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UNIVERSITAT DE VALENCIA
Servei de Publicacions
2006
Aquesta Tesi Doctoral va ser presentada a Valencia el dia 20 de
Setembre de 2005 davant un tribunal format per:
Depòsit legal:
I.S.B.N.:978-84-370-6580-9
Edita: Universitat de València
Servei de Publicacions
C/ Artes Gráficas, 13 bajo
46010 València
Spain
Telèfon: 963864115
UNIVERSITAT DE VALENCIA
TESIS DOCTORAL
ESPAÑA Y LA APERTURA DE
LA CUESTIÓN MARROQUÍ
(1897-1904)
PRESENTADA POR:
DIRIGIDA POR:
VALENCIA, 2005
1
2
INTRODUCCIÓN
Y LAS FUENTES
podemos designar anteponiéndole propiamente el calificativo de “oscuro“: aquél que abarcaría los
años 1895-1902 en las relaciones hispano-marroquíes. Se trata de una etapa que no ha merecido
exterior de la Restauración. Esta carencia de trabajos realizados con unas bases críticas y científicas
nos ha dado un panorama actual marcado por la existencia de un tema que hasta hoy si no
permanece totalmente ignorado, cuando ha merecido alguna digresión o referencia lo ha sido desde
un punto de vista muy superficial, de forma marginal. Desconocíamos pues como se desarrollaba el
crisis que jalonan el panorama de las tensiones internacionales en la década anterior a la I Guerra
Mundial. Desentrañarlo es el objetivo principal de este estudio; una dinámica que está
momento.
Sin pretender una relación exhaustiva de los estudios en torno a las relaciones entre la
monarquía española y el Sultanato de Marruecos, hemos de señalar que los períodos más
estudiados han sido aquellos que se extenderían a partir de 1902, y más propiamente a partir de
1907. El período correspondiente al siglo XIX y a la primera etapa del régimen de la Restauración
3
Citaremos en primer lugar los de Manuel Fernández Rodríguez,1 M.C. Lécuyer y Carlos Serrano2,
Bernabé López García,3 Jesús Martínez Milán,4 Sebastián Balfour,5 Federico Curato,6 V. Morales
Lezcano,7 del equipo de investigadores catalanes que pivota en torno a Eloy Martín Corrales 8
compuesto por Albert García Balañà,9 Omar Rodríguez Esteller 10 y Martín Rodrigo y Alharilla 11 y
por último, por su extensión más breve, las aportaciones de James A. Chandler,12 Luís Alvarez
Gutierrez,13 María Dolores Domingo Acebrón,14 Alejandro R. Díez Torre,15 Mª del Carmen
1
Cfr. Fernández Rodríguez , M.: España y Marruecos en los primeros años de la Restauración (1875- 1894), Madrid,
C.S.I.C. , 1985
2
Cfr. Lécuyer, M.C y Serrano, C.: La guerre d´Afrique et ses répercussions en Espagne. Idéologies et colonialisme en
Espagne, 1859-1904, París, Presses Universitaires de France, 1976.
3
Cfr. López García, B.: “La cruz y la espada“, en Historia-16. Extra IX. “España en África. Un siglo de fracaso
colonial“, pp. 35-48.
4
Cfr. Martínez Milán, J.: “Un discurso relativo a la frontera sur del reino de Marruecos entre el reinado de Muley
Hasan I y el establecimiento del protectorado hispano-francés (1874-1912), en Awraq, Vol.XVII, 1996, pp.243- 255.
5
Cfr. Balfour, S.: Abrazo mortal. De la guerra colonial a la guerra civil en España y Marruecos (1909-1939),
Barcelona, Ediciones Península, 2002. Se trata de un excelente estudio que abarca un marco cronológico que excede al
del presente trabajo. En la etapa restauracionista, Balfour pasa revista a acontecimientos como la guerra de Melilla,
ocasionada por la irritación de algunas cabilas fronterizas a la ciudad española ante la profanación involuntaria de una
tumba sagrada en las afueras de Melilla por unos trabajadores, lo que costó la vida a un nutrido número de militares
españoles y a su comandante el general Margallo. En realidad, el libro es un denso estudio global sobre la influencia
que las guerras de Marruecos tuvieron en la historia española del siglo XX y, en especial, en el desencadenamiento y
desarrollo de la guerra civil de 1936-1939. Aunque la temática tratada no carezca de literatura previa, el mayor acierto
de la obra de Balfour reside en dos aspectos distintos pero concurrentes. Por un lado, su bien trabada exposición se
apoya en muy novedosas fuentes informativas, tanto españolas – archivos privados, testimonios de soldados y oficiales
partícipes en las campañas coloniales – como extranjeras – archivos militares y diplomáticos franceses y británicos. Por
otro, la explicación ofrecida tiene la virtud de incardinar el fenómeno español en el contexto de las colonizaciones
europeas del período, con ilustrativos excursos comparativos con las experiencias coloniales africanas de Francia y
Gran Bretaña.
6
Cfr. Curato, F.: La questione marocchina e gli accordi mediterranei italo-spagnoli del 1887 e del 1891. 2 vols,
Milán, Edizioni di Comunita, 1961-1964.
7
Cfr. Morales, V.: “La cuestión fronteriza argelo-marroquí (1845-1912). Su repercusión en España“, en el libro de
este autor: Las fronteras de la Península Ibérica en los siglos XVIII y XIX. Esbozo histórico de algunos conflictos
franco-hispano-magrebíes, con Gran Bretaña interpuesta, Madrid, UNED, 2000. De este mismo autor, se debe
consultar asimismo: “Marruecos. del conflicto diplomático al protectorado“, en Historia Universal del Siglo XX de
Historia-16. Vol. 3: Los Imperios frente a frente, pp. 81-96.
8
Cfr. Martín Corrales, E. (ed): Marruecos y el colonialismo español (1859-1912). De la guerra de África a la
“penetración pacífica“. Barcelona, Edicions Bellaterra, 2002; del mismo autor véase: “Intereses catalanes en la
expansión colonial española en el Norte de África (1860-1912), en Díez Torre, A. R. (ed): Ciencia y Memoria de
África. Actas de las III Jornadas sobre ‘Expediciones científicas y africanismo español. 1898-1998’, Madrid, Ateneo
de Madrid / Universidad de Alcalá, 2002, pp. 91- 107.
9
Cfr. García Balañà, A.: “Patria, plebe y política en la España isabelina: la guerra de África en Cataluña (1859-1860“,
en Martín Corrales, E.: op. cit, pp. 13-77.
10
Cfr. Rodríguez Esteller, O.: “La intervención española de las aduanas marroquíes (1862-1865)”, en Martín Corrales,
E.: op. cit, pp. 79- 131.
11
Cfr. Rodrigo y Alharilla, M.: “Una avanzadilla española en África: el grupo empresarial Comillas“, en Martín
Corrales, E.: op. cit, pp. 133- 165.
12
Cfr. Chandler, J. A.: “Spain and her Moroccan Protectorate 1898-1927 “, en Journal of Contemporary History, Vol.
10, 1975, pp. 301-322.
13
Cfr. Álvarez Gutiérrez, L.: “Tánger en la guerra hispano-norteamericana de 1898 «, en Boletín de la Real Academia
de la Historia, CXCV / I, 1998, pp. 81-131; del mismo autor véase también: ¿“Un proyecto de reparto de Marruecos
entre España y Francia a finales de los años 1880? “, en Díez Torre, A. R. (ed): Ciencia y Memoria de África ... op.cit,
pp. 145-194.
4
González Velilla y Mª Berta Pacios González- Loureiro,16 L. García de Obeso, 17 Ramón Lourido18,
19
Henry Marchat, José Luis Martinez Sanz,20 Adnan Mechbal, 21
Cristóbal Robles,22 Agustín R.
23
Rodríguez González y Vicente García Franco.24 La mayoría de estas obras se detienen en la
frontera cronológica de 1894, es decir la delimitada por la muerte del Sultán Mawlay Hassan, la
ascensión al trono de su hijo Mawlay Abd al- Aziz y las consecuencias inmediatas de la guerra de
Melilla. Sin embargo para lo que ocurre a partir de ese momento histórico hasta 1902 no hay
ninguna aportación historiográfica notable. Otros autores como los citados Chandler, García de
Obeso o Álvarez Gutiérrez empiezan sus investigaciones a partir de la emblemática fecha de 1898.
Es asimismo el caso del primer estudio de Morales Lezcano sobre la cuestión marroquí.25
Tendremos que remontarnos al libro del diplomático José María de Campoamor, escrito en la ya
14
Cfr. Domingo Acebrón, M. D.: “Rafael María de Labra ante la cuestión de Marruecos, 1898”, en: Díez Torre, A. R.
(ed): Ciencia y Memoria de África..., op. cit, pp. 229- 240.
15
Cfr. Díez Torre, A. R: “África y el africanismo del iberista Gonzalo de Reparaz “, en Díez Torre, A. R. (ed), Ciencia
y Memoria de África ..., op. cit, pp. 243-274.
16
Cfr. González Velilla, M. Del C. y Pacios González-Loureiro, Mª B.: “La crisis de Melilla de 1893-1894 “, en Fusi,
J.P. y Niño, A (eds.): Antes del ‘desastre’: Orígenes y antecedentes de la crisis del 98, Madrid, Universidad
Complutense de Madrid, 1996, pp. 323-336.
17
Cfr. García de Obeso, L.: “Marruecos, tierra de rebeldes. Cuando vino Bu-Hamara “, en Historia y Vida, no.33,
1970, pp.118-129.
18
Cfr. Lourido, R.: « José Lerchundi y las relaciones culturales hispano-marroquíes de finales del XIX “, en Hesperis-
Tamuda, Vol. XXX, 1992, pp. 39-66.
19
Cfr. Marchat, H.: “Les origines diplomatiques du ‘Maroc espagnol‘ (1880-1912) “, en Revue de l´Occident
Musulman et de la Méditerranée no. 7, 1970, pp. 101- 170.
20
Cfr. Martínez Sanz, J. L.: “Ciencia y colonialismo español en el Magreb: el estudio científico de las colonias
españolas y sus posibilidades económicas “, en Estudios Africanos, Vol. VI, 1991-92, pág. 109-139.
21
Cfr. Mechbal, A.: “El Noroeste de Marruecos ante la ocupación peninsular: reacción regional y dimensión nacional“,
en Awraq, Tomo XII, 1991, pp. 135- 159.
22
Cfr. Robles, C.: “España y Marruecos: Antecedentes de los acuerdos con Francia (1898-1904)”, en Díez Torre, A. R.
(ed): Ciencia y Memoria de África ...op. cit, pp. 197- 225.
23
Cfr. Rodríguez González, A.: “El conflicto de Melilla en 1893 “, en Hispania, no. 171, 1989, pp. 235-266.
24
Cfr. García Franco, V.: “Orígenes contemporáneos de la política exterior española en Marruecos, 1800-1845 (Esbozo
y apuntes para un estudio)“, en Awraq, vol. IX, 1988, pp. 37-66; del mismo autor, el trabajo inédito depositado en la
Biblioteca de Estudios Islámicos adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores español y sita en Moncloa (Madrid): “Los
límites de Ceuta, la crisis hispano-marroquí del ultimátum ( 1844-45 ) y el nacimiento de Marruecos como problema de
la política exterior de la España del siglo XIX “. Del mismo autor: “El Norte de África y la política exterior de España
(1900- 1927) “, en Proserpina. Especial monográfico diciembre de 1984: Relaciones internacionales de España en el
siglo XX.
25
Cfr. Morales, V.: El colonialismo hispanofrancés en Marruecos (1898-1927), Madrid, Siglo XXI, 1976.(Hay una
segunda edición de esta obra, editada por la Universidad de Granada en 2001). Interesa en particular el comienzo de la
obra con el estudio que hace este investigador de la ‘década de penetración pacífica‘(1900-1910) y sus postulados para
proseguir con un análisis de dicha penetración en lo financiero, minero (Rif) y lo comercial, en posteriores capítulos. El
sistema de exposición mantenido por el autor consiste siempre en articular ese colonialismo “pacífico“ con la situación
española del momento, de la que son fruto las tesis de ’recogimiento’ y ‘regeneracionismo‘ equilibradamente
dosificadas.
5
lejana fecha de 1951 para encontrar las primeras referencias a acontecimientos ocurridos en 1900.26
Sin embargo este estudio presenta diversos fallos de orientación y metodología que lo hacen poco
inmune a las críticas. Cuando se refiere al Sultanato marroquí, utiliza una terminología de carácter
absolutamente colonialista, plagada de tópicos y errores, que se inspira en las obras del viajero y
agente galo Charles Foucauld. 27 Además, el juicio sobre la política española relativa al Sultanato se
resuelve en una crítica dura que arrastra en sus acusaciones a los estadistas que la impulsaron. En
este sentido es cáustica con aquellos –como Silvela o Abarzuza- que se negaron a firmar el tratado
de reparto de Marruecos con Francia en 1902; esta formulación simplista de la acción diplomática
española durante el período correspondiente al final del siglo XIX y a los inicios del siglo XX se
hace extensiva, en términos generales a los otros gobiernos restauracionistas que precedieron al de
Silvela, caso del de Sagasta, porque no supieron poner las bases para una acción en el Sultanato o
no supieron pergeñar una defensa exterior de España que imbricase la cuestión de la seguridad
nacional con la proyección colonial en el Norte de África, buscando aliados poderosos en Europa.
Estas tesis recogen algunas ideas del historiador del régimen restauracionista, Melchor Fernández
Almagro que llevado de sus simpatías por Silvela, acusa erróneamente a los liberales de Sagasta de
Con todo, de la lectura del libro extraemos la conclusión de que el período 1900-1902 apenas
está tratado. Campoamor no lleva a cabo un análisis riguroso y sistemático de las relaciones
hispano-marroquíes y sólo se ocupa de lo ocurrido a partir de 1903. Por lo tanto, el período 1895-
1902 se nos seguía presentando hasta hoy como una etapa de siete años en los que la diplomacia
hispana parecía estar ausente por completo de la cuestión marroquí, y precisamente en una época en
que las relaciones entre los países que asediaban al Sultanato y las asechanzas imperialistas en el
26
Cfr. Campoamor, J. M.: La actitud de España ante la cuestión de Marruecos (1900- 1904), Madrid, C.S.I.C, 1951.
27
Cfr. Foucauld, C.: Viaje a Marruecos (1883-1884), Madrid, B & T Publicaciones, 1993.
28
Cfr. Fernández Almagro, M.: “Silvela y Marruecos“, en España, 5-III- 1947. Biblioteca Nacional. Sección de
África. Miscelánea García Figueras. Tomo LXIV, pág. 477.
6
Entre los estudios recientes sobre las relaciones hispano-marroquíes, es loable el esfuerzo
realizado por la investigadora María Rosa de Madariaga, España y el Rif. Crónica de una historia
casi olvidada. 29 Se trata de un notable esfuerzo historiográfico, uno de los libros más meditados y
con mejor base documental que se han escrito en nuestro país sobre el Rif. Estructurado en diversas
partes, desarrolla en primer lugar una minuciosa exploración del marco territorial rifeño, y realiza
un comentario sobre las presuntas riquezas mineras de la región, que todavía en 1917 era
considerada como un nuevo Eldorado; incide en la pobreza agrícola del lugar, con apenas 10.000
hectáreas cultivables sobre 23.000 kilómetros cuadrados de territorio. En segundo lugar desarrolla
una cala sobre los habitantes de la región, sobre la estructura familiar o clánica del poder y sus
relaciones con el Estado central marroquí. La historiadora realiza esta profunda investigación sobre
la estructura económica y antropológica del territorio sólo como primer paso para perfilar –palmo a
palmo- el complejo proceso de inserción del imperialismo español en el territorio. Sin embargo,
tras enmarcar de forma detallada y precisa la guerra de Melilla, se queda ahí. Deja el hueco del
período 1895-1907 sin estudiar, con lo que no podemos tener conocimiento no sólo de las
Melilla y las cabilas fronterizas –lo cual tampoco es muy preocupante, puesto que estos
de los archivos militares españoles, ambos fondos con nutrida documentación primaria.
Entre las escasas publicaciones que cubrían el período 1894-1904 contábamos así mismo con
un libro de Germain Ayache30 que, bien fundamentado en fuentes francesas, inglesas y marroquíes
29
Cfr. Madariaga, M. R. de: España y el Rif. Crónica de una historia casi olvidada. Melilla, Ciudad Autónoma de
Melilla / UNED- Centro Asociado de Melilla, 1999.
30
Al que habría que añadir tres artículos, dos de ellos relativos a la primera etapa de la Restauración y el último
referido a la ofensiva de Silvela en 1900 para apoderarse de Tarfaya y la Sakia al Hamra. Cfr. Ayache, G.: “ Aspects de
la crise financière au Maroc après l´expédition espagnole de 1860 «, en Etudes d´histoire marocaine, Rabat, SMER,
7
utiliza poco las españolas: sólo las depositadas en el Servicio Histórico Militar de Madrid, dejando
sin consultar el vasto bagaje documental existente en Alcalá de Henares.31 La tesis doctoral de
Carlos Tessainer cubre todo el período que estudiamos, pero este autor está interesado
virtud del objetivo que se ha planteado, sin profundizar en muchos detalles de las relaciones
con el tema de su tesis.32 Su visión del Raisuni como un caudillo nacionalista marroquí opuesto a
las injerencias imperialistas ha merecido algunas puntualizaciones por parte de Abdelaziz Khallouk
Temsamani.33
En este orden de cosas, la tesis doctoral de Rosario de la Torre34 fue un libro que en el
momento de su publicación cubrió un vacío importante. Este trabajo, serio, meditado, muy bien
tema tan relevante de las cuestiones internacionales de la primera década del siglo XX, donde
escaseaban los materiales y las fuentes de información, esta historiadora –discípula de Jover-
aporta datos muy sugerentes. Señala, de manera muy pertinente, la importancia del complejo
la vez que aportó una explicación concluyente sobre el intento del gobierno Sagasta en 1898 para
establecer –con el gabinete británico- una acción conjunta para mantener el ‘statu quo’ en
1979, pp. 97- 138; del mismo autor : « Beliounech et le destin de Ceuta entre le maroc et l´Espagne«, en Etudes
d´histoire marocaine, Rabat, SMER, 1979, pp. 307- 338 ; id: «Les visées sahariennes de l´Espagne en 1900. La
question de la Saquia El Hamra «, en Etudes d´histoire marocaine, Rabat, SMER, 1979, pp. 339-347.
31
Cfr. Ayache, G : Les origines de la guerre du Rif, París, S.M.E.R / Publications de la Sorbonne, 1981.
32
Cfr. Tessainer y Tomasich, C.: El Raisuni, aliado y enemigo de España. Madrid, Editorial de la Universidad
Complutense, 1992. Del mismo autor: “Los últimos años de la independencia marroquí: El- Raisuni, gobernador de
Tánger y el Fahs (1904-1906), en Awraq, Vol. XIV, 1993, pp. 105- 123. Véase asimismo, Tessainer, C.: “El Raisuni,
secuestrador de extranjeros “, en Estudios Africanos, Vol. IV, enero-junio de 1989, pp. 25-34.
33
Cfr. Khallouk, A.: País Yebala: Majzén, España y Ahmed Raisúni, Granada, Universidad de Granada / Diputación
Provincial de Granada, 1999.
3434
Torre, R. de la: Inglaterra y España en 1898. Prólogo de José María Jover, Madrid, Eudema, 1988, 351 págs.,
mapas.
8
Marruecos, frente a Francia y cómo los conservadores de Silvela no respaldaron la iniciativa en
tesis doctoral de F. García Sanz.35 Este notable libro ensaya una visión totalizadora de un fenómeno
proporcionar un punto de partida para profundizaciones posteriores; García Sanz convoca una
amplia serie de temas que no se limitan a las relaciones diplomáticas, sino que incluyen también los
denso proceso de reconversión. García Sanz fraccionó las aportaciones documentales que manejó,
las re-montó, las cosió a su antojo; de esta forma el conjunto final le permite entrar en terrenos
mucho más sutiles, más prometedores y menos frecuentados en la historiografía de las relaciones
internacionales. En este sentido es notable su aportación cuando señala como a partir de 1900, el
factor neutral que en la cuestión marroquí había sido Italia desde 1880, desaparece y como ello ha
dado pie a que los historiadores posteriores necesiten realizar reflexiones y jerarquizaciones de los
Una aportación reciente que tiende a cubrir, en mínima parte, el vacío de conocimientos en
torno a esta época objeto de nuestro análisis es la tesis doctoral de Javier Ramiro de la Mata,
Origen y dinámica del colonialismo español en Marruecos36. Se trata de una obra llamada a marcar
un nuevo jalón en los estudios de las relaciones hispano-marroquíes, y cuya discusión y debate
ayudará a profundizar en la siempre inconclusa tarea de los historiadores. Está planteada como un
estudio de carácter global que abarca desde 1900 hasta la conclusión de las campañas contra Ibn
Abd al- Krim, que actualiza el estado de nuestros conocimientos, recogiendo las aportaciones
efectuadas en los últimos años y completándolas con el estudio de nuevas fuentes. Sin embargo hay
35
Cfr. García Sanz, F.: Historia de las relaciones entre España e Italia. Imágenes, Comercio y Política Exterior (1890-
1914), Madrid, C.S.I.C, 1994.
36
Cfr. de la Mata, J.: Origen y dinámica del colonialismo español en Marruecos, Ceuta, Ciudad Autónoma de Ceuta,
2001.
9
que echarle en cara que en contraposición al espacio dedicado a la figura de Ibn Abd al- Krim y al
significado del movimiento anti-imperialista encabezado por el líder rifeño, hay un tratamiento
relativamente pobre del período 1900-1906. La tesis doctoral de Jesús Mª Martínez Milán, España
asimismo como una investigación profunda y rigurosa, imprescindible para cualquier estudioso de
la penetración colonial española en el marco de los márgenes meridionales del Imperio jerifiano.
Apoyado en una sólida base documental consultada en archivos españoles y franceses, la obra de
este investigador canario se centra en el contexto geográfico del Trâb El- Bidân, el extenso
territorio comprendido desde el río Draa hasta la frontera sur de la actual Mauritania, desglosando
Los trabajos de Rafael Sánchez Mantero y Alfonso de la Serna cubren el campo de la alta
Resalta también muy nítidamente el escaso esfuerzo divulgador de T. García Figueras, autor
de un estudio clásico sobre la acción española en el Imperio jerifiano a partir de 1898.39 Este
investigador posee a nivel personal un amplio conocimiento del período 1895-1904. Lo confirma
utilizando fuentes novedosas de la Historia como la encuesta oral -, y apuntes personales del propio
autor. En éstos da noticia entre otras cuestiones relevantes de la variación de la política llevada a
cabo por España con respecto a las cabilas fronterizas de Melilla a partir de 1894, procurando
terminar con una serie de incidentes fronterizos provocados por las fuerzas armadas hispanas con la
37
Cfr. Martínez Milán, J.: España en el Sáhara Occidental y en la zona sur del Protectorado en Marruecos, 1885-
1945, Madrid, UNED, 2003.
38
Cfr. Sánchez Mantero, R.: “Las guerras españolas en el patrio trasero “, en La aventura de la Historia. Nº 50, 2002,
pp. 42- 47; de la Serna, A: Al sur de Tarifa. Marruecos- España: Un malentendido histórico. Madrid, Marcial Pons,
2001.
39
Cfr. García Figueras, T.: La acción africana de España en torno al 98. Madrid, C.S.I.C, 2 vols.
10
intención de presionar sobre el Sultán y obtener como reclamación la ampliación del hinterland
defensivo de la plaza. Sin embargo, a pesar de manejar datos tan novedosos, cuando redacta su
obra, dedica un espacio mínimo en el texto al período 1895-1904 y oculta sistemáticamente aquello
no conocido por el público lector, es decir lo que no estaba ya divulgado por otros autores. Hemos
de valernos, si cabe para obtener una visión parcial – que no completa – de este período de la obra
La falta de conocimiento sobre este período no hay que imputarla, con todo, exclusivamente
a la dejadez de los historiadores españoles o marroquíes. Hay que achacarla al hecho de que el
Archivo General de la Administración -de una enorme riqueza para los que pretendan bucear en
las intrincadas y a veces inexploradas aguas de las relaciones hispano-marroquíes- estaba siendo
bastante poco frecuentado por los historiadores. Hay que señalar asimismo que otros archivos
públicos españoles, como el del Palacio Real o el del Servicio Histórico Militar siguen conteniendo
aportes de gran valor y trascendencia para rellenar las lagunas antes apuntadas. En este sentido,
tres archivos y atinentes al período cronológico estudiado ( 1896-1904) que ha permitido aflorar a
la superficie no sólo documentos de los que no se tenía constancia alguna, por ejemplo la
documentación generada por Silvela durante el paso de este estadista por la presidencia del
gobierno español tras el desastre de 1898, sino también otros que contrarrestan versiones –hasta
ahora admitidas sin crítica por la historiografía española o francesa– sobre el fracaso del convenio
telegrama con la palabra clave convenida “Guadalajara“ para que procediese a la firma del tratado
junto con T. Delcassé, el titular de Exteriores galo. A fin de dotar a nuestro trabajo de más base
40
Cfr. Becker, J.: Historia de Marruecos. Apuntes para la Historia de la penetración europea, y principalmente de la
española, en el Norte de África. Madrid, Establecimiento tipográfico de Jaime Ratés, 1915.
41
Cfr. León y Castillo, F.: Mis Tiempos. 2 Tomos. Las Palmas, Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, 1978.
11
documental, no nos hemos limitado al estudio de los fondos de África del Archivo de Alcalá de
Henares atinentes al non-nato convenio de reparto de Marruecos de 1902. En 1905 se reunieron por
octubre de 1901 a octubre de 1904 (copia mecanografiada de más de 500 folios). Esta
tal de completar el estudio acudir a la consulta de la Sección de Asuntos Exteriores del Archivo de
Alcalá. Manejamos con sumo cuidado las cajas de las Embajadas de España en Londres y París del
período 1895- 1904, documentación inédita hasta el momento presente que hemos incorporado al
Almodóvar del Río, Ministro de Estado (1901-1902) del gabinete Sagasta. En la voluminosa
correspondencia nos aparecieron tres pruebas: desde el telegrama con la palabra “Guadalajara”
(que supuestamente León y Castillo nunca recibió) hasta una carta confidencial de Almodóvar y
una Real Orden del ministerio de Estado, con la aprobación de la Jefatura del Estado, que
ratificaban que el gobierno Sagasta ordenó la firma del tratado. Hemos tenido que rehacer todas las
hipótesis que se han dado para justificar la no suscripción del acuerdo y aventuramos la idea de que
los franceses habían estudiado desde tiempo atrás la fórmula de que la única vía de penetración por
el interior del Sultanato desde Argelia de la pretendida línea férrea que deseaban construir hasta el
Atlántico sólo podía construirse cerca de Fez. Al quedar esta ciudad fuera de la esfera francesa, y
titular del Quai d´Orsay oralmente insistió ante León y Castillo de la necesidad de que el ferrocarril
francés pasase por la esfera de influencia hispana y cerca de Fez. El exceso de celo de León y
Castillo le llevó, a pesar de haber podido firmar en ese momento –pues reconoció por escrito a
Almodóvar que esa indicación no tenía gran trascendencia – a querer consultar previamente con el
Ministerio de Estado, en el momento en que se producía la caída del gobierno liberal y con los
12
conservadores en el poder se abría una dinámica nueva en las negociaciones sobre Marruecos. Sin
embargo, al redactar sus Memorias, León y Castillo mintió y ocultó su responsabilidad personal en
la no consecución del tratado. La lectura de este fondo importante de la Sección de Exteriores nos
permite corregir a Fernández Almagro señalando cómo Sagasta, preocupado por las cuestiones de
seguridad nacional, quiso imbricar la firma de un tratado de reparto sobre Marruecos a que las
poner de manifiesto el entramado de las relaciones hispano- marroquíes de 1895 a 1904, junto con
las consecuencias y repercusiones que tienen para la posición de España en el marco de la política
europea y para las relaciones del país con las principales potencias europeas.
La importancia del marco cronológico acotado viene determinada porque señala la apertura
en dos esferas de influencia vino precedida de un largo proceso de implicación imperialista europea
en el Sultanato. Ésta había empezado con una penetración informal,42 pero pronto se transformó en
una larga pugna política y diplomática, que trascendería del marco de la rivalidad colonial anglo-
consecuencia de la revolución diplomática que tendría lugar en 1904, y que se conoce como
Entente Cordiale, por la cual Inglaterra se aproximaría a Francia en la subsiguiente pugna con
Alemania. En el marco cronológico que estudiamos, los gobiernos restauracionistas tuvieron que
afrontar lo que había sido el obstáculo, el inconveniente de la política exterior española de finales
42
Cfr. Ben Srhir, K : Le Maroc et la Grande-Bretagne au XIX ème siècle (1856-1886), Casablanca, Ed. Wallada,
1990; del mismo autor: Morocco in the British Archives. The Correspondence of John Drummond Hay (1846-1886),
Casablanca, Wallada, 1992.
43
Cfr. “ Les intérêts allemand et les vues de l´Allemagne sur le Maroc « en B.C.A.F., no. 12, diciembre de 1901, pág.
415; véase también: Guillen, P.: «L ´Allemagne et le marche marocain a la fin du XIXe siecle. Les efforts de
penetration commerciale «, en Hesperis-Tamuda, Vol. IV, 1963, pp. 373-413.
13
del siglo XIX: el no poder sintonizar diplomáticamente con Francia y Gran Bretaña, entre otras
cosas por estar enfrentadas éstas entre sí por el valle del Nilo. Esta sintonía fue la orientación básica
negociador, en el curso del cual se dieron bandazos tan significativos como fueron desde los dos
intentos de Silvela de que España ingresara en la Dúplice Alianza francorusa, con el fin de que ésta
garantizara la seguridad territorial de España, hasta la búsqueda por parte de este mismo estadista
bienio 1901-1902, período en el que hemos descubierto una documentación inédita que resalta el
intento liberal de que Francia garantizara el Imperio marroquí de España y la seguridad territorial
El marco cronológico de nuestro estudio viene fijado, lógicamente por el camino tortuoso
emprendido por la diplomacia española para insertarse en las órbitas de París y Londres. Tortuosa
internacional de 1895 a 1904, debida a dos causas fundamentales. En primer lugar por el nuevo
sino un sistema con varios centros de poder a escala mundial con potencias emergentes, donde se
desdibujan las condiciones en que se habían desenvuelto las relaciones europeas desde la
terminación de la guerra francoprusiana. En segundo lugar, por el ritmo de las relaciones entre
Francia y Gran Bretaña. Estas pasan por dos etapas. Una primera de tensión transcurre de 1895 a
1902. Los motivos de esa tensión son la expedición francesa a Fashoda y la falta de un arreglo en la
cuestión egipcia; etapa culminada con la demostración naval franco-rusa de abril de 1902 en las
costas de Marruecos. Rusia evidencia sus deseos de ayudar militarmente a su aliada la República
francesa en caso de un enfrentamiento con Inglaterra por la cuestión marroquí. Gran Bretaña hace
14
caracterizada por la revolución diplomática que da lugar a la Entente Cordiale, es una fase de
proximidad de Londres y París ( 1904), adquiriendo asimismo una plaza en el futuro de Marruecos.
A. Maura culminará esa aproximación consiguiendo una garantía para la seguridad nacional en los
diversos aspectos. Será la primera la reducción estricta a la política marroquí y europea practicada
con la finalidad de observar, a su través, las relaciones de España con las grandes potencias del
viejo continente y las repercusiones del tema cubano y filipino en Marruecos: léase en la falta de
En segundo lugar, aunque nuestro tema son las relaciones hispano-marroquíes no nos hemos
olvidado de los actores principales de la cuestión marroquí, Inglaterra y Francia. Hemos atendido
los problemas en torno a los que se enzarzan tanto con el Sultanato como entre sí o con España: de
sin embargo, desdeñado el profundizar en el papel jugado por potencias secundarias como Italia.
En tercer lugar, todo problema internacional o meramente diplomático que abordamos, queda
también visto a la luz de esa finalidad primaria que son las relaciones hispano-marroquíes. Si nos
ocupamos con cierto detenimiento de los problemas del Imperio jerifiano, en lo tocante a la
invasión del Tuat y la trascendencia de este territorio para el Sultanato, es porque se trata de un
factor determinante que al alterar la estabilidad del ‘statu quo’ del Imperio, abre la cuestión
factor determinante de las relaciones entre Marruecos y España. No es nuestro objeto tampoco un
estudio sistemático de la “historia del Sultanato“, por más que este elemento primordial de
15
referencia de la política exterior española atraiga considerablemente, como es lógico, nuestra
atención.
hispano- marroquíes en la época estudiada, y aunque nos ocupamos con preferencia de aquellos
necesaria las conclusiones válidas de diversas obras historiográficas, a fin de lograr una visión y
Un estudio en el que se aborden las relaciones entre España y el Sultanato marroquí nos
puede ofrecer un balance multilateral, de conjunto, que nos permita obtener dos resultados
inmediatos. Se trataría por un lado de valorar de forma global los principios que orientaron las
relaciones (por parte española), la proyección de la influencia hispana en el Imperio jerifiano, los
resultados de esa proyección y los obstáculos para su consecución. Por otro lado consistiría en
comparar el balance resultante con el que podemos encontrar en los medios de actuación de otros
estados protagonistas en la apertura de la cuestión marroquí, es decir de las líneas seguidas por los
asediadores del Imperio. Es la línea, la de los asediadores, la que hemos seguido y no la de los
asediados, por nuestro desconocimiento del idioma árabe y de las fuentes en este idioma existentes
en Marruecos, a las que por esas razones no hemos podido acceder. No nos hemos olvidado sin
embargo, de contextualizar que este marco cronológico es el período de crisis de las instituciones
majzeníes, tanto por razones internas del Sultanato, como por acoso externo. Hemos intentado
resaltar los factores de descomposición interna del Imperio. Y no hemos olvidado nunca referirnos
tanto al ataque francés (en tres frentes: en el Sus, es decir en el Atlántico; en el Rif, es decir en el
Mediterráneo; y por el este) como al español, fundamentalmente por el Norte del Sultanato. Como
tema de fondo, hemos tomado en consideración la crisis del trono que se vive en Marruecos, con
(en lengua francesa) e intentando conjugar en todo momento los problemas interiores de Marruecos
16
En este marco de fondo, los diferentes gobiernos restauracionistas españoles actuaron sobre
el Sultanato de forma desigual y con medios también diversos, pero con unas pautas que pueden ser
expresadas de esta manera. En el período 1875- 1895 se dan dos líneas superpuestas y entrelazadas.
intereses españoles en Marruecos; una estrategia diseñada a largo plazo y en muchos casos con
fines poco concretos. La otra línea de actuación se evidencia en 1887, en 1889 y en 1891, años en
los que se aplicaron unos objetivos de expansión, como medios y fines en sí mismos. Con ellos se
pretendía adquirir prestigio en un doble ámbito: en el seno del Sultanato, y de cara a Europa,
intentando demostrar que si Marruecos debía de dejar de ser independiente alguna vez, debía
internacional entre las potencias concurrentes que querían controlar el Sultanato (Inglaterra,
Francia, Italia...). En vísperas del desastre de 1898, se vuelve a una posición más conservadora y
pacífica. Solamente en momentos muy concretos, a partir de finales de siglo reaparecen los
objetivos expansivos y dinámicos, eso sí con unos medios muy restringidos para su consecución.
La elaboración de esos objetivos se asentaría más que nada en el pensamiento político de los
influida por el entramado político – ideológico creado por los africanistas españoles.44 En este
teorías, cuyos resultados analizaremos a continuación, que se aplican con desigual balance en el
Imperio jerifiano. Las tres con un fin preciso: convertir a España en una potencia destacada y
privilegiada en el extremo noroccidental de África, con deseos más o menos públicos de adquirir el
44
Cfr. Pedraz Marcos, A.: Quimeras de África. La Sociedad Española de Africanistas y Colonistas. El colonialismo
español de finales del siglo XIX. Madrid, Ediciones Polifemo, 2000; Nogué, J y Villanova, J.L.: España en Marruecos.
Discursos geográficos e intervención territorial. Lleida, Editorial Milenio, 1999; Rodríguez Esteban, José A.
Geografía y colonialismo. La Sociedad Geográfica de Madrid (1876-1936). Madrid, Ediciones de la Universidad
Autónoma de Madrid, 1996.
17
La primera de estas teorías es la teoría de la mediación en los conflictos del Sultanato con
Francia. En efecto, uno de los resultados de carácter multilateral más significativo fue el papel que
tuvo España desde 1887 en la resolución de conflictos suscitados en el desierto oriental marroquí
entre el Imperio jerifiano y Francia. No suficientemente resaltado por los historiadores, se puede
afirmar que por los datos de los que disponemos la importancia de España en este aspecto fue
sobre Figuig y Tuat, aunque fracasando a finales del siglo, cuando no se pudo evitar la irrupción
gala en el Sahara oriental marroquí que alteraría definitivamente la situación del ‘statu quo‘ del
Imperio. Los principales estudiosos de este tema han sido Manuel Fernández y Federico Curato que
abordan con detalle los tipos de conflictos francomarroquíes en los que España participó junto a
Italia e Inglaterra.
una acción decidida que se observa contundentemente en 1887, 1889 y 1890. Se complementa con
el desplazamiento esporádico de unidades navales españolas a las costas del Sultanato para vigilar
continuidad en estas políticas. El gasto militar era reducido y no se podía disparar por esas acciones
de policía colonial.
nos habla de un reducido papel de estas transacciones mercantiles que no actúa como un factor
desaceleración económica. Situación esta última provocada en este período por los cambios en la
que olvidar además las posibles consecuencias aislacionistas derivadas del abandono del patrón –
oro. Para intentar combatir este balance negativo, se puso en marcha la denominada “vía
18
nacionalista del capitalismo español“, adoptándose medidas proteccionistas como fueron el Real
Decreto de 24 de diciembre de 1890 por el que se suspendía la base quinta del Arancel Figuerola.
importación, lo que si por un lado reservaba el mercado nacional para los productos españoles,
generaba tensiones inflacionistas. De todas formas los productos españoles cuando llegaban al
Sultanato no podían competir con los franceses o alemanes, por ser éstos bastante más baratos.
b) La hipótesis de trabajo
marroquí. Estamos hablando de un proceso donde no hay una evolución lineal; falta esa solución
de continuidad porque estamos hablando de un proceso con recovecos, en zigzag, con bandazos y
giros bruscos al tener los gobiernos restauracionistas que adecuarse a un dilema. Al producirse la
desaparición del Antiguo Régimen, hay un hecho que no ha llamado en especial la atención de los
potencias extranjeras – las nazi-fascistas – durante la guerra civil de 1936-1939, y sin embargo la
que tuvo lugar durante la primera guerra carlista permanece casi olvidada, a pesar de lo que
afirmara el marqués de Olivart a finales del siglo XIX, cuando señaló que el tratado de la España
liberal con Portugal, Reino Unido y Francia, dando lugar a la Cuádruple Alianza, base jurídica de la
citada intervención, ‘es el más importante, políticamente hablando, no sólo de los concluidos en la
primera época del reinado de Isabel II, sino de toda la historia diplomática contemporánea de
nuestra patria’. 45 La definición de la política exterior española del siglo XIX iba, así, a encontrar su
45
Cfr. Marqués de Olivart, Colección de los tratados, convenios y documentos internacionales celebrados por
nuestros gobiernos con los estados extranjeros desde el reinado de doña Isabel II hasta nuestros días. Notas histórico-
críticas, Madrid, El Progreso Editorial, 1892, pág. 14.
19
primer camino, a partir de 1834, con la muerte del rey Fernando VII, en la conjunción con otros
factores, dentro del proceso histórico general, de la crisis del sistema imperial español. Esta es
inseparable de las repercusiones de la Revolución francesa, del intento hegemónico en Europa del
y es consecuencia asimismo del desarrollo en la península ibérica en la década de los años treinta,
–Inglaterra y Francia- y las grandes potencias orientales –Rusia, Prusia y Austria–, como
dificultades que estaba encontrando esta ideología, en España y Portugal frente al absolutismo
(carlismo y miguelismo ).
tenía sentido mantener una política exterior condicionada por la defensa de América y seguir,
como habían hecho los Borbones desde mediados del siglo XVIII buscando el apoyo de Francia –
o de Rusia- para frenar a Inglaterra. El nuevo régimen liberal que se estableció en lucha con los
absolutistas –carlistas acuñará entonces un nuevo y duradero principio sobre el que asentar su
acción exterior: ‘cuando Inglaterra y Francia estén de acuerdo, marchar con ellas; cuando no lo
estén, abstenerse‘. Sobre esta base, la España liberal se integró en un cuadrilátero, cuyo perímetro
se consolidará a lo largo del siglo XIX: Londres, París, Lisboa y Madrid. Un cuadrilátero que tenía
al sur la zona de intereses comunes y encontrados: la región del Estrecho, con sus archipiélagos
(Canarias y Azores), con sus enclaves (Gibraltar, Ceuta y Melilla), con las Baleares en el punto
donde se cruzaban el eje francés que unía Marsella con Argel y el eje británico Gibraltar- Hong
Kong, y con la inconcreta y común expectativa sobre Marruecos, en donde confluían intereses
Aunque la competición entre los intereses de los gobiernos de París y de Londres causase
20
fue compatible entre sí y permitió la consolidación del liberalismo doctrinario español sin excesivos
pequeña potencia mediatizada por las grandes, se aventuró a realizar una política de prestigio en el
marco de la seguridad del entendimiento franco-británico y conservó los restos de su viejo Imperio
exclusivamente a la fortaleza del ‘statu quo’ que , hasta la década de los 70 , disfrutaron las zonas
estratégicas en las que se encontraban esos restos coloniales. Pero el sistema internacional se
la unidad alemana. En 1871, la formación del II Reich alemán y la contundente derrota de Francia
de la segunda revolución industrial marcaron el cambio del equilibrio mundial con el ascenso a la
categoría de grandes potencias de Alemania, Estados Unidos y Japón, con la mundialización de los
intereses de todos los grandes –viejos y nuevos–, y con el proceso de reparto de las tierras, los
No era fácil que las élites españoles se hicieran cargo de lo que estaba empezando a pasar y
que sacaran consecuencias inteligentes a la hora de pensar la política exterior que convenía
emprender. Serán Canovas del Castillo y Sagasta quienes desde la estabilidad del régimen político
que sostienen, tengan que reconstruir una nueva política exterior en la discontinuidad con la que
Francia de Napoleón III y el encumbramiento del II Reich, la fuerza del sistema bismarckiano, la
conciencia de la debilidad del régimen restaurado y los temores que suscitó en España una Francia
primero legitimista y después republicana, condujeron, más allá de la retórica canovista sobre la
necesidad de una política de ‘recogimiento’ y la retórica liberal sobre la necesidad de una política
de ejecución , a una política exterior real y concreta que, en defensa del principio monárquico, giró
21
avizor sobre todo lo relativo a Marruecos si quería evitar un reparto del Imperio jerifiano que, sin
duda, colocaría en el sur de la península a un vecino más molesto que el débil Estado marroquí; y
no podía perder de vista que la cuestión de Marruecos afectaba de manera directa a la seguridad del
Gibraltar británico.
apoyo diplomático en Alemania necesario para defenderse de Francia y los gobiernos del turno
podían, con ese apoyo diplomático, frenar los peligros franceses derivados tanto del legitimismo
caracterizada por una cierta discontinuidad, una falta de coherencia derivada de la falta de apoyo
podía encontrar ese apoyo porque el papel internacional que jugaba el II Reich alemán en el
continente europeo no tenía nada que ver con el que quiso y pudo jugar aquellos años en el norte de
África.
restauracionista hay que ponerla más bien en relación con el enfrentamiento surgido en el
continente europeo entre las dos principales potencias liberales a finales de la década de los 70. La
pugna por Egipto iba a romper a comienzos de la década de 1880 la entente francobritánica. Los
británicos, han señalado Robinson y Gallagher, quedaron en una situación difícil en ese país, pues
que el régimen egipcio que deseaban disciplinar y recomponer se derrumbara ante el surgimiento
dominio sobre el valle del Nilo. A partir de 1889 el protectorado velado que ejercieron en Egipto se
convirtió en una necesidad para la seguridad del Imperio británico en el mundo. Para los franceses,
este velado protectorado británico era la peor humillación que se les hubiera podido infligir. El
46
Cfr. Robinson, R.E. y Gallagher, J.: “El reparto de África“, en Historia del Mundo Moderno de la Universidad de
Cambridge. Tomo XI: El progreso material y los problemas mundiales. 1870-1898“. Barcelona, Editorial Ramón
Sopena, 1980, pag. 427.
22
canal de Suez y el país al que habían criado desde el legendario desembarco de Napoleón, les
habían sido arrebatados. Esto rompió la “entente liberal francoinglesa“ y mantuvo al Reino Unido
y a la III República enfrentados durante veinte años. Por otra parte, para consolidar su dominio en
Egipto, Inglaterra pasó a ser sumamente vulnerable ante la diplomacia continental europea. Para
mantener en orden las finanzas egipcias, necesitaría el apoyo alemán contra los vetos franceses en
la Comisión de la Deuda.
Este hecho dinamitó la orientación exterior de la política española también en lo tocante a los
asuntos del Sultanato. Mantenemos la tesis de que ello desorientó completamente a los políticos
alternativamente en una potencia contra la otra, dando constantes virajes y bandazos a la política
marroquista, que no se podía ajustar a unos cauces de estabilidad o de continuidad. Esos cauces de
Cartagena de 1907.
Esta desorientación en los asuntos marroquíes de la política exterior española empieza a ser
palpable entre 1877 y 1878, cuando los intereses hispanos se encuentran doblemente enfrentados
con los británicos y franceses –a la vez opuestos entre sí- y sin contar con el respaldo alemán. Los
gobiernos restauracionistas intentarán paliar esa desorientación hasta 1903, enfrentándose ante el
dilema de su doble recelo respecto a las políticas marroquistas de Londres y París, a la vez opuestas
entre sí, teniendo que apoyarse en una u otra según las circunstancias. Esta será una constante en la
aproximaciones ora a Gran Bretaña ora a Francia, pero nunca simultáneamente a las dos. La
primera vía , la aproximación a Inglaterra culmina en la Conferencia de Madrid de 1880, que busca
apuntalar el mantenimiento del ‘statu quo’ en Marruecos. Esta política es abandonada pocos años
después por el gobierno canovista que opta por la opción de aproximarse a Francia, opción
bendecida por el II Reich que busca de Jules Ferry que desvíe las energías de la III República a la
23
No era fácil entender y resolver el problema de la desorientación de la política marroquí.
Recelosos de las intenciones del gobierno de París, y con la cuestión de Gibraltar envenenando el
especialmente poco interesada en los asuntos de la política continental europea, los gobiernos
su relación con Alemania y esta es una realidad ya vivida incluso en los últimos años del reinado de
Alfonso XII . Al salirse de este marco se entra en una dinámica, como hemos dicho de
D´Ordega que intenta convertir el Imperio jerifiano en un protectorado de la III República. Esta
restauracionista. Moret, miembro destacado del partido liberal de Sagasta pone en marcha una
política de acuerdos mediterráneos con Italia en el marco más amplio de una ‘política de
ejecución’, que lleva a la política exterior española a la opción de fortalecer sus lazos con Alemania
y con la Triple Alianza en general, próxima a su vez a Inglaterra, que necesita del apoyo alemán en
El Cairo, en el marco de sus disputas con Francia. El bloque hispano-italiano-británico planta cara a
los intentos de la III República de infiltración en Figuig, extremo oriental del Sultanato de
independencia del Imperio jerifiano. Sostenemos la idea de que la política exterior española entra
en un contexto, entonces, de relativa estabilidad que se prolongará hasta finales de la década de los
80. El cambio a la década de los 90 marca el comienzo de una nueva coyuntura. A pesar de la
renovación en 1891 de los acuerdos mediterráneos con Italia por parte del gobierno de Cánovas
hay diversos momentos que propician un cambio en los derroteros de la política exterior española.
24
nuestro juicio, sin embargo, el hecho más relevante que modifica el balance de fuerzas en la
control sobre la antigua provincia turca de Egipto, ofertando a Francia compensaciones territoriales
ello, las posibilidades de entendimiento de estos dos países en la cuestión marroquí. Se abre así un
período de cinco-seis años en que Londres y París entierran el hacha de guerra y parecen dispuestas
a zanjar sus diferencias coloniales africanas. Sobre todo después del fracaso de la misión de E.
de 1891 se produce la negativa del Emperador alemán Guillermo II a que España protagonizara y
capitaneara una intervención europea en defensa de la monarquía portuguesa. Al mismo tiempo, los
gobiernos restauracionistas del turno experimentan una serie de recelos hacia la joven monarquía
saboyana: Italia refuerza su penetración en el Sultanato, creando una fábrica de armas en Fez,
realizando una serie de hábiles maniobras diplomáticas, vendiendo modernos buques de guerra al
Majzén . Todos estos hechos ilustran los estrechos límites del apoyo diplomático alemán hacia la
Monarquía borbónica española y pueden ser interpretados como la constatación del fracaso de toda
principio monárquico. El desarrollo de los contactos diplomáticos que suscitó la crisis portuguesa
del Ultimátum no dejó lugar a dudas sobre la fragilidad de los apoyos diplomáticos con los que
podía contar. Rosario de la Torre ha señalado acertadamente que “en 1893, la crisis de Melilla y la
visita de la flota rusa a la base francesa de Toulon pusieron de manifiesto que las grandes
potencias no estaban dispuestas a permitir que España modificara el ‘statu quo’ de Marruecos ,
que el acercamiento franco-ruso había puesto fin a veinte años de aislamiento francés y que el
de una Francia que se sentía más segura “.47 A juicio de esta historiadora, esta nueva coyuntura
47
Cfr. De la Torre del Río, R.: “Una crisis que rectificó la orientación de la política exterior “, en Revista de
25
internacional llevó a los gobiernos del turno a un acercamiento diplomático a Inglaterra. Otros
historiadores, a su vez, han completado esta visión; así cuando Manuel Fernández redactó su
extenso trabajo sobre las relaciones entre España y el Sultanato marroquí en los primeros decenios
de la Restauración, fue capaz de intuir el nuevo giro de la política exterior española hacia
Marruecos tras la guerra de Melilla, aunque no fue capaz de explicarlo porque detiene su trabajo
precisamente con la muerte del Sultán Mawlay Hassan en 1894. Hay que señalar que cualquier
historiador que se enfrente al estudio de los años 1894-95 en lo que se refiere a la imbricación de
España en la cuestión marroquí, ha de tener que afrontar una relativa carencia documental. Sin
embargo, es posible paliarla en parte acudiendo a los Fondos de Asuntos Exteriores de Alcalá de
París nos permite elaborar una hipótesis, más en la línea de Robinson y Gallagher que recalcan la
48
distensión en los problemas coloniales franco-británicos en África hasta 1895-1896. Señalamos
diplomacia española encontró la ocasión de intentar de nuevo ajustar sus actuaciones en Marruecos
restauracionista se movía cómodamente. Si en 1891, estando en vigor los antiguos lazos con Italia y
con un Reino Unido todavía en la órbita de la Tríplice, españoles, británicos e italianos se habían
opuesto a las amenazas galas sobre el Tuat, en 1895 las cosas han cambiado radicalmente. No lo
han hecho sin embargo del lado francés: la III República sigue obsesionada con sus tendencias de
expansión sahariana, deseosa y anhelante de invadir el Tuat. Sin embargo ahora se vive una
sobre Egipto que consolide el dominio inglés a cambio de ofertar el Sahara a la III República. En
cuestión marroquí con franceses y británicos. Julio Salom ha señalado al respecto que Moret en
26
1893 no sólo había buscado una aproximación a Inglaterra (lo cual hizo, evidentemente, al
tripartito en el Sultanato, donde España se insertaría con tranquilidad. 49 La consulta de los fondos
inéditos de la Embajada de Londres correspondientes al año 1895 nos permite afirmar que Gran
última de instalar un consulado en Fez. Tal vez ello se debiera a los temores del Reino Unido de
que la Restauración intentase aprovechar las consecuencias de la guerra de Melilla para obtener
ventajas en el Sultanato.
Sin embargo, la ruptura de esa conjunción con Londres y París hay que explicarla de nuevo
en el contexto de la cuestión egipcia. A finales del siglo XIX, la III República acaricia materializar
un proyecto largamente soñado: llevar desde el Atlántico una expedición militar al sur del Sudán y
conseguir el dominio de una franja territorial interoceánica que llegue hasta el extremo Oriental de
África. En ese contexto, se diluyen las posibilidades de acuerdo sobre Egipto. De nuevo volverá la
franco-británica. Coincidirá esta desorientación con la ruptura de los lazos que unían a España con
enfrentamiento militar con los Estados Unidos. Desde el mismo momento en que estalló la
insurrección cubana de 1895 y, sobre todo, desde que se hizo evidente que el enfrentamiento, largo
y destructivo, podía ser una ocasión que propiciara la intervención directa de los Estados Unidos, la
defensa de la soberanía española de Cuba se convirtió en el principal objetivo de una nueva política
española en la Gran Antilla con la defensa del principio monárquico , buscó de manera decidida un
compromiso diplomático con la Triple Alianza y /o con Inglaterra que frenara la intervención de los
49
Cfr. Salom, J.: “Del recogimiento al aislamiento (1890- 1896)“ en Fusi, J.P y Niño, A.: Vísperas del 98. Orígenes y
antecedentes de la crisis del 98. Madrid, Biblioteca Nueva, 1997, pág. 209.
27
Estados Unidos, a cambio de los beneficios que proporcionaría a sus posibles socios la utilización
de las costas y puertos españoles en tiempo de guerra. La diplomacia española – tanto la del partido
incompetencia profesional, sino que se conjugan varias realidades: España no estaba siendo capaz
de terminar con una guerra que perjudicaba intereses norteamericanos, los insurrectos no hicieron
nada para buscar un compromiso que impidiera la intervención norteamericana y las grandes
potencias europeas tenían muy poco que ganar y sí mucho que perder con una intervención que
en 1891-, en una presencia militar intermitente en las costas del Sultanato, consistente en la
diplomacia de las cañoneras, y en el éxito del servicio de espionaje español organizado por el
consulado en Mogador que entró en guerra con los servicios de inteligencia galos en 1887,
frustrando un desembarco de armas que iba a servir para potenciar los intentos independentistas del
Sus .
Sin embargo, a finales del siglo XIX hay un marco nuevo de referencia que introduce
variantes sustanciales para España en la cuestión marroquí. Lo que estaba en juego ahora era una
amenaza inminente para la seguridad nacional. Sostenemos la idea de que tanto liberales como
conservadores entendían que el Rif era una región de interés geoestratégico vital en la defensa de la
Península. Y el control del Rif empieza a serle cuestionado al Majzén por las injerencias
imperialistas francesas. Los acontecimientos tienen un origen fortuito, y se ven originados por el
contrabando que practican algunos miembros de la cabila de Bocoya. Estafados por los europeos
con los que trafican, asaltan algunos buques que navegan cerca de la costa y toman como rehenes a
diplomático, el argelino Si Al.lal que intenta convertir el Rif central en un protectorado galo.
28
Por lo tanto ya tenemos otro elemento, además de las desavenencias en la cuestión egipcia
entre Londres y París, que propicia el que la diplomacia española quede absolutamente
restauracionista en Marruecos. Qué hacer en tales circunstancias es el dilema ante el que se van a
enfrentar de nuevo los liberales y conservadores; el mismo problema que se venía arrastrando
desde 1877. La solución será la ya conocida: los bandazos, los giros y los saltos en el aire
aproximándose un día a Londres y al día siguiente a París, ya que no se puede dar una
Por si fuera poco, la situación que a lo largo del siglo XIX permitió que se mantuviera el
respeto al llamado ‘statu quo’50 en Marruecos, es decir el estado de independencia relativa del
Sultanato, se iba a quebrar con el cambio de siglo al producirse una variación notable en la política
gala con respecto al Imperio jerifiano, mostrándose a partir de ahora particularmente agresiva. Ante
los inicios de la agresión imperialista europea- conquista militar del territorio del Tuat -, los
métodos practicados por el Sultán Mawlay Hassan para preservar la integridad de su reino, se
Desde los inicios de la etapa restauracionista, los gobiernos del turno habían practicado
constantemente con relación a Marruecos una política de respeto – más o menos escrupuloso – al
mantenimiento del ‘statu quo’, dado que las condiciones militares del país no le permitían cumplir
su añorado sueño de expansionarse por el norte de África, territorio que en virtud de designios
50
El más grave de los problemas que habían pesado en las relaciones euro-marroquíes durante el siglo XIX era el de
las protecciones, ya que suponía una verdadera trasferencia –hacia las potencias imperialistas– de una parte de la
soberanía del Majzén. Pretendiendo resolver ese problema se convocó una conferencia internacional en Madrid entre
mayo y julio de 1880. Pero lejos de terminar con la protección, se acabó por extenderla, convirtiendo –a su vez– los
asuntos marroquíes en interés de las potencias , garantes de que ningún cambio podría establecerse en Marruecos sin
su consentimiento. Es el nacimiento del ‘statu quo‘ en Marruecos, y también ciertamente, el fin de su independencia.
Aunque el’statu quo’ tenía otras lecturas, entre otras la del africanista español Joaquín Costa, que lo definía así: “Lo que
a España interesa, lo que España necesita, no es sojuzgar el Mogreb, no es llevar sus armas hasta el Atlas; lo que a
España interesa es que el Mogreb no sea jamás una colonia europea; es que al otro lado del Estrecho se constituya
una nación viril, independiente y culta, aliada natural de España, unida a nosotros por los vínculos del interés común,
como lo está por los vínculos de la vecindad y por los de la Historia “.
29
históricos y de una presencia en el pasado, creía reservado para su exclusivo dominio. Ello no había
sido óbice para que algunos gobiernos del período patrocinaran la puesta en marcha de la
‘penetración pacífica‘ en el Imperio, a la vez que se desarrollaba una activa política diplomática
La ruptura del ‘statu quo’ en el Sultanato se produjo cuando el país acababa de sufrir una seria
embestida con los acontecimientos del 98, que determinaron la pérdida de los últimos restos de su
imperio colonial y revelaron a las claras cuál era la situación internacional de la nación: rotas en el
decenio anterior las tenues ligaduras que le unían a la Triple Alianza, España no sólo era un país
débil militarmente, sino aislado y muy dependiente de la actitud de las grandes potencias.
derrota hundió a la opinión pública en una desmesurada depresión. Si bien no acabó con la
parlamentaria con una base carente de legitimidad democrática pues se basaba en un combate
electoral, en gran medida ficticio entre los dos partidos de las oligarquías terrateniente y financiera.
Con todo, el fin de siglo asistió al surgimiento de movimientos sociales y económicos opuestos al
régimen. A pesar del sentido catastrofista que se impuso en España, el desastre de 1898 no fue un
acontecimiento aislado, sino que formó parte de un proceso global de redistribución colonial en
una nueva fase de expansionismo, nacida en la década de 1870.51 Japón, los Estados Unidos y
Alemania se habían impuesto hacía poco como potencias mundiales y no sólo estaban penetrando
en antiguas esferas de influencia de otras potencias coloniales sino que pretendían colonizar
aquellas partes del globo a las que no había llegado aún el colonialismo. El resultado fue que el
equilibrio de poder entonces dominante comenzó a desestabilizarse. En pocos años, asistimos a una
Etiopía y al fracaso, asimismo, de los franceses en su intento de establecerse al sur del Sudán, y por
último a la rebelión bóer en Sudáfrica. En ese proceso, las potencias europeas más débiles –España,
51
Cfr. Balfour, S.: “España y las grandes potencias y los efectos del desastre de 1898“, en Balfour, S. y Preston, P.
(eds ) : España y las grandes potencias en el siglo XX, Barcelona, Crítica, 2002 , pág. 1
30
Portugal e Italia- se vieron obligadas a ceder colonias y refrenar sus ambiciones o dirigirlas en otra
dirección.
Ahora, Marruecos se va a convertir en un nudo de tensiones entre las potencias. La causa era,
por una parte, su situación estratégica desde la que se dominaba la entrada y la salida del
Mediterráneo, y por otra, la creciente rivalidad comercial entre Francia y Alemania en el noroeste
de África. La expansión francesa en ese rincón de África planteaba una amenaza potencial no sólo
a los intereses comerciales de Gran Bretaña y Alemania sino también a la seguridad estratégica de
los ingleses. Londres no aceptaba la penetración francesa hasta la orilla mediterránea de Marruecos
por el riesgo que ello implicaba sobre la seguridad de Gibraltar y el control de los Estrechos. En el
transcurso de la guerra de España contra los Estados Unidos, Gran Bretaña había practicado una
neutralidad puramente formal. Sus verdaderas simpatías iban hacia Estados Unidos. Además los
británicos habían aprovisionado de carbón a los barcos americanos y al mismo tiempo habían
presionado a las autoridades egipcias para que no permitieran a la flota española del Mediterráneo
que navegaba hacia Filipinas que se abasteciera de combustible. La flota conseguiría llegar al mar
Rojo, pero fue reclamada de vuelta a España después del desastre del primero de mayo de 1898.
Como consecuencia, el resentimiento español contra Gran Bretaña tras el desastre se unió a
los estrechos lazos que se desarrollaron entre Francia y España (a pesar de la competencia que las
enfrentaba en Marruecos), lo que hizo aumentar los miedos británicos de que Francia pudiera
conseguir ciertas ventajas territoriales en la península. Estos miedos se engarzan con el problema
español en sus proximidades, dando lugar a un panorama bastante complejo a finales de 1898 en la
cuestión marroquí, donde los bandazos diplomáticos españoles vuelven a ser tan intensos que a
intervalo de breves semanas. Así, el gobierno liberal de Sagasta buscó una aproximación al
británico en la cuestión de Marruecos como fórmula para rebajar la tensión propiciada por el
problema de Gibraltar. Pero es que temeroso Sagasta de que los británicos, enfrentados a los
31
franceses en el valle del Nilo (crisis de Fashoda), quisieran cerrar el Mediterráneo a la flota de
mediterránea del Imperio jerifiano, buscó – casi a la vez que se producía el acercamiento a Londres
- el apoyo diplomático de Francia, Rusia y Alemania, intentando que se forjara una coalición
continental antibritánica. Todo ello en el marco de una cuestión, la del Norte de Africa, donde el
Sultán, sabedor de la debilidad militar de España, pretenderá poco después cuestionar la presencia
colonial española. De esta manera, la acción diplomática española respecto al Imperio queda con
Unido, y al rechazo de sus propuestas hechas a María Cristina, la reina regente y al Ministerio de
Estado de procurar la neutralización del Sultanato, como fórmula de prevención ante los intentos
mantenimiento del ‘statu quo’, pero no diseñaron ni previeron estrategia alguna que contribuyese a
afianzarlo.
La diplomacia española va a actuar a partir de ahora buscando una respuesta al fuerte grado
de inseguridad que tiene el régimen restauracionista, en tanto éste teme que la redistribución
colonial no se termine con la pérdida de las posesiones en el Pacífico y Caribe. Además, la derrota
militar para defender el pequeño y disperso imperio que restaba. También había revelado el
aislamiento diplomático en el que había caído. La política exterior española en los primeros años
del nuevo siglo se iba a ver condicionada sobre todo por la preocupación de garantizar la defensa de
la Península y sus islas en el nuevo y volátil contexto del imperialismo competitivo. Los estadistas
y archipiélago canario. En el estudio esbozamos algunas de las ideas de los expertos conservadores
32
impulsora del colonialismo español a principios del siglo XX sería la búsqueda de garantías
externas a la integridad territorial del país pero también el deseo de crear glacis defensivos en
Marruecos, y esa política tenía sus raíces en la inseguridad estratégica producida por el desastre de
1898. La política fue claramente expresada por el Embajador español en Francia, F. León y
Castillo: “Marruecos es para nosotros no sólo una cuestión de honor, sino una cuestión de frontera
y de seguridad nacional “. Sebastián Balfour defiende la idea de que tras el 98 había importantes
diferencias sobre política exterior entre los conservadores y los liberales. Según el historiador
anglosajón, a estos últimos les interesaba más la integración española en el nuevo sistema de
relaciones internacionales que a los primeros, cuyos instintos tradicionales les llevaban a mantener
A) La política exterior practicada por Silvela entre 1899 y 1900 es tan rica en bandazos y en
giros bruscos y alternativos como lo había sido la practicada por Sagasta en el contexto de 1898.
empuje francés sobre el Tuat. Además, el estadista conservador intentó dos veces – en 1899 y en
1903 – romper el aislamiento internacional de España y entrar como miembro de una alianza
Se ha repetido hasta la saciedad que Francisco Silvela fue un estadista profrancés y que su
política exterior pivota sobre la necesidad de una aproximación diplomática a Francia. Ni que decir
tiene que no se puede corregir esta afirmación, teniendo las evidencias de que en las dos ocasiones
señaladas, buscó una alianza militar con París, que garantizara la soberanía e integridad de España.
Ahora bien, el estudio sistemático de fuentes totalmente inéditas, los papeles de Silvela y de su
Ministro, Aguilar de Campoo guardados en Alcalá de Henares nos han permitido elaborar otro
1899, Silvela se encuentra con un problema en Marruecos de cierta trascendencia: el Majzén quiere
52
Cfr. Balfour, S.: “España y las grandes potencias y los efectos del desastre de 1898 “, en Balfour, S. y Preston, P,
eds: España y las grandes potencias en el siglo XX, Barcelona, Crítica, 2002, pág. 7.
33
evitar la navegación de buques extranjeros por las costas septentrionales del país. ¿Cómo reacciona
el estadista conservador?. Silvela entiende que la medida emprendida por el gobierno marroquí es
positiva para los intereses españoles y se muestra partidario de respaldarla. Ahora bien, lo
verdaderamente original de su actitud es la selección que hace de sus aliados. ¿Se mostrará
proclive, digamos a obrar de acuerdo a una política coherente, de estabilidad, acorde con sus
‘supuesto’ aliado natural, la III República para respaldar los deseos del gobierno marroquí?. No.
Silvela no podía soslayar una realidad: Francia era a la vez la aliada natural de España, pero su
enemiga en Marruecos. No se podía buscar su apoyo. Y de nuevo tenemos los vaivenes, los
Salisbury. Meses después, queda claro tras la delimitación de la frontera del territorio colonial de
Río de Oro, que el Quai d´Orsay había mudado su parecer sobre cuál era la delimitación de la
frontera meridional del Sultanato marroquí. ¿ Por qué decimos esto?. Pues porque en el verano de
1891 se habían producido unas conversaciones en Madrid entre el Embajador francés, Paul
conversaciones, Cambon había admitido expresamente que Tarfaya formaba parte del Imperio
jerifiano. Sin embargo, en 1900, el Quai d´Orsay muda su opinión: Tarfaya y la Sakia al – Hamra, o
sea la vasta región al sur del Uad Draa y al norte de Río de Oro no pertenece a Marruecos. A
Silvela le entra una gran preocupación, compartida por Emilio de Ojeda, representante diplomático
piensa dos veces y actúa, según las sugerencias de Ojeda. Lo que va a proponer es simplemente, en
un momento de crisis del Sultanato – que sufre una embestida militar formidable por parte de
Francia en el Tuat- dinamitar el ‘statu quo’, pero le da igual. Nuestra tesis es corroborar la intuición
de Víctor Morales Lezcano que llegó a argumentar que el colonialismo español en Marruecos
obedece – entre otras razones- a las preocupaciones defensivas por los archipiélagos balear y
34
canario53. Y olvidándose de sus anteriores deseos de ingresar en la Dúplice, Silvela va a apelar al
Otra de las razones por las que apuntamos la hipótesis de que Silvela no hizo nada por
apuntalar el ‘statu quo’ del Imperio, está en su intento de sacar partido del estado de alarma y
desconcierto causado en el Majzén por la invasión gala del extremo suroriental del país, para
obtener del Sultán importantes concesiones jurídicas como el derecho de patrullar los buques de
guerra españoles por las costas del Sus, lo que por un lado aseguraría la defensa de las islas
Canarias y, por otro lado, permitiría actuar en esta región utilizándola a modo de plataforma para
un posterior avance sobre el corazón del Sultanato. Esta estrategia propia de Silvela en materia de
política colonial, una ofensiva imperialista, se prolongará hasta fines de 1900. No se trata sino de la
vertiente en política exterior de lo que constituía el ‘regeneracionismo’ aplicado por el jefe de los
recambio al perdido en las Antillas y en el Extremo Oriente. Incluso estará tentado de emprender
una política de castigo contra Marruecos cuando, aprovechando la debilidad militar española
subsiguiente al 98, las autoridades marroquíes intentaron expulsar al mar a los hispanos en las
costas del Rif. Es el bloqueo de las plazas de Alhucemas y Peñón de Vélez de la Gomera, que se
prolongará durante seis meses, y que constituye un tema inédito en la historiografía española. Ni
siquiera Jerónimo Becker lo recoge en sus estudios; aunque repasando la prensa española de la
época, se comprende esta omisión puesto que los medios formadores de la opinión pública no
53
En 1979 este investigador recalcaba que la ocupación española del norte de Marruecos consolidaba geográfica y
estratégicamente el dominio sobre las Baleares y reforzaba la capacidad de diálogo de los gobiernos restauracionistas
con Londres, a efectos de una negociación sobre Gibraltar; Morales señaló además que en cuanto a la zona sur del
Imperio marroquí (el Marruecos sahariano) era “necesaria para guardar las espaldas a las islas Camarias“, tal como
comentó el conde de Romanones en una intervención parlamentaria el año 1904. Cfr. Morales, V.: “La aventura
económica“, en Historia –16. Extra IX, 1979, pág. 19.
35
Producido el rechazo británico a las peticiones de ayuda de Silvela, al entender los analistas
del Foreign Office que la ocupación del Sahara occidental por parte española acabaría por quebrar
conservadores presidido por el general Azcárraga el que se enfrenta al dilema de cómo actuar en
Marruecos. La solución es plantear al Quai d´Orsay las pretensiones españolas sobre Tarfaya y el
deseo de establecer en la región un dominio colonial. Todo ello, cabe preguntarse, ¿ por qué no ha
sido conocido hasta ahora por los historiadores?. ¿ Porque ha sido necesario descubrir unos
documentos inéditos en legajos olvidados?. Hay que discernir un poco sobre el silencio
historiográfico en torno a estos hechos y en particular en torno a por qué ha sido ignorada la
ofensiva diplomática de F. Silvela en el verano de 1900 buscando el control del Sahara occidental.
española, al menos en esta etapa restauracionista que centra nuestro estudio, ante los diversos
grupos de presión de cualquier signo. Todas estas negociaciones se hacían bajo las condiciones de
la diplomacia secreta característica del período anterior a la Primera Guerra Mundial: eran hechos
que solamente conocían la Reina Regente María Cristina, un puñado de diplomáticos miembros del
Ministerio de Estado, los jefes de gobierno y los ministros. Y nadie más. Esta relativa
impermeabilidad de la diplomacia secreta deriva también de lo peculiar del sistema político del
partidos modernos que articulasen los intereses económicos reales de España, sino facciones
financieras cuyo poder se basaba en el clientelismo y en el fraude electoral administrado por los
afectaba intereses de limitado alcance en la política interior. De hecho, cuando durante el período
de gobierno de Sagasta a finales del siglo XIX el Ministerio de Estado se planteó crear partidos
36
proespañoles en el Rif, el modelo de esas agrupaciones de indígenas fue el clientelar, trasunto de
los partidos del turno, es decir un modelo de grupos formados por notables indígenas afectos a la
de buscar el apoyo del Quai d´Orsay a las aspiraciones sobre Tarfaya marca el último de los virajes
española no ayuda nada al Majzén para que prospere la reforma fiscal introducida por el gobierno
marroquí – actitud seguida por Francia – y en otro orden de cosas, el probritánico Emilio de Ojeda
escrupulosamente los dictados del palacio de Santa Cruz. En la primavera de 1901 se inician las
hasta la saciedad, con el común denominador de la creencia por parte de los historiadores que han
buceado en el complejo proceso de negociación de este tratado ‘non-nato’, en la visión que da León
y Castillo de cómo se frustró el pacto.54 ¿ Por qué esta creencia?. No se había tenido acceso por
parte de estos historiadores a los documentos inéditos depositados en los fondos de la Embajada
española en París y guardados en Alcalá de Henares. También hay que señalar que otros
en el Archivo del Palacio Real o en la Miscelánea García Figueras de la Biblioteca Nacional, sin
que en su totalidad hayan aparecido. Hemos reconstruido – con el material descubierto – las
gobierno liberal de Sagasta intentó ligar el reparto territorial de Marruecos con la formación de un
liberal, intentó vincular la firma del tratado sobre Marruecos a que las fuerzas armadas republicanas
54
Véase por ejemplo Pilapil, V, R.: “Las negociaciones franco-españolas sobre Marruecos, 1901-1903“, en Arbor, no.
389, 1978, pp. 29-48.
37
garantizaran la seguridad de España ante posibles ataques extranjeros. Documentos inéditos
encontrados en el Archivo del Palacio Real nos permiten señalar que Francia no deseaba este tipo
de vínculos con España ; es más, desconfiaba de su potencia militar, y lo que anhelaba – en caso de
un conflicto europeo- era una neutralización de España. París también intentó utilizar la relativa
debilidad de España para conseguir ventajas estratégicas sobre Gran Bretaña en la sensible zona de
África del norte y el Estrecho de Gibraltar,55 y aunque el gobierno de Sagasta temía que Gran
prevalecieran los intereses estratégicos galos sobre los británicos, se decidió a firmar en noviembre
de 1902 el acuerdo de reparto del Sultanato. La firma del tratado se vio frustrada por el exceso de
celo del Embajador León y Castillo, reticente en aceptar – sin consultar previamente a Madrid – los
deseos galos de construir un ferrocarril que pasase cerca de Fez, en la esfera de influencia española
en el Sultanato. Caído el gobierno liberal, los conservadores llegan al poder a finales de 1902. El
acuerdo con Francia sobre el reparto de Marruecos no se refrendará. Silvela desea que este tratado
cuente con el respaldo de la Dúplice franco-rusa y que esta alianza sea la que garantice la seguridad
y la integridad territorial de España, dejando asimismo la puerta abierta para una hipotética entrada
de la nación en el futuro en este bloque militar. Dentro del gabinete surgen figuras como la del
Ministro Buenaventura Abarzuza, proclive personalmente a consultar a Gran Bretaña, negociar con
ella e incluso establecer un compromiso estable con los británicos en torno a la cuestión marroquí.
estabilidad en la política exterior española y que los bandazos del régimen restauracionista han
terminado. En la cuestión marroquí, el gabinete Silvela desea ajustarse a las políticas de Londres y
en el Imperio jerifiano, cuando se produce el estallido de la rebelión del Rogui. Este acuerdo se
55
Cfr. “ Note sur la question marocaine«, 15 de julio de 1902, Documents Diplomatiques Français (1871-1914),
segunda serie, vol. 2, Doc. 33, pp. 398-399.
38
Sultanato, realizando un empréstito al Majzén, al igual que están haciendo Gran Bretaña y Francia.
Sin embargo, Francia pelea por ser la única acreedora del Sultán. Más significativo del ajuste de la
política exterior española a las de Francia e Inglaterra, son los sucesos de Cartagena, cuando se
atisba el gran bloque militar enfrentado a las potencias Centrales de la primera Guerra Mundial:
unidades navales rusas, inglesas y francesas acuden a la vez a homenajear a Alfonso XIII. Estas
potencias muestran así su compromiso de amistad hacia España. Decae la tensión colonial entre
Francia e Inglaterra la cual había llegado a su punto culminante en abril de 1902. Es el momento
de reanudar las negociaciones de París entre Francia y España para el reparto de Marruecos. Cabe
preguntarse: ¿ qué buscan los políticos españoles en Marruecos?. ¿Es para ellos un tema
relacionado con la restauración del honor nacional, supuestamente mancillado con el desastre de
como una tierra de promisión: un Eldorado económico para grupos interesados en la explotación de
los recursos marroquíes que se creían fabulosos?. ¿ Es percibido el territorio marroquí como una
válvula de escape de la emigración exterior española?. Sostenemos la hipótesis de que tanto Silvela
conservadores creían que la seguridad estratégica de España exigía su presencia en Marruecos. Así
Silvela declararía:
Sostenemos asimismo tanto sobre la base de sus actuaciones en la cuestión marroquí (sobre
todo en 1909) como en la de sus intervenciones públicas y discursos políticos, que la preocupación
56
Cfr. Silvela, F.: Artículos, discursos, conferencias y cartas, Madrid, Mateu Artes Gráficas, 1922-1923, vol. III, pág.
115.
39
Sultanato?. Sí, pero nunca hasta el extremo de perder por esta causa el control estratégico de las
zonas sensibles para los intereses nacionales en Marruecos. De hecho, la guerra de 1909 estallará
cuando en Melilla se rompa la estrategia diseñada en 1894 por el Ministerio de Estado, consistente
en evitar los incidentes fronterizos con las cabilas próximas y practicar una política de buena
vecindad con el Rif. En el estudio se hace un detallado seguimiento –que queda fuera en los
cabilas del Rif aceptan al Rogui y se levantan contra el Majzén poniendo al gobierno español en
una difícil situación, ello va a exigir pulir aún más la política de evitar cualquier conflicto con las
cabilas. Al producirse enfrentamientos entre los propios marroquíes, se puso en marcha una política
contendientes. Cuando el conflicto se generalice, y dado que el Sultán mantuvo durante años
apoyos en el Rif, como los combates se libraron a las puertas de la ciudad, el gobierno español tan
pronto apoyó a las fuerzas imperiales de Muley Amrani, entregándoles cartuchos, como por otra
parte se negó con contundencia a que las tropas del Sultán utilizaran Melilla como un lugar
estratégico desde donde atacar y derrotar a los partidarios del Rogui. Cuando cesen los combates y
surja en el Rif un poder relativamente consolidado y fuerte, que parece que va a controlar
firmemente el territorio, el Gobierno español no hará nada por auxiliar a las tropas derrotadas de un
soberano amigo de España, es decir el Sultán. Se producirán gestos para congraciarse de alguna
manera con la nueva autoridad en el Rif: es una suerte de política que hemos bautizado en nuestro
trabajo como “a amigo que huye, puente de plata“. El gobierno español –y esto lo sabemos por
documentación inédita del Servicio Histórico Militar– no quiere a los vencidos soldados del
Majzén refugiados en Melilla, y los expulsa, porque lo que se quiere es seguir negociando
comercialmente con los cabileños de los alrededores y congraciarse con el Rogui . Se sientan así las
bases para una penetración económica más efectiva en el Rif. Sin embargo, Maura sólo irá a la
40
guerra cuando los intereses económicos galos amenacen con apoderarse de la estratégica región del
En última instancia se señala que la consecución de una plaza para España en el reparto del
Francia, Gran Bretaña y Alemania, como sugieren ciertos escritos históricos.57 Es más bien un
hecho ligado al modelo establecido por Lenin de imperios coloniales que surgen de la sutura y
cierre de fricciones entre grandes potencias imperialistas. Lo que propició el consenso franco-
británico sobre el noroeste de África, con la inclusión de España, fueron las crecientes ambiciones
comerciales y militares de Alemania. Por un lado, Francia deseaba trazar los límites de las zonas de
influencia en África del noroeste para que Alemania no pudiera hacer exhibiciones de fuerza allí
donde las fronteras resultaban borrosas. Por ello se apresuró en 1900 a firmar un tratado con
España, por el que se confirmaba la propiedad española de Río Muni y parte del Sahara, lo cual
representaba una garantía estratégica tanto para las islas Canarias como para la industria pesquera
española en la costa atlántica. Pero es que el gobierno británico deseaba vivamente conseguir un
equilibrio de poder en el Estrecho de Gibraltar: al cerrar sus fricciones coloniales con París sobre
Egipto y otros territorios, puso especial empeño en que se le asignara una esfera de influencia a
57
Por ejemplo: Rosas Ledesma, E.: “Las “Declaraciones de Cartagena” (1907): Significación en la política exterior de
España y repercusiones internacionales “, en Cuadernos de Historia moderna y contemporánea, no. 2, 1981, pp. 213-
229.
41
c) El metodo
Es evidente que al desarrollo de la política exterior española contribuyeron, junto con las
fuerzas genuinamente hispanas, las derivadas de la situación europea, en general. Resulta imposible
formular diagnósticos – como se ha hecho en ocasiones – sobre la base única de la apatía y del
pesimismo de los estadistas españoles como Silvela o Sagasta o sobre la apatía del pueblo que
estaba tras ellos. Para entender el sentido de la relación hispano-marroquí había que atender,
forzosamente a ambos términos de la misma, es decir las condiciones en que Marruecos dirigido
por el Sultán Abd al- Aziz luchaba por preservar su independencia y las condiciones imperantes en
las relaciones internacionales en Europa y cómo estas influían en las actuaciones hispanas.
Esa es la razón de que hayamos dedicado algunas páginas de nuestro trabajo a las vicisitudes
de la política marroquí, a la acción de Abd al- Aziz. Hemos procurado asimismo hacer preceder o
acompañar a un buen número de capítulos con comentarios sobre la evolución de las relaciones
Del mismo modo que la extensión cronológica nos impuso una limitación temática, nos
impone una semejante limitación metodológica. Nos reducimos a considerar el juego de las fuerzas
políticas en las relaciones entre los Estados europeos, sin entrar en el estudio de los fundamentos
sociológicos o económicos de esas mismas fuerzas. Sólo se han comentado las características
económicas de las relaciones de los países imperialistas con el Sultanato. Procurando descubrir las
causas, periodificar los procesos y sistematizar las consecuencias del sector político objeto de
diplomáticos – siempre que éstos fueran ignotos o desconocidos hasta ahora por la historiografía
española. Si hemos seguido ese método es por el sentido revelador de la diplomacia secreta anterior
42
porque las negociaciones nos daban pistas respecto al pensamiento directivo de los hombres que la
inspiraban. Si bien hemos obviado los factores sociales, económicos o sentimentales que
determinan en último término también, toda política exterior, no hemos hecho lo mismo con los
conservadores españoles, desde Silvela hasta Antonio Maura prima antes que la necesidad de
Otra razón nos aconsejaba la adopción de ese método. Una determinación sistemática de los
factores que influyen en la política exterior española, hubiera sido, fundamental y forzosamente, la
de aquellos que son propios del régimen restauracionista y que conforman los aspectos socio-
económicos y de política interior, dando a nuestro trabajo el carácter de una obra de proporciones
a estos aspectos son, por tanto, limitadas. No dejamos sin embargo de apuntar las razones de orden
ideológico o estratégico que pesaban en la minoría gobernante durante la Restauración; pero nos
centramos en las realidades políticas que aquellos elementos determinan, sin profundizar ni
Hemos cultivado asimismo la microhistoria para las regiones del Sus (1887) y para la del Rif
(1898 en adelante), no en la idea de lanzarse alegremente a una tarea de investigación puntual y sin
importancia de la microhistoria para ponerla en relación con hechos más genéricos como los que
suceden en el Sultanato en los años antes apuntados.58 No queríamos en este sentido limitarnos a la
anécdota, sino usar la microhistoria para iluminar la macrohistoria del Imperio jerifiano y sus
relaciones con Europa. La consulta exhaustiva de los archivos (1886-1896) del consulado de
58
Cfr. Fontana, J.: “La burguesía com a instrument d´anàlisi històric: burguesia i revolució en l´Espanya del segle
XIX“, en VVAA.: Ponencias del Seminario “Las burguesías en el mundo contemporáneo“ celebrado en la UIMP de
Valencia del 21 al 24 de septiembre de 1992. Tomo II, pág. 17.
43
Mogador nos ha permitido descubrir la existencia de una red de espionaje hispana en el Sus, que
entró en combate con los agentes secretos franceses y frustró los intentos de la III República de
establecer un protectorado en el territorio. Por otra parte , la consulta de los archivos militares
españoles nos permite edificar una gran construcción –la historia de las relaciones con las cabilas
fronterizas de los presidios españoles– a partir de elementos muy pequeños, confeccionados como
diría Walter Benjamín con la precisión y la limpieza de observar lo que ocurre cada día en Melilla,
cómo España quiere intervenir en la política local rifeña, cómo crea pequeños partidos de notables
prohispanos, como abandona a su suerte a la causa del Sultán cuando se produce el estallido de la
Por último hemos intentado situar nuestra síntesis en relación con las aportaciones e
internacionales durante los últimos años. Una promoción de jóvenes historiadores renovó, en este
1974-75, años que pueden tomarse como punto de referencia válido para el arranque de una nueva
etapa. Habría que citar aquí las obras de Víctor Morales Lezcano, Manuel Espadas Burgos, Juan
Bautista Vilar, María Victoria López Cordón, J.U. Martínez Carreras, E. Hernández Sandoica,
Rosario de la Torre, Juan Carlos Pereira, Hipólito de la Torre o Angel Viñas entre otros. La
pluralidad temática y metodológica de que hizo gala este grupo heteróclito y bastante prolífico de
investigadores revela una decidida vocación de acercamiento a los nuevos planteamientos que se
habían abierto paso en la historiografía europea de las relaciones internacionales. En esa dirección,
los trabajos realizados muestran la existencia de un gran abanico de preocupaciones en torno a los
grandes ejes de la política exterior de la España contemporánea, con tendencia creciente a desplazar
el centro de atención de sus investigaciones desde el siglo XIX hacia el XX. Varios factores
El más importante de todos fue, sin duda, el cambio sustancial que se produjo en la situación
44
constitucional siguió la plena inserción del Estado en el entramado de intereses económicos y
la Alianza Atlántica. La nueva política exterior española puso fin a los reflejos aislacionistas de
pública y de los ambientes académicos por las cuestiones que rebasaban las fronteras nacionales.
Hemos estructurado la tesis en tantos capítulos como años abarca el marco cronológico
analizado. En el primer capítulo comenzamos haciendo una breve panorámica de cómo se fue
durante el último cuarto del siglo XIX para analizar, a continuación, en el segundo capítulo, los
cambios de todo orden acaecidos en el Imperio jerifiano durante todo el novecientos a medida que
el país experimentaba la presión creciente de las potencias colonialistas europeas. La razón de este
segundo capítulo estriba en que los años de investigación que hemos dedicado al estudio de la
demostrado la necesidad de conocer bien los entresijos y la evolución de una sociedad en aquellos
momentos diferente a la occidental, que vio, además, alterado su sistema de funcionamiento por la
Los capítulos tercero, cuarto, quinto y sexto abordan el estudio de los años 1895, 1896,
1897 y 1898 que contemplarán la frustración del intento español de concertar y ajustar su acción
discrepancias coloniales entre estos dos últimos países por el control del valle del Nilo
determinaron el fracaso de las iniciativas españolas en el Imperio jerifiano. Por ejemplo podemos
indicar que los gobiernos hispanos buscaban en este contexto establecer una representación
consular en Fez y este propósito se vio malogrado por la falta de respaldo internacional. No sólo los
en el Norte de África; los franceses amenazaban con invadir el extremo suroriental del Imperio, y
45
ello introducía un clima de incertidumbre en el devenir de la política marroquista practicada desde
Madrid. Los años 1896-97 y 98 son años de estancamiento colonial hispano. La diplomacia
restauracionista deja de actuar en Marruecos con los tintes de agresividad de 1887 o de comienzos
de la década de 1890 y pasa a ser meramente defensiva. Cuando estalla el conflicto suscitado por
los asaltos de piratas Bocoyas a buques europeos en las costas limítrofes al Rif central, la actuación
del gobierno español es muy activa, pero se limita a replicar a las iniciativas galas de crear un
protectorado de la III República en este territorio marroquí. Los diplomáticos españoles dejan de
ejercer actuaciones relevantes en el Sultanato; y es que los intereses de la nación radican en Cuba,
donde la insurrección amenaza este último rescoldo del Imperio hispano en América.
El capítulo sexto, dedicado a 1898 finaliza con el giro que da el gobierno Sagasta a la
política marroquí, buscando un acercamiento a Londres con el fin de superar el antagonismo que
enfrenta a británicos y españoles por las fortificaciones que estos últimos están levantando en torno
a Gibraltar.
gubernamental del nuevo lider conservador, F. Silvela. Con celeridad solucionará el contencioso
con el Reino Unido en la zona del Estrecho e intentará una aproximación diplomática a la Dúplice
franco-rusa. En los asuntos marroquíes, Silvela ha de hacer frente a una situación que amenaza las
posiciones españolas en el Rif Central. Éstas han sido bloqueadas por órdenes del Gran Visir Bu
Ahmed, que quiere aprovechar la debilidad militar de los españoles subsiguiente a la derrota frente
a los Estados Unidos, para liquidar la presencia colonial hispana. Silvela volverá a corregir el
rumbo de la política marroquí y repetirá la estrategia practicada por Sagasta durante el año
anterior, intentando un nuevo acercamiento al Reino Unido. Esta continuidad con la política
lo que hemos llamado ‘la ofensiva diplomática de Silvela’ tendente a aprovechar la debilidad del
Sultanato, sometido a una fuerte embestida militar francesa en el desierto suroriental del Imperio,
46
para arrancar al soberano marroquí Mawlay Abd al- Aziz una serie de concesiones: el derecho para
los buques de la Armada española a patrullar la costa africana frontera a Canarias o la propiedad de
los territorios de Tarfaya y la Sakia al- Hamra. Desarrollamos en este apartado algunas cuestiones
hasta ahora insuficientemente tratadas o desconocidas por la historiografía española, como fue el
caso de la búsqueda por parte de Silvela – meses después de haber buscado la alianza militar con el
rival de Inglaterra, Francia – de una ayuda por parte del Reino Unido para que éste respaldase la
configuración de un glacis defensivo del archipiélago canario en las costas del sur de Marruecos.
dedicados a los años 1901 y 1902; años de continuidad en el eje definitorio de la acción diplomática
española y caracterizados por una búsqueda de la concertación con el gobierno de la III República,
sobre Marruecos. Silvela, al igual que en 1899, sigue interesado en sacar a España del aislamiento
insertar a España en el marco de una alianza continental, que asegurara la tan ansiada garantía del
territorio peninsular e insular y de las posesiones africanas. En el último capítulo dedicado a 1904
se analiza cómo caído el gobierno de Silvela, los sucesivos gabinetes conservadores – de Villaverde
y Maura - se aprovecharán del nuevo contexto internacional en el que Londres y París se hallan
aquellas potencias. Un acuerdo de reparto de Marruecos será finalmente firmado entre Francia y
España a finales de 1904, pero la falta de un resuelto apoyo británico a las pretensiones españolas
47
d) Las fuentes
relaciones hispanomarroquíes en el período que estudiamos, hay que señalar que las fuentes
disponibles para el estudio son bastante amplias. Con anterioridad al inicio de la búsqueda
documental decidimos asimismo aprovechar las ventajas de la informática e Internet para elaborar
una bibliografía sobre artículos y revistas que tratasen sobre la apertura de la cuestión marroquí.
Hemos procedido a consultar gran número de libros, artículos de prensa y estudios de revistas que
sucesos estudiados, para darnos no tanto la idea de lo que fue el Marruecos de 1900, como la idea
que de aquel Marruecos se tenía en Europa por tales fechas. Asimismo se han consultado gran
de carácter diplomático, hemos tenido que utilizar dos vías. La primera ha sido la de acudir a las
menor medida, la británica. La segunda vía en nuestra labor de investigación ha sido la de los
archivos del Estado español. En menor medida, el recurso de Internet nos ha permitido realizar
alguna cala concreta y específica en los Archivos Diplomáticos de Nantes, pudiendo imprimir
algún documento de sus colecciones volcado en la red. Es posible encontrar también en Internet los
listados completos, a partir de unos archivos históricos elaborados por un especialista anglosajón en
cuerpos diplomáticos francés y español destacados en Marruecos a lo largo de los siglos XIX y XX.
Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores. Aunque la información obtenida ha sido sumamente
valiosa para nuestro trabajo, no debemos dejar de señalar el serio obstáculo que representa para el
48
investigador la notable ausencia en este archivo de un gran número de documentos de carácter
decisivo, por explicarse en ellos los puntos de vista de los dirigentes de la política exterior española
y las directrices por ellos marcados a los representantes en el extranjero. Es una consecuencia de la
entre los Ministros de Estado y los diplomáticos destacados en ciudades extranjeras, las cuales, por
ese mismo carácter de correspondencia privada –falso carácter, desde luego, ya que tratan y
resuelven negocios públicos– salieron del Ministerio de Estado con el ministro de turno o quedaron
entre los papeles de los embajadores. Este fenómeno es un obstáculo para cualquier historiador que
desee investigar este período, que debe acudir a otros archivos complementarios.
Pese a ello, los fondos de este Archivo poseen, como es lógico, un valor incuestionable; ahora
bien, esas ausencias concretas nos ha obligado a una labor minuciosa de derivar indagaciones y
relaciones entre los Estados, a través de los numerosos documentos a que se hace referencia en las
notas. Destacar en particular de los fondos del palacio de Santa Cruz dos aspectos: 1 ) el hallazgo
de la correspondencia particular sostenida por los Ministros de Estado liberal, Duque de Almodóvar
y conservador, Buenaventura Abarzuza con los diplomáticos destacados en Londres, París y Tánger
(Duque de Mandas, León y Castillo y Ojeda y Cólogan) ; 2) el gran número de despachos oficiales
consulados de Alcazarquivir, Arzila, Casablanca, Fez, Larache, Mazagán, Mogador, Rabat, Tánger,
Tetuán y Uxda que cubren la segunda mitad del siglo XIX y los primeros veinte años de la
siguiente centuria; han sido fundamentales para detectar y entender el carácter de la insurrección de
Bou- Hamra, el Rogui, en 1902, descartar los adjetivos de ‘guerra civil’ que alegremente se
Distinto es el carácter de otro importante Archivo que ha sido el marco de nuestra tarea: el
Archivo del Palacio Real, con fondos selectos. De él proceden nuestras informaciones sobre
49
algunos de los puntos más importantes en la historia diplomática española de 1887 o de 1902. En
concreto, un legajo bien nutrido nos informa sobre el ofrecimiento de reparto de Marruecos
realizado por el Embajador francés en Madrid, Paul Cambon a la Reina Regente María Cristina y
al Ministro de Estado, Segismundo Moret en la primera de las fechas. Este ofrecimiento –que como
ha resaltado Carlos Ferrera en su tesis doctoral sobre el político liberal– sí existió aunque, en la
praxis se centró en una serie de conversaciones carentes de importancia. Paul Cambon conocía la
debilidad militar española, por habérsela confesado personalmente Moret y por ello vino a ofrecer a
España un territorio que el ejército hispano no era capaz de conquistarlo, por el mero hecho de que
en Marruecos estaba gobernando el Sultán Mawlay Hassan que dominaba fuertemente el territorio,
Por otro lado, los legajos correspondientes a 1902 nos hablan de la inviabilidad militar
Rogui y de cómo el Quai d´Orsay se niega a aceptar las pretensiones de Sagasta / Almodóvar de
territorial española por parte de Francia. Asimismo, el archivo nos ofrece la posibilidad de
Emilio de Ojeda, remitía a la Jefatura del Estado para informar personalmente sobre la evolución de
la cuestión marroquí.
de los gobiernos españoles, tal y como se trasluce, sin duda, en la correspondencia oficial cursada
entre los Ministros de Estado y la Legación española en Tánger. Nuestra gestión en este sentido
tuvo bastante éxito. El Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares nos abrió
Silvela, Aguilar de Campóo y Rodríguez San Pedro a su paso por el Ministerio de Estado. No era
nuestro propósito limitar la consulta a la correspondencia habida entre los titulares de Estado y la
50
Legación de Tánger. Hemos rastreado sistemáticamente no sólo los documentos agrupados en las
secciones histórica y política de Marruecos del Archivo General, sino que además hemos
legajos de las Embajadas de Londres y París. En este caso, los archiveros han agrupado los
documentos generados por estos centros o recibidos por ellos no en riguroso orden cronológico,
sino por temas. Hay, por lo tanto, legajos específicos dedicados enteramente a la apertura de la
cuestión marroquí. Ello nos permitió sondear y seguir paso a paso los intentos de Silvela en 1900
archipiélago canario. Por último, hemos consultado un gran número de legajos correspondientes a
documental, más bien el complemento, de los que se encuentran en el palacio de Santa Cruz. El
de Tetuán, lo que nos ha permitido hacer calas de microhistoria en los territorios del Sus y del Rif.
Asimismo para tener un conocimiento objetivo de las relaciones de la ciudad de Melilla o del
utilizar otras vías que se ofrecen al historiador. La secuencia documental bastante completa para la
fondos del Servicio Histórico Militar de Madrid y los fondos de naturaleza militar que aparecen
Alcalá de Henares. A partir de su consulta, hemos colegido que la sublevación del Rogui plantea al
rifeños, respaldando la causa imperial o abandonándola a su suerte. La visión táctica hispana desde
1894 es la de no perder la buena vecindad con las cabilas próximas a Melilla; es decir consiste en el
51
cumplimiento de unos criterios civilistas de penetración pacífica en el Rif, en la creencia de que la
conquista del territorio y el sometimiento de la población, ‘manu militari’, implicaba tanto un gasto
económico como una servidumbre de esfuerzos y bajas humanas que, probablemente, no serían
rentables para el país, ni comprendidos por la prensa española. No había que dejarse llevar, por
tanto, del espíritu guerrero a ultranza sino sólo cuando fuese necesario. Esta visión táctica supone
no apoyar al Sultán en su lucha contra los rifeños leales al Rogui. La exhaustiva documentación
respecto a nuestro tema ha sido también muy importante. Citaremos en primer lugar, el Archivo de
la Fundación Maura, aunque parte de los fondos que se encuentran en él se solapan y se repiten con
donde se encuentran agrupados sistemáticamente los del embajador conde de Benomar, el máximo
52
CAPÍTULO 1
A partir de mediados del siglo XIX el Sultanato de Marruecos entraba en un lento, pero
paulatino proceso de acoso y asedio por parte de las potencias imperialistas europeas, que a la
encontraba todavía en transición, hacia su constitución como un Estado moderno y unitario. Estas
60
arcaicas y complejas estructuras político-administrativas y un ejército ineficaz y anticuado- a
pesar de los continuos esfuerzos de reforma llevados a cabo por los sultanes-,61 van a ser incapaces
59
Cfr. Ben Mlih, A.: Structures politiques du Maroc colonial, París, Éditions l´Harmattan, 1990; también: Cherifi, R.:
Le Makhzen politique au Maroc – hier et aujourd´hui- . Casablanca, Afrique Orient, 1988.
60
Sus particularidades son tales que nos facultan para hablar en la estructuración política y social de Marruecos de un
modelo particular que si bien comparte aspectos similares con la de otros países musulmanes parangonables al Imperio
jerifiano como Irán o Turquía no permiten, sin embargo, asimilarlos totalmente. De la misma manera, tampoco se
puede aceptar la comparación o la similitud histórica entre el Marruecos pre-colonial y el modelo feudal o el
despotismo oriental, ya que estas tesis historiográficas pecan al aislar un aspecto comprobado en el sistema social de
Marruecos, de sobrestimar en demasía su papel. Por ejemplo, a finales del siglo XIX si nos encontramos en algunos
textos geográficos redactados por viajeros y exploradores europeos que recorrían el país, con algunas descripciones que
sugieren un paisaje feudal, hay que reconocer que no han sido todavía suficientemente estudiadas, e incluso de ser
ciertas, serían todavía marginales. Por otro lado, aspectos fundamentales del feudalismo no los encontramos reflejados
en el Sultanato: las ciudades estaban directamente administradas por el soberano; no había, por ende, ni en teoría ni de
hecho, ninguna delegación general de los derechos de regalías, ninguna pirámide de poderes y vasallajes, ningún
estatuto general de señorío (organismo- tipo del Antiguo Régimen feudal, que resume lo característico de las relaciones
sociales de la España anterior a la revolución burguesa). Véase Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales del
nacionalismo marroquí, Madrid, Mapfre, 1997, pp. 77-139.
61
Bahija Simou ha puesto de relieve recientemente como es a partir de 1830, con la toma de Argel por las tropas
francesas, cuando se suscita en Marruecos como tema preferente de atención por parte del Majzén, la cuestión de la
modernización de las estructuras militares del Estado. Para el Sultán, esta remodelación de las fuerzas armadas
marroquíes se englobaba en un conjunto de reformas cuyo significado último era la reevaluación de las propias
instituciones del Estado como medio para un mejor asentamiento de la autoridad del Emperador, tanto en el interior del
53
de hacer frente a los deseos de expansión colonialista de las potencias occidentales. Aunque frágil,
necesario como para que las mencionadas potencias observaran con cierto respeto al Imperio y se
En plena época de euforia colonialista, del reparto de África y del establecimiento en este
continente de zonas de influencia económica por parte de los países imperialistas, intensificada tras
exclusiva sólo al respeto hacia el que bien pudiera calificarse -a los ávidos ojos del imperialismo
decimonónico- como “enfermo de Occidente”,62 sino también al continuo recelo entre las potencias
porque alguna de ellas tomase la iniciativa en la penetración efectiva en el territorio marroquí. Ello
hizo que hasta principios del siglo XX se mantuviera la ficción de respetar el “statu quo”, el estado
pudiese tomar la iniciativa e invadir el Imperio, por su cuenta y riesgo, adelantándose a las demás,
sino que se va a consolidar la creencia de que con el mantenimiento del “statu quo”, se evitaría en
el futuro la posibilidad de cualquier confrontación armada entre los países que se disputaban el
dominio del territorio, caso de que alguno intentase alterar la mencionada situación.
Por lo que respecta a España, sus relaciones con Marruecos - ya desde el reinado de Isabel
II- van a girar en torno a la idea de evitar que otra nación europea se asentara en aquel Imperio. Los
recelos y la preocupación españoles sólo pueden ser comprendidos dentro de las aspiraciones
país como de cara al exterior. Estas reformas aparentemente persiguen dos objetivos: a) la preservación de la
independencia y la integridad del país y b) la salvaguardia de la identidad islámica; pero en el caso concreto de la
reforma militar, a lo que se asistió - al fin y al cabo- fue a una auténtica competición encarnizada por parte de las
potencias europeas para disputarse una serie de contratos ventajosos y asegurarse, cada cual para sí, una parte en el
negocio de "la modernización del ejército marroquí", extendiendo su influencia sobre el Imperio al mismo tiempo.
Véase al respecto Simou, Bahija: Les Réformes militaires au Maroc de 1844 à 1912, Rabat, Université Mohamed V,
1995; Cfr. también: Berrada, Touria : L´armée marocaine et son évolution au XIXème siècle. Contribution à l´étude des
' réformes' militaires, Mémoire de D.E.S., Rabat, Faculté des Lettres et des Sciences Humaines, 1984.
62
Al menos, esa es la expresión habitualmente empleada para calificar a Marruecos entre la prensa y la publicística
españolas de la época.
54
hispanas a recuperar el norte africano, del que la Monarquía hispánica había sido expulsada hacía
siglos; dichas aspiraciones, con el paso del tiempo, habían terminado por forjar la creencia de que
cualquier asunto relacionado con la zona septentrional de aquel continente y sobre todo de
Marruecos, eran competencia y casi privilegio único y exclusivo de España. De este modo, a pesar
España hasta bien entrado el siglo XIX siguió considerando el Sultanato como campo de acción
propio a la espera de encontrar el momento oportuno -momento que, por otra parte, nunca llegó-
para realizar en él su ansiada expansión, y porque creyó amenazada su existencia como nación si
otra potencia se instalaba frente a sus costas meridionales y en torno a sus plazas africanas. Por
todo ello los intentos imperialistas europeos de poner el pie sobre aquel estratégico territorio eran
algo que no podía ni debía consentir. Sin embargo el largo período de duración y consolidación de
la revolución burguesa durante el siglo XIX, proceso que conllevó hasta tres guerras civiles en el
lapso de cuarenta años, llevadas a cabo contra los partidarios del retorno al absolutismo y al
Antiguo Régimen feudal, que mantienen al ejército español fijado en tareas internas de
afianzamiento del nuevo Estado liberal, privaron a España de campo y oportunidades en el exterior
para llevar a cabo una empresa colonial, salvo en el breve interludio correspondiente al gobierno de
en el Magreb, cuyas raíces históricas se hundían a finales del siglo XV, imposibilidad -por otro
lado - que venía dada tanto por su mismo potencial como por el rechazo que ello encontraría en las
63
De una de ellas, la británica, inaugurada por el "Tratado General" y el "Convenio de Comercio y Navegación",
firmados en Tánger en diciembre de 1856, obra personal y pieza maestra de la labor desempeñada en Marruecos por el
representante diplomático de Su Majestad en el Imperio, John Hay Drummond Hay, ha escrito Morales Lezcano que
puede entenderse como auténtico "modelo de penetración pacífica" europea en el Sultanato. En opinión de este
historiador, estos pactos son "un exponente precoz y eficaz en su género, del proceso de erosión de la vieja sociedad
Jerifiana y de la autoridad del Majzen por el cerco de Europa". Véase Morales Lezcano, V.: España y el Norte de
África: El Protectorado en Marruecos (1912-1956), Madrid, UNED, 1986, pág. 47; cfr. también Azzuz Hakim,
Mohammed Ibn: Compendio de los pactos internacionales de Marruecos, Tetuán, Editora Marroquí, 1949, pág. 37;
Bensrhir, Khalid: "A Document advocating the introduction of economic liberalism in Morocco", en Hesperis-Tamuda,
vol. XXX, Fasc. 2,1992, pp. 75-98.
64
Asimismo, tal como señala Togores Sánchez, las deficiencias en la Armada y el Ejército, pese a las mejoras
introducidas en el equipamiento del último y la construcción - durante el periodo isabelino- de una escuadra de buques
de hélice, llevarían a los diferentes gobiernos madrileños a no realizar una decidida acción exterior.Véase Togores
Sánchez, Luís E.: Extremo Oriente en la Política Exterior de España (1830-1885), Madrid, Prensa y Ediciones
Iberoamericanas S.L., 1997, pág. 28.
55
naciones europeas, España optó en sus relaciones con Marruecos por el afianzamiento -a ultranza-
del ‘statu quo’, y por evitar que este país cayese bajo la influencia o en manos de otra potencia
europea. Para ello nada mejor que impedir la desintegración del Sultanato, consiguiendo inclusive
un reforzamiento del mismo: era el método idóneo para garantizar el ‘statu quo’ marroquí, evitando
con ello además la génesis de disputas entre las potencias europeas implicadas en el tema. 65
A medida que iba transcurriendo el siglo, y sobre todo, a partir de la guerra hispano-marroquí
de 1859-60, el Imperio jerifiano se fue abriendo cada vez más al exterior. A ello contribuyó en gran
medida la paz concertada con España. Para pagar la indemnización de guerra fijada en
cuatrocientos millones de reales,66 Marruecos tuvo que entregar parte de las recaudaciones de sus
aduanas a Gran Bretaña y España, siendo controlado por funcionarios de estas nacionalidades.67
Junto a esto, la presencia de cónsules y vicecónsules en los principales puertos marroquíes y el que
los cónsules de las principales potencias destacados en la residencia del cuerpo diplomático en el
Imperio, Tánger, fuesen elevados a la categoría de ministros, hicieron más palpable y más evidente
solamente se trataba de presiones diplomáticas; a ello había que unir los efectos causados en el país
por la firma de los tres tratados de comercio suscritos sucesivamente con las potencias europeas
que se disputaban el control del Imperio (Gran Bretaña, España y Francia), que comportaron
-siguiendo el esquema trazado por Edmund Burke III- la introducción del capitalismo y del
65
Cfr. Castel, Jorge: La actividad de España en Marruecos desde principios del siglo XIX hasta la paz de Tetuán de
1860, Madrid, Cuadernos de Historia de las Relaciones Internacionales y Política Exterior de España, 1954.
66
Cfr. Cagigas, Isidro de las: Tratados y convenios referentes a Marruecos, Madrid, Instituto de Estudios Africanos,
1952, pág. 41 y ss.
67
Véase al respecto Laroui, A.: Marruecos: Islam y Nacionalismo, Madrid, Mapfre, 1994, pp. 69, 77 y 84.
68
Cfr. Laroui, A.: Marruecos: Islam y Nacionalismo... op. cit., pp. 77 y 82.
56
de la sociedad marroquí, agudizaría la lucha de clases en su seno y supondría la inserción del
La respuesta por parte del Sultanato ante la presión ejercida sobre el país por la enorme
deuda contraída y el aumento de la injerencia europea, fue propiciar una serie de reformas de
carácter económico: era preciso favorecer la instalación de una serie de industrias que fuesen
reduciendo la absoluta dependencia que el país tenía del exterior. Con todo, las reformas - no sólo
las económicas - emprendidas por los emperadores Muhammad IV y Mawlay Hassan I, van a
recibir el respaldo de las potencias europeas que las creen necesarias para sacar a Marruecos de su
postración y posibilitar el mantenimiento del “statu quo” lo cual evitaría cualquier posible
enfrentamiento por el reparto del territorio. No obstante, las reformas serán utilizadas como una
En España, por ende, tras la consolidación del régimen restauracionista, junto con la idea de
mantener estrictamente el ‘statu quo’, apoyando en todo momento al Sultán para garantizar de esta
forma la integridad territorial del Imperio, va a tomar cuerpo el plan de iniciar una penetración en el
mismo por la vía pacífica, en la que el desarrollo del comercio hispano-marroquí iba a desempeñar
como una especie de avanzada que situaría a España en clara ventaja sobre las otras potencias y que
en un futuro podría resultar beneficiosa para cualquier posible acción militar que se ejerciese sobre
aquel país. En el marco de esta política tendente a aumentar la influencia española por métodos
69
Cfr. Burke III, Edmund: Prelude to protectorate in Morocco. Precolonial protest and Resistance, 1860-1912.
Chicago-Londres, University of Chicago Press, 1976, pp. 19-40; id: "La Hafidiya (Aout 1907- Janvier 1908). Enjeux
sociaux et luttes populaires". Hesperis-Tamuda, Vol. XXXI, 1993, pp. 102-103. Un estudio muy detallado desde el
punto de vista de la historiografía marroquí sobre el impacto del comercio europeo en las estructuras del Imperio se
encuentra en Laroui, Abdallah: Orígenes sociales y culturales..., op. cit., pp. 273-279.
70
El < africanismo >, corriente de opinión que pensaba en el continente africano como el territorio donde estaba el
porvenir de España, vive en los años de la década de los ochenta un período de intensa actividad. Esbozado su ideario a
57
puertos marroquíes para fomentar las comunicaciones marítimas entre ambos países; el
extensión del castellano entre los habitantes del Imperio, o el fomento de la emigración de familias
españolas hacia las ciudades marroquíes, planteada como la base de la creación de una “quinta
columna” en el caso de una futura intervención de España en aquel país, sobre todo teniendo en
71
cuenta que esta colonia española era ya muy superior a la de otras nacionalidades europeas. Se
postulaba esta vía pacífica porque no se podía utilizar otra. Pero en la mente del gobierno siempre
72
planeaba la idea de una hipotética invasión. Se ayudaba al Sultán porque no se tenían fuerzas
lo largo de las cuatro décadas anteriores, concreta su programa doctrinal de actuación amoldándolo al nuevo
planteamiento de la política exterior. Defensora del < statu quo > en Marruecos, considerará cualquier agresión a la
integridad y soberanía del Imperio como una amenaza directa a la propia integridad y soberanía nacionales. Sin
embargo, a través de sus canales normales de expresión, no dejará de llamar la atención del régimen restauracionista
hacia aquellos medios que creía debían ponerse para facilitar la acción civilizadora que España, por derechos históricos
y por imperativos geográficos, estaba llamada a ejercer. (El lema doctrinal que forjaron los marroquistas españoles
durante estos años era el siguiente: "El ministerio de España en Marruecos es pacífico y civilizador y tiene por fórmula:
statu-quo político; progreso administrativo y social"). Cfr. López García, B.: " 'España en África': Génesis y
significación de la decana de la prensa africanista del siglo XX ", en Almenara, no. 4, 1973, pág. 33; véase también
Morales Lezcano, V.: "Marroquistas españoles: 1884-1912. Un grupo de presión político ", en Almenara, no. 10, 1976-
1977, pp. 84 y 86. Del mismo autor, "El africanismo español (1860-1975)", en España y el Norte de África..., op.cit.,
passim; id: "El africanismo español del Ochocientos (Semblanza histórica y Balance profesional", en Congreso
Internacional El Estrecho de Gibraltar, Madrid, UNED, 1988, Tomo III, pp. 287-308. Vid. Bogard, Robert Candler:
Africanismo and Morocco: 1830-1912, Austin, Universidad de Texas, 1975. También García Figueras, T.:
"Consideraciones generales sobre el africanismo español", en La acción africana de España en torno al 98 (1860-
1912), Madrid, C.S.I.C., 1966, Vol. II, pp. 19-28.
71
A partir de la década de los 70, la fuerte emigración levantina y andaluza expulsa hacia el otro lado del Estrecho a lo
que en 1880 forma aproximadamente un 65-70 % de la colonia extranjera en tierras marroquíes; véase Hernández
Sandoica, Elena: Pensamiento burgués y problemas coloniales en la España de la Restauración (1875-1887), Madrid,
Universidad Complutense, pág. 569.
72
Es la idea que en 1887 va a barajar el gobierno liberal, encabezado entonces por Práxedes Mateo Sagasta, siendo el
Ministro de Estado Segismundo Moret su propulsor más destacado. En septiembre de este año se conoce en España la
grave enfermedad que padecía Mawlay Hassan, y temiendo que su fallecimiento provocase en el Sultanato graves
disturbios e incluso el estallido de una guerra civil, el Gobierno español se va a apresurar a concentrar tropas en
Andalucía para enviarlas después a Ceuta y Melilla con el fin de reforzar sus guarniciones, en el caso de que éstas
sufrieran un ataque. El comportamiento belicoso del gobierno de Sagasta provocó una fuerte impresión en Europa,
llegando a manejarse la idea de que España quería aprovecharse de la situación especial que estaba viviendo
Marruecos para agredirla, cosa que el ministro Moret se apresuró en desmentir con una circular remitida, con fecha 5 de
octubre, a los representantes diplomáticos españoles acreditados en las Cancillerías europeas en la cual, tras explicar los
motivos de este despliegue armado justificándolos con la situación coyuntural del Imperio jerifiano, confirmaba el
deseo español de preservación y mantenimiento del "statu quo" y la necesidad de introducir en Marruecos todas
aquellas reformas que los intereses de la civilización reclamaban, siempre que pudiesen implantarse sin perjuicio para
las creencias y el modo de ser del pueblo marroquí. Es indudable que el comportamiento y el lenguaje del gobierno
español realzaron el prestigio de la nación en todas partes : en Europa, donde nadie se atrevió a criticar al gobierno de
Madrid por prepararse ante eventuales ataques a sus presidios , y también en Marruecos, donde habiéndose restablecido
el Sultán, pasaron a ser inútiles las precauciones tomadas, pero la postura de fuerza y el lenguaje del Ministro de
Estado contribuyeron a aumentar el sentido de la confianza y un cierto temor reverencial en las relaciones con España.
Esto respondía perfectamente a lo que Moret se había propuesto desde el momento en que había asumido la dirección
del Ministerio de Estado pues su idea básica era que " en Marruecos no debía ocurrir nada sin el consentimiento de
España". Véase al respecto Canals, S., " A propósito de Marruecos", en Nuestro tiempo. Revista Mensual Ilustrada.
Madrid, num. 9, septiembre de 1901, pp. 291-292; un estudio más detallado en: Becker, J.: Historia de Marruecos.
58
suficientes para acabar con su soberanía y ante ello, se prefería mantenerlo en el trono frente al
riesgo que suponía la apertura definitiva de la cuestión marroquí; la diplomacia española, dadas las
carencias manifiestas que imposibilitaban materialmente al país para emprender una acción militar
a gran escala en Marruecos, optaba por esta vía a pesar del peligro que suponía que la inacción
militar hispana diera pie en el futuro a la invasión por parte de otra nación europea de aquel
territorio.73
Pero, conforme España desarrollaba estos planes de penetración pacífica, las demás
potencias no abandonaron la pugna por conseguir la mayor influencia posible cerca del Sultán. A
medida que las presiones imperialistas se hacían más evidentes, se menoscababa la autoridad del
soberano y se daba un paso hacia adelante en la descomposición del Imperio. Cada potencia quería
conseguir como mínimo lo mismo que otra hubiera obtenido, complicando aún más la difícil
situación marroquí.74
imposibilidad de enfrentarse a los intentos de penetración imperialista en el Sultanato, trató por una
Apuntes para la Historia de la penetración europea, y principalmente de la española, en el Norte de África, Madrid,
Tipografía de Jaime Ratés, 1915, pp. 359-361. Veáse también: Fernández Rodríguez, M.: España y Marruecos en los
primeros años de la Restauración (1875-1894), Madrid., C.S.I.C., 1986, pp. 202-203. Por último, también son
importantes los pasajes dedicados a este episodio histórico en: Curato, Federico: La questione marocchina e gli accordi
mediterranei italo-spagnoli del 1887 e del 1891. Volumen I. Fino alla caduta del ministro Moret (14 giugno 1888),
Milán, Edizioni di Comunità, 1961, pp. 228-230.
73
Que el Sultán Mawlay Hassan era totalmente consciente de los objetivos últimos de la política española en relación a
su Imperio, y que la invasión del país se produciría indefectiblemente en el caso de llegarse a un acuerdo al respecto
entre Francia y España, lo demuestra una conversación que tiene en el mes de junio de 1888 con el canciller de la
Legación Italiana en Tánger, Gentile Gianatelli, en la que tras espetarle que los franceses eran sus peores enemigos,
añadía con tonos proféticos:”Checché faccia la Spagna essa non riescirà mai a persuaderci della sincerità del suo
disinteressamento nella questione marocchina; le sue aspirazioni non possono non esserci note. Essa è obbligata alla
inazione per deficienza di mezzi; date certe contingenze, però, la Spagna potrebbe decidersi ad intendersi direttamente
con la Francia. Noi quindi dobbiamo fare assegnamento sulle Grandi Potenze (y con este término el Sultán designaba
a Italia, al Imperio Austro-Húngaro, Alemania y Gran Bretaña) e pensare ad armarci". (Curato, Federico: La questione
marocchina...op. cit, pág. 233).
74
La cuestión de Marruecos se crispa en particular a partir de 1880, revelándose como uno de los puntos neurálgicos de
mayor potencialidad explosiva en el concierto internacional hasta 1912. Debilitada progresivamente - por el acoso
europeo - la soberanía del Sultán, únicamente las rivalidades existentes entre los aspirantes al reparto del país
salvaguardaban en precario la continuidad de su existencia. Si bien Francia aducía la proximidad argelina en favor de
unas pretensiones de prioridad, Inglaterra sabía sacar partido de las ventajas que el tratado comercial de 1856 y la
posesión de Gibraltar le conferían: el té y los algodones de Lancashire llegaban a los puertos marroquíes prácticamente
en régimen de monopolio. España tuvo que reaccionar ante este doble reto, poniendo en marcha su acción de
"penetración pacífica " en el Imperio.
59
parte, de otorgar solamente aquellas concesiones que resultase imposible soslayar. Además, siendo
un hábil gobernante y conociendo las fricciones lacerantes que su país generaba entre las potencias
europeas, intentó por otra parte enfrentarlas en lo relativo a Marruecos para conseguir así
El análisis de la política exterior española durante la extensa fase del primer periodo
Contemporánea expuesto por el profesor José María Jover al analizar los caracteres de la política
exterior de España durante todo el siglo XIX. 76 Los factores determinantes serían :
a) la condición de España como pequeña potencia mundial, arrastrando una crónica debilidad
b) la marginalidad territorial de la Península Ibérica en relación con los centros de gravedad, que
concentran las capacidades de decisión y constituyen los lugares donde está radicado el
75
El publicista español Genaro Alas relataba en 1901 la siguiente anécdota que corrobora fehacientemente el acierto y
perspectiva histórica del Emperador: Alas atribuía a Mawlay Hassan el comentario efectuado a un diplomático europeo,
en el sentido de que "Marruecos era una doncella, cuya posesión se disputaban varios pretendientes; pero que los
celos de todos impedían, gracias a Alah, que ninguno lograra sus malos propósitos". Véase al respecto Alas, Genaro:
"La cuestión de Marruecos", en Nuestro Tiempo. Revista mensual ilustrada, num 9,1901, pág. 615. Un profundo
análisis de la política de reformas puestas en marcha por el Majzén en el Marruecos del siglo XIX se encuentra en:
Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales..., op. cit., pp. 287-330. Véase también: Benjelloun, T: Visages de la
diplomatie marocaine depuis 1844, Casablanca, Editions Edif., 1991.
76
Jover Zamora, J. M.: "Caracteres de la política exterior de España en el siglo XIX", en Política, diplomacia y
humanismo popular en la España del siglo XIX, Madrid, Turner, 1976, pp. 83-138.
77
Después de trescientos años de presencia constante de la Monarquía hispánica en todos los conflictos bélicos de
cierta trascendencia que habían ensangrentado el solar europeo, y situada al nivel de otras potencias continentales como
Austria, Inglaterra o Francia, tras el fin del ciclo de las guerras napoleónicas el país se encierra en un aconchamiento
60
d) la proyección de la situación interior, con la carencia de un Estado sólidamente establecido y
consolidado regido por unas minorías identificadas con los intereses permanentes del pueblo
al que deben representar, debido a la larga duración del proceso revolucionario burgués
español, que arranca en 1808 para no consolidarse definitivamente hasta 1875; proceso
par- por parte del monarca Fernando VII de restaurar a ultranza entre 1.814 y 1820 por un
lado, y entre 1823 y 1833 por otro, las relaciones sociales feudales de producción) y del
Estado absolutista.78
En efecto, teniendo en cuenta los factores citados, España es en el marco general de la política
mundial del último tercio del siglo XIX, y lo seguirá siendo durante el primero del siglo XX, una
pequeña potencia situada por un lado en una situación periférica, y no sólo desde el punto de vista
geográfico, sino también político y militar, en relación con los pueblos protagonistas y con los
Estados que son los nuevos centros del poder mundial, y por otro tan radicalmente introvertida que
neutraliza con una pasividad internacional casi total la actividad y tensiones exteriores precedentes.
En los sistemas europeos que jalonan la tradicional historia diplomática del continente en la
época contemporánea, la política exterior española es un elemento secundario que apenas matiza el
total, deja de contar como potencia europea y se abstiene de participar en cualquiera de los conflictos que jalonan el
agitado siglo XIX.
78
En este sentido, tal como señaló Juan Sisinio Pérez Garzón en su contribución al X Coloquio de Pau, la
historiografía marxista española ha aportado suficientes investigaciones como para demostrar que la realidad española
cambia en un proceso muy lento a lo largo del siglo XIX, mutación o proceso de cambio que en lo sustancial se produjo
entre el final del siglo XVIII y los años setenta de la siguiente centuria, y que, en segundo lugar, la Revolución
burguesa española entendida como una revolución social, se inicia ya a fines del Antiguo Régimen, y se prolonga hasta
el sexenio revolucionario, atravesando por una serie de la etapas (siendo la etapa esencial desde el punto de vista
política la comprendida entre 1.833 y 1840, es decir la correspondiente a la Revolución liberal tras la muerte de
Fernando VII, revolución liberal que no se agota en este período, sino que se prolonga a lo largo del siglo XIX en el
bienio progresista y en la Gloriosa de 1868), etapas que van cambiando la realidad social, aunque estos cambios se
produzcan poco a poco. (Hay que tener en cuenta - en este sentido - que los períodos posteriores a la revolución liberal
lo que hacen es ir ampliando la base social del régimen, permitiendo un tipo de desarrollo capitalista que no es propio
de los países colonizados, pero tampoco es el característico de los países industrializados de la Europa Occidental -
Reino Unido, Francia, etc). En este sentido, Gonzalo Pasamar ha escrito: "El llamado 'problema de la revolución
burguesa española', (...) que había sido planteado de modo tácito y disperso por los historiadores estudiosos del
liberalismo español desde la época de Vicens, alcanzó algunos de sus más lucidos análisis y sistematizaciones con
motivo de los Coloquios de Pau. (Hasta entonces, y salvo excepciones, los autores dudaban bastante de que hubiese
existido ' una revolución burguesa ' española). En esencia, fueron esas reuniones, y la aplicación expresa de la teoría
marxista, las que actuaron de catalizadores para pronunciarse en un sentido favorable."Véase Pasamar, Gonzalo: La
Historia contemporánea. Aspectos teóricos e historiográficos, Madrid, Síntesis. 2.000, pág. 240.
61
juego decisivo y resuelto de las grandes potencias. En orden a la mejor comprensión de esa
debilidad de la política internacional hispánica hay que considerar y valorar debidamente que
cuatro áreas políticas mundiales y heterogéneas, con heterogeneidad también en cuanto al carácter
y valoración de sus intereses en cada una de estas áreas geopolíticas, que son : a) el Norte de África
estudiado por Julio Salom.79 Los datos fundamentales de esa Europa son los siguientes. Primero, la
nueva configuración del continente europeo tras la guerra franco-alemana, con la paulatina
formación de dos bloques de potencias: de una parte las monarquías autoritarias de Europa Central
y Oriental como son el II Reich alemán, el Imperio austro-húngaro y el Imperio zarista - después
integrado en el otro bloque rival -, y de otra parte los Estados liberales de la Europa Occidental que
son Gran Bretaña, Francia e Italia. Segundo, la política mundial de esas potencias que desembocan
imperialista sobre base capitalista y militarista: los Balcanes, cuestión regulada por el Congreso de
Bismarck, que regula los conflictos antes citados y tiende a ordenar a los Estados europeos en
79
Vid. Salom Costa, J.: España en la Europa de Bismarck. La política exterior de Cánovas (1871-1881), Madrid,
C.S.I.C., 1967.
62
bloques de alianzas bajo la hegemonía y la dirección alemana. Es el modelo de “balanza de
la Dúplice Alianza, formada por la República francesa y el Imperio zarista, a la que se unirá más
En este complejo entramado político internacional europeo, con proyecciones más allá de
nuestro continente, la política exterior de España siguió las líneas directrices siguientes:
• en primer lugar, hay que señalar dos principios o cuestiones de fondo: España no debe
• en segundo lugar, España durante este período va a cubrir las siguientes fases de su política
exterior: desde 1875 y por parte de Cánovas y de su gobierno conservador, se intenta lograr
80
La política de recogimiento propugnada por Cánovas del Castillo, responde a una orientación pragmática del
estadista conservador en el sentido de establecer buenas relaciones con todos los países europeos, aunque a veces se
desplegará a la sombra de Alemania. El ideario de Cánovas, partiendo o hundiendo sus raíces en una visión
extremadamente pesimista de la esfera internacional donde, dentro de lo que él consideraba como la decadencia y el
general abatimiento de la raza latina, se insertaba un país de las características de España con graves problemas internos
y una estructura territorial que la señalaban como una potencia mundial sin fuerzas para mantener tal status, buscaba
conseguir - en lo que se refería a la política internacional española - unas formas de decoro y de responsabilidad en un
marco europeo, dominado por las potencias germánicas, señalando Jover que suponía al menos desde el punto de vista
teórico, por la situación de España y por las motivaciones que la impulsan, " la primera formulación consciente de la
política europea de España en la época del imperialismo : la neutralidad ".(Cfr. Jover Zamora,José María: "Los
caracteres de la política exterior de España en el s. XIX" en Política, diplomacia y humanismo popular...,op. cit., pp.
63
A partir de 1887 se registra la tendencia de acercamiento hacia la Triple Alianza propiciada
por los liberales en el poder. Esa tendencia se materializa en esa fecha con el acuerdo secreto con
Italia que inclina a España hacia el citado bloque de Estados, y de 1888 es la formulación de
sobre política internacional “, en la que se advierte sobre las necesidades de una política exterior
territorios españoles por el mundo. Al mismo tiempo se manifiesta una cierta preocupación por los
81
problemas coloniales que afectan a España, y también por Marruecos; e igualmente se va a
‘sistema continental europeo ‘83 extendido de 1871 a 1890. Es la época definida por la hegemonía
colonial. Esta doble hegemonía no destruye, sin embargo, el mecanismo tradicional – propio del
potencias (Gran Bretaña, Francia, Prusia -luego Alemania-, Austria -luego Monarquía Dual,
131-132. Para un tratamiento extenso tanto del planteamiento teórico del 'recogimiento', como de los críticos hacia esta
política desde el inicio de la Restauración, véase Julio Salom: España en la Europa de Bismarck..., op. cit., en especial
el capítulo VII, "Teoría y práctica del 'recogimiento' ", pp. 381-418. También Morales Lezcano, V., León y Castillo,
Embajador (1887-1918). Un estudio sobre la política exterior de España, s.l., Ediciones del Excmo. Cabildo Insular
de la Gran Canaria, 1975. Hay segunda edición de 1998). Con todo, la política canovista era presa, sin embargo, de una
evidente contradicción: alejamiento de toda alianza, término que se entendía equivalente a peligros difícilmente
mesurables, y, al mismo tiempo, mantenimiento del ' statu quo' territorial de la monarquía. (García Sanz, F.: Historia de
las relaciones entre España e Italia. Imágenes, comercio y política exterior (1.890-1914), Madrid, C.S.I.C., 1993,
pág. 88.).
81
Curato, F.: La questione marocchina e gli accordi mediterranei italo-spagnoli del 1887 e del 1891. Volumen I: Sino
alla caduta del ministro Moret (14 giugno 1888); id: Volumen II: Dal giugno 1888 all´agosto 1896, Milán, Edizioni di
Comunità, 1961 / 1964. ; véase también: Hernández Sandoica, E.: Pensamiento burgués y problemas coloniales, op.
cit, passim; Fernández Rodríguez, Manuel: España y Marruecos en los primeros años de la Restauración ... op. cit.
82
Véase González García, I.: La cuestión judía y los orígenes del sionismo (1881-1905). España ante el problema
judío, Universidad Complutense de Madrid, Tesis Doctoral, 1982; y “España y el problema judío en la Europa del siglo
XIX “, en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Madrid, no. 7, 1986.
83
Cfr. Salom, J.: “La política exterior y ultramarina de Cánovas “, en Bullón, A. y Togores, L (eds): Canovas y su
época. Tomo II, Madrid, Fundación Canovas del Castillo, 1999, pág. 1108.
64
Austria- Hungría- y Rusia, con la incorporación de Italia en los años 80) cuentan con un medio de
regulación de las relaciones internacionales como es el llamado ‘concierto de Europa‘ para estudiar
conjuntamente los grandes problemas internacionales según sus conveniencias y en torno a la idea
general pero variable del equilibrio. España ha sido excluida de este concierto pentárquico desde
principios de siglo quedando reducida a la equívoca calificación de ‘pequeña potencia‘, que los
trastornos civiles del sexenio revolucionario parecen confirmar, y es con esa percepción por parte
Para caracterizar la posición general de España en este sistema europeo interesa destacar
sobre todo el rasgo principal de éste y que le da nombre : su continentalismo, que proviene de la
política que lo domina, es decir, la del estado hegemónico desde 1871, el segundo Reich ( Imperio)
alemán, el cual mantiene esa hegemonía durante los veinte años siguientes gracias a las complejas
redes de alianzas elaboradas por Bismarck con Austria- Hungría, Rusia e Italia, y también,
mediante unas buenas relaciones, salvo en alguna etapa, con Inglaterra a la que respeta su primacía
en la esfera marítima . Respecto a la permanente querella con Francia, el canciller germano ensaya
esperanza de que olvide la reivindicación de Alsacia- Lorena. Y aunque en la segunda mitad de los
años 80 desarrolle una interesante política colonial, la base y los elementos esenciales de su
política siguen estando en el continente. Estos dos hechos –la hegemonía de Alemania, el
aquella hegemonía parece poder cambiar los tradicionales parámetros de posibilidades para la
acción exterior española, que estaba secularmente sujeta al peso de Francia y Gran Bretaña,
coordinadas o en competencia. La relación con Alemania adquiere ahora una especial significación,
65
cuenta la situación geográfica de las tres naciones, el acuerdo entre España y Alemania aparecía, en
el plano puramente teórico, como una ‘alianza natural’ según los dictados geopolíticos. Segundo,
junto a esta aparente coincidencia de intereses geoestratégicos, existía un real alejamiento entre las
cuando la política alemana se oriente hacia este último, el alejamiento se convierte en conflicto, en
razón de errores diplomáticos y de cálculos políticos. Pero lo que conviene sobre todo señalar, en
tercer lugar, es que la anulación del mito de la alianza natural proviene fundamentalmente de la
propia debilidad política y militar del Estado español que, al limitar su capacidad de iniciativa y
compromiso, origina una creciente desvalorización por parte de Bismarck y de sus sucesores de
España como pieza utilizable en la política europea. El inicio del proceso se descubre en los
española, tras la caída de Isabel II , que dio origen a la guerra franco-prusiana en 1870. Bismarck,
que había considerado entonces ciertamente ese valor geoestratégico para el caso de una previsible
guerra con Francia, quedó decepcionado e irritado por el hecho de que España no participara en la
contienda cuando ésta sobrevino. Se dio en él desde entonces una desconfianza pronunciada hacia
la posibilidad de un acuerdo con España, que otros hechos – el conflicto de las Carolinas, sobre
todo – incrementarían. Consideraba a sus gobiernos incapaces de enfrentarse con Francia, y sólo
borbónica, que le fuese ventajoso mediante la amistad dinástica. Por parte española, en cambio, la
amistad e incluso la alianza con Alemania fue deseada por los gobernantes restauracionistas que
mayor importancia tuvieron en la acción exterior en aquella época: Cánovas, Moret o el mismo rey
Alfonso XII. Pero la mayoría de la clase política y de la prensa miraban esa idea con recelo,
inclinándose hacia el neutralismo o la amistad con Francia. De ahí que los pactos con la Triple
84
Cfr. Salom, J.: “La política exterior y ultramarina de Cánovas ...“, op. cit, pág. 110.
66
Las condiciones generales del sistema continental europeo y esta particular significación de
la preponderancia alemana, imprimieron su huella en las relaciones de España con las demás
potencias. Así, la relación con Francia estaba fuertemente influida por la posibilidad del acuerdo
hispano- alemán, lo que suscitaba en los franceses una suspicacia constante desde los tiempos de la
“candidatura Hohenzollern“. A esta suspicacia francesa correspondía otra española respecto a los
propósitos y actuación de los gobiernos de París en Marruecos, unida a sus actitudes ante la
importante influencia ideológica ejercida por Francia en España, a través del dominio que aquélla
tenía en las agencias de información –Havas, Fabra– y en la prensa; a ello hay que añadir el gran
peso de los vínculos económicos, financieros y comerciales, no faltos tampoco de roces a causa del
proteccionismo. Todo ello atestigua la complejidad de la relación hispano- francesa, pero de la que
subrayaremos la gran importancia que se concedía en París a que España no llegase a una alianza
con Alemania ni tampoco con Inglaterra. La consideración geopolítica de evitar estas posibilidades
década de los 90 cuando Gran Bretaña está dispuesta a llegar a un acuerdo con Francia en el África
Occidental a cambio de tener las manos libres en Egipto. A esta razón obedece la frase que el
ministro de Exteriores galo, Ribot, escribiría el 4 de julio de 1892 en momentos críticos de manejos
diplomáticos sobre Marruecos en los que Inglaterra quiso llegar a un acuerdo con Francia
haciéndole concesiones a cambio de obtener Tánger y marginando a España. Ribot rechazó esta
propuesta no sólo por su oposición rotunda al control británico de Tánger sino también porque,
según dijo, “no queremos, ni incluso para adquirir Marruecos, hacer un enemigo de España“.85
Esta declaración, realmente trascendente por la penetración geopolítica que revela, testimonia una
diplomacia española.
85
Cfr. Salom, J.: “La política exterior y ultramarina de Cánovas... “, op. cit, pág. 1111.
67
En cuanto a la relación con Gran Bretaña, su amistad e incluso su alianza fue deseada por
Cánovas, consciente de la relevancia que tenía el Reino Unido para el problema de Cuba y los
restantes asuntos coloniales, siendo la aproximación a ella un motivo importante del acuerdo con la
Triple Alianza. Pero esta aspiración se veía contrarrestada por un recelo recíproco en la cuestión de
Marruecos y por la frialdad con que los gobiernos de Londres se atenían a sus objetivos en lo que
ligada su política marroquí en torno a Tánger, y el logro de unas relaciones comerciales favorables.
Las relaciones con las otras grandes potencias europeas quedaban determinadas en gran
medida por ésas que se habían creado con las anteriores en virtud de las condiciones generales del
sistema. Rusia tenía una esfera de intereses alejada de los de España, pero es en los sentimientos de
los zares donde encontraban los gobiernos españoles en ocasiones un apoyo más sincero y seguro
para la monarquía frente a la conspiración republicana. Con Austria- Hungría existían lazos
dinásticos importantes, pero también estaban lejos sus intereses de los españoles, y Viena se guiaba
casi siempre por los dictados de Berlín. En cuanto a Italia, se va a convertir, de modo algo
sorprendente, en un estado de gran interés para las relaciones exteriores de España convirtiéndose
en el vínculo con la Triple Alianza a través de los pactos de 1887 y 1891; pero esta relación- en la
que no faltaron tampoco roces por la cuestión romana e incluso por la marroquí – estaba
demasiado condicionada por los propios lazos entre Italia y sus aliadas, Alemania y Austria, y su
rivalidad entre España, Gran Bretaña y Francia, las tres luchando por imponer su influencia en el
Imperio marroquí y en su soberano ; pero en los años 70 también se hacen presentes, aunque con
menor fuerza, las diplomacias de Alemania y de Italia.Con este marco internacional, el régimen
Sultanato con motivo de la falta de continuidad diplomática impuesta por las alteraciones del
68
Sexenio Revolucionario, lo que fue aprovechado por el hábil agente británico en Tánger, John
Drummond Hay, para perseguir mejor los objetivos fundamentales del Reino Unido, que eran el
puerto de Tánger, ventajas comerciales en Marruecos y ciertas reformas limitadas del Imperio que
había visto también favorecido por un temporal retroceso de la de Francia con motivo de su derrota
mostraba activa en Marruecos tanto en la presión sobre la frontera argelina como en la penetración
económica, al tiempo que desarrollaba una coyuntural colaboración con la británica. Italia, por su
parte, se interesaba por los asuntos de Marruecos con una finalidad de trueque diplomático, y
Alemania, aunque inspiraba extendidos recelos sobre sus propósitos, apoyó primero a Inglaterra y
Éste fue el difícil panorama diplomático con el que Cánovas tuvo que enfrentarse al
comienzo del período de la Restauración; un dirigente, de quien es conocida por otra parte su
temprana preocupación africanista mostrada en sus obras juveniles en las que expuso ya el
fundamento geopolítico que la cuestión poseía para España. 86 Pero también es conocida su opinión
internacionales que la imponían, y su posterior evolución en sentido cada vez más pragmático y
realista y de abandono de sus ideales de juventud sobre una intervención española de gran alcance
en Marruecos. Esto no destruyó, sin embargo, el planteamiento geopolítico que le hacía mirar
siempre como un agudo peligro la instalación de una potencia europea en el litoral norteafricano del
Estrecho y, en particular, la que pudiera realizar Francia bloqueando así las fronteras españolas por
86
Ese interés geopolítico se expresará en sus frases de que “en el Atlas está nuestra frontera natural, que no en el canal
estrecho que junta el Mediterráneo con el Atlántico; es lección de la antigua Roma“, y de que “el pueblo conquistador
que llegue a dominar ... en una de las orillas del estrecho de Gibraltar, antes de mucho tiempo dominará la orilla
opuesta “.
69
Ahora bien, a lo que tuvieron que hacer frente los primeros gobiernos de la Restauración fue
a dificultades más inmediatas suscitadas por una concertación diplomática de las grandes potencias
- Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia – para una eventual presión sobre el gobierno español
con el fin de evitar una supuesta intención de intervención militar en Marruecos. El origen de todo
ello se encuentra en la alarma provocada en los ingleses por unos incidentes que tuvieron lugar en
Ceuta a principios de 1876, y que les hacían pensar que el gobierno español quería aprovechar la
Oriente, para llevar a cabo algún tipo de intervención en el Imperio marroquí. Nada demuestra que
ello fuese cierto a juicio de J. Salom, 87 pero el recelo de británicos y franceses se mantuvo durante
la primavera y el verano de aquel año, consiguiendo al fin los primeros que el gobierno alemán
prometiese unirse, llegado el caso, a una presión colectiva en el sentido apuntado. La diplomacia
española procuró disipar una alarma probablemente injustificada pero que constituía una elocuente
Más justificada estaba, en realidad, la alarma que se suscitó en España con motivo del
proyecto del súbdito británico Donald Mackenzie, apoyado –aunque no oficialmente– por su
gobierno, para crear una factoría en la zona de Cabo Juby (Tarfaya), frente a Canarias, rica en
pesca, y en la cual España tenía “derechos“ sobre el indeterminado lugar de Santa Cruz de Mar
Pequeña concedido en el tratado de Wad- Ras. A esa alarma se unía el hecho del propio interés que
se había suscitado en ciertos sectores españoles por la explotación comercial de aquellos territorios,
88
en los cuales también fijaba su atención el naciente movimiento africanista español. La
consecuencia de todo ello fue la reanimación por el gobierno de Cánovas del asunto de Santa Cruz,
87
Cfr. Salom, J.: op. cit., pág. 1104.
88
Tras la Restauración, distintas entidades se habían dirigido al gobierno pidiendo protección para fundar
establecimientos en la costa occidental de África ( Bécker, J .: España y Marruecos. Sus relaciones diplomáticas
durante el siglo XIX, Madrid, Tipolitografía Raoul Péant, 1903, pp. 159-160) y la orientación se reforzó con el
comienzo del movimiento africanista español: nacimiento en 1876 de la Real Sociedad Geográfica, con un inicial
programa de acciones exploratorias y colonizadoras, y de la Asociación Española para la Exploración y Civilización
del África Central como rama de la Asociación creada por Leopoldo II de Bélgica. En la primera sesión de la segunda
de las citadas, el 16 de febrero de 1877, se acordó que los geógrafos Coello e Ibáñez hicieran un estudio previo a la
exploración de la costa africana situada frente a Canarias.
70
que estaba prácticamente abandonado desde 1863, consiguiéndose ahora del Sultán que una
comisión mixta tratase de localizar su situación, cosa que se hizo mediante la expedición del barco
Estas medidas reavivaron automáticamente los recelos de los británicos, que procedieron a
fortificación de Tánger. El gobierno español no tuvo que contar sólo con esta agudización del
antagonismo con Inglaterra. Al mismo tiempo la estabilidad y la integridad del Imperio jerifiano
sufrían duros golpes como consecuencia del abusivo empleo por las potencias, y especialmente por
Francia, del llamado ‘derecho de protección’, por el cual muchos marroquíes escapaban a la
británico y el propio Sultán lograron que se reuniera en Tánger una conferencia diplomática (julio
de 1877) para estudiar medidas restrictivas del pretendido “derecho “. La conferencia fracasó en ese
propósito, poniéndose allí abiertamente de manifiesto los antagonismos entre las potencias. El
representante británico chocó fuertemente con el español, pero también con el francés y el italiano,
en tanto que contó con el apoyo del delegado de Alemania y los de otros países. El resultado de ese
fracaso fue que la crisis interna que vivía Marruecos se agravó, entrándose en el año 1878 con una
situación inquietante en la que los abusos extranjeros, las malas cosechas, la crisis económica, las
epidemias y las reacciones antiextranjeras, parecían establecer las condiciones para una temida (por
Así se definía la cuestión de Marruecos ante la diplomacia española en 1877 y 1878. Con un
doble enfrentamiento con las principales potencias, Gran Bretaña y Francia, a su vez enfrentadas
entre sí – cuestión ésta de primera importancia para toda la orientación de la política española en lo
sucesivo- y sin contar con ningún otro respaldo. Y ante ella la perspectiva de la posible apertura de
la crisis definitiva de la cuestión de Marruecos, crisis a la que España llegaría con una
71
A partir de estos dos años y hasta 1880, etapa en la que el ‘sistema continental europeo’
enmarca el gobierno de Cánovas durante el reinado de Alfonso XII, las decisiones más importantes
Alemania; en el segundo, tras la adopción de la política de defensa del ‘statu quo’, tentativas apenas
El intento de pacto con Alemania hay que unirlo a las circunstancias internacionales del año
hace pensar que se va a llegar a soluciones radicales, que repercutirán gravemente sobre la aún no
consolidada monarquía peninsular. Ante todo, Cánovas aplicará siempre una orientación
pragmática a su política exterior, tratando de establecer buenas relaciones con todos los países
española en ese marco europeo, dominado por las potencias germánicas y sin emprender en esta
colonialista.
imprevisible actitud que los partidos republicanos que llegaron al poder en Francia en 1877
ese país. Y se partía de la creencia en una teórica coincidencia de intereses motivada por la
preocupación del gobierno español en ese punto y por la supuesta inquietud que pudiese haber en el
Es sobre esta base que Cánovas se decidió a realizar en octubre de 1877 unos avances a los
89
Cfr. Salom, J.: España en la Europa de Bismarck. La política exterior de Canovas, Madrid, C.S.I.C., 1967, pág. 420.
72
ofreciese garantías de apoyo militar mutuo, posiblemente por demostraciones fronterizas de
fuerzas, en caso de que surgiese la amenaza radical en Francia. Ahora bien, esos avances
rechazo de Bismarck, expresándose así la desvalorización casi completa que ya por entonces se
daba en su pensamiento respecto a un posible acuerdo político con España. La negativa del
de su situación interna, sería incapaz de cumplir cualquier compromiso que la llevara a enfrentarse
con Francia, al tiempo que calculaba que aún sin compromiso alguno, Alemania siempre procuraría
apoyar a la monarquía española, en la cual veía el mejor medio de fortalecer el Estado peninsular y
poder contar con él en alguna medida. Debemos pensar que en un repudio que incluía el de medidas
intentada política ‘ de reconciliación’ con Francia . El resultado fue que la propuesta española sólo
logró un acuerdo de principio y preventivo con Alemania sobre las futuras eventualidades a que
pudiese conducir la solución de la crisis francesa. Julio Salom lo califica de una “leve declaración
de eventuales contactos futuros de valor prácticamente nulo“.90 Con todo, los liberales
años siguientes – ya bajo gobiernos liberales – la relación hispano- alemana se estrechaba mediante
En lo tocante a la cuestión de Marruecos, se llegaba a una situación delicada en los años 1877
y 1878, pudiendo preverse su próxima “apertura “, es decir, una intervención europea a la que
España llegaría en mala situación, enfrentada tanto con Francia como con Inglaterra y sin apoyo
alguno de Alemania que, centrada en su continentalismo, favorecía primero a ingleses y luego a los
franceses. Se imponía, por tanto, una reacción precautoria y ésta es la que llevó a cabo Cánovas
mediante una doble acción. Primeramente, de modo público y formal, dio un giro a la política
90
Cfr. Salom, J.: “La política exterior ...” op. cit, pág. 1126.
73
una colaboración diplomática con Inglaterra para sostener al Imperio marroquí. Pero, por otro lado,
realizaba diversos sondeos secretos, tanto con esa potencia como con Francia, en busca de
solamente tenemos indicios por leves referencias. Así, la insinuación de Cánovas al representante
diplomático británico en Madrid (19 de febrero de 1880) de poder llegar, más allá de la política del
‘statu quo‘, a un “cordial entendimiento entre los dos Gobiernos en el caso de que surgieran
ciertas eventualidades que pudieran requerir una acción combinada“. 91 No parece que los ingleses
recogieran la idea, como tampoco parece que tuvieran eco insinuaciones hechas a los franceses por
En realidad los gobiernos españoles se encontraban ante el problema de que no podían ajustar
podrían intentar hasta 1894-95 y de forma definitiva ese ajuste no se podría hacer sino a partir de
su doble recelo respecto a las políticas marroquíes de Londres y París, a la vez opuestas entre sí,
teniendo que apoyarse en una u otra según las circunstancias. Cuando Cánovas después del período
de gobiernos liberales – 1881 a 1883 – volvió al poder en 1884, tuvo que reforzar el acuerdo con
detenida ésta, llegó a un pacto de colaboración diplomática con Jules Ferry (mayo- junio de 1884)
tan estrecho que ha hecho pensar que pudieron haber propuestas de mayor alcance.92 De hecho,
D.K. Fieldhouse señala que Ferry tenía el apoyo claro aunque velado de Bismarck, que estaba
entonces preocupado por establecer una alianza con Francia y dispuesto a fomentar las ambiciones
francesas en Marruecos, como distracción del problema Alsacia- Lorena. En mayo de 1884
Bismarck dijo al embajador francés en Berlín que el mejor paso para Francia en Marruecos sería
91
Cita recogida en Salom, J.: “La política exterior … “, op. cit, pág. 1128.
92
Cfr. Salom: Ibid.
74
93
llegar a un acuerdo con España. Tampoco en este caso tendrían éxito los intentos de Cánovas.
Los franceses, aún respaldados en su acción colonial por el II Reich, y detectando el aislamiento
español, no aceptaron la sugerencia de Bismarck – deseoso de compaginar aquel respaldo con sus
medidos lazos de amistad con España – para un acuerdo con los españoles de eventual reparto o de
que el compromiso de 1884 al que se llega con París no fue más que un acuerdo especial para
detener a D´Ordega, Ministro de Francia en Tánger que por esas fechas tomó bajo la protección
Marruecos. Manuel Silvela, Embajador en París asistido por el experto en cuestiones marroquíes
Diosdado acudió al Quai d´Orsay con el fin de llegar a un compromiso con Francia para paralizar la
acción de D´Ordega. El acuerdo consistió en que los Ministros de España y Francia en Tánger
recibiesen instrucciones idénticas para mantener el ‘statu quo ‘. Si esta versión es cierta, Francia no
hizo caso del compromiso y siguió conspirando en el Sus y con el jerife de Wazzán.94
para España el no poder sentar – momentáneamente – sobre bases sólidas su proyección colonial en
el norte de África. El ministro de Estado, S. Moret, en los siguientes gobiernos sagastinos intentaría
salvar estos escollos, que por otra parte también Alfonso XII pretendía afrontar, aproximándose a
las potencias Centrales (Alemania y Austria- Hungría). Moret, por su parte, pretenderá vincular los
adhesión de España a la Triple Alianza no será en pie de igualdad, sino a través de intermediarios,
93
Cfr. Fieldhouse, D. K.: Economía e Imperio. La expansión de Europa (1830-1914), Madrid, Siglo XXI Editores,
1990, pág. 323.
94
Véase al respecto: Carta sin numerar del conde de Benomar al Ministro de Estado, S. Moret. 17 de Octubre de 1887.
Archivo General del Palacio Real. Secretaría particular de S.M. Cajón 13 / Ex. no. 2.
75
La actuación española en Marruecos, en líneas generales, tras la consolidación del régimen
restauracionista, se había comprometido, pues, estrictamente con el mantenimiento del ‘statu quo’,
confiando que llegara el momento oportuno en que el país (España) se encontrara con las
suficientes fuerzas como para emprender una acción definitiva en el Sultanato que condujese a
asegurar el control permanente del territorio marroquí, o por lo menos, de una vasta extensión del
mismo. La implantación y el mantenimiento de la política del ‘statu quo’ era, ante todo, una
maniobra defensiva frente al peligro de una ‘apertura’ de la cuestión marroquí que, dada la
situación de España, se resolvería en su perjuicio. Mientras tanto y dado que se consideraba que no
se habían alcanzado todavía las condiciones requeridas para emprender una actuación ofensiva, la
seguridad nacional – ante todo en que ninguna otra potencia se asentara en el otro lado del Estrecho
o frente al archipiélago canario. Con la llegada del partido liberal de Sagasta al poder en octubre de
1886, a la muerte de Alfonso XII, y con el nombramiento de Segismundo Moret como Ministro de
Estado, la diplomacia española, a través de la acción de este político, va a tratar de salir del relativo
aislamiento, Moret vio sólo un camino útil y esta vía no le fue contestada por sus colegas de partido
ya que este, como tal, no tenía su propio programa de política exterior. La vía elegida era el ingreso
en la Triple Alianza tanto para defender la institución monárquica – lo cual era en ese momento
para la clase política restauracionista una garantía de tranquilidad interna en el país contra las
inquietudes y desórdenes fomentados por los carlistas y, sobre todo por las diversas corrientes
de las intrigas francesas en la política interior española , pero sobre todo defenderse de las
aspiraciones galas en Marruecos. El tándem Sagasta / Moret entendió que la conquista del
Sultanato por parte de la Tercera República, dado el recelo con el que la prensa española observaba
95
Cfr. Curato, F.: La questione marocchina e gli accordi mediterranei italo-spagnoli del 1887 e del 1891. Vol II: Dal
76
interior y de política internacional se entrelazan finamente para empujar a Moret a seguir este
camino.
Pero las potencias de la Triple Alianza no tenían muchos deseos de asociar a España a su
bloque. Despreciaban su debilidad militar y temían que una vez asociada a la Tríplice asumiese
imprudentemente una serie de acciones provocadoras en sus relaciones con Francia, llevando a toda
la alianza a una guerra con la Tercera República que no deseaban. Temían también que las
cláusulas secretas de la Tríplice, una vez desveladas a España, fueran conocidas por otros gobiernos
europeos dada la inestabilidad de los gabinetes ministeriales españoles; las periódicas crisis de
producir filtraciones de los secretos. Por lo tanto rechazaron la posibilidad de ingreso de España.
El canciller del II Reich Otto von Bismarck, su hijo Herbert, secretario de Asuntos
Exteriores alemán, el conde de Robilant, Ministro de Asuntos Exteriores italiano y Alberto Blanc,
tales condiciones, el ingreso de España en la Tríplice y por ello dilataron las negociaciones durante
varios meses utilizando diversos pretextos. Esta estrategia exasperó al Ministro Moret: en un cierto
momento, éste perdió la paciencia y amenazó con dimitir. La amenaza surtió su efecto: la dimisión
de Moret podía suponer la llegada al Ministerio de Estado del gobierno Sagasta de otro político
liberal orientado en sentido francófilo, el cual podría aceptar las tesis del gobierno de París, que
pacientemente alternaba las amenazas con las promesas - realizadas desde hacía tiempo- a Madrid
en el sentido de que la cuestión marroquí atañía sólo a Francia y España, por lo que estas dos
naciones debían unirse y colaborar : una fórmula que significaba el reparto de Marruecos. Es en
este momento con la caída del ministro de Robilant y el traslado de Blanc, al cual sucede C.A.
igual a la Tríplice, sino simplemente va a firmar un acuerdo con Italia, similar al ya existente entre
Italia y Gran Bretaña, que contará con la adhesión de Alemania y Austria-Hungría. En sus
giugno 1888 all´agosto 1896, Milán, Edizioni di Comunità, 1964, pág. 595.
77
cláusulas, firmadas el 4 de mayo de 1887 con el beneplácito inglés, los participantes se
el ‘statu quo’ en el África septentrional, con el compromiso de poner en práctica una política no
problemas del Mediterráneo que eran comunes para las dos naciones. Al adherirse la Monarquía
Dual y el II Reich al acuerdo, España quedaba ligada con hilos sutiles a la Tríplice, sin haber visto
doble frente:
del programa de penetración comercial demandado por los africanistas. Así se va a crear
ciertos gestos de fuerza, propios de una gran potencia. Estos gestos tenían un límite: el
ser capaz, sin embargo, de contrarrestar la debilidad española en este ámbito. Por ello las
respuestas a los franceses en Marruecos tenían que venir determinadas por la búsqueda de
apoyos en especial de Inglaterra, lo cual marcó en gran medida los límites de las
En el bienio 1883-1884 las asechanzas galas en el Sultanato dieron la impresión de que París
96
Cfr. Ferrera, C.: La frontera democrática del liberalismo: Segismundo Moret (1883-1913), Madrid, Biblioteca
Nueva / Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid, 2002, pág. 92.
78
personal del Ministro francés en Tánger, Ladislas d´Ordega. Años antes, en 1880 el gobierno
republicano bajo la presión de los intereses coloniales argelinos y animado por la preponderancia
temporal de la influencia gala en Fez , adoptó una política de penetración pacífica en Marruecos
con diversos objetivos, como la construcción de un ferrocarril desde Argelia a Uxda, luego a Fez y
empresas agrícolas en parte para proporcionar tierra a los colonos franceses en el superpoblado
Orán, y la apropiación de tierras en el extremo oriental del Sultanato. Ladislas d´Ordega, nombrado
igual que había ocurrido en Túnez, a Marruecos en un protectorado galo gestionó un acuerdo entre
cofradía islámica de Taibbiyya, por el que el jerife concedía una gran parte de sus vastas haciendas
junto con derechos mineros a cambio de dinero para pagar sus deudas. En diciembre de 1883 el
jerife pidió además la protección francesa contra el Sultán, que desaprobaba enérgicamente estas
concesiones.
A pesar de que estaba en el poder Jules Ferry, uno de los propulsores del colonialismo galo,
éste no respaldó a d´Ordega. El estadista evaluó que Gran Bretaña, Italia y España se opondrían sin
duda a la intervención francesa, e Italia estaba trabajando activamente para impedir una repetición
del protectorado tunecino. Además en 1884, Francia estaba ya en malas relaciones con Gran
Bretaña por causa de Egipto. Ferry no se decidió a la acción por considerar políticamente peligroso
tanto la ocupación unilateral del Sultanato por Francia como el reparto no oficial del Imperio
97
jerifiano con España, que llegó a considerar. Así es que relevó a d´Ordega y mutó la acción en
En su tesis doctoral sobre S. Moret, Carlos Ferrera señala algunos de los elementos de esta
presión a lo largo de 1887, en todo caso introduciendo algunos detalles que conviene matizar. Cita
97
Cfr. Fieldhouse, D. K.: Economía e Imperio. .. op. cit, pág. 322.
79
en concreto la ocupación por parte francesa de los ríos Sus y Muluya, en la primavera de este año.98
Conviene señalar: 1º) Que los franceses no llevaron a cabo ninguna ocupación del río Muluya.
Cierto es que se rumoreó que el Sultán iba a ceder a Francia el territorio al este del Muluya a lo
largo del invierno de 1887. Más tarde se supo que la consignada ‘cesión’ del territorio se reducía al
nombramiento por parte del Sultán como gobernador de aquella zona de Sidi – Beld – Ahmed,
protegido de Francia.99 2º) Que los franceses tampoco se apoderaron del Sus. Simplemente
querían incitar una rebelión de las cabilas de la región con el fin de que ésta se independizara de los
dominios del Sultán, para posteriormente, implantar en el territorio el protectorado de Francia. 3º)
La presión francesa se completa en los márgenes orientales del Sultanato, consiguiendo el permiso
del Sultán Mawlay- Hassan – como señala F. Curato100 – para construir una serie de puestos
sobre Genan Borzig, lo cual posicionaba al ejército galo en la relativa vecindad de Figuig.
A juicio de Moret, Francia estaba llevando a cabo una maniobra de cerco del Imperio
jerifiano partiendo desde Argelia y desde el Océano, maniobra que tendría como resultado final la
descomposición del Sultanato o su sumisión a Francia. Sin embargo, el respaldo que recibió el
Sultán por parte de las tres potencias amigas – Italia, Gran Bretaña y España – actuará como freno
de los movimientos expansivos galos. El apoyo de los tres países a Marruecos iba a determinar la
paralización de las iniciativas republicanas en el este del país, aunque no en el Sus. El 11 de marzo
de 1887 las tres naciones enviaban al Gran Visir Garnit una nota colectiva en la cual mostraban su
solicitaban en consecuencia del Sultán una promesa formal de que no cedería o vendería a Francia
ninguna parte del territorio imperial sin el permiso previo de ellas.101 El Sultán contestó a las tres
98
Cfr. Ferrera, C.: op. cit, pág. 93.
99
Cfr. Curato, F.: La questione marocchina e gli accordi mediterranei italo- spagnoli del 1887 e del 1891. Vol I.
Milán, Edizioni di Comunita, 1961, pág. 141.
100
Cfr. Curato, F.: op. cit, Vol. I, pág. 139.
101
Cfr. Curato, F.: op. cit, Vol. I, pág. 145.
80
territorial. Moret pensó entonces convocar de nuevo una Conferencia internacional sobre
Marruecos en Madrid: esta conferencia con la aparente finalidad de tratar la cuestión del ‘régimen
de protección’ debía tener como objetivo real dar las garantías exigidas por el Sultán. Sin embargo
no se llevó a cabo por las dificultades que planteó Francia para su realización.
servicio secreto dotado de una capilaridad y de una organización vastas e impecables en los
territorios del sur del Imperio. Este servicio tenía como puntales máximos al intérprete Cristóbal
Benítez102 y al agente indígena El- Morabet; este último es un personaje desconocido por los
los planes de hegemonía galos en los confines meridionales del Sultanato. Los servicios de
mercaderes judíos captados para la causa hispana y no dudaron en entrar en guerra con los
servicios secretos franceses que aspiraban, según se deduce de las cartas interceptadas por el
servicio de información español, a incitar una sublevación general de las tribus del Sus, la
estratégica región meridional del Sultanato, para posteriormente implantar el protectorado galo en
el lugar. El Ministerio de Estado no tenía recursos monetarios suficientes para sufragar una red tan
extensa como la establecida, pero aún así esta fue capaz de dar grandes golpes a Francia durante
102
Benitez era un individuo de gran cultura, ingenio despierto y ánimo aventurero, que poseía reconocida autoridad en
cuestiones referentes a Marruecos, por ser uno de los pocos europeos que hasta entonces habían viajado por el interior
del país. Dominaba correctamente el árabe vulgar y el chelja bereber. Además tenía un conocimiento muy profundo de
la religión, costumbres y psicología musulmanas. En 1879 había acompañado al doctor Lenz, geólogo alemán de origen
austriaco en un viaje prácticamente mítico que les llevó a atravesar Marruecos y el Sahara Occidental hasta alcanzar
Tombuctú, la semilegendaria metrópoli sudanesa, tras visitar primero Tinduf. La misión Lenz- Benítez tuvo enorme
resonancia en Europa. Aparte de la hazaña geográfica que suponía el que por vez primera unos occidentales
reconocieran el oeste africano entre el estrecho de Gibraltar y el codo del Níger, Lenz llevó a cabo con sus estudios,
publicados por los africanistas alemanes, pero traducidos rápidamente al francés, notables aportaciones a la geología,
climatología y geografía física en relación con el dilatado sector visitado. Cfr.Vilar, J. B.: “El viaje de Cristóbal
Benitez“, en Historia-16, no. 95, 1984, pp. 118-121; también: Benítez, C.: Mi viaje por el interior del África, Tánger,
Imprenta Hispano-arábiga de la Misión católico-española, 1899. Asimismo: “Lenz a Illigh“. Biblioteca Nacional.
Madrid. Sección de África. Miscelánea García Figueras. Tomo LXIV, pág. 339.
81
varios meses.103 En un envite como el que se jugaba en 1886-1887, la lucha por el dominio de
sombra. En 1886 el Sus se revelaría como uno de los puntos del globo donde los choques de esos
los agentes franceses y los líderes de la supuesta sublevación anti-majzeniana. El gobierno liberal
español mantendría en todo momento informados tanto al Gobierno marroquí como a las naciones
consideradas “aliadas“, los países de la Tríplice, y a Gran Bretaña, por estar próxima
Moret remitiría al Foreign Office una larguísima misiva, poniendo en conocimiento del gobierno
estableciese en las regiones del Sus y del Nun, llevaba al gobierno sagastino a actuar rápidamente.
Esta contingencia no se creía imposible, dado que se conocía el estado de rebelión en que se
encontraban las tribus de estas regiones,105 lo que hacía prever la posibilidad de que éstas
solicitaran ayuda al gobierno republicano, cayendo así bajo el protectorado de esta nación. Los
informes del consulado español en Mogador eran remitidos asimismo por el conde de Benomar,
monarquía italiana en la misma ciudad; la diplomacia española hacía de correa de transmisión hacia
los países que consideraba como sus ‘aliados‘ y amigos de las intrigas que Francia estaba llevando
desde tiempo atrás en las provincias del Sus y del Nun. Estos manejos eran antiguos: en 1840 un
103
Carta particular de 7 de Marzo de 1887 del cónsul de España en Mogador, Antonio Fierro dirigida a José Diosdado,
Ministro Plenipotenciario de España en Tánger. (A)rchivo (G)eneral de la (A)dministración. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 61 / Ex. no. 3.
104
Despacho no. 220, reservado del Ministro de Estado, Segismundo Moret al Ministro Plenipotenciario de España en
Londres. 6 de Diciembre de 1886. (A)rchivo (G)eneral de la (A)dministración. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada
de España en Londres. Caja 7.021 / Legajo no. 198.
105
Cfr. Naimi, M : “ Le pouvoir Makhzen dans le Souss “, en Revue Maroc- Europe, no. 6, 1994, Hassan I, pp. 85-94.
82
oficial de la Marina francesa, el comandante Bouet, había recalado en estas costas con el bergantín
Malouine, concluyendo un tratado de amistad con el jeque M´barek ben Abdallah el Uadnuni, en el
cual éste se obligaba a construir un puerto en Asaka, que permitiría a los franceses desembarcar y
comerciar con los naturales de la región. Similares tratados fueron también concluidos en épocas
más recientes, hacia el comienzo de la década de 1880, por agentes que el gobierno galo envió con
el pretexto de exploraciones científicas, pero el gabinete de París, no creyendo que fuese todavía el
momento propicio para intervenir en el sur del Imperio, no dio continuidad a tales acciones. Las
República en Tánger. Éste llevó a cabo una serie de actuaciones. Así el consulado francés de
Mogador entró en contacto durante bastantes años con el viejo Sidi Husseim, hijo del famoso Sidi
Hashem, de la casa comercial de Illigh; un agente secreto galo fue enviado a esta zona tras el
acuerdo entre el jerife de Wazzan y D´Ordega para fomentar la sublevación en el sur del Imperio
jerifiano. De hecho algunas tribus del territorio se rebelaron, siendo la insurrección dominada con
grandes dificultades por las tropas del Sultán. A pesar de que D´Ordega fue relevado y Sidi Muley
El Hussein Ben- Hashem falleció, no cesaron las relaciones secretas que Francia mantenía con
estas regiones, a través fundamentalmente de Jacquetty, canciller del consulado galo en Mogador.
Este diplomático entabló una activa correspondencia con el hijo de sidi Hussein, el jerife Muley
Mohammed; diversas cartas de esta correspondencia fueron interceptadas por los agentes españoles
a lo largo de 1886 y 1887, demostrando la intensidad de las intrigas. La misiva remitida a Londres
en diciembre de 1886 por S. Moret, se refería en concreto a la posible aprobación que daría en el
futuro la diplomacia francesa a las condiciones que el hijo de Hussein había presentado al Quai
d´Orsay para someter el Sus a un protectorado galo. Inmediatamente, la red de espías españoles se
dedicó a la misión de esclarecer todas las maquinaciones de los servicios diplomáticos galos,
de Muley Mohammed había sido aplazada en tanto el Ministro Plenipotenciario francés en Tánger
no se trasladara a París a conferenciar con su gobierno. Se preveía una intensa ofensiva gala sobre
83
el Sultanato, que no sólo afectaría al Sus, sino que paralelamente supondría una presión en la zona
Los órganos diplomáticos españoles remitieron dos de estas cartas al Sultán. Se denunciaron
los hechos ante Feraud, el Ministro plenipotenciario de Francia en Tánger, el cual se desentendió
del contenido de las misivas que le fueron presentadas. Diosdado, Ministro Plenipotenciario de
interceptando la correspondencia entre el Vicecónsul francés en esta localidad y los jefes rebeldes
del Sus; con estas pruebas escritas de la trama de sublevación urdida por Francia, Moret se
encargaría de seguir alertando tanto al Sultán como a los tres países de la Tríplice y a Inglaterra.
Las intrigas francesas seguían una trayectoria gradual, intentando que la autoridad del Sultán
Mawlay- Hassan se resquebrajara aun más en aquellos territorios. Las autoridades galas partían de
la hipótesis de que estas tribus eran independientes, por lo que podían tratar con ellas directamente,
sin necesidad de recurrir a la intermediación del Sultán. Con el paso del tiempo, los agentes
franceses acabaron por comprender que el servicio de inteligencia español estaba entorpeciendo el
desarrollo de sus planes, y que su correspondencia con el Sus estaba interceptada por el cónsul
hispano en Mogador, Antonio Fierro. La correspondencia secreta del consulado galo de Mogador
denunciaba ante Muley Mohammed ibn Hussein que en el territorio del Sus los servicios de
espionaje español habían desplazado a un activo y hábil agente, el cual buscaba atraerse las
zona y la creación de una factoría. Se aconsejaba al jerife que se pusiera en guardia contra él y
contra sus intrigas. Por ello se daban instrucciones aconsejando la ejecución de el- Morabet. A la
vez se le animaba a sublevarse contra el Sultán y se le prometía el apoyo militar galo, así como
armas, dinero, soldados.106 Estas consignas encontraron su eco en noviembre de 1886, comenzando
la agitación de los elementos rebeldes. ¿ Hay que entender estos hechos como una rebelión abierta
106
Despacho no. 451 (XL) confidencial de 13 de abril de 1887 de la Legación italiana en Tánger al Ministro de
Asuntos Exteriores italiano. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. no. 1.
84
contra el Sultán ¿. Martínez Milán ha puntualizado expresamente que eran un punto de presión
utilizado por el jerife M. Mohammed en sus negociaciones con el Imperio.107 En concreto, la casa
de Illigh estaba exigiendo del Sultán Mawlay Hassan la apertura de un nuevo puerto en Asaka,
desestabilización del Sultanato – fomento de rebeliones internas – que minasen la autoridad del
empuje militar francés. Más bien, las intrigas galas buscarían agravar la situación del Sultanato,
para que éste solicitase a la República auxilio armado a fin de hacer frente a las cabilas rebeldes. La
inteligencia del consulado de Mogador parecían conducir a pensar que el hijo de Sidi Hussein
intentaba apoderarse de la mayor parte del Sus y conseguir una salida al Atlántico.108 Ocupar un
puerto, hacerse fuerte en él, y esperar allí el resultado de sus negociaciones con los franceses. Sin
embargo, en enero de 1887, las noticias del Sus parecían apuntar a que el plan del jerife era aún
más extenso. No se limitaría a dominar a la mayor parte de las cabilas de la región, sino que
pretendía ocuparla por completo, auxiliado por tribus árabes del desierto, cuyo apoyo tenía gracias
a que habían sido compradas con subvenciones francesas. Solamente la ciudad de Tiznit, la cabila
de Ait-Bu- Bekker y las de Estuca permanecían libres de la hegemonía del jerife. Por ello se
rumoreó que el Sultán iba a desplazarse en la primavera al territorio con un considerable ejército
109
para revertir la situación en la región y volverla a la calma. Los servicios de inteligencia
107
Martínez Milán, J.: “Un discurso relativo a la frontera sur del reino de Marruecos entre el reinado de Mulay Hasan I
y el establecimiento del protectorado hispano- francés (1874- 1912)“, en Awraq. Estudios sobre el mundo árabe e
islámico contemporáneo. Vol. XVII, 1996, pág. 244.
108
Cfr. Ennaji, M. y Pascon P.: Le Makhzen et le Sous al- Aqsa. La correspondance politique de la maison d´Iligh
(1821-1894), Casablanca / París, Editions du CNRS / Editions Toubkal, 1988.
109
Despacho sin numerar, reservado de Antonio Fierro, cónsul de España en Mogador al Ministro Plenipotenciario
español en Tánger. 21 de Enero de 1887. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 61 / Ex. no. 3.
85
españoles, aún planteándose la necesidad de un cambio en su estrategia contra Francia siguieron
Tánger y del consulado en Mogador, atajar a los mensajeros portadores de las misivas al Sus,
quedarse con las cartas, pero sin matar a los mensajeros. Esto suponía que al destinatario, el jerife
Por otra parte, los agentes galos empezaron a utilizar los servicios de la Misión Militar francesa en
el Sultanato110 o la escolta de soldados imperiales para contrarrestar las iniciativas españolas. 111 Al
mismo tiempo, el jerife comenzó a comunicarse con el centro de las intrigas galas, el consulado en
Mogador, a través de la ciudad de Tarudant. El jerife tenía un ‘topo’ en la corte del Emperador, que
aceptando las condiciones que M. Mohammed había impuesto a cambio del protectorado francés.
A pesar de ello, sus planes salieron mal: el eficaz servicio hispano no perdía la ocasión de tener en
jaque a los franceses y de nuevo se volvieron a interceptar las cartas. En esta ocasión, el-Morabet
sobornó a los correos del jerife con dinero a cambio de las misivas. Tan pronto como los
sobornados recibieron el dinero, salieron huyendo al Sudán. Los servicios españoles entendieron
que si el Sultán no se decidía a visitar las regionales meridionales del Imperio para asegurar la paz
112
con su presencia, se produciría la revuelta en el Sus. La posición del jerife no era tan buena y
empezó a tener ciertas dificultades al no contar con suficientes fuerzas permanentes. Algunas
cabilas se volvían contra él, pues no aceptaban su poder y le combatían. Entonces las promesas
110
Cfr. “La premiere misión militaire française au Maroc de 1878 a 1906“, en Biblioteca Nacional. Madrid. Sección de
África. Miscelánea García Figueras. Tomo XVII, pág. 431.
111
Despacho reservado sin número de Antonio Fierro a José Diosdado. 4 de abril de 1887. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 61 / Ex. no. 3.
112
Despacho reservado sin numerar del cónsul de España en Mogador a José Diosdado. 2 de junio de 1887. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 61 / Ex. no. 3.
86
puerto y por el de Saffi sin que (...) se hayan apercibido de ello los administradores de
ambas aduanas “. 113
desembarco en las costas del Sus. El contingente desembarcado se internaría en Marruecos para
apoderarse y defender los escasos pasos del Atlas que daban acceso a la región. Mientras el jerife
quedaba encargado de preparar la insurrección combatiendo a aquellas cabilas que como Ait Bou-
Amara no se le sometían y comprando a las demás con los donativos franceses. Y aún se llegó a
sospechar que la sublevación del jerife coincidiría con otra en el norte, por parte del protegido
permanecía con los brazos cruzados: los agentes del cónsul francés en Mogador, Butaleb – un
argelino que había acompañado al doctor alemán Lentz en los viajes de éste al Sudán - y Levy
Cohen, redactor del Revoil du Maroc, tuvieron que afrontar numerosas dificultades cuando se
trasladaron a Agadir para contactar con los enviados de M. Mohammed. Estuvieron a punto de ser
detenidos por el gobernador y tuvieron que salir huyendo. El contacto era fundamental puesto que
tenía que fijar las condiciones para un desembarco masivo de armas francesas en las costas susíes.
Se sospechaba que previamente el jerife entregaría a los enviados franceses un convenio firmado
115
por él, aceptando el protectorado francés. La guerra de espías devino entonces en una guerra
desembarco clandestino de armas en las costas imperiales, y quedó pendiente de vigilar todo el
litoral susí. Idéntica medida ordenó Mawlay a sus agentes en esta zona. Cuando el gobierno de la
República intentó el desembarco a gran escala de armas para abastecer a los sublevados susíes, el
gobierno marroquí conocía previamente lo que iba a ocurrir por haber sido alertado y había previsto
– con la mayor reserva- el envío a la costa atlántica de una mehal.la o fuerza expedicionaria
imperial que frustró e inutilizó el desembarco. De este conflicto con Francia el gobierno hispano
113
Despacho reservado sin numerar de Antonio Fierro a José Diosdado. 14 de Septiembre de 1887. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 61 / Ex. no. 3.
114
Ibidem.
115
Despacho reservado sin numerar de Antonio Fierro a José Diosdado. 30 de Septiembre de 1887. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 61 / Ex. no. 3.
87
saldría reforzando su prestigio ante el Majzén, por haber contribuido de una manera tan destacada a
En los primeros días de octubre de 1887, el presidente del gobierno y ministro de Exteriores
Asuntos Exteriores, asistiendo al encuentro el conde de Launay, Embajador italiano en Berlín. Tras
la reunión informaron al diplomático español acreditado en Berlín, conde de Benomar que en sus
España, tal como nos lo prueba una serie de documentos guardados en el Archivo del Palacio Real.
La propuesta la hizo el Embajador francés en Madrid, Paul Cambon, a la Reina Regente María
Francia “tomando España la costa norte y Francia el interior del Sultanato“.119 Así, España
tendría toda la parte norte de Marruecos hasta el Atlántico y Francia toda la parte meridional,
siguiendo la frontera el río Muluya y las vertientes septentrionales del Atlas, también hasta el
Atlántico, zona en la que, según afirmó Cambon, Francia tenía el mayor interés en poseer un
116
En octubre de 1887 un vapor francés con cinco faroles encendidos se presentó entre Sidi Mohammed Ben Abdallah
e Ifni, marchándose al día siguiente al no encontrar a los hombres del jerife. En tierra los habitantes de Ait-Bou- Amara
y los askaris imperiales permanecían de guardia para impedir un desembarco. Los servicios de inteligencia franceses
reaccionaron llenos de exasperación, siendo atacado uno de los correos del consulado español en Mogador, Muley Alí,
cuando cumplía una misión. También era atacado El- Morabet. Despacho reservado sin numerar de Antonio Fierro a
José Diosdado. 12 de octubre de 1887. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 61 / Ex. no. 3.
117
Carta sin numerar del conde de Benomar, Embajador de España en Berlín al Ministro de Estado, S. Moret. 12 de
octubre de 1887. (A) rchivo (G)eneral del (P)alacio ( R ) eal . Secretaría particular de S.M. Caja 13 / Ex. no. 2.
118
Curato señala textualmente que Cambon había propuesto a Moret “in tono scherzoso” el reparto de Marruecos. Cfr.
Curato, F.: La questione marocchina e gli accordi mediterranei ..., op. cit, Vol. I, pág. 248.
119
Carta particular sin numerar del Ministro de Estado Moret al conde de Benomar. 16 de octubre de 1887. A.G.P.R.
Secretaría particular de S / M. Cajón 13 / Ex. no. 2.
88
puerto. La franja francesa comprendería también el oasis de Figuig. 120 Además desde el Ministerio
de Asuntos Exteriores francés filtraron a la prensa gala la noticia de que el acuerdo se había
alcanzado ya, o estaba a punto de serlo. Moret replicaría rechazando el reparto y presentando a
respetar el mantenimiento del ‘statu quo’ territorial y político en Marruecos ; b ) el acuerdo para
obrar ambas partes (España y Francia) en esa dirección, sin necesidad de acuerdos previos y
especiales, lo cual venía a anular el acuerdo contraído por Silvela en París en 1884 y c) la consulta
previa entre las dos diplomacias ante cualquier cambio o acción importante que unilateralmente una
121
de ellas decidiera adoptar y que por su trascendencia requiriese un acuerdo previo. Moret
defendió su actuación ante los países de la Tríplice señalando que, de esta manera iba a hacer
correspondencia mantenida a lo largo del mes de octubre entre Moret y el embajador español en
Berlín, conde de Benomar, revela cómo el proyecto, que obligó a tranquilizar las suspicacias de los
titulares de exteriores de la Tríplice, fue pronto desechado por los costes militares y económicos de
una ocupación a esa escala, y por el temor a un engaño francés, llevando a Moret a sugerir la idea
de que Francia quería, en realidad, indisponer a España con Europa para quedarse sola con ella en
Marruecos y asegurar así su hegemonía. Por tanto, tras dar largas, Moret respondió a Cambon
reafirmándose con la defensa del ‘statu quo’ vigente y con la voluntad de obrar siempre de acuerdo
con Italia e Inglaterra. Al respecto, la diplomacia española andaba en tratos con la italiana y la
británica con el fin de redactar una terminante declaración colectiva de garantía territorial de
Marruecos, ya en forma de nota, ya en forma de convenio con el Sultán.122 De las tres potencias,
120
Carta particular sin numerar de S. Moret al conde de Rascón, Embajador de España en Roma. 25 de Octubre de
1887. A.G.P.R. Secretaría particular de S/M. Cajón 13 / Ex. no. 2.
121
Carta particular sin numerar del conde de Benomar al Ministro de Estado, S. Moret. 18 de Octubre de 1887.
A.G.P.R. Secretaría particular de S.M. Caja 13 / Ex. no. 2.
122
Carta particular sin numerar del conde de Benomar al Ministro de Estado, Moret. 20 de Octubre de 1887. A.G.P.R.
Secretaría particular de S.M. Caja 13 / Ex. no. 2.
89
Moret combinó la diplomacia en los asuntos marroquíes con pautados gestos de fuerza. Su
idea era que en Marruecos no podía suceder nada que escapara o fuera en contra de los intereses de
1887 durante una enfermedad que sufre Mawlay Hassan, justificado en nota a los
Ferrera señala que Moret realizó este gesto, aprobado por Inglaterra, destinado a
obligaba a más.123
2- El incidente de isla de Perejil, que resultó menos afortunado. En este pequeño islote,
enclavado entre Tánger y Ceuta, los españoles acotaron un terreno para construir un faro
con estacas y una plancha con la bandera nacional, utensilios de los que se apropiaron los
marroquíes. La petición de represalias por este hecho partió de alguna prensa defensora
de la soberanía sobre el islote; a ésta se opusieron artículos, como el del diario francés Le
Temps que avisaba sobre el valor estratégico del lugar y reservaba la posesión del islote a
Marruecos. Tras una breve tensión, Moret negó en el Congreso de los Diputados
Carlos Ferrera señala que, sin embargo es probable que Moret no dijera la verdad en el
Inglaterra- le empujase a negarla; así Paul Cambon escribió que el titular de Estado
123
Cfr Ferrera, C.: op. cit, pág. 94.
124
El reconocimiento de la soberanía marroquí en (D)iario de (S)esiones del (C) ongreso de los (D)iputados, 3- XII-
1887.
90
español en el islote por sus hipotéticas consecuencias sobre la navegación en el
Estrecho.125
del Imperio marroquí, si bien no redujo las tensiones existentes entre las dos monarquías
peninsulares en lo tocante al control del territorio. La unión italoespañola era más bien la unión de
dos débiles contra el más fuerte (Francia), aunque ninguno de los débiles estaba interesado
realmente en la independencia de Marruecos, pues tanto uno como el otro tienen aspiraciones –
más vastas en el caso español - sobre el territorio y estas aspiraciones constituyen el límite del
pacto. Las dos potencias unidas son rivales, concurrentes en el Sultanato, celosas una de la otra y
cada una observa con sospechas cualquier iniciativa que la otra tome. Así, en 1889 se desata la
alarma sobre las diligencias que el gobierno Sagasta ha emprendido en Fez con motivo de obtener
la cesión del territorio de Santa Cruz de Mar Pequeña.126 La alarma tenía su fundamento: el
gabinete liberal pretendía mejorar sus posiciones en el Sultanato y a tal efecto, a imitación de los
franceses, instaló en el Sultanato una Comisión Militar compuesta del Capitán de Ingenieros José
Vallejo y del oficial de Infantería Venancio Álvarez Cabrera. En cuanto a Santa Cruz, la idea del
gabinete era levantar el plano del territorio de Cabo de Agua, fronterizo a las Islas Chafarinas con
Por parte española se producen recelos ante la actitud de Italia consistente en crear una
fábrica de armas en Fez,127 vender naves al Sultán, ganándose en última instancia la confianza de
éste gracias a la hábil actuación del Ministro Plenipotenciario italiano en Tánger, Cantagalli y del
intérprete Gianatelli Gentile. A su vez España también suscita profundas desconfianzas en Italia y
125
Cfr. Ferrera, C.: op. cit, pág. 94.
126
La decisión alarma a la vez tanto a Inglaterra como a Francia y también a Italia. Los británicos plantearon este
hecho como una modificación del ‘statu quo’ en el Mediterráneo, y como una violación del compromiso firmado por
España, Inglaterra e Italia el 12 de marzo de 1887 para abstenerse de procurar cesiones o alteraciones territoriales que
modificasen la integridad del Imperio marroquí. Los británicos temían que roto ese compromiso, España se hubiese
puesto de acuerdo con los franceses para apoderarse de la costa del Rif, dejando a la Tercera República el extremo
oriental del Imperio jerifiano. Cfr. Despacho no. 207 de José Fernández y Jiménez, subsecretario del Ministerio de
Estado a Francisco R. Figuera, Ministro Plenipotenciario de España. 25 de diciembre de 1889. A.G.P.R. Secretaría
particular de S.M. Cajón 13 / Ex. no. 2.
127
Cfr. Curato, F.: La questione marocchina e gli accordi mediterranei ...,op. cit, Vol. II, pág. 597.
