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El Respeto por las Diferencias

Individuales
Cada uno de nosotros tenemos un distintivo único de nuestra persona no comparable con la de
ningún otro ser humano en la tierra, la huella dactilar. Por ello se nos puede identificar sin ninguna duda al
respecto.

La huella dactilar es la máxima expresión de la diferencia entre una persona y otra. Sin embargo,
hay otras diferencias no observables directamente, más sutiles que también definen a una y a otra persona,
permitiendo que se den las diferencias entre ellas. Hablamos de cosas tan abstractas como el nivel de
percepción, los estímulos que recordamos, a que atendemos, los intereses. Las necesidades, los objetos
que definen la diferencia entre los individuos. Incluso aunque varias personas tengan la misma edad, o
hayan vivido en el mismo ambiente, o sean de la misma familia, estas diferencias individuales aparecen
visible a través de la conducta de cada persona.

Dentro de lo que es el desarrollo psicológico, que está determinado por factores hereditarios
(genéticos y naturales) y ambientales (aprendizaje, medio externo), las diferencias Individuales (D.I.) son un
hecho. En un mismo grupo de edad y sexo, con una educación similar, se pueden observas las D.I. a
niveles emocionales, cognitivos y de conducta: no todos piensan de la misma forma, no procesan la
información de igual manera, en definitiva, aun existiendo unas bases comunes, el resultado no es el
mismo.

Este hecho en el ambiente laboral del entrenador se vuelve muy importante cuando hablamos del
aprendizaje, de la atención y la percepción de la motivación. Un grupo de deportistas en un mismo
ambiente, con el mismo entrenador, manifiesta diferencias entre sus componentes en el estilo de
aprendizaje, de activación para competir, de discriminación de los estímulos, de aspiraciones en el deporte,
de… y es algo que el entrenador tiene presente, como no puede olvidar la técnica de su deporte. Sin las
D.I., sería igual entrenar a ordenadores-deportistas de serie, donde las instrucciones serian las mismas y
los resultados también. En un entrenamiento, bien sabe el entrenador que, aun siendo iguales las
instrucciones, los resultados no son los mismos, y no siempre debido a las diferencias técnicas y físicas.

Las D.I. se estudian en psicología desde dos áreas principalmente (aunque la psicología social
también tiene mucho que decir): la psicología diferencial y la psicología evolutiva.

Las investigaciones desde el punto de vista DIFERENCIAL se caracterizan por:

- Analizar las diferentes manifestaciones entre distintos grupos de personas, ya sea por diferencias
de raza, sexo, clase social, nivel de estudios, práctica deportiva…

- Hacer cortes en el plano evolutivo de las personas y estudiar las variaciones de determinados
aspectos en distintas poblaciones o grupo distintivo de personas.

- Hacer un seguimiento transversal en un estudio (punto de vista sincrónico).

Por el contrario, los estudios EVOLUTIVOS se caracterizan por:

- Investigar las diferencias de todo tipo que se suceden a través de los distintos estadios o fases por
los que pasa una persona en su desarrollo.
- Estudiar la diferenciación temporal de la conducta del individuo.

- Hacer un seguimiento longitudinal en el estudio (punto de vista dracónico).

En términos de la psicología deportiva. Las características general y D.I. que se manifiestan en sus
deportistas también se estudian desde estos dos puntos de vista. Diferencialmente se analiza como una
misma competición puede afectar de distinta forma a los componentes de un equipo, mientras que
evolutivamente se analizaría las diferentes formas en las que el hecho de competir afecta a un mismo
deportista en distintos momentos de su carrera deportiva.

La psicología diferencial se ocupa más del análisis del control puntual de las habilidades mentales
necesarias para competir, mientras que la psicología evolutiva estudia l seguimiento de dicha habilidad por
ejemplo, mientras dura una lesión o en la evolución de cualquier deportista desde su infancia, desarrollo en
lo deportivo y retiro.

Es pues, importante parar a analizar desde estas perspectivas los distintos aspectos donde se
pronuncian las D.I. primero veremos el proceso de evolución y diferenciación en el aprendizaje y
maduración personal; Segundo, el concepto de personalidad, donde se desarrollan las D.I.; y tercero la
incidencia de dichas diferencias en las habilidades mentales que influyen en el rendimiento deportivo.

DIFERENCIAS EN NUESTRO DESARROLLO

Las D.I. conforman evolutivamente, según pasan los años y la persona se desarrolla física y
psicológicamente. Todo sr humano pasa por etapas o estadios que definen la porción de ciclo vital cubierto.
Así, la infancia, adolescencia, juventud, madures o senectud son periodos y momentos en la vida de la
persona definidos, cada uno de ellos, por características específicas. Claro que distintos autores presentan
diferentes estadios para explicar los distintos aspectos involucrados en el proceso evolutivo.

Por poner un ejemplo muy representativo, en cuanto al desarrollo y evolución de la inteligencia,


PIAGET propone cuatro etapas:

1. Desarrollo de la capacidad sensorio motriz que se extiende durante los dos primeros años de vida.
La evolución de la inteligencia se basa en sensaciones y en el ir explorando repetitivamente los
objetos que rodean al niño.

2. De los 2 a los 7 años el niño pasa por la etapa representativa donde comienza a expresar lo que
quiere, incorporando el lenguaje para ello. Además, utiliza la imitación o los juegos como otra vía de
comunicación.

3. En la etapa de operaciones concretas, de los 7 a los 11 años, el niño va ya razonando de forma


similar al adulto; ordena, clasifica y relaciona lógicamente. Comienza a relacionarse con las cosas
no solo directamente sino también a través de operaciones mentales.

