más nacional, ninguna civilización nacional.
Roma, España a partir de Castilla, Fran- territorios, Roma gradualmente se vol- En consecuencia, Alemania nunca logró
cia de la Île de France, Inglaterra de su vió lo bastante extensa para crear una esa concentración de poder que capacitó
sur, Suiza de tres cantones originales, civilización suya propia. Las ciudades- a otras naciones occidentales a ejercer
Estados Unidos de las trece colonias repúblicas italianas del renacimiento, la hegemonía política y cultural sobre
originales; 2] el tipo transformativo, la que evolucionaban a partir de emporios Europa.
conversión de grupos étnicos primitivos, o centros comerciales romanos, eran Hay una última anomalía decisiva
“subdesarrollados”, ya establecidos retoños directos de Roma. Como Fran- que ha afectado profundamente la psi-
como naciones, en naciones modernas, cia e Inglaterra, anteriores provincias que y el carácter del pueblo alemán.
por los efectos revolucionarios de las romanas siguieron la pauta romana. To- Todas las naciones, tanto las del este
corrientes intelectuales sociales y tecno- das ellas crecieron alrededor de la capi- como las del oeste, evolucionaron a par-
lógicas de los siglos xix y xx. Tal fue la tal y de las ciudades residenciales. Este tir de su propia base territorial, por pe-
génesis de las naciones eslavas más pe- origen metropolitano (metropolis signifi- queña que fuese. Su evolución fue deter-
queñas y de Hungría. Hoy estamos vien- ca “ciudad madre”) determinó su histo- minada por sus intereses inmediatos.
do una transformación similar entre los ria nacional en lo social, lo cultural y lo Sólo una vez que habían logrado su
pueblos coloniales o semicoloniales libe- intelectual. En estos países la nobleza identidad alcanzó su desarrollo cultural
rados de Asia y África. Sería lícito decir estableció como norma la vida urbana, la una significación europea y universal.
que la propia Rusia llegó a ser una na- “urbanidad” y la “civilización”. En Esto sólo pudo suceder porque estos
ción moderna a través de la influencia Roma, la nobleza se originó en la ciu- países habían adquirido su carácter na-
revolucionaria del pensamiento de la dad, y en ella creció. En las ciudades cional de manera natural, en el periodo
Europa occidental; 3] el tipo divisional, italianas, los nobles se mezclaron con los preconsciente de su historia. En con-
la separación de un grupo regional de burgueses. En Francia e Inglaterra, los traste, Alemania partió de una base que
una unidad mayor, como en el caso de gobernantes obligaron a sus renuentes no era enteramente suya; partió de los
los Países Bajos y de Portugal; 4] el tipo señores feudales a vivir en la ciudad resi- vastos fundamentos de un universal im-
centrípeta, desarrollo de la periferia ha- dencial y a participar en la vida de la perio “romano” y, como he dicho antes,
cia el centro. En realidad, éste no cons- corte. Esta vida urbana pulió los moda- nunca logró ser una Alemania unificada,
tituye un “tipo”; es la historia exclusiva les de los nobles y desarrolló en ellos un verdaderamente alemana, aun cuando
de Alemania. gusto por las artes y por los frutos del esto fuera, incesantemente, la meta últi-
Para comprender el desenvolvimien- intelecto. La sociedad cortesana fijó el ma de grandes afanes intelectuales.
to de Alemania resulta útil contrastarlo tono del país y creó una tradición nacio- El esfuerzo intelectual por alcanzar
con la evolución de las naciones románi- nal unificadora. este objetivo se desarrolló bastante tarde
cas. Roma fue su prototipo. Comparable El desarrollo de Alemania es exacta- y, siendo intelectual, se efectuó a la ple-
al crecimiento natural de todos los seres mente opuesto. Unas fronteras vagamen- na luz de la conciencia, de una concien-
vivos, su desarrollo siguió la pauta de la te definidas y la herencia del imperio cia que no era un reflejo del caos físico
consecución orgánica, procediendo por romano determinaron la primitiva his- del país, sino una reacción a él, un inten-
expansión a partir de una célula nuclear. toria de Alemania, y durante casi dos to de contrarrestar el desaliento que
Roma, inicialmente un centro pequeño milenios fracasaron sus esfuerzos por es- producía tal caos buscando modelos en
y rudimentariamente urbano, extendió tablecer un centro nacional. Una super- culturas extranjeras muy envidiadas. Fi-
su ámbito territorial y cultural, respon- ficial unificación nacional se logró, final- lósofos y poetas, aplicando elevados
diendo al mundo exterior en una suce- mente, en 1871, sólo para ser suprimida principios universales y desentendién-
sión de conflictos con los pueblos veci- de nuevo en 1945. No pudo desarrollar- dose del actual estado de los hechos,
nos; estas acciones defensivas se se una ciudad residencial dirigente, nin- elaboraron prototipos políticos y cultu-
a
rales para un estilo nacional de vida; Esta imagen del héroe nórdico absor- sí mismos; es el objetivo externo —ideal
a
pero el resultado final fue el materialista bió otras dos figuras tradicionales: der o material— el que los sostiene y les da
y maquiavélico nacionalismo alemán de deutsche Michel y el Doctor Fausto. Ambos seguridad. En su desdén a la realidad han
los siglos xix y xx, con su desprecio a la reflejan la situación alemana. Sigfrido sido engañados una y otra vez no por los
mentalidad humanista de los periodos fue muerto de una puñalada por la espal- hombres, sino por las circunstancias.
clásico y romántico y al intelecto en ge- da, y Parsifal fue considerado der reine Tal es el elemento de verdad de la
neral. Esta divergencia de los intereses Tor, “el ingenuo engañado”, que no en- autoimagen alemana, por muy deforma-
materiales y de los intelectuales vino a tiende las usanzas insidiosas del mundo da que pueda ser por el resentimiento o
añadir otra brecha más a los muchos corrompido. Esta inocencia queda per- los sueños de grandeza. Lo que es de-
conflictos internos del pueblo alemán. sonificada en der deutsche Michel, el bo- mostrablemente falso en él es su factor
Durante siglos, los alemanes han te- balicón bueno y honrado que lleva un racial: la cualidad “nórdica” de los ale-
nido conciencia de la rara situación de gorro de dormir para simbolizar su som- manes. Los alemanes son una mezcla de
su país entre otras naciones europeas nolencia y su pereza. Es él quien cons- diferentes grupos étnicos, tanto como
más afortunadas; una y otra vez, una tantemente se ve engañado y puesto en cualquier otro pueblo europeo. Han
doliente intelectualidad ha lamentado ridículo. Los alemanes se ven a sí mis- absorbido elementos celtas, eslavos, ma-
esta situación. Después de la derrota de mos frecuentemente en este papel. Todo giares, mediterráneos y los llamados al-
1918, que puso fin al triunfal avance del infortunio se atribuye al engaño de pinos. Lo que haya en los alemanes de
Segundo Reich, los alemanes trataron otros: los taimados judíos, los pérfidos un linaje nórdico, es decir, germánico, es
de superar su antiquísimo complejo de ingleses (das perfide Albion), los traicione- algo que comparten con todas las nacio-
inferioridad y de compensar los repeti- ros italianos, y así sucesivamente. La nes europeas y aun con las tribus bere-
dos fracasos nacionales fabricándose una derrota en la primera guerra mundial beres del norte de África. Esta cepa
nueva interpretación de su pasado. Esta fue atribuida a una diabólica Dolchstoss, nórdica es físicamente más notable en
interpretación se nutrió con viejas le- una puñalada por la espalda. Se dijo que los pacíficos y morigerados escandina-
yendas populares, con el renacimiento los esfuerzos del ejército alemán habían vos, descendientes de los vikingos, que
de la mitología germana efectuado por sido saboteados por los judíos o por ele- han logrado formar diferentes naciones
Richard Wagner y con la teoría racial de mentos hostiles. y, habiendo alcanzado su identidad na-
Gobineau. Las Bayreuther Blätter de Der deutsche Michel representa el as- cional, nunca han soñado con crear un
Wagner habían propagado en Alemania pecto inferior del héroe nórdico. El imperio mundial nórdico. Gobineau, el
la teoría de Gobineau, teoría que fue Doctor Fausto representa una forma supe- precursor de la teoría racial alemana,
más elaborada aún por toda una escuela rior. Es el aventurero intelectual deseoso ensalzó a los que, según creía, eran des-
de arqueólogos y antropólogos alema- de conquistar las fuerzas del universo, de cendientes de los conquistadores germá-
nes. La nueva interpretación trató de sondear los secretos de la naturaleza, de nicos en la nobleza francesa; pero estuvo
convertir la deficiencia nacional alemana encadenar el pasado y el futuro y de lejos de considerar al pueblo alemán
en una superioridad racial nórdica y, de trascender así todos los límites del hom- como parangón de excelencia racial; lo
hecho, de negar la existencia de esta bre. Es la versión nórdica de Prometeo, consideró un pueblo de mestizos, en el
deficiencia culpando de ella a otras na- que roba el fuego de los dioses. Su ansia que ya no dominaban los rasgos germá-
ciones. de poder espiritual lo lleva a pactar con nicos. Tampoco Richard Wagner pre-
Según esa teoría, la peculiar situación el demonio. Goethe transformó esta fi- tendió que los alemanes, tales como él
de Alemania se debe al carácter predo- gura del nigromante en un símbolo del los conocía, fueran básicamente germá-
minantemente nórdico del pueblo ale- hombre moderno, y Spengler la identifi- nicos. Lo que él y sus seguidores nazis
mán y a las cualidades inherentes a este có con el tipo nórdico. Para Spengler el trataron de realizar fue una Aufnordung,
carácter. Se pinta al hombre nórdico hombre nórdico y el hombre fáustico una nordificación, un renacer de las cua-
como a un luchador nato, que gusta de son uno solo. lidades nórdicas. La compleja mezcla de
vivir peligrosamente. Desafía a todos los Esta autoimagen de los alemanes no grupos étnicos de Alemania lo hizo im-
poderes malignos que halla en su cami- es completamente infundada. Los ale- posible.
no: dragones, muerte o demonio. Es un manes son uno de los pueblos importan- Así, pese a ciertas características resi-
conquistador por naturaleza y vocación; tes de la historia humana, un pueblo sin duales germánicas del pueblo alemán, la
por tanto, un anticonformista incapaz de cuyas contribuciones sería inconcebible explicación racial de la situación única y
adaptarse a las monótonas tareas de la el desenvolvimiento del hombre occi- anómala de Alemania resulta insosteni-
moderna civilización de clase media. dental, y sus contribuciones son resulta- ble. Lo que ocurrió a Alemania y en
En esta interpretación se reúnen va- do directo de su tendencia a pasar por Alemania sólo puede entenderse si se-
rios motivos: las figuras wagnerianas de encima de las limitaciones humanas. Ca- guimos su historia paso a paso desde sus
los tiempos paganos: Sigfrido, Parsifal, rentes del sentido de una comunidad con principios, pues el curso entero de tal
Tristán; los caballeros medievales que límites y tradiciones establecidos, los historia parece determinado, en gran
luchan contra dragones, van a las Cruza- alemanes carecen, asimismo, del sentido medida, por la constelación en que ini-
das o buscan aventuras, como en el gra- común que tal comunidad da a sus cialmente surgieron las tribus germáni-
bado de Durero El caballero, la muerte y miembros. Son dados a extremos, tanto cas, del alba primigenia a la luz de la
el diablo, y hay una reminiscencia del para el bien como para el mal. Son capa- historia. G
superhombre y de la “bestia rubia” de ces de totales sacrificios por causas u
Nietzsche. objetos, porque no tienen un soporte en Traducción de Juan José Utrilla
a
a
Historia del arte alemán
Gustav Barthel
El Breviario que lleva el número tenta efectuarla, tras ese propósito se Consecuencias importantes nacen de
87 está dedicado al arte alemán, esconde una incapacidad de crear. estos hechos históricos. El territorio al
especialmente a la arquitectura y Persistencia y mutación son los polos este del Elba se vacía de pueblos germá-
las artes plásticas. Presentamos aquí de toda actividad artística. La persisten- nicos y los eslavos toman posesión del
el “Preludio” a la obra, donde se cia genuina comprende en sí las fuerzas país. Hasta el tiempo de Federico Bar-
aventura qué tiene de específico el de una herencia creadora, las potencias barroja y Enrique el León este suelo
arte de esa nación; que la traducción del origen, las normas de una tradición germano no vuelve a ser ocupado por
sea de Ernesto de la Peña es un viva. La mutación genuina significa la germanos. Desde el siglo xiii se obtuvo,
motivo adicional de interés irrupción en una nueva visión y una nue- mediante la colonización de los territo-
va forma. Es lo que da lugar al cambio rios orientales, un suelo nacional que
de los estilos, al despliegue de las posibi- poco después de llenarse de alemanes se
La historia del arte alemán es tan multi- lidades inherentes a la forma, al curso tornó también fecundo para el arte.
forme, tan contradictoria y a veces tan histórico cuyo ritmo es el que rige, en La expansión de los godos hacia el
incomprendida como la de los mismos general, la evolución de occidente. To- mar Negro acarreó el encuentro con el
alemanes. Relata grandes creaciones y dos los pueblos de Europa participan en espíritu artístico de la Antigüedad clásica
graves pérdidas. Revela los rasgos esen- ello a su propia manera. El pueblo ale- y del oriente. Entraban en un territorio
ciales del hombre alemán en la gestación mán en una medida tanto mayor cuanto en que habían influido mucho el arte de
de sus formas. Ante todo, informa de que está en el centro y se halla más ex- las colonias griegas, la ornamentación de
una lucha continua y fructífera entre lo puesto que cualquier otro a influencias y los pueblos asiáticos de las estepas, de
propio y lo extraño, entre las disposicio- penetraciones. Esto exige visión más los escitas e incluso los motivos del arte
nes congénitas heredadas y las influen- amplia y origina pérdidas más graves. El indio y chino. Ya los celtas del primer
cias llegadas de fuera. Pero precisamente arte alemán sólo puede verse y enten- milenio antes de Cristo habían bebido
por ser una lucha, un encuentro de las derse en conexión con la evolución artís- en esta fuente. El arte de los germanos
propias fuerzas con los prototipos ex- tica europea. Pero precisamente en vir- se expresó en la ornamentación de uten-
tranjeros, el desarrollo del arte alemán es tud de esas tensiones alcanzó el arte silios y vasos, de objetos de adorno y
una ininterrumpida serie de mutaciones, alemán su grandeza independiente. armas. Sólo se expresaba en el juego or-
un progresar de espacio en espacio y de Los pueblos artísticamente creadores namental de líneas. No conocía ni el fe-
grado en grado. El sentido de la frase de de Europa están emparentados por la nómeno plástico del cuerpo, ni la inte-
Goethe: “muere y realízate”, acompaña sangre. En varias corrientes, el norte gración de formas y colores en la unidad
al repetido renacimiento de nuestro arte: había derramado sus pueblos sobre Eu- de la imagen. En general, no conocía la
la solución de los problemas artísticos ropa. Los germanos se habían extendido reproducción naturalista. Su idioma li-
requiere fuerza creadora, controversia durante la edad del bronce hasta el bor- neal siguió siendo abstracto, semejante
activa y sacrificio. Cada época tendrá de de la cordillera central alemana y en esto a todos los pueblos jóvenes. Jun-
que efectuar de nuevo esta acción crea- hasta el Báltico. En los primeros siglos taba el triángulo y el círculo, el zigzag y
dora y cada vez se pondrá en un nuevo anteriores al nacimiento de Cristo lu- la cinta trenzada en combinaciones cada
punto de partida desde el cual la fe y el charon contra los celtas y los ilirios en el vez más ricas. Finalmente, se ligó el or-
destino, el espíritu y la acción, alcanza- sudeste y sudoeste de la Alemania actual. namento animal con la fluencia movida
rán un nuevo contenido y con él una En tiempo de las invasiones inundaron del trazo lineal. La ornamentación ani-
nueva forma. Pues lo que era cumbre y la cuenca del Mediterráneo. Los francos mal, que ya conocían los escitas en muy
acabamiento para la época precedente lo invadieron la Galia, los marcomanos atrevidas conformaciones, llegó a ser,
sacrificará desde una actitud distinta ante ocuparon la provincia celto-romana del junto con la cinta trenzada, el motivo
la vida, para desembocar ella misma en alto Danubio y echaron el cimiento de predominante del siglo vi. Los germa-
una nueva perfección que los sucesores lo que un día sería Baviera. Los pueblos nos llenaron la ornamentación lineal de
superarán a su vez. Sin embargo, nada de germanos orientales fueron aún más le- vida ardiente e inquieta. Las formas tar-
lo que sucede carece de significación jos. Los borgoñones se desplazaron de la días de este estilo sobrepasan la irracio-
para el futuro. Viejos anhelos regresan Prusia occidental hacia Worms y de ahí nalidad de la errabunda fantasía lineal en
transformados en nuevos objetivos. Las hacia la Francia del sudeste. Los godos un flujo desintegrador de la forma. Esto
ideas pueden ser nuevamente fecundas penetraron hasta el mar Negro para fun- sucedió tarde y no entre los germanos
cuando su hora ha llegado. Leyes forma- dar reinos efímeros en Italia y en Espa- del sur, sino entre los vikingos, a quienes
les del arte imponen su señorío cuando ña. Los longobardos permanecen en un ansia de lejanías impulsaba a expedi-
el espíritu de la época reclama su retor- Italia como lombardos. Finalmente, los ciones de conquista, hacia tierras cada
no. Empero, nunca se da en el arte una vándalos emigran de Silesia para desan- vez más remotas. Pero sólo cuando ya
repetición de lo anterior y cuando se in- grarse en las costas de África. estuvieron establecidos en tierra firme y
a
tras el encuentro con la antigüedad clá- Los duques germanos se hicieron reyes gado del arzobispado de Maguncia. Pero
a
sica, los normandos (hombres del norte) y fundaron reinos. Geserico reside en cuando el cristianismo fue adoptado por
llegaron, en Sicilia y Normandía, a crear Cartago; Teodorico en Ravena. Busca la los germanos, éstos se encontraban to-
gran arte. En el primitivo hogar escandi- formación de un estado sureño según el davía en una etapa muy primitiva de
navo la ornamentación animal acaba por modelo del imperio. Su tumba en Rave- desarrollo; su contenido más profundo
decaer. Los germanos del sur, empero, na, una potente construcción de planta sólo consiguió abrirse paso entre las
dieron nueva vida a la herencia de la circular, con una cúpula como remate, propias ideas poco a poco, lentamente.
fantasía lineal nórdica al través de cons- aprovecha las formas de la arquitectura Precisamente la gran seriedad con que
tantes transformaciones. La adoptaron mediterránea. aceptaban el cristianismo los futuros
en su arte como uno de los más esencia- Sólo una de las tribus germánicas alemanes le imprimió una maravillosa
les elementos creadores. Los que hicie- tuvo la fuerza de ser creadora política y fuerza que en el arte otónico aflora con
ron fructífera esta herencia fueron los culturalmente: la de los francos. Clodo- gran espiritualidad. Desde el momento
franceses y los alemanes, estos últimos veo había fundado el reino de los fran- de su encuentro, germanismo, cristianis-
en grado mayor, probablemente porque cos. Carlomagno lo hizo imperio. El mo y antigüedad clásica se compenetran,
la sentían como el temple radical de su joven reino, que por medio de la renova- y funden, a diferentes niveles de su desa-
ser. Las celosías del coro de San Jorge en ción de la dignidad imperial infundió rrollo respectivo, a través de una conti-
Bamberg, los grandes altares tallados de nueva vida a la tradición del antiguo nua transformación. Ése es el origen de
Veit Stoss y Riemenschneider, las biza- Imperium Romanum, se apoyaba en los la cultura occidental. Al desmembrarse el
rras fantasías del maestro H. L., la músi- francos de orillas del Rin y del Sena. reino carolingio se va distinguiendo cada
ca espacial de las iglesias de Vierzehn- Sin embargo, el imperio era un reino vez con más claridad el desarrollo pecu-
heiligen y Ottobeuren, todo esto sólo es cristiano desde el año 324, desde el em- liar del arte alemán. Desarrollo grandio-
posible por la transformación continua perador Constantino. El cristianismo so y trágico al mismo tiempo: grandioso
de aquella primera herencia. fue la religión de estado. Los germanos por los dilemas artísticos ante los cuales
¡Pero no sólo por ella! No menos lo admitieron espontáneamente, excep- se veían los alemanes y por su propia
importante fue el encuentro con el sur, y to los sajones, a quienes Carlomagno capacidad de transformación, impulso
de influencia decisiva el conocimiento sometió finalmente y forzó a la conver- para todo lo que existía en torno suyo;
de la arquitectura monumental y de la sión tras repetidas sublevaciones contra trágico, por las renuncias, sacrificios y
escultura cercana a la vida. Bajo la em- el poderío de los francos. A principios pérdidas reflejados en su arte. G
bestida de los pueblos jóvenes se había del siglo viii Bonifacio ya había fundado
desmoronado el viejo imperio romano. el monasterio de Fulda y se había encar- Traducción de Ernesto de la Peña
Karl Marx
Harold J. Laski
El segundo libro publicado por el ción concebida en su nombre. Sus libros dora no era más profunda que la de
FCE, en 1934, fue “una semblanza han sufrido por parte de un grupo selec- Charles Hall, Owen y John Stuart Mill.
biográfica, un retrato psicológico, una to un examen tan serio como sólo lo Su posición sólo puede, en realidad,
pintura de una época y un somero habían tenido la Biblia y el Digesto. Y, explicarse dentro de su perspectiva his-
análisis de los puntos principales de la sin embargo, fijar la posición precisa que tórica. Nacido entre dos revoluciones,
doctrina marxista”, según lo describió Marx ocupa entre los socialistas es un utilizó el método de la reacción contra
Antonio Castro Leal, autor de la problema más complejo de lo que gene- los excesos de Francia en beneficio de
versión al español de este opúsculo. ralmente se cree. Su teoría del valor no sus principios fundamentales. Como
Rescatamos aquí un fragmento de esa es más que una formidable adaptación discípulo de Hegel fue el primero de los
obra acerca de uno de los pensadores de un concepto que ya había sido desa- que llevaron la influencia del maestro
más presentes en nuestro catálogo rrollado por un grupo de sus predeceso- hasta la aplicación de la dialéctica hege-
res ingleses; hombres como Harrington liana al análisis de los hechos sociales.
y James Madison comprendieron, casi Apenas menos importante fue el mate-
Ningún nombre ocupa en la historia de con la misma claridad que él, la impor- rial que utilizó. Habiendo empezado a
las ideas sociales un lugar tan prominen- tancia de la interpretación materialista escribir cuando ya se podían ver todos
te como el de Karl Marx. Con excepción de la historia; su valoración del hecho los resultados del capitalismo, utilizó la
de Maquiavelo y de Rousseau, ningún del antagonismo de clases había sido descripción que éste mismo hacía de sus
pensador ha sido motivo de ataques tan adelantada en detalle por Saint-Simon, y consecuencias económicas como una
enconados, y, como a Rousseau, le tocó aun su apasionada simpatía por las aspi- prueba de su insuficiencia moral. La
presidir después de muerto una revolu- raciones inarticuladas de la clase trabaja- prueba fue impresionante y completa, y
a
Europa como la de un coloso, y la mis-
a
ma reacción provocada por ellas se vio
obligada a hacer forzadas concesiones
para poder asegurar su efímera supervi-
vencia. El pueblo estaba en todas partes
amargado y descontento; las críticas
contra las instituciones existentes tenían
una acogida amplia y vehemente. En
Francia la obra de Saint-Simon, de
Fourier y de Enfantin enseñaba que la
revolución todavía era rica en innova-
ciones; y la influencia de ésta no era
menos aparente en el nuevo liberalismo
de Sismondi y en las experiencias católi-
cas de Lamennais. Inglaterra sufría los
dolores de una conmoción que no por
silenciosa era menos profunda. Bentham
había logrado al fin lo que quería: al
empuje de sus apremiantes protestas las
instituciones inglesas se transformaban
la inferencia a que conducía de un orden Esta noción, que es el método direc- en órganos de un estado de clase media.
social a la vez nuevo e inevitable, coinci- tor del pensamiento marxista, ofrece Los ataques de Ricardo y de su escuela
dió exactamente con los anhelos de su naturalmente los medios para atacar por habían acabado por barrer con los restos
generación. su base los fundamentos de cualquier del feudalismo, y el naciente industria-
La consecuencia principal del movi- sistema social dado. Porque una vez se- lismo, aunque para ojos observadores no
miento hegeliano fue el prestar un nue- guros de que cualquier interpretación de era más que una transposición de las
vo apoyo al conservadurismo filosófico; un periodo es necesariamente una visión doctrinas de Calvino al campo económi-
los choques de las guerras revoluciona- parcial, nos bastará acentuar su antítesis co, había transformado por completo el
rias parecen haber hecho volver la men- para crear la posibilidad de un nuevo ambiente de la vida social.
te de su fundador hacia la justificación punto de vista. El hegelianismo, por La revolución, está claro, no logró su
del orden establecido. En este sentido ejemplo, puede insistir en la validez mo- propósito sin trabajos. Ya en 1805 Hall
Hegel es el jefe del romanticismo reac- ral del estado prusiano; pero bajo esa había lanzado una notable protesta con-
cionario, y su afinidad con hombres misma bandera la joven Alemania puede tra las consecuencias de la nueva civili-
como Burke y Savigny es evidente. Pero, atacarlo por su excesiva impermeabili- zación, y esa escuela de economistas, ya
al mismo tiempo, la esencia del hegelia- dad a la libertad. Cuando la doctrina casi olvidada, que está entre el indivi-
nismo es la idea de evolución, y para una hegeliana hace hincapié en el nacimien- dualismo de Bentham y la cooperación
época a la que, como la de Maistre, le to y en la situación social, la joven Ale- de Owen, abría brechas en sus propias
importaba sobre todo descubrir las bases mania puede oponerle la derrota del ta- trincheras en nombre de la justicia so-
de un plan social permanente, la idea de lento y las tragedias del pobre, y cuando cial. Las masas habían visto el Reform
evolución era francamente radical. Por- insiste en el valor de la religión, los no- Act (1832) como el preludio de la mayor
que Hegel insistía en la no permanencia vísimos pensadores pueden poner en felicidad del mayor número, y su desilu-
de las instituciones. Cada época es su duda las bases mismas de la fe. En reali- sión se tradujo en la actividad revolucio-
propio antecedente con ciertas diferen- dad los discípulos de Hegel utilizaron naria de los sindicatos y en la organiza-
cias. Hay un cambio de tonalidad y de las armas de su maestro para defender ción del movimiento cartista. Pensadores
perspectiva, una tendencia a subrayar la una causa que éste había negado. Strauss como William Thompson y J. F. Bray,
antítesis de lo que caracterizaba al perio- y Feuerbach, Bruno Bauer y Heine son agitadores de noble mentalidad como
do anterior. A un periodo de intensidad parte esencial de la misma tendencia Francis Place y William Lovett son en
religiosa sucede una época de indiferen- general dentro de la que Marx represen- todo indicios tan claros del nuevo capi-
cia religiosa; Bossuet engendra a Voltai- ta las ideas sociales. Son los heraldos de talismo como los grandes industriales y
re como Lord Eldon implica el celo re- la revuelta contra la reacción. Lo que los las máquinas inauditas de Lancashire y
formador de Henry Brougham. La ley diferencia de Marx es que no se dieron de Yorkshire. La revolución industrial
de la vida es la lucha de los contrarios, y cuenta de las posibilidades políticas de cosechó lo que había sembrado; sumió a
la evolución su consecuencia. Este pro- su actitud. Marx las adivinó desde un toda una generación en la mayor deses-
ceso, que Hegel llama dialéctica, es una principio, y en sus manos la dialéctica peración: soñar en su destrucción fue el
especie de ritmo que va de la solidez hegeliana fue un arma contra el orden único refugio de sus víctimas. Esos sue-
concreta de una idea definida, a la idea social existente. ños fueron el ambiente que hizo posible
opuesta, y ese vaivén se resuelve en una El tiempo era, sin duda, singular- la aparición de Karl Marx: le dieron las
síntesis en la que se interpenetran las mente propicio para las ideas de las que bases de su filosofía social. G
dos primeras etapas para formar, al unir- fue protagonista. La sombra de dos re-
se, un nuevo concepto. voluciones francesas se extendía sobre Traducción de Antonio Castro Leal
a
a
Mirada retrospectiva sobre El tambor de hojalata
Günter Grass
Éste es uno de los Ensayos sobre traducciones de Lorca. Lo único intere- y sin preocupaciones, y fuimos a vivir a
literatura que conforman el Breviario sante era la idea de la búsqueda de una París. Cerca de la Place Pigalle, Anna
515, publicado por el FCE en 1973. Se perspectiva apartada: la elevada posición encontró a su estricta matrona rusa de
trata de un épico y melancólico repaso del anacoreta estilita resultaba demasia- ballet, en forma de Madame Nora; yo
de cómo se engendró una de las obras do estática. El tamaño alcanzado por aún estaba puliendo la obra de teatro Los
centrales de la literatura alemana de la Oskar Matzerath a los tres años me malos cocineros, cuando comencé el pri-
segunda mitad del siglo XX brindó al mismo tiempo, finalmente, mer borrador de una novela que tendría
movilidad y distancia. Si se quiere, Os- diversos títulos de trabajo: Oskar, el tam-
kar Matzerath es un anacoreta estilita de bor; El tambor; El tambor de hojalata. Y
Durante la primavera y el verano de polaridad invertida. exactamente aquí es donde se bloquea
1952 recorrí Francia de arriba abajo pi- Al finalizar el verano del mismo año, mi memoria. Sé que gráficamente diseñé
diendo viajes a los vehículos que pasa- cuando estaba desplazándome, proce- varios planes, los cuales resumían todo
ban. Vivía de casi nada, dibujaba sobre dente del sur de Francia, vía Suiza hacia el material épico, llenos de palabras su-
papel estraza y escribía sin parar: el len- Düsseldorf, no sólo conocí a Anna sino cintas, pero estos planes fueron anulados
guaje me había afectado como una dia- que también, como producto de la mera y perdieron su valor mientras progresa-
rrea. Además de ciertos cantos bastante contemplación, fue destituido el anaco- ba el trabajo.
epigonales (creo yo) sobre el difunto ti- reta estilita. En una ocasión banal, por la No obstante, también los manuscri-
monero Palinuro, produje un largo y tarde, vi entre adultos que tomaban café tos de la primera y la segunda versiones,
tumoroso poema en el que Oskar Mat- a un niño de tres años, que traía colgado y finalmente de la tercera, sirvieron para
zerath, antes de llamarse así, aparece un tambor de hojalata. Llamaron mi alimentar el calentador en mi cuarto de
como anacoreta estilita. atención y se fijaron en mi conciencia: la trabajo, el cual volveré a mencionar más
Era un hombre joven y existencialis- entrega ensimismada del niño a su ins- adelante.
ta, según los dictados de la moda del trumento; también, su forma de no ha- Con la primera frase: “Pues sí: soy
momento. De oficio, albañil. Vivía en cer caso del mundo de los adultos (de- huésped de un sanatorio…”, se disolvió
nuestros tiempos. Sus conocimientos li- dicados a acompañar su charla vespertina el bloqueo, me apremió el lenguaje, flu-
terarios eran desordenados y más bien con café). yeron libremente la capacidad de recor-
fortuitos, y no escatimaba las citas. Des- Durante tres años completos, este dar y la fantasía, el placer lúdicro y la
de antes de ocurrir el auge de la prospe- “hallazgo” permaneció enterrado. Me obsesión con los detalles, un capítulo
ridad material, estaba harto de ella y mudé de Düsseldorf a Berlín, cambié de derivó de otro, supe dar brincos cuando
enamorado de su propio asco. Por eso, maestro de escultura, volví a encontrar a inesperadas depresiones contenían la
construyó una columna en el centro de Anna, me casé al año siguiente, saqué a corriente del relato, me ayudó la historia
su pequeña ciudad (sin nombre), posi- mi hermana, que se había metido en un con ofertas locales, las latas reventaron
ción que ocupó encadenado. Mediante callejón sin salida, de un convento cató- para soltar olores, fui adquiriendo una
un largo palo y un cesto, su madre, sin lico, dibujé y modelé figuras en filigrana, familia reproducida espontáneamente,
dejar de regañarlo, le pasaba la comida. parecidas a aves, langostas y gallinas, me peleé con Oskar Matzerath y sus
Sus esfuerzos por incitarlo a regresar fracasé con un primer intento más largo anexos sobre los tranvías y la disposición
eran apoyados por un coro de mucha- de prosa, que se llamaba La barrera y de las líneas, sobre los procesos simultá-
chas peinadas al estilo de figuras mitoló- había tomado a Kafka como modelo y a neos y la absurda coacción ejercida por
gicas. El tránsito de la población daba los primeros expresionistas, como fuen- la cronología, sobre el derecho de Oskar
vueltas a la columna, se reunían sus ami- te de su aparato metafórico; sólo enton- a hablar en primera o en tercera perso-
gos y enemigos; finalmente, la comuni- ces escribí, un poco más tranquilo, mis na, sobre su pretensión de engendrar a
dad entera levantaba la vista hacia él. El primeros poemas eventuales, relajados y un hijo, sobre sus faltas verdaderas y su
anacoreta estilita, por encima de todo puestos a prueba con trazos de dibujo, culpa fingida.
ello, miraba hacia abajo y cambiaba sere- los cuales se apartaron del autor y gana- De esta manera, mi intento de adju-
namente el peso de una pierna a la otra; ron esa independencia que permite la dicar al solitario Oskar una maliciosa
había hallado su perspectiva y reacciona- publicación: Las ventajas de las gallinas del hermanita fracasó debido a las protestas
ba con palabras cargadas de metáforas. viento, mi primer libro. de aquél; es posible que la hermana haya
Este extenso poema no se logró y fue Con ese equipaje —el material acu- insistido, posteriormente, en su derecho
olvidado en alguna parte; sólo recuerdo mulado, algunos proyectos imprecisos y a la existencia literaria, en forma de Tu-
unos cuantos fragmentos, que a lo sumo una ambición precisa: yo quería escribir lla Pokriefke.
muestran la influencia ejercida simultá- mi novela, Anna buscaba un ejercicio Con una exactitud mucho mayor que
neamente sobre mí por Trakl y Apolli- más estricto de ballet— abandonamos los procesos de escribir mismos, recuer-
naire, Ringelnatz, Rilke y unas pésimas Berlín a principios de 1956, sin recursos do el cuarto donde trabajaba: un agujero
a
húmedo de la planta baja, el cual debió preocuparse y aun así los alimenta nues- Max Halbe y el mercado nuevo; además,
a
servirme de estudio para las esculturas tro Padre en los Cielos. volví a visitar (por sugerencia de Oskar)
empezadas, que estaban desmoronándo- La última versión del capítulo sobre la iglesia del Corazón de Jesús: el viciado
se desde que comenzara a poner por es- la defensa del Correo polaco en Danzig aire católico.
crito el tambor de hojalata. El cuarto hizo necesario un viaje a Polonia en la Y un día me encontré en la cocina
servía también para calentar nuestro primavera de 1958. Höllerer sirvió de comedor de mi tía abuela cachuba, Anna.
minúsculo departamento de dos habita- intermediario, Andrzej Wirth escribió la Sólo al mostrarle mi pasaporte terminó
ciones en la planta siguiente. Mi activi- invitación y vía Varsovia me dirigí a de creerme: “Vaya, Guntercito, cómo
dad de fogonero se engranó con la de Gdansk. Sospeché que aún debían exis- has crecido.” Ahí me quedé por un tiem-
escribir. En cuanto el trabajo con el ma- tir algunos antiguos sobrevivientes de la po para escucharla. Su hijo Franz, un
nuscrito se estancaba, salía por coque, defensa del Correo polaco y pedí infor- antiguo empleado del Correo polaco,
con dos cubetas, a un cobertizo del sóta- mes en el Ministerio polaco del Interior, efectivamente había sido fusilado des-
no en el edificio al frente. Mi habitación el cual contaba con una oficina en la que pués de capitular los defensores. Hallé
olía a moho y, acogedoramente, a gas. se apilaban los documentos sobre los su nombre cincelado en piedra sobre la
Las goteras de las paredes estimulaban crímenes de guerra cometidos por los lápida conmemorativa: reconocido.
mi imaginación. Es posible que la hume- alemanes en Polonia. Me proporciona- En la primavera de 1959, después de
dad del cuarto haya activado el ingenio ron los domicilios de tres antiguos em- concluir el trabajo del manuscrito y co-
de Oskar Matzerath. pleados del Correo polaco (la referencia rregir las galeras y las pruebas, recibí
Una vez al año, durante los meses de más reciente era de 1949), pero con el una beca por cuatro meses. Otra vez
verano, tenía la oportunidad de escribir comentario restrictivo de que los su- había intervenido Höllerer. Debía viajar
al aire libre en Tesino durante un par de puestos supervivientes no eran recono- a Estados Unidos y contestar, de vez en
semanas, por ser Anna de Suiza. Me cidos por el sindicato polaco de trabaja- cuando, las preguntas de estudiantes.
sentaba a la mesa de piedra debajo de dores del Correo (ni en los círculos Sin embargo, no logré el permiso. En
una pérgola de vid, contemplaba el pai- oficiales en general) porque, según las aquel entonces aún había que someterse
saje centelleante, propio de una decora- versiones alemana y polaca, en el otoño a un meticuloso examen médico para
ción teatral, de la zona del sur, y descri- de 1939 se dio a conocer públicamente obtener la visa, lo cual hice y averigüé
bía, bañado en sudor, el helado mar que todos habían muerto fusilados. Por que en algunos puntos de mi pulmón
Báltico. eso se habían cincelado sus nombres en habían aparecido tubérculos, una espe-
A veces, para cambiar de aire, garaba- la lápida conmemorativa; y el que haya cie de nódulos: cuando los tubérculos
teaba los borradores para los capítulos sido cincelado en piedra ya no puede revientan, producen agujeros.
en los bistros de París, tal y como se les estar vivo. Por eso, y también porque en Fran-
conserva en las películas: entre parejas Fui a Gdansk en busca de Danzig, cia, entretanto, había asumido el poder
de enamorados trágicamente abrazados, pero encontré a dos de los antiguos em- De Gaulle —después de ser detenido
ancianas escondidas dentro de sus abri- pleados del Correo polaco; entretanto, por la policía francesa durante una no-
gos, paredes de espejos y ornamentos habían conseguido trabajo en los astille- che, me entró una verdadera nostalgia
Art Nouveau, algo sobre afinidades elec- ros, ahí ganaban más que en el Correo y de la policía alemana—, dejamos París,
tivas: Goethe y Rasputín. en realidad estaban contentos con su al poco tiempo de aparecer El tambor de
A pesar de ello debo haber vivido in- estado de no reconocimiento. No obs- hojalata como libro (y de abandonarme),
tensamente, al mismo tiempo, cocinado tante, sus hijos querían ver a los padres y volvimos a establecernos en Berlín.
con esmero y bailado de gusto, a la me- convertidos en héroes y estaban trami- Ahí me obligaron a dormir a mediodía,
nor provocación, por las piernas baila- tando (sin éxito) su reconocimiento a abstenerme del alcohol, a hacerme
doras de Anna, pues en septiembre de como luchadores de la resistencia. De examinar con regularidad, a tomar cre-
1957 —me encontraba en medio de la ambos empleados del Correo (uno había ma y a tragar tres veces al día unas pas-
segunda versión— nacieron nuestros distribuido giros postales) obtuve des- tillitas blancas que, según creo, se llama-
hijos gemelos, Franz y Raoul. Un pro- cripciones detalladas de los sucesos ocu- ban Neoteben, con lo cual me volví sano
blema no de naturaleza literaria, sino fi- rridos en el Correo polaco durante su y gordo.
nanciera. Al fin y al cabo, vivíamos de defensa. Me hubiera resultado imposible No obstante, estando aún en París
unos 300 marcos mensuales, repartidos inventar esas rutas de evasión. había comenzado los trabajos prelimina-
minuciosamente, los cuales ganaba casi En Gdansk recorrí los caminos esco- res para la novela Años de perro, que al
sin fijarme en ello. A veces creo que me lares de Danzig, conversé con hospitala- principio se intitulaba Cáscaras de papa y
protegió el simple hecho —si bien afli- rias lápidas en los cementerios, me senté estaba basada en una concepción falsa.
giera a mi padre y mi madre— de no (como cuando era alumno) en la sala de Hizo falta la novela corta El gato y el ra-
haber terminado el bachillerato. Con un lectura de la biblioteca de la ciudad y tón para destrozar ese concepto insus-
bachillerato, seguramente hubiese teni- hojeé colecciones del Danziger Vorposten, tancial. Pero en este tiempo ya era fa-
do ofertas, me hubiera convertido en olí el Mottlau y el Radaune. En Gdansk moso y no tenía necesidad de alimentar
guionista para programas nocturnos de era un desconocido y no obstante volví a la estufa con coque mientras escribía.
radio, hubiera guardado el comienzo de encontrar todo, en fragmentos: balnea- Desde entonces, escribir me resulta más
un manuscrito en el cajón y un rencor rios, caminos forestales, construcciones difícil. G
creciente, de escritor impedido, contra góticas de ladrillos y aquel gran edificio
todos los que escriben libremente, sin de alquiler del Labesweg, entre la plaza Traducción de Agelika Scherp
a
a
a
a
a
a
a
a
La universidad
y sus libros
■ Mauricio López Valdés: El quehacer del editor universitario
■ Patricia Piccolini: La selección de originales
en la edición universitaria
■ María Teresa Uriarte: El libro de historia del arte en la unam
■ Marcel Thomas: Los libros universitarios antes de la imprenta
Fragmentos
■ Lucina Jiménez evoca la cruzada vasconcelista
en pro de las bibliotecas públicas
■ Carlos Solís Santos escribe sobre Thomas Kuhn, a propósito
de la nueva edición de La estructura de las revoluciones científicas
■ Jesús Silva-Herzog Márquez explora los nexos
entre Norberto Bobbio y Francisco de Goya
■ Irlemar Chiampi revisa el concepto de América
en José Lezama Lima, a 40 años de su muerte
■ Benedetta Craveri se pasea entre amantes y reinas
para entender la “debilidad” de las mujeres
ISSN 0185-3716
a
■ Un cuento de Voltaire
a
a
a
La universidad y sus libros Sumario
Se aprehende un libro para aprender. Por eso la producción de El quehacer del editor universitario 2
libros es consustancial al trabajo académico y educativo de las Mauricio López Valdés
universidades: ya como vehículo para transmitir conocimien- La selección de originales
to, ya como salida a la producción intelectual de quienes labo- en la edición universitaria 6
ran en los planteles universitarios, los libros encarnan el espí- Patricia Piccolini
ritu que mantiene vivas a las instituciones de educación supe- El libro de historia del arte en la unam 11
rior. Ese mismo ánimo inspira el trabajo del fce, que desde su María Teresa Uriarte
nacimiento ha buscado ofrecer a los estudiantes materiales que Los libros universitarios antes de la imprenta 14
nutran su formación y a los docentes una vía para dar a cono- Marcel Thomas
cer sus obras. Testimonio de esta vocación son los abundantes Democracia cultural 16
convenios de la casa con universidades y centros educativos Lucina Jiménez
para editar conjuntamente los textos que a ambas partes inte- Una revolución del siglo xx 18
resan. Testimonio también es este número de La Gaceta, que Carlos Solís Santos
ofrece reflexiones sobre el quehacer de los editores universita- Bobbio y el perro de Goya 20
rios, amén de los consabidos fragmentos con los que damos a Jesús Silva-Herzog Márquez
conocer obras de reciente aparición. La historia tejida por la imagen 22
Dos editores universitarios, uno mexicano y otra argentina, Irlemar Chiampi
exploran los retos profesionales y metodológicos que enfren- Luciérnagas en Nueva York 23
tan hoy las instituciones de educación superior que aspiran a Esther Seligson
una sólida presencia editorial. En su turno, una prestigiosa El poder de las mujeres 26
académica y funcionaria de la unam, al narrar la vicisitudes li- Benedetta Craveri
brescas de una de las dependencias de esa casa de estudios, Mujeres, ¡sed sumisas con vuestros maridos! 29
plantea los problemas actuales de la edición de obras de histo- Voltaire
ria del arte. Finalmente, con un fragmento de una obra de
nuestro catálogo damos cuenta de cómo las universidades me- Mauricio López Valdés, editor y poeta, es responsable
dievales forzaron el surgimiento de entidades editoras en su de las publicaciones en la Facultad de Filosofía y Letras
entorno. de la unam ■ Patricia Piccolini, editora argentina, diri-
Ofrecemos por otra parte muy variados trozos de libros gió entre 2003 y 2006 la editorial de la Facultad de
que están ya disponibles en las librerías. Lucina Jiménez, Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de
coautora con Sabina Berman de Democracia cultural —del que Buenos Aires ■ María Teresa Uriarte, historiadora, es
tomamos este fragmento—, se vale de su propia experiencia directora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la
para evocar la cruzada vasconcelista en pro de las bibliotecas unam ■ Marcel Thomas fue conservador de la Oficina de
públicas, esos oasis que permiten a la palabra escrita florecer Manuscritos de la Biblioteca Nacional francesa ■ Lucina
en las condiciones más adversas. También compartimos con Jiménez, antropóloga de la cultura, es especialista en polí-
nuestros lectores parte del estudio introductorio que Carlos ticas y gestión culturales, y en artes escénicas ■ Carlos
Solís Santos preparó a propósito de la nueva edición de La Solís Santos es historiador de la ciencia en la española
estructura de las revoluciones científicas, la obra paradigmática Universidad Nacional de Educación a Distancia ■ Jesús
—valga la obvia redundancia— de Thomas Kuhn. Del versátil Silva-Herzog Márquez, analista político, es autor de
Jesús Silva-Herzog Márquez tomamos un breve ejemplo de Andar y ver ■ Irlemar Chiampi, profesora y ensayista
su elegante y aguda prosa, en el que explora los nexos entre brasileña, es autora de Barroco y modernidad ■ Esther
Norberto Bobbio, autor a quien el fce ha publicado en abun- Seligson es poeta, narradora y ensayista ■ Benedetta
dancia, y el lúgubre Francisco de Goya. Como recordación Craveri, profesora de literatura francesa, es autora de
de que hace cuarenta años murió José Lezama Lima, retoma- La cultura de la conversación ■ Voltaire, pseudónimo de
mos un trozo del ensayo que preparó Irlemar Chiampi para François Marie Arouet, fue una de las más brillantes
La expresión americana, que ha sido reeditada en la colección luces de la ilustración
conmemorativa del 70 aniversario del fce. Y acompañamos
a Benedetta Craveri en su presentación de Amantes y reinas,
volumen que retrata a las féminas del antiguo régimen francés ción de La Gaceta, cargo que ocupé desde comienzos de 2004.
que ejercieron un sutil poder. Dos textos narrativos redon- Quiero agradecer el entusiasmo y la generosidad de los miem-
dean el número: uno de Esther Seligson, de quien la casa aca- bros del consejo editorial y de todas las personas que contribu-
ba de publicar una antología que contribuirá a mantener vivo yeron —con artículos, sugerencias, archivos electrónicos,
el interés de los lectores en una obra íntima y por momentos ejemplares de biblioteca, ilustraciones— a dar forma a la trein-
confesional, siempre penetrante; y otro del gran Voltaire, cu- tena de números elaborados en este periodo, así como la dedi-
yos cuentos completos están ya en el mercado, en una edición cación de quienes mantienen el contacto con los suscriptores;
que nos llena de orgullo. a partir de septiembre, Luis Alberto Ayala Blanco, auxiliado
(Valga este paréntesis para una nota en primera persona: por Josué Ramírez como editor, ocupará la dirección de esta
con esta entrega, concluyen mis responsabilidades en la direc- revista más que cincuentenaria. tgs)
a
a
El quehacer del editor
universitario
Directora del FCE
Consuelo Sáizar
Mauricio López Valdés
Director de La Gaceta
Tomás Granados Salinas Hemos tomado este texto —en el que se aboga por un muy detallado
perfil profesional para quienes se ocupan de las publicaciones universitarias—
Consejo editorial
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman,
de la Guía básica de estilo editorial para obras académicas que la UNAM publicará
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, próximamente. El autor, a quien agradecemos su autorización
Axel Retif, Luis Alberto Ayala Blan- para adelantar aquí un fragmento de la obra, es editor en la Facultad de
co, Max Gonsen, Nina Álvarez-Icaza, Filosofía y Letras de esa universidad e imparte ahí un Taller de Edición y
Paola Morán, Luis Arturo Pelayo, Redacción Editorial para los estudiantes de letras
Citlali Marroquín, Geney Beltrán Fé-
lix, Miriam Martínez Garza, Fausto
Hernández Trillo, Karla López G.,
Alejandro Valles Santo Tomás, Héc- Desde la creación de las universidades en el siglo xiii, con las de París y Bolonia, la
tor Chávez, Delia Peña, Antonio publicación de libros ha sido una actividad consustancial a las labores académicas, si
Hernández Estrella, Juan Camilo Sie-
bien el surgimiento y desarrollo del libro impreso —a partir del siglo xv— ha ido
rra (Colombia), Marcelo Díaz (Espa-
ña), Leandro de Sagastizábal (Argen- transformando su función y sus características dentro de las instituciones de enseñan-
tina), Miriam Morales (Chile), Isaac za superior: de la primordial necesidad de disponer de ediciones “correctas” —sin
Vinic (Brasil), Pedro Juan Tucat (Ve- erratas ni errores de transcripción— para los estudiantes, se ha pasado al requeri-
nezuela), Ignacio de Echevarria (Es- miento de producir no sólo ediciones “correctas”, sino también modélicas en cuanto a
tados Unidos), César Ángel Aguilar
Asiain (Guatemala), Rosario Torres
rigor académico, corrección idiomática y sistematicidad, y coherencia en el estilo
(Perú) editorial; atractivas con respecto a su factura material y calidad de producción, y eco-
nómicamente accesibles. Asimismo, de entonces a la fecha, la edición universitaria ha
Impresión incrementado el tipo de obras y destinatarios: ya no se trata únicamente de alumnos,
Impresora y Encuadernadora sino también de investigadores, docentes y público en general, de tal modo que ha
Progreso, sa de cv
llegado a constituirse como “una de las formas principales de relación de la universi-
Diseño y formación dad con el conjunto de la sociedad”.1
Marina Garone, A diferencia del sector privado de la industria editorial, donde los aspectos finan-
Mónica Huitrón ciero y comercial tienen una mayor relevancia, la edición universitaria tiene como
y Emilio Romano
finalidad primordial satisfacer las necesidades académicas que conlleva su función
Ilustraciones sustantiva, así como subsanar, en los ámbitos que le competen, los vacíos culturales
Emilio Romano propiciados por la carencia de obras importantes para la cultura nacional y de escaso
interés comercial, por lo que resultan económicamente “inviables” para el sector
La Gaceta del Fondo de Cultura Econó- privado. En palabras de Noé Jitrik, las funciones de la edición universitaria son las
mica es una publicación mensual edi-
tada por el Fondo de Cultura Econó- siguientes:
mica, con domicilio en Carretera Pi-
cacho-Ajusco 227, Colonia Bosques ■ poner en circulación obras, autores y problemas que tienen que ver con la identi-
del Pedregal, Delegación Tlalpan, dad, el valor y el futuro de la cultura nacional y no son objeto de las editoriales
Distrito Federal, México. Editor res- privadas por razones comerciales;
ponsable: Tomás Granados Salinas.
Certificado de Licitud de Título 8635
■ ayudar al estudioso y al estudiante acercándole obras y autores indispensables para
y de Licitud de Contenido 6080, ex- la formación y la investigación, tanto en lo que respecta a un saber establecido
pedidos por la Comisión Calificadora como a un saber en elaboración;
de Publicaciones y Revistas Ilustradas ■ dar a conocer los resultados del trabajo de la propia universidad, en la medida en
el 15 de junio de 1995. La Gaceta del
que aporten al conocimiento en general y al desarrollo de la cultura del país.2
Fondo de Cultura Económica es un nom-
bre registrado en el Instituto Nacio-
nal del Derecho de Autor, con el nú- En una institución de enseñanza superior, el quehacer editorial constituye una acti-
mero 04-2001-112210102100, el 22 vidad connatural a la vida académica, pues ha de encauzar y difundir —más allá de los
de noviembre de 2001. Registro Pos- recintos universitarios— la labor de docentes e investigadores, y llevarlo a efecto con
tal, Publicación Periódica: pp09-0206.
Distribuida por el propio Fondo de la calidad que en el cuidado editorial exigen tales obras especializadas. Para ello, es
Cultura Económica.
1 Jesús
Anaya Rosique, “La actividad editorial universitaria en Latinoamérica”, en Libros de
Correo electrónico México, México, Caniem, enero-marzo, 1989, núm. 14, p. 53.
gacetafce@fce.com.mx 2 Noé Jitrik, apud J. Anaya Rosique, “La actividad editorial universitaria en México. Nocio-
nes y aproximaciones”, en Libros de México, México, Caniem, abril-junio, 1989, núm. 15, p. 41.
a
menester que los profesionales a cargo de dicha tarea posean Tales habilidades y conocimientos son los que ha de poseer
a
un conocimiento profundo de todos los procesos de la edición quien encabece el departamento o coordinación de publicacio-
en general y de la universitaria en particular, lo que abarca nes de una institución, pues sus funciones consisten, primero,
desde los aspectos técnicos e intelectuales hasta aquellos de en organizar las obras que serán presentadas al comité edito-
índole jurídica, académico-administrativa y comercial. Adicio- rial, así como dar seguimiento a los respectivos dictámenes,
nalmente, ha de estar especializado en una de las cinco grandes clasificando las obras según tres categorías: rechazadas, apro-
áreas de la edición universitaria (las cuales asimilan más funcio- badas con recomendaciones y aprobadas sin restricción alguna.
nes que en las casas editoras de la iniciativa privada): 1] coor- Asimismo, en los dos últimos casos debe elaborar los contratos
dinación académico-administrativa y producción; 2] redacción de edición y planear y calendarizar los procesos subsecuentes,
editorial; 3] diseño y formación; 4] difusión y comercialización, determinando, a la vez, el presupuesto preliminar de cada títu-
y 5] almacén.3 lo y proporcionar tal información al de-
En la coordinación académico-admi- En una institución de enseñanza partamento de contabilidad, a fin de que
nistrativa y producción, el perfil profe- superior, el quehacer editorial éste programe los pagos en las fechas
sional ha de ajustarse a lo siguiente: constituye una actividad connatural previstas. Otra de sus responsabilidades
a la vida académica, pues ha de es asignar el trabajo a los colaboradores
■ conocer y llevar a la práctica el ma- encauzar y difundir la labor de —internos y externos—, según la espe-
nual de procedimientos editoriales de docentes e investigadores, y llevarlo cialidad de cada uno de ellos, y supervi-
la institución (si no lo hay, es su res- a efecto con la calidad que en el sar la fase de producción, desde la entre-
ponsabilidad elaborarlo como pro- cuidado editorial exigen tales ga a la imprenta hasta la recepción del
puesta para ser evaluado y afinado obras especializadas tiraje. Por último, ha de establecer el
por el resto del departamento o coor- precio de tapa o de venta al público (pvp)
dinación de publicaciones y por el comité editorial); cono- y participar directamente en las estrategias de promoción y
cer los respectivos ordenamientos jurídicos vigentes, tanto venta.
nacionales e internacionales (Ley Federal del Derecho de Por su parte, el especialista en redacción editorial (cuyo
Autor, Convenio de Berna, Tratado de la Organización perfil, más que el del corrector de estilo y de pruebas, es el
Mundial de Propiedad Intelectual, etcétera), como los espe- idóneo para la edición universitaria)4 ha de poseer un conoci-
cíficos de la institución; miento profundo de las fases y materias enumeradas a conti-
■ conocer suficientemente todos los procesos editoriales; do- nuación:
minar la redacción editorial y las fases y tipos de producción
(preprensa, impresión, encuadernación y empaque); ■ todos los procesos de la edición, esto es, cada una de las
■ poseer conocimientos generales de administración, cálculo fases y labores que hacen posible transformar una obra es-
editorial (disciplina dedicada al estudio y práctica de la de- pecífica en un determinado libro, lo que abarca desde la
terminación de costos, precio de venta y factores aplicables recepción de originales de autor hasta la producción y las
para establecer éste), planeación organizativa (“organizacio- estrategias de promoción;
nal”, en la jerga del gremio), promoción y comercialización. ■ tipos de obras, en especial las académicas, tanto en el nivel
mercadotecnia), que se encarga de la promoción y comercialización especializado en redacción editorial no sólo radica en la capacitación
de cada título y del fondo editorial vigente; 5] distribución, cuyas requerida para uno y otro, sino también en el nivel de responsabili-
responsabilidades consisten en recibir los tirajes entregados por la dad, visión y participación en todos los procesos —técnicos, intelec-
imprenta, almacenaje, entrega de pedidos, facturación y cobranza; 6] tuales, económicos y comerciales— que conlleva la transformación
administración, abocada a todas las actividades financieras y de conta- de una obra específica en un libro determinado. Mientras el corrector
bilidad, así como a aquellas de índole operativa (cómputo, personal, interviene sólo en una parte de tales procesos, el editor lo hace en
adquisiciones de insumos) y fiscal. (Cf. Gordon Graham, “¿Qué cada uno de ellos, atendiendo, siempre, los intereses del autor, de la
hacen los editores?: del autor al lector”, en Libros de México, México, casa editora y del lector. (Vid. Mauricio López Valdés, “Corrección de
Caniem, octubre-diciembre, 1992, núm. 29, pp. 11-24; Datus C. estilo y redacción editorial: volver al humanismo”, en Libros de Méxi-
Smith, Guía para la publicación de libros, traducción de Danny Clint y co, México, Caniem, julio-septiembre, 2001, núm. 62, pp. 5-12.)
J. David Rodríguez Álvarez, Guadalajara, Universidad de Guadalaja- 5 El paratexto es “todo aquello por lo cual un texto se hace libro
ra-Asedies, 1991, Soliloquio, 288 pp.; Leandro de Sagastizábal y Fer- y se propone como tal a sus lectores”. (Gérard Genette, Umbrales,
nando Esteves Fros, comps., El mundo de la edición de libros, Buenos traducción de Susana Lage, México, Siglo XXI, 2001, p. 7.)
Aires, Paidós, 2002, Diagonales, 272 pp.)
a
■ tipos de libros según las diversas clasificaciones (en función tura de inspección o “prelectura”,6 con la finalidad de identifi-
a
de la clase de obra, de la realización editorial y de las cate- car las características y condiciones generales del texto (estruc-
gorías comerciales); tura, aparato crítico, redacción, legibilidad lingüística, estilo
■ partes de la obra y del libro, y la función que cada una de del autor, etcétera) y poder definir, así, el nivel de corrección
éstas desempeña en la totalidad de una y otro; requerido y el tiempo que ésta conllevaría; organizar los archi-
■ los varios perfiles de lector, especialmente el de publicacio- vos electrónicos de la obra según los procedimientos estableci-
nes académicas; dos en el departamento de publicaciones; eliminar de los mis-
■ legibilidad, en sus distintas clases: lingüística (construccio- mos aquellas instrucciones de formato que son inapropiadas
nes sintácticas, consecuencias del abuso de palabras funcio- para la composición tipográfica; aplicar los criterios tipográfi-
nales, etcétera), material (referida a la elección y disposición cos generales en cada archivo, por ejemplo, jerarquización de
tipográfica y su interacción con el papel), psicológica, prag- títulos, subtítulos e incisos, disposición de citas textuales en
mática y conceptual; párrafos sangrados y reubicación de notas al final del archivo,
■ gramática del español, tanto la norma panhispánica culta sustituyendo la numeración de éstas por caracteres “reales” (es
como la del área idiomática en que se ubica la institución un proceso manual, caso por caso), ya que las notas creadas
editora, además de la gramática histórica; automáticamente en el procesador de textos no siempre son
■ ortografía y sistemas parciales de la lengua grafémica (sig- bien identificadas por el programa de formación o composi-
nos auxiliares y de puntuación, por ejemplo, en tanto indi- ción tipográfica.
cadores de modalidad o demarcadores estructurales del Una vez concluida dicha labor, ha de realizar una impre-
discurso), que va más allá del mero conocimiento de la nor- sión láser para efectuar en ella la corrección de estilo, que,
mativa vigente, pues incluye múltiples casos no considera- grosso modo, “consiste en la revisión literaria del original, tanto
dos en ésta y que han de resolverse de manera fundamenta- desde el punto de vista lingüístico, gramatical y ortográfico
da y sistemática en la praxis editorial; como desde el semántico y léxico”.7 Pero además de aplicar
■ prescripciones y criterios del estilo editorial (aparato crítico, las normas de corrección idiomática —tanto en la expresión
uso de mayúsculas, abreviaciones, guarismos o vocablos, así (la obra como discurso) como en la redacción (la obra como
como de las distintas series o variedades tipográficas [cursi- texto, esto es, en los niveles micro y macroestructurales)—,
vas, versalitas, negras], etcétera); el editor-redactor ha de aplicar también los criterios de estilo
■ las series, colecciones y, en general, todas las publicaciones editorial, cuyo carácter es normativo y unificador: empleo de
del fondo editorial de la institución en que colabora, tanto abreviaciones (siglas, acrónimos, abreviaturas y símbolos); gua-
en lo referente a los tipos de obras de cada serie o colección, rismos o vocablos para manifestar cantidades; en los casos no
como en lo relativo a las características gráficas y tipográfi- previstos por la preceptiva ortográfica o en que hay desacuerdo
cas de las mismas; con ella, uso de mayúsculas, acentuación, signos auxiliares y de
■ terminología especializada y nociones de otras lenguas; puntuación; variedades tipográficas (cursivas, negras y versali-
■ composición tipográfica, tipología, tipometría y ortotipo- tas); ordenación del aparato crítico y, en voces de lenguas de
grafía (referida a las normas que regulan la adecuada com- alfabeto no latino, ajustarlos a los criterios de transliteración
posición tipográfica); adoptados.
■ fundamentos de diseño gráfico editorial; Dicho profesional, además, ha de subsanar los errores y
■ cálculo editorial y calibrado de originales; erratas, así como los vicios de lenguaje: cacofonía, barbarismo,
■ derechos de autor; ultracorrección, solecismo, anacoluto, queísmo, dequeísmo,
■ aspectos básicos de promoción y comercialización. leísmo, laísmo, loísmo, monotonía (léxica y sintáctica, pala-
bras-comodín y muletillas) y pleonasmo. Asimismo, es su res-
Las funciones del editor-redactor consisten, primero, en co- ponsabilidad verificar la exactitud de datos y denominaciones
rroborar, cuando los dictaminadores hayan indicado observa- (nombres, títulos de obras citadas, fichas bibliográficas, etcéte-
ciones, si éstas fueron consideradas e incluidas por el autor; en ra), garantizar la apropiada regulación del lenguaje de acuerdo
segundo término, ubicar la obra dentro de una colección o con el estilo del autor y el perfil de lector al que se dirige la
serie, o bien, si es lo pertinente, fuera de ellas; y, en tercer lu-
gar, en el calibrado del original de la obra a su cargo, esto es, 6 Vid. Mortimer J. Adler y Charles van Doren, Cómo leer un libro.
calcular la conversión de cuartillas a páginas formadas, a fin de Una guía clásica para mejorar la lectura, México, Debate, 2000, 416
saber cuántas páginas totales tendrá el libro, pues tal informa- pp.; Aníbal Puente, dir., Práctica de la lectura y acción docente, Madrid,
ción es indispensable para que el coordinador de publicaciones Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1991, Biblioteca del Libro,
solicite cotizaciones de cada proceso y asigne un presupuesto. 402 pp.
Otra de las actividades del especialista en redacción editorial 7 José Martínez de Sousa, Manual de edición y autoedición, Madrid,
consiste en preparar dicho original de autor: efectuar una lec- Pirámide, 1999, p. 188.
a
obra, el empleo preciso de la terminología especializada y, merado de casi cien instancias editoras. No obstante, más allá
a
también, que en la correlación de la red argumental del texto de la magnitud y producción de cada editorial universitaria, la
no haya inconsistencias o carencias (en cuyo caso se amerita mayoría comparte deficiencias estructurales y operativas, por
la consulta al autor). “Se trata, pues, de [una] tarea delicada y lo que aún falta mucho por hacer en las prácticas editoriales
difícil, que no sólo requiere experiencia y conocimientos, sino de las instituciones de enseñanza superior de nuestro país. En
también prudencia exquisita para saber cuándo hay que apli- términos generales, creo que, para alcanzar el nivel óptimo
carse a corregir y cuándo debe uno abstenerse o, en su caso, en materia editorial, las instituciones de enseñanza superior en
consultar con quien proceda”.8 México han de considerar las acciones siguientes:
El planteamiento de organización es-
tructural de las instancias editoriales de Aunque la organización de las ■ establecimiento y aplicación de una
una institución de educación superior instancias editoriales universitarias política editorial, de un manual de
(postulado arriba) contempla la confor- ha de ajustarse a las condiciones procedimientos y de una guía o ma-
mación y funcionamiento común de las reales de infraestructura, nual de estilo;
universidades de nuestra área idiomática presupuesto y organigrama, ello no ■ definición clara de las áreas que
(un caso distinto, pero aislado, es el se aparta de las funciones y conforman los procesos editoriales,
de la Complutense) y en particular de procedimientos que exige la edición así como del perfil profesional y las
México, en las cuales hay un estrecho en general y la académica en funciones de quienes intervienen en
vínculo entre la dependencia editora y particular, independientemente de la ellos;
la académico-administrativa, de modo cantidad de colaboradores y de ■ selección del personal de acuerdo con
que comparten la infraestructura mate- títulos publicados anualmente la especialidad de las tareas que debe
rial, una parte de los recursos humanos desempeñar y no con los requisitos
y un presupuesto global, lo que no sucede en la mayoría de aplicables específicamente a docentes e investigadores (caso
las universidades de países anglófonos y francófonos, donde más frecuente de lo que se supondría);
las instancias editoras son más independientes del resto de la ■ instauración de un programa continuo de profesionaliza-
universidad e incluso hay algunas por completo autónomas, ción y actualización de los colaboradores internos (cursos,
cuya operación se aproxima bastante al de las editoriales de la talleres y seminarios);
iniciativa privada. ■ desarrollo, junto con docentes e investigadores, de activi-
Aunque casi todas las universidades de naciones hispánicas dades de capacitación autoral en todos los aspectos de la
cuentan con una sola instancia editora, la pertinencia o no de ‘función autor’ dentro del circuito del libro;
ello depende, en buena medida, de la cantidad de títulos pu- ■ establecimiento de criterios reales para determinar tirajes y
blicados anualmente. Mientras el común de las universidades precios de tapa, sin soslayar, en ningún momento, la natu-
españolas publica, en promedio, 91 títulos cada año (cifra cer- raleza y función cultural de las publicaciones universitarias,
cana a la producción de El Colegio de México), las de Colom- pero sin llegar al extremo del subsidio continuo (ha de
bia, en su mayoría, editan menos de 50 en dicho periodo.9 Sólo buscarse el equilibrio entre obras que ameriten un subsidio
unas cuantas universidades de nuestra área idiomática publican parcial y las que tienen un comportamiento económico fa-
más de 400 títulos al año, y entre ellas se encuentra la unam, vorable en esta clase de libros);
que, según la información del Sistema Dinámico de Estadísticas ■ supervisión rigurosa de inventarios y funcionamiento de
Universitarias,10 edita en promedio 442 nuevos títulos de libros bodega;
cada año, si bien otra fuente registra cerca de 400 novedades y ■ clasificación de los tipos de libros y destinatarios del fondo
Editoriales Universitarias de Colombia para el lapso 1998-2002. En tiempos (actividades periódicas: ferias, coloquios, congre-
cuanto a El Colegio de México, me baso en sus informes de activida- sos) de venta directa —la más exitosa en tal clase de libros—
des correspondientes a 2003 y 2004. idóneos para su fondo editorial según las distintas categorías
10 Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección Gene-
de éste, con la finalidad de comercializarlo ahí;
ral de Planeación, Sistema Dinámico de Estadísticas (en línea: www. ■ además de incluir la impresión bajo demanda en la planea-
estadistica.unam.mx, consultado el 4 de mayo de 2005), México,
unam. Los datos en que me baso corresponden a los años 1999-
ción de los nuevos títulos, considerar tal vía para recuperar
2003. el fondo editorial agotado y que no amerita una reedición;
11 Datos tomados del estudio realizado en 2003 por Carmen Cere- ■ diseño de una estrategia promocional y de distribución,
zo Jiménez, M. Socorro Flores Ramírez, Elisa García Amaro y Pablo tanto nacional como internacional;
■ búsqueda y consolidación de alianzas estratégicas con otras
Martínez Losada como trabajo final del diplomado Los Procesos en
la Edición de Libros, impartido por la unam y la Caniem. dependencias e instituciones de enseñanza superior (nacio-
a
nales y extranjeras), a fin de optimizar recursos (económi- ca en particular, independientemente de la cantidad de colabo-
a
cos, materiales y humanos) y expandir los alcances de su radores —internos y externos— y de títulos publicados anual-
presencia institucional y de su mercado lector. mente, si bien resulta obvio que ha de haber una relación
proporcional entre éstos y aquéllos. No obstante, es a partir
Aunque la organización de las instancias editoriales universita- del pleno conocimiento de la naturaleza y características de la
rias ha de ajustarse a las condiciones reales de infraestructura, edición universitaria como puede lograrse el buen cumpli-
presupuesto y organigrama, ello no se aparta de las funciones miento del papel que esta clase de libros desempeña en el
y procedimientos que exige la edición en general y la académi- ámbito académico y en la cultura nacional. G
La selección de originales
en la edición universitaria
Patricia Piccolini
Aquí se propone un proceso de selección de originales para profesor o investigador que entrega un texto que considera un
la edición universitaria que contemple tanto los aspectos original a una editorial universitaria espera, si no median mo-
estrictamente académicos como aquellos que derivan de tivos de orden económico, verlo convertido en una publica-
una mirada editorial, atenta a la conformación de un público ción. La evaluación favorable por parte de alguna instancia
de lectores y a los requerimientos mismos de la lectura. académica, como ya mencioné, refuerza ese destino natural del
Lo hemos tomado del número inaugural de Páginas de texto en cuestión. Y es más: si los motivos que impiden ese
Guarda, revista bonaerense de la cátedra de Corrección de desenlace son presupuestarios, el autor está dispuesto, por lo
Estilo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad general, a solventar al menos parte de los gastos o a cubrirlos
de Buenos Aires; agradecemos a esa publicación y a la con algún subsidio oportuno.1
autora las facilidades para reproducirlo La confusión entre lógica académica y lógica editorial, en
un contexto de deterioro institucional y precariedad de recur-
sos, hace que muchas editoriales universitarias eludan la que
La secuencia escritura (de un texto)-publicación (del libro al debería ser una de sus tareas centrales: la selección de los ori-
que dio origen ese texto) parece firmemente establecida en el ginales recibidos. De ese modo, pierden su carácter de edito-
sentido común, como si ambas actividades estuvieran unidas riales para transformarse en organismos que ofrecen servicios
por una suerte de vínculo natural. Esta secuencia, sin embargo, de edición a los docentes o investigadores, que “necesitan”
sólo existe como tal en los casos de textos que se transforman publicar porque la carrera académica así lo exige.
en libros efectivamente publicados, ya que muchos textos, la
mayoría, nunca llegan a dar origen a publicaciones de ningún Textos y originales
tipo.
Para los docentes e investigadores de nuestras universida- En las editoriales universitarias el proceso de edición se inicia,
des, la secuencia escritura-publicación del libro en una edito- por lo general, en el momento en que el editor recibe el texto
rial universitaria también suele ser concebida como natural, a escrito o recopilado (o los textos escritos o recopilados) por un
diferencia de la secuencia escritura-publicación en una revista autor o grupo de autores. Son pocas las editoriales que aceptan
especializada, mediada por el procedimiento del referato, y de también proyectos editoriales y menos las que los generan. De
la secuencia escritura-publicación en una editorial comercial, todos esos textos, algunos —sólo algunos— darán o deberían
mediada por decisiones atribuidas generalmente a las posibili- dar origen a algún tipo de publicación. Podemos llamar origi-
dades de venta del futuro libro. nales a los textos que se encuentran en el comienzo de la ruta
La selección de originales en una editorial universitaria a de producción de un libro, aunque para llegar a ese libro sean
menudo es considerada una práctica incompatible con la lógica necesarias innumerables y profundas intervenciones o la rees-
académica (el razonamiento podría ser: el autor ha obtenido su 1 Véase Leandro de Sagastizábal, Informe sobre la situación y pers-
cargo por concurso; por lo tanto, su texto es bueno, y como es
pectivas de las editoriales universitarias en Argentina, 2002, Instituto
bueno, merece publicarse), sólo entendible en términos de
Internacional para la Educación Superior en América latina y el Cari-
afinidades políticas o equilibrios de poder entre carreras. Esa be-Unesco. Disponible en internet: www.iesalc.unesco.org.ve/pro-
percepción se refuerza cuando los textos ya fueron evaluados gramas/editorial/nacionales/informes/argentina/edit_ar_sagastizaba.
favorablemente en alguna instancia previa. Como no es común pdf. De las once editoriales universitarias argentinas que aportaron
que a la edición universitaria se le exijan resultados comercia- información para este estudio, cinco mantenían sistemas de financia-
les, la publicación de un manuscrito sólo parece estar amena- miento de las ediciones donde los costos eran compartidos por los
zada por los crónicos problemas presupuestarios. En suma, el autores y la editorial. (Consulta: 10 de febrero de 2006.)
a
critura de páginas enteras. Los originales son los textos donde por lo que esta cuestión debe ser atendida siempre antes de
a
hay un libro en germen.2 tomar la decisión de publicar. En los casos en que las imágenes
deban obtenerse mediante una producción específica, el texto
Los requisitos elementales presentado debe incluir un apartado con toda la información
necesaria para organizar esa producción (bocetos, modelos,
¿Qué requisitos tiene que tener un texto que llega a una edito- códigos de identificación, locaciones, etcétera).
rial universitaria para ser considerado un original? Señalaré No tener en cuenta este requerimiento y aceptar entregas
primero los más básicos. incompletas no sólo conspira contra una evaluación razonada
No está mal comenzar por una cuestión material: la exten- (obliga a tomar una decisión sin tener todos los elementos
sión. Mucho se ha discutido y se discute en las editoriales de juicio), sino que, de ser esta positiva, pone en riesgo la
acerca de la conveniencia o no de editar libros voluminosos. marcha del proceso de edición, y aun la posibilidad material
Aquí no me refiero a ese tipo de decisiones, sino, más sencilla- de “hacer” el libro (piénsese, por ejemplo, en imágenes in-
mente, a la imposibilidad de que veinte dispensables de las que no se pueden
o treinta páginas compuestas en una ti- La selección de originales en obtener los permisos de reproducción).
pografía y un interlineado estándares una editorial universitaria Un tercer requisito es que el texto
puedan dar origen a un libro convencio- a menudo es considerada una esté libre de plagios y autoplagios. Las
nal, de texto corrido (para los libros práctica incompatible con situaciones donde el plagio es inten-
donde la imagen juega un papel prota- la lógica académica, sólo entendible cional y el plagiador consciente de su
gónico, el cálculo, por supuesto, es otro; en términos de afinidades políticas acción son poco frecuentes en la edición
como también es otro si el formato o la o equilibrios de poder entre carreras universitaria, aunque existen y deberán
tipografía, o las características del libro ser detectadas lo más tempranamente
como objeto se apartan de lo común). Veinte o treinta páginas posible. Más común —y quizá más alarmante por su frecuencia
no pueden dar origen a un libro por la sencilla razón de que un y por la falta de conciencia que implica— es la inclusión de
libro no puede tener 16 páginas, ni 24, ni 32, a menos que se textos bajados de Internet: sin mención de la fuente, aunque
trate de un libro para niños pequeños, o de poesía, o que inte- consignando que no son propios, o con mención de la fuente
gre una colección con características especiales. pero con una extensión que obliga a solicitar autorización para
No es raro que a las editoriales universitarias lleguen textos su trascripción o, en una variante de esta última modalidad,
de artículos que fueron rechazados para su publicación en re- conformando un capítulo por sí mismo (como si el autor dijera
vistas debido a su extensión excesiva, y cuyos autores deciden, “este texto de Internet está muy bien, yo no lo podría decir me-
entonces, proponerlos como originales de libros, en la creencia jor, por lo tanto lo incluiré como un capítulo de mi libro”). El
de que la diferencia entre unos y otros radica en el número de autoplagio, en sus variantes —pasajes extensos, entrecomilla-
palabras. En algunos casos, generalmente unos pocos, el inte- dos o no, parafraseados o literales, o aun capítulos o fragmen-
rés del texto presentado justifica un trabajo de ampliación o tos sustantivos de capítulos de libros ya editados— también
reformulación que pueda convertirlo en el original de un libro. suele darse con cierta frecuencia.
Este primer requisito, relativo a la extensión, debe contem- Este tercer requisito podría englobar también la necesidad
plarse también en la estructura interna del texto. La extensión de que la estrategia de escritura del texto presentado sea algo
de las partes que lo integran debe guardar una cierta lógica: es sustantivamente diferente de enlazar citas textuales con mo-
difícil pensar que un libro pueda estar compuesto por un capí- destos comentarios o presentaciones. Más allá de las cuestiones
tulo de 150 páginas y seis capítulos de 10 (a menos que, por legales, esta estrategia, que quizá pueda ser útil para confeccio-
ejemplo, los seis capítulos cortos sean comentarios del prime- nar guías de lectura de los textos trabajados en una materia,
ro, o ejemplifiquen sus planteamientos, o apliquen a casos pierde todo interés cuando se trata de elaborar textos para un
particulares sus herramientas de análisis; en suma, sean cuali- público más amplio de lectores, no necesariamente alumnos de
tativamente diferentes de aquel). esa cátedra, ni con los mismos recorridos de lectura.
Un segundo requisito, también relacionado con la materia- Cuarto requisito elemental: una cierta vocación de vigencia
lidad, es la completitud del material entregado. Los libros que del texto presentado, que lo proteja de una rápida desactualiza-
se publican en las editoriales universitarias, aun los de factura ción. Los tiempos y los modos de la edición universitaria en
más sencilla, suelen tener, además del cuerpo principal, notas, nuestro país, si bien no deberían ser computados apresurada-
listados bibliográficos, índices y otros materiales complemen- mente en forma negativa, suelen ser, por cierto, poco compa-
tarios, que no pueden faltar en la presentación. En los libros tibles con los instant books, o con la lógica periodística, por lo
con imágenes (ilustraciones, fotografías, croquis, planos, ma- que de existir colecciones integradas por títulos de este tipo
pas, infografías), estas forman parte del original y, según el deberían asegurarse para ellas canales editoriales, y fundamen-
caso, deben ser aportadas junto con los textos o sugeridas por talmente administrativos, que las hagan viables.
el autor o los autores. Es importante tener en cuenta que las A veces, la posibilidad de que el texto quede rápidamente
imágenes tienen sus propios requerimientos, tanto de calidad desactualizado no es el problema más grave, y sí lo es el de la
técnica como en lo relativo a los derechos de reproducción, falta de pertinencia de la información brindada. Es el caso de
los textos con marcas temporales del estilo “este cuatrimestre
2 El lector interesado en la relación autor-editor durante el pro- las clases se dictarán los jueves de 19 a 23”. Estas marcas son
ceso de evaluación de los textos presentados como originales puede habituales en las guías de cátedra devenidas posibles originales
encontrar una estimulante —y deliciosa— colección de ejemplos en de libros, que a menudo incluyen otras secciones que no exis-
Italo Calvino, Los libros de los otros, Barcelona, 1994, Tusquets. tían en la guía original y para los que se suprimen —a veces de
a
manera poco cuidadosa— referencias como la citada. En esas Hasta aquí seis requerimientos elementales, propios de
a
trasformaciones en que parece operarse por acumulación (“ya cualquier editorial cuya gestión tenga un carácter profesional.
es demasiado extensa como guía; puede ser un libro”, o “si le Si los he señalado aquí con cierto detalle es porque son fre-
agregamos dos artículos ‘es’ un libro”), suele faltar una unidad cuentemente desatendidos; la rutina de evaluación de los textos
de sentido del conjunto. A esa unidad indispensable se refiere que se presentan en las editoriales universitarias debe incluir,
el quinto requisito. por lo tanto, su revisión minuciosa. (El incumplimiento de
Quinto requisito elemental: el texto debe tener una cierta estos requisitos merecería ser analizado en relación con cues-
unidad, que luego podrá trabajarse y mejorarse en la etapa de tiones más generales: por un lado, la falta de familiaridad de
edición propiamente dicha (editing), pero que, más allá de la muchos profesores con las características del libro en tanto
intención del autor, debe poder advertirse en una primera lec- artefacto complejo, que no les impide, sin embargo, manejarse
tura. En efecto, un original —si se exceptúan las obras comple- con comodidad en el mundo académico, aunque quizá no en
tas o ciertas antologías literarias— rara sus zonas más prestigiosas; por otro, los
vez consiste en una colección de textos La confusión entre lógica académica estándares de calidad de las editoriales
cuyo único punto de unión es haber sido y lógica editorial, en un contexto de universitarias —en muchos casos infe-
escritos por la misma persona. En la deterioro institucional y precariedad riores a los de las editoriales comercia-
edición universitaria este problema se de recursos, hace que muchas les—4 y la capacidad de producción de
amplifica, ya que una parte importante editoriales universitarias eludan la prestigio de estas mismas editoriales).
de los textos presentados son compila- que debería ser una de sus tareas
ciones de artículos —aunque a veces es- centrales: la selección de los La mirada de los pares
tos lleven el rótulo de capítulos—, un originales recibidos
formato cuyo protagonismo puede de- En el ámbito universitario la evaluación
berse tanto al interés por reunir obras dispersas por los azares de los pares —referato— es la forma establecida para decidir si
de la vida académica —pero que dialogan entre sí—, como a la un texto se publicará o no en una revista académica. Este pro-
estrategia de acumulación mencionada en el apartado anterior. cedimiento concluye con la aceptación del artículo, con su
Es frecuente que estas recopilaciones reúnan artículos que aceptación sujeta a cambios sustanciales encomendados al au-
correspondan a diferentes etapas e intereses a lo largo de una tor, o con el rechazo. En el primer caso (aceptación), es habi-
carrera académica, o que agrupen textos de intencionalidad tual que también se sugieran correcciones y ampliaciones
didáctica y textos más especulativos o, en el sentido opuesto, puntuales. Los evaluadores son, necesariamente, especialistas
que incluyan artículos que se superponen en su contenido o se en el tema tratado en el artículo.
parafrasean entre sí; en suma, que pongan juntos textos que El referato ha sido objeto de cuestionamientos de diverso
difícilmente acepten un “envase” común. Más allá del valor tipo, especialmente en el área de las ciencias sociales y las hu-
que pueda tener cada uno de estos textos si se le considera en manidades: se le reprocha, fundamentalmente, su inadecuación
forma individual, es el conjunto el que debe ser evaluado a la a disciplinas donde hay una pluralidad de paradigmas en juego
hora de decidir la publicación o no del material. —pluralidad que volvería ilegítimo todo juicio emitido por un
Un último requisito elemental: que el texto pueda leerse de réferi que no comparta el paradigma del autor del texto evalua-
manera autónoma, sin necesidad de consultar al autor o asistir do— y a los estilos de trabajo propios de estas disciplinas, más
a sus clases. Esta autonomía, que también puede trabajarse en proclives a la formación de pequeños grupos nucleados alrede-
la etapa de edición, debe estar asegurada desde el comienzo dor de revistas con una identidad definida.5
por una cuidadosa escritura del texto, que de ningún modo Más allá de que se compartan o no estas consideraciones, lo
puede ser asimilada a la corrección más o menos automática de cierto es que la instancia del referato obliga, al menos, a una
la transcripción de clases grabadas. No me refiero aquí a los revisión atenta del texto por parte del autor que va a ser eva-
originales de libros que consisten en versiones escritas de con- luado y a un compromiso equivalente por parte de los evalua-
ferencias, o que incluyen transcripciones de producciones dores. No es poco en un contexto donde los tiempos y las de-
orales —estudios etnográficos, por ejemplo—, todos los cuales mandas no parecen privilegiar la lectura. Si las evaluaciones
exigen particulares tratamientos editoriales, sino a los textos críticas son hechas con rigor, honestidad intelectual y amplitud
elaborados a partir de las transcripciones, por comodidad o
por falta de herramientas más funcionales. En casos extremos del editor, por ejemplo la existencia de un salto en la progresión de la
—pero no infrecuentes— la falta de autonomía radica en la información entre un párrafo y otro, muchos autores salvan el hiato
imposibilidad del lector de “ver” las imágenes que acompañan oralmente, como si en el libro publicado pudieran controlar la com-
la exposición oral. Menos evidente, pero también problemáti- prensión de su texto desde fuera.
4 La baja calidad de la producción puede adjudicarse a la inexisten-
ca, es la presencia en los textos de referencias contextuales que
sólo pueden adquirirse de manera presencial. Si el autor no cia de un mecanismo de selección de originales y al desconocimiento
de los procesos técnicos, fundamentalmente de la edición propiamen-
repone la información aportada por estos dispositivos, o por las
te dicha (editing).
preguntas de los alumnos en la clase trascrita, el lector tendrá 5 En el número 22 de Sociedad, la revista de la Facultad de Ciencias
severas dificultades para comprender lo que se está diciendo.3 Sociales de la Universidad de Buenos Aires, profesores de esa casa
de estudios analizan críticamente este procedimiento de selección.
3 En la etapa de edición propiamente dicha, una de las tareas de Véase especialmente el artículo de Lucas Rubinich, que describe con
los editores es asegurar esta autonomía de lectura. Es frecuente que más distancia la oposición (“comedia de enredos”, la llama) entre
los autores, aun los más expertos, tengan dificultades para advertir defensores y detractores del referato. (“El referato a examen”, en
problemas en este sentido. Un caso: ante un señalamiento puntual Sociedad, núm. 22, primavera de 2003.)
a
a
de criterio, y abren la puerta para revisiones que enriquecen el miento del referato, además, será menor que el número de
texto y lo sitúan mejor en el estado de la cuestión, mucho se textos presentados, ya que sólo pasarán por esta instancia aque-
habrá avanzado en el propósito de ofrecer al lector final de la llos que cumplan con los requerimientos elementales listados
publicación un material valioso. Y si las evaluaciones, hechas más arriba. Por último, el editor a cargo o el comité editorial
con el mismo rigor, honestidad intelectual y amplitud de crite- dispondrán de una autonomía que les permitirá elegir, entre
rio aconsejan no publicar el material, no se estará ante otra los posibles réferis —con un amplio dominio de su campo dis-
cosa que la función editorial esencial, que es elegir, dentro de ciplinario—, a los mejores lectores.7
un número generalmente alto de textos, aquellos que merecen
ser publicados.6 La mirada editorial
¿Es posible y conveniente aplicar el procedimiento del refe-
rato también a los manuscritos de libros? Estoy segura de que Para tomar la decisión de publicar o no una obra, es indispen-
sí: bien realizado, el referato puede brindar una muy valiosa sable que el comité o consejo editorial —el organismo que
información acerca de la calidad del texto en aspectos clave tiene a su cargo esa decisión— cuente también con elementos
como la veracidad de lo expuesto, la ausencia de errores, la de juicio específicamente editoriales, que el editor puede gene-
actualidad de los planteos, la rigurosidad de los procedimientos rar en paralelo con el trabajo de los réferis.
empleados para arribar a los resultados y la pertinencia de las ¿Qué debería revisarse en esta instancia estrictamente edi-
referencias bibliográficas. Las debilidades fundamentales del torial? En primer lugar lo que podría definirse como orienta-
procedimiento —que no justifican su no utilización, sino que ción hacia los lectores: es preciso que el texto presentado tenga
más bien constituyen un argumento para recomendar la nece- algo que decir a alguien distinto de su autor o autora, un algo
sidad de otras miradas— radican en las características mismas que justifique su salida del ámbito de la intimidad (el proceso
de los evaluadores. Por un lado, estos conocen el tema y a veces de escritura es de ese orden) y su ingreso al ámbito público. En
tienen dificultades para ponerse en el lugar de un grupo de la vida universitaria suelen escribirse textos que son simple-
lectores más amplio; “están en la conversación”, por decirlo mente ejercicios, o que sólo tienen sentido dentro de una situa-
de algún modo, y reponen automáticamente los implícitos del ción de aprendizaje, o que funcionan como instancias de regis-
texto. Por otro, suelen ser lectores habituados a evaluar artícu- tro o evidencia de tareas realizadas. Está muy bien que se es-
los individuales, y no es raro que pasen por alto la arquitectura criban esos textos en el marco de esas prácticas, pero es difícil
total del texto, al que leen como sumatoria de capítulos, sin justificar que esos textos —por el solo hecho de haber sido
percibir sus problemas de organización general. Una tercera aceptados en su contexto de producción original— necesaria-
dificultad está relacionada con condicionantes contextuales: en mente deban dar lugar a publicaciones.
nuestro medio, los réferis realizan sus tareas ad honorem. La El texto debe hacer, también, un aporte original, ya sea por
práctica del referato como suerte de carga pública, sin retribu- la temática abordada o por su tratamiento. Por esta razón es
ción económica, puede no generar mayores problemas en el preciso que el editor explore la oferta editorial existente y eva-
caso de la lectura de artículos, pero resulta un inconveniente de lúe si el texto presentado, de convertirse en libro, puede llegar
peso cuando lo que se exige es la lectura minuciosa de un texto a ocupar un lugar vacante o tener ventajas competitivas con
más extenso. No es infrecuente que esa lectura se haga, enton- respecto a títulos similares en el mercado o si, en cambio, se va
ces, sin la atención debida o en tiempos excesivamente largos. a diferenciar poco del resto o no va a alcanzar siquiera los atri-
Si existe una firme decisión política de profesionalizar la butos básicos esperables en libros del mismo tipo.
actividad editorial, este inconveniente no será, seguramente, Una tercera condición está relacionada con la conformación
difícil de salvar. El número de textos sometidos al procedi- de un fondo editorial coherente y organizado. El futuro libro
debe poder integrarse en alguna de las colecciones ya existen-
6 En su sugerente “Publicar o perecer, ¿una empresa enfermiza?”, tes. Esto supone no sólo una cierta compatibilidad con los
Mohamed Gad-el-Hak hace el siguiente razonamiento: “Si, diga- términos en que ha sido pensada esa colección, sino también la
mos, el 80 por ciento de los journals en un determinado campo acep- ausencia de superposiciones o reiteraciones (el libro no debe
tan el 20 por ciento de los papers recibidos, probablemente exista una tratar temas muy semejantes a los abordados por otro título de
necesidad de esos journals. Si, por otro lado, el 80 por ciento de los
la misma colección, por ejemplo). Por supuesto que el libro
journals aceptan el 80 por ciento de los manuscritos recibidos, quizás
haya un exceso de journals en ese campo.” (Mohamed Gad-el-Hak,
7 No pretendo dar una definición de buen lector; sólo me gustaría
“Publish or Perish: An Ailing Enterprise?, en Physics Today online,
disponible en internet: www.aip.org/pt/vol-57/iss-3/p61.html; hay señalar tres rasgos que, con antecedentes académicos de similar rele-
traducción en español en UTec Noticias, revista virtual de la Univer- vancia, suelen hacer la diferencia: gusto por la lectura de distinto tipo
sidad Tecnológica Nacional, Regional Bahía Blanca: www.frbb.utn. de libros, sensibilidad a la belleza de la expresión escrita y autonomía
edu.ar/utec/18/n07.html) (Consulta: 10 de febrero de 2006.) intelectual.
a
a
puede iniciar una nueva colección, pero esta posibilidad debe impresión) a docentes que parecen más sensibles a las presio-
ser convenientemente evaluada para asegurar que la colección nes de la carrera académica que al propio deseo de comunicar
creada se diferencie claramente de las existentes, sea capaz de hallazgos, presentar nuevos abordajes de temas conocidos o
albergar títulos de cierta diversidad y pueda mantenerse viva a influir en la agenda pública. Y es aquí donde puede encontrase
lo largo del tiempo. una clave para entender la persistencia de formas y procedi-
Un cuarto requerimiento de carácter editorial: el presu- mientos a todas luces precarios y poco efectivos: el éxito o
puesto debe permitir realizar de manera profesional el proceso el fracaso de estas experiencias se mide, exclusivamente, en
de edición del libro. Sería desatinado, por ejemplo, aceptar la términos de la satisfacción del autor o los autores. La amenaza
publicación de un libro que requiere imprescindiblemente de una valoración negativa por parte de los lectores resulta
imágenes a cuatro colores, sabiendo que sólo se tiene dinero (o prácticamente impensable, habida cuenta de que los libros
sólo se puede conseguir dinero) para hacer la impresión a una editados tienen una muy baja probabilidad de ser leídos (por
sola tinta. ausencia de mecanismos de promoción, y aun de distribución,
Finalmente, esta revisión de carácter editorial debería poder por el poco interés que reviste el tema, por la factura deficiente
estimar si el futuro libro puede resultar de interés para un cier- o, ya comprado el libro, por los problemas que presentan sus
to número de lectores. Así como el hecho de tener asegurada textos: oscuridad, vaguedad, confusión, etcétera). Esta lógica
una venta de varios miles de ejemplares (piénsese en las edicio- —que no deja de ser funcional a los modos habituales de enca-
nes universitarias dirigidas a públicos cautivos) no justifica por rar la gestión en los ámbitos universitarios— se refuerza por la
sí solo la edición de un libro, tampoco parece razonable decidir ausencia de objetivos comerciales y económicos: por tradición
la publicación a sabiendas de que el libro tiene escasas posibi- o por decisión política, la edición universitaria está “liberada”
lidades de interesar. En ese caso, la decisión —que sería sin de la obligación de llegar a un número considerable de lectores
duda de carácter excepcional— debería sostenerse con razones y de recuperar tan siquiera algo del dinero invertido.9
de peso, convenientemente fundadas. La profesionalización de la actividad editorial en nuestras
universidades y facultades implica mucho más que la incorpo-
Un horizonte con lectores y lecturas ración de modalidades actualizadas de gestión y manejo técni-
co de la edición: supone un verdadero cambio cultural para
A diferencia de otras áreas donde la norma buscada —y no orientar la actividad hacia sus objetivos específicos. En ese
pocas veces conseguida— es la excelencia, la actividad editorial marco, un cuidadoso proceso de selección de originales ayuda-
en el medio universitario presenta falencias que solo un análi- rá a poner en evidencia la transparencia de los procedimientos
sis demasiado rápido puede atribuir en primera instancia a la adoptados, contribuirá a mejorar la calidad de los títulos ofre-
falta de presupuesto. Hay, sin duda, editoriales universitarias cidos y repondrá al lector y a la lectura como referencias bási-
que muestran proyectos independientes y profesionales, pero cas del proceso de edición y de la actividad editorial en su
también existe un número importante que no logra diferenciar conjunto. G
claramente su función de la del resto de la burocracia acadé-
mica:8 suelen ser organismos que prestan servicios editoriales 9 La ausencia de obligaciones económicas suele defenderse aso-
(fundamentalmente de puesta en página y de gestión de la ciándola a la posibilidad de privilegiar la calidad por sobre toda otra
consideración. Lo cierto es que las editoriales universitarias con
8 Leandro de Sagastizábal plantea claramente esta distinción en proyectos no profesionales raramente aprovechan esa posibilidad, y
Informe sobre la situación y perspectivas de las editoriales universitarias en pierden, en cambio, el recordatorio cotidiano del interés o desinterés
Argentina, ya citado. de los lectores que las cifras de ventas podrían darle.
a
a
El libro de historia del arte en la unam
María Teresa Uriarte
Aunque la Universidad Nacional Autónoma de México gico: ya no se usa más la caña (o cálamo) sino la pluma de ave,
es hoy una de las principales editoriales latinoamericanas, que permite realizar el trabajo con más facilidad y soltura.
dado el elevado número de obras que publica cada año, en Los estudiantes y los profesores de la Universidad de París
realidad es un conglomerado de entidades editoras. debían leer a los autores que figuraban en los programas; así,
La directora de su Instituto de Investigaciones Estéticas para facilitar su estudio los estudiantes comenzaron a tomar
presenta aquí un balance de la trayectoria de este notas (relationes) de las clases que impartían los profesores. Por
organismo y un diagnóstico de los problemas tal motivo los cursos también comenzaron a publicarse, y esto
que tanto la edición universitaria como la de libros debía hacerse rápidamente para que pudiesen consultarse en el
de arte enfrentan hoy momento de los exámenes; casi al final de las clases se editaba
un cierto número de “ejemplares”.
La base de la edición de estos cursos es la primera copia
En una famosa conferencia que se titula “El libro”, Borges oficial de la obra que se quería poner en circulación. Esta pri-
dice: “De los diversos instrumentos del hombre, el más asom- mera copia se hace en cuadernillos de cuatro folios; cada uno
broso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su de estos cuadernillos está constituido por una piel de carnero
cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su doblada en cuatro; a la reunión de estas piezas (o pecias) se le
vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado llama “el ejemplar”, que está corregido y controlado por la
y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: universidad y constituye el texto oficial. La ventaja de que es-
el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación.” tuvieran separados era que, si un libro constaba de veinte cua-
Entonces, qué mejor instrumento podría utilizarse para el dernillos, cada uno se daba a un copista diferente y en poco
aprendizaje y para la enseñanza sino el libro. tiempo podía tenerse una copia más o menos fiel del ejemplar.
El libro existe mucho antes de que hubiera universidades, La publicación del texto oficial adquiere una gran importancia
pero la universidad no existiría sin el libro. A su vez, la univer- para las universidades, al punto de que, para 1264, en los esta-
sidad ha influido profundamente en él. La universidad nace tutos de la Universidad de Padua se declara que “Sin ‘ejempla-
durante la edad media, en algún momento impreciso de un res’ no habría universidad”, o lo que es lo mismo sin libro no
periodo que va del siglo x al xii. Para que tan notable suceso habría universidad.
tuviera lugar hay que señalar en primera instancia la existencia Esta intensificación del uso del libro tiene una serie de con-
de una revolución urbana —es decir, las ciudades cambian y se secuencias técnicas; por ejemplo, en la calidad del pergamino,
desarrollan como nunca antes al realizar más activamente fun- que en Italia llega a ser muy blanco y delgado. También en lo
ciones comerciales, artesanales e industriales—; este cambio que respecta al formato, que se hace más pequeño y manejable,
genera una evolución en el ámbito escolar: por un lado están o manuable, de manera que sea fácil transportarlo; es la era de
las escuelas monásticas tradicionales —reservadas a los futuros los “manuales”, que en cierto modo dan testimonio de la velo-
monjes— y por el otro, las escuelas urbanas, abiertas a todo el cidad de circulación de la cultura escrita y su difusión. Según
mundo interesado en aprender y cono- dice Jacques Le Goff, es el momento en
cer todo lo que se sabe. De modo que a Los libros académicos ponen al que el libro se convierte en un instru-
finales del siglo xii, las escuelas de Bolo- alcance de los lectores todo el mento, y qué instrumento, como dice
nia, París y Oxford son las primeras en valioso conocimiento generado por Borges.
ser llamadas “universidades”, y los pro- el estudio y la investigación de las El libro también es un producto in-
fesores que en ellas enseñan son los escuelas, facultades, centros e dustrial y un objeto comercial. Alrededor
“hombres nuevos”, los que quieren ha- institutos de las universidades. de la Universidad de París se constituye
cer algo “nuevo” y a los que Jacques Le Y por el número de títulos las un conjunto de copistas, con frecuencia
Goff llama “intelectuales” precisamente editoriales universitarias son estudiantes pobres que ganan así su
porque son docentes y pensadores, y entidades culturales muy sustento, y la relación entre el libro y la
difunden sus ideas mediante libros (Los impresionantes universidad se hace más estrecha aún.
intelectuales en la edad media, México, Cambridge University Press se jacta
Gedisa, 1987). de ser la imprenta y editorial más antigua del mundo, fundada
Para cuando llega el siglo xiii, el libro se ha convertido en la en 1534 mediante una cédula real otorgada por Enrique VIII.
base de la enseñanza y la universidad en su taller. El libro uni- Actualmente publica al año más de 2 mil títulos y 150 revistas
versitario es un objeto completamente diferente del libro que especializadas, no sólo en Cambridge, sino también en cinco
existe antes de la aparición de la universidad, como ya se dijo, ciudades más.
pues se da en un contexto económico y social enteramente Durante la segunda mitad del siglo xv, en 1478, veintitantos
nuevo. Este libro es expresión de otro mundo; hasta la escritu- años después de la publicación de la Biblia de Gutenberg
ra cambia y se adapta, el tipo de letra varía según la universidad; (1450-1455) y muy pocos del establecimiento de la primera
así, tenemos la parisina o la inglesa. En el cambio del tipo de imprenta en Inglaterra, la Universidad de Oxford imprime su
letra habrá que tener en cuenta un desarrollo digamos tecnoló- primer libro. Actualmente Oxford University Press es la edito-
a
Lanz Duret —director entonces de El Universal—. Casi ense-
a
guida el Instituto de Investigaciones Estéticas (iie) comienza a
publicar una revista especializada y libros de historia del arte.
La fundación del instituto se remonta a 1935, con el nombre
de Laboratorio de Arte, que para 1936 recibe el nombre de
Instituto de Investigaciones Estéticas y en 1937 publica el nú-
mero 1 de la revista Anales del Instituto de Investigaciones Estéti-
cas. La revista se ha publicado ininterrumpidamente desde en-
tonces, es decir desde hace 69 años, y en 1985 se rediseñó y
comenzó a editarse semestralmente. Actualmente la revista
tiene un consejo internacional de asesores, un consejo editorial
formado por miembros del iie y de otras instituciones afines,
ha puesto online los últimos 20 números y es uno de los sitios
más visitados de la página de Estéticas.
También en 1937 el iie edita su primer libro, Grabado en
lámina de la Academia de San Carlos, con textos de Justino Fer-
nández, siguiendo la más antigua tradición de la universidad,
que publica libros y revistas como apoyo a la docencia y a la
investigación, para dar cumplimiento a su función de promo-
tores del conocimiento nuevo.
Hoy el libro, y por ende el libro de historia del arte, se en-
cuentra en crisis. Con la aparición de las nuevas tecnologías,
hay profetas que incluso anuncian su desaparición. Desde
siempre se ha pronosticado el fin de los tiempos, la muerte del
capitalismo, la muerte de dios, el fin de la historia, ahora toca
al libro el turno de formar parte de este grupo de venerables
cadáveres, que por otra parte gozan de bastante buena salud.
Además de los problemas inherentes a toda publicación, por
su objeto de estudio los libros de historia del arte tienen pro-
blemas de toda índole, debido a la necesidad de trabajar con
reproducciones de obras de arte. Los problemas van desde el
económico, que compartimos con todo tipo de publicaciones
pero que en nuestro caso se ven aumentados por el pago de los
rial universitaria más grande del mundo, pues publica anual- permisos de reproducción, pasando por la dificultad de obtener
mente más de 4 mil nuevos títulos, principalmente en Oxford buenas reproducciones, la reducción de los tirajes, hasta la cen-
y Nueva York, pero también edita en diez ciudades más. sura. En la Ley Federal del Derecho de Autor mexicana, el ar-
En Estados Unidos la actividad de la editoriales universita- tículo 21, fracción iii, habla de que el poseedor de los derechos
rias es también notable. Existe la Association of American de autor puede vetar la reproducción de una obra en caso de
University Presses, que agrupa a 125 editoriales universitarias, que se atente o se demerite la misma o a su autor. Tal es caso
casi todas estadounidenses, que producen anualmente alrede- de una obra de Orozco, cuyo permiso de reproducción le fue
dor de 10 mil títulos. En México ya existe una asociación de negado a la revista Anales porque se decía que el artista “mos-
editoriales universitarias, la Red Nacional Altexto de Editoria- traba su misoginia”, y eso jamás debía decirse de José Clemente
les de Institución Superior, establecida en 2005, en el marco de Orozco.
la xix Feria del Libro de Guadalajara. En el amanecer de la internet se pensó en que viviríamos
Las editoriales universitarias realizan tareas que no son he- una nueva edad de oro de la libre circulación y utilización del
chas por nadie más. Prestan servicios que son de un valor ines- conocimiento; no obstante, las leyes sorbe derecho de autor
timable, no sólo para el medio académico, es decir los alumnos, que, con algunas variantes, poseen todos los países, se han
profesores, investigadores y el resto de la comunidad universi- vuelto una especie de freno a estas aspiraciones. Para los libros
taria, sino también para un público más amplio de lectores, y de historia del arte esto resulta catastrófico; tal es la opinión de
en última instancia para la sociedad. Los libros académicos po- Eve Sinaiko, encargada de publicaciones de la College Art As-
nen al alcance de los lectores todo el valioso conocimiento ge- sociation. Cada día es más difícil y más caro obtener los permi-
nerado por el estudio y la investigación de las escuelas, faculta- sos de reproducción de la imágenes que necesariamente ilus-
des, centros e institutos de las universidades. Y por el número tran los textos de historia del arte. Los poseedores de los
de títulos las editoriales universitarias son entidades culturales derechos de autor o del copyright de una gran cantidad de obras
muy impresionantes. Hubo un tiempo en que la editorial que de arte tratan de lucrar con sus valiosas posesiones. Incluso los
más títulos producía al año en toda Latinoamérica era la museos custodiados por el estado atienden la solicitud de cada
unam. permiso de reproducción sólo con ánimo mercantil, aunque los
La Universidad Nacional de México comienza a editar en solicitantes sean académicos, ciudadanos del mismo estado que
1934, fecha en la que se adquiere la Editorial Razón, además se pagan impuestos para que éste custodie la obra de arte objeto
recibe apoyo del gobierno y maquinaria donada por Miguel de su estudio, y cuyo valor aumenta con cada estudio e investi-
a
gación que se haga de las obras de su acervo. Hay académicos
a
y editores que vislumbran ya una historia del arte sin imágenes.
En suma, que los dueños de las obras de arte y de los derechos
de autor podrían estar matando a la gallina de los huevos de
oro. Cabe mencionar que la unam, y en particular el iie, man-
tiene acuerdos muy favorables con instituciones nacionales,
como el inah, el Museo Nacional de Arte, el Museo de Arte
Moderno, el fideicomiso Diego Rivera y Frida Kahlo, el Mu-
seo Tamayo, entre otros.
También está el caso de los museos que poseen las obras
pero no los derechos de autor de las mismas, que cobran de
300 a 500 dólares por alquilar una transparencia durante tres
meses y que al pie de página, con letra de 5 puntos, avisan que
además del pago y trámite hecho en el museo deberán solicitar
el permiso de reproducción a otra instancia, y que no se res-
ponsabilizan de las consecuencias por el incumplimiento de
este requisito.
A pesar de las nuevas tecnologías, imprimir libros de histo-
ria del arte resulta sumamente caro. Muchos de nuestros títu-
los pueden imprimirse con modestia, en papeles comunes, en
blanco y negro, con tirajes muy bajos, pero algunas ediciones
deben tener una gran calidad. Tal es el caso de los catálogos del
proyecto Pintura Mural Prehispánica en México, pues precisa-
mente de lo que se trata es de hacer un registro lo más fiel de
estas frágiles manifestaciones artísticas; somos conscientes de
que la película fotográfica sigue teniendo reacciones químicas
con el paso de los años, que la nueva fotografía digital presen-
ta el problema de la falta de una prueba de comparación, que
no sabemos si podremos “ver” los archivos digitales dentro de
unos años, no sabemos si los soportes materiales de estos archi-
vos (disquetes, cd, discos duros) resistirán por varios años,
pero sí sabemos que hay libros que han durado cinco siglos.
Con el paso del tiempo, tal vez los murales desaparecerán, las
fotografías cambiarán de color, los archivos se corromperán, productos editoriales que sirven a distintos propósitos, como la
los programas serán otros y sólo quedarán los libros de la pin- difusión de la investigación. Esta intensa labor editorial ha te-
tura mural prehispánica, puesto que los papeles sí se hacen nido sus recompensas, pues durante los últimos años varios de
mejor de lo que se hacían hace 50 o 60 años. nuestros títulos han obtenidos reconocimientos por su calidad
El iie publica anualmente entre 15 y 17 títulos, dos de los académica y editorial, como en 2000 el premio que otorga la
cuales son números de la revista Anales, 1 o 2 reediciones, 2 o Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana al arte
3 coediciones y 10 o 12 nuevos títulos. Tanto la revista como editorial en el género precisamente de arte o una mención
los libros son sometidos al arbitraje de los pares, lo que hace honorífica en el Premio Arnaldo Orfila 1998 a la Edición Uni-
que nuestras publicaciones tengan una gran calidad académica. versitaria.
A pesar de la vicisitudes antes mencionadas, Estéticas ha man- A lo largo de la historia del instituto se han publicado las
tenido una producción editorial constante desde 1937: ha edi- obras de las mejores mentes dedicadas a la historia del arte,
tado 385 títulos de ocho temas básicos, aunque con cierta desde los más connotados especialistas hasta los trabajos de los
predilección por el arte novohispano y el arte contemporá- estudiantes más prometedores, con frecuencia haciendo caso
neo. omiso de la viabilidad comercial. Esto último no por frivolidad
Además de esta producción, el instituto mantiene otros pro- o capricho, sino como una contribución al estudio del arte,
yectos editoriales colectivos, como es la edición del Coloquio sobre todo del mexicano. Entre los más sobresalientes mencio-
Internacional de Historia del Arte, que se celebra anualmente naré a Manuel Toussaint, Salvador Toscano, Justino Fernán-
desde 1975. Estéticas también es la sede del Seminario de Es- dez, Francisco de la Maza, Beatriz de la Fuente, Elisa Vargas-
tudio y Conservación del Patrimonio Cultural y sus memorias lugo, Jorge Alberto Manrique, más tarde Rita Eder, Clara
se editan sistemáticamente. Otra serie que ya lleva 30 volúme- Bargellini y Fausto Ramírez, y entre las generaciones más jó-
nes son los Catálogos de Documentos de Arte que se editan venes Jaime Cuadriello y Renato González Mello.
bajo demanda; con ella el instituto intenta difundir informa- La intensa labor de nuestros comités editoriales a lo largo
ción acerca de la historia del arte que se encuentra en archivos de los años es una muestra de la voluntad y perseverancia de un
históricos nacionales y extranjeros. Se trata de un instrumento grupo de académicos que están empeñados en difundir el co-
de consulta para los que desean acercarse a las fuentes prima- nocimiento en historia del arte que se estudia y se genera, bá-
rias. Estéticas da cuenta de sus actividades mediante tres bole- sicamente en español, con el único requisito de ser de gran
tines, uno de los cuales es electrónico. También se editan otros calidad. G
a
a
Los libros universitarios antes de la imprenta
Marcel Thomas
Aunque aparece sólo con las firmas de Lucien Febvre y tancia que tenían en la enseñanza medieval la glosa, la discu-
Henri-Jean Martin, La aparición del libro —el texto que sión, el comentario de un texto considerado autoridad, y esto
refundó el modo de estudiar la historia de los libros y que en todos los terrenos del conocimiento. Era indispensable que
el FCE publicó en 2005 en coedición con Libraria dentro de pudieran disponer cómodamente de estos instrumentos de
la colección Libros sobre Libros— es en cierto sentido una trabajo, y en consecuencia que la universidad organizara una
obra colectiva. Tomamos aquí un fragmento de la porción biblioteca que pudieran consultar. Pero no siempre era posible,
redactada por quien fuera conservador de la Oficina de ni fácil, comprar los textos copiados; por lo tanto, se imponía
Manuscritos de la Biblioteca Nacional, en París, en el que la creación de talleres donde las obras indispensables se copia-
se describe la génesis de la edición universitaria ran a un precio razonable y en el menor tiempo.