91
en los países de la Tríplice o amigos como Inglaterra cuando lleva a cabo movimientos que son
hacia las tesis francesas de reparto del territorio. Este deslizamiento hispano hacia Francia, que
venía polémicamente siendo atribuido a la actitud ambigua del sucesor de Moret al frente del
Ministerio de Estado, el marqués de la Vega de Armijo (que era calificado como progalo),
encontraba sin embargo una justificación objetiva: parecía que Italia, y a partir de un cierto
apuntaban hacia una clara penetración en Marruecos, ya fuese a través de la ocupación de una
localidad portuaria, o bien a través del incremento de las actividades comerciales. No es facil
comprender cuáles de estos rumores que corrían por España a finales de la década de 1880
correspondían a las reales intenciones alemanas y cuáles habían sido difundidos por los franceses
para provocar una habilísima guerra de nervios con el fin de que España se apartara de la órbita
triplista. Con todo, los rumores quedaron en el aire y los alemanes, con sus bruscos modales
Las condiciones generales del sistema continental europeo se extienden hasta 1890. A partir
de este año se hacen notar las exigencias de un nuevo sistema europeo y las impuestas por el
nacimiento de la Dúplice Alianza franco-rusa. Se trata de un nuevo equilibrio europeo del que
resaltaremos solamente tres aspectos de interés para España. El primero es la constatación de que,
si bien la reestructuración del poder realizada por la nueva presencia de dos coaliciones
colonial europea llega ahora a sus años culminantes originando nuevos y peligrosos
En segundo lugar, es importante el hecho de que Inglaterra, como consecuencia de esta nueva
92
aislamiento’ desarrollando una política de acercamiento a la Triple Alianza, aunque sin llegar
política comercial de los países europeos, y entre ellos España, introduce un nuevo factor de
Una reseña rápida de los efectos que estos elementos del nuevo sistema europeo tuvieron
todo en el caso de la crisis colonial anglo- portuguesa de 1890- 1891, que reaviva la preocupación
Marruecos en el orden diplomático que cobra especial importancia ante el surgimiento del conflicto
de Melilla. La política española, que encuentra ahora dificultades por el desarrollo del
proteccionismo en sus relaciones comerciales con Francia y Alemania, tantea una reorientación
para tratar de adaptarse al nuevo equilibrio europeo, pero no llega a conseguirlo, llegando así en
mala situación a la nueva fase caracterizada por el predominio de la mayor de las dificultades, la de
Cuba.
El nuevo sistema europeo que se perfila desde 1890 coincide en su iniciación con el primer
hasta el 7 de diciembre de 1892 – en el cual vamos a encontrar una de sus decisiones más
significativas en política exterior: la renovación del pacto secreto con Italia y, a través de éste, con
la Triple Alianza –hecho por Moret el 4 de mayo de 1887– que tuvo lugar el 4 de mayo de 1891. En
la toma de esa decisión confluyen objetivos que actúan en tres campos de la acción exterior
decisivo– la pretensión es salir al paso del peligro que se produciría en el caso de acaecer una
93
política francesa y c) en el ámbito colonial, en sentido amplio, se buscaba el logro de una
Ahora bien, la afirmación de esta orientación mediante la renovación del pacto del 4 de mayo
tiene lugar precisamente cuando se está iniciando el proceso de reequilibrio europeo que hará nacer
el nuevo escenario de la “Europa de Tres“(Triple Alianza, Dúplice franco- rusa y Gran Bretaña).
Para entender bien este hecho debemos pensar en la forma relativamente lenta con que tuvo lugar
1890 de la intimidad anglo- alemana. Mientras ésta se manifestaba claramente (por el tratado sobre
Heligoland y el África Oriental, entre otros hechos), el entendimiento entre París y San Petersburgo
era entonces una posibilidad que muchos creían irrealizable en vista de las hondas diferencias
institucionales existentes entre los dos Estados; no fue hasta julio de 1891 cuando la aproximación
franco- rusa se exteriorizó públicamente por la visita de una escuadra francesa a la base naval rusa
de Kronstadt. Pero esta aproximación había sido impulsada precisamente por la renovación
anticipada de la Tríplice que había tenido lugar el 6 de mayo de aquel año, y que fue acompañada
decir, que cuando se firma la renovación del pacto hispano- italiano -el 4 de mayo–, Cánovas pudo
contemplar un cuadro europeo en el que la Triple Alianza se reforzaba con la unión a Gran Bretaña.
teniendo en cuenta aquel panorama internacional aconsejaron su firma. Ante todo, una amenaza se
cernía sobre la monarquía portuguesa como consecuencia de la agitación provocada por la crisis del
‘ultimatum’ británico de enero de 1890. Tanto el anterior gobierno liberal de Sagasta como el
nuevo conservador de Cánovas temieron las consecuencias que para España podría tener una crisis
que los republicanos estaban encauzando hábilmente en beneficio propio. Cuando se produjo en
enero de 1891 la sublevación de algunas fuerzas armadas en Oporto, haciendo temer una extensión
revolucionaria, los gobernantes españoles estudiaron la posibilidad de una intervención militar para
128
Cfr. Salom, J.: “La política exterior y ultramarina de Cánovas... “, op. cit, pp. 1128-1129.
94
sostener a la monarquía lusa, aunque siempre que ello pudiera hacerse con la aquiescencia de las
grandes potencias e incluso como mandataria de ellas. La importancia del problema portugués
como causa de la renovación del pacto del 4 de mayo es evidente, debiéndose recordar también el
carácter que éste pretendía tener como instrumento de solidaridad entre las monarquías.
Otra de las razones que influyeron en la renovación fue el deseo de incrementar las
relaciones con Inglaterra. Esta finalidad general tenía una aplicación concreta en otra de las
resucitar el frente diplomático hispano- anglo- italiano que había actuado en años anteriores,
salvaguardando la independencia del Sultanato. En este sentido hay una continuidad de la política
En todas estas negociaciones Cánovas actuó con gran prudencia, condicionando la eventual
intervención en Portugal al acuerdo con las potencias y, en lo referente a la renovación del pacto,
no aceptando la insinuación del jefe de gobierno italiano Crispi para ampliar su contenido y,
mejorando, en cambio, sus cláusulas relativas al ‘statu quo’ marroquí. Y pronto se vio que esa
cuestión portuguesa – que aún dio motivos de alarma en el verano de 1891 originando contactos
especialmente por la vía de testas coronadas -, los proyectos españoles para una intervención militar
o una demostración naval chocaron con la oposición de Alemania que arrastró las de Austria e
Inglaterra. Si esto demostraba el escaso valor efectivo del acuerdo con la Tríplice, tampoco se
consiguió una colaboración sincera con Inglaterra en la cuestión de Marruecos en la cual el primer
ministro británico, Salisbury, intentó un arreglo directo con Francia, a espaldas del gobierno
español. Aunque el intento fracasó, su existencia nos muestra que no se había logrado la aspiración
129
Cfr. Salom, J.: “La política exterior y ultramarina de Cánovas... “, op. cit, pág. 1131.
95
Con la llegada al poder de los conservadores en España y la caída de Crispi en Italia, de
hecho se entró en un período de distensión en las relaciones de la monarquía borbónica con los
países de la Tríplice:130 Italia no asume iniciativas nuevas en el Sultanato, aunque no abandone las
viejas y demuestra una mayor comprensión de la susceptibilidad española. Por otra parte, la
agresiva actitud de los franceses en el Sultanato reestablece la solidaridad de los dos ‘débiles’
contra el más fuerte, y es en esta atmósfera en la que se renueva en mayo de 1891 el pacto italo-
español, recogiendo también las reivindicaciones españolas sobre Santa Cruz de Mar Pequeña, por
italoespañol detiene de nuevo las amenazas francesas sobre los vastos territorios orientales del
Imperio jerifiano. La Tercera República tiene su mirada puesta en el oasis del Tuat,131 desde que
Lord Salisbury se había mostrado conforme a un acuerdo con Francia que dejara a los británicos las
manos libres sobre Egipto. Los dos países habían firmado una convención el 5 de agosto de 1890,
por la que Gran Bretaña atribuía el Sáhara a Francia, para controlar los caminos que llegaban allí
desde el sur de Argelia, que así podría unirse a las posesiones del Níger.132 En el otoño de 1890,
El Duque de Tetuán, Ministro de Estado conservador echó mano del apoyo de la Tríplice y
de Inglaterra, apoyo que volvió a funcionar como lo había hecho en 1887. Italia, España e
Mawlay Hassan y sosteniendo la integridad del Imperio marroquí.133 La amenaza francesa quedó
paralizada. España entraba en la década de los 90 con una posición relativamente prestigiada en la
130
Cfr. Curato, F.: La questione marocchina e gli accordi mediterranei ... op. cit, Vol. II, pp. 597-598.
131
Véase al respecto: Fernández Rodríguez, M.: España y Marruecos en los primeros años de la Restauración (1875-
1894), C.S.I.C, Madrid, 1985, pág. 268.
132
La política británica en la primera mitad de los años 90 en lo que se refiere al Sultanato de Marruecos tiene dos
caras: el convenio firmado el 5 de agosto de 1890 entre Londres y París que permite a París tener las manos libres en el
Sahara para unir sus posesiones del Magreb y del África subsahariana, a través del lago Chad. La prioridad inglesa en
África tenía por objetivo la protección de su posición en Egipto y, con la esperanza de apaciguar las tensiones con
Francia en torno a este territorio, Salisbury no vio ningún perjuicio en ofrecer una posibilidad de compensaciones a
Francia en el África Occidental, entre 1889 y 1891. Cfr. Robinson, R.E. y Gallagher, J.: “El reparto de África“, en
Historia del Mundo Moderno de la Universidad de Cambridge. Tomo XI: El progreso material y los problemas
mundiales. 1870-1898“, Barcelona, Editorial Ramón Sopena, 1980, pág. 433. Sin embargo, en 1892, en el Sultanato el
Ministro Plenipotenciario británico Ewan Smith intentó establecer una hegemonía inglesa no oficial en el país.
133
Cfr. Fernández Rodríguez, M.: España y Marruecos... op. cit, pág. 270.
96
cuestión marroquí. Esto se debía a diversas razones: 1º) la política de cañoneras que había
practicado en las costas del Imperio en 1889-1890; 2º) las posturas de fuerza tomadas por el
Ministro de Estado liberal Moret , cuando se temió en Europa por la vida del Sultán; 3º) la
actuación de los servicios secretos que contribuyeron a frenar los deseos de hegemonía y lo que es
más importante, las maniobras efectivas en el Sus, de Francia ; y 4º) a las sucesivas actuaciones de
la diplomacia española respaldando la integridad del Sultanato. Cuando en vísperas del desastre
colonial de 1898, de nuevo se percibían los deseos expansionistas galos en el Tuat, el Sultán Abd
al- Aziz reconocería implícitamente el prestigio adquirido por la diplomacia española en el Imperio
cuando intentó aprovecharlo –con la típica táctica de los Sultanes de enfrentar entre sí a las
potencias imperialistas que tenían pretensiones sobre Marruecos– para frenar las apetencias de la
Tercera República.
Sin embargo, la tranquilidad que daba a España la aproximación a Inglaterra e Italia dura
poco. Hacia 1891 se perfila con fuerza una amenaza nueva en Marruecos: Gran Bretaña. En mayo-
julio de 1892 el Ministro plenipotenciario británico en Tánger, Ewan Smith, hizo algunas
peticiones al Sultán que habrían dado a Gran Bretaña la primacía efectiva en Marruecos. Por el lado
económico pidió que se permitiera a los intereses británicos construir y explotar un telégrafo de
tratado comercial que redujera los derechos de exportación sobre el trigo, permitiera la exportación
de ganado, abriera el comercio costero a los barcos británicos y permitiera a los extranjeros adquirir
tribunales mixtos para juzgar a los súbditos británicos. A estas demandas, el Sultán respondió con
evasivas. 134 Si Gran Bretaña hubiera sido la única potencia directamente implicada habría llegado a
134
Cfr. Fieldhouse, D. K.: op. cit, pág. 316.
97
ceder; pero Smith se enfrentó con los agentes franceses en Fez que prometieron al Sultán el apoyo
Las desconfianzas españolas hacia Gran Bretaña se extendieron también hacia Italia, de la
cual Inglaterra era fiel amiga, mientras que se reforzaba la orientación progala en la diplomacia
doctor Linares, consiguió desbaratar las maniobras inglesas. La diplomacia española estaba
perpleja: ¿había que confiar o no en los amigos de la Tríplice y en su amiga, Gran Bretaña?. Es
Moret al frente del Ministerio de Estado en 1893, el que ha de hacer frente al dilema. Los liberales
han de hacer frente asimismo al problema creado con el conflicto de Melilla, 135 que revelaría una
vez más la falta de unidad de acción del “pacto mediterráneo“.136 A partir de aquí, Moret, temiendo
la apertura del problema marroquí en unas condiciones que podían resultar embarazosas para
tripartito francohispanoinglés sobre Marruecos; por último, ante la reactivación del problema de
Gibraltar por las iniciativas defensivas británicas originadas por los cambios europeos, intentó un
que Moret abrirá, así la puerta a la idea de ajustar simultáneamente la política exterior española en
el Sultanato a las de Francia e Inglaterra. Esta política se mantendrá – como una constante entre los
gobiernos restauracionistas – hasta 1895 y primeros meses de 1896. De hecho no cuajará por
diversas circunstancias : 1) Por el rechazo británico a prestar apoyo a España cuando los gobiernos
del turno pretendieron imponer al Sultán Mawlay Abd al- Aziz el establecimiento de un consulado
español en Fez; 2) por las circunstancias de la política internacional: Robinson y Gallagher han
señalado que a partir de 1895 los franceses no están tan dispuestos a renunciar a sus intereses en el
valle del Nilo a base de obtener compensaciones británicas en el África Occidental. No existía una
135
Cfr. Rodríguez González, A: “El conflicto de Melilla en 1893 “, Hispania, no. 171, 1989, pp. 235-266.
136
Cfr. Salom, J.: “Del recogimiento al aislamiento (1890-1896)“, en Fusi, J. P. y Niño, A (eds): Visperas del 98.
Orígenes y antecedentes de la crisis del 98, Madrid, Biblioteca Nueva, 1997, pág.209.
98
base segura para establecer un pacto entre Londres y París. Por ello la disputa sobre Egipto y el
Nilo que se había mantenido hasta entonces en un nivel diplomático, ahora iba a convertirse en una
pugna de conquista y ocupación. Los franceses, en consecuencia, prepararon una expedición militar
que debía cruzar el continente africano, alcanzar el río Nilo al sur de Khartum y tomar posesión del
territorio, adelantándose a los británicos. El camino que debía llevar a la tensión por el control de
Fashoda comenzaba a andarse.137 3) Porque a finales de siglo se patentizan por otra parte los
deseos galos de penetrar en el Sultanato, pero no en el Tuat –donde los intereses españoles eran
nulos– sino en el extremo norte del Sultanato. Los actos piráticos de algunos Bocoyas, cabila del
Rif central, contra buques europeos dieron lugar a la captura de una serie de marineros de diversas
nacionalidades –lusos, franceses, griegos– los cuales quedan presos de los miembros de la cabila.
Estos actos dieron lugar a una intervención mediadora de la diplomacia española. Pero fue
saboteada por los agentes franceses, en particular por Si Allal, el argelino Vice-cónsul de la III
República en Tetuán y los chorfa (= plural de jerife, descendiente del Profeta Mahoma) de Wazzán,
perspectiva alarmante de que se produjese una intervención militar – francesa o conjunta europea –
en el Rif, cosa que los gobiernos del turno deseaban evitar a todo trance, porque consideraban el Rif
como un coto cerrado de importancia estratégica para la seguridad nacional, donde no tenía ninguna
potencia (salvo España) derecho de injerencia e intervención. El Rif era visto como una salida
hipotética y futura a una posible expansión militar a partir de las plazas y presidios de Ceuta,
demuestra como los intentos de infiltración franceses llegan en el año 1898 a unos límites
intolerables para España ... y para el Majzén, cuando Si Allal pretende en el Rif convertir a toda la
cabila Bocoya y a otras próximas en una “ quinta columna francesa “ en el territorio, poniéndolas
en su globalidad bajo la protección francesa. Con ese propósito, de manera absolutamente abierta y
a la luz del día, un buque de guerra galo transporta hasta el Rif y desembarca en el territorio
137
Cfr. Robinson y Gallagher: op. cit, pág. 441.
99
Bocoya a zuavos franceses de nacionalidad rifeña, que hacen pública ostentación de su uniforme,
de las ventajas de estar bajo el patrocinio republicano e intentan convencer a sus compatriotas de la
necesidad de aceptar un protectorado francés. ¿ Cómo podía subsistir, en estas condiciones, la triple
ocurrieron en Europa en el período 1893- 95. Francia revelaba la existencia de su alianza con Rusia
y la presencia de la flota zarista en Tolón era un síntoma claro e inquietante. Gran Bretaña
gobernada por los liberales intentaba la fórmula de ajustes coloniales con Francia para evitar
esta tensión. Italia, donde Crispi con la colaboración de Blanc rige de nuevo la suerte del país,
contemplaba con desconfianza y con sospecha a España a la que acusaba, una vez más, de
Alianza ni a Italia, sino únicamente para no tenerla como nación hostil, sobre todo durante la grave
francobritánica, cuando España intentará ajustar su política en Marruecos a las de París y Londres.
138
Cfr. Curato, F: La questione marocchina e gli accordi mediterranei..., op. cit, Vol. II, pág. 598.
100
CAPÍTULO 2
MARRUECOS (1800-1900)
La historia marroquí del siglo XIX corre paralela a la de la penetración comercial más que
político-militar de los países europeos en su territorio. Penetración más lenta que la que afecta a sus
vecinos magrebíes, pero no sólo por factores internos sino debido al no entendimiento entre las
Entrando en detalles, señalaremos que el período comprendido entre 1790 y 1825 constituye
una etapa fundamental que precede al comienzo de una nueva era de la historia marroquí como país
colonizado. Esta fase es consecuencia directa de una coyuntura histórica iniciada con la muerte del
Sultán Mawlay Ismail en 1727 y que vino seguida de cuarenta años de anarquía que sumergieron al
país en un estado de desolación sin parangón en toda su historia; un período que arruinó su
economía, desequilibró su estructura social y destruyó su ejército. 139 Por ello el objetivo del nuevo
Sultán Sidi Muhammad ibn ´Abd Allah, Muhammad III (1757- 1790) pasó a ser ambicioso y
difícil: sentar las bases de un Estado “moderno“140 y la recuperación de la dignidad real ultrajada
por el ejército de los ‘bujari‘(= cuerpo de esclavos negros sin ataduras sociales con los grupos que
constituían la sociedad marroquí). Su proyecto pasaba por la aplicación de una política totalmente
de jefe religioso, cabeza del Islam para el Sultán, lo que facilitó la adhesión de las jefaturas locales
(reconocidas por el nuevo monarca). La finalidad era preservar las finanzas del Estado al margen
139
Cfr. Chegraoui, K.: “La imagen de Marruecos entre los viajeros europeos de 1790 a 1825“, en Alí Bei, un pelegrí
catalá per terres de l´Islam, Barcelona, Edicions Proa, 1996, pág. 295.
140
Cfr. Laroui, A.: Marruecos: Islam y nacionalismo, Madrid, Editorial Mapfre, 1994, pág. 65.
101
de cualquier dependencia social, climática (intentando evitar que los años de malas cosechas
disminuyeran los ingresos del Estado) o de cualquier otro tipo. Para conseguirlo desarrolló el
comercio exterior, desmarcándose así de unos dudosos impuestos sobre el trabajo agrícola,
sentido, el Sultán firmó en 1757 un tratado con Dinamarca, país lejano que resultaba poco
antagonismos mediterráneos.
Su apertura hacia Europa, aunque de signo liberal, fue de hecho muy juiciosa. Asumió el
control del comercio transahariano del sur del país a través del cual el Sultanato se relacionaba con
el Sudán, y que representaba el principal activo de las exportaciones marroquíes, aunque se hallaba
en manos de poderes locales (los Bairuk de Goulimin, la familia Beni- Hashem de la zauia
el sur del país. Por todo ello, el historiador Abdallah Laroui considera a Muhammad III el
A partir del momento en que consolidó el poder alauí y confirmó su carácter religioso – en
ocasiones, incluso teocrático-, el Sultán se opuso a las fuerzas socio- religiosas (los morabitos, las
cofradías religiosas) que formaban parte del necesario equilibrio en la regularización de un poder
Su sucesor, Mawlay Soleimán (1792-1822), que asumió el poder tras un breve reinado de
religiosa, cercana al wahhabismo. Canalizó a los morabitos hacia otros ámbitos geográficos: la
marroquí. Para hacerle frente creó un Ministerio de Asuntos Exteriores –Wazir al Bahr– para
102
organizar las negociaciones políticas y comerciales con Europa. Además, como el Estado marroquí
dependía de los impuestos que gravaban el comercio exterior, aplicó una renovación de la
A pesar de esas medidas Marruecos entró tal como señala Henri L. Wesseling,141 en esa
época en una fase de aislamiento comparable a la de Japón antes del período Meijí, aunque sin
obtener los mismos resultados. Había pocos exploradores que recorrieran el Sultanato. A
comienzos del siglo XIX, Marruecos era todavía un país desconocido e inaccesible para los
142 143
europeos. En este aspecto, un escritor comparó a Marruecos con el Tíbet. Marruecos, el
Magreb (el Occidente árabe) colmaba las inquietudes tanto de un cierto romanticismo colonial
como de los grupos de presión económicos que intentaban abrir el Imperio jerifiano a los intereses
injerencia europea en los asuntos internos del Sultanato. A partir de entonces el número de viajeros
personalidad aparentemente fuerte del Sultán, su poder era más bien débil. La tendencia a negociar
tanto con los extranjeros como con los poderes locales se acentuó cada vez más, y dejó el uso de la
fuerza como último recurso, sólo con la intención de acelerar las negociaciones. El poder alauí
experimentaba por esas fechas una suerte de dualidad interna, una yuxtaposición de múltiples
141
Cfr. Wesseling, H: Divide y vencerás. El reparto de África (1880-1914), Barcelona, Ediciones Península, 1999,
pág. 412.
142
Retengamos unos de los pocos tomos sobre el Sultanato editado en España en este contexto. Cfr. de Comín, T.:
Ligera ojeada o breve idea del Imperio de Marruecos en 1822 (Cartas a D. Manuel José Quintana), Barcelona,
Imprenta de Juan Francisco Piferrer, 1825. Hemos manejado la edición facsímil de Ediciones Hiperión, Madrid, 1985.
143
Abundan los ejemplos literarios de la época sobre la impenetrabilidad que presentaba el Imperio jerifiano. Entre los
muchos que se podrían citar destacaría por su enorme difusión la obra de Pierre Loti que resume las experiencias del
escritor francés del viaje que en 1889 efectuó por el interior de Marruecos. Véase también: Laamiri, M.: “ De certains
aspects de l´image du Maroc chez les voyageurs anglais du XIXè siecle“, en Revue Maroc- Europe, nº 3, Regards
croisés (Identité- Altérité), 1992, pp. 55-77.
144
Marruecos es, en este sentido, a ojos de los europeos, especialmente de franceses y españoles, el Otro más próximo,
más cercano, y, al mismo tiempo, más desconocido. Es el espejo que refleja la propia imagen invertida y que guarda el
secreto profundo y hermético de un pasado a la vez remoto, que se querría olvidar, y esplendoroso. Marruecos es, más
que cualquier otro país árabe, la prueba fehaciente de un pasado árabe europeo o ibérico. Marruecos es el Otro al que
hay que doblegar para vencerse a uno mismo y para vencer al pasado aunque sea siglos más tarde.
103
Pero todos los esfuerzos para instaurar la paz interna fueron inútiles. El juego político en el
Imperio estaría siempre condicionado por las injerencias extranjeras, cosa fácil de entender si
extranjero se hizo cada vez más aguda para una economía débil y basada en la búsqueda de la
Con todo B. López señala145 que durante el primer cuarto del siglo XIX las potencias
por los problemas derivados del ciclo de las revoluciones burguesas: las consecuencias de la
revolución francesa, expansión napoleónica, etc. Este período se corresponde con una etapa de
Muhammad III se había llevado a cabo sobre bases restrictivas: determinados grupos que gozaban
de los privilegios del Majzén (= en sentido literal del término tesoro. Por extensión, gobierno y
una baja, cerrándose algunos puertos a los europeos y limitándose la representación diplomática y
exterior. Entre 1823 y 1825 se inician una serie de convenios con países como Portugal, Inglaterra
y Francia, pero la conquista de Argelia va a obligar a un cierto repliegue. El país entrará en guerra
con su nuevo vecino en Argelia, Francia, sintiendo ya a partir de ahora Marruecos el acoso colonial
de forma muy directa. El enfrentamiento con Francia se saldará con una derrota en la batalla de Isly
(1844). A pesar de que el Sultanato no cae en manos de ninguna potencia colonizadora, las
relaciones comerciales con el exterior se reactivan. Inglaterra busca abrir mercados en el país,
145
Cfr. López García, B, El mundo arabo-islámico contemporáneo. Una historia política, Madrid, Editorial Síntesis,
1997, pág. 87 y siguientes.
146
Laroui, A.: op. cit, pág. 66.
104
además de una vía de penetración en otros países del África árabe o subsahariana.147 Francia pone
sus ojos en la región oriental de Marruecos, como extensión lógica de su presencia en Argelia, pero
le interesa también como granero a buen precio. Las potencias europeas buscan además
intermediarios con la sociedad marroquí, y una minoría bien arraigada en el Sultanato pero
diferenciada, los judíos, se prestarán en tanto que ‘protegidos’ a desempeñar un oficio que
procurará la triplicación del comercio marroquí entre 1830 y 1840. Sin embargo Marruecos no
ocupaba todavía un lugar destacado en los intercambios de Europa, a pesar de que sus rutas
caravaneras permanecían activas, tanto los ejes claves de Fez-Tafilalt (vertical) como los de
La relativa apertura hacia Europa llevada a cabo por Mawlay Abderrahmán pretendía al
mismo tiempo, como en sultanatos anteriores, mantener el control sobre el comercio, impidiendo el
ventajas económicas que el comercio pudiese reportarle. Instituiría pues, lo que se conoce como el
Sistema Imperial,148 que suponía un estricto control sobre las actividades comerciales. Monopolio o
vigilancia del comercio privado le procurarían, desde mediados de siglo, unos impuestos sin los que
no era posible afrontar unos procesos de reforma que el propio incremento de las relaciones con los
países europeos le obligaba a llevar a cabo. Pero le exigen también un montaje administrativo
Por otra parte, dicho monopolio chocaba con los intereses de los comerciantes europeos
interesados en el comercio con Marruecos, que ejercerán presiones sobre sus gobiernos para que
se estableciesen y se respetasen tratados más favorables. Tratados como el de 1767 con Francia, el
de 1799 con España o el de 1801 con Gran Bretaña, apenas afectaban a lo económico, y además las
cláusulas en las que se fijaba la igualdad comercial (1801) o se marcaba un porcentaje de impuesto
sobre el valor (1799), no fueron respetadas. Para no ceder a las presiones europeas el Majzén
147
Cfr. Bensrhir, K.: “A Document advocating the introduction of economic liberalism in Morocco“, en Hesperis-
Tamuda, Vol. XXX, 1992, pp. 75-98.
148
Cfr. Kenbib, M.: “Systeme imperial et bourgeoisie compradore au Maroc au XIXème siecle «, en Revue d´histoire
maghrebine, nos. 41-42, 1986.
105
recurría a un juego de equilibrio sobre las rivalidades inter-imperialistas. Sin embargo desde 1853
se produce un alineamiento franco- español con Inglaterra, que abrirá el camino para el tratado
británico- marroquí de 1856, el cual impone la libertad comercial, traba los monopolios, establece
un 10 % de tasa a las importaciones y concede a los súbditos británicos ventajas tales como los
2.2. Cambios económicos y sociales en el Marruecos de la segunda mitad del siglo XIX
(1860-1900).
administración imperial después de 1900, o los esfuerzos hechos para resistir la intrusión francesa,
sin hacer referencia a los resultados o consecuencias de los cambios que Marruecos experimentó
durante la última mitad del siglo XIX. La imagen popular que se tenía en Europa sobre el
Marruecos de 1900 era la de un Estado musulmán medieval que era inmutable; esta imagen estaba
asumida también por muchos de los estadistas europeos.149 Sin embargo, como las investigaciones
150
de Jean- Louis Miège han establecido convincentemente, Marruecos en el siglo XIX estaba
estaba – de hecho – muy lejos de ser el país inmutable, que a menudo las imágenes románticas y
exóticas presentaban. Muchos de los relatos históricos existentes sobre la ‘crisis marroquí‘
posterior a 1900, omiten completamente la herencia del siglo XIX y basan su explicación en la
149
Esta imagen de Marruecos es detectable, por ejemplo, en los títulos de numerosos libros del momento: E. Ashmead-
Bartlett, The Passing of the Shereefian Empire; W.B. Harris, Morocco That Was; y F. Weisgerber, Au seuil du Maroc
moderne.
150
Cfr. Miège, Jean- Louis, Le Maroc et l´Europe, 1830-1894. 4 vols, París, Presses Universitaires de France, 1961-
1963.
106
debilidad e incompetencia del joven Sultán, Mawlay Abd al- Aziz. Estas aproximaciones dejan
muchas cuestiones sobre los orígenes de la crisis sin resolver y son claramente insatisfactorias.
Antes de 1860 Marruecos estaba todavía poco afectado por las influencias europeas. Las
relaciones económicas con Occidente, como hemos apuntado arriba, eran relativamente poco
importantes y no se sometían a las demandas del mercado sino a la complacencia de los Sultanes
estaba orientada hacia los negocios o las relaciones comerciales con Occidente, sino a satisfacer las
modestas necesidades de una población que trabajaba una agricultura prácticamente tradicional y
de una pequeña pero activa burguesía urbana y del artesanado. La presencia de pequeñas colonias
Alejandría– testifican un cierto vigor en el comercio exterior. Sin embargo el margen de los
beneficios de esas operaciones estaba siendo canalizado hacia Europa. Por otra parte, los contactos
discriminatorias que se ocupaban de limitar el lugar donde podían vivir, dónde podían adquirir
entendidas por la elite marroquí. Incluso la victoria francesa en la batalla de Isly en 1844 sobre un
Ejército marroquí al mando de Muhammad IV produjo escasos ecos en los círculos del Majzén.
Hasta el desastre ocurrido en el extremo oriental del Imperio y sólo de manera limitada, dado que
Francia se refrenó para no completar su victoria, los marroquíes no llegaron a reconocer el grado
107
en Marruecos empezó a incrementarse,151 y los primeros tratados comerciales propios de una
economía precolonial, aparecieron. Desde esta época, los comerciantes e industriales europeos y los
financiera del Majzén, a ser cada vez más precaria. Al producirse la guerra hispano-marroquí de
1859-1860, la estabilidad económica del país estaba ya en peligro, y los primeros signos de
decadencia de las viejas estructuras eran ya visibles a los agudos ojos de los europeos.
La guerra de 1859-60 entre España y Marruecos ha sido vista por los historiadores del
152
período como uno de los ejes divisorios de la Historia marroquí del siglo XIX. Allí donde la
victoria francesa en Isly produjo efectos poco permanentes, Edmund Burke III153 señala que el
shock de la derrota a manos de una potencia europea menor en 1860 forzó a la elite marroquí a
enfrentarse por primera vez ante la evidencia del creciente atraso del Sultanato y a considerar la
necesidad de reformas. Desde este punto, se puede trazar el desarrollo de una intensa y polifacética
crisis económica y política de mayores dimensiones, que al final del siglo XIX había conducido al
tradicional sistema de gobierno marroquí al colapso. Una de las más importantes repercusiones de
la guerra fue el agravamiento de una ya precaria situación monetaria y financiera. Los términos del
tratado de paz con España establecían que el Imperio jerifiano debía pagar una indemnización de
151
Cfr. Benaboud, M : Le pays Takna, commerce, histoire et structure , Thèse de Doctorat d´Etat, Rabat, Faculté de
Droit, 1987 . Recensión de la misma en : Revue d´histoire maghrebine, nos. 49-50, 1988, pp. 109- 117 ; véase también:
Naïmi, M : “La politique des chefs de la confederation tekna face a l´expansionnisme comercial europeen«, en Revue
d´histoire maghrebine, nos. 35-36, 1984, pags. 153-173.
152
La importancia de la guerra de 1859-60 ha sido resaltada por Germain Ayache en su artículo “ Aspects de la crise
financière au Maroc après l´expédition espagnole de 1860 “, en Revue Historique, 220, 1958, pp. 271-310. Germain
Ayache culpó al pago de la indemnización de guerra a España y a la posterior intervención de las aduanas de la serie de
desastres que llevaron al gobierno marroquí a la pérdida de su soberanía en 1912. Recientes estudios basados en fuentes
españolas cambian esta visión unilateral del colonialismo, vista bajo el prisma de un historiador marroquí, y a entender
mejor la complejidad del fenómeno del acoso imperialista a Marruecos. Omar Rodríguez Esteller ha señalado que la
intervención de funcionarios europeos fiscalizando las aduanas marroquíes al término de la guerra provocó un aumento
del comercio de Marruecos con el exterior, lo que hizo que la recaudación de las aduanas imperiales también se
incrementase. Este investigador cree entender que el proceso revertiría en una mejora de la situación financiera de las
arcas del Sultán, lo cual contradiría las tesis de Germain Ayache según las cuales la guerra hispano-marroquí llevó
directamente a la pérdida de soberanía marroquí a favor de las potencias europeas. Cfr. Rodríguez Esteller, O.: “La
intervención española de las aduanas marroquíes (1862-1885) “, en Martín Corrales, E.: Marruecos y el colonialismo
español (1859-1912). De la guerra de África a la ‘penetración pacífica, Barcelona, Edicions Bellaterra, 2002, pág. 99.
153
Cfr. Burke III, E.: Prelude to protectorate in Morocco. Precolonial protest and Resistance, 1860-1912, Londres-
Chicago, University of Chicago Press, 1976, pág. 20.
108
100 millones de pesetas, no admitiéndose el pago en moneda devaluada de Marruecos. Como
resultado, el Tesoro marroquí se vio privado de sus recursos en oro y plata y de una gran cuota de
sus ingresos en concepto de derechos de aduana – la principal fuente de ingresos del Fisco que
proporcionaban los intercambios comerciales con el exterior -, destinada durante 25 años para
pagar el coste de la indemnización demandada por España.154 La masiva hemorragia de las reservas
una aguda elevación de los precios en el interior del Sultanato. La relativa estabilidad económica de
la que había gozado Marruecos quedó entonces destruida por el impacto de la crisis monetaria.
La moneda básica de cuenta marroquí en 1860 era el dirham de plata. Por esa fecha, pocos
dirhams estaban en circulación; sin embargo, la mayoría de los que todavía existían fueron usados
para pagar la indemnización española. Entonces, las monedas europeas, especialmente la pieza
cambio y ocuparon el lugar central en la economía marroquí. Todas las transacciones con
mercaderes extranjeros se establecían sobre moneda gala o hispana. 155 Sin embargo, las piezas gala
y española eran inferiores en peso al supuestamente equivalente en valor ‘dirham’. Desde 1860,
cuando el comercio europeo con Marruecos adquirió más importancia, los especuladores jugaron
sobre esa diferencia y tuvieron buen éxito drenando del país lo que quedaba de buena plata
marroquí.156 En 1890, la moneda española experimentó una severa inflación debido al descenso del
precio de la plata en el mercado mundial. Los intentos del Sultán Mawlay al- Hassan buscaron
remediar la situación creando un nuevo ‘dirham’ basado en el tradicional modelo. Pero fracasaron
bajo la presión del ‘duro’.157 Otros intentos del Majzén para equilibrar su compleja situación
monetaria y resolver esta crisis fracasaron igualmente. Estas medidas incluyeron la proclamación
de tasas oficiales de cambio (que el Majzén no pudo incluso respetar en sus propios negocios), la
154
Cfr. Ayache, G : “ Aspects de la crise financière … «, op. cit, pp. 273-278.
155
Cfr. Miège, Le Maroc, op. cit, Tomo 3, pp. 97-99.
156
Cfr. Miège, Le Maroc, op. cit, Tomo 3, pp. 99-106 ; 135-144.
157
Cfr. Miège, Le Maroc, op. cit, Tomo 4, pp. 113-120.
109
acuñación de más “dirhams” a fin de estabilizar la galopante inflación, y la retirada de circulación
Paralelos a los complicados problemas monetarios que afectaron al ‘dirham’, fueron los de la
inflación que afectó a la moneda de bronce marroquí, los ‘fils’.159 Era peculiar en Marruecos un
bimetalismo de plata y bronce, en el cual la moneda de bronce poseía un intrínseco valor por sí
mismo y además era la moneda más cómodamente usada como moneda de intercambio en el
comercio interior. La relación entre el ‘dirham’ y los ‘fils’ evolucionó a lo largo del siglo XIX
actuación del gobierno intentando detraer de la economía el bronce sin valor, empeoraron la
situación. La inflación del bronce, junto con la depreciación y el declinar de la plata, reforzaron la
160
Germain Ayache señala que una consecuencia fue que el precio del trigo se multiplicó
por cuatro en diez años desde 1859 y continuó aumentando durante el resto del siglo. Otros muchos
precios de los artículos de consumo sufrieron una evolución similar. Mientras las tasas e impuestos
experimentaban un alza, los salarios tendieron a permanecer más estables. Aquellos que vivían de
rentas fijas tales como las rentas procedentes del hubus (= rentas destinadas a fines religiosos) y
aquellos que vivían en las ciudades portuarias o en las proximidades de las mismas, donde la crisis
era más intensa, sufrieron en consecuencia.161 La inflación afectó también al sistema fiscal. Se
tuvieron que aumentar las cargas fiscales a la población modificando los dos impuestos coránicos
tradicionales sobre bienes agrícolas y ganaderos. Los impuestos tradicionales marroquíes, el zakah
158
Cfr. Ayache, G : “ Aspects de la crise financière “, op. cit., pp. 303-309. Véase también Miège, “Le Maroc”, op. cit,
Tomo 4, pp. 113-115. El propósito español era que se conservase la moneda española en el Sultanato a todo precio y
que no fuese desalojada ni sustituida por el franco ni por las monedas nacionales mandadas acuñar por el Sultán en
países europeos. Cfr. Ministerio de Estado: Informe confidencial no. 15. Circulación de la plata española en Marruecos.
15 de abril de 1903. (A)rchivo del (M)inisterio de (A)suntos (E)xteriores. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
159
Cfr. Ayache,G., “Aspects de la crise financière …», op. cit., pp. 297-298. Ayache fue el primer investigador en dar
gran relevancia a la importancia que tenía el bronce en el sistema monetario marroquí y en estudiar el impacto de la
inflación en el bronce en el siglo XIX. Véase también, Miège, J.: « Le Maroc «, op. cit, Tomo 3, pp. 100-101.
160
Cfr. Ayache, G.: “ La crise financière… », op. cit, pág. 304. Véase también Miège, « Le Maroc “, op. cit, Tomo 3,
pp. 104-105.
161
Cfr. Miège : Le Maroc, op. cit, Tomo 4, pp. 120-123.
110
y el ‘achar’, siendo tasas sobre la agricultura (generalmente pagables en especie) eran incapaces de
producir suficientes rentas como para ayudar al Tesoro, aunque fueron convertidos en pagos en
moneda. Para reformar el sistema fiscal, ampliando los impuestos fundamentales, un nuevo
impuesto sobre las mercancías que entraban en las ciudades, el ‘maks’ fue instituido (el Sultán
Muhammad ibn Abdallah ya había recurrido a él) y se mantendría hasta el reinado de Mawlay
poblaciones urbanas que estaban exentas del impuesto agrícola, o ‘achar’.162 Los campesinos que
anteriormente habían pagado sus tasas en especie se encontraron en serias dificultades cuando el
pago pasó a ser monetario, y muchos perdieron su tierra en manos de prestamistas urbanos durante
163
este período. La modificación de la tradición coránica referida a la fiscalidad motivó el
descontento entre la población por el aumento de las cargas impositivas, pero también entre los
doctores de la ley, los ulemas, que cuestionaban el respeto a la ‘sharia’, ley islámica, por parte del
Sultán. Estos hechos deslegitimaban al máximo representante del poder y la autoridad ante sus
súbditos, los cuales eran considerados la comunidad de los creyentes, ya que aceleraban la
percepción por parte de la sociedad marroquí de los cambios sufridos a causa de la injerencia
extranjera y la pérdida de los fundamentos ideológicos del poder. Así, se incentivaban reacciones
adversas a la autoridad, ya fuesen la revuelta popular o el intento realizado por ciertos individuos de
La crisis monetaria coincidió con otra sacudida económica, la crisis en la balanza comercial
marroquí, como describe J. L. Miège, a partir del estudio de las exportaciones de Marruecos a
Marsella.165 Las principales exportaciones de Marruecos a Francia (lana, cuero, pieles, trigo y
dátiles) experimentaron una disminución constante durante la segunda mitad del siglo XIX
162
E. Michaux- Bellaire, « Les impôts marocains «, Archives Marocaines, no. 1, 1904, pp. 56-96, explica la dinámica
y funcionamiento del sistema de impuestos. El término ‘maks‘ era usado en un sentido general para referirse a todos los
impuestos no-coránicos. Véase también Michaux- Bellaire, “L´organisation des finances au Maroc«, en Archives
Marocaines, no. 11, 1908, pp. 171-251.
163
Cfr. Ayache, G.: “ La crise financière « … op. cit, pp. 285-91.
164
Estas tesis son las que sostienen historiadores marroquíes como Abdallah Laroui y Germain Ayache.
165
Cfr. Ayache, G.: op. cit, pp. 367-69.
111
conforme la apertura del canal de Suez, la introducción de los barcos de vapor y la inauguración de
los ferrocarriles transcontinentales facilitaron la llegada del trigo americano y ruso y de la lana
australiana a los mercados europeos a precios muy reducidos.166 A la vez aumentó la competencia
comercial entre las potencias por exportar a Marruecos, lo que encontró su ejemplo en la política
167
alemana del dumping invadiendo Marruecos de mercancías baratas desde 1890. Ello provocó
como consecuencia que las importaciones marroquíes se incrementaran notablemente a la vez que
sus principales exportaciones a los mercados europeos se reducían. Lo brusco de estos cambios
económicos produjo violentas dislocaciones sociales, que afectaron primero a la región costera y
Las crisis monetaria y financiera vinieron a recrudecerse con una serie de desastrosos años
agrícolas que fomentaron la destrucción de cualquier capacidad de reacción que pudiera existir en
el sistema tradicional. La primera hambruna se prolongó de 1867 a 1869, tras una serie de malas
cosechas en todo el país y dio paso al éxodo rural a las ciudades. 168 Después de una recuperación,
sobrevinieron siete años más de hambre severa, muy difundida que extirparon cualquier esperanza
de que Marruecos –de alguna manera- pudiera mantener un equilibrio entre producción y
necesidades alimenticias. Desde 1878 a 1884, una hambruna de las más prolongadas e intensas que
conociera el país, dominó la escena.169 Las epidemias de viruela y cólera hicieron estragos y
diezmaron las ya desarboladas poblaciones rurales. Las familias buscaron obtener unas medidas de
socorro en las ciudades portuarias,170 pero los esfuerzos caritativos de las comunidades europeas
166
Cfr. Ayache, G. : op. cit, pp. 370-374.
167
Cfr. Ayache, G.: “La première amitié Germano-Marocaine .1885-1894 «, en Etudes d´histoire marocaine, Rabat,
SMER, 1979, pp. 229-247 ; del mismo autor : « La crise des relations germano-marocaines (1894-1897), en Etudes
…op. cit., pp. 249-291; id: «Sur les rapports entre l´Allemagne et le Maroc de 1870 a 1905. Un livre de Pierre Guillen«,
en Etudes …op. cit, pp. 293- 305. Cfr. también Guillen, P, L ´Allemagne et le Maroc, 1870-1905, París, Presses
Universitaires de France, 1967, pp. 440-446, 477-478, recalca y discute la importancia de la ofensiva comercial
alemana en Marruecos a partir de 1890.
168
Sobre la crisis agrícola de 1867-1869 y sus efectos, véase Miège, Le Maroc, op. cit, Tomo 3, pp. 145-159.
169
Cfr. Miège, J. L., Le Maroc, Tomo 3, pp. 375-467.
170
En otro nivel las crisis demográficas son en parte inducidas por la presión fiscal y provocan una gran tensión social
que se manifiesta entre otras consecuencias, en el bandidismo y en la hostilidad de los habitantes del campo contra las
poblaciones urbanas.
112
incidencia de la mortalidad alcanzó a una proporción de 1/ 4 a 1/3 parte del total de la población
rural. Miège acepta cifras más reducidas: un 15 % de mortalidad en las ciudades de la costa y una
tasa sustancialmente más alta en el interior.171 Como era usual en estas circunstancias, la población
historia social de Marruecos. 172 Sólo aquellos que ya poseían una posición económica privilegiada
como ‘nación más favorecida‘. Este tratado serviría como modelo para sucesivos acuerdos con
relaciones con empresas europeas fue la apertura del mercado marroquí a un conjunto numeroso de
manufacturas y al declive del artesanado marroquí. Por ejemplo, en 1830, la ciudad de Salé era
capaz de albergar a centenares de pequeños talleres textiles de paños de algodón y lana. En 1880,
como resultado de la importación de los paños más baratos de algodón de Lancashire, muchos
artesanos quedaron sin empleo.174 Una historia similar ocurriría en otras ciudades de Marruecos.
Aunque no todos los oficios artesanales fueron afectados de manera uniforme, la segunda mitad del
siglo asiste al hundimiento de los talleres artesanales como un sector vital de la economía marroquí.
171
Cfr. Miège, J. L, Le Maroc, op. cit, Tomo 3, pp.443-446.
172
El período 1890-1896 también está marcado por calamidades. La sequía de 1891 sucede en un contexto marcado
por las exportaciones de cereales autorizadas a favor de Alemania a pesar de la escasez de la cosecha. Estas crisis de
hambre del siglo XIX producen una serie de grandes transformaciones: generan una situación de ruptura del equilibrio
socio-económico existente en el Sultanato, y paralelamente están en relación con un acrecentamiento de los
intercambios marítimos con el exterior, con un inicio de la penetración financiera europea y con las dificultades
monetarias. Las calamidades contribuyen a acentuar los diferentes procesos ligados a la ‘apertura’ al exterior, y a las
modalidades de reacción a la misma de la sociedad y del Estado. Es el caso de la diferenciación social creciente, a favor
de los protegidos, de la burguesía urbana, de las elites majzenianas y religiosas.
173
Sobre el tema de la protección véase: Kenbib, M.: “ Structures traditionnelles et protections etrangeres au Maroc au
XIX e siecle “, en Hespéris- Tamuda, Vol. XXII, 1984, pp. 79-101. Del mismo autor: « Proteges et brigands dans le
Maroc du XIXe siecle et debut du XXe«, en Hesperis-Tamuda, Vol. XXIX , Fasc. 2,1991, pp. 227-248. Véase también
Miège, J. L, Le Maroc, op. cit, Tomo 3, pp. 449-458.
174
Cfr. Miège, J- L : “ Coton et cotonnades au Maroc au XIXe siècle «, en Hespéris, Tomo XLVII, 1959, pp. 219-
238.
113
La difusión de los productos europeos es otra importante señal de los nuevos tiempos; desde
mitad de siglo, velas, bujías, paños de algodón, aceite y especialmente té y azúcar vieron decrecer
sus precios a causa de la disminución en los costes de producción y transporte. Las importaciones
la rapidez de transporte, y gracias también a las ventajas crediticias y a las facilidades de compra
dadas por las firmas europeas: Miège ha examinado el impacto de la difusión de los nuevos
productos en los hábitos de consumo marroquíes. El caso de la difusión del té y del azúcar es
espectacular. Para poder adquirir los artículos, gran número de marroquíes se endeudan. 175
urbano con la expansión de una burguesía de negocios con presencia incluso fuera del país. De esta
época data también un primer proceso de desarraigo de la población rural, afectada por los cambios
y que iniciará un éxodo hacia las ciudades que culminará con la colonización. Serán las ciudades
costeras con grandes puertos como Tánger –entre 1856 y 1900 pasará de 10.000 a 45.000
habitantes- y Casablanca -esta última duplicará su población entre 1850 y 1900, totalizando en esa
última fecha los 21.000 habitantes, de ellos unos 600 europeos– las que sufran mayor
transformación, sin olvidar el auge de la capital, Fez, que cuenta también en ese año 1900 con
95.000 habitantes y que acusa especialmente estos cambios. En general, las ciudades del interior
tres elementos indispensables: el clan, las hermandades o cofradías religiosas y el Majzén. Cada
uno aseguraba una esfera básica: organización de la producción, sociabilidad y orden político.
Incluso cuando alguno de ellos había intentado prescindir de los otros, una reacción del cuerpo
175
Cfr. J.L. Miège, Le Maroc, op. cit, Tomo 4, pp. 391-394. Véase también su artículo, “Origine et développement de
la consommation du thé au Maroc«, en Bulletin Economique et Sociale du Maroc, 1957, pp. 377-398. F. Olivier,
escribiendo sobre el decenio de 1930, señaló que el 30 % del presupuesto ordinario de la familia se dedicaba a la
compra de azúcar y té. La cita se encuentra en: Burke III, E.: Prelude to protectorate in Morocco. Precolonial protest
and resístanse, 1860-1912, Chicago-Londres, The University of Chicago Press, 1976, pág. 229.
114
social había llevado a retornar a la coexistencia, como se vio en el intento frustrado de la
equilibrio iba a sufrir un duro golpe merced a la presión extranjera a todo lo largo del siglo XIX,
produciendo el dislocamiento del sistema. Los extranjeros actuarán de catalizador de una reacción
en cadena que pondrá al Sultán ante la obligación de efectuar concesiones que suscitarán, por su
parte, la aparición de una oposición, que tendrá incluso sus manifestaciones en toda una literatura
crítica. Los otros actores, ulemas y personal religioso, comerciantes, jeques de las cofradías y
caídes de tribus, encontrarán fórmulas particulares de una protesta inorgánica de cuya articulación
consolidación de ciertos poderes locales en regiones apartadas, pero claves para el comercio.
Familias comerciantes como los Ulad Beyruk de Gulimin o la casa de Iligh –los Banu Hachim- en
Tazerualt, minarán el control del poder central, desafiado también por grandes caidatos rurales
como los Mtuga en el oeste, los Gundafa en el centro y los Glaua en el este. La envergadura de
estos pequeños ‘imperios’ locales, controlada durante el Sultanato de Mawlay Hassan, crecerá con
poderes locales, sean estos de origen religioso, las cofradías, focos de poder político y económico,
árbitros inter-tribales a escala local, o político- religiosos como el principado morabítico de los
chorfa de Wazzan, en el norte, sean revueltas de carácter urbano o rural, protagonizadas por
Otro de los aspectos al que más referencia se hace en estudios sobre la sociedad marroquí en
dominada por el Gobierno) y el bled siba (= tierra en rebeldía que no acata las órdenes del Sultán).
fragmentación territorial marroquí en dos áreas. Como recuerda Michele Brondino, el antagonismo
115
árabe- bereber, personificado en la contraposición bled majzén ( territorio fiel al poder central,
territorio árabe) – bled siba (territorio rebelde; territorio bereber, que permanecía en rebeldía frente
al poder, que se hallaba poco islamizado y que tenía un concepto democrático extremado y poco
propicio a reconocer autoridades más allá del marco tribal en que se movía), ha sido ampliamente
resaltado por los colonizadores, fieles al principio “divide y vencerás“. Esto supone ignorar
deliberadamente que la inicial resistencia armada al colonialismo europeo fue muy importante en
todo el norte de África y que esta resistencia no parece haberse organizado de manera diferente en
estereotipo en manos del colonialismo francés, que llegó a delimitar geográfica y étnicamente los
espacios que correspondían a cada uno de los conceptos. El Bled- Majzén estaría constituido,
principalmente, por las grandes llanuras atlánticas y orientales, de población árabe; y el Bled siba,
por las regiones montañosas de población bereber. No sólo servía este esquema teórico a una
administrativa, sino que servía también a una ‘política beréber’ por parte del Protectorado; a un
intento de atraerse a la población de ese origen étnico, creando incluso el mito del ‘buen beréber’,
con el que el diálogo colonialista era más fácil y al que los ideólogos del Protectorado presentarían
como la base humana en que apoyar su ‘acción civilizadora’ frente al ‘perverso árabe’, un
instrumento con el propósito de dividir no sólo el territorio sino también a sus habitantes.
El problema del estudio de estos dos territorios surge cuando se intenta analizar la historia de
Marruecos a partir de unas categorías conceptuales, la noción de Estado y de frontera, válidas para
Europa, pero difícilmente trasladables al Magreb precolonial. En este sentido habría que reevaluar
la importancia de una de las características del Marruecos precolonial, que parece bien establecida
desde siglos antes : la diferenciación entre una zona realmente sometida al gobierno del Sultán, el
bled-majzén, donde éste recaudaba regularmente impuestos, que suministraba contingentes de tropa
176
Cfr. Brondino, M.: Il Grande Maghreb: Mito e realtà, Milán, Franco Angeli, 1988, pp. 47 y ss.
177
Como recuerda Alfonso de la Serna. Cfr. Serna, A. de la: Al sur de Tarifa. Marruecos- España: un malentendido
histórico, Madrid, Marcial Pons, 2001, pág. 157.
116
y donde era aceptada de manera permanente la administración imperial (caídes, funcionarios, etc);
y otra zona, el bled- siba, también de dominio del Sultán, pero donde su autoridad y administración
había de ejercerse muchas veces en forma de detracciones no regulares. Esto no implica, sin
embargo, como pretendieron los autores de ideología colonialista, la existencia de dos identidades,
definitiva, el dominio del Sultán a través del ‘bled-siba’ podía alcanzar territorios muy alejados de
la corte. Así, por ejemplo, después de la expedición de 1724 los habitantes de los emiratos
mauritanos de Trarza y Brakna reconocían a Mawlay Ismail como su jefe espiritual y, hasta cierto
punto, temporal. En consecuencia, tampoco la noción de frontera tiene las mismas connotaciones
que en Europa.179 La frontera, hasta las artificiales fijaciones coloniales, era una amplia franja,
caracterizada por su fluidez, donde, progresivamente, se diluía la autoridad del Sultán o entraba en
colisión con el reconocimiento de otras autoridades. Era, al mismo tiempo, una franja
178
Sobre este planteamiento y sobre la crítica a las tesis que exageran la importancia de la ‘siba’ véase Brown, K:
“Excursus sur l´insoumission siba “, en VVAA: Rivages et déseserts. Hommage à Jacques Berque, París, Sindbad,
1988, pp. 99-109. Para Brown un análisis semántico e histórico – historia de las revueltas- demuestra que el término
‘siba’ tiene diferentes significados y aplicaciones y que, incluso, se utiliza para referirse a las revueltas urbanas. Según
Brown, de manera general, podríamos definir también ‘siba’ como sinónimo de ‘barbarie‘: “El complemento de la
barbarie es la insumisión a la ley. Como el Islam y la civilización son el contrario de la barbarie, sus complementos
obligados son la ley y la autoridad: hukm. En el contexto marroquí, el lugar de la ley y de la autoridad y también su
forma se denominan ‘makzén’. Dicho de otra manera, el makzen es la particular estructura del aparato del estado en
Marruecos“(cita en la pág. 109). Sobre la relación entre Majzén y siba en Marruecos y sobre el papel del Sultán en estas
relaciones véase Laroui, A. Orígenes sociales y culturales del nacionalismo marroquí (1830-1912), Madrid, Editorial
Mapfre, 1997, pp. 141-209. Novedosos planteamientos sobre el poder de la tribu (bereber casi siempre) y el Majzén en
Marruecos en, Joffre, E.G. y Pennell, C.R. (eds): Tribe and State. Essays in honour of D.M. Hart, Londres, Middle
East and North African Studies Press Cambridge, 1991.
179
Daniel Nordman ha afirmado que es en torno a la mitad del siglo XIX cuando una cierta noción geopolítica de la
frontera, de naturaleza europea, pasa al Magreb. Es el tratado franco-marroquí de 1845 tras la derrota marroquí en Isly
o tratado de Lalla Magnia, primer tratado de límites de la época colonial en África del Norte, el que establecía tres
modalidades de partición de los territorios – topográfica, tribal y ‘res nullius‘ para el caso del Sahara-, que fijados a
principios de la ocupación francesa de Argelia, serían utilizados por las potencias colonizadoras como punto de
referencia para las futuras delimitaciones en el Magreb. Que se impusiera una concepción territorial europea para
definir las fronteras, no quiere decir que la noción de territorio y frontera no tuviera una existencia bastante anterior en
el norte de África. Cfr. Norman, D : “ Problematique historique : des frontieres de l´Europe aux frontieres du Maghreb
(19 siècle) “, en Problèmes de frontieres dans le tiers-monde, París, L´Harmattan, Pluriel- Débat, 1982, pp. 17-29. Uno
de los principales argumentos utilizados por Allal el Fasi y por el partido nacionalista Istiqal a la hora de proclamar la
marroquinidad de Río de Oro y de la Sakia al- Hamra, se fundamentó precisamente en una concepción de territorio
diferente: la musulmana. Ligado al concepto socio-religioso del pueblo musulmán, la umma, la comunidad de
creyentes, el espacio territorial musulmán o Dar el Islam no se define en función de un poder político que se ejerce en
el interior de ciertas fronteras, sino en función de datos religiosos. Como afirma Maurice Flory, el territorio musulmán
no está fundado ni sobre un ‘jus loci’, ni sobre un ‘jus sanguinis ‘, sino sobre un ‘jus religionis’. Crece o decrece en
virtud de las conquistas del Islam. Cfr. Flory, M, “La notion de territoire arabe et son application au probleme del
Sahara“, en Annuaire Français du Droit Internationale, 1957, pág. 76 y ss.. Ahora bien, que Dar el Islam sea un
espacio geográfico movil en el cual vive esa comunidad de creyentes que es la Umma, no significa que sea un espacio
organizado (política, económica y socialmente) de una manera homogénea.
117
extremadamente móvil que avanzaba o retrocedía según las posibilidades que tenía el Sultán para
hacer efectivo su dominio en un determinado momento. De ahí surgen los problemas postcoloniales
de reivindicación de territorios que en un momento dado formaron parte del siba. En el caso de
accesibles del Atlas y del Rif, que siempre ha formado parte de Marruecos y así ha sido reconocido
por los países vecinos, y un siba coyuntural o exterior, fruto de las expediciones marroquíes al
margen septentrional del río Senegal.180 Es este segundo siba el que ha impulsado el proyecto
180
Elbaki Hermassi, Abdallah Laroui y Edmund Burke III, principalmente, han explicado el problema con claridad.
Según estos autores, habría un « siba« espacial y otra temporal (Hermassi) o, en otras palabras, una «siba« estructural
y otra coyuntural (Laroui). La espacial o estructural se produce cuando las condiciones del territorio en ciertas regiones
del país- zonas montañosas, desiertos, etc- hacen difíciles las comunicaciones; o los hábitos de la población –
nomadismo- causan oscilaciones de la misma y determinan unas formas de vida que la alejan del ámbito del poder
central. Esta ‘siba’ espacial o estructural determina que la administración y el poder se ejerzan indirectamente, a través
de las propias autoridades locales – jeques- u organismos también locales – cofradías o hermandades religiosas-. No
hay, en estos casos, pago regular de impuestos; existe un cierto régimen de autonomía; pero todo ello no quiere decir
que se produzca un vacío de soberanía, ni fraccionamiento del país frente al posible agresor o el invasor extranjero. La
idea de nación como territorio sigue en pie. La “siba“ temporal o coyuntural puede aparecer cuando en una ocasión
concreta de crisis del Imperio surge un vacío temporal de poder que es llenado por la autoadministración de la
comunidad en situación de “siba “ . Diríamos que un ‘horror vacui’ provocaría el levantamiento de un espacio ‘siba ‘
dentro del cual podrían surgir personajes episódicos , pero no por ello menos inquietantes, porque podían discutir la
autoridad del Sultán, o la del Majzén , y hasta abrigar propósitos más o menos secretos, más o menos expresos, de
erigirse ellos mismos en cabeza de la comunidad marroquí. Ahora bien, ni la ‘siba’ espacial o estructural, ni la temporal
o coyuntural, como situaciones circunstanciales, eliminan aquella realidad profunda determinada por la posición del
Sultán como ‘imán’ supremo, como ‘emir de los creyentes ‘, uniendo a la autoridad política, civil, emanada del pacto
de la ‘baia’ con la comunidad marroquí, la autoridad religiosa, la preeminencia espiritual que procede de su condición
casi sagrada y, en el caso concreto de Marruecos, su condición de ‘jerife’, descendiente de la familia del profeta , y
portador de la ‘baraka’. En cualquier situación de ‘siba‘, subsistía el hecho de que el Sultán era la suprema autoridad
religiosa, el guardián de la ‘sharia’ o ley islámica, y ambas, autoridad y ‘sharia’, son elementos inseparables del poder
soberano que encarna en lo político el monarca. Quedaba vigente la figura del Sultán hasta tal punto que si caía
prisionero de alguna revuelta política era custodiado con el respeto que corresponde al imán supremo. Caso extremo,
este último, al final de una cadena de realidades políticas que nos hacen ver lo errado de la dicotomía expuesta por la
interpretación occidental. A pesar de la ‘siba’, se mantenía siempre una relación sutil con el monarca lejano por parte
del territorio sublevado que se materializaba, por ejemplo, en el envío de ‘embajadas’ ; en el suministro eventual de
tropas cuando llegaba una crisis por causa de amenaza exterior; en donativos al soberano con ocasión de festividades;
en la aceptación del arbitraje del Sultán en los conflictos tribales; en el ejercicio de la función de gobernadores por
personalidades cuya autoridad se apoyaba en el respaldo del distante monarca , en la existencia de ‘alcazabas’
dependientes de aquél. Hasta la más alejada tribu en ‘siba’ guardaba alguna clase de relación con el monarca. Lo que
ocurría, simplemente, era que el distanciamiento físico de ciertos grupos de población les llevaba a la situación de
autogobierno característica de la ‘siba’, pero no a romper su vínculo profundo con quien era la cabeza de la comunidad
y ocupaba en la ‘umma’ islámica el lugar histórico preeminente que durante siglos han ocupado los sultanes
marroquíes.
La noción europea de imperio territorial, con líneas abstractas de frontera, con espacios geográficos bien delimitados y
con un gobierno efectivo hasta el último rincón del Estado, era ajena a la sociedad marroquí, y en general a la sociedad
islámica, en la que priman mucho más el vínculo personal, la sumisión a un guía espiritual, que la identificación exacta
con un territorio minuciosamente descrito.Por eso sería absurdo, como ha dicho E. Burke , pretender trazar un mapa
exacto de los territorios ‘majzén’ o de los ‘siba’ cuando lo que había en realidad era una situación de descentralización
temporal o espacial, según los casos, pero no un país dividido, despiezado ante el máximo representante de la soberanía
política y de la autoridad religiosa : las dos caras de la misma moneda de la tradicional sociedad islámica. Eludiendo,
pues toda simplificación, concluyamos que la ‘siba’ no era una separación radical.
118
nacionalista del Gran Marruecos y el que, evidentemente, ha provocado la oposición de mauritanos
y saharauis.
La relación entre Majzén y siba fue, históricamente, mucho más fluida de lo que ha
pretendido la historiografía colonial. Para Charles- André Julien, el Majzén designaba inicialmente
al Tesoro (almacén, depósito de la Hacienda del Sultán), pero este término acabó por referirse a
todo el conjunto del personal del gobierno y a la Administración central, que ejecutaba las
decisiones del Sultán, que era el único principio de autoridad reconocido por todos los
marroquíes.181 El poder del Sultán se ejercía de manera efectiva y plena sobre aproximadamente la
mitad del territorio del actual Marruecos. De aquí se pasó, según Julien, a oponer sistemáticamente
el Bled es Majzén, que comprendería esencialmente las llanuras atlánticas y orientales, donde las
contingentes que garantizaban la estabilidad del régimen, y el Bled es Siba, “región de las revueltas
Sultán, con tendencias democráticas, pero sin capacidad para formar un bloque rebelde a causa de
las rivalidades de las fracciones de tribu, tribales, etc. La situación, era en realidad, mucho más
fluida y compleja. Josep Lluís Mateo Dieste ha señalado, al respecto, que cualquier separación
apriorística entre árabes y bereberes en el Marruecos de 1900 es una falacia por el hecho de que se
produjo, desde la llegada de los invasores árabes al Magreb una fusión de elementos entre ambos
pueden encontrar tanto entre arabo-hablantes como entre bereberohablantes son ejemplos de esta
mezcla de sociedades. 182 Este investigador catalán, junto con Edmund Burke III señala 183 incluso
que la distinción entre bed-majzén y bled- siba no fue tampoco definida de la misma manera a lo
largo del tiempo por los autores europeos y por los ideólogos coloniales. El mito del ‘bled-es- siba‘
181
Cfr. Julien, Charles- André, Le Maroc face aux impérialismes, 1415-1956, París, Éditions Jeune-Afrique, 1978, pp.
96-99.
182
Cfr. Mateo Diesde, J.: El ‘moro’ entre los primitivos. El caso del Protectorado español en Marruecos, Barcelona,
Fundación ‘La Caixa’, 1997, pág. 107.
183
Cfr. Burke, Edmund III: “The image of the Moroccan State in French Ethnological Literature“, en Gellner, E. y
Micaud, C.: Arabs and Berbers From Tribe to Nation in North Africa, 1972, Londres, Duckworth, 1972, pp. 175-199.
119
creado por los antropólogos colonizadores surgió en los momentos de mayor resistencia local. Sin
embargo, esta imagen de división de Marruecos no había sido siempre la misma. Las obras
literarias de principios de siglo (Edmon Doutté, con sus misiones de estudio en el Marruecos de
significado importante a estas dicotomías. El aparente desorden político era entendido en realidad
como una forma de orden, como una fórmula política de equilibrios dentro del Imperio jerifiano. La
distinción árabe- bereber era una más, pero no la que articulaba la sociedad marroquí, o más bien,
como dirían los colonialistas, la desestructuraba. Para Doutté, por ejemplo, existía el bilingüismo y
Como nos recuerda Charles-André Julien, no existía tampoco un límite “preciso y rígido“
entre los dos bleds. Las exigencias económicas mantenían y reforzaban los contactos entre las
tribus de las regiones siba y las ciudades del Majzén. De hecho, el ‘siba’ no cuestionaba la
legitimidad del poder del Sultán, sino que intentaba sustraerse a la autoridad del Majzén. No
podemos, sin embargo, reducir el fenómeno del ‘siba’ sólo a la voluntad de escapar a las cargas
fiscales impuestas por el Majzén y a la defensa de la autonomía local. 184 En todo caso, habría que
añadir que contribuyó a mantener las instituciones tradicionales y a reafirmarlas contra los abusos
y las debilidades del Majzén, sobre todo, cuando, como sucedió en el período colonial, éste se
colonialismo refuerza todavía más el carácter fluido y complementario de sus relaciones.185 Según
Abdelatif Agnouche, la organización central del Majzén comprendía dos grandes servicios: el
servicio de la Casa del Sultán y el servicio del Estado. El primero se ocupaba de todo lo
relacionado con la corte y de su funcionamiento. El segundo, encabezado por los visires, que
dependían directamente del Sultán – única fuente de poder - , tenía como funciones participar en las
184
Cfr. Segura, A.: El Magreb: del colonialismo al islamismo, Barcelona, Publicacions de la Universitat de Barcelona,
1994, pág. 83.
185
Véase al respecto Agnouche, A.: Histoire politique du Maroc, Casablanca, Afrique Orient, 1987, pp. 218- 223.
120
decisiones del Sultán, transmitir sus órdenes y controlar su ejecución y cumplimiento por parte de
las autoridades subalternas. Entre los visires destacaban el Gran Visir, encargado de vigilar y
coordinar a los agentes de la autoridad, el Visir del Mar, que se ocupaba de las reclamaciones de las
delegaciones europeas (su puesto como Ministro de Asuntos Exteriores se complementaba con la
función desempeñada por un Jalifa del Sultán que residía en Tánger) , el Al´Allaf el Kebir, que era
equivalente a un ministro de Economía y Finanzas, que hacía de tesorero general y se encargaba del
control de los agentes fiscales y de llevar las cuentas del Estado. La administración del Majzén se
completaba con una verdadera burocracia de secretarios (katib-s) que, a finales del siglo XIX,
creció considerablemente debido al incremento de los contactos políticos y comerciales 186con los
carácter formalista y meticuloso y por su poca agilidad en tramitar rápidamente los asuntos de su
competencia.
colonialismo. Aquí es donde nos reaparece la distinción entre Majzén y siba. En el Majzén, el
Sultán y el aparato político tenían una representación orgánica encargada de aplicar sus decisiones
fiscales, penales, y a veces, comerciales. Marruecos se dividía en tres grandes provincias, Fez,
Marrakesh y Tafilalt, al mando cada una de ellas de un representante del Sultán, el Jalifa, que
disponía de una delegación total de poderes para todo aquello que afectaba a su provincia. Los
gobernadores o Bajaes ejercían la autoridad en las ciudades, mientras los caídes lo hacían en las
zonas rurales. Todos estos cargos eran de nominación y, en consecuencia, la fuente del poder era
delegada, con el fin de garantizar la unidad del poder del Sultán en el Majzén. Sin embargo, con el
186
Cfr. Miege, J. L.: “ Economie et societe a Mogador. Les papiers d´ Hubert Giraud (1889-1892) «, en Revue Maroc-
Europe, Vol. 8, 1995, «Economies marocaines « , pp. 51-88; del mismo autor : « Entre desert et Ocean. L´espace
economique d´Essaouira au XIX e siecle «, en Revue Maroc- Europe, no. 4, 1993, « Espaces et régions«, pp. 45-60;
también véase : Smaili, M. A : «Echanges commerciaux et societe oujdie a la fin du XIXe siecle«, en Revue Maroc-
Europe , Vol. 8 , 1995, « Economies marocaines « , pp. 89-108.
121
paso del tiempo, estos cargos se convirtieron a veces en hereditarios con lo cual los lazos de
instituciones seculares como las asambleas de notables. A menudo, el Sultán nombraba caíd a uno
de estos notables. Las tribus reconocían en el caíd la autoridad religiosa del Sultán, pero, no el
poder fiscal y administrativo del Majzén. De esta clara distinción entre poder temporal (rechazado
por el siba) y poder espiritual (aceptado por el siba) se derivaban considerables ventajas para el
Sultán, que se convertía en símbolo de una unidad comunitaria difícilmente contestable. El Sultán
podía aprovechar así en beneficio propio los conflictos intertribales ya que él, como máxima
autoridad religiosa, era el único que podía arbitrar en estos conflictos y sus decisiones no podían ser
discutidas. Como señala Abdelatif Agnouche, “la unidad entre los diferentes grupos étnicos
omnipotente y omnipresente), sino más bien comunitaria (sobre la base de unos vínculos religiosos
común“.187 Esto es justamente lo que nunca ha sido capaz de comprender la historiografía colonial
que, a menudo, se ha empeñado en contraponer una población autóctona (beréber) a una población
sobrevenida (árabe). Para Michele Brondino, esta insistencia en presentar a los árabes como los
continuidad secular de las dinastías saadí y alauí – esta última todavía al frente del Estado -, como
“ una amalgama de tribus , precariamente unificadas por el elemento religioso, que lo único que
tienen en común es un país unido por un sistema económico secular y milenario “, responde a unos
187
Cfr. Agnouche, A.: op. cit, pág.223.
188
Cfr. Brondino, M.: op. cit, pp. 32-38 (cita de la pág. 38 ).
122
El capital comercial se consolidó en Marruecos interviniendo en la esfera de la producción de
las tribus del interior del país gracias a la presión que hacían comerciantes y firmas europeas desde
los puertos. Hasta entonces las cabilas se basaban en una economía de subsistencia cuyos lazos con
autóctonos y la mediación ejercida por los jeques en el ámbito legal e impositivo. Sin embargo, el
establecimiento de una especialización productiva en Europa centrada cada vez más en el sector
hasta la llegada de los cereales ruso y extraeuropeo y la lana australiana – se concretaban sobre todo
en los cereales panificables y la lana. Es así como las tribus del interior del país sufren cambios
producción.
Esto último nos lleva a otra forma de injerencia europea en Marruecos, el tema de los agentes
autóctonos que facilitaban los intercambios comerciales entre europeos y marroquíes, es decir los
marroquí de 1767. Hasta aproximadamente 1857, el sistema parece haber funcionado bastante bien,
sin abusos, pero el importante incremento en el volumen del comercio con Europa y el incremento
protección a todo tipo de abusos. En sus relaciones con el Sultán las potencias europeas fueron
socavando parte de su soberanía con el derecho a declarar súbditos marroquíes como protegidos.
Esta figura jurídica permitía a los europeos contratar indígenas en los cuerpos consulares, pero
de los caídes y jeques de las tribus. Esto no sólo minaba por otra vía la Hacienda sultaniana, sino
189
Cfr. Zaki, M.: “ La protection : Listes des marocains protegés neerlandais établies par le consulta general des Pays-
Bas a Tánger (1881- 1906)“, en Revue Maroc-Europe, no. 8, 1995, « Economies marocaines «, pp. 195-218.
123
algunas familias, entre las cuales los judíos tenían un peso notable. Durante el siglo XIX, la táctica
comercial de los sultanes se basó en mantener su monopolio sobre el comercio y conceder algunas
áreas a familias elegidas por el soberano. La irrupción europea, especialmente con el abuso en el
régimen de protección lo que propició la aparición de una burguesía, al margen del Emperador de
Marruecos, rompió con esta construcción de una ‘economía moral’, en la cual el Sultán era el
garante ante la comunidad de los creyentes de la lucha contra el infiel, de la administración de los
explotadoras que rompiesen la igualdad y el equilibrio entre los individuos de las tribus.
Finalmente, este sistema se iría resquebrajando con la llegada del colonialismo europeo.
semsares. Cada empresa comercial sólo podía tener dos agentes en cada puerto marroquí donde
operara. Las condiciones eran las mismas para el empleo de los agentes agrícolas, conocidos como
nueva burguesía que difería de la indígena en importantes aspectos, sobre todo en la seguridad y el
tamaño de sus fortunas así como en sus posibilidades de acceso al mercado monetario europeo.
con ello en mojalatas, muchos notables del agro marroquí consolidaron sus antes precarias fortunas.
europeos que ofertaban con pagos a plazos. Al mismo tiempo dejaron de pagar impuestos al
Majzén (éste era un privilegio de los ‘protegidos‘). Al Majzén se le privó así de los impuestos de
191
los protegidos en un momento en el que necesitaba un incremento de los ingresos. Además de
no tener que pagar los impuestos, los protegidos disfrutaban de la inmunidad en el cumplimiento de
190
Sobre el sistema de protección, véase también Earl F. Cruickshank, Morocco at the Parting of the Ways (Filadelfia,
1935).
191
Cfr. Michaux- Bellaire, “Les impôts marocains« , op. cit, pág. 29 ; y P. Guillen, L´Allemagne et le Maroc, op. cit,
pág. 503.
124
192
las leyes marroquíes y estaban bajo la jurisdicción legal de los cónsules europeos. Algunos
utilizaban su situación como protegidos para evadirse de las obligaciones de aportar hombres o
formar parte personalmente de la local haraka (= fuerzas de seguridad locales, reclutadas por los
notables de cada región y encabezadas por el caíd o gobernador local), lo que tenía como efecto
toda la familia del protegido, incluyendo a sus criados. Muchos de los comerciantes europeos
Occidente europeo fue el incremento de la agresividad hacia el Sultanato, incluso por parte de las
potencias europeas secundarias. La guerra de África (1859-60) hizo que aumentara la acción
policial gala en la vecindad de la ciudad marroquí de Uxda en 1860.194 Aunque hasta la década
siguiente no hubo ningún desafío militar serio por parte de las potencias imperialistas, los sultanes
marroquíes tuvieron cierta dificultad en poner en marcha otra vez antiguas fórmulas diplomáticas,
que se basaban en buscar el fuerte apoyo británico para garantizar la independencia del Imperio.195
En cuanto a la expansión comercial a partir de 1860, las potencias estaban cada vez más
más agresivas. Al menos en estos años se dan tres causas de roces entre las potencias y el gobierno
192
Cfr. Miège, J. L : Le Maroc, op. cit, Tomo 2, pp. 405-406 ; véase también Cruickshank , Morocco…op. cit, pp. 180-
181.
193
Véase al respecto, L. Martín, “Le régime de la protection au Maroc“, en Archives Marocaines, no. 15, pp. 16-17.
Para una descripción gráfica de la evolución del sistema de abusos generado por la protección, véase Ion Perdicaris,
Mohamed Benani. A Story of Today, Londres, 1887.
194
Sobre la incursión francesa en Marruecos para combatir a los cabileños de Beni Snassen, véase Augustin Bernard,
Les confins Algéro-Marocains, París, 1911, pp. 144-147.
195
El apoyo británico a la independencia del Sultanato marroquí fue garantizado a través de la influencia de su
Ministro Plenipotenciario en Tánger desde 1844 a 1886, Sir John Drummond Hay.
125
marroquí: 1) el ‘status’ de los protegidos; 2) los privilegios comerciales y 3) los incidentes
Básicamente ambos temas están relacionados con el grado de autonomía que el gobierno marroquí
quedan ya apuntadas: el desarrollo en los puertos de una agresiva burguesía marroquí que no
pagaba impuestos y era inmune a la jurisdicción legal de Marruecos; la flagrante venta de boletas
la autoridad del Majzén en las zonas costeras que se estaban convirtiendo en enclaves europeos
autónomos . Desde 1860 las principales presiones diplomáticas sobre Marruecos se centraron en
los siguientes aspectos: a) el número de puertos en los que a los europeos se les permitía residir; b)
el derecho de éstos a gozar de sus propiedades; c) la facultad de hacer respetar las regulaciones
tema del aumento de los privilegios comerciales de las potencias. Más tarde, algunas potencias
creyeron tener incluso derechos a introducir una gama amplia de reformas en Marruecos.
Considerando la gran cantidad de privilegios que ya tenían y los que ahora deseaban las
196
Jean-Louis Miege añade que los bancos pesqueros marroquíes son esquilmados por buques pesqueros de las
naciones europeas. Cfr. Miege, J. L.: “Des peches traditionnelles a la peche moderne “, en Revue Maroc- Europe, no. 9,
1996, «Les peches maritimes«, pp. 17-45.Sobre el mismo tema, consúltese : Benjelloun, A.: «Le role des peches
maritimes dans l´occupation du Sahara par l´Espagne«, en Revue Maroc- Europe, no. 9,1996, « Les peches maritimes«,
pp. 69- 83.
197
Marruecos , como el Imperio otomano, había prontamente ideado una suerte de relación con el pequeño grupo de
mercaderes europeos, empresarios y comerciantes que vivían en los puertos, merced al cual les era garantizada la
exención fiscal y les eran otorgadas inmunidades, así como podían gozar de la jurisdicción de sus respectivos
consulados. Conocidos como los “tratados de capitulación“, estos acuerdos habían sido originalmente acordados como
un privilegio gracioso dado por los Sultanes. En Marruecos, las capitulaciones habían sido muy restringidas y muy
controladas por el Majzén que las limitaba a la comunidad europea residente en los puertos de Tánger y Sawira
(Mogador), y para los extranjeros que recorrían montados a caballo, las tierras del Imperio. En las condiciones
cambiantes de finales del siglo XIX, estas capitulaciones fueron objeto de continuos abusos y dieron lugar a la
formación de colonias de arrogantes europeos que menospreciaban a Marruecos como un Imperio feudal en declive, un
decante estado musulmán. Durante la primera mitad del siglo XIX, cuando la población europea residente en
Marruecos permaneció estable, los casos de fricción con las autoridades marroquíes fueron pocos. A finales del siglo,
se incrementaron notablemente.
126
comunidades europeas residentes y el efecto corrosivo que tenían en las viejas instituciones
marroquíes, no es de sorprender que los Sultanes las viesen como un peligro para la soberanía del
Estado.198
Los protegidos pedían la ayuda de los consules y éstos se la prestaban, aunque ofendiesen al
Majzén. Mawlay Hassan intentó promover en 1887 una conferencia internacional para resolver el
problema.199 En general, los británicos con su Ministro plenipotenciario en Tánger a la cabeza, sir
John Hay Drummond Hay tendieron a dirigir el movimiento para la reforma de la protección, pero
cuando en 1886 parecía que se iban a conseguir progresos, lo que en realidad sobrevino fue un
cambio hacia mayores abusos. Como resultado de las conferencias de Tánger y Madrid, lo que se
marroquí.200
reformas, estos asuntos no se abordaron seriamente hasta después de 1880, cuando primero los
franceses y más tarde los británicos lanzaron ofensivas diplomáticas para conseguir una posición
el interior del Sultanato. El primer intento tuvo lugar en 1884 cuando Ordega, el Ministro
Plenipotenciario galo en Tánger , provocó deliberadamente una crisis con la intención de utilizar al
jerife de Wazzan – que se había convertido en protegido de la República francesa en 1883 – para
forzar una serie de reformas en el Imperio marroquí bajo el protectorado francés. Este hecho, junto
Hassan. A muchas potencias europeas les pareció que se trataba de una imitación de las tácticas
agresivas utilizadas por los franceses en Túnez. Por ello protestaron y solicitaron al gobierno
republicano que abandonase el proyecto. Ordega fue sustituido por un representante menos activo
198
Cfr. G. Ayache, “Le sentiment national dans le Maroc du XIXe siècle « , en Revue Historique, 1969 , pp. 403- 407.
199
Cfr. Rassam, A. y Miller, S.: “Moroccan reaction to European penetration during the late nineteenth century: the
view from the court “, en R.O.M.M., no. 36, 1983, pp. 51- 63. Véase también Miège, J. : Le Maroc ..., op. cit, Tomo 4,
pp. 155-157.
200
Cfr. Miège, J. L. : Le Maroc,… op. cit, Tomo 3, pp. 272-292.
127
y provocador y la posición francesa en Marruecos entró en un proceso de declive temporal.201 Una
década más tarde, los británicos llevaron a cabo su propia ofensiva: sir Charles Ewan Smith, su
Ministro en Tánger desde marzo de 1891 hasta enero de 1893, intentó establecer el protectorado
adquisición de Zanzíbar por parte de Gran Bretaña y él buscaba duplicar su éxito presentando una
serie de fuertes demandas a Mawlay- Hassan en el transcurso de una misión diplomática a Fez.
Mawlay- Hassan rechazó sus demandas y recibió apoyo de Francia, Smith fracasado se vio
obligado a retirarse. El edificio diplomático que Drummond Hay había laboriosamente construido
para Gran Bretaña – este diplomático buscó crear durante su larga estancia en Tánger la imagen de
que el Reino Unido era el desinteresado amigo, el apoyo fiel del Sultán - estaba herido
seriamente.202 Mawlay- Hassan había rechazado las ofensivas diplomáticas de Ordega y Smith que
tuvo éxito, porque el Sultán fue capaz de reunir a tiempo el apoyo suficiente; en ambos casos, los
Ministros plenipotenciarios europeos actuaban por su propia iniciativa y al no tener éxito, sus
iniciativas fueron oficialmente rechazadas siendo destituidos por sus gobiernos. Con todo, estos
esfuerzos mostraban que: 1 ) la cuestión marroquí no era tan fácil de resolver; 2 ) Francia, por ser la
más persistente en sus presiones , poseía las mejores bazas para establecer un protectorado; 3 ) sería
necesaria una intensa y prolongada campaña diplomática francesa para que todas las partes
Los propósitos de los franceses y británicos preocupaban seriamente a los sultanes. Existía
un peligro inmediato , por la posibilidad de choque entre las tribus marroquíes y los puestos
franceses y españoles ubicados en las fronteras del Sultanato, lo que podría servir como pretexto
128
victoria francesa sobre el ejército marroquí en la batalla de Isly (1844) fue un ejemplo temprano
del peligro que suponía para el Majzén apoyar a las tribus fronterizas que hostilizaban a los galos
de Argelia.203 Solamente las intervenciones diplomáticas de Gran Bretaña a favor del Sultán y la
ausencia – hacia 1850 – de serios deseos en París de ocupar Marruecos evitaron consecuencias
A partir de la batalla de Isly, continuaron los incidentes fronterizos; entre los más
importantes se pueden destacar la guerra de África contra los españoles y la expedición francesa de
1859 contra los Beni-Snassen (Ait – Snassen), expedición esta última que hizo creer a los gobiernos
isabelinos españoles que Francia deseaba ocupar el Sultanato. El primero informó al Majzén de la
debilidad del Imperio y de la necesidad de reformas del ejército marroquí, basado hasta entonces en
la recluta de continentes ‘jaysh’ ante la frecuencia de contiendas en las que los marroquíes eran
derrotados incluso contra fuerzas europeas tan débiles como las españolas de Prim y O´Donnell. En
1864, la revuelta de la tribu argelina de los Oulad Sidi Cheikh en el sur de Orán involucró a
muchas de las tribus marroquíes a lo largo de la frontera suroriental del Imperio ( Doui-Menia,
Oulad Yerir, Beni Guil ) y ello provocó en 1870 una importante expedición francesa al valle de
Guir , al mando del general De Wimpffen. Sólo las restrictivas instrucciones de París y el estallido
de la guerra franco-prusiana evitó que las tropas de Napoleón III alcanzaran el oasis de Tafilalt. Por
un momento, el sultán entonces reinante, Sidi Muhammad creyó que las tropas francesas iban a
anexionarse el territorio marroquí, y las tribus que se encontraban a lo largo de la frontera formaron
una harka (= contingente militar) para resistir la futura invasión gala. Pero los franceses, después de
su derrota ante los alemanes no estaban dispuestos a aventuras militares coloniales y durante una
203
Cfr. Kenbib, M : « The impact of the French conquest of Algeria on Morocco ( 1830-1912 ), en Hesperis-Tamuda,
Vol. XXIX, 1991, Fasc 1, pp. 47-60.
204
Sobre la batalla de Isly y los hechos siguientes a la misma, véase el texto de Charles-André Julien, Histoire de
l´Algérie contemporaine, vol. I, Conquête et Colonisation, París, 1964, pp. 195- 200.
205
Cfr. Augustin Bernard, Les confins Algéro-Marocains …op. cit, pp. 147-150.
129
importante en el sur de Orán, encabezada por el famoso Bou Amama, un morabito de Oulad Sidi
Cheik. Una vez más las tribus marroquíes a lo largo de la frontera entraron en efervescencia,
incitando a una expedición francesa pacificadora. En Ain Sefra se creó un puesto militar francés,
hasta donde llegaba una vía férrea militar construida en 1887, que a finales del siglo atrajo como un
imán a la mayoría del comercio que en un principio había ido de Tafilalt a Fez.206 Como
consecuencia de las injerencias francesas, tanto el contexto económico como la situación política
religiosa con gran número de seguidores en Marruecos) local, Si al- Arbi, que poseía una
considerable influencia sobre las tribus del área fronteriza, preocupado por el rápido avance
francés, empezó una serie de prédicas, alarmado por la aparente debilidad de la respuesta de
Mawlay- Hassan. A comienzos de la década de 1880, Si al- Arbi llamó a las tribus de la zona a
lanzar una “yihad” (= guerra santa) contra Francia, en el sur de Orán. A causa de su creciente
prestigio, adquirió fuertes apoyos. Su ambición empezó a crecer y en 1888 desafió al Majzén a
emprender acciones contra los franceses, fracasando finalmente en su intento de armar a las tribus y
conducirlas él mismo contra los infieles. Durante un cierto número de años la situación en la
frontera fue tensa y el Majzén temió el posible incremento del poder de Si al- Arbi, pero la muerte
del morabito (= hombre santo) en 1892 y la visita del Sultán Mawlay – Hassan a Tafilalt restableció
un precario orden en la región. Desde 1893 y con el fin de reafirmar su soberanía en el sudeste de
Sin embargo, a pesar de la fuerte presión francesa, los dos conflictos militares más
importantes durante la segunda mitad del siglo XIX fueron con España. El primero, ya mencionado,
1893 empezaron de nuevo las hostilidades contra España. Esta vez se trató de un conflicto entre la
guarnición española de Melilla y las tribus vecinas, las rifeñas. Las provocaciones españolas,
206
Sobre la revuelta de Bou Amama, véase el libro del comandante Graulle, L´insurrection de Bou Amama, París,
1905.
207
Cfr. Burke III, E.: Prelude to protectorate..., op. cit, pág. 29.
130
ocupando parte del territorio fronterizo iniciaron una pequeña guerra santa contra el invasor, a
escala local. Mawlay- Hassan, preocupado, contuvo sus ímpetus iniciales de ayudar con su ejército
recientemente modernizado a los rifeños y en lugar de esto trató de buscar una solución
diplomática a la crisis. Los términos en que se consiguió la paz resultaron muy costosos al Majzén.
evitar la participación directa militar del Majzén y alentar a las tribus para que cesasen las acciones
precipitadas de respuesta a los imperialistas, mientras que se buscaba una solución diplomática. El
ejemplo de Túnez , donde la presunta violación de la frontera argelina por parte de las tribus
tunecinas sirvió como pretexto para una ‘acción policial francesa’ y llevó a la creación del
protectorado, fue entendido como una advertencia de los peligros de crear una ‘frontera caliente’
con las naciones colonialistas. Por otro lado, el Sultán estaba obligado a demostrar su deseo de
defender el territorio marroquí, el Dar el- Islam, porque si no lo hacía se arriesgaba a perder su
poder político. Era una posición difícil. Incluso Hassan I no fue capaz de encontrar una solución al
problema. Su expedición a Tafilalt en 1893-94 tenía como propósito reafirmar la autoridad del
Sultán en el área, pero a su muerte, el hecho de que los franceses tuviesen una actitud cada vez más
agresiva en la frontera, y los deseos de poner en marcha una política más activa en Marruecos, tanto
desde París como desde Argel, hicieron que el ‘statu quo’ fuese cada vez más frágil en el área. Las
consecuencias de esta nueva situación se estudian con detalle en los siguientes capítulos.
musulmanes hacia los europeos –una actitud más de defensa que de intolerancia– y como
Este fenómeno, conocido como la crisis general del Islam, se caracterizó por la tendencia de los
países musulmanes a estrechar relaciones entre sí. Una indicación de este acercamiento en
Marruecos fue la penetración de las ideas religiosas procedentes del Cercano Oriente a lo largo del
208
La guerra de Melilla es estudiada en Miège, J.: Le Maroc, op. cit, Tomo 4, pp. 223-224.
131
siglo XIX. Otro ejemplo es la política exterior de Hassan I. Mientras continuaban los esfuerzos
diplomáticos del Sultán por hacer frente a las injerencias imperialistas y por mantener el ‘statu
quo’, Hassan I buscaba salvaguardar la frontera del desierto, reafirmando la soberanía marroquí
sobre el Sahara central (incluyendo el conjunto de oasis del Tuat), territorios al sur de Tarfaya y
partes del Sudán occidental (incluyendo la ciudad musulmana de Tombuctú).209 Con este propósito
invistió como gobernadores locales en todas estas regiones a una serie de funcionarios marroquíes,
manteniendo una activa correspondencia con ellos, recibiendo delegaciones de cada uno de estos
lugares a la corte imperial, y suministrando armas y municiones a líderes selectos. Las elites
locales, por su parte, estaban ansiosas de buscar de manera activa el apoyo marroquí.
Mientras que la unión de Marruecos con las fronteras del Sahara se estaba fortaleciendo, sus
relaciones con el Imperio Otomano y el Oriente Próximo experimentaban una lenta pero no menos
importante evolución. Los sultanes marroquíes clamaban por sus derechos sobre la comunidad
descendientes jerifianos del Profeta Mahoma, y de los históricos califas del Islam. Así, los
sobre el Dar al- Islam, desde que los sultanes turcos no podían probar esos orígenes tan puros.
Mientras el Majzén refrendaba la defensa de estos derechos, eliminaba cualquier relación directa
210
con la Sublime Puerta. Antes de 1900, los otomanos intentaron al menos en tres ocasiones,
entrar en relación con el Majzén pero siempre teniendo como intermediarios a los alemanes.211
Además de los contactos informales, agentes pan-islamistas circularon a lo largo del Imperio, y
existieron fuertes simpatías en el Sultanato alauí por la Mahdiya anti-británica del Sudán. Desde
1900 y con la intensificación de las presiones europeas sobre Marruecos, diversos notables
209
Véase al respecto Miège, J. L.: Le Maroc...op. cit, Tomo 3, pp. 343-372; Tomo 4, pp. 249-254. También en el libro
de A.G.P. Martín, Quatre siècles d´histoire marocaine, París, Felix Alcan, 1923, se insiste en las especialmente buenas
relaciones marroquíes con el Tuat y los confines meridionales y orientales del Imperio jerifiano.
210
Cfr. Miège en: Le Maroc …,op. cit, Tomo 4, pp. 173-179, estudia la cuestión de las relaciones turco-marroquíes.
211
Para un seguimiento de las tentativas otomanas para iniciar relaciones diplomáticas con Marruecos durante el siglo
XIX, véase P. Guillén, L´Allemagne et le Maroc, op. cit, pp. 181-189.
132
reformistas y funcionarios del Majzén empezaron a instar al Sultán a que reforzara sus relaciones
Un tema recurrente desde 1860 fueron los intentos de los Sultanes de modernizar el Ejército
las tribus ‘jaysh‘, base del antiguo ejército marroquí, sustituyéndolo por nuevas unidades, el
cuerpo de elite de infantería – el askar-, una guardia nacional de las tribus que pagaban impuestos,
los ‘nuaib’, una sección de artillería moderna e incluso un cuerpo de ingenieros o ‘muhandis’.212
Los contingentes de los viejos ‘jaysh’ asumieron gradualmente el papel de policías rurales y
también el de una fuerza de policía urbana, o cesaron de cumplir todas sus funciones. Para adiestrar
este nuevo ejército, en un principio los sultanes utilizaron a renegados europeos como instructores,
para más tarde enviar a unos pocos marroquíes a Gibraltar o a escuelas militares en Europa. Pero
finalmente decidieron pedir consejeros militares a algunas de las potencias.213 Mawlay- Hassan
tenía un interés especial en las reformas militares y su política estaba dirigida a evitar la confianza
exclusiva en una o dos potencias europeas como fuente de suministros de instructores, armas y
municiones. Utilizó como un arma el juego diplomático, intentando equilibrar las concesiones que
hacía a los distintos países, con el fin de que ninguno adquiriese demasiadas ventajas en Marruecos.
Como resultado de esta política adquirió una gran variedad de armamentos, provocando una falta
de patrones standard en los arsenales militares del Estado y generando, además, un incremento de
gastos. Por otra parte, el adiestramiento europeo de los cuadros de mando marroquíes les hacía
212
Sobre las reformas militares, véase Jules Erckmann, Le Maroc moderne, París, 1885, pp. 252-267 ; Louis Arnaud ,
Au Temps des mehallas ou le Maroc de 1860 à 1912, Casablanca, 1952 , pp. 9-13 ; y J.L. Miège, Le Maroc…op. cit,
Tomo 3, pp. 224- 234 ; y Tomo 4, pp. 104-109.
213
Sobre los jóvenes marroquíes formados en Europa, cfr. Jacques Caillé, “Les Marocains à l´École de Gene de
Montpellier “, en Hesperis, no. 41, 1954, pp. 131- 145.
133
perder a éstos mucha efectividad, cuando oficiales de un mismo ejército eran adiestrados siguiendo
tres o cuatro modelos distintos. Además, el gasto del gobierno en cañones, fusiles, munición,
uniformes y la financiación de las expediciones militares contra las tribus rebeldes hizo que se
La adquisición de modernas armas por las tribus, especialmente después de 1880 cuando se
produjo una expansión de su venta a las poblaciones rurales del interior, minó la efectividad de las
reformas militares del Sultanato. Las adquiridas por las cabilas procedían fundamentalmente del
contrabando, y las grandes potencias europeas no eran capaces de frenar este lucrativo negocio.
Incluso, el armamento desaparecía de los arsenales del Estado y aparecía en manos de las tribus.
En parte esto se debía a la corrupción de los oficiales del Majzén que querían obtener beneficios y
también en parte era el resultado de una política intencionada, consentida por el gobierno. De
hecho, Mawlay- Hassan adoptó una política de armar a algunos de los grandes caídes del oeste del
Alto Atlas con fusiles de repetición y cañones Krupp en aras a conseguir su apoyo; un hecho que
ayudaría a explicar la rápida expansión de la importancia de estos grandes caídes en los años
posteriores a 1890.215 Cualquier viajero hubiera podido consignar que entre los esfuerzos de los
oficiales del Majzén y los del contrabando, no existía escasez de armas modernas entre las tribus de
Marruecos central, aunque muchas zonas aisladas estaban peor equipadas. La mayoría de los fusiles
adquiridos por las tribus eran modelos viejos –franceses Chasspots y los Gras de 1884. Pero,
alrededor de 1900 los lideres tribales estaban bien surtidos con fusiles de repetición Remington y
El hecho de que existiese una gran disponibilidad de armamento moderno provocó diversas
consecuencias. La razón por la que Abd al- Aziz no tuvo el mismo éxito militar que su padre, para
214
Las expediciones más importantes de Mawlay- Hassan fueron las llevadas a cabo en 1882 y 1886 al Sus, la de 1888
contra los Ait Njild, y la de 1893 al Tafilalt. Sobre los resultados de las reformas militareas, véase Miège, J.L.: Le
Maroc...op. cit, Tomo 4, pp. 104-111.
215
Para analizar el surgimiento del poder e influencia de los grandes caídes unido a su control de una superioridad
militar, véase Robert Montagne, Les berbères et la makhzen dans le sud du Maroc, París, 1930, pp. 326- 364.
134
pacificar el país fue que las tribus tenían una mayor proporción de fusiles de repetición modernos y
esto era algo que previamente había sido un monopolio del Majzén. De esta manera los sultanes
perdían una de las grandes ventajas que hasta entonces habían tenido sobre la población local,
debido a las contiendas en el campo: era más facil acertar a un hombre con un Winchester que con
un viejo y enorme Bouchfer. Parece ser que la disponibilidad de armamento moderno tenía un
impacto considerable en la relación de poder y en los conflictos entre tribus y entre fracciones de
cabilas. El equilibrio de poder entre el Majzén y las tribus empezó a inclinarse a favor de las
segundas durante la segunda mitad del siglo XIX. En este contexto deben situarse los movimientos
En el Oriente Medio, el ejército constituyó una fuerza importante para el cambio durante la
etapa protonacionalista. Desde los sectores más modernizados del ejército turco-otomano o egipcio
surgieron los defensores de unas políticas reformistas más radicales como por ejemplo el coronel
propiciados por el ejército y por tanto tampoco hubo oficiales que defendieran la existencia de tales
reformas. Al no existir un ejército moderno, el gobierno marroquí era incapaz de convencer a sus
marroquíes a los ‘derebey-s‘ turcos (= señores del valle) los encargados de promover políticas
nacionalistas y asumir un papel similar al que tuvo el ejército en Oriente Medio en la reforma del
Estado. Fueron los “señores del Atlas“, los grandes caídes de este territorio y no el ejército, los que
Mawlay Hafiz como Sultán de Marruecos sustituyendo a su hermano, Abd al- Aziz. En
consecuencia fueron los intereses de los grandes caídes, y no los del ejército, los que se vieron
representados en los intentos por cambiar la estructura política, policial y militar del Estado.
135
Al igual que el Ejército, la administración marroquí experimentó una serie de reformas
durante el siglo XIX debido a la necesidad de un gobierno más eficiente. La administración rural,
que había sido limitada a 18 grandes caidatos por Sidi Muhammad, más tarde fue modernizada por
Mawlay- Hassan. En un esfuerzo por reducir la posibilidad de que los caídes se agrupasen para
oponerse a él, este sultán creó una administración rural fraccionada de 330 gobiernos tribales.216 En
estos acuerdos también pudieron haber tenido importancia las consideraciones fiscales. Esta
contradicción con la simultánea creación de un nuevo grupo de grandes caídes en el Oeste del Alto
Atlas.217 Mientras vivió Mawlay- Hassan, con su política firme y unificadora, mantuvo a los
grandes caídes bajo su control y divididos entre ellos. El Gran Visir Bu Ahmad ibn Musa, que
regentaba el país durante la juventud de Abd al- Aziz después de la muerte de Mawlay Hassan,
carecía de la energía necesaria y la habilidad para continuar con la misma política. El equilibrio de
poder entre el Majzén y las tribus empezó como consecuencia, a inclinarse a favor de las segundas.
Las necesidades del Majzén de recaudar impuestos se incrementaban; por esta razón, la
administración rural progresivamente fue convirtiéndose en más estricta y más exigente a la hora de
recaudar los tributos. Aparecieron con más frecuencia los movimientos de disidencia rural y la
en el intercambio comercial con los mercaderes europeos que pedían unos métodos de contabilidad
más sofisticados que los toscos del Majzén. Se creó un grupo especial de oficiales de aduana, los
umana (plural de amin = agente, administrador) para revisar la valoración y recaudación de los
derechos de aduana, durante el reinado del Sultán Mawlay al- Soleiman (1792- 1822). Extraídos del
grupo de comerciantes principales de las ciudades de Fez, Tetuán, Rabat y Salé (la mayor parte de
ellos de extracción andalusí), los umana sirvieron como banqueros locales del Majzén y como
216
Cfr. Erckmann, Le Maroc…op. cit, pp. 221-222.
217
La contradicción de esta política no fue evidente durante la vida del Sultán Mawlay Hassan porque fue capaz de
mantener a los grandes caídes divididos continuamente entre sí. Su gran expansión comenzó en realidad entre 1894 y
1902.
136
agentes financieros del gobierno.218 Más tarde a los oficiales de aduana se les pagó un salario para
evitar la corrupción, y de esta forma el sistema aduanero funcionó con un cierto grado de
efectividad. Entre las familias de los ‘umana’ empezó a emerger a finales del siglo XIX una nueva
burguesía, privilegiada por sus contactos con el Majzén y los intereses comerciales europeos.219
Este grupo, relacionado por matrimonios y por lazos patrón- cliente con los ulemas y con los
notables urbanos y rurales, adquirirá gran importancia política en los años siguientes. Apostando
por las reformas en el Majzén y abiertos a las ideas reformistas del Oriente medio, de entre los
umana surgieron algunos de los líderes del protonacionalismo a partir de 1900, aunque como
estaban comprometidos con los intereses del comercio europeo, muchos de ellos acabaron
Como Marruecos estaba cada vez más integrado en el sistema económico mundial y sus
guerra de África se creó el cargo de amin al-mustafad para recaudar este impuesto y otros tributos
indirectos en las ciudades. El tesoro real desarrolló una administración más compleja y
especializada durante este período y se creó el puesto de Wazir al – maliya (o, aproximadamente,
Ministro de Finanzas). 220 Debido a sus especiales habilidades en finanzas y en administración, los
comerciantes y los ulemas (sobre todo los de Fez) cubrieron un número desproporcionado de estos
puestos. Se nombraron oficiales para supervisar la recaudación de impuestos en zonas rurales con
el propósito de eliminar los antiguos y menos eficaces sistemas por los cuales los caídes recaudaban
los impuestos. Con la misión de controlar a los caídes, se creó el puesto de amin al-khirs. Este
oficial tenía que determinar la cantidad de la cosecha y calcular el impuesto que tenía que pagar
cada familia. Sin embargo, al no existir ningún tipo de sanción efectiva contra los caídes, el amin
al-khirs poco podía hacer para evitar los viejos abusos. Así pues, esta innovación que debería haber
218
Cfr. G. Salmon, « L administration marocaine à Tanger “, en Archives Marocaines, 1, pp. 15-17.
219
Ibidem, pág. 15.
220
Cfr. Mohamed Lahbabi, Le gouvernement marocain à l´aube du XXe siècle, Rabat, 1958, pp. 157- 158.
137
llevado el caótico estado de las finanzas marroquíes a una recuperación a finales del siglo XIX,
quedó en desuso. Después de 1900 se revitalizaría con Abd al- Aziz. Antes de que acabara el siglo
conferencia de Madrid, se creó un nuevo impuesto. El tertib, como fue llamado, que gravaba la
agricultura y la ganadería, estaba inspirado ligeramente en los impuestos británicos, aunque sus
similitudes con los impuestos franceses de la época del Antiguo Régimen era grande. No había
exenciones acordadas para su pago: lo debían pagar los protegidos y los privilegiados chorfa. Sin
caracterizado por abusos y por las sistemáticas extorsiones a los marroquíes por parte de los
oficiales del gobierno. Las rebeliones contra los impuestos fueron cada vez más frecuentes sobre
todo después de la muerte de Hassan en 1894, y también se intensificaron las protestas de las
potencias y las peticiones de compensación por los altercados suscitados por los rebeldes contra los
protegidos.
El campo de la educación fue uno de los sectores clave en la reforma del pensamiento de la
elite del imperio otomano durante el siglo XIX. La introducción de la educación laica y la
moderno dotado de mandos y oficiales bien entrenados, y también para la aparición de una
burocracia moderna y preparada de una manera eficiente. Por el contrario, en Marruecos se hizo
muy poco por el cambio en la educación de la elite. Con la falta de un ambiente intelectual, los
cierto vigor intelectual aunque hacía mucho tiempo que había pasado su período de grandeza. Las
ideas reformistas se filtraron en Marruecos a lo largo del siglo XIX a partir de la península arábiga,
138
221
intelectual. Es mucho más difícil encontrar evidencias de influencias occidentales procedentes
administradores en Fez, donde se preparaba a personal cualificado para la reforma del Majzén. Este
palacio-escuela o madraza dar al- Majzén, fue el único esfuerzo en torno a un modelo de educación
no tradicional, aunque la enseñanza era muy rudimentaria. Se basaba en materias laicas, aunque no
se produjo una identificación con el segmento modernizador de la elite. 222 La ausencia de un grupo
movimiento reformista. Cuando las ideas de reforma empezaron a tener una base sólida entre la
escuelas establecidas bajo los auspicios de la Alianza Israelí Universal. A principios de 1862, con
la fundación de escuelas para jóvenes en Tánger, la Alianza estableció una red de colegios en los
tradicionales y modernas. Hasta 1880 las escuelas de la Alianza no tuvieron demasiado éxito
debido a la oposición de los círculos tradicionales religiosos. Después tuvieron un papel importante
locales de las empresas europeas, cuando a finales de siglo empezó la concienzuda penetración
económica en Marruecos. En los puertos se empezó a desarrollar una burguesía judía adinerada con
fuertes lazos con Francia. Esta burguesía era utilizada como intermediaria de los intereses europeos,
221
Sobre la Universidad de Qarawiyin durante el siglo XIX, véase Jacques Berque, “ Ville et Université: Aperçu sur
l´histoire de l´Ecole de Fès«, en Revue historique de droit française et étranger, 1949, pp. 64- 117. Véase también E.
Levi- Provençal, Les Historiens des Chorfa, París, 1922, para un breve análisis del tradicional sistema de educación,
pp. 6-16. En la página 349 Lévi- Provençal habla de un renacimiento de la literatura musulmana durante el reinado de
Mawlay-Hassan I.
222
Para una descripción minuciosa del sistema educacional marroquí antes del Protectorado, véase E. Michaux-
Bellaire, “L´enseignement indigène au Maroc “, en Revue du Monde Musulman, no. 15, 1911, pp. 422-452.
223
Sobre el papel de la Alianza Israelí, véaseAndré Lecocq, “Les écoles israélites au Maroc“, Questions diplomatiques
et coloniales, no. 31, 1911, pág. 682.
139
Mientras los reformistas marroquíes dirigían sus miradas hacia el ejército y la administración,
hubo otras tentativas en otras direcciones que, aunque no fueron seguidas inmediatamente,
sirvieron de base a ulteriores dinámicas. Una de estas fue la filtración de interpretaciones más
fundamentalistas del Islam, derivadas del erudito árabe del siglo XIX Ibn Taymiyah, e inspiradas
por la doctrina del puritano grupo wahhabita de Arabia. Con los sultanes Sidi Muhammad ibn
Abdullah (1757-1790), y especialmente con su hijo Mawlay Soleiman (1792- 1822), se dio un
nuevo ímpetu a la teología tradicional, intentando eliminar de Marruecos las influencias religiosas
heterodoxas. Mawlay Soleiman lanzó una campaña contra las cofradías sufíes y contra el culto a los
santos locales y peleó por evitar que los santuarios religiosos concedieran protección a los
refugiados de la justicia del Majzén. Las bases del sufismo fueron tachadas de decadentes y
propensas a los excesos. Pero este hecho hizo que se crearan focos locales de poder contra las ideas
centralizadoras del Majzén, basados en estas mismas cofradías. Después de la muerte de Mawlay
Soleiman, la corriente modernista islámica apareció, aunque tras un breve período se fue
debilitando. En 1870 revivió esta corriente con el nombramiento de Abdullah ibn Idris al- Sanusi
como consejero real de Mawlay- Hassan después de la vuelta de al- Sanusi de un viaje por Oriente
Medio. En sus viajes al- Sanusi fue influenciado fuertemente por las modernas teologías de Al-
Azhar. Al volver a Marruecos propuso estas ideas, aunque el Sultán acabó por dar la espalda al
criticismo agudo contra algunos elementos tradicionales de la religión. Debido a la presión fue
forzado a dejar Marruecos y se exilió al Oriente Medio. No volvió hasta después de la muerte de
Mawlay- Hassan, cuando después de 1900 surgió una actitud más receptiva hacia las ideas
224
reformistas. Más tarde el modernismo islámico, con el apoyo de la monarquía, se convirtió en
una de las principales corrientes de la resistencia marroquí hacia el imperialismo y el motor del
224
Cfr. Jamil Abun-Nasr, «The Salafiyya Movement in Morocco: The Religious Bases of the Moroccan Nationalist
Movement”, en St. Antony´s Papers, no. 16 , Londres, 1963 , pp. 92-97 . Es una buena introducción a las primitivas
tendencias hacia la reforma del Islam en Marruecos antes de 1900.
140
En cuanto al mundo de las costumbres, las nuevas y complejas corrientes de cambio que
envolvían el país después de 1860 se percibían como una ruptura con la experiencia de las
generaciones anteriores.225 El historiador al- Nasirí, al igual que muchos de sus contemporáneos de
la elite educada, veía los cambios económicos, especialmente la inflación ruinosa de esa época,
como símbolo de un nuevo período. Contemplaba el poder occidental, sobre todo los efectos de la
penetración comercial europea en las ciudades portuarias,226 con gran alarma. Así parecía que
surgían el vicio, la inmoralidad e incluso que aumentaba el alcoholismo y la adicción a las drogas.
Tánger, el mayor puerto marroquí y el centro de contactos entre Marruecos y el Occidente, era
percibida como una ciudad contaminada por la presencia de un gran número de residentes
europeos. Esta realidad surgía ante los piadosos y educados marroquíes como una fuente de
Incluso, los más píos consideraban que beber té –moda impuesta por los extranjeros– era
subversivo. El jerife Muhammad ibn Abd al- Kabir al- Kattani estaba tan alarmado por el aumento
del consumo de té que se lo prohibió a los seguidores de su cofradía religiosa. Creía que la
importación y venta de grandes cantidades de ese producto y de azúcar era el inicio de una etapa en
Una característica de este período y de las ideas de los ulemas era la preocupación por la
La debilidad del ejército marroquí y el crecimiento del poder occidental hizo ver a los
marroquíes el peligro que corrían. Las derrotas militares ante Francia y España y el colapso
económico abrieron los ojos de la élite marroquí provocando un fuerte impacto que les llevó a
225
Véase al respecto : Benjelloun, M : “ La culture comme terrain de resistance face a la pression europeenne dans le
Maroc d´avant le Protectorat «, en Revue Maroc- Europe, no. 3, Regards croisés (Identité- Altérité), 1992, pp. 191-201.
226
Cfr. Schroeter, D.: Merchants of Essaouira: Urban Society and Imperialism in Southwestern Morocco, 1844-1886,
Cambridge, Cambridge University Press, 1988.
227
Véase, por ejemplo, el poema anónimo en “La corruption des moeurs à Tangier “, (P. Paquignon, traductor) en
Revue du Monde Musulman, no. 7, 1909, pp. 23-38.
228
Cfr. Burke III, E.: Prelude to protectorate...op. cit, pág. 38.
141
aparece como el que mejor expresa el dilema de los marroquíes: las reformas para él, eran
necesarias, pero rechazables porque suponían más contactos con la cristiandad. En referencia a los
nuevos cadetes militares que estudiaban en Europa decía: “ellos quieren aprender a luchar para
proteger el alma, pero pierden el alma en el proceso de aprendizaje“.229 Frente a los tradicionalistas,
los marroquíes reformistas parecen haber percibido todo lo que se jugaba el Estado con la
provecho de las rivalidades entre las diferentes potencias, oponiendo a unas a otras. A finales de
Las habilidades y la energía de Mawlay- Hassan evitarán que la mayoría de los observadores
1894 y hasta 1900, el destino de Marruecos descansó en las manos del gran Visir y Regente, Ba
Ahmad ibn Musa, continuando con la política de su maestro. A su muerte, cuando en 1900 Abd al-
Aziz asumió el poder personalmente, toda la debilidad del viejo régimen salió a la luz. 230
territorios del Oriente Medio, podemos observar contrastes: para empezar existían unas fuerzas
Otomano, en Egipto e Irán, la presión militar se sintió desde principios del siglo XIX (véase por
ejemplo la presión sobre Turquía por parte de Rusia) y luego continuó siendo un hecho constante.
Sin embargo, en Marruecos la presión militar europea fue inconstante, por lo que no supuso
bastante aliciente para emprender reformas. La victoria francesa en Isly no las desencadenó; fue la
La penetración del comercio europeo fue más tardía. Hasta después de 1850 Marruecos no
pasó a formar parte de la órbita económica de Europa; durante muchos años, lo hizo de forma
229
La cita en Burke, E.: op. cit, pág. 38.
230
Cfr. Burke, E.: op. cit, pág. 39.
142
incompleta. En contraste con Egipto, Marruecos – a pesar de su posición estratégica – no resultaba
atractivo para los inversores potenciales. No se conocían reservas naturales de minerales o materias
primas de importancia, las condiciones de los puertos eran deficientes y Marruecos tenía fama de
ser un país hermético e impenetrable. Como consecuencia, a principios del siglo XX, Marruecos
estaba por detrás de algunos lugares de Oriente Medio en procesos modernizadores a pesar de su
proximidad a Europa y de haber iniciado algunos cambios, que en todo caso fueron significativos a
lo largo de la costa pero mucho menores en el interior. La modernización en Oriente Medio llevó
consigo importantes reformas en la burocracia y el ejército. Este cambio tan drástico no se notó en
Marruecos. Sin embargo, al igual que en Oriente Medio, las reformas militares fueron muy
tradicionales de la elite. Mawlay- Hassan estuvo acertado al desmantelar el sistema militar ‘jaysh’
aunque no logró articular un nuevo ejército que le sirviese con efectividad. A pesar de los esfuerzos
del Majzén, tampoco se consiguió crear una burocracia coherente en el Imperio y hasta después de
1900 las familias tradicionales que se repartían esferas de poder en el Majzén continuaban copando
los altos cargos como funcionarios del Estado. Los cuarenta años después de la guerra de Tetuán
fueron desaprovechados, al no tener que hacer frente a nuevas embestidas militares de Occidente,
para evaluar el significado de las reformas. A principios del siglo XX, Marruecos sólo tenía un
143
2.5. El Marruecos de 1900
La subida al trono del Sultán Abd al- Aziz en junio de 1894 vino acompañada por un relevo
Mawlay- Hassan en el transcurso de una campaña en la región de Tadla para, al apostar por el hijo
más joven del Sultán, encumbrarse a sí mismo como regente. La familia que controlaba el Majzén,
la familia Yama´i, enemigos del nuevo regente, eran desplazados del poder y el vacío quedó
ocupado por la familia de Ibn Musa. La subida de Abd al- Aziz no fue vista con buenos ojos por
sectores relevantes de Marruecos. Muchos de los ulemas sintieron que se había manipulado la
proclamación del nuevo Sultán y que se les enfrentaba con un hecho consumado, antes de
permitirles dar su libre consentimiento al nuevo monarca. Sólo después de una serie de
del joven Abd al- Aziz. Sin embargo, existían otros hijos de Hassan con pretensiones al trono y
apoyos entre la población; sobre todo Muley Mohammed y Muley Bilgith. Este último era el
mayor de los hijos del último Sultán.231 Poseía algún apoyo entre las tribus de la Chauia, pero una
revuelta a su favor fue reprimida rápidamente por el nuevo gobierno. Por otro lado, Muley
Mohammed representaba la verdadera amenaza para los planes de Ba Ahmed, porque era un lider
vigoroso y no sólo un gobernante, por lo que tenía un gran apoyo entre las tribus y un gran bloque
de ulemas. Una de las primeras decisiones de Ba Ahmed, después de que Abd al- Aziz hubiese sido
proclamado sultán, fue poner bajo arresto a Muley Mohammed en uno de los palacios de Meknés.
Durante el reinado de Abd al- Aziz, estuvo allí, vigilado muy de cerca por los sirvientes de
confianza del Majzén e impedido de ponerse en contacto con los que le apoyaban. Las revueltas de
231
Véase A.G.P. Martín, “ Quatre siècles …op. cit, pp. 370-371.
144
las tribus que periódicamente estallaron en los años siguientes declararon su apoyo a Muley
En 1900 la situación política interna en Marruecos era menos segura de lo que parecía
exteriormente. Tres años de campañas cerealícolas desastrosas entre 1894 y 1897 habían llevado a
las tribus a la revuelta, forzando que la Corte se trasladase a Marrakesh. Mientras la corte imperial
estaba en el sur, las tribus del septentrión del Imperio, en las proximidades de Fez aprovecharon su
ausencia y adoptaron un status semiautónomo. Las tribus ‘jaysh’ del norte vieron crecer
enormemente sus privilegios sin tener en contrapartida que asumir sus obligaciones militares. 233 En
el sur, la presencia de la corte en Marrakesh durante cinco años permitió a los ambiciosos caídes
del Alto-Atlas Occidental aumentar el número de tribus bajo su control, a cambio de prestar
servicios al Majzén. Entre estos caídes ganaría gran notoriedad al- Faqih Madani al- Glaui al
suministrar tropas al Majzén para sus expediciones en el valle del Sus y en otros lugares. 234 Como
parte del esfuerzo para controlar la situación en el Tafilalt después de la caída del Tuat en 1900,
cuando las tribus desarrollaban una acción autónoma de resistencia contra los puestos fronterizos
franceses, se envió una fuerza de un millar de hombres al mando de Madani al- Glaui para prevenir
las acciones que incitasen represalias francesas.235 Así como otros grandes caídes habían recibido
vastas extensiones y el control sobre nuevas tribus para recompensar servicios similares, el Sultán
de impuestos agrícolas en algunas de las tribus más ricas de la llanura de Marrakesh. Algunos
impuestos cobrados a las tribus del siba podían quedar en manos de los grandes caídes. La creación
Mawlay- Hassan de dividir el gobierno tribal entre un gran número de autoridades de poco poder.
Ello hizo que el Majzén dependiera fuertemente de los grandes caídes en la administración de
grandes territorios del sur y le hacía vulnerable a las presiones de los mismos.
232
Ibidem.
233
Cfr. Aubin, Eugene (en realidad Descos), Le Maroc d´aujord hui, 8ª edición, París, A. Colin, 1913, pp. 191-192.
234
Cfr. Montagne, R : Les Berbères et le Makhzen dans le Sud du Maroc, París, 1930, pp. 334-337.
235
Cfr. R. Pinon, L´empire de la Méditerranée, París, 1904, pp. 155, 239.
145
Debido a la gran habilidad que tenía Ba Ahmad ibn Musa para aprovechar las discordias
entre las tribus y grandes caídes, y para utilizar a unos contra otros para conseguir sus fines, parecía
que existía una cierta estabilidad en el Imperio. Aunque descuidó la atención sobre las tribus del
norte de Marruecos y las de la región fronteriza de Argelia, hasta 1900 no apareció ninguna fractura
en el edificio legado por Mawlay- Hassan. Muerto el Gran visir, sus sucesores continuaron la
mayor parte de las políticas seguidas por Ba Ahmed, pero sin la habilidad de aquél. Las tribus
fronterizas del norte y del este empezaron a asumir posiciones de más autonomía –buscando
acercamientos a España o a Francia – y los grandes caídes continuaron expandiendo sus dominios
sin control.
Una de las políticas de Ba Ahmed continuada por sus sucesores y que tuvo importantes
repercusiones fue el debilitar continuamente a las hermandades o cofradías religiosas como poder
regional. Ba Ahmed había intentado básicamente recortar atribuciones del poder temporal de las
cofradías religiosas y de los santuarios eclesiásticos tales como el derecho a poseer sus propias
extensiones de tierra y de pastos y el derecho a conceder refugio a los que estaban acusados de un
crimen.236 El movimiento contra las cofradías religiosas y el culto a los santos locales tenía sus
orígenes en las tradiciones de la dinastía alauí – que naturalmente buscaba incrementar sus poderes
a expensas de los focos de poder regional – y en la influencia de ideas del modernismo islámico de
Arabia Oriental.237
La mayor diferencia del nuevo Majzén con respecto a las prácticas políticas de Ba Ahmed,
fue la actitud proclive de ciertos grupos hacia la adopción de un programa de reformas internas
administrativas. Ahmed ibn Musa había sido uno de los principales oponentes a las reformas,
236
Cfr. Edmond Doutté, En tribu, París, P. Geuthner, 1914, pág. 348, menciona esta tendencia de Abd al- Aziz.
237
Sobre la influencia de la doctrina wahhabita y el movimiento Salafiya en Marruecos, véase el artículo de J. Abun
Nasr, “The Salafiyya Movement in Morocco”, op. cit., pp. 92-98.
238
Al Moghreb al Aksa (Tánger), 26 de mayo, 1900. Véase también P. Guillén, L´Allemagne et le Maroc, op. cit, pág.
317.
146
En lo que respecta a las relaciones internacionales, la política general de Ba Ahmed fue
evitar que cualquier potencia europea ganase una influencia desproporcionada en el país. Limitó los
contactos con los países occidentales, aunque esta política aislacionista no se pudo aplicar a
rajatabla. La frontera marroquí estaba amenazada en dos puntos por la penetración militar francesa:
desde el sur, donde existía el peligro de una invasión gala desde Senegal, y en el este donde los
oasis de Tuat, Figuig y Tafilalt eran zonas que invitaban al expansionismo del Ejército francés. El
autoridad que habían seguido Mawlay- Hassan y luego, Ba Ahmed.239 Sin embargo, el contexto
diplomático internacional hizo que estos esfuerzos se debilitaran conforme finalizaba el siglo XIX.
Por una parte, el estallido de la guerra anglo-boer en octubre de 1899 tenía temporalmente al Reino
Unido con la atención fija en Sudáfrica, no pudiendo intervenir ni apoyar al Sultán. Por otra parte,
la insurrección en Cuba y Filipinas obligó al gobierno español a desentenderse por primera vez de
la suerte del Tuat, permitiendo que fuera ocupado por los franceses. Sólo en el sur del Imperio,
donde el gobierno marroquí consiguió apoyar las acciones de resistencia a la expansión gala, esta
política tuvo éxito, pero sólo temporalmente porque a la larga el poder y la influencia francesa
trastocaron la situación.
A lo largo de la frontera oriental con Argelia, la política del gran visir Ba Ahmed fracasó
incluso antes de su muerte. A finales de la década de 1880, los círculos políticos y comerciales
franceses en Argelia habían empezado a expandirse hacia el sur. Se barajaron diferentes proyectos
para la creación de una vía férrea a través del Sáhara. En 1890, los intereses de expansión franceses
se dirigían claramente hacia el conjunto de oasis del Tuat, y conjuntamente hacia los de su ruta de
acceso lateral, el valle Saura.240 Este interés renovado por el Sahara se vio reflejado en la aparición
de una cierta inquietud en las tribus fronterizas a lo largo de la frontera. Después de la muerte de
239
A.G.P. Martín, Quatre siècles, pp. 368-369 analiza la importante trascendencia negativa que tiene para el Sultanato
la conquista del Tuat por los franceses y señala al respecto que existía una complementariedad entre los territorios del
Tuat y la Sakia al- Hamra.
240
Para ampliar conocimientos sobre los intereses expansionistas franceses en el Tuat, véase también Christopher
Andrew, Théophile Delcassé and the Making of the Entente Cordiale, Londres, 1968, pp. 153-157.
147
Sid Muhammad al- Darbi al- Darkaui en 1892, que eliminó de escena a uno de los defensores más
vigorosos de la yihad y tras la visita de Mawlay Hassan a Tafilalt en 1893, las tensiones
desaparecieron parcialmente. En un esfuerzo por resolver las tensiones con París, un embajador del
Majzén, Muhammad ibn Musa- hermano del gran visir – fue enviado a la capital francesa para
tratar directamente con el gobierno republicano el tema del Tuat. A pesar de que fue bien recibido,
se le informó que si quería discutir problemas de los territorios marroquíes en el Sahara, debía
hacerlo no con el gobierno de la República sino con los oficiales franceses en Argelia. 241
En Enero de 1900 llegaron a Marrakesh noticias de que una columna militar francesa había
invadido Tuat y que todos los oasis del lugar estaban en sus manos. Informes posteriores
aseguraron que los movimientos de las tropas republicanas a lo largo de la frontera amenazaban el
oasis de Igli y la unión de los valles de Saura y Guir. 242 Las tribus entre Figuig y Tafilalt pidieron
represalias militares. Aunque los miembros del Majzén deseaban una respuesta de este estilo, Ba
Ahmed, que conocía muy bien la verdadera debilidad del Estado marroquí, decidió seguir los
canales diplomáticos y solicitar apoyo diplomático internacional. El cadí de Marrakesh, Si al- Arbi
al- Mani, fue enviado a Tánger como enviado especial para presentar a las potencias una protesta
formal del gobierno marroquí. También debía sondear su respuesta a la iniciativa marroquí de que
fueran las potencias las que garantizasen la integridad del Imperio jerifiano. Debido a la vaguedad
de las respuestas de los gobiernos europeos, la idea de una conferencia internacional sobre
Marruecos murió antes de haberse gestado, pero este concepto permaneció activo, como una
dirigieron los esfuerzos de los contrarios a las reformas del Majzén. Los ulemas de las principales
ciudades y los partidarios de una actitud más firme empezaron a presionar por la consecución de
241
Cfr. A.G.P. Martín, Quatre siècles…, op. cit, pág. 388.
242
Cfr. Véase el artículo de Robert de Caix, “La Marche vers le Touat“, Bulletin du Comité de l´Afrique Française
(1900), pp. 125-135, en el que revisa las circunstancias de la ofensiva colonial francesa en el sureste del Sultanato en
1899 y 1900.
243
Documents Diplomatiques Frannçaises, 1ª serie, Vol. 16, no. 134.
148
una campaña militar que preservase la “Morada del Islam” de las profanaciones cristianas. Otros
grupos del Majzén vieron la lección de la pérdida del Tuat como un acicate que obligaba a reformar
y reforzar el Estado. La batalla dentro de la élite marroquí entre los partidarios de la ‘yihad’ –grupo
formado por los notables rurales y una parte de los ulemas– y aquellos que defendían un extenso
programa de reformas que revitalizase al Estado –fundamentalmente los oficiales del Majzén y
otro sector de los ulemas– se asociaría desde ese momento al tema de la defensa del Imperio.
Ba Ahmed, siguiendo el camino trazado por Mawlay- Hassan en el sur del Sultanato, quería
una política de orden militar apoyando a los movimientos de resistencia que surgían al sur de
Tarfaya contra los franceses, dirigidos por el jeque Maa al- Aynin ibn Muhammad Fadil y su
numerosa familia. Maa al- Aynin había sido recibido en la corte de Mawlay- Hassan, y gozaba en
Marruecos de una fuerte reputación por su piedad y sus doctrinas religiosas. Ba Ahmed utilizó esta
simpatía religiosa de la que gozaba el jeque para ayudar a Maa al- Aynin y a las actividades de
resistencia en la Sakia al- Hamra y el sur de Marruecos.244 La nueva política determinó que el
contrabando de armas para reforzar a las tribus del extremo meridional del Imperio recibiera la
bendición del Majzén. Después de la muerte de Ba Ahmed, esta alianza se reforzó y Maa al- Aynin
hizo varias visitas a la corte.245 Se abrieron varias casas de la cofradía Fâdeliyya en Marrakesh y
244
Véase también Caratini, S.: “Ismael Ould Bardi, héros de la résistance saharienne“, en R.O.M.M., nos. 41-42, 1986,
pp. 158-166.
245
Al- Moutabassir, “ Ma el Ainin Ech Changuity “, en Revue du Monde Musulman, no. 1, pág. 348.
149
2.6. El Sultán Abd al- Aziz y el Majzén
Cuando Abd al- Aziz comenzó a gobernar personalmente en 1900 tras la muerte del gran
visir Ba Ahmed, sólo tenía 19 años y había empleado la mayor parte de su joven vida en el interior
del harén real . Su madre era Lalla Rakia, una hermosa e inteligente esclava circasiana que había
sido la esposa preferida de Mawlay – Hassan durante los últimos años de su vida. A la muerte de
Hassan I unió a una serie de fuerzas y de apoyos para asegurar la proclamación de su hijo, y así
continuó teniendo una considerable influencia en sus decisiones hasta su propia muerte en 1902.246
La educación de Abd al- Aziz fue supervisada por el Gran Visir, enfatizando en las materias
religiosas tanto como en la dirección de los asuntos de gobierno. Los europeos que estuvieron en
contacto con Abd al- Aziz se impresionaron por el deseo que tenía de ser un buen gobernante. Su
inteligencia – una característica de la dinastía alauí- también fue remarcada. Como se demostraría
más tarde, podría ser firme en sus decisiones, aunque careciese de habilidad política. Inicialmente,
el mayor impedimento que tenía era su inexperiencia, una cierta falta de sensibilidad para valorar
las funciones religiosas y ceremoniosas de su posición y la poca habilidad para prestar atención
durante mucho tiempo en temas de Estado. 247Con el paso del tiempo maduró y después de 1903 no
volvió a cometer los mismos errores de sus primeros años. Adquirió el hábito de tomar las
decisiones de Estado junto con un grupo informal de consejeros, y esto le supuso evitar futuros
Abd al- Aziz, después de la muerte de Si Ahmad ibn Musa y sus dos hermanos, que también
eran visires, dio paso a un nuevo Majzén, en el que el balance de fuerzas favorecía a aquellos que
Marruecos. Inicialmente, un pariente de Ba Ahmed, al- Hach Mukhtar ibn Abdallah fue nombrado
246
A.G.P. Martín, Quatre siècles…, op. cit, pág. 370, y Gabriel Veyre, Au Maroc dans l´intimité du Sultan, París,
1905, pp. 152-154.
247
Cfr. Burke III, E.: Prelude to protectorate...,op. cit, pág. 48.
150
gran visir, con el fin de garantizar una cierta continuidad con el período anterior, pero fue pronto
sustituido por Muhammad al- Mufaddal ibn Muhammad Gharnit, un veterano oficial del Majzén de
origen andalusí. El visir al- Bahr (o ministro de Asuntos Exteriores) era Sid Abd al- Krim ibn
Sliman, defensor de las reformas, y el Ministro de Finanzas, Si Abdesselam Tazi, opuesto a ellas.
Sin embargo, la figura más importante del gobierno, el favorito del Sultán, el Allaf al- Kabir
(=Ministro de la Guerra) era Si al- Mahdi ibn – al Arabi al- Mennebbhi que apoyaba las ideas de
reformar y reforzar la administración. El- Mennebbhi tenía conexiones familiares con el- Glaui y
mostró una habilidad especial para forjar alianzas a lo largo de su carrera. Tenía una fuerte
personalidad y un buen sentido del humor, era joven y vigoroso. Esta combinación de cualidades le
hizo ganarse la confianza de Abd al- Aziz. Fue gracias a su intervención, por lo que se nombró
Gran Visir a Garnit y también fue a través de él cómo el agente británico Harry MacLean tuvo gran
Los tiempos no eran favorables para propiciar dichas reformas. En primer lugar, el respeto al
‘statu quo’ marroquí que había prevalecido entre las potencias al menos durante los últimos veinte
años estaba empezando a mostrar signos de debilidad.248 Aunque Gran Bretaña estaba embarcada
en una guerra costosa en Sudáfrica, todavía buscaba a través de su representante en Tánger, sir
Arthur Nicolson, ganar una cierta predominancia en Marruecos, propiciando las reformas del
médico y el “caid “ Harry Mac Lean, instructor militar británico del Ejército imperial– hizo que
Nicolson tuviese un acceso privilegiado al Sultán y a sus oficiales.249 Mientras tanto, Francia, el
248
Ibidem, pág. 49.
249
Véase Saint- René-Taillandier, G., Les origines du Maroc français, París, Plon, 1930, pp. 21-23, sobre Mac Lean.
Véase P. Guillén, L´Allemagne et le Maroc…op. cit, pág. 609, sobre Verdon.
151
Parlamento, el grupo colonialista quería reforzar al Imperio francés con una nueva adquisición.
Marruecos, la principal pieza bajo los intereses del grupo colonial en la Cámara de Diputados –
especial objeto de interés de los intereses comerciales y militares argelinos- podía cumplir
perfectamente esta función. Los franceses también tenían representantes influyentes en la corte en
Marrakesh: el Dr. Ferdinand Linares que había estado al servicio de Mawlay- Hassan durante
muchos años, y el doctor Felix Weisgerber, que había entrado al servicio del Majzén en diciembre
de 1897 cuando le llamaron para tratar una enfermedad del Gran Visir. Los franceses sostenían
asimismo una misión militar en Marruecos, aunque de escasa influencia: hasta 1901 estuvo dirigida
por el mayor Burckhardt, y después por el teniente coronel de Saint-Julien. El renovado interés en
Marruecos por parte de las dos potencias evidenciaba la fragilidad de la posición diplomática del
Imperio jerifiano. Aun así, los diplomáticos marroquíes intentaron aprovechar los conflictos de
intereses de las potencias para evitar tener el mismo destino de Egipto, Túnez y la mayor parte del
resto de Africa. Pero esto dependía de que Inglaterra y Francia no fuesen capaces de resolver sus
diferencias. En 1900 esto todavía era posible, pero a finales de 1902, los cambios diplomáticos
152
2.7. Reformas en Marruecos, 1901- 1903
El primer golpe en el frágil edificio que había mantenido tan cuidadosamente Ba Ahmed no
reformas para su sistema provincial administrativo y fiscal y decidió pedir ayuda a los británicos en
esta tarea. Las circunstancias que rodearon esta decisión no quedaron claras. A pesar de las
alegaciones francesas de que estas reformas fueron originadas por un deseo inglés, es probable que
el impulso se originase en el Majzén y que la participación británica sólo se solicitase más tarde. Se
sabe que hubo numerosos defensores de las reformas en el seno del Majzén. Sus miembros estaban
estilo ‘tanzimat’ y a imitación del modelo turco-otomano, era el único modo de eliminar las
injerencias europeas. Este programa de reformas se ganó el apoyo de sir Arthur Nicolson y del caíd
Mac Lean, por lo que se utilizaron sus servicios para pedir apoyo al Foreign Office.250 En Londres
se comprendió bien pronto que se necesitaban fuertes recursos financieros para asegurar el éxito de
la reforma. Por ello el Foreign Office aconsejó al Sultán no encarar abiertamente el riesgo de la
aquiescencia francesa.
Durante los meses de junio y julio de 1901, se enviaron dos misiones diplomáticas a Europa.
La primera estaba dirigida por el favorito del Sultán, el- Mennebhi, y acudió a Londres y Berlín a
examinar más de cerca las posibilidades de ayuda financiera europea. En ningún lugar fue recibido
con entusiasmo. A nivel oficial, el gobierno del II Reich fue reacio en ese momento a prestar
apoyos al Majzén, aunque los fabricantes de armas alemanes vieron la oportunidad de hacer
algunas ventas.251 Los británicos estaban ocupados con la guerra de los boers y los sucesos en el
250
Cfr. Burke III, E.: Prelude to protectorate…op. cit, pág. 50.
251
P. Guillen, L´Allemagne et le Maroc…op. cit, pp. 598-602, se explaya sobre las misiones diplomáticas marroquíes
de 1901.
153
extremo oriente asiático, por lo que no prestaron su pleno apoyo a los marroquíes.252 La otra
misión, dirigida por el Ministro de Exteriores Ben Sliman, fue enviada a París y Berlín. En París la
delegación de Ben Sliman comenzó las negociaciones para resolver el problema fronterizo entre
Argelia y Marruecos y poder prevenir así los estallidos de violencia. El 20 de julio se llegó a un
acuerdo que resolvió temporalmente la situación. Sin embargo, el gobierno francés se abstenía de
comprometerse con el programa de reforma marroquí. Después de una visita puramente ceremonial
Durante los dos meses que el Mennebhi estuvo en el extranjero, los elementos
antireformistas en la corte liderados por el gran Visir Muhammad Garnit convencieron al Sultán
para que abandonase a su favorito y con él, el programa de reformas. Sin embargo con una
maniobra inteligente el Mennebhi fue capaz de hacerle cambiar de idea y devolverle al Sultán el
ardor por las reformas. Un mes después de la vuelta del Mennebhi, un consejo estableció el
programa reformista. Lo integraban el Garnit, el Mennebhi, Ben Sliman, el caíd Mac Lean, otros
dos visires y dos notables que habían vivido durante un cierto número de años en Egipto y
conocían las reformas desarrolladas en este territorio.253 Este grupo pronto realizó un plan completo
de cambios que el Sultán respaldó. En lugar de establecer su rápida ejecución, se decidió que
Las reformas consistieron en dos procesos diferentes pero interrelacionados. El primero era
reforma, la función de los umana era servir y ayudar a los caídes rurales y evitar abusos en la
altos como para evitar la corrupción puesto que las extorsiones eran características del sistema
252
Sobre el impacto de la guerra boer en la cuestión marroquí véase E. Anderson, The First Moroccan Crisis, 1904-
1906, Chicago, 1930, pp. 66-67.
253
Cfr. Burke III, E.: op. cit, pág. 50.
254
Al Moghreb al Aksa, 14 de Septiembre de 1901.
154
tradicional. Los umana fiscalizarían la recaudación de todos los impuestos y tendrían poderes para
recomendar el castigo de los codiciosos caídes. Los gobernadores de las tribus, por su parte, tenían
adelante, nadie gozaría de exención fiscal. Tampoco los tradicionales grupos privilegiados, los
chorfa, los protegidos de las empresas comerciales europeas, las tribus jaysh y ciertas cofradías
propuestas bajo el reinado de Mawlay- Hassan, pero que nunca se llevaron a cabo.
sustitución de las viejas tasas coránicas por un impuesto sobre el ganado y la agricultura, el ‘tertib’,
que tenía también sus antecedentes en el reinado de Hassan I en el también llamado ‘tertib’ del
predecesor en que había roto claramente con los antiguos impuestos del Corán. Las tradicionales
dependía de la tasación que los umana hicieran de las riquezas agrícolas y ganaderas de cada
marroquí. Los umanas registrarían el número de animales que poseía cada familia y el tamaño de
fijarían relativamente bajos para mantener la tranquilidad en el agro marroquí. Debido a que la
exención de impuestos había terminado, los reformistas esperaban que las rentas públicas se
disminuyesen los disturbios rurales dado que la causa principal de los mismos, los abusos en las
Desde que el tertib supuso la abolición de todas las exenciones fiscales, incluyendo las
disfrutadas por los protegidos marroquíes de las potencias europeas, algunas de éstas estuvieron
cómo sus protegidos y sus intereses se verían afectados por las nuevas medidas. La conferencia de
255
Cfr. Aubin : Le Maroc... , op. cit, pp. 254-255.
155
Madrid había proporcionado a las potencias la posibilidad de ratificar las reformas marroquíes a fin
de que sus intereses no pudieran resultar perjudicados. Con la convicción de que el tertib de 1901
estaba dirigido directamente contra los chorfa de Wazzan, protegidos franceses, Francia impuso un
veto temporal al proyecto hasta que no recibió una serie de garantías por parte del Majzén.256
Desde que el Majzén anunció las reformas, junto con la abolición de los antiguos impuestos,
el retraso en obtener la ratificación francesa significó que muchos distritos del Imperio podían
escapar a los impuestos. Algunas tribus, en particular las de la provincia de Chauia, no pagaron
impuestos hasta 1903, en que se garantizó la ratificación formal del tertib.257 Estas tribus fueron
capaces de acumular riquezas cuando el gobierno carecía de ingresos y buscaba otros caminos para
tribus ‘jaysh, las cofradías religiosas, los funcionarios del gobierno, los chorfa y todos los
protegidos poseían un poder y una riqueza considerable y tradicionalmente todos habían estado
exentos de pagar impuestos. Tenían miedo a perder sus privilegios y empezaron a agitarse bajo la
bandera religiosa ortodoxa contra las reformas ‘cristianas’ del Sultán. Alegaban para ello que los
impuestos establecidos por el Corán no podían ser alterados por nadie, incluyendo al Sultán.
Algunos se apresuraron a adquirir el status de ‘protegidos’ para preservar sus fortunas, mientras que
aduanas y a importantes mercaderes de los puertos del norte para que aconsejaran al Majzén en la
realización de nuevas reformas. Un vasto programa de reformas internas fue el resultado: incluían
256
Cfr. E. Michaux- Bellaire, «Les impôts marocains«, op. cit, pp. 81-82. Los franceses temían especialmente que el
inicio de las reformas realizadas bajo el patrocinio británico hundirían seriamente y pondrían en peligro su posición
como potencia con claras pretensiones colonizadoras en el Sultanato.
257
Cfr. Burke III, E.: op. cit, pág. 52.
258
Algunas de las repercusiones de las reformas se pueden ver en: Aubin, Le Maroc, op. cit, pp. 255-256; y en A.G.P.
Martín, Quatre siècles, op. cit, pp. 395-396.
156
la modernización de los servicios portuarios y la construcción de caminos, puentes y telégrafos.
Fue solicitada la colaboración de las empresas europeas interesadas. A la vez se llamó a los
gobernadores provinciales a Rabat y se les hizo jurar sobre el Corán que no darían ni recibirían
favores y que frenarían la extorsión de los “impuestos extraordinarios“.259 Para reducir las
tentaciones, se anunció que todos los oficiales del gobierno tendrían un salario.
serio error. Tampoco explicaron el contenido de las reformas a las tribus y no solicitaron las
recomendaciones de los ulemas. Como resultado, el gobierno marroquí tuvo que encarar un período
en el que sus gastos se incrementaban rápidamente y ello les llevaba de forma inevitable a la
bancarrota. Si las reformas se hubieran aplicado con éxito, los resultados habrían sido
prácticamente los de una revolución social radical, sobre todo por la eliminación de los grupos
privilegiados y de poderes locales como las cofradías, por la disminución de la influencia de la elite
responsable basada en modelos de eficacia y honestidad. Sin embargo las potencias europeas
259
Cfr. Burke III, E.: op. cit, pág. 52.
157
2.8. El colapso de la economía marroquí.
La rapidez con que se produjo el colapso de la economía marroquí a partir de 1900 no tuvo
parangón. En un período de cuatro años, Marruecos pasó de ser un país con un tesoro
sustancialmente saneado y sin problemas, a estar endeudado en más de 100 millones de francos,
consecuencias: una de ellas, fueron las dimensiones del déficit en la balanza comercial del Imperio.
Entre 1878 y 1900, el promedio del déficit comercial era de 4 millones de francos al año, y desde
1902 a 1909 superó los 14 millones de francos anuales.260 A la muerte del Gran Visir el Tesoro
Imperial tenía un conjunto de 60 millones de pesetas en moneda marroquí, hassani.261 Dos años
después vinieron los primeros préstamos exteriores, el acoso financiero de Occidente comenzó y
otros dos años después los ingresos de las aduanas marroquíes estaban controlados por una
comisión francesa. No se sabe qué proporción de las importaciones marroquíes durante este período
eran debidas a los gastos públicos. Se sabe que el consumo privado se incrementó como resultado
cobraron impuestos. Pero lo que es seguro es que la mayoría del déficit se generó por los gastos del
gobierno. Y los gastos de la corte venían a representar un 10 por ciento del total del gasto público.
Hay que concluir que el incremento del déficit comercial se debe a la aplicación del programa de
reformas.
papel asumido por los gastos del Sultán. Se dice que Abd al- Aziz había vivido de una forma
260
Las estadísticas están extraidas de: Bulletin du Comité de l´Afrique Française (1911), pp. 57-63, y de
Renseignements Coloniaux, suplemento del Bulletin de l´Afrique Française (1906), pp. 64-75.
261
Cfr. Burke, E.: op. cit, pág. 54.
158
relativamente protegida en la corte hasta 1900 y por lo tanto no estaba preparado para las presiones
que debía afrontar. También sentía curiosidad por la tecnología e invenciones europeas. Los
viajantes y comerciantes europeos se aprovecharon de esta debilidad: pronto todo tipo de objetos
extraños y curiosos llenaron el palacio de Marrakesh, desde un auténtico taxi de Londres hasta una
cámara fotográfica de oro.262 Desde 1901, Abd al- Aziz empezó a rodearse de europeos capaces de
distraerle y entretenerle con todo tipo de juegos nuevos e invenciones. De entrada, este séquito
estaba formado por ingleses que le habían sido presentados por Mac Lean. Más tarde, cuando la
corte se trasladó al norte, fue común la presencia de comerciantes de todas las nacionalidades.
Con todo, los entusiasmos “consumistas“ del Sultán, aunque fuesen caros, eran insuficientes
para explicar la hemorragia del Tesoro Real. Se necesitaba una gran cantidad de dinero para
financiar el programa de reformas internas. En los momentos en que las compras del Majzén eran
asumidas como gastos de la corte, lo que ocurrió hasta 1901-1902, la posibilidad de que la mayoría
escasa. Pero cuando a partir de 1902 se aceptó la necesidad de aceptar ofertas para construcciones
marroquíes, oficiales o servidores de la corte. Muchos de los visires que más se identificaban con
las reformas se relacionaron también con diferentes casas empresariales europeas. Así El-
Mennebhi era considerado el representante de los intereses germanos y británicos. Obtuvo pingües
británicas y alemanas.263 Ben Sliman estaba identificado con Francia. También se vio favorecido
económicamente por favorecer los contratos de empresas galas con el Majzén. Esto se suma a los
sobornos de los que fue objeto mientras negociaba el acuerdo fronterizo en París en 1902.264 La
lista se podía extender. En todo caso, debemos subrayar el punto esencial que jugaron los oficiales
262
Sobre este período, véase Harris, Walter B., Morocco That Was, Edimburgo-Londres, W. Blackwood and Sons,
1921,
263
Cfr. P. Guillen, L´Allemagne et le Maroc …op. cit, pp. 602-606.
264
Ibidem, pág. 611.
159
y funcionarios marroquíes en la elaboración de los esquemas de infiltración financiera europea y
los grandes beneficios que obtenían de estos servicios. Cuando la ofensiva colonialista gala se
comprometidos a los ojos de los ulemas por su corrupción y por haber allanado, al aceptar los
Entre las firmas que con más éxito se vincularon con sus contratos al Majzén están la
francesa Gautsch, una filial de la Compañía Schneider, que más tarde formaría parte de la
Compagnie marocaine’. Gautsch poseía fuertes conexiones con la corte a través de la amistad de
Fabarez, un yerno de Gautsch y al Ja-i, el principal secretario del Mennebhi. Fabarez fue ayudado
por su compatriota Gabriel Veyre, fotógrafo de la corte, que tenía una buena relación con Abd al-
Aziz debido al interés de éste último por la fotografía. Por supuesto, el caíd Mac Lean fue el
representante de los intereses británicos. Cuando el gobierno marroquí tuvo que abordar su primer
crédito internacional, en 1902, Mac Lean realizó un viaje especial a Londres para intentar evitar
que ese préstamo fuese dado por un consorcio bancario francés. A pesar del esfuerzo, el viaje fue
inútil y el empréstito fue a parar a Francia.265 Los gastos del Majzén durante el bienio 1902-1903
Gautsch estimó que él sólo había vendido 20 millones de francos en mercancías, frente a los 5 ó 6
millones de francos de Mac Lean y los británicos. 267 Las ventas de la empresa francesa Brunschwig
En 1901 Marruecos tenía tantas deudas que fue necesario un préstamo extranjero. Después de
numerosas negociaciones, el Majzén y el Banco de París y de los Países Bajos firmaron un acuerdo
265
Mac Lean acababa de enterarse de las primeras conversaciones mantenidas entre el titular de Exteriores británico,
Lord Lansdowne y el Embajador francés en Londres, Cambon sobre Marruecos. El objeto de su misión a Londres,
además de intentar evitar la consumación de un préstamo de la Banca francesa al Sultanato, fue obtener seguridades de
que un compromiso entre ingleses y alemanes garantizaría la integridad territorial de Marruecos. Véase P. Guillén,
L´Allemagne et le Maroc…, op. cit, pág. 620.
266
Renseignements Coloniaux (1906), pp. 64-75, presenta estadísticas sobre los cuatro años precedentes en lo relativo
a las importaciones y exportaciones habidas entre Marruecos y Europa.
267
Cfr. Guillén, P.: “L´implantation de Schneider, les débuts de la Compagnie marocaine (1902-1906)«, en Revue
d´Histoire Diplomatique, 1965, pág. 122.
160
por siete millones y medio de francos, a devolver con un interés del 6 por cien, el 31 de diciembre
de 1901.268 Los bancos franceses y el Quai d´Orsay consideraron este primer préstamo como la
apertura de un largo proceso que permitiría poner la economía marroquí completamente en manos
de las finanzas francesas. Por esta razón, los términos de este préstamo por parte gala no fueron
por la misma cantidad y sustancialmente en los mismos términos que el empréstito francés.
Marruecos iba a descubrir, al igual que lo había hecho Egipto o el Imperio turco-otomano, lo
A los dos años, el Majzén se encontró con dificultades económicas mayores. Mientras que
Marruecos perdía autonomía económica para maniobrar debido a las dificultades fiscales, la crisis
terminaría afectando a la vida de la mayoría de los marroquíes. Las mismas dificultades monetarias
del pasado volverían a aparecer. Los mismos mecanismos que habían operado en perjuicio del
dirham durante el siglo XIX y los mismos errores en la política monetaria del Majzén volvieron a
actuar. Paralela a la crisis monetaria de los años 1900-1905 hubo una segunda y no menos severa
crisis inflacionista. Entre 1896 y 1906 los precios de una lista de 50 artículos de consumo común
preparada por J.M. Macleod, vicecónsul británico en Fez experimentaron un incremento del 300
marroquí.269 Sin embargo esto no nos da una descripción amplia y completa del índice de inflación,
porque este sufría variaciones tanto regionales como estacionales muy importantes teniendo en
cuenta que no existía un mercado interior articulado puesto que las comunicaciones internas eran
deficientes y difíciles. La subida de los precios no fue constante, durante algunos años el
crecimiento fue más intenso que en otros. Para captar esta grave realidad no hay que perder de vista
que desde 1900 Marruecos sufrió una serie de anormales años de malas cosechas agrícolas:
268
El proceso de negociación del empréstito es explicado en P. Guillén: “L´implantation...op. cit, pág. 129; y en Saint-
René- Taillandier, Les origines...op. cit, pp. 96-97.
269
Cfr. Burke III, E.: op. cit, pág. 57.
161
particularmente deficientes fueron las cosechas de 1901-1902 en algunas zonas del país, y entre
1904-05 se produjo una hambruna severa y generalizada que afectó a todo el país.270 En vísperas de
la primera crisis marroquí, la que concluyó con la conferencia de Algeciras, el precio del grano
había alcanzado cinco veces su valor habitual. En general, las ciudades del interior sufrieron efectos
inflacionistas más duros que las portuarias debido a las deficientes condiciones del transporte.
El impacto de esta devastadora crisis se veía reflejado con más intensidad en aquellos que no
podían afrontarla, artesanos, jornaleros, empleados modestos del Majzén y en aquellos sectores que
vivían de ingresos fijos, como por ejemplo, los ingresos procedentes de obras pías. Su miseria se
incrementaba a la vez que aumentaban las riquezas de los comerciantes más poderosos y oficiales
de rango superior del Majzén que sacaban partido de la escasez de comida, acaparándola,
especulando con el grano y manipulando los precios en el mercado. Esta riqueza servía para
preservar sus posesiones, incrementarlas y competir con clara ventaja con otro tipo de comerciantes
que no gozaban de los privilegios de estos especuladores, que acabaron por ser protegidos de firmas
europeas. Este período en el que la situación económica había empeorado sirvió para crear
resentimientos muy fuertes entre la población marroquí, surgió el bandidismo a lo largo de los
principales caminos; los comerciantes aumentaron por ello los precios para compensar sus pérdidas,
y esto agravaría aun más la situación. Cuanto más se prolongaba en el tiempo la crisis, más factores
nuevos se añadían a ella. Lo que había empezado como una crisis económica, hacia 1905 se
270
Cfr. Budgett Meakin, Life in Morocco, Londres, 1905, pág. 277.
162
CAPÍTULO 3
1895:
La paralización de la actuación española en Marruecos.
El Sultán Abd al- Aziz había decidido, tras el término de la guerra de Melilla, retirar de la
ordinaria de Filipinas.271
La moneda llamada “hassania“, de curso legal en el país y mandada acuñar por el Sultán
Mawlay Hassan no tenía gran aceptación y de hecho, el Majzén no acostumbraba a admitirla en los
puertos para el pago de los derechos de aduana. Un segundo tipo de moneda –entre las que
circulaban por Marruecos- estaba constituida por aquellas que los marroquíes acostumbraban
encontraban escasos de recursos. Por último estaba muy difundida la moneda isabelina y la filipina
que fue declarada de curso ilegal, lo cual causó una cierta contracción en el circuito comercial.
desencadenando una crisis monetaria, que vino a unirse a la falta de granos por las malas cosechas
y a una cierta desorganización política y administrativa en esa zona de la parte oeste del Imperio.
163
con un aumento de los precios de los artículos de subsistencia.272Los problemas económicos se
Marruecos: las algaradas organizadas por las tribus eran una respuesta coyuntural a las necesidades
de una sociedad, la tribal, que no admitía esperas y que forzaría al Sultán, ante la falta de cereal, a
alimentación, con las exigencias sociales, económicas y políticas de reforma, fue un problema
candente a lo largo del reinado de Mawlay Abd al- Aziz. Éste intentó resolverlo, a partir de finales
del siglo XIX pero no lo consiguió. La creciente injerencia imperialista coadyuvaría al fracaso de
estas tentativas. La reacción de la sociedad marroquí a esa desilusión produjo el conflicto suscitado
desplazamiento del Sultán del poder por parte de su hermano Mawlay Hafiz. Aceptado por la
sociedad marroquí como un soberano nacionalista, este último no pudo resolver sin embargo esa
tensión entre tradición y renovación / reforma; en definitiva no logró transformar al país para que
contra su gobernador. Los enfrentamientos fueron sangrientos; cuando se difundieron las noticias
en torno a ellos vinieron acompañadas de otras que hablaban de una creciente efervescencia entre
los Rhamma, agitación que estaba cobrando grandes proporciones.273 Las fórmulas empleadas por
los delegados del Majzén para solucionar la tensión social no dejan de hacernos reflexionar sobre el
violencia, sobre todo en el contexto de un Imperio donde está arraigado el concepto de ‘economía
moral’ y donde no se está dispuesto a admitir la mala administración de los asuntos públicos.
Estamos en el marco de unas revueltas “morales“ ante la subida de los precios de los productos de
272
Despacho no. 2 del cónsul de España en Mazagán, Enrique de Vedia al Ministro Plenipotenciario de España en
Marruecos. (A)rchivo (G)eneral de la (A)dministración. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 /Ex. no. 1.
273
Despacho no. 4 del cónsul en Mazagán, Enrique de Védia al Ministro Plenipotenciario de España. 9 de febrero de
1895. A.G.A. Africa. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
164
subsistencia, que reclaman la suspensión en el pago de los impuestos y reivindican un precio justo.
No van tanto en contra de la monarquía como en contra de los acaparadores. Se pretendía que la
monarquía alauí siguiese siendo paternalista, que organizara repartos de trigo entre la población o
supervisara la venta del cereal a un precio justo. Un precio moralmente admisible no estaba siendo
determinado por los resortes del mercado, es decir por las reglas de funcionamiento de la economía
capitalista. Contra esta tendencia alcista de los precios se rebelan las cabilas que no pueden
comprar trigo en los mercados, y lo hacen en nombre de una ‘economía moral de la multitud’. En
los que habla el historiador británico E.Palmer Thompson en sus escritos sobre la economía de
clase y las revueltas en las sociedades tradicionales europeas. En este mismo sentido se ha
entender el funcionamiento de la economía marroquí del período que tratamos como un sistema de
economía moral. Es decir, el sistema productivo de las tribus de Marruecos dependía del papel del
Sultán como figura que garantizaba una cierta justicia social y gobernaba desde el respeto a la
religión. Esto debía llevarse a cabo prácticamente por medio de un justo reparto de los bienes y los
impuestos.
escuchar a los cabileños: el Gobernador Uld el- Felah pidió primero refuerzos a las cabilas leales
pero no inició una expedición de castigo contra los rebeldes. No se empleó contra estos la violencia
de entrada: el Bajá de Mazagán se dirigió al territorio en conflicto de los Ulad- Hossein, con la
intención de apaciguar los ánimos en esa parte de Dukkala. Convocó a todos los Bajaes del
territorio para deliberar con ellos acerca de las reclamaciones de los habitantes del territorio y trata
de resolverlas en primera instancia sin tener que apelar a la autoridad suprema del Sultán; es una
mecánica de negociación que los estudios locales nos demuestran que se da prácticamente en todo
274
Cfr. Rodríguez Esteller, O.: “La intervención española de las aduanas marroquíes (1862-1885)“, en Martín
Corrales, E.(ed): Marruecos y el colonialismo español (1859-1912). De la guerra de África a la ‘penetración pacífica‘,
Barcelona, Ediciones Bellaterra, 2002, pág. 116.
165
el Imperio. La negociación impuesta por el Bajá templó los ánimos y solucionó el conflicto. La
prudencia y tacto de Uld el – Felah pusieron felíz término a las algaradas. Calmó las exigencias de
los cabileños, basadas en su negativa al pago de los impuestos en una coyuntura de crisis
económica. 275 En este mar de fondo de tensión social, hábilmente capeada por el Majzén, la acción
distorsionadora no provenía tan sólo de la carestía y del hambre ocasionadas por las malas
condiciones meteorológicas de aquellos años; el agente consular de los Estados Unidos intervenía
marroquíes (otorgándoles el estatuto de ‘protegidos‘) que se habían enfrentado con los Bajaes de
Dukkala, vejándoles y atropellándoles.276 Cabe por lo tanto resaltar la rapidez y delicadeza del
Majzén para apaciguar socialmente el territorio, de manera urgente, teniendo siempre que realizar
de las tradiciones del viejo Marruecos (respeto de la economía moral, del pacto, de la negociación
como fórmulas de contactar con la población) y la necesidad de una apertura exterior que venía
impuesta por las potencias europeas. Una comisión de los Rhamma llegaba el 2 de marzo a
Mazagán a negociar con el Bajá. Atendidas sus reclamaciones, las caravanas que atravesaban su
territorio camino de Marrakesh podían ahora circular libremente. Al acuerdo se llegó porque no
había discrepancias graves con el Majzén, porque la población marroquí no había llegado a una
toma de conciencia en torno a la falta de respeto a la tradición y a los usos ancestrales de gobernar
por parte del Sultán. El acuerdo amistoso se cerró rápidamente, por la voluntad de las dos partes –
delegados del Majzén y cabilas– de llegar a una solución.277 Sólo cuando se constató que el acuerdo
se había cerrado en falso y rebrotaba la tensión entre las cabilas, el gobierno central, aún sin optar
por la violencia, apostaría por reforzar su presencia en el territorio. Por esa razón el vapor marroquí
275
Despacho no. 5-bis de Enrique de Védia al Ministro Plenipotenciario de España en Marruecos. 15 de febrero de
1895. A.G.A. Africa. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
276
Despacho no. 9 de Enrique de Vedia al Ministro Plenipotenciario de España en Marruecos. 2 de marzo de 1895.
A.G.A. Africa. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
277
Despacho no. 10 de Enrique de Védia al Ministro Plenipotenciario de España. 2 de marzo de 1895. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
166
Hassani, se desplazó hacia Mogador con el fin de desembarcar a dos centenares de askaris. 278 Abd
al- Aziz ordenó al jerife Al- Amrani que se trasladase inmediatamente al territorio de los Rhamma
para apaciguar a éstos nuevamente sublevados. No contento con estas medidas, Abd al- Aziz se
de disparar un solo tiro, pero eso sí imponiéndoles una fuerte contribución en metálico y en
caballos.279
Los meses finales del año registraron la actividad viajera del Sultán dirigiéndose a Rabat y
sometiendo a los levantiscos Zemmures que atacaron la retaguardia de sus tropas, pretendiendo
apoderarse de un convoy con municiones de guerra.280 Las operaciones de las tropas del Sultán se
prolongaron por el Bajalato de Salé, con una mecánica prácticamente regular, llegar, ver y vencer.
En el caso de las cabilas recalcitrantes que constantemente se sublevaban, los soldados del Sultán
completando las tareas de pacificación. La actuación del Sultán es la de un hombre heredero de las
costumbres y tradiciones del Imperio, sin más formación intelectual que aquella que ha sabido
procurarse él mismo o le han proporcionado sus consejeros. Directo, franco, exigente de los demás
como lo era de sí. Honesto, generoso en el perdón de las ofensas, moderado en la victoria, dispuesto
siempre a la reconciliación con las cabilas sometidas. Cuando en noviembre de 1895 visita la
mueve hábil y brillantemente. Se dirige a visitar los sepulcros de los morabitos y hombres santos
de su pueblo, y de que tiene que preservar la pureza del Islam para no enajenarse el apoyo de sus
278
Despacho no. 18 de Enrique de Védia al Ministro Plenipotenciario de España en Marruecos.22 de abril de 1895.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
279
Despacho no. 65 de José Teixidor, cónsul de España en Mazagán al Ministro Plenipotenciario de España. 30 de
Diciembre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
280
Despacho no. 47 de José Meana, cónsul en Rabat dirigido al Ministro Plenipotenciario de España. 20 de Octubre de
1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
281
Despacho no. 48 de José Meana al Ministro Plenipotenciario de España. 21 de octubre de 1895. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
167
súbditos y de los creyentes. El 25 de Noviembre ordena pregonar una orden, mandando cerrar
todos los establecimientos de bebidas y de café. En la citada orden, se censura la conducta del
gobernador de Rabat por haber permitido que se abriesen esas tiendas “cuyas bebidas son la
corrupción de los habitantes de la ciudad“.282 Pero también hijo de su tiempo, mostraría sus
dirección a Safi, con objeto de castigar a las cabilas sublevadas en las cercanías de aquella
ciudad.283 Ahora bien, sometidas las cabilas rebeldes, el Sultán frecuentemente en su posición de
árbitro entre sus súbditos y los delegados del Majzén, atiende las reivindicaciones de los
gobernadores de las cabilas o de ciudades, que han cometido exacciones arbitrarias, se han
corrompido, o injustamente han subido la presión fiscal sobre los cabileños en aras a conseguir una
fortuna personal. Abd al- Aziz, a pesar de la parafernalia militar de las expediciones que manda
contra los rebeldes, acaba por apelar siempre a los medios pacíficos para someterlos, llevando a
cabo una política de atracción de las cabilas sublevadas. De esta manera la pacificación total no
termina con el sometimiento de los rebeldes a sangre y fuego, sino que sus peticiones son en cierto
modo atendidas. De todas formas, el proceso de pacificación de los Rhamma fue muy complicado.
El agente confidencial español, doctor Cortés informaba a Madrid en marzo de 1896 que el Sultán
estaba reuniendo un potente ejército en las proximidades de Marrakesh,284 y a las orillas del río
Tansift en espera de articular un nuevo plan de operaciones contra las cabilas que habían tomado
282
Despacho no. 64 de José Meana, cónsul de España en Rabat al Ministro Plenipotenciario de España en Tánger,
Emilio de Ojeda. 25 de Noviembre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
283
Despacho reservado no. 60 de José Meana al Ministro Plenipotenciario de España. 10 de noviembre de 1895.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 /Ex. no. 1.
284
El cónsul en Rabat, José Meana llegó a aventurar que el ejército imperial estaba compuesto por 35.000 hombres.
Despacho no. 68 de José Meana a Emilio de Ojeda. 5 de Diciembre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
168
3.2. Disquisiciones de Benomar sobre la cuestión marroquí. El memorándum secreto de mayo
de 1895.
mayo de 1895 la tarea del conde de Benomar, entonces el máximo experto de la diplomacia
restauracionista en los asuntos marroquíes, junto con Segismundo Moret. El diplomático redactó
una ambiciosa memoria secreta sobre la cuestión marroquí. El documento partía de una premisa
que luego sólo se cumpliría en parte. Señalaba que los agresivos movimientos militares de Francia
en el Tuat no se iban a detener, y que serían seguidos por la ocupación de Figuig. Ello se producía
paralelamente a una infiltración gala en Uxda. Por ello el estudio daba por iniciada la invasión de
Marruecos por parte de Francia, a la que señalaba con intenciones de ocupar posteriormente el resto
vaticinaba que la iniciativa militar gala penetraría hacia el Sudán, siguiendo la línea marcada por
los palmerales y oasis escalonados desde el Tuat a las tierras subsaharianas. El único límite de su
La acción combinada de las diplomacias española, italiana e inglesa, ejercida de acuerdo con
el Sultán y a demanda de éste a comienzos de la década de los 90 no había sido suficiente para
detener a Francia. Los embajadores de estas tres naciones acudieron a señalar al Quai d´Orsay que
Figuig y Tuat estaban situadas en territorio del Sultanato, y a gran distancia de los límites de
Argelia. Poco después el titular de Exteriores galo declaró al Embajador británico en París,
Frederick Temple Hamilton- Temple, Marqués de Dufferin and Ava, que las cuestiones de Figuig
y Tuat eran meramente atinentes a la seguridad de Argelia y que “Francia no consentiría que
Marruecos interviniese en ellas“.285 Benomar entendía que no se había respaldado con suficiente
energía al Sultán y que el gabinete de Sagasta, posteriormente, se había desentendido del asunto.
285
Cfr. Conde de Benomar: “Memoria secreta sobre la cuestión marroquí y modo de resolverla “. ®eal (A)cademia de
la (H)historia. Colección Benomar Legajo 9 / 7398.
169
Ante la inercia de los gobiernos europeos, la desaparición de Marruecos a manos francesas era vista
como un hecho consumado. Es más: Benomar llegaba a vislumbrar que Francia y Reino Unido
plena anarquía, con un sultán incapaz de controlar la situación, y carente de recursos monetarios,
teniendo asimismo que afrontar el pago de veinte millones de pesetas a España, estipulado en el
tratado de Marrakesh. Este pago acabaría de arruinar al “caduco“ Sultanato. Éste no estaba en
condiciones de resistir con sus propias fuerzas la invasión francesa. Otros errores de análisis
cometidos por Benomar iban en la línea de señalar la incapacidad de Abd al- Aziz para someter al
Rif y a los rifeños. Ello haría subsistir el peligro de nuevos y más graves conflictos en Melilla,
286
susceptibles de plantear definitivamente la cuestión marroquí, en el momento más inoportuno,
El levantamiento cubano, que tuvo su primer foco en el este de la isla, se había extendido
con relativa facilidad y antes de que la insurrección cumpliera un año, los rebeldes estaban
luchando en las cercanías de La Habana. La insurrección y las dificultades para atajarla de manera
inmediata, provocaron la caída del gobierno Sagasta que fue sustituido por el gobierno Cánovas en
en esta tesitura, un conflicto en el Rif. Benomar pergeñaba un intento de solución para la cuestión
marroquí pensado para detener las ambiciones francesas, que descartaba la conquista militar del
territorio por parte de España e intentaba armonizar “la realización de sus aspiraciones (las
españolas en el Sultanato) con los intereses políticos y materiales de las grandes potencias, con
286
De las complicaciones derivadas de la cuestión marroquí en la política internacional, podemos señalar que Lord
Salisbury había declarado en 1888: “Es en Marruecos donde puede nacer una conflagración europea “.
170
cuyo concurso solamente sería posible resolver tan ardua cuestión“.287 La solución que proponía
era someter en secreto a juicio y consideración de los gobiernos alemán, austro-húngaro, italiano,
inglés y francés un proyecto de tratado, contradictorio en algunos de sus artículos, que se impondría
posteriormente al Sultán y que supondría la constitución de una parte del Sultanato en protectorado
288
español. El tratado partía del reconocimiento de la neutralización de Marruecos y del teórico
respeto a la integridad de su territorio. La primera cláusula era una garantía dada al Reino Unido
para que no entendiera el documento como la vía a una unión territorial de Marruecos y España que
cerrase el estrecho de Gibraltar a la flota británica. Por ello, Tánger sería declarada puerto neutral.
A continuación, el tratado con el subterfugio de fijar los límites del Imperio marroquí, contendría
otra clausula que establecería de hecho un reparto del Sultanato entre España y Francia, lo cual
gabinete Sagasta en 1887, por delimitar aquella una esfera territorial más extensa para Francia. Se
marroquí, enunciadas y dictadas por la metrópoli y de organizar la vida interior del territorio. Se
partes del país. Por último se proclamaría el libre comercio y el régimen de puertas abiertas a los
A la negociación con Francia sobre el futuro del Sultanato no se podría llegar sin antes
buscar el apoyo de los ‘aliados’ de España hasta 1895: los países miembros de la Tríplice. Si éstos
287
Cfr. Conde de Benomar: “Memoria secreta sobre la cuestión marroquí y modo de resolverla “. ®eal (A)cademia de
la (H)historia. Colección Benomar Legajo 9 / 7398.
288
Existía un precedente. Benomar señalaba en su memoria secreta que el anterior Sultán, Mawlay Hassan había
propuesto a José Diosdado, secretario de la Legación española en Tánger , y en el transcurso de la misión de Martínez
Campos a Marrakesh, un tratado de alianza y unión entre Marruecos y España que no “llegaba hasta el protectorado,
pero que no lo excluía “.
171
se resistieran a dar dicho apoyo, España debía desistir de sus propósitos en Marruecos. “Sin su
concurso resuelto, nada puede realmente hacerse “.289 Si se lograse el apoyo de la Tríplice, a
continuación habría que entrar en negociaciones secretas con el Reino Unido, con idéntico motivo.
Por lo que se refiere a la política exterior española en Marruecos, 1895 se inscribe como el
último año en que la diplomacia española intentó ajustar sus actuaciones en el Sultanato
simultáneamente a las políticas francesa e inglesa. Desde septiembre de 1894 circulaban rumores
de que se iba a producir una embestida militar francesa en el Tuat.290 La muerte de Mawlay Hassan
sin embargo, no fue aprovechada por los franceses para suscitar un conflicto en el extremo
suroriental del Sultanato. Los franceses apostaban por mantener aparentemente incólume la
organización política del Sultanato, para llevar a cabo una tarea de zapa en el Tuat consistente en la
región que les ayudasen en sus tareas de penetración y manipulación externa del país. El 21 de
desmentirle que una columna francesa marchase sobre el Tuat. En lugar de ello, le notificó que un
convoy con víveres de las tropas coloniales francesas había sido sorprendido por indígenas en el
Sur del Oranesado, siendo necesario el envío de algunas fuerzas para hacer frente a los rebeldes. El
desmentido de las operaciones del Tuat venía acompañado por una declaración oficial del Quai
289
Cfr. Conde de Benomar: “Memoria secreta sobre la cuestión marroquí y modo de resolverla “. ®eal (A)cademia de
la (H)historia. Colección Benomar Legajo 9 / 7398.
290
Telegrama del Ministro de Estado español al Encargado de Negocios de la Embajada de España en París, Novallas.
20 de septiembre de 1894. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2.
172
d´Orsay, asegurando que Francia no estaba dispuesta a alterar el ‘statu quo’ del Imperio
marroquí.291
A nivel diplomático el gobierno español tras la guerra de Melilla se había decantado por
mantener al máximo nivel sus compromisos políticos de ajuste de los derroteros de su política
exterior con las políticas francesa e inglesa. Estos dos años de ajuste de la política exterior española
diez años que terminará en 1904 con la firma del tratado sobre Marruecos con Francia, con la
francoinglesa, algo que culminaría posteriormente con los acuerdos de Cartagena de 1907. En
medio quedarán diez años de diversas pruebas en la orientación diplomática española, con dos
intentos protagonizados por Silvela de ingresar en la Dúplice alianza franco-rusa; fueron años
España, y fueron años finalmente en los que se dieron unos bandazos formidables en materia de
llevaron al Gabinete español a buscar la ayuda británica, justo cuando por motivos de la
fortificación por parte hispana de los alrededores de Gibraltar, se había llegado casi a un
contexto del paralelo distanciamiento que se realizaba con los países de la Tríplice. La última vez
que se da esta concordancia con París y Londres es en Noviembre de 1895. El Sultán de Marruecos
había mandado algunas tropas al oasis de Figuig con objeto de castigar una agresión por parte de
los habitantes del territorio de la que habían sido víctimas algunos viajeros que se desplazaban entre
Tafilalt y Marrakesh. Esta reafirmación de la soberanía imperial sobre los oasis le pareció
intolerable a la Legación francesa en Tánger que remitió una nota al Majzén, rogándole que
291
Telegrama del Encargado de Negocios de la Embajada de España en París, Novallas al Ministro de Estado español,
21 de Septiembre de 1894. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2.
173
retirase dichas tropas. Inmediatamente el Sultán reaccionaría presentando una reclamación ante el
Reino Unido. Las inminentes operaciones francesas sobre el Tuat hacían muy difícil el
diplomático a Londres y París se rompería por los movimientos galos de infiltración política en el
Rif. Por parte española, se intentó resolver el problema aconsejando al Majzén moderación: que no
provocase las iras francesas, porque de provocar los marroquíes a los galos, este hecho conllevaría
una expedición militar de castigo, cuya consecuencia sería la anexión inmediata del Tuat a la
colonia argelina. Tal vez la cuestión del Tuat suscitaría problemas a nivel internacional, que debían
luchar ni a hacer una apelación a la guerra santa, contra el metódico ejército colonial galo, que
entendía que la presencia francesa en el Sahara rompía los límites fronterizos del Imperio jerifiano.
Ahora bien, Francia siempre había manifestado sus reservas a aceptar esos lindes fronterizos, y por
otra parte en los acuerdos firmados en la localidad de Lalla Marnia, el denominado Tratado de
una fijación clara de los límites territoriales en el desierto del Sáhara. En su artículo nº 6 se
señalaba “en lo que concierne al país situado al sur de los alcázares que son de soberanía francesa
y marroquí, puesto que no tienen agua, son territorios inhabitables y constituyen el desierto
propiamente dicho, la delimitación está de más“. Francia se sentía con suficientes derechos para
apoderarse del Tuat sin suscitar los temores a una intervención de las potencias europeas. Lejos
quedaban los tiempos en que España y el Reino Unido habían hecho causa común frente a Francia,
en los que la política exterior española giraba en torno a los países de la Tríplice, para hacer frente a
174
3.4. Marco internacional en el que se desarrolla la cuestión marroquí. Compensaciones
El Reino Unido ensayaba en aquel momento una política de reconciliación de sus intereses
en el África occidental con los de Francia, a cambio de que ésta no cuestionara su posición en el
África Oriental, en Egipto. R.E. Robinson y J. Gallagher292 han resaltado cómo a pesar de que la
cuestión de Egipto había enfriado a partir de 1880 las relaciones francobritánicas, después de casi
cincuenta años de colaboración de los dos países (incluyendo ese acuerdo como hitos más
como contrapunto la primera mitad de la década final del siglo XIX había marcado una etapa de
distensión. Los franceses estaban ocupando todo el Sudán occidental. La idea del Quai d´Orsay era
claramente la de configurar una unidad en el África francesa, donde el Senegal y Argelia se unirían
con los territorios del interior de la Guinea, Costa de Marfil y Dahomey, y éstos a su vez con el
Congo francés en las orillas del lago Chad. Los ingleses aprobaron esta acción francesa. Lord
Salisbury tenía como única prioridad en África la protección de su posición en Egipto, y desde
1889 el cierre del valle del Nilo con este propósito. Con la esperanza de apaciguar la disputa
suscitada por Egipto entre Londres y París, Salisbury entre 1889 y 1891 no vio ningún perjuicio en
les costaba nada a los británicos y París la aceptó. El territorio del interior de Gambia fue asignado
al Senegal francés y el de Sierra Leona a la Guinea francesa. Pero fue el convenio de agosto de
1890 el que proporcionó mayores ventajas a los franceses. Para compensar a París por el tratado de
Heligoland- Zanzíbar de 1890, en el que los alemanes le habían dado mano libre en Zanzíbar y el
Nilo, Salisbury entregó gozosamente a Francia las “tierras ligeras“ del Sahara y el Sudán occidental
entre Argelia, el Senegal y la línea Say-Barruwa que pasaba por el lago Chad. Con la distensión
292
Cfr. Robinson, R.E. y Gallagher, J.: “El reparto de África “, en Historia del Mundo Moderno de la Universidad de
Cambridge. Tomo XI. El progreso material y los problemas mundiales. 1870-1898, Barcelona, Editorial Ramón
Sopena, 1980, pág. 433.
175
entre franceses y británicos, los españoles pudieron ajustar su política exterior en Marruecos a las
de las dos grandes potencias europeas. La resolución de las contradicciones francobritánicas fue
aprovechada por España para resituarse en la órbita de Londres y París.293 El acuerdo mediterráneo
con Italia que vinculaba a España con la política de la Triple Alianza no se renovó en 1895. En ese
momento estaban en juego las relaciones comerciales de España con los miembros de la Triple
Alianza .Se estaban poniendo las bases del viraje proteccionista español, entendido por José María
Jover no sólo como un reflejo defensivo de la economía nacional ante la competencia externa,
sino como la consecuencia de la relación de España con un contexto internacional presidido por el
despegue del gran capitalismo, por la creciente concurrencia entre las grandes potencias industriales
y por la marcha hacia el nuevo imperialismo.294 El viraje proteccionista español coincidía con un
momento en el que la política comercial proteccionista estaba siendo adoptada por la mayor parte
293
Existía también en el Ministerio de Estado una cierta prevención a la consolidación de la influencia germánica en
Marruecos.Alemania había conseguido una posición económica firme en un momento en que el movimiento comercial
del Imperio jerifiano se desarrollaba a un ritmo acelerado. Así, las tarifas arancelarias de 1892 habían reducido al 5 %
los derechos sobre la importación de ciertos bienes de procedencia francesa principalmente – vinos, sedas, orfebrería -
al Sultanato, mientras que el 13 de marzo de 1891 era sancionado el convenio germano-marroquí que aunque no se
plegaba completamente a los intereses mercantiles alemanes, representaba un elemento fundamental en la penetración
económica de Alemania en el Sultanato. Ello obligaría a Inglaterra, Francia y España a nuevos esfuerzos para, a su vez,
obtener más ventajas comerciales del Sultanato. La política oficial del II Reich tras la caída de Bismarck había sido en
lo tocante a la cuestión marroquí, el respeto al ‘statu quo’ político y a la independencia de Marruecos, en la medida en
que sólo ello permitiría a los comerciales e industriales germánicos impulsar allí sus actividades. La acción del
gobierno se veía secundada, por tanto, por las iniciativas de sociedades geográficas y mercantiles: citaremos aquí la
expedición comercial germana emprendida en 1886 por la Sociedad Geográfica Comercial de Berlín, y el
establecimiento de una línea directa de vapores alemanes, la línea del Atlas, que dio a la política de penetración
económica alemana, un enérgico impulso. El comercio germano-marroquí se desarrolló en términos tales, desde 1888
que desde ese año las exportaciones de Hamburgo al Sultanato pasaron de 460.500 kilogramos a 730.000 en 1889 y
1.530.000 en 1890, de los cuales correspondieron 678.210 a la línea del Atlas. La publicística germana secundaba estas
ideas desde 1892, abandonando toda pretensión de protectorado o anexión del Sultanato al II Reich. En febrero de 1893
la Embajada española en Berlín remitía al Ministerio de Estado un detallado informe sobre un folleto publicado en la
capital del II Reich, destinado a crear un ambiente favorable a la potenciación – aún mayor si cabe – de las empresas
económicas germánicas en el Sultanato, Marruecos y los intereses alemanes, redactado por el doctor G. Diercks. Se
esperaba que la publicación pudiera distribuirse profusamente por todo el Imperio alemán. El documento consignaba en
líneas generales la historia de Marruecos, su administración y su forma de gobierno, para luego valorar la situación del
Sultanato desde el punto de vista político. Se reclamaban en él enérgicas reformas políticas y económicas: apertura al
comercio exterior de los puertos imperiales, construcción de infraestructuras, faros en las costas, telégrafos, permitir el
libre desplazamiento de los europeos por el territorio. Se recalcaba que el suelo del Imperio era muy fértil, y que la
producción de Marruecos era de gran utilidad para Alemania; los productos marroquíes – aceites, almendras, maíz,
comino, alantro - llegaban a Hamburgo, encontrando buena aceptación en el mercado alemán. La publicación abogaba
por presionar al Sultán y obtener una drástica reducción de los derechos aduaneros que gravaban la importación y
exportación de otros productos – lanas, habas, guisantes, legumbres – así como eliminar las prohibiciones del Sultán a
la exportación de los cereales. Cfr. Despacho no. 22 de Ricardo Lario, Encargado de Negocios interino de la Embajada
Española en Berlín al Ministro de Estado. 20 de febrero de 1893. A.G.A. África. Asuntos Exteriores (Marruecos). Caja
60 / Ex. no. 1.
294
Cfr. Jover Zamora, J.M., “La época de la Restauración. Panorama político-social, 1875-1902“, en Revolución
burguesa, oligarquía y constitucionalismo (1834-1923) , vol. VIII de la Historia de España dirigida por Manuel Tuñón
de Lara, Barcelona, Labor, 1981, pp. 269-406 y pág. 345.
176
de las grandes potencias industriales y en el que proliferaban las guerras aduaneras. Las nuevas
tarifas aduaneras eran, en el espíritu de sus promotores, un “arma de combate “ y las negociaciones
comerciales de estos años ocuparán un lugar muy importante en la acción diplomática de todos los
Estados; sobre todo cuando la diplomacia vincule las negociaciones comerciales con las
negociaciones políticas, cosa que ocurrió en el caso español.295 Entre los años 1891-1893 España
negoció con Francia un nuevo tratado comercial como consecuencia de la denuncia francesa del
tratado vigente hasta febrero de 1892. Tras un proceso complicado, el gobierno Sagasta condujo
las negociaciones con Francia hacia un acuerdo limitado al año 1894 en el que España aceptaba
posiciones galas que el gabinete Canovas había rechazado con anterioridad. Paralelamente se
fueron frustrando los tratados comerciales con los miembros de la Triple Alianza. A mediados de
1893 con los liberales en el poder, las relaciones comerciales hispano-alemanas se deterioraron
todavía más con la decisión del Kaiser de imponer a los productos españoles su tarifa general; la
respuesta española, aplicando a los productos alemanes su tarifa máxima puso en marcha una
‘guerra aduanera’ que se extendió hasta julio de 1896. Rosario de la Torre recalca que Roma y
Berlín entenderán que la actitud española respecto a las negociaciones comerciales era una muestra
clara de su inclinación progresiva hacia Francia. A lo largo de 1894 el Gobierno italiano ya había
acusado a Moret de una posición ambigua hacia la Triple y la recelosa actitud de Alemania hacia
Cuando, en marzo de 1895, Canovas retomó el poder en su última etapa de gobierno las
principales iniciativas de su actuación exterior correspondieron, como era lógico, al gran problema
de Cuba, que borraba todos los demás. Las orientaciones o rectificaciones que imprime a sus
relaciones con las potencias europeas estaban guiadas por aquel problema máximo resultando
insuficientes en el cuadro del nuevo sistema policéntrico mundial que se estaba dibujando. En esta
295
Cfr. De la Torre del Río, R.: “La situación internacional de los años 90 y la política exterior española“, en Fusi, J.P.
y Niño, A (eds): Visperas del 98. Orígenes y antecedentes de la crisis del 98, Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, 1997,
pág. 178.
177
etapa, Cánovas reafirma su idea de ‘recogimiento internacional’ si bien orientado ahora
política del pacto secreto con la Triple Alianza sobre el ‘statu quo’ mediterráneo buscando así
suprimir posibles obstáculos para lograr lo que ahora resultaba prioritario, es decir, el apoyo de
296
Francia y Gran Bretaña en la cuestión cubana. Cánovas y su ministro de Estado, el duque de
Tetuán, tenían que contar con la nueva situación europea creada por la consolidación de la Dúplice
alianza franco-rusa y por el enfriamiento de las relaciones entre Inglaterra y Alemania. La política
inoperante, podía perjudicar la relación con Francia, cuyo apoyo -especialmente financiero – era
deseado para el conflicto cubano; en cuanto al aún más importante de Gran Bretaña se esperaba
lograrlo sin la intercesión de la Triple Alianza. La amistad de Gran Bretaña era particularmente
necesaria en el orden de la política internacional, ante la gravedad creciente del conflicto cubano.
