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La Senda del Dolor Caliente

Capítulo 1.-Un perro en la familia.

La Mamma, mi madre, sin ser muy consciente de lo que provocaba, a veces, me había dicho:
"Tú vas a ser un hombre fuerte...de aguante....Cuando naciste, el doctor tuvo que darte varias
veces en el culo para que empezases a llorar..."

¿Por qué, mientras hay gente que simplifica su vida, otros ya, desde el primer momento,
tenemos esas experiencias "literarias"? Asumimos que nos marcan...mis nalgas, unos azotes,
un hombre que me tiene en sus manos, inmovilizado, a su merced....

Nunca creí en eso de que el destino está escrito....pero, seguramente, lo vamos escribiendo
entre todos, nosotros y los que nos rodean, con pequeños gestos, palabras, miradas, deseos,
represiones, aunque sean mínimas....

Cuando aun era muy joven, tiempos muy pretéritos ya, y con otro entorno social, educativo, se
evidenciaban las sensaciones que iban a dibujar el tiempo que me venía. No historias de patos
habladores, ratones inteligentes... sino aventuras de héroes legendarios, semi desnudos,
sudorosos, con leves heridas en sus pétreos miembros, tiznados por el roce de ardientes
antorchas....y aquélla ligera tela de algodón con el color de la carne, embolsando el miembro
más imaginado, y ansiado, reventando, nunca visto hasta entonces.

Especialmente excitantes eran las visitas a un gimnasio, donde entrenaban boxeadores,


acompañado de un amigo de la familia, a quien mi padre me confiaba algunas tardes, creo que
con la intención, por sus sospechas, de que de una vez estallase mi masculinidad...Y estalló.

Una noche, al acabar los entrenamientos, volviendo en coche a casa, nos acompañaban dos
de los boxeadores...uno ocupó, conmigo, el asiento de atrás...Yo era entonces un adolescente
raquítico, que con un vulgar boxer azul,y una camiseta blanca, y sentidos abiertos,bebía el olor
que despedían aquéllos jóvenes machos, el vello de sus piernas, y los golpes y apretones de
camaradas, que se daban, algunos de los cuales caían también al amigo familiar.

En aquéllos años los short de deportes eran como deberían haber seguido siendo. Cortos, sólo
un poco por debajo de las ingles, erotizantes,y un pequeño tanga de rejilla blanca debajo.Yo,
en la playa, siempre jugaba con este elemento.Con un leve movimiento, podía sacar mi polla a
un lado, y erotizarme con su roce, sintiéndola colgando,hasta en los juegos más simples.....

Pero lo había descubierto más gente....alguno de los boxeadores también. Cuando el que
estaba a mi lado se inclinaba hacia delante para susurrar algo a los otros, darles alguna
indicación, hacerles algún comentario....su polla,con la que había utilizado el mismo sistema
que yo, caía entre sus piernas, primero suave y flácida, pero al notar mis miradas, aquéllo
empezó a coger tono....muscular.
Tuve una de las primeras erecciones que recuerdo, quizás por la situación, y también por su
"en-verga-dura".Él, al notarla me acarició sobre la tela, con el típico comentario tópico de "...ya
tenemos otro hombrecito".....luego en el trayecto, que resultó cortísimo, ya metió, en silencio, y
sin llamar la atención de los otros, una de sus manos varias veces en mi pantalón,
agarrándomela hasta el dolor, y sin preocuparse por cubrir el brillo que, en la punta, iba
adquiriendo la suya, que tenía, aprovechando la luz crepuscular, en su otra mano.

Me dejaron en casa. Siguieron juntos.

Aquélla fué una noche "perra". Lloré porque no podía calcular el sentido, las consecuencias, de
lo vivido.Me encontraba perdido.Con un terrible secreto, recordando aquél olor a macho,
abandonado...mientras ellos habían seguido juntos.Donde estarían? Qué estaban haciendo en
ese momento de la noche....? Jugando a exprimir sus vergas? Riéndose de mí?

Y allí solo, mi polla no dejaba de recordarme que estaba vivo,que la vida podría ser
aquéllo....Bajé de la cama, me desnudé,hice algunas flexiones sobre la alfombra mullida y
conforme iba rozándola,el perfil, con mi polla colgante, creciendo a cada flexión, debía ser una
estupenda visión en la penumbra de la habitación....hasta que surgió el latido final,
incontrolable, el estallido, la humedad, la queja agónica...por primera vez....era aquéllo algo
parecido a la muerte? Así me sentí...hubiese necesitado tanto una mano acariciando a aquél
pequeño animal jadeante....

Y pensé en sus pollas.¿Reaccionarían igual..? Las quería entre mis manos,aunque me


doliera,aunque se riesen de mí, entre mis piernas, calientes, lloviendo tibia leche sobre mi
vientre....

Luego, unos años más tarde,,sin más experiencias que alguna repetición sobre la alfombra,
con el chorro de una ducha caliente golpeando sobre mi glande, o entrando por mi culo, a
presión,adormecido en el baño.....

Como era aficionado a la lectura, ya me atrevía hasta con Freud...y de algunos de sus
escritos,se me fijó la idea, o al menos así la interpreté, de uno de orígenes posibles de la
homosexualidad: la necesidad frustrada de que el padre, amo y poseedor del falo dominador,
símbolo de tantas cosas, la masculinidad, la virilidad, el dominio....de alguna manera,con sus
caricias,sus mimos,y su ternura,debe transmitir al hijo que es algo suyo, que lo penetra, que le
pasa el testigo.........si no es así, siempre vamos a seguir buscándolo, pero desde el otro
lado...el desconocido,el oscuro,el difícil,el doloroso...

Y en muchas figuras,en aquéllos años,busqué eso...en el religioso del colegio,que me metía la


mano en el bolsillo con la excusa de darme algún caramelo ,y jugaba con mi polla unos
segundos, en el profesor de gimnasia que nos miraba en las duchas.... luego en compañeros
de colegios,....hasta que decidí que era necesario un primer encuentro.
Estaba cansado de jugar eternamente solo con mi verga, preciosa en aquéllos días, con los
pelitos que empezaban a rodear mi ano, con el olor que éste dejaba en mis dedos, cuando me
los introducía, a veces empujando una fruta, un bolígrafo,.... u otros objetos dónde soñaba
reproducir un falo.....

Buscaría donde fuese, seguramente, yo no debía ser el único.....En la calle, interrogando a las
miradas furtivas,entrando en sitios prohibidos, desnudándome del todo a la mínima ocasión, en
el gimnasio, vestuarios, revisiones médicas....Creía que podía ofrecer una hermosa visión...mi
cuerpo delgado, fibrado, mi vientre liso, mi polla erecta a la menor ocasión...

Así vendrían... la deseada, por buscada, violación en una sauna, la noche en que un italiano se
enamoró de mi culo en una playa nudista, me penetró contra la arena, y me llevó a su hotel
para follarme toda la noche y dormirse, agotado, dentro de mi orificio dilatado, el hermoso
"homeless", el pintor que vino a trabajar a casa y me obligó a follarlo mientras se tomaba un
momento de respiro....

Pero esas son otras historias....conscientes, deseadas, de alto voltaje, trozos de una
búsqueda,pero también llenas de dolor, por el abandono, por lo efímero, por dejar mi ano con
hambre de todos ellos, cuando ese agujero generoso quedaba allí, entregado, latiendo,
chorreante...,como mis ojos, como mi alma.