Esto no excluía la consulta de bibliotecas que no fueran de
la universidad, donde se podían encontrar obras raras y, sin
Como en el transcurso de los siglos anteriores, los monasterios embargo, útiles. El préstamo de libros era una institución muy
continuaron, incluso en el periodo llamado laico, copiando los común en la edad media y los establecimientos monásticos, los
diversos manuscritos que eran necesarios para su uso personal. cabildos, etcétera, prestaban con frecuencia obras de las que no
Las reglas de las órdenes monásticas previeron siempre cierto hubieran aceptado deshacerse definitivamente para venderlas a
número de horas de trabajo intelectual al día, y la copia de las nuevas bibliotecas universitarias.
manuscritos representaba parte importante de este trabajo. Pese a la importancia de la enseñanza oral, los estudiantes
Los scriptoria, organizados según las prácticas tradicionales, no necesitaban también poseer un mínimo de libros. Si bien po-
dejaron de producir obras de estudio y manuscritos litúrgicos dían tomar lo que llamaríamos “notas de clase” y fiarse en gran
y no lo dejarían de hacer sino hasta que la imprenta relegara el parte de una memoria que los métodos de aprendizaje en uso
manuscrito al dominio del pasado. Y aun entonces, tanto por en la edad media habían desarrollado considerablemente, no
tradición como por necesidad, los monasterios continuaron, por ello tenían menos necesidad de un mínimo de obras. Si no
hasta bien entrado el siglo xvi, copiando misales, antifonarios, tenían el tiempo para hacer las copias ellos mismos y eran su-
breviarios, etcétera. Pero el rasgo dominante del nuevo perio- ficientemente ricos para permitírselo acudían a copistas profe-
do que se inicia a principios del siglo xiii es que los monaste- sionales, cuyo número se multiplicaba alrededor de las univer-
rios ya no son los únicos productores de libros y sólo los pro- sidades.
ducen para su uso exclusivo. Poco a poco se forma así, en cada centro universitario, una
Los centros de la vida intelectual se desplazan y serán las verdadera corporación de profesionales del libro, clérigos o en
universidades donde los sabios, los profesores y los estudiantes ocasiones laicos —los libreros eran laicos; los copistas o “escri-
organizan, junto con los artesanos especializados, un activo bas” frecuentemente eran clérigos— que pronto fueron vistos
comercio de libros. como parte de la universidad a la que
Es cierto que en ocasiones, y durante Con objeto de permitir la servían. Como tales, gozaban de ciertos
más tiempo en Inglaterra que en Francia, multiplicación de las copias en las privilegios, en particular la exención de
a tal o cual monasterio, donde las grandes mejores condiciones, sin alterar el la talla y del tributo, y dependían en el
tradiciones de la caligrafía y la ilustración texto y sin una especulación abusiva plano judicial de las autoridades univer-
se habían conservado particularmente por parte de los copistas, la sitarias —privilegio de commitimus, que
bien, le solicitara un soberano o un gran universidad dispuso un sistema muy se remonta para ellos a principios del
señor la ejecución de manuscritos de ingenioso de préstamo de siglo xiii.
lujo, cuya venta constituiría un recur- manuscritos cotejados y revisados A cambio de estas ventajas, libreros,
so complementario de ingresos para la cuidadosamente, a partir de los estacionarios —término que se remonta
abadía. Sin embargo, esto sucede cada cuales se podían realizar las copias a a la antigüedad romana y que fue usado
vez menos. En Inglaterra el caso de John cambio de una remuneración tasada nuevamente por las universidades italia-
Lydgate, monje de Bury, quien compuso nas— y copistas estaban sujetos a un es-
y copió hasta su muerte en 1446 los textos de lengua inglesa tricto control por parte de la universidad. Servidores de una
para el uso de laicos, a quienes se los vendía, es excepcional. gran corporación que los protegía, no eran libres, como los
A principios del siglo xiii, y aun desde fines del xii, la apa- simples artesanos, para trabajar por su interés personal. En
rición y el desarrollo de las universidades dieron origen a un todo momento, la organización misma de su trabajo les recor-
nuevo público lector que, si bien era de clérigos en su mayoría, daba que realizaban de hecho lo que llamaríamos un “servicio
no tenía lazos estrechos con más establecimientos eclesiásticos público”.
que el alma mater, mientras estaban ligados a ésta. Varios documentos, de los cuales los principales datan de
Para preparar sus clases, los profesores tenían necesidad de 1275, 1302, 1316, 1323 y 1342, nos permiten hacernos una
textos, obras de referencia, comentarios. Sabemos de la impor- idea precisa de sus labores. Nombrados después de una in-
a
a
vestigación previa, que permitía a las autoridades asegurarse ingenioso de préstamo de manuscritos cotejados y revisados
de su buena reputación y de sus capacidades profesionales, los cuidadosamente, a partir de los cuales se podían realizar las
libreros y estacionarios debían depositar una fianza y prestar copias a cambio de una remuneración tasada. El manuscrito
juramento a la universidad. Una vez que estaban en posesión que servía de base, el exemplar, después de ser copiado volvía a
del oficio, veían sus actividades estrictamente delimitadas y manos del estacionario, y éste podía alquilarlo de nuevo. Este
vigiladas constantemente. El librero no era tanto un comer- método tenía la gran ventaja de evitar alteraciones cada vez
ciante como un depositario de libros; los manuscritos, debido mayores, puesto que todas las copias eran hechas a partir de un
a su relativa rareza, se revendían y pasaban de mano en mano modelo único. Basta haber tenido la oportunidad de estudiar
durante muchas generaciones de estudiantes y profesores. Este los problemas que se presentan para establecer cuál es el origi-
comercio de ocasión se realizaba por intermedio de un librero, nal de un texto antiguo para entender hasta qué punto era
mas éste no era la mayoría de las veces sino un intermediario acertado un sistema como éste.
entre el vendedor y el comprador, y la fianza que debía deposi- El modelo, el exemplar, prestado por mediación del estacio-
tar para establecerse garantizaba su solvencia. No podía vender nario —habilitado para multiplicar las copias— a los estudian-
ni comprar más que en ciertas condiciones, estaba obligado a tes deseosos de copiar o hacerlo copiar por un copista a sueldo,
anunciar públicamente las obras que tenía —para evitar que no era prestado en su totalidad, sino en cuadernos separados,
provocara una carencia artificial en su beneficio— y la remu- lo cual permitía inmovilizar por menos tiempo el exemplar, que
neración de sus esfuerzos era una comisión que no podía ser más copistas podían copiar simultáneamente. El precio del al-
superior a cuatro denarios por volumen si el comprador era quiler de estos cuadernos, llamados peciae o piezas, lo fijaba la
maestro o estudiante de la universidad, y seis denarios si no universidad y los estacionarios no podían elevarlo. Por otra
lo era. parte, los estacionarios tenían la obligación de alquilarlos a
Junto a los libreros, simples comerciantes o comisionistas todos aquellos que lo desearan. Si se veía que un exemplar era
de libros, los “estacionarios” tenían un papel más delicado, que defectuoso se retiraba de circulación.
podemos conocer por los magníficos trabajos del abad Des- Se conserva cierto número de estos exemplaria, escritos por
trez, gracias al cual sabemos ahora con detalle los mecanismos lo general con escritura bastante gruesa, muy desgastados por el
de la “tasación” de las copias, de la circulación de los exempla- uso. Hechos con un módulo casi constante, presentaban ade-
ria y en general de lo que se conoce como la institución de la más la ventaja de dar un patrón indiscutible de la “cantidad de
pecia. la copia” realizada por el escriba y facilitaba así la discusión del
Para mantener un control intelectual y económico sobre la precio entre los clientes y los copistas a sueldo.
circulación de libros, la universidad había decidido que las El sistema así creado para difundir los textos subsistió en las
obras indispensables para los estudios de profesores y estudian- universidades hasta finales de la edad media, y fue en el marco
tes fuesen cuidadosamente cotejadas con el original, a fin de de estas instituciones donde se introdujo la imprenta, bajo el
evitar errores que pudieran alterar su sentido. Con objeto de auspicio de las autoridades universitarias. Para éstas, en efecto,
permitir la multiplicación de las copias en las mejores condi- en sus inicios las prensas debieron representar un medio cómo-
ciones, sin alterar el texto y sin una especulación abusiva por do para multiplicar los textos con mayor rapidez y fidelidad
parte de los copistas, la universidad dispuso un sistema muy que el sistema de la pecia, por ingenioso que fuera. G
a
a
Democracia cultural
Lucina Jiménez
Circula ya el primer volumen de la daría para intentar desenredar en unas los creó al estructurar la sep. Todavía se
colección 2 en Fondo, en la que un par cuantas páginas el hilo de la madeja. Ya llamaba así.
de autores dialoga sobre un tema, no ves, no dejo de coquetear con la tenta- Recorrí las escuelas primarias de la
con pueril ánimo polémico sino con la ción teotihuacana. ciudad de México que gracias a él tenían
certeza de que el ir y venir de ideas, Apasionante, la reforma, una eta- biblioteca. Se podían contar con los de-
la confrontación de argumentos, la pa tan convulsionada como prolífica en dos de las manos. Ahí estaban esas mag-
sucesiva adición de matices permiten pensamiento intelectual. Releer a Alta- níficas colecciones de libros verdes que
explorar temas complejos y de gran mirano o a el Nigromante se antoja para leíste en tu casa paterna. Algunas esta-
vigencia. De Democracia cultural. entender los primeros intentos de crear ban sin abrir.
Una conversación a cuatro manos, una literatura nacional, las primeras ins- De igual manera, había muchos li-
hemos tomado la réplica que Lucina tituciones culturales y el nacionalismo bros anaranjados. Eran del Fondo de
Jiménez hace a Sabina Berman una mexicano. Cultura Económica (fce) y, como su
vez que ésta trazó una suerte de Pero dijimos que iríamos al Méxi- nombre lo indica, eran de economía. No
biografía cultural de José Vasconcelos co posrevolucionario, al nacimiento de me imagino a un niño de sexto año le-
las instituciones modernas que dan for- yendo a Adam Smith o a David Ricardo.
ma y significado a la política cultural de Junté tantos ejemplares de La riqueza de
nuestros días, ésa que ha hecho historia las naciones, que podría haber tapizado la
La herencia de Vasconcelos y leyenda y que con tanta pasión has na- avenida de los Insurgentes de ida y vuel-
rrado, ésa que ahora tantos dolores de ta. Exageré, pero sí eran un montón.
Sabina: cabeza nos da. Hoy el fce tiene un fondo editorial mu-
Tu repaso de la época de Vasconcelos Esta incursión parte de una hipóte- cho más interesante y diversificado y, lo
nos deja la impronta de la gran epopeya. sis sencilla. Por la época en que surgen, mejor, buenos libros para niños.
Vista así, se antoja proclamar la necesi- desde su propio nacimiento, las políti- Luego viajé por el país visitando las
dad de un nuevo Vasconcelismo, sobre cas culturales en México encerraban el bibliotecas públicas que también creó
todo en el sentido de la “inundación”, germen de la fragmentación, de la seg- Vasconcelos. La mayoría se habían que-
como le llamas, del arte en la cultura. mentación. dado dormidas, a falta de presupuesto.
Tal vez en eso pensaron quienes hicie- Un intelectual logra dejar un tra- Sabina, los bibliotecarios hacían sacri-
ron el primer programa de cultura, re- zo, un bosquejo, un dibujo, que se com- ficios para atender a sus lectores. Uno,
cién creado el Conaculta. Sin embargo, pleta o se esfuma con el tiempo, a veces incluso, de su raquítico salario, ¡¡paga-
creo que difícilmente podría ocurrir, al por la indiferencia, otras por la inexpe- ba la renta del local que albergaba la bi-
menos en las condiciones actuales. riencia de quienes le suceden, pero a ve- blioteca!!
Vuelvo a Vasconcelos, más allá de ces porque los contextos sociales y polí- El Departamento de Bibliotecas ha-
lo que ya has escrito, para conectar sus ticos cambian. cía esfuerzos para dotar de nuevos acer-
ideas como me sugieres, con los límites Es posible que las manecillas del re- vos catalogados y clasificados a las bi-
y posibilidades de las políticas culturales loj en las políticas culturales no se ha- bliotecas de todo el país. Se trabajaba
posteriores a la revolución. Me toca ha- yan detenido en un solo momento, sino mucho con muy poco. Sólo en 1980 fue
cerla de abogada del diablo. en varios. Que nuestras horas no sean de elevado de rango: se creó la Dirección
No se trata de atormentarse pensan- 60 minutos, sino de más. Puede ser tam- General de Publicaciones y Bibliotecas,
do en lo que pudo haber sido y no fue, bién que nuestro tiempo se haya vuelto con Javier Barros al frente y Carmen
como dice la canción. Intento ver el vas- circular y que patinemos una y otra vez Esteva en el área de Bibliotecas. La Red
concelismo en sus propios alcances, no para llegar al mismo sitio. Nacional de Bibliotecas Públicas nació
para denostarlo, sino para hacerlo de Las ideas de José Vasconcelos llegan con el llamado Plan 48 (una biblioteca
carne y hueso, para mirarlo en el contex- hasta nuestros días con diferentes in- pública central en cada estado y en cada
to que lo rodeaba y proyectar sus ideas tensidades. Unas como recuerdo de una delegación del Distrito Federal).
a la luz de nuestro siglo. Igual busco co- epopeya, otras como deuda histórica y Doña Griselda Álvarez, entonces go-
nectar las ideas de Vasconcelos con la otras más como herencia actualizable. bernadora de Colima, supervisó perso-
creación del “aparatote” cultural, con las nalmente la instalación de su biblioteca
instituciones que nos legó la revolución, Bibliotecas y libros al alcance de todos estatal y ordenó que le agregaran varios
muchas de las cuales siguen vivas. metros cuadrados. Cuando llegué a Co-
No me caería mal caminar por la ave- Permíteme empezar con una digresión lima a instalar el acervo de la sala infantil
nida de los Muertos, subir a la punta de personal. Cuando tenía 15 años traba- me regresó a buscar más libros.
la Pirámide del Sol y pedir a los dioses jé como asesora técnica en el Departa- Recorrí con lupa las bodegas de las
del Tlalocan que me iluminen. Me ayu- mento de Bibliotecas, el que Vasconce- editoriales. Entonces no había libros
a
para niños en México. Proliferaron gra- con lagunas y olvidos y, a veces, en cier- del Interior al Departamento Universi-
a
cias a la Feria Internacional del Libro tas circunstancias históricas, con fuertes tario. Es cuando surgen los libros para
Infantil y Juvenil, que en 2005 cum- impulsos, como el de Vasconcelos, Bas- todos, no sólo para los ricos e ilustra-
plió 25 años, y los esfuerzos de ibby de sols, Carlos Chávez o Torres Bodet, que dos que podían leer otros idiomas. Se
México, creada entonces. El único cuen- le hicieron dar saltos gigantescos en pe- editaron 17 títulos de los clásicos, como
tacuentos era Eduardo Robles, el Tío Pa- riodos cortos. bien recuerdas, muchos de los cuales se
tota. Después surgieron los Rincones de Aunque se habían creado bibliotecas, tradujeron al español, con tirajes de 100
Lectura impulsados por Felipe Garrido. hasta los años ochenta ningún gobierno 000 ejemplares: el Silabario de el Nigro-
A principios de los ochenta hice mi mante alcanzó 200 000.
última incursión en el mundo del libro Intento ver el vasconcelismo en sus Pero la lectura no podía calar muy
en la Biblioteca de México, de la que fui propios alcances, no para denostarlo, hondo. En un país de 15 160 369 ha-
subdirectora. Las colecciones especiales sino para hacerlo de carne y hueso, bitantes, 78.4 % de los mayores de 10
que Vasconcelos reunió, fruto de la con- para mirarlo en el contexto que lo años eran analfabetos. La mayoría de
fiscación a los conventos en la posrevo- rodeaba y proyectar sus ideas a la luz los indígenas no hablaba español. En al-
lución, habían permanecido encerradas de nuestro siglo. Igual busco gunas bibliotecas de fábricas o poblados
durante tres décadas. conectar las ideas de Vasconcelos pequeños, los paquetes de libros se que-
Él había juntado libros increíbles. con la creación del “aparatote” daron sin abrir. La revista El Maestro se
Ahí pude leer los bandos publicados cultural, con las instituciones que quedó entre un sector más intelectual.
contra los insurgentes levantados en ar- nos legó la Revolución, muchas de El Fondo de Cultura Económica se
mas por la independencia; asomarme a las cuales siguen vivas crea en 1934. Educal en 1982. La Di-
las deudas infinitas de los peones en las rección General de Bibliotecas se separa
haciendas, o bien hojear gigantescos mi- posrevolucionario había retomado la ta- de la de Publicaciones en 1989, con la
sales con letras capitales adornadas con rea con el mismo ímpetu. creación del Conaculta. Las librerías se
hilos de oro y plata. La formación de la Red Nacional de han incrementado, pero su número no
A partir del proyecto diseñado por Bibliotecas Públicas tiene entonces ape- es todavía significativo en términos de
Carmen Esteva, Josefina Mejía y tu ser- nas dos décadas. Aun en esos años, algu- cobertura nacional.
vidora, se modernizó y remodeló más nas bibliotecas municipales nacieron co- Polémica o no en su selección, hoy
tarde la Biblioteca de México. Yo transi- mo las de Vasconcelos: sin sede estable, tenemos Bibliotecas de Aula. Falta ver
té hacia la antropología y el teatro. Car- en sitios poco propicios, con volúmenes qué están haciendo los maestros y los
men se nos fue hace un par de años. reducidos. Hasta la fecha, los pocos bi- niños con los libros.
Recuerda Eduardo Lizalde, su actual bliotecarios profesionales se forman só- ¿Qué ha pasado con la lectura? No
director, que Vasconcelos creó la Bi- lo en dos escuelas de la ciudad de Méxi- tenemos un diagnóstico real. La encues-
blioteca de México en tiempos de To- co. Vasconcelos sembró una semilla que ta citada del Conaculta dice que seis de
rres Bodet, luego de regresar de su exi- no ha terminado de florecer. Este año, cada 10 adultos mayores de 15 años le-
lio, y la dirigió hasta 1959, año en que 2006, se abrirá la polémica Biblioteca yeron al menos un libro al año, pero no
murió. José Vasconcelos, “la megabiblioteca”, sabemos cuál. Igualmente, se reconoce
Si abusé de tu tiempo y el del lector como le llaman en la prensa. Una vez que la lectura disminuye conforme se
es para transmitirles la idea de que en que inicie sus operaciones podremos incrementa la edad y aumenta con la es-
México las políticas culturales no han conocer realmente el proyecto y opinar colaridad.
avanzado como lo hacía la cámara que con conocimiento de causa. Que la lectura aún no sea una prác-
registró las carreras de 400 metros pla- Vasconcelos creía que la lectura en tica generalizada en México no es culpa
nos en las Olimpiadas: ligera y rápida- manos del pueblo elevaría el espíritu. de Vasconcelos, es una realidad nece-
mente, sin obstáculos. Así que, influido por Gorki y Lunat- saria a enfrentar hoy bajo un escenario
Lo han hecho a tropezones, a empe- charsky, hizo que los Talleres Gráficos muy distinto al que vivió nuestro “Vol-
llones, con estancamientos, en zig-zag, de la Nación, pasaran de la Secretaría taire mexicano”. G
a
a
Una revolución del siglo xx
Carlos Solís Santos
Hace poco más de cuatro décadas Cuando publicó La estructura en sucesión (ciencia normal)n → (anoma-
hubo un importante cambio de 1962, después de tres lustros de lenta lías) → (crisis) → (revolución) → (ciencia
paradigma en el modo de entender maduración y exploración casi autodi- normal)n+1… Sea como sea, no era un li-
la historia de la ciencia. Tal vez no dacta y libre en la Society of Fellows de bro de historia de la ciencia sino, en el
quedó claro de inmediato, pues esa Harvard, en la Universidad de Califor- mejor de los casos, un agradable ensayo
transformación ocurrió gracias a un nia y en el Center de Stanford, no per- especulativo.
libro que planteaba la existencia de tenecía ni al gremio de los filósofos ni al Curiosamente, y para asombro de
tales paradigmas epistemológicos. de los historiadores, aunque se apoyase Kuhn, el libro tuvo un éxito notable en-
Desde entonces, La estructura de las firmemente en la historia de la ciencia tre el público más variopinto ajeno a los
revoluciones científicas, de Thomas para revolucionar la visión que de ella gremios de filósofos e historiadores.* Lo
Kuhn, fue un discreto pero seguro tenían los filósofos analíticos. En su en- leyeron con avidez los psicólogos, que
best-seller. El Fondo acaba de sayo, la psicología de la educación cien- empezaron a clamar por un paradigma
publicar una nueva edición de tífica, el procesamiento cognitivo de la para poder ser científicos; los sociólo-
la obra —también en Breviarios—, información a través de paradigmas y la gos, a quienes les abría un campo de ac-
de cuyo prólogo presentamos en sociología de las comunidades científi- tuación últimamente muy decaído; los
seguida un fragmento cas dominaban el panorama. Ese recurso intelectuales de vario pelaje, que apre-
a enfoques empíricos estaba condenado ciaban que la ciencia fuese algo mane-
por la separación neopositivista del con- jable por consenso y no una losa inelu-
El malestar de la cultura texto heurístico y el de justificación, que dible; los filósofos de la cultura y de la
sería el único interesante filosóficamen- política, que veían asimismo que la cien-
Thomas Kuhn no era ni un filósofo de te. Al empecinarse en el primer contex- cia se parecía bastante a lo suyo, por lo
profesión ni uno de aquellos primeros to, Kuhn era tildado de psicologista, so- que no era un cuerpo extraño y excep-
doctores profesionales de la historia de ciologista, subjetivista o irracionalista, cional en la sociedad, y lo leyó el públi-
la ciencia formados en los años treinta mientras que él mostraba que el trans- co más general, que podía entender los
y cuarenta. Era un físico reclutado apre- parente ámbito lógico en que habitaba grandes movimientos y transformacio-
suradamente por el esfuerzo bélico para la ciencia de los filósofos analíticos era nes científicas sin someterse al baile de
trabajar en el Radio Research Laboratory una philosophical romance, una pura fic- las p y las q de la formalización a cual-
de Harvard en contramedidas de radar ción angélica inexistente. quier precio, típicas de muchos libros
en Kamchatka. En Harvard se aburrió No es de extrañar que muchos filóso- del ramo. Avanzados ya los sesenta, mu-
de hacer gráficas a partir de fórmulas fos reaccionasen negativamente ante un chos comenzaron a sentirse conforta-
cuya derivación desconocía. Aunque ter- libro atractivo para el público que ponía dos viendo que la ciencia misma, ese pa-
minó su tesis en física del estado sólido rangón de objetividad y progreso de los
en 1949, lo hizo más por tener un títu- La estructura de las revoluciones Sarton y Conant, se sometía a los mis-
lo superior que para trabajar en proble- científicas, de Thomas Kuhn, mos procesos de consenso, convencio-
mas físicos normales, actividad que en- apareció en el momento adecuado nes y compromisos, crisis y resistencias
contraba tediosa. Por ello decidió que para ser reinterpretada como el racionales que otros procesos políticos
le interesaban más los problemas teóri- desvelamiento de los fundamentos y sociales, por lo que no era esa espe-
cos generales y en 1945 obtuvo permi- socialmente contingentes de la cie de apisonadora lógica que aplastaba
so para hacer la mitad de sus cursos de ciencia cuando no de otros horrores toda posible disensión siendo por tanto
doctorado en filosofía. En ellos se dio usada para justificar decisiones técnicas
cuenta de que carecía de base suficien- en peligro los intereses invertidos por
te y que, después de pasar por una gue- los filósofos en adquirir sus habilidades
rra, no le apetecía sentarse en los ban- profesionales y que ahora parecían no * Hasta 2003 The Chicago University
cos con los jovencitos y los veteranos de servir de mucho. Por su parte, los his- Press había publicado cerca de medio millón
guerra para empezar otra carrera. En ese toriadores no se sintieron muy impre- de ejemplares de La estructura, 279 751 de
la primera edición y 173 918 de la segunda
momento, 1947, Conant acudió al res- sionados por las rápidas referencias a la
de 1996. Aparte de ello se ha traducido a 33
cate ofreciéndole trabajar en sus cursos historia de la química y de la electrici-
idiomas de Eurasia, no sólo los más impor-
de ciencia para el ciudadano, lo que le dad del siglo xviii u otros ejemplos su- tantes (como el francés, que ha vendido más
permitía ganarse la vida pensando en los marios. Éstos no siempre eran incues- de 30 mil ejemplares), sino también otros
problemas epistemológicos y casi meta- tionables (no aparecían por ningún lado más exóticos como el malayo, el tailandés, el
físicos acerca de la ciencia que le habían astrónomos presa de crisis a comien- islandés, el vascuence o el albanés. Agradez-
atraído espontáneamente desde su más zos del siglo xvi) y no era difícil encon- co esta amable información a Michelle John-
tierna edad. trar algún que otro contraejemplo a la son de The University of Chicago Press
a
y políticas disfrazándolas ante el lego de
a
“científicas”.
Aquellos ideales de fundar en la vi-
sión científica la identidad intelectual y
moral de la nación se vieron sustituidos
por una correosa filosofía analítica de la
ciencia y una historia de la ciencia que
tendía a cortar toda relación de ésta con
la sociedad, por lo que lejos de consti-
tuir un puente entre las dos culturas
desgajaba la actividad científica de sus
raíces culturales, políticas y económicas.
Por otro lado, la política tecnocrática
pretendía justificar sus decisiones con-
tingentes en la necesidad científica acce-
sible sólo a los expertos. El malestar in-
telectual de una cultura que en casa
marginaba a los negros, a las mujeres y
a los sin techo, excesivamente abundan-
tes en la nación más próspera de la his-
toria, se unía a la presencia del arsenal
atómico que obligaba a vivir bajo una
espada de Damocles, a la vez que la gue-
rra de Vietnam (1965-1975) era un pro-
ducto de los viejos intereses particula-
ristas que se habían criticado en los
europeos y que la ciencia iba a paliar. El
movimiento hippie no fue sino la ver-
sión juvenil y un sí es no es cursi de los
anhelos de hermandad global de Sarton. cia y el de la vida con el apocalíptico co- No es preciso multiplicar los ejem-
Éste fue el telón de fondo contra el que mienzo: “Aparece la ciencia, se esfuma plos para ver que La estructura apareció
se difundió el ensayo de Kuhn, quien se el pensamiento”. en el momento adecuado para ser re-
vio inmerso sin pretenderlo en una gi- Los tiempos estaban maduros para interpretada como el desvelamiento de
gantesca ola contracultural que no esta- ver con nuevos ojos la ciencia y la so- los fundamentos socialmente contin-
ba preparado para negociar con su ma- ciedad. Tal vez la ciencia no fuese el lá- gentes de la ciencia cuando no de otros
gra tabla de surf. tigo inabordable de los poderes fácticos; horrores. Sin embargo, a pesar de toda
Para calibrar el tamaño de la ola, re- tal vez se pudiese recuperar para el hu- su apelación a las comunidades científi-
párese que en el mismo año del Señor de manismo subordinándola a los valores cas y a la presencia de valores en los jui-
1962 se traducía en los Estados Unidos culturales, o mejor contraculturales, un cios científicos, la verdad es que todo
Ser y tiempo de M. Heidegger, con una tema tañido con fruición por P. K. Fe- ello no traspasa en Kuhn los límites de
idea de la ciencia muy otra de la exhibida yerabend. Estos temas no podían entrar la evaluación de la resolución técnica
por la filosofía dominante, como una ac- fácilmente en una filosofía analítica in- de rompecabezas, por lo que no estaba
tividad práctico-existencial que permite munizada por la tesis de la separación de preparado para convertirse en un gurú
el desvelamiento de las cosas del mundo, contextos, la falacia naturalista o la ahis- contracultural capaz de poner al mismo
sea ello lo que sea. Más importante aún, toricidad de la lógica formal contra las nivel la ingeniería genética y el vudú,
dos años después H. Marcuse publicaba evidencias empíricas, pero pudieron ha- como estaba perfectamente dispuesto a
en Boston El hombre unidimensional. Es- cerlo a través de la sociología que conta- hacer el histriónico Feyerabend. Sin que
tudios sobre la ideología de las sociedades in- ba con la vieja tradición de Merton. En el autor lo pretendiese, y tal vez sin sa-
dustriales avanzadas, donde desenmasca- 1972 se tradujeron también La teoría crí- ber muy bien por qué, la monografía de
raba el uso ideológico y reaccionario de tica y La dialéctica de la ilustración de M. Kuhn se convirtió en un best seller y apa-
la filosofía cientificista y, poco después, Horkheimer, que criticaba la corrupción recía recomendada como lectura en los
en 1968, J. Habermas publicaba en Eu- de la razón ilustrada en una mitología cursos universitarios más variopintos.
ropa su Conocimiento e interés, traducido instrumental, desenmascarando la idea Al final del epílogo de La estructura se
en Boston tres años más tarde, donde tecnocrática de la ciencia neutral y mos- puede ver a Kuhn tratando de respon-
defendía el tratamiento de la epistemo- trando, por el contrario, su permeabi- der educadamente a algunas reacciones
logía como una ciencia social. La crisis de lidad a los valores culturales y sociales, favorables inesperadas e insensatas. De
la ciencia europea (1936) del viejo maes- por más que los cognitivos no sean par- ahí que en más de una ocasión se que-
tro de Koyré, E. Husserl, que se tradujo ticulares, sino una construcción del suje- jase de que, como el aprendiz de brujo,
en los Estados Unidos en 1970, defendía to histórico (una vez más, un tema kan- había creado un monstruo que había co-
la dicotomía entre el mundo de la cien- tiano). brado vida propia. G
a
a
Bobbio y el perro de Goya
Jesús Silva-Herzog Márquez
Cinco ensayos conforman La idiotez de lo perfecto. Miradas Bobbio tenía el mismo temor. El hombre es un animal que
a la política, el atractivo volumen de textos que el autor de mata. El lobo de sí mismo diría Hobbes. Un animal que mata
El antiguo régimen y la transición acaba de publicar en para comer, para vestirse, para aprender, incluso para divertirse
nuestra Sección de Obras de Política y Derecho. decía el furioso reaccionario Joseph de Maistre. Bobbio podría
Presentamos aquí un fragmento del que está dedicado coincidir con Hegel en la imagen de la historia como un “in-
a Norberto Bobbio, autor que encontró en el FCE su casa menso matadero”. Pero a diferencia de estos dos espectadores,
en lengua española; los otros se ocupan de Carl Schmitt, Bobbio no encuentra sentido a la carnicería. Uno había visto
Isaiah Berlin, Michael Oakeshott y Octavio Paz en la triste historia del hombre la misteriosa mano de Dios, el
otro, el rodillo inclemente de la Razón. Bobbio veía el absurdo.
Uno de los últimos ensayos que publicó se refiere a un tema
En una de sus últimas visitas a Madrid, Norberto Bobbio reci- que lo había acompañado toda la vida, el tema del mal. La re-
bía el homenaje de sus amigos y discípulos españoles. En un flexión del viejo Bobbio desembocaba en un lúcido alegato
descanso pidió ser llevado al Museo del Prado. Al salir dijo pesimista: en la economía general del universo no es el malva-
secamente: Ma che saggio questo Goya: sapeva che l’uomo e cattivo. do quien más sufre, ni el bueno quien sonríe al final de la pelí-
¡Qué sabio, Goya: sabía que el hombre es malo! Acababa de ver cula. Quien observe la historia sin ilusiones verá que lo contra-
los lienzos negros de la Quinta del Sordo. Representaciones rio es común. Stalin muere en su cama; Ana Frank en un
del vacío, de la desesperanza, de la violencia. La oscuridad ya cuarto de exterminio. La historia no acomoda los eventos para
no como fondo sino como personaje, como el personaje de su colocarlos en equilibrio de justicia. Lo sabe todo el mundo: la
pintura. En Duelo a garrotazos, dos hombres enterrados hasta justicia no existe.
las rodillas se apalean con unos fierros. Parecen dos gigantes Suele descartarse el pesimismo como una disposición aní-
empeñados en matarse. Uno de ellos muestra ya los surcos de mica. No lo es. El propio Bobbio tropieza con esa confusión
la sangre por su cara. La escena anticipa el final: no hay esca- cuando escribe que “el pesimismo no es una filosofía sino un
patoria, los dos morirán. Habrá visto la horrorosa mirada de estado de ánimo”. Y remata diciendo de sí mismo: “soy un
Saturno mordiendo el brazo ensangrentado de su hijo; las bru- pesimista de humor y no de concepto”. Mi impresión es que
jas, las cabras diabólicas y los miserables que aúllan. Se habría Bobbio se equivoca dos veces. La primera al tachar la categoría
detenido seguramente ante el Perro semihundido, el mejor retra- filosófica del pesimismo; la segunda al evaluar las raíces de su
to de nuestra condición. En ese cuadro, Goya retrata el perro talante. El pesimismo no es la consecuencia intelectual de un
que somos. La arena nos traga, el cielo se ha oxidado. Vemos espíritu depresivo, como tampoco el optimismo es una emana-
hacia arriba pero no hay nadie. Estamos solos. ción del temperamento festivo. John Stuart Mill, por ejemplo,
La sabiduría que Bobbio descubría en Goya era la suya: el siendo un hombre azotado por la depresión, era un optimista
pesimismo. Las oscuras pinceladas de Goya confirmaban en incurable. Creía en el progreso y las promesas del futuro. El
Bobbio un entendimiento de la política, pesimista, por más que busca, no en-
una lectura de la historia, una concep- La sabiduría que Bobbio descubría cuentra ese porvenir. Frente a quienes
ción del hombre. En los cuadros negros y en Goya era la suya: el pesimismo. sueñan con lo mejor, él teme la apari-
en sus estampas de la guerra, en sus pai- Las oscuras pinceladas de Goya ción de lo siniestro. Más que una dispo-
sajes decorados con ladrones, en sus confirmaban en Bobbio un sición psicológica, el pesimismo es un
grabados de muerte, en sus caricaturas entendimiento de la política, una cuadro de convicciones sobre el hombre
de asnos y en sus burlas de curas e inqui- lectura de la historia, una y su sitio en la historia. De acuerdo con
sidores, Goya sujeta la carne de lo hu- concepción del hombre el diccionario de Ambrose Bierce es una
mano. En Los desastres de la guerra, el “filosofía impuesta al observador por el
pintor aragonés no traza los contornos de la violencia con la desalentador predominio del optimista, con su esperanza de
ilusión de servir a alguna causa. La pintura ha ilustrado la gue- espantapájaros y su abominable sonrisa”.
rra siglo tras siglo. En su mayoría, estas galerías sirven a una Bobbio reconoce en sí mismo una fuerte veta melancólica.
causa: al mostrar la crudeza de la guerra el artista educa para la Pero su pesimismo es menos el síntoma de algún achaque psi-
paz; al mostrar el sacrificio llama al combate; al pincelar la cológico, que el producto de sus convicciones intelectuales. En
victoria inflaman el orgullo patrio. Goya no explota ese senti- primer lugar, sabe que, por muchos siglos que la historia acu-
mentalismo. Muestra que el propósito de la guerra es la muer- mule, el hombre no cambia de esqueleto. En todas partes es el
te y que el deseo de la muerte de otros nos convierte en bestias mismo animal de cálculos y locuras, de juegos y guerras. Po-
o, más bien, revela que somos bestias. En la guerra no hay nada drán cambiar las costumbres y las creencias; podrán levantarse
noble, nada heroico, nada hermoso. El sordo de Fuendetodos y derruirse imperios; podrán mejorar las máquinas que fabrica-
sabía a quién temer. El dibujante de mil monstruos escribió en mos. El hombre seguirá siendo la misma bestia que describió
una carta: no me asustan las brujas, ni los espíritus ni el diablo. Maquiavelo. En todo tiempo, decía el florentino, los hombres
La única criatura que me da miedo es el hombre. son “ingratos, volubles, simuladores, rehuidores de peligros y
a
ávidos de ganancias”. Éstos no son vicios de la cultura, ni en- que no acepta los vicios de su amada, el justiciero que no se
a
fermedades provinciales: es nuestra constitución, nuestra es- detiene para analizar las consecuencias de sus prescripciones,
tructura celular. Por eso las lecciones de los grandes pensado- el revolucionario que no duda de su misión. No es del amor
res siguen siendo contemporáneas. El cambiante decorado de de donde puede alimentarse el impulso crítico en política.
la historia no las altera. Tocqueville lo entendió mejor que nadie: la adhesión a las
Como Cioran, Bobbio se planta contra la idolatría del causas políticas (la democracia por ejemplo) sólo puede ser una
mañana. El progreso no es la clave de adhesión moderada, nunca una pasión
la historia. El escepticismo es la raíz de desbordante.
esta convicción. Nunca lo sabemos todo. La crítica política tampoco nace del
Quienes todo lo saben no tardan en que- odio, que es igualmente idealización del
rer matarlo todo, decía en algún lugar otro. Si el amante sólo ve rasgos hermo-
Albert Camus. Pero lo que sabemos, por sos en su amada, el odiante sólo encuen-
poco que sea, no es alentador. La tuerca tra facciones repugnantes en el otro. La
de la duda da una vuelta para encontrar crítica de la política no puede nacer del
una creencia: no esperemos nada del odio al poder. Quien lo odia no hace el
futuro. Mi inclinación natural, decía, es menor esfuerzo por comprender sus ra-
“esperar siempre lo peor”. zones; simplemente lo acusa como ori-
gen del mal. El anarquismo es por eso
George Steiner decía que la crítica lite- una crítica tan radical que termina va-
raria debía surgir de una deuda de amor. Es esa gratitud la que ciándose. Abominando al poder, ignora todo lo que el poder
impulsa a quien dedica su vida a escribir sobre escrituras. Una importa. ¿De dónde viene entonces el primer aliento de la
deuda de amor impulsa al crítico: después de leer una novela, crítica política? No proviene de una fe —ni la del amante ni la
es otro. La pieza lo transforma. Después de ver un cuadro de del odiante— sino de la sospecha. Es una espina, una intuición,
Cézanne, escribe Steiner, vemos las manzanas de un modo una sospecha lo que despierta la crítica política. No es el im-
totalmente nuevo, como si nunca hubiéramos visto una man- pulso de rendir un homenaje, ni la gratitud del admirador lo
zana verdadera. El crítico se siente obligado a confesar sus que la aviva. La crítica política no es celebratoria. Aunque haya
amores porque la crítica contemporánea confunde su tarea con cosas que celebrar, el festejo no puede engullir en ningún mo-
la labor del demoledor de estatuas. Los biógrafos se han con- mento el recelo crítico. Hasta el más delicioso pastel de la
vertido en mineros de vicios y debilidades. La industria de la política contiene gusanos. En política no hay obras perfectas a
crítica aparece como escopeta del escándalo. El gran héroe es las que podamos entregarnos devotamente. Ha producido na-
exhibido como un cobarde, el novelista genial es un plagiario poleones pero no ha dado vida a un solo Bach.
que golpeaba a su mujer, el arquitecto admirado por todos re- La crítica no nace de una certeza sino de una sospecha. El
sulta un alcohólico que odiaba a los negros. Si antes se trataba crítico empieza a escribir porque intuye, no porque sabe. El crí-
de volver santos a los hombres ilustres, hoy la tendencia es tico no es un relator de incidentes, es un antipático juzgador
exactamente la contraria: todos los hombres, empezando por del mérito. No le interesa lo que pasa sino el significado de lo
los filósofos, los artistas y demás prohombres, son cerdos. que pasa. Como cualquier crítico, el crítico de la política trata
El “arte del crítico”, dice Steiner, debe asumirse como una de aclarar el caos de significados que es el mundo. Discernir
celebración, no una denuncia. No lo es porque el crítico no entre lo importante y lo trivial, lo nocivo y lo benéfico, lo útil
pierde el tiempo en lo que no vale; su atención se fija única- y lo dispendioso, lo real y lo fingido. Lo hace siempre con un
mente en las obras maestras, en las creaciones perdurables del ojo al futuro. Y si volvemos al primer impulso, ese que inquie-
arte. De las malas novelas que aparecen todas las semanas se ta a Steiner para el caso de la crítica literaria, el marco de esa
ocupan los publicistas, no los críticos. La crítica es un fruto mirada es la sospecha, no la esperanza. La incertidumbre que
de la admiración. El crítico es un mediador entre el genio y acompaña el futuro no es la imagen de un jardín futuro, sino la
el público. El crítico, atestiguando y apreciando el genio, lo posibilidad del desastre. La crítica del poder surge como sos-
revela al público, lo comunica, lo enaltece. ¿Qué luces arroja pecha del desastre.
esta reflexión sobre la naturaleza de la crítica política? Alguien Ésa es la convicción de un crítico como Bobbio, que está
podrá decir que, aunque el crítico literario analice un soneto convencido de que el pesimismo es un compañero indispensa-
y el crítico de la política un acto de imperio, la semilla es ble de cualquier travesía política:
idéntica. Bajo esa mirada, el crítico del poder sería también un
amante con deuda. Un hombre que ama la democracia, la in- Dejo de buen grado a los fanáticos, o sea a quienes desean la catás-
dependencia, la justicia escribirá para enaltecer el objeto de su trofe, y a los fatuos, o sea a quienes piensan que al final todo se
amor y defenderlo de todas sus amenazas: el despotismo, la su- arregla, el placer de ser optimista. El pesimismo es hoy, permíta-
misión, la arbitrariedad. El crítico de la política será entonces, seme una vez más esta expresión impolítica, un deber civil. Un
igualmente, un admirador que celebra. Pero lo que es devoción deber civil porque sólo un pesimismo radical de la razón puede
vital en el crítico literario, se vuelve ceguera en el crítico de la despertar algún temblor en esos que, de una parte o de otra,
política. No pienso solamente en el observador que se casa con demuestran no advertir que el sueño de la razón engendra mons-
una idea, un partido, una iglesia. Ésa es clara, abiertamente, truos.
una abdicación del propósito crítico y una afiliación plena a
la práctica. Pienso en quien, sin entregarse a grupo o jefatura El sueño de la razón produce monstruos. Goya el sabio, de
alguna, ha dejado de someter sus ideas a examen. El demócrata nuevo. G
a
a
La historia tejida por la imagen
Irlemar Chiampi
El 9 de agosto se cumplen tres décadas de la muerte de sobre los procesos de transculturación, los de Reyes sobre la
José Lezama Lima. El año pasado el Fondo puso apertura de la “inteligencia americana” a las influencias, los de
a circular de nuevo, con el número 21 de la Colección Mariano Picón Salas sobre la combinación de las formas euro-
Conmemorativa 70 Aniversario, La expresión americana, peas con las indígenas, los de Uslar Pietri sobre el proceso de
volumen que reúne conferencias del autor de Paradiso aluvión de nuestro sistema literario o con la propuesta de Car-
—cuya edición crítica puede hallarse en la colección pentier sobre lo real maravilloso americano, se dio el recono-
Archivos—, en especial aquella en que, acaso predicando cimiento del mestizaje como nuestro signo cultural. Con este
de su propia escritura, sentenció que “sólo lo difícil es ideologema, que se fija desde los cuarenta, el discurso ameri-
estimulante”. Tomamos aquí parte del estudio canista parecía haber resuelto el problema crucial del complejo
introductorio de quien compulsó las notas de Lezama de inferioridad, asumiendo la heterogeneidad de su formación
para producir esta edición racial sin renunciar al ambicionado universalismo. Suponía,
igualmente, el hallazgo de una diferencia que permitía contras-
tar la complejidad de nuestra formación con la homogeneidad
Cuando en enero de 1957 José Lezama Lima (1910-1976) pro- social de Estados Unidos y los particularismos etnocentristas
nunció, en el Centro de Altos Estudios del Instituto Nacional de los europeos.
de La Habana, las cinco conferencias que luego integrarían su ¿Qué podía añadir Lezama Lima, ya a fines de la década
libro La expresión americana, el pensamiento americanista ha- de los cincuenta, ante esa tradición del discurso americanista?
bía cristalizado ya en una verdadera tradición. Un siglo de re- ¿Qué nueva interpretación podría modificar las soluciones de
flexión sistemática sobre la condición de los americanos había esa experiencia reflexiva? Por su configuración externa La ex-
generado toda suerte de interpretaciones en torno al problema presión americana se acomoda al cuadro interpretativo general
de la identidad cultural. La posición crítica acerca de lo que es del americanismo; su esbozo de nuestro hecho cultural tampo-
América, esto es, qué lugar le reserva la historia, cuál su desti- co se opone al ideologema vigente de la “América mestiza” y
no y cuál su diferencia frente a otros modelos de cultura, de- exalta su universalidad como antes lo hicieron Reyes o Carpen-
terminó la ensayística de los más destacados escritores hispa- tier. Desde el examen del barroco colonial hasta la poesía po-
noamericanos, y también su legítimo deseo de ser modernos, pular del siglo xix Lezama —aunque parezca hacer tabla rasa
desde la generación postindependentista hasta la que antecede de aquella ensayística— presupone nuestra receptividad mesti-
a la segunda guerra mundial. za a las influencias. La propia “suma crítica de lo americano”,
De Sarmiento a Martí, pasando por Bilbao y Lastarria, en el que Lezama analiza en el último capítulo y cifra en la noción
siglo xix, de Rodó a Martínez Estrada, en un primer arco con- de “protoplasma incorporativo”, deriva conceptualmente de la
temporáneo que incluye, entre otros muchos, los nombres de tesis de la transculturación.
Vasconcelos, Ricardo Rojas, Pedro Henríquez Ureña y Mariá- Es cierto que si comparamos el ensayo de Lezama con los
tegui, las respuestas a aquellas indagaciones variaron de acuer- de Reyes, los de Carpentier o aun los de Uslar Pietri —que
do con las crisis históricas, las presiones políticas y las influen- son ejercicios breves o indicativos, y a veces sólo apuntes—
cias ideológicas. En sus escritos América había pasado por el resalta en el acto que su dimensión refleja una voluntad tota-
sobresalto de las antinomias románticas (¿civilización o barba- lizadora que tampoco tuvieron, dentro de sus propósitos es-
rie?), por los diagnósticos positivistas de sus males endémicos, pecíficos, Ortiz con su Contrapunteo cubano del tabaco y el azú-
por la comparación con Europa y la cultura angloamericana; car (1940), o Picón Salas, con De la conquista a la independencia
algunas veces había reivindicado su latinidad, otras, la autoc- (1944). De la misma manera la tarea de enfocar a América
tonía indígena; se vio erigida, posteriormente, como el espa- como una unidad cultural y una continuidad histórica ya ha-
cio cósmico de la quinta raza y hasta conceptualizó su bastar- bía sido emprendida con éxito por Pedro Henríquez Ureña,
día fundadora. No existió intelectual prominente en su tiempo tanto en las artes como en la literatura, en dos obras funda-
que permaneciera indiferente a la problemática de la identi- mentales: Historia de la cultura en la América Hispánica (1947)
dad. Ya fuera con pasión vehemente o con frialdad cientificista, y Corrientes literarias en la América Hispánica (1949). Conside-
con optimismo o desaliento, con visiones utópicas o apocalíp- rando también que Lezama no pretendió elaborar una histo-
ticas, nacionalistas o hispanofóbicas, progresistas o conserva- riografía, como en esas obras, y sí un auténtico ensayo, con lo
doras, los ensayistas del americanismo expresaron —como en que supone ese género, había ya otro antecedente respetable,
un texto único— su angustia ontológica ante la necesidad de El laberinto de la soledad (1950), en el cual Octavio Paz exami-
resolver sus contradicciones de una manera que certificara su naba, desde una perspectiva existencial, el ser mexicano a lo
identidad. largo de la historia, sin perder de vista el horizonte y el alcan-
Pero si la generación de intelectuales que actuó entre 1920 ce hispanoamericanos.
y 1940 hizo de la identidad el tema de sus desvelos, la genera- Las innovaciones que presenta La expresión americana en el
ción siguiente, del cuarenta al sesenta, encontró el problema cuadro ideológico del discurso americanista superan, sin em-
prácticamente resuelto. Con los estudios de Fernando Ortiz bargo, los préstamos y las afinidades con aquella tradición. En
a
principio, la noción de “América”, para Lezama, va más allá del año en que Lezama pronunció sus conferencias sobre la ex-
a
referente restrictivo convencional. Más amplia que la “América presión americana, también presentó otra serie (entre octubre
Ibérica” de Henríquez Ureña o que el “México/América His- y diciembre de 1957) para un curso en el Lyceum de La Ha-
pánica” de Paz o, aun, que la “América Latina” que, desde bana. En estas conferencias, recogidas en su monumental Lo
Rodó hasta Carpentier, serían el objeto conceptual, la noción cubano en la poesía (1958), Vitier repasaba las constantes de la
manejada por Lezama incluye, sorprendentemente, a Estados cubanidad y sus contradicciones a lo largo de casi cuatro siglos
Unidos. Esa inclusión puede parecer una herejía tratándose de de lírica insular, animado, decía, por el deseo de superar “el
un escritor cubano que escribía en vísperas de la revolución y estupor ontológico” de vacío, en que había sucumbido la na-
en un periodo de plena vigencia del “latinoamericanismo” en ción una vez perdida la inspiración política de los fundadores,
la vida continental. como Martí. Frente al “siniestro curso central de la Historia”
Más allá de las tensiones políticas que durante más de medio (refiriéndose a la segunda guerra mundial y a la guerra civil es-
siglo alimentaron un justificado sentimiento antiimperialista, el pañola) y a la amenaza de desustanciación de las esencias por
clima ideológico de reivindicación de la latinidad —desenca- la “corruptora influencia del American way of life”, Vitier con-
denado por el Ariel (1900), de Rodó— se afianzaba en el mito templaba, en las relaciones entre la poesía y la práctica, tanto
de que Estados Unidos representaba un mundo materialista y una especie de refugio en algo permanente como el rescate
pragmático, carente de espiritualidad, de verdaderas esencias de la “dignidad nacional”. En el “Prólogo” para la reedición
humanas y, como tal, antagónico a nuestra América. Las razones de 1970 Vitier reiteraba con mayor énfasis aquellos propósi-
de Lezama van, no obstante, al margen de los hechos y de las tos, aludiendo a los tiempos del batistato como “de tinieblas
ideologías vigentes. Si bien hace prevalecer los ejemplos de y barbarie”.
expresión latinoamericana y toma los de América del Norte Lezama, ciertamente, compartió con Vitier esa voluntad de
de modo complementario (y en cierto sentido “latinizando” a resistencia, que también debería reflejar en ambos el término
Estados Unidos), la articulación conceptual del ensayo sugie- de los años de Orígenes y de aquel “estado de concurrencia
re que el adjetivo “americana” del título fue intencional para poética” que había producido el mejor vehículo de entonces
establecer la idea de una totalidad indisoluble, con una doble para pensar y divulgar la literatura moderna en el ámbito his-
acepción. Primero, desde el punto de vista histórico, rescata el pánico. En medio de la desilusión y el escepticismo reinantes
nombre original del continente, el de su fundación; segundo, Lezama quizá sintió la misma urgencia por formular, retros-
refiere a una geografía única, una naturaleza que, anterior a la pectivamente, una imagen orientadora, y, en su caso, más abar-
historia, la prefigura como unidad espiritual indisociable en el cadora que “lo cubano”. Sin aludir a hechos o situaciones del
occidente. Hay, todavía, otro criterio filosófico en esa visión batistato, el ensayo lezamiano presupone el clima de abati-
integradora que abordaremos más tarde. miento de aquellos años crepusculares de la dictadura (Batista
Es imprescindible considerar algunos aspectos del contexto había asumido el poder en 1952 mediante un golpe de Estado
ideológico cubano de los años cincuenta, en que Lezama con- y había sido “electo” en 1955), en que Cuba se había converti-
cibió su visión americanista. Es sabido que el grupo de poe- do en un territorio de uso y abuso de Estados Unidos y en
tas y artistas que Lezama lideró durante más de una década, grotesco simulacro de los ideales republicanos. De modo obli-
formado en torno de la revista Orígenes (1944-1956) —entre cuo, como era propio de su estilo, Lezama examinó esos senti-
los cuales se cuentan Cintio Vitier, Eliseo Diego, Ángel Gaz- mientos en la imagen de su americano ejemplar, cuyo ejercicio
telu, Fina García Marruz, Amelia Peláez, René Portocarrero, de libertad y rebeldía encarnó históricamente, en el siglo xix,
Mariano Rodríguez, Julián Orbón—, no ejerció militancia en el propio José Martí. No obstante las diferencias en cuanto
política directa, manteniéndose discretamente al margen del al método y los objetivos en el tratamiento de sus respectivos
régimen de Batista. Sin embargo, no dejó de manifestar des- temas Lezama y Vitier adoptaron, en esos años de crisis nacio-
precio por la cultura oficial, como el propio Lezama consig- nal e internacional, la misma desconfianza de la historia —des-
nó en 1954, con motivo de los diez años de Orígenes. Pero el confianza que, en el caso de Cuba, estaba a punto de romperse
testimonio más elocuente del sentimiento de los origenistas un año después con la acción revolucionaria de los guerrilleros
en aquel momento es el de Cintio Vitier, quien, en el mismo de la sierra Maestra. G
La ganadora del Premio Xavier a Yael, mi nieta atardecer de luciérnagas, y un gato par-
Villaurrutia en 1973 ha dado a las do en el escalón más alto de la escale-
prensas Toda la luz, una antología de 1 rilla carcomida las miraba, con los ojos
su prosa incluida en nuestra colección totalmente abiertos, encenderse una a
Letras Mexicanas, de la que tomamos En cuanto crezcas te contaré cómo, una en un juego de parpadeos entre las
este luminoso texto cuando tú naciste, el jardín se llenaba al hojas de los árboles y al ras del mato-
a
jo que se extiende salvaje por el suelo. en el techo un diminuto tapanco trian- ma que de tanto en tanto irrumpe con
a
Tú dormías en tu canasta cerca del gular. Podía deducirse que también ha- su aleteo. Estas palomas del jardín tam-
balcón abierto, ajena a lo que en esa par- bía ahí, al frente, un pequeño patio por bién serán únicas para ti, aunque des-
te de la casa iba ocurriendo: un espacio las ramas que casi cubrían el techo. Ima- pués veas otras, por docenas, en la calle y
mágico entre los altos edificios, abando- gino que en el otoño, o durante el invier- en el parque donde seguramente apren-
nado al antojo de las estaciones, donde no, se distinguirán con más claridad las derás tus primeros pasos y seas invadi-
no recuerdo —mientras escribía durante otras construcciones a los lados de este da por la marea humana que desemboca
las horas largas de la tarde veraniega— departamento; pero eso no tiene impor- noche y día con su cargamento de basu-
que nadie saliera a sentarse en alguna de tancia, pues no caerán dentro del ángulo ra y desamparo.
las sillas blancas de metal también cu- de visión de las fotografías que tu padre Sin embargo, esa etapa forma parte
biertas de hojarasca. Detrás de las venta- te tomará (por cierto que ni él ni yo he- de otro capítulo en tu historia iniciada
nas, en cambio, sí bullía la vida cotidiana mos mencionado, a propósito, las enor- y que ya va redondeándote las mejillas,
que se iluminaba con diferentes ritmos mes paredes de ladrillos que cerraban la los brazos y las piernas en un inexora-
y duraciones dándole al pequeño jar- vista de su habitación de niño en aquella ble avance, ¿hacia qué destino lumino-
dín —pudo haberse tratado de un tras- ciudad belga cuando se asomaba al bal- so fuera de este mágico jardín de luces
patio inocuo entre los sucios edificios de cón —tan similar— a contemplar el lento y de gatos? Porque después aparecieron
la ciudad pero, casualmente, no resulta- vestirse de los árboles al encuentro de la más gatos. Se hubiera dicho que ellos
ba tan común, quizá porque eran varios primavera), trozos de un instante de los eran quienes te enseñaban, durante el
recuadros con viejos árboles de tron- primeros tiempos de las primeras hue- sueño, a estirar todo el cuerpo, a abrir,
co esbelto, ramas caprichosas y fronda llas que quizá conserve tu memoria jun- enormes, los ojos, a encandilarte con las
abierta, hojas como palmas, que le da- to con algún trino, un olor, una apeten- sombras que el árbol proyecta en la pa-
ban un aire de grabado japonés, quizá cia que ahí se depositen. ¿Recordarás las red, líquidas, aladas, y que tu pupila ab-
porque las paredes de ladrillo guarda- campanas del carillón de las horas seis sorbe quién sabe para qué futuras vi-
ban aún reminiscencia del sueño de sus y doce y el alborozo de pájaros al ama- siones, qué memorias cautivas, exilios y
antiguos habitantes —la fisonomía de un necer? Cuentas de vidrio de un calei- errancia… En cuanto crezcas, pues, te
cuadro naif. doscopio al que sólo tú podrás dar mo- contaré cómo, cuando tú naciste, el jar-
Hierros forjados, bardas y cobertizos vimiento y sentido, porque tu mirar de dín se colmaba de luciérnagas…
de tablones podrecidos, escaleras por niña que descubre las cosas del mun-
donde nadie bajaba o subía, trozos de do, sus matices, rumor y consistencia, ii
cielo, de cortinas, de macetas, trebejos, nada tiene que ver con el mío de ahora
furtivas presencias. Y no creas que de día por mucho que para mí también el des- Todo, ahora, por complejo o sencillo
el lugar era menos misterioso. Claro, no cubrimiento del jardín y de tu ser sean que sea, requiere y llama tu atención. El
estaban las luciérnagas ni los juegos de una sorpresa inédita: sorpresa de vivir mundo te queda grande, y más grande te
luz y sombra, pero las manchas de sol la misteriosa adecuación de esa centella quedará conforme vayas creciendo, pues
que se colaban entre el follaje, y los vai- que dicen es el alma a las, ahora, tenues el asombro no cesa nomás porque la
venes del viento, componían su propio capas de materia que la encierran —di- edad se nos vaya aumentando en años. Y
mosaico de reflejos y fulgores, y el gato, cen que ella, voluntariamente, es la que mira tú si no es así: doce meses después
extenso y peludo, mantenía conmigo un escoge el cuerpo donde habrá de bus- de que naciste ya las solas sombras de los
diálogo de miradas y orejas atentas bas- car arraigo para cumplir, una vez más, árboles en el jardín no bastan para atra-
tante entretenido. Era el mes de julio y con otro ciclo de vida, con otra vuel- parte la mirada. Ahora son tus gritos y el
tus escasas semanas de vida transcurrían ta de tuerca, tantas como sea menester dedo quienes las persiguen y quieren ca-
entre calores, súbitas tormentas de re- hasta alcanzar el ajuste perfecto con su zar el viento que mueve a las hojas y fi-
lámpagos y lluvias y cielos aborrascados. fuente originaria. Y miro cómo tu escue- guras de papel de china, de estambre, de
De alguna manera tu crecimiento guar- ta carne se estira y reajusta. Te escucho madera, que penden sobre tu cuna don-
da una relación secreta con la existen- emitir gruñidos y voces que se diría son de cada día pasas menos tiempo, ocupada
cia inefable de aquellas plantas, las lu- los reacomodos de la luz en los intersti- en recorrer a gatas de abajo arriba y ha-
ciérnagas, el gato y la escritura que se va cios de la oscura cáscara que día con día cia todas partes las habitaciones.
entretejiendo para, algún día, entregar- irá engrosando, refinando su estructura, El movimiento, el tuyo y el ajeno, es
te la remembranza de este rincón donde su paradójica cárcel. Está escrito que lo lo que hoy te incumbe, y los ruidos: el
naciste, un lunes, antes de que cayera la mismo que nos encierra constituye el ca- de la licuadora que imitas risueña, el de
noche, en los inicios del verano. mino de nuestra libertad. los aviones y los coches, el de tu matraca
Otra mañana distinta —mamabas El viento es tan cálido y apacible en mexicana, el llamado de los pájaros, algo
afanosamente en brazos de tu madre— estos momentos en que se anuncia el que de pronto cae, el golpe de la puer-
descubrí a un gato color zanahoria y crepúsculo y la Sonata a Kreutzer inun- ta, los pasos que uno quisiera silenciar
ojos azules, flemático, que no se dignó da con sus acordes tu sueño de plumi- sobre la madera que cruje, cómo rechi-
a entablar el menor coloquio con noso- ta transitoria y dócil, balbuceante: len- na el picaporte, la cuerda de tu cajita de
tras. Estaba repegado a la pared trasera, guajes sin residuo, puros. De una ancha música, el sonido del agua y el agua mis-
blancuzca —por eso fue tan notorio— grieta entre los edificios sale volan- ma que nombras gozosa y disfrutas como
y descarapelada, de una suerte de caba- do una paloma, o tal vez haya más pues casi todos los niños. Pero lo que más te
ña de dos pisos con una única ventana y no logro distinguir si es siempre la mis- gusta es el columpio, tanto que ha sido
a
tu primera palabra completa, y sabes, nuevo, como esos primeros dientes que rriola cuando paseas en las calles o tras
a
cuando sales a la calle, dónde localizar- restriegas contra el barandal de la cuna, los cristales del autobús: “La vida es la
lo en el parque. Levantas la cara al cielo límite mágico, infranqueables ambos, mejor obra literaria que ha caído en mis
y te inclinas al ritmo del balanceo im- aunque se ensanchen: así como nacie- manos”, decía Francisco Tario.
pulsando en ese movimiento al universo ron, uno tras otro, hasta las muelas del Las imágenes de los libros también
que te rodea y haces tuyo por el mero juicio, volverán a caer, y el barandal po- te cautivan, y no sólo los ojos sino que
hecho de descubrirlo en tu pupila, en tu drá alejarse hasta confundir su línea con quieres tomarlas con las manos, entrar
alborozo. la del horizonte, mas no desaparecerá: en ellas como lo haces cuando te sientas
Hoy estuve contigo ahí, en el par- también lo llevamos dentro, en esa otra en el enorme libro de escenas de anima-
que: un recuadro especial al término de concha sonora que llamamos corazón, les que casi te dobla la estatura, eterna
la avenida entre los altos edificios, con ésa donde hoy resuena y se ensancha tu Alicia en su país de maravillas. Pero, ¿es
su piscina de arena suave y unos burdos mundo de juguetes, colores, sonidos y así realmente? Aprendes a designar a las
bloques de madera rústica acomodados voces, luz y sombra. cosas, escuetas, por su nombre, sin dar-
de manera que se pueda trepar por ellos les ningún sentido oculto, nada fuera de
e inventarse cualquier travesía sin el es- lo que la palabra dice: coche, cubo, pe-
torbo de las formas obvias. Desde el co- lota. Para cada uno de los animales, en
lumpio observas a los otros niños, su cambio, tu madre tiene una canción es-
deambular, sus querellas y caprichos, co- pecial que mimas moviendo los brazos,
rreteos, caídas y empujones. la cabeza, o con carcajadas.
—¿Y qué eres? —pregunto a un afa- Una flor solitaria en el traspatio más
noso gateador algo mayorcito— ¿un pe- lejano, anaranjada, de la familia de las
rro? azucenas, grande, esbelta, fascina tu
—No. Un caballo. dedo extendido y un ¡ah! aspirado per-
—¿Blanco? manece extático en tu boca. Redescubro
—¡Negro! contigo lo que de por sí es único y pron-
Y se aleja desdeñoso ante mi sobera- to olvidamos sumergidos en nuestras
na ignorancia. Aprendo la lección y me rencorosas soledades de adulto. Y lleva
dedico únicamente a observar, al igual razón el poeta al reclamar del alma su
que tú, sin atreverme a traducir esos ires Otro día, al atardecer, nos asomamos infantil capacidad de asombro, de entre-
y venires, el acarreo de cubetas, palas, al balcón para buscar en los patios tra- ga, de anhelo, porque todo nos es dado,
cochecitos, cajas, muñecos, la seriedad seros de los viejos edificios que colin- dice, y al igual que a niños Dios provee,
de tu rostro o las gesticulaciones y be- dan con el tuyo, a los gatos huéspedes nutre y conforta. ¿Y las lágrimas? Como
rrinches de esos pequeños monstruos. de la maleza y los sótanos. Frotando el las de esta mañana en que amanecis-
Una diminuta ninfa de cabellos negros pulgar contra tus deditos haces el ges- te chípil, desasosegada, a disgusto, re-
y ojos azules persigue con afán a un ne- to para llamarlos e intentas un “miau” clamando quién sabe qué, inconforme,
grito reacio; dos samuráis enanos luchan enérgico, pero no aparecen, escondidos reacia a cualquier consuelo o distrac-
con sendas espadas de plástico mientras seguramente en algún lugar fresco. Me ción momentánea, ni siquiera la de sa-
una rubita pálida los contempla y otro miras sorprendida porque no acuden ni lir al balcón y descubrir al gato pelirro-
guerrero aprovecha para apoderarse de responden a tu expectativa, y no quisie- jo, indolente, impermeable a tus lloros y
un vehículo chaparro y amorfo causa ra decirte que así es y cuán difícil re- a mis zureos. Me recordaste esos súbi-
probable de la disputa. sulta colmar nuestras esperas, por más tos chubascos de desamparo y abando-
Dicen que los niños muy pequeños violenta, terca y apasionada que la espe- no que empapan sin explicación alguna y
no entienden lo que se cocina a su al- ranza sea. Por tus ojos tan abiertos pasa que a veces se alargan por horas y sema-
rededor, pero yo vi cómo estallabas en una luz profunda que no sé interpretar. nas, como diluvios. Tuve que convertir-
llanto inconsolable —cangrejito teme- Unos instantes después gira súbito tu me, sentadas las dos en el balcón, en una
roso de perder la caparazón, ¿acaso no cuerpo entre mis brazos para inclinarse especie de columpio y susurrarte hipnó-
sabes que ya naciste trasterrado, que ya hacia el patio de los vecinos. Apoyas las ticamente al oído una canción de cuna,
llevas, como tu padre, la casa a cuestas y manos en el barandal y asomas completa tu primera canción de cuna en español.
los pies en todas las ciudades?— cuan- la cabeza atraída por las voces y los pre- Entonces me di cuenta de que habían
do hubo que desmantelar tu cuna para parativos de una cena al aire libre. Hay podado totalmente los matorrales de los
cambiarla de habitación. Estiraste am- vasos de color con veladoras ya encen- traspatios y que por ello, este verano, ya
bos brazos para impedir la hecatombe, didas; un brasero para asar carne arde no hay luciérnagas en el crepúsculo, las
ese hecho fortuito que desbarata la es- con fuego parejo; tintinean los cubier- luciérnagas que acompañaron tus pri-
tructura de tu cerco más próximo y pro- tos, los platos, el brindis. Cada comen- meras semanas de nacida, pero te pro-
pio, el lugar de tus sueños y despertares, sal que llega provoca en ti una exclama- metí —tu respiración era ya un hilo de
el ámbito que alberga a tus primeros ju- ción similar a las de bienvenida allá aba- sueño en mi regazo— que atraparemos
guetes, primer amor que se abraza a ti, jo. Temprano sabes cuán sorprendente de nuevo su luz, conforme vayas cre-
incondicional, el oso, el conejo, el pa- es el espectáculo humano, variado, mu- ciendo, en la red de estas letras, en los
yaso, compañeros de ruta en un camino table, grotesco, da igual que se mire así, recuerdos que para ti despierto, memo-
inexorablemente sin retorno, cada día desde arriba, o desde la altura de tu ca- ria de tu mundo de juguetes. G
a
a
El poder de las mujeres
Benedetta Craveri
Circula ya Amantes y reinas. El poder de las mujeres, obra la reducida, gobernada por el cabeza de familia y a modo de
coeditada por Siruela y el Fondo, en nuestra Sección de perfecto reflejo de la otra. Su estabilidad, su equilibrio y su
Obras de Historia. Mediante estampas biográficas de autonomía eran por ello de vital importancia tanto para la es-
féminas que ejercieron el poder —formal o no, político o fera privada como para la pública, y los legisladores no escati-
intelectual—, esta nueva obra de la autora de La cultura maron recursos sagaces para ponerla al abrigo de las posibles
de la conversación busca “contar la historia de este poder amenazas —la irracionalidad, la responsabilidad, la inconstan-
sui géneris, que sabe transformar la debilidad en fuerza y cia— derivadas de la naturaleza femenina. Similar a un Jano
hacer de la condición de inferioridad una carta ganadora”; bifronte, la mujer del siglo xvi mostraba, efectivamente, un
presentamos en seguida su texto introductorio rostro angélico y otro diabólico, podía inducir a la elevación
espiritual o a la perdición moral; en todos los casos, represen-
taba un enigma. Entre quienes se inclinaban por una concep-
En 1586, el célebre jurista francés Jean Bodin no vacilaba en ción demoniaca de lo femenino se encontraba, por ejemplo,
confinar a las mujeres a los márgenes de la vida civil, sostenien- Jean Bodin, que en la Demonomanie des sorciers, publicada en
do que “era preciso mantenerlas alejadas de todas las magistra- 1580, acusaba a las hijas de Eva de perseverar en sus propósitos
turas, los lugares de mando, los juicios, las asambleas públicas subversivos y de estar confabuladas con Satanás.
y los consejos, para que se ocupen solamente de sus faenas En la guerra preventiva contra las insidias del sexo débil se
mujeriles y domésticas”. Agarrándose a una doble herencia consideraba necesario someter completamente a la mujer a la
cultural —la grecorromana y la judeocristiana—, el gran teóri- autoridad masculina y circunscribir su radio de acción a la es-
co de la soberanía del estado absoluto moderno confirmaba fera doméstica. De esta manera se sacrificaban en aras del or-
una convicción tan antigua como la sociedad occidental. En den familiar no sólo su libertad sino también su misma persona
toda Europa, en consideración a la debilidad intelectual, moral jurídica, ya que no tendría otra identidad que la de hija, esposa
y psíquica inherente a su naturaleza, se excluía a las mujeres del o viuda (solamente la viudez le garantizaría, por lo demás, una
poder; sólo los hombres eran ciudadanos de pleno derecho, cierta autonomía civil).
sólo a los hombres les estaba permitido reinar. En su interpretación literal, la “incapacidad femenina” sig-
Costumbres y leyes no siempre habían sido tan desfavorables nificaba que, sin la autorización de sus parientes masculinos o
al sexo débil; no mucho tiempo antes, dentro del sistema feudal del rey, las mujeres apenas poseían una personalidad jurídica
francés, las mujeres habían gozado de un trato menos punitivo. autónoma. Una esposa no podía, por ejemplo, disponer libre-
Hasta el siglo xiv, en efecto, en ausencia de cabeza de fami- mente de sus propios bienes, asumir un compromiso ni prestar
lia hacían las veces de tal y tenían la facultad de heredar títulos testimonio. No obstante, allí donde el equilibrio de la institu-
y feudos, gobernando sus tierras ellas mismas. Valga como ción matrimonial lo hacía necesario, se permitía a la esposa, a
ejemplo el caso de Ana de Bretaña, que, casada primero con la madre y sobre todo a la viuda redactar documentos —testa-
Carlos VIII y después con Luis XII, y por tanto reina de Fran- mentos, donaciones, legados— que eran en todo caso someti-
cia por dos veces, nunca había dejado de supervisar personal- dos al control de las leyes.
mente la administración del ducado que había llevado como La defensa de la institución familiar no podía prescindir, sin
dote a la corona francesa. embargo, de tutelar en cierto modo la dignidad de la esposa,
De manera similar a las mujeres de la nobleza, también las puesto que el vínculo matrimonial la colocaba en el centro de
de la burguesía y las del pueblo habían tenido en el pasado una la vida doméstica. Una mujer, por tanto, debía ser tratada con
mayor libertad de acción, empezando por el derecho a ejercer respeto y, en el plano material, estaba protegida por la comu-
legalmente los oficios más variados, a practicar la caridad y la nidad de los bienes y por el douaire, una especie de renta o in-
asistencia a los pobres en los hospitales y en las calles, a orga- greso vitalicio que garantizaba su autonomía económica en
nizarse en comunidades y conventos de beguinas, dando vida a caso de fallecimiento del marido. A cambio, juristas, moralistas
movimientos espirituales y fundando órdenes religiosas y mo- y hombres de iglesia coincidían en exigirle obediencia, modes-
nasterios. tia, castidad, parsimonia y discreción y no dejaban de pregun-
Al estar ligados a la sociedad feudal, estos márgenes de au- tarse cuáles eran los métodos educativos más adecuados para
tonomía femenina se redujeron con el renacimiento. En el desarrollar estas virtudes.
transcurso del siglo xiv (dentro de un profundo cambio, que Pero ¿cuál era el género de educación deseable? Débil y li-
tenía sus raíces en el siglo anterior, en el modo de plantear la mitada, ¿era capaz la inteligencia femenina de acceder al orden
política y las instituciones, en el cual la noción de “res publica” racional? Y el saber ¿no corría el riesgo de alentar defectos
fue sustituyendo progresivamente al concepto medieval de li- congénitos en la naturaleza de las hijas de Eva como la curio-
naje, como la autoridad del rey a la del señor) empezó a abrir- sidad y el orgullo? La primera en alzar una voz de protesta fue,
se camino una nueva concepción de la familia. Ésta aparecía a comienzos del siglo xv, Christine de Pisan, la cual sostenía
ahora como el fundamento en el que se apoyaba el edificio del que bastaría con mandar a la escuela a las niñas para que su
estado moderno, aún más, era una especie de república a esca- inteligencia se desarrollase tanto como la de sus coetáneos. Un
a
siglo después, Montaigne, aun dando prueba de una actitud —mencionaremos al menos los nombres de Pernette du Gui-
a
mucho más liberal que la mayor parte de sus contemporáneos llet, Louise Labé, Catherine y Madeleine des Roches y, al final
hacia el sexo débil, seguía estando íntimamente convencido de del siglo, Marie le Jars de Gournay— compartía un único pro-
la superioridad intelectual masculina y se limitaba a observar yecto, cuya intención no escapaba a sus contemporáneos: plan-
que el estudio de la historia o de la filosofía podía ayudar a las tar cara al casi total monopolio masculino de la escritura y to-
mujeres a soportar las injusticias y las prevaricaciones de las quemar directamente la palabra para hablar de modo más o menos
eran víctima por parte de los hombres. velado de sí mismas, de sus gustos, de sus sentimientos, de sus
No había, por el contrario, resignación sino amargura en el aspiraciones más profundas.
grito que lanzó en 1626 Marie de Gournay, su fille d’alliance, en Desde un principio, sin embargo, las escritoras (con la sal-
el Grief des dames: “Afortunado tú, lector, si no perteneces a ese vedad de alguna clamorosa excepción) optaron por evitar los
sexo al que, privado de la libertad, le están vedados todos los choques frontales, de los cuales inevitablemente hubieran sali-
bienes, al igual que casi todas las virtudes. No podría ser de do perdiendo, y avanzar por caminos transversales, aprove-
otro modo, puesto que le es negado el acceso a los cargos, a los chando cada vez las ocasiones propicias.
empleos y a las funciones públicas, es decir, al poder, porque es Por otra parte, sabían que podían invocar en su defensa
en el ejercicio moderado de éste como se forman en su mayor unos precedentes inatacables: ¿acaso no habían sido dos gran-
parte las virtudes. Un sexo al cual, como única felicidad, como des princesas las que dieran ejemplo y tomasen la pluma? A la
únicas y soberanas virtudes, se le dejan la ignorancia, la servi- cabeza del cortejo estaba Ana de Francia, hija de Luis IX, her-
dumbre y la facultad de hacerse pasar por estúpido, si este mana mayor de Carlos VIII, duquesa de Borbón (1461-1522),
juego le complace”. la cual, después de tener las riendas del gobierno durante la
Dentro de la gran renovación espiritual promovida por la minoridad de su hermano, se rodeó de una corte brillante,
contrarreforma, y aunque fuera en controversia con los protes- abierta a escritores y artistas, y en 1521 decidió dar a la im-
tantes que animaban a los fieles, sin distinción de sexo, a leer prenta sus Enseignements, escritas para su hija Susana. Venía
directamente los textos sagrados, la Iglesia católica se vio obli- luego la más ilustre de todas, la gran Margarita, hermana de
gada a afrontar los problemas de la educación de las mujeres, Francisco I y esposa del rey de Navarra, “soberanamente per-
elaborando una pedagogía inspirada en el culto mariano, que, fecta en poesía, docta en filosofía, experta en la sagrada escri-
de tratado en tratado, perseguía un único objetivo: neutralizar tura”. Primera poeta francesa que publicó, Margarita de Nava-
el elemento oscuro y demoniaco que se halla al acecho en la rra se medía con la misma audacia intelectual y parigual
naturaleza femenina y, tomando como modelo las virtudes talento con los temas cruciales del amor sacro y el amor profa-
encarnadas por la Virgen María —la pureza, la dulzura, la ca- no. Tres generaciones después, otra Margarita, hija de Enrique
ridad—, preparar a las muchachas destinadas a vivir en el mun- II y Catalina de Médicis y también reina de Navarra, inaugu-
do para realizar felizmente su vocación de esposas y madres rará el género de las memorias de autoría femenina para narrar
cristianas. las trágicas vicisitudes de su vida.
Desde luego, nadie discutía que era necesario dar una edu-
En la Francia del siglo xvi, sin embargo, el empeoramiento de cación humanista y una preparación intelectual a las princesas
la condición de la mujer en el plano jurídico y religioso coin- reales y a las damas de la alta nobleza, pero esto afectaba a un
cidió con una primera e indiscutible afirmación de su prestigio número extremadamente exiguo de representantes del sexo
intelectual. Siguiendo el modelo de De claribus mulieribus de débil, destinadas desde el nacimiento a desempeñar papeles
Boccaccio, traducido en Francia a petición de Ana de Bretaña, oficiales de gran responsabilidad. No obstante, aun siendo ex-
esposa de Carlos VIII, nació también en cepcionales, estos casos constituyen siem-
Francia una tradición literaria, que ha- Si en la sociedad del siglo XVI hay pre un palmario mentís a los lugares
bría de gozar larga fortuna, centrada en mujeres que cuentan es porque, comunes misóginos acerca de las taras
el elogio de la femme forte y de la femme aferrándose a sus ambiciones, en congénitas de la naturaleza femenina, y
savante. Se trataba de una literatura en- su inteligencia y en su belleza, representaban un implícito aliento y una
comiástica, encaminada sobre todo a lograron, a pesar de los prejuicios garantía moral importante a las ambi-
rendir homenaje a princesas y damas masculinos, aprovecharse de ciones intelectuales de sus hermanas de
ilustres, de mano casi exclusivamente unas circunstancias favorables y menos alcurnia.
masculina; no obstante, su éxito fue tes- hacerse valer
timonio de la existencia de un público Ni siquiera un nacimiento real podía,
femenino. Un público de lectoras pertenecientes a las elites con todo, conferir a las mujeres los mismos derechos de los
aristocráticas y burguesas que exigían a la literatura, y de ma- hombres; la ley sálica es la confirmación más clara de ello. En
nera especial a la reflexión moral, a la poesía y a la novela, una virtud de una antiquísima prohibición que se remontaba a los
imagen idealizada de la mujer en la que poder por fin recono- tiempos de Pharamond, mítico rey de los francos, y a diferen-
cerse. cia de lo que sucedía en otros países europeos, en Francia las
Pero la verdadera novedad de este “renacimiento” a lo fe- mujeres estaban excluidas de la sucesión al trono y la misión de
menino la constituyó la entrada del sexo débil en la liza litera- asegurar la continuidad dinástica estaba reservada a la descen-
ria. En la edad media había habido más de una escritora famo- dencia masculina. Sólo el rey detentaba el poder, mientras que
sa, pero “nada, en sus discursos, dejaba traslucir la conciencia la reina no tenía otro estatus que el de esposa.
de una ‘especificidad’”. A la inversa, a partir de la obra inau- No siempre había sido así. La ley sálica era una institución
gural de Christine de Pisan, Le Tresor de la cité des dames, apa- jurídica relativamente reciente, inventada por historiadores y
recida en 1497, el pequeño grupo de autoras cincocentistas juristas en el transcurso de los siglos xiv y xv para garantizar
a
Francia se estaba esforzando por afirmar su propia identidad
a
cultural y por imponer su prestigio a escala europea, lo que
confirió a la ley sálica un carácter de indiscutible necesidad fue
el repertorio de tópicos misóginos, el primero de todos el de la
“imbecilidad de juicio” del sexo débil.
Sin embargo, a la vista de los hechos, ¿no constituyó el siglo
xvi un clamoroso desmentido de los interdictos que pesaban
sobre el sexo débil? Jamás como en la Europa del quinientos
hubo un número tan relevante de mujeres —hijas, hermanas,
esposas, madres, amantes— que tuvieran acceso a altas respon-
sabilidades, influyeran en la política o gobernaran en primera
persona. A pesar de los anatemas de los predicadores, María
Tudor primero y su hermana Isabel después subieron con ple-
no derecho al trono de Inglaterra, al igual que María Estuardo
ciñó la corona escocesa. Tía del emperador Carlos V y un
tiempo prometida a Carlos VIII de Valois, Margarita de Valois,
a su vez, reinaría en los Países Bajos con habilidad y prudencia,
por no hablar de Renata de Francia, que tuvo en Ferrara un
antes que nada la independencia y la unidad territorial del país. papel religioso y cultural de gran resonancia. Y si en Francia la
En la Francia medieval, efectivamente, la corona era transmi- ley sálica excluía a las mujeres de la sucesión dinástica, más de
tida en consideración al derecho de primogenitura, sin impe- una de las diez reinas que se sucederían al lado de los soberanos
dimentos por razón de sexo, hasta que en 1316, a la desapari- de la casa de Valois tendría, junto con madres y hermanas, una
ción de Luis X, el hermano del soberano, Felipe de Poitiers, gran influencia en los acontecimientos del país.
logró hacerse reconocer como rey, aprovechándose de la me- Luisa de Saboya, madre de Francisco I, gobernó en nombre
nor edad de su sobrina Juana, a la que correspondía por dere- de su hijo en los años del dramático cautiverio de éste en Es-
cho la corona. Seis años después fueron las hijas de Felipe V las paña y llevó a cabo para él delicadísimas negociaciones diplo-
que sufrieron el mismo abuso y vieron sus derechos usurpados máticas, dando prueba de un verdadero genio político, mien-
por el hermano de su padre. Y cuando, a su vez, Carlos IV el tras que la hermana del monarca, Margarita, desposada con el
Hermoso murió dejando solamente hijas, éstas fueron automá- rey de Navarra, no ocultó sus simpatías por la religión refor-
ticamente excluidas de la sucesión sobre la simple base del mada, hizo de su corte un gran centro de cultura humanística
ejemplo de los dos reinados precedentes. Pero, puesto que y dio lustre a la literatura francesa con una célebre colección de
Carlos IV no tenía hermanos, ¿a quién debía ir la corona? Si se novelas a la manera de Boccaccio, el Heptamerón.
hubiese tenido en cuenta el lazo de parentesco más estrecho La hija de Margarita, Juana de Albret, reina de Navarra,
con el rey difunto, habría correspondido a Eduardo III de In- consagró su inteligencia, poco común, a los intereses de la
glaterra, sobrino de Felipe el Hermoso por parte de madre. causa protestante y a los de su joven hijo, Enrique de Borbón,
Pero adoptar esta solución significaba pasar bajo la jurisdicción que habría de reinar un día sobre toda Francia. Tampoco se
de un soberano extranjero, y los barones franceses prefirieron puede olvidar que será una reina, Catalina de Médicis, la que a
orientar su elección a Felipe de Valois —Felipe VI—, descen- la muerte de su marido, Enrique II —acaecida en 1559—, y
diente en línea masculina de Felipe el Atrevido. Introducida durante casi treinta años, en lo más encendido de las guerras
subrepticiamente para secundar las ambiciones de Felipe V y de religión, recurrió a todos los expedientes posibles, incluidos
de Carlos IV, la prohibición impuesta a las mujeres de subir al los más extremos, para tutelar los intereses de la corona y de-
trono se extendió de esta manera a su descendencia masculina. fender la integridad del reino.
(Por otra parte, ya durante la guerra de los cien años se había En la Francia del siglo xvi, soberanas y princesas no son, sin
empezado a tomar conciencia de que, como consecuencia de embargo, las únicas que dominan la escena. En ausencia de
una política matrimonial que destinaba cada vez con mayor ellas, junto a ellas o, como es frecuente, en abierto antagonis-
frecuencia a las princesas de sangre real a soberanos de otros mo con ellas, se presentan las reinas de los corazones, las po-
países, la sucesión por línea femenina podía exponer la corona derosísimas favoritas reales: la duquesa de Étampes y Diana de
al peligro de acabar en manos de un príncipe extranjero.) Poitiers, amantes respectivamente de Francisco I y de Enrique
A partir de entonces y durante todo el renacimiento, varias II; Gabrielle de Estrées y Henriette de Entragues, destinatarias
generaciones de eruditos y de juristas prodigaron su ingenio y preferidas de la fogosidad amorosa del excesivamente galante
su saber con el fin de hacer irreversible esta disposición. El mi- Enrique IV. Y tampoco en la alta nobleza faltaron figuras fe-
to de los orígenes, el peso de una tradición jurídica autóctona meninas que se imponen como puntos de referencia de clanes
que había que contraponer orgullosamente a la romana, la teo- enteros: por ejemplo, las tres sucesivas duquesas de Guisa, una
rización del carácter sacro de la monarquía francesa, el cual com- vez se quedaron viudas, ejercieron una influencia decisiva en
portaba el papel sacerdotal de sus reyes, imposible de extender las estrategias políticas de la que era en la época la familia más
a las mujeres, la autoridad masculina como principio unifica- poderosa de Francia.
dor de la nueva concepción del Estado en todas sus expresiones Todo esto, sin embargo, no debe inducirnos a pensar que
eran los argumentos presentados en apoyo de la exclusión de este ilustre cortejo de damas en el poder sea signo de una evo-
las mujeres del ejercicio del poder. Si bien se trataba de moti- lución, aunque subterránea, en la mentalidad y en las costum-
vaciones a las cuales era difícil oponerse en una época en la que bres, o que revele una mejora jurídica en la condición de las
a
mujeres. Si en la sociedad del siglo xvi hay mujeres que cuen- nio oficial de los hombres, para introducirse en sus engranajes
a
tan es porque, aferrándose a sus ambiciones, en su inteligencia sin ser trituradas por ellos es preciso disfrazarse, usar la astucia,
y en su belleza, lograron, a pesar de los prejuicios masculinos, crearse aliados poderosos, distribuir favores, seducir, corrom-
aprovecharse de unas circunstancias favorables y hacerse valer. per, castigar... y saber hacer mutis en el momento justo.
Pero nunca asumieron el poder en nombre propio; su autori- En Amantes y reinas. El poder de las mujeres me propongo
dad es siempre provisional y está sometida a oposiciones, y su contar la historia de este poder sui géneris, que sabe transfor-
afirmación presupone siempre un vacío o una debilidad mascu- mar la debilidad en fuerza y hacer de la condición de inferiori-
linos: la lejanía o la muerte de los maridos, la minoría de edad dad una carta ganadora: una historia que es testimonio del va-
de los hijos, la pasión de los sentidos. Aun siendo espectacula- lor, la inteligencia y la inventiva que de manera constante
res, sus experiencias constituyen una suma de casos individua- caracterizaron a las mujeres francesas del antiguo régimen. G
les, no se consolidan nunca en una historia única. Dado que la
historia —como ninguna de ellas duda— sigue siendo patrimo- Traducción de María Condor
Irónico y bienhumorado, Voltarie otra cosa que las noticias del día, las ri- ”—No me importa de quién sean: el
produjo relatos durante más de diculeces del prójimo y los intereses de autor es muy grosero. El señor mariscal
70 años. Hoy, gracias al trabajo su corazón. Al final, cuando se vio en esa nunca me ha escrito en ese estilo; estoy
de selección y edición de edad en que se dice que las mujeres her- persuadida de que vuestro san Pablo era
Mauro Armiño, contamos con mosas que tienen talento pasan de un un hombre muy difícil para la conviven-
un bello volumen de sus Cuentos trono a otro, quiso leer. Empezó por las cia. ¿Estaba casado?
completos en prosa y verso, vertidos al tragedias de Racine y quedó asombrada ”—Sí, señora.
español por el propio Armiño al sentir, leyéndolas, un placer mayor del ”—Pues muy buena persona tendría
y por M. Domínguez, traductor que había sentido en las representacio- que ser su esposa; si yo hubiera sido la
decimonónico. De la coedición del FCE nes; el buen gusto que se desplegaba en mujer de semejante hombre, lo habría
y Siruela que comienza a circular, ellas le hacía discernir que aquel hombre enviado a paseo. ‘¡Sed sumisas a vuestros
tomamos esta graciosa muestra, no decía más que cosas verdaderas e in- maridos!’ Si al menos se hubiera limita-
como contrapunto de las mujeres teresantes, que todas estaban en su sitio, do a decir: ‘Sed dulces, complacientes,
descritas por Craveri que era sencillo y noble, sin declama- atentas, ahorrativas’, yo diría: ése es un
ción, sin nada forzado, sin correr tras el hombre que sabe vivir. Y ¿por qué sumi-
ingenio; que sus intrigas, lo mismo que sas? ¿Me lo podéis explicar? Cuando me
El abate de Châteauneuf me contaba un sus ideas, se fundaban todas en la natu- casé con el señor de Grancey, nos pro-
día que la señora mariscala de Grancey raleza; encontraba en esa lectura la his- metimos sernos fieles: yo no he cumpli-
era muy dominante; eso aparte, tenía toria de sus sentimientos y el cuadro de do demasiado mi palabra, ni él la suya;
muy grandes cualidades. Su mayor or- su vida. pero ni él ni yo prometimos obedecer.
gullo consistía en respetarse a sí misma, Le dieron a leer a Montaigne: quedó ¿Somos esclavas acaso? ¿No basta con
en no hacer nada de lo que pudiera aver- encantada con un hombre que entablaba que un hombre, después de haberse ca-
gonzarse en secreto; nunca se rebajó a conversación con ella y que dudaba de sado conmigo, tenga derecho a darme
decir una mentira; prefería confesar una todo. Le dieron también Los grandes una enfermedad de nueve meses, que
verdad peligrosa a utilizar un disimulo hombres de Plutarco: preguntó por qué algunas veces es mortal? ¿No basta con
útil; decía que el disimulo es siempre no había escrito la historia de las gran- que yo dé a luz con grandísimos dolores
prueba de la timidez. Mil acciones gene- des mujeres. un hijo que cuando sea mayor podrá
rosas señalaron su vida; pero cuando la El abate de Châteauneuf la encontró pleitear contra mí? ¿No basta con que
alababan por ellas, se creía despreciada; un día toda encendida de cólera. “¿Qué todos los meses esté sujeta a molestias
decía: “¿Pensáis acaso que esas acciones os pasa, Señora?”, le dijo. muy desagradables para una mujer de
me han costado esfuerzo?”. Sus preten- “—Por casualidad he abierto, respon- condición, y que, para colmo, la supre-
dientes la adoraban, sus amigos la que- dió ella, un libro que andaba rodando sión de una de esas doce enfermedades
rían, y su marido la respetaba. por mi gabinete; me parece que es una al año sea capaz de causarme la muerte,
Pasó cuarenta años en esta disipación colección de cartas; he visto en él estas para que encima vengan a decirme:
y en ese círculo de entretenimientos que palabras: ‘Mujeres, sed sumisas a vues- ‘Obedeced’?
ocupan seriamente a las mujeres; nunca tros maridos’; he tirado el libro. ”Desde luego, la naturaleza no lo ha
había leído otra cosa que las cartas que le ”—¡Qué decís, señora! ¿No sabéis dicho: nos ha dado órganos diferentes
escribían, ni había metido en su cabeza que son las Epístolas de san Pablo? de los de los hombres; pero al hacernos
a
necesarios los unos a los otros, no ha
a
pretendido que la unión formase una
esclavitud. Recuerdo bien que Molière
dijo: ‘Du côté de la barbe est la toute-puis-
sance’. ¡Pues vaya una razón para que
tenga yo un amo! ¿Cómo? Porque un
hombre tenga el mentón cubierto de
un despreciable pelo áspero que se ve
obligado a rapar apurando cuanto pue-
de, y porque mi mentón haya nacido
rasurado, ¿habré de obedecerle con toda
humildad? Sé bien que, por lo general,
los músculos de los hombres son más
fuertes que los nuestros, y que pueden
propinar un puñetazo muy bien dado:
mucho me temo que sea ése el origen de
su superioridad.
”También pretenden tener la cabeza
mejor organizada y, por consiguiente, se
jactan de ser más capaces de gobernar;
pero yo les diré nombres de reinas que
valen tanto como reyes. Días pasados
me hablaban de una princesa alemana
que se levanta a las cinco de la mañana
para trabajar en hacer felices a sus súbdi-
tos, que dirige todos los asuntos, res-
ponde a todas las cartas, alienta todas las
artes, y que difunde tantos beneficios
como luces tiene. Su valor iguala a sus
conocimientos; y es que no ha sido edu-
cada en un convento por unas imbéciles
que nos enseñan lo que hay que ignorar
y nos dejan ignorar lo que hay que
aprender. Por lo que a mí respecta, si
tuviese un Estado que gobernar, me
siento capaz de atreverme a seguir ese
modelo.” ”—Ni una palabra de todo eso, seño- mezquita a sus horas, y a sus citas a otras
El abate de Châteauneuf, que era ra, es verdad; lejos de haber inventado horas; se las ve por las calles con sus ve-
muy cortés, se cuidó mucho de contra- la poligamia, Mahoma la reprimió y los encima de la nariz, como vosotras
decir a la señora mariscala. restringió. El sabio Salomón poseía se- ibais con antifaz hace unos años. Es cier-
“A propósito, dijo ésta, ¿es cierto que tecientas esposas. Mahoma redujo ese to que no se dejan ver en la Ópera ni en
Mahoma sentía por nosotras tanto des- número sólo a cuatro. Las señoras irán la Comedia; pero es porque no tienen.
precio que pretendía que no éramos al paraíso igual que los señores, y sin ¿Dudáis de que si alguna vez hubiera en
dignas de entrar en el paraíso, y que sólo duda allí se hará el amor, pero de forma Constantinopla, patria de Orfeo, una
seríamos admitidas en la entrada? diferente a como se hace aquí; porque Ópera, no llenarían los palcos de prosce-
”—En tal caso, dijo el abate, los hom- sabéis de sobra que en este mundo sólo nio las damas turcas?
bres se quedarán siempre en la puerta; conocemos el amor de manera muy im- ”—¡Mujeres, sed sumisas con vues-
mas consolaos, no hay una palabra de perfecta. tros maridos!, seguía diciendo entre
verdad en todo lo que aquí se dice de la ”—¡Ay!, tenéis razón, dijo la marisca- dientes la mariscala. El tal Pablo era
religión mahometana. Nuestros mon- la; el hombre es muy poca cosa. Más, muy bruto.
jes ignorantes y malvados nos han en- decidme: ¿ordenó vuestro Mahoma que ”—Era algo duro, replicó el abate, y
gañado mucho, como asegura mi her- las mujeres estuvieran sometidas a sus le gustaba mucho ser el amo; trató de
mano, que fue doce años embajador en maridos? arriba abajo a san Pedro, que era un
la Puerta. ”—No, señora, eso no se encuentra hombre bastante bueno5. Por otra parte,
”—¡Cómo! ¿No es cierto, señor, que para nada en el Corán. no hay que tomar al pie de la letra todo
Mahoma inventó la pluralidad de muje- ”—Entonces, ¿por qué son esclavas lo que dice. Le reprochan haber tenido
res para ganarse mejor a los hombres? en Turquía? mucha inclinación por el jansenismo.