También lo era en el orden comercial y financiero, así como en el de mediación para participar en
las negociaciones de las grandes potencias con el Japón al término de la guerra chino-japonesa y
“La amistad con Francia - señala Julio Salom – se quiere hacer compatible con el
mantenimiento de la política del ‘statu quo’ en Marruecos, superando en esta área la
inicial falta de continuidad respecto a los compromisos contraídos anteriormente por Moret
en París. A pesar de ello, los franceses pudieron percibir que el ministro de Estado, Duque
de Tetuán, denotaba, dentro de su postura general de evitar acuerdos de mayor alcance con
cualquier potencia, una inclinación preferente hacia Inglaterra. La acción diplomática
española en este período insiste especialmente, en efecto, en reforzar la relación amistosa
296
Cfr. Salom Costa, J.: “La política exterior y ultramarina de Cánovas “, en Bullón de Mendoza, A. y Togores, Luís E
(coord.): Cánovas y su época. Tomo II, Madrid, Fundación Cánovas del Castillo, 1999, pág. 1132.
178
con Gran Bretaña, consiguiéndose crear una situación que hizo posible el que Tetuán
escribiese repetidamente que las relaciones con el Reino Unido “no pueden ser más íntimas
ni más cordiales “. 297
En contraste con estas relaciones relativas a las dos potencias occidentales, persistía la
deliberada frialdad de Alemania por la cuestión comercial, y se mantenía también la postura crítica
y exigente del ministro italiano del Exterior del gobierno presidido por Crispi, Blanc, que había
visto con recelo los gestos de Moret de apertura hacia Francia y consideraba inútil un pacto secreto
con España. Deseaba que se hiciera público cuando se renovara. Según J. Salom el gobierno
existencia de unos lazos potencialmente útiles con potencias monárquicas, pero haciéndolo del
mismo modo que se había hecho en 1891, o sea sin ampliar su contenido y manteniendo el secreto;
dado su alcance limitado, no se consideraba que fuese incompatible con la amistad sin alianza
formal sostenida con Londres y París. En consecuencia, envió de nuevo a Roma con el fin de
preparar la renovación del pacto, superando las quejas y pretensiones de Blanc, al anterior
decidido partidario de la vinculación española con la Triple Alianza. No lo iba a tener fácil.
1895 se suscitaba una fuerte disensión en el Sultanato, cuando Emilio de Ojeda, el Ministro
en Livorno, que estaría al mando de un oficial de esta nacionalidad, al Sultán Abd al- Aziz. La
Legación italiana advirtió a su gobierno que existía, supuestamente una alianza coyuntural de
Benomar chocaban una y otra vez con las suspicacias y críticas del italiano Blanc, que no quería
297
Cfr. Salom Costa, J, “Del recogimiento al aislamiento (1890-1896)“, en Fusi, J.P. y Niño, A (eds): Vísperas del 98.
Orígenes y antecedentes de la crisis del 98, Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, 1997, pág. 210.
298
Carta particular no. 14 del conde de Benomar, embajador de España en Roma al Ministro de Estado, Duque de
Tetuán. 4 de julio de 1895. R.A.H. Colección Benomar. Legajo 9 / 7398.
179
comprender la necesidad del secreto para el gobierno español. Por parte hispana se justificaba esta
compromiso sin que, llegado el caso, pudiera contar España con un respaldo garantizado por las
potencias de la Tríplice, tal como correspondía a Italia dentro de esta alianza. Por otra parte no
menos importante debió ser el temor ante las previsibles reacciones de la opinión pública española
si fuese conocido el pacto secreto. Blanc presentó además el 3 de Julio un memorial redactado por
los servicios del Ministerio de Asuntos Exteriores de la monarquía saboyana donde se enumeraban
una serie de puntos en los que España estaba obrando en contra de los intereses de Italia y la
Tríplice. Una lista de quejas sobre la conducta española que era , en opinión de F. Curato 299 “una
italiana hacia la anterior política de Moret respecto a Francia ( buscando una aproximación a la
Tercera República). Además del asunto del barco de Livorno, se citaba el hecho de que los avances
militares franceses hacia el Tuat y el Figuig300 podían contar con la aquiescencia del gobierno
español. No faltaban las críticas a los asuntos del establecimiento de los consulados europeos en
Fez301 y al relativo a las protecciones políticas otorgadas a algunos poderosos caídes por parte de
diversas potencias, asuntos en los que se echaba en cara a los gobiernos del turno restauracionista
que actuaban al dictado de los intereses galos y en contra de los ingleses e italianos (que buscaban
recortar los abusos). Se criticaba del gobierno de Madrid que constantemente sostenía que los temas
España. Se aseguraba que en las conversaciones que pusieron fin al conflicto de Melilla, el
299
Cfr. Curato, F., La questione marocchina e gli accordi italo-spagnoli dal 1887 e dal 1891, Milán, Edizioni di
Comunità, 1964, volumen II, págs. 196 y sigs.
300
El Duque de Tetuán señaló al respecto que había alertado a Francia de que España no podría en ningún caso prestar
su conformidad a la ocupación del Tuat, mientras el Sultán no reconociera expresamente que estos territorios no
estaban bajo su soberanía. Ocupar Francia la región sin esta condición suponía una infracción del ‘statu quo’ La
protesta oficial de los gobiernos inglés, español e italiano el 21 de diciembre de 1891, de hecho, paralizó la ejecución
de las empresas francesas en el Tuat.
301
El Duque de Tetuán se defendería señalando que en este asunto los gobiernos inglés y francés habían actuado al
unísono y España había buscado su conjunción con los dos. Cfr. Carta particular del Duque de Tetuán al conde de
Benomar, embajador de España en Londres. 2 de Agosto de 1895. R.A.H. Colección Benomar. Legajo 9 / 7398. Con
respecto al tema de la protección, el Duque de Tetuán recalcaría que el gabinete Crispi se había puesto en contacto con
el galo para concertarse con él, pero no con el español. Ni Italia ni Alemania le habían notificado al gabinete Canovas
el envío de buques de guerra a Tánger cuando habían puesto en marcha la ‘diplomacia de las cañoneras’ en las costas
marroquíes.
180
gobierno español se había mostrado muy accesible a combinaciones político-financieras en el
Sultanato con los Bancos franceses y con el Quai d´Orsay, a despecho de Roma y Londres. En lo
que respecta al contrabando de armas a favor de las tribus rebeldes y a la piratería que volvía a
darse en las costas próximas a sus presidios, España no mostraba ningún interés por llegar a un
acuerdo con Inglaterra e Italia.302 Por último se señalaban que las tentativas de exclusivismo
comercial de España en Marruecos contribuían a hacer más difícil la buena inteligencia política
Mientras que Benomar ofertaba el compromiso español en el mantenimiento del ‘statu quo’
de Marruecos, Blanc insistía en incluir en las conversaciones temas como la protección a súbditos
marroquíes y la vigilancia de las costas del Rif. Asimismo el Embajador se mostraba abierto a una
inteligencia de España con Inglaterra, pues era “la base de la actual política hispana hacia los
asuntos del Sultanato”. Las semanas transcurrían, y Benomar advertía a Tetuán que muchas de las
garantías que exigía Blanc para la renovación del tratado no partían del gabinete Crispi, sino que
respondían a presiones alemanas. 304Ante la persistencia de esa actitud, el Duque de Tetuán terminó
por adoptar otra de reserva. Ordenó a su embajador que dejara pasar deliberadamente varios meses,
entendernos con Inglaterra no necesitamos ciertamente del intermedio de Italia y si lo que esta
pretende es un enfriamiento entre España y Francia , á nosotros no nos conviene y mucho menos
en las actuales circunstancias “ (ayuda económica gala a España ante el conflicto de Cuba),
cuidando de precisar: “sin que por ello se entienda que tengamos contraído, pretendamos ni nos
gobierno francés“.305 En lo que tocaba a Inglaterra, una coordinación con ella en Marruecos
implicaba ya la coordinación con Italia si se tenía en cuenta la estrecha unión entre ambas
302
El Duque de Tetuán se defendería expresando su deseo de que España fuese la mandataria de Europa y recibiese el
derecho exclusivo de vigilar y patrullar las costas rifeñas.
303
R.A.H. Colección Benomar. Legajo 9/ 7398.
304
Carta particular no. 25 del conde de Benomar, embajador de España en Roma al Duque de Tetuán. 3 de agosto de
1895. R.A.H. Colección Benomar. Legajo 9 / 7398.
305
Cfr. Carta no. 25 del Duque de Tetuán al conde de Benomar. R.A.H. Colección Benomar. Legajo 9 /7398.
181
potencias. “Tenga Vd. en cuenta – recalcaba Tetuán a Benomar – que por mucho que nos interese
en las cuestiones de Marruecos marchar de acuerdo con Italia y Alemania, nos interesan más
Inglaterra y Francia “.
Duque de Tetuán envió al embajador de España en Roma unas instrucciones que no dejaban lugar a
dudas sobre la posición hispana. Así el ministro consideraba que, en primer lugar, las relaciones
con Francia y con Inglaterra iban siendo progresivamente más cordiales (Londres ayudaba ‘con
verdadero interés’ en la cuestión de Cuba; Francia había abierto la Bolsa de París a valores
españoles y facilitaba una gran operación bancaria que permitiría disponer de hasta 1.500 millones
de pesetas en oro para hacer frente a las necesidades de la guerra en el Caribe) y el acuerdo con la
Triple Alianza parecía innecesario. En segundo lugar, el tratado con Italia no había servido para
evitar los problemas con Alemania y no parecía necesario para entenderse con Inglaterra mientras
que, por el contrario, de renovarse con publicidad, Francia podría tomar represalias cerrando su
mercado financiero y alentando a los republicanos. España debía desligarse de la Triple sin
internacional.
octubre de 1895 por un inefectivo pacto verbal) y también se eludieron las ocasiones que surgieron
siguió, pues, entre Madrid y Roma un “ gentlemen´s agreement’, un acuerdo verbal de amistad que
ligaba a los dos gobiernos. Todavía la historia del acercamiento español a la Tríplice no termina
aquí. El Imperio austro-húngaro, que permanecía hasta el momento en la sombra, ante la nueva
situación creada por el conflicto anglo-alemán (del cual el telegrama de Guillermo II al presidente
boer Krüger felicitándole por haber rechazado una incursión imperialista británica es un episodio
306
Cfr. García Sanz, F., Historia de las relaciones entre España e Italia. Imágenes, comercio y política exterior (1890-
1914), Madrid, CSIC, 1993, pp. 47-83.
307
Cfr. Salom Costa, J, Del recogimiento al aislamiento (1890-1896), en Fusi, J.P. y Niño, A (eds), Vísperas del 98.
Orígenes y antecedentes de la crisis del 98, Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, 1997, pág. 211.
182
clamoroso), y alarmado ante un posible acercamiento diplomático anglo- ruso, después de la caida
de Crispi (5 de marzo de 1896) hizo nuevas tentativas para que resurgiese el convenio de 1887.
Esta vez el obstáculo procedió de España: la cuestión que fundamentalmente preocupaba a la clase
temporal – sino Cuba. En efecto, el Duque de Tetuán exigió la garantía del dominio español sobre
la isla que ninguna de las potencias de la Tríplice estaba dispuesta a darle porque ninguna deseaba
verse envuelta en un conflicto con Estados Unidos. Es sobre este obstáculo donde naufragó
cuestiones mediterráneas no tenía para España valor alguno respecto al problema de Cuba, y menos
con la actitud casi hostil que Alemania adoptaba entonces hacia España por cuestiones comerciales
(lo que conllevaba represalias en el terreno político). Federico Curato señala que no está claro, y
probablemente ni siquiera lo estaba para los mismos dirigentes del II Reich, cuál era el motivo de la
actitud alemana: ¿ querían abandonar España a la influencia francesa para impresionar a Inglaterra,
cuya posición mediterránea quedaría muy debilitada y obligar a esta última a entrar en la Tríplice, o
querían solamente presionar a España para que se adhiriese a las condiciones de Blanc de renovar
el acuerdo de 1891 a la luz del sol y obligarla así, a conducir abiertamente una política
antifrancesa?. 308 Pero además el pacto con Italia no se coordinaba sino que más bien perjudicaba el
plan de acción del Gobierno español consistente en promover una acción colectiva de las grandes
potencias europeas que previniese la intervención de Estados Unidos en el conflicto de Cuba. Este
plan no pudo llevarse a efecto, y todos los intentos posteriores por valerse de un “Concierto
europeo“ moribundo revelaron que esos medios ya no correspondían a la nueva política mundial.
Por otra parte, la situación internacional a finales de 1895 y a comienzos de 1896 era
completamente diferente de la de 1887 cuando se firmó el pacto. En 1887 junto a una sólida
Triplice estaba su amiga, Inglaterra (el tratado germano-ruso todavía no había sido firmado, pero no
obstante el conflicto ruso-austriaco, las relaciones entre el II Reich y el Imperio zarista eran
308
Cfr. Curato, F.: op. cit, pág. 599.
183
buenas); Francia seguía en Marruecos una política agresiva y chantajeaba a España apoyando a
Ruíz Zorrilla y a los exiliados republicanos. España con el pacto del 4 de mayo de 1887 aislaba por
internacional: sobre todo, Francia no estaba aislada, sino aliada con Rusia; en Marruecos perseguía
una política poco activa; y lejos de presionar a España, favoreciendo a la subversión interna –
parte, no se encontraba en buenos términos con Inglaterra. Esta última, además de situarse en una
posición de confrontación con Alemania, se había disgustado con Italia por controversias en África
desembarco en Zeila que habría amenazado al soberano abisinio, Menelik, por el flanco meridional.
Además el Reino Unido parecía aproximarse a Rusia. Es precisamente al conjunto de las tres
potencias que formarán, en la década siguiente la Triple Entente (Inglaterra, Francia y Rusia) al que
guía del recogimiento canovista, el no compromiso, lo que se traduciría en buscar amigos pero no
entablar alianzas, es decir eran aproximaciones que no implicaban acuerdo o compromiso concreto
Francia y consecuentemente a Rusia era un eje en torno al cual va a girar los diez siguientes años
de la diplomacia española ; no se alcanzará conseguir este anhelo hasta la firma del tratado de
reparto de Marruecos, en octubre de 1904, y hasta los acuerdos de Cartagena de 1907, suscritos por
países enfrentados al bloque de los Imperios centrales y Turquía en la Primera Guerra Mundial. Se
Segismundo Moret en 1894 y luego continuada por Cánovas / Tetuán en 1895, todavía con el lastre
de la orientación canovista de no llegar a compromisos de alto nivel con otras potencias, para entre
309
Resaltado por Salom Costa. Cfr. Salom Costa, J.: “Del recogimiento al aislamiento...”, op. cit, pág. 217.
184
1904-1907 insertarse en una política de acuerdos mediterráneos con los países de la Entente
Emilio de Ojeda, recogiendo las nuevas exigencias emanadas del Ministerio de Estado en materia
favor del apoyo a Marruecos en la cuestión del Tuat. Este hecho “se aviene mal con nuestros
intereses en este Imperio y con la perfecta inteligencia que nos conviene mantener entre todas las
acercamiento a España no fue más allá de la petición de que se cumpliesen las promesas de Moret
Sultanato; pero al mismo tiempo la ausencia de una alianza o de compromisos concretos con la
monarquía hispana le permitía una gran libertad de acción en Marruecos, contando además con
medios para influir en la política española, empezando por la prensa y las agencias de información ,
y terminando por el temor de la Reina Regente y los gobiernos españoles a que se diese mayor
libertad de acción a los carlistas y a los revolucionarios exiliados. Menos seguridad podía ofrecer,
por otra parte, la futura política de Inglaterra a pesar de “la inmejorable amistad “ hispanobritánica
de que hablaba Tetuán a Benomar en sus cartas, ya que el titular de Estado reconocía que el nuevo
310
Despacho no. 243 de Emilio de Ojeda, Ministro Plenipotenciario de España en Marruecos dirigido al Ministro de
Estado. 6 de noviembre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2.
311
Cfr. Salom Costa, J.: “Del recogimiento al aislamiento... “, op. cit, pág. 211.
185
gobierno Salisbury no tenía “todavía bien trazadas las líneas de su política internacional“,
imperialista.
Robinson y Gallagher señalan además que los años finales del siglo XIX marcaron un
nuevo enfriamiento en las relaciones entre Gran Bretaña y Francia, por motivos coloniales. Con
esta falta de ajuste entre británicos y franceses, difícilmente podía España aspirar a insertarse en la
órbita de estos países. Archibald Philip Primrose, conde de Rosebery, Ministro de Asuntos
Exteriores británico y luego primer ministro, se había visto obligado a entablar negociaciones
directas con París con tal de resolver el problema suscitado por la gradual expansión británica en el
valle del Nilo, sobre la base de ofertar a los franceses compensaciones en el resto de África. Se
esperaba que, como antes había hecho Salisbury, fuese en África occidental en donde diera rienda
suelta a su generosidad. Los territorios del interior de la Costa de Oro y las tierras fronterizas entre
las esferas francesas y británicas en el bajo Níger podían ser entregados a cambio de obtener de
París garantías de seguridad para la presencia británica en Egipto. Pero como también los franceses
consideraban de mucho más valor Egipto que la costa occidental, no existía base para establecer un
pacto. De este modo los intercambios entre el Nilo y el Níger y los acuerdos anglofranceses sobre
Marruecos se fueron haciendo más difíciles, hasta que en marzo de 1895 Edward Grey,
subsecretario británico de Asuntos Exteriores avisó públicamente a los franceses que cualquier
avance por el valle del Nilo sería considerado como “una acción no amistosa“. Los sables
comenzaban a dejar oír su sonido. Sonarían con fuerza en Fashoda. Un acuerdo sobre Marruecos
entre Londres y París sería inviable hasta finales de 1902, ante la tensión creciente por el control de
Egipto. 312
312
Cfr. Robinson, R.E. y Gallagher, J.: op. cit, pág. 443.
186
3. 7. Nueva estrategia española en relación a las cabilas fronterizas en Melilla.
En lo que respecta a la tensa frontera de Melilla, los años 1894-1895 marcan el inicio de una
estrategia española, novedosa, basada en buscar la buena vecindad y la amistad de las tribus
fronterizas. Esta estrategia sólo se romperá en 1909, cuando en contra de la voluntad de las cabilas,
El origen de esta estrategia podemos rastrearlo en una serie de textos inéditos, no publicados
se señala que en junio de 1894, el general Cuezo, Comandante General de Melilla, dio cuenta al
gabinete Sagasta de una agresión cabileña al fuerte Purísima Concepción y de una serie de medidas,
de cariz muy belicista, que a su modo de ver se debían tomar. El Ministro de Estado liberal,
Segismundo Moret no se mostró conforme con ellas y sentó las bases de una política nueva, de
buena vecindad, llamando la atención de Cueto sobre la conducta que debían seguir los jefes
militares españoles con las tribus fronterizas. Nada de agresiones, nada de arriesgadas aventuras,
África, cambiando por completo la línea de conducta seguida con los cabileños. En lugar de buscar
conflictos con ellos, propugnaba una política de atracción “fundada en la superioridad de la raza y
cultura hispana“, lo que debería complementarse con una política de inteligencia con el Sultán.
Además insinuó la conveniencia de atraer a una o dos cabilas completas al servicio de España,
encuadrarlas en el Ejército español y tener así la base de un ejército colonial al modo de los
313
Aunque éstas seguirían, como García Figueras reconoce más adelante: una suerte de antecedentes del incidente del
puente de Marco Polo, cuando entrado el siglo XX, las fuerzas niponas provocaban incidentes fronterizos con China.
Prueba de ello es la agresión del 27 de abril de 1896 por parte de una patrulla de caballería de la guarnición de Melilla a
pastores marroquíes. Agresiones que servían de base a ulteriores reclamaciones diplomáticas al Sultán en las que se
reclamaba la adquisición para España de una zona de terreno en el límite fronterizo de Melilla que permitiese aumentar
el hinterland defensivo de la plaza y que hiciese más difícil las posibles irrupciones y ataques de las cabilas . Cfr. “Julio
de 1900. Embajada española en Marruecos“. Biblioteca Nacional. Sección de África. Miscelánea García Figueras.
Tomo CXLIII, pág. 7.
187
“cipayos“ hindúes, para poder emplear a estas tribus contra las cabilas que fueran levantiscas y
hostiles.314
3.8. Las relaciones españolas con el Majzén. Prudencia española en el tema de los protegidos.
En lo que respecta a las relaciones con el Majzén, los gobiernos restauracionistas afrontaban
una etapa donde la praxis venía determinada por la tendencia a evitar grandes enfrentamientos con
las autoridades marroquíes; ni tan siquiera los diplomáticos españoles estaban dispuestos a dar
cobertura y justificación a los súbditos marroquíes protegidos de la nación española que tenían
algún enfrentamiento con el gobierno marroquí. Cuando en octubre de este año se planteó un
conflicto entre el protegido español al- Hasch Ahmed El Terak y el gobierno marroquí, la
diplomacia española declinó cualquier intervención en el asunto, sin responder a las apelaciones del
protegido. Los informes remitidos a Madrid indicaron que el gobierno marroquí no iba a proceder
de manera ni arbitraria ni despótica; simplemente iba a hacer justicia, y por lo tanto era al Majzén a
quien le correspondía mediar en el problema suscitado entre El Terak y un delegado del gobierno
jerifiano y aún castigar a esta autoridad si había obrado injustamente. El gobierno español no podía
entrometerse en asuntos de Derecho entre el Majzén y uno de sus súbditos, por más que éste fuese
un protegido hispano. La diplomacia española, atenta a los asuntos del Caribe y de Filipinas, no
quería involucrarse en discusiones menores con las autoridades del Imperio alauí. Años más tarde,
las autoridades españolas no tendrían ningún recato en inmiscuirse en los asuntos internos del
Sultanato, en las disputas entre delegados del Majzén y cabileños sublevados. Sin embargo, ahora,
Marruecos, en virtud. Los servicios diplomáticos establecidos en Tánger hicieron una investigación
confidencial de las reclamaciones del protegido y llegaron a la conclusión de que, en justicia, las
314
Sección de África. Biblioteca Nacional de Madrid. Miscelánea García Figueras. Tomo XXVII, pág. 215.
188
manera abusiva unas cantidades que no correspondía abonar al gobierno marroquí. Se impuso la
norma de actuar con cautela y respeto al Majzén. Nada de acciones directas, ni presiones fuera de
firmemente una política de pocas aspiraciones en Marruecos. Y quizás por esa razón, y por el hecho
independencia del Imperio jerifiano y de la integridad territorial del mismo, los conflictos de
España en el ámbito territorial marroquí menguaron. Para los estrategas del Majzén la cuestión era
nítida: querían ante todo acabar con la amenaza del gobierno francés, como parte de un diseño más
amplio de mantenimiento de la independencia del país. La actitud nada agresiva de los gobiernos
restauracionistas encajaba bastante bien con los esquemas del gobierno marroquí. España era
simplemente un país “amigo “ a la fuerza, a quien se toleraba una cierta acción en el Sultanato,
porque ésta era de poca intensidad y por lo tanto suscitaba una mínima confianza ... pero a quien
había que controlar y en su momento, como hizo el Gran visir Ba Ahmed, intentar eliminar si fuera
posible ( bloqueo de los presidios españoles establecidos en el Rif ). Por parte española, no puede
afirmarse que existiese un programa de acción colonial muy concreto para este año. Tampoco la
315
Despacho no. 19 del Ministro Plenipotenciario de España en Marruecos dirigido al cónsul de España en Rabat, José
Meana. 12 de Noviembre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
189
3.9. Intentos marroquíes de prohibir la circulación de viajeros en el interior del Imperio.
Los dos temas más relevantes en las relaciones entre el Majzén y el gobierno español a lo
largo del año giraron en torno a la pretensión hispana de abrir un consulado en Fez, y en torno a la
disposición del Sultán – alegando el estado de guerra en que vivía el distrito de Marrakesh-- de
prohibir absoluta y terminantemente por un tiempo indefinido la circulación y los viajes de los
extranjeros por el interior del Imperio.316 Además se pretendía que los viajeros quedasen obligados,
una vez pacificado el territorio marroquí, a viajar únicamente por él contando con la escolta de
durante este año, como parece desprenderse de estos dos temas, corresponde a Marruecos,
desempeñando por lo tanto la política oficial restauracionista una actuación falta de vigor y a
remolque de los hechos consumados. El Gobierno del Sultán pretendía declinar toda
responsabilidad por los accidentes o perjuicios que pudieran afectar a los extranjeros en el caso de
no someterse a las disposiciones del Majzén. Desde el Ministerio de Estado se entendió que la
disposición imperial equivalía, en la práctica a una clausura completa del Imperio durante un
período de tiempo que el Sultán podría ampliar a su antojo y repetir siempre según las necesidades
de la política interna marroquí o en el caso de suscitarse rebeliones internas como las que
acontecían durante aquellos meses. Con un empleo tópico de fórmulas colonialistas, se insistía en
que el Sultanato vivía preso “del desconcierto y la anarquía“ originados casi exclusivamente por “la
El gabinete de Canovas del Castillo estaba absolutamente desconcertado por una medida que
ni siquiera se había atrevido a aplicar el anterior Sultán, Mawlay Hassan, que había sido el
prototipo de monarca nacionalista, defensor de las tradiciones y del Islam. Aquel acto daría pie al
gobierno restauracionista a reafirmar los derechos de los españoles a circular por el Sultanato.
316
Carta del Delegado del Sultán en Tánger, Mohammed Torres al Ministro de España, Emilio de Ojeda. 29 de mayo
de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. no. 2.
190
Ahora bien, la negociación diplomática con el Majzén aunque se llevó a cabo en un tono de
firmeza, transcurrió también por los cauces de la corrección. En el plano político las cosas estaban
claras: Canovas no poseía el argumento irrebatible de germanos, franceses o británicos, cual era la
potencia militar de la nación para respaldar sus argumentos. Frente a ello, Canovas sólo podía
aducir derechos históricos y diplomáticos, derivados de los tratados firmados con Marruecos.317
Ante la situación de debilidad militar- diplomática del país, la Legación española en Tánger
promovió la reunión del cuerpo diplomático internacional acreditado en la ciudad marroquí con el
objetivo de llegar a una postura común ante las disposiciones del Majzén. El éxito de la gestión
española se tradujo en el rechazo de los diplomáticos ante lo que consideraban un acto claramente
atentatorio contra la libertad comercial en el interior del Sultanato. Este éxito bastaría para hacer
estos creyeran que las apelaciones a un acuerdo internacional podían ser una baza de primer orden
Londres y París, es más, había que hacerla extensiva al resto de potencias europeas. Los antiguos
por el tándem Sagasta /Moret, en el sentido de que nada importante podría ocurrir en el Sultanato
rechazando las pretensiones del Sultán, y recomendando el acomodar las actuaciones diplomáticas
acuerdo de redacción de un breve texto rechazando las pretensiones del Majzén de no permitir la
317
El artículo 4º del tratado de 1861 establecía que los españoles podían viajar, residir y establecerse libremente en los
dominios del Sultán de Marruecos, sin necesidad de estar acompañados de soldados.
191
libre circulación de personas y el tráfico comercial en el interior del Imperio. En esta reunión,
imponer su voluntad al conjunto de sus colegas. La fórmula encontrada por Ojeda para evitar la
debía estar al servicio de las aspiraciones españolas. Debía ser utilizado por España como un cauce,
como un poderoso elemento para intentar mantener una suerte de influencia en el Sultanato. Ojeda
irradiar una influencia notable en Marruecos. A partir de ese punto, fechado en la década de los 90,
y debido a que la atención del esfuerzo nacional se dirigía al Caribe y al Pacífico, la acción en
las asechanzas imperialistas de otros países concurrentes en el Sultanato serían mayores. Era
imposible mantener un alto grado de influencia en el Imperio jerifiano con los mecanismos
Occidental, por lo que había que buscar otra suerte de instrumentos. La apelación y la utilización
del concierto internacional pasaban a primer plano. He aquí la solución hallada por el diplomático
español. Hacer que las tesis de España fueran asumidas como propias por el cuerpo diplomático
presente en Tánger. La proposición era realmente revolucionaria. Ponía a España en primera línea
de protagonismo en la cuestión marroquí. De ahí que Ojeda se empleara a fondo en el debate para
que sus propuestas fueran incorporadas en el documento que el cuerpo diplomático tenía que
redactar. Al final consiguió ser designado para confeccionarlo. ¿Cuáles eran sus líneas directrices?.
Primero, que el cierre del mercado marroquí iba a causar un daño sensible a diversas industrias
europeas. Segundo, los diplomáticos europeos debían limitarse a acusar recibo de la circular,
entregada por el delegado del Majzén ante las potencias extranjeras, Mohammed Torres,
192
distrito en rebeldía de Marrakesh , así como se asumía la conveniencia de recalcar a europeos y
contacto con los más radicales defensores de la pureza islámica que rechazaban las injerencias
extranjeras en Marruecos podía suscitar conflictos, y se señalaba además “que los actos de barbarie
y los numerosos atropellos y (...) excesos cometidos en las demás regiones del Imperio (...) eran
los repetidos atentados realizados contra las vidas y propiedades de los cristianos. Se planteó
Imperio. Por último, en lo tocante al asunto referente a la obligación de los extranjeros de circular
por el Sultanato escoltados aún en tiempo de paz, en sus viajes al interior, el cuerpo diplomático –
entendía Ojeda - debía rechazar la pretensión del Majzén de que este servicio de policía fuera
remunerado por los viajeros. En el caso de ser elevada esta remuneración, excluiría de los mercados
del interior al pequeño comerciante. Esta última exigencia no puede desligarse de una realidad
muy concreta, del hecho de que se cobraban elevadas cuotas a los viajeros por cada soldado de los
que les acompañaban. Solamente las poderosas casas comerciales británicas y los agentes
mercantiles de esta nacionalidad espléndidamente remunerados eran capaces de asumir unos gastos
que abrumaban a los españoles. La disposición del Sultán tendía a anular a estos últimos,
El cuerpo diplomático atendió la queja de España,318 solicitando del Majzén que el servicio
de policía fuera gratuito, para aquellos que no pudieran sufragarlo, y que fuese el gobierno
318
Existían fuertes reticencias de las Legaciones de Italia y Reino Unido que alegaban que el servicio de escolta estaba
recogido como una obligación a asumir por los europeos en los tratados comerciales suscritos por Marruecos con las
193
marroquí el que asumiese la responsabilidad de asegurar por sus propios medios, la tranquilidad de
los viajeros. Con ese fin el Majzén debía contraer el compromiso de organizar periódicamente
caravanas entre los principales centros económicos del Imperio, escoltadas por las tropas del
Sultán, a las que podrían unirse los viajeros que no pudiesen pagar los crecidos gastos de una
considerando que el ajuste con Londres y París era la vía más adecuada para la defensa de los
intereses hispanos en el Sultanato, no se limitó a dejar hacer a Emilio de Ojeda. Solicitó un informe
a la Sección de Política de África del Ministerio de Estado y asumió personalmente el llevar a cabo
unos contactos en Madrid con las Embajadas gala, británica (particularmente intensas fueron sus
conversaciones con el Embajador del Reino Unido, sir Henry Drummond Wolf) y posteriormente
con la alemana. Tanto el Quai d´Orsay como el Foreign Office señalaron al titular de Estado la
conveniencia de obrar con moderación, sin provocar las susceptibilidades de los marroquíes. El
Encargado de Negocios de la Embajada alemana en Madrid, por ende, llamó la atención del Duque
de Tetuán acerca de la conveniencia de evitar que apareciesen divididas las opiniones de las
potencias europeas, en un asunto de tanta importancia como el suscitado por el gobierno marroquí,
cuya naturaleza aconsejaba una respuesta idéntica por parte de todas las diplomacias acreditadas en
exigente de Emilio de Ojeda, el cual intentaba dar a un documento, que los diplomáticos pretendían
presentar al Majzén, un caríz casi de enfrentamiento con las autoridades marroquíes. En efecto
potencias europeas. Tampoco querían imponer al Majzén la obligación de organizar caravanas; los ingleses pensaban
que éstas debían ser organizadas por la iniciativa privada y posteriormente el Majzén asumir la tarea de escoltarlas.
319
Despacho no. 110 de Emilio de Ojeda dirigido al Ministro de Estado, Carlos O´Donnell y Abreu, Duque de Tetuán.
2 de Junio de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2.
320
Real Orden de Ministerio de Estado de 1 de Agosto de 1895 dirigida al Embajador de España en Berlín. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2.
194
Ojeda reclamaba para los extranjeros el derecho de viajar sin restricciones por Marruecos, incluso
protección. Por esa razón, el Foreign Office pretendía desmarcarse de la postura de Ojeda,
sugiriendo una nueva redacción para el texto por la cual los gobiernos europeos debían aceptar la
necesidad de escolta marroquí sólo en aquellos viajes en los que los extranjeros se internaban en el
321
continente, a una cierta distancia de la costa. La importante ventaja inicial que había obtenido
Ojeda al convertirse en el redactor de la nota que el cuerpo internacional debía presentar al Majzén
quedaba disipada, puesto que la postura británica sería apoyada por Francia y Alemania. El Foreign
concertación con Inglaterra bajo ningún pretexto, por lo que el 26 de Julio telegrafió a Ojeda: “Las
relaciones amistosas que en la actualidad unen á España con Inglaterra y los servicios que nos
presta nos obligan a apreciar con toda consideración sus deseos. Recomiendo por lo tanto a V.E.
que procure (...) llegar a un acuerdo con el Representante inglés sin abandono de nuestros
parecidas a estas “.322 Ante todo, debía prevalecer la concertación o ajuste simultáneo con Londres
Reino Unido. Pero además a los gobiernos del turno les interesaba manejar la baza de la cuestión
marroquí como un instrumento de la política exterior española (cediendo a los designios ingleses,
acoplándose a los mismos, etc) que se brindaba a los británicos a fin de encontrar una
compensación de estos en otros ámbitos. Así como Sagasta pretendió solventar a finales de 1898 la
situación de tensión con el Reino Unido planteada por las fortificaciones españolas en las
proximidades de Gibraltar que despertaban el recelo británico, llevando a cabo una aproximación
321
Nota verbal dirigida por la Embajada británica en Madrid al Ministro de Estado. 25 de julio de 1895. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2.
322
Telegrama del Ministro de Estado, Duque de Tetuán a Emilio de Ojeda. 26 de julio de 1895. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2.
195
diplomática a Gran Bretaña en los asuntos marroquíes, de forma similar el Duque de Tetuán dibujó
era necesario para España, ante el problema suscitado por la insurrección de Cuba, la aproximación
a una nación lo indiscutiblemente fuerte para que ayudase en el Caribe. La nación elegida era Gran
Bretaña. A cambio de ello, España debía relegar sus veleidades de imponerse unilateralmente en la
cuestión marroquí y organizar por lo tanto una política que sintonizara con los intereses del Imperio
británico. Este era el tono de las instrucciones que el Duque de Tetuán remitía al Embajador
español en Londres el 1 de Agosto de 1895.323 Y no sólo Ojeda debía ceder ante las presiones de la
Legación británica en Tánger, sino que además debía emprender conversaciones con franceses y
alemanes, a fin de evitar el aparecer en divergencia con todas las potencias que tenían intereses en
moderación, máxime cuando diversos informes detectaban cierta excitación en las cabilas próximas
a Melilla. Ésta era una situación que imponía obrar con diligencia y tacto. En contrapartida, el
Duque de Tetuán también entendió la necesidad de hacer compatible la búsqueda del apoyo de
Inglaterra – intentando conseguir el respaldo de ésta en Cuba – con la realización de una apelación
al Foreign Office en el sentido de que el planteamiento del Majzén constituía una verdadera
modificación no sólo del tratado comercial de España con Marruecos limitando los derechos
españoles, sino de los suscritos con todas aquellas potencias que gozaban en sus relaciones con el
Sultanato de la cláusula de ‘nación más favorecida‘. Las apelaciones al Foreign Office325 buscaron
llamar la atención de los ingleses sobre el hecho de que la redacción del texto propuesto por la
Legación británica en Tánger para que el cuerpo diplomático contestase al Majzén podría ser
utilizada por el Sultán no sólo para dificultar sensiblemente el comercio con el interior del territorio
323
Real Orden del Ministerio de Estado de 1 de Agosto de 1895 dirigida al Embajador de España en Londres. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2.
324
R.O. del Ministerio de Estado de 28 de Julio dirigida a Emilio de Ojeda. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2.
325
Despacho no. 119 del Duque de Tetuán al Embajador de España en Londres, Conde de Casa-Valencia. 1 de agosto
de 1895. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.003.
196
marroquí con perjuicio de los intereses europeos, sino también la penetración de todo viajero
extranjero que no tuviera medios bastantes para el pago de la escolta que le debía de acompañar.
con Inglaterra quedó en suspenso, cuando a pesar de haber recibido Ojeda instrucciones de
consensuada – del cuerpo diplomático a la nota de Mohammed Torres, los Encargados de Negocios
de Inglaterra e Italia mandaron – por su parte – una respuesta particular al delegado del Majzén, sin
consensuarla con otras Legaciones. En vista de ello, las Legaciones española y alemana decidieron
hacer frente común y redactar una nota de respuesta en términos similares.326 En vista de la política
capital británica suspender las gestiones ante el Foreign Office, y a Ojeda que la carta presentada a
El otro gran pivote sobre el que giran las relaciones españolas con el Majzén a lo largo del
año es el tema del establecimiento de un consulado hispano en Fez. El asunto tiene sus orígenes en
1894, y se suscitó a raíz de los propósitos del nuevo Sultán, Mawlay Abd al- Aziz, hijo de Mawlay
326
Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 7 de Agosto dee 1895. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 73 / Ex. no., 2.
327
El documento español fue presentado el 11 de Agosto. Rechazaba la prohibición del Majzén del acceso al interior
del país por parte de los extranjeros, porque paralizaría el tráfico comercial. Exigía del gobierno marroquí el
restablecimiento del orden en los distritos sublevados, y le acusaba de declararse impotente para asegurar la
tranquilidad en el Sultanato. Sin embargo, asumía para la Legación española la posibilidad de recomendar a sus
nacionales la abstención de viajar por las regiones en conflicto, aunque dejando claro que “si a pesar de esto se
internase algún súbdito español y sufriese algún daño, el gobierno del Sultán estaría obligado a descubrir y castigar a
los culpables y a recuperar los perdidos bienes del extranjero “. El gobierno español se reafirmaba en exigir la libertad
de desplazamiento en todas las regiones donde no hubiese insurrecciones. Era una competencia de los diplomáticos
españoles en Marruecos decidir cuales eran o no los distritos que sus nacionales podían recorrer, después de haber
solicitado del correspondiente gobernador marroquí la escolta que se considerase suficiente para su seguridad. Se
estipulaba que la escolta no era necesaria para aquellos extranjeros que explorasen el territorio, bien por placer o bien
en misión de reconocimiento comercial. Lord Salisbury se encargaría, a través del Embajador británico en Madrid,
Drummond Wolf de dar explicaciones al Duque de Tetuán por la precipitación del Encargado de Negocios inglés en
Tánger. Cfr. Carta del Ministro de Estado, Duque de Tetuán al Embajador en Londres, Conde Casa- Valencia. 19 de
agosto de 1895. A.G.A. Fondo de asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.003.
197
Hassan, de comenzar su reinado realizando profundas reformas en los aspectos atinentes a las
soberano nombró una Junta encargada de estudiar la cuestión de los ‘protegidos’ regulares e
irregulares de las potencias extranjeras con intereses en Marruecos, y de los abusos cometidos
del Majzén a un creciente número de marroquíes que trabajaban para los cónsules y los agentes
consulares o que estaban asociados con colonos europeos. La Junta iba a estar presidida por Sid
Mohammed Amrani (tío del soberano) y su formación obedecía a los deseos de atajar los abusos
provocados por las protecciones irregulares, condenadas por el convenio internacional firmado en
1880 en Madrid (en su artículo XVI), pero que aún así seguían realizándose. La junta debía
proceder a un minucioso estudio de todas las protecciones irregulares 328 para intentar suprimirlas,
restauracionista reconocería que España había sido de las naciones que más habían abusado del
concurso de los procedimientos irregulares de protección, pues aún siendo muy pocos los agentes
desde los años finales de la década de los 80, y muchas veces sin el conocimiento de la Legación en
dispuesto a recortar el número de protegidos ilegales de España a cambio de una concesión paralela
del Sultán: la posibilidad de establecer una representación consular en Fez. De hecho, la diplomacia
restauracionista quería continuar el camino emprendido por Gran Bretaña y Francia. La primera
República francesa había nombrado el suyo para proteger a los numerosos argelinos residentes en
328
Algo que el Majzén ya había comunicado al general Martínez Campos cuando éste había acudido en enero de 1894
a Marrakesh como embajador extraordinario de España para negociar directamente con el Sultán Mawlay Hassan las
condiciones que ponían término a los recientes incidentes armados en Melilla.
329
R.Orden no. 308 de carácter reservado del Ministerio de Estado de 18 de agosto de 1894 dirigida al Embajador de
España en París, León y Castillo. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
198
Fez. Abd al- Aziz, cuando le fueron planteados los deseos de España, no dejó de obrar como había
hecho su padre ante el general Martínez Campos: negarse a que una nueva representación consular
extranjera se instalase junto a la Corte imperial.330 Desde siempre, la autoridad imperial había
deseado alejar a la diplomacia europea del contacto con la Corte, pues su presencia podría causar
tensiones entre la población marroquí, máxime teniendo en cuenta que Fez era una ciudad visitada
con frecuencia por cabilas procedentes de zonas montañosas e inaccesibles del Imperio, que se
mostraban muy celosas ante la presencia de extranjeros. Abd al- Aziz temía que en el caso de
permitir la apertura de consulados en Fez, los montañeses o bereberes cometiesen algún tipo de
desmanes contra los intereses extranjeros, dejando la responsabilidad al Majzén que nada tendría
que ver en el conflicto. Es más: el sultán deseaba acumular argumentos con el fin de obligar a las
potencias a dar un paso atrás en sus propósitos políticos de infiltrarse en Marruecos. Deseaba que
inmediatos para imponer sus designios a la fuerza al Majzén, a finales de agosto de 1894 el
Ministro de Estado del gobierno liberal, Segismundo Moret hizo un primer intento de aproximación
León y Castillo. Intento tibio, puesto que todavía se utilizaba por parte del titular de Estado una
momentos en que comenzaba el reinado de un nuevo Sultán y por lo tanto se vivía en Marruecos un
período de inestabilidad política. Los designios de Moret eran los de proceder en la cuestión
330
Segismundo Moret escribiría F. León y Castillo una carta confidencial señalando que cuando el general Martínez
Campos discutió la cuestión del consulado en Fez durante las negociaciones de Marrakesh, Mawlay Hassan aceptó que
se nombrasen dos agentes consulares españoles, pero recayendo el nombramiento en indígenas. El procedimiento fue
aceptado por Moret entendiéndolo como una fórmula de transición y como una fórmula transaccional, permitiendo que
el Sultán eligiese el personal del consulado entre una lista que le presentaría el Ministerio de Estado español. De esta
manera se lograban vencer las dificultades y escrúpulos del Sultán y España conseguía su objetivo. Quedaba la puerta
abierta a la posibilidad de que la diplomacia restauracionista cambiase sus agentes consulares por vicecónsules de
carrera en pocos años. Moret estaba dispuesto a conceder al Sultán, a cambio, una restricción en el número de
protegidos españoles. Moret deseaba que se reuniese una nueva conferencia en Madrid para deliberar sobre los abusos
de la protección.
199
marroquí ‘de acuerdo con las demás potencias europeas‘, pero éstas debían asimismo tener en
cuenta los intereses españoles en el Sultanato. Y además España se reservaba, en todo caso la
‘libertad de acción’, si los intereses de las otras potencias no se acomodaban a los hispanos.331 Los
primeros contactos diplomáticos con el Quai d´Orsay no condujeron a nada firme: Hanotaux, el
titular de Exteriores galo se limitó a señalar que no se iba a suprimir el consulado de la República
completo acuerdo con España“.332 Los contactos con el Foreign Office evidenciaban a su vez los
deseos de Inglaterra de marchar de acuerdo con Francia en los temas del África occidental, incluida
cuajar y funcionar sin obstáculos , tal como desearon los gobiernos restauracionistas desde el fin
del conflicto de Melilla , empezó a ser evidente que algo fallaba y que las pretensiones españolas
estaban fundadas sobre bases débiles, más bien sobre deseos e hipótesis que se revelaban falaces.
Un agente secreto francés destacado junto al Sultán, el doctor Linares, había influido en el ánimo
vuelta tenía mucho de mortificante para España, puesto que mientras el Quai d´Orsay daba al
gabinete Sagasta toda clase de seguridades y promesas de querer marchar junto a España y en
completa inteligencia con ella en los asuntos de Marruecos, por otro lado volvía a la Corte del
Sultán un agente que se dedicaba a denostar frecuentemente a España. 333 El Marqués de Novallas,
motivo al que obedecía la nueva actitud del gabinete francés. Hanotaux tenía un firme propósito:
331
Real Orden no. 333 del Ministerio de Estado dirigida al Embajador de España en Londres. 29 de Agosto de 1894.
A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
332
Despacho reservado sin numerar de Fernando León y Castillo a Segismundo Moret, Ministro de Estado. 6 de
Septiembre de 1894. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
333
Carta confidencial de F. León y Castillo al Encargado de Negocios de la Embajada de España en París, Marqués de
Novallas. 7 de Septiembre de 1894. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
200
romper la aproximación diplomática existente entre España e Italia y a ello se aplicó. Respondió
señalando que el gabinete Sagasta no debía mostrarse tan receloso y procuró tranquilizarlo,
algún fin político contrario a España. Es más, descartó todas las noticias que circulaban por Europa
y que tenían como origen a Italia, refiriéndose a inmediatos proyectos de conquista de Marruecos
por las fuerzas armadas republicanas (el 20 de septiembre circuló en París la noticia de que una
columna francesa marchaba sobre el Tuat, luego se demostró que era falsa).334 En una nueva
conferencia entre Novallas y Hanotaux, celebrada la noche del 15 de septiembre, este último
políticas contrarias a los intereses españoles. 335 Moret manejó entonces la posibilidad de convocar
una nueva conferencia internacional para regular la situación del régimen jurídico de ‘protección’
en Marruecos, pues entendió que la resistencia del Majzén a recibir cónsules en el interior del
Sultanato obedecía a su rechazo de los abusos del régimen de protección .En el marco de esta
conferencia, el titular de Estado buscaba consolidar los intereses españoles en el Sultanato y las
ventajas arrancadas a éste tras la guerra de Melilla, como era el caso de la representación consular
en Fez. Todo ello en el marco del acuerdo a dos bandas, con Londres y París.336 Esta conjunción era
Consultado el Foreign Office sobre la pretensión española de nombrar cónsules en Fez, la respuesta
del gabinete británico fue que el momento no era el más oportuno, puesto que al comienzo del
nuevo reinado, la posición del Majzén no era ni firme, ni sólida, ni segura, y por ello no era
conveniente dar paso alguno que excitase la oposición de sus súbditos contra Abd al- Aziz. Nuevos
334
Carta del Marqués de Novallas, a F. León y Castillo. 11 de Septiembre de 1894. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
335
Telegrama cifrado del Marqués de Novallas al Ministro de Estado, Segismundo Moret. 16 de septiembre de 1894.
A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
336
Carta particular de Segismundo Moret a Fernando León y Castillo. 17 de Septiembre de 1894. A.G. A. Fondo de
Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
337
Telegrama cifrado del Marqués de Novallas al Ministro de Estado, Moret. 20 de septiembre de 1894. A.G.A. Fondo
de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
201
nombramientos de cónsules podían ser interpretados como una tentativa de aumento de la
intervención europea en los asuntos marroquíes. Sin embargo Francia y Gran Bretaña sí que se
pusieron de acuerdo, al margen de España, para no retirar sus vicecónsules de Fez, pretensión
esgrimida por el Sultán; ahora bien, ese acuerdo excluía de momento la posibilidad de apoyar a
338
España. El gobierno Sagasta no había conseguido en primera instancia sus objetivos. Sin
suficiente capacidad de presión directa sobre el Sultán Abd al- Aziz, quedaba a la espera –para
actuar– de las conversaciones que los Ministros Plenipotenciarios francés y británico iban a
celebrar con el gobierno marroquí, en cuanto éste se trasladase desde Marrakesh a Fez. A ello hay
que unir que Hanotaux mostraría sus recelos de que la diplomacia española actuase en Marruecos
al margen del entendimiento con el Quai d´Orsay, intentando imponer sus propios criterios, por lo
que el 6 de Octubre solicitaría formalmente al gabinete Sagasta que no hiciese acción alguna en el
Sultanato que infringiese los compromisos de acuerdo en ese territorio.339 En el fondo, Hanotaux
estaba receloso porque no conocía el alcance de las concesiones obtenidas por Martínez Campos en
Marrakesh.
Moret no abandonó, con todo, su propósito de crear una agencia consular en la ciudad
imperial con súbditos marroquíes al cargo de la representación diplomática española, alejando así
todo motivo de recelo del Sultán para luego proceder a su sustitución por funcionarios de carrera.
Tampoco abandonó su idea de mantener un acuerdo sobre la cuestión marroquí con Inglaterra y
Francia. Aun más, salió en defensa del gobierno republicano cuando corrieron rumores acusando a
Francia de invadir el Tuat, publicando una nota oficial – transmitida a toda Europa – rectificando
las noticias.340 Por otro lado, siguió presionando en busca del anhelado apoyo del Foreign Office y
del Quai d´Orsay, para que el silencio de sus diplomacias frente al Majzén al no respaldar la
338
Documento dirigido por Kimberley, Foreign Office al señor Del Mazo, Embajada de España en Londres. 15 de
Septiembre de 1894. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
339
Telegrama del Marqués de Novallas a Segismundo Moret. 6 de octubre de 1894. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
340
Carta particular de Segismundo Moret a F. León y Castillo. 25 de septiembre de 1894. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de París. Caja 5. 816.
202
marroquí como una señal de indiferencia a la causa española.341 Ahora bien, Inglaterra tenía su
dinámica propia en la cuestión marroquí: cuando su enviado diplomático, Satow, iba a partir a la
Corte imperial, anunció a las Legaciones española y francesa en Tánger que el Foreign Office iba
Sultanato. Las acusaciones de la Legación española fueron inmediatas: el Reino Unido no podía
ceder al Majzén en el asunto de las protecciones sin antes concertarse con Francia y España, porque
de otra manera comprometía la acción de estas dos naciones. En este sentido, se intentó forzar a
Satow para que hiciera marcha atrás y para que el Foreign Office cambiara impresiones con los
gabinetes de Madrid y París, con el fin de conseguir un acuerdo para una acción común.342 Con
francesa había experimentado una interrupción, y no se reactivará hasta el ’affaire de los piratas de
Bocoya ‘), sino Cuba. En este orden de cosas, el tema del consulado español en Fez quedaría
aparcado en la órbita de los intereses del Ministerio de Estado. Desde Noviembre de 1894, Moret
fue sustituido por Alejandro Groizard que dejó pendiente de resolución la cuestión. Cuando en
marzo de 1895, Canovas volvió a formar gobierno con los conservadores, se ocuparía del
Ministerio de Estado Carlos O´Donnell y Abreu, Duque de Tetuán, más atento por buscar, entre los
miembros de la Tríplice a la hora de renovar el acuerdo mediterráneo con Italia, como requisito
fundamental que estos países garantizasen plenamente la soberanía española sobre Cuba; garantía
que ninguna de las dos potencias del bloque estaba dispuesta a darle, porque ninguna de ellas
deseaba encontrarse en un conflicto con los Estados Unidos, motivado por el apoyo a los intereses
341
Minuta de F. León y Castillo remitida al Ministro de Exteriores francés, Hanotaux. 22 de Octubre de 1894. A.G.A.
Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.816.
342
R.Orden no. 405 del Ministerio de Estado dirigida a Fernando León y Castillo. 10 de Octubre de 1894. A.G.A.
Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5. 816.
203
3.12. Tensión en el Sur del Sultanato.
En lo que respecta al sur del Imperio, el año 1895 vino marcado por una persistente
noticias de la ciudad de Marrakesh que hablan del inicio de la sublevación de las Rhamma, cuyos
ataques llegaban a las puertas de la ciudad imperial teniendo que ser rechazados por los habitantes
de la villa ayudados por las cabilas leales al Majzén. Los combates, a pesar de las habituales
exageraciones sobre el número de víctimas, fueron bastante sangrientos. Con el transcurso de los
conquistaba, sino que se utilizaba para aprisionar al enemigo primero y rendirlo después. Un
conflicto en el que sólo podía vencer quien mejor se adaptara al medio o el que a la postre contara
con más efectivos. El príncipe imperial El Amrani tuvo que trasladarse a la capital con objeto de
poner término a las incursiones, acompañado de dos mil jinetes, que se aplicaron inmediatamente a
la tarea de llevar la paz a los caminos.343 Con todo, esta tranquilidad no vino impuesta sólo “manu
tradicionales de relación Majzén- gobernados, entablaron negociaciones con los rebeldes , dándoles
un plazo para que volvieran a la obediencia del Sultán. Las tropas pasaron a estar dirigidas por un
hábil comandante de caballería, al- Hash Alí, al que años más tarde se encomendarían también
acciones clave en el conflicto con los roguistas. Finalmente el 21 de mayo, transcurrido el plazo
pesar de la gran cuantía de las fuerzas imperiales, parece que éstas se emplearan a fondo,
prorrogando el tiempo concedido a los rebeldes para que recapacitaran. ¿Cómo entender de otra
manera que a partir del 23 de Mayo las operaciones se suspendieran, cuando el Majzén no tenía
343
Despacho no. 20 del cónsul de España en Mogador, Luís Marinas dirigido a Emilio de Ojeda. 12 de Mayo de 1895.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
344
Despacho no. 26 de Luis Marinas dirigido a Emilio de Ojeda. 26 de Mayo de 1895. A.G.A. África. Sección
Histórica ( Marruecos ). Caja 376 / Ex. no. 1.
204
déficit de fuerzas en el territorio?. En Marrakesh se habían congregado efectivos de 35 cabilas
luchando a favor del Emperador, que bien podrían haber maniobrado desde el primer día de su
proyección imperialista gala en la región sur del Imperio, y cuyo alto nivel de eficacia y análisis
llevó a evitar la entrega de armas francesas a cabilas rebeldes tiempo atrás, estaba procediendo a
una ágil remodelación de los servicios de espionaje en el Sus, donde la causa española contaba con
algunos de los agentes más hábiles y brillantes que hasta el momento presente han tenido los
pesetas346 trimestrales para atender los gastos secretos del consulado y para organizar las redes de
inteligencia en los confines meridionales del Imperio.347 La sequía de los territorios saharianos de
Tarfaya y Sakia al- Hamra había impuesto una serie de movimientos migratorios de los nómadas de
la región en dirección al Uad Nun, situado al norte. Al mismo tiempo, las complicaciones
meteorológicas habían provocado de nuevo la aparición de una cierta agitación social. El problema
era que esta situación fuese aprovechada por potencias europeas, Francia en concreto, para intentar
desgajar el territorio del Sultanato y establecer un protectorado sobre el mismo. Así, los confidentes
españoles en el Sus citaban que el hijo de Sidi Husein b.Hachem tras reunir jinetes de varias
cabilas había atacado Tiznit, apoderándose de algún ganado. Circulaban rumores de que este
caudillo había remitido misivas a las cabilas de Uad-Nun y Ait Bou –Amra para que acudiesen en
su auxilio contra la ciudad de Tiznit. Si conseguían tomar la ciudad se rumoreaba que marcharían
345
Despacho no. 27 de Luis Marinas dirigido a Emilio de Ojeda. 2 de junio de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
346
Además de esto, Marinas jugaba con instrumentos psicológicos para intentar captarse a la población nativa del
territorio. Era el caso del médico Mayor del cuerpo de Sanidad Militar, Enrique de Rebolledo, agregado al consulado.
El doctor era afable, se desvelaba con sus enfermos, era desinteresado; su carácter y su intachable conducta habían
llevado a que durante los seis meses en que había servido en Sawira (= Mogador), pudiera captarse la simpatía de la
población marroquí a la que había asistido. Hasta musulmanes de las cabilas acudían a verlo. Tal era la confianza que
les había inspirado. Había llevado a cabo varias operaciones con éxito, sin exigir retribuciones “haciendo constar que
España lo había enviado a Mogador para ser útil a los marroquíes “. Despacho no. 42 de Luís Marinas a Emilio de
Ojeda. 26 de Septiembre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 /Ex. no. 1.
347
Despacho no. 39 de Luis Marinas dirigido a Emilio de Ojeda. 13 de Septiembre de 1895. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
205
348
sobre Agadir. Las noticias parecían tan graves que se alertó inmediatamente a Madrid: se
señalaba que podría producirse una destitución del Sultán, puesto que los Rhamma iban a
proclamar Emperador a su hermano mayor, Muley Mohammed, y que esta proclamación podría ser
secundada por los sediciosos del Sus y Nun. Sin embargo, el espectro de un conflicto que
empobrecería el país se disipó. Las fuerzas del hijo de Hussein se dispersaron, regresando a sus
Los confidentes españoles enviaron igualmente a Madrid informes sobre las posibilidades
abierto al mercado exterior. Se percibía esta posibilidad como inviable, pues se describía el lugar
como un territorio deshabitado, sin lugares donde establecer zocos, depósitos o almacenes de
productos y sin tan siquiera agua con la que vivir. Se postulaba en cambio la opción de establecer
un puerto en Ait-Bou- Amara o en Aglú, por donde se pudiera dar salida al mar a los productos del
Sus. Se puntualizaba asimismo que los artículos del Sudán no iban a llegar a Tarfaya y escasearían
incluso en el Sus, dado que los franceses habían ocupado militarmente Tombuctú y yugulado en
unas regiones, el Sus y el Nun, en rebeldía contra el Sultán a lo largo del siglo XIX y aspirando a
constituirse en estados independientes. Hay que examinar esta “rebeldía“ en relación a las
con los jefes de las casas comerciales más poderosas de las dos regiones. Se trataba de Sidi Husein
control que el Majzén venía ejerciendo sobre el comercio exterior desde finales del siglo XVIII, al
canalizar las entradas y salidas de mercancías en el Imperio jerifiano por el puerto de Sawira
348
Despacho no. 24 de Luis Marinas, dirigido a Emilio de Ojeda. 16 de Mayo de 1895. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
349
Despacho no. 32 de Luis Marinas dirigido al Ministro de Estado. 18 de junio de 1895. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
350
Despacho no. 38 de Luis Marinas dirigido a Emilio de Ojeda. 19 de Agosto de 1895.A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
206
(Mogador) . Sin quitar importancia al grado de rebeldía de la población de estos territorios y a los
repetidos intentos de Sidi Husein b. Hachem y de la familia Bairuk de entrar en contacto con las
potencias europeas para establecer relaciones comerciales directas, lo cierto es que ambos
mantenían estrechas relaciones con el Majzén y utilizaban sus contactos con los europeos como
medio de presión para obtener del Sultán exenciones fiscales en el puerto de Sawira. 351
adquiría la factoría británica establecida por Mackenzie en cabo Juby, se había llevado a término la
toma de posesión del territorio por parte del Sultán, y estaba en el aire la finalidad reservada al
lugar y si se iba a abrir al comercio (instalando una aduana imperial). De hecho, cuando las cabilas
del Sus se reunieron con el hijo de Hussein con ocasión del zoco anual de Sid- Hamed de Musa, no
se decidió ninguna operación de ataque a Tiznit. El caíd Dahamman Bairuk había ido a visitar al
Sultán para tratar de la apertura de un puerto al sur del país 352 y este asunto era el determinante; su
resolución marcaría la actuación futura de los susíes. En el ínterin, mientras no se concluían las
negociaciones con el Sultán, circulaban noticias que actuaban como fórmula de presión frente al
Majzén: señalaban que algunos morabitos y zauias animaban al hijo de Hussein a que mantuviese
imperial.353 En el mismo sentido, otros rumores señalaban la posibilidad de que en Cabo Juby
(Tarfaya) se abriese finalmente un puerto. Los más interesados en ello era la familia Bairuk, y se
insistía en que estos deseaban asimismo que no se levantase ninguna aduana imperial en el
lugar.354 Mientras tanto, el hijo de Hussein tras reunir de nuevo fuerzas procedentes de diferentes
351
Cfr. Pascon, P. y Ennaji, M.: Le Makhzen et le Sous Al-Aqsa. La correspondance politique de la maison d´Iligh
(1821-1894), Paris / Casablanca, CNRS / Ed. Toubkal, 1988. Y Martínez Milán, J.: “Un discurso relativo a la frontera
sur del reino de Marruecos entre el reinado de Mulay Hasan I y el establecimiento del protectorado hispano-francés
(1874-1912) “, en Awraq, vol. XVII, 1996, pp. 244-245.
352
Despacho no. 219 del Ministro Plenipotenciario español en Tánger, Emilio de Ojeda al Ministro de Estado. 3 de
octubre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 66 / Ex. no. 2.
353
Despacho no. 40 de Luis Marinas a Emilio de Ojeda. 24 de Septiembre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
354
Despacho no. 41 de Luis Marinas dirigido al Ministro de Estado. 26 de septiembre de 1895. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
207
tribus se trasladaba a Estuca con el fin de implantar una red de caídes afecta a su causa. En este
sentido, quería imponer a los de Estuca a su antiguo gobernador, Hussain ben Dlimi, circunstancia
que se produjo en el otoño. Los disturbios, a partir de ese momento, irían en aumento, hasta el
punto que los enfrentamientos serían habituales en la región: el hijo de Sidi Hussein y el del Dlimi
uniendo sus fuerzas atacaron a las cabilas que se resistían a su hegemonía. En tales circunstancias la
secuencia constante iba a ser la de combates, muerte de los caídes opuestos, saqueos, robo de los
autoridad del Sultán. Así, con respecto a la “casa de Iligh“, P. Pascon y M. Naji han afirmado que
“Iligh podía a la vez manifestar su juramento de fidelidad (allégeance) político y espiritual al trono
presentaba como un Bajá nombrado por el del Sultán, proclamando que sometía a las tribus (Ait
A lo largo del mes de Octubre, las reuniones de los miembros de la cabila de Ait Bou-
Amara en el zoco eran aprovechadas por el hijo de Hussein para intentar convencer a los saharianos
y a las tribus del Anti-Atlas de la conveniencia de su ayuda para consolidar su dominio sobre las
cabilas del Sus. Estas prédicas no conseguían, sin embargo, atraer a todos los nativos del territorio,
más atentos a las tareas agrícolas y nada deseosos de posicionarse contra el Sultán, máxime en un
momento en que los emisarios mandados a Fez a entrevistarse con Abd al- Aziz, no habían
regresado con la respuesta definitiva de éste acerca del futuro comercial de cabo Juby. Con todo, la
esta parte del Sultanato, puesto que Hussein con aquellos partidarios que le siguieron de Ait- Bou-
Amara atacó y cercó la ciudad de Tiznit durante tres días, y también combatió a la cabila de
Hawara. Los combates se iniciaron con una severa derrota de Hussain, que tuvo que retirarse
abandonando gran parte del ganado del que se había apoderado previamente. Sin embargo, la
355
Cfr. Pascon, P. y Ennaji, M ., op. cit, pág. 20.
356
Despacho no. 47 de Luis Marinas a Emilio de Ojeda. 21 de Octubre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
208
rebelión no terminó puesto que las cabilas sublevadas estaban muy interesadas en abrirse
Sultán, al canalizar los intercambios comerciales por Sawira. Los servicios secretos españoles en la
región alertaron a Madrid que eran previsibles nuevos ataques tanto contra Hawara como contra
Tiznit y que “hacía muchos años que no estaba tan revuelta la situación del país “. 357 El control de
Tiznit devenía fundamental: el anterior Sultán, Mawlay Hassan la había construido y amurallado
con objeto de evitar los enfrentamientos entre las cabilas del territorio. La presión de los sublevados
momento determinado, la violencia se ejercería también contra los agentes españoles, previamente
detectados por los rebeldes, pues estos agentes desarrollaban una acción intensísima que no se
limitaba a dar cuenta de la marcha de los acontecimientos, sino que además vigilaban todo el tramo
de la costa susí, por si se llevaban a cabo actividades ilegales de tráfico de armas que surtieran a los
rebeldes.
357
Despacho no. 48 de Luis Marinas a Emilio de Ojeda. 30 de octubre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
358
Los servicios secretos españoles alertaron que si no fuera por la existencia de cabilas que se oponían al hijo de
Hussain, éste se hubiera declarado ya jefe independiente de todo el Sus. Despacho no. 49 de Luis Marinas a Emilio de
Ojeda. 7 de noviembre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 376 / Ex. no. 1.
359
Los confidentes españoles, alarmados notificaron al Ministerio de Estado que si el Sultán no enviaba una fuerte
expedición a Agadir para posteriormente desplegarse las fuerzas por el Sus, se corría el peligro de que el Sus se
independizara. Estas noticias tendrían en vilo a los círculos del Ministerio de Estado, sobre todo desde el momento en
que las cabilas de Estuca al mando del hijo del Dlimi acabaron por derrotar y someter a los de Hawara, una cabila de
origen árabe que por primera vez en su historia era derrotada por sus vecinos bereberes. El camino quedaba libre para
una unión de las cabilas rebeldes que podían controlar férreamente los accesos a Tiznit y cercarla o asaltarla. Despacho
no. 54 de Luis Marinas a Emilio de Ojeda. 17 de diciembre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos).Caja 376 / Ex. no. 1. Todo el país desde Agadir hasta Tarudant, desde Masssa hasta el Uad-El- Gass estaba
siendo depredado y saqueado, provocando la huida de la región de todos los notables que no querían sumarse a la
insurrección. Las casas de los caídes y gobernadores afectos a la causa del Sultán eran destruidas. Tiznit parecía aislada
y a punto de sufrir una seria embestida. El hijo de Hussein recibía refuerzos constantemente con objeto de tomar la
ciudad. Con todo, los confidentes también recalcaban que la sublevación podía responder a un doble juego, no tanto
debido a las ambiciones independentistas del hijo de Hussein sino por su deseo de negociar con el Sultán, con una serie
de triunfos en la mano, para presionar más. Como por ejemplo, el que había conseguido asumir el control del país
entero.
209
RESUMEN
A lo largo del año 1895, la cuestión marroquí adquiere para la diplomacia española un
carácter especulativo, no operativo, más cercano a pergeñar complicadas fórmulas estratégicas que
en los asuntos del Sultanato, el conde de Benomar propone una nueva óptica en la que las
Imperio jerifiano desaparecen o adquieren una relevancia menor en beneficio del papel de fórmulas
Ante el temor a que las operaciones militares galas en Marruecos no se detuviesen con la conquista
del Tuat y fueran completadas con la ocupación de Figuig, Benomar elabora una memoria secreta
hispano sobre una parte del Sultanato, procediendo a repartir el territorio marroquí con Francia.
Las fórmulas de Benomar marcan la transición a una etapa en la que en lugar de presionar
militarmente al Sultán Abd al- Aziz, tal como hace Francia, los diplomáticos hispanos teorizan
sobre la cuestión marroquí, deducen, inmovilizando mucho la participación española en los asuntos
del Sultanato, reduciendo el tema de Marruecos a una especulación intelectual, es decir a un plano
casi abstracto.
marroquíes. En el interior del Imperio jerifiano asistimos a una agitación social de cierta relevancia,
en las zonas de Mazagán y Dukkala. Las algaradas organizadas por las tribus son una respuesta
ante la tendencia alcista de los precios de los productos de subsistencia y reclaman la intervención
del Majzén para que éste, utilizando los mecanismos de la economía moral, garantice el suministro
210
Los movimientos militares franceses en el Sahara no terminan por cristalizar en una invasión
del territorio imperial. La falta de actuaciones militares galas facilita que a lo largo del año, el
a las de las diplomacias británica y francesa. El gobierno conservador canovista dejará expirar, sin
renovar, el acuerdo mediterráneo que ligaba a España con Italia y con la Tríplice. Los países de
esta Alianza no se muestran dispuestos a ayudar a España en su contencioso en el Caribe con los
Estados Unidos y Cánovas entendió que la distensión existente en África entre franceses y
británicos podía ser aprovechada por España para situarse, como lo había hecho tras la muerte de
cuando ésta trató de hacer frente a las pretensiones del Majzén que pretendía restringir la libre
circulación de los extranjeros y el tráfico comercial europeo en el interior del Sultanato. Además ni
El año iba a terminar con una creciente agitación en las tierras del sur del Sultanato.
211
212
CAPÍTULO 4
1896:
4.1. Ante un sistema policéntrico mundial: política imperialista y política de alianzas. Los
variados. Entre los factores que más contribuyeron a su diseño, se pueden señalar los siguientes:
1) Por un lado, el peso creciente que adquieren las rivalidades imperialistas en el juego de
intereses entre las grandes potencias, con graves consecuencias para el equilibrio interno europeo.
2) Por otro lado, la entrada en la escena mundial de dos potencias extraeuropeas, Japón y
Estados Unidos, hace que los clásicos esquemas diplomáticos decimonónicos, de carácter
eurocéntrico, se vean superados y sustituidos por un nuevo esquema policéntrico de reparto del
3) Otro factor, que no suele destacarse lo suficiente, fueron las relaciones comerciales y
tienen cada vez más peso en las relaciones entre los Estados y constituyen punto de inicio o
aplicada por todos los países. Política que se plasmaba en elevadas tarifas arancelarias, de las que
fueron buen ejemplo la llamada Tarifa McKinley, de 1890, con elevación de los aranceles
Congreso norteamericano en julio de 1897, que elevaba los derechos de aduanas hasta un 57 %.
Fue ratificada inmediatamente por el presidente McKinley, promotor, siendo senador, de la que
213
lleva su nombre. Leyes tarifarias que provocaron fuertes tensiones a ambos lados del Atlántico, y
amenazaron con desembocar en una guerra comercial de varios países europeos, principalmente
Alemania, con los Estados Unidos. La facultad, otorgada en las mismas al presidente para concertar
acuerdos con otros Estados, que incluyeran reducciones recíprocas de tarifas, ponía en sus manos
una poderosa arma de presión diplomática. La consecuencia fue que, en aquella época, los tratados
opinión pública manifestada a través de los debates parlamentarios y, de modo especial, mediante
la prensa. Unas veces, actúa ésta como portavoz de los contrapuestos intereses o puntos de vista en
política exterior para presionar a los gobiernos en una determinada dirección. Otras veces, quizás
las más, es instrumentalizada por los propios gobiernos para hacer calar sus designios en el gran
opinión pública en la acción exterior, consistió en los intercambios de visitas oficiales de altos
dignatarios y de escuadras navales a los puertos del otro país. En unos casos, estos actos servían
eventuales acuerdos; en otros, para dar a conocer a propios y extraños la existencia de alianzas,
5) Uno de los rasgos más definitorios del último decenio del siglo XIX, en el plano
internacional, fue que el esquema de relaciones de poder entre las grandes potencias experimentó
internacionales, que tan trabajosamente había elaborado el canciller alemán, Otto von Bismarck
entre 1870 y 1890 y que había dado cobertura a las relaciones intra-europeas durante los últimos
lustros, entra en crisis. Paralelamente, es sustituido por una serie de ejes bilaterales, de los cuales, a
la altura de 1897-1898, unos estaban consolidados, como el eje que unía al Segundo Reich con la
Monarquía dual austro-húngara, otros estaban buscando su ajuste definitivo, como el eje París-San
214
Como consecuencia de todo ello se entra en una fase de gran fluidez, abierta a múltiples
etapa anterior. En aquellos años, década de los noventa del siglo XIX, se asiste a un apasionante
juego diplomático entre las cancillerías europeas, para adaptarse a la cambiante realidad del
estaba configurando, y que, a principios del siglo XX, cristalizará en la formación de bloques
Un primer cambio, de gran calado, que desencadena otros posteriores no menos importantes,
se produce en 1890, cuando no se procedió a la renovación del tratado del Reaseguro entre
Alemania y Rusia, piedra angular de todo el complejo y, por tanto, frágil del "tercer sistema
Auswärtiges Amt, Leo von Caprivi y Adolf Marschall von Bieberstein, causó profunda irritación en
los dirigentes zaristas, que habían hecho todo lo posible para que el mencionado acuerdo siguiera
en vigor, incluso rebajando sus exigencias y pretensiones. Irritación, que venía a sumarse al
descontento ruso por la política proteccionista emprendida por Alemania desde mediados de los
años ochenta, que dañó gravemente a la economía rusa, muy dependiente, sobre todo para las
enfrentados, sin el respaldo alemán, a Gran Bretaña. Entre británicos y rusos existían tensiones en
Asia Central a punto de ebullición por el reciente conflicto de Afganistán. Asimismo la diplomacia
rusa estaba enfrentada a las pretensiones austriacas de expansión en los Balcanes. Por último, Rusia
estaba confrontada tanto con Gran Bretaña como con Austria-Hungría y con otras potencias en
relación con las ambiciones zaristas de ampliar su esfera de influencia en el Oriente Próximo. En
360
El tercer sistema bismarckiano lo componían los tratados del año 1887: en torno a estas fechas se suscriben dos
series de alianzas que conseguirán el total aislamiento de Francia: a) El tratado ultra-secreto de Alemania con Rusia,
llamado de "reaseguro", obra cumbre del genio bismarckiano (Junio) y b) los acuerdos para defender el 'statu quo' del
Mediterráneo, propiciados por Bismarck, y consistentes en un acuerdo inicial entre Inglaterra e Italia (Febrero) y la
adhesión posterior de Austria-Hungria y España.
215
tales circunstancias, la diplomacia rusa aceleró el acercamiento político a Francia, con la que ya
enfrentada a Italia por la cuestión tunecina y en tensión creciente con Gran Bretaña por la cuestión
egipcia y por rivalidades coloniales en África Occidental y en el Sudán a causa de los propósitos
británicos de tener vía libre desde Egipto hasta África del Sur; tensión que alcanza su punto
La consecuencia fue la formación del eje Francia-Rusia. Fueron varios los hitos, que jalonan
este acercamiento. Se inicia con la colocación de una nueva emisión de deuda rusa al 3 % en los
mercados de valores franceses, con el respaldo del gobierno galo, punto de partida de una creciente
red ferroviaria. Toma impulso con la visita de una escuadra francesa, en 1891, a la base naval de
Kronstadt, donde fue recibida con gran entusiasmo. Lo mismo ocurre con la subsiguiente
devolución de la visita por parte de una escuadra rusa al puerto de Tolón. El eje comienza a
configurarse con la firma de una convención militar en 1892; y se formaliza con el tratado de 1894.
Alcanza su mayoría de edad con la visita de Nicolás II a París, en 1896, la del Ministro de Asuntos
exteriores zarista Muravieff, en enero de 1897, y, sobre todo, con la del presidente Faure a San
Petersburgo, a finales de agosto del mismo año. Con este motivo, se procede en Kronstadt a la
Por su parte, Alemania , en sustitución de los expirados acuerdos con Rusia y, para hacer
frente a cualquier eventual peligro de guerra en dos frentes, que pudiera derivarse del eje París-San
Petersburgo, se propone potenciar al máximo el eje Berlín-Viena y la Triple Alianza, como clave de
bóveda del nuevo sistema alemán de alianzas. Con estos objetivos a la vista, la diplomacia germana
reclamaba el apoyo alemán ante la decisión gala, manifestada en 1890, de imponer, a la muerte del
216
Bey de Túnez, un protectorado formal sobre aquel territorio, lo que perjudicaba sobremanera a sus
aspiraciones coloniales en África del Norte. En este sentido, la diplomacia italiana ejerció presiones
sobre el II Reich y sobre Gran Bretaña, para que respaldaran una eventual ocupación italiana de
Trípoli, como compensación por la robustecida presencia de Francia en Túnez. Alemania accede a
la solicitud italiana, formulada por Francesco Crispi, de dar mayor concreción y fuerza a los pactos
que les unían con Alemania y Austria-Hungría. Se aprovecha la renovación de la Tríplice (1891),
que adopta la forma de un auténtico tratado a tres, para potenciar y ampliar el contenido de la
alianza. Pasa de ser meramente defensiva a adquirir carácter imperialista, con previsiones de
participar en eventuales repartos del Imperio Otomano en los Balcanes y con el compromiso de
De este modo se evitaba el riesgo de que Italia cayera en la tentación de entenderse con Francia
sobre la cuestión africana y otros contenciosos entre ambos países, y de alejarse, en consecuencia,
de los imperios centrales. Otra ventaja añadida, que Alemania esperaba obtener de la consolidación
de la Tríplice, era que Italia pudiera servir de enlace para estrechar las relaciones con Gran Bretaña.
Porque otro de los objetivos de la diplomacia alemana, en los comienzos de la nueva etapa,
era ampliar al máximo las posibilidades de hacer frente a la amenaza potencial del eje franco-ruso.
Con este fin se reanudan los esfuerzos, ya intentados por Bismarck, de atraerse a Gran Bretaña
hacia los planteamientos diplomáticos de la Tríplice sobre la base de los acuerdos mediterráneos. El
propósito era profundizar en esta línea, con vistas a establecer acuerdos formales, incluida una
eventual alianza entre Alemania y Gran Bretaña, que viniera a reforzar la posición internacional de
Las primeras aproximaciones hechas por Caprivi son acogidas positivamente por el primer
ministro, Lord Salisbury, aunque sin asumir ningún compromiso formal. No tuvo mayores
consecuencias, salvo algún acuerdo puntual, que condujo a la cesión de la isla de Helgoland al
Imperio alemán a cambio de concesiones alemanas en Zanzibar (1 de julio de 1890). La llegada del
partido liberal al poder, en 1892, con Gladstone, como "premier", y el conde de Rosebery al frente
217
del Foreign Office puso punto final a esta aproximación. Gran Bretaña sigue enrocada en su
prefiere tener las manos libres, para proseguir su política expansionista en ultramar, de la que
situación.
Frustradas las expectativas de formar un eje Londres-Berlín, que constituía una pieza
nuevo movimiento táctico por parte de la diplomacia alemana. Se perfila un acercamiento entre
Alemania y Rusia, que podía conducir a una nueva alianza entre los dos imperios. Esta maniobra,
económico. En 1893 se inician las negociaciones para concertar un tratado comercial, que se
concluye en 1894. Fue un primer paso destinado a superar los obstáculos de carácter económico,
que dificultaban la aproximación entre los dos países. La amistad y los frecuentes contactos
propicia a la posibilidad de un nuevo eje bilateral entre Berlín y San Petersburgo, que vendría a
sustituir, con ventaja, al antiguo tratado de Reaseguro. Rusia se encargaría de frenar los propósitos
revanchistas franceses respecto al Imperio alemán. Éste, por su parte, se ocuparía de poner sordina
Es más, en un determinado momento, Guillermo II pretende convertir los dos ejes, París-San
frente a la política expansionista y proteccionista de las dos potencias anglo-sajonas a ambos lados
del Atlántico, que iniciaban entonces el entendimiento entre ellas, preludio de un posterior eje
bilateral transatlántico, que desempeñará un papel decisivo en las dos guerras mundiales del siglo
XX.
218
La idea de una coalición continental europea aparece, inicialmente, en la famosa
conversación del emperador germano con el agregado militar británico en Berlín, coronel Leopoldo
Swaine (20 de diciembre de 1895). En ella el kaiser, llevado de su carácter impulsivo, dio rienda
suelta a sus prevenciones contra el Reino Unido, entre las que aparece la sospecha de connivencia,
tácita o expresa, entre Londres y Washington. Diversos sucesos ocurridos posteriormente vinieron a
echar leña al fuego de las mutuas divergencias. Uno de los más graves se produce con motivo de la
expedición contra el Transvaal, emprendida por Jameson, en colaboración con Cecil Rhodes, y que
bóer Krüger, a principios de 1896, para felicitarle por el éxito contra aquella acción, provocó una
campaña de prensa británica contra Alemania y su emperador, con la consiguiente réplica por parte
de la prensa alemana. Agravó la situación la denuncia por parte de Londres del tratado comercial
con Alemania -también denunció el vigente con Bélgica-. Este hecho, ocurrido a finales de julio
de 1897, junto con la reciente aprobación, por el legislativo norteamericano, de unas tarifas
altamente proteccionistas -la llamada tarifa Dengley- acentuó la ojeriza de los dirigentes alemanes
septiembre de 1897. Es entonces, cuando Guillermo II da forma a las ideas que bullían en su
cabeza, desde hacía algún tiempo, y sobre las que ya había deliberado frecuentemente con sus
colegas de Rusia y Austria. Propone una acción conjunta de los imperios europeos, con el apoyo de
Francia, para acudir en socorro de la soberana española, cuya suerte podía verse seriamente
Este proyecto no llegó a tomar cuerpo. Con todo, aunque el peligro de un bloque continental
europeo era más hipotético que real, Gran Bretaña no quiere correr riesgo alguno y decide
219
1895 es asimismo -tal como señala Julio Salom 361- el momento de surgimiento de un nuevo
sistema mundial, policéntrico, en el que es patente, por un lado, la aparición de nuevas grandes
potencias, de naturaleza diversa a las europeas en muchos aspectos, como eran Japón y Estados
Unidos, y por otro la transformación del área y de los focos de interacciones y de conflictividad así
como de los medios de relación, que son fruto de los grandes avances tecnológicos. No parece
necesario indicar cuáles de estos aspectos incidían más directamente sobre España cuyas
posesiones coloniales, con todos sus riesgos de dispersión y de falta de protección naval y
diplomática, le creaban las mayores posibilidades de sufrir el empuje de los nuevos imperialismos
por parte de las potencias emergentes. El avance del Japón tras su victoria sobre China en la guerra
Pero existen otros puntos dignos de tenerse en cuenta en la incidencia del sistema mundial
sobre la política española. Uno de ellos es que los nuevos problemas centrados en zonas del mundo
alejadas de Europa rebasan ya claramente las posibilidades de regulación internacional del viejo
mecanismo que era el Concierto Europeo. Como ha señalado R. Langhorne,362 se asiste realmente a
su final, por más que los gobiernos españoles traten todavía de invocarlo con motivo del conflicto
de Cuba.
No será, por último, de menor interés para España en relación precisamente con ese conflicto
Bretaña, cuya búsqueda de amigos o aliados la llevará, tras la etapa de aproximación a la Triple
Cuando, en marzo de 1895, Cánovas retomó el poder en su última y más dramática etapa de
problema de Cuba, que borró todos los demás. Las orientaciones o rectificaciones que imprimió a
361
Salom Costa, J.: "La política exterior y ultramarina de Cánovas", en Bullón de Mendoza, A. y Togores, Luis E.
(coord): Cánovas y su época, Madrid, Fundación Cánovas del Castillo, 1999, pag. 1113.
362
Cfr. Langhorne, R.: The collapse of the concert of Europe. International Politics, 1890-1914, Nueva York, 1981
recogido a su vez en Salom Costa, J.: op. cit, pag. 1114.
220
sus relaciones con las potencias europeas estaban guiadas por aquel problema máximo resultando
1. La primera de las direcciones en que se dan aquellas decisiones básicas es la de poner fin
a la anterior política del pacto secreto con la Triple Alianza sobre el statu quo mediterráneo
buscando así suprimir posibles obstáculos para lograr lo que ahora resultaba prioritario, es decir, el
apoyo de Francia, Rusia y Gran Bretaña en la cuestión cubana. 363 Cánovas y su ministro de Estado,
el duque de Tetuán, tenían que contar con la nueva situación europea creada por la alianza franco-
centrales e Italia, aparte de haberse revelado inoperante para hacer frente a las amenazas de pérdida
de las colonias, podía perjudicar la relación con Francia, cuyo apoyo -especialmente financiero-
era deseado para el conflicto cubano; en cuanto al aún más importante de Gran Bretaña se esperaba
octubre de 1895 por un inefectivo pacto verbal), y también se eludieron las ocasiones que surgieron
posteriormente para resucitarlo. 364 En realidad, un pacto centrado exclusivamente en las cuestiones
mediterráneas no tenía valor alguno para el problema de Cuba, y menos aún con la actitud casi
hostil que Alemania adoptaba hacia España por cuestiones comerciales; pero además no se
coordinaba sino que más bien perjudicaba el plan de acción del Gobierno español, consistente en
promover una acción colectiva de las grandes potencias que previniese la intervención de Estados
Unidos en el conflicto. Este plan no pudo llevarse a efecto, y todos los intentos posteriores por
actitudes ante un conflicto colonial cada vez más definido por la amenaza de intervención
363
Cartas del Duque de Tetuán, Ministro de Estado español al conde de Benomar, Embajador en Roma. (A)rchivo de
la (R)eal (A)cademia de la (H)istoria. Madrid. Colección Benomar. Legajo 9 /7399.
364
Salom Costa, J.: "Del recogimiento al aislamiento (1890-1896)", en Fusi, J.P. y Niño, A. (eds): Vísperas del 98.
Orígenes y antecedentes de la crisis del 98, Madrid, Biblioteca Nueva, 1997,pp. 205-219.
221
estadounidense. El peso creciente de este factor llevó a un momento crucial con la presentación al
Gobierno español -el 4 de abril de 1896- de la llamada Nota Olney por la cual el Gobierno
norteamericano ofrecía sus buenos oficios para mediar en la cuestión antillana y llegar al fin del
conflicto, mediante la concesión por parte del gobierno español a Cuba de una amplia autonomía,
aun conservando España sus derechos de soberanía. Tras una serie de sondeos en el orden
internacional, Cánovas declinó el ofrecimiento, cerrando la vía a esa solución, aunque el ulterior
Unidos y a la guerra misma, deben relacionarse con las adoptadas en sus intentos por encontrar el
apoyo de las potencias europeas frente al intervencionismo norteamericano. Es aquí donde Cánovas
hizo el esfuerzo máximo en el único punto en el que ese apoyo podría ser tal vez más eficaz, o sea
el de la posición de Gran Bretaña, que llegó a considerarse posiblemente favorable en razón del
equívoco creado por la actitud simpática a la causa española del embajador británico y que no
ello, e indudablemente por lo desesperado de la situación, fue entonces cuando se lanzó Cánovas
más decididamente por la vía del compromiso exterior, con una propuesta de alianza a Inglaterra
mediante ofertas de abrir las costas y puertos españoles a la Royal Navy en caso de guerra europea,
lo que se ha podido interpretar como un intento de ligar " la garantía internacional de Cuba con la
embargo, esta arriesgada y extrema iniciativa de la política secreta canovista resultó inútil, pues no
encontró acogida en Salisbury, como tampoco tendrían éxito, ni entonces ni más adelante, otras
365
La posición de Gran Bretaña en la crisis colonial del 98 ha sido muy bien estudiada por Rosario de la Torre en su
obra Inglaterra y España en 1898, Madrid, Eudema, 1988, y más concreta y detenidamente en el período previo a la
guerra con Estados Unidos en su artículo "1895-1898: Inglaterra y la búsqueda de un compromiso internacional" en
Hispania, vol. LVII / 2, no. 196, mayo-agosto 1997, pp. 514-549.
366
Torre, Rosario de la: "1895-1898: Inglaterra..., op. cit, pág. 531.
222
tentativas españolas para lograr un respaldo colectivo eficaz de las potencias europeas frente a la
política norteamericana.
1895 había sido un año, marcado como venía siendo ya una constante desde la década
anterior, en los territorios de la costa atlántica y del Sur del Imperio, por una efervescencia
continua, uno de cuyos primeros testimonios habían sido los enfrentamientos habidos en la comarca
de Safi entre el gobernador de la provincia de Abda, Aixa ibn Umar y algunos grupos opuestos a su
autoridad. Las dimensiones de los combates llegaron a alarmar al Ministro Plenipotenciario español
en Tánger, Emilio de Ojeda, quien en un despacho con fecha 28 de octubre informaba al gobierno
de la necesidad de que un buque de guerra patrullara periódicamente por las costas próximas, en
previsión de tener que hacer frente a eventualidades como aquella, que amenazaba con poner en
peligro las vidas de los ciudadanos europeos instalados en la vecindad del lugar del conflicto. La
367
solicitud no fue atendida desde Madrid, pero en contrapartida, el gobierno español decidiría
reactivar el servicio de información en el Sus que tan buenos frutos había rendido en el pasado. Las
perspectivas de futuras complicaciones se derivaban del hecho de que el Sultán podía negarse a la
petición que los jefes de las casas comerciales más fuertes de las regiones del Sus y del Nun, el
hijo de Sidi Husein ibn Hachem y el caíd Dohman Beiruk, le estaban presentando de abrir al sur de
Sawira ( Mogador), y en pleno territorio susí, un puerto que les permitiera entrar en contacto más
directo con las potencias europeas, y establecer con ellas unas provechosas relaciones comerciales.
Ojeda advertía de la posibilidad de que el territorio susí se pusiera -de nuevo- en estado de rebelión
367
Emilio de Ojeda, Ministro Plenipotenciario de España en Tánger al Ministro de Estado, Duque de Tetuán.28 de
Octubre de 1.895. Despacho número 233. (A)rchivo (G)eneral de la (A)dministración. Alcalá de Henares. África
(Marruecos). Sección Histórica. Caja 66 / Ex. 2
223
contra Abd - al- Aziz, y que esta dinámica condujera -de facto- a una situación de independencia
del Sus con respecto a Marruecos, bajo el control del hijo de Sidi Husein, Mûhammad ibn Hussein.
De hecho, tal como resaltan Mohammed Ennaji y Paul Pascon, lo que estaba ocurriendo en
una serie de revueltas contra las autoridades caidales establecidas por el Sultán.368 Comenzado el
otoño, las hostilidades se iniciaban cuando Mûhammad ibn Hussein intentaba imponer su
hegemonía en la cabila de Estuca, situando a su frente a su aliado, el caíd Husein ibn Dlimi. Los
informadores españoles relataban como este primer paso había sido sucedido por otros, seguidos
todos ellos por los rebeldes con cautela, pues no se enarbolaba abiertamente la bandera de la
independencia. El hijo de Sidi Hussain se limitaba a unir las cabilas en torno suyo, mientras que en
sus prédicas constantemente repetía que actuaba en nombre del Sultán, y que él expresamente había
sido designado por Abd- al- Aziz para gobernarlas. El Morabet, el espía, cabeza del servicio de
información español en el territorio había tenido noticia directa de estos hechos, cuando las huestes
de Mûhammad ibn Hussein habían llegado al lugar donde habitaba. En noviembre, una parte
importante de las fracciones de la cabila de Ait-Bu- Amara habían pasado a depender de él, y sus
movimientos apuntaban a un previsible ataque contra Tiznit, aunque El Morabet juzgaba que dado
el carácter amurallado de la población y el esmero con que Mawlay Hassan la había fortificado, su
propósito de apoderarse del lugar no se iba a cumplir. Los combates se prolongaban día tras día, a
pesar del tiempo lluvioso, y era notable la dificultad para encontrar víveres y suministros por parte
de los combatientes, pues las luchas habían interrumpido momentáneamente las tareas de labranza.
Los acontecimientos de Safi acabarían con un auténtico baño de sangre, con la derrota total
definitivamente el poder del Majzén en el área, pero en el Sus, se complicarían cuando el caíd
368
Véase al respecto, Pascon, P. y Ennaji, M.: Le Makhzen et le Sous Al-Aqsa. La correspondance politique de la
maison d´Iligh (1821-1894), París/ Casablanca, CNRS / Ed. Toubkal, 1988, pag. 26.
224
Husein ibn Dlimi atacaba a las fracciones de la cabila de Estuca que se le seguían oponiendo,
derrotándolas, mientras que Ibn Husein peleaba duramente en Tiznit, asediándola y hostigándola
constantemente. Se barajaba la posibilidad de que una expedición majzení compuesta de mil askaris
Comenzado ya el año 1896, los intereses españoles en el Sus recibirían un golpe durísimo
producirse la muerte del principal agente hispano, al- Hach Abd Al-lah El- Morabet, por secuaces
del Dlimi.370 Los grandes servicios que este personaje, de nacionalidad española, había llevado a
cabo en los últimos diez años, teniendo al corriente a la Legación hispana en Tánger de todos los
francesa de apoderarse del territorio, habían terminado. Con él, se iba a la tumba el genio ejecutor
de los planes anti-galos de la diplomacia española en Mogador durante la década anterior, haciendo
frente -con éxito- y frustrando los intentos de la República de establecer un protectorado en el Sus.
Por su parte, el gobierno español además de iniciar una serie de gestiones encaminadas a esclarecer
las circunstancias del crimen y a buscar a sus autores, exigiendo del gobierno del Sultán su castigo,
Llegada la primavera, las gestiones españolas empezaron a tener respuesta. El caíd Sidi Dris
ibn Sacur, gobernador de Sawira (Mogador) recibía comunicación escrita de al- Hussein ibn
Brahim, caíd de Dlimi, en la que este último de manera extremadamente escueta le relataba las
al-Morabet en las disputas internas de los habitantes de Estuca.371 Recogiendo las informaciones
369
Emilio de Ojeda al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. 20 de Noviembre de 1.895. Despacho número
257. A.G. A. África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 66 / Ex. 2.
370
Luis Marinas, cónsul de España en Mogador a Emilio de Ojeda. 16 de Enero de 1.896. Despacho número 2. A.G.A.
África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 21 / Expediente 2.
371
Ojeda al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. 16 de Abril de 1.896. Despacho número 69. A.G.A. África
(Marruecos). Sección Histórica. Caja 68. / expediente 3.
225
que, a través del cónsul en Mogador, le aportaba el propio hijo del fallecido, Ojeda escribía a
Madrid calificando las palabras del Dlimi como de un vano intento de encontrar un pretexto falso
que ocultase su intervención personal en el asesinato. El hijo del Dlimi, gobernador de la cabila
donde había sido asesinado El Morabet, era el responsable último de su seguridad, y las propias
circunstancias del crimen que quedaban cada vez más desveladas permitían hablar - a las claras- de
una celada o de una añagaza, pues no se había tratado de una muerte en combate en el curso de una
escaramuza o de una refriega de las que habían sido habituales en el territorio. Ojeda sospechaba
por ello de la responsabilidad directa del hijo del Dlimi como inductor del crimen, aunque le
faltaran pruebas directas para respaldar su hipótesis. Con todo, en la Legación de España existían
previamente una serie de informes que venían a redundar en que en primer lugar, el-Morabet era
conocido por su actividad pro-española y por su pasado en la guerra que había enfrentado a los
segundo lugar, que se sospechaba en el Sus que seguía en aquellos momentos ejerciendo su
actividad como informante habitual, confidente al servicio del Consulado español en Mogador.
sí la certeza de que el hijo del Dlimi - desde hacía meses- andaba tras los pasos de al-Morabet, con
atrayéndolo a Sawira (Mogador) y manteniéndolo retenido en esa localidad. Bajo ningún concepto,
este caíd podía tolerar o permitir que en el territorio susí la red de información española tuviera
destacado un agente tan activo, que informara al gobierno de Madrid no sólo de todos los sucesos
que allí acaecían, sino también de todos los movimientos que los rebeldes ponían en marcha.
Descartado -de momento- desde Marrakesh el envío de una mehal.la expedicionaria a la región, el
372
Luis Marinas a Emilio de Ojeda. 9 de Abril de 1.896. Despacho número 4. A.G.A. África (Marruecos). Sección
Histórica. Caja 21 / Expediente 2
226
Con todo, quedaba patente por primera vez desde el final de las hostilidades de Melilla, un
hecho que todavía trascendería más sobre el escenario marroquí en 1898, a raíz del desastre en la
guerra contra los Estados Unidos: la debilidad de las fuerzas españolas en Marruecos. Se puede
decir que la crisis terminaba "en falso", sin ningún movimiento apreciablemente significativo de
de cañoneras" que se hubiera podido traducir en la presencia de algún buque de guerra español en
la zona, ni habían tenido lugar consultas con otras potencias, ni se había puesto en marcha una
presión diplomática sobre el Majzén más decidida, más firme, más "segura", contando con el
respaldo que suponía la amenaza de la violencia. España se limitaría a rehacer los sutiles hilos de su
red de espionaje en el Sus, tarea que no le iba a suponer en principio grandes esfuerzos, pues se
iba a hacer prácticamente sobre la base de la familia del finado espía, pero en el campo de la
diplomacia activa, a la luz del día las gestiones se acabaron en ese punto, así como las peticiones de
castigo de los culpables. Los despachos diplomáticos dan la visión de una provincia, el Sus, en
estado de "anarquía permanente", donde por otra parte, el Gobierno del Sultán no iba a poder
la autoridad imperial. En esas circunstancias, insistir en grandilocuentes peticiones ante Abd -al-
Aziz era absolutamente inutil: era una política carente de sentido. Sólo un gran esfuerzo militar por
parte del Gobierno imperial conseguiría restablecer, a juicio español, el orden, la tranquilidad, la
Conocidas ya las circunstancias del crimen, era evidente el carácter de vil emboscada que
había tenido: en los últimos días de diciembre de 1895, unos susíes se habían presentado en la casa
del espía español. Le habían engañado, manifestándole primero que se iban a trasladar a Sawira,
donde residían la mujer y el hijo de al-Morabet, y le habían preguntado si tenía alguna carta que
remitir a su familia, a lo cual el confidente les había contestado afirmativamente; pretextando que
tenían mucha prisa y que se ponían en camino de inmediato, le indicaron que no había tiempo para
redactar nada por escrito, invitándole a que les trasmitiera el recado verbalmente, para lo cual debía
227
de salir de su morada. Engañado de este modo Abd- al.lah, salió a hablar con los susíes, siendo
acometido por éstos -ya fuera de su hogar- y literalmente cosido a puñaladas; a continuación, los
supuestos enviados del hijo del Dlimi habían penetrado en su casa, la habían registrado de cabo a
rabo, y tras saquearla, se habían marchado del lugar con todo lo que habían podido sustraer.
Finalmente, a mediados de abril se elevaría una nota de protesta formal ante Mohammed Torres,
directamente al hijo del Dlimi como inductor y promotor del crimen, reclamación que las
recibo.373
En los círculos franceses en Argel, la prensa se hacía eco del buen clima diplomático
existente entre España y Francia, hasta tal punto que durante el verano de 1896, un número del
periódico Le Sud Oranais de Sidi-Bel-Abbes, recogía la impresión de que las afinidades existentes
consecución de una amplia alianza de carácter militar tanto ofensiva como defensiva entre los dos
países. Con todo, el Marqués del Pedroso, cónsul de España en Orán, matizaba en su comunicación
a Madrid que esta opinión de Le Sud Oranais no respondía a la de la generalidad de los periódicos
colonia argelina, que tendían a ver Marruecos como el escenario de una pugna; un lugar donde
existía claramente una dualidad latente de intereses, los franceses y españoles, claramente
diferenciados, que se traducían incluso en Argel en el recelo con que se contemplaba a los
numerosos emigrantes hispanos residentes en la colonia gala. El futuro de Marruecos iba a ser un
373
Ibidem. Nota de reclamación presentada por la Legación española en Tánger a Sidi Mohammed Torres, delegado
del Sultán en la ciudad. 16 de Abril de 1896.
228
problema de difícil solución, que iba a enfrentar no sólo a dos países, sino también a las dos
replanteamiento) la cuestión del Tuat, el Sáhara oriental marroquí, puesto que se atisban desde la
Legación española en Tánger una serie de indicios de que una resolución inmediata se iba a
producir. El Gobierno tenía instalado en Marraquesh, junto a la Corte del Sultán, a un agente
confidencial, el doctor Cortés que seguía al ejército imperial, acampado a una cierta distancia de la
capital y en la orilla del río Tansift, en campaña contra algunos cabileños de las cercanías que
habían protagonizado una reciente insurrección. Lo que en principio no se trataba más que una serie
de rutinarios encuentros bélicos que se decantaban del lado de Mawlay Abd- al- Aziz,
campamento del Sultán otro agente confidencial, el médico francés F. Linares,375 portador de una
del Tuat. La reacción del Majzén que no cedió a las peticiones francesas fue remitir un enviado a
Tánger con el fin de conferenciar con todo el cuerpo diplomático allí acreditado, y en particular con
los representantes de España, Alemania, Reino Unido e Italia. El Gobierno jerifiano no descartaba
enviar a continuación a París una Embajada presidida por un miembro del Majzén, Mohammed ibn
Soliman. ¿Por qué se precipitaban las intenciones francesas conducentes a la anexión por el
gobierno galo del Tuat que habían permanecido calmadas, adormecidas desde prácticamente el
final del conflicto de Melilla?. La Legación española en Tánger entendía que, de todas maneras, no
era previsible una inminente invasión, pero que en todo caso la apertura de la cuestión había tenido
374
Marqués del Pedroso, cónsul de España en Orán al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. 8 de Agosto de
1896. Despacho número 98. A. G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.825.
375
Jean Léon François Ferdinand Linarès fue el médico francés adscrito a la Legación gala en Tánger y agente oficioso
del Gobierno de la República en la Corte del Sultán desde 1.888 a 1.901. Véase Curato, F.: La questione marocchina e
gli accordi mediterranei italo-spagnoli del 1887 e del 1891. Volumen II : Dal giugno 1888 all´agosto 1896, Milán,
Edizioni di Comunità, 1964, pp 280,285,327,396,399,405,406,407,408,409,441,598.
229
paradójicamente su origen en un movimiento marroquí, al reafirmarse la soberanía del Majzen en la
Los franceses se habían fijado como una de sus prioridades en la acción política sobre
europeo sobre todo el Sáhara y la posición privilegiada del Tuat en las relaciones comerciales
caravaneras inter-saharianas, estuvieron en el origen del problema de los oasis del Sáhara oriental
marroquí. Así, a comienzos de la década de los ochenta, el gobierno republicano tradujo esa
región, contando con el apoyo de los Oulad Sidi Cheikh - sometidos a Francia en 1882, después de
haber causado graves disgustos a la República en los quince años anteriores-, de la cofradía de
las disensiones entre las diferentes fracciones y cabilas del Sáhara; esta acción debía de tener como
creación de un partido favorable a Francia entre los habitantes de los oasis en una segunda etapa, y
transahariano, que debía unir las colonias francesas en el Norte de África con las situadas en la
costa atlántica, apelaba al gobierno de París para "que se abstuviera de todo acto que tuviera como
mencionadas en el tratado de Lalla Maghnia (que en 1.845 había supuesto el fin del conflicto
franco-marroquí) y situadas al Sur de los treinta y dos grados y medio de latitud norte".377 Ordega,
Wazzan, protegido galo, extender la protección francesa a todo el territorio marroquí entre 1882 y
376
Sayagh, S.: La France et les frontières Maroco-Algériennes. 1873-1902, París, Editions du Centre National de la
Recherche Scientifique, 1986, pp. 68-69.
377
Ibid, pag. 61.
230
1884. A pesar del fracaso de esta tentativa, el Gobierno general de Argel, así como la legación
contrarrestar la autoridad del Sultán; así, desde 1892 se habían intensificado los envíos de emisarios
Se contaba asimismo con la utilización de los Oulad Sidi Cheikh, tras su sumisión a Francia
en 1882; el año siguiente, el general Détrie, comandante de la división de Orán había propuesto a
París un proyecto en este sentido tendente a la incorporación del Tuat, que fue rechazado por el
Ministerio de Asuntos Exteriores. Un nuevo intento en 1889 fracasó asimismo; no pasó de ser un
ensayo de anexión, no llevado a la práctica. Finalmente, el plan del general Avezard -comandante
en jefe de la subdivisión de Mascara- se puso en marcha: Si Kaddour ibn Hamza fue encargado de
la autoridad francesa sobre los oasis. Sin embargo, en 1892, el intento comenzó a quebrarse: al jefe
de los Oulad Sidi Cheikh se le impidió el acceso al alcázar (fortaleza) de Gourara, y un año más
tarde, los Aït Khebbach atacaban a la comitiva y la derrotaban a la entrada de los oasis.
expansionista sahariana de Francia. En este sentido, había sido ya firmado un tratado con los
Azguer (Tuaregs del Este) el 26 de noviembre de 1862: establecía que estos últimos protegerían el
recorrido de las caravanas argelinas que atravesaban el desierto siguiendo el llamado itinerario
oriental; sin embargo, los Hoggar que mantenían fuertes relaciones con el territorio del Tidikelt
marroquí, no pudieron ser captados en primera instancia para la política francesa. Para conseguir el
cumplimiento de ese fin, las autoridades argelinas habían recurrido a los Chaambas y a los
dignatarios de la cofradía Tiyaniyya. En julio de 1893, una delegación Hoggar llegaba a el -Oued,
231
en busca de un contacto directo con las autoridades republicanas: a partir de entonces se puede
Sudán. Se buscaba con ello la captación de informes, de noticias, de todo tipo de datos sobre los
personajes más influyentes de la región de los oasis; informes que en un primer momento en 1893
eran obtenidos de forma bastante dispersa, aunque posteriormente los agentes franceses
conseguirían entablar relación directa con algunos notables de los territorios: Khénafsa de Gourara,
Moulay al- Hassan ben el-Mahdi de Tuat y al-Mahdi ben Badjouda de Tidikelt.
El gobernador general de Argelia, Jules Cambon,379 poco a poco iba consiguiendo conjuntar
los diferentes elementos de su política sahariana, preparatoria de la anexión del territorio: las tribus,
La resistencia marroquí a la penetración constante de la influencia gala por parte del nuevo
Sultán no hizo sino prolongar la tendencia ya iniciada por Mawlay Hassan de reforzamiento de la
soberanía imperial sobre los límites sur-orientales del Sultanato. De hecho, en el Tuat los efectos
del viaje histórico de Mawlay Hassan a Tafilete antes de su muerte persistían y se mantenían
convivencia entre los sedentarios habitantes de los alcázares y los nómadas era un hecho a pesar de
la persistente y creciente amenaza de intervención de las tropas galas. El difunto sultán había
puesto en guardia a los tuatíes contra las amenazas procedentes del norte, y tras advertirles sobre las
dificultades y los peligros de los tiempos que iban a venir, les había animado a una persistente
vigilancia que no podía tener ni un momento de reposo. Su muerte fue acogida con serenidad, y el
caid Ba-Hassoun había sido el encargado de transmitir a Fez los acuerdos de bai ´a de la región.380
378
Ibid, pag. 62.
379
Jules Cambon fue gobernador general de Argelia desde 1891 a 1897.
380
La bai ´a es el contrato de investidura entre el Sultán y los habitantes del Imperio jerifiano. Está deliberadamente
calcado del contrato por el que el profeta Mahoma fundó en Medina la primera sociedad política islámica. Como
contrato escrito que vinculaba al Sultán y a los distintos grupos de la población y como proceso de legitimación de la
autoridad política, que ya no se basaba únicamente en la fuerza, la bai ´a consolidó en los marroquíes el sentido de
pertenencia a una comunidad estatal intangible, más allá de las peripecias políticas y militares. Cada vez que cambiaba
el reinado, los jefes del ejército, los representantes de los grupos urbanos, los caídes y los cheijs de las cofradías
232
Sin embargo, un acontecimiento grave había afectado a Ba-Hassoun y a la delegación que le
acompañaba: un grupo de 120 jinetes de la tribu sahariana nómada de Ghananma, procedentes del
territorio de Saoura, había atacado a la comitiva, apoderándose de los acuerdos. La reacción del
Majzen había sido inmediata: Abd -al - Aziz había ordenado una leva de fuerzas en la propia
región, recluta encargada de la formación de un contingente armado que debía de tomar represalias
contra los atacantes; de esta manera, en el Tuat se constituyó una columna de 1.800 infantes y 205
jinetes, incluyendo a los Tuaregs de Sidi Ould el-Garradji. Una columna imperial comandada por
Ahmed ben Rezzouk reclutaba, sobre la marcha, jinetes entre los grupos bereberes y los Douï
Menia, una de las principales cabilas del Sureste del Sultanato; otra harka era formada en Tafilete,
pasando a estar dirigida por Si al- Hassan el-Oudghiri. El Sultán, a través de su delegado en Tánger,
informaba a las Legaciones extranjeras de la importancia de estas medidas punitivas, que tenían
como misión restablecer la tranquilidad en los confines del Imperio, " extirpando por completo las
Los problemas con las autoridades francesas no iban sino a comenzar, en una sucesión de
acontecimientos que alcanzarían su fin tres años después con la invasión militar francesa. Las
operaciones de las tropas jerifianas y la captura por los soldados imperiales de varios notables
tuatíes que habían reconocido la soberanía francesa, suponían el final de una etapa en la que se
había mantenido un constante pero pacífico tira y afloja entre las dos partes que disputaban la
región -Francia y Marruecos-; una dialéctica o tensión en la que las armas habían callado, y la
primacía había sido siempre de los recursos diplomáticos. El gobierno de París reaccionó ante
aquellos actos, ejercicio de la soberanía efectiva del Sultán en el territorio, de manera prepotente y
estruendosa, llena de orgullo malherido, presentando ante el Majzén una serie de altaneras
reivindicaciones a las que el Sultán no cedió, buscando como un medio de defensa el apoyo
enviaban a la corte su juramento de fidelidad. Estos juramentos, que estaban redactados partiendo casi del mismo
modelo, definían los derechos y deberes del Sultán y de la población. El deber de aquel era doble: defender el territorio
marroquí contra el enemigo exterior y mantener la paz en el interior. Como contrapartida, los habitantes le debían
sumisión total mientras no transgrediera las prescripciones islámicas y los derechos consuetudinarios.
381
Sayagh, S.: op. cit, pág. 78.
233
diplomático europeo. Francia iba a dar por terminada la etapa del tira y afloja y en este sentido, su
trancas y barrancas durante los dos decenios anteriores. No se trataba de poner a todo Marruecos
bajo el control galo, ni de una operación militar a gran escala, o a realizar en diferentes frentes, pero
violencia para llegar a la solución definitiva de la dilatada cuestión del Tuat. Francia no estaba
dispuesta a admitir ni a discutir más dilaciones ni a negociar la realidad - para ella irrenunciable- de
su derecho a ejercer el control sobre el amplio territorio de los oasis saharianos. La política de
apoyarse en los Oulad Sidi Cheikh y la cofradía Wazzaniyya, así como la búsqueda de aliados entre
los Tuatíes y los Tuaregs estaba a punto de llegar a su fin: para Francia, el Sáhara no era más que el
en una zona de influencia exclusiva de Argelia. Paralelamente, la prensa francesa se hacía eco de la
visita a París de Sid-Eddin, uno de los tres principales jefes de los Ouled-Sidi- Cheikh, como
representante de una de las tribus musulmanas más importantes que habitaban el territorio existente
entre Aïn-Sefra y el Tuat.382 Le Petit Journal, con fecha 14 de Agosto, anunciaba que en su reunión
del día anterior el Consejo de Ministros había estado estudiando una proposición del Ministerio de
la Guerra, tendente a la ocupación de In-Salah y del resto de oasis del Tuat y de Gourara. No se iba
a tratar de una mera expedición militar "de represalias" o conducente al restablecimiento de la paz
en el "Sur argelino".383 La operación iba a consistir en una serie de movimientos que tendrían como
finalidad la instalación en la región de una serie de jefes y notables indígenas encargados de poner
dominación y ocupación efectiva por parte de Francia de las regiones saharianas del Tuat, Tidikelt
382
" Le Touat", en Le Petit Journal, 14 de Agosto de 1.896.
383
La prensa francesa tergiversa y distorsiona la realidad histórica. Nunca habla del Tuat como perteneciente al Imperio
marroquí, sino que se utiliza constantemente para referirse a él la expresión genérica "el Sur argelino".
234
y Gourara. El rotativo mencionaba la preparación de algunas compañías de infantería así como de
diversos escuadrones de caballería, que habían sido enviados a reforzar las guarniciones del sur de
la colonia argelina; también se hacía eco del interés del gobierno en solicitar a las Cámaras, a la
vuelta de las vacaciones parlamentarias, la votación de un crédito especial que cubriese los gastos
no se pondría en marcha hasta iniciado el otoño. La visita del jefe de los Ouled Sidi-Cheikh al Quai
d´Orsay había sido la primera piedra en la preparación de la obra sahariana: Si- Eddin había
éxito de esta iniciativa era achacado por el rotativo a las habilidosas gestiones del Gobernador
general de Argelia, Cambon, terminando el artículo con una escueta valoración de lo que aportaba
el territorio de los oasis a Francia, cifrado en una población que oscilaba entre 600.000 y 1.000.000
ruta comercial transahariana que unía el Magreb con Tombuctú, a la vez que quedaba ya expedito
distanciamiento paulatino en lo que se refiere a los asuntos marroquíes con respecto al gobierno
francés, actitud acentuada posteriormente por los sucesos del Rif. El representante español en
Tánger, Emilio de Ojeda, no perdió el tiempo y, antes de que finalizara el verano, consultaba con el
diagnóstico sobre la gravedad del momento: los proyectos del Gobierno francés sobre el Tuat no
eran, como lo habían sido hasta entonces, una mera entelequia, una hipotética amenaza como la que
se había cernido sobre Marruecos a comienzos de la década de los noventa. No. Estos proyectos
prescindía, definitivamente y por completo, de la exclusiva soberanía que hasta el momento había
235
podido comprobarse en la rauda respuesta del Majzén: el antiguo Embajador en la corte de Madrid
Sid Abd el-Krim Brischa había sido llamado con celeridad a consultas por el Gran Visir Bu
permanecía en el más profundo de los secretos; al mismo tiempo Gianatelli Gentile, el primer
Las conversaciones hispano-inglesas en Tánger a finales del verano acabarían por romper
conjuntamente a las dos grandes potencias, Gran Bretaña y Francia, cuya concertación en la
cuestión marroquí parecía ya inalcanzable. En definitiva, eran las pretensiones galas sobre el Tuat
las que estaban haciendo imposible, en aquel momento, una conjunción a tres bandas en la que se
iniciarse, fruto del movimiento de pieza francés, y ese movimiento iba a suponer el traslado de la
partida, el gobierno español optó por desmarcarse de cualquier compromiso aislado con el gobierno
de la República, y se inició una aproximación o viraje diplomático hacia el Reino Unido que fue
gestado incluso antes de producirse la petición oficial por parte del gobierno marroquí a los
momentos, Emilio de Ojeda gozaba de una cierta " libertad" de movimientos en sus tareas de
prácticamente automática, llegar a un acuerdo con Gran Bretaña; España, por sí sola, no estaba en
Gran Bretaña, se centuplicaba y ello permitía al gobierno español ganar tiempo, dilatar la
disolución del Imperio marroquí, y ese tiempo le suponía a Madrid el poder prepararse mejor, a fin
236
de que ese desenlace no le sorprendiera en una situación de inferioridad. Ojeda y Nicolson veían
como inevitable una apelación marroquí, acompañada por el envío de una misión diplomática, a
algunos gabinetes europeos susceptibles de prestar su apoyo al Majzen.384 Por otro lado, el
Ministerio de Estado no solamente se limitaba a dejar obrar con bastante libertad a Ojeda, sino que
Embajada de Londres, con el fin de sentar las bases de una posible consulta al gabinete británico.
Para entonces, los acontecimientos se estaban sucediendo con suma celeridad: la Legación española
en Tánger había ofrecido una recepción de gala, a la cual habían estado invitados varios miembros
del Majzen, entre los cuales figuraba Abd- al- Krim Brischa, de vuelta de la Corte imperial y a
punto de realizar una serie de gestiones en la capital diplomática marroquí; a raíz de este encuentro
protocolario, tres días después, se iniciaban una serie de actuaciones emprendidas por Brischa que
trataban de sondear la opinión española ante la previsible invasión del Sáhara oriental por las tropas
francesas.
con Francia que, en lo tocante a Marruecos, había caracterizado el pasado inmediatamente anterior
en una petición oficial, en toda regla, de apoyo hasta no estar bien seguro de una respuesta
española, británica o italiana acorde a los intereses jerifianos; por eso, no acudió directamente a
consultar a Ojeda, sino que utilizó para sus contactos una vía indirecta, en forma de un antiguo
diplomático marroquí: las instrucciones que había recibido del Gobierno español eran
esencialmente las de aconsejar al " Majzén la más estricta prudencia y la sumisión del asunto a las
384
Ojeda al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. 30 de Agosto de 1896. Despacho número 164. A. G. A.
África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 73 / Ex. 2.
237
naciones europeas";385 el Sultán debía de abandonar toda pretensión de utilizar a sus fuerzas
armadas para oponerse a Francia y en todo caso, se le aconsejaba buscar un respaldo entre aquellas
potencias europeas amigas que pudiesen cerrar filas en torno suyo en esta ocasión, pero a la vez el
"los peligros que (en el sentir de España) encerraba (...) una confianza exagerada
en el apoyo de Europa contra las pretensiones francesas" .386
sistema de conciertos y de equilibrios de poder entre potencias en Europa, y la apertura a una nueva
mundial" o " policéntrico", sino en el temor que en Gran Bretaña y España suscitaba el hecho de
que, encontrándose el Sultanato con un firme respaldo por parte de diversas potencias, la seguridad
a la región del Tuat como hasta el momento presente. En Tánger, los delegados del Sultán se
postura marroquí podía precipitar a Francia a desencadenar una invasión de todo el Sultanato.
conformidad de intereses, con lo cual quedaba superada la anterior línea diplomática seguida por el
gobierno de Madrid desde el fin del conflicto de Melilla (intentando ajustarse a un acuerdo
simultáneo con Londres y París) y, por otra parte, parecía evidente un hecho que se iba a prolongar
constantemente por lo menos hasta la primavera de 1901: la falta de una continuidad en la acción
exterior española en la cuestión marroquí, entre 1894 y 1901.387 Ello fue fruto no sólo de la
385
Ibidem. Ojeda al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. 7 de Octubre de 1896. Despacho número 181.
386
Ibid.
387
Al menos, entre 1898 y 1899, la política exterior española oscilaba entre dos alternativas: a) tener en cuenta las
exigencias de Gran Bretaña y ponerse de acuerdo con ella, b) o buscar apoyo y defensa al lado de sus enemigos. Desde
agosto de 1898, se intentó la primera fórmula y a partir de abril de 1899, la segunda. Fracasado el intento de ingresar en
la Dúplice Alianza franco-rusa, Silvela dio un giro inesperado - a partir del verano de 1.900 - a la actuación española en
Marruecos, buscando el apoyo y concurso del gabinete británico en su ofensiva imperialista tendente a la ocupación de
Tarfaya y la Sakia al-Hamra. Lo hizo sin ofertar nada a cambio a Lord Salisbury.
238
ausencia de una voluntad política con metas claramente fijadas, sino de dos importantes carencias.
Marruecos de los que va a adolecer España hasta la llegada de Silvela al poder. Y en segundo lugar,
y con una mayor trascendencia, del hecho de que el país, no podía obrar en ningún momento por
iniciativa propia en la cuestión marroquí, no podía ejercitar una acción autónoma en el Sultanato y
de hecho hasta finales de siglo no lo intentaría y se vería obligado constantemente hasta entonces a
buscar apoyos o una conjunción de intereses con otra/s potencia/s; conjunción que le permitiera la
seguridad de obrar con una cierta libertad, sin temor a las represalias de una gran potencia.
Con todo, se había llegado en vísperas de la guerra con Estados Unidos a una suerte de
equilibrio: la presión ejercida por los sucesivos gobiernos españoles desde la segunda mitad de los
años ochenta en los asuntos del Sultanato había conseguido forjar una imagen de respeto hacia
España no sólo por parte de los marroquíes sino, lo que era más importante, por parte de las
marroquí, era de hecho uno de los actores principales de la obra llamada a representarse y al que no
se podía despedir de su resolución. No iba, claro está, a llevar la voz cantante en dicha
disolución del Imperio de una posición firme y prestigiosa que sólo se disolvería en parte, y
Establecido desde semanas antes el puntual acuerdo con Gran Bretaña, Ojeda relataba al
"Decliné por tanto entrar en el fondo de la cuestión y me limité a seguir los pasos de
V.E, aconsejando al Maghzen la más extricta (sic) prudencia, la sumisión del asunto á las
naciones europeas y los peligros que en mi sentir encerraba para el Sultán una confianza
exagerada en el apoyo de Europa contra las pretensiones francesas, confianza que
alentaría al Maghzen a proseguir el curso de baladronadas y de violencias, que tan
vivamente habíamos reprobado el Representante de Inglaterra y yo en los consejos que
ambos dimos al Gobierno del Sultán con motivo de su reciente acción en el Touat, consejos
239
y opiniones que merecieron a la sazón la alta aprobación de los Gobiernos de S.M. y de
S.M. Británica". 388
diversificara su petición de ayuda a las potencias europeas, rogándole que no acudiera sólo al
tándem Gran Bretaña / España, sino que visitara las Legaciones de las demás naciones europeas
con representación diplomática en Tánger o que, por lo menos, dentro de las europeas, a aquellas
más interesadas en la supervivencia del Imperio. Ahora bien, según el diplomático español, no se
trataba ni de mendigar ayudas, ni de una carrera desesperada por conquistar las simpatías de los
oficiales más o menos vagas. A juicio de Ojeda, la acción marroquí se debía limitar a transmitir a
los respectivos gobiernos una serie de misivas personales, o bien de Abd al- Aziz o bien del Gran
Visir Bu Ahmed, exponiendo detalladamente la situación, y requiriendo de sus buenos oficios ante
la actuación francesa, si así lo estimaban oportuno. Con todo, era esta una medida que España
aconsejaba emprender sólo en último extremo, es decir cuando se hubieran agotado previamente
El diplomático marroquí no hizo caso alguno de las insinuaciones españolas; poco después,
absolutamente nada sobre el asunto del Tuat. Es más, los delegados del Majzén no habían visitado a
ninguno de los diplomáticos extranjeros acreditados en la ciudad. De hecho, poco después, quedaba
suspendido el viaje anunciado tiempo antes de M. Torres a Tetuán, mientras llegaba a conocimiento
388
Ojeda al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. 7 de Octubre de 1896.Despacho no. 181.A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 73/ Ex. 2.
389
Ibid.
240
español, la noticia de un enfrentamiento de gravedad en el territorio tuatí entre las autoridades
argelinas y los delegados sultanianos en la región, a raíz del intento por parte de las primeras de
abrir unos pozos -en territorio del Imperio- junto a la ciudad de Timmimmum, intento frustrado por
Además, el día anterior, 6 de octubre, y sin conocimiento previo del Gobierno español, el delegado
Mohammed Torres, en lugar de desplazarse a Tetuán -como queda dicho- había remitido en Tánger
una Nota del Sultán Abd al- Aziz al Encargado de Negocios de la Legación francesa.
oposición del gobernador del distrito tuatí, invadido por los franceses, a las pretensiones
republicanas sobre un territorio que expresamente en la nota era aludido como una parte más del
Sultanato. Añadía a continuación que en el caso de persistir el gobierno de París en sus intenciones
de anexión sobre el Sáhara oriental, el Sultán había decidido someter el asunto a un arbitraje
internacional, y finalizaba en tono poco menos que amenazador, declinando toda responsabilidad
proponía. El Sultán declaraba hallarse dispuesto a arrostrar cualquier eventualidad antes que ceder
una pulgada más del territorio del Sultanato. Pero eso no era todo: Marruecos apostaba en su
confrontación con Francia por conseguir el apoyo español, aún sin haber llegado a un pleno
acuerdo con el Ministro Plenipotenciario Ojeda, ni tan siquiera haberlo discutido previamente. En
el documento se especificaba que, en el propuesto arbitraje sobre el territorio tuatí, se iba a dar un
papel preponderante, una mayor relevancia e importancia, a la voz de España sobre la de los demás
decenio anterior por España, en su papel de potencia de peso en la cuestión marroquí, tal como años
después haría con Estados Unidos o con el II Reich, para preservar su soberanía e independencia y
390
Ibid.
241
Marruecos jugaba fuerte, y esta jugada iba a conducirle al éxito. La respuesta francesa se
retrasó varias semanas. Ojeda llegaría a conocerla por medios estrictamente confidenciales, no
fondo de la cuestión. En dicho documento, Francia no alegaba razón alguna para apoyar sus
pretensiones sobre el Tuat; también es cierto que no rechazaba las que el Sultán había expuesto en
su Nota del 6 de octubre, limitándose a expresar el deseo de que reinase entre las cabilas
podría contribuir especialmente a este apetecido resultado, ordenando que se retiraran de aquel
territorio algunas de sus autoridades. En cuanto al arbitraje de las naciones europeas sobre el Tuat
propuesto por el Sultán, el gobierno francés prefería ignorarlo por completo, no haciendo en su
El incidente había terminado. Incluso ante la perplejidad de los propios delegados imperiales,
Brischa y Mohammed Torres que no se lo acababan de creer, todo había concluido. Al menos, de
momento. Hasta 1899, las tropas francesas no invadirían el Imperio; de hecho, la proyectada
expedición militar al Tuat había quedado aplazada, y una consecuencia de estos acontecimientos
era la aproximación anglo-hispana. Ojeda y Nicolson seguirían en contacto durante todo el otoño y
de arbitraje internacional, haciendo de esta manera recaer sobre Francia todas las responsabilidades
de su negativa a aceptarlo, robusteciendo así la validez de los derechos soberanistas de Abd al-
391
Ibidem. Ojeda al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. 21 de Noviembre de 1896. Despacho no. 212.
242
4.4. El papel económico de Melilla a finales del siglo XIX. La rivalidad comercial franco-
española.
Superada ya la fase de entendimiento con Francia, y habiendo entrado en una nueva etapa
marcada por el recelo, otra noticia contribuía a alarmar un poco más a las autoridades de Madrid
que veían como atentatorio a los intereses mercantiles españoles, y en concreto a los radicados en la
ciudad de Melilla, el futuro movimiento galo, hecho ahora en el extremo septentrional del Imperio.
Se abría ahora una fase de prácticamente dos años de duración, 1896-1898, en la que los
referente a la vigilancia de todo lo que acaecía en el territorio rifeño- quien alertaba a Ojeda, y éste
a su vez a Madrid sobre la existencia de un rumor entre los habitantes del territorio, que atribuía a
el creciente papel asumido en el Rif por Melilla, puesto que todos los productos de cualquier
procedencia en tránsito hacia el interior de Marruecos iban a ser objeto de unos ínfimos derechos
Uxda, y se rumoreaba incluso que el Sultán podía llegar al respecto a un convenio con el Gobierno
francés, de tal modo que en la ciudad marroquí se instalaría una Aduana con objeto de regular el
intenso tráfico que se esperaba. El objeto de esta determinación francesa era, evidentemente, anular
adquiriendo Melilla. Teodoro de Cuevas, el cónsul español, remarcaba que, al propio tiempo, el
establecimiento del puerto franco redundaría en una intensificación del comercio de armas ya
243
existente -y que él juzgaba de "gran abundancia"- entre Marruecos y el interior de la colonia
argelina. 392
De hecho, desde finales de los ochenta - tal como ha indicado Francisco Saro 393 -el comercio
de Melilla se había ido extendiendo hacia el este y sur marroquí, y en el comienzo de la década
siguiente los productos procedentes del mercado melillense alcanzaban y sobrepasaban la zona de
Uxda, Beni Mathar y el Dahra por el este, prolongándose hacia el Figuig, y hacia Debdú y Taza
hacia el sur y sudoeste.394 El francés Gabriel Delbrel, posteriormente protagonista en los sucesos
iniciados en Taza a finales de 1902 y colaborador del Rogui en su levantamiento contra Abd al-
Aziz, en sus recorridos por la zona en los años 1891 y 1892, aseguraba años más tarde que en
Los franceses se quejaban de que Melilla acaparaba el comercio a la derecha del río Muluya,
mientras algunos españoles, por el contrario, pensaban que era Argelia quien monopolizaba dicho
comercio. Así, el que fuera gobernador del Peñón de Vélez entre 1886 y 1889, José Ruiz Cebollino,
destinado en la plaza de Melilla, aseguraba en el Congreso Africanista celebrado entre 1892 y 1893
en Granada que los beneficios del comercio con el Rif se los llevaban los argelinos.396
península. Su situación era espléndida. "Base de nuestro comercio en el porvenir"; eso sí, sin
392
Ojeda a Tetuán. Sin fecha. Despacho no. 96 de 1.896. (S)ervicio (H)istórico (M)ilitar. Marruecos. Comandancia
General de Melilla. Rollo 167.
393
Saro Gandarillas, F.: " Los orígenes de la campaña del Rif de 1.909 " en Aldaba no. 22, 1993: Estudios sobre la
presencia española en el Norte de África, pp. 97-129.
394
El 18 de mayo de 1863 había sido promulgada la ley por la que se declaraba a Melilla puerto franco (se convertía
"puerto franco a este puerto sin puerto", señala Francisco Saro .Vid Saro Gandarillas, F.: "Los orígenes de la campaña
..." op. cit, pag. 100), lo mismo que a Ceuta y Chafarinas, beneficio que se extendía en 1872 al Peñón de Vélez y
Alhucemas. Complemento indispensable a esta ley fueron las disposiciones por las que se permitía el acceso a Melilla a
todo tipo de población, incluso extranjera, que se dedicara al comercio. El primer resultado de la ley del puerto franco,
con su franquicia, fue el hundimiento del pequeño comercio que Francia efectuaba a través de la frontera con
Marruecos, acaparando Melilla en el transcurso del tiempo todo el comercio desde el Tafilalt, por el valle del Muluya,
hasta Uxda y el Dahra. Véase Dechaud, Ed.: Le commerce alger-marocain, Argel, 1906, pag. 16.
395
Delbrel, Gabriel: España en Marruecos. Intereses generales de España en Marruecos. Intereses generales de España
en el valle del Muluya, en el Rif Oriental y en el Garb, Melilla, 1909.
396
Revista de Geografía Comercial, número 117, mayo de 1893.
244
ignorar que " el avance francés monopolizará el comercio de aquella zona", escribía Luis Andrade
El convenio de paz suscrito con Marruecos el 5 de marzo de 1894, por el que se ponía
término al conflicto de Melilla marcó el inicio de unas nuevas relaciones con las cabilas vecinas y
aunque no faltaron incidentes que recordaran los viejos tiempos de permanente rivalidad en los que
las tribus habían sido el garante de la independencia marroquí en el norte del Imperio, y sus
defensores frente a las avanzadillas españolas, las relaciones fueron más estrechas hasta el punto de
que Melilla vivió una de las épocas de mayor bonanza militar y económica de su historia. La vieja
ciudadela era ya "arteria comercial del Rif y cabilas interiores hasta Fez", según expresiva frase
del capitán de fragata Pedro Guarro González, en Melilla antes y durante la campaña de 1893.398
El final de esta campaña contempló un más que notable aumento de las transacciones
comerciales entre Melilla y Marruecos. La suspensión de los intercambios durante las operaciones
militares produjo cierta conmoción entre las cabilas del nordeste marroquí, ya habituadas a
considerar la ciudad española como centro comercial casi exclusivo de la zona. El escaso comercio
que aún se derivaba hacia Argelia fue captado por Melilla desde el momento en que los productos
entrados por este puerto eran comparativamente mucho más baratos, incluso los de procedencia
francesa.
397
Andrade, L.: Tuat y Muluya, Memorial de Ingenieros, no. XV, 1891, recogida a su vez en Saro Gandarillas, F.:
"Los orígenes de la campaña del Rif de 1.909 ...", en op.cit., pág. 102.
398
Revista de Geografía Comercial, no. 133 y 134, septiembre-octubre de 1894.
399
Dechaud, Ed : Le commerce alger-marocain, Argel, 1906, pag. 18
245
ben Rahhalen, quien en 1893, además de postular el establecimiento de aquellos depósitos, no
dudaba en aconsejar la creación de una aduana marroquí dentro de las propias ciudades argelinas
de la frontera, como ocurría en Melilla, pues para el Majzen "con tal de que continúe ingresando
los derechos de aduana (en un principio un 10 % ad valorem) que toda mercancía que entre en sus
estados debe pagar a los amines, poco le importa que los perciba en Uxda o en Melilla. En rigor,
para facilitar esta operación, se le autorizaría a percibir en Marnia - ciudad argelina- (los
El problema para el rival comercio argelino no era sólo de derechos del tráfico comercial
franceses o marroquíes, sino también de costes de transporte, por lo que, en cualquier caso, de no
variar éstos siempre salían más favorecidas las mercancías entradas por la ciudad española.
Repatriadas las tropas llegadas a Melilla durante el aparatoso conflicto de Sidi Guriach en la
primavera de 1894, el comercio volvió por sus cauces anteriores pero ahora con mayor volumen,
una vez finalizado el estado de alarma entre las tribus cercanas a la ciudad, una situación que había
paralizado todo el movimiento comercial: "Como estos obstáculos han tenido en Melilla el carácter
de permanentes, claro es que sin ellos las transacciones mercantiles habrían sido mucho
mayores".401 Las expectativas eran optimistas y quienes no estaban obsesionados por otros
aspectos más llamativos de la ciudad así lo veían. Como José Boada y Romeu, periodista presente
en la plaza durante el conflicto. Así lo expresaba, "(Melilla) ... ciudad que tomará mucho
excelente situación que ocupa ".402 El buen hacer, tan poco frecuente en Melilla por parte de otros
gobernadores, del nuevo comandante general Rafael Cerero " normalizó la situación creada por la
campaña, suavizó las relaciones con los fronterizos y expulsó a gran parte de la gente maleante
400
Ibid, pag. 19.
401
Llanos y Alcaraz, A.: Melilla, Madrid, 1894, pag. 348. Adolfo Llanos estuvo de corresponsal en Melilla durante la
guerra de 1893 como enviado de La Ilustración Nacional.
402
Boada y Romeu, J.: Allende el estrecho, Barcelona, 1895, pag. 334: También José Boada estuvo de corresponsal en
la citada campaña.
246
que había acudido durante los sucesos". 403 La labor fue continuada con el mismo buen talante por
Ya en estos años el volumen del comercio alcanzaba la cifra optimista de los cinco millones
de pesetas de ventas a Marruecos, y 360.000 la de las compras; cantidades que ni los más
hubiesen podido imaginar diez años antes, cuando abogaban por un incremento de las relaciones
hispanomarroquíes basado, sobre todo, en el comercio bilateral. Claro que lo que Coello, Azcárate,
Saavedra, Carvajal y Costa pretendían era más que nada el incremento de la penetración comercial
española y de las casas comerciales peninsulares. Pero, en este aspecto, se hubiesen sentido
continua de particulares y entidades de todo tipo durante el siglo XIX y principios del XX. Así, la
Comisión de Estado Mayor encargada de hacer una "Memoria descriptiva de Melilla" y su campo
por orden del general Martínez Campos, general en jefe de las tropas estacionadas en Melilla
durante la corta guerra de 1893, afirma en la misma: " Melilla es un puerto franco; su comercio,
casi exclusivamente, se encuentra en manos de hebreos, que obtienen por este medio pingües
403
Morales, G. de: Datos para la Historia de Melilla, 1908, pag. 331.
404
Una vez ratificado el Tratado de paz con Marruecos el 26 de Abril de 1860, y declarada la ciudad de Melilla puerto
franco, un gran número de nuevos residentes instalados en ella eran de origen hebreo, procedentes de la zona de Tetuán
y escapados de las esperadas represalias marroquíes tras la guerra de 1860 por su colaboración con las tropas
españolas.( Véase Sánchez de Valenzuela, M.: Una idea sobre el puerto de Melilla, 1904) Precisamente el hecho de
que fueran hebreos estos singulares inmigrantes fue causa inmediata para que Melilla tuviera otra faz y otras
características distintas de las casi exclusivamente militares que había tenido hasta entonces. Porque con amparo de la
nueva ley de puerto franco, los activos hebreos pusieron en marcha un mecanismo económico hasta entonces
inexistente: el comercio de importación y exportación. Dice Saro Gandarillas que " en las circunstancias que entonces
se daban en Melilla, esta clase de comercio no hubiese sido posible por manos de españoles por dos razones
fundamentales. Por su particularidad, pues se trataba de un mercado completamente diferente del habitual en España, y
por la manifiesta imposibilidad de acceder al territorio marroquí, puesta de manifiesto en el artículo 6º del Tratado por
el que se creó una Aduana marroquí en Melilla, y en el que se prohibía expresamente la entrada de los habitantes de
Melilla en el Rif. Esta prohibición era obviada por el elemento hebreo al tener libre acceso al territorio vecino, y en
todo caso, al disponer de intermediarios de su propia religión en el campo magrebí que actuaban como agentes
comerciales de las principales casas comerciales de la ciudad". Véase Saro Gandarillas, F.: "Los orígenes de la
campaña ... "op. cit, pág.127.
247
ganancias con los productos que venden, procedentes casi todos de Francia y Gibraltar".405
Confirma el marino Pedro Guarro el monopolio comercial a los hebreos, pero se opone a lo que
contrario, estima que la forma de negociar de la minoritaria pero activa colonia hebrea debía más
bien constituir un ejemplo para todos, pues " en la mayoría de los casos empiezan con una simple
mesa o como mucho una pobre barraca y en pocos años se convierten en empresas con fuerte
capital. Los españoles no servimos para el negocio y nos quedamos atrás". 406
b) Los productos españoles en Marruecos no podían competir con los extranjeros, sobre todo
franceses, ingleses y alemanes, de precio muy inferior y adaptados, en su mayoría, al gusto de los
cabileños. Las casas comerciales españolas miraban con distancia al prometedor mercado magrebí,
y mientras agentes comerciales franceses e ingleses e incluso germanos se acercaban por Melilla
c) Las comunicaciones con la península eran escasas e inestables. Sin embargo, Francia e
Inglaterra mantenían líneas de vapores fijas procedentes de Argelia y Gibraltar con escalas en
considerablemente más bajos que los establecidos por los vapores-correos españoles.
Aun en estas condiciones no puede negarse que el comercio español creció bastante desde
Por eso la Revista de Geografía Comercial, en su número del tercer trimestre de 1895, daba
para Melilla, en las cifras correspondientes al comercio exterior de España, las siguientes:
405
“Memoria descriptiva de Melilla y su campo exterior”, Melilla, 1894.
406
Revista de Geografía Comercial, no. 133 y 134, septiembre-octubre, 1894.
407
Vid: Marqués de la Vega de Armijo: “Marruecos y las potencias europeas”. Separata del Tomo XI de las Memorias
de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1905, pp. 305-307.
248
Cifras que no reflejan quizás con exactitud el comercio hispano-marroquí, pues en su mayor
De forma muy genérica, y con gran variabilidad según los años, puede decirse que el
A medida que Francia, a finales del siglo XIX, iba tomando confianza en su " extensa zona
de influencia " que existía al oeste de su colonia argelina, veía con mayor claridad el peligro que
contra sus intereses suponía la prosperidad comercial de Melilla; con tanta mayor razón cuanto que
desde siempre los franceses consideraban todo el territorio marroquí hasta el Muluya como
Las pequeñas medidas adoptadas para contrarrestar la pujanza melillense no habían dado el
resultado apetecido.
A finales del siglo XIX, la expansión comercial de la plaza era tan pujante que Melilla
acaparaba todo el comercio desde el Tafilalt, a través del largo y ancho valle del Muluya y su
cuenca hidrográfica, del Garet y de la mayor parte del Rif, según Dechaud.409 La misma Uxda,
ciudad comercial rayana con la frontera argelo-marroquí, recibía la mayor parte de sus productos
desde Melilla. Los productos franceses estaban gravados por derechos de aduanas excesivos, hasta
tal punto que las cabilas cercanas a Argelia preferían dirigirse al mercado melillense pese a los
gastos que ocasionaban los largos viajes, incluidos los "zettat" obligados a pagar como peaje a
algunas de las cabilas por cuyo territorio transitaban. A Uxda llegaban las caravanas procedentes
del Figuig por lo que puede decirse que los productos de importación de Melilla llegaban hasta tan
408
M. Marcet. " Revue de Geographie". Cit. por Boletín de la Real Sociedad Geográfica, tomo XII, s.a.
409
Dechaud, op. cit., pág. 17. Confirmado por Gabriel Delbrel que en aquella época recorría la zona comisionado por
la Sociedad de Geografía Comercial de París. También por Albert Moulieras, Le Maroc Inconnu, 1895.
249
lejano punto de los confines argelomarroquíes. Los productos, en general, eran un 20 % más
Sin embargo, el gobierno de la República no iba a permanecer quieto ante el auge del
comercio melillense: un factor crucial - tal como señala Abdelkader Sid Ahmed411 - en la expansión
de los intercambios comerciales europeos con la región norteafricana -el Magreb en su conjunto-
fue el papel creciente de los Gobiernos, en particular el francés, en apoyo de los intereses
mercantiles de sus comerciantes. La presión de París para que las materias primas y gran número de
bienes manufacturados franceses quedaran exentos del pago de tasas aduaneras en las fronteras del
Sultanato acabó por tener sus frutos: el Majzén intentó hacer frente a esta tentativa, pero
finalmente, el gobierno republicano obtuvo un éxito parcial, cuando las tarifas de 1892 redujeron al
5 % los derechos aduaneros sobre ciertos bienes, de procedencia francesa principalmente: vinos,
sedas, orfebrería.
Asimismo, al año siguiente, 1893, hubo un intento de convertir la ciudad argelina de Marnia
en una nueva Melilla sin que se llegara adoptar ninguna medida, que sin duda de haberse tomado
Un decreto francés de diciembre de 1896 permitía una cierta franquicia para mercancías en
tránsito hacia Marruecos y los oasis saharianos, sobre todo para los azúcares, cafés, tés y alcoholes
para perfumería y farmacia, siempre que fueran a ciertos puertos argelinos. La disposición no dio el
resultado apetecido, debido a que los gastos de transporte seguían siendo muy elevados hasta el
punto de que aún en franquicia el coste total del producto era muy superior al mismo traído desde
Melilla.
410
El Telegrama del Rif, no. 2241. Delbrel, G.: España en la región del Muluya. El trabajo publicado por Delbrel en
el desaparecido diario constituye la mejor relación de los hechos acontecidos entre 1900 y 1.909, hechos descritos por
un observador excepcional presente en la zona, y cuyo criterio es posible que debió influir no poco en las autoridades
de Melilla y, por su conducto, en el gobierno español.
411
Sid Ahmed, Abdelkader: El Mediterráneo, de la integración a la fragmentación: los intercambios de la Antigüedad
a nuestros días, Barcelona, Icaria editorial, 1998, pag 35.
250
4.5. Proyectos españoles en las costas del Rif.
Tal como señala el investigador marroquí Mohamed Naciri, la enorme extensión del
Sultanato había sido un inconveniente para el nivel de organización administrativa y militar del
Majzén, lo que había favorecido la delegación del poder central, y la aparición de una autonomía de
hecho en las periferias del país, en ocasiones acompañada de la exención de impuestos, como
sucedió a finales del siglo XIX en el Tuat, Gourara y Tidikelt. Del mismo modo sucedía en el Rif,
defensiva de los Toukhoums, o fronteras periféricas, zona de continua confrontación con las
412
tentativas portuguesa y española, de establecerse en las costas mediterránea y atlántica. El
Majzén, en este sentido, había considerado siempre el Rif un "zagr", es decir, una región con
derecho a privilegios por sostener la lucha contra los españoles que ocupaban diversos enclaves del
litoral marroquí. Por ello, los rifeños habían mantenido siempre una actitud de suma obediencia al
Sultán, tal como señala el historiador Abdallah Laroui. Señalemos de pasada que el término "zagr"
referirse a las tres "marcas" o fronteras que separaban la España musulmana de la España cristiana.
El Rif era pues considerado un territorio de dâr el-islam (perteneciente al mundo islámico)
fronterizo del dâr el-harb (perteneciente al mundo cristiano), y las cabilas rifeñas en contacto
directo con el enemigo cristiano debían forzosamente recibir un trato de favor puesto que
constituían la defensa contra el dâr el-harb. Sin embargo después de la guerra de Melilla, parecía
que había crecido la preocupación del Majzén por estos territorios, considerados secularmente
como pieza clave de la defensa del Imperio: el temor a que las cabilas fronterizas a las posiciones
españolas dejasen de cumplir su misión tradicional de garantes de la defensa del suelo nacional y
primera línea de avanzada en la lucha con los españoles parece que estaría en el origen de esta
412
Naciri, M.: "Estados unitarios y cuestiones territoriales en España y Marruecos", en Awraq. Estudios sobre el
mundo árabe e islámico contemporáneo. Vol. XVII, 1996, pag. 216.
251
preocupación. El Majzén no quería dejar ningún cabo suelto para asegurar el orden en el país: una
expedición militar, al mando del príncipe imperial Mawlay Arafa recorría desde 1895 la región
rifeña, procurando prevenir cualquier incidente que desatase un conflicto similar al conflicto de
Melilla. Con ello, el gobierno marroquí iniciaba una fase de constante presencia en el territorio,
supliendo la tarea tradicional de las cabilas que parecían desfallecer por momentos, ante la insidiosa
penetración imperialista europea. Esta expedición que había recurrido a la ayuda del gobernador
militar de Melilla había tenido otro cometido, amén de reforzar la presencia del gobierno central,
que había sido el de prevenir cualquier ataque piratesco de las cabilas costeras a buques europeos,
susceptible de provocar las iras de una gran potencia y determinar por ello el inicio de un nuevo
Al tomar posesión de su cargo como nuevo gobernador militar de Melilla, el general José
diferentes estudios en aras a reforzar las condiciones de defensa de la plaza. Al mismo tiempo
procedió a recorrer personalmente el límite exterior y todos los fuertes a fin de contar con la
suficiente información como para remitir, como hizo finalmente el 21 de diciembre de 1895, un
Melilla había supuesto el compromiso diplomático, asumido por el Majzén de convenir con España
el deslinde de una zona neutral que debía separar el Imperio marroquí del territorio bajo soberanía
española. Alcántara señalaba la desventaja inicial, a la hora de defender la ciudad, motivada por
estar las posiciones españolas dominadas por el territorio rifeño, que se encontraba a mayor altura.
Si esta condición no resultaba fatal para Melilla era por la propia debilidad de las cabilas al no
disponer de cañones ni material moderno de guerra (además Alcántara enjuiciaba a los rifeños
como adversarios calificándolos de “gente selvática”, sin instrucción, sin organización y sin
413
Ojeda al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. 12 de Febrero de 1.896. Despacho número 33. A.G.A.
África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 133 / Ex. 1.
252
teórico peligro por parte rifeña no había servido, sin embargo, para que fueran corregidas las
unidades de caballería. Las que existían no disponían de efectivos suficientes para cubrir las tareas
de vigilancia y patrulla de la línea fronteriza y para rechazar a los pastores marroquíes que
supuestamente violaban la misma y penetraban con su ganado en territorio melillense, teniendo que
ser complementadas por unidades de infantería. Los moros del Rey, es decir las unidades regulares
que guardaban la línea desde el lado marroquí habían hecho, a juicio de Alcántara, dejación
frontera de Melilla, sólo se encontraban en ella alrededor de 200, de los cuales sólo eran operativos
60 o 70. Su soldada se retrasaba constantemente, por lo que un gran número de ellos, sin desertar
busca de algún medio económico con el que subsistir y otros se entremezclaban con los vendedores
ambulantes. Alcántara juzgaba inútil la delimitación de una zona neutral: habría que expropiar de
sus propiedades por la fuerza a los dueños de las mismas, y mantenerlas luego bajo control militar
contra los rifeños mediante el empleo continuado de la violencia. Sin embargo el que el Ejército
ejerciese el control de una faja de terreno fronteriza más amplia no mejoraba notablemente las
condiciones defensivas de la plaza, pues Melilla seguiría estando dominada por las alturas
las cabilas tampoco lo iban a consentir: sometían a vigilancia estrecha a la guarnición y estaban
perfectamente al tanto de las bajas constantes que se producían en la misma, a la vez que el
Disciplinario, la unidad más temida por los rifeños, había visto muy menguadas sus fuerzas al ser
enviadas al Caribe para hacer frente a la sublevación de los independentistas cubanos. Dado que
consideraba inviable y contraproducente una política de enfrentamiento directo con las cabilas,
253
“(...) Creo que á España, a Melilla y aún al Rif convendría mucho más que la Zona
neutral, la amplitud de comercio.
Hoy está cerrada para él la costa septentrional de Marruecos y sólo por la Aduana
establecida en esta Plaza, se permite la importación y exportación de limitado número de
artículos.
Los moros que ven esterilizarse por falta de salida el producto de su suelo y de su
trabajo, ansían esta concesión porque comprenden toda la utilidad que les ha de reportar.
La plaza encontraría en ella el medio de fomentar el tráfico, atraer capitales españoles y de
desligarse del monopolio de la Argelia y Gibraltar y las potencias europeas no se
opondrían con razón a esta ventaja porque siendo Melilla puerto franco, aquí podrían venir
a disfrutar de ella.
Desaparezcan las trabas que hoy limitan el comercio, hágase éste extensivo a cuanto
produce el Riff y a cuanto de fuera pueda necesitar sin otra excepción que del contrabando
de guerra y de aquellos artículos declarados de ilícito comercio en ambos países , reporten
los riffeños beneficios que hoy desconocen y cuando vean que con el aumento de sus
capitales aumenta su bienestar, se aficionarán al tráfico, modificarán su bárbara condición
y convencidos de lo mucho que les importa conservar la paz y mantener buenas relaciones
con los españoles, depondrán su actitud hostil y concluirán por ser verdaderos amigos “. 414
Se ponían así las bases de una política nueva, emanada desde Melilla y que buscaba la
apertura de la ciudad al Rif y la potenciación de las relaciones comerciales y de buena vecindad con
las cabilas próximas, que inexorablemente conduciría a una penetración económica española en la
región, a los acuerdos de las compañías mineras con el Rogui y a un desenlace final con la guerra
de 1909.
En los primeros meses de 1896 se estuvo barajando la posibilidad de reforzar las defensas de
Melilla en previsión de nuevos ataques de las cabilas vecinas. Una de las primeras ideas con las que
se especuló fue la de construir una carretera que uniese el fuerte "Reina Regente", con los situados
414
Informe dirigido por el gobernador militar de Melilla, José Alcantara al Ministro de la Guerra, Marcelo de
Azcárraga. 21 de Diciembre de 1895. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 160 / Ex. 1.
254
a la orilla derecha del río Oro (Camellos, Purísima Concepción, Alfonso XIII y Aguriach bajo). El
sentido favorable para los intereses de España como deseaban las autoridades de la Península. En la
primavera de 1896, un incidente de cierta gravedad se producía cuando una patrulla de caballería
era hostigada por miembros de la cabila de Mazuza dentro de los límites del campo español, en las
proximidades del puente de Río Oro, resultando heridos de cierta gravedad un soldado y el sargento
al mando de la patrulla. El incidente se complicaba cuando otra pequeña unidad española intervenía
en auxilio de la atacada, dando lugar a una pequeña batalla al pie de una de las piezas del complejo
españolas que permanecieron en el campo durante varios días como un intento de disuadir a los
la máxima autoridad imperial en el territorio, el Bajá o gobernador del campo fronterizo de Melilla,
Mohammed Anflus, una durísima nota en la que le relataba escuetamente los hechos, y por último,
le amenazaba - en caso de persistir los cabileños en nuevas agresiones- con el empleo de una serie
de métodos expeditivos, que consistirían en el bombardeo sistemático y continuo por parte de las
piezas artilleras españolas de todos los poblados de la cabila de Mazuza, a su alcance. 416Al mismo
El Bajá contestó con suma premura, solicitando una entrevista con el gobernador militar
melillense, a la que acudió acompañado por representantes de las cabilas fronterizas de la plaza y
por los Administradores de la Aduana marroquí.417 Dos pastores marroquíes habían resultado
heridos, y uno de ellos estaba a punto de fallecer. Las pesquisas del funcionario imperial le llevaron
a averiguar que no habían sido ellos los agresores de los españoles. Una patrulla de caballería de la
415
R.O. de 17 de Marzo de 1896 del Ministerio de la Guerra dirigida al Comandante General de Melilla.(S)ervicio
(H)istórico (M)ilitar. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla, rollo 167.
416
Comandante General de Melilla al Bajá del Campo fronterizo. 27 de Abril de 1896. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla, rollo 167.
417
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 1 de mayo de 1896.S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla, rollo 167.
255
plaza había cargado sobre los pastores, golpeándoles con sus sables y los marroquíes no habían
hecho uso de sus armas de fuego hasta no verse provocados. Al mismo tiempo, el gobernador se
quejaba de la continuas provocaciones de los militares españoles hacia los cabileños, a los que
golpeaban con frecuencia cuando éstos volvían a territorio marroquí tras hacer sus compras en
oficial de protesta ante Mohammed Torres, el delegado imperial ante el cuerpo diplomático
internacional.
Años después, Tomás García Figueras tuvo ocasión de estudiar este incidente en el
expediente que sobre el mismo existía en el archivo de la "Comisión Histórica de las Campañas de
origen, no existió una agresión de los cabileños; se trataba de un incidente fronterizo provocado por
las tropas españolas. Sin embargo prefirió callar y no publicar sus averiguaciones; simplemente las
Se trataría por lo tanto de un motivo o pretexto buscado por los españoles (efectuado
unilateralmente o no por los militares destacados en Melilla; no podemos apreciar si se hizo con
conocimiento o no del gobierno restauracionista) para negociar con ventaja y realizar una serie de
exigencias cada vez más cuantiosas a los delegados del Sultán. Así, Ojeda confiesa el 1 de mayo al
comandante general de Melilla, su deseo de que " pueda España recobrar la libertad de acción que
le permita imponerse por sí sola a aquéllas insolentes kabilas".421 En su conferencia con Anflus y
418
Nota del Bajá del Campo fronterizo al Comandante Militar de Melilla. 27 de Abril de 1896. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla, rollo 167.
419
"Noticias varias relativas al período 1884-1906 (Datos sobre el Rogui)". (B)iblioteca (N)acional. Madrid.
Miscelánea García Figueras. Tomo XXVII, pág. 218.
420
Ibidem.
421
Telegrama de Emilio de Ojeda al Comandante General de Melilla. 1 de mayo de 1898. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla. Rollo 167.
256
sus interlocutores de que toda la culpa de los incidentes fronterizos recaía sobre los ganaderos
marroquíes que, avanzada la noche, y amparados en la espesa niebla invadían el territorio español,
para utilizar unos pastos que no les pertenecían. Se estaban sentando las bases para reclamar del
En la otra plaza fuerte española, Ceuta, las autoridades marroquíes demostraban en aquel
momento una clara vocación de buena vecindad, entendiendo que gracias a ella se podían esperar
fronteriza, Abdessalam Saide, en una instancia dirigida al jefe del gobierno español señalaba que
iba a efectuar unas obras de reedificación en el serrallo marroquí ubicado en el campo neutral,
ciudad española. La autoridad militar ceutí entendió que no debía accederse a la solicitud si ésta
comportaba el empleo de presos; ahora bien estaba dispuesto a reconsiderar esta actitud si se
arrancaba del Majzén una contraprestación cual era que el gobierno imperial concediese a Ceuta el
permiso para llevar a cabo la construcción de un acueducto o conducción de agua desde los
suministro.422 Las indicaciones del general Correa fueron transmitidas a los servicios diplomáticos
(Legación de España en Tánger) formulándose la petición ante el Delegado del Sultán en Tánger,
los designios hispanos, a pedir informes a las cabilas vecinas de los manantiales, resultando de ellos
que dichas aguas regaban sus terrenos de cultivo y eran propiedad de algunos habitantes del lugar.
Por todo ello el Sultán no podía acceder a su expropiación ni a su cesión a España. Sin embargo las
autoridades españolas no aceptaron una negativa, y se esgrimió el permiso a las obras del serrallo
como elemento con función persuasiva para que el Sultán cediera y expropiara terrenos y
manantiales a sus legítimos propietarios. El Majzén utilizó como arma entonces la dilación en las
negociaciones para no acceder al chantaje español, mientras que la Legación en Tánger aconsejaba
422
Informe dirigido por el Comandante General de Ceuta, Rafael Correa al Ministro Plenipotenciario de España en
Tánger. 11 de Julio de 1896. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
257
a la Comandancia de Ceuta que se utilizase con los tribeños el soborno; si no aceptaban
voluntariamente vender sus manantiales, había que comprar sus voluntades. 423
conducente a consolidar su presencia en el extremo norte marroquí. Para ello, y tal como haría el
inseguridad en las aguas que bañaban la costa norte del Imperio. Con el objetivo aparente de
perseguir las prácticas piráticas de los rifeños de la costa y de atajar el flujo contrabandista en un
de 1895 - llegó a manejar la posibilidad de que unidades navales españolas ejerciesen el derecho de
policía en la costa mediterránea marroquí. Las fuentes archivísticas nos permiten seguir con
bastante fidelidad los hechos. A este fin se le encargó un estudio al Embajador de España en Italia,
Francisco Merry y Colom, conde de Benomar, el diplomático sobre el que, al menos hasta el otoño
de 1888, los gobiernos liberales habían confiado buena parte del peso de la política exterior
española. Desde 1860 había sido el mayor experto español en la cuestión de Marruecos (ocupando
desde la representación de España en Berlín, manejó los hilos del Pacto Secreto hispano-italiano, al
menos hasta su cese en la sede de Alemania en 1888. Fue quizás uno de los últimos valedores de
una política exterior que basada en el "Pacto Secreto", en clave antifrancesa, concibiese este
acuerdo sólo como punto de partida de una política de mayor compromiso y no como un fin en sí
mismo.
En su estudio conducente a refrendar el ejercicio del derecho de policía que España debía de
tener en la costa mediterránea marroquí, Benomar manifestaba, haciendo referencia a los artículos
25 y 26 del Tratado de 1861 entre España y Marruecos, que el Sultán había cedido a la Monarquía
423
Carta particular dirigida por el Ministro Plenipotenciario español en Tánger al Comandante General de Ceuta. 21 de
Julio de 1896. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
258
española el derecho de ejercer la vigilancia marítima en las aguas que bañaban la costa marroquí
desde la desembocadura del río Martín en las proximidades de Tetuán hasta la frontera de Argelia,
y que, de hecho, España había ejercido este derecho notificando a los rifeños de la costa, por medio
de las autoridades imperiales en el territorio, que sus cárabos o buques pesqueros no podrían
navegar sin llevar un pasaporte especial expedido por uno de los consulados españoles en
Marruecos, o por cualquiera de los gobernadores militares de Ceuta, Melilla, Alhucemas, Peñón de
Vélez o Chafarinas.Un buque de guerra español había recorrido periódicamente las costas del Rif424
los efectos positivos de estas medidas que acabaron con la piratería rifeña, la cual había vuelto a
estudio paralelo que recogía una larga lista con las infracciones al libre derecho de navegación
cometidas por los rifeños en los últimos veinticinco años,426 insistiendo en la conveniencia de
resucitar la práctica de la expedición de los pasaportes a los patrones de las embarcaciones rifeñas,
pero arguyendo la debilidad militar de Abd al- Aziz y su incapacidad para " ejercer de hecho su
soberanía sobre las kabilas rifeñas" ( a las que se dibujaba en el texto como propensas a los actos
424
A partir de Mayo de 1894, se había hablado con mucha insistencia en Melilla del contrabando de armas en las
costas del Rif. García Figueras, aunque no llegase a publicarlas, recoge algunas informaciones al respecto,
mecanografiadas en su Miscelánea, depositada hoy en día en la Biblioteca Nacional. Esta documentación procede de
las consultas que pudo realizar en los fondos del Ministerio de la Guerra español. Al respecto, señala que el tráfico
ilícito tenía un doble origen: Málaga y Gibraltar. A continuación, admite claramente que las armas las traían
contrabandistas españoles con sus faluchos, desde la Península. Por ello se encomendó la vigilancia de las costas
rifeñas al cañonero Vicente Yañez Pinzón. (Estos datos se pueden corroborar, asimismo en: " Vigilancia del cañonero
Vicente Yáñez Pinzón (1894)" en S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 165). García Figueras
concluye que la vigilancia naval española fue completamente ineficaz, al ser ejercida por un solo cañonero. El autor
añade que durante estos años Alemania se estaba deshaciendo de armamento como el Mauser modelo 1874, ya
anticuado, que junto con abundante munición estaba siendo distribuido desde 1893 en las costas atlánticas de África
(fundamentalmente en Camerún y Marruecos), siendo embarcado en Hamburgo. El Delegado del Sultán ante el cuerpo
diplomático en Tánger, Sid Mohammed Torres dirigió una nota al Ministro Plenipotenciario de Inglaterra para que
recomendase a los agentes a sus órdenes la mayor vigilancia. "Noticias varias relativas al período 1884-1906 (Datos
sobre el Rogui) ", en B.N. Madrid. Miscelánea García Figueras. Tomo XXVII, pág. 215.
425
Conde de Benomar, Embajador de España en Roma al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. 18 de Junio
de 1895. Despacho número 156. A. G. A. África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 102 / Ex. 2.
426
Los expedientes que obraban en el Ministerio de Estado contradecían el informe de Benomar: desde 1860 hasta
1889 - período objeto de estudio- habían sido frecuentes los asaltos de buques mercantes por parte de cárabos rifeños,
el apresamiento de pescadores españoles por las tribus costeras así como la introducción ilegal de armas en el Rif y
otras actividades de contrabando a partir de Tánger. Tampoco constaba a nivel oficial la existencia de pasaportes
otorgados por las autoridades españolas en Marruecos, por lo que se concluía afirmando que si la práctica de provisión
de tales documentos existió, sólo fue efectiva y se cumplió durante un tiempo, cayendo muy pronto en desuso.
259
vandálicos, insumisas recalcitrantes al Majzén y prácticamente independientes con respecto al
varios buques de guerra españoles patrullando en las costas marroquíes. El Informe conclusivo del
de cañoneras; los conflictos coloniales en aguas caribeñas mantenían distraídas a las unidades
navales, cuya presencia era ahora necesaria en el escenario marroquí .España no podía disponer de
buques de guerra para desplazarlos a las aguas del Sultanato, reforzando su política de infiltración
De hecho, iba a ser la total imposibilidad de desplazar buques de guerra a aguas marroquíes
la que frustraría momentáneamente este proyecto, que no fue tan siquiera presentado, para su
4.6. El Rif y las "prácticas piráticas". Los ataques al Prosper Corin y Sevilla.
La susceptibilidad del gobierno español era paralela a la de las autoridades militares de las
fortalezas y posiciones enclavadas a lo largo de la costa rifeña. Entre civiles y militares era una
opinión generalizada que había que evitar incidentes de gravedad que pudiesen llevar a una
repetición de los hechos que habían terminado con el conflicto de Melilla en 1893. Así, el ejército
español había procedido a una reestructuración del servicio de información de las plazas, formado
por confidentes nativos simpatizantes de la causa española, a los que se tenía buen cuidado en
mantener retribuidos puntualmente. El flujo de noticias que aportaban era utilizado para poner en
marcha una serie de medidas preventivas de cualquier altercado: ante todo, las relaciones españolas
427
Informe del Ministerio de Estado español sobre el derecho de vigilancia de la costa marroquí que tiene España.
Madrid, 3 de Julio de 1895. África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 102 / Ex. 2.
260
con las cabilas fronterizas no debían de emponzoñarse ni ensombrecerse bajo ningún concepto.
Periódicamente, ciertas sensaciones de alarma corrían entre los responsables militares de las
diversas guarniciones. En julio de 1896, las confidencias llegadas al puesto del Peñón de Vélez de
la Gomera hablaban de un posible golpe de mano rifeño contra el lugar. Según dicha información,
varios cabileños que se habían desplazado desde Alhucemas estaban preparando el secuestro de uno
o varios militares o civiles de la plaza, con el fin de mantenerlos cautivos, hasta que el Gobierno
español pusiera en libertad a siete marroquíes que se encontraban presos en la guarnición, acusados
de prácticas piráticas.428
En septiembre, un incidente similar tenía como escenario Melilla. Deseosas las autoridades
militares españolas de consolidar la paz y de rehuir todo conflicto local, esta actitud les había
llevado a colaborar con la expedición imperial que había recorrido el Rif, y ahora se abría la
posibilidad de sentar las bases de una nueva etapa de convivencia, más proclive a los deseos
españoles. Sin embargo, se estaba gestando en las proximidades de Melilla un conflicto que
enfrentaría a los cabileños contra los delegados del Majzén. La alarma venía dada por una
medio millón de cartuchos procedente de la ciudad argelina de Orán, y que tendría como destino a
las cabilas fronterizas de la plaza. Este hecho, enmarcable dentro del contrabando y constante
tráfico de armas y municiones que se daba en aquellos años en diversas partes del territorio
imperial (Sus, Nun, Rif) parecía tanto más grave, cuando no se sabía con exactitud cual era la
finalidad con la que se iban a usar estas municiones, pues se especulaba sobre su posible
Toda esta tensión estaba llamada a estallar aquel mismo año, a raíz de un episodio pirático
que pondrá en marcha una dinámica que se arrastrará hasta 1898, plagada de diversos hechos
428
Despacho del Gobernador de la Plaza del Peñón de Vélez de la Gomera al Comandante general de Melilla. 10 de
Julio de 1896. S.H.M. Archivo de la Comandancia de Melilla, rollo 167.
429
Oficio del general Azcárraga, Ministro de la Guerra dirigido al Marqués de Amposta, Subsecretario del Ministerio
de Estado. 3 de Septiembre de 1896. A.G.A. África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 133 / Ex. 1
261
por el control del Rif entre Francia y España; choque que concluyó con la aparente victoria
española, y finalmente, con el reforzamiento en el territorio del poder majzení. El episodio que
inicia esta etapa ha estado, en realidad, mal estudiado hasta el momento en que fue objeto de
análisis por parte de Germain Ayache.430 Todavía en un trabajo de Mohamed Chtatou de 1996, es
posible encontrar algunas imprecisiones. Chtatou se refiere a este período de grandes trastornos en
la región rifeña, conocido más comúnmente como ripublik, y que se prolongaría desde 1895 a
1921, como una etapa en la que "el Rif fue el teatro de una intensa actividad política y militar
central, conflictos inter e intra-tribales".431 Para este autor, la ripublik comenzaría cuando en torno
al año de 1890, los cabileños de Bocoya, pacíficos pescadores hasta el momento "se transformaron
en feroces piratas " que comenzaron a atacar buques franceses, italianos, portugueses y españoles a
Tal y como se encargaría de explicitar Germain Ayache, hay que descartar esta explicación
simplista, trufada del influjo de la historiografía europea, de corte más o menos justificativo del
colonialismo. Los inicios de las prácticas piráticas en el Rif a partir de la década final del siglo XIX
a la costa atlántica casi exclusivamente, puesto que en la mediterránea, todos los puntos más
accesibles y susceptibles de potenciar las relaciones comerciales estaban desde hacía varios siglos
en manos de los españoles, o controlados por ellos. A este primer factor habría que añadir la
excentricidad geográfica del Rif, auténtico " cul de sac" del Imperio marroquí,432 un territorio cuya
complicada orografía y la pobreza de sus suelos, constituían las razones de su gran atraso
económico. Ahora bien, cuando a partir de 1860 se había avivado la concurrencia entre los diversos
430
Ayache, Germain : Les origines de la guerre du Rif, París-Rabat, Publications de la Sorbonne / S.M.E.R., 1981, pp.
107- 112.
431
Chtatou, M.: "Aspectos de la organización política en el Rif durante el reinado de Ben Abdel-Krim El-Khattabi" en
Fundamentos de Antropología, nos. 4 y 5, Granada, 1996, pag. 61.
432
Ayache, Germain : Les origines de la guerre ...op.cit., pag. 107.
262
países europeos compitiendo entre sí con la finalidad de acaparar y conquistar el mercado marroquí,
el Rif había iniciado una fase de relaciones estrechas con la provincia de Málaga y con la colonia
inglesa de Gibraltar, basadas en el comercio de contrabando. Sin tener que pagar los derechos de
aduanas al Majzén, la región se abría a un intenso tráfico de mercancías prohibidas por las
prohibiciones del Sultán por lo que se refiere a este último artículo tenían como objeto paliar las
reservas de carne. El contrabando entre las cabilas costeras iba a permitir una serie de connivencias
con españoles e ingleses que abrían la puerta a la infiltración política de las potencias europeas.
Asimismo para el Imperio además de una serie de repercusiones negativas para sus finanzas, su
había generado una serie de problemas interiores que minaban el poder del Estado, y de incidentes
Gobiernos europeos con el fin de que cesaran de amparar y permitir los movimientos de los
contrabandistas. Pero todas las acciones de Abd-al- Aziz habían sido en vano. Así el 9 de
noviembre de 1896, como señala Germain Ayache, el Sultán había dado instrucciones a
plenipotenciario de Gran Bretaña que gran parte del contrabando que recalaba en el Rif lo hacía a
partir de Gibraltar y, asimismo, para que rogase a las autoridades británicas que cooperasen en su
extinción. Nada hicieron los británicos en este sentido.433 Es más, España había intentado, a su vez,
poco a poco jirones de la soberanía imperial en el Norte de Marruecos. Era sobre todo la bahía de
Alhucemas, la que se había consolidado como la base o centro de las más frecuentes operaciones
contrabandistas. Y eso que a poca distancia de la costa, existía una plaza española enclavada sobre
433
Ayache, Germain : op. cit., pag.108.
263
un islote. Bajo los ojos benévolos del Comandante, los navíos procedentes de Málaga o Gibraltar,
desembarcaban en el territorio rifeño petróleo, tejidos, fusiles, cartuchos, velas y candelas, etc. Las
mercancías eran recogidas y distribuidas en pequeños lotes, y transportadas a las playas por algunas
total pertenecientes a la fracción Izemouren de esta pequeña cabila que monopolizaban el trafico
contrabandista.434
El origen de las acciones piráticas, por otra parte, no se debía a una iniciativa autónoma de
los Bocoyas. Hacia finales de siglo, comienzan los problemas cuando tras haber pagado
ajustar las cuentas de sus negocios con los agentes contrabandistas, es asesinado. Faltos los
Bocoyas de recursos legales a la hora de reclamar, se deciden a arreglar por ellos mismos sus
cuentas con los medios que se les ofrecen: la piratería. Para ellos, lo más cómodo era esperar la
oportunidad que se les presentaba cuando un pequeño velero europeo estuviera muy próximo a la
costa, retenido por la calma del viento, para abordarlo y tomar a algunos de los miembros de su
No hay ninguna conversión total de la cabila Bocoya a la piratería, y en todo caso el origen
de las tropelías que cometieron algunos rifeños, tal como apuntó el Sultán a uno de sus delegados
contrabando". 435
Ensenada de la Cebadilla un barco fondeado había sido atacado por varias barcas rifeñas. Dado que
no existía ningún buque de guerra de patrulla por la zona que pudiera auxiliarlo, se tuvo que
recurrir a un barco mercante, el vapor-correo Sevilla que cubría usualmente la línea de navegación
434
Ibidem, pp. 108-110.
435
Carta del Sultán Mawlay Abd al- Aziz a su delegado, Mohammed Lebbadi de 9 de noviembre de 1896, recogida a
su vez en Ayache, G.: op.cit, pag. 109.
264
que unía Melilla con Alhucemas y el Peñón de Vélez de la Gomera. Como en esos instantes, el
inmediatamente al gobernador del Peñón, por si, en su camino de regreso a Melilla, el vapor podía
prestar algún tipo de socorro al buque atacado. Trasladado al lugar de los hechos, descubría a unas
veinte millas de la costa a un buque de vela francés - el Prosper Corin del que posteriormente se
sabría que estaba matriculado en Dieppe y que estaba cubriendo la línea entre Cádiz y Argelia436-
escapaban del buque hacia la costa, transportando prisionera a casi toda la tripulación. El Sevilla les
dio caza, consiguiendo rescatar a los rehenes y recuperando algunas de las armas y objetos robados
del barco. Como los marineros franceses les dieron cuenta de que todavía quedaban a bordo del
navío asaltado un marinero y el capitán, los españoles volvieron al lugar donde se encontraba a la
deriva el buque francés, siendo entonces atacados desde el mismo por varias descargas cerradas de
los Bocoyas que estaban parapetados esperándoles. A consecuencia del combate trabado, fallecían
uno de los rifeños capturado por los españoles del Sevilla al rescatar a la tripulación atacada y un
soldado del regimiento de África de guarnición en Alhucemas, a la par que resultaban heridos uno
de los marineros franceses rescatados, varios tripulantes del Sevilla y un revolucionario cubano,
caribeño y que se había prestado como voluntario para ayudar a las autoridades españolas durante
nombraba a un instructor encargado de llevar a cabo las diligencias de la investigación. Por otra
delegado imperial, Bajá del Campo fronterizo, las circunstancias del hecho, culpabilizaba del
436
Oficio del Ministerio de la Guerra dirigido al Ministerio de Estado.9 de Octubre de 1896. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 194 / Ex. 2
437
Telegrama del gobernador de la plaza de Alhucemas al Comandante Militar de Melilla. 7 de Octubre de 1.896.
S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla, rollo 791.
265
mismo al Majzén, por la " negligencia de las autoridades marroquíes " a la hora de evitar estos
gobierno que el capitán del buque atacado, José Aubet se hallaba preso en territorio Bocoya. En las
dependencias sanitarias de la plaza fallecían el deportado cubano y uno de los marineros españoles
herido en el combate, el fogonero del Sevilla Manuel Nebro, mientras que el marinero francés
Aubert Vicent sufría la amputación de parte del brazo izquierdo, falleciendo también horas después
de la operación quirúrgica.439
Los hechos conocidos en Francia eran magnificados como un grave ultraje, que no se podía
tolerar; precisamente, el eco de la noticia en el país vecino alentó a las autoridades españolas a
instrucciones al Comandante Militar de Melilla, urgiéndole a ello: lo que debía hacer el gobernador
de Melilla era gestionar a la mayor rapidez posible, la liberación del marinero francés, aún a costa
de tener que ceder ante el chantaje de los Bocoyas, que solicitaban el canje de Aubet por uno de los
nomenclatura oficial se habla de " prestar un servicio humanitario a una nación amiga ", pero hay
que vislumbrar detrás de estas palabras una realidad que se evidenciará aún más con el transcurso
de los días. Las autoridades españolas entienden que el territorio rifeño es un hinterland que les
pertenece en exclusiva por ser la salida natural a las plazas y posesiones en la región; al Rif se le ve
como parte imprescindible del futuro Marruecos español, la proyección lógica de la política
expansionista futura, un hinterland tan irrenunciable como lo era el Tuat para la expansión colonial
francesa a partir de Argelia. Por lo tanto la causa de la premura y la rapidez que se le solicitaban al
desinteresada, amistosa de España; respondía a las prisas de querer concluir con el asunto antes de
438
Ibidem. Nota de protesta del Comandante Militar de Melilla al Bajá del Campo fronterizo. 8 de Octubre de 1.896.
439
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro Plenipotenciario de España en Tánger. 8 de Octubre de
1896. A.G.A.África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 194 / Ex. 2
266
que se pudiese producir la eventual injerencia de los agentes franceses.440 Es por ello por lo que el
Gobierno, que todavía prolongaba sus vacaciones estivales en San Sebastián, se decidió a actuar
rápidamente a fin de conjurar las iras francesas, previendo que de no hacerlo así, era muy probable
una intervención directa gala. A este fin, el Ministro de Estado, el conservador Duque de Tetuán
conversara con su colega francés y le diera aviso de la reclamación que España iba a formular ante
el Majzén, exigiendo reparaciones, una indemnización y un castigo ejemplar para los culpables, a la
par que una garantía expresa del gobierno imperial de que tal tipo de actos no iban a volver a
repetirse en las costas del Rif. El Duque de Tetuán pretendía barajar una fórmula que garantizase
para España el control absoluto en las gestiones diplomáticas que se habían iniciado en Tánger y en
Alhucemas con el fin de obtener la libertad del secuestrado: tal fórmula consistía en atribuir a
España en exclusividad la representación de los intereses europeos en el Rif. No cabía por lo tanto,
Por lo pronto, la autoridad imperial en el Rif no era muy receptiva a las demandas españolas.
El Gobernador militar de Alhucemas había intentado que el Bajá del campo fronterizo, el caid
Lahsem ejerciera sus funciones de delegado del Majzén y actuara de mediador en la negociación
del rescate. El caíd residía en la Alcazaba de Mustara, a cierta distancia del Peñón y los primeros
intentos de contactar con él habían fracasado.442 Mientras tanto, en Tánger, Ojeda llevaba a cabo
una actividad frenética: estaba pendiente en todo momento de los movimientos de la diplomacia
francesa allí representada; en contacto directo con la Legación de Francia, intentaba no solo vigilar
la acción del Encargado de Negocios de esta representación, sino que con sus constantes consejos
intentaba además encauzarle y disuadirle de llevar a cabo una actuación autónoma de la española.
Al mismo tiempo, visitaba al Delegado imperial, Mohammed Torres quien había prometido
440
Telegrama del Ministro de la Guerra, Marcelo Azcárraga al Comandante Militar de Melilla. 18 de Octubre de 1896.
S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla, rollo 791.
441
Telegrama del Ministro de Estado español, duque de Tetuán a Emilio de Ojeda, Ministro Plenipotenciario en Tánger.
8 de Octubre de 1896. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 194 / Ex. 2.
442
Telegrama del Gobernador de Alhucemas al Comandante general de Melilla. 18 de Octubre de 1896. S.H.M.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
267
entregarle una serie de cartas para las autoridades del campo de Alhucemas y para los Bocoyas; sin
embargo, el representante español dada la actitud constante del Gran Visir, Bu Ahmed, de
inquebrantable resistencia a los deseos de las potencias extranjeras, auguraba como inminente una
acción expeditiva europea en Marruecos, ya fuera concertada, o únicamente llevada a cabo por el
ejército francés. La Delegación Imperial en Tanger barajaba también esa posibilidad, temida no
sólo por los marroquíes sino por el propio gobierno español, como atentatoria contra la propia
escribía desde el lugar en el que le mantenían retenido sus captores. A iniciativa de éstos, el capitán
francés proponía al gobernador militar de Alhucemas su canje por un Bocoya de quince años,
Moham Hammedi, apresado por la tripulación del Sevilla.444 Consultado por el Ministerio de
Guerra, el Duque de Tetuán mostraba una actitud profundamente recelosa: en un telegrama cifrado
remitido desde San Sebastián, afirmaba que el canje hubiera sido admisible en el caso de haberse
realizado en el más absoluto de los secretos; tal práctica, no admitida por la normativa legal
contrario a los tratados en vigor con el Sultanato, con lo que la práctica de tomar rehenes se podría
convertir en un hábito entre las cabilas marroquíes con el fin de obtener en el futuro concesiones
del Sultán o de las potencias extranjeras.445 Empezaba a manifestarse la incapacidad española por
solucionar rápida y provechosamente para sus celosos intereses, el conflicto. Ahora, Tetuán admitía
gobierno francés.446
443
Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 9 de Octubre de 1896. A.G.A. África. Sección Histórica. Caja
194 / Ex. 2.
444
Ibidem. Telegrama del Comandante General de Melilla a la Legación española en Tánger. 9 de Octubre de 1896.
445
Ibidem .Telegrama del Ministro de Estado, Duque de Tetuán al general Azcárraga, Ministro de la Guerra. 9 de
Octubre de 1896.
446
Ibidem. Despacho sin numerar del Ministro de Estado español, Duque de Tetuán al Embajador de España en París.
10 de Octubre de 1896.
268
Por otra parte, en sus despachos desde Tánger, Ojeda daba cuenta al Ministerio de Estado de
sus recientes conversaciones con Mohammed Torres. El propio Delegado Imperial confesaba al
la liberación. En sus misivas, Ojeda cargaba las tintas contra el Gran Visir, presentándolo como un
ser soberbio, dotado de "desmedida ambición" y de " insaciable codicia", cuya única política es la
tendente a perpetuarse en el gobierno del país y a beneficiarse él y los suyos de ello: " (...) El
desgobierno y los excesos de todo género que de este estado de cosas se derivan le han de crear
447
frecuentes complicaciones con los Estados europeos". El diplomático español le juzgaba fiel
continuador de la política del Sultán Mawlay Hassan para preservar la independencia marroquí,
consistente en aprovecharse de las rivalidades y de los intereses encontrados de los diversos estados
europeos con intereses en Marruecos, y dispuesto siempre a mantener con ellos, un constante tira y
afloja; una dialéctica en el momento en el que estallaba cualquier conflicto diplomático, cediendo
únicamente en última instancia, cuando era ya ineludible una acción armada de castigo, mediante el
pago de las consabidas indemnizaciones pecuniarias. Juzgaba Ojeda por otra parte que era poco
menos que imposible que una gran expedición fuera organizada por el Majzén y dirigida contra los
interpretada de esta forma por el diplomático español, le llevaba a éste a hacerse eco de los
vaticinios y rumores desatados en Tánger sobre una inminente acción armada sobre Marruecos:
"Estas son (....), a grandes rasgos, las razones que me impiden abrigar esperanza
alguna fundada de que el Maghzen trate de evitar en lo futuro sucesos como el reciente de
Alhucemas. En cuanto a mi creencia (...) en una acción inminente de Europa, básase en las
opiniones que he oido á todos mis colegas al hablar conmigo de este último atentado y en el
probable cambio de opiniones entre los Gabinetes de Europa sobre este asunto, que puede
ser su lógica consecuencia".448
De hecho, el incidente había llegado en un momento particularmente tenso en las relaciones
entre Marruecos y la República francesa, motivado por la altiva nota que los Delegados del Sultán
447
Ibidem. Ojeda a Tetuán. Despacho no. 182. 11 de Octubre de 1896.
448
Ibidem. Ojeda a Tetuán. Despacho no. 182. 11 de Octubre de 1896.
269
en Tánger habían entregado en la Legación gala rechazando las pretensiones de Francia sobre el
Tuat, hecho que había venido a coincidir en el tiempo con el asalto al Prosper Corin. En tales
reprimir a los Bocoyas, que se produjese una intervención armada gala, que estaba llamada a
socavar enteramente el prestigio del Sultán, y a dinamitar el mantenimiento del statu quo del
Imperio.449
Días después, el Prosper Corin era encontrado cerca de las costas españolas. Los rifeños lo
habían remolcado con sus cárabos hasta unas dos millas de las playas marroquíes, para luego
abandonarlo. Era entonces cuando el último miembro de la tripulación que se encontraba todavía a
bordo, cuya suerte era todavía desconocida y que al producirse el asalto de los buques por los
cautiverio, al verse definitivamente solo, salía de su escondrijo y aprovechando una brisa marina
pudo desplegar algunas velas y condujo el barco hasta cerca de la costa española , siendo socorrido
por un vapor inglés, el S.Osewin que lo había remolcado hasta Almería, donde era puesto a
solicitaban formalmente de las autoridades españoles que consintieran el canje del capitán Aubet
por el joven Bocoya, con el fin de solucionar el conflicto, a lo cual el duque de Tetuán, resignado a
la pérdida de la iniciativa española en la gestión del tema, tuvo que ceder. Francia empezaba a
La preocupación llegó a adquirir un nivel muy elevado entre los responsables españoles de la
española, se aprestaba a llevar a cabo directamente, sin intermediarios, el rescate del capitán
secuestrado. Y eso era algo que el Gobierno español no estaba dispuesto a tolerar; no cabía la
intervención de otra potencia, fuera de España, en los asuntos del Rif. Este territorio era coto
449
Ibidem. Ojeda a Tetuán. Despacho no. 182, doc. ya citado.
450
Ibidem. Telegrama del Ministro de Estado español a la Legación en Tánger. 12 de Octubre de 1896.
270
cerrado y exclusivo para los intereses españoles, en el que no cabía cualquier otro tipo de
maniobras colonialistas.
con Emilio de Ojeda, manifestando los deseos del Gobierno de la República en contactar con los
captores del capitán Aubet, por mediación de un emisario de su protegido, el jerife de Wazzán que
había quedado más remedio que mostrarse solícito colaborador de la acción francesa, entregando
una carta de recomendación al enviado francés para el gobernador militar de Alhucemas- notificó a
Melilla el hecho sin perder un solo instante. El Comandante General estimó que, de alguna manera
había que contrarrestar la medida francesa. Por ello la orden perentoria y breve que se remitía a
Alhucemas era de por sí muy elocuente: los franceses iban a enviar a las playas rifeñas al caza-
torpedero D´Iberville, y las instrucciones telegráficas expedidas a Alhucemas en este sentido desde
Aubet- eran las de "lograr pronto rescate capitán al modo que sea procurando que se haga rescate
comprometido en su colaboración con los franceses. En un momento crucial como ése para
la política española en el Rif era adelantarse a Francia y además dejar sentadas las bases de la
cumplimiento de estos fines. Y es en ese factor, que reconoce explícitamente Ojeda en uno de sus
telegramas dirigidos al Comandante General de Melilla, en el que hay que buscar el origen del
451
Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 19 de Octubre de 1896. A. G. A. África.Sección Histórica
(Marruecos). Caja 102 / Ex. 2.
452
Telegrama del Comandante General de Melilla al Coronel Jefe de Estado Mayor de Alhucemas. 19 de Octubre de
1896. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
271
cambio de actitud del diplomático español destacado en Tánger, teniendo amargamente que
relegarse a la iniciativa gala, y limitándose a ser una comparsa de las maniobras republicanas. Al
mismo tiempo, Tetuán no había ordenado a Ojeda que siguiese las negociaciones de canje del
Bocoya por Aubet; se había limitado a indicarle que cooperase con la Legación francesa y que
iniciase el procedimiento rutinario de reclamar una indemnización por el ataque rifeño al Sevilla
con la consiguiente pérdida de vidas humanas. Estaba claro, por otro lado, que la iniciativa francesa
debía de tener un respaldo frente a las autoridades marroquíes, y ante la ausencia de buques de
guerra españoles (aunque se esperaba de un momento a otro la llegada del cañonero Destructor) en
que facilitase el transporte de dichas autoridades acompañando a los negociadores franceses hasta
Por otra parte, desde Melilla, el Comandante General en un último y desesperado esfuerzo
por ganar tiempo y obtener la liberación de Aubet trataba de evitar o por lo menos demorar la
partida desde Tánger del buque francés. Argüía que todavía no habían llegado las instrucciones
oportunas del Ministerio de Marina, bajo cuya jurisdicción se encontraba preso el joven Bocoya
Hammedi en Alhucemas, para proceder al canje. Al recibirlas debía de desistir de cualquier ulterior
intento. Los Bocoyas secuestradores habían roto todo tipo de comunicación con los militares del
islote; a pesar de los ruegos del gobernador de Melilla, el Bajá del campo fronterizo en esta plaza
no había desplazado efectivos militares hasta el lugar de los hechos, donde permanecía prisionero
Aubet, ni efectuado ninguna acción a fin de liberar al secuestrado. Por otra parte, el Bajá de
Alhucemas parecía, asimismo, indiferente a la suerte de Aubet. No había respondido a las continuas
gestiones verbales y escritas de los militares de la guarnición, ni tan siquiera se había mostrado
comunicaciones telegráficas con Ojeda, la autoridad militar española concluía señalando que aún en
453
Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 15 de Octubre de 1896. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 194 / Ex. 2.