Y todo....secreto para mis padres,mis hermanos,.....que allí seguían, como si no pasase nada.

Y sin saber que, aunque nunca les gustaron los animales...tenían un precioso perro en la
familia.

Capítulo 2
Voulez-vous coucher avec moi.....ce soir?

A veces,transitando sin rumbo fijo, sólo observando, pasaba por una calle, en un barrio noble,
en una de cuyas esquinas, a una altura del suelo que lo hacía dificilmente evitable, había un
discreto rótulo de neón.
La "A" de sauna terminaba en una línea que se curvaba, tomaba forma de flecha, e indicaba la
entrada.

En aquélla época, tras mis escasos encuentros, había ya decidido enfrentarme, aunque
resultase duro, a todo lo desconocido con que la vida me iba amenazando. En los primeros
ochenta,todavía determinados ambientes se mantenían dentro de la discreción, casi como
"inexistentes", lo que implicaba, paradójicamente, más sordidez, mas vicio, más oscuridad....

Transcurría un pesado verano en una ciudad semi vacía. Maridos solos, estudiantes que
preparaban exámenes, paseantes solitarios, alta temperatura corporal,y una polla joven
ardiendo, cada día más, buscando una urgente, necesaria, satisfacción desconocida.
Llegó un día. Me decidí a probar. No sin antes llenarme de interrogantes, dudas, miedos....
¿cómo iba a entrar en una sauna si estaba sano y delgado? ¿no resultaría sospechoso? ¿y si
todo era mi caliente imaginación? ¿habría alguna posibilidad de huir si las cosas se
complicaban...o no era lo que yo imaginaba,y por ejemplo... estaba frecuentado por mujeres....?

Llegué al portal. Entré cuidando que nadie se fijase en mí. Otro neón rosado indicaba una
escalera de bajada a una planta sótano.

Se percibía un olor a humedad, a vapor,mezclado con ambientador, lejía...


Entré y me recibió un hombre delgado, maduro, cansado.Lógicamente no me identificaba con
ninguna visita anterior.
Me saludó amablemente,e hizo algunos comentarios buscando hilos de conversación, que le
diesen una somera información....sobre si yo sabía donde estaba, y lo que allí se cocía....

Allí mismo,en la recepción, me dijo que, para aconsejarme como disfrutar de la sauna,
necesitaba saber qué tipo de piel tenía, si tenía algún granito, poco o mucho vello....
Me hizo quitar la camisa,recorrió mi espalda suavemente con las yemas de sus dedos, rodeó
mis pezones...y al notar mi potente erección, mi agitación al respirar, desabrochó el cinturón
que sujetaba los jeans, y educadamente, me dijo que me bajase yo los pantalones....quería ver
mi vello,la piel de mi glande....Qué imagen extraña me reproduzco ahora. Allí de pie, pantalón
caído y un desconocido acariciando la miel de mi glande,en fingida profesionalidad....
Superado el reconocimiento, me dió unas palmadas en las nalgas,pero con ese arte del que
sabe a dónde apunta, y al darme el roce de despedida,su meñique tanteó mi ano.

Yo no podía articular sonido. Sólo respiraba, jadeaba entrecortadamente, tragaba saliva.....


Me acompañó a una cabina tras una cortina,donde había un camastro, una mesilla ,unas
perchas, una toalla. Cuando me desnudé salí con mi verga totalmente erecta y a la vista,
pensando que estábamos casi solos allí , y ya no tenía nada que ocultarle. Me aconsejó que
me cubriese con la toalla, me acompañó a conocer el local, la sala de relax, las duchas...y me
dejó solo frente a la puerta de la sauna.

Entré y tras un tiempo para que mis ojos se habituasen a una mortecina luz roja, vi que estaba
solo. Pero se oía caer el agua de una ducha...

Pensé que, si esa persona entraba, yo debía mantener una actitud relajada,de experto.....
Me tumbé, desnudo sobre la toalla, y recogí un poco mis piernas. Sin ser consciente, o sí, de
que estaba ofreciendo todo a la vista. Mi cuerpo bronceado y ardiente,mi polla dura sobre mi
vientre ,los pliegues que adornaban la entrada al agujero virgen ....

Entró un hombre,mayor, ajado, todo en él, hasta su expresión, colgaba, volvía a la tierra.
Era la primera vez que veía a un hombre totalmente desnudo...y no fue la mejor forma de
conocimiento...Al ver mi actitud, que él entendió como invitación, se lanzó a mi verga, la tragó,
la enjugó con litros de saliva, mientras sus manos excitadas, me recorrían, apretaban,
pellizcaban mis pezones, como si me fuese a escapar.... A pesar de no ser en absoluto lo que
yo esperaba para un momento así, lancé unas fuertes descargas de leche...
La lamió toda, haciendo ruidos mientras la mezclaba con su saliva....Salí corriendo, me duché,
y en cinco minutos respiraba el aire de la ciudad.

Triste, sórdido, pero excitante para ese mi lado animal, perro.....

En los días siguientes,saqué muchas conclusiones.Era posible. Lo que hasta entonces sólo
había imaginado...existía. Sería cuestión de elegir el día , el momento, visitar con frecuencia,
hasta lograr algo satisfactorio.Y si confluían todas las circunstancias.....iba a ser, por fin,la
experiencia definitiva.

Volví la semana siguiente.Casi había planeado cada actitud, cada movimiento, mientras mi
polla se humedecía imaginando situaciones...Era hora vespertina....Hombres aburridos
pasando una tarde de calor,maridos relajados antes de volver a casa.....

Entré decidido a una de las cabinas libres.Tras el ritual preparatorio, entré en la sauna.
Había tres hombres. Rasgos casi imperceptibles,pero el aspecto ,en la penumbra, era más
tentador que el día anterior. Cuerpos hechos, sujetos,con actitud indolente...pero en guardia.
Estarían en la treintena. Masculinos. Con y sin vello.....
Me senté en el espacio que quedaba entre dos de ellos.Levanté mi toalla y se pusieron en
guardia,como animales.de pronto éramos tres hombres,sentados,en idéntica posición. Pies en
el suelo,brazos apoyados en el banco de madera.Yo en medio. Piernas abiertas poco a
poco,verga dura,e intentando rozar sus piernas. Lo conseguí. Tras unos segundos,el de mi
izquierda comenzó a acariciarme la polla ,despacio...el de la derecha, rotos los tabúes, se lanzó
a jugar con mi escroto
.En uno de sus suaves pases, intentó empujar con la mano para situarse debajo,con un leve
movimiento,alcé mis nalgas,y su dedo entró en mi agujero.

Fue todo demasiado rápido.Todo a la vez. No quería perderme ninguna de las sensaciones.
Uno jugando con mi polla y mordiendo mis pezones,otro perforándome con su dedo....el tercero
se puso de pie,y a unos centímetros, observaba, mientras se masturbaba.

La sensación de ser objeto de tanto deseo, adoración, vicio....me excitaba al máximo y sentí los
latidos anales que anunciaban el orgasmo. Contuve la respiración. Aquéllo no podía acabar tan
pronto. Quería sentirme como la mejor representación del puro vicio.Y que aquéllo
durase.....aunque fuese el fin.

