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Biografías

1863-1932
El señor del “Oncenio”

Fue un presidente que acomodó las celebra-


ciones del centenario de la República a sus
particulares intereses y que de su condición
de “maestro de la juventud” pasó a convertir-
se en un temido dictador. Sin embargo, sus
actos y decisiones han trazado muchos aspec-
tos de la vida nacional.

Fue un lambayecano que murió en el Ca- Lo que originó el abuso jurídico


llao La errada política dictatorial
Había estudiado en Chile Se acentuó el centralismo
Fue defensor de la patria Se entregó la Brea y Pariñas y el siste-
Ministro de Hacienda, presidente y exiliado ma vial
Regresa para ponerse al servicio del país Los nefastos tratados de la dictadura
Convenció a tirios y troyanos No hay mal que dure cien años
Desconfianza de Leguía y un golpe de Es- El triste final del dictador
tado El juicio histórico de Raúl Porras
La República de la Patria Nueva Barrenechea sobre el tratado
Implantó una política de corte dictatorial El juicio histórico de Jorge Basadre
sore el “Oncenio” de Leguía
La Constitución al servicio de Leguía
286 - Augusto B. Leguía
Augusto B. Leguía
1863-1932

Fue un lambayecano que prende retorno al Perú. De Ingla-


terra se dirige primero a Estados
murió en el Callao Unidos de Norteamérica, donde,
en un acto sin precedentes, llegó
El 6 de febrero de 1932 murió don Augusto Bernardino Leguía en la clínica “Ame-
a importantes acuerdos con los
ricana” de Bellavista, Callao. Había nacido en Lambayeque el 19 de febrero de
hombres de la banca y los nego-
1863, por lo que al morir tenía 69 años. Era integrante de una familia de vascos
cios norteamericanos, a quienes
y cuya principal actividad era el comercio.
convenció para que inviertan en
Sus padres fueron don Nicanor Leguía Haro y doña Carmen Salcedo Ta-
el Perú; se supone, previo apoyo
foró.
a su candidatura presidencial.

Había estudiado en Chile Convenció a


En su juventud, don Augusto Bernardino Leguía quiso perfeccionarse tirios y troyanos
en las nuevas técnicas de la actividad comercial, por lo que su familia
decidió que fuera a estudiar Comercio en Valparaíso, Chile. Al llegar a Perú, Leguía se presen-
tó como candidato a la presiden-
cia de la República, agrupando
Fue defensor de la patria como adherentes a los “constitu-
cionalistas” o “caceristas”, a los
Al retornar a su patria, participó en la defensa del Perú en la guerra con “liberales” de Durand y a los “de-
Chile en las batallas de San Juan (13 de enero de 1881) y Miraflores (15 mócratas” de Piérola. Su prédica
de enero de 1881). La defensa, como se sabe, fue infructuosa, porque electoral fue demagógica, al decir
un puñado de militares peruanos dirigiendo a miles de jóvenes imber- de muchos historiadores, porque
bes no pudo contrarrestar el recio ataque de miles de chilenos, profe- “apoyó las reivindicaciones de la
sionales de la guerra. clase obrera y la recuperación pa-
ra el Perú de Tacna, Arica y Tara-
pacá”. Hasta los jóvenes universi-
Ministro de Hacienda, tarios fueron engañados y caye-
presidente y exiliado ron en el ardid político de Leguía,
y liderados por Víctor Raúl Haya
Luego de varios lustros de la llamada época de la Reconstrucción Na- de la Torre (1895-1979), fundador
cional, Leguía, que era prominente miembro del Partido Civilista, asu- del Apra, lo nominaron “maestro
mió el cargo de ministro de Hacienda en el periodo 1904 y 1907; es de la juventud”. El candidato Le-
decir, en el gobierno de José Pardo y Barreda. guía, pues, había logrado encan-
Entre 1908 y 1912 asumió la presidencia de la República, después de dilar a tirios y troyanos con sus
elecciones populares. ofrecimientos, muchos de ellos
Pero durante el gobierno de Billinghurst, Leguía fue desterrado. Esta utópicos.
sanción política le fue ratificada por Pardo, y Leguía tuvo que afincar-
se por varios años en Inglaterra. Desconfianza de
Leguía y un golpe
Regresa para “ponerse al de Estado
servicio del país”
El rival de Leguía en dichas elec-
José Pardo y Barreda (el término de su mandato fue en el año 1919) lla- ciones fue el civilista don Ántero
mó a elecciones generales y los amigos avisaron a Leguía que “era ho- Aspíllaga (1849-1927); dueño de
ra de regresar al país para ponerse a su servicio”. En efecto, Leguía em-