4. La última etapa, hasta los 15 años, el niño desarrolla las operaciones abstractas, parte de hipótesis,
las valora y estudia y trata de solucionarlas de acuerdo a un máximo de posibilidades. Incorpora el
pensamiento del adulto y conceptos abstractos como la libertad…

En cuanto al desarrollo de otros aspectos como la personalidad, la capacidad relacional psicosocial


o la afectividad se plasma en otras tantas clasificaciones que varían de autor en autor y de perspectiva en
perspectiva. Sin embargo, todas ellas coinciden en afirmar que las fases o estadios, correlativas por otra
parte, son orientativas en cuanto a las edades y características que incluyen. Es decir, no solamente las
distintas fases se van sucediendo con momentos de mayor rapidez y momentos de mayor detención, sino
que su sucesión también varia de persona a persona. Quizá el mejor ejemplo visible sea el de la
adolescencia, donde no siempre el desarrollo físico y el mental transcurren paralelos, incluso el mismo
desarrollo físico o mental no es siempre el mismo en todos los niños y niñas al mismo tiempo. Y este caso
evidente también sucede en el resto de los estadios y entre distintas personas, aunque no resulte tan
visible a nuestros ojos.

Por ello, es importante caer en la cuenta, que no solo de las distintas etapas que tal o cual autor se
presentan los contenidos de las mismas, sino también de la variabilidad que pueden presentar de un niño a
otro, de un deportista a otro en nuestro caso. Porque, a la hora de hacer un determinado promedio nunca
hay que olvidar que dicha operación se compone de determinadas aportaciones individuales, y es esta
ultima perspectiva diferencial la que debe detectar el entrenador. Es decir, un entrenador de un equipo de
natación nunca pretenderá elaborar una media con los tiempos de sus nadadores para que sea el objetivo
común de todos ellos, sino que se encargará de facilitar los medios para que cada deportista mejore sus
propias marcas con respecto a objetivos también propios e individuales. Con las funciones mentales ocurre
exactamente lo mismo, y el entrenador tendrá que detector los medios para potenciar determinados
aspectos de cada deportista – individuos, de acuerdo a las posibilidades y características de cada uno de
ellos.

Veamos que aspectos son importantes a tener en cuenta por el entrenador en la evolución de la
persona, como individuo y como deportista.

Generalmente, los entrenadores reconocen las D.I. de sus deportistas en cuanto a habilidades
físicas y técnicas y tratan de fortalecer los puntos fuertes y de modificar adecuadamente los puntos débiles
de las mismas. Como ya se ha señalado, también se encuentran las D.I. en cuanto a los aspectos
psicológicos; Io que ocurre es que los entrenadores no están habituados a reconocerlos y a trabajar para
adecuar los puntos débiles de los recursos psicológicos del deportista. Sin embargo, reconocerlos es
importante para el entrenador y una de las facetas más valoradas por los propios deportistas, que se ven
atendidos individualmente por su entrenador y motivado por ello.

Aprendizaje y Maduración

Para analizar las D.I. primero hay que aclarar dos aspectos de evolutivos de desarrollo íntimamente
ligados con la eficacia en el entrenamiento; aprendizaje y maduración. No son conceptos equivalentes.

Aprendizaje es la modificación del comportamiento a través de la práctica, el entrenamiento o la


experiencia, mientras que la maduración se refiere a los cambios que se suceden sin ningún tipo de
entrenamiento, sin práctica específica para ello. El primer concepto alude a la influencia del medio externo
en el comportamiento y el segundo a la influencia del medio interno en la persona principalmente.

El aprendizaje de tareas motoras, que son las que realizan en el deporte, obedece a tres faces:

• Cognitiva: El deportista aprende LO QUE hay que hacer y COMO hacerlo. Bien por imitación, bien
dándole información como ejecutar uno u otro movimiento, o bien cuando ambas formas
principalmente con el feedback.

• Asociativa: El deportista FIJA los conocimientos practicando y repitiendo determinados


movimientos… se tiende a practicar lo aprendido.

• Autónomo: El deportista ha automatizado ya el movimiento de la forma que para él, es como un


HÁBITO casi inconsciente.
Pues bien, el que un deportista pase de una fase a otra con mayor o menor destrezas o con mayor
o menor gasto de tiempo, depende principalmente de la capacidad del entrenador para detector de que
forma aprende mejor cada deportista (por imitación o verbalmente), para enseñar a cada uno de la forma
que mejor capte las instrucciones. Posteriormente, han de detector otro tipo de información tales como la
motivación de cada deportista, sus gustos por el deporte, su nivel de confianza… sin olvidar el paso que
señalamos, o sea, las D.I. en los estilos de aprendizaje.

En cuanto a la maduración, hay aspectos que se refieren a cambios fisiológicos, pero también se
incluyen psicológicos. Por ejemplo, los cambios céfalo – caudal (de cabeza a pies) y próximo distal (del
centro a las extremidades) son evoluciones fisiológicas evidentes y con las cuales el entrenador cuenta a la
hora de introducir gestos deportivos más o menos complicados. La complejidad de los movimientos
deportivos se va logrando a medida que el desarrollo fisiológico lo permite, y es un aspecto que tienen en
cuenta los entrenadores, así como las diferencia en evolución que se dan de un deportista a otro, como ya
se ha comentado, a los 12 – 14 años hay tal disparidad corporal, sobre todo en los hombres, que
aventurarse en un pronóstico deportivo puede ser peligroso.