Me levanté.Respiré hondo,les lancé una mirada hirviente,boca entreabierta, dejándoles que


mirasen mis fantásticas nalgas.
Salí y cerré la puerta. Mientras iba hacia la cabina,oí la puerta abrirse y cerrarse.más de una
vez...
Corrí la cortina que ocultaba la cabina,entré,respiré hondo,y volví a cerrarla. Entró "Cobra",
suavemente, y volvió a cerrar sin que le diera tiempo a hacerlo antes de que también
apareciese "Lince" .estábamos los tres allí en tres metros cuadrados, y una cama cubierta por
una sábana blanca....hasta el momento.
Me tumbé boca arriba.quería que viesen mi cuerpo,que yo consideraba apetecible,bronceado
sobre el blanco, que resaltaba mi negro vello púbico.Y el primer animal,Cobra, cayó sobre mí.
Su lengua me perforó la boca,me enjugó con su saliva mientras rozaba su polla contra la
mía...yo empecé a agitarme y gemir como un animalillo, y en uno de estas convulsiones, Lince
me sujetó los brazos hacia arriba. Mientras Cobra comía mi polla y tanteaba mi agujero, Lince ,
por la parte superior del camastro,metió su tranca en mi boca.

¿Sensaciones? Todas. ¿No era esto lo que buscabas? Sí, Sí, Sí....Conforme me recorrían, me
susurraban cosas al oído, directas, sucias, amenazantes, te vamos a follar a fondo, no te
escapas de ésta, tu agujero va a arder con nuestra mecha....Cobra, que estaba destrozando mi
zona genital, me levantó las piernas, exclamó algo así como jodeeerrrrr!! qué maravilla....y
además prieto....Fóllalo, Follalo, susurraba Lince, que después voy yo....Y así fue.En unos
segundos los dedos de Cobra,dos, tres, me lubricaban...y su polla encajada dentro.Nunca lo
había imaginado así. Ardor,dolor,placer,sus cachetadas frías, secas, contra mis muslos
levantados....Y aquella espada entrando y saliendo.Quería ser consciente, recordar luego cada
sensación, intentando agarrar su polla cuando iba hacia fuera, tocar lo que , por fin ,era
mío...La sacó y ,con poca ayuda, se corrió sobre mi torso..

Lince,que era el queme sujetaba por ariba, cambió de posición. Ocupó el puesto de
Cobra,frente a mis genitales, y me dio unos cachetes en la cara, mientras me decía ¿te ha
gustado,guarro? Ahora sabes lo que es un hombre....y vas a seguir aprendiéndolo...

Me dio la vuelta,metió las manos bajo mi abdomen ,y me levantó,bruscamente, colocándome


como un perro, a cuatro patas. Me metió su verga, más gruesa que la anterior,y despacio hizo
que mi culo, que sabía por vez primera lo que era una buena dilatación, la disfrutara, casi
saboreándola con mis paredes internas.Cobra ocupó la otra posición,la superior,y me folló la
boca.¿Te queda algún agujero libre, perra....?

Ahí puedo decir que perdí la consciencia...Embestidas,golpes,oleadas de placer


indescriptible.....ojos entornados,sólo jadeaba. Moría. Pensaba cosas extrañas.Y si "mamá"
viese ahora a su precioso chico? ...o mis amigos de Facultad? ...el sólido heredero de las
esencias familiares?...Fóllame, Fóllame, Fóllame...quiero morirme aquí....así.....

No me había percatado, pero el tercero, el que sólo miraba y se masturbaba, también estaba
ya dentro.Masturbándose ,y acariciándome el lomo, la cabeza....
Me sentí un verdadero perro. Cuando se corrió sobre mi lomo, antes que Lince, hizo algún
movimiento extraño, que no percibí con exactitud,....y salió. En ese momento entraba el dueño
del negocio. Había encontrado un buen reclamo.

Cuando Lince se corrió dentro de mí sentí los disparos, sus aullidos,resbaló hacia fuera, y yo
caí de bruces sobre la cama....me froté sobre las sábanas y descargué como nunca lo había
hecho. Chorros,chorros,que salían por los lados de mi abdomen,y que yo,al ver lo que ellos
hacían, también comencé a lamer...."Rata", el dueño,se bajó el pantalón,se tumbó sobre
mí,que yacía exhausto, boca abajo,y empezó a restregarse contra mi culo y mi espalda...me
escupía con restos de su saliva,que estaba utilizando también para lubricarse, y allí se
derramó,sobre la raja que defendía mi culo.

En unos segundos fueron recuperándose los tres, sombríos, sin decir nada, salieron, y me
quedé solo.
Yaciendo sobre un lecho de semen, jadeante aún.¿tendría que levantarme? quería extinguirme
allí, así,sudoroso,dolorido,chorreante....

Finalmente, alguien entró,y una lluvia dorada,cayó sobre mí.....Mi lecho se humedeció,se
calentó...no quería levantarme ...¿como me iba a enfrentar al espejo?

Tras la ducha, en la que no fui capaz de levantar mi mirada, salí a la noche de verano.

Me sentía avergonzado,culpable,utilizado,sin recibir nada a cambio....pero me sentía


superior,experto, ¿quizás sólo había buscado aquéllo? Esa sería ,en delante, eterna duda. A
partir de aquel día,aunque tomase el plato de comida que la Mamma había preparado para la
cena, participase en las charlas familiares,comentase toda la cotidianeidad, muchas noches no
iban a ser ya iguales.....Yo comparecería, follado, sucio, con mis agujeros ardiendo...Y mi alma
ya no sería sólo mía,también de todos ellos. La iría entregando a trozos...

Y hablando de trozos.....esa noche , al vaciar mis bolsillos, encontré un trozo de papel.

Un nombre.Un teléfono.Dos palabras.Llámame.Pedro.

¿Quién lo había hecho? Quizás aquél movimiento imperceptible en la cabina.....el


silencioso....el hombre que me acarició como a un perrillo maltratado y se derramó dejando un
resto de su calor chorreante sobre mi lomo.

Alguien con quien, además, podría hablar...??

Capítulo 3

El beso de la dulce Italia.

Pues sí….cada persona, cada situación, se produce por algo, y para algo….

Así que, después de la borrachera de semen, vicio, y éxtasis, que viví aquélla lejana tarde en la
sauna…con aquél hombre que me dejó sus datos en un papel manchado de semen, intimé
mucho.

Se excitaba con la belleza y sus imágenes, su representación, era más un hombre sereno,
tranquilo y contemplativo que un macho follador. Pero no lo desaproveché. Follamos mucho…
él a mí…y yo a él. Siempre gozando, y siempre aprendiendo. A pesar de que casi me doblaba
la edad, aprendió, conmigo, algunas cosas nuevas. También las que ya conocía, al hacerlas
conmigo, adquirieron para él un nuevo acento de vicio desprejuiciado: tragar nuestro semen,
pasarlo de boca a boca, juegos a ciegas, cera por sorpresa, tibio chocolate fundido
deslizándose por nuestros pliegues,…

Con él asumí definitivamente la normalidad, el goce de los cuerpos, la existencia, nada


alternativa, de “nuestro género”, independientemente de cuánto y cómo follase, dónde, y con
quién, me sentí uno más…y acompañado en el mundo.

Con Pedro aprendí, además, sobre música, literatura, viajes, política…Era un gozo relajado,
fructífero…pero nada nos unió hasta la pasión, nada que despertase la necesidad de la entrega
a ciegas….Una polla joven, ardiente, entregada, un culo con hambre de constantes
sensaciones de vida….necesitaba algo más que las bellas arias de Callas….