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El personaje y su tiempo la hacienda Cayaltí, otro latifundio de la costa norte del Perú. Los resul-
tados de tal consulta popular fueron, indudablemente, favorables a Le-
guía. Pero, antes de saber los últimos escrutinios, atendiendo a los ru-
1863 (19 de febrero) mores según los cuales el Gobierno iba a anular los comicios, Leguía
Nace don Augusto dio un golpe de Estado con el apoyo de la guarnición militar de Lima,
Bernardino Leguía
el 4 de julio de 1919. José Pardo y Barreda, el presidente constitucio-
en la ciudad de
Lambayeque. nal, fue apresado y deportado a Europa. Leguía asumió el gobierno con
el título de Presidente Provisorio.
1881 (13 de enero)
Participa como
voluntario en la La República
batalla de San Juan. de la Patria Nueva
(15 de enero)
Fue defensor
de la patria en Lo primero que hizo el Presidente Provisorio fue disolver el Congreso
la batalla de de la República. Con dicho acto, terminó la época de la llamada Repú-
Miraflores. blica Aristocrática y se inició la República de la Patria Nueva.
Una Asamblea Constituyente proclamó a Leguía presidente constitucio-
1904 Fue ministro de nal, el 12 de octubre de 1919, para un periodo de cinco años de go-
Hacienda en el bierno. La misma Asamblea Constituyente redactó una nueva Carta
gobierno de Magna de manera apresurada, en solo tres meses, ya que esa Constitu-
José Pardo y
Barreda hasta 1907. ción Política del Perú fue promulgada por Leguía el 18 de enero de
1920.
1908 Fue presidente
de la República
hasta 1912 luego Implantó una política
de elecciones de corte dictatorial
populares.
Este segundo periodo gubernamental de Leguía fue dictatorial y perso-
1919 (4 de julio)
nalista, totalmente opuesto a la apertura democrática que había ofreci-
Leguía había ocupado
el primer lugar en las do durante su campaña electoral. Como no había imperio de un orde-
elecciones populares namiento jurídico, los partidarios cercanos a Leguía usaron y abusaron
para reemplazar del poder. Por eso, para acallar voces discrepantes, se atentó contra la
como presidente libertad de expresión. Enardecidas turbas leguiístas incendiaron los lo-
de la República a don cales de “El Comercio” y de “La Prensa”, cuyo director Luis Fernán Cis-
José Pardo y Barreda,
neros (1882-1954) fue deportado a Buenos Aires en 1920. Otro golpe
pero desconfió de sus
adversarios y propició a la democracia fue la supresión de los gobiernos locales, ya que las
un golpe de Estado, autoridades municipales elegidas por voto popular fueron reemplaza-
proclamándose das por juntas de notables señaladas a dedo.
“Presidente Provisorio”.
(12 de octubre)
Una Asamblea La Constitución
Constituyente lo al servicio de Leguía
legaliza en el gobier-
no como presidente
de la Haciendo prevalecer un férreo control contra las instituciones demo-
República por un cráticas para perpetuarse en el poder, Leguía no tuvo miramiento en ha-
periodo de cinco cer cambiar, una vez más, las normas jurídicas de la nación para su
años. provecho personal e hizo modificar la Constitución Política del Perú en
1924. La Constitución Política del Perú de 1920 disponía el mandato

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Biografías

del presidente solo por cinco años. La Constitución Política del Perú de
El personaje y su tiempo
1924 eliminó el obstáculo legal y determinó que el presidente pudiera
ser elegido para un periodo más de gobierno; es decir, se instauraba por
1920 (18 de enero) primera vez en el Perú el sistema de la reelección inmediata.
Promulga una Con una Asamblea Constituyente adicta, Leguía había logrado el pro-
nueva Constitución pósito de hacer redactar una Constitución a la medida de sus ambicio-
Política del Perú. nes políticas y con todo los resortes del poder en sus manos y la sumi-
sión de los poderes electoral, legislativo y judicial, no tuvo ningún obs-
1924 Hace reformar táculo para ser reelegido para un nuevo periodo de gobierno.
la Constitución Luego de cumplido ese segundo mandato, Leguía no tuvo dificultad en
de 1920 e implanta preparar el escenario de otra elección en 1929 y salir vencedor en ella.
el sistema de Fue la implementación de lo que se llama el sistema de la re-reelec-
la reelección ción.
presidencial,
que le asegura
la presidencia
de la República
por unos 5 años más.

1929 Trata de volver a


reelegirse, pero una
serie de protestas lo
sacan del gobierno
y es encarcelado.

1932 (6 de febrero)
Leguía enferma y es
internado en el hos-
pital de Bellavista,
Callao, donde muere
a los 69 años de
edad.