454
Telegrama del Duque de Tetuán a Emilio de Ojeda. 19 de Octubre de 1896. A. G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 102 / Ex. 2.
272
el caso de encontrar buena voluntad entre los funcionarios majzeníes, éstos carecían por completo
de medios para imponer su autoridad en el territorio rifeño. De hecho, también llegaba a poner en
duda que Mohammed Torres hubiera remitido cartas conminatorias al Bajá de Alhucemas.455
El gobierno de París por su parte se movía con extrema celeridad. El caza-torpedero francés
maniobra gala que, al margen de España, iba a poner en marcha toda una batería de técnicas y
recursos sutiles con el fin de gestionar el canje. Los franceses habían transportado hasta Alhucemas
Sid Abd al-Salán Uld Sid el Hach Tuhami al que ahora deseaban desembarcar, para que iniciara los
La reacción española se limitó a no poner ningún tipo de trabas a los negociadores franceses.
El Comandante Militar de Melilla deseaba ahora que el rescate se lograra sin canje. Dado que los
franceses con una celeridad inusitada se habían anticipado a los españoles, había cambiado su
lenguaje y no estaba tan dispuesto a transigir con la ruptura o burla de la legislación hispana;
asimismo deseaba que una vez obtenida la liberación por la mediación del jerife, el marinero
el rescate, en este caso, se deberían hacer " fuera de las aguas de la Plaza", con lo cual quedaría
claro que la libertad de Aubet se habría obtenido única y exclusivamente por la gestión del
protegido francés. Sólo en caso de no seguirse este procedimiento, y tener que recurrir al canje de
Aubet por un prisionero Bocoya, la liberación habría de realizarse en Alhucemas "sin otra
intervención que la de la autoridad española", la cual por otra parte, habría de retardar la entrega
455
Telegrama del Comandante General de Melilla a la Legación Española en Tánger. 18 de Noviembre de 1896.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 194 / Ex. 2
273
del liberado al buque galo, hasta que no se hubiesen seguido las correspondientes exigencias
musulmanes, que en la documentación que obra en los archivos militares españoles aparecen
identificados también como chorfa (= plural de jerife), miembros de su familia que habían venido a
que esta primera impresión había sido falsa, y que en realidad eran dos agentes del cuerpo
diplomático francés en Marruecos .El confidente de la plaza se había podido informar previamente
del lugar en que se encontraba preso el marino y al día siguiente, 20, se recibía en el D´Iberville una
carta del propio Aubet en la que éste manifestaba que se encontraba bien atendido por sus captores
Bocoyas, y otra del jerife, expresando sus esperanzas de conseguir la inmediata liberación. Las
primeras gestiones permitían vislumbrar un feliz final del rescate, sin canje. Aquella noche, los
agentes franceses iban a pernoctar en el territorio Bocoya y se esperaba que a la mañana siguiente,
les fueran comunicadas definitivamente por los captores las condiciones completas del rescate.457
Tánger: era necesario ayudar en todo lo posible a los franceses, prestar toda la cooperación al
delegado del jerife de Wazzan para conseguir el rescate cuanto antes. En todo lo demás, se
refrendaban las instrucciones previas del Comandante General de Melilla, en el sentido de no poner
ningún tipo de obstáculos a la negociación y liberación, si éstas se realizaban directamente por los
comisionados del buque de guerra galo. Ahora bien, si la liberación se hacía mediante canje, las
autoridades militares españolas debían de permitir la puesta en libertad de un preso marroquí, pero
la gestión debería hacerse en Alhucemas, y respetando la legislación del país. Sendos despachos
eran enviados, al conocer estas instrucciones, por el comandante del D´Iberville, capitán Víctor
456
Telegrama del Comandante General de Melilla al Jefe de Estado Mayor de Alhucemas. 19 de Octubre de 1896.
S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
457
Ibidem .Telegrama del Coronel de Estado Mayor de Alhucemas al Comandante General de Melilla. 20 de Octubre
de 1896.
274
Inihoff a la Legación francesa en Tánger y al Ministerio de Marina en París, dando cuenta de la
agentes trasladados al territorio Bocoya, pero finalmente, el día 21 se producía la liberación: a las
cuatro de la tarde se presentaban en Alhucemas el comandante del torpedero junto con el delegado
del jerife de Wazzan y el liberado capitán Aubet. Los negociadores franceses comunicaban a las
autoridades militares españolas que al mediodía se había celebrado una asamblea de la cabila, a la
cual se había dirigido el jerife, apelando al enorme prestigio religioso de la familia de Wazzan, y
poco después, Aubet era liberado, sin mediar canje. Aubet pasaba a declarar ante el juez de
instrucción militar, y el jerife mientras tanto empezaba a mencionar con machacona insistencia la
conveniencia de que las autoridades españolas pusieran en libertad a todos los prisioneros rifeños
recluidos en Alhucemas para lograr la total pacificación y sumisión de la zona; el jerife relataba lo
dificultoso de su gestión, y que diversas familias de la cabila - todas las que tenían a alguno de sus
sus parientes. Sólo se habían decidido finalmente a entregar a Aubet con la esperanza de que al
efectuar este gesto condescendiente, el Gobierno español tomaría en consideración la idea de poner
Si España cedía en este punto, el jerife creía posible el fin de la piratería en aquellas aguas,
que, en todo caso, respondía a " antiguas diferencias y engaños de negociantes españoles" a los
rifeños. 458
Pensar que los turbios negocios en la región iban a acabar, y suponer que iba a desaparecer
la oscura red de contrabandistas que tenía como objetivo final de sus movimientos las playas del
Rif eran puros deseos, formulaciones que se iban a revelar como entelequias. Lo demostró un
hecho del que tenemos constancia por los archivos militares españoles, y que se producía
458
Ibidem. Telegrama del Coronel de Estado Mayor de Alhucemas al Comandante General de Melilla. 21 de Octubre
de 1896.
275
pocos días después, siguiendo su recorrido habitual , a la guarnición de Alhucemas, y escondido
dentro de una gran canasta de frutas procedente de Málaga, era encontrado material de guerra de
contrabando, un saco de fulminantes que tenía como destinatario ¡al propio ordenanza encargado de
las Aduanas en aquella plaza¡, Benito Moreno. Interrogado el funcionario por el Interventor de
Aduanas de la plaza, Fernando Segovia, no se tomaron severas medidas contra él. Moreno
manifestó no conocer absolutamente nada del tema, y de hecho, atribuyó la causa del incidente a
una chiquillada y a la irresponsabilidad de su hijo Juan que se encontraba de viaje en aquellos días
El Comandante General de Melilla parecía tener otras preocupaciones que no eran por cierto
las de hacer todo lo posible por reprimir el contrabando español en el territorio. Con fecha 18 y 22
de octubre remitía dos despachos al Ministerio de la Guerra que a su vez los reexpedía al de Estado,
en los que la principal autoridad militar española en África hacía partícipes a sus superiores de las
mayores dificultades con que se estaba encontrando en aquellos momentos. Se daba cuenta así a
lugar, para el autor, los males a los que debía de enfrentarse España en el Rif no radicaban en las
prácticas contrabandistas, no auspiciadas pero tampoco severamente reprimidas por las autoridades
españolas, sino en la indiferencia con que los delegados del Majzen en el Rif habían abordado el
asunto del ataque al Prosper Corin.460 En segundo lugar, las quejas iban dirigidas contra la actitud
pasiva y la falta de colaboración con España de los propios Bocoyas. El gobernador militar de
Melilla relataba cómo había enviado, ante la indiferencia de los delegados imperiales por actuar y
grande que estaban acaparando los agentes franceses, a un buque de la Armada, el cañonero
Destructor, transportando a bordo al coronel Arturo González Gelpi, jefe de Estado Mayor de la
459
Telegrama del Comandante de la Plaza de Alhucemas al Comandante General de Melilla. 15 de Noviembre de 1896.
S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 167.
460
Durante todo el tiempo que duró la negociación, no aparecieron por Alhucemas ni dieron señales de aproximarse al
lugar los askaris, los soldados imperiales enviados por el Bajá del campo fronterizo de Melilla o por cualquier otra
autoridad imperial, mientras que el Bajá de Alhucemas se había limitado a enviar una única carta a la cabila
secuestradora.
276
Comandancia de Melilla, con instrucciones de apoyar las gestiones de liberación y hacer uso, si
llegara el caso, de la autorización que llevaba para canjear a Aubet por el Bocoya preso en
Alhucemas, Mohan Hammedi. En estos dos extensos despachos, el Comandante General relataba
con todo detalle las circunstancias de la liberación. En primer lugar, manifestaba su recelo
patriotero por la imagen de España que se había dado en el Rif. Francia en este sentido le había
ganado la partida, pues desplazó desde Tánger, una unidad naval, el caza-torpedero D´Iberville,
buque "de mucho mayor porte y condiciones" que el español. Al mismo tiempo, relataba un hecho
que,en un principio pasaba desapercibido en Madrid, pero que iba a tener una suma trascendencia
en el inmediato futuro del Rif, y que iba a desencadenar un año y medio después, una expedición
imperial de castigo a la región. Este hecho no era sino la inclusión dentro del cortejo del enviado
del jerife de Wazzan de " un moro argelino, empleado en la Legación francesa en Tánger, que
conocía el idioma francés y el castellano". Aunque todavía no resultara identificado, se trataba del
habilísimo Sid Al.lal, que había acabado de sentar las bases de una importante infiltración francesa
en el Rif. Por último, los despachos consignaban que al final del proceso negociador y cuando el
coronel González Gelpi se disponía a reembarcar hacia Melilla, fue visitado por varios
gobierno español no debía culpabilizar de los actos de piratería a toda la tribu, sino que se trataba
prometerles nada; se limitó a señalarles que pondría estas circunstancias en conocimiento de las
misma forma que los había iniciado: quejándose amargamente de la carencia de medios de la
Marina española en las costas del norte de Marruecos. La guarnición de Alhucemas sólo contaba
con una compañía de infantería de marina, reducida a ¡ quince hombres y una única lancha de
277
desembarco¡, insuficientes a todas luces para atender los servicios de dos barcos de guerra -el
español y el francés- que habían atracado en la plaza, en medio de un duro temporal. 461
El comandante Imhoff hizo una relación a Ojeda de las circunstancias en que éste se había
2.- La aclaración que le habían realizado de que los asaltantes del Prosper Corin desconocían
3.- La admisión por los Bocoyas del hecho de que el atropello realizado respondía a una
venganza que algunos cabileños habían planeado a raíz de un altercado con contrabandistas
españoles procedentes de Málaga, que les habían estafado una cantidad en torno a las veinticinco
mil pesetas que previamente los rifeños habían pagado, por el envío de un amplio cargamento de
explayarse y atribuir a actos como éste el origen de un sentimiento generalizado de odio y recelos
entre los Bocoyas hacia España. Tanto el diplomático francés como Inihoff pretendieron
un acto de clemencia del gobierno de Madrid con todos los Bocoyas presos en Alhucemas iba a
disipar ese sentimiento, constituyendo un hecho " de un alcance político de la mayor trascendencia
para el restablecimiento de las buenas relaciones entre las plazas españolas y sus vecinos y para la
supresión total de los actos de piratería". Ojeda no estaba autorizado a comprometerse en ningún
461
Despachos del Ministerio de la Guerra remitidos al Ministerio de Estado. 3 de Noviembre de 1896. A.G.A. Fondo
Histórico de Marruecos Caja 102 / Ex. 2.
278
sentido: su respuesta, llena de halagos a Francia y entreverada de comentarios racistas,
despreciando las – a su modo de ver– “bárbaras” costumbres de los nativos del Rif, 462 admitía que
había sido la acción de algunos contrabandistas españoles " tan desalmados como los rifeños" la
que -con sus actos reprobables- había provocado las iras de los Bocoyas. Sin embargo, en otros
conceptos no era capaz de profundizar tanto en las autocríticas. Repetidas veces el diplomático
había acusado al Majzén de dejadez de responsabilidad en el asunto del Prosper Corin. Sin
embargo el diplomático incurría en esta misma dejadez al afirmar que "difícilmente podía reprimir
y castigar España estos actos por ser todo ajenos a su jurisdicción". Ojeda pretendía a
transacción privada y puramente personal entre Bocoyas y españoles y se defendía con argumentos
como los de atribuir la piratería a una práctica inmemorial entre los pueblos rifeños de la costa, de
la cual habían sido víctimas buques de todas las nacionalidades. De hecho, atribuía el éxito de la
liberación de Aubet a la influencia religiosa y al inmenso prestigio del jerife de Wazzan, más
fuerte que la astucia y avaricia rifeñas, y ante las reiterados argumentos franceses en favor de una
liberación de los detenidos en Alhucemas, el diplomático se mostraba más impenetrable que nunca:
descalificaba los argumentos de los Bocoyas y recalcaba que los astutos rifeños con sus peticiones a
los emisarios galos sólo habían buscado captar la amistad del jerife y de Francia, negándose en
redondo a tramitar ante el gobierno español la petición de liberación, ya que España no debía
ninguna deferencia a los Bocoyas y se había limitado a intervenir en el asunto de la liberación por
simples razones de humanitarismo y amistad hacia Francia. La justicia española debía de proceder,
Tras la liberación del capitán Aubet, la situación de los intereses españoles en el Rif no era
con los Bocoyas, su prestigio en la bahía de Alhucemas estaba en alza, y a ello había contribuido
462
"Les contesté diciendo que no me extrañaba el favorable concepto que formaran de aquellas tribus cuya
extraordinaria sagacidad, unida a la más honda barbarie forma un conjunto extraño que fácilmente engaña a los que
desconocen su natural doblez". Ojeda a Tetuán. Despacho no. 190. 22 de Octubre de 1896. A.G.A. África.Sección
Histórica (Marruecos).Caja 194 / Ex. 2.
279
decisivamente la presencia en el lugar del delegado del jerife de Wazzan. A la par, la presencia
junto al islote de los dos buques de guerra -el D´Iberville y el Destructor- había impresionado
severamente a los habitantes del lugar. Pese a la hostilidad secular marroquí a la ocupación de las
diversas plazas fuertes del litoral por España, las poblaciones fronterizas mantenían en general
contactos estrechos con sus ocupantes. El abastecimiento de estos últimos dependía en gran medida
de los poblados vecinos y, por ello, los intercambios comerciales con los rifeños eran muy
importantes para los españoles. La permanencia en Alhucemas de los dos buques de guerra había
asustado tanto a los Bocoyas y Urriagueles que durante unos días, la plaza había estado
desabastecida del aporte de los artículos alimenticios que aquellos traían cotidianamente a la
guarnición. Pero eso no era todo: de nuevo aparecían recelos y rumores sobre la presunta hostilidad
agredido el vapor Sevilla al aproximarse a las plazas españolas o bien durante su permanencia en
ellas, las tropas españolas debían de repeler inmediatamente la agresión con la máxima
contundencia, rompiendo el fuego " contra los moros tan pronto suene el primer disparo que al
463
Ibidem .Telegrama del Duque de Tetuán a Ojeda. 23 de Octubre de 1896. A. G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos).
280
RESUMEN
El año 1896 viene a ser la crónica del final de una vieja política seguida por los militares
españoles que guarnecían la ciudad de Melilla. Anteriormente, esta villa había sido una fortaleza
muerta, inhabilitada para una proyección colonial en Marruecos al estar rodeada y cercada por
había visto incapacitada para convertirse en una plataforma comercial que proyectase una
enemigo permanentemente vigilante al otro lado de las fortificaciones, habían gozado de una gran
autonomía, que venía realzada también por la que disfrutaba el estamento militar en la España de la
rituales, los propios de un grupo de hombres que sólo viven para sí mismos, para su concepto del
heroísmo y de la vida militar. Un buen número de ellos vivían esperando que llegase el día en que
por fin, en el límite fronterizo que rodeaba la guarnición, estallara un conflicto con las cabilas
marroquíes o con las fuerzas del Sultán. Sólo así justificarían su existencia; sólo así justificarían la
elección de la vida militar, su código del honor, su voluntario desplazamiento de una vida y de un
mundo que estaba sufriendo grandes transformaciones más allá de los muros y baluartes de una
ciudad situada en el confín septentrional de África. ¿Qué hacían los militares españoles mientras
esperaban ese ataque y ese conflicto que no llegó hasta 1909?. Realizar diversos planes para
reforzar las defensas de Melilla en previsión de ataques de las cabilas, patrullar, otear el horizonte
inacabables y provocar a los pastores marroquíes a la mínima oportunidad que se les presentaba.
Cualquier excusa era válida para ello. En la primavera de 1896, se produce un incidente de cierta
de la cabila de Mazuza. Este hecho marca el punto final de una serie de acontecimientos semejantes
que habían motivado la breve ‘guerra de Melilla’ años atrás. Los gobiernos restauracionistas
281
intentarán atajar esa política de provocaciones a los marroquíes, sabedores de la falta de sentido de
un nuevo conflicto militar en África cuando están produciéndose otros paralelos en Cuba y
Filipinas. Se ponen así las bases de una política nueva de relación de Melilla con el Rif, cuyas
directrices se deben tanto al Ministerio de Estado como al nuevo gobernador militar de la ciudad,
relaciones comerciales y de buena vecindad con las cabilas próximas. Esta política conduciría,
andando el tiempo, a intensificar la penetración económica española en la región. Hasta tal punto
aumentaron las transacciones comerciales entre Melilla y Marruecos que este hecho acabaría por
Sultanato, mientras que la existente en las regiones meridionales del Imperio se había ido
agravando, fruto de los deseos de los jefes de las casas comerciales más fuertes del Sus y Nun (el
hijo de Sidi Hussein ibn Hashem y el caíd Doman Beiruk) de establecer unas provechosas
relaciones comerciales directas con las potencias europeas, sin estar sometidos al control del
Majzén. En el Ministerio de Estado se barajó la posibilidad de que el Sus se independizara del resto
Más que por una participación activa en la cuestión marroquí, las acciones de la diplomacia
española se siguen decantando por la reflexión política y por la interpretación del contexto
gobierno francés, que reivindica el control del enorme territorio del Tuat. En estas circunstancias
se revela inviable la fórmula ensayada por la diplomacia restauracionista durante el bienio anterior,
(1894-1895) consistente en una aproximación simultánea a Gran Bretaña y Francia. El Sultán hará
frente a las pretensiones galas, manifestando al gobierno de la República sus deseos de someter el
282
Además de barajar argumentos económicos con los que atraer comercialmente a los rifeños,
facultad para los buques de guerra españoles de patrullar por las aguas cercanas al Rif. Este plan
A comienzos de octubre, varias barcas rifeñas atacaban a un buque de vela galo, el Prosper
Corin, en las cercanías de Alhucemas, capturando a su capitán. Entendiendo que el Rif era un
hinterland que pertenecía en exclusiva a España, las autoridades diplomáticas españolas intentaron
rescatar al secuestrado antes de que llegaran a la región agentes negociadores galos, o de que se
produjera una acción de castigo europea. Finalmente los franceses intervinieron mandando a un
delegado personal del jerife de Wazzan, protegido de la República y situando en la región a algunos
283
284
CAPÍTULO 5
1897:
trasladar a las proximidades de Melilla. Fruto del mayor deseo del Majzén de ejercer su control y
autoridad sobre el territorio rifeño, iban a desencadenarse una serie de conflictos que iban a
enfrentar al delegado del Gobierno marroquí, el Caíd o Bajá del campo fronterizo, El Mokhtar
Erraga y algunas de las cabilas circundantes a la plaza española. El día 21 de Octubre, es decir
cuando se estaban produciendo las gestiones francesas conducentes a la liberación del capitán
Aubet, el delegado del Sultán ante las potencias extranjeras en Tánger, Mohammed Torres
solicitaba en nota oficial a la Legación española, un permiso para que con destino al Caíd de
de Alcalá de Henares, nos permiten cubrir una laguna en los estudios de las relaciones entre
Melilla y el Rif, puesto que la tesis doctoral de María Rosa de Madariaga no analiza el período de
464
Telegrama de Ojeda al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. 21 de Octubre de 1896. A.G.A.África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
285
finales del siglo XIX.465 En este sentido, es comprobable como ante la serie de problemas que
paulatinamente se van creando entre las cabilas fronterizas a la ciudad y las autoridades majzeníes
Bajá del campo fronterizo) España adoptará en principio una actitud, compartida por autoridades
civiles y militares, que posteriormente se volverá a repetir a comienzos del siglo XX : lo que desea
el Gobierno español ante todo es procurar evitar que se vuelvan a repetir incidentes fronterizos con
las cabilas próximas a la ciudad, de forma que no se llegue a una situación como la que desembocó
en el conflicto de 1893-4. Para ello, la máxima será estar siempre buscando la amistad de quien
suscitarse un conflicto entre los propios marroquíes (cabilas-Majzén), decantarse por una
neutralidad más o menos estricta. Ante todo, las autoridades de Melilla no podían ni debían, bajo
1897 iba a comenzar con un reforzamiento de la acción española en las provincias del sur del
actividad en ese sector había quedado interrumpida durante el año anterior por el asesinato del espía
español el Morabet. Pero este cortocircuito fue rápidamente resuelto, cuando la familia del finado
permaneció fiel a la causa de España, lo cual permitiría al cónsul en Mogador reconstruir en breve
lapso de tiempo la dañada red de información, la cual reanudará sus actuaciones a finales de
Enero. El principal informante del consulado de Mogador era ahora Brahim el Boamrani, yerno de
El-Morabet, que se había desplazado al territorio de Ait Bu Amara, donde tenía fuertes contactos
con un grupo liderado por otro agente español, el Mokadem Hammed-Bel-Hassen. Las
465
Madariaga, M. R. de: España y el Rif. Crónica de una historia casi olvidada, Melilla, U.N.E.D. / Ciudad
Autónoma de Melilla, 1999.
286
informaciones a las que tuvo acceso El Boamrani se centraban en el hecho de que los disturbios
Sultán- del santón ash-Shaykh Mâ´al- ´Aynîn, quien había utilizado su notable prestigio religioso y
Sin embargo, los enfrentamientos en el Sus no iban a terminar totalmente: las noticias
aportadas por los agentes españoles vinieron a revelar un recrudecimiento de las hostilidades. El
hijo de Sidi Hussein mantenía una actitud ambivalente: en apariencia, permanecía fiel a la causa del
Sultán, pero reservadamente repartía dádivas y dinero entre todas las cabilas que querían servir a su
causa.466 A mediados de Marzo, y dado que las prédicas pacíficas de Shaykh Mâ´al- ´Aynîn no
habían tenido un éxito completo, Abd al- Aziz se decidió finalmente a recurrir a la violencia,
repitiendo siempre la gradación y la jerarquización, de pasos muy pautados, que mantenían los
Sultanes en sus relaciones con sus súbditos rebeldes. Nunca se utilizaba con ellos la violencia o la
fuerza como primera opción, sino que ésta era una última medida, precedida por todo un conjunto
de negociaciones en las que intervenían los ulemas, los santones o los chorfa, hombres santos y
sabios con gran prestigio que estaban al margen de las luchas de honor intertribales, y que eran
claves para calmar los ánimos y permitir que se alcanzara una solución pactada, sin grandes
derramamientos de sangre. Una expedición imperial estaba atacando a los rebeldes en Estuca, y de
hecho, las protestas españolas parecían en esta ocasión haber encontrado eco entre el Majzén, pues
se estaba persiguiendo a los asesinos de al-Morabet. Sin embargo, las prédicas de los rebeldes
buscaban una insurrección generalizada de todas las tribus del Sus a las que llamaban a congregarse
en torno al río Massa. Tanto el caíd de las tropas imperiales, El Guillul como su contrincante, el
466
Vicente Samaniego, primer Secretario de la Legación española en Tánger al Ministro de Estado español, Duque de
Tetuán. Despacho no. 27. 1 de Marzo de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 66 / Ex. 2.
287
Las siguientes misivas remitidas a Ojeda por el consulado en Mogador relataban como la
tropa imperial parecía consolidar su control sobre el terreno y había destruido la casa del asesino
del agente español, un individuo llamado Hammed Ben Abdellah.467 Sin embargo, los recursos
económicos empleados por el hijo de Hussein parecían no tener fin, y el caso era que la sublevación
no hacía sino acrecentarse, poniendo en graves apuros a las fuerzas del Sultán y cortando las
Mogador dibujaba un panorama desalentador: los informantes españoles comunicaban que la mayor
parte de los habitantes del Sus estaban sublevados contra la autoridad del Sultán; se había
producido la formación de un potente ejército rebelde en los márgenes del río Massa y parecía
inevitable un enfrentamiento definitivo con las tropas imperiales. La situación crítica había
impulsado al Majzén a proclamar y pregonar por todos los zocos del territorio, la exención total de
impuestos por parte del Sultán a toda la población de la región, así como la condonación de todas
las deudas y deberes contraídos con el gobierno marroquí. El Sultán por otra parte seguía la
política de repartir grandes cantidades de dinero entre las cabilas como la de Ait Bu Amara que
paciencia española fue la evidencia de que ciertos intereses mercantiles ingleses se interesaban
que poco antes, el representante de una compañía comercial británica (un coronel retirado del
ejército) había llegado a Tánger de paso en su camino hacia la Corte Imperial, donde se proponía
tratar con el gobierno marroquí la concesión para su empresa de ciertos privilegios en régimen
monopolístico en lo tocante a la explotación de los territorios del Sus y Nun.470 Para lograr sus
467
Ibidem. Vicente Samaniego al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. Despacho no. 30. 12 de Marzo de
1897.
468
Ibidem .Emilio de Ojeda a Tetuán Despacho no. 36. 19 de Marzo de 1897.
469
Ibidem .Emilio de Ojeda a Tetuán. Despacho no. 52. 21 de Abril de 1897.
470
Véanse los intentos de las Sus and North African Trading Company Limited y The Globe Venture Syndicated
Limited por monopolizar todo el comercio que se hacía en el Sus, así como el proyecto de explotación minera de la
Sakia al-Hamra por parte de la compañía The North West African Mineral Concessions Limited, en T. García Figueras,
“España en el Sur de Marruecos y en el África Occidental”, África, Revista de Tropas Coloniales, Ceuta, 1934, pp.
189-196.
288
propósitos esta compañía estaba dispuesta a sobornar y comprar la voluntad de los personajes más
influyentes del Majzén, intención que por otra parte no ocultaba en demasía. Sir Arthur Nicolson, el
Ministro Plenipotenciario británico intentó calmar los ánimos españoles. Con todo, el gran Visir,
negó a estudiar el tema, dada su postura habitual de rechazar terminantemente todo género de
concesiones a las potencias europeas. De hecho, Nicolson refirió a Ojeda en el curso de sus
conversaciones la existencia de un documento en forma de carta oficial dirigida por el Gran Visir a
noticias que llegaban del Sus no hablaban de que se afianzara la autoridad imperial, ni de que se
entrara en una dinámica distinta: un gran número de cabilas entre el Wad-Nun y el Wad-Massa se
habían sublevado contra el Majzén; únicamente aquellas que habían recibido dádivas imperiales,
rumores que circulaban sobre la real trascendencia de los hechos, se daba una circunstancia que
reforzaba la creencia en la gravedad de los mismos y era el cese del tráfico comercial entre Sawira
(Mogador) y los territorios del Sus y Nun. El mercado de Mogador llevaba desabastecido semanas
enteras de todos los artículos y productos procedentes de estas dos regiones. Sin embargo, cuando
más pesimistas eran los informes para la causa del Sultán, el comienzo del verano coincidió con el
triunfo del ejército imperial desplazado al territorio. A Tánger llegaba procedente de Mogador la
noticia de la victoria de los askaris, acompañada de la certeza de que el hijo de Hussein Ibn
Hashem, el principal instigador y promotor de la revuelta se encontraba cercado por las tropas del
471
Emilio de Ojeda al Ministro de Estado español, Duque de Tetuán. Despacho no. 61. 4 de Mayo de 1897. A. G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 66 / Ex. 2.
472
Ibidem .Emilio de Ojeda a Tetuán. Despacho no. 65. 12 de Mayo de 1897.
289
Sultán, creyéndose muy probable su captura, con la cual la rebelión estaba llamada a sufrir un
colapso total. Ello significaba la tan deseada pacificación de todo el territorio. 473
España iba a seguir manteniendo sus recelos y una atención plena sobre la región, sobre la
que tantos esfuerzos, costosos y prolongados estaba vertiendo. El contrabando de armas desde
Canarias teniendo como meta de destino las costas susíes no iba a cesar, ni tampoco los intereses
británicos en penetrar en el territorio. Es por ello que, dos años y medio después, en el curso de su
del Majzén y su incapacidad para cortar el tráfico de armas desde las playas canarias para ganar la
partida al Reino Unido y, en menoscabo de la soberanía marroquí, conseguir que le fuera otorgado
En el otro extremo del país, se vivían momentos de tensión, que venían a coincidir con el
algunos cabileños junto al río Oro durante la noche del 8 de Enero habían alarmado al gobernador
militar, y se traducían inevitablemente en una protesta de la Legación española ante el Delegado del
Sultán en Tánger, Mohammed Torres, insistiéndole para que ejerciera presión sobre el Bajá del
campo fronterizo y reiterándole la necesidad del cumplimiento de las tareas de vigilancia que los
askaris debían de ejercer durante las noches en los límites fronterizos del territorio marroquí a fin
473
Ibidem. Emilio de Ojeda a Tetuán. Despacho no. 100. 30 de Junio de 1897.
474
En Enero de 1897, el Teniente de Ingenieros, Nicomedes Alcayde (autor en 1896 del proyecto de construcción de
una carretera que debía unir los baluartes defensivos de Melilla; proyecto descartado por el Ministerio de la Guerra)
estaba elaborando por encargo de la Comandancia Militar de Melilla nuevos proyectos para proteger los barrios de
Santiago y el Polígono, previendo nuevos ataques de las cabilas circundantes. Telegrama del Coronel de Ingenieros de
la Comandancia de Melilla al Comandante General de la Plaza. 4 de Enero de 1897. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
290
de que ningún rifeño penetrara sigilosamente en el campo español.475 Sin embargo, no se trataba del
inicio de una acción hostil contra la plaza, como se había temido: ahora se estaba iniciando una fase
de hostilidad creciente entre algunos elementos de la cabila de Beni-Sicar y el Bajá, que alcanzaría
su momento culminante a mediados de Febrero. En telegrama del día 12, el Comandante General
notificaba a la Legación en Tánger, que el caíd del campo fronterizo había arrestado recientemente
a siete cabileños, lo cual había excitado notablemente los ánimos entre los miembros de esta tribu.
de Febrero diversos notables de Beni-Sicar y Kelaia dirigían una carta al comandante general de la
plaza protestando ante el hecho de que el Bajá del campo fronterizo efectuase detenciones de
De todas maneras, casi de manera automática, se habían dado los primeros pasos tendentes a
mediación propios de la sociedad tribal rifeña. Esta se hallaba caracterizada por la ausencia de una
estructura política centralizada, pero al mismo tiempo estaba dotada de elementos como los
santones, ulemas y chorfa, que reconocidos por sus virtudes ascéticas o místicas, por su erudición
o por un cierto carisma taumatúrgico mediaban entre los cabileños y evitaban los conflictos y los
episodios de violencia que algunos autores erróneamente -como es el caso de David Montgomery
En este caso había sido el santón Puntilla quien había calmado los ánimos de Beni-Sicar y
había prometido ejercer su influencia con el caíd a fin de obtener la libertad de los detenidos. Sin
embargo la resuelta negativa del caíd que, bajo escolta, trasladó a los presos al interior, acabó por
291
cabila, cuyos integrantes se negaron a seguir obedeciéndolo como delegado del Majzén, y tras la
reunión de la yemâ ´a, procedieron a elegir a otro caíd, quien en el futuro debía de representarles
ruptura con el poder central. Los Beni-Sicar siguen acatando la autoridad del Sultán y la del
proyecto más o menos decidido de recuperar su autonomía, de la que habían gozado desde el siglo
XVI cuando la presencia de portugueses y españoles en el Rif empieza a ser constante, y ante la
cual ellos habían ejercido la función histórica de ser los baluartes defensivos de Marruecos en la
lucha contra los invasores extranjeros. No es por lo tanto un rompimiento con el Majzén, sino que
en las raíces del levantamiento está la solidaridad familiar, rasgo muy acusado en esta sociedad, en
la que la familia, la sangre, las relaciones de parentesco son la fuente de la solidaridad comunitaria,
los órganos de expresión del Islam más importantes, y las instituciones que controlan todo el
entramado social.478 Con todo, el hecho de que sólo se levantaron en armas fracciones de la cabila y
no la globalidad de la misma lo demuestra el hecho de que entre los Beni-Sicar siguen existiendo
partidarios del caíd, cuyas casas son inmediatamente incendiadas y destruidas. Ante las
permaneciendo en ella a la defensiva , dotado de un cañón Plasencia y contando con el apoyo de los
soldados regulares imperiales, los askaris y de los cabileños de Mazuza y otras tribus próximas a la
fortaleza. Sin embargo, el contingente del Delegado imperial no parecía muy dispuesto a
contraatacar, y los dos bandos permanecían frente a frente, en actitud expectante, a punto de iniciar
479
la gradación pautada de negociaciones típica del funcionamiento social marroquí. La actuación
española se vino a moldear en torno a una única premisa: la paz de Melilla no debía verse alterada
478
Véase Aixelà Cabré, Y.: El Rif, el otro occidente: una cultura marroquí, Valencia, Museo de Etnología de la
Diputación, 1999, pág. 19.
479
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro Plenipotenciario de España, Emilio de Ojeda. 12 de
Febrero de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica. Caja 69 / Ex. 3; Emilio de Ojeda a Tetuán. 13 de Febrero de 1897.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 / Ex. 1.
292
por los enfrentamientos entre ciudadanos marroquíes. Sentada esa base, las protestas españolas ante
el Delegado imperial en Tánger, puesto que ocupaba eventualmente Mohammed Lebbadi, volvían a
para la plaza de la sublevación. Lebbadi se limitaría a tomar nota de la petición española; tanto él
como Mohammed Torres tenían que deliberar por si era necesario acudir al Comandante General de
Melilla a fin de que acogiera en la ciudad al caíd, en caso de tener que abandonar sus posiciones en
Frajana.
Dado que los mecanismos de intermediación no habían conseguido resolver el conflicto, éste
se agudizaba a mediados de Marzo. El día 18, la guarnición de Melilla advertía como se había
iniciado un intenso fuego de fusilería entre los Beni-Sicar y los defensores del Bajá. Los combates
tenían lugar en las inmediaciones de la plaza, a dos kilómetros de sus límites fronterizos, sin que en
modo alguno enturbiaran la vida de la ciudad española. La guarnición tenía estructurada su red
local de informantes nativos, que eran los portadores de las noticias que cada noche recibía el
Comandante General, por las que podía informar a Madrid con puntualidad de los acontecimientos.
Tales noticias venían a remarcar el carácter de conflicto muy localizado que tenía la revuelta: según
los confidentes, gran parte de las fracciones de la cabila permanecían en sus aduares, sin
inmiscuirse ni participar en los combates; tal hecho había facilitado las contrarazzias de los askaris
que habían quemado gran parte de las casas donde residían las fracciones en lucha contra el
gobernador. Además de ello, el apoyo a éste por parte de Mazuza y de las cabilas cercanas a
Frajana seguía siendo muy firme y no se preveía un resultado desfavorable para las tropas
A mediados de Marzo, siguiendo las instrucciones remitidas desde la Corte, Sid Mohammed
Ben Mohammed Lebbadi, miembro de la Delegación Imperial en Tánger remitía una breve nota
para atajar las prácticas contrabandistas en las playas de Alhucemas. El Majzén solicitaba de las
480
Ibidem .Telegrama del Ministro de Estado español, Duque de Tetuán a Emilio de Ojeda. 19 de Marzo de 1897.
293
autoridades de la plaza que se prohibiera a las embarcaciones rifeñas acercarse al islote481 y cargar o
desembarcar mercancías en él.482 La nota quedaría sin respuesta española,483 por lo que el día 21,
Ben Mohammed Lebbadi volvía a la carga: las órdenes jerifianas que había recibido eran muy
estrictas, lo cual era una buena muestra de la voluntad de Abd al-Aziz de mantener la paz y el orden
en las costas del Imperio, y de evitar los incidentes diplomáticos que se sucedían a consecuencia del
fenómeno contrabandista. El Sultán estaba firmemente decidido a atajarlo, pues sabía que
acababa de llegar un vapor inglés procedente de Alhucemas, transportando hasta 250 rifeños, y
Lebbadi juzgaba peligroso que se produjera una afluencia tan masiva al tranquilo ámbito urbano
tangerino de unas gentes que con frecuencia llevaban abundante armamento oculto adquirido a
través del tráfico ilegal. Este ejemplo lo sacaba a colación el funcionario majzení para hacer entender
a España cómo la buena voluntad, los buenos deseos del Sultán chocaban irremediablemente con
una realidad no deseada, impuesta desde el exterior y que alteraba la seguridad y el orden de todo el
Imperio, no sólo de las recónditas playas rifeñas; podía trascender hasta territorios o zonas seguras,
controladas por el Majzén. Y todo ello debido a la excesiva proliferación del contrabando por parte
de los buques europeos. En su respuesta, Ojeda se limitó a hacer oídos sordos a las demandas
majzeníes: admitió la visita frecuente a las plazas españolas en el Rif de faluchos y cárabos rifeños
que desembarcaban y a la vez hacían en ellas acopio de mercancías, pero arguyó, a continuación,
que este comercio estaba regulado o sometido por las disposiciones aduaneras españolas, se ceñía a
unas ordenanzas legales y por lo tanto tenía un carácter de legitimidad que no se podía alterar. Es
más: negó con vehemencia que estas embarcaciones fueran susceptibles de entregarse a operaciones
481
Lebbadi argüía que chalupas y botes rifeños, notoriamente contrabandistas y sin documentación alguna, eran
admitidos en Alhucemas recogiendo en este puerto cargamentos ilícitos procedentes de Gibraltar u otros puntos.
482
Nota de Sid Mohammed Ben Mohammed Lebbadi dirigida a la Legación Española en Tánger, pidiendo en nombre
del Sultán la prohibición por el Gobernador de Alhucemas de que las embarcaciones rifeñas se aproximen a aquella
plaza.15 de Marzo de 1897 A.G.A.África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 194 / Ex. 2.
483
El Ministro Plenipotenciario español quedaría descargar la culpa de la práctica del contrabando en el gobierno
marroquí, señalando que le correspondía al Majzén extremar la vigilancia en la costa. En caso contrario, Ojeda ofertaba
la posibilidad de que unidades de la Marina española realizasen la correspondiente vigilancia. Incluso señaló la
conveniencia de que el Gobierno marroquí regularizara el tráfico comercial en el Rif central, instalando una aduana en
Alhucemas.
294
delictivas, dentro de los límites de la jurisdicción española. Ahora bien, existía un segundo tipo de
naves que buscaban refugio en las plazas españolas por motivos varios o que simplemente cruzaban
las aguas jurisdiccionales sin efectuar operaciones de embarque y desembarque, que naturalmente
estaban exentas de cualquier tipo de fiscalización, y en este caso era a los delegados imperiales en el
Rif a los que les correspondía ejercer el control y la vigilancia. Aprovechaba Ojeda esta
categorización en el tipo de buques que acudían a Alhucemas y a Vélez de la Gomera para dar
Era al Majzén a quien le competía esforzarse por realizar una vigilancia estricta de las costas
gran medida. Así, Ojeda abría la puerta para solicitar del Majzén el derecho para que el Ejército o
la Marina españoles pudiesen patrullar las playas o vigilar las aguas marroquíes, fuera de los límites
jurisdiccionales españoles. Por otro lado, se negaba rotundamente a que España fiscalizase en el
futuro el embarque desde Alhucemas de contingentes numerosos de rifeños, y el hecho de que este
embarque fuese susceptible de crear altercados y por consiguiente problemas entre los dos
países.485 Argüía Ojeda que en dicha guarnición, el puerto estaba separado de la plaza propiamente
dicha por fuertes puertas y murallas, y que los rifeños que se embarcaban en el lugar para
trasladarse a Tánger u otros lugares no debían de penetrar dentro del recinto fortificado.486 La
respuesta de Ojeda fue remitida a Madrid. Allí fue objeto de estudio y análisis por los servicios
484
. Nota de contestación de la Legación española dirigida a Sid Mohammed Ben Mohammed Lebbadi. 22 de Marzo de
1897. A.G.A.África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 194 / Ex. 2.
485
Ojeda remitió un informe al Ministerio de Estado señalando que la pretensión del Majzén era la de que el Gobierno
español prohibiese completamente el embarque en Alhucemas de los peregrinos a La Meca procedentes del Rif.
486
.Nota de contestación de la Legación española ...documento ya citado. A.G.A.África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 194 / Ex. 2.
295
ellos se hizo un encendido elogio de la actuación del Ministro Plenipotenciario, refrendando los
argumentos que había empleado para contestar a Mohammed Lebbadi. La Real Orden del Ministro
de la Guerra de 6 de Mayo, que recoge y sostiene las afirmaciones vertidas por el Comandante
"(...) tengo el honor de informar a V.E. (el Ministro de Estado a quien va dirigido el
documento) que encuentro muy conforme y oportuno cuanto dicho Excmo. Señor Ministro
Plenipotenciario ha manifestado, pudiendo V.E. abrigar la seguridad de que en la plaza de
Alhucemas y en las demás de esta Comandancia General se evita, en lo posible, todo
género de contrabando y contravención á los Tratados vigentes entre ambas naciones,
siendo por lo demás hasta dificultoso el apercibirse del que fuera de dicha plaza pueda
llevarse a cabo en este litoral o sus inmediaciones".487
A su vez estos informes, con el visto bueno del Gobierno, servían de base para una nueva
Con respecto al embarque masivo de rifeños procedentes de Alhucemas, las autoridades melillenses
en el vapor Gibraltaric había sido permitido, a instancias e iniciativa del Bajá del Campo fronterizo
La estación estival supuso una pausa en los combates en Melilla, pausa que el Majzén intentó
aprovechar incansablemente con paciente calma para intentar extirpar las causas originarias de los
últimos acontecimientos vividos en el Rif a causa del asalto del Prosper Corin y Sevilla. Germain
Ayache cita hasta tres cartas remitidas por el Sultán en el breve lapso de tiempo que media entre el
Mohammed Lebbadi a retomar las conversaciones con los Ministros de España e Inglaterra sobre el
fin de la actividad contrabandista. Los archivos españoles nos permiten conocer asimismo la
487
Ibidem .R.O. de 14 de Mayo del Ministerio de Estado dirigida a la Legación Española en Tánger.
488
Ibidem. Nota de contestación de la Legación española dirigida a Sid Mohammed Ben Mohammed Lebbadi. 30 de
Mayo de 1897
296
Aduana marroquí de Melilla y de los Bajaes y caídes de los campos fronterizos de las islas
Chafarinas, Alhucemas y Peñón de Vélez de la Gomera, insistiendo ante el Ejército español, para
que éste tomara medidas conducentes a evitar la introducción en el Imperio jerifiano de todo tipo de
mercancías de contrabando, que no sólo se sustraían al pago de los consabidos derechos de aduana
a los Delegados majzeníes, sino que surtían con un flujo continuo de armas de diverso calibre y
municiones a los conatos de sublevación en el Rif. Las quejas marroquíes llegaban hasta el extremo
Tánger, el Sultán señala que el contrabando había aumentado notablemente en las últimas semanas
y así citaba el hecho de que el 13 de julio un barco había llegado desde Gibraltar al islote de
Alhucemas, donde había desembarcado más de setecientos barriles de petróleo y una gran cantidad
de tejidos que habían desaparecido inmediatamente del recinto militar, siendo transbordados a las
embarcaciones rifeñas.489
La documentación española confirma este hecho, hasta ahora sólo datado en los archivos
marroquíes de la Niaba en Tánger - Delegación imperial ante las Potencias europeas- instalados en
transitando aquellos días por las aguas rifeñas a dos, y citan la nacionalidad, española, y el nombre
de uno de los buques, el Benjamin Haynes, que también transportaba gran número de sacos de
harina que al igual que el petróleo y los tejidos habían sido desembarcados en el Peñón de Vélez y
Alhucemas. Este transporte respondía a un pedido efectuado por comerciantes establecidos en estas
contrabandista que tenía su base de operaciones en Alhucemas y que este tráfico, a pesar de ser
conocido por las autoridades españolas, no era reprimido ni atajado por las mismas, los documentos
nos permiten saber que el caíd del campo fronterizo de Melilla, Mohammed Anflus, al enterarse de
489
Ayache, G.: op. cit., pag. 108.
297
los hechos había protestado -en unión de los Administradores de la Aduana marroquí- siendo
Por su parte, las autoridades militares no estaban dispuestas a ceder un ápice ni a prestar su
colaboración para la extirpación del tráfico contrabandista. Lo mismo ocurría con el gobierno
español; tanto éste como el gobierno británico respondían a Mohammed Torres con buenos
consejos y apremiaban al Sultán para que por sus propios medios asumiera la vigilancia de la costa
marroquí.491
El Comandante General de Melilla argüía en sus respuestas viejos argumentos: eran los
delegados locales del Majzén en los respectivos campos fronterizos los que gozaban de la estricta
de sus funciones o un mal ejercicio de las mismas las que originaban el tráfico ilegal de mercancías.
Las plazas españolas eran por ley puertos francos y las autoridades militares no podían establecer
restricción o traba alguna a los buques que acudían a ellas semanalmente desembarcando
individuos establecidos en las plazas. Por otra parte, el Ejército no estaba facultado para
económico era incompatible con una fiscalización militar, por lo que en definitiva se acababa por
admitir la propia incapacidad de los militares para supervisar los intercambios e interrumpir el
tráfico ilegal de mercancías.492 Sin embargo, Abd al- Aziz no se dio por vencido. En una de sus
cartas a Mohammed Torres fechada el 16 de Agosto, el joven Sultán insistía en las provocaciones
que cometían los contrabandistas españoles, desapareciendo sin servir los pedidos con el dinero
que les habían confiado como pago previo algunos notables rifeños. Ello propiciaba las ansias de
venganza de los habitantes del Rif y explicaba el ensañamiento con que en la última algarada
490
Nota de protesta del caíd del campo fronterizo de Melilla, Mohammed Anflus formulada ante el Comandante
General de Melilla, Alcantara. 12 de Julio de 1897. A. G. A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 / Ex. 1.
491
Ayache, G. : op. cit., pag. 108.
492
Informe de Juán Nuñoz y Vargas, Subsecretario del Ministerio de Guerra dirigido al Duque de Tetuán, Ministro de
Estado español. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 / Ex. 1.
298
"pirática" los Bocoyas habían combatido contra el vapor Sevilla, escondiéndose en el asaltado
Prosper Corin para de esta manera engañar a los españoles, emboscarlos y fusilar a quemarropa
tanto a la tripulación del correo como a los soldados del regimiento de África cuando confiados en
que el buque francés estaba abandonado y sin tripulantes, se habían aproximado a él para abordarlo
y conducirlo a Alhucemas. La carta de Abd al- Aziz contenía la relación de una serie de agravios y
de estafas cometidos contra ricos rifeños por capitanes de buques contrabandistas españoles, y
español (en el recinto de la plaza de Alhucemas) sin que el gobernador militar hubiera instruido
de Septiembre, era el Gran Visir, Bu Ahmed Ben Moussa el encargado de escribir a Torres: le
recalcaba que los navíos contrabandistas desembarcaban con frecuencia sus mercancías, antes de
vez – ante el cuerpo diplomático con el viejo tópico de la " piratería rifeña", convenciéndole de la
falacia de este mito. Los rifeños no eran piratas; los Bocoyas escogían meticulosamente a sus
víctimas, ya que atacaban a buques pertenecientes a la/s nacionalidad/es a la/s que pertenecían sus
deudores. La prueba de que la finalidad de sus actos no era el saqueo o el robo sino la venganza, era
el hecho de que no tocaban los cargamentos o las mercancías de los bajeles asaltados,
contentándose con capturar como rehenes a un número determinado de sus ocupantes. Por último,
Bu Ahmed indicaba a Torres que los ministros de las potencias europeas representadas en Tánger
El breve interludio pacífico que se vivió en el Rif durante el estío fue utilizado por el
Ministro Ojeda para poner de manifiesto la carencia de una fuerza naval española adecuada a los
intereses nacionales en el Imperio marroquí. Estas carencias no hacían -en opinión del diplomático-
sino rebajar el prestigio internacional de España y le impedían tomar eventuales posturas de fuerza
493
Ayache, Germain: op. cit, pag. 109.
299
necesarias en algunas fases de las negociaciones con el Sultán. Por ello, se unía a las peticiones de
la Comandancia de Melilla, destinadas a reforzar la dotación naval de esta plaza con el envío de dos
cañoneras aptas para el tipo de misión de patrulla colonial: navíos de poco calado, muy rápidos y
El verano fue aprovechado también por la Legación española en Tánger para poner en
marcha el proceso de reclamación de indemnizaciones para las víctimas del ataque al vapor-correo
incidente del Prosper Corin- a las iniciativas francesas.495 Por ese motivo procuró concentarse con
ellas a la hora de pedir al gobierno marroquí una suma de dinero como compensación a las cinco
víctimas españolas de los combates (los fallecidos Manuel Nebro, fogonero del vapor; el soldado
del regimiento de África Luis Puigcerver Pons y el abogado cubano -ciudadano español- Oscar de
los Reyes, deportado a las islas Chafarinas y dos marineros más de la tripulación del Sevilla,
Andres Ventura y Antonio Martín, que habían resultado severamente heridos). Antes de iniciar las
concertarse con Francia, pues el gobierno galo también iniciaba un proceso similar en espera de
obtener una indemnización por el marinero fallecido del Prosper Corin. La Embajada española en
París se encargó de los trámites no recibiendo una respuesta directa del Quai d´Orçay. Se le
contestó que las instrucciones del gobierno republicano estaban ya en la Legación de Francia en
Tánger y remitían a ese nivel diplomático para que Ojeda buscase un acuerdo directo con el
494
Telegrama de Ojeda al Duque de Tetuán. 28 de Agosto de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 102 / Ex. 2.
495
En un momento en que la penetración francesa en el septentrión marroquí se hacía más evidente. En un episodio
más del “scramble for the Riff“, la carrera por la penetración en la región el 20 de Agosto el Ministerio de Estado
remitía una comunicación al gobernador general de Melilla indicando la creación de los servicios regulares semanales
por parte de una línea de vapores francesa entre Nemours en Argelia y Tánger haciendo escala en Gibraltar, Melilla y
Tetuán , albergando la pretensión en el futuro de hacer igualmente escala en Ceuta y en algunos otros puntos del litoral
rifeño, para lo cual se hacían gestiones ante el Majzén. Esta línea de vapores debía hacer escala en Alhucemas y Peñón
de Vélez.
300
representante español remitía a Ben Mohammed Lebbadi una durísima nota de reclamación, 496 que
el Majzén no tuvo más remedio que admitir. Ahora bien, el Sultán no cejó en su intento de
apaciguar la región rifeña. Sabedor como era de las causas reales del ataque al buque español, y
capaz -con una mente fría, muy racional y aguda- de hacer una lectura analítica correcta de las
causas del descontento de los rifeños, quiso prevenir un ulterior movimiento de venganza de éstos.
Ello no haría sino empeorar la evolución de los acontecimientos y dar pie al surgimiento de nuevos
problemas, lesivos para los intereses del Imperio. Por ello, Abd al- Aziz presionó -a través de
Mohammed Torres- al gobierno español para que éste, mediante un acto de gracia, tomara una
medida definitiva para llevar la paz a la región. En la plaza de Alhucemas seguían presos los doce
rifeños Bocoyas capturados por los españoles durante los combates que siguieron al asalto del
Prosper Corin, cuando los cabileños conducían a la playa a los marineros franceses secuestrados.
Allí permanecían presos y en espera de juicio. El Sultán pedía ahora a España, su inmediata
liberación. Una deferencia española a un gesto, el marroquí, asumiendo rápidamente el pago de las
497
indemnizaciones de las víctimas de los combates. El gobierno liberal sagastino, que había
acabado de sustituir al conservador post-canovista presidido por el general Azcárraga, una vez
asesinado Cánovas, no varió un ápice la política de línea dura con el Majzén marcada por su
predecesor durante ese año: no se iba a efectuar una concesión de gracia que conllevase la
indemnizaciones y a los pocos meses, el día 1 de Abril de 1898, Ojeda recibía de la Delegación
Imperial en Tánger la cantidad de 77.000 pesetas, importe de la reclamación formulada con motivo
del ataque al vapor Sevilla ( 25.000 pesetas en concepto de indemnización para las familias de cada
496
Nota oficial de reclamación por el ataque al vapor-correo Sevilla presentada por la Legación española en Tánger al
Delegado del Sultán, Sid Mohammed Lebbadi. 7 de Julio de 1897. A. G. A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 194 / Ex. 2.
497
Ibidem .Ojeda al Ministro de Estado español, Pío Gullón. Despacho número 173. 8 de Octubre de 1897.
301
una de las víctimas mortales y 1.000 pesetas para cada uno de los marineros del vapor-correo
reanudación de los combates con una particularidad nueva, como era la pérdida de apoyo social del
caíd Mohammed Anflus. Antes de que estallara de nuevo la rebelión, varios amghar-s o notables
rifeños vecinos de la plaza habían acudido a entrevistarse con el gobernador militar y le habían
manifestaron al general Alcántara, sus gestiones les habían llevado a ponerse en contacto directo
con la Corte, de la cual habían recibido varias cartas remitidas por el príncipe Muley Arafa,
resolución definitiva del Sultán. Las conversaciones de los notables rifeños con el general permitían
al gobierno español sacar varias deducciones bastante halagüeñas para la futura expansión
territorial en el Sultanato:
a) Los rifeños habían dejado de ser los fieros enemigos del pasado, los irreductibles
defensores de las marcas fronterizas del Norte del Imperio jerifiano. Los temores de los meses
pasados de que se estaban tejiendo movimientos extraños, hostiles en torno a la plaza se disipaban;
cada día que pasaba, calaba más hondo la idea de que la ciudad no iba a sufrir ningún asedio o
ataque por parte de las cabilas fronterizas. Estaban muy lejos las épocas del pasado, cuando
contingentes de cabileños del Rif participaron junto a las tropas del Majzen en todos los intentos de
los sultanes para recuperar las plazas ocupadas por España. También quedaba muy lejos el
momento en el que contingentes rifeños participaron aún junto a las tropas regulares del Sultán en
militares hispanos. Ahora, en el Rif se había producido una fractura social incipiente que España
podía explotar, ahondar, aumentar si quería en un futuro próximo apoderarse de todo el territorio.
498
Ibidem .Ojeda al Ministro de Estado español, J.M. Sánchez y Gutiérrez de Castro, Duque de Almodóvar del Río.
Despacho número 88. 22 de Junio de 1898.
302
b) Los rifeños o algunos notables rifeños empezaban a confiar en España, actitud de la cual
se podía sacar mucho partido. Se abría así la posibilidad de poner en marcha una política que
consiguiera desequilibrar la sociedad rifeña, granjeándose la amistad de los líderes locales. En este
sentido, era muy significativo el hecho de que los notables que acudían a Melilla a conferenciar con
Alcántara no lo hacían para negociar la base de un armisticio o de acuerdo de paz. Los rifeños
acudían a la plaza a solicitar consejo, a pedir ayuda, con el fin de que España orientara su acción
con respecto a Anflus, hasta que llegara la resolución definitiva de la Corte. Era difícil la decisión
de Alcántara ante estas muestras de confianza, y ante el optimista panorama que las conversaciones
con los rifeños permitían vislumbrar: daba la impresión de que la actuación del Gobernador del
campo fronterizo había exacerbado los ánimos de tal manera entre los rifeños que incluso aquellos
más fieles a la sumisión a la autoridad del poder central que él encarnaba, dudaban entre el deber de
sostener al máximo delegado del Majzén en el territorio, y la convicción de que Anflus no podía ni
La actuación española vino, por lo tanto, marcada por una extrema prudencia. Alcántara hizo
una explícita declaración de neutralidad y aconsejó a los notables que procuraran evitar cualquier
tipo de enfrentamiento bélico con el Bajá, incitándoles a respaldar a Anflus hasta que se conociera
la resolución de Abd al- Aziz. Sin embargo hizo una concesión, un guiño a los rebeldes
manifestándoles que estaba dispuesto a acoger al caíd en territorio español, si éste solicitaba auxilio
La prudencia que aconsejaba el gobernador de Melilla no iba a ser seguida por los cabileños.
Las conversaciones habían concluido con el ruego de los notables rifeños a las autoridades
españolas a fin de que éstas intervinieran ante el Majzén en favor de sus pretensiones urgentes; sin
embargo, a pesar de los conciliadores consejos del gobernador español, una asamblea celebrada en
Frajana había significado el reinicio de las hostilidades. Las palabras de los jefes y oficiales de los
499
Telegrama oficial cifrado del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 9 de Septiembre de 1897.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 / Ex. 1.
303
askaris imperiales allí acampados y del conjunto de notables llegados de Melilla no habían podido
convencer ni contener a las masas de cabileños reunidos que adquirían el control de la fortaleza, y
después de negar el respeto y su obediencia al caíd, habían pasado a despojarle de sus pertenencias
- que fueron repartidas entre los asaltantes de la alcazaba - y a poner en libertad a todos sus amigos
que Anflus mantenía presos en Frajana. El mismo caíd estuvo a punto de perecer en la algarada,
siendo salvado por el comandante de los askaris. Estos últimos no sólo no se habían opuesto a los
rebeldes, sino que habían confraternizado con ellos. Entre los líderes de la sublevación, la
refiriéndose a él con términos como los de "hombre levantisco y de mucha acción".501 Aquellos
notables cabileños de las fracciones de Mazuza o de otras tribus del territorio de Kelaia, vecino a
Melilla y fieles todavía a Anflus decidieron ante la marcha de los acontecimientos, internarse en el
iban a nombrar un nuevo Bajá en la persona del comandante de los askaris y que, en este sentido,
habían enviado emisarios a la corte, establecida en Fez, para solicitar el refrendo de dicho acto.
Los telegramas procedentes de Melilla dibujan un paisaje en el campo marroquí marcado por
una anarquía absoluta, por una falta total de autoridad, mientras que Anflus seguía recluido en la
alcazaba de Frajana que seguía cercada y vigilada por diversos grupos de rifeños que le impedían
abandonarla. 502
500
Cuando en 1902 pasó el Muluya la noticia de la rebeldía del Rogui Bu Hamra, las cabilas fronterizas de Melilla se
agitaron peligrosamente a causa de las rivalidades de sus notables y líderes, de los que unos, como Mohammed el
Chadly, abrazaron su partido, tal vez para satisfacer viejos enconos, mientras otros defendieron la causa del Sultán.
Mohammed el Chadly pronto se convirtió en uno de los jefes de confianza del Pretendiente. Parece ser que estuvo entre
los que sitiaron la alcazaba de Frajana, a quinientos metros de Melilla, y la ocuparon el 13 de Abril de 1903.
Finalmente, Chadly abandonaría la causa del Rogui y se convirtió en el principal jefe de la oposicion rifeña a la
penetración imperialista de España en la región.
501
Telegrama oficial cifrado del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 9 de Septiembre de 1897.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 / Ex. 1.
502
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro Plenipotenciario de España en Tánger. 10 de
Septiembre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
304
La Corte española y el gobierno todavía estaban veraneando en San Sebastián. Los
telegramas que desde Tánger Ojeda remitía al Ministro de Estado urgían a la prudencia extrema en
la futura actuación española. Ojeda, de acuerdo con la acción ejercida ante los rebeldes por el
apoyasen las reivindicaciones y las pretensiones de las cabilas antes de averiguar la oportunidad de
dicha medida puesto que no se conocían en la Legación las causas verdaderas del conflicto,
atribuido en principio, según las apariencias al trato severo y a las acciones injustas que ejercía
sobre sus gobernados, el caíd Anflus.503 Y es que al respecto, la autoridad de Melilla se había
movido en el más absoluto de los despropósitos: 1) sus confidentes habían sido incapaces de
informarle de los motivos de la sublevación. Mientras que en la estratégica región del Sus, el
espionaje diplomático español había obrado -en el pasado- con gran acierto y éxito, en el territorio
rifeño las actividades de la inteligencia hispana no acababan de cuajar; 2) tal y como confesaba el
gobernador militar a Emilio de Ojeda, ni en sus conversaciones con el caíd ni con los notables
rifeños, había podido averiguar las causas que respaldaban las conductas de los dos bandos
rechazar la responsabilidad de tener que estar bien informado sobre el origen o los motivos de los
de Mazuza sublevados contra el caíd conferenciaban con las autoridades imperiales en el territorio
estado de rebeldía contra Anflus, y el hecho de que éste se resistía a abandonar su puesto, dejando
503
Ibidem .Telegrama del Ministro Plenipotenciario de España en Tánger al Ministro de Estado, Duque de Tetuán. 10
de septiembre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69/Ex. 3.
504
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro Plenipotenciario de España en Tánger. 11 de Septiembre
de 1897.
305
la alcazaba, a la vez que solicitaban instrucciones del Majzén. Desde Melilla esta actitud era
interpretada por el gobernador militar como un abandono de la causa del caíd por parte de los
rebelión cobraba, si cabe, más cuerpo al ponerse al parecer estas autoridades del lado de los
insurrectos.
dispuesto a ejercer ni la más mínima iniciativa; se puso al dictado de las órdenes procedentes de la
autoridad civil (en este caso, de la Legación española), siendo Emilio de Ojeda, desde Tánger,
De todas maneras, tal y como se desprende de los informes del gobernador, la más absoluta
tranquilidad reinaba en el entorno de la plaza. Recluido Anflús en Frajana, no había la más mínima
movimientos extraordinarios de gentes. La sublevación contra Anflus sólo había llevado a tomar las
armas a unas cuantas fracciones y no a toda la cabila de Mazuza. Por ello, el flujo de rifeños a la
plaza así como el intercambio de mercancías en el interior de Melilla continuaban con la más
absoluta normalidad. Las gestiones de los delegados imperiales o de los notables rifeños en torno a
hasta el extremo de que en el barrio del Polígono pernoctaban diversas caravanas a la espera de
recoger todas las mercancías que luego iban a transportar hasta diversas localidades del interior del
Imperio. 505
Desde San Sebastián, el Duque de Tetuán se ponía en contacto urgentemente con Tánger,
aprobando plenamente la actuación de Ojeda y explicitándole que España no debía inmiscuirse para
505
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 11 de Septiembre de 1897. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 / Ex. 1.
306
nada en los asuntos propios de las cabilas fronterizas, ni aún en el supuesto caso de que se
averiguase la justicia de sus acciones. En esta coyuntura, lo único que le interesaba a España era
asegurar la existencia de un poder fuerte y consolidado en las cercanías de la plaza, que garantizase
revuelta generalizada, ni aún de que todos los cabileños de Mazuza apoyaban la algarada contra
Anflus, ni mucho menos de que se tratase de una revuelta secesionista, o desafiante de la autoridad
del Majzén lo único que urgía a los intereses españoles era, de acuerdo a los tratados vigentes con
Marruecos, el restablecimiento de la autoridad del Sultán en Melilla, " alguien con quien pueda
marroquí - entregaba al gobernador de Melilla una carta personal del caíd, escrita poco antes, en la
la plaza en calidad de huésped, en espera de que llegase un buque que le llevase a Tánger.
Comandante General accedió poniendo como única condición el que Anflus se trasladase a la
ciudad siempre que hubiese hecho dejación o renuncia previa de su cargo y acudiera a Melilla
como un simple particular. El caíd sería acogido en la plaza con su familia y servidumbre, siempre
hacía bien patente cuando, por la noche y en la forma convenida, llegaban a la plaza el caíd, sus
506
Telegrama del Duque de Tetuán a Emilio de Ojeda. 12 de Septiembre de 1897. A. G. A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
507
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Guerra. 12 de Septiembre de 1897. A. G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1; Telegrama del Comandante General de Melilla a la Legación de
España en Tánger. 12 de Septiembre. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
307
familiares y una pequeña escolta de servidores que transportaban las pertenencias personales que
habían podido sustraer de las iras de los insurrectos. Arguyendo que en los locales de la Aduana
carecían de espacio suficiente para la comitiva, los funcionarios del Majzén se negaron a cobijar al
caíd. Éste permanecía notablemente abatido, obedeciendo en todo momento las instrucciones
entereza. No habiéndose producido su destitución formal por el Majzén, indicaba que había estado
había acabado por volverle la espalda, permaneciendo indiferente a su suerte, aún después de haber
sido amenazado de muerte por algunos cabileños de Mazuza. De hecho, a pesar de haber contado
hasta pocas semanas antes con el pleno apoyo de varios notables de las fracciones de esta cabila, se
había visto abandonado por ellos sin razón aparente; los que constituían su apoyo más firme, ahora
le abandonaban, por lo que prefería marcharse del Rif a provocar un derramamiento de sangre.508
En el campo fronterizo, se había originado ahora un peligroso vacío de poder para España, pues no
quedaba más representante del Majzén que el comandante en jefe de los askaris establecidos en
Frajana. Sin embargo su autoridad era muy limitada, pues estaba enteramente mediatizada por la de
los notables de las fracciones de Mazuza que habían conseguido la huida del caíd al territorio
del Rif, que de hecho había tenido su arranque en la segunda mitad del siglo XIX: el surgimiento de
los "amghar-s" o notables, que trataban de imponerse como jefes a nivel de las fracciones de cabila
o de las cabilas en su conjunto, intentando hacer prevalecer su poder sobre las estructuras
comunitarias tradicionales.
Un primer síntoma de su papel preponderante era el de haber desafiado a Anflus a la luz del
día y conseguido, tras catalizar la tensión social existente en algunas fracciones de cabila, por vez
primera la eliminación de la autoridad delegada del poder central. Este hecho suponía en sí mismo
508
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 12 de Septiembre de 1897. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 / Ex. 1.
308
una desvertebración de la organización de la sociedad rifeña tradicional, basada en las tribus,
ampliamente distribuidas por todo el territorio, y que venía definida, en términos generales, por la
agrupaciones superpuestas: el poblado, federación de aldeas cada una de las cuales incorporaba
varios hogares; el cantón o taqbilt que representa una federación de poblados o de aldeas, llamada
con frecuencia fracción de tribu; la tribu o cabila, federación de cantones; y por último, la
confederación de tribus.
El poblado, compuesto de varias aldeas, estaba gobernado por un jefe y una asamblea de
notables, la yemâ ´a; el cantón o fracción de tribu lo estaba, a su vez, por una asamblea compuesta
de jefes de aldeas. Aunque los cantones podían constituir tribus y éstas confederaciones, la
existencia de estas dos unidades más amplias tiene un carácter más bien temporal e inestable. La
tribu estaba con frecuencia fundada en tradiciones y la creencia en una ascendencia comunes; la
confederación de varias tribus surgía sobre todo para hacer frente a un peligro exterior.509 A
diferencia del poblado o del cantón (taqbilt), dotados de instituciones comunitarias muy vivas como
A nivel del poblado y del cantón, la yemâ ´a desempeñaba un papel muy importante como
solucionar los problemas de la comunidad, mientras que el muqqadam o jefe se limitaba a hacer
que se ejecutasen las decisiones adoptadas por la yemâ ´a. Si bien a escala del poblado o del cantón
el poder quedaba supeditado al de la asamblea, la tribu carecía de jefe. Teniendo en cuenta el poder
limitado del muqqadam a nivel del poblado y del cantón y la ausencia de jefe a nivel de tribu, la
impresión que los extraños sacaban del modo de organizarse los bereberes rifeños, es decir de su
alegría entre los rifeños quienes afirmaban que "estaban en república" ("ripublik"), término que
509
Véase Julien, Charles-André: Le Maroc face aux impérialismes, 1415-1956, París, Ediciones J.A., 1978, pag. 166.
309
empleaban los nativos para referirse al período en el que se habían regido por las instituciones
políticas tradicionales, cuyos rasgos más salientes habían consistido en el papel preponderante
ojos de los militares españoles, república equivalía a desorden, a anarquía y de ella se traslucía un
inmediato peligro para la seguridad de Melilla: por ello se entendía como objetivo primordial la
designación por el Majzén de una autoridad nueva que sustituyera al ex-caíd Anflus.
El Majzén, por su parte, había cedido a las pretensiones rifeñas. Mohammed Torres y
Mohammed Lebbadi, desde la Delegación imperial en Tánger, al recibir los telegramas remitidos
por Anflus y los Administradores de las Aduanas, instaron en un primer momento a los
al frente del campo fronterizo, mientras no llegase una resolución definitiva de su destitución por
parte del Sultán. Los funcionarios marroquíes por su parte contestaron inmediatamente, informando
actitud de los cabileños decididos a asesinarlo. Insistían en que toda violencia había quedado
510
exorcizada con la huida del ex-caíd. Mohammed Torres, entonces, presionado fuertemente por
Ojeda a fin de que se restableciera claramente la autoridad del poder central en las inmediaciones
representar ellos la autoridad del Sultán en sus relaciones con el gobernador militar de Melilla.511
La documentación española nos permite afirmar que tampoco se conocían en la Delegación del
510
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro Plenipotenciario español en Tánger. 12 de Septiembre de
1897. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69/ Ex. 3.
511
De hecho habían sido los propios funcionarios de aduanas los que habían acudido a la Alcazaba a visitar a Anflus y
a convencerle de que abandonara su tozuda actitud, marchándose cuanto antes a territorio español, y permitiendo así un
final - sin lucha - del conflicto
310
referida autoridad militar: " Confidencialmente ruegan los Delegados a V.E. diga a Caíd Anflus
con la mayor reserva que confíe a V.E. con toda franqueza las verdaderas causas del conflicto
para que V.E. se las trasmita, garantizando al caíd los Delegados que observarán la mayor
discreción".512 Esta vez la presión española había sido tan insistente que sus esfuerzos habían
culminado con un éxito notable: el período de desgobierno, de falta de un representante del poder
central en el campo fronterizo, garante de la seguridad del mismo había sido muy breve. El caíd
Melilla todo el tiempo necesario, hasta que se recibiesen las órdenes de la Corte.513 Las facultades
que recibían los administradores de la aduana eran muy limitadas: se circunscribían a representar al
Majzén ante el Comandante General de Melilla, pero no implicaban el gobierno de todo el territorio
de Kelaia.
Una unidad naval española, el destructor Furor, había sido remitida desde la península con
la finalidad de patrullar las costas rifeñas y su comandante hará las veces de intermediario entre
Ojeda y el Comandante General de Melilla. Al mismo tiempo, el capitán del Furor debía ejercer
las funciones de mensajero al servicio de Mohammed Torres, siendo utilizado por este último para
hacer llegar una larga carta a Anflus, en la que el Delegado Imperial requería del caíd sus buenos
oficios con el fin de que no encrespara más los ánimos de las cabilas de Kelaia. Para ello, Anflus
debía desactivar las redes de apoyo que tenía entre ellas e interrumpir la comunicación con las
mismas, así como abstenerse de ejercer cualquier acción que pudiera causar recelos o
guarnición española, y seguía sin desvelar las causas que habían provocado el levantamiento de
Mazuza. Únicamente atribuía el hecho a su intento de ejercer la representación del poder central
512
Telegrama del Ministro Plenipotenciario español en Tánger, Emilio de Ojeda al Comandante General de Melilla.
13 de Septiembre de 1897. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
513
Ibidem .Telegrama del Comandante General de Melilla a la Legación española en Tánger. 14 de Septiembre de
1897.
514
Ibidem .Telegrama de Emilio de Ojeda al Comandante General de Melilla. 17 de Septiembre de 1897.
311
entre unas cabilas que habían perdido su secular autonomía, tras una larguísima etapa en la que sólo
habían sentido muy levemente cualquier principio de autoridad majzení. Asimismo achacaba su
destitución, a los perniciosos efectos que entre los Mazuza había ejercido el ejemplo de la rebelión
de los Angad, junto a la frontera argelina, las cuales se habían sublevado poco antes desafiando
abiertamente la autoridad del Amal ( Gobernador imperial) de Uxda. Sin embargo, ahora que su
seguridad y su vida estaban garantizadas, resultaba cada vez más evidente que su destitución se
debía simplemente a un "complot" de notables que habían visto en Anflus un obstáculo, el que se
oponía a su fin de acaparar más poder entre los cabileños. El ex-caíd, aunque se encontrase ahora
en tierra extraña, era todavía un personaje popular y querido entre sus antiguos gobernados que
acudían con gran frecuencia desde diversas partes de Kelaia a visitarle y a mostrarle sus respetos.515
Éste era un motivo más para preocupar al Comandante general, que fiel a la consigna compartida
de Melilla, cifraba toda la teoría de las relaciones que debía de mantener España con los cabileños
de Kelaia en el absoluto soslayamiento de todo motivo de conflicto o incidente que pudiera suponer
un reinicio de las hostilidades con las tribus vecinas a Melilla y la repetición de los hechos de 1893-
94 . Ahora estaba muy claro que frente a los notables de Mazuza que habían provocado su huida,
una amplia parte de la población rifeña de Kelaia seguía respaldando a Anflus y su presencia en
Melilla podía suscitar entre sus partidarios el deseo de que el ex-caíd fuera restituido en su cargo, y
esos partidarios de Anflus podían llegar al convencimiento de que cabía la opción de utilizar la
violencia para ello. Y eso no estaba dispuesto a tolerarlo el gobernador militar español. Por eso
cuando presintió que la presencia del ex-caíd le iba a causar problemas , telegrafió urgentemente a
Tánger insistiendo ante la Legación para que Ojeda presionase sobre Torres a fin de que la
Delegación Imperial reclamara ante su presencia al funcionario y que fuese en esta ciudad donde
esperase la resolución de Abd al-Aziz. Anflus debía desaparecer como fuese, de Melilla y del
515
Ibidem. Telegrama del Comandante General de Melilla a la Legación Española en Tánger. 16 de Septiembre de
1897.
312
contacto con sus partidarios. A pesar de que nunca durante el ejercicio de su cargo había
manifestado actitud hostil o inamistosa con España; a pesar de su carácter de funcionario majzení,
representante oficial en Melilla de una país como era Marruecos -oficialmente por lo menos-
considerado amigo de la Monarquía española; a pesar de no haber sido destituido por la única
autoridad facultada para ello, la del Sultán Abd al- Aziz, Anflus sobraba en Melilla, molestaba a las
autoridades militares españolas. Se inauguraba así una tradición política por parte española que se
volvería a repetir, pero a mayor escala, en 1903 cuando estallase la sublevación del Rogui y los
A finales de Octubre de 1897, y en vista de que empezaban a ser frecuentes los robos y
perjudiciales para los intereses españoles y puesto que no llegaba ni la resolución definitiva de
Mawlay Abd al-Aziz ni un nuevo caíd que sustituyera a Anflus, fue formulada una protesta oficial
ante los Administradores de las Aduanas por el Comandante General de Melilla, especificando los
abusos y desmanes realizados por los musulmanes, sobre los que se reclamaban al Gobierno
toda la responsabilidad de aquellos actos. Ojeda presentaba una nota paralela ante la Delegación
En noviembre se produjo finalmente la actuación del Sultán. Por un lado, Abd al- Aziz
buscaba el entendimiento con sus súbditos rifeños. Para aplacar los ánimos de los sublevados,
consintió en el relevo de Anflus. La tarde del día 15 embarcaban en el buque marroquí Hassani, en
Tánger con dirección a Melilla el nuevo caíd -llamado Bashir Esherqui- enviado a reemplazar al
depuesto, y doscientos cuarenta askaris bien pertrechados. Con ello el Sultán dejaba bien clara su
516
A finales de septiembre empiezan a apreciarse algunos disturbios en el campo fronterizo. La ausencia de una
autoridad fuerte en el territorio marroquí trae como consecuencia una sucesión de pequeños altercados y robos que
fuerzan al gobernador militar de Melilla a insistir telegraficamente a Ojeda con el fin de que éste consiga de
Mohammed Torres el envío de un sustituto de Anflus que devuelva la seguridad y el orden al límite fronterizo.
Telegrama del Comandante General de Melilla a la Legación española en Tánger. 19 de Septiembre de 1897. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
517
Ibidem .Telegrama de Ojeda al Comandante General de Melilla. 22 de Octubre de 1897.
313
decisión de reforzar la autoridad majzení en el Rif. Con el correspondiente consentimiento
hispano, estas tropas desembarcaban en la plaza española desde donde se dirigían finalmente a
Frajana.518
5.4. Primeras tentativas francesas de ruptura del ‘statu quo’. Los disturbios fronterizos
fundamentalmente a la incompetencia del joven sultán, Mawlay Abd al- Aziz. La visión
predominante en este tipo de estudios nos retrataba a Abd al- Aziz como un mozalbete incauto,
caprichoso e inexperto, sin ningún tipo de preparación para el desempeño de su cargo que fue
propios confidentes, que le indujeron a dilapidar el Tesoro marroquí en una variedad sin fin de
"chismes" y artilugios, cada cual más inútil que el anterior519. Esta imagen de Abd al- Aziz,
arrastrado por su debilidad y derrochando la herencia material legada por su padre, Mawlay Hassan
I, nos parece demasiado simplificada. En realidad, son las corrientes dominantes de la época -el
influencia de las ideas reformistas en Marruecos520- las que explican mejor el colapso del Estado
marroquí desde 1900. El contexto histórico en el que se produce la ofensiva imperialista europea
518
Telegrama de Ojeda al Ministro de Estado, Pío Gullón. 19 de Noviembre de 1897. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 160 / Ex. 1; sobre la llegada del Hassani a Melilla: Telegrama del Comandante General de
Melilla al Ministro Plenipotenciario español en Tánger. 18 de Noviembre de 1897. A.G.A. África.Sección Histórica
(Marruecos). Caja 69/ Ex. 3.
519
Para una descripción llena de colorido del período de los "agentes comisionistas" europeos que se trasladaban
durante estos años a la Corte del Sultán con el objeto de conseguir pingües beneficios mediante las ventas de sus
artículos en el país, véase Harris, W.B., Morocco That Was, Londres, 1921.
520
Los hechos al respecto son bastante evidentes. El conjunto de reformas - tanto las militares como las educativas o las
fiscales - desarrollado por Mawlay Hassan y Abd al- Aziz no responden sino a un proyecto bastante elaborado de
edificar las bases de un Estado moderno, tal y como lo definen la sociología y la historia comparativa.
314
sobre el Norte de África ha sido estudiado recientemente en un libro de Mike Davis, Late victorian
ecología porque explica un conjunto de circunstancias desastrosas que se dan a finales del siglo
XIX a causa de una serie de cambios climáticos relacionados con las fluctuaciones del “Niño”, del
ENSO y de la “Niña”, y que afectan gravemente a toda una gran zona de lo que hoy es el mundo
subdesarrollado. Pero, al mismo tiempo, el libro analiza de que manera las potencias europeas
De hecho, el statu quo en Marruecos se va a romper, en primer lugar, por el acoso militar y
económico francés que se produce con el cambio de siglo. A partir de este momento, Francia
statu quo no entraba ya dentro de los planes de su política internacional, y el Sultanato había
cobrado capital importancia en su nuevo plan colonizador.521 Desde ahora, su mayor interés se
protectora del Imperio jerifiano. En primer lugar, lo que Francia anhelaba ahora era garantizar la
seguridad de su colonia argelina y como último objetivo, dominar todo el Magreb y hasta
conseguirlo, prevenir empresas de otras potencias en la zona. Emprender una acción directa y
enérgica para lograr este fin, aprovechándose de las constantes perturbaciones en la frontera
argelina era imposible, no solamente porque el Parlamento se oponía a ello,522 sino porque también
podían oponerse las grandes potencias (en particular Gran Bretaña) interesadas en el mantenimiento
del 'statu quo', que no hubieran aceptado la preponderancia francesa en Marruecos. El ministro
521
Cfr. Solé Romeo, G.: " La Conferencia de Algeciras de 1906: Una solución europea al conflicto marroquí y a la
crisis internacional de 1905", Revista de la Universidad Complutense, Madrid, no. 116, 1979, pág. 262 y ss.
522
D.K. Fieldhouse justifica de esta manera las vacilaciones considerables de la política oficial francesa en Marruecos
entre 1879 y 1904. Según este autor, la opinión francesa estaba muy dividida y dudaba sobre la viabilidad del propósito
francés de establecer su hegemonía en Marruecos. Ello explica por que el Quai d´Orsay y los ministros sucesivos de los
gobiernos republicanos se contentaban con mantener el "statu quo" hasta que un cambio en la actitud marroquí
ofreciera la ocasión para una intervención francesa más resuelta. La opinión parlamentaria era, por lo general,
indiferente y de hecho no existió ningún grupo de presión metropolitano, orientado a la incorporación de Marruecos al
Imperio francés, firmemente organizado antes de 1902. Véase al respecto: Fieldhouse, D.K: Economía e Imperio. La
expansión de Europa (1830-1914), Madrid, Siglo XXI, 1990, pp. 317-352.
315
francés de Asuntos Exteriores, Théophile Delcassé, sabedor de que se debía actuar con cautela
Sultán a la influencia francesa, basado en la iniciativa del capital privado, es decir en las
inversiones llevadas a cabo por firmas de negocios para reforzar los derechos franceses y
contrarrestar las iniciativas de las otras potencias; pasando en una segunda fase a realizar
cuantiosos préstamos al Sultán con la garantía de los ingresos de las Aduanas del Sultanato
administración jerifianas, con la excusa de velar por los intereses de los que habían efectuado los
empréstitos;523
b) y al mismo tiempo, iniciar una ofensiva diplomática para lograr la aceptación británica,
En los primeros compases de ejecución de este proyecto, Francia va a intentar ampliar sus
posesiones saharianas con una expansión hacia el Oeste, iniciando una lenta y progresiva ocupación
del sudeste de Marruecos como si se tratara de una simple extensión del territorio argelino. En este
sentido, y siguiendo a Saïd Sayagh, podemos establecer ese "giro copernicano" en la política
francesa que marca el estallido del 'statu quo' en 1899. 524 El 21 de marzo de ese año, el Embajador
francés en el Reino Unido, Paul Cambon y el primer ministro británico, Lord Salisbury, firmaban
en Londres la convención franco-inglesa que daba una solución al incidente de Fachoda y definía
523
En los primeros meses de 1901, Revoil, el Ministro Plenipotenciario de la República francesa en Tánger exponía a
las autoridades marroquíes la situación de Francia con respecto al Imperio, en los siguientes términos, que venían a
augurar la apertura de una nueva fase en las relaciones entre la República y el Sultanato: "Ninguna de las potencias
interesadas en Marruecos ha adquirido, en lo que concierne al mantenimiento del "statu quo", los títulos que podemos
invocar, ni ha hecho, en aras del respeto a sus públicos compromisos, los sacrificios que a diario consentimos. Siendo
casi los únicos vecinos de Marruecos por tierra ; estando en contacto con sus pobladores a lo largo de una dilatada
frontera ; teniendo desde 1845 un Tratado, violado constantemente por las tribus marroquíes y por el mismo
Marruecos, no sólamente no hemos abusado jamás de esta situación, sino que hemos descuidado sistemáticamente las
ocasiones más legítimas de ejercer represalias ó de adquirir ventajas con el Gobierno jerifiano, que otros no se
hubieran resignado tan facilmente a desdeñar. Tan constante lealtad, tan tenaz moderación, colocan a Francia, lo
mismo con respecto a Marruecos, como con respecto a las potencias, en una situación tan fuerte y tan franca,que
podrá afirmar su política con la mayor claridad el día en que lo exijan el mantenimiento de su prestigio y la defensa de
sus derechos". (D)ocuments (D)iplomatiques (F)rancaises.(A)ffaires du (M)aroc, 1901-1905, París, Ministère des
Affaires Étrangères,1905, n. 11 (Révoil a Delcassé, 17 de mayo de 1901 ).
524
Sayagh, Saïd : La France et les frontières Maroco-Algériennes ... op. cit., pp. 81-82.
316
con bastante precisión las esferas de influencia de cada una de las dos potencias en el continente
africano. Paradójicamente, esta convención que dejaba a Francia las manos libres sobre todo el
Sáhara central, era acogida fríamente entre la opinión pública gala por no haberse acordado
ajustase al engrandecimiento de su Imperio africano -al menos así lo entendieron ciertos medios
franceses- les había sido "reconocida virtualmente". Con todo, esta convención había otorgado
carta blanca, es decir el tácito permiso británico, para el inicio del asalto francés al imperio
integridad del país, se va a revelar inútil ante la penetración militar gala que tiene su punto de
partida en el Oranesado y que busca extenderse como una mancha de aceite, en una expansión
gradual a lo largo del Sureste del Sultanato.525 Por otro lado, aunque la conquista del Tuat no
comenzase hasta diciembre de ese mismo año, el gobierno de la República había venido preparando
su acción en el Sáhara desde junio de 1894, cuando la desaparición de Mawlay Hassan I ocasionó
un grave desequilibrio, tanto en el seno del Gobierno del Sultanato como en el conjunto de la
sociedad marroquí. En este sentido, los años que precedieron a la invasión estuvieron
caracterizados por una serie de incidentes y de ensayos de asalto al 'statu quo', que desvelaban la
Sin embargo, la reacción del Majzén de cara a preservar la independencia del país no tuvo la
fuerza y energía que habían caracterizado el reinado de Mawlay Hassan I. Cuando en 1895 es
nombrado Amal (Gobernador) del Tuat, el-Hadj Ahmed ben Rezzouk el-Boukhari, lo primero que
hace al llegar a este territorio es protestar por la construcción de un puesto francés entre Fort Mac-
Mahon y Gourara. A su vez, el representante diplomático de Francia en Tánger protesta contra este
nombramiento.526 Ello podría hacernos pensar que la situación no había cambiado nada en
Marruecos desde la muerte de Mawlay Hassan, ya que el nuevo Gobierno buscaba reafirmar su
525
Sueiro Seoane, S.: España en el Mediterráneo. Primo de Rivera y la "cuestión marroquí", 1923-1930, Madrid,
UNED, 1992, pp. 4-8.
526
Sayagh, S.: op. cit, pág. 78.
317
poder en la misma dirección trazada por este Emperador, y sobre los mismos caminos de energía y
nombrando a dos gobernadores para los clanes locales opuestos de Ihamed y Sefiane, y haciendo
manifiesto el control del Majzén sobre una de las regiones más amenazadas por las pretensiones
Cuando en 1897, Abd al- Aziz propone a Francia un arbitraje internacional sobre el Tuat, podemos
ver en este hecho un signo de que el Sultán ya no considera inalienables sus derechos sobre el
conjunto de oasis que componen este territorio. Como consecuencia, las sediciones locales, la
actitud hostil de las tribus en las regiones fronterizas del Imperio jerifiano más alejadas del poder
central, es decir la siba, no hacen sino recrudecerse, pero con unos parámetros muy distintos a los
que habían venido caracterizando a este fenómeno propio de la historia de Marruecos. Si hasta
entonces la siba no había sido la negación absoluta del Majzén, sino que había funcionado como un
contrapeso indispensable del mismo en la sociedad marroquí, al mismo tiempo había carecido de
una ideología explícita, situándose en palabras de Therese Benjelloun, "dentro de la textura misma
del gobierno de Marruecos, en tanto que suponía una potencialidad de resistencia, de contestación
'integrada' dentro del sistema, formando -incluso- parte del mismo".528 En este sentido, las
revueltas rurales habituales en los siglos XVIII y XIX habían sido un hecho "normal" que actuaba
popular, es decir que se podía entender como una forma de orden, como una fórmula política de
equilibrios. l Majzén como institución, no había corrido ningún peligro que amenazara su
desde hacía decenios se habría mantenido. Sin embargo, tal como ya han apuntado diversos
historiadores (Ibn Azzuz Hakim, Edmund Burke, Morales Lezcano, Abdallah Laroui, Carlos
Tessainer, o más recientemente Adnan Mechbal), diversos factores se conjugan a partir de la última
527
Ibidem., pp. 77-78.
528
Benjelloun, T.: Visages de la diplomatie marocaine depuis 1844, Casablanca, Eddif, 1991, pág. 94
318
década del siglo XIX para provocar una serie de respuestas violentas en Marruecos a la presión
convirtiéndose ésta en un elemento desestabilizador del gobierno marroquí, pues suponen una
Cuatro factores son los más destacados. El primero consiste en la acentuación de las
contradicciones sociales motivadas por la rápida introducción en el país del liberalismo económico
comercial, a la vez que la pauperización de amplios sectores del campesinado - los grupos de
agricultores y jornaleros sin tierra- y la desarticulación de las redes de lazos de solidaridad entre
los notables y los grupos económicamente poderosos y sus clientes, que habían garantizado una
cierta redistribución de la riqueza en las zonas rurales hasta ese momento. El tercero, ligado
y el alza generalizada de los precios en los artículos básicos de consumo, junto con la competencia
que supone la invasión masiva del país por parte de productos manufacturados importados
-tejidos, velas, cerillas- que desarticulan la artesanía local, columna vertebral de la vida urbana en
el Sultanato. A ello habría que unir el rápido enriquecimiento de los 'protegidos'.529 El cuarto, las
constantes crisis monetarias, por las sucesivas devaluaciones de la moneda y el aumento del gasto
529
El régimen de la " protección" generalizado tras la Conferencia de Madrid de 1880 no constituía sino un elemento
más de la presión europea sobre Marruecos ya que si por un lado suponía la creación de una serie de divisiones en el
seno del cuerpo social marroquí, por otro lado, sustraía al Tesoro marroquí de un porcentaje importante de ingresos por
vía de impuestos y recortaba la capacidad jurisprudente del país. En definitiva, venía a representar una verdadera
transferencia de la soberanía imperial en provecho de las potencias europeas y de los Estados Unidos. " Des Marocains,
remarca Albert Ayache, pouvaient être soustraits aux lois de leur pays et constituer, par suite de l´immunité dont ils
jouissaient, les agents de pénétration des puissances étrangères ". Habiendo sido convocada la Conferencia de Madrid
para reformar o tratar de abolir este régimen, los resultados habían sido los inversos , pues se había refrendado la
institucionalización del sistema de "puerta abierta" en Marruecos y la generalización de los privilegios capitulares
mayores entre los países signatarios del acuerdo ; este régimen venía caracterizado por : 1) el número elevado de los
protegidos marroquíes : dos por comerciante extranjero y por puerto, extendiéndose la protección a la familia del
protegido. Asimismo, los consulados y Legaciones podían tener un cierto número de protegidos marroquíes a su
servicio. Todos los protegidos se beneficiaban de la inmunidad diplomática y de la exención fiscal; 2) la extensión de
la competencia de las jurisdicciones consulares a todos los litigios donde el demandado era un extranjero o un
protegido. Véase Kenbib, M.: Les Protégés. Contribution à l´histoire contemporaine du Maroc, Rabat, Université
Mohammed V, 1996, passim. Cfr. también Ayache, A.: Le Maroc. Bilan d´une décolonisation, París, Ed. Sociales,
1956.
319
público,530 junto con el rechazo generalizado a las reformas introducidas por el Majzén, tanto más
odiosas para la población marroquí en cuanto son consideradas como impuestas por las potencias
europeas.531
De esta manera, la acción francesa en el Sud-este marroquí no podía dejar de suscitar una
viva tensión entre las tribus de la región. Ello se traducirá en un recrudecimiento de las hostilidades
entre ellas, lo que a su vez generó un importante tráfico de armas entre Melilla, Uxda y Figuig. Por
su parte el Gobierno General de Argelia no vaciló en ver detrás de estos acontecimientos "las
intrigas" del Majzén; incluso cuando el desorden procedía de tribus o individuos argelinos. Y si el
"irrelevante" y acusaba al Sultán de obrar sin vigor. Así ocurrió cuando el nombramiento de Si
532
Driss ben Yaïch el- Boukhari al frente del Amalato de Uxda detuvo los enfrentamientos entre
los Angad y los M´haya. Sin embargo, cuando entró en negociaciones con la capitanía francesa de
Marnia en el mes de Abril de 1896 sobre la cuestión de las reparaciones pecuniarias, los problemas
y los enfrentamientos resurgieron, pues las reclamaciones de las tribus marroquíes a las autoridades
disimuló nada y confesó al gobernador general que el funcionario marroquí se había puesto un poco
en evidencia frente a sus administrados y aquello suponía el riesgo de provocar muy graves
recriminaciones por su parte. En efecto, un año más tarde el Sultán se ve obligado a destituir a ben
Yaïch y a enviar a Mawlay Abdessalam Lamrani para devolver la calma al Amalato en revuelta.
530
Sobre todo motivado por los gastos militares.
531
Cfr. Morales Lezcano, V.: León y Castillo, Embajador ... op. cit. pág. 82; Laroui, A.: Marruecos: Islam y
Nacionalismo... op. cit., pp. 80-96; id: Orígenes sociales y culturales... op. cit, pp. 141-209, 263-286 y 365-371;
Tessainer y Tomasich, C.F.: El Raisuni, aliado y enemigo de España, Madrid, Editorial de la Universidad
Complutense, 1992, pág. 51; Burke III, E.: Prelude to protectorate..., op. cit., pp. 58-61; id: "Mouvements sociaux et
mouvements de resistance au Maroc. La Grande Siba de la Chaouia, 1903-1907 " en Actes du Premier Congrès
d´Histoire et de la Civilisation du Maghre, Vol. II, Tunez, Centre d´Etudes et de Recherches Economiques et Sociales
de la Université de Tunis, 1979, pp. 183-194; Mechbal, A.: "Necesidad de una revisión historiográfica de la guerra del
Rif : El ejemplo de Germain Ayache", ponencia inédita presentada al Coloquio Internacional Si Abdelkrim Al Jatábi y
el Protectorado Hispano-francés en Marruecos celebrado en la Universidad euro-árabe de Granada del 10 al 12 de
nov. de 1993, pp. 12-13 y 15-16.
532
Sayad, S.: op. cit., pp. 79-80.
320
El caíd (gobernador) de Figuig, por su lado, protestaba ante el general en jefe de la división
de Orán de que el capitán al mando del puesto de Aïn Sefra hubiese penetrado con sus soldados en
uno de los poblados de Figuig sin prevenirle y le recalcaba que actitudes como aquella podrían
La misma emoción y las mismas inquietudes reinaban en el Sur-Oeste del Imperio jerifiano.
Marrakesh, para departir con el Sultán y prevenir la acción francesa a partir del Senegal.
Los agentes diplomáticos y consulares españoles serán testigos de primera mano de estos
acontecimientos, llamados a suponer el inicio de la ruptura del "statu quo", los primeros conatos de
su desmoronamiento. Los datos llegarán al Ministerio de Estado español por dos conductos: el
Consulado en Orán y la Embajada en París. Las primeras noticias son un tanto vagas, difusas, y
Las informaciones que se van conociendo en Madrid a lo largo del mes de Abril de 1897 hablan
únicamente de conflictos entre las propias tribus marroquíes colindantes a la frontera de Argelia; no
recogen o desconocen la "mano" de Francia. Así pues, se limitan a reflejar un estado de "revuelta
considerados habituales y constantes. Sin embargo, el carácter alarmante de los mismos viene
remarcado porque los combates son de gran intensidad y en ellos interviene incluso el contingente
imperial del Amal de Uxda que lucha contra los Angad y Beni- Isnassen al lado de los Mehaya. Se
resalta el gran número de muertos y heridos fruto del ardor de los combatientes, y como móviles de
este estado bélico se señalan la venganza, la lucha por las jefaturas tribales y el deseo de rapiña,
sentimientos intrínsecos a las tribus de la región, ahora enconados por el estado de miseria
generalizada causada por la pertinaz sequía que está sufriendo el territorio.534 En suma, sin atender
apenas a los verdaderos motivos de la violencia fronteriza, es decir la injerencia imperialista que
533
Ibidem, pag. 80.
534
Marqués del Pedroso, cónsul de España en Orán al Duque de Tetuán, Ministro de Estado. 12 de Abril de
1897.Despacho no. 45. A. G. A. África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 144/ Ex. 1.
321
viene a agravar las consecuencias de los desastres climatológicos y los fenómenos naturales
de "lo marroquí", omnipresente en toda la diplomacia española del momento y luego repetida por
estaba relacionada con la violencia natural; por eso se hablaba de un estado de guerra continuo
entre cabilas y el Majzén. La siba, la rebelión es interpretada por los testigos españoles como una
como una especie de espectro 'hobesiano' de violencia natural, en una guerra de todos contra
todos.535
Noticias de cariz más preocupante se conocen en Madrid en la segunda mitad del mes: las
salvajes prácticas de las tribus fronterizas han alcanzado cotas de un atrevimiento inusitado y están
a punto de iniciar un conflicto internacional de gran envergadura. Algo que descuella en los
hacer frente a los sublevados que llevados por su osadía y sin sufrir ninguna provocación previa,
han invadido el territorio argelino persiguiendo hasta las mismas avanzadillas francesas al
contingente imperial derrotado por ellas. Palpable muestra del desgobierno, del desorden y de la
intranquilidad absoluta que reinan en la zona y de la nulidad de medios del Majzén para controlar la
situación es el hecho de que el mismo Amal de Uxda ha solicitado ayuda y protección a las
manera perfectamente delimitados los dos hilos conductores de los primeros mensajes que llegan al
a) el carácter traidor y violento del marroquí, guiado únicamente "por la sed de sangre y de
535
El estereotipo de la violencia de los marroquíes ya tenía antecedentes en la literatura geográfica europea de corte
colonialista, por lo que se refería al caso de los rifeños. Por ejemplo, Auguste Mouliéras (Le Maroc Inconnu.
Exploration du Rif, París, 1895) había expuesto una imagen de los rifeños de Kelaia como rudos, bárbaros y crueles,
con costumbres y leyes violentas.
322
consolidación de la situación de anarquía, desolación y desgobierno en que vive el Imperio
jerifiano,
atender a los heridos del contingente imperial, sin intervenir en la lucha; es decir, se trata de un
conflictos, sino que todo lo más, los informes del cónsul en Orán resaltan que España ha de tomar
una actitud precavida, de expectante preocupación. Algunos elementos conocidos por el cónsul
parecen apuntar a que se puede producir una definitiva intervención francesa, justificada por el
536
acoso desde el lado marroquí. Estas noticias contribuirán a crear una sensación de alarma en el
seno del gobierno canovista, el cual, sin embargo, no adoptará una posición al respecto. Las
sucesivas comunicaciones nos evidencian como la reacción española será poner en marcha las
actuaciones de un servicio de información y de confidentes que a estas alturas del siglo, estaba ya
en París y del Consulado en Orán de que el estado de agitación en los confines argelino-marroquíes
no tenderá a disiparse lentamente sino a recrudecerse, parecen apuntar que el gobierno republicano
está decidido a poner fin a la independencia del Sultanato. Tanto en la metrópoli como en Argelia,
536
A este respecto, el Marqués del Pedroso señala que el momento aparece como el más oportuno para una invasión
francesa de Uxda, y en este sentido resalta unas frases de la intervención de un general francés de inspección en Orán y
Marnia que insistían en la necesidad de rectificar los limites fronterizos argelinos-marroquíes sobre la base del
engrandecimiento de la colonia francesa, aprovechándose de la ocasión excepcional que supone la petición de ayuda
del Amal de Uxda, así como el que la guarnición fronteriza de Marnia hubiera procedido a desplegarse, siendo
reforzada por escuadrones de caballería, tanto de Cazadores de África como de Spahis. Marqués del Pedroso al Duque
de Tetuán. 16 de Abril de 1897. Despacho número 49. A.G.A. África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 144/ Ex.1.
323
la prensa colonialista francesa había iniciado, al socaire de los conflictos fronterizos, una campaña
argelina parecen indicar que el gobierno de París está firmemente convencido de su derecho a
De hecho, desde comienzos de la década final del siglo XIX - tal como evidencia la consulta
de los archivos militares franceses- los planes de intervención gala en el Marruecos oriental estaban
podía seguir un itinerario principal que arrancase de Uxda, y que luego prosiguiese por Taza y el
valle del Inaouen hasta llegar a Fez. El valle del río Inaouen por su fertilidad relativa, se estimaba
537
Ciertamente era desde Argelia, a la que la expansión sahariana había dado una serie de nuevas dimensiones y
abierto nuevos horizontes, donde se estaba preparando -fundamentalmente- el plan encaminado a la intervención
francesa en Marruecos, y en el Tuat en particular. Ya en Febrero de 1896, un comité de diputados del Grupo Colonial
de la Cámara (sección parlamentaria del partido colonial francés) había intentado convencer, mediante una serie de
visitas, a las autoridades de la República de que la cuestión del Tuat constituía ante todo "una cuestión de policía
argelina." (Sayagh, S.: op. cit., pág. 80). Sin embargo, el gobierno francés, probablemente con el fin de prevenir una
eventual acción militar sin su consentimiento propio, había previsto reducir a sólo 20.000 hombres el conjunto de
efectivos destacados en el extremo sur de Argelia. Este proyecto no se realizó, debido a las objeciones y a las presiones
colonialistas en Argel en el sentido de que toda reducción de efectivos conllevaba el riesgo de provocar conflictos y
problemas para la seguridad de la colonia. Al mismo tiempo, el Gobernador General de la colonia, Jules Cambon hacía
saber en el transcurso de un discurso al Consejo Superior de Argelia que " la colonización y la obra de penetración
sahariana continuaban gracias al progreso económico ", y para resaltar sus propósitos, comenzaba un viaje hacia el
sur del territorio que le conducía a El-Goléa. En un segundo discurso al mismo Consejo Superior en enero de 1897,
resaltaba las grandes directrices de su política sahariana e insistía sobre la importancia de la reciente creación de tres
mercados francos : Marnia, el-Aricha y Aïn-Sefra. En el mes de Abril efectuaba un viaje a la frontera con Marruecos y
se entrevistaba con el Amal de Uxda, Si Driss ben Yaích en Marnia, entrevista que más que para disipar las inquietudes
del funcionario jerifiano a raíz de los últimos incidentes ocurridos en la región, parece la señal de una inminente acción
militar contra Marruecos.
538
"Projet d´opèration contre le Maroc", 2e. Bureau, 30 Décembre, 1892, Archives du Ministère de la Guerre
(A.M.G.). Vincennes. Maroc, C 19.
324
Todas las indicaciones contenidas en este proyecto eran el resultado de más de dos siglos -
539
resalta Abderrahmane El Moudden - de viajes exploratorios del territorio imperial por parte de
agentes galos, desde el realizado en abril de 1666 por el explorador Roland Fréjus hasta el de De La
Días después, el carácter de los despachos llegados a Madrid sigue teniendo un tono bastante
alarmista, si bien es cierto que en ellos se van matizando los objetivos o finalidades de este primer
ensayo de penetración sistemática en el Imperio de las tropas francesas. Así, la inminente invasión
rectificación de las fronteras argelino-marroquíes hasta el río Muluya. Con todo, se especula que la
República podría ensayar una suerte de combinación entre operaciones militares y penetración
económica, dado que se pretendería intensificar las relaciones mercantiles entre las tribus
marroquíes comprendidas entre el Muluya y la frontera argelina por un lado, y las compañías e
intereses comerciales franceses por otro, para posteriormente, en una segunda fase, y una vez
llegar al consulado en Orán los resultados de las indagaciones sistemáticas efectuadas por los
confidentes enviados -con toda urgencia- por España al zoco dominical de Marnia. Dichas
indagaciones no plantean ya una solución tan catastrofista para los intereses de España, pues
Además aunque se informa a Madrid que la moral intervencionista entre los efectivos coloniales es
muy alta, y de que éstos están deseosos de traspasar la frontera y de iniciar la acción conducente a
539
Véase El Moudden, A.: " Exploration et penetration : un siecle d´"itineraires" dans le couloir de Fes-Taza (1805-
1911) " en Hesperis-Tamuda, Vol. XXII, 1984, pag. 103.
540
Ibidem, pag. 107.
541
Marqués del Pedroso al Duque de Tetuán, 21 de Abril de 1897. Despacho no. 52; véase también Duque de
Mandas, Embajador de España en París al Duque de Tetuán, 21 de Abril de 1897. Despacho no. 127 (ambos en : AGA.
África (Marruecos).Sección Histórica .Caja 144/ Ex. 1)
325
apoderarse de Uxda y rectificar la frontera, se descarta ese posible movimiento francés. En
contrapartida, los confidentes aseguran a las autoridades españolas que si bien el espíritu de
agitación y lucha fratricida sigue reinando entre las tribus marroquíes fronterizas, éste se
volatilizaría en el mismo momento en que un soldado francés traspasara los límites del Imperio, y
se produciría una conjunción o alianza de los antiguos adversarios, ahora unidos en guerra santa
contra la intromisión extranjera. Es previsible pues que en el caso de iniciarse la invasión, ésta no
se limitaría a ser un paseo militar galo, sino que las tropas coloniales tendrían que combatir palmo a
Sin embargo, las dudas del Gobierno español no terminaban de disiparse: la agitación y los
combates continuaban casi a diario en la zona, y las noticias procedentes de los servicios de
información hispanos no hacían sino contribuir a reavivar los recelos y los miedos en el gabinete
de Madrid. Hacia finales del mes se entra de nuevo en una fase de reactivación de las hostilidades,
esta vez favorables a las huestes imperiales. A estas alturas, la sublevación ha adquirido un cariz
general en todas las cabilas comprendidas entre el Muluya y el río Kiss. Los morabitos predican
diariamente la guerra en todos los lugares contra el Majzén, y el aspecto que toma la situación es de
capital de España otros aspectos del conflicto, como son la distribución por las autoridades galas
entre las tribus argelinas fronterizas de armamento y municiones para repelar las razzias
procedentes de Marruecos, o los intensos contactos diarios entre la autoridad jerifiana en Uxda y el
General al mando de las tropas francesas de la frontera. La noticia de la llegada a la misma del
francesa.543 Francia sólo buscaría una oportunidad, la que le proporcionaría un nuevo incidente, un
nuevo ataque o provocación por parte de las cabilas del otro lado del Kiss para tener un pretexto
que le permitiera aprovecharse del conflicto fronterizo e imponer el dominio de sus armas.
542
Ibidem .Marqués del Pedroso al Duque de Tetuán, 22 de Abril de 1897. Despacho no. 53 .
543
Ibidem. Duque de Mandas al Duque de Tetuán, 28 de Abril de 1897. Despacho no. 153.
326
Finalmente y comenzado el mes de Mayo, las noticias procedentes de la Legación española
en Tánger acabarían por tranquilizar de manera momentánea los ánimos no sólo de un gobierno,
sino los de un país, soliviantado por algunas informaciones de la prensa que habían tendido a
español, Emilio de Ojeda, ciertos temores no habían carecido de base, y conflictos como el de la
frontera argelino-marroquí, si se repetían con frecuencia, acabarían por suponer el fin del "statu
quo". El diplomático descartaba de momento la invasión del territorio del Sultanato por las tropas
francesas y criticaba las campañas de la prensa española que la habían anunciado con reiteración.
Ahora bien, ello no implicaba que la pervivencia del statu-quo no hubiese pasado por uno de sus
momentos más delicados y lo más inquietante era la sensación difundida entre el Cuerpo
la situación del Imperio, lo cual no dejaba de constituir sino la primera muestra o aviso del final de
la situación de equilibrio que había caracterizado la cuestión marroquí en los últimos veinte años.
y el desorden endémicos en el interior del país. Es más, se daba por fracasado todo el esfuerzo
reformista de los Sultanes, sin ver que eran las intromisiones externas las que hipotecaban - de por
sí- el éxito de dichas reformas y los intentos del Majzén de consolidar un Estado unido y moderno.
En su lugar, se entendía que el gobierno marroquí actuaba combinando la apatía con las muestras
marroquí. Como consecuencia de ello, allí donde no existía más que el reino del desorden, la
Francia que, en caso de invadir el Imperio, no haría más que ejercer un derecho, el de defender sus
propios límites territoriales. La antigua aspiración de Francia de intromisión en los asuntos del
Sultanato se consideraba tolerable y la ocupación del extremo oriental del país, hasta la margen
327
izquierda del Muluya se percibía como una solución definitiva para implantar la civilización y el
orden. Los recelos de las distintas potencias hacia Francia no tenían ya razón de ser. 544
mezclados a la vez con suspicacias, temores ante un posible cataclismo del Imperio jerifiano e
intoxicaciones informativas de origen francés. Las diversas teorías contradictorias sobre los
acontecimientos que se estaban produciendo en territorio marroquí, llegaron a lo largo del mes de
Mayo al Ministerio de Estado, forzando una nueva intervención de los confidentes españoles en la
zona. Lejos de sofocarse la revuelta, el Consulado de Orán, reexpidiendo a Madrid los informes que
día 5 junto a la frontera, que se tradujo de nuevo en una violación por parte de las tribus sublevadas
del territorio argelino, lo que les llevó a penetrar en el distrito militar de Marnia y a arrasar los
aduares de algunas cabilas de este territorio. La presencia de los confidentes en el lugar se tradujo
en un nuevo alud de noticias, cuyo conocimiento pareció dar ocasión otra vez a las sospechas sobre
el inicio de un conflicto de grandes dimensiones. Además en Madrid se conoció una versión de los
hechos claramente adulterada por fuentes francesas, y que arribó desde la Embajada en París, la
cual atribuía los orígenes de los disturbios en la frontera a la actitud cicatera y provocativa del
Majzén. Habría sido el Sultán, en última instancia, el culpable del inicio de los disturbios al querer
cobrar una serie de exacciones o tributos a las cabilas fronterizas, a través del Amal de Uxda; entre
sus planes se contaba premeditadamente con que estas tribus se resistieran y emplearan la violencia,
pues ello justificaría la intervención armada de las tropas imperiales para sojuzgar más duramente a
las cabilas, y al reimplantar el orden, someterlas aún a mayores contribuciones. Según esta versión,
presencia del Gobernador Cambon en la misma no había tenido como objeto organizar un
544
Ibidem. Emilio de Ojeda, Ministro plenipotenciario de España en Tánger al Duque de Tetuán, 3 de Mayo de 1897.
Despacho no. 62.
328
contragolpe que llevara a las tropas francesas más allá del Kiss, sino restablecer la paz, cosa que se
había conseguido, cuando sin motivo aparente, los caídes de las cabilas y el mismo Amal de Uxda
territorios a Argelia.545
Esta versión contrastaba con las de los servicios de información españoles desplegados en el
terreno. Según éstos, la raíz del rebrote del conflicto estaba en la actitud francesa al querer imponer
un pago a las tribus marroquíes de trescientos mil francos en concepto de indemnización por la
primera violación del territorio argelino, es decir la sobrevenida en Abril. La negativa de las cabilas
a sufrir esta humillación era, en realidad, la que había determinado un nuevo despliegue de los
efectivos franceses a lo largo de los límites fronterizos, y el hecho de que éstos hubieran sido
pertrechados con abundante munición, constituía una señal clara -según los confidentes del vice-
español en Orán, marqués del Pedroso rogaba al Ministro de Estado, Duque de Tetuán que se
previese esta eventualidad. Por otro lado el Embajador en París, Duque de Mandas, haciendo
hincapié en el mismo sentido, estimaba que esta acción no se limitaría sólo a buscar una mera
rectificación de fronteras, es decir a un avance francés sobre el río Muluya, sino que sería la
545
Ibidem. Duque de Mandas al Duque de Tetuán, 11 de Mayo de 1897. Despacho no. 168.
546
Duque de Mandas al Duque de Tetuán, 11 de Mayo de 1897. Despacho no. 168, documento ya citado.
329
En esta carta remitida al Ministerio de Estado se encuentran ya perfilados algunos atisbos de
las líneas directrices de la política española en relación a Marruecos durante ese año y aún los
siguientes. Así en 1897, a pesar de la sólida posición detentada en el Sultanato y rotas desde dos
años antes, las ligaduras que le unían a la 'Triple Alianza',547 España había pasado en el concierto
débil, aislado y dependiente de las grandes potencias, abocado por otro lado a un doble conflicto
posesiones antillanas, y la liquidación de los restos del Imperio en Extremo Oriente, tocará fondo
548
en cuanto concierne a su condición de gran potencia venida a menos, siendo incapaz de mover
un solo dedo para oponerse a la expansión gala en el Sureste del Sultanato. En los siguientes años,
España no iba a poder hacer valer derechos de ninguna clase sobre Marruecos sin el consentimiento
de las grandes potencias, y de ahí que creciera su desconfianza hacia los sospechosos movimientos
de Francia, su principal rival en el control del territorio. El giro dado por Cánovas en la política
exterior a partir de 1895, una vez que se dio por muerto el acuerdo de aproximación a Italia y sus
aliados de 1887, fiaba la actividad internacional de España en las máximas del repliegue y del
recogimiento (< amigos de todos, aliados de ninguno>). Esta actitud de aislamiento internacional y
carencia de aliados se iba a poner en evidencia en 1898, originando un cambio en los principios
teóricos que informarían en adelante la política exterior de España: la seguridad del territorio
nacional. Para ello la garantía de los intereses españoles en el Norte de África y en la cuestión de
Marruecos en particular se iba a presentar como una cuestión fundamental que se imbricaba, en
547
Cfr. Salom Costa, J.: "Del recogimiento al aislamiento (1890-1896)", en Fusi, Juan Pablo y Niño, Antonio (eds):
Vísperas del 98. Orígenes y antecedentes de la crisis del 98, Madrid, Biblioteca Nueva, 1997.
548
Morales Lezcano, V.: España, de pequeña potencia a potencia media, Madrid, UNED, 1991, pág. 39. Tal como
señala Martínez Carreras, " en 1898, la posición internacional de España, la misma estructura territorial del Estado
español, experimenta una radical mudanza: después de 1898 cambian tanto la estructura territorial como la posición
internacional de España. Para nuestro país la crisis del 98 es la confirmación, en el plano internacional, de que, por lo
menos desde comienzos del siglo XIX, ha dejado de ser tenida en cuenta en la política mundial, habiéndose
transformado en una potencia de segundo orden". Véase al respecto Martínez Carreras, J.U.: "La política exterior
española durante la Restauración, 1875-1931", en Vilar, Juan Bautista (ed): Las relaciones internacionales en la
España contemporánea, Murcia, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia, 1989, pág. 85.
330
República sobre el resto del territorio marroquí, y sentada la premisa que supone la aceptación de la
incapacidad de combatirlas, la única esperanza para remontar su cada vez menor autonomía en la
a cifrar el gobierno español en las actitudes que pudiese tomar ante las iniciativas francesas la
única potencia que estaba en condiciones de hacerlas frente: el Reino Unido. Sobre esta base,
entendido que el mantenimiento del aislamiento internacional de España marcaría su total exclusión
coyuntural a dicho país con el que hacer causa común en Marruecos para detener los deseos
ajenos.549 Ésta será, al fin y a la postre, la política que pondrán en marcha en el invierno de 1899 el
De hecho, la actividad francesa basada en hostilizar a unas tribus fronterizas contra otras, y a
todas contra los representantes del Gobierno marroquí se traduciría en un éxito casi completo al
cumplirse el propósito galo de minar la autoridad del Majzén en el territorio y por ende, ir sentando
las bases preparatorias de ulteriores acciones. La entrega de armamento moderno entre las tribus
fronterizas argelinas dio pie a que éstas a su vez contragolpearan sobre Marruecos con ocasión de
los siguientes incidentes habidos en la segunda mitad de Mayo. Por otro lado, la labor de
información de los confidentes españoles permitió con cierta mayor claridad conocer el origen
550
último del conflicto en las intrigas francesas. El objetivo de estas razzias promovidas por los
franceses era claramente agudizar más los efectos de la falta de víveres entre las cabilas
marroquíes. Cosechas y campos quedaban destruidos diariamente por la acción de los "goumiers"
procedentes de la colonia francesa, quienes tenían también especial empeño en privar a sus vecinos
549
Véase García Sanz, F. " Juan Pérez Caballero y Ferrer, ¿una nueva diplomacia en la estela del 98? “, en Historia
Contemporánea, nº 15 (1996). Monográfico < Nombres propios para una diplomacia>, Universidad del País Vasco,
pp. 57-58.
550
Marqués del Pedroso al Duque de Tetuán, 12 de Mayo de 1897. Despacho no. 66. A.G.A. África (Marruecos).
Sección Histórica. Caja 144 /Ex. 1.
331
de toda su riqueza ganadera. 551 La operación francesa vio casi alcanzados sus frutos: la penuria y el
general, y el agravamiento de la situación se tradujo en la huida del Amal ante el propósito de las
tribus sublevadas de tomar al asalto Uxda, lo que forzó la intervención acelerada del Majzén para
restablecer la tranquilidad, quedando así frustrados los propósitos galos de aprovechar el vacío de
poder creado por la revuelta, para proceder a la invasión y ocupación definitiva del territorio. 552 La
maniobra francesa terminó con la salida de Cambon del Gobierno de Argelia y la marcha a París
de una embajada marroquí presidida por Si Mohammed ben Mousa (hermano del Gran Visir Bu
al arbitraje internacional.553
La pasividad del Gobierno español ante la evidencia de los movimientos galos que
desvelaban la clara intención del gobierno republicano de hacer tabla rasa de los compromisos
resaltada por su negativa a crear una cuña en la desembocadura del río Muluya que detuviese en
seco el avance francés. En 1884, el aventurero español Saturnino Jiménez , bajo los auspicios de
círculos geográficos de Madrid había establecido en este lugar una base para ulteriores
del río antes citado , frente a las islas Chafarinas , que al año siguiente vendía -mediante documento
habían sucedido en el territorio como la epidemia de cólera de 1885, así como la falta de cobertura
ella de cualquier actividad comercial. A pesar de que determinadas firmas extranjeras habían
551
Ibidem .Marqués del Pedroso al Duque de Tetuán, 13 de Mayo de 1897. Despacho no. 67.
552
Ibidem. Marqués del Pedroso al Duque de Tetuán, 14 y 17 de Mayo de 1897. Despachos no.69 y 70.
553
Véase al respecto Sayagh, Said: op. cit., pp. 80-81.
554
Véase al respecto Parsons, Frédérik V.: The origins of the Morocco question, 1880-1900, Londres, Duckworth,
1976, pág. 612.
332
querido a lo largo de los años adquirir los derechos de propiedad al empresario Ramón Cabrera
Barberán, que ante la sucesiva retirada de los demás socios miembros de la compañía, se había
convertido en el único titular de los mismos, a finales de 1896, éste se dirigía al gobierno canovista
solicitándole que concediera el protectorado de España sobre el territorio con el fin de resucitar la
ofreciendo la venta del mismo al Estado español. 555 La respuesta del gobierno conservador fue una
soberanía del Sultán.556 En suma, mientras Francia utilizaba la conflictividad en sus fronteras
argelinas para ganar nuevos territorios, y así incrementar su poder e influencia en la región, España
no se planteaba emprender una acción exterior agresiva, imperialista y expansiva, y prefería actuar
ante similares situaciones escondiendo la cabeza, cerrándose sobre sí misma, apelando de esta
así inútilmente, demostrando unas posiciones de debilidad ante unos vecinos hambrientos de
nuevos territorios.
555
Instancia de D. Manuel Torreto Paniagua, apoderado de D. Ramón Cabrera Barberán, ante el Ministerio de Estado
solicitando el protectorado para unos terrenos de su propiedad frente a las islas Chafarinas. Madrid, 17 de Diciembre de
1896. A.G.A. África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 325 / Ex. 1
556
Ibidem .Resolución del Ministro de Estado, Duque de Tetuán dirigida a D. Manuel Torreto. 9 de Enero de 1897.
Minuta.
333
5.5. De nuevo la piratería Bocoya. Los ataques a los buques Fiducia y Rosita. El affaire de los
A finales de 1896, al ser atacado el buque mercante francés Prosper Corin en las costas del
Rif por varios miembros de la cabila de Bocoya, el vapor-correo español Sevilla había acudido
armada del barco español, fueron hechos prisioneros doce integrantes de dicha cabila,
Autoridad militar marítima de Cádiz , bajo cuya jurisdicción se encontraba la plaza norteafricana.
Conseguida por la mediación del jerife de Wazzan la libertad del capitán francés del Prosper
Corin, J. Aubet en manos de los Bocoyas, desde el mes de Octubre de 1.896 se habían sucedido los
intentos del gobierno de la República por conseguir del de Madrid, la gracia con respecto a los
prisioneros rifeños.
acto de clemencia hacia los presos en manos de España a raíz de la agresión naval. El Gobierno
canovista entendiendo que de obrar así, claudicaba ante el marroquí, y creaba con ello un
peligroso precedente que se volvería en el futuro contra los intereses españoles, prefirió seguir una
política dura, sin concesiones, y el proceso judicial había seguido su curso. El 26 de Marzo de
1897, el gobierno francés presentaba por medio de su Embajada en Madrid (el encargado en
transmitirla era el Marqués de Reverseaux), una nota verbal reiterando la petición de gracia. 557 Esta
tercera petición francesa sería desestimada, como las dos anteriores. De momento, al gobierno
canovista lo único que le interesaba en materia de piratería era concertarse con el galo, sobre la
consecución de unos criterios semejantes a la hora de solicitar del Sultán una indemnización
pecuniaria para las víctimas españolas y francesa de los combates en aguas rifeñas. El Embajador
557
Nota verbal de la Embajada de Francia en Madrid presentada en el Ministerio de Estado. 26 de Marzo de 1897.
A.G.A. África. Sección Histórica.(Marruecos) Caja 103 /Ex. 2
334
de España en París, el Duque de Mandas, en un momento en que España no pretendía -en el tema
de las reclamaciones- ejercer una acción independiente de la francesa, sino más bien tendía a
supeditarse a las directrices que marcara el gobierno republicano, sacó el asunto a colación en una
conversación que mantuvo en el Quai d´Orsay con el Ministro de Asuntos Exteriores francés,
Hanotaux. Éste no quiso abordar el tema y postergó para mejor ocasión el dar una respuesta
definida a Mandas.
Hanotaux (en el tema del concierto con España sobre las indemnizaciones por los perjuicios
y daños causados a españoles y franceses en el Rif) rehuía constantemente el acuerdo. Pese a las
prisas del Duque de Tetuán, que remitía una Real Orden al Duque de Mandas el 14 de Abril,
apremiándole para que obtuviese una resolución del gobierno republicano, ésta no llegaba nunca a
558
causa del evidente desinterés francés. Tras visitar varias veces más el Quai d´Orsay, Mandas
sólo pudo obtener una respuesta evasiva de Hanotaux, descartando el entendimiento previo con
España, y manifestando el deseo francés de tratar el asunto directamente con una Embajada
Marroquí, cuya llegada a Francia ya le había sido anunciada por la Legación en Tánger.559 Por
último, en Julio, tras la reiterada insistencia española, Hanotaux comunicaba a Mandas que la
concertación debía de realizarse a posteriori de las negociaciones que Francia había emprendido
ya con el Majzén; de hecho, la Legación francesa en Tánger ya tenía las instrucciones del Quai
d´Orsay sobre las reclamaciones y en este sentido, no cabía para los diplomáticos españoles insistir
más en París. Si España deseaba un concierto, debía de ser Ojeda quien consultase a su colega
Por otra parte, en pleno verano otro suceso, cuyo escenario serían de nuevo las aguas rifeñas
estaba llamado a iniciar una nueva época de tensión entre las potencias europeas y Marruecos, a la
vez que serviría para reforzar las injerencias imperialistas en el norte del Imperio. El día 16 de
558
Ibidem. Duque de Mandas, Embajador de España en París a Duque de Tetuán. Despacho no. 133. 20 de Abril de
1897.
559
Ibidem .Mandas a Tetuán. Despacho no. 188. 24 de Mayo de 1897.
560
Ibidem .El Marqués de Novallas, Encargado de Negocios de la Embajada española en París, a Tetuán. Despacho no.
259. 19 de Julio de 1897.
335
Agosto, llegaba a la Legación española en Tánger un telegrama remitido por la Comandancia
General de Melilla: al mediodía del día 14, a la altura del Peñón de Vélez, dos pequeños botes
la cabila de Bocoya, asaltaban una goleta italiana, la Fiducia que portaba un cargamento de madera
desde América a Marsella, y después de haber despojado a sus tripulantes de parte de sus
vestimentas y algo de dinero en metálico, se habían llevado hasta la costa, junto a los botes del
Gibraltar. El telegrama continuaba señalando el lugar561 en el que, según los confidentes nativos de
las guarniciones del Peñón y Alhucemas, se encontraban retenidos los secuestrados. 562
Analizado con detenimiento el suceso, parece evidente que no se trata de una práctica
pirática, y de esta manera los razonamientos del Sultán Abd al- Aziz sobre los asaltos a buques por
parte de los Bocoyas cuando afirmaba que eran respuestas ‘naturales’ de unos despechados rifeños
ante los engaños de los contrabandistas europeos, parecen confirmados. Nos encontramos ante
meros secuestros utilizados por los cabileños no para lucrarse u obtener un beneficio crematístico.
Se trataba, como había quedado claro en el caso del Sevilla de unos actos esporádicos, concretos,
puntuales, de venganza tras una serie de afrentas que habían recibido los rifeños en el pasado, y
ahora resultaba claro que los lazos de solidaridad y las relaciones de parentesco rifeñas estaban en
el origen del asalto al buque italiano. Los Bocoyas cuando abordan el barco no lo someten a un
pillaje sistemático, no registran el bajel para llevarse toda la riqueza que puedan obtener. Es más,
561
Se trataba de la casa, en el poblado de Cebadilla, de los hermanos Aluch Mohammedi y Haddú Mohammedi. El 17
de Agosto el gobernador general de Melilla presentó una carta al gobernador del campo fronterizo solicitando su
colaboración en las tareas conducentes a obtener la libertad de los apresados, la devolución de los efectos robados y la
prevención de futuros incidentes de este tipo. Carta dirigida por el gobernador general de Melilla al Bajá del campo
fronterizo. Melilla. 17 de Agosto de 1897. S.H.M. Archivos de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 167. El Bajá
Mohammed Anflus contestó con diligencia el día 18 informando a la autoridad militar melillense que había enviado a
un representante personal al lugar de los hechos y al mismo tiempo escribía a los notables de Bocoya solicitando que
intercedieran para la puesta en libertad de los cautivos y la devolución de los efectos incautados. Carta de Mohammed
Anflus al gobernador militar de Melilla. 18 de Agosto de 1897. S.H.M. Rollo 167. Mohammed Torres telegrafió a
Anflus a Melilla, ordenando que recogiese personalmente a los secuestrados y los enviase inmediatamente a Tánger.
562
Telegrama del Comandante General de Melilla a la Legación española en Tánger. 16 de Agosto de 1897. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
336
permanecen en él un tiempo concreto, limitado; además no le causan daños considerables ni lo
hunden; buscan quedarse en el buque durante el menor tiempo posible, con el fin de tomar rehenes
para luego canjearlos por sus primos y hermanos presos por España en Alhucemas. Así, el día 18,
se recibe en Tánger otro telegrama del gobernador militar de Melilla que informa sobre más
detalles. Una vez en la seguridad de la playa de Cebadilla, los Bocoyas secuestradores se ponen en
dirigido al gobernador del islote. Se trata de una carta de puño y letra del capitán italiano
secuestrado, Razetto en la que éste expresaba la difícil situación del trío de rehenes; desde el
primer lugar de reclusión, habían sido transportados al hogar de Hach Ammar Ibnchaib, pariente
de varios de los presos de Alhucemas, en el aduar de Tiganimim, donde se encontraban muy mal
Alhucemas asistir a los desvalidos por mediación del confidente de la plaza, e iniciar la negociación
de manera inmediata para conseguir de alguna forma el rescate. A su vez requería de Anflus, el
También el activísimo Emilio de Ojeda iba a ser sometido a prueba de nuevo. La tarea del
Delegación Imperial, a dar cuenta luego a la Legación italiana del asalto, para en último lugar,
hacer una valoración y un análisis de lo que había sucedido. Mohammed Torres, a su vez al ser
requerido por Ojeda, contactó telegráficamente con los dos Administradores de la Aduana
marroquí establecida en el interior de Melilla y les solicitó que Anflus negociara el rescate de los
secuestrados mediante el pago a los Bocoyas de una fuerte suma. En el interín y mientras se
llevaban a cabo estas gestiones, el Ministro Plenipotenciario italiano confesaba a Ojeda su total
escepticismo sobre un rápido y feliz desenlace, puesto que éste no sería posible hasta que no se
produjese la inmediata liberación de todos los rifeños retenidos en Alhucemas. Por primera vez,
Ojeda llegó a vislumbrar, a tener una certeza completa de lo que había sucedido meses antes en el
563
Ibidem.Telegrama del Comandante General de Melilla a la Legación española en Tánger. 18 de Agosto de 1897.
337
Rif durante el rescate de Aubet: el enviado del jerife de Wazzan que había conseguido liberarlo
había prometido solemnemente a los Bocoya antes de la liberación que en contrapartida uno de los
hecha por iniciativa personal del jerife y que éste no confesó nunca al gobernador de Alhucemas
durante el período en que permaneció en la guarnición- había causado tanta irritación entre los
cabileños que el propio jerife permanecía constantemente en Tetuán, temiendo represalias por parte
de los Bocoyas, sin atreverse a volver al Rif. Ojeda planteaba la necesidad de un acto de clemencia
del gobierno conservador que accediendo a la demanda de los rifeños salvara la vida de los
cautivos, pues juzgaba como inevitable una petición formal en ese sentido desde Roma.564
No sólo las gestiones emprendidas por las Legaciones italiana y española por conseguir la
libertad de los tres cautivos fracasaron sino que, además, el gobernador militar de Alhucemas
telegrafiaba al comandante general de Melilla señalando que los secuestradores de los tripulantes
del Fiducia habían prohibido toda comunicación por escrito de los cautivos con la plaza, siendo
imposible la continuación de las ayudas que el vecindario estaba prestando a los rehenes por
mediación del confidente nativo. 565 La situación se complicaba todavía más cuando era asaltado, el
24 de Agosto, en aguas rifeñas el balandro portugués Rosita, siendo capturada también parte de su
566
tripulación. El velero había partido de Orán con cargamento de esparto; cuatro botes
transportando a varios cabileños del aduar Bocoya de Tiganimim lo habían abordado a la altura de
la playa Cebadilla apoderándose de ropas, enseres de la tripulación y de una lancha del buque y
llevándose como rehenes al capitán Juan Rosendo y a cuatro marineros. El atribulado Ojeda juzgó
necesaria una reanudación inmediata de la política de cañoneras, abandonada anteriormente por los
gobiernos españoles, y telegrafió al duque de Tetuán, solicitando el envío urgente de dos buques de
guerra: 567
564
Ibidem .Telegrama de Emilio de Ojeda a Tetuán. 23 de Agosto de 1.897.
565
Telegrama del Gobernador de Alhucemas al gobernador militar de Melilla. 24 de Agosto de 1897. S.H.M. Rollo
167.
566
Ibidem .Telegrama de Emilio de Ojeda al Comandante General de Melilla. 27 de Agosto de 1897.
567
Ibidem .Telegrama de Emilio de Ojeda al Comandante General de Melilla. 28 de Agosto de 1897.
338
"(...) intereses humanitarios y de dignidad nacional aconsejan la presencia constante
en aguas de nuestras plazas de dos cañoneros de poco calado, mucha velocidad y piezas
ligeras de tiro rápido, para evitar en lo sucesivo tan escandalosos sucesos y entiendo que
de llevar a cabo el Gobierno de S.M. esta resolución ganará mucho nuestro prestigio entre
los moros y ante Europa." 568
En los Ministerios de Guerra y de Estado, ante las insistentes peticiones formuladas por
Marina española en las costas del Imperio, se había llegado a una situación de desconfianza
absoluta en que las autoridades majzeníes lograran reconducir la situación, pacificar la zona y
acabar definitivamente con las actividades piráticas, a pesar de las machaconas exigencias
españolas. Los informes que se remitían para conocimiento del jefe del Gobierno, el general
Azcárraga que acababa de sustituir al asesinado Cánovas, y del de su ministro de Estado, el Duque
de Tetuán insistían en la carencia total de medios con los que ejercer las tareas de vigilancia naval
de las plazas norteafricanas y auxiliar a los buques mercantes asaltados por los rifeños. De hecho, el
ataque al Rosita se había producido aprovechando una ausencia temporal del vapor Sevilla de su
singladura habitual por aguas rifeñas. Una nación que aspiraba a apoderarse en un futuro más o
menos próximo de la costa norte de Marruecos, necesitaba empezar a contar algo en sus playas, a
hacer ondear por sus proximidades su bandera y enseñar a los habitantes del lugar a que la
respetaran. 570
568
Ibidem .Telegrama de Emilio de Ojeda a Tetuán. 28 de Agosto de 1897.
569
Ojeda solicitó al gobierno español el inmediato envío de dos cañoneros al Rif Central, petición que no se podía
satisfacer, ya que estas unidades navales eran más necesarias en Cuba y Filipinas. Telegrama de Emilio de Ojeda al
comandante general de Melilla. 28 de Agosto de 1897. S.H.M. Rollo 167.
570
R.O. del Ministerio de la Guerra dirigida al Ministerio de Estado. 27 de Agosto de 1897. A. G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 102 / Ex. 2.
339
5.6. La "gun-boat diplomacy "española en Marruecos
España había ejercido al menos entre 1884 y 1894 una activa política de prestigio en
Marruecos, que había llevado a la práctica de la " gun-boat diplomacy " por los sucesivos gobiernos
Nos encontramos en plena época imperialista, un momento histórico que está conociendo –
lo hará hasta 1914 – un punto álgido en la concurrencia de las potencias por obtener nuevos o
mayores espacios coloniales. Instrumentos de esta política serán las marinas de guerra, único
vehículo en este estado de desarrollo técnico capaz de transportar a ultramar la potencia militar de
un estado. Las flotas eran imprescindibles para conquistar y asegurar las nuevas posesiones, o para
Prestigio y colonias eran considerados en dicha época como una manifestación del vigor de
cada estado y de cada nación. De hecho, las consecuencias del ‘darwinismo social’ aplicado a las
diversas naciones y razas, dieron lugar a una cada vez más común y aceptada regla de que el
Derecho en las relaciones internacionales procedía de la fuerza, así como que en la historia de las
colectividades humanas, la primacía correspondía al más fuerte, único que debería sobrevivir.
Entre 1884 (Protectorado sobre el Sáhara) y 1894 (fin de la guerra de Melilla), los gobiernos
buscaba con esta acción decidida, amén de mantener alto el prestigio de España en la corte
jerifiana, obtener concesiones de uno u otro tipo. Instrumento de esta política fue la renacida
escuadra, encargada con anterioridad al plan naval de Rodríguez Arias en 1887. La concreción de
esta estrategia, por lo que se refiere al Sultanato, se halla muy cerca de lo que ha venido en
340
acoso colonialista permanente y en el centro de las apetencias imperiales de varias potencias
europeas. Las visitas de la escuadra o de buques aislados sirvieron repetidamente como refuerzo a
las hostilidades abiertas, en este último caso. Y esta presión naval la mantuvieron los gobiernos
nacional en los asuntos marroquíes, si bien la continua demostración de poder naval ante la Corte
Esa política que desde 1894 había sido abandonada y sustituida por una fase de repliegue y
A partir de 1894 por oposición a la fase anterior que podíamos calificar como "expansiva", el
último cuatrienio hasta el desastre del 98 se caracterizó por un repliegue y una sensación creciente
de inseguridad en el potencial militar del país. De un lado las sublevaciones en Cuba y Filipinas
crearon un motivo de ansiedad y preocupación, desplazando allí el interés y los medios de toda
índole, centrados ahora en la defensa, más que en la expansión en otras zonas. La resolución del
conflicto de Melilla se cerró en España con una amargura enorme. Se movilizó tarde y mal a las
fuerzas militares españolas dando una pobre impresión a las potencias cuya presión mantuvo
limitadas las dimensiones del conflicto y la represalia española contra los cabileños, hasta el punto
que tal debilidad diplomática y militar parece que alentó a los revolucionarios cubanos, que
pensaron que España sería de nuevo indecisa y débil en su reacción ante la secesión de la isla.572 La
sensación de fracaso generada tras la campaña no paró de acrecentarse, mientras nuevas amenazas
procedentes de otras potencias emergentes, sensiblemente los EEUU y Japón, parecían perfilarse
cada vez como más ominosas. En estas condiciones, la Marina española había dejado de ser
571
Véase Rodríguez González, A. R.: Política naval de la Restauración (1875-1898), Madrid, Editorial San Martín,
1988.
572
Véase Becker, J.: Historia de Marruecos... , op. cit, pags. 402 y ss.
341
operativa en Marruecos. Una memoria técnica del Ministerio de la Marina realizada aquel mismo
año, tras una serie de largos debates parlamentarios celebrados entre abril y noviembre sobre la
situación de la escuadra nos permite entender algunas de las razones del cese de esta política de
cañoneras; razones atribuibles a la precariedad de medios y al desajuste de los mismos para las
tareas de proyección en el norte de África. De los cuatro grandes tipos de buques que componían la
escuadra, dos de ellos estaban destinados principalmente para misiones propias de la "gun-boat
diplomacy" y misiones de policía colonial, no siendo aptas estas unidades para el combate de
escuadras. Sin embargo este tipo de buques tenían encomendadas una serie de acciones y de
misiones extensas y complejas que abarcaban no sólo la costa marroquí, sino también la atlántica
africana de Guinea al Sáhara, Filipinas, Marianas y Carolinas y el Caribe, por lo que su número
resultaba insuficiente, teniendo en cuenta que debían desempeñar una labor continua. Por otra
parte, si bien las inversiones hechas por los gobiernos liberales a partir de la Ley de enero de 1887
del almirante Rodríguez Arias (Ministro de Marina sagastino) habían incidido en este tipo de
buques, los incidentes de 1893 que habían desembocado en el conflicto de Melilla habían
demostrado la escasa capacidad del ejército y la Marina españolas para explotar la situación y
lograr la tan deseada expansión en el Sultanato; por ende, se había evidenciado cómo el ejército no
estaba bien preparado para una rápida movilización a diferencia de los ejércitos más operativos de
de la escuadra de 1887 no se estaba cumpliendo enteramente: muchos buques iban muy retrasados
en sus obras o parecían defectuosos y el dinero del presupuesto estaba prácticamente agotado.
Además, los recortes en el presupuesto normal, debidos a la política de " presupuestos de la paz "
emprendida por los liberales ante la crisis económica finisecular, provocaron que los buques ya en
perdieron en accidentes tres o cuatro cruceros, entre ellos el Reina Regente, con toda su tripulación
de más de cuatrocientos hombres, hecho terrible pues la cifra superó la de los muertos en los
342
573
combates navales del 98. Los recortes presupuestarios provocaron además la reducción en los
efectivos de la infantería de marina, de doce a tres batallones, lo que significaba que se abandonaba
En el momento en que era más necesaria su presencia en los escenarios asiático, marroquí y
modernizaciones si es que no las estaban sufriendo en ese momento. En efecto, del grupo de
cruceros sólo aptos para tareas coloniales y de representación, España contaba en 1895 con quince
unidades, todas ellas encargadas con anterioridad a la Ley del 87, y por tanto en servicio, aunque
sometidos la mayoría de ellas a considerables reparaciones. Dos de ellos se habían perdido por
accidente antes de la guerra de 1898, y del resto cabe señalar que al inicio del conflicto con Estados
Unidos, sólo cuatro podían navegar, aunque posteriormente pudo ponerse en funcionamiento algún
otro. Pese a sus declaradas escasas aptitudes para el combate, fueron estos buques los que
coloniales, algunos de ellos muy bien dotados, ejercían sus tareas fundamentalmente en los
Tal como señala Rodríguez González, a partir de marzo de 1895, el ministro de Marina
con este fin, el Estado español se lanzó a una rápida carrera por comprar buques en el extranjero.
573
Sobre el hundimiento del crucero Reina Regente, véase: Juan Pando Despierto, "Una bofetada carísima" en La
aventura de la Historia, no. 22, 2.000, pp. 103-105.
574
Véase Rodríguez González, A.R. "La situación de la Armada en 1894 a través de los informes parlamentarios", en
Fusi, J.Pablo y Niño, A (ed): Antes del "desastre": orígenes y antecedentes de la crisis del 98, Madrid, Universidad
Complutense, 1996, pp. 199-209; id: El desastre naval de 1898, Madrid, Arco/ Libros, 1997.
575
Véase Rodríguez González, A. R.: "Las causas del desastre naval del 98 " en Historia-16, no. 83, 1983, pág. 38.
343
A la hora de hacer las adquisiciones, el no estar insertados en una alianza internacional le
privaba al gobierno canovista de contar con el derecho de preferencia. A la sazón, Chile, Argentina,
Japón, Brasil, Portugal, los Estados Unidos e incluso Marruecos estaban comprando rápidamente
Uno de los miembros de la Tríplice, antiguo "asociado" de España, Italia, había desarrollado
una potente industria naval de gran éxito en el mercado internacional. Pero una vez rotos los sutiles
lazos que la vinculaban a España, el gobierno conservador cuando acudía a los astilleros italianos,
no podía competir con ventaja con otros compradores. Las adquisiciones en este país se limitaron al
crucero acorazado Colón, que fue adquirido sin su artillería pesada y a un precio muy alto. En otros
En esta ocasión, los delegados del Majzén en el Rif se habían movido con mucha
diligencia.576 Hacia finales de agosto, el secretario del Bajá del campo fronterizo de Melilla se
había desplazado al lugar del secuestro. Por parte española intervinieron en las negociaciones con
los rifeños captores el confidente indígena de la guarnición de Alhucemas y un rico hebreo, Isaac
Pinto, protegido español con residencia en Tetuán y fuertes intereses económicos en el Rif central.
Todas estas actuaciones consiguieron el 27 de Agosto el rescate de dos marineros portugueses del
577
asaltado Rosita, Joaquín Alcántara y Juan Paula Santos. Por su parte, Ojeda había conseguido
que en las negociaciones de liberación junto a los delegados del Majzén, España desempeñara un
española de que no se produjera ninguna intromisión extraña en los asuntos del Rif. El Ministro
576
Carta del Gobernador Militar de Melilla al Bajá del campo fronterizo, Mohammed Anflus. 25 de Agosto de 1897.
S.H.M. Rollo 167.
577
Telegrama del Gobernador de Alhucemas al Gobernador Militar de Melilla. 27 de Agosto de 1897. S.H.M. Rollo
167.
344
Plenipotenciario portugués, a pesar de su inquietud y nerviosismo, permanecía en Tánger sin hacer
nada que contribuyera a despertar los recelos de Ojeda. Conseguida la libertad de los dos marinos
lusos, éstos quedaban bajo la custodia del gobernador militar de Melilla; sin embargo, la liberación
de los tripulantes del Fiducia y del resto de tripulantes del Rosita permanecía en el aire.
Mohammed Torres se hallaba comprometido en la tarea, pero cada día que pasaba, resultaba más
evidente que no se iba a producir con la misma facilidad que en el caso de los secuestrados
portugueses. El Gobierno español se hallaba ciertamente contra las cuerdas, ante la conocida
promesa que el jerife rifeño (enviado del de Wazzan) había hecho el año anterior a los Bocoyas en
Alhucemas sobre la liberación de todos sus compatriotas presos en el islote español, a cambio de la
de Aubet, y esta promesa pesaba como una losa en el dialogo con los secuestradores, que insistían
en el canje de rehenes europeos por presos rifeños. Incluso, en un momento determinado los
Bocoyas iban aumentar su nivel de exigencias, realizando nuevas peticiones que elevaban el precio
del rescate de los cautivos.578 El 29 de Agosto llegaba al Peñón de Vélez el crucero luso Adamastor
grupo de soldados imperiales.579 En Alhucemas el buque desembarcaba al propio Pinto. Este grupo
se internaba inmediatamente en territorio rifeño para continuar las gestiones de rescate de los
cautivos. 580
Con todo, la trascendencia de los asaltos a los dos buques europeos estaba provocando una
tensión internacional, que empezaba a preocupar a España; incluso, parecía esbozarse una
578
Telegrama de Emilio de Ojeda a Tetuán. 30 de Agosto de 1897. A. G. A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 69 / Ex. 3.
579
Telegrama del gobernador militar del Peñón al Comandante General de Melilla. 29 de Agosto de 1897. S.H.M.
Rollo 167.
580
Telegrama del gobernador de Alhucemas al comandante general de Melilla. 29 de Agosto de 1897. S.H.M. Rollo
167. El confidente de Alhucemas se pondría en comunicación el 30 de Agosto con la plaza para manifestar el contenido
de las peticiones efectuadas por el captor Aluch Mohammed que tenía en su poder al capitán del buque portugués, Juán
Rosendo Macarenha y a los marineros de la nave, José Vieira y Antonio Pedro : deseaba el canje de los cautivos por el
de su hijo, Amar Ben Aluch y su sobrino, Mohammed Ben Mohammed presos en la plaza de Alhucemas y sujetos a
procedimiento judicial por el asalto y robo del buque francés Prosper Corin, efectuado en octubre de 1896. Otro de los
secuestradores solicitaba el canje del capitán italiano Razzetto, el contramaestre griego y el marinero francés P. Peinen
del Fiducia por el de su sobrino Mohammed Bugava, también encarcelado en Alhucemas por los mismos conceptos.
Telegrama del gobernador de Alhucemas al Comandante General de Melilla. 30 de Agosto de 1897. S.H.M. Rollo 167.
Era una medida, el canje, a la que el Ministro de Estado no podía acceder por estar el sumario sobre el asalto al buque
francés bajo jurisdicción del Ministerio de Marina que instruía la causa pertinente y considerar que si se accedía a las
pretensiones rifeñas, ello iba en detrimento del prestigio español.
345
combinación de potencias - Italia, Francia, Portugal y Gran Bretaña-para perseguir la piratería
rifeña. De nuevo, se reanudaba a gran escala la " gun boat diplomacy" ejercida sobre Marruecos, y
Por lo pronto, Portugal que no quería dar muestras aparentes de debilidad con sus
actuaciones, inició la presencia naval de las potencias en las aguas del Rif. El Comandante general
de Melilla había dispuesto un plan para evacuar a los dos marineros lusos rescatados de los
remisión a Tánger a bordo del vapor Benjamín Haynes (perteneciente a la casa gibraltareña Massias
y Cía), sufragando los gastos el Gobierno portugués. De esta manera, las costas marroquíes se
verían libres de cualquier presencia naval europea siempre susceptible de provocar recelos y
sospechas en el Gobierno y ejército españoles. Ojeda secundó esta maniobra del Gobernador
Militar de Melilla, pudiéndose efectuar la evacuación de acuerdo al plan previsto por este último.582
Sin embargo, Portugal no podía dar por concluido el tema, dando muestras de debilidad. Debía de
dar testimonio y presencia en el Rif, hacer sentir su presencia como potencia colonial africana,
debía dar constancia de su prestigio, de su fuerza. Máxime teniendo en cuenta el agravante de que
el 1 de Septiembre el velero Rosita, atraído nuevamente por la marea hacia las playas rifeñas se vio
asaltado otra vez por los Bocoya, apoderándose éstos de un niño de catorce años, Sebastián
Rosendo Mascarenha, hermano del capitán y sustrayendo varias velas del bajel. El niño cautivo era
conducido tierra adentro a continuación.583 Para intentar conducir las negociaciones de liberación
en un marco controlable por las autoridades españolas, es decir en un marco puramente bilateral
entre delegados del Majzén y representantes hispanos, evitando con ello que se produjesen
581
Véase Rodríguez González, A. R.: Política naval... op. cit, pp. 388-389.
582
Telegrama del general Azcárraga, Jefe del Gobierno y Ministro de la Guerra Español al Duque de Tetuán, Ministro
de Estado. 31 de Agosto de 1897. A. G. A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 103 / Ex. 2.
583
Telegrama del Gobernador Militar de Alhucemas al Comandante General de Melilla. 1 de Septiembre de 1897,
S.H.M. Rollo 167.
346
intromisiones de otras naciones europeas, el día 2, el gobernador militar de Melilla entregaba un
estabilidad en la zona debía perdurar mientras las fuerzas españolas estuvieran ocupadas en
Filipinas y Cuba. Aunque la Armada no podía detraer fuerzas de estos escenarios coloniales para
remitirlas al Rif, el segundo asalto al Rosita provocó que el Ministerio de Marina expidiese al
cañonero Cuervo a las costas rifeñas con el fin de detener, por todos los medios a su alcance, la
sucesión de asaltos a buques europeos.585 En el lugar del secuestro, las cosas no parecían marchar
dulcemente por los tranquilos cauces de la diplomacia y la negociación y los cautivos del Fiducia y
obtener lo que no lograban los españoles dibujaba su sombría silueta en un horizonte cercano; por
de la Guerra suspender, como medida de presión, la entrada en la plaza de todos los cabileños de
Bocoya, manteniendo – eso sí- las relaciones amistosas con los Ait- Urriaguel, que asegurarían el
abastecimiento de víveres.586 El Ministerio de Guerra accedería a tal medida que sin embargo no se
tradujo en resultados positivos. En vista del peligroso sesgo que habían tomado los
Peñón de Vélez el crucero de guerra luso Vasco de Gama con el pretexto de ayudar al atacado
Rosita y remolcarlo hasta Gibraltar.587 Cuando el 7 era liberado el hermano del capitán del Rosita,
debido a las intensas gestiones alentadas por el Comandante General de Melilla y a la labor
negociadora efectuada por el hebreo protegido Isaac Pinto,588 un cañonero portugués fondeado
584
Carta del Gobernador Militar de Melilla al Bajá del Campo fronterizo. 2 de Septiembre de 1897. S.H.M. Rollo 167.
585
Telegrama del Ministro de Marina al Comandante General de Melilla. 2 de Septiembre de 1897. S. H.M. Rollo 167.
586
Telegrama del Gobernador de Alhucemas al Comandante General de Melilla. 3 de Septiembre de 1897. S.H.M.
Rollo 167.
587
Telegrama del Gobernador militar del Peñón de Vélez al comandante general de Melilla. 4 de Septiembre de 1897.
S.H.M. Rollo 167.
588
Telegrama del Gobernador militar de Alhucemas al Comandante General de Melilla. 7 de Septiembre de 1897.
S.H.M. Rollo 167.
347
temporalmente en Tánger , salía en el transcurso de la tarde hacia Alhucemas para recoger al
marinero. 589
Sin embargo, la liberación del marinero portugués había constituido sólo un éxito parcial
para la diplomacia española. Al perder los gobiernos luso, francés e italiano las esperanzas en una
pronta puesta en libertad del resto de cautivos, se producirá una intervención de enviados de estos
países en el Rif, acompañada de una mayor presencia en las aguas del septentrión marroquí de
buques de guerra europeos, los dos factores que Madrid deseaba evitar. Tal como señala el
informe-resumen que sobre el incidente redactaría el marqués de González en Marzo de 1898 para
la Sección de Política de África del Ministerio de Estado, las siguientes tentativas de los diversos
gobiernos europeos (Francia, Portugal, Italia) para obtener el rescate de todos sus súbditos
apresados en el Rif fracasaron; eran totalmente ineficaces ante la inquebrantable firmeza bocoya.590
Los secuestradores no sólo solicitaban la liberación de todo el grupo de atacantes del Prosper Corin
sino que ahora habían añadido a sus anteriores exigencias, la de la puesta en libertad de varios
Bocoyas presos del Majzén, y recluidos en Tánger, 591 entre los que figuraba un rifeño encarcelado
desde dos años antes en la Alcazaba de esta ciudad por actos de piratería y agresión a un bajel
inglés. 592 Como una medida de presión, y al ver que el curso de las negociaciones no progresaba,
Alhucemas a tomar una serie de medidas de represalia contra la cabila a la que pertenecían los
reacción de las Legaciones italiana y portuguesa fue de una airada protesta ante una decisión
unilateral española que juzgaban sumamente peligrosa para la vida de los cautivos. En la carrera
589
Telegrama de Emilio de Ojeda al Comandante General de Melilla. 7 de Septiembre de 1897. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos).Caja 69 / Ex. 3.
590
Informe del Marqués de González: " Pro-memoria acerca de la negociación seguida por el Gobierno de S.M. para el
rescate de varios cristianos cautivos en Bocoya". Sección de Política de África del Ministerio de Estado. 5 de Marzo de
1898. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 103 / Ex. 2.
591
Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 7 de Septiembre de 1897. A. G. A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
592
Ibidem.Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán, 9 de Septiembre de 1897.
593
R.O. del Ministerio de Estado dirigida al Ministro Plenipotenciario de España en Tánger. 7 de septiembre de 1897.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69/ Ex. 3.
348
desatada por obtener el éxito final en las negociaciones, España no se quedaba atrás en la postura
de tomar medidas de fuerza; frente a las quejas de los representantes europeos, Ojeda defendió la
como una medida oportuna, que no podía ser derogada, porque de hacerlo, explícitamente España
estaría haciendo pública muestra de su debilidad negociadora. Ojeda, en esta tesitura, sugirió al
Duque de Tetuán una serie de medidas extraordinarias a emplear por España, una de las cuales era
el envío de un agente especial al territorio de los Bocoya, una mezcla de espía con la misión tanto
de reconocer el terreno y estudiar in situ la situación como de actuar de negociador con poderes
excepcionales. Se trataba de un militar del ejército español que gozaba de toda la confianza de la
Legación, un sargento nativo miembro de la Comisión Militar de Estado Mayor encargada de hacer
el estudio topográfico del país, natural de aquella cabila, en la que podía activar -a través de sus
parientes y amigos- una red de contactos con los captores que condujeran a un feliz desenlace del
secuestro. Por otro lado, Gran Bretaña también jugaba sus bazas en este conflicto encubierto entre
las respectivas potencias europeas por mantener incólumes cada una de ellas la dignidad y el
orgullo nacionales y no dar muestra alguna de claudicación; cuando fue evidente que no se iba a
llegar a un rescate de los cautivos si no iba acompañado del canje por la casi treintena de rifeños
presos en Alhucemas y Tánger, que solicitaban los captores, los Ministros Plenipotenciarios en la
permiso del Gobierno inglés para que el rifeño encerrado en Tánger por actos de piratería contra un
buque británico fuera canjeado por uno de los cautivos europeos del Rif, a lo que la representación
consultar a Londres.
telegrafiaba desde San Sebastián a Ojeda aprobando sus acciones y ratificando la actuación del
gobernador militar de Alhucemas, a la vez que solicitaba del diplomático una prudencia extrema,
349
que pertenecían exclusivamente al Sultán.594 Mientras en Tánger se barajaba la posibilidad de
utilizar los servicios como agente encubierto del sargento rifeño, el Comandante General de Melilla
en las conversaciones entabladas con los captores no se limitó a emplear sólo al confidente bocoya
ellos al más importante, al rico comerciante judío Isaac Pinto, del que se esperaba que utilizando
ciertos recursos económicos y sus dotes de hábil negociante, consiguiera ganarse la voluntad de los
había detenido la acción de sus buques de guerra en el Rif. El protagonismo parecía retomado por
el gobierno español, el cual se apresuró a trasladar desde Málaga hasta Melilla al cañonero Cuervo,
prueba tangible del compromiso de España en liderar las negociaciones. Sin embargo, el buque
demostró unas carencias extraordinarias para operar en las aguas rifeñas, al carecer de la suficiente
estabilidad para arrostrar los temporales de la zona, lo que llevó -inmediatamente - a las autoridades
conjunto de las costas rifeñas, desde las islas Chafarinas hasta el Peñón de Vélez mientras durase el
proceso negociador. Ahora bien se trataba de un buque completamente ineficaz para la acción
colonial que de él se requería, hasta el punto de que sólo hubiera podido fondear con seguridad en
las Chafarinas (como único punto seguro donde ponerse al abrigo de un temporal), que sin
embargo, si ofrecían una buena base de operaciones a la cañonera, carecían en cambio del agua
dulce y del carbón Cardiff que el buque necesitaba, restándole autonomía en su hipotética función
Las gestiones emprendidas por Mohammed Torres actuando en nombre del Majzén se habían
revelado inútiles. Sus agentes en el Rif habían fracasado. Se inició entonces una nueva fase en la
594
Telegrama del Duque de Tetuán a Ojeda. 7 de Septiembre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 102 /Ex. 2.
595
Telegrama del general Azcárraga, Jefe del Gobierno y Ministro de la Guerra al Ministro de Estado, Duque de
Tetuán. 8 de Septiembre de 1897. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 103 / Ex. 2.
350
historia del secuestro, cuando los representantes diplomáticos de Italia, Francia y Portugal iniciaron
una gestión colectiva ante la Legación española, solicitando del gobierno conservador del general
Azcárraga la clemencia y la liberación de los presos en Alhucemas que reclamaban los rifeños. No
por ello Ojeda estaba dispuesto a aconsejar a Madrid el asentimiento y aprobación a estas
medidas.596 Una cosa era que se consintiera la liberación (reiteradamente solicitada por los
captores) del Bocoya preso en Tánger por actos de piratería contra un buque de pabellón británico,
que en definitiva se encontraba bajo jurisdicción marroquí, y otra muy distinta la de los presos en
Alhucemas, acusados de dar muerte a tres ciudadanos españoles. Tampoco el gobierno británico
accedido a la petición colectiva luso-italo-francesa para canjear al rifeño preso en Tánger por uno
de los cautivos europeos. 597 El día anterior, en San Sebastián, lugar de residencia estival de la corte
y del gobierno españoles, el Duque de Tetuán recibía la visita del Embajador de Italia, del
Encargado de Negocios de la Embajada Francesa y del Ministro Plenipotenciario luso para insistir
estaba dispuesto a seguir el camino solicitado por los tres diplomáticos y había intentado
disuadirles de la conveniencia de seguir insistiendo sobre ello. Sin embargo, a nivel absolutamente
confidencial, el Duque de Tetuán se comprometió a procurar activar el proceso judicial contra los
sugiriendo que al final del proceso y a la mayor premura posible, el Consejo de Ministros se
596
Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 12 de Septiembre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 102 /Ex. 2.
597
Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 13 de Septiembre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
351
reuniría para debatir las recomendaciones de los tres países y conceder la indulgencia solicitada por
ellos.598
A pesar de las peticiones del Duque de Tetuán para que los respectivos gobiernos guardaran
silencio sobre las intenciones del gobierno de Azcárraga, la noticia - aireada por la diplomacia gala-
saltó rápidamente desde el Quai d´Orsay hasta Tánger. Lo que había pretendido el gobierno de
Madrid era que la dinámica de las negociaciones prosiguiese todavía por la vía del rescate
pecuniario, la que estaban tanteando el Majzén y el protegido judío Isaac Pinto. La cesión de
Tetuán había tenido lugar en un último estadio de la conversación con los tres diplomáticos y
debía de haberse mantenido en secreto. Ahora sin embargo Francia la aireaba públicamente,
Portugal y a un delegado del Majzén que tenían como objetivo reanudar las negociaciones con los
Bocoyas. El intento de liberación de los rehenes por parte de las autoridades marroquíes
contemplaba como método idóneo, el soborno de los cabileños con oro. Era el mismo
procedimiento utilizado por Pinto, obrando en favor de los intereses españoles.600 Al no conseguir
una pronta liberación de los cautivos, el 22 el crucero italiano trasladaba al Peñón de Vélez al
delegado del Majzén (un Jalifa del Bajá de Tánger), para continuar allí las negociaciones.
601
La diplomacia española comenzaba a sentirse desbordada. Por ese motivo, y ante el
fracaso de la misión del pequeño Cuervo, el Ministerio de Marina enviaba a Tánger al moderno
destructor Furor, barajándose incluso en Madrid la idea de enviar a las costas marroquíes a la
escuadra de instrucción. 602 El Gobierno conservador, consciente de que no se podía tener presencia
598
Ibidem. Telegrama del Duque de Tetuán a Emilio de Ojeda. 16 de septiembre de 1897.
599
Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 15 de Septiembre de 1897. A. G. A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 102 / Ex. 2.
600
Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 15 de Septiembre de 1897.A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
601
Ibidem.Telegrama de Emilio de Ojeda al Comandante General de Melilla. 14 de Septiembre de 1897.
602
Ibidem. Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 14 de Septiembre de 1897; véase en el mismo sentido:
Rodríguez González, A. R.: Política naval... op. cit, pp. 388-389.
352
en la cuestión marroquí, sin hacer pública ostentación y demostración de la potencia militar
española y de los recursos disponibles por la misma, juzgaba que debía de darse por terminado el
periodo de repliegue en la política de cañoneras ejercido en el Imperio jerifiano durante los tres
falta de elementos navales en las plazas del norte de África para vigilar las costas marroquíes,
reprimir los ataques de las cabilas costeras contra los buques mercantes, y acudir en auxilio de los
barcos asaltados. En definitiva para "pasear" el pabellón nacional como el de una nación con la que
conclusión de solicitar del de Guerra cuando terminase el incidente, el envío a las aguas
el Jalifa o representante del Bajá de Tánger, negociando el rescate. Las diplomacias portuguesa e
italiana habían coordinado sus esfuerzos que sin embargo no acababan de fructificar. Los
negociadores italianos de regreso del Rif se mostraban indignados ante los obstáculos que estaba
interponiendo Francia en el proceso de rescate de los rehenes. La acción francesa tenía dos caras.
Una era aparente y escénica: la de colaborar con el resto de representantes europeos en la liberación
de los cautivos. La otra, de más altos vuelos, secreta y que todavía no acababa de desvelarse,
consistente en penetrar en el Rif, captando las simpatías de las diversas cabilas de la bahía de
Alhucemas. Los franceses, que buscaban hacer fracasar la gestión del Lombardía, estaban
instigando a los Bocoyas a no aceptar pago alguno del rescate de los cautivos, ni por parte de Isaac
Pinto (España) ni por parte del Majzén y prometían que en pocos días, el Gobierno galo iba a
conseguir del de Madrid, la liberación inmediata de los atacantes del Sevilla. En definitiva, Francia
con ello pretendía realzar su prestigio en el Rif - del que inmediatamente iba a sacar partido-
603
R.O. del Ministerio de Estado dirigida al Ministerio de la Guerra. 16 de Septiembre de 1897. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
353
cumpliendo la promesa del jerife rifeño, representante de su protegido el de Wazzan, cuando se
El día 26 se producían una serie de conversaciones en San Sebastián entre el presidente del
ministro de la Marina, vicealmirante Beránguer, en las que se decidió que el destructor Furor, de
acuerdo con las necesidades del momento que requerían una presencia constante de unidades
navales en las costas marroquíes, permaneciera indefinidamente en aguas del Rif, reforzado por la
establecer en el futuro un servicio regular de desplazamientos de varios cañoneros que uniesen las
costas andaluzas con la plaza de Melilla y las guarniciones repartidas a lo largo de la costa norte del
Imperio.605
Es en estas mismas fechas cuando otra serie de noticias del Rif, todavía más inquietantes
empiezan a llegar a Madrid procedentes del Consulado español en Tetuán. Este organismo con su
acontecimientos trascendentales que se estaban dando en el Rif durante aquellas semanas. Teodoro
de Cuevas vive de cara al Rif, entiende el país, lo conoce, sopesa con exactitud cada noticia que le
llega; con las diversas informaciones que recibe, interpreta y medita hasta componer un puzzle que
desvela al gobierno español. Sus noticias están siempre caracterizadas por el marchamo de la
calidad, de haber sido contrastadas. La documentación evidencia que conoce hasta el último detalle
todo lo que acontece en el Rif, que lo analiza y lo enjuicia con rigor y previsión. El 24 de
Septiembre se decide por vez primera a escribir a Ojeda sobre el rescate de los cautivos, tema que a
él no le parece muy trascendental, sino fuera por tratarse de la pantalla que tapa las gigantescas
en que el Amalato de Uxda está también en constante ebullición. Teodoro de Cuevas empieza
604
Ibidem .Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. 23 de Septiembre de 1897.
605
Ibidem.Telegrama del Duque de Tetuán a Emilio de Ojeda. 26 de Septiembre de 1897.
354
criticando en su despacho el absoluto desconocimiento por parte de la prensa europea de las
asunto de los rehenes. Lo primero que ve el diplomático es que la actuación de Isaac Pinto no está
sino complicando la liberación, haciéndola más difícil, al reducirla exclusivamente a una cuestión
económica. En sus contactos con los secuestradores juzga el cónsul que Isaac Pinto se mueve por
un interés personal, por la "mira codiciosa" de alguien que busca sacar un provecho particular,
beneficiándose particularmente, con parte del dinero del rescate. Es por ello que ha hecho derivar la
negociación a un callejón sin salida. El protegido español no había indagado entre los rifeños las
causas de los asaltos a los buques europeos, había desprovisto a la negociación con los Bocoyas de
todo cariz ideológico o político y se limitaba a hacer sucesivas pujas, ofreciendo tentadores
rescates de los cautivos con sumas cada vez más cuantiosas, "despertando --son palabras de
Teodoro de Cuevas-- en los rifeños vahos de codicia y convirtiendo en cuestión financiera lo que
debió haber sido por el momento para salvar a los cautivos, materia de un simple canje". El cónsul
español demuestra su rigor, su experiencia en el conocimiento del país, cuando hace frente y critica
la terminología imperialista de los periódicos que magnifican los hechos y convierten erróneamente
a toda la nación rifeña en un pueblo de horrendos piratas, sedientos de aventura, muerte y oro.
Incluso llega a afirmar, más tarde que en el entramado social rifeño, hay muy pocos partidarios del
tráfico ilegal de contrabando y de los ataques a buques europeos. La piratería (y el apoyo social
entre los rifeños a las prácticas piráticas) es un fenómeno muy localizado, muy puntual, circunscrito
"El delito que tanto afecta hoy á la pública opinión (europea) es indistintamente
achacado á la cabila de Bocoya y sin embargo es también errónea semejante creencia, toda
en absoluta. (...) la cabila mencionada abomina en su gran mayoría de tales actos que sólo
la envuelven en compromisos y peligros ; pero que existiendo una fracción de los Bocoya
compuesta de gente insumisa y aventurera, borrachos y pendencieros todos ellos, á esa
fracción son debidas tan desdichadas expediciones que van continuando á causa de la
libertad en que la deja la ausencia completa de todo buque de guerra español de estación
en Alhucemas no menos que el temor de las demás gentes de la cabila que sabiendo por
355
propia experiencia la serie de implacables venganzas á que cualquier conato de insumisión
en asuntos agenos (sic) da lugar en aquellas regiones , se limitan á no tomar participación
en el delito, sin hacer nada tampoco para evitarlo ". 606
europea en el Rif, donde se tendría que luchar denodadamente contra los elementos naturales: un
embravecido mar que desaconsejaba cualquier envío de buques de guerra, y una orografía
escarpada, inhóspita y temible ante la que se estrellarían las tropas de desembarco allí enviadas que
además deberían de hacer frente a los bríos y a la valentía de sus habitantes. El cónsul
Bocoyas en el futuro, estimando que solo concernía al soberano marroquí su castigo, que por otra
parte no necesariamente debía de ser cruento y sanguinario. Incluso apuntaba que, por las razones
del inmenso prestigio del que gozaba el Sultán en la región, los Bocoya se iban a someter al Majzén
voluntariamente, sin hacer ningún movimiento de defensa. Las cabilas vecinas (Tensaman, Aït-
Urriaguel y Beni -Tuzin) se mostraban preocupadas y deploraban las prácticas piráticas de los
Bocoyas. Incluso la mayor parte de los Bocoyas, " la parte sana de la propia cabila de Bocoya", en
palabras textuales de Teodoro de Cuevas, se pondrían del lado del Majzén y con ello, acabarían
con la piratería.
la carta iba destinado a llamar la atención del gobierno conservador sobre el sentimiento de
simpatía generalizada hacia Francia que empezaba a acentuarse entre los rifeños de la bahía de
Alhucemas.
origen, desde mediados del siglo XIX y ya en plena época colonial de una fuerte corriente
migratoria -que autores como Benedicto Pérez y más recientemente el estadounidense David M.
606
Ibidem. Teodoro de Cuevas, Cónsul de España en Tetuán a Emilio de Ojeda, Ministro Plenipotenciario de España
en Tánger. Despacho no. 55. 24 de Septiembre de 1897.
356
607
Hart designarían como " migración tipo golondrina" - que estaba orientada plenamente hacia la
608
Argelia francesa. En este sentido, D.M. Hart resume los motivos que impulsaron la emigración
1º) La relativa superpoblación del Rif a partir de 1850 y un desequilibrio resultante entre el
2º) La inestabilidad de la economía agrícola rifeña, ya que mucho terreno es infértil y sujeto
Siendo la emigración rifeña a los terrenos más ricos y desarrollados del Oranesado un viejo
fenómeno pre-colonial que absorbía el exceso de energía de la región,610 la aceptación francesa fue
muy positiva. Los colonos de Argelia estaban entusiasmados con la mano de obra marroquí: era
más productiva y más laboriosa que la nativa argelina, ya que trabajaban duramente y siempre se
comportaban correctamente durante la temporada del trabajo que coincidía con los períodos de
menor actividad agrícola en el Rif, siendo la migración casi nula en el verano durante el tiempo de
la cosecha y en otoño durante el de la siembra, pero fuerte durante el resto del año:
"Cada año -dice Teodoro de Cuevas- van a ella ( a Argelia) millares de rifeños que
en su país jamás han tenido una peseta. Allí bajo el estímulo de un jornal abundante se
encuentran infatigables trabajadores, en la apertura de caminos, en la construcción de vías
férreas, en la siega, en la labranza, en las obras públicas. Donde hay algo que ganar por
medio del trabajo corporal allí se encuentra el rifeño. Gente esta que no come para no
607
Véase Benedicto Pérez, F.: "Trabajadores Rifeños en Argelia”, en Conferencias desarrolladas en la Academia de
interventores, 1948, Tetuán, Alta Comisaría de España en Marruecos, 1949, pp. 5-17; también en: Hart, David M, The
Aith Waryaghar of the Maroccan Rif: An Ethnography and History, Viking Fund Publications in anthropology, No.
55, Tucson: University of Arizona Press, 1976.
608
Véase Vilar, Juan Bautista y Martínez Navarro, Joaquín: "Melilla en las migraciones rifeñas a la Argelia
francesa: Siglo XIX ", en Olmedo Jiménez, Manuel, (ed): España y el Norte de África: Bases Históricas de una
relación fundamental (Aportaciones sobre Melilla), Actas del Primer Congreso Hispano- Africano de las Culturas
Mediterráneas " Fernando de los Ríos Ríos Urruti" (11 al 16 de junio de 1984), 2 Tomos, Granada, Universidad de
Granada, 1987, t. II, pp. 231-236.
609
Véase Hart, David M.: The Aith Waryaghar ... , op. cit, pp. 88-93.
610
Véase Hart, David M.: The Aith Waryaghar ..., op. cit., pp. 88-93. Véase también: Pennell, C.R.: A country with a
Government and a Flag. The Rif War in Morocco, 1921-1926, Londres, Middle East and North African Studies Press
Ltd. 1986, pág. 24.
357
gastar, ahorra la casi totalidad del salario y cuando tiene ya el individuo reunidos 400 o
500 francos regresa a su país en donde es objeto de envidia para sus paisanos y también de
estímulo toda vez que les anima a marchar en busca de los luises que aún quedan allende el
Muluya ".611
Los franceses, según el cónsul español, son envidiados por los rifeños por el aspecto
floreciente y próspero de su colonia argelina, de lo que se colige que, deslumbrados por el orden y
la seguridad que reinan en ella, por la abundancia de riqueza -en comparación con el pobre Rif -, y
por la fastuosidad y la belleza de las ciudades argelinas, estos factores provoquen la gestación de
proyectos, de esperanzas y de ilusiones entre las cabilas que llegan a soñar con el establecimiento
sobre las condiciones en que vivían los cautivos de los Bocoya. Los vecinos de la plaza de
Alhucemas habían acudido solícitos desde un primer momento a atender a los tres cautivos del
velero Fiducia, carentes tanto de ropa como de comida. Semejante trato había sido dispensado
posteriormente a los marinos apresados del buque portugués Rosita; por otro lado, la autoridad
militar del islote había levantado las restricciones de entrada a la plaza decretadas contra los
Bocoyas durante los días posteriores a los asaltos. Se había conseguido así una mayor fluidez de
comunicaciones con los captores y secuestrados, aunque los esfuerzos del gobernador por conseguir
-con la ayuda de algunos rifeños, partidarios de España- la liberación de todos los cautivos
europeos habían sido infructuosos. 612 Desde Tánger y con el fin de prevenir cualquier movimiento
extraño de las naciones afectadas, Ojeda tuvo buen cuidado en remitir el informe con gran rapidez
a los representantes de Italia, Portugal y Francia; informe probatorio de que España no cejaba en su
611
Teodoro de Cuevas a Ojeda. Despacho no. 55. 24 de Septiembre de 1897, documento ya citado.
612
Informe del Comandante General de Melilla dirigido a la Legación española en Tánger. 30 de Septiembre de 1897.
A. G. A. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
358
dificultades de los infortunados. Había que hacer lo imposible por desactivar iniciativas que
escaparan al interés español en esta zona tan sensible como era el Rif. Con todo, años más tarde,
cuando Jerónimo Becker historió las relaciones entre España y el Imperio jerifiano, se ocuparía de
dar una visión absolutamente distorsionada y edulcorada de los hechos. De hecho, cuando escribe
sobre el asunto de los cautivos del Fiducia y del Rosita, le mueve un particular deseo por intentar
Estas palabras de Becker enmascaran lo realmente acontecido; por otra parte no pecan
precisamente de originalidad, puesto que la mayor parte de las veces el historiador copia,
literalmente sin comentarlos ni analizarlos en su contexto histórico, como es el caso más arriba
citado cuando está repitiendo una memoria redactada en 1898 por el marqués de González para la
sección de Política ( de África) del ministerio de Estado. Esos informes señalan como motivos
hacia otras potencias europeas a las que se les presta un favor especial. Estas bellas palabras
encubren y desfiguran la realidad. El Rif era considerado por el Gobierno español de una
613
Becker, Jerónimo: Historia de Marruecos... op. cit, pp. 409.
359
importancia estratégica clave de cara a la defensa nacional, pues se pensaba que, estando
enfrentado directamente a las costas meridionales españolas, estaba guardando las espaldas del
país. Durante este momento histórico, los actos piráticos de los Bocoyas al capturar a una serie de
marineros de diversas nacionalidades preocuparon hondamente y dieron pie a las activas gestiones
del Ejército y la diplomacia española. Al ser motivo de alarma, provocaron la reanudación de las
visitas de los buques de guerra españoles a las costas del Sultanato porque España deseaba cerrar
este problema cuanto antes, como había ocurrido en el caso del secuestro del Prosper Corin ante la
614
perspectiva de que se produjese una intervención militar conjunta europea, posibilidad que se
llegó a rumorear en Septiembre de 1897. Ello era algo que querían evitar a todo trance el Gobierno
conservador post-canovista del general Azcárraga y su sucesor, el liberal sagastino, a partir del mes
de Octubre. El Rif era visto por los estadistas de los dos partidos restauracionistas como un coto
cerrado que pertenecía a España, o mejor dicho que debía pertenecer; un territorio donde
absolutamente nadie más que la monarquía española tenía el derecho de injerencia e intervención y
al que se veía como una salida hipotética y futura a una posible, posterior y deseable expansión
Sin embargo a comienzos de Octubre, era evidente que Francia se había desmarcado de la
gestión conjunta con Portugal e Italia en el proceso de negociación y que en lo sucesivo iba a
Tetuán, Teodoro de Cuevas, transmitía a la Legación en Tánger la noticia de la salida hacia las
costas del Rif de un crucero de guerra galo, el Cosmao, a bordo del cual viajaba Sid Al-lal Abdi, el
agente consular francés en la población tetuaní. De hecho, no era la primera vez que Al-lal
intervenía ante los cabileños de Bocoya en una gestión para la liberación de rehenes. Meses antes,
de manera más o menos encubierta, este agente diplomático -propagandista del imperialismo galo
614
El 29 de Septiembre de nuevo se hacía presente en las costas rifeñas el crucero Lombardía, fondeando en las aguas
del Peñón de Vélez. Traía a los Vicecónsules de Italia y Portugal que acudían a las playas rifeñas con ánimo de rescatar
a los cautivos. Telegrama del Gobernador militar del Peñón al Comandante General de Melilla. 29 de Septiembre de
1897. S.H.M. Rollo 167. El 7 de Octubre fondeaba en Alhucemas el crucero de Guerra portugués Adamastor con la
misma misión. Telegrama del gobernador militar de Alhucemas al Comandante general de Melilla. 7 de Octubre de
1897. S.H.M. Rollo 167. El buque recogería a los Vicecónsules luso e italiano y zarpó de regreso a Tánger el mismo
día.
360
en el Rif - había viajado en el caza-torpedero D´Iberville, acompañando al jerife rifeño, enviado del
de Wazzan, durante la negociación de la liberación del capitán Aubet. Al alertar a las autoridades
españolas de su viaje, Cuevas informaba que tenía como objeto exclusivo la gestión de la liberación
de los cautivos europeos, pero ignoraba sobre qué bases se iba a fijar el trato y que tipo de
ofrecimientos iba a hacer el comisionado francés. Únicamente podía apelar a los rumores de los
círculos de opinión tetuaníes, que señalaban que el gobierno de la República pretendía gestionar la
devolución a los Bocoyas de la totalidad de prisioneros (catorce) de esta cabila que se encontraban
por diversos motivos encerrados en Tánger. Con todo, Cuevas dudaba del éxito de la misión gala si
ésta no se remataba con la liberación en Alhucemas de los presos encarcelados por España. En
Tetuán se rumoreaba asimismo que Portugal iba también a romper el acuerdo de colaboración con
Italia y a gestionar la liberación de los cautivos del Rosita a cambio del pago de un fuerte rescate, y
por último, el cónsul terminaba alertando sobre la existencia entre los Bocoyas de un embrionario
“partido pro-francés", articulado en torno a dos aduares (= aldeas) de la tribu (Tafensah y Aduz),
donde residían dos protegidos de Francia (Sid Mohammadi ibn Mesaud Bukar y Amar Uld de
Maálem Hammed), cuyas familias podían movilizar un pequeño cuerpo armado de hasta cuarenta
fusiles y ponerlo al servicio de la causa gala. De todo lo referente al asunto de los cautivos, era este
punto el que le parecía al cónsul, el tema más lacerante y urgente para España: la rápida infiltración
de Francia en un territorio, como era el Rif, muy vulnerable para los intereses españoles, y para la
intentar del gobierno liberal sagastino, el acto de magnanimidad que pondría fin al conflicto. Todas
las tentativas de su enviado al Rif, el Jalifa Ibn Abd-Essadak, de comprar, a cambio de bolsas de
oro, la libertad de los cautivos habían sido inútiles. Vanas habían sido también sus amenazas a los
Bocoya de hacerles sentir el poder del Majzén, inflingiéndoles un duro castigo. Toda negociación
615
Teodoro de Cuevas a Emilio de Ojeda. Despacho no. 59. 2 de Octubre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
361
fracasaba ante la petición por parte de los secuestradores de la libertad de los presos de Tánger y
616
Alhucemas. Era una petición que rechazaba invariablemente la diplomacia española. Similares
peticiones oficiales se habían hecho a la Legación británica en Tánger, para que accediese a la
liberación del prisionero por actos de piratería contra buques ingleses, recibiendo asimismo
rotundas negativas del Foreign Office.617 De hecho, ¿por qué no se había podido llegar a ningún
tipo de acuerdo, cuando tanto por parte marroquí (Ibn Abd- Essadak) como española (el protegido
Isaac Pinto) se había tentado la codicia de los captores Bocoyas, ofreciéndoles elevadas sumas?.
Una de las razones que se pueden apuntar claramente es la maniobra francesa, al querer aparecer
ante los ojos del Rif como la única potencia benefactora y amiga desinteresada de los habitantes del
territorio, hasta conseguir la vuelta a sus hogares de todos los encarcelados. Según las
informaciones telegráficas que desde Alhucemas remitía Ibn Abd-Essadak, Si Al-lal, el agente
francés en la región boicoteaba las negociaciones emprendidas por lusos, italianos y españoles,
aconsejando a los Bocoyas que no entregaran a los cautivos exclusivamente a cambio de dinero.
Los agentes de Italia y Portugal en la bahía notificaban a sus respectivas Legaciones que de nuevo
habían fracasado las negociaciones de rescate por metálico, debido a las intrigas del agente galo y a
las cartas del jerife de Wazzan dando seguridades a los cabileños de que España cedería ante la
Ojeda, para paliar los movimientos del diplomático galo, y siempre receloso de la acción
francesa en Marruecos, dio un giro a su actuación hacia la postura que más cómoda le resultaba: el
acuerdo con la Legación Británica. Los representantes diplomáticos español y británico en Tánger
sabían que, entre los países involucrados en el conflicto, el Reino Unido y España eran los que
616
Ibidem. Nota de Sid Mohammed Torres, Delegado Imperial en Tánger a la Legación española solicitando la libertad
de los presos rifeños en Alhucemas a fin de que sean rescatados los cautivos que están en poder de los de la cabila de
Bocoya. 6 de Octubre de 1897.
617
Ibidem. Telegrama de Emilio de Ojeda a Pío Gullón, Ministro de Estado español. 7 de Octubre de 1897.
618
Telegrama de Ojeda a Tetuán. 3 de Octubre de 1897. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 102 /Ex.
2.
362
debían dar su placet a la condición estipulada por los captores; por ello acordaron al comunicar las
peticiones del Majzén, sugerir a sus respectivos gobiernos, el desaconsejarlas por ser contrarias al
prestigio y a la imagen de las potencias europeas y a los principios de exigencia al Majzén del
castigo de los actos piráticos, y del mantenimiento del orden en las aguas del Rif. Nicolson y Ojeda
entendían la verdadera naturaleza del reto francés, y estimaban que de ceder ahora, la beneficiaria
con la vida del artífice del régimen restauracionista, las tareas de gobierno habían pasado a ser
desempeñadas desde Octubre de 1897 por el partido liberal, ejerciendo las tareas de Ministro de
Estado, Pío Gullón. Desconocedor éste de la naturaleza de los acontecimientos que se estaban
produciendo en el norte del Sultanato, el día 8, Emilio de Ojeda le remitía un larguísimo informe en
el que le exponía los antecedentes y la historia del conflicto, detallándole la particular gravedad que
estaban revistiendo los hechos, hasta el punto de enmarcarlos en el contexto de una auténtica crisis
internacional, que había puesto en evidencia los intereses encontrados de las diversas potencias
europeas en la disputa por Marruecos. Para Ojeda, la clave del punto muerto en que se se
encontraban las negociaciones se debía al proceso de liberación del capitán Aubet, un año antes. El
jerife rifeño mandado por el de Wazzan a instancias de la Legación francesa, había obtenido su
liberación no sólo a consecuencia del prestigio religioso, como se había creído de manera
generalizada en un primer momento, sino en virtud de una promesa solemne hecha a los captores
Aubet por uno o varios de los prisioneros rifeños detenidos en Alhucemas. A continuación, Ojeda
exponía que en el mes de Abril, una delegación de la cabila se había trasladado a Tánger con objeto
como una lucha velada de intereses, una disputa por el Rif entre España y Francia, en el que se
estaba jugando no la vida de unos cautivos, sino qué potencia de las dos iba a salir reforzada, cual
363
iba a aumentar su presencia y su prestigio en el Rif. En esta lucha Francia, antes de enviar a las
playas del norte del Sultanato al Cosmao, había intentado diversas jugadas, atrayéndose y
manipulando a su conveniencia a los gobiernos luso e italiano. Había sido la firme posición del
anterior Ministro del Estado, Duque de Tetuán, al respaldar en San Sebastián la labor del
representante español en Tánger, quien había roto esa triple conjunción, y apartando de ella a
Portugal e Italia, las había conducido a que confiaran en la gestión del Majzén que intentaba la
compra de la libertad de los cautivos mediante el pago de fuertes sumas en oro. Asimismo, el
rifeños presos por los cautivos y terminaba su carta, alertando a Gullón sobre los últimos
movimientos de la diplomacia francesa. En efecto, una vez fracasado el intento del gobierno de
París de concertarse con el luso e italiano para presionar sobre España y obtener su asentimiento al
rescate de los presos, y convencidos los agentes galos de que mientras siguiesen las negociaciones
emprendidas por el Jalifa -Ibn Abd- Essadak, actuando como Comisario del Gobierno jerifiano en
Alhucemas para el rescate pecuniario, no cederían ni España ni la Gran Bretaña, fueron esos
mismos agentes - el Encargado de Negocios de la Legación en Tánger y Sid Al-lal - los que
dedicaron todas sus energías y medios de acción para hacer fracasar el proceso. Recurrieron de
nuevo a su protegido, el jerife de Wazzan, Mawlay Ahmed,619 que por medio de agentes
encubiertos o secretos como el propio Sid Al-lal hizo llegar hasta los Bocoyas una serie de cartas
que se leyeron posteriormente en los zocos rurales animándoles a resistirse al rescate pecuniario y
renovando la promesa de que Francia obtendría por sí sola la liberación de todos sus parientes
detenidos. Por otro lado, las Legaciones portuguesa e italiana comprobaban la veracidad de estas
jerifiano.