Así, y ya que sólo existía un compromiso amistoso, empecé un peregrinaje por el camino del
conocimiento, los juegos, las zonas oscuras, los secretos a guardar, los excesos en la
entrega…Y durante unos años, aproveché mis aventureros viajes en soledad, por países
lejanos, exóticos, conociendo gentes, el místico sexo tántrico , que aún hoy practico, el sexo en
grupo, en ruinas solitarias, bajo la luna, sobre altares aztecas, playas escondidas, las duchas
del gimnasio, camiones aparcados “ad hoc”….

Hasta que alguien, a mis 27 años, me habló de unión, de amarnos, de vaciarnos, de


entregarnos, de llorar por las ausencias…y así fue durante unos años.

Pero… por qué es tan difícil?

Cuando alguien va eligiendo opciones en cada tramo , esas decisiones DEBEN durar o, al
menos, dejar marca para siempre. Intentaré explicarlo brevemente…

Mi elección, y creo que de muchos, por el sexo rebelde, anticonvencional, lejos de lo


establecido, suponía, sobre todo, una actitud vital. No supone, nunca, en fácil traducción, vicio,
ni que no podamos amar hasta el dolor, pero sí que tenemos que hacerlo de una forma
diferente…Si se vive como cualquier pareja tradicional, compartiendo los fines de semana con
otras parejas que se dicen estables, pasando la mañana del sábado en un horrendo
supermercado, trayendo a la suegra a casa, follando en la tarde del domingo, acudiendo a los
cumpleaños familiares, aceptando matrimonios legalizados….

Cuando el deseo, la calentura, el morbo, van por debajo de los manteles, ardiendo en miradas
furtivas….hay que afrontar lo que ocurre….sólo que hay que tener la honestidad de asumirlo.

Cómo sabiamente reducen en Nápoles, “Giulietta, una zorra, y Romeo, un cornudo”.


Sin esa búsqueda….¿Hubiésemos tenido a Rimbaud, a Verlaine y sus temporadas en el
infierno, a Wilde y su Balada de Reading, los cafés llenos de hombres de Kavafis, el dolor de
Cernuda…?

Y afrontándolo, pero sin querer asumirlo, se vislumbraba el derrumbe.

No recuerdo exactamente el motivo. Un cambio laboral, un descuadre en nuestras


vacaciones….pero llegué a una playa del sur, con una semana de soledad.

La intención era dormir, broncearme, leer, escribir, y…no como prioridad, pero siempre
presente,…follar.

Habían autorizado en la zona una de los primeros recintos nudistas de España. Algo alejado
del pueblo costero, pero accesible. Y un día cogí la mochila, fruta, agua…y comencé a caminar.
Bajo mi short, ya sólo hablaba mi polla, mi agujero, y la humedad del sudor, el calor y el
deseo.Después de la caminata, algo tenía que recompensarme.

Eran unos cientos de metros de costa, acotados por dos verjas de cañizo, que demarcaban la
zona, con la ventaja de que, por ser pequeña, con un vistazo se dominaba todo lo que allí
ocurría….

Era un avanzado mediodía, y traspasada la primera verja, me paré. Mochila y shorts al suelo,
piel al sol, y mi polla despertando en libertad…Recorrí toda la orilla, y llegué a la zona final,
donde unos cuantos hombres, apartados de los pequeños grupos familiares, se exhibían, entre
descarados y tímidos, indolentes….Elegí mi espacio, que me permitía controlar…comencé a
morder una manzana…

Después de unos minutos, integrado en la manada, vi que en la verja que cerraba la zona, a
distintas alturas del suelo, había algunos evidentes agujeros…hombres del pueblo cercano,
que no osaban entrar en la playa, se acercaban por la parte externa, y buscaban las diferentes
alturas, las diferentes opciones para satisfacer su instinto. A lo largo de las horas siguientes,
disfruté viendo, a pocos metros, agujeros que se poblaban de sucesivas mamadas, folladas,
tímidas pajas, oyendo gemidos…Mientras, otros leían, comían y se bronceaban con esta
morbosa banda sonora…..

Un hombre atractivo, moreno, cuerpo masculino, piernas potentísimas, y bonita polla relajada,
se situó a escasos metros de mí. En principio, era evidente que quería algo. Sin embargo, iba
pasando el tiempo, y se desentendió. Paseaba, se apoyaba en unas rocas cercanas, oteaba,
ostentaba su precioso cuerpo mitológico…. Algo en mí le había decepcionado? La verdad es
que mi polla, después de unas horas en libertad, había pasado a ser muy discreta, casi
dormida….así que me dí la vuelta, ofrecí mi culo a la vista de todos, y pensé en dormir un rato.
Comenzaba ya un aire que anunciaba el atardecer.
A los pocos minutos sentí su mano en una de mis nalgas, suave, sin presionar, y me dijo. “Vas
a dejar que este culazo se queme al sol?” “Si tienes algo que ofrecerme…” respondí, “De
momento, un suave masaje con crema” Sonreí, conservando la posición, y se alejó un
momento, regresando con la deseada crema. No noté alivio. Mi culo ya ardía, con su mano
recorriéndolo, sus dedos aprovechando para perforarme disimuladamente...Me dí la vuelta para
contestarle ofreciéndole mi verga….Me levantó, cogiéndome la mano. Recorrimos la verja por
su parte interior, y llegamos hasta las dunas posteriores que recogían la playa…sin cuidar
mucho de ocultarnos a los ojos de los demás, nuestras pollas ya chorreaban, y sólo existíamos
nosotros.

Me puso de rodillas y forzó mi boca con su miembro salado….Una vez que su erección era ya
fortísima, me puso a cuatro patas. Aprovechando la lubricación que me había ido metiendo con
la crema, entró. Noté cómo algunos restos de arena me rasgaban suavemente, quemando, y
en ese marco de visión y sensaciones, con el deseo acumulado durante el día, su sabia polla,
el saberme observado por los otros…mi leche cayó, a borbotones, sobre la arena…El estaba
llegando al clímax, mascullando infinidad de cosas, desde el insulto a la adoración …Pero yo
era suyo. Lo que quisiera. Aprovechó la agitación que debilitaba mis piernas, y me aplastó
contra la arena. Gemí más acompañando su orgasmo, que con el mío propio…Alguien rió, o
aplaudió tímidamente....Y yo contra la arena, rebozado en el sudor helado del atardecer, la
arena, pegajosa de semen….Un paraíso.

Después de unos minutos, nos levantamos, fuimos al mar, reímos…Cogimos su coche


ranchera, y me acompañó al hotel. Una ducha, algo de dinero, y salimos hacia el suyo, hacia la
noche…

Cenamos al fresco de las estrellas, pero seguíamos calientes… Italiano.36 años.Yo entonces
tenía 31.Vivía en la zona de los lagos del norte, era industrial, su pasión era la cría de caballos,
montarlos, los había llegado a amar más que a las personas…..estaba de vacaciones, y nos
habíamos encontrado.

En su habitación, después de jugar con nuestras bocas y nuestras pollas en la ducha, me


arrojó sobre la cama. Buscó algo con lo que lubricarme, y cesaron la charla y las confidencias.
Empezó el fuego, el dolor ansiado…

Después de follarme durante unos minutos, para tenerme dilatado y caliente, se dirigió hacia el
armario. En la penumbra, su cuerpo, sus nalgas, sus inmensas piernas, su torso, adquirían
unos matices de sombras que me hicieron ser consciente de que nunca había tenido a nadie
así en el pasado; casi perfecto, con una polla de las que pueden asustar en un primer
momento, para luego alcanzar la forma y el tamaño justos, como una prolongación natural de
su piel, sin rojeces, curtida, piel uniforme...

