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El siguiente trabajo fue compilado por Victoria Giss a partir de un debate también planteado por
ella en el grupo de Facebook de Futuros Abogados Latinoamericanos.
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Argentina es miembro del MERCOSUR y de la UNASUR -aún no en vigor-. La
reforma constitucional de 1994 le ha dado al artículo 75 inciso 24 de nuestro
Constitución la siguiente redacción sumando nuevas atribuciones al Congreso : “
Aprobar tratados de integración que deleguen competencias y jurisdicción a
organizaciones supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad, y que
respeten el orden democrático y los derechos humanos. Las normas dictadas en su
consecuencia tienen jerarquía superior a las leyes […]”. Resultan claras las
condiciones en que deben celebrarse los tratados de integración. Con igual claridad el
mismo precepto legal establece la jerarquía supralegal de las normas de derecho
derivado de ese proceso mientras que el artículo 75 inciso 22 establece igual jerarquía
para los tratados constitutivos (ubicándolos por debajo de la Constitución Nacional y de
los Tratados de Derechos Humanos con jerarquía constitucional consagrados en el
mismo inciso y de aquellos que adquieran idéntico rango en virtud del cumplimiento del
procedimiento constitucional). De este modo, la primacía del derecho originario y
derivado de los procesos de integración de los cuales Argentina sea parte así como de
un eventual derecho comunitario no encontraría escollos en nuestro derecho interno.
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En lo que se refiere a la jerarquía de Tratados Internacionales, el artículo 410
establece que la CPE se encuentra en primer lugar, siguiéndole los Tratados
Internacionales, luego las leyes nacionales, los estatutos autonómicos, las cartas
orgánicas y el resto de legislación departamental, municipal e indígena, y por último los
decretos, reglamentos y demás resoluciones emanadas de los órganos ejecutivos
correspondientes.
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5. Propiciar la creación de la ciudadanía latinoamericana y caribeña; la libre
circulación de las personas en la región; la implementación de políticas que garanticen
los derechos humanos de las poblaciones de frontera y de los refugiados; y la
protección común de los latinoamericanos y caribeños en los países de tránsito y
destino migratorio.
6. Impulsar una política común de defensa que consolide una alianza estratégica
para fortalecer la soberanía de los países y de la región.
Alfredo José Paredes Burneo , también de Ecuador, sostiene que “la unión
Latinoamericana es un camino bastante acertado para empezar un desarrollo
económico, social y por ende legal importante en cuanto al desarrollo mundial. Pero
observando la práctica de dicha integración nos topamos con algunos conflictos
propios de cada una de las regiones, es decir, a veces no compaginan las culturas, las
sociedades son diversas; ergo estamos frente al problema de cómo lograr la unión
satisfactoriamente.
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El proyecto del Ecuador frente a los Estados Latinoamericanos no parece estar
bien encaminado en cuanto las políticas de gobierno en éste país, Venezuela y Bolivia
estén alineadas en una corriente socialista, la cual no es el reflejo de la unión que
busca Latinoamérica. Creo yo que la aspiración más cercana de países como Chile,
Colombia, Argentina, Paraguay, Perú, Brasil y Uruguay y hasta Panamá es una
confederación de Estados, en la cual se comparta una sola potencia en cuanto al
sistema monetario y económico que sería la base práctica para pensar en un derecho
común claro que para que exista un sistema común de lo que quiera que sea, es
necesario empezar a compartir ciertos criterios rectores de carácter legal que deben
irse puliendo en los distintos eventos que se realizan donde participan los países
interesados.[…] En el Ecuador la Constitución contiene principios en los cuales se
reconoce la supremacía de los derechos reconocidos en tratados internacionales, aún
por encima de la Constitución, siempre que éstos derechos sean pro hominem, más
favorables que los ya reconocidos.
En Ecuador ya se habla de una declaración vasta de derecho y no sólo eso, sino de un
garantismo que trate de mantener a los ciudadanos protegidos dentro y fuera de la
sociedad.
Realmente hay que pensar en que Latinoamérica en unión es grande, sólo los
pueblos son pequeños. En unión seremos trillonarios de nuestra propia moneda y
solos somos ricos pero dependemos mucho de los vecinos países que nos venden
más de lo que nosotros vendemos y a la larga creamos déficit en la balanza nacional.
Dada la dificultad del nuevo texto constitucional ecuatoriano, sean “los procesos
de integración que hemos participado cómo el ALBA, OEA, MERCOSUR, etc. las
puertas donde se (el mismo) discuta”.
Bastián Pascal Marín Vargas , FAL Chile, indica que “el texto de la Carta
Fundamental chilena no consagra un ‘derecho de integración’, ni mucho menos,
preceptos que reconozcan políticas tendientes a ello. De todos modos, si existiera
algún tratado en materia de integración, su jerarquía legal sería la de una ley ordinaria,
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toda vez que sólo los tratados suscritos y ratificados por Chile en materia de DDHH
tienen un rango Constitucional”. Paula Cancino Kobek señala que el ordenamiento
constitucional chileno presenta un déficit respecto a si los Tratados Internacionales
constituyen una fuente directa de derecho interno. Tal problemática se funda en las
dificultades existentes al momento de la adecuación, interpretación integración de su
normativa interna , “ problema aún no resuelto por nuestra Carta Fundamental, que si
bien contempla en los artículos 32 inciso quinto- respecto de las atribuciones que tiene
el Presidente de la República al momento de suscribir este tipo de instrumentos-, 54 ,
inciso primero - respecto de las atribuciones del Congreso Nacional en la aprobación
de Tratados Internacionales- , 93 inciso tercero -respecto de la constitucionalidad de
dichos Tratados- y finalmente el art. 5º inciso segundo -respecto de la protección de
derechos fundamentales recogidos en instrumentos internacionales-, artículos que en
definitiva no señalan en forma clara como ingresa a nuestra legislación la normativa
internacional; y por otro lado entendiéndose que los Tratados Internacionales debieran
equipararse en ciertos casos a una ley pero que aún no hay consenso en la
prevalencia jurídica entre Ley y Tratado dándose sólo rango constitucional a los
Tratados que versen sobre la protección de derechos esenciales que emanen de la
naturaleza humana. Debemos concluir que cuando zanjemos en Chile la discusión
sobre la jerarquía de los derechos contenidos en instrumentos jurídicos internacionales
podremos evolucionar jurídicamente a un nuevo derecho que de respuesta a nuestras
necesidades culturales actuales y que sea beneficioso para todos.”
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olvidó a los chilenos que la integración es un proceso transversal que propende al bien
común por sobre el interés particular?[…] no existen en Chile tratados de integración
indígena ni existen tratados o proyectos serios que contemplen la posibilidad de ceder
soberanía en pro de una jurisdicción común, además del proyecto de Código Penal
Latinoamericano [...]
Finalmente, puedo decir desde mi perspectiva, que el derecho de integración como un
fenómeno social, es parte de un fenómeno más grande cual es la globalización, por
tanto, algo que se ve inevitable”.
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hacerlo extensivo al derecho de la integración, constitutivo y derivado, dotándolo de un
rango superior a la ley nacional y a la misma Constitución.