Con la maduración psicológica ocurre algo similar. Procesos como la diferenciación y la integración
se aplica tanto al desarrollo fisiológico como al emocional, social de inteligencia. Es decir, el entrenador
debe conocer el proceso madurativo a nivel psicológico para adaptarlo cuanto más al ritmo de
entrenamientos y competiciones. Cuántas veces se ha visto deportistas muy jóvenes, compitiendo
duramente, con alteraciones nerviosas, con dependencia inadecuada de personas…

Para poder trabajar eficazmente con deportistas, hay que estar muy atentos no solo a su desarrollo
psicológico y de aprendizaje sino también a su evolución psicológica, que es lo va a sostener la práctica
deportiva futura del deportista.

Socialización e Individualización.

Sin duda alguna, el deporte es un perfecto escaparate para mostrar el desarrollo psicológico que
sucede en las personas. No en vano los deportistas son personas que practican un deporte, a través del
cual se desarrollan en distintas facetas, como también se desarrollan por medio de otras muchas
actividades de la vida como son los estudios, hobbies, las relaciones familiares y amistosas, los negocios…
en definitiva, el deporte es una actividades donde se manifiestan los estadios evolutivos y los avances en la
persona.

Pero además de ser un perfecto espejo de la evolución humana, se puede decir que hay un
desarrollo mediante el deporte y para el deporte, en el caso de los deportistas. La maduración y el
desarrollo que el deporte ofrece, en situaciones de normalidad, a la persona – deportista en la siguiente:

Desarrollo Cognoscitivo:

La evolución en el deporte facilita una mejora de la discriminación visual; una mayor capacidad para
focalizar la atención hacia el objeto deseado y de ampliar el campo perceptivo, lo que conlleva eficiencia
del pensamiento “soy capaz de mejorar”; beneficia determinadas aptitudes como la espacia, muy
relacionada con la sensibilidad cinética orientada productivamente al el pensamiento hacia nuevos retos, ya
que este orienta la mente positivamente hacia la consecución del objetivo trazado; mejora capacidades
tales como la anticipación, la creatividad, la evaluación de aciertos para mantenerlos y de errores para
transformarlos en aciertos…

Desarrollo Social:
El deporte aumente la participación en actividades socialmente aceptadas, porque necesita
divertirse junto con otros; mejora el comportamiento social, como patrón de futuras relaciones sociales;
pone en contacto a la persona con valores éticos como compartir, ceder, integrar, tomar decisiones,
igualdad, trabajo en equipo, pertenencia, aceptación de normas; fomenta el intercambio sano entre lo los
dos sexos…

Desarrollo Emocional:

Por medio de la práctica deportiva se aprende a retar y a ser retado, ganar y a perder; a soportar
presión competitiva, ya que la sobrexcitación entorpece la práctica deportiva; a controlar lo sentimientos
propios y las manifestaciones fisiológicas derivadas (insomnio, malestar estomacal) que interfieren en el
juego; a descargar la agresividad acumulada por diversas razonas; a comunicarse a través del cuerpo,
hecho que ayuda las los deportistas retraídos a comunicarse, sobre todo con los del sexo opuesto.

Desarrollo Motor y del Esquema Corporal:

A través del deporte se adquiere un mayor conocimiento sensomotriz y de la morfología corporal;


cuidado por la salud y el mantenimiento óptimo del cuerpo según determinados objetivos; estéticos (muy de
moda), terapéuticos, poderío, prestigio… favorece la maduración muscular y esquelética entre otros… (al
margen de las consecuencias derivadas directamente de la práctica deportiva sistemática).

Desarrollo de la Propia Identidad:

La práctica deportiva favorece el intento de reconocimiento de determinada habilidades y rasgos


propios, junto con el reconocimiento de la carga de voluntad y esfuerzo puesto en la práctica deportiva y el
objetivo que con ello se persigue: logro personal – reto -, afiliación social, afirmación propia fuera de la
familia…

En la persona, el desarrollo patente en estos distintos aspectos queda reflejado interna y


externamente, es decir, en forma de individualización y de socialización a la vez. Dos conceptos, a tener en
cuenta no solo en lo referente al desarrollo motriz, sino también al desarrollo psicológico en su conjunto.

Individualización es el proceso evolutivo que se da en la persona para diferenciar y madurar frente


al colectivo que se da en la persona para diferenciarse y madurar frente al colectivo. Tan importante es la
individualización de la personalidad en su conjunto como de los afectos, la inteligencia, la actividad motora
o cualquier otra área parcial de la persona.

Por otra parte, la socialización es el proceso evolutivo que permite a la persona actuar en sociedad.
Según haya adquirido y/o desarrollado las capacidades necesarias para ello, el individuo, en este caso el
deportista, sabrá desenvolverse mejor o peor en contacto con sus semejantes.

Para un entrenador, en concreto, tan importante es favorecer los procesos de individualización


como de socialización en sus deportistas. Sea o no colectivo el deporte que practiquen. A nivel deportivo el
objetivo es doble en su caso:

a) Favorecer la coincidencia de la imagen que tiene y acepta de sí mismo el propio deportista y que le
devuelva el entrenador, en base a hechos reales (feedback).

b) Reforzar dos identidades en el deportista, la suya propia – yo – la de su grupo o equipo – nosotros-,


sin que ambas lleguen a relacionarse o rechazarse conflictivamente, sino complementándose.
Es decir, un deportista no es un grupo, pero un grupo no existe sin los deportistas individuales que
lo componente.

Pero si mantener el equilibrio adecuado. Socialización e Individualización en cada uno de los


deportistas, e incluso sostener cada uno de los concepto por separado dentro de unos parámetros de
normalidad, con una doble labor importante y difícil que recae en el trabajo con objetivos estrictamente
deportivos del entrenador, también lo es de cara al futuro deportivo.