¿No es cierto que seamos esclavas en ”—No son esclavas en absoluto, tie- ”—Ya me sospechaba yo que era un
Turquía, y que nos esté prohibido rezar nen sus bienes, pueden testar, pueden hereje”, dijo la mariscala, y volvió a de-
a Dios en una mezquita? pedir el divorcio si llega el caso; van a la dicarse a su toilette. G
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
¬ 3EPTIEMBRE¬¬ .ÞMERO¬
ÃVÀLi\
Q į Ãjį
į*>V
iV
Q į >LÀiį<>`
Q į
ÀÃË«
iÀį}ÔiáįV
>i
Q į ÔiÀį-
iÀ`>
Q į iÀ>À`į
ÃËÀ>`>
Q į iÃÕÃį-Ú>iÀá}į?ÀµÔiá
Q į ÃjįÔÃį,Ú>Ã
Q į Ëį->LÀË
Q į >LÀáįi>į>`À`
Q į Ô>į6À
Q į ÔįÔL>À`
Q į á>į6jiá
Q į Ô>įÃjį,iÝiÃ
Q į Ãį>ÀV>į
?Úiá
Q į jį
?À`i>Ã
Ë}À>w>`į«ÀįjVËÀį>ÀV>įiįiį`ië>V
į`iį>į-ÔL`ÀiVVįį
`iį`į`iį
ÔËÔÀ>į
VV>]į£Ç£
0ERSONį
>iį>ÀV>į/iÀÀjà a
a
a
į
a
į
į
į
į
į
-Ô>À
ËV>įÝį«ÀiÃiË>Vį Ò
į`jVį«Ãį Í
*OSϬ%MILIO¬0ACHECO
ËÀiįi>Ãį È
'ABRIEL¬:AID
>įVÔËÔÀ>įLiÀ>į Ç
#HRISTOPHER¬$OMÓNGUEZ¬-ICHAEL
+ÔViįÔËÃįVįýúćį
'UILLERMO¬3HERIDAN
1>įV>ÀË>įÚÚiËiįýúć®į £ã
į`iÃËį`iį>įËi}iV>į ££
'ERARDO¬%STRADA
>įÚV>Vį`iį>įÃÀÃ>į £Ò
*ESÞS¬3ILVA
(ERZOG¬-ÉRQUEZ
*ÀįÀį`iį>Àį £{
*OSϬ,UIS¬2IVAS
įiÃVÀËÀį«Àįi`į`iį>į«iÀÃ>į £x
!NTONIO¬3ABORIT
>ÀV>ËÔÀ>\įLiį+Ôiá>`>
į>ÀV
«j>}į`iį>Àiįį £Ç
&ABRIZIO¬-EJÓA¬-ADRID
įVÀÃË>įiį>ÃįÃ>ÃįV?ÃV>Ãį £ Ãjį
į *>V
iV]į «iË>į Ýį iÃVÀËÀ]į ÃÔį LÀ>į «jËV>]į
*UAN¬6ILLORO ÀiÔ`>įiįiįÚÔiį4ARDE¬O¬TEMPRANO]įvÔiį«ÔLV>`į«Àįiį
ÀiV>įVįÔįÀiVÔÀÃįËiÀÀį ÒÒ ùöøį iį Òããx°į Qį >LÀiį <>`]į «iË>į Ýį iÃ>ÝÃË>°į -Ôį LÀ>į
*ULIO¬(UBARD ÀiÔ`>į
>įÃ`įi`Ë>`>į«Àį
į
i}į >V>įiįVÔ>ËÀį
Ü`įýúć®į Òx ËÃįËi?ËVðį Qį
ÀÃË«
iÀį}ÔiáįV
>i]įL
ËiÀV>LÃįÃį ÒÈ }À>v]į>ÀÀ>`À]įVÀËVįËiÀ>ÀįÝįiÃ>ÝÃË>°į-ÔįÕËįLÀį
6iÀÃÃį>įÔį«iË>į}Ài}\įÀ}Ãį-ivjÀÃįýúć®į ÒÇ iÃį6IDA¬Y¬OBRA¬DE¬&RAY¬3ERVANDO]į«ÔLV>`į«Àį
`ËÀ>į
À>į
>į>«}>į`iį>įËÀ>`ÔVVį«jËV>į Òn iįÒãã{°į Qį iÃÕÃį-Ú>iÀá}į?ÀµÔiá]įiÃį>>ÃË>į«Ë
'ONZALO¬6ÏLEZ V]įÃÔįLÀį?ÃįÀiViËiįiÃį,A¬IDIOTEZ¬DE¬LO¬PERFECTOįMIRADAS¬A¬
>į«ÀÃ>įLÔi>į Íã LA¬POLÓTICA®]įvÔiįi`Ë>`į«ÀįiįùöøįiįÒããÈ°į Qį ÃjįÔÃį,Ú>Ã]į
*UAN¬*OSϬ2EYES «iË>įÝįËÀ>`ÔVËÀ]įÃÔįÕËįLÀ]į!NTE¬UN¬CÉLIDO¬NORTE]įÀiÕiį
-i>Ãį«>ÀËVÔ>ÀiÃį Í£ >įiË>«>į?ÃįÀiViËiį`iįÃÔÃįËÀ>L>Ãį«jËVÃįp>`i?Ãį`iį
!LONSO¬'ARCÓA¬#HÉVEZ ËÀ>`ÔVViÃį`ÚiÀÃ>ðį Qį Ëį->LÀË]įiÃ>ÝÃË>]įÀi>áį
ËÀ>\įÔ>įi`>į«iµÔi>į ÍÒ >į i`Vį `iį #ØMO¬ CUÉNDO¬ Y¬ POR¬ QUϬ EL¬ ARTE¬ MODERNO¬ LLEGج A¬
.OϬ#ÉRDENAS .UEVA¬9ORKį «ÔLV>`į L>į iį Ãiį `iį Vi`Vį `iį 81$0
*iÀÀiį6`> >µÔiËį£ÍãÒããÈ®į ÍÍ '*(
į
µÔLÀÃË>]į iį Òããx°į Qį >LÀáį i>į >`À`į iÃį
*ACQUES¬,AFAYE iÃVÀËÀ]įÃÔį«ÀÜ>įÚi>]į%L¬RENCOR]į>«>ÀiViÀ?įL>įiįÃiį
i`ËÀ>į *>iË>°į Qį Ô>į 6Àį iÃį >ÀÀ>`Àį Ýį iÃ>ÝÃË>]į
VÔÃË>į Ýį VÀÃË>]į «ÔLV>À?į «ÀÜ>iËiį iį >µÔį
ÀËáį$IOS¬ES¬REDONDO°į Qį ÔįÔL>À`įiÃį«iË>įÝįiÃ>ÝÃË>]į
iËÀiįÃÔÃįLÀÃįiÃË?į0RESENTES¬SUCESIONESį«ÔLV>`į«Àįiįùöøį
Ýį5NA¬TURBA¬DE¬GENTE¬ADORABLEįiį>įViVVįį>À}i]į`iį
>į ÀiVVį `iį vÔÃį
ÔËÔÀ>į `iį >į ĈôĀ°į Qį á>į
6jiáį iÃį «iË>]į VÀËVį `iį >ÀËiį Ýį ËÀ>`ÔVËÀ]į «ÀÜ>iËiį
>«>ÀiViÀ?į ÃÔį ËÀ>`ÔVVį `iį ,OS¬ ADORADORESį `iį ,LiÀËį ÔÃ]į
iį>įi`ËÀ>į-iÜËį*ðį Qį jį
?À`i>ÃįiÃįi`ËÀįÝįVÀË
VįËiÀ>À°į Qį Ô>įÃjį,iÝiÃįiÃįiÃ>ÝÃË>]įÃÔįÕËįLÀį
iÃį%L¬PÏNDULO¬Y¬EL¬POZO]įi`Ë>`į«Àį
`ViÃį-į LÀiįÝį
>VÔË>]įÒãã{°
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį £
¬
a
ËV>
a
įiÃË>įiËÀi}>į`iį,A¬'ACETA¬DEL¬&ONDO¬DE¬#ULTURA¬%CONØMICAįÃiįiÚ>į>įV>LįÔįV>L]į
µÔi]į>į>į«>À]įiÃįÔ>įVËÔ`>`\į`i>į>į`ÀiVVį/?ÃįÀ>>`Ãį->>ÃįÝįÃiįÃÔ>į
>įÀiiÚįÔÃįLiÀËįÝ>>į >VįVį`ÀiVËÀįÝįÃÔjį,>ÀiáįVįi`ËÀ°į
iËÀ>Ãį,A¬'ACETAįiÃËÔÚįL>į>įÀiëÃ>L`>`į`iįÀ>>`Ãį->>Ã]įÃiį«ÀÚi
}įiį>`i>Ëįi`ËÀ>]į>įÃËiÃÃ]įÃįÕiÀÃįiëiV>iÃ]į}À?wVÃ]įiįÃįµÔiį
$IRECTORA¬DEL¬&#%
ÃÔÃįÚiÃįÝįÔiÚÃįiVËÀiÃį
>>ÃįpiįÔ>į`iįÃÔÃįÚ>À>LiÃįÝįiįiį«iÀ`į`iįÔ>į
ÃÔiį-?á>À
`iįÃÔÃįj«V>Ãp¬LAįÀV>įvÔiËiįLL}À?wV>įµÔiįÀi«ÀiÃiË>įiÃË>į«ÔLV>V°į
$IRECTOR¬DE¬,A¬'ACETA ->LiÃįµÔiį>ÃįÔiÚ>Ãįi«ÀiÃ>Ãįi`ËÀ>iÃį`iį/?ÃįÀ>>`Ãį->>ÃįÃiÀ?įË>į
ÔÃįLiÀËįÝ>>į >V «ÀiVÃ>ÃįVį,A¬'ACETA°į9įiį`iÃi>ÃįjÜË°į
įËi>į`iį«ÀiÃiËiįÕiÀ]į«À«ÔiÃ
Ëį«Àįj]į>`µÔÀįvÀ>įÝįVËi`įiį>Ãį>Ãį`iįÔiÚįiµÔ«\įÔį
i>iį>į
%DITOR >iį>ÀV>į/iÀÀjðį
įiįÃiįµÔiÀiį>ViËÔ>Àįiį«ÀV«>į«>«iį`iįiÃË>įÀiÚÃË>]į
ÃÔjį,>Àiá
µÔiįiÃįiį`iįÃiÀįÔįië>Vį`iįVÚiÀÃ>Vį>>`>įÃLÀiį>įËiÀ>ËÔÀ>]į>ÃįVËÀ>Ã
#ONSEJO¬EDITORIAL Ë>ËiÃįÀi>`>`iÃįµÔiįÃËiËá>įÝįÃÔÃį>ÔËÀiÃ]įPERSON°į
ÃÔiį-?á>À]į,V>À`į Ô`i>]į >Viį`iáį>Ãįv>iVį>iį>ÀV>į/iÀÀjÃ]įÃÔL`ÀiVËÀįÝį`ÀiVËÀį`iį`į`iį
>µÔį iá
>i`]į >ÀËį -iÀ]į
ÔËÔÀ>į
VV>įiËÀiį£Ç£įÝį£nn°į >įÃÔį`ÀiVV]į,A¬'ACETAįÃiįVÚÀËįiį
Üiį ,iËv]į /?Ãį À>>`Ãį ->>Ã]į «>À>`}>į`iį>Ãį«ÔLV>ViÃįËiÀ>À>Ãį`iįÔiÃËÀįËi«°įiįÃįËÀiÃį«i>ÃįµÔiį
Ú>Àį
À}Ôi]į >Üį Ãi]į >į
«ÔLV>Ã]į`Ãį«iÀËiiViį>į5NA¬CARTA¬VIVIENTE]įµÔiį>«>ÀiViÀ?įiįLÀiÚiįiį>įViV
Ú>ÀiáV>á>]į*>>įÀ?]įÔÃįÀ
ËÔÀį *i>Ý]į
Ë>į >ÀÀµÔ]į i Vį/iáËi]į`iįiÃË>įV>Ã>įi`ËÀ>°
iÝį iËÀ?į jÜ]į À>į >ÀËiáį
>Àá>]į >ÔÃËį iÀ?`iáį /À]į *ÀiÃiË>V
>À>į «iáį °]į i>`Àį 6>iÃį
->Ëį /?Ã]į jVËÀį
?Úiá]į i>į
įiį«>Ã>`įiÃį`iį>LÀ]į>į1ÚiÀÃ`>`į >V>įÔË>į`iįjÜVįiįÀ`į
*i>]į Ëį iÀ?`iáį
ÃËÀi>]į
Ô>į
>į-iÀÀ>į
L>®]į>À
i>iį>į>ÔËÀį`iį0ARTE¬DE¬VIDA]įÀ}>á>`įÔ>įÃiÀiį`iįiÃ>ÃįÀi``>Ãįiį>Ãį
Viį >áį
ë>>®]į i>`Àį `iį -> µÔiįÃiį
>Lį`iįVÀÃË>]įiį«iË>įÝį}iiÀ>`Àį`iįi«ÀiÃ>ÃįVÔËÔÀ>iÃįÝįi`ËÀ>iÃįµÔiį
}>ÃËá?L>įÀ}iË>®]įÀ>įÀ> VvÀ>į«>ÀËiį`iį>į
ÃËÀ>į`iįÔiÃËÀ>ÃįiËÀ>ÃįÝ]įÃLÀiįË`]į`iį>įL}À>v>į`iįÔį
iÃį
i®]įÃ>>Vį6Vį À>î]į*i`Àį ËiiVËÔ>įµÔi]įVįÃÔLÀ>Ý>įÃį>ÀV>į
?ÚiáįpÃÔį«À}jËp]įVÔËÚį>į
Ô>į /ÔV>Ëį 6iiáÔi>®]į }>Vį `iį VÚiÀÃ>VįË>ËįVį>įiVËÔÀ>įÝį>įVÀËV>įVÀi>`À>°
V
iÚ>ÀÀ>į
ÃË>`Ãį 1`î]į
jÃ>Àį
}ÔÃį`iįÃįËÀ>L>ÃįµÔiį>įÃiįiÝiÀ]įiį>Ô`ËÀįįÀ>`]įÃiį«ÔLV>į>µÔį
}iį }Ô>Àį Ã>į Ô>Ëi>>®]į
,Ã>Àį/ÀÀiÃį*iÀÕ® «Àį «ÀiÀ>į Úiá]į iÜVi«ËÔ>`į º+ÔViį ÔËÃį Vį ýúć»į `iį ÔiÀį -
iÀ`>]į
«ÔLV>`įÀ}>iËiįiį,A¬2EVISTA¬DE¬LA¬5NIVERSIDAD¬DE¬-ÏXICO]į`À}`>į«Àį`į
)MPRESIØN >iį
>Viį?Ãį`iįVÔ>ÀiË>į>ðįºÀiV>įVįÔįÀiVÔÀÃįËiÀÀ»]į`iįÔįÔ
«ÀiÃÀ>įÝį
VÔ>`iÀ>`À> L>À`]į iÃį Ôį iÃ>Ýį j`Ëį iį jÜV]į «ÔLV>`į iį 2OSA¬ #ÞBICA]į ÀiÚÃË>į `iį «iÃ>į
*À}ÀiÃ]įĆôį`iįöĉ i`Ë>`>įiį >ÀVi>]įiįiįÚiÀį`iįÒããÒÒããÍ°įÃÃįÀi«À`ÔVÃį`ÃįËiÜ
ORMACIØN
ËÃį µÔi]į iÚË>LiiËi]į vÀ>į «>ÀËiį `iį Ëi`į `iį VËi`į `iį iÃËiį ÕiÀ\į
ÀÃËL>įiiÃËÀÃ>įį º
ËÀiįi>û]į`iį>LÀiį<>`įÝįº>įVÔËÔÀ>įLiÀ>»]į`iį
ÀÃË«
iÀį}Ôiáį
V
>i°į
į«ÀiÀįVÔ`įiį,EER¬POESÓA]įiįÃÔįi`Vį`iį
`ËÀ>į"Vj>]įiį
,A¬'ACETA¬DEL¬&ONDO¬DE¬#ULTURA¬%CONØ
£]įÝįiįÃi}Ô`į
>Viį`Ãį>Ãįiį>įÀiÚÃË>į,ETRAS¬,IBRES°įº
į`jVį«Ã»]į`iįÃjį
MICAįiÃįÔ>į«ÔLV>VįiÃÔ>įi`
į*>V
iV]įiÃį«>ÀËiį`iįÔįVÔ>`iÀįµÔiįv>>ÀiÃįÝį>}Ãį«ÀiÀį«>À>į
Ë>`>į«Àįiį`į`iį
ÔËÔÀ>į
V
ViiLÀ>Àį>į>ÔËÀįÝįÃÔįLÀ>įiį£xį`iį>Ýį`iį£{]įVÔ>`įVÔ«įÃiËiË>į>Ãį`iį
V>]į Vį `Vį iį
>ÀÀiËiÀ>į
*V>V
ÔÃVįÒÒÇ]į
>į õÔiÃį i`>`\įÔįLÃiµÔįµÔiįVÔ}>įiÀ>įÝį>viVËįiįÔįËÀį`iįÍããįii«>Àið
`iį *i`Ài}>]į ii}>Vį />«>]į Ô>į 6À]į iÃÕÃį -Ú>iÀá}į ?ÀµÔiá]į Ëį ->LÀË]į iÀ>À`į
ÃËÀ>`>į Ýį
ÃËÀËįi`iÀ>]įjÜV°į
`ËÀįÀià >LÀáį i>į >`À`į Ãį ËÀÃį `iį Ãį >ÔËÀiÃį «>ÀËV«>ËiÃį iį >µÔiį
i>i°į
«Ã>Li\įÃÔjį,>Àiá°į
iÀËwV>`į ÔµÔiįįvÔiÀįiÃVÀËÃįiÜį«ÀviÃį«>À>įiÃË>įiËÀi}>į`iį,A¬'ACETA]įiÃį>µÔį``iį
`iįVËÔ`į`iį/ËÔįnÈÍxįÝį`iįV Ãiį`>į>įVViÀ°įá>į6jiá]įÔ>įÃjį,iÝiÃ]į jį
?À`i>ÃįÝįÃį>ÀV>į
ËÔ`į `iį
Ëi`į Èãnã]į iÜ«i``Ãį
«Àį >į
Ãį
>wV>`À>į `iį *Ô
?ÚiáįViÀÀ>įiįVÀVÔį`iįÔ>įiÃ>įVÔÝįËÚįiÃįÀiVÀ`>ÀįÃįÀ>Ã}Ãį«ÀV«>iÃį
LV>ViÃįÝį,iÚÃË>ÃįÔÃËÀ>`>Ãįiį£xį `iįÔį
LÀiįVÔÝ>Ãį>VViÃįVËÀLÔÝiÀį>į`iwÀįÃįÀÔLÃįµÔiįËį>įVÔËÔÀ>į
`iįÔį`iį£x°į,A¬'ACETA¬DEL¬&ONDO¬ iÜV>>į`ÔÀ>Ëiį>įÃi}Ô`>įË>`į`iį>įViËÔÀ>į«>Ã>`>°
DE¬ #ULTURA¬ %CONØMICAį iÃį Ôį LÀiį }Ã]įV«>iÀÃ]į
iÀi`iÀÃįÝįiVËÀiÃį`iį>iį>ÀV>į/iÀÀjÃ]į
>Viį`iįiÃË>į
Ài}ÃËÀ>`į iį iį ÃËËÔËį >V>į iËÀi}>į`iį,A¬'ACETAįÔ>įViiLÀ>VįÀiyiÜÚ>]į``iįÃiį>VËÚ>į>Ãį«>>LÀ>Ãį>į>įi
`iįiÀiV
į`iįÔËÀ]įVįiįÕiÀį
À>į`iįÔį
LÀiįµÔiįVį«>ÃįÝįV>L>`>`į`ÃË}Ôįiį«À«ÃËįLiÀ>`Àį`iį
ã{Òã㣣£ÒÒ£ã£ãÒ£ãã]įiįÒÒį`iį
ÚiLÀiį `iį Òã㣰į ,i}ÃËÀį *ÃË>]į >įËi}iV>į>įÃi>>Àį>į«ÀË>V>į`iį>įiVËÔÀ>°
*ÔLV>Vį *iÀ`V>\į ăăããÒãÈ°į
ÃËiįÕiÀįViÀÀ>įVįÔ>į`iëi``>į>įËÀį
LÀiį`iįiËÀ>Ã]įiÃËÔ`Ãį`iį«>
ÃËÀLÔ`>į «Àį iį «À«į `į `iį Ã>`į
ÃËÀVį`iį`viÀiËiÃįVÔËÔÀ>ÃįÝįiëiV>iËiį`iįViËÀį>Ë>`į`iį>įVÔ
ÔËÔÀ>į
VV>°į ËÔÀ>į}Ài}>\į*iÀÀiį6`> >µÔiË°
}À>`iViÃį>į>į`ÀiVVį`iįÔÃiį`iį i>ÃįÀËiÃį>ÃįvË}À>v>ÃįÝį>į>įÃiÀ>į
#ORREO¬ELECTRØNICO
}>ViË>vViJvVi°V°Ü
i>į
?Úiá]įÚÔ`>į`iį>ÀV>į/iÀÀjÃ]į>ÃįV>ÀV>ËÔÀ>Ã]į>į`iį>į«?}>įnį`iL`>į>į
>À
ÃįÔiËiÃįÝį>ÃįËÀ>Ãį>įLiį+Ôiá>`>°įįÃÃį>Ãį>«ÀË>ViÃį`iį>iįÀiį
6>ÀÀi>įÝįV>į-i}ÔÀ>°
Òį LA 'ACETAį ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
¬
a
į`jVį«Ã
ĂĆĕį
ĀüÿüĂį*ôöûøöĂ
%NTRE¬LA¬MEMORIA¬Y¬EL¬AFECTO¬*OSϬ%MILIO¬0ACHECO¬RECORRE¬EL¬LABERINTO¬DE¬SUS¬PRIMEROS¬
ENCUENTROS¬CON¬*AIME¬'ARCÓA¬4ERRÏS¬Y¬A¬UN¬MISMO¬TIEMPO¬RECREA¬UNO¬DE¬LOS¬CAPÓTULOS¬
DE¬LA¬VIDA¬LITERARIA¬MEXICANA¬DE¬¬HASTA¬LA¬PRIMERA¬MITAD¬DE¬LOS¬A×OS¬SESENTA¬%L¬
AGRADECIMIENTO¬Y¬LA¬ADMIRACIØN¬SON¬EL¬INSTRUMENTO¬DIBUJÓSTICO¬CON¬EL¬QUE¬SE¬TRAZA¬TANTO¬EL¬
PERlL¬DE¬UN¬TEMPERAMENTO¬RIGUROSO¬CUANTO¬EL¬LEVANTAMIENTO¬DE¬UNA¬ARQUITECTURA¬CULTURAL
£° &ONDO¬DE¬#ULTURA¬%CONØMICAįÝįÔ>įiį«À«ÔÃįiįÃÔÃËËÔV°į
pjÚ>iįÔį«ÀÝiVËį>į>iį>įÚiÀįÃįį>Vi«Ë>įpiį`°į-iį
į`iÔ`>įVį>iį>ÀV>į/iÀÀjÃį«iÀËiiViį>į}jiÀį`iį>Ãį ËÀ>Ë>L>į `iį À}>á>Àį ÃiÀiÃį `iį VviÀiV>Ãį µÔiį >«ÀÚiV
>À>į
µÔiį į ËiÀ>į `iį «>}>ÀÃiį ÔV>°į «ÀÚiV
į >į V>Ãį `iį Ãįië>VÃį`iį>įĈāôĀįvÔiÀ>į`iį
Ô`>`į1ÚiÀÃË>À>]įVįiį
ÃÔÃį ÃiËiË>į >Ãį «>À>į Ã>`>Àį Ôį ÔiÚį «>á°į />Ljį «>À>į /i>ËÀį `iį
>L>Ëį µÔiį >V>L>L>į `iį Ô>Àį º*iÃ>į iį Úáį
>ViÀį ÔÃËV>į >į Ôį >iÃËÀį µÔiį «Àį À>áiÃį iÜ«V>LiÃį Ãiį Ë>»]įiįÚ>`iÃiįËÀÃįVįiįËiiį
ë>°į }Ôį`iį
LÀÀį`iį>įiÀ>į`iįÃÔÃį`ÃV«ÔðįÃjį
ÀµÔiįÀiį iÃÃįÔ}>ÀiÃįµÔi`>įiį«i°į>Lį`iįÔ>įj«V>įË>įi>>įiįiį
`iį/>}iį`įV>ÃiÃį`iįËiÀ>ËÔÀ>į>įÔį}À>įÕiÀį`iįiÃVÀËÀiÃį Ëi«įVį>L`>įiįiįië>V°
iÜV>ðį6>]įiįÀ`iįVÀ}V]į`iį«À«į>ÀV>į/i
į>ÝÔ`>į`iį
>ÀÃįÃÚ?ÃįËÀ>Vjį`ÃįVVÃ\įºÃį}À>
ÀÀjÃį >į i«iį >ÀÀ`į iį VÔÝiį >į
>ÀÃį ÔiËiÃį Ýį >į À}iį `iÃį Ëi>Ãį `iį ÔiÃËÀį Ëi«»į Ýį ºÃį VÃį `iį
LÀi»°į į
L>À}×i}Ë>° >`iįÃiįiį
ÔLiÀ>įVÔÀÀ`įiËViÃį>>ÀįºÃįVÃį
Ô
Àiį`iį/>}iįV>L>į>įV>ÃiįVįÔį`VË>`°įįËiÀ >ûįįºÃįVÃį`iį
LÀiįÝį>įÔiÀ»°®įÃÚ?Ãįiį
>ÀįÃįi>įiįËiÜËįVįË`ÃįÃÔÃįÃ}Ãį«>À>įµÔiįVÀÀ}jÀ> ÃÔ}Àį VÔÀį >į ËÀiÃį ÚiiÃį ÀiVjį i}>`Ãį `iį ÃÔÃį iÃËÔ`Ãį
ÃįÔiÃËÀÃįiÀÀÀiÃįÀË}À?wVÃįÝį`iį«ÔËÔ>VįÝįÃįV>w iÔÀ«iÃįµÔiįÃįËÀ>>įÚi`>`iÃįVį >Ë>i]įÀ>ÃVįÝį
V?À>Ãį Vį L>Ãiį iį >į
À>`iáį ËiÀ>į Ýį ÃiVÀiË>°į į >\į->Ú>`Àį
á`]į6VËÀįÀiÃį"i>įÝį
ÀµÔiį
Ú`>Àjį iËÀiį >µÔi>Ãį «?}>Ãį >Ãį `iį À}iÃ]į áÀį Ýį Ôá á?iáį*i`ÀiÀ°
?Æį Ë>«Vį >Ãį µÔiį Ë>L>į `iį >į 2EVISTA¬ DE¬ LA¬ 5NIVERSIDAD°į
įV>Ã>į`iįÔ>į
>L>įVV`]įÃį>ËÀiÚiÀiį>į
>L>Ài]į
À>V>Ãį >į Àiį `iį />}iį >`µÔÀį >į VÃËÔLÀiį `iį LÔÃV>Àį >į ºViV>`»į pË>À`jį ÔV
į Ëi«į iį >>Àiį º>i»į Ýį
V>`>į iÃį >į 2EVISTA°į
ÃË>L>į `Ãį «iÃÃį Ýį iÃË>L>į «ÀiÃ>į iį >Ôį
ÝįiÃįÔį`iįÃį«VÃįiÃVÀËÀiÃįiÜV>ÃįVįµÔiįį
«>«iįVÔV
j°įiį}ÔÃË>À>į`iVÀįµÔiį>įÃįµÔViį>ÃįiįvÀ ËÀ>ËįiÃį`iįºÔÃËi`»°įįwiÃį`iį£xnįjį
>L>įViË>`įiįiį
jįiį«À«ÃËį`iįV>LÀ>Àį>}Ô>įÚiáįiįi>°į
įÀi>`>`įį $IORAMAį`iį%XCÏLSIORįÔ>įºÔiÃËÀ>į`iį>į«iÃ>įiÜV>>»į>«>
õÔiÀ>įÃiįiįVÔÀÀ°į>į2EVISTA]įÃÔį`ÀiVËÀįÝįÃÔÃįV>LÀ> ÀiV`>įiį%STACIONESįµÔiįËiÀ>L>įVįį«i>įºÀLįiËÀiį
`ÀiÃįiį«>ÀiV>į
>LË>ËiÃį`iįÔįÔ`į>įµÔiįÝįÔV>įL>į `Ãį ÔÀû°į
į ÀiVÀËiį Ãiį iį iÜËÀ>Úį Vį V>Ãį Ë`Ãį Ãį
>į>ViÀV>Ài° «>«iiÃÆįiįV>LįįÚ`įįµÔiį`iV>\įº*ÀįÕË]į>Ëi
V]į Ãjį
į *>V
iV\į VÔ>`į Ãiį «Ãiiį V>«>V`>`iÃ]į
Ò° VįiÃįiįV>Ã]įiÃįiViÃ>Àįį`i>ÀÃiįiÚ>Àį«Àį>įv>V`>`]į
VÚiÀËÀÃiį iį iį >]į Ýį į iį iÃV>Úį `iį >į >ËiÀ>į ÚiÀL>»°į
«ÃLiį`iË>>Àį>µÔį>įV>`i>į`iį>á>ÀiÃįµÔiįiįV`ÔiÀį ËiÀÀVjį >į >`ÚiÀËiV>į Ýį V>`>į Úiáį µÔiį Ãiį iį «ÀiÃiË>į >į
VÔ>ËÀį>Ãį?ÃįË>À`iį>į`ië>V
į`iįViV>`į>ÀV>į/iÀÀjÃį «ÀËÔ`>`įÀiÚÃįºÀLįiËÀiį`ÃįÔÀûįÝįiį`ÝįËÀ>Ëį`iį
iį>ÃįV>iÃį`iį£Èį`iįÃi«ËiLÀi°į-įiV>Àjį>įÔį«iÀà LÀÀ>`Àį>ÔµÔiįÝ>įiÃËjįiįÚ>ÀÃįLÀð
>iįViËÀ>įiįiį«ÀViÃ\įÔ>į>ÀV>į*Vi°įį>`ÀiįiÀ>į
>}>į`iįÃÔį>`ÀiįÝįÚÚ>Ãį>į`ÃįVÔ>`À>Ãį`iį`ÃË>V>°į
Í°
À>įÝ>įÃÃį`iį>įÃ>įi`>`į«iÀįiį>įiáįÝį>į>`iÃViV>į
ÃįÃi«>À>L>įÃiËiį>Ãį>LÃ>iðį į
ÔLįÀi>VįVįÔ>į
į >Àáį `iį £xį i}Ôjį >į ËÀ>L>>Àį iį iį `jVį «Ãį `iį >į
>ÃË>įµÔiįjįÃiįVÚÀËįiįiįÚiį>ÔËÀįµÔiįVį%L¬CANTO¬DE¬ ,iVËÀ>°į
ÃË>L>į>į«ÔËį`iįVÔ«ÀįÚiËiį>ÃįiįL>į>į«iÀ>
LOS¬GRILLOSį
>L>į}>>`įiį*Àiį
Ô`>`į`iįjÜVįÝįËÔÚį>į iViÀį>į`ÔÀ>ËiįÃį«ÀÜÃįÃiðį ÔV>į`i>Àjį`iį>}À>`iViÀį
}iiÀÃ`>`į`iįÀiVLÀiįiįÔį`i«>ÀË>iËįÔÝį«>ÀiV`į>į VįËÀ>Ë>Àį>įÀiVjįi}>`įµÔiiÃįÃiį
>>L>į`iįËi«į
µÔiį
>LË>įiį«ÀË>}ÃË>į`iįÃÔÃįÚi>į0ASADO¬PRESENTE°į >ËÀ?ÃįiįvÔÃį
ÔËÔÀ>\įjVËÀįá>À]į}Ôiį>ÀV>įÀ>]į
į ViáÃį `iį £xį
>Ôiį
>ÀL>į ÀiÔVį >į ÃÔį
ÀµÔiįá?iáį,]į,>ÕįiÀµÔiá]įÝįµÔiiÃįiį>į
«ÔiÃËįiįvÔÃį
ÔËÔÀ>į«>À>į`i`V>ÀÃiį>į>į,A¬'ACETA¬DEL¬ ÀiVVį `iį *ÔLV>ViÃį V«>ÀË>į iį >µÔiį iËį >Ãį
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį Í
¬
a
{°
a
įiįvÔiį`>`įiįË>iËį`iįįµÔiį>
À>įÃiį>>įi«ÀiÃ>Àį
VÔËÔÀ>°į ,iÃÔËjį Ôį «jÃį À}>á>`Àį `iį VviÀiV>Ã]į >į
«ÔËį`iį`>Àį>įÀ>áį>įµÔiiÃįÃiįi}>L>į>įËiÀÚiÀįiįÃį
VVÃį«Àįiį«>}įpÒããį«iÃÃpįį>įiÃV>Ã>į>ÃÃËiV>°į
Ô>`į
>ÀV>į*ViįÃiį>ÀV
į>į ÔiÚ>į9ÀįVįÔ>įLiV>į,Vivi
iÀįVÔ«jįÃÔįÔ}>ÀįVįÃiVÀiË>Àį`iįÀi`>VVį`iį>į2EVISTA°į
Ô>įÃi«ÀiįvÔiįÚË>įÝįÃi}ÔÀį`iįÃįÃįÝį>`i?ÃįËÔËi>L>į
>į>i°į
įÃiį
>LÀ?į`ÚiÀË`į>į«iÃ>ÀįiįiįË`įËiÀÀÀį
VįµÔiį
>ÀÃį6>`jÃįÝįÝįiËÀ?L>ÃįÃįjįiį>įwV>į`iį
%L¬ *EFEį p
>ÀÃį ÔV>į Ãiį ÀiwÀį >į >iį `iį ËÀ>į >iÀ>pį >į
ÃËÀ>ÀiįÃįÀ}>iÃ]į>Ãį«ÀÔiL>ÃįįÃįÕiÀÃįËiÀ>`Ãį
`iį>į2EVISTA°įÔLiÀËį >ËÃįvÔiįiį«ÀiÀįiįiÃVÀLÀį>ViÀV>į
`iįiÃËÃį>Ãįiį,O¬QUE¬
Ô>`iÀÃį`iįÚiˬNOS¬DEJØį£n£®°
>įÔiÃËÀ>į>iË>L>į>į«À«>įË`iáį`iį%L¬*EFEįÝįiįV
ÃiVÔiV>į Ãį «>ÀiV>į >`ÔÃË]į >VViÃLiį į À>ÃVLiį «Àį >Ãį
Ã>Ãį V>ÔÃ>Ãį µÔiį
Ýį iį
>Viį i}>Àį Vį À}ÔÀÃį Ýį
iÜ}iËi°į
įį`>Àiį>Ãį}À>V>Ãį«ÀµÔiįiįiÜ}įÀi
>ViÀį
Ô>įÝįËÀ>įÚiáįËÀ>`ÔVViÃį>į>ÃįµÔiį`iL>įµÔË>ÀiÃįįËiÀ>]į
į>`>`įÝįįV«ÀiÃLi°į"]įVÔ>`į>}Ôiį`i>L>į
`iįiËÀi}>ÀįÃį>ËiÀ>iÃį«ÀiË`ÃįÝįį«`>įÀiËÀ>Ã>ÀÃiįÝ>į
iįÕiÀ]įiįÀ`iį«ÀÚÃ>ÀįVįÃį?Ãį`ÚiÀÃÃįÃiÔ`
ÃįËiÜËÃįµÔiįi>À>įiį
ÔiV°
į>LÀį`iį£Èãįiį«`įVÔ«>Àį>įÕË>į«?}>įVįË>Ãį
LÀiÚiÃįÃ>V>`>Ãį`iį>ÃįÀiÚÃË>ÃįµÔiįi}>L>į
>ÃË>įiį`jVį«Ã°į
įÃįL>ÔËáį>įÃiVVįÝįº-«>Ë>ÃįÝį`viÀiV>ûį>«>Ài
VįwÀ>`>įVįÃįV>iðįÔiįÕËį>wÀ>Àįiį£ÈÈįÝįiį
įÃįËÀiÃį>Ãį`iįi`>`įiį>įV>Ã>į>ËiÀ>]į£ÒÇ iį
ÝįVÔÀÃįÚÔiį,OS¬NARRADORES¬ANTE¬EL¬PÞBLICO\įºįµÔiÀį
Ãi}ÔÀįÃį«>ÃÃį`iįvÃį,iÝiÃįįÃį`iį>`i»°į*ÀįVÔ«>į
wV>Ã\įiÀµÔiįá?iáį
>Ã>Ú>]į,ÔLjį v>áį Ô]į `iįiÃ>įVÔ>į>įÃLÀ>į`iį,iÝiÃįL>į>į«iÀÃi}ÔÀiįÃį«
,>Õį iÝÚ>]į
`Ô>À`į á>`i]į Ô}ÔÃËį ËiÀÀÃ]į /?Ãį ÃL`>`į`iįiÜÀVð
-i}Ú>°į>VËį>į>V>Ë>VįiįµÔiįV>į*>À`]į>įË` įiįiÜ«Vį«ÀįµÔjį%L¬*EFEįVwįiįį«>À>įiÚ>Àiį
«`iÀÃ>įÃiVÀiË>À>į`iį`ÀiVËÀį}iiÀ>įÀiVViÀ>įiįį>įÔį Vį>ÝÔ`>ËiįVÔ>`įiÀ>`į iËiáįį
áįV`ÀiVËÀį`iį
į>įµÔiį
>L>į`i>`į`iįÚiÀįiį£{Í° -ÏXICO¬EN¬LA¬#ULTURAįį«>À>įiV>À}>Àiį`iį>Ëi`iÀį>į>į«ÀiÃ>į
*Àį ËÀ>į VV`iV>į >vÀËÔ>`>į iį ÃËËÔËį `iį }>į iį `>į `iį viLÀiÀį `iį £È£į iį µÔiį iį `VËÀį }>Vį
?Úiáį
`iįiįiÃiįiËį>į
>Ã>į`iį>}°į
į«ÀiÀįËÀ>L>įµÔiį Ëį«ÃiÃįVįÀiVËÀįiįi`į`iįÔ>įÚiV>įV«>
iįiV>À}į>ÀV>į/iÀÀjÃįvÔiį>ÔÜ>Àį>įÃÔL`ÀiVËÀį i>į À>ËÚ>iËiį iÚiį «iÀį Ý>į >ÔV>`À>į `iį >Ãį µÔiį iÃË>L>į «Àį
"ÀáVįiį
>ViÀįÔį«ÀÝiVËį«>À>į>į
>Ã>į`iį>}°į*iÃ>Ãį ÚiÀ°į-LÀiįË`]įiį«ÔLVįiį>įÃiÀiįº*i>ÃįÝįiÃ>Ýû]į
iįV>ÃįË`įįµÔiį`iëÔjÃįÃiį`iÃ>ÀÀįiįvÀ>įLÀ>ËiįÝį µÔiį jį `À}>]į į «ÀiÀį LÀ\į ,OS¬ ELEMENTOS¬ DE¬ LA¬ NOCHE¬
į
À}>á>Ãį>Ãį«ÀiÀ>ÃįiVËÔÀ>Ãį`iį«i>ÃįiįÃį>À`iÃį Ài>`>`į`iLį
>LiÀį«ÀiÃį`ÃįįËÀiÃį>Ãį>ËiÃ]į«iÀįÃį
ÝįÔį
i>iį>įvÃį,iÝiÃį>įVÔ«ÀįÃiËiË>į>ðį*Vį >iį>ÀV>į/iÀÀjÃįÔV>įiį
ÔLiÀ>į>ËÀiÚ`į>įvÀiViÀį>į
`iëÔjÃįÔ>įÃjįÀÀi>įvÔiįLÀ>`į`ÀiVËÀ°į"ÀáVįÝįÝį }Ô>įi`ËÀ>°į
`iÃ>«>ÀiVÃį`iį
>«ÔËi«iVįÝį`iį>įVÀV>į`iįÔįÃËį`ià Ã]įiį`iLįË>Ljįiį
>LiÀiįVÚiÀË`įiį>ÔËÀį`iį
Ë>`į>įÃiÀįÔį«ÔËįViËÀ>į«>À>į>įVÔËÔÀ>įiÜV>>į`iįÃį LÀÃįÝį
>LiÀįiVËÀ>`įÔįi`]įiį«iÀ`ÃįËiÀ>ÀįÝį>į
ÃiËiË>]į`jV>`>į«ÀįÃÔ«ÔiÃËį>}>Liįiį£x° i`Vį `iį ÀiÚÃË>Ã]į µÔiį iį «iÀËį ÃLÀiÚÚÀį Ýį iÃVÀLÀ°į
iįÃiËį>«>À>`į«ÀįÔÃį*>>LjÀiįVÔ>`į
>L>į`iį
Ô>`į jį Ãiį vÔiį Vį iL>>`Àį >į À>V>]į Ôá}Ôjį µÔiį Ô>į
Ô>įº}iiÀ>Vį`iį>į
>Ã>į`iį>}»°įÔ>į6ViËiįiįiį j«V>į
>L>įËiÀ>`įÝ]į>ÔµÔiį>į2EVISTAįµÔi`įVįÃÔįiµÔ
`iÚÚiÀ>į >į i>į Vį vÀiVÔiËiį VviÀiVÃË>į Ýį ?Ãį Ë>À`iį «į Ë>VËį Ýį iį >Ãį iÜViiËiÃį >Ãį `iį ÔÃį 6À]į «ÀiviÀį
Vį«ÀviÃÀ°®į*ÀµÔiį>įV>ÀÃiįÃįÚiË>įµÔi`>ÀįiÃË> ÀiÔV>À°įV>L>L>į`iįVÔ«ÀįÚiËÃjÃį>ÃįÝįËi>į>įViÀËiá>į
LiV`>Ãį
ÃËÀ}À?wV>iËiįËÀ>Ãį`Ãį}iiÀ>ViÃ\į>į}ii `iį µÔi]į Vį `į i}Û>Ý]į VÔ>`į Ë`Ãį Ãį >}Ãį Ý>į
À>Vį `iį >į 2EVISTA¬ -EXICANA¬ DE¬ ,ITERATURA]į V«ÔiÃË>į «Àį «ÔLV>L>įÚi>Ãį>ÕįiÃË>L>į>«Ài`i`į>įÀi`>VË>ÀįÔį«?
µÔiiÃį>ViÀįiįiį«À`}į>į`iį£ÍÒ]įÝį>į}iiÀ>Vį`iį ÀÀ>v°
ÃįVÔ>ÀiË>°į
ÃË>įÕË>įiįiÜVÔÝiį«ÀįÃiÃįiÃiÃįp>Vį>į>į
Ë>`įiÜ>VË>į`iį£ÍpįÝį`iįÃÔÃįiÃVÀËÀiÃį?ÃįÀi«ÀiÃiË>ËÚÃį x°
iį Ãi«>À>į >į >į ÚiÀÃ>į V>Ãį Ãį ÃÃį >Ãį µÔiį >ËiÃį iį
>«>ÀË>L>į `iį >ÀV>į *Vi°į į «iÀËiiViÀį >į Ô>į }iiÀ>Vį *iÀįÃLÀiįË`įiį`iLį>į«ÀËÔ`>`į`iį
>LiÀį«>Ã>`įÃiÃį
Ã}wV>įÔį`iÃ>«>ÀįË>į}À>`iįVįÀį«ÀįiįÔ`įÃį >ÃįiįiÃiį`jVį«ÃįµÔi]įÔËįVį,A¬#ULTURA¬EN¬-ÏXICO¬`iį
«>Ã>«ÀËi°į iÃ`iį į i}>`>`į `VÔiË>`>į
>Àjį Ë`į į iÀ>`į iËiá]į6ViËiį,įÝį
>ÀÃįÔiËiÃ]įÀiÃÔËįį
«ÃLiį«>À>įµÔiįËÀÔviį>įËiÃÃį`iį*>>LjÀi° V>«į `iį >«Ài`á>i]į į Ãi}Ô`>į v>VÔË>`į `iį iËÀ>Ã]į į
{į LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
V«>À>LiįË>iÀįËiÀ>À°į ÔV>įËiÀ>À>į`iįiÔiÀ>Àįį `>À?į>į>iį>ÀV>į/iÀÀjÃįiįÃËįµÔiįiÀiViįiËÀiįÃį}À>
a
µÔiį>«Ài`į`iįVÔ>ËÃįËÀ>L>>L>įį>ÃÃË>į>įvÔÃį
ÔËÔ `iÃįi`ËÀiÃįiÜV>ðį
À>įÝį>į>į2EVISTA]įÚiÀ`>`iÀįËiÀÀiį`iįËiÀV>LįiËÀiį}ii "ËÀ>ÃįÚiViÃį
iį
>L>`į`iįÃÔį«iÃ>įÝį`iįÃÔÃįiÃ>Ýðį
įiÃË>į
À>ViÃ]į>V>`>`iÃ]į`i>Ã]įiÃËðį
įËÀ>L>į«iÃ>`įVÔ V>ÃįÃį
iįµÔiÀ`į`>Àiį>Ãį}À>V>ÃįÝįÃi>>ÀįËÀį>ëiVËį
«>L>į Ài>iËiį Ô>į Ãi>>°į >Ãį ËÀiÃį ÀiÃË>ËiÃ]į Vį iÀ>į `iįÃÔį>LÀ°į
į}ÀÔ«įµÔiįjįvÀįÃiį`ëiÀÃį
>ViįÔįVÔ>ÀËį
«ÀiVÃįVÔ«ÀįÔį
À>À]į>Ãį`i`V>L>į>įiiÀįÃįLÀÃįµÔiį `iį Ã}°į }ÔÃį
>į ÔiÀË°į į ËÀÃį į
iį ÚÔiËį >į ÚiÀðį
Ôį «Ã«iį `iw`>iËiį «>À>į iį iËį «À«Vį µÔiį />«Vį
iįÀi}ÀiÃ>`į>į`jVį«Ã°į+Ôá?įį
>ÝįÀiËÀį
ÔV>įi}>įÝį>ÃįÀiÚÃË>ÃįvÀ>ViÃ>Ã]į}iÃ>Ã]įË>>>Ã]įÀËiįÝį «ÃLiį«ÀµÔiįiįViÀËį`įÔV>į
iįÃ>`į`iįj°į
ÃÔ`>iÀV>>ÃįµÔiįi}>L>į«ÀįÃÔÃVÀ«VįįËiÀV>L°į
į
>į?µÔ>įVÕį`iį>įÀi`>VV]įÔ>į,i}Ëį`iį£ÍÈįį
>ËiÃ]į
>V>į«i>ÃįįVÔiËÃįµÔiįÃį«>Ã>L>įiįviÀáįiÃVÀÔË
į`iį>ÀV>į*ViįÝį6>`jÃįL>į>į>į2EVISTA¬-EXICANA¬DE¬,I
TERATURA¬ #UADERNOS¬ DEL¬ 6IENTO¬ 0ÉJARO¬ #ASCABEL¬ ,A¬ 0ALABRA¬ Y¬ EL¬
(OMBRE¬Ýį>ÃįËÀ>ÃįÀiÚÃË>Ãį`iį>įj«V>]į«ÔiÃįÔV>įµÔÃiį>«À
ÚiV
>Àįį«ÔiÃËį«>À>įiįviËį`iįįV>ÀÀiÀ>įËiÀ>À>°
"ËÀ>į `iį >Ãį >LÀiÃį µÔiį iį >Ã}į >ÀV>į /iÀÀjÃį VÔ>`į
iįËÀ>L>įiį>į2EVISTAįiÃV>Ãi>L>įvÔiį}Ô>Àį>įÃįËÔÀÃË>ÃįËiÀ>
Àðįi}Ôjį>įËiiÀįLiį>À>`>ÃįÚ>À>ÃįiÜVÔÀÃiÃ\įº>įVÔ`>`į
V>»]į ºiį jÜVį ËiÀ>À»]į ºiį jÜVį `iį ,A¬ REGIØN¬ MÉS¬
TRANSPARENTE»]įºÃįL>Ãįv`û]įºÃįÔÃiû]įºiįjÜVį`iį
>į ÀµÔiá>į Ýį >į ÃiÀ>»į Ýį >į VViÀį ÔÝį Liį >į V>«Ë>į µÔiį
ËiÀį
>V>į£Èxį«>À>į`>Àį«>Ãį>įVÔ>Ëį>iË>Ãį>
À>°
1>į«>ÀËiį>į`iįįµÔiįvÔiį>į2EVISTA¬DE¬LA¬5NIVERSIDADį
L>į>į`ÀiVVį`iį>ÀV>į/iÀÀjÃįÃiį
>>įiįÃį`ÃįÚÕi
iÃįÝ>įiVËÀ>LiÃį`iį.UESTRA¬DÏCADAį£È{®°į
ÀiįµÔiįvÔiį>į
iÀįÀiÚÃË>į`iįÃÔįiËįÝį>}Õį`>įÃiįiį
>À?įÔÃËV>į>įÃÔį
`ÀiVËÀ°į Õį iÃį Ëi«À>į «ÀµÔiį Ãį Liį >µÔi>į j«V>į iÃË?į
ÔÝįiÃįiįVVįµÔiįi«iáįįÃiį
>įViÀÀ>`į`iįË`°į
įiÀ>įiÚË>Li]į>į2EVISTAį
áįÃÔįV>įL>įiįvÔi}į
VÀÔá>`°į +Ôá?į `iLį >>ÀÃiį ºÔÃV»į į º*i`Ài}>»į į º,į
>}`>i>»į«ÀµÔiįiÀ>įÝįÃ}ÔiįÃi`®įÔ>įÀiÚÃË>į`iįVÔËÔÀ>į
«>ËÀV>`>į«Àį>įĈāôĀįÝįįÔ>įiÜËiÃį`iį,A¬'ACETA¬į`iį
Ãį LiËiÃį Ýį >Ô>ÀÃį >V>`jVÃį µÔiį VÔ«iį vÔViÃį
`ëiÃ>LiÃį «>À>į iVËÀiÃį iëiV>á>`ðį ÀiÃį >į `Ã
ËVį`iį,iÝiÃ]įÔį`iįÃÔÃį«ÀV«>iÃįV>LÀ>`ÀiÃ]įiįÃÃ
Ë>ÃįiįµÔiį>į2EVISTAįÃiį`À}>į>įÃiÀį
Ô>įiįįµÔiįËiiį
`iį
Ô>įÝįįiįVÔ>ËįiëiV>ÃË>°į
į«>Ã>Àį«Àį>ËįiÃËiį
>ËáįvÔiįËÚį`iįvÀVVįVÃË>Ëi°į
įiį«i}į`iį«iËV
iÃį`iįÔ>į
Ôi}>įÃiįi}į>įÃVË>Àį>į`iÃ>«>ÀVį`iį>į2E
VISTAį«>À>į`i`V>ÀįÃÔį«ÀiÃÔ«ÔiÃËį>įiÃË>LiViËį`iįVi
`ÀiÃįiÃËÔ`>Ëiðį įVÀiįµÔiįÃiį
ÔLiÀ>į}À>`įÔV
įVį
Ãįį«iÃÃįµÔiį}>?L>Ãį>įiÃį«ÀįÀį`iįÔiÃį>įÃ?L>`į>į
`jVį«Ã°
įµÔiį«>À>įÔÃįiÀ>įiËÃË>]į>ËiÃį`iįµÔiįÃiįi«i>À>į>į
«>>LÀ>]į>ËiįËÀÃį
>V>įÃ>Àį>į>iÀË>įÀ>°įÃį}À>`iÃį«i
À`VÃį iÜV>Ãį >ËiÀÀiÃį >į %XCÏLSIORį `iį Ôį -V
iÀiÀį Ýį
`iį £Èn®į Ô}>L>į >į >į }ÔiÀÀ>į vÀ>į Ýį iį LL>À`iį VËÀ>į >į
2EVISTAį iÀ>į VÃË>Ëi°į
`Ë>Àį Ô>į «ÔLV>Vį į iÃį iį iÀį
V>į«>À>į
>ViÀį>}ðį
įiV>À}>`į`iį>į«iÃ>įiį4HE¬
.EW¬9ORKERįVÔiË>įµÔiį>į>įį«Ôi`iį«ÔLV>Àį?Ãį`iįViį
«i>ÃįpÝįV>`>įÃi>>įiįVÀÀiįiįiËÀi}>įÔį«Ài`į`iį
°įįµÔiįiįËÀÃįËjÀÃįÃ}wV>įµÔiįiįÕiÀį`iįÃÔÃį
ii}ÃįVÀiViį>Ô>iËiį?ÃįįiÃįiįÕiÀį`iįVÔ>
ËÀViËÃį°
įÔV
įiÀįiÃV>>į>}įÔÝį«>ÀiV`įÃÔVi`>įVį>į
2EVISTA°į-įµÔi]įiį>ÔÃiV>į`iįv>ÜiÃįÝįREJECTION¬SLIPS]į
>L>įµÔiį
`>Àį >į V>À>į į VÔ>`į iÃį Àië`iÀį >į Ëijv°į
ÃËį į
µÔiÀiį`iVÀįµÔiįįÃiį
>Ý>įViË`įÔÃËV>ÃįÝįÃiÃį
`iį>ÃįµÔiįÃÝįVÀÀiëÃ>Li°į
ÀiįÃįiL>À}įµÔiįVÔ>`į
Ãiį
>}>įÔįiÜ>iįVÀËVįiįL>>ViįÀiÃÔË>À?įÔÝį«ÃËÚįÝį iV>Àįiį*>ÀÃ]į£xã
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį x
¬
a
a
ËÀiįi>Ã
ôõąüøÿį<ôü÷
,A¬PRECISIØN¬Y¬LA¬CAPACIDAD¬DE¬SUGERENCIA¬SON¬DOS¬ASPECTOS¬DE¬UNA¬MISMA¬MONEDA¬LO¬
QUE¬SE¬DESPRENDE¬DE¬ENTRE¬LÓNEAS¬9¬'ABRIEL¬:AID¬NOS¬LO¬MUESTRA¬ASÓ¬AL¬DESENTRA×AR¬LOS¬
PRINCIPALES¬ASPECTOS¬DE¬UNA¬OBRA¬POÏTICA¬Y¬UNA¬ACTITUD¬INTELECTUAL¬EN¬LAS¬QUE¬CONVIVEN¬EL¬
POETA¬ROMÉNTICO¬E¬IRONISTA¬NEOCLÉSICO¬QUE¬FUE¬'ARCÓA¬4ERRÏS¬ENTRE¬NOSOTROS
1į À?ËVį `iÃiV>Ë>`į
>L>į iį Ãį «i>Ãį `iį >iį ViËÃįÚiËË>ËÃįV>ÃįË`Ãį}>`Ãį>į>į1ÚiÀÃ`>`į >V
>ÀV>į/iÀÀjÃ]į«iÀįVįÔį`ÃVÔÀÃį>`>įÀ?ËV]įµÔiįÀi >]įiį>įÔiÚ>į
Ô`>`į1ÚiÀÃË>À>®įiVËÀ>ÀįÃÔįV>°
VÔiÀ`>į?ÃįLiį>Ãįi«ÃË>ÃįLiÃį`iį>įÔÃËÀ>V°į
įËiÀjÃį ÔµÔiį>ÀV>į/iÀÀjÃįvÔiįËiiVËÔ>įÝįvÔV>Àį«ÀiVáį
«>À>į iį iVËÀį >Viį `iį iÃ>į VËÀ>`VV]į ÀiÃÔiË>į >`À>Li >ÔËÀį `iį Ôį 0ANORAMA¬ DE¬ LA¬ CRÓTICA¬ EN¬ -ÏXICOį >į Ãį `iVÃiËiį
iËi°į
įÚiÀ`>`iÀį«i>įËÀ>ÃVÔÀÀiį?Ãį>?į`iį`ÃVÔÀÃįÝį >Ã]į iį £{£Æį ÃÔL`ÀiVËÀį `iį ÃËËÔËį >V>į `iį i>Ãį
`iį «iÀÃ>i]į iį Ôį «>ViÀį VÃViËiį `iį ÀiÃ}į iÔ``\į iį ÀËiÃį>įÃįÚiËVÔ>ËÀ®]įiÃįË>À`įVį«iË>°į įiVËÀįÃÔį
`ÃVÔÀÃįÃiįÃ>Ú>į`iįi«>µÔiįiV?ÃV]įiį«iÀÃ>iįÃiįÃ>Ú>į V>įÃįiį,OS¬REINOS¬COMBATIENTES]į«ÔLV>`į>įÃįËÀiË>įÝį
`iįÀ>ËVÃįµÔiÔLÀð ÃiËi°į
į«i>ÃįVįº`»įÝįº>ÀV>»į>«>ÀiViį>į}À>V>į`iį
įÚiÀ`>`iÀį«i>įįiÃį`iįÃ}įċĉüüü]į>ÔµÔiįËi}>į>į Ôį«ÀÃ>Ãį>«>ÀiËi]į``iį>ÃįV>Ë?ÃËÀviÃįVË`>>Ãį`iįÔį
>iÃË>`įÀiyiÜÚ>įÝįÃiËiVÃ>į`iį>ÃįÃÚ>ÃįiįÚiÀÃįL>Vį`iį À?ËVįivÀiË>`į>į>įÀi>`>`įÃiį`iV>À>įVįÔį`ÃVÔÀÃį
Úi>Ã]įÀ>Ëįį
ivÔi}ðį įiÃį`iįÃ}įċüċ]į>ÔµÔiį Ë>įLiįÝįÔ>į`VVįË>įiÜ>VË>įµÔiį`i>įËÀ>ÃÔVÀįiįÔi}į
Ëi}>į >į i>V>į LiËÚ>į `iį `ÃVÔÀÃį º
į iį ËiV>į `iį iËÀiį i>ðį
į Ôi}į iÃË?į ?Ãį V>Àį iį º«iá>į }iiÀ>»į
į
i>į
?ÚiáįV>>`į«Àį>Úi`>į>`iÀ]įCAį£xx
Èį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
>įVÔËÔÀ>įLiÀ>
ûąüĆćĂăûøąįĂĀęāúĈøčįüöûôøÿ
$ElNIR¬LA¬POSICIØN¬DE¬UNO¬DE¬LOS¬ACTORES¬PRINCIPALES¬DE¬LA¬CULTURA¬MEXICANA¬DURANTE¬LA¬SEGUNDA¬
MITAD¬DE¬LA¬PASADA¬CENTURIA¬ACENTUADO¬SU¬CARÉCTER¬PRÉCTICO¬Y¬SU¬FE¬EN¬LA¬TAREA¬LIBERAL¬DE¬LA¬
LITERATURA¬ES¬UNO¬DE¬LOS¬PROPØSITOS¬DEL¬CRÓTICO¬Y¬ENSAYISTA¬#HRISTOPHER¬$OMÓNGUEZ¬-ICHAEL¬
QUE¬BIEN¬OBSERVA¬LA¬INmUENCIA¬ACTIVA¬DE¬'ARCÓA¬4ERRÏS¬EN¬LAS¬GENERACIONES¬COEXISTENTES
iËį `iį «ÀwÀ>Ãį iiËiÃ]į Vį Ãį į ÀiVÔiÀ`>į Ãjį «À`ÔVV]įiįË>ËįµÔiį«`iÀįiëÀËÔ>į`i«i`iËiįVÔÝ>Ãį
į*>V
iV]įÔį`iįÃÔÃį`ÃV«ÔÃį?ÃįwiiÃ]įiįV>À?VËiÀį`iį iË>Ãį w>iÃį į iÀ>į `ÃËË>Ãį `iį Úiį ÃÔiį LiÀ>į µÔiį >į
>iį >ÀV>į /iÀÀjÃį VÔ`>`į `iį jÜV]į £Ò{£È®į
>į Ã`į ÀiÚÔVįiÜV>>į«>ÀiV>į>>`>]į>?įiÃ]į>įVÔ«À°
`iw`į`iį>iÀ>į`iÚË>į>ÔµÔiį«ÀiVÃ>įVį>ÀÃËVÀ?Ë ÔµÔiįÃį}LiÀÃį«ÃÀiÚÔV>ÀÃįiį
>L>į«ÀiÃË>
V°į
į ,O¬ SNOBISMO¬ LIBERALEį £È{®]į iį LÀËį µÔiį
i>į
ÀViį `į>ËiVį>į>įjËiįËiiVËÔ>]įËÀ}?`iį>įÃÔÃįÀi«ÀiÃi
`i`Vį>įÔ`į`iįÃÔį«>`Ài]įiį}À>įVÀËVįË>>į ii`iËËį Ë>ËiÃį ?Ãį VëVÔÃį >iį /ÀÀiÃį `iË]į }ÔÃËį 9?iá®į
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį Ç
¬
a
ÝįÃÔË®įV>«>V`>`į«>À>įiįËÀ>L>įiįiµÔ«]į>iÃËÀįVįiÀ>į
a
Li]į Ýį >V>Ãį ÃÔ«iÀÀ]į >į >į µÔiį iį ÃÔį iËį `>«`]į Ë>į
iįiÃ>į«iVÔ>Àį>ÝjÔËV>įµÔiįVÃÃËiįiįÃ>LiÀįµÔjįË>Ài>įËi >ÝiÃË?ËV>iËi]į6>ÃVVið
iVËÔ>įįi`ËÀ>įVÀÀië`iį>įV>`>į«iÀÃ>°į-į`iįËi«i ÔÀ>Ëiį >į Ãi}Ô`>į Ë>`į `iį Ã}į ċċ]į
ÔLį Ô>į iÃVÔi>į
À>iËįLiÀ>į«Ôi`iį`iëÀi`iÀÃiįiÃ>įÚV>VįµÔiį
>Viį`iį ``iį>ÀV>į/iÀÀjÃįiiÀVįVį`ÀiVËÀįÝį>iÃËÀ]įVÚi
Ô>į VÔ`>`į iį Ë>iËį ÔË«V>`į `iį Ãį `Ú`Ô>ÃË>Ãį V`įpVįv>ÃË>
įÝįËÀÃį`iįÃįiÃLÃįLiÀ>iÃįÀi
µÔiį>įV«i°įiį]į>ÀV>į/iÀÀjÃįvÔiįiį«ÀiÀįiÃVÀ ËÀ>Ë>`Ãį«Àį
i>į
ÀVipį`iįµÔiįiįÃiVÀiËį`iį>į«iÀÃ>
ËÀį>įµÔiįÚįiįÃÔįLLËiV>įÝ]į>Ãį`iëÔjÃ]įiÃË>L>įiį>į `>`į>ÀËÃËV>į«Ôi`iįÝį`iLiįËÀ>ÃËÀÃiįVįÃįÃiįËÀ>Ë>Ãiį`iį>į
}V>į`iįËi>ËÀį`iįÃį>VËiViËÃįµÔiį>įjįiįËV>ÃiįV LÕõÔi`>į `iį Ôį ->Ëį À>°į
Ã>į iÃVÔi>]į >į >į Úiáį «ÕLV>į iį
Ã>Àiį >į
iV
ÔÀ>į `iį į «ÀiÀį LÀ]į Vį iį VÔÀÀį V?ËV>]įįiÃV>«į>į>įVÀÀÃį`iįËi«]įÝį
>ViįËi«į
ÚiËÔÀÃ>iËiį>įËÀÃįiÃVÀËÀiÃį`iįÔ>]į`iį`Ãį}iiÀ>Viðį µÔiį vÔiį ViÀÀ>`>į «Àį Ãį L?ÀL>Àðį ëiÀÃÃį iį Ãį V>Ã]į
į `į >iį iį
>LÀ>į
ÀÀÀá>`į >į iµÔ«>À>V]į «iÀį >į >į >µÔįÝį>?]įµÔiiÃįÃįvÀ>ÃįVįiÃVÀËÀiÃįÝįiVËÀiÃįiį
À>į`iįÃ>V>ÀįÃįÃ>`Ãį`iį>įViËÔÀ>į«>Ã>`>]į>įÀµÔiá>įVÔËÔ iÃ>į iÃVÔi>į iÚ>Ã]į Vį Ãį vÔiÃiį Ô>į /DISEAį `iį LÃ]į iį
À>į «ÀÚ`>į Ýį >`ÃËÀ>`>į «Àį >ÀV>į /iÀÀjÃį iÃį V«>À> i}>`į`iį>iį>ÀV>į/iÀÀjðį
>ÀV>ËÔÀ>\į
>ÀÃįÔiËiðįÀÔ«į`iįËi>ËÀį`iįÃįÃ?L>`ÃįVį->
Ú>`Àį Ú]į
>ÀÃįÔiËiÃ]į
ÀµÔiį
Àii]į ,>Õį V>ÀËį ÔÀiÀ]į
i>į>á]į
i>įÝį
ëiÀ>á>į/iÀÀjÃ]įÀ>į-i}ÀÃË]įiËÀiįËÀð
nį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
+ÔViįÔËÃįVįýúć
ĈüÿÿøąĀĂį-ûøąü÷ôā
!¬MÉS¬DE¬UNO¬DE¬LOS¬ESCRITORES¬QUE¬CONVIVEN¬Y¬CONmUYEN¬EN¬LA¬ACTUALIDAD¬*AIME¬'ARCÓA¬
4ERRÏS¬LES¬EDITجSU¬PRIMER¬LIBRO¬%L¬RELATO¬QUE¬HACE¬'UILLERMO¬3HERIDAN¬A¬CONTINUACIØN¬¬
MEZCLA¬DE¬REALIDAD¬Y¬lCCIØN¬POÏTICA¬TIENE¬EL¬REGUSTO¬DEL¬BUEN¬SABOR¬DE¬BOCA¬QUE¬PROVOCA¬
UN¬ENCUENTRO¬FAVORABLE¬E¬INOLVIDABLE¬
įËÀ>ËįVį>įLÀ>įËiÀ>À>į`iį`į>iį>ÀV>į/iÀÀjÃįvÔiį
įiëÀËÔį`iį>įiÃV>iÀ>įiįÀi«ÀV
įį
>LiÀį>«ÀÚiV
>
>Ã`ÔįÝįVÃË>Ëi]į«iÀįiįį«iÀÃ>įvÔiį?ÃįLiįË>`°į `į>į«ÀËÔ`>`į`iį
>L>ÀįÔį«VįVįj°į·9įÃįiį
ÔLiÀ>į
į ËÀ>Ëj]į Ãį >V>Ã]į ÔÃį µÔViį ÔËÃ]į Ãį µÔViį ÔËÃį «À«ÔiÃËį V
>À>Àį Ôį «V¶į ·-į iį
ÔLiÀ>į «Ài}ÔË>`į VÔ>
?Ãį}À>ËÃįµÔiį
iįÚÚ`įVįiÃVÀËÀ°į µÔiÀįVÃ>]į>ÔµÔiį
ÔLiÃiįÃ`į>įËË>į«Ài}ÔË>į`iįÃį
>L>į
-ÔVi`į>Ã\į
>Viį?Ãį`iįÒxį>Ã]įiįÃËËÔËį`iįÚiÃË}> i`įË`ÃįÃįLÀÃįµÔiį«L>L>įÃÔįwV>¶
ViÃį }V>Ãį `iį ÔiÃËÀ>į 1ÚiÀÃ`>`į iį VËÀ>Ëį «>À>į +Ôá?Ãįiį
>LÀ>įVËiÃË>`\į
Ài>á>ÀįÔ>įÚiÃË}>VįÃLÀiį>įÀiÚÃË>įËiÀ>À>į#ONTEMPORÉ
NEOS°į
Ô>`įËiÀj]įiįiÚjįiįÀiÃÔË>`į>į`ÀiVËÀįµÔi]įÃį -įįË`ÃįÃįLÀÃ
õÔiÀ>įÀ>À]įiį«>ÀËV«įµÔiįiįÃËËÔËįįį«ÔLV>À>°į VÔ>`įiÃ
*Ài}ÔËjį µÔjį
>ViÀį iËViÃį Ýį iį `į µÔiį >`>]į į µÔiį į
iįi`į`iVi>Ã]įViËÃ]į]
iÚ>À>į>įÔ>įi`ËÀ>°į Ýįįį`}]į]į
*ÀvÔ`>iËiį `iÃVViÀË>`į `iV`]į iį Ôį >ÀÀiL>Ëį `iį «ÀįÚ>`>`°
Ú>`>`įÃ>`>]įiÚ>Àįiį>ÔÃVÀËį>į`į`iį
ÔËÔÀ>į
V į ÔÝį>įVËÀ>À\
V>°į9į>
įį`ij]įÃLÀiįiįiÃVÀËÀį`iįÃiÀį,Ôi>Ã]į>įµÔiį `iëÔjÃį`iįË>ËÃį«j>}Ãį`iįiËÀ>Ã
LÔÃV>À>įÃÔį`iÃË°į1ÃįiÃiÃį?ÃįË>À`iįiį`iÀįVË>]įi}Ôjį iįiįÃÃËi>įÚ>ÃVÔ>À]
«ÔËÔ>iËiįÝįÔi}į`iįÔįÀ>Ë]įÃiįiįV`Ôį>įÔ>įwV>° >`µÔjÀiÃiį`iLiÀiÃį?ÜÃ]
9į į iį
>L>į >}>`į µÔiį L>į >į ÚiÀį >į `ÀiVËÀ°į iį Ýį>«i>Ãįiį`iÀiV
>LÀ>į «Ài«>À>`į Vį >}Ô>į VË>į iëiVË>VÔ>Àį `iį >Ú?wÃ]į į į
>}°į ÀÀL>`į Ýį >ËiÀÀ>`]į iį ÃiËjį vÀiËiį >į `į >iį µÔi]į >į«Ài}ÔË>ÀÃiįVį`iV>`iá>]
Vį>į««>įiį>įLV>]į
i>L>įiį>ÔÃVÀË]į>}>á>«>`į`iËÀ?Ãį VÔ?Ë>ÃįV>>`>Ãį
À>Ã
`iįÃÔįËÀV
iÀ>į`iį`VV>ÀÃįÝį«ÀÔiL>Ãį`iį«ÀiË>°į
į v>Ë>į>Õį«>À>įÀiVViÀ
iÃVÀLį`vį
>ÃË>]įiįiÃiįºLõÔiį`iįLÀÃįÝįÀiÚÃË>Ã]į iįvÀÔËįÚiÀ`>`iÀ]
Ãiį iÀ}Ô>į Vį ÀLiį vÀ`Ãį ÃÔį ÕVį À>`À»°į >į Ú>ÃË>į Ãį«ÀÃËÃįiVÃį`iį>įiVËÔÀ>]
«ÀiÃiV>į`iį«iË>įiÀ>]įiįÚiÀ`>`]įË`>Ëi°į ÔiÃËÀ>ÃįÀià Ã>á>`Ãį>«ÀÃ>į«ÀįÔį>>iViÀ°
«iVËÚ>Ãį Ë`iViÃį iëiÃ>Àį iį >Ài]į >}À>Ú>`>į >į >į «Àį >į
ViÀË`ÔLÀiį`iįµÔiįÚi`À>įiÃi}Ô`>į>ÃįÀ>áiÃį«>À>įÀiV
> 9įÔi}į
>LÀ>ÃįÃÀi`įÃ`>À>iËiįÝ]įVįÃÔLÀ>Ý>
á>ÀįiįLÀ° `>į`iÃË>]įiį
>LÀ>į`V
įµÔiį>į«ÃL`>`į`iįµÔiįįLÀį
*iÀį`į>iį`įµÔiįiįLÀįiÃË>L>įLi°įÔi}į
áįÔį i}>Ãiį >į iÃË>Àį iËÀiį iÃÃį iÃį iÀ>į >}į µÔiį iį
À>L>°į 9į
«>Àį `iį ViË>ÀÃ]į Vį `Viį `iį jį i>`Àį ,ÃÃ]į iį ÃÔį ËÀ>ÃË>L>`įÔį«V]įiį
>LÀ>į«i``įµÔiį«Àįv>ÚÀį«iÀ`
«>«iį`iįº>>`Àį`ÃVÀiËÃį`iį>ÔËÀiÃįÚiiû]įÝįÃį
áį >ÃiįįVvÔðį9įiËViÃįjįiį
>LÀ>įVËiÃË>`\į
iįiviVËįVįºÃiÚiÀ`>`įLijÚ>įÝį«>ViV>įvÀiËiį>įÃįiÀÀ
ÀiÃį `iį «ÀiÀá»°į į LÃË>Ëi]į iį LÀį
>L>į iÀiV`į Ôį
>ÀįµÔiįÝįË>Ljį>`į«iÀ``
`VË>iį>«ÀL>ËÀįÝįiį`įL>į>į«ÔLV>À°įiį>ViÀVį Ýįi}į>į``iįÚÝįÃį`>ÀiįVÔiË>
ÔįÔi}į`iįVËÀ>ËÃįµÔiįwÀjįVįiįËiLÀį`iįµÔiįËiiį VÃ>į«iÀ\įiį`iÃVViÀË
`iëi>ÀÃiį`iįÔ>įv>Ë>Ã>°įÔi}įiį`įµÔiį
>L>įii}`į VÔ>`įiį«`iį`>ËÃį«iÀÃ>iÃ
Ô>įÚV>Vį`vV°įÃiË]į«iÀįįÃįiį>Úį`iįµÔiį
ÔLi įiį>>į>įÃiV>Ãį«ÀįįLÀi®°
ÃiįÃ`įjįµÔiįiį>V>L>L>į`iį>À>ÀįV>L>iÀįiįiÃ>įi`ËÀ>į
>ÀįµÔiįÝįË>LjįiįÚÔiÚįV
«Àį>įµÔiįÃiË>į`iÚVį>ÔËjËV>°įÔi}į`iįÔÃįiËÃį >«i>ÃįiëiVÔįVÀÔ`>iËi
iį Ãį µÔiį }Ôį `į >`>]į iį iÜËi`į >į >]į
áį Ôį ÃLÀiį`ÃįįËÀiÃį«ÀLi>ÃįV>«Ë>ið
>LÀÃį}iÃËį`iįiÚ>Ë>ÀÃiįÝįiįÃi>į>įÃ>`>°į-ëiV
į
>ÀįµÔiįÝįË>Ljį
>}į«Ài}ÔË>Ã\
µÔiįÃiįiÃË>L>į`ÚÀËi`į`iįį`°į i«iáį`iÃ`iįViÀ
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį
¬
a
Ýįi}į>į``iįÚÝįVįVVįViÀð
a
-ÝįÔį?Ã]įËÀ>į}>À}>Ë>
"įÃį«ÀiwiÀi]įËÀįÚiËÀi°į
9įÝ]į>>`į>įiÃV?`>]į
ÔLiÀ>į`V
]įº«iÀį`į>i]į
ÔÃËi`įįiÃįUNO¬MÉS]įuÔÃËi`įiÃįÔį«iË>]įÔį}À>į«iË>t»
9įiËViÃįµÔá?Ãįiį
>LÀ>įÀi«V>`\
1>įV>ÀË>įÚÚiËi
·+ÔjįÃÝį«>À>į`i>Àį`iįÃiÀįįµÔiįÃįË`Ã]
«>À>įÝ>įį«iÃ>ÀįVÔiÃį«iÃ>iËÃ]
«>À>įÃ>Ú>Àiį`iį>ÃįËÀ>«>Ã
«ÀįËÀÃįVįÝį`ëÔiÃË>öį
ÃVÀLįpįµÔiįÃi«ÀiįµÔÃip
u+ÔjįÃÝį«>À>įÀiÀiį`iįi`į}iiÀ>t Ô>įV>ÀË>įÚÚiËi
/`ÃįiËÀ>ÃįÝįÃ>Ã į VįÃįÝįV>Li
>įËÀ>ÚjÃį`iįÃįÃÃį>}ÔiÀð iįiįVÀį`iįÃįÀiVÔiÀ`ÃįÝį>ÀV>`>
>LË>ÃįiįV>Ã>Ãį}>>`>Ãį>į>įÃiÚ> «Àį>įÚÀ>V`>`į«iÀ«i>į`iį>Lð
«Àį>Ãį>Ãį«>ËiÀ>ÃįÝį>ËiÀ>ð À>įVįÃiįÔiÚiįÀiÃÔj`i
ÀiViÃįiį>À`iÃįVÔÝ>Ãį«>Ë>Ã ÃLÀiį>įÕLį
>į`iį«>«iįÀiÚ>`
>ÀÀÔ>į>įÃÔį`įÔiÃËÀÃį
ÔiÃð Ë`įVÔ>ËįÃÝ\
,i«iËÃįÔLÀÃÃįV>ËiVÃÃ >į«ÀiÀ>į«iÀÃ>į`iįÃ}Ô>ÀįwVËV
ÝįiËÀiįyÀiÃįÝį«ÀiViÃįÚ`>Ã µÔiį>VįVįįLÀiįÝįVÔÝ>Ãį>Ã
>į>>įµÔiįÃįËi`iįÝįÃįÀiVLÀ>° `iÃVÀLiįÃ}ÃįViÃ>ËiÃį«>À>įVÀË>ÀįÔįÔ`
>`iįÃiįLÀ>į`iį>įÀ>ËiÀ> >įį«À«>įi``>į«iÀįi
įVËÀ>į>įÀi`>į«Ôi`iį>`>° `iįË]į`iį>`i]
įÝ]įiÃįµÔiį>`i]įiįV>Ài°į MISERERE¬NOBIS
9įiËViÃ]į>Ëiįiį`iëi}Ôiį`iį
ÔÀįËi}iËiįÝį`iį>į "LÃiÀÚ>įÃÔÃįV>Ë?}Ãį`iįÔViÃ
ÀV>įºÚiÀÃwV>Vį`iįËiiVË»]įiį
>LÀ>įvÔÃV>`į`iįÔiÚį ÝįÃLÀ>ÃįÝį>ËViÃÆ
Ý]į«>À>įÀi«iÀi]į
>LÀ>įÃÃËi`įµÔiį]įµÔiįÔį}À>į«iË>į Ý>įÀiÚÚi`įį«iÃ>`
Ãi«Àiį iÃË?į iį V>À]į Ýį Ë`į į «Ôi`i]į ÃLÀiį Ë`į VÔ>`]į «Àį`iL>įÝįiV>į`iįViÀiLÀ
VįiįÃÔįV>Ã]į
>ÝįÔ>įLÀ>įÀi>á>`>oį įi`įiËÀii>ÃÆ
9į iËÀ>Ãį Ài>ÚÚ>L>į ÃÔį ««>į `į >iį
>LÀ>į `V
į Vį >įÔ`>á>įµÔiįÃÔvÀiįÃįÃiË`Ã
ÃÀÃ>į>VÃ>]į >įÚi>Àį>įÃÔÃįÔiÀËÃ]
Ãį«ÔËÃįÃÔëiÃÚÃįÝį>ÃįiÜV>>ViÃ
įÕVį«i}ÀįÀiÃ`i]įÃi}ÕįVÀi] V>ÀiËiÃį`iįVËiÜËÆįÀiÃV>Ë>`
iį>įVÀÔiį«ÀË>V>įµÔiįÃįÚiÀÃÃ «`À`ÃįViË>ÀÃįµÔiį>įÃÔį
À>
«>ÀËiį>į>į>`>įÝį>įÃ>LÀ ÀiËÔÚiį«ÀµÔiįL>į>įV>ÔÃ>Àį`iÃ>á°
«ÔÀ>iËiįvÔ}>áį`iįË`>įVÃ>°į 1įÃ]įËÀiÃį]įÔV
ÃÃįįÃj
iįiÃË?įµÔiį«iÀiáV>į>ÃįyÀiÃįÝįÃįV>Ëð ÝįiÃV?`>Ãį>ÝÀiÃ]į>Ë>áÃ]į>
·*iÀįÃËÀÃįÃöį>Ýį>}į`iįÀLà ÃiįËiįi>į>įLV>į`iį>>>î]
iįË>įvÔÃV>Vį>}á>Ëi° V>À}>`Ãį>Õį
Ýį`iį>Àį`vÔÃ]
į į«iÃ>Àį`iį>įVÔ> ÝįViÀË>įVËÔ>V>įËÀ>Ã
Ô>Ëi
>ËV«įvÔËÔÀ>įÀiÃ>V> µÔiįįÃÔiiįV>LiÀįiįÃii>ËiÃįËiÃÆ
į ÝįÔËËÔ`>ÀÃį
i>ið įõÔiÀ>įÃ>ÀÃi]
ÃËiį«ÔiL]įįÃj]įËiiįÀ>À>Ãį>>Ã\ į ÔÝįiÃį`iÃÔ`>ÀÃi°
Ãį«i>V
Ãį`iį«Ô>]įÃįV>VµÔiÃ] À>Ãiðį>Ãį`i>Àjį
>L>Àį«Àį°
Ãį`ÃįL>ÀÀVÃįÝįÔ>įËiÀV>] >Ë}>`]į>įÚ`>įiį`Li}>°
>Vá>įÚV>Vį«>À>į>įÔiÀËi°į
įË>įÚiV`į«Àį>įië}>°
>Vį«>À>į`i>ÀįV>iÀįįËiÃË>iË°
9įiËViÃįÝį
>LÀ>į>ÃiË`]į`?`i>Ãį`iį«ÀvÔ`]įÝį µÔįÝ>ViįįVÔiÀ«]
jį
>LÀ>į`V
įµÔiį>į«?ËV>įVËÔ>À>įiįËÀ>įV>ÃįÝįÃį į >?įÃįÀiÃ>V>ðį
>LÀ>Ãį`iëi``įVįVi}>ÃįÝoį
*iÀįÝ>įiÀ>į`i>Ã>`įË>À`i°į>Ãį>į«iÃ>Àį`iį
>LiÀį`>«`> ýúć®
`įį«ÀËÔ`>`]įVÀi]įVÔ>`įiįÃÔLį>įV>į«>À>įÚÚiÀį
>į>į
Ô`>`į1ÚiÀÃË>À>]įµÔiįį
>L>įiįiįÔ`įÔV
Ãį
?ÃįVËiËÃįµÔiįÝ°į
£ãį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
į`iÃËį`iį>įËi}iV>
øąôą÷Ăį
Ććąô÷ô
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį ££
¬
a
a
>įÚV>Vį`iį>įÃÀÃ>
øĆģĆį-üÿĉôøąčĂúįĎąĄĈøč
Ã>į>iá>į`iį>įVÔV>VįÃiįiVÔiËÀ>įiįË`>į>į«ÀÃ>į
`iį>ÀV>į/iÀÀjðį
į}áį`iįiÃVÀLÀįįÃiįÃi«>À>į`iįÔ>įÀ>`V>į
>Viįx£į>Ã]įiį>Ýį`iį£xx]į>iį>ÀV>į/iÀÀjÃįÃiį`ë
iÃË`>`°į
ÃVÀLÀį iÃį Ôį >VËį `iį «i>į VÔ`>`>>]į `iV>]į Ýį
>į>įiÃVÀLÀ°į įÃįVÔiË>įiįÃÔį>ÀËVÔį`iįiËViÃįVÔ?įiÀ>į V>`>į«>>LÀ>įiÃįºÔįËiÃËį`iį>}ÀiÃÚ>įVÔ°»į>įV>ÀË>į
iį>ÃÔËįµÔiįV}>L>į`iįÃÔį«Ô>°įįµÔiįÀi>Ë>įiÃįµÔiįiÃiį`>į `iįVÔ`>`>>į`iį>įiÃVÀËÔÀ>įįÃį>>į>į`iëi}>Àį>įLiÀ
įiÀ>įVÔ>µÔiÀį`>į`iį>Ý°į
À>įiįÍį`iį>Ý\į`>į`iįÃį> Ë>`įVÀi>ËÚ>įÃįË>Ljį>įLÔÃV>Àį>įVÔV>V°į
įiį«>Ãį
L>iÃ]įÀ>`>įiįµÔiįiįÃiVįiÃË?į«ÀÃVÀËįiįiį«>ðį*Àį `iį }Ôi]į `iį >Ãį «>>LÀ>Ãį V«iË>Ã]į `iį >į >}ÀiÃÚ`>`į
Ë`>Ãį«>ÀËiÃį«iÀ>įiįiÃ>įviV
>įiįiÃËÀÔi`į`iįÃįV
iËiðį iÃËÀ`iËiįÝįiįÃiÀÚÃįÃiLÃ]į>į«>>LÀ>į«>ÀiViįÔ>įÃ>`>°į
įËÀ>Ãį>ËËÔ`iÃįiįV
iËiį«`À>įÃiÀįÔįÚi
VÔį`iį>Úi}> *Ôi`iį ÃiÀ]į «iÀį iį ÃÔÃį VÀV>Ã]į ÀiÃi>Ã]į Ë>Ã]į iÃ>ÝÃ]į >į
Vį ËiÀ«>iË>À>]į Ãi>į `iį >ÔÜį į Ôį iÜ«ÃÚį «>À>į >Ãį «>>LÀ>įįÃiįiË>įÔV>įVį>į«Ãiį`iįÚ>iËiį`iÃ>w>Ëi°į
>LÀiÃį`iį>įiÀ>°į į>µÔ°į
įjÜV]įiÃËiįÀËį>V>į iÃį`iįiÃ>įLÀ>Ú>Ë>įµÔiį«ÀiËi`iįË`>Àįį«ÀiÃÔÀ]įiÃįÔ>į
iÃ]įëiiËi]įÀÔ`°į1įÀÔ`įÃiVįÝįiÃÀ`iVi`À°į į
>Ýį `ÃVÀiË>įÚË>Vį>įVµÔ°įÃÔÀį>įËi}iV>įiÃ]įÃiV
wiÃË>įµÔiįįÀi>ËiįiįiÃiį}Àį`iįiÜ«ÃÚðįºÔiÀá>įiÃį >iËi]į>>Àį>ÃįVÃ>Ãį«ÀįÃÔįLÀi°į+Ôá?įį
>Ýį>VËįË>į
VviÃ>À]į`iV>į>ÀV>į/iÀÀjÃ]įįë>Ëá>Ã]įįiįiįi ÃÔÃį iį ÔiÃËÀ>į >ËÃviÀ>į µÔiį iÃiį ëiį iiÀVV°į
ÃË>
Àį`iįÃįV>ÃÃ]įVįÃįËÚÃįįVį>ÃįvÔViÃį>V>iÃį Ãį >VÃËÔLÀ>`Ãį >į VÃ`>Àį į iviÀ]į >į ÀLÔÃËiViÀį >į
`iį V
iËi°»į Ãį iÃV>`>ÃÃį «iË>À`Ãį į Ãį ËÀ>į VÃ>į µÔiį iËÀ>]į>įViiLÀ>ÀįÃįËÃ]į>įi}>ÀÃįÃÃËi?ËV>iËi]į>į
ÃÔÃËËÔËÃį `iį «>>LÀ>ðį
į ÀÔ`>á>į iį ÀiÃÔË>L>į >}į >Ãį Vį `i}À>`>Àį į Ú>Ãį Ýį iËÀá>Àį į v>ðį Ã>į iÃį >į LÕõÔi`>\į
Ô>į}ÀËiÃV>įV«iÃ>Vį`iįÔiÃËÀ>į«iÔÀ>įÚiÀL>°į>á> >>Àį>ÃįVÃ>Ãį«ÀįÃÔįLÀi°į >`>įið
Ãį V
iËiÃį «ÀµÔiį į Ã>LiÃį viÃËi>Àį Vį «>>LÀ>Ã]į Vį
įiÃ>ÝÃË>]įiįÀi`>VËÀį`iįÔį`iË>Àįii«>À]įiį>Ë>
ÕÃV>]įVįL>i°į>ÀV>į/iÀÀjÃįįiÃV`>įÃÔįÀÀË>VįVį `À]įiįÀiÃiÃË>]įiįVÀËV]įiÀ>į>ËiįË`]įºÔį
LÀiįµÔiį
>Viį
iÃiį>Ã>ËįÃÀįË>įvÀiVÔiËi°į1>į>}ÀiÃįÃiËiįÝįLÀÔ ÚiÀÃð»į-Ôįw`i`>`į>į>į«iÃ>į«V>L>įÔ>į«ÀiÃ>įVį>į
Ë>°į>į`iÃ}À>V>]į>`i>Ë>L>]įiÃįµÔiįË>į«>ÀiViįµÔiįÃį`i?Ãį iÜ«ÀiÃį«i>°į
į>į"ÀÛi]įiįv>ÃË`>L>įiįi}Ô>iįi
į iÃË?į `ëÔiÃËÃį >į `ivi`iÀį ÔiÃËÀį `iÀiV
į >į ÃiV°į V?Vį`iįµÔiiÃį
>L>įÃįiV
>Àį>į>`>Àį>į>µÔ>À>į`iį
}ÔÃįiÃË>À?į«Ài`i`į>įiV
>įįViiLÀ>`į>į«À?VËV>į «iÃ>iË°į º6ÚÃį iį Ôį Ô`į `iį vÀ>ÃiÃį
iV
>ðį -į
Vį Ô>į Ãi>į `iį ÔiÃËÀ>į iÃVÀÔË>Liį `iË`>`°į "ËÀÃį Ãiį iÃV>ÃÃ]įiįÔiÃËÀÃį`>Ã]įÃį
LÀiÃį`iįVÔ>µÔiÀįVÀi`įÃ
ÃiËÀ?į }Ô>iËiį >}À>Ú>`Ãį «Àį Ãį V
iËiÃ]į «iÀį «ÀiviÀ V>®į µÔiį VViį iį Ã}wV>`į «ÀiVÃį `iį >Ãį «>>LÀ>Ãį µÔiį
À?į V>>À°į ·*>À>į µÔjį «ii>ÀÃiį Vį >Ãį viÃËÚ`>`iÃį ««Ô>Àiöį i«i>°į-iį
>L>į«Àį
>L>À°į-į«iÃ>À°į-į«ÀiÚįiÜ>i°į
VÔiËÀįiįiÃË>įË>įÔ>įÃËiÃÃį`iį>įLÕõÔi`>įËiiV -iįÀi«ËiįÚViÃįÝį
>ÃË>į>À}>ÃįÀ>ViÃįiËiÀ>Ã]į>«Ài``>Ãį`iį
ËÔ>į `iį >ÀV>į /iÀÀjðį 1į
LÀiį LÔÃV>į `?}į iį Ôį «>Ãį Ãį`>ÀÃ]į`iįÀ>`]į`iįÃį`ÃVÔÀÃÃįiiVËÀ>iÃ]į`iįÃįiÀ
V
iËiÀ°į1į
LÀiįµÔiÀiįVÚiÀÃ>ÀįÝįiįÀië`iįiįËÀ Vðį/`įÃiįÚÔiÚiįVÃj]įiÀ>]į>L`V>Vį`iį>įËi}i
`į LÀÔË>į `iį Viį `iË>ViÃį Ãį ÃiË`°į >į ÔV
>į «>ÀiViį V>°»į-į«Ôi`iįiVËÀ>ÀÃiįÔ>įËiÀ>V>įiį>ÀV>į/iÀÀjÃįiÃį
L>ÃË>Ëiį `ë>Ài>°į iËÀ>Ãį iį V
iËiį iÃį >ÔËjËV>iËiį Ô>į «ÀiVÃ>iËiį >į ËiÀ>V>į vÀiËiį >į >į «>>LÀ>į Ú>V>°į
À>į >į
ÃËËÔVį «>ËÀ>]į >į VÚiÀÃ>Vį iÃį Ô>į >wVį `iį `Ô`Ã>į ËÀ>Ã}iV>į`iį«iË>°įiËÀ>Ãį?ÃįViÀV>įÃiįiÃË?į`iį>į«i
>ÃVÔ`>`įiįi}>LiįiÜËÀ>iÀ>°į
įÃÔį>`À>LiįiÃ>Ýį Ã>]į`iV>įÃi«
į À`ÃÝ]į?ÃįËiÀ>ËiįÃiįÚÔiÚiįÔįvÀiËiį
ÃLÀiįiį>LiËiįËiÀ>ÀįiįjÜVį>iË>L>į«ÀiVÃ>iËiį >įË`įË«į`iįÚiÀLÃ`>`]įÃi>įiįiį`ÃVÔÀÃį«ËVįįwÃw
>į>ÔÃiV>į`iįÔ>įVÔËÔÀ>į`iį`?}°į įiVËÀ>Ã]įįiį VÆįiįiį«iÀ`ÃįįiįVi°į>įLÔi>į«ÀÃ>]įVËÔ>L>įiį
ÔiÃËÀÃį>}Ã]įÚiÀ`>`iÀÃįËiÀVÔËÀiðį*ÀiËi`iÃį }À>įÀÔÃ]įiÃį`ÃV«Ô>į`iį>į«ÀiVÃ]į>įÚiV`>`įÝį>įËi
«iÀįÔiÃËÀįÔVį>ËiÃį`iįVÚiViÀį>įËÀÆį}ÀË>ÃįÃį Ã`>`įµÔiįÃįvÀiViį>į`VVį«jËV>°į
į!LZADURAS¬`iËw
>ëÀ>Àį>įiÃ>L>ÀįÔį>À}ÔiË°į,iV
>á>Ãį>įº
Ô`>`į V>įiį«ÀÚiV
į`iįÃÔįiÃVÀËÔÀ>\
`iįËiÀV>L°»
£Òį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
ÃVÀLį«>À>įįÚÚiÀiįVį >ÀÃiį>į>µÔiįµÔiįÔį
>Vi]įÀiL>>ÀÃiį>įÚiį`iįLiË°į*Àį
a
Ýį«>À>į`iwÀįVįËi>À>>Ãįį iį iÀ>į `ëiÃ>Liį Ú>VÔ>ÀÃiį Vį À>į Ýį Vį
ÔÀ°į
į
iįËÀ>L>Ãį«ÔiËiįµÔiįÚVÔ>įį
ÔÀį Ãį «iÀËiį ËiÀÀ}>ÀÃį ViÃ>ËiiËiį `iį Ë`]į
ÃįÀLiÃį`viÀiËiÃįiËÀiįÃ i«iá>`į«ÀįÔiÃËÀ>į«À«>įV`V°į
į
ÔÀįiÃįÔį`iÃ
«Ài`iËį`iįÔ`įV>À}>`į`iįë>Ë>°į įiÃį>įLÔÀ>į
9įiį)DILIO¬ÀiÃ>Ë>į>į`ÚiÀÃ`>`į`iįiÃÃį«>iË>Ã\ >Ë>iÀ>įÃį>įVViV>į`iįÔiÃËÀ>įÀÀii`>LiįËÀ«iá>įiį
ÔįÃÔiįË>«á>`įVįV?ÃV>À>Ãį`iį«?Ë>°
ÔiÀ>LiÃ]įiÚiÃ]įį /i>į À>áį >iį >ÀV>į /iÀÀjÃ\į Ôį `iį Ãį `À>>Ãį `iį
Vį>įV>LiiÀ>į`iįÃį>ÃËÀÃ]įį ÔiÃËÀ>į Ú`>į «ÕLV>į iÃį >į ÃiÀi`>`į Vį >į µÔiį Ãį iÃVÀËÀiÃį
}À>įiįËÀį>įį`iÃËįÔV>ÃįÝįÃËiÀÃ\įį >ÃÔiįÃÔį«>«i°įº
įiÃVÀËÀįiÜV>įÚÚiįÃË>`įiį>į«Ài
,i`įµÔiį>įÚ`>įiį>á>Æįį VÔ«>Vį`iįÃÔį«À«>įÀiiÚ>V>°į-iįÃiËiįÔį«VįiįViËÀį
«j>}įÃi`ÔVËÀįiËÀiįVÔÝį«>Ã>iįÚÝįÃiLÀ?`i°į `iįÔ`ÆįįiÀį`V
]įÃiËiįµÔiįÃÔįLÀ>įiÃįiįViËÀį`iį
Ô`]įµÔiį`iįi>įiÃË?į«i`iËiÃį>ÀiÃį`iįð»į*ÀįiÃį
>į`ÚiÀÃ`>`į`iį>ÃÔËÃ]į«iÀÃ>iÃįÝįiÃVÀËÔÀ>ÃįµÔiį`iÃw įiÃįiÜËÀ>įiįV>À?VËiÀį}À?wV>iËiį>À}>į`iįÔV
Ãį`iį
>į«ÀįÃÔį`>ÀįiÃį>ÃLÀÃ>°į>įËV>į`iį`>]į>įVÚiÀÃ> ÃÔÃįiÃVÀËðį Ë>ÃįiįiįLÀ`iį`iįÔ>įÀiÚÃË>]įËiÜËÃį«ÔLV>`Ãį
VįvÀËÔË>]įÔį«>µÔiËiį`iįÚi`>`iÃįLL}À?wV>Ã]įÔ>įLÀ>į iįÔįÀV\įiÃ>į`iÃË>įi`ËÀ>įiÃį«>ÀËiį`iįÔ>įÃ>L`ÔÀ>į
«jËV>]į >į «ËV>į ËiÀ>V>į Ýį >į ?Ãį «ÀÜ>]į >į VÔ`>`]į Ú>VÔ>`>įVËÀ>įiÃ>įËiË>Vį`iįË>ÀÃiįDEMASIADO¬EN¬SERIO°į
Ãį `VV>ÀÃ]į iį vÔËL]į Ôį >ÀËVÔį ÀiViËiį iį >į «ÀiÃ>į
į>}Õį>ÀËVÔįLÀiÚi]į>iį>ÀV>į/iÀÀjÃįÃË>L>į>į`i>į
vÀ>ViÃ>]į Ôį Ú>i]į Ô>į iVËÔÀ>]į >µÔiÃį V
iËiÃį >L>LiÃ]į `iįÔįLÀįµÔiįµÔiÀ>įiÃVÀLÀ°į-iįËÀ>Ë>L>į`iįÔ>įi`Ë>Vį
Ãį>}ðį*iÀį?ÃįµÔiį>įÚ>ÃËi`>`į`iįÃÔÃįVÔÀÃ`>`iÃ]įÀiÃÔ ÃLÀiį>įÀÃ>°į->L>įLiįµÔiįįÃiÀ>įiį«ÀiÀįiįi«Ài`iÀį
Ë>į>`À>Liį>į
ëË>`>`į`iįV«ÃV°į
ÀÔ`Ë]į>?ÃįiÃį iÃ>įË>Ài>°į,iVÀ`>L>į«iÀviVË>iËiįiįiÃ>Ýį`iį iÀ}ÃįÃ
ÃiËiVÃÆį`?v>]įÔV>įiV>>įiįiį``>VËðį-i«Àiį LÀiį iį Ã}wV>`į `iį į VV]į VV>į «iÀį iį `>L>į yiÀ>į
ÚÚ>įÝįViÀËiÀ>]įÃÔįËi}iV>įįLÔÃV>įiįViÀËwV>`į`iį>įvÀ>Ãi]į iiÀįiįLÀį`iįiÃËiÀįÃLÀiįiįËi>įÝį
>L>į
i>`įÔį«>Àį
Ãįiį`ÃVÔÀÀÀį`iįÔ>įÀ>áį}áÃ>°į>ÃįiËÀ>ÃįiÜV>>Ãįį `iįLÀÃįµÔiį>LÀ`>L>įiįÃį>ÃÔË°į*iÀį>įÃiÀi`>`į`iį
>įVV`įÔį«iÃË>įË>įwÀiįÝįË>įVÀ`>°į
À>]į`iÃ`iį iÃ>Ãį V>Ú>ViÃį `i>L>į iÃVÔÀÀÀį iį >ÃÔËį µÔiį ËÀ>Ë>L>°į º>į
Ôi}]įÔįVÀËVį`iį«ÀiÀįÀ`i°į įiõÔÚ>L>į«ÀįÀ>áiÃį`iį ÀÃ>įÝį>įÃÀÃ>]į`iV>įiËViÃ]įÃįÃËÀÔiËÃįµÔiįiįië
VÚiiV>įįv>Ã>į«ÀÔ`iV>įÃį>ÃÔËÃį`iį`>°į įiÚ>`>į ÀËÔįÔËá>įiįÃÔį«À«>į
}ii°»į1>į`iį>Ãį«iÀiÃįi«`i>Ãį
LÀ>Àį>Ãį
«VÀiÃ>Ãį`iįÔiÃËÀ>į«ËV>įį`iįÔiÃËÀ>į>`i>į `iį ÔiÃËÀį Ëi«į iÃį >į `iV>`iV>į `iį Liį ÀiÀį Ýį `iį Liį
ËiiVËÔ>°į įV>Lį`iįËi>į«iÀį>ÀVįÔįËįÕVįiį ÃÀiÀ°į>ÀV>į/iÀÀjÃį>`ÚiÀË>į`iÃ`iįiËViÃįµÔiįÔÝį«ÀL>
ÔiÃËÀ>į Ú`>į «ÕLV>°į 1>į `Ô>Vį `ÚÀV>`>į Ë>Ëį `iį >į LiiËiį ÔV>į Ãiį ÃiË>À>į >į iÃVÀLÀį iÃiį LÀ°į 9į >ÔµÔiį į
Ãi`>`į Ýį >į «i`>ËiÀ>į Vį `iį >į v>V`>`į «i`iViÀ>°į iVËÀiÃįiįÃÔįCURRICULUM¬VITAEįiVį>įiÃiįLÀįįiÃ
>įVÀËiÃ>į`iįÃÔÃį>À}ÔiËÃįËÀ>ÃvÀ>L>įiį`iÃ>VÔiÀ`įiį VÀË]įiįÀi>`>`įįiÃVÀLįiįË`ÃįÃį«?ÀÀ>vÃįµÔiį«ÔLV°į
V`iËį`iį>įVÚiÀÃ>V°į-iįËÀ>Ë>į`iį>įiÀįÔiÃËÀ>į`iį
į>į`iįvÃį,iÝiÃ]į>įiÃVÀËÔÀ>į`iį>ÀV>į/iÀÀjÃįiÃË?į
iÃiįTALANTE¬LIBERALįµÔiįi>`Àį,ÃÃįiVËÀ>L>įVįiį>Àiį >>`>į«Àį>įÚV>Vį`iį>įÃÀÃ>°į
µÔiįÃiį«>Ãi>L>į«ÀįË`ÃįÃÔÃįiÃVÀËðį,ÃÃįį`iw>į`iį>i
À>į «iÀviVË>\į iÀ>į º>į VÚVVį `iį µÔiį Ôį iÀÀÀį ËiiVËÔ>į į
ÃÔ«iįiViÃ>À>iËiįÔį`iviVËįÀ>°»
Ë>À>į Ýį ËÀį >Àiį ÚiË>`į ÃÔÃį i>ðį
Ãį >į LÀÃ>į `iį
ÔÀ°į+ÔiįÔį>ÀËVÔįÃÔÝįÃLÀiįÀiÔ`į
>Ý>įÃ`į«ÔLV>`į
Ãį «iÀÃį iį Ô>į ºÀiÚÃË>į «>À>į V>L>iÀûį «>ÀiViį Ôį iÃËÔ
«i`į
i>iį>į>ÔËÀ°įºÀiÔ`įÝįiį«ÕLV»]įÔįiÃ>Ýį«Ô
LV>`į iį >į 2EVISTA¬ DE¬ LA¬ 5NIVERSIDADį V>L>į `iį ËËÔį «>À>į
VÚiÀËÀÃiįiįºÀiÔ`įÝį>įÔiÀ»įÝį}>>ÀįÔÃËÀ>Viðį
į>į
«?}>į{įº>į}Ô>«>į À>į Ú>ÀÀ»įiÃi>įÃÔÃįVÔÀÚ>Ãį`iV>
À>`]įÃi}Õįiį«iį`iįvË]įµÔiįºiįiV>Ë>įiiÀį>įÀiÔ`°»įį
VËÔ>V]į>įvËį`iį>įÃiÀË>į
>vÀ>į>ÔV>įµÔiįÃÔį
jÜËį Ãiį į `iLiį >į «>`Àiį `iį «ÃV>?Ãðį 9į iį >į «ÀË>`>į iį
>ÔVį`iįÚ>Ãį>ÀËVÔ\įºÀiÔ`įÝį>įÔiÀoįËiÀiÃ>įÃ>LiÀį
>įÃį
LÀiÃįįv?VįµÔiįiÃįVµÔÃË>Àį>į>ÃįÔiÀiÃįVÔ>`į
ÃiįVViį>ÃįËiÀ>Ãį`iį«ÃV>?Ãð»į/>LjįÃįVÔiË>į
>ÀV>į /iÀÀjÃį `iį >Ãį «ÀiÀ>Ãį >ÚiËÔÀ>Ãį ËiÀ>À>Ãį `iį >}ÔÃį
iÃVÀËÀiðį/°į-°į
Ë]į«Àįii«]įiÃVÀLį>įÃįÃiËiį>ÃįÔ>į
L}À>v>į ÃLÀiį iÀ}iį 7>Ã
}Ë°į /iÀ>L>į `iį >iÀ>į
iÀ>LiįVįVVį«>>LÀ>Ã\įº9įÔi}įÃiįÔÀ]įV>À°»į
į iÃVÀLÀį ÃLÀiį Ë>}i]į vÃį ,iÝiÃį
>L>L>į `iį >į
Ëi}iV>įVįvÀ>įÃÔ«iÀÀį`iį>į>i}À>°įÃ>įiÃį>įËi
}iV>į`iį>į«ÀÃ>į`iį>ÀV>į/iÀÀjðį1>į«ÀÃ>įµÔiįÔV>įÃiį
Ë>į `i>Ã>`į iį ÃiÀ]į µÔiį >ViËiį VÔ>µÔiÀį >ÃÔËį Ãį
>VË>ÀÃiį`iįV«Ài`iÀįË`]į`iwËÚ>iËi°į
Ë>L>į>įi>į *Vį`iëÔjÃį`iį>į>«>ÀVį`iįLÀį,AS¬PROVINCIAS¬DEL¬AIREį£xÈ®°į
>VÀÜ]įµÔiį>`ÚiÀË>įµÔiįË>ÀÃiįÔÝįiįÃiÀįiÀ>įÃÔLÀ` Ë\į,V>À`į->>á>À
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį £Í
¬
a
a
*ÀįÀį`iį>À
ĂĆĕįĈüĆį,üĉôĆ
À>}iËį6
!¬DON¬*AIME¬'ARCÓA¬4ERRÏS
u->Ô`]į>Ë>Ãį}iË>Ãį`i>ËiÃįÝįiÃLiËÃįÚiiÀÃ]įL>V>Ãį>V >ÃįvÔiÀ>į`iįLÀ`>įiëÔ>`į>į>įV>ÀÀiÀ>t
u->Ô`]įL>ÀV>Ãį`iįj>Ã]įÚi>ÃįVV`>Ãį`iįÃįv`i>`iÀÃįiį>ÃįVÃË>Ãį`iį
ÀÔ>iÃįÝį`iįÃįPUBSįiįÃį«iµÔiÃį
«ÔiÀËÃį`iį>ÃįÃ>ÃįÀ>įÝįiį>Ãį>À>ÃįV>«Ë>`>Ãį>įÃÔÀį`iį ÀiË>>t
9O¬SOY¬DE¬)RLANDA
DE¬LA¬TIERRA¬SAGRADA
¬ DE¬)RLANDA
/H¬SE×OR¬NUESTRO
.OSTRAMO¬TE¬RUEGO
POR¬MOR¬DEL¬MARx
u9į>µÔiį`>Àį`iį>įLÀ`]įVÃiÀÚ>`įiįÃįv`Ãį`iį>įÀÔÃ>įLLËiV>į`iįi««i]įÔi}į`iįVÀÔá>Àį
Vj>ÃįÝį?Ãį`iįVÔ>ËÀįÃ}Ã]į
>V>įËiL>ÀįVįÃÔįvÀiÃVÔÀ>į>`ÃLi]įËÔÃį>Ãį>µÔi>`>Ãį`iį}Ë>]į
iÃË>įiviÀi`>`į`iįËÔÃįÃiiVËÃį
iÀ>Ã]į
į«ÀV«it
u
Ô>`iÀį`iįLË?VÀ>į`iįÔ>į>Úi}>Vį>ËÀiÚ`>įiį£xÒ]įÃiÃįÔÃËÀÃį`iëÔjÃį`iį>į`iį}À>įÀ>Ëit
u*>À`>Ãį>ÃįµÔiįá>À«>Àį`iįi««iįVįÀÔLį>į>į>Àį`iį>į
>tįuÚiËÔÀ>į`iį>Àį`iįËÀįËi«]į
V>«Ë>i>`>į«Àį
LÀiÃįVįËÕ\įi>įp>À]į«iË>įÝįiËÀ>`pįÝį,>Ô]įÃÔį
iÀ>]į>į>`į
`iįÃÔÃį«ÀL>`ÃįV«>iÀÃį`iį>įLÀ`t
u->Ô`]į«>ËÀ]į>įËÀ«Ô>VįÃiįÀi`ÔViįÔV
>ÃįÚiViÃį>įËįÃ>iËitį
įiįËÔÝ]įL>ÀVÃį>į>įÚi>į
>įL}>`įVi`įiįÔ`įiËiÀį}Ô>`Ãį«ÀįÔįÃįËÀ«Ô>Ëi°įu>į>Ã>`>įÃi`>`įËiį
>įÃ`į
VVi``>įË`>Ãį>ÃįÚiViÃįiįµÔiį>įLÔÃV>ÃËit
įÚiÀįËiįÚiįÚÃË>ÀįiįL>ÀVįiįiįÚ>À>`iÀ]įÔËįVįËÀÃį«>ËÀiÃį`iįiL>ÀV>ViÃ]įÚj`Ëiį
`iįÔį>`į>įËÀ]į>Ài`i`Àį`iįV>ÃV]įį«iÀ`i`įiįËi«įpÃ>Ë>į`iV>pįÃįÀiÀ`iËį>}Ô]į
Ë>`įVįËÀÃį«À«iË>ÀÃį`iį>Ãįi`>Við®
u->Ô`]įV>«Ë?tįÔi}į`iį>}Ô>Ãį
À>Ãį`iį>Úi}>Vį`iį>ËÔÀ>]įuµÔjįiÃį>Ãį`iV>Ãį`iį>įËiÀÀ>tį
u+Ôjį>}Ô`>įËÔįÚÃį`iįÚ}>]į`iÃËÀ>įiįÀ>Àįiį>įË>>á>]į`ÔV
>įiį`ÃViÀÀįv>ÀÃįÝį>i>À>Ãį
ÝįLÝ>Ãį`iįV>«>>]įÝįiį>
`>Àį
>ÃË>įiį>LiÀËįVvį`iį>į>ÚiËÔÀ>į>À>t
9įË>į«ÀËįVįÚiÃįËÔį>ÚįiįiįÔii]įįiįiįÚ>À>`iÀ]įuµÔjįiÃįÀi}V]į ÃËÀ>]į
µÔjį>}>á>À>į`iį>Àt
įÚÔiį`iįÔ>įi>ÔV>įÃË>À>]į>įÃÔ>Úiį
V
>áį`iįÚi>iį>į«ÔÃį`iįÔįÚiËį`ÃË>Ëi]į
iįÃ>ËįvÔiÀ>į`iį>}Ô>į`iįÔį«iáį>VÃ>`]įË`įÃiį`>įiįÚiË]įVį>į>ÀįiįÃt
u+Ôjį`iëiįiį`iįËÔįvÀiËiįµÔiįÃįËiiįiįVÔiË>į>įÀÔË>į>įÃi}ÔÀ]į>ÃįVÀÀiËiÃįÝį>Ài>ÃįÝį>įL`>`į
`iįL>ÀVįÝįÃÔį`Ë>Vį`iįVÔiÀ«ÃįÝįLiiÃtįuįÃįÃt
u->Ô`į>į>ÃįiÃ>ÃįiÜËiÃiÃį`iį>}Ô>]įVÀ>`>Ãį`iįiëÔ>į>ÃįµÔiįë>įvÀiÃVįiįÚiËtį
u->Ô`į>į>į>ÀįÃi«ÀiįÃÃi}>`>į`iįÃį->À}>áÃtįu->Ô`į>įÚiË]įVÔ>į`iį>Ãį>Ãt
u->Ô`į>įÃįiÀiÃį
ÀáËiÃįÝį>įÃįViÃįÃįËit
,IMITADO¬ES¬EL¬ESPACIO¬QUE¬AL¬HOMBRE¬ES¬CONCEDIDO¬EL¬MISMO¬QUE¬ES¬OTORGADO¬_SIN¬LÓMITES¬A¬LOS¬PÉJAROS°į
£{į LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
įiÃVÀËÀį«Àįi`į`iį>į«iÀÃ>
āćĂāüĂį-ôõĂąüć
5N¬ENCUENTRO¬CASUAL¬CON¬*AIME¬'ARCÓA¬4ERRÏS¬DESATA¬UNA¬REmEXIØN¬SOBRE¬LA¬LABOR¬CULTURAL¬¬
QUE¬LLEVجA¬CABO¬EL¬AUTOR¬DE¬0ARTE¬DE¬VIDA¬COMO¬EDITOR¬TRADUCTOR¬Y¬PROMOTOR¬!NTONIO¬3ABORIT¬¬
RECUERDA¬QUE¬DEVORANDO¬LITERATURA¬O¬FABRICÉNDOLA¬DON¬*AIME¬ACERCجA¬MUCHAS¬GENERACIONES¬¬
A¬AUTORES¬NUEVOS¬A¬TEMAS¬INÏDITOS¬A¬LA¬PROFUNDIZACIØN¬DEL¬CONOCIMIENTO¬ACERCA¬¬
DE¬LA¬CULTURA¬Y¬SUS¬CONSECUENCIAS¬PRÉCTICAS
>ÀįáLÔÀ}]į}>įiįÀi>`>`į`i`Vį>į>ÝÀį«>À ËÀ>L>įVįËÀ>`ÔVËÀįÝįi`ËÀ°į>į«ÀiÃiV>į`iįiÃËÃįËÀiÃįii
Ëiį`iįÃÔįËi«į>į>į`ViV>įiįVÔÃį«>Ã>L>į«Àį>ÔËÀį«Vį iËÃįiÜ«V>į>ÃÃį>įÃ}Ô>À`>`į`iį>įV>ÀÀiÀ>į`iį>ÀV>į
«ÀwVįÝįÃį>«ÀiV>`įiËÀiįÃÔÃį«>Àiðį1į}«iį`iįÃÔiÀËiį /iÀÀjÃįVįÔį
LÀiį`iįiËÀ>Ã]įiįi`į`iįÔ>į}iiÀ>Vį
iį«ÔÃįiį>Ãį>ÃįÃÔÃį«?}>ÃįÃLÀiį>įL}À>v>įiįÀiV>]į `iįVÀi>`ÀiÃįË>įiÜVi«V>iÃįVį,Ã>Àį
>ÃËi>Ã]į>
«iÀįiį>`i>ËiįÝįÃįiįiV>À}Ôjį`iį«iÀÃi}ÔÀįÃÔÃįià iį->LiÃįÝį,ÔLjį v>áį Ô°į
į>įÃÔ>į`iįi}>]įiį
VÀËðį*Ô`iį
>LiÀį`V
įiįLÀiį`iįËÀį`iįÃį
ÃËÀ>`ÀiÃį À?VÔį Ýį iį ÃiVÀiËį Ë>į Úiáį Ãiį iVÔiËÀiį >į iÜ«V>Vį `iį >į
µÔiįÃiįVÀ«À>Àį>įV>Ë?}į`iį`į`iį
ÔËÔÀ>į
V `ÃV«>įµÔiįįiÚį>įiÃVÀLÀįVįvÀiVÔiV>įÝįiÜËiÃį`iį
V>į `ÔÀ>Ëiį >į }iÃËį `iį >ÀV>į /i VÔ>Ëį µÔÃį į iViÃËį «iÀį ÃLÀiį iį
ÀÀjÃ]į Vį ,LiÀËį >ÀË]į «Àį ii ,OS¬LIBROS¬FUERON¬EL¬MAGISTERIO¬ «>«i\į>«ÔËiÃ]įV>ÀË>Ãį«ÀÚ>`>Ãį?ÃįµÔiį
«]į Ãį µÔiį >į jÃËiį Ãį i}Ôjį «Àį į INFALTABLE¬DE¬'ARCÓA¬4ERRÏS¬LOS¬ «ÕLV>î]į VviÀiV>Ã]į >ÀËVÔÃį «iÀ
«À«į«i]įiËÀ>ÃįµÔiį>į}>]į PROPIOS¬DESDE¬LUEGO¬Y¬LOS¬QUE¬MÉS¬ `ÃËVÃį`iįË`>į`i]įiÃ>ÝÃįLÀiÚiÃįį
Ãį iÃË>į i`>V]į ?Ãį į >}į ADELANTE¬FORMجCON¬LOS¬MANUSCRITOS¬ ?Ãį >À}Ã]į «iÃ>°į iÃ`iį ÔÝį Úiį
V°į º,ÃÃį vÔiį µÔiį ÃÃË»]į `į DE¬MUCHOS¬AUTORES¬COMO¬MI¬ VÔ`įµÔiį>įÚ>`>`įiÃËiËVÃË>į`iį
>ÀV>į/iÀÀjðį9įiÃi}Ô`>]įiį>ËiVį ADMIRADO¬-OMIGLIANO¬POR¬LO¬QUE¬SU¬ LÀiį`iįiËÀ>Ãįį«>V>À>įiįÃiË`į`iįÃÔÃį
>įËiÀjÃį`iįiÃËiį`iÃVV`]įiV NOMBRE¬ES¬PARTE¬DE¬LA¬HISTORIA¬DEL¬ «>>LÀ>ðį º
į iÃVÀËÀ»]į >«ÔËį Ãi`į
į >}ÔÃį `iį Ãį `iË>iÃį `iį >į À`>>į LIBRO¬ENTRE¬NOSOTROS ÔÝįÚi]įº
>į`iįÃiÀįÔįVÀi>`Àį`iįÔi
µÔiį Ã}wVį ÀiV>L>Àį Ãį `iÀiV
Ãį «>À>į ÚÃį V>Ã]į Ôį `iÃVÔLÀ`Àį `iį ÔiÚ>Ãį
«ÔLV>Àį >į }>]į `iį µÔiį iį `į Ýį >į Ã>į >à ÀµÔiá>Ã]į >Ôį VÔ>`į «>À>į iÃËį `iL>į ivÀiË>ÀÃiį >į >į iÀV>į
ËÀ>}iįËi>įÔįËËÔį?ÃįiįÃÔį>vÀ>]į%NSAYOS¬DE¬HISTORIO
iëÀËÔ>į `iį Ãį ÕËÃį `iÃË>Ë>ÀÃį `iį ÃÔį v>i>»°į *iÀį Ãį
GRAFÓA¬ANTIGUA¬Y¬MODERNA° iÀ>į`iįÃÔį`iÚVį«Àį>įV>À`>`įÝįËÀ>ë>ÀiV>į`iįi
iį >ËÀiÚį >į V«>ÀËÀį iÃË>į >jV`Ë>]į į Ë>Ëį «ÀµÔiį Ë>į }Ô>i]įÀ>À>įÚiáįÃÔLÀ`įÃįÃiË`Ãį«ÀvÔ`Ãį`iįÃÔį«ÀÃ>į>į
VÔ>į>į
iįVË>`į>į
ÃËÀ>`ÀiÃįÝįËiÀ>ËÃ]įÃį«ÀµÔiįi>į VÀËiÀÃį VÝÔËÔÀ>iÃį į vÔV>ÃË>ðį 9>į `iÃ`iį iį Ëi`Ãį
iį`iÚÔiÚiį>įÃiÀį
Ô>įËÀ>ë>ÀiËi]įV«iįÝįiÃÔÀ>`į jÜVį`iį`iViį`iį£xã]įVį>}Ô>įÚiáįÃiį>ËÀiÚį>įV>
µÔiį
>LË>į Ë>Ëį iį >į «iÃ>į Vį iį >į «ÀÃ>į iÃ>ÝÃËV>į Ýį wV>ÀįÔÃįá?iáįÝįá?iá]į>ÀV>į/iÀÀjÃįiËi`įµÔiį
«iÀ`ÃËV>į`iį>ÀV>į/iÀÀjðįiÝi`įÝįÀiiÝi`įÃÔÃį«?}>Ãį iį iÃVÀËÀį >į iÃį Ëi>į Ô>į Ãį «ÃLi\į º>į `iį ÔV
>Àį
į
iį«``įiÚË>ÀįiįÀiVÔiÀ`į`iįËÀ>įVÚiÀÃ>V]įįiÃį VËÀ>į>įiËÀ>įpiįiëiV>į>įiËÀ>įÀiËÀV>pįµÔiįÃį
}À>Ë>įįiÃįÃ>L>įÝįiÀÔ`Ë>įµÔiį>}Ô>Ãį`iį>ÃįµÔiį>ÀV>į iÚÔiÚioį>įiËÀ>į>įÃ>Li`>Ãoį>į`iviÃ>į`iįËį«Àįiį
/iÀÀjÃį VÃ}į iį >Ãį «?}>Ãį `iį ÃÔį 2ELOJ¬ DE¬ !TENAS]į Vį iį Ëoį>įiÀV>įįËiÀjÃįµÔiįÃįÔiÚiį>įÃÃËiiÀįiįvÀ>į
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį £x
¬
a
`iLiÀ>`>įÔįwVËVįÃÃËi>į`iįÚ>ÀiÃįÝį«ÃËÔ>`û°įiVËÀį Liį«jÃiÃiįiįÃÔÃįiÃ>ÝÃį?Ãį>}Ô`ÃįÝįV>«ÀV
ÃÃ\įÃLÀiį
a
ÚÀ>áįiįËiÀiÃ>`]į>ÀV>į/iÀÀjÃįįÃįÃÔ«į>Ëi`iÀį>Ãį`i Liį+Ôiá>`>]įÃLÀiį>iÃį/
ÔÀLiÀ]į«Àįii«Æį«jÃiÃiįiį
>`>Ãį `iį Ôį i«i>`į VÚį Ýį `iį Ôį >}Ô`į i`ËÀ\į vÔiį Ôį ÃÔį VÃË>Ëiį LÃiÃį «Àį vÀ>Àį Ôį iëÀËÔį VÚį V>«>áį `iį
«ÀviÃÀįµÔiįį«V>ÃįÚiViÃįLÀ`į>iÃ>Ãį«iá>ÃįiÃ>ÝÃ
>ViÀįvÀiËiį>įÃį«ÀLi>ÃįÝį>įÃįiÃVÃįÀ>iÃįµÔiį`i
ËV>Ã]įiį>ÃįµÔiį>`i?ÃįVįÃÔįË>iËį>ÀÀ>ËÚįÃįiÃV> >Ë>įiį«>ÃÆįÀiVÔjÀ`iÃiįË>LjįÃįLÀÃįµÔiįÃiįµÔi`>Àįiį
Lį`iįÃÔÃįËi>ðį>įÀiË>VįÃÔ«iÀÀį`iįÃÔįÚ`>į«ÀviÃ>į iLÀ]į>«i>Ãį`LÔ>`ÃįiįÔį>«ÔËi]įVįiįµÔiį>}Ô>į
vÔiįÔ>įVÃË>Ëiį`iviÃ>į«À>}?ËV>įÝį«À}ÀiÃÃË>į`iįį«À Úiáį >ÀV>į /iÀÀjÃį LViËį ÃLÀiį iį ºiËiÀį «>ViÀį `iį ÀiÀ»]į Ýį
«°į-iįvÀįÝįÃÔÀ}į>į>ÃįiËÀ>ÃįiįÔįËi«įiįiįµÔiįÔià ÚÚiÀ?]įiįvÀ>}iËÃ]įVį>Ãį«iá>Ãį`iįÃįÔiËÃįiį
ËÀį«>ÃįÚÚ>į>įÚÃË>į>įÃÔÃįÀi>`>`iÃį?Ãį«ÀvÔ`>ÃÆį`iV`į «i`À>įpjį>įµÔiįÃi«ÀiįiÃËįiįºviËV
Ãį`iį>Ãį«i
įÃÔÃËÀ>iÀÃiį>įi>Ã]į«ÀįįµÔiįLiį«Ô`įË?ÀÃiiįVįÔį `À>ûp]į>į>}iį`iįÔį>ÔËÀįµÔiį>}Ô>įÚiáįiÃVÀLįµÔiįÃÔį
>V>ÃË>į>įÔÃ]į«iÀįįViÀËįiÃįµÔiįË>«VįÃiįÃÔÃËÀ>į>į LÀ>įiÀ>į>įºVÀV>į`iį>}ÔÃį>«Ài`á>iû°
ÔiÚįÀ`iįÔ`>įµÔiįÃÔÀ}į>įVVÔÀį>į}ÔiÀÀ>į`iįËÀi ÃįLÀÃįvÔiÀįiį>}ÃËiÀįv>Ë>Liį`iį>ÀV>į/iÀÀjÃ\į
Ë>į>Ãį`iįÃ}įÜÜ°į
įÃËiÃÃ]į>ÀV>į/iÀÀjÃįvÔiįÔį
LÀiį Ãį«À«Ã]į`iÃ`iįÔi}]įÝįÃįµÔiį?Ãį>`i>ËiįvÀįVįÃį
`iį iËÀ>Ãį µÔiį >į į >À}į `iį >į >ÝÀį «>ÀËiį `iį ÃÔį Ú`>į į Ãį >ÔÃVÀËÃį`iįÔV
Ãį>ÔËÀiÃ]įVįį>`À>`į}>
«À`Ôįº«?}>ÃįÚ>Liû]įiįÃÔįiÜ«ÀiÃ]įÃįµÔiį>`i?ÃįÃiį ]į«ÀįįµÔiįÃÔįLÀiįiÃį«>ÀËiį`iį>į
ÃËÀ>į`iįLÀįiËÀiį
iÃiÀį«ÀįiiÀViÀįÃÔįË>iËįiį>įvÀ>įiįµÔiįjįÃįį ÃËÀðį -Ôį LiÃË>į i}À>]į iį V>Ãį `iį iÜÃËÀ]į į µÔiį >ÀV>į
>`iÃËÀį >į VL>ËÀį iį >LÔÀÀiË\į º`iÚÀ>`į ËiÀ>ËÔÀ>į į /iÀÀjÃį>>L>į>įi`ÔV>Vį>įi`>Ã]įµÔiįiÀ>įVįÀá>ÀįÃį
v>LÀV?`>»° À?VÔÃ]įÃįi}>ÃįÝįÃįÃiVÀiËÃįÃį>ËÀiÚiË]įÃį>Úi
,>À>įÚiáįÔį>ÔËÀįiÃË?įiį>įÃÔ>į`iį>įiVËÔÀ>į`iįÃÔÃįLÀ>Ã]į ËÔÀ>ÀÃiį iį iðį iį >
į µÔi]į >į Ôá}>Àį «Àį >Ãį iËÀi}>Ãį `iį ÃÔÃį
iÃį>ÕįiįÔį«Ô>`į`iįÀiVÔiÀ`ðį,iÃÔË>į«À?VËV>iËiį `>ÀÃįį«ÀįÃįV>«ÀV
Ãį`iįÃÔÃįVÔ>Ã]įvÔiÀ>įÔįiÃVÀËÀį
«ÃLiį `iÃVÔLÀÀį >į >į «iÀÃ>į «Àį i`į `iį iÃVÀËÀ]į į >į µÔiįV>`>į>>>įÃiį>}>L>įÔįÔiÚįiÃ>Ý]įįËÀ>L>>L>į
iÃVÀËÀį «Àį i`į `iį >į «iÀÃ>°į į iÃį ÃÔwViËi]į Vį į `ÔÀ>Ëiįiį`>įÝįįVVÔ>į«Àį>įV
i]įË>įÝįVįÃįÀiV
>`ÚiÀË>į V>į
>ÀËi]įÀiyiÜ>ÀįiįÃÔįLÀ>]įºiįV>`>į i`>į`ÀjÃį/À>«iįivÀiË>Àį>įiÃVÀËÔÀ>į`iįÔ>įÚi>°į
Ôį`iįÃÔÃįLÀÃ]įiįiį
įV`ÔVËÀįµÔiįÃį>ËÀ>ÚiÃ>L>]įiįiį 9į>ÀV>į/iÀÀjÃį`iËwVįiįLÀįVįiį>ÝÀį`iįÃįÃËi
ÚiËįÚË>į`iįiÃËÃįLÀÃįiįLÔÃV>į`iįÔįÃ}wV>`į?Ãį ÀðįiįÃįÔV
Ãį«>Ã>iÃįÀiÃV>Ë>LiÃį`iįiÀÝįiÀį«Àivi
«ÀvÔ`»Æį«ÀįįÃ]įiÃįÕËįËiË>ÀįvÀ>ÀÃiįºÔįÔVį À>į iÃËi\į º į Ëi}į
>ÃË>į
Ýį >į ?Ãį }iÀ>į `i>į `iį Vį Ãiį
µÔiį VÃ`iÀiį iį À}iį ÃiVÀiËį `iį µÔiį ÃÔÀ}iÀį Ãį LÀÃįį iÃVÀLiįÔįLÀ°į
į
iV
įµÔi`>į«>À>įį`iËÀį`iįÃįVwiÃį
ÝįµÔiį>
À>įiÃË?įÚ»°į
įÀiÃÔË>`į`iįÃii>ËiįiÃvÔiÀáį `iįį>}Àðį
įËÀ>Ãį«>>LÀ>Ã]įÃjįiÃį>
À>įµÔiįVÔ>`į
>į`iįÃiÀį«ÀįvÔiÀá>įvÀ>}iË>À]įV«iË]įÝįiįVÔËį i«iVjį>įiÃVÀLÀ°į*iÀįiÃËįÃįÃj]įÝįį`Ýį«ÀįįµÔiįÚ>}>\įµÔiį
«ÀįvÔiÀá>įÃį«>ÀiViÀ?įÔįÀi
jį`iį>įÀË>`>`]įºįLÃË> ÔįLÀ]įVįÔ>įÚ`>]įiÃįiįÀiÃÔË>`į`iįįµÔiįÔįiÃį`>į
ËiįµÔiįiį`iÃËį«>ÀiViÀ>į
>LiÀiį`>`įË>Ëį>į
LÀiįVį Vį`>]įVÔÃįÃį`>Ãį>Ã]įÝįÃį«iÀiáÃÃįÝįÃįiÃËjÀiðį
>įiÃVÀËÀįiį`į`iįÚÚÀį
>ÃË>įiįËiį`iįÃÔÃįvÔiÀá>ÃįÝį`iį`>Àį }Õį VÀËVį iÃË>Liį «Ôi`iį iÚ>Ô>Àį >į ÃÔLiį iÚ>`ÔÀ>į
Ë`į į
Ô>>iËiį «ÃLi»°į *jÃiÃiį iį >Ãį ÚiË>Ãį ?Ãį µÔiįiÃįiįVį«>À>įÔįiÃVÀËÀįÝį«>À>įÔįÚÚiËiį`iį>įÚ`>°»į
}À>`>Ãį`iį>ÀV>į/iÀÀjÃ]į«Àįii«\į
áÀ>į*Ô`įiį>įÀi >ÀV>į/iÀÀjÃįvÔiįiÃį«ÀiVÃ>iËi]įÔįiÃVÀËÀįÝįÔįVIVIENTEį`iį
Vi«Vį`iįÔį
ËiįiįÀiV>]į>ÃįiVViÃį`iį>iÃËÀįÀ >įÚ`>]įÝįiÃįiÃį«ÀiVÃ>iËiįįµÔiį>V>L>į`iįV«iË>ÀįÝį`>Àį
>ÃË>į Ô>į ,>Àiáį
ÔiË]į À}Ãį -ivjÀÃį iį ÃÔį i`Æį į ÃiË`į>įiÃËiį
i>i°į
>ÀV>ËÔÀ>į`iįLiį+Ôiá>`>įÀi>á>`>įiį>Ãį
L`>Ãį`iį«>Ë>į`iįýúćįÝį
i>į
?Úiá]į
i>į
*>ËÛÃ>į Ýį >µÔį iá
>i`]į iËÀiį
ËÀð
£Èį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
į>ÀV
«j>}į`iį>Àiį
ôõąüčüĂįøýęôįô÷ąü÷
$E¬DIVERSOS¬RECORRIDOS¬REALIZADOS¬EN¬DISTINTOS¬MOMENTOS¬POR¬'ARCÓA¬4ERRÏS¬¬
Y¬DE¬LAS¬REmEXIONES¬QUE¬SUSCITARON¬&ABRIZIO¬-EJÓA¬-ADRID¬EXTRAE¬DE¬LA¬¬
QUINTAESENCIA¬DE¬LAS¬TAREAS¬DE¬UN¬ESCRITO¬QUE¬NO¬ELUDE¬SU¬RESPONSABILIDAD¬¬
HISTØRICA¬DE¬TESTIGO¬PRESENCIAL¬Y¬ACTOR¬DE¬PLUMA¬EN¬MANO
iëÀË]į Ãį Ô>į «À?VËV>į VÕį `iį Ãį «>ÃÃį iį Ãį µÔiÀį >viÃË>Ëiį Ãį iį V>į `iį >}Lį iį iį µÔiį iÃË?į >į
*ÃÆįÝįÃiį«iÀVLiįÃįVËÀÃį`iįÚiËįviÀÀV>ÀÀ VÀËV>Æį>įÃÔËiá>į`iį>ÀV>į/iÀÀjÃį«>À>į«i`ÀįµÔiį>}ÔiįÃiį
iÀį iį £xnį Ýį `iį >Ãį Ú>À>Ãį ÀiÃÃËiV>Ãį iÃËÔ`>ËiÃį `iį iÃÃį Ëiį>įiÃË>į`iįiÃVÔV
>Àį>Ãį`i>`>Ãį`iįÃįiÃËÔ`>ËiÃį
>ðį>ÀV>į/iÀÀjÃįVÀËV>į`iÃ`iį>Ãį«?}>ÃįiËViÃįË>įÀià Ú>`iį >Ãį «ÀÚV>Ãį `iį ÃÔį iÃVÀËÔÀ>į Vį >į ÃiÀi`>`į «iÀį
ËÀ}`>Ãį `iį >į «į «ÕLV>į iį >V>Ãį À>«į µÔiį Ë>LjįVįiįi`°į-įÃį>Ãį`iįVËÀį>LÃÔËįµÔiį
«V>L>įµÔiįË`>į`i>įÔiÚ>įiÀ>įiÜËÀ>iÀ>įÝ]į«ÀįË>Ë]įÃi` ÃiÀ>įË>ËįµÔiįÔ>į`jV>`>į`iëÔjÃ]įiį£Èn]į>į`i>į`iįµÔiįÃiÀį
VÃ>°įį«ÀV«Ãį`iį£xn]įVį>ËV«>`įįµÔiįÃiÀ>įÔ>į }LiÀ>`į iÃį >«Ài`iÀį >į Li`iViÀį
>À?į `iį «ÀiÃ`iËiį Ôį
`jV>`>į`iįÀiLi`>]į>ÀV>į/iÀÀjÃįiÃVÀ >iÃËÀįVį>įÀi}>į«ÀiÃË>į>į>á>áÆįiį
Li\į º-iį Ãį >Ãi}ÔÀ>į µÔiį ÚÚÃį iį Ôį x¬LA¬SUTILEZA¬DE¬'ARCÓA¬4ERRÏS¬¬ >ÃÔËįiÃįµÔiį>áį"À`>áįįËi>įÔ>į
«>À>ðį ÔiÃËÀ>į VÔËÔÀ>į Ýį ËÀ>`ViÃį PARA¬PEDIR¬QUE¬ALGUIEN¬SE¬TOME¬¬ Ài}>įiį>į>įÃį>į >Ë>į"
Ãį«iÀviVË>ðį ÔiÃËÀ>ÃįVµÔÃË>Ãį«>Ã> LA¬MOLESTIA¬DE¬ESCUCHAR¬LAS¬¬ «>°į9įµÔiįÃį>ÔÃįįÃįiÀ>įiÃį
`>ÃįÃÔÃVË>į>įiÚ`>įÔÚiÀÃ>°į9]įV> DEMANDAS¬DE¬LOS¬ESTUDIANTES¬¬ Ãį Ë>Ljį µÔiÀ>į
>ViÀÃiį VÔ`>`>
À]įÃiįVVÔÝiįµÔiį«`iÃį`ÀÀÃį INVADE¬LAS¬PROVINCIAS¬DE¬SU¬ESCRITURA¬ ðį>į«iÀÃiVÔVįËV>į>įË`ðį9į>Ã]į
ÃLÀiįÃii>ËiÃįiÔvÀVÃį>ÔÀiiÃÆįÃÔi CON¬LA¬SERENIDAD¬PERO¬TAMBIÏN¬¬ iį>į2EVISTA¬DE¬LA¬5NIVERSIDAD¬DE¬-ÏXICO]į
į µÔiį `iLiÀ?į ËiÀ«ÀiË>ÀÃiį Vį Ôį CON¬EL¬MIEDO >ÀV>į /iÀÀjÃį «ÔLV>į Ôį ÀiVÔiËį `iį
ËÀ>µÔį Ã}į `iį >`ÔÀiá°į · Ãį
i >į`iį£xįµÔiįViá>įVįiÃË>įvÀ>
ÃįµÔi`>`įVi}öį· >`iį>ViÀË>į>į>`ÚiÀËÀįµÔiį
>ÝįÔV
Ãi\įº
įiÀ>į`iįiëiÀ>ÀÃiįÃiį`iÃiV>`iįiįÃįiÃiÃį«>Ã>
ÃÃįÝįiiiË>iÃį«ÀLi>ÃįµÔiįiÃË?į«`i`įVį>įÔ`>į `Ãį Ô>į V>«>>]į >į ÚiViÃį ÚiË>]į `iį iV>į `v>>Vį iį
iVÔiV>į`iįÃį
iV
ÃįiÃVÔiËÃ]įÔ>įVÃ`iÀ>Vį>VËÚ>¶»į ÔiÃËÀį«iÀÔV]įËÀ>Ë>`į`iį>ÃV>ÀÃį>į>Ãį?ÃįÚiÀÃ
Ãį iį «>Ãį `iį ÚÃį `iį «iáį >ËiÃ]į >áį "À`>áį Ýį iÃįVëÀ>Viðį
į>ÔËjËVį«À}ÀiÃį`iįjÜVįËiiį`Ãį
V
iÚiÀÀ>į``iįVÔ>µÔiÀį>ÔËVÀËV>įÃiįÃiËiįVįÔįHA
«ÀV«>iÃįii}ÃįËiÀÃ\į«ÀįÔ>į«>ÀËi]įiÃ>įVÀÀ«`>į
RAKIRIį>į>įÔ`>`į>V>]į``iį>ÃįVÀÃÃįÃiįÚÚiįVįÀÔ« >µÔ>À>į iV>À}>`>į `iį `vÔ`Àį Ýį «iÀ«iËÔ>Àį >į v>ÃwV>Vį
ËÔÀ>įÝį«>À>įįÚÚÀ>ÃįVįiÃiį`À>>ËÃįÃiįÀi«Àiį>ËiÃį `iįÔiÃËÀ>ÃįÀi>`>`iÃ]į>įV>Lį`iį`iÀ]įV>>ÃįÝį«ÀÚi
VÔÃį`iįµÔiįÃiįiÃįVÔÀÀ>į>įÃÔÃį«ÀiÃÃį«ËVÃį>}>À>ðį }ÃÆįÝį«ÀįËÀ>į«>ÀËi]į>įiË>`>`įv>ÀÃ>V>į`iįÔiÃËÀÃįLi
iį ÚiËį iÃËÔ`>Ëį «Àį iį «ÀiVį `iį Ãį V>iÃ]į «iÃ>ËiÃ]į `ëÔiÃËÃį iį Ë`į iËį >į V`i>Àį VÔ>Ëį
>ÀV>į/iÀÀjÃįÃiį>ËÀiÚiį>į`ÃiËÀį`iį>į«įwV>°į
ÃVÀLi\į >i>Viį>ÃįÀ>ÃįVÚiV>iÃįiįµÔiįiÃįÃÃįiÃVÔ
º
ÃËiįÚiËį`iįÃįiÃËÔ`>ËiÃį`ÃË>į`iįÃiÀįÃÔ«iÀwV>įÝį `>įÃÔįVL>À`>įÝįiáµÔ`>`°»į9įVVÔÝiįVį>įµÔiįÃiÀ>į>į
ÃÔÃį À}iiÃį į `iLiÀ>į >ËÀLÔÀÃiį >į >į ¼>}Ë>Vį À>½į į >į `À>?ËV>į VVÔÃį `iį Ô>į iÀ>į `iį >į µÔiį iį ÃëiV
į į
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį £Ç
¬
a
iÃįÃ>`\įº
įjÜVį>ÕįįiÃį«ÃLiįiË>L>ÀįÔį`?
