Vous êtes sur la page 1sur 8

Intercambios jurídicos Futuros Abogados Latinoamericanos:

Las Constituciones nacionales latinoamericanas y los procesos de integración:


Las relaciones entre el Derecho interno y el Derecho Internacional en el marco de
los esquemas de integración regional

El siguiente trabajo fue compilado por Victoria Giss a partir de un debate también planteado por
ella en el grupo de Facebook de Futuros Abogados Latinoamericanos.

El Mercosur, la Comunidad Andina, el Sistema de Integración Centroamericano,


el Grupo de los Tres, la Comunidad del Caribe, la Asociación de los Estados del
Caribe, la UNASUR y una extensa red de acuerdos bilaterales son el resultado de los
diversos procesos de integración que desde la segunda mitad del siglo XX han
florecido en el extremo sur del continente.

Hoy, cuando la actualidad latinoamericana da indicios de la que podría ser la


actuación de la Unasur en la región ante los históricos y novedosos conflictos que la
afligen cabe preguntarse si nuestros ordenamientos jurídicos se encuentran abiertos al
tipo de cesión de competencias que los mencionados compromisos implican.
Asimismo, y con la mirada sobre Europa y su Unión económica y monetaria, el análisis
de los textos constitucionales nacionales nos permite observar qué sucederá no sólo
con los Tratados constitutivos de los diversos esquemas y demás derecho constitutivo
sino también cómo se incorporará el derecho derivado y cuáles serán sus efectos y
jerarquía. Sin dudas, uno de los aspectos más interesantes en torno a la Unión
Europea es el derecho comunitario y los principios que lo rigen. Principios elaborados
primigeniamente por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas en
sentencias como Van Gend & Loos, Costa c/ ENEL y Simenthal y luego receptados por
los tratados son los que permiten caracterizar al proceso europeo como el más
evolucionado y el que ha alcanzado el mayor grado de integración. Así, la supremacía
del derecho comunitario, su efecto directo - que implica la generación de derechos
exigibles por los particulares que pueden alegarlos ante los órganos jurisdiccionales
nacionales y comunitarios- y su aplicabilidad directa- prescindiendo de mecanismos de
incorporación o transformación en Derecho interno- nos hablan de una verdadera
cesión de soberanía en pos objetivos y programas de acción comunes.

Dicho esto, ¿qué perspectivas tenemos en la región?

Ordenamiento Constitucional Argentino

1
Argentina es miembro del MERCOSUR y de la UNASUR -aún no en vigor-. La
reforma constitucional de 1994 le ha dado al artículo 75 inciso 24 de nuestro
Constitución la siguiente redacción sumando nuevas atribuciones al Congreso : “
Aprobar tratados de integración que deleguen competencias y jurisdicción a
organizaciones supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad, y que
respeten el orden democrático y los derechos humanos. Las normas dictadas en su
consecuencia tienen jerarquía superior a las leyes […]”. Resultan claras las
condiciones en que deben celebrarse los tratados de integración. Con igual claridad el
mismo precepto legal establece la jerarquía supralegal de las normas de derecho
derivado de ese proceso mientras que el artículo 75 inciso 22 establece igual jerarquía
para los tratados constitutivos (ubicándolos por debajo de la Constitución Nacional y de
los Tratados de Derechos Humanos con jerarquía constitucional consagrados en el
mismo inciso y de aquellos que adquieran idéntico rango en virtud del cumplimiento del
procedimiento constitucional). De este modo, la primacía del derecho originario y
derivado de los procesos de integración de los cuales Argentina sea parte así como de
un eventual derecho comunitario no encontraría escollos en nuestro derecho interno.

Respecto a la aplicabilidad directa de las normas, el Protocolo de Ouro Preto


que regula la estructura institucional del MERCOSUR en sus artículos 38 a 40, acorde
con las características del proceso, ha reservado para los Estados parte la adopción de
medidas para asegurar el cumplimiento de las normas mercosureñas. De igual modo,
el Tratado Constitutivo de la Unión Sudamericana de Naciones ha previsto, en su
artículo 12, que los actos normativos adoptados serán obligatorios para los Estados
miembros luego de incorporados a los ordenamientos jurídicos internos.