Considerando la importancia relativa del deporte en la vida de una persona, si hablamos de deporte
de alto rendimiento, la retirada, salvo algunas excepciones, ronda los 30 años aproximadamente y en
algunos deportes incluso mucho antes. Si hablamos del deporte de práctica normal, dentro de una escala
de valores la actividad deportiva ocupa in rango secundario por necesidades prácticas y esenciales de la
vida. Entonces ¿qué sucede con la sobrevaloración social que produce la práctica del deporte elite y que
suele distorsionar los valores adecuados de socialización en los deportivistas? ¿Qué ocurre con la sobre
valoralización personal e individual en la que pueden caer los deportistas al hacer un falso análisis de los
éxitos (por sí mismo) más que de los éxitos (como persona) por el esfuerzo y lucha empleados?

Como hemos afirmado, mantener dentro de unos límites evolución acertada los procesos de
individualización y socialización en sus deportistas es una de las áreas más conflictivas y difíciles de llevar
a cabo para un entrenador. Y más cuando trabajo con niños y jóvenes en plena evolución personal
individual y social, además de deportiva.

Respetar los propios ritmos individuales de desarrollo y encauzarlos en veredas con una proyección
a un futuro adecuado, evita no solo los abandonos deportivos, sino también posibles alteraciones en la auto
estima y seguridad de los deportistas.

Objetivos Deportivos

Considerando el desarrollo normal, existe una evolución entre lo que es el juego y lo que es el
deporte. ¿En base a que conceptos el niño deja de jugar y se convierte en un deportista que practica un
deporte? Porque el deporte no abandona su faceta de juego y como muestra, la denominación de la mayor
concentración deportiva: los juegos olímpicos.

Una persona que juega pasa a ser deportista, cuando siente un impulso por probarse así mismo
(halterofilia tiro…), con la naturaleza (montanismo, deportes aéreos…) y/o con semejantes (boxeo,
futbol…). Hablamos del agonismo, y se caracteriza principalmente por la competición y todo lo que esta
conlleva: ser un juego organizado y reglamentado, con entrenamientos sistemáticos de determinadas
habilidades, con resultados numéricos en marcas, puestos o tantos, con un peso especifico social
actualmente muy fuerte.

Claro que este paso no es irreversible y en ocasiones podemos jugar al baloncesto, por poner un
caso, como un juego y otras como un deporte, dependiendo el carácter competitivo que le imprimimos.

La evolución en los objetivos deportivos, en lo que querremos obtener del juego o del deporte, va
unida a la edad cronológica y las metas parciales que se quieran conseguir son tres, fundamentalmente:
Aprobación social, Competición deportiva y Dominio deportivos (en cuanto a destrezas controladas).

Como se ve, a me medida que la persona evoluciona y madura, los objetivos se multiplican mas
cuanto más alto se llega deportivamente hablando, ya que la perfección en la práctica deportiva exige
controlar los tres objetivos deportivos evolutivos.
En cuanto a la edad, la señalada es una consideración media. Depende, primero, de las D.I. de
cada deportista; recordamos que el proceso y ritmo evolutivo no es el mismo para todos, incluso para los
practicantes de un mismo deporte. Y Segundo, depende de las características propias de cada deporte. La
edad de rendimiento optimo en gimnasia y en golf dista micho de ser la misma: sin embargo, tanto
gimnastas como golfistas pasan por este mismo proceso aunque a diferente ritmo y cadencia.

Es importante señalar la situación de posible abandono, alrededor de los 11 – 13 años. La figura del
entrenador es extremadamente importante en esta edad y circunstancia, donde se dan las mayores
desigualdades físicas y cuando el ganar es lo único. Si la autoconfianza y motivación de un deportista no es
la adecuada debido a resultados adversos, se puede perder un deportista que, en potencia, puede llegar a
mas complete. Por ello la figura del entrenador ayuda a fortalecer el aspecto psicológico del deportista casi
más que el técnico aun sin olvidarlo. Por ello, es fundamental que sepa detector las D.I. que definen a cada
deportista y fortalecer adecuadamente las debilidades de cada uno de forma individual, ya que lo que
puede venirle muy bien a un deportista puede significar el – finiquito – para otro. Una vez superado este
momento, el posible abandono de la práctica deportiva no será tan nocivo para el deportista, porque será
producto de una decisión propia y no de un sentimiento de incapacidad que, además, puede generalizarse
a otras facetas de la vida del deportista.

Figura 4.1

EDADES OBJETIVO CONDUCTA TIPICA PENSAMIENTO TIPICO


TIPICO

8 – 11 Aprobación social Esforzarse mas y mas Participar es lo importante


Agradar a otros Esfuerzo – habilidad
Prestar atención a comentarios de Ganar/perder es importante
paternos y entrenadores para el resto; para ellos es el
reconocimiento
Mas juego que deporte
11 – 13 Competición Lo mas importante es ganar Orientación al resultado
deportiva Se buscan escusas en resultados El estrés depende del
(resultados) adversos resultado; si ganas eres bueno
Dualidad: Abandono – Figuras no hay estrés
Esfuerzo – habilidad
13 – 17 Dominio deportivo Combinación: esfuerzo y dominio El éxito depende
(ejecución) deportivo para ganar fundamentalmente del dominio
Tres fases del aprendizaje motor deportivo
Aunque ganar – ser
competente
Menor orientación al resultado
17 - Elite Aprobación social Combinación: esfuerzo y dominio Orientación al dominio y al
Competición deportivo para ganar resultado deportivo
deportiva La competición deportiva es un fin Ganar – ser competente;
Dominio deportivo en si mismo aunque el dominio deportivo
Se busca una buena comunicación es la base de la victoria o el
éxito
Establecimiento de objetivos
La personalidad en acción.