Del armario sacó una pequeña fusta, (instrumento para azuzar a sus caballos?) no más de
medio metro, de grosor descendente desde un extremo a otro. La pasó por su polla y su
entrepierna, se tanteó su agujero mientras me sonreía…
No tuve que pedírsela. Tumbado en la cama, mirándolo, encogí las piernas hacia arriba. Allí me
tenía. Primero azotó suavemente mi ano con el extremo grueso, y al ver que no me quejaba,
fue aumentando la intensidad, y mis suspiros, mis jadeos, crecieron. Pero no me rebelé. Era un
nuevo placer, y anunciaba que aquello iba a gustarme. Luego me la introdujo. Mi ano se ajustó
a aquél artefacto de piel rugosa.

Y así transcurrió la noche entre dolor, placer, humillación, alternando su polla, la fusta, sus
dedos, mordiéndome hasta el grito …Yo quería comérmelo entero, sus pezones, su culo, sus
dedos, empujándolo dentro de mí…

Después de los chorros de leche, que nos intercambiamos, me chorreó con un “gin tonic” que
nos fuimos lamiendo, hielo incluído….

Una vez secos, nos pudo el cansancio. Esperó a tener nuevamente una buena erección, me la
clavó hasta el fondo, y nos ladeamos para dormir. Yo no quería dormirme. Quería reproducirme
cada imagen, sentirlo contrayendome y relajando el recto, hasta que noté que iba aflojándose,
dormido, y se me escapaba, con una última caricia a mis paredes profanadas.

Al día siguiente, satisfechos, me llevó hasta mi hotel. Nos despedimos, e intercambiamos los
números de las habitaciones para seguir en contacto.

Todo el día estuve reviviendo, adormilado bajo el sol, sobre la arena, las imágenes del día
anterior….y deduje que ambos estábamos deseando el reencuentro.

Al atardecer, decidí sorprenderlo. Tomé un taxi para recorrer los kilómetros que separaban
nuestros hoteles. Pregunté en recepción. Estaba, e iba a bajar.

Se abrieron las puertas del ascensor, y ya percibí que nada era igual. Se sorprendió y me dijo
que tenía poco tiempo. Pero subimos a la habitación.

Sobraron las palabras. Nos desnudamos, pero lo que en mí era deseo, en el sólo mecánica…
Me folló de pie, subiendo una de mis piernas sobre el escritorio, y apenas abrazando mi
cuerpo, que lo necesitaba allí, apretándome, quemándome…Cuando terminó, tomó
nuevamente la fusta, la encajó en mi ano, y me dejó inclinado sobre la mesa, para que yo
terminase con mi mano, mientras el pasaba a lavarse….

No había necesidad de hablar, ni de explicar nada. Sólo había llegado el momento de irme.
Desilusionado. Humillado. Me arrojó unos billetes para el taxi de vuelta, y me dijo: “Ayer fuiste
una puta perra fantástica. Pero terminó. Siempre mandan los señores.”

Salí a la noche, doblé los billetes en mi bolsillo, y me dispuse a la busca de un taxi. No me


quedaba alma. No podía llorar.
No recuerdo el tiempo que transcurrió hasta estar entre las sábanas de mi habitación. Y me fui
recuperando con la eterna dualidad. ¿Qué hacía yo allí, abandonado, teniendo una casa
cómoda, unos brazos que me acogerían, una piel que acariciar….?

Y, a pesar de todo, aún volvía un trozo de mi alma… que seguiría creciendo. Con los recuerdos
de un sol caliente, de una crema fresca, de una verga dura….y de una fusta silenciosa y tierna.

Capítulo 4 . Sabores del Este.

Aquél verano tocaba pintar la casa.Pensé que podría acometerlo yo solo.Pero todo se fue
complicando ,no se terminaba nunca....Así que ,para concluir de una vez, decidí contactar con
un profesional.
Aparecieron dos.
Uno era ,simplemente, un hombre cualquiera.Ni por su imagen, estilo, modos,me ha dejado el
menor recuerdo,ni su rostro,ni su voz...

El otro,para quien ha decidido "elegir hombre", era una verdadera pieza de lujo. En la veintena,
alto, masculino, espigado, fibroso, piel clara,rubio ceniciento, ojos grises.....Y yo..... un maduro
de buen ver.
Tendió la mano y se presentó. Esteban.
Pasamos hacia el interior de la vivienda.Después de explicarles cómo quería que trabajasen,y
lo que quedaba por terminar, el pequeño hombre gris le dio unas burdas y obvias instrucciones,
reafirmándose en el rol "jefecillo", de cómo debía trabajar el resto del día. Las miradas ya
empezaban a buscarse, deslizando rápidas caricias...y huyendo. Yo no podía creer que, por
una vez, "la tostada de Murphy" se precipitaba hasta el suelo, directamente, por el lado
correcto: el jefe se marchaba .... y aquél ejemplar iba a estar todo el día deambulando por la
casa...
Y yo, allí,...de vacaciones.
Antes de quedarnos solos, me preguntó dónde podía cambiarse.Como estábamos aún los tres,
creí natural,y nada sospechoso, decirle que allí mismo, en el dormitorio, donde estábamos.En
unos segundos se había quitado la camisa,dejando ver un fantástico torso,ancho, luminoso,con
líneas suaves, pero vigorosas, que dibujaban sus hombros,su pecho,su abdomen.El pantalón,
de cintura caída, dejaba ver la parte superior de un slip que podía parecer vulgar y gastado,de
los de precio mínimo en un mercado popular, pero que,algo gastado, se le amoldaba
perfectamente, enviciado en acariciar sus glúteos. Se puso un pantalón muy usado, lleno de
manchas ,....y que deparaba alguna sorpresa.
Lo primero que hizo, al quedarnos solos, y que me puso en guardia, alerta y expectante, fue
pedir permiso para encender un cigarrillo. Aproveché para ofrecerle un café, y en 5 minutos
estábamos sentados, en el salón, un café frente a otro.Y el día por delante. Mi culo, hacía
tiempo que no saboreaba un macho tan joven y vigoroso.Y estaba hambriento...
Sus piernas descaradamente abiertas, sus manos acariciando despacio sus muslos,
dibujándomelos, y las rayas abultadas del slip, asomando por un oportuno roto en la
entrepierna.¿Sería por donde sacaba su polla cómodamente para mear? Yo ya respiraba el
olor de macho caliente y húmedo.Y, no sé por qué, mientras todo me hablaba con esos signos
tan evidentes, él me hablaba de su mujer, su hijo recién nacido, su Rumanía, su
profesionalidad....Quizás me estaba diciendo que debíamos aprovechar,que aquél era un
momento casual, único, y difícilmente repetible.
Tuve que estar pendiente de él toda la mañana. Déjame una escalera...mueve esta silla...,
sujétame este bote.......por favor...y yo cumpliendo sus órdenes.Y por ahí vendría la
oportunidad.
Subido al tercer peldaño de una escalera, pintaba con displicencia uno de los paneles del
salón, mientras cruzábamos continuas miradas y manteníamos una conversación leve, pero
con sonrisas elocuentes, hasta que, a medio mirarme, dijo "Estoy a gusto, eres muy
simpático".....Sonriéndole, un poco más,invité: "Cuando quieras, puedes conocerme mejor".
Me fui acercando.Mi cabeza, frente a sus glúteos. Puse una mano en su cintura. Fui
deslizándola, despacio, hacia bajo, mientras mis dedos empezaban a presionar
progresivamente sobre la piel que iba apareciendo. Arrastrando el pantalón. No se inmutó. El
slip, deduje entonces,también podía caer.
Y así fue. Le metí mi mano por detrás, dentro del slip, separando el elástico que se agarraba a
su piel, y acaricié el ligero vello que se perdía, hacia abajo, hacia dentro,buscando humedad,
calor, y separando sus nalgas... .
Con aquél fantástico culo a mi disposición, mordisqueé sus glúteos, despacio, para que notase
el sello de mis labios acercándose a aquella ranura caliente...y la mordí con todas mis ganas.
El dejó todo lo que tenía en la mano y se agarró con fuerza a la barra superior de la
escalera.Ya con el equilibrio asegurado, embestí aquéllo con todas mis fuerzas. Hacía tiempo
que no me comía un cachorrillo semejante.Mi cabeza, mi lengua, mis sentidos, estaban allí,
cada vez más dentro, lamiéndolo, acariciándolo, mojándolo, comiéndolo, y él no dejaba de
abrirse,en una posición tan excitante, y apretarme, sujetando mi cabeza y apretándola contra
su agujero,como si quisiera engullirme.
Mi lengua ya estaba llena con la primera piel de su prieto orificio. Me emborraché de su olor y
su sabor. Se había duchado, seguro, esa mañana, pero desprendía una mezcla de olor a
jabón, sudor fresco, calor salado, saliva...Se dio la vuelta,y tras pasearla por mi cara, metió su
polla en mi boca.No tuve que trabajarla mucho.Ya estaba durísima.Sólo la mordí,y tiré de él
hacia abajo.