Ordenamiento Constitucional Boliviano

Con relación a las prescripciones de la Constitución del Estado Plurinacional de


Bolivia, Omaira Saucedo Bendek relata que “el título VIII de la NCPE,
correspondiente a las Relaciones Internacionales, las Fronteras, la Integración y la
Reivindicación Marítima enuncia como obligación del Estado el promover la
integración con el resto del mundo en especial la integración latinoamericana,
haciendo hincapié en que se fortalecerá la relación con los pueblos indígenas de otros
países.

Sobre el proceso de aprobación de tratados, establece que éstos serán


regulados por ley. Más adelante establece que estos tratados deberán ser aprobados
por referendo popular cuando así se lo solicite.

2
En lo que se refiere a la jerarquía de Tratados Internacionales, el artículo 410
establece que la CPE se encuentra en primer lugar, siguiéndole los Tratados
Internacionales, luego las leyes nacionales, los estatutos autonómicos, las cartas
orgánicas y el resto de legislación departamental, municipal e indígena, y por último los
decretos, reglamentos y demás resoluciones emanadas de los órganos ejecutivos
correspondientes.

Sin embargo, de manera contradictoria, el artículo 257 dispone que “Los


tratados internacionales ratificados forman parte del ordenamiento jurídico interno con
rango de ley”. Por lo que no queda muy claro exactamente cuál es el rango de los
Tratados Internacionales”.

Ordenamiento Constitucional Ecuatoriano

El nuevo texto constitucional ecuatoriano de 2008 dedica su capítulo séptimo a


los tratados y convenios internacionales. El carácter novedoso de todo su texto
incluyen disposiciones como la del artículo 423: “La integración, en especial con los
países de Latinoamérica y el Caribe, será un objetivo estratégico del Estado. En todas
las instancias y procesos de integración, el Estado ecuatoriano se comprometerá a:

1. Impulsar la integración económica, equitativa, solidaria y complementaria; la unidad


productiva, financiera y monetaria; la adopción de una política económica internacional
común; el fomento de políticas de compensación para superar las asimetrías regionales; y el
comercio regional, con énfasis en bienes de alto valor agregado.

2. Promover estrategias conjuntas de manejo sustentable del patrimonio natural,


en especial la regulación de la actividad extractiva; la cooperación y complementación
energética sustentable; la conservación de la biodiversidad, los ecosistemas y el agua;
la investigación, el desarrollo científico y el intercambio de conocimiento y tecnología; y
la implementación de estrategias coordinadas de soberanía alimentarla.

3. Fortalecer la armonización de las legislaciones nacionales con énfasis en los


derechos y regímenes laboral, migratorio, fronterizo, ambiental, social, educativo,
cultural y de salud pública, de acuerdo con los principios de progresividad y de no
regresividad.

4. Proteger y promover la diversidad cultural, el ejercicio de la interculturalidad, la


conservación del patrimonio cultural y la memoria común de América Latina y del
Caribe, así como la creación de redes de comunicación y de un mercado común para
las industrias culturales.

3
5. Propiciar la creación de la ciudadanía latinoamericana y caribeña; la libre
circulación de las personas en la región; la implementación de políticas que garanticen
los derechos humanos de las poblaciones de frontera y de los refugiados; y la
protección común de los latinoamericanos y caribeños en los países de tránsito y
destino migratorio.

6. Impulsar una política común de defensa que consolide una alianza estratégica
para fortalecer la soberanía de los países y de la región.

Favorecer la consolidación de organizaciones de carácter supranacional


conformadas por Estados de América Latina y del Caribe, así como la suscripción de
tratados y otros Instrumentos internacionales de Integración regional.”