Sin duda alguna, dentro de las D.I. a las que el entrenados esta atento, hay que hacer notar las
distintas formas de manifestarse los deportistas según su personalidad. Ahora bien, ¿donde encaja la
personalidad dentro de la persona, el ser humano?

Como indica el Dr. J. A. Vallejo-Nájera (1988) “… el ser humano es el resultante de una triada
donde se unen: substrato biológica, físico (individuo), una dotación de conciencia (persona) y unas
cualidades o características propias e identificativas (personalidad)”. Así pues, según esta definición, el
individuo es un sujeto indivisible, la persona un ser inteligente pensante y la personalidad el conjunto de
cualidades psicofísicas que distinguen a un ser de otro.

Ahora bien, si en psicología el concepto de personalidad hacer parecer diferentes posturas y puntos
de vista, en el trabajo del entrenador no es de extrañar que las cosas no siempre estén claras. Veámoslo
con detenimiento.

La personalidad representa (Pinillos, 1975) la estructura intermedia que la psicología interpone entre
la estimulación del medio y la conducta con que los sujetos responden a ella, justamente para dar razón del
modo individualizado en que lo hacen. Así pues, la personalidad:

a) Es un conjunto de elementos que proporcionan un distintivo propio de cada persona.


b) Constituye la forma de responder a los estímulos y situaciones diversas de la vida; según que
disposición y que cualidades destacan sobre el resto, así se caracteriza la personalidad del sujeto.
c) Integra funciones psíquicas motivacionales, afectivas, cognoscitivas y sociales (varían según las
distintas escuelas), que dan como resultado el comportamiento.
d) Se estructura en cinco dimensiones básicas: la somática, tanto morfológica como fisiológica; de
inteligencia y aptitudes; las del temperamento; la motivacional que incluye intereses, actitudes y
necesidades; y por último la dimensión psicopatológica, referida a los trastornos de personalidad.

Gran parte de los estudios sobre personalidad se han centrado en investigar la estructura del
temperamento (disposiciones predestinadas por herencia) y del carácter (hábitos de comportamiento
adquiridos a lo largo de la vida). Otros se han centrado en la interacción medioambiental y la genética y su
influencia sobre los factores que definen la personalidad. La supremacía de un factor sobre otro se ha
investigado intensamente con parejas de gemelo en diferentes ambiente, con personas no gemelas en el
mismo entorno… sin extraer conclusiones definitivas, ni en cuanto a aspectos de la personalidad ni en otros
que también se han estudiado. La interacción entre ambos aspectos es una realidad y la personalidad
cuenta con factores ambientales de aprendizaje y con factores heredados. La predominancia de uno sobre
otro no hace más que explicar, en parte, las D.I. existente entre una persona y otra.

Sin embargo, los dos criterios más utilizados para estudiar la personalidad son el tipo y los rasgos.

Controversia sobre la Herencia y el Medio


Primero en la filosofía y más tarde en la psicología, la discusión entre los defensores de las factores
hereditarios y los que propugnan una mayor importancia de los factores medio ambientales y externos en la
persona no ha cesado.
En la filosofía encontramos posturas tan opuestas como la de Descartes y Locke sobre la explicación de
la naturaleza humana. Descartes, nativista hasta la médula, defendía que el hombre estaba dotado de
ciertas ideas innatas que definían su comportamiento posterior. Por el contrario, Locke, empirista defendía
la idea del hombre como ser que nace como una hija de papel en blanco que se va – rellenando- en función
de la experiencia.
En psicología, los esfuerzos de psicólogos de tendencia nativista y ambientalista por explicar la
preponderancia de los factores genéticos o ambientales sobre la persona, son también conocidos. Desde el
radicalismo de nativistas como Jensen que proclamaba la superioridad de los factores genéticos sobre los
ambientales en una proporción de 80 frente a 20 (dejando al margen sus conclusiones polémicas sobre la
supuesta inferioridad intelectual de los negros norteamericanos frente a los blancos, debido a factores de
carácter genético), pasando por los estudios con parejas de gemelos monocigóticos y dicigóticos que
pretenden cuantificar la varianza que la inteligencia, la personalidad y otros factores deben respectivamente
a la herencia y al medio (las características se atribuyen mas a la genética, mientras que la inteligencia y,
sobre todo, la personalidad y el rendimiento educativo al influjo ambiental), hasta la postura radical
ambientalista de Watson, que llego a afirmar la siguiente frase famosa: “Dadme una docena de niños y un
mundo donde pueda educarlos, y os garantizo que estoy en disposición de hacer de ellos lo que quiera:
médicos, abogados artistas, comerciantes, mendigos y ladrones”.
En la actualidad, los psicólogos utilizan la conjunción y en vez de la o para hablar de la influencia de
ambos factores sobre la persona, los genéticos y los ambientales. Ambos son, y no únicamente uno, los
que definen el comportamiento humano.
Tipología y Personalidad

La tipología clasifica a las personas en determinados tipo, biotipos si se refiere a las


manifestaciones morfológicas de una persona, y psicofísicos si se refiere a las características psíquicas de
un individuo.

Ya en Grecia dividían los temperamentos en sanguíneos, flemáticos, coléricos y melancólicos. Aquí


vamos a destacar la tipología de Sheldon, haciendo hincapié en la asociación de determinados aspectos
psíquicos con la estructura corporal. Sus tres tipos son el Ectomorfo, Mesomorfo y Endomorfo, que se
asemejan a los tres tipos sugeridos por Krestchmer en su tipología: Leptosomático, Atlético y Pícnico.