į>}ÕįiËįÃiį«Ài}ÔË>įÃLÀiįįiViÃ>Àį`iįÃįvÔÃ
a
}į iwV>áį Vį >`ÚiÀÃ>ÀÃį `iį LÔi>į vi°į LÔ`>į `i>Ã>`į >iËðįÃį`iÔ`Ãį`iįÃįÔiÀËÃį`iį>į`VË>`ÔÀ>į`iį >ËÃ
Ãį «ÀiÔVÃ]į >Ãį V>ÔÃ>Ãį «ÔÀ>iËiį iV>iÃ]į iį `iL>Ëiį Ë>įµÔiÀiįÚi}>á>]įiÃV>ÀiËÃ]įV>ÃË}Ãįii«>ÀiÃ]įÝį>ÃįÃiį
ÚiÀL>įÀ>À>įÚiáįËÀ>ÃVi`iįiįV>«į`iįÃį>`iËÚÃįVÃÃ]į`iį į`Vi°į9įÃÔVi`iįÝįjįÃįÃiį«Ài}ÔË>įÃįË>įVÃ>įiÃį«>À>įÔį
Ãįi`À>?ËVÃį«À«iÀÃį>įL>Ãiį`iį`i>}}>į>`Vi Liį>ÝÀ°į>ÀV>į/iÀÀjÃį>L>`>į>įÃ>įį>įVÀV>į`iįiÃÃį
>`>»°į «ÀiÀÃį`>Ãį`iįiËViÃį>>`įº>>iViÀį`iįÃį«ÔiLû]į
Ã]įiįi«iį`iį>ÀV>į/iÀÀjÃ]įµÔiįiÃįÃLÀiįË`įÔį«i iį`>įµÔiįÀį
>À`>įÀiÔV>į>įÃiÀį«ÀiÀįÃËÀįÝįiį
Ë>į Ýį Ôį >>`Àį `iį >į VÔËÔÀ>]į Ãiį Ú>į
>Vi`]į Vį iį «>Ãį «ÔiÃËįiÃįiËÀi}>`į>į`iį
>ÃËÀ°įįÚiViÃįiįVÀËiįiÃįįµÔiį
iËiÀ]įÔ>įiLÔVį`iįVÃ>Ãį«Àį
>ViÀ\į«ÔLV>įÔį«À}À>>į `ÃË}Ôiį Ô>į LÔi>į VÀV>į `iį Ô>į VÀV>į >į ÃiV>ðį
į iÃËiį
`iį ÀiÚ>Vį «ËV>į «>À>į µÔiį iį «>ÀË`į ÕVį `iiį `iį ÃiÀį V>Ã]į>ÀV>į/iÀÀjÃįÃÔ«įÚiÀįµÔiį>įÀiÚÔVįËiÀ>L>įiÃiį
Ài«ÀiÃiË>Ëiį«i«ËiV>Àį`iį>įÀi>`>`įÝįÃiį«Ài}ÔË>įiį £{į`iįviLÀiÀį`iį£x°į9įViá>L>įËÀ>įVÃ>°į9]į`iÃ`iį
>Viį
Ô>įiÜËiÃ>įÃiÀiį`iį>ÀËVÔÃįÃLÀiįiį«>«iį`iįiÃVÀËÀįiį>į ÔÃį>Ã]¬MUY¬ËÀ>įVÃ>°į
Ú`>į«ËV>°į-iįÔiÚiį`iį>įÀiyiÜį>«>įÝįÚ>į>įįVVÀi
Ë°į
ÃVÀLiįÔį>i}>ËįLÀ>ËiįÃLÀiį>įiViÃ`>`į`iį`iÀ}>Àį >ÃįÃ>ÃįÝįÃį«iË>Ã
iį`iËį`iį`ÃÔVįÃV>]įiįÃįµÔiį
áįÀiLi>ÀÃiį>įÃį
iÃËÔ`>ËiÃį `iį Èn]į iį µÔiį iÃË>LiV>į µÔiį Ôį iÀ>į Ôį «i}Àį
į>ÃįVÀV>Ãį`iį>ÀV>į/iÀÀjÃįiVËÀ>ÃįÔ>įv>ÃV>Vį
«>À>į >Ãį ÃËËÔViÃį Ãį >Ãį į `iV`>į Ôį «V>°į ,i«Ëį µÔiį «Àį ÀiV>į µÔiį V«>ÀËi]į iį >«>ÀiV>]į Vį vÃį ,iÝiðį
ÔV>įVVį>į>iį>ÀV>į/iÀÀjÃį«iÀįiįÃÔÃįËiÜËÃįÃiįÀià }įµÔiįiÃįiį>«>ÀiV>į«ÀµÔiį,iÝiÃįLÔÃV>L>įiįiÃiįiÃV>«iį
«À>į >į ÔÀ}iV>į «Àį
>ViÀį >}į >ËiÃį `iį µÔiį Ãi>į `i>Ã>`į Ôį>ÀV
«j>}į`iį>įvÀ>]į>}įµÔiįiį>ÝÔ`>À>į>įÃiÀįVÃ
Ë>À`i°į
įÍį`iįVËÔLÀiį`iį£ÈnįÃiÀ?įiÃiį«>áįv>Ë>°į>įÀiÚ> «Ë>įiįiį«>Ãį``iįËÔį«>`ÀiįiÃįiįÚ>į`iį>į`iVi>įËÀ?
VįiÀ>įÔ>į`i>į«iÀįÃÔįvÔiÀá>įį}ÀįÃ>Àį`iį>ÃįvÃ>ÃįV }V>°į įiÃį>ÃįVį>ÀV>į/iÀÀjðį
įÃÔÃį`Ãį`>ÀÃį`iįÚ>iį>į
ÔiÃį `iį
>«į Ë>Àį ÕiÀį 1°į >į `i>į į ÔÀį >įÃ>]įÔįVįVÝÔ}iįiį£Èã]įÝįËÀįVįiL>>`Àįiį
«iÀįËÔÚįµÔiįiëiÀ>Àį>įVL>ËiÃįV>`>įÚiáįiÃį>į>į>° £Èx]į>ÀV>į/iÀÀjÃįiÃË?į?ÃįViÀV>į`iį>ÃįLÕõÔi`>Ãį`iįiÀÝį
iÀ°į2ELOJ¬DE¬!TENASįÀiV}iįÃÔÃį>«ÔËiÃį«>ÝiÀÃį`iįÃÔįiÃË>
į«iË>įiį>įÃ>į V>į`«?ËV>įÝ]įÃLÀiįË`]įÃÔį>ÃË>`įVįiį«iË>įÀ}Ãį
-ivjÀðį
įÔį«ÀV«įiįLÀ]į«ÔLV>`į`iáį>Ãį`iëÔjÃį
1į`iįÃįËiÃËÃį?ÃįÚ>ÃÃįµÔiįÃį`iį>ÀV>į/i `iį iÃ>į iÃË>V>]į «>ÀiViį Ôį ÀiiVÔiËÀį Vį >į iÃiV>į `iį į
ÀÀjÃįvÔiįÃÔįË>į`iį«ÔÃį`iįÃį«ÀiÀÃį`>Ãį`iį>įÀiÚÔVį «jËV\į >į ÚÔ«ËÔÃ`>`į `iį >į «>>LÀ>]į iį `ÃÔLiį VÔiÀ«į
VÔL>>°į
į>į«ÀiÃį`iį«>ÀË`į`iį>įÀiÚÔVįiįjÜ `iįį>ËÔÀ>]į>į«iµÔi>į«iÀįiVÔiËiįVÔ`>`įiËÀiį
áÀ>į
V]į
ÔL>įÀi«ÀiÃiËįiįiÃ>į«ÀiÀ>įiË>«>įÔį>LÀ>ËÀįi *Ô`į Ýį Ë`Ãį Ãį «iË>Ãį µÔi]į `iÃ`iį À`į ÝÀ]į i}>Àį
Ë>į`iįįµÔiį«`À>įÃiÀįÔį«>ÃįLiÀ>`°į}įµÔiįÃį>Ë
>ÃË>į>
°į*>ÀiViį>įëiįÚÃË>įÔį>L>`į`iįÃÔÃį«ÀiVÔ«>
>iÀV>Ãį
>L>į«iÃ>`įÃį}À>ÀįÃ>V>Àį`iįÃįVwiÃį ViÃį «ËV>Ãį Ýį jËV>Ãį >į v>ÚÀį `iį į ÃÔLi°į *iÀį į į iðį
`iį«>«i°į9įvÔiÀį>į«>ÀËV«>Àįiį>į-iÀÀ>įį>įÚiÀįįµÔiįÃÔ 2ELOJ¬DE¬!TENASįiÃįÔįÀiVÔiËįiÃVÀÔ«ÔÃį`iįÃįÃÔViÃÃįµÔiį
Vi`>į >į VËÔ>V°į >ÀV>į /iÀÀjÃį iÃVÀLiį >«i>Ãį Ôį iÃį iÚ>į>įÀiV>į>įÔį}«iį`iį
ÃË>`°į*>«>`ÀiÔ]į>įV?ÀViį`iį
`iëÔjÃį`iį>įË>į`iį>į>L>>įÃLÀiįÔįÚiËįÀiÚ /
i`À?Ã]įiįËiËį`iįÀiÝį
ÃË>Ëį`iįÚÚiÀį>į«`iÀį
ÔV>ÀįµÔiįÃÔi>įÝ>įË>įi>\įºËiÀÚiiįË`įiį«ÔiL»]į >LÃÔË]įÃį>ÃįiÀ>Ãį`iįiÃËiįÚ>i°į
įiįËÀ>ÃVÔÀÃį
>Ýį
ËiÃËwV>įiį«iË>]įº`iį}Ô>į>iÀ>įV>LiįVvÀ>Àį>įÀiÚÔVį Ôį«iË>įiÜV>įµÔiį
>L>įVį-ivjÀÃ]į«iÀį`iįÃÔįV>Ã>įÝį`iį
iįÔį
LÀi]į`iį
>ÃËÀ]įįõÔiÀ>įiįÔį}ÀÔ«įįiįÔ>į ÃÔÃį vÀ>ÃiÃį ËÀ>Ë>į `iį iÜËÀ>iÀį >Ãį «>>LÀ>Ãį µÔiį }Àiį iÜ«V>Àį >į
V>ÃË>»°į ?Ãį >`i>Ëi]į iį «iË>į «ÔÃ>\į º>į
>L`į Ô>į VV ÀiV>į`iįw>iÃį`iįÃįÃiËiË>°į>ÀV>į/iÀÀjÃįįÃiįÀivÔ}>įiį
`iV>į vÔ`>iË>į `iį À>Ãį iËÀiį >į ÚÔË>`į ««Ô>Àį Ýį >į į}Ài}]įVį,iÝiÃ]į«>À>įÚ`>Àį>į«ËV>]įÃįµÔiį>įÔÃ>į
«ÃËÔÀ>į`iįÃįV>LiV>ÃįÀiLi`iû°į
į>į«iá>įº>Àį`iįÔį VįÔį`iV`wV>`À°
VÀÃË>įiį>į>L>>»]įV`iÃ>įÃÔįiÜ«iÀiV>į`iįLÃiÀÚ>
`À\į>įLiÀ>VįÃ}wV>įµÔiį>į}iËiį«Ôi`iį
>L>ÀįÃįi`]į
į«iË>
Ã>Àį`iįV
iįÃįÃiÀį`iËi`]įÝįiÚ>ÀįL>ÀL>°įºÃįL>ÀLÔ`ûį
ÃįiįVį`iį>įÀiLiį«ÀµÔiįiV>À>įÔį>L>`į`iį 6ÃËį`iįiÃ]įºÃįi`»]įVįjįÃį`iV>]į>iį>ÀV>į
«iįv>V>įµÔiįÃiįV«iÃ>įVįiįV«ÀÃįÃiį`iį>į /iÀÀjÃįVįVÀÃË>įÃiįÃį>«>ÀiViįVį>įLÃiÃį`iįi`į
LiÀ>V°į*iÀįiįËiÜËįį`i>į`iįÃiÀį«iÀëV>á\įÃįÃį«À Ã}\į>įLiÀ>V°į į>įLiÀË>`į`iį>įÀiÚÔVįvÀ>ViÃ>įVį
iÀÃį iÃiÃį `iį >į LiÀ>Vį Ýį
>Ýį ivÀiË>iËÃį iËÀiį iį ÃÔį V>À}>į iµÔ«>À>Liį `iį iÝiÃį Ýį ËiÀÀÀ]į Ãį Vį į µÔiį Ãiį
iviį`iį>įÀiÚÔVįÝįiį«ÀiÃ`iËiįiViÃ>À>iËiį`iÀ>`\į iËi`į«ÀįiÃiį«ÀViÃįµÔiįvÔiį`iį>įiµÔ`>`į>į>į`iVÀ>V>į
`iį
>ÃËÀį>i>á>į>į1ÀÀÔË>įiįµÔiįÃįį>«ÀÔiL>įiįÀi >į>įVÀÀiVVį«ËV>į``iįiįi}Ô>iįiÃįÝ>įÔ>įV«iÃ>
}>iËį `iį >į ÀivÀ>į >}À>À>į iį ËÀiË>į `>Ã]į Ãį L>ÀLÔ`Ãį Vį>į>Ãį«ÀiÃiðį
įÃį>ÀV>į/iÀÀjÃį>VÔįÔ>įvÀ>Ãiį
>À?įÔ>įºÚ>ÃįVÚV>»į`iį>į>L>>°į9įiįÀiËÀ>Ëį`iįiÃ>Ãį µÔiį
Ú>>L>į«>>LÀ>ÃįVįÃÔViÃįiįÔį«>Ãį``iį«>Àį
À>Ãį «ÀiÀ>Ãį `iį Ë>ËÃį ËÀÃį ÃÔiÃį >Ë>iÀV>Ãį iÃį iÀ>į«i}ÀÃ\įº-iÀįiÃVÀËÀįiÃįÝ>įiiÀViÀį>įVÔ`>`>>»°į ÔV>į
iÜ>VË>į iį iį ËiÜËį `iį >ÀV>į /iÀÀjÃ\į iį Ëiį >L>>Ëį VÀiÝįiį>įÚi>įÃV>įįiįiį>V>ðį*>ËÀË>į`iį>į
``iį Ãiį iáV>į >ÀÃį iÃË>`Ô`iÃiÃį `iį V>Ã>Ãį y i}Ô>]į«iÃįµÔiįiįÔÃį«ÀiVÃį`iįi}Ô>iįÃį`iÚÚiÀ>į>į
Ài>`>Ã]įV
>V>ÃįÝį«ÔÀÃ]įVįÃįL>ÀLÔ`Ãį`iįÀyiįµÔiį`À «>Ãį`iįįÚiÀÃ]įiį«ÃVį>į`iįi}įįiį`iį>Ë>µÔiį
Ë>įiįiįLOBBYįiëiÀ>`įµÔiį
>ÃËÀįįiį
iįÔiÚ>À>įiÃį`iį «Àiv>LÀV>`°į>įiËÀ>į`iįÀj}iį«ÀÃË>į«`>įÃiÀįVL>
À`iiðį«>ÀËiį`iįiËÔÃ>Ãį`iįÔį>ÀV>į/iÀÀjÃįViVË>`į Ë`>į Vį >į `i>į «ÀiVÃ>]į iÜ«ÔiÃË>į Ýį >ÀËVÔ>`>°į -į >}į VÀiÝ]į
Vį>į`«>V>įµÔiįÀiÃ`iįiį
ÔL>į>į>įiÜ«iVË>ËÚ>į`iįįµÔiį >ÀV>į /iÀÀjÃ]į vÔiį µÔiį iį ÔÃį VÀi>ËÚį `iį i}Ô>iį Ãį
>À>į
Úi`À?]į iį VÀÃË>į į iÃį >iį >į Ãį iÜViÃÃį ÀiÚÔV>Àðį LÀiðį
£nį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
įVÀÃË>įiį>ÃįÃ>ÃįV?ÃV>Ã
Ĉôāį6üÿÿĂąĂ
#ONTAR¬LAS¬COSAS¬QUE¬PASAN¬CON¬OBJETIVIDAD¬NO¬IMPLICA¬POR¬FUERZA¬SER¬AJENO¬O¬ANULAR¬¬
EL¬CARÉCTER¬SUBJETIVO¬DE¬TODA¬APRECIACIØN¬POR¬LO¬QUE¬EL¬PAPEL¬DEL¬CRONISTA¬OBSERVA¬¬
*UAN¬6ILLORO¬CONFORME¬AVANZA¬EN¬SU¬RELATO¬VA¬AGREGANDO¬DATOS¬QUE¬SORPRENDEN¬AL¬LECTOR¬
QUE¬SIN¬DUDA¬REALIZA¬DOS¬VIAJES¬DESDE¬LA¬COMODIDAD¬DE¬SU¬CONDICIØN¬PASIVA¬,A¬CRØNICA¬¬
AL¬CENTRO¬DE¬UNA¬CULTURA¬ES¬ASIMISMO¬ENCONTRAR¬EL¬SENTIDO¬DE¬SU¬HUMANIZACIØN
įi}>`į`iį>iį>ÀV>į/iÀÀjÃį`i«i`iįiįįvÔ`>iË>į ËÀ>Ë>À>į`iįÔ>įÚi>]įËi`À>įµÔiį>Ë>ÀįÃį`iÃÀ`i>`ÃįV>LÃį
`iįÃÔįLÀ>į«jËV>]į«iÀįË>Ljį«ÀįËÀÃįi«iÃįµÔiį>ÃÔ ÃÔiËÃ]į >į Ài>`>`į vÀijËV>į µÔiį >ËiÃË}Ô>į iį >į ÀiV>į µÔiį
įVįÔ>įiÜËiÃį`iįÃÔįiÃËjËV>°į
įj]į>į}iÃËįVÔËÔ ÃÔVÔLiį>įÔį}«iį`iį
ÃË>`°į1įÔ`įµÔiįÃiįÀivÀ>VË>įiį
À>į ÔV>į vÔiį Ô>į CHAMBA]į Ôį ËÀ>L>į ÃiVÔ`>À°į Ôiį «>ÀËiį iõÔÀ>Ã]įÀË]įÝįµÔiįiį>ÔËÀįÀi}ÃËÀ>į>į`į`iįÔį`>À°įį
iÃiV>į`iįÃÔįVVi«Vį`iį>įVÔËÔÀ>]įÔ>įVVi«VįVÚ i``>įµÔiį>Ú>á>]į>ÀV>į/iÀÀiÃįiVÔiËÀ>įÃÔįËį`iįi
á>ËÀ>]į>įVÔËÔÀ>įiËi``>įVįÔ>įvÀ>į`iį>į`ÃVÔÃįiį À>ÃË>į Ýį iÃVÀLiį Ô>į `iį >Ãį iÀiÃį VÀV>Ãį `iį >į ËiÀ>ËÔÀ>į
Ôį«>Ãį`iįV
iËiÃįÝį«iË>À`Ã]įVį
>įÀiVÀ`>`įiÃÕÃį-Ú> iÜV>>°į
įLÀįÀië`iį>įÃį`ÃįV>VÃį`iį>įVÀ
iÀá}į ?ÀµÔiá°į
ËÀį >į >į `«>V>į `iį >į >į `iį Ôį V>]į µÔiį Ãiį ÀiË>į >į Ãį iÚ>}iÃË>Ãį µÔiį iÃVÀLiÀį iį
ÔÃËÀ>`į`iį>į«ËV>įiÜV>>]įËį
>ÀÀįÀiÃ]įÔį }Ài}į>įÚ`>į`iįiÃÕÃ\į>Ëiį>ÀÀ>į`iÃ`iį>įÚÚiV>į`ÀiVË>įį
LÀiįµÔiįvÔiįË`įįµÔiįÃiį«`>įÃiÀįiįjÜVįÃįi}>Àį µÔiįÚįVį>«ÃËÆįÔ>įË>Ljį>ÀÀ>į`iÃ`iį>į«À«>įiÜ
>į«ÀiÃ`iËi]įµÔá?į«Àį>įÃ>įËi}À`>`įµÔiį}ÔįÃÔÃį>VËðį «iÀiV>]į «iÀį ÀiVÔiÀ`>į Ãį ÃÔViÃÃį ÔV
į Ëi«į `iëÔjÃį
>ÀÀįÀiÃįvÔiįÔįÃV>`iVÀ>Ë>į`iįË>>ËiįLiÀ>įÝįÔį VViį>įiÃÕÃį>įÃįÚiËiį>ÃįÝįiÃVÀLiį>įÃįÃiËiË>®ÆįiįÀi
>}wVį iVËÀ°į
į ÃiVÀiË>Àį `iį
,i>ViÃį
ÜËiÀÀiÃ]į ÚËį >į >ÀV>į
/iÀÀjÃį>į
>ViÀÃiįV>À}į`iį>įiL>>`>įiį
ÀiV>]į>>`į«ÀįÔį>ËiVi`iËiį`iį
«iË>\į iį LÀį 'RECIA¬ ]į «ÔLV>`į iį
£ÈÒ]į VÔÝį ÃÔLËËÔ]į 0OESÓA¬ Y¬ VERDAD¬
>Ô`>į>įiË
i°¬
įiÃ>Ãį«?}>Ã]į>ÀV>į
/iÀÀjÃį`iįVÃË>V>į`iįÃÔįËiÀjÃį«Àį
>įVÔËÔÀ>į
ijV>°į
įLÀįiÚ>įÔįi«
}À>viį`iį>ÛÀiViįÔÀÀi\įº"ËÀÃį«>
ÃiÃį«Ôi`iįvÀiViÀËiį`iÃVÔLÀiËÃįiį
VÔ>Ëį >į VÃËÔLÀiÃ]į Ã>L`ÔÀ>į ««Ô>Àį
į «>Ã>iÃÆį ÀiV>į Ëiį vÀiViį >}į ?Ãį
À>À\į iį `iÃVÔLÀiËį `iį Ëį û°į
1>į«ÀviV>į`iįįµÔiįiį«À«į>ÀV>į
/iÀÀjÃįL>į>į«À>VËV>Àįiį2ELOJ¬DE¬!TENAS]į
>į LË?VÀ>į `iį Ú>iį µÔiį į }iiÀ>Vį
iÝįVįÔįLÀį}iiį`iį%L¬#OLOSO¬
DE¬-ARUSI]į«ÀL>LiiËiįiįiÀįLÀį
`iį iÀÝį iÀ°į Ãį Ú>iÃį >į Ô`į
}Ài}]į`iįË>>ËiįÔÝį`ÃËË]į«iÀįiį
ViÀË>į vÀ>į V«iiË>ÀÃ]į >LÃį
`iÃË>`Ãį >į `>}>Àį į µÔiį >į ÀiV>į
`iÀ>į «ÀiÃiÀÚ>į `iį >į iÝi`>į }Ài}>°į
·Õį «`iÃį iVËÀ>Àį iÃiį V>į
ÀË]į>įÃi`>į«iÀ``>į
>V>įÃįÀ}iiÃį
`iį
LÀiį Ýį >į VÔËÔÀ>¶į Ýį iį `>]į
iÃËÃį`ÃįLÀÃįÃį«À?VËV>iËiįi
VËÀ>LiÃÆį Ãį iL>À}]į į `i>À?į `iį
VÔV>Àį ÃÔį ÃiË`į Ýį Ãį Ú>ÀiÃį µÔiį
VËii°
į}jiÀį`i¬2ELOJ¬DE¬!TENASįiÃį«ÔiÃËį
iį`Ô`>į«Àįiį«À«į>ÔËÀ\įº·+ÔjįiÃ
į>ÃįwV>Ãį`iį>įÀiVVįiiÀ>į`iįvÔÃį
ÔËÔÀ>į`iį>įĈāôĀ°įį
ËÝį iÃVÀLi`¶»]į Ãiį «Ài}ÔË>°į -į Ãiį Ë\į,V>À`į->>á>À]įCAį£xÇ
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį £
¬
a
VÔÀÃįiÃįÃ>Àį>į`iį>«ÔÃáÃ]įµÔiįVÔLÀiį>ÃįËV>Ãį«>À>į `iįÔį`iįÃÔÃį>ÔËÀiÃįv>ÚÀËÃ]į
ÚiÝį7>Ô}
]į«>À>į>ÀÀ>Àį>Ãį
a
iį«iÀ`VįiįËi«į«ÀiÃiËiįÝįËÀiË>į>Ãį`iëÔjÃį>ÃįÀiià VÀVÔÃË>V>Ãį`«?ËV>Ãįiį>ÃįµÔiįÔV>įÃiįÃËįV`°į
VÀLiįVįLÀÃÆįÔV>ÃįiÃįÔįj`Vį`iįi>`À>įµÔiį`> *ÀįÕË]įiįÚiį`iwËÚįiÃį>įÚ`>į«jËV>°į/ÀiÃįV>«>Ãį`iį
}>į«ÀįÚ>į`ÀiVË>]į>į«>ÀËÀį`iįiVËÔÀ>ÃįÝį`iįËiÃËÃį>i iVËÔÀ>\įį«ÕLV]įį`«?ËVįÔįLįiËÀiį>įÀi>`>`į
Ã]į Ýį >ÀVÃį iÃį ÃiVÀiË>Àį `iį Ã>į *i`Àį Ýį Ãiį L>Ã>į iį Ô>į Ýį>įÀi«ÀiÃiË>V®įÝį>įÚ`>įµÔiįËiÀiÃ>]į>įÚ`>į«jËV>°
vÔiËiį«ÀÚi}>`>°į>ÀV>į/iÀÀjÃįÃiįÃÀÚiį`iįË`ÃįiÃËÃį>VVi >ÀV>į /iÀÀjÃį }À>į Ôį i`>į >iÃËÀį `iį >į VÀV>į
ÃÃį >į >į VÀV>\į >ËiÃË}Ô>į `iį «ÀiÀ>į >]į Ài}ÃËÀ>į į µÔiį VÔ>`įi}>į>įÚiÃËLÔį`iįÔį
Ëiį``iįÃiįiVÔiËÀ>į
áÀ>į
ËÀÃįiį`ViįÝįįµÔiįÃiį
>įiÃVÀËįÃLÀiį *Ô`°į
VÔiËÀ>į >į Ôį *Ô`į `Ã
iįËi>]įViË>įÝįVÀÀ}iį>Ãį`iëÔjÃį %N¬TODAS¬SUS¬ESCALAS¬SU¬VOCACIØN¬ Ô`į «Àį ÃÔÃį «>`iViËÃį «ÃV}
ÃÔÃį«ÀiÃiÃįV>iÃį2ELOJ¬DE¬!TENASį INTELECTUAL¬ENCARجEL¬CONTRASTE¬ENTRE¬ VÃ]įiį`ëÔË>įVËÀ>į>į
Ô>`>`įi
Ãiį«ÔLV>įiį£ÇÇ]į`iáį>Ãį`iëÔjÃį`iį LA¬CULTURA¬COMO¬UN¬BIEN¬ESQUIVO¬ ËiÀ>]į`iÃËÀÔ`į«Àį>įÔLÀiįµÔiįiÚ>L>į
ÃįÃÔViÃÃįµÔiį>
įVÔÀÀi®°į MUCHAS¬VECES¬REMOTO¬Y¬LA¬DIFÓCIL¬ `iËÀ°į
į `?}į Vį iį >ÔËÀį `iį Ãį
į į >À}į `iį ÃÔį VÀV>]į >ÀV>į /i TAREA¬DE¬EJERCERLA¬EN¬UNA¬TIERRA¬ #ANTOSį iÃį Ôį ËiÀV>Lį `iį ÃiVÃį Ýį
ÀÀjÃį>VÔ`iį>įÔ>įvÔiËiį`iį«iVÔ>Àįi CONVULSA¬Y¬ARBITRARIA¬;x=¬0ARA¬¬ Ã>LÃ]į Ýį Ãį iL>À}]į VÔV>į
VÔiV>]įÀ}Ãį-ivjÀÃ]įÝį}À>įÔįÀi 'ARCÓA¬4ERRÏS¬EL¬TALANTE¬INTELECTUAL¬ Ôį À>Àį `iÃ>ÃÃi}Æį >į `iëi`ÀÃi]į iį
ËÀ>ËįiÜVi«V>į`iįÔį«iË>įµÔiįiÚ>L>į DEPENDE¬DE¬ESTABLECER¬PUENTES¬DE¬ «iË>įiÜV>įiį`iÃi>į«>áį>įÃÔįVi}>]į
Ô>įÚ`>įVyVËÚ>įiį>įÀiV>į`iÀ SENTIDO¬ENTRE¬ESE¬MUNDO¬FUGITIVO¬ Ýį*Ô`į«Ài}ÔË>įVį>į«>À>>įµÔiįį
>°į ÔµÔiį -ivjÀÃį
>L>į LËi`į iį LEJANO¬QUE¬PARECE¬REPLEGARSE¬¬ >V«>į
>ÃË>į ÃÔÃį ÕËÃį `>Ãį µÔiį
«Àiį Li]į iį Ãį `>Ãį iį µÔiį V EN¬FAVOR¬DE¬LA¬LEYENDA¬Y¬UNA¬ Vį«Ôi`iįËiiÀį«>áįVÔ>`įË`Ãį
ÚiÀÃ>įVį>ÀV>į/iÀÀjÃįiÃįÀiV
>á>`įiį COTIDIANIDAD¬DISPUESTA¬A¬NEGARLO ÃÃËiįiįVL>ËÀ°į
>į V>`i>į Ài}>į `iį >į i}Ô>°į -iį 1>į `iį >Ãį «>À>`>Ãį µÔiį iį VÀÃË>į
ËÀ>Ë>į`iįÔį«iË>į«Vįi`įiįÃÔį«>Ã]įVÃ`iÀ>`į`vVį>į >`ÚiÀËiįiį>įVÔËÔÀ>įi
ijV>įiÃįµÔiįµÔiiÃįiÀį>į`i
Ài>į i`iÀV>į Ãiį ÃÀ«Ài`iį `iį µÔiį iį }ÔÃËiį >į iL>>`Àį `iį wi`iį
>įÚÚ`įiįiįiÜËÀ>iÀ°į
įiÜį«ËiV>įį«À
jÜV®°į «°į>ÀV>į/iÀÀjÃįLÔÃV>įÃÔį«À«>įÀiV>į>įËÀ>ÚjÃį`iįÃį«i
>ÀV>į /iÀÀjÃį Ãiį «Ài}ÔË>į Ãį ÃiÀ?į «ÃLiį iVËÀ>Àį iį >Ãį Ë>Ã]įÃiįLÔÃV>įiįiÃ]į>`µÔiÀiįiįiÃ>įËiÀÀ>įÔįi>įÀ>`Àį
Ã>Ãį `iį >į ÀiV>į VËi«À?i>į >į ÚLÀ>Ëiį VÔËÔÀ>į `iį Ãį `iįÃÔįËiÀÀ>°į
À}iiðį iëÔjÃį `iį >į Ú>Ãį `iį Ãį À>Ã]į `iëÔjÃį `iį "`Ãiį
ÝËÃ]į «iË>į ËÀ>`ÔV`į «Àį >ÀV>į /iÀÀiÃ]į iiÀ}iį
á>V]į`iëÔjÃį`iį>įVÔ«>VįËÔÀV>į`iįVÔ>ËÀįÃ}Ã]į·µÔjį VįËÀ>į`iį>Ãį}À>ÃįÃiVÃ>ÃįÝįË`>Ãį`iįÀiV>°į
įÔį
µÔi`>į`iįÔ`įV?ÃV¶į-ivjÀÃįiį
>ViįÚiÀįµÔiįÀiV>įiÃį>Ëiį iËÀį``iį>ÃįÀÔ>Ãį>«i>į>į>į}À>`iá>įÝį
>Viį`iįÀi
Ë`į Ô>į >VËËÔ`į µÔiį >į ËÀ>`Vį >Ëiiį Ýį ÚÚwV>°į ÀiV>į VÔiÀ`įÔ>įvÀ>į`iį>įj«V>]įÃį«iË>ÃįÚÚiįVįÃLÀ>Ãį
V«Ëiį>Ãį«>À>įiįVÀÃË>įVįÃÔį«À«>įiÝi`>]įVįiįËį V>ÃįÃiVÀiË>ðį>ÀV>į/iÀÀjÃį>Ë>įiįViË>Àį`iįÃÔįiëÃ>]į
µÔiį>į>ËiVi`i°į·
įµÔjįi``>į«`iÃį`iÃ>`>ÀįiįV>į
i>į
?Úiá\į
>įi}>`į>įVÀiiÀįµÔiįË`ÃįÃį}À>`iÃį«iË>Ãį
>V>įiÃiįiëi`À¶į
ÃËįiį«ÀiVÔ«>į«>ÀËVÔ>ÀiËiį>į>À }Ài}ÃįÃįV>`iÃËÃįį>}>ÀÃį«ÀµÔiįÔV>į>«>ÀiViį
V>į/iÀÀiðį
įË`>ÃįÃÔÃįiÃV>>Ã]įÃÔįÚV>VįËiiVËÔ>įiV>Àį «Àį }Õį ÃËÆį iiÀViį Ô>į V>>`>į ÀiÃÃËiV>į iį Ôį «>Ãį
iį VËÀ>ÃËiį iËÀiį >į VÔËÔÀ>į Vį Ôį Liį iõÔÚ]į ÔV
>Ãį ``iįÀ>À>įÚiáįËiiįÔ>į«ÃL`>`į`iįÃiÀįi`ðįÃËËįiÃį
ÚiViÃįÀiË]įÝį>į`vVįË>Ài>į`iįiiÀViÀ>įiįÔ>įËiÀÀ>įV iį V>Ãį `iį >Ú?wÃ]į >V`į iį i>`À>]į µÔiį iÃVÀLiį iį Ô>į
ÚÔÃ>įÝį>ÀLËÀ>À>°į įiÃįV>ÃÔ>įµÔiį>Ô`>į>įVjiLÀiį«i>į`iį ÚiÀËiËiįL>ÃË>Ëiį«iÀÃ>į`iį}Ài}įÝįÃį}á>į`iįv>ÚÀį`iįÃį
>Ú?wÃįº
ëiÀ>`į>įÃįL?ÀL>Àû°į*>À>į>ÀV>į/iÀÀjÃ]įiįË> iVËÀiðį1į`iįÃįËiÀiÃiÃįvÔ`>iË>iÃį`iį>ÀV>į/iÀÀjÃį
>ËiįËiiVËÔ>į`i«i`iį`iįiÃË>LiViÀį«ÔiËiÃį`iįÃiË`įi iÃį>įvÀ>įiįµÔiįVÀVÔ>į>įVÔËÔÀ>įÝįiįiëiV>į>įvÀ>įiį
ËÀiįiÃiįÔ`įvÔ}ËÚ]įi>]įµÔiį«>ÀiViįÀi«i}>ÀÃiįiįv>ÚÀį µÔiį VÀVÔ>į >į «iÃ>°į į iį ËiÀiÃ>į iį Ú>Àį ViÀV>į į iį
`iį>įiÝi`>]įÝįÔ>įVË`>`>`į`ëÔiÃË>į>įi}>À]į>į`iį>į «ÀiÃË}įÚ>VÔį`iį>įv>>įÃįiį«ÃLiįVË>VËįVįÔįiV
Ëi>Ãį ÃÔ`>į iį Ãį
ÔÃį `iį >į VË>>V]į ÀÔ`Ã>]į ËÀ°į
ÃËį į iÚ>į >į Ú>À>Àį >į ÕÃV>į `iį /
i`À>Ã]į µÔiį
>į
``iįÔ>į«ÀiV>À>į`iVÀ>V>įÃiįiVÔiËÀ>į>i>á>`>° «ÔiÃËįiįVË>VËį>įÔiÚ>Ãį}iiÀ>ViÃįVį«iË>ÃįÃÃ>Ý>
2ELOJ¬DE¬!TENASįiËÀiiáV>įËÀiÃįÚiiÃį`iį>įVÀV>°į*ÀįÔį `ðį *Àį ËÀ>į «>ÀËi]į Ãiį VÔ«>į `iį >Ãį «ÃL`>`iÃį µÔiį >į Ú`>į
>`]įiËÀi}>į>įÚ`>į«ÕLV>]į>į
ÃËÀ>į`iįÀiV>]įÃį>Ú>Ë>ÀiÃį `iÃÔ`>įËiiį`iįÃiÀį«iÃ>]į?Ãį>?į`iį>įLÀ>įiÃVÀË>°į
į
«ËVðį/À>ÃËiįiį`iÃVViÀËįÚÚ`į`ÔÀ>Ëiįiį}«iį`iį iÀ]į>ÀV>į/iÀÀjÃį>VÔ`iį>į>ËÃL>Ã]į
į
Ãį`iį>ÀÔ
ÃË>`įVįii}>Ëiį`ÃË>V>iËÆįį
>L>įÔį«ÀË>}à ðį
įVÀÃË>įiVÔiËÀ>į>įÔį>ËÃL>ÃįÔį«VįËi>ËÀ>]įµÔiį
Ë>į`iįÃį
iV
ÃįÃįÔįËiÃË}įVÔÀÃ]įËiÀiÃ>`°į>įÃiÃ> į Ãį iÃį «iÀÃ>į Ãį «iÀÃ>i]į >į iÝi`>į ÚÚ>į `iį >į µÔiį
Vį`iį«i}Àįi}>į>įÃËÀÃį«ÀįÔ>įÚ>į`vVį`iį>įiÃVÀ
>Lį iį >ÔËÀį `iį 4RØPICO¬ DE¬ #ÉNCER°į Ôį >Ã]į >`ÚiÀËiį iį jį >į
ËÔÀ>\į`iVÀįÔÝį«V°į
įLÃiÀÚ>`Àį>Ë>įVį«>ÀV>įiVÔiV>į ËiÃ`>`į`iį«iË>įÃįLÀ>]įÔį
LÀiįVÔËįµÔiį
>į`iV``į
į µÔiį į V«Ài`i°į
į ÃiÀi`>`]į Ài>Ë>į i«Ã`Ãį µÔiį iiÀViÀį ÃÔį ÃËiÀį iį >į LÕõÔi`>į `iį >į «iËÔ`į ÚË>]į >į
`iÃÀ`i>į>įÀi>`>`į}Ài}>°į
įÃi}Ô`įÚiįÃiÀ>]į«ÀįÃÔ iÜÃËiV>įVį`iÃÔLÀ>iËį«jËV°į
«ÔiÃË]į iį `iį >į Ú`>į `«?ËV>Æį iÃį iį ?Ãį `ÚiÀË`]į iį ?Ãį >ÀV>į/iÀÀjÃį«ÀÃ}ÔiįÃÔį`>}>Vį`iį>įÚ`>į«jËV>įiį
«V>ÀiÃV]į iį `iį >Ãį ÔiÀiÃį µÔiį Ëiiį iÃVËiÃį µÔiį V«Ëiį á>Ãį?ÃįiëiÀ>`>Ã]į``iįiį>ÀËiįį«Ôi`iį`iVÀįÃÔįLÀiį
VįÃÔÃįi`>`iÃ]įiį`iįÃįÚiiÃËÀÃįµÔiįÃiįi>į`iį>viËiÃįÝį įįÃ>LiįµÔiįiÃį>ÀËi]įiį>Ãį
ÃËÀ>ÃįÃiV>ÃįµÔiįÀiÚi>įÔį
«>`>Ãį«>À>į>ÃÃËÀį>į>ÃįÀiÔiÃį``iį
>L>į`iįÃwÃËV> `iÃVÔLÀiËį «jËVį «ÀiÀ°į
ÚiÀÃ>į Vį Ôį «iÃV>`Àį
`>ÃįvÀÔÃiÀ>ðį>ÀV>į/iÀÀjÃįLÀ`>įÔ>įÔË>į`iįVįËÀ>à µÔiįiį`ViįµÔiįá>À«>į>į`>Àį>į«iÃ>Àį`iįįµÔiį
>įVÔÀÀ`įiį
VÔÀÀiįiÃ>į>«ËiÃÃį`iį>įL>>`>`įµÔiįË>Ë>ÃįÚiViÃįiÃį>į`« ÃÔįv>>°į-Ôį«>`ÀiįË>LjįvÔiį«iÃV>`ÀįÝįÃiį>
}įiįiį>À°į
>V>]į ``iį Ãi«Àiį Ãiį
>Viį >Ãį Ã>Ãį «Ài}ÔË>Ãį Ýį Ãiį iëÔjÃį`iį>įËÀ>}i`>]į>įÚÔ`>į`iį«iÃV>`ÀįÃiį`i`Vį>į>«i
ËiÀV>L>į>ÃįÃ>ÃįÚ>VÔ`>`iðį,iVÔ«iÀ>į>įÚi>įÃ>ËÀV>į `Ài>ÀįiįVj>°į*iÀįiį
įÃiį`i`Vįv>Ë>iËiį>į>į«iÃV>°į
Òãį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
·į
áį>į«iÃ>Àį`iį>įÚi}>á>įµÔiįi>įËÀ>Ë>L>į`iįVÔ«À]įį Ãį`iįÃįÀËÃį`iį
iÔÃÃįį`iįÃįËv>}î]įµÔiį`i`VįÔį
a
«ÀįiÃįöį·
į«iÃV>`ÀįÃ}Ôiį>įËÀ>`Vį`iį«>Ã>iįį>į LÀį >į >į yÔiV>į `iį >į >µÔ>į iį >į «iÃ>į `iį LiÀËį
ËÀ>`Vį `iį >į Ã>}Ài¶į ?Ãį >?į `iį `Àį >ËiÀ]į Li`iViįį "ÛiįÝįµÔiįvÔiįiį«ÀiÀįi`ËÀįiįië>į`iį
>ÀÃį
>ÃË>
iį >>`į `iį >Àį µÔiį į ÀiV>>į «>À>į ðį >į iÃVi>į «Ôi`iį i`>įiįÔ>įV>Ã]į
>ÃË>i`>įi}į>įÃÔįwV>įiįiį`į
iiÀÃiįVįÔ>į«>À?L>į`iį«iÃį`iįiËÀ]įiį«iÃį`iį«> `iį
ÔËÔÀ>įÝįiį`\įº+ÔiÀįµÔiįiį>ÝÔ`iį>įÚÚiÀį>į
ÃË>`Ãį
Ã>iįVįÔ>įÀ>į«>À>įiį«iË>°į
įËi>į>«>ÀiViįVËÔ> 1`û°į >ÀV>į /iÀÀjÃį iį «Ài}ÔË\į º· į Ëiiį ÔÃËi`į Li
iËiįiįiįLÀ°į-ivjÀÃį`ÃVÔËiįVį>ÀV>į/iÀÀjÃįÃLÀiį>įÔáį ˶»°į
į >Ôį `iį Ý>µÔį į Ô>į iį VËiÃË\į º į Ëi}į
`iįÀiV>]įµÔiį«Ôi`iįÃiÀį ËwV>Ëiį «iÀį Ë>Ljį «Ôi`iį ÃiÀį «>Ã>«ÀËi]įiį>V>Lį`iįËiiËÀ>ëÀË>ÀÆįiÃË>L>įiįÔį«ÀViÃį
Ôį Vi`į µÔiį V>V>į >į ÃÔÃį ËiÃË}ðį į «À«ÃËį `iį iÃË]į `iįi`Ë>VįË>įËiÃįiį
ÃË>`Ãį1`ÃįµÔiįi}Ôjį>µÔį
>ÀV>į/iÀÀjÃįV«Ài`iį«ÀįµÔjįiÀįiÀ>įVi}Æį`iį
>LiÀį Ãį>Úįį«>Ã>«ÀËi»®°į
įiÃË>įÃ>įi>į`iįËiÀiÃiÃ]įV
ÚÃË]į
>LÀ>įÃ`įV>«>áį`iįÃLÀi«iÀÃiį>įiV>`>iË\į ÚiiįiV>Àįiį>«ÀiVį`iį>ÀV>į/iÀÀjÃį«ÀįiįARS¬COMBI
º
į ÀiV>į iÃį iViÃ>Àį Ë>Àį >į Úðį >ViÀį vÔV>Àį iį NATORIAį`iį,>įÔįÝį>į>ÀËiį`iį>įiÀ>į`iįÀ`>į
LËÔÀ>`À]įVįÃįvË}À>vðį
į>įÔáį}Ài}>įÀiÃ`iįÔįiÜ ÀÔ]į Ã>L`ÔÀ>Ãį µÔiį ÔËáį >į Úiį VË`>į iį ÃÔį iÜ«iÀË>į
ËÀ>į «`iÀį `iį
Ô>á>V]į Ô>į ÃiVÔ>Àį vÔiÀá>į VÀi>`À>°į >iÀ>į`iįÀiÃÚiÀįVÀÔV}À>>ð
*iÀįiÃįÔÝį>Ëįiį«ÀiVįµÔiįÃiį«>}>į«Àį>`iËÀ>ÀÃiįiįi>į >ÀV>į /iÀÀiÃį LÔÃVį iį ÀiV>į iį `iÃÔLÀ>iËį `iį >į
?Ãį`iįį`iL`°į+Ôi]įÃi`įV>«>áį`iįÚiÀ]įįiËÀiViÀÀiį À>áįÝį`iįÃįÃiË`ðį
įiÃËįvÔiį>vį>įiÀÝįiÀ]į>ÔËÀį
Ãį «?À«>`Ãį iį iį iËį «ÀËÔ]į >V>L>À?į «ÀiÃ>į `iį Ôį `iįËi«iįÔÝį`ÃËË°įį«À«ÃËį`iįÃÔį>«Ài`á>i]įiÀį
À>`V>įVi`»°įįį>À}į`iį2ELOJ¬DE¬!TENAS]įiį
iV
áį`iį>į ViË>įiį%L¬#OLOSO¬DE¬-ARUSI\įºijį`iįiÃVÀLÀį`ÔÀ>Ëiį>À}į
ÔáįiÃįÔ>į`iį>ÃįÀ>iÃį`iį«>Ã>i]įÔ>įVÃË>Ë>Vį`iį>įÚ`>į Ëi«įVÔ>`įiÃËÔÚiįiįÀiV>]įÝįÃjįµÔiį«`À>įÀi«iËÀįiį
«jËV>į?Ãį>?į`iį>įiÃVÀËÔÀ>°į iįvÔËÔÀ]įVÔ>`įµÔiÀ>įÝį«>À>įÃi«Ài°į įiįÃiËįVÃËÀi
ÃË>ÃįÀiyiÜiÃį}>>įvÔiÀá>į«Àį>į«>ViV>į`iįVÀÃ `į>į}Ô>į>VËÚ`>`į«>ÀËVÔ>À°į*ÀįiįVËÀ>À]įÃiËįiį
Ë>įÝį>ÃįVËÀ>`VViÃįµÔiįV«ÀË>°į įiÃįÔį
LÀiįµÔiį į Ô>į VÀiViËiį LiÀ>Vį >į >į µÔiį Ãiį >>`iį iį Úi
iiËiį
iÃËjį >į }ÔÃË°į
į ViÀË>į vÀ>]į ÀiV>į į
>į `iVi«V>`°į `iÃiį`iįÃiÀÚÀį>įÔ`į`iį>įiÀį>iÀ>įµÔiį«Ôi`>°į įÃjį
Ô>`į Ú>>į >į >Ãį Ã>Ãį `iÃVÔLÀiį į ÔV
į µÔiį iį }ÔÃË>į >Ãį Ë`>Ú>įVÔ?įÃiÀ?įiÃË>įvÀ>]į«iÀįiį«>ÀiViįV>ÀįµÔiį«>Ã>Àjį
VÔ`>`iðį6iįiįËÀ>L>įµÔiįÃÔįÔiÀį
>į
iV
įiįiį>À`į`iį>į `iį>ÀËiį>į>įÚ`>į«>À>įÔÃËÀ>ÀįVįį>iÀ>į`iįÚÚÀį>į>iÃ
V>Ã>]į Ôį iV>Ë>iËį LË?V]į Ýį Ãiį «Ài}ÔË>į į µÔiį i>į ËÀ>į }À>`>į iį iį >ÀËi°»į 9į ?Ãį >`i>Ëiį >>`i\į ºiį «>ÀiViį
ÃiËÀ?į VÔ>`į Ëi}>į µÔiį «>ÀËÀį jį Ý>į iÃË?į «Ài«>À>`į «>À>į >
À>įµÔiįiį>ÀËi]įVį>įÀi}]įiÃįÃ>iËiįÔ>į«Ài«>À>
ÀÃi®°į ÔÀ>Ëiį iį }«iį `iį
ÃË>`]į `Viį iį vÀ>į ÀiÚi>`À>\į V]įÔ>įV>Vįiį>į>ÔËjËV>į>iÀ>į`iįÚÚÀ»°į-įÔÝį
º9į«iÀ>iViÀjįiįįÃË]įįÃjįÔÝįLiį«ÀįµÔj°į+Ôá?į `ÃËËÃį Ãį Ëi«iÀ>iËÃį `iį iÀį Ýį >ÀV>į /iÀÀjÃ]į «iÀį
«ÀµÔiį>į
ÃËÀ>į`i>`>įiëiVË>`Àiû°į>ÀV>į/iÀÀjÃįiÃįÔį >LÃįiVÔiËÀ>įiįÀiV>į>Ãį«ÃL`>`iÃį`iį>įÚ`>įVį
ËiÃË}įµÔiË°į
ÃËį>}Ài}>įËiÀjÃ\į>Ãį}À>`iÃįVÀV>Ãį« Ô>įÚ>À>Ëiį`iį>ÀËi°į>įvÀ>įiįµÔiįVÃ}ÔiįiÃË>įi«v>>į
iįiįËi>į`iįÔVį>įvÀ>įiįµÔiįÃį>ÀÀ>`>ðį1įiëiV iÃįV>Ãį«ÔiÃË>°į*`À>Ãį`viÀiV>Àį>įÃįiÃVÀËÀiÃįiį
Ë>`Àį`i>Ã>`įÃi}ÔÀį`iįįµÔiįÚi]į`Ë>`į`iį?ÃįÀiëÔiÃË>Ãį >`>Ãį Ýį Ãi`iË>ÀÃ]į LÀVÃį Ýį ÀiyiÜÚÃ]į į VÔÀÀÀį iį Ô>į
µÔiį«Ài}ÔË>Ã]įįiÃįË>įÃÔ}iÀiËiįįÀiÚi>`ÀįVį>}Ôiį V«>À>VįµÔiįµÔá?įįiįiÃË>À>į>įÔį}>ÃËÀįi
µÔiįÃiįÃiËiįV`įiįËiÀÀ}>į>įÀi>`>`įiįLÔÃV>į`iįÔį iËiįÝįViVVÃË>į`iį««>ÃįVį>ÀV>į/iÀÀjÃį«>À>į`ÃË
ÃiË`įµÔiįįiÃË?į>į>į>°į }ÔÀÃį>į`į`iįËiµÔ>\įL>VÃįÝįÀi«Ã>`ðįiÀÝįiÀį
Ô>`įÚÃË>įÔ>įËÔL>į>Ë}Ô>]į>ÀV>į/iÀÀjÃįiVÔiËÀ>į «iÀËiiViÀ>į>į}jiÀį`iįÃįL>VÃ]įÔįÚË>ÃË>įLÀVÆį>À
Ô>įiË?vÀ>į`iįÃį>À`ÔÃįËÀ>L>Ãį`iįVÀÃË>°į>įÕV>įÀi V>į /iÀÀjÃ]į >į ?Ãį ÀiyiÜÚį }jiÀį `iį Ãį Ài«Ã>`ðį LÃį
µÔ>įµÔiį`iÃVÔLÀiįiÃįÔ>įV>>į`iįV
V>ËiÃį`iįÃ}įċüċ°į-i
>>ÀįiįÀiV>į>į«ÃL`>`į`iį
>ViÀį`iį>įiÜ«iÀiV>įÔ>į
}ÔÀ>iËiįvÔiį`i>`>į>
į«ÀįÔįÃ>µÔi>`ÀįµÔiįÝ>įvÀ>į«>ÀËiį Ú>À>Ëiį`iį>ÀËi°į-įiL>À}]į>įÀiV>įµÔiįiįËVį>į>ÀV>į
`iįËÀ>į>Ë}×i`>`°į
įVÀÃË>įiÃ]įiįViÀË>įvÀ>]įiįËiÃË}į`iį /iÀÀjÃį iÃį Ô>į ÀiV>į ``iį Ãiį «>`iViį >Ãį VÀÀÔ«ViÃ]į >Ãį
ÔįËiÃË}°į
įiÃ>į>ËiÀ>įViÀË>įËÀ>Ë>į`iįÀ`i>ÀįįµÔiįÚi°į «iÀÃiVÔViÃįÝį>ÃįÃi}ÔÀ`>`iÃįµÔiįjįVV>įiįjÜV°į
į
>V>įiįw>į`iįÀi>Ë]įvÀiViįÔį`>ËįÃÀ«Ài`iËi\įËÀ>L>>į
iÀÃį `iį iÃËiį ËiÃË}į Ëi}iËi]į ÃÃi}>`]į iį º«iÃË>į
iįÔ>įiL>>`>įÃįËjiÜ]įÔ>įiL>>`>į«ÀiV>À>]įVÔV> VÀ`>»įVįį`iwįiÃÕÃį-Ú>iÀá}į?ÀµÔiá]įVÃÃËiį
`>°į-ÔįwVį`«?ËVįiÃįË>įiÜËÀ>Ú>}>ËiįµÔiį>įÚiViÃį«i iįiVËÀ>Àįiį
iV
į«jËVįiįVÀVÔÃË>V>Ãį``iįį`i
Ã>įµÔiįÃįiËÀ>À>įVįËÀ>iį`iį}>>į>į>}Ôį`iįÃįL>ÀiÃį`iį>į LiÀ>į VÔÀÀÀ°į
į >Ãį LÔÀ`>Ãį wV>Ã]į >į LÔÀVÀ>V>]į iį ÚjÀË}į
VÔ`>`įįVvÔ`À>įVįÔįiÃiÀ°į
įiÃËiį?LËį`iÃV `iį}«iį`iį
ÃË>`]į>ÃįÀi«ÀiÃiË>ViÃįËi>ËÀ>iÃį`iį>į`«
V>`]įÃi«Àiį>i]įiįVÀÃË>įiÃ>Ý>įÔįÀi}ÃËÀį}V]įiį >V>]į
>Ý]į«>À>įµÔiįÃi«>įÚiÀ]į>}įÃ}wV>ËÚ°į
V>i`ÃV«įµÔiį
>}>įV«ÀiÃLiįiįiËÀįµÔiį
>į
iV
į 7>ËiÀį i>įViË>įµÔiįįµÔiį`ÃË}Ôiį>įÃį>`Ô
iVÃįVįiį}«iį`iį
ÃË>`į`iįÃįVÀiiðį ËÃį`iįÃįÃįiÃįÃÔįV>«>V`>`į«>À>į>į>}>]į«>À>įVÀiiÀįiį
į ÃÔį LÕõÔi`>į `iį >Ã`iÀÃ]į >ÀV>į /iÀÀjÃį ViË>į µÔiį Ôį`į}À>ËÔË]įËÚ>`°į
ÃįÔÃË>iËiįįµÔiįLÔÃV>į>À
iįÔ`į}Ài}įįiÃįÃį>įVÔ>į`iį>įÀ>áįÃįË>Ljį`iį V>į /iÀÀjÃ\į ºÃį
LÀiÃį į «Ãiiį >į Ë}>Æį >ËiÃį Liį
«iÃ>iËį`Ã>V]įÔį«iÃ>iËį`iįÃįÃiË`Ã]įËÀ>Ãį Ãį«Ãi`Ãį«Àįi>»]įiÃVÀLiįiįÀiV>°į
į>VËį«jËVį>«>
vÀ>Ãį `iį VViË]į Ú>Ãį >ËiÀ>Ãį «>À>į `iÃVvÀ>Àį >į Ài> ÀiViįVįÀi}>įiÀiV`]įiįÀi}ÀiÃį`iįË°į*Ôi`iįVÔ
`>`°į
į«i>įËÀiË>į«ËV>]į>ÀV>į/iÀÀjÃį«iįiį«À?VË ÀÀÀį iį Ôį ÃiË]į «iÀį Ë>Ljį iį >į VËi«>Vį `iį Ôį
V>į iį `Liį Ài}ÃËÀį µÔiį >ËÀ>ÚiÃį ÃÔį LÀ>\į iį À>VVį Ýį >į «>Ã>i]įÔ>įÔÀ>]įÔįÀÃËÀ\įiį«ÀiÃiËiįËV>`į«Àįiįëį`iį
LÕõÔi`>į`iįÃ}Ãį>ËiÀÃ]įÔV
>ÃįÚiViÃį
iÀjËVÃįįiÃËj į µÔiį Ý>į iÃį V?ÃV°į Ãį Ãį >Ãį ÀiÃÃËiËiÃį ÃË>Ë?i>Ãį `iį
ÀVðį>ÝįµÔiįÀiVÀ`>ÀįµÔiįvÔiį«iÀįiįÀiVÔ«iÀ>ÀįiįËi>į VÀÃË>į`iį>įÚ`>į«jËV>°į2ELOJ¬DE¬!TENASį`>į>ÃįiõÔÚ>Ãį
À>Ãį
`iį Ãį
}Ãį >ÔV}iÃį Vį Ô>į «ÀiVÔ«>Vį VÔËÔÀ>į `iį>į>}>°į
iįÀiV>įÃiį«Ài}ÔË>į«ÀįµÔjįį
>ÝįViË>ÀÃË>Ãį`iÀ
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį Ò£
¬
a
a
ÀiV>įVįÔįÀiVÔÀÃįËiÀÀ
ĈÿüĂįĈõôą÷
ÒÒį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
`į iį Ôį «>Ãį V>ËV]į LÔÀVÀ?ËVį Ýį i>Ãį `iį VÔ>µÔiÀį i}>>LLÃtį u>Ú?wÃtį Ãiį Ãį iÀ>į Ôį «iË>°į
Ãiį Ãį Ëi>į >}į
a
L>ÀÀÔËį `iį >į Úi>į j>`i°į 9į iÃį į iÃį `iį ÃÔÝį >]į «iÀį µÔiį`iVÀo»
`>ÀÃiį`iįLÀÔViÃįVįiįËiÀViÀįÔ`įÔÃËį``iįÔįÃ>LiįµÔiį iëÔjÃ]į-ivjÀÃįiį>V>À>À>į>į>ÀV>į/iÀÀjÃį>}ÔÃį`iįÃį
"VV`iËiįÃiį`iwiį«>À>įÃi«Ài]įį`i>į`iįÃiÀįiÜËÀ>]į«Àį ËÚÃį`iįË>įÔVįVÕįiËÀiį>į}iËiįºVÔË>įÝįLi»į`iį>į
`iVÀįįiðį
ÃËį
>įµÔi`>`įiÃVÀËįiįÔį
iÀÃįLÀį ÃVi`>`į}Ài}>\į>Ú?wÃįvÔiį>V>>`įiįiįiÜËÀ>iÀįÝ]įÃLÀiį
`iį iÃ>Ýį Ýį iÀ>Ã]į 2ELOJ¬ DE¬ !TENAS]į >`i?Ãį `iį
>LjÀÃiį Ë`]įÃiįiįVÃ`iÀ>įÔįV>«iį`iį>įi}Ô>įº«ÔÀÃË>»°į
iÃVÔV
>`į ViË>Àį Ú>À>Ãį ÚiViÃį >į jį ðį 9į
>Viį >«i>Ãį Úiiį`iËiiÀÃiįÔį«Vį>µÔ°
ÔÃį`>ÃįiįViË>L>įÃ]įiį
į>ÝÀį`iį>ÀV>į/i
ÀÀjÃ]įÝį>}į]įµÔiį>ÃįVÃ>ÃįiįÀiV>įiÀ>įÔÝį`ÃËË>Ãį Í°į
`iįįµÔiįÔį«`À>įÃÔ«iÀÆįiÃį`iVÀ]įVįViËiį`iįLÀiÀ>į
ÝįiVËÀį>Ã`Ô]įÔįÃiįË«>įVį>Ú?wÃ]į
ÝËÃ]į,ËÃÃ]į-i> ·+Ôjį Ãiį «Ôi`iį
>ViÀį VÔ>`į Ôį iÃį Ôį «iË>į }Ài}¶į
ÃË>į
Ãį >į µÔiį į
iÃį Ëi`į ÃÔwViËiiËiį iį VÔiË>®į Ýį «Ài}ÔË>į «iÀÃi}Ô>į >į -ivjÀÃį Ýį Ú>À>Ãį ÚiViÃį ËiËį `>Àiį ÀiÃ
-ivjÀÃ]įÝįįV>LiįËÀ>įµÔiįVVÔÀį «ÔiÃË>°į
į V>`>į ËiËį Ãiį >ViÀV>L>į >į Ô>į
Ô>į}À>įÚ`>įËiÀ>À>įÝįÔįÃ}į`iį ,A¬ÞNICA¬POSIBILIDAD¬ES¬DEJAR¬¬ Ã>L`ÔÀ>į ?Ãį
`>]į «iÀį ÔV>į Ãiį «Ô`į
Àįiį>ÃįiËÀ>Ãį}Ài}>ðį*ÔiÃį\įį DE¬IMAGINAR¬A¬'RECIA¬COMO¬¬ `>Àį «Àį Ã>ËÃviV
°į į w]į ÃiÀį }Ài}į iÃį >į
ÔLį Ë>į VÃ>°į Ãį «iË>Ãį V>ÀiV>į UN¬LUGAR¬O¬UNA¬TRADICIØN¬Y¬HALLARLA¬ «iÀįË>À>įµÔiį«Ôi`iįËiiÀįÔį}Ài}°į?}>Ãiį
«À?VËV>iËiį `iį Ú`>į VÔËÔÀ>į Ýį COMO¬UN¬RECURSO¬INTERIOR¬¬ į µÔiį Ãiį
>}>]į iį «>Ã>`į iÃį Ô>į Ë>>į
ËiÀ>À>į `iËÀį `iį ÀiV>]į VÔÃį COMO¬HICIERON¬+AVÉlS¬Y¬3EFÏRIS¬¬ µÔi]įiËÀiį?ÃįÃiįiÃV>>]į?Ãį>ËįVÀiViÆįÃįÃiį
>ËiÃį`iį}«iįË>Àį`iį£ÈÇ°į-> -ÉS¬3EFÏRIS¬PORQUE¬+AVÉlS¬ >į µÔiÀiį À`i>À]į ?Ãį >V
>į Ãiį ÚÔiÚi°į >į
Úį «Àį >į À>À>į v>>į `iį >Ú?wÃ]į iį PRÉCTICAMENTE¬NO¬ERA¬GRIEGO¬¬ ÕV>į«ÃL`>`įiÃį`i>Àį`iį>}>Àį>įÀi
ÀiÃËį `iį Ãį iÃVÀËÀiÃį į iÀ>į Ãį SINO¬ALEJANDRINO¬COSA¬QUE¬SUPONE¬¬ V>įVįÔįÔ}>ÀįįÔ>įËÀ>`VįÝį
>>À>į
Ã>ÃÆį -ivjÀÃį iÀ>į V>Ãį Ôį V«iËį UN¬COSMOPOLITISMO¬DISTINTO¬Y¬ Vį Ôį ÀiVÔÀÃį ËiÀÀ]į Vį
ViÀį
`iÃVV`\į >Õį `iëÔjÃį `iį «Ài ADEMÉS¬VIVIجSIEMPRE¬EN¬OTROS¬ >Ú?wÃįÝį-ivjÀðį?Ãį-ivjÀÃ]į«ÀµÔiį>Ú?
į Liį>`iįÃ>L>įµÔjį`>LÃį PAÓSES¬DE¬MODO¬QUE¬CASI¬NUNCA¬¬ wÃį«À?VËV>iËiįįiÀ>į}Ài}įÃį>i>
iÀ>į iÃiį ÃiÀį Ý>į Úi]į Ë`]į µÔiį TUVO¬ROCES¬CON¬EL¬HABLA¬VULGAR¬ `À]į VÃ>į µÔiį ÃÔ«iį Ôį VëËÃį
ÚÚ>į iį >Ãį >vÔiÀ>Ãį `iį >į VÔ`>`°į POPULAR¬DE¬'RECIA `ÃËËį Ý]į >`i?Ã]į ÚÚį Ãi«Àiį iį ËÀÃį
ÚiÀÃ>L>į Vį «iÃV>`ÀiÃ]į }iËiį «>ÃiÃ]į `iį `į µÔiį V>Ãį ÔV>į ËÔÚį ÀViÃį
`iįiÀV>`]įÃiį`i>L>įÚÃË>ÀįÃ>iËiį«ÀįÃÔÃį>}ÃįÝįį Vįiį
>L>įÚÔ}>À]į««Ô>Àį`iįÀiV>°
µÔiÀ>įÝ>įÃ>LiÀį?Ãį>`>į`iį«ËV>°įiį
iV
]įÀiV
>á]į>Ô ViįÃįµÔiįÃ>LiįµÔiį>į`ÃË>V>įiËÀiįiį}Ài}įV?ÃV]į
µÔiįiį
ÔLiÀ>į}ÔÃË>`į>Vi«Ë>À]į>įÚË>Vį`iį>įÔÚiÀÃ`>`į `iįÃ}įĉį>°į`iį
°]į«Àįii«]įÝįiį>VËÔ>įiÃįÔV
įiÀį
`iį>ÀÚ>À`į«>À>į«>ÀËÀį>ÃįVviÀiV>Ãį
>ÀiÃį
Ëį À µÔiį>įµÔiįÃi«>À>į>įË>>į`iį>Ë°į9įµÔiį
>Ýį>ÝÀiÃį`vi
Ë]įº«ÀµÔiįVÔ>`į
>ÝįViÃÔÀ>įiįį«>ËÀ>]į«>À>įįiÃįVį ÀiV>ÃįiËÀiįiÀįÝį*>Ë]įµÔiįiËÀiį*>ËįÝį>Ú?wðį
Ãį
ÃįiįÔ`įiËiÀįvÔiÀ>įÔ>įiÀiįV?ÀVio»]įiį`į>į>ÀV>į ÚiÀ`>`į µÔiį >į >ViËÔ>Vį Ýį >į «ÀÔV>Vį
>į V>L>`į
/iÀÀjð ÔV
į Ýį iį }Ài}į >VËÔ>į «>`iViį Ôį >VÔÃ>`į Ë>VÃį «Àį
į >iį vÔiį Ãi«Àiį VÔ`>`Ãį Ýį «>ÀVį >į «ÔLV>Àį ÃÔį ii«\įiįÃį-ivjÀÃįiÃVÀLiįÃÔįLÀiįiį}Ài}įVį`Ãį
`iÃÔÃįVį>į«V>įÝįÔ>į}>>į`iį>įÃVi`>`į}Ài}>į«>À>į ÏPSILONįiį>Ãį«ÀiÀ>ÃįÚV>iÃįÝįÔ>įÏTAįiį>įÕË>]į«iÀįVÔ>
>Vi«Ë>ÀįÃÔįiÃË>`į]įVÔÃ]į«>À>įõÔiÀ>įÀiyiÜ>ÀįÔį«V°į `įįËÀ>ÃËiÀ>]įÃÔÃËËÔÝiį>įÏTAį«Àį>įIÆįįVįiįËËÔį`iįÃÔÃį
-įiL>À}]į>}į`iįÃÔįVÀËV>į
>įµÔi`>`\įº>įL}>į`iį> «i>Ã\į0OÓMATA]įµÔi]įiįiįÔÃįiÀ>Ã>]įÃiį
ÔLiÀ>įËÀ>Ã
Ú?wÃįiįÃįi`Ãį`iį>įÃVi`>`į
ijV>įiÃįViVË>`Ãį ËiÀ>`įVį0OIÏMATA®]į«iÀ]į«ÀįįµÔiįÃiįV}i]į>`>įÚiÀ`>
Vį>ÃįiËÀ>ÃįiÃ]į«>À>į]įÔįviiįiÜ«V>Li°įiËÀį`iį `iÀ>iËiįiÃV>`>ðį-įiL>À}]įiį«>Ã>`į«iÃ>įiÃ>
Ë>iÃį VÀVÔÃ]į «Àį Ài}>į }iiÀ>]į Ãiį >Ë>į «ÀÔ`iËiį
>L>Àį iËi]įÝįiį>įVÔËÔÀ>į}Ài}>įÃiį
>įÚi`į`>`įÔ>į`viÀiV>į
`iįËiÀ>ËÔÀ>]įÝįµÔiį>įÃÔįVÔiË>įÝįÀiÃ}įį
>Vi]įÃÔiiį«>}>Àį iËÀiį>įKATHAREVOUSA]įį
>L>į`iį>į}iËiįºVÔË>»įiÃ>įµÔi]įV
«Àįiįiį?Ãį>>À}į`iįÃį«ÀiVðį"įLiįÃiįiį`i>įVį>į Ë>L>į>ÀV>į/iÀÀjÃ]į«ÀiwiÀiį>>ÀįÕ«ËiÀį>į<iÔÃįÝįiÀÚ>į>į
«>>LÀ>įiį>įLV>įÝįÃį`i?ÃįÃiį>«ÀiÃÔÀ>į>įV>L>Àį`iÃ`i Ô]į«>À>įiÚË>Àį>įÚÔ}>À`>`®įÝį>Ãį`ÃËË>ÃįÚ>À>ËiÃį`iį
>
Ã>iËiį`iįËi>]įįLiįÃiįiįÀi`ÔViį>į>LÃÔÀ`įVį>}Ô>į L>į `iËV>į į ««Ô>À°į Viį -ivjÀÃį µÔiį iÃ>į i}Ô>]į >į `iį
VÀËjÃįÚ>Vi`>`°į9įiį«ÀLi>įÃiį>}À>Ú>į>įËV>ÀÃiįp«Àį} ºV>ÀViÀ]įiį>À]įiį
LÀiį`iį>įVÔ`>`įÝį`iįV>«»]įiÀ>į
À>V>]į `iÃiëiÀ>Vį į `iÃVÔ`pį >į ËiÀ>ËÔÀ>į }Ài}>°į >į ÃÔįi}Ô>į`iįv>V>°įº}ÔÃį>Ãį?ÃįË>À`iįpÀiVÔiÀ`>pį>į
ëiįÝįV>ÃÔ>įiVį`iįViÀËÃįLÀiÃįV>Ã>įÀiÚÔiË>Ãį Viá>ÀįÃįiÃËÔ`ÃįiįiįViįiįËi>ÃįV«Ài`]į>įÚiÀį
`}>`>ÃįįÃ>ÀV?ÃËV>ÃįÀÃ>ÃįiÀÚÃ>ÃįQoR°įįµÔiįiįÃÀ ÃįÀÃËÀÃį>áÀ>`ÃįįÃ>ÀV?ÃËVÃį`iįÃįV`ÃV«ÔÃįVÔ>`į
«Ài`iįiÃįµÔiįiÃ>ÃįÃ>ÃįÀi}>Ã]į`iį}V>į«iV>Li]į>`Ë>į
>L>L>įVįiÃ]įµÔiįįi}Ô>oįįiÀ>įLÔi>°»
Ô>įiÜVi«Vį}V>\į>Ú?wðįu
į«iË>į`i«À>Ú>`]įiįÃiÀį`iį 9>įÃiįÚ>įÚi`\į`LiįÃËÀÔÃ`>`]į>į`iį
>L>Àįiįi
>į>À`iá]įÀiÃÔË>įÃiÀįiįÕVįiÃVÀËÀįi}Ài}įÀiVL`į«Àį>į }Ô>į >>į Ýį >į `iį ËiiÀį «Àį iV>į >į Ë>Ë?V>į Ë>Ài>į `iį Ô>į
LÔi>įÃVi`>`į>ËiiÃitįiį«>ÀiViÀ>į>ËÔÀ>įÃįÃiįËÀ>Ë>À>į`iį ËÀ>`VįË>įiÀiįVį>V>á>Li°į/i>`>Ãį`iį
įÝį
Ôį ÚiÀÃwV>`Àį vÀÚį Ýį >`Vi>`°į *iÀį iį À>}į ËiÀ>Àį >įËÔV]įVįiįL>įVËÔ]į`iįµÔiį
?}>ÃiįįµÔiįÃiį
`iį>Ú?wÃįiÃį«>ËiËiÆįÝįÃÔįÚ`>įÝįÃÔįLÀ>į`>įÔ}>Àį>įV«iÃį
>}>]įįi}Ô>įÃįÃį`iÀÀiVËÃį`iį>µÔi>į}À>į>Úiįi`
«ÀLi>ðį
į
iV
įiÃįµÔiį>įÃiÀ>į°]į`>>į}iiÀ>iËiį ËiÀÀ?i>°į ÃÃį Ãį Ãį À}iiÃį `iį -ivjÀðį *>ÀiViį «À«iÀį
>>LiįÝįiëÃ>į`iįÔįVV`į>L}>`]įiįÀiëÔiÃË>į>įįÃjį Ôį `i>į >À`ÔÆį iį Ài>`>`]į į į vÔi\į >į «iÃ>į iÃË?į iį >į
µÔjį«Ài}ÔË>įVÔ>į`iįÔįËiÀViÀ]įiÃË>įvÀiËiį>įįiįËÀį i}Ô>įÚÚ>įį`iį«>įįiÜÃËi]į`Viį-ivjÀðį·9į>įËÀ>`V¶į
`>\ į Ãį Àië`iį iį Ôį iÃ>Ýį iÃVÀË]į VÔÀÃ>iËi]į iį
»pu ÔiÃËÀÃį«iË>Ãį MODERNOSį į Ú>iį >į «i>tį u-į ÔÃį vÀ>VjÃ\į ºį
>Ýį µÔiį >}>Àį >į >į ËÀ>`Vį }Ài}>į pį >į >į
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį ÒÍ
¬
a
ËÀ>`VįvÀ>ViÃ>]į«ÀįËÀ>į«>ÀËipįVį>įVÚÝį`iįÔįÔÃ
į £Èx]į >iį >ÀV>į /iÀÀjÃį iÃį LÀ>`į iL>>`Àį `iį
a
ËÀiį>Ë>Õ`]įÃįVį>įÔįÃiÀį«ÀiÃiËiįÝį>VËÔ>įµÔiį>Ú>áįVį jÜVįiįÀiV>įÝį>?įViá>įÃÔįËÀ>ËįViÀV>°į>ÃįV>ÀË>Ã]į
ÔiÃËÀÃį >LÔiÃį Ýį >Ú>á>į Vį ÃËÀðį
Ãį Ô>į >ÀV
>]į Ô>į «Ôi`iįÚiÀįiįiVËÀ]į
>į`įV>L>`įiįËįÝį`iį>į>>
>À}>į«ÀViÃįµÔiįiËiÀÀ>į«>`Ã>iËiį>įÃÔÃįÔiÀËÃ]į«iÀį L`>`į«>Ã>į>į>įVw>á>į`iįÃį>}ðį
į2ELOJ¬DE¬!TENASįÃiį
µÔiįÃiįiÀµÔiViįÃi«ÀiįVįÔiÚÃį«iÀi}Àð» VÃ}>įËÀiÃįÀiÔiÃ]į>įiÃ]įiįµÔiį>LÃį`i`V>Àį
À>ÃįiËiÀ>Ãį>įÀiÚÃ>Àį>įËÀ>`ÔVVį`iį>į?ÃįÀiViËiįLÀ>į`iį
{°į -ivjÀÃ\įºËÀ>L>jįË`>į>į>>>įVį-ivjÀÃ]įiį>įËÀ>`ÔVVį
`iįÃÔÃį4RES¬POEMAS¬ESCONDIDOS°į į
>LÀ>į«``įÃi}ÔÀį>`i>Ëiį
1]įVįLÔiįiVËÀ]įËi`iį>į>}>ÀįµÔiįÃÔÃį>ÔËÀiÃįv> Ãį ÃÔÃį >V>À>ViÃį Ýį ÃÔ}iÃËiðį >Ýį Ô>į LLËiV>į iËiÀ>į
ÚÀËÃįÃįÃi«ÀiįÃ>Lðį
įiviVË]įįµÔiį`Viį-ivjÀÃįÃLÀiį ÀivÔ``>įiįiÃËÃį«i>Ã\įVÃË>ËiÃ]į>ÔµÔiįwËÀ>`>Ã]įÀivi
>į ËÀ>`Vį iÃį Ã>L]į «iÀį Ë>Ljį iÃį ÚiÀ`>`]į «Àį ËÀį >`]į ÀiV>Ãį >į iÀ?VË]į iÃ`]į >Ëi]į >į ËiÀ>ËÔÀ>į VÀiËiÃi]į
µÔiį>į}À>V>į}iiÀ>į«iÀËiįÔ>įLiÀË>`įį`iÃ`i>Li°į -ðį1>įÃÀ«ÀiÃ>įiiËiiËiį«ÀËÔ>®\į>į«>>LÀ>į
,iVÔ«iÀ>Àį
iÀiV>Ãį `iÃVÔ>iÃį Ãį «>`iViÀį `iį i`]į POLITIKIÏSį Ã}wV>į >į Ôį Ëi«]į iį ViÀË>ÃįÀi}iÃį`iįÀiV>]į
>ÀÀiÃ}>ÀÃiį>į
>L>įÚÔ}>À]įiËVjËiÀ>]įÀiÃÔË>į?ÃįÃiVįVÔ> ¼«ËVýįÝį¼«ÀÃËËÔË>ý»°
`į>`iį
>ViįįË>ËËįV>Ãį`iįįµÔiį
>}>įį`iiį`iį
>ViÀįiį »
ÃįVÀiLiį>įÚ}iV>įVL>ËÚ>įµÔiį
>įVLÀ>`įiįiį
«iË>°į
Ô>`į-ivjÀÃįiÃVÀLiįÃÔį«ÀiÃiË>Vį>į>ÃįËÀ>`ÔVV iËį >VËÔ>]į Ãį «À«jÀÃi]į >}ÔÃį «>Ã>iÃį `iį iÃËÃį
iÃįµÔiį
áį`iį
ËįpÝį`V
į`iį«>Ã]į>`iį
>įËi`įi «i>ð»
ÀiÃį ËÀ>`ÔVËÀiÃį µÔiį
Ë\į Ë>i]į -Ë°
į *iÀÃi]į -ivj
À>įÃį`>Ãį`iį}«iį`iįiÃË>`]įiį}LiÀį`iįÃįVÀ
ÀÃpį `i>į >į >ÀV>į `iį ÃÔį À`i`ÔÀ>\į `Viį µÔiį «ÀiÃiË>į iÃË>į iiðį>įViÃÔÀ>į>«V>`>įVįË`>į>įÀ>įvÔiÀá>į`iį>įiÃËÔ
}À>įLÀ>į>į«ÕLVį}Ài}įÝįÃiįÀiwiÀi]į«ÀįÃÔ«ÔiÃË]įºu>įÔį «`iá°į
À>įÃįÕËÃįiÃiÃį`iįiÃË>V>į«>À>įÔįiL>>`Àį
«ÕLVįµÔiįÀiL>Ã>į>ÃįViį«iÀÃ>Ãt»į
į}À>`įiįËiÀÀ>į`iį Ëi}iËi]įi`ÔV>`]įi>į`iį>ÃįÀÃ>Ãį>À}ÔV>ÃįµÔiįÀiµÔiÀ
}À>Ëiðį À>įÔį`«?ËVį?ÃįÀÔ`įvÀiËiį>įÔį}LiÀįË>À°į2ELOJ¬
9]į«>À>įÃįÔÃÃį`iįÔiÃËÀ>įi}Ô>]į>ÃįÃiį«Ô`į
>LiÀįµÔi`> DE¬ !TENASį VVÔÝiį Vį >į iËÀ>`>į VÀÀië`iËiį >į Òxį `iį
`°į
ÜVi«ËįµÔiį
>L>į«Àį>
įÔįiVËÀį«À`}ðį,iVÔiÀ`į VËÔLÀiį`iį£ÈÇ\
Vį >VËÔ>į >ÃLÀį Ë`>Ú>į >į >iį >ÀV>į /iÀÀjÃį Ýį >µÔi>į
iÀ>įÃÔÝ>į`iįįi`]į>µÔi>Ãį}>>Ãį`iįiiÀįË`įÝįiÃiį "ËÀį«>VwVį>ÔiÀáįiį}À>ÃįÒã°į įÃiÀ?įjÃË>į>įÕË>įÚÃË>į
ÔVįµÔiįį>`À>VįÔá}>L>įv>Li°į/`įiį`>L>įVÔÀ >įÃį-ivjÀðį·*ÀįµÔj]įiËViÃ]įiį«>ÀiViįµÔiįįvÔiÀ>¶į·*ÀįµÔjį
Ã`>`]įiįËiÀiÃ>L>įË`]įÝįVÔ>`į`iV`>įµÔiį>}ÔiįÚ>>į>į iį>ViËįÔ>įËÀÃËiá>į
>LËÔ>]į
Ý]į>į`i>ÀįÃÔįV>Ã>¶į
Ã]į>įį
«i>]įÃÔįËiÀjÃįÃiįVÚiÀË>įiįÔ>į>Ú`iáįËÀ>µÔ>į«iÀįVÃ `Ô`>À]į >į «ÀÜ`>`į `iį į Ú>iį >į jÜVį į µÔiį ÀiÚÔiÚiį Ýį
Ë>Ëi]į `ÃV«>`>]į VÔ`>`Ã>°į Ã]į «Vį >į «V]į ÔV>į «Àį ËÀ>ÃËÀ>įÃįÃiËiËÃo
iV>À}]į vÔiÀį >«>ÀiVi`į ÃÔÃį ÚiÀÃiÃį `iį 9i>ËÃ]į `iį > į
įÃÔįÃ>įÔÀL>>]įÃiįµÔi`>įįiÀį>}į}Ài}°įËV«į
VįÛÀÝ]į*Ô`]į
ÀLmÀi]įV
>ÔÜÆį`iį«ÀË]įÃiįÚÔiÚiį>į ÔiÃËÀ>įįÔÝįi>>į`iëi``>°°į
ÃįViÀËįpLiįįÃjpįµÔiį>į
v>ÃV>Àį«Àį`iÀ]į`iÃi«Ú>įÃÔį>i?įÝį>>`iį>į-ÔÃ]į >ÃË>`į «iÀ`ÔÀ>į «Àį iV>į `iį >Ãį >ÝÀiÃį `ÃË>V>ðį *iÀį iį
>įv>ÃË
>]į
>ÃË>įi}i°į9]įLi]įiÃËiį>ÀV>į/iÀÀjÃ]įÔį À}Ãį
iį VvÀ>`į VÔ>Ëį
>Ýį `iį ?Ãį Liį Ýį Ú>i`iÀį iį iÃË>į
`>]į>įi`>`Ãį`iįÃįVVÔiË>]įÃiį
>>įiËÀiį>Ãį«?}>Ãį`iį ËiÀÀ>°į1į`>įiį>ÃË>À?įįÚiÀįÝ>]įiËÀiįÃÔÃįLÀÃįÝįÃÔįViÀ?
4HE¬ ,ONDON¬ -AGAZINEį Ôį «i>į `iį À}Ãį -ivjÀÃį >>`į V>]į>į>Ãį«ÔiÀË>Ãį`iįÃÔį>À`įÃi«Àiį>Ãi>`°
ºii>»]į ËÀ>`ÔV`į «Àį ,iÜį 7>ÀiÀ°į º9į iį >VÔiÀ`į µÔi]į
`iÃ`iįiËViÃ]į>`À>`į«Àį>įLiiá>įÝį>įvÔiÀá>įµÔiį>µÔi>į
iÜViiËiįÚiÀÃįLÀË?V>į`i>L>įËÀ>ë>ÀiË>À]įiį«ÀiËį>į 1>įË>įÃLÀiį>ÃįV>ÀË>Ã
įÃįµÔiį>}Ô>įÚiáįËiË>À>įÝ]įLiįį>]įÔ>įËÀ>`ÔV
Vį`ÀiVË>į`iį}Ài}»°
įÃį>ÀV>į/iÀÀjÃįį`ViįV>À\įiįºËiÀV>Lįi«ÃË>Àį
į>iįįVi>L>ÆįiÀ>į`i>Ã>`įwį«>À>įÃiÀįV«Ô Vį-ivjÀÃįįËii]įiįÃ]į>`>į`iįiÜËÀ>À`>À»°į9įiÃįÚiÀ
ÃÚįÝį>įiVi`>`įįiÀ>įÃÔįvÔiÀËi°į*Vį>į«V°įį>įËÀ>`ÔVVį `>`\į>ÃįV>ÀË>Ãį?Ãį«>ÀV>ÃįÝįiÃVÔiË>ÃįÃÔiiįÃiÀį>ÃįµÔiįÀiVL
`iį 7>ÀiÀį iį Ã}Ôį >į vÀ>ViÃ>°į Ôi}]į iį £Èã]į iį ii«>Àį Ãį`iįÔiÃËÀÃįiÀiÃį>}Ã\į>į>ÃË>`įÃiį`>įÀ?`Ãiį>į
}Ài}į`iįÃį0OÓMATA°įº >`>į}Ô>>įp`Vipį>įÃÀ`>`į`iį Ãįðį9į>ÃįvÔiįiËÀiįiÃ]į>į«iÃ>Àį`iį>į`viÀiV>į`iįi`>`į
ËiÜËįÀ}>]įVÔÝ>ÃįÃ>L>Ãįi«iáį>įL>LÔVÀįiËÀiį\į3KIPSE¬ ËiiÀįÔ>įÃ`>į>ÃË>`įËi«>`>įVÔÃį«ÀįiËÃį`iį
AN¬BORÓS¬STI¬4HÉLASSA¬TI¬SKONTINÓ¬XEJNONDASo» ÚiÀ>Ãį`ÔÀÃ]įVįiįiį}«iį`iįiÃË>`įË>ÀįµÔiįÃÔį>įÃį
º*Àį>įÚ>į>įVÃ>°į įËi}įËÀįÀii`įµÔiį«iÀiį>į }Ài}ÃįiįÔį«iÀ`į`iįËiÀÀÀįiįÀÀ>V>`>`°į
À>įÃįÕË
iÃËÔ`>ÀįiÃË>įi}Ô>į`iįÃį`iÃVi`iËiÃį`iįiÀįQoRį` ÃįiÃiÃį`iį>ÀV>į/iÀÀjÃįVįiL>>`À°į>įÕË>įV>ÀË>į
µÔiÀį Ô>į }À>?ËV>]į Ôį `VV>Àį ?Ãį }ÀÔiÃ]į Ôį >Ô>į µÔiį>µÔįÃiį«ÔLV>į
>Viį>ÔÃį>įVjiLÀiįiÃ>Ýį`iį-ivjÀÃ]į
`iįVÚiÀÃ>V°» ºÃį>ëiVËÃį`iįViÀVįiëÀËÔ>»]įiį``iį`ViįµÔiįºiį
į«VÃįiÃiÃįiÃË>L>įÃËį«>À>įViá>ÀįÔ>įiVËÔÀ>įÃįiį «ÔiLį}Ài}]į`iÃ`iįÃi«Ài]į
>įiÃË>`į>LiÀËį>į>ÃįyÔi
Ë>áį `iį Ô>į ËiÀViÀ>į i}Ô>°į
į £È£]į >ÀV>į /iÀÀjÃį `À}į V>ÃįQoRįÀ>įVÔÃįµÔiįË`>Ãį>ÃįÚiViÃįµÔiįiį«ÔiLį}Ài}į
-ÏXICO¬EN¬LA¬#ULTURA]įÃÔ«iiËįËiÀ>Àį`iį«iÀ`Vį.OVEDA
iÚËį iį ViÀVį iëÀËÔ>į Vį iį iÜËÀ>iÀ]į Ë`>Ãį >į ÚiViÃį
DES°į+ÔÃįÀi«iËÀįÝįiÜËi`iÀį>įÃį`i?Ãį>µÔiį
>>á}į`iįÔį µÔiįÃiįËį`i>Ã>`į>įÃįÃ]įvÔiÀįiįÃÔį`iËÀiË»°į
ÔÃËÀį>ËiÃ]įÝį«ÔLVįÃÔįËÀ>`ÔVVį`iįºÝ«i`>»°į įViį -iįiÃVÀLiÀį«Vį?Ã]įLÀiÚiįÃi«Ài]įÃÔ«i`įµÔiį
>
iVËÀiÃį
>LÀ?įÀi«>À>`įiįiį«i>]į«iÀį-ivjÀÃ]į>į>įÃ>áį LÀ>į Ôį ÔiÚį iVÔiËÀį «iÀÃ>°į -ivjÀÃį ÔÀį iį £Ç£°į
iL>>`Àį iį }>ËiÀÀ>]į ÀiVLį iį ÃÔ«iiËį Ýį >}À>`iVį iį +ÔiÀį>}>À]įÃįiL>À}]įµÔiį>}ÔiįiįÃÔ«įËÀ>`ÔVÀįiį
iÚ°į µÔį Viá>į >į VÀÀië`iV>į iËÀiį iðį /`>Ú>į «i>į>įµÔiįÃiįÀiwiÀiį>ÀV>į/iÀÀjÃįiįÃÔįÕË>įV>ÀË>°į
}ÔįÃÔ«>į>įËiÃ>į>ÃË>`įµÔiįiÃį«Ài«>À>L>įiįvÔËÔÀ°į
Ò{į LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
Ü`
>>]įÚiË°į+ÔiįįËiįiÃVÔV
iį>`i°
į>Ãį
Ô`iÃįËÀÀið
«i>ÃįiÃvÀá>`>Ã]įį>ÃįwiÀ>ÃįÔÀ>>Ã
`iįV?`ÃįVÀið
>>įËÔįwiįÃiVį}iiÀÃ]
Úi>`įįÃiVÀiË
>įË`ÃįÃį`ð
>À]įViiÃËiÃįÀÃ
ÔÃËÀ>įËÔįÃi`iÀ°
Ãį«?>ÀÃį?ÃįiÚiÃįËiį>Úi}>°
V>ÀV>]į«ÀËi}iįË`įi]į
VįÔV
>įÃÔ>Ú`>`°
*iÀįµÔiį>`iįÃi«>]
>įÀ>Ãį`iįį«i>]
`iį>v?įµÔiį>įÔiÚi°į*Àį}Ô>°
6ÔiiįËÔÃį?ËÃį>}Ô`>iËi]
VįL>>Ãį`iį>`>į`ÔË>Ã]
µÔiįi}>įÃįµÔiį>`iį>ÃįiëiÀi]
ÝįÃiįÚ>
į ÃįµÔiį>`iį>ÃįÀiËi}>°į
,ÔLį>į«>>Vį`iįÀiÝį
ÃË>Ëį«>À>į«ÀiÃiË>ÀįÃÔįVÀi`iV>iÃįVįiL>>`ÀįiįÀiV>]į£Èx
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį Òx
¬
a
a
ËiÀV>LÃįÃI¬
iįúĆį>įýúć°į
>ÀË>į£°į*>«iįiLÀiË>`į`iį>įiL>>`>° `>ÀįVįViËÃį`iį«ÀLi>Ã]įË>Ëį«iÀÃ>iÃįVį`iį
ąĂČôÿįúąøøþįøĀõôĆĆČ° `ÚiÀÃ>į `i°į /Õį Ã>LiÃ]į >į Ã>į Úi>į
ÃËÀ>\į Ô>į V>Ã>į
x£]įĈăăøąįõąĂĂþįĆć°]įĊ°į£° ÔiÚ>]įË`įiįiµÔ«>iÆįÔįËÀ>L>įiį>į-iVÀiË>À>įVį«À?V
`ÀiÃ]į£Íį`iįÔ]į£È£ ËV>iËiįË`į«Àį
>ViÀįpį`iÃ
>ViÀ°
ÃË>`į-À°į/iÀÀjÃ] >}įµÔi]į«>À>įiÃË>Ãį>ËÔÀ>Ã]į
>LÀ?ÃįÀiVL`įii«>ÀiÃį
iį>}À>`iáVįÃÔįV>ÀË>į`iįÈį`iįÔįÝįµÔiįiį
>Ý>įiÚ>`į `iįËÔį4RES¬0OEMAS¬%SCONDIDOS]įiÚ>`Ãį«ÀįÔiÃËÀįi`ËÀ°įiį
Ôįii«>Àį`iį-ÏXICO¬EN¬LA¬#ULTURA¬*Àį`iÃ}À>V>]įiį`>į įVËÀ>À]įiÃË?į«Àįi}>ÀËiįÔÝį«ÀË°į>įÕV>įiÀÀ>Ë>į
ië>į į iį ÀiÃÔË>į ÔÝį v>>Àį Ýį >iËį į «`iÀį «ÀË>ËiįiÃË?įiįįËÀ`ÔVV]įiį>įµÔiįÃiįËiįiV
>«ÀiV>ÀįÃÔÃįËÀ>`ÔVVið >į Vį º*Àiį Li]į £ÈÒ]»į iį Úiáį `iį £ÈÍ°į
Ô>`į
*ÀįiįÃįVÀÀiįiįiÃËÝįiÚ>`įįLÀį`iį«i>Ãį iÃįÃį«i>ÃįÃ>iÀįL>ÃË>ËiįLi°į/>Ljį>}į
ÀiÔ`ðį >V>į w>iÃį `iį iÃËiį >į >«>ÀiViÀ?į ËÀ>į i`Vį µÔiį
>LÀ?ÃįÀiVL`įÔ>įË>į`iįÃiÀįÃiVÀiË>À]į>}À>`i
?ÃįV«iË>įµÔiį>įµÔiįiÃËÝįiÚ>`°į>iËįį«`iÀį Vj`Ëiįiįii«>ÀįµÔiįiį`i`V>ÃËiÆįiįË`įV>Ã]įiÃË>L>į
iÚ>ÀiįįLÀį`iįiÃ>ÝÃ]įµÔiįiÃË?į>}Ë>`]į«iÀįÃ>`À?į `iįÚiÀ`>`įiV>`°
Ô>įÃi}Ô`>įi`Vįiį>į«ÀÜ° *iÀįįµÔiį«>ÀËVÔ>ÀiËiį`iÃiįËÀ>ÃËÀËiįiįiÃË>įV>ÀË>į
·-iÀ>įË>į>>Liį`iįiÜËi`iÀįÃįÃ>Ô`Ãį>įįÚiį>}į iÃįį«iÀÃ>į}À>ËËÔ`į«ÀįËÔį}iiÀÃ>į>ÃË>`įÝį«ÀįË`į
>ÔÀViį
>À`vv¶ į µÔiį Ã}wVį «>À>į ÃËÀÃį `ÔÀ>Ëiį ÔiÃËÀ>į iÃË>V>į iį
À>V>Ã]į`iįÔiÚ°į
įÃįiÀiÃį`iÃiÃ] ÀiV>°
QÀÕLÀV>R
įÃi«Ài]įÃįiÀiÃį`iÃiÃį«>À>įËįÝįËÔįiëÃ>°
*°-°įÔV
įiį>}À>`iViÀ>įµÔiįiįiÚiįËÀįii«>Àį`iį ÔÝįVÀ`>iËiįËÔÝ]
-ÏXICO¬EN¬LA¬#ULTURAį`iįxį`iįÔ°į1IKYWXzQYGLSPEJSXS >iį>ÀV>į/iÀÀjÃ
KVEJuEHI7ERXSVMRM
iį-į>į/°į
>ÀË>į>ÔÃVÀË>įiį«>«iiÀ>į`iį
Ëiįį
iįúĆį>įýúć°į
>ÀË>į>ÔÃVÀË> iįvÀ>Vjî
À}Ãį-ivjÀÃ]į}À>ÃįÒã]įËi>Ãįxã£]įÀiV> ËiįËi
ÒÇ°n°Èn £ã]į*>Viį}i>i
1MUYIVMHS8IVVqW £Ò££įimÚiįÍ
1IHMSKYWXSVIGMFMVXYGEVXEHIPGSRPEWFYIREWRYIZEWEGIV /j°įÒxįÒÍįxã
GEHIPEJSVXYREHSEGSRXIGMQMIRXSRYIWXVEWQjWWMRGIVEWJIPMGMXE iLÀ>]į£¨į`iįÔ]į£È
GMSRIW HIRSWSXVSWHSWTEVE'IPME]TEVEXM EYRUYIRSHMGIWWM +ÔiÀ`Ãį
i>įÝį>i]
IW RMyS S RMyE )WXS QI LE LIGLS GSQTVIRHIV PSW QPXMTPIW 9]į Ã]į ViÀË>iËiį ÃËÀÃį Ãį ÃiËÃį ÔÝį ViÀV>°į
į >į
TVSFPIQEWUYIXIEUYINER2STIVQMXEWUYIMRXIV½IVERHIQEWME ÚëiÀ>į`iįÔiÃËÀ>į«>ÀË`>įÀÔLį>į,>įÝįÔi}į>µÔ]įÀiV
HSGSRXYZMHEMRXIVMSV LÃįÃÔį«iµÔiį«iÀį>i}ÀiįÀi}>°į6ÚiÃį>įËi>Ãįiį
8IRKSIRQMWQERSWHSWGSTMEWHIPSW8VIWTSIQEW)WYREPjWXM «ÀÜį ÔiÚiÃį Ýį >į iÔ`į Ãį ÀiVÀ`>Ãį iį ÔiÃËÀį
QE UYI ]S MKRSVI XY MHMSQE TEVE TSHIV HMWJVYXEVPSW 7M XMIRIW «iµÔi£]į µÔiį ÔÃËi`iÃį VVi°į ÔV
>Ãį }À>V>Ãį «Àį Ë`°į
STSVXYRMHEHHITSRIVXIIRGSRXEGXSGSRIPIHMXSV TuHIPIUYI -i>įviViðį>ViÃįÚËÃį«ÀįµÔiįiįLiLjįiÃËjįLi°į
RSWIHIQSVIHIQEWMEHSGSRPSWSXVSWINIQTPEVIW -ÔÃį>}Ãį-ivjÀÃ
= FMIR QITEVIGIQY]FYIRSUYILE]EWTEWEHSXERXSXMIQTS
IRIWXITEuW )WTIVSUYIXYIWXERGMEEUYuXILE]EHINEHSGSWEW `iį/į>į-°į
>ÀË>įiV>ÔÃVÀË>įiįvÀ>Vjî
FYIREW ] FMIRIW QEHYVSW ] PMWXSW TEVE WIV GSWIGLEHSW IR XY jÜV]į°°]į>įÒnį`iį>}ÃËį`iį£Çã°
XMIVVE °įÀ}Ãį-ivjÀÃ
8Y]SWMIQTVI }À>ÃįÒã
7IJqVMW Ëi>ÃįxãÒ
ÀiV>
iįýúćį>įúĆ°į
>ÀË>įiV>ÔÃVÀË>° įµÔiÀ`į-ivjÀÃ]
jÜV]įÒãį`iį}ÃË]į£Èn >L>įViá>`įÔ>įV>ÀË>]įÝį
iËiį>µÔįµÔiįÃiįiįVÚÀËį
À°įÀ}Ãį-ivjÀÃ iį«i>°į*Àį`iÃ}À>V>]įiįÀiÃÔË>į«ÃLiįiÃVÀLÀįÔį
}À>ÃįÒã «i>įiįËÀ>įi}Ô>įµÔiįįÃi>įiįië>°į/>įÚiáį«Ô`i
Ëi>ÃįxãÒ® À>ÃįiVËÀ>Àį>}ÕįËÀ>`ÔVËÀįiËÀiįËÔÃį>}Ã\įÝįËiË>Àjį
úąøöüô
>>ÀįÔįiËÀiįÃįðį>įL>ÀÀiÀ>į`iį`>įiÃį>iË>
įµÔiÀ`į-ivjÀÃ] Li°į·-iÀ>įÕËįiÚ?ÀËiįË>įVįiÃË?¶į įįVÀi°įÔ
>Ãį VÃ>Ãį į
>į Ã`į v?ViÃį `iÃ`iį µÔiį `ijį Ëi>ðį /À>Ãį µÔi]į «Àį iį iË]į į Ãi>į Ãį Ôį Ô`į ÃL]į iį
Ô>Ãį VÔ>Ë>Ãį Ãi>>Ã]į >Vį ÔiÃËÀį LiLjį pÔį >VËiV ÃLÃį iÃ]į `iį ÃÔÝ]į «ÀË>Ëiį iį iį ViÀVį iëÀ
iËį>vÀËÔ>`\įiįViÀË>įi``>]įÝ>įVÔiË>įiįÃÔį
>LiÀį ËÔ>°
VįÔį«>Ã>`į}Ài}°į*iÀ]į>įÃįËi«]į
iįËi`įµÔiį ÃįiÀiÃį`iÃiÃ]į>iį>ÀV>į/iÀÀjðį
Iį>įË«}À>v>įÃį«>ËiÃį`V>įµÔiįiįÀ}>įiÃį>ÔÃVÀËÆįVį
«>ËiÃ]įiV>ÔÃVÀË° £įi}LiįiįiįÀ}>°
ÒÈį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
6iÀÃÃį>įÔį«iË>į}Ài}\įÀ}Ãį-ivjÀÃ
}į-ivjÀÃ\ Ýįiį>Ã>Ëį`vÔÃį`iįÃįL?ÀL>ÀÃ
į >L>ÀįiÃį`vV «ÀËÃį>įÃvV>À
VÔ>`įÀiÃË>>į>Ãį«>>LÀ>Ãįià >į>`ÀÔ}>`>įVįÃÔÃį«À«Ãį«ÔÃ]
`iįË>iÀį>Úiá>`ÆįÃįV>ià Vįiį«À«įÃÔ`Àį`iįÃÔÃį>vÀiË>ð
>įV>`>į«>Ãį`iįV>Liá>
«ÀįµÔiÀiÀįiÃV>`>Àį>įi}Ô>įvÀ>V>° iį«iÃ>`įÔV
9įiÃį«>ÀËVÔ>ÀiËiį`vV iįÃįÀËÃį?Ãį«?`Ãį`iį
LÀi\
>L>Àį`iįÀiV>į
Ý]į iÃiį>>Àį>į«ÔiÀË>ÃįiÚ>ÃÚ>Ã
`iëÃi`ÃįVįÃįÃ>LiÃ] LÔÃV>`įÃÔViÃį>įwiÀ]
ViËÀÃįVįÚ>Ã iÃiįLÀ>Àį>įÚ`>
iį>įËÃV>į>ÔÀ>į`iį«ÀL° VįiįÃįËÀį`iÃÔÃËÀ>`]
9>įį`ÔiÀiį*ÀËiį`iL>į`iį>ÃįÀV>Ã iÃiį`i>Àį>į«ÀįµÔiįV>À}Ôiįi`>įVÀÔá
į}Ã>į>įÃÀi>įVÃ>L`> «ÀiËj`iįÃįV«iË>À>]
>įV>À>įv>Ë}>į`iįV>>Ëi
u+ÔjįiË]įµÔjį`vVįË`] «iÀįË>Ljį
>}įÀiVÔiË
į >}į-ivjÀÃt `iįÚi>ÃįiëiÀ>á>Ã]įËÀi}Ô>Ã]į>ÚiÃ
9įiÃËiį`Àį`iįÀiV> iV>>`>Ãį>įiÀiÃį`>ð
uµÔjįËáÔ`tįÀ>Ãi /À>Ãįiį`ÔiįÚi`À?