619
Una vez fallecido el jerife Mawlay `Abd al-Salam al-Wazzani, cabeza de la cofradía y de la casa de Wazzan ,en
1892 su sucesor había sido su hijo primogénito, Mawlay al-Arbi, el cual -sin embargo- permanecía prácticamente
confinado en su residencia afectado por una penosa enfermedad por lo que la dirección efectiva de la cofradía y de la
política familiar había pasado a las manos de tres jóvenes: su único hijo, Mawlay et-Tayeb y sus dos sobrinos,
Mawlay Alí y Mawlay Ahmed, hijos del segundo hijo de Abd al-Salam, llamado Sidi Mohammed. Para más
información, véase: Aubín, E.: Marruecos en nuestros días, Barcelona, Montaner y Simón Editores, 1908, pp. 333-360.
364
El Majzén no estaba dispuesto a contrarrestar las maniobras francesas. A pesar del
desconcierto causado en Tánger al conocerlas, el miedo a una hipotética intervención militar gala
paralizaba toda posibilidad marroquí de réplica. Mohammed Torres se limitaba a acudir a España y
dramáticamente con el regreso a Tánger de un buque de guerra portugués que traía de vuelta a la
funcionando. Así, Nicolson y Ojeda estimaban de acuerdo a las informaciones que les remitía el
comisario marroquí, negociador ante los captores, que el canje de los secuestrados por dinero
estaría ya efectuado, sino lo hubiera hecho fracasar la gestión de Al-lal, aunque confiaban todavía
en poder lograr sus objetivos sin tener que recurrir al intercambio de prisioneros.
El proceso entraba en una nueva fase. No solamente Francia permaneció firme en su postura,
españoles se lo solicitaron, sino que el día 10 se reanudaban los misteriosos movimientos del
Cosmao que zarpaba de Tánger hacia el Rif en misión secreta, llevando a bordo al argelino Si Al-
lal (" argelino redomado y reconocidamente poco escrupuloso" lo llama Ojeda en uno de sus
despachos), el alma de la conspiración gala para arrancar a los gobiernos de Inglaterra y España la
libertad de los rifeños, acompañado de Sid Dadi, otro agente galo encargado de hacer proselitismo
entre los Bocoyas . Horas después se conocían en Tánger parte de sus intrigas, merced a la labor de
ciertos agentes y espías que los diplomáticos italiano y portugués habían dejado entre los Bocoyas a
su partida del Rif y merced a la vigilancia conjunta del comandante del crucero italiano Lombardía
de regreso a Alhucemas, del gobernador militar de la plaza y del protegido hispano Isaac Pinto.
Según estas informaciones, Al-lal y Dadi se habían entrevistado con los cautivos europeos y
620
Emilio de Ojeda, Ministro Plenipotenciario de España en Tánger a Pío Gullón, Ministro de Estado español.
Despacho no. 173. 8 de Octubre de 1897. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
365
una carta que Francia iba a esgrimir como un arma decisiva ante los diversos gabinetes de Europa,
abogando con ella por la solución del canje de presos rifeños por cautivos europeos.
Durante unos días, pareció que la diplomacia española estaba contrarrestando las iniciativas
republicanas. Se había conseguido, a nivel local un acuerdo con Sir Arthur Nicolson, el Ministro
Plenipotenciario Británico que reforzaba la postura española de inflexibilidad ante las peticiones
rifeñas. Además, Portugal e Italia habían acabado por abandonar el acuerdo con Francia y
desveladas las intrigas de Sid Al-lal, parecía que los dos países, contrarios enteramente a los
por conseguir la liberación de los rehenes, que escondía en realidad una descarada pugna
imperialista por conseguir mejores posiciones en el Sultanato, parecía que España estaba a la altura
del desafío galo.621 Por otra parte, Francia no estaba dispuesta a ceder tan fácilmente: el día 12, la
Embajada de la República en Madrid presentaba una nota dirigida al nuevo Ministro de Estado, Pío
Gullón, en la que de manera oficial Hanotaux, el Ministro de Asuntos Exteriores, solicitaba del
gobierno liberal una medida de clemencia hacia los rifeños presos en el islote de Alhucemas.622
pacientemente a través de diversas cartas que le llegan de la capital del Imperio. Estos rumores
aludían a que el Majzén se había decidido a poner término a los desordenes que habían afectado
durante los últimos meses a diversas regiones del territorio imperial. Con este fin se estaba
organizando la partida de una mehal.la o expedición militar, cuyo destino definitivo, en todo caso,
en el Rif. En efecto, en la costa atlántica, la Chauia comenzaba a estar revuelta y se hablaba de una
rebelión que empezaba a propagarse en torno a Dar el-Beida (Casablanca), en la que participaban
miles de sediciosos. Asimismo, se especulaba con que la tropa estaría a las órdenes del príncipe
621
Ibidem. Ojeda a Gullón. Despacho no. 175. 10 de Octubre de 1897.
622
Nota de la Embajada de la República francesa en España dirigida al Ministro de Estado, Pío Gullón. 12 de Octubre
de 1.897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 103 / Ex. 2.
366
623
imperial Mawlay Arafa. En lo tocante al tema de los rehenes, el cónsul relataba a Ojeda el
contenido de una reciente entrevista con Isaac Pinto. El rico comerciante protegido de España le
eran nada nuevas estas pretensiones del rico judío que esperaba sacar provecho en beneficio propio
del rescate, quedándose con una parte relevante del dinero empleado en el mismo. Ahora bien,
había sido, según el mercader, la rivalidad creada entre los diversos gobiernos europeos, la que
desactivar las maniobras francesas, no tanto preocupado sólo por la suerte de los rehenes europeos,
como por la contaminación imperialista que se estaba extendiendo como una mancha de aceite por
el Rif, al compás que pasaban los días y se sucedían las visitas del Cosmao a las playas rifeñas, y
las idas y venidas de los agentes galos. Por el momento, el Majzén se mantenía como era habitual
en él muy remiso al empleo de la violencia, porque éste era un recurso reservado siempre para ser
utilizado en último extremo, cuando se hubiera cerciorado definitivamente de que no cabía otra
medida alternativa. El día 21 de Octubre, el Gran Visir Ahmed Ben Musa Ben Hamed remitía una
misiva a la casa familiar de Wazzan, en la que tras hacer una breve sinopsis de los estragos a la
Wazzan directamente de la suerte de los cautivos, pues los protegidos franceses estaban
aprovechando su inmenso prestigio espiritual en el Rif no para agilizar las gestiones de liberación
emprendidas por el Majzén, sino para distorsionarlas y hacerlas fracasar. A pesar de los
variadísimos recursos empleados por los agentes del Majzén, el Sultán no había obtenido de los
Bocoya la menor concesión, y el estupor de la Corte había ido en aumento, al descubrir que las
resistencias rifeñas no nacían de causas imputables a los mismos cabileños. Revestido por Francia
623
Teodoro de Cuevas a Emilio de Ojeda. Despacho no. 61. 14 de Octubre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
367
de plenos poderes, el argelino Sid Al-lal animaba en el mismo lugar del secuestro a los captores
para que no liberasen a los rehenes, poniéndolos bajo la custodia del Gobierno marroquí. Solamente
debían entregarlos a Francia. En esta labor, Al.lal era apoyado por la rama local de la cofradía de
" De todas las acciones por ellos cometidos no se les inculpa precisamente a ellos
sino que la mayor responsabilidad recae en vosotros por la influencia que ejercéis sobre
ellos y los consejos que les dais, pues cuando les prohibís algo, no os desobedecen y si os
esforzaseis en apartarles de este camino llamándoles su atención sobre las consecuencias y
convenciéndoles de su criminal proceder, ciertamente se abstendrían de cometer estos actos
que suponen no han de perjudicarles, en los cuales no se han fijado por estar ya viciados en
su camino que destruye todos los pactos ".625
expedicionario a las ordenes del príncipe de la casa imperial Mawlay Abdeselam El-Amrani que
acompañado por otro personaje relevante de la Corte, el Hach Hammun al-Urishki, se dirigirían al
territorio Bocoya con el objetivo de poner en libertad a todos los rehenes y enviarlos
punta de lanza del imperialismo galo que adoptaba la casa de Wazzan, sino que utilizaba las
fórmulas de la sumisión religiosa que los chorfa debían al Sultán para convencerles de que dejaran
alarmado por la creciente intromisión e injerencia europea; es más, preocupado por las constantes
visitas de barcos de guerra europeos a la bahía de Alhucemas quería aprovechar el incidente del
asalto al Fiducia y Rosita para reforzar la seguridad de lo que constituía el bastión norte del
Imperio, y ello no era posible si la casa de Wazzan no llevaba a cabo un giro drástico en sus
actuaciones al servicio de los intereses franceses. Por ello, el Gran Visir intentaba atraerse a los
624
Ayache, G.: Les origines ..., op.cit., pág. 109.
625
Nota dirigida por el Gran Visir Ahmed Ben Musa Ben Hamed a la casa de Wazzan. 21 de Octubre de 1897. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
368
lo que ésta había aportado al esplendor del Sultanato, y lo hacía con un lenguaje lleno de halagos,
de zalamerías , recalcándoles con exquisita cortesía que seguían gozando de las simpatías de Abd
al- Aziz, en un contexto en el que no se traducía amenaza alguna, sino sólo una invitación, la
aspiración que debía regir en el futuro a los chorfa a servir de nuevo a los intereses del Islam.626 En
Imperio y éste era el camino adecuado a seguir por todos los habitantes del mismo; un rumbo que
iba a determinar que si los Bocoyas lo cumplían, iban a encontrar la salvación y la condonación del
castigo imperial.
sucesión de acciones sospechosas para el Majzén y para España, que excedían el ámbito de la
del sol declinaba, en mitad del crepúsculo, un segundo buque de guerra francés había aparecido
lentamente cada milímetro de la costa, estudiando el terreno, con un gran foco eléctrico encendido
vislumbrarse; sin embargo, los problemas en el Caribe y Filipinas estaban poniendo contra las
cuerdas a la Marina de Guerra española. Había habido que retirar a los buques Destructor y Furor
(de hecho, el primero de los dos había sufrido en su viaje al Sultanato una avería de consideración,
626
Ibidem.
627
El crucero desembarcó en la playa de Cebadilla a un médico de la Armada francesa que visitaría al marino galo
cautivo de los Bocoya que se encontraba enfermo. El Comandante del buque gestionó – sin éxito alguno- la liberación
del secuestrado. Telegrama del Gobernador militar de Alhucemas al Comandante General de Melilla. 26 de Octubre de
1897. S.H.M. Rollo 167.
628
Ibidem. Teodoro de Cuevas a Emilio de Ojeda. 25 de octubre de 1897.
369
contaba a partir de ahora con un apoyo militar muy limitado: el del transporte de tropas General
Valdés, un tipo de buque incapaz de dar la imagen de prestigio y de potencia militar e inadecuado
para las funciones policiales y coloniales, y que tampoco estaba en condiciones de estar actuando
distraían del escenario rifeño. En un despacho reservado que remitía a Ojeda el 26 de Octubre, el
una flota que sirviera de respaldo a las gestiones diplomáticas. No se podía trasladar al Rif ni a un
solo buque de guerra: en realidad, las insurrecciones en Cuba y Filipinas habían añadido nuevos
problemas a la Marina, pues no sólo hubo que destinar muchos buques de la escuadra a ultramar,
donde las continuas operaciones y el escaso mantenimiento pronto los dejarían inútiles, sino que
marroquí - para la vigilancia de las costas cubanas y para apoyar las operaciones terrestres del
Ejército. Dada la urgencia en que estaba planteado el problema de los rehenes y el extremo peligro
que suponía dejar solos a sus anchas en el Rif a los franceses, se tuvo que despachar a Tánger al
transporte de guerra General Valdés cuyas condiciones naúticas no eran las mas adecuadas para las
tareas coloniales a las que iba destinado. Ojeda debía hacer de la necesidad, virtud: "V.E. procurará
de su presencia el mayor partido posible para el efecto moral, que es el que en primer término se
busca", le ordenaba Pío Gullón. Ello iba a obligar al buque español a suplir la falta de medios y de
otro tipo de unidades multiplicando sus viajes por las costas rifeñas, haciéndose omnipresente en
una coyuntura en la que era preciso no dar muestras de debilidad. Aun siendo España un Estado
aislado diplomáticamente, sin alianzas, en la carrera que se había planteado no tanto por la
liberación de los rehenes, cuanto por la lucha hegemónica por el Rif, no sólo había que jugar los
Portugal. El momento exigía de un país que parecía no contar con recursos y capacidad suficientes
para gozar del prestigio formal de potencia internacional, el empleo del tesón, la imaginación y la
370
cuestión marroquí. Tal como K.J. Holsti señala, hay una serie de variables que en relaciones
internacionales afectan al ejercicio de la influencia de un país. Esas variables nos hacen comprender
la falta de relación adecuada en algunas ocasiones entre grandes capacidades e influencia efectiva,
siendo cierto que las capacidades no siempre presuponen un éxito en el ejercicio de la influencia.
Este autor recalca cómo ciertos factores -por ejemplo, la habilidad de un Estado en movilizar las
capacidades disponibles (aunque éstas sean limitadas) en apoyo de sus objetivos- son tan
Tal como señalan las instrucciones de Gullón, llamadas a ser el punto de partida de las
actuaciones del gobierno sagastino en Marruecos, éste estaba dispuesto en el futuro a proseguir los
intentos del gobierno de Cánovas detrayendo de la soberanía del Majzén la facultad de intervenir
policialmente en las aguas del Rif. En esas mismas instrucciones remitidas a Ojeda, formulaba sus
planes de negociar con el Sultán el desarme total de los buques pesqueros rifeños, no
derecho permanente de vigilancia de las aguas del Rif, lo que suponía asumir tareas de
fiscalización, control y registro de los cárabos y de detención de los que contraviniesen las
disposiciones de desarme. Todo esto Ojeda debía negociarlo en el más absoluto secreto, en virtud
de la relevancia que suponía el tema para la defensa y seguridad de las posiciones españolas en el
norte africano. No sólo eso, el gobierno liberal pensaba incrementar el prestigio y la influencia
española en la zona, mediante el ejercicio de las tareas de policía colonial en las aguas marroquíes
y además en Madrid se creía que ello era compatible “formalmente” con la preservación del ' statu
quo ' y el mantenimiento de la independencia teórica del Sultanato. A pesar de que ello se hacía en
629
Holsti, K.J.: International Politics: A Framework for Analysis. Englewood Cliff.1972.
630
La cuestión marroquí, había devenido claramente en una dialéctica continua que se había inaugurado con el firme
propósito republicano de ocupar el Tuat y que había alcanzado un climax con los acontecimientos del Rif y Uxda, que
evidenciaban la decisión francesa de llegar a un planteamiento abierto y definitivo de la cuestión marroquí, aunque ello
no se hiciera resueltamente sino arañando paulatinamente la soberanía del Sultán.
371
Frente a Francia, que pugnaba por ver conseguidas sus apetencias imperialistas e implantar
una actitud aferrada al mantenimiento del viejo orden establecido, cristalizado en la perduración del
statu-quo. Tal como muestran las instrucciones reservadas de Gullón, el gobierno de Sagasta
barajaba aprovecharse de las tensiones en el Rif derivadas del contrabando y de los asaltos a
buques, y de ese tira y afloja, de la dialéctica entre Francia y el Majzén, obtener unas prerrogativas
que cortaran el paso a las acciones galas en el septentrión marroquí. Con todo, esas prerrogativas,
arrancadas del Majzén con el propósito de "evitar todo acto de piratería " no deberían desequilibrar
hecho, Gullón encarecía reiteradamente a Ojeda para que fuera sutil: no había que despertar el más
mínimo temor de otras potencias (Gran Bretaña, Italia o el II Reich) ni romper las " relaciones
hacer, formalmente en el respeto al statu quo, sin realizar ningún planteamiento revisionista global
evidente o cuando trascendiera, había que presentarla más bien como un acto que no alteraba la
situación anterior del Sultanato, es decir como algo meramente conducente a un reforzamiento de la
seguridad de las plazas españolas. Es por ello que había que desbloquear el punto muerto del
proceso de liberación de los cautivos. Y es que por encima de todo, el gobierno de Sagasta no
estaba dispuesto a tolerar que se produjese la tan rumoreada intervención militar europea conjunta
en el Rif:
372
extraordinarias sobre este asunto, que, con razón o sin ella, se atribuyen a algunos
Gabinetes europeos y sobre las cuales fundadamente llama V.E mi atención ".631
La gran novedad en el asunto de los rehenes que planteaban las instrucciones de Gullón era,
la consideración por primera vez de que la puesta en libertad de los rifeños no se podía dilatar más
ante las constantes peticiones que Francia, Italia y Portugal estaban realizando ante el Gobierno y
Desde Tetuán Teodoro de Cuevas había entablado una serie de contactos a través del Vice-
cónsul honorario español en esta localidad, el Hadi Ahmed Abeir con Sid el Moki Ben Brahem al-
Wazani, influyente jerife de la cabila de Bocoya, procurando reactivar la liberación de los rehenes,
mediante el pago de una cierta cantidad de oro. Al cónsul estas conversaciones le habían permitido
asimismo deducir la existencia entre los chorfa rifeños de un cierto resentimiento con el Majzén. La
desinterés, así lo entendían los afectados, del Sultán por los chorfa, hasta entonces poderoso
instrumento del ejercicio de su influencia entre el pueblo marroquí, por lo que éste reaccionaba
sustrayéndose en parte a su autoridad. En las palabras de al- Wazani, en sus reflexiones amargas
sobre el desamparo y desatención del poder central, se podía detectar una cierta simpatía y
aproximación hacia la causa española que la Legación en Tánger intentó aprovechar para ganar la
partida a Francia y conseguir del Majzén para el jerife Bocoya la condición de delegado imperial
ante los secuestradores. La mediación del Bocoya se frustró pues receloso el gobierno marroquí por
dilaciones en la solución del problema: a finales del mes de Octubre, se conocía en Melilla la grave
631
Pío de Gullón a Ojeda. Despacho reservado, no. 164. 26 de Octubre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
632
Ibidem
633
Ibidem.Teodoro de Cuevas a Ojeda. Carta particular. 27 de Octubre de 1897.
373
enfermedad del cautivo francés,634 tripulante del Fiducia. 635
El Majzén había optado ya por
desestimar cualquier posibilidad de la compra de la vida de los rehenes por oro, y el día 30,
Mohammed Lebbadi, contando con el refrendo de los gobiernos luso e italiano, se presentaba en la
Legación de España, reiterándole a Emilio de Ojeda los deseos del Sultán de que España entregase
de manera inmediata a las autoridades imperiales a todos los rifeños presos. 636
Invocando las relaciones de amistad entre el Sultán y España, y como un acto de deferencia
hacia aquél, Ojeda imprimiría a su actuación el giro señalado por las nuevas instrucciones del
por el Majzen y ofertando una solución que pasaba porque los rifeños, en primera instancia,
espontáneamente y sin recibir de momento nada a cambio liberaran a todos los cautivos y los
pusieran en manos no del Gobierno marroquí sino de las autoridades españolas. Por su parte, el
gobierno de Sagasta -en la línea que previamente el duque de Tetuán había insinuado en sus
entrevistas con los representantes diplomáticos de las potencias afectadas- activaría en todo lo
posible los trámites legales con el objeto de poder una vez terminado el proceso judicial, conceder
la gracia a los rifeños. Ahora bien, frente a la urgente petición del Majzén de una liberación
inmediata de estos últimos, no iba a renunciar a "formalmente" castigar con todo el rigor de las
leyes españolas a los Bocoyas; había que someterlos a consejo de guerra sumarísimo. Es más, se
seguía insistiendo en que la impunidad con que se venían produciendo los actos de piratería en el
Rif era responsabilidad directa del Sultán. Es decir, que en ningún momento se abandonó -por parte
ejercer las tareas de patrullaje en las costas del norte del Imperio. Además Ojeda estipulaba que la
634
A fin de evitar las injerencias de Francia, el gobernador militar de Alhucemas gestionaría que el enfermo fuera
tratado exclusivamente por el médico militar español de la guarnición.
635
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 26 de Octubre de 1897. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. 2.
636
Telegrama de Ojeda a Gullón. 30 de Octubre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica ( Marruecos ).Caja 69 / Ex.
3
374
liberación de los cautivos debía consistir en una entrega "espontánea hecha a España (de los
mismos) como acto de sumisión" de los cabileños. Esa era la solución que el diplomático entendía
como la mejor, pues no suponía la mengua del prestigio hispano en el Rif. En una segunda fase la
respondiendo a la misma con la amnistía y perdón de los piratas; perdón que Ojeda se comprometía
en garantizar. Ante todo, la intención del Gobierno de Sagasta era encauzar el proceso negociador
Portugal debían ser soslayadas. A tal fin, sólo se permitirían en el futuro los viajes al Rif de un
representante diplomático español y de un comisario del Majzén. Al respecto, Ojeda recalcaría ante
diplomático español usaba el pretexto de dar una muestra de la independencia y fortaleza del
gobierno marroquí (cuya debilidad en el pasado había permitido aquellas " injerencias extrañas y
hasta humillantes"), para conseguir que España saliese reforzada de la des-internacionalización del
'affaire de los cautivos'. Evidentemente, ello tendría que desembocar en que el éxito diplomático
reforzar el prestigio del Majzén, solapadamente ello contribuiría a poner - por primera vez - al
gobierno marroquí bajo la protección del español. Evidentemente, Ojeda había pergeñado un plan
habilísimo. Había logrado articular a la perfección lo que le pedía Gullón: sustituir falta de medios
pericia de un campeón de ajedrez. En telegrama del día 31, el Ministro de Estado notificaba al
diplomático su pleno respaldo a la solución; el único obstáculo era que no se podía poner en
libertad a los rifeños en un plazo breve, ya que no se había celebrado aún el consejo de guerra que
tenía que enjuiciarlos. Gullón se aprestó a presionar al Ministerio de Marina a fin de tener en poco
637
Telegrama de Gullón a Ojeda. 31 de Octubre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 102 /
Ex. 2.
375
Sin embargo, la respuesta de Lebbadi fue muy fría, apelando a su imposibilidad de aprobar el
plan de Ojeda sin someterlo a la ratificación de Mawlay Abd al-Aziz, y al hecho de que -según sus
noticias- la expedición militar de castigo al Rif estaba a punto de iniciarse. Con todo, Ojeda se
mostraba optimista, puesto que no creía en la viabilidad de los restantes planes vigentes; incluso,
prescindiendo del susodicho permiso sultaniano. Había que obrar con audacia. Era necesario
por el control del Rif - a Francia, acrecentando la influencia de España en el norte del Sultanato. La
"importancia que para el prestigio español en el Imperio marroquí y en Europa tendría la entrega
por los Bocoya a España en actitud contrita y suplicante de los infelices cautivos que detienen"
Sin embargo, Francia no estaba dispuesta a ceder tan pronto. El día 30, al fondear en
Cebadilla y en cuestión de horas, conseguía el rescate del cautivo griego Jorge Pervilleist,
639
contramaestre del velero Fiducia. Sin embargo, por la tarde se conocía en la plaza española la
muerte de otro de los tripulantes del buque italiano, el marinero francés Pablo Pemen, víctima de la
grave enfermedad que arrastraba.640 Al-lal había aprovechado que el marinero griego se encontraba
también enfermo para gestionar su liberación, dejando como rehén a un soldado argelino del
ejército colonial galo, hasta que pudiera estar de vuelta en la bahía trayendo consigo a los rifeños
Los continuos viajes del Cosmao al Rif, las tenaces intrigas de los agentes franceses y en
particular del argelino Al-lal habían acabado por obtener su fruto: no solamente habían
638
Emilio de Ojeda a Pío Gullón. Despacho reservado no. 195. 30 de Octubre de 1897. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
639
Ibidem .Telegrama de la Comandancia General de Melilla al Ministerio de la Guerra. 30 de Octubre de 1897.
640
Telegrama de la Comandancia General de Melilla al Ministerio de la Guerra. 30 de Octubre de 1897. A. G. A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3; véase también: Ojeda a Pío Gullón. Despacho no. 196. 31 de
Octubre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).Caja 73 /Ex. 2.
376
imposibilitado las iniciativas lusa, española o italiana, o las del mismo Majzén sino que como se iba
a ver a continuación, trastornarían y dislocarían por completo la posición estructural del Rif dentro
de la globalidad del Imperio jerifiano, y forzarían la hasta ese momento aplazada intervención
armada del Majzén. Por lo pronto, el gobierno portugués anuló las gestiones que uno de sus buques
de guerra debería haber hecho en el territorio bocoya: con la última intervención de Al-lal habían
recibido el golpe de gracia definitivo. Francia podía asegurar tanto al Gabinete español como al
resto de cancillerías europeas con mayor fundamento de lo que había venido haciendo hasta ese
momento, que era inútil pensar en redimir a los cautivos sin que España claudicase y procediese a
su canje por los rifeños. No era esa sin embargo la única causa que había motivado la visita de los
agentes galos al extremo norte del Imperio. La fuente española mejor informada sobre la región, el
consulado de Tetuán, alertaba a Madrid de que parecía que los movimientos de Al.lal en el Rif
buscaban granjearse la amistad de las poblaciones locales; los sentimientos pro-franceses habían
empezado a aflorar con fuerza en los naturales del territorio. La infiltración política había
encontrado eco entre algunas fracciones de las cabilas costeras que mostraban su deseo de
Es decir, la desestructuración social que se gestaba en el Rif y que supondría una conmoción
en las estructuras tribales tradicionales, al socaire del empuje imperialista, con la aparición de
tendencias de apropiación colonialista. Según Germain Ayache, uno de los elementos que favoreció
el surgimiento de jefes en las cabilas del Rif fue la aparición del fusil de guerra europeo que podía
obtenerse gracias al desarrollo intensivo del contrabando de armas en la región a partir de los años
641
Teodoro de Cuevas a Ojeda. Despacho reservado no. 67. 3 de Noviembre de 1897. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
377
642
ochenta del siglo XIX. A pesar de la fama ancestral que tenían algunas de las poblaciones
contrabando del último cuarto del siglo XIX ya no eran sólo obra de los rifeños, pues estos últimos
actuaban constantemente -como han señalado entre otros J.L. Miège, Pierre Guillen, J.David
Seddon, Ross E. Dunn y Edmund Burke III644- en colaboración con europeos, sobre todo españoles,
642
Véase Ayache, G.: Les origines ...op. cit, pag. 111.
643
Incluso dentro de una misma cabila o dentro de las fracciones de cabila, habría que establecer una serie de
salvedades en lo que se refiere a las prácticas piráticas, que recalcarían el carácter esporádico y no tan generalizado de
las mismas entre las tribus costeras del Rif. Dentro de una misma cabila, había a la vez elementos que atacaban a
buques europeos, mientras que otros miembros de la tribu se aprestaban a solicitar la protección europea. Por
ejemplo,los archivos documentales bretones recogen un intercambio epistolar en mayo de 1855 entre la Legación
francesa y la Delegación Imperial en Tánger, en la que el Encargado de negocios Charles Jagerschmidt expresa sus
quejas y su indignación a Muhammad al-Hadary , sobre el asalto de un buque mercante galo por cabileños del poblado
de Azannu, cuando en el año anterior, la Legación había recibido a emisarios de este mismo aduar rifeño reclamando la
protección del gobierno de la República. Carta de Charles Jagerschmidt, Encargado de Negocios de Francia en Tánger
dirigida a Muhammad al-Hadary. 1 de Mayo de 1855. Archives Diplomatiques de Nantes. Tánger, A 115- a 15 /2.
"Correspondance de l´Agence Consulaire de Tétouan, 1849-1855".
644
J. David Seddon señala que desde la primera mitad del siglo XIX los rifeños se acostumbraron a mantener una
amplia y variada gama de actividades comerciales 'ilícitas' ligadas al negocio de contrabando, a lo largo de la costa
mediterránea, unas veces en colaboración con los europeos y, en otras ocasiones dirigidas contra ellos. (Véase Miège,
J.L.: Le Maroc et l´Europe, París, 1961-3, Vol. 2, pág. 294. En referencia a las actividades piráticas a lo largo de la
costa rifeña, vid. Miège, op. cit. Vol. 2, pp. 308, 326).En el período comprendido entre 1830 y 1850, los conflictos
entre Francia y las tribus argelinas, unidos a la ausencia de todo tipo de aduanas o puestos de control entre el territorio
ocupado por el ejército galo y el que retenían los argelinos, y entre la colonia francesa y el imperio marroquí,
propiciaron el desarrollo de una importante corriente comercial a través del Rif. (véase Miège, J.L., op. cit., Vol. 2, pp.
158-160.).Abdelkader, el lider de la resistencia anti-francesa en Argelia recibió suministros, incluyendo armas y
municiones, desde Inglaterra, vía Gibraltar y el nor-este de Marruecos. (Véase Seddon, David J.: "Local Politics and
State Intervention: Northeast Morocco from 1870 to 1970 ", en Gellner, E. y Micaud, Ch.: Arabs and Berbers. From
Tribe to Nation in North Africa, Londres, Duckworth, 1973, pp. 118-119) Tenía muchos contactos en el Rif oriental, y
dos gobernadores de Melilla fueron trasladados a la península, después de que su asociación con los agentes de
Abdelkader fue descubierta (véase Miège, op. cit., Vol. 2., pp. 160-161, 200, 202). Edmund Burke III señala en su
tesis doctoral que el hecho de que las tribus del Imperio adquirieran armamento moderno, especialmente después de
1880 cuando se produjo una verdadera eclosión o expansión de la venta de armas a las cabilas del interior del Sultanato,
acabaría por minar el éxito de las reformas militares emprendidas por los Sultanes. La mayoría de las armas se
adquirían por medio del contrabando y las grandes potencias no eran capaces, ni se mostraban muy dispuestas a frenar
este negocio. Este investigador concluye señalando que tiene la impresión de que a finales del siglo XIX, no existía
escasez de armas modernas entre las tribus del Marruecos central, aunque muchas zonas aisladas del Imperio
evidentemente estaban menos equipadas. La mayoría de los rifles adquiridos por las tribus eran antiguos modelos como
los Chasspots franceses y el modelo Gras de 1884. Pero alrededor de 1900, los notables cabileños - al menos- estaban
bien equipados con rifles de repetición Remington y Winchester. Como no recibían el suficiente suministro de
municiones, las armas con frecuencia eran recargadas y utilizadas con polvora casera y elementos fabricados por la
pequeña artesanía doméstica de fabricación de munición dispersa por el Imperio.Para el historiador norteamericano,
"the subject of contraband, especially the numbers and kinds of arms in the possession of different tribes, is of
considerable importance to the historian who aims at an understanding of the internal dynamics of rural Morocco ".
(véase Burke III, E.: Prelude to protectorate... op. cit., pp. 32 y 231 ). Sin embargo, no profundiza en el análisis del
fenómeno contrabandista, ni da relación detallada de los agentes europeos ligados al tráfico de armas.En cambio, P.
Guillen menciona a los buques mercantes alemanes pertenecientes a la firma Atlas Linie como especialmente activos
en el comercio de contrabando durante la década de 1890, operando fundamentalmente a través de los puertos de
Tánger, Dar-el-Beida (Casablanca) y Sawira (Mogador). Da la impresión, siguiendo a Guillen, que solamente las firmas
alemanas serían las responsables de haber suministrado cerca de 100000 rifles a las tribus marroquíes durante la
década. Sin embargo, siguiendo a Miège, hay que añadir los envíos de suministros y armamento que empresas
francesas, británicas y españolas realizaban a Marruecos, o bien vendían al Majzén para su ulterior distribución entre
las tribus. El instructor militar británico, el "caíd" Harry Mac-Lean era conocido por sus tareas de intermediación en
378
ingleses y franceses. De hecho, había sido éste el caso de algunos individuos de Izemmuren,
fracción de la cabila de Bocoya, cuya acción había desencadenado todo el affaire comentado en
para introducir en el Rif mercancías de contrabando, incluidas armas. 645 Fue así como aparecieron
en la región fusiles modernos europeos, que introdujeron importantes cambios en el seno mismo de
las tribus. En el Rif de antaño, como en otras partes de Marruecos, y en el interior de las cabilas,
todo individuo, todo hombre que tenía unos mínimos medios, estaba en posesión de su fusil. Pero
los viejos fusiles del pasado, con los sistemas de puntería viejos y degradados, que no permitían
hacer blanco sobre un adversario a veinte pasos, eran los idóneos para las prácticas rifeñas de la
razzia y de los conflictos intergrupos en los que se dirimía el honor, sin hacer correr la sangre. En
una sociedad tan dividida como la rifeña, eran bastante frecuentes las fricciones motivadas por el
honor, pues los grupos, celosos de su propia autonomía, convivían en un círculo de afrentas y
respuestas a esas afrentas. En este sentido, la razzia era el punto de partida de los intercambios
violentos y característicos de la sociedad rifeña. Cuando un grupo decidía realizar una incursión
contra el enemigo, la acción inicial consistía en un robo de cereales o de ganado, lo que producía la
réplica del grupo objeto de la razzia. Si estas escaramuzas no bastaban para tranquilizar a los
En esas batallas, las actuaciones estaban muy pautadas: en primer lugar, eran los jóvenes los
que se enfrentaban verbalmente, para después arrojarse piedras y disparar al aire. La vetustez de
las armas permitía salvar el honor de los dos grupos sin que llegara a morir ningún hombre, y
este tipo de negocios. Véase Miège, Le Maroc. vol. 4, pp. 105-106. Ross E. Dunn en su trabajo sobre el Rogui señala
como a finales del siglo XIX llegaban especificamente a las costas del Rif cargamentos enteros de armas procedentes
de diversas ciudades europeas, siendo la más importante de ellas Lieja, que en los últimos años de la centuria había
pasado a desempeñar el liderazgo como centro de producción de armas para los mercados africanos. (Véase Dunn, Ross
E: " Bu Himara´s European connexion: The commercial relations of a Moroccan warlord" en Journal of African
History, 21, 1980, pag. 243). Entre los numerosos europeos involucrados en el comercio de contrabando, Dunn señala
que los hermanos Tosso de Gibraltar eran particularmente bien conocidos hacia 1903 por sus actividades de transporte
de armas al territorio de los bereberes Kebdana al este de Melilla y que aunque España oficialmente lo desmentía, no
hay duda de que oficiales militares y otros elementos -civiles residentes en Melilla- estaban involucrados en el tráfico
de armas con destino a las tribus rifeñas.
645
Véase Ayache, Germain : Les origines ..., op. cit., pag. 110.
379
permitía la entrada en el juego de los elementos conciliadores, principalmente los chorfa, hombres
santos que estaban al margen de las luchas de honor y que siempre llegaban a tiempo para calmar
los ánimos y permitir que se alcanzara una solución pactada. La batalla había sido, hasta entonces,
una especie de combate simulado en el que se escenificaban los valores más importantes de la
Ahora bien, la entrada a partir de los años ochenta, del moderno y preciso fusil de guerra
europeo dinamitará las viejas prácticas sociales, pues al adquirir estas armas, un individuo solo,
aislado, podía tener en jaque dentro de su grupo la voluntad colectiva. Sin embargo, cuando otros
fusiles aparezcan y estén bien repartidos el equilibrio estará restablecido. Pero se trata de un
equilibrio diferente. Germain Ayache insiste en que se trata de un equilibrio inestable, propio de
toda paz armada. Sin embargo en el Rif, por los precios elevados de estos artículos hacía falta ser
rico para poseer las nuevas armas modernas y adquirir suficientes municiones. Los riesgos de
conflicto estaban pues, bastante circunscritos. Ahora bien, la verdadera innovación social es que,
una vez fuertemente armados, los ricos minoritarios comprendieron que, en un mundo en el que se
mantenían las causas de disensión, a partir de ahora podrían imponerse sin excesivos riesgos a un
gran número de sus hermanos y compatriotas, mal armados o desarmados.646 Así pues, en la
sociedad rifeña aquellos notables con poder económico que podían poseer un número considerable
de armas se convertían en personajes más poderosos que los demás y conseguían más fácilmente
Teodoro de Cuevas relataba cómo la infiltración francesa entre los naturales de Bocoya había
sido al principio muy limitada, actuando sólo sobre unos pocos notables, para extenderse luego a
grupos más amplios. Estos notables que habían recibido originariamente la cédula de protección
contaban con un grupo de cerca de cuarenta tiradores que estaban paulatinamente entrando en la
órbita francesa. Los agentes galos ya no trataban de captar sólo a individuos aislados, notables o
jefes locales ni tan siquiera a fracciones de cabila: aspiraban a poner a toda la cabila de Bocoya,
646
Ibidem, pag. 111.
380
fronteriza a la plaza de Alhucemas, bajo su control. De hecho la acción del rifeño Tuhammi
647
Saddek, amigo del cónsul y antiguo confidente de la guarnición española en el islote le había
permitido conocer que algunos notables de la cabila se encontraban en Tánger negociando con el
agente consular galo en Tetuán, Al.lal el Abdi, la protección para el conjunto de la tribu. Según
Saddek, una de las argucias empleadas por los agentes galos para atraerlos a la causa de la
República era convencerles de que por fin se les iba a hacer justicia, obligando a España a
entregarles a los presos que permanecían en Alhucemas y a indemnizarles tanto por la misteriosa
muerte de Almendro (el rico Bocoya asesinado tiempo atrás en la plaza) como por la estafa que en
Málaga habían sufrido por parte de contrabandistas españoles. La garantía de Francia llegaba al
compromiso de defender a toda la cabila ante los posibles ataques del Majzén; al parecer la
intención gala era seguir extendiendo su influencia por el territorio pensando en particular en la
pequeña cabila de Targuist que ocupaba un enclave fértil, y en la que la Tercera República ya
Sin embargo, España era impotente para frenar la actuación del vice-cónsul Al-lal y sus
Estado, Gullón, el 3 de Noviembre de 1897 en la que, con el pretexto de una causa humanitaria (el
rescate del cadáver del marinero francés del Fiducia muerto de tifus en el cautiverio rifeño y
españolas para que el islote pudiera ser utilizado por Al-lal como base de sus gestiones de
Malaspina en representación de sus tres respectivos países ( Francia, Portugal e Italia) presentaban
647
Saddek presentaría poco después una solicitud para que se le concediera el status de protegido español, presentando
como aval sus largos años de servicios a la causa española que ya le habían valido en 1881 la cruz de primera clase de
la Orden del Mérito Militar, así como la circunstancia de haber servido por un espacio de más de ocho años en la
unidad de Tiradores del Rif en Ceuta, desde soldado raso hasta alcanzar el cargo de cabo primero.
648
Teodoro de Cuevas a Ojeda. Despacho reservado no. 67. 3 de Noviembre de 1897, documento ya citado.
649
Nota de la Embajada de la República francesa en España dirigida al Ministro de Estado, Pío Gullón. 3 de
Noviembre de 1897. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. 2.
381
en el Ministerio de Estado una larga nota colectiva en la que reconocían la inutilidad de las
gestiones entabladas hasta entonces para obtener la liberación de los cautivos y pedían oficialmente
al gobierno español un acto de clemencia de la Reina regente María Cristina con los procesados de
Alhucemas para cuando fuesen sentenciados, manifestando además que este perdón y el posible
apresuramiento de la sentencia judicial serían el mejor medio para salvar a los cautivos europeos.
Francia de nuevo adelantaba a España y conseguía aunar otra vez en torno a ella a Portugal e Italia,
recomponiendo la conjunción perdida tras haber sido desveladas las asechanzas de Al-lal en el
Rif.650
A pesar de la promesa formal que había hecho España a las cancillerías europeas de hacer
todo lo posible para liberar a los prisioneros, las gestiones realizadas se estaban derrumbando como
un castillo de naipes. Ese terreno vedado para España que debía ser el Rif estaba siendo
intensamente frecuentado por buques de guerra y agentes de hasta tres nacionalidades. El territorio,
complicadas negociaciones superpuestas unas a otras y donde, a río revuelto, estaba quedando
excluida España y Francia no dejaba de anotarse éxitos entre los habitantes de la región. Si España
había forjado la idea de actuar en el Rif, como única mandataria e intermediaria de los intereses de
las naciones afectadas por el asunto de los cautivos, debía de abandonar inmediatamente sus
propósitos.
No sabemos con todo cual hubiera sido la reacción de Sagasta y de Pío Gullón ante la
solicitud de gracia de las tres naciones europeas, si la nota que presentaron en el Ministerio de
reservado con fecha 30 de Octubre procedente de la Legación hispana en Tánger. En este informe
Ojeda alertaba al gobierno español sobre una noticia referente a que – desde Tánger- se estaba
650
Nota oficial de los Representantes Diplomáticos de Italia, Portugal y Francia en España dirigida al Ministro de
Estado, Pío Gullón. 5 de Noviembre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 103 / Ex. 2.
382
fraguando la preparación de una acción militar conjunta europea para castigar a los piratas del Rif.
El diplomático expresaba sus temores acerca de las consecuencias que dicha intervención podría
suponer para las plazas españolas. Un acontecimiento de tal magnitud podría provocar acciones de
represalia por parte de los rifeños contra ellas, y como consecuencia suscitar el posicionamiento
internacional acerca de la resolución del problema marroquí y la apertura definitiva de los temas
que concernían al futuro inmediato del Imperio: pérdida de su independencia, ejercicio del
protectorado sobre él por parte de alguna/s potencia/s, reparto territorial del Sultanato en zonas de
influencia. Algo que España teniendo que afrontar una doble rebelión colonial, en las Antillas y en
particular expresó sus deseos (conocidos por Hanotaux) de que cesaran en el Rif todas las acciones
o gestiones emprendidas por los consulados de la República en Tánger y Tetuán , con el fin de que
choque frontal con las potencias firmantes de la nota. No hacerles caso hubiera comportado el
riesgo de precipitar una intervención militar internacional, y en tales circunstancias, Sagasta optó
por ceder a sus peticiones a la vez que se procuraba preservar el mantenimiento del statu quo en el
Sultanato. Ello suponía ante todo adoptar una política conservadora y defensiva, valorando la
estabilidad por encima de la incertidumbre que hubiera supuesto el no plegarse a los deseos de las
embargo, el viejo político liberal, aún desechando la confrontación con los países redactores de la
nota, mantenía una cierta actitud aprensiva y recelosa con respecto a algo que España no podría
modelar a su favor y por ello pensó que se podía sacar partido de las negociaciones de liberación
y llegar a una resolución exitosa para los deseos hegemonistas hispanos en el Norte del Imperio.
651
Telegrama cifrado de Gullón a Ojeda. 5 de Noviembre de 1897. A. G. A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 102 / Ex. 2.
383
Por ello el Gobierno sagastino reaccionando con suma presteza, accedió a la solicitud
conjunta. En consecuencia en Madrid se activaron las gestiones para la rápida realización del juicio,
que se accedía a la concesión del indulto de los rifeños en el mismo momento en que se conociera
liberación de los cautivos sobre la base del próximo indulto de los presos. El canje de prisioneros
-de eso se trataba en realidad- estaba servido. Inmediatamente, Ojeda consiguió la promesa de las
Legaciones italiana y lusa de cesar en todas sus gestiones particulares; igual promesa hizo la
Legación francesa, aunque su compromiso no era más que una añagaza y no estaba dispuesta a
comprometerse a retirar todos los buques de guerra de la Marina gala que recorrían en aquellos
momentos las costas del Rif. Unicamente el transporte de tropas español, el General Valdés
quedaba autorizado para trasladarse al lugar donde se negociaba con los captores. La Legación
detenidos en la alcazaba tangerina por asalto a buques ingleses; a ello accedía asimismo la
rajatabla. Sin embargo, España aparecía como el árbitro de la suerte y libertad de todos los
presos:653 Ojeda conseguía la liberación de todos los rifeños prisioneros en Tánger con la
sargento de los Tiradores del Rif miembro de la cabila de Bocoya, para que entrase en contacto con
los miembros de su tribu. Finalmente, el 9 de Noviembre zarpaba desde la rada de Tánger hacia el
islote de Alhucemas el buque español (el barco recogería en el Peñón de Vélez al Jalifa del Bajá de
652
Notas del Ministerio de Estado dirigidas a las Embajadas francesa e italiana y a la Legación portuguesa. 5 de
Noviembre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 /Ex. 3.
653
Telegrama cifrado de Ojeda a Gullón. 6 de Noviembre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos).Caja 102 /Ex. 2.
384
654
Tánger): transportaba bajo custodia de efectivos hispanos, a trece rifeños excarcelados, al
agente confidencial y al Primer Intérprete de la Legación, Manuel Saavedra. Tanto este último
como el comandante del General Valdés llevaban órdenes estrictas de Ojeda en una misión que se
consideraba trascendental para el mantenimiento del prestigio español en el Rif y ante el conjunto
de las potencias europeas. En este sentido se les indicaba que bajo ninguna circunstancia pusieran
en libertad a los trece rifeños hasta que no se encontrasen a bordo del buque o en el interior de la
plaza española los cautivos europeos y el militar argelino que Al-lal había dejado como rehén en el
territorio Bocoya. Al mismo tiempo, Saavedra debería intentar contrarrestar los anteriores
manejos del diplomático francés: primero, procurando obtener de los cabileños, la promesa
solemne de no volver a ejecutar actos de piratería; segundo, intentando limar las asperezas que el
contrabando había causado entre españoles y rifeños. Además, todo motivo de conflicto debía ser
disipado, y en tercer lugar se debía establecer las bases de una reconciliación afectiva entre España
y las cabilas de la bahía de Alhucemas. El recelo que sentían algunos rifeños hacia España había de
ser sustituido por los "sentimientos de cordialidad"; más adelante esta reconciliación afectiva
debería dar paso a una expansión de la influencia hegemónica española en las zonas vecinas al
La lucha con los intereses franceses iba a ser muy dura: la promesa gala de que sus buques
de guerra no transitarían por las costas rifeñas fue inmediatamente olvidada, y Al-lal estuvo durante
de argucias entre Francia y España constituido por el proceso de negociación y rescate de los
rehenes, que lo asemeja a una complicadísima partida de ajedrez que enfrentaba a dos rivales de
altísimo nivel, Ojeda intentó a su vez aprovecharse de la presencia del agente argelino en el
territorio Bocoya. Su intención, luego coronada por el éxito, consistía en que mientras Al-lal
654
Al mismo tiempo se ordenaría al judío protegido español Isaac Pinto que detuviera las gestiones que había
emprendido para liberar a los cautivos, por cuenta del diplomático galo Sid Al.lal. Telegrama cifrado de Emilio de
Ojeda al gobernador militar de Alhucemas. 8 de Noviembre de 1897. S.H.M. Rollo 167.
655
Instrucciones del Ministro Plenipotenciario de España en Tánger al Comandante del transporte de guerra General
Valdés. 6 de Noviembre de 1897. A.G.A. África.Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.|
385
gestionaba el embarque del cadaver del marinero francés, ayudase a la vez al comisionado español,
Saavedra, a fin de que España obtuviese de los notables Bocoyas un documento en el que los
rifeños abjurasen en el futuro de la piratería en un acto de pública contricción y enmienda ante las
que España pudiese esgrimir ante las cancillerías, evitando con ello el desastre que se cernía sobre
sus esperanzas en el Sultanato. Porque era necesario conjurar urgentemente un grave peligro: la
operación militar europea en el Rif. Al mismo tiempo, este documento sería un elemento que
Al-lal accedió a ayudar a España; pero a la vez intentó también sacar partido de su
colaboración con las autoridades hispanas y además no interrumpió su acción de agitación pro-
francesa en Alhucemas.656
Apenas fondeado en la bahía de Alhucemas el General Valdés el día 10, tras haber
recogido en el Peñón de Vélez al Jalifa o comisionado del Majzén, Ibn Abd-es- Salak, Saavedra -
tras entrevistarse con el gobernador militar- se había desplazado a la playa, y en una cueva llamada
"los ojos de la niña bonita" habilitada como lugar de reunión por los secuestradores, se había
reunido con cerca de ochenta Bocoyas armados hasta los dientes con modernos fusiles remington, a
los que había leído varias cartas, una procedente de la Legación española y otras dos de la
Delegación Imperial en Tánger. La tensión durante los primeros minutos fue disminuyendo
rápidamente hasta que por último los captores accedieron a entregar al enviado español a todos sus
desembarcados del transporte los trece rifeños que quedaban en libertad, " produciendo este acto -
656
Ibidem .Ojeda a Pío Gullón. Despacho no. 213. 21 de Noviembre de 1897.
657
Dentro de lo que podíamos considerar la "guerra psicológica" por conseguir el afecto de los rifeños, disputando a
los franceses la atracción de "los corazones y las mentes" de los habitantes de Alhucemas la misión también había sido
satisfactoria. Un informe posterior a los hechos nos relata cómo parte de la dotación y oficialidad del General Valdés
desembarcó -sin armas- en las playas rifeñas, internándose en el territorio marroquí y departiendo amigablemente con
los habitantes del lugar, intercambiando con ellos regalos y ofrecimientos, visitando algunas casas y siendo
obsequiados según las costumbres locales. A su regreso al buque, la oficialidad tuvo buen cuidado en venir
acompañada de varios cabileños a quienes hicieron visitar el barco y colmaron de agasajos. Informe de la Comandancia
del Transporte General Valdés dirigido al Ministro Plenipotenciario español en Tánger. 14 de Noviembre de
1897.A.G.A. África.Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
386
relataría posteriormente Saavedra en un informe oficial- entre sus hermanos de tierra grandes
afecto á nosotros, asegurándome que deseaban ver aumentados y que por parte de ellos no se
658
alterarían jamás". Una vez embarcados los antiguos rehenes659 en el General Valdés, éste se
hacía a la mar, y a su llegada a Tánger eran entregados por la delegación española a Mohammed
En el momento del canje, el Gobierno sagastino había mostrado una sagacidad y una
inteligencia más que notables; en la disputada carrera por la liberación de los rehenes, al final,
España había estado a igual altura que Francia. La satisfacción generalizada que provocó el éxito de
las gestiones de Ojeda y Saavedra hizo sentir a todos los actores de aquella competición que España
había resuelto favorablemente el divorcio existente entre el deber ser y el ser una potencia sacando
partido de los medios de que se disponía. Había estado a la altura de las circunstancias sustituyendo
la carencia de amplios recursos por una habilidad fuera de lo común. El gobierno español no había
tenido que recurrir a métodos extremos (el envío de una expedición armada para liberar a los
Cuba y Filipinas desaconsejaban cualquier operación militar en el norte de África). Estaba claro
que la máxima de "hacer de la necesidad, virtud" se cumplía y que un Estado débil que sabía cómo
Una vez acordado por el ejecutivo liberal el indulto de los presos de Alhucemas, tras el reto
que había supuesto la nota conjunta de las tres naciones, la acción diplomática había tratado de
sacar para España todo el partido posible de las mismas circunstancias que aconsejaban conceder la
clemencia. Ello había sido posible gracias a la eficaz intervención de Ojeda en Tánger, cuyas
gestiones se habían encaminado desde aquel momento a conseguir que la entrega de los cautivos se
realizara por parte de los rifeños exclusivamente a España, sin que ésta empleara más medios que
658
Manuel Saavedra, " Informe sobre las gestiones de liberación de los cautivos en el Rif", anexo al despacho no. 205
de la Legación española en Tánger dirigido al Ministerio de Estado. 12 de Noviembre de 1897. A. G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 102 /Ex. 2.
659
El capitán del velero italiano Fiducia y el capitán y los dos marineros del portugués Rosita.
387
su prestigio entre aquellas tribus y la promesa del perdón que en principio estaba ya concedido por
el gobierno de Madrid. Éste había obtenido finalmente de Francia, Italia y Portugal la interrupción
de las negociaciones por ellas emprendidas y la retirada de sus agentes del suelo rifeño (o la
subordinación a la iniciativa española en caso de Al.lal que no abandonó la región) así como la de
sus buques de guerra de las costas adyacentes. Asimismo, el Gobierno español había conseguido la
entrega de los presos en la alcazaba tangerina por parte de los Gobiernos marroquí e inglés. Con
todo ello, Ojeda había logrado que España se quedara ¡por fin sola¡ en el Rif, obrando como
mandataria de los intereses europeos, subordinados a su actuación que terminaba con un éxito
completo. Por último, se había conseguido la promesa solemne de los cabileños de abandonar
de los asaltos piráticos, Allush y Bugava se habían embarcado en el transporte General Valdés con
objeto de atender y cumplimentar uno de los objetivos de la misión que Ojeda había confiado
expresamente al intérprete Saavedra, cual era el de obtener en el Rif seguridades formales acerca
de la futura conducta de los Bocoyas respecto a España y las demás naciones. Ya en Tánger los dos
jefes de los captores se entrevistaban con Ojeda, al que agradecían encarecidamente las gestiones
entrega de una carta. En ella se hacía explícita la adhesión de un numeroso grupo de notables
Bocoyas a los deseos del gobierno español, solicitaban el perdón, expresaban arrepentimiento por
su pasado pirático, y prometían solemnemente no reincidir en sus acciones contra los buques
660
extranjeros que transitaban por las aguas del Rif. Se trataba de un nuevo argumento que el
Gobierno español emplearía ante las cancillerías europeas, esgrimiéndolo como un elemento
legitimador más en su estrategia de no permitir intervenciones ajenas en los asuntos del Rif. A
finales de noviembre, desde la Legación en Tánger se remitía tanto a la Delegación del Majzén
como a todo el cuerpo diplomático acreditado en la ciudad una circular, considerada por los
círculos gestores de la política española como el " oportuno y honroso epílogo " a la intervención
660
Ojeda a Pío Gullón. Despacho no. 205. 12 de Noviembre de 1897. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 102 /Ex. 2.
388
de España en el asunto de los cautivos, en el que se aireaba grandilocuentemente el éxito que
661
suponía haber arrancado a los Bocoya un compromiso de futuro. Toda una campaña posterior
orquestando una tarea de propaganda que debía redundar en beneficio exclusivo de los intereses del
país en el norte del Sultanato. Sin embargo, el triunfo completo de la acción diplomática española
en la cuestión de los cautivos no iba a disipar las amenazas de una expedición militar europea en el
Rif. Inmediatamente después de la puesta en libertad de los rehenes, comenzó a surgir en el ánimo
envidias y suspicacias hacia España: empezó a verse cualquier actuación española como
sospechosa, tendente a extender aún más la influencia del país en Marruecos. Particularmente
irritada había resultado la Legación británica. Sir Arthur Nicolson, el Ministro Plenipotenciario
inglés en Tánger, opuesto desde un principio a toda transacción con los rifeños, y obligado a
mostraba ahora dispuesto a promover un escarmiento definitivo de los rifeños y de hecho había
iniciado una serie de actuaciones conducentes a convencer a las restantes potencias europeas de la
necesidad de una expedición de castigo. Ojeda juzgaba que era posible, incluso muy probable que
tal intervención se llevara a cabo en las siguientes semanas. De hecho, Nicolson le había
(Tuhammi) le comunicaba que la acción francesa en el Rif, lejos de cesar, tal y como se había
prometido a Ojeda desde la Legación gala en Tánger, se había acrecentado. El Cosmao había
389
intentado instrumentalizar entre los rifeños y en beneficio propio la llegada de los presos
procedentes de Tánger, haciendo correr entre algunas fracciones de la cabila captora el rumor de
que había sido el gobierno francés el que había obtenido del Sultán la liberación de los
dedicado a realizar una activa labor de propaganda, el cual soliviantaba los ánimos de los
habitantes del territorio contra los españoles, a la par que aspiraba a la implantación del
protectorado republicano. Fruto de esas acciones El-Arbi Haddu Alí (el confidente de la guarnición
de Alhucemas) había tenido que abandonar su aduar de Tafensah y amenazado de muerte por sus
propios compatriotas, se había refugiado con toda su familia en el islote. Tuhammi concluía que
esas maniobras iban encaminadas a que el confidente español no pudiera dar cuenta al gobernador
militar de la plaza, Pablo Artal, de las intrigas que los franceses realizaban en el territorio. De
hecho, se rumoreaba que Al-lal había entrado en negociaciones con los cabileños con el fin de
adquirir para Francia la lengua de tierra conocida como "El Morro". Se trataba de un promontorio
saliente situado al Nor-oeste de Alhucemas, punto que constituía un buen fondeadero para los
buques de guerra y ofrecía terreno amplio y cómodo para el establecimiento de una guarnición. 663
Sin embargo, pese al cúmulo de amenazas que se cernían sobre sus intereses marroquistas, el
gobierno de Sagasta redondeó su anterior éxito con otro nuevo que reseñamos a continuación,
la apertura de la cuestión marroquí. Es cierto que carecía de recursos militares y de capacidad naval
para seguir ejerciendo acciones de presión similares a las de otras potencias colonialistas, pero por
otra parte, daba muestras suficientes de ser casi invulnerable a las coacciones que estaba sufriendo
(en concreto el riesgo que comportaban las asechanzas francesas o la presión de determinadas
potencias europeas que deseaban intervenir militarmente en el Rif). Demostraba en suma a los ojos
de Europa que era capaz de resistir las tensiones con una cierta capacidad y un desahogo que le
663
Ibidem. Teodoro de Cuevas a Ojeda. Despacho reservado no. 69.
390
permitían seguir aspirando en el futuro a representar un papel significativo en Marruecos. Ojeda se
apresuró antes de que terminara el mes de Noviembre en convocar una reunión de todo el cuerpo
diplomático internacional acreditado en Tánger. En ella tuvo que hacer gala de todas las dotes de
de la inutilidad de una expedición de castigo contra los rifeños. Circunscribió los motivos de la
actuación española en relación con el rescate de los rehenes a causas humanitarias y de lógica
preocupación por la suerte de los mismos. Remarcó el carácter desinteresado de la acción por él
emprendida y en justa correspondencia por la confianza que los gobiernos europeos habían
depositado en él, había querido contentarles arrancando de los Bocoyas una promesa formal de
arrepentimiento y contrición que disipaba los posibles temores a nuevos asaltos a buques europeos.
Sin embargo, había que corresponder a la actitud de los rifeños con un acto de generosidad y
clemencia, sentando así las bases de una convivencia pacífica en el futuro en el septentrión
marroquí entre cabileños y europeos. De hecho, su enviado, Saavedra había conseguido de los
rifeños no sólo el compromiso de interrumpir sus ataques, sino el de auxiliar a todas las
Con su iniciativa, Ojeda logró conjurar todo proyecto de expedición de represalia. El temor a
una intervención europea en el Rif se esfumó repentinamente, por lo que el gobierno de Sagasta
pudo hacer frente con un mayor desahogo al cumplimiento de su promesa de liberación de los
Bocoyas. Las condiciones de prisión a las que habían estado sometidos éstos eran bastante duras,
por lo que se juzgó ahora conveniente modificarlas, no haciéndoles experimentar un trato tan
severo a los rifeños que esperaban el momento de ser juzgados. El 27 de noviembre, Gullón remitía
una nota al Ministro de Marina, almirante Bermejo solicitando de él que impulsara la marcha del
proceso. Durante la negociación con el Majzén, Ojeda había fijado un plazo de tres meses para la
664
Ibidem. Circular de la Legación Española en Tánger al cuerpo diplomático acreditado en la ciudad acerca de la
intervención del Gobierno de S.M. en la libertad de los cautivos de Bocoya. 24 de Noviembre de 1897.
391
terminación de la instrucción sumaria del proceso y la posterior liberación de los prisioneros y
existiendo un compromiso firme con el gobierno marroquí, Gullón deseaba cumplirlo en el término
estrictamente establecido. El prestigio obtenido ante el Majzén había que conservarlo, por encima
Por su parte, el gobierno marroquí seguía con preocupación los acontecimientos del Rif.
Frente a lo que es común advertir en la historiografía anglosajona (con autores como Hart) o
incluso en la marroquí (Germain Ayache y sus discípulos), que llegan a la conclusión de que el
Sultán obra de manera irresponsable haciendo partícipe a toda la cabila de Bocoya de los delitos
cometidos por una fracción de la misma, empeñándose en castigarla de manera cruel y sanguinaria
en su conjunto, la documentación accesible en los archivos españoles matiza en gran parte dichas
ideas. Lo que sí consta en ellos es la enorme preocupación del Sultán por asentar definitivamente la
paz en la región. Así una vez producido el canje de los cautivos, la primera acción de la Delegación
Imperial en Tánger está destinada a impedir definitivamente los motivos de posibles nuevos
inmediata puesta en libertad y su entrega a los enviados del Sultán, de los rifeños presos en
la frontera defensiva rifeña empezaba a ser insegura y se tambaleaba ante las acometidas
extranjeras, si las cabilas sufrían una agitación continua producto de las injerencias coloniales
europeas, si la anterior estabilidad social saltaba dando lugar a la aparición de nuevos elementos y
de nuevas formas que venían a poner en tela de juicio las viejas estructuras comunitarias, el
gobierno marroquí buscaría la manera apropiada de hacer frente a estos retos, sin ejercitar la
externas, reduciendo la cuantía e importancia de los contactos de los rifeños con los europeos y
solapado a lo anterior, había que acabar con el contrabando. El nuevo caíd del campo fronterizo de
665
Pío Gullón, Ministro de Estado a Segismundo Bermejo, Ministro de Marina. Carta sin numerar. 27 de Noviembre
de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 102 /Ex. 2
666
Telegrama de Ojeda a Gullón. 30 de Noviembre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 /
Ex. 3.
392
Melilla ( Bashir Esherqui), se entrevistaba a finales de año con el comandante General de Melilla,
comunicándole que había recibido ordenes estrictas del Majzén, en el sentido de que efectuase una
petición a las autoridades militares melillenses para que en el futuro ninguna embarcación rifeña
fuese admitida en los puertos de las plazas españolas ni se les permitiese comunicarse o comerciar
con ellas si no se hallaban debidamente documentadas con los pasaportes o autorizaciones que los
delegados imperiales en el Rif iban a expedir entre las cabilas costeras. La orden jerifiana facultaba
a España para retener en las plazas a las embarcaciones rifeñas indocumentadas hasta que las
Ministerio de Estado confeccionaba un informe con fecha 5 de Enero de 1898 en el que tras
estudiar el documento imperial se indicaba que las disposiciones sultanianas favorecían a España en
tanto en cuanto contribuirían a dificultar las correrías poco lícitas de muchos de los cárabos rifeños.
Estos últimos amparados en el permiso tácito del que gozaban hasta entonces, se guarecían en las
plazas españolas con el pretexto de protegerse de los temporales para luego posteriormente zarpar
con la mayor facilidad, siguiendo de cerca a los buques mercantes que divisaban para darles caza y
atacarlos en alta mar. A continuación se señalaba lo ajustado del firmán (= decreto) jerifiano a lo
1861, que si por un lado permitía la libre circulación de buques de las dos nacionalidades entre los
puertos de los respectivos países, por otro lado estipulaba que las embarcaciones mercantes debían
de estar facultadas para sus operaciones de comercio con pasaportes y permisos expedidos por las
autoridades competentes. Si bien esta práctica había caído en desuso con el paso del tiempo, el
Sultán con sus instrucciones a su delegado en el campo fronterizo de Melilla no había hecho sino
rehabilitar las viejas normativas, por lo que al estar en plena conformidad con las disposiciones de
los tratados vigentes entre los dos países, era muy posible contar en el futuro con que -en
667
Oficio del Ministerio de la Guerra dirigido al Ministerio de Estado. 24 de Diciembre de 1897. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1.
393
llegada a los puertos y playas del Imperio. ¿Era algo que había que contemplar como un perjuicio
para España?. No. Por primera vez, en la documentación diplomática española se reconocía
expresamente que existía un importante e intenso tráfico contrabandista entre diversas cabilas del
litoral rifeño y buques españoles, del que se derivaban unas consecuencias desfavorables para las
guarniciones de las plazas, ya que de este intercambio ilícito procedían la mayor parte de las armas
que las tribus utilizaban posteriormente para hostigarlas. El informe venía a indicar que el trasiego
monopolio. Por ello, aunque el Majzén aplicase la reciprocidad en las restricciones de circulación
litoral marroquí, de armas que serían probablemente empleadas contra el ejército español, se
contemplaba con simpatía y por ello se aconsejaba que el gobierno debía expresar su
jerifiana, que fue celebrada como muy oportuna, y transmitió una serie de instrucciones al
cumplimiento. 669
668
Ibidem .Informe de la Sección de Política de África del Ministerio de Estado. 5 de Enero de 1898.
669
Ibidem. R.O. del Ministerio de Estado de 10 de Enero de 1898 dirigida al Ministerio de la Guerra.
394
RESUMEN
Durante este año van a surgir una serie de problemas entre el delegado del Majzén en el
campo fronterizo de Melilla y las cabilas vecinas a esta ciudad española. Esto motivó una solicitud
oficial de las autoridades imperiales para que se permitiera desembarcar en la plaza cañones y
municiones destinados a rearmar a los efectivos gubernamentales. Al sur del Imperio, continuará la
tensión y la agitación en el territorio del Sus, obligando al Majzén a desarrollar una intensa labor
necesidad de que prestara su colaboración para atajar las prácticas contrabandistas en las cercanías
de Alhucemas. Esta petición será desestimada. Al llegar el verano, se reanudan los enfrentamientos
en las proximidades de Melilla, donde estalla una rebelión contra el Bajá del campo fronterizo,
Mohammed Anflus. Varios notables rifeños acudirán ante el gobernador militar español, general
Alcántara para que este apoye sus pretensiones conducentes a la destitución de Anflus. En el Rif se
asiste en estos momentos a un proceso de polarización social, con el surgimiento de los ‘amghar-s’
o notables que trataban de imponerse como jefes de las fracciones de cabila o de las cabilas en su
conjunto, intentando hacer prevalecer su poder sobre las estructuras comunitarias tradicionales, y
rechazando cualquier imposición por parte del Majzén de una estructura política centralizada. Por
ello se había producido un ‘complot’ de notables que rechazaban a Anflus por considerarlo un
obstáculo que les impedía acaparar más poder entre los cabileños. Cuando Anflus abandona el
territorio marroquí y se refugia en Melilla, se produce un vacío de poder en el campo fronterizo que
es interpretado como un peligro por las autoridades españolas, las cuales presionarán sobre el
Majzén para que solucione urgentemente el problema, y para que Anflus abandone la ciudad y
no cree problemas con los sublevados ya que sigue contando con bastantes partidarios en el
territorio. La política española ante los conflictos internos marroquíes es de oficial neutralidad,
395
pero a la vez se intentará evitar todo motivo de conflicto que pudiera suponer un reinicio de las
Marruecos por parte de las potencias europeas se hace más intenso: se acentúan las contradicciones
sociales, motivadas por la rápida inmersión del país en el liberalismo económico y en los hábitos
desarticulación de las redes de solidaridad entre los notables y sus clientes; aparece periódicamente
el hambre, las crisis de subsistencias; se hace más intensa la crisis monetaria. En este contexto
surge un nuevo foco de tensión en Uxda, en el Noreste del Sultanato. En el Ministerio de Estado se
baraja la posibilidad de que sea aprovechada esta tensión para servir de base a un ensayo de
penetración sistemática en el Imperio jerifiano por parte de las tropas francesas. Para las
autoridades restauracionistas resulta evidente que el ‘statu quo’ de Marruecos es sólo inamovible,
porque Francia, la parte más interesada en acabar con él, no ha emprendido todavía una acción
resuelta. La diplomacia española es incapaz de mover un solo dedo para oponerse a la expansión
gala, a lo largo del Este del Sultanato; no se podía hacer valer derechos de ninguna clase sobre
Marruecos sin el consentimiento de las grandes potencias. El giro dado por Cánovas a la política
exterior a partir de 1895, una vez que se dio por muerto el acuerdo de aproximación a la Tríplice,
fiaba la actividad internacional de España en las máximas del repliegue y del recogimiento, lo que
en la práctica suponía un aislamiento internacional y una falta de aliados. Ello se tradujo en la falta
conflictividad en sus fronteras argelinas para ganar posiciones en Marruecos y así incrementar su
En el verano se reinician en las aguas del Rif los ataques a buques europeos. El portugués
Rosita y el italiano Fiducia son asaltados y parte de sus tripulaciones secuestradas. España en esas
396
condiciones no puede reanudar una política de presión militar en la zona, a través de la ejecución
Cuba para remitirlas al Rif. Mientras tanto, los agentes franceses en la región a la vez que negocian
la liberación de los secuestrados, buscan facilitar la penetración republicana en el Rif, captando las
se forma entre los Bocoya. Posteriormente los agentes republicanos buscarían encontrar más
apoyos entre algunas fracciones de otras cabilas costeras. España tiene que hacer frente a esa
infiltración gala, que amenaza con dislocar totalmente la posición estructural del Rif dentro del
conjunto del Imperio jerifiano. Las medidas que tratará de poner en marcha el gobierno sagastino
son consecuentes con la política marroquista de Cánovas, presionando al Sultán para detraer de la
soberanía imperial la facultad de intervenir policialmente en aguas del Rif, consiguiendo esa
prerrogativa para las fuerzas navales españolas. Por otra parte la diplomacia española conseguiría
un éxito en las tareas de mediación para la liberación de los europeos secuestrados en el Rif. Los
captores Bocoya ponían como condición para poner en libertad a los cautivos la previa liberación
de un grupo de rifeños prisioneros del Majzén en Tánger. Sustituyendo la carencia de recursos por
una habilidad diplomática notable, los agentes españoles sin recurrir a métodos extremos,
consiguieron la liberación de los europeos presos de los Bocoya y arrancar a los captores una
A finales de año, el Rif seguía agitándose al compás de las actividades del partido pro-
francés formado entre los Bocoya, dedicado a realizar una activa labor de propaganda,
soliviantando los ánimos de los habitantes del territorio contra los españoles. Los agentes franceses
397
398
CAPÍTULO 6
1898:
6.1. La prensa italiana arremete contra la actuación española en el Rif. Expedición imperial
El éxito obtenido por España a finales de 1897, al conseguir la liberación de los marineros
europeos cautivos de los Bocoyas había suscitado fuertes recelos en Italia. El periódico romano,
L´Italia publicaba, con fecha 1 de Diciembre un artículo titulado " I Pirati del Riff ", en el que daba
cuenta de dos presuntos despachos enviados al Ministerio de Estado de la monarquía saboyana por
primero de ellos, abogaba por un acuerdo de carácter internacional entre varias cancillerías
europeas con el fin de tomar medidas concertadas para impedir la realización de nuevos actos de
piratería en las costas de Marruecos. En el segundo, aportaba nuevas informaciones sobre cómo se
había obtenido la liberación del capitán Razeto, del Fiducia: se señalaba que se había debido
simplemente al desembolso de 2,800 pesetas que el banquero Nahón, judío marroquí protegido de
Italia, había efectuado a los rifeños captores. Según el periódico, Italia era la que asimismo había
conseguido obtener del Sultán la libertad de los rifeños que se encontraban presos en la alcazaba de
Tánger. Es más, España no habría desempeñado ningún papel en las gestiones de liberación; todo lo
En carta particular a Pío Gullón, Ojeda aclaraba al Ministro de Estado que el comerciante
protegido español Isaac Pinto no había interrumpido nunca las negociaciones de rescate de los
670
Carta particular de Pío Gullón a Emilio de Ojeda.3 de Diciembre de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 102 /Ex. 2.
399
cautivos por dinero, ni incluso cuando se le ordenó telegráficamente que cesase en su empeño; es
decir en el momento en que Ojeda gestionaba en Tánger la devolución de los prisioneros europeos
mediante la promesa formal de indulto de los rifeños por parte del Gobierno español, cuando
terminase el proceso judicial de los Bocoyas encarcelados en Alhucemas. De hecho, Pinto había
seguido ofreciendo a los rifeños sumas cada vez más generosas para que le fueran entregados a él y
no a España los cautivos; incluso había llegado a ofertar hasta 75.000 pesetas, depositadas en la
guarnición de Alhucemas por Italia y Portugal. Las Legaciones de estos dos países -había
averiguado también Ojeda- no desistieron nunca de efectuar el rescate por sí solas, aunque acabaron
por aceptar la intervención de España como último recurso. Siempre habían confiado en que esta
última no sería necesaria. Por ello presionaban a Pinto, "codicioso de honores y de dinero", para
que siguiera ofreciendo dinero a los rifeños, a lo que el protegido español -que ambicionaba
manejar las crecidas sumas que se le habían confiado en el islote, con la esperanza de quedarse una
comisión- había respondido, negociando hasta el final. De hecho, el dinero señalado por L´Italia sí
que había llegado a ser abonado a los secuestradores, y los ofrecimientos de Pinto estuvieron a
punto de hacer fracasar la negociación de Ojeda, al deslumbrar a los Bocoyas con sus generosas
ofertas. Ojeda achacaba el origen del artículo al insano ambiente diplomático de Tánger lleno de
recelos, envidias y sospechas entre los representantes diplomáticos, siempre temerosos de que una
nación consiguiera sobre el Sultán más prerrogativas, que le otorgaran una posición de hegemonía
en el Sultanato. 671
Por otra parte, Ojeda había acudido a visitar a Malmusi para poner en conocimiento de su
colega el artículo del periódico romano. El italiano desmintió el contenido del mismo, afirmando
del modo más categórico que no había propuesto a Roma, acción común alguna europea en el Rif y
que, muy al contrario, aprobaba la propuesta española -que recientemente le había sido revelada- de
ejercer el derecho de vigilancia y patrulla por las costas septentrionales de Marruecos para evitar en
el futuro la comisión de actos de piratería o contrabando. Renegó del resto del artículo,
671
Ibidem .Carta particular no. 6 de Emilio de Ojeda a Pío Gullón. 6 de Diciembre de 1897.
400
calificándolo de lleno de infundios e inexactitudes y desmintió el que hubiera continuado dando
órdenes a Pinto después de haber accedido a paralizar sus actuaciones y subordinarlas a la española.
el barón de Renzis - cuestionó las bases jurídicas sobre las cuales se apoyaba España para que sus
Fiducia, llevada a cabo en aguas marroquíes.672 Los servicios del Ministerio de Estado español
elaboraron un informe, en el que se argüía una doctrina tendente a reafirmar el derecho hispano a
intervenir en aguas territoriales del Sultanato en tanto en cuanto se indicaba que un Estado tenía
facultades para imperar en aguas de otra nación -imponiéndose a las intervenciones de otros países-
si era capaz de ejercer en ellas ciertos actos de soberanía, como las tareas de patrulla y vigilancia,
en beneficio de la seguridad y la paz internacional. Sobre estas bases se quería convencer a Italia de
la costa ni con puestos fortificados, ni con baterías, ni con una escuadra, es decir no contaba con
instrumentos con los que pudiese demostrar su soberanía real sobre una parte de las aguas
jurisdiccionales marroquíes, que en la práctica se confundían con las de las posiciones españolas en
la costa norte de Marruecos. Este argumento era usado para luego explicar la intervención por
producido el ataque al buque italiano, para lograr el pronto rescate de los cautivos y diligenciar el
esclarecimiento de las circunstancias del delito. Este mismo argumento es el que justificaría la
asimismo que la ley orgánica de los Tribunales marítimos españoles establecía como jurisdicción
independientemente del país al que pertenecieran los acusados. De hecho, se insistía en que este
delito era una violación directa, un ataque contundente al Derecho internacional, a la libertad de
672
Nota de la Embajada de Italia en Madrid presentada al Ministerio de Estado español. 9 de Mayo de 1898. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 103 /Ex.2.
673
Ibidem. Informe de la sección de Política de África del Ministerio de Estado, redactado por el Marqués de
González. 23 de Mayo de 1898.
401
circulación marítima y de navegación y al derecho de gentes; el que lo cometía estaba llevando a
cabo un crimen sancionado por el Derecho público internacional, que permitía la intervención y
vienen a coincidir hasta el momento presente en que el Majzén se había decidido en la primavera de
1898 a realizar una sangrienta operación de castigo contra los piratas Bocoyas. Por ejemplo,
Mohamed Chtatou recalca cómo ante las protestas de las potencias europeas por las prácticas
piráticas de los Bocoyas, el Sultán Mawlay Abd al- Aziz había enviado a los rifeños mensajeros
intimidándoles para volver al orden y poner fin a dichas prácticas, sin obtener resultado alguno.
mantenimiento de la paz en las costas del norte del Imperio, el Sultán puso en marcha una poderosa
mehal.la (fuerza expedicionaria) cuyo mando confió a uno de sus primos, el príncipe Mawlay Abu
Bakr, que tenía por lugarteniente a Bashir Ben Bushta al-Baghdadi, uno de los servidores más
competentes del Majzén. Gracias a su astucia, "Bushta al-Baghdadi, diezmó a la tribu de los
ibbucoyen y así, entró en la leyenda de la región como hombre político, jefe militar feroz y sin
escrúpulos ni honor".675
"En 1898, los Bocoya habían recibido cruel visita de una Mehal-la (cuerpo militar del
sultán). La causa: diversas reclamaciones de las potencias europeas a sus desmanes. Los
beniurriagueles, pragmáticos, se unieron a los alauís." 676
estas tesis. La expedición de la primavera de 1898 no se produciría para castigar a los Bocoyas por
674
Ibidem. Nota de respuesta presentada a la Embajada italiana en Madrid por el Ministerio de Estado español. 6 de
Julio de 1898.
675
Chtatou, M.: "Aspectos de la organización política en el Rif durante el reinado de Ben Abdel-Krim El-Khattabi" en
Fundamentos de Antropología, nos. 4 y 5, Granada, 1996, pág. 62.
676
Véase Pando Despierto, J.: Historia secreta de Annual... op. cit, pag. 102.
402
su pasado pirático, sino para consolidar la defensa de la región rifeña cuando se está produciendo
una importante infiltración imperialista y los zuavos del ejército colonial francés se están llevando a
cambio, sí que tiene carácter de expedición punitiva la que tiene lugar a finales del año anterior en
la bahía de Alhucemas.
agente argelino Al.lal que no había regresado al consulado francés de Tetuán, permaneciendo
Legación de la República en Tánger en el que advertía del próximo ataque que los Bocoyas iban a
sufrir por parte de una pequeña fuerza expedicionaria enviada por el Sultán al Rif. 677
militar español, solicitándole que le suministrara los víveres necesarios para permanecer en el
territorio y cumplir con su misión, que era la de castigar a los piratas de la cabila de Bocoya. El
comandante de la tropa imperial venía provisto de una serie de cartas jerifianas dirigidas a los
de la harka. Sin embargo, su presencia en el territorio había sido mantenida oculta a los españoles:
ningún comunicado oficial advirtiendo de la repentina correría de los soldados imperiales había
678
sido notificado al Comandante General de Melilla o a la Legación en Tánger. Por su parte el
Gobierno sagastino estaba negociando con los cabileños que éstos consintieran y no se opusieran al
presos en Alhucemas. Para lograrlo la autoridad española recurrió al vicecónsul Al.lal. La penuria
677
Telegrama del Vice-Consul de Francia en Tetuán, Al.lal a la Legación francesa en Tánger.22 de Diciembre de
1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
678
Telegrama del General 2º Jefe de la Comandancia de Melilla al Ministro de la Guerra. 23 de Diciembre de 1897. A.
G. A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 102 / Ex. 2.
403
de medios no permitía coyunturalmente a la Legación en Tánger tener agentes confidenciales en
En Cádiz se tenía que reunir el Tribunal Marítimo que debía juzgar a los presos de
Alhucemas, y no se quería suscitar entre sus compatriotas del Rif ningún tipo de recelo. Si éstos se
dejaban llevar por el miedo a perder a sus allegados podían desencadenar un ataque contra las
punitiva, que se atribuía a la presión conjunta que Italia y Gran Bretaña habían ejercido sobre el
los Bocoyas al traslado de los presos, confortados con la promesa de que el juicio iba a preceder a
su inmediata liberación.679 La ruptura de las hostilidades entre el Sultán y los cabileños creaba una
situación muy delicada para las relaciones entre la plaza de Alhucemas y el campo rifeño; las cartas
que Mawlay Abd al- Aziz había enviado a los Bocoyas les prometían solemnemente su perdón.
Otro tanto había hecho Ojeda, asegurándoles que los españoles no iban a tomar ningún tipo de
represalias.
Ahora, los combates en el Rif iban a suponer un grave perjuicio para los intereses españoles.
enfrentamientos posteriores entre los Bocoyas y las cabilas próximas que apoyaban al Majzén, y
la nación en el Rif o crear complicaciones colaterales a las autoridades españolas, que se debían
evitar a todo trance. Ojeda, por tanto, se ocupó en remitir nuevas cartas a los Bocoyas reforzando
los compromisos de España, y reiterándoles su deseo de que accediesen al traslado temporal de sus
hermanos a Cádiz para ser juzgados. Se corría el peligro de que si la razzia de la harka imperial
tenía éxito y los Bocoyas resultaban severamente castigados, la liberación de los presos en
Alhucemas resultaría una acción completamente fuera de lugar e injustificable. De hecho, tanto la
679
Telegrama de Emilio de Ojeda a Pío Gullón, Ministro de Estado. 24 de Diciembre de 1897. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 69 / Ex. 3.
404
prensa como la opinión pública en Europa -especialmente la de los países instigadores de la
expedición- cargarían sus tintas contra la actuación española, denigrándola como un acto de
colaboración con los piratas. Por otro lado, si salían victoriosos los rebeldes rifeños, la entrega de
los presos por parte de España iba a parecer una consecuencia lógica de su triunfo, y perdería a los
ojos de los habitantes del territorio el carácter de generosa espontaneidad que quería imprimir el
gobierno.
Tan sobrepasado por los acontecimientos se llegó a sentir Ojeda que pidió del gobierno
liberal la inmediata puesta en libertad sin juicio de los presos de Alhucemas antes de que
El cronista Et- Tabyi recreó estos acontecimientos del Rif precolonial desde las páginas del
Diario de África, a comienzos de los años 50. Este autor reconstruye el itinerario de la harka
enviada por el Majzén, que atravesó Gueznaya, Beni Tuzin, Tafersit (Tizzi Aza) y Tensaman
(Yubel Kama) para desembocar en el valle del Nekor. Según Et-Tabyi, la cabila de Ait-Urriaguel
estaba por aquel entonces dividida: la fracción de Ait Abdelah, al mando de Amar Si Mohamed y la
de Beni Bu Ayast, al mando de al-Hach Mohamed Rabda, formaban un lef (alianza) con las cabilas
de Bocoya y Beni Iteft para hacer frente a las fracciones urriagueles de Ait Yusef u Alí y Beni
Hadifa. El comandante de la fuerza imperial tenía el encargo del Sultán de deshacer el lef y
conseguir el apoyo común de Ait Urriaguel frente a los Bocoyas. El cronista no señala que la
piráticos a los buques europeos, sino también obligarles "a pagar los impuestos coránicos que
Jalifa, apoyado por la cabila vecina de Aít-Urriaguel, a los Bocoyas. Los combates fueron de una
virulencia mínima: las fuerzas imperiales tras sufrir tres muertos y algunos heridos acabaron por
680
Véase Et-Tabyi: "La matanza de Bocoia (II)" en (B)iblioteca (N)acional. Madrid. Miscelánea García Figueras.
Tomo LXXIII, pag. 287.
405
retirarse inmediatamente.681 Mientras tanto, el Ministerio de la Guerra había acordado en un
víveres requeridos. Sin embargo, la orden se anularía una vez que Ojeda aconsejase al Ministerio de
Estado que, previamente a la concesión de los alimentos y suministros que ya estaban preparados
en el islote, era preciso consultar al Majzén sobre las razones que habían motivado la expedición, y
que el Sultán se responsabilizase directamente de sus acciones en el Rif. 682 Desde Madrid, también
se seguía con mucha preocupación la inesperada actitud de Mawlay Abd al-Aziz y su Gobierno
interviniendo contra los rebeldes Bocoyas, y el Gobierno liberal presidido por Sagasta entendió que
lo único que cabía hacer era acortar la presencia sobre el terreno de la hueste imperial. 683 Por ello,
consejo de guerra contra los rifeños, siendo absuelto uno de ellos y condenados los once restantes a
cadena perpetua por delitos de piratería y al pago de una indemnización de once millones de
En cuanto a la expedición imperial, hay motivos para pensar que se trató de una operación de
imagen del Majzén: quería dar la impresión de que tras el 'affaire de los cautivos' estaba decidido a
actuar, procediendo a castigar a los responsables. Sin embargo, los datos que nos mueven a pensar
regulares) que la componían y el hecho de que pese a contar con el apoyo de los Urriagueles,
de Enero de 1898, Ojeda informaba al Ministro de Estado, Pío Gullón de lo que él interpretaba
como completo fracaso de la expedición contra los Bocoyas, pues ningún revés militar serio había
sido infligido a los sediciosos. Tras unas pequeñas escaramuzas irrelevantes se había reanudado el
681
Telegrama de Ojeda a Gullón. 25 de Diciembre de 1897. A.G.A. África.Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 /
Ex. 3.
682
Carta particular de Emilio de Ojeda a Pío Gullón, número 8. Sin fechar. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 102 /Ex. 2.
683
Ibidem. Carta particular de Pío Gullón a Emilio de Ojeda, sin numerar. 28 de Diciembre de 1.897.
406
circuito habitual y propio en la región, de negociaciones entre el Majzén y los Bocoyas, con la
restablecida. Por otra parte empezaban a adquirir dimensiones preocupantes las intrigas galas con
objeto de adquirir territorios en la comarca e infiltrarse en ella poniendo bajo su protectorado a las
desde mediados de 1897 e intensificándose este fenómeno a finales de año diversos notables de
el amparo de la misma con objeto de que les fuera tramitada la concesión de la nacionalidad
española, y que les fuera entregada una bandera rojigualda que desplegarían en sus aduares. Ojeda
partir de los presidios y llamó la atención del gobierno sagastino sobre la posibilidad de contar en el
Mientras el Rif vivía un breve interludio pacífico, de nuevo habían rebrotado los problemas
en el campo fronterizo de Melilla. Los ánimos no se habían calmado tras la rebelión contra Anflus
y la llegada a la zona del nuevo Bajá o gobernador del campo fronterizo. A finales de Febrero, un
telegrama remitido por el Comandante General avisaba al Ministerio de la Guerra de una serie de
deserciones protagonizadas por los askaris encargados de asegurar la paz en la raya fronteriza. Una
comunicación posterior venía a aclarar las circunstancias de este hecho. De nuevo un problema
interno marroquí repercutía en la vida de Melilla. Se trataba de las diferencias existentes entre los
askaris acampados en las proximidades y que no percibían sus soldadas desde hacia un mes, y los
684
Emilio de Ojeda a Pío Gullón. Carta particular no. 11. 19 de Enero de 1898. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 103 / Ex. 2.
407
El nuevo Bajá del campo fronterizo acudía al gobernador militar español, en lugar de
marroquíes de la aduana con el fin de obtener el pago de los haberes de los soldados. Era el impago
de las soldadas el motivo que había determinado la serie de deserciones detectadas días antes. La
situación llegó a ser tan delicada que incluso las autoridades militares melillenses llegaron a pensar
en una deserción en masa de toda la tropa imperial acantonada en la frontera y su huida a Melilla,
incluyendo a jefes y oficiales a las órdenes del Bajá. Lo que realmente alarmaba al gobernador
militar español era que al disolverse la hueste imperial desapareciera el orden y la tranquilidad
alrededor de la plaza, sacrosanta base para los intereses hispanos y piedra angular de la coexistencia
diaria entre españoles y marroquíes en las lindes de Melilla. No importaba tanto que el Majzén
tuviera problemas, sino el que una vez que se había conseguido -tras muchos años de solicitarlo el
gobierno español- el acantonamiento de fuerzas imperiales junto a la ciudad, los problemas del
Majzén se tradujeran en una vuelta a la intranquilidad producida por los roces y conflictos entre
cabileños y patrullas españolas que había caracterizado el período anterior a su llegada. En especial
posibilidad de que el año entrante viniera marcado por la aparición de hambrunas y por una
agudización de la miseria en el Rif; sin fuerzas de choque que se interpusieran entre los
momento, la carencia de medios de subsistencia era algo que no se percibía sólo entre las cabilas
costeras y próximas a la guarnición española, sino incluso entre las que residían en el interior. La
inseguridad y los robos se habían hecho presentes en el medio rural rifeño, lo cual ya había
autoridad militar melillense actuó, en consecuencia, invadiendo las competencias del Majzén y
sustituyéndolo en las gestiones entre los Administradores de la Aduana y la descontenta tropa. Por
685
Telegrama del Comandante general de Melilla al Ministro de la Guerra. 24 de Febrero de 1898. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1.
408
eso, ésta recibiría dos días después a cuenta de los atrasos cerca de dos mil novecientas pesetas
6.2.Presiones francesas sobre el Tuat (Sáhara oriental marroquí). Importancia del Sáhara
pretensiones sobre Uxda, en el extremo noreste de Marruecos, o bien ponía en marcha una serie de
franceses de Argelia habían empezado a interesarse en una paulatina expansión hacia el sur que
amenazaba los confines saharianos del Imperio jerifiano, originando como réplica una vigorosa y
embargo, ello no había supuesto el fin de las pretensiones del Gobierno de París, sino simplemente
una dilación. Desde poco después de la guerra francoprusiana y en diversas ocasiones, se habían
barajado en los círculos republicanos varios proyectos sobre un ferrocarril transahariano, empresa
En la década de 1890, los intereses franceses dirigieron sus miras sobre el complejo de los
oasis del Tuat, conjuntamente con su ruta de acceso lateral, el valle de Saura, como específico
de Marruecos con la colonia de Argelia. Así, el gobierno francés fue rechazando las sucesivas
686
Ibidem .Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 26 de Febrero de 1898.
687
Véase Curato, F.: La questione marocchina...Vol. 1, op. cit., pp. 139-151.
409
afirmaciones de Mawlay Hassan I, en el sentido de que el Tuat estaba enclavado en territorio
Este territorio contribuía a evitar el aislamiento del Sureste del Imperio marroquí. Dos
una serie de almacenes-depósito, localizados en la franja norte del desierto. En estos mercados, las
otro, antes de ser reexpedidas al norte, a través de la costa atlántica o al sur, a través de los oasis del
separa las regiones de África del Norte de las del Sur o del centro del continente, sino que más bien
Una de estas rutas caravaneras en sentido norte-sur atravesaba el oasis marroquí del Figuig,
que hasta 1830 fue un depósito-almacén muy utilizado en los márgenes del desierto, por las
caravanas que operaban entre las zonas occidentales de la provincia turco-otomana de Argelia y el
Sudán central y occidental. Durante la primera mitad del siglo XIX, caravanas originarias del Tuat,
o que incluso habían emprendido su camino en el propio Sudán, trasladaban mercancías del África
Occidental hasta Figuig a través de los valles, tras haberse aprovisionado de agua de Zousfana y
Saura. Desde Figuig, las rutas con dirección hacia el norte se separaban. Una de ellas se
encaminaba a Fez, siguiendo un recorrido a través de Debdou y Taza. Otra iba directamente hacia
el norte a través de Ras el- Aín, hasta llegar a Uxda. Una tercera alcanzaba Tlemcen y otras
ciudades del Tell argelino, siguiendo el camino de Aïn Sefra. Las importaciones del Sudán incluían
marfil, polvo de oro, goma, plumas de avestruz y esclavos negros. 689 Tras la ocupación francesa de
688
Véase Brunt, L.N.J.: " Los pueblos del África precolonial" en Historia Universal Salvat. Tomo 3: La Antigüedad:
Asia y África. Los primeros griegos, Salvat, 1999, pag. 108.
689
Véase Dunn, Ross E.: Resistance in the desert. Moroccan responses to French Imperialism, 1881-1912,
Londres/Wisconsin, Croom Helm Limited / The University of Wisconsin Press, 1977, pag. 107.
410
Argelia, Figuig experimentó un declive como centro comercial tran-sahariano, aunque todavía
retuvo su importancia como centro de un floreciente mercado regional a lo largo del siglo XIX.
Mucho más conocida en la historia africana que la ruta de Figuig era la que atravesando el
complejo de oasis del Tafilalt unía el África negra con los centros urbanos de Marruecos y Argelia.
Antes del siglo XIX, las rutas caravaneras que tenían tradicionalmente su origen en el inmenso
palmeral del Tafilalt, arrancaban de la ciudad de Sidjilmasa para luego proseguir al Tuat, y de allí a
las minas de sal de Taghaza, en pleno desierto, y posteriormente continuar por Taudeni hasta
Tombuctú, donde se recogía el oro que llegaba de las tropicales minas de Galam y Bambuk. Sal,
oro y esclavos habían sido durante siglos los productos claves de esta vía comercial.690 La posición
de Sidjilmasa se había ido gradualmente deteriorando desde el siglo XVII, aunque no fue
abandonada a la ruina hasta el siglo XIX. A comienzos de éste siglo había sido sustituida por un
centro próximo, Abou Am, que la había reemplazado como depósito del comercio transahariano y
Hasta la llegada de los franceses, el Tafilalt continuó desempeñando un reducido pero muy
significativo papel en el comercio sahariano. Lo que era más importante: el Tafilalt servía como el
Fez.692
Abou Am, aunque estaba localizada solamente a 150 millas al suroeste de Figuig, tomó la
primacía del mercado de esclavos hasta fines del siglo XIX y continuó transfiriendo al norte de
África tanto esclavos subsaharianos como pequeñas cantidades de mercancías procedentes del oeste
del continente. Por lo menos, cuatro rutas principales unían Abou Am con el Sudán durante toda la
centuria. La primera de ellas seguía la cuenca baja del valle del Draa hasta Tata o Akka. Desde allí,
giraba directamente hacia el sur hasta llegar a Tinduf y desde este punto, atravesaba el desierto
690
Véase Morillas, J.: Sahara Occidental. Desarrollo y Subdesarrollo, Madrid, Prensa y Ediciones Iberoamericanas,
1995, pp. 21-22.
691
Véase Dunn, Ross E.: "Berber Imperialism: the Ait Atta Expansion in Southeast Morocco," en Gellner, E. y
Micaud, C., Arabs and Berbers. From tribe to nation in north Africa, Londres, Duckworth, 1973, pag. 90.
692
Véase Dunn, Ross E.: Resistance in the desert... op. cit., pp. 16-17.
411
hasta Taudeni (donde se localizaban las grandes minas de sal), Arawan y Tombuctú. La segunda
ruta iba también desde el Tafilalt hasta el valle del Draa, pero giraba bruscamente hacia el sur a
través del Erg Iguidi hasta Taudeni. La tercera ruta caravanera conducía desde el Tafilalt -a través
de Tabelbala- hasta Gourara, el distrito norteño de la región del Tuat. Desde el Tuat, las rutas se
dirigían a Tombuctú, Kano y otros puntos del Sudán. La cuarta ruta era una alternativa a la tercera,
siguiendo un curso ligeramente más hacia el Este: desde el Tafilalt conducía al valle del Saura, en
Igli. Allí se unía a la ruta Figuig-Tuat, pasando a través de Beni Abbès y Kerzaz hasta llegar a
Gourara.
era uno de los lugares más repetidamente transitado por el activo comercio que se efectuaba en el
Sáhara. Las rutas convergían en In Salah procedentes del Sudán central y occidental, no sólo en
dirección a Marruecos y Argelia sino hacia Túnez y Tripolitania. En Gourara, distrito septentrional
del Tuat, varios oasis, y en particular el de Timimoun, eran centros secundarios de relativa
importancia para el comercio con el Magreb occidental. Los esclavos pasaban usualmente de mano
de un mercader a otro en el Tuat. Comerciantes filali (procedentes del Tafilalt) adquirían allí
Sur, aunque también era frecuente que acompañasen a las caravanas a lo largo de todo su recorrido
hasta el Sudán. Unos pocos mercaderes Filali vivían permanentemente en Tombuctú como agentes
había intentado instrumentalizar en beneficio propio el dramático fin de la expedición militar que,
atravesando el Sáhara Central y bajo el mando del coronel Flatters debía haber llegado hasta
Tombuctú en 1881. Al respecto, lo utilizó como pretexto para penetrar en la región, arguyendo su
693
Tombuctú va a albergar también a un importante contingente de mercaderes Tekna. Véase Aouad, R.: "Les reseaux
marocains en Afrique sub-saharienne a l´epoque coloniale. Les Tekna de l´oued Noun; l´exemple de la famille
Benbarka. (1880-1930)", en Revue Maroc-Europe, no. 4, 1993, pp. 103-109.
412
En 1891, el entonces Ministro Plenipotenciario de Francia en Tánger, Jules Patenôtre,
extremo suroriental del Imperio. Esta iniciativa no tuvo ninguna conclusión efectiva dada la ferrea
resistencia del Sultán. El Gobierno italiano por su parte entendiendo que la anexión del Tuat por
Francia suponía el final del "statu quo", emprendió una acción diplomática, respaldada por su
aliado el II Reich, que le llevó a contactar con el Reino Unido y España. El episodio concluiría con
la presentación ante el Gran Visir (Mohammed-el Mofdel Garnit) de tres notas diplomáticas de
Frente a esta amenaza, la estrategia de los sultanes marroquíes en las disputas en torno a las
fronteras del Imperio siempre fue, en general, tendente a eludir cualquier compromiso militar
directo por parte del Majzén, mientras pudiera aplicarse una solución diplomática. El ejemplo de
Túnez, donde las violaciones del territorio argelino por las tribus tunecinas alegadas por el
gobierno de París sirvieron como pretexto para la "acción de policía francesa" que permitió la
creación del protectorado constituía una muestra patente de los peligros de una frontera "caliente" y
conflictiva. Pero también, por otra parte, un sultán estaba obligado ante su pueblo a demostrar
sobre todo su compromiso por defender el territorio marroquí, so pena de perder gran parte del
apoyo interno. Se trataba, en todo caso, de una política muy difícil de poner en práctica y que
incluso el Sultan Mawlay Hassan I nunca había sabido encauzar a la perfección. La muerte de
Mawlay Hassan el 6 de junio de 1894 llevó al gobierno francés a la convicción de que una
expedición militar preparada para invadir el Sureste marroquí y ocupar Figuig, debía de ser
temporalmente cancelada. Jean-Louis Miege apunta que el riesgo de provocar una crisis política de
grandes dimensiones que abriera prematuramente la cuestión de Marruecos importó mucho al Quai
694
Informe del Ministerio de Estado realizado por el Marqués de González. Madrid, 23 de noviembre de 1897. A.G.A.
África (Marruecos). Sección histórica. Caja 73 / Ex. 2; Informe sobre la expansión colonial de Francia en el Tuat.
(documento incompleto; sin fecha). A.G.A. África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 62 / Ex. 1.
413
d´Orsay. Más que los deseos de apoderarse de la región de los oasis del Tuat y del territorio de
Figuig. 695
Sin embargo, al poco de comenzar el Sultanato de Abd al- Aziz, los acontecimientos
acabarían por precipitarse: los derroteros de la política francesa evidenciaron una actitud de
amenazante carácter agresivo a lo largo de toda la frontera del Imperio, y se consolidó una cierta
complacencia tanto en París como en Argel a una política de intervención más activa en el desierto,
con lo cual el statu-quo acabaría por naufragar en esta área. A la vez, los agentes oficiosos de la
República en Marrakesh -entre los que destacaría el médico particular del Sultán, Jean François
Linares696- se esforzaban por hacer creer al Emperador que Francia era la más desinteresada amiga
de Marruecos y que su compromiso con mantener la independencia del Imperio era firme e
inquebrantable. Además, la labor de los agentes franceses se centraba ante todo en una tarea de
zapa del prestigio que mantenía la monarquía española en el Imperio a finales de siglo, despertando
los recelos del Majzén contra España y presentándola como un mero instrumento de Gran Bretaña.
Gobierno sagastino había tenido noticias de una próxima expedición militar francesa en marcha
Embajada en París.697 En realidad no se trataba de una operación a gran escala; era simplemente la
Oranesado argelino y el Imperio jerifiano. El ejército francés estaba llevando a cabo una serie de
misiones exploratorias coincidiendo con la muerte de Mawlay Hassan, que no se podían interpretar
Asuntos Exteriores, no quería forzar la alteración del "statu quo", y de momento las tropas galas se
695
Véase Miege, J.L.: "Le Sud-est marocain et Moulay Hassan. Notes inedites sur Figuig (1894)", en Revue Maroc-
Europe, no. 6, 1994, pag. 70.
696
Véase Miège, J. L.: Le Maroc et l´Europe (1830-1894), París, Presses Universitaires de France, 1961-1964. Vol. III.
697
Telegrama de Segismundo Moret, Ministro de Estado español al Encargado de Negocios de la Embajada española
en París, Novallas. 20 de Septiembre de 1894. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. 2.
414
puestos avanzados que había que abastecer con víveres periódicamente transportados por columnas
que sufrían los ataques esporádicos de algunas cabilas. Estos ataques daban pie a ulteriores
canovista creía firmemente tanto en la posibilidad de establecer un acuerdo diplomático con Gran
Bretaña y Francia, como en intentar una fórmula de conjunción de las políticas de los tres países en
la cuestión marroquí. Una vez expirado el pacto secreto con Italia que sutilmente unía los intereses
de España a los de la Tríplice, esta actitud era la lógica consecuencia de la política española de
en Cuba. El Delegado Imperial en Tánger, Mohammed Torres, recibió en esta coyuntura una carta
del Gran Visir Bu Ahmed, en la que le ordenaba la realización de una serie de consultas con la
Legación Británica. Pocos meses antes, el Sultán había desplazado algunos efectivos militares al
oasis del Tuat con objeto de castigar una agresión de la que habían sido víctimas algunos viajeros
en tránsito entre Tafilete y Marraquesh por parte de algunos de los habitantes del territorio. Francia,
que venía construyendo con lentitud y perseverancia una "quinta columna" de partidarios en la
región había respondido inmediatamente con una nota dirigida al Majzén, exhortándole a que
retirase dichas tropas cuanto antes.Sin embargo, la nota francesa no implicaba amenaza alguna.
Dadas la buenas relaciones que en lo tocante a los asuntos del Imperio se habían cimentado
entre España y Gran Bretaña desde el año anterior, el Ministro Plenipotenciario británico, sir A.
Nicolson puso el hecho en conocimiento de Emilio de Ojeda. 699 La respuesta española al problema,
en aquel momento, se hallaba supeditada a la política de entendimiento que durante el bienio 94-95
buscaron los Gobiernos restauracionistas con los intereses de Francia y Gran Bretaña, con las que
se creía que era posible caminar aunados. La diplomacia española solicitó del Foreign Office que se
procediese con la máxima cautela. Si al Sultán se le hacían las más leves indicaciones de que
contaba con el firme respaldo británico, él podría caer en la tentación de mostrarse intransigente en
698
Ibidem. Telegrama de Novallas a Moret. 21 de Septiembre de 1894.
699
Ibidem .Emilio de Ojeda al Duque de Tetuán. Despacho reservado no. 243. 6 de Noviembre de 1895.
415
su respuesta al Gobierno de la República, lo cual podría provocar no sólo la invasión del territorio
del Tuat por las tropas francesas de Argel, sino lo que era más grave: suscitar el planteamiento
definitivo de la cuestión marroquí, entrar plenamente en una dinámica inexorable que iba a
envolver a todas las potencias europeas con intereses en el Imperio. Eso era algo que el gobierno
canovista deseaba evitar a toda costa. No era el momento adecuado de plantear en un foro
Posteriormente el gobierno británico procedió a realizar más consultas al español, por medio
de Nicolson inquiriéndole sobre la cuestión de si España consideraría la ocupación del Tuat como
una violación del statu-quo marroquí. Ojeda respondería en sentido afirmativo, matizando sin
embargo que aunque España en este tema "era del todo favorable a los derechos del Sultán", la
cuestión se complicaba más teniendo en cuenta la decidida actitud del gobierno republicano que
había planteado una serie de protestas formales, reivindicando para sí el territorio como
perteneciente al antiguo imperio turco-otomano y constitutivo por lo tanto del Suroeste argelino.
El diplomático entendía que la terquedad de la posición francesa era un hecho a valorar así como la
falta de un arreglo explícito de los dos países (el Sultanato y la República) sobre los verdaderos
límites del Imperio marroquí. Todas estas circunstancias podían incitar a Francia a ocupar el Tuat,
otomano, ahora argelino, no violaba el statu-quo del Sultanato. Por ello, Ojeda estimaba que quizás
el gobierno republicano se creyera con suficientes derechos para apoderarse del territorio sahariano
en disputa, sin el temor a una posible interferencia de otras potencias europeas, que por otra parte
no tendrían una clara base jurídico-legal con la que oponerse a la iniciativa gala. Una intervención
del II Reich en la cuestión del Tuat podría dar pie a una complicación aun mayor del tema. Francia
416
" (...) la alternativa de tener Inglaterra y España que tomar una actitud ya sea á favor
de Marruecos o de Francia , que se aviene mal con nuestros intereses en este Imperio y con
la perfecta inteligencia que nos conviene mantener entre todas las Potencias y muy
especialmente entre Inglaterra, Francia y España ".700
Bajo ningún concepto se podía alterar el propósito pergeñado por Cánovas y el Duque de
Tetuán, al expirar el tratado con Italia, consistente en una triple aproximación a los tres países que
conformarían una década después la Triple Entente (Reino Unido, Imperio zarista y Francia); esta
aproximación era vista como la fuente que suministraría la esperada garantía internacional de la
soberanía española en el Caribe. Aunque el gobierno conservador tuviese que ceder temporalmente
en Marruecos. Incluso aunque hubiera que ceder ante la extirpación del Tuat del Sultanato.
Sin embargo, por el momento, los hechos no iban a derivar hacia la invasión del Sáhara
consolidación del prestigio de España en Marruecos y evidenciar, al mismo tiempo, las sólidas
bases de la influencia que había podido instaurar en aquel territorio la política española a través de
sus relaciones con el Imperio a lo largo del s. XIX. El episodio se produce cuando el Sultán,
reanudando las prácticas habituales de su padre de enfrentar entre a sí a las potencias deseosas de
acabar con la independencia de su país, solicita el apoyo de la Corona española para hacer frente a
las pretensiones francesas sobre el desierto sahariano.701 Así en Octubre de aquel año, el Majzén
pone en marcha una iniciativa que se traduce en las gestiones de Anibal Rinaldi, antiguo intérprete
700
Ibidem.
701
Edmund Burke resalta como los últimos años del siglo XIX vieron el nacimiento de una nueva y más intolerante
actitud en el mundo musulmán hacia los europeos y como consecuencia, la consolidación de una firme determinación
islámica a hacer frente a las conquistas imperialistas. Este fenómeno, que se conoce como la "crisis general del Islam",
vino marcado por la tendencia en diversos estados del mundo musulmán a estrechar las relaciones con otros Estados
islámicos vecinos o más o menos próximos. En Marruecos, la penetración de las ideas de reformismo religioso
procedentes del Próximo Oriente a lo largo del siglo XIX son una muestra de este acercamiento. La política exterior del
Sultán Mawlay Hassan I es otra e incluso más sustancial indicación en el mismo sentido. Mientras el Sultán se
esforzaba en salvaguardar la frontera en el desierto reafirmando la soberanía marroquí sobre gran parte del Sahara
central (incluyendo el complejo de oasis del Tuat), Mauritania y otras partes del Sudán occidental (incluyendo la ciudad
musulmana de Tombuctú) nombrando para las jefaturas locales en todas estas regiones a funcionarios extraídos de la
Administración marroquí, manteniendo una activa correspondencia con ellos, recibiendo delegaciones de cada una de
las partes del Imperio en la corte marroquí, y suministrando armamento y municiones a algunos líderes previamente
seleccionados, intentaba contrapesar y equilibrar el predominio y la influencia de las diversas potencias imperialistas
europeas procurando enfrentarlas unas con otras, dilatando de esta manera la apertura de la cuestión marroquí.(Véase
Burke III, E.: Prelude to protectorate... op cit., pp. 30-31).
417
de la Legación hispana en Marruecos, el cual por cuenta del Emperador acude al ministro
Plenipotenciario Emilio de Ojeda, en busca de ayuda y asimismo, del consejo español sobre la
actitud que frente a las amenazas francesas debía seguir el Majzén. Precisamente en aquellos días,
la tensión había hecho de nuevo su aparición en la frontera del Tuat, cuando las autoridades
francesas habían propiciado la penetración en el territorio de una columna militar que había
intentado abrir unos pozos junto a la ciudad marroquí de Timmimum, a lo que el delegado imperial
venía a ser una buena muestra de la nueva situación de España en el concierto internacional. Esto
es: la de un país atenazado por la incertidumbre 702 creada por la posición de peligro que corrían sus
colonias, reacio a cualquier sacrificio, expectante y temeroso. Todo ello se debía claramente a la
del país que había solicitado su consejo y protección. Por otro lado exponía al gobierno del
Sultanato con bastante franqueza no exenta de cautela la solución más idónea al conflicto, que no
contemplaba el uso de las armas: así, se aconsejaba al Majzén la prudencia y que evitase el
someter el asunto a un arbitraje internacional por parte de todas las potencias europeas. Sin
embargo, las instrucciones de Cánovas a Ojeda recalcaban un hecho que debía de ser expuesto con
toda claridad al Majzén: el que, a la larga, le resultaría contraproducente al Sultán el reincidir sobre
la vía del arbitraje internacional. Marruecos debía dejar de confiar de manera exagerada en el apoyo
de Europa y optar, por sí sola, con sus propias fuerzas a hacer frente a las pretensiones francesas.
702
Véase Revista Nuevo Tiempo, año II, núm. 17, mayo de 1902. Con este vocablo definía la situación el publicista
conservador Salvador Canals en su "Balance de la regencia", período 1890-1902.
418
rompimiento con la Triple Alianza, con lo que ello suponía de no renovar la activa política exterior
iniciada por los liberales en 1887. 703 Para los gobernantes ello no implicó, en un primer momento,
europeo", que se creía todavía en vigor, y de hecho en 1898 el gobierno liberal de Sagasta acabaría
por apelar a él en una vana esperanza de detener la amenaza estadounidense sobre Cuba y
Filipinas.704 Sin embargo, la propia dinámica de los acontecimientos del desastre colonial acabaría
por evidenciar su inutilidad.705 Los años finales del siglo XIX son el gozne entre la vieja fórmula
derroteros de los gobiernos restauracionistas (sin tomar grandes iniciativas colonialistas) y una
nueva opción representada por los planteamientos de Francisco Silvela, más proclives a practicar
imperialista. A lo largo del siglo XIX España no se había incorporado plenamente al bloque de la
economía industrializada (no lo había hecho en la medida en que sí se habían integrado Reino
Unido, Francia o Alemania) que iba a hacer mucho más poderosas a viejas y nuevas naciones con
las cuales debía lidiar en defensa de sus intereses internacionales. Tampoco había utilizado
703
Cfr. Torre Gómez, Hipólito de la: "El destino de la < regeneración > internacional de España (1898-1918)” en
Proserpina, 1, Especial Monográfico "Relaciones Internacionales de España en el siglo XX", Mérida, UNED,
diciembre de 1984, pp. 9-10; véase también: Martínez Carreras, José U.: "La política exterior española durante la
Restauración, 1875-1931", ... op.cit, pág. 83.
704
Torre del Río, Rosario de la: " La situación internacional de los años 90 y la política exterior española " en Fusi,
Juan Pablo y Niño, Antonio (eds): Vísperas del 98...op.cit.,pág. 186 y siguientes.
705
En un mundo en el que las fronteras estaban estrechándose, los gobiernos de España - tal como señala Sebastian
Balfour - fracasaron a la hora de desarrollar políticas que afrontaran los potenciales cambios que afectaran a sus
colonias. (Véase Balfour, Sebastian: El fin del Imperio español (1898-1923), Barcelona, Crítica, 1997, pág. 16). En el
momento inmediatamente anterior al desastre, el Ministerio de Estado se empeñó en mantener una única línea de
conducta diplomática: la búsqueda de la acción de una o varias potencias para resolver los problemas presentados por
Estados Unidos o Gran Bretaña. El Gobierno español, tratando de convertir los problemas españoles en una cuestión
internacional, confió en un primer momento que el concierto europeo actuaría, y que Francia e Inglaterra tendrían
interés en detener a los Estados Unidos en las Antillas o en el Pacífico y que este interés, hipotéticamente compartido
con España, permitiría una intervención decidida de las potencias en los primeros momentos de la crisis. En una
segunda fase, el Gobierno sagastino llegó a considerar que estaba a punto de producirse un choque violento entre la
Dúplice franco-rusa y la alianza anglo-norteamericana (que se configuraba en aquel instante de resultas de las tensiones
imperialistas ruso-británicas por la penetración en China), y avivó los recelos que pudiesen sentir los gobiernos de París
y San Petersburgo buscando una acción decidida de sus Gobiernos frente a las exigencias británicas en el Estrecho de
Gibraltar basadas en el interés de Inglaterra en prevenirse contra la posibilidad de un ataque con artillería moderna
sobre el Peñón por parte de una potencia enemiga y desde el territorio español. (Torre del Río, Rosario de la:
Inglaterra y España en 1898, Madrid, EUDEMA, 1988, pp. 320-321). Pero el análisis de la situación internacional que
realizaba el Ministerio de Estado no era correcto; en 1898, los diplomáticos y los políticos españoles confiaban en un
equilibrio internacional de poderes que estaba empezando a desintegrarse De hecho ya no actuaba el concierto de
Europa, ni en el viejo continente, ni mucho menos en el Caribe o en el Pacífico.
419
suficientemente muchos de los nuevos medios técnicos existentes al servicio de los pueblos
colonialistas para defender e incrementar sus posiciones en la carrera imperialista por el reparto del
mundo (como por ejemplo, "la diplomacia de las cañoneras"). Por otro lado, si la relativa
alianzas le habían ganado la confianza, el prestigio y el respeto tanto del Majzén como de ciertos
sectores del pueblo marroquí, no es menos cierto que existía otra cara de la misma moneda. Los
colonial: basado en la creencia de que el < nomos internacional > vigente tenía sus guardianes y en
tal hecho iban a encontrar los dirigentes de la política exterior, una supuesta garantía que supliese el
peso internacional del que España carecía; suposición que a sus ojos hacía innecesaria una política
de alianzas firmes, estables, prefiriendo esperar tranquilamente a la sombra de las grandes potencias
estabilidad internacional no había llegado todavía en este momento histórico. Por inercia y por
después dejarían de creer y que de hecho, tal como apuntara Geoffrey Barraclough, ante el
potencias no europeas, Japón y Estados Unidos, tenía sus días contados. 706
706
Véase Henig, R., The Origins of the First World War, Londres-Nueva York, 1984, pag. 54. En realidad, desde
una perspectiva global, Europa desde la 'época de Bismarck' estaba sufriendo un proceso de 'enanización' en virtud del
crecimiento de las grandes potencias extraeuropeas, Japón, Rusia ( con un pie en Europa y otro en Asia) y los EE UU.
Si ya Pierre Renouvin calificó como "fecha esencial" en la evolución extremo-oriental la de 1894, que revelaba, con el
inicio de la guerra entre China y Japón, la nueva significación alcanzada por esta última nación, para Geoffrey
Barraclough la imposición del imperialismo norteamericano en 1898, seguida de la del japonés en 1905, fueron los
hechos que hicieron nacer "un sistema político mundial que terminó por desbancar el sistema europeo" y que marca, en
este sentido, el verdadero inicio de la era Contemporánea. (Vid. Barraclough, G.: Introducción a la Historia
Contemporánea, Madrid, 1965, pp. 130-131; id: Turning Points in World History , Tokio, 1977, pag. 15. La lª Guerra
Mundial aceleraría este proceso. Según Barraclough no es ninguna exageración afirmar que la entrada de los EE UU en
la guerra en 1917 fue un 'turning point' en la Historia ya que marcó la fase decisiva en la transición de la época
europea a la época de la política mundial.
420
Por otro lado, en esta coyuntura se entreveía ya la necesidad de un cambio, de salir de la
derroteros. Un síntoma de este cambio había aparecido durante el debate del discurso de la Corona
llevado a cabo en el Congreso de Diputados en julio de 1896. Este acto parlamentario iba a servir
para evidenciar las distintas ideas sobre política exterior que, según los diferentes partidos políticos
integrados en la Cámara baja, debería haber tenido España y habría de seguir en el futuro.
quedarse atrás en Marruecos y la necesidad dadas las condiciones del país de no embarcarse en una
nueva aventura colonial. Ambigüedades y contradicciones que, en la línea apuntada por Hipólito de
la Torre,707 recogerían los dos polos de la dialéctica interna, consustancial a la política exterior
española del momento: la aspiración a un puesto de relevancia internacional, frente al dato objetivo
satisfecho de que fuera a él precisamente a quien acudiera el Majzén a pedir consejo y poco menos
que veladamente, a solicitar una garantía sobre la integridad territorial del Imperio.
Algo similar había ocurrido a finales de la década anterior, cuando los servicios de
inteligencia español y francés entraron en colisión en el territorio del Sus, cuya pertenencia al
Sultanato había quedado asegurada por la decidida actuación hispana al desarticular los planes
galos de fomentar una rebelión generalizada en la región que condujese a su escisión del Imperio,
avisando al Majzén de la llegada de los suministros de armas francesas destinadas a los sediciosos
susíes.
Sin embargo, ahora el país se hallaba comprometido en plena guerra colonial en el escenario
antillano: España no podía distraer muchas fuerzas para combatir el predominio francés en el
Imperio jerifiano. Por lo tanto, el Gobierno conservador, al hacer un análisis de la situación, cuando
707
Torre Gómez, Hipólito de la: " El destino de la < regeneración> internacional de España."..., op.cit, pág. 9.
421
recomendó prudencia extrema al gobierno marroquí en su respuesta a las pretensiones galas, y que
no se fiase demasiado del apoyo europeo, la naturaleza del consejo no se debía especialmente a
cuenta de que tenía tras de sí a todas las potencias europeas enfrentadas a los deseos expansionistas
República y provocara así por parte francesa una respuesta armada contundente que comportase la
ese momento en condiciones de afrontar ese riesgo. El inicio de la partida marroquí se debía aplazar
Sultán.
gobernador de Timmimum, el Gobierno imperial reveló en esta ocasión una capacidad de respuesta
comparable cuanto menos a la firmeza de los propósitos galos. Así, pocos días después el
representante del Sultán ante el cuerpo diplomático acreditado en Tánger, Mohammed Torres,
presentaba ante el Ministro de Francia una nota, en la que en términos rotundos y categóricos le
pretensiones sobre el Tuat, el Gobierno Imperial estaba decidido " a someter el asunto al arbitraje
carácter muy templado. Se limitó a recoger velas, negando que el gobierno de la República tuviese
intención alguna de apoderarse del territorio del Tuat, y expresó su deseo de que la perfecta
concordia reinase en la frontera entre los dos países, terminando por aconsejar al Majzén que en
708
Informe de la Sección de África del Ministerio de Estado redactado por el Marqués de González. Madrid, 23 de
noviembre de 1897. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica. Caja 73 /Ex. 2.
422
vistas a este objetivo, procediese a destituir a algunas autoridades locales que podían ser la fuente
de posibles discordias entre las cabilas fronterizas. Por otro lado, tal como ha señalado Fréderik
Parsons, las autoridades republicanas pensaban que éste no era el momento oportuno para iniciar
una acción militar. El propio gobernador general de Argelia, Jules Cambon, estimaba que la
cuestión del Tuat era irresoluble mientras que el contencioso con Gran Bretaña en torno a Egipto no
quedase cerrado definitivamente: se creía, al respecto, que la ocupación de los oasis ocasionaría a
Esta actitud es típica de la errónea capacidad de juicio gala, que si por un lado, había llegado al
convencimiento de que un movimiento sobre el Tuat provocaría consecuencias tan serias, por otro,
estimaba que la expedición de Marchand sobre el Sudán forzaría a Inglaterra a llevar la cuestión
egipcia a una conferencia internacional, donde la República contaría con el apoyo del II Reich.709
El recurso a la apelación y arbitraje español por parte del Gobierno del Sultán en el litigio
sobre el Tuat nos permiten señalar que, en vísperas de 1898, la situación de España en Marruecos
es la de una posición relativamente firme y consolidada con la que cuenta el Sultán para, al intentar
De hecho, los éxitos diplomáticos españoles durante los años que siguieron al conflicto de
siglo, destacando entre ellos la intermediación de España en 1897 en el asunto del cautiverio de los
marineros europeos presos por la cabila de Bocoya o la creciente influencia española en el Rif
durante los primeros meses de 1898, como lo revela la solicitud por parte de varios notables tanto
hay que olvidar asimismo que el período inmediatamente anterior al conflicto de Melilla había
estado marcado también por una serie de aciertos, conseguidos combinando las amenazas de
emplear la fuerza armada en la cuestión marroquí por parte del ministro Moret con la práctica
activa de la "gun-boat diplomacy" para crear una imagen de prestigio de la nación en el Imperio, y
709
Cfr. Parsons, Frédérik. V.: The origins of the Morocco question ... op.cit, pág. 591.
423
a ello se había unido una serie de intervenciones puntuales en favor del mantenimiento de la
Dado que se juzgaba que todavía no se habían alcanzado las condiciones requeridas a escala
internacional y de reconstitución económica y de potencial del país para emprender una acción
definitiva en Marruecos que condujese a asegurar el control permanente del territorio por España, la
acción diplomática de la monarquía desde los años ochenta se había centrado -por razones de orden
estratégico vinculadas a la seguridad nacional- ante todo en que ninguna otra potencia se asentara
en el otro lado del Estrecho. Por ello, la agresiva política francesa en el Sultanato había llevado a
España en 1887 a la firma de un acuerdo de colaboración con Italia, que la vinculaba de manera
sutil con los países integrantes de la Triple Alianza. La actuación combinada de las dos monarquías
peninsulares junto con la del Reino Unido actuaría como freno, tanto a finales de la década de los
ochenta como a comienzos de la siguiente, de la expansión gala que amenazaba sucesivamente los
territorios de Figuig y del Tuat. En estas dos ocasiones, el respaldo de los tres países -Reino Unido,
España e Italia- al Sultán Mawlay Hassan I, determinará la paralización de las iniciativas francesas
de anexión. Al mismo tiempo, el servicio secreto español, dotado de una capilaridad y de una
organización vastas e impecables en los también amenazados territorios del sur del Imperio,
agente confidencial Morabet (verdadero azote de los planes de hegemonía gala en las costas
atlánticas del sur del Sultanato) y utilizando como medio de actuación, una amplia red comercial
que mercaderes judíos habían construido en el Sus, había entrado en guerra con Francia,
interceptando continuamente las cartas que los servicios diplomáticos franceses remitían a la
región, intentando promover una sublevación general de las tribus de este estratégico territorio
meridional del Imperio, para posteriormente implantar el protectorado galo en él. Ahora bien, la
entre los agentes galos y los líderes de la supuesta sublevación anti-majzeniana, sino que,
424
francesas tanto al Gobierno marroquí como a los que consideraba "sus aliados": los países de la
Tríplice y Gran Bretaña. Es por ello que cuando el Gobierno de la República intentó un desembarco
a gran escala de armas en las costas del Sus para abastecer a los sublevados, como el Majzén
conocía previamente -por haber sido informado por Madrid- lo que iba a ocurrir, mandó a la costa
atlántica una mehal.la o fuerza expedicionaria que frustró e inutilizó el desembarco. Por ello, el
Gobierno español saldría de este conflicto con Francia, reforzando su prestigio ante el Majzén, por
Marruecos.
de J.L. Miège cuando señala que la penetración pacífica de España en el Sultanato no había sido un
éxito.710 Y al mismo tiempo, es posible matizar las indicaciones que hace este conocido historiador
de que la impresión general dada tanto por el "africanismo" como por la acción española en
triunfos. Si pensamos que el primer objetivo tanto del movimiento africanista como de la política
española en relación al Imperio desde el mismo día en que en 1847 Donoso Cortés enunciara sus
711
premisas básicas, fue el de prevenir que tanto Francia como cualquier otra potencia europea se
establecieran en la coste norte de Marruecos, advertiremos que las pretensiones españolas en el país
eran ante todo de carácter estratégico, y que éste era un asunto básico e irrenunciable para España.
Es cierto que en años sucesivos, los africanistas españoles se vieron alcanzados por la fiebre del
era una medida del poder e importancia del país colonizador y en que se consideraba que las
grandes naciones estaban predestinadas para ejercer la supremacía en el mundo a costa de los
pueblos inferiores. También es correcto señalar que los africanistas incorporaron ciertos aspectos de
710
Miège, J.L.: Le Maroc et l´Europe ... op.cit. , Tomo IV, pp. 224-231.
711
“Si asentar nuestra dominación en el África es para nosotros una cuestión de engrandecimiento, impedir la
dominación exclusiva de ningún otro pueblo en las costas africanas es para nosotros una cuestión de existencia". Cita
recogida por Morales Lezcano en: "El africanismo español del Ochocientos"..., op.cit., pág. 291.
425
esta nueva ideología a su corriente; sin embargo no debemos olvidar que todos los demás aspectos
concernientes a las pretensiones coloniales españolas sobre el Imperio jerifiano estaban supeditados
a ese objetivo estratégico, relacionado con la propia seguridad e independencia nacional. Y este
objetivo se había cumplido a rajatabla. La diplomacia española, oscilando entre las amenazas
intervencionistas de finales de la década de los ochenta y la intermediación en los asuntos del Rif a
finales de la de los noventa, había no sólo cimentado el prestigio de España en el Sultanato, sino
que incluso había conseguido una serie de éxitos desde una posición de autonomía y no
subordinación con respecto a ninguna otra potencia. Este último aspecto habría que matizarlo
indicando que también es cierto que la no subordinación con respecto a otros países vendría
derivada tanto de la falta de integración en un bloque de alianzas como pudiera ser la Tríplice
como de la incapacidad de llegar a acuerdos o compromisos estables con Inglaterra y Francia en los
asuntos de Marruecos.Thérèse Benjelloun resalta al respecto que los sultanes – tanto Mawlay
Hassan como Abd al- Aziz, atentos al juego de fuerzas internacional- utilizaban la diplomacia,
apelando al apoyo de una potencia u otra, como un medio para mantener una política de
indefinición con respecto a la presión de las potencias europeas. La finalidad era conservar su
independencia durante el máximo tiempo posible.712 La apelación a España a finales del siglo XIX
habría que situarla en este juego diplomático, entendiéndola como una de las vías de actuación que
tenía el Sultán, comparable a las apelaciones que haría paralela o posteriormente a Gran Bretaña,
Alemania o Estados Unidos. Con todo, y aun aceptado como algo distante a lo ideal, la pervivencia
del ‘statu-quo’ marroquí, que garantizaba la tranquilidad de España basada en una estabilidad
conservadora en el área del Estrecho ("quieta, non movere"), alejaba de momento cualquier
restauracionistas, tanto los canovistas como los sagastinos como el punto de referencia obligado de
712
Cfr. Benjelloun, T., Visages de la diplomatie marocaine depuis 1844, Casablanca, Eddif, 1991.
426
6.3. El declive de la posición española en Marruecos
Sin embargo, esta cómoda posición de España en el territorio, labrada palmo a palmo desde
la guerra de 1859, acrisolada por la certidumbre de verse temida y respetada en el Imperio donde
mantenía todavía la sensación de ser una potencia influyente y determinante de la situación del
país, reafirmada ahora por la demostración palpable de que se tenía que contar indefectiblemente
con ella en una posible resolución del problema marroquí, a la vez era severamente cuestionada
durante esos mismos años. Grandes amenazas se cernían sobre ella. Los golpes de la República
francesa se abatían sobre las frágiles estructuras del Imperio jerifiano, poniendo en jaque su
edificio marroquí una serie de boquetes que la actuación de España era incapaz de prevenir o,
mucho menos, de suturar. Tales movimientos a pesar de ser paulatinos, y presentados por Francia
como conducentes a cumplir sólo objetivos expresos, limitados y legítimos, iban arañando
gradualmente ventajas sutiles en el Imperio y a lo que tendían ante todo era a frenar el camino a
Incluso los éxitos diplomáticos españoles en 1898 como son la atracción de algunos notables de las
más importantes cabilas rifeñas costeras vecinas a los presidios menores, se lograron en constante
pugna con los intereses franceses. Cuando se consiguieron dichos éxitos el gobierno español los
obtuvo contando con el inconveniente de, por un lado, no poseer los suficientes medios materiales
para poder rentabilizarlos y, por otro lado, como lógica consecuencia de lo anterior, la incapacidad
necesidad de mantener los compromisos internacionales contraídos con respecto al Imperio, entre
427
Una buena muestra de ello fue la actitud española al descartar el establecimiento de un
canovista no supo, en ese momento, hacer una lectura correcta de las nuevas fuerzas históricas
internacional, que sin embargo eran invalidados de hecho por la nueva dinámica histórica. Por ello
no se pudo llevar a cabo una política agresiva, acorde a las vigentes prácticas imperialistas, que
hubiera obstaculizado la presión francesa sobre el territorio. En su lugar, nos encontramos con la
pervivencia de prácticas coloniales y comerciales anticuadas (en contraste con la incisiva táctica
francesa y con el dinamismo de las empresas comerciales de países como Alemania que para
captar nuevos mercados en el territorio ensayaban novedosas técnicas y métodos mercantiles como
eran las facilidades de crédito, los precios baratos gracias a la práctica del dumping, la adaptación
de los productos a los gustos de los consumidores, el envío de misiones y agentes comerciales de
reconocimiento, el estudio metódico de los mercados a conquistar, etc), sin que quepa hablar de una
política colonialista coherente con los tiempos, sostenida y eficaz. En definitiva, aunque a España
aún le quedaban en la década de los noventa y en vísperas del desastre colonial, restos de su
esplendor colonial, desperdigados por medio mundo, ni siquiera en este aspecto de su política
colonial la aspiración generalizada iba más allá del mero conservadurismo, el mantenimiento de lo
que ya se tenía, sin ninguna ambición auténtica de participar en la carrera colonial en la que se
713
Éste era un viejo propósito del explorador y aventurero Saturnino Jiménez, miembro de la Sociedad Geográfica de
Madrid. A finales del siglo XIX y comisionado por la recién fundada Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona,
efectuó un reconocimiento de las costas del Rif. Recorrió el curso inferior del Muluya, llegando por la orilla derecha a
Uxda y por la izquierda continuó hasta Melilla. En noviembre de 1884 instaló en las proximidades de la frontera
argelino-marroquí un depósito de material, necesario para sus viajes de exploración. Pronto se extendió el rumor de que
éste era el anticipo de la fundación de una base naval y que Jiménez que había estado durante algunos meses ewn
Leipzig y en Berlín, como corresponsal de La Época, actuaba al servicio de Alemania. De hecho se entrevistó con el
mismo Bismarck y con algunos representantes de las instituciones más interesadas en la apertura de Marruecos al
comercio europeo. Con el fin de ofrecer un obstáculo a Francia en su expansión por la frontera argelino-marroquí,
favoreciendo las aspiraciones españolas, proponía una acción mancomunada entre España y el Imperio Alemán y hasta
presionaba ante el Gobierno español para que cediese las islas Chafarinas a Alemania. Véase en Fernández Rodríguez,
M.: España y Marruecos en los primeros años de la Restauración (1875- 1894), Madrid, C.S.I.C, 1985, pp. 178- 179.
Azucena Pedraz en su tesis doctoral señala que esta propuesta de cesión de las Chafarinas a Alemania le costó a
Jiménez la expulsión de la Sociedad Geográfica madrileña. Véase Pedraz Marcos, A.: Quimeras de África. La Sociedad
Española de Africanistas y Colonistas. El colonialismo español de finales del Siglo XIX, Madrid, Ediciones Polifemo,
2000, pág. 287.
428
habían embarcado no ya sólo las grandes potencias, sino hasta países europeos de potencial
los dos años siguientes (1898-1899), cuando empezó a ser puesta en tela de juicio la posición
hispana en el Sultanato por parte del propio Majzén . Es en este momento cuando la mayor parte de
pero que ahora el conflicto plantea de forma más evidente. España es un país débil (con una escasa
potencia militar), que no daba muestras de vitalidad expansionista, y con un grado reseñable de
atraso económico relativo con respecto a otros países de su entorno, en un momento en que el sur
latino ha cedido frente al norte sajón. Y esto era especialmente grave en la época del imperialismo,
en la cual "el derecho es la fuerza" y el socialdarwinismo aplicado a las razas y los países predicaba
la superioridad del más fuerte en la "lucha por la subsistencia"; una época en la que el débil debe
En 1898, la atención española va a estar plenamente orientada hacia los escenarios antillano y
filipino. La propia integridad del territorio nacional es vista en peligro ante el inminente conflicto
En tales circunstancias, el gobierno francés vería el camino libre para reanudar su presión
sobre el Imperio jerifiano, alternando sus movimientos en el Sáhara oriental con los que realizaba
en el extremo nororiental de Marruecos. En esta nueva coyuntura, se iba a desvelar la otra imagen
de la posición hasta entonces aparentemente fuerte de España en sus relaciones con Marruecos.
España es un país débil militarmente, que está aislado y que además de fiscalmente recaudar poco
–lo cual determina negativamente las posibilidades de disponer de un ejército bien equipado y
entrenado, especializado en la mayoría de los aspectos de la ciencia militar y dotado de una clara
714
Incluso el africanismo español, que pareció despuntar tímidamente entre 1882 y 1885 por obra de un puñado de
intelectuales (Francisco Coello, Joaquín Costa, Angel Ganivet) no pasa de ser una actitud minoritaria, sin ninguna
trascendencia política.
429
materiales para realizarla, y que toca fondo en cuanto a su condición de potencia venida a menos;
ineludibles por parte de la clase gobernante restauracionista, aumentaban menos de lo que hubiera
sido preciso para mantener un ejército y una escuadra dignos de una potencia internacional de
rango mediano.715
CUADRO 1.
Estructura del gasto del Estado español en el Ministerio de la Guerra y en las tareas de
1874-1880.......................26................................................27
1880-1886.......................17............................................... 19
1886-1892.......................18............................................... 20
1892-1898.......................17............................................... 19
1898-1906.......................17............................................... 19
1906-1914.......................17............................................... 23
715
Véase Comín, F.: Hacienda y economía en la España contemporánea (1.800- 1.936), Madrid, Instituto de Estudios
Fiscales, 1988, vol. II, pág. 642.
430
A partir de 1870 se produjo un fuerte crecimiento en los gastos de la Defensa nacional
(partidas presupuestarias destinadas a Guerra y Marina) que se mantuvo hasta 1881.716 Sin
embargo, pese a seguir absorbiendo los gastos de Defensa durante todo el período restauracionista
una parte considerable del gasto del Estado, fueron disminuyendo en porcentaje desde 1881, fecha
esta última en que se experimenta un fortísimo declive en los gastos militares españoles hasta 1907.
desembolsos en Defensa respecto a los gastos totales del Estado fue elevado: un 27 y un 28 por 100
como se aprecia en el cuadro 1 disminuye. Únicamente hay un leve crecimiento de los gastos en
Defensa entre 1887 y 1893, coincidiendo con la política agresiva que realizan los liberales con
relación a Marruecos y la puesta en práctica de una activa política de cañoneras ejercida sobre el
Imperio jerifiano. Sin embargo a partir de 1893 tal como resalta Comín los gastos en Defensa, en
1881, cifra en la que se moverán hasta 1907. Durante la década final del siglo XIX se podría haber
hecho una política más agresiva y constante sobre Marruecos, si se hubiera dedicado más
presupuesto a los Ministerios de Guerra y, sobre todo al de Marina.717 Parece existir una relación
mecánica entre la reducción de los gastos en Defensa a partir de 1893 y el cese de la 'gun boat
diplomacy' española; no se pudo mantener, en consecuencia, una línea moderada de presión sobre
el Sultanato. Fruto de esta falta de inversiones en la dotación del Ejército, era como señala Pablo La
materiales, entre el Ejército colonial francés y el español que reflejaba a su vez el diferente punto
716
Véase Francisco Comín: op. cit., vol. I, pág. 53.
717
Antonio Miguel Bernal y Antonio Parejo también han resaltado posteriormente como el gasto público por razones
militares era en España de baja intensidad comparado con el de otros Estados europeos, aunque sin duda porque los
gastos de las guerras de Cuba y Filipinas se computaron básicamente en los presupuestos coloniales. Véase Bernal,
A.M. y Parejo Barranco, A.: La España liberal (1868-1913). Economía, Editorial Síntesis, Madrid, 2001, pág. 107.
718
Véase La Porte, P.: La atracción del imán. El desastre de Annual y sus repercusiones en la política europea
(1.921-1.923), Madrid, Biblioteca Nueva, 2.001, pág. 78.|
431
1908 y el desastre de Annual en 1921 pondrían de manifiesto, en mayor medida que otros sucesos,
la gran distancia entre la competencia colonial francesa y la actuación colonial española en el norte
de África. Manifestaron también otros extremos, como el retraso evidente del Ejército español con
respecto a los avances estratégicos y tecnológicos que tuvieron lugar en los albores del siglo XX y
Los gastos en los servicios de espionaje patrocinados por el Ministerio de Estado eran
escasos e insuficientes también. Comín ha resaltado como los gastos en la Guardia Civil en este
período de la historia española eran entre 5 y 7 veces superiores a los de Asuntos Exteriores.719 Es
una evidencia que el número de espías y agentes de inteligencia ayuda a ganar las batallas.720 El
La Porte añade también que el presupuesto militar en España padecía asimismo de un fuerte
desequilibrio, derivado del hecho de que la mayor parte de las partidas estaban orientadas desde
mucho tiempo antes a satisfacer los gastos de personal721 en mayor medida que los de material. 722
Sólo a partir de 1907, el nivel relativo de las consignaciones en Defensa fue más alto que el
Aun así, el régimen restauracionista podía contar con una gama de posibilidades lo
suficientemente amplia como para poder oponerse, o cuanto menos, obstaculizar los deseos
coloniales franceses, imitando a su vez la política gala que no se cohibía en ningún momento en lo
tocante a la extensión del "régimen de protección" en el Imperio. Ello había quedado demostrado al
proteger París a los chorfa de Wazzan, o con los propósitos de poner bajo la tutela de la República
los extensos territorios del Sus o el Tuat. Seguir el ejemplo francés hubiera comportado al gobierno
719
Véase Comín, F.: op. cit., vol. II, pág. 636.
720
Véase Eddy Bauer: La Guerra secreta. Historia del espionaje, Tomo 1, s.l., Salvat Editores, 1987, pág. 33.
721
Con todo, el Ejército español, más que una institución pensada para la guerra, estaba organizado para las tareas de
guarnición y como gendarme social para el mantenimiento del orden público, y sus tropas, siempre mal dotadas, eran
soldados forzosos reclutados entre las clases pobres, mientras el numeroso cuerpo de oficiales se dedicaba, casi
exclusivamente, a la administración interna.Véase Balbé, M.: Orden público y militarismo en la España constitucional,
Madrid, Alianza Editorial, 1983.
722
Véase La Porte, P. : op. cit., pág. 78.
432
de Madrid, aceptar el protectorado de las fracciones o las cabilas que lo pedían en la coyuntura
finisecular. Sin embargo tanto el gobierno canovista en el bienio 1896-1897, como posteriormente
el sagastino en 1898 siguieron una política en Marruecos carente de ambiciones expansionistas, sin
la presión militar constante de la "gun-boat diplomacy" que seguían ejerciendo tanto Francia como
Estados Unidos, Alemania o el Reino Unido. Una política en suma caracterizada por la
desconfianza en las propias fuerzas, por el empleo sin sentido de las mismas (manifestado este
hecho por las serias deficiencias de los servicios de inteligencia españoles en el Rif o por la
timidez en el empleo durante la década de los noventa del 'régimen de protección' como
ocasiones existentes para contrarrestar las iniciativas francesas, quedando las posibilidades
Así, a comienzos de la década de 1890, el gobierno español había empezado a ser consciente
los movimientos galos de infiltración por medio de este procedimiento en los territorios de Tuat,
Uad-Dra y Tarfaya.723 El gobierno canovista se limitó a tomar nota de las maniobras republicanas,
sin contrarrestarlas a pesar de llevarse a cabo en zonas estratégicamente sensibles para la seguridad
enteras, España se atuvo a las estipulaciones de la Conferencia de Madrid de 1880, que restringían
el derecho de concesión por lo que en esta ocasión dejó pasar el tiempo sin actuar. En 1892, el
gobierno republicano intentaba un segundo paso en esta dirección. Así, la Legación española en
Tánger alertaba al gobierno conservador sobre los rumores existentes en Marruecos que hablaban
cabila de Beni-Mesauar; un movimiento alarmante para los intereses españoles por la situación
723
Francisco R. Figuera, Enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario español en Tánger al Duque de Tetuán,
Ministro de Estado español. 9 de Julio de 1891. Despacho no. 173. A.G.A. África (Marruecos). Sección Histórica. Caja
125 /Ex. 2.
433
estratégica que ocupaba la tribu y por su cuantía numérica. La cofradía de Wazzan era el arma que
gobierno sagastino. Durante los años 1860-1880, la protección había sido una de las fórmulas
empleadas con preferencia por el Estado español en sus tentativas de extender su hegemonía e
influencia en el interior del Imperio marroquí. El régimen se había concedido con suma
generosidad a un gran número de ciudadanos marroquíes, tanto de religión musulmana como judía,
que, por otra parte, como admiten los informes confidenciales del Ministerio de Estado no eran
individuos especialmente proclives o adictos convencidos a la causa española, sino más bien
comerciantes o productores que ante todo deseaban sustraerse a la autoridad majzeniana y al pago
de tributos, ventajas inherentes a su condición de protegidos. El gobierno español optó por retirarles
ese régimen jurídico que no comportaba grandes beneficios a las aspiraciones colonialistas. Por
otra parte, la Conferencia internacional de Madrid de 1880 había llegado al acuerdo de limitar el
número de los protegidos en Marruecos a doce por cada nación extranjera, disfrutando asimismo el
derecho de protección dos semsales por cada casa de comercio al por mayor que lo solicitase. Ello
Francia no se atuvo al cumplimiento de los acuerdos y siguió utilizando el régimen jurídico como
A partir de 1880, por otra parte, el gobierno francés, bajo la presión de los intereses
francesa en Fez (la corte sultaniana), adoptó una política de penetración pacífica en Marruecos.
724
El cónsul español en Larache comunicaba a la Legación en Tánger que Si al-Hach Abdeselam, el Jerife de Wazzan
había conseguido hasta el verano de 1892 - fecha en la que trascendió la noticia- que un número oscilante en torno a los
cuatrocientos Mesauar hubiesen aceptado la protección del gobierno Republicano. Francisco R. Figuera al Duque de
Tetuán. 5 de Agosto de 1892. Despacho número 169. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 125 /Ex. 2.
725
Ibidem. Informe del Ministerio de Estado -redactado por Luis del Arco- sobre el tema de la concesión del régimen de
protección a ciudadanos marroquíes. 20 de Julio de 1893.
434
En diciembre de 1883, la diplomacia francesa consiguió que el jerife de Wazzan, Si al- Hach
República contra el sultán, que desaprobó enérgicamente esta concesión. Además, el gobierno
protección entre los miembros de la Alianza Israelita de Tánger, promotora de una escuela donde
El ejemplo francés fue seguido por el conjunto de países europeos incluida España que
protección. Así Italia buscó también otorgar el régimen a comerciantes y ricos banqueros judíos de
Tánger, e Inglaterra extender su influencia entre los habitantes del Sus. Sin embargo, el gobierno
liberal español optaría a partir de 1893 por hacer marcha atrás y restringir la concesión de la calidad
de protegido a un número muy limitado de marroquíes, concesión que era efectuada siempre desde
se pondría en marcha una ofensiva en el sentido de utilizar las concesiones como instrumento en el
De la misma forma durante los meses que antecedieron al desastre colonial de 1898 se
descartó la posibilidad de constituir o ejercer un protectorado sobre el territorio del Rif, y como
queda apuntado, la de asentarse en la desembocadura del río Muluya donde el aventurero Saturnino
Jiménez había cedido a una empresa mercantil española los derechos de propiedad sobre un
de 1899 cuando invadió el Tuat) o a una intervención más efectiva y decidida en Marruecos se
internacionales como era el caso de las resoluciones de la Conferencia de Madrid que habían
726
Ibidem. R.O. del Ministerio de Estado de 13 de Agosto de 1893 dirigida a la Legación española en Tánger.
435
garantizado la existencia del ' statu quo' y la independencia del Imperio marroquí. Sin embargo,
estos derechos no eran respetados por la República francesa, más consciente de la fuerza
Por otra parte hasta 1899 no va a haber ningún intento serio de realizar una tarea de
A finales del siglo XIX la capital diplomática de Marruecos, Tánger, era una ciudad
cosmopolita con una serie de peculiaridades, determinadas por la existencia de numerosas colonias
extranjeras y una diversidad de culturas en forzada convivencia que, al mismo tiempo, se convertía
en el escenario de una cotidiana batalla publicística donde los diversos periódicos servían de
portavoces y medios de propaganda de los intereses colonialistas de las naciones que los
subvencionaban.
727
En la batalla publicística en Tánger, Francia llevaba la ventaja. En 1889, el británico A.M. Francery había fundado
El Diario de Tánger, periódico subvencionado por la Legación gala, que era considerado por Potestad como el
principal “enemigo de España“en Tánger, aunque se publicaba en español. El rotativo subsistiría hasta 1894. En 1893,
un emigrante francés, V.A. Serph fundaba Le Maroc, un semanario dominical en francés. Aunque desapareció en 1895,
volvería a editarse en 1904. En 1883, un judío tangerino, Lévy Cohen, abogado, comerciante y periodista, fundaría Le
Réveil du Maroc, periódico también subvencionado por la Legación gala, y que en contrapartida, defendía los intereses
de la República y la cultura francesa. A partir de 1889 el director del periódico fue Vial de Kerdec. Éste visitaba
cotidianamente la Legación francesa, aportando informes y confidencias, y colaboró en las intrigas que Abdeselam, el
jerife de Wazzan llevaba a cabo para extender la influencia gala en el Sultanato. Por el lado inglés, señalaba Potestad, la
presencia del periódico El Eco Mauritano, que fundado en 1886, aunque se publicaba en castellano, seguía los dictados
de la Legación británica. Véase González Hidalgo, J.L.: “Aproximación a un catálogo de los principales periodistas,
corresponsales y colaboradores de prensa de Tánger“, en Estudios Africanos, vol IX, Madrid, 1995, números 16-17, pp.
115-138.
728
Marqués de Potestad-Fornari, Ministro Plenipotenciario en Tánger al Ministro de Estado español, Segismundo
Moret. 24 de Abril de 1893. Despacho no. 101. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 125 /Ex. 2.
436
A diferencia de los restantes países europeos involucrados en la cuestión marroquí, la
Legación española carecía de una publicación defensora de sus intereses. España estaba perdiendo
la guerra propagandística, a pesar de haberla iniciado ventajosamente, ya que como señala J.L.
Miège, en Tánger una de las primeras imprentas que se instalaron, a la par que una de las más
no contase con el respaldo suficiente de una opinión pública. Siendo ésta imprescindible para
sostener un determinado proyecto que pudiera denominarse nacional, no existía y era labor
imperiosa comenzar a formarla en cuestiones tan trascendentales para la vida de un país. Ese
desinterés por Marruecos se traducía en hechos tales como el que los pocos periódicos españoles
que tenían corresponsalía en Tánger, le daban un carácter marginal, retribuyendo escasamente a sus
empleados.
El discurso mayoritario en este tipo de prensa giraba siempre en torno a una serie de noticias
poco fidedignas e incluso falsas, priorizando el sensacionalismo, la noticia impactante. También era
frecuente que los rotativos españoles no siguieran una línea editorial propia cuando comentaban
contra la labor de la propia Legación. Por otra parte, la causa española era asimismo objeto de
aprovechando la miseria en que vivía la emigración española, a la que achacaban todos los delitos o
crímenes y también el poseer una turbia moralidad. De hecho, el Marruecos presentado por los
africanistas decimonónicos como el sueño ideal o la tierra de promisión para el emigrante español,
729
Véase: Miège, J.L.: Expansión europea y descolonización ..,.op.cit., pág. 106.
437
de baja extracción social, pobre y sin recursos en la península, no había pasado de ser una
pintoresca falacia de la ensoñación africanista, tan tenaz como infundada. Los españoles,
por centenares en Tánger, dedicados a los oficios más humildes y en unas condiciones deprimentes
en lo tocante a la calidad de vida y residencia. Las ideas de "revolución social" promovidas por los
anarquistas habían encontrado un caldo de cultivo favorable en los núcleos obreros que constituían
"Todas las naciones -reseñaba también Potestad- buscan dentro del statu quo
territorial aumentar los intereses materiales para en un día dado intervenir en nombre de
esos mismos intereses en los sucesos que se presenten. Fomentar industrias, aumentar el
comercio, multiplicar los medios de comunicación reduciendo el franqueo, favorecer las
enérgicas iniciativas de sus naturales, pedir al Sultán de cuando en cuando privilegios de
explotaciones, tal es lo que hace Francia, Inglaterra, Alemania e Italia. De este modo estas
dos últimas han llegado a ser factores importantes en el problema marroquí, cuando hace
dieciocho años nada tenían, ni árabe alguno se ocupaba de ellas; pero sus órganos en la
prensa aumentan lo bueno, oscurecen y disculpan lo malo y de aquí nace su prestigio y
reputación que tan alto coloca su nombre ".730
dirigido por el joven médico Dr. Mayoral, corresponsal telegráfico de El Imparcial en Tánger y
Nada fue ejecutado en el sentido solicitado por el diplomático español. De hecho hasta el
giro imperialista en la política exterior del país que imprimiría Silvela, los gobiernos
en el Sultanato.
730
Marqués de Potestad-Fornari al Ministro de Estado español, Segismundo Moret. 24 de Abril de 1893, documento ya
citado.
438
6.4. Características de la actuación española en Marruecos a lo largo de 1898.
En primer lugar, por las repercusiones en Marruecos del estallido de la guerra hispano-
Además, durante gran parte del año, se vive en Madrid con el constante temor a una intervención
armada anglosajona, procedente de cualquiera de las dos partes del Oceano Atlántico (Estados
Unidos e Inglaterra), ya sea en el propio territorio español (Canarias, Cádiz, Baleares), ya sea en el
un posible golpe de mano de las escuadras norteamericana o británica sobre las costas del Imperio
jerifiano, convencimiento que se dilatará en el tiempo desde comienzos del mes de Mayo hasta el
Ligado a este factor, en segundo lugar se percibe erróneamente por parte de las diplomacias
primavera de ese año. Esta operación militar se iniciaba con el pretexto de dar un severo
piratería en los años anteriores contra diversos buques europeos que navegaban por las costas
próximas. Sin embargo, en realidad tenía el doble fin de contrarrestar y acabar con las constantes
zona, prestigio que está adquiriendo para el Majzén unos tintes alarmantes.
En tercer lugar, por el inicio de los movimientos franceses en los territorios del Figuig y del
Tuat. Esta nueva situación llevará al gobierno sagastino a una aproximación diplomática a Gran
439
Bretaña, con el fin de preservar el mantenimiento del "statu quo", y a la vez dar una solución a la
cuestión de Gibraltar.
Las primeras actuaciones de España en el año que ahora comenzaba, 1898, tendieron a
reforzar sus elementos de presión en la Corte del Imperio, junto a la figura del Sultán.
La Corte imperial se había convertido en un auténtico nido de intrigas, donde las diversas
potencias con intereses en el Imperio y con deseos de ejercer una influencia hegemónica en el
imperialistas por ejercer una presión directa sobre la persona del soberano, quien había dado el
primer paso había sido la República francesa. Tras haber obtenido por parte de Mawlay Hassan I
(en realidad ejerciendo más de espías de la estructura y organización defensiva del Imperio que de
consejeros militares del Sultán), se había desplazado a Marruecos como miembro integrante de la
misma, el doctor F. Linares. El galeno había pasado a ocupar un lugar indispensable tanto en la
corte como en la Legación francesa de Tánger, cumpliendo las funciones de intrigante al servicio
del imperialismo galo, agente confidencial y espía; su acción eclipsaría incluso la de la misión
militar que el marqués de Segonzac calificaría como " impuissante, inutile, désolée, dépouillée de
son double rôle politique et militaire". Hasta tal punto había resultado potenciada su tarea que a
solicitaba del doctor que periódicamente remitiese a París informes, detalles y notas sobre su
misión .731
Sin embargo otras potencias imitaron bien pronto el ejemplo galo. Alemanes e italianos
instalaron a sus agentes, todos ellos militares, en Marruecos desde 1888. Un año después era el
turno de España y de Portugal a la hora de desplazar a sus agentes confidenciales. Gran Bretaña,
por su parte, se contentaba con mantener en la corte a su agente no-oficial Mac-Lean, del que se
decía que era más agente comercial con fines turbios que un político "gentleman".
731
Véase Sayagh, S.: La France et les ...op.cit, pag. 36.
440
En esta suerte de competición por introducir a espías y confidentes en la residencia imperial,
España había conseguido situar a un médico militar, el Doctor Don Joaquín Cortes y Bayona.
El problema se suscitaría a raíz del fallecimiento del doctor Cenarro en 1897, médico a su
vez de la Legación española en Tánger y miembro consultor del Consejo Sanitario que las
potencias habían instaurado en la ciudad para regular las cuestiones de salud e higiene pública en la
capital diplomática marroquí. El Consejo Sanitario se había convertido en un órgano de poder que
los países europeos habían arrancado al Majzén en cuestiones de higiene, usurpando funciones
propias de la soberanía marroquí, por lo que en su interior también se asistía a una encarnizada
lucha por ejercer el control y la presidencia. A la muerte de Cenarro, los gobiernos de Francia e
Inglaterra que contaban en Tánger, como integrantes de sus respectivas colonias de ciudadanos, con
diversos reputados médicos se prepararon a situar a uno de ellos en la plaza de Doctor consultor del
Consejo, que ahora había quedado vacante. Ojeda, teniendo que hacer frente a los deseos franco-
ingleses así como a las intrigas de otros países que aspiraban a menguar el papel de España en
Tánger, pretendió que fuera Joaquín Cortés quien sustituyera al finado en el organismo
internacional.732
Hechas las pertinentes consultas, el Ministro de Estado, Pío Gullón daba su consentimiento
a la candidatura española encarnada por Cortés, pero no dejaba de recalcar al Ministro en Tánger
una de las causas de la inacción o debilidad de la actuación en el Sultanato, cual era la falta de
relación que existía en el Imperio entre las autoridades militares de las plazas y guarniciones y el
círculo diplomático encarnado por la Legación en Tánger. Muchas veces, el Ejército ignoraba a
Ojeda. La Legación y la milicia tenían sus servicios de información paralelos, que nunca llegaban a
intercambiar informes ni confidencias, por lo que en Tánger, Ojeda estaba siempre carente de
noticias e información de los movimientos y acciones que se gestaban en las guarniciones. Esto era
algo de lo que Gullón responsabilizaba directamente al estamento militar a la vez que prometía a
Ojeda solucionarlo en breve, recordando al Ministro de la Guerra la obligación que tenía el Ejército
732
Emilio de Ojeda a Pío Gullón. Carta particular número 11. 19 de Enero de 1898. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 103 /Ex. 2.
441
de tener al tanto a la Legación de todas las informaciones de valor y trascendencia acerca de los
intereses españoles en Marruecos y de las relaciones de las plazas con el territorio colindante. 733
El problema era que, en modo alguno, se podía abandonar el elemento de presión junto al
Sultán y la fuente de información directa, de primera mano de las actividades del Majzén, que
suponía la plaza ocupada en la corte marroquí por el doctor Cortés como médico de la misma. 734
elección del nuevo médico-consultor del Consejo Sanitario; las intrigas españolas daban su fruto en
la enconada batalla que se trababa y por fin, tras una serie de largas deliberaciones, resultaba
triunfadora la candidatura del doctor Cortés, desplazando a las de sus rivales británico y francés. 735
Ojeda recomendaría, asimismo, a Madrid que Cortés continuara desempeñando su misión junto al
región.
En el Rif y como fruto de la acción propagandística desempeñada por el agente Si Al-lal, las
733
Ibidem. Pío Gullón a Emilio de Ojeda. Carta particular número 2. 22 de Enero de 1898.
734
Ibidem. Emilio de Ojeda a Pío Gullón. Carta particular no. 12. 26 de Enero de 1898.
735
Ibidem .Emilio de Ojeda a Pío Gullón. Despacho no. 29. 10 de Febrero de 1898.
736
La naturaleza de las relaciones hispano-francesas a propósito de la cuestión marroquí viene determinada por las
continuas dificultades a las que ha de hacer frente el Ministerio de Estado provocadas por la política del Quai d´Orsay
de estimular una infiltración política en el Sultanato. La prensa europea, y los rumores alentados por el círculo
diplomático internacional residente en Tánger hablaban continuamente de que la recientemente creada Legación del
Imperio ruso en esta ciudad marroquí no obedecía a otro propósito más que el de apoyar los planes de expansión gala
en el Sultanato y robustecer la influencia de Francia en Marruecos. Bacheracht, el Ministro plenipotenciario ruso
acudió a visitar a Emilio de Ojeda negando repetidas veces lo que calificó de rumores infundados. Todas estas
afirmaciones fueron realizadas en el plano confidencial. Vinieron acompañadas de otras justificaciones señalando que
para el gobierno de San Petersburgo, el Sultanato constituía una baraja o pieza más de los asuntos de la política
europea, y por ello el zar Nicolás II había dispuesto que convenía tener una presencia diplomática en el Imperio
jerifiano. Bacheracht prometió actuar en la cuestión marroquí de acuerdo siempre con los intereses españoles, además
de hacer partícipe a Ojeda de las simpatías de la política imperial rusa hacia la sostenida por España. Cfr. Despacho
reservado no. 70 de Emilio de Ojeda, Ministro Plenipotenciario de España en Tánger al Ministro de Estado. 15 de mayo
de 1898. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. no. 1.
442
Teodoro de Cuevas vislumbraba a comienzos de año dos posibles métodos de infiltración .El
primero era la recluta periódica de jovenes Bocoyas enrolados en el Rif para luego ser incorporados
al Ejército colonial francés en Argelia. A todos los reclutas se les ofrecía un considerable anticipo
de la paga, como un reclamo publicitario de los beneficios de la protección gala, lo que servía para
excitar la codicia de los cabileños. El cónsul español especulaba con la posibilidad de que las
reclutas de jóvenes tuvieran una continuidad temporal y afectaran a sucesivos contingentes que al
impregnados de la cultura y civilización galas. El otro medio de infiltración era el económico .Se
especulaba con la importancia minera del Monte de las Palomas, el Yebel Hamman enclavado en
territorio rifeño, del que se suponía contaba con grandes yacimientos tanto de metales preciosos
(oro, plata) como de otros minerales (cobre, plomo, antimonio). Los franceses habían fijado sus
ojos en la riqueza de esta zona, en la cual el conde de Chavagnac había intentado iniciar la
explotación de una mina tiempo atrás, y se rumoreaba que los intereses de la República en el Rif
obedecían no sólo al deseo de apoderarse de las costas de Alhucemas -el promontorio del Morro-
Días después Teodoro de Cuevas, informado por su confidente el rifeño Tuhammi Saddek,
avisaba a la Legación en Tánger de la llegada a Río Martín (en las proximidades de Tetuán) de tres
Tesemman y Tafensah, muy próximos a Alhucemas, que constituían el primer grupo de reclutas
que Francia iba a alistar en el Rif para luego transportar a Orán, donde cumplirían su servicio
militar de cuatro años.738 Al término del mismo Cuevas volvía a insistir en que serían declarados
protegidos franceses, y que la dinámica ahora puesta en marcha iba a proporcionar en el futuro
737
Teodoro de Cuevas a Ojeda. Despacho no. 2. 6 de Enero de 1898. A.G.A. África (Marruecos). Sección Histórica.
Caja 236 / Ex. 2.
738
El cronista Et-Tabyi señala que uno de los notables Bocoyas, originario del aduar de Tafensah, Sid Dadi Ben
Messaud, amigo del vice-cónsul francés en Tetuán, Si Al.lal y él mismo partidario de la penetración gala en el Rif
habría sido quien preparó el plan de reclutar a varias decenas de jóvenes de su tribu con el fin de remitirlos a Argelia.
Véase Et-Tabyi: "La matanza de Bocoia II)" en (B) iblioteca (N)acional. (M)adrid. Miscelánea García Figueras. Tomo
LXXIII, pág. 287.
443
grandes ventajas a la República, pues iba a llenar poco a poco de súbditos galos toda la región
rifeña. Con todo lo preocupante era que según crecientes rumores, también estaba empezando a
calar la propaganda pro-republicana entre la cabila vecina a los Bocoyas, la numerosa tribu de los
Ait-Urriaguel, entre los que comenzaban a oírse voces solicitando la protección y nacionalidad
francesas. Amén de la evidencia de estos hechos, se notaba cómo el cónsul español se estaba
dejando llevar por un gran sentimiento alarmista y por un recelo creciente, cuando advertía a
Madrid de que el nuevo Bajá que había tomado posesión del gobierno de Tetuán, antiguo Amal de
Otros rumores de los que daba cuenta, se referían a una supuesta delegación que los notables
colaboración de agentes galos. Esta comisión había elevado ante el Sultán sus quejas contra
España, por las estafas de que habían sido objeto los cabileños por parte de los contrabandistas
malagueños y por el asesinato y robo del rifeño apodado "Almendro". Se especulaba incluso con
que la última cláusula de una carta que la cabila había dirigido a Abd al- Aziz contenía una velada
amenaza de los Bocoyas anunciando su intención de no acatar la soberanía del Sultán y buscar la
protección de Francia, si no obtenían del Majzén que éste les atendiera y una reparación o
Los motivos de esta sangría humana de efectivos jóvenes rifeños con destino al ejército
colonial francés los aclaraba en otros despachos el diplomático español: la cosecha se prometía
muy favorable en la región de Yebala, cuyas tierras eran más fértiles que las rifeñas. En cambio en
el Rif, las expectativas eran mucho peores, y el hambre motivada por las previsibles malas cosechas
739
Teodoro de Cuevas a Ojeda. Despacho no. 6. 18 de Enero de 1898. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 236 / Ex. 2.
740
Ibidem .Teodoro de Cuevas a Ojeda. 21 de Febrero de 1898. Despacho no. 16.
444
Por otra parte era motivo de preocupación la evidencia de que la organización de la
inteligencia española en el Rif estaba haciendo aguas irremediablemente. Cada una de las
guarniciones hispanas tenía una pequeña red de espías, y contaba fundamentalmente con un
confidente "oficial" infiltrado en las cabilas más próximas. En el caso de Alhucemas, el confidente
Arbi Haddu Alí no solamente no había dado cuentas a las autoridades de la plaza de la recluta por
parte francesa de jóvenes Bocoyas, sino que además ahora trascendía la noticia de que hasta cuatro
parientes suyos se habían unido al contingente que se había trasladado a Tetuán, camino de
Argelia.741 Por otro lado, la Legación española en Tánger carecía de una red propia de confidentes
y agentes en el Rif; cuando Ojeda había tenido que llevar a cabo en el territorio misiones de
carácter secreto o confidencial, se había encontrado -ante la falta de elementos para ponerlas en
práctica- con la necesidad de requerir los servicios del sargento Bocoya, miembro de la Comisión
Militar española perteneciente al Estado Mayor que recorría el territorio marroquí haciendo trabajos
topográficos y de estudio, o bien de recurrir incluso al agente argelino Al.lal. Preocupado por las
noticias que le llegaban desde el consulado de Tetuán, envió al judío protegido, Isaac Pinto, a la
bahía de Alhucemas en busca de nuevos informes. Pinto se trasladó al territorio con el fin aparente
de recabar más datos, y con el real de aprovechar la cobertura legal que le ofrecía su misión oficial
que los agentes franceses no operaban sólo en el territorio del Rif, donde se habían ganado ya la
adhesión de hasta tres fracciones completas de la cabila de Bocoya y otras dos cabilas empezaban a
dar muestras de estar infectadas de la propaganda republicana. Ésta, al parecer se había extendido
fuera del Rif, al territorio de Gomara, colindante con el Bajalato de Tetuán, entre cuyos habitantes
eran cada vez más numerosas las concesiones del "status" de protegidos de Francia.743
741
Ibidem .Teodoro de Cuevas a Emilio de Ojeda. 17 de Febrero de 1898. Despacho no. 15.
742
Ojeda a Pío Gullón. Despacho reservado no. 35. A. G. A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 69 /Ex. 3.
743
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 21 de Febrero de 1898. Despacho no. 16. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos).Caja 236 /Ex. 2.
445
El 7 de Febrero el cónsul T. De Cuevas desde Tetuán recapitulaba para la Legación hispana
toda la información que venía manejando y alertaba de las posibles consecuencias para España de
"Hasta hoy nos hemos creído asegurados por el propio interés de Europa contra
audacias y riesgos de extrangera (sic) procedencia y nos ha bastado con que aquellos
indígenas (los rifeños) se hayan mantenido inofensivos respecto de nosotros para desviar
nuestra atención y hablar de ellos como pudiéramos efectuarlo de los habitantes de la
Polinesia. Y así hemos continuado sosteniendo á gran coste esas fortalezas raquíticas,
minadas por el mar, carcomidas por su base y solo útiles en cuanto nos permiten mantener
enhiesta en ellas la gloriosa enseña de la patria; pero ruinosas bajo el punto de vista
económico e inútiles a nuestro comercio y a la civilización de las semi-salvajes hordas que
las circundan". 744
completo al Rif. Siendo un experto en cuestiones económicas, se lamentaba de que unos posibles
instrumentos de penetración comercial en el Sultanato, como eran las plazas españolas en las costas
En contraste, entendía que el Sultán no daba la espalda a la región. Las cartas de Teodoro de
Cuevas, buen conocedor de la realidad rifeña, sirven para contradecir la idea, con frecuencia
sostenida por historiadores que no han penetrado en un conocimiento profundo de la realidad del
territorio, de que las cabilas del Rif estuvieran en un estado de revuelta permanente contra el poder
central. No solamente el cónsul argumentaba que los rifeños prestaban juramento de fidelidad al
Majzén, sino que vivían "realmente sujetos al dominio de los Sultanes". Cuevas distinguía entre por
un lado la amplísima autonomía secular que cada aduar y cada cabila tenía para el autogobierno de
sus asuntos locales en una suerte de "democracia rifeña", y por otro lado, el real y efectivo
744
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 7 de Febrero de 1898. Despacho no. 11. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 69 /Ex. 3.
446
problemas se producían periódicamente en la región, el cónsul los atribuía a cuestiones de índole
menor, cuales eran las pugnas entre las autoridades majzenianas -a menudo codiciosas y deseosas
de imponer exacciones pesadas a sus gobernados, parte de las cuales las detraían para su peculio
particular-, y la infranqueable resistencia que ante todo tipo de abusos presentaba el pueblo rifeño.
desafíos abiertos a la autoridad del Majzén, ni en intentos secesionistas de los cabileños. Le bastaba
al Sultán con esgrimir su prestigio religioso-político para disipar los tumultos. De hecho, los
Sultanes hasta entonces habían confiado plenamente en las tribus rifeñas, puesto que las veían
como un valladar que imposibilitaba, con su férrea y terrible resistencia, no sólo el avance de los
cristianos hacia el interior del país, sino también (hasta 1830) cualquier posible movimiento turco
desde la vecina Argelia tendente a extender los dominios de la Sublime Puerta de Constantinopla.
Con el paso del tiempo, y tras la guerra de Melilla, el cónsul estimaba que se había llegado a
una situación "ideal" de convivencia pacífica en el norte de Marruecos entre españoles y rifeños.
Estos últimos empezaban a ver sin grandes recelos a los primeros, aunque siempre con una cierta
ambivalente: se veía al español como invasor, pero en los momentos en que se habían producido
discrepancias severas con el Sultán, circunstancia que había ocurrido esporádicamente, diversos
aduares o incluso fracciones de cabila habían vuelto sus ojos a España, buscando su amistad. En
tales ocasiones, las reuniones asamblearias de los rifeños habían culminado con la formación de
diversas comisiones que habían marchado hacia las plazas españolas, encargadas por sus parientes
y amigos de negociar con el gobierno español, la concesión del protectorado. De haber admitido
esas proposiciones los gobiernos restauracionistas, España sería en 1898 dueña de una parte del
Rif. A juicio de Cuevas, se había obrado acertadamente, eludiendo la aceptación de ventajas que
comportaban peligros y responsabilidades: una expedición punitiva del Majzén, protestas de las
447
potencias europeas por una violación "clamorosa" del statu quo, etc... Ahora bien, Francia estaba
"Para nosotros es cuestión vital la de que el Rif no pertenezca a nadie más que a
Marruecos ya que desde el momento en que del Muluya a Tánger llegase a establecerse en
fuerza alguna potencia extrangera (sic), la independencia española se vería seriamente
amenazada". 745
La solución que aconsejaba Cuevas no era conducente a reafirmar la potencia militar o naval
Alhucemas y Peñón de Vélez con las cabilas próximas. En suma, abrir el Rif -un territorio en el
que el Sultán había puesto hasta el momento un cuidado exquisito en aislarlo del comercio europeo-
a la penetración económica. ¿Qué debía hacer España para sacar más beneficios de sus relaciones
con el Imperio marroquí?. El cónsul entendía cosas bastante diferentes frente a otros diplomáticos o
africanistas que pensaban que la colonización del Rif pasaba por una potenciación de la
"españolización del territorio", por difundir entre los cabileños la obediencia y el amor a España a
indígenas, integradas en el Ejército español. Repetidas veces había llamado la atención de sus
superiores sobre la intensificación durante el último decenio del tráfico mercantil europeo hacia
Marruecos. En particular, las etapas de hambruna en el Sultanato eran paliadas con la importación
masiva de harinas extranjeras, y en las partidas de importación, los cereales españoles apenas
estaban representados, cediendo ante el empuje de los procedentes del continente americano o de
Francia. Cuevas entendía que la producción de cereal era una rama de la actividad económica
"En tierra marroquí -señalaba en uno de sus primeros despachos de Enero de 1898-
los productos españoles se encuentran en el caso de tener que combatir abiertamente y
745
Ibidem. Teodoro de Cuevas a Ojeda. 7 de Febrero de 1898. Despacho no. 11, documento ya citado.
448
como quien dice pecho a pecho contra los similares extrangeros (sic). En las referidas
plazas (se refiere a Ceuta y Melilla) aun cuando sean puertos francos, el choque es
atenuado. Los habitantes y la Administración son españoles, de suerte que el producto
nacional no se mira allí escueto y abandonado al propio valer sino rodeado de un ambiente
de benévola parcialidad. ¡Ah¡, si en el mercado magrebino nos fuese posible mantener
francamente nuestras harinas contra las francesas y las americanas ¡746
ciudad, expresando públicamente sus intenciones, haciendo alarde de ellas, aireando su condición
momento con una total impunidad. El Bajá de la ciudad no había hecho nada hasta el momento para
evitar su viaje a Argelia. 747 Tampoco se establecieron patrullas por la vecindad de la ciudad, ni los
askaris vigilaron detenidamente las costas, puesto que poco después, el 26 de Febrero, el falucho
inglés Angelito, fletado por el agente Si Al.lal, se encargaba de conducir al contingente de reclutas
a Orán. El contingente fue armado en la playa, antes de embarcarse, por los agentes franceses con
fusiles Remington y armas cortas. Era un claro desafío a la autoridad del Majzén; en el caso de que
en su recorrido por la costa rifeña se encontrasen con algunos cárabos tripulados por gentes afectas
Era un hito más en el largo camino de infiltración en el Imperio iniciado veinte años antes,
en vida del anterior Sultán, cuando la República había decidido aumentar indefinidamente el
número de sus protegidos en el país (semsares y mojalatas), sin que la reunión de la Conferencia de
Madrid viniese a perturbar sus propósitos. No solamente se había intentado sustraer del control del
Sultán a una gran cantidad de súbditos, sino que el gobierno de París había procurado también
elegir la "calidad" de los que naturalizaba como protegidos. En este sentido, un golpe de efecto
746
Teodoro de Cuevas a Ojeda.1 de Enero de 1898. Despacho no. 1. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 236 /Ex. 2.
747
Ibidem. Teodoro de Cuevas a Ojeda. 26 de Febrero de 1898. Despacho no. 18.
449
había supuesto la concesión del "status" a al-Hach Abdeselam, el gran jerife de Wazzan. Con esta
iniciativa el gobierno republicano había pasado a controlar a los devotos de la cofradía Wazzaniya,
de recluta de soldados cabileños, Francia iba a "colonizar" de protegidos el Rif, buscando controlar
toda la franja costera que se extendía desde Gomara (en los límites orientales del Bajalato de
Tetuán) hasta el promontorio del Morro en la bahía de Alhucemas. Lo mortificante era que el
Majzén no reaccionaba. Además el cónsul español estaba convencido de que el Bajá de Tetuán era
una simple "hechura" francesa. A pesar de que durante el día en que los rifeños se embarcaron,
había trascendido a toda la ciudad de Tetuán que aquella era la fecha convenida para la operación,
Teodoro de Cuevas interpretaba los hechos bajo el prisma de una escala nueva en la política
colonialista; unas formas novedosas de comportarse los países colonizadores que no se ajustaban a
las prácticas habituales empleadas por España, respetuosa en demasía con la soberanía imperial. De
hecho, el cónsul hacía en sus despachos a la Legación en Tánger un lúcido análisis de los nuevos
acontecimientos que estaban sacudiendo el mundo colonial a finales del siglo XIX
la política ultramarina, a pesar de estar relacionadas, se jugaban con reglas distintas y a veces
contradictorias, y que, de hecho, en buena parte, la política internacional del último cuarto del siglo
XIX se preocupaba ante todo por el desarrollo de la expansión colonial bajo una óptica nueva, la
óptica imperialista.
comprendidos en toda su trascendencia por la clase política española.748 Así, hombres con
748
Véase Togores, L. E.: “La España de la Restauración ante el nuevo imperialismo“, en Bullón de Mendoza, A. y
Togores, L. E. (coord.): Cánovas y su época, Tomo II, Madrid, Fundación Cánovas del Castillo, 1999, pág. 1359.
450
importancia que tendría para España esta etapa final de la expansión colonial, en un mundo
En este sentido, Cuevas reprochaba a los gobiernos de Madrid que no habían sabido entender
la nueva filosofía del imperialismo, que había sustituido la legislación y el derecho internacionales
imperialismo estaba gestando, la razón cedía su paso a la decisión, al arrojo; sólo importaba la
supervivencia de una nación a costa de ensanchar el Imperio colonial poseído sin hacer caso alguno
"Nunca habrá podido decirse con más razón que ahora que el éxito todo lo legitima.
Cuando una compañía de mercaderes ingleses da descaradamente por destronado de su
soberanía en Sus al Sultán de Marruecos, cuando una nación como Francia sustrae
arteramente a Muley Abdelaziz sus vasallos para devolvérselos disfrazados de súbditos de
la república y minar con su ayuda y derrocar la autoridad Cherifiana facilitando así la
invasión y el apoderamiento de sus estados, bien claro aparece que se está bogando a toda
prisa hacia el golpe brutal y decisivo que nos va a sobrecoger en el momento más crítico y
tal vez en circunstancias que no nos permitan hacer un simple disparo en vindicación de
nuestro derecho"749.
Paralelamente, otros peligros se cernían sobre los intereses españoles en el Rif. En efecto,
alentado por las Cámaras de Comercio había concebido el proyecto de crear una serie de depósitos
comerciales "francos" en Marnia y Beni Unif, junto a la frontera del Sultanato y de adoptar una
serie de medidas en el puerto argelino de Nemours que favoreciesen los intercambios comerciales
con Marruecos. Como primer paso, se había negociado con el Sultán la apertura de una Aduana en
la ciudad marroquí de Uxda, con objeto de facilitar por aquel punto la entrada franca de los
749
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 1 de Marzo de 1898. Despacho número 21. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 236 /Ex. 2.
451
reactivaba ahora y la amenaza comercial francesa parecía ceñir con un dogal de acero a toda la
región rifeña, sustrayéndola del tráfico comercial procedente de Melilla y de la península ibérica.
El periódico madrileño El Imparcial daba cuenta con fecha 27 de Febrero de la noticia del
nombramiento por parte del Sultán de Sid Alí al-Selani como administrador de la nueva aduana
.Los comerciantes marroquíes -añadía el rotativo- empezaban a mostrar su interés por sustituir los
depósitos mercantiles de Melilla por los nuevos mercados de Argelia, con lo que ello suponía de
Por otra parte, en Tánger era objeto de intensos comentarios un artículo de Le Gaulouis
parisino que preveía para el futuro de Marruecos, su sumisión a las autoridades francesas tras un
amplio acuerdo de las dos potencias, Gran Bretaña y Francia. Estas resolverían sus discrepancias
ocupación del Imperio jerifiano por los franceses. Teodoro de Cuevas admitía como un hecho real
el que a cambio de mutuas concesiones, las dos potencias habían llegado a un común acuerdo, que
facultaría a Francia para apoderarse en el futuro – tal como estaba intentando hacer en ese momento
en el norte del Sultanato- de todo el litoral marroquí. 750 De ser cierto lo que comunicaba el cónsul a
verdadero "mercado persa" donde todo -las tierras de las cabilas, la recluta de jóvenes rifeños-
tenía un precio y se compraba y se vendía a plena luz del día, y donde la autoridad del Majzén
había desaparecido o bien era completamente ineficaz para oponerse a las crecientes y continuas
cónsul británico en Tetuán, Berwick, estaba iniciando la recluta de cincuenta jóvenes rifeños de
distintas cabilas entre aquellos que se mostraban proclives a servir a la causa del Reino Unido como
soldados, para lo que ofrecía mejores primas que las que los agentes franceses habían ofertado a los
750
Ibidem. Teodoro de Cuevas a Ojeda. 6 de Marzo de 1898. Despacho número 24.
452
Bocoyas.751 El norte de Marruecos había pasado a ser el centro de una serie de argucias
complicadas, donde los intereses de diversas potencias entraban en colisión buscando obtener una
Marruecos.
Tras la crisis parcial que afecta al gobierno liberal de Sagasta en el mes de mayo de 1898 y la
remodelación del mismo, el Ministro Plenipotenciario español en Tánger remitía un largo despacho
reservado al nuevo Ministro de Estado, Duque de Almodóvar del Río. En él, el diplomático
español, tras el desastre naval de Cavite y el hundimiento del Ejército español en Filipinas, pasaba a
pergeñar los criterios que debían constituir las nuevas directrices de la política de la Monarquía ante
la ruptura de las hostilidades con los Estados Unidos, y sus repercusiones en la posición sustentada
por España en el Sultanato.752 Ojeda hacía un somero repaso de los resultados de su gestión
diplomática en Marruecos desde que había tomado posesión del cargo en Agosto de 1894,
resaltando que sus propósitos habían sido siempre los de asentar sobre sólidas bases la primacía de
los intereses hispanos en el Imperio jerifiano y la afirmación del derecho que tenía España a que se
contara con ella como factor indispensable en el momento en que se produjera la quiebra del país y
la ruptura del "statu quo". Dentro de los contratiempos e inconvenientes con los que se había tenido
que enfrentar durante todos estos años, reseñaba como el principal de ellos el aislamiento
un gravísimo riesgo: que en la cuestión marroquí, España hubiera podido acabar discriminada por
751
Ibidem. Teodoro de Cuevas a Ojeda. 8 de Marzo de 1898. Despacho número 25.
752
Ojeda al Duque de Almodóvar del Río, 23 de Mayo de 1898. Despacho reservado no. 73. A.G.A. África
(Marruecos).Sección histórica. Caja 103/Ex. 2.
453
los diversos bloques de alianzas internacionales que la habrían relegado a una postura
absolutamente marginal. Si ese aislamiento había supuesto no dar motivo de queja o de suspicacia
en el concierto internacional, conllevaba asimismo el riesgo de que España dejase de ser tenida en
cuenta en la resolución definitiva del tema marroquí, y que por ello se prescindiese totalmente de
sus intereses y pretensiones, a tenor de cómo se la juzgaba : "no se creía (a) España capaz de
aportar á la masa común de la solidaridad internacional las fuerzas y la energía que aquella exige
Para contrarrestar este aislamiento, la representación diplomática española, si bien sin adoptar
coyunturales con el Reino Unido o con Francia, siempre acomodando estas maniobras a los
intereses eventuales de la monarquía. Con ello, España había jugado un papel destacado que le
había llevado a estar presente en la lucha de influencias que tenían por escenario el territorio
marroquí. Sin embargo, el estallido de la guerra con Estados Unidos había tenido como
la Gran Bretaña.
los efectos de una nueva etapa de la historia de las relaciones internacionales, marcada por una
nueva fase en la evolución histórica del imperialismo colonial, y caracterizada por una sucesión de
tensiones coloniales que se irá prolongando hasta la Primera Guerra Mundial. De hecho, esta etapa
supondría, en primer lugar, la desaparición del concierto europeo, y junto a ello, la decadencia del
monopolio mundial de Gran Bretaña en los campos del comercio y de la banca. A ello hay que unir
el hecho de que la entrada en liza en el escenario mundial de nuevas potencias industriales como
Alemania, los Estados Unidos y el Japón, aceleraba la remodelación de las relaciones comerciales
753
Ibidem.
754
Jover Zamora, J.M.: 1898. Teoría y práctica de la redistribución colonial, Madrid, Fundación Universitaria
Española, 1979
454
en vigor y la redistribución de los mercados. Sobre ese escenario se redactaban las bases de un
nuevo derecho internacional imbuido de darwinismo político, a la par que se asistía a la frenética
carrera hacia un reparto del mundo en beneficio de las grandes potencias del momento. En el
la penetración comercial y territorial europea en las costas de China; un conflicto cuyo punto de
partida fue la adquisición por el II Reich de Kiaochow y de Port Arthur por el Imperio zarista. El
enfrentamiento contra Rusia al no poder mantenerse un 'modus vivendi' en toda Asia entre
durante el reinado de la Emperatriz Victoria, y le impulsó para contrarrestar las presiones rusas
sobre China a buscar apoyos, que definitivamente encontraría en el Imperio japonés en 1902. Sin
embargo, durante 1898 Londres también realizó intentos de negociación con los Estados Unidos y
Alemania. El acercamiento entre Gran Bretaña y los EE.UU. fue visto por España como un peligro
potencial amenazando no sólo las colonias del Caribe y del Pacífico, sino la propia seguridad de la
península y de los archipiélagos balear o canario. Este peligro supuso un enfriamiento momentáneo
de las relaciones entre el Reino Unido y la monarquía española, y el comienzo de una etapa de
tiranteces y recelos que se prolongaría durante todo el año. Ojeda, en este sentido, se hacía eco de la
nueva situación de tirantez en sus relaciones con el representante británico tras las manifestaciones
recientes efectuadas tanto por el Primer Ministro del Reino Unido, Lord Salisbury como por el
755
Lord Salisbury había pronunciado el 4 de mayo en el Albert Hall durante la reunión anual de la Primrose League,
una sociedad británica fundada en 1884 con el propósito explícito de propagar las ventajas del imperialismo, el discurso
que se conoce como el de 'las naciones moribundas'. Sin embargo, este discurso ( que hay que entender en el contexto
internacional del "scramble for China" iniciado en el otoño de 1897 , y los intentos titánicos de la diplomacia británica
de romper su tradicional aislamiento en un momento que el país ha de hacer frente a importantísimos cambios en el
'statu quo' del Lejano Oriente) , como casi todas las declaraciones que sobre política exterior pronuncian las autoridades
británicas a lo largo de 1898, no sólo expresaba una autorizada opinión sobre una posible alianza con los Estados
Unidos, lo que por sí sólo tenía que preocupar profundamente a la España que luchaba mientras tanto con esos mismos
Estados Unidos que podían verse inmediatamente reforzados con la alianza británica; este discurso expresaba también
una ideología justificativa y promotora del imperialismo norteamericano y del comportamiento británico durante la
guerra hispano-norteamericana, comportamiento que los españoles estaban juzgando unánimemente como hostil. Por
otro lado, si la figura de Lord Salisbury, premier y secretario del Foreign Office era más bien un símbolo de la vieja
455
De esta manera la Legación española en Tánger carecía de uno de los pilares básicos que
habían conformado su actuación en el pasado, como había sido la conjunción coyuntural con los
intereses británicos. Ésta había contribuido en señaladas ocasiones a detener los deseos
Ojeda, en caso de no tomar la acción hispana en el Imperio una nueva estrategia, unas
consecuencias que podían ser de más vital y desastrosa trascendencia para España que la suerte de
los ejércitos en las Antillas y Filipinas, porque en Marruecos -a su modo de ver- se estaba jugando
por la Dúplice Alianza franco-rusa, en el que se encontraría involucrada España desde los primeros
instantes, ya que el escenario fundamental de los combates sería el Estrecho de Gibraltar, buscando
ambos contendientes su control. Al respecto, Ojeda recordaba como ya en 1896, ante la perspectiva
había abogado ante el gobierno de Cánovas por realizar a las potencias europeas la propuesta de un
proyecto de neutralización de toda la costa norte del Imperio jerifiano, garantizada por las naciones
más directamente interesadas en el mantenimiento del 'statu-quo. Con todo, esa neutralización - tal
como la entendía el diplomático- hubiera supuesto la ocupación y el control por parte de tropas y
buques de la Armada española tanto de Tánger como del resto de los principales puertos del norte
de Marruecos, con vistas a asegurar la libertad de circulación marítima por el Estrecho. Este
proyecto pretendía actuar a modo de antídoto contra una posible conflagración europea, al poner en
Inglaterra, y su política se identificaba con los tradicionales modos de dominio británico sobre gran parte del mundo,
Joseph Chamberlain, el liberal-unionista que está al frente del Ministerio de Colonias representará, mejor que ningún
otro político de la época, el nuevo imperialismo de finales del siglo XIX. En relación con la soledad internacional en la
que se encuentra Inglaterra cuando las transformaciones del Lejano Oriente plantean un reto a los intereses británicos
en esa zona del mundo, Chamberlain aparece como un decidido partidario de buscar en Washington y en Berlín la
alianza que él y algún otro miembro del gabinete juzgan imprescindible. Las manifestaciones que recoge Ojeda en el
despacho se refieren a unas declaraciones efectuadas en Birmingham donde Chamberlain había abogado - días antes -
por una solidaridad internacional anglo-sajona frente a la Dúplice Alianza franco-rusa. Cfr. Torre del Río, Rosario de
la: "La prensa madrileña y el discurso de Lord Salisbury sobre las "naciones moribundas" (Londres, Albert Hall, 4 de
mayo de 1898)", en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, VI /1985, Madrid, Edit. Univ. Complutense,
pp. 163- 180
456
manos de una nación neutral, una zona de influencia geoestratégica tan vital. Ahora, España había
perdido la condición básica que le servía como pretexto para protagonizar una intervención de esa
índole en Marruecos: de ser una nación eminentemente neutral y desinteresada en las cuestiones
europeas, había pasado a temer por su existencia. Su propia seguridad como nación y su integridad
territorial estaban amenazadas, ante la posible actuación de la temida alianza anglosajona que se
"Y para que resulte aún más inminente y grave para España el primer fogonazo
-señala Ojeda- de la posible conflagración, hay que tener muy en cuenta que parte la
amenaza de la nación que mas segura, rápida y eficazmente puede asestar a España el
golpe de muerte de su influencia en Marruecos.