En Psicología los estudios, que sobre personalidad se apoyan en las tipologías, tratan de investigar
la relación, más o menos significativa, entre las características morfológicas y psíquicas, para establecer
tipologías lo más completas y rigurosas posibles.

Basándose en los rasgos, que a continuación veremos, Jung aporto una clasificación sobre la
personalidad basada en la Introversion-Extroversion, Eysenck aprovecho esta polaridad para impulsar sus
modelos factorial de la personalidad, basada en las dimensiones de estabilidad-inestabilidad emocional y la
introversión extroversión. Eysenck estableció distintos tipos según donde se situara la persona en la
intersección de los dos dimensiones y su proximidad A cada uno de los cuanto polos. Así, cuanto más
cerca están los rasgos del eje de cada dimensión, más típicos representativos es cada una de ellas.

Grafica 4.2. Relación de los biotipos y psicotipos propuestos en la tipología de Sheldon.

ECTOMORFO

Reacciones rápidas y nerviosas


Cohibición de los sentimientos
Control consciente de la expresión emocional
Inhibición social
Hipersensibilidad a la critica
Actitud imprevisible
Mentalidad concentrada
Necesita estar solo cuando esta preocupado
MESOMORFO

Reacciones enérgicas
Gusto por el riesgo
Menaras directas tendientes a la insolencia
Agresividad, espíritu combativo
Insensibilidad social
Dureza, no se anda con contemplaciones
Mentalidad dispersa
Necesita actuar cuando está preocupado

ENDOMORFO

Reacciones lentas
Gusto por las relaciones interpersonales
Cortesía, afición a lo ceremonioso
Amabilidad indiscriminada
Deseo afecto y aprobación
Estabilidad emocional
Fácil para comunicar sus sentimientos
Necesita hablar con otros cuando esta preocupado

Grafico 4.3. Modelo factorial de la personalidad, según Eysenck, basado en las dimensiones de
estabilidad-inestabilidad y extroversión-introversión.
Los Rasgos de Personalidad

El segundo criterio que utilizamos para hablar de personalidad es el rasgo. Se refiere a todo aspecto

Hu
lo suficientemente importante, significativo y reiterativa ante similares situaciones, como para caracterizar a
una persona. Por medio de los rasgos tendemos a responder ante una situación determinada de una forma
concreta, acción que define al propio rasgo. Así, el conjunto de rasgos que imprimen un estilo e
comportamiento en una persona o conjunto de personas forman el tipo, una tipología determinada.

Por medio de los rasgos se suele medir la personalidad, utilizando test que estudian los distintos
aspectos que componente la misma. Lo que se puede constatar a través de estas pruebas es que; la

Ans
diferencia entre una y otra persona en cuanto a su personalidad es cualitativamente (predominancia de uno
y otro rasgo), pero sobre todo cuantitativa (referido a la intensidad con que unos rasgos definen la
personalidad de alguien): todos puntuamos en los mismos rasgos, solo que los que representan nuestra
personalidad puntúan de forma más representativa sobre el resto.

Los rasgos pueden ser unipolares, como el peso, la altura… y bipolares, donde el punto cero esta
en el centro de dos polos: extraversión – introversión, masculino – femenino, simpatía – antipatía.

Pes
Mientras la clasificación de Eysenck, que ya hemos visto, se apoya n los rasgos para establecer una
teoría orientada a establecer una tipología (recordemos que un conjunto de rasgos forman una
determinado tipo), otro autor Cattell, trabaja únicamente con los rasgos d primer orden, aquellos que
definen una tendencia a reaccionar de una determinada forma con una finalidad definida. En su test de
personalidad 16fp (16 factores de personalidad), Cattel concreta una serie de rasgos que bien pueden ser
utilizadas por el entrenador para analizar las características relevantes de sus deportistas, no desde un
punto de vista numérico y estricto del test, sino como una orientación o información sobre la forma de

Sed
comportarse sus deportistas según su personalidad.

Cattel trabajo con 16 rasgos en escalas del 1 al 10 que, adaptando sus nombres específicos por sus
contenidos, son los que aparecen en la siguiente.
También ofrece unos factores de segundo orden, que se completan con operaciones sobre los
anteriores rasgos, y so la ansiedad, la introversión – extroversión, la socialización y la dependencia.

Volvemos a recordar que la descripción de estos rasgo en este apartado se proponen al entrenador
como una orientación sobre aspectos observables de la personalidad de los deportistas as su cargo y de la
suya propia, más que como la aplicación de un test, función que le corresponde a un psicólogo
exclusivamente.

Mucho más centrado en la personalidad del deportista y también valido para analizar la
personalidad del entrenador, Tucko y Richards (1984) ofrecen 12 dimensiones de la personalidad a ser
consideradas y motivadas en su caso:

Factores desiderativos Factores emocionales

Impulse Capacidad de ser entrenados


Determinación Emotividad
Agresión Confianza en sí mismo
Liderazgo Fuerza mental
organización Responsabilidad
Confianza
Desarrollo consciente

Afectividad: Reservado, crítico… abierto, participativo


Inteligencia: Baja… alta
Estabilidad emocional: Inestable… maduro, tranquilo
Dominancia: Sumisión… domínate, competitivo
Impulsividad: Taciturno, serio… descuidado, entusiasta
Aceptación de las normas Pasota… moralista, formal
Reacción ante un hecho: Cohibido, tímido… emprendedor
Sensibilidad: Realista, autoconfianza… sensible,
dependiente
Confianza - suspicacia Confiable adaptable… suspicaz
Imaginación: Practico realista… imaginativo, distraído
Ingenuidad: Franco, natural… astuto y calculador
Culpabilidad: Satisfecho, sereno… aprensivo, inseguro
Rebeldía: Conservador… experimental, liberal
Adhesión grupal: Dependiente, extravertido… independiente
Autocontrol: Baja integración, inmaduro… autocontralador
Ansiedad: Relajado, sosegado… tenso frustrado

¿Rasgo o estado?