Me quité la poca ropa que me quedaba y eché su espalda sobre el sofá. Me puse sobre él,
abriéndolo. Después de follar su boca unos minutos, subí sus piernas contra sus pecho. Lo
tenía de frente y a mi disposición. No iba a oponerme ninguna resistencia. Escupí sobre su ano,
y golpeé su ranura varias veces con mi arma ensalivada, Penetré despacio hasta el fondo.Le
dolía.Estaba muy prieto aún. su rostro era una mezcla de miedo,dolor y calentura...Se excitaba
viendo mi polla entrar y salir, despacio, pletórica, y durísima. Empezó a disfrutarla al poco
tiempo, acariciándola en las rápidas entradas y salidas.Yo no podía aguantar mucho; hacía
tiempo que no tenía un ejemplar así,hermoso, rudo, frío, amenazante,pero tan follable...Saqué
mi verga, hinchada por el pacer, y mientras él se agitaba, mirándome casi con odio a los ojos,
mojé los suyos...
Y esa humillación para un macho del Este, le hizo reaccionar.
Se incorporó, limpiándose, y lo que había sido abandono, sumisión..,se volvió ira y
violencia...Era un hombre casado, con un hijo, y algo se rebelaba en él contra la forma en que
había decidido entregarse, someterse y poner en evidencia sus íntimos deseos....
¿Qué te has pensado puto maricón de mierda..? Yo soy un macho, y no te lo voy a permitir...
¿sabes que puedo denunciarte a mi jefe por acosarme?
Estábamos de pie, desnudos, nuestras pollas aún en caliente, la mía casi goteando....La
imagen debía ser algo inquietante. Dos hermosos cuerpos, desnudos, en el centro de la sala,
con miedo a rozarse, a mirarse,en tensión....Había mucha agitación....La última amenaza que
había mencionado me preocupaba....Humillado y tembloroso, le pedí perdón, y le ofrecí algo de
dinero para que se marchase.
Lo aceptó, y se dispuso a recoger sus cosas. Yo quedé gozando aún su desnudez, mirándolo
en una esquina del salón, sintiéndome a su merced,deseándolo.Aunque fuese mi último deseo.
Se volvió hacia mí..."Qué... te gusta mi polla, cerdo?"
Antes de que yo reaccionara,ya vino hacia mí.
Entonces, recordé que él aún no se había corrido. Le pedí que si las cosas iban a terminar
así...me dejase ayudarle a descargar para que se marchase tranquilo. Como él quisiese. "Te lo
vas a tragar entero, cabrón...." Comencé a arrodillarme, abriendo mi boca, como una
sugerencia.Moría por comerlo otra vez. Sabor a hombre....
Me dio una bofetada, que entendí parte del ritual que comenzaba, me tiró al suelo, pisó
fuertemente mi culo, cogió un condón, de la caja que yo busqué en un cajón para la primera
follada, y se lo calzó. Rápidamente, se hizo con una de sus brochas, me la empujó dentro,y
empezó a girarla en mi interior."Para que te vayas calentando!!" Yo estaba muy cerrado, y más
al contacto con el instrumento frío. Escupió, imitándome, y empezó a dilatarme también con sus
dedos.....El miedo también puede ser parte del deseo.
Me abandoné. Estaba a su merced. Aún con el mango de la brocha dentro de mí, me dijo
"¿Quieres probar una buena polla rumana, la que cada noche se folla a mi mujer?"
Así, yo estaba boca abajo,contra el piso, dejó el cuerpo de la brocha en el suelo, su mango
dentro de mí, y empujó para meter también su polla. Un rabo duro y joven...que por fin me hizo
sentir algo de calor.Creo que fuero sensaciones nuevas para los dos...para él rozarse con algo
duro,que tenía algo de masculino, dentro del mismo agujero, y para mí, dos potentes durezas
rompiéndome.Descansaba unos instantes, recolocaba todo, y seguía....mis gemidos
masculinos le excitaban, me insultaba mientras buscaba el orgasmo....

Cuando estuvo cerca, sacó su verga, apartó el condón, y apuntó sobre mi cara,imitando lo que
había hecho yo....En ese momento, aún con el otro objeto dentro, y preso de nervios y
excitación, viéndole gozar una experiencia nueva,no pude contener una sonrisa....Tras
correrse, el también respondió. El placer, y la situación vivida nos relajaron.... casi echamos a
reír....Comenzó a darme algunas bofetadas en la cara, y yo le decía, más, más, más....
Estaba descubriendo nuevas cosas, me escupió, "Guarro!!".
Esteban fue ,durante un tiempo, para mí, una posible situación perfecta.Nuestros roles
intercambiaban, siempre existía la inquietud por cómo llegaría, qué me iba a hacer,tendría
tiempo, saldría deprisa, sería el encuentro final ?....Un buen macho, follador, pero también
receptor...depués de follarlo,a veces me lo exigía, siempre se sentía agredido, y le gustaba
rebelarse, hacérmelo pagar, a empellones, contra la pared, el suelo, a golpes de polla, pero
también fue capaz de ofrecerme su fresca ternura cuando comprendía que estábamos en un
mundo cerrado, nuestro, secreto,sin amenazas....y yo pude quererle, entregarme,
sufrir....después de una tarde ebria de sexo sucio...cuando lo imaginaba en la noche con su
mujer.....
Pero todo quedó en un caliente flujo de un verano.
Cuando no podíamos vernos, hablábamos por el teléfono,y si estábamos solos, nuestras
palabras , entre nosotros, eran calientes susurros animales, amenazas....que, aveces, nos
empujaban, desafiándonos, a la webcam, para acabar manchando la pantalla del ordenador...
Pero duró poco, tuvo que regresar a su país.Esta ya no es la tierra prometida.
Pero al menos, le pude ofrecer café, algo de trabajo, buen sexo, nuevo para él, gozo, y
recuerdos...o al menos eso me cuenta, cuando a veces hablamos, susurrandome fuertes
insultos en su dulce español, para aquél maricón caliente.....
Yo sigo gozando, sobre todo, cuando me acuerdo de cómo me odiaban sus ojos en algunos
momentos, aquél día, de su cuerpo desnudo, cuando tropiezo entre otros trastos,con la brocha
que me dejó para que lo recordase, sus gritos, sus risas, y el fantástico sabor agridulce de su
piel secreta, con que comenzó todo, y que aún conservo....
Dulce dueño, Esteban.....repentina lluvia de un verano.