Siempre he afirmado, Excmo. Señor, y hoy me ratifico aún más en esta certidumbre
que el primer acto de Inglaterra en una contienda con nación alguna continental sería el de
apoderarse de Tánger. Las razones que la moverían a ello son obvias y por lo conocidas y
notorias, creo inútil consignarlas en este Despacho. Pero, a mayor abundamiento serían
perentorias estas razones si figurase España entre sus adversarios. De ahí el que la nueva e
inesperada evolución del Gabinete de Saint James, cree a España un peligro ante el cual
puede calificarse de insignificante el de nuestra lucha actual con los Estados Unidos. En
las Antillas y en Filipinas combatimos por la honra nacional, aquí, Excmo. Señor, puestos
los pies del coloso británico en Gibraltar y en Tánger, habríamos de luchar por ese
sacrosanto derecho a la vida que, con tan brutal arrogancia, nos deniega el Primer
Ministro de S.M. Británica (Lord Salisbury)". 756
tanto la ruptura de relaciones entre el Reino Unido y Francia como un rapidísimo golpe de mano
Ojeda a continuación pasaba revista a las posibles aproximaciones que podría buscar la
diplomacia española. Así, resaltaba el desinterés absoluto de Alemania por las cuestiones
756
Ojeda a Almodovar, 23 de Mayo de 1898, documento ya citado.
457
marroquíes y en todo caso, su oposición rotunda a que España se incorporase al círculo de la
alianza francorusa. Respecto a Italia, por un lado sus obligaciones con la Triple Alianza la
confinaban dentro de la órbita alemana, mientras que, por otro lado, mostraba cierta aproximación
en las cuestiones mediterráneas a Inglaterra que la convertirían, llegado el caso, en testigo mudo y
descartado el recurso de solicitar ayuda al Imperio ruso por ser éste, como mucho, proclive sólo a
una corriente de simpatía platónica hacia España. La atención del representante español se centraba
en la República francesa. 757 La confianza de Ojeda en llegar a un compromiso con Francia era muy
escasa, dada la carencia de medios de la República para mantener un conflicto a gran escala con el
Reino Unido. No sólo, a juicio del diplomático español, no estaba en condiciones de oponerse a los
ingleses en una guerra marítima, sino que incluso aun en el caso de solicitar la ayuda de su aliado,
el Imperio ruso, sería incapaz de mantener intactas sus propias colonias que acabarían bajo el
consideraba que había llegado la hora de un giro copernicano en la política internacional de España
y de que, abandonando su marginalidad y aislamiento, se debía inaugurar una etapa nueva "basada
La correspondencia particular del diplomático español con el Duque de Almodóvar del Río
nos permite acabar de perfilar el alcance de las pretensiones de Ojeda. Próximo ya el momento de
la pérdida de las últimas colonias en el Caribe y el Pacífico, Marruecos iba a pasar a ser el único
objetivo de la política exterior del régimen restauracionista, y, además, el elemento que permitiría
territorial del país y a la vez sus planes de no quedar excluida de la resolución de la cuestión
757
Así quedó patentizado en una comunicación anterior relativa a las conversaciones entre Ojeda y el representante
imperial ruso en Marruecos, Bacheracht. Ojeda al Ministro de Estado, Pío Gullón, 15 de Mayo de 1898. Despacho
reservado no. 70. A.G.A. África.(Marruecos).Sección Histórica. Caja 164/ Ex. 1 El apoyo ruso estaba formulado a nivel
meramente teórico, no estaba dispuesto a comprometerse en ningún pacto que tuviese como objetivo la defensa de los
intereses españoles en Marruecos.
458
planteada en torno al futuro del Sultanato. Así, aunque el representante diplomático español acabó
respaldo seguro que defendiera al país frente a las codicias británicas. Ello podría reportar tres
ventajas. En primer lugar permitiría la fortificación de todo el entorno de Gibraltar (Tarifa, Sierra
naval para que torpederos y destructores españoles patrullaran constantemente por el Estrecho,
asegurando el control absoluto de España en este punto, y por último y unido a lo anterior, en un
menosprecio total de la soberanía marroquí, permitiría la ocupación unilateral por parte de las
tropas hispanas de Tánger, sin necesidad de contar con la aquiescencia del Sultán.
b) La aproximación a Gran Bretaña sobre la base del mantenimiento del statu-quo marroquí,
y sin suscribir con el Reino Unido ningún tratado de alianza, lo cual desligaría a España de
trataría pues de un acuerdo circunscrito exclusivamente para garantizar "la intangibilidad del
Los sondeos exploratorios que Ojeda realizará en los últimos días de Mayo con los Ministros
Plenipotenciarios ruso y francés en Tánger, y en los que les planteaba -tras el discurso de
solución que a la postre, acabará por aceptar Almodóvar del Río siete meses después:
459
cualquier otro curso, por ser el que menos peligros encierra y hacer así inútiles otros
compromisos que pueden llevarnos más lejos". 758
En un primer momento, sin embargo, Almodóvar reaccionaría ante las indicaciones del
diplomático, instruyéndole para que siguiera en intenso contacto con las Legaciones rusa y
Europa, y en ese contexto, era posible una acción armada británica que buscase la ocupación de
Tánger. España no podría hacer frente con sus únicos recursos a tal contingencia. Ante tal
potencias continentales que hiciese frente a las pretensiones inglesas.759 De hecho, cuando en 1901
se volvió a plantear la posibilidad de una acción armada del Reino Unido contra Marruecos,
Almodóvar volvió a barajar esa misma respuesta. Por último, recabó informaciones sobre las
posibles tareas de espionaje, estudio del país o agitación política que viajeros o residentes europeos
colonia inglesa. Poco después, el embajador británico en Madrid, Henry Drummond Wolf informó
al Foreign Office de los movimientos de tropas españolas en la zona del Estrecho y de las
fortificaciones que se estaban construyendo en Sierra Carbonera, dirigiendo una nota al gobierno
español. Almodóvar del Río celebraría con él una entrevista el día 27 de Mayo, en la que
justificaría el reforzamiento militar de la zona del Estrecho, indicándole que las tropas estaban
758
Ojeda a Almodóvar del Río. 30 de Mayo de 1898, Carta no. 2, copia mecanografiada (A)rchivo (M)inisterio de
(A)suntos (E)xteriores. Archivo Histórico. Leg. 1263.
759
Almodóvar del Río a Ojeda. 3 de Junio de 1898. Carta partícular número 2, contenida en el apéndice de
Campoamor, J. M.: La actitud de España ante la cuestión de Marruecos (1900-1904), Madrid, Instituto de Estudios
Africanos, 1951, pág. 237.
760
Almodóvar del Río a Ojeda. 3 de Junio de 1898. Carta particular número 2. A.M.A.E. (H)istórico. Legajo 1263.
460
6.7. Rumores en Europa sobre un acuerdo hispano-francés.
europeas la idea de que urgía acabar con la piratería rifeña, ejercida a las puertas mismas de
anarquía y bajo un poder despótico, por lo que los estados europeos apenas podían proteger a sus
controlar el Estrecho de Gibraltar. En sus manos quedaría una vía importante para el comercio
mundial, especialmente el que se hacía con la India. Por esa razón las grandes potencias interesadas
en Marruecos, Inglaterra y Francia, eran las mismas que lo estaban en Egipto, por el canal de Suez,
el otro punto clave para el dominio del Mediterráneo y del camino hacia la India.
España, Italia y Portugal tenían intereses en Marruecos por motivos económicos, políticos e
históricos. De las tres naciones, sólo España, concurrente con Francia e Inglaterra, impidió el
predominio de las otras dos. De este modo se fijó en el último cuarto del siglo XIX el equilibrio
europeo en Marruecos. Era un punto neurálgico para las potencias todo lo que afectara a la
Entre 1894 y 1896, los gabinetes españoles habían ido de acuerdo con Inglaterra y Francia
sin inclinarse por ninguna de las dos. La guerra con Estados Unidos modificaría las cosas, ya que
Francia, con muchos ciudadanos titulares de valores españoles, simpatizaría por contra con la causa
española.
461
En este contexto, los discursos de Salisbury y Chamberlain a favor de una alianza anglo-
sajona, acrecentaron la desconfianza de España hacia Inglaterra, reforzada por la visita del Lord del
Almirantazgo, Goschen a Gibraltar. Sin embargo, aunque España aumentase el número de soldados
en los acuartelamientos de las ciudades cercanas a Marruecos y mejorase las defensas de los
puertos, en realidad ello no suponía un acto hostil hacia Gibraltar, salvo que se confirmara la
existencia de una alianza anglosajona. En ese clima se comprende que España buscara entenderse
con Francia, sacrificando incluso parte de sus intereses en Marruecos. Cristobal Robles entiende
que ese es el motivo que explicaría que el gobierno liberal enviase de nuevo al frente de la
Embajada de París al canario Fernando León y Castillo, proclive siempre a un entendimiento con la
República. 761
Los rumores en Europa se desataron en tales circunstancias. Nada se sabía en concreto, pero
se decía que existía una unión con Francia que vinculaba a España también con Rusia. Era una
Triple Alianza contra los ingleses. Otro rumor apuntaba a que España, a cambio de apoyos
costa del Mediterráneo hasta Melilla. Asimismo, este rumor poco verosímil señalaba que Ceuta se
convertiría en una gran base naval que, en caso de conflicto generalizado en Europa quedaría
abierta a Francia, a quien se cederían las Filipinas. Esta operación podría consumarse si el Reino
Italia - que, en la cuestión marroquí, España se alineaba a partir de este momento con Francia y
contra Inglaterra. Se consideraba que una derrota de los españoles ante los norteamericanos tendría
un peso enorme en la lucha por la hegemonía dentro del Mediterráneo y en las relaciones
761
Véase Robles Muñoz, C.: "El 98 español desde Roma", en Anales de Historia Contemporánea, no. 14, 1998, pag.
110.
462
francobritánicas, y que París aprovecharía la situación para reabrir la cuestión del Sáhara oriental,
Si nos detenemos en un análisis del estado en que se hallaban las potencias concurrentes en el
Mediterráneo, Inglaterra era la más fuerte: con sus posesiones de Gibraltar, Malta, Egipto y Chipre.
Francia se esforzó en el último cuarto del siglo XIX por alcanzar a los británicos. Tenía en sus
puertos mediterráneos un punto de apoyo para su potencia naval, incrementado con la construcción
de otros en Túnez y Argelia. Al mismo tiempo, y en los últimos años, con motivo de la cuestión
oriental, Rusia se había ganado una posición fuerte al este del Mediterráneo. Su rivalidad con
Inglaterra derivaba del interés por la ruta hacia las Indias Orientales. Esta confrontación no sólo se
proyectaba hacia Oriente, se extendía también hacia Egipto. Con Francia compartía un interés en
762
Abisinia. Francia miraba, a su vez, con atención lo que sucedía en las regiones al sur del Nilo.
La confluencia de intereses entre las dos potencias explicaba que se hubiera concedido a los rusos
Todo esto otorgaba a las relaciones de España con Francia un papel decisivo en el
Mediterráneo. Para cercar a los ingleses en Gibraltar, los franceses contaban con Argelia y
Marruecos. Por eso aspiraban al dominio del Tuat y últimamente del Rif. Iban lentamente, pero con
762
La alianza franco- rusa dio al gobierno de París la confianza suficiente para tratar de consolidar su posición en el
Mediterráneo Oriental. El gobierno francés, que no se había resignado a la pérdida definitiva de Egipto, advirtió a partir
de la década de los noventa, la aparición de nuevas posibilidades para su acción. Así, pensó que si lograba instalarse en
el Alto Nilo, podría seguir compitiendo por Egipto. En mayo de 1893, Carnot, presidente de la República francesa,
resucitó un antiguo plan de explorador Brazza y pensó en la posibilidad de enviar un contingente de tropas especiales
desde las posesiones galas en el África atlántica hacia el lago Chad; desde allí, la expedición se infiltraría hacia el Nilo,
al sur del país de los mahdistas, y buscaría la colaboración del Negus Menelik, que estaba muy interesado en los rifles
europeos que Francia pudiese proporcionarle a cambio de sus servicios; señala Rosario de la Torre que " unos pocos
franceses en el Nilo podían ser simplemente pintorescos -pensaba el gobierno de París-, pero unos franceses
acompañados por un ejército abisinio eran una cosa muy distinta ". Véase: de la Torre, Rosario: "Los noventa y ocho",
en Historia Universal del Siglo XX. Vol 1: La vispera de nuestro siglo. Historia-16, 1983, pag. 60. Hasta principios de
1896 la disputa franco-británica sobre Egipto y el Nilo se mantuvo en el terreno diplomático, pero la derrota de los
italianos en Adua a manos de los abisinios de Menelik transformó la política de la cuenca del Nilo: doce días después
de Adua, lord Salisbury, premier británico, ordenaba al ejército egipcio, al mando del general Kitchener, la invasión del
Sudán. Véase: Montanelli, I.: El fin de siglo. (La Italia de los notables).(1861-1900), Barcelona, Plaza y Janés, 1975,
pp. 227-232. El fortalecimiento de Abisinia hacía temible para Inglaterra la posibilidad de una alianza de París con
Menelik. La decisión británica de invadir el Sudán oriental llevó al gobierno francés a poner en marcha su plan: tres
meses después de que Kitchener partiera hacia Dongola, una expedición al mando de Marchand salía de Brazzaville
con dirección a Fashoda, y Lagarde regresaba a Addis-Abeba para afianzar la alianza con Menelik y, desde Abisinia,
marchar también hacia Fashoda, donde pensaba coincidir con la expedición de Marchand.
463
Desde Tánger quedaba en peligro Gibraltar. El descenso del valor estratégico de este puerto
apremió a los ingleses a convertirlo en una base naval. Pese a eso, un ataque desde tierra por parte
de los españoles podía poner en grave peligro el control británico de esa entrada del Mediterráneo.
No obstante, los ingleses en caso de conflicto podrían tener como aliada a Italia y, aunque de forma
La conclusión era obvia: a Londres le convenía no modificar el "statu quo" mediterráneo más
que acogerse a una alianza anglosajona, cuyas ventajas no eran seguras. 763
Gibraltar en una especie de campo atrincherado. A la amistosa consulta del embajador inglés, el
gobierno de Sagasta respondió que las tropas estaban listas para embarcar en Cádiz y que las
fortificaciones eran una precaución ante un posible golpe de mano de los norteamericanos.
Uno de los mayores quebraderos de cabeza que tuvo que afrontar el gabinete liberal de
Sagasta a lo largo del verano de 1898 fue el de las posibles acciones armadas estadounidenses que
afectaran al territorio peninsular o a los archipiélagos balear y canario. De hecho, tras la batalla de
Cavite -1 de mayo de 1898- el vencedor estadounidense Dewey, aun teniendo abierto el camino
para ocupar Manila, no lo haría hasta pasados tres meses y medio, el 13 de Agosto. Entre los
motivos que pudieron influir en el ánimo del militar norteamericano para posponer el asalto a la
ciudad figura el anuncio de que una escuadra de guerra española, procedente de la península, se
763
Véase Álvarez Gutierrez, L.: "Tánger en la guerra hispano-norteamericana de 1.898", en Boletín de la Real
Academia de la Historia, CXCV / I, 1998, pag. 130.
464
Sobre las fuerzas navales estadounidenses apostadas en la bahía de Manila pendía la eventual
amenaza que podía representar la escuadra comandada por el contraalmirante Cámara. Aprestada
en la península, como escuadra de reserva, para acudir a cualquiera de los dos escenarios de la
los cruceros-acorazados Pelayo y Carlos V, con más tonelaje, mayor poder de fuego y mejores
La escuadra española, compuesta por doce unidades y con 4.000 soldados a bordo de cinco
junio en dirección Este. Aunque no se había hecho público su lugar de destino, tenía todos los
una maniobra diversiva consistente en amenazar a España con abrir un tercer frente en las costas de
la propia península y de los territorios adyacentes. Así, el 29 de junio, los estrategas del
Departamento de Marina cablegrafiaban a Dewey que una escuadra al mando del comodoro
Watson y compuesta por los acorazados Oregón e Iowa, los cruceros Yankee, Dixie, Newark,
Yosemite, y cuatro buques carboneros estaba preparada para partir hacia las costas españolas. El
telegrama contenía una significativa frase final, muy indicativa de cuales eran las intenciones de
Washington al hacer tales preparativos. Le decían a Dewey que "los españoles conocían esta
del día siguiente por medio de un telegrama de Dubosc, desde Montreal. 767 A su vez, la noticia era
764
Véase Álvarez Gutierrez, L.: " Tánger en la guerra hispano-norteamericana ..." en op.cit. pp. 81- 131.
765
Ibidem, pag. 87.
766
Ibidem.
767
Telegrama cifrado, s/n, de Dubosc al Ministro de Estado español, Montreal, sin indicación de día y hora, recibido
en Madrid a las diez de la mañana, en A.M.A.E., Madrid., Archivo Histórico, Leg. 2425; Dubosc había sido secretario
en la Legación de España en Washington y fue encargado de negocios desde la salida de Dupuy de Löme hasta la
llegada de Polo de Bernabe; al producirse la ruptura de relaciones con Estados Unidos, se trasladó a Montreal con otro
personal de la antigua legación en la capitual estadounidense y adscrito al consulado español en la ciudad canadiense.
465
exhortándole a que extremara las medidas de vigilancia y preparase a la ciudad ante la perspectiva
de un peligro inminente.768
un ataque de la escuadra estadounidense. 769 Todo el parque de artillería de la plaza fue revisado; en
cuanto a las defensas del puerto, una resolución del Ministerio de la Guerra con fecha 6 de julio
acordó proceder al estudio de la instalación de una serie de defensas submarinas en diversos puertos
peninsulares (Bilbao, Santander, San Sebastián, Barcelona, Alicante, Almería, Valencia, etc.) e
insulares (Ibiza, Palma) , así como la colocación en ellos de una serie de torpedos mecánicos,
Por otra parte el gobierno liberal adoptaría una serie de medidas para reforzar la defensa
dinámica de las costas españolas. Una de ellas fue formar una segunda escuadra de reserva con la
decena de unidades disponibles en la península que deberían concentrarse, lo más pronto posible,
en Cádiz. Al mismo tiempo, se impartían órdenes a Cámara para que regresara con su escuadra.
Una vez saldadas con sendas victorias estadounidenses las batallas navales de Cavite y de
Santiago de Cuba, a punto de capitular esta ciudad y de ser ocupada militarmente la isla de Puerto
Rico, y solventado el peligro que para Dewey representaba la escuadra de Cámara, no por ello
cesaron las amenazas de una acción directa norteamericana sobre la metrópoli española.
que iba a invadir las Baleares, extendió el pánico en todo el territorio nacional durante tres días. 771
768
Telegrama del Ministro de la Guerra al Comandante General de Melilla.28 de Junio de 1898. S.H.M. Archivo de la
Comandancia de Melilla. Rollo 167.
769
Ibidem. Telegrama del Ministro de la Guerra al Comandante General de Melila. 1 de Julio de 1898.
770
Ibidem .Expediente del Ministerio de la Guerra de fecha 6 de Julio de 1898.
771
Durante los meses de mayo y junio la prensa nacional, reproduciendo las informaciones de la norteamericana,
asegura que se están ultimando en Estados Unidos, los preparativos para organizar una tercera escuadra, además de las
de Filipinas y Cuba, a fin de bombardear las costas españolas en una operación tendente a forzar la rendición. El 12 de
Julio, el Consejo de Ministros anunciaba la aprobación del traslado -con fines defensivos- de un importante contingente
de tropas destinado a las Canarias y las Baleares. La tensión iba aumentando cada día que pasaba. Los telegramas
recibidos daban por hecho que la flota estadounidense estaba a punto de llegar a aguas españolas e incluso, el 14 de
466
Palma de Mallorca quedaría prácticamente abandonada y el ejército, muy reforzado durante los
meses anteriores, se preparó para la defensa de las islas. En aquel momento, nadie dudaba en
España que una invasión del territorio nacional era posible. Desde la primavera, tanto el gobierno
de Madrid, como las instancias políticas insulares mallorquinas y canarias, como una buena parte
de las cancillerías europeas, se tomaban muy en serio la eventualidad de la invasión. Antes incluso
de que llegase la noticia desde Montreal de la salida de la escuadra del comodoro Watson, ya
existía desde hacía tiempo la creencia generalizada de que los norteamericanos podían armar una
flota para bombardear tanto los puertos atlánticos (Ferrol, Canarias...) como los mediterráneos
(Barcelona, Palma, Mahón) para obligar a España a la rendición; se sospechaba además que los
Estados Unidos habían llegado a un pacto secreto con Gran Bretaña con vistas a ocupar las
Baleares, y posteriormente, cederlas a los británicos, que, de esta manera, tendrían bajo su control
el eje Gibraltar-Baleares, lo cual les aseguraría una preeminencia mayor en el Mediterráneo. Los
Estados Unidos, en cambio, retendrían probablemente alguna base naval en estas islas, que les
todo el mundo. Similares preocupaciones corrieron sobre la ocupación de alguna de las Canarias.
El temor suscitado ante esta previsible llegada hizo que se distribuyeran los torpederos de la
Armada entre Canarias, Baleares, y las tres principales bases marítimas peninsulares, se instalaran
cañones de costa y minas en varios puertos, se suprimieran faros y otras referencias para la
oscurecimiento de las localidades portuarias, para evitar fueran visibles de noche para las escuadras
enemigas.772
Julio el periódico La Última Hora de Palma de Mallorca, citando al New York Herald , se explayaba en una serie de
detalles: se trataba de los cruceros Newark, Oregon y Massachusetts , y los cruceros auxiliares Dewie, Yankee,
Josemite y Yale, además de seis buques que transportaban carbón ; al frente de la expedición, se encontraba el
comodoro Watson y sus objetivos eran invadir primero las Canarias, y después, no se sabía bien. El 15 de Julio,
telegramas fechados en Sevilla aseguran que la flota ha sido vista en el Estrecho de Gibraltar. Más telegramas del
mismo día la sitúan en Tánger. El día 17, un telegrama de paternidad desconocida llega a Palma de Mallorca: unos
pescadores han visto la flota yanqui en el Mediterráneo, tomando rumbo hacia las Baleares. Es el pánico total.
772
Sobre esta potencial invasión de Canarias, véase la colección de artículos del profesor Morales Lezcano,
aparecidos con el título de Canarias en el 98 español, en la que se ha reeditado un trabajo antiguo suyo sobre los
designios navales de Estados Unidos en vísperas del estallido del conflicto armado con España. Véase: Morales
467
Los temores a una intervención anglosajona se vieron también trasplantados al escenario
marroquí. Por estas fechas, el ministro de Estado, el duque de Almodóvar comunicaba a Emilio de
Ojeda en Tánger su interés por no descuidar los asuntos marroquíes. Y lo hacía con estas palabras:
"...no pienso consentir que otros asuntos, por numerosos y apremiantes que sean,
absorban por completo mi atención distrayéndola de una nación cuyos destinos están
íntimamente ligados con los nuestros...", recordándole que con respecto a los intereses de
España en el Imperio: " ...es poca toda la vigilancia". 773
En los primeros días del mes de julio, las agencias telegráficas de información habían
difundido en Tánger la noticia de que la flota del comodoro Watson iba a utilizar el puerto
marroquí como base de operaciones, donde esperaría nuevas órdenes, para emprender los
proyectados ataques contra las costas españolas. Los rumores persistentes desencadenaron una
serie de movimientos de buques en la entrada occidental del Mediterráneo. Así, los ingleses
reforzarían Gibraltar con los cruceros Illustrious y Hannibal (desde la embajada de España en
artillería y tropas la bahía de Algeciras, desde Tarifa hasta la Línea de la Concepción. La medida
estaba relacionada con tres cuestiones: 1) prevenir el ataque norteamericano desde las costas
las potencias europeas y Almodóvar del Río habló de este asunto con todos los embajadores
Lezcano, V.: "Ideología y estrategia estadounidense: 1898", en Canarias en el 98 español, Las Palmas de Gran
Canaria, Editorial Regional Canaria (Edirca), 1999, pp. 81-98.
773
Almodóvar del Río, Ministro de Estado español a Emilio de Ojeda. Carta particular número 1. 29 de Mayo de
1898. A.M.A.E. español. Madrid. Archivo Histórico. Leg. 1263.
774
Marqués de Ayerbe a Almodóvar del Río .Despacho 136. 29 de junio de 1898. A.M.A.E. Archivo Histórico.
Legajo 2.425.
468
En Tánger, Emilio de Ojeda reaccionaría con presteza, realizando diversas gestiones para
afrontar la contingencia. En previsión de que Ceuta fuera uno de los principales objetivos de la
preocupación de Ojeda fue de abastecer de carne la plaza. Para ello recabó del gobierno marroquí la
oportuna autorización, a fin de exportar 6.000 cabezas de ganado vacuno. El siguiente paso fue
trasladarse a Madrid para deliberar con el Ministro de Estado, el duque de Almodóvar, sobre el
camino a seguir para impedir que los norteamericanos asentasen sus reales en la costa
norteamericana en el Sultanato demostraba que también había que temer por lo que ocurriera tierra
secuencia de los acontecimientos a partir del mes de Julio cuando a la vez que reinan en España el
pánico y la intranquilidad por las noticias que hablan de supuestos movimientos hostiles de la flota
estadounidense hacia el territorio nacional, llegan a las sedes del Ministerio de la Guerra y de
Estado una serie de comunicaciones que por medio del cónsul español en Tetuán, han sido
expedidas a Madrid por la Comandancia General de Ceuta, dando cuenta de que varios geómetras
norteamericanos estaban efectuando una serie de trabajos topográficos entre Tánger y Tetuán y en
775
las proximidades de Ceuta. Desde el Ministerio de Estado se urgió a la Legación en Tánger a
averiguar cuanto se pudiera sobre los progresos e índole de dichos trabajos y se ordenó al Primer
sobre el Majzén con el fin de detenerlos, pretextando que no constituían sino una violación de la
776
neutralidad marroquí en el marco de la guerra hispano-americana. Pero la incapacidad de
España para defender sus intereses en el país y el declive de su prestigio en el Sultanato quedaron
resaltados ante la imposibilidad de poner en práctica esta medida de presión sobre el Emperador.
775
R.O. de 20 de Julio de 1898 del Ministerio de Guerra trasladando al Ministerio de Estado comunicación de
Teodoro de Cuevas, consul de España en Tetuán al Comandante General de Ceuta de 16 de Julio. A.G.A. África
(Marruecos). Sección Histórica. Caja 103 /Ex. 2.
776
Ibidem .R.O. de 27 de Julio de 1898 del Ministerio de Estado dirigida a la Legación española en Tánger.
469
Entre otras cosas se carecía de respaldo moral para iniciar la reclamación ante el Sultán, en tanto en
cuanto los norteamericanos no estaban sino repitiendo algo que con creces había llevado a cabo la
Comisión Topográfica de Marruecos, creada por el Cuerpo de Estado Mayor del Ejército español
en marzo de 1882.777 Sin embargo, no por ello cejaron los intentos del gobierno de Sagasta de
boicotear la labor norteamericana.778 Al estallar la guerra entre España y los Estados Unidos, el
Imperio jerifiano, al igual que otros muchos países, había proclamado su neutralidad. Pero ahora
ésta corría un evidente peligro, si se hacía realidad la rumoreada llegada a territorio del Sultanato de
El Delegado imperial ante las Potencias Mohammed Torres afirmó la voluntad de su país de
observar las leyes de neutralidad, y anunció al cuerpo diplomático acreditado en Tánger que la
escuadra al mando de Watson no podría permanecer más de veinticuatro horas en sus aguas
779
jurisdiccionales. Pero subsistieron las dudas, no acerca de la voluntad, sino de la capacidad de
Marruecos, para hacer respetar las normas de la neutralidad, si el comodoro Watson se mostraba
renuente a cumplirlas.780
Por una parte, no consta documentalmente en los archivos españoles que los geómetras
estadounidenses fueran obligados a abandonar el Sultanato, pero por otro lado, las noticias que
Emilio de Ojeda envió a Madrid, por aquellas mismas fechas, empezaron a ser muy
tranquilizadoras y parecían demostrar que sus gestiones ante el Majzén no habían sido infructuosas.
indicado supuesto de la llegada de una flota yanqui, haría saber a los norteamericanos que el
gobierno jerifiano mantendría las reglas de la más estricta neutralidad y no toleraría ningún ataque a
777
Véase García Franco, V.: "El Norte de África y la política exterior de España (1900-1927)", en Proserpina, 1,
Especial Monográfico " Relaciones Internacionales de España en el siglo XX "...op. cit., pag. 95.
778
R.O. de 2 de Septiembre de 1898 del Ministerio de Estado dirigida a la Legación española en Tánger. A. G.A.
África (Marruecos). Sección Histórica. Caja 103 / Ex. 2.
779
Telegrama cifrado de Ojeda a Almodóvar del Río. 16 de Julio de 1.898. A.M.A.E.-H. Leg. 2425.
780
Véase Álvarez Gutierrez, L.: " Tánger en la guerra hispano-norteamericana ...", op. cit, pag. 118.
470
España desde su territorio. Al mismo tiempo, el Majzén concentraba fuerzas en las proximidades de
Ceuta y Melilla.781
Marruecos habían disparado a un ritmo febril la acción diplomática española. Así, el Ministro de
Estado se entrevistaba en Madrid a partir de la primera semana de Julio con la práctica totalidad
del cuerpo diplomático europeo acreditado en la capital de España. Estas iniciativas hay que
entenderlas asimismo en función -como recalca Rosario de la Torre 782- de la acción de Almodóvar
del Río que intenta utilizar el interés que las potencias europeas sienten por el futuro de Marruecos
en función de las necesidades de la diplomacia española, dentro del contexto de la guerra contra los
Estados Unidos. Así, el 3 de junio escribía a Ojeda "... nos conviene dirigir la vigilancia de las
demás potencias continentales hacia ese lado (Marruecos) con objeto de precavernos y
protegernos contra posibles desagradables contingencias, enfrente de las que no debemos quedar
por completo entregados á nuestros propios recursos".783 Este esfuerzo, inserto en la política
española a lo largo del año 1898 de utilizar una y otra vez el recurso a las potencias continentales
como un medio de paliar sus problemas coloniales, se plantea en el mes de julio buscando una
acción colectiva para neutralizar Tánger frente a la temida llegada a la zona del Estrecho de la
detendría también en las intenciones de la política británica, temerosa de que los buques ingleses
781
Ibidem, pp. 118-119.
782
Torre del Río, Rosario de la: Inglaterra y España en 1898... op. cit., pág. 279.
783
Almodóvar a Ojeda. 3 de junio de 1898 Minuta manuscrita número 2. A.M.A.E. Archivo Histórico. Leg. 1263.
784
Los temores durante el verano no se ciñen exclusivamente al riesgo de una invasión norteamericana. A finales del
mes de Julio llegaban a Madrid informaciones provenientes de Tánger y que supuestamente tenían como fuente al hijo
de Mohammed Torres, el representante del Emperador ante el Cuerpo diplomático; estas noticias hablaban de un plazo
de quince días durante el cual se produciría un desembarco de tropas británicas en las proximidades de la ciudad, para
iniciar posteriormente una acción envolvente sobre la misma. (Telegrama de Almodóvar a Ojeda. 23 de Julio de 1898.
A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica. Caja 163 / Ex. 2). Estos rumores acabarían por disiparse a los pocos
días, dada su falsedad. Sin embargo, en Octubre la amenaza británica adquirió ya un cariz más preocupante. Tuvo su
origen en un incidente ocurrido el 4 de Julio cuando en el distrito de Safi las autoridades imperiales detuvieron y
encarcelaron a tres protegidos británicos (un semsar y dos mojalatas) con sus respectivas familias. Parece ser que el
Gobierno del Sultán pretendía con ello recortar el régimen de la protección que tanto minaba la independencia del país
y que aquel incidente sirviera de ejemplo y reafirmación del poder imperial ante toda la población de la región. Esto
parece explicar el hecho de que los protegidos británicos fueran objeto de mofa y maltrato público. La protesta del
471
Tal y como había sucedido en marzo y abril cuando se había apelado al concierto europeo
para detener las aspiraciones expansionistas estadounidenses en el mar Caribe, el intento del
gobierno sagastino era lograr un consenso en torno a la causa de España entre todas las potencias
formulación de una especie de "doctrina Monroe" europeista: no se consentiría que Estados Unidos
785
trasladara a Europa una guerra americana. Los gobiernos de Londres y Berlín, por su parte, no
creían que los temores de Madrid tuviesen base real. De hecho, Italia fue la única de las potencias
europeas en ordenar una serie de desplazamientos de su marina de guerra a las proximidades del
eventual teatro de operaciones de la escuadra al mando del comodoro Watson. Así, una de sus
mejores unidades, el acorazado Piamonte, llegaba a Lisboa en la mañana del día 17 de julio. Italia,
al igual que otros países europeos era contraria a que la marina estadounidense operara en aguas del
naval en Gibraltar, podía controlar fácilmente las eventuales operaciones de la escuadra americana
en la zona. Todas las potencias europeas -recalca Luis Álvarez- estaban convencidas de que Gran
Bretaña acudiría con sus fuerzas navales del Mediterráneo al menor asomo de crisis en la zona
Ministro Plenipotenciario británico, Sir Arthur Nicolson fue rechazada por el más absoluto de los desprecios. Ni
siquiera obtuvo contestación. Con este motivo, en Agosto empezaron a desatarse con creciente insistencia ciertos
rumores entre el cuerpo diplomático acreditado en Tánger que, acrecentándose, se trasladarían a la prensa que allí se
editaba: la presencia, en aquellos días, en el puerto de Tánger de uno de los más poderosos acorazados británicos y la
paralela concentración de la escuadra inglesa del Mediterráneo en Gibraltar, sólo eran el preludio de una acción de
castigo sobre Safi. Ojeda, siempre proclive al acuerdo con los británicos, tendía a quitar hierro a los rumores y negaba
ante Almodóvar cualquier posibilidad de ruptura del 'statu-quo' con este motivo. Sin embargo, en Septiembre fue
presentada al Majzén una nueva reclamación de tono más enérgico acompañada de una petición de indemnización. Las
autoridades marroquíes pretendieron seguir ignorando la reclamación británica, pues para ellas el castigo y detención
de los protegidos británicos tenía un carácter - ante todo- ejemplarizante: "aceptar (en esas condiciones) el pago de la
indemnización sería como dejar una puerta abierta para que todos los países de Europa se crean con derecho de
solicitar indemnizaciones". Sin embargo, la combativa respuesta inglesa dejó sin ninguna opción a la administración
marroquí. El día 20 de Octubre llegaban a Tánger dos buques de guerra británicos, zarpando al día siguiente en
dirección a Mazagán, donde presentaron al Majzén un ultimátum solicitando la destitución del caíd (gobernador) del
distrito de Safi y el pago inmediato de las indemnizaciones requeridas en las notas anteriores, conjuntamente con un
plazo límite de siete días, al cabo del cual de no ser satisfechas las reclamaciones comenzaría el bombardeo de los
puertos marroquíes de la costa atlántica y el inicio de acciones de fuerza. Las pretensiones británicas llenaron de
inquietud al cuerpo diplomático europeo, pero finalmente no se produjo ningún estallido de violencia. Puesto ante esta
tesitura, el Majzén cedió y accedió a cumplir el ultimátum. Ojeda a Almodóvar del Río. 11 de Agosto de 1898. Carta
número 7, copia mecanografiada, A.M.A.E. Archivo Histórico. Leg. 1263; Julián María de Arroyo, primer secretario
de la legación española en Tánger a Almodóvar del Río. 21 de Octubre de 1898, carta sin numerar, copia
mecanografiada. A.M.A.E., Archivo histórico. Leg. 1263; Telegramas de Julián María de Arroyo a Almodóvar del Río.
21 y 26 de Octubre de 1898. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica. Caja 163 /Ex. 2.
785
Véase Robles Muñoz, C.: " El 98 español ..." en op.cit , pag. 114.
472
septentrional de Marruecos. De todos modos, el marqués de Ayerbe, desde Lisboa, creía percibir
una mayor frecuencia en las idas y venidas de unidades navales británicas desde y hacia
Gibraltar.786 Francia tenía una situación similar con sus bases navales en ambas orillas del
norteamericana. También en este caso se decía en los círculos diplomáticos tangerinos que, si la
escuadra norteamericana hacía acto de presencia en aquél, Francia dispondría el envío de una
escuadra. 787
El Primer Ministro británico, Lord Salisbury sería también muy tajante en una conversación
con el embajador alemán en Londres: si se dirigiera a Tánger una flota extranjera, la inglesa
marcharía inmediatamente hacia aquel puerto. En sus comunicaciones con Berlín, Hatzfeldt
concluía que la suposición de una complicidad de Londres con los norteamericanos era "risible".788
completo la guerra, los recelos contra Estados Unidos parecían multiplicarse en España. Así, el
aviso Giralda era enviado en misión de reconocimiento de la costa norte de Marruecos para
averiguar si era cierto que los Estados Unidos estaban armando y levantando a las cabilas en contra
de España. 789
Con todo, en el caso de que hubieran estado realmente previstas o decididas operaciones
navales contra la Península y Baleares y Canarias o en las costas marroquíes, no tuvieron lugar.
Iniciados a finales de julio los contactos con los Estados Unidos por parte de España para entablar
conversaciones de paz, los proyectos de una expedición naval norteamericana a las costas españolas
y su derivación (una eventual utilización de Tánger como base de operaciones), perdieron su razón
786
Véase Álvarez Gutierrez, L.: " Tánger en la guerra hispano-norteamericana ...", en op.cit, pp. 108-109.
787
En telegrama cifrado, Tánger, 16-Julio, 1898, Ojeda comunicaba al Ministro de Estado que tenía "fundados motivos
para creer que si apareciese aquí " (la escuadra de Watson) " acudiría inmediatamente una escuadra francesa y quizás
de otros países ", en A.M.A.E.-(H), Leg. 2425.
788
Véase Robles Muñoz, C.: " El 98 español ...", op. cit., pag. 114.
789
El Imparcial, 24 - Julio- 1898. En julio de 1897 fondearon en Tánger los cruceros estadounidenses San Francisco
y Raleigh para apoyar una serie de reivindicaciones norteamericanas ante el Sultán debidas a la agresión a súbditos de
esta nacionalidad. Tal vez ello explique el temor. Véase Rodríguez González, Agustín R.: Política naval ..., op. cit.,
pag. 389.
473
de ser. Se diluyeron en el olvido y dejaron de ser objeto de preocupación por parte del gobierno
español y de atención por parte de los círculos diplomáticos y las redacciones de los periódicos.
Para limar asperezas con el Reino Unido, Ojeda concertaría en Tánger una entrevista con el
Ministro Plenipotenciario británico, sir Arthur Nicolson. Frente a los recelos de éste por los
revestían un carácter hostil hacia los ingleses y que en realidad, eran una lógica consecuencia del
sentimiento de alarma que había invadido al Gobierno sagastino tras el desastre de Cavite y los
Ojeda, quitó hierro al ultimo de ellos, indicando que no se refería en absoluto a la monarquía
española e hizo gala de las buenas disposiciones del gobierno inglés hacia España y "de su deseo
Ojeda aprovecharía estos contactos para volver a solicitar del gobierno liberal, un giro en la política
entendió que dado que se estaban disipando, gracias a sus relaciones con Nicolson, las dudas
británicas sobre un posible acercamiento español a la Dúplice Alianza francorusa, era el momento
adecuado de dar el paso decisivo. Este podía ser al mismo tiempo muy útil a España en las
conversaciones de paz con los Estados Unidos, pues el gobierno británico podría cumplir las veces
790
Ojeda a Almodóvar del Río. Carta particular no. 3. 8 de Junio de 1.898. A.M.A.E.- (H). Leg. 1263
474
6.9. Los informes secretos del conde de Benomar sobre Marruecos.
Mientras tanto, se estaba forjando en Madrid la idea de alterar por completo el statu quo en el
Imperio jerifiano, y conseguir una permuta para España consistente en el intercambio de Marruecos
por Cuba, operación tendente a un reajuste de la grandeza patria y a un imprescindible rearme del
prestigio nacional.
Colom). Éste, el 26 de abril, al día siguiente de la declaración de guerra a España por el Gobierno
norteamericano y del comienzo del bloqueo de Cuba por la Marina de guerra estadounidense,
presentó a la Reina Regente María Cristina un informe de ocho páginas en el que sugería tan
espectacular trueque con "el amparo de las potencias". Benomar entendía que la pérdida de Cuba
era el irremediable fruto de un enfrentamiento directo con la potencia militar del otro lado del
amenazados por la actitud del Reino Unido, deseosa de buscar aliados en política internacional y
proclive a encontrarlos en los Estados Unidos. Por ello proponía que tras las primeras escaramuzas
navales y terrestres que permitieran salvar la honra del Ejército español, el Gobierno sagastino
buscase por mediación de algún gobierno europeo amigo, la apertura de una conferencia
internacional de paz donde se reunirían las seis grandes potencias europeas -Reino Unido, Imperio
zarista, Francia, Italia, el II Reich, y la Monarquía Dual-, junto con las representaciones
estadounidense y española. Benomar proponía asimismo que la primera decisión conclusiva de esta
conferencia fuese la imposición de un armisticio a los dos países beligerantes, que vendría seguida
por la venta de Cuba a los norteamericanos por trescientos o cuatrocientos millones de dólares-oro.
Esta formidable inyección de recursos económicos permitiría a España enjugar una parte de su
deuda exterior, y obtener unos recursos cuantiosos que permitirían reforzar la escuadra con ocho o
475
diez nuevos acorazados de último diseño, construir una completa red ferroviaria en el archipiélago
filipino y estructurar una numerosa fuerza expedicionaria que debía ocupar Filipinas.
española que se debía dirigir a un nuevo escenario: a Marruecos; el camino por recorrer pasaba
primero por convencer a las seis grandes potencias europeas de que no convenía en modo alguno
socavar la posición internacional de España. Por ello, había que compensarla de la pérdida de Cuba.
Benomar señalaba que posteriormente había que conseguir que se reconociese en la conferencia la
concesión a España del protectorado sobre el Imperio marroquí, con la facultad añadida de ocupar
militarmente el país. En teoría subsistiría y actuaría un gobierno indígena con el Sultán a la cabeza,
que sería respetado formalmente por la administración española, la cual a su vez nombraría un
ajustarse a un modelo similar al creado por los franceses en Túnez, en 1881. A la vez, Benomar
confiaba en hallar en el nuevo imperio colonial que conseguiría España una salida profesional para
los oficiales que tuvieran que dejar el Caribe puesto que encontrarían una ocupación fija como
jefes e instructores del nuevo ejército marroquí. Este sería reorganizado por España e integrado
de Sagasta de reparto de Marruecos, había tenido conocimiento directo de ella. Había hecho
partícipe al propio Bismarck -por encargo del Ministro de Estado Moret- de las propuestas galas,
que adjudicaban a España gran parte del territorio imperial marroquí, teniendo el área de influencia
hispana como límite meridional las cumbres del Atlas. Posteriormente, al ocupar el cargo de
Embajador en Roma había seguido de cerca las vicisitudes marroquistas de los Gobiernos
restauracionistas y estaba convencido de poder obtener de París las mismas concesiones de once
años antes. Sin embargo aconsejaba a la reina Regente que hasta el momento mismo de la
476
celebración de la conferencia, el asunto debería permanecer en el más absoluto de los secretos, sin
anterior.
La patente soledad internacional inglesa, puesta de manifiesto en 1898, cuando Gran Bretaña
se enfrentaba a la presión rusa sobre China, a la presión francesa sobre Egipto y a la presión
alemana sobre las Filipinas, había llevado a algunos de los ministros del gabinete de Londres, sobre
públicas en favor de un acercamiento con Estados Unidos. Fracasado el intento de detener a Rusia
en China (en marzo de 1898 conseguía el arriendo por noventa y nueve años de Port Arthur),
Chamberlain intentaba una negociación muy difícil con Alemania, mientras procuraba atraerse a la
opinión pública norteamericana con una política de neutralidad durante la guerra de Estados Unidos
con España, que evitaba cualquier roce con los intereses de la Unión.
Gran Bretaña que seguía siendo la primera potencia colonial no deseaba controlar
políticamente nuevos territorios porque pensaba que ello sólo le reportaría problemas y que
agruparía a todos sus competidores contra ella; paralelamente, aspiraba a que el mercado filipino
siguiese abierto a sus productos y que el mercado chino no sufriese más asaltos.
Por ello, a partir del momento en que la derrota española fue evidente, Londres hizo saber a
Washington que sus intereses coincidían con los deseos del expansionismo norteamericano
(expresando su respeto por la libertad de comercio) y que se oponían a los intereses alemanes (el
II Reich habría reservado ese mercado para sus productos). De esta manera, Gran Bretaña, la
791
Informe muy secreto del Conde de Benomar: Proposición del conde de Benomar a la Reina Regente de venta de la
isla de Cuba a los Estados Unidos.26 de Abril de 1898. (A)rchivo (G)eneral del (P)alacio (R)eal. Madrid. Sección
Alfonso XIII. Cajón 18/ Expediente 6.
792
Juan Pando señala en su estudio sobre la batalla de Annual que Benomar presentó un solo informe a la reina
Regente María Cristina, de diecisiete folios el 1 de Junio de 1898. Comprobada la documentación, resultan dos
informes: uno primero, de 26 de Abril que consta de ocho folios, y un segundo, de 1 de Junio, matizando y revisando el
anterior, que consta de siete.
477
única potencia que hubiese podido limitar las exigencias de los Estados Unidos frente a España,
segundo informe de Benomar (por otra parte, éste juzgaba inminente una alianza militar anglo-
americana). El diplomático mostraba en el texto su desengaño también hacia Alemania, con la que
en principio se había llegado a confiar en España como un posible aliado para frenar la expansión
estadounidense en Filipinas y que sin embargo, llegado el momento decisivo de la guerra, nada
había hecho para ayudar al gobierno sagastino. Al mismo tiempo el concierto europeo, "lleno de
simpatías" hacia la causa española no había funcionado y las potencias del viejo continente habían
entendimiento directo de España con Washington. Estimando el diplomático que una invasión
terrestre de la isla de Cuba sería una operación muy costosa para el ejército norteamericano,
entendía que esta baza era un instrumento que podía utilizar el gobierno liberal para comprometer
llevarían aparejada la entrega de Cuba al gobierno americano, poniéndose por parte española dos
condiciones: la evacuación de las islas Filipinas con la retirada de la escuadra y del ejército
norteamericanos, y que la cesión de Cuba a EEUU debía de ser el preludio de una negociación con
Francia y las restantes potencias europeas sobre Marruecos, en el sentido fijado por su primer
informe.793
¿Quedaron olvidados en los cajones del Palacio de Oriente ?. No. Juan Pando Despierto señala que
"a Benomar y a su informe ' muy secreto', diecisiete folios de sugerentes ideas, ningún caso le
793
Segundo proyecto muy secreto del Conde de Benomar. 1 de Junio de 1898. A.G.P.R. Sección Alfonso XIII. Cajón
18 / Ex. 6.
478
794
hicieron Sagasta ni la Reina Regente, poco dados a aventuras africanas". Sin embargo, lo que
hizo el gobierno liberal durante el verano de 1898, como han demostrado Cristobal Robles y Luis
Álvarez Gutiérrez, fue abrir a escala internacional el debate sobre el mantenimiento del 'statu quo'
En previsión de las consecuencias, que para su status de potencia colonial podría traer el
enfrentamiento con la emergente potencia norteamericana, España, por medio de Emilio de Ojeda,
Marruecos por las pérdidas que pudiera sufrir en sus posesiones del Caribe y del Extremo Oriente.
Fue uno de los temas de atención de los diplomáticos europeos, acreditados ante Abd al- Aziz, en
sus conversaciones estivales sobre la anunciada expedición naval a Marruecos de la escuadra del
comodoro Watson.
Es bien sabido que esta cuestión se convertirá en el eje fundamental de la política exterior de
España, una vez cedidas por imposición del tratado de paz de París a los Estados Unidos, o por
venta al Imperio Alemán, sus últimas posesiones en América y en el Pacífico. Suponía un cambio
radical en la política marroquí de Madrid, basada hasta entonces en el mantenimiento del statu quo
del imperio jerifiano. Es decir, España pretendía participar, aunque fuera de forma modesta, en el
gran reajuste territorial que se estaba operando en los dominios coloniales, con África como
escenario principal, y no perder su condición de país civilizador o colonial, según se prefiera, que
Suscitado el tema por Emilio de Ojeda, fue objeto de debate entre sus colegas europeos.
Tanto el británico Nicolson, como el francés Monbel, hicieron saber que sus gobiernos jamás
aceptarían un cambio unilateral en el 'statu quo' de África del Norte en exclusivo beneficio de
España. Añadieron que sus países tenían bien delimitadas las respectivas esferas de influencia en
794
Véase Pando Despierto, J.: Historia secreta de Annual, Madrid, Temas de Hoy, 1999, pp. 60 y 372.
795
Véase Álvarez Gutierrez, L.: "Tánger en la guerra hispano-norteamericana de 1.898", en Boletín de la Real
Academia de la Historia, CXCV/I, 1998, pp. 127-130; Robles Muñoz, C.: El 98 spañol...op.cit., pp. 114-115.
479
Marruecos, a las que no estaban dispuestos a renunciar; y que, por tanto, la cuestión de un posible
reparto del norte de Marruecos, como consecuencia de las pretensiones españolas, debía tenerlas en
cuenta.
que resarcieran de alguna manera aquellas previsibles pérdidas, produjeron no poca alarma en el
cuerpo diplomático europeo acreditado cerca del Sultán. No sólo los representantes de Inglaterra y
Francia, sino también los de Rusia e Italia consideraban inadmisible el proceder unilateral de
opuesto, aunque añadió que sería de desear que las potencias se pusieran de acuerdo para resolver
Pero el debate estival entre los diplomáticos europeos acreditados en Tánger no se limitó al
problema planteado por el representante español. Sirvió de pretexto para extenderlo al conjunto de
de Francia, decidida a terminar con el statu quo: es por ello que se había reactivado la iniciativa
observaba una gran actividad orientada a crear, en el Amalato de Uxda, unas condiciones, que
permitieran adelantar la frontera del territorio argelino hasta la desembocadura del Muluya.
Rumores infundados sobre avances de columnas francesas en dirección a Figuig circulaban por la
El Gobierno de Madrid estuvo temiendo también durante gran parte del año posibles
asechanzas o una intervención armada en Marruecos de origen británico. Durante el mes de Mayo
se sometió a vigilancia al Vicecónsul inglés en Rabat, sospechoso de colaborar con los Estados
797
Unidos. En el mes de Julio se rumoreó mucho sobre la posibilidad de un raid o golpe militar
796
Véase Álvarez Gutierrez, L.: " Tánger en la guerra ..." op.cit., pág. 129.
797
José Meana, cónsul de España en Rabat a Emilio de Ojeda. Despacho no. 21 (reservado). 13 de Mayo de 1898.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 236 /Ex. 2.
480
inglés en Tánger y finalmente en Octubre buques de la Marina de guerra británica llevaron a cabo
una impresionante demostración naval (en apoyo de unos protegidos) en los puertos de Tánger y
Mazagán.
próxima arribada al puerto de Melilla del buque británico Pharos, llevando explosivos y
armamento a bordo. La noticia coincidía con otra idéntica que hablaba de que la misma compañía
comercial remitía otro vapor -en este caso español- a Ceuta con similar carga. Todo ello en el
intervalo de diez días. En las sospechas del cónsul latía el temor de que los británicos estuvieran
armando en secreto a las cabilas próximas a las plazas norteafricanas para lanzarlas contra ellas; el
miedo a que aprovechando la coyuntura del desastre frente a los estadounidenses, las tribus se
Estos temores se contagiaron bien pronto a las autoridades de Madrid. Las instrucciones
dadas a Melilla fueron las de que el buque fuese minuciosamente registrado a su llegada al
puerto.798 Sin embargo se trataba de una falsa alarma. Las autoridades melillenses permitieron al
buque continuar rumbo a Malta.799 Una de las casas comerciales más acreditadas de Gibraltar,
Macías and Co. había establecido hacia años sucursales en Londres y Melilla, verificando un
intenso tráfico mercantil entre la capital británica y Gibraltar, por medio de los vapores de la casa
James Moss, a la que pertenecía el Pharos, y luego remitiendo sus géneros a Melilla a través de
buques franceses. Ciertas desavenencias mercantiles entre británicos y franceses llevaron a la casa
Macías a solicitar de la casa Moss que sus vapores en vez de terminar su carrera en Gibraltar la
prolongaran por el Mediterráneo con escala en Melilla. El vapor Pharos había hecho un viaje "de
tanteo" a Melilla, inaugurando el nuevo servicio que haría el recorrido Liverpool- Gibraltar-
798
R.O. del Ministerio de la Guerra dirigida al Comandante General de Melilla, de 19 de Noviembre de 1.898. S.H.M.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 168.
799
Informe de Pedro Nogueira Pavía, jefe de policía de Melilla. 18 de Noviembre de 1898. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla. Rollo 168.
481
La novedad del servicio había hecho nacer las sospechas españolas. La policía española
estimaba que los explosivos que se embarcaban regularmente en Liverpool iban destinados
exclusivamente para las obras del puerto de Gibraltar.800 A pesar de haberse comprobado lo
seguir vigilando discretamente los cargamentos desembarcados por buques fletados por la Casa
Macías. Se tenía la certidumbre de que las casas comerciales hebreas asentadas en Melilla -
fábrica sevillana se vendían en Tánger y Tetuán. El cónsul español en esta última localidad,
Teodoro de Cuevas estuvo investigando durante el mes de Agosto sin comprobar nada más salvo
que se había producido una fuerte mutación en las rutas de llegada de las armas y municiones de
contrabando. Anteriormente las rutas eran casi de dominio público: los contrabandistas conducían
los cartuchos desde Málaga hasta Gibraltar. Allí eran embarcados en faluchos ingleses que los
marroquí a los cárabos rifeños. Frecuentemente las municiones eran también llevadas a las costas
ocupadas por las cabilas compradoras. Sin embargo, desde pocos años antes, los cartuchos salían de
España por Algeciras y celosamente ocultos eran conducidos por los vapores-correos que de ella
salían hasta Ceuta, contando con la complicidad de alguno/s de los marineros de los buques. No
llegaban a ser desembarcados en Ceuta; eran transferidos a bordo de barquillas de pesca que luego
a su vez en alta mar o en la costa entregaban a otros barcos la carga cuyo destino final era el Rif.
Cuevas había conseguido averiguar también que los mismos soldados de la guarnición de Ceuta
vendían usualmente municiones a montañeses marroquíes. Únicamente en Tetuán, el Bajá (Dris ibn
Mohammed Yaisch) había tomado severas medidas para reprimir el tráfico ilegal multiplicando los
800
Informe sobre el viaje del vapor Pharos a la plaza de Melilla. S.H.M. Sin fecha. Archivo de la Comandancia
Militar de Melilla. Rollo 168.
801
R.O. del Ministerio de la Guerra de 22 de Diciembre de 1898 dirigida al Comandante General de Melilla. S.H.M.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 168.
482
controles militares con los askaris de que disponía y la venta de cartuchos había desaparecido. En el
mes de Diciembre, los askaris apresaban a la tripulación de la barca Santa Teresa, acusándola de
El 7 de Octubre de 1896 un buque francés, el Prosper Corin, que hacía el recorrido entre
Cádiz y Arzeu (Argelia), cuando se encontraba a la altura de las costas del Rif, había sido
abordado por varios miembros de la cabila de Bocoya, que tomaron como rehén a su capitán. El
incidente había continuado una hora después cuando se produjo la intervención del vapor español
Sevilla, que procedente del Peñón de Vélez de la Gomera acudía en ayuda del buque francés. Tras
una intensa lucha entablada entre la tripulación armada del barco español y los tripulantes de los
cárabos (barcas) rifeños, habían quedado en manos de los españoles doce miembros de esta cabila,
que inmediatamente fueron internados en la plaza de Alhucemas, donde tenían que esperar --
acusados de actos de piratería- su juicio por la Autoridad marítima de Cádiz, bajo cuya jurisdicción
Sin embargo, la cabila de Bocoya, lejos de terminar sus ataques contra los buques que
frecuentaban aquella zona, atacaba poco después nuevamente a dos buques, el italiano Fiducia y el
Las tentativas que los Gobiernos de Roma y Lisboa emprendieron para el rescate de sus
súbditos acabarían por resultar completamente ineficaces, hasta que se produjo la intervención
mediadora de la diplomacia española cuya finalidad era reforzar la vía de la penetración pacífica
de los intereses hispanos en el Imperio, y que iba a conseguir con esta acción uno de sus triunfos
más notables. Presentada por el gobierno de Madrid como una iniciativa motivada por un simple
802
Teodoro de Cuevas, cónsul de España en Tetuán a Emilio de Ojeda. Despacho no. 92. 16 de Agosto de 1898.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 236 / Ex. 2.
803
Becker, J.: Historia de Marruecos..., op.cit, pp. 408-409.
483
"sentimiento humanitario", la intervención española llevada a cabo fundamentalmente por Emilio
de Ojeda, consiguió la liberación de los cautivos europeos. La negociación dio pie a todo un juego
de argucias, motivado por los recelos de Francia, cuyos intereses de asentar su hegemonía
indiscutible en todo el Rif eran muy intensos. De hecho, la presión francesa contemplaba entonces
la frontera oriental del Imperio. Así es que el consulado francés en Tetuán puso en marcha un
complejo plan para boicotear la mediación española y minar la autoridad moral que estaba
cimentando el Gobierno de Madrid entre las cabilas de la región. Un buque de guerra francés, el
Cosmao, desplazándose desde Argel, llegó a Alhucemas con el fin de desbaratar la acción española
y conseguir, por su cuenta y riesgo, la liberación de los marineros europeos prisioneros de los
Bocoyas. 804 Sin embargo, la diplomacia española pudo hacer frente y contrarrestar eficazmente la
maniobra francesa, ya que contaba con un elemento de presión del que carecía la diplomacia gala:
la condición fundamental que ponían los rifeños para acceder a la liberación de los cautivos era la
puesta en libertad de todos los Bocoyas presos en Alhucemas. Las negociaciones acabarían
dilatándose por los propios procedimientos de la legislación española: estando los Bocoyas
podía ser obviado. Esta dificultad pudo ser zanjada finalmente por la promesa formulada por Ojeda
a los Bocoyas, en nombre del Gobierno español: en el plazo de tres meses los rifeños serían
liberados, bien fuese por absolución pronunciada por el consejo de guerra marítimo de Cádiz, o
bien por el indulto que la Reina Regente María Cristina les otorgaría, caso de ser condenados por
dicho tribunal, haciendo uso de una prerrogativa de la Corona. Así sucedió: celebrado el consejo de
guerra el 30 de diciembre de 1897, once de los rifeños eran condenados a cadena perpetua y a pagar
una indemnización de un millón de pesetas, pero antes de terminar el plazo señalado por Ojeda para
804
R.O. del Ministerio de la Guerra de 27 de Octubre de 1897 dirigida al Ministerio de Estado trasladando telegrama
de la Comandancia General de Melilla; Ojeda a Pío Gullón. 31 de Octubre de 1897. Despacho número 196. A.G.A.
África (Marruecos). Sección histórica. Caja 73 / Ex. 2.
484
el cumplimiento de la promesa efectuada por el Gobierno español, el 12 de febrero de 1898 los
en que se precipitaba el final de la presencia colonial en Ultramar, estaba a punto de conseguir uno
de los mayores éxitos en la historia de la actuación hispana en el Sultanato hasta ese momento. La
presión francesa había desplazado su interés desde el desierto sahariano a la costa del Rif. Las
intrigas republicanas se centraban ahora en adquirir el control de la mayor parte del territorio, y con
este fin los diplomáticos galos trataban de conceder la protección francesa a toda la cabila de
Bocoya. Sin embargo, sin que mediara iniciativa alguna por parte de España, salvo la relativa a la
mediación en el asunto de los marineros europeos cautivos, desde finales de 1897, varios notables
nacionalidad española y que se les permitiera enarbolar la insignia de esta nación en sus aduares.
En su comunicación al entonces Ministro de Estado del gobierno sagastino -Pío Gullón- Ojeda
venía a descartar solo momentáneamente la posibilidad de satisfacer la solicitud de los rifeños. Sin
embargo, el diplomático entendía la necesidad de dar un giro drástico a la política seguida por
España en aquella parte del Imperio jerifiano. Para ello se debía de abandonar la línea de acción
la costa, y aceptar la propuesta rifeña, entrando en toda una red de alianzas y compromisos con las
cabilas ribereñas al Mediterráneo, lo que permitiría en pocos meses ejercer un control absoluto
negociaciones para el rescate de los cautivos europeos estaban a punto de terminarse, con la
805
Memoria del Ministerio de Estado redactada por el Marqués de González. 5 de marzo de 1898. A.G.A. África
(Marruecos). Sección Histórica, Caja 103 /Ex. 2.
806
Ibidem. Ojeda a Pío Gullón. 19 de Enero de 1898. Carta número 11, manuscrita.
485
liberación en contrapartida de los once rifeños juzgados en Cádiz. 807 Se gestaba en el horizonte la
posibilidad del envío de un cuerpo de ejército imperial al Rif con objeto de realizar un vigoroso
castigo sobre la cabila a la que se juzgaba como responsable, entre los círculos diplomáticos
nos permite matizar, en cierto modo, dicha hipótesis, dado que las solicitudes de protección no se
limitan sólo a ser realizadas por los rifeños víctimas potenciales de la represalia imperial, sino que
incluso se van a hacer extensivas a la vecina cabila de Ait-Urriaguel, que no solamente no será
objeto de agresión, sino que participará como parte integrante de la mehal-la (tropa o expedición)
Un despacho oficial remitido a Madrid desde Tánger el 9 de marzo nos permite conocer la
llegada el día anterior a la Legación española de una comisión de notables de los Ait- Urriaguel
(integrada por el jerife Sid Ahmmed Ben Es-Sid Messod y otro rifeño). Los rifeños expusieron al
diplomático español las intrigas efectuadas entre los miembros de la cabila por los agentes políticos
franceses encabezados por el argelino Si Allal, cónsul de la República en Tetuán, que venían a ser
una continuación de las practicadas meses antes con los Bocoyas. Francia se había propuesto
consolidar su presencia hegemónica en el Rif, concertando también una alianza con los Ait-
" en vista de las buenas relaciones de amistad que la cabila mantiene con la vecina e
inmediata plaza de Alhucemas, teniendo en cuenta los lazos tradicionales que los ligan a
España y los dictados de su propio interés, la Asamblea había decidido informar de todo
ello al Ministro de España en Tánger y solicitar oficialmente la protección de España que
les pusiera a cubierto de las asechanzas de Francia y de las exacciones del Sultán".808
807
De los doce rifeños enjuiciados originalmente, uno de ellos fue declarado expresamente no culpable siendo
decretada su liberación.
808
Ojeda a Pío Gullón. 9 de Marzo de 1898. Despacho reservado número 41. A.G.A. África (Marruecos). Sección
histórica. Caja 199 / Ex. 1.
486
El diplomático español intentó sondear y explorar las verdaderas intenciones de los
cabileños. Con ese fin, restó importancia a las maniobras de Al.lal y los agentes galos en
Alhucemas, para a continuación solicitarles pruebas de lo que consideraban los urriagueles que eran
Legación de una serie de cartas remitidas por notables tanto de la cabila de Bocoya como de la de
en súbditos de España, ofreciendo a Ojeda sus territorios y sus personas a cambio de la protección
de la bandera española. La remitida en particular por los que decían ser "principales notables" de
Al.lal, sino que solicitaba de Ojeda que ayudase a los rifeños ante el Majzén para convencer a éste
de que detuviera la dinámica imperialista en Alhucemas. Iba acompañada de una misiva, dirigida a
Mohammed Torres, así como también notificó las impresiones de los Urriagueles sobre las
injerencias francesas.809
Con todo, la reacción española fue de una pasividad inaudita. Se limitó a dar curso a la
petición de los rifeños relativa a la presentación de las quejas sobre la acción francesa en el
territorio ante el Delegado del Sultán en Tánger, y sin atender ninguna otra de las solicitudes, se
intentó ganar tiempo solicitando a los notables de las cabilas aclaraciones y pruebas del verdadero
carácter de la actuación francesa. Ojeda insinuó al respecto que bien podía tratarse simplemente de
un movimiento meramente episódico llamado a cubrir las necesidades de recluta entre las unidades
indígenas del Ejército colonial francés en Argelia, y que con este fin, los agentes galos estarían
buscando voluntarios para llenar las vacantes producidas entre sus efectivos. La respuesta rifeña
809
Ibidem .Ojeda a Pío Gullón. 9 de Marzo de 1898. Despacho número 43.
487
ahora de un mero reclutamiento de voluntarios, sino del ofrecimiento " de la protección efectiva e
incondicional de toda la Cabila ofrecida por el agente de Francia, y que daría a esta nación el más
Sin embargo, a pesar de que las ofertas de los enviados de la República habían calado
hondamente en la opinión de una parte de los miembros de ambas cabilas (sobre todo, en la de
Bocoya), existían algunos sectores -incluso dentro de los notables de las mismas- que se decantaban
por rechazarlas y por realizar una aproximación a España. La diplomacia española rechazó esta
opción, invocando ante los rifeños que la Corona no podía violar un acuerdo como el relativo al
régimen de protección, estipulado por las cláusulas de la conferencia de Madrid en 1880, haciendo
oficialmente estas razones o excusas, subyacían otros motivos más trascendentales. En efecto, la
constitución de una zona de influencia española a lo largo de la costa del Rif , aunque no hubiese
armadas hispanas, suponía un ataque más directo a la soberanía del Sultán que las pretensiones de
los gobiernos republicanos sobre los confines surorientales del Imperio jerifiano, con lo cual se
hubiera planteado de manera definitiva, la apertura de la "cuestión marroquí", que era algo que no
directa de España en la zona del Estrecho, en un momento crucial de aislamiento diplomático del
país, huérfano de un apoyo efectivo entre las potencias europeas y abocado a un enfrentamiento
inmediato con los Estados Unidos. Esto venía a coincidir en el tiempo con la creciente tensión
anglo-francesa por el control del valle del Nilo y probablemente el gobierno de Sagasta entendió
que cualquier movimiento que contribuyese a alterar la situación en el Estrecho o que pudiese
afectar la seguridad de Gibraltar no iba a ser tolerado por Gran Bretaña, en un momento en que en
el Reino Unido se estaba contemplando con verdadero temor cualquier aproximación de España a
810
Ibidem.
488
Francia o a la Dúplice Alianza.811 Con todo, otras razones de peso no menos importantes que las
las plazas y presidios, o incluso las deficiencias de las redes de información de la Legación
La amenaza francesa sobre el Rif era entendida como una daga apuntada de manera clara,
directa y ostensible a la propia seguridad nacional. En la jerarquía de los intereses españoles sobre
todo el Imperio, la intervención extranjera en la costa rifeña era algo que atentaba contra la
811
Ojeda a Almodóvar, 8 de Junio de 1898. Carta número 3, copia mecanografiada. A.M.A.E.Archivo Histórico.
Leg.1263. Desde 1704, el Reino Unido había venido considerando a Gibraltar como " ... one of the key positions in the
network of Imperial defence " ( Political and Strategic Interest of the United Kingdom. An Outline. By a Study Group
of the Royal Institute of International Affairs, Londres, 1940, pág. 108) La posesión del Peñón permitía a los británicos
controlar una de las entradas del Mediterráneo, y era un enclave fundamental en la ruta hacia el África oriental y la
India, y un puesto importante desde donde controlar las líneas de navegación hacia el África Occidental. Todo ello le
suponía al Reino Unido considerables ventajas de orden diplomático, militar y económico (Political and Strategic...,
op. cit., pp. 109-111). La relevancia que a lo largo del tiempo se diera a Gibraltar convirtió la imagen de su fortaleza en
una creencia popular. El inglés medio reconocía la importancia de Peñón en la salvaguarda de los intereses de su país y
creía que su defensa era segura. Sin embargo esta imagen carecía de fundamento. La guarnición británica difícilmente
podía hacer frente a un ataque efectuado con tecnología militar moderna desde España y, en menor medida, desde
Marruecos (Portero, F.:"Gibraltar en la política de seguridad británica" en Congreso internacional El Estrecho de
Gibraltar..., op. cit., pág. 589) Por este motivo,la seguridad de Gibraltar se había convertido en una constante de la
política exterior inglesa, especialmente a partir de los últimos años del siglo XIX, lo que daba lugar a constantes
comentarios de los políticos y de la prensa, tanto británica como española.Como bien había apuntado sir Charles Dilke,
miembro del Parlamento británico," los progresos de la artillería dejaban al Peñón a merced de un ataque desde tierra
si España se uniese al adversario de Inglaterra" ( Martínez Unciti, Ricardo: ¡ Inglaterra Señora del Mundo¡. Notas de
palpitante actualidad basadas en el estudio de la historia y del arte militar, Madrid, Librería de Leopoldo Martínez,
1899, pág. 101). Es por ello que el Gobierno británico, desde 1893 se decidió a conservar el valor estratégico y militar
de Gibraltar invirtiendo fuertes sumas en la construcción de tres diques secos, dos muelles y nuevos arsenales, obras
imprescindibles para los nuevos barcos acorazados de la Marina inglesa, y con las que se pensaba se podría neutralizar
la posible amenaza procedente de España (Torre del Río, Rosario de la: Inglaterra y España .. , op. cit., pp. 249-250).
812
La documentación diplomática contenida en los archivos oficiales españoles nos permite por un lado resaltar la
escasa coordinación entre el Ministro Plenipotenciario asentado en Tánger y las autoridades militares de Alhucemas,
Ceuta y Melilla. Las iniciativas emprendidas por estas últimas eran a veces completamente ignoradas por Ojeda; por
otro lado, algunas comunicaciones consulares relativas a asuntos trascendentales de la actuación española en el Imperio
inexplicablemente eran dirigidas a las Comandancias Generales de Ceuta y Melilla, sin conocimiento previo de la
Legación en Tánger. Así había ocurrido con el incidente de los topógrafos norteamericanos detectados en las
proximidades de Tetuán y Ceuta realizando trabajos de estudio del territorio. Habiéndose apercibido del hecho, la
autoridad consular española en Tetuán, las informaciones habían sido dirigidas a la autoridad militar de Ceuta y no a
Tánger. La muestra más palpable de esta descoordinación radica en el hecho de que cuando semanas después, el hecho
llega finalmente al conocimiento de la Legación, es únicamente a través del Ministerio de Estado, quien ya ha sido
apercibido con anterioridad por Ceuta. Por otro lado, otra evidencia del desorden existente en la acción española en el
Rif nos lo plantea el hecho de que si bien las tres plazas militares de Alhucemas, Ceuta y Melilla poseían servicios de
información propios entre las cabilas de los territorios próximos, esta red de confidentes era ignorada totalmente por
Ojeda, quien desconocía el número y la identidad de todos los confidentes nativos de las autoridades militares
españolas. Además la Legación en Tánger debía de enfrentarse a la intensa acción diplomática francesa en las costas
rifeñas ...¡ contando sólo con un confidente en la región¡, cuya identidad nos proporciona el diplomático español al
desvelarla en una carta a Almodóvar del Río, indicándole que se trata de un bocoya, ex-sargento del Ejército español,
donde ha servido durante veinte años en la Compañía de Tiradores del Rif. La carencia de información la tenía que
suplir, pues, bien acudiendo a sus compañeros del cuerpo diplomático, bien acudiendo a los rumores públicos de los
zocos de Tetuán y Tánger. (Ojeda a Almodóvar del Río, 10 de Junio de 1898. Carta número 4, copia mecanografiada.
A.M.A.E. Archivo histórico. Leg. 1263).
489
preservación y el mantenimiento de la integridad territorial de España, contra los intereses vitales
"La esfera de acción francesa - escribió Ojeda a Pío Gullón- que hasta ahora parecía
haber respetado tácitamente la irradiación legítima y natural de nuestra influencia cerca de
nuestras playas en África, parece querer ensancharse de día en día á expensas de
España".813
a la acción desplegada por los agentes franceses y únicamente se aludía en sus indicaciones al
ministro como base de una futura línea diplomática a la posibilidad de vagas apelaciones al
concierto europeo, que por ende, eran las que gozaban de la confianza del gobierno de Sagasta para
detener a los Estados Unidos en el Caribe o en el Pacífico y que se revelaron nulas a todas luces. Al
mismo tiempo, los despachos de Ojeda evidenciaban la falta de colaboración por parte de las
autoridades militares de las plazas enclavadas a lo largo del Rif que la diplomacia española
lo que estaba ocurriendo en las playas mediterráneas marroquíes y cual era el verdadero grado de
814
penetración del imperialismo francés en ellas. El estado de absoluto desconcierto en que se
" Sin confidentes en el Riff ni medio alguno material con que atender a tan
imprescindible servicio, sin informes ni la más remota noticia por parte de nuestras
Autoridades militares que pudieran guiarme a través del dédalo de intrigas y del conflicto
de testimonios que revelan las adjuntas cartas, (se refiere a las que ha recibido de los
notables de Bocoya y Ait-Urriaguel) esta Legación se halla en realidad impotente para
ejercer en aquella comarca la acción que mejor conviene a nuestros intereses, y solo puede
señalar a V.E. los peligros de la fermentación que allí existe y la necesidad de estudiar a
813
Ojeda a Pío Gullón. 9 de marzo de 1898. Despacho número 41, reservado. A.G.A. África (Marruecos). Sección
histórica. Caja 199 / Ex. 1.
814
Torre del Río, R. de la: Inglaterra y España..., op. cit., pp. 320-321.
490
fondo sus causas para precavernos contra sus consecuencias o para sacar de los
acontecimientos el mejor provecho para España ".815
En estas circunstancias el consulado en Tetuán seguía siendo para los intereses españoles el
principal observatorio para la vigilancia de todo lo que acontecía en el Rif. A mediados de Marzo
movimientos que se sucedían con la rapidez del rayo en las costas del septentrión marroquí. Por un
lado, parecía evidente que algunos notables de la cabila de Bocoya atraídos a la causa francesa,
documento escriturado de cesión de dichas tierras. Por otra parte, las averiguaciones del cónsul
protección de la Monarquía española; el cónsul tuvo conocimiento de que los Bocoyas habían
intentado instrumentalizar a la Legación hispana en sus gestiones ante Mohammed Torres para
escapar del castigo de una expedición punitiva enviada por el Sultán. Dando muestra de una
inteligencia aguda y sutil y de una rebuscadísima habilidad, habían intentado sustraerse del
inevitable castigo que se produciría cuando el Majzén conociese la naturaleza de los movimientos
franceses en el territorio.
actuación de los dos agentes confidenciales de la República en Alhucemas, Al.lal y Dadi, del
desorden y de los disturbios que pudieran ocurrir. También notificaban la partida de varias decenas
de jóvenes con rumbo a Argelia para servir en el cuerpo de zuavos o en los cuerpos irregulares del
ejército colonial francés, presentándola como una "fuga" de sus hogares sin contar con el
sus deseos de vivir en paz eterna con el Sultán y con España, descargaban la culpa de las intrigas
815
Ojeda a Pío Gullón, 11 de marzo de 1898. Despacho número 43. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica. Caja
199 / Ex. 1.
491
francesas en Alhucemas en sus vecinos, los urriagueles, y en la codicia de Francia por apoderarse
realizando ruidosas protestas en toda la comarca, y además, enviados de los Bocoyas en los
diferentes zocos rurales del territorio habían proclamado sus estruendosas amenazas de perseguir a
sus parientes, quemar sus casas, arrasar sus campos y confiscar su ganado si no regresaban.
El cónsul, por otra parte, entendía que los movimientos de las cabilas rifeñas intentando
sustraerse de la autoridad del Sultán eran sinceros, y que ningún engaño se escondía detrás. Se
trataba de un proceso progresivo que paulatinamente se estaba dando en diversas tribus, y en este
sentido apuntaba que una gran parte de los Bocoyas se inclinaban por la aproximación a Francia,
mientras que los Aít Urriaguel lo hacían por España. Esta dinámica podía tener sus orígenes o bien
en un excesivo temor de los rifeños al Sultán, o bien en la expectativa de recuperar una autonomía
secular que se había ido perdiendo desde que se consolidó en el territorio la presencia del Majzén, a
Urriaguel, informaba a Ojeda de las condiciones en que se había concretado la infiltración gala en
el territorio Bocoya: el conjunto de los habitantes de tres aldeas (Izemmuren, Tafensah y el Jeddan
816
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 10 de Marzo de 1898. Despacho número 26. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 236 / Ex. 2. En el congreso " Abd el Krim et la république du Rif " que se celebró en París en 1973,
Jean-Louis-Miège llamó la atención acerca de la apertura de la sociedad rifeña hacia el exterior a comienzos del siglo
XX como un elemento contrario al pretendido aislamiento que tradicionalmente se le atribuye (Abd el Krim et la
république du Rif, París, 1976, pp. 57-58). Varias de sus afirmaciones fueron corroboradas por las obras posteriores de
Edmund Burke III, Prelude to Protectorate in Morocco. Precolonial protest and Resistance, 1860-1912, Chicago,
1976, véanse especialmente pp. 11-13; y David Seddon, Moroccan peasants, a century of change in the eastern Rif.
1870-1970, Kent, 1981, pp. 28-53.
492
de Aissa) había decidido aceptar la protección francesa. Entretanto, Berwick, el Vice-cónsul
en Yebel Hamman. Las intenciones británicas de hacerse con el control de las supuestamente ricas
Sin embargo a diferencia de Francia, los intentos de Gran Bretaña de infiltrarse en el Rif
parecían ser esporádicos. Con todo, el juego de argucias que se sucedían desde finales de 1896 en
torno al Rif Central, convertían al país en objeto de una serie de apetencias concurrentes, que
habían dado a la región el aspecto de un inmenso bazar donde el patrimonio rifeño era objeto
constante de pujas y ofertas varias, donde el mejor postor se iba a quedar con los lotes más
preciados.
Dentro de este "scramble for the Rif", el control de la cabila de Bocoya en el territorio de
Los excedentes agrarios de los años de buenas cosechas se guardaban en los graneros o silos.
Existía en Bocoya un silo común guardado en un lugar llamado “thyourin´Feuithe" (le lever du
influencia sobre esta cabila. Los agentes galos habían empezado a explorar las intenciones pro-
republicanas entre la cabila de Tensaman, situada al Este de la bahía de Alhucemas y junto al cabo
de Quilates, para inmediatamente después iniciar una activa campaña de propaganda. 817
A la vez que los franceses prometían a los Bocoyas el envío de un buque de guerra para
auxiliarles militarmente cuando una hipotética mehal.la imperial se aprestase a ejercer sobre ellos
cualquier tipo de castigo, diversas misivas eran despachadas a los Tensaman desde la Legación
francesa en Tánger. Sus destinatarios eran los santones, morabitos y notables de la cabila, y sus
817
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 10 de Abril de 1898. Despacho no. 44. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 236 /Ex. 2
493
remitentes, los chorfa de Wazzan, protegidos franceses. La casa de Wazzan, cabeza asimismo de
una cofradía religiosa, era instrumentalizada por la acción francesa en sus deseos de infiltración en
el Rif. Los propósitos republicanos se resumían en el complot, con la ayuda de la casa de Wazzan,
para extender la protección gala sobre las cabilas de Tensaman y Urriaguel, e ir desgajando
paulatinamente el Rif de la soberanía marroquí. El sistema empleado era muy sutil y se trataba de
convencer a estas dos cabilas, mediante la agitación promovida por sus agentes, para que entrasen
en la rueda de levas y reclutas periódicas de jóvenes rifeños para así nutrir las filas del ejército
colonial argelino. Este procedimiento iría gradualmente llenando todo el Rif de protegidos,
dejase su inacción de las últimas semanas. Una parte de los cabileños de Aït- Urriaguel habían
enviado una nueva comisión al consulado de Tetuán el 13 de marzo, solicitando otra vez la
concesión de la protección española. Con ellos traían una lista de más de cien miembros de la
cabila que expresaban manifiestamente su deseo de convertirse en españoles. Dado que la soberanía
imperial parecía haber desaparecido en el territorio y el Rif había pasado a ser un objeto de codicia
entre Inglaterra y Francia, España no podía quedarse atrás en las estrategias imperialistas. Tenía
para ganar simpatías en el Rif, con la existencia de vínculos estrechos entre los rifeños y
Ocupados desde hacía siglos por España, los islotes de Alhucemas (Hajrat Nokour) y de
Vélez de la Gomara (Hajrat Badis) habían estado tradicionalmente asediados por las tribus rifeñas,
y sobre todo por los Ait-Urriaguel, los Bocoyas y los Beni-Iteft. Por lo tanto, prisioneras de los
818
Ibidem.Teodoro de Cuevas a Ojeda. 14 de Abril de 1898. Despacho no. 45.
494
aprovisionamiento, efectuándolo a partir de Melilla. La obsesión principal de las autoridades
militares españolas había sido por lo tanto encontrar una solución satisfactoria al problema del
avituallamiento de las plazas, utilizando la fórmula de presionar al Ministerio de Estado para que
éste, por medios diplomáticos obtuviera del Majzén la autorización para que los rifeños
transportasen sus alimentos y vituallas a las plazas ocupadas por España. Asimismo también se
había puesto en práctica la fórmula de atraer a los marroquíes vecinos de las guarniciones para
crear una dinámica de relaciones constantes con ellos. Había sido un proceso largo y difícil: el
gobierno marroquí se negó durante mucho tiempo a permitir a las gentes del Rif frecuentar los
islotes ocupados e introducir en ellos víveres. Por otra parte, el Majzén a finales del siglo XIX
procuró desplazar al territorio pequeños contingentes de tropas imperiales para que actuaran como
una guardia costera que evitase el avituallamiento de los presidios menores españoles y reprimiese
el contrabando realizado desde estos enclaves. Sin embargo, al final de la centuria la presión
marroquí se había relajado: los Urriagueles acudían frecuentemente a los islotes, comerciaban con
ellos y contribuían con sus ventas al abastecimiento y a la alimentación regular de las plazas.
Corrientes de simpatía hacia España habían empezado a crearse al potenciarse las relaciones de
convivencia pacífica entre españoles y rifeños. Los urriagueles habían sido objeto de un trato de
deferencia por parte de las autoridades de las plazas. Años más tarde, cuando desde las páginas del
Diario de África, el cronista Et-tabyi recopilase anécdotas y sucesos de este período precolonial del
Rif, subrayaría este hecho, 819 corroborado además por los estudios de María Rosa de Madariaga.820
Asimismo, cuando los urriagueles frecuentaban el consulado de Tetuán, eran atendidos por
Teodoro de Cuevas con exquisito tacto, corrección y amabilidad. De la misma forma, cuando
Emilio de Ojeda visitó la ciudad de Tetuán -durante el mes de Agosto de 1898- una amplia
819
Et-tabyi: "Mulay Bu Beker" en (B)iblioteca (N)acional. (M)adrid. Miscelánea García Figueras. Tomo LXXIII, pag.
294.
820
"España mantenía (...), buenas relaciones comerciales con algunas fracciones de Beni Urriaguel próximas a la costa,
particularmente con el poblado de Axdir, y el general Marina (gobernador militar de Melilla), se preocupaba por
preservar este buen entendimiento (la autora se refiere a 1.908) y proteger a los 'amigos de España' entre los que se
contaba Abd-el-Krim el Jatabi"; en Madariaga, M, R. de: España y el Rif : Crónica de una historia casi olvidada,
Melilla, U.N.E.D / Ciudad Autónoma de Melilla, 1999, pág. 322.
495
delegación de la cabila de Aït- Urriaguel acudió a saludarle calurosamente y agasajarle.821 Con el
paso del tiempo, parte de la cabila empezaba a mostrarse remisa a seguir obedeciendo al Sultán y
un sector de los urriagueles deseaba, en consonancia, que se intensificaran aún más las relaciones
con España. El cónsul interpretaba que los deseos de los urriagueles (que había que entender como
un intento de escapar de los tributos y de la mayor presencia en el territorio del poder central)
daban pie a que España entrase decididamente en el "scramble for the Rif", mediante una fórmula
legal que podía ser la solicitud de protección por parte de diversos notables de la cabila, llevada a
cabo con toda solemnidad ante adules y cadí, dando extensos poderes y facultades al consulado
822
español en Tetuán sobre el territorio de los Ait-Urriaguel. La respuesta de Ojeda se limitó a
acoger con cautela y recelo los ofrecimientos rifeños. Se valoraban como un instrumento útil en el
futuro, pero el problema estribaba en hasta qué punto se podía creer en las manifestaciones más o
entendía que la impaciencia de los urriagueles obedecía simplemente al temor que les producía el
ser objeto de un castigo por parte de una nueva expedición punitiva de las tropas imperiales a las
playas del Rif que se preveía como inminente en Fez. Por otro lado, se rechazó de plano la
petición de protección de la cabila de Bocoya, entendiendo en este caso que se trataba de una
Por otra parte, ante el acercamiento de ciertos grupos dentro de la cabila de Ait-Urriaguel
cabilas enteras, pero iniciaría la práctica (posteriormente no limitada al caso de Urriaguel, sino
extendida al de Bocoya y otras tribus próximas) de crear en ellas "partidos españoles" o "pro-
españoles" con vistas a facilitar una posterior ocupación del territorio; política que se prolongará
durante las dos primeras décadas del siglo XX. Los gobiernos restauracionistas, tal como afirmaron
821
Teodoro de Cuevas al Primer Secretario de la Legación española en Tánger. 29 de Agosto de 1898. Despacho no.
94. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 236 /Ex. 2.
822
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 13 de Marzo de 1898. Despacho no. 28. A.G. A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 236 /Ex. 2
496
Germain Ayache823 o el profesor C.R. Pennell 824 y ha corroborado posteriormente María Rosa de
cualquier aventura militar en Marruecos826 (oposición que acabaría desencadenando, en 1909, los
acontecimientos de la "Semana Trágica " de Barcelona) adoptaron, frente a los manejos franceses,
en la década de 1880. Esta política, basada en otorgar y conceder sobornos y sueldos mensuales a
los notables y a los jeques, pretendía desequilibrar la sociedad rifeña y granjearse la amistad de los
líderes locales. Se pensaba así que las fuerzas españolas no encontrarían resistencia en su avance
En la sociedad rifeña, la unidad política y social era la cabila o tribu. Las cabilas eran de
diferente tamaño. Las más grandes, como la de Ait-Urriaguel, contaban con más de 40.000
habitantes, según las cifras que en sus estudios sobre el Rif cita M.Rosa de Madariaga.827 Las más
esta organización social, los jeques ejercían la autoridad y juntos integraban las asambleas o
yema´a, encargadas de tramitar los asuntos locales. Entre las funciones de las asambleas estaba
mantener la paz e impedir los delitos. Para ello habían instituido los jeques un sistema de multas
Las multas, llamadas "haqq" eran la única forma de mantener la paz y evitar enemistades y
peleas. Para que este sistema funcionase debía existir cooperación entre los jeques, de forma que la
823
Véase Ayache, G. : Les origines de la guerre…, op. cit., pp. 115-116.
824
Véase Pennell, C.R.: "Éxito y fracaso de Abd El-Krim", en Historia-16, no. 126, 1986, pag. 28; id: A country with
a government and a flag : The Rif war in Morocco. 1921-1926, Londres, Middle East and North African Studies Press
Limited, 1986.
825
Véase Madariaga, M.R. de: "Mohammed ben Abd el Krim el Jatabi y las ambivalencias del 'progreso' ", en
Fundamentos de Antropología, nos 4/5, 1996, pag. 14; Id: España y el Rif: Crónica de una historia casi olvidada,
Melilla, Ciudad Autónoma de Melilla/U.N.E.D, 1999, pag. 216 y 341-342.
826
Véanse sobre el sentimiento anti-colonialista del pueblo español, reacio a compromisos en Marruecos los trabajos de
Robert Candler Bogard o de Connelly Ullman.Cfr. Bogard, R. C.: Africanismo and Morocco: 1830-1912, Austin,
Universidad de Texas; 1986; y también, Ullman, J. C.: La Semana Trágica. Estudio sobre las causas socioeconómicas
del anticlericalismo en España (1898-1912), Ariel, Barcelona, 1972.
827
Véase Madariaga, M.R. de: España y el Rif .., op. cit, pag. 204.
497
táctica española de minar su solidaridad resultaba imprescindible para allanar la penetración
colonial en la zona.
Así es que, pese a la tradicional hostilidad de las poblaciones locales a la presencia extranjera
y sus ataques repetidos contra las plazas ocupadas por España, el tiempo iría creando un juego de
vínculos e intereses entre las cabilas fronterizas y las guarniciones de estos enclaves. El
abastecimiento de estos últimos dependía en gran medida de los poblados vecinos y, por ello, los
regular a las plazas ocupadas para vender sus productos y comprar otros. Con el transcurrir de los
años, muchos jefes de fracción o muchos notables llegarían a mantener buenas relaciones de
vecindad con los españoles, que éstos empezaron a potenciar con fuerza desde la primavera de
1898, surgiendo en la terminología colonialista la figura o el personaje del "moro amigo" - el "moro
de paz". Esto es: el que colaboraba con las autoridades de los presidios, frente al "moro enemigo" o
"moro rebelde", que no sólo atacaba a los españoles sino que también saqueaba los aduares de los
rifeños que colaboraban con ellos. Así es que, frente a la otra opción que quedó marginada -dar
protección a cabilas enteras-, España optó por crear en todo el Rif, particularmente en las tribus o
pueblos fronterizos de las plazas ocupadas, una red de agentes o de "moros amigos", a quienes, por
estar remunerados por España, se designaba también con el nombre de "moros pensionados".
Cuando se contaba con varios "moros amigos" en un pueblo, una fracción o una cabila, se
constituía lo que se llamaba un " partido español". En un primer momento, la misión de este
ánimo de las poblaciones rifeñas y en crear en ellas un clima favorable a la causa imperialista
hispana. Asimismo, los agentes españoles -diplomáticos o militares- al hacerse amigos entre
notables y jeques rifeños, buscaban instrumentos que les proporcionaran información y apoyo.
Además, querían también desequilibrar el sistema de multas, base de la paz social rifeña, y
provocar peleas entre los indígenas (vieja tesis del "dividir para vencer"). Suponían que de este
modo, alterando la tranquilidad y la paz social, sembrando la discordia y atizando las rivalidades
498
entre agrupaciones familiares y cabilas, imposibilitaban en el futuro cualquier tentativa de
Las bases de todo este sistema de penetración imperialista español a partir de la costa se
forma del "statu quo" marroquí, sin haber consultado previamente el parecer y haber obtenido el
pleno consentimiento del concierto europeo. ¿Era ello una muestra de debilidad ante la creciente
influencia francesa en el Rif.? Ciertamente así podemos creerlo si hacemos un análisis simplista de
los hechos. Sin embargo, si manejamos otras variables, nos damos cuenta que la diplomacia
hispana también actuó con suma prudencia. Las autoridades españolas no estaban totalmente
seguras de si sería bien vista por los cabileños una penetración a gran escala en la región. Por ello,
el gobierno sagastino entendió que había que ir con pies de plomo: quizás Teodoro de Cuevas
rifeño a España.
De hecho, Germain Ayache en Les origines de la guerre du Rif llega a la conclusión de que
los españoles antes de 1908, sólo tenían y sólo podían tener relaciones estrechas con una serie de
pequeñas oligarquías surgidas en el curso de los decenios precedentes entre las cabilas próximas a
828
Véase Ayache, G.: Les origines de la guerre… , op. cit, pag. 113.
829
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 22 de Marzo de 1.898. Carta semi-oficial, sin numerar. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 69 /Ex. 3. Se trata de los siguientes miembros de la cabila: Xaib Hadj Mohammadi; Amar
Ibn Mohammed Azarkán; Rais Mohammed ibn Ali Azedod; Rais Messod Ibn Xaib el Mernisi; Mohammed Essedik
Utahtah y Haddu al-Hadj Xaib.
499
Alhucemas y Vélez de la Gomera. El surgimiento de estos grupos oligárquicos está unido en
algunos casos al contrabando y a las relaciones comerciales con las plazas españolas. En este
sentido, hay que entender como un éxito la circunstancia de haber arrebatado a Francia, el apoyo de
mostrado tan solícita, según consta en la documentación del consulado español en Tetuán, a aceptar
la protección y soberanía francesas. Pero, ¿las bases del apoyo español por parte de Bocoyas y
Urriagueles eran tan firmes , como podemos suponer leyendo a T. de Cuevas ?. Estas dos cabilas,
Germain Ayache apunta una respuesta en sentido negativo. Estas pequeñas oligarquías,
formadas por algunos de los notables más ricos del territorio cercano a los presidios menores,
contaban con el apoyo de clientes y familiares que podían sumar varias decenas de personas, al
servicio de España, cosa que de hecho quedó manifiesta en 1907, cuando los exploradores Arqués
cabilas. Su aproximación a España se debe al hecho de que la infiltración española en el Rif abría
ante ellos importantes perspectivas económicas, por lo que se disputarán sus favores y pensiones,
El historiador marroquí concluye que los españoles supieron pagarles, permitiendo que su
influencia en la región se fuera acrecentando, otorgándoles diversos privilegios, entre los cuales
intercesores o mediadores obligados entre ellos y las poblaciones rifeñas en las relaciones de
830
Véase Arqués, E.: Tres sultanes a la porfía de un reinado (Del diario de un cautivo). Editora Marroquí, Tetuán,
1953.
831
Véase : Ayache, G.: Les origines de la guerre... op. cit., pag. 115.
500
Hay diversas evidencias que demuestran que de haber procedido con rapidez, a penetración
en el Rif central hubiera llevado a España a un desastre, dada la falta de un apoyo sólido a la
infiltración política. Los archivos documentales hispanos nos prueban la realización de secuestros
de ciudadanos españoles residentes en Alhucemas por parte de los Bocoyas en el período 1903-
1904. 832
Cuando uno de los más celebres africanistas españoles del momento, a la par que uno de los
mejores conocedores del Imperio marroquí, el geógrafo Gonzalo de Reparaz escribiera en 1907,
nueve años después de estos acontecimientos que relatamos, su exhaustivo estudio Política de
España en África, calificó a la cabila de Ait Urriaguel como una de las más belicosas enemigas de
la penetración europea en el Rif , para añadir a continuación que debían ser considerados como los
"Tienen siempre una guardia de 100 hombres en observación, para vigilar a los
españoles y oponerse á cualquier tentativa de desembarco, sin que nuestra completa
impotencia, probada en varios siglos de pasividad, haya bastado a tranquilizarlos".833
C. Richard Pennell señala asimismo cómo los rifeños construyeron junto al desaparecido
puerto de al- Muzimma y el moderno asentamiento de Axdir, una fortaleza para proteger la línea de
resistencia a los europeos era un deber religioso. A finales del siglo XIX, la qasba consistía en un
gran edificio y en una mezquita, ocupados permanentemente por cien hombres armados que se
iban turnando entre los componentes de las diferentes fracciones de los Ait-Urriaguel, y que se
Germain Ayache se encargó de dar una ajustada respuesta a la cuestión de en qué medida la
cabila de Ait- Urriaguel apoyaba a los españoles, como sugirió en un momento determinado
832
Véase: "Noticias varias relativas al período 1884-1906 (Datos sobre el Rogui)" en (B)iblioteca (N)acional.Madrid.
Miscelánea García Figueras. Tomo XXVII, pag. 220.
833
Véase: Reparaz, G. de: Política de España en África, Barcelona, Imprenta Barcelonesa, 1907, pag. 125.
834
Véase: Hart, D.M.: The Aith Waryaghar..., op.cit., pp. 344-45.
501
Enrique Arqués cuando matiza el alcance de la penetración hispana, evidente sólo en las familias
más ricas e influyentes. Los cabileños sin recursos no tenían que esperar nada bueno de los
injerencias imperialistas cuando surgiese un nuevo jefe que aglutinase su combatividad. Así,
cuando en 1908, aparecieron líderes como Mohammed Mizzian y Chadly, cristalizará la conjura de
aquellos que recibieron el nombre de "partido de las pequeñas gentes", enfrentado al de los
cuando elucubraba sobre una hipotética y rápida penetración española en el Rif central.
Iniciar en los años finiseculares una penetración imperialista decidida y a gran escala
en el área del Rif Central hubiera comportado un conflicto contra los elementos tribales no
proclives a aceptar la presencia española; conflicto en el que la tecnología militar del ejército
español hubiera tenido un impacto menor, al tener lugar la lucha en un terreno muy montañoso. Tal
como habían experimentado las tropas británicas durante el transcurso de las dos guerras afganas
(1839-1842; 1878-1879),836 el asalto a las alturas habría revelado rápidamente a los españoles las
dificultades y peligros de la guerra en la montaña. El Rif, donde se alzaban las mayores montañas
del norte del Sultanato – con picos, como el de Tidiquín, de 2.300 metros de altitud - planteaba
grandes problemas, incluso para los ejércitos más modernos y mejor equipados. El espacio
normarroquí, en su conjunto, ha señalado Pando Despierto, “se elevaba sobre las tierras y mares
circundantes como lo que era: un espacio fortificado por la naturaleza y amurallado por la
resistencia de sus gentes. Tierra abarrancada por la erosión, batida por los vientos excepto en sus
recónditos valles de montaña, mostraba casi imposibles accesos por el mar en su zona central
(Rif), y, en general, ofrecía una convulsión orográfica permanente“.837 Un territorio que brindaba
835
Véase: Ayache, G.: Les origines de la guerre ..., op. cit., pag. 112.
836
Véase al respecto los capítulos: “ ‘Un viejo y ruinoso fuerte‘: Jelalabad, 1841-1842 “ y “Un sangriento campo de
batalla: Maiwand, 27 de julio de 1880“, en el libro de Bryan Perret: Contra todo pronóstico. Trece combates
desesperados, Salvat, Barcelona, 2001.
837
Véase Pando Despierto, J.: Historia secreta de Annual, Madrid, Editorial Temas de Hoy, 1999, pág. 26.
502
innumerables oportunidades para hostigar a las fuerzas regulares españolas mediante
francotiradores o emboscadas, sobre todo si se tiene en cuenta que los ejércitos equipados
Tal como ocurrió en 1921, la guerra que hubiese enfrentado a españoles y rifeños no habría
sido una contienda de formaciones regulares organizadas para presentar una batalla clásica. Habría
sido por parte marroquí una guerra a escala reducida contra un ejército ocupante, una guerra de
guerrillas; un tipo de lucha en el que las posibilidades de éxito de una fuerza guerrillera son
manifiestos.
En resumen, podemos concluir resaltando que España abordó, al principio, con enorme
cautela la penetración colonial en el Rif. Se trató de una política bastante estable, clara y
con los líderes naturales del territorio, que era la única alternativa viable. El Estado español no
contaba con un ejército como el francés, ni mucho menos con el alemán para lograr una ocupación
Por ello se iba a potenciar la creación de núcleos de apoyo a España en la región. El modelo
semejanza de la estructura de los partidos restauracionistas. 838 El nivel de adhesión a España entre
los grupos pagados era más fuerte que el que hubiera supuesto la concesión de la protección a
escala de toda una cabila, lo cual hubiera diluido más el apoyo a la penetración española.
El origen de esta política había sido responsabilidad directa del gobierno de Sagasta. Éste y
Almodóvar del Río no juzgaron oportuno desaprovechar totalmente la oportunidad que había
abandonar sin más la ocasión propiciada por la reclamación de los urriagueles, desengañándolos y
perdiendo sus simpatías. Por ello las órdenes transmitidas a Ojeda desde Madrid fueron las de
potenciar una sutil infiltración política en el Rif, concediendo la protección española solamente a
838
Véase Dardé Morales, C.: “Sociología de los grupos liberales de la Restauración hasta 1890”, en Estudis d´història
contemporània del País Valencia, no. 6, pp. 196-197.
503
seis notables de la cabila , medida que debía de ser la base para ir acrecentando la influencia
Paralelamente no se dejó de lado a los Bocoyas, cuya petición de protección había sido
anteriormente rechazada. El Gobierno sagastino entendía que no por ello debía de interrumpirse la
acción política sobre ellos, puesto que se debía sustraerlos de las influencias galas y atraerlos a la
causa española de manera sincera y definitiva. Algo imprescindible era que las amistosas relaciones
entre las guarniciones hispanas y los Bocoyas en la zona de Alhucemas no se podían quebrar bajo
ningún concepto.
En la historiografía española son muy escasas las aportaciones al estudio del inicio de la
Solamente el cronista Et- Tabyi se ocupó de ello, tergiversando la realidad cuando escribió hace
cincuenta años sobre este hecho histórico señalando que el gobierno sagastino nunca intentó minar
contrario apuntalarlo e insuflarle vida por lo que renunciaron a otorgar a las cabilas de Bocoya y
Urriaguel, la protección española a la par que trataron de disuadir a los rifeños de que se
Angeles matriculado en Gibraltar. Su capitán, Francisco Alvarez, denunciaba haber sido asaltado
a la altura del Morro Viejo por un carabo tripulado por rifeños Bocoyas. 840 A consecuencia de ello,
Pablo Artal, el comandante de la guarnición española iniciaba una serie de diligencias que
documento en el que se hacía una defensa de la inocencia de los dos detenidos, y se pedía su puesta
839
Véase Et- Tabyi: "La matanza de Bocoia" (II)", en (B)iblioteca (N)acional. (M)adrid. Miscelánea García Figueras.
Tomo LXXIII, pag. 287.
840
Informe del Comandante militar de la plaza de Alhucemas, Pablo Artal sobre el asalto al buque británico Virgen de
los Ángeles. 5 de Mayo de 1.898. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica. Caja 199 / Ex. 1
504
en libertad por las autoridades españolas. Dado que las relaciones entre Bocoyas y españoles habían
llegado a un cierto punto de buena vecindad, y valorando que, de consentir en su petición, esas
causa incoada contra los dos rifeños y su liberación, a lo que llegado el otoño, el gobierno de
disponiendo de nuevas fuentes de información al calor del ambiente favorable a la causa española
en Tetuán el nuevo protegido de Urriaguel, Schaaib Hach Mohammadi Saaik, que sostuvo una
Alhucemas. Había sido la cuestión de los marineros europeos cautivos por los Bocoya la que dio
origen a que llegaran por primera vez a las playas rifeñas una serie de agentes encubiertos
franceses, entre los que figuraba el activísimo Si Al.lal, el agente consular galo en la ciudad tetuaní.
Al mismo tiempo, las costas de Bocoya empezaron a ser visitadas frecuentemente por el buque de
guerra Cosmao, recalando al Oeste del promontorio del Morro, bajando sus oficiales a tierra, y así,
en una serie de deliberaciones que mantuvieron con notables Bocoya, fueron convenidas las bases
sobre las que la cabila quedaba colocada bajo la protección del gobierno de la República. Los
franceses se comprometieron a evitar por la fuerza toda tentativa del Sultán contra los nuevos
protegidos de la República y asimismo a gestionar las reclamaciones por estafas y asesinato que los
Bocoyas tenían contra España. El compromiso quedó sellado cuando posteriormente los notables
841
R.O. del Ministerio de Estado de 18 de Octubre de 1898 dirigida a la Legación Española en Tánger. A.G.A. África
(Marruecos). Sección histórica. Caja 199 / Ex. 1.
505
Bocoyas se trasladaron a la Legación gala en Tánger para suscribir el acuerdo de la extensión del
protectorado francés sobre sus poblados. Una vez reunidos con el Ministro Plenipotenciario
Monbel, éste les había exigido una prueba de su compromiso, entregando una serie de rehenes al
gobierno francés, rehenes que no serían literalmente prisioneros de Francia, sino soldados suyos,
empleados del gobierno republicano. Los Bocoyas debían reclutar entre sus familias a una
cincuentena de jóvenes aptos para las armas y enviar a este contingente a servir como integrantes
de las tropas coloniales argelinas durante un período determinado, al término del cual debían de ser
sustituidos por otras sucesivas levas de Bocoyas. Arguyendo Monbel que Francia no podía enviar -
para recoger a los reclutas - a " un buque de guerra a la costa no custodiada de una nación amiga
sobre la cual pesa un pacto europeo que obliga a los demás Estados a respetarla en su integridad",
ordenó a los notables que expidiesen a sus parientes a Tetuán , siendo el embarque a Argelia
cuidadosamente retardado por el gobierno francés con el fin de que la noticia trascendiera a la
opinión pública marroquí y europea, a fin de sondear y conocer las impresiones que causaba en la
corte jerifiana y las objeciones que pudiera inspirar la medida entre las potencias europeas. 842
contingente de jóvenes Bocoyas, reclutados por los agentes confidenciales franceses en el Rif, cuya
Por otra parte, en el Rif oriental, las perspectivas para la economía española se presentaban
exportación hacia Marruecos, vía Uxda, que gozaba a su salida de Argelia de una serie de
perjuicio económico para el tráfico mercantil que tenía su origen en Melilla. A principios de
Octubre de 1897, se habían intensificado las transacciones comerciales entre la ciudad argelina de
842
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 30 de Marzo de 1898. Despacho no. 38. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 236 / Ex. 2.
843
Ibidem .Teodoro de Cuevas a Ojeda. 17 de Abril de 1898. Despacho no. 46.
506
marroquíes de azúcar y velas traídas desde Marsella. Teodoro de Cuevas evaluaba en alrededor de
Marruecos en el transcurso de seis meses. Además las mercancías introducidas en Uxda estaban
exentas del pago de arancel, ya fuese marroquí o francés, puesto que la Aduana marroquí todavía
no había sido instalada. Este éxito obtenido por las Cámaras de Comercio francesas era visto desde
de la Republica; el proyectado establecimiento de una línea postal francesa para crear un servicio
regular que uniese la argelina Marnia con las marroquíes Uxda, Tazza y Fez, y asimismo
complementario a la labor de zapa que se suponía estaban realizando agentes secretos franceses,
justificar la anexión de la ciudad de Uxda por las fuerzas militares republicanas. A fin de
contrarrestar la iniciativa gala, el Majzén había procurado devolver la paz al Amalato de Uxda,
instalando en la ciudad una Aduana que iba a entrar en funcionamiento inmediatamente, y en la que
se iban a percibir unos aranceles sobre los artículos de importación del 10 % de su valor respectivo,
Desde el punto de vista monetario, amenazas galas se cernían también sobre la moneda
Desde el siglo XIX, Francia tenía un fuerte interés comercial en Marruecos. Sin embargo, la
resistencia de los sultanes a la penetración en el Sultanato del comercio europeo, había hecho que
Francia fuera incapaz de penetrar en la economía marroquí tan intensamente como hubieran
Pierre Guillen afirma que sólo había unos 780 residentes franceses en Marruecos en 1904 y
el número había ido disminuyendo desde la década de 1870.845 La mayoría de ellos vivían en
Tánger y Casablanca y estaban conectados con los respectivos consulados franceses, casas
844
Ibidem. Teodoro de Cuevas a Ojeda. 25 de Marzo de 1898. Despacho no. 36.
845
Véase Guillen, P : L ´Allemagne et le Maroc…, op. cit, París, P.U.F., pag. 479.
507
comerciales o pequeñas empresas de negocios. La inversión total de capital francés fue estimada
Las propuestas francesas de construir un ferrocarril a través del Imperio que enlazase Orán con el
actividades de las firmas comerciales y los bancos. En 1880 se fundó en Tánger una sucursal de la
Société des Comptoirs Maritimes de Crédit Industriel et Commercial, y en 1882 fue adquirida ésta
por la Banque Transatlantique, que tenía representantes en la mayoría de los puertos marroquíes.
creciente por Marruecos en el decenio de 1890, tentados por la esperanza de hacer provechosos
d´Escompte, apoyado por el gobierno francés y una casa alemana acuñaron algunos millones en
especulativo culminado en 1898. La casa francesa buscó la depreciación de las monedas de plata
éste. Para ello, las casas comerciales francesas solo aceptaban la moneda de plata hassania en sus
operaciones, rechazando la acuñada en España (el duro de plata, ya que el movimiento especulativo
francés tendió también a retirar de la circulación acaparándola, la peseta sencilla, con el fin de
aumentar la perturbación monetaria en Marruecos). Con ello, creando una escasez artificial de
plata se buscaba que el Sultán optase por pedir al Comptoir la acuñación de mayores cantidades de
la hassania, operación que no sólo aumentaría la presencia económica francesa en el Sultanato, sino
Teodoro de Cuevas apuntaba que si se conseguía la prohibición por parte del Sultán de la
circulación de toda clase de moneda extranjera de plata en sus dominios (en este caso, las
depreciadas monedas isabelina y alfonsina españolas), los países que no contaban con amplias
508
reservas de oro para utilizarlas en sus transacciones comerciales con Marruecos, no iban a poder
Según Cuevas, el acoso a Marruecos por parte de los intereses franceses estaba revistiendo
diversas formas: desde la operación por acuñar en exclusiva la moneda marroquí, eliminando de la
circulación por el Imperio la moneda española, hasta la petición que una Embajada francesa iba a
hacer a Abd al- Aziz en Marrakesh de creación de un Banco nacional marroquí, controlado por
agentes y economistas franceses, primer paso para hacer caer al Imperio en la espiral de la solicitud
de préstamos a la República. Esta medida se completaría con la emisión por este Banco nacional
marroquí de papel moneda, garantizado por las rentas de las aduanas imperiales, que quedarían
Al mismo tiempo, Cuevas informaba a Madrid que el Comptoir estaba solicitando al Sultán,
en garantía de préstamos futuros, que le fuera hipotecada toda la región del Garb hasta la ciudad de
Rabat, territorio en el cual la Compañía francesa iba a implantar una serie de innovaciones en
materia de construcciones férreas, obras públicas y en el sector agrícola que pondrían la zona
enteramente bajo su dependencia. Suprimida de esta manera la moneda española del Sultanato, la
Península iba a quedar aislada mercantil y financieramente de Marruecos, y los buques españoles
no podrían ni atracar en los puertos marroquíes para adquirir grano (el metálico español no les iba a
ser aceptado, y si por otra parte se usaba el franco en las transacciones mercantiles, en su cambio
por pesetas había que pagar un precio desorbitado de éstas, por estar la moneda española muy
depreciada respecto a la francesa), ni podría transportarse el cereal marroquí a España (pues los
españoles en sus transacciones no podían aceptar la moneda hassania, que no tenía curso en
Europa).846 Por otra parte, los movimientos especuladores del Comptoir se habían trasladado desde
846
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 4 de Abril de 1898. Despacho no. 41. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 236 / Ex. 2.
509
marroquí. En París, el valor de la moneda de plata española había descendido prácticamente al "de
una simple pasta metálica", y las sucursales del Credit Lyonnais en diversas ciudades españolas
-como era el caso de Madrid, Valencia, Barcelona y Zaragoza- habían emprendido una campaña
tendente a reforzar la especulación que se producía en Marruecos. Por otro lado, las casas
comerciales francesas ayudaban al Comptoir retirando súbitamente los créditos concedidos a los
comerciantes de Marruecos, para forzar aún más la escasez de numerario y de plata del país. Las
actividades comerciales en el Imperio jerifiano quedaron así colapsadas, pues los exportadores
europeos no conseguían vender sus artículos en el Sultanato, a la par que se encarecían los
artículos de subsistencia. 847 Al mismo tiempo, en Melilla se suscitaba ya lo que parecía el inicio de
una crisis comercial; establecida finalmente la aduana marroquí de Uxda, se intensificaban las
relaciones mercantiles entre el Rif y la argelina Nemours, en detrimento del que tenía su origen en
el puerto de Melilla.
En lo tocante a la disputa franco-española por el control del Rif, sería sin embargo, la
actuación de un tercero en la discordia, el propio Majzén, la que acabaría por borrar los temores y
Desde hacía tiempo, el gobierno marroquí contemplaba con recelo pero sin efectuar un solo
movimiento para obstaculizarlas, las constantes idas y venidas en las playas del Rif de los agentes
de la República y en particular, los intentos del cónsul Si Allal por hacer efectiva la soberanía
francesa sobre Bocoyas y Urriagueles. Así en la primavera de 1898, y coincidiendo con el final de
marcha una combinada expedición naval y terrestre la cual utilizando como pretexto el castigo a los
847
Ibidem .Teodoro de Cuevas a Ojeda. 30 de abril de 1898. Despacho no. 50.
510
intereses imperialistas en el territorio, tanto los franceses como los españoles. Aunque temida y
esperada, se había gestado en el más profundo de los sigilos. A Melilla y Tetuán solo habían
llegado rumores desde la Corte instalada en aquellos días en la ciudad imperial de Marrakesh, que
hablaban de que solamente se iba a desplazar hacia el Rif un contingente muy limitado con la
En cambio a comienzos del mes de Mayo, mientras unidades procedentes del corazón del Imperio
formando un conjunto de más de mil hombres avanzaban por tierra sobre el Rif, un contingente de
varios centenares de askaris (soldados) imperiales conducidos por el buque de guerra marroquí
Hassani desembarcaban en las proximidades de Melilla para converger con los anteriores sobre el
territorio ocupado por los Bocoyas.848 Mandaba la expedición el príncipe imperial, jerife Mulay
Abu Bakr, el cual al llegar a la zona habitada por los Ait Urriaguel, estableció su campamento en
los lindes fronterizos con el territorio Bocoya. Le acompañaban jeques y notables de las diversas
cabilas rifeñas a quienes había ido convocando a su encuentro. Frente a lo que tradicionalmente se
ha dicho del carácter exclusivamente punitivo de la expedición, las armas no hicieron acto de
por el consulado español de Tetuán, nos permite saber que llegado el príncipe al Rif, envió
emisarios a los Bocoyas para empezar el tradicional y pautado proceso de negociación. Antes de
que hablase la pólvora, la expedición imperial debía dar a los Bocoyas el tiempo suficiente para
Abd al-Aziz. Por ello los mensajeros se dirigieron a los aduares de Izemmuren, Tafensah y el
Jeddan de Aissa, solicitando de sus habitantes el acatamiento a la autoridad del Majzén y el pago
sin demora de las sumas que el Sultán había tenido que abonar a Francia, España y a las restantes
potencias europeas en concepto de indemnizaciones por los asaltos piráticos realizados por los
Bocoyas de estos tres poblados durante los dos años anteriores y por los daños causados en el
848
Comandante General de Melilla al general Miguel Correa, Ministro de la Guerra, 24 de marzo de 1898. Telegrama
oficial cifrado (emitido en Melilla a las 19,00 hs; recibido en Madrid el 25 de marzo a las 6hs. 36 minutos) . A.G.A.
África (Marruecos). Sección histórica. Caja 199 / Ex. 1.
511
transcurso de los ataques. Sin embargo, las fracciones Bocoyas se negaron a cumplimentar los actos
entrada de los askaris en su territorio, a la par que remitieron un enviado a Si Al.lal en Tetuán, en
demanda de una bandera francesa para izarla en la cabila. Por otro lado, la presencia de la mehal.la
no asustaba a los agentes franceses que seguían actuando en el territorio de Gomara, y entre las
cabilas rifeñas de Ketama, Beni-Hamed y Beni- Seddat, buscando ampliar su radio de acción. 849
sentido de punto de ruptura de una trayectoria dinámica de cooperación entre el Majzén y las
cabilas rifeñas; una cooperación que el poder central concluye de manera absurda, terminando el
Sultán con la tradición de autonomía del Rif y empleando la brutalidad para castigar a los "piratas"
Bocoyas, harto de las reclamaciones europeas motivadas por los asaltos constantes de los cabileños
a buques mercantes. A su vez las historiografías europea y estadounidense han ido forjando una
explicación simplista tanto para los acontecimientos que se vivían durante estos años en el extremo
norte del Imperio, como para calificar la organización social del mismo: se habla constantemente de
conceptos como "la anarquía rifeña", el descontrol, desorden, el desgobierno, etc... Así, es muy
frecuente encontrar a autores que van desde Mouliéras (1895) a Westermarck (1928) y a David M.
Hart (1955) que reproducen el mito colonial de hablar de una región donde impera poco menos que
y sociales de dieciocho tribus rifeñas, que el desorden es una cosa muy reciente y novedosa en la
historia del Rif y que sólo se produce en los años finales del siglo XIX; por lo tanto se trata de un
fenómeno no endémico en la región, como también matizó acertadamente Simon Levy,850 y ligado
849
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 9 de Mayo de 1898. Despacho no. 55. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 236 /Ex. 2.
850
Véase Levy, S.: " 'Les origines de la guerre du Rif ' de Germain Ayache", en Hespéris-Tamuda , vol. XXII, 1984,
pag. 130.
512
851
directamente a la subversión desestabilizadora extranjera. Con documentación archivística, el
contrabando de todo género, sobre todo a partir del peñasco de Nokour ( islote de Alhucemas), que
viola la prohibición jerifiana de exportación de ganado; b) los litigios y venganzas entre los
contrabandistas; c) las pensiones pagadas por España a notables de las cabilas costeras, verdadera
infiltración política que debía preparar el terreno a una ocupación ulterior; y d) la introducción de
fusiles modernos que rompían el equilibrio social en el Rif, en beneficio de los más ricos,
fenómeno paralelo y coincidente con el surgimiento de los grandes caídes en el Sur del Imperio.
cuando Marruecos tuvo que ceder a España una franja territorial en torno a Melilla. Los rifeños,
que acudieron raudamente a batirse en Tetuán contra el invasor cuerpo de ejército español, y que
habían contenido a España en los muros de sus presidios durante siglos, no podían comprender que
las fuerzas armadas del poder central les impusieran el abandono de las tierras que con sus propias
abierta al comercio lo que facilitaba la manipulación de los notables, clientes de España. Según
Ayache, el prestigio del Majzén quedaría hundido, quebrantado con la "dragonada" de 1.898
protagonizada por Ben el Bagdadi, después del 'affaire' de los piratas Bocoyas. A pesar de que la
expedición imperial no consiguió capturar a los responsables de los asaltos a buques europeos
(fueron evacuados a Argelia por un navío francés), llevó a cabo una represión indiscriminada,
capturando a doscientos jefes de familia que no eran responsables de ninguna actividad pirática y
"C´est à cette époque, -indica el historiador marroquí- précisément datée, que dans le Rif, la
mémoire populaire situe, depuis, la fin d´un monde et le début de grandes calamités ". 852
851
Véase Ayache, G.: Les origines de la guerre..., op. cit., notas 27, 28 y 29, de las páginas 108 y 109.
852
Ibidem, pag. 128.
513
Es el inicio de la "Ripublik", ese término tan querido para David M. Hart, que se revela no
como eterno en la historia social del Rif, sino simplemente como consecuencia de una situación
muy concreta. El Rif, que hasta entonces siempre había contado con el Majzén para arbitrar sus
problemas tribales y apoyarlo para frenar la expansión española a partir de los presidios de las
costas, se encuentra ahora en plena confusión: el poder interviene en provecho del enemigo, golpea
y castiga a los inocentes, humilla a los jefes de familia más respetados. La tradicional función
arbitral del Sultán queda descalificada. Por ello, desorientados, los rifeños efectuarán tantas
los rifeños a la rebelión de Bu Hamra, tomándolo como heredero legítimo de Mawlay Hassan.
Ahora bien la tesis de Ayache hay que matizarla parcialmente en tanto en cuanto los
objetivos de la expedición punitiva del Majzén al territorio Bocoya en la primavera de 1898 no son
los de castigar a los piratas. Anteriormente a finales de 1897 se había emprendido una primera
expedición punitiva muy limitada en efectivos con ese objetivo; las fuerzas imperiales se habían
retirado de Alhucemas tras una serie de enfrentamientos de escasa importancia. Ayache cuando
visitó Madrid sólo consultó el archivo del Servicio Histórico Militar, no tuvo acceso a la
Exteriores español.
Es precisamente el estudio de la documentación consular tetuaní, principal ojo visor para los
intereses españoles de los acontecimientos tan trascendentales que se estaban dando en el Rif en
aquellos años, la que nos permite matizar a Ayache y entender que el objetivo fundamental de la
expedición al acabar con la autonomía rifeña y atacar a los Bocoya era precisamente sustituir a los
rifeños en el momento en que éstos flaqueaban en su misión histórica de ser la primera línea de
defensa, la vanguardia marroquí en la lucha contra las potencias coloniales que pretendían penetrar
514
la seguridad nacional. Estudiando los documentos consulares comprobamos como el Majzén
conoce que en este año de 1898 la presión imperialista francesa llega a unos límites intolerables. En
efecto es cuando el agente argelino Si Al.lal pretende convertir en el Rif a toda la cabila Bocoya y a
otras próximas en una “quinta columna" francesa, poniéndolas en su globalidad bajo la protección
de la República. Con este propósito, de manera absolutamente descarada y a plena luz del día, los
agentes franceses en sus tareas de proselitismo se movían sin dificultades por el territorio Bocoya
haciendo venir al mismo -a través de Tetuán- a zuavos franceses de nacionalidad rifeña, que hacían
intento de convencer de ello a todos sus compatriotas. Por otra parte, la documentación militar
española nos permite corroborar esa tesis. Así el 22 de marzo, antes de que zarpase desde Tánger
hacia Melilla el vapor imperial Hassani trasladando al jerife Mulay Abu Bakr con un millar de
askaris, la Delegación Imperial solicitaba del gobierno sagastino el permiso para que esas tropas
pudieran desembarcar con sus armas y bagajes en el muelle militar de la ciudad española, con la
misión oficial de "castigar a los rebeldes del Rif y reestablecer en algunas de sus comarcas la
autoridad imperial".853
854
Sorpresivamente el buque imperial zarpó el 23 sin recibir la contestación de Madrid. El
Gobierno marroquí había reconsiderado la situación y deseaba ejercitar una acción de soberanía
prescindiendo del permiso español. El día 24, el buque imperial fondeaba a las afueras de la plaza
de Melilla, frente al Atalayón, en la zona ocupada por la cabila de Mazuza. El navío no cumplió
El ordenado desembarco de los askaris al mando del jerife se produjo fuera del límite
855
fronterizo español y estuvo vigilado por los agentes y confidentes nativos de la guarnición. Al
853
Telegrama cifrado de Emilio de Ojeda a Pío Gullón. 22 de Marzo de 1898. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 199 /Ex. 1.
854
Telegrama del Ministro Plenipotenciario Ojeda al Comandante de Marina de Melilla. 24 de Marzo de 1898.
(S)ervicio (H)istórico (M)ilitar.África. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
855
Telegrama del Comandante Militar de Melilla al Ministro Ojeda. 24 de Marzo de 1898. S.H.M.África. Rollo 791.
515
telegrafiar sus informes al Ministro de la Guerra, el comandante general de Melilla, Alcantara en un
primer momento, y recogiendo las confidencias recibidas de sus agentes, prescindía de señalar
cualquier objetivo de la mehal.la imperial referente a acciones de policía en el interior del país.
Resaltaba que la verdadera finalidad de la expedición era hacer frente a las pretensiones francesas
en el territorio Bocoya , cuyas intenciones abarcaban no sólo el ámbito estrictamente político (el
telegrama del día 24 dice explícitamente que la mehal.la va a oponerse a un desembarco que los
franceses van a efectuar en las playas de Bocoya) sino que ahondaban también en el económico,
pues la acción gala buscaba la donación por los rifeños al gobierno de la Republica de una serie de
concesiones mineras.856
856
Telegrama cifrado del Comandante General de Melilla dirigido al general Miguel Correa, Ministro de la Guerra. 24
de Marzo de 1898. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199/Ex. 1. Las pretensiones francesas
relacionadas con intereses mineros en la región eran ya antiguas. En particular, sobre el Rif central, un territorio que
permanecía inexplorado y era mal conocido. (Cfr. al respecto: Codera, Francisco: "Marruecos desconocido" en Boletín
de la Real Academia de la Historia. t. XXX, cuaderno IV, abril de 1897, Madrid, pp. 305-314) - se poseían al respecto
escasas informaciones, casi todas ellas divulgadas en Melilla por los mismos habitantes del territorio. Pero, sobre él se
había elucubrado mucho: al respecto existía una vieja tradición procedente de los geógrafos árabes de la Edad Media
como el-Bekri (muerto en el año 1094 de la era cristiana) y de autores del siglo XVI como León el Africano. (Cfr.
Madariaga, María-Rosa de: L´Espagne et le Rif. Pénétration coloniale et résistances locales (1909-1926). Volumen I,
París, Université de París I- Panthéon- Sorbonne, 1987, pp. 161 y 250). Al final del siglo XIX algunos viajeros y
exploradores como el francés A. Mouliéras, en su obra Le Maroc Inconnu reemplazaban frecuentemente la falta de
información, sustituyéndola por la leyenda y el mito. Así, sobre el territorio de Aït Urriaguel, se recogía una vieja
leyenda que afirmaba que el Jebel Hamam (Monte de las Palomas) estaba repleto de oro y otros metales preciosos. A
este lugar, Jebel Hamam, se refiere Gonzalo de Reparaz en su Política de España en África cuando hace alusión a la
existencia de una montaña que se yergue en el interior del Rif, y en la que existe una mina de oro de gran riqueza.
(Reparaz, Gonzalo de: Política de España en África, Barcelona, Imprenta barcelonesa, 1907, pág. 125). En 1883 un
aristócrata francés, el conde de Chavagnac intentó adquirir en el Rif los derechos de explotación de una mina de plata.
Contando con el respaldo político del Ministro Plenipotenciario de la República en Tánger, Ladislas Ordega que veía
en el proyecto una vía más para conseguir sentar las bases de un protectorado francés en Marruecos, se puso en
contacto con miembros de la cabila de Bocoya y con Si Abdeslam, jerife de Wazzan, jefe de la hermandad islámica de
Taibiyya y protegido francés, trasladándose el 14 de Enero de 1884 a las costas rifeñas , donde pactó con un notable de
los Bocoya -El Hadj Haddú- la concesión de tales derechos en el Jebel Hamam. Sin embargo, la presencia de más de
mil habitantes del territorio - todos ellos armados-, pertenecientes a siete cabilas distintas, y reunidos con objeto de
impedir que penetrara en el Rif, le hizo desistir de sus propósitos. Tuvo que abandonar precipitadamente las playas
rifeñas, debiendo depositar todas las herramientas como palas, azadones, etc que llevaba preparadas en la guarnición
del Peñón de Vélez. ( Oficio del Comandante Militar y Gobernador del Peñón de Vélez de Gomera, Mariano Saldaña
dirigido al Gobierno Militar de Melilla. 8 de Noviembre de 1904 ; Despacho nº 308 y anexos de la Legación Española
en Tánger dirigidos al Ministerio de Estado. 19 de Octubre de 1904 . A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica.
Caja 325 / Ex. 1. Sobre las actividades del conde de Chavagnac en Marruecos véase Fieldhouse, David K.: op. cit, pp.
320-324.Cfr. también Becker, J.: Historia de Marruecos... op. cit., pág. 353.
516
Enterado el gobierno sagastino, juzgó oportuno evitar cuidadosamente todo motivo de
confrontación directa con Francia. Ni tan siquiera se quiso provocar sus suspicacias. El día 26, el
El desembarco de las fuerzas imperiales se vio dificultado por un temporal, el cual impidió
que las vituallas y los cañones transportados por el Hassani pudieran ser llevados a tierra, por lo
que su descarga tuvo que ser pospuesta para el día siguiente, para ser efectuada en Melilla,
permitiendo posteriormente las autoridades militares españolas el traslado del material hasta el
expedición. El Bajá del Campo fronterizo no le había dado conocimiento oficial de la misma y la
859
llegada inmediata de tropas francesas al Rif le parecía un rumor sin fundamento. Por otro lado,
las autoridades militares de Melilla obedecieron escrupulosamente las órdenes del gobierno liberal
Imperial, Turqui y Hassani, regresaron días después a Melilla cargados de víveres para las fuerzas
del príncipe acampadas en las inmediaciones de la ciudad, procedieron a exigirles el pago de los
derechos de puerto, alegando que los consideraban como a cualquier otro buque que transportase
mercancías. A pesar de que los Administradores de la aduana marroquí recalcaron el hecho de que
857
Telegrama del Ministro de la Guerra al Comandante General de Melilla. 26 de Marzo de 1.898. S.H.M. África.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
858
Telegrama cifrado del Comandante General de Melilla dirigido al general Miguel Correa, Ministro de Guerra. 24
de marzo de 1898. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1.
859
Ibidem. Informe de la sección de Estado Mayor y Campaña del Ministerio de la Guerra dirigido al Ministerio de
Estado. 14 de Abril de 1898.
517
se trataba de buques realizando una misión militar, tuvieron que satisfacer el importe.860 El Majzén
presentó una reclamación oficial ante la Legación española en Tánger. Sus motivos eran que los
dos transportes habían adquirido el carácter de buques de guerra, y por ello solicitaba que le fueran
A pesar de haber llegado a territorio de los Urriaguel a comienzos de Mayo, mediado ese
mes, el príncipe Mulay Abu Bakr no había aún atacado a los díscolos Bocoyas. Debía darles
tiempo para recapacitar, salir de su error y volver a la obediencia al Sultán. Abu Bakr conferenciaba
todos los días con un santón y varios notables de la cabila, intentando convencerles y la única
novedad reseñable que se producía era la interrupción del circuito comercial entre los cabileños y la
plaza de Alhucemas, pues en cuanto llegó la tropa imperial, los Bocoyas dejaron de acudir a ella
para vender sus artículos. Temiendo un ataque del cuerpo expedicionario, remitían al interior del
862
Rif a sus mujeres e hijos, mientras seguían en tratos con Al.lal que permanecía en Tetuán.
Estaba claro que la mehal.la no había acudido al Rif solo a castigar a unos "díscolos y rebeldes
directa, armada, golpeando y castigando a los sediciosos, sin permitirles reflexionar o enmendar su
conducta. Previamente a la actuación contundente había una serie de contactos, pláticas, peticiones
En los zocos rurales, el príncipe mandó leer una carta del Sultán exhortando a los Bocoya a la
obediencia y al pago de veinte mil duros en el plazo de ocho días. El cronista Et-Tabyi cuenta al
respecto que una vez instalada parte de la mehal.la cerca de Axdir, junto con las tiendas de
campaña, impedimenta y víveres que transportaba el Turqui, el jerife acampó en las inmediaciones
de Sidi bu Afid. Días después, Abu Bakr se dirigió con gran solemnidad y acompañado de
cincuenta jinetes, ricamente engalanados, al zoco de Had de Ruadi, el corazón comercial del
860
Nota del Delegado del Sultán en Tánger, Mohammed Torres al Ministro Plenipotenciario de España, Emilio Ojeda.
15 de Abril de 1.898. S.H.M. África. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
861
Telegrama de Emilio de Ojeda al general Alcántara, gobernador Militar de Melilla. 16 de Abril de 1.898. S.H.M.
África. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
862
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 16 de Mayo de 1898. despacho no. 58. A. G. A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 236 / Ex.2.
518
territorio Bocoya. Allí, el Jalifa del príncipe, Ben Bushta al-Bagdadi leyó pausadamente la carta del
Sultán, conminando a los rifeños a acatar la soberanía imperial.863 La opinión entre los Bocoyas se
dividió: unos se mostraban dispuestos a obedecer al Majzén y a abonar los tributos, mientras que
los habitantes de los aduares bajo protección francesa proclamaban públicamente su negativa a
pagar y su intención de resistir, solicitando la ayuda gala.864 Así, Et.- Tabyi narra como varios
notables encargaron al cateb (= escribiente) El Kanaui que fuera haciendo un inventario o registro
de las cabezas de ganado y los enseres que iban a entregar al príncipe, a cambio del efectivo
metálico que se les exigía. Entretanto, Si Dadi Ben Messaud (actuando claramente como un agente
galo) y otro notable, al Hach Alí Loh, comprometidos con el gobierno de la República, se
trasladaron por mar hasta Río Martín, con el fin de visitar al argelino Si Al.lal y solicitarle ayuda y
consejo. El vicecónsul francés les contestó que la mehal.la tenía órdenes de no rebasar el límite de
la cabila de Bocoya y de no utilizar la violencia. El consejo que dio a los rifeños –recalca el
cronista- fue el de resistir a las tropas imperiales, si era preciso con las armas. En caso de que se
produjera la invasión del territorio por la mehal.la, Al.lal les hizo la promesa del envío de un barco
francés para que los principales resistentes a la autoridad del Majzén escaparan a las iras del
Sultán.865
En el interín el Ejército colonial de Argel remitía al Rif a través de Tánger y Tetuán a dos de
los jóvenes Bocoyas que se habían marchado a prestar servicio militar en la colonia francesa. Sin
ocultarse, vestían su uniforme de gala de zuavos dispuestos a continuar las tareas de proselitismo en
agitación francesa crecía hasta el punto que si las tropas republicanas hacían acto de presencia en
863
Véase Et: Tabyi: "La matanza de Bocoia (II)", en B.N.M. Miscelánea García Figueras. Tomo LXXIII, pág. 287.
864
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 19 de Mayo de 1898. Despacho no. 61.A.G.A. África. Sección Histórica. Marruecos.
Caja 236 /Ex. 2.
865
Véase Et- Tabyi: "La matanza de Bocoia (III )" en B.N.M. Miscelánea García Figueras. Tomo LXXXIII. pág. 288.
519
el territorio en favor de la causa de los sediciosos Bocoyas, cabilas como la de Beni Iteft iban a
Sin embargo, a finales de mes el ejército imperial acabó por reaccionar. Los protegidos
españoles de la cabila de Ait- Uurriaguel trajeron a Tetuán la noticia de que había tenido lugar un
sangriento encuentro en el que la mehal.la imperial -asistida por contingentes de Tensaman, Beni
Tuzin, Beni Iteft y otras cabilas próximas- había derrotado a los rebeldes. En el encuentro habían
sucumbido, entre otros, tres notables de Ait Urriaguel que acompañaban a la mehal.la imperial
como mediadores de la misma ante los sediciosos, con la finalidad de evitar el derramamiento de
sangre. Ciento veintidós varones de la cabila de Bocoya habían quedado prisioneros de las huestes
Mogador.867 Los supervivientes Bocoyas habían abandonado sus campos y aduares, trasladándose
en masa hacia otras comarcas del interior del Rif.868 A continuación, el príncipe Abu Bakr
procedería a completar la pacificación del territorio, imponiendo varias multas al jerife de Bocoya,
Si Abdalá, al notable de Beni-Iteft Mokhtib Afilal y a Mohammed Ben Messaod Tsara de Beni-
Bu-Frah y arrasando y quemando los aduares Bocoyas de Tiganimim, Tala Yusef, Izemmuren,
Tafensah, Tansat y el Jeddan de Aissa, a la vez que amenazaba a las fracciones de Beni-Iteft que se
habían mostrado receptivas a la influencia gala con entrar a sangre y fuego en su territorio si no
866
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 31 de Mayo de 1898. Despacho no. 65. A.G.A. África. Sección Histórica. Marruecos.
Caja 236 /Ex. 2.
867
Ibidem .Teodoro de Cuevas a Ojeda. 1 de Junio de 1898. Despacho no. 67.
868
Enrique Arqués escribiría años después: "Las fuerzas imperiales tuvieron el apoyo decisivo de Beni Urriaguel,
propicia entonces a tomar represalia de su tribu vecina y arramblar con lo que pudiera de la razia en el asalto. El
Bagdadi cruzó libremente por Axdir y entró por el camino abierto de Igraiach, mientras los beniuriagueles, desde la
cuenca del Guis, que casi envuelve a Bokoia, atacaban por Ait Kamara, Ait Abdel´lah y Ait Hedifa. Entraron a saco en
la Kabila desamparada y todo fue pasado a sangre y fuego, arrasando campos y aduares, con una ferocidad sin
compasión de nadie ni respeto de nada. Fue como un huracán devastador que dejó la tierra asolada y sin rastro de vida.
Los kabileños, aterrorizados, huyeron en una desbandada enloquecida, buscando el refugio de los santos de Snada. No
les quedó otro camino libre para escapar. Y los que no se salvaron en la huída, fueron cargados de cadenas y
conducidos en la reata de los prisioneros a Fez. La brutalidad del saqueo llegó a excesos que no podrán imaginarse. Lo
más precioso del botín dió a la victoria el regocijo de la carne. Y luego, lo que era mucha carga para la caminata del
regreso, lo vendieron en los zocos de la travesía. Dicen, los que saben, que el despojo de la derrota se vendió en
muchos sitios a granel. (...) El territorio quedó casi desierto, desolado y ruinoso." En: Enrique Arqués: Tres sultanes a
la porfía de un reino (Del diario de un cautivo), Tetuán, Editora Marroquí, 1953, pág. 27.
520
acataban la autoridad majzení. 869 Es decir, significativamente no extiende el castigo a toda la cabila
Bocoya; reprime, castiga efectivamente a aquella fracción, Izemmuren, de donde habían surgido los
piratas que asaltaron en 1896-97 a buques europeos, pero el castigo aparece concentrado
fundamentalmente en aquellos aduares cuyos habitantes habían aceptado la protección del gobierno
republicano. El Rif tenía que ser -a los ojos del Majzén- el glacis defensivo inexpugnable del
Imperio marroquí, y si los rifeños habían dejado de cumplir su misión, tenían que ser relevados de
manera inmediata por el poder central. Por otra parte, sólo había que reprimir a aquellas fracciones
región. Es por ello también que en los combates, las tropas imperiales mataron a un Bocoya,
protegido español, Amar ibn Mohammed Azarkan e importunaron a al-Arbi Hadduh Alí, el
Et- Tabyi narra como los Bocoya desconcertados ofrecieron escasa resistencia hasta que
algunos de los mejores tiradores de la cabila que sobrevivieron y escaparon del primer choque con
la mehal.la, consiguieron agazaparse a lo largo del río Tausart, y allí consiguieron tener en jaque a
las fuerzas del Sultán. Su resistencia permitió la huida de gran número de familias. Algunos
Bocoyas -trescientos en total- buscaron refugio en el Peñón de Vélez; otros se dispersaron por Beni
Sedat y Metiua, mientras que algunos más observando cómo la hueste imperial saqueaba los
aduares de Asgar y Tiguidit, buscaron refugio en la zauia de Aduz, lugar considerado como
Ben Hafsun.870 Sin embargo, las tropas de Ben Bushta al-Bagdadi profanaron la inmunidad del
lugar:
"(Allí) las mujeres apresadas eran pasadas de mano en mano y vendidas por unos
sueldos, los niños a veces estrellados contra el suelo, los varones blanco de los 'kelait'
constituyeron el empaste de tan vandálico cuadro”.871
869
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 12 de Junio de 1898. Despacho no. 72. A.G.A. África. Sección Histórica. Marruecos.
Caja 236 /Ex. 2.
870
"Cartas son cartas", en B.N.M. Miscelánea García Figueras. Tomo CXXVI., pág. 6.
871
Et-Tabyi: "La matanza de Bocoia (III)", en B.N.M. Miscelánea García Figueras. Tomo LXXIII, pag. 288.
521
Finalmente, la ayuda francesa acabó por llegar. A los tres días de haberse refugiado los
trescientos Bocoyas en el Peñón de Vélez, apareció un barco de la compañía Touach que los
embarcó para Tánger. Allí pese a su condición de rebeldes al Sultán, fueron atendidos por la
Legación francesa, y posteriormente transportados a Orán, donde se les trató muy bien. Al cabo de
seis meses se les estableció en un campamento en la región de Mserda, junto a Ayerud (Port Say),
donde todavía permanecieron año y medio hasta que la diplomacia francesa consiguió de Mawlay
Abd al- Aziz el perdón de la cabila de Bocoya, lo que fue concedido por un oportuno dahir. Unos
El éxito de la expedición militar imperial fue absoluto. 872 El significado y las consecuencias
de la expedición serán analizados por cartas remitidas por Ojeda al Ministro de Estado, Almodóvar
a lo largo de todo el mes de Junio. Ojeda fue relatando al Ministro de Estado tanto las impresiones
que iba cambiando con el Encargado de Negocios de la representación francesa, como las noticias
que le llegaban a través de su exiguo servicio de información en el Rif, del consulado de Tetuán o
de los rumores procedentes de los mentideros diplomáticos. A este respecto señalará como ante la
que les había prometido el agente consular de esta potencia en Tetuán. Las seguridades, que en un
primer momento recibieron los rifeños, emanadas de las más altas esferas de la República, eran de
un carácter amplísimo, incluyendo la solemne promesa de ejercer una presión tal sobre el Sultán
que éste no se atrevería a castigarlos. Incluso, los agentes de la República, días antes del inicio de
las hostilidades, habían llegado a prometer a los amenazados Bocoyas la llegada inminente a las
playas del Rif de un buque de guerra francés, encargado de vigilar los movimientos de la mehal-la
imperial y de abortar el proyectado ataque sobre la cabila. Sin embargo, a pesar de las consultas y
872
Ojeda a Almodóvar del Río. 4 de Junio de 1898. Despacho número 80. A.G.A. África (Marruecos). Sección
histórica. Caja 199 /Ex. 1.
522
peticiones que Al.lal hizo desde Tetuán, la Legación francesa en Tánger no se había atrevido en el
último instante a hacer efectivas las promesas de sus agentes. La sangrienta represión y la derrota
de los rifeños a manos de la expedición imperial habían sido la prueba evidente del abandono al que
quedaron expuestos al no cumplirse las promesas galas. De hecho, Ojeda señalaba que una sorda
irritación contra Francia se había extendido en la región, y que la desconfianza hacia los galos había
llevado a los Bocoyas a aproximarse a España, al entender que los franceses les iban a dejar
"Algo de esto debieron barruntar algunos de los mas significativos entre sus Jefes
puesto que hace dos meses me escribieron estos una carta ofreciéndose como súbditos
leales de España y ofreciéndome sus territorios y sus personas en cambio de la protección
de nuestra bandera. Excuso decir que rehuí tanta honra con un lujo de orientales
hipérboles y de halagüeñas palabras que si bien no podían fomentar en ellos esperanzas en
cuanto al presente, dejaban abierta la puerta en lo porvenir para el caso de que
concentrado el interés del Gobierno en Marruecos se estime convenir á España la
extensión de su prestigio y de su influencia en los distintos fronterizos á nuestras plazas
fuertes". 873
España, cuando huyendo del castigo de la mehal-la imperial subsiguiente a los combates, cerca de
habían refugiado en la plaza española del Peñón de Vélez de la Gomera. Desde allí, se embarcarían
Marsella, que los trasladaría sin conocimiento del Bajá tetuaní a la playa Negron, situada a tres
horas de Tetuán. 874 El Encargado de negocios de la Legación francesa había acudido previamente a
visitar a Ojeda solicitando la colaboración del gobierno español para atender a estos refugiados.
Esta solicitud fue atendida y permitiría a un vapor francés embarcar rápidamente a los refugiados y
873
Ojeda a Almodóvar del Río. 10 de Junio de 1898. Carta particular número 4. A.M.A.E. (H). Leg. 1263.
874
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 19 de Junio de 1898. Despacho no. 74. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 236 / Ex. 2.
523
trasladarlos ante los mismos ojos de la tropa imperial desde Negrón a Tánger, sustrayéndolos así a
llegada de los fugitivos Bocoyas a Tánger, éstos eran reembarcados en otro buque y llevados con
toda urgencia a la seguridad de Argelia, mientras que el Delegado del Sultán, Mohammed Torres,
protestaba en vano contra esta nueva intromisión extranjera en los asuntos del país. Todavía la
diplomacia francesa intentó sacar un mayor partido a este pequeño éxito tras la decepción que había
supuesto la derrota de sus intereses en las costas rifeñas, al tratar que la Legación española se
asociase a una enérgica reclamación que, como protesta de lo ocurrido en el territorio Bocoya iba a
elevar a la administración imperial. Ojeda se supo sustraer del compromiso, arguyendo que el
Gobierno español sólo se asociaría a una gestión colectiva de protesta realizada por todo el cuerpo
diplomático acreditado en Tánger, pero nunca se uniría a la iniciativa de una potencia actuando en
solitario.875
En cuanto a los motivos que estaban en el origen de la expedición imperial ,aspecto sobre el
cual Almodóvar llamaba la atención particular del plenipotenciario español,876 éste contestaba
convencido de que la expedición había respondido antes que a la presión de Gran Bretaña sobre el
reforzamiento de la soberanía del Sultán, que se hizo tanto más necesaria cuando quedaron
manifiestas las artimañas de los agentes enviados desde la colonia francesa de Argelia o desde
Tetuán, destinadas a sustraer el Rif del dominio imperial. En este sentido, transmitía al Ministro de
Estado su impresión de que el verdadero aunque oculto motivo de la expedición había sido
“asestar un golpe al prestigio de Francia en el Riff ". Aparentemente, el promotor del envío de la
mehal.la expedicionaria había sido Gran Bretaña, catalizadora y portavoz de las quejas conjuntas
que las diplomacias europeas realizaban sobre la inseguridad de las playas rifeñas, por lo que
875
Ojeda a Almodóvar del Río. 19 de Junio de 1898. Carta número 5, copia mecanografiada. A.M.A.E. Archivo
histórico. Leg. 1263.
876
Almodóvar del Río a Ojeda. 3 de Junio de 1898. Carta número 2, manuscrita, documento ya citado.
524
diplomático acreditado en Tánger de que los acontecimientos del verano de 1898 estaban llamados
Una de las paradojas de los textos de Ojeda lo constituye la terminología empleada para
describir el alcance de unas hostilidades que, no lo olvidemos, no son más que la manifestación de
los tratadistas franceses de la época; es decir por la potencia que aparece como rival de primer
orden de España en el Imperio jerifiano. Lejos de trascender los tópicos colonialistas, las cartas de
Ojeda reproducen la imagen de la civilización europea con una superioridad inherente, que
construía la conciencia de un "yo" universal, actuando sobre seres primitivos e inferiores, inmersos
en sus bárbaras costumbres. Este argumento le servía para desautorizar la política del Majzén en el
Rif calificándola de "artera y cruel" y para fustigar todas las actuaciones de la Administración del
Imperio.879
desbaratados sus planes de establecer su influencia hegemónica en el territorio, sino que a partir de
ahora entre los habitantes de la región reinaría el más absoluto desprecio y la desconfianza a la
877
Saïd Sayagh subraya que el año 1898 fue de una calma relativa en lo que concierne al acoso de Marruecos por
parte del imperialismo francés. Únicamente cita como relevantes el intento del grupo colonial argelino de crear un vice-
consulado francés en Uxda, y el replanteamiento de la polémica del ferrocarril tran-sahariano, como una consecuencia
del incidente de Fachoda. Véase Sayagh, S.: op. cit., pág. 81.
878
Saïd Sayagh, en este sentido, ha apuntado que uno de los elementos más desestabilizadores para la independencia
política de Marruecos durante aquel año fueron los acontecimientos de la política internacional que tenían repercusión
directa sobre el Sultanato, y entre ellos el más preocupante, el deseo de Estados Unidos de intervenir militarmente en el
Estrecho de Gibraltar, ocupando Tánger y convirtiéndola en una base naval que le permitiera bombardear una serie de
puertos españoles. Véase Sayagh, S.: La France et les frontieres ..., op.cit., pág. 81. La irrupción de Estados Unidos
como elemento determinante en la resolución del problema marroquí era también comentada en aquel momento por
Jerónimo Becker. Véase Becker, J.: España y Marruecos. Sus relaciones diplomáticas durante el siglo XIX, Madrid,
Tipolitografía Raoul Péant, 1903, pág. 5.
879
Ojeda a Almodóvar del Río. 19 de Junio de 1898. Carta número 5, copia mecanografiada, documento ya citado.
880
Palabras del diplomático español que habría que cuestionar teniendo en cuenta que la relación de los Bocoyas con
los agentes galos y los intercambios ligados al tráfico ilícito de artículos de contrabando habrían perdurado hasta
entrado el verano, si tenemos en cuenta lo que nos señala Germain Ayache. El 19 de Julio de 1.898 - cita el historiador
marroquí - el Sultán informaba en una carta a Mohammed Torres de un buque francés que, llegado de la costa rifeña,
había embarcado clandestinamente trescientas reses suministradas por los contrabandistas de la tribu Bocoya. Véase al
respecto Ayache, G.: Les origines... op. cit., pag. 108.
525
República por la soledad y el abandono a que habían quedado expuestos -ante la represalia del
Majzén- los Bocoyas. Con todo, Ojeda no acertaba a comprender que la operación había sido
dirigida también contra los intereses españoles en la región. Para el diplomático, todas las pistas
que apuntaban a este hecho quedaban borradas ante la brusca desaparición en el Rif central del
Incluso creía entender que las bases para una futura acción española en el Rif quedaban
intactas. Las consideraba establecidas para iniciar una próxima expansión territorial, cuando
finalizado el conflicto colonial en el Caribe y Asia, la atención del gobierno se pudiera fijar
apuntando un riesgo que, en efecto, se iba a consumar al año siguiente. Entendía el representante en
Tánger, en dos de sus cartas, que, a pesar de los peligros que comportaba provocar un conflicto
abierto entre las potencias europeas con intereses en la zona, Francia no iba a permanecer quieta
otro de los confines del Imperio jerifiano, que actuase como compensación de los sinsabores recién
experimentados. 882 La ocupación de los oasis del Tuat estaba destinada a darle la razón.
largo del mes, el príncipe Abu Bakr había venido recibiendo refuerzos procedentes de Tánger, que
masivas o aisladas de los rifeños. Los combates se habían interrumpido, pero la permanencia de las
881
Ojeda a Almodóvar del Río. 10 de Junio de 1898. Carta número 4, copia mecanografiada, documento ya citado.
882
Ojeda a Almodóvar del Río. 19 de Junio de 1898. Carta número 5, copia mecanografiada., documento ya citado.
A.M.A.E. Archivo histórico. Leg. 1263.
526
territorio de las influencias imperialistas franco-españolas. Los Bocoyas y las fracciones de Beni-
Iteft, que habían hecho causa común con aquellos esperando obtener la protección francesa, estaban
estrechamente vigilados. Se rumoreaba asimismo que el Majzén iba a organizar dos nuevos cuerpos
de ejército, uno destinado a la provincia de Kelaia, en la frontera con Melilla que operaría en
los Hiaina, vecinos del Rif, a los que se les iba a solicitar la sumisión al Majzén y el pago de
impuestos.883
un nuevo ataque contra la cabila de Bocoya. Tras una breve escaramuza, doscientos cabileños eran
Por la parte española los acontecimientos habían sido seguidos con mucha preocupación. El
vapor imperial Turki recorría constantemente las playas rifeñas vigilando los movimientos
cabileños, y procurando evitar la llegada de nuevos buques franceses en apoyo de los Bocoyas. En
la mañana del 4 de Agosto, cuando el navío había abandonado las proximidades de Vélez
aproximaron hasta la playa. Fueron identificados como rebeldes al Sultán y durante algunas horas
se temió que iban a desencadenar un ataque contra la plaza. La guarnición tomó todo tipo de
La situación se estabilizó en los siguientes días. Una vez que Ben Bushta al-Bagdadi terminó
de raziar la cabila de Bocoya, pasó a Beni Iteft, acampando en la alcazaba de Snada. Desde allí, se
esforzó en consolidar la soberanía imperial en el Rif central. La tranquilidad volvía al territorio. 886
883
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 26 de Julio de 1898. Despacho no. 84. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 236 /Ex. 2.
884
Ibidem. Teodoro de Cuevas a Ojeda. 5 de Agosto de 1898. Despacho no. 87.
885
Telegrama del Gobernador Militar de Melilla al Ministro de la Guerra. 4 de Agosto de 1.898. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla. Rollo 168.
886
Et-Tabyi: "El Bagdadi en Snada", en B.N.M. Miscelánea García Figueras. Tomo LXXIII, pág. 289.
527
Paralelamente durante todo el verano Teodoro de Cuevas inició una tarea encaminada a
reforzar el prestigio español en el norte de Marruecos. Era un hecho detectado por las autoridades
españolas, aunque nunca fue evitado ni reprimido, que las barquillas de los pescadores ceutíes se
dedicaban a un frenético contrabando entre la plaza española y las playas marroquíes de Gomara y
Negrón. Las mercancías transportadas comprendían un conjunto diverso que oscilaba desde las
vituallas y alimentos hasta las armas y municiones, pasando por cajas repletas de monedas de plata
(pesetas) españolas. El contrabando iba acompañado del tráfico ilegal de pasajeros: civiles
reglamentación por parte de la diplomacia española que pusiese fin a estas actividades. 887
Por otra parte, fue totalmente infructuosa la Embajada del Ministro plenipotenciario
francés, Monbel, a Marrakesh pretendiendo arrancar del Sultán una serie de concesiones
económicas. El Majzén rechazaría todos los proyectos referidos a la penetración económica de los
1) la instalación de un ferrocarril que enlazase Mequinez - vía Fez, Tazza y Uxda- con la
frontera argelina;
cien millones en moneda hassani de plata que el Sultán prefirió otorgar a una casa alemana;
de la moneda nacional, en el que se concentrarían todos los recursos financieros del país y que
serviría de prestamista y fuente de recursos permanente para el gobierno jerifiano. Esta medida fue
presentada por Monbel como la medida arbitrista que acabaría con la crisis monetaria del país;
887
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 20 de Julio de 1898. Despacho no. 81. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 236 /Ex.2.
528
El Majlís, el Gran Consejo de sabios asesores del Sultán, rechazó de plano todas las
Por otra parte, Almodóvar había informado al Consejo de Ministros sobre las graves
consecuencias que estaba teniendo la desmonetización del Imperio promovida por la operación
exportar plata al extranjero, Sagasta acordaría inyectar a partir de agosto moneda de plata española
(peseta, que también era objeto de acaparamientos) en el Sultanato por medio de la Agencia del
Banco de España existente en Ceuta.889 Sin embargo, el problema monetario marroquí terminaría
bruscamente, cuando cesó de la misma forma la operación especulativa que lo había originado.
acuñación de la moneda nacional y la creación de un Banco Nacional emisor, así como el proyecto
francés de oferta de empréstitos al Sultán, de manera inmediata el duro español dejó de verse
marginado y rechazado recuperando íntegramente su valor. Ello se produjo cuando la sucursal del
Comptoir en Tánger cesó de acaparar la moneda hassania y volvió a poner en circulación los
888
Ibidem. Teodoro de Cuevas a Ojeda. 2 de Junio de 1898. Despacho no. 69.
889
Almodóvar del Río a Ojeda. 23 de Agosto de 1898. Minuta manuscrita número 6. A.M.A.E. (H). Legajo 1263.
890
Teodoro de Cuevas a Ojeda. 30 de Junio de 1898. Despacho no. 76. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 236 /Ex. 2.
529
6.13. La aproximación española al Reino Unido.
Durante los meses siguientes el Ministro de Estado continuó pendiente de las noticias de
en Marruecos; para lograrlo pidió a Ojeda que le enviase los datos del comercio que el Imperio
desarrollaba con España y las otras potencias y del grado de participación de españoles en las
en Marruecos, coordinando los trabajos de los cónsules en la zona892 y visitando personalmente las
"Ahora más que nunca se nos impone una liquidación, o más bien una especie de
balance de nuestras existencias. Como nación europea no tenemos más conexión con los
altos intereses políticos que han de agitarse en breve, que nuestra situación en Marruecos.
Habremos de robustecer ésta de tal modo que no pueda dar Europa un paso ni adoptar una
decisión en la cuestión de Occidente, sin tener forzosamente que contar con España Para
ello tenemos factores importantísimos. Ceuta y Tarifa contra Inglaterra. Melilla y
Chafarinas contra Francia. Pero es indispensable que estos factores sean reales y efectivos
y a este objeto se encamina mi acción y el ruego de apoyarla que oportunamente dirigí a V.
Si las cosas permanecen en el estado en que hoy se hallan correremos el riesgo de que nos
ignore Europa, y con justa razón, cuando llegue para Marruecos y para España el
momento psicológico que ha de decidir de la existencia de ambas."893
El esfuerzo que realiza Ojeda para fortalecer la presencia española en Marruecos tiene su
principal punto de apoyo en sus buenas relaciones con el ministro del Reino Unido en Tánger, sir
Arthur Nicolson, con quien conversa a menudo y a quien intenta convencer de que la colaboración
891
Almodóvar del Río a Ojeda. 3 de junio de 1898. Minuta manuscrita número 2., documento ya citado.
892
Ojeda a Almodóvar del Río. 10 de Junio de 1898. Carta número 4, copia mecanografiada. documento ya citado.
893
Ojeda a Almodóvar del Río. 31 de Agosto de 1898. Carta número 9, copia mecanografiada. AMAE. Archivo
Histórico. Leg.1263. Ojeda ha visitado Melilla, Chafarinas, Alhucemas, el Peñón de la Gomera, Tetuán y Ceuta; el mal
tiempo le impide desembarcar en Tarifa.
530
hispano-británica en el mantenimiento del statu-quo marroquí podía ser beneficiosa para los dos
países. 894 Al informar de todo esto a Almodóvar, Ojeda señala su convencimiento de que Nicolson
está preocupado por los rumores de un acuerdo español con la Alianza franco-rusa y afirma que ese
temor “puede llegar a ser un elemento que debemos aprovechar y que empleado con eficacia y
oportunidad podía sernos útil no solamente para nuestra política en Marruecos sino para una
solución, la menos desfavorable posible, del conflicto con los Estados Unidos”.895
La actividad del diplomático español adquiere un grado febril durante todo el verano,
elucubrando sobre diversas vías que coadyuven a consolidar la influencia hispana en el Sultanato.
Así, por un lado realiza una aproximación con la Legación de Portugal intentando sentar las bases
de una alianza hispano-lusa,896 mientras que en otro orden de cosas sus conversaciones con el
cuerpo diplomático acreditado en Marruecos las va a usar para pergeñar un plan que remitirá a
Almodóvar y volverá a trasladar a consideración del Gobierno conservador de Silvela en 1899. Los
continuos incidentes en los que se ven envueltos los intereses de diversos países y que tienen como
buques de guerra de las más distintas nacionalidades en los puertos del Sultanato acompañando las
programa con el fin de conseguir el apuntalamiento del statu-quo y la neutralización del Imperio,
frustrando al mismo tiempo lo que se consideraba en los medios diplomáticos como inercia o
prácticas dilatorias de la Administración marroquí. Ojeda llega a la conclusión de que las dilaciones
del Majzén lo que tratan es conseguir un cierto equilibrio entre las aspiraciones de los diversos
países con apetencias en el Imperio. A través de estos procedimientos, el gobierno del Sultán busca
aislar a sus potenciales enemigos con el fin de minimizar sus esfuerzos sobre el país; por ello la
satisfacción marroquí a las reclamaciones europeas sigue siempre unos tortuosos caminos que
llevan invariablemente a la amenaza del empleo de la fuerza y a lo que esto supone de riesgo de
894
Ojeda a Almodóvar del Río. 8 de junio de 1898. Carta número 3, copia mecanografiada, documento ya citado.
895
Ibidem.
896
Ibidem.
531
estallido de un conflicto. La manera adecuada de contrarrestar la política del Sultán la ve Ojeda
hiciese posible la creación en Tánger de un Consejo permanente integrado por los diplomáticos allí
individualizadas.
"La idea(...) puede ser muy fecunda en resultados prácticos. El menor, sería (...) el
de obtener justicia del Sultán merced a la mancomunidad de la acción europea en todos los
casos en que el areópago de los Representantes la estimase justa. El más trascendental y el
que nosotros debemos perseguir sin descanso, es el de anular las individualidades
nacionales más poderosas, sometiéndolas a la obligación de un concierto del que ninguna
podría sacar especiales ventajas ni prestigio ni preponderancia particulares, lo cual
tendría además la ventaja de ir encaminando paulatinamente la política de Europa hacia la
neutralidad de Marruecos, única salvaguardia de España en estos momentos apartando al
mismo tiempo del ánimo de estos Gobernantes el peligroso ejercicio del desdén con que
acoge nuestras gestiones y de la barbarie de sus procedimientos ocasionados a periódicos
conflictos que tanto nos interesa precaver y evitar ". 897
El entusiasmo con la idea forjada le lleva incluso a sondear a los Ministros de Francia y
Rusia en Tánger y al encontrar favorable acogida entre sus compañeros del cuerpo diplomático
897
Ojeda a Almodóvar del Río. 19 de Agosto de 1898. Carta número 8, copia mecanografiada. AMAE. Archivo
Histórico. Leg. 1263.
532
aceptarían o rechazarían las reclamaciones de importancia de todas las nacionalidades,
adoptarían en pleno consejo las decisiones de caracter político u otro que hubiesen de ser
presentadas y ejecutadas en vista de resistencia o de negativa por parte de este Gobierno.
Según la nacionalidad eventual del Presidente, existirían en Tánger a sus órdenes uno o
más buques de su nación de guerra, encargados de ejecutar los decretos de Europa, y de
este modo solidarios todos, apartadas las contingencias peligrosas a que puede dar lugar la
barbarie de este pueblo, excluida toda acción aislada y perturbadora de cualquiera de las
grandes Potencias, correspondería a España, a sus tradiciones, tomando siempre una
iniciativa bienhechora en los asuntos de Marruecos, asumir el papel que le incumbe ante
las Naciones ".898
proyecto utópico, en tanto que la estratégica posición geográfica del Imperio, o su misma situación
de vecindad con una gran potencia, que determinaban las apetencias de varias potencias sobre él, no
favorecían las aspiraciones del diplomático español, ni las hacían factibles. Anteriormente ya se
había barajado esta posibilidad en los círculos del Ministerio de Estado, y siempre se había
descartado, por juzgarse que en caso de conflicto, ninguna potencia europea se iba a arriesgar a
defender la condición de neutralidad del Imperio. De la misma manera otras críticas apuntaban el
hecho de que la neutralización ataba de pies y manos la política de la penetración pacífica, alentada
por africanistas y gobierno a la par. También se temía que en el caso de conflicto generalizado en
españolas en el Norte de África, mientras que Gran Bretaña mantendría plenamente operativa su
posición de Gibraltar Por ello el Ministro de Estado se limitó solamente a acusar recibo del
proyecto. En realidad, aunque a lo largo de aquellos meses Almodóvar se limitaba a alentar las
conversaciones de Ojeda con sus colegas en Tánger, debía valorar altamente la capacidad del
diplomático, pues cuando llegó la hora de negociar la paz con el Gobierno de Estados Unidos le
nombró secretario de la Comisión presidida por el presidente del Senado, Eugenio Montero Ríos.
898
Ibidem. Ojeda a Almodóvar del Río. 9 de Septiembre de 1898. Carta número 11, copia mecanografiada.
533
El trabajo de Ojeda en las negociaciones de París interrumpió su correspondencia sobre la cuestión
de Marruecos desde mediados de septiembre hasta comienzos de enero del año siguiente. Sin
embargo cuando en el mes de diciembre tras la firma del tratado de paz la situación internacional de
España entró en una nueva etapa, el ministro de Estado pondrá en práctica los consejos de Ojeda
para intentar empujar las difíciles relaciones con Inglaterra por el camino del apaciguamiento.
Algeciras, Sierra Carbonera y las proximidades del Peñón, un conjunto de piezas de artillería de
gran calibre (9 y 10 pulgadas) que no quedaban a más de 8.500 metros de la fortaleza inglesa y a
reforzar las defensas de la zona. La actitud española había suscitado el recelo británico y abierto un
litigio entre las dos naciones que no se disiparía hasta el año siguiente. 899 Meses antes y como un
medio instrumental para cerrar definitivamente la crisis motivada por las fortificaciones de la bahía
de Algeciras, Almodóvar propuso al gobierno de Londres una acción conjunta para mantener el
el horizonte, pues Francia estaba poniendo en marcha nuevas iniciativas que iban a suponer su
ruptura definitiva.
Fachoda iban a relanzar en los medios coloniales franceses de Argel la polémica de la construcción
del ferrocarril transahariano, llamado a recorrer el territorio suroriental del Imperio jerifiano. A
privada sobre el problema de Marruecos. En cualquier caso como señala Rosario de la Torre, de las
899
Véase al respecto Torre del Río, R. de la: Inglaterra y España..., op. cit., pp. 249-321.
900
Almodóvar del Río a Ojeda, 7 de Enero de 1899. Minuta manuscrita número 9. A.M.A.E. Archivo histórico. Leg.
1263. Dice el ministro de Estado: "No se me borra la impresión de nuestra conversación en vísperas de su regreso a
ésa ni pierdo de vista las importantes cuestiones que en ella tratamos".
534
901
entrevistas Almodóvar-Ojeda sale definida la nueva política del Ministerio de Estado. En este
1899 con el premier británico, Salisbury, y ofrecerá el apoyo de su gobierno para mantener el statu-
quo en Marruecos, incluso frente a los incipientes movimientos franceses en las cuencas del Figuig
Ministro de Estado escribía a Ojeda: "En este momento creo que lo más acertado será que hable V.
hipotéticamente con Sir Arthur Nicolson, haciéndole ver nuestras buenas disposiciones y la
posibilidad de entenderse los dos Gobiernos, lo cual debe, a mi ver, probar al de la Gran Bretaña
refiere".903Aunque Ojeda tenía recientes sus conversaciones con Almodóvar, juzgando muy
imprecisas las instrucciones del Ministro, buscó primero la ratificación de sus ideas antes de
planteárselas a Nicolson. En ese sentido, le indicaba - con fecha 15 de Enero - que la base del
futuro acuerdo hispano-británico en Marruecos tenía que hacerse bajo " la renovación por parte del
más estricto 'statu quo en Marruecos". Una vez conformes las dos naciones en su cumplimiento
podía utilizarse este comunidad de intereses para intentar poner punto final al litigio sobre las
fortificaciones españolas en el hinterland de Gibraltar; litigio que quedaría resuelto si España hacía
"Sentiría - concluía el diplomático español - que mis sugestiones y el calor con que
recomiendo el curso que bosquejé a V.E, los interpretase como tendencia personal mía
hacia una alianza con la Gran Bretaña. Si los Gabinetes de Europa nos ofreciesen
garantías serias contra las amenazas de aquélla, cabría vacilar antes de acercarse a ella.
901
Cfr. Torre del Río, Rosario de la: Inglaterra y España ..., op. cit., pp. 281-282.
902
Jover Zamora, J. M.: "Gibraltar en la crisis internacional del 98", en Política, diplomacia y humanismo popular en
la España del siglo XIX, Madrid, Turner, 1976, pág. 480.
903
Almodóvar del Río a Ojeda, 7 de Enero de 1899, minuta manuscrita, número 9. AMAE. Archivo Histórico. Leg
1263.
535
Si existen o no esas garantías; si después de lo ocurrido en Fachoda cree V. que Europa
está dispuesta a arrostrar una guerra tan formidable para sostenernos y defendernos, son
puntos que V. mejor que nadie puede aquilatar y sobre los cuales no me toca pronunciarme.
Tampoco puedo, aunque presiento el peligro y lo adivino, juzgar de su naturaleza e
intensidad toda vez que ignoro las exigencias de Inglaterra y el espíritu en que están
convenidas".904
al asunto marroquí sin mencionar el espinoso tema de Gibraltar, sus pretensiones no eran otras que
las de utilizar el interés británico en Marruecos para terminar con el contencioso del Peñón. 905 La
marzo de ese mismo año, consolidarán la presencia de Inglaterra en el valle del Nilo y pondrá fin a
las desavenencias coloniales entre los gobiernos de Londres y París, iniciando el proceso de
acercamiento de las dos potencias que culminaría en abril de 1904 con la firma de la Entente
cordiale, en la que Marruecos será la compensación a la renuncia francesa del Nordeste de África.
En ese nuevo marco de relaciones franco-británicas, como ha señalado Rosario de la Torre, buscará
Almodóvar del Río reequilibrar la posición de España. 906 La situación de España en el Estrecho de
904
Ibidem. Ojeda a Almodóvar del Río. 15 de Enero de 1899. Carta número 2, manuscrita.
905
"¿No le parece a V.- escribe Almodóvar del Río a Ojeda el 23 de Enero de 1899 - que desde el momento en que
Inglaterra se convenza de la sinceridad de nuestro deseo de entendernos con ella en lo que al porvenir del Imperio
marroquí se refiere, desaparecerán de por sí sus recelos respecto a la Bahía de Algeciras, con lo cual saldríamos de una
situación poco agradable sin adquirir un compromiso quizás peligroso y en todo caso depresivo para nuestra dignidad
nacional dentro de la Península ?. Yo creo que sí: tanto que deseo evitar en las conversaciones con Nicholson toda
alusión a lo de Gibraltar localizándolo todo a Marruecos. Lo demás, como digo, vendrá de por sí". Almodóvar del Río a
Ojeda. 23 de Enero de 1899. Minuta manuscrita, número 10. A.M.A.E. (H). Leg. 1263.
906
Torre del Río, Rosario de la: Inglaterra y España...., op. cit., pp. 284 y 321."La distensión internacional -escribe
Jover Zamora- resultante de la progresiva normalización de relaciones entre Gran Bretaña y Francia, la progresiva
condensación de la atención internacional en torno a Marruecos, la política de <amortiguador y lubricante > tenazmente
seguida por Almodóvar, habían permitido al Gobierno español dar por remontada la crisis gibraltareña, esbozando una
nueva política dentro del criterio de <no compromiso > tan celosa y reiteradamente mantenido por Madrid. Se diría
que, en presencia de las nuevas circunstancias - firma del tratado de paz con los Estados Unidos, desaparición del
riesgo de confrontación franco-británica -, la política exterior de España se siente reinstalada en una normalidad que
aconseja el retorno al clásico aforismo de nuestra diplomacia ochocentista: " cuando Francia e Inglaterra marchen de
acuerdo, unirse a ellas; cuando se separen o estén en discordia, abstenerse". En tiempo de la máxima tensión entre
ambas, España se había visto obligada, por imperativo de la actitud asumida por Inglaterra en el proceso de
redistribución colonial que tuvo en 1898 uno de sus momentos críticos, no ya a abstenerse, sino a orientarse en sentido
profrancés. Ahora, de cara a la nueva situación internacional, se diría que España procura compensar la orientación
profrancesa de su política europea durante el 98 con una nueva orientación probritánica que no comporta <hostilidad
536
Gibraltar iba a cambiar drásticamente, ya que los intereses españoles en Marruecos podían ser para
Gran Bretaña una forma de limitar las pretensiones francesas sobre este territorio. Tal como ha
de áreas estratégicas y vitales para el Imperio iba a encontrar una aplicación en el área del Estrecho:
" Dejar en manos de pequeñas potencias - y no de eventuales competidores - los grandes accesos
marítimos en la medida en que estos últimos no pudiesen ser controlados de manera inmediata y
directa, era un principio lo suficientemente arraigado en la diplomacia británica como para que
Mientras llegaba ese momento, la política del duque de Almodovar del Río iniciada con el
cristalización de una inteligencia entre las dos naciones tendente al mantenimiento del "statu quo"
marroquí. Nicolson, receloso por la propuesta formulada por Ojeda durante el verano que revelaba
los deseos del Gobierno sagastino de encontrar en Marruecos un imperio de recambio al perdido en
el Caribe y Filipinas, y asimismo temeroso de que España se encontrase en connivencia o bien con
la Dúplice Alianza franco-rusa o bien simplemente con el gobierno republicano francés, y que tales
trajesen como consecuencia un apoyo incondicional de España a una liga continental antibritánica.
Sin embargo, merced a las gestiones emprendidas por el gobierno sagastino, se desvanecían los
temores del gobierno de Londres por una posible aproximación de España a Francia, como réplica
presunta > contra Francia, sino que va orientada a arbitrar recursos nuevos para el logro de una distensión". (Jover
Zamora, J.M.: "Gibraltar..." , op. cit., pp. 481-482.
907
Jóver Zamora, J.M.: "Gibraltar...", op. cit., pág. 478.
537
guerra contra los Estados Unidos (aproximación que hubiera colocado a España en la órbita política
de la República). Esto nos viene indicado por el cariz que adquieren las conversaciones entre
británico:
" Respondiendo a una insinuación que me hizo Sir Arthur (cuenta Ojeda a Almodóvar)
y que revelaba claramente la creencia por parte de su Gobierno, de que estaba España
dispuesta en cambio de ciertas promesas de engrandecimiento territorial en este Imperio ,
que le hubieran hecho ciertas naciones, a apoyar incondicionalmente la política de éstas en
contra de la Gran Bretaña, rechacé con calor semejante suposición y creí llegado el
momento de afirmarle en nombre del Gobierno de S.M. lo que V. me autorizó a repetirle
respecto de la sinceridad y firme propósito que le animan a cooperar siempre con
Inglaterra al mantenimiento del 'statu quo ' en Marruecos Entré aquí en ciertas
consideraciones que creo inútil repetir respecto de la conveniencia obvia para una y otra
nación de conservar a todo trance la integridad absoluta del Imperio ; declaré que los
compromisos contraídos por España con Europa no tenían otro objeto ; que nos
hallábamos no solamente desligados de todo pacto atentatorio de dicha integridad , sino
que repudiábamos de antemano semejante complicidad , estando dispuestos a dar
fehacientes muestras a Inglaterra de nuestra adhesión a toda política que tuviese por
objetivo oponerse a una modificación del statu quo en provecho de cualquier nación ". 908
Sin embargo, en el horizonte persistían las inquietudes británicas por los posibles
movimientos del ejército colonial francés en el Sáhara oriental marroquí. Nicolson se encargaría de
requerir de la Legación española en Tánger el sentido de la respuesta del gobierno sagastino a una
posible invasión de esta parte del Sultanato. La respuesta de Ojeda fue muy mesurada y prudente.
Se limitó a señalar que no había recibido instrucciones del gobierno sobre el carácter de la
respuesta española a un acontecimiento de esa índole, pero que en todo caso, personalmente
consideraba improbable y remota la posibilidad de que estallase un conflicto a gran escala entre
908
Ojeda a Almodóvar del Río .6 de Febrero de 1899. Carta sin numerar. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica.
Caja 103 / Ex. 2.
538
potencias colonialistas o entre Francia y Marruecos a causa de la irrupción gala " en una región en
que ninguna nación europea tiene interés directo, ni la perspectiva de poderlos crear".909
Este giro en la política de Almodóvar va a contribuir a conseguir una gran distensión en las
relaciones hispano-británicas y a que se fueran desvaneciendo los recelos y las desconfianzas que
habían surgido durante la crisis de 1898 entre Londres y Madrid, justamente en el momento en que
en Madrid se producía la apertura de las Cortes y el inicio del "debate parlamentario sobre las
responsabilidades" que pondría fin al Gobierno Sagasta. Tal como señala el ministro de Estado, el
"Hace ya varios días menudean los síntomas reveladores de una mejora en nuestras
relaciones con Inglaterra que prueban se va disipando la mala inteligencia surgida después
de la guerra con los Estados Unidos gracias a las exageraciones de Chamberlain y acaso
también a las suspicacias infundadas de algún funcionario.
Este satisfactorio resultado lo atribuyo en parte a su conversación preliminar con
Nicholson de cuyo tenor me he enterado con satisfacción viniendo a confirmarme en esta
opinión la actitud ya muy diferente de Wolff ( se refiere al Embajador británico en Madrid ) ,
a quien ha dado a conocer su Gobierno esa entrevista, según él mismo me ha manifestado.
Podemos, pues, estar convencidos de que han cesado por fin las desconfianzas inglesas
acerca de nuestra actitud".910
gobierno español de no pronunciarse públicamente sobre el tema. Sin embargo, en sus cartas a
Ojeda estimaba que la invasión de producirse constituía un atentado claro contra el "statu quo"
vigente en el Imperio, ya que una desmembración sustancial del Imperio marroquí, aunque se
tratase de la pérdida de las lejanas provincias saharianas conllevaba un ataque directo al prestigio
del Sultán, cuya función fundamental a los ojos de su pueblo era garantizar la unidad del país.
909
Ojeda a Almodóvar del Río. Carta número 3, sin fechar. A. M.A.E. (H). Leg. 1263.
910
Ibidem .Almodóvar del Río a Ojeda. 12 de Febrero de 1899. Minuta manuscrita número 3.
539
cesaba el duque de Almodóvar del Río como ministro de Estado; el 3 de marzo el partido
540
RESUMEN
A finales de 1897 el Majzén remitía una pequeña fuerza expedicionaria al Rif para
consolidar la defensa del territorio, amenazada por la infiltración política francesa, y para castigar a
los Bocoya que habían protagonizado diversos ataques contra buques mercantes extranjeros. El
Ministerio de Estado decidió no colaborar con las fuerzas imperiales. Desde la Legación española
en Tánger se estaban forjando proyectos para favorecer la penetración en el Rif a partir de las
finales de 1897 cuando en diferentes ocasiones, diversos notables de Bocoya y Ait- Urriaguel
solicitaron que les fuera otorgada la nacionalidad española y que sus aduares pasaran a estar bajo el
protectorado hispano.
intermediación entre la descontenta tropa de la raya fronteriza, que no percibía sus soldadas y los
El éxito diplomático hispano al solucionar el asunto del cautiverio de los marineros europeos
presos por la cabila de Bocoya es visto con recelo por algunas potencias europeas. España
mantiene, en vísperas del desastre colonial, la imagen de ser un país que goza de cierto peso y
hispana sobre Marruecos vuela por los aires a partir de la derrota militar ante Estados Unidos, y lo
hace porque no tenía bases sólidas. Era una imagen condicionada a no insubordinarse a los
Los desastres militares de Cuba y Filipinas no hacen sino detonar fallos latentes de la actuación
española en el Sultanato: falta de medios militares en Marruecos para presionar sobre el Sultán,
falta de dinamismo colonial, de arriesgarse a tomar iniciativas agresivas, de seguir una política
541
colonialista coherente con los tiempos, sostenida y eficaz. España se revela como un país débil
militarmente, que está aislado internacionalmente y que fiscalmente recauda poco, lo cual
medios para realizarla, ni tan siquiera realiza tareas de propaganda ideológica en Marruecos y toca
Quien controlase Marruecos, adquiriría una notable hegemonía en todo el Mediterráneo. España
venía adoptando posiciones en la cuestión marroquí cada vez más moderadas, de acuerdo con las
dificultades con que tropezaba en los escenarios antillano y filipino, que le impedían centrar su
atención en el Norte de África. Esta acomodación táctica culminará a finales del siglo XIX. A
diferencia de lo que había hecho en ocasiones anteriores haciendo frente a las reivindicaciones
galas sobre el Tuat, cuando la cuestión del Sahara oriental marroquí se vuelve a plantear, la
francés ve el camino libre para intensificar su presión sobre el Imperio jerifiano, alternando sus
asuntos marroquíes de ir de acuerdo con Inglaterra y Francia, ahora esta política es impracticable.
España con los Estados Unidos también modifica sensiblemente las cosas. Inglaterra se pone
claramente al lado del adversario de España, buscando entre otras cosas heredar la parte que le
correspondía a esta última en el norte de África. Sin embargo, a Francia, con muchos propietarios
1898. Además, durante gran parte del año, se vive en Madrid con el constante temor a una
542
intervención armada anglosajona, procedente de cualquiera de las dos partes del Océano Atlántico
(Estados Unidos e Inglaterra) ya sea en el propio territorio español ya sea en el Sultanato. Estos
temores acabarían por cristalizar en la creencia de un posible golpe de mano de las escuadras
estadounidense o británica sobre las costas del Imperio jerifiano. Erróneamente las diplomacias
en la Corte imperial, a la que se verá como impulsora de una expedición militar jerifiana al Rif,
hacia Inglaterra. A eso había que añadir el mal efecto, causado por el anuncio de la visita de
Goschen a Gibraltar. Por ello el gobierno de Sagasta aumentó el número de soldados en los
los puertos, aunque no se previó acto hostil alguno hacia Gibraltar. En ese clima, España buscaría
entenderse con Francia, sacrificando incluso sus intereses en Marruecos. Por esa razón se mantenía
al progalo León y Castillo como Embajador en París. Nada se sabía en concreto, pero en Europa se
llegó a rumorear que existía una unión con Francia que vinculaba a España también con Rusia. Era
una Triple Alianza contra los ingleses. Se decía que a cambio de apoyos financieros y
diplomáticos, España estaba dispuesta a sostener la expansión de Francia hacia el Tuat y a través de
Uxda, por la costa del Mediterráneo hasta Melilla. Se convertiría Ceuta en un gran puerto militar
abierto a Francia en caso de guerra. Se habló también de la cesión de las Filipinas a Francia.911
También fue evidente a partir de ahora que en la cuestión marroquí, España se alineaba al
lado de Francia y contra Inglaterra. Una derrota de los españoles ante los norteamericanos tendría
911
Esta operación podría consumarse si el Reino Unido abandonase la neutralidad y los norteamericanos decidiesen
apoderarse de las islas, para luego cederlas a los británicos. Cfr. Robles Muñoz, C., “España y Marruecos:
Antecedentes de los acuerdos con Francia (1898-1904)“, en Alejandro R. Díez Torre (ed), Ciencia y Memoria de
África. Actas de las III Jornadas sobre ‘Expediciones científicas y africanismo español, 1898-1998 “, Madrid, Ateneo
de Madrid / Universidad de Alcalá de Henares, 2002, pág. 201.
543
británicas. Durante ciertas semanas se rumoreó en Tánger que aun siendo aplastados los españoles,
la Corte marroquí. Paralelamente del Rif llegaron noticias sobre la acción propagandística del
agente galo, Si Al-lal, que pretendía convertir a la globalidad de los Bocoyas en protegidos de
Francia, y luego extender la influencia republicana sobre los Ait-Urriaguel y otras cabilas del Rif
Central. A pesar de esa amenaza, el Ministro de Estado del gobierno liberal, el Duque de
propiciar la creación de un bloque de potencias continentales que hiciese frente a las pretensiones
cabo una concentración de fuerzas en Sierra Carbonera que convirtió la zona contigua a la base
naval británica de Gibraltar en una especie de campo atrincherado. A la amistosa consulta del
Embajador británico en Madrid, el gobierno español respondió que las tropas estaban listas para
embarcar en Cádiz y que las fortificaciones construidas en torno a la base obedecían a una
preocupación razonable ante un posible golpe de mano de los norteamericanos. El mismo día en
que se firmó el protocolo de Washington, Drummond Wolf, Embajador inglés en Madrid presentó
un memorándum al Duque de Almodóvar señalando que habían desaparecido los motivos para
fortificar Sierra Carbonera. El gobierno británico esperaba que las construcciones serían demolidas.
El gobierno español entendió que las fortificaciones eran una cuestión de soberanía y que
afectaban a la defensa del propio territorio hispano, por lo que no se las desmanteló. Por ello el
gobierno británico pidió de nuevo explicaciones a España. La situación de enfrentamiento entre las
diplomacias española y británica llegó a un punto de gran tensión, pues ambas partes estaban
conde de Benomar procedía a redactar un par de informes secretos en los que sugería a la Reina
544
De hecho el gabinete liberal español durante el verano de 1898, abrió a escala internacional un
debate sobre el mantenimiento del ‘statu quo’ marroquí, buscando compensar con la soñada
Ello suponía un cambio radical en la política marroquí de Madrid, basada, hasta entonces, en el
a cabilas enteras sino que iniciaría la práctica de crear en ellas “ partidos pro-españoles “. Por su
parte, el Majzén envió un contingente para someter a los Bocoya, entregados a la influencia
Una de las últimas actuaciones del gabinete Sagasta fue aproximarse al Reino Unido en la
cuestión marroquí como un método de superar el litigio motivado por las fortificaciones españolas
cercanas a Gibraltar.