Foto de Augusto B. Leguía.

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Augusto B. Leguía
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Lo que originó el abuso jurídico peruano. Fue una negociación ile-


gal y que prevaleció hasta 1968.
Pero en esta oportunidad las protestas y motines populares y militares El 13 de setiembre de 1928, Le-
abundaron, los que, por supuesto, fueron reprimidos a sangre y fuego. guía hizo otro arreglo lesivo para
Por ejemplo, don Augusto Durand se sublevó otra vez en Huánuco, los intereses del país. Entregó en
siendo apresado; falleciendo en uno de los buques de la marina, el 31 concesión perpetua los ferrocarri-
de marzo de 1933. David Samanez Ocampo (1866-1947) y el joven mi- les del Perú a la empresa inglesa
litar Miguel Sánchez Cerro (1889-1933) se sublevaron en el Cusco. En Peruvian Corporation.
la reyerta con las fuerzas del orden, Sánchez Cerro fue herido gravemen-
te, terminando la revuelta. En 1929, Leguía, siempre deferente con el Los nefastos
clero y la Iglesia a pesar de que él era “masón grado 33”, había autori- tratados
zado la consagración del Perú al Corazón de Jesús, propiciada por el Ar-
zobispo de Lima. Los universitarios se opusieron a esa medida, produ-
de la dictadura
ciéndose serios disturbios en las principales calles de Lima. Haya de la
El 20 de diciembre de 1927, Le-
Torre, presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, fue apresado
guía hizo aprobar por el Congreso
y deportado a México, donde, años más tarde, fundó el Apra.
de la República el Tratado Salo-
món-Lozano que se había firmado
La errada política dictatorial en el año 1922, entregando a Co-
lombia miles de hectáreas de suelo
Como todo dictador, Leguía hizo una política errada, en algunos casos patrio en la zona baja entre el Pu-
nefasta para los intereses del Perú. Concertó con los Estados Unidos tumayo y el Caquetá y el Trapecio
diez paquetes de préstamos, con intereses muy onerosos, iniciándose Amazónico, dando a Colombia sa-
de esta manera la dependencia económica del Perú frente a EE.UU. lida al río Amazonas. En cambio,
Era, ¡qué duda cabe!, resultado del pacto establecido con los banque- el Perú recibía en compensación el
ros norteamericanos en Nueva York, cuando vino de Europa a Lima. pequeño Triángulo de Sucumbios.
Era, además, una política contraria al pensamiento de Piérola que de- El 3 de junio de 1929, Leguía
cía: “Cuantos menos préstamos, mejor”. Por supuesto, con dinero fres- también aprobó la firma del Trata-
co hubo una bonanza temporal; la caja fiscal se colmó de billetes, pe- do Rada Gamio-Figueroa Larraín,
ro se inició un proceso de endeudamiento externo que hasta ahora tie- llamado también Tratado y Proto-
ne al Perú atado al capital extranjero. colo Complementario, para resol-
ver la cuestión de Tacna y Arica.
Mediante dicho arreglo Tacna re-
Se acentuó el centralismo gresó al Perú y Arica fue definiti-
vamente cedida a Chile. Manuel
Otro grave defecto de Leguía fue su tendencia al centralismo. Con el González Prada fue su más firme
pretexto del centenario republicano, embelleció Lima, inició su expan- opositor y lanzó una lapidaria fra-
sión hacia el sur, construyendo una gran avenida de Lima a Miraflores, se: “Dicho acto se ha celebrado
inicialmente llamada Avenida Leguía y que después se denominó Ave- porque en el Perú hay muchos
nida Arequipa. Pero las provincias fueron totalmente olvidadas. cráneos, pero pocos cerebros”.

“No hay mal


Se entregó La Brea y Pariñas que dure cien
y el sistema vial años...”
Mediante el Laudo de París, que se firmó el 22 de abril de 1925, Leguía Pero como “no hay mal que dure
entregó los pozos petroleros de La Brea y Pariñas a la International Pe- cien años ni cuerpo que lo
troleum Company, sin ninguna obligación tributaria con el Estado aguante”, la funesta dictadura de

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Biografías

Leguía es saludado por diplomáticos, primados de la Iglesia, jefes militares y personalidades de la época en la clásica ceremo-
nia del besamanos (pintura de Daniel Hernández de 1921 existente en la galería del BCR). Detrás del dictador destaca la figura
del mariscal Andrés. A. Cáceres.