Ô>į«ÀV>>įÃiVÔ>Àį`iį`Ôi
«ÀįÔiÃËÀ>į`iÃiÃÔÀ>įVË`>>° >į
À>į`iį>įÔáÆ
į iËViÃ
Ãįv?VįiįV>L
>LÀ?į«Ô«>Ãį«>À>įÚiÀįiįÔįÔ`
`i>ÀÃį>ËÔÀ`ÀįÃįÀ>iËÃ] Ãį`Ãį`iįÚiË]įÃįË>«ÔÃ
iV}iÀįÃį
LÀÃ `iįÃ>}ÀiįÀiÃiV>]į}ÀwV>`
Ýį}Ô>À`>ÀÃįiį«iËÔį`iËÀį`iįÃįLÃð «ÀįÃÕLËÃįiÃį`iį}À>V>į}iiÀ>\
>`>įË>įViËi° į -iÀ?į>įÔáį
ii>
į ·"į>`>įË>įVÔ«>Li¶ µÔiįVÃiV
>ÃįÔ>į«À>ÚiÀ>
*ÀµÔiįLiįëiÃ>`>ÃįiÃË>ÃįVÃ>à iËÀiįV>ËÃį
jÀVÃ
>`>Ãįiį>«ÔÀÃįÃįÔÃįÝįÃįËÀÃÆ Ýįi`Ë>ViÃįVËi«À?i>Ã
V>}>įµÔiįV>}>į`iįVÔ>µÔiÀį>iÀ> >į«iį`iįÃįÚÃÆ
>`iį«Ôi`iį>Ú>ÀÃi į Ô>įÔá
>Ãį>Ãįiįiį>Àį
}i° VÔÝįÀiyiį`>á>įwËÀ>`į>ÃįiÀ>Ã]
}>>`į>>Ë>iÃį>įËÔÔË
iį«iÃ>`įÔV
iËÀ>ÃįiįÀLiįÃ}ÔiįÃÔį«>ËjËV>įÚ>°
į `ÔÀ>ËiįÃįÕËÃįiÃià į
ëi>À?įÃį>viVËÃ
iįiįÃįËÀ>ÃÚi>`į`iį iV>] ÝįÚiViÀ?į>įÚáį
Ô>>\
iįÃį>Ãv`iÃį`iį>ÔÀ iËViÃį`ÀiÃįį`iL`į
Ã>«V>`Ãį`iį«>Ë>į«Àį>įLÀÃ>
ÝįiįÃįËÀ>L>ÃįÝįÃį`>Ã ýúć®
?ÃįvÀÔË>iÃįVÔ>Ëį?Ãį>ÀÃÃ
>įį>À}įÝįį>V
į`iį>įj>`i] Ë>į`iį£Ç£\į>įÀiViËiį`iÃ>«>ÀVį`iįÀ}Ãį-ivjÀÃį
>įÚÔiËį
«iÀįË>LjįÀiVÔiÀ`į>įViÀÀ>áįÚ>V> ?ÃįiÜ«ÀiÃÚÃįiÃËÃįÚiÀÃÃ]įµÔiįiį`į>įVViÀį
>ViįÔį>]įÝį>įÃį
µÔiįi}į«Àv>>`įÀ>`>įÝįÚi`>Ã] VÔ>iÃį iį Àië`]į `iÃ`iį Ëi>Ã]į Vį `iáį ÀËÔ`>Ãį «>>LÀ>Ãį iį
>įËÔÀL>į>ÀV
>įÃLÀiįÃį>?V}ð vÀ>VjÃ\į*E¬NE¬VIENS¬DE¬RECEVOIR¬LE¬POÒME¬6OUS¬AVEZ¬RAISON¬-ERCI¬,iëÔiÃ
Ë>]į Ãį `Ô`>]į ÃÔwViËi°į
į V>Àį ÃiÀį
ijVį ÀiÃ}Ô>À`>L>į iį
u"
į`ÃiÃį`Ãtį·
įÃiV>À>¶
-ivjÀÃį >į iV>į `iį i}Ô>i°į 1>į Ë>À`iį µÔiį iį «Ài}ÔË>L>į Ýį
į À>ÃÆįÃį}ÀËÃį>į}À>i
ÃLÀiįÃÔį>VËËÔ`į>Ëiį>įÔiÀËi]įiį`\įº>įiëiÀįVįËiÀÔÀ>o»į9į
Ãį`iëiÀË>ÀįVvÔ`j`Ãi iÃįvÔiįË`°į įLÃË>Ëi]įi}>`įiįiËį`iwËÚ]įÃÔ«į>ÀÀiÃ
VįÔįÀ«į`iįÃÔiÃį>á>ÀÃÃ }>ÀÃiį«Àį>įÚ`>įÝį>įÚiÀ`>`į`iįÃįÃÔÝÃ]įÃ>VÀwV>`į>įÃ>`>įV>>į
ÝįÔi}įÀi}ÀiÃ>Àį>į>įV>i° `iįV>Ãį>įÀiÃV>ËiįÀ>į`iįÔ>įËÀ>`VįVÔÝįÃiË`į?Ãį
`įiį
LÀ`įÃi«ÀiįÔáįÝįvÀË>iá>°
}į-ivjÀÃ\į
į 9>įÔV>įÃ>LÀj
``iįËiÀį>į«iÃ>`>]į``i
Viáįį`i?ÃÆį>Õį>
À>
`iÃV>Liá>įįV
iįÀËiVÃįV>ÀiÃ]
ÃËÀ>ÃįËÔÀLÔiË>Ãį`iįÀi>`ÃįiviÀÃ
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį ÒÇ
¬
a
a
>į>«}>į`iį>įËÀ>`ÔVVį«jËV>
ĂāčôÿĂį6ĕÿøč
À>į µÔiį ViÀ>Ãį >į >iį >ÀV>į /iÀÀjÃį >į Ãį `iáį iËiį>įÃÔÃËËÔÀįÔ>į«>>LÀ>į`iįÔį`>į«Àį>įVÀÀië
>Ãį`iįÃÔįv>iViËįiÃįiËį`iįÀiyiÜ>Àį>ViÀV>į`iį `iËiįiįiįËÀ°į
įi}Ô>i]įi«iÀ]įiÃįÔ>į>ËiÀ>įiÔÃÚ>]į
i}>`į`iįi`ËÀįÝį`iį«iË>]įÝį`iįÀiVÀ`>Àį>ÃįÔViÃį`iįËi ÝįįiÜÃËiįiëiÃįwiiÃ\įiįÀiËįiÃįiVËÀ>Àį>µÔiÃįiëiÃį
iVËÔ>į}iiÀÃįµÔiį`i`VįÃÔįÚ`>į>į>į«ÀVįÝį>į>įÚ> µÔiį `ivÀiį iÃį Ãį «ÀiËi``Ãį «>À>iÃÃį iËÀiį Ãį
À>Vį `iį ÔiÃËÀ>į ËiÀ>ËÔÀ>°į >ÀV>į /iÀÀjÃį vÔiį `iį >Ãį «V>Ãį `>ðį />iÃį DEFORMACIONES]į į `ÚiÀ}iV>Ã]į `iÃ`iį >Ãį ÃÔËiÃį
«iÀÃ>ÃįiįÔiÃËÀįÃ}įċċįµÔiįËÔÚįÔ>į`i>įV>À>į`iįįµÔiį
>ÃË>į>Ãį?ÃįLÚ>Ã]įÃįiÚ`iV>į`iįµÔiį>į«iÀVi«Vį`iį>į
`iLiÀ>įÃiÀį>įVÔËÔÀ>įiįjÜVįÝįµÔiįVÃ}ÔįiÚ>À>į>į>į Ài>`>`]įÝįVįiį>įV`wV>Vį`iįÔ`]įįÃiįiÃËÀÔVËÔ
«À?VËV>į`ÔÀ>ËiįÃÔįÚ`>]įÝįiįiÃËÃįiËÃį`iįËiÃįiį>į À>į`iį>iÀ>į`jËV>įiį>Ãį`ÃËË>Ãįi}Ô>ðį-iį«iÃ>į`Ã
Ú`>į «ÕLV>į iÜËÀ>>Ã]į ?Ãį µÔiį ËÀ>Ãį ÚiViÃ]į Ô>į V>À`>`į ËËįiįËÀį`>į«ÀµÔiį>ÃįVÃËÀÔVViÃįiË>iÃįµÔiį
Vį>įÃÔÝ>°į
ÀÃË«
iÀį}Ôiáį
>į>`ÃVÀËįÃÔįiiÀVVį Ãiį «Ôi`iį vÀ>Àį Ãiį v>LÀV>į Vį
iÀÀ>iË>Ãį `ÃËË>ðį
Ãį
iį>įVÔËÔÀ>į>į>ÃįVÚVViÃį`iįViÀËįºiÃLÃįLiÀ>»]įiį `iVÀ]į>įËÀ>`ÔVVįËi`iį«ÔiËiÃ]į«iÀį>į>įÚiáįVvÀË>įVį
iįÃiË`į`iįµÔiįºiÃįiįÀiw>iËį>ÀËÃËVįÝįį>įÀiÚjîį>į ËÀ>Ãį «ÃLiÃį ÚÃiÃį `iį Ô`]į iį Ô>į `Liį >ËÔÀ>iá>į
«>>V>įµÔiį«ÔÃ>į>įi`ÔV>Vį««Ô>À»°į
ÃËįÃiį>`ÚiÀËi]įiį µÔiį"VË>Úį*>áį`iwį>Ã\įº*ÀįÔ>į«>ÀËiį>įËÀ>`ÔVVįÃÔ
iviVË]įiį>įV>`>`į`iį>Ãį«Ô>ÃįµÔiįVÔËįiįËÀį`iį>į «Àiį>Ãį`viÀiV>ÃįiËÀiįÔ>įi}Ô>įÝįËÀ>Æį«Àį>įËÀ>]į>Ãį
2EVISTA¬DE¬LA¬5NIVERSIDAD]įÝįiįÃÔį>LÀį`iį?Ãį`iįËÀiÃįÔÃËÀÃįį ÀiÚi>į?Ãį«i>iËi\į}À>V>Ãį>į>įËÀ>`ÔVVįÃįiËiÀ>Ãį
>į vÀiËiį `iį `į `iį
ÔËÔÀ>į
VV>°į -į iL>À}]į Ë>į `iįµÔiįÔiÃËÀÃįÚiVÃį
>L>įÝį«iÃ>į`iįÔį`į`ÃËËį
Àiw>iËį>ÀËÃËVįiVÔiËÀ>įµÔá?ÃįÃÔįiÜ«ÀiÃį?ÃįV>L>į >įÔiÃËÀ°»
iį>įv>ViË>į`iį>iį>ÀV>į/iÀÀjÃįVįËÀ>`ÔVËÀį`iį«iÃ>° *>À>į >į ËÀ>`ÔVV]į >į «iÃ>į iÃį iį ÀiËį ÃÔ«Ài°į
į V>`>į
įwVį`iįËÀ>`ÔVËÀįÃiį`iÃ>ÀÀ>į>įËÀ>ÚjÃį`iįÔ>į>µÔ>į i}Ô>į>į«iÃ>į}ÔÃË>į`iįÀiVÀÀiÀįÃįVwiÃį`iį`>]į`iį
«>«>Li°į
į ÃÔį >LÀ>ËÀį į
>Ýį iÜ«Ë>Àį >į ?Üį >Ãį V>«>V`>`iÃį Ã}
ËÔLÃį`iįiÃ>Ý]įįiV
iÀÃ]įįÀËi *AIME¬'ARCÓA¬4ERRÏS¬PERTENECIجEN¬ wV>ËiÃį `iį >Ãį «>>LÀ>Ã]į `iį ÀiVÔÀÀÀį >į
ÀÃ]įį>>LµÔiÃ]įÃį`VV>ÀÃ]įÔį VIDA¬A¬ESA¬COFRADÓA¬O¬LOGIA¬DEL¬ iÃËÀÔVËÔÀ>ViÃįµÔiįiÚ>į>įËiį>Ãį
>À>Ãį `iį «>«iiÃį Ýį Ô>į LLËiV>°į POETIZAR¬A¬LA¬INVERSA¬3U¬CUALIDAD¬DE¬ «ÃL`>`iÃį `iį i}Ô>i°į
į >į «i
-LÀiį iį iÃVÀËÀ]į ÔËį >į >į ?µÔ>į POLÓGLOTA¬LE¬PERMITÓA¬VIAJAR¬SIN¬ Ã>]į>įËÀ>`ÔVVį`i>į`iįÃiÀ]įÝįÃiįV
`iį iÃVÀLÀ]į iį >ËÀ>áį Vį >į ÃÔÃË>V>į PASAPORTE¬A¬OTRAS¬LITERATURAS¬Y¬ ÚiÀËiįiįVERSIØN°į>įËÀ>ÃÔË>Vį«ÔÀ>į
À}>įËiiįvÀ>į`iįLÀ]įį`iįVÔ>À SUMERGIRSE¬EN¬ELLAS¬A¬PROFUNDIDAD¬EN¬ `iį«i>į`iįÔ>įi}Ô>į>įËÀ>įiÃį«
Ë>Ãį `iį «>«iį «Àiðį į ËÀ>ÚjÃį `iį Ôį POS¬DE¬SUS¬TESOROS¬DE¬MANERA¬NO¬ ÃLi°į*ÀįiįÃi«Àiį
>LÀ?įµÔiį«
«ÀViÃįiËjÀiį`iįËÀ>ÃÔË>V]įiįËÀ> MUY¬DISTINTA¬A¬COMO¬UN¬BUZO¬ }>įÀi«>ÀÃį>į>įËÀ>`ÔVVį`iį«iÃ>įÝįį
`ÔVËÀį`iLiį
>ViÀį>«>ÀiViÀįiįiįVËi ENTUSIASTA¬Y¬EXPERTO¬SE¬TRASLADA¬HASTA¬ >į VËi«iį Vį LÔiÃį ðį *>À>į iį
i`ÀįÀiV«iËi]į«>>LÀ>į«Àį«>>LÀ>]į>į LOS¬ARRECIFES¬DE¬CORAL¬DEL¬MUNDO¬PARA¬ «iË>į ,LiÀËį ÀÃË]į «Àį ii«]į º>į
Ã>įiÃiV>]į«iÀÃ}Ôi`įµÔiįiįië INDAGAR¬SUS¬SECRETOS «iÃ>įiÃįįµÔiįÃiį«iÀ`iįiį>įËÀ>`ÔV
ÀËÔį`iį>įÃÔÃË>V>įÀ}>įÃiįVÃiÀÚiį V»°į Ôį `iÃ`iį Ô>į «ÃËÔÀ>į Ë>į À>`
į ?Ãį µÔiį Ãi>į «ÃLi°į į >ËiÀÀį į «ÀiÃiË>į «ÀLi>Ãį V>]į
>LÀ>į µÔiį >`ËÀį µÔiį iÃ>į ËÀ>`ÔVVį Ài«ÀiÃiË>]į «Àį į
VÔ>`įjÃË>įV>ÀiViį`iįiëÀËÔ\įËÀ>`ÔVÀįÔį>Ô>į«>À>į>«>À> iÃ]įÔ>į«ÔiÀË>]įįÔį>ViÀV>iË]į>įÔįËiÜËįiįÔį`>į
ËÃį iiVËÀVÃį į Ôį `VÔiËį i}>į
>Viį `iį ËÀ>`ÔVËÀį Ôį `iÃVV`°į`i?Ã]į>įÚiÀÃį`iįÔį«i>įiÃįË>Lj]įiįÃį
ËjVVįÝį`iįÃÔį>LÀ>ËÀįÔ>įVÀv?LÀV>°į-įVÔ>`į>į Ã>]įÔį«i>]į>ÔµÔiįÃiįËÀ>Ëiį`iįÔį«i>į`iįÔ>įVÔ>
ÃÔÃË>V>įÀ}>įVËiiįËiÀ>ËÔÀ>]įiįËÀ>`ÔVËÀįÃiįVÚiÀËiį `>`įiëiV>°į
ËViÃ]į«>À>įVÃi}ÔÀįÔ>įËÀ>`ÔVVįVį>Ëį
iįÔį>µÔÃË>]įiįÔįÚiÃË}>`Àį`iįÔ`ÃįVÔËÃį>įËÀį VËi`į`iį>įiÃiV>į`iį«i>įÀ}>]įiÃį`iVÀ]įÔį«i>į
>`į`iį>ÃįL>ÀÀiÀ>Ãį`iįÃį`>ð µÔiįÀiyiiįiį>Ëį}À>`į>ÃįVÔ>`>`iÃį«jËV>Ãį`iįÃÔį`i]į
į >«>ÀiV>]į >į >LÀį `iį ËÀ>`ÔVËÀį Ãiį Ài`ÔVÀ>į ëi iÃį `ëiÃ>Liį µÔiį iį ËÀ>`ÔVËÀ>µÔÃË>į Ãi>]į >ÃÃ]į
Ònį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
«iË>]į«ÔiÃËįµÔiįº>įËÀ>`ÔVVį«jËV>įQoRįiÃįÔ>į«iÀ>Vį 4RES¬ POEMAS¬ ESCONDIDOS°į
į Ô`į }Ài}į Ãi«Àiį
>L>į iÃË>`į
a
>?}>į>į>įVÀi>Vį«jËV>]įÃįµÔiįÃiį`iëi}>įiįÃiË`į >ËiËiįiįÃÔį>}>À]įÝį`ÔÀ>ËiįiÃiį«iÀ`į
áįiVðį
ÚiÀûį*>á®°
į ÀiÃÔË>`į `iį ÃÔį iÜ«iÀiV>į vÔiį į Ã>iËiį >į ËÀ`ÔV
>iį>ÀV>į/iÀÀjÃį«iÀËiiVįiįÚ`>į>įiÃ>įVvÀ>`>įį}>į Vį`iį>į«iÃ>į`iį-ivjÀÃį>įjÜV]įÃį>į`iįË`>įÔ>į«j
`iį«iËá>Àį>į>įÚiÀÃ>°į-ÔįVÔ>`>`į`iį«}Ë>įiį«iÀË>į Ý>`iį`iį«iË>Ãį}Ài}ðįiįiÃËiį`]į>įËÀ>ÚjÃį`iįÃÔį«Ô>]į`iį
Ú>>ÀįÃį«>Ã>«ÀËiį>įËÀ>Ãį ËiÀ>ËÔÀ>Ãį Ýį ÃÔiÀ}ÀÃiį iį i>Ãį >į ÃÔį>µÔ>]įÃÔÀ}`>Ãį`iįiÃiį>ÀįÀiV`Ëį`iį>įi}Ô>į}Ài}>]į
«ÀvÔ``>`įiį«Ãį`iįÃÔÃįËiÃÀÃ]į`iį>iÀ>įįÔÝį`ÃËË>į «Ô`ÃįiiÀįiįië>įÃÔÃįÚiÀÃiÃį`ÀiVË>Ãį`iį
ÃË>Ëį
>įVįÔįLÔáįiËÔÃ>ÃË>įÝįiÜ«iÀËįÃiįËÀ>Ã>`>į
>ÃË>įÃį>ÀÀi >Ú?wÃ]į"`ÝÃÃj>Ãį
ÞËÃ]į}iÃį-i>Ãįį`iį`Ài>Ãį
VviÃį`iįVÀ>į`iįÔ`į«>À>į`>}>ÀįÃÔÃįÃiVÀiËðįÃ]įiįÔ>į LÀð
>LÀįµÔiįViáįVÔ>`įËÀ>L>>L>įiį,>`į
`ÔV>VįVį -į >į ËÀ>`ÔVVį `iį «iÃ>]į iÃiį >ÀËiį `iį «iËá>Àį iį ÃiË`į
Ô>į >`>«Ë>Vį `iį À`į ÝÀ]į >ÀV>į /iÀÀjÃį Ãiį
>LËÔį >į VËÀ>À]į iÃį Ãi«Àiį Ô>į ËiÀ«ÀiË>V]į į iÃį Ë>Ljį iį Ôį
á>LÔÀÃiį iį `ÃËË>Ãį ËiÀ>ËÔÀ>Ãį Ýį >į iÜËÀ>iÀį `iį i>Ãį «iÀ>Ãį ÃiË`įÃ>Àį>į`iį>į`ÀiVVįÀµÔiÃË>įiį>įÕÃV>°į
į«i
«>À>įvÀiVjÀÃ>Ã\į`iį
áÀ>į*Ô`]į/°į-°į
Ë]į°į°į
iÃËiÀ >įiįÃÔįi}Ô>įÀ}>įÃiį«ÀiÃiË>įVįÔ>įÃÔiÀËiį`iį«>ÀË
Ë]į
į i]į -°į /°į
iÀ`}i]į -i>ÔÃį i>iÝ]į -ÝÚ>į ËÔÀ>į `iį «>>LÀ>Ã]į µÔiį iį «iË>ËÀ>`ÔVËÀį ËiÀ«ÀiË>į `iį >iÀ>į
*>Ë
]į7>>Viį-ËiÚiÃįÝį7°į °į9i>ËÃ]į>įiÀÝįV
>ÔÜ]įÔiÃį iµÔ«>À>Liį>įÔį`ÀiVËÀį`iįÀµÔiÃË>įµÔiįËiÀ«ÀiË>į>įÔįV
>vÀ}Ôi]į/ÀÃË>į
ÔLmÀi]į6VËÀį-i}>iįÝį°į°į,ÔÃÃi>Ô]į>į «ÃËÀ°į
į Ãį iiË
Úi]į «Àį ii«]į Ã>À?į >į Ãį
Ài`ÀV
į`iÀįÝįËËvÀi`į i]įiËÀiįËÀðį*>ÀËiįÃ} Ëi«į}Ô>įÝį`ÃËËįL>į>įL>ËÔË>į`iį`viÀiËiÃį`ÀiVËÀiðį
wV>ËÚ>į `iį iÃË>į >LÀį `iį >ÀV>į /iÀÀjÃį Ãiį iVÔiËÀ>į iį Ãį iį}Ô>į`]įiįÃį`iÀ]įį
iÀ`}i]įį>Ú?wÃ]įÃiį
«i>ÀÃį"AILE¬DE¬MÉSCARASį£n®¬ÝįiįÃÔį«iÃ>įÀiÔ`>]į,AS¬ iiÀ?]įÃiįiÃVÔV
>À?į`ÃËËį`iį>VÔiÀ`įVį>įËiÀ«ÀiË>Vį
MANCHAS¬DE¬SOLį£nn®° `iįV>`>įËÀ>`ÔVËÀ°į9įiÃįiįiÃËiįÃiË`]įiįË>Ëį«iË>>µÔÃ
įÀ>áį`iįÃÔįV>À}įVįiL>>`Àį`iįjÜVįiįÀiV>]į`iį Ë>]į LÔáį `iį ÀiËÃį >ÀiÃį ËiÀ>ÀÃį Ýį Ë>Liį `ÀiVËÀËjÀ
£Èxį>į£Èn]į>ÀV>į/iÀÀjÃįiË>LįÔ>į>ÃË>`įViÀV>>įVįiį «ÀiËiį`iįÀµÔiÃË>Ãį`iį«>>LÀ>ÃįiįËÀÃį`>Ã]įVįÀiVÀ`>
«iË>įÀ}Ãį-ivjÀÃ]į`iįµÔiįiÃiįÃį>į`iįÈnįËÀ>`Ôį ÃįÝįViÀ>Ãį
Ýį>į>iį>ÀV>į/iÀÀjðį
į>LÀiį>ÀV>į?ÀµÔiáįÝįÔ}ÔÃËįËiÀÀÃįiį>įViiLÀ>Vį`iįÃÔįÃiÜ>}jÃį>ÚiÀÃ>À]į£n{
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį Ò
¬
a
a
>į«ÀÃ>įLÔi>
ĈôāįĂĆĕį,øČøĆ
,A¬ADMIRACIØN¬DA¬FRUTOS¬INTELIGENTES¬,OS¬RETRATOS¬DE¬AUTORES¬QUE¬REALIZج*AIME¬'ARCÓA¬4ERRÏS¬
DAN¬PIE¬PARA¬LA¬ELABORACIØN¬DEL¬RETRATO¬PRESENTE¬,A¬CONSTRUCCIØN¬GRAMATICAL¬DE¬UNA¬FRASE¬
REVELA¬LAS¬CARACTERÓSTICAS¬SENSIBLES¬E¬INTELIGIBLES¬DE¬UNA¬INTERIORIDAD¬ÞNICA
}Ôiį
>į `V
į «Àį >
į µÔiį iÃį VÚiiËiį į VViÀį iį }À>`iÃį >ÔµÔiį V>VÔ>`ðį >ÀV>į /iÀÀjÃį VÀÀiį ÃLÀ>iËiį
«iÀÃ>į>įÃįiÃVÀËÀiÃįµÔiįÔį>`À>°į
įÃÔiiį«>Ã>ÀįVį >µÔiÃįÀiÃ}ÃįÝįÃiįÃËÕ>įË>LjįÃLÀiįiįiÃVi>ÀįVįÚ}
>Ãį`iV>À>ViÃį`iįiÃËiįË«]įjÃË>įiÃįv>Ã>]į`i>Ã>`į}iiÀ>į >Ëi]į>>LiįÀ>`>įÝįVį«>>LÀ>Ãį«ÀiVÃ>ðį-ÔįTEATROįVÔiË>į
ÝįËi`iį>į>įÚiáį>įvÀË>iViÀįÔį«ÀiÔV\įÃį}iÃįÃÔ«i VįÔV
Ãį«iÀÃ>iÃįÝįįÔįÃį`iįiÃįiÃį«ÔiÃËįiįÃi
`į µÔiį į Ãi>į Ãį v>ÚÀËîį Ãį ëÀË>LiÃį Ãį ÀiÃ]į }Ô`į«>°įi«i`iÀ?į`iįV>`>įiVËÀįVįVÔ?iÃįÃiįµÔi`>À?į
«Àį«iËÔ>ËiÃ]į«Àį>įi`ÔV>`ÃįÝįiįiįiÀį`iįÃįV>ÃÃį«Àį «Àį?ÃįËi«°į
ÃË?įiįv>Ë>Liį`įvÃį,iÝiÃ]į>įµÔiį
V>ËVðį>iį>ÀV>į/iÀÀjÃ]įVį
>į
iV
įËÀÃįiÃVÀËÀiÃį >ÀV>į/iÀÀjÃį>V«>>įiįÃÔį`iÃViÃį`iį«i`iÃË>įÝįįÃËÕ>į
iÜV>Ãį«iÃįiįÃjįÔÃį>ÀËiáįÝįiįËįViÚi iįËiÀÀ>įÝį>ÀiÃįV?`ÃÆį>«>ÀiViįÔ>į,Ôv]į>Ài`i`Àį`iįµÔiį
`į
ÃVLi`®]įÚiiį>į«ÀL>Àį>µÔi>įv>Ãi`>`įiį%L¬TEATRO¬DE¬LOSį
>>Ãįiį>ViÀËįÀi>«>}Ôi>Ëiį`iį>ÔËÀ\įºÔ}>ÀiÃįVÔ
ACONTECIMIENTOS]į Ôį LÀį `iį LÀiÚiÃį Ài}ÃËÀÃį µÔiį VÔ«iį >į >į iÃįÝįËÀ>`ÃįiįË>Ë>ÃįËÀ>Ãį>Ã]įµÔiį,ÔvįÃÔ«į>
`>Àį
«iÀviVVį ÃÔÃį ËiViðį iį >«ÀiÃÔÀį >į >V>À>À]į «Àį ËÀ>į
>ÃË>į>įj`Ô>įÝįiÜ«iÀįVįV>Ë?ÀËV>įLiá>o»į>ÝįÀi}Ã
«>ÀËi]į µÔiį >µÔiį «ÀiÔVį iį V>ÃiÃį V>Ã>į `iį Ë`į Vį >į ËÀįË>Ljį`iįįv?VįËÀ>Ëį`iį>iį
Ãį6i}>Ã]į>įVÔ>į
Ài>`>`]į į µÔiį į iÀ>į >į >`À>Vį Ãį µÔi]į `iį ÚiÀ>Ãį À>įVį>`À>Vį>ÀV>į/iÀÀjÃ]įÔ>į>`À>VįµÔiįÀi>
«>À>`V>iËi]į>į>VÀiViË>\įº·
įiÃËiį
LÀi]į?ÃįLiį Ë>įVįÔ>į`iį>µÔi>ÃįvÀÔ>Ãį>>LV>`>Ãį>į>ÃįµÔiįįËi>]į
«>ËLÔ>À]į«Ô`įiÃVÀLÀį>µÔiįLÀįË>įv>ÃV>Ëi¶» «ÀµÔiįÃ>L>į`>ÀiįyÔ`iá\įº
Ã>įÃiÀ>]įÃįiL>À}]įÃÔįviįiį>į
µÔiÃįÀi}ÃËÀÃįį`Viį«V]įiViÃ>À>iËi]į`iį«À Ú`>]įÝįiį>įÚiÀ`>`į
ÃËÀV>į`iįjÜV°į
Ô>iõÔiÀ>įµÔiį
>
«į>ÀV>į/iÀÀjðį
į«ÀiÀįËjÀįÀiÚi>į>įÔį>ÔËÀį«Ài Ý>įÃ`įÃÔÃįiÀÀÀiÃį`iį«iÀëiVËÚ>]įLi`iViį>įiÃ>į`Liįw`i
VÔ«>`įVįjv>ÃÃį>ÝÀį«ÀįiįVÔ`>`į`iįi}Ô>iį]įVį `>`į iËÀ>>Li]į Ë>Ëį ?Ãį `iį >`À>Àį VÔ>Ëį iÃį ÃÔiiį
?Ãį«ÀiVÃ]į«ÀįiįVÔËÚį`iįÔįiÃËįiįiviVËį«`iÀ>`]į yÀiViÀįiËÀiįÃËÀû°į į`i>įÔįÃįiËį`iįÃÀiÀį
>VV>>`]įiwViËiįÝįÔÃįiįÃÔį`ÃVÀiVį`ÃwV>`>°į*}į >ÀV>į /iÀÀjÃį >į ÀiVÀ`>À°į -Ôį >`À>Vį `ÃVÔÀÀiį >«>VLi
ÔįÃįii«]į`iįiËÀiį`iVi>ÃįµÔiį«`À>į VË>À°į
Ãį iį V iËi]įÝį>įv>Ë>į`iįÃLÀiÃ>ËÃįiVÔiËÀ>įiįiÃË>į«ÀÃ>įiį>Àiį
iáį`iįº
Vi«V]į£Èã»]į>įVÀV>į`iįÔįiVÔiËÀį`iį «À«Vį`iįËi>ËÀį`iį>įiÀ>°į>>į>į>įÚiáįÀiõÔVÃįÝįiį
iÃVÀËÀiÃį iį >µÔi>į VÔ`>`į V
i>]į À}>á>`į «Àį iį «iË>į V>ÃiÃįÚiË>>iÃį>«Ãį«>À>į>įÀÃ>įvÀ>V>]į>įÚiViÃįµÔá?į
á>į,>ðį
įiįË`ÃįÃįËÀÃįV>ÃÃ]į>ÀV>į/iÀÀjÃį VįV>`ÀįVÔË]į>įÚiViÃįVį«V>À`>į«ÀËÔ>°įÃįiÃVÀ
iÃVÀLį iÃËiį ËiÜËį Ú>ÀÃį >Ãį `iëÔjÃį `iį Ãį
iV
Ãį µÔiį Ài ËÀiÃįÝįËÀÃį>ÀËÃË>ÃįÝįË>LjįËiiVËÔ>iÃ]į`iį>V>`>`iÃį
VÔiÀ`>°į
į£ÈãįËi>įiį>ÔËÀįÍÈį>Ã\įiÀ>įÔįÚiį>`ÔÀ]į `ÚiÀÃ>Ãį`iįá?iáį>ÀËiáį>į
áÀ>į*Ô`]į`iį>įi
iįµÔiį
>L>įÃÔVi``į>įÚiį«ÀiVáįµÔiįËi«À>ÃįiËÀį >į>įÔį/ÀÀ]į`iįÔÃį ÔÔiį>įÀ>
>įÀiii®įÃiįÃiË>į
iįVË>VËįVį>ÃįiËÀ>ÃįÝįVį>įÚ`>įËiÀ>À>įÝįÃÔÃį«iÀÃ>iðį >į>įiÃ>įVį>ÀV>į/iÀÀjÃį>į
>ViÀįLÔi>įËiÀ>ËÔÀ>°į
*ÀiÀį>ViÀËį`iį>µÔi>įVÀV>\į>į«ÀiVÃį`iį>įviV
>įÝį>į
iÜ«VË>VįÀ?«`>įÝįiviVËÚ>į`iį>į>ËÃviÀ>\įºV>L>į`iįVÔ
«ÀįÔį>į>į,iÚÔVį
ÔL>>°į1>įiëiÀ>á>`>įiLÔVį
>L>ÀV>į>įiËiÀįVËiËio»įiį`iËi}į>µÔ°įiį>>į>į
>ËiVį iį `į `iį >`iËÚ>V°į ·+Ôjį ËiV]į Ýį VÔ?Ë>]į
>LÀ?į
>L`įiįiį«ÀÃÃË>į>į>Ëi«iÀįiį>`iËÚį>įÃÔÃË>Ë
Ú¶į
ÃįV>ÀįµÔiįįÃį>įÃ>įVÃ>įºiįVËiËiįiËiÀ»į
µÔiįºiįiËiÀįVËiËi»°įį«ÀiÀį«Ôi`iįËiiÀįÔį>ViËį
µÔiįÀ>į`iįÀi}ÃËÀį«iÀ`ÃËVį>įi}>iËį`«?ËVį
Ãį`«?ËVÃįÃÔiiįViá>Àį>įiËÀį`iÃ`iįiįËį`iįÃÔį
Úá®Æį į Ãi}Ô`į `V>į Ô>į ÚÔË>`į `iį iÃË°į 1>į ÚÔË>`į
>vÀËÔ>`>°į į µÔiį i`>Ë>iËiį Ã}Ôiį ViÀÀ>į >į «á>]į >į
ÃËÔ>Àį>ËiÃįiį>`iËÚ\įº+ÔiiÃį
iÃį`į>į>į>L>>į
ËiË>Ãį VË>}>Àį >į Ãį `i?Ãį ÔiÃËÀį ÀÀivÀi>Liį «ËÃ
»°į `À>ViÃ]į ÀiËÀÔjV>Ã]į iVËVÃ]į Àii«iį `iį ËjÀ
Ãįiį`iÃÔÃį>«>ÀiËi\į>ÀV>į/iÀÀjÃįÃiįÃiËiį>į}ÔÃËįÃį
v>Ë>į iį iį ËiÀÀËÀį `iį >į i}Ô>]į >`>į `iÃËÀ>iËiį iį Ô>į
«Ô`>į>LiÀV>įÃLÀiį>įµÔiįÚ>į
>`į«iÀ>ðį*Ôi`iį`iVÀÃi]įiį
ÔiÃËÀÃį `>Ã]į µÔiį >µÔi>į ÚÔË>`į Ài«ÀiÃiË>į >į >Ãį V>À>Ãį Ôį
>VËį `iį `į >į >į Úiáį µÔiį Ô>į >ËÔÀ>į >«ÔiÃË>]į `iį ÀiÃ}Ãį
į>įÃ>>į`iįViVViÃįiëiV>iÃį`iį>į LËiV>į`iįjÜV]į£{
Íãį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
-i>Ãį«>ÀËVÔ>ÀiÃ
ÿĂāĆĂįôąöęôį
ûĎĉøč
0ARECE¬FÉCIL¬.O¬LO¬ES¬%LABORAR¬UN¬RETRATO¬HABLADO¬SUPONE¬EL¬RETO¬DE¬LA¬BREVEDAD¬DE¬LA¬LÓNEA¬GESTUAL¬
SOBRE¬TODO¬SI¬LOS¬LAZOS¬AFECTIVOS¬CON¬EL¬SUJETO¬A¬RETRATAR¬SON¬DIRECTOS¬!LONSO¬'ARCÓA¬#HÉVEZ¬¬
NO¬DUDA¬NI¬TEME¬EN¬SU¬APROXIMACIØN¬LITERARIA¬A¬LA¬lGURA¬E¬IMAGEN¬DE¬SU¬PADRE
6V>`į
>V>į Ãį Ã]į
>V>į ÃÔį >`iËÀ]į į «>`Ài]į >iį Ôi}]įVį«>ÀËiį`iįÔ>įVÚiÀÃ>V°į9įiÃËį`iį>įVÚiÀÃ>
>ÀV>į /iÀÀjÃ]į vÔiį Ô>į «iÀÃ>į ËiÃ>iËiį «ÀÚ>`>Æį į Ãiį Vįiį>įÚ`>į`iįį«>`ÀiįvÔiį`iwËÚ°į*iÃį>
À>įÝį`iį
>LÀ>įVįv>V`>`į«iÀįVÔ>`įį
>V>įÃiį>LÀ>įV«iË>i įiį`įVÔiË>]įÃÔį«>«iįVįiL>>`ÀįįÃÔvÀį?ÃįµÔiį
Ëi°į
ËÀiį ÃÔÃį }ÔÃËÃ]į Ãį i}>Àį >į ÃiÀį viËV
ÃË>]į iÃËÔÚiÀį Ãį `ÃvÀÔË>À°į-ÔįV`Vį`«?ËV>į>VË>L>įÃÔÃįV>«>V`>`iÃį
LÀðį1į}ÔÃËįÀiw>`]įÃii>Ëiį>įµÔiįÃiįËiiį«ÀįiįÚ°į `iįVÚiÀÃ>`À°į*ÀµÔiįįÚ>Ãį>į
>L>Àį`iį`ÃVÀ>VįVį
įÃįLÀÃįiÃË>LiVįÔ>įÀi>VįVį>įµÔiįÃiįËiiįVį Ô>į«iÀÃ>įµÔiį>į«>`iViįÃįµÔiįiį>}ÕįiËįÃįËjÀ
Ô>įLËi>į`iįÚ°į
įÃiVÀiËį`iįiÃiį}ÔÃËįįiÃËÀL>įiį>VÔ Ãį Ãi>į iµÔÚVðį iÃ`iį į «ÔËį `iį ÚÃË>į į Ëi>į iį
Ô>ÀįLËi>Ã]įÃįiį`i}ÔÃË>ÀįÃÔįVËi`]įV«>ÀËÀįVį Ëi«iÀ>iËįį>į`ÃË>V>į«iÀÃ>įµÔiįÃiįiViÃË>įiįiÃÃį
ÃįËÀðįËiÃÀ>ÀįÔ>įLËi>įµÔiįÔV>įÃiįL>į>įLiLiÀįiį«> V>Ãðį
À>į?ÃįÔįËiiVËÔ>°į
ÀiV>į>LÃÔÀ`°į*ÀįËÀį>`]įÃÔį}ÔÃËį«ÀįÃįLÀÃ]įiÃį`iVÀ]į
įVÔ>Ëį>įÃÔį>LÀįVįi`ËÀįÝį«ÀËÀįVÔËÔÀ>]įiÃËÝį
«Àį>įiVËÔÀ>]įiÃË>LiV>įÔ>įÀi>Vį>ÀÃ>°į-iiVËÚ]įLÔÃ Ãi}ÔÀį µÔiį iį iÃËiį ÕiÀį Ãiį
>L>À?į į ÃÔwViËi°į *iÀį į
VįÃi«Àiį>įVÃÃËiV>°į*ÀįiÃįįVÀiįiÀÀ>Àį>į`iVÀįµÔiį ÃLÀ>į`iVÀįµÔiįvÀį>į?Ãį`iįÔ>į}iiÀ>Vį`iįiÃVÀËÀiÃį
iËÀiįÃÔÃį}ÔÃËÃį«ÀiviÀ`ÃįiÃËÔÚiÀį>ÔËÀiÃįVį`iÀį `iį>įËiÀ>ËÔÀ>įVËi«À?i>°į
`Ë]į«ÀÚįÝįÀiyiÜį
Ýį-ivjÀÃ]į`iįµÔiiÃįËÀ>`Ôį>}Ô>Ãį`iįÃÔÃįLÀ>ðį ÃLÀiį iį ËÀ>L>į ËiÀ>À°į
ÃVÀLį «i>Ãį Ýį iÃ>ÝÃ]į Ýį vÔiį
įVÔiÃËį`iį}ÔÃËÃ]įį«>`ÀiįÃi«ÀiįvÔiįVVÀiË]įià iÜ}iËi]į«ÔËÔ>°
«iVwV°į-ÔÃį}ÔÃËÃįVÔ>ÀÃÆį`iįÚ]į«Àįii«]įiÃVÀLį
į«>`ÀiįvÔiįį?Ãį>i>`į`iį«>`ÀiįµÔiįËiį«Ài}ÔË>į
?Ãį`iįÔ>įV>ðįį`viÀiV>į`iįÃÔį«>`Ài]įÔ>į«iÀÃ>įià VįËiįvÔiįiį>įiÃVÔi>]įįµÔiįiįËiÀiÃ>À>įËÔį`iÃ>ÀÀįvÃ
«>ÀË>>]įjįvÔiįi«VÕÀi°į
įVÔ>Ëį>į>įÕÃV>į«Ôi`į`iÃVÀ V]įµÔiįÔi}ÔiÃįvÔËL°į ÔV>°į
ÃįÃ]įËÔÚįÔįV>ÀįiëiV>į
LÀįVį>}Ôiį>i>`į`iįËjÀįiVjVËV°įÔiįwiį>įÃÔÃį «Àį>Ãį>ÃVË>ðį
À>įµÔiįÃÝįÝįÃį«>`Ài]įiį`ÝįVÔi
«ÀiviÀiV>Ã]į Ã`]į «ÀµÔiį `iËÀ?Ãį `iį Ë`į Àiw>iËį `iį Ë>įµÔiįiį`įiËÃįÔÝį«ÀË>ËiÃ]įiÃi?`iįµÔiį
}ÔÃË]įÃiį`iÃ>ÀÀ>įÔįÀ`iįËiiVËÔ>°įÔµÔi]įVÔÀÃ>i Ô>į`iį>ÃįVÃ>ÃįiÀiÃį`iį>įÚ`>įiÃį>įVÚiÀÃ>V°
Ëi]į į `ÃVÔÀÃÚį iį >į ÕÃV>į ÔV>į iį ÀiÃÔËį >ËÀ>VËÚ°į į
įiÃËiįÃiË`]įįiįiįÃiË`įµÔiį>`µÔiÀiį>įVÚiÀÃ>
>`>«Ë>ViÃį į ÔÃV>á>Àį «i>ðį *>À>į jį «iÃ>į Ýį ÕÃV>į V]įÝįvÔįi`ÔV>`į>įËÀ>ÚjÃį`iįÔV
>ÃįVÚiÀÃ>ViÃį`iįV>
vÔiÀį`ÃV«>Ãį`ÃËË>Ã]į`Ãįi}Ô>iÃįVį`ÀiVVį«À«>°į `>`]įÔÝįLÔi>Ãį«?ËV>ðį+Ôá?įį«>`Àiį«iÀËiiVį>į>įÕ
ÔįVÔ>`įÃÔįiÃiV>į>į`iw>Ãį}Ô>\įiįÀË° Ë>į}iiÀ>VįµÔiį>įi`>`Ãį`iįÃ}į«>Ã>`įVÔËÚ>Àį>į
Ãį į `iÃVÀLiį Vį Ôį
LÀiį µÔiį LÔÃVį Ãi«Àiį Ãį ÀiÔį`iį>}Ã]į``iį
>L>įÀi}>ÃįVVÀiË>Ã]į>VËËÔ`iÃįµÔiį
VË>VËÃįVį>Ãį«iÀÃ>ÃįÝį>ÃįVÃ>Ãį`iÃ`iįÔ>įV>À>įËiVį >įËÀ>ÚjÃį`iį>Ãį}iiÀ>ViÃįÃ}ÔiËiÃįÝį>VËÔ>iÃįÃiį
>į«iÀ`
`iįV>`>`°į
ÜÃËiį>į`i>]į`iÃ`iįį«À«>įiÜ«iÀiV>įVįj]į `]įį`Ô`°į9įiįÃÔÝįvÔiįÔį}ÀÔ«įÚLi]įV>L>Ëi°įÃį
iÀiV`>]į`iįµÔiįvÔiįÔį
LÀiį
ÃV°į9į]įįvÔiį>ðį-Ôį ÃiįiÀµÔiViį>ÃįVÚiÀÃ>ViÃ]į>ÃįÃį«ÔËÃį`iįÚÃË>įįÃį
V>`iáį iÃË>L>į L>Ã>`>į iį >į V>`>`°į į iÀ>į iį
LÀiį VVËi]į ÕVðį >µÔį iáį
>i`]į Ãjį ÔÃį
ÔiÚ>Ã]į Ãjį ÔÃį
ºÃV>Ë»]į`iįiÃÃįµÔiį
>L>įVįË`ÃįÝį>įwį`iįVÔiË>Ãįį >ÀËiá]įÔ}į>ËÀÀiį
>L>]įLiį+Ôiá>`>°į įÃj°įÔV
Ãį
>L>įVį>`i°į>L>ÀįiÃįiį>ÀËiį`iį>įVÚiÀÃ>V°į9į>įį Ýį`ÚiÀÃðįL>įÝįÚi>įÝį>įVÔËÔÀ>į`iį>įVÚiÀÃ>V]įVÔ>į
«>`ÀiįiįËiÀiÃ>L>įiÃ>į«>ÀËiį`iį>Ãį>VViÃį
Ô>>Ã]į`iįV> iįÚ]įiį
Ôį`iįË>L>V]įiį>
À>°į įÃiįËÀ>Ë>L>į`iįÔ>įÃ
`>`]į«ÀvÔ`>ð°°į>>`>ðįVÔÃį«Ôi`į`iVÀįµÔiįvÔiįË`]į Vi`>`į ÃiVÀiË>]į ``iį Ãiį iV
>À>į `ÃVÔÀÃÃ]į `iį `iL>Ëiðį ?Ãį
iÜ}iËiįÝį`iįÀ}À]į«iÀįË`°į,iVÔiÀ`įÔ>įV
iįiį>įµÔiį LiįÔį}ÀÔ«į``iįÃiįVÚiÀÃ>L>įÃLÀiį«ËV>]įÔiÀiÃ]įį
vÔiįÚË>`į>į
ÔLįiiÃįÝįÃiįÃiË>įV`°į įÃ>L>įVį ÚÃËÃįVįËi>ÃįÃįVįÃÔÃË>V>Ãį`iį>į«À«>įÚ`>°į*Àį
µÔjįį`iįµÔjį
>L>À°į9įiÃįµÔiįµÔá?įiįÔįÔ}>Àį>ÃįįÃiįËÀ> iÃįÔį`>įVË`>įVįj]įÃi`įÝįÃÔį
]į«ÔiÃįiÀ>įÀ>À]įį
Ë>į`iįiðį
įiįÀi>`>`įį«Ôi`iÃį
>L>Àį`iį>`>]į>V>L>Ãį `i>L>į`iįÃiÀį`ÚiÀË`į«iÀįË>«Vį`i>L>į`iįÃiÀįÀ>À°į*Àį
>L>`į`iįV>°įįį«>`Ài]įiįV>L]įiį}ÔÃËį>įVÚiÀ ii«]įiį`iV>]į
ÝįÚiiį>įViÀį>}Ôiį`iį>įwV>į`iį
Ã>Vį>>`>]įiÃ>įµÔiįËiiį>į>ÃįVÃ>ÃįÀi>iÃįVį«ÔËį`iį ËÔį«>«?°į9įįiÀ>įiįVË>`À]įįiį`ÀiVËÀį`iį?Ài>įÃį
>ÀÃį
«>ÀË`>°į>ÃįVÃ>ÃįµÔiįÃįVÔ«>į>į`>À°į
>À]įiįV>įiÃį
>ÃË>i`>]įËÀįÀ>À°į
įVÔ>Ëį>į>įvÀ>ÃiįµÔiįÃiį`ViįVįvÀi
Ài>]įÝįiÃį`>À°į*iÀį`}>ÃįµÔiįį«Ôi`iįÃiÀįiÜ>VË>iËiį VÔiV>į ÃLÀiį V>Ãį Ë`į iÃVÀËÀį µÔiį VÔËÚ>į >į «iÃ>]į `iį µÔiį
>}į`iįįµÔiį
>L>ðį*ÀµÔiį
>L>Ãį`iįÃËÔ>ViÃį
Ô >ËiįË`įÝįÃLÀiįË`įË>įįVÔ>į>ÔËÀįvÔiį>ËiįË`į«iË>]įiį
>>Ã]įÃV>iÃÆį
>L>Ãį`iįÔįLÀįįÀiVÀ`>ÃįÔ>įLÀ>į iįV>Ãį`iįį«>`ÀiįįiÀ>į>ðį
Ô>`įÚ>jįVįj]į>įÀi}ÃËÀ>À
`iį>ÀËi°į
įw°įÃįiÀ>į?ÃįįiÃįiįVÔ>Ëį>įÃÔÃį}ÔÃËð Ãįiį>įÀiVi«Vį`iįÔį
Ëi]įį«>`ÀiįÃi«Àiį«ÔÃįiįiį
ËÀiįiÃįiÃË?]įį«Ôi`į`i>Àį`iį>`įÔį`iįÃÔÃį
?LËÃį Ài}\į
`ËÀ°įÔiį>ËiįË`įÔį
LÀiį`iį>VV]į`ÃVÀiË]į
«ÀV«>iÃ]įiįvÔ>Àį««>°į-iiVVį`iįË>L>VÃ]įÔ>įViVVį >`>į«ÀË>}V°į*ÀµÔi]įVįÝ>į
iį`V
]įÚįÝįiiÀVį>į
iëj``>į `iį ««>Ã]į vÀ>Ãį `iį vÔ>À]į
À>Àðį 9į iÃ]į `iÃ`iį Ú`>į`iÃ`iį>įVÚiÀÃ>V°į
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį Í£
¬
a
a
ËÀ>\įÔ>įi`>į«iµÔi>
Ăĕį
Ďą÷øāôĆ
$E¬h3IMPATÓAS¬Y¬DIFERENCIASv¬A¬h,ITORALv¬SECCIONES¬CREADAS¬POR¬*AIME¬'ARCÓA¬4ERRÏS¬
PARA¬DAR¬NOTICIAS¬HACER¬COMENTARIOS¬BREVES¬Y¬RECREAR¬ANÏCDOTAS¬DESDE¬UN¬LENGUAJE¬
RÉPIDO¬INFORMATIVO¬Y¬SIN¬DUDA¬AMENO¬UN¬GÏNERO¬MENOR¬DE¬LA¬LITERARIA¬TOMAN¬FORMA¬
.OϬ#ÉRDENAS¬AHONDA¬EN¬LA¬INTENCIØN¬DE¬ESTE¬TIPO¬DE¬COMENTARIO¬EDITORIAL¬
-į
>Ýį ËiÀ>ËÔÀ>į iÀį Ýį ViÀËÃį }jiÀÃį «ÀÃÃËVÃį >`>į >į LÃ]įVÀÀiëÃ>iÃįwiiÃpįµÔiįiË>L>L>į>i>įVÚiÀÃ>Vį
V>L>įiËÀiįiį«iÀ`ÃįÝį>įËiÀ>ËÔÀ>]į«ÀįµÔjįį«iÃ>Àį VįºËÀ>»°
iį«iÀ`ÃįiÀ°į ]į«ÀįÃÔ«ÔiÃË]įi`VÀiįį`iįÃi}Ô >įVÔ>įË>Ljį`>L>įVÔiË>į`iįÃįËÃįÝį`iÃ>ËÃį`iį
`>]įÃį
iV
įiį>ËiVį>įiViÃ`>`iÃįÝį>v>iÃį?Ãįi «ÔLV>ViÃį
iÀ>>Ãį į Ãii>ËiÃį iį iį Ô`į p4IMES¬
`>ËÃį µÔiį ËÀ>ÃVi`iË>iÃ]į >wiÃį >į Ôi}]į >į }iį Ýį >į >į ,ITERARY¬3UPLEMENT]į4HE¬.EW¬2EPUBLIC]į,E¬.OUVEL¬/BSERVATEUR]į,A¬
i`ËÀ>á>Vį `iį >į Ài>`>`į `}iÀ`>į >i}ÀiiËiį iį Ô>į 1UINZAINE]į %L¬ 0AÓS]į -AGAZINE¬ ,ITTÏRAIRE]į ,%VÏNEMENT]į iËÀiį
ÃLÀiiÃ>ÆįÔį«iÀ`ÃįLÀiÚiįÝįV«>ÀËLiįµÔiį`iÃi>į> ËÀÃpįµÔiį}ÕįËÀįvÀį>Ëi`>]į>į«>ÀËÀį`iįÀiViÃiÃį
>Àį>įÃ>>įVÚiÀÃ>V]įį>įiÃį
>LË>ÀįÃÔįVËÔ`>`į >Ãį >į `į `iį Ú>Ãį iÃV>«>À>Ëiį «>À>į i}Ãį Ýį
Ãį«iÀ`iÀį`iįÚÃË>įÃÔį`iįiviÀ>]įÃÔįLÃiÃViV>įËÀÃi }×iÃįVįiÃV>Ã>įįÔ>į«ÀËÔ`>`į`iį>VVi`iÀį>į`V
>Ãį«ÔL
V>]į >į Ú>Ë`>`į µÔi]į `iį «>Ã]į iÔ>į iį ÃË>Ëiį V>ÀiËiį `iį V>ViÃį iį >į iÀ>į «ÀiËiÀiË°į Ã]į Vį vÀiVÔiV>į ºËÀ>»į
iËiÀ`>`į`iį>į«>>LÀ>įV}`>į>įÚÔi° `>L>į Vį >į «iÀ>]į iį
>>á}]į >į VË>į iÀ>Li]į Vį jÃË>]į
*iÀ`ÃįiÀ]į>į>À}iįį«ÀįViÃÔÀ>įÃį«ÀįÚ VįµÔiį>įË>Ài>į`iįVÀËVįÝį>į«>Ãį«Àį>įiVËÔÀ>įÃiįÚiįÚ
V>V]į vÔiį >į VÔ>į ºËÀ>»į µÔiį ,A¬ 'ACETA¬ DEL¬ &ONDO¬ DE¬ ÚwV>`>Ãį iį «>>LÀ>Ãį `iį iÀ}iį -ËiiÀ\į º-Ýį >Ëiį Ë`į Ôį
#ULTURA¬%CONØMICAįÃÃËÔÚįiËÀ>Ãįiįi>įV>«Ë>iį>įÃ>L`Ô «ÀviÃÀ]į Ôį >iÃËÀį `iį iVËÔÀ>°į 1>į iVËÔÀ>į «Ôi`iį ÃiÀį Ô>į
À>įÝįiįLiÀ>Ãį`iį>iį>ÀV>į/iÀÀjðį1>į`iį>ÃįË>Ài>Ãį LÀ>į>iÃËÀ>°į
ÃËÝįLÃiÃ>`į«Àįiį>}Ë>LiįÃËiÀį`iį
µÔiįiįVÀÀië`>į>į>ÀV>į/iÀÀjÃį`iËÀį`iįùöø]į`iįµÔiįvÔiį >įVÀi>V°į-ÝįÔįiVËÀ]įÔįVÀËV]įÔ>į«Ô}>į>}>á>«>`>įiį>į
>ÃiÃÀ]įÃÔL`ÀiVËÀįÝį`ÀiVËÀį}iiÀ>į£Ç££nn®]įiÀ>įV`Ô ii>į `iį Ãį }À>`iÃį iiðį 9]į VÀj>i]į iÃį Ôį «ÀÚi}į
VÀį iÃË>į ÀiÚÃË>į VÔÝ>į VL>Vį i`ËÀ>į >į iÚį >į iÀ}ÀÃiį iðį
ÃËÝį>À>Ú>`į`iį«`iÀį}>>Àiį>įÚ`>įiËÀi}?
VįÔ>į`iįÃįiÀiÃįvÀÃįËiÀ>ÀÃįiįië>įÝįiįÃi `iį>įiÃË>į«>Ã]į>įiÃËiįjÜË>ÃÃ]įiįËiË>`įËÀ>ÃËÀ»°
iÀį ``iį Ãiį vÀį ?Ãį `iį Ô>į }iiÀ>Vį `iį iÃVÀËÀiðį ºËÀ>»į>L>L>įÃįºi`ÀiÃįÃiVÀ?ËVûįVįÃÔį
«iËiį >į iÃË>į Ë>į ÀiVÀ`>Àį iÃ>į VÔ>į µÔiį Vį ÃÔį ÚÔiį «>À>viÀ>>į
ÔiÀ>į Ýį «ÀiËiVÃ>į w>`>į «Àį >VµÔiÃį iÀÀ`>į Ýį
}iÀ]į À`>V`>`]į
ÔÀį Ýį >}Ô`iá>į į «`>į `i>Àį `iį ÃiÀį Ô>įÀÃËiÚ>įÝ]į>įV>L]įiÃ>á>L>įËÀ>ÃįËÀ>`ViÃ]įVį>į
Ë>`>įiįËÀÃįvÀÃįVį>ÝÀįįiÀįË° `iį -ËiiÀ]į >«i>Ãį
>>L>į «ÀËÔ`>`]į «ÔiÃį `iÃVÃËÀÔÀį į
ºËÀ>»įvÔ}>įVį>įÚáį`iį,A¬'ACETAįiÀVi`į>įÃÔį iÃįiiÀ]į]į«ÀįÃÔ«ÔiÃË]į>>Àįiįi}Ô>i]į>įµÔiį>įVÔ>į
`iįi`ËÀ>]įÃįiL>À}įįÃiįË>L>į>į«>ÀįÃLÀiį>ëiV `i`Vį ÔiÀ>LiÃį iËÃį Liį «>À>į `iÔV>Àį >LiÀÀ>
ËÃįÀi>V>`ÃįVį>įi>įÝįÃį>ÃÔËÃį`iį>įÀiÚÃË>]įÃįµÔiį ViÃįp`iįÃįi`Ãį`iįVÔV>V]į`iįiÃVÀËÀiÃįÝįi`Ë
VLÀį>Ãį>ËÀLÔViÃį`iį>ÃįË>Ãį>į«iį`iį«?}>įp>ÃįVÔ>iÃį ÀiÃpįįLiį«>ÀįViiLÀ>Àį
>á>>ÃįiÀiÃįÝį}À>Ë>Ã]įVįÃį
>įÚiViÃįViÚ>įË>Ëįį?Ãįiëi`ÀįµÔiįiįËiÜËįµÔiįiÃį`>į «>`ÀÃį į ºËÀ>»į į iį }ÔÃË>į º«>`À>»į «ÀµÔiį
ÃÔÃËiËp]į>V>À>`į}>á>«Ã]įÃËÔ>`į`>ËÃįiįÃÔįÔÃËįV Ëi`À>ÃįµÔiį`iVÀįË>Ljįº
«`À>»įiįÔ}>Àį`iį
«
ËiÜËį «>À>į >«>Àį ÃÔį V«ÀiÃ]į ÀiËi`į >į iVËÀį >į `À®°į>ÃįwVViÃįįVÀV>ÃįÀiÃÔË>įvÀiVÔiËiÃį
LÀ>Ãį į `V
Ãį Vį iį LiËį `iį «iÀį iį «iÀëiVËÚ>į ViÀË>į iįiÃË>įVÔ>į«>À>į«iÀį`iįÀiiÚiįÔÃÃįÝįVÃËÔLÀiÃįVË>
vÀ>Vį ËiÀ>À>]į VÔËÔÀ>]į «ËV>]į VÚ]į ViËwV>°į /> `ÃįÝ]į>įÚiViÃ]įV
V>ËiÃį`ÃVÀ>Ã>Ã]įiËÀ>ÃįµÔiį>Ãį`i
Ljį iÃË>L>į Ã>«V>`>į `iį }ÔÃį >į iÃVÀËÀiÃ]į ËV>Ãį `iį >į ÔV>Ãį `iį >į V«iËiV>į `iį >}Ô>Ãį ÃË>V>Ãį }ÔLiÀ>
ÃÔiÀËiį`iį>įËiÀ>ËÔÀ>įiÜV>>įiįiįiÜËÀ>iÀ]įiVÀ}>ÃįÝį iË>iÃįvÔ}>įVįV>L>Ëį`iįL>Ë>>°
LÃiÀÚ>ViÃį VÀËV>Ãį `À}`>Ãį >į Ãi>>Àį Ú>VÃį «Àį ÃÔLÃ>>Àį ·
Ô?Ë>ÃįÚiViÃįiįiVËÀį`iį>µÔi>įj«V>į`iį,A¬'ACETAįį
µÔiįLiį«`>įÃiÀį>Ëi``Ãį«ÀįVÀËVÃįÚiiÃį>į`į`iį Viáį ÃÔį iVËÔÀ>į «Àį ºËÀ>»¶į · į iÀ>]į iÃË>į VÔ>]į >į
Ëi>įÀ}>įÝįÕË° iËÀ>`>į`i>į«>À>įÔi}į«>Ã>Àį>įÃį«>ËÃįvÔiÀËiÃį`iį>Vá>į
įÃÔįV>`>`į`iįi`ËÀ>]įiÃË>įVÔ>įi«i>L>įiį«ÔÀ>į ÝįÃiöį
į>įÚ>Ài`>`į`iį>ÃÔËÃįËiÀ>ÀÃįÝįVÔËÔÀ>iÃ]įVÔÀ
>ÝiÃË?ËVįÝįįiÚ>L>įwÀ>į«iÀįÃįÃ>Ë>L>įiįÃiį«iÀà Ã`>`iÃį}×ÃËV>ÃįÝįÔįµÔiįËÀįAFFAIREį`iįÔ`įËiÀ>Àį
>į`iį>iį>ÀV>į/iÀÀjÃįÝ>į
>Ý>įÃ`į«ÀįÀi`>VVį`ÀiVË>į µÔiį>
įÃiįÚiË]įºËÀ>»įÃiį>Ë>L>įVį>į«iµÔi>įÃiÀi
`iįjÃËiįįLiį«Àį>į`iįËÀÃįiLÀÃį`iį,A¬'ACETA¬iįV> >Ë>į iÃÔ>į µÔiį µÔi`>į ÀiÃ>`į `ÔÀ>Ëiį Ú>ÀÃį `>Ãį Ýį µÔiį
ÃiÃ]į ÃÔ«iî]į µÔiį iį `>L>į VËÔ`>`į >į >į ÃiVVį >Ëi>į >į iVËÀį >į >į iÜ«iVË>ËÚ>į `iį >į «ÀÜ>į iËÀi}>°į
iÔ>`įiįiÃËį`iį`ÀiVËÀ\įLÀiÚi`>`]į>ËiVį>į`iË>i]į
ViÃÔÀ>Ãį pVvÀ>`>Ãį `iV>`>į Ýį Li>iËiį >į «>ÀËÀį `iį ÚiË>Ãį
`ÃËË>ÃįV>`>įÚiáįµÔiįvÔ}>įVį>ÃËiÀÃVÃįiËÀiįV>`>į«?
ÀÀ>vpįVįiëiÀ>`į>įÀj«V>į`iįËÀ]į`iįiVËÀįp>įÚiViÃį
ÚiË>`įVį
«`įÔÀį,įį,VÝį/>V
į>Lį8į
ÍÒį LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
*iÀÀiį6`> >µÔiËįį
£ÍãÒããÈ®
ôöĄĈøĆįôùôČø
>L>Àį`iįjįiį«>Ã>`įiÃįÔįiiÀVVį`vV]įįÃį«ÀµÔiįÃiįÃįvÔiį«>À>įÃi«Àiį
>ViįÃį`iáį`>Ã]įÃį«ÀµÔiįiÀ>į>įÚ`>įÃ>]į>>įÚÚ>]įiËÔÃ>ÃË>įį`}>`>]į
>?Ãį `viÀiËi°į 1>į iÃ>į iÀÔ`Vį >į ÃiÀÚVį `iį Ô>į Ëi}iV>į iÜVi«V>]į
>L>ÃįiįÃLÃÃįVįÔ>įVViV>įVÚV>įÃįv>>ðį
ÃË>įÀ>À>įVÔVį
>įÃ`įÃį
`Ô`>įvÀÔËį`iį>įVÔÀÃ`>`įËiiVËÔ>įÝįÔ>įi`ÔV>Vį`iį>Ë>įV>`>`]į«iÀį«ÀÀ`>
iËiį `iį >į VÀVÔÃË>V>į
ÃËÀV>°į *iÀÀiį >Vį iį Ô>į v>>į `iį LÔÀ}ÔiÃ>į LiÀ>]į
Ô`ÃįËË>iËiį>Ã>`Ã]įÔÃįvÀ>ViÃiÃį>įµÔiiÃįÃį>áÃį
ViÀįÀi`iÃVÔLÀÀįµÔiį
iÀ>į ºiÜËÀ>iÀûį iį ÃÔį «>ËÀ>°į -Ôį «>`Àiį iÀ>į >L}>`į iį *>ÀÃ]į iį >LÔiį Ë>Lj]į Ýį
«ÀËÀį`iį«ÀiÀį«ÀÝiVËį`iįiÝįÃLÀiįiį`ÚÀVÆįÃÔįËį>LÔiįvÔiįiLÀį`iį
VËjįvÔ`>`Àį`iį>į}>į`iįÃįiÀiV
ÃįÔ>ðį>į>`Àiį`iį*iÀÀiį>Vįiįiį
Ãiį`iįÔ>į>Ë}Ô>įv>>į«ÀÚiá>]į`iįÀ}iįÃiv>À`]į`iį>µÔi>ÃįµÔiįvÔiÀįiÜ«Ô
Ã>`>Ãį`iį
ë>>į>įw>į`iįÃ}įċüĉįÝįiVËÀ>Àį>Ãįiįiį
Ë>`]į>į>«>Àį`iį
Ãį«>«>Ãį`iįÚ}°į įÀiVÔiÀ`įiÃËÃį`>ËÃį«ÀįiįiÀį}ÔÃËį`iį>}Ài}>ÀįÔ>į«?}>į
>iV`ËV>į>į>į
ÃËÀ>į`iį>į`?ëÀ>įÃiv>À`°į
į£{£į>įv>>į6`> >µÔiËįÃiįÀivÔ
}į iį >ÀÃi>į «>À>į iÃV>«>Àį `iį >į ?Ãį «>V>Liį «iÀÃiVÔVį À>VÃË>į `iį >į
ÃËÀ>Æį
*iÀÀiįÝįÃÔÃį
iÀ>Ãį«iÀ`iÀįiËViÃįÃÔįv>V>į«ÀÚi}>`>Æį>į>įÃ}ÔiËiį>į
á>įLÀiį`iį}LiÀį`iį6V
ÝįvÔiįÚ>``>į«ÀįiįijÀVËį>i?°į
į«>`Àiį`iį*iÀÀi]į
iLÀį`iį>į,iÃÃËiV>įV>`iÃË>]įvÔiį`iÔV>`]į>ÀÀiÃË>`įÝį`i«ÀË>`įÔËįVį
ÃÔįiëÃ>į>įV>«į`iįÔÃV
ÛËá]įiį>Ýį`iį£{{]įÔÝį«Vį>ËiÃį`iį>įLiÀ>Vį`iį
*ÀÚiá>į«Àįiį«ÀiÀįijÀVËįvÀ>VjÃįÝįiįVÔiÀ«įiÜ«i`V>ÀįÀËi>iÀV>°į-ÔÃį
ÃiÃį
Ãį`iÃ>«>À>`Ãį*iÀÀiįËi>įV>ËÀViį>Ãį`iįi`>`®įiëiÀ>ÀįiįÚ>įÃÔįÀiËÀ
Æį «>Ã>Àį Ãį iÃiÃ]į >į `iÀÀË>į Ýį iį ÃÔV`į `iį ËiÀį iį >Ãį ÀÔ>Ãį `iį iÀ]į «iÀį
ÔV>į«Ô`iÀįÃ>LiÀį>`>į`iį>ÃįVÀVÔÃË>V>Ãį`iį>įÔiÀËi]įÃi}ÔÀ>iËiį>ËÀá]į`iįÃÔÃį
«>`Àið
į iëÔjÃį `iį >į LiÀ>Vį `iį *>ÀÃį Ýį >į ÚVËÀ>į `iį Ãį >>`Ã]į *iÀÀiį Ài}ÀiÃį >į >į
V>«Ë>°įįVÔ`>`į`iįÔÃį«>ÀiËiÃįËiÀį>įÃiVÔ`>À>įiį}ÀiÃįiį>į«Ài«>À>ËÀ>į
>į>į
ÃVÔi>į À>į-Ô«iÀÀįRUE¬D5LM¬iįiįL>ÀÀį>Ë®°įÔiįVÔ>`įÃįVV
Ã]įiįÃi«ËiLÀiį`iį£{]įiįiįViįiÀį6]įÃËÔ>`įiËÀiįiį«>ËiįÝį>įiÃVÔi
>į«ËjVV>°įÀ>ÃįÔÃįËÀiË>įKHAGNEUX¬«>Ëá>LÃÆį>Ãį>«`>`Ãį«Àį >«i]į
VÀi>`Àį`iį>Ãį}À>`iÃįiÃVÔi>Ãį>V>iîįiįÔį>Ô>į«Vį>V}i`À>°įÃį>ÝÀiÃįį
i}>L>į>įÃįÚiËiį>ÃÆįÚ>ÀÃ]įVį*iÀÀi]į
ÔjÀv>ÃįįÀivÔ}>`ÃÆįÔÃį«ÀÚi>į
`iįVÔ`>`iÃįÝį«ÔiLÃį`iį«ÀÚV>Ã]įËÀÃį`iįÃįÃ>iÃį`iį>įLÔÀ}ÔiÃ>įVÔË>įį>į>ÀÃ
ËVÀ>V>į«>ÀÃiÃi]į ËÀÃį`iįGHETTOSį`iį>ÔL°į /`Ãį Ãį `iį >į }ÔiÀÀ>]į Ëi>Ãį
>ËÀ?ÃįÃiÃį>Ãį`iįvÀ]į
>LÀi]įLL>À`iÃįįVÃ>Ãį«iÀiÃÆįL>Ãį«LÀiiËiįÚiÃË
`ÃįVįVÀiÃįËÀÃËiÃÆį«ÀįiįµÔá?Ã]įiÃË?L>ÃįÀiÃÔiËÃį>įVÃËÀÔÀįÔįÔ`įµÔiį
vÔiÀ>į«>VwVįÝįÔÃË°įÝįį«`À>į`iVÀįµÔiįį}À>ðįiįiÃËiįVÀÃ]įëÀ>`Ãį
Ýį }Ô>`Ãį «Àį iÜViiËiÃį >iÃËÀÃ]į `iÚÀ>`į >į ËiÀ>ËÔÀ>į Ýį >į wÃv>į >Ë}Ô>į Ýį
`iÀ>]įÚÔVÀ>`Ãįiį>Ãį«jV>Ãį`iįiËį->ÀËÀiįVËÀ>į
>ÔÃo®]įÃ>Ãį
Vį>ÀÀ}>V>įËiiVËÔ>įÝį>>įËi«>`>°į-iį`>įiįV>Ã]į·Ãį>iV`ËV¶®į`iįµÔiį
Ôį`iįV>`>įËÀiÃį>ÔÃį`iįiÃË>į}iiÀ>Vį`iįº«ÀiÀ>įÃÔ«iÀÀ»]į`iįViįiÀį6]į
`iį *>ÀÃįÃiÀ>į>ÔËÀį`iį`į `iį
ÔËÔÀ>į
VV>]į iį jÜVį Ãi}Õį iį V>Ë?}į
«ÔLV>`įiįiįÒãã{]įVįV>Ãį`iįÇãį>ÚiÀÃ>À®ÆįÃįÃįÃ}ÔiËiÃ\į
>Ô`iį >Ë>
]įÀ>VÃį j`>À`>]į*iÀÀiį ÔÀ`iÔįiÀ>į`iįËÀįVi]į«iÀįÃiįÀiÔ>įVįÃËÀÃį
iįÃįVÔÀÃÃį`iįië>®]į*iÀÀiį>ÃiÀ]į*iÀÀiįµÔi]įi>>VµÔiÃį->]į*>Ôį
6iÝiÆįÝį>ËÔÀ>iËi]įiį>ÔËÀį`iįiÃË>Ãįi>ÃįÝįiį«À«į*iÀÀiį6`> >µÔiË°į
À>]į
įË`Ãįi}>Ãį>į>iÃËÀÃįÔÚiÀÃË>ÀÃ]į«ÀviÃÀiÃį`iį>į-ÀL>įįiį
i}į`iį
À>V>]į]įVį6`>į >µÔiË]į>į
ÃVÔi>į`iįËÃį
ÃËÔ`Ãįiį
iV>Ãį-V>iÃÆį
ÔLį
`«ÔË>`Ãį`iįáµÔiÀ`>įÝį`iį`iÀiV
>į}ÔįViËÀÃË>įįJUSTE¬MILIEU®]įÔį«>`Àiį`
VįÝįÔįiviį`iį«À«>}>`>į`iį«>ÀË`įVÔÃË>]įÔį«ÀiÃ`iËiį`iįV?>À>į`iį
Ãiį `iį
ÃË>`]į Ôį `ÀiVËÀį `iį L>V]į Ôį }À>į Ài«ÀËiÀį `iį ,E¬ -ONDEoį Ýį iį ÕVį
ÔÃÔ?į`iįÔiÃËÀ>į}iiÀ>V]įiËÀiįË>ËÃįVÀÃË>Ã]įÔ`ÃįÝįÃį?îį>}ÃËVÃ]į
>įÃ>`įÃiVÀiË>Àį`iį
`ÔV>Vį`iį«ÀiÀį}LiÀį`iį>įÀ}i>į`i«i`iËio
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį ÍÍ
¬
a
a
6`> >µÔiËįÃiį>«>Ãį«ÀįÀ}i>]įiÀį`V
įV `>ÃË>įÝįÃ>ÃVÀËÃË>į
Ýį`>įÔÚiÀÃ>iËiįÀiVV`°į
ËÀ>į>į}ÔiÀÀ>į`iįÀ}i>°į
įÃÔį}V>į>viVËÚ>įÝįVÔ`>`>>]į
ÃËÔÚįÔÝį}>`įVįiįwÃvį
>Ô`iįivÀË]įiÃËÔ`Ãį
>į`iÔV>į`iį>įÀ>áį`iįiÃË>`įÝį>įÔV
>į«Àį>įLiÀË>`į `iį>µÔ>Úi]įÝįË>LjįVį`Ãįi`ËÀiÃ\įiÀiį`]į
`iį iÜ«ÀiÃ]į vÔiÀį «>À>į Ë`>į >į Ú`>į iį VÀ>Àį `iį >į `ÀiVËÀį`iį,ES¬%DITIONS¬DE¬-INUIT¬ÝįÀ>VÃį>ëiÀįi`
BLESSUREį>į
iÀ`>¬>LiÀË>į`iį>įvÔiÃË>įÃÔiÀËiį`iįÃÔÃį«>`Àiðį ËÀ>į`iįÃįLÀi®]į}À>V>Ãį>įÃįVÔ>iÃį«Ô`į`>Àį>įÔáį
>į}ÔiÀÀ>į`iįÀ}i>]įVį>įÃëiV
>įëÀË>Liį`iįµÔiį ÃÔÃį LÀ>Ãį `iį «ÀËiÃË>į Ýį `iÔV>°į
į ÃÔį Ú`>į «ÀviÃ>į
iiiËÃį`iįijÀVËįvÀ>VjÃįËÀËÔÀ>À>]įÝįiÚiËÔ>iËiį «ÔLVįÃiÃįLÀÃįÃLÀiį>į>Ë}Ô>įÀiV>]įiįV>LÀ>Vį
>Ë>À>į >į ÃÔÃį «ÀÃiÀÃ]į `iëiÀËį >į `}>Vį iį VįÃÔįALTER¬EGO¬i>į*iÀÀiį6iÀ>ËįLÀiį«ÀįËÀį>`į
ÔV
ÃįVÔ`>`>ðį6`> >µÔiËįÃiį `i`V>`į >į ÃÔį v>>]į º>į iiÚjÚi]į
«ÔÃį >į >į V>Liá>į `iį ÚiËį `iį x¬SIGNIlCATIVAMENTE¬SU¬ÞLTIMO¬ >À>i>»]į*iÀÀiįÃiį
>į>«>ÀË>`į`iįÃÔÃį
VvÀ`>`°į 1į Úiį >Ëi?Ë ESCRITO¬SALIDO¬EN¬LA¬PRENSA¬LA¬VÓSPERA¬ >VÃËÔLÀ>`ÃįËÀ>L>Ãį`iį>Vi`À>`>į
V]į >ÔÀViį Ô`]į ë>Ëá>Ëiį `iį DE¬SU¬FALLECIMIENTO¬HA¬SIDO¬UNA¬ iÀÔ`V]į «>À>į V>Àį >į ÃÔÃį iËÃ]į
vÀiËiį`iįLiÀ>Vį>V>į>À}iį LLAMADA¬A¬LA¬PAZ¬EN¬EL¬CONmICTO¬ENTRE¬ Vį >i`>`]į iį ÃÔį Ëi>į `iį «Ài`
ùÿā®]į vÔiį >ÀÀiÃË>`į Ýį `iÃ>«>ÀiV`į EL¬ESTADO¬DE¬)SRAEL¬Y¬SUS¬VECINOS¬ iVV\į %L¬ MUNDO¬ DE¬ (OMEROį ùöø]į
iį VÀVÔÃË>V>Ãį ÃVÔÀ>Ã]į ÃÔ«ÔiÃË> ISLÉMICOS¬h!L¬CONTRARIO¬DE¬LA¬LØGICA¬ Òã㣮°į į >į *iÀÀi]į «ÀµÔiį Ôį
iËiį«ÀįËiËį`iįvÔ}>°į
į}LiÀ BÏLICA¬NO¬PENSAMOS¬QUE¬LAS¬¬ `>įµÔiįiį
>Ljį`iįÔÃËi`]į«Àį
>LiÀ
įvÀ>VjÃį`iįiËViÃ]į>«`>`į«Àį VICTORIAS¬MILITARES¬SEAN¬GARANTÓA¬DEL¬ Ãį«iÀ``į`iįÚÃË>įiį>Ã]įÃiįvi
À>VÃį >ÔÀ>Vį º>į `VË>`ÔÀ>į `iį FUTURO¬DE¬)SRAELv¬%L¬IDEALISMO¬ `įÝįiį`\įºiį
>L>L>Ãį`iįËÕįiį
V>À>įLÚ>»įiįV>À>į>ÔÃį>įFACIESį MILITANTE¬IBA¬EN¬ÏL¬A¬LA¬PAR¬CON¬UN¬ iÀį 6Æį Ëiį ÀÔi}į µÔiį į V>LiÃį
`iį «ÀiÀį ÃËÀ®]į >ÀÀiÃËį >į «À DON¬DE¬GENTES¬POCO¬COMÞN¬%STUVO¬ iÃË>įVÃËÔLÀi°»
viÃÀį `Àjį >`Ôái]į V>ËVį RODEADO¬DE¬AMIGOS¬EL¬PRIMERO¬ Ãį µÔi`>į «Àį
>L>Àį `iį ÃÔį LÀ>į
ii«>ÀįÝįiÃËÔ`Ãį`iįÃ>į}ÔÃË]į DESDE¬EL¬LICEO¬#HARLES¬-ALAMOUD¬ `iį
iiÃË>]įµÔiįÚ>į>įÃiÀįįµÔiįµÔi
ÀiÃÔiËį«iËiį>į>įÕË>į}ÔiÀÀ>į INDIANISTA¬Y¬SANSCRITISTA¬HOY¬DÓA¬ `>À?į`iįjį£ÇįLÀÃ]įÔiÀÃÃį>ÀË
V>įv>iV`įiįÔį«>Ã>`®]įÝį UNIVERSALMENTE¬RECONOCIDO VÔÃ]į«Àiv>VÃo®]įVÔ>`įË`ÃįÃÔÃį
ViÃį>į6`> >µÔiË]įiį>µÔi>įviV
>į ViË?iÃį`iį>į}iiÀ>Vį`iįi`į
Úiį>ÃÃËiËiį`iį>į1ÚiÀÃ`>`į`iį
>i]įµÔiį
>L>įwÀ Ã}į
>Ý>Ãį >L>`>`į Ë>Ljį iÃËiį Ô`į ÃÔLÔ>À°į
>`į>`i?Ãįiį-ANIlESTO¬DE¬LOS¬]įVË>`į>įÃįÀiVÔ >L>Ãį `iį >į Ãi}Ô`>į ÔiÀËiį `iį *iÀÀiį 6`>į >µÔiË]į
Ë>Ãį>į>įÃÔðįÀ>V>į`Ú``>įiÃËÔÚį>įLÀ`iį`iįÔ>į `iÃËį >į µÔiį iÃË>Ãį «ÀiË`Ãį Ë`ðį /iÃË}į `iį ÃÔį
}ÔiÀÀ>įVÚ]įµÔiįÃį«Ô`įiÚË>ÀÃiį}À>V>Ãį>į«ÀiÃË}įÝį>į «À«>į Ú`>]į
>į «ÔLV>`į ÃÔÃį -EMORIASį `Ãį ËÃ]į £x
>ÔËÀ`>`įÀ>į`iį}iiÀ>įiį>Ôi]įµÔiįiÃV>«į> £n®ÆįVį}À>įÔV`iáįVÀËV>]įÝįVį
ÔÀ]įÃiį
>į`iw`į
}ÀÃ>iËiį`iį`Ãį>ËiË>`ðį/i}į«ÀiÃiËiįiį>įi `iį>įÃ}ÔiËiį>iÀ>\įº-ÝįÔį
LÀiį>«>Ã>`įÝįV
À>į Ô>į ÀiÔį ÔÝį VVÔÀÀ`>]į ViiLÀ>`>į iį Ôį >Ô>į «ÀiË`]į>V«>>`į`iįÔį
ÃËÀ>`ÀįµÔiįįÚ}>į`iį
>}>į`iį>įÃ>į-ÀL>]įiį>įµÔiį
áįÔÃį`iį>į«>> ViÀV>]į į VÔ>`į iÃį Ëi`À>į µÔiį Ú}>Àį `iį ViÀV>»°į 9į
LÀ>įiÀį°į>ÀÀÔ°įÔiįË>įLÔiį>L}>`į`iįÃÔį`ÃV«Ôį ÀiÚiÀËÀ>į >į vÀÔ>]į `Vi`į µÔiį iį VÔ`>`>į 6`>į
iį«ÀviÃÀį>ÀÀÔįp>įµÔiįÝįVV>įÃįVį>ÔËÀį`iį >µÔiË]įV«ÀiË`įVį>į«ËV>į`iįÃÔįËi«]įvÔiįiį
(ISTORIA¬ DE¬ LA¬ EDUCACIØN¬ EN¬ LA¬!NTIGàEDADį ùöø]į £n£®p]į µÔiį µÔiį ëÀį >į Ã>Lį iÃËÔ`Ãį `iį >į >Ë}Ô>į ÀiV>°į /iÜËį
Ãį Ãi«>À>Ãį Vį >į `iVÃį `iį ÀiV}iÀį `>ËÚÃį iËÀiį ÀiÚi>`ÀįiÃį>įÀiëiVËįÃÔį«Àiv>Vį>į>įi`Vį`iįÃi>
ÃÔÃį Vi}>Ãį «>À>į µÔiį 6`>į >µÔiËį Ã}ÔiÀ>į VLÀ>`į iį Àį`iį
ÀiÔÃį
>ÃËÀ>`Ã\į3OBRE¬%L¬0OLÓTICO¬DE¬0LATØNįùöø]į
iµÔÚ>iËiį`iįÃÔįÃÔi`įiÃÔ>]įÃÔëi``į«Àį>į>` ÒããÒ®°į *ÀÚi}>Àį iį ivµÔiį «ËVį iį iį iÃËÔ`į `iį Ãį
ÃËÀ>Vį«ÕLV>°į-į`iÃ>>ÀÃi]įiįËÀj«`įÚiįËÔÚį wÃvÃį }Ài}Ãį
>į Ã}wV>`į Ô>į ÀÔ«ËÔÀ>į Vį >į ÚÃį
iį?į`iį«ÔLV>À\į%L¬CASO¬!UDINį£xn®]įÝįVįVÃË>V>į ËÀ>`V>]į «ÔÀ>iËiį iË>vÃV>]į `iį *>Ëį Ýį ÀÃËËiiÃ]į
iį>Ãį«ÃËiÀÀiÃ\į,A¬TORTURA¬EN¬LA¬2EPÞBLICAį£ÇÒ®]įÝį&REN
iÀi`>`>į`iį>įiÃV?ÃËV>įÃįVviÃ?ÀÃi°į
VÔÝiį6`>
TE¬A¬LA¬RAZØN¬DE¬%STADOį£n®°į >µÔiË\įº*>À>į
>ÃËÀ>`Ã]įwÃvįÝįËiÀVį`iįį«ËV]į
"ËÀį>ÃÔË]įµÔiįËiiįµÔiįÚiÀįVį>į
ÃËÀ}À>v>]į`ià >į ÃVi`>`į `iLiį Ëi`iÀį
>V>į Ôį `į `iį >ÔËVÀi>Vį
«iÀËį«ÃËiÀÀiËiį>į`}>Vį>À}ÔiË>`>į`iį6`> iÜ«VË>]įÔ>į>ÔËVÀi>VįÀiÚ>`>įÃįViÃ>Àį«ÀįįµÔiįjį
>µÔiË]į iį ÀiwiÀį >į ºÀiÚÃûį `iį Ôį
ÃËÀ>`Àį >>įpiÃįiįËËÔį`iįÃÔįLÀį?Ãįv>Ãpį,A¬INSTITUCIØN¬
>iË>LiiËiįÀiVV`įVįÔįËËÔį`iį`VËÀ®įµÔiį IMAGINARIA¬DE¬LA¬SOCIEDADį£Çx®°į*>À>į*>Ë]įÃįº>į}iËiį
ËiË]įVËÀ>į>ÃÚ>ÃįiÚ`iV>Ã]į`iÃËÀ>ÀįµÔiįÃįV> Ài>»į«Ôi`iį`iwÀÃiįVįº>ÔË`ÀiVËÚ>»įAUTEPITAKTIKÏ]į%L¬
«Ãį`iįiÜËiÀ>Vį`iįÃį>áÃ]įVVÀiË>iËiį>ÃįV?> 0OLÓTICO]įÒÈãįi®°¬įÔVį`iį
>ÃËÀ>`Ã]įiį>«ÀËiįÀË>į`iį
À>Ãį`iį}>Ã]įÔV>įiÜÃËiÀ°į,i«Vį6`> >µÔiËįVį,OS¬ Ãį >ËiiÃiÃį >į «iÃ>iËį «ËVį iÃį ÃÔį VÀ«À>Vį
ASESINOS¬DE¬LA¬MEMORIAį£nÇ®°į-}wV>ËÚ>iËi]įÃÔįÕËį `iį>į
ÃËÀV`>`°įÃįį`iÃVÀLiįÃįVÀËÃ]įiį«ÀiÃi
iÃVÀË]įÃ>`įiį>į«ÀiÃ>į>įÚëiÀ>į`iįÃÔįv>iViË]į
>į V>į`iįÃįië>ÀË>Ã]įiįiįLÀįüįÈnÇ£®į`iį/ÔV``iÃÆį«>À>į
Ã`įÔ>į>>`>į>į>į«>áįiįiįVyVËįiËÀiįiįiÃË>`į`iį *>Ë]į Ë`į iį iÃvÔiÀáį `iį «ËVį >«ÔË>į >į LµÔi>Àį iį
ÃÀ>iį Ýį ÃÔÃį ÚiVÃį Ã?VÃ\į ºį VËÀ>Àį `iį >į }V>į «ÀViÃį
ÃËÀV°»į
LjV>]įį«iÃ>ÃįµÔiį>ÃįÚVËÀ>ÃįË>ÀiÃįÃi>į}>À>Ë>į -į Liį iį
iiÃË>į 6`> >µÔiËį iv>Ëáį >į ÚiÀËiËiį
`iį vÔËÔÀį `iį ÃÀ>i°»į
į `i>Ãį Ë>Ëiį L>į iį jį >į >įį «ËV>į`iį>įwÃv>į}Ài}>]įË>LjįiÃËÔ`įįµÔiį
>įÃ`į
«>Àį `iį Ôį `į `iį }iËiÃį «Vį VÕ°į
ÃËÔÚį À`i>`į `iį >įiÚÔVįV>Úiį`iį«iÃ>iËį}Ài}]į>įµÔiį«>ÀËiį`iį>į
>}Ã]į iį «ÀiÀ]į `iÃ`iį iį Vi]į
>ÀiÃį >>Ô`]į Ë}>į«ÀËÚ>į>įÀiV>į`iįiÀ®į«>À>įi}>Àį>į
Í{į LA 'ACETAį
¬ ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈ
a
a
>į«ËV>]į>į0OLÓTICAį`iįÀÃËËiiÃįÝį>į2EPÞBLICAį`iį*>Ë°į
/>į iÃį iį LiËį `iį ,A¬ 'RECIA¬ ANTIGUAį $EL¬ MITO¬ A¬ LA¬ RAZØNį
£ã®]įiËj`>ÃiįµÔiįÃ}wV>įº`iįMITHOSį>įLOGOS»°į-i}Õį
6`> >µÔiË]į w}]į wÃvį iį
ÃËÀ>`À]į >į VÀÀiËiį
iÃiV>įiÃį>į
iiá>Vį`iįÔ`>Ã]į«ÀiÔ`į>į>į
ii
á>Vį `iį ,>]į viiį µÔiį ÔÃËÀ>į į `iį i>
`À>°į
įÔ>įiÜËÀ>À`>À>įËÀ`ÔVVį>į,A¬GUERRA¬DE¬LOS¬
JUDÓOS¬ £ÇÇ®į `iį >Úį Ãiv]į ËËÔ>`>į $EL¬ BUEN¬ USO¬ DE¬ LA¬
TRAICIØN]įÃiį
>į«Ài}ÔË>`į6`> >µÔiË\įº·į
ÃįViËiįiį
ÔÃį«ÀįÃivį`iį}Ài}į?ËVį¶įQoRį>įÀiËÀV>į}Ài}>įËÀ>iį
Ë`>į Ô>į Ài«ÀiÃiË>Vį `iį Ô`]į µÔiį Ãį «Ôi`iį iÚ>Àį
ÔÝįiÃį`iį
ÀáËiį«>iÃË°į>į`iį>įVÔ`>`įPOLIS į
iÃË?į}>`>įVįÃįVyVËÃį«ËVÃ]įÃį`iL>ËiÃį«ËVÃį
ÝįÔ`V>ÀÃį`iįÔ`į}Ài}°įQoRįiįË>`įµÔiįiį«À
V«į`iį,A¬GUERRA¬DE¬LOS¬JUDÓOS¬iÃįÔį«>ÃËV
iį`iį«ÀV«į`iį
,A¬GUERRA¬DEL¬0ELOPONESO¬ ÃįÀiVÔiÀ`>įµÔiįiį>Ãį!NTIGàEDA
DES¬JUDAICAS¬`iįÃįÃiv]įÚÃË>Ãįiį>į>Ë}×i`>`įË>À`>į
VįiįµÔËįiÚ>}i]įÃiįÀ}>ÀįË`>Ãį>Ãį>Ë}Ô>Ãį `iį j]įÝ]įįµÔiįį`ViįiįËËÔ]įµÔiįiÃË>įÃi`iįÃiįVvÔ
º
ÃËÀ>ÃįÔÚiÀÃ>iûįÝįµÔiįiįiįÃ}įċĉüüįiįv>ÃįV>L> `iįVį-ÔiV>°į9įVáVį>įLÀ>į`iį,Ô`LiVį`iÃ`iį
>Viį
ÃË>į ië>]į `iį ÃËiÀ`>]į >>ÃÃjį Liį ÃÀ>i]į
>L>į ÔÃįVÔ>ÀiË>į>ðį/`>Ú>į
ÝįiįëÀ>įiįÃįiÃËÔ
«>i>`įÔ>į#ONTINUACIØN¬DE¬&LAVIO¬*OSEFOįÃįi}>Àį>įÀi> «À]įÝįį«Àįiį
iV
į`iįµÔiįÃiįËÀ>Ë>į`iįÔ>įËiÃÃį«>À>V>]į
á>À>®°į-LÀiį>į
ÃËÀ>į>Ë}Ô>į`iįÃÀ>iįËiiį6`> >µÔiËį VÃ>į>į>įµÔiįiÃËÝį>VÃËÔLÀ>`ÆįiÃįµÔiįįÚiįįµÔiįÃiį
ÔÃį`>}ÃËVÃįVVÃÃįÝį«Ôá>ËiÃ\įº1>įÚiáįÃË>ÔÀ> }>>įV>wV>`į`iį¼L>ÀÀV>½įÃÔįViV>\įiÜÃËiįÔį>ÀËiįL>ÀÀ
`>į>į>ÀµÔ>į>Ãi>į>įÃËÔ>VįÃiįÚ>į>įV>ÀwV>À]įÝįÃiį Vį µÔiį Ãiį iÜ«V>]į }Ô>į µÔiį >į V>ÚiÀ>į `iį *>Ë]į «Àį iį
«Ôi`i]į>įËi]į>ÃiË>Àįiį«ÀV«įÃ}ÔiËi\įį
>ÝįLÔiį
iV
į`iįµÔiįË`>Ú>įįÃiį
>L>įÚiË>`įiįVi>Ë}À>
ÀiÝįÔ`]įÃįįiÃįÔiÀ]įįÔiÀË]įį>į«ÀV«į`iįÃÔįÀi v]į«iÀįiįVVi«Ëį`iį¼ViV>įL>ÀÀV>½įį>V>À>į>LÃÔË>
>`Æį Ãį iį Ë>iÃį V>ÃiÃį «Ôi`iį >į iÝį ÃiÀį iÃË>LiV`>į iËiį>`>°į
įÚiÀ`>`iÀį«ÀLi>įiÃįµÔiį,Ô`LiVįvÔiįÔį
Vį«ÀV«į`iį}LiÀ°»į >ÔËjËVį ViËwV]į j`V]į «ÀviÃÀį Ýį Ôi}į ÀiVËÀį `iį >į
ÔÝįÀi«ÀiÃiË>ËÚį`iįÃÔįÚV>Vį«iÀ>iËi\įÔÀįiį ÔÚiÀÃ`>`į`iį1««Ã>>įQoRįvÔiįV«iÀV>įiįËÀ`Ôį>į
«ÀiÃiËiįVįiį«>Ã>`]įiÃįÃÔįÕËįLÀ]į«ÔLV>`įiį>į iÃV>ÀËiÃįiį-ÔiV>įQoRį,Ô`LiVį
>įÃÔÃËËÔ`į>įÃÀ>iį«Àį
«ÀiÃË}Ã>įViVVįºiÃįLiiÃįiËËÀiûį`iį>įµÔiįiÀ>įV` >įË?Ë`>įiįÃÔį«>«iį`iį«ÔiLįii}`]įį?Ãįįið»į
ÀiVËÀįVįV
iįiÃ}À>}iî°į-iįËËÔ>į,A¬!TLÉNTIDA¬0EQUE
Ãį iÃį iį iÃËį `iį «iÃ>iËį Ýį `iį iÃVÀËÔÀ>į `iį *iÀÀiį
×A¬HISTORIA¬DE¬UN¬MITO¬PLATØNICO¬Òããx®°į
ÃVÔV
iÃį>į>ÔËÀ\į 6`> >µÔiË°į
ÃË>`į Ýį iį *>ÀÃį iį VËÔLÀiį `iį Òããx®]į
º
ÃËiį «iµÔiį LÀ]į
>Viį >«ÀÜ>`>iËiį i`į Ã}į >jį>įÃÔįV>Ã>įÚ>À>ÃįÚiViÃ]įVį>į`i>į`iį«>ËV>ÀįVįjį`iį
µÔiį į iÚį iį °į
į £xÍį «ÀiÃiËj]į >Ëiį iÀÀjjiį Ë}>]į ViË>`į iÃËiį LÀį ÃÔÝį Ãį ÃëiV
>Àį µÔiį
>ÀÀÔ]įÔį`«>į`iįiÃËÔ`ÃįÃÔ«iÀÀiÃį
ÝįÃiį>>À>į vÔiÀ>į iį ÕË]į «iÀį Ý>į Ãiį
>L>į ËÀ>Ã>`>`į >į ÃÔį V>Ã>į `iį
Ô>į>iÃËÀ>®į>ViÀV>į`iįµÔiįiįºiįVVi«Ëį«>ËVį`iį>į >ÝiViįiį*ÀÚiá>į``iįL>į>įËiÀ>ÀįÃÔįÚ`>®]įVį
ÃËÀ>įQoRįÃiį
>L>įVVi``įVÀËįië>Vį>į>įË?Ë iį>V>ÀįÔiÃËÀįVÕį>}į
>ÀiÃį>>Ô`°į
`>°»į
į `Viį w>į `Viį Ý>į ÔV
į ÃLÀiį Ôį iÃ>Ýį µÔiį ijÃiį>įjį>įÕË>į«>>LÀ>įiį>įVËÀÚiÀÃ>įµÔiį
>L>ÀV>į `iÃ`iį iį «>ËÀ>ÀV>į LÀ>
>į
>ÃË>į Ãį Ë>ËiÃį `iį «iįiįËi>į`iįÔVį>įi}Ë`>`]įį>įºViËwV`>`»į`iį
,ÃiLiÀ}į Ýį ËiÀ]į Vį ÔiÀÃ>Ãį ÀiviÀiV>Ãį >į *>Ë]į >į>VËÚ`>`į
ÃËÀ}À?wV>°į·
Ãį>į
ÃËÀ>įÔ>įëiįÀ>>į
-įÝįiÀ`Ë]įÃį«>Ã>Àį«Àį>Ëį,A¬NUEVA¬!TLÉNTIDA¬`iį `iį >į ËiÀ>ËÔÀ>¶į
ËiÃË>į 6`> >µÔiË]į Vį L>>Vi>`į
V>ViÀįÀ>VÃį >V]į¬>įÔÃįÔ>`Ãį`iįÃ}įċĉüü]į ÔV]į«iÀįÃį>L}×i`>`\įº
į
ÃËÀ>`ÀįiÃVÀLi]įÝįiÃË>į
VįÃ>>Vį>į*iÝÀjÀiįįiįÃÔiVį"vį,Ô`LiV°į->LiÃį iÃVÀËÔÀ>įįiÃįįiÔËÀ>]įįËÀ>ë>ÀiËi°į-iį`i>įÃLÀiį
µÔiį *>Ë]į «Àį LV>į `iį -]į ÃËÔ>L>į >į Ë?Ë`>į įãããį >ÃįvÀ>ÃįËiÀ>À>Ã]įVÔÃįÃLÀiį>Ãįw}ÔÀ>ÃįÀiËÀV>ÃįQoRį
>Ãį>ËiÃį`iį>įÚÃË>į`iįi}Ã>`Àį>ËiiÃiį>į
}«Ë°į
Ãį ·+ÔjįÃiįÚ>į>įµÔi>Àį`iįµÔiįiįµÔiįiį
ÃËÀ>`Àį
>Ý>į«iÀ
ÔÃË>iËiįiįiÃËiį
iV
įµÔiį`iÃV>Ã>į>į`iÃËÀ>Vį`iį ``įÃÔįViV>]įµÔiįÃiį`iiįË>Àį«ÀįLiË]įµÔiįÃiįËiį
>į*iÝÀjÀiį`iįµÔiį
ÔLį
LÀiÃįÔV
į>ËiÃį`iį`?]į,OS¬ >įÃįÃį«ÀįLi˶į
>Liį`iVÀįįÃÔLÀ>Ý>îįµÔiįÃįiį
PREADAMITAS¬£Èxx®°į
iË>į6`>į >µÔiË\įº
ÃËiį>V> `ÃVÔÀÃį
ÃËÀVįįÃiįÀi>V>À>]į«ÀįËÀÃįË>ËÃįi`Ãį
>Ë>ËÃįµÔiį
iÃįÚÃËį>ViÀįiį
ë>>]į``iįÃiį«À ËiÀi`ÃįVįÃiįµÔiÀ>]į>įįµÔiįÚ>Ãį>į>>À]į>įv>Ë>į
}>À?į
>ÃË>įiįÃ}įċüċ]įÃiį
>į`iÃ>ÀÀ>`įVįiÜËÀ>À` `iįiÀįV>wV>ËÚ]įLO¬REAL¬Ãi}ÔÀ>Ãįiįiį`ÃVÔÀÃį«iÀį
>Àį Ú}Àį iį ËÀ>į >V]į µÔiį į ËÔÚį iį VÕį Vį iÃËiį`ÃVÔÀÃįÝ>įįÃiÀ>į
ÃËÀV°»į£nÇ]įVË>`į«ÀįÀ>
ë>>į?ÃįµÔiįÃÔÃįÀ>ViÃį}ËV>Ã\į-ÔiV>°į>LiÃ]į«ÔiÃ]į VÃį j`>À`>®°
`iį ,Ô`LiVį Ýį `iį ÃÔį MAGNUM¬ OPUS\¬!TLANTICA¬ SIVE¬ -ANHEIM¬ 9į iį VÔ>Ëį >į >į LiÀË>`į `iį
ÃËÀ>`À]į iį Ôį V>į
VERO¬*APHETI¬POSTERORUM¬SEDES¬AC¬PATRIA¬1««Ã>>]į£ÈÇ£ÇãÒ®°į «jVį
>L>įVVi``įÔ>įiËÀiÚÃË>į>į>į«ÀiÃ>įvÀ>Vi
-i}Õįį`iV>À>įiįËËÔį>Ë]įÃiįËÀ>Ë>į`iįÃËÀ>ÀįµÔiį>į Ã>]įµÔiįÃ>įiį£{į`iį>LÀį`iįÒããxįL>įiÃËiįËËÔ\įº įiį
Ë?Ë`>]į`V
į`iįËÀį`\į>į
Ô>`>`į-ANHEIM®]įiÃį VÀÀië`iį >į
ÃË>`į `iV`Àį Vį Ãiį
>į `iį iÃi>Àį >į
>įÃi`iįÝį>į«>ËÀ>į`iį>į}iÔ>į`iÃVi`iV>į`iį>viË]į
į
ÃËÀ>°»į
ÕiÀį{Ò]įÃi«ËiLÀiįÒããÈį LA 'ACETAį Íx
¬
a
a
a
a
a
a
a
a
La crítica y lo otro
Morris Berman
Abdennur Prado
Ricardo Cayuela Gally
Un cuento de
Goran Petrovic
Seis niños
leen y reseñan
La piedra azul
de Jimmy Liao
Poemas:
Dávalos
Faesler
Moncada
Quijano
Segura Cravioto
a
a
a
a
Sumario
la Gaceta 1
a
número 430, octubre 2006
a
Correo electrónico
gacetafce@fce.com.mx
2 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
Lectores nuevos
Estas reseñas son una muestra de que todo lector, desde el inicio
de su formación, mantiene una relación crítica con el objeto que
llamamos libro. Seis niños escribieron o dictaron sus comentarios
y, el ejercicio, por demás lúdico, nos convoca a un diálogo: en
este caso entre hijos y padres, confirmando que un libro une a sus
Matías Ramírez Noguez lectores aun cuando no coincidan del todo en la interpretación
de sus significados.
la Gaceta 3
a
número 430, octubre 2006
a
Olmo Ayala Armenta
Martina y Aureliano Alvarado Faesler de arte. Eso es lo que pienso. Me gusta que termina como
empieza.”
Martina de siete años y Aureliano de nueve, leen con mucha Aureliano, por su parte, me dice: “me parece muy bonito y
atención el libro y pasan las hojas con bastante rapidez. Aunque también muy triste y lo que no me parece tan buena onda es
es un volumen grueso, las ilustraciones ocupan casi la totalidad que la pobrecita piedra no pudo volver con su otra mitad sino
de las páginas y hay poco texto. Como el tiempo de lectura es hasta ser polvo. Lo que más me gustó es la parte en que escul-
corto, retienen en su memoria casi todas las etapas de la historia. pen la piedra como una luna para un museo de arte y la parte
Cuando le pregunto qué le pareció el libro, Martina me dice: que menos me gustó es cuando se incendió el bosque. La ver-
“la parte que más me gustó es cuando por fin puede llegar a su dad sí le regalaría este libro a un amigo pues además de ser tris-
hogar. No me gusta que saquen las cosas de su hábitat. Es un te es una historia bonita y aunque ella no logró cumplir su
poco triste pero me alegra que haya llegado, pues la piedra no sueño sino hasta ser polvo, por lo menos alegró a muchas per-
puede ser feliz hasta ser añicos. Eso es lo que pienso y algo más: sonas.”
la historia es muy bella y me gustó cuando la hicieron un pája-
ro. Se veía tan bella... La parte que no me gustó fue cuando se CARLA FAESLER
hace pedazos después de ser una luna que estaba en un museo
4 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
Miquel Enrigue
Puse la idea literalmente en la mesa porque es donde se discu- nas así, se me caerían. Levantó los ojos del cómic que había
ten los asuntos que involucran a más de un miembro de la fami- comprado a la salida de la escuela y dijo, sin voltearme a ver:
lia: Los editores de una revista muy importante que se llama la Bien. Dejé el volumen en la mesa de centro. Comimos. A
Gaceta, le dije, quieren que escribamos algo sobre un libro. media siesta me despertó su cara, a cinco centímetros de la mía.
¿Qué libro? No sé, le respondí, nos lo van a mandar. ¿Y qué ¿Qué pasó? Ya terminé, dijo; no se entiende nada. Qué termi-
vamos a escribir? Lo que opinemos. Se alzó de hombros: Está naste. El libro, no se entiende nada. Cómo que no se entiende
bien. Pasamos a comentar el gol de cabeza que había metido nada. Bueno, sí se entiende, pero no muy bien: es una piedra
“El Conejo” Pérez —su ídolo— para empatar con los Tecos y que se va rompiendo y creo que la van pintando y se sigue rom-
salvar la jornada del Cruz Azul. piendo y al final como que viaja en polvo por Australia.