Con relación a la jerarquía de los instrumentos internacionales en general y de


los acuerdos de integración en particular, los artículos 424 y 225 consagran la
supremacía de la Constitución y de los tratados internacionales de derechos humanos
ratificados que reconozcan derechos más favorables a los contenidos en el texto
constitucional. Luego, los demás convenios con naciones extranjeras sólo poseen
jerarquía supralegal.

Respecto a esta Nación, el debate ha girado no sólo en torno a cuestiones


jurídicas sino también de carácter sociopolítico y económico.

Herley Sanchez enfatizó el entusiasmo puesto por la administración del


Presidente Correa en Ecuador para “adelantar la tan anhelada integración, y ha
impulsado un proyecto muy novedoso que se enmarca mas en los derechos humanos
pero que contribuye bastante pienso yo a combatir el principal enemigo de uno de los
factores de la integración no solo económica y jurídica sino también la que se relaciona
con la movilización de personas o migración. La discriminación y la xenofobia, que bien
tenemos identificado como un factor muy negativo los que nos hemos involucrado en
la materia, y que lo hemos identificado muy fuerte en países como Venezuela, Chile,
Ecuador y Argentina”

Alfredo José Paredes Burneo , también de Ecuador, sostiene que “la unión
Latinoamericana es un camino bastante acertado para empezar un desarrollo
económico, social y por ende legal importante en cuanto al desarrollo mundial. Pero
observando la práctica de dicha integración nos topamos con algunos conflictos
propios de cada una de las regiones, es decir, a veces no compaginan las culturas, las
sociedades son diversas; ergo estamos frente al problema de cómo lograr la unión
satisfactoriamente.
4
El proyecto del Ecuador frente a los Estados Latinoamericanos no parece estar
bien encaminado en cuanto las políticas de gobierno en éste país, Venezuela y Bolivia
estén alineadas en una corriente socialista, la cual no es el reflejo de la unión que
busca Latinoamérica. Creo yo que la aspiración más cercana de países como Chile,
Colombia, Argentina, Paraguay, Perú, Brasil y Uruguay y hasta Panamá es una
confederación de Estados, en la cual se comparta una sola potencia en cuanto al
sistema monetario y económico que sería la base práctica para pensar en un derecho
común claro que para que exista un sistema común de lo que quiera que sea, es
necesario empezar a compartir ciertos criterios rectores de carácter legal que deben
irse puliendo en los distintos eventos que se realizan donde participan los países
interesados.[…] En el Ecuador la Constitución contiene principios en los cuales se
reconoce la supremacía de los derechos reconocidos en tratados internacionales, aún
por encima de la Constitución, siempre que éstos derechos sean pro hominem, más
favorables que los ya reconocidos.
En Ecuador ya se habla de una declaración vasta de derecho y no sólo eso, sino de un
garantismo que trate de mantener a los ciudadanos protegidos dentro y fuera de la
sociedad.

En el aspecto económico que me gusta referir pienso que se debería compartir


la unidad monetaria de la confederación a formarse, en la cual desde el primer día
hasta un plazo de al menos un año no se devalúe tan fuertemente como lo ha hecho el
Euro en los últimos catorce meses. Claro que existirá devalúo, pero a la vez habrá
picos al alza que garantizan el funcionamiento del sistema.

Realmente hay que pensar en que Latinoamérica en unión es grande, sólo los
pueblos son pequeños. En unión seremos trillonarios de nuestra propia moneda y
solos somos ricos pero dependemos mucho de los vecinos países que nos venden
más de lo que nosotros vendemos y a la larga creamos déficit en la balanza nacional.

Dada la dificultad del nuevo texto constitucional ecuatoriano, sean “los procesos
de integración que hemos participado cómo el ALBA, OEA, MERCOSUR, etc. las
puertas donde se (el mismo) discuta”.