Cuando se alude al rasgo en psicología, conviene también hacer alusión a su otra cara: el Estado.
Si el rasgo es la tendencia estable y continua a reaccionar de una determinada forma, el estado es la
tendencia circunstancial y poco estable de reaccionar ante una situación dad. Un deportista puede ser muy
tranquilo como rasgo que lo define normalmente… y ponerse extremadamente nervioso ante competiciones
internacionales. ¿Se le puede considerar como una persona nerviosa? Su característica principal seguirá
siendo la tranquilidad, excepto en situaciones muy puntuales, como las competiciones internacionales,
donde su estado se altera.

Y lo mismo sucede con otros aspectos como son el nivel atención, extraversión, la autoconfianza…
Esta diferencia de comportamiento estable frente al circunstancial, un dato a tener en cuenta una
vez destacados los factores de personalidad que definen a un deportista. Si un deportista muestra
confianza en si mismo, o poca estabilidad emocional, ¿es generalmente así, o su comportamiento obedece
a circunstancias muy determinadas?

Así pues, para analizar la personalidad cada deportista conviene que su entrenador:

• Analiza repetidamente determinados factores de distintas situaciones (sin perder de vista las D.I.
que puedan surgir de un deportista a otro).

• Identifique que factores significativos de cada deportista se pueden considerar como rasgos que le
definen.

• Identifique ante que situaciones concretas cada deportista altera comportamiento constante.

De esa forma, el entrenador puede conocer a fondo la personalidad de sus deportistas y sobre todo
detector en que momentos estos se alteran.

Puede suceder que un deportista entrene de forma poco sistemática pero compita a un alto nivel. A
través de un análisis de los rasgos y estados transitorios de la personalidad, el entrenador puede
encontrar que aspectos se ponen en funcionamiento en competición, de forma que el deportista se
motiva y rinde al máximo. Bastara con recrearlos en las sesiones de entrenamiento para que allí
también rinda de forma óptima.

También puede suceder lo contrario; un deportista que se entrega en cada entrenamiento pero que
compite por debajo de sus posibilidades. En esto casos, el análisis de los factores de personalidad que
impiden el rendimiento máximo en competición (o que lo facilita durante los entrenamientos) es
fundamental, para trabajar sobre ellos y prevenir situaciones competitivas desmoralizantes.

Aunque el paradigma estado-rasgo ya no es el que predomina en los estudios actuales sobre la


personalidad, se sigue utilizando mucho a la hora de contrastar determinados variables como la
ansiedad o la autoconfianza en su estado circunstancial o rasgo estable.

Distinta incidencia de las habilidades que influyen en el rendimiento deportivo

Al hilo del anterior apartado, el análisis de la personalidad del deportista, o su personologia


(psicología de la personalidad) ofrece grandes beneficios al trabajo del entrenador ya que le aporta
información sobre sus deportistas.

En psicología del deporte se han realizado diversos estudios para obtener información fiable sobre
la personalidad y las D.I. y así comprender mejor y predecir el comportamiento humano, principalmente
el comportamiento del deportista en este caso. Se trata de investigar el papel de la actividad deportiva
en el desarrollo y cambio de los factores de la personalidad y viceversa, la influencia de los aspectos de
la personalidad en el rendimiento y actuación deportiva.

Los estudios actuales sobre psicología del deporte, apuntan a una línea interactiva – cognitiva para
estudiarla. Es decir, así como en la década de los 50 y 60’s se explicaba el comportamientos de los
deportistas examinando los estímulos externos a los que estaban expuestos y las respuestas de los
deportistas a los mismos (paradigmas situacional), en la actualidad las investigaciones se siguen
centrando en el estudio de los estímulos externos, que influyen en el deportista, sumándole el estudio
de la norma, en que el deportista los percibe e interpreta antes de emitir una respuesta (y no solo en
sencillo hecho de responder a un estimulo).

Desde este enfoque interactivo-cognitivo que explica la forma en que el deportista percibe e
interpreta el medio externo y su propia conducta deportiva, se han hecho últimamente mas estudios
sobre intervención (como las características y el comportamiento se puede modificar con un
entrenamiento mental en el área o las áreas correspondientes), que sobre predicciones (la influencia de
las características de la personalidad sobre la actividad deportiva y viceversa, como puede ser la
detección de talentos) y estudios descriptivos de la personalidad.

Aunque no se puede hablar aun de resultados contundentes y definitivos que relacionen de alguna
forma la personalidad y la conducta deportiva, si se han hecho algunos avances con respeto a ciertos
aspectos de la personalidad y su relación reciproca con la práctica deportiva, principalmente en áreas
como el de las atribuciones, la autoconfianza, la ansiedad y la motivación, como apuntamos en los
capítulos correspondientes.

No se puede hablar científicamente de psicotipos por deportes o deportistas. Lo que si se puede


apuntar sin las características de personalidad que muestran los deportistas en sus actuaciones más
acertadas y como varían ciertas variables de la personalidad ante determinadas circunstancias de las
que parte el deportista.