A la semana siguiente llegué con el libro: La piedra azul, de ¿Australia? Eso parece, pero sin canguros. Si no hay canguros,
Jimmy Liao. Éste es el libro sobre el que vamos a escribir, le seguro que no es Australia. Hay un pajarito. A lo mejor es
dije; lo tienes que leer. Estaba arrellanado en el sillón de la sala Mongolia. No, se parece a Australia en una película que vi
de un modo que magnifica los veintisiete años de diferencia sobre un canguro que habla. Los canguros no hablan. Parece
que hay entre los dos: si yo entreverara los brazos con las pier- Australia. ¿Y qué más? Hay muchas palabras que no se entien-
la Gaceta 5
a
número 430, octubre 2006
a
den. Lo leemos juntos y te voy explicando —le digo. Sale del aparece con bozal, menos en uno en que está durmiendo en
cuarto y regresa con el libro. Más tarde, le suplico. una tienda del circo, con la cabeza en el regazo de su amo. Si
Efectivamente, no hay una solución de continuidad transpa- fuera tan salvaje que necesitara bozal, dice, lo amarrarían de
rente entre las secuencias que van integrando el libro: la piedra noche afuera de la tienda. ¿Y si hacía frío? Truena la boca y me
es separada de su entorno y se rompe por nostalgia una y otra señala que es un oso. Qué tal si hacía muchísimo frío. El paya-
y otra y otra vez, cuando está en presencia de algo azul. Es una so está indefenso mientras duerme, se lo comería. Tiene razón.
metáfora opaca que no siempre cumple las reglas de su propio Noto que el texto y la historia de la piedra ya han pasado a
juego: en la lectura que hicimos juntos notó que cuando la pie- segundo plano, lo cual produce cierta libertad interpretativa,
dra es puesta en un muelle a la orilla del mar, no tenía por qué de una manera curiosamente generacional. Donde yo veía cla-
esperar a confrontar un sombrerito azul para quebrarse: El ramente un subtexto sobre el desarraigo y una buena dosis de
agua es azul, dijo, en la vida real y en estos dibujos. Cuando vie- propaganda nacionalista señalando el viacrucis de los que van a
nen en un libro, los dibujos se llaman ilustraciones. Son dibu- buscar fortuna lejos de la patria, él ve una metáfora ambiental:
jos —lo afirmó con la cara con que me va a ver cuando sea ado- La piedra es azul porque es como el planeta, papá: se va amo-
lescente. lando. A lo mejor, le digo, deja que terminemos el libro. Yo ya
Fue una semana mala para emprender un proyecto denso, lo terminé dos veces. Entonces no es tan aburrido. Te digo que
como reseñar un libro con un colega de diez años que además ha de ser para chiquitos.
es mi hijo: tengo demasiada autoridad sobre él, no tengo Finalmente entiendo su desconcierto: sus lecturas solitarias
ninguna autoridad sobre él; la paternidad es, entre otras cosas, son de cómics –todo lo que quepa, por ejemplo, entre Mad y
un ejercicio constante de convivencia dentro de esa paradoja. Mortadelo y Filemón—y de unos libritos de terror que se llaman
Yo estaba en pleno cierre de la revista en que trabajo, tenía en español “Escalofríos”; por las noches lee con mi mujer lo
compromisos. Ya lo leí otra vez, me dijo hacia el jueves o que ambos —son gringos— llaman “chapter books”: novelas.
viernes, cuando llegué a comer —el libro acusador sobre la Ahorita están leyendo Robinson Crusoe. La piedra azul le parece
mesita de la sala; virgen de mí. ¿Y? Sigue sin gustarme, hay algo intermedio e inclasificable: tiene las dificultades lingüísti-
muchas palabras que no entiendo y no cuenta nada. ¿Nada? Lo cas e interpretativas de una novela, pero está ilustrado, como
de la piedra, pero es aburrido; no hay personajes ni nada. los libros más bien ñoños que leía antes de descubrir el placer
Aburridos son los domingos, los libros pueden ser difíciles o un poco sucio de los comics y el terror.
raros, pero no son aburridos. Éste sí es. Tiene dibujos. Eso sí. Al final le pido que escriba sus opiniones. No sabe por donde
Además debe haber una historia, a fuerzas. Más o menos: una empezar. Hacemos un cuestionario de lo que nos parecería
piedra que se va rompiendo, hay demasiadas palabras que no se importante: el índice de su reseña. Saca las flamantes tarjetas que
entienden. compramos el sábado en la papelería porque en la escuela están
El sábado por fin nos sentamos a leerlo juntos. La verdad es aprendiendo a hacer ficheros. ¿Y eso?, le pregunto. Son fichas
que hay palabras que yo tampoco conocía. Después de unas bibliográficas, me dice, rebosando seriedad y tradición. G
cuantas páginas farfullo que Laura Emilia, una buena amiga de
la familia, se mandó con el vocabulario. ¿Laura Emilia lo escri- ÁLVARO ENRIGUE
bió?, me pregunta. Alguien lo tradujo, le digo, y ella lo adaptó.
¿Cómo? Lo escribió bonito. ¿Así, con metáforas y eso? Eso
mero. Hace un gesto que nuestros enemigos confundirían con
la condescendencia, sopla por la nariz: Laura Emilia siempre
hace su entrada triunfal a nuestro departamento con una caja
de panes rellenos de chocolate tan buenos que ninguno de los
dos podríamos hablar mal de ella ni aun si nos pegara. Clara-
mente, el crítico se ablanda ante el fantasma de la gratitud:
Nomás no entiendo por qué todos pintan la piedra si ya es azul;
pero los dibujos están bien; y hay partes tristes; a lo mejor es
para chiquitos, por eso me aburre. ¿Cómo te va a aburrir, si ya
lo leíste dos veces? Y espérate a la parte triste.
Nota la influencia de King Kong y de Babar en los primeros
avatares de la piedra. Lo de que no se rompa ante el mar azul
de plano lo impacienta —más tarde se mostrará verdaderamen-
te irritado con la historia de los novios que labran un dije en
forma de corazón, pero ésa no es una postura crítica, sino exis-
tencial: todo lo que involucre novios le da cosa. A partir de que
la historia se vuelve lúgubre —aparecen lápidas, huérfanos, cár-
celes— cambia casi escandalosamente de actitud: nota el deta-
lle de las ilustraciones, discute la probabilidad de los hechos, se
entusiasma cuando uno de los prisioneros arroja por la ventana
de su celda un resto de la piedra azul y le pega en la cola a una
gaviota que iba pasando por ahí; incluso cuenta las plumas que
se desprendieron del pájaro, le parecen pocas. Luego entra en
escena un payaso y vuelve el desdén: en todos los dibujos el oso
6 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
Soy guatemalteco, pero yo nací en la ciudad de Tegucigalpa, mano mayor, sí de sostén de la familia. Mi padre, desgraciada-
capital de Honduras, en 1921. Ahí tuvo lugar mi primera infan- mente, siguió viviendo en el mundo de las ilusiones de hacer
cia en una forma muy geográficamente movida pues mi padre revistas y nuevamente fracasó en Guatemala, siguió sus afi-
era guatemalteco y mi madre hondureña. Mi padre había esta- ciones bohemias, nunca cambió y regresó a Honduras en
do en Guatemala toda su vida, había ido a Honduras, conoció donde murió en 1939.
a mi madre, se casaron y yo nací en Tegucigalpa. Pero la afición Así pues, una vez en Guatemala, yo tuve que empezar una
de mi padre por Guatemala o por Honduras era tal que siem- vida muy diferente y muy dura. Mi primer trabajo ahí fue en
pre estábamos moviéndonos de una ciudad a otra, así es que una carnicería. Esto yo quisiera que no sonara tan fuerte ni tan
tuve una infancia bastante inestable. Esto dio por resultado que aparentemente dramático porque si bien era una carnicería, yo
mis estudios de primaria fueran muy irregulares y por esa razón trabajaba en la parte contable de la carnicería. Yo nunca fui car-
yo he tenido que ser un autodidacto, porque nunca terminaba nicero como se ha dicho en alguno de mis libros traducido al
los cursos en ninguna de las ciudades en las que estábamos. alemán, que en la cuarta de forros del libro se dice que yo en el
En mi casa yo estaba rodeado por libros, por gente de libros. curso de mi vida he sido carnicero y diplomático. Eso lo
Mi padre era periodista tirando a poeta y era muy aficionado a pusieron los editores alemanes para impresionar a los lectores
publicar revistas literarias. Todavía guardo algunos que otros de este país. Pero no, no era carnicero, era ayudante de con-
originales de estas revistas que se han ido perdiendo con el taduría.
tiempo. Eran revistas literarias de un nivel bastante alto, mu- Sin embargo, el trabajo no era fácil, era duro, porque los
cho más alto del que creo que soportaba la sociedad de Hon- horarios eran de carnicería. Yo tenía que trabajar desde las cua-
duras o de Guatemala, de manera que esas revistas siempre tro de la mañana hasta las seis de la tarde. Eso se podía hacer
eran un fracaso. Tal vez si hubieran sido malas todavía estarían en Guatemala porque no había leyes de trabajo y cualquiera le
circulando muy bien. podía poner a uno los horarios que quisiera. Así que durante
El ambiente de mi casa era un ambiente muy literario y muy seis o siete años yo tuve ese tipo de trabajo y de horario, en que
artístico en general. Mi padre, algún hermano de él, sobre todo aun cuando no era lógicamente trabajador manual de la car-
uno de ellos, eran gente de teatro, de ópera, de zarzuela y hasta nicería, sí convivía con los trabajadores de esta carnicería. Yo
de toreo. Era, precisamente, una vida bohemia. Esto tenía los me mezclaba mucho con ellos, tenía que mezclarme con ellos
dos aspectos: por una parte, era muy alegre, la parte alegre de todos los días, y cuando digo todos los días, quiere decir todos
la bohemia, y la otra parte era muy triste no sé por qué, por- los días del año, porque el único día que no se trabajaba
que la bohemia siempre ha estado abocada al fracaso. entonces en esa carnicería era el Jueves Santo. Ese día era el
Esta vida terminó de pronto al decidir mi familia trasladarse único del año, quiero repetirlo; porque no había descanso los
definitivamente de Honduras a Guatemala. Ambas eran repú- domingos, los sábados ni días de fiesta, ni días patrios ni nada.
blicas tristemente llamadas bananeras, pero la verdad es que Sólo el Jueves Santo porque el Viernes Santo no se iba a vender
Guatemala, como antigua capital que había sido desde la colo- carne porque había vigilia de Semana Santa. Ése fue, durante
nia, tenía un desarrollo mucho mayor, cultural, en la vida so- siete años, mi único día de descanso cada año.
cial, e incluso en la parte política, en el mal sentido de esta Pero al mismo tiempo, no me puedo quejar, como es mi cos-
parte, porque el dictador de Guatemala era mucho mejor orga- tumbre. Generalmente no me quejo de lo que me pasa, senci-
nizado, tenía un ejército mucho más organizado y una policía llamente lo he asumido siempre. No me puedo quejar del tra-
represiva mucho más eficiente y organizada, también, de la que bajo en esta carnicería por la sencilla razón de que ahí encon-
podía haber en Tegucigalpa. tré a un individuo, un hombre que era mi jefe, el contador, que
Pronto pues, a los dieciséis años, yo tuve que asumir un pa- resultó un gran aficionado a la literatura. Este señor debe de
pel, si no de hermano mayor porque no lo era, yo tenía un her- haber sido un escritor frustrado porque era un enorme lector.
la Gaceta 7
a
número 430, octubre 2006
a
FOTOGRAFÍA: MORAMAY
Leía muchísimo y cuando se dio cuenta de que yo tenía afi-
ciones más o menos literarias, que traía desde chico, me ayudó
en el sentido de que me regaló muchos libros, me habló de
autores a los que yo jamás hubiera llegado por mí mismo.
La enseñanza, pues, de la carnicería, fue doble. En primer
lugar, lo que dije antes, yo me mezclaba con los trabajadores,
yo me di cuenta de cómo eran explotados y haciéndome amigo
de ellos me despertaron siempre una solidaridad. Yo era de
clase media alta, digamos, venida a menos, porque mi familia se
había quedado pobre. Pero yo no era pobre de nacimiento. En
cambio, éstos sí lo eran y eran individuos que trabajaban bajo
unas normas de explotación terribles. Yo me hice amigo de
ellos y creo que, así, esta enseñanza, este contacto con seres
humanos, perdonando el juego de palabras tratándose de una
carnicería, de carne y hueso, y al mismo tiempo el contacto con ba a la biblioteca, pedía un libro de Baltasar Gracián y me
los libros, me dio una formación más o menos extraña. traían la primera edición de mil seiscientos y pico. No tenían
A todo esto, yo comencé a hacer mis primeros intentos ningún prejuicio, ni creo que conocían, francamente, el valor
como escritor. Claro, eran intentos que hacía sólo para mí. de lo que me estaban dando.
Aquí vuelve a aparecer esta palabra de autodidacto o autodidac- En el camino de la carnicería a la biblioteca había un billar.
ta, que yo soy. Yo me enseñé solo a escribir, lo cual fue una En este billar yo empecé a encontrarme con seres extraños que,
enorme pérdida de tiempo. No se lo recomiendo a nadie. Pero al mismo tiempo que jugábamos billar, yo les oía decir frases
yo no iba a la Universidad. poéticas, les oía decir versos que yo tal vez conocía porque eran
Mi Universidad, en realidad, fue la Biblioteca Nacional de de Góngora o les oía decir versos que yo no conocía entonces
Guatemala. Ahí yo, por puro instinto, sintiendo que me iba a porque eran de Neruda, y yo hasta entonces no sabía quién era
dedicar a la literatura, acudí todas las tardes, después de esas Neruda porque yo estaba todavía en el siglo XVI.
seis de la tarde en que yo salía de la carnicería, hasta las diez de Al encontrarme yo con estos amigos hubo otro cambio en
la noche. Todas las tardes durante esos seis o siete años, a leer. mi percepción de las cosas y de la vida. Por una parte consolidé
Ahora bien, en esta biblioteca yo no podía leer lo que quisiera. mi afición a la literatura, al tener con quién hablar de literatu-
Siendo una biblioteca pobre, ya lo he consignado esto alguna ra, al tener con quién comparar las cosas que hacía o comentar,
vez, sólo tenía libros buenos. Tan pobre era que sólo tenía y me convertí en escritor. Eso fue en 1941 cuando yo publiqué
libros buenos. Eso quiere decir que las de los países subdesar- mi primer cuento en un periódico de Guatemala al cual estos
rollados son generalmente bibliotecas que están hechas con amigos tenían acceso. Ellos me llevaron a ese otro mundo.
donaciones que hacen abogados, notarios, juristas de las local- Ya una vez metido en esto, con ellos mismos formamos una
idades, y estos señores generalmente tienen bibliotecas buenas, asociación de escritores. Eso era una pantalla, en realidad, de lo
de clásicos. Así que en la biblioteca yo sólo podía leer clásicos, que ya estábamos empezando a hacer que era, francamente,
no podía leer a un autor contemporáneo, y eso me salvó de leer conspirar. Empezamos a organizarnos la manera de luchar.
a Hemingway, por ejemplo. Tuve esa buena suerte. Tenía que ser clandestina, por fuerza, pues luchábamos contra
Estas bibliotecas son muy raras. Yo, teniendo 17 años, llega- la dictadura. G
Cuando no estás
A LICIA S EGURA C RAVIOTO
para Darío
Cuando no estás
hay una nube, un perro, un camión
pero si los miras conmigo
también tienen lluvia y ladran, echan a andar. G
8 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
Comenzaré con una confesión: en el pequeño apartamento atraía mi atención. Comencé leyendo tiras cómicas o cómics.
donde vivo con mi esposa y dos nietas, los libros amenazan con Recuerdo sobre todo una pequeña revista —tenía formato de
desalojarnos, situación que cada día se agrava pues su número libro— “Chamaco Chico”, editada en México. ¡Con qué ansie-
se acrecienta sin cesar, aunque también lo haga el precio que los dad la esperaba! Tan pronto como la tenía en mis manos me
acompaña. instalaba a solas con el fin de averiguar qué les había pasado a
Cuando voy tras alguno que me interesa de momento, al los protagonistas de sus historietas. Los mexicanos que hoy
menor descuido cualquiera de ellos, acaso por celos, me puede andan entre sesenta y setenta años deben haberla conocido.
caer en la cabeza y no dentro de ella, que sería lo deseable, por- ¡Cómo me gustaría tener un ejemplar de esa cuasi revista!
que probablemente no he tenido tiempo de leerlo. Poco después pude leer libros de los que Alicia consideraba
También al lado del sillón, donde suelo leer, se apilan ya sin inservibles: los que carecen de imágenes. En realidad, todos las
riesgo, pero como están en el suelo acostados unos sobre otros tienen, pero nacidas de las palabras, sus huidizas genitoras. Este
y no de pie, en hilera, con sus títulos visibles, buscar alguno a paso debo de haberlo dado a los doce o trece años. Por mis ojos
veces cansa un poco. desfiló la serie de Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas. Otra
El montón de periódicos y revistas que acostumbro guardar, novela suya poco conocida, Los hermanos corzos, me embriagó
van igualmente amontonándose, no sin protestas domésticas. una tarde. Hubo una de Julio Verne que me impidió dormir,
Se trata de una desmesura, lo sé y lo reconozco contritamen- pues no pude soltarla: Miguel Strogoff. Emilio Salgari, en cam-
te, pero he de solicitar indulgencia en nombre del libro que hoy bio, no me cautivó, tal vez por no encontrarlo en el momento
requiere tanto apoyo, pues si bien es respetado por los más, justo. El elenco de autores fue aumentando con los libros que
también lo han puesto en peligro unos adversarios poderosos mi padre me traía de Caracas ?pues vivíamos en el interior?
entre los cuales la televisión ocupa el primer lugar, en santa entre los cuales recuerdo La vida es sueño de Calderón, Los debe-
alianza con la computadora y la radio. Nunca podrá ser susti- res del hombre de Manzini y La madre de Gorki. En una ocasión
tuido, pero se le arrebata un tiempo del que disfrutaba a sus tuve la imprudencia de encargarle algunos libros en inglés
anchas cuando no había aparecido el huésped invencible, el cuando yo apenas comenzaba a estudiar ese idioma con un
cual lo ha llevado a un relegamiento que no había conocido en método muy elemental que no me hubiera permitido leer ni el
su larga trayectoria. más sencillo cuento para niños. Pues bien, me trajo las Poesías
“La televisión es muy educativa. Cada vez que alguien la completas de Alfred Tensión, el Balzac de Stephen Zweig y ¡el
enciende me retiro a otra habitación y leo un libro”. Esto lo Ulises de James Joyce! Todavía conservo el libro del poeta
dice Groucho Marx y lo hace, pero seguramente sólo él y algu- inglés. En cuanto a Zweig, su Fouché, su Magallanes, su El
nos otros, no muchos, porque hasta los buenos lectores suelen mundo de ayer me hicieron pasar muchas noches en vela. Al
quedar atrapados por la pantalla que se ha apoderado de los Ulises me acerqué años después cuando una dictadura me exiló
hogares. a Trinidad, donde pude familiarizarme con el idioma inglés.
Sin embargo, el libro resiste. Lo muestra en forma patente Lo que cuento se me confunde un poco con el tiempo en
la incesante productividad de las editoriales y la firme perma- que uno de mis abuelos, a quien se le daba el título de general
nencia de las librerías. Aun de aquellas afectadas por la crisis por haber peleado en nuestras guerras y que tampoco tenía
que sufren algunos países. quien le escribiera, solía narrarme, con cierto dramatismo,
Cómo me hice lector, pues soy eso más que escritor, es lo obras que él recordaba puntualmente aunque las había leído
que trataré de contar. hacía mucho tiempo. Después yo salía a buscarlas en la única
Yo no crecí entre libros como otros afortunados. En casa, librería de la ciudad que, no casualmente y mostrando poca ori-
durante mi niñez, había muy pocos, tres o cinco, y ninguno ginalidad, se llamaba La Única. Así me introduje en Doña
la Gaceta 9
a
número 430, octubre 2006
a
Bárbara de Gallegos; en El 93 de Hugo y en Hamlet de quien ya Al tratar de hacer memoria, he recordado muchísimos nom-
se sabe. bres que omito. Mencionar mis lecturas sería imposible ni es de
Más tarde, entre los catorce y quince años, comencé a leer ello que se trata. Mi intento es mostrar mis comienzos de lec-
poesía romántica hispanoamericana y española. Un día, gracias tor —cómo entré al palacio encantado de las letras— y el tra-
al novelista Salvador Garmendia —todavía no lo era sino muy yecto que he recorrido aunque falta mucho para dar una idea
buen lector, siempre se comienza así— salté a Rubén Darío que cabal de toda la ya larga aventura, que así puede llamarse. Lo
me deslumbró y seguí luego con autores como Antonio dicho pues requeriría ser completado. Sobre todo siento que las
Machado, Juan Ramón Jiménez, los poetas del 27, sobre todo ausencias me hacen reclamos, por ejemplo, entre otras, las de
Alberti, Lorca y Salinas, así como el Neruda inicial y poetas los clásicos que tanto he frecuentado. Quede el pago de esta
venezolanos del grupo “Viernes”. Por aquellos años no me deuda para otra oportunidad. Se me antoja que existe la vía del
adentré en la poesía de Rilke. “Pasé a tu lado / y no te vi” dice lector. Ojalá que lo contado brevemente aquí anime a algún
uno de los poemas que le he dedicado. Mucho tiempo después joven como era yo a tomarla. De momento y con la misma
sí pude leerlo y estudiarlo. Desde entonces ha sido para mí una intención usaré unas líneas que trae a cuento Fernando Savater,
presencia acompañante. Es que a cada edad parecen correspon- un gran amador de los libros: leer es “entrar en coloquio con
derle determinados autores y la hora de Rilke no me había lle- los grandes espíritus que han existido” y renunciar al placer de
gado. Aunque uno de sus libros más leídos es Cartas a un joven “tenerlos a nuestro lado” le parece “una mutilación sorpren-
poeta, él no es para adolescentes. Se necesita haber vivido más dente”. En realidad, es una pérdida voluntaria o involuntaria
para abrir su puerta y hasta creo que eso requiere la orientación por parte de quien no llegó a descubrir la mina que guardan las
que pueden darle al lector ciertos libros sobre su poesía. Lo palabras. G
mismo cabe decir de otros poetas. De ahí la importancia de los
estudios que allanan el camino hacia ellos.
Mi encuentro con la obra de poetas modernos como Eliot,
Ungaretti, Pessoa, Yeats, Kaváfis, Michaux, Borges, Paz, y tan-
tos otros, ocurrió a partir de 1956 cuando regresé de Trinidad.
1 0 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
Aunque mi padre es un periodista de medios impresos y mi ma- obra. Su decepción fue palpable cuando le dije que en realidad
dre una profesora universitaria de redacción que durante años había visto en televisión una película del Príncipe Valiente y me
desempeñó labores de librera en el Banco del Libro (institu- habían encantado las escenas en que los caballeros se rompían
ción venezolana que por más de 40 años se ha encargado de la la crisma durante los torneos. Además esta edición tenía la ven-
promoción de la literatura infantil y juvenil), mi incursión a la taja de presentar la novela con una versión paralela en formato
lectura y la escritura como actos de placer, y no como la mate- de cómic, que era, por supuesto, la que yo estaba leyendo, espe-
ria que se imparte en las escuelas con el objetivo de que apren- rando la viñeta en la que Ivanhoe ensartaría cómo una aceituna
damos a escribir un cheque o presentar un currículum sin pare- al caballero negro. La literatura, de nuevo, había sucumbido
cer unos lerdos, tardó un buen rato en producirse. Si bien ante las otras variables comunicacionales y, a medida que me
aprendí a leer y a escribir normalmente, cada vez que me rega- insertaba como preadolescente en los ochenta, con el boom de
laban un libro de cuentos saltaba los textos para regodearme las películas en Beta y las traducciones de cómics entrando en
en las ilustraciones. Jamás aprendí a enunciar en orden correcto su apogeo, mi futuro como lector convencional, de libros sin
las letras del abecedario, y hasta el día de hoy presento cierta ilustraciones y párrafos con letras de puntaje reducido, parecía,
dificultad en reconocer los sujetos y predicados, los adverbios y cada vez más improbable.
los prefijos de la frase más sencilla. Al cumplir los catorce años, la peor edad, creo yo, para inte-
Esta resistencia al verbo escrito se mantuvo durante mi resar a nadie en nada, a menos que se trate de sexo y rock &
niñez, ayudada por mi predilección por los libros de imágenes roll, la paradoja se manifestó en forma de un ataque de saram-
y fotografías, al cine y la televisión y la cultura del cómic. Los pión que me postró durante cuatro semanas en la cama. La pri-
primeros “libros” que recuerdo haber “visto” con interés fue- mera semana devoré toda mi colección de cómic y consumí una
ron unos fascículos de la editorial Burulan con las aventuras de estricta dieta de películas y fármacos para la fiebre. A finales de
Flash Gordon, ilustradas por el gran Alex Raymond. Olímpica- esa semana se hizo evidente que ya no podía releer ninguno de
mente desdeñé toda clase de libros que mi madre, en su infini- mis cómics y que ver a Clint Eastwood interpretando a Harry
ta paciencia, dispuso para mí avalados además por el infali- el Sucio tenía un límite (una balacera se vuelve aburrida cuan-
ble Comité de Selección del Banco del Libro y que, en el orden do se ve más de tres veces seguidas). Si no encontraba un sus-
de mis predilecciones, no tenían comparación a las aventuras tituto con el que entretenerme, el ardor del sarampión iba a
de Tintín, Asterix y Obelix, Lucky Luke o (en una permutación volverme sencillamente loco. Mi padre, en un arranque de
de mi personal gusto pictográfico) cualquier publicación con intuición que agradezco hasta ahora, apareció entonces la tarde
reproducciones de fotografías de cine o pinturas famosas. Po- del domingo con un paquete de libros que había encontrado en
día contemplar por horas pinturas del renacimiento apreciando su biblioteca y que supuso podían interesarme. Habiendo per-
la exactitud del trazo y la eficacia de una composición y ver cibido mi interés por el cine policial recolectó una serie de
fotogramas de Humphrey Bogart con su perenne cigarrillo novelas que había guardado desde su juventud. Se trataba de un
atornillado en una esquina de la boca, pero leer el ejemplar más grupo heterogéneo de libros: antologías del sello Bruguera de
miserable de la Pandilla de los Cinco o algún sencillo cuento cuentos de Dashiell Hammett y Raymond Chandler, los padres
de Rabindranath Tagore no despertaba en mí el menor atisbo del Hardboiled norteamericano, novelas pulp de la editorial
de interés. Diana con las aventuras de Mike Hammer y Burns Bannion (el
Y así fue durante un buen tiempo. Recuerdo un episodio en detective karateca cuyas manos eran “letales como cuchillos”),
que una de mis maestras me sorprendió, emocionada, leyendo las obras de un tal Vernon Sullivan, seudónimo que ocultaba,
una edición de bolsillo argentina de Ivanhoe, creyendo que me para mí, al desconocido Boris Vian.
había seducido el inflamado verbo de sir Walter Scott o la re- Mucha gente recuerda el día en que aprendió a manejar o
cuperación de la novela de caballería en la que se inscribe la dio su primer beso. Para bien o para mal, yo recuerdo esas dos
la Gaceta 1 1
a
número 430, octubre 2006
a
semanas enfebrecidas en las que leí, absolutamente cautivado,
las peripecias de aquellos personajes, sus conflictos morales en
medio de un ambiente de sombras chinescas y sus maravillosos
diálogos cincelados en concreto. Para mí fue una entrada por la
puerta trasera al mundo de los libros. El vaso comunicante
hacia un universo mayor. Leer en un prólogo que la escritura
de Hammett surgía en la misma época que Hemingway y Scott
Fitzgerald generó mi curiosidad sobre estos autores y sus obras. Gárgola
Saber que Marlowe, el detective chandleriano, debía su nom-
bre a un poeta isabelino, me llevó a esa época que me permitió C ARLA FAESLER
acceder, incluso, a Shakespeare. Las novelas de Sullivan fueron
mi entrada al lúdico mundo de Vian y, por rebote, a sus con-
temporáneos existencialistas, Camus y Sartre, autores que leí
sin esa especie de canícula espesa que las cubre en bachillerato
cuando uno debe presentar un examen sobre sus obras. Hoy desperté y pensé, inmediato, cum
Está “iluminación” me ha ayudado a lo largo de mi vida a del órmone dintel en la ventana gris,
entrar en “la ciudad letrada” por todas sus autopistas secunda- la gárgola enojada, en el cristal un “noc”.
rias y barrios satelitales. A entrar en los libros por una frase de
una canción, una anécdota en una fiesta, una referencia de una Abrí entonces a ella mi habitación ulshum
película. No comparto la visión apocalíptica de que en estos mariposa voló entre libros yarcó
tiempos hipermediáticos la literatura es una especie en extin- técne, le dije, arcándele de amor...
ción, sino todo lo contrario, un recurso en perpetua renova- sus ojos preciú cerró; lloré...
ción. Si los hermanos Washowsky, autores del film The Matrix,
monumental fábula de la realidad virtual y, en general, una Cuerpo levanto en cuidados mirmí
revisión maravillosa de la cultura pop de mediados del siglo le adecuo en mortaja el terciopelo blú,
veinte hasta nuestros días, reconocen, en medio de helicópte- vacío mi caja de cedro mervelés,
ros que estallan, tiroteos inauditos y estilizadas coreografías de encierro eternamente sus alas kelopet.
kung fu, a la obra de Baudrillard y sus teorías sobre el simula-
cro como una de sus más importantes influencias, puedo respi- Todos los soles, de flores la regalo
rar tranquilo por la salud de la literatura en general, que nos y a veces me dice al oído, “endenderé”. G
recuerda una y otra vez que se encuentra en estado latente en
todas las cosas y en nuestra visión (nuestra lectura) de éstas.
Para muestra un botón. He aquí un fragmento de una entre- Madrid, marzo de 1994
vista del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante publicada
en la página web de la BBC:
1 2 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
Cuadros de la exposición
G ORAN P ETROVIC
La inauguración
Los invitados limpiaban sus pasos de hojas y del claro de luna. Ante la puerta
abierta se quedó la despejada noche de otoño. Un sinfín de susurros. Y polvos
celestes.
Pero aquí, en la galería —una casa neoclásica de dos pisos con elementos del
romanticismo tardío que, dependiendo de los caprichosos cambios históricos de
los siglos pasados, fue la antigua sede del Magisterio, posteriormente del Ayun-
tamiento Municipal, más tarde del comando de ocupación Reichswehr, y después
del Consejo Popular, luego una construcción durante mucho tiempo abandona-
da y deteriorada, y desde hace poco, un edificio adaptado para un nuevo propó-
sito—, había luz de sobra. Caía de algún lado del techo adornado con molduras
restauradas, irradiaba de las paredes perfectamente lechosas, brillaba sobre el
piso pulido de mármol, brotaba de cada rincón de una sola sala grande, creada
por la unión de seis pequeñas, en la planta baja. El brillo se juntaba en las son-
risas solemnes, en los ojos de los invitados, resplandecía noblemente sobre los
la Gaceta 1 3
a
número 430, octubre 2006
a
collares de perlas y aros de aretes, en las piedras pre- Dos a la derecha: al patio de la iglesia que flanqueaba
ciosas de los dijes y anillos, en las mancuernas de el ala este.
nácar… De tanta luz, no se podía ocultar nada. No Otros dos laterales: a la pendiente que, un poco más
había una sola sombra. Cada detalle quedaba bien allá, bajaba suavemente a la orilla del río, en el poniente.
expuesto a la vista: las cejas regulares, los cuellos almi- Al desaparecer la luz, también el resplandor se apagó
donados, las cautivadoras neblinas de perfumes, las de inmediato. Los vestidos de gala perdieron su impor-
corbatas discretas, los encantadores lunares, los pañue- tancia. Las miradas intercambiadas entre los invitados,
los de seda en los bolsillos superiores, las rosadas ye- también. La algarabía se tornó silencio. Doce ventanas
mas de los dedos, las rayas rigurosamente planchadas se abrían como doce espectáculos en la despejada
de los pantalones, el talle de las prendas ajustadas y el noche de otoño. Alrededor de la oscuridad, brillaban
vuelo de los vestidos más lujosos; bajo las delicadas los cuadros externos. No había elección, la única luz
telas, a su vez, se podían adivinar contornos excitantes: entraba por los cristales descubiertos.
por dónde se extendían las tiras y ribetes de la fina ropa
interior de damas, hasta dónde llegaban, y dónde se El sur
introducían por completo…
Las paredes de la galería estaban totalmente vacías. Dondequiera que se hubiera quedado cada quien se
Pero, el creciente murmullo parecía desafiar ese hecho volvía hacia el cuadro, en realidad, el marco de la ven-
insólito. La inauguración de una exposición sin cua- tana más cercano. El bullicio de la ciudad aún no se
dros no impidió a nadie mostrar la máxima cantidad calmaba, la calle era transitada por la gente de tez
posible de buen humor, preparado durante horas y días macilenta a causa del alumbrado de neón; el claro de
para esta ocasión. Se conversaba sin un motivo particu- luna llegaba hasta la altura de las lámparas, sólo unos
lar. Por lo general, agradablemente, con complacencia. pocos rayos lograban traspasar hasta el suelo asfaltado.
Aunque algunos hablaban sólo para rozar el oído de su Abajo de los importantes frontones de edificios guber-
interlocutora, incluso, para deslizarse atrevidamente namentales la procesión de la gente avanzaba despacio.
por el cuello, cuesta abajo por los pechos, hasta donde A poca distancia de ella, estaban las siluetas que se
el escote dejaba adivinar la bifurcación. También la detuvieron frente a los gruesos cristales de escaparates
parte femenina del público se arrimaba, cada vez con que lucían abundancia. Un perrito que jalaba tanto su
mayor osadía, a los invitados masculinos con una risa correa como a la anciana que vestía un abrigo de astra-
sonora, directa, o un parpadeo abundante. Aun cuando cán apelmazado. Un revendedor de cigarrillos que
había aquellos que se percataron de la ausencia de cua- empacaba apresurado su mercancía. Una chica espiga-
dros, no había ingenuos que se atreverían a comentar da, vestida demasiado ligeramente, que con cada paso
ese hecho insólito en voz alta. Nadie tenía ganas de que daba se desencontraba inequívocamente con su
expresar una duda. Todos, sin falta, se comportaban buena suerte. En la parada de autobús —los trabajado-
como si conociesen a detalle la particularidad de la res temporales tardíos, una aterida pareja joven abraza-
exposición pictórica, muchos incluso afirmaban, confi- da y, por lo menos, una decena de personas detrás de
dencialmente, que el artista les había explicado sus los periódicos abiertos, un estudiante de música con la
principios personalmente, en su estudio, desde hace un caja desgastada de violín bajo el brazo, y un soldado
año, aunque en realidad no se sabía quién era el autor imberbe en su uniforme de camuflaje completamente
misterioso. nuevo. Un viejito clavaba una esquela al árbol cercano.
Tal vez por todo eso nadie prestó atención a un De una dirección venía indecisa una figura cargando
puñado de ayudantes de la galería que quitaron las sus bienes: una pequeña maleta de cartón atada con
cubiertas de las ventanas, unas telas blancas con las que cuerda. De la otra se apresuraba un hombre joven con
el arquitecto había creado hábilmente la ilusión de una un niño en los brazos. Tras él iba una mujer con el ros-
superficie de exhibición uniforme. Y sólo un instante tro aterrado. Se acercaron a un auto estacionado fren-
después, la brillante iluminación fue apagada. te al edificio de la galería. Intercambiaron gestos y una
que otra frase con el chofer. Luego siguieron corrien-
El catálogo do. Evidentemente, el del auto se rehusó a llevarlos.
Una escena verdaderamente desagradable, podía con-
Tal pareciera que la oscuridad total se concentraba pre- cluirse de lo expuesto.
cisamente ahí. Por las ventanas se veía que afuera todo
estaba como siempre. Sólo que ahora, desde esta oscu- El norte
ridad, todo eso parecía más claro, más acentuado. Las
ventanas daban acogida a sus vistas. El público del lado opuesto, frente a las ventanas que
Cuatro en la fachada del edificio: a la calle principal daban al patio interior de la galería, podía ver sólo una
de la ciudad. figura: un anciano de aspecto desaliñado dormitando
Las cuatro opuestas a éstas: al patio interior de la en un rincón. Aquí no había alumbrado público, las
galería. estrellas centelleaban libremente. Bajo sus gotas con-
1 4 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
soladoras, se mojaban montones de desperdicios, un veía pero que, arrastrando todo tipo de cosas, seguro
pájaro muerto hace mucho tiempo, botellas de vino arrollaba los tiempos alevosamente, reacomodaba el
barato desechadas, boletos de tómbola usados, cuadros pasado y el futuro, dispersaba caprichosamente a los
delineados con gis para el juego del avión, un lecho ahogados, cardúmenes, cangrejos y bancos de arena,
metálico de pescado en conserva destapado, una rata al redondeaba las piedras, y despacio deslavaba las orillas
lado de un montoncito de heces, seis casquillos, coli- del presente. La gente tiritaba de la lejana montaña
llas, una cuchara con el mango doblado, una pelota de encorvada con la cima ya cubierta de hielo azul, apenas
baloncesto apachurrada, cáscaras de pepitas de girasol, separada por sus contornos del firmamento recostado.
y sobre las espaldas cacarizas del edificio vecino Temía ante la vastedad que se
con grandes tatuajes, los graf- expandía desde la ciudad
fiti entrecruzados: “¡SER- directa e ininterrumpi-
BIA!”, “Mishutka, amor, damente, sin obstáculo,
feliz cumpleaños”, “Re- hacia lo incierto, donde
gresen al Rey…”, “¡Al- no había señales de cami-
borotadores!”, “Y al fi- no claras, donde uno podía
nal —hubo asco…”, “Ven- extraviarse en un sinfín
do palos a buen precio…”, de direcciones a pesar
“¡Con orden y disciplina!”, de que la vida general se
“No tengo comentarios”, reducía a la circulación,
“¡Piksi, maestro!”, “¿Por donde supuestamente,
qué ha de morir un hom- según la leyenda, ace-
bre en cuyo jardín crece chaban desde la pretérita
la salvia?”, “KGS”, “Hi- oscuridad las malignas
jos, ¡ponchen las llantas!”, rendijas de los ojos del te-
“Zorica es una manteni- jón, relampagueaban las
da”, “El partido con doce escleróticas de los chota-
mejorías”, “I want you to cabras, traspasaban las pu-
roll me”… pilas de los búhos...
la Gaceta 1 5
a
número 430, octubre 2006
a
la lápida sepulcral de un obispo de finales del siglo Cóctel
antepasado y los contornos de una iglesia cuyas tres
ventanas bíforas, altas y estrechas, y sus vitrales emplo- De repente, tal y como desapareció, la luz brilló de
mados brillaban por las llamas de los cirios y de las can- nuevo. Las doce ventanas se perdieron de pronto en la
dilejas ante los iconos. Aquí, desde la inauguración de blancura del techo, de las paredes y del piso de már-
la exposición, nada había cambiado. Pero, por lo mol. Los concurrentes empezaron a apartarse de los
mismo, ante esas imágenes constantes se juntaban cada marcos, arreglándose deprisa los vestidos de gala y las
vez más visitantes. Primero, de manera imperceptible. expresiones confusas de sus rostros. Una dama joven
Luego, en tales cantidades que se hizo un tumulto. Y escrutaba con curiosidad las miradas de los hombres
luego un alboroto sin par, en el cual los más fuertes tratando de averiguar quién de ellos, en aquel tumulto,
sacaban a empujones a los más débiles para aproximar- había colocado su cálida palma de la mano sobre el
se más, lo más cerca posible. Al final, en la total oscu- muslo de ella. El personal de la galería volvió a tapar
ridad de la galería, tanta gente se apiñaba ante esas las ventanas casi imperceptiblemente. El silencio fue
ventanas que los primeros quedaban aplastados contra interrumpido primero por los meseros que discreta-
los cristales con las mejillas y las narices deformados, mente ofrecían refrigerio. Con el tintineo de los vasos
mientras a sus espaldas reinaba una verdadera reyerta y el vaivén de las bebidas selectas, comenzaban a bro-
por acercarse al regazo de aquella luminosidad lejana tar de nuevo las amables sonrisas e interlocuciones…G
de calidez irreal.
TRADUCCIÓN DE DUBRAVKA SUZNJEVIC
1 6 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
El verdadero oro
M ORRIS B ERMAN
El prejuicio nos distancia de los otros, nos impide gozar de los bienes
generados por la humanidad en su conjunto. El historiador
estadounidense Morris Berman hace una dura crítica a sus
connacionales y encuentra su antítesis en un país sudamericano.
Confieso que nunca dediqué gran parte de mi pensamiento a eran valorados. Ya sé que es un cliché, pero a veces no es posi-
Colombia; o al menos, no más de lo que dediqué, digamos, a ble percibir el don de tu propia cultura, hasta que eres enfren-
Kenya o Bangladesh. A decir verdad, esto es prueba de mi tado a la otredad. Una vez que terminó la cena, nos estrecha-
ignorancia (a pesar de estar familiarizado con la obra de Ga- mos las manos y partimos. José, yo y otro escritor, Alberto, sali-
briel García Márquez); en realidad, mis impresiones de mos del edificio y caminamos por la calle. Mientras Alberto
Colombia son las mismas que las de cualquier estadounidense caminaba, noté que estaba un poco pasado de peso y que su
común, de tal manera que lo primero que uno asocia cuando el andar estaba acompañado de un leve cojeo. Había algo muy
país se menciona son drogas y violencia. Pero justo hace poco humano en ello; algo real y vulnerable. Y de improviso, Alberto
tiempo recibí una invitación para dar una plática en Bogotá, así volteó hacia mí y dijo “Bienvenidos”. Todo esto fue casual, pero
que decidí hacer a un lado mis prejuicios y me subí al avión. muy conmovedor: inclusión deliberada del extranjero; recono-
La invitación se debía al “lanzamiento” de la segunda edi- cimiento.
ción de un libro mío que hace unos cuantos años había sido tra- Un par de días después tuve suficiente tiempo libre, por lo
ducido al español. Durante la semana que estuve de visita, mi que decidí ir a visitar el famoso Museo de Oro en Bogotá.
patrocinador, al que me referiré como José, organizó una cena Francamente me pareció un poco aburrido. Haciendo a un lado
en la que me sería dado conocer a algunos de los más distingui- la importancia antropológica, el oro simplemente no me enlo-
dos escritores de latinoamérica. Todos ellos eran los ganadores quece, aun cuando esté grabado a mano artísticamente. Estaba
de un concurso internacional —llevado a cabo en Colombia, parado frente a una vitrina de la exhibición, cuando observé
España, México 0 Venezuela— y como resultado habían llega- que estaba siendo rodeado por algo así como cincuenta estu-
do a Colombia para impartir talleres durante una semana a diantes de entre doce y dieciséis años de edad, todos ellos uni-
aspirantes de escritores. En total éramos diez los que nos formados. Tres chicas del grupo se acercaron a mí; la más “atre-
encontramos alrededor de las 8:30 pm en un restaurante muy vida” me preguntó en español si sabía qué hora era. Observé mi
elegante ubicado en el centro de Bogotá. reloj y le dije “tres y diez”. “¿Es usted un visitante?” continuó
Fue una velada encantadora. Lo que más me impresionó fue (ahora se encontraba a sólo 20 centímetros de mí). De pronto
el ambiente, la energía que se movía alrededor de la mesa. En me di cuenta de que lo que estaba sucediendo sería una nota sin
cambio, haz una reunión de destacados escritores, académicos, igual en un contexto estadounidense. Tanto como he observa-
hombres de negocios y artistas —prácticamente nadie—, todos do, los estadounidenses no están muy interesados en los extran-
ellos juntos en Estados Unidos y, frecuentemente, te encontra- jeros; por poner un ejemplo, sólo doce por ciento de los adul-
rás con un manojo de egos agresivos, todos ellos compitiendo tos poseen pasaporte. Y las chicas estadounidenses no estarían
por ser el Número Uno. La conversación pronto se tornará gustosas de acercarse a un sexagenario canoso, a menos de que
sutilmente presumida, llena de giros ingeniosos y una suerte de fuera parte de una broma. En un principio fui intimidado por
narcisismo controlado (o no tan controlado) que es tan común lo simple y directo de este encuentro; claramente, esta jovenci-
en Estados Unidos y que, incluso, ya no lo notamos; antropo- ta tenía todo el derecho de ser tomada en serio. Platicamos por
lógicamente hablando, es parte del aire que respiramos. En un rato en español, mientras dos de sus amigas escuchaban
contraste, estos latinos eran graciosos, suaves y discretos. atentamente la conversación. Le dije que yo era un escritor de
Bromeaban, reflexionaban sobre arte y literatura, y era obvio Estados Unidos y que estaba ahí para dar una plática acerca
que todos disfrutaban de la compañía. No me ayudaba mucho de uno de mis libros. Le pregunté de qué escuela eran (San
pensar que en Estados Unidos todo este ritual de interacción Agustín), y de qué era su clase (antropología). Finalmente deja-
social pareciera cumplir con una agenda tácita o un subtexto de mos de platicar y sólo sonreímos; toqué ligeramente su hom-
promoverse a uno mismo a expensas de los otros, mientras que bro, al tiempo que decía “Adiós”.
aquí la interacción entre estas gentes giraba alrededor del res- Aproximadamente una hora después yo estaba sentado en el
peto de los unos a los otros, en torno a hacer sentir que todos interior de la entrada del museo, justo en el extremo final de
la Gaceta 1 7
a
número 430, octubre 2006
a
una repisa baja de piedra, escribiendo estas notas, cuando mis ma social en Estados Unidos. Cuánto, pensé, hemos perdido
tres nuevas “amigas” se introdujeron ruidosamente por el pasi- sin siquiera darnos cuenta.
llo en el lobby, con el resto del grupo detrás. De pronto la repi- Así que no encontré nada de drogas ni violencia en
sa estaba llena de gente, con las tres chicas apretujadas junto a Colombia, aunque no tengo duda de que existan en ese país.
mí, tanto que me vi obligado a mover mi maleta y mi chamarra Sin embargo, no puedo evitar reflexionar sobre la posibilidad
para hacerles un lugar a donde sentarse. Dos de las muchachas de que hay distintos tipos de violencia en este mundo y que la
se abrazaban, lo cual me pareció muy dulce y —de nuevo— más implacable destrucción del “capital social”, tal y como el
esto es algo que no se ve en Estados Unidos. La chica “atrevi- sociólogo de Harvard, Robert Putnam, llama a las relaciones
da” deslizó su vista sobre mis notas. humanas positivas, es una de sus formas más perniciosas, espe-
“¿Qué escribe?”, dijo, al tiempo que me miraba. No pude cialmente cuando ésta parece haber permeado a toda una socie-
decirle que mis escritos se referían a ella y a sus amigas, así que dad (como una clase de gas inodoro, o como algo puesto en el
le pregunté en qué otras clases los habían llevado de viaje. “Ésta abastecimiento de agua). ¿Qué es lo que hemos recibido, nos-
es la primera vez”, dijo, “pero el siguiente mes iremos al plane- otros los norteños, en pago por nuestro extremo individualis-
tario”. Le pregunté qué pensaba del oro; ella sólo encogió los mo, por nuestra constante competencia, por nuestra triste con-
hombros. “Tal vez las estrellas serán más emocionantes” suge- fusión de “bienes” con “buena vida”? Otro sociólogo, Robert
rí. Ella rió. En este momento su maestro anunció que ya era Bellah, lo describe de esta manera: “Nuestro éxito material”,
momento de partir, así que todos se levantaron y se fueron. escribe, “es nuestro castigo, en los mismos términos en los que
Mientras el grupo se alejaba, las dos chicas, que todavía se man- este éxito ha dañado al medio ambiente, a nuestra fábrica social
tenían abrazadas, voltearon para mirar. “Bye”, dijo en inglés y a nuestras vidas personales.”
una de ellas sonriéndome. “Bye”, respondí. El salón se vació, Tengo la sospecha de que ya no hay retorno. G
quedando de nuevo en silencio. Me quedé sentado ahí, pensan-
do en la “inocencia” pura, en la natural amigabilidad, en la total TRADUCCIÓN DE MIGUEL ÁNGEL MONCADA
interacción de una clase que ya no parece ser parte del panora-
1 8 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
La democracia y el Corán
A BDENNUR P RADO
A las doce de la mañana, en el avión se sirve el desayuno, mien- Al hilo de sus prejuicios, esta clase de catedráticos llegan a
tras leo un artículo de Marc Carrillo sobre “Inmigración y poner en duda derechos tan fundamentales como la libertad
valores constitucionales” (El País, martes 26 de noviembre de religiosa, nos hablan de una supuesta guerra entre dos entida-
2002, pág.13). En la parte trasera del avión el desayuno es des ilusorias, que nos conminan a escoger: o ellos o nosotros.
rechazado tan solo por un par de personas: una hermosa mujer Es curioso que se hable de la conveniencia de ser intolerantes
de color cubierta con un velo y el joven español, rubio y de ojos en nombre de la tolerancia. El dictamen del conocido Giovani
azules, que esto escribe. Estamos en Ramadán, y la azafata, que Sartori es estremecedor: “el Islam, que pasa ahora por un fuer-
reconoce los motivos de la mujer velada, se sorprende cuando te renacimiento, es [...] hoy, absolutamente incompatible con la
un occidental rechaza el desayuno. En el artículo citado hay sociedad pluralista y abierta en Occidente” (entrevista a G.
una pregunta que me sobresalta: Sartori, El País 8 de abril de 2001). A esta supuesta incompati-
bilidad se refiere Marc Carrillo:
...cuando los comportamientos individuales y colectivos —por
ejemplo, de los musulmanes— se guían por normas no raciona- ...¿hasta qué punto ha de ser abierta una sociedad sin llegar a
les, ¿debe el Estado democrático ser tolerante con ellos? autodestruirse? La preocupación al respecto se centra sobre
todo en la incidencia que puedan llegar a tener los inmigrantes
Esta clase de opiniones han dejado hace tiempo de indignar- de convicciones sociales teocráticas en la estabilidad de las socie-
me, y sin embargo ahora siento una leve irritación: ¿Somos los dades democráticas. Es decir, cuando los comportamientos indi-
musulmanes seres que basan sus vidas en normas no racionales? viduales y colectivos —por ejemplo, de los musulmanes— se
¿Y qué pasa con los católicos, acaso debe la sociedad democrá- guían por normas no racionales, ¿debe el Estado democrático
tica tolerar a alguien que cree en la Santísima Trinidad? ¿Y qué ser tolerante con ellos?
pasa con el resto de los ciudadanos, habrá que crear un índice
de racionalidad para saber si cada individuo debe ser o no tole- Llama la atención la expresión “inmigrantes de concepcio-
rado? ¿O se da por supuesto que los nativos, por el hecho de nes sociales teocráticas”. Que nosotros sepamos el Islam es
serlo, son todos racionales? ¿Qué pasa entonces conmigo, contrario a una concepción teocrática del gobierno. Y lo es
musulmán español…? necesariamente porque no admite la existencia de representan-
Además: si lo que el catedrático afirma es que un creyente tes de Dios sobre la tierra.
basa su vida en principios irracionales, y que esto es un peligro A veces el lenguaje nos confunde. En los años cincuenta, el
para la democracia… entonces habría que preocuparse por la arabista Luis Gardet definía el modo de organizarse de la socie-
situación de Estados Unidos. Una encuesta reciente revela que dad islámica como una teocracia laica e igualitaria. El profesor
el 86% de los estadounidenses creen que Dios les ama. Sí, egipcio Hasan Hanafi ha escrito: “el Islam es en su esencia una
claro, Dios les ama, pero ¿debe el Estado ser tolerante con religión laica”. El paquistaní Mawdudi hablaba de una teo-
ellos? democracia, en la cual la soberanía de Allah es ejercida conjun-
Por lo que respecta a los musulmanes en España, la pregun- tamente por gobernantes y gobernados. Expresiones como
ta ha sido contestada con un NO rotundo durante más de qui- éstas ponen en evidencia que las palabras “teocracia” y “laicis-
nientos años, así que no debemos extrañarnos. España está mo” pertenecen a un orden de cosas no aplicable al Islam sin
todavía empezando a habituarse a la pluralidad, y hay que notar violentar su sentido.
que la mayoría de los que ahora son catedráticos iniciaron sus Es evidente que los musulmanes creemos —sabemos— que
estudios durante la dictadura franquista. Parece que hay algo Allah es el único Soberano, pero eso es algo que sucede no a
que se siente amenazante, y que inspira tal desconfianza que nivel político, sino como una característica de la Creación en su
salen a flote extraños atavismos. conjunto. Es decir: por supuesto que Allah gobierna, pero lo
la Gaceta 1 9
a
número 430, octubre 2006
a
hace en todas partes, tanto en Norteamérica como en el desier- De la visión islámica se desprende un concepto alternativo
to. Se trata de una cuestión ontológica y no de una forma de de la soberanía, que va de lo interior (el corazón, el centro)
organización social. Él es al-Malik, el Único Soberano al cual hacia lo colectivo. Este concepto choca con una concepción
el hombre consciente se somete. Frente al poder de Allah el estática del Estado-nación. El hombre soberano es aquel capaz
hombre inventa estructuras de poder, se da a sí mismo la ficción de adaptarse a la Creación continua que Allah opera sobre el
de la soberanía. mundo, y es capaz de reconocer al Creador en todo lo que le
Cuando el musulmán reivindica que “todo el poder viene de rodea. Una frase del pensador andalusí al-Tustari nos revela la
Allah”, lo que está diciendo es casi lo contrario a lo que esta profundidad que una teoría islámica de la soberanía puede
frase significaba en el Ancien Régime, en el cual se refería a una alcanzar, muy lejos ya de los conceptos de laicismo y teocracia
soberanía divina ejercida por un poder centralizado en la figu- con que algunos tratan de explicarse lo que desconocen:
ra del monarca. Cuando el musulmán se refiere a la soberanía
de Allah está denunciando la usurpación del poder por parte de La soberanía divina tiene un secreto y ese secreto es tú, ese tú
una oligarquía. Esto es lo que escribe Lahouri Addi en su artí- que es el ser de quien se habla; si ese tú llegará a desaparecer, la
culo “¿Tiene cabida el Islam en la democracia?”, en Webislam soberanía sería igualmente abolida.
número 125:
Todo lo dicho tiene como resultado una teoría de la sobera-
El eslogan “la soberanía sólo pertenece a Dios”, no tiene el nía que puede equipararse a la idea de una democracia partici-
mismo significado político en los países musulmanes hoy y en la pativa, basada no en las estructuras del Estado sino en la con-
Europa de hace cuatro siglos. En este último caso servía para sulta directa. Esto está basado en el principio que establece que
impedir la autonomía del poder temporal a favor de la Iglesia, cada creyente tiene la capacidad de recibir la revelación y de
que pretendía ser la única fuente de legitimidad por tener el aplicarla en su vida según Allah le de a entender.
monopolio de lo sagrado. En el primer caso, por el contrario, se Según nos dice Allah en el Corán, los que son creyentes:
trata de quitarle el poder a una oligarquía —civil o militar— y “tienen por norma consultarse entre sí” (surat ash-Shura 38).
dar a ese poder carácter público, gracias a la religión con la que Los musulmanes saben que no hay Soberanía fuera de la
se identifica la mayoría de los creyentes. Tal reivindicación de Misericordia creadora, y que ésta no puede ser representada
“soberanía divina” expresa, en realidad, una profunda aspiración por nadie. El Corán se dirige al Profeta Mahoma en los
a la participación en los asuntos del Estado. El sentimiento del siguientes términos:
hombre de la calle es que, si los hombres ejercieran el poder en
nombre de Dios, lo harían por el bien común y por el interés de Y consulta con ellos [los creyentes] en todos los asuntos de inte-
la colectividad, y dejarían de sentirse excluidos del ámbito del rés público; luego, cuando hayas tomado una decisión, pon tu
Estado. confianza en Allah: pues, ciertamente, Allah ama a quienes
ponen su confianza en Él. (Corán, al-Imram 159)
Es habitual oír que los musulmanes tenemos una visión teo-
céntrica del mundo, con lo cual estaríamos defendiendo una Comenta Mahoma Asad, en El Mensaje del Corán:
sociedad jerarquizada. Sin embargo eso es justo lo contrario a
lo que la cosmovisión islámica proclama: el carácter insondable Este precepto, que implica el gobierno mediante consenso y
de Allah se da como no localización, descentralización, apertu- consulta, debe considerarse como una de las cláusulas funda-
ra hacia lo ilimitado. Allah es irrepresentable: no puede ser sus- mentales de la legislación coránica relativa al régimen de
tituido por imágenes ni por seres humanos, ya que esto signifi- gobierno. El pronombre “ellos” se refiere a los creyentes, es
caría una limitación contraria a Su Realidad omnipresente. decir, a toda la comunidad, mientras que la expresión al-amr que
Esto no es algo marginal, sino algo medular, y profundamente aparece en este contexto —así como la frase amruhum shura bai-
arraigado en la conciencia de los musulmanes. Se trata del nahum en 42:38 revelada mucho antes— denota todos los asun-
rechazo del Shirk, la idolatría. tos de interés público, incluida la administración del Estado.
El concepto occidental de ciudadanía está asociado a eso que Todas las autoridades coinciden en que esta ordenanza, si bien
Michel Foucault llamaba “biopolítica”: una política que se va dirigida en primer lugar al Profeta, es vinculante para todos
impone al “cuerpo-social”, a través de dispositivos que regulan los musulmanes y en todos los tiempos. Algunos sabios musul-
su natalidad, su fecundidad, su mortalidad. En el artículo 8.1 manes deducen del texto de esta ordenanza que el jefe de la
del Tratado de Maastricht se establece que “será ciudadano de la comunidad, si bien está obligado a someter los asuntos al conse-
Unión toda persona que ostente la nacionalidad de un Estado jo, es libre de aceptar o rechazar sus recomendaciones; sin
miembro”. Quien no tiene la nacionalidad de uno de los embargo, resulta evidente que ésta es una conclusión arbitraria,
Estados miembros de la Unión no es ciudadano. Éste es el lími- si se recuerda que el Profeta se consideraba obligado a acatar las
te interno de los derechos del hombre. Habría que estudiar el decisiones de su consejo.
proceso a través del cual los Estados-nación han ido apropián-
dose cada vez más férreamente de la idea de ciudadano, como Volviendo al artículo de Marc Carrillo, no podemos más que
la idea de un individuo emancipado ha quedado reducida a la preguntarnos: ¿de dónde saca que los inmigrantes tienen “con-
de miembro de una entidad política concreta. Esto convierte a vicciones sociales teocráticas”? Sin duda se trata de un prejui-
la ciudadanía europea en una regla de exclusión: una regla a la cio, o de un malentendido. Es un mecanismo de la mente el
cual se enfrentan cada día muchos inmigrantes. Frente a esto, asociar algo que se desconoce a algo conocido. El catedrático
la pertenencia a la Ummah no es algo que ningún poder terre- comete la torpeza de referirse a algo que ignora mediante su
nal otorga, sino una toma de conciencia. equiparación a las formas religiosas que le son conocidas: el
2 0 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
nacional-catolicismo en el cual (probablemente) ha sido educa- En la primera parte de esta frase se refiere al Estado: “El
do. Sus prejuicios sobre el Islam se dan a dos niveles: el del Estado no puede [...] tolerar”, y en la segunda a la democracia:
comportamiento individual (irracionalidad) y en el plano colec- “la democracia ha de servir para liberar”. El papel del Estado es
tivo (teocracia). Lo que subyace detrás de estas opiniones es el el de limitar lo que el individuo puede o no hacer, pensar, creer,
viejo complejo de superioridad de la sociedad occidental, obse- sentir: lo que no es tolerable no se puede tolerar. Al mismo
sionado con una mitología de las edades del hombre: de haber tiempo, el Estado decide quién es o no es un ciudadano. Lo
logrado el paso de un estadio religioso hacia una era de racio- tolerable debe coincidir con la liberación que la democracia
nalidad. Es difícil de creer, pero hay gente que sigue pensando proporciona, con lo cual se comprende que se busque hacer
de ese modo, sin tener en cuenta la destrucción operada en el coincidir el Islam con una conducta intolerable, para justificar
planeta, la corrupción en todos los órdenes de la sociedad, la el trato que se les da a los inmigrantes.
sinrazón de los mecanismos sociales dominantes: la eficacia a Lo que no se nos dice es cómo una democracia bajo seme-
toda costa, el consumismo, el sistema carcelario, la acumula- jantes parámetros puede contribuir a liberar al individuo. Más
ción de riqueza en unas pocas manos, la pobreza de la mayoría, bien estamos abocados a todo lo contrario: la injerencia cada
condenada a sufrir el hambre a causa de la supuesta racionali- vez mayor del Estado en la vida de los ciudadanos, bajo la ame-
dad de un mundo cada vez más deshumanizado. naza constante de la exclusión. El pueblo gobierna, pero no
Se me ocurre —como resultado del la irritación producida decide qué leyes le gobiernan: la ley sigue siendo el objeto de
por la pregunta—, que el catedrático está bloqueado en su pro- monopolio por parte de una casta. La voluntad de la mayoría
pio conflicto interno (Iglesia/ Madre-Estado/ Padre), y no con- de la población es ninguneada por una oligarquía mediática,
templa la posibilidad de acceder a un plano que no es sino la militar y económica que actúa “en nombre de la democracia”.
superación de ese conflicto, mediante la superación de toda No hay que engañarse: se trata del Estado contra el pueblo, de
estructura jerárquica como modo de organizarse una sociedad la contradicción esencial entre Estado y democracia.
pacificada. Esto puede desprenderse de su artículo, cuando Porque, ¿qué es el Estado? Se trata del lugar donde cada
habla del papel del Estado como Padre: persona deposita su poder para ya no tener que seguir cargan-
do con él. El Estado es el producto de un supuesto pacto donde
El Estado no puede ejercer una especie de paternalismo que lo todos nos comprometemos a delegar nuestro poder en algo
conduzca a tolerar comportamientos individuales o colectivos que, en forma de representación, lo va a detentar y ejercer en
que constituyan una violación de la dignidad y los derechos nombre del bien común.
humanos esenciales. Contra esto, el Estado ha de ser beligeran- ¿Cuándo será capaz el hombre de liberarse de esas estructu-
te, pues es evidente que la democracia ha de servir para liberar ras de poder y poder comunicarse directamente con la reali-
personal y socialmente al individuo. dad? ¿Hasta cuándo seguirá preso de las representaciones? Sólo
Allah sabe. La dependencia del hombre de una jerarquía es eso
que el Islam vino a abolir hace cientos de años, con la posibili-
la Gaceta 2 1
a
número 430, octubre 2006
a
dad otorgada de recibir la revelación en cada corazón, según carse con la realidad directamente, nos ofrece la posibilidad de
la capacidad de cada uno. Esta posibilidad nos exige el uso de permanecer en el mundo tal y como se nos revela, con su diver-
la razón, tal y como Allah nos dice en el Corán: sidad esplendorosa. Ésta es, sin duda, la verdadera amenaza que
el catedrático siente: la de acceder a su mayoría de edad como
Ciertamente, en la creación de los cielos y de la tierra, en la ser humano, liberarse de las estructuras de saber-poder (Madre
sucesión de la noche y el día: en las naves que surcan el mar con Iglesia-Padre Estado) como referente, y acceder a este encuen-
lo que es de provecho para el hombre: y en las aguas que Allah tro directo con la realidad, en la desnudez de su conciencia, en
hace descender del cielo, dando vida con ellas a la tierra, antes el vacío de las representaciones. El Islam no es más que eso: la
muerta, y haciendo que se multipliquen en ella toda clase de relación directa que cada ser humano entabla con la fuente de
criaturas: en la variación de los vientos, en las nubes sujetas a su todo lo creado, según su capacidad y entendimiento. La relación
curso entre el cielo y la tierra: en todo eso hay mensajes claros del uno (el hombre unificado) con nuestro origen Único,
para gentes que usan su razón. (Corán, al-baqara 164) común y compartido. En esa relación el ser humano desaparece
como un ente separado, se reconoce inscrito en el orden mile-
El uso de la razón es esencial al Islam, tal y como el Corán nario de la tierra, formando parte de un mundo regido por unas
nos dice en muchos otros pasajes. Esto es así hasta el punto de Leyes anteriores a cualquier ley creada por el hombre. Se reco-
que, según el dicho del Profeta (paz y bendiciones): “Sólo se noce sometido, y no acepta otra guía que la palabra revelada.
comprende todo el bien con el intelecto. No hay modo de vida
(o religión genuina) para quien no tiene intelecto” (de Tuhaful Sed firmes en establecer la justicia, dando testimonio de la ver-
Uqul, pag. 44). Pero esto es algo que el catedrático no puede dad por Allah, aunque sea en contra vuestra o de vuestros padres
comprender, por el momento, pues parece acostumbrado a y parientes. Tanto si la persona es rica o pobre, el derecho de
asociar la espiritualidad con el irracionalismo. Allah está por encima de los [derechos] de ambos. No sigáis,
La razón es un animal extraño, capaz de lo más noble y de lo pues, vuestros propios deseos, no sea que os apartéis de la justi-
más horrible. Los filósofos nos han hablado de una razón indi- cia.(Corán, surat 4, 135)
vidual y de una razón colectiva. Existe también una razón ins-
trumental que ha sido situada (por Adorno y Horkheimer, entre No os devoréis la hacienda injustamente unos a otros, ni emple-
otros) en el origen de las diversas formas de barbarie del siglo éis artimañas legales tratando de devorar injusta y deliberada-
XX —Auschwitz, el Gulag o Hiroshima. Todos los grandes mente lo que por derecho pertenece a otros. (Corán, surat 2,
movimientos del terror del siglo XX reivindicaron una raciona- 188)
lidad al servicio del progreso, ese mismo progreso que ahora se
dice amenazado por un colectivo de seres irracionales y concep- El encuentro de cada criatura con el Creador nos conduce al
ciones teológicas. La razón de Estado es perversa porque parte umbral de otro diálogo: el que entablan los hombres entre sí.
de la tiranía del concepto y del positivismo con los que el ser Un contrato social basado en estas premisas tiende a mostrar
humano pretende dominar la naturaleza de una forma impulsi- que el hombre, cuando se ha liberado de toda idolatría, es capaz
va y totalitaria y, en definitiva, dominar al hombre. de convertirse en el califa de la Creación, de ejercer esa respon-
Lo que Allah nos propone es usar nuestra razón para com- sabilidad que emana del sometimiento, de la aceptación cons-
prender aquello que nos rodea, no a través de aplicarle ningún ciente de la Unidad de todo lo creado. Responsabilidad que me
saber positivo, sino en ser capaz de recibir el sentido directa- arranca de mí mismo, de mi solipsismo, de mis límites de cria-
mente como experiencia que emana de una realidad en cons- tura, para insertarme en un entramado de relaciones donde el
tante movimiento, y por eso capaz de transformarnos. El uso otro no es un ser ajeno, sino otro modo de yo, el hombre. La
de la razón no puede reducirse a la aplicación de un saber pre- comunidad de los creyentes, in sha Al-lâh. Ante esta perspecti-
establecido. Frente a las ciencias del hombre, que proyectan va es lógico que el Estado se defienda. Pero sólo Allah sabe. G
una determinada estructura mental asociada (como ya mostró
Michel Foucault) a un ejercicio de poder, la revelación nos
ofrece la posibilidad de permanecer en lo abierto sin depender
de ninguna teoría, ninguna coartada. Nuestra razón no puede
ser un instrumento de dominio, sino de comprensión de nues-
tro entorno. No es sólo un instrumento, pues un instrumento
puede ser usado para otros fines que los que la razón propug-
na: puede usarse la razón al servicio de un afán de lucro, de un
desequilibrio que nada tiene de racional. La razón es un cami-
no para comprender lo que es anterior a ella: los procesos del
día y de la noche, el movimiento de los astros, el latido interno
de las cosas. Para acceder a esa comprensión hay que comenzar
reconociendo que nuestro saber es siempre limitado, que la
recta razón nos abre, no nos protege en un saber cerrado, sino
que nos conmina a mirar a lo desconocido de lo que formamos
parte.
Aceptar la revelación no es aceptar el libro revelado como un
conjunto de leyes inmutables. Aceptar la revelación es comuni-
2 2 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
Comentarios impertinentes
de un mexicano en el reino de España
R ICARDO C AYUELA G ALLY
la Gaceta 2 3
a
número 430, octubre 2006
a
llevó a un club de futbol español a la segunda división, mismo A Jean-François Revel, o André Glucksmann o Adam Michnik.
en el que ejercía una especie de neronato despótico en sus ves- ¿Qué debate puede haber entre personas que previamente
tidores, con su caballo Imperioso de convidado de piedra. están de acuerdo? Eso sí que es pensamiento único. Encima,
Entiendo reírse de él por extravagante y arcaico, incluso que se asume moralmente superior. Toda ciudad tiene derecho,
entiendo su transformación en un icono posmoderno, digno casi diría la obligación, de plantear un modelo de desarrollo y
contertulio de la televisión basura. Lo que no entiendo, con Barcelona es una maestra en esto, pero disfrazar su crecimien-
honrosas excepciones, es el obituario elogioso y las lágrimas to inmobiliario y la extensión, en los hechos del área metropo-
negras que suscitó, a diestra y siniestra, su deceso. litana a los municipios colindantes, no merece la zanahoria de
Otro ejemplo dramático, la buena, casi unánime acogida al los buenos sentimientos. Demasiadas contradicciones y flancos
Forum de las Culturas de Barcelona en los principales medios. abiertos en un evento como para suscitar tal nivel de aproba-
Para el resto del mundo, incluida su inauguración, el Forum es ción.
una No-noticia. Simplemente no existe. Curiosa metáfora de Así, pues, la crítica se inscribe en este marco amplio de cosas.
un evento que pretende ser una apuesta por el diálogo y el Y no se trata de una atmósfera demasiado propiciatoria.
entendimiento entre las culturas del mundo. Dejemos de lado
la sospecha del derroche publicitario ejercido por el Forum en La crítica en general
los distintos medios y centrémonos en su esencia. Para ello hay
que recordar que Barcelona se declaró, a través de sus consis- Detecto un divorcio entre la realidad de la industria editorial
torio municipal, ciudad antitaurina. Como bien dijo Albert española y su recepción social. España, con enorme inteligen-
Boadella, el líder de El Juglars, “se declaran ciudad antitaurina cia y sensibilidad ha sabido construir una prodigiosa industria
porque aún nos se atreven a declararse ciudad antiespañola”. editorial. La tercera o cuarta del mundo. Dejemos de lado los
Una ciudad, que persigue con libros institucionales, las auto-
saña a su propia feria de abril, ayudas, los best sellers, los libros
que escruta en sus finanzas y Los críticos suelen ser el último escalón de la de personajes mediáticos, los
busca terminar con esta romería pirámide literaria. Y por lo tanto un estamento libros oficiales y los libros edita-
popular, que congrega a cientos ansioso de subir peldaños y hacer “carrera litera- dos por el propio autor, aún así,
de miles de personas todos los ria”. Los medios no promueven y valoran su tra- sobre el universo de los 60 mil
años, felices de tomarse unos bajo y ellos mismos lo usan como trampolín, títulos anuales, quedan varios
vinos a la salud de la Virgen del como punto de arranque. La crítica debe ser algo miles de títulos al año de enor-
Rocío o de San Rafael Bendito, valioso en sí mismo. No un vehículo para. me interés. El trabajo de rescate
y salir por bulerías, una fiesta de autores centroeuropeos de El
que no hace mal a nadie, salvo a Acantilado, la ampliación del ca-
aquellos que tienen una idea preconcebida y mecánica de lo non de clásicos que lleva a cabo Pre-textos, la imprescindible
que es, o no es, ser catalán. Una ciudad incapaz de alentar su colección de clásicos medievales de Siruela o los clásicos greco-
propia y real diversidad, cada vez mayor, como un simple paseo latinos de Gredos, la impronta de catálogos históricos como el
por el Raval vendría a confirmar, promueve como la sede, la de Seix-Barral, la pionera y casi insuperable labor de Anagrama
campeona de la diversidad y de lo “multiculti”. Eso sí, todo o Tusquets, o el trabajo actual con los clásicos latinoamericanos
rotulado sólo en catalán, no vaya a ser que nos entiendan los de Alfaguara, etcétera, forman un conjunto admirable, atento a
charnegos. La multiculturalidad entendida como compartimen- las novedades del mundo, consciente de la vigencia del pasado
tos estancos, inmutables e imperturbables. Los catalanes somos en las letras y que abarca a todo, o casi, autor vivo de interés.
así. Pase y vea a su vez cómo es una tejedora de mimbre de Por no mencionar a Galaxia Gutembreg y el Círculo de
Malí. Todo por los siglos de los siglos. Un parque temático de Lectores, con su apuesta intelectual y moral por los disidentes
las culturas. Parafraseando a Savater diría que lo asombroso no del Este y los supervivientes de los horrores de la segunda gue-
es la variedad, sino el intento de unidad que subsiste en ella, rra mundial y el Holocausto. Y sin embargo, este universo tan
pese a ella; el milagro no es que se hablen mil y una lenguas rico y denso no queda reflejado en el debate cotidiano de la
(Babel es nuestra condena), sino que se pueda traducir de una a sociedad española. Cae en una suerte de mar de los sargazos.
otra. Y pensando con Amartya Sen, la identidad es, ha sido Casi en ninguna tertulia radiofónica o televisiva existen libros,
siempre, un proceso híbrido, mestizo. La globalización es inhe- ni siquiera como decorado, y el único programa de libros de la
rente a nuestra especie. La humanidad es la historia de sus televisión pública y general del país es una suerte de soliloquio
mezclas. Sen propone, frente a la quimera de las identidades a mayor gloria de quien lo dirige. Negro sobre negro. No sé
cerradas, las afinidades electivas. Antes que sentirme mexicano cómo los editores españoles no se han organizado aún para
soy editor, lector de Proust, amante de la cocina libanesa, juga- financiar un verdadero programa de libros en la televisión,
dor de ajedrez y en cualquiera de estos campos puedo tener afi- hecho por profesionales independientes, abierto y plural.
nidades mayores con ciudadanos no mexicanos que con un Entretenido. Para adultos y ciudadanos libres.
policía mexicano o un vendedor de agua de chía. Así pues, una industria que podría alimentar los debates de
Una crítica por la izquierda al Forum: si una pareja de jóve- los medios en todas y cada una de las ramas del saber, cine, tea-
nes estudiantes, con toda la buena voluntad del mundo, quiere tro, cocina, ciencia, artes plásticas, política internacional, etcé-
compartir los ideales que animan el evento, eso no la excluye de tera, se circunscribe a los espacios tradicionales: los suplemen-
gastar sus buenos cien euros. Un evento para personas bien tos culturales y las revistas. Un verso del poeta mexicano
pensantes, pero con poder adquisitivo. Una crítica desde el Ramón López Velarde me parece que resume la relación entre
liberalismo, ¿por qué no se invitó a nadie que piense distinto? la industria editorial española y la sociedad. “Una cornucopia
2 4 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
(es decir, un cuerno de la abundancia) que se vuelca en un el camino. La crítica debe tender vasos comunicantes. Para eso
cadalso”. Una paradoja más: los lectores de suplementos ya han es necesario haberse bebido más de un vino, de distintos odres.
hecho su trabajo por su cuenta y tienen un criterio más o
menos establecido de qué leer y por qué. Ahora algunos factores propios del texto de la crítica:
la Gaceta 2 5
a
número 430, octubre 2006
a
Dos poemas
L UIS F ELIPE D ÁVALOS
Anécdota
De ordinario
2 6 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
Tres poemas
M IGUEL Á NGEL M ONCADA
La perla negra
Hace tiempo
dejé la senda fácil
y es que me hirió
la perla negra.
La jaula es de cristal
y te contiene,
dentro, tú sueñas
con palabras oscuras como tigres:
tres últimas palabras bastarían,
sólo tres
para elevarte
como el tigre. G
la Gaceta 2 7
a
número 430, octubre 2006
a
Colomer, Teresa. Andar entre libros.
Andar entre libros, La lectura literaria en la escuela.
México: FCE, 2005, 277pp.
de Teresa Colomer
Andar entre libros. Es decir marchar, ción que aparece indisolublemente vas especificaciones provienen del impac-
moverse con soltura en el universo de la ligada a la construcción de la sociabili- to que han tenido las amplias variaciones
cultura escrita. Tal es, a grandes rasgos, el dad y realizada a través de la confron- históricas, culturales y políticas aconteci-
núcleo temático de este libro. Pero, sien- tación con textos que explicitan la das a lo largo de los últimos decenios,
do más precisos, se puede decir que esta forma en la que las generaciones ante- sobre las maneras en la que se construye y
publicación constituye una herramienta riores y las contemporáneas han abor- aprecia socialmente a las generaciones de
útil para todos aquellos que asumen la dado la valoración de la actividad los “nuevos” (niñez, adolescencia, etc.); y
difícil tarea de construir, en el ámbito humana a través del lenguaje (p. 38). cómo esto constituye un entramado que
escolar, una andamiaje que haga de la lec- desemboca en las elaboraciones teóricas
tura literaria un soporte formativo, un Esta conciencia de la historicidad de las de la lingüística, la pedagogía, la teoría
basamento para interactuar, de manera prácticas letradas en el seno de la institu- literaria y otra disciplinas afines, revir-
creativa, autónoma, con el complejo ción escolar es manifiesta sobre todo en la tiéndose a su vez hacia la oferta editorial y
entorno que constituye la letra escrita en primera parte del libro, donde la autora las maneras de trabajar con los jóvenes en
las sociedades contemporáneas. Para lo elabora un breve y claro resumen de la el ámbito de promoción de la lectura.
cual, sobra decir, no hay recetas ni fórmu- evolución de las expectativas de forma- Sintéticamente, podemos señalar como
las preestablecidas, pero sí —como lo ción que aquélla ha depositado en la lec- eje central de estas variantes teórico-cul-
muestra Colomer— maneras de entrete- tura literaria. Aunque, hay que decirlo, turales el papel que ahora se concede al
jer los conocimientos derivados de expe- éste no es el asunto principal de la obra; lector en la construcción del sentido,
riencias de índoles diversas (didácticas, como decía, este ejercicio no es sino es menos en tanto sujeto cognitivo universal
sociológicas, etc.) con la reflexión teórica, una manera de situar la propia acción, y aislado, que en tanto miembro de una
a fin no sólo de identificar con pertinen- para poder asumir mejor, con más ele- comunidad interpretativa. Sintagma, este
cia los obstáculos para la progresión lec- mentos, la tarea constructiva fundada en último, que obliga a reconocer a la escue-
tora, sino también a fin de describirlos la visión de la literatura como componen- la como un espacio estructurante, en el
con paciencia, sin alarmismo, multipli- te central de la formación. cual, a pesar de reconocerse la importan-
cando los ángulos, y por ende, las estrate- Y estos elementos son, en primera ins- cia del sujeto del aprendizaje —o la
gias. tancia, el conocimiento, por parte del potencia liberadora de la imaginación—
La autora tiene clara conciencia del agente promotor (que por lo general es el en la construcción del sentido, también es
hecho de que la lectura es una práctica maestro), de los libros. Lo que parece importante asumir, como ya lo señalara
culturalmente situada, que responde a banal, sin serlo. La evolución de las prác- Hannah Arendt, la necesidad de introdu-
configuraciones históricas y sociales pre- ticas lectoras, y del universo de lo escrito cir a los nuevos en la profundidad del
cisas; de que, al igual que la institución en general, ha multiplicado las categorías tiempo y el espesor de la cultura a través
escolar, las prácticas ligadas a la literatura de lector, las posibilidades de acceso a lo de la tradición: es decir, la necesidad adul-
y a la cultura escrita en general provienen escrito, y ha modificado los presupuestos ta de asumir este mundo como propio, y
de focos culturales específicos, y de que sociales y cognitivos sobre los que reposa de decir a los nuevos “he aquí nuestro
ello tiene implicaciones de una compleja la lectura literaria. La mutación de la fun- mundo”. Para lo cual se propone, por
conflictividad. En otras palabras, Colo- ción social de la literatura, ligada a los supuesto, la inmejorable ayuda de la
mer no asume el mandato escolar y alfa- avatares de las sociedades modernas en buena literatura.
betizador como una “misión universal” todas sus variantes, conlleva cambios en la Así, el aspecto más técnico del libro,
que haya que cumplir acríticamente; lo producción del libro en múltiples niveles relativo a las estrategias concretas con
que asume es el compromiso que como —que la autora describe con profundidad base en las cuales la institución escolar
agentes nos impone el estar históricamente y al mismo tiempo con sencillez. Su des- puede proponer una estructura sólida, y al
situados; y el consiguiente compromiso de cripción de las nuevas tendencias del mismo tiempo flexible, para encaminar
intentar fomentar, en el seno mismo de la campo, sobre todo en lo relativo a la lite- convenientemente las prácticas lectoras,
escuela, la operatividad de dispositivos ratura infantil y juvenil en tanto género reposa no sólo en la recopilación de dife-
que democraticen el acceso a esa capaci- específico, son una invitación al docente rentes experiencias docentes, editoriales,
dad que, ciertamente, tiene la literatura para que se actualice —o, más llanamen- etc., sino también, o sobre todo, en la
para formar, en el sentido de la Humanitas te, para que lea—, y se convierta en un convicción de que la literatura no es un
latina o de la Bildung alemana. Pues guía capacitado para facilitar a sus alum- añadido decorativo en las curricula, sino
nos el acceso a un catálogo literario actua- que puede, y debe ser, una práctica cons-
el objetivo de la educación literaria es, lizado y con cada vez mayores especifica- titutiva de los procesos formativos de la
en primer lugar, el de contribuir a la ciones. escuela moderna. G
formación de la persona, una forma- Colomer nos muestra cómo estas nue-
2 8 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
Toscana, David. El Ejército iluminado.
El ejército iluminado, México: Tusquets, 2006,
Andanzas, 233pp.
de David Toscana
La locura como poética. No una locura la sede olímpica, el profesor corre de el que se demuestra que un hombre que
malsana o criminal, oscura o violenta, forma paralela su propia ruta, en ha sufrido una humillación, por absurda e
sino una ligera (pero reveladora) altera- Monterrey, realizando la proeza de com- inexistente que ésta pueda ser, tiene el
ción de los sentidos, una exaltación de la pletar la ruta 24 segundos antes que derecho de exigirle a la vida una satisfac-
propia fantasía, la conquista que empren- Clarence DeMar, quien recibe en el podio ción.
den las fuerzas de la imaginación en el la medalla de bronce. A lo largo de los Cada libro de David Toscana es una
territorio de lo cotidiano. La excentrici- años el corredor fantasma exige al norte- fiesta. Una parranda donde el lenguaje se
dad de quien se atreve a vivir sus propios americano le entregue el galardón, me- desliza al ritmo de una de las mejores pro-
mundos y desdeñar así una normalidad diante cartas que envía a DeMar donde sas del país: precisa, expresiva, caracolera.
apocada, simple. La misma locura quijo- Matus argumenta que el hecho de no Prosa capaz de describir y encarnar los
tesca (aquí, el novelista sonríe) que en estar presente, no le quita el mérito de ser mundos alucinados de personajes deliran-
cada libro de David Toscana (Monterrey, más veloz que él. Luego, al pasar de los tes que no encuentran su sitio en el
1961), una de las voces narrativas más años un Matus ya anciano decide refren- mundo.
relevantes del país, deviene en aventura dar su triunfo: la carrera que enfrenta es Novela moderna de aventuras, vindica-
íntima y humilde cruzada por nuestra contra la vejez y la muerte. ción de su autor como un novelista origi-
propia alma, en advocación de la libertad Esta animadversión contra todo lo que nal y decantado, libro animado por las
necesaria para que los personajes existan huela a norteamericano lleva al profesor a razones de la sinrazón, El ejército ilmunado
plenamente, para que encarnen sus desti- reunir un ejército de iluminados, con el nos habla desde esa revelación que signi-
nos. fin de recuperar el territorio y la honra ficaba la locura para los antiguos griegos:
Froylán, que abandonó su vida, aguijo- perdida de la nación, ambos encarnados la intrusión de las fuerzas divinas en el
neado por las fantasías de un viejo y el ful- en el estado de la estrella solitaria: Texas. alma del hombre, con la finalidad de su
gor de una mujer que no conoce (Estación Los reclutas son niños con retraso mental salvación o su destrucción. Toscana es un
Tula). Pruneda, visitante asiduo a los quienes deciden, inspirados por el patrio- narrador de destinos humanos, grandes
cementerios que adopta como centro de tismo de Matus, no ser lo que los demás por pequeños, aventurados por únicos,
gravedad en su vida los huesos de, supone, dicen que son: no quedarse a comer gela- tristes y claros por irreversibles. En cada
una niña anónima (Duelo por Miguel tina todas las mañanas, ni permanecer uno de sus libros, el autor conduce a un
Pruneda). Lucio, quien vive entregado a la inmóviles frente al televisor, ni cantar ejército de personajes hacia el conoci-
inútil labor de preservar y condenar los letras con rimas insípidas, sino ser héroes miento de sí mismos, hacia el enfrenta-
buenos y malos libros de una biblioteca de en tiempos hipócritas. miento con su propia locura, a exterminar
un pueblo moribundo (El último lector). El El Gordo Comodoro, cuya reliquia de peligros que quizá no existen y a borrar
mismo espíritu que los impulsa hacia su buena suerte es La inmaculada, una ficha afrentas que nunca sucedieron; a salvar un
extravagante vocación, posee, en El ejérci- de dominó; Azucena, soldadera a quien, mundo que quizá sea más real que éste.G
to iluminado, a Ignacio Matus, profesor según el Gordo, se puede reconocer entre
retirado, maratonista, antiyanqui, funda- los combatientes por su belleza; el
dor de un grupo paramilitar, general en Milagro, sobreviviente tembloroso de la
tiempos de paz. caída de un rayo; el Cerillo, eternamente
Entre las novelas del regiomontano, El dormido, cuya madre lo entrega a Matus
ejército iluminado se emparenta de modo para que lo convierta en un guerrero;
más directo con Santa María del Circo. En Ubaldo, el renegado del grupo que termi-
ambas, el ritmo narrativo está impulsado na por revelarse como un líder. “Ellos tie-
por la dinámica que cada personaje apor- nen derecho a vivir y morir y disparar en
ta (las introspecciones son escasas y bre- el lugar del mundo que su ilusión les
ves) y la locura de un viejo conduce a un dicte.” Poco importará que disparen sus
peculiar grupo a librar una batalla perdida armas en el lado equivocado de la fronte-
de antemano. ra, contra el ejército incorrecto y que hie-
El odio de Matus contra los gringos ran a los lugareños pensando que infligen
tiene sus orígenes en la injusticia que las heridas hondas a una nación enemiga:
glorias deportivas cometieron con él: “…la cordura no tiene cabida esta noche
arrebatarle la medalla del tercer lugar en entre las almas grandes.”
las Olimpiadas de Francia, en 1924. Al Con esta trama descabellada, David
mismo tiempo que la competencia de los Toscana factura un libro bello, calado de
42 kilómetros y 195 metros tenía lugar en momentos y personajes memorables; en
la Gaceta 2 9
a
número 430, octubre 2006
a
C ARLOS M APES
Álvaro Quijano: una silla y una mesa improvisada como escritorio. La duda entre com-
prar un grabado de Chagall o permanecer unos días más en París. Una pausa en el telé-
fono para ir por un cigarrillo. Movimientos precisos y humor vikingo. Voz cavernosa,
resonante. Dedos largos. Tez pálida. Sudor en la frente. Mirada lejana y a la vez pro-
funda. Amante de la literatura rusa y de las mujeres de tipo eslavo. Ginecólogo autodi-
dacto. Sueño inconcluso durante la noche. Pasión por el movimiento de la escritura
epistolar y por la quietud de los diarios. Destreza y elegancia en ambos géneros. Como
Chagall, descubridor de la metáfora del amor. Taurófilo. Aficionado a la magia antigua
del I Ching. Un viaje lejano a Polonia: una fractura en la memoria. Caminante de los
espacios abiertos y metafísicos de Giorgio de Chirico. “Necesidad de creer en algo más
que en sí mismo.” Una bufanda sobre el cuello en invierno y una especial disposición a
la charla. Gran conversador, capaz de hacer de los espejos agua detenida. Predilección
por el color de algunas tardes de octubre. Intérprete de los sueños. Al igual que Kafka,
obsesión por descifrar el sentido de la puerta. Miedo a elegir un destino fijo. Extraña
combinación de medieval y renacentista. Amabilidad y honor en su corbata.
Indignación provocada por un recado mío que escuchó en la grabadora de su teléfono
y que no incluía como saludo la palabra “compadre”.
Después de leer El sueño de los héroes, de Bioy Casares, Álvaro Quijano emprendió un
viaje a Buenos Aires; el ejemplar de este maravilloso libro fue su único pasaporte, el cual
certificaba la íntima esperanza de toparse con Borges en algún lugar de la calle Maipú.
La gente asegura que cuando este vikingo, tierno y enamoradizo, se interesaba real-
mente por alguien, era capaz de creer sólo en lo que la otra persona creía, sobre todo
si se trataba de una mujer. También, que su identificación con la mula melancolía, como
él la nombró en La lucha con el ángel, podía llegar a tal punto que constantemente se
autorretrataba con el rostro delgado y alargado, como si fuera un personaje de
Modigliani. (El escenario perfecto para tal estado de ánimo era la imagen de una ven-
tana.) Su amplio entusiasmo por la vida lo obligaba a enredarse con las palabras, para
hacer un mundo, una naturaleza, un idioma común. Por eso, Álvaro Quijano muy
pronto se aprendió de memoria los siguientes versos de Whitman: “Éstos son pensa-
mientos de todos los hombres en todas las épocas y tierras: no son originalmente míos./
Si no son tuyos tanto como míos, son nada o casi nada…/ Ésta es la hierba que crece
dondequiera que haya tierra y agua,/ éste es el aire común que baña al planeta.”
3 0 la Gaceta
a
número 430, octubre 2006
a
Autorretrat0 con mi hermana
Poema
Cuando los árboles se inflaman…
Sólo quedan los nombres de las cosas
Sentado en una banca de la plaza, y sus rastros en el derrumbe,
entre niños, árboles, pájaros, como una fuente callada y la humedad
ella mira la tarde. de los sueños en la hierba del jardín.
Las sandalias de la adolescente El instinto digital de la mirada
se arrastran coquetas busca un asidero entre las hojas
(hay todavía un olor a sol). de los árboles que se derraman.
Entre los pájaros, entre los árboles, (Esperábamos que los días se cumplieran
¡qué ruido inmenso es el crepúsculo! como la noche de nuestra primera felicidad.)
*
(Sobre las sábanas, entre los pliegues
nacen los laberintos.)
la Gaceta 3 1
a
número 430, octubre 2006
a
a
a
a
a
a
a
Saber morir
■ Un texto de Iván Illich
a
a
a
a
Sumario
Mito 11
Entrevista con Roberto Calasso
a
a
Presentación
Un elemento común, no previsto, otorga una momentánea unidad a lo diverso. Quie-
nes nos dedicamos a las publicaciones periódicas lo sabemos. Algunos le dicen “sig-
nos del tiempo”. Lo cierto es que el tejido de los diferentes puntos de vista no depen-
Directora del FCE
de de una mano omnipresente, sino de algo que aun siendo concebido por la razón
Consuelo Sáizar
escapa de ésta convirtiéndose en coyuntura contingente, asociaciones que están en el
Director de La Gaceta pensamiento, dice en estas páginas Roberto Calasso.
Luis Alberto Ayala Blanco En el presente número de la Gaceta, rendimos homenaje a Edmundo O’Gorman
en el centenario de su natalicio, publicamos una entrevista con Calasso, un artículo
Editor inédito en español de Ivan Illich (no incluido en sus Obras reunidas), una crónica de
Josué Ramírez
Mauricio Montiel Figueiras y, entre otras colaboraciones, una memoria literaria
Consejo editorial de Jorge Herralde, todo lo cual genera un complejo de interrelaciones armónicas.
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman, A primera vista, el conjunto de textos reunidos no responde a una idea unitaria,
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, pues no nos propusimos un número monotemático o un tema repartido en distintos
Axel Retif, Tomás Granados Salinas, géneros. Pero la lectura de las partes asombra porque en su trasfondo están presentes
Álvaro Enrigue, Max Gonsen, Nina
la necesidad de la historia y la inevitabilidad del mito. Ni luz ni sombra: lo que resul-
Álvarez-Icaza, Paola Morán, Luis Ar-
turo Pelayo, Citlali Marroquín, Ge- ta es una suerte de mirador desde el cual se pueden ver a distancia los matices de luz
ney Beltrán Félix, Miriam Martínez y sombra que constituyen el paisaje, captando en los detalles su totalidad.
Garza, Fausto Hernández Trillo, Eugenia Meyer resalta los aspectos interactivos entre un autor y su obra, la pasión
Karla López G., Alejandro Valles con la que O’Gorman profundizó en el conocimiento del pasado hasta conformar
Santo Tomás, Héctor Chávez, Delia una filosofía del historiador, combativo y polémico; Mauricio Tenorio Trillo y Carlos
Peña, Antonio Hernández Estrella,
Juan Camilo Sierra (Colombia), Mar-
Bravo Regidor abordan la presencia de O’Gorman en el ámbito académico de Esta-
celo Díaz (España), Leandro de Sa- dos Unidos y los diálogos del historiador mexicano con la cultura norteamericana;
gastizábal (Argentina), Miriam Mora- Calasso habla de los principales asuntos que han hecho de sus libros una constelación
les (Chile), Isaac Vinic (Brasil), Pedro contemporánea de los mitos griegos e hindúes, de las técnicas mixtas de composi-
Juan Tucat (Venezuela), Ignacio de ción, que hacen de cada uno de sus libros una pieza distinta; Illich redefine, desde la
Echevarria (Estados Unidos), César
crítica social, el papel de los médicos frente a la muerte de sus pacientes y el signifi-
Ángel Aguilar Asiain (Guatemala),
Rosario Torres (Perú) cado actual de “vida” y “sistema”, este último como metáfora asimilada al estado de
salud del cuerpo; la crónica de Montiel Figueiras y la remembranza de Herralde son,
Impresión de alguna manera, dos vertientes de la historia y su intrínseca relación con el mito y
Impresora y Encuadernadora su figura actual en la cultura contemporánea: el relato, donde no hay un héroe que
Progreso, sa de cv resuelva un conflicto sino un conflicto revelado en las acciones o las obras de un
Formación
escritor.
Cristóbal Henestrosa No es algo insólito, la rima es una correspondencia de la que, como lectores, so-
mos testigos presenciales: el espejo es análogo al silencio. Las lecturas de conjunto,
La Gaceta del Fondo de Cultura Econó- por tanto, no se proponen unificar sino descubrir la intercomunicación de las ideas,
mica es una publicación mensual edi- del sentido que éstas le dan a la existencia representada, revisada o descrita en algu-
tada por el Fondo de Cultura Econó-
na de sus partes.
mica, con domicilio en Carretera
Picacho-Ajusco 227, Colonia Bosques
del Pedregal, Delegación Tlalpan,
Distrito Federal, México. Editor res-
ponsable: Josué Ramírez. Certificado
de Licitud de Título 8635 y de Lici-
tud de Contenido 6080, expedidos
por la Comisión Calificadora de Pu-
blicaciones y Revistas Ilustradas el 15
de junio de 1995. La Gaceta del Fondo
de Cultura Económica es un nombre
registrado en el Instituto Nacional
del Derecho de Autor, con el número
04-2001-112210102100, el 22 de no-
viembre de 2001. Registro Postal,
Publicación Periódica: pp09-0206.
Distribuida por el propio Fondo de
Cultura Económica.
Correo electrónico
gacetafce@fce.com.mx
a
a
Edmundo O’Gorman: la historia imprevisible
Eugenia Meyer
El tiempo presente adquiere claridad de sentido si conocemos nuestro pasado, si al interpretarlo lo encarnamos
y con ese conocimiento conformamos una filosofía, una razón cuya meta es la felicidad. Así lo observa
Eugenia Meyer en este ensayo que presenta las señas particulares de un autor y su obra, las del historiador
Edmundo O’Gorman, de quien se cumple el primer centenario de su nacimiento.
Apenas cuatro años antes de su muerte, al recibir el doctora- de la comprensión del pasado no opere la degradante metamorfo-
do honoris causa de la Universidad Iberoamericana, Edmundo sis del hombre en mero juguete de un destino inexorable.1
O’Gorman escribió un texto que podemos considerar su testa-
mento intelectual: Ni más ni menos. Pero ¿cómo llegó a este pronunciamien-
to, tan intenso y ambicioso? Para explicar tal convicción, resul-
[…] una imprevisible historia como lo es el curso de nuestras ta imperativo echar un vistazo a su vida y a su obra, que dan
mortales vidas; una historia susceptible de sorpresas y accidentes, cuenta de un propósito fundamental: “alcanzar el supremo
de venturas y desventuras; una historia tejida de sucesos que así objetivo de la felicidad”.2
como acontecieron pudieran no acontecer; una historia sin la Sin duda el historiador se plantea una interrogante ontoló-
mortaja del esencialismo y liberada de la camisa de fuerza de una
supuestamente necesaria causalidad: una historia sólo inteligible 1 Edmundo O’Gorman, “Fantasmas en la narrativa historiográfi-
con el concurso de la luz de la imaginación; una historia-arte, ca”, 4 de octubre de 1991, en Nexos, núm. 175, julio de 1992, México,
cercana a su prima hermana, la narrativa literaria; una historia de p. 52.
atrevidos vuelos y siempre en vilo como nuestros amores: una 2 Edmundo O’Gorman, “La historia como búsqueda del bien-
historia espejo de las mudanzas, en la manera de ser del hombre, estar. Un estudio acerca del sentido y el alcance de la tecnología”,
reflejo, pues, de la impronta de su libre albedrío para que el foco Plural, México, septiembre de 1974, p. 14.
a
gica: ¿a qué aspira el hombre? A partir de ahí logra un pensa- apenas caída la noche. Estudiamos el monumento con detalle, nos
a
miento lógico y congruente que lo lleva, a lo largo de muchos intrigaba qué partes de él eran la primitiva, la posterior y la última.
años, a definir la naturaleza de la vida humana y a perseverar Edmundo especulaba sobre todo ello, mientras yo dibujaba el
en una vida mejor para sí mismo. Ciencia y tecnología deben mural de Santa Catarina en la capilla abierta. En algunos ratos
servir al hombre para que la felicidad sea asequible. ¿Cómo?, libres leíamos la Vida interior, de Palafox, o el Santo Tomás, de
valiéndose de los instrumentos de la técnica y las profundida- Chesterton. La experiencia nos gustó, pero no la resistimos por
des del pensamiento, y así convertirse no sólo en el amo del mucho tiempo.4
universo sino en el amo de sí mismo. Es decir, el proyecto de
vida de todo ser humano debería procurar la conquista de la Después ambos emprendieron la aventura de convertirse en
inocencia que, sin duda, podría conducir a la recuperación del editores. Empezaron por publicar obras pequeñas de poesía,
paraíso perdido. luego varios libros que incluso contenían una viñeta con color
La hazaña personal y social de este hombre tan singular, que puesto a mano. Y centraron sus esfuerzos en Alcancía, una
conjugó admirablemente talentos, compromisos y pasiones editorial doméstica en la que ellos hacían y le dieron cabida a
como jurista, filósofo, historiador y maestro por excelencia, todo: poesía, historia, literatura y filosofía. Apareció entonces
arranca el 24 de noviembre de 1906 en el seno de una familia su Santo Tomás Moro y la utopía de Tomás Moro en la Nueva Espa-
con raíces irlandesas y mexicanas, “nada vulgar”,3 como dijera ña.5 La experiencia, aunque muy aleccionadora, resultó un
Justino Fernández, el amigo de toda su vida. La madre, Encar- total fracaso económico. Casi en forma simultánea, O’Gorman
nación O’Gorman Moreno, descendiente del primer cónsul publicó su Breve historia de las divisiones territoriales. Aportación a
británico en nuestro país, encauzó a sus hijos Juan, Edmundo, la historia de la geografía de México,6 como parte de las conme-
Cecilia y Tomás hacia las actividades intelectuales. El padre, moraciones por los 25 años de la creación de la Escuela Libre
Cecil O’Gorman, un ingeniero minero que llegó a México en de Derecho en 1937.
el ocaso del siglo xix, se dio tiempo para encontrar su verdade- Aquélla fue una época decisiva para O’Gorman, en lo per-
ra vocación de pintor y heredar a su familia la pasión por el arte sonal y lo profesional, por su encuentro trascendente con la
y el sentido estético. Facultad de Filosofía y Letras de la unam, primero como estu-
En 1928, Edmundo O’Gorman se graduó en la Escuela diante y, a partir de 1940, como profesor. En el viejo edificio
Libre de Derecho. Quienes fuimos sus alumnos le escuchamos de Mascarones entró en contacto con intelectuales mexicanos
decir que, luego de una década de ejercicio, considerada nota- como Antonio Caso y especialmente con José Gaos, el Traste-
ble por su agudeza y pericia, se hartó de divorciar parejas y de rrado, quien a partir de sus cursos sobre Descartes y tras en-
atender frivolidades y casos mundanos. Abandonó la práctica cauzar a sus alumnos a la lectura de Ser y tiempo de Heidegger,
jurídica. Como ya era un gran lector de historia y literatura, orientó al que ya apreciaba por su capacidad intelectual y ad-
decidió incursionar, quizá sin tenerlo muy claro, en lo que sería virtió, tiempo después, como “un historiador con una concien-
su razón de vida: la historia, en que abrevó para ir en busca de cia harto filosófica de su actividad, el historiar”.7
la felicidad que tanto pregonaría en el futuro. De hecho, José Gaos fue quien con mayor acierto y preci-
Llegó con apenas 31 años al Archivo General de la Nación sión se adentró en la obra de O’Gorman, entendida como la
(agn), en donde permaneció por espacio de casi tres lustros. afortunada mezcla entre la filosofía de la historia, la historia de
Ocupó un modestísimo puesto de historiador “c” y, apenas seis las ideas y la historia en general. Todo ello permitía al mexica-
meses después, recibió su primera promoción para ser nom- no profesar una ontología dualista de las esencias, propia de los
brado jefe de la Sección de Historia, en sustitución del recien- entes históricos, a diferencia de los no históricos, probando con
temente fallecido Luis González Obregón. ello, a fin de cuentas, que los hechos de la Historia pueden ser
Dejó el Archivo en 1952 y, tras de sí, una pléyade de artícu- objeto de ideas, pero que éstas también son entes históricos.8
los, más de medio centenar (56 para ser precisos), que publicó Ya inmerso en el quehacer histórico, O’Gorman se arrogó
al compás de sus descubrimientos e investigaciones en el Bole- la que sería su guerra personal por muchos años, el combate
tín del Archivo General de la Nación. tenaz a la historia positivista o científica que dominaba el me-
Al novel investigador le interesaba, por sobre todo, el pasa- dio de entonces, y se propuso la conquista de un territorio
do colonial y aprovechaba cualquier oportunidad para recorrer ciertamente excluyente, y hasta intolerante, que proclamaba a
los caminos de esa época y visitar monumentos del siglo xvi. El los cuatro vientos una pretendida objetividad e imparcialidad.
propio Justino Fernández contaba que el entusiasmo por los Ello sucedía al tiempo que se vio inmerso en las arenas move-
monumentos y la vida novohispana los llevó a una experien-
cia monacal, ya que durante ocho días ocuparon unas celdas
4 Ibidem, p. 14.
del convento de Acolman.
5 Edmundo O’Gorman, Santo Tomás Moro y la utopía de Tomás
Llevamos catres plegadizos, cobijas, linternas, libros, papel y plu- Moro en la Nueva España, México, Alcancía, 1937.
6 Edmundo O’Gorman, “Breve historia de las divisiones territo-
mas; lo demás lo improvisamos: unas tablas eran las mesas de
riales. Aportación a la historia de la Geografía de México”, Trabajos
trabajo. Nos impusimos por regla desayunarnos muy temprano,
jurídicos de homenaje a la Escuela Libre de Derecho. XXV aniversario,
trabajar todo el día, comer a las cinco de la tarde y acostarnos
Polis, México, 1937. Puede verse la edición corregida y puesta al día,
Historia de las divisiones territoriales de México, México, Porrúa, Sepan
Cuantos, 45, 1966.
3 Justino Fernández, “Edmundo O’Gorman, su varia persona- 7 José Gaos, “Historia y ontología”, en Conciencia y autenticidad
lidad”, en Conciencia y autenticidad históricas. Escritos en homenaje a histórica, op. cit., p. 19.
Edmundo O’Gorman, México, unam, 1968, p. 13. 8 Ibidem, p. 39.
a
a
dizas y complejas de la lucha casi iconoclasta entre hispanistas nante proceso cognoscitivo del llamado Nuevo Mundo, y dio
e indigenistas. como resultado las obras: Fundamentos de la Historia de América
En 1948 presentó su examen para obtener la maestría en (1942), Crisis y porvenir de la ciencia histórica (1947), La idea del
Filosofía con especialidad en Historia y el 12 de septiembre de descubrimiento de América (1952) y, para cerrar el ciclo con bro-
1951 obtuvo el doctorado en Filosofía. Apenas un año más che de oro, La invención de América (1958).
tarde se incorporó como profesor de carrera en la propia facul- Contundente y combativo, O’Gorman habría de tener sesu-
tad que lo había formado y ahí permaneció el resto de su vida. das polémicas:11 una primera con Lewis Hanke12 en torno a
Por casi medio siglo, hasta su muerte en 1995, O’Gorman uno de los personajes que estarían presentes a lo largo de su
desarrolló una intensa, fecunda y creadora vida académica, oficio de historiador, Fray Bartolomé de las Casas. Muchos
cuyos frutos son variados y muy importantes. Se topó, quizá sin años más tarde, aquellas reflexiones servirían de sustento a una
proponérselo, con una veta formidable al reinventar a los cro- de sus más importantes disertaciones, la que apareció como
nistas de la conquista y la experiencia colonizadora, a partir de estudio preliminar a la Apologética histórica sumaria.13
su prólogo a la Historia natural y moral de las Indias de Joseph Sostuvo otro debate, aunque fallido, con Silvio Zavala, en
de Acosta en 1940, seguida por un sinnúmero impresionante de un seminario para el estudio de la Técnica de la Enseñanza de
estudios introductorios y verdaderos ensayos filosóficos e his- la Historia, que tuvo lugar en marzo de 1945. Los dos historia-
toriográficos de autores como Fray Servando Teresa de Mier, dores se enfrascaron en una discusión sobre los problemas filo-
Gonzalo Fernández de Oviedo, Francisco Cervantes de Salazar, sóficos implícitos en la actividad del historiador. Como conse-
Pedro Mártir, Antonio de Solís, Fray Toribio de Benavente o cuencia, la Sociedad Mexicana de Historia los convocó a una
Motolinía, Fernando de Alva Ixtlixóchitl, Fray Bartolomé de sesión-duelo bautizada como “Consideraciones sobre la verdad
las Casas, por citar sólo a unos cuantos. en historia”, a la que acudirían otros distinguidos historiado-
Fue también un pensador estudioso, disciplinado y acucioso res, a manera de padrinos. Zavala invitó a Rafael Altamira y a
crítico de los primeros historiadores; prueba de ello son sus Domingo Barnés; O’Gorman invitó a José Gaos y a Ramón
espléndidas ediciones de Los nueve libros de la historia9 y de la Iglesia. La reunión estaba emplazada para tres meses después,
Historia de la guerra del Peloponeso.10
Junto con ellas, celebramos sus impecables traducciones a
obras clásicas de Locke, Hume, Adam Smith y Collingwood. 11 Cf., Carmen Ramos, “Edmundo O’Gorman como polemista”,
Todo lo cual sirvió como preludio a su encuentro con el ser
en Conciencia y autenticidad históricas, op. cit., pp. 49-67.
histórico de América, que le permitirá incursionar en el fasci- 12 Edmundo O’Gorman, “Lewis Hanke on the Spanish Struggle
a
tema central, moverse en los límites del subjetivismo, del indi-
a
vidualismo en la interpretación histórica.
Para O’Gorman era menester entregarse e incluso poner en
riesgo la vida intelectual, el propio ser moral de quien inter-
preta los hechos. Es decir, el historiador asume como un impe-
rativo involucrarse con ese pasado de manera total, para así,
y sólo así, comprendernos, correr el riesgo de una entrega ab-
soluta.
Sostuvo una tercera polémica, de calidad y sustancia, con
Marcel Bataillon,16 sobre la Idea del descubrimiento de América,
que le permitió a O’Gorman aprovechar la oportunidad para
volver, con gran placer, al reto nada despreciable de poner sus
conocimientos y su enorme capacidad filosófica para el debate
al servicio de sus argumentos.17 Se trató sin duda de defender
sus tesis con respecto al acontecimiento de 1492 y la aparición
de América en el seno de la cultura occidental que, a fin de
cuentas, involucraba la manera como se concibe el ser de Amé-
rica y el sentido que ha de concederse a su historia, frente a la
censura del intelectual francés que insistía en que O’Gorman,
de hecho, había caído en tesis contradictorias.
Bataillon defendió la forma tradicional de analizar e inter-
pretar la hazaña colombina, como también el uso que se ha
dado a la importancia de la leyenda o, quizá, al mito que los
cronistas españoles crearon en favor de la empresa real.
O’Gorman, en cambio, insistió en que el uso que se hizo de
dicha leyenda fue diverso y discutible y, sin embargo, ello no
invalidaba el hecho de que la leyenda era, finalmente, una for-
ma de interpretar la hazaña del almirante genovés.
el 15 de junio de 1945. Por uno de esos misterios, que también Cualesquiera que fueran los motivos o las formas de
caracterizan a la historia, Zavala se ausentó del país, “sin que O’Gorman para enfrentarse a las críticas o disensos, lo impor-
hubiese pedido a ninguna de las dos personas designadas por tante sin duda era la posición que tenía ante la historia; la pa-
él, que lo supliesen en ese formal compromiso que había con- sión con que defendió la historicidad de los hechos y esgrimió
traído”.14 la defensa del historicismo como verdad y razón de vida.
Y si bien el duelo programado no se llevó a cabo, en la reu- Pero no sólo América fue el sujeto de sus desvelos y dedica-
nión prevista O’Gorman tuvo la posibilidad de sugerir la crea- ción. México, en su diversidad inagotable, lo llevó por las
ción de un instituto que fuera a la vez “escuela y registro del sendas de la vida colonial y, con ello, al criollismo,18 así como
pensamiento histórico vivo, reflejo y a la vez portavoz de las al culto de la virgen de Guadalupe,19 las vivencias independen-
inquietudes espirituales de nuestros días”.15 tistas o la figura y hazañas de Miguel Hidalgo,20 las experien-
En su texto, O’Gorman recupera los elementos de la ima- cias e incursiones de liberales y conservadores que les permi-
ginación y la inventiva creadora como esenciales para la histo- tieron mirar hacia Europa o Estados Unidos en la búsqueda de
ria. Con ello, puso al descubierto la profundidad de su pensa-
miento sobre el oficio de historiar y el compromiso que 16 Marcel Bataillon, “L’idée de la decouverte de L’Amérique chez
adquiere el historiador frente a los hechos. Se trataba, a qué les spagnols dés xvle siécle, Bulletin Hispanique, París, tomo lv, núm.
dudarlo, de reconocer la importancia de los datos, de las inves- 1, 1953.
tigaciones acuciosas, pero también de asumir que la mera eru- 17 Edmundo O’Gorman, “Marcel Bataillon et l’ídée de la decou-
dición farragosa y estéril, la “letra muerta”, como él la llamaba, verte de L’Amérique”, Bulletin Hispanique, París, tomo vi, núm. 4,
no son suficientes. Se requería de una tarea mucho más diná- 1954, pp. 345-363.
mica, más comprometida, la de buscar y ahondar en las razones Un año después aparecieron ambos textos en español, Marcel
que mueven a los hombres. Hacía falta revisar los rastros del Bataillon y Edmundo O’Gorman, Dos concepciones de la tarea histórica
pasado, esas fuentes que daban motivo a un diálogo permanen- con motivo de la idea del descubrimiento de América, unam (Centro de
te entre el acontecer social y el individual para luego construir Estudios Filosóficos), México, 1955.
18 Edmundo O’Gorman, “Meditaciones sobre el criollismo”.
una historia que se humanizara a partir de la propia inventiva
Discurso de ingreso a la Academia Mexicana Correspondiente a la
del historiador.
Española, Centro de Estudios de Historia de México, México, 1970.
Era, a fin de cuentas, una confrontación entre dos tenden- 19 Edmundo O’Gorman, Destierro de sombras. Luz en el origen de la
cias: la científica positivista y la historicista. Y con ello, como imagen y culto de Nuestra Señora de Guadalupe del Tepeyac, unam, Insti-
tuto de Investigaciones Históricas, México, 1986.