Ordenamiento Constitucional Chileno

Bastián Pascal Marín Vargas , FAL Chile, indica que “el texto de la Carta
Fundamental chilena no consagra un ‘derecho de integración’, ni mucho menos,
preceptos que reconozcan políticas tendientes a ello. De todos modos, si existiera
algún tratado en materia de integración, su jerarquía legal sería la de una ley ordinaria,

5
toda vez que sólo los tratados suscritos y ratificados por Chile en materia de DDHH
tienen un rango Constitucional”. Paula Cancino Kobek señala que el ordenamiento
constitucional chileno presenta un déficit respecto a si los Tratados Internacionales
constituyen una fuente directa de derecho interno. Tal problemática se funda en las
dificultades existentes al momento de la adecuación, interpretación integración de su
normativa interna , “ problema aún no resuelto por nuestra Carta Fundamental, que si
bien contempla en los artículos 32 inciso quinto- respecto de las atribuciones que tiene
el Presidente de la República al momento de suscribir este tipo de instrumentos-, 54 ,
inciso primero - respecto de las atribuciones del Congreso Nacional en la aprobación
de Tratados Internacionales- , 93 inciso tercero -respecto de la constitucionalidad de
dichos Tratados- y finalmente el art. 5º inciso segundo -respecto de la protección de
derechos fundamentales recogidos en instrumentos internacionales-, artículos que en
definitiva no señalan en forma clara como ingresa a nuestra legislación la normativa
internacional; y por otro lado entendiéndose que los Tratados Internacionales debieran
equipararse en ciertos casos a una ley pero que aún no hay consenso en la
prevalencia jurídica entre Ley y Tratado dándose sólo rango constitucional a los
Tratados que versen sobre la protección de derechos esenciales que emanen de la
naturaleza humana. Debemos concluir que cuando zanjemos en Chile la discusión
sobre la jerarquía de los derechos contenidos en instrumentos jurídicos internacionales
podremos evolucionar jurídicamente a un nuevo derecho que de respuesta a nuestras
necesidades culturales actuales y que sea beneficioso para todos.”

Marín Vargas también postuló que respecto a Chile se configura un contexto


cultural negatorio de una verdadera intención de integración: “Chile pertenece a la
mayoría de los organismos e instituciones cuyo objetivo primordial es la integración
Latinoamericana (MERCOSUR, OEA, UNASUR y/o la CEPAL, e incluso aquellas de
corte religioso como el CELAM). Sin perjuicio de esto, siempre tengo la impresión de
que Chile utiliza estos mecanismos como un medio, no para la integración en su
amplio concepto, sino para una integración específicamente de corte económico. Lo
digo porque es el único avance integracionista que ha tenido Chile desde que se
convierte en una República democrática en el año 90'. Actualmente, es posible palpar
esta realidad en la fuerte economía que sostiene al Estado, la cual depende en gran
medida de los Tratados y Acuerdos de económicos y de libre comercio suscritos con
nuestros vecinos Latinoamericanos y también con los países norteamericanos,
asiáticos, orientales, europeos y medio orientales”. Sin embargo, también declama la
carencia de integración social, cultural, tecnológica, política o legislativa: “ ¿se les

6
olvidó a los chilenos que la integración es un proceso transversal que propende al bien
común por sobre el interés particular?[…] no existen en Chile tratados de integración
indígena ni existen tratados o proyectos serios que contemplen la posibilidad de ceder
soberanía en pro de una jurisdicción común, además del proyecto de Código Penal
Latinoamericano [...]
Finalmente, puedo decir desde mi perspectiva, que el derecho de integración como un
fenómeno social, es parte de un fenómeno más grande cual es la globalización, por
tanto, algo que se ve inevitable”.