Capítulo 5 . Los Hijos del Trópico.

Habiendo vivido ya mucho amor, mucho deseo, placeres extremos…habiendo navegado por
dolorosas sombras, atracado siempre en incógnitos amaneceres….cargaba suficiente vida en
mi equipaje, ligero, pero siempre repleto de caricias, golpes, dolor, esperanzas…

Los nombres que guardaba en la mochila no habían sabido ser suficientes, arriesgados,
inquietantes, de alguna manera misteriosos…y yo seguía sin entender que, tras la decisiva
aceptación de una forma de vida, siempre apareciesen las convenciones, los ritos establecidos,
las normas castradoras…

Partiendo de ahí, siempre fui inquieta búsqueda, mirada infinita…países lejanos, culturas
incógnitas, ruinas mitológicas, encuentro de razas, sexo cuasi sagrado…y un año, un mes, un
día, llegué al Pacífico costarricense.

Llevaba unas semanas recorriendo selvas, bosques, volcanes, y había reservado la última para
encontrarme con el mar. Guanacaste, playas, luz, atardeceres…Tras un par de días de
recuperación de un físico que ya aparecía casi asilvestrado, decidí reencontrarme: en la
soledad, el silencio, la inquietud, la exploración…Siempre hay un rincón, un mar, más allá de
todo.

Lo encontré. Y fue mi propiedad todos los días…Mi única compañía, al principio, era un
blanquísimo perro, vagabundo, que siempre surgía a mitad del trayecto, y ya no se apartaba de
mí. “Black”.

Cuando alcanzábamos la zona solitaria, ya desnudo, corríamos, jugábamos con algunas ramas
secas, acariciábamos el aire... Un paseo por el bosque, crujir de hojas bajo nuestras pisadas,
zumbido de moscas alrededor de la piel, húmeda, salada, sudorosa...y el silencio. Era un
comulgante con la naturaleza, un elemento más, sin toallas que me protegieran de la arena,
peines que domaran el cabello… restos del otro mundo.
Tumbado sobre la arena húmeda, el romper de las olas me enfriaba la piel, el sol acariciaba mi
sexo, y yo disfrutaba respondiéndole…

Apareció en un extremo de la playa. Una bolsa ligera colgaba de uno de sus hombros. Un short
color arena, era lo único que cubría su cuerpo.
Caminaba despacio, tranquilo, como disfrutando el entorno. A veces se giraba y contemplaba lo
que iba dejando atrás. Cuando estaba a una distancia suficiente para distinguir mi desnudez,
se detuvo, bajó despacio su short contra la arena, lo recogió en su bolsa, y siguió hasta
detenerse, espléndidamente desnudo, a unos metros de mí.

Su cuerpo era delgado, su color oscuro denotaba que le gustaba desnudarse al sol, músculos
alargados, cabello negro, ingles marcadas, y su polla, que había comenzado a aumentar su
riego, se balanceaba, hermosa, contra la parte superior de sus muslos.
Dejó su macuto sobre la arena, y casi ignorándome, entró en el mar. Antes de que el agua le
cubriese la cintura, agarró su verga, ya casi erecta, y bautizó el momento con una potente
meada.

Luego se sumergió, nadó durante unos minutos, y regresó despacio, sintiéndose observado.
Se detuvo cuando el agua comenzaba a descubrir la polla, como para hacerse más deseable,
escurrió su pelo, y agarrándosela, descubrió su glande, echando hacia atrás la piel varias
veces, la sacudió y salió. Black corrió a su encuentro. Lo recibió con unas caricias, sonriendo y
encaminándose ya hacia mí.

Resumiré, por adivinable, todo lo que yo había sentido en los últimos minutos. Desde que lo
había visto aparecer, mi verga empezó a endurecerse. Después de dos días, los deseos
soñados se podían hacer realidad. Sólo me bastó contemplarle, allí cerca, en el silencio del
mar, su piel oscura sobre el brillo de la arena, para tener que reprimir los latidos de orgasmo.
Porque, además, hasta el miedo que sentí me excitaba. Estábamos uno a merced del otro.
Lejos del mundo, perdidos, sin localización, nadie sabría lo que pudiese ocurrir allí. Hombre
contra hombre. Rondaba los 40, muy curtido, casi gastado, y observando su equipaje, su
cabello descuidado, su piel, el aire de su rostro, casi salvaje, podría ser un vagabundo, un
desheredado por la vida, un delincuente…

Y eso no me importó. Casi me excitó. La vida, en esa hora, allí, era sólo aquello. Miedo, deseo
de ser poseído, de sentir mi sangre reventando, de que mordiese mi piel, de que los rasguños
llegasen hasta mi alma, de que me ensartara con su polla sosteniéndome entre sus brazos, al
aire, de que hiciese pedazos el momento, de que comiese mis lágrimas de dolor…

Mientras se acercaba, yo, tumbado en la arena, me giré y ofrecí mi culo a su vista. Siempre me
daba resultado. Llegó hasta mí y, de pie, abrió sus piernas a la altura de mi cintura. Estaba
sobre mí, y fue cerrándolas hasta que sus pies apretaron mis caderas. Abrí algo mis piernas, mi
culo, e hice fuerza contra sus pies. Comenzaba el reto. Se agachó, en cuclillas, colocando su
raja abierta sobre mis nalgas, y habló, en voz baja.
¿Te gusta jugar? A mí también. Pero estás solo con tu perrito. Yo, en cambio, no tengo
juguete…me dejarías jugar contigo?

En ese momento me giré, respirando agitadamente, y le ofrecí mi sonrisa, mis ojos suplicantes,
mi polla enrojecida de crecer contra la arena. La cogió con una mano fuerte, poderosa, y me
arañaba al limpiarla bruscamente con la otra. Me incorporé hacia delante, sobre mi vientre, por
el dolor y el orgasmo que se escapaba…Al notarlo, la soltó, y me dejó recuperarme respirando
a fondo.

Acercó mi mochila…La colocó bajo mis lumbares, me acomodó de forma que mis nalgas y mi
ano quedaron totalmente expuestos, y tras preguntar si estaba cómodo, me pidió permiso para
abrir la bolsa.
”Puedes abrir todo lo que quieras…”

Y abrió el frasco de crema hidratante. Y el de jugo de frutas…

Se embadurnó una mano, me la mostró amenazante,…y la reclamé con la mirada.