545
546
CAPÍTULO 7
1899:
El año 1898 había terminado en el Rif con las mismas características que habían ido
marcando su transcurrir: con la amenaza pendiente de una intervención armada a gran escala de
una potencia europea que desestabilizara por completo la situación del Imperio marroquí y
supusiera una alteración notable en el estado de cosas imperante en él. A comienzos de diciembre el
Comandante General de Melilla notificaba a la Legación en Tánger un aviso recibido del gobierno
militar de las islas Chafarinas. Los dos marroquíes confidentes de dicha guarnición habían alertado
sobre un rumor existente entre las cabilas próximas, referente a la inminencia de un desembarco de
tropas alemanas en la alcazaba del Kiss, cerca de la guarnición hispana. Según las confidencias el
desembarco de los contingentes teutones contaba con el apoyo del Majzén, que estaba
marroquí parecía un intento de reforzar las defensas del río Kiss ante una previsible actuación
militar francesa. Por otra parte, los rumores inquietantes se completaban con la persistente
vigilancia que un vapor marroquí realizaba cubriendo el sector de costa mediterráneo hasta la
Sin embargo, no hay que interpretar las maniobras militares marroquíes sólo como una
prevención frente a los movimientos franceses. El carácter de reafirmación del poder majzení en el
Rif, y su deseo de asumir en el futuro la tarea de defensa del territorio de forma más precisa se
revela en el hecho de que su soberanía se reafirmaba frente a todas las potencias imperialistas con
547
ser hostigados por los delegados del Majzén, que no estaban dispuestos a seguir tolerando las tareas
de espionaje y vigilancia que realizaban con total impunidad. El Bajá del campo fronterizo de
Melilla obligaba bajo amenazas a que los confidentes de la guarnición abandonaran el territorio
Al poner García Jove (el primer secretario de la Legación española que cubría temporalmente
las funciones de Ojeda, dedicado a la negociación del tratado de paz con los Estados Unidos en
París) los hechos en conocimiento del Delegado imperial en Tánger, Mohammed Torres desmintió
justificar las maniobras de las tropas imperiales y la presencia del vapor en tareas de patrulla en las
inmediaciones de las islas Chafarinas en virtud del cumplimiento de las tareas de vigilancia del
contrabando.912
Los acontecimientos del otoño de 1898 parecían indicar el deseo de las autoridades
marroquíes de acabar con las intenciones expansionistas de España a lo largo de la costa del Rif;
terminando con las redes de confidentes y con la fórmula puesta en práctica por el gobierno
sagastino de lenta infiltración política concediendo la protección española a una serie de notables
cabileños. Se estaba ensayando así una forma de contrarrestar la agitación españolista, bloqueando
e incomunicando las relaciones de las plazas militares con territorio marroquí; método que se
pondría en práctica de manera sistemática meses después y que pasaba previamente por la creación
en torno a los puestos españoles de "cordones sanitarios", integrados por tropas imperiales que
Después de la derrota de los Bocoyas, las tropas imperiales pasaron a desplegarse por la
de Tiganim, frente a la guarnición española.913 Una vez barrida toda oposición cabileña favorable a
los intereses franceses, la acción de la mehal.la se volvería en contra de la otra nación europea con
912
Manuel García Jove, Secretario de la Legación Española en Tánger al Duque de Almodóvar del Río, Ministro de
Estado. 9 de Diciembre de 1898. Despacho no. 137. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1.
913
Ibidem .El Gobernador-comandante de la Plaza de Alhucemas, Pablo Artal a la Legación española en Tánger.
Oficio de 27 de Enero de 1899.
548
aspiraciones de dominio en la zona. En Enero de 1899 los soldados imperiales, siguiendo las
órdenes del príncipe Abu Bakr empezaron a hostigar al naciente partido 'pro-español' de
Alhucemas, persiguiendo en primer lugar al rifeño Abdallah Bugava. Éste había cumplido -al
servicio del gobernador militar del islote- una tarea destacada de mediación y gestión ante los
captores Bocoyas durante el año 1897 en las negociaciones de liberación de los marineros europeos
bahía de Alhucemas la mehal.la de Abu Bakr para castigar a los Bocoyas, Bugava solicitó de la
siendo uno de los pocos notables Bocoyas que pudieron escapar a la acción represiva de la
expedición punitiva. Había huido a Orán donde permaneció cerca de un año. Al regresar al Rif
huyendo de la persecución del Jerife, hizo uso del documento para refugiarse en la guarnición
española.914 Inmediatamente el Majzén pidió su detención por parte de las autoridades militares
hispanas y su reclusión en el islote, hechos que se entendieron en España como actos previos a la
Antes del envío de la mehal.la expedicionaria el Majzén había dado seguridades a los
Bocoyas de que si entregaban a los cautivos en su poder no habría castigo y de que gozarían del
perdón del Sultán. Desde la Legación española en Tánger Ojeda, utilizando un lenguaje
colonialista, plagado de tópicos, transmitía a Madrid constantes quejas sobre lo que él entendía
como una traición a los rifeños por parte del gobierno marroquí, el cual no había cumplido sus
Sin embargo era una paradoja el hecho de que los representantes europeos se quejasen
constantemente de que el Majzén tenía abandonadas por completo las tareas de vigilancia de las
playas rifeñas y criticasen la inseguridad de la costa norte marroquí causada por los actos de pillaje
914
Carta particular del gobernador de la plaza de Alhucemas, comandante Pablo Artal dirigida al Ministro
Plenipotenciario de España en Tánger. 27 de Enero de 1899. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 122 /
Ex. 2.
549
y al mismo tiempo, cuando el gobierno marroquí se había decidido a realizar un acto de soberanía,
actuaban los representantes del Majzén, y la forma en que la cabila de Bocoya había sido víctima
de "los más crueles atropellos". En particular, Ojeda había sido encargado personalmente por el
gobierno marroquí de efectuar las promesas de perdón a los Bocoyas, y la violación de dicha
promesa se volvía ahora en contra del prestigio español, lo cual por otra parte era evidente que
deseaba el Sultán. Por ello, el diplomático sabiendo lo maltrecha que estaba empezando a quedar la
del Río que no se procediera a la extradición de Bugava, y que se le permitiera seguir gozando de
la seguridad de Alhucemas,
preeminencia sobre otras instancias para dilucidar la forma de actuar, dejó clara su autoridad sobre
extrañamiento del Bocoya huésped de Alhucemas. En su opinión no había que dar ninguna muestra
más de debilidad al Majzén. Bugava, refugiado en Orán durante más de seis meses, había podido
circular y desplazarse por la colonia francesa, sin que las autoridades marroquíes solicitaran de
París su detención o extrañamiento. El Majzén sabía que el gobierno francés buscaba atraerse a los
915
Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 5 de Febrero de 1899. Despacho no. 15. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1.
550
poder central, y que por ello, en modo alguno estaba dispuesto a detener a Bugava. Si el Majzén
realizaba esta petición a las autoridades hispanas era porque, tras el desastre de 1898, la imagen de
prestigio y poder que España había mantenido en Marruecos se había derrumbado. España había
dejado de ser un peligro de primer orden para el gobierno marroquí; lo que ahora intentaba el
Majzén era dar el tiro de gracia al moribundo. Por ello sus movimientos buscaban aprovechar la
debilidad española tras la hecatombe colonial, para borrar todo rastro de su presencia en el Rif.
Esto justificaba el tono con el que Abu Bakr había solicitado a las autoridades de la plaza de
Las instrucciones que remitió Ojeda a Melilla insistían en el efecto desastroso que para el
prestigio español en el Rif podía producir la entrega al Sultán del bocoya y recalcaban el propósito
santuario inviolable por las injerencias marroquíes, donde los rifeños debían encontrar un asilo
seguro frente a las "arbitrariedades" y persecuciones de que eran objeto por parte de la mehal.la.
Ojeda abría así la puerta a un futuro de las guarniciones trasmutadas en núcleos en torno a los que
se articularían rebeldes y fugitivos del Majzén, alterando radicalmente la posición tradicional de las
Alhucemas, Pablo Artal, en el sentido de no ceder a las presiones del Jerife. El ejército se limitaría
a retener temporalmente al bocoya en la plaza, impidiéndole su partida hacia Tánger. Este desafío
al gobierno marroquí iba a incidir más en el ambiente "antiespañol" que se estaba forjando en
Marrakesh -sede de la Corte Imperial-, e iba a reafirmar al Gran Visir, Bu Ahmed, en su línea de
conseguir la expulsión de los españoles del Rif. Con todo, el gobierno español aunque siguiese los
consejos de Ojeda no podía desafiar abiertamente la autoridad majzení y se imponía por lo tanto
una rectificación que mantuviese la posición de ' aparente neutralidad ' española en los conflictos
entre el Sultán y los rifeños rebeldes. Por esta razón el Gobierno sagastino no procedió al
extrañamiento ni a la entrega del bocoya a las autoridades marroquíes, y tras retener durante más
551
de cincuenta días al rifeño en Alhucemas, acabó accediendo a los deseos de éste de abandonar la
plaza, permitiendo su salida con rumbo a Tetuán. Sin embargo "oficialmente" se optó por presentar
tenían como objetivo las playas de la región y que eran paralelas a la infiltración política franco-
española en el territorio. En el invierno de 1899 era detectada por parte del Viceconsulado español
comercial Macias y Cía, establecida en Gibraltar, utilizaba los servicios del vapor Oasis de la
compañía marsellesa Touach para transportar desde Argelia a los alrededores de Melilla materiales
azufre volvía a ser detectado; la intención de los contrabandistas era vender estos pertrechos de
guerra entre las tribus que rodeaban la ciudad española, efectuando el trasbordo a faluchos rifeños
que vendrían a recoger el material fuera de las aguas jurisdiccionales españolas.917 Se evidenciaba
tanto por vía terrestre a través de unas fronteras que las tropas imperiales no podían cubrir en su
totalidad, como por vía marítima en pequeñas embarcaciones que podían burlar con relativa
facilidad la vigilancia del buque marroquí de patrulla por la zona, refugiándose en los múltiples
916
Ibidem.Informe del Ministerio de Estado, dirigido al Ministerio de la Guerra. 16 de Febrero de 1989.
917
Marqués del Pedroso, cónsul de España en Orán al Comandante General de Melilla. 3 de Junio de 1899. Despacho
no. 149. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 168.
552
7.2. Consecuencias del desastre de 1898.
consecuencia de la derrota ante una nación extranjera y no de una guerra entre españoles, como lo
fuera el desgarro americano de los años veinte del siglo XIX. Fruto de la desolación el fantasma de
nuevas sangrías referidas a Canarias, e incluso a Baleares, golpeó la España posterior al desastre.
Francia, las duras condiciones provisionales de paz impuestas por Washington, dejando, no
Diciembre siguiente no sólo se enfrentaron en París las respectivas comisiones presididas por
Montero Ríos y Day. Lo hicieron además las viejas tradiciones diplomáticas ignoradas en los
nuevos rumbos de la política internacional con reglas desconocidas para los plenipotenciarios
españoles. En efecto, según éstas cabía rentabilizar una victoria militar rotunda exigiendo Cuba,
Puerto Rico, el archipiélago filipino y la isla de Guam en las Marianas ,y proponiendo asimismo
Canarias, el África española o la Península, entre otras peticiones que explican el estado de "La
España sin pulso" obligada a aceptar cualquier imposición " sin analizar ni discutir ninguna de sus
918
partes, todas igualmente injustas". De hecho el tratado de París de 10 de Diciembre de 1898
proporcionó a los norteamericanos una firme posición en el Caribe y el contacto a través del
así en tema de meditación para toda una generación, serviría de acicate para despertar energías
918
Véase Maura Gamazo, G.: Historia crítica del reinado de Alfonso XIII durante su minoridad bajo la Regencia de
su madre doña María Cristina de Austria, Barcelona, Montaner y Simón, 1925, pág. 58 al cap. XIV. "La España sin
pulso" de Francisco Silvela apareció sin firma en El Tiempo de 16 de agosto de 1898.
553
dormidas y hacer surgir nuevos esfuerzos, provocando un profundo deseo de cambio, y a partir de
responsabilidades porque el peligro inmediato venía del exterior y con el aviso de los Estados
Unidos mirando a la Península la impotencia española se fue a revolver contra Gran Bretaña, que
competencia del imperialismo de Washington , optando por unir a él sus fuerzas para contrarrestar
las colonias ultramarinas provocaron toda una corriente de pesimismo político e intelectual que
hizo del ' 98 ' no sólo una fecha significativa que marcaba el final de una etapa en el régimen de la
'regeneracionismo' y la llamada 'generación del 98'. Cada una de ellas --aunque esta última entró en
comparte la reflexión sobre el 'tema de España', su pasado y su futuro, así como el alcance político
se trata de un amplio movimiento de revisión histórica, de ' rearme moral' vinculado a la crítica del
El 98 revelaría pues las limitaciones del régimen restauracionista y fijaría además parte
sustancial de la agenda de cuestiones que iban a interesar a los españoles durante buena parte del
siglo XX.
Con todo, el sistema de Cánovas superó bien la derrota del 98. La monarquía, por ejemplo,
intelectual ni culto, a menudo imprudente y algo frívolo, pero inteligente, popular y activo, la
554
monarquía pareció incluso renovarse y dinamizarse. Pese a la aparición de un nuevo
en 1912), pese a la alianza táctica del P.S.O.E. con los republicanos en 1909,919 los españoles no
parecieron hacer hasta los años veinte del cambio de régimen -sino en todo caso de la erradicación
había nacido con la pretensión de que el ejecutivo monopolizase el poder como mejor solución a las
crisis de gobernabilidad con las que se pretendía acabar. Así, el gobierno controlaba las Cortes ya
que había ‘fabricado’ el resultado de las elecciones, y gracias al papel arbitral de la Corona se
establecía un sistema de alternancia en el poder, el ‘turno’ del que sólo se beneficiaban los dos
partidos dinásticos. Con ello el legislativo se convertía en un fiel doméstico del gobierno con lo que
la confrontación política parlamentaria era más ficticia que real. Y esto satisfacía, lógicamente, las
ambiciones políticas y económicas de las elites gobernantes dinásticas920 que aceptaban la política
de pactos con el fin de mantener la exclusividad del poder y no verse perturbadas por la presión
política de los marginados.921 Lo que sí diferenciaba notablemente el sistema español del de otros
países europeos era, además del nivel de corrupción de los políticos de la Restauración, el enorme
919
Cfr. Robles, A.: “La conjunción republicano-socialista “, en Juliá, S.: El socialismo en España. Desde la fundación
del PSOE hasta 1975, Madrid, Editorial Pablo Iglesias, 1986, pp. 109-130; también en: Suárez, M.: “La división del
republicanismo histórico y la quiebra de la conjunción republicano-socialista “, en Juliá, S.: El socialismo en España...
op. cit, pág. 142. Señala Santos Juliá que: “la quiebra del turno pacífico entre los partidos liberal y conservador en
1909 alentó en las oposiciones republicana y socialista la expectativa de un cambio, no meramente en el sistema, sino
de sistema, y hasta de instauración de una república, y alentó una movilización política que empujó al partido obrero
al encuentro de los partidos republicanos, revitalizados tras una larga etapa de fragmentación y disensiones internas.
Los socialistas descubrieron entonces la democracia como territorio de encuentro con los republicanos; merecía la
pena arriesgar en una alianza política dirigida a la conquista de una meta intermedia, a un cambio de régimen
político, sobre todo porque con la monarquía, como las medidas represoras de alguien con un pasado liberal,
sedicentemente de izquierda, y anticlerical como Canalejas ponían de manifiesto, no había nada que hacer excepto
derribarla“. Cfr. Juliá, S., Los socialistas en la política española, 1879-1982, Madrid, Taurus, 1997, pág. 83.
920
Para el tema de los notables restauracionistas, el estudio de quiénes fueron los principales protagonistas del poder,
sus perfiles socio-profesionales y cuáles sus relaciones con los distintos sectores económicos locales, y cómo
consiguieron aquellos notables y caciques hacer efectiva su influencia en las elecciones, véase Valera Ortega, J. (dir.):
El poder de la influencia. Geografía del caciquismo en España (1875-1923), Madrid, Marcial Pons, 2001.
921
Cfr. Borja de Riquer: “Consideraciones sobre historiografía política de la Restauración“, en José Luis de la Granja,
Alberto Reig y Ricardo Miralles (ed.): Tuñón de Lara y la historiografía española, Madrid, Siglo XXI, 1999, pp. 130-
131.
555
fraude electoral organizado por los propios gobiernos. Lo del ‘encasillado’ gubernamental, con los
‘cuneros’ impuestos a los distritos y las actas ‘fabricadas’ por los gobernadores civiles realmente no
Por todo esto, el gran problema político que tendrá desde sus orígenes el régimen de la
La cuestión a partir del 98 fue precisamente ver si el régimen restauracionista era o no capaz
parlamentario democrático. Visto lo sucedido -golpe militar de Primo de Rivera en 1923, caída de
gobernante ni quiso ni pudo favorecer una sincera apertura política hacia la plena democratización
del orden político; que la crisis del parlamentarismo hizo inevitables tanto el golpe de 1923 como
luego el cambio de régimen de 1931. Por un lado, Teresa Carnero o Borja de Riquer han recalcado
que la larga pervivencia del sistema restauracionista fue debida a su relativa capacidad de
556
de las restricciones censitarias para votar los varones, aunque sin alterar paralelamente la
estructura caciquil del poder local “922.
Por otro lado, sin embargo esta historiadora ha resaltado la incapacidad tanto de Silvela como
de Maura, como en general de las élites restauracionistas para proseguir la democratización del
país, tal como demandaban desde fines del siglo XIX liderazgos individuales –Unamuno, Ortega y
Azaña, fundamentalmente- y sobre todo, otros de extendido alcance social, republicanos, socialistas
universal masculino,
partidos.
La aceptación de estas aspiraciones por parte de los gobernantes dinásticos podría haber
los ciudadanos de las instituciones políticas desde comienzos del siglo XX, la legitimación
patrimonial de las posiciones de poder, la integración gradual del conjunto de la oposición real
y acorde con la incardinación social de aquélla. Precisamente lo que se produciría hacia 1914
continuidad esencial en las personas encargadas de conducir la política exterior tras la crisis-- otra
cosa era el cambio de posición español en el complejo entramado de las relaciones internacionales.
922
Cfr. Carnero, T. “Democratización limitada y deterioro político en España, 1874-1930“, en Corner, S. (coord.):
Democracia, elecciones y modernización en Europa. Siglos XIX y XX, Madrid, Cátedra / Instituto ‘Juan Gil-Albert‘,
1997, pág. 210.
557
En palabras de Leandro Prados de la Escosura, España había pasado "de imperio a nación". Esa fue
-recalca Morales Lezcano- la percepción europea del hecho del "desastre" español.923 Un desastre,
expresión del fracaso del sistema político y del régimen, del carácter obsoleto de las Fuerzas
Armadas y que evidenciaba las limitaciones de la España colonial decimonónica, y las debilidades
que presentó en el marco de las relaciones internacionales darwinistas en la época del imperialismo,
como han resaltado Luis Eugenio Togores, María Dolores Elizalde y Agustín R. Rodríguez
González entre otros. El cambio de la posición internacional de España fue tan grande que se puede
hablar con rotundidad de un antes y un después del 98. España comenzaba el nuevo siglo derrotada
el concierto de las naciones. Había cambiado la misma estructura territorial del Estado, que
quedaba ahora reducido a la península y a los archipiélagos balear y canario, más las plazas
América y el Pacífico, y pasaba a ser una potencia de muy segundo orden con intereses estratégicos
Gibraltar. Por lo tanto, su situación geográfica y su debilidad militar le situaban en una posición
marginal respecto a las grandes cuestiones que se dirimían en el corazón del continente europeo.
Sin embargo, a pesar de tratarse de un país sin colonias y relativamente periférico, el nuevo
sistema de alianzas que se estaba ultimando entonces --basado en acuerdos coloniales-- tendía a
aumentar el valor de su posición estratégica y lo convertían en objeto de atención por parte de las
potencias europeas.924 En cualquier combinación de las que entonces se manejaban, España era
importante para controlar el dispositivo estratégico que iba de las Canarias a las Baleares y que
tenía su centro de gravedad en el Estrecho de Gibraltar. Por la región del Estrecho cruzaban rutas
que en esa época tenían una extraordinaria importancia. En primer lugar, la ruta Lisboa-Tánger-
Gibraltar-Malta-Chipre-Suez, que era vital para la comunicación de Gran Bretaña con su inmenso
923
Véase Morales Lezcano, V.: España, de pequeña potencia a potencia media, Madrid, U.N.E.D., 1991, pág. 39.
924
Seguimos en este punto las acertadas reflexiones de Antonio Niño. Cfr. Niño, A.: “Política de alianzas y
compromisos coloniales para la ‘regeneración’ internacional de España, 1898-1914”, en Tusell, J; Avilés, J. y Pardo, R
(eds): La política exterior de España en el siglo XX. U.N.E.D / Biblioteca Nueva. Madrid.2000, pp. 42-43.
558
imperio asiático. En segundo lugar, la ruta Marsella-Argel-Dakar, esencial para la comunicación de
la metrópoli francesa con sus colonias, en la cual las Baleares y las Canarias ocupaban una
importante posición. Por otro lado, los comienzos del siglo XX coinciden con la apertura definitiva
de la cuestión de Marruecos, desde cuyas costas se podía también controlar el paso por el Estrecho.
Todo ello convertía al eje formado por los dos archipiélagos españoles y el mar de Alborán en una
Se trataba además de una zona prácticamente indefensa. La derrota del 98 fue un duro golpe
para la Armada y el número de buques disminuyó desde entonces catastróficamente, "no tanto por
los combates, -señala Agustín R. Rodríguez González- como por la posterior liquidación de un gran
número de unidades, ya inútiles o de poco rentable operación". Las Baleares, Ceuta, Melilla, las
Canarias, Cádiz, Algeciras, Vigo eran puntos estratégicos que, por diversos motivos, se
encontraban expuestos a las iniciativas de la flota inglesa, la primera flota del mundo. Los
españoles no podían franquear el Estrecho, ni siquiera comunicarse con Ceuta sin el consentimiento
de los ingleses. Era pues un Estado expuesto, no tanto continental como marítimamente, a que las
de los Estados débiles, era lógico que la cuestión de la garantía de la integridad territorial se
convirtiera en el problema más acuciante. España, interesada en mantener el statu quo a toda
costa, adoptó una actitud eminentemente defensiva y temerosa, pero no podía impedir que las
grandes potencias tomaran iniciativas en contra de sus intereses. El problema de la defensa de los
urgente y dramático al tratarse de territorios codiciados por las grandes potencias, pero que no
tenían un estatus colonial sino que pertenecían de pleno derecho al Estado-nación. Los dirigentes
españoles habían aprendido por experiencia propia que las relaciones de fuerza primaban de forma
559
descarnada sobre los derechos históricos, y eran conscientes de la indefensión del país, de la falta
El problema capital era por lo tanto cómo garantizar su seguridad contra una agresión
exterior no provocada. Para una nación desarmada, débil militarmente, con un atraso económico
relativo en comparación con los países vecinos de su entorno europeo925, con necesidad de
reorganizarse interiormente, y situada en una zona estratégica importante, sólo cabían dos opciones:
1) montar una organización militar y naval capaz de defender las costas peninsulares y el
territorio insular, lo que permitiría practicar una política exterior de neutralidad internacional o de
aislamiento;
flota británica, la primera flota de guerra de la época, o en una combinación de fuerzas capaz de
925
Sobre la supuesta 'debilidad económica' de España a finales del siglo XIX y el tema del fracaso de la
industrialización hispana, las nuevas concepciones historiográficas sobre la Revolución Industrial en general, y sobre
la industrialización británica en particular, han modificado también de forma significativa la visión sobre estos procesos
en nuestro propio marco de referencia. El destronamiento del modelo inglés de su posición de 'paradigma universal del
proceso de la industrialización' ha tenido como consecuencia que el desarrollo del capitalismo en España se haya
estudiado sin atenerse al rígido corsé que implicaban los análisis en boga en los años sesenta. Por un lado, es cierto que
la mayor parte de las conclusiones a las que habían llegado los trabajos desarrollados desde finales de esa década (como
los de Nicolás Sánchez Albornoz o Gabriel Tortella ), y al margen de las consabidas polémicas, siguen siendo válidas ;
el mejor ejemplo de ello es el éxito editorial del que sigue disfrutando el que puede considerarse como el trabajo
culminante de aquella visión, el libro de Jordi Nadal: El fracaso de la Revolución Industrial en España, publicado por
primera vez en 1975 y que hasta 1992 se había reimpreso en 12 ocasiones. Pero, por otro, es igualmente cierto que la
visión de "fracaso" ha sido considerablemente matizada y, sin llegar a desechar completamente ese calificativo para lo
que hoy en día pomposamente se denomina como "proceso de modernización" español (un concepto aparentemente
neutro, pero que en realidad se halla repleto de connotaciones ideológicas), se tiene una imagen mucho más amable y
menos negativa de él. No cabe ninguna duda que, junto a los factores ya señalados, la incorporación de España a la
Unión europea y la evolución económica experimentada en los últimos 25-30 años (que en algunos aspectos se ha
acercado al modelo europeo) han influido de forma determinante en la nueva conceptualización. De hecho, a pesar de
todos los problemas que ha sufrido el desarrollo español y que afectan aún en buena medida, España parece haberse
incorporado definitivamente al núcleo de los países ricos; por consiguiente, algunos aspectos positivos debía haber
tenido ese proceso. Por ejemplo, uno de los aspectos que más se ha revisado es el del papel desempeñado por la
agricultura. Aunque sigan siendo básicamente correctas las conclusiones de Jordi Nadal sobre la estrechez del mercado
interno y el escaso nivel de desarrollo del sector agrario como su principal responsable, también es cierto que los
estudios desarrollados por el 'Grupo de Estudios de Historia Rural' desde principios de la década de los ochenta y
algunos planteamientos de otros autores (directamente influidos por las tesis revisionistas) como L. Prados, han
introducido elementos de análisis que pueden modificar en parte la visión negativa. Así, por ejemplo, R. Garrabou ha
insistido en que las transformaciones de la agricultura española durante el siglo XIX no fueron tan diferentes de las que
ocurrieron en la mayor parte de los países europeos durante el mismo período. De forma parecida, la valoración que se
hace hoy en día sobre la industria es bastante menos pesimista, sobre todo cuando se analiza la contribución de los
sectores no-líderes. Las profundas transformaciones que produjo el largo y complejo proceso revolucionario liberal-
burgués, por lo tanto, tuvieron, en definitiva, unas consecuencias mucho menos negativas sobre el desarrollo
económico de lo que tradicionalmente se había creído. En definitiva, y quizás sea esta la conclusión más relevante,
aunque se admita generalmente que España sufrió un atraso relativo con respecto a otros países de su entorno, parece
evidente que es básicamente incorrecto asimilar su situación a la de un país subdesarrollado.
560
contrarrestar a Gran Bretaña si se consideraba que de allí vendría el peligro. Esta segunda opción
obligaba a buscar aliados y a participar por ello en el arriesgado juego de las alianzas
internacionales de la época.
Si se optaba por la primera opción, no bastaba con proclamar la neutralidad para garantizar
la integridad del territorio peninsular y de los archipiélagos, frente a las apetencias de los grandes
imperios de la época; había que estar dispuesto a hacerla respetar y disponer de los medios para
ello.
ejércitos ni escuadras, sólo el territorio, la posición en el mapa. De forma que las pretensiones a
una alianza limitada serían irrealizables mientras ésta no coincidiera exactamente con los
intereses de las grandes potencias que se debían obligar a garantizar nuestra seguridad, y esa
cuestión de Marruecos. Por eso, estos dos temas, íntimamente relacionados entre sí, serían el
Por una coincidencia histórica, a la pérdida de los últimos restos del imperio colonial se
territorio del Sultanato que el imperialismo galo había marcado como su próximo objetivo. De esta
forma, la trascendental cuestión de cómo conseguir la garantía exterior que necesitaba el país
coincidió en el tiempo con el planteamiento internacional de la cuestión marroquí, que tan graves
repercusiones podía tener para los intereses y para la propia seguridad española. La diplomacia
española tenía que intervenir en una cuestión que se había abierto en contra de su voluntad pero
que, como advertía el embajador en París, León y Castillo, "iba a resolverse con nosotros, sin
cuestión de la seguridad, pues abría la posibilidad de que el país quedara emparedado entre sus
fronteras de los Pirineos y las costas andaluzas, con un mismo y poderoso vecino en ambas. En
consecuencia, la política española respecto a Marruecos se concibió desde sus comienzos como
561
parte de la política de defensa del país. España, empeñada tradicionalmente en el mantenimiento
del statu quo en Marruecos, tenía que afrontar en ese momento un problema que intentó retrasar
cuanto pudo y que suponía un nuevo peligro en lo que ha sido históricamente su frontera
defensa de su frontera meridional, y en la cuestión que se abría ahora sólo quedaban dos
internacional, o no hacerlo y tener en las fronteras meridionales el mismo vecino que en los
Pirineos. Para complicar aún más las cosas, en la cuestión de Marruecos también estaban
comprometidos vitales intereses estratégicos británicos, pues no podía ser indiferente para los
dirigentes de Londres que una poderosa potencia europea se instalara a pocos kilómetros de
Gibraltar. Desde el punto de vista británico, Gibraltar y Marruecos formaban parte de una misma y
unidas entre sí, fueron las que marcaron la actuación de la política exterior española durante todo el
período siguiente. La primera alcanzaría una solución aceptable en 1907, después de numerosos
internacionales, mediante una serie de acuerdos que se escalonaron entre 1904 y 1912. En esos años
que median entre 1898 y 1907 se pusieron las bases de la orientación internacional que mantuvo el
país hasta 1936. Jover Zamora ha identificado precisamente esos primeros años como una fase
inicial de transición hacia lo que él mismo ha llamado el modelo de política exterior del reinado de
Alfonso XIII. Un modelo caracterizado por tres rasgos esenciales: el entendimiento conjunto con
refiere a los problemas continentales. Modelo que cubre todo el reinado de Alfonso XIII y que se
Hipólito de la Torre, por su parte, señala también la ruptura que supuso 1898 y aplica el
calificativo de ‘regeneracionista’ a la política exterior del período que llega hasta la Primera Guerra
562
Mundial porque significó el final del aislamiento y la comprometida inserción en el juego de los
intereses exteriores. Pero dentro de este modelo regeneracionista distingue a su vez “dos etapas,
cuya cesura pasa por la fecha, moderadamente convencional de 1907. La primera, arrancando del
desastre, conduce a sus momentos diferenciales hasta ese punto cenital, con los llamados acuerdos
conservador, satisfecho y conformista. El país se había dotado de una política exterior --abandono
del aislamiento, inserción en el juego internacional dentro del bloque franco-británico--, pero
dominada por su carácter defensivo y pasivo, que se atiene al reconocimiento de la dependencia del
garantizar lo que ya se poseía, y los pasos de la inserción internacional resultaron movidos por
La Reina Regente llevó a cabo consultas con generales -Martínez Campos, Azcárraga- y
políticos de los partidos del turno -Silvela, Pidal, Tetuán, Romero Robledo, Gamazo- , y con los
presidentes del Senado, Montero Ríos y Congreso, Marqués de la Vega de Armijo. María Cristina
vaciló ante la desunión de los proyectos regeneracionistas y barajó diversas fórmulas que iban
desde el mantenimiento de Sagasta en la jefatura del gobierno a partir de marzo de 1899, hasta un
gobierno liberal "sin Sagasta", o la de un hombre fuerte, el "Bismarck" que los partidos
restauracionistas creían necesitar, y que veían en Polavieja, el cual sin embargo no fue capaz de
cuajar un partido político. Finalmente se quedó con la opción de un gabinete conservador presidido
por Silvela, quien no ofrecía muchas esperanzas, por su respeto al régimen viciado no-democrático
926
Véase de la Torre, H.: “El destino de la regeneración internacional de España (1898-1918)“, en Proserpina, 1 ,
1984 , pág. 11.
563
democratización del régimen, sino más bien hacia la consecución de unas reformas
administrativas.927
El programa del nuevo Gobierno había sido formulado por Silvela, aun antes de que la Reina
bancarrota como consecuencia de los inmensos gastos producidos por la guerra colonial, cuyas
Por otra parte, el nuevo año se iniciaba con los atisbos de probables cambios en la
Hoy en día todavía sigue siendo difícil enfrentarnos al pensamiento, las líneas generales y
los planes de conservadores y liberales en torno a los asuntos de política exterior. En la prensa de
los meses inmediatamente siguientes al desastre se escribía bastante poco de estos temas. En el
cuestiones, y en fin, los pocos protagonistas que dejaron escritas sus Memorias abordan poco la
situación internacional de España y las alternativas que se podían ir presentando a una concreta
acción política. La política exterior seguía siendo considerada como algo inextricable, complicado
y peligroso (por las graves consecuencias que una decisión errónea podía acarrear al país) y sólo al
alcance de unos cuantos, muy pocos, verdaderamente expertos. Sobre las cuestiones
internacionales, escribiría Gabriel Maura, "no pueden aplicarse los procedimientos democráticos;
no ya las muchedumbres, los mismos parlamentos son ineptos para dirigir la política
927
Véase Lario, A.: El Rey, piloto sin brújula. La Corona y el sistema político de la Restauración (1875-1902),
Madrid, Editorial Biblioteca Nueva / U.N.E.D., 1999, pp. 376-381.
564
internacional".928 Dominaba, por lo tanto el convencimiento de que la política exterior, basada en
necesidades permanentes, materia compleja difícilmente accesible al profano, debía ser materia
reservada de gabinete, protegida del debate público y sin apenas control parlamentario.929 Se
pensaba por lo tanto que la dirección de la política exterior correspondía en exclusiva al "hombre de
Estado", esa figura emblemática capaz de encarnar la sustancia moral de la nación, ese individuo
que sólo obedece a una ética de la responsabilidad, que se eleva por encima de las masas y que
disfruta de una autonomía casi total. El hombre político de Estado tomaba sus decisiones de forma
solitaria, sin someterse a un proceso de discusión permanente, propio de las democracias liberales,
En esta tarea tenían un papel muy especial los grandes diplomáticos. Los diplomáticos eran
los especialistas y auténticos protagonistas de ese juego, reputado de complicado y peligroso por
las graves consecuencias que una decisión errónea podía acarrear al país. Aunque la política
exterior era una opción política de gobierno y la diplomacia sólo la vía necesaria para alcanzar los
objetivos designados por el Gabinete -y a veces, por el monarca- , los agentes diplomáticos no se
exterior que a menudo eran tenidas en cuenta por los gabinetes ministeriales. Por otro lado, la clave
de la diplomacia de la época eran las negociaciones que se desarrollaban entre esa selecta elite,
los principales obstáculos para desarrollar una política exterior coherente y activa. Cierto es que los
diplomáticas trascendentales, como ocurrió en 1902 con el proyecto de acuerdo con Francia sobre
928
Véase Maura Gamazo, G.: La cuestión de Marruecos desde el punto de vista español, Madrid, 1905, pag. 79.
929
A menudo ni siquiera los miembros del Gabinete estaban al corriente de importantes negociaciones diplomáticas.
Por otro lado, era frecuente el uso de la correspondencia privada para informar de los asuntos más delicados, evitando
así los despachos oficiales y las circulares ministeriales.
565
Marruecos y eran frecuentes las quejas de los diplomáticos extranjeros por la dificultad de
desarrollar las conversaciones políticas debido a los continuos cambios de personal. Entre 1898 y
reforzar aún más la imagen de debilidad que proyectaba el país en el exterior.930 Pero este frecuente
cambio de ministros se vio compensado, en parte, por la gran homogeneidad de la clase política de
la Restauración, por la costumbre de concertarse los líderes de los partidos conservador y liberal
cuando había que tomar decisiones trascendentales, y también por la mayor permanencia de los
embajadores en las grandes capitales europeas. Es el caso por ejemplo de León y Castillo, que
ininterrumpidamente entre 1897 y 1910, y donde volvería en 1916 hasta su muerte en 1918.
Fernando García Sanz señala también, como elemento de continuidad, la frecuente permanencia del
Por otra parte, conocemos muy mal quienes eran "los cerebros" de la actuación
internacional de España; ni siquiera tenemos la certeza de que existieran, ni sabemos en qué medida
eran atendidos en sus consideraciones. Por lo que se refiere al partido liberal parece ser que el
Embajador de España en París, León y Castillo, fue el inspirador de una serie de iniciativas, unas
veces seguidas y otras no, con respecto a la política a seguir con Francia en relación a Marruecos.932
Conocemos también por alguna documentación fragmentaria, que Juan Pérez Caballero fue uno de
los diplomáticos más activos: fue primero el hombre de confianza de Moret (ministro de Estado con
interés de Francisco Silvela por los asuntos internacionales; primero porque acumuló durante poco
930
Véase Niño, A.: " Política de alianzas y compromisos coloniales…”, op.cit., pág. 39.
931
Véase García Sanz, F.: Historia de las relaciones entre España e Italia. Imágenes, comercio y política exterior
(1890-1914), Madrid, C.SI.C., 1994, pág. 240.
932
Fernando León y Castillo es un caso atípico dentro de la diplomacia española. En primer lugar porque no
pertenecía a la Carrera y, en segundo lugar, porque a pesar de pertenecer al partido liberal "sobrevivió" también a
gobiernos conservadores. Por el tiempo que permaneció en París, llegó a ser considerado como el mejor conocedor de
las relaciones hispano-francesas y, por ende, de los asuntos que dirimían ambas potencias en Marruecos.
566
más de un año la cartera de Estado a la presidencia del Consejo de Ministros, y segundo, porque
algunos embajadores de grandes potencias para que siguieran tratando los asuntos de "alguna
importancia" directamente con él. Muy poco fue lo que dejaron por escrito como para poder
obtener líneas de pensamiento definidas y posiciones o reacciones concretas ante los cambios de la
documentación actualmente disponible en el Archivo General del Palacio Real y sobre todo en el
histórica de Marruecos de este último (fondos de África) gran parte de la correspondencia particular
con la Legación española en Tánger tanto de Silvela como de Aguilar de Campóo. Al mismo
tiempo en el fondo de Asuntos Exteriores de este mismo archivo, y entre los legajos de la embajada
durante el ejercicio de la jefatura del gobierno por parte del líder conservador.
Las máximas de la política exterior española una vez que se hubo consumado el
desastre del 98 pasaban por un giro en la actitud hacia Marruecos, que ya se estaba advirtiendo
incluso antes de producirse la caída del gobierno liberal; ese cambio en todo caso pasaba en una
primera instancia por la aquiescencia de la Jefatura del Estado. Así, el conde de Benomar se había
dirigido durante la primavera del año anterior a la Reina Regente, buscando su apoyo para la
proyección de la nueva política imperialista española que el diplomático entendía se debía efectuar
había sido la base de las gestiones que, durante el mes de Julio de 1898, Ojeda había llevado a cabo
en Tánger buscando una compensación en Marruecos a las importantes pérdidas territoriales que el
Oriente. Ojeda, tras su regreso de París (había formado parte de la comisión de paz española
567
presidida por Eugenio Montero Ríos que había participado en las deliberaciones de la conferencia
que puso fin al conflicto con Estados Unidos) había permanecido en Madrid varios días
entrevistándose con el Duque de Almodóvar del Río, y recibiendo instrucciones de éste sobre las
Estado como una forma de aliviar la tensión entre el Reino Unido y España en el contencioso de
Gibraltar. Razones familiares habían impedido que Ojeda acudiera a entrevistarse con la Reina
Sin embargo María Cristina tenía particular interés en recabar noticias directas del
diplomático sobre el proceso inminente de apertura de la cuestión marroquí, y solicitó que le fuera
España podía sacar partido en el futuro del nuevo sistema multipolar de poder a escala mundial,
realizando una aproximación a la potencia del otro lado del Atlántico, Estados Unidos. El
diplomático comentaba la posibilidad que se abría ante España de aprovechar la nueva pujanza de
los Estados Unidos para buscar una inteligencia con esta nación y así superar los desastres bélicos
del 98 y eliminar el aislamiento internacional del país, tras la ruptura de los lazos que lo ligaban a la
Tríplice. A continuación, Ojeda realizaba una severísima crítica tanto del presidente de la Comisión
española negociadora en París, como del gobierno sagastino entendiendo que obraban siempre en
dinámica de la política internacional, con unas miras y unos límites en su actuación muy ligados y
relacionados a los intereses de partido en la política interior del país, a la que quedaba supeditada la
exterior. De ello se desprendía la inacción diplomática, la "falta" de una política exterior definida y
activa. Así es que, a pesar de haber sugerido al gobierno liberal, la posibilidad de buscar un
acercamiento y/o una alianza con los Estados Unidos durante el transcurso de la Conferencia de
París, las posturas de Sagasta y de su enviado en la capital francesa, Montero Ríos, habían sido
568
España no había podido evitar la súbita revelación de su impotencia militar, política y
expansionista. Más concretamente en Marruecos corría el riesgo de ser relegada, en una futura
desmembración y reparto del país, por los intereses de otras cancillerías europeas ante las que se
habían dado los ejemplos en Cuba y Filipinas de debilidad e incapacidad colonialista. Sin
embargo, pese a la amargura provocada por la decepcionante realidad, el diplomático entendía que
era en el Estrecho de Gibraltar y en Marruecos donde España podía volver a contar como una
potencia internacional digna de ser tenida en cuenta. Además, el país constituía uno de los
'cuestión del Estrecho' que enfrentase a la Dúplice Alianza franco-rusa frente al Reino Unido.
A continuación, Ojeda hacía una breve historia de cual había sido su actuación al frente de la
representación de los intereses españoles en Tánger desde 1894 cuando fue nombrado para ocupar
el cargo de Ministro Plenipotenciario, tras una serie de contactos entre los dos partidos
restauracionistas. En ellos Cánovas y el Duque de Tetuán por un lado, y Segismundo Moret por
otro pergeñaron una línea de continuidad en los asuntos marroquíes que se prolongaría hasta
1897-8, años en los que la presión francesa sobre Marruecos acabaría por arruinarla. A pesar de que
la competición entre los intereses de los gobiernos de París y de Londres en los temas marroquíes
causase algunos quebraderos de cabeza a los gobiernos restauracionistas, éstos resucitaron de hecho
la vieja tendencia -iniciada por el régimen liberal cristino-isabelino, a partir de 1834- de buscar el
“cuando Francia e Inglaterra estén de acuerdo, marchar con ellas, cuando no lo estén, abstenerse“) .
En la medida de lo posible, Ojeda se había aventurado a realizar en Marruecos una política 'de
prestigio' en el marco de la seguridad de moverse en un "equilibrio" entre las dos grandes potencias,
siendo escrupulosamente neutral en los problemas que los habían enfrentado en el Imperio.
569
ha venido ejerciendo aquí, y la importancia que ella nos conquistó en los Gabinetes de
Europa". 933
Como dos meses después haría con el nuevo jefe del gobierno, el conservador Silvela, el
diplomático ligaba el final de aquel período no a la presión francesa sobre el Tuat y el Rif sino a las
Extremo Oriente pugnando por el control de esa parte del mundo. Ojeda entendía que la
aparentemente 'hostil' actitud del Reino Unido frente a España durante el conflicto que había
enfrentado a ésta con Estados Unidos, se debía a las consecuencias lógicas de las necesidades de su
política exterior, tendentes a la búsqueda de aliados , no implicando por necesidad enemistad hacia
los intereses españoles. De todo ello el diplomático infería que hubiese sido necesario profundizar
en la aproximación diplomática al Reino Unido ante una posible y definitiva acometida gala en el
Sultanato. Los dos países, a iniciativa española, hubieran debido sentar las bases de un acuerdo
para apuntalar la conservación de la independencia marroquí, a la par que España ofrecería a Gran
Bretaña su concurso en la zona del Estrecho, y evitaría toda aproximación a sus posibles enemigos.
Estas indicaciones eran especialmente pertinentes en un momento en que el área del Estrecho
tenía un nuevo concurrente presencial: Rusia. El 30 de Julio de 1897, el Embajador imperial ruso
en Madrid, Schéuwitz había entregado una nota en el Ministerio de Estado informando al gobierno
residente en Tánger, puesto que recaería en el antiguo consejero de Estado B. Bacheracht, 934 y que
quedaría cubierto el 12 de Marzo de 1898.935 A los ojos del gobierno de Londres, la presencia de
Rusia en Marruecos no se debía a un interés directo en la cuestión del Estrecho, sino estaba más
933
Informe dirigido por Emilio de Ojeda a la Reina Regente sobre Marruecos. Tánger, 7 de Enero de 1.899. A.G.P.R.
Sección Alfonso XIII. Cajón 4 / Expediente 41.
934
Nota de la Embajada de Rusia en España presentada al Ministerio de Estado. 30 de Julio de 1897. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 103 /Ex. 2.
935
Ibidem. Ojeda a Pío Gullón. 13 de Mayo de 1898. Despacho no. 69.
570
Ojeda entendía que el gobierno español en lugar de buscar la conjunción con los británicos,
con su actuación había desatado la agresividad de los periódicos nacionales contra Inglaterra y la
fortificación española de Sierra Carbonera y los alrededores de Gibraltar, había provocado aún más
los recelos del gabinete de Lord Salisbury. Éste temiendo la aproximación de España a la liga
esos momentos al gobierno liberal. Además a juicio de Ojeda, el panorama internacional quedaba
acontecimientos de Fashoda, y en ese choque violento que se avecinaba los británicos tratarían en
primer lugar de apoderarse de todas las colonias francesas en el continente africano, rechazar
cualquier posible ayuda que le prestase el Imperio zarista a Francia, buscando para ello el apoyo
del II Reich e impedir una actuación española en favor de la Dúplice Alianza, ya fuese simplemente
mediante contundentes amenazas o por la vía armada, imposibilitando así que las costas
española durante el año anterior y como vía factible de superación del contencioso entre España y
el Reino Unido, abogaba por la fórmula de reactivar las conversaciones con los británicos con
vistas a un acuerdo.
tender a revestir del caracter de un compromiso general dicha inteligencia y le sugerí algo
tangible y práctico como lo sería una conferencia amistosa celebrada entre el Ministro de
la Gran Bretaña en Tánger y yo, en la cual valido de la cordialidad de relaciones que nos
une, de la comunidad de intereses que nos liga y del deseo que á ambos nos anima de
llevar al terreno de los hechos esta solidaridad tan provechosa, le hiciera ciertas
declaraciones en nombre del Gobierno de S.M. en que repudiase toda idea de
aproximación a Francia y Rusia en sentido hostil a la Gran Bretaña, le afirmase nuestro
deseo de permanecer alejados de los posibles rozamientos entre aquellos y ésta y le
571
expusiese nuestro leal propósito de coadyuvar con Inglaterra al mantenimiento estricto del
'statu quo' en el Estrecho y en este Imperio".936
la dirección de la política exterior. Silvela era un firme partidario de terminar con la "política de
aislamiento" que hasta entonces había llevado España. 937 Por otra parte, el desastre había originado
936
Informe dirigido por Emilio de Ojeda a la Reina Regente sobre Marruecos.Tánger, 7 de Enero de 1.899. A.G.P.R.
Sección Alfonso XIII. Cajón 4 / Expediente 41.
937
Silvela había venido postulando desde 1896 la necesidad de un giro fundamental en la política exterior española,
que permitiese al país no sólo pensar en futuras expansiones en África, sino conseguir en la dramática situación que se
vivía, la seguridad del propio territorio nacional, sobre todo en lo que se refería a los archipiélagos balear y canario
además de los territorios norteafricanos, mediante una garantía internacional, la que suponía el ingreso en la Dúplice
franco-rusa. En ese momento, en el que España estaba más necesitada de auxilios, de cualquier tipo y condición, había
perdido el único lazo internacional, más o menos fuerte, que durante ocho años hiciera proclamar con orgullo a los
ministros de Estado que, con él, España formaba parte del "concierto europeo". No cabe plantearse la hipótesis de lo
que hubiera sido el desarrollo de la guerra con los Estados Unidos si España hubiera mantenido e incluso incrementado
algún tipo de alianza europea. Rotos los lazos que sutilmente le unían a la Tríplice y rota la posibilidad de cimentar
sobre bases más sólidas una relación que, si bien con altibajos y no exenta de incidentes, había dado sus frutos en la
política marroquí, en palabras de García Sanz, el país "caminaba en solitario al encuentro del desastre" (Véase García
Sanz, F.: Historia de las relaciones entre España e Italia ..., op. cit, pág. 83). Mientras se esfumaba, así, toda una línea
diplomática que se había ocultado durante años a la opinión pública al tiempo que se predicaba a ésta el neutralismo y
la abstención, la sensación de peligro- ante las insurrecciones cubana y filipina y el futuro conflicto armado con los
Estados Unidos - había hecho brotar, en la prensa y en las Cortes, el debate abierto sobre política exterior del que
solamente había habido manifestaciones ocasionales anteriormente. En este sentido, el debate del discurso de la Corona
llevado a cabo en julio de 1896 serviría para poner de manifiesto las distintas concepciones de la política exterior que,
según los diversos grupos políticos integrantes de la Cámara baja, debería haber tenido España y habría de seguir en el
futuro. En particular llamó la atención el choque de posturas entre el jefe de gobierno, Cánovas y Silvela, que había
abandonado el partido conservador cuatro años antes. (Vid Portero Rodríguez, F.: "Francisco Silvela, jefe del
conservadurismo español", en Revista de Historia Contemporánea, nº 2,1983, Universidad de Sevilla, pág. 147)
Silvela partía de "la evidentísima necesidad de España (en el futuro) (...) de romper el aislamiento y el principio de
absoluta neutralidad que han sostenido hasta aquí sus Gobiernos como dogma de su política internacional ; que es
indispensable que una nación como la nuestra abandone esos derroteros y tome otros rumbos. ¿Quien puede
desconocer ya que un país que tiene importantes posesiones en el extremo Oriente, intereses considerables en África;
que un país que se halla en las condiciones que el nuestro, que está enlazado con todos los conflictos de la vida
europea y con todos los intereses que se han de debatir en todos esos mares y en todos esos continentes, no debe
permanecer aislado en medio de las luchas de los demás ?. No es de ahora, es de mucho tiempo este concepto mío
respecto de este particular, y es que de todas las aventuras en que nosotros pudiéramos embarcarnos no hay ninguna
seguramente que aventajara en temeridad á la de permanecer aislados". (Diario de Sesiones de las Cortes. Congreso
de Diputados - en adelante D.S.C.D-. 10 de Julio de 1896.). El jefe del partido conservador, contestándole, negaba el
hecho de que España permaneciera aislada del mundo: " No hemos estado aislados jamás del movimiento de Europa en
aquellas cosas en que hemos coincidido en interés con ésta ó con la otra nación. España no ha estado nunca aislada
en las cuestiones de Marruecos, y si se han presentado algunas otras que han ofrecido el mismo interés (...) España, no
ha tratado de estar aislada, ni lo ha estado" (D.S.C.D. 10 de Julio de 1896). Dentro del Parlamento, la opción de la
aproximación a Francia no sólo contaba con el respaldo de Silvela; en el grupo carlista, la mayoría de sus integrantes se
decantaban por una alianza unilateral con la reaccionaria Rusia Zarista (Vid. Diego, E. de: "La España de 1896" en
Diego, E. de (director): Hacia el 98. La España de la Restauración y la crisis colonial, 1895-1898), Cuadernos de la
Escuela Diplomática /12, Madrid, 1997, pág. 100 ), en tanto que el lider tradicionalista Vázquez de Mella lo hacía por
una - a la par- con los dos miembros de la Dúplice ( D.S.C.D. 11 de Julio de 1896). Frente a los que como el liberal
572
un cambio en los principios teóricos que informarían en adelante la política exterior de España: la
seguridad del territorio nacional. Para ello, la garantía de los intereses españoles en el norte de
consciente de que el último tercio del siglo XIX había supuesto un cambio radical en las potencias
Prensa de Madrid titulada "La expansión colonial en los pueblos modernos". El político
conservador realizaba una reflexión teórica sobre el fenómeno colonialista, y tras hacer una
advertencia sobre la confusión existente entre la clase política española ante los nuevos derroteros
que estaba experimentando el proceso colonial, propugnaba la necesidad urgente de formar una
León y Castillo le recriminaban a Cánovas el aislamiento internacional de España , el lider restauracionista espetaba la
inoportunidad de cualquier compromiso, y en ese sentido, venía a respaldarle Sagasta, cuando en un momento en que
arreciaban las presiones en busca de aliados, declaraba en El Correo ( 9-VIII-1896) que no veía fácil ninguna alianza
internacional : España no era apetecida como compañera de viaje por parte de los bloques existentes.( Véase Diego, E.
de: Ibidem). Cánovas volvió a hacer profesión de fe en su teoría del recogimiento y en la necesidad de neutralidad - a
ultranza- de la nación española en los grandes acontecimientos de política internacional, rechazando la posibilidad de
inscribirse como aliado en alguno de los sistemas: "Lo que yo no he hecho ni he querido hacer jamás, lo que he
combatido (con lo cual creo haber obtenido algún éxito á favor de los intereses permanentes de España), ha sido el
loco espíritu de aventuras...(...)...Nosotros no tenemos los medios normales que debe tener una Nación que quiera
intervenir en los intereses universales ; nosotros no tenemos sobrantes de rentas, ni baratura de crédito, ni medio
alguno para emprender sistemáticamente, en asuntos internacionales, caminos como el que ahora hemos tomado
respecto de la isla de Cuba; ese camino, que España ha podido tomar respecto de la isla de Cuba (...), no lo podría
tomar respecto de otro género de intereses. Así es que no me produce ninguna impresión en el ánimo el que se me diga
que soy partidario del aislamiento". (D.S.C.D. 10 de Julio de 1896). La debilidad tecnológica y militar, las limitaciones
de la expansión económica española aparecían así como los elementos determinantes de la no incorporación de España
a la carrera imperialista. Aun así, Silvela, a su vez, replicaba en el sentido de descartar también la política exterior
aventurera, pero reafirmándose en la necesidad de entablar una alianza internacional: "Que no queremos la política de
alianzas para las aventuras. Claro es que no. Loco, insensato, y criminal sería el que provocara alianzas para
engrandecimientos territoriales inoportunos e innecesarios, para aventuras é influencias en Europa, en Asia ó en
América, que no están en nuestros intereses ni en nuestros medios, pero para la defensa de lo que poseemos, para la
defensa de lo que es nuestro, para prepararnos á las eventualidades del porvenir que puedan amenazárnoslo y
disputárnoslo, para eso es imposible que niegue S.S. la conveniencia de tener un pensamiento definido de ponernos en
una relación constante, fija, preconcebida, con los intereses que puedan ser armónicos en esa defensa. ¿Cree S.S. que
tan sobrada de fuerzas está la Europa con sus grandes divisiones, que nuestro concurso y nuestra cooperación no
pesan nada en la dirección de esos intereses ? ". (D.S.C.D. 10 de Julio de 1896).
573
el caso del francés Lanessan, empedernido viajero y gobernador general de Indochina quien había
introducido en 1886, siguiendo el ejemplo del británico Seeley, una mezcla en el discurso
Silvela, siguiendo la estela de este autor, distinguía entre "pueblos y razas inferiores", con una
misión fundamental de los segundos era la de cumplir una función dirigente y hegemónica
-“tutelar" la denomina Silvela- de los pueblos y razas que pertenecían a culturas más atrasadas, y
evidenciar su superioridad militar, administrativa, económica y también moral. Esta aceptación del
valor de las diferencias raciales se hacía sobre el trasfondo de una concepción del progreso
concebido como evolución; idea común en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX incluso
compartida por teóricos anti-colonialistas como Robert Knox. Para Silvela la expansión colonial era
mismas. Simplemente era la expresión de la vitalidad nacional del país colonizador: "No es el
938
Para Lanessan, la historia ayudada por la antropología, nos muestra las razas divididas en dos categorías, la de las
razas 'ascendentes' y la de las razas 'descendentes' o 'estacionarias' , a las que corresponden dos tipos de civilizaciones,
las primarias y secundarias. J.L. de Lanessan, L´expansion coloniale de la France, París, 1886, pp. III-XXIII.
939
Véase Silvela de le Velleuze, F.: " La expansión colonial en los pueblos modernos". Conferencia pronunciada en la
Asociación de la Prensa el 28 de octubre de 1897. en Francisco Silvela. Artículos, discursos, conferencias y cartas,
notas de Félix de Llanos y Torriglia, Madrid, Mateu, 1922-1923, Vol. II, pp. 412- 422.
574
materiales y morales con los de la patria de origen, y extendiendo esta noción, este sentimiento,
esta fuerza a través de los mares y de los continentes”. Pero Silvela no se limita a realizar la
comunidad de raza y de lengua entre las colonias y la metrópoli: un planteamiento que no era
original de Silvela, sino tomado de Seeley. Pero en la nueva situación de finales del siglo XIX,
perdido definitivamente el monopolio colonial británico, y en crisis el viejo sistema del "concierto
europeo" que dictaba la dinámica de la política internacional, las relaciones internacionales eran
percibidas sobre todo como rivalidades de colonialismos y lucha por esferas de influencia. El
colonialismo no era pues sino una variente más de la "lucha por la vida", aplicada a las relaciones
entre los Estados. Esto también se constataba en el discurso de Silvela: la carrera colonialista no es
percibida como una mera cuestión de dignidad nacional, sino de una "lucha por la existencia" entre
naciones, en la que la más pequeña cesión podría significar un paso hacia una irremediable
decadencia.
del verano de 1898. Él había advertido públicamente que la guerra de Cuba acabaría en un desastre
y que había que firmar la paz antes de que se produjera. El estallido de la "literatura
frente a Cánovas en un acto de cordura y honradez. Al mismo tiempo era el único conservador
capaz de dar una nueva imagen pública al partido. Por último, sólo él supo valorar el riesgo que
suponían movimientos políticos, como el de las Cámaras de Comercio o el catalanismo y fue capaz
Madrid. Alejandro Pidal, presidente saliente optó por no presentarse a la reelección y propuso a
Silvela como nuevo responsable. Era al fin, el reconocimiento de su jefatura. Se iniciaba así una
nueva etapa del conservadurismo español que coincidirá, cronológicamente, con el reinado de
575
Alfonso XIII, teniendo como ideario político el programa "regeneracionista" que Silvela diseñó
durante la década de los años 80, y como figura política más representativa a Antonio Maura.
Próximo a ocupar la Jefatura del Gobierno, el 7 de Enero al asumir la presidencia del Círculo
conservador, Silvela realizaba un amplio discurso, que podemos establecer como ideario político
"regeneracionista" del nuevo gobierno que se iba a formar inmediatamente y donde su pensamiento
en materia de proyección colonial, y política exterior también tuvo cabida. Silvela anunciaba un
de los gastos militares ("No podemos prometer al país un presupuesto de paz") , para no volver a
asumir un repliegue en materia de política colonial. La defensa de las costas y de las fronteras sería
una de las preocupaciones básicas del nuevo gobierno, así como la sustitución del material de
guerra obsoleto y deficiente por nueva tecnología militar. Al mismo tiempo, Silvela señalaba la
propulsada sobre África como baza que había que aprovechar para reactivar la política exterior. No
olvidaría en esta ocasión nuevas referencias al darwinismo social, y alentó al país a nuevos
sacrificios para no renunciar a la expansión colonialista. Si no se seguía esta opción, España habría
de renunciar a su papel de nación independiente y prepararse "a ser un mero territorio explotado y
940
administrado por gerentes extranjeros". Tanto este discurso como el de 1897 contenían ya
integridad del territorio nacional incluyendo las Baleares y Canarias. Sobre estas últimas Ojeda
desde la Legación en Tánger había advertido al gobierno sagastino durante el verano de 1898 y en
reiteradas ocasiones en relación con los hipotéticos movimientos ingleses tendentes a apoderarse
del archipiélago.
940
Véase Silvela de le Velleuze; F.: "En la Presidencia del Círculo Conservador: El programa (Discurso pronunciado
el 7 de Enero de 1899 ) “, en op. cit., pp. 510-511.
576
Tal y como ha indicado José María Jover la condensación de tensiones coloniales que
presenta la última década del siglo XIX es posible estudiarla bajo el prisma de primer intento serio
coloniales objeto de la redistribución no son todavía los poseídos ya por las grandes potencias
imperialistas, sino los poseídos por antiguas potencias coloniales que llevaron a cabo su expansión
mundial en etapas históricamente anteriores, y que comparecen en la época del imperialismo sin el
poderío material -desarrollo económico e industrial, ejércitos y armadas- necesario para mantener
941
su dominio sobre tales áreas en un momento en que otros son los dueños del mundo. Las dos
potencias coloniales que van a ver sus respectivos imperios sometidos, en 1898, a sendos planos de
reparto van a ser Portugal y España. Uno de estos proyectos -el relativo a Portugal- quedará en
España- surgiría, sobre la marcha, a partir de unos movimientos emancipadores intervenidos por los
situación en que iban a quedar aquellas dos viejas potencias coloniales tras las duras crisis de los
años noventa, plantearía el problema de una 'garantía' internacional que asegurase la continuidad
del status territorial de estos países en una fase histórica en que habían comenzado a escala
expandía la idea de que la redistribución territorial podía afectar incluso al propio ámbito
peninsular e insular español. Era un reto que el gabinete conservador debía afrontar.
Una de las primeras decisiones de política exterior del nuevo gobierno conservador fue la de
español renunciaba a las obras de fortificación por deferencia y amistad al Reino Unido sin
reconocer la existencia de ningún derecho británico que le obligase a hacerlo. Parece evidente que
941
Véase Jover Zamora, J.Mª.: "1.898. Teoría y práctica de la redistribución colonial", en Juliá, S.: Debates en torno
al 98: Estado, Sociedad y Política, Madrid, Consejería de Educación Comunidad de Madrid, 1998., pag. 21.
577
Silvela consideró que la actuación política emprendida por el tándem Sagasta/Almodóvar era
insuficiente para garantizar la seguridad española frente a los peligros de la política británica. El
Gobierno conservador prefirió buscar la normalización de las relaciones entre Madrid y Londres
de Notas, en las que cada una de las partes declaraba formalmente sus intenciones. Aunque la
iniciativa de Silvela mejoró las relaciones hispano-británicas, la mejora fue relativa ya que ni la
opinión pública española olvidaba el comportamiento inamistoso del gobierno de Londres durante
fortificaciones de la bahía de Algeciras se llevó a la práctica con la premura que hubiesen deseado
los británicos.
Y es que los recelos del gobierno conservador hacia las posibles amenazas que las
actuaciones del gabinete de Lord Salisbury pudieran suponer para el territorio nacional o el escaso
remanente colonial que le quedaba a España en África, vinieron incentivados cuando se produjo
una filtración del proceso negociador anglo-germano que debatía el reparto de las colonias
portuguesas en el continente africano. A pesar del hermetismo que rodeaba a las negociaciones,
propio de la diplomacia ultrasecreta del período anterior a la I Guerra Mundial, a finales de marzo
llegaba a Madrid desde Lisboa la noticia de una serie de conversaciones entre el II Reich y el
gabinete británico que comportaban planes y proyectos de reparto con respecto al imperio colonial
portugués. Las noticias que la Legación diplomática española en la capital lusa había recabado
insistían en el interés particular de Gran Bretaña sobre Lourenço Marques, en una coyuntura
especialmente difícil como era la que atravesaba Portugal desde el punto de vista financiero que
africanas. El Gobierno luso había tenido constancia de tales negociaciones, pero desconocía el
942
R.O. del Ministerio de Estado de 11 de Abril de 1899 dirigida al Embajador de España en Londres, Conde de
Rascón. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada en Londres. Caja 7.021 / Leg. 198.
578
Sin embargo, no se llegó a una efectiva redistribución de las colonias portuguesas situadas al
sur del Ecuador. Siguieron adscritas a la formalmente indiscutida soberanía de Lisboa, aunque
sobre tal soberanía gravitase la tácita hipoteca de -siguiendo la terminología de Lord Salisbury en el
famoso discurso de la Primrose League- un acuerdo de principio entre dos "living nations".
Finalmente la monarquía lusa logró capear el peligro y recibir una garantía de seguridad nacional,
refrendando su secular dependencia con respecto a la Gran Bretaña, mediante la declaración secreta
prevención ante una dinámica que arrastrase a España a una situación similar, Silvela propuso en
abril a Francia una alianza continental, en la que debían entrar también Rusia y Alemania, destinada
concurso militar de España " para una acción común en Europa y África".943 Sin embargo, ni las
posibilidades de solución de las tradicionales diferencias franco-alemanas eran tantas como podía
calcular el Gobierno español, ni los intereses de la Dúplice con España, aún excluyendo a
actuación española en Marruecos, nada más tomar posesión de su cargo el nuevo presidente de
gobierno y a la vez Ministro de Estado, Francisco Silvela, Ojeda le remitía una larga carta en la que
hacía balance de su gestión al frente de la Legación en Tánger durante los cuatro años y medio en
que había venido desempeñando el cargo, desde el 1 de Septiembre de 1894. Hacía hincapié en las
circunstancias de la nación, carente de una serie de recursos materiales para realizar una política
943
Las conversaciones de la primavera de 1899 entre los gobiernos de Francia y Alemania con vistas a integrar un
frente con Rusia para contrarrestar la preponderancia naval de Gran Bretaña fueron apuntadas hace ya más de cincuenta
años por William Langer, que también reseñaba la participación del gobierno español en la promoción de esta
estratagema política. Cfr. Langer, W.: The Diplomacy of Imperialism, 1890-1902, Nueva York, Alfred A. Knopf, 1951,
pág. 600. Véase asimismo Marín Castán, M. F.: "La política exterior española entre la crisis de 1898 y la dictadura de
Primo de Rivera", en VVAA: La política exterior española en el siglo XX, Madrid, Ediciones de las Ciencias Sociales,
1994, pág. 24.
944
Cfr. Torre del Río, R. de la: Inglaterra y España ..., op. cit., en particular el apartado "ruptura y continuidad en las
primeras iniciativa conservadoras ", pp. 286-292.
579
de proyección colonial en el Sultanato, agresiva, de altos vuelos, lo que había forzado a la
representación diplomática española a una acción realista y prudente, siguiendo siempre una línea
de conducta fija e inmutable, atenta a reforzar el prestigio de España en el Imperio jerifiano, pero
evitando el aventurerismo y las maniobras arriesgadas. Todo ello en consonancia con la situación
de España como potencia de segundo orden en el concierto internacional; tal orientación se había
traducido en una postura de constante contrapeso, de ser el elemento neutral en las tiranteces y
rivalidades que sostenían en suelo marroquí los intereses británico y francés. A continuación
"(...) merced a la aplicación de dicha política, ha sido aquí más firme y holgada
que nunca la situación de España; (...) nuestra influencia local, si no ha crecido, se ha
mantenido intacta y (...) la consideración que ella nos ha merecido entre las Naciones de
Europa, ha ido en continuo aumento".945
En opinión del diplomático español, los hechos que habían venido a trastocar todo el
conjunto de esta acción política habían sido las disputas imperialistas por China, y el
Port Arthur por los rusos la veía como causa determinante de la pérdida de las colonias españolas,
dado que motivó la toma de postura de Inglaterra frente a la Dúplice franco-rusa (en un momento
coyuntural en que se creyó que esta alianza iba a establecer algún tipo de acuerdo con el II Reich) y
la aproximación para hacerle frente a los Estados Unidos. Continuaba Ojeda indicando que esa era
la causa por la que Gran Bretaña había bloqueado cualquier iniciativa por parte de las potencias
945
Ojeda al Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Estado, Francisco Silvela. . 8 de Marzo de 1899.
Carta número 1. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica. Caja 103 /Ex. 2. En el mismo sentido insistiría poco
después cuando en un despacho oficial señalaba: "(...) al estallar la guerra con los Estados Unidos, la posición que
ocupaba España en Marruecos correspondía en un todo a lo que dadas nuestras circunstancias, podía considerarse
por ahora como el colmo de nuestras aspiraciones. La sabiduría y moderación de nuestra política durante los cuatro
años que precedieron al desgraciado conflicto, el sagaz esmero con que procuramos hacernos necesarios a todos los
factores de la cuestión de Occidente sin comprometernos con ninguno, nos conquistaron la consideración de los
Gabinetes de Europa, y así como una indudable preponderancia en los consejos del cuerpo diplomático en Tánger".
(Ojeda a Silvela. 31 de Marzo de 1899. Despacho no. 36, reservado. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica.
Caja 103/Ex. 2).
580
europeas a favor de España en los meses anteriores al desastre. A cambio de ello, se aseguraba el
equilibrante entre franceses e ingleses que había venido ostentando en los asuntos relativos al
potencias.
poner en práctica una política internacional más perspicaz e inteligente. No habían sabido dilucidar
que la actitud de aproximación del Reino Unido hacia los EEUU no suponía implícitamente,
hostilidad alguna o enemistad sistemática hacia España. Ojeda, favorable desde el año del desastre
hasta 1901 a un entendimiento en Marruecos con los intereses británicos, llegaba a apuntar que de
haberse realizado mucho antes la aproximación al Reino Unido en los asuntos relativos al Imperio
sido tan adversos para los intereses nacionales y se hubieran retenido algunas de las colonias
perdidas en la misma En su lugar, se había dado motivo a los británicos para sospechar de España,
iba a buscar un acuerdo con Francia y el Imperio zarista, y se había causado su alarma fortificando
las inmediaciones del Peñón. Los contactos con el Gobierno de París los consideraba el diplomático
nefastos, teniendo en cuenta que la República constituía el máximo rival de la penetración española
en el Sultanato; además, juzgaba como simples engaños los supuestos ofrecimientos de arreglo en
Marruecos que durante toda la década la diplomacia francesa había venido haciendo a Madrid.
suplicaba a Silvela que haciendo oídos sordos de la opinión pública española, la cual vivía
581
diciembre de 1898 por Almodóvar del Río en lo referente a la cuestión marroquí. Ojeda recalcaba
de política internacional. En el momento previo a la ruptura del "statu- quo", lo trascendente era no
Y es que Ojeda percibía cómo la tenaza francesa apuntaba hacia Marruecos desde comienzos
de año en una doble dirección: el Tuat y Uxda. El día 10 de Abril, el Embajador en París, León y
Castillo, reexpidiendo a Madrid despachos procedentes del Consulado en Orán y del Vice-
de una comisión militar francesa integrada por seis oficiales, con la misión de cobrar del Majzén la
suma de cien mil francos, correspondientes a los gastos ocasionados por las tropas francesas en la
vigilancia de la frontera argelino-marroquí durante los disturbios de Abril y Mayo de 1897. Sin
embargo, ese no era más que el pretexto oficial que justificaba la presencia en suelo marroquí de
conservador de lo que estaba ocurriendo en el Amalato, es decir las consecuencias de una vasta
946
León y Castillo, Embajador de España en París a Francisco Silvela. 10 de Abril de 1899. Despacho no. 146.
A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica. Caja 73 /Ex. 2.
582
De hecho, situadas entre la montaña y la estepa, las tribus tanto bereberes como árabes que
lo ocupaban habían conseguido después de mucho tiempo un cierto equilibrio. Sin duda este
equilibrio era frágil, debido a la dialéctica entre dos fuerzas contrarias. Así de tiempo en tiempo,
las penurias, la falta de los artículos de primera necesidad, o las mismas contradicciones tribales
habían provocado algunas tensiones entre los Deyes de Argel y los Sultanes marroquíes, pero el
acontecimiento que había perturbado la existencia de las poblaciones del Amalato había sido la
conquista francesa de Argelia. Después del establecimiento de los franceses en Argel, todo se
deploraba como "anarquía marroquí", Ojeda no ve más que la mano provocadora de la República,
la ejecución de una política de presión colonial cimentada desde hacía varias décadas. De hecho la
misión real de la comisión francesa en el Amalato era –para el diplomático hispano- fomentar la
insurrección entre las cabilas fronterizas, ejercer una presión sobre ellas, de manera que se
revolviesen contra el gobierno : las intenciones colonizadoras de París no eran otras que las de
947
empujar a las tribus contra el Majzén, y " aprovechar los disturbios allí creados (ya sea) para
intervenir en Marruecos cuando lo estime oportuno, ya sea para intimidar al Gobierno del Sultán
proliferación de estereotipos referentes a la violencia salvaje de las cabilas del Amalato. Según el
Bulletin du Comité de l´Afrique française, las tribus enemigas de Angad y Mehaya se hostigaban,
en medio de un estado de guerra continuo, donde el Majzén no se esforzaba por emplear sus tropas
para separar a los contendientes e imponer la paz. Al contrario, era un elemento más participante en
la matanza, que era entendida como una forma de relación constante e institucionalizada entre los
947
Las "agresiones marroquíes" de las que da cuenta la propaganda colonial francesa no eran más que una simple
reacción de defensa contra las usurpaciones colonialistas. Tal es el caso de la lucha de los Beni Guil al Sur-este de la
provincia al haber sido despojados de sus territorios de pastoreo. La tensión generada en la frontera obligará al Majzén
- ante las indemnizaciones que le reclama el Gobierno francés por dichas "agresiones" - a recaudar los fondos pedidos
por París, entre las tribus y ello será motivo de nuevos conflictos, cuando se produzca la revuelta contra la carga fiscal
majzeniana convertida en insoportable .Véase Berrahab, O.: Shamal al maghrib ash- sharqi qabla al ihtilal al fraransi
1873-1903, Casablanca, Publicaciones de la Universidad Hassan II, 1989, passim.
948
Ojeda a Silvela. 20 de abril de 1899. Despacho no. 47, reservado. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica.
Caja 164 / Ex. 1.
583
marroquíes. La situación, así consentida por el Sultán, se había convertido en intolerable. Las
costumbres rudas, crueles y bárbaras de los marroquíes debían de ser anuladas al igual que el pillaje
y las batallas que interrumpían el tráfico comercial existente entre Uxda y la vecina Argelia,
Por otra parte, de la capital de la colonia argelina llegaban noticias constantes a Madrid de un
reforzamiento de las defensas militares, sobre todo costeras y navales, en previsión de un posible
enfrentamiento a gran escala de las escuadras de la Dúplice Alianza franco-rusa con la británica y
ante la perspectiva de un ataque de la Marina de Guerra inglesa a territorio argelino. Nuevos fuertes
y emplazamientos de cañones de tiro rápido eran levantados en Argel, mientras que Orán, Bizerta,
Bona y Argel eran dotados de una poderosa flotilla de torpederos auxiliados por cañoneros y
particularmente intenso entre las unidades argelinas indígenas, que excedía del ámbito de la
geográfico, al término del cual, el rotativo Le Télégramme Algérien, órgano del Gobierno General
francés había publicado un artículo, "Nos indes noires.Négociations à suivre". En él por una parte
se comentaban los posibles derroteros que en el futuro pudiera experimentar la cuestión marroquí,
desacuerdos en materia colonial de las dos naciones en los territorios del Norte de África, y por otra
parte se hacía abstracción completa de España y de sus "derechos históricos" sobre el Sultanato.951
949
" Dans l´amalat d´Oujda" en (B)ulletin du (C)omité de l´(A) frique (F)rançaise. no. 6 (Junio de 1.900), pag. 215.
950
Arturo Baldasano, Cónsul general de España en Argelia a Fernando León y Castillo. Despacho sin numerar. 15 de
Marzo de 1899. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 125 / Ex. 2.
951
Ibidem.Arturo Baldasano a Fernando León y Castillo. Despacho no. 12. 6 de Abril de 1899.
584
7.6 Los proyectos de Ojeda sobre la neutralización de Marruecos.
postura en Marruecos en relación con Francia iba a ser la de evitar las suspicacias de este país. De
ahí el carácter de sus instrucciones a Ojeda que estimaban la ruptura de la conjunción coyuntural
quo" La actuación de España se orientará otra vez por los senderos del aislamiento, pero también
vendrá marcada por la aproximación de sus posturas a las de Francia, aunque sin pasar a una
de las pretensiones imperialistas francesas. Abogará por un marco de cordial aproximación entre
los dos países, de manera que a la política española le quedase el suficiente margen de autonomía
como para poder permitirse iniciativas y actuaciones de relevancia al margen de las pretensiones
francesas.
Unido, Ojeda -que rehuye cualquier pacto o acercamiento a Francia- volverá de nuevo desde
finales de marzo a barajar la idea, perfilada y expuesta a Almodóvar durante el verano del año
anterior, de la neutralización del Imperio jerifiano como único modo de conseguir el mantenimiento
del 'statu quo'; entendiendo dicha neutralización como un compromiso que obligase a todas las
todo por asegurar el mantenimiento de la tranquilidad en las tierras del Imperio; todas las
585
tras el desastre. "Hoy por hoy - afirma textualmente Ojeda en su propuesta a Almodóvar - somos
Tal proyecto, siguiendo el plan trazado por el diplomático debería cristalizar en la formación
por parte de todos los representantes extranjeros acreditados en Tánger de un Consejo internacional
encargado de velar por la conservación del 'statu quo', de garantizar la integridad territorial del
esgrimidos para convencer a Silvela son sus temores de que en el estado de cosas que se arrastra en
injerencia extraña de las que sufre el país cotidianamente deshaga el "ficticio equilibrio" de la
negociaciones entre las potencias imperialistas que dejen relegadas a la monarquía española, y sin
ninguna baza en el futuro del territorio. La gota que en cierto modo había venido a colmar la
paciencia del diplomático había sido la constatación de los manejos franceses en el Amalato de
Uxda. Ello había propiciado el que el Ojeda intentara resucitar el margen de actuación individual y
que había rendido eficaces frutos en el pasado y había consolidado el prestigio de la nación ante el
Majzén. Antes del desastre del 98, las consultas y peticiones de consejo y/o ayuda de los
la que el gobierno imperial veía con la suficiente entidad como para contrapesar la amenaza
francesa. Ojeda intenta ahora retomar esta vía. . Entrará en negociaciones secretas con el Gran Visir
Bu Ahmed por medio de un antiguo confidente del Sultán Mawlay Hassan, que llegado desde
Londres y camino de la Corte del Sultán, se detiene temporalmente en Tánger para entrevistarse
con el diplomático español y diseñará así una estratagema frente al movimiento galo. La estrategia
952
Ojeda a Silvela, 28 de marzo de 1899, Despacho no. 35, reservado. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica.
Caja 103 /Ex. 2.
586
consistiría en intentar separar a los dos países de la Dúplice Alianza en los asuntos marroquíes .
953
Para ello, Ojeda buscará el apoyo de Rusia a la propuesta que ha transmitido a Bu Ahmed : la
solicitud de ayuda por parte de Abd al - Aziz a la comunidad europea para que ésta intervenga de
manera colectiva en el Imperio respaldando al Sultán y frene las pretensiones francesas. Tal
intervención sentaría las bases para la inmediata neutralización del Imperio y la constitución del
Además de analizar sus conversaciones secretas con el Gran Visir y en otro orden de cosas,
Ojeda narra sus consultas confidenciales con los representantes del Imperio ruso, Francia, Italia,
Portugal, Austria e Inglaterra para la consecución de su objetivo: un pacto tácito suscrito por todas
estas potencias y por España que las comprometiese formalmente en el respeto a un Marruecos
neutral. Tal acuerdo vendría a ser la fórmula ideal para una España, debilitada de resultas del
desastre colonial y que se encuentra en las peores condiciones tanto para asegurar su independencia
nacional como para sacar algún provecho de una supuesta apertura definitiva de la cuestión
marroquí. De hecho, Ojeda resaltaba como ello supondría un balón de oxígeno para el país,
inmerso en una fase de recuperación, y en la necesidad de reequiparse en la paz. Con ello, pretendía
953
Ojeda había aprovechado la partida, el día 28 de marzo hacia Marrakesh, sede de la Corte del Sultán, del primer
Ministro Plenipotenciario del Imperio zarista en Tánger (hasta entonces los intereses imperiales rusos en el Sultanato
habían estado representados por la Legación española), Bacheracht, para mantener una larga conversación con este
último, exploratoria de los propósitos de la visita y de los consejos que iba a trasladar el diplomático zarista ante Abd
al - Aziz. En la comunicación en que relata a Silvela los pormenores de dicha entrevista, amén del lenguaje cargado de
tópicos colonialistas del plenipotenciario español hacia el Majzén, es de destacar la impresión que extrae de la
divergencia de intereses de los países de la Dúplice en sus relaciones con Marruecos. Ojeda transmite a Silvela su
convencimiento de que la política zarista en Marruecos no está supeditada a la de su aliada, Francia, y ello le anima en
su intención de estrechar relaciones con el Ministro ruso. Un síntoma del buen entendimiento de las políticas imperial
zarista y española en el Sultanato lo prueba el hecho de que durante la ausencia de Bacheracht de Tánger, los intereses
comerciales, económicos y diplomáticos de Rusia en Marruecos - frente a lo que esperaba todo el cuerpo diplomático -
los gestionará Ojeda, en lugar de hacerlo el representante francés. Finalmente, Ojeda insiste en la posibilidad de atraer
al Imperio zarista hacia una inteligencia sistemática con España, basada en razones fundamentalmente de orden
estratégico. Esta aproximación de España a Rusia llevaría a una disociación con respecto a los propósitos de Francia de
anexionarse todo Marruecos, de las aspiraciones del gobierno zarista. ¿Por qué?. Pues porque las aspiraciones rusas
eran contrarias a que área tan sensible como el Estrecho de Gibraltar estuviese controlada por una gran potencia.: " Sigo
creyendo , que aquí, como en todas partes, la política del Czar (sic), prosigue su objetivo esencialmente moscovita que
el engrandecimiento de la Francia en cuanto tienda a debilitar a Inglaterra y convenga a sus intereses propios
eventuales, será considerado por Rusia como factor indispensable de su política; pero así mismo abrigo la profunda
convicción de que el posible y permanente establecimiento de Francia en el Estrecho de Gibraltar, o el de cualquier
nación poderosa que pueda ser un día obstáculo a la libre comunicación entre el mar Báltico y el mar Negro, habrá de
hallar sistemática, y si necesario fuese violenta oposición, por parte de Rusia ". (Ojeda a Silvela, 28 de marzo de 1899,
Despacho no. 35, reservado. A.G.A. África( Marruecos). Sección histórica. Caja 103 /Ex. 2) .
954
Ojeda a Silvela, 20 de Abril de 1989, documento ya citado.
587
entroncar su proyecto con la idea impulsora del gobierno de Silvela, que deseaba dinamizar el
habían sido favorables con su proyecto a excepción del efectuado con el plenipotenciario francés,
quien había formulado una serie de críticas que Ojeda juzga como sospechosas de ocultar planes de
anexionarse el Imperio. Para el diplomático, Francia vería con cierto desagrado la consecución de
cualquier compromiso formal entre las potencias relativo al statu quo, porque lo consideraría como
un ataque o una limitación impuesta a sus ambiciones inmediatas sobre Uxda y sobre el extremo
suroriental del Imperio. Con todo, la insistencia del diplomático español había terminado por
Destaca asimismo como pudo atraer finalmente la atención del representante británico: le
planteó la neutralización de Marruecos como la forma más efectiva de hacer frente a una eventual
Legación del Reino Unido, que dicho compromiso abriría la puerta a serie de reformas
"(...)me extendí acerca de las ventajas que de una inteligencia de las naciones
cristianas enfrente de la barbarie marroquí, reportarían el comercio, la civilización y la
humanidad, constándome lo accesible que es el cant (sic) británico a semejantes
consideraciones ".956
Ante la disposición unánime de sus colegas en Tánger, Ojeda veía factible llegar pronto a la
plasmación escrita del compromiso. Al efecto, había procedido a redactar un <proyecto de carta
955
Sobre el regeneracionismo conservador posterior al desastre del 98, se pueden consultar: Gallego, J.A.: Un 98
distinto. Restauración, desastre, regeneracionismo, y en particular el apartado IV, "El regeneracionismo conservador",
Madrid, Ediciones Encuentro / Universidad Católica de Ávila, 1998, pp. 253-259. Cfr. también: Seco Serrano, C.: "La
renovación política: el regeneracionismo" en Laín Entralgo, P. y Seco Serrano, C.: España en 1898. Las claves del
desastre, Barcelona, Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores, 1998, especialmente el apartado "El Gobierno Silvela-
Polavieja de 1899-1900. Nuevos caminos", pp. 244-251; véase asimismo: Portero Rodríguez, F.: " Francisco Silvela,
jefe del conservadurismo español"... op. cit., pp. 146-163.
956
Ojeda a Silvela, 31 de marzo de 1899, documento ya citado.
588
confidencial> destinado a todo el cuerpo diplomático que habría de ser usado como introducción a
Junto con el despacho con el que daba cuenta del resultado de sus gestiones, el diplomático
remitía a Silvela el proyecto de carta para que el gobierno español procediese a su estudio y
aprobación. Según Ojeda, la neutralización de Marruecos era un asunto que debía debatirse
más amplio, como el de una nueva Conferencia Internacional sobre Marruecos a celebrar en
Madrid, o bien al marco de la Conferencia de la Paz que, promovida por el zar Nicolas II, se
con suma frialdad la pretensión de Ojeda. Las orientaciones pro-francesas del jefe de gobierno se
En aquellos mismos días, Silvela al entrevistarse con el Embajador francés en Madrid, Patenôtre,
había intentado disipar los posibles temores del diplomático sobre la existencia de un acuerdo
diplomático hispano-británico, y sólo cuatro días antes del envío de su respuesta a Ojeda, había
Alianza franco-rusa, o incluso, yendo más lejos, en una gran alianza de potencias continentales, que
constituía ante todo, una fórmula de prevención frente a los intentos expansionistas de la República
rechazó la propuesta del plenipotenciario español en Tánger. Para ello , el jefe de gobierno utilizaba
diversas excusas : hacía referencia a las rivalidades imperialistas del momento, y a los incidentes y
choques entre los diferentes Estados del continente europeo, por disputas de índole colonial en
589
diversas partes del mundo , arguyendo que en los momentos de expansionismo colonial consciente
y desenfrenado que se estaban viviendo, y cuando las principales potencias se lanzaban a una
carrera por el control del mayor número de territorios extranjeros disponibles, el continente
africano era objeto de las más encontradas disputas y tensiones y suscitar en aquellas
circunstancias la cuestión de Marruecos iba a servir para avivar las llamas de un conflicto todavía
embrionario. Es decir que, a juicio del jefe del gobierno español, podía darse la paradoja de que una
acelerase, por la imposibilidad - dado el presumible carácter divergente de las posturas enfrentadas-
de llegar a una solución de compromiso. 957Además, Silvela negaba la oportunidad de trasladar este
Imperio jerifiano, antes que relativos a pretensiones económicas, de búsqueda de nuevos mercados
orden estratégico. Venía a retomar con ello el hilo conductor del africanismo español desde sus
arranques decimonónicos y establecía por último las líneas directrices que debían de articular la
como: 1) directrices que acentuarían aún más el aislamiento internacional de España; 2) como una
veía más bien este período como un "impasse" hasta la plena incorporación española en un bloque
marroquí con Francia. Impasse que vendría determinado por la prolongación de las negociaciones
957
" No estima , sin embargo, el Gobierno de S.M. y en este punto se permite discutir del parecer de V.E. que sea esta
la ocasión oportuna para plantear ante las potencias de Europa el problema de Marruecos, porque los informes que ha
podido adquirir le han convencido de la imposibilidad de llegar a un acuerdo en tan delicada materia. Hoy más que
nunca se hallan encontrados los intereses de los principales factores del concierto europeo y por lo mismo que la pasión
colonial está más generalizada y sobreexcitada y que el continente africano ha venido a ser una aspiración casi
universal, sería peligroso poner sobre el tapete la suerte y porvenir de Marruecos." (R.O. del Ministerio de Estado
dirigida a la Legación de España en Tánger. 26 de Abril de 1899. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica. Caja
103 / Ex. 2.
590
dilatarían hasta finales de aquel año.958 Así de momento el jefe del Gobierno se limitaba a
explicitaba ningún medio para lograrlo o afianzarlo; tan sólo algunas indicaciones vagas, poco
explícitas, de mantener la misma línea de acción de los momentos anteriores al desastre colonial.
Asistirá impasible a la consolidación de una cada vez más evidente influencia de los Estados
Unidos en el Imperio. Lo prueba el incidente del crucero Chicago en el mes de mayo, con motivo
entablar los Estados Unidos un proceso de negociaciones con el Majzén como los que la diplomacia
imperial acostumbraba a prolongar durante meses para minimizar las influencias extranjeras en
transmitía una nota conminatoria al representante del Sultán en Tánger, Mohammed Torres, quien
intentó resistirse aduciendo la carencia de instrucciones por parte del Gobierno para satisfacer las
exigencias norteamericanas y solicitó un plazo para comunicarse con el Gran Visir Bu Ahmed. La
conflicto quedó resuelto con la anuencia del Delegado del Sultán al cumplimiento de las
958
Véase al respecto Torre del Río, R. de la: Inglaterra y España ...op.cit., pp. 291-292.
591
condiciones contenidas en el ultimátum.959 La noticia preocupó hondamente en el Ministerio de
Estado, que tendía a considerar más preocupantes y alarmantes los movimientos anglosajones en el
Imperio que las evidencias de ruptura de la independencia marroquí protagonizadas por Francia, y
días después, se encarecía desde Madrid a Ojeda para que averiguara la trascendencia de la misión
del Chicago en las aguas marroquíes, y si podía ser precursora de alguna iniciativa de orden
gobierno: las reclamaciones estadounidenses que se referían a hechos ocurridos durante los dos
años anteriores, no sobrepasaban el límite de lo que se consideraba habitual entre las diplomacias
sobre sus súbditos, a la que constantemente se escapaban los protegidos de las potencias
extranjeras. Sin embargo, en ciertas ocasiones éstos eran objeto de violencias por parte del gobierno
jerifiano, debido a los deseos del Majzén de reintegrarlos a su jurisdicción.961 Lo que Ojeda
señalaba como más preocupante era el grado de energía y determinación con que los Estados
reclamaciones no alcanzaba las cincuenta mil pesetas. Ojeda apuntaba que la intervención
a recurrir al empleo de la fuerza con tal de que se respetasen sus intereses, independientemente del
grado de provocación que se le hubiese inferido, o del carácter, relativamente modesto, de sus
962
pretensiones. A pesar de la reciente visita a todos sus consulados en la costa atlántica del
959
Ojeda a Silvela.10 de Mayo de 1899, Despacho nº 57. A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica. Caja 164 /
Ex. 1.
960
Ibidem. R.O. del Ministerio de Estado a la Legación Española en Tánger. 7 de Junio de 1899.
961
Así Ojeda señala que tales reivindicaciones se referían "a los consuetudinarios y constantes atropellos de que son
victimas por parte de las Autoridades marroquíes los protegidos de las Naciones cristianas. Encarcelamiento ilegal,
malos tratos, heridas, robos de ganado, desconocimiento de legítimos créditos, falseamiento de las leyes locales,
infracciones de los tratados, arbitrariedades de los caídes". Ojeda a Silvela. 16 de Junio de 1899. Despacho no.
74.A.G.A. África (Marruecos). Sección histórica. Caja 164 / Ex. 1.
962
Un dato significativo de la mayor relevancia que adquieren los Estados Unidos en Marruecos a comienzos del siglo
XX es el hecho de que después de la conferencia de Algeciras, el Sultán Abd al- Aziz buscará en vano la ayuda del
presidente Theodore Roosevelt para hacer frente a las pretensiones franco-españolas y evitar así el reparto del Imperio
entre estos dos países. Vid. Berramdane, A.: Le Maroc et l´Occident (1800-1974), París, Editions Karthala, 1987, pág.
29.
592
de reclamación territorial en el Imperio por parte de los Estados Unidos, sino únicamente la
* * *
internacionales de las potencias europeas antes de 1880 no tiene mucho sentido. Fue la Conferencia
de Madrid celebrada aquel año la que introduciría al Imperio jerifiano en el escenario europeo,
aunque habrá que esperar hasta finales de 1898, año del incidente de Fashoda, para que la cuestión
cierto consenso para el mantenimiento del 'statu quo' en Marruecos, del cual Gran Bretaña era el
principal garante. Pero en los años siguientes este consenso se fue fracturando y debilitando a causa
de la descomposición del Imperio jerifiano, acosado por las injerencias franco-españolas en el Sus,
Tuat, y Rif, y poco a poco presa de la bancarrota, de las sublevaciones de las cabilas y de la
aparición del bandidismo, y en fin debilitado por la presión cada vez más insistente de las diversas
potencias, enfrentadas ya abiertamente en una carrera para conseguir el control del país (amén del
abuso en las concesiones del 'régimen de protección' entre los habitantes del Sultanato por parte de
las potencias). De todas las potencias acosadoras, Francia era la que tenía más interés y la que
estaba dispuesta a llegar más lejos. Francia estaba interesada en Marruecos para completar con él la
construcción de un gran imperio colonial norte-africano, formado hasta entonces por Argelia y
963
Ibidem.
964
Se acostumbra a considerar el año 1900 como la fecha de apertura de la cuestión marroquí. A pesar de ello, estamos
de acuerdo con Víctor Morales en el hecho de tomar como punto de partida 1898, ya que nos permita una mejor
comprensión del affaire marroquí.
593
que pudiera seguir manteniendo sobre Egipto y le obligaba a limitar su expansión al Mediterráneo
occidental. El papel preponderante del 'lobby colonial' en la vida política francesa y la designación
como Ministro de Asuntos Exteriores -meses antes del incidente de Fashoda- de Théophile
Delcassé, destacado colonialista muy ligado al grupo industrial Schneider con importantes intereses
en Marruecos no hizo sino acelerar este interés, que serviría a Francia para recuperar el orgullo
nacional herido en 1898. Como podemos ver, el referente de Fashoda es constante. Y lo fue
también para Delcassé ya que en cierta medida se trató del referente indicativo de las acciones que
había que tomar en la cuestión marroquí convirtiéndose en el eje principal de la política exterior
francesa de los años siguientes. Delcassé entendió que no se podía basar como en el sur del Sudán
en emplear solamente la fuerza o la acción no respaldada por otro tipo de actuaciones: la acción
tenía que ser fruto también de una compleja negociación diplomática con todas las potencias
El primer movimiento de Delcassé en esta larga partida de ajedrez que fue la cuestión
marroquí consistió en negociar con la monarquía italiana, integrante de la Triple Alianza la cual
(territorios reivindicados por el imperialismo italiano), Delcassé obtuvo tras un largo proceso de
diálogo gracias a un acuerdo secreto en julio de 1902, la aquiescencia italiana a las reivindicaciones
francesas sobre Marruecos y su neutralidad en el caso de una guerra franco-alemana. De esta forma,
Delcassé no sólo eliminaba a un contrincante, que si bien era secundario le podía resultar molesto,
amenaza de la Tríplice.965
965
Véase Girault, R.: Diplomatie europeenne et imperialismes, 1817-1914, París, Masson, 1979, pag. 195, habla del
"sistema Delcassé" en comparación al sistema "Bismark". Este sistema internacional se basaba en el intento de
contrarrestar y cambiar en lo posible, la preponderancia alemana en el continente europeo. El pacto con Italia, que - con
todo - no abandonó la Triple Alianza, representaba una fisura importante.
594
Del lado español, dentro del "impasse" marcado por los deseos de Silvela de incorporar
España a la Dúplice hay que contemplar la tranquilidad observada durante el verano de 1899
negociaciones, éstas fueron detectadas prontamente por los servicios diplomáticos españoles como
lo demuestran las fuentes documentales. Sin embargo no determinaron ninguna reacción inmediata
del gobierno Silvela. Éste estaba intentando ajustar el encaje de España dentro de una alianza
internacional que garantizase ante cualquier eventualidad tanto la integridad territorial del país
La experiencia italiana de la guerra de Abisinia tras el sonoro desastre de Adua había servido
a los gobernantes de aquel país para comprender los errores de la concepción política exterior
dictada por Crispi. Italia descubrió entonces el auténtico valor de la Tríplice para los intereses de su
política exterior, además de comprender también hasta qué punto llegaba el apoyo de Gran Bretaña,
que había estado buscando durante los últimos años.967 Se vislumbró además el poco relevante
papel que jugaba Italia dentro de la Alianza para sus aliados; el resultado a que conducía mantener
definitiva, el estrecho camino en el que con tal postura se encerraba a sí misma Italia. La política
exterior italiana de los años finales del siglo XIX, tiene, como punto de partida, esa serie de
reflexiones. Sin llevar a cabo una política conscientemente anti-triplicista, los gobiernos italianos
966
R.O. del Ministerio de Estado al conde de Benomar, embajador de España en Roma. 11 de julio de 1899. A.G.A.
África (Marruecos). Sección histórica. Caja 164 /Ex. 1. La aproximación franco-italiana servía de manera apropiada a
la política del ministro de Asuntos Exteriores de la República, Delcassé, de realizar todos los pasos diplomáticos
necesarios para fortalecer las pretensiones francesas de intervención en Marruecos. Las negociaciones entre el
Embajador de Francia y el Gabinete de Roma se dilatarían, sin embargo, a lo largo de muchos meses: comenzadas en
1899, sólo a finales de 1900 se llegaría por las dos partes a un principio de acuerdo que tomó la forma escrita de un
intercambio de cartas entre Barrère, embajador de Francia en Roma y el Marqués de Visconti Venosta, Ministro de
Asuntos Exteriores italianos los días 14-16 de diciembre. Este acuerdo sería seguido por otro posterior en 1902; ambos,
sin embargo permanecerían secretos, para evitar las susceptibilidades de ciertas potencias y particularmente de
Alemania. Las cartas intercambiadas por los dos Gobiernos contemplaban las dos propuestas siguientes: a) Italia
reconocía, de un modo general, la facultad de Francia para salvaguardar y hacer respetar en Marruecos sus derechos
especiales resultantes de la contigüidad, a lo largo de una vasta extensión, de Argelia y del Imperio jerifiano; b),
Francia, en sentido inverso, reconocía a Italia el derecho para extender su influencia en la provincia turco-otomana de
Tripolitania , en el caso en que "ella misma se viese obligada a modificar el estado territorial o político de Marruecos".
Véase El-Hajoui, Mohammed Omar: Histoire Diplomatique du Maroc (1900-1912), París, Librairie Orientale et
Américaine G.P. Maisonneuve, 1937, pp. 4-5. La carta del 16 de Diciembre de 1900 está recogida en el anexo II del
mismo, pág. 177.
967
Véase Curato, F.: La questione marocchina... op. cit.Vol. II, passim.
595
buscarán llegar a un acuerdo diplomático con Francia como garantía para poder iniciar una acción
diplomática italiana que culmina con la invasión de esas dos provincias y que originó un
replanteamiento de la política exterior desarrollada hasta entonces comenzaba a raíz del acuerdo
franco-inglés del 21 de marzo de 1899, que delimitaba las zonas de influencia respectivas en
África, como sanción de los sucesos de Fashoda, y que despertó la alarma en Roma. En efecto,
según aquel acuerdo le correspondía a Francia una zona del sur de Tripolitania que la monarquía
italiana consideraba incluida dentro del retropaís de este territorio. Fundamentalmente fue el temor
a que se repitiese una acción similar a la llevada a cabo por Francia en Túnez, lo que motivó a la
diplomacia italiana a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Visconti Ventosa, a hacer saber
al Gobierno francés su firme interés por llegar a un acuerdo sobre el Norte de África, incluyendo el
Por otra parte la iniciativa de Silvela de unir los destinos de España a los de la Dúplice
franco-rusa fracasaría ante el rechazo francés .Sin embargo quedaba abierta la posibilidad de que
las manifestaciones de amistad del Embajador de la República en Madrid, Patenôtre hacia España
como había sucedido el año del desastre, a la espera de que la evolución de la situación
territorial. En cualquier caso, los acontecimientos de 1899 no favorecerán los planes españoles, y a
pesar de que la alianza franco-rusa se fortalece con la firma del acuerdo de 9 de agosto, la posición
voluntad (visita, en el mes de julio, de dos escuadras francesas a puertos españoles; en el mes de
968
Cfr. García Sanz, F.: Historia de las relaciones entre España e Italia ..., op. cit, pp. 231-233.
596
desplazamiento que el conde Muraviev, ministro zarista de Asuntos Exteriores realizó a San
Sebastián para entrevistarse con María Cristina y Silvela.969 Como éste último explicó al
Embajador de España en San Petersburgo, el Ministro ruso no traía encargo de ningún genero,
pero estaba seguro de interpretar los sentimientos de Nicolas II al dar públicamente testimonio de
correría peligro mientras los británicos se encontrasen pendientes de África del Sur (la guerra de los
bóers), y se mostró conforme con la política española de mantenimiento del 'statu quo' en
Marruecos.970
Sin embargo estos contactos dieron pie a una campaña de la prensa británica, cargando las
tintas sobre los derroteros hostiles a Inglaterra que tomaba la política exterior española. En
particular, el liberal Charles Dilke se refería a ello, presentaba la actuación española como la causa
de fuertes perturbaciones en Europa al tiempo que hacía un elogio de las obras de transformación y
mejora de los muelles, diques y astilleros de Gibraltar que habían sido emprendidas en 1893 a fin
de conservar el valor estratégico y militar de la colonia inglesa, y recalcaba que la Marina británica
se había reforzado hasta contar en aguas del Peñón con doce acorazados de primera clase.
Publicaciones alemanas como La Pall Mall Gazette llegaban a hablar de próximas demostraciones
navales inglesas a realizar frente a las costas españolas con finalidad disuasoria (evitar que España
estableciera una alianza con Francia). Según indicaba el Embajador en París León y Castillo esta
campaña coincidía con un sentimiento bastante generalizado de odio en la opinión pública francesa
contra Gran Bretaña tras la humillación de Fashoda.971 La reacción inmediata de Silvela fue
Embajadores españoles en Berlín, París y Londres, filtrando a los principales periódicos de estas
969
A.M.A.E. (H). Leg. 1728. Conde de Benomar, Embajador de España en Roma a Silvela. 8 de Octubre de 1899.
Despacho no. 149. Con numerosos recortes de periódico.
970
Ibidem. Minuta para Real Orden reservada y dirigida al Embajador de España en San Petersburgo. 10 de Octubre
de 1899. Se envía copia de este despacho a la Embajada de España en Roma.
971
Telegrama cifrado de Fernando León y Castillo, Embajador de España en París a Francisco Silvela. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 142 / Ex. 2.
597
capitales y a la agencia de noticias Havas la consideración de que España abogaba exclusivamente
único que anhelaba era reorganizar su administración y buscar la amistad con todas las potencias
Gibraltar.972 Por su parte, el primer ministro británico, Lord Salisbury saldría al paso públicamente
de la monarquía española hacia la Dúplice, para a continuación afirmar que España estaba
representantes diplomáticos de las potencias acreditados en Tánger había solicitado del Majzén la
concesión de un espacio acotado en territorio marroquí con el fin de construir un lazareto. Este
serviría de albergue donde deberían pasar la cuarentena bajo control médico todos aquellos
al Imperio turco-otomano con el fin de visitar, en la Península Arábiga, los santos lugares de La
Meca.
Desde finales del siglo XVIII, el cuerpo consular se venía ocupando de las cuestiones
marroquíes a aquellos navíos que llevaban el pabellón de sus naciones respectivas y que
972
Ibidem .Telegrama cifrado de Francisco Silvela, Jefe del Gobierno y Ministro de Estado al Embajador de España
en París. 9 de Noviembre de 1899.
973
Ibidem. El conde de Rascón, Embajador de España en Londres a Silvela. 10 de Noviembre de 1899.
598
transportaban a bordo a enfermos sospechosos de expandir epidemias. De la misma forma
fiscalizaban los navíos encargados de traer de vuelta al Imperio desde Arabia a los peregrinos
musulmanes; las autoridades jerifianas no habían rechazado esta actuación y habían permitido estas
injerencias con una sola excepción, en 1818, cuando el gobernador de Tánger se opuso a una
decisión del cuerpo consular que había rechazado a un navío que transportaba a peregrinos
procedentes de Alejandría donde la peste hacía estragos. Como en aquella ocasión la enfermedad se
había propagado por Marruecos, el Majzén se había abstenido en lo sucesivo de obstaculizar las
acciones del cuerpo diplomático. La acción de éste tomó cuerpo legal, con un firman (=decreto
imperial) jerifiano que estableció los derechos sanitarios de los cónsules, hasta entonces regidos por
normas consuetudinarias. Así en 1840, el Sultán Mawlay Abd-ar-Raman integraba a los agentes de
las potencias en un consejo sanitario y les reconocía como encargados de la misión de velar por el
mantenimiento de la salud pública en el litoral de todo el Imperio, con la facultad de dotarse de sus
propios reglamentos, y de tomar todas las medidas necesarias para atender sus tareas. En 1878 el
Sultán Mawlay Hassan había confirmado mediante un dahir imperial esta delegación de la
Durante años la tarea del Consejo sanitario fue ejercida sin la más mínima queja del Majzén.
Con ocasión de la epidemia de cólera de 1865 el Sultán había designado la isla próxima a Mogador
como punto de desembarco obligado de los peregrinos de todo navío, susceptible de encontrarse en
Años después, en 1897, el Majzén creyó oportuna la creación de una prisión de Estado en la
isla de Mogador y las dificultades comenzaron. El cuerpo diplomático exigió en primera instancia-
que la prisión fuera evacuada y la isla enteramente consagrada a un albergue o lazareto que debía
de ser levantado dándole una estructura permanente a lo que el Gran Visir, Bu Ahmed se negaría
terminantemente en repetidas ocasiones. El Majzén no quería reservar a las medidas sanitarias más
974
Véase Miège, J.L.: "La propriete inmobiliere a Tanger d´apres un plan du XIXè siecle", en Revue Maroc-Europe,
no. 1,1991, pag. 87.
599
que una parte de la isla, lo cual era juzgado como insuficiente por el cuerpo diplomático, ya que en
1898, el Consejo sanitario había decidido desviar a la isla a todo navío que regresase a Marruecos
transportando de vuelta a casa a los peregrinos procedentes del litoral del Hedjaz.
La corte imperial estaba firmemente decidida a sostener un pulso con las pretensiones
Así había propuesto al Consejo sanitario trasladar la ubicación del lazareto a otros lugares,
ofertando principalmente el islote de Perejil, en la costa sur del Estrecho de Gibraltar. Sin embargo,
potencias en cuanto a tal, era incompetente legalmente de encargarse de velar por la salud pública
marroquí, ya que de cumplir esa tarea, ello iba a suponer un menoscabo de la autoridad imperial. Sí
corporativamente; para ello pasarían a ser investidos de una delegación del poder del soberano de
Pero los miembros del Consejo Sanitario se irritaron hasta el punto de llegar a proponer a Europa la
bubónica que podían propagar los peregrinos contagiados en Arabia (habían venido recibiéndose en
Tánger noticias alarmantes sobre la aparición de la enfermedad en Alejandría), el asunto había sido
objeto de debate durante la primavera de 1899 en diversos gabinetes europeos. Desde el mes de
Abril se estuvo barajando la posibilidad de que se produjese en Marruecos una acción armada
concertada entre diversas potencias europeas conducente a obtener del Sultán por la fuerza la
975
"Les affaires du Maroc. Le Conseil sanitaire" en (B)ulletin du (C)omité de l´(A)frique (F)rançaise, no. 4. Abril de
1900, pag. 141.
600
coercitiva (la toma de la isla mediante el desembarco de fuerzas combinadas europeas), lo cual
volvió a desatar en Madrid los temores a que se plantease la cuestión marroquí en un momento
que sólo con una presión enérgica, realizada por acuerdo unánime de las potencias europeas, podría
desbloquearse el 'impasse' impuesto por la firme resolución del Majzén de no ceder un ápice del
territorio nacional. Sin embargo, Lord Salisbury no estaba dispuesto a acceder a una acción militar
contra Marruecos, si antes no se precisaban de manera muy detallada y con una respuesta
satisfactoria para los intereses británicos, una serie de cuestiones, observaciones y objeciones que
formuló durante el mes de Mayo. Las inquietudes británicas eran las siguientes: el destino que se
iba a dar a los numerosos habitantes de la isla de Mogador en el caso de ser ocupada militarmente
por una expedición combinada; cómo se iba a proceder al avituallamiento de la tropa invasora una
desmembramiento efectivo del Sultanato marroquí, y en definitiva quien iba a sufragar los
numerosos costes que comportaría la acción. El gobierno inglés, que pocos meses antes, había
realizado una impresionante demostración naval de fuerza en las costas atlánticas como elemento
de presión en favor de unos protegidos de su Legación, se mostraba ahora muy remiso a la hora de
asociarse a la acción común,977 e incluso semanas después, se iba a oponer frontalmente a cualquier
gabinete de Roma como el británico desaprobaba la oportunidad de una demostración naval como
respaldo de las demandas del Consejo Sanitario y se pronunciaba, convencido en la creencia de que
aún no estaba agotada la totalidad de los medios diplomáticos recurribles para vencer la resistencia
del Sultán, sobre la oportunidad de remitir a la Corte imperial una comisión delegada del Consejo
976
Emilio de Ojeda a Francisco Silvela, Jefe del Gobierno y Ministro de Estado. Despacho no. 56. 8 de Mayo de
1899. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 103 / Ex. 2.
977
Emilio de Ojeda a Francisco Silvela .Despacho no. 62. 30 de Mayo de 1899. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 122 /Ex. 2.
978
Ibidem .R.O. del Ministerio de Estado de 8 de Junio de 1899 no. 62 dirigida a la Legación española en Tánger.
601
Sanitario que tratase directamente el tema con el Gran Visir, obteniendo de él -tras apelar a los
Antes de recibir las instrucciones de Silvela, Ojeda inclinado personalmente por la acción
naval concertada (por el riesgo que entrañaba el próximo regreso a las costas marroquíes de los
peregrinos a La Meca), al igual que todo el cuerpo diplomático acreditado en Tánger -con las
excepciones británica e italiana- actuando de manera totalmente autónoma, trabó contacto con el
judío tangerino Aflalo antes de que éste último se desplazara a la Corte en Marrakesh, donde había
sido requerida su presencia con toda urgencia para tratar con el Gran Visir. Aflalo estaba
naturalizado como ciudadano inglés y era consejero del Majzén en materia de relaciones
internacionales y asuntos financieros. Las disquisiciones hechas por Ojeda a Aflalo, llenas de
halagos y veladas amenazas sobre la proyectada demostración naval parecieron surtir efecto poco
después. 980Varios días más tarde, Ojeda remitía a Silvela un telegrama en el que le daba cuenta de
haber recibido notificación oficial de que el gobierno marroquí cedía, finalmente, la isla de
Mogador para el establecimiento permanente del lazareto. El Gran Visir comunicaba al cuerpo
diplomático que había formulado las órdenes oportunas conducentes a la evacuación inmediata la
funcionamiento del Consejo Sanitario. A su vez Ojeda consiguió que fuera designado supervisor de
las obras de construcción del lazareto el médico militar español Joaquín Cortés, asesor del
organismo internacional y agente confidencial del Ministerio de Estado. Una vez redactado el
convenio, éste debía de ser propuesto para su firma al gobierno jerifiano, con el fin de que fuera la
base que regulara todo el servicio sanitario en Marruecos. La idea perseguida por Ojeda era que
979
Ibidem. R.O. del Ministerio de Estado de 3 de Junio de 1899 no. 56 dirigida a la Legación española en Tánger.
980
Ibidem .Emilio de Ojeda a Francisco Silvela. Despacho no. 71. 11 de Junio de 1899.
981
Ibidem .Ojeda a Silvela. Despacho no. 75. 16 de Junio de 1899.
602
España debía de dar la imagen ante Europa de que con su colaboración y asumiendo la dirección de
las obras del hospital, sabía apuntalar el organismo necesario para velar por la salud pública en
todo el Imperio, y a la vez organizar las medidas higiénicas y profilácticas necesarias para combatir
las epidemias a lo largo del litoral del mismo. El convenio fue sometido a refrendo de las potencias
europeas acreditadas en Marruecos, y cuando naciones como Portugal, Bélgica, Rusia, Francia o el
comenzar el otoño, el Gran Visir dio marcha atrás en su decisión y se reafirmó en su propósito de
no ceder a las potencias europeas, la isla de Mogador. En el interín, Ojeda se había esforzado por
español enclavado en pleno Imperio marroquí. De hecho el doctor Cortés había llegado a la isla con
se encontrara en un país conquistado, despertando con ello el rechazo del Majzén. Los askaris
desembarcaron en el lugar, obligando al cese de las obras, cuya ejecución había comenzado
A partir de este momento se iba a entrar por parte de la diplomacia española en una
constante mecánica de consultas a las potencias europeas, repetida luego por el gobierno Silvela
982
Las autoridades marroquíes no pusieron obstáculo alguno al funcionamiento de un lazareto en la isla de Mogador,
mientras estaban pasando la cuarentena en la isla los peregrinos procedentes de La Meca. Tan pronto como éstos
salieron de la isla, se negaron a permitir la construcción de edificios con carácter permanente y a consentir toda clase de
obras, destruyendo las ya construidas y obligando a salir por la fuerza al doctor Cortés, el comisionado del Consejo
Sanitario de Tánger para establecer el lazareto. El cambio de actitud del Majzén procedía, a juicio de Emilio de Ojeda,
de haberse enterado de la oposición de Inglaterra e Italia a la expedición naval proyectada para imponer la construcción
del lazareto. Una vez convencido el gobierno marroquí de que no existía unanimidad en el concierto europeo, aguardó
tan sólo que cumplieran los peregrinos la cuarentena para frustrar los propósitos del Consejo Sanitario. Cfr.Despacho
no. 372 del Ministerio de Estado dirigido al Embajador de España en Londres. 6 de Septiembre de 1899.A.G.A. Fondo
de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.003. Los miembros del cuerpo diplomático acreditado
en Tánger reaccionaron buscando afirmar la autonomía del Consejo Sanitario por ellos constituido con respecto a la
autoridad del Sultán. Para ello dirigieron a los gobiernos que representaban, un memorandum en el cual solicitaban la
autorización oportuna para proponer al gobierno jerifiano la firma de un convenio que permitiese aplicar un reglamento
análogo a los existentes en materia sanitaria en Turquía y Egipto. Este reglamento serviría para emancipar los acuerdos
del Consejo de la tutela del Sultán en los asuntos relativos a la higiene pública. Cfr. Despacho no. 379 del Ministerio de
Estado dirigido al Embajador de España en Londres. 12 de Septiembre de 1899. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en Londres. Caja 7.003. La idea del cuerpo diplomático no fue acogida con gran interés por el
Quai d´Orsay, por considerar que era poco oportuna, y que podía dar pie al Majzén a aplazar indefinidamente la
construcción del lazareto de la isla de Mogador. Cfr. Despacho no. 374 del Primer Secretario y Encargado de la
Embajada española en París al Ministro de Estado. 20 de septiembre de 1899. A.G. A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de París. Caja 5.816.
603
indefectiblemente siempre que se suscitaba algún tema de interés trascendental para España en la
cuestión marroquí. Si Silvela tenía algún deseo de emprender una política exterior de iniciativas
autónomas y solitarias que devolviesen a España una imagen de prestigio a escala internacional,
demuestra cómo en los momentos claves durante los primeros meses de ejercicio de su gobierno,
no deseaba correr el riesgo de contrariar la voluntad de cualquier gran potencia y actuaba, por
Marruecos, debido al veto británico, empezó a llevar a cabo intensos contactos diplomáticos con
los gobiernos alemán, francés, británico, ruso e italiano con el fin de concertar una acción común
europea para obtener del Sultán la aprobación del convenio redactado por el Consejo sanitario,
desbloqueando así la situación de impasse creada tras el desmantelamiento de las obras del lazareto.
En las provincias del Sur del Sultanato, el Majzén había iniciado una ofensiva tendente a
evitar en lo posible, las prácticas contrabandistas y los suministros de armas y municiones a las
cabilas rebeldes de la región. Una de las bases de las operaciones de esta actividad de tráfico ilegal
eran las islas Canarias, utilizadas por una compañía británica, The Globe Venture Syndicated
Limited, cuyas actuaciones intentaban monopolizar todo el comercio que se hacía en el Sus.
Michael Brett señala como en 1896, un aventurero que se hacía llamar Abdul Kerim Bey (su
verdadero nombre era Geyling), se trasladó a Londres para reunir fondos y encontrar socios con el
fin de establecer relaciones comerciales con las costas del sur del Sultanato. En la capital del
Imperio británico contactó con un militar retirado, el mayor A.Gybbon Spilsbury y encontró un
En Abril de 1897 Spilsbury había sido enviado a Tánger, Marrakesh y Mogador para
contactar con las autoridades consulares ingleses y negociar con varias cabilas del territorio susí la
604
venta de diversos artículos y armamento. A pesar de no recibir el consentimiento del Sultán, el ex-
militar marchó a Mogador entrando en contacto, por mediación de Pepe Ratto (un importante
jeques de la región de Ifni, que vieron en él una forma de abastecerse de mercancías sin tener que
abonar tarifa aduanera alguna al Sultán. Es decir, la aspiración de estos notables era obtener una
consolidar su poder en el territorio utilizando sus caídes y sus efectivos militares (harkas). Aunque
el consulado británico en Las Palmas de Gran Canaria intentó disuadir a Spilsbury de su propósito,
este último consiguió fletar un buque y desde la ciudad española, acompañado de dos contactos
susíes se trasladó a Asaka (al sur de Ifni), donde fue bien recibido, prometiendo entonces regresar
tan pronto como le fuera posible con su propio barco y un cargamento de armas.
A partir de Enero de 1898 se iniciaban las actividades cuando el yate Tourmaline, fletado
por la compañía británica (Brett afirma que el Globe Venture creó una empresa como tapadera de
con su propio buque, el yate, en el que se montó un cañón de tiro rápido como armamento
adecuado para hacer frente al imperial Hassani), transportaba café, arroz y 5.000 fusiles de
repetición, otras tantas bayonetas y medio millón de cartuchos, amén de tejidos de Manchester y
cajas de té desde Amberes a Canarias. Brett cita el hecho de que las autoridades españolas en el
retuvieron el buque, ello demuestra que la naturaleza del viaje no era un secreto. Además era
conocida por los propios marroquíes. Una vez repletos sus depósitos de carbón, el buque inglés
salía desde Arrecife con rumbo a las costas occidentales del Imperio.983 Cuando arribó a éstas, se
983
La reconstrucción de los hechos se realiza a partir del relato que el rotativo El Anunciador hiciera de las sesiones
del juicio de Spilsbury, acusado ante un tribunal de Gibraltar de sedición y agresión a las fuerzas del Sultán de
Marruecos.12, 13, 17, 18 y 19 de Abril de 1899. Hemos utilizado también : Brett, M.: "Don Roberto and the
Tourmaline affair: British filibusters in the Canaries and Southern Morocco, 1875-1900, and the creation of the
Moroccan Protectorate, 1912" en II Aula Canarias y el Noroeste de África (1.986), Las Palmas de Gran Canaria,
Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria / Caja de Canarias, 1988, pp. 413- 421.
605
aprestó a descargar su contenido. Spilsbury había entrado en contacto en Mogador con los
´Amra que mantenía lazos políticos con los Teknas). Sin embargo, ahora su propósito no era
venderles el cargamento de armas, aspiraba a utilizar Arksis como base de operaciones para
comerciar con el interior del Sultanato; con ese fin, deseaba encontrarse con los dos principales
Hashem en Iligh y Ben Bairuk en Goulimime, ambos situados a cierta distancia tierra adentro. Sin
embargo sus huéspedes en aquel territorio, Arksis, donde había desembarcado deseaban
monopolizar el comercio contrabandista. Es más: deseaban que los británicos les entregasen dos
mil de los rifles que el yate había transportado (sin realizar pago alguno compensatorio), para
defenderse ellos y el nuevo puerto ante los previsibles ataques del Sultán. Cuando proseguían las
negociaciones, apareció el vapor imperial Hassani, destinado a tareas de vigilancia de las aguas
susíes y que cumplía la misión de desembarcar en Cabo Juby a un pequeño destacamento integrado
armado entre marroquíes y británicos por un lado, y entre los tripulantes del buque imperial y las
tribus de la costa por otro. En el curso del combate apareció la pequeña fuerza expedicionaria del
Sultán (la harka) bajo el mando del caid El Giluli, viéndose obligados los Isbuya a someterse, y
siendo atrapados por la tropa jerifiana, cinco marineros del yate (de nacionalidad británica y
germana). Llevados primero a Mogador y luego a Tánger, fueron puestos finalmente a disposición
de los cónsules del Reino Unido y del II Reich; enjuiciados ante las jurisdicciones consulares
respectivas por un delito cometido en suelo marroquí – el de haber introducido ilegalmente armas
y municiones en territorio del Imperio- recibieron un castigo de hasta cuatro meses de prisión. A
pesar de que la presión del Gobierno marroquí consiguió que el mayor Spilsbury (de vuelta a
Londres) fuera encausado por la justicia británica en Gibraltar en abril de 1899, el tribunal popular
606
determinaba un fallo favorable al ex-militar. Parecía evidente, pues, que el Majzén poco podía
Temiendo que el Sus volviera a ser escenario de una etapa de enfrentamientos y levantamientos, el
sus quejas sobre el hecho de que tanto el archipiélago canario como las posesiones españolas en
Río de Oro se habían convertido en dos centros de aprovisionamiento de armas y municiones para
985
las tribus hostiles al Sultán.
Por otra parte en marzo se había producido un nuevo incidente entre Marruecos y España
cuando naufragaba -a cuatrocientos metros de la costa del Sultanato - en la playa de Kara, cercana
al puerto de Larache, la polacra-goleta española Trinidad, falleciendo en medio del temporal varios
de sus tripulantes; diversos enseres pertenecientes al buque siniestrado habían sido recogidos por
los indígenas de la costa para ser posteriormente puestos en venta. Un miembro de la tripulación, el
marinero José Roig había sido víctima de vejaciones y malos tratos por los habitantes de un aduar
próximo a Kara, y las reclamaciones del capitán del buque ante el caíd al-Yahali habían sido
prestado a investigar si había habido efectivamente robo de las pertenencias del buque naufragado,
que luego habían aparecido a la venta en tiendas del zoco de la ciudad. En teoría se trataba de un
supuesto que infringía las estipulaciones del artículo 38 del Tratado de Comercio ajustado entre
España y Marruecos, en Madrid el 20 de noviembre de 1861. Éste establecía que cualquier buque o
embarcación español que naufragase en las costas del Sultanato sería respetado y auxiliado en todo
lo que necesitase. Aparentemente se trataba de un atropello grave del tratado. Por otra parte éste
984
El asunto del Tourmaline, en medio de la gran era del imperialismo, provocó un gran escándalo en la comunidad
británica de Marruecos, y también en Inglaterra. El gobierno del Reino Unido fue acusado de negligencia en el apoyo
de los súbditos ingleses y de los intereses del país: de los ciudadanos británicos, porque ellos habían sido tratados
brutalmente por un "gobierno bárbaro"; de los intereses británicos, porque debería haber respondido a la captura de los
marinos con una muestra de fortaleza y no de debilidad, consistiendo en que fueran juzgados por la jurisdicción
consular.
985
R.O: del Ministerio de Estado de 7 de Julio de 1899 dirigida a la Presidencia del Consejo de Ministros y a los
Ministros de Guerra y Marina. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 354 / Ex. 3.
607
también estipulaba la obligación de las autoridades majzenianas de colaborar con los consulados
naufragios. Haciéndose eco de las quejas de los armadores y del capitán del buque, el Ministerio de
Estado promovió una exhaustiva investigación que le llevó a desistir de la presentación de una
una serie de pistas oportunas que justificarían la no elevación de las protestas ante el Gobierno
marroquí. Señalaba el informe que los últimos acontecimientos desarrollados en Marruecos -desde
la pequeña guerra de Melilla en 1893-94 hasta los conflictos entre el Bajá del campo fronterizo de
esta localidad y algunos notables de la provincia de Kelaia, así como los sucesos de la bahía de
Alhucemas- tenían su origen último en las prácticas contrabandistas que nutrían a diversas cabilas
del litoral marroquí de armamento moderno, y que "la mayor parte de alijos clandestinos de armas
destinadas a dichas kábilas, han sido verificados, muy desgraciadamente, por contrabandistas
que la polacra Trinidad se dedicaba al tráfico ilícito de armas, el Ministerio de Estado no quiso dar
su apoyo implícito -con su protesta al Majzén- a tales prácticas, aunque tampoco se hicieran serios
986
Informe de la Sección de Política de África del Ministerio de Estado -redactado por el Marqués de González sobre el
naufragio cerca de Larache del buque español Trinidad. 23 de Marzo de 1899. A. G. A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 160 / Ex. 1.
987
En el archivo del Servicio Histórico Militar (Madrid) hay un telegrama de 23 de Junio de 1897, alertando a las
autoridades militares de las plazas africanas para que ejercieran la mayor vigilancia sobre el buque Trini, sospechoso de
llevar a Marruecos un cargamento de armas. Según el Ministerio de la Gobernación, el buque había salido de Fiume el
18 de dicho mes con un cargamento de 34 vagones-cajas con destino a Argelia, declarando oficialmente que
transportaba máquinas desmontadas, pero se sospechaba que en realidad eran armas que debían ser desembarcadas en
el suelo del Sultanato. Telegrama del Ministro de la Gobernación a los Comandantes Generales de las plazas de África
(Alhucemas, Chafarinas y Peñón de Vélez). 23 de Junio de 1897. S.H.M. Archivos de la Comandancia Militar de
Melilla. Rollo 168.
608
7.9. Continúa el acoso del Majzén a la presencia española en el Rif. Los intentos de aislar la
soberanía imperial en las costas rifeñas. El 18 de Agosto, Sid Ben Nassar Ghannam, funcionario
miembro de la Delegación Imperial en Tánger presentaba una nota circular a todos los
representantes extranjeros acreditados en la ciudad referida a las nuevas medidas que el Gobierno
Marroquí iba a adoptar con el fin de asegurar la definitiva instauración del orden en la región. Estas
medidas se justificaban formalmente como un intento del Sultán para evitar la reproducción de los
actos de piratería que tan frecuentemente habían asolado durante el siglo que acababa las costas
septentrionales del Imperio; un intento complementario a las medidas de policía tomadas con el
castigo de los piratas Bocoyas durante la primavera de 1898. En realidad era un paso más en la
voluntades de los nativos, por el pago de subvenciones a los notables rifeños por parte de España o
de los intentos de naturalización y concesión de la protección en el caso francés. Con este propósito
por parte de las barcas o cárabos rifeños a lo largo de las costas del Rif y entre Tetuán y Tánger,
permitiendo además únicamente la actividad pesquera de los rifeños siempre que no traspasasen un
límite próximo a sus playas. Ahora bien, las medidas jerifianas contemplaban igualmente la
prohibición de la navegación por las costas rifeñas de todas las embarcaciones extranjeras. Era un
paso más del Majzén en su deseo progresivo de control absoluto del septentrión marroquí.
Decididamente no podía confiar más en la totalidad de las tribus rifeñas, en su papel de valedoras y
suplirlas, ejerciendo el poder central las misiones de vigilancia y defensa del perímetro defensivo
609
del Imperio. El Gobierno marroquí anunciaba la próxima llegada al lugar de un buque de guerra
que recorrería permanentemente las aguas rifeñas y se encargaría del cumplimiento y ejecución de
En la Legación española la iniciativa majzeniana se recibió como un jarro de agua fría. Ojeda
encaminada a ganarse las simpatías de las naciones europeas por su carácter de represora de la
piratería, en realidad la iniciativa del Majzén respondía a los designios del Gran Visir Bu Ahmed de
aislar al Rif de todo contacto con Europa, clausurar en la región todo intercambio comercial de
importación/exportación, terminar con algunas de las cláusulas favorables para los intereses
las relaciones que las guarniciones españolas, enclavadas a lo largo del Rif, mantenían con las
diversas cabilas del territorio. El Gran Visir esperaba, según Ojeda, dividir la opinión de las
naciones europeas sobre la base de atraer por una laudable causa la opinión de naciones como
Austria-Hungría o Rusia con intereses comerciales o políticos muy limitados en la zona mientras
que la finalidad evidente de impermeabilizar la región rifeña, era lesiva a los intereses galos y
españoles.
inaugurada por España a finales del siglo XIX y comienzos del XX al contravenir las disposiciones
presidios españoles, estaba buscando conseguir dos objetivos. En primer lugar atraer a los
marroquíes y entablar comunicaciones con ellos de un modo regular que permitieran el suministro
constante de alimentos para las plazas. En segundo lugar, crear a partir de los peñones de
Alhucemas y Vélez de la Gomera un circuito de relaciones comerciales con los habitantes de las
988
Nota circular que Sid Ben Nassar Ghannam dirige a los representantes extranjeros en Tánger, disponiendo que
queda terminantemente prohibido el tráfico comercial entre los puertos de Tánger y Tetuán y las costas del Rif. 18 de
Agosto de 1899. A. G. A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 122 / Ex. 2.
610
cabilas vecinas, Bocoya, Aït-Urriaguel, Beni Iteft y Beni-Bu-Frah. Muy pronto, los dos puestos
militares se iban a convertir en un foco de atracción para el capital español. Atraídos por la
en entrar en relación con las fracciones costeras de estas tribus. En el interín el Majzén inquieto
por las injerencias crecientes de los españoles en la región, había formulado sus protestas ante
Emilio de Ojeda por medio del Delegado Imperial en Tánger, Mohammed Torres. La respuesta
por ofrecer un soporte moral al capitalismo español en la zona norte de Marruecos. El Majzén en
Marruecos, no era la de finales de la década de los ochenta, ni tan siquiera la de los primeros ocho
años de la de los noventa. La endeblez y debilidad de los recursos militares españoles había
quedado bien patente, ante los atentos ojos del Majzén, un año antes, en Cavite y Santiago de Cuba
.No se podía realizar una presión en solitario ante el Gran Visir, confiando en que fuera atendida,
para que revocara las medidas. Había que contar con un amplio respaldo internacional. Por eso
Ojeda intentó la vieja fórmula, ensayada sistemáticamente por conservadores y liberales a partir de
1894, de buscar acuerdos coyunturales con Gran Bretaña y Francia. Trató de convencer a sir A.
Nicolson, el representante británico en Tánger, del golpe definitivo que para la libre navegación en
el Rif suponía la medida, y a Baylin de Monbel, el representante galo, del deseo del Gran Visir de
aislar al Rif de Argelia, intentando excitar los recelos de ambos. Además el plenipotenciario
español convocó una reunión de sus colegas del cuerpo diplomático residente en Tánger en la que
les expuso una serie de observaciones contrarias a las disposiciones majzenianas, leyendo asimismo
989
Véase Ouhia, M.: " Le role des presides dans l´essor economique de l´Espagne a la veille du protectorat ", en
Revue Maroc-Europe. " Les peches maritimes", nº 9, 1996, pp. 217- 218.
611
una nota de réplica al proyecto jerifiano que el diplomático español había redactado personalmente.
Ojeda, consiguió finalmente que sus colegas la aprobaran por unanimidad. A continuación esta
nota fue remitida a las diversas capitales europeas para ser sometida a refrendo de los respectivos
gobiernos. El propósito de Ojeda era que las consultas concluyeran con el logro de un consorcio o
acuerdo entre los diplomáticos europeos que pudiera servir de base a una contestación colectiva que
se presentaría al Majzén, dado que éste había dejado un margen de seis meses antes de iniciar las
tareas de vigilancia y patrulla de las aguas del Rif.990 La iniciativa del Ministro español en Tánger
se ajustaba perfectamente al nuevo rumbo que estaba imprimiendo Silvela a las actuaciones
las potencias con representantes acreditados en Tánger, con el fin de dar una respuesta común al
gobierno marroquí que centuplicase así el rasgo conminatorio de la protesta y que sirviese para
la interrupción total del floreciente comercio generado a partir de ellas, cuyas bases se acababan de
sentar. La iniciativa española fue obteniendo sus frutos, y a partir del 23 de septiembre, empezaron
Húngaro993 que daban su asentimiento a una acción encaminada a oponerse a las medidas
restrictivas para el comercio en el norte del Imperio. Sin embargo la iniciativa española no obtuvo
unanimidad de pareceres en toda Europa, lo que llevó al gobierno Silvela a desestimar el proseguir
con la actitud de oposición frontal al Majzén. En sus instrucciones personales a Ojeda, el Jefe del
gobierno haría un replanteamiento absoluto de la situación, ante la seria reticencia de países como
Italia a adherirse al proyecto de rechazo colectivo. Así, partiendo del hecho de que la prohibición
990
R.O. del Ministerio de Estado de 20 de Septiembre de 1899 dirigida a la Embajada española en Londres. A.G.A.
Asuntos Exteriores. Embajada en Londres. Caja 7.016 /Leg. 181-bis.
991
R.O. del Ministerio de Estado no. 135 de 23 de septiembre de 1899 dirigida a la Legación española en Tánger.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 122 /Ex. 2.
992
Ibidem. R.O. del Ministerio de Estado no. 140 de 25 de Octubre de 1899 dirigida a la Legación española en
Tánger.
993
Ibidem. R.O. del Ministerio de Estado no. 137 de 24 de Octubre de 1899 dirigida a la Legación española en Tánger.
612
de comerciar en el Rif no alcanzaba a la ciudad de Melilla, por encontrarse fuera de la jurisdicción
marroquí y por estar refrendada la situación de la plaza española de los mismos derechos y
privilegios atinentes al tráfico mercantil europeo con Marruecos, que tenía el conjunto de puertos
del Sultanato, Silvela entendía que se podía aprovechar para los intereses comerciales españoles el
cierre de toda costa rifeña al comercio directo con Europa, ya que éste quedaría desviado
en el norte marroquí quedaría acrecentada. Melilla pasaría ser la vía indispensable de las relaciones
comerciales marroquíes con toda Europa. En caso contrario, de consolidarse la apertura de toda la
región rifeña al comercio europeo, y de aplicarse la libertad de navegación en el pleno sentido del
término, las posibilidades de penetración económica española quedaban anuladas. Algo que
preocupaba en particular a Silvela era la posible apertura de un puerto en el Rif que hiciera sombra
y anulara esa hegemonía comercial que se esperaba mantuviera Melilla en la región, a expensas
994
incluso de la creciente competencia procedente de Argelia. Por lo tanto, el jefe del gobierno
abstención en las que pudieran surgir por iniciativa del cuerpo diplomático tangerino. España no
debía adquirir compromiso alguno en una cruzada europea contra la restricción comercial en el
Rif.
994
Ibidem .Telegrama de Silvela a Ojeda. 4 de Noviembre de 1899.
995
Ibidem .R.O. del Ministerio de Estado no. 147 de 3 de Noviembre de 1899 dirigida a la Legación española en
Tánger.
613
En el interín la Legación británica en Tánger pretendía capitalizar en beneficio propio la
disparidad de pareceres de las potencias europeas sobre la restricción de la libertad comercial, para
embargo, tampoco fue posible el acuerdo en esta ocasión. Alemania y la Monarquía Dual se
marroquí, rechazando la prohibición de comerciar por el mar con el Rif como una medida contraria
a los tratados vigentes entre Marruecos y las potencias europeas. De hecho esta actitud nada nueva
de las potencias europeas con respecto a Marruecos. A fin de poder seguir manteniendo incólume la
ilusión de una presunta unidad de pareceres de las diplomacias, ante la resuelta actitud del Majzén,
Ojeda escribiría a Silvela exponiéndole las razones por las que juzgaba oportuno que el resto del
cuerpo diplomático que aún no se había pronunciado al respecto, contestara al gobierno marroquí
en el mismo sentido en que lo habían hecho los dos Imperios centro-europeos. Por otra parte Ojeda
rebatía los argumentos de Silvela y exponía los motivos por los que entendía que la medida
jerifiana era un ataque directo contra el prestigio español y contra las posibilidades de expansión
comercial a partir de los presidios menores. Señalaba al respecto que a Melilla afluían caravanas de
diferentes partes del Imperio jerifiano, tanto del interior del mismo como de las lejanas provincias
del Sur-este y del Amalato de Uxda, al Noreste del Sultanato. Ahora bien, Melilla prácticamente no
mantenía contacto comercial con el territorio del Rif. Dadas las condiciones topográficas del Rif, su
relativa incomunicación con el resto del Imperio, debido a la configuración montañosa del terreno,
comerciales entre la región y Melilla tenían un carácter esencialmente marítimo. Los presidios
menores eran asimismo un medio de penetración comercial para los intereses mercantiles españoles
que deseaban vender sus mercancías en la escabrosa y estrecha franja litoral. Hasta el momento, las
relaciones entre Alhucemas y el Peñón y las cabilas próximas eran de escasa entidad limitándose
614
adquiriendo mayor trascendencia. Sin embargo otras cabilas más numerosas y más lejanas a las
europeos o para ofrecer los productos de su suelo. Por lo tanto el comercio por vía marítima había
alcanzado una relevancia importante y era la base fundamental de las relaciones de intercambio
entre el Rif y España. Si el Rif quedaba cerrado al tráfico marítimo, Melilla, Alhucemas y el Peñón
iban a ver anuladas gran parte de sus actividades y la importancia de los presidios menores
prácticamente se diluiría.
Sin embargo Ojeda trascendía este nivel de análisis y los sucesivos acontecimientos que se
Peñón de Vélez le llevaban a valorar el significado de este cúmulo de hechos como resultado de un
plan previamente establecido por Bu Ahmed, el Gran Visir, consistente en borrar de un plumazo el
prestigio español y aún la presencia militar de la nación en el Rif, mediante el aislamiento total de
la región, en la que España ocupaba una "posición tan prominente como aventajada". A este mismo
fin -deducía el diplomático- respondían las gestiones recientes del Bajá del campo fronterizo de
Melilla que deseaba imponer una serie de restricciones a los numerosos productos europeos que se
transportaban a Marruecos desde el barrio del Polígono por parte de caravanas que venían a
recogerlos, procedentes de diversas partes del Sultanato. El Bajá deseaba incrementar la fiscalidad
que se les aplicaba. Al intentar aumentar las tasas arancelarias cobradas por la Aduana marroquí
instalada en el interior de la plaza española, el delegado del Majzén buscaría restringir la intensa
actividad de importación en el Sultanato que tenía su origen en Melilla. Asimismo Ojeda explicaba
al jefe del gobierno que las pretensiones del gobierno jerifiano de que España impidiese la entrada
en Alhucemas de los cárabos rifeños eran muy antiguas y ahora se revelaban bien a las claras las
996
Ibidem. Ojeda a Silvela. Despacho no. 144. 8 de Noviembre de 1899.
615
expectativas de Bu Ahmed cuando se hacía más evidente que nunca la hostilidad del Gran Visir a la
plaza española, puesto que el Bajá del campo fronterizo la bloqueaba, incomunicándola del
"No se trata por tanto como en otras ocasiones de las veleidades inconexas y aisladas
de un mandón ensoberbecido ó tiránico, sino de un plan preconcebido por el gobierno
central con toda la perseverancia y astucia que le son características y para cuyo logro no
ha vacilado en aprovechar la actual situación de España ni el contar con las naciones
europeas cuyas simpatías creyó granjearse merced a la invocada necesidad de suprimir la
997
piratería".
Las autoridades majzeníes se oponían al creciente auge del comercio de importación en el Rif
realizado a través de los presidios menores, dado que se realizaba formalmente de manera
clandestina, al no abonar las mercancías procedentes de Alhucemas o del Peñón ninguna tasa
imperial en la bahía de Alhucemas y a que ésta se convirtiese en el centro de vigilancia fiscal del
que había carecido siempre en el territorio, el Gobierno marroquí. Tal medida era contemplada con
aprobación por el cuerpo diplomático tangerino por considerarla como una vía más de penetración
de las mercancías europeas en un Imperio donde todas las costas no eran accesibles al tráfico
comercial procedente del exterior. Únicamente Francia se oponía a la pretensión de Ojeda ya que
supondría una catástrofe auténtica para las actividades comerciales realizadas con base en
Argelia.998 Ojeda aspiraba, como en el caso del lazareto de Mogador donde había intentado
capitalizar la construcción del establecimiento en beneficio de España, a que una posible apertura
generalizada del Rif al comercio europeo redundara en favor de los intereses nacionales,en caso de
616
desarrollo que adquiriría y la pingüe compensación que recibiría España por lo que
pudiese menguar el tráfico de Melilla con la vecina costa".999
La respuesta de Silvela se demoraría hasta finales de año. Deseoso de tomar una actitud
prudente que tenía previamente que pasar por múltiples consultas con las cancillerías europeas, los
contactos con la monarquía italiana habían permitido al gabinete conservador conocer la favorable
actitud de aquel país a las pretensiones marroquíes, por considerarlas justas y pertinentes. En
consecuencia, Silvela informaría a Ojeda que el gabinete había estudiado detenidamente la nota de
reconocía implícitamente al Sultán el derecho de permitir o restringir en las costas del norte del
Imperio la navegación de los cárabos rifeños, lo mismo que el derecho al ejercicio de la vigilancia
por parte de las unidades navales jerifianas sobre dichos cárabos, en el caso de que el Sultán
facultara la navegación. Silvela no entraba por tanto a discutir una potestad del Majzén y por el
exposición, el jefe del gobierno argumentaba su creencia de que en el caso de ser rechazada por las
potencias la resolución contenida en la nota del Majzén, el tráfico ilegal quedaría implícitamente
autorizado en las costas del Rif, sin que paralelamente se adoptara ninguna precaución para
reprimirlo o para evitar que los cárabos rifeños siguiesen atacando a los buques europeos. Por otra
parte, si España violaba en el futuro las disposiciones restrictivas del Majzén, daría pie al estallido
de un conflicto grave con Marruecos, en el caso de que el Gobierno marroquí diese instrucciones al
comandante del moderno crucero imperial, el Bashir, encargado de la vigilancia de las costas
rifeñas, de que llevase a cabo una acción ejecutiva firme en la represión de los que contraviniesen
las normas establecidas en contra de la navegación en el Rif. Silvela prefería ponerse del lado del
Sultán en esta ocasión. También entendía que respetar la disposición imperial no iba en detrimento
999
Ibidem. Ojeda a Silvela. Despacho no. 144. 8 de Noviembre de 1899, documento ya citado.
617
"El interés de España no está en que los rifeños tengan un gran comercio, sino en que
el que se haga se efectúe necesariamente por nuestras plazas en beneficio de éstas y
1000
aumento de nuestro prestigio e influencia en aquellas bárbaras tribus".
Silvela descartaba como improbables las opiniones de Ojeda sobre la intención de Bu Ahmed
Sultán en todo lo que por derecho y por estar estipulado en los tratados vigentes le correspondía, en
contrapartida se podrían obtener posteriormente una serie de ventajosas concesiones por parte del
Gobierno marroquí. Sin embargo, la última parte de sus instrucciones no reflejaban tan buenos
auspicios para el Sultán: Silvela mostraba su deseo de oponerse con resolución, empleando incluso
la fuerza armada si el Majzén en el futuro optaba por tomar cualquier tipo de medida atentatoria o
vejatoria para los intereses nacionales, y rechazaba explícitamente uno de los puntos de la nota de
Ghannam, lo que en la práctica venía a ser un desafío a la soberanía imperial. Así, mientras el
Majzén estipulaba la facultad de que su crucero pudiera apresar y remolcar a los buques extranjeros
que sorprendiera realizando contrabando o intercambio comercial en la costa del Rif, el político
Embajador en Londres, expresando idénticos deseos de acceder a los deseos del Majzén y de
aprovechar a su vez la prohibición al comercio marítimo en aguas rifeñas para canalizar todos los
intercambios mercantiles en la región a partir de las guarniciones españolas, que Silvela deseaba
ver convertidas en los mercados centrales del territorio. Confiando en poder hacer causa común en
el futuro con Italia y el Reino Unido, instruía a Rascón a fin de que intentara una aproximación
hacia Gran Bretaña, sin mencionar para nada los intereses españoles de capitalizar en beneficio
propio la disposición imperial, convenciendo al primer ministro británico y secretario del Foreign
1000
Ibidem. R.O. del Ministerio de Estado no. 171 de 20 de Diciembre de 1899 dirigida a la Legación española en
Tánger.
1001
Ibidem .R.O.del Ministerio de Estado no. 171 de 20 de Diciembre de 1899 dirigida a la Legación española en
Tánger, documento ya citado.
618
Office, Lord Salisbury de la oportunidad y pertinencia de las medidas majzenianas. De esta manera
el político conservador ensayaba una fórmula que repetiría al año siguiente, cuando intentaría
obtener del Reino Unido el apoyo necesario para poder arrancar al Sultán la concesión de Tarfaya y
la Sakia al-Hamra (Sagia el-Hamra). Eso suponía en los asuntos relativos a Marruecos por primera
últimos años; cuando se encontraba ante el rechazo de buena parte de la comunidad internacional,
Silvela no desistía de sus propósitos y aún teniendo en cuenta sus deseos de integrar a España en la
Dúplice franco-rusa durante este año, éstos no eran obstáculo alguno para en las cuestiones
En Tánger los miembros de la Dúplice, Francia y Rusia presentaban una nota de respuesta
no-conminatoria de rechazo a las medidas del Majzén. Pareció sin embargo que Lord Salisbury
aun sin dar una respuesta categórica a Rascón en el curso de su primera entrevista sobre el asunto
estaba dispuesto a hacer causa común con España e Italia, mostrándose favorable a las medidas que
el gobierno jerifiano se proponía tomar en el Rif. 1003 Por esa razón el 23 de Enero de 1900 el sub-
secretario del Ministerio de Estado, Dupuy de Lôme, ordenaba a Ojeda que entablara contacto con
ausencia de Nicolson, con el fin de consolidar la creación de un frente unido anglo-español que
Sin embargo, la conjunción anglo-española no fue posible. White alegó no poder proceder en
este sentido al no haber recibido ningún tipo de instrucciones de Londres, y cuando por fin éstas
llegaron, lo hicieron en sentido opuesto a las aspiraciones de Silvela. Lord Salisbury manifestaría
1002
R.O. no. 208 de 20 de Diciembre de 1899 dirigida a la Embajada de España en Londres. A.G.A. Asuntos
Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.016 / Legajo 181-bis.
1003
Conde de Rascón, Embajador de España en Londres a Francisco Silvela., Jefe del Gobierno y Ministro de Estado.
Despacho no. 2. 11 de Enero de 1900. A.G.A. Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.019. Legajo
196.
1004
R.O. no. 7 del Ministerio de Estado de 22 de Enero de 1900 dirigida a la Legación Española en Tánger .A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 122 /Ex. 2.
619
al conde de Rascón que no estaba dispuesto en modo alguno a oponerse al resto de cancillerías
europeas1005. ¿Por qué esta actitud errática del primer ministro británico?.
Lord Salisbury no era un experto en cuestiones marroquíes. Por ello cuando se le abordaba
por parte española, por primera vez, con algún tipo de petición recabando ayuda o apoyo británico
sentido favorable lo que hacía albergar muchas esperanzas al gabinete Silvela. ¡Por fin, se pensaba
verano de 1900 se solicitó de Salisbury que diera su aprobación a la ocupación española de Tarfaya
y Sakia al- Hamra, éste contestó favorablemente en primera instancia. Ahora bien, pasados los días,
Lord Salisbury entraba en contacto con los expertos del Foreign Office en asuntos marroquíes,
sobre todo con sir Arthur Nicolson que le aconsejaban desdecirse, y oponerse a las resoluciones
hispanas. El conde de Rascón sí consiguió, empero entablar con el Foreign Office un ambiente de
relación muy fluído, amigable, y hasta de franca confianza británica hacia su persona. En los
salones del Ministerio de Exteriores británico, Rascón podía llevar a cabo un intercambio de
opiniones ágil y rápido sobre las cuestiones marroquíes. Por ello pudo averiguar a través de
Sanderson, el Subsecretario permanente que Sir Arthur Nicolson había remitido a Lord Salisbury
irrealizables por la oposición que a ellas hacían otras potencias europeas. En este apartado de las
francesa.1006
España se iba a quedar sola al lado del Sultán, sin apoyo alguno. Nicolson, a su vuelta de
Gran Bretaña, remitiría una Nota al Majzén copiada posteriormente por las Legaciones belga y lusa
en la que se negaba a sancionar las medidas del Gobierno marroquí, pero adoptaba asimismo una
1005
Rascón a Silvela. Despacho no. 3. 11 de Enero de 1900. A.G.A. Asuntos Exteriores. Embajada de España en
Londres.Caja 7.016 / Leg. 181-bis.
1006
Rascón a Silvela. Despacho no. 40. 21 de Febrero de 1.900. A.G.A. Asuntos Exteriores. Caja 7.016 / Leg. 181-bis.
620
compatibilizasen los intereses del Sultán sobre la represión de la piratería y el contrabando, con el
Rif. 1007 El gobierno italiano, que había enviado una misión diplomática a la corte jerifiana y que se
mostraba reticente a adoptar una postura contraria al Majzén, rectificaría a tiempo manifestando
Marrakesh, la oportunidad de dar al Sultán una respuesta similar a la sostenida por las principales
potencias interesadas en la cuestión marroquí. 1008 Las pretensiones del Majzén de aislar al Rif del
comercio europeo quedaban así frustradas ante el firme rechazo de todas las potencias.
En torno a los últimos años de la década de los ochenta las cancillerías europeas se habían
visto convulsionadas por una noticia procedente del Imperio jerifiano. Italia parecía haber
conseguido una preeminencia coyuntural de cierto relieve en la corte imperial, 1009 pues el Ministro
diplomático tangerino consideró al ser divulgada la noticia que constituía una seria infracción del
1007
Ojeda a Silvela. Despacho no. 22. 20 de febrero de 1900.A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 122
/Ex. 2.
1008
Ibidem. R.O. del Ministerio de Estado no. 18 de 9 de Febrero de 1900 dirigida a la Legación española en Tánger.
1009 También preocupó bastante en el Ministerio de Estado español la noticia de que una misión belga, presidida por
el ingeniero Defasse acababa de regresar de Marruecos, donde había obtenido importantes concesiones: de construcción
de ferrocarriles, tranvías, traída de aguas, cremación de basuras, obras sanitarias y el establecimiento de oficinas de
exportación e importación. Real Orden del Ministerio de Estado de 14 de Octubre de 1899 dirigida a Emilio de Ojeda.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 329 / Ex. no. 1. Se le ordenó a Emilio de Ojeda en Tánger que
investigase la veracidad de tales informaciones. El diplomático cumplió diligentemente su misión, señalando que eran
inexactas: a finales de septiembre, efectivamente se había presentado en Tánger la misión belga de Defasse. Una
corporación comercial e industrial de Bélgica, poseedora de cuantiosos capitales, la había enviado con la intención de
explorar la viabilidad de emprender en Tánger diversos trabajos de saneamiento, así como de obtener del gobierno
jerifiano diversas concesiones. La Misión no tenía, por lo tanto objetivos políticos y los económicos eran de alcance
limitado, pero aún así estaban llamados al fracaso puesto que exigían una concesión especial del gobierno jerifiano, que
éste no estaba dispuesto a realizar, ni tan siquiera en lo relativo a la traída de aguas y saneamiento de Tánger. La razón
de la desconfianza española estribaba en la fuerte oposición y en los recelos que suscitaba entre las potencias
interesadas en la cuestión marroquí, cualquier iniciativa de grandes vuelos relativa a la penetración en el Sultanato,
incluso aquellas que como la belga parecían desprovistas de cualquier tendencia política. Despacho no. 140 de Emilio
de Ojeda dirigido al Ministro de Estado. 4 de noviembre de 1899. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
329 / Ex. no. 1. La misión devino pues en un simple ensayo de penetración y no se convirtió en la empresa seria que los
periódicos belgas habían indicado en un primer momento, sugiriendo que el gobierno del país refrendaba la iniciativa.
El gobierno belga se desentendía – por ahora – de lo que parecía una empresa aventurera y prematura: invertir en
Marruecos. Pero en el futuro podía cambiar actitud. El incidente era una señal de los tiempos nuevos que ahora
comenzaban, de que la cuestión marroquí llegaba a un pronto desenlace.
621
'statu quo'; los recelos consiguientes provocaron que lloviesen una serie de quejas y
recriminaciones sobre el Majzén. El Sultán Mawlay Hassan quedó cohibido por la hostil actitud de
las potencias europeas y por la exigencia formulada por alguna de ellas de obtener, en virtud de las
disposiciones de "nación más privilegiada" que figuraban como cláusula añadida en todos los
tratados y convenios comerciales firmados entre Marruecos y los principales países europeos con
intereses en el Sultanato, idénticas concesiones para sus respectivas naciones. Por ello el Sultán
acordó renunciar al encargo del crucero, cancelar su compromiso con Italia y pagar la
correspondiente indemnización a la casa Orlando, constructora del buque. Esto no fue aceptado por
el Gobierno italiano que, sumamente irritado por la oposición de las demás potencias, pretendió
hacer pagar caro al Sultán las consecuencias de su debilidad y le presentó una crecida suma en
transcurrido en 1899 un plazo de seis años desde que fuera botado, esperando su destino final, sin
que los marroquíes fueran a hacerse cargo de él. En el interín el Gran Visir Bu Ahmed acababa de
perfilar su plan para reforzar el perímetro defensivo marroquí en el flanco norte del Imperio,
aislando de la presencia colonial a todo el Rif; necesitando de un buque de guerra moderno para
realizar las funciones de guardacostas, se decidió a adquirir el crucero y a pagar por fin la
había dado por hecho que el buque de guerra iba a estar mandado y tripulado por oficialidad y
marinería pertenecientes a la escuadra real italiana -hecho que en la década anterior tanto alarmó a
las potencias europeas- , el Gran Visir obtuvo ahora de la monarquía saboyana que renunciara a ese
privilegio. El Bashir -así sería bautizado el buque- estaría tripulado exclusivamente por marinería
marroquí, reclutada entre los puertos atlánticos del Sultanato (fundamentalmente en Rabat),
mientras que el mando del buque y los puestos de maquinistas quedarían reservados a miembros de
la marina mercante italiana al no haber ningún marroquí con aptitudes para desempeñar estas
tareas. Una comisión mixta italo-marroquí integrada por diversos funcionarios del Majzén y el
622
intérprete de la Legación italiana, Gentile, se aprestaba a viajar a la Toscana para hacerse cargo del
buque. 1010
preciso de las condiciones en que el buque pasaba a control marroquí. En vida todavía de Cánovas,
se había sugerido al Majzén -por indicaciones del entonces Ministro de Estado, Duque de Tetuán-
la conveniencia, para que España no objetase el proyecto de construcción del buque, de que éste
estuviera mandado por un capitán español. Benomar -entonces el máximo experto en asuntos
marroquíes con que contaba la diplomacia española- aconsejó a Silvela respaldar el propósito
italiano de que marinos mercantes de esa nacionalidad sirvieran en el Bashir, ya que a los intereses
Imperio, y dado el hecho de que gran parte del contrabando en las costas del Rif tenía su origen en
Gibraltar, y era protagonizado por faluchos bajo la bandera británica. Cabía la posibilidad de que en
el futuro se produjeran incidentes entre el crucero marroquí y este tipo de buques que derivaran en
enfrentamientos armados, y en esta tesitura convenía alejar la posibilidad de que un capitán español
se viera involucrado en un incidente internacional, puesto que Inglaterra respaldaría a los buques
que ostentaban su pabellón, con lo que se entraría en la repetida espiral de reclamaciones, solicitud
escrupulosamente por el gabinete conservador. El día 27 de Octubre tras haber efectuado diversas
1010
Ojeda a Silvela. Despacho no. 118. 20 de Septiembre de 1899. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 103 / Ex. 2.
1011
Ibidem.El Embajador de España en Roma, conde de Benomar a Francisco Silvela, jefe del gobierno y Ministro de
Estado. Despacho no. 167.22 de Octubre de 1899.
1012
Ibidem.Benomar a Francisco Silvela. Despacho no. 172. 27 de Octubre de 1899.
1013
Ibidem.Emilio de Ojeda a Francisco Silvela. Despacho no. 138. 3 de Noviembre de 1899.
623
Mientras tanto en los alrededores de Melilla habían comenzado con el otoño una serie de
combates que enfrentaban al Bajá del campo fronterizo con varias fracciones de cabilas
pertenecientes al territorio de Kelaia. La actitud de España buscaba ante todo procurar evitar la
repetición de incidentes fronterizos con las tribus próximas a la ciudad, para evitar que se creara
una situación como la que había desembocado en el conflicto de Melilla. Tal como volvería a
ocurrir en 1903 (con motivo de la insurrección del Rogui), la máxima del gobierno de Madrid sería
la de buscar siempre la amistad de quien ejerciera un control permanente y férreo sobre el territorio
próximo a Melilla; en el caso de suscitarse un conflicto interno entre los propios marroquíes,
decantarse por una neutralidad "aparente" que de hecho no excluía la posibilidad de ayudar a los
dos bandos en liza de forma puntual y circunscrita, ya fuese casi simultáneamente, o de forma
escalonada. Ante todo, las autoridades de Melilla no podían ni debían -bajo ningún concepto-
fronterizo solicitó del Comandante general de Melilla que le fuesen vendidos los cartuchos de fusil
Remington que necesitaba para municionar a su tropa. Consultada la Legación en Tánger, Ojeda
Alhucemas y las playas rifeñas y pudiera ser reanudado el suministro de víveres a la guarnición,
Melilla adquiriendo un signo favorable para las tropas imperiales que, sin embargo, volvían a tener
1014
problemas de munición. Repetida la solicitud de compra de cincuenta mil cartuchos y a pesar
de la opinión favorable del comandante general de Melilla a acceder a la reiterada petición del Bajá,
Silvela - consultado por su ministro de la guerra, el general Azcárraga- juzgó oportuno antes de
1014
Telegrama del Ministro de la Guerra, general Azcárraga al Ministro de Estado y Jefe del Gobierno, Francisco
Silvela. 29 de Noviembre de 1899. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 / Ex. 1.
624
dar una respuesta definitiva, telegrafiar a Ojeda.1015 El diplomático disentía una vez más de la
oportunidad de la venta. Obsesionado por la idea de que el Gran Visir había pergeñado un plan
general, hostil a los intereses de España en el Rif y tendente a extirpar en lo posible la influencia e
incluso la presencia española en la región, creía que éste era el momento oportuno para chantajear
al Majzén, utilizando el conflicto de Kelaia como una forma de presión sobre el gobierno marroquí.
La fórmula que defendía era la de no proceder a la venta y que, en su lugar el Comandante general
de Melilla exigiese antes de la misma y como condición sine qua non para que tuviera lugar, que
fuese revocada inmediatamente la prohibición de traficar con las plazas españolas a las cabilas
vecinas de Alhucemas y Peñón de Vélez.1016 Silvela sin embargo demostró tener criterio propio y
en esta ocasión discrepó de la opción marcada por el representante en Tánger. Remitió órdenes al
general Azcárraga autorizando al comandante general de Melilla a que vendiese los cincuenta mil
cartuchos solicitados, haciendo paralelamente constancia al Bajá del campo fronterizo que España
contra los sublevados de Kelaia. Lo que se pedía del Bajá era que presionara sobre Abd al-Aziz
entre territorio marroquí y los presidios españoles en el Rif.1017 A Ojeda le telegrafiaría pidiéndole
que respaldara las gestiones del gobernador de Melilla, remitiendo una nota al Gran Visir, Bu
Ahmed. En dicho documento, el diplomático debía exponer la difícil situación del Bajá al estar
por último, recabar de Bu Ahmed en contrapartida al favor prestado la derogación de las órdenes de
bloqueo. 1018
1015
Ibidem. Telegrama del Jefe del Gobierno y Ministro de Estado, Francisco Silvela a Emilio de Ojeda. 30 de
Noviembre de 1899.
1016
Ibidem .Telegrama cifrado de Ojeda a Silvela. 1 de Diciembre de 1899.
1017
Ibidem.Telegrama de Silvela al general Azcárraga, Ministro de la Guerra. 2 de Diciembre de 1899.
1018
Ibidem.Telegrama de Silvela a Ojeda. 2 de Diciembre de 1899.
625
servicio que como representante del Sultán recibía del gobierno español, le llamó la atención sobre
los problemas que atravesaban Alhucemas y el Peñón. El Bajá le espetó que su autoridad no
alcanzaba a las cabilas fronterizas de esas plazas españolas, pero se comprometió en escribir al
gobernador de aquel campo fronterizo, rogándole que procediera al levantamiento del bloqueo. 1019
cuando en Enero de 1900, este último se dirigía de nuevo repetidas veces a la plaza, manifestando
al comandante general que en los combates sostenidos con las cabilas rebeldes durante los días
anteriores, había agotado completamente los cartuchos que le habían sido proporcionados, por lo
que solicitaba la compra de otros veinticinco mil. Aún a sabiendas que el Bajá no había escrito
había hecho, no habían sido atendidas sus reclamaciones, el general Hernández optó por entregar
española en el Rif, aprovechando los acontecimientos desastrosos para España del año anterior. El
el Hach Er Rifí, comenzó a verse presionado por el gobernador del campo fronterizo, Sibuka
Mchaid, quien le conminó a no seguir sirviendo a los intereses españoles; al no obedecer el rifeño
Haddú, el cual se vio obligado el 7 de Octubre a refugiarse en la plaza. Tras la reclusión de Haddú
en Alhucemas, su casa fue destruida, y confiscados sus bienes y pertenencias.1021 A pesar que desde
Tánger, Ojeda formuló una severa reclamación al Gran Visir acompañada de la solicitud de una
indemnización, ésta fue completamente desatendida por Bu Ahmed. Las amenazas y el acoso que
experimentó el protegido urriaguel se inscribían en la actitud abiertamente hostil del Majzén hacia
1019
Ibidem .Oficio del Comandante General de Melilla, general Venancio Hernández de 13 de Diciembre de 1899
dirigido al Ministerio de la Guerra.
1020
Oficio del Ministerio de la Guerra de 28 de Enero de 1900 dirigido al Ministerio de Estado. A. G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 84 /Ex. 1.
1021
Ibidem. Oficio del Gobernador Militar de Alhucemas, Anastasio Terrón de 21 de Octubre de 1899 dirigido al
Comandante General de Melilla.
626
España iniciada en Septiembre y que culminaría con el bloqueo de las guarniciones de Alhucemas y
Peñón de Vélez.
momento actual por la historiografía española, que pone contra las cuerdas al gobierno conservador
y le obliga, dentro de los márgenes de aproximación a Francia, a obrar ejerciendo sobre el Majzen
una iniciativa de presión autónoma y solitaria, sin contar con ningún tipo de alianzas exteriores,
ante un grave ‘casus belli’ que le coloca al borde del enfrentamiento armado con el Imperio. A
pesar de las iniciativas de Ojeda, el prestigio y la consideración ejercida hacia España hasta
bélico con los Estados Unidos. Esta situación de extrema debilidad de la posición española va a ser
potencias aspirantes al reparto del Imperio, sí por lo menos para hacer profunda mella en sus
pretensiones y anularla de tal modo que su presencia desapareciera del Rif. El procedimiento
empleado fue el bloqueo de las posesiones españolas de Alhucemas y Peñón de Vélez de la Gomera
Realizada con éxito durante el año anterior la campaña punitiva contra la tribu de Bocoya, las
tropas imperiales habían permanecido desde entonces en el territorio del Rif y aunque en el calor de
los combates, los intereses de algunos "protegidos" españoles se habían visto afectados por la
actuación de los integrantes de la meha-la imperial, las relaciones entre el cuerpo expedicionario y
las autoridades españolas no habían pasado por ningún momento de tirantez. Las circunstancias
Alhucemas sobre la promulgación de una orden por parte del gobernador del campo fronterizo que
afectaba a los cabileños próximos a la plaza española y que establecía una restricción severa en la
627
circulación de mercancías y artículos de primera necesidad desde el territorio marroquí hasta la
guarnición. Así mientras que el comercio cotidiano de artículos de subsistencia desde el campo
marroquí se cifraba en unas ventas diarias superiores a los mil huevos y al centenar de aves de
corral, las nuevas disposiciones restringían la entrada de dichos artículos en campo español a las
cotas mínimas de diez aves y un cajón de doscientos cincuenta huevos, cantidades insuficientes
para cubrir las necesidades de consumo de la guarnición y población civil. Las disposiciones venían
visitase la plaza española. Las noticias llegadas a Tánger no explicitaban si la disposición había
partido directamente del Majzén o se trataba de una iniciativa personal del Comandante de la
Alertado por las autoridades de la plaza, la energía habitual de Ojeda le llevó a entrevistarse
el 27 con el Delegado del Sultán, Mohammed Torres, solicitando que formulase las instrucciones
oportunas para que se restableciese la libertad de circulación de mercancías entre las cabilas y la
plaza. Como en el asunto del crucero norteamericano, la táctica de Mohammed Torres fue la
agotamiento de las pretensiones imperialistas. El Delegado del Sultán se negó a emitir tales
española dirigirse directamente al Majzén. Ante tal negativa, Ojeda redactaba una primera nota de
protesta, que presentaba ante Torres el mismo día, invocando como argumento el tratado de
comercio entre España y el Imperio jerifiano suscrito en Madrid el 20 de noviembre de 1861, que
establecía la libertad de circulación de artículos de primera necesidad entre las plazas españolas y el
territorio fronterizo. Comenzaba así una etapa del litigio hispano-marroquí que se iba a prolongar
durante un mes, de intercambio de notas de protesta por parte española y de notas de réplica por
1022
Anastasio Terrón, Gobernador Militar de la Plaza de Alhucemas a Ojeda. 22 de Septiembre de 1899. Oficio.
AGA. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 354 /Ex. 3
628
parte del Delegado del Sultán en Tánger. El modo de actuación de M. Torres tenía el objetivo de
ganar tiempo, lo que contribuiría a agravar el conflicto, a la vez que suscitaba un problema de
suministros de gran magnitud, que forzaba a las autoridades españolas a mantener a la población y
guarnición residentes en la plaza con vituallas y alimentos que llegaban estrictamente por vía
marítima.
La existencia de esta primera nota escrita motivó a Mohamed Torres a llevar a cabo un
cambio en sus planteamientos: su contestación es del día siguiente, el 28, e introducía nuevas
variantes en el litigio. Argüía el diplomático marroquí que si bien el artículo 45 del tratado de
comercio establecía la libertad total para la compra-venta -al por menor- de artículos textiles o
comestibles entre Ceuta y Melilla y los territorios marroquíes próximos, la interrupción del
comercio en Alhucemas por parte del Majzén había tenido su origen en el hecho de que gran parte
de las mercancías objeto de tráfico entre Alhucemas y el territorio del Sultanato excedían del
marco legal y comprendían otro tipo de artículos no incluidos en el convenio, es decir los
concernientes al ámbito del contrabando. Ello le llevaba a reafirmarse en su negativa a dar paso
alguno en el asunto y a insistir en su pretensión de que el levantamiento del desbloqueo sólo podía
y de todo tipo de víveres en la plaza española. A corto plazo no había problemas de suministro
pues los comerciantes establecidos en el islote, al socaire de la recién estrenada política económica
de infiltración en el Rif, tenían almacenadas suficientes vituallas como para abastecer a las
necesidades de la población civil y militar y por ende, se contaba con las vituallas que llegarían de
Melilla.1023
La noticia del bloqueo de Alhucemas llegó a Madrid por vía doble: desde la Legación en
1023
Oficio del Comandante- Gobernador de la guarnición de Alhucemas dirigido al Comandante General de Melilla. 3
de Octubre de 1899. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84 / Ex. 1.
629
aquél y de la prohibición de la entrada de los Urriagueles en los límites de Alhucemas se ordenó
inmediatamente la activación de las negociaciones con el Delegado del Sultán.1024 Las indagaciones
de las autoridades militares melillenses habían permitido saber que el gobernador del campo
fronterizo no obraba por iniciativa propia ni recibiendo ordenes directas del Majzén, sino que su
actuación respondía a instrucciones del propio Mohammed Torres, por lo que el Encargado de
producirse una breve ausencia temporal de Ojeda, envió a tratar con él al intérprete de la Legación,
Manuel Saavedra, para, al día siguiente (25 de Octubre) y ante la persistencia por parte del
marroquí en las mismas argucias dilatorias, remitirle una segunda nota de protesta en términos más
enérgicos. En este caso se invocaba asimismo el artículo 6º del convenio hispano-marroquí firmado
en Tetuán el 24 de agosto de 1859 por el que se acordaba la adopción de una serie de medidas
disponía, al respecto, no sólo la libre entrada de víveres y bebidas para las guarniciones de dichas
plazas, sino la permanencia junto a ellas de un caíd con tropa imperial suficiente como para
La respuesta de Mohammed Torres está fechada el mismo día, teniendo un carácter más
explícito que en ocasiones anteriores: sus enviados se habían entrevistado con el gobernador del
campo fronterizo de Alhucemas y éste les había manifestado que la orden para establecer el
bloqueo procedía directamente de Marrakesh, del propio Gobierno marroquí. Con ello el Delegado
del Sultán daba por concluida la negociación. El litigio entraba pues en una nueva fase, marcada
por la apelación española a una instancia superior. Así el 29, García Jove, cansado de las tácticas
1024
R.O. nº 132 del Ministerio de Estado a la Legación Española en Tánger. 19 de Octubre de 1899. AGA. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 354/ Ex. 3.
1025
Ibidem. Encargado de Negocios de la Legación de España en Tánger, Manuel García Jove al Ministro de Estado,
Francisco Silvela. 26 de Octubre de 1899. Despacho nº 134. .
630
dilatorias de Torres, elevaba una nueva nota de protesta, exigiendo el levantamiento del bloqueo,
pero esta vez ante el Gran Visir. El diplomático español hacía un somero repaso de los antecedentes
del conflicto, resaltando las sucesivas negativas verbales del Delegado del Sultán a aceptar la
responsabilidad del mismo, y adjuntando las dos notas de réplica remitidas a la Legación por
Torres. Se insistía en el texto asimismo en los convenios oficiales suscritos por España y Marruecos
una flagrante violación de los mismos. Se solicitaba de Bu Ahmed que emprendiera las acciones
indicación de que la existencia de incidentes de aquel tipo no contribuía a mejorar en nada las
relaciones entre las dos monarquías. Con todo, García Jove no pretendía responsabilizar
directamente al Majzén del origen de la disputa, sino que pretendía hallar un culpable en el Bajá del
Campo fronterizo, poniendo así las bases para la posterior petición de su destitución.
Legación española permanecía sin respuesta por parte del Gran Visir. A finales de dicho mes se
comenzaban a conocer otras noticias de tinte aun más alarmante provenientes del Rif. Meses antes,
Ojeda, atento a afianzar la presencia española en la zona, había reforzado su antaño precario
que dieron ahora noticia de que el bloqueo y la interrupción del suministro de víveres se había
trasladado asimismo al Peñón de Vélez de la Gomera.1026 Al igual que cuando ocurrieron los
sucesos de Uxda en la primavera de 1897, y aun teniendo Ojeda que moverse con gran rapidez para
confesaba a Almodóvar del Río sólo un año antes, la construcción de una eficaz red de confidentes
iba a proporcionar a la diplomacia española las pistas necesarias para comprender los orígenes y
1026
El Gobernador del Peñón escribiría al Comandante General de Melilla indicándole la recepción del rumor de que
en la alcazaba de Snada se había leído a los cabileños una carta del Sultán prohibiendo la venta de vituallas a los
presidios menores españoles. Telegrama del Gobernador del Peñón de Vélez al Comandante General de Melilla.S.H.M.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
631
causas del litigio. La información suministrada desde el Rif hablaba de constantes reuniones
celebradas entre el jefe de la expedición imperial, el caíd Mohammed Uld Bushta el Bugdadi 1027 y
varias cabilas del territorio, y la circunstancia de que el caíd "en esas reuniones después de ensalzar
el poderío del Sultán y sus propias hazañas, y de asegurarles que las influencias extranjeras se
desvanecían ante la majestad del solio sheriffiano como las nieblas matutinas ante los rayos del
sol, los ha amonestado para que eviten ante todo cualquier contacto con sus vecinos de las plazas
cualquier cosa que oigan o crean, relativa al propósito de España de reivindicar sus derechos,
anulando la disposición por él adoptada, respecto de nuestro aislamiento, son consejos, veleidades
de una nación débil que se estrellarán contra la firme resolución y pujanza para mantener su
El verdadero objetivo de la expedición imperial al territorio del Rif durante el año anterior
quedaba desvelado. No se trataba sólo de una operación de castigo para reprimir unos actos de
piratería que comportaban constantes reclamaciones y quejas ante el Majzén, litigios interminables
y pagos a las potencias afectadas por los ataques navales de indemnizaciones considerables que
defensivo que salvaguardara de cualquier agresión imperialista esta zona tan sensible del Imperio
jerifiano. Como han argumentado acertadamente Ibn Azzuz Hakim, Abdallah Laroui o Adnan
única y homogénea, sino que habría que hablar en ella de diversas formas o modalidades. Por esa
razón, cuando se producía el desaliento de una de ellas, por ejemplo la de las cabilas,
inmediatamente se producía su sustitución por otra, como la del propio Majzén, aunque todas ellas
1027
A quien Ojeda pinta en su despacho de 25 de Noviembre como un hombre de "notable crueldad y barbarie" y al que
juzga culpable de la sangrienta represión sufrida por los Bocoyas en el 98 y de haber acosado y perseguido a varios
protegidos españoles.
1028
Ojeda a Silvela. 25 de Noviembre de 1899. Despacho nº 155. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
354 / Ex. 3.
632
cumpliendo una misma misión histórica: garantizar la seguridad nacional, y la defensa de la
De esta manera, Ojeda apuntaba a Silvela que estos acontecimientos (el bloqueo de
Alhucemas) eran previsibles desde el momento en que el Gobierno del Sultán había alertado con
anterioridad a las Legaciones de una serie de medidas que buscaban evitar cualquier presencia
extranjera en el Rif. Ahora resultaba evidente que lo sucedido iba dirigido directamente contra los
expedido desde Vélez de la Gomera hacia la Comandancia General de Melilla, un oficio que
relataba el inicio del bloqueo de esta posición española por las fuerzas imperiales situadas en las
acampada en la vecindad de la guarnición del Peñón al mando del jerife Abu Bakr y de
Mohammed Uld Bushta, hasta mediados del mes, afluían con normalidad a la plaza miembros de
las tribus próximas, asegurando el mantenimiento diario de la guarnición con las ventas que allí se
inopinadamente, sin embargo, surgieron una serie de rumores que hablaban de una misiva imperial
llegada de Marrakesh, que establecía el inicio del bloqueo. Poco después el jefe de la guarnición y
gobernador del Peñón, Mariano Saldaña, recibía la visita del caíd Mohammed Lahatin, jefe de la
guardia fronteriza marroquí para desmentir esa noticia, que él calificaba sólo de fábula sin
fundamento. Las mismas respuestas asegurándole la inexistencia de tal documento había recibido
1029
Azzuz Hakim, M.I.: El socialismo español y el nacionalismo marroquí (de 1900 a 1939), Tetuán, Imprenta
Minerva, s.d., pp. 16-17; véase también: Laroui, A.: Marruecos: Islam y Nacionalismo, Madrid, Editorial Mapfre,
1994, pp. 121-122 y sobre todo, la página 106; Mechbal, A.: "Necesidad de una revisión historiográfica de la guerra del
Rif: El ejemplo de Germain Ayache", ponencia inédita presentada al Coloquio Internacional Si Abdelkrim Al Jatábi y
el Protectorado Hispano-francés en Marruecos celebrado en la Universidad euro-árabe de Granada del 10 al 12 de
nov. de 1993.
1030
Ojeda llega a hablar - en términos dramáticos - de la existencia en el Imperio de "síntomas de una hostilidad
general hacia España". Ojeda a Silvela. 25 de Noviembre de 1899, documento ya citado.
633
asimismo del comandante de las tropas imperiales instaladas en las proximidades y del príncipe
Abu Bakr. Paralelamente, el tráfico de mercancías desde territorio marroquí se había suspendido.
También en este caso, el jefe de la guarnición, agotados los cauces legales, acudió a su servicio de
mercancías obedecía a un pavor generalizado entre los cabileños, que se negaban a reanudar el
tráfico comercial hacia la guarnición sin que previamente el comandante del contingente imperial
En el caso del Peñón la documentación nos permite desvelar que el enfrentamiento originado
entre las autoridades de la plaza y las marroquíes careció del tono dramático y de la tensión de
Alhucemas. En todo momento tanto el comandante de las tropas del Sultán como el jefe de la
mantuvieron relación fluida con el gobernador Saldaña y evitaron en todo momento la tirantez y el
Lahatin repetía constantemente en el Peñón era que únicamente algunos notables cabileños habían
hecho públicos pregones en los zocos rurales impidiendo el abastecimiento de las plazas,
soslayando cualquier participación del Majzén en la prohibición. Con todo, las tácticas dilatorias de
cabileños sólo se podría atajar con una orden escrita del Majzén. Con este fin declararon a las
Al finalizar el año la situación permanecía inalterable en las dos plazas. Los síntomas de
preocupación empezaban a dibujarse entre las autoridades militares de Melilla, dado que las
condiciones del Peñón habían empeorado notablemente y era previsible que en un futuro inmediato
634
Legación española en Tánger por la Comandancia General de Melilla nos permite conocer como se
recurrió a toda clase de argucias para conseguir el levantamiento del bloqueo: en las proximidades
del Gurugú y junto a la ciudad de Melilla las desavenencias internas de los cabileños de Beni-Bu-
Ifrur habían determinado el inicio de una serie de hostilidades entre dos bandos, uno de los cuales
apoyaba al Bajá (Gobernador) del campo fronterizo; la derrota de este último supuso el comienzo
de una rebelión en la región contra la autoridad imperial, al unirse al bando vencedor la cabila
vecina de Beni-Sidel, por lo que el Bajá tuvo que solicitar ayuda española al verse sitiado en su
trasladaba el 28 de noviembre al Ministerio de la Guerra, quien tras consultar al Jefe del Gobierno y
español venía acompañado del deseo de incardinar la operación de los cartuchos con el
levantamiento del aislamiento de las guarniciones en el Rif. Se esperaba que el apoyo prestado en
un momento de apuro a las tropas imperiales fuese premiado, en contrapartida, por la gestión del
agradecido Bajá ante el Sultán en favor del levantamiento de la prohibición del tráfico comercial.
autoridad no alcanzaba a las cabilas fronterizas de las plazas, pero prometió su mediación ante las
Pronto esas medidas se revelarían tan ineficaces como la presión diplomática ante el
Emilio de Ojeda expresándole su convencimiento de que existía una carta remitida al Rif por el
Majzén conteniendo la orden del Sultán Mawlay Abd al- Aziz prohibiendo el suministro de los
presidios españoles. Hernández criticaba la actitud del Bajá del campo fronterizo de Melilla al
de 5 de Marzo de 1894 firmado en Marrakesh entre España y Marruecos, que indicaba que las
1031
Oficio del Estado Mayor de la Comandancia General de Melilla dirigido al Ministro Plenipotenciario español en
Tánger, Emilio de Ojeda. 13 de diciembre de 1899. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 354 / Ex. 3.
635
tierras situadas en las inmediaciones del Peñón, Alhucemas y Chafarinas entraban igualmente
dentro de la jurisdicción de dicha autoridad marroquí. El Bajá tenía potestad para intervenir en ellas
mensaje al Bajá, exhortándole para que mediase ante el Majzén y ante el príncipe Abu Bakr con
objeto de que fuera reanudado el tráfico de víveres entre el territorio marroquí y Alhucemas y
Vélez.1032 Como forma de presión, el comandante general hizo entrega solamente al Bajá de 25,000
1033
cartuchos remington en lugar de los 50.000 solicitados. El funcionario del Majzén prometió
escribir al Bajá del campo de Alhucemas interesándose por el asunto y aconsejando que se
permitiera la entrada en las plazas bloqueadas de los víveres necesarios. Asimismo prometió
escribir al Majzén. Hernández auguraba que aunque esas ofertas fuesen hechas de buena fe, se
revelarían pronto como ineficaces si existía una orden imperial exhortando a los cabileños a que
Por otra parte, la máxima autoridad militar de Melilla especulaba sobre los posibles motivos
económicos del bloqueo y transmitía a Ojeda su creencia de que el Majzén pretendía frenar por un
lado el intenso contrabando en la zona y por otro, el cada vez más importante tráfico comercial con
destino al Rif de artículos de consumo o manufacturados - telas, azúcar, té....- que se producía a
partir las plazas españolas, con lo que ello suponía de fraude para la Hacienda imperial, pues las
mercancías escapaban del pago de los derechos de aduanas, primera fuente de ingresos de las arcas
del Tesoro. Para anular ese motivo que podía prolongar aquella dinámica tan onerosa para España,
1032
Carta del Comandante General de Melilla al Bajá del Campo fronterizo. 11 de Diciembre de 1898. S.H.M.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1033
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 13 de Diciembre de 1899. S.H.M.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
636
Las comunicaciones realizadas por las autoridades de Melilla al gobierno español y a la
situación entre las guarniciones de los presidios menores, debido a las dificultades que el
suministro marítimo conllevaba, aumentarán. El gobernador militar de Melilla intentará ejercer una
presión intensa para conseguir una rápida solución al problema, tanto sobre el Ministerio de la
Guerra como sobre la dirección de la diplomacia española. Mientras que Ojeda posee una visión
más global y acertada del conflicto porque ha desentrañado su verdadero origen político, los
análisis de la Comandancia de Melilla apenas son capaces de vislumbrar la razón económica del
bloqueo y entienden que éste puede ser desmantelado tomando una serie de medidas meramente de
orden administrativo y comercial. Así, como método de coacción al Sultán, sugerirá a Ojeda que,
en caso de seguir manteniendo el Majzén la interrupción del tráfico comercial, se traslade como
represalia la Aduana marroquí instalada dentro de la plaza de Melilla fuera de los límites de la
misma, con lo que el Tesoro Imperial experimentará una merma considerable de sus ingresos, al
suponer la nueva ubicación que al control de los aduaneros se escaparía gran parte del tráfico de
mercancías y víveres realizado entre Melilla y el territorio marroquí. Se jugaba asimismo con la
baza de que esa medida gozaría de una total aprobación y una excelente acogida por parte de todas
las cabilas circundantes a la plaza española, ya que de esta manera se podrían surtir libremente de
aduanas. Las medidas coactivas barajadas por la Comandancia en definitiva planteaban enfrentar a
los cabileños contra el Majzén, y dejar a los representantes de éste en el territorio sin el apoyo
español. Tales medidas dada la tradicional escasa presencia de fuerzas armadas imperiales en la
región podían desembocar, en breve plazo, en la desaparición efectiva de la soberanía del Sultán en
el Rif y abrirían las puertas a una penetración española en el mismo. Con todo, Hernández -en carta
abogaba por reforzar la represión del contrabando, y por el establecimiento en los presidios
637
menores de una serie de sucursales de la Aduana marroquí de Melilla, a fin de regularizar en ellos
Rif y se solicita de Ojeda que remita una nueva nota al Gobierno jerifiano "redactada en términos
apremiantes, si bien amistosos", manifestando la buena disposición del gobierno español hacia el
Imperial y los deseos de España de seguir conservando estrechas relaciones con Marruecos, pero
incidente en la persona del jefe de la mehal-la imperial, el Bugdadi, al que se acusaba de haber
En definitiva, aunque en tono cortés, se requería al Sultán para que hiciese dejación de su
autoridad y se seguía la vieja práctica colonialista empleada también por Francia. Ésta consistía en
seguridad nacional que realizaban los Delegados del Emperador en sitios tan dispares como Uxda o
responsabilizaba a estos funcionarios del Majzén, de las dificultades que a cada paso encontraba su
1034
Carta particular del Comandante General de Melilla a Emilio Ojeda. 13 de Diciembre de 1899.S.H.M. Archivo de
la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
638
se hablaba de ellos como "conflictivos", "crueles", y se les achacaba el uso de métodos "bárbaros y
Ojeda, por su parte, respondía al Comandante General de Melilla por las notas en que éste
había urgido su intervención y por los oficios que separadamente había recibido en la Legación
procedentes del gobernador del Peñón. Así, le daba cuenta del fracaso de su gestión en Tánger,
frustrada por la actitud evasiva de Mohammed Torres que alegaba que el Bugdadi desconocía por
completo su autoridad y hacía constantemente caso omiso de sus instrucciones, por haberlas
recibido directamente del Majzen y desistía por ello de seguir entablando contactos con él.1036
Asimismo, Torres se negaba a escribir a los rifeños aconsejándoles que volviesen a vender sus
artículos en las plazas españolas. En otra comunicación paralela, Ojeda aprovechaba para
pacíficas que se ejerciesen en el futuro sobre el Sultanato, como forma de alivio de la presión
angustiosa que el Majzén ejercía sobre las posiciones españolas en la costa del Rif. En este sentido
error que había supuesto la cesión de los cartuchos a la autoridad imperial por parte de la
guarnición de Melilla, siendo que él había abogado ante el Ministerio de Estado para que tal venta
no se llevara a cabo, hasta que no se derogasen las medidas adoptadas por la mehal.la imperial en el
Rif en perjuicio de Alhucemas y Vélez. Se había tratado, según Ojeda, de una ocasión propicia para
haber golpeado de modo contundente al Majzén y para haber ejercido una ejemplar acción coactiva
que hubiese permitido desarticular la acción del Sultán en el territorio, demostrando de una manera
práctica " a los consejeros de S.M. Sheriffiana cuan perjudicial a sus verdaderos intereses y cuan
1035
R.O. nº 168 del Ministerio de Estado dirigida a la Legación de España en Tánger.19 de Diciembre de 1899.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).Caja 354 / Ex. 3.
1036
Ibidem.Ojeda al Comandante General de Melilla. 29 de Diciembre de 1899. Despacho sin numerar, copia
manuscrita.