Ordenamiento Constitucional Paraguayo

La República de Paraguay es miembro del Mercosur, ALBA y UNASUR. Su


Carta Magna contempla en distintas disposiciones el tema de la jerarquía y recepción
del derecho de la integración. Así, el artículo 137 relativo a la supremacía de la
Constitución: “La ley suprema de la República es la Constitución. Esta, los tratados,
convenios y acuerdos internacionales aprobados y ratificados, las leyes dictadas por el
Congreso y otras disposiciones jurídicas de inferior jerarquía, sancionadas en
consecuencia, integran el derecho positivo nacional en el orden de prelación
enunciado. Quienquiera que intente cambiar dicho orden, al margen de los
procedimientos previstos en esta Constitución, incurrirá en los delitos que se tipificarán
y penarán en la ley. Esta Constitución no perderá su vigencia ni dejará de observarse
por actos de fuerza o fuera derogada por cualquier otro medio distinto del que ella
dispone. Carecen de validez todas las disposiciones o actos de autoridad opuestos a lo
establecido en esta Constitución.” Luego, el artículo 141 afirma que los tratados
válidamente celebrados, que recibieron aprobación por parte del Congreso y fueron
canjeados o depositados “forman parte del ordenamiento legal interno con la jerarquía
que determina el Artículo 137”. La disposición cuarta del artículo 143 enuncia a los
principios de solidaridad y la cooperación internacional como criterios rectores del país
en sus relaciones internacionales. De superior importancia es la cláusula contenida en
el artículo 145, inciso primero: “la República del Paraguay, en condiciones de igualdad
con otros Estados, admite un orden jurídico supranacional que garantice la vigencia de
los derechos humanos, de la paz, de la justicia, de la cooperación y del desarrollo, en
lo político, económico, social y cultural”. La doctrina entiende que el citado postulado se
aplica a los tratados de integración a pesar de omitir la referencia expresa a los
mismos aún siendo posterior al Tratado de Asunción constitutivo del Mercosur.
Asimismo, la interpretación dada al término “orden jurídico supranacional” pretende

7
hacerlo extensivo al derecho de la integración, constitutivo y derivado, dotándolo de un
rango superior a la ley nacional y a la misma Constitución.

Ordenamiento Constitucional Uruguayo

La Constitución Nacional de la República Oriental del Uruguay, a pesar de su


reforma de 2004, omitió incluir disposiciones atinentes a la jerarquía de los
instrumentos internacionales y su modo de recepción. El enunciado del artículo 6, en lo
pertinente, expresa “La República procurará la integración social y económica de los
Estados Latinoamericanos, especialmente en lo que se refiere a la defensa común de
sus productos y materias primas. Asimismo, propenderá a la efectiva complementación
de sus servicios públicos” .Luego, los artículos 85 inciso séptimo y 168 inciso vigésimo
sólo expresan, respectivamente, la competencia de la Asamblea General y del
Presidente de la República de aprobar o desaprobar convenciones con potencias
extranjeras y de concluir o suscribir tratados. La jurisprudencia de los tribunales
nacionales se ha inclinado por brindar a los tratados internacionales, incluidos los
tratados de integración, jerarquía infraconstitucional pero superior a la de la restante
normativa nacional.

Ordenamiento Constitucional Venezolano

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es una de las que


contiene el mayor número de disposiciones atinentes al derecho de la integración. De
todos ellos – artículos 22, 23, 73,152, ,153, 154, 155, 156, 187, 236 y 281- resulta de
especial interés el texto del artículo 153 que enuncia : “La República promoverá y
favorecerá la integración latinoamericana y caribeña, en aras de avanzar hacia la
creación de una comunidad de naciones, defendiendo los intereses económicos,
sociales, culturales, políticos y ambientales de la región. La República podrá suscribir
tratados internacionales que conjuguen y coordinen esfuerzos para promover el
desarrollo común de nuestras naciones, y que aseguren el bienestar de los pueblos y
la seguridad colectiva de sus habitantes. Para estos fines, la República podrá atribuir a
organizaciones supranacionales, mediante tratados, el ejercicio de las competencias
necesarias para llevar a cabo estos procesos de integración. Dentro de las políticas de
integración y unión con Latinoamérica y el Caribe, la República privilegiará relaciones
con Iberoamérica, procurando sea una política común de toda nuestra América Latina.
Las normas que se adopten en el marco de los acuerdos de integración serán
consideradas parte integrante del ordenamiento legal vigente y de aplicación directa y
preferente a la legislación interna”. No sólo se establece la supremacía del derecho de
la integración originario y derivado sino también su aplicación directa.
8

Vous aimerez peut-être aussi