14 Edmundo O’Gorman, “Consideraciones sobre la verdad en his- 20 Edmundo O’Gorman, “Hidalgo en la historia”. Discurso de
toria”, Revista de Filosofia y Letras, vol. x, núm. 20, octubre-diciembre, ingreso a la Academia Mexicana de la Historia, Memorias de la Acade-
1945, p. 180. mia, Academia Mexicana de la Historia, xxiii, núm. 3, México, julio-
15 Ibidem, p. 182. septiembre de 1964.
a
modelos y formas de vida política para sentar finalmente las dirección sabia en resolver y satisfacer eso que hoy se llaman nues-
a
bases de una “América mexicana”;21 o bien a la revolución de tras carencias —y añado, nuestros excesos—, ese deseado desper-
Ayutla,22 que sentó las bases liberales para emprender el cami- tar del trauma de nuestra historia se concreta, por una parte, en la
no por toda la segunda mitad del siglo xix. renuncia a toda esa mitología que la enerva, y por otra parte, en
Fue entonces cuando O’Gorman, en una reflexión profun- tener clara conciencia de aquellas dos posibilidades de nuestro
da, logró uno de los textos más significativos, por cuanto la tiempo a fin de colaborar generosamente en el cumplimiento de la
comprensión de la historia de México como un todo, indisolu- primera y con decisión y energía en el estorbo de la segunda.26
ble e incuestionable. En México, el trauma de su historia,23 fiel a
su prédica de que “los temas deben nacer del hígado”, hizo a En última instancia, el oficio de historiar resultó para
un lado la erudición y la “devoradora pasión por los hechos”,24 O’Gorman una actividad esencial, ligada a su amor por México
prescindió del fastidioso uso de notas y aparatos críticos que y lo mexicano, que lo llevaron a adentrarse en las aguas recón-
rayan en el exceso de la cientificidad, y se dispuso a realizar un ditas del pasado nacional, abrevando del pensamiento de quie-
análisis íntimo del proceso de la identidad mexicana, como nes dieron sentido al concepto de patria y procedieron a la
unidad fundamental de nuestra historia. creación de nuestra nacionalidad.
La suya resultó en una originalísima interpretación del pa- La suya fue siempre una prédica por reconocer que la ver-
sado de México, que le venía de dentro, a partir de un largo dad histórica era apocalíptica, que había que buscarla sin des-
proceso de reflexión e interpretación. Con gran inventiva pre- confiar de la imaginación. Vivió fiel a su forma de pensar la
sentó una serie de argumentos e hipótesis, sustentados en el historia, ajeno a lo fáctico y descriptivo para privilegiar la in-
profundo conocimiento que tenía de la historia mexicana y su terpretación y el entendimiento de los procesos históricos, tan
brillante capacidad para describir con precisión las raíces y las alejados siempre de la cientificidad que terminaba por acosar y
razones del fracaso del ser mexicano. limitar el trabajo propiamente histórico.
Se trató sin duda de un texto que provocó cierta desazón, Por ello es que ahora, en los nuevos tiempos, reconocemos
que no pasó inadvertida. En él, insiste en el recurso de la his- que la de O’Gorman fue una historia imprevisible, de atrevidos
toria como instrumento y compromiso para plantearnos el fu- vuelos, siempre en vilo, siempre en construcción, que partía
turo común. Recurriendo a un sinnúmero de pasajes históricos, de la imaginación y esgrimía como razón de ser la necesidad de
reconocía el esfuerzo por constituirnos en nación, e insistía: mostrar la natural y riquísima variedad de lo individual humano
“en la historia no se puede, sin impunidad, resucitar experien- como recurso para romper lanzas, una y otra vez, por la causa
cias agotadas”.25 de la libertad. G
O’Gorman se plantaba en el centro del acontecer nacional
de su tiempo, de la decadencia de Occidente y del verdadero 26 Ibidem, p. 119.
desafío entre la tradición y la aventura de la modernidad. Re-
conocía entonces que,
unam, 1997.
24 Edmundo O’Gorman “La historia: apocalipsis y evangelio”,
p. 98.
a
a
Desdén, deslumbre e indiferencia:
Edmundo O’Gorman en Estados Unidos
Mauricio Tenorio Trillo y Carlos Bravo Regidor
Una pregunta se responde en este artículo escrito al alimón: ¿cuál es la presencia de Edmundo O’Gorman
en el ámbito académico de Estados Unidos? ¿Cómo se ha leído su obra, cuál ha sido su difusión, y cuál
su vigencia? La respuesta, crítica y formulada en prospectiva, profundiza en las principales ideas y por ende
en la pasión intelectual que las animó, pasando al otro lado de la frontera norte.
Edmundo O’Gorman: un Mexican Victorian —traductor al cas- conmovido, ante los destellos imaginativos del que llamaba
tellano de Adam Smith, David Hume, R. G. Collingwood y “our Mexican historian”. De hecho, ambos historiadores su-
F. J. Turner, promotor de los primeros encuentros entre dos pieron mantener un desacuerdo caballeroso. Antes de que los
tradiciones historiográficas, la de Estados Unidos y la de Méxi- encuentros entre historiadores mexicanos y estadounidenses se
co—, bête noir de las historiografías nacionalistas de América, volvieran, a pesar de la oposición de O’Gorman y de Hanke,
lecturer de impecable inglés en numerosas universidades esta- tertulia de mexicanistas, mexicanos y estadounidenses, se pensó
dounidenses… Don Edmundo, sin embargo, ha merecido una en comentarios del estilo O’Gorman como el historiador mexi-
extraña recepción en Estados Unidos. Aunque a lo largo de su cano favorito de Morison y Morison como el historiador es-
vida grandes latinoamericanistas en Estados Unidos fueron sus tadounidense favorito de O’Gorman. Pero más allá del des-
interlocutores —Lewis Hanke, Irving A. Leonard, David acuerdo en el uso de las fuentes y en la interpretación, Morison
Brading, Charles Hale—, el grueso de su obra fue por mucho pintó su raya ante la desenfrenada propensión filosófico-ensa-
tiempo desconocido en la academia estadounidense, incluso yística de O’Gorman. Lo mismo hicieron otros críticos del li-
entre la mayoría de los Mexicanists. No obstante, en las décadas bro de O’Gorman como Richard Morse, quien, por otra parte,
de 1980 y 1990, a raíz de un giro teórico en el pensar historio- admiraba las tesis del “ethos” latinoamericano de un Leopoldo
gráfico estadounidense, O’Gorman pareció ganar una súbita Zea. Para estos primeros lectores estadounidenses, las ideas de
acogida. A la luz de la publicación de Metahistory de Hayden O’Gorman eran como bebidas espirituosas, fascinantes pero
White (1977) y That Noble Dream de Peter Novick (1988), de traicioneras, a consumir con cuidado y en pequeñas dosis: su
la traducción al inglés de La conquête de l’Amérique de Tzvetan erudición y su gran estilo (“the most delightful and the most
Todorov (1984) y de varios trabajos de Michel Foucault, dangerous”, a decir de Louis E. Bumgartner) atolondraban el
O’Gorman dejaba de ser extravagancia y hasta prometía vol- intelecto. Nada recomendable, en resumidas cuentas, para una
verse, en una de ésas, ortodoxia. Así, pasó de ser trasunto de la historiografía que se quería empírica y objetiva a toda costa.
inútil pero irresistible belleza del ensayismo mexicano, a ser un
posmoderno de antes de la posmodernidad: una voz que desde 2.
la América “Latina” decía lo que para lo que en los noventa era
éxtasis —invención, deconstrucción, lenguaje, imaginación, A fines de la década de 1980 las humanidades en la academia
irreverencia. Con todo, este súbito enamoramiento decantó en estadounidense se volvieron campo de batalla, movidas por la
desamor, y su The Invention of America (publicado en inglés en identity politics y las lecturas de Franz Fanon, Michel Foucault,
1961) volvió, si no ya al olvido, sí a la incomprensión. A la Paul de Man, Jacques Derrida y variopintas versiones del pos-
distancia, el desdén primero resulta tan sorprendente como el estructuralismo francés, “Nada como un término francés para
posterior deslumbre, tardío y efímero; no menos sorpresa debe neutralizar an American danger”, dejó escrito Saul Bellow en
causar la actual mezcla del latinoamericanismo estadouniden- Ravelstein (2000) —la novela sobre aquellas guerras culturales.
se: indiferencia más o menos generalizada ante la obra de Fue entonces que se puso en entredicho el “canon occidental”,
O’Gorman combinada con ejercicios de canonización posmo- que se exhibieron los usos encubiertos del poder en la produc-
derna à la Américaine. ción de conocimiento y que se impugnaron la ceguera cientifi-
cista y la aversión a la teoría crítica en las humanidades y las
1. ciencias sociales. En el campo de la historia, figuras como Ro-
bert Berkhofer, Domique LaCapra y Hayden White, entre
En 1963, el historiador Samuel. M. Morison, biógrafo de Co- otros, formularon lo que se denominó el posmodern challenge: a
lón, premio Pulitzer, profesor de Harvard y uno de los histo- decir de F. R. Ankersmit, la historización radical de todas las
riadores estadounidenses más influyentes en la primera mitad categorías y de todas las disciplinas, incluyendo a la historia
del siglo xx, publicó un detallado análisis de la versión inglesa misma. Ante este giro parecía que O’Gorman había llegado
de La invención de América. Morison no coincidía con la tesis de para quedarse: su pericia estaba precisamente en la “decons-
O’Gorman sobre Colón, pero se mostraba asombrado, acaso trucción” de términos consagrados por la historia (“descubri-
a
a
miento”, “América”, “virgen de Guadalupe”, “conservadores”, noamericanismo estadounidense canoniza y traduce La ciudad
“liberales”). En aquellos años —recuerda Tenorio— en una letrada de Ángel Rama o las Culturas híbridas de García Cancli-
plática entre Berkhofer y White salió a cuenta The Invention of ni. Pero a O’Gorman no. El problema no es el español, ni
America, libro raro que ambos admiraban. Berkhofer decía que tampoco el viejo prejuicio contra los excesos del ensayismo
la lectura de aquel libro, después de haber escrito sobre los latinoamericano, los cuales hoy palidecen ante el neobarroco
indígenas de Norteamérica ante la expansión de Estados Uni- académico de prolíficos professors aspirantes a Baltasar Gracián
dos, lo había iniciado en la práctica de la deconstrucción histo- que acaban en reborujo de Chomsky, Galeano y Homi Bhabha.
riográfica. Sin embargo, no pasó de ahí el interés por O’Gorman No. El problema es que O’Gorman hablaba desde una erudi-
entre los teóricos del posmodern challenge, tal vez por su inacce- ción inaceptable —demasiado criollismo, pero not Latin Ame-
sibilidad (The Invention of America es, hasta la fecha, el único rican enough— para las recientes modas del mexicanismo esta-
trabajo completo de O’Gorman disponible en inglés). Berkho- dounidense; además, O’Gorman no pronuncia con claridad lo
fer —termina de recordar Tenorio— ni siquiera sabía que que buena parte del latinoamericanismo estadounidense quiere
O’Gorman escribía en español. oír: autenticidad, justicia, pureza, resistencia, latinidad.
Pero en Estados Unidos, si no ya entre los teóricos, o en la Ciertamente, son varias las lecturas posibles de O’Gorman,
historiografía de Estados Unidos o de Europa, el momento ya como el estudioso de la ontología de América, ya como el
parecía muy propicio para una reevaluación de O’Gorman en deconstructivista de categorías historiográficas esenciales; ora
el mainstream del latinoamericanismo estadounidense. Sobre como tejedor de historias llenas de rigurosas referencias al
todo porque para la auto-llamada “New Cultural History” de pensamiento cristiano medieval, a Europa, a Estados Unidos,
América Latina, que abrevó del posmodern challenge, O’Gorman a los muchos Méxicos, ora como el dueño de una implacable
era como un viejo conocido al que hacía falta, todavía, conocer ironía y de un impresentable machismo. Pero, en cualquier
por primera vez. caso, lo suyo fue ante todo un remar a contracorriente de la
idea fija que ha definido y sigue definiendo el pensar América
3. “Latina”. Ya lo advertía él mismo al final de su vida:
Sin embargo, O’Gorman siguió y sigue en el olvido. Uno de Somos víctimas de una verdadera e insensata obsesión y así de tan
sus lúcidos prólogos —a una obra de Justo Sierra— fue tradu- manoseada identidad se nos dice, ¡imagínense el disparate!, que es
cido en 1969, y ya existía en inglés su temprana respuesta a la urgente defenderla, que se nos la quiere hurtar, pero sobre todo se
tesis de Bolton, así como una docena de ensayos y reseñas pu- nos dice, como si se tratara de un tesoro escondido, “que la gran
blicadas en Journals. Pero más allá de The Invention of America, tarea de politólogos, historiadores e intelectuales latinoamerica-
a O’Gorman no se le conoce en la academia estadounidense. nos de todos los plumajes consiste en entregarnos a la búsqueda
Los nuevos giros culturalistas le han prestado poca atención de nuestra identidad”. Y así se da el caso de que hasta el secretario
—excepción hecha de Thomas Benjamin, Claudio Lomnitz y de un municipio encaramado en una sierra anda al hallazgo de la
Pablo Piccato, cuyos esfuerzos por una vuelta crítica a identidad de “nuestra” América, porque, eso sí, nunca falta el
O’Gorman no han encontrado mayor eco en inglés. Ante la bendito pronombre posesivo que inviste a quien lo usa de un
imperiosa necesidad de voces no canónicas y tropicales, el lati- inequívoco tinte de acendrado patriotismo latinoamericanista.
a
Pero lo grave en esa grita y algaraza es que no sólo hay broma; hay “identidad” como categoría de análisis histórico (tema que
a
el gato encerrado de un muy serio problema que, perentorio, absorbe los trabajos y los días de la historiografía estadouni-
reclama nuestra atención.1 dense). Niño porfiriano que vio cómo su mundo se colapsó en
la década de 1910, a O’Gorman la Revolución Mexicana no le
Don Edmundo, sencillamente, hablaba otro lenguaje, que- reveló ninguna verdad profunda. Antes al contrario, siempre
ría otra historia. Una historia “sin la mortaja del esencialis- guardó una distancia crítica ante dicha experiencia, contra la
mo”,2 inútil para insistir en la otredad de la América “Latina” cual, armado con sus lecturas de Hume, Collingwood y Ortega
o en lo alternativo de una visión no occidental desde ésa, la y Gasset, supo ir labrando su escepticismo, es decir, su concien-
“otra” América. cia histórica. En cierto sentido, lo creativamente revolucionario
No obstante, recientemente un afamado estudioso argenti- de su filosofía de la historia no fue más que una ironía perma-
no que enseña en Estados Unidos (Walter Mignolo) escribió nente ante esa manera de pensar que quiso ver en la Revolu-
que The Invention of America constituyó un “turning point” que ción al verdadero México, sempiternamente “revelado”. Esa
abrió el camino para una perspectiva ausente en las narrativas manera de pensar, esa mirada aún en busca de la revelación,
imperiales europeas; una visión que, según Mignolo, muestra todavía resplandece no sólo en la idea de “México”, sino tam-
“how things may look from the varied experiences of colonia- bién en la de lo “Latino” de la América en la que sigue obsti-
lity”. Don Edmundo: ¡teórico de la poscolonialidad! Mejor nada buena parte del latinoamericanismo estadounidense.
dejarlo descansar en santa paz. Y es que aunque O’Gorman,
finalmente hombre de su tiempo, admitiera la dicotomía de las 4.
dos Américas (la sajona y la latina, la protestante y la católica),
para él América no era, no podía ser, un “otro”. Era el mismo, Estas cosas pasan. Poe fue un poeta más bien francés; Pessoa,
pero en otra parte: que pudo haber sido el poeta de la lengua inglesa, no fue leído
en inglés sino hasta muy tarde; Carl Schmitt es hoy profeta para
Desechemos las ficciones de una individualidad histórica de Amé- algunas izquierdas. Es más, O’Gorman no tendría por qué ser
rica. Desde el siglo xvi la suerte del Nuevo Mundo quedó ligada leído en Estados Unidos, como tampoco es de necesidad
a la cultura de Occidente en el doloroso estado de desintegración lo que Cosío Villegas y O’Gorman tanto querían, a saber, que
en que entonces se hallaba y que ahora tanto se ha agravado; pero en México se leyera a Henry Adams, a Charles Beard, a Carl
la unión fue mística, “for better or for worse”, y no es posible Becker, a Maurice Mandelbaum o a Richard Hofstadter. Ni una
retroceder. No hay más unión fundamental en América que la que cosa ni la otra son necesarias. Pero serían buenas, muy buenas,
se deriva de una cultura común con Europa.3 si sólo para derrotar la ignorancia mexicana de la historia esta-
dounidense, si sólo por invitar a los estudiosos estadounidenses
En cualquier caso, el itinerario de la obra de O’Gorman a encontrar en lo escrito en México algo más que la documen-
puede servir de diagnóstico, enfermedad y antídoto de la tación de la consabida barbarie. En O’Gorman, el latinoameri-
canismo estadounidense encontraría que al sur de la frontera se
1 Edmundo O’Gorman, “Latinoamérica: Así no”, Nexos, núm.
producen, además de datos, ideas, acaso buenas, malas, duras,
123, marzo de 1988, p. 13. difíciles, provocadoras o desconcertantes, ideas a las que hay
2 Edmundo O’Gorman, “El segundo milenio”, Nexos, núm. 120, que enfrentar. En el pensamiento historiográfico estadou-
diciembre de 1987, p. 8. nidense, los estudiosos mexicanos descubrirían que, más allá y
3 Edmundo O’Gorman, E. “Hegel y el moderno panamericanis- más acá de la frontera, México y Estados Unidos son, como
mo”, Letras de México, núm. 11(8), 1939, pp. 14-15. quería el último O’Gorman, parte de la misma historia. G
a
a
Mito
Entrevista con Roberto Calasso
La mitología, como parte de la historia, explica costumbres, ritos y conceptos, tiene lugar en un espacio-tiempo
determinado y los sujetos que la representan forman parte de la idiosincrasia de un pueblo. En la presente
entrevista, tomada de la revista First City, Calasso aborda éste y otros temas constantes a lo largo de su obra.
Las similitudes y contrastes de una mitología a otra, en este caso la hindú y la griega, confirman que en la mitología
se encuentran, entre otras categorías, algunos de los valores que, desde la antigüedad, coexisten en nuestras
diferentes culturas y sociedades.
No es el típico académico seco y esotérico. En vez de ello, el Chāndogya y el Br.had Āran.yaca Upanisa.d, así como el Bhaga-
Roberto Calasso sorprende y pone cómodo con su actitud cá- vad Gı̄tā. Ése fue el comienzo. Y sigue siendo un inevitable
lida, modesta y amigable. Este autor de talla mundial, cuyo punto de referencia. Después, leí mucho sobre India en esa
nombre es una constante en bibliografías de cualquier estudio época; obras académicas”.
sobre el mito hindú o griego, se asegura de llegar un poco De su conocimiento de la mitología surgieron sus obras, las
antes de la hora acordada para la entrevista; prefiere esperar cuales, considera, están interrelacionadas y seriadas: “La pri-
que hacer esperar a alguien. Y una vez que la entrevista ha mera es La ruina de Kasch, la segunda Las bodas de Cadmo y
concluido, se despide con una cálida y amable invitación a su Harmonía, la tercera es Ka, y la cuarta, que aún no ha sido pu-
país, Italia. De visita en esta ciudad para el Festival Internacio- blicada en inglés, se llama K. Es sobre Kafka, y por eso se llama
nal de Historias de Katha, Calasso está muy emocionado y K.. Así que pasé de Ka a K. Y ahora, estoy trabajando en la
lleno de ideas. Uno sólo tiene que escucharlo hablar sobre quinta parte. Y no espero que sea la última”.* La idea era crear
mitología, con sus profundos ojos cafés brillando de entusias- obras separadas que estén conectadas por un hilo casi invisible.
mo, para saber qué tan vivas están las historias antiguas para él. “Cada volumen debe ser autosuficiente y ser algo que pueda
Es un lector voraz desde su niñez, leía cualquier libro de histo- leerse por sí solo, pero, al mismo tiempo, tiene muchas co-
rias que se le apareciera. Y es evidente que aún lo hace, puesto nexiones con el resto. Por ejemplo, hay muchas conexiones
que lo primero que advierte es el libro que llevo conmigo: una entre Las bodas de Cadmo y Harmonía y Ka. Pero estas conexio-
novela fantástica. Mientras lee la contraportada, es evidente nes deben ser de alguna manera invisibles, no declaradas, no
que le decepciona la reinterpretación del libro de los mitos explícitas. El lector debe hallarlas”, dice.
antiguos. Hablando sobre la actual percepción del mito, dice, La ruina de Kasch se enfoca en los periodos de inmediata-
“Soy muy escéptico ante, y de hecho estoy en contra de, la fácil mente antes y después de la Revolución Francesa. Se mueve
utilización de la palabra mito de hoy en día. Porque creo que hacia atrás y adelante en el tiempo, de la India védica a los
simplemente es errónea. No se utiliza para las mismas cosas pórticos del Palais-Royal, y a los campos de las matanzas de
para las que alguna vez se hizo. Hoy en día, si se le llama mito Pol Pot. En el corazón de la obra está la historia de la ruina
a algo, en realidad no es eso. Puede referirse a alguna de las de Kasch, un legendario reino africano regulado por los movi-
poderosas imágenes que nos rodean; puede ser una estrella de mientos de las estrellas y por los rituales del sacrificio. La
cine, o un líder político, o un terrorista, o un dictador, o un aniquilación de Kasch se vuelve emblemática de la ruina de los
maravilloso caballo que gane todas las carreras”. Hace una mundos antiguo y moderno. Calasso explica, gesticulando en
pausa para reflexionar, y después prosigue en su delicado acen- abundancia: “En La ruina de Kasch, una parte importante tiene
to italiano: “Se sabe que de alguna forma son mitos, en el que ver con la India, porque el pivote del libro es la historia de
sentido moderno de la palabra. Pero fácilmente se podría pres- la ruina de Kasch. Entonces, el punto medular es la concepción
cindir de esa palabra, y utilizar otras”. metafísica detrás del sacrifico védico que es, por mucho, la más
La palabra mito es casi sagrada para él, y parece que su vida compleja y la más sutil jamás concebida, tomando en cuenta
entera ha transcurrido en relacionarse con él y sumergirse en que el sacrificio es un fenómeno muy difundido, si no es que
este pozo sin fondo, en esta interminable reserva de historias y universal. Pero la teoría hindú va más lejos que todas las demás
en la latente filosofía que contienen. “Siempre me interesaron al respecto. Así que, por un lado, el libro es sobre el periodo
las historias. En la preparatoria, al menos en mi época, leíamos entre la Revolución Francesa y el régimen burgués, y Talle-
la Ilíada y la Odisea. Uno tenía que estudiar griego cinco años yrand es, en cierto modo, el protagonista. Pero por otro lado,
y traducir al menos una de las tragedias. Yo, de hecho, no pue- hay una gran parte sobre India y sobre el sacrificio y su teoría.
do decir que el interés surgió en algún momento en particular. Pero prácticamente no hay nada sobre mitología hindú en el
Me atraía la mitología griega, pero no era mi interés principal. libro”. Su segundo libro, Las bodas de Cadmo y Harmonía, con-
Tú sabes, cuando se está en la adolescencia, se mira en todas siderado una obra seminal sobre la mitología griega, utiliza el
las direcciones, y ésa era una de ellas”. Al continuar explorando
en todas las direcciones, tropezó con la mitología hindú. “Todo
comenzó cuando tenía 18-19 años y leí por primera vez los más * La más reciente obra de Roberto Calasso es Il Rosa Tiepolo,
conocidos de los grandes clásicos hindús: los grandes Upanisa.d, Milan, Adelphi, 2006.
a
relato de las historias para abarcar el vasto y complicado pan- portante concierne al Buda, un personaje histórico: “Ahí,
a
teón de dioses griegos, símbolos míticos y la filosofía que con- nuevamente, se tiene que cambiar el marco y se tiene —ése es
tienen; un “bosque de historias griegas”. “Las bodas de Cadmo y el único caso— la historia de un hombre que ha vivido en cierta
Harmonía no hace referencia a la India. Pero, al final del libro, época, en determinada parte de la India, y algunas de las prin-
me sentí casi naturalmente conducido más hacia el Este”. La cipales historias están relacionadas con él. Así que, como pue-
germinación de un libro es siempre intrínseca y espontánea, des ver, se tienen varias capas de texto. Yo quería juntar todos
siente: “Cuando lo escribía, no tenía idea de que el siguiente estos aspectos, no seguir una sola línea. Y para eso, quise in-
sería un libro sobre mitología hindú. Es una sorpresa para mí ventar una forma especial”. Gesticulando animadamente, reve-
cada vez que logro iniciar un nuevo libro; antes que nada, es la: “Traté de juntarlos, de hacerlos vivir juntos. No sólo sin
una sorpresa para el autor”. molestarse entre sí, sino ayudándose”.
Ka, su tercer libro, es un recontar los mitos hindús, pero en Descubre las innumerables similitudes entre la mitología
una forma en la que la narrativa teje magistralmente historias griega y la hindú: “Si se compara la mitología hindú con la
junto con el análisis crítico. Para esto, Calasso tuvo que equi- griega, se verá que el número de dioses se expande, de la misma
parse con una gran comprensión no sólo del mito, sino tam- forma en que todo se expande en la India, cualquier cosa que
bién de la forma de vida y cosmovisión de las que emana: la gente haga o diga. Pero el aspecto esencial es que en Grecia
“Durante siete años, realmente me sumergí en cuestiones hin- los dioses aparecen primero, no hay nada antes de los dioses.
dús. No sólo el mito, sino todo —el ritual, el pensamiento, la En India, muchas cosas aparecen antes que los dioses”. Da el
historia— y pensaba en eso todo el tiempo, más en términos ejemplo de Prajāpati, la entidad primordial que es responsable
del sánscrito que en cualquier otro. Y debo decir que en este de la creación del universo, un menos conocido, “extraño” y
tipo de material uno halla cosas que no se encuentran en nin- “enigmático” personaje. De hecho, el título del libro se deriva
guna otra parte”. Para poder amalgamar los varios niveles en de él, “Ka significa ‘quién’, con signo de interrogación. Y él es
los que funciona el mito hindú, Calasso ideó una forma narra- Prajāpati. Es en un himno del R.g Veda que Ka aparece como
tiva distinta. Él piensa que la forma de cada libro debe cambiar uno de los nombres de Prajāpati. Es un himno famoso, en el
de acuerdo con el tema: “Un escritor, antes que otra cosa, tiene que el escritor se pregunta: ‘¿A quién debo ofrecer el sacrifi-
que encontrar una forma. Y una forma significa algo que no ha cio?’ Así que Prajāpati es un personaje que aparece antes que
existido antes y tiene que ser efectiva por sí misma, en esa oca- los dioses; y es una figura muy extraña. Un ser que ni siquiera
sión. La ruina de Kasch, por ejemplo, tiene una forma que es sabe quién es él. De hecho, el pronombre interrogativo ‘quién’,
bastante extraña, porque contiene narrativa, ensayos, aforis- es una pregunta sobre él mismo”. Nadie dudaba de su propia
mos, poemas: todo tipo de géneros. Las bodas de Cadmo y Har- identidad más que Prajāpati. Él que daba nombres a los otros halló
monía es completamente distinto; es una narrativa directa. Y su propio nombre socavado por el interrogativo e indefinido: Ka.
Ka es diferente, porque tiene partes sobre rituales, tiene perso- Anirukta, aparimita, atirikta: inexpresable, ilimitado, desbordante:
najes que aparecen y que en ciertos momentos son quienes eso fue lo que lo llamaron.
empiezan a hablar… Y K., otra vez, es distinto”. “Es un dios que es desmembrado, y el ritual del altar del
“En un libro como Ka, quería combinar ambas cosas: las fuego sirve para el propósito de recomponer su cuerpo, pedazo
aventuras de personajes humanos o divinos y pensamientos”. a pedazo. Otra cuestión muy extraña es que él es el progenitor
La manera en la que la filosofía y el contar historias se fusionan de todos los dioses, quien es olvidado por los dioses mismos.
en la mitología hindú es un “asunto peculiar”, piensa Calasso. Posteriormente, no hay referencias a él, y tampoco se hallan
“Te daré un ejemplo: ningún mito hindú puede prescindir del imágenes suyas”. Prajāpati apareció antes que los dioses y después
concepto de tapas. Tapas es algo que pertenece a todas las his- que los dioses. Delante de ellos y detrás de ellos. Siempre un poco hacia
torias: Śiva practicaba el tapas y esto y esto sucedió… o un lado. Era la sombra que antecede al cuerpo. Los dioses nacieron de
Prajāpati practicaba el tapas y el mundo fue creado, o Arjuna él pero no quisieron recordar que todos los dioses están detrás de
practicaba el tapas… Se encuentra todo el tiempo, por todas Prajāpati. “Él es un fenómeno muy extraño. Una gran parte,
partes. El tapas por sí mismo es una gran noción metafísica, incluyendo el título, de Ka, se refiere a él”.
muy difícil de comprender, y es una noción de la cual ha habi- Trae a la luz otra interesante analogía, la de la categoría de
do tantos malentendidos”. El lenguaje mismo complica la los siete r..sis. “No tienen contraparte en Grecia, excepto en las
cuestión, porque algunos conceptos no han sido traducidos personas de los Siete Sabios. Ambos grupos pertenecen al cie-
con precisión, “En el siglo xix, y en ocasiones incluso ahora, lo, a la constelación de la Gran Osa, la Ursa Mayor. Pero, en la
tapas ha sido traducido como ‘austeridades’ o ‘penitencia’. Pero tradición griega, lo que concierne a los Siete Sabios es muy
tapas es ardor, calor interno, es la misma palabra que la palabra magro, no hay mucho material. En cambio en la tradición in-
latina tepor. Así que, antes que nada, uno tiene que entender dia las historias relacionadas con ellos son interminables y son
cuál es el significado de esta categoría, de la cual emana el personajes muy vívidos. Más aún, sabemos que el R.g Veda, que
mundo entero: el mundo aparece porque Prajāpati empieza a supuestamente es algo que viene de una fuente no humana
practicar el tapas, y del tapas emerge la manifestación”. —apaurus.eya— fue visto por los saptars.is. Así que, todo eso no
Otro elemento de las historias míticas hindús que considera tiene contraparte, y ha sido algo altamente fascinante para mí,
“distintivo” es la forma en que están conectadas con los ritua- y ocupa una gran parte de Ka”.
les: “En India, el ritual es omnipresente. Y las historias son, de Las comparaciones son interminables, pero Calasso no tie-
hecho, una herramienta para comprender los gestos de un ri- ne intenciones de hacerlas evidentes en ninguno de sus libros:
tual. De hecho, aparecen en los Brāhman.as principalmente “Es muy fácil hacer comparaciones, fundadas o infundadas”.
para explicar por qué ciertos gestos de la práctica ritual se lle- Prefiere proveer al lector con un texto en el que varios signifi-
van a cabo”. Cuando Ka se aproxima a su final, una parte im- cados se desdoblen unos sobre otros: “Lo que quería, y que me
a
a
parecía un poco difícil, era obtener todos los posibles significa- ‘ídolo’. En la mitología védica, hay alguien muy similar, que es
dos implicados en las historias, sin recurrir a otras tradiciones Saran.yū, la hija de Tvas.t.r., él mismo un personaje muy impor-
en las que algo similar ha aparecido”. No desecha el otro enfo- tante, porque da forma a las cosas. La casa con Sūrya, el dios
que: “Desde luego, uno puede también hacer eso; por ejemplo, del Sol. Pero Saran.yū no puede soportar la naturaleza excesi-
se han señalado similitudes entre Dioniso y Śiva. Hay otras vamente ardiente de Sūrya, así que es reemplazada por su doble,
comparaciones, por ejemplo, hay una relacionada con Helena, Chāyā, que significa sombra. Tienen más cosas en común, am-
quien es probablemente el más famoso y fascinante personaje bas tienen hermanos gemelos, los Aśvins en el caso de Saran.yū,
femenino en el mundo mitológico griego. Y ha inspirado a más y Castor y Pollux en el de Helena, quienes son personajes im-
escritores que cualquier otro; incluso hasta nuestros días”. Se portantes, relacionados con los caballos. Y esta historia es na-
acomoda para elaborar con mayor detalle, completamente ab- rrada en Ka, pero sin establecer relaciones con Helena, las re-
sorto: “Tú sabes, Helena tiene una característica peculiar que laciones están en el pensamiento”. A pesar de que comprende las
es que, en algunas de sus historias, se supone que tiene un do- similitudes, no se las impone al lector: “No he hablado sobre
ble, una especie de imagen sombra de ella, quien supuestamen- estas comparaciones. Simplemente quería que las historias
te toma su lugar. Y en muchas tradiciones se lee que cuando funcionaran con su propia fuerza, sin la ayuda del análisis com-
fue llevada a Troya, no era ella, sino su imagen sombra, su ei- parativo”.
dolón, que es la palabra griega de la que proviene la palabra Las obras de Calasso son únicas en cuanto al entrecruza-
a
miento y tejido de varios aspectos del cuerpo de muchas cabe- rias y sentir su poder”, pero acota, “eso no significa que sean
a
zas de la mitología, su narrativa combina un desarrollo dramá- los mitos reales”.
tico y casi ficticio, con historia y análisis crítico. Divulga las Otro “fenómeno bastante triste”, piensa, es la mala utiliza-
reglas básicas a las que se apega cuando trata de poner las ex- ción de los mitos bajo la bandera New Age. “Ahora es práctica-
haustivas y laberínticas historias en perspectiva. “En un cuerpo mente algo anticuado, pero podemos decir que casi todo lo que
mitológico, se debe tomar el todo, y nunca tan sólo las partes. cae bajo la categoría de New Age es basura. Algunas cosas, lla-
Tomemos el ejemplo de la mitología griega. La Ilíada y la Odi- madas espirituales, resultan ser vistas, muy a menudo, a través
sea son su comienzo, pero ¿dónde está el fin? Quizá en el pe- de estas imágenes terriblemente kitsch. Generalmente las imá-
riodo bizantino, o en un gran poeta épico como Nono, quien genes cursis, soñadoras, vagas y de extremo mal gusto pertene-
no es muy conocido pero fue un gran poeta y escribió las Dio- cen a eso. E, incluso en términos literarios, hay muchas obras
nisiacas. Sucede que vivió en el siglo v d. C., que ya es tarde, de ficción basadas en mitos reales que tienen un gran poder,
pero es inmensamente importante para la mitología. Porque, como los mitos arturianos. Pero todo ello es a un nivel muy
en ocasiones, algunos detalles surgen sólo muy, muy tarde y en bajo”. Reconoce el positivo “deseo por redescubrir” conceptos
ocasiones son revelados por escritores muy menores. Así que míticos, pero a la vez señala una “debilidad mental” al referirse
se tiene que tomar el todo, que obviamente en Grecia es enor- a ellos. La visión holística de la sabiduría antigua no es un ata-
me, pero que es abrumadoramente mayor en la India, simple- jo hacia la felicidad, contradiciendo lo que la mayoría de los
mente debido a la cantidad de textos. Empiezan con el R.g Veda, pravachans quisieran que creyéramos: “No es una cuestión de
y después se tiene uno que seguir hasta los Purānas. Es así que volverse una mejor persona con un poco de Ayurveda. Y es
la capa más moderna es a la que, paradójicamente, se le llama algo malo, porque mucha gente asocia las cosas antiguas (que
la antigua: los Purānas. Son la parte más reciente de la tradi- no tienen absolutamente nada que ver con esto), con lo que apa-
ción mitológica pero son esenciales porque, por ejemplo, la rece bajo esta forma. Así que eso se vuelve una buena excusa
mitología de Śiva no tendría forma o figura sin ellos. Verás, se para no saber más sobre los textos antiguos”.
tienen que considerar todas estas cosas y nunca eliminar nin- Entre esta “gran confusión y gran mezcla de elementos”,
guna parte. Y, desde luego, se tiene que hallar una manera Calasso ve un potencial latente. “El hecho de que la gente haya
propia de descubrir cada imagen, cada personaje. No es fácil sentido en los últimos 20 a 30 años la necesidad de descubrir,
decir cómo; ése es el oficio del escritor. Y esa regla es básica”. de leer, de usar de nuevo ciertas palabras y conceptos es, en sí
No cree en darle mucha importancia al análisis histórico del misma, una muy buena señal. Pero, al lado de esto está este
mito: “Uno no se debe preocupar demasiado por la historia, terrible fenómeno de tratar de dar una versión banal de cosas
porque si se combinan ambos demasiado a la ligera, se crean que en sí mismas no son nada banales”. Y aquí termina su aná-
enormes confusiones, como ha ocurrido a lo largo de varios lisis, porque prefiere la emoción de la anticipación al carácter
siglos”. El aspecto divino de la mitología le es importante y definitivo de una predicción: “No puedo hacer predicciones
siente que la historia a menudo se utiliza para minar esa parte: porque las cosas siempre marchan en una dirección distinta de
“Hay ciertas personas que odian o resienten los mitos, de for- la que se había predicho. Lo que es bueno, porque si no, todo
ma que quieren reducir todas nuestras historias divinas a histo- sería muy aburrido”. G
rias humanas. Dicen, ‘bueno, se trata simplemente de tal y tal
evento que ocurrió un día en la historia humana y fue proyec- © Roberto Calasso, 2004.
tado como divino’. Esto se hacía incluso en la Grecia antigua, Traducción de Eduardo Rabasa Salinas
el tratar de reducir los sucesos mitológicos a sucesos históricos.
El resultado, generalmente, es una mala comprensión. Puede
ser útil estudiar por qué algunas cosas estuvieron conectadas
con algunos eventos históricos. Pero no ayuda mucho a com-
prender los mitos. Así que estas dos son una especie de reglas
doradas para mí”.
Incluso en un momento en el que las novelas fantásticas y
películas de la época buscan desarrollar mitos antiguos en un
contexto contemporáneo, Calasso le quita lo romántico a la
idea: “Para estar en presencia de un mito, se necesita tener un
árbol de historias que no sean inventadas, que continúen cre-
ciendo de alguna forma misteriosa. De hecho, no tenemos eso.
Es algo que podemos recuperar sólo mediante los textos anti-
guos. No es algo que concierna directamente a nuestras vidas”.
Aparejada con esta honesta aseveración, viene una advertencia:
“Creo que se debe ser muy, muy cuidadoso. Porque desde el
comienzo del siglo xix —no es un fenómeno moderno— varios
escritores han hablado de la necesidad de una nueva mitología.
Y, de hecho, todos fracasaron. Porque no se puede inventar
una mitología”. Calasso analiza más a fondo esta percepción,
como un antropólogo: “Pero, la recurrencia de la palabra
‘mito’ muestra que hay una necesidad de ello. Se tienen que
comprender y sumergirse en cierto tipo de imágenes e histo-
a
a
Muerte invicta. De la medicina
a la medicalización y a la sistematización
Iván Illich
Iván Illich (1926-2002) describe cómo actualmente los problemas de la salud han dejado de ser asuntos médicos para
convertirse en dinámicas de sistemas. Como si los progresos y avances científicos y tecnológicos se entregaran sin chistar
a un destino de deshumanización. Antes, morir no era sino parte de nuestra naturaleza, ahora pertenece a las categorías de
la enajenación del cuerpo. Éste se ha convertido en un objetivo profesional, separándolo de sus tradiciones más sensibles,
las cuales dieron una profundidad a nuestra condición mortal más allá de la tragedia y por lo tanto más cercana a nuestra
dimensión natural: la capacidad de vivir y aceptar que saber vivir es una lenta y constante preparación para la muerte.
En 1974, cuando escribí Némesis médica, me fue posible hablar encontrar fuerza en la belleza de las memorias y para tomar
de la “medicalización” de la muerte.1 El arte occidental de licencia de este mundo.
morir —una consecuencia de la cristianización europea— ha- En la tradición galénica, los médicos eran entrenados para
bía cedido terreno al cuidado terminal garantizado. Yo acuñé respetar las señales del Leteo, y para permitir a las personas
el término en referencia a la institución médica que había asu- encaminarse en la barca de Caronte; aprendían a reconocer la
mido las funciones de una iglesia dominante, cuyos efectos facies hippocratica, los síntomas que mostraban que sus pacientes
simbólicos incluían la formación de las creencias y las percep- se habían movido al interior del atrio de la muerte. Al llegar a
ciones de la gente, sus necesidades y demandas. Qué es lo que este umbral, la naturaleza misma rompía el contrato de salud,
los profesionales vieron como la última falla terapéutica: a los y el sanador tenía que reconocer sus límites. En tal momento,
laicos temidos como cobertura financiera limitada. En aquel el retirarse era el servicio más apropiado que un médico rendía
entonces era plausible utilizar el término yatrogénesis,2 no sólo a la buena muerte de su paciente.
para los efectos sintomáticos secundarios sufridos por indi- El doctor con bata blanca peleando con la muerte no apare-
viduos en su encuentro con médicos, medicamentos u hospita- ce en el arte gráfico hasta muy entrado el siglo xix. El conoci-
les, sino también para la nueva formación supersticiosa de la miento de cómo discriminar entre curable e incurable no des-
sociedad y la cultura a través de la inserción de los mitos de apareció de las escuelas estadounidenses de medicina hasta
la medicina. después del Reporte Flexner de 1910.3 Mientras los doctores
Dos décadas después hubiera tenido que escribir un libro se concentraban en su lucha contra la muerte, el paciente se
muy diferente. Antes utilicé como ejemplo la medicina para convirtió en un objeto residual, en una construcción tecnoló-
ilustrar una característica general de importantes instituciones gica. Hoy uno se pregunta: ¿acaso hay todavía algún ser autó-
de mitad de siglo —su acción contraproducente al crear metas nomo capaz del acto de morir?
que fueron diseñadas para no ser alcanzadas por la mayoría de En 1995 no puedo condenar a la medicalización por este
sus clientes. Por ejemplo, las escuelas impedían el aprendizaje; desarrollo. En mtv las nuevas tecnologías cambiaron la natura-
el transporte se ideó para utilizar más los pies; los medios de leza de la actuación; en el sistema médico éstas usurparon por
comunicación deformaron la conversación. Yo analicé la em- completo el lugar de la antigua Danza de la Muerte. La conste-
presa médica como una liturgia poscristiana que infundía en lación dentro de la cual la masa de entrenamiento académico,
sus devotos un aguzado miedo al dolor, a la incapacidad y a la instrumentos, laboratorios y hospitales pueden ser aislados
muerte. Hoy en día varias instituciones, especialmente aquellas como medicina ha decaído gradualmente. La comida, las medi-
que pretendían dar servicios sociales, han perdido sus identida- cinas, los genes, el estrés, la edad, el aire, el sida o cualquier
des; los sistemas educativos y médicos están entrelazados con anomalía no son más cuestiones médicas sino sistémicas. La
los de corte militar, económico y con otros sistemas. etiología ya no se refiere más a una causa específica, sino a una
A mitad de siglo la implicación más intensa de mucha gente jerarquía de lazos de información. El paciente es ahora una
con el cuidado médico comenzó sólo cuando estaban a punto “vida” que emerge de una alberca de genes a la ecología. Antes
de morir. Desde mi propia experiencia, sé muy bien qué irrea- la gente pedía el diagnóstico de una enfermedad, y esperaba el
les son las expectativas despertadas por rutinas y rituales médi- tratamiento para remediarla; hoy las vidas son manejadas desde
cos inservibles, y qué tan difícil hizo la medicalización el deber las reglas de lo óptimo. Actualmente la biogerencia incluye emi-
de la familia, de los amigos o del capellán: para despertar la siones industriales de fluor, recolección doméstica de la basura,
buena voluntad del que muere y aceptar lo inevitable, para la guerra de los medicamentos y la distribución libre de agujas.
1 Iván Illich, “Némesis médica”, en Obras reunidas, v. i, México, 3 Abraham Flexner, Medical Education in the United Status and
fce, 2006. Canada, New York, Carnegie Foundation for the Advancement of
2 Enfermedad de origen médico. Teaching, 1910.
a
En 1978 el término sistema inmune fue usado por primera uno mismo, adquirida tras una larga vida de preocupaciones
a
vez.4 Ese mismo año Microsoft lanzó al mercado su sistema respecto de los diagnósticos, de la propia regulación y del tra-
operativo dos. Cinco años después, aún los escritos populares tamiento ansiosamente pronosticado para uno mismo.
de ciencia hablaban de la salud como el estado de un sistema La capacidad de morir la propia muerte depende de la pro-
biológico, y de la muerte como el irreparable rompimiento con fundidad de la integración de uno mismo. Medicalización sig-
la vida. Desde entonces, la mayoría de los recursos que fueron nifica dependencia, no desintegración. Las personas desinte-
dedicados al cuidado médico en realidad financiaron la posesión gradas son aquellas que ahora piensan en sí mismas como vidas
de los componentes médicos por parte de los sistemas de geren- en estados manipulados —como la unidad ram de su computa-
cia global. El análisis de los sistemas ha creado nuevas nociones dora personal. Las vidas no mueren… se desploman. Es posi-
y prácticas del cuidado médico, pero también, subrepticiamen- ble prepararse para morir —como un estoico, un epicúreo o un
te, ha afectado la percepción de las personas hacia sí mismas. La cristiano. Pero la interrupción de la vida no puede ser imagi-
gente, hoy en día, habla cada vez más y más de su salud como nada como la próxima acción intransitiva. El fin de la vida
“el estado de mi sistema”. Los conceptos analíticos de los siste- únicamente puede ser pospuesto. Y para muchos, este aplaza-
mas han alterado la percepción de nosotros mismos. miento administrado ha sido de por vida; en la muerte, es una
La medicalización ha llevado a las personas a verse a sí mis- memoria ininterrumpida. Ellos saben que la vida empezó cuan-
mas como bultos de diagnósticos con dos piernas. Sin embar- do sus madres observaron un feto en la pantalla del ultrasonido.
go, no separó del cuerpo la propia percepción; hoy en día los Una vida, objeto de políticas sanitarias ambientales, educativas
sistemas de pensamiento lo hacen. La gente hoy puede mirar y biomédicas. Hoy no es el sofisticado tratamiento terminal,
la curva de sus parámetros vitales. Mientras se aproximan al sino el entrenamiento de por vida que ha extraviado la “concri-
final de sus días, se experimentan a sí mismos como “vidas”; tud”,5 lo que constituye el mayor obstáculo para una agridulce
han estado bajo una gerencia profesional —algunos desde an- aceptación de nuestras precarias existencias y la subsecuente
tes de nacer. preparación para nuestra propia muerte.
Anteriormente, uno hablaba de la última hora en voz activa: Cuando esta situación se encuentra tan extendida, uno pue-
“Espero tener una buena muerte”. Uno también podía hablar de justificadamente hablar de una sociedad amortal. No hay
en verbo intransitivo: “Yo sé que moriré”. Uno se puede pre- muertos alrededor; sólo la memoria de aquellos que ya no es-
parar para morir, uno puede adquirir una buena postura. Tar- tán. La persona ordinaria sufre debido a la incapacidad de
de, pero no demasiado tarde, he visto gente —aun bajo terapia morir. En una sociedad amortal la capacidad para morir —que
intensiva– revivir sus memorias del arte de morir, pues éste en realidad es capacidad para vivir— no depende más de la
había formado parte de la tradición familiar. Después de la cultura sino de la amistad. La antigua norma mediterránea
segunda guerra mundial, la ley y las iglesias ayudaron a los —que estipulaba que una persona sabia necesitaba atesorar un
doctores para llevar a cabo la medicalización de la muerte. La amicus mortis, alguien que te dijera la amarga verdad y que se
colaboración con el heroísmo quijotesco de las estrategias mé- quedara contigo hasta el final inexorable— está llamada a ser
dicas fue presentada al paciente y a la familia como un deber. revivida. Y no veo ninguna razón para que alguien que practica
Ocasionalmente algunas autoridades religiosas y morales ha- la medicina no pueda ser también un amigo —incluso en la
blaron del derecho a rechazar tales medios tan extraordinarios actualidad. G
para mantener la vida. Pero tal calificación sólo sirvió para
reforzar la obligación de obedecer los dictados del doctor. La Traducción: Miguel Ángel Moncada
agonía comenzó a ser vista como producto del esfuerzo de un
equipo médico, y la muerte como la frustración de ese equipo
por el último acto de resistencia del consumidor. Sin embargo, 5 Concretenss, en el original. Lo concreto, lo material, lo captado
la medicalización de convenios sociales y normas culturales no por los sentidos, Illich lo distinguía de la abstracción tecnológica o
produjo la intensa separación del cuerpo de la percepción de “abstractificación”, que implicaba la percepción dominada por una
mediación técnica, ya fuera una pantalla, un ultrasonido, un micros-
4 A. M. Moulin, Le dernier langage de la medicine, Paris, puf, 1991. copio, etcétera.
a
a
a
a
En busca de una terraza griega
Mauricio Montiel Figueiras
Basta un detalle, una imagen, una lectura, para que un viaje se realice sin reserva.
En esta crónica, la historia, el relato y la experiencia directa con el concepto
del mito tienen lugar. Y qué mejor punto geográfico que una ciudad griega:
Nauplio, una urbe distinguida en la península aquea. Desde la práctica moderna
del vuelo, el viaje realizado por impulso, no sin plan previo, tiene por resultado
dos introspecciones, una personal, la otra en las profundidades de una lectura.
Los papeles irresponsables. Acudo al título de un libro misce- Nada más prodigioso que hojear la revista o el folleto tomado
láneo de Carmen Boullosa para definir el cúmulo de papeles de un avión, alisar el voucher de American Express o la serville-
con que regresamos a casa al cabo de un viaje de negocios o de ta con el logotipo de un bar que habíamos olvidado, para en-
placer, de una reunión casual o formal, de una espera en un frentarnos con el detalle que nos permitirá volver a ser aquellos
café o en un restaurante, ocasiones todas en que tanto el diálo- que fuimos aunque sea por un lapso fugaz.
go como el silencio generan ideas y datos que buscamos con-
signar por escrito antes de que se los lleve el viento impetuoso En septiembre de 2002 viajé a Grecia impulsado por la lectura
del olvido. Me refiero a esos apuntes hechos al calor del mo- de Se está haciendo cada vez más tarde, de Antonio Tabucchi. El
mento lo mismo en portavasos que en servilletas, en anuncios detonador específico fue la “Carta al viento” que cierra este
y revistas gratuitas, en páginas arrancadas a blocks circunstan- epistolario vuelto mapa cosmopolita del desamor y que es re-
ciales y al reverso de tarjetas de presentación que han ido a dar dactada por una Ariadna moderna que regresa a Naxos, la isla
quién sabe por qué a nuestra billetera, en folletos y folios en- del archipiélago cicládico donde Teseo —después de vencer
cabezados por el membrete del hotel donde dormimos una sola al Minotauro justo con ayuda de ella y un ovillo de hilo— la
noche, en notas de consumo y vouchers de American Express, abandonó en otra época y otra historia. Sobra decir que la rea-
en boletos de avión o tren y aun en trozos de cajetillas de ciga- lidad griega no sólo colmó sino desbordó mis fantasías. Junto
rro: papeles que nuestro descuido o franca irresponsabilidad con Mykonos, Delos, Naxos, Santorini y Thirasia, los prodi-
—¿dónde está la agenda, la libreta Moleskine?— convierte en gios rocosos que recorrí deslumbrado en el corazón del mar
relevos de las magdalenas que Marcel Proust patentó como Egeo, otros sitios ocuparán siempre una gaveta especial en mi
detonadores de la memoria. archivero interior. (Julio Cortázar quiso combatir el embrujo
Para quienes nos dedicamos de lleno a la escritura, estos de las islas griegas mediante un par de relatos: “El ídolo de las
registros adquieren de golpe una cualidad talismánica: el ímpe- Cícladas”, donde hay referencias a Paros, la gemela o más bien
tu con que asentamos determinada información asombra tanto el reflejo de Naxos, y “La isla a mediodía”, que se ubica en la
como no poder explicar a ciencia cierta por qué la asentamos. ficticia Xiros, rodeada por el Egeo “con un intenso azul que
Hace poco di con un apunte en el dorso de un sobre con pu- [exalta] la orla de un blanco deslumbrante y como petrificado”.
blicidad del hotel donde me hospedé en Santorini, una de las Pero, siguiendo a Lawrence Durrell, en estas islas “la palabra
islas más bellas del mar Egeo: seducción se aplica mejor que en cualquier otro lugar del plane-
ta”, por lo que resistirse a su hechizo resulta infructuoso.)
“Vencimos”, dijo el soldado herido, y cayó muerto en un enorme Entre esos sitios se encuentra Nauplio, no en balde descrita
charco de sangre. A sus espaldas, Grecia entera respiró aliviada. como la urbe más distinguida de la Grecia peninsular, resguar-
dada al sur por las ciudadelas de Acronauplia y Palamedes y al
Garabateadas con lápiz, las palabras inicialmente me sona- norte por la isla fortificada de Bourtsi: bellos vestigios venecia-
ron absurdas, vacías. Tardé en comprender que se trataba de un nos que irradian su propio fulgor cuando la tarde cae con una
microrrelato basado en la batalla librada en la llanura de Ma- tersura casi palpable y el mundo contiene la respiración para
ratón en el año 490 a. C., misma que bautizó la célebre carrera: atender el silencio marítimo. Delfos, sede del oráculo al que
luego de que el ejército ateniense derrota a las tropas persas, los fieles acudían para atestiguar el trance de la pitia, que disi-
un guerrero recorre los cuarenta y un kilómetros entre Mara- paba o más bien intentaba disipar sus dudas con las oscuras
tón y Atenas para comunicar la victoria; en cuanto cumple su respuestas de Apolo, cuyo santuario domina el vértigo azul del
misión, fallece de agotamiento. De inmediato evoqué la trave- golfo de Corinto desde el seno del monte Parnaso. (La presen-
sía en autobús durante la que escribí esas líneas; me vi otra vez cia de Apolo es igualmente poderosa en la isla sagrada de Delos
cruzando la península griega, hundido hasta el tuétano en una y en Naxos merced a la Portara.) Y Meteora, cuna de los mo-
luz meridional que reencontraré —así quiero creerlo— en un nasterios erigidos en la cima de enormes torres naturales de
futuro no muy lejano. Prótesis memorísticas, los papeles irres- piedra caliza que desafían la gravedad, generan una acrofobia
ponsables nos ayudan a recuperar no sólo los datos sino los de tintes metafísicos y conceden el raro privilegio de vivir lite-
instantes que creíamos perdidos irremediablemente y que un ralmente en las nubes, aunque sea por un instante que nos di-
buen día nos asaltan con la fuerza de un escuadrón helénico. seca como mosquitos en un ámbar lluvioso.
a
Todo viaje, sin embargo, implica una doble decepción: con- núcleo de la trama de Sputnik, mi amor, de Haruki Murakami.
a
cluye cuando menos lo esperamos y por tanto nos deja con Siempre he creído que los viajes planeados al calor de un
deudas pendientes. En mi caso una de esas deudas es Monem- impulso que aflora de golpe, después de haber permanecido
basia, rozada por uno de los tres dedos australes del Pelopone- largo tiempo al acecho, rinden buenos frutos. Por eso desenre-
so. Asentada sobre un peñón de trescientos cincuenta metros dé el ovillo de la Ariadna de Tabucchi hasta atracar en las Cí-
de altura que en el año 375 d. C. se separó de tierra firme al cladas, la pléyade donde se consuman las bodas del blanco y el
cabo de un sismo, sólo para reintegrarse en el siglo vi median- azul, el archipiélago en el corazón del Egeo conformado por
te un cordón umbilical en forma de escollera que lo une al veinticuatro islas y más de cien islotes y dispuesto como un
pueblo costero de Gefyra, esta ciudad es célebre desde la Odi- cinturón protector —el nombre viene del griego kiklos, círcu-
sea, según recuerda Joan Sella: proveniente de Troya, la flotilla lo— en torno de Delos, la morada de Apolo en la que nadie
de Ulises atravesó las aguas de Monembasia rumbo a Ítaca, en puede pernoctar. Apolo está presente también en Naxos; la
el mar Jónico. Una tempestad de proporciones debidamente Portara, único vestigio del templo consagrado al dios de la luz
mitológicas atajó al héroe en el estrecho de Citerea y lo lanzó y la adivinación, recibe desde su promontorio al viajero como
al periplo que le valdría, apunta Ricardo Piglia, ser una puerta hacia el vértigo oceánico. Aunque no alcancé a
comprobar la diferencia que Lawrence Durrell establece entre
el modelo de la construcción de la subjetividad, entendida como el Naxos y Paros, lugares fraternos —“Uno despierta más tem-
movimiento que entraña la errancia y la pérdida del hogar; es prano en Naxos, pero duerme más profundamente en Pa-
decir, el sujeto se erige por la condición de forastero, aquel que ros”—, lo cierto es que mi estancia en la isla de Ariadna fluyó
llega a un sitio al que no pertenece y que le produce un hondo al ritmo de las ensoñaciones. Una ensoñación que arrancó
extrañamiento. el mediodía de mi llegada, a bordo de un ferry sacudido por una
tormenta de proporciones mitológicas, y culminó la tarde en
Extrañamiento, sí, aunque también añoranza: ésas son las que luego de recorrer el dédalo de callejuelas de Naxos logré
sensaciones que despiertan las fotografías de la ciudad de ori- habitar el paisaje descrito por Tabucchi: ahí estaban el castillo,
gen del poeta Yiannis Ritsos, cuya casa natal ostenta una placa el restaurante (To Kastro) y el busto del capitán balcánico, la
y un busto en su honor. (“El paisaje –escribió– es tan agreste caída transparente de la noche. Ahí estaba, concentrado en los
como el silencio.”) Una ciudad que floreció en la Edad Media barcos que empezaban a iluminarse abajo en el puerto, el po-
gracias a su ubicación idónea entre Italia y el mar Negro y a sus der de la literatura, ese motor que nos lleva a atravesar el mun-
tres actividades primordiales: el comercio, el contrabando y la do en busca de una terraza. G
exportación de los vinos de malvasía, que la apertura del canal
de Corinto —refiere Sella— erradicó del gusto de los comen- Fragmentos del libro Terra cognita
sales europeos en favor de la champaña. Una ciudad que en su
mejor momento tuvo cincuenta mil habitantes, cifra que los
golpes económicos han erosionado hasta reducirla a cincuenta
vecinos fijos: un número que no suena nada mal. En estos
tiempos pesados que corren, vivir y morir en Monembasia re-
sulta un proyecto que destila levedad. ¿O acaso es mucho pedir
una ventana que todos los días se abra al Egeo, ese espejo al
que el mundo se asoma para verse convertido en barco lumi-
noso?
a
a
En este escrito, un momento en la vida de un escritor mexicano reconstruye toda una época literaria
en Barcelona, y reseña la presencia de tres novelistas latinoamericanos en la geografía de su cuna idiomática.
La mirada que reconstruye ese momento es la del editor, rara avis que anima la mayor parte de las veces
desde el anonimato la razón escrita de una cultura. Hecha de r0ecuerdos que son lecturas y convivencia
con autores ahora clásicos de nuestra actualidad, la mirada que nos convida pronuncia la inauguración
de la Biblioteca Sergio Pitol en el Instituto Cervantes de Sofía en el mes de febrero del año que termina.
Nos lo cuenta el propio Pitol en “Diario de Escudillers” (El Vargas Llosa, que viven en la calle Osio, muy cerca de la recién
arte de la fuga), un aterrizaje en Barcelona (donde cobra vigor nacida editorial Anagrama.
su trayectoria de corredor de fondo) que voy a comentar y García Márquez había publicado hacía poco Cien años de
también a situarlo en su relación con el boom. soledad con un éxito tan arrollador como inesperado (la prime-
Sergio tiene 36 años y unos pocos libros de cuentos, bien ra edición de 5000 ejemplares, si bien recuerdo, había parecido
valorados, pero de escasa difusión: es aún un escritor bastante muy osada). Hasta entonces los pocos libros de Gabo habían
secreto (en otro texto del libro nos dice que a los 45 años, en sido muy minoritarios. Mientras que, decían las malas lenguas,
1979, en México, se le suponía aún joven escritor por la escasez en su entonces apartamento de la calle Craywinckel comunica-
de su obra), y cuenta ya con una extensa carrera como traduc- ba diariamente a los amigos los miles de ejemplares que el día
tor, su fuente de ingresos. anterior se habían vendido de Cien años de soledad. Maldades y
Aterriza en Barcelona en un momento muy especial (dice envidias aparte, ya estaba instalado en el Olimpo.
que pasa en ella los tres años, del 69 al 72, más felices de su En cuanto a Mario, había ganado el Premio Biblioteca Bre-
vida). Son años de gran ebullición política, cultural y concreta- ve con La ciudad y los perros y había publicado después La casa
mente editorial. Después de tres meses de bohemia meneste- verde y Conversaciones en la Catedral. En su activa relación con
rosa en el Barrio Chino, donde conoce a un joven hippy con el la ciudad, Mario era miembro del jurado del premio de novela
pelo color de yodo, que lleva cuatro años on the road y a quien de Barral Editores y también del Anagrama de Ensayo.
imagina, para una futura novela, como un posible personaje Un tercer escritor que aterrizó algo después de ellos fue
que encarnase el exilio radical. Se sumerge en el ámbito de la José Donoso, que escribió El obsceno pájaro de la noche e Historia
gauche divine, iconoclasta, hedonista y descarada, gracias a Félix personal del boom. Sergio nos cuenta en su Diario que se hizo
de Azúa conecta con la Seix Barral aún dirigida por Carlos muy amigo de los Donoso y también de mi gran amigo Luis
Barral, y se integra en su comité de lectura, y funda en la recién Goytisolo, que tuvo un importante papel aglutinador en aque-
creada Tusquets una admirable, brillantísima colección, “Los lla época entre hispanos y latinoamericanos.
Heterodoxos”. Lo conozco en aquella época y también nos En aquel tiempo y sobre todo respecto a estos grandes
hacemos muy amigos, aunque su vinculación editorial con nombres, de los que Pitol era como un hermano menor (aun-
Anagrama no se produce hasta principios de los 80. Para mu- que el precoz Mario era más joven que él), Sergio estaba em-
chos, es una especie de joven hermano mayor, más culto y pezando su personal y todavía discreta maratón. Escribió en
leído que todos nosotros. Barcelona su primera novela, El tañido de una flauta, a la que
Recuerdo muy bien algunos de sus amores literarios de la siguió Juegos florales. Sin embargo, pese a su gran calidad pasa-
época, como Gombrowicz, de quien traduce Cosmos y Trans- ron un tanto en sordina. Y contemplando retrospectivamente
atlántico, y a mí también me apasiona y de quien logro publicar, la época, puede comprenderse: lejos del realismo mágico y sus
porque los derechos de sus novelas ya no están disponibles, tres levitaciones, del color local o el color político de la literatura
Cuadernos Anagrama dedicados a su obra. O nos descubre a latinoamericana imperante, la literatura de Pitol —culta, refi-
Joseph Conrad, entonces bastante oculto, que nos maravilla nada y exigente, muy cosmopolita y europea pese a ser muy
como escritor y me frustra como editor: todas sus obras impor- mexicana— descolocó a los lectores: no era lo que se esperaba
tantes están publicadas, y por tanto bloqueadas, en una antigua de un escritor mexicano.
editorial barcelonesa, Montaner y Simón. Otro es Nabokov, de Pero Sergio siguió su camino, aunque dando un giro magis-
quien años más tarde traducirá La defensa para Anagrama. tral a su obra, en buena parte gracias a la lectura de Bajtin,
Y en aquel tiempo están residiendo en Barcelona dos de los como ha contado a menudo: una torsión grotesca, la irrupción
nombres mayores del boom, Gabriel García Márquez y Mario de lo absurdo, de lo escatológico, de la parodia, de la caricatu-
a
a
ra, que conforman las novelas El desfile del amor, Domar a la otro texto de El arte de la fuga. Y Pitol, con estos tres libros,
divina garza y La vida conyugal, totalmente independientes aun- rotura esta amplia zona narrativa en la que se puede encontrar
que a posteriori resulta patente su originalísima modulación, su a Magris y a Sebald, a Piglia, a Bolaño y a Vila-Matas, por
unidad, y se reúnen más tarde en el Tríptico de Carnaval. ejemplo, es decir algunos de los nombres más valiosos de la
Con El desfile del amor ganó en 1984 nuestro premio de no- literatura internacional contemporánea.
vela en su segunda convocatoria. El primero lo ganó El héroe de Y ahora ya sí, Pitol, después de tan largo viaje, Pitol, des-
las mansardas de Mansard de Álvaro Pombo, un escritor enton- pués de su maratón, alcanza un reconocimiento unánime, ya
ces casi desconocido y que ahora está consagrado como uno de ingresa también en el Olimpo. Así, El arte de la fuga gana el
los mayores autores españoles. Tuvimos una gran suerte al premio Mazatlán al mejor libro mexicano en 1996 y ahora
poder contar con Pombo y Pitol como Founding Fathers de mismo, hace unos días, en su traducción francesa ha obtenido
nuestro premio, dos autores que, a su muy diversa manera, el prestigioso premio Roger Caillois. Y Sergio Pitol ha obteni-
funden lo culto con lo popular, con una elegante, compleja y do también los dos galardones más prestigiosos a la obra de
sinuosa escritura y con un sentido del humor y del absurdo una vida: el Premio Juan Rulfo en 1999 y ahora, en 2005, el
bien presente. Con El desfile del amor, según ha escrito el pro- Premio Cervantes, el Premio por antonomasia de la lengua
pio Sergio, empezó una nueva etapa, la etapa de un mayor re- española.
conocimiento por parte de la crítica. Y en la década de los 90 Y no sólo su literatura exigente tiene más lectores que nun-
da un nuevo giro a su escritura. ca en estos tiempos de banalización, sino, y esto es muy impor-
Haré un breve preámbulo para referirme a un texto impres- tante, es una figura de referencia para muchos escritores de
cindible de El arte de la fuga titulado “¿Un Ars Poética?” entre generaciones más jóvenes, una referencia aún mayor que otros
signos de interrogación en el que Pitol nos brinda su Ars Poé- escritores muy aplaudidos en las últimas décadas. Y así se refle-
tica sin interrogaciones. Ahí cita lecciones decisivas de su tra- ja en los comentarios que escogí para la faja para reeditar sus
ducido Henry James que le confirma en una tendencia diría- títulos después del Premio Cervantes: tres autores como el
mos que ontológicamente pitoliana: “El registrar una visión español Enrique Vila-Matas, el mexicano Juan Villoro y el ar-
oblicua de la realidad, un acercamiento furtivo y sinuoso a una gentino Rodrigo Fresán, así como uno de los críticos españoles
franja de misterio que nunca queda aclarado del todo para de referencia, Toño Masoliver.
permitir al lector elegir la solución que crea más adecuada.” Lo Dicen así: Vila-Matas: “Pitol es el mejor escritor en lengua
que nos remite directamente a El desfile del amor. Y cita tam- española de nuestro tiempo. El maestro perfecto”. Villoro:
bién una regla básica enunciada por André Gide: “No aprove- “Un pionero en el trasvase de géneros. Ha hecho una literatu-
charse nunca del impulso adquirido.” Y también otra de Bioy ra libre, desatada, como quería Cervantes.” Fresán: “Ha funda-
Casares: “De la única influencia de la que uno debe defenderse do la literatura del siglo xxi.” Masoliver: “Llevo años escri-
es la de uno mismo.” biéndolo, Pitol es el más grande escritor en lengua española.”
Pues bien, Pitol, diríase que armado o ratificado en estos Opiniones contundentes de las que no voy a discrepar en lo
conceptos, cancela en 1981, con La vida conyugal, su dedicación más mínimo. Enhorabuena, querido amigo. G
a la novela, emprende una nueva ruta y con El viaje, El arte de
la fuga y El mago de Viena (que ya conforman en la mente de
Sergio un Tríptico de la memoria) se instala en un territorio ca-
racterizado por la fusión de géneros, unas obras en las que un
ensayo se transforma en un relato, en una crónica, en un frag-
mento autobiográfico. “Todo está en todo” afirma Pitol en
a
a
La mujer que sí
Antonio Ramos
Era fea, no como yo. No era mala persona, pero era fea. Había una cosa peor:
estaba enamorada de mí. Trabajábamos en la misma coordinación, ella contabi-
lizaba a varias empresas intervenidas. Todas las mañanas me la encontraba de
camino a mi cubículo. Me sonreía. ¿Cómo está, contador Montes? Bien, Clara,
bien, muchas gracias. Era muy divertido ver cómo se derretía por mí. ¿Cuándo
se enamoró? No lo sé. Sólo recuerdo que una mañana, mientras le entregaba
unos bonos vacacionales, descubrí en su mirada cierto arrobo, unas ganas de
cogerme. Hasta tardé en darle los papeles sólo de la sorpresa; de ver cómo me
miraba, cómo se ponía nerviosa. Pobre, éramos tan diferentes. ¿Le pasa algo,
contador Montes? Nada, nada, Clarita. Me dio un dolor en el cuello. ¿Quiere
un mejoral, una vitamina C? No, nada, muchas gracias, mejor vuelva a trabajar.
La encontré realmente preocupada. Sí, la tenía, como quien dice, en el bolsillo.
Ese día, casi a las seis fue a mi oficina. Se apareció y me pidió permiso para
entrar. La miré bien. Tenía un cuerpo algo delgado, unas nalgas algo apetitosas.
Imaginé sus pechos medianos en mis manos y reprimí la erección. Luego la
miré bien, su cara, algunos granos, el brillo en su frente, sus cejas amplias. Ni
pensarlo. Yo era muy apuesto: un carro del año frente a uno yonqueado fue la
única comparación que se me ocurrió. Me preguntó si me había sentido mejor.
Sí, Clarita, gracias, oiga, ¿pues cuántos años tiene? Se sonrojó como antes.
a
a
Tengo veinticuatro años. ¿Y vive con sus padres? No, con- unas mujerzotas como Pamela. Ella es de esas hembras que
tador, soy de otra ciudad, de Charcas. Tengo un departa- no deben estar solas: una real, de esas que caen por error en
mento muy chico por Santa Catarina. Ya, ya, no me diga las oficinas de hacienda.
contador, dígame Mario, como todos y tutéame. Me limpié el rostro, me mordí un poco los labios para
Más nerviosa, imposible. realzarlos. A las seis me despedí de Clarita. Aún no termina-
Claro, Mario, claro. ba mis reportes. Pobre, iba a salir tarde. Caminé calles alre-
Por esos días yo intentaba salir con Pamela, la dulce Pa- dedor, compré unos pistaches. Nada que me quitara el
mela. Era secretaria en uno de los pisos superiores; no una hambre. El sol caía en sesgo. Hacía mucho calor. Llegué
secretaría ejecutiva, sino una de tantas. Siempre iba enfun- puntual a la cita. Ordené un par de cocas. Dieron las siete y
dada en un traje sastre que le realzaba la figura, le apretaba cuarto y Pamela no aparecía. ¿Va a ordenar algo? No, espe-
las nalgas y se hundía con tentación en su bajo vientre. Usa- ro a alguien, dije con aire tranquilo al mesero. ¿Le traigo
ba un perfume que siempre olía en muchas en la calle o en otra cosa? Siempre es mejor tener la mesa dispuesta para
el camión; pero no importaba. Había una quiniela para ver una mujer. Sí, tráigame unos dedos de queso y salsa catsup.
quién se acostaba, primero, con ella. Tenía novio. Se apare- Esperé. Esperé. El mesero se acercaba a ver si me hacía
cía en la oficina con aire defensivo. Le prodigaba cuanto falta algo pero lo despedía con un ademán. Dieron las siete
amor era posible dar en público. El mensaje era claro: esta cuarenta. Las mujeres se tardan, más en la primera cita. A
mujer es mía. las ocho sí estaba mal. La desgraciada me había plantado.
Con cualquier pretexto iba a su escritorio. ¿Cómo está, Iba a pedir la cuenta cuando encontré a Pamela caminan-
Pamela? ¿Cómo le amaneció el día de hoy? Siempre le ha- do hacia el restaurante. Mi corazón saltó de gusto. De ésta
blaba de usted. ¿Quiere un refresco? ¿Una pepsi? No me no te salvas, pensé y entonces apareció el novio de ella. Se
gusta la pepsi, contador. Bueno, le traigo otra cosa. No ten- abrazaron, se manosearon. Estaba rojo del coraje y la ver-
go sed, muchas gracias. Usted se lo pierde, Pamela, termi- güenza. El mesero se acercó y me preguntó: ¿quiere que le
naba el intercambio con cierto aire de superioridad. Vaya retire el otro servicio? Negué con la cabeza. Me aguanté
que se lo perdía. Luego bajaba a mi lugar y al pasar frente el coraje, pagué y salí. No se puede confiar en las mujeres
al escritorio de Clara le guiñaba un ojo nada más por no para nada, ni cuando las encamas. Pinche Pamela, decía en
dejar. Ella se ponía roja de la vergüenza. Pobre Clara, tan voz alta. Pasé frente a la oficina y me encontré a Clarita.
evidente. Pero al menos no me voy en blanco, me dije. Clara, le grité,
Así se fue la vida, unas semanas, un par de meses. La ven, te invito a cenar. Pobre. El amor por mí la tenía desfa-
rutina de siempre; el guiño a Clara, ir con Pamela, salir a llecida. Vi como si el cuerpo se le desmembrara del nervio.
comer a las dos de la tarde, volver a las tres. Fue un catorce ¿Cómo cree, Mario?, estoy lejos de mi casa, yo… Anda,
de febrero cuando sonó la bomba. Pamela había roto con el anda, Clara, no te hagas del rogar. La tomé del brazo y la
novio. Las cifras en la quiniela se dispararon. En cada piso acerqué a otro restaurante.
se hizo una vaquita, se aleccionó al mejor candidato. Hice
todo lo posible porque en mi coordinación me tocara a mí. Sólo íbamos a cenar. Cómo terminé llevándola a la puerta
Cada quien tendría una semana para cortejarla. Ella andaba de su casa en una colonia lejana, cómo fue que la besé y
triste, meditabunda. Era el mejor momento. cómo fue que le apreté los pechos más tarde mientras ella
Cuando subí con ella para invitarla a salir y pasé frente al daba gemidos de gusto, no lo sé. Su casa, como lo había
escritorio de Clara me detuve para darle más trabajo. A lo dicho, era pequeña. En los burós un desfile de fotografías
mejor sale hoy más tarde, Clarita, pero se tiene que hacer. familiares delataba una familia feliz. Dio la una de la maña-
Ella asintió. Me quería tanto. Como tú digas, Mario. Subí al na y seguía muy tranquilo en su cama. En la noche todas las
piso de Pamela. Me sentía como un gladiador a punto de mujeres se ven más hermosas, la oscuridad les da una belle-
entrar al campo de batalla. Pamela no sabía ni por dónde le za dormida. Hasta Clara se veía chula. Se me abrazó al
llegaría. La encontré mientras acomodaba una papelería en cuerpo con una calidez insospechada. Debo admitir una
un archivero. ¿Cómo está, Pamela? Hola, contador Montes. cosa: olía bonito. Su perfume no era como el de Pamela,
Pamela, me preguntaba si le gustaría hoy, a la salida, ir a to- tampoco tenía los pies resecos como ella. Cuando los descu-
marse unas cocas conmigo. Titubeó. No sé. No le va a pasar brí en un viboreo me desanimé pero quién ama los pies de
nada, Pamela. Ande, nos vemos a las siete y media en el res- una mujer: mejor sus senos. A las dos me fui. No quería que
taurante, en la esquina de Padre Mier y Juan Méndez. Apre- pensara en una posible relación conmigo.
tó la boca. Se acomodó el vestido. Le quedaba muy bien. Es A la mañana siguiente no la saludé al pasar junto a su
que, no sé. No se preocupe, ¿nos vemos ahí? Está bien. lugar. Fui por Pamela. Me explicó que el novio la había in-
El resto de la tarde lo pasé tranquilo, contento. Ya le terceptado camino al restaurante. No mencionó nada del
había sacado una cita, sólo era cuestión de mostrarle parte beso apasionado. Se disculpó por no llegar. Qué pena, Ma-
de mis encantos, mi habilidad para escuchar, conquistarla rio, no vuelve a pasar. ¿Entonces nos vemos hoy en la no-
con un detalle, el resto lo haría mi galanura. Fui al espejo y che? Miró hacia el techo. Está bien. Nos vemos hoy en la
me miré. Antes había tenido problemas por ser guapo. Los noche. Tomé la precaución de citarla en una plaza y fue
hombres me rechazaban a la primera oportunidad. Siempre buena idea. Pasaban las parejas tomadas de la mano, pasaban
he tardado en ganarme su complicidad. Me ven muy guapo algunos adolescentes, incluso pasó una pareja de ancianos
y se rebajan, se sienten menos. Piensan que mis novias son pero nada de Pamela. Pinche vieja puta, pensé, me la volvió
a
a
a hacer. Del coraje fui con Clara. Tomé un taxi que me llevó bre feo o no. Se me quedaban mirando, me auscultaban y
hasta su casa. Aún no aparecía y la esperé. Su cara de sorpre- negaban. No, Mario, cómo cree, no está feo. En serio, usted
sa me lo dijo todo. Mario, cómo llegó antes que yo. El mago es un hombre muy guapo. ¿En serio? Sí, cómo cree, no le
no revela sus trucos, le dije. Vine a verte. Ahora sí estaba mentiríamos con algo así. Si es de los más guapos en el edi-
más que sorprendida. Yo pensé que ya no iba a pasar nada ficio. Me ruboricé igual que Clara cuando le dije en aquel
entre nosotros, como no me saludaste en la oficina, pensé restaurante si podía llevarla a su casa. ¿Entonces qué ocu-
que te habías arrepentido. Es para ocultar las apariencias, rría? Recordé que siempre batallaba para tener una relación
Clara, es para eso. seria. Muchas de mis mujeres habían sido pagadas en antros
Del coraje le hice el amor. Descubrí en su piel unas pe- o más. Sólo había tenido tres parejas con el tiempo; pero
cas, nada grave. Tenía unos pies bonitos. Se quedó abrazada ninguna me había aguantado más de seis meses. Terminaban
a mí. Una vez pasado el enojo me volví a preguntar qué hastiadas de mí. Pero yo no era feo. Claro que no.
hacía ahí. Clara no era de mi tipo. Mi tipo más bien andaba A la semana volví a buscar a Clara. Me recibió en su casa
por la mujer espectacular, por el 1.70 de altura, cabello ne- como siempre y después de hacerle el amor se me quedó
gro y rizado, ojos color miel, labios no tan gruesos. Volví a viendo con aire extraño. ¿Qué ocurre?, le pregunté medio
verla. Dormía satisfecha. Me levanté y fui al baño. El espejo alarmado. No sé, te noto diferente. Fui al baño. El pato
reflejó una cicatriz que me cruzaba una parte pequeña de la estaba en una repisa. Me miraba con sus ojos plásticos y
frente. De niño me habían cortado con un vidrio. Mi pelo puedo jurar que se reía. Cuando volví a su cama Clara se
se veía algo reseco, por el sol, claro. Unas pestañas se me hizo a un lado. Quise ver la televisión pero apenas tomé el
habían caído y andaban pegadas a la mejilla. Escuché la voz control remoto Clara me preguntó: ¿Y cómo va la apuesta
de Clara. ¿Mario, estás bien? Ya llevaba un rato adentro. Sí, con Pamela? Su pregunta me sacó de control pero me repu-
Clarita, todo está bien, ya salgo. se pronto. No, Clara, eso no es de adeveras, yo la quiero
Mientras orinaba encontré un pato de plástico en la repi- nada más a usted. Se lo dije con tanta veracidad que tal vez
sa. Era un pato sin chiste, con el pico medio anaranjado. Lo ni me lo creyó.
puse a flotar en el water. Se veía ridículo. Los patos nunca Iba a prender otra vez la tele cuando la oí suspirar. Me
me han gustado. En una pared había estropajos colgantes y gustaría quedarme sola en casa, ¿puedo? Pues es tu casa,
un par de shampoos anticaspa. La coladera del baño tenía claro que puedes, yo me voy. Salí enojado pero poco a poco
un tapón azul. El baño se encontraba algo limpio. Me miré me ganó el miedo. Ahora, incluso, Clara me sacaba de su
al espejo. ¿Por qué Pamela me había plantado otra vez? colchón. Deambulé hasta una avenida larga. La noche se
¿Por qué andaba en casa de Clara? Yo no era feo. Merecía había puesto fría. Los camiones pasaban rápidos, los semá-
una mujer guapa, alguien que recolectara miradas masculi- foros cambiaban del verde al amarillo, luego al rojo, otra vez
nas como yo hacía con las femeninas. Toda mi vida había el verde. La avenida inmensa resplandecía con algunos
sido así. Desde la secundaria me di cuenta de ese don espe- anuncios panorámicos. Una muchacha mostraba un teléfo-
cial. Yo le gustaba a las mujeres. No era el más inteligente, no, otro anuncio era de cerveza. Un carro se detuvo frente
ni el más fuerte, pero yo le gustaba a las mujeres. a mí. Lo conducía una mujer. Mi reflejo caía sobre el vidrio.
Fue entonces que Clara volvió a tocar y abrió la puerta. Me incliné para mirarla. Le sonreí. Ella se puso nerviosa al
El pato seguía flotando sobre el agua amarillenta en el principio pero después cruzó la avenida dejándome solo.
water. Clara llevaba puesta una bata rosa y tengo que decir A la mañana siguiente fui con Pamela. Debía saber algo.
algo: su rostro resplandecía. Miró el pato pero no expresó La encontré otra vez frente a su escritorio, tranquila como
nada. Se pegó a mí, pasó sus manos por mi cintura. ¿Te siempre, feliz con sus pies resecos y su perfume barato. Pa-
puedo decir algo?, me preguntó mientras suspiraba en mi mela, quiero hablar con usted ¿me permite quince minutos?
espalda. Claro, dímelo, le contesté aunque miraba mi rostro Se sorprendió. Se acomodó el traje, olía a lo de siempre
al decir esas palabras. Es que es muy guapo contador, per- pero no podía dejar de percibir cierta belleza en ella. Vamos
dón, eres muy guapo, Mario, pensé que me iba a decir pero a la cocina, sígame. Dígame Mario, me pidió en cuanto nos
en lugar de eso levantó el pato y lo puso en su lugar. quedamos solos. Le voy a preguntar algo muy importante,
Junto a su grisura me sentí hermoso. Hacía ejercicio to- necesito saber su verdad. Pamela puso cara de sorpresa y
dos los días. Mi cuerpo era firme, bien proporcionado. alarma. Claro, claro, dígame, yo le respondo. Tomé aire.
Usaba una pequeña barba de candado siempre delineada. ¿Usted cree que soy feo? Una risa se sofocó en su rostro.
Mis ojos color miel, mis pómulos agraciados. Incluso mi No, contador, ¿cómo cree?, usted no es nada feo. De hecho,
pelo tenía un brillo natural. Ahí estaba Clara, tan parecida a es de los más guapos en la oficina, si hasta se parece a una
tantas, recordándome con sus ojos enamorados una belleza estrella de cine. Si quisiera hasta podría salir en la televisión.
que por primera vez no sentí. ¿Qué quieres decirme, Clara? Sí, sí, pero, por ejemplo, usted andaría conmigo. Pamela
¿Se podría ir hoy a su casa? La separé de inmediato, sor- puso el rostro serio, a la defensiva. No, no me malinterpre-
prendido. No entiendo, ¿quieres que me vaya? La noté te. No quiero andar con usted, sólo quiero saber si andaría
apenada. Sí, Mario, es que, discúlpeme. Salí mentando ma- conmigo por lo guapo que soy.
dres en silencio. Tardó en contestar.
Al día siguiente estaba preocupado. Si incluso la fea de la No, bueno, no se vaya a ofender contador, pero yo ya
oficina te rechaza es que bonito no estás. Las feas toman lo tengo novio y si no tuviera, pues, no, creo que no andaría
que sea. Les pregunté a varias secretarias si yo era un hom- con usted.
a
a
¿Soy feo? Se alejó. Cuando volvió a su escritorio era otra. Seguía
No, como cree, no, no es feo pero yo no andaría con siendo la misma gris de siempre pero tenía una entereza
usted, es algo de usted que no me gusta, no sé cómo expli- nueva. No le dirigí la palabra en todo el día. Todo en ella era
carlo… ¿me puedo ir? un deseo por saltar sobre mí y al mismo tiempo, algo en mí
La vi alejarse, tan chula ella, con su contoneo sabroso. la rechazaba.
Recordé tantas cosas, momentos cuando me separaban de Y aquí estoy frente al espejo. Recuerdo cuando otros
un equipo, cuando mi madre decía: Ay, Mario, ojalá algún hombres, en la secundaria, en la preparatoria, en la univer-
día encuentres una mujer que sí te quiera como eres. Me sidad, hablaban mal de mí, simplemente por que yo tenía un
sentí sucio. Allá afuera andaba mucha gente feliz, muchas mejor cutis, un mejor ángulo. Amigos, casi no tengo, no
parejas buscándose, acostándose por amor, por celos, por lo tuve, creo que ya no tendré. Sonrío y mi imagen me imita.
que fuera. Cuando regresé al lugar de Clara la encontré, Me descubro guapo según las revistas pero al momento algo
sola, tranquila, escribiendo a máquina. Clara, debo hablar pasa y comienzo a ser otro. Me cambio el pelo de un lado a
contigo. Era la primera vez que le hablaba de tú en la ofici- otro, veo mis patillas, mi piel que se llena de brillo a lo largo
na. Ella se puso seria. Sí contador, espéreme un poco, me del día. Esa tarde cuando Clara me botó, cansado, le pre-
respondió y se metió en un cubículo. La esperé más de quin- gunté a un borracho en la calle: Amigo, ¿soy feo? Sólo
ce minutos y luego entré. La encontré llorando. ¿Pues qué eructó. No, compadre. Luego me barrió con la mirada, se
te pasa, Clara? Ay, Montes, digo, Mario. Yo ya sé por qué rió: Usted más bien es otra cosa. Y se fue por la banqueta,
vienes y perdón, pero no, no puedo andar contigo. Sus pa- renqueando, su sombra sucia en el cemento; llevándose ya
labras fueron peores a cualquier plantón. ¿Y por qué no el último indicio de mi apostura; se fue como Clara aquella
quieres andar conmigo? ¿No te gusto? ¿Estoy tan mal? ¿Pa- mañana en la oficina, cuando había borrado de un golpe,
rezco un animal o qué? Respondió que no a todo: sí, sí me con todos sus “sí te quiero”, sus rubores y sonrisas, mi pro-
gustas, sí estás muy guapo, qué animal si parece modelo. fundo amor por mí. G
¿Entonces? Es otra cosa, es algo en usted, discúlpame, pero
ya no lo puedo recibir en mi casa. Lo siento.
a
a
Obras reunidas, Iván Illich, Obras reunidas,
Volumen 1, México, fce,
2006, 763 pp.
de Iván Illich
Por Jorge Federico Márquez Muñoz
Gabriel Zaid y Carlos Monsiváis son Los fructíferos debates y seminarios y las formas de la distribución. No obs-
quizás los intelectuales más conocidos del Cidoc están condensados en el volu- tante, y aquí es en donde vemos la nove-
que se encuentran en la larga lista de men 1 de las Obras reunidas. Illich escri- dad de Illich, hace falta también consi-
admiradores que tuvo Iván Illich en bió en el último de estos textos, Némesis derar los umbrales críticos de las
México. Fuera de nuestro país, Jacques médica: “Con este libro concluye mi par- tecnologías y la intensidad de los servi-
Attali, Jean Baudrillard, Peter Sloterdi- ticipación sobre […] el control social de cios profesionales. Se trata entonces de
jik, John Womack, R. D. Laing, Peter la tecnología”. Tema que ocupó al filó- estudiar uno de los mitos esenciales de la
Berger e incluso V. S. Naipaul, se en- sofo por más de diez años. modernidad: “el imperativo tecnológi-
cuentran entre los numerosos autores Los textos incluidos en Obras son una co”, que convierte a las instituciones en
abiertamente interesados en su obra. parte fundamental de la teoría social fines en sí mismos, haciendo olvidar a
Hace más de veinte años que fueron contemporánea, planteada, discutida y los hombres los objetivos para los cuales
publicados en castellano por última vez escrita en nuestro país. Se trata de un fueron creadas.
los textos contenidos en Obras reunidas capítulo fundamental de la historia del Illich intenta establecer los umbrales
de Iván Illich. No se trata de una obra pensamiento sociológico y filosófico de entre la utilidad y la contraproductivi-
caduca, sino de uno de los más profun- México. dad de tres industrias: la escolarización,
dos análisis de las sociedades modernas. Para quienes ya conocen la obra del el transporte y la medicina, para deter-
Como dijera su amigo y colaborador filósofo convivencial, cabe destacar las minar hasta dónde es conveniente ha-
José María Sbert en el obituario del filó- novedades presentadas en Obras reuni- cerlas crecer y dejarlas interferir en la
sofo convivencial: “Sólo con una gran das. En primer lugar, el prefacio de Jean vida de las personas. Se trataría entonces
ceguera podría argumentarse que las Robert y Valentina Borremans ofrece un de establecer el punto en el cual las in-
cuestiones que planteó Illich han perdi- marco biográfico y conceptual de los dustrias comienzan a tener los efectos
do gravedad. Por el contrario, todas las textos compilados. Además, nos recuer- inversos para los que fueron creadas, es
evidencias indican que no han dejado de dan que Illich era “el inventor de la decir, detectar cuándo la medicina co-
hacerse más trágicas, algunas hasta el ciencia que aún no existe”. En segundo mienza a causar enfermedades, la escue-
delirio”. lugar, es plausible la revisión crítica de la a embrutecer y el transporte a obsta-
La obra de Iván Illich está claramente las traducciones, hecha por Javier Sicilia. culizar los caminos.
dividida en dos épocas: la del Centro Para quienes no conocen o conocen Illich no consideraba suficiente el
Intercultural de Documentación (Cidoc), muy poco la obra de Illich, las Obras se- análisis estadístico de sus hipótesis, por
que abarca desde finales de los sesenta rán un gran descubrimiento. La clari- el contrario, pensaba que debía expre-
hasta 1976, y la obra posterior, que co- dad, la vivacidad y el sentido del humor sarlas en un lenguaje más allá de la jerga
mienza en Shadow Work, y termina en del autor (ya visible en los títulos y sub- de los profesionales. Así, además del ri-
sus últimos ensayos, escritos en 2002. La títulos de la obra), hacen que el lector se gor y la riqueza de las tesis y los argu-
primera etapa es la que compila el volu- interese de inmediato en sus escritos. mentos del filósofo, cada uno de sus
men 1 de Obras reunidas, y los siguientes Pero más allá de la forma, el contenido textos está embellecido por la mitología
dos tomos, de próxima publicación por de sus críticas, dolorosamente vigentes, griega. Solía ilustrar la arrogancia y ce-
el Fondo de Cultura Económica, abar- ayudan al lector a la desmitificación de guera del mundo moderno con los mitos
carán la segunda etapa. las certezas modernas. de Tántalo y Prometeo. A propósito del
El Cidoc era un lugar privilegiado En estos escritos, Illich se muestra consumismo, Illich escribió: “Un mundo
para el aprendizaje, la crítica y el debate, como un sociólogo e historiador de la de demandas siempre crecientes no sólo
fundado en Cuernavaca en 1966 por tecnología y sus efectos sobre el hombre es maligno —también puede concebirse
Iván Illich; era un espacio plural en el y el medio ambiente. Resumía de esta como el infierno, el Hades”. Proponía
que se veían desfilar intelectuales tan manera el objetivo de sus propuestas de entonces la mesura, la prudencia, la au-
distintos como el teólogo Gerhart Lad- los años setenta: “El control social de los tolimitación y la humildad de Epimeteo,
ner y el anarquista Paul Goodman; Erich sistemas de producción es la base de figura en la que se reconocían él mismo
Fromm y Paulo Freire también eran in- toda reestructuración social”, y para ello y su amigo Erich Fromm, y a la que no
vitados frecuentes. Tal y como decía afirmaba que la sociología convencional vendría mal que se adhieran más ciuda-
Illich: “En este lugar dejamos volar la había reconocido ya la necesidad del es- danos, gobiernos enteros, incluso. G
imaginación. En este lugar nadie nos tudio de dos dimensiones de la sociedad
paga por pensar, así pues, pensamos li- industrial: las formas que adquiere la
bremente”. propiedad de los medios de producción
a
a
Domme o el ensayo de ocupación, François Augiéras, Domme o el ensayo
de ocupación, México, Sexto Piso,
2006, 162 pp.
de François Augiéras
Por Alfredo Coello
¿Quién es el hombre en este principio La dicha de lo inmediato y la desdi- ca el terreno de todos los territorios
del siglo xxi? El enigma ensaya sobre cha que vino a continuación colma nues- humanos, y al extender su escritura sólo
la ocupación de una especie humana tra vacía cotidianidad, que como seres encuentra la crueldad de los hombres.
sobre otra casi inhumana, y se desarrolla humanos nos arroja a la errabundia: a fin Por eso mismo, su novela es una decla-
en un pueblo desconocido de Francia de cuentas la obsesión por lo extraño ración de guerra: “Ha llegado el mo-
(Domme). Un escritor salvaje, en su lo- forma parte de la experiencia literaria. mento de atacar al hombre. ¿Atacar?
cura, desvela la sombra de nuestras pesa- ¡Qué misterio! Y tal vez el mejor lugar Por lo pronto aparecerá, muy discreta-
dillas o la inteligencia de la idiotez en las para hablar y decir la verdad sea un hos- mente, una civilización ‘distinta’. La
superficies del lenguaje, deslizando el picio. Misterio y secreto —dirá Edmond nuestra.” Su experiencia narrativa sedu-
entorno de la palabra hacia una sintaxis Jabés— son sólo distancia vertiginosa ce al lector para que admita lo diferente:
donde la oración profana el lenguaje de entre una palabra tolerada, y un vocablo una sociedad (él en su soledad) que co-
todos los símbolos sagrados de plástico y inaceptable. La realidad ya no es litera- mulga con los astros, con el universo
terracota de New Age de los neomísticos tura y la literatura no alcanza la letra en divino y natural, sin referencia alguna a
de pacotilla del siglo actual. las manecillas de su prosodia. los cánones establecidos. Su refugio son
En Domme la parábola es puente en- Voluntario de la exclusión marginal, las cuevas de un sueño que no tiene sali-
tre la infelicidad y lo que alivia. Su peri- enajenado por su misma escritura, Au- das al hospicio.
plo es hacia el interior de sí mismo, y en giéras decide internarse en un hospicio. Domme o el ensayo de ocupación es una
el fraseo exterior de sus desvelos, frena y El acta de aceptación abre su novela novela que ensaya a bordo del misterio
suspende en el asombro a la especie hu- autobiográfica: está loco o finge estarlo, tan profundo y hondo de la humanidad.
mana al enemistarse con el lenguaje de y quiere escribir lo que se siente estar Los locos y los niños, aunque oficiosa-
los hombres. Hay respuestas, muy po- loco: la vida y la literatura encuentran mente no existan, siempre te ponen
cas, pero perfectamente audibles… ¡El aquí su huella de querencias en las pre- frente al espejo de su ilusión; allá, más
hombre ha desaparecido! ¿Y la reali- guntas que nos formulamos todos los allá de los hombres que todavía no exis-
dad?…, quién sabe, diría el escritor ale- días; aunque la pregunta no existe per se ten esperan en la esquina de la vida su
mán W. G. Sebald; ¡como también él lo en esta novela, sólo aborda una tentativa novela…, y es ésta. Su autor se encuen-
sospechaba! invisible de la literatura, y la pregunta tra en un estado de perfecta receptividad
La victoria es la de los más numero- sin respuesta solapa la culpa de no haber de lo sagrado y lo divino; es cuando el
sos, los cobardes, la gente razonable, los entendido en su momento al escritor en rito define el espacio, que la actitud de
que no saben nada, los que querían un su escritura. La verdad está siempre en adquirir una conciencia superior del ser
mesías. Los alquimistas, los judíos ini- instancia de ser. Toda mentira desde que humano encaja en el deseo.
ciados, los fariseos piadosos, adoradores se fija, desde que se la muestra como El escritor se lanza a la búsqueda del
de Elohim, todos fueron acorralados, ejemplar, existe como verdad. La menti- hombre que todavía no existe, pero que
desacreditados, amordazados. Y ahora ra sólo se consume como mentira en su está aquí, forjado en el exilio por la so-
reina él, el hombre que no es más que la otra realidad. Y entonces nosotros no berbia humana; ése, al que el cristianismo
sombra de sí mismo. Y en contra de to- existimos, pero, ¿qué es el hombre en ha convertido en un eunuco universal.
dos, se declara el escritor y su escritura. este tiempo? Su propuesta literaria es una ecuación
Estamos en medio de la novela de Al abrir esta novela en sus primeros matemática del equilibrio entre las fuer-
François Augiéras, Domme o el ensayo de avisos encontrarán la saliva de la locura zas materiales y espirituales, donde la
ocupación (Sexto Piso, México, 2006). Y la a la que hemos descendido todos, cuan- balanza se inclina hacia el hombre nue-
esperanza en su literatura será atrapar ese do la estela de sueños era la otra parte de vo, el que viene de los astros, desde el
vacío que circunda nuestras mentiras la vida; en el camino no hay cerraduras universo cósmico emerge como condi-
cuando no queremos morir, o cuando de- sino llaves en la noche para interpretar ción de una conciencia que niega la falsa
cidimos que al permanecer en este mundo la estupidez del ser humano. Y si causa espiritualidad del hombre moderno. Y
el vacío prolonga, en el secreto separado escozor o tienen alergia a este “tipo” de nos recuerda un filme argentino de Eli-
de su realidad, la pérdida total de lo sa- escritura, por favor interpreten las pági- seo Subiela: Hombre mirando al Sudeste
grado de la vida. El tiempo se esfuma a nas sin temor al espejo cotidiano. La cuando Rantes (el personaje) misteriosa-
través de su lectura, y vivir este tiempo de locura es el jardín luminoso de nuestra mente aparece en un siquiátrico con un
locos y bufones —o en su apariencia va- niñez, y la sílaba que promete otro mun- mensaje de otro planeta y le aclara a su
cante— nos deja atrapados en la experien- do resbala a través de su inocencia. siquiatra que los hombres están muertos
cia por la pasión de nuestro origen. La mirada de François Augiéras abar- pero no lo saben, y lo están porque no
a
a
entienden nada de éste, y cuando lo ha- siempre tuvo una relación epistolar dium en el grado más alto, estoy poseí-
cen destruyen todo. Él recibe sus men- constante con él. En una carta cuenta do, obsesionado. Siento que me vigilan:
sajes de pie, siempre mirando en el patio que al publicarse Domme o el ensayo de nadie me reprocha nada, pero soy sospe-
del hospicio hacia el sudeste; al final, ocupación, François Augiéras debió al- choso de todo… Una ola de artistas, de
como todo buen mesías, es sacrificado canzar la gloria póstuma que, de manera músicos, provenientes del Este y del
sin saber si estaba o no loco. absurda, suponemos es la recompensa centro de Europa parece haber inyecta-
Dialoga en su novela con la niñez y la reservada a los escritores poco conoci- do sangre nueva a Occidente a princi-
locura de lo sagrado, disolviéndose en dos, rechazados por su época. pios del siglo xx. A veces me pregunto si
un espacio de sombras transparentes que Como él mismo decía, François Au- no seré el precursor de otra ola, que
son más simples que el aire. Leer una giéras se había adelantado a su tiempo. viene también de más allá de las estepas
buena novela nos acerca al peligro de Y le costó caro: el rechazo de Domme orientales”. Tal vez, el mejor lugar para
nuestra propia historia, sobre todo cuan- por parte de varios editores. Y sufrió por decir la verdad sea el hospicio de los días
do el autor nos habla desde la oscuridad, ello. Un año antes de su muerte, en di- que rumian la literatura.
donde todo está en calma y, de pronto, ciembre de 1971, en el hospicio donde Cuando terminó esta novela, casi al
nos altera la certeza de reconocer que en se refugió después de una vida de aven- mismo tiempo, muere; y cada capítulo
lo más profundo de nuestro ser exista turas, de catástrofes y exaltaciones múl- de su narrativa el autor lo vivió en “car-
una vida diferente, opuesta a la vulgari- tiples, se preguntaba por qué su novela ne viva”. Lo que realmente sorprende,
dad, al irrespeto al que se entregan los había sido un fracaso rotundo, y le escri- es la capacidad para relatar su locura o la
hombres, pues “entre ellos no se tienen be a Jean Chalon: posibilidad de perder el silencio; esa
nada más que desprecio.” “¿Ha caído en verdad una maldición maestría para relatar desde el desierto de
El lector se enfrenta a su lectura en sobre este libro? A mí me parece que su soledad una experiencia que entraña
voz muy baja, lejos de los hombres, es el más legible de mis textos, el más lo más poblado de su imaginación: el
aquiescencia de sombras que descubren claro, el mejor construido…”. hombre de hoy. Y es un libro que perte-
a los dioses ocultos que pernoctan entre “No se engañaba —dice J. Chalon—; nece en todas sus aristas y profundidades
los hombres. Los hombres son crueles, en efecto, Domme es lo más legible, lo al mundo de estos tiempos. El sueño
traicioneros, fundamentalmente malos, más claro, lo mejor construido de toda nunca retorna cuando la intuición ha
hay que tenerlos alejados y cuidarse de su obra. Es, según creo, su obra maestra, desparecido en esa niebla de lo posi-
ellos sin bajar la guardia un sólo instan- una obra maestra peligrosa, cuyo poder ble…, en lo imposible.
te. Es necesaria, entonces, la ocupación seductor, cuyas enseñanzas e ideas nos Incomprendido por los editores, mu-
aunque sea simbólica, pero que atraiga llevan más lejos de lo que pudimos atre- rió un 13 de diciembre de 1971 sin ha-
la voluntad de los diferentes hacia el te- vernos a esperar”. ber tenido en sus manos un ejemplar de
rritorio de lo innombrable, donde debe- Y nuestro autor en verdad es uno de su novela que Fata Morgana (editorial
rá suceder “la ocupación” que terminará los “raros” de la literatura francesa, in- francesa) publicó en 1982 y que ahora,
por crear una nueva civilización, una ci- clasificable o imposible de ubicarlo en por vez primera en México, publica la
vilización proveniente de los astros y alguna corriente literaria o inclinación editorial Sexto Piso. G
diametralmente opuesta a ese fatal detri- filosófica. Le escribe a su amigo dando
tus llamado humanidad. prueba fehaciente de su capacidad para
Jean Chalon fue amigo del autor, y escribir lo que es su vida y desea dejar
aunque nunca lo conoció en persona, testimonio en su escritura: “Soy un mé-
a
a
La noche de los trasgos, Alicia Molina, La noche de los trasgos,
colección A la Orilla del Viento, fce,
México, 2006, 136 pp.
de Alicia Molina
Por Juana Inés Dehesa Christlieb
En su entrega más reciente, Alicia Moli- son niños) han encontrado ayuda y con- fondo con el que nadie habla y a quien
na (ciudad de México, 1945) continúa la sejo en personajes que se salen total- nadie quiere cerca, ése con el que com-
serie de aventuras de Camila, la pequeña mente de las normas, y a quienes los partimos tantos años el salón.
que conocimos en El agujero negro (Méxi- adultos, en su madurísima sensatez, no Alicia Molina logra conjuntar con
co, Fondo de Cultura Económica, 1993). tienen acceso. La mamá de Camila no ve buen oficio los dos espacios fundamen-
Camila sería una niña más si no fuera a los duendes, sólo ve a su hija que crece tales de la literatura para niños y jóve-
por la casita de muñecas que heredó de cada vez más. nes: la vida cotidiana y el espacio fantás-
su abuela que, además de ser una mona- Así son Verde, Púrpura y compañía. tico. Camila, sus padres y sus amigos son
da y estar lujosamente amueblada como Así han sido en todos estos años en que seres de verdad (de pronto los padres
las residencias de los concursos de la aquellos que seguimos la literatura in- son un poco demasiado comprensivos y
tele, es el hogar de cinco encantadores fantil mexicana los hemos conocido. En gentiles, pero puede creerse), y al mismo
personajes: Verde, Púrpura, Azul, Rojo y la entrega anterior, El zurcidor del tiempo, tiempo sus personajes fantásticos perte-
Rayas, cinco duendes que desde el pri- Camila se enfrentó a que, horror de ho- necen a lo mejorcito del género (cada
mer episodio acompañan a Camila, acu- rrores, el cuaderno de la más matada del uno de los duendes merece capítulos
den en su auxilio cada vez que tiene un salón, que había pedido prestado, había aparte, y los terribles trasgos no le piden
problema del cual no sabe cómo salir y, sido víctima de un mocoso destructor; nada a los hombres grises de Momo con
lo más importante, la ayudan a crecer. con ayuda de los duendes y sus ardides quienes guardan similitudes importan-
Las criaturas fantásticas son parte de logró volver el tiempo atrás y rescatarlo. tes, empezando por las cromáticas). Si
la literatura: han estado allí para ayudar No es poca cosa. bien la historia no deja de ser fiel a su
al protagonista a cumplir su misión des- No es poca cosa siempre y cuando no género y al final Camila crece y aprende,
de los cuentos tradicionales más remo- se le compare con lo que enfrentan aho- lo hace de manera divertida y, como
tos. Estos personajes con características ra en La noche de los trasgos: una brillante debe ser, a escondidas de sus padres.
sobrehumanas y sobrenaturales —bru- disertación sobre el miedo y sus diferen- Finalmente, se hace necesario llamar
jas, hadas, duendes, gnomos y magos—, tes presentaciones. a una moción por los monitos: las ilus-
a los que Propp llamó “donantes”, cum- Oriana es esa niña a la que nadie le traciones no están a la altura de la histo-
plen un papel fundamental dentro de la hace caso en la escuela, como si fuera ria. Los trasgos y duendes todavía se
historia; empujan la trama para que pue- invisible. Es también una niña “aterra- salvan, pero las niñas parecen prófugas
da llegar al esperado final feliz. Al con- da”, según nos cuenta el narrador en de una estampita de papelería. Camila se
vertirse los textos tradicionales en patri- la primera página, y eso es lo que más le merece pinceles más justos. G
monio casi exclusivo del público infantil fascina a Camila de ella; si bien lo que a
(a raíz, también, de que se “inventó”, Camila más le asusta es el miedo mismo,
por así decirlo, dicho público), estos no puede sustraerse a la atracción que le
personajes también se mudaron: si, como despierta Oriana, y no para hasta que
sostiene Peter Pan, sólo niños pueden conoce su secreto y la ayuda a deshacer-
creer, pues sólo en sus cuentos merecen se de él.
estar las criaturas mágicas. En el camino, por supuesto, se esbo-
Dichas criaturas cumplen con un pa- zan historias más comunes a los niños
pel de guías y mentores. Un papel que “de verdad”: Marcela, la mejor amiga de
en la vida real tendría que estarles reser- Camila desde que eran chiquitas, siente
vado a los adultos pero que, gracias a la celos de que ésta sea amiga de Oriana, y
condición subversiva que rige a la buena siente celos también del hermanito que
literatura infantil, gracias a su papel de se anuncia a mitad de la novela. Se da
“patio de recreo” lejano a las convencio- cuenta de que éstos son también un tipo
nes y reconvenciones, pueden cumplir de miedo, y aprende a reconocerlos. Los
los duendes, los ratones encantados o los padres de Camila descubren también
tigres de peluche. El donante es sabio, es que su hija está creciendo y se vuelve
paciente y guarda dentro de sí todas las poco a poco otra persona. Y, si bien
respuestas. Oriana es una niña “rara” con sus pro-
Desde Cenicienta hasta Calvin, los blemáticas sobrenaturales, se puede re-
personajes infantiles (es decir, los que conocer también en ella al personaje del
a
a
Elsa Cecilia Frost
Anne Staples
Para la transmisión del saber tenemos, desde hace dos o tres milenios, los libros. Pero
los libros son como los códices. Si nadie los sabe leer, interpretar, ni acompañarlos
con el discurso adecuado, pierden su sentido. La cultura no se puede reproducir en
un vacío. Necesita el elemento humano, la persona que la rescata, que la interioriza,
para luego explicarla y hacerla viva para la siguiente generación. Sólo unos cuantos
individuos tienen esa habilidad, la de compenetrarse en la herencia cultural de un
pueblo a tal grado que llegue a conocer sus orígenes, sus influencias, su evolución,
sus manifestaciones literarias, arquitectónicas, musicales, religiosas, académicas. Na-
die, al morir, puede ser reemplazado por otro, pero cuando una sola persona reúne
en sí un vasto conocimiento, añadido a una gran certidumbre moral y un sentido
claro de dirección intelectual, la pérdida resulta todavía más significativa. Parece
evidente que se necesitarían varias personas juntas para llegar a aproximar la gama de
conocimiento almacenado en el cerebro y en el corazón (por supuesto que el corazón
también conoce muchas cosas) de la mujer excepcional que fue Elsa Cecilia Frost.
Ser hija de un matrimonio mixto, de madre mexicana y padre alemán, además de
casarse con un catalán, fue un buen punto de arranque para hablar alemán, francés,
inglés, italiano, latín, catalán y ser tan experta en español que ingresó a la Academia
Mexicana de la Lengua. Elsa se acercó al lenguaje escrito al empezar su vida profe-
sional en la Biblioteca Nacional, donde clasificaba las obras de teología, filosofía e
historia. Aprendió a cuidar el idioma en el Fondo de Cultura Económica como
responsable de las ediciones relacionadas con los mismos temas. Vio los aspectos
técnicos de la producción de libros en el Fondo a principios de los 1960; nunca
estuvo lejos de los departamentos editoriales en las instituciones con las cuales co-
laboró hasta el fin de sus días. Además, sus seres más queridos estaban y están en el
mismo mundo de los libros, desde la autoría hasta la publicación y distribución de
los mismos.
A partir de enero de 1975 El Colegio de México tuvo el privilegio de contar con
Elsa Cecilia entre sus mejores investigadores y escritores. Participó activamente en
la comunidad académica como coordinadora del Centro de Estudios Históricos,
como profesora, como conferenciante, como colega. Siempre tuvo tiempo para co-
rregir el escrito de un novel historiador o platicar de libros y de personas —su círcu-
lo de conocidos, tanto textos impresos como seres de carne y hueso, era muy amplio.
Fue generosa con sus comentarios, con su amistad, con sus buenos deseos hacia el
prójimo. Tuvo ideas muy claras acerca del bien y del mal, de lo bello y lo feo, de lo
debido y de lo indebido. Perteneció a una generación cuya brújula moral le permitió
andar con mucha seguridad por la vida.