639
peligrosa para el Imperio es la conducta que respecto de España ha adoptado su primera
Por fin el 29 de diciembre el plenipotenciario español remitía una durísima nota al Gran
Visir, siguiendo las instrucciones del Ministerio de Estado. Reconvenía a Bu Ahmed por el silencio
que había seguido al envío de la anterior y que se prolongaba ya por segundo mes; achacaba al jefe
presidios y de la violación de todos los tratados comerciales, así como del desprecio sistemático de
las gestiones que tanto las autoridades militares como los medios diplomáticos españoles habían
venido realizando ante los Delegados del Majzén en el Rif y Tánger, contribuyendo a frustrarlas y
anularlas. Llegaba a acusarle de propiciar con sus ordenes el espíritu de confrontación, enemistad y
enfrentamiento con España propagado por el jefe de la mehal.la imperial en el territorio, de alentar
la hostilidad de los habitantes del Rif contra las guarniciones e ignorar los sucesivos atropellos de
los intereses españoles en la región, 1038 para después recordarle los múltiples servicios, que -según
característico de los gobiernos restauracionistas habían prestado repetidas veces las autoridades
hispanas al Majzén, en los enfrentamientos ocurridos entre las levantiscas tribus del territorio y las
tropas imperiales. Este contraste de actitudes le servía al diplomático para, tras reconvenir
1037
Ibidem. Ojeda al Comandante General de Melilla. 29 de Diciembre de 1899. Carta particular sin numerar, copia
manuscrita.
1038
Ojeda hacía referencia en especial, a la actuación llevada a cabo en el Rif en Septiembre de 1898 por el Bugdadi
contra el comerciante y protegido español Isaac Pinto y sus asociados Rais Ali y David Bensaguen que además habían
visto como sus depósitos de género y mercancías habían sido confiscados por la mehal.la imperial, al ser acusados de
ejercer el contrabando. Asimismo, el caíd del campo fronterizo de Alhucemas, Sibuka Haddu M.chaid, en el transcurso
de las operaciones imperiales en el territorio, había amenazado reiteradamente con prisión y muerte al confidente
español de la plaza de Alhucemas Mohammed ben- Hadu el Hach ; por último, le había obligado, al perseguirle, a
refugiarse en la guarnición en Octubre de 1899, destruyendo la casa que ocupaba en territorio rifeño, y expropiándole
sus tierras y otras propiedades (en particular, las tropas imperiales tuvieron cuidado en despojarle de un bote que
utilizaba conjuntamente con un civil español de Alhucemas, Francisco de las Heras) (Oficio de la Sección de Estado
Mayor y Campaña del Ministerio de la Guerra dirigido al Ministro de Estado, Francisco Silvela. 15 de Diciembre de
1899. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84 /Ex. 1). Al interpretar el plenipotenciario español que los
atropellos cometidos con el confidente de Alhucemas estaban íntimamente relacionados con la violación de los tratados
comerciales llevada a cabo por el Bugdadi, y que los dos hechos eran atribuibles a la actitud hostil que el Majzén y sus
funcionarios habían tomado contra España, Ojeda remitía a Bu Ahmed una segunda nota el 31 de Diciembre,
reclamando para Ben-Hadu una fuerte indemnización. Ojeda a Silvela. 30 de Diciembre de 1899. Despacho nº 170.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84 / Ex. 1.
640
nuevamente la actitud marroquí en una segunda parte del texto, adoptar un tono más relajado y
armonizador, apelando a la buena voluntad del Gobierno jerifiano para el restablecimiento efectivo
de unas relaciones cordiales, y ya en tono conciliador, cargar las tintas sobre la actitud de el-
españolas. Por último, la nota de Ojeda apuntaba livianamente -de persistir la situación- a
bélico sino era inmediatamente levantado el bloqueo y acababa solicitando la destitución del jefe
del cuerpo expedicionario. El diplomático hizo caso omiso de la fórmula de las excusas a los
gobernadores de las plazas, establecida por las disposiciones del Ministerio de Estado.
Transcurrieron varias semanas más de silencio desde Marrakesh. La mente de Ojeda barajaba
un plan con el fin de recuperar el prestigio que día tras día se hundía ante la firme voluntad del
Gran Visir de prolongar el bloqueo y forzar el abandono por las guarniciones españolas de sus
posiciones en el territorio rifeño. A tal efecto el diplomático había advertido al jefe del Gobierno,
Silvela, de la oportunidad de realizar un viaje a la sede de la Corte Imperial para llevar a cabo la
presentación formal de sus credenciales ante el Sultán, acto previsto desde su toma de posesión de
la Legación española en Tánger, seis años antes, pero repetidamente pospuesto. En la perspectiva
de Ojeda, este era el momento oportuno, ante las operaciones militares francesas en el Tuat, de
beneficiarse España de aquella ruptura del statu quo y comenzar una penetración hacia el interior
de Marruecos desde la costa atlántica del Imperio. Sin embargo, era obvio que el viaje del
plenipotenciario español no se podía realizar mientras seguía planteado sin visos de solución el
problema del bloqueo de las guarniciones españolas. A lo largo del mes de Enero de 1900, la
Comandancia de Melilla, siempre inquieta por la deficiente situación de aquellas, remitía un oficio
tras otro al Ministerio de Estado, requiriendo una solución urgente.1039 Esta vez la preocupación
1039
Oficio del Ministerio de la Guerra de 13 de Enero de 1900 dirigido al Ministerio de Estado. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 84 / Ex. 1.
641
militar por Alhucemas y el Peñón comportaba un nuevo temor que introducía un salto cualitativo
en el problema y que nos hace reflexionar sobre el grado de aceptación y el carácter de la influencia
española en la región. Los confidentes de las guarniciones habían ido confirmando las primeras
impresiones que se había forjado Ojeda: la actitud de las cabilas era debida principalmente a las
instrucciones que recibían por parte de el-Bagdadi, el jefe de las tropas imperiales acampadas en las
cercanías de Alhucemas y el Peñón. El representante majzení mantenía intensas relaciones con las
tribus, a las que les encarecía en su deber de obediencia al Sultán, les resaltaba la debilidad militar
responder pues, a la nueva política del gobierno jerifiano tendente a aislar completamente de todo
contacto extranjero a la región rifeña y anular la importancia de las plazas españolas. En tales
se abría paso como la única solución factible que se empezaba a barajar en Madrid. En un informe
las plazas españolas del Rif, encargado por Silvela como base para encontrar una fórmula
resolutoria al problema, su autor Juan Pérez Caballero -a punto de ser nombrado en mayo de 1900
"En la perspectiva de que la última nota del Ministro de S.M. en Tánger sea también
ineficaz, procedería someter el asunto á la deliberación del Consejo de Ministros,
sugiriendo la idea de disponer lo necesario con objeto de que los buques que forman la
Escuadra se alistasen para trasladarse en un momento dado á Tánger y apoyar allí la
reclamación de nuestro Ministro. La gravedad que entraña para el porvenir político y
comercial de nuestras plazas en el Riff la situación actual, ofrece sobrado fundamento á
una acción extrema, ya que los medios ordinarios no bastan para asegurar el respeto á los
tratados y para conservar incólume el prestigio de España entre kábilas a las cuales solo
imponen respeto las manifestaciones de la fuerza".1040
1040
Ibidem .Informe del Ministerio de Estado de 30 de Enero de 1900, Abastecimiento de las plazas españolas del
Riff.
642
Analizando la documentación militar enviada a Madrid durante el mes de Enero de 1900, nos
territorio, los términos que deberíamos citar son los de permisividad y tolerancia. Si las cabilas
rifeñas toleraban la presencia de guarniciones españolas en la región y las veían con buenos ojos,
no es porque aceptaran una penetración o mucho menos, un dominio colonial sobre la zona, sino
porque rentabilizaban la presencia española, confinada en la costa y podían sacar de ella un tangible
rendimiento económico, vía ingresos por el tráfico comercial cotidiano. La producción alimenticia
de la zona tenía una salida segura en los mercados españoles garantizando unos ingresos diarios a
los rifeños que de esta manera se beneficiaban de la presencia colonial. Ahora bien cuando se
rompan las relaciones comerciales entre el campo rifeño y los presidios, cuando los textos
españoles dicen que "se aflojan de modo considerable los lazos de amistad que unen a unos y
otros", hay que entenderlo, desde el lado marroquí, como el inicio de una nueva fase en su relación
con España donde perdido el beneficio inmediato, económico, queda palpable la realidad colonial.
Esto es, la presencia armada de unas fuerzas extranjeras en el territorio nacional, quedando pues la
puerta abierta a que, potenciada esa circunstancia por la actuación del Majzén, se canalizara la
situación hacia un choque similar al ocurrido en las afueras de Melilla en 1893, cuando las
de la plaza, muy cerca del límite jurisdiccional español y en un lugar próximo a dos recintos
sagrados, una mezquita y un cementerio musulmanes, habían determinado el inicio de una serie de
deterioro de la situación que le es descrito desde Melilla y la caída del prestigio nacional en el Rif
1041
Cfr. Rodríguez González, A. R: " El conflicto de Melilla en 1893", en Hispania, XLIX/nº 171, 1989, pp. 235-266.
643
le fuerzan a dar un nuevo giro al asunto. "El Gobierno de S.M. está decidido a que cese semejante
estado de cosas, empleando para ello los medios y recursos que sean necesarios". 1042
El silencio y la indiferencia del Majzén ante las dos notas de la Legación es algo que el
mandatario español juzga tan intolerable como la violación de los convenios reguladores de las
lo que está decidido a emplear, en un plazo breve, si llegara el caso, la fuerza militar, aún con el
riesgo que ello supondría de suscitar a nivel internacional el planteamiento definitivo de la cuestión
marroquí. Ante todo, Silvela solicitaba a Ojeda para que se presentase de nuevo ante Mohammed
Torres e intentara de éste una última opción mediadora ante Marrakesh, antes de proceder a la
presentación de un ultimátum que daría por finalizada la fase diplomática de la negociación, y cuyo
incumplimiento por el gobierno Imperial determinaría la acción militar española para liberar a las
posiciones aisladas en la costa mediterránea de Marruecos. En el estadista español, por otro lado,
planeaba la duda a esas alturas del conflicto de la posible intervención de una potencia exterior que
estuviese presionando sobre el Majzén a fin de que se comportase como lo estaba haciendo.
Madrid el resultado de las mismas. A pesar del reiterado recurso majzeniano a la dilación, podía
presentar a Silvela alguna noticia esperanzadora: al entrevistarse con Torres le había comunicado el
cariz irreversible que estaba tomando la situación ante el persistente desconocimiento del Majzén
de las reivindicaciones hispanas y le subrayó el carácter de última tentativa amistosa que tenía
aquel encuentro. El Delegado del Sultán había procurado tranquilizarle e intentado disipar su
atribuyéndolo meramente a la ignorancia por parte del Gobierno marroquí de las obligaciones
contraídas en los convenios. Asimismo M. Torres le había indicado que se había puesto en
contacto con la Corte y había aconsejado a Bu-Ahmed que accediera a los deseos de España.
1042
R.O. nº 17 del Ministerio de Estado dirigida a la Legación de España en Tánger. 6 de Febrero de 1900. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 354 / Ex.3.
644
Argumentaba para justificar el retraso en la contestación del Gran Visir a la última nota española
que ¡el Majzén desconocía por completo la cláusula relativa al abastecimiento de los presidios
aquellos y que por ello, él había tenido que remitírsela por vía terrestre¡. Aseguraba, por último,
que el Gobierno, una vez convencido de la legitimidad del derecho de aprovisionamiento de las
guarniciones del Rif, se comprometería a respetar las prerrogativas comerciales de España; por
ello, ante la inminente llegada de la respuesta satisfactoria de Bu Ahmed, rogaba a Silvela que
que debería excluir el recurso a las unidades del Ejército de Tierra, y realizarse únicamente tras
una consulta previa a todas las potencias europeas. El recuerdo deplorable del conflicto de Melilla,
seis años antes, en el que los efectivos españoles habían tenido que combatir en muy difíciles
circunstancias y donde la situación comprometida de las tropas sólo se había remontado en sentido
favorable cuando los refuerzos afluyeron en número masivo desde la península, se evidenciaba en
"(...) debo ante todo declarar a V.E. que abrigo el convencimiento de que bastará la
amenaza, seguida del envío a estas aguas de una escuadra, para que el arrogante Gran
Visir deseche toda veleidad de resistencia a nuestras justas pretensiones. Tengo para
creerlo así muchísimas razones, entre las cuales citaré por de pronto la seguridad que
tengo de que no ha sido instigado por influencia alguna extraña a seguir una política hostil
a España, sino más bien por su deseo de anular el prestigio de España en el Riff que esta
Legación ha creído deber ir fomentando paulatinamente en los últimos años y cuyo
aumento, el Maghzen estima contrario a su secular política.
1043
Ibidem .Telegrama cifrado de Ojeda a Silvela. 11 de Febrero de 1900.; Ojeda a Silvela. 11 de Febrero de 1900.
Despacho nº 19.
645
Vuelvo por tanto a declarar a V.E. que bastaría una demostración naval en apoyo
de la nota-ultimátum, para hacer abortar los planes de engrandecimiento y de triunfos
políticos sobre España que nuestra supuesta debilidad ha podido sugerir al Gran Visir".1044
para afrontar el reto de un nuevo conflicto militar, recién terminado el colonial, la decisión de
Silvela parece demostrar una voluntad firme de querer hacer representar a España un papel
internacional independiente y relevante haciendo valer sus intereses, sin ningún respaldo exterior,
hecho que vendría corroborado por la falta de constancia documental probatoria de que la acción
preparada contra Marruecos contaba con el apoyo previo o cuando menos la aprobación de las
potencias más próximas a la monarquía. Por el contrario, tal y como sucederá al año siguiente,
española en el territorio del Sus,1045 y la cesión completa por parte del Sultanato de las costas de
Tarfaya y la Saguia el- Hamra (sin realizar ningún tipo de consultas previas a Francia),1046 la
que el país se replegaba sobre sí mismo tras el desastre, evidenciar como España mantenía una
cierta potencialidad militar y la suficiente fortaleza como para poner en ejecución una política
exterior con una cierta autonomía, libre de satelizaciones o clientelismos con respecto a la Dúplice
Alianza. Es cierto que a finales de siglo, España se veía abocada a la pérdida de su prestigio, de sus
posesiones e incluso veía en peligro su propia existencia, y que éste era un motivo de preocupación
de primer orden en los gobernantes españoles: garantizar la seguridad del suelo patrio. Pero en el
contexto del imperialismo finisecular sólo aquellas naciones que pudieron mantenerse como
grandes potencias mundiales y defender sus intereses con fuerza en todo el mundo, pudieron seguir
1044
Ibidem.
1045
Ojeda al Ministro de Estado, Marqués de Aguilar de Campóo. 2 de Agosto de 1900. Memoria relativa a la
gestión del Ministro Plenipotenciario español en la Embajada extraordinaria realizada a la Corte jerifiana. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
1046
Aguilar de Campóo a Ojeda.23 de Junio de 1900. Carta particular nº 5. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 123 / Ex. 2.
646
comprendieron el sentido último de esta fuerza histórica en colonias o perdiéndolas. Sabedor de la
nueva dinámica histórica imperante, Silvela, en la medida en que pudo, atendiendo a las
posibilidades materiales del país, intentó también realizar -a escala reducida y en tono menor, pero
lo cierto es que la ensayó-, una acción exterior imperialista y expansiva, como la de otros países de
<recogimiento > y aislamiento propugnados por Cánovas, una nueva forma de entender la política
exterior, en realidad la proyección en ella del regeneracionismo aplicado en la vida interna del país.
Una nueva forma que había tenido su origen en el artículo "Sin pulso" que el nuevo líder del
partido conservador había publicado en agosto de 1898 y que expresaba en el fondo la sorpresa que
suscitaba la pasividad de los españoles ante la derrota, pues parecían querer la paz por encima de
todo, incluida -en este todo- la que otros consideraban dignidad nacional. Pero Silvela no se
imperiosa necesidad de una recuperación internacional del país. La lección del 98 era bastante fácil
de aprender y mostraba cómo el país debía tomar conciencia de sus centros de interés; éste vendría
a ser uno de los principales factores explicativos -como señala Pro Ruíz 1048- del intento del jefe de
gobierno de dotar a España de un imperio colonial "de recambio" en el siglo XX, esta vez en
África, ya que en América no era posible. De hecho, este tipo de regeneracionismo - encarnado por
Silvela, como una tonalidad más en su proyecto de renovar el sistema político restauracionista
después del desastre- vio en la colonización de Marruecos la mejor vía para que España recuperara
1049
su "status" de potencia imperialista y el prestigio internacional perdido con la guerra de 1898.
1047
Gallego, J.A.: Un 98 distinto..., op. cit., pp. 259 y 294.
1048
Pro Ruíz, J.: "La política en tiempos del Desastre", en Pan-Montojo, J. (coord): Más se perdió en Cuba. España,
1898 y la crisis de fin de siglo, Madrid, Alianza Editorial, 1988, pp. 246-247.
1049
Como él mismo reconocería en una entrevista concedida al escritor Luis Morote poco después de dimitir como
jefe del Partido conservador, había intentado embarcar al país en una política de rearme y de expansión colonial hacia
Marruecos, y su retirada de la vida pública había venido motivada por la " incomprensión " que hallaron tales proyectos
imperialistas. Así se explica el resentimiento y hasta el desprecio con el que se refería a España poco antes de morir
como uno de aquellos pueblos decadentes, que " desechan como sugestiones de loco, o como impertinencias de
ambicioso inoportuno, todo lo que pueda referirse a su expansión en el territorio vecino y a su influencia legítima
sobre razas y nacionalidades que parecía estaban consagradas por la Historia para su natural influencia". (La cita,
en las conferencias del Ateneo de Madrid de 1904-1905 (reproducidas en Francisco Silvela, Artículos, discursos,
647
En este contexto, el colonialismo que buscaba sus objetivos en el Imperio jerifiano, era para la
España del cambio de siglo, un signo de identidad europea. Suponía el intento de ser el último de
los grandes, el más pequeño de los grandes. Figurar del lado de las grandes potencias europeas
imperialistas. Ser colonizador, aunque fuese sobre una base reducida, con el temor sino de ser
colonizado. De ahí, que las ideas africanistas de Silvela se entroncaran directamente con las
consecuencias de la derrota del 98: en un momento, en que tras la derrota frente a los Estados
Unidos la preocupación fundamental de la clase política era el miedo a perder las Baleares, las
Canarias ... incluso el Campo de Gibraltar, había que seguir siendo colonizadores, porque sino la
Al mismo tiempo, podemos comprender tal postura -tal como sugiere Fernández Almagro-
1051
como una prevención ante la inminente apertura de la cuestión marroquí; como un intento de
olvidemos que a finales del año anterior se había producido la irrupción militar francesa en el Tuat),
con el fin de que, de consumarse, no encontrara a España sin previamente tener bajo su control
directo (Tarfaya, Saguia al- Hamra) o influencia (Sus, Rif) amplias zonas del Sultanato. 1052
conferencias y cartas. Tomo III. (Años de 1892 a 1899), pág. 381. La entrevista de Luis Morote con Francisco Silvela
en el Heraldo de Madrid del 19-IX-1903 (también reproducida ibídem, pp. 239-256).
1050
Esta idea se remonta a los años sesenta del siglo XIX. Véase a Pedro Antonio de Alarcón.
1051
Cfr. Fernández Almagro, M.: Historia política de la España Contemporánea. Vol. III 1897-1902, Madrid,
Alianza Editorial, 1970, pág. 259.
1052
Las noticias que se recibían directamente de Francia o procedentes de otras fuentes sobre las intenciones
expansionistas galas tenían un carácter alarmante que no hacía sino aumentar las preocupaciones del jefe del gobierno
español. Semanas antes, el portavoz y lider indiscutible de los colonialistas franceses, ex- subsecretario de Estado y
diputado por Orán en el Parlamento francés Eugène Etienne, había realizado un encendido discurso en la Asamblea
Nacional defendiendo la necesaria expansión colonial en Marruecos y Siam. El encendido y vibrante discurso había
encontrado eco en la prensa francesa, siendo los periódicos Le Temps y Le Journal des Debats quienes habían cerrado
filas en su apoyo, y se habían declarado en favor de tomar tales indicaciones como base de la futura expansión
territorial de la República. Por otro lado, la prensa italiana, en particular el romano La Tribuna llamaba la atención
sobre el hecho de que no había que minimizar las palabras de Etienne como un simple discurso personalista, sino darles
su justo valor como reflejo de unos propósitos que eran los de casi todos los estadistas franceses. El periódico romano
recogía la disyuntiva en que se movía la actuación de la política exterior italiana: ceder a las evidentes pretensiones de
la República de conseguir la hegemonía en el Imperio jerifiano o desentenderse de cualquier compromiso o acuerdo
con Francia y hacer causa común con Inglaterra, Alemania y Rusia en la tarea de vigilancia del mantenimiento del
'statu-quo', frenando así las amenazas galas. (Conde de Benomar, Embajador de España en Italia al Presidente del
Consejo de Ministros y Ministro de Estado. 11 de Diciembre de 1899. Despacho nº 202. A.G.A. África. Sección
Histórica. (Marruecos). Caja 164 /Ex. 1).
648
El eje principal de las preocupaciones de Ojeda radicaba en el tipo de intervención armada
que podía emprender el gabinete de Silvela. Entendía el diplomático que una acción coercitiva
sobre el Imperio, si no se preparaba y estudiaba previamente con minuciosidad, podría revestir unas
unidades navales del país en las inmediaciones de la costa marroquí para provocar el nerviosismo y
la suspicacia de todos los gabinetes europeos, por lo que aconsejaba una <<acción ( diplomática
preparatoria) simultánea y uniforme ante los Gobiernos mantenedores del statu quo >>, en la que
se expusiera la historia de las negociaciones con el gobierno marroquí, los fundamentos jurídicos
ofrecía a realizar una tarea similar entre sus colegas del Cuerpo diplomático en Tánger. La acción
debería tener la misión fundamental de convencer a Europa del carácter ineludible de la acción
militar española y conseguir de ella su sanción. En caso contrario, se corría el riesgo de provocar
un conflicto de gran trascendencia, puesto que si bien es cierto que Ojeda entendía como
política anti-hispana del Gran Visir, en cambio sí que consideraba probable dada la evidente
internacionalmente -al coincidir en el tiempo con la invasión del Tuat- como un intento conjunto
y concertado de los dos países con pretensiones más firmes en el Imperio para invadirlo y repartirse
el territorio.
Frente a la resolución del jefe del gobierno, resulta evidente la distinta inclinación del
normativa del Derecho Internacional en las relaciones entre las potencias racialmente blancas y el
resto de pueblos de la tierra, como lo había probado en el año anterior el incidente en Tánger del
crucero Chicago, el diplomático se resistirá siempre al empleo por España de este tipo de medidas,
649
chocando indefectiblemente con las posturas de fuerza de los sucesivos gobiernos
restauracionistas.1053 Sus preocupaciones, fruto del agobio y de la tensión que experimentaba ante
lo dilatado del conflicto, le llevarían a escribir al día siguiente a Silvela reiterándole la necesidad de
acudir a la vía de solicitar un permiso de todas las naciones europeas antes de emprender las
hostilidades. A pesar de su expresa confianza en que Bu Ahmed acabaría cediendo y no sería tan
siquiera necesaria la presentación del ultimátum, Ojeda barajaba todas las posibilidades de una
futura acción española. En este sentido, defendiendo en último extremo la opción de una actuación
naval, realizaba un repaso histórico de las ocurridas en Marruecos desde 1844, y resaltaba como los
últimos cinco años habían sido testigos de una serie de acontecimientos, debidos " a la arrogancia
y al fanatismo que aquejan a los Gobernantes del Imperio" que habían motivado el envío
constante a las costas del país de escuadras o buques de diversas potencias, expediciones que jamás
habían desembocado en abierta hostilidad o en guerra declarada contra el Sultanato, por lo que por
los escasos riesgos que comportaba se decantaba por este procedimiento, que le parecía el menos
comprometedor para España, frente a los otros. A continuación Ojeda estudiaba las características
que podía tener esta intervención naval. Se abrían ante el gobierno español diferentes opciones: el
marina tendente a retener bajo control español las aduanas del Imperio, o un golpe de mano
conducente a tomar por asalto el crucero imperial Bashir, fondeado en la rada de Tánger.
consultar previamente los informes que sobre las costas y puertos marroquíes suponía habrían sido
Marina. Paralelamente, la red de confidentes creada por Ojeda en el Imperio le había permitido
1053
Un incidente similar se produciría en 1901 entre Ojeda y el liberal Duque de Almodóvar, nuevamente Ministro de
Estado en el gobierno de Sagasta, cuando se produce el secuestro y asesinato de dos jóvenes españoles por algunos
cabileños en las proximidades de Arzila.
650
acumular también numerosos datos, cuyo envío anunciaba a Silvela, a fin de preparar los detalles
de la operación militar.1054
Sin embargo, el mayor quebradero de cabeza del diplomático lo constituía un hecho que, por
otro lado, es harto significativo del desarrollo de una conciencia nacional muy avanzada y de un
de una guerra 'convencional' librada entre el Ejército español y las fuerzas regulares del Sultán. La
guerra que se desataría, en su opinión, iba a adquirir unas dimensiones tales que Ojeda entendía que
el jefe del Gobierno, por su desconocimiento del país, no lograba calibrar. Y es que el conflicto iba
a ser una guerra 'total' desde el punto de vista marroquí, una guerra librada por España contra toda
una sociedad y contra todo un pueblo. Una guerra que desataría los sentimientos de solidaridad e
independencia entre la población marroquí y que abarcaría diversos frentes y diversas modalidades.
Además una agresión militar española iba a revestir caracteres distintos a la de cualquier otro país,
dado que las posesiones de España limítrofes con el Imperio y los núcleos de emigrantes dispersos
por las ciudades de la costa atlántica1056 proporcionaban numerosos puntos de contacto con los
1054
Ojeda a Silvela. 12 de Febrero de 1900. Despacho nº 20, reservado. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 354 / Ex. 3.
1055
La conciencia de formar una nación, según autores como Abdallah Laroui o Germain Ayache, estaba ya
firmemente enraizada entre los habitantes del Marruecos finisecular. De hecho, Laroui resalta que " el marroquí es, y se
siente, diferente por su forma de vestir, de hablar y los límites que reconoce a un territorio que nombra y que dice
pertenecerle. Los hechos permiten incluso ir más lejos y sostener que, sin la presión europea en el siglo XIX, habría
habido cada vez menos confusión entre patria terrestre y patria espiritual. Un mundo musulmán que había
experimentado, desde hacía tiempo, una multiplicidad de poderes políticos no podría mantenerse eternamente ajeno a
una noción territorial". Las fuentes documentales que el historiador marroquí maneja y que van desde los textos de
periodistas y viajeros con resabios a etnógrafos hasta la correspondencia de los diplomáticos europeos muestran " la
evidencia de que (en el Imperio) no existía contradicción alguna entre juramento de fidelidad islámico, y juramento de
fidelidad territorial, que ningún elemento de la historia del Islam magrebí se resistía a una lenta diferenciación según
unas determinadas líneas etnológicas, económicas y lingüísticas, formando así el marco material de una afirmación
nacional.)" . Véase Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales..., op.cit, pp. 33- 75. Cfr. también Ayache, G.: "Le
sentiment national dans le Maroc du XIXe siecle ", en Etudes d´histoire marocaine, Rabat, S.M.E.R., 1979, pp. 177-
198; vid. Azzuz Hakim, M. I.: El socialismo español y el nacionalismo marroquí...op.cit., pp. 15-17.
1056
A diferencia de lo que ocurría en la emigración española hacia tierras argelinas, el mayor contingente de
emigrados a Marruecos, desde un punto de vista laboral, no lo constituían los trabajadores agrícolas, sino los
relacionados con el comercio y transportes. Incluso desde los primeros años recogidos en las estadísticas oficiales, a
partir de 1882 representaban prácticamente la mitad del total de individuos con profesión conocida que se trasladaban
a Marruecos. En tales circunstancias, es lógico entender su asentamiento no en el agro, sino en las ciudades atlánticas
651
habitantes del Sultanato, que reaccionarían atacándolos. Ojeda entendía asimismo que al no tratarse
sido pensada como expedición punitiva al rebasar ese marco provocaría consecuencias dentro de
gobierno de Silvela. Estos acontecimientos demostraban, a su juicio, que toda futura acción militar
sobre Marruecos ofrecería serias dificultades, por lo que cualquier nación, antes de asumir
responsabilidades ante las demás de Europa sobre su participación en el futuro marroquí, debía
"El punto que merece especial atención por parte del Gobierno, por ser peculiar a
España y envolver trascendentales consecuencias, es el del estado de guerra entre España y
este Imperio que ha de originar lógicamente el rompimiento de las hostilidades en un
punto, por más remoto que sea, del Imperio marroquí. Porque, habiendo forzosamente de
ser el conflicto, cuya posibilidad consideramos ahora, no entre una guarnición española y
las cabilas fronterizas sino entre el Sultán y España no cabe admitir su localización en una
región determinada como sucedió en Melilla en 1893. Hay, por tanto que tener en cuenta el
choque probable entre españoles y marroquíes en todos aquellos puntos en que unos y otros
se hallen en inmediato contacto. Las demás naciones, al proyectar un escarmiento por
medio de bombardeos o de otras operaciones agresivas, han podido prescindir por entero
de este aspecto de la cuestión, porque ni tienen en las ciudades las numerosas colonias que
tiene España ni los mismos intereses esparcidos por el Imperio ni poseen como nosotros
plazas fuertes expuestas a agresiones, cuya mera mención provocaría en España una
explosión incontrastable del sentimiento nacional que fatalmente nos arrastraría a la
reproducción de la campaña de 1859". 1057
que notificaba a Ojeda la aceptación por el Gobierno del aplazamiento pedido por Torres para la
entrega de la nota conminatoria que supondría el ultimátum y diez días después enviaba a Tánger
un despacho reservado donde intentaba tranquilizar los ánimos del representante español,
donde existía un mayor nivel de desarrollo económico. Véase Bonmatí, J. F.: Españoles en el Magreb. Siglos XIX y XX,
Madrid, Mapfre, 1992, pp. 217-226.
1057
Ojeda a Silvela. 12 de febrero de 1900, documento ya citado.
652
manifestándole que el gobierno no tenía intención de utilizar aquel incidente para provocar una
guerra con Marruecos, "que en estos momentos -recalcaba- sería altamente perjudicial para los
intereses nacionales", sino simplemente, lograr mediante la amenaza del empleo de métodos de
levantamiento total del aislamiento de Alhucemas y Vélez de la Gomera. Sin embargo Silvela no se
recataba en anunciar que no le iba a temblar el pulso, en el caso de que se prolongara aquella
angustiante situación de bloqueo de los presidios para emplear los procedimientos violentos
restauradores del honor y de la dignidad de España comprometidos por el envite del Gran Visir.
Volviendo sobre la vía de presentar esa opción como muy lejana, le indicaba por primera vez su
intención, si llegaba el caso, de solicitar el concurso previo de otras potencias y de recurrir a todos
los medios diplomáticos a su alcance, utilizando modulaciones más enérgicas y sutiles si cabía
situación no mejoraba. El Gran Visir había decidido echar un pulso a la diplomacia española, a fin
de descubrir hasta donde estaba dispuesta a llegar, y por ende, este reto iba encaminado a conocer
el verdadero grado de la debilidad del país. Por ello, el 5 de marzo, Ojeda remitía al Ministerio de
Estado un telegrama en que expresaba a Silvela la necesidad de dirigir una tercera nota al Gran
Visir, pero en términos que no pudieran dar a entender que se trataba de un verdadero ultimátum.
En el documento se otorgaría al Majzén un último e improrrogable plazo de veinte días para hacer
efectivo el levantamiento del bloqueo, al cabo de los cuales el Gobierno español se reservaba plena
libertad de acción para obtener sus reivindicaciones. 1058 Obtenida la conformidad para el proyecto
del jefe de Gobierno, 1059 Ojeda presentaba el día siguiente a aprobación del mismo un texto que el
una medida (el bloqueo) que no sólo suponía una muestra de descortesía hacia España y era
1058
Telegrama cifrado de Ojeda a Silvela.5 de Marzo de 1900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).Caja
354/Ex. 3.
1059
Ibidem .Telegrama cifrado de Silvela a Ojeda.6 de Marzo de 1900.
653
atentatoria de los compromisos con ella contraídos por parte de Marruecos, sino además constituía
un acto de aberrante inhumanidad, que había privado de los recursos básicos para su subsistencia a
el proyectado viaje oficial de Ojeda a Marrakesh con motivo de la presentación de las cartas
por el intérprete Saavedra al Delegado del Sultán. Al hacerlo, éste comunicaba a la Legación
española que la respuesta del Gran Visir a la nota anterior del Gobierno de Silvela ya obraba en su
poder. Al estudiarla, Ojeda pudo comprobar como el argumento principal utilizado por el primer
funcionario del Majzén para justificar la infracción de los tratados era la evidencia del contrabando
de mercancías que cotidianamente se producía entre las plazas españolas y el litoral marroquí,
auspiciado por los protegidos españoles en el territorio, mencionando especialmente al hebreo Isaac
Pinto, cuyos intereses ya se habían visto afectados por la acción de la mehal.la bajo las ordenes del
Bugdadi en octubre de 1898. Bu Ahmed exponía su desazón por la indiferencia con que las
autoridades españolas atendían las protestas del Majzén así como el escaso interés demostrado por
las guarniciones de las plazas en reforzar las medidas de vigilancia; las autoridades marroquíes
declararse ante el Gobierno del Sultán impotente para reformar los reglamentos de navegación y
comercio que regían en sus plazas y querer desentenderse del asunto, argumentando que el
reacción de Ojeda, en las entrevistas que después de la lectura de la nota realizó con Mohammed
Torres, fue la de negar la realidad, pues tal y como evidencian las fuentes documentales
marroquíes, el contrabando desde todas las posiciones españolas generaba un intenso tráfico de
mercancías de todo tipo, incluyendo armamento y municiones hacia los puntos más diversos del
1060
Ibidem. Telegrama cifrado de Ojeda a Silvela. 6 de Marzo de 1900.
1061
Ibidem. Telegrama cifrado de Silvela a Ojeda. 8 de Marzo de 1900.
654
1062
Sultanato. Sin embargo, Ojeda exponía a Torres su negativa a aceptar como válidas y exactas
las exorbitantes proporciones del contrabando que indicaba el Majzén. En su lugar señalaba que
recientemente las autoridades militares españolas en el Rif habían redoblado sus esfuerzos para
combatirlo y que de hecho había desaparecido casi por completo. En este punto de la discusión,
Torres, aceptando el derecho de suministro de víveres a Alhucemas y Vélez de la Gomera, que los
convenios con España recogían y que de hecho se venía ejerciendo durante cuarenta años,
anunciaba el propósito del Majzén de levantar el bloqueo, pero sometiendo tal acto a una serie de
condiciones previas. El diplomático español en lugar de encontrarse satisfecho exponía más tarde a
Silvela la sensación de que si el Gobierno jerifiano realizaba tal acto, éste revestiría el carácter de
derecho español. En ese sentido ese acto de gracia se condicionaba al cumplimiento de una serie de
condiciones que, de facto, quería imponer el Majzén al gobierno de Madrid. Es decir era un claro
tales condiciones las contemplaba Ojeda como un sometimiento a la voluntad imperial, como
"atentorias por tanto a la dignidad nacional", y como tal, no encaminadas - así eran contempladas
desde el lado español- a resolver el problema, sino a refrendar los postulados e intenciones
defendidos por el gobierno del Sultanato: "(....) estas condiciones , son además de tal naturaleza,
que su aceptación por España que aparecería forzosamente ser la consecuencia del arrogante
1062
Asimismo, numerosos documentos procedentes tanto del archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores francés
como de archivos militares de este país atestiguan la complicidad española especialmente en el contrabando de armas.
Historiadores anglosajones como Ross E. Dunn indican, sin embargo, que esta documentación debe ser manejada con
precaución y cautela, teniendo en cuenta, sobre todo, la firme resolución francesa de oponerse a la influencia creciente
de España en el noreste marroquí. Con todo, la intervención española en el contrabando que se efectuaba a través de las
playas rifeñas fue un fenómeno observado por un numeroso conjunto de testigos europeos durante un largo período de
años. La abundancia de modernos fusiles, incluyendo gran número del modelo español Mauser de 1888 entre los
partidarios del Rogui Bu Hamara cuando estalle la rebelión por él encabezada a partir de 1902, es quizás la mejor
evidencia de la complicidad española en el contrabando. Cfr. Dunn, R. E.: " Bu Himara´s European connexion: The
commercial relations of a Moroccan Warlord " en Journal of African History, 21, 1980, pp. 235-253. Por otro lado, las
pruebas documentales que es factible encontrar hoy en día por parte de los investigadores que se acercan al Archivo
General de la Administración de Alcalá de Henares testifican indefectiblemente el protagonismo español en los
intercambios ilegales de contrabando y en el tráfico de armas. Véase: Informe de la Sección de Política (África) del
Ministerio de Estado. 5 de Enero de 1.898. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199/Ex. 1.
655
proceder del Gobierno Sheriffiano envolvería seguramente, entre otras eventualidades aún más
a) La prohibición en el futuro de que cualquiera de los habitantes de las dos plazas pudiera
trasladarse libremente a las costas rifeñas, con lo que ello suponía de anulación de las cláusulas de
los tratados y convenios de 1859, 1860 y 1861 que garantizaban a todos los súbditos de la
monarquía española la libertad de circulación y tránsito por todo el territorio del Imperio. Las
cláusulas de dichos convenios establecían que, según las circunstancias, y de acuerdo a sus
intereses, España podía restringir voluntariamente dicha libertad de circulación. Ahora se entendía
que la supresión de tales cláusulas supondría una imposición del gobierno marroquí. Disponiendo a
partir de ese momento de tal prerrogativa, el Majzén podía pretender –en el futuro- hacer extensiva
la prohibición de circulación por el Sultanato a todos los ciudadanos españoles que, en cualquier
España en sus plazas fuertes de Marruecos, puesto que pretendía eliminar la jurisdicción española
sobre los ciudadanos marroquíes en tránsito por los presidios. Tal pretensión partía del hecho de
que el Majzén consideraba a dichas posesiones españolas como parte irredenta del territorio
nacional marroquí, en la que se debían aplicar con la lógica de su criterio, las prescripciones legales
En realidad estas medidas aparte de las reivindicaciones de soberanía sobre los territorios en
manos de España, no venían a ser sino una continuación de la línea política seguida por Mawlay
Hassan I durante el siglo XIX, y que Bu Ahmed, el Gran Visir, no hizo sino retomar. Los Sultanes
habían acabado por no tener confianza en ningún Estado europeo, pues sabían que todos ellos en
1063
Ojeda a Silvela. 11 de Marzo de 1900. Despacho nº 33, reservado. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 354/ Ex.3.
1064
Los tratados entre Marruecos y España contemplaban en el apartado de las relaciones jurídicas que los súbditos
españoles acusados de cualquier infracción o delito en el Imperio serían juzgados por tribunales consulares, mientras
que los marroquíes involucrados en causas concernientes a intereses hispanos o a ciudadanos españoles quedarían
sometidos a los tribunales del país.
656
definitiva pretendían lo mismo de Marruecos; en este sentido, entendían perfectamente que a un
mayor desarrollo del comercio exterior, se estaba produciendo una mayor afluencia de europeos
residiendo o transitando por las tierras del Imperio, con lo que aumentaría la resistencia nacionalista
al mismo tiempo reforzar su ejército para contener el descontento popular y pagar las
indemnizaciones solicitadas por las potencias (en compensación por los incidentes que afectaban a
sus súbditos en el Imperio), unas cargas cada vez más pesadas. Así, cuanto más se iba abriendo el
justificaban la rebelión de las masas empobrecidas. Como Mawlay Hassan I, o Abd al- Aziz
durante este período, no podían resolver la situación, sólo les quedaba retrasar las consecuencias
del proceso: de ahí las tácticas dilatorias empleadas en todas las negociaciones diplomáticas por el
Majzén, los cambios frecuentes de la residencia imperial para evitar visitas inoportunas de los
diplomáticos europeos, y las prohibiciones a los europeos de circular por el país, de acudir a los
zocos rurales, de efectuar compras de inmuebles en las ciudades, o de perseguir a los ciudadanos
marroquíes morosos y deudores de casas comerciales extranjeras. El Majzén sabía que el comercio
europeo minaba la independencia marroquí y terminaría por eliminarla. Esta es la lógica marroquí
del litigio. Esta lógica venía a incidir en caminos anteriormente trazados por el propio Majzén, pues
poco antes, el Gran Visir había dirigido al cuerpo diplomático en Tánger una circular prohibiendo
totalmente el tráfico marítimo comercial de chalupas y embarcaciones europeas por las costas del
Rif, que Ojeda también había entendido como un golpe destinado exclusivamente a socavar la
Ojeda estimaba que la acción marroquí había llegado al límite en su intento de probar la
superioridad racista, que afloran en toda su correspondencia y que ofuscan su comprensión de las
1065
Ojeda a Silvela. 11 de marzo de 1904, documento ya citado.
657
situaciones que analizaba, elaboraba una hipótesis en la que trataba de incardinar el litigio con una
maniobra supuestamente prevista por el Gran Visir de cara a contrarrestar su anunciada visita a
Marrakesh:
"(...) ha sido siempre práctica del Gobierno Sheriffiano el tratar por todos los medios
posibles de colocar a los Representantes que visitan al Sultán en una situación de relativa
inferioridad que a la vez que satisface la mórbida vanidad musulmana, tiene por objeto más
práctico, el de moderar las pretensiones y dar al traste con el vasto programa de
desagravios y reclamaciones que llevan generalmente dichas Embajadas extranjeras. No se
ha apartado de estas tradiciones el Maghzen en sus relaciones con España. (....) El
raciocinio del Gran Visir ante la perspectiva de mi Embajada, y dados los planes cuya
realización persigue, puede resumirse en pocas palabras."1066
tesitura de aceptar o rechazar de manera terminante las condiciones del Majzén. En el primer caso,
saldado con un éxito sin precedentes de la diplomacia marroquí y habría evidenciado la situación de
máxima debilidad española. En el segundo caso, de rechazarlas, el Gran Visir suponía que el
Gobierno jerifiano durante su próxima visita a la Corte, con lo cual quedarían relegadas a segundo
término u olvidadas, las múltiples quejas y reclamaciones hispanas pendientes de contestación por
el Majzén, así como las peticiones de cesiones territoriales que debía de llevar el plenipotenciario
español a Marrakesh.
parte de España de las condiciones, era el momento oportuno de redactar y presentar a Torres una
1066
Ibidem.
658
del contrabando por parte marroquí a la resolución del litigio. La nota -según Ojeda- tenía que
rechazar asimismo el intento de recorte de la soberanía española en sus plazas fuertes, y censurar en
definitiva la escasa atención con que el Gobierno Imperial había ido tratando las reivindicaciones
españolas, haciendo caso omiso de todas ellas, para acabar exigiendo el levantamiento inmediato e
incondicional del bloqueo de las dos guarniciones. El diplomático entendía que la nota no debía de
contemplar un plazo explícito para su aceptación. Discrepando notablemente de las intenciones más
expeditivas del jefe del Gobierno, sugería a Silvela que los siguientes pasos debían de ser la
consulta obligada a las cancillerías europeas, para posteriormente, y en caso de producirse un nuevo
incumplimiento de las exigencias españolas, darle a la acción que se iba a iniciar un carácter de
actuación colectiva de las potencias europeas evitando en todo momento y por encima de cualquier
aprobación del gobierno, que no hizo ninguna modificación a la redacción del texto que elaboró el
diplomático. 1067
El incidente, sin embargo, estaba tocando a su fin. Trasladada la nota al Delegado del Sultán
en la mañana del día 17, al proceder a su lectura y conocer su contenido, Torres entregaba al
intérprete Saavedra una carta abierta para Ojeda que ya tenía preparada, en la que ordenaba
situación anterior al litigio. La perspectiva de un serio conflicto había terminado con la política de
tanteo que Bu Ahmed venía ensayando con España. Se había estado muy cerca del comienzo de
una intervención armada española, pero la marcha atrás del Gobierno Imperial disipaba ya los
temores de Madrid: no había lugar ya para los pensamientos belicistas de Silvela que habían
contemplado la posibilidad de una expeditiva acción de fuerza, ni para los del más comedido y
temeroso Ojeda que había querido minimizar la trascendencia de la acción española, derivándola
hacia una actuación colectiva de las potencias europeas. Los meses siguientes sin embargo
siguieron contemplando la inquebrantable voluntad del jefe del Gobierno español por no quedar
1067
Telegrama cifrado de Silvela a Ojeda, 15 de marzo de 1900. A.G.A. África. Sección Histórica. (Marruecos). Caja
354 / Ex. 3.
659
descolgado en la carrera por el reparto de Marruecos. Silvela iba a agotar todas las vías pacíficas
para conseguir una penetración efectiva en el sur del país, con una finalidad ante todo estratégica,
de cara a la defensa de las Canarias, pero que a la vez sirviese como base para posteriores
maniobras que apuntasen hacia el corazón del Imperio.1068 Constituyeron la muestra de la firme
que el ataque francés en el territorio del Tuat y la amenaza que suponían las pretensiones galas
sobre los territorios de Tarfaya, Sus y la Saguia el- Hamra, hacían peligrar toda la labor de España
internacional sin una subordinación a los intereses de Francia, es decir con un suficiente margen
autónomo de maniobra de cara a conseguir unas incorporaciones territoriales que fuesen rentables
El plenipotenciario español juzgó oportuno contestar a las pretensiones del Gran Visir,
remitiéndole una nueva nota con la intención de no alentar con su silencio las acusaciones
formuladas contra las autoridades militares de las plazas del Rif de consentir la existencia del
contrabando. Su idea era refutarlas y no pasarlas por alto, evitando dar al Majzén la impresión de
una aquiescencia tácita por parte de la diplomacia española de las pretensiones del Gobierno
Imperial.1069 El 21 de marzo un telegrama del jefe del Gobierno expresaba a la Legación española
1070
su satisfacción por los términos en que se había solucionado el conflicto y el Ministerio de
Marina ponía a disposición de Ojeda el cañonero-torpedero Martín Alonso Pinzón para trasladar el
documento redactado por la administración imperial desde Tánger hasta el islote de Alhucemas.1071
1068
Juan Pérez Caballero, Sub-Secretario de Estado al Ministro de Estado, marqués de Aguilar de Campóo.15 de
Agosto de 1900. Carta particular. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja M-62./ Ex. 1.
1069
Telegrama cifrado de Ojeda a Silvela. 17 de marzo de 1900; Ojeda a Silvela, 17 de marzo de 1900. Despacho nº
36. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 354 / Ex. 3.
1070
Ibidem. Telegrama cifrado de Silvela a Ojeda. 21 de marzo de 1900.
1071
Telegrama del gobernador militar de Melilla, general Hernández dirigido al gobernador militar del Peñón. 2 de
Abril de 1.901. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
660
El día 27 el cañonero llegaba a aguas rifeñas y transmitido el pliego imperial al Bajá del campo
cabilas vecinas. 1072 Con ello desaparecía el obstáculo que había venido retrasando el viaje de Ojeda
a Marrakesh. El diplomático, como acto de buena voluntad ante su visita a la Corte, y a petición de
1073
Torres, declinaba enviar su última nota a Bu Ahmed. El 3 de Abril el gobernador militar de
Alhucemas telegrafiaba al comandante general de Melilla que la orden para que se levantase el
bloqueo del Peñón de Vélez no había sido todavía impartida. La tenían que conducir los askaris que
iban a relevar a los que prestaban su servicio en la línea fronteriza. Sin embargo, algunos
Unidos, las autoridades marroquíes habían intentado borrar la presencia de España en las costas del
Rif, forzando el bloqueo de las plazas de Alhucemas y Peñón de Vélez de la Gomera, operación
que se había prolongado durante seis meses. El gobierno conservador había salvado este pulso del
Gran Visir y saldría de él, dispuesto a proseguir su política de infiltración económica y política en
la región. Por otra parte, llama la atención que el bloqueo no haya quedado registrado en los libros
de autores como G. Maura y Gamazo o J. Becker que historiaron esta etapa de las relaciones
circunstancia: estos medios no dieron gran importancia a estos acontecimientos. Así la cuestión del
bloqueo sólo fue objeto de unas breves líneas en los principales periódicos madrileños. No fue una
cuestión tratada en los editoriales, ni presentada o esgrimida como un ‘casus belli’, o como un
1072
Telegrama cifrado del comandante de la guarnición de Alhucemas, Anastasio Terrón al Ministro Plenipotenciario
de España en Tánger. 27 de marzo de 1900. ; Oficio del comandante de la guarnición de Alhucemas a la Legación de
España en Tánger.A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 354 / Ex. 3.
1073
Ibidem .Telegrama cifrado de Ojeda a Silvela. 28 de marzo de 1900.
1074
Telegrama del Gobernador del Peñón al Comandante General de Melilla. 2 de Abril de 1.900/ Telegrama del
Gobernador militar de Alhucemas al Comandante General de Melilla. 3 de Abril de 1.900. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
661
Únicamente muy posteriormente, a mediados del siglo XX el cronista Et-tabyi se ocupó del tema en
un artículo escrito en el Diario de África,1075 en el que atribuye el bloqueo que sufrieron los
Peñones a una decisión personal, más bien un capricho del príncipe Mulay Abu Beker. Según este
autor, la idea respondería a una acción de represalia de la autoridad marroquí ante el hecho de que
los españoles hubiesen recibido en Alhucemas y en Vélez a los fugitivos Bocoyas que escapaban
del ataque de la mehal.la jerifiana en 1898. Et- Tabyi extrae sus datos de un libro, Las efemerides y
respaldando sus argumentos en que la obra fue escrita a base de documentación consultada en los
archivos oficiales y redactada en momentos muy cercanos a los hechos que se narraban.
1075
Et-tabyi: " Mulay Bu Beker ", en B. N. Madrid. Miscelánea García Figueras. Tomo LXXIII, pag. 294.
662
RESUMEN
las tareas de defensa del territorio, combatiendo las injerencias imperialistas europeas. No sólo
hacen frente a la infiltración francesa en la región, sino que intentan contrarrestar las actuaciones de
los confidentes de las guarniciones hispanas de Chafarinas y Melilla y la del naciente partido ‘pro-
español’ formado entre los habitantes de la bahía de Alhucemas. La llegada de los conservadores al
poder en España supone el final de la aproximación a Gran Bretaña en los asuntos marroquíes que
había ensayado el gobierno Sagasta durante los meses anteriores. Al formar gobierno, Silvela tiene
fortificaciones de Gibraltar. Por ello entrega al Embajador británico en Madrid, Drummond Wolf
un documento en el que manifestaba su deseo de mantener el ‘statu quo’ en los territorios cercanos
El estadista conservador es consciente de que hay que practicar una política imperialista en
África si la nación quiere seguir contando como potencia europea. Al mismo tiempo es consciente
de la necesidad de obtener una garantía de la integridad del territorio nacional y por ello ensayará la
vía de aproximación a la Dúplice francorusa. Y eso a pesar de que los franceses siguen con su labor
galas, ni se busca poner freno a su expansión. Por otra parte la diplomacia española tampoco busca
disuadir al Quai d´Orsay de realizar cualquier acto hostil contra Marruecos. Al cesar la
aproximación al Reino Unido, y romperse con la línea de actuación seguida por los liberales, queda
663
Silvela negociará a lo largo de 1899 la entrada de España en la Dúplice francorusa.
Exteriores del Imperio zarista a San Sebastián, Silvela aprovechará la ocasión para proponer la
costas rifeñas. Esta actuación culmina cuando las guarniciones españolas en Alhucemas y Vélez de
la Gomera quedan bloqueadas e interrumpido en ellas el suministro diario de víveres. Se inicia así
un conflicto incruento, limitado entre los gobiernos español y marroquí. El Majzén desea
aprovechar la debilidad militar española, subsiguiente a la derrota frente a los Estados Unidos, para
borrar la presencia de España del Rif. Tras semanas de intensas gestiones diplomáticas por parte del
Ministerio de Estado, el incidente termina cuando las fuerzas imperiales levantan el bloqueo.
664
CAPÍTULO 8
1900 (I):
torno a la guerra contra los bóers, las autoridades francesas encontraron el camino libre para la
>fabricación > de un incidente fronterizo en el Sáhara que les sirviera como pretexto para iniciar la
ruptura del 'statu quo' marroquí y comenzar la invasión del Sur-este del Imperio. 1076
El gabinete de Lord Salisbury tenía a finales de 1899 preocupaciones más urgentes que las
derivadas de la violenta irrupción gala en los territorios saharianos del Imperio marroquí. A lo largo
del año una campaña periodística había ido excitando los ánimos de la opinión pública británica en
contra de los Estados bóers de Orange y Transvaal. A la vecina colonia de Natal habían comenzado
a llegar refuerzos militares (en torno a los 10.000 hombres) procedentes de la India; era una
consecuencia de la actitud del gobierno inglés, que había optado ya por la guerra como solución a
El día 9 de Octubre de 1899, ante tan críticas y amenazadoras circunstancias, el Gobierno del
Transvaal envió a la reina Victoria un ultimátum exigiendo la retirada de las tropas inglesas
cruzaban la frontera oriental de sus Estados, y entraban en la colonia de Natal; días después, se
Ladysmith que quedaba cercada. A pesar de contar las fuerzas británicas con 22.000 hombres
1076
Cfr. Parsons, F.: op. cit., pág. 503.
665
procedentes de diversas partes del Imperio y 10.000 miembros de las milicias locales, el Ejército
La ofensiva bóer se dirigía también contra las ciudades de Mafeking y Kimberley, mientras
que tropas procedentes de Pretoria descendían hacia el sur, llegando hasta cerca de Colesbarg, en la
colonia de El Cabo. Aun con la ventaja de contar a principios de diciembre con la llegada de un
cuerpo expedicionario de 40.000 soldados, mandados por el general sir Redvers Buller, los
Las noticias de las victorias bóers asombraron a Europa, que esperaba una campaña rápida y
fácil. El Gobierno de Lord Salisbury, en consecuencia, dejó de atender temporalmente los asuntos
feld mariscal Lord Roberts, y Lord Horacio Kitchener, reciente vencedor de la Mahdiya en el
Sudán.1077
* *
actuaciones.
El partido colonial francés, a cuyo poder y ambición, siempre en oposición a los intereses
españoles, se alude constantemente en España, fue, en efecto, uno de los más poderosos grupos de
presión de la Tercera República y su peso en la política exterior francesa fue decisivo durante más
de veinte años, a pesar de que era un grupo pequeño por lo que respecta al número de sus
componentes, y poco coherente en cuanto a su estructura.1078 Contaba con fieles adeptos dentro del
cuerpo diplomático y consular, así como en los ministerios, fundamentalmente en los de Negocios
1077
Véase Romero García, E.: "La epopeya de los bóers" en Historia-16, no. 93, 1984, pp. 86-88.
1078
Véase, Andrew & Kanya-Forstner, " The French Colonial Party : Its composition, aims and influence, 1885- 1914"
en The Historical Journal, I /1971, pp. 99- 128 ; y " The French Colonial Party and french colonial war aims, 1914-
1918 " en The Historical Journal, Cambridge, IV / 1974, pp. 79-106.
666
Extranjeros y Colonias. De esta manera, con ser importante la presión que ejercía públicamente,
publicidad- la labor más eficaz la desarrollaba desde dentro, de una forma más privada, secreta y
indiscutible era Eugène Etienne, diputado por Orán en el Parlamento y que ocuparía hasta su
muerte, en 1921, importantes cargos en el Ministerio de Colonias. De las múltiples sociedades que
componían el partido colonial, una de las más importantes era el Comité de l´ Afrique Française,
que tenía el reconocido objetivo de lograr un gran imperio africano francés unificado, y oponerse a
las ambiciones de las otras potencias europeas que amenazaban este proyecto. A principios del
siglo XX, África ocupaba el primer lugar en los intereses coloniales de Francia. El mito de que "el
Mediterráneo atraviesa Francia como el Sena atraviesa París" capturaba por entonces la
imaginación colonialista.
tercio del siglo XIX, conde de Benomar, advertía al gobierno conservador en un despacho fechado
en África, que había merecido particular atención en los periódicos Le Temps y Le Journal des
Debats; estos rotativos, al comentar el referido discurso puntualizaban que los territorios a los que
Etienne se había referido implícitamente eran Marruecos y Siam. La polémica había atravesado los
Alpes y la impresión que aquellas manifestaciones produjeron en Italia quedaron patentes con un
análisis que el periódico romano La Tribuna realizaba de las intenciones expansionistas francesas.
Se advertía en él sobre la agresividad y el carácter insidioso de los propósitos del grupo colonial
encabezado por Etienne. Se señalaba además que a pesar de la prudencia puesta en práctica por el
1079
Nada parecido al partido colonial francés existió en España. Aunque había un dinámico grupo de "africanistas" que
hacía campaña a favor de una política activa de España en Marruecos, carecía de la resolución y organización del
colonialismo francés.
667
Ministro Delcassé, la presión de colonialistas y nacionalistas franceses iba a determinar una pronta
acción resolutiva en la política exterior del gobierno republicano. Las ideas defendidas por Etienne
principal de casi todos los estadistas francesas; Etienne había postulado por el concepto de una
pública, el rotativo romano se inclinaba por abandonar el Siam a las pretensiones imperialistas
galas, pero por otro lado aconsejaba al gobierno italiano oponerse a los deseos republicanos de
Esta apelación patriótica llamando al pueblo italiano a estar alerta contra los deseos
imperialistas franceses se completaba con un análisis de los restantes actores con un papel a
desempeñar en la cuestión marroquí. Se entendía que las actuaciones de éstos limitarían la francesa.
Así, el Reino Unido nunca iba a consentir la instalación militar francesa en la costa meridional del
Estrecho de Gibraltar, a la par que defendería tenazmente sus intereses económicos en el Sultanato.
1080
Despacho no. 202 del Embajador de España en Roma, Conde de Benomar dirigido al Ministro de Estado, Francisco
Silvela. 11 de Diciembre de 1.899. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /Ex. 1
668
"Toda acción dirigida á hacer aguda y urgente la cuestión marroquí sería peligrosa.
La solución de esta cuestión es realmente el problema más importante ante el cual se
encontrará algún día la diplomacia europea".1081
Como forma de penetración progresiva en el Sáhara, los medios oficiales franceses tomaron a
finales del siglo XIX la determinación de organizar, subvencionar y apoyar una serie de viajes de
era uno de esos exploradores que realizaban una serie de meticulosos estudios geológicos del
Sáhara y en particular de los oasis saharianos. Tras un primer viaje de reconocimiento y estudio de
los recursos acuíferos del Tuat y Saura en 1896, alentado por el Gobierno general de Argelia,
emprendió una segunda misión en 1897 y una tercera en 1899. Esta última, financiada por el
Ministerio de Instrucción Pública, se realizó en un momento oportuno para poder ser aprovechada
por las pretensiones expansionistas de la República, cuando las tensiones tribales en el Sur-este del
Imperio brindaban una ocasión idónea a la misma, pues los Oulad Dahhan de Gourara se
conflicto local entre los Oulad-Ba- Hammou de Tidikelt y los tuaregs desde 1898. 1082
estudiar por último los pozos artesianos de la región, escoltado por 100 jinetes (goumiers o spahis)
al mando del capitán Pein y fuerzas de infantería, Flamand partió de Ouargla hacia mediados de
diciembre de 1899, para llegar a las proximidades de In-Salah el 28 del mismo mes. Algunos días
antes, los habitantes del oasis, advertidos de la llegada de la tropa, le escribían una carta remitida a
Hassi-el-Moungar, señalando que éste era el límite fronterizo de la colonia francesa. Allí
1081
Ibidem.
1082
Cfr. Dunn, R. E. : Resistance in the Desert ... op. cit., pp. 137-203.; también se puede consultar: Sayagh, S.: La
France et les frontières ..., op. cit., pp. 81-91.
669
comenzaba el Sáhara y el Imperio marroquí.1083 La misiva era una advertencia para que Flamand
no traspasara tal línea y penetrara sin permiso del Majzén en el territorio del Sultanato. El inicio
francesa penetraba en el interior del territorio de Marruecos camino de In-Salah y se producían los
primeros enfrentamientos. El caid el- Hach el-Mahdi Ould-Ba-Djouda se encontraba entre las
primeras víctimas. El 5 de Enero de 1.900 tenía lugar un mortífero combate en Deghamcha, el cual
motivó que el XIX Cuerpo de Ejército francés enviase a la columna un refuerzo de 150 tiradores
saharianos y 150 spahis, al mando del capitán Baumgarten. Sin embargo la autorización oficial para
remitir esta columna de refuerzo al Tuat no fue solicitada al Ministerio de la Guerra hasta el 6 de
Enero. Los combates se prolongarían a lo largo del mes, pasando a poder galo la zona de los oasis.
Hacia finales de mes, Baumgarten emprendía un primer asalto a In-Ghar a pesar de las
órdenes del Ministerio de la Guerra de limitar las operaciones expresamente a la ocupación de In-
Salah. En el interín, en Argel, los mensajes de felicitación al Gobernador General se sucedían sin
interrupción. Los primeros fueron los de la Cámara de Comercio de la ciudad, del Sindicato
comunicación directa con Argelia, el Ejército francés procedió a ocupar diversos puntos a lo largo
del Uad-Zousfana y del Uad Saura, pasando así a ejercer el control de una extensa franja de
territorio marroquí que se extendía inmediatamente al sur de Figuig. La invasión inicial había
penetrado en el Tuat a través de El Goléa, un puesto avanzado en la franja sur-este del Erg
Occidental. Sin embargo era evidente que la ruta a través de los valles de Zousfana y Saura, que
conectaba directamente Figuig y el sur-oranés con los oasis saharianos, era más apropiada por su
1083
La carta decía así : " La limite à partir de Hassi-el-Moungar et de la région environnante est formée par le Sahara.
Ne la dépassez point car vous empiéteriez sur le territoire appartenant au sultan notre seigneur et maiître Abdelaziz
que Dieu lui accorde la victoire. Si vous empiétez sur ce pays ne blâmez que vous-memês ". (véase Sayagh, S.: La
France et les frontières... op.cit., pág. 82).
670
abundancia en recursos hídricos y la ausencia de barreras naturales. La penetración francesa no
terminaba aquí. El tendido de la línea férrea de Orán alcanzaba hasta Djenien -Bou-Rezg en febrero
de 1900, con lo cual las tropas de la división oranesa podían ser transportadas con gran rapidez a
1900. El 24, el republicano El Liberal daba cuenta de la ocupación de In-Salah por el ejército
colonial francés, augurando una rápida culminación del avance galo en el hinterland natural de
consideraban las operaciones militares susceptibles de romper el 'statu quo' en Marruecos; los
comentarios recalcaban que se trataba de una mera "acción de policía" de las tropas francesas en
región del Tuat al constituirse como punto de concentración de gran parte de las caravanas que
atravesaban el Sáhara ; la región, una vez incorporada al dominio colonial, estaba llamada a ser el
punto de enlace del Oranesado y de Tlemecen con las posesiones francesas en el Senegal .1085
En este contexto, las informaciones que comenzaron a llegar al Ministerio de Estado español
operaciones militares se fueran a detener, apuntaban más bien a la situación contraria. Un primer
telegrama, remitido por la agencia Havas desde la ciudad de Argel el día 13 aludía a la
caballería y artillería que se disponían a emprender un empuje de gran intensidad sobre el territorio
imperial. 1086La noticia no mereció un especial seguimiento ni fue objeto de especial preocupación
1084
Véase " Le Chemin de fer de Djenien-Bou-Rezg", en Bulletin du Comité de l´Afrique française. (Marzo de 1900),
pp. 91-94.
1085
"La ocupación de In-Salah" en El Liberal, 24 de Enero de 1900.
1086
Telegrama de la Agencia Havas fechado en Argel el 13 de Febrero de 1900. A.G.A. África (Marruecos). Caja 73 /
Ex. 2.
671
El gobierno de París, a pesar de haber ordenado explícitamente no extender las operaciones
de conquista más allá de In-Salah, había dado la autorización a Argel para formar una nueva
columna en El-Golea destinada a hacer frente a las posibles eventualidades. Era la <columna de
Tidikelt>, comandada por el Teniente Coronel d´Eu. Estaba constituida por dos compañías del 1ro.
de Tiradores Argelinos; una compañía del 2º Batallón de África; por un escuadrón del lro. de
Spahis argelinos; por una sección de artillería de montaña y por un destacamento de Ingenieros a
las órdenes del Teniente Voinot. Comprendía asimismo un convoy numeroso de víveres, vituallas y
material de guerra llevado a lomos de 1.700 camellos. Su partida de El-Goléa fue escalonada en
Desde este punto, la columna se dirigía a In- Ghar donde llegaba el 19 de marzo para participar en
uno de los combates más duros de los episodios de la conquista del Tuat. Las operaciones contra la
alcazaba defendida por el Bajá Si Driss Ben el-Kouri comenzaban al rayar el alba y se terminaban
tres horas después del mediodía con la rendición incondicional del funcionario jerifiano. Al
terminar los combates, se contabilizaron 9 muertos y 44 heridos del lado francés y entre 500 y 600
muertos, 100 heridos y 450 prisioneros - sin contar las mujeres y los niños - entre los tuatíes.
El Teniente Coronel d´Eu se ponía en marcha entonces, recorriendo y ocupando la región del
Aoulaf y el Akabli sin encontrar gran resistencia, antes de regresar a In-Salah. El informe del
Estado Mayor destinado al jefe del Gobierno afirmaba: "A cette datte nous pouvions nous dire les
maîtres du Tidikelt".
Pero la sumisión de los oasis no se podía obtener completamente sin la ocupación de los
Los valles de Saura y de Zousfana ponían en comunicación Figuig y el Sur del Oranesado
con los oasis saharianos. Esta posición única impulsaba a los conocedores de la región a exigir su
ocupación, desde el inicio de las operaciones en Tidikelt. El general en jefe del XIX Cuerpo de
Ejército había sometido al Ministro de la Guerra, que las aprobó, las proposiciones siguientes : a)
reforzar las guarniciones de Aïn Sefra y de Djenien Bou-Rezg, b) establecer un puesto fortificado
672
en Zoubia (rebautizada Duveyrier) situada al oeste de Figuig, donde se crearía una posición
avanzada francesa, y c) poner en marcha una nueva operación de importancia secundaria, destinada
a consolidar la ocupación del valle de Zousfana, y que se completaría días después con el avance
desde el oasis de Zoubia hasta Ksar el- Azoudj de una columna francesa con la misión de proteger
las maniobras galas a lo largo del valle. Sin embargo, a pesar de las constantes precauciones
tomadas por las tropas en su invasión del Sultanato para proteger sus flancos y evitar sorpresas
desagradables, los ataques rápidos y mortíferos de las tribus de la región, sobre todo de los Douï
que ordenar la ocupación de Igli; las complicaciones que se presentaban a Francia en forma de una
Esta vez el seguimiento del conflicto por parte de los agentes diplomáticos y consulares
españoles fue muy deficiente. En su favor habría que citar únicamente la extrema lejanía de los
hechos que se estaban desarrollando a gran distancia del centro del Imperio jerifiano, y en un lugar
donde no sólo no había presencia consular sino en el que tampoco existía la eficaz red de
información característica de otras partes del territorio marroquí. El gabinete de Silvela estará
informado con un cierto retraso con respecto al momento en que se sucedan los acontecimientos y
su reacción frente a ellos será la de enfrentarse a unos hechos consumados que no había ya
posibilidad alguna de modificar. Con la rapidez del despliegue de sus tropas y la invasión
determinación y resolución.
caballería) que habían de constituir una columna de abastecimiento y socorro que partiría en
673
dirección a In-Salah. El cónsul en Orán apuntaba también en su comunicación la salida coincidente
de otra columna desde Argel hacia el sur, y tras señalar la importancia excepcional de estos
movimientos militares, llevado por la carencia de noticias fidedignas, atribuía erróneamente los
corriendo graves riesgos en In-Salah, sitiada por numerosas tribus del territorio, a las que se
suponía actuando instigadas por Inglaterra.1087 En realidad, terminados los combates, el científico
ya había regresado a El-Goléa desde donde remitiría al Ministerio de Instrucción Pública una
Los días siguientes contemplarían los eficaces esfuerzos del cónsul, Marqués del Pedroso,
que en breve tiempo lograría disipar todas las dudas del gabinete Silvela y le informaría con plena
exactitud del verdadero alcance de los movimientos franceses. Los acontecimientos le habían
cogido desprevenido, pero había sido capaz de solventar rápidamente ese inconveniente y recuperar
con creces el tiempo perdido. Así, en su siguiente comunicación, el 28, informaba a Madrid que el
destino del despliegue de tropas que había detectado en Orán lo constituía únicamente la ocupación
de Igli. 1088 Tres días después, era el turno de relatar el encarnizado asalto de la casbah de In Ghar,
uno de los núcleos habitados más importantes del Tidikelt, situado al sur de In-Salah. Numerosas
fuerzas procedentes del Tuat se habían concentrado en este lugar bajo las órdenes del Bajá de
Timmi con el objeto de impedir la marcha de la columna de operaciones francesa. Sin embargo, la
artillería de campaña de la misma había permitido abrir una ancha brecha en el muro, lo que
facilitó el asalto de la ciudad que fue tomada tras un reñido combate. La caída en manos francesas
del Delegado imperial y el severo castigo que se había infligido a las fuerzas marroquíes permitían
a Pedroso vaticinar el término de la resistencia y el dominio efectivo por parte del ejército invasor
de todo el territorio. 1089 Efectivamente, las operaciones francesas culminarían el 5 de abril cuando
una columna de la Legión extranjera al mando del coronel Bertrand e integrada por 1773 hombres y
1087
Ibidem. Marqués del Pedroso a Silvela. 10 de Marzo de 1900. Despacho nº 26.
1088
Ibidem. Marqués del Pedroso a Silvela. 28 de Marzo de 1900. Despacho nº 34.
1089
Ibidem. Marqués del Pedroso a Silvela. 31 de Marzo de 1900. Despacho nº 35.
674
75 oficiales tomaba posesión de Igli.1090 Este "acto de autoridad" como lo definieron los medios
colonialistas de la República1091 sin embargo no supuso el final definitivo de las hostilidades; todo
lo contrario, lo que marcó fue el inicio de todo un larguísimo rosario de ataques y golpes de mano
contra las tropas francesas llevados a cabo por las diversas tribus marroquíes vecinas del territorio:
Aït Atta, Beni Guill, Aït Bou Ichaouen, Aït Khebbach, Douï Menia y Oulad Jérir. Más de una
treintena de ataques contra las líneas francesas se registrarían sin interrupción durante la primavera
y el verano de 1900.
Entre los diversos acontecimientos por los que atravesó Marruecos a principios del siglo XX,
los relativos a su integridad territorial fueron los asumidos con más profunda intensidad y los que
diciembre de 1899, seguida por la conquista de todo el territorio de los oasis tuatíes -incluido Igli-
en 1900 por las tropas francesas se revelarían de una importancia capital para la historia del
Marruecos contemporáneo. Con la pérdida de los oasis (Tuat, Gourara, Tidikelt), del enorme
territorio que constituía el extremo sur de los confines fronterizos argelo-marroquíes, se daría paso
1092
posteriormente a la pérdida de zonas como las de Béchar y Kénadsa y por primera vez, una
vasta extensión del territorio nacional marroquí pasaba bajo el control de una nación extranjera,
cristiana y enemiga. Las relaciones antiguas, antiquísimas, los lazos afectivos, económicos y
políticos que habían hasta entonces existido entre los oasis y el resto del Imperio, y especialmente
con la provincia vecina, el Tafilalt, origen de la dinastía reinante en el Sultanato, quedaban rotos:
"Aussi loin que nous remontions dans l´histoire de ces régions, nous voyons qu´une sorte de
dépendance intime a toujours uni la haute Moulouya aux oasis sahariennes situées au Sud",
1090
Ibidem. Marqués del Pedroso a Silvela. 9 de Abril de 1900. Despacho nº 44.
1091
La versión francesa de las operaciones militares en el Tuat se encuentra en: “Notre action dans le Sud oranais et les
affaires du Maroc “, en (B)ulletin du (C)omité de l´(A)frique Française , no. 6 (junio de 1900), pp. 205-207.
1092
A finales del siglo XIX el Sultanato ya se había resentido asimismo con la pérdida de Tombuctú a pesar de su
posición excéntrica, sentida sobre todo por los intereses caravaneros.
1093
Véase H.-M.-P. de la Martinière y N. Lacroix : Documents pour servir à l´étude du Nord-Ouest africain, Argel,
1894, Tomo III.
675
mayor parte de los territorios musulmanes del Sur y del Este quedaban definitivamente
comprometidas, y un obstáculo gigantesco surgía frente " aux mystérieuses relations que par le
désert et les oasis il (Marruecos) pouvait entretenir avec tout l´Islam africain".1094
Un observador dotado de una singular agudeza, Henri Descos, que llega a Fez en 1903, y a
quien se debe uno de los mejores estudios sobre el Marruecos de comienzos del siglo XX -Le
Maroc d´aujourd´hui1095- retrató con exactitud la gravedad de la conmoción causada por la pérdida
de los oasis en la sociedad marroquí, la cual se dio cuenta de la amenaza que se abría ante ella
funcionario del Majzén muy probablemente, autor del al-Hulal al-bahiyya. Este observador, crítico
acertado e inteligente, lleno de amargura ante la conquista de los territorios saharianos por Francia,
recalca que los habitantes de las alcazabas (qçours = construcciones defensivas que engloban un
conjunto de casas rodeado de una muralla) saharianas eran miembros integrantes del Magreb al-
Aksa ( Marruecos), que existía un límite bien definido entre las dos naciones -Marruecos y el
antiguo territorio turco-otomano de Argelia, ahora colonia francesa-, y que el acuerdo de respetarlo
había sido mantenido durante largo tiempo entre los dos países, para después verter su profundo
rencor ante la política del Majzén, denunciando la debilidad del Sultán, que no había empleado la
fuerza en el momento oportuno, prefiriendo derivar la cuestión del Tuat hacia un arbitraje y una
1094
Véase Ed. Michaux- Bellaire, " Le Touat et les chorfa d´Ouazzan" en Memorial Henri-Basset, nouvelles études
africaines et orientales, Tomo II, pag. 140.
1095
Henri Descos era el primer secretario en la legación francesa en Tánger. Su obra fue publicada en 1904, bajo la
firma de Eugène Aubin, su seudónimo literario.
1096
Le Maroc d´aujourd hui, pag. 220. Minimizando la ruptura del equilibrio "material" en el Sultanato, Descos
insiste -por contra - en las repercusiones espirituales en las cuales él ve la causa de la tensión extrema que amenazaba
con poner en peligro la ligazón que unía a las tribus con el Sultán - responsable directo de la unidad del Imperio, y
origen asimismo de la decisión de Abd al- Aziz de efectuar unas reformas : " L ´ébranlement fut si profond, les gens du
makhzen ressentirent une telle impression de l´affaiblissement de l´Etat qu´ils furent unanimes à concevoir la nécessité
d´un noveau système et l´urgence de réformes indispensables, aptes à rétablir la situation compromise " ( pp. 220-
221).
676
Sin embargo, el Majzén no se había desinteresado jamás por la cuestión tuatí tras la muerte
El gran visir, Ahmed ibn Mûsâ (Bu Ahmed) despachó a Tánger en cuanto tuvo noticia del
inicio de los combates a su secretario, el docto jurisconsulto Sî al- `Arbî al-Manî´î, para protestar
1097
ante la Legación francesa y ante otras potencias representadas en la ciudad. Sin embargo, la
causa marroquí estaba perdida. La lucha de los saharianos por escapar a la conquista se reveló inútil
mismo tiempo a todas sus autoridades, escribiría A.Le Chatelier.1098 De hecho, esa es la suerte de
casi la totalidad de la guarnición de In-Salah que fue masacrada, conjuntamente con sus caides, así
como la de la mayor parte de la de In- Ghar, refugiada en las mezquitas (es en el combate de In-
Ghar, cita el nacionalista marroquí Allal al- Fasi, donde Francia va a utilizar unos medios militares
potentísimos y desproporcionados, tan modernos y mortíferos que jamás habían sido vistos en el
1097
Vana protesta. Al- `Arbî al-Manî´î encontrará accidentalmente la muerte en el curso de su misión. Véase Cagne,
J.: "Essai sur le sentiment national dans les provinces sahariennes marocaines au debut du XXème siecle" en Revue
d´histoire maghrebine, nos. 41-42 /1986, pag. 17 ; G. Salmón: "Une opinion marocaine sur la conquête du Touat" en
Archives marocaines, I, 1904, pp. 422-423. Bu Ahmed muere poco después. El Sultán Mawlay Abd al- Aziz enviaría
entonces a su Ministro de Asuntos Extranjeros, `Abd al- Karim Benslîman, a Francia.De esta embajada surgirá el
protocolo de París de 20 de julio de 1901, precisado posteriormente por los acuerdos de Argel de 20 de abril y 7 de
mayo de 1902 ,¡ " en prenant pour base le respect et l´intégrité de l´Empire chérifien "¡. No hacían referencia alguna a
la cuestión de los oasis. Por los artículos 4 y 5 del protocolo, Marruecos reconocía el hecho dado de la conquista
francesa, pero solo para la región fronteriza situada entre Figuig y un punto a 15 Kilómetros al norte de Igli.
Sin embargo, abusivamente el Ministro republicano de Asuntos Exteriores, Delcassé escribía a Saint-René Taillandier,
Ministro Plenipotenciario de Francia en Tánger: "Pour résumer le travail diplomatique ainsi accompli, nous avons fait
reconnaitre par le Maroc la legitimité de notre installation dans les oasis ainsi que dans l´oued Zousfana et l´oued
Saoura", en France. Ministère des Affaires étrangères, (D)ocuments (D)iplomatiques (F)rancaises. (A)ffaires du Maroc,
1901-1905, París, 1905, documento no. 21, pp. 19-20. Y no menos abusivo es que Revoil, Gobernador general de
Argelia, se apoyara en el Protocolo para solicitar del gobierno de París no limitarse a su zona de acción y actuación en
el valle de Zousfana, y poder extenderse a la vertiente occidental del yebel Béchar, en D.D.F.A-M., documento 44, pag.
59. Es por lo que A.G.P. Martin, generalmente bien informado, escribirá al respecto de este mismo protocolo: "C´est
ici vraiment ' un tournant de l´histoire', car la coupure est nette entre le passé et le present : quelqu´extension qu´ait
eue jadis l´autorité des sultans maghrebins dans le sahara subalgérien, leur héritier a sectionné dans l´oued Guir, le
pédoncule par quoi dépendait de son empire la grappe touatienne, et il a consacré solennellement la soudure de celle-
ci par Igli et la Zousfana à l´Algerie" en Martin, A.G.P.: Quatre siècles d´histoire marocaine. Au Sahara de 1504 à
1902, Au Maroc de 1894 à 1912, París, 1923, pag. 366. De hecho, Mawlay Abd al- Aziz no sancionaría en absoluto el
abandono de los territorios saharianos : de ello no se hacía ninguna mención en los tratados.
1098
La cita la tomamos de Cagne, J.: op. cit., pag. 17.
677
Tuat 1099): el Bajá de esta última estaba erróneamente persuadido de que su cualidad de funcionario
jerifiano -de una nación, en paz con Francia- le iba a servir para contener la acción de las tropas
francesas.
del Sáhara y de encontrar una vía de unión de sus colonias en África Occidental y Ecuatorial con la
argelina, primaban las consideraciones estratégicas y económicas sobre todas las demás, incluyendo
1100
las aspiraciones de los pueblos africanos a vivir en paz y libertad. Lejos los marroquíes de
resignarse, la honda conmoción provocada por la invasión del Tuat sirvió ante todo para
exteriorizar el florecimiento de un vastísimo sentimiento nacional que les llevaría a combatir a los
franceses en los mismos territorios que éstos acababan de conquistar, trasladándose incluso desde
muy lejanos lugares de procedencia. Así Le Chatelier escribiría en 1903: "La frontière a été
envahie du Touat central jusqu´à la hauteur de Méchéria par des bandes à gros effectifs qui sans
compter de nombreuses rencontres de détails, meurtrières, elles aussi, nous ont tué ou blessé une
trentaine d´hommes à Adrar, une cinquantaine à Thaghit et dans les environs; puis, en dernier lieu,
bien près d´une centaine lors de l´attaque du convoi d´El Moungar. Consécutivement à
l´occupation de Ben Zireg et à l´expedition de Béchar, nous n´avons pas eu loin de deux cents tués
Sin embargo, la reacción de las tribus no se limitaría a las que habitaban la región fronteriza
del Sultanato con Argelia, es decir la zona a la que siguiendo el testimonio de las observaciones
que el viajero galo marqués de Segonzac hiciera en el curso de su viaje en 1901 se llamó el " pays
des Braber" donde las querellas internas ordinarias se complicaban con la guerra contra las
columnas francesas de ocupación del Tuat. En gran parte del Sultanato se realizaban predicaciones
1099
Cita recogida en Cagne, J.: op. cit., pag. 18.
1100
Véase J.L. Miège : Le Maroc et l´Europe, tomo II, pp. 158-159.
1101
Véase A. Le Chatelier: Sud-oranais et Maroc (1903), pp. 12-13; véase además: DDF.A-M. Tomo I: documentos
no. 1, pp. 1-2; no. 63, pag. 69; no. 68, pag. 72; no. 71, pag. 76; no. 73, pag. 79; nos. 113, 114, 115, pp. 102-103; no.
118, pp. 104-105.
678
de la guerra santa y se hablaba de llevar a cabo levas en masa para la Yihad.1102 El Jalifa del caid
de los Beni Mgild (en el medio Atlas, región de Azrou) predicaba con el ejemplo y el marqués
narra cómo se puso en marcha hacia el Tuat con gran parte de los hombres jóvenes del país. La
lucha contra los franceses iba a revestir el caracter de una verdadera guerra de guerrillas, con
ataques a convoyes, emboscadas y sorpresas a los soldados galos en las ocasiones más
Montañeses del Atlas central, gentes del Tafilalt o de las regiones limítrofes, árabes o bereberes, se
unieron para atacar, la mayor parte de las veces en lugares muy lejanos de su hogar o de su punto
de origen, al invasor extranjero en el mismo territorio que éste trataba de conquistar. Su acción fue
ciertamente dictada por el espíritu de la Yihad, pero por encima de todo, por la voluntad de
preservar su independencia y la de un Estado del que como indica Jacques Cagne se sentían parte
integrante y al que veían cada vez más amenazado por la agresiva actitud del invasor francés. El
La invasión del Tuat, reglada definitivamente en detrimento de Marruecos -en los hechos
aunque no en los textos y tratados- y la consiguiente ruptura del statu quo por parte de Francia,
manifestar en el Sáhara Occidental, lo que parece ciertamente lógico si se admite que la voluntad de
independencia de una población se exaspera cuando esta última se siente en un grave peligro de
perder su libertad. El héroe de esta gesta sahariana sería ash- Shaykh Mâ ´al- ´Aynin, uno de los
personajes más destacados de la época en el África Occidental. Hijo del fundador y jefe espiritual
1102
Véase Marqués de Segonzac, Voyages au Maroc (1899-1901), París, 1903, pag. 77.
1103
Ibidem, pag. 130. La participación de los contingentes bereberes en la lucha contra el Ejército colonial le fue
confirmada al autor por el testimonio de los chorfa de Tafilalt. Ibidem, pagina 149.
1104
D.D.F. A-M. Tomo I, documentos no. 125 y 126, pp. 108-110. Es bastante difícil evaluar el papel exacto del poder
central en la acción de las harkas combatientes puestas en pie para combatir en los territorios perdidos del Sahara. Sin
embargo, es constatable el papel activo llevado a cabo por Mawlay Rashid, gobernador del Tafilalt y tío del Sultán en
la organización de los combatientes anti-franceses, y el hecho de que el jefe de una de las más importantes
expediciones guerreras, Mustafa al-Hanafi perteneciera igualmente a la familia imperial. Hay que resaltar que jamás el
soberano marroquí envió ningún documento oficial, o carta jerifiana reprobando la acción de los combatientes, a pesar
de las promesas verbales hechas a la Legación francesa y de las presiones de París. Ello nos permite entrever la
complejidad de la diplomacia majzeniana puesta en marcha durante la época y que se basaba en solicitar el apoyo de
Francia en el Norte contra el Rogui , Bu Hamra, condenar "aparentemente" la acción de las tribus de la región de Figuig
y galvanizar y animar la resistencia en Zousfana,Saoura y los oasis.¡Y esto solamente en lo que se refiere a las fronteras
orientales de su Imperio¡.
679
1105 1106
en el corazón del Trâb el Bidân de una cofradía sufí, la Fadeliyya, teólogo y taumaturgo,
autor de 314 obras, peregrino y viajero incansable por el norte y noroeste africano, creador de
predicación apasionada -como indica Sophie Caratini- para intentar reunir a las principales tribus
guerreras del territorio, desde finales del siglo XIX en una Yihad contra el infiel.1107
Su prestigio ante el Sultán Mawlay Abd al- Aziz había alcanzado tal nivel que le eran
1108
rendidos ciertos honores solamente reservados al soberano. Así el viajero francés marqués de
Segonzac señalaba en 1901 que el Shaykh Mâ ‘al ‘Aynîn regresaba al desierto, después de haber
1105
Los ‘moros’ (es decir los habitantes hasanófonos del Sáhara Occidental, la actual Mauritania y la antigua zona sur
del Protectorado español en Marruecos) denominan ‘Trâb El- Bidân ‘, tierra o país de los blancos al territorio que ellos
habitan y que comprende desde el Uad Draa al norte, hasta la frontera de la actual República Islámica de Mauritania
con Malí al sur. Cfr. Martínez Milán, J.: España en el Sáhara Occidental y en la zona sur del Protectorado en
Marruecos, 1885-1945, UNED, Madrid, 2003, pág. 25.
1106
La Fadeliyya era una vigorosa rama de la cofradía sufí qadirita. La hermandad sufí más famosa y extendida de
entre las primeras que aparecieron fue indudablemente la Qadiriyya, cuyo ancestro epónimo fue Ábd al-Qadir al Yilani
(m. 562 / 1166). Fue un predicador hanbali muy popular en Bagdad durante su vida, y su tumba en esta ciudad sigue
siendo hoy en día un lugar de peregrinación para los musulmanes, especialmente de la India y Pakistán hacia donde se
había extendido la hermandad a finales del siglo VIII / XIV. Más tarde, se establecieron logias qadiríes en Indonesia. A
`Abd al- Qadir se le conoció posteriormente como el qtub o Polo de Oriente, aunque de hecho, se podían encontrar
seguidores suyos en Occidente, incluyendo Marruecos, al mismo tiempo que la expansión del Islam en África
Occidental fue el resultado de la influencia de esta hermandad.Véase David Waines: El Islam, Barcelona, Cambridge
University Press, 1998, pag. 179.
1107
Véase Caratini, S.: "Ismael Ould Bardi, héros de la résistance saharienne" en R.O.M.M. nos. 41-42, 1986, pp. 158-
159. En vísperas del período colonial, en el inmenso territorio del Sahara nor-occidental, comprendido entre el Adrar
mauritano y el Sur marroquí, la población se dividía en unidades políticas autónomas, pastores nómadas unas o semi-
nómadas la mayor parte de ellas, las tribus, subdivididas - a su vez- en fracciones de tribu. Una tribu agrupa a las
familias que se consideran descendientes, en línea masculina, de un ancestro epónimo común. Tradicionalmente, las
tribus mantenían entre ellas una serie de relaciones de fuerza, en las que la clave principal consistía en conseguir el
control de los recursos pastoriles. Cada tribu guerrera dominaba - en consecuencia - un territorio cuyos límites variaban
en el curso de la Historia. Al norte de la Sakia al-Hamra se encontraba la potente confederación de los Tekna,
agrupando a diversas tribus, que se repartían entre los sedentarios y comerciantes del Uad Nun (frecuentemente
berberófonos) y los semi-nómadas y caravaneros del Uad Draa (arabófonos). Al sur, desde finales del siglo XIX, los
Ergueibat (arabófonos) son los dueños de un territorio inmenso que se extendía hasta los confines del Adrar mauritano
y de Mali y que incluía la región de Tinduf. La costa y las proximidades de Nouadhibou (Port-Étienne) eran
controlados por los Oulad Delim (arabófonos) que habían sido repelidos por los Ergueibat tras una serie de conflictos
locales. Otras tribus, de menor importancia, practicaban el nomadismo sobre los territorios, ya sea en calidad de
protegidos de las tribus guerreras, como es el caso de algunos grupos religiosos particularmente prestigiosos, ya sea con
un estatuto de tributarias. En general, los individuos y grupos de individuos que participaron en la lucha contra la
penetración colonial eran procedentes de tribus guerreras. Vid. a este respecto, Martínez Milán, J.M.: El colonialismo
español en la zona sur del protectorado español en Marruecos y en el Sáhara occidental (c. 1885- 1945). Tesis
Doctoral presentada en la UNED (Madrid).
1108
López Bargados señala que coincidiendo con su primer intento de sedentarización en 1871, cuando trató de fundar
una ciudad en pleno Sáhara, a medio camino entre el Uad Nun y el Atar mauritano ,Mâ al Aynîn empezó a intensificar
su actividad política, visitando al Sultán Mawlay Sidi Muhammed en Marrakesh para negociar entre otras cosas su
aprovisionamiento de esclavos negros. (López Bargados, A.: "El cheikh Ma el Ainin y la cultura sahariana: una
biografía privilegiada", en Studia Africana, no. 3 / 1992, pág. 158; véase también: Criado, R.: Sahara. Pasión y muerte
de un sueño colonial, París, Ediciones Ruedo Ibérico, 1977, pág. 19.) También formalizó su influencia en el Adrar
mauritano. Ramón Criado señala que fue nombrado jalifa del Sultán en el Sáhara y que a partir de entonces, Mâ al
Aynîn desplegó sus dotes diplomáticas para combatir fundamentalmente la presencia francesa, aprovisionándose para
ello de armas en Marrakesh en 1887.
680
1109
sido recibido en Marrakesh por el Majzén "avec des honneurs magnifiques". Según este autor,
la influencia de Mâ al- Aynîn había sido "voluntariamente exagerada" por el Sultán como una
hecho, la potencia y el poderío de ésta, ligada a las pretensiones francesas de convertir el Sus en un
del jerife Sidi al-Husseyn ou Hashim en 1886. El Sultán, Bu Ahmed, y gran parte de las
ser muy grande entre un pueblo que, sensibilizado a partir de 1900 por la pérdida de los oasis, puso
En su lucha, Mâ`al- Aynîn llegó a obtener del sultán todo el apoyo posible, actuando -dice
Abdallah Laroui1110- como una especie de virrey de Chinguetti. Su acción, multiforme, desbordó
largamente el territorio sahariano1111 y se extendió sobre todo Marruecos. Según Jacques Cagne,1112
los ingleses padecieron la acción de Mâ al- Aynîn que suscitaría numerosísimas trabas a sus
empresas comerciales en Cabo Juby (Port Victoria).1113 Los españoles igualmente quedaron
península de Dakhla, después de que la misión encargada de tomar posesión de Río de Oro hubiera
de experimentar mil y una dificultades. Así, Ramón Criado señala que Mâ al Aynîn, a pesar de
1109
Véase Marqués de Segonzac: Voyages au Maroc, 1899-1901... op. cit., pag. 274.
1110
Véase Laroui, A.: Marruecos: Islam y Nacionalismo... op. cit, pag. 126.
1111
Jesús Martínez Milán señala que la influencia del jeque Mâ al- Ainîn era escasa entre las tribus del Sáhara
Occidental, y en especial entre los Ergueibat. Cfr. Martínez Milán, J.: España en el Sáhara Occidental y en la zona sur
del Protectorado en Marruecos, 1885-1945, Madrid, UNED, 2003, pág. 352. Como muy bien ha afirmado Vergniot, a
Mâ al- `Ainîn no se le puede considerar como el jefe incontestable del Sahara Occidental : “Más allá de sus discípulos
religiosos que le seguían voluntariamente, jamás una tribu ni mismamente una fracción participa en su conjunto en la
lucha dirigida por el seij. (...) El poder de Mâ al-Àinîn era, de hecho, bastante frágil “. Cita contenida en Martínez
Milán, J.: op. cit..., pág. 54.
1112
Véase Cagne; J. : « Essai sur le sentiment... « op. cit., pag. 21.
1113
Hasta que finalmente las instalaciones de la North West African Company, obra de Donald Mackenzie fueron
compradas por Mawlay Abd al- Aziz por la enorme suma de 50.000 libras en 1895.
681
1884.1114 Este mismo autor especifica que con el transcurso del tiempo, la actitud del jeque
morabito con respecto a los españoles pasó a ser ambigua: sin oponerse abiertamente a la presencia
española, incitaba a las tribus al pillaje de las expediciones que intentaban penetrar en el interior a
partir de Dakhla.1115 Autores como Julio Caro Baroja,1116 López Bargados1117 o Javier Morillas, por
contra, afirman que desde 1896, Mâ al-.Aynîn estaba en buenas relaciones con los españoles.1118
gracias a los privilegios del Sultán y de su gobierno, hizo construir una importante kasbah, dar
1119
Smara, desde donde se esforzaría en unir a las tribus del Sáhara occidental para coordinar e
1114
De él se conserva una carta intitulada “Guía de aquel a quien inquieta el problema de los cristianos”, en la que
trataba la presencia española en Dajla. En ella, Mâ al - `Ainîn muestra la posición que tienen que tomar los musulmanes
frente a los cristianos en general y a los españoles en particular. Para él, aquellos musulmanes que asesinaban españoles
y pillaban sus bienes actuaban en cumplimiento de lo escrito en el Corán. Al término de su análisis, el santón afirmaba
que los españoles habían sorprendido a los musulmanes entrando en sus tierras sin autorización de alguno o algunos de
ellos. Desde ese momento, combatirles era un deber para aquél que estuviera próximo a ellos. Cfr. Martínez Milán, J.:
op. cit, pp. 53-54.
1115
Véase: Criado, R.: Sahara... op.cit., pág. 19.
1116
Caro Baroja señala al respecto que, en gran medida, Mâ al Aynîn era el árbitro de la situación en el Sáhara
Occidental a partir de 1894: " Las cabilas del Sahel, aunque sin dejar sus antiguas rencillas y sin abandonar el sistema
de la depredación mutua, que él condenaba, le consideraban como una autoridad religiosa indiscutible. En el Adrar
seguía manteniendo su influencia. Los españoles le obsequiaban y el sultán de Marruecos y su gran visir estaban
dispuestos a apoyarle en todo lo que fuera organizar la vida del Sáhara de modo que fuera favorable al aumento de la
autoridad imperial". Véase Caro Baroja, J.: Estudios saharianos, Madrid, Ed. Júcar, 1990, pp. 305-306.
1117
Cita el hecho de que Mâ al Aynîn se había granjeado la confianza de los españoles al haber devuelto sin exigir
rescate a unos naufragos canarios que viajaban a bordo del buque Icod. Véase: López Bargados, A.: "El cheikh Ma el
Ainin y la cultura sahariana: una biografía privilegiada ", en Studia Africana. no. 3, febrero de 1992, pag 159.
1118
Morillas; J.: Sahara Occidental. desarrollo y subdesarrollo, Madrid, Prensa y Ediciones Iberoamericanas, 1995,
pag. 134; Caro Baroja, J.: Estudios saharianos... , op. cit, pag. 303 y ss.
1119
A pesar de la oposición de la confederación de tribus Ergueibat, conjunto de tribus dominante en el Sahara nor-
occidental en la antesala del período colonial, que consideraban que la creación de un centro habitado en el territorio
atraería los recelos y el interés de alguna de las naciones europeas y entrañaba, por lo tanto, los riesgos de dominación
extranjera. Al mismo tiempo, como ha señalado Rita Aouad, Smara no cumpliría la función de sustituir en las
relaciones comerciales entre Marruecos y el África negra, el puesto dejado por Tinduf. Aunque algunos comerciantes
Tekna comenzaron a frecuentar Smara, el clima existente entre Tekna y Mâ al- Aynîn parecía poco propicio para el
desarrollo de una actividad próspera centrada en la villa del jeque. Véase Rita Aouad, "Les reseaux marocains en
Afrique sub-saharienne a l´epoque coloniale. Les Tekna de l´oued Noun; l´exemple de la famille Benbarka. (1880-
1930), en Revue Maroc-Europe. no. 4, 1993, pag. 102.
1120
Habiendo fundado una nueva tribu, el Ahel Cheikh Ma el Ainin, el hecho de que el santón inaugurara una nueva
formación política en un momento de convulsiones políticas, derivadas de la presencia colonizadora en el territorio,
puede permitirnos contemplar el singular mecanismo de adaptación con el que la sociedad sahariana hacía frente al
desafío impuesto por naciones con una cohesión política mucho más elevada, máxime si consideramos que una
confederación tribal como la auspiciada por el jeque morabito era un hecho casi insólito en los anales de las sociedades
saharianas.
682
8.2. Repercusiones de la invasión del Tuat en la prensa y publicística española.
Conocedora la opinión pública española de la trascendencia de los hechos, los rotativos fueron
1tomando ante la invasión del Sultanato diversas posturas. Tras el desastre de 1898, el tema de
Marruecos no había aflorado con excesiva frecuencia en la prensa nacional. Algunos artículos muy
puntuales, tras la derrota de Santiago, habían incitado al gobierno sagastino a volcar las fuerzas
militares del país en el continente africano, aun a costa de entrar en colisión con los intereses
británicos. 1121 Era el caso de La Ilustración Española y Americana, que desde la guerra contra los
zulúes (1879) y la expedición británica a Egipto contra el movimiento nacionalista de Arabí Bey
(1882) venía lanzando con indudable hipocresía -como gran parte de la prensa nacional- invectivas
contra "la pérfida Albión" que parecen, vistas hoy en día, auténticas declaraciones de fe anti-
imperialistas. En realidad, sólo encubren la frustración del propio imperialismo ante la primera
1122
potencia del mundo, que se guarda las mejores tajadas del reparto colonial. Pero 1899 había
evidenciado ser un período de relativa calma en el que los periódicos habían dejado de ocuparse de
la cuestión marroquí, y los hechos relativos al bloqueo de Alhucemas y el Peñón de Vélez habíanse
visto con moderación y serenidad. En los años inmediatamente posteriores al desastre, la prensa
castrense asimismo había demostrado asimismo poco interés en difundir y alentar el expansionismo
comentaba a finales de 1898: "No creemos, como esos políticos de café y comentaristas de
tertulias, que nuestro porvenir está en África; en la actualidad no está en ninguna parte...".
1121
Así La Ilustración Española y Americana de 8 de Agosto de 1.898 publicaba :
"- ¿ Qué importa que perdamos todo?. Nuestro porvenir está en África.
- ¿ Y la marina inglesa ?.
- Saltaremos el Estrecho con garrocha. "
1122
Véase Luis Reyes: " La lanza venció al fusil. El ejército zulú aniquiló a los ingleses en Isandhlwana" en Historia-
16, no. 65/ 1981, pag. 90; id: " La zarpa inglesa cae sobre Egipto. Primer centenario de la guerra que retrasó en medio
siglo la independencia egipcia" en Historia-16, no. 69/ 1982, pag. 18.
1123
Durante estos años hubo artículos ocasionales en la prensa militar instando a la acción en Marruecos, verbigracia El
Correo Militar, 3,5 y 19 de mayo de 1900; El Ejército Español, 12 de septiembre de 1899; La Correspondencia
Militar, 14 de febrero de 1902, pero las cuestiones profesionales y los problemas presupuestarios predominaban en sus
páginas.
683
Destinada en último término a regir Marruecos, según el articulista, España necesitaba reorganizar
"Tengamos juicio " sobre lo descabellado de arriesgarse en nuevas aventuras coloniales así como
incomprensiones del pasado. Marruecos era presentado como un avispero, como una trampa para
constantemente noticias en primera página sobre los combates en la provincia de Kelaia, donde
varias fracciones de cabila seguían discutiendo la autoridad del Bajá del campo fronterizo de
Melilla, sobre la rebelión en las proximidades de Fez y los intentos de asalto por parte de los
cabileños de la ciudad de Tetuán. En ese contexto, entendía el diario que una intervención colonial
obrar en beneficio exclusivo de la nación, sino que se iba a limitar a cumplir las funciones de la
Francia, Alemania e Inglaterra iban a salir beneficiadas a expensas del sacrificio español que les
abriría el camino. Hasta la prensa se había filtrado la noticia de que Alemania e Inglaterra habían
negociado el futuro de las colonias sur-ecuatoriales portuguesas, y el ejemplo luso con sus
amistad y la alianza con el Reino Unido, le servía al rotativo para propugnar la resignación
situación internacional le servía al diario para derivar sus críticas a la política interior y cargar las
1124
F.P. y E., "Pensemos en mañana", El Ejército Español, 10 de diciembre de 1898.
1125
"Inglaterra y Portugal ", en El Liberal, 6- abril- 1.900.
684
tintas contra los dos partidos del turno, y en especial con el conservador gobernante, al que se le
En la misma línea, el 29 de Marzo publicaba un editorial con el título " Manías Nacionales",
en el que recogía las opiniones de los británicos Standard y Morning Post que creían entender que
ansiedad motivado por la invasión francesa del Sultanato. Los rotativos británicos parecían insinuar
restauracionista Romero Robledo1128 aprovecharía la coyuntura para cargar las tintas sobre el
1126
"Europa en armas", en El Liberal, 19 de marzo de 1.900.
1127
"Manías nacionales", en El Liberal, 29- marzo de 1.900.
685
gobierno y sobre su órgano de expresión, el periódico La Época. Mientras que del primero
criticaba su inoperancia, la indiferencia con que asistía a la invasión del Imperio marroquí y el
desconocimiento que manifestaba del alcance de la operación gala ("suele -le acusaba- no
enterarse de lo que pasa más allá de Vallecas"), al segundo se le echaba en cara el querer ocultar a
la nación los acontecimientos y la verdadera intencionalidad del avance francés. Así se le censuraba
simplemente como una operación tendente a asegurar a Francia la posesión del territorio de
Tidikelt, cuando de hecho según el diario romerista, lo que se estaban poniendo, eran las bases
para un nuevo movimiento hacia el interior del Sultanato, conducente a la conquista del Tafilalt, ya
que el Tidikelt o el Tuat llevaban varias semanas bajo el dominio de las unidades francesas. En
este sentido El Nacional exageraba con tintes alarmistas las circunstancias de los enfrentamientos
y daba por hecha la próxima caída del Tafilalt ante la nula reacción frente a los acontecimientos por
parte de Gran Bretaña, inmersa en un conflicto abierto con los bóers en el Transvaal, y ante "la
impotencia de España":
"Estas operaciones que cínicamente realiza Francia y que van a poner en sus manos
todo el Sur del Mogreb, no sólo constituyen una violación irritante del 'statu quo', por la
cual queda copado el resto del Imperio, sino que además representa un despojo de las
posesiones en que España ejerce ya materialmente su soberanía. A poco que los franceses
avancen del Tuat y del Igli al Oeste, quedarán anulados nuestro dominio efectivo en Río de
Oro y nuestro derecho sobre los territorios adjuntos de Ifni, pendientes de entrega. Nos
ocurrirá como en el Muni: cuando quisimos hacer el hinterland, ya estábamos acorralados
en la costa. Francia, la nación hermana tan adulada por nosotros (...), es la que ha tomado
sobre sí la tarea caritativa de expulsarnos de África, aprovechando nuestra crisis dolorosa.
Por algo viene resistiendo la delimitación de Río de Oro". 1129
En resumen, el periódico intentaba llamar la atención sobre unos hechos que no hacían sino
-en su entender- responder a una iniciativa global de Francia en toda la región. Al respecto lo que
1128
No integrado en la Unión Conservadora, el partido gubernamental.
1129
"Sin Porvenir", El Nacional, 3- abril- 1900. Vid. Morales Lezcano, V.: "La question des frontières algéro-
marocaines et ses répercussions en Espagne (1845-1912), en Cahiers d´études pluridisciplinaires / International
Plurisdiciplinary Studies. L´ouest saharien /The Western Sahara. Vol. 2, 1999, pp. 103- 125.
686
buscaba la República era unir sus posesiones de Argelia con las de Senegal, procurando reducir a
la mínima expresión la presencia española en toda la costa atlántica africana. En este sentido, se
relacionaba la arremetida contra el Tuat con el proyecto de construcción del ferrocarril tran-
sahariano, que necesariamente circularía no sólo por los territorios marroquíes recién incorporados
al imperio colonial francés, sino también por los de Adrar e Iyil, en la región vecina a Río del Oro.
Precisamente estos últimos territorios eran los que que Francia se resistía a entregar a España en
las negociaciones que estaban teniendo lugar aquellos mismos días en París con vistas a la firma
de un convenio hispano-francés. Este tratado debía delimitar las respectivas posesiones (de Francia
1130
y España) en la costa occidental de África. El Nacional censuraba por último la torpeza y la
falta de reacción y sentido político del gobierno conservador y aconsejaba actuar en dos sentidos:
a)- por un lado, iniciar una aproximación al Reino Unido y formar con él un frente unido que
compromiso que limitase sus conquistas en el Sur del Sultanato. Haciendo frente a las opiniones de
aquellos que argumentaban que el respeto al ‘statu-quo’ de Marruecos no era extensible a aquellos
territorios que, como los invadidos por Francia, se decía que no acataban la autoridad del
Emperador, el órgano de los partidarios de Romero Robledo argüía la falta de sentido de esta teoría
y que la invasión no era sino una burla de la independencia marroquí asegurada hasta entonces por
b)- en segundo lugar, el periódico abogaba por la entrega total a Francia del territorio de
Guinea y en contrapartida por procurar que el gobierno republicano se aviniese al inicio de una
nueva negociación sobre la zona de influencia española en Río del Oro, que asegurase al país una
ampliación de la misma con el control sobre la bahía del Galgo, la zona del Adrar y las salinas de
Iyil.
1130
Sobre el desarrollo de las negociaciones y la firma del Tratado Hispano-francés de 1900, véase Morales Lezcano,
V.: León y Castillo, Embajador ..., op. cit., especialmente el capítulo V, pp. 73-90. Cfr. también Martínez Milán, J.M.:
Las pesquerías canario-africanas (1800- 1914), Las Palmas de Gran Canaria, Caja de Canarias/Centro de Investigación
Económica y Social de Canarias, 1992, pp. 69-77.
687
El gubernamental La Época coincidía con el republicano El Liberal en presentar una
imagen anarquizante de Marruecos, donde resultaba muy fácil introducir armamento de todo tipo y
obtener cuantiosos beneficios con su venta a las cabilas hostiles al Sultán. 1131Ahora bien omitía el
hecho de que esas prácticas ilícitas tenían su origen en la propia península o en el archipiélago
canario, o bien en el territorio de Río del Oro, limitándose a denunciar las procedentes de
anglofobia reinante en buena parte de la sociedad española tras el 98, pues ésta había considerado
inamistosa la actitud del gabinete británico durante la guerra con los Estados Unidos. El periódico
señalaba que no tenía sentido alguno obsesionarse con el "peligro inglés" y preocuparse por una
supuesta amenaza de España por parte de la escuadra británica. En cuanto a la apertura a escala
marroquí todavía podía mantenerse y que era muy prematuro hacer elucubraciones sobre posibles
repartos del Sultanato. A continuación añadía que se podía considerar una gran ventaja para España
el que se dilatara la apertura de la cuestión marroquí, pues el país doblegado por los desastres del
98 no se encontraba en situación apropiada para hacer frente a otro supuesto. Si la situación variaba
indefectiblemente lo iba a hacer en detrimento de los intereses nacionales, pues iba a comportar la
instalación definitiva al otro lado del Estrecho y frente al archipiélago canario de una nación más
Imperio jerifiano de los intereses comerciales y políticos de las cuatro principales potencias de la
Europa central y occidental, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia podía mantener la situación de
equilibrio del Imperio marroquí, aún desprovisto de una gran parte de su territorio.
1131
" Ametralladoras a Marruecos" , en La Época, 13- enero- 1.900
688
"No hay ahora señales de que vaya a alterarse esta situación, aunque la reciente
ocupación de In Salah por los franceses demuestra la constancia con que persiguen éstos el
engrandecimiento de su Imperio africano, cuya inmediata vecindad con Marruecos coloca
á Francia en circunstancias favorables, que no deja de aprovechar en cuantas ocasiones se
le presentan. "1132
Comentando las opiniones del rotativo británico pro-gubernamental Morning Post que
defendía frente a las amenazas francesas de la integridad territorial del Sultanato, la idea de la
Época volvía a hacer una ardorosa defensa de la conveniencia del mantenimiento del statu-quo,
respaldando las manifestaciones parlamentarias realizadas el día anterior por los políticos
21.000 pesetas destinado a costear el viaje que el Ministro Plenipotenciario Ojeda iba a realizar a la
Corte imperial en Marrakesh para presentar sus cartas credenciales al Sultán días después, y en el
en París y futuro ministro de Estado, había abogado por la prudencia frente a los recelos que
pudiera infundir la acción militar de Francia y había recalcado su convicción de que el fin del statu-
Sobre la finalidad del viaje de Ojeda y el contenido de sus conversaciones próximas con el
declaraba que no iban a entrañar variación alguna en la política española en Marruecos: esta iba a
seguir siendo la del apuntalamiento del statu-quo, una política tendente a no crear ningún
obstáculo al gobierno del Sultán, y a reforzar en lo posible su autoridad. Sobre los propósitos de
Ojeda, Silvela los resumía en tres cuestiones esenciales: a) la potenciación del comercio español en
el Rif; b) la concesión del suministro de aguas para la ciudad de Ceuta desde el monte vecino de
1132
"La cuestión de Marruecos", en La Época, 31- enero-1.900.
689
Benzú, situado en territorio marroquí, y c) la delimitación definitiva del punto en el que había
estado enclavada en la costa atlántica la antigua posesión española de Santa Cruz de Mar Pequeña.
atentatorio a su estabilidad el avance militar francés. Es más, llegó a apuntar que no se rompería
hasta que no estuviese de acuerdo el conjunto de grandes potencias europeas. Cuando se refería a
los movimientos militares galos, el jefe del gobierno repetía la engañosa fórmula empleada por
París de referirse al Tuat, no como parte integrante del Sultanato, sino como constitutivo del sur de
opuestas a los intereses españoles. Es más, sus manifestaciones constituyeron un ejercicio que
parecía destinado a tranquilizar a la opinión pública cuando notificó a la Cámara Alta que los
progresos militares franceses se hacían con conocimiento previo del Sultán, y de acuerdo con él.
Sabemos sin embargo por las cartas que remitía al Ministro plenipotenciario Ojeda que era
plenamente consciente de la gravedad que suponían las agresiones francesas contra el Sultanato y
"El statu quo en Marruecos - concluía el editorial-, diremos por nuestra parte,
solamente un inconveniente ofrece, el de que no se guarde por todos con regla y haya una
Potencia fuerte y ambiciosa que rompa la tela de araña que contiene a los demás. Contra
ese riesgo, atenuado por las grandes dificultades que un país belicoso, mahometano y
extenso como Marruecos ofrece á la conquista europea, lo propio que a la colonización, el
nuestro poca resistencia podría oponer si las demás Potencias no procedieran
concertadamente. Por fortuna, eso no es el caso actual, según expresó el presidente del
Consejo, ninguna de aquéllas se propone destruir la autoridad del Sultán ni invadir su
territorio, haciéndose responsable de la lamentable y peligrosa anarquía que sobrevendría
en el Imperio.
Aprovechar la duración del 'statu quo' o del equilibrio entre las influencias de
Europa en el África del norte para mejorar y fomentar las posesiones que allí conservamos,
promoviendo el comercio, la navegación y las obras públicas es el plan que nos parece
690
indicado, y el modo de que el tiempo, que rápidamente transcurre, no se vuelva, al cabo, en
1133
contra de nuestro país y de sus intereses".
noticias suministradas, muchas de ellas reproduciendo literalmente las de los periódicos y medios
Tidikelt como territorios donde no era acatada la autoridad del Sultán y los igualaba a los territorios
del Rif y el Draa. La autonomía secular de los territorios era interpretada en términos de rebeldía
tranquilidad y paz. Con todo, el editorial del 2 de Abril, "La Argelia completa" comenzaba a
cuestionar tímidamente la actitud del gobierno de Madrid, ante la perspectiva de una continuación
de la invasión francesa apuntando ya a las regiones interiores del Imperio. Por primera vez se
hablaba en el rotativo de apuntalar el statu quo con una declaración oficial por los países europeos
española ante los sucesos acaecidos en Marruecos. Los españoles no podían permanecer incólumes,
contemplando estoicos el transcurso de los acontecimientos; debían imitar por vías pacíficas la
acción francesa, que era vista como enemiga de la extensión de la influencia española en el
Sultanato, pero a la vez paradójicamente como espejo donde cabía mirar e imitar instrumentos
de ciudadanía, etc.1134
En cuanto al contencioso colonial franco-británico en el valle del Nilo, La Época abogó por
París, un discurso en el que se había posicionado radicalmente en contra de un conflicto entre las
1133
"Política de España en Marruecos", en La Época, 23-marzo-1900.
1134
" La Argelia completa", en La Época, 2-abril-1.900.
691
dos grandes potencias. El rotativo conservador se hacía eco de él y a continuación se declaraba a
favor de un acuerdo entre los dos países que sentara las bases del fin de sus discrepancias coloniales
La ocupación de Igli por las columnas francesas que determinaría la estabilización del avance
galo fue contemplada con alivio por el periódico, que recogiendo las manifestaciones vertidas por
Delcassé en el curso de una sesión del Senado negando la posibilidad de más conquistas en
Marruecos, contemplaba con aprobación como se disipaban los temores ante una hipotética
invasión de los oasis de Figuig o de Tafilalt. No cabía ya dudar del carácter exclusivamente de
policía de la acción militar gala. La intoxicación informativa procedente de París -el periódico no
tenía corresponsales desplazados al sur-este del Imperio marroquí y reproducía y comentaba las
de las lecturas que proporcionaba al público español: de creer lo que manifestaba el rotativo el 12
Imperio, sin que las operaciones en el Tuat les preocupasen lo más mínimo. Las protestas de los
habitantes del Tuat días antes de que la expedición de Flamand se internara en el territorio
marroquí, las reclamaciones del Majzén ante Francia desde el momento en que comenzaron los
combates, la defensa en fín de la soberanía marroquí... estos temas han desaparecido, simplemente
no existen en las páginas del periódico. Se afirma incluso gratuitamente que el Majzén conoce los
verdaderos límites y propósitos de la expedición gala. La conclusión del periódico conservador era
muy evidente: ¿para qué preocuparse los españoles por la ruptura del statu quo, si los propios
interesados -los marroquíes- contemplaban con indiferencia los combates en el Sáhara, como algo
ajeno a ellos?. Era patente que Francia no deseaba terminar con la existencia del Sultanato; no
menos evidente era que el gobierno republicano no pensaba en modo alguno hacer caso omiso de
1135
" Relaciones diplomáticas entre Francia e Inglaterra " , en La Época, 7-abril-1.900.
692
"Mientras nuevos hechos no vengan a cambiar la situación, debemos aceptar como
buenas las protestas de sinceridad de los escritores y los políticos del país vecino, sobre
todo si vemos que dista mucho de alarmarnos con los primeros el Gobierno del
Imperio".1136
entre marroquíes y franceses, adoptaba una actitud muy crítica: no cuestionaba la acción francesa
solamente por ver en ella una acción atentatoria contra el statu quo, sino que mostraba además su
temor porque podía estar en el origen de un conflicto generalizado que se podría extender a todo el
'Abd Al-lah'- era un destacado africanista militar, el capitán de caballería Álvarez Cabrera,
observador directo del Imperio jerifiano en comisión designada por el Ministerio de la Guerra, y
que por esas fechas ya había escrito dos tratados en torno a la futura 'acción ' militar española a
desplegar en Marruecos; obras en las que se solapaba el doble propósito que llevaba a España a
"Es posible que se ponga enfrente de Francia todo el Sáhara, - señalaba Abd Al-lah
/ Álvarez Cabrera el 13 de Enero de 1900 - tomando las armas en lucha suprema contra
un acto de absorción más ó menos justificado, por el ataque de aquellas tribus a la misión
Flamand. Dos aspectos presenta esta cuestión del Tuat, el diplomático y el militar.
En el terreno diplomático es de creer que deban y puedan descontar la protesta de
España, que considerando á Francia como amiga y natural aliada, ha de esperar en
compensación su ayuda cuando sea necesario para otros empeños en el Moghreb, más
convenientes para la defensa de nuestros actuales intereses en el Norte de África y en el
estrecho de Gibraltar.”
1136
" La ocupación del Tuat al Sur de Argelia", en La Época, 12-abril- 1900.
1137
Véase Morales Lezcano, Víctor: Africanismo y orientalismo español en el Siglo XIX, Madrid, U.N.E.D., 1989,
pp. 92-93.
693
Después de exponer su opinión de que Europa entera iba a contemplar la invasión del Sáhara
oriental marroquí con absoluta indiferencia y despreocupación, no eran tan tranquilizadores sus
" (...) In-Salah, por su posición geográfica y por la naturaleza de su comercio, casi
exclusivamente de esclavos, que le convierte en un nido de negreros, está en íntimas
relaciones con Tomboctu,con Ghadames y con todas las tribus nómadas del desierto y
unido á todos por grandes intereses de ese tráfico, que ha de desaparecer necesariamente
al contacto con los franceses. Por esta causa y por otras de influencia religiosa, nada
tendría de extraño la proclamación en aquellas regiones del 'Yehad' (sic) o guerra santa,
que pudiera llevar sobre los franceses todo el odio y todo el empuje de las masas
fanatizadas del Sáhara y del Tell más tarde, y entonces la empresa militar que empieza con
unos cientos de spahis, se convertiría en terrible guerra, cuyas complicaciones pudieran
sobrepujar á las que hoy se esperan y se temen por la cuestión del Transvaal".1138
defensa de la misma realizada por Silvela en marzo, en sesión parlamentaria del Senado; en esta
ocasión el presidente del gobierno se declararía favorable al mantenimiento del 'statu quo' en el
Imperio marroquí. El periódico respaldó esta postura pues la veía como una continuación de la
Semanas después Álvarez Cabrera se haría eco en un artículo de fondo, "Francia y España
volvía a insistir sobre un acercamiento entre los dos países que derivaría en un ingreso de España
corresponsal del londinense Daily Mail en Tánger llegaba a apuntar el rumor de una inminente
acción combinada de los ejércitos galo y español en el Sultanato. Álvarez Cabrera se posicionaba
en contra de tal posibilidad y volcaba sus aceradas críticas contra la oportunidad del viaje que
Emilio de Ojeda había realizado a la Corte establecida en Marrakesh con el fin de entrevistarse con
1138
Abd Al-lah: " Marruecos. La ocupación de In-Saláh", en La Correspondencia de España, 13 de enero de 1.900.
1139
"Las Cortes siguen", en La Correspondencia de España, 24-marzo-1.900.
694
Abd al- Aziz y presentarle sus cartas credenciales; el momento -según el articulista- coincidiendo
con la invasión del Tuat no era el más propicio y aconsejable. Aun descartando que los rumores de
una futura invasión concertada franco-española del Imperio jerifiano fueran ciertos (los tildaba
abogando por un acuerdo consensuado entre todas las potencias grandes y medianas con intereses
en el Imperio. De hecho, llegaba a admitir que a España y Francia legítimamente les estaba
permitida una expansión de sus influencias política, militar y comercial en el Imperio, pero su
"(...) dadas las circunstancias, es de creer que Francia limite su acción empezada en
los confines meridionales de la Argelia a lo estrictamente indispensable para la seguridad
estratégica de la ocupación del Tuat; y en cuanto á España es muy posible que sus
próximas en Marrakex queden reducidas á tratar de fijar de manera estable los no bien
definidos límites de Ceuta y de Melilla, con solo el objeto de evitar disgustos en el porvenir
con las cabilas vecinas á ambas plazas.
Esto, considerado razonable, prudente y justo, no puede ni debe producir alarmas, ni
motivo de exageración, porque sobre todo á España le interesa mucho hoy el que se
conserve el 'statu quo' de Marruecos. Esta es su política tradicional en aquel imperio, y esto
así debe ser comprendido por todas las naciones que, desgraciadamente, no piensan ni
obran de igual modo".1140
esto no era posible, juzgaba necesaria la preparación de España ante una nueva posibilidad de
alteración del 'statu quo', arrancando para ello nuevas concesiones del Sultán y concertándose con
Francia.
actualidad para España", juzgaba cómo el panorama internacional -marcado por la rebelión de los
boxers en China y su asedio de las Legaciones en Pekín durante 55 días a lo largo del verano,
1140
Abd Al-Alah : " Francia y España en Marruecos", en La Correspondencia de España, 5-mayo-1.900.
695
1141
asedio concluido el 14 de agosto por la llegada de una fuerza combinada internacional y
asimismo presidido todavía por la guerra en Sudáfrica- junto con la rivalidad creciente de las
grandes potencias imperialistas actuaban en favor de España, ya que quedaban anulados por su
temporal más o menos largo, del que el país (España) debía aprovecharse para reconstituir y
preparar sus fuerzas y entrar en un proceso de negociaciones con todos los países europeos. A
continuación el autor pasaba a hacer un balance de las diversas apetencias contempladas por las
naciones concurrentes en la cuestión marroquí. Francia deseando apoderarse del Amalato de Uxda
y del territorio regado por el Muluya, lo que le daría la llave de la ruta que uniría el Oranesado con
la ciudad de Taza, buscaba también controlar la cuenca del Uad-Draa y los oasis del Sáhara
marroquí, vecinos a su colonia de Argelia, lo que le iba a permitir tener las manos libres en el
Sáhara para unir sus posesiones del Magreb y del África subsahariana, a través del lago Chad con
norte del país; también con intereses en parte de la costa atlántica, con los ojos puestos en convertir
pretensiones asimismo sobre los territorios del Uad-Sus y Uad-Nun con sus minas de plata y cobre,
frente a las islas Canarias, -recalca el militar- que Gran Bretaña deseaba anular para luego
un gigantesco mercado para sus industrias, deseosa de apoderarse de los puertos de Safi y Rabat.
Occidental, como escudera de Francia. Italia, con un papel menor, buscando una influencia decisiva
en la Corte imperial marroquí, ampliando el número de sus protegidos entre la rica población
israelita del Sultanato, impulsando su comercio y controlando la fábrica de armas y municiones que
1141
Togores Sánchez, L.E.: "La revuelta de los Boxer", en Historia 16, no. 142/ 1988, pp. 81-88; Benolessi, Guido:
La insurrección de los Boxers, Barcelona, Ediciones G.P., 1963.
696
había construido en Fez años antes. En España observaba una absoluta dejadez, y un desinterés de
la opinión pública por la cuestión marroquí, a la que sólo se hacía referencia cuando se suscitaban
Geografía Colonial y Mercantil -su principal órgano de expresión- entablaría una dura disputa con
los círculos colonialistas franceses, cuya publicación el Bulletin du Comité de l´Afrique Française
realizó durante gran parte del año agrias críticas a los intereses españoles en el Sultanato. Así esta
Tánger de construir un lazareto en Mogador para los peregrinos que regresaban de su viaje a La
Meca constituía una injerencia en los asuntos internos de Marruecos que podía comprometer
seriamente el mantenimiento del statu-quo, pues suponía una fiscalización por parte de los
representantes de las potencias sobre los movimientos de buques en los puertos del Sultanato. A
1142
Véase Abd Al- Alah: "El problema de Marruecos. Su actualidad para España", en La Correspondencia de
España, 6-septiembre-1.900.
697
continuación atacaba duramente la actuación del doctor Cortés al frente de las obras del
órgano de los colonialistas franceses, partía de la base de que la gran concurrencia de emigrantes
" Il est, d´ailleurs, menacé d´une façon bien plus directe par l´invasion extraordinaire
de Tanger por la racaille espagnole et le sans-gène avec lequel elle s´épanouit et ne se
prive d´aucune licence dans ce pays d´exterritorialité, où elle n´est par conséquent soumise
qu´à son autorité consulaire, qui ne manifeste pas un zèle excessif à la maintenir dans
l´ordre".1144
La organización y el control consular sobre los emigrados españoles era otro de los puntos de
los que se ocupaba el articulista galo, subrayando el hecho de que las autoridades hispanas parecían
" On dirait que le gouvernement espagnol espère, en faissant régner au Maroc un tel
état de choses intolérable, et auquel il n´est pas de remède, sous le régime de
l´exterritorialité, si l´on a affaire à des autorités consulaires de mauvaise volonté, exercer
une sorte de chantage sur les nations étrangères et les obliguer à accepter dans l´empire
chérifien une autorité espagnole pour rétablir l ´ordre compromis par les sujets de
l´Espagne". 1145
La catadura moral y la actitud para el trabajo de los emigrados era otro punto que merecía las
críticas del órgano francés. Calificaba a los españoles residentes en Marruecos y en el Oranesado de
pobres peleles que huían del hambre existente en parte de la península, pero que no mostraban por
1143
"Les affaires du Maroc. La politique française" en: Bulletin du Comité de l´Afrique Française (marzo de 1900, pp.
91-94.
1144
"Les affaires du Maroc. Le prolétariat espagnol à Tanger", en B.C.A.F., no. 4, abril de 1.900, pp. 176-177.
1145
Ibidem.
698
otra parte la más mínima predisposición positiva para el trabajo en las colonias. Si se esforzaban
duramente en Argelia era debido a que en la colonia francesa, habían encontrado capataces,
técnicos y directivos galos aptos que sabían encauzarlos y dirigirles, y estableciendo sobre ellos
rígidos controles, conseguían motivarles y hacer que se esforzaran en trabajar para la prosperidad
El artículo acababa afirmando que jamás Europa podría confiar el futuro de Marruecos a un
país como España que, si alcanzara el protectorado del Imperio, sería incapaz de llevar el progreso
prueba de ello era que los españoles no habían conseguido desarrollar actividad alguna industrial,
atonía económica total. Los españoles llegaban a Tánger simplemente a tomar posesión de la
francesa, calificando al artículo como fruto de la imaginativa y rebuscada inventiva gala que movía
a risa con sus extravagancias y exabruptos. A juicio del articulista a cargo de la contrarréplica las
hispana de Tánger existían también activos comerciantes e industriales, aunque el autor reconocía
que la mayoría de ellos eran pobres desheredados, a los que en cambio no se podía negar su
1146
Ibidem.
699
y casas particulares dotados de todo el lujo -nunca visto hasta entonces en el Imperio jerifiano- y el
tangerina.
francés en su número de junio de 1900 se hacía eco de un breve debate habido en la Cámara de los
manifestado que los intereses del Reino Unido en el Sultanato no corrían ningún peligro tras la
invasión del Tuat, y reconocía haber recibido garantías de la República acerca del mantenimiento
del `statu quo´; en consecuencia, el Reino Unido no iba a inmiscuirse en la resolución del conflicto
en el Sahara. En su comentario, el Bulletin abogaba por la conservación del statu-quo, pero no por
tiempo indefinido. Se imponía, según la publicación colonialista, a corto plazo un acuerdo general
de los principales gobiernos europeos; acuerdo del que debía quedar excluido el español y que
tendería a dejar a Francia las manos libres en Marruecos. Se trataría del reconocimiento
consensuado por Europa de la plena influencia política y comercial gala en el Sultanato, con la
finalidad de acabar en este último con lo que la publicación llamaba la "anarquía" que vetaba la
acción civilizadora. Por ello, el statu-quo no podía ser mantenido a ultranza, permanentemente.1148
1147
"En defensa de la colonia española de Tánger" en (R)evista de (G)eografía (C)olonial y (M)ercantil, nº 4/1900, pp.
521-524.
1148
" Notre action dans le Sud oranais et les affaires du Maroc", en B.C.A.F., no. 6, junio de 1.900, pag. 206.
700
Ante las violaciones del statu-quo por parte francesa, la Revista de Geografía colonial y
mercantil se limitaba escuetamente a solicitar al gobierno conservador de Silvela que por vía
diplomática promoviera una serie de acciones encaminadas a apuntalarlo y a mejorar las relaciones
con la Gran Bretaña. Los círculos colonialistas españoles barajaban también la idea del estallido de
una gran guerra europea que enfrentaría a Gran Bretaña contra la Dúplice franco-rusa, con el
Estrecho de Gibraltar como campo de batalla naval entre los contendientes. Ante este horizonte, no
la postura que debía tomar el país era la de aportar su contribución pacificadora, para disipar los
negros nubarrones que se veían en el inmediato porvenir europeo. Para ello, el gobierno español
debía entrar en negociaciones con Francia, para intentar posteriormente convencerla de la necesidad
Dentro de la que se editaba en Tánger, el periódico en lengua española -El Eco Mauritano- se
hacía eco al respecto de una serie de reflexiones muy alarmistas para los intereses españoles en el
Sultanato y apelaba a la acción diplomática internacional por parte de las potencias interesadas en
defender la integridad de Marruecos como único medio para detener lo que se veía como
sector de la prensa que utilizaba las campañas militares francesas como pretexto para fustigar al
gobierno conservador. Pronto fue una evidencia el que no se iba a producir a corto plazo ningún
ataque ni contra Tafilalt ni contra Figuig. Las grandes operaciones militares galas habían
los territorios conquistados; en este sentido, se procedía a establecer una embrionaria organización
de los territorios saharianos anexionados de In-Salah e Igli protegidos por guarniciones móviles que
pudiesen repeler rápidamente los ataques marroquíes. Se constituía así la llamada "columna de
1149
Véase R.G.C.M., no. 4, op. cit., pag. 524.
1150
“Francia en el Tuat. Detalles de la ocupación de Inhar ", El Eco Mauritano, 4-abril- 1900.
701
observación de Figuig", cuya actuación incluía también los valles del Guir y Zousfana con el fin
posibilidad de la creación de tropas auxiliares, tarea que se debería realizar en Douï Menia. Sin
conveniente dar un nuevo giro a las operaciones, marcado ahora por el hermetismo más absoluto,
evitando la llegada de nuevas informaciones a Europa. Se aplicará un silencio completo sobre los
Con la apertura de esta nueva fase el gobierno español quedó de nuevo desprovisto de
cualquier tipo de información sobre lo que ocurría en los confines sur-orientales del Imperio
jerifiano. El nuevo Ministro de Estado -tras la reestructuración del gobierno que llevó a cabo
Silvela en Abril- Ventura García Sancho, marqués de Aguilar de Campoó, se encontró al llegar al
cargo con que la única fuente de noticias de que disponía consistía en las estimaciones de la prensa
inglesa, por lo que ante la falta de informaciones fiables se vio obligado constantemente a solicitar
informes tanto del Embajador en París, León y Castillo, como del cónsul en Orán, marqués del
Pedroso.1151 Los informes de este último darían noticia documentada no sólo del número de
efectivos franceses existentes en el Sureste del Imperio, sino que suministraron detalles de su
despliegue sobre el terreno, a la vez que daban conocimiento a Aguilar de Campoó de la salida
Quedaba así planteado el problema de la respuesta española a la ruptura "de facto" del statu
quo. A pesar de la petición de ayuda que efectuará el Majzén durante los próximos meses en dos
ocasiones distintas,1152 la diplomacia española no sólo hará oídos sordos a tales apelaciones, aun
cuando los medios gubernamentales entendían que con las operaciones militares Francia había roto
1151
Telegrama cifrado del Ministro de Estado Ventura García Sancho, marqués de Aguilar de Campoó a Fernando
León y Castillo, Embajador de España en París. 1 de junio de 1900; Telegrama cifrado del marqués de Aguilar de
Campoó al marqués del Pedroso, consul de España en Orán. 1 de junio de 1900. A. G.A. África (Marruecos). Caja 73 /
Ex. 2.
1152
Ibidem .Ojeda a Aguilar de Campoó. 20 de junio de 1900. Despacho nº 75; Ojeda a a Aguilar de Campoó. 30 de
agosto de 1900. Despacho nº 99.
702
1153
garantizar la independencia e integridad de Marruecos, sino que demostrará, a su vez, sus
sacar provecho de él , en beneficio propio, 1154 remontando así la difícil situación en el Sultanato a
la que las consecuencias del desastre colonial le habían abocado: pérdida de prestigio e influencia,
peligro de perder sus posiciones en el Rif, etc. Las intenciones de Silvela, al fracasar la
de la política exterior en los asuntos atinentes a Marruecos. Mientras que en 1899 se había
aceptación de la misma por parte de todas las naciones europeas representadas diplomáticamente en
el Sultanato, ahora se adoptaría una conducta más agresiva y descaradamente expansionista. Así
Silvela había renunciado a toda autonomía en la cuestión marroquí en dos ocasiones puntuales al
comienzo de su ejercicio de la jefatura del gobierno. La primera ocasión, cuando había entablado
contactos diplomáticos con diversas cancillerías con el fin de auspiciar la presentación ante el
Majzén de una nota conminatoria de rechazo a la actitud del Gobierno marroquí, interrumpiendo las
obras de construcción del lazareto de Mogador y expulsando al doctor Joaquín Cortés -encargado
de supervisar las obras por parte del Consejo sanitario tangerino- de la isla donde se iba a ubicar.
La segunda ocasión se había producido poco después, cuando el Majzén presentaba al círculo
diplomático acreditado en Tánger una orden jerifiana por la que se ponía fin -con el pretexto de
acabar con el contrabando y la piratería- a la libertad de navegación comercial por las aguas del Rif.
Ojeda, que había tomado nota desde la Legación española de la actitud de Silvela en el "affaire" del
lazareto, había promovido una acción similar a aquella, en la que España, perjudicada grandemente
por la disposición imperial, renunciaba a replicar en solitario ante el Sultán y apostaba claramente
por volver a subordinar sus acciones a la búsqueda de un respaldo de otras potencias y de una
1153
En este sentido se había manifestado a comienzos del año anterior, el duque de Almodóvar del Río cuando fue
preguntado al respecto por Ojeda: " En cuanto al Tuat ...(...) es indudable (...), que como tésis constituye un atentado al
'status quo' toda desmembración de Marruecos sea donde sea, aunque no fuera más que por el desprestigio
consiguiente para el Sultán, cuya personalidad está tan intimamente ligada a la existencia de su Imperio". Almodóvar
del Río a Ojeda. 12 de febrero de 1899. Carta nº 12, minuta manuscrita. A.M.A.E. Archivo Histórico. Leg. 1263.
1154
Ojeda a Aguilar de Campóo. 30 de agosto de 1900. Despacho nº 99.A.G.A. África (Marruecos). Caja 73 / Ex.2.
703
concertación con Europa. Sin embargo, Silvela ya había dado muestras en esta última ocasión de
querer escapar de esa dinámica de pactos a múltiples bandas y de acuerdos concertados con las
había mudado de parecer, había suspendido toda la actuación anterior y había apostado claramente
por realizar una aproximación al Reino Unido que respaldase la que él entendía como más
querer dar a entender al mundo entero que España seguía en pie, y que seguía contando con una
política exterior como para, sin tener que acudir al consabido y aireado por ciertos sectores de la
prensa necesario apoyo francés, forzar a Marruecos a realizar una serie de concesiones territoriales.
Ello mostraría a los ojos de todo el mundo la capacidad del país para practicar una serie de
a la vez que se contrarrestaban las amenazas que se cernían sobre los intereses españoles en el
Imperio, abrir la puerta a una hipotética penetración posterior en el corazón del mismo, y al mismo
tiempo configurar un estratégico cinturón defensivo en la costa atlántica marroquí que guardase las
espaldas de Canarias.
cuestiones:
a) La rápida obtención de la concesión por parte del Sultán de los territorios comprendidos
entre el cabo Bojador, límite norte del Río de Oro español, y el Uad Draa, es decir de las regiones
704
b) La aceptación por parte de las potencias europeas del dominio español sobre estos
territorios, por lo que la diplomacia silvelista creyó oportuno cumplir los requisitos aprobados años
ha matizado Simon Katzenellenbogen, pues en realidad se limitó a marcar una etapa relevante en
1155
un proceso iniciado mucho tiempo antes y que continuaría mucho tiempo después en la
creación de las fronteras coloniales en el continente africano. En esas fechas, las potencias europeas
llevaban ya muchos años apoderándose -como bien recalca este historiador- de regiones de África y
Alemania quería tratar de someter el proceso a cierto grado de control internacional convenido y
limitar cualquier ulterior expansión británica. Cada uno de los participantes tenía unos objetivos
específicos, pero todos coincidían en tratar de asegurar que cualquier país que reclamara
Durante cierto tiempo se ha creído que la Conferencia estableció la norma de que la validez
todo el territorio al que se aspiraba a poseer, tal como se expone en el Acta general de la
ocupación efectiva de las costas, que habían sido divididas prácticamente en su totalidad entre las
potencias europeas antes incluso de que la conferencia se iniciara. Ciertamente Alemania tenía ante
mientras que Gran Bretaña se mostraba en contra de dicha medida. Alemania rectificaría su
posición en ese asunto, dándose cuenta en el transcurso de la conferencia, de que los intereses
británicos y alemanes en África eran en realidad, mucho más complementarios que opuestos. Al
1155
Katzenellenbogen, S.: "No ocurrió en Berlín: Política, economía e ignorancia en la creación de las fronteras
coloniales en África", en Nugent, P. y Asiwaju, A. I. (eds): Fronteras africanas. Barreras, canales y oportunidades,
Barcelona, Edicions Bellaterra, 1998, pp. 55-70.
1156
Véase, por ejemplo: Oliver, Roland: The African Experience, Londres, Pimlico, 1991, pag. 178.
705
limitar los requisitos para la ocupación efectiva de las costas, Alemania salió airosa, mientras que
Gran Bretaña aseguraba una eficaz inacción por su parte. Con todo, la Conferencia de Berlín
realmente solo tendría una gran significación en lo tocante al reconocimiento internacional del
Ahora bien el artículo XXXIV del capítulo VI establecía que las potencias que en el futuro
tomaran posesión de un territorio en las costas del continente africano situado fuera de sus
posesiones, deberían remitir una notificación a todas las demás potencias signatarias del acuerdo de
Berlín.
Silvela, tal y como lo acredita una carta particular que su Ministro de Estado en 1900, el
marqués de Aguilar de Campóo remitió años más tarde al nuevo líder conservador, Antonio Maura
- y que se encuentra en el Archivo de la Fundación Maura (Madrid) - cumplió este requisito con
negó a cederlos y Silvela volvió a confiar en Lord Salisbury y en Gran Bretaña, esta vez con la
pretensión de que el gabinete de Londres prestara su apoyo al renacer imperial de España. Era una
maniobra arriesgada, brillante y original que suponía una gran flexibilidad, un notable pragmatismo
en la dirección de la política exterior española y una cierta contradicción con los deseos de Silvela
en 1899 de ingresar en la Dúplice franco-rusa. De ahí que podamos señalar que la política del
estadista conservador en lo que respecta al norte de África muestra una cierta autonomía con
respecto a la República francesa. Esta maniobra al mismo tiempo comportaba la ruptura del statu-
quo por parte española -cuando oficialmente se estaba predicando en el Parlamento de Madrid la
706
conveniencia de su mantenimiento-, a la vez que ponía en las manos del Reino Unido, uno de los
"enemigos" de España en 1898, con el que se había llegado casi hasta el punto de entrar en un
conflicto armado por el tema de las fortificaciones de Gibraltar, la posibilidad del resurgir imperial.
Será el fracaso de esa maniobra -ante la encarnizada resistencia del Majzén a acceder a las
cesiones territoriales y ante la negativa de Lord Salisbury a apoyar a Silvela, después de una
primera fase negociadora en la que el primer ministro británico se había comprometido a respaldar
a España presionando al Majzén para que éste entregase Tarfaya y la Sakia- en el verano y otoño de
1900, el que acabará definitivamente con el margen de acción autónoma que en la cuestión
el general Marcelo Azcárraga, sería cómo paliar las consecuencias del fracaso, dándose paso
consecución de esas ambiciones territoriales. La disyuntiva para los gobiernos conservadores era a
quien dirigir las miras conducentes al logro de ese apoyo. La resolución de ese dilema iba a marcar
La llegada a la bahía de Alhucemas del cañonero Martín Alonso Pinzón el 27 de Marzo con
instrucciones procedentes de la Delegación Imperial en Tánger para el Bajá del campo fronterizo
había servido para levantar el bloqueo de la guarnición española y restablecer las comunicaciones
entre ella y el territorio marroquí. Parte de la oficialidad del Pinzón, en unión de otros oficiales y
vecinos de la plaza, se habían desplazado a la playa fronteriza, siendo recibidos con muestras
patentes de amistad por parte de los rifeños. Desde entonces, y a pesar de haber sido restablecida la
libertad de circulación de personas, los españoles no habían traspasado los límites fortificados del
recinto, a excepción del 10 de abril, fecha en la que un juez, un médico y diversos civiles y
707
Comandante General de Melilla daba instrucciones a los gobernadores militares de Alhucemas y el
de un serio intento por acabar de manera efectiva con las prácticas ilícitas de contrabando y una
muestra del deseo de congraciarse con las autoridades imperiales, no dando pie así a nuevas
reclamaciones del Majzén sobre la permisividad española con respecto al comercio ilegal. Sin
El 5 de abril se producía en las inmediaciones del Peñón de Vélez el relevo de los askaris
que constituían la guardia fronteriza. El gobernador Mariano Saldaña se entrevistaba con el caíd al
mando del contingente imperial que le notificaba que a su paso por Alhucemas, había recibido una
carta del Bajá del campo fronterizo de aquella posición para el responsable de la Alcazaba próxima
al Peñón, comunicando a este último la recepción de una orden redactada por Mohammed Torres
de una orden levantando la incomunicación de las dos guarniciones españolas. Leída por el
gobernador marroquí de la Alcazaba del Peñón, se negaría sin embargo en redondo a levantar el
bloqueo, indicando que necesitaba para hacerlo, recibir las instrucciones directamente del Delegado
Imperial en Tánger no bastándole con una misiva del Bajá de Alhucemas. Sin embargo se
consentiría que los cabileños trajeran a la plaza diversas vituallas, a excepción de carne y cereal.1158
orden directa del Delegado del Sultán para que las cabilas cercanas al Peñón reanudaran
completamente sus relaciones con la plaza.1159 Enterado Mohammed Torres, no se negó a ello si
1157
Oficio no. 123 de 2 de mayo de 1900 del Gobernador de la plaza de Alhucemas, Anastasio Terrón dirigido a la
legación Española en Tánger; Oficio no. 79 de 2 de mayo de 1.900 del Gobernador de la Plaza del Peñón de Vélez
dirigido a la Legación Española en Tánger. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 /Ex. 1 y 2.
1158
Telegrama del Gobernador del Peñón, Mariano Saldaña dirigido al Comandante General de Melilla. 14 de abril de
1.900. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1159
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 23 de abril de 1.900. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
708
bien presentó una queja ante la Legación española en torno a las incursiones ilícitas que los
1160
habitantes de los presidios realizaban en territorio marroquí. Sin embargo, el Delegado del
Sultán se apresuró en remitir la carta pedida con instrucciones al caid de la línea fronteriza de
Vélez, Al.lal Ben El Mansuri.1161 El pliego le fue entregado a éste por el confidente de la plaza
española el 2 de mayo.1162 La orden, empero, no iba a surtir efecto práctico alguno; el bloqueo
persistió, justificándose la autoridad jerifiana con el argumento de que los notables de algunas
el bloqueo de esta última plaza, sino que además el Comandante General de Melilla transmitiría
telegráficamente a Madrid la noticia de que el príncipe imperial Abu Bakr había notificado a las
cabilas nuevas órdenes que suponían a su vez el comienzo de la incomunicación de las islas
sobre la naturaleza de las causas de la actitud marroquí. Por último rogaba a Abu Bakr que pusiera
fin a dicha incomunicación.1165 El príncipe rechazó la posibilidad de contactar con los españoles; no
1160
Telegrama de Manuel García Jove dirigido al Gobernador de la plaza de Alhucemas. 25 de abril de 1.900. S.H.M.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1161
Telegrama del Encargado de Negocios de la Legación en Tánger, Manuel García Jove dirigido al Comandante
General de Melilla. 27 de abril de 1.900. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1162
Oficio del Gobernador del Peñón de Vélez, Mariano Saldaña dirigido al Comandante General de Melilla. 10 de
mayo de 1.900. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1163
R.O. no. 52 del Ministerio de Estado de 11 de mayo de 1.900 dirigida a la Legación española en Tánger. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
1164
Telegrama del Gobernador de Alhucemas dirigido al Comandante General de Melilla. 1 de mayo de 1.900. S.H.M.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1165
Carta del Comandante General de Melilla al Príncipe Abu Bakr. 9 de mayo de 1.900. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
709
contestó a la comunicación y se dirigió con sus efectivos al territorio de los Beni-Sidel, acampando
Al mismo tiempo el gobernador de Melilla remitió una extensa carta al general Azcárraga,
Ministro de la Guerra en la que sugería, para terminar con aquella situación que se prolongaba
vibrante, resentido con las autoridades marroquíes en el Rif a las que acusa de infringir
Torres y de mostrar una actitud no ya de falta de amistad, sino de franca hostilidad contra España .
Y eso que la reanudación del bloqueo de las posiciones españolas se realizaba en un contexto
marcado por el apoyo reciente del gobernador militar a las fuerzas imperiales, vendiendo cartuchos
al Bajá del campo fronterizo de Melilla, en ocasión muy crítica para las fuerzas jerifianas,
empeñadas en el combate con algunos elementos rebeldes. Esta conducta, a juicio del gobernador
lastimaba el decoro y la dignidad nacional y mermaba el prestigio de España ante los rifeños.
Habían sido recientes los enfrentamientos entre el gobernador militar y los funcionarios de la
Aduana imperial sita en el interior de la plaza española que pretendían que también abonaran
derechos a la Hacienda del Sultán, aquellos géneros que salieran del puerto hacia los barrios
periféricos de Melilla, aun no abandonando territorio español. El militar español achacaba a esta
pretensión la explicación del proceder de las fuerzas imperiales en el Rif, y estimaba que el
gobierno de Silvela podía contrarreplicar expulsando la Aduana marroquí hasta los límites de la
plaza, es decir hacia el territorio del Sultanato. Con ello, el Sultán iba a ver obstaculizada la labor
de sus funcionarios que tendrían que ejercer sus tareas a partir de ese momento reforzados por un
considerable contingente de tropas para protegerles, a pesar de lo cual era muy factible que
1167
disminuyeran los rendimientos de la Aduana. Convencido de los argumentos del gobernador
1166
Oficio del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 10 de mayo de 1.900. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1167
Carta del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra, general Marcelo Azcárraga. 10 de mayo de
1.900. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
710
sugerencia de la supresión de la Aduana marroquí. Se trataba ésta de una medida que volvería a
el seno del gobierno de Silvela en torno a la cuestión del bloqueo de las plazas del Rif, entre el
Ministerio de la Guerra, más partidario de medidas drásticas y métodos enérgicos para presionar
sobre el Sultán y el Ministerio de Estado, con unas técnicas más propicias a procedimientos de
templanza. 1168
El Ministro Plenipotenciario Ojeda había partido ya desde Tánger, rumbo a la Corte Imperial,
con objeto de presentar sus cartas credenciales al Sultán y en el interín se había quedado al frente
de la Legación el Encargado de Negocios, Manuel García Jove. Avisado con urgencia por el
gobernador militar de Melilla, el 11 de Mayo, Jove acudía a visitar al Delegado del Sultán en su
domicilio particular. Mohammed Torres se mostró sorprendido de la actitud del príncipe imperial
Abu Bakr a quien achacó un excesivo celo en el ejercicio de sus misiones de policía en el Rif. El
pretendió librar de toda culpa al Majzén, pero por otra parte prometió transmitir órdenes enérgicas
al Bajá del Peñón para restablecer la normalidad en el abastecimiento de víveres del mismo.1169
Ese mismo día, el comandante General de Melilla enviaba una nueva carta al príncipe Abu
Bakr. Se trataba de un documento muy breve en el que se denunciaba la actitud de los cabileños de
Kebdana que habían iniciado el bloqueo de las Chafarinas, invocando ante el gobernador español la
1170
excusa de que recibían órdenes expresas del jerife. Sin embargo, estas misivas no variaron un
ápice la actuación de las fuerzas imperiales que seguían su rutinaria tarea de hostilizar en silencio a
los españoles en el Rif, bloqueando la llegada de víveres a las plazas costeras. A las proximidades
1168
Carta del Ministro de la Guerra, Azcárraga dirigida al general Venancio Hernández, gobernador militar de Melilla.
22 de mayo de 1.900. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1169
Telegrama del Comandante General de Melilla a la Legación Española en Tánger. 10 de mayo de 1900; Manuel
García Jove, Encargado de Negocios de la Legación a V. García Sancho, marqués de Aguilar de Campóo, Ministro de
Estado. Despacho no. 58. 11 de mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 /Ex. 1 y 2.
1170
Carta del Comandante General de Melilla al príncipe Muley Abu Bakr. 11 de mayo de 1.901. S.H.M. Archivo de
la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
711
de Melilla llegó un vapor desembarcando las soldadas de la tropa imperial, zarpando luego con
destino al Kiss. En la margen marroquí de este río realizaban tareas de vigilancia ochocientos
askaris para los cuales el buque llevaba víveres. Los objetivos de este contingente, a juicio del
comandante general de Melilla no eran tanto los de hostilizar a los españoles sino vigilar los
movimientos de Francia.1171
española de la copia de varias cartas que había remitido tanto al príncipe Abu Bakr como a su jalifa,
Ben Bushta al-Bagdadi, reiterándoles con cierta energía la orden terminante de levantar la
Los delegados imperiales en la zona empero volvieron a utilizar las tácticas y mecanismos
dilatorios propios de la diplomacia marroquí. Las cartas del Delegado del Sultán se recibieron en
Melilla el día 16. El día 17 los correos del Gobierno militar de la plaza las trasladaban a manos del
príncipe Abu Bakr, quien tampoco en esta ocasión dio respuesta a las demandas españolas.1173
pasaba a ser una rutina, prolongada ya durante casi un año. Desde el gobierno militar de Alhucemas
no se tenía noticia de que el comandante de la mehal.la imperial hubiese recibido alguna orden de
aguda, aunque paliado por los constantes viajes del vapor-correo Sevilla desde Melilla,
Legación española nuevas exigencias del Majzén para levantar la incomunicación: en el futuro,
civiles y militares españoles debían evitar alejarse de los límites de la plaza y penetrar en el
1171
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 11 de mayo de 1.900. S.H.M. Archivo de
la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1172
Telegrama de García Jove a Aguilar de Campóo. 12 de mayo de 1.900 .A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
1173
Telegrama del Comandante General de Melilla, Venancio Hernández dirigido a Manuel García Jove, Encargado
de Negocios de la Legación en Tánger. 24 de mayo de 1.900. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
Rollo 791.
712
territorio marroquí. Se desvelaban así las pretensiones del gobierno marroquí que entendía que
debían quedar cortadas radicalmente todas las posibilidades de infiltración política y comercial
española en el Rif. Debían desaparecer los embrionarios partidos 'pro-españoles' en las cabilas, a
cuya formación apuntaba la medida tomada por el gobierno sagastino (a partir de 1898) de
captación de notables rifeños que pasaban a ser protegidos para luego convertirse en
García Jove acabaría accediendo a cursar estas peticiones y recomendó a las autoridades
militares de Alhucemas y el Peñón que se esforzaran por impedir las incursiones españolas en el
territorio imperial. Para ello invocaba las disposiciones del artículo VI del convenio hispano-
marroquí para el establecimiento de una Aduana Imperial en la frontera de Melilla, firmado en Fez
el 31 de julio de 1866 que vetaban expresamente las incursiones y viajes de españoles en el interior
del Rif. De hecho, esas medidas restrictivas ya habían sido empezadas a aplicar en las dos plazas.
El 26 de mayo el general Hernández, gobernador militar de Melilla hacía llegar una nueva
carta al príncipe Abu Bakr en la que insistía en la necesidad de que el jerife acatase las órdenes de
Torres.1175
Dado que Abu Bakr no deseaba rectificar su actitud, a instancias de Jove el gobierno
conservador decidió remitir desde Cádiz a Mazagán al buque de la Armada Destructor. Su viaje, el
encontraba en Marrakesh- y obtener de él, mediante la presión directa sobre el Sultán, la revocación
de las órdenes de inicio del bloqueo. 1176 Abu Bakr rehuía la entrevista con el Comandante General
1174
García Jove a Aguilar de Campóo. Despacho no. 62. 21 de mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
1175
Carta del Comandante General de Melilla al príncipe Abu Bakr. 26 de mayo de 1.900. S.H.M. Archivo de la
Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1176
Telegrama de García Jove al Capitán General del Departamento Marítimo de Cádiz. 25 de mayo de 1.900. A. G.
A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
713
de Melilla, a pesar de las constantes peticiones que éste le formulaba por carta,1177 y permanecía en
el interior del Rif, desplazándose constantemente de un lugar a otro y conferenciando con los
notables y chorfa de las cabilas.1178 Sin embargo, la combinada presión española, desde tres puntos
acabaría por surtir efecto. Se trataba de los siguientes: Melilla, buscando contactar con el príncipe,
Marrakesh a través de las quejas al Sultán por parte de Ojeda y Tánger, con las reclamaciones
diarias de Jove ante Mohammed Torres. Tan pronto como Ojeda recibió en Marrakesh una carta de
García Jove, informándole de la nueva incomunicación de las plazas españolas en el Rif, mandó al
Corte Imperial, a visitar al Ministro de Negocios Extranjeros del Sultán, Sid Abd al- Krim Ben
español. Ojeda amenazó al Ministro con retirarse de la Corte y dar por finalizada la Embajada
actos.1179 Al día siguiente, Ojeda recibía la visita del Ministro marroquí que acudía a disculparse y
a notificar el envío por parte del Sultán de una carta personal dirigida a su delegado en Tánger,
Mohammed Torres, ordenando a este último el envío con toda urgencia de un vapor al Rif que
transportase el firman jerifiano dirigido a los gobernadores de los respectivos campos fronterizos
con las plazas españoles, amonestándoles por su conducta y ordenando el levantamiento del
bloqueo. Ben Sliman expresaba su confianza de que en diez días, el incidente estaría terminado y
las restricciones habrían desaparecido. El Gran Visir acababa de morir en la Corte y Ojeda estimaba
que con su desaparición se esfumaría asimismo el plan trazado para borrar la presencia española de
la costa septentrional del Sultanato. Incluso llegaba a aventurar a Silvela que si el incidente
1177
Telegrama del Comandante General de Melilla a García Jove. 1 de junio de 1.900. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
1178
García Jove a Aguilar de Campóo. Despacho no. 63. 25 de mayo de 1.900. A. G. A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 235 / (Ex. 1 y 2.
1179
Ojeda al Marqués de Aguilar de Campóo. Despacho no. 10 de la Embajada Extraordinaria en Marrakesh. 22 de
mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84 / Ex. 1.
714
terminaba rápidamente ello podía redundar de modo muy favorable en la tramitación de las
Al mismo tiempo, cumplida la misión del buque Destructor en Mazagán, Silvela creyó
oportuno no retirar al navío de aguas marroquíes, reforzando las peticiones diplomáticas españolas
con la presencia del buque de guerra. Según las instrucciones que el nuevo Ministro de Estado, el
marqués de Aguilar de Campóo remitía a Jove el 30 de mayo, el buque debía dejarse ver por aguas
del Rif y permanecer junto a Tánger.1181 Era una resurrección de la " gun-boat diplomacy ", que el
jefe del Gobierno deseaba hacer extensiva a la estratégica región del Sus, bombardeando con
peticiones de tal índole a Abd al-Aziz durante toda la primavera, a fin de arrancar del Sultanato la
potestad para los buques de guerra españoles de realizar tareas de patrulla y vigilancia de las costas
Las presiones españolas consiguieron asimismo que desde Tánger, Mohammed Torres
remitiera una carta al príncipe Abu Bakr exhortándole al levantamiento del bloqueo.1182 El Jerife
nada servía que la Legación española utilizara los medios rápidos de transporte que le
proporcionaban los vapores mercantes que cubrían el recorrido Tánger-Melilla para llevar en pocas
horas la misiva de la Delegación Imperial a Melilla, puesto que el jefe del contingente imperial en
1180
Ibidem.
1181
Telegrama de Aguilar de Campóo a García Jove. 30 de mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
1182
Telegrama de García Jove a Aguilar de Campóo. 25 de mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 84 / Ex. 1.
715
el Rif había cortado unilateralmente todas sus vías de comunicación con el Comandante general de
para acabar con un problema que se prolongaba desde hacía más de ocho meses:
La táctica del Majzén evitaba cuidadosamente todo enfrentamiento directo con España. Las
"indolencia", las tácticas dilatorias que exasperaban y desquiciaban a sus homólogos españoles, que
desde Melilla que era el momento oportuno de cambiar de estrategia y adoptar una conducta más
"(...) la conducta (del príncipe Abu Bakr) lastima nuestro decoro, merma nuestro
prestigio ante los riffeños y perjudica notablemente nuestros intereses y tal vez fuera
llegado el momento de pensar si no sería más conveniente para España cambiar de política
y dificultar en cuanto posible fuera la de Marruecos, a fin de hacer sentir a los Consejeros
y representantes del Sultán la necesidad de variar de conducta respecto a nosotros".1184
Silvela no creyó oportuno hacer caso a estas indicaciones. Remiso a cambiar de política
cuando la Embajada de Ojeda estaba negociando directamente con el Sultán en Marrakesh, pensaba
que las vías diplomáticas para resolver la cuestión del bloqueo de las posiciones españolas aún no
1183
Oficio del Ministerio de la Guerra de 28 de mayo de 1900 dirigido al Ministerio de Estado. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 84 /Ex.1.
1184
Ibidem.
716
estaban cerradas; así, García Jove consiguió de Mohammed Torres una nueva carta para Abu Bakr
varias cartas del Sultán destinadas a los diversos gobernadores de los campos fronterizos a las
plazas españolas y al príncipe Abu Bakr, ordenando el inmediato levantamiento del bloqueo de las
guarniciones. Jove con la autorización de Torres dispuso que el vapor Yebel Musa las transportara
desde Tánger hasta Melilla, para que los administradores marroquíes de la Aduana las hicieran
Mohammed Torres presentaba un escrito ante la Legación española en el que volvía a poner sobre
el tapete la cuestión básica sobre la que giraba todo el incidente: la infiltración española en el Rif.
En la nota, Torres indicaba que había recabado información de los diversos Bajaes sobre los
motivos por los que habían persistido en su actitud de bloquear las guarniciones españoles. Los
gobernadores le contestaban que el bloqueo había sido levantado de manera efectiva a finales de
Marzo, y los víveres habían vuelto a venderse con total normalidad en las dos plazas. Ahora bien,
judíos protegidos y diversos comerciantes- en el territorio rifeño. Estas incursiones lo que habían
servido era para mantener lazos con los cabileños que contraviniendo las disposiciones del Majzén
se dedicaban a vender en las guarniciones reses y ovejas. Estas ventas estaban expresamente
prohibidas por el Sultán. La razón de ser de estas órdenes imperiales era garantizar la alimentación
de los rifeños y la existencia de reservas permanentes de vituallas que paliaran las crisis de
subsistencia en la región, y atajar las ventas de ganado a las plazas, consideradas por el Majzén
1185
Telegrama de García Jove a Aguilar de Campóo. 29 de mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 84 / Ex. 1.
1186
Telegrama de Jove a Aguilar de Campóo. 31 de mayo de 1.900; Telegrama de Jove al Comandante General de
Melilla. 31 de mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
717
marroquí.1187 Los Bajaes argumentaban que su acción se reducía a impedir el tráfico ilícito que los
habitantes de las plazas realizaban en colaboración con los defraudadores del fisco marroquí y los
de tales afirmaciones, calificándolas como una fantasía, fruto del recelo excesivo y la desconfianza
del Majzén:
" (...) ya expuse a V.E. cual es la eterna fantasma ( sic) que constantemente persiguen
las autoridades marroquíes en el Rif hace ya mucho tiempo, sin que se pueda llevar á su
ánimo el convencimiento de que tales aserciones no son hijas más que de la cavilosidad y
desconfianza que constituyen siempre su modo de ser en todo. Y esta convicción es en mi
juicio patrimonio exclusivo de los magnates y autoridades marroquíes, pues las cabilas en
su mayoría gustan de vivir y de frecuentar las relaciones con nuestras plazas con la mayor
amplitud posible, viéndose hoy cohibidas sin acudir a éstas, por temor a aquéllos, haciendo
por lo tanto la situación de las plazas más dificultosa, como se viene observando hace ya
tiempo".1188
García Jove, al frente temporalmente de la Legación en Tánger, entendió que los argumentos
marroquíes no se podían dejar sin respuesta. Era necesaria una contrarréplica inmediata ante la
Delegación Imperial, exigiendo una pronta rectificación de las aseveraciones de los Bajaes rifeños
impresionado quizás ante las promesas y compromisos de los gobernadores militares españoles de
reprimir el contrabando y terminar con los desplazamientos de los habitantes de los presidios a
territorio marroquí, Jove negaba la evidencia. Su actitud ante la Delegación imperial fue la de una
defensa cerrada de la causa española, calificando la actuación de los representantes del Majzén en
el Rif como un ataque directo a las autoridades militares de las plazas bloqueadas. Jove negó
1187
Nota de protesta del Delegado Imperial en Tánger Sid al-Hach Mohammed Ben El-Arbi Torres a la Legación
Española en Tánger. 13 de junio de 1900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
1188
García Jove a Aguilar de Campóo. Despacho no. 71. 14 de junio de 1.900. A.G.A.África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 84 / Ex. 1.
718
asimismo las implícitas acusaciones marroquíes de permisividad y negligencia por parte de los
gobernadores de Alhucemas y Vélez en el ejercicio de sus funciones de represión del tráfico ilícito.
A mediados de junio se recibía en Melilla un oficio remitido por el gobernador del Peñón de
Vélez, Mariano Saldaña que comunicaba la persistencia del bloqueo. Se había entrevistado con el
Bajá del campo fronterizo, Sid Allal Ben Mansur, quien le informó de la recepción de la orden
imperial sobre el restablecimiento de las comunicaciones entre la plaza y las cabilas próximas. Sin
embargo el avituallamiento no había sido reanudado y los rifeños seguían sin visitar la guarnición
para ofrecer sus productos. El Bajá achacaba el mantenimiento del bloqueo a la actitud de las
cabilas (Beni Iteft, Mestasa y Beni Bu Frah) propicias a prolongar la incomunicación. Los Bocoya
se mostraban proclives, por el contrario, a comerciar con los españoles. Ben- Mansur no deseaba
enfrentarse a las tribus, por lo que a pesar de las órdenes recibidas no se mostraba dispuesto a
obedecerlas. 1189
Destructor volvió a desplazarse hasta Mazagán notificando a Ojeda que ninguna novedad favorable
se había producido. Las nuevas protestas españolas conseguirían que el 16 quedara definitivamente
incomunicados unos días más. En la proximidad de estas últimas se hallaba ahora acantonada la
práctica totalidad del cuerpo de ejército expedicionario que el Majzén había desplazado dos años
antes al Rif. A su frente, el príncipe Abu Bakr permanecía insensible a las quejas y cartas del
Tánger. 1191
1189
Oficio del Comandante del Peñón de Vélez al Comandante General de Melilla. 14 de junio de 1.900. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
1190
Telegrama del Comandante General de Melilla a García Jove. 16 de junio de 1.900. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
1191
Oficio del Gobernador Militar de Melilla, general Venancio Hernández dirigido a la Legación española en Tánger.
22 de junio de 1.900. A.G.A. África. Seccción Histórica (Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
719
Finalmente el día 28 la Comandancia General de Melilla telegrafiaba al Ministerio de la
Guerra notificando que había quedado restablecida la comunicación del Peñón de Vélez con las
cabilas próximas, tras recibir el Bajá del campo fronterizo una orden terminante de Mohammed
Torres. 1192
sobre todo Alhucemas salieron del forzoso aislamiento impuesto, reestablecieron con más fuerza
que antes un movimiento regular de transacciones comerciales con las tribus limítrofes. En
cabileños que mejor aceptaron esta situación fueron los Bocoyas más o menos comprometidos
durante largo tiempo con el aprovisionamiento de Alhucemas; una vez que la mehal.la de Abu Bakr
y Ben Bushta al-Bagdadi desapareció del Rif, retomaron sus intensas actividades con la plaza.
En realidad eran los notables de las tribus costeras los que se asociaban con los comerciantes
españoles. Era el caso del confidente de la guarnición, Mohammed Haddu er-Rifi, que al trabar
En todo caso este estado de cosas no era consecuencia solo de la permisividad de las
autoridades militares de la plaza. El que el peñón de Alhucemas desempeñase una función esencial
de Melilla más importante no va a ser ya el que tiene un itinerario terrestre sino marítimo, y se
hacía con los presidios menores como el de Alhucemas a causa de las grandes relaciones de esta
1192
R.O. no. 93 de 2 de julio de 1.900 del Ministerio de Estado dirigida a la Legación española en Tánger. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 / Ex. 1 y 2.
1193
Véase René-Leclerc, Charles: "Le Commerce de Melilla en 1.906", en Congrès de l´Afrique du Nord, tomo II,
París, 1909, pp. 758-787.
720
plaza con las regiones limítrofes, reforzado todo ello por el hecho de que a partir de la Real Orden
de 21 de junio de 1906, los presidios menores quedaban convertidos en plazas comerciales. 1194
La táctica española consistía preferentemente en captar a las gentes más ricas y a los notables más
influyentes de cada tribu, ofreciéndoles a cambio unas pensiones mensuales considerables. En este
proceso los españoles de las guarniciones más cercanas a los Bocoya, es decir Alhucemas y el
Peñón, consiguirían crear una red de relaciones 'amistosas' con los 'grandes' de las fracciones
costeras, como los Izemmuren o Aït Youssef U Ali, facilitándoles la entrada en los recintos
fortificados. Paralelamente desde 1898 comenzó la captación de los Urriagueles. Así entre los
notables de Axdir que se aliaron a los españoles figuraban Hach Bu Baker, Hach Cheddi y el cadí
Si Abdelkrim. De ellos los dos primeros podían movilizar a varios centenares de hombres armados.
Bu Baker, antiguo encarnizado enemigo de España, señala Bernard Maurice, pasó a estar a su
1194
Mohamed Ouhia recoge algunas cifras aportadas por Adolfo Aragonés, relativas a los intercambios comerciales de
Alhucemas con las tribus costeras como las de Bocoya, Tensaman y Ait Urriaguel. El acierto de la política de
penetración pacífica española a partir de Alhucemas vendría marcado por el acrecentamiento de los intercambios
comerciales hispano-marroquíes; una prueba representativa de su importancia son los datos que Ohuia da para 1910.
CUADRO 2
El comercio de exportación e importación del peñón de Alhucemas
hacia 1.910.
a. Mercancias exportadas.
b. Mercancías importadas
Fuente : Mohamed Ouhia: "Le role des presides dans l´essor economique de l´Espagne a la veille du Protectorat", en
Revue Maroc-Europe, no. 9, 1996, pag. 219.
721
servicio mediante una soldada y al- Hach Cheddi se convirtió en protegido español.1195 A ellos se
podían añadir las figuras de Bou Salmane, Bel Hach Hachem y sobre todo, Mohand Abocoy.1196
En cuanto a los pensionados de la cabila Bocoya, podemos citar el caso de Dadi Ben
Massaoud de la yemaâ de Tafensah que hacia 1898 había trabajado intensamente en favor de la
penetración francesa en el Rif, antes de aliarse a los españoles hasta 1921, y el de " Rais" Massaoud
Ibn´Amar alias Cebera (o "Sivera") de la yemaâ de Tighanimine, fracción Izemmuren, definido por
las autoridades militares de Melilla como un hombre decidido, enérgico, influyente entre los
cabileños, antiguo pirata y rico propietario de tierras que había buscado la alianza de España para
Entre los restantes Bocoyas que entrarían al servicio de España, podemos citar a Ben Haddu
Sería en 1908, cuando comenzarían a funcionar las Oficinas de Asuntos Indígenas, con la
finalidad de encauzar las relaciones cotidianas con los indígenas y reforzar la política de lenta
Por otra parte, la prensa española comenzaba a llamar la atención de la opinión pública sobre
la intensidad del tráfico contrabandista en las costas del Rif. Lejos de cesar este comercio ilegal se
considerables cantidades de fusiles y municiones de guerra de todas clases eran remitidas desde
preparando un levantamiento indígena contra España, permitiendo así que las casas comerciales
gibraltareñas hicieran frecuentemente gran número de envíos de armas a las cabilas del Rif.
1195
Véase Bernard Maurice: Les Tribus de la zone nord et nord-ouest du Maroc, París, 1926, pag. 60.
1196
Véase Ayache, G.: Les origines... op. cit, pag. 154.
1197
Véase Ouhia, Mohamed: "Le rôle des presides dans l´essor economique de l´Espagne a la veille du protectorat ",
en Revue Maroc-Europe, no. 9, 1996, pag. 220.
722
También se relataba en la misiva que existía otro tipo de tráfico ilícito, protagonizado este último
1900 una carta al comandante general de Melilla, Venancio Hernández, rogándole que hiciese las
averiguaciones oportunas. 1198 En Río Martín (proximidades de Tetuán) acababa de ser sorprendida,
asimismo, una expedición de contrabando con gran acopio de armas y municiones con destino al
Rif.
condiciones de suministrar al general Hernández un informe con los primeros resultados de sus
pesquisas. Se citaba en primer lugar a la casa comercial gibraltareña Macías y Cía, que en el curso
de los seis primeros meses de 1899 había mandado casi un centenar de barriles de salitre y otro
tanto de cajas de azufre a las inmediaciones de la frontera argelo-marroquí. Para hacerlo había
utilizado los servicios de los vapores Tell y Oasis de la compañía francesa Touach, que cumplía las
quedó depositado en la Aduana de Nemours, y desde dicho depósito salió posteriormente para ser
vendido en las cabilas rifeñas. Estas utilizaron el material para confeccionar pólvora con la que
había sido realizada a través de las costas y también por medio de caravanas. De hecho, Hernández
tenía noticias de sus confidentes rifeños de que gran parte de la cartuchería utilizada por los
las banderas francesa, inglesa y española, siendo su dueño un español residente en Gibraltar, se
1198
Carta particular del Ministro de la Guerra, general Azcárraga al Comandante General de Melilla, Venancio
Hernández. 8 de enero de 1.900. Rollo 169. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
723
Asimismo Hernández en carta del día 16 de enero informó al general Azcárraga de los
turbios manejos de Isaac Pinto. Este comerciante hebreo establecido en Tetuán hacía uso de su
costa rifeña. En los archivos del Servicio Histórico Militar se hallan al respecto unas notas del
propio Hernández consignando que durante ese mes de enero, Pinto había introducido cien fusiles y
Precisamente en los meses de enero y febrero, en que se habían intensificado junto a Melilla los
combates entre los cabileños de Mazuza y Beni-Sidel, los contrabandistas habían podido obtener
confidente que le hizo entrega de un cartucho recogido entre los despojos de un Beni-Sidel,
fallecido en los combates, que era de "procedencia inglesa o de Gibraltar". Los confidentes le
combatientes.
" Estos alijos, (...) no es posible que los evitemos aquí, porque si se hacen son fuera de
nuestra jurisdicción y lejos de nuestra jurisdición (sic) y lejos de nuestra vista, en la costa
enemiga, y por consiguiente sin derecho a prohibirlo; por nuestra jurisdicción, que sabe V.
que es bien pequeña, casi puedo asegurarle que no entra un solo cartucho". 1199
Como prueba del celo ejercido por las fuerzas armadas españolas en la represión del tráfico
contrabandista, Hernández relataba a Azcárraga que los cartuchos estaban empezando a escasear
entre los cabileños vecinos a Melilla. De hecho, durante los choques que en aquellos días
1199
Carta manuscrita del Comandante General de Melilla al general Marcelo de Azcárraga, Ministro de la Guerra. 16
de enero de 1.900. Rollo 169. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
724
enfrentaban a los cabileños de Beni-Sidel contra el Bajá y la cabila de Mazuza, la escasez de
Por otra parte el tráfico de armas en el Rif amenazaba con complicar el desarrollo de los
propios intereses españoles. Un fenómeno que experimentaba el territorio era el surgimiento de una
cierta polarización social, con la aparición de grupos de notables que formaban pequeños ejércitos
privados con sus familiares u hombres a su servicio a los que armaban. Desde los últimos meses de
notables que involucraban al propio Bajá. Encontrándose este último en una situación de apuro,
había solicitado el auxilio de España. El general Venancio Hernández le vendió 50.000 cartuchos
Remington que el delegado del Majzén necesitaba para batir a la cabila insurrecta de Beni-Sidel.
Sin embargo los combates no cesaron, ni se decantaban del lado del Bajá. El general Hernández se
vio en la necesidad de averiguar las causas de la rebeldía contra el delegado del Sultán, preocupado
por la circunstancia de que el conflicto se extendiera a otras cabilas más próximas a Melilla, y por
el hecho de que cualquier incidente obligara a la autoridad española a intervenir de una u otra
forma. Sus temores no eran infundados: la cabila de Beni-Sicar, cuyo territorio lindaba con los
límites españoles junto a los fuertes de Cabrerizas Altas y Rostrogordo, presentaba el 24 de enero
de 1900 una breve carta al gobernador militar de Melilla, en la que se le informaba que la cabila se
negaba a acatar en el futuro la autoridad del Bajá. Los cabileños insurrectos nombraron un
El motivo de las disputas estribaba en el apoyo que el Bajá prestaba a un notable de la cabila
1200
Carta de los cabileños de Beni-Sicar dirigida al gobernador militar de Melilla. 24 de enero de 1900. Rollo 791.
S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
725
Sheik Ahmed - U-aas (sic), Cabo de Mazuza, el más rico y el que cuenta con mayor número
de hombres armados en estos alrededores y también a la protección moral y material que
se le ha dado por las autoridades de esta plaza y que yo he continuado sin variación
alguna. Su amistad con España parece ser sincera, no solo por haberla demostrado en
alguna ocasión, solventando satisfactoriamente con su intervención algunos pequeños
rozamientos sino por tener intereses de importancia dentro de la plaza que en modo alguno
puede convenirle perder".
influencia española en Alhucemas en 1898. El germen de los partidos españolistas entre los
convivencia sino a la trabazón de fuertes vínculos comerciales entre españoles y notables rifeños.
de influencias que había llevado a captar a algunos de los elementos más poderosos
económicamente, a los que se estaba dando una protección más o menos velada, aunque no oficial.
Por otra parte tras la guerra de 1893-94 España estaba muy atenta al juego de las relaciones
se quería mantener a ultranza las buenas relaciones con las cabilas vecinas, captando para la causa
requería un estado de orden y paz permanente en el Rif. ¿Qué hacer cuando esta tranquilidad se
quebraba?.
La actitud española ante los conflictos en las cercanías de Melilla entre las cabilas y el
Sultán, pasó a ser de una neutralidad aparentemente severa, pero en el fondo nada rigurosa, puesto
que se ayudaba o se prestaba algún tipo de apoyo o favor a los dos bandos en litigio, y esto se hacía
paralelamente, aunque implicase una contradicción aparente. Algunos ejemplos son muy
a) La neutralidad se rompe cuando el general Hernández ayuda a las fuerzas del Sultán,
vendiendo al Bajá los 50.000 cartuchos Remington. Asimismo cuando ocho días después de la
726
venta de la segunda partida de cartuchos al Bajá, los rebeldes de Beni-Sicar remiten una carta al
gobernador militar español expresando su deseo de no acatar más la autoridad del delegado del
campo fronterizo que la representada por el delegado del Majzén, estando dispuesto a seguir
b) La neutralidad se vuelve a romper por parte de España, esta vez a favor de los cabileños
Majzén que se refugiaban en Melilla. Así el 27 de Enero el gobernador militar recibe una carta del
Bajá, llevada hasta la plaza por un grupo de askaris ("moros del Rey" en la documentación
española). El Bajá solicitaba de Hernández que detuviese a varios rebeldes cabileños de Beni-Sicar
que se encontraban en la plaza, para entregarlos a continuación a los askaris. Hernández se negó
terminantemente, pese a que el Bajá insistió reiteradamente mandándole una nueva carta y
entrevistándose personalmente con él para intentar convencerle. El Bajá argüía que los askaris
entregaban a las autoridades de la plaza a los desertores españoles del penal y del ejército. Sin
embargo, Hernández replicó en el sentido de que esta vez la petición del Bajá incidía en la
extradición de una serie de acusados de delitos políticos y esto era un supuesto no contemplado en
el convenio de 1866 entre España y Marruecos que regulaba las extradiciones entre ambos países.
Por ello, España no podía inmiscuirse en los conflictos interiores de Marruecos y detener a los
cabileños rebeldes al Majzén, que " venían tranquilos a la plaza (...) confiando en la seguridad
que siempre en ella habían tenido y en la buena acogida que se les ha dispensado siempre".
Hernández sabía que con ello corría el riesgo de enajenarse el apoyo del naciente partido pro-
español de Mazuza, y que su proceder no iba a ser del agrado de Muhammadi ibn Alí, pues si bien
aparentemente la rebelión de las cabilas iba dirigida contra el Bajá, en el fondo no era tan sólo
contra él, circunstancia que los revoltosos no trataban por otra parte de enmascarar.
727
"Sé también que la amistad del Fraile es hoy por hoy la que más conviene a España,
pues por él y por los que con él están reune el mayor prestigio y las mejores fuerzas del
campo fronterizo. Más, ¿ conviene a España supeditarlo absolutamente todo a esta
amistad?. ¿Esta nueva condescendencia no podría dar origen a otras mayores e
1201
inadmisibles? “.
todo en los importantes intereses económicos que el notable tenía en la plaza y que no podía
abandonar. Si por el contrario el gobernador accedía a los deseos del Bajá y ordenaba la captura de
los notables de Beni-Sicar que acudían a Melilla, la ruptura de la cabila con España iba a ser
inmediata. Diariamente los miembros de esta cabila acudían a la plaza vendiendo carbón y
verduras. Este suministro quedaría inmediatamente interrumpido. Pero es que además, existía el
riesgo real de provocar algún tipo de manifestación hostil contra los fuertes o las tropas
españolas, que sería el inicio de un grave conflicto. Asimismo Hernández entendía que con la
fórmula de amparar de esta manera a los rebeldes se castigaba al Sultán por la falta de
la Gomera.
Esta política de neutralidad 'contradictoria' fue entendida y ratificada a finales de Enero tanto
por el Ministerio de Estado como por el de Guerra. La actuación de Hernández no mereció crítica
conferencia secreta. En el curso de ésta, le comunicó en nombre del Bajá la llegada en breve plazo
de una mehal.la imperial al mando del príncipe Abu Bakr, con el objetivo de proceder al castigo de
los rebeldes. El Bajá y Azaruch temían que al efectuarse la operación contra los sediciosos, el
1201
Despachos del general Venancio Hernández al Ministerio de la Guerra y al Ministro Plenipotenciario en Tánger.
31 de enero de 1.900. Rollo 791. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
1202
R.O. del Ministerio de Estado dirigida al Comandante Militar de Melilla de 2 de marzo de 1900. Rollo 791.
S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
728
castigo por parte de la fuerza armada jerifiana, tratasen de acogerse a la seguridad de la plaza
española un número importante de cabileños, deseando escapar así de una muerte segura.
El propósito de Hernández era mantener la mejor armonía posible con las cabilas vecinas y
por ello usualmente siempre entendía que no procedía aprisionar o extraditar a Marruecos a
aquellos súbditos rebeldes al Emperador que se acogiesen a la seguridad de la plaza por delitos
políticos. Sin embargo ahora era evidente que no se trataba de un corto número de refugiados. Se
corría, por ende, el riesgo de injuriar a un príncipe imperial, así es que en tales circunstancias,
ningún tipo de enfrentamientos. Existía ahora un cuerpo de ejército que representando al poder
central iba a instaurar la paz y el orden en el territorio. ¿No convendría ahora llevarse bien con el
poder que daba seguridad a los alrededores de la plaza?. ¿Había que abandonar la posición de
neutralidad que se había mantenido hasta entonces?. Hernández solicitaba instrucciones de Madrid
Hasta entonces, tal como relató el cronista Et-Tabyi (reconstruyó medio siglo después estos
acontecimientos, entrevistándose con los hijos y nietos de los protagonistas de estos hechos), Ben
Bushta al-Bagdadi y el príncipe Abu Bakr habían permanecido acuartelados con sus tropas en la
(Gobernador) General del Rif. Tras pasar unos meses de inactividad,1204 las tropas se pusieron en
marcha con dirección hacia el este. El 5 de marzo, a las nueve de la mañana, según confirmaba el
comandante general del Peñón de Vélez, las tropas de Abu Bakr levantaban el campo en las
1205
inmediaciones de la guarnición española y se dirigían a Alhucemas. Al día siguiente, cerca de
1203
Carta sin numerar del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 2 de marzo de 1900. Rollo 791.
S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
1204
Et-Tabyi: "Mulay Bu Beker", en B.N., Madrid. Miscelánea García Figueras. Tomo LXXIII, pág. 294.
1205
Telegrama del Comandante General del Peñón de Vélez al gobernador militar de Melilla. 5 de marzo de 1.900.
Rollo 791. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
729
2.000 askaris ("moros del rey) acampaban frente a esta guarnición, dirigiéndose el 7 hacia
Melilla.1206
España se plegará -como lo hará en 1903 ante el Rogui- cuando exista un poder fuerte
consolidado en las inmediaciones de Melilla a congraciarse con él. ¿Qué quería decir esto?. Pues
que a los gobiernos españoles les importaba muy poco quien gobernara el Rif -tanto si era el poder
central o un poder regional (el Rogui Bu Hamra)- con tal de que existiera el anhelado poder fuerte
problemas entre el Majzén y las cabilas en los alrededores de Melilla, España actuaba en el Rif,
funcionarios majzeníes, no se les ayudaba en la medida en que estos deseaban. España nunca prestó
"amigo" como era el marroquí (en realidad "a abatir"), cuando este gobierno experimentó
los cabileños rebeldes cuando éstos pasaban a Melilla o cuando estaban en tránsito por ella. Sin
embargo, dado que a España sólo le interesaba estar en paz en la región rifeña, comerciar con las
considerables en la zona y decantó el control del territorio en manos del poder central, entonces
conveniencia táctica.
buenas relaciones con el Sultán y éste estuviera en condiciones de mantener el orden en las cabilas
reclamaban por las algaradas o incidentes que se producían esporádicamente (provocados algunos
de ellos por los mismos españoles) con algunos rifeños ,las plazas españolas no debían convertirse
1206
Telegramas del Comandante General de Alhucemas al gobernador militar de Melilla. 6 y 7 de marzo de 1.900.
Rollo 791. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
730
en santuarios y refugios para los rebeldes a la autoridad del Majzén. Por lo tanto el gobernador de
Melilla debía buscar el entendimiento con Abu Bakr como representante de un soberano amigo,
dispuesto incluso a discutir con el gobierno marroquí la posibilidad de extraditar a los refugiados
El presidente del gobierno, debido a algunas apremiantes consultas provenientes del general
Azcárraga a instancias del gobernador militar de Melilla, escribió el día 7 a Ojeda una carta en la
que percibimos como también las ideas racistas y eurocentristas han calado en el pensamiento de
Silvela. El jefe del gobierno no demuestra comprender el sentido de la estructura del poder en
Marruecos. Silvela entiende que el celo desplegado por ejército imperial para someter a los
sediciosos del Rif no es sino una muestra más de la barbarie y de la crueldad del Sultán. Aunque
Mawlay Abd al-Aziz había alegado que la mehal.la al mando de Abu Bakr actuaba -en función de
1894, que ponía fin a la breve guerra de Melilla- en aras a asegurar el orden en torno a la ciudad
española, Silvela atribuía los movimientos armados de Abu Bakr al despotismo y a la fiereza del
Sultán, a su brutal y voraz ansia de castigar a los sublevados contra el Majzén, "un rastrero
pretexto para ejercer sus crueles venganzas sobre algunas tribus desafectas (...) al Kaid del
Sultán". Por último, el estadista conservador solicitaba de Ojeda que consiguiera de Mohammed
Ojeda contestó a Silvela razonando sobre la escasa conveniencia para España de oponerse a
las pretensiones del Majzén de someter militarmente a los rebeldes de las proximidades de Melilla.
No era la primera vez que sus ideas chocaban con las del gabinete conservador. Tampoco iba a ser
la última. El tesón del diplomático, que estaba siempre fuera de toda duda, le llevaba incluso a
querer imponer sus ideas frente a las pretensiones de Silvela. Intentó revocar las instrucciones del
1207
R.O. del Ministerio de la Guerra dirigida al Comandante General de Melilla de 12 de marzo de 1.900. Rollo 791.
S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
731
jefe del gobierno acerca de la solicitud al Sultán de la suspensión de las operaciones militares en el
Rif. Ojeda señaló que había que aceptar el argumento empleado por el Majzén al invocar que la
finalidad de los movimientos de A.Bakr cerca de Melilla era cumplir los compromisos
fronterizos de la plaza española. Actuar en sentido contrario, oponerse a las decisiones del Sultán
que "en apariencia" obedecían a los ruegos que España tan solemnemente había exigido en
ocasiones pretéritas, era