Empezó suavemente, pero en un minuto mis paredes secretas eran suyas. Abrí más las
piernas, queriendo tragármelo. Se fue excitando. Su polla golpeaba contra mis piernas, y mis
manos buscaban atraparla. Quise parar el tiempo. Mi mirada lo buscaba, pidiendo pasión, y
luego se volvía huyendo al infinito…yo jadeaba, quería que esa fuese la muerte eterna…. Con
ese miedo, con ese placer abrasador, con la arena que me rasgaba las entrañas…Era mi único
Dios. No me importaba inmolarme.

Con mis contracciones fui empujando para absorberlo, que sus dedos entraran, su mano
entera…
Black, que observaba a escasos centímetros, gemía acompañando mis jadeos animales, y
pensando que podía aliviarme, se acercaba a olisquear la crema que fluía, lamía mi rostro…

Pero el tiempo no se detuvo. Hizo ademán de sacar su mano. Intenté retenerla. Me dio una
leve bofetada, y tras morder mis labios hasta el grito, me dijo: ”Podrías morir…siempre
pidiéndome más….”

Quedé allí, no sé si recuperando aliento, o reclamando ese más...

Capítulo 6
Los Hijos del Trópico II

Quedé allí, no sé si recuperando aliento, o reclamando ese más.

Trajo una manzana de su bolsa. La lavó en el mar, y volvió a separarme las piernas. Mi agujero
estaba chorreante, dilatado…metió sus dedos, lo abrió más, y empezó a restregarme la fruta,
que al untarse de crema, se deslizaba cómodamente entre mis piernas, hasta que empezó a
presionarla contra mi entrada. Una sensación nueva, peligrosa,..Empezó a derramar el jugo de
fruta como una meada, desde la altura que alcanzaba su brazo. Y mientras seguía presionando
con la manzana, empezó a morder mi polla, sorbiéndola, jugosa, mojada…El perro lamía sobre
mi torso las salpicaduras …

“ Veo que no te sacias… vas a sentir lo que nunca has tenido”.

Cogió la manzana y,tumbado, me hizo morderla. Cuando mis dientes la mordían, saltó
felinamente sobre mí. Todo él me cubrió. Su verga, su peso, sus piernas, y sus brazos,
sujetando los míos como en una crucifixión…
Mordió la fruta por la parte exterior, y comenzó a presionar contra mi boca. La mordía,
babeaba…atacaba mis pezones, mi cuello, a dentelladas, me asfixiaba….Luego sonrió,
liberándome, se sentó sobre la arena, me atrajo hacia él, y bastó una insinuación ,para que me
sentara sobre su polla erecta. Ensartado, me sujetó por la cintura y nos pusimos en pie.
Comencé a cabalgar en el delirio. Escupió sobre mi polla, y trató de ordeñarla…No era fácil,
pero tampoco necesario. A las pocas embestidas, sentí los espasmos del orgasmo, y con el
aviso de las contracciones, y mis gemidos, él supo que llegaba.
Y en ese momento, me soltó… y, sobre un costado, caí en la arena, que recogió los espesos
borbotones de mi leche.

El perro, que contemplaba la escena, inquieto por mis jadeos y mis espasmos, lamió mi oreja, y
olisqueó mi semen.

Tuve sensaciones de ternura, quise acariciarlo por esa escena, pero también sentía la ausencia
y el dolor de revivir otras noches en que mi leche caliente era sorbida por hermosos labios
carnosos, cálidos, acariciadores, mojaba bellos rostros … a los que luego yo correspondía.

Su voz me volvió a la realidad.”Acabamos de empezar”.

Me quedé inmóvil mientras se apartaba. No quería girarme. No quería ver qué estaba
preparando, ni pensar si podría resistirlo. Pero lo seguía deseando todavía dentro de mí.

Pasaron unos minutos de ensoñación, frío, sueño fetal sobrevenido…hasta que sentí que algo
rodeaba bruscamente mi cuello.

Había tejido una atadura con palma verde, y me estaba aprisionando. Tiró de mi hacia el
bosque, casi arrastrándome, quizás para apartarnos de alguna mirada inesperada. Me puso de
rodillas frente a su verga y simulé que me estaba obligando a comerla. Ya lo tenía otra vez
dentro de mí…y no me importaba ahogarme. Cuando su erección reventaba, me levantó, me
empujó frente a una palmera, ató mis tobillos entre sí, y desatando el cordón que apretaba mi
cuello, me hizo abrazarla, atando mis manos.

Estaba atardeciendo, comenzaba el aire fresco, la luz bajaba y mis temores, de tan fuertes, ya
no me dolían.

Se colocó un condón, y durante muchos minutos, me folló interminablemente; tales eran sus
embestidas, que mi polla, aplastándose contra el rugoso tronco, empezó a sangrar levemente.
Ante mi quejido, cogió mis caderas, las separó del árbol, y me clavé más en su verga. Entonces
empezaron a sufrir mis pezones, pero ya no gemí. Casi perdí la conciencia en ese tiempo de
entrega. Hasta que noté que se derramaba dentro. Mordió mi cuello, mis hombros, y pareció
querer adormecerse así. Cuando su polla comenzó a aflojar, la deslizó afuera. Se quitó el
condón, me mostró su jugo, y lo sorbió. Los restos los escurrió sobre mi cara.

Y allí quedé, irrecuperable, deslizándome por la palmera hacia el suelo. Liberó mis muñecas,
acarició mi pelo ligeramente, y fue lo último que sentí de él.

Durante la noche seguí reviviéndolo, en el escozor de las heridas, en mis labios hinchados, en
el húmedo ardor de mi culo…

Capítulo 7

Un hijo de Trópico III

Al día siguiente volví a la playa, al mismo sitio. Transcurrió el día, pero no acudió.

Cuando al atardecer, a la misma hora que me había abandonado el día anterior, recogía mis
cosas, lo vi aparecer, apresurado.

Llegó hasta mí. Sonreía infinitamente. “Te duele el cuerpo? Hoy vengo a clavarme en tu alma.”

A partir de ahí, reímos, nos besamos, me abrazaba protector. Y traía una sorpresa.

Me llevaría a ver el desove de las centenarias tortugas, en una playa cercana. Había
conseguido una lancha, e iríamos cuando la noche estuviese cerrada.

Natural del país, había sido guarda en una de las muchas reservas naturales, pero perdió el
trabajo, y no quiso reintegrarse a la ciudad. Vivía a su aire, acompañando ocasionalmente a
turistas, como “free lance”, durmiendo en la casa de algún amigo, de alguna presa, en la
playa…Su afición a los juegos de posesión surgió cuando, siendo guarda, se inició follando a
jóvenes, de forma dominante, a cambio de “distraerse” cuando estos llegaban a las reservas,
por senderos piratas, guiando grupos de turistas.

Tras contarnos nuestras historias, caída la noche, asistimos al rito ancestral del desove. En
silencio, observando cada movimiento del animal, la excavación del nido en la arena, el lento
gotear de los huevos…

Y volvimos a la lancha. Bajo la noche llena de luz, lejos de la orilla, nuestros cuerpos desnudos
se abrazaron, se reconocieron infatigables, para luchar contra el olvido, para recordar el sabor
de su sexo, de nuestras bocas, la sal en los carnosos labios de su ano, sus ojos en la
oscuridad, los brotes de sangre sobre mi piel…
Aquélla nuestra única noche, habíamos asistido a un parto animal…Y como un animal, le pedí
que me fecundara, sin límite, entero, hasta no poder más…

Así, cuando dos días después, mi avión volase, otra vez a encarar mi futuro, nacerían mis
recuerdos...y también este relato que me dejó: Un hijo del Trópico.

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