Leguía tenía que terminar. El 22 El triste final del dictador


de agosto de 1930, el comandan-
te Luis M. Sánchez Cerro sublevó Leguía renunció y se dirigió al Callao, donde abordó el crucero “Almi-
a su guarnición en Arequipa con- rante Grau”, confiando todavía en la Marina. Cuando el “Almirante
tra el gobierno de Leguía. En Li- Grau” se dirigía al norte, el comandante del barco recibió una con-
ma, el 23 de agosto, se lanzó un traorden y tuvo que retornar al Callao. Leguía fue tomado prisionero y
comunicado oficial reconocien- encarcelado en el Panóptico, donde estuvo 18 meses. De allí, lo lleva-
do el levantamiento de Arequipa. ron al Hospital de la Marina, donde murió el 6 de febrero de 1832, to-
Al día siguiente, Leguía, como talmente desamparado y atendido solo por sus más íntimos familiares.
era su costumbre, asistió al Hipó- Entre tanto, muchos de los que medraron durante el “Oncenio” ya es-
dromo de Santa Beatriz, donde taban tocando las puertas de Palacio para el besamanos correspondien-
escuchó la más estruendosa sil- te al nuevo mandamás de la Patria. No hay que olvidar que desde tiem-
batina de su vida. Ante la mani- pos inmemoriales hay una célebre frase: “¡Ha muerto el rey, viva el
fiesta impopularidad en que ha- rey!”. Los políticos criollos decían: “¡A rey muerto, rey puesto!”.
bía caído el dictador, el ejército
de Lima, bajo la conducción del
general Manuel María Ponce, El juicio histórico de Raúl Porras
también se reveló y exigió la re-
nuncia de Leguía. Éste ofreció en-
Barrenechea sobre el tratado
tregarla al Congreso. Los milita-
Raúl Porras Barrenechea (1897-1960), en su libro “Historia de los lími-
res le hicieron saber que el Con-
tes del Perú”, dice: “La solución divisoria representa la realidad frente
greso también había cesado en
a la utopía de las reivindicaciones totales o la triste política de los apla-
sus funciones y ellos tenían todo
zamientos. Dentro de la situación de fuerza en que el problema se
el poder. El golpe militar se había
mantuvo durante cuarenta años, el Perú ha obtenido la mitad de sus as-
consumado.

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piraciones. La campaña plebiscitaria había además revelado esta ver- la solidaridad americana impues-
dad incontestable: Tacna seguía siendo peruana, en tanto que Arica se ta por el ritmo de los tiempos que
hallaba totalmente chilenizada. Las ventajas mayores del tratado no es- han venido después; si bien cabe
tán quizá en las cláusulas de orden económico o territorial. El hondo presentar críticas a la parte proce-
encono de dos pueblos se habrá cambiado muy pronto en amistad. Las sal de estos arreglos, o sea los lin-
nuevas generaciones desconocerán la política del odio y del ultraje a deros exactos que fueron fijados,
que había arrastrado a ambos países una discusión encarnizada. El pe- que a veces lastimaron a la geo-
ligro de complicaciones internacionales a que conducía la irresolución grafía patria hasta en su conteni-
del problema de Tacna y Arica se habrá desvanecido en beneficio de la do sentimental. Al lado de sus po-
paz del Continente”. sitivos méritos y de sus auténticos
servicios al país, Leguía tuvo, sin
El juicio histórico de Jorge Basadre embargo, varios lados vulnera-
bles: pidió prestado demasiado
sobre el “Oncenio” de Leguía dinero, que hasta ahora no ha si-
Jorge Basadre, en su “Historia de la República”, sobre ese tema y el do posible devolver; fue despreo-
“Oncenio” de Leguía dice: “...si se fuera a buscar un saldo positivo a cupado ante la indiferencia moral
favor de Leguía durante el Oncenio”, un criterio simpatizante señalaría de algunos de sus partidarios y
lo siguiente: Las condiciones personales del caudillo, que atrajeron so- parientes; no toleró ninguna clase
bre él no solo devociones pasajeras e interesadas, sino también afectos de oposición; no puso frenos al
hondos, perdurables, como lo revela la subsistencia de un partido cu- servilismo; se embarcó en la polí-
yo programa consiste en reivindicar su figura; el espíritu de empresa tica de las reelecciones sucesivas
particular y público que surgió con gran audacia a veces, en esta épo- bajo la ciega consigna, que no
ca; el crecimiento material del país, que repercutió más visiblemente podía ser eterna, de ‘durar’; hirió
en el programa urbano, sobre todo en la capital; la tendencia a la de- el sentimiento nacional con algu-
limitación de las fronteras, concluyendo los conflictos con los países nas de las soluciones de los con-
vecinos, frente de amenazas para la paz internacional y premisa para flictos de límites”.

Fotografía del cadáver


de Leguía (fototeca de la
Biblioteca Nacional).

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