La década de 1980 encontró a Elsa Cecilia en la unam, en otro ambiente, con
otros quehaceres. Pero nunca dejó ni la investigación ni la docencia. Su primer libro,
Las categorías de la cultura mexicana, ya se había convertido en un libro de texto clási-
co para la Facultad de Filosofía y Letras y para cualquier estudioso del tema. Siguie-
ron una antología de textos educativos, un tratado sobre el arte de la traducción, la
Tomado de la revista Historia Mexicana 218 compilación de Franciscanos y mundo religioso en México, Este nuevo orbe, otra compila-
(vol. lv, núm. 2, octubre-diciembre, 2005), ción de testimonios del exilio, y su último libro, La historia de Dios en las Indias. Se dio
pp. 689-693. tiempo de redactar tantos artículos para revistas especializadas que llenan tres pági-
a
nas a renglón seguido de su curriculum vitae. Sus reseñas, sa- cimiento a su trayectoria sobresaliente como usuario conscien-
a
brosas cápsulas de aguda reflexión sobre la labor ajena, llenan te y cuidadoso del idioma.
otra página. Tal vez el trabajo que significó mayor esfuerzo, La vida religiosa tuvo un atractivo especial para Elsa Ceci-
cuidado, inteligencia, bagaje cultural y sensibilidad fue el de lia. Se acercó a los grandes problemas de la teología —su reli-
traducción. Siete libros, algunos tan complicados como la Es- giosidad iba mucho más allá de las formas y de los ritos. En-
tética de Hartmann (que tuvo que hacer dos veces, al desapare- tendió el sentido simbólico e histórico, el lenguaje oculto, la
cer los cuadernos con la primera traducción), dos artículos y la esencia de un sistema de creencias encaminadas a explicar el
revisión de cuatro largas traducciones hechas por otras perso- porqué de la vida y su significado metafísico. Tuvo especial
nas, del alemán al español, dan idea de su vocación. Las revi- simpatía por los franciscanos y los dominicos, en cuyos semi-
siones no eran más sencillas que las traducciones, ya que se narios dio clases de historia. Tal vez nadie poseyó un conoci-
trataba de textos como el de Heidegger sobre Kant y el problema miento histórico tan profundo de las dos órdenes así como del
de la metafísica. Con este enorme esfuerzo, no haría falta decir papel que desempeñaron en la conquista y durante el virreina-
una palabra más para aquilatar una vida dedicada a las ideas y to. Para lograrlo, se empapó en el estudio de los padres de la
al espíritu. Pero hay que mencionar 22 títulos más traducidos iglesia —la patrística fue un curso que dictó en el doctorado de
del francés o del inglés al español, entre trabajo suyo y colabo- El Colegio de México, curso que nadie más ha podido imitar.
raciones. Elsa Cecilia dictó por lo menos un centenar y cuarto Conoció a fondo los textos clásicos del cristianismo, de la filo-
de conferencias, todas cuidadosamente preparadas por escrito; sofía alemana decimonónica, de la historia del arte, sobre todo
participó en igual número de congresos, encuentros, jornadas, el religioso. Durante toda su vida fue fiel a sus tres amores:
simposios, mesas redondas, presentaciones y otros eventos cul- teología, filosofía e historia, expresadas en letra de molde y por
turales. Leyó más de medio centenar de tesis en su papel de la palabra hablada con precisión, exactitud y elegancia gracias
vocal algunas, como directora, muchas veces. Dejó en proceso a su manejo impecable del idioma. En Elsa Cecilia se conjuga-
de elaboración otra docena, que ahora padecen una orfandad ron sensibilidad, inteligencia, devoción religiosa, amistad, fide-
difícil de remediar. lidad y honradez. Vivió los ideales cristianos que fueron la guía
Elsa Cecilia perteneció a muchos cuerpos colegiados acadé- de su conducta y de su pensamiento. Hubo una gran coheren-
micos en distintas instituciones científicas y culturales univer- cia entre lo que profesaba y lo que hacía. Su familia, sus amigos
sitarias. Fue miembro del jurado de concursos, de consejos de y sus colegas hemos perdido a alguien que fue capaz de conser-
redacción, de comisiones dictaminadoras. Recibió premios var y explicar nuestra memoria colectiva. Ella fue elegida por
como el Edmundo O’Gorman, el Premio unam en Humanida- el destino para descifrar para las siguientes generaciones las
des y otro en Ciencias Sociales, y el culminante de su carrera, claves del pasado. Cumplió su cometido, dejó un ejemplo de
el ya mencionado nombramiento a la Academia Mexicana de la entrega, y mediante sus escritos, sus clases y sus consejos, ayu-
Lengua. Este último le emocionó mucho; fue un justo recono- dó a perpetuar la cultura occidental. G
a
a
a
a
a
a
a
a
■ Retrato y retratos de Mauricio Magdaleno ■ Dos premios del fce: cuento y crónica
a
a
a
a
Sumario
Presentación 2
banner flag 3
José Eugenio Sánchez
fil 20 años 4
Jorge Luis Espinosa
Las vanidades de la feria: ferias del libro
en la ciudad de México 6
Mayra Inzunza
La fiesta del libro o la peregrinación a la fil 7
Gonzalo Vélez
La pantera 9
Sergio Pitol
[…] 10
Ana Maialén Romeu
[…] 11
Michelle Vyoleta Romero
[…] 12
Liliana Rojas Flores
Adolfo Castañón
Los estropeados 14 José Eugenio Sánchez es poeta, su libro más reciente es La
Gustavo Ogarrio felicidad es un arma caliente, publicado por Visor en 2001.
Jorge Luis Espinosa es periodista, ha reporteado para el
Entre dos alcatraces 16 Unomásuno, Milenio Diario, El Independiente y El Universal.
Plagios, homenajes y profanaciones 16 Actualmente es jefe de difusión de fce. Mayra Inzunza es
narradora, periodista cultural y editora. Gonzalo Vélez es
Las tardes vacías y el olvido, los pájaros 18 crítico de arte, traductor y poeta. Ana Maialén Romeu ob-
Iván García tuvo el primer lugar del concurso Sergio Pitol. Michelle
Vyoleta Romero obtuvo el segundo lugar del concurso
Dos poemas 22 Sergio Pitol. Liliana Rojas Flores obtuvo el tercer lugar del
Leopoldo Lezama Contreras concurso Sergio Pitol. El jurado de dicho concurso estuvo
compuesto por Juan Villoro y José Ruysánchez Serra. Adol-
Edén, de Alejandro Rossi 23 fo Castañón es políglota además de ejercer todo género de
Por Juan José Reyes escritura. Es autor de diversos títulos, entre los cuales pode-
El porvenir posible, de Carlos Castillo Peraza 25 mos mencionar Recuerdos de Coyoacán, escrito en algún lugar
Por Ricardo Cayuela Gally de Francia a los treinta años de 1968. Su labor como editor,
Ante un cálido norte, de José Luis Rivas 27 crítico y promotor cultural, sumada a sus tareas académicas,
Por Miguel Ángel Moncada le han significado reconocimientos tanto en el ámbito nacio-
nal como en el extranjero. Gustavo Ogarrio es narrador y
Mauricio Magdaleno 29 ensayista. Ha colaborado en diferentes publicaciones, entre
Marcela del Río Reyes las cuales se encuentran: Crítica, La Jornada Semanal y Tierra
Adentro. Josué Ramírez es poeta y editor, su libro más re-
ciente es A ver / Cuaderno antes de la guerra. Iván García es
escritor y académico. Leopoldo Lezama Contreras es poe-
ta y editor. Juan José Reyes es ensayista, crítico y editor.
Ricardo Cayuela Gally es escritor y editor. Miguel Ángel
Moncada es poeta y editor. Marcela del Río Reyes es es-
Imágenes de portada e interiores: Néstor Quiñones critora y académica.
a
a
Presentación
El fomento a la lectura va de la mano de las dinámicas de oferta que puedan generar
las diversas y distintas editoriales, tanto nacionales como extranjeras, para incentivar,
promover y difundir sus propios fondos, así como interactuar y acrecentar su capaci-
Directora del FCE
dad de competencia. Por un lado, la promoción del libro beneficia a la sociedad en su
Consuelo Sáizar
conjunto —aun cuando no toda la sociedad sea asidua a la lectura—, y por el otro
Director de La Gaceta lado la tarea editorial congrega a todos los actores del mundo del libro —que repre-
Luis Alberto Ayala Blanco senta una minoría social— y, en los días que dura una feria del libro, ese mundo entra
en contacto y se lleva a cabo la fiesta de los libros. Así, el mundo del lector es el de la
Editor realidad del libro: editores, autores, críticos, promotores culturales, libreros, vende-
Josué Ramírez
dores, etcétera, forman parte de ese mundo del que él es la base. A los 20 años de la
Consejo editorial Feria Internacional del Libro (fil) en Guadalajara el concepto “feria del libro” es
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman, motivo de reflexión, celebración y crítica.
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, Resultado de dos concursos organizados por esta casa editorial, publicamos tres
Axel Retif, Tomás Granados Salinas, cuentos y una crónica. Los primeros se presentan como finales alternativos al cuento
Álvaro Enrigue, José Vergara, Mayra
“La pantera” de Sergio Pitol, publicado por primera vez en 1960, y ahora incluido en
Inzunza, Max Gonsen, Nina Álvarez-
Icaza, Paola Morán, Luis Arturo Pe- el volumen Los mejores cuentos, de Editorial Anagrama. Los resultados son brillantes y
layo, Citlali Marroquín, Geney Bel- permiten ver cómo el cuento de Pitol es sugerente y sugestivo, provocando desenla-
trán Félix, Miriam Martínez Garza, ces imaginativos. Nada más allegado a la era lúdica por la que transitamos que este
Fausto Hernández Trillo, Karla Ló- ejercicio posmoderno, en el que la intervención multiplica las posibilidades del sen-
pez G., Alejandro Valles Santo To- tido original de una obra. Publicamos, también, “Los estropeados” de Gustavo Oga-
más, Héctor Chávez, Delia Peña,
Juan Camilo Sierra (Colombia), Mar-
rrio, primer lugar del concurso de crónica Salvador Novo 2006. Se trata de una
celo Díaz (España), Leandro de Sa- crónica cuya mirada penetra en la realidad íntima de un grupo de personajes vaga-
gastizábal (Argentina), Miriam Mora- bundos que, bien vistos, dejan una huella imborrable en el transeúnte urbano, sobre
les (Chile), Isaac Vinic (Brasil), Pedro todo si tanto éste como aquéllos participan de los mismos espacios cotidianos.
Juan Tucat (Venezuela), Ignacio de Entre la poesía y la narrativa, el ensayo y la reseña crítica reconfirman la impor-
Echevarria (Estados Unidos), César
tancia de la reflexión que fomenta la lectura, y del comentario que anima una conver-
Ángel Aguilar Asiain (Guatemala),
Rosario Torres (Perú) sación a partir de la difusión de la lectura. La lectura, insistimos, como acto liberador,
como tradición, está en el centro de esta y otras discusiones. Porque el libro como
Impresión objeto hecho de palabras en fusión de las ideas, es un bien común, algo que juega en
Impresora y Encuadernadora la historia de la humanidad un papel insustituible. La trascendencia del libro está en
Progreso, sa de cv el hecho de ser leído, y este espacio se dedica en cada entrega a fomentar dicha ac-
Formación
ción. Por esta razón, en esta entrega se siguen de manera contigua, como las puertas
Cristóbal Henestrosa de un largo pasillo, tres formas del fomento a la lectura: la creación literaria, la re-
flexión sobre esa creación y la crítica que es tan creativa como el objeto que critica.
La Gaceta del Fondo de Cultura Econó- Así, la narrativa y la poesía, se convierten en ese espacio propicio y propiciatorio de
mica es una publicación mensual edi- la reflexión creadora: el ensayo y la reseña, el diálogo y la semblanza.
tada por el Fondo de Cultura Econó-
Adolfo Castañón rinde homenaje a Carlos Monsiváis, y describe cuáles han sido el
mica, con domicilio en Carretera
Picacho-Ajusco 227, Colonia Bosques eje y los perímetros de una obra que nos enseña a mirar el presente, desde una escla-
del Pedregal, Delegación Tlalpan, recida conciencia del pasado; con motivo de los 20 años de la fil, tres periodistas
Distrito Federal, México. Editor res- culturales y escritores, Jorge Luis Espinosa, Mayra Inzunza y Gonzalo Vélez abordan
ponsable: Josué Ramírez. Certificado el tema de las ferias del libro, poniendo en distintas perspectivas su sentido; la poesía
de Licitud de Título 8635 y de Lici- y la poética de Hugo Gola es motivo de un largo ensayo que reclama para la poesía
tud de Contenido 6080, expedidos
por la Comisión Calificadora de
conciencia del tiempo en el que lejos de confrontarse, la tradición y lo actual se fu-
Publicaciones y Revistas Ilustradas el sionan; en la reseña, tres libros motivan lecturas críticas. Los autores leídos son par-
15 de junio de 1995. La Gaceta del te de esta casa: Alejandro Rossi, Carlos Castillo Peraza y José Luis Rivas. Sus lectores
Fondo de Cultura Económica es un nom- críticos, Juan José Reyes, Ricardo Cayuela Gally y Miguel Ángel Moncada, ahondan
bre registrado en el Instituto Nacio- en los significados de la obra leída y describen con certeza sus valores.
nal del Derecho de Autor, con el
número 04-2001-112210102100, el
22 de noviembre de 2001. Registro
Postal, Publicación Periódica: pp09-
0206. Distribuida por el propio Fondo
de Cultura Económica.
Correo electrónico
gacetafce@fce.com.mx
a
a
banner flag
José Eugenio Sánchez
a
a
fil 20 años
Jorge Luis Espinosa
Los veinte años de la FIL Guadalajara invitan a ver en retrospectiva, a resignificar lo que la hace atractiva
o la feria del libro más exitosa en México, si no es que en toda América Latina. Y lo que la hace funcionar:
los lectores-compradores que la recorren, las diversas editoriales, las actividades culturales que ahí
se realizan, las polémicas que se gestan y las finanzas de esa realidad libresca.
Si de algo se puede preciar la Feria Internacional del Libro de dad de cerrar con buenas ventas el año que ahí languidece.
Guadalajara es de la cantidad de gente que atrae. En los dos Pero a esta feria no sólo llega el estudiante o el solitario lec-
últimos años el número de asistentes ha superado los 400 mil tor con 200 pesos en el bolsillo para algunas gangas literarias.
visitantes que circulan por los amplios pasillos de la Expo, ese También se espera, y con mayor ansiedad, “los días de los
recinto que anualmente convoca a más de mil 500 casas edito- profesionales”: un par de días de entre semana, en los que por
riales de 39 países y que luego de 20 años se ha convertido en la mañana, el recinto ferial es cerrado al público para allanarle
el mayor festejo del libro en español. el camino a los profesionales; que recorran con calma los pasi-
Ni España, el gigante editorial de habla hispana, ha logrado llos de la Expo y escojan los títulos adecuados para su univer-
crear una feria del alcance de la fil de Guadalajara, que a su sidad, biblioteca, instituto o centro escolar.
oferta de títulos suma una vasta cantidad de actividades litera- Los profesionales llegan de todos los estados de la Repúbli-
rias: presentaciones de libros, conferencias, mesas redondas, ca y también de otros países, con los bolsillos llenos de algunos
premios, coloquios, encuentros de profesionales y agentes lite- miles de dólares para transformarlos en libros. Y hasta las edi-
rarios. El promedio de actividades es de 50 por día. toriales más pequeñas —con un catálogo mínimo que a pocos
En realidad se trata de un verdadero festejo y gozo por el antoja, porque son de temas especializados— tienen su agosto,
libro que convoca a lectores, editores, bibliotecarios, distribui- porque un bibliotecario puede llevarse cientos de ejemplares
dores, libreros, traductores, ilustradores y alguna que otra es- en un solo día.
trella del firmamento literario mundial, cuya fuerza de grave- De la cantidad que se llega a vender no hay cifras precisas,
dad atrae siempre al mayor número de lectores y curiosos que porque las editoriales no proporcionan a los organizadores de
hasta con una servilleta de papel en la mano tratan de arrancar- la feria los datos de sus operaciones, pero Nubia Macías, direc-
le un autógrafo. tora de la fil, calculaba hace tres años que el monto del total
Por una semana, Guadalajara se convierte en una fiesta, en de transacciones en la feria oscila entre los 20 y 30 millones de
un torrente de gente que cubre cada uno de los 26 mil metros dólares.
cuadrados de la Expo. Miles de niños de las escuelas en visita Como ejemplo de lo que ocurre en esta feria, Macías infor-
matutina, otros miles de jóvenes, adultos y ancianos por la mó que en 2003 la Universidad de Guadalajara destinó un
tarde, dispuestos a la llamada de toda presentación de libro o poco más de 2 millones de dólares para la adquisición de li-
conferencia. bros.
Cada editorial lleva lo mejor de su producción anual y de su Los bibliotecarios norteamericanos, en tanto, llegan con pre-
catálogo, las novedades a lanzar, algunos de sus mejores auto- supuestos de entre los 20 y 50 mil dólares para comprar libros.
res o sus bestsellers. Guadalajara es el foro deseado, la posibili- Según los cálculos de Macías, las editoriales pagan el costo
a
a
del stand y otros gastos de operación en Guadalajara con la sola En Guadalajara, los autores tienen su espacio y gran foro. La
venta al menudeo, y hasta incorporan en su presupuesto el feria abre con la entrega de lo que hasta el 2005 fue el Premio
número de ejemplares robados, porque hay quienes deambulan Juan Rulfo, que este año se le concedió a Carlos Monsiváis y
por los pasillos con el entusiasta proyecto de llevarse unos li- cierra con la entrega del Fernando Benítez y un homenaje a un
bros a casa sin erogar ningún peso. destacado periodista o escritor que haya dedicado sus esfuerzos
Cada editorial, particularmente las grandes editoriales, tie- al periodismo cultural, como el crítico Emmanuel Carballo,
nen su cuota de robo anual. Algunas editoriales llegaron a co- quien será celebrado en esta vigésima edición de la fil.
locar policías en la entrada del stand en lugar de hermosas Dos décadas de permanente crecimiento y alguno que otro
edecanes, pero aún así los libros desaparecieron sin que hubie- conflicto, como en 2002 cuando Cuba fue el país invitado.
ra pago de por medio. Durante la presentación de la revista Letras Libres que había
Para la española Antonia Kerrigan, una de las agentes lite- dedicado ese número a la situación política de la isla, un grupo
rarias que regularmente llega a la fil, las ferias de libro, más —que incluyó a gente de la delegación cubana— se propuso
que para firmar contratos, sirven para el contacto humano y, en sabotear la presentación, pero sólo desató el incendio y los
el caso de Guadalajara, tomarse también unos tequilas. “Los dichos de una “feria secuestrada”.
contratos los envías por correo. La feria es la cara humana Más recientemente, la polémica con la familia de Juan Rul-
detrás de los contratos”. fo en torno al uso del nombre del autor de Pedro Páramo para
Peter Weidhaas, quien durante años dirigió la Feria del el máximo galardón que se otorga en la feria y, que por lo me-
Libro de Frankfurt, ha contado que un escritor que regular- nos este año, llevará el nombre de Premio fil de Literatura
mente asistía a la feria alemana le confesó que cuando llegaba 2006.
a Frankfurt se sentía en un mercado de esclavos que funciona- Pero si algún pecado mayor se les puede atribuir a los orga-
ba bajo la exclusión de los esclavos. nizadores de la fil, es no haber reconocido a Octavio Paz,
“Esto es exagerado, pero tiene algo de verdad. Los proyec- como lo recordaba hace cuatro años Enrique Krauze. “Mi per-
tos provienen de los autores, escritores, intelectuales científi- cepción es que la feria fue descortés, indiferente y descuidada
cos. Todas nuestras empresas no funcionarían si no es con con el único Premio Nobel de Literatura que tiene México. Yo
nuevas ideas. En cuanto mayor sea el acontecimiento mediáti- recuerdo las quejas serias de Octavio Paz respecto al desdén
co en el que se transforma un evento, mayor importancia ad- que la fil tuvo con él. Quizás lo invitaron y no dudo que lo
quiere no perder de vista este asunto. Los autores deben volver hayan hecho, pero como lo dije hace unos años: fue una lástima
al centro de la escena. Esto puede ser clave para una feria que que Paz hubiese fallecido sin que la fil le hubiera hecho el
quiera conseguir su éxito”, aclaraba Weidhaas. homenaje que merecía”. G
a
a
Las vanidades de la feria:
ferias del libro en la ciudad de México
Mayra Inzunza
El papel activo del lector es, además de elector y consumidor, el de quien reflexiona sobre los mecanismos
de difusión y promoción de la lectura. Si en México el promedio de lectura al año es un libro por persona,
resulta urgente inventar y proponer nuevas formas de oferta frente a una demanda desganada. Las ferias
del libro están obligadas a contribuir en la cultura del hábito de la lectura, más allá de su sentido comercial.
Acaba de pasar la Feria del Libro de Frankfurt (principios de del libro filosófico, también en la unam. Hay igualmente una
octubre). Ya viene la Feria del Libro de Guadalajara (finales de Feria del Libro Jurídico (Palacio de Justicia Federal de San
noviembre y principios de diciembre), quizás la de mayor im- Lázaro). La del ipn es única en el ramo del libro científico y
portancia en nuestro país. técnico.
En el D. F. se llevó a cabo la Feria del Libro del Zócalo. En Por su parte, el Festival de la Palabra se anuncia nada menos
el mismo sitio, mientras esto escribo tiene lugar la Feria del que como la Gran Feria del Libro. Y cómo no serlo, cuando
Libro de Ocasión, y las casas editoriales se preparan para la además de las editoriales su organización involucra instancias
Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Cenart). como la Caniem, Conaculta, la sep, Conaliteg y el Gobierno
Puestos a hablar de ferias del libro en la ciudad de México, de la Ciudad de México. Más aún, en el Festival de la Palabra
la más conocida es la del Palacio de Minería, donde podemos se busca de manera explícita la participación de numerosos
encontrar los sellos más comerciales, y otros no tanto. Por escritores, acercar a los creadores con el público mediante lec-
ejemplo, en 2006 se llevó a cabo en dicha Feria la Conferencia turas interminables y nombres ídem.
Know How del Programa Universitario de Estudios de Géne- En general, las ferias de libros tienen como fin dar a cono-
ro, que contempló una serie de actividades, las cuales tuvieron cer novedades editoriales o reunir libros que difícilmente
el fin de explorar la sociedad de la información desde una pers- encontraríamos juntos en otra parte. En ellas confluyen edi-
pectiva de género. Otra historia es la de la feria del Libro de tores y profesionales de la literatura como escritores, críticos
Antropología e Historia del inah, que goza de fama por la ca- y académicos, y muchas ocasiones ofrecen programas de lec-
lidad de materiales que ofrece a los especialistas. En este senti- tura y talleres, al tiempo que promueven el conocimiento de
do, en la capital hay otras ferias del libro especializadas, entre las bibliotecas. Los sellos editoriales no siempre brindan des-
las cuales la más sorprendente es, a mi modo de ver, la que este cuentos importantes, pero a veces nos dan la oportunidad de
año inauguró la Secretaría de Marina y la Armada de México conocer al autor de moda o llevarnos ejemplares autografia-
en el Centro de Estudios Superiores de esta última. dos por nuestro escritor preferido. Hasta ahí, parecería una
Existe una Feria del Libro Filológico del Instituto de Inves- labor loable.
tigaciones Filológicas, y este 2006 se llevará a cabo la primera El problema surge cuando contemplamos la gran cantidad
de ferias de libro que se llevan a cabo ya no digamos en el
mundo o en el país, sino tan sólo en la ciudad de México. Re-
sulta contradictorio tener tantas ofertas editoriales y que nos
caracterice un nivel tan bajo de lectura como el hecho de leer,
en promedio, menos de un libro por mexicano al año (según la
Revista del Consumidor). Más extraño aún es que, en dichas fe-
rias, podemos encontrar obras de numerosísimos escritores
que continúan publicando, o haciendo el intento, y de plano
sorprende la gran cantidad de antologías y muestras de autores
jóvenes o emergentes ya no digamos de cuento, sino de un
género difícil como sería la poesía.
Sin negar las buenas intenciones de una feria del libro resi-
dentes en fomentar la lectura, tampoco las bondades comercia-
les que trae tanto para las editoriales como para la promoción
de los autores mismos, ante tal cantidad de ferias del libro ca-
bría cuestionar el estado de salud de la literatura hecha aquí y
ahora, así como el de sus ediciones. ¿Realmente se nos hacen
propuestas interesantes, o los sellos editoriales, las estrategias
publicitarias de unos más que otros, acaban por determinar el
gusto del lector? G
a
a
La fiesta del libro
o la peregrinación a la fil
Gonzalo Vélez
Una feria del libro es una fiesta de conocimiento e información, un lugar de confluencia en el que los encuentros
entre lectores y editores tienen por resultado el festín de los libros. En este breve ensayo, vamos de la etimología
del término a su sentido práctico: feria es fiesta. La fiesta de los libros es la de los lectores, y muy especialmente
la que se organiza anualmente y conocemos como la FIL de Guadalajara.
Hace más de medio siglo, la antropóloga Laurette Sejourné acontecimientos son los ejes en torno a los cuales giran las
reportó un trabajo de campo realizado en algún lugar de las actividades anuales del gremio editorial en todo el mundo. Y,
sierras de Oaxaca, en una temporada en que ella dirigía un ciertamente, aparte de la actividad económica que generan,
grupo de estudiantes estadounideneses. El grupo se encontra- tanto por ventas directas al público como por los negocios que
ba de visita en la feria de cierto pueblo, que a pesar de pequeño ahí se establecen, las ferias del libro ofrecen una multiplicidad
era el mayor de la zona: con la regularidad propia de las festi- de facetas de lo que es la vida alrededor de los libros: autores
vidades religiosas o del calendario de la vida rural, en esa fecha que buscan aparecer bajo las luminarias, edecanes que invitan
bajaba gente de todas las rancherías y villorrios de los alrede- a visitar los puestos de su editorial, un catálogo de cientos de
dores, llevando consigo los productos que cosechaban o factu- miles de volúmenes a disposición, conferencias, talleres, foros,
raban en sus respectivos lugares, y se congregaba en la plaza salones, presentaciones, lanzamientos, cámaras de televisión,
central del pueblo, para intercambiarlos o venderlos y adquirir periodistas, atractivas promociones, multitudes especializadas.
otros productos. Relata Sejourné que en la ocasión entrevista- En suma: una verdadera fiesta.
ron a un hombre que vendía cestas, ollas, o algo similar acerca La feria, en sus orígenes, era precisamente eso: una fiesta.
de los pormenores del evento, y al despedirse, como muestra de En el mundo romano, la palabra sólo existía en plural, feriae, y
buena voluntad, le ofrecieron al hombre comprarle todas sus se refería a las festividades que se realizaban para un dios en
mercancías. Para su sorpresa, éste se rehusó. Cuando le pre- particular en una fecha determinada. Con la cristianización del
guntaron por qué, el hombre les respondió con absoluta serie- imperio, eventualmente se llevó a cabo un intento por cambiar
dad: “Es que si les doy todo a ustedes, ya no me queda nada los nombres de los días, dedicados a dioses paganos (lunes a
para vender…”. la Luna, martes a Marte, miércoles a Mercurio, etcétera, en la
Los antropólogos interpretaron con humor la respuesta del mayoría de los idiomas europeos), por otros ligados al nuevo
campesino indígena como evidencia del alejamiento de esta culto. Esto no prosperó, salvo en idioma portugués, en el que
gente con respecto a la cultura occidental, una muestra de un el lunes se llama segunda-feria (la primera es el domingo), el
choque de culturas que desde su raíz obstaculiza la incorpora- martes tercera-feria, el miércoles cuarta, el jueves quinta y
ción de las sociedades indígenas al desarrollo modernizador. Y el viernes sexta-feria, en donde se entiende feria como fiesta
quizás así sea, si se interpreta el fenómeno del mercado en una
feria de pueblo como una actividad estrictamente mercantil.
Sin embargo, no tomaron en cuenta que acudir a la feria, y
participar en ella, tenía acaso más funciones que las del simple
intercambio económico. Al salir, tal vez de madrugada, de su
casa en las montañas, y recorrer a pie los varios kilómetros
hasta la feria en el poblado principal, el objetivo del hombre no
era simplemente deshacerse de sus mercancías y regresar al
anochecer con los productos que necesitara su familia. Más bien,
el intercambio económico era como el pretexto para otro tipo de
intercambio más profundo: el de la convivencia social, el del in-
tercambio de experiencias en un medio de valores compartidos
donde se constata la pertenencia a un grupo.
En la actualidad, los magnos eventos casi siempre anuales
que convocan a editores, autores, libreros y a toda la gente
relacionada con el medio, y que conocemos como ferias del li-
bro, conservan en su esencia el espíritu comunitario de aquella
feria de pueblo que no supo encajar en la hermenéutica de los
antropólogos. Ya sea la Buchmesse de Frankfurt, Liver de Bar-
celona, o la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, estos
a
(religiosa), o más precisamente como día festivo. En español, en escritores conocidos, reconocidos y desconocidos, centenares
a
cambio, con el tiempo fiesta se fijó como rito social para cele- de stands de igual número de casas de libros, todo ocurriendo de
brar una determinada ocasión, mientras que feria pasó a signi- manera simultánea entre los miles de visitantes diarios que
ficar “un evento social, económico y cultural —establecido, circulan por las calles y avenidas que se forman dentro del
temporáneo o ambulante, periódico o anual— que se lleva a centro de convenciones donde se realiza el evento, y que con-
cabo en una sede y que llega a abarcar generalmente un tema vierten a la fil en una verdadera ciudad.
o propósito común”. La loable costumbre de tener cada año como invitado espe-
En el habla coloquial encontramos reminiscencias de ese cial a un distinto país o región, como es el caso de Andalucía
significado cuando hablamos de días feriados, o sea días de fies- en este 2006, proporciona a cada emisión de la fil un carácter
ta en los que no se trabaja. Por el contrario, para el gremio particular. Aderezado con la entrega de premios y reconoci-
editorial, que es lo que nos ocupa, los días de actividad más mientos, esta fiesta del libro genera además críticas y polémicas,
febril son sin duda los días feriados, es decir: los días en que plantea reflexiones en torno a problemas y retos compartidos y
transcurre la feria del libro. Y en México, a pesar de que exis- confronta y vincula de una manera constructiva a los distintos
ten otras ferias importantes, como la de Monterrey o la del grupos que existen en el medio. Y para el público en general, y
Palacio de Minería en la ciudad de México, la feria es, de ma- en particular para aquellos que gustan de adquirir libros de
nera paradigmática, la Feria Internacional del Libro de Guada- manera compulsiva, no existe otra instancia que ofrezca tal
lajara. cantidad y variedad de opciones y oportunidades, en un espa-
Durante su desarrollo, la fil aglutina y conjuga al nutrido cio cuyas dimensiones son tales que exceden este espacio.
espectro que abarca todas las entidades que existen entre el Como quienes se bañan en el Ganges o viajan a La Meca, acu-
autor y el lector, principalmente en México, pero también de dir a Guadalajara a la Feria Internacional del Libro es una
manera relevante en Latinoamérica y en todo el mundo de ha- suerte de peregrinación que todo mexicano, en el país de lec-
bla hispana. Distribuidores y cazadores de talentos, agentes tores que anhelamos en nuestros sueños más utópicos, debería
literarios y periodistas culturales, revistas y textos académicos, realizar por lo menos una vez en la vida. G
editoras independientes y grupos editoriales multinacionales,
a
a
La pantera
Sergio Pitol
para Elena Poniatowska
Ninguna de las magias que atravesaron mi niñez puede equipararse con su apa-
rición. Nada de lo hasta entonces concebido logró confundir tan soberbiamen-
te refinamiento y fiereza. En las noches siguientes imploré, divertido, al final
impaciente, casi con lágrimas, su presencia. Mi madre repetía que de tanto jugar
a los bandidos acabaría por soñarlos. En efecto, el término de unas vacaciones,
la persecución y la infamia, el coraje y la sangre frecuentaron mis noches. En
esa época ir al cine se reducía a disfrutar una sola película con ligeras variantes
de función en función: el tema invariable lo proporcionaba la ofensiva aliada
contra las huestes del Eje. Una tarde de programa triple (en que con indecible
deleite vimos llover obuses sobre un fantasmagórico Berlín donde edificios,
vehículos, templos, rostros y palacios se diluían en una inmensa vertiente de
fuego; épicos juramentos de amor, penumbra de refugios antiaéreos en un Lon-
dres de obeliscos rotos y grandes inmuebles sin fachada, y el mechón de Vero-
nica Lake resistiendo impasible la metralla nipona mientras un grupo de solda-
dos heridos era evacuado de un rocoso islote del Pacífico) consiguió que por la
noche el fragor de las balas se internara en mi cuarto y que una multitud de
cuerpos despedazados y cráneos de enfermeras me lanzaran sobresaltado a bus-
car amparo en la habitación de mis hermanos mayores.
Con plena conciencia de sus riesgos inventé juegos artificiosos que a nadie
divertían. Remplacé el consuetudinario antagonismo entre policías y ladrones o
el nuevo, y consagrado por el uso y la moda, entre aliados y alemanes por el de
otros fieros y extravagantes protagonistas. Juegos donde las panteras sorpresi-
vamente atacaban una aldea, cacerías frenéticas donde las panteras aullaban de
dolor y furia al ser atrapadas por cazadores implacables, combates encarnizados
entre panteras y caníbales. Pero ni ellos, ni la frecuencia con que leía libros de
aventuras en la selva hicieron posible que la visión se repitiera.
Su imagen persistió durante una temporada que no debió ser muy larga. Con
indiferencia fui comprobando que la figura se volvía cada vez más endeble, que
mansamente se difuminaban sus rasgos. El flujo atropellado de olvidos y recuer-
dos que es el tiempo anula la voluntad de fijar para siempre una sensación en la
memoria. A veces me apremiaba la urgencia de escuchar el mensaje que mi
torpeza le había impedido transmitir la noche de su aparición. Aquel bello,
enorme animal cuya negrura brillante desafiaba la noche trazó un elegante ro-
deo en torno a la alcoba, caminó, hacia mí, abrió las fauces, y, al observar el
terror que tal movimiento me inspiraba, las volvió a cerrar agraviado. Salió
de la misma nebulosa manera en que había aparecido. Durante días no cesé de
echarme en cara mi falta de valor. Me reprochaba el haber podido imaginar que
aquella hermosa bestia tuviese intenciones de devorarme. Su mirada era ama-
ble, suplicante, su hocico parecía dispuesto más que para el regusto de la sangre
para la caricia y el juego.
Nuevas horas se ocuparon de sustituir a aquéllas. Otros sueños eliminaron al
que por tantos días había sido mi constante pasión. No sólo llegaron a parecer-
me tontos los juegos de panteras, sino también incomprensibles al no recordar
con precisión la causa que los originaba. Pude volver a preparar mis lecciones,
a esmerarme en el cultivo de la letra y en el apasionante manejo de colores y
líneas. G
a
a
[…]
Ana Maialén Romeu
Por un tiempo llegué a pensar que ya lo había olvidado, que lo había superado.
Ya no me picaban la mente pensamientos y preguntas acerca del misterioso y
bello animal. Cerraba los ojos complacido, y me disponía a dormir sin temor
a soñar con esa bestia y con el mensaje que nunca me pudo entregar. O eso
creía yo.
Porque esa noche abrí los ojos, y la pantera estaba ahí, con un aspecto can-
sado, inseguro. Se acercó. Con la luz de la luna que entraba por la ventana, miré
con atención su rostro… y no había nada.
Estaba por cerrar los ojos de nuevo cuando oí el ruido… un aullido de ago-
nía. Me levanté sobresaltado, y me precipité hacia la ventana. Sólo se veían un
par de gatos. Me disponía a regresar a mi cama cuando un relámpago iluminó
el cielo, creando una imagen espectral. Las sombras de las casas vecinas se unie-
ron en esos momentos para formar la gigantesca cabeza de una pantera.
Eran demasiadas coincidencias. Sabía que tenía que ir a buscar a la pantera.
Estaba cerca, la sentía, y me estaba esperando. No podía perder tiempo. Me
puse apresuradamente mi impermeable y abrí con cuidado la ventana, ya que si
usaba la puerta corría el riesgo de que me vieran mis padres. Me deslicé por el
quicio intentando no resbalar, pero el techo al que daba estaba tan mojado que
no pude evitar la caída. Por suerte, la tormenta disimuló el ruido. Me levanté
como pude y corrí… no sé cómo sabía hacia dónde ir, pero lo sabía. Al llegar a
una esquina me detuve. Sabía que estaba ahí. Me acerqué con cautela. Un tran-
seúnte cualquiera no habría notado nada extraño en los arbustos, pero yo la
sentía. Hice a un lado algunas ramas… y ahí estaba, herida, como si la hubiese
atacado algún animal salvaje. Alargué lentamente el brazo para tocarla (¿estaba
aún con vida?), y abrió los ojos. Era la mirada de un animal a punto de morir.
Parpadeó. Me hinqué junto a ella. Con esfuerzo, apoyó su cabeza en mi muslo.
Quería hacerla pensar que todo estaría bien, pero yo mismo sabía que no era
así. La acaricié, sin decirle nada. Comenzó a llover.
Había amanecido. Comencé a caminar hacia mi casa. Al llegar, ni siquiera
toqué la puerta cuando mi madre la abrió sorpresivamente. Quise saludarla,
pero su reacción me dejó perplejo. Se puso blanca y empezó a gritar cosas que
yo no entendía… ¿por qué? Me acerqué para intentar tranquilizarla, pero gritó
hasta que apareció mi padre, con un arma en las manos. Comenzó a amenazar-
me, alejándome de la casa. Triste y cabizbajo, reculé, mojado por la lluvia que
había comenzado a caer. Me detuve ante un charco de agua. Miré pensativo el
reflejo del cielo, pero retrocedí casi al instante al verla. Me volví a acercar… los
ojos de una pantera majestuosa me devolvían la mirada desde el charco. Sólo
ella. Era lo único que veía, pues yo no estaba junto a ella. Una mirada de com-
prensión apareció en el rostro de la bestia… mi rostro. G
a
a
[…]
Michelle Vyoleta Romero
Algunas veces mi pincel se sublevaba; luchaba furioso por marcar siluetas ne-
gras, que se contoneaban sigilosas detrás de los esbozos de una espesa flora. Ella
ganaba terreno: desbordaba sus tonos verdes hasta donde el marco del papel le
permitía extenderse. Si miraba por largos periodos ese intrincado ramaje, co-
menzaban a llegarme sonidos que de todas partes buscaban hipnotizarme en la
confusión de todos los seres que los producían… Subían, reptaban, se agitaban
bajo las hojas… pero unos segundos después: se habían ido. No quedaba nada
delante de mí, que no fuera un diseño arruinado y una clase entera que repro-
baba mi falta de atención al pintar.
Afuera, el mundo competía conmigo. Vivíamos una rivalidad basada en nues-
tra capacidad de crecer, cambiar, ser otros en un solo instante. Al final ganaba
siempre él y alejaba de mí aquellos placeres iniciales del cine y el dibujo, hacién-
dolos más complicados, ajenos… Los vi marcharse mientras la lluvia alargaba
sus dedos para calmar mis fiebres de tantos y tantos años, y me declaraba, por
fin, una tregua.
Con mi bigote vino mi primer trabajo, evento que la ciudad celebró volvién-
dose una urbe inmensa, casi infinita; latía la vida. Mi vida. Hacía tiempo el
hombre había creído llegar a la luna, sin saber que era en realidad ella quien
había decidido dar un vistazo de cerca a aquellos diminutos vecinos, que podían
ser tan maravillosos como brutales… Un día una mujer quiso hacer el mismo
experimento conmigo y terminamos por casarnos, y por vivir en una casa pare-
cida a aquella que albergó mi niñez, escogida con toda deliberación, para que
nuestro hijo viviera la suya.
Lo impulsé a dibujar siempre, con crayones y sobre los vidrios, con pintura
sobre los sillones si era necesario; pero fue justo en el instante en que creí que
su infancia era sana y diferente de la mía, que encontramos el mundo cruzado
por más fuego, en el espectáculo grotesco de lo que el hombre hace contra otros
hombres… Una tarde lo vimos. Una nueva ráfaga de metralla perseguía a una
mujer no hecha para huir. Me quedé helado; comprendí que no había una pe-
lícula detrás de ello. No había un heroico plan para salvarla, y si existía una
historia de amor en medio de la guerra, ésta se perdería si la mujer no corría lo
suficientemente rápido; pero ninguna transmisión, nunca, pasaría el final de tan
nefasta carrera.
Esa tarde, mi hijo dibujó por primera vez… una pantera. A esa siguieron
muchas pero no me atrevía a preguntar de dónde las sacaba. Lo recordé todo.
Lo temí todo.
Comencé a llevarlo a dormir a nuestro cuarto, con miedo de que una noche
aquel animal de obsidiana irrumpiera en su pequeña habitación. Tomé muchas
precauciones, pero era invitar a lo inevitable a que sucediera más rápido. Una
noche estando los tres en la cama, y yo con la guardia baja por el cansancio, la
puerta volvió a abrirse de golpe, como hacía tantos años, y la misma pantera de
reflejo azulado se situó de tres estrepitosos saltos justo de frente a nosotros. Nos
hizo salir de inmediato del sueño, pero la descabellada situación nos mantuvo a
todos en silencio. Antes de que yo pudiera siquiera concebir hablarle, mi peque-
ño se adelantó y le dijo: “¿Qué no sabes que la guerra no es un juego? ¿Qué
haces aquí?”, provocando sobresalto de su madre, emoción mía… y de la pan-
tera, insólitamente, una oración: “No, no es un juego. Por fin un hombre en-
tiende”. Acto seguido, abandonó la recámara… Respiré tranquilo, y cuando
volví a acostarme lo supe: porque mi hijo creía en la paz, estaba seguro que
aquella mujer que huía, había logrado salvarse. G
a
a
[…]
Liliana Rojas Flores
Desapareció hasta el menor recuerdo aciago de mi infancia y de alguna forma
comenzó la amable locura. La guerra es inevitable, pensaba callado. Entonces
entendí que había sido demasiado joven para conocer los horrores y crímenes
de los bandidos mesiánicos, eso era todo. Aún lo soy, cualquiera lo es. Pero
ahora el canto de las sirenas que deambulan por la ciudad no exalta más ni he-
chiza. Así que a mí me satisfizo por un tiempo que en el cine las películas estu-
vieran clasificadas y que hubiera helados en la sala.
Quizá fueron las dudas alucinógenas, los hubieras buscando alivio en medio
de las vacaciones universitarias o tal vez sólo me quedé dormido por la mono-
tonía del noticiero cuando una mirada oculta me pertrechó el recuerdo de lo
único que yo ya no intentaba comprender. Mente traidora, pensé. ¿Una nueva
obsesión se avecinaba? No, la misma de antes. No se cambia en tan sólo unos
años. Era la pantera.
Vino hacia mí y se sentó a mis pies. Yo respiré lento. No me atreví a ver su
cara, no quise ver mis prejuicios otra vez en sus ojos, por eso me soñé un poco
ciego. Pasaron unos instantes, usualmente el tiempo se para en estos casos, pero
no frente a la pantera. Me olió y yo no me moví en las horas siguientes. Ella
tomó una siesta. Cuando se despertó se levantó y fue por una manzana. La tomó
entre sus fauces. Se acostó cerca, se la comió, luego escupió las semillas y pre-
guntó:
—¿Tienes miedo?
¿Cómo negarlo? Pero no dije nada y ella tampoco. Tengo la impresión de
que desde su primera visita la pantera se sentía estreñida de una especie de mi-
sericordia hacia el abigarrado mundo y quería desbocar condenas a los traidores
de siempre.
He soñado a la pantera todas las noches desde entonces. Pantera patrulla,
verdugo, héroe, vorágine, tirana y espía. Pienso ponerle un nombre a esta pan-
tera especial, no camina en círculo como las de los zoológicos. Me estoy vol-
viendo un poco panterista. Todo es pantera.
En las noches apago la tele cuando empieza el noticiero y me duermo. La
pantera a veces dice que, aunque fuera posible, yo no podría vivir otra vida. Ni
siquiera como cazador de panteras, que soy un hombre taimado. Yo rara vez me
armo de valor y la miro pero la verdad no entiendo qué esperé ver durante
tanto tiempo. Podría escribir con letras fluorescentes un letrero que dijera Mis
sueños años después: los mismos, y entonces adjudicar todo a la casualidad. Pero eso
no se hace con la fauna humana, en cada segundo el oxígeno corroe el tiempo.
Uno no puede desvalorizar tanto la vida. Por otro lado, me niego a creer que
caminamos en círculo y pasamos mil veces por el mismo lugar. Eso ya no es
posible. No se puede pensar en que las fábricas de juguetes seguirán pariendo
muertes en miniatura. Aunque me temo que a los bandidos no los hemos pre-
terido.
Por el momento, los furores de la guerra son pasados y el hombre progresa.
Yo me felicito porque cada noche sueño una pantera y estoy pensando en apren-
der otras lenguas para ver si arriba de la torre de Babel se puede ver mejor el
mundo.
Me gusta la paz que se respira en mi hogar. Mis hermanos se han cambiado
de casa. Siempre odiaron los juegos que protagonizan las panteras. O tal vez soy
yo quien se ha mudado. La realidad de noticieros, libros, paredes blancas, me-
dicina, doctores y paseos en el jardín no está nada mal. Mis sueños están libres
de bandidos. Estoy a salvo. Y ayer la pantera dijo que esta noche va a traer a sus
cachorros. Seguro que la insolente quiere mostrarme todos mis pecados. G
a
a
Pequeño diálogo edificante
en torno a la figura del cronista1
Adolfo Castañón
a
a
Los estropeados
Gustavo Ogarrio
Los conozco desde pequeño. Los vi cruzar el parque de Santa Catarina, el de
la Conchita, el Jardín Hidalgo, los callejones y las avenidas, a la hora fantas-
ma de las once de la noche y hacerse de un lugar en la blancura de las bancas o
en la piedra indomable de los asientos coloniales, para extenderse a sus an-
chas en la nada, para arrumbarse en los cartones y en los periódicos, en el des-
perdicio cotidiano de la gran ciudad, en la mugre flexible que los envuelve y en
el olor endemoniado que los separa del mundo.
Los vi sentados en las escaleras de la Parroquia de San Juan Bautista, despo-
jados del circuito ciego de la fe, en su condición de dañados a perpetuidad y
como un gesto feroz de un más acá silencioso y destructivo. Los vi gritar sus
horrores por las calles desiertas y transitar con su grito hacia los terrores ordi-
narios de los demás, de los niños y jóvenes que preguntaban por las razones de
su anomalía; de los seres normalizados que los preferían internados en la tran-
quilidad alucinada de los manicomios o albergues; de las abuelas que aconseja-
ban alejarse de ellos, los estropeados.
Los vi transitar y habitar los basureros de los mercados. Eran los amos del
desecho, los lavadores de las tripas de pollo que las pollerías habían tasado como
inservibles y que ellos se encargaban de rescatar y hacer comestibles con algu-
nos baños de agua, con un breve ritual de limpieza que su lucidez particular les
había dejado en la memoria, para después masticarlos al pie de los desperdicios
con una calma también extraviada, con una serenidad insobornable en la que
cinco o seis estropeados se sentaban en fila a comer su papilla de tripas de pollo,
como si en ese momento fundaran el kindergarden del último de los mundos
posibles.
La primera noticia que tuve de ellos, quiero decir, la primera vez que su
cercanía se hizo real y cierta para mí, fue una lejana tarde al cruzar la avenida
Miguel Ángel de Quevedo. Un amigo y yo vimos cómo un hombre la atravesa-
ba de manera suicida. En el momento en el que casi lo atropellaban, yo exclamé:
“debe estar loco”. Y sí, estaba en el camino que lo llevaría a la nada personal y
maciza. Lo vimos detenerse en la banqueta y dirigirnos una mirada y un gesto
desperdiciados.
Sin embargo, la revelación vino cuando mi amigo comentó: “es tu pariente,
lo he visto salir de casa de tu tía”. Y así era. En ese momento me enteré de que
tenía un primo que toreaba coches y camiones y que se entregaba en holocaus-
to al tránsito de la ciudad más espeluznante del planeta. Se había arrojado al
reino incandescente del alcohol y de ciertas drogas duras de manera radical, con
la devoción de los que descubren por fin que la vida es un lugar sin remedio, un
tránsito multicolor hacia el espanto.
Con los años, la nómina de los estropeados se fue ampliando. Ya no eran
solamente los indigentes que dormían en parques o que transformaban los des-
perdicios alimenticios en sus ocasionales nutrientes. Tampoco encarnaban ya al
vagabundo amable e inofensivo, figura estelar en muchos de los melodramas
cinematográficos de la época de oro del cine mexicano, ni al personaje al que se
le había asignado una función precisa en la armonía ficticia de las zonas margi-
nales en los años sesenta en la ciudad de México, en la que cada barrio o colonia
contaba con sus vagabundos o sus “loquitos”.
Abuelos urbanos de los indigentes contemporáneos que rondan la normali-
zación forzada de la ciudad de México, los locos y vagabundos de los años se-
tenta y ochenta se dispersaron y multiplicaron al calor de las modernizaciones
autoritarias de la ciudad, recalaron en lugares inesperados y poco a poco pobla-
ron con su presencia lastimada la imaginación apocalíptica del nuevo siglo. Se
confundieron con los rostros y cuerpos de la nueva edad de la indigencia y la
a
a
miseria, subieron a los vagones del metro para formar parte infinito de algún pasado. Espectrales palabras que ahora se
del ejército de estropeados que cantaba o se acostaba sobre me aparecen como filtradas por un gesto opaco que se ex-
los vidrios de botellas destrozadas o simplemente pedía unas tiende en el tiempo. No sé si yo mismo las he inventado
monedas al tiempo de invocar silenciosamente su daño, sus para justificar su presencia o si con los años se han gastado
muñones, su silueta extraviada en la anomalía. Poblaron las tanto que ahora tengo que imaginarlas así para poder recu-
esquinas, los semáforos, las grandes avenidas, los viaductos perarlas: “Los que me miran se incomodan con mi presen-
y los periféricos, hechizados por la inmovilidad vehicular, cia, mi figura los daña. No se dan cuenta de que cuando les
por las interminables filas de automóviles. Los estropeados doy lástima o les arranco alguna indulgencia, un desprecio y
le mostraron a la ciudad, una vez más, los colmillos de una hasta un saludo, veo en sus ojos lo peor de los seres huma-
indiferencia radical hacia esa vida que se derrama de sus mi- nos. En mis ojos cabe toda su miseria”.
tos y aspiraciones cosmopolitas, de las ilusiones de un progre- El Robinson murió atropellado a mediados de los años
so vapuleado también por las últimas crisis. ochenta, no se sabe en qué calle o avenida. Nadie reclamó
Espina dorsal del sinsentido urbano, los estropeados ex- su cuerpo.
tienden su reino de sombras gracias a las miradas que distri- El Alazán y el Caje tiraban basuras en el Mercado de
buyen y jerarquizan los lugares de los marginados, de los Coyoacán. A veces lavaban los pisos de las carnicerías, muy
expulsados del gran mito de la normalidad civilizatoria. Son de mañana, antes de que abrieran los negocios. Hacían
los que desertaron del proyecto masificado de la superación mandados y de vez en cuando vagaban por el basurero o por
personal, de la felicidad inquebrantable y abnegada del ho- el andén donde se descargaba la fruta y las reses chorreantes
gar, de la casita de interés social, del coche a crédito, de la de sangre fresca. Se especulaba que entre ellos había una
escuela particular de los niños, de los deberes agotadores de rivalidad de estropeados y que ambos vivían en cuartos cer-
padre, madre, hijo, esposo, empleado, patrón, de la norma- canos, sin luz y sin servicios, en Santo Domingo. El Alazán
lidad urbana, de la vida como Dios manda. Más bien, se era moreno, de baja estatura y sólo tenía la mitad del pala-
inscribieron en el programa sin retorno de la nada y el aban- dar, lo que le impedía hablar fluidamente y con claridad. El
dono escenificado en la gran ciudad y representaron, de Caje era alto y le faltaba un pedazo de lengua, también ha-
múltiples formas, el nivel cero de la aspiración social y eco- blaba con dificultad y tenía los talones de ambos pies daña-
nómica. Niños, niñas y jóvenes de la calle, vagabundos, lo- dos, casi deshechos. Caminaba con pasos muy cortos y len-
cos y locas, limpiavidrios, indigentes, drogadictos, flaneras, tos, a veces tardaba hasta una hora en llegar a la parada del
mendigos, ancianas vencidas por la demencia senil, alcohó- trolebús. En las tardes se tiraba a un lado del basurero y
licos terminales, seres humanos que flotan en las aguas ne- cantaba, entonaba canciones que no se sabía si eran boleros,
gras de la imaginación de la ciudad de México en su inter- cumbias, arrullos infantiles, si se las inventaba o si lloraba el
minable viaje hacia un lejanísimo primer mundo. dolor en los talones.
Yo conocí a tres, a medio camino entre el daño físico En los pasillos del mercado se cruzaban ocasionalmente
estigmatizado y una frágil normalidad. Uno de ellos, el Ro- y no faltaba quien los azuzara, la voz que los invitaba a rom-
binson, navegaba en las aguas tranquilas del vagabundo perse la madre nada más porque sí, porque los cargadores o
amable que se transformaba en un ropavejero de ocasión. los mismos carniceros o cualquier aburrido que presenciaba
Lucía una larga barba y unas ropas holgadas, raídas por el su estropeado cruce les inventaba un intercambio de maldi-
uso rudo de su condición de extraviado. Gritaba por las ca- ciones y los empujaba el uno contra el otro. El Caje y el
lles del primer cuadro de Coyoacán, las que van de Miguel Alazán protagonizaron sendas peleas, espectáculos en los
Ángel de Quevedo a Río Churubusco, de Universidad a que sus gritos y lamentos de estropeados, heridos por el
División del Norte. Pedía —casa por casa— ropa vieja, flashazo de la estigmatización y las burlas, colmaban el mor-
muebles inservibles, chácharas, curiosidades abandonadas, bo de los espectadores que disfrutaban de la sangre en la
objetos horribles que habían sido expulsados del gusto fami- nariz, de la boca tasajeada, de la oreja casi arrancada con los
liar, carreolas, pantuflas, trastes, desperdicios de familia. dientes. Con sus gritos bizarros, con su particular habla
Asustaba a los desprevenidos y simulaba una fiereza de loco dañada y su incomunicación perpetua con el mundo, que
a la defensiva. Cuando estaba de buen humor y portaba al- para mí todavía ocurren y seguirán ocurriendo por mucho
gún traje que había recogido en su itinerario matutino, si- tiempo, el Alazán y el Caje me llevan siempre a las palabras
mulaba que litigaba en los tribunales y durante horas esce- del Robinson. Estoy seguro de que por su mirada también
nificaba un soliloquio jurídico que obligaba a sospechar que desfiló lo peor de los seres humanos. Ambos murieron a
en su lejana vida normalizada había sido abogado. De lejos principios de los años noventa. G
parecía que el Robinson no sufría ningún daño físico, nin-
guna anormalidad mental. Más bien, lo recuerdo entregado
a su lozanía callejera, a su particular forma de mover la boca
y rascarse la barba. Hablaba fluidamente y fumaba. Alguna
vez se habrá detenido a platicar con mi padre. Le habrá
contado un pasado inventado. Varias veces lo escuché decir
opiniones desconectadas, a veces en medio de la risa es-
truendosa, a veces en la desgana cotidiana. Recuerdo espe-
cialmente unas cuantas palabras suyas, perdidas ahora en el
a
a
Oliverio Girondo
César Vallejo
a
a
Octavio Paz
a
a
Las tardes vacías y el olvido, los pájaros
Iván García
La verdad sobre la poesía no existe, lo que sí es posible es definir una poética, las cualidades formales
de la composición de un poema, sus valores semánticos y sus alcances de significación. Hugo Gola
publicó durante más de diez años una revista: Poesía y poética. Ahora, en este ensayo se ahonda en el rigor
de su obra y en los cambios de su evolución conceptual y formal.
Si el poeta es “el que ve las cosas por primera vez”, entonces sas, difieren las actitudes con que se encara el mundo y el
no hay progreso en el arte. ¿Rulfo superó a Dante?, ¿Matisse a poema, pero también es cierto que hay otras cosas que parecie-
Hokusai? Ni el caudal de erudición de un Ezra Pound garan- ran ser inherentes a los hombres y al trabajo que hacen. Ése es
tizaría un ascenso sobre el resto de los poetas de la historia. el rasgo humano que nos vincula y nos conmueve a lo largo del
Más bien el pasado se colma de un aura sacramental, irrefuta- tiempo; el salto o el gesto venido del fondo del artista que lo
ble, de un prestigio estatuario, por el que “a nuestro parecer saca del tiempo y lo libra de las simples formulaciones de una
cualquiera tiempo pasado fue mejor”, como dicen las coplas de época, de un grupo específico. Lo que nace sólo con el presen-
Manrique. te muere con el presente. Por eso el poema es “un sobresalto
Lo que se tiene con una nueva gran obra es el baile de fuego viviente del idioma”, como dice Juan José Saer, un hecho hu-
que se aviva, el baile de lo humano a través del tiempo. Lo que mano que atravesó el tiempo y la lengua y salta de entre su
busca todo creador es hacerse digno de esa historia, de ese li- especie, aunque esté impregnado natural y favorablemente de
naje, pero no desde el cómodo lugar de quien se limita a repe- sus días. El poeta es un adelantado de su época porque en sus
tirlo, cobijándose en un aparente bautismo de la tradición, de poemas proyecta una sensación de su pueblo y de su tiempo
lo respetado. haciendo a la vez más puras las palabras de la tribu. ¿Qué tribu?
El artista tiene un sentido distinto de la continuación basado —Esta. ¿Qué palabras? —Estas mismas. Concreción, enton-
en la apuesta. Lo que busca es recordar, traer al corazón, el ces, en dos sentidos: concreción de una singularidad y concre-
calor de lo humano por sobre la miseria del mundo. Y eso se ción de la identidad de un tiempo manifestadas en el proceder
hace, en el caso de los poetas, desde la lengua. La lengua es el del lenguaje. De ahí que, como se dice, uno vaya a las obras de
lugar del anhelo y del sueño. Es también la salvación del poe- arte antes que a los libros de historia para conocer realmente
ta que es hombre y ciudadano y empleado común y corriente, el pasado de un pueblo. Con base en un proceder intuitivo y
en ella se concreta todo. Como Drummond de Andrade, que una formación documental, el artista va mediando entre su ser
escribía poemas para compensar su “triste vida de burócrata”. y su persona, va proyectando el rastro ineludible del tiempo.
O como Rilke, que anhelaba por sobre todo el trabajo “siem- Antes que un vil rol representativo, el poeta se sustrae de toda
pre idéntico, el trabajo largo, sin final, sin ventura, en fin, el generalidad, pero también de toda ambigüedad. O una vez
trabajo”. más: construye un lenguaje dentro del lenguaje; hace más pu-
Es decir, de alguna manera, todo verdadero artista intenta ras las palabras de la tribu. Por esto mismo, el poeta es el ma-
que su obra signifique un movimiento autónomo; el artista yor de los hombres. Pero no nos confundamos: ese poeta nació
termina exigiéndose una contracción obsesiva de sí mismo (en porque la persona ordinaria se diluyó, está perdida, arde en el
la que se incluyen las obras leídas) a fin de erigir, o expulsar, un más profundo olvido de sí mismo, se ha asimilado por fin al
objeto primario. Construir un lenguaje dentro del lenguaje, orden natural de todas las cosas. Es un lapso. El registro que
como decía Valéry. Sin ello no hay razón de ser. Basta con mi- importa es el poema y la súbita señal de la que somos capaces
rar a un Jackson Pollock calculando el chorreo de tinta sobre los hombres. Cuando el ego olvida, el poeta encuentra:
la tela. Pero ¿y los grandes haraganes del arte? En ellos la con-
tracción es absolutamente inconsciente, casi diría que involun- Pájaros
taria; no está guiada bajo una disciplina. Sin embargo, la con- en el cielo
tracción existe, como sea, en la concreción de la obra. pájaros
Pero hay algo más. Este deseo de concreción sucede en una pájaros negros
feliz asimilación con aquello que se da por sí mismo, que viene o grises
sin buscarlo, sin esfuerzo, proveniente, como dice el dibujante pájaros
alemán Julius Bissier, de una necesidad interior, y que es el sólo pájaros
origen único de la validez. No se trata aquí de destreza, que es en un cielo verde
exterior, sino de una voluntad anterior a la palabra cuyo agen- iluminado
te es el cuerpo del poeta. pájaros
Es verdad que los cambios vistos a lo largo de la historia pájaros
literaria muestran, como dice Pound, que “el hombre es capri- aire libre1
choso”, que formula sus propios instrumentos o modifica la
manera de utilizarlos para explicarse el mundo. Varían las co- 1 Filtraciones. Poemas reunidos, México, Fondo de Cultura Económi-
a
Ésta es la poesía de Hugo Gola. Exenta de toda esa testaru- gen de identidad y desde ahí lo resignifica. Aquí “una rama es
a
da distracción que aún hoy insiste en confrontar la tradición una rama”, pero no la misma rama, porque la rama del poema
con la vanguardia; fuera, también, de la que distingue entre es la rama del olvido: “Los objetos / ¿qué son ahora / en la hora
poesía de la experiencia y experiencia de la poesía, o poesía de tu iniciación / y tu comienzo?” (181). Los recuerdos para el
referencial y autorreferencial. Lo que tenemos aquí es poesía poema ya no están en los sentidos; arden en un lugar remoto o
con una íntima relación con el pasado —con cierto pasado—, profundo de la realidad del poeta, transfigurados. Tal vez sea
pero también con la conciencia de que un poeta debe indagar así, porque de este modo la forma no se sujeta a ningún ante-
en herramientas acordes con la experiencia de su tiempo. El cedente y asume, por el contrario, un carácter inédito. El re-
soneto entonces está saldado. No podemos tener los mismos cuerdo se desenvuelve y se desenvuelve la forma. O más bien:
problemas que nuestros abuelos, como decía Huidobro. Pai- sujeto al desenvolvimiento de la forma se recrea el recuerdo. A
deuma. partir de Siete poemas y Filtraciones, cuando el poeta anda entre
Lo que tenemos también es un proceder que no dicta, ni los cincuenta y los setenta años, Gola ya no trabajará única-
sentencia, ni responde, sino que más bien observa, participa y, mente con actos o circunstancias inmediatos. Su poema será
casi siempre, tantea. Esto es lo que exigen, en el fondo, los ahora un suceso transfigurado por el desorden vivo de los años,
poemas de Hugo Gola: la participación, el involucramiento en es decir, de la memoria, renacida siempre a partir de la con-
el tanteo léxico por parte del lector: templación de hechos concretos, de la emoción suscitada por
el contacto de las cosas. Aunque más que un suceso, un suce-
el tanteo es la forma der, porque su material no es la nostalgia ni la rememoración
el balanceo inestable sino la viva actualidad concretada dentro de la activación del
adentro afuera caudal de los recuerdos; un caudal siempre animado, desde sus
oscila el cuerpo primeros poemas hasta “Ramas sueltas” (conjunto final de la
y el alma oscila (285) poesía reunida), por una música —un orden— no dirigida al
oído, sino al espíritu, como decía Keats, antes de que todo
No hay conocimiento ahí, sino movimiento. Un tanteo que termine cuando se cumpla el lenguaje:
busca “dar forma y darse forma por la vía de un silencio”. Un
movimiento, un tanteo en lo oscuro, sin embargo, animado Creo que más que hablar de la poesía, prefiero hablar del poema.
por esa íntima, y por lo tanto ineludible, necesidad de la que Digamos que el poema es lo que uno hace, lo que uno alcanza a
hablaba Rilke. Una oscilación mediante el poema en la que se objetivar. La poesía quizás esté detrás de todo eso, pero no sé bien
establece un decidido estar en el mundo. Esta es una premisa que qué sea. Indudablemente, la experiencia es un elemento esencial
recorre toda la obra de Hugo Gola. Saer, en el prólogo de la para el trabajo del poema. Pero esa experiencia, para que llegue al
poesía reunida de Gola, discute la observación que Eduardo poema, tiene que ser decantada, filtrada y casi olvidada, de mane-
Milán hace sobre que hay una actitud unitiva con lo que es real, ra tal que eso que se ha vivido, esa parte del ser que recibió la
un intento por lograr una unidad con lo exterior. Saer conside- experiencia, dé lugar al nacimiento de una palabra. Al ser le ocu-
ra que esta posición es exacta sólo a partir de Siete poemas, rren esas experiencias, pero en mi caso, ¿no?, deben ser casi olvi-
cuaderno publicado en los ochenta, ya que antes lo que había dadas para que aparezcan las palabras como desligadas de esa
en la poesía de Gola era un “evidente desgarramiento” y que experiencia, y se concreten en el poema.3
“lo exterior era alternativamente enemigo o benévolo depen-
diendo de la fluencia lírica”. Sea como desgarramiento o como Hugo Gola escribe a partir de un estado agudo de percep-
actitud unitiva, ha habido siempre una relación franca con el ción, un estado de rigor que filtra y rige las palabras del poema,
mundo a través de la experiencia, de no contaminación con- desde una condición ascética. El hombre pretende dirigirse
ceptual, de no ideas salvo en las cosas. Su poesía no está desligada hacia una interiorización en lo única y verdaderamente esen-
del mundo, sino afectada por su experiencia en él. Nada más cial. Lo que se hace es una yoga. Un yugo. Un desprendimien-
lejos que una poesía de lo etéreo o de lo impalpable. Las cosas, to. Una disciplina que el budista se impone sin pesar, según
como señala Milán, mantienen su pureza o su identidad. Rara Borges.4 O justo antes de que el vínculo forjado con la vida
vez en esta poesía una cosa es otra. Tus dientes ya no son her- atraiga su pesar: al enterarse de que su mujer ha dado a luz, el
mosos por perlas ni tus ojos por luceros, como nos enseñaron joven Siddartha la visita y la encuentra dormida, quiere besarla,
en la primaria; tus ojos y tus dientes son hermosos porque son “pero comprende que si la besa no podrá desprenderse de ella,
y parecen eso mismo, con la salvedad de que en Filtraciones el y se va”. El príncipe sale en busca de maestros y lleva durante
poema de amor aparece sólo para advertir una negativa: “no muchos años una vida basada en el ascetismo, que éstos le en-
tengo voz para decirte / aquello / que sólo a vos te importa” señan. Sin embargo, aquí cabe una distinción importante. En
(244).2 Un mundo que pasa por un filtro —el poeta— y con el un texto anterior sobre la poesía de Hugo Gola insistí en la
cual deviene la transfiguración poética. No una transfiguración ausencia del pesar en su poética, en correspondencia con la prác-
del objeto mediante la metáfora tradicional de Occidente, sino tica budista, pero ahora me gustaría poder reconsiderar ese
mediante las filtraciones. Focaliza la atención en su propio mar- hecho. Si para el budista —que considera el ascetismo un error,
ca, 2004. p. 215. En adelante colocaré entre paréntesis las páginas de 3 Véase Antonio Marimón. “Gelman y Gola: dos voces mayores
los poemas citados. de la poesía argentina viven en México”. En Último Tango en Buenos
2 Además del poema citado, únicamente restaría mencionar “La Aires, Diego. México: Cal y Arena, 1999. p. 183.
muchacha del café”, incluido en Poemas, 1960-1963, para conocer esa 4 Cf. Jorge Luis Borges, “El budismo”, en Siete noches, México,
a
a
por innoble y doloroso, si bien reconoce que es conveniente, nastra y el marido de ésta, confiados en que Spinoza ni siquie-
pero después de haberse colmado con el sabor de la vida— el ra se daría cuenta. Spinoza pelea hasta una olla de peltre con el
desprendimiento no acarrea pesar alguno, para el poeta esto es asa rota, una figurilla de porcelana sin cabeza y un reloj que ya
muy diferente: “en el comienzo / cualquier desplazamiento / era guarida de ratones, alegando que un vínculo sentimental
incuba desazón / ¿cómo perder sin pesar / aquellas tardes va- lo ataba a estas pertenencias, y gana la querella. Pero la hilari-
cías / la lluvia lenta del otoño / o la sequía / las lagunas / los dad de esta aventura palidece frente al acto que siguió a su
mínimos arroyos indecisos / el rigor del verano / las calles / victoria: Spinoza cedió todo a sus adversarios y se quedó úni-
donde la luz se demora / y el viento / que sopla / y sopla hasta camente con la cama de su madre. Herbert le da a ese aconte-
en el sueño?” (287). Hay una reflexión de la nostalgia: “lo que cimiento un valor que Gola no olvida pero ante el cual tampo-
al principio perturbó / se vuelve algo natural / y uno vive en el co deja de vacilar en el poema: “lejos de toda presunción / la
lento / desapego / la movilidad es al fin / la ley universal / toda virtud —como dice Herbert— / no es el refugio de los débiles
morada es movediza / las piedras son las mismas / y también / el arte de la renuncia / es un acto de valentía / mas ese gesto
lo son las hierbas / los árboles florecen / y aquel caballo solita- ¿tuvo lugar / alguna vez? / uno no sabe cómo hacerlo / el andar
rio / que pasta en la llanura / se lo vuelve a encontrar / en el sinuoso / la excavación persistente / entre los / escombros”
cerro / en la colina” (291). La poética de Gola no es la de un (293).5
budista. Gola no acude al budismo como creencia religiosa ni Lo que Gola busca, tras el pesar y la reflexión, es la radica-
acata su ley sino que simpatiza con ella como antigua filosofía lidad de “la hebra más fina / el metal más resistente / la púrpu-
que es para formular su poética. En el budismo no hay renun- ra deseada” (293). Aquella ascesis para Gola es una gimnasia
cia (que supone un pesar), sino desprendimiento; en Gola hay espiritual, es decir, del alma; una preparación hacia la “limpie-
el pesar de la renuncia, mas también el camino sinuoso hacia za del terreno” poético que, sin ser ajena al cuerpo y a las pa-
un lento desapego. Y ese lento desapego en Gola es motivo de un labras, se dirige al espíritu. Como los gimnosofistas, que eran
profundo conflicto. En “Vacilación”, el extenso poema que así llamados porque danzaban desnudos:
vengo citando, Gola alude a una anécdota magníficamente re-
velada por el poeta polaco Zbigniew Herbert en la que el dis-
traído y circunspecto joven Spinoza (“indiferente a los asuntos 5 El ensayo de Herbert, no está de más decirlo, fue publicado por
materiales y libre de toda pasión”, como gustan retratarlo sus Gola en la ya legendaria revista que dirigió durante los noventa: “La
biógrafos), súbita y apasionadamente pelea en los tribunales la cama de Spinoza”. Trad. de Tedi López Mills. En Poesía y poética 33
herencia de su padre que le había sido atracada por su herma- (primavera 1999). pp. 4 s.
a
No más acopios Siete poemas anuncia “un giro en la poesía de Gola”, sería erró-
a
inútiles neo pensar en una clasificación que cuarteara tajantemente esta
ni enseres obra poética. Todo en ella denuncia lo contrario. Si en los
ni baratijas poemas iniciales surgían las primeras indagaciones sobre el
ni repisas “asalto” de la música y a partir de Siete poemas el poeta se dedi-
sólo paredes blancas ca a explotar una poética de la sílaba como detonante y en
un pantalón “Ramas sueltas” hallamos deslizamientos no tanto fónicos
una camisa como visuales, la obra completa muestra una búsqueda común,
una campera de cuero el proyecto de una vida, como un río que avanza, precisamente
un pan para cada día con “giros” como los Siete poemas. En la desnudez del lírico,
una mínima cuota de carne afectado por el horror del mundo o felizmente deslumbrado
poca verdura por la maravilla poética, hallamos una constante estética: pala-
alguna fruta bras y versos cortos que avanzan o vacilan con una paciencia
¿qué más? amparada en la salvación del impulso poético hacia una cre-
tardes vacías ciente complejidad, no sólo en cuestión de significado, sino
para subir al cielo solitario también en lo que es su extensión, es decir en su forma, en la
totalidad de esa máquina de palabras. De este modo, es cierto
Recién ahora empieza que Filtraciones sea acaso su libro más duro, donde los poemas
la gimnasia (216) tienen una estructura tan férrea, tan precisa, provocada por
una ardua concentración, por una experiencia espiritual que
Crítica del lenguaje en dos vertientes: la que atañe al uso depuró el objeto de belleza a tal grado que dificulta perseguir
corriente de la lengua, al que hacemos a diario las personas, de su aliento y con ello obtener algún grado de comprensión; que
acuerdo con un mundo que casi rinde culto a la desmesura, a exigen del lector emprender también un arduo peregrinaje y
la acumulación y el derroche; y otra concerniente al plano es- concentración. Es también cierto que “Ramas sueltas” significa
tético, al uso que los poetas hacen del lenguaje basados en una una vuelta a la palabra descarnada (aunque ya sin los horrores
retórica sobrecargada y al de la palabra sometida a las necesi- del pasado; de la dictadura, por ejemplo) que, trabajada con la
dades pragmáticas del mercado. En ambas estaría inserta, de misma precisión, nos ofrece la calidez del poeta de manera
uno u otro modo, la perturbación a la palabra por parte de las transparente, traslúcida, remitiéndonos sobre todo a experien-
tácticas mercantiles: la acumulación de lo utilitario y la homo- cias concretas, diría inmediatas (como sucedía en sus primeros
geneización de la experiencia humana como azotes de la pala- poemas), donde el filtro férreo no depura al poema al extremo,
bra que le imponen un carácter unívoco. El blanco es el color salvo para la contención frente al desbordamiento de las pala-
de la contención para el salto. El color de la negación, el recha- bras: “Desde mi ventana / veo / las ramas oscuras / del jacaran-
zo y la renuncia: “negar / negar / todo deriva de este gesto” dá / el viento del atardecer / apenas las mueve / tan distinto del
(231). Pero negación como un gesto absolutamente positivo, otro / distante y quieto / florido siempre / erguido / en la fosa
que radicaliza su lugar en lo esencial, antes del gorgojeo de / apacible / de la memoria” (321). Son los poemas de la vejez.
toda concesión. El río tomó un cauce formal menos tenso, nada más: un cam-
Para el gimnasta la música es accesoria. De ella se despren- bio en la modalidad formal. Pero es el mismo río, la continua-
derá también para imprimir el propio ritmo de sus evoluciones ción de un proyecto de vida, del trabajo “largo, siempre idén-
al poema. La danza de las palabras involucra de una manera tico, sin final”, que, como soñaba el viejo Hokusai, despierta
muy especial al cuerpo (en la poesía), pero también, como dice libre sobre la página blanca.
Valéry, al alma, donde rige la música. Así, la música se sitúa en Hace sólo un par de años, el Fondo de Cultura Económica
el plano espiritual y forma parte de la interiorización del poe- puso en circulación los “poemas reunidos” de Hugo Gola.
ta, de la plasticidad y el ritmo del cuerpo gimnástico del poeta. Recibamos entonces esta nueva gran obra que ahora nace a los
Aquellos recuerdos filtrados, las percepciones que sobrevivie- lectores, dada su marginalidad. G
ron al olvido transformándose, conforman la materia prima de
la poesía de Gola, pero lo que le da forma a esa materia es la
sonoridad de la música, su filtración ahora fónica. Aquí co-
mienza la materialidad de su poesía. En el universo silábico
nace y se mueve, recordando una vez más a Valéry, esa materia-
lidad. Para William Rowe, crítico inglés y autor del ensayo más
extenso y acucioso sobre la poesía de Gola (junto al de Jorge
Monteleone), aquí radica la singularidad de esta obra: la no
instrumentación de la sinfonía ya oída. A partir de un sugerido
“universo de relaciones recíprocas”, de “resonancias”, como
dice Valéry, cada palabra pareciera ser captada en minucias y
que alguna sílaba o fragmento de sílaba despertara a la siguien-
te, desmadejando al poema e imprimiéndole su propia veloci-
dad y estableciendo, ahora sí, una absoluta conexión ritual con
el mundo.
Aunque es acertada la observación de Milán acerca de que
a
a
Dos poemas
Leopoldo Lezama Contreras
Círculo
a
Alejandro Rossi, Edén / Vida imaginada,
a
Edén, fce, México 2006, 271 pp.
de Alejandro Rossi
Por Juan José Reyes
Solemos albergar temores imprecisos al parecer, que un trámite nimio creciera rencias a hidroaviones, barcos, submari-
pero indudables cuando tenemos que hasta tornarse imposible. Una vez que nos, inclusive esquís. Los sitios en que
mostrar papeles que nos identifican. ha tomado la decisión, el viajero no está ocurren las historias centrales tienen
Como si las letras soltadas en los docu- dispuesto a quedar varado. En ningún común naturaleza: son estaciones de
mentos fueran insuficientes para dar re- caso. Y menos aún si lo que lo aguarda paso, aun cuando la permanencia de los
gistro justo de nuestro propio nombre o es una cadena de enigmas cuya clave personajes en ellas pueda ser más pro-
inclusive como si, en vez de revelarla, navega en su propio interior. Más allá de longada que la habitual en nuestros
hiciera confusa nuestra personalidad, cualquier neurastenia, ir y venir debería días.
huidiza, inhallable. Mucho más si el trá- ser a las claras un asunto tan común El escritor Alejandro Rossi ha reali-
mite amenazante ha de ocurrir en un como la circulación de la sangre. Y tal es zado un viaje memorioso e imaginativo.
punto de partida, en el comienzo mismo el caso del personaje de Edén / Vida ima- Esto es tan claro que afirmarlo es de
de un viaje. Uno de los escasos recuer- ginada, la novela conmovedora y gozosa veras decir poco o decir sólo lo más evi-
dos que Claudia guarda de su padre, el y sabia de Alejandro Rossi. Un persona- dente. Es clarísimo que no importa
filósofo Emilio Uranga, es la frase repe- je, aquél, que es tocayo de su autor y que cuánto es cierto y cuánto no entre lo que
tida una vez tras otra en las oficinas de se ha pasado la vida viajando en su infan- narra. De lo que no hay duda, lo sabrá
pasaportes de la Secretaría de Relacio- cia, hasta la pubertad (que es, digamos, todo lector mediano al menos, es que
nes Exteriores en Tlatelolco: “Éste es el la etapa en la que concluye el registro). todo lo registrado es un invento, es decir
país de la ineficiencia, de la ineptitud”. No parece casual que esta historia prin- que Alejandro Rossi ha llegado a ello
Tenía el filósofo la ilusión y la prisa del cipie en un aeropuerto; en su trayecto para revelárselo al contarlo, y que es al
viaje y temía por eso, más de la cuenta, aparecerán estaciones de trenes, refe- mismo tiempo fabulación. Toda memo-
a
ria valiosa construye, elige, acomoda, irrupciones de diálogos enteros en ita- hotel argentino llamado Edén, un paraí-
a
refina. Hay muy pocas de esta índole, si liano son naturales (no porque aparez- so donde puede brotar la tentación amo-
atendemos al ejemplo deslumbrante que can personajes italianos, desde luego) en rosa (prueba mayor de sensibilidad e
ha creado Alejandro Rossi. No parece tanto que no hacen más que integrarse inteligencia) sin cargas culposas, un sitio
faltarle nada a este recorrido de dos del modo más natural al curso fabulador. en el que maliciosamente se dispara la
fuentes. Aficiones, tentaciones, actitu- Al abrirla, Alejandro Rossi se aprovecha imaginación embaucadora (hacer de Ve-
des, deseos, inercias históricas, búsque- de la distancia. Se sitúa en el centro del nezuela un émulo germano), un lugar
das. El fabulador memorioso, como un escenario para mirarlo todo y también, que no podría ser olvidado. Llama la
viajero calculador y al tiempo dispuesto notablemente, para ser mirado (no con el atención aquí de nuevo un elemento del
a la aventura (que él mismo va constru- afán de ser una suerte de “héroe” —nada magistral principio de la novela (el atri-
yendo, como el que mira el paisaje a más lejos de sus intenciones la ambición buto se mantiene siempre, al tiempo en
través de la ventanilla de un vagón y de reciclar aquella especie extinta) como que la novela parece comenzar a cada
llega a prever sus descubrimientos), sabe uno más, como el hijo de una mujer for- entrada): el desinterés, acaso el desagra-
mirar la atmósfera que lo separa de lo midable, de belleza arrebatadora, espíri- do, de la bella Mitzi, una de las chicas
pretérito. Hay entre este Alejandro Rossi tu libre y sabiduría a flor de piel, como edénicas, ante el recuerdo que, como
que recuerda, imagina, reflexiona y es- el hermano de un niño/muchacho al que magdalena, ha desatado en Alejandro
cribe y el probable pasado una distancia, admira y del que sabe apartarse lo nece- Rossi. La vida práctica, la del trabajo
en la que precisamente ocurrirá esta sario para no estorbarlo y para tener él habría acabado la frescura de aquella
suerte de breve milagro que es la novela. mismo su propio mundo, como el sobri- muchacha que tuvo antes toda la veloci-
Aquella distancia matiza, perfila, sitúa no curioso, el alumno aventajado, el gran dad vital de quien sabe que cuenta con el
en su punto más vivo, y más compartible lector precoz de poemas, el niño que tiempo entero para desplegarse delante
por tanto, la atmósfera que ahora se des- forma una imagen de los demás inteli- de los otros y que ahora tiene prisa por
pliega sobre un mundo que se creía gente y abierta, el aficionado a los de- despachar a diario asuntos que, como el
perdido. portes que va haciéndose de una erudi- nombre o la nacionalidad de las perso-
¿Cuánto no existe más de lo que re- ción atenta a las leyendas de muchas de nas, no le interesan a nadie. Cada uno,
construye Alejandro Rossi? En primer sus prácticas (del boxeo al futbol al beis- Mitzi y Alex, habrían elegido sus cami-
término, hay una distancia evidente en- bol al tenis), el descubridor, por los me- nos sin sinuosidades, por más que el
tre los dos Alejandros o entre el Alex, dios inmediatos (la avasallante figura de mundo hubiera ido complicándose.
Alessandro, Alejandro Francesco que la madre, la elevación de su propia El de Alex comenzó en el pleno fas-
alguna vez fue y el posterior, definitivo sexualidad), de las evidencias y los secre- cismo del Duce. Desde entonces el “cli-
que ha vuelto al otro su personaje. Esta tos del cuerpo. Alejandro Rossi ha crea- ma” político ha de dominar una buena
sombra borgeana (o más exactamente: do una novela de ventanas amplias y porción de la escena que ocupan Alex
esta luz) recorre la obra entera con plena suave atmósfera, de pasos calmos e in- y su hermano. Una palabra puede resu-
soltura y un peso vivo, leve e indudable. tensidades naturales. La ha despojado, mir aquella atmósfera: nacionalismo, un
El propio nombre es el comienzo de las de modo espontáneo y siguiendo un modo ideológico que se vivirá, con otros
dubitaciones y los encuentros del perso- principio que llega a expresarse en la matices pero con intensidad semejante,
naje. Alex llega a oscilar entre la impa- obra, de la carga de toda verdad apodíc- en Venezuela e inclusive en Argentina,
ciencia, la resignación y la indiferencia tica y gravosa por tanto en exceso, de los en toda Sudamérica. El linaje de los her-
delante de este enredo onomástico que laureles de triunfos sólo presuntos o de manos Rossi Guerrero se confunde con
en el fondo no es más que el reflejo de conformidades inertes. Si la ambición el venezolano (el del poder político en
las huellas del infaltable y anhelado lina- del filósofo puede ser el poder, como aquel país) pero, como en el caso de Ita-
je familiar. El nombre no es lo de me- llegamos a leer, la ambición del fabula- lia, cada vez aparece más como una
nos, y a veces parece volverse si no una dor es mucho más simple, es la del que sombra, como un metal gastado e inser-
carga sí una lata, como en la escena pri- mira por la ventana el cielo abierto. En vible, que como un resorte del orgullo.
mera, en el aeropuerto. Y si no es lo de el paisaje percibido habitan mentalida- Alex, Alessandro, Alejandro irán distan-
menos ha de ser porque es una palabra des distintas y lenguas que se entrecru- ciándose del sobrepeso político y parale-
(o un dueto de palabras) que refieren a zan de acuerdo con una biografía que va lamente de la sobrecarga de jactancias
alguien, que tienen un significado ínti- multiplicando sus orígenes y en conse- en la comparecencia pública. No se ale-
mo y público, y que en tal medida se cuencia sus derroteros. A nadie le extra- jan ni un momento de la leve y poderosa
incorporan a la naturaleza misma del ñará el comienzo: ¿venezolano?, ¿mexi- memoria pródiga, del trato curioso y
referido en un sentido crucial: el que le cano? Un intelectual, amigo de Octavio enriquecedor con los otros, de la dispo-
dan los otros. Además de ser un registro Paz, ahora en Alemania, país que tam- sición al viaje sorpresivo y sin interrup-
de orden familiar, el nombre viene a bién cuenta en este itinerario. Aquel in- ciones, trayecto de la memoria, la imagi-
concentrar un haz de raíces en el caso de telectual, este escritor habrá detenido ya nación, la lengua española que brilla,
Alex, Alessandro, Alejandro. Italia, Ve- su recorrido. Pisa siempre o casi una tersa, donosa, de fresca elegancia, en
nezuela, Argentina: los tres planos de sola tierra y tiene ahora tiempo y distan- ambientes y diálogos que, piensa uno,
estos orígenes, hacia los que arribarán cia para crear su propio mundo, su di- sólo otro escritor de nuestro idioma ha
nuevos ejes nacionales. choso pasado, su infancia feliz. alcanzado con tanta fortuna: el argenti-
Hay vaivenes también dentro de la No es casual tampoco, claramente, no Bioy Casares. Alejandro Rossi es de
novela en el campo idiomático. Las que el centro espacial de la novela sea un aquel linaje sin par. G
a
Carlos Castillo Peraza, El porvenir posible,
a
El porvenir posible, estudio introductorio y selección
de Alonso Lujambio y Germán Martínez
Cázares, fce, 2006, 675 pp.
de Carlos Castillo Peraza
Por Ricardo Cayuela Gally
Carlos Castillo Peraza fue un hombre de Para entender a Castillo Peraza inte- este tabú y declarar sin ambages ni reti-
palabra y de acción. Su trayectoria polí- lectual es necesario comprender la reac- cencias su catolicismo militante. En el
tica, repleta de claroscuros, ha impedido ción antisistema de las clases medias de México de hoy, en que se ha debilitado
que se preste la debida atención a su la provincia mexicana y el universo del el laicismo por las torpezas de un go-
trabajo de periodista y de intelectual. pensamiento católico. Castillo Peraza bierno que confunde la moral privada
Sólo por ello ya sería motivo de celebra- nace en Mérida en 1947, y es educado con la pública, los riesgos y audacias de
ción la aparición en el Fondo de El por- conforme a un código de valores en con- Castillo Peraza en ese terreno quedan
venir posible, una selección amplia de su trapunto con los postulados ideológicos desdibujados. El suyo era un catolicismo
obra. El estudio introductorio y la anto- y prácticos del sistema político mexicano hijo del Concilio Vaticano II, es decir,
logía de textos corren a cargo de Alonso creado por el pri. Es frente a esta con- profundamente preocupado por las cau-
Lujambio y Germán Martínez Cázares, tradicción que se rebelará toda su vida sas sociales, consciente de la pluralidad
que han organizado el libro temática y Carlos Castillo Peraza. El pri construyó de la sociedad mexicana, y al mismo
cronológicamente, de suerte que se pue- una praxis política que borró del discur- tiempo, activo y militante, defensor sin
de, por una parte, estudiar sincrónica- so público la simiente del catolicismo vergüenza de sus postulados y creencias.
mente la evolución del pensamiento de mexicano. Evidentemente, el grueso de Ser un católico militante en el México
Castillo Peraza y por otra, aproximarse a la población conservó su fe, pero la de los sesenta y setenta era ser también
sus principales preocupaciones. Además, creencia católica como un espacio de un miembro de la oposición, como suce-
el esbozo biográfico de la introducción cultura fue prácticamente abolido. Uno día, trágicamente y en otra escala, en
ayuda a relacionar cada uno de los textos de los grandes empeños intelectuales de Polonia. Es en esta clave en que hay que
con los diversos momentos de su itinera- Castillo Peraza a lo largo de toda su vida entender sus textos sobre la encíclica
rio vital. fue justamente atreverse a romper con Rerum Novarum o Sollicitudo Rei Socialis,
a
su rescate de los teólogos españoles del las relaciones de ambos países, cuando muchos textos, sobre todo en apoyo por
a
siglo xvi, los perfiles de Juan Pablo II, España supo en mil días, de la muerte de su huelga de hambre de 1987 en protes-
Juan XXIII, Louis-Bertrand Geiger o Franco al plebiscito constitucional, do- ta por el fraude en las elecciones de
Henri de Lubac. De toda esta faceta del tarse de unas instituciones democráticas Chihuahua y que tan hondamente cim-
trabajo periodístico de Castillo Peraza es que México en ese momento aún no bró a la sociedad mexicana.
sumamente interesante la entrevista con había sido capaz de realizar. Pero si Castillo Peraza tiene un lugar
Octavio Paz, recogida en Pequeña crónica Otra faceta poco conocida de Castillo en los anales de la historia mexicana, es
de grandes días, ya que está centrada en Peraza es la de pensador “duro”. Ahí por las cruciales decisiones que tomó
discutir con Paz sobre la fe y el universo destaco su imprescindible interpretación tras el fraude electoral del 6 de julio de
católico. En ella, Paz confiesa su escep- de El príncipe de Maquiavelo, y por ex- 1988, cuando el pri vio por primera vez
ticismo, cuenta la forma en que rompió tensión del Renacimiento italiano, la el riesgo real de perder la hegemonía. A
con el catolicismo de su infancia, explica inteligentísima lectura de los postulados diferencia de los líderes del Frente De-
la relación entre la identidad histórica de Gramsci, o la discusión con las tesis mocrático Nacional, Cuauhtémoc Cár-
del mexicano y el catolicismo, y dice que del El ogro filantrópico de Paz. denas y Porfirio Muñoz Ledo, él pensó
la gran herejía del siglo xx fue “haber La verdadera importancia de Castillo en la necesidad, haciendo de tripas cora-
sustituido a Dios por la historia”. Pero el Peraza, sin embargo, está en su militan- zón, de pactar con el presidente ilegíti-
catolicismo de Castillo Peraza tenía tam- cia y reflexión política, circunscritas a mo Salinas de Gortari unas nuevas re-
bién otros aspectos. Quizá el más dra- México y su transición a la democracia. glas democráticas que garantizaran por
mático era su intransigencia a la hora de No en vano su primer texto publicado es fin la transición a la democracia. Con
discutir temas como el aborto, al que no una reflexión estudiantil de 1968, que retrocesos y puntos muertos, el triunfo
dudaba en calificar de “genocidio intrau- conoció de primera mano por ser estu- de la oposición de izquierda en la ciudad
terino”, o el uso del condón. Para los diante de Filosofía en la unam en ese de México, y por fin la alternancia en el
miembros de mi generación, Castillo año axial. Es un texto incómodo para poder en el año 2000, parecieron darle
Peraza es el político que dilapidó todo su todos: para el gobierno, porque critica la razón. Para Castillo Peraza, la vida
capital en la campaña para convertirse sus brutales métodos represivos y el ca- política debe escapar de los idealismos y
en jefe de gobierno del Distrito Federal llejón sin salida en que se ha metido el de la lógica del “todo o nada”. Son mu-
en 1997, en las primeras elecciones que sistema político mexicano; para los me- chos los textos de El porvenir posible que
tuvimos los ciudadanos del D. F. para dios de comunicación y los partidos de ahondan en esta línea y permiten glosar
elegir a nuestros gobernantes: intoleran- oposición en aquel entonces, porque su concepción de la política, que debe
te con la incultura de los periodistas, sin denuncia su complicidad en el silencio, y afincar sus bases en lo posible y no sólo
hacer concesiones de ningún tipo en el para los estudiantes, porque les recuerda en lo deseable, en la reforma y no en la
discurso, malhumorado, demasiado iró- que su movimiento no es un fenómeno revolución, en la acumulación de signos
nico para una sociedad hambrienta de aislado del mundo, sino que está en ple- y no en el golpe definitivo.
certezas y no de matices, su verdadero na sintonía con el mayo francés y la re- Resentido con la política tras su es-
Waterloo fue rechazar el uso del con- vuelta de Berkeley, y porque denuncia, trepitosa derrota en las elecciones de
dón, tesis que repetiría en un artículo en además, la intoxicación ideológica de 1997, e incapaz de asumir el papel
Proceso, en el que además, lo justificaba muchos de sus dirigentes y postulados. de chivo expiatorio que el pan le quiso
no por exigencia de sus creencias, sino Conmovedor resulta en este contexto su adjudicar, renuncia a este partido en
amparado en un falso ecologismo, afir- nota de despedida a la muerte del rector 1998 y se dedica a viajar y a escribir,
mando que el látex era dañino para el Javier Barrios Sierra. El gran paso de hasta su sorpresiva muerte en noviem-
medio ambiente. Castillo Peraza, más allá de unos prime- bre de 2000, en Bonn, cuando un infarto
El porvenir posible revela una caracte- ros escarceos con el pan yucateco de los masivo se lo llevó de manera fulminante
rística singular de Castillo Peraza que lo sesenta, fue aceptar su incorporación a proseguir su política de lo factible en
distingue de los demás políticos y de plena a ese partido a su regreso de Euro- ese otro mundo en el cual creía.
muchos intelectuales mexicanos: el inte- pa, en 1978. Muy pronto, por su forma- Dueño de un estilo limpio, que pone
rés por el mundo y su conocimiento ción intelectual y su capacidad de análi- las palabras al servicio de las ideas y no a
profundo. No en balde Castillo Peraza sis, Castillo Peraza será una especie de la inversa, notablemente culto para la
hizo sus estudios de posgrado en Roma ideólogo del pan. No hay espacio aquí media política mexicana, para muchos
y después en la Universidad dominica para comentar las vicisitudes al interior obtusos casi un afectado, con un universo
de Friburgo, donde tuvo como maestro del partido que vivió Castillo Peraza, referencial amplio, experto en historia
a Emmanuel Lévinas. Apoyó la Solida- pero sí para marcar algunas de sus filia- yucateca, maestro en el arte del perfil,
ridad de Lech Walesa, criticó lúcida- ciones más íntimas y de las que dejó lector voraz y desprejuiciado, polemista
mente el totalitarismo soviético y la au- testimonio escrito. Primero, con el fun- terrible y demiurgo del necesario papel
sencia de permiso a Solyenitsin para dador del pan, Manuel Gómez Morín, y social de la Iglesia, Castillo Peraza en-
asistir a la ceremonia del Nobel; analizó con uno de sus tempranos ideólogos, cuentra en El porvenir posible la casa justa
el conflicto del Medio Oriente con ojos Efraín González Luna, en textos que y permanente para una obra que corría
nuevos; criticó la doble moral mexicana son a la vez homenaje y propuesta, y el riesgo, en su dispersión inevitable, de
ante la naciente democracia española, después, sobre todo, con la rebelión cí- caer en el olvido. G
que con aire de superioridad imponía vica de Luis H. Álvarez, modelo moral
condiciones para el restablecimiento de de su empeño político y al que dedica
a
José Luis Rivas, Ante un cálido norte,
a
Ante un cálido norte, fce, México 2006, 260 pp.
Toda verdadera poesía tiene algo de ri- Ante un cálido norte es la conjunción de que con su gran metáfora marina de la
tual, algo iniciático, a la manera de un cuatro de sus últimos libros (Luz de mar muerte, y de ahí la lista de autores no
umbral que al abrirse descubre un mun- abierto, Estuario, Río, Por mor del mar), hace sino incrementarse con nombres de
do nuevo, sea infernal o paradisiaco, do- más un apartado dedicado a ser una la talla de Vicente Aleixandre, Rafael
loroso o bello. Estos parajes abiertos, muestra de su larga producción como Alberti o Carlos Pellicer. Cada uno de
desvelados por el arte de la palabra, tie- traductor (Libro de faros). Desde un inicio ellos forjando olas de sentido para la ma-
nen la facultad de trascender la mirada es notorio (con sólo mirar los títulos) jestad marina. A los nombres anteriores
común que el poeta transfigura median- que la totalidad de su obra se encuentra podemos agregar justamente el del vera-
te la propia sustancia verbal que dota de atravesada por el mar como la presencia cruzano José Luis Rivas.
un orden impensado a los objetos, a ma- de lo otro que invariablemente dota de La concepción que Rivas tiene de la
nera de mundos autónomos a los cuales sentido a lo humano y lo terreno. El mar presencia marina es totalmente femeni-
el lector puede y debe acceder. José Luis por sí mismo ya forma una categoría na. No duda en llamarla la mar creadora
Rivas (Tuxpan, 1950), una de las voces dentro de la larga tradición poética en de vida: “Y al cabo de la marea roja, la
más señaladas de la actual poesía mexi- español. Su figura abarca no sólo el ám- criatura todavía chorreante, asida / de
cana, es poseedor de esa difícil cualidad: bito genésico de la vida, sino también el los talones, es levantada justo cuando
su obra transforma lo cotidiano, lo vuel- de la muerte, y el del cambio perpetuo. asoma sobre la mar / el huevo equilibris-
ve un paseo de índole solar y compleja, Sin contar que en innumerables culturas, ta del primer sol.” La muerte casi no
que se nota, no ha nacido de la odiosa una de las cuales es la nuestra, el mar es tiene presencia en el mar de este poeta.
aspiración de originalidad, sino de una el violento, y a la vez, el tierno lugar de El sol acompaña al oleaje dotándolo de
sencilla vigilancia y observación que la los orígenes, el lugar donde según Eliade transparencia áurea. Casi podemos decir
tierra de todos los días (o debiera decir el tiempo tiene sueño. Dentro de la poe- que en sus poemas el equilibrio entre
el mar) nos ofrece. sía en español podemos señalar a Manri- dos fuerzas ancestrales está presente en
a
todo momento como un gran telón de papel protagónico, pero siempre obede- to cabe recordar a Borges y sus primeras
a
fondo mítico. El sol sería identificado ciendo la red oculta de la mar y sus obras poéticas, en las cuales se notaba el
con el padre, con la fuerza masculina, mandatos, que a la manera de un imán ansia de lo siempre nuevo, pero que al
mientras que el mar con la eterna fuerza de proporciones casi cósmicas, sigue paso de los años esta inquietud se fue
femenina dadora de las formas. Así, en guiando y atrayendo hacia sí el destino transformando en un regreso a las gran-
todos sus poemarios los hombres han de los hombres del trópico. Por último, des metáforas de todos los tiempos,
fundado paraísos a orillas del océano, Libro de faros ofrece al lector una mues- tanto que incluso llegó a decir que la
donde la vida aparece embriagadora, tra de la habilidad de Rivas como tra- historia de la literatura no era sino la
llena de platanales y frutas exóticas, lle- ductor de una parte de la obra de dos historia de unas cuantas de estas grandes
na de mujeres hermosas que invitan al importantes poetas de lengua inglesa, metáforas. Quizá éste sea el caso de Ri-
goce de sus cuerpos. Acaso los versos de cada uno perteneciente a tiempos, es- vas, el de un poeta dedicado por entero
largo aliento, con todo el clasicismo que cuelas y estilos muy distintos: Derek a la construcción de una gran metáfora,
contienen, se extienden a propósito para Walcott y William Shakespeare. una idea, una utopía: el mar. No obstan-
captar a detalle este idílico mundo de El lector, ante una primera lectura de te, a mí me gustaría ver su talento dedi-
claro erotismo. la obra de Rivas, probablemente pre- cado a explorar otras realidades, pues no
En todos sus libros los paisajes mari- guntará, al igual que yo y a manera de me queda duda de que es capaz de ha-
nos se describen hasta el cansancio. Las reproche, por qué este poeta, que clara- cerlo. Aunque he de reconocer que si
estampas se suceden una a otra, dando mente es poseedor de muchos y variados hay cambio en su poesía, éste se deja
un fuerte efecto de movimiento detalla- recursos, no ha cambiado el viraje ni la entrever difícilmente, como la labor de
do, muy similar a un viaje en lancha. temática de su producción, aspirando así un pescador que cada vez obtiene su
Quizá los poemarios que más se diferen- a nuevos aires o a nuevas islas, prefirien- pesca de mayores profundidades, pero
cian son Río y Por mor del mar. En Río se do quedarse en lo mismo de lo mismo. que a simple vista parece ser la misma.
siente un fuerte acento autobiográfico, Ante esto se me ocurre responder que Ciertamente uno puede decir que
donde se relata el despertar de la sexua- esta censura tiene que ver con el fuerte Rivas ha atravesado el panorama de la
lidad y el abrir los ojos al mundo circun- carácter consumista de novedades que actual poesía mexicana en una ola, como
dante, además de que el símbolo del río una sociedad como la nuestra posee. si no existieran las ciudades ni los cam-
conlleva la fuerte carga filosófica del Cierto es que no es condición de la ver- pos, únicamente trópicos poblados de
cambio, del devenir propio y del mundo, dadera literatura el renovarse en cada hermosas morenas y varoniles pescado-
que ancestralmente Heráclito descifrara. aliento, aunque no deja de saltar a la res. De nuevo, una extraña cualidad que
Por mor del mar trata de la construcción mente nombres de grandes poetas como hace necesario acercarse a este poeta
de un puerto; éste es el libro donde el Huidobro o Paz que hicieron de la reno- para analizar la rara y casi única situación
hombre como comunidad posee mayor vación su marca personal. A este respec- que ocupa en las letras mexicanas. G
a
a
Mauricio Magdaleno
Marcela del Río Reyes
En Las palabras perdidas Mauricio Magdaleno retrata una época: los años
de la década de los veinte en México durante la centuria pasada. Ahora,
en esta remembranza de su persona y obra, el retrato vasconcelista
de Magdaleno, en palabras de su autora, adquiere resonancia. Se dice
con frecuencia: quien ignora el pasado está condenado a repetirlo.
El Fondo de Cultura Económica publica un libro que nunca ha sido más oportuno
que hoy: Las palabras perdidas de Mauricio Magdaleno. A cien años del natalicio del
autor y a cincuenta de su primera publicación. Se trata de un relato histórico sobre la
gesta vasconcelista de 1929 por arribar a la presidencia y su lamentable derrota.
Mauricio Magdaleno nace en el pueblo de Tabasco, estado de Zacatecas, el 13 de
mayo de 1906. Al trasladarse sus padres a la ciudad de México en 1920, estudia la pre-
paratoria, ingresando después a la Escuela de Altos Estudios, hoy Facultad de Filosofía
y Letras (1924-1925). En 1929 participó en la campaña del candidato a la presidencia
José Vasconcelos. Y después de la derrota de Vasconcelos viaja a Madrid pasando dos
años en España (1932-1933), donde escribe y publica tres de sus textos dramáticos de
denuncia social: Pánuco 137, Emiliano Zapata y Trópico. Su obra literaria no se limitó al
teatro, sino que abarcó distintos géneros y temáticas: crítica, sociología, historia, polí-
tica, biografía, destacándose los libretos que escribió para el cine mexicano, entre los
más reconocidos, los de las películas Flor silvestre, María Candelaria, Bugambilia, Río
escondido, Maclovia y Pueblerina. Fue fundador, junto con Juan Bustillo Oro, del grupo
Teatro de Ahora donde se estrenaron varias de sus obras teatrales, algunas de ellas
escritas en colaboración con Juan Bustillo Oro. Además de haber sido profesor de
historia y literatura españolas en escuelas de la Secretaría de Educación Pública, fue
senador por el estado de Zacatecas y desempeñó varios cargos dentro del gobierno,
entre ellos el de jefe del Departamento de Bibliotecas de la Secretaría de Educación
Pública y el de subsecretario de Asuntos Culturales de la misma secretaría. Ingresó a
la Academia Mexicana de la Lengua en 1957 y falleció en 1986, a la edad de 80 años.
El libro Las palabras perdidas que ahora publica el Fondo de Cultura Económica da
principio con los antecedentes de la lucha vasconcelista. A la muerte del general Al-
varo Obregón, presidente electo, aquel 17 de julio de 1928, le sigue el nombramien-
to a José Vasconcelos como precandidato a la presidencia de la república, que hace el
Partido Nacional Antirreeleccionista. Al grito generalizado de “¡Viva Vasconcelos!”
cuenta Magdaleno: “Por unos minutos, nuestras porras no dejaron hablar a nadie.
Los amigos de la provincia y el alma desgarrada de las barriadas metropolitanas ru-
gieron su frenesí.”
Enseguida, entre recuerdos personales y familiares, pasa revista a todos los perso-
najes del momento, tales como el licenciado Octavio Medellín Ostos y los aconteci-
mientos sobre el inicio de la campaña de Vasconcelos para alcanzar la presidencia de
la república. Sus éxitos y sus fracasos, sus luchas y sus momentos cruciales. El relato
no sólo describe a los personajes que participaron en la campaña, sino también a sus
adversarios. Se duele de la solapada manipulación del ex presidente Calles:
El general Calles estaba a la sazón en Europa, curándose viejas dolencias; pero su presencia
se hacía sentir intensamente en todas las formas de la vida del país. No volvería —presumía
Abraham Arellano— sino hasta que se hubiese consumado el fraude electoral.
En el Frente Nacional Renovador y aparte María de los Ángeles Farías, una veterana
carrancista, Inesita Malvaez, sumaba más y más contingentes a nuestro sector femenil […]
a
a
Mujeres del pueblo cuyo coraje nos ganamos todavía no sé cómo Al rememorar la presencia de Vasconcelos en el Bajío expo-
y que esperaban la llegada de Vasconcelos a la capital como la del ne la pasión sectaria del movimiento cristero, sus desplantes y
mismísimo mesías. sus amenazas. Su propia autodefensa frente a sus agresores:
Pronto se agregaría a la campaña, relata Magdaleno, una —Nuestra campaña es laica y nada tenemos que ver con los cris-
figura femenina hoy muy conocida: teros ni con nadie que postule ideas extraelectorales. Únanse
en torno de Vasconcelos y una vez que sea Presidente dejarán
Antonieta Rivas Mercado había encabezado, hasta unos meses de contar estas absurdas y anacrónicas querellas de dominio reli-
antes, las actividades de un grupo de intelectuales que introducían gioso.
en México, a través de una selecta minoría de esnobs, a Proust, a
Joyce, a Gide y a Cocteau. En un pequeño teatro representaban En el capítulo sobre “La rebelión de los militares” Magda-
extrañas piezas freudianas que la prensa filtraba difícilmente. A leno también relata cómo los comerciantes que eran partida-
fines de 1928, sin embargo, Antonieta rompió con todo diletantis- rios de Vasconcelos llegaron a expresarles sus ánimos quebran-
mo y respondió un poco azorada a nuestro llamado. Influyeron tados por las represalias que ejercía el gobierno en su contra,
sobre ella Manuel Rodríguez Lozano, Julio Castellanos y Andrés por apoyar la campaña vanconcelista:
Henestrosa. […] Antonieta resplandeció y nos declaró que se con-
sagraba a la campaña vasconcelista con todas sus fuerzas. Desde —Los del gobierno […] tienen la fuerza y no los derrotaremos
aquel día su nombre sería una de las banderas del vasconcelismo. con discursos. No hay día en que con este o aquel pretexto no nos
levanten las más inicuas infracciones. […] El pueblo está con Vas-
Y pueden encontrarse párrafos enteros en que parece que concelos, ¿y qué ganamos? Después de todo, los que la pagamos
estuviéramos leyendo los periódicos de ayer o de las últimas somos nosotros.
semanas:
El relato incluye no sólo los momentos de crisis política más
Que la oligarquía a la que nos enfrentamos había llegado a un candentes, sino también las esperanzas del pueblo en el candi-
grado de desprestigio tan peligroso que en otras ocasiones no dato, como lo reflejan estas cuartetas del corrido:
hubiese resistido la intensidad de la reclamación que la enjuició,
parecen confirmarlo los sangrientos encrespamientos que la com- Pues don José Vasconcelos
batieron y agrietaron y el hecho de que la oposición congregara implica Revolución
una tan cuantiosa porción de voluntades como no se había visto pero nunca bandidaje
desde la época en que Madero desafió a la dictadura del general ni descaro ni traición.
Díaz. Una consulta sobre el ánimo que imperaba en 1929 sería
harto concluyente. La opinión pública estuvo vehementemente Ya lo hemos visto hace tiempo
con Vasconcelos. dándole al pueblo instrucción
a
y ahora lo vemos de nuevo único que quiere es seguir mangoneando a través de un pelele y
a
y es la única salvación… nos tiene declarada guerra a muerte.
Cita Magdaleno otras cuartetas que la gente cantaba aco- Al relato de la campaña le sigue el de la derrota frente al
modándose a la música de La Valentina: candidato Pascual Ortiz Rubio, apoyado por el ex presidente
Plutarco Elías Calles, la decepción y el exilio de Vasconcelos.
Vasconcelos, Vasconcelos, Tras enfatizar su triunfo “en una elección presidencial casi
ya es la hora de luchar, unánime”, Vasconcelos anunciaba que cruzaría la frontera tal
pues la patria esta en peligro como lo hizo Madero diecinueve años antes, a fin de dejar a los
y tú la vas a salvar suyos en libertad para hacer respetar la voluntad popular. Ase-
guraba, en su calidad de presidente electo, que la única autori-
O con la música de La Adelita: dad legítima, dimanada de los comicios del 17 de noviembre,
residía en su persona, y desconocía a todos los poderes de la
Con Vasconcelos en la Presidencia, república, así federales como de los estados y municipios.
muchos milagros se van a realizar, Esas palabras significaban que Vasconcelos estaba esperan-
los políticos sin hueso se quedan do que surgieran los grupos armados que iniciarían una nueva
y es el pueblo el que ya va a mandar. revolución.
El presidente electo —afirmaba— se dirige al extranjero;
El relato va recorriendo la historia en todos sus detalles, pero volverá al país a hacerse cargo directo del mando tan
entrelazando la confesión de los sentimientos del propio au- pronto como haya un grupo de hombres libres armados que
tor frente a los hechos que él vivió en una juventud plena de estén en condiciones de hacerse respetar.
ideales: Finalmente, Magdaleno narra cómo, en lugar de la revolu-
ción esperada, el gobierno persiguió a los vasconcelistas que se
El vasconcelismo apareció, en 1928, como una pura actitud popu- convirtieron en los mártires del movimiento al ser asesinados
lar. Por primera vez desde 1910 se echaron a la calle gentes que no en Topilejo, y reproduce las palabras de resignación de Vascon-
aspiraban a ninguna forma de medro político y que carecían, celos: “Yo me alegro de que me hayan robado la presidencia
inclusive, de posibilidades para figurar, caso de triunfar, en los […] que gané por votos, porque ya me tendrían hastiado mis
cuadros dirigentes del gobierno. […] De haber llegado a la Presi- yerros.” Sin embargo, Magdaleno llora aquellos días “que no
dencia, Vasconcelos habría tenido que gobernar sin vasconcelistas volverán nunca.”
—simple y naturalmente porque los que sí la encarnábamos éra- Y uno se pregunta : ¿realmente no han vuelto?
mos o pueblo informe o muchachos de diecisiete a veinticinco Al volumen lo complementa una colección de viñetas de
años. Alberto Beltrán y una de fotografías que van desde la masca-
rilla del general Alvaro Obregón hasta los cadáveres de
En el capítulo sobre “Vasconcelos en la capital” Magdaleno Topilejo. G
narra cómo se desbordó el entusiasmo del pueblo que llenó las
calles, en una recepción apoteótica, al
extremo de que “los veteranos de 1910
aceptaban sin ambajes que había supera-
do a la famosísima de Madero”. Pero
también los contratiempos, las actitudes
imposicionistas del gobierno provisional
de Emilio Portes Gil, e incluso el cómo
cundía una vaga amenaza de escisión
entre las propias filas: “No todos los
vasconcelistas acataban la autoridad del
comité orientador.”
También cuenta cómo había opinio-
nes encontradas sobre la actitud de
Calles. Algunos pensaban como Salva-
dor Ordóñez Ochoa, que si Calles y
Vasconcelos se sentaran a dialogar, se-
guramente se entenderían. Pero otros,
como Abraham Arellano, pensaban lo
contrario:
a
a
a
a
a
a