Hasta ahora se han presentado aspectos de la persona, su desarrollo de su personalidad, donde las
D.I. marcan las distintas formas de evolución del comportamiento. La población de deportistas, como
personas que son también se ve inclinada en este estudio de características personales que presentan
fluctuaciones de uno a otro individuo.

Sin embargo, las D.I. que ahora presentamos son mas especificas de deportistas y entrenadores y
no son tan generalizables como lo eran las características anteriores. Aunque, bien es cierto que un
ejecutivo de alto standing o un piloto de vuelos experimentales o cualquier otra persona que lleve a
cabo una labor de muy alto rendimiento se puede ver reflejada en el siguiente análisis. Por que se van a
presentar las habilidades psicosociales que el director y el entrenador necesitan manejar y controlar
para lograr un nivel alto deportivo y sobre todo las D.I. que surgen en dicho control.

La atención vista desde el punto de vista del deportista, es una habilidad mental que establece
grandes diferencias entre unos deportistas y otros. No solo es posible saber que tipo atencional y de
concentración se requiere en los distintos momentos de la práctica de un deporte en concreto, sino el
estado y la capacidad de control de dicha habilidad y su fluctuación en cada uno de los deportistas a
cargo de un entrenador. Como se puede ver, cada deportista maneja mejor un tipo de atención que
otro, que puede coincidir o no con el tipo de atención necesario en su deporte. Además, no hay que
olvidar la fluctuación entre los tipos de atención y su influencia en el rendimiento deportivo. Conoces
estos factores en cada uno de los deportistas por separado, proporciona al entrenador una visión más
completa de lo que hay que mejorar o mantener en cada uno de ellos, paralelamente al entrenamiento
estrictamente técnico.

Similar tratamiento al dado a la atención tiene la capacidad mental para controlar la activación o el
estrés competitivo. Así como cada deporte tiene su curva determinada de nivel óptimo de activación
para obtener el máximo rendimiento, cada deportista también desarrolla su propia curva. Hay quien
necesita activación suplementaria para rendir al máximo y hay quien necesita controlar adecuadamente
la excesiva activación que puede interferir en su rendimiento máximo. Otra vez, el conocimiento
diferencial de este aspecto proporciona al entrenador una guía de como actuar con cada deportista en
los momentos claves, de forma que nada interfiera en el rendimiento final.

Motivación y confianza en las propias capacidades son otros dos factores decisivos por su influencia
en la práctica deportiva y fundamentalmente en el desempeño de las labores del entrenador. Saber que
motiva a cada deportista, como potenciar a cada uno al máximo, como favorecer individualmente la
creencia en las propias capacidades… no es algo que se pueda hacer colectivamente. Cada deportista,
como persona he desarrollado sus propios recursos para saber potenciar los valores deporticos de
cada uno.

El tema de los objetivos resulta una tarea altamente diferencial en deporte. Incluso dentro de un
equipo existe el objetivo grupal… pero también los objetivos individuales que repercuten de forma
decisiva en el logro del objetivo grupal. Además, la propuesta de objetivos deportivos por parte del
entrenador no siempre se hace en función d aspectos estrictamente deportivos, sino que el entrenador
puede jugar con los factores personales diferenciales para establecer tal o cual objetivo con uno de sus
deportistas. Por ejemplo, con ciertos deportistas un entrenador podrá establecer un objetivo que
suponga casi una apuesta entre los dos, metas que con otro deportista, esta posibilidad le anularía
completamente.

Centrándonos más en la personalidad del entrenador y debido a la gran influencia que tienen sobre
los deportistas, es fundamental que se conozca como persona, que indague sobre su personalidad. Se
trata de descubrir las debilidades y fortalezas, los deseos propios, que le motiva, primero como persona
y después en su rol de entrenador (ya que las características personales afectan e influyen sobre su
filosofía de entrenamiento)… de ahí la importancia de pararse y verse a uno mismo.

La personalidad del entrenador refleja en su tipo de disciplina, en estilo de liderazgo, en la forma en


que motiva, en su planificación de entrenamientos, en la actitud que toma ante las competiciones, en
los valores que trata de transmitir mediante el deporte.

El entrenador no puede olvidar, sobre todo si trabaja con niños y adolescentes, que es un modelo
constante d conducta para sus deportistas. Cuando más claro tenga que aspectos de su personalidad
constituyen una buena filosofía de entrenamiento, mejor van a actuar deportivamente los deportistas y
mejor desarrollo va a tener la personalidad de cada uno de ellos.

En definitiva, en el desarrollo de las habilidades mentales específicas para la práctica deportiva


también aparecen las D.I. y resuelven a favor o en contra del propio deportista en numerosas
ocasiones. Incluso en las aplicaciones de un entrenamiento en habilidades mentales, el ritmo y
contenido del mismo variara de deportista en deportista según sus objetivos y necesidades concretas.
Como indica el titulo, con persona, con deportistas nada hay fijo, no existe un patrón o programa único
de entrenamiento y rendimiento… cada entrenamiento mental es como un traje hecho a la medida y lo
mismo sucede al considerar las capacidades psíquicas influyentes en la persona que rinde. Se parte de
unas bases comunes, teóricas, como en el traje se porte de unas nociones básicas de patronaje.
Después, la aplicación y desarrollo de estas habilidades es una cuestión completamente individual,
como lo son las medidas para el traje a medida.

No olvidar que este concepto facilitara al entrenado la resolución de problemas futuros y le


capacitara para anticiparlos y trabajarlos preventivamente. Y, quizá en la prevención de obstáculos
mentales, es donde reside la mayor importancia de la detección de las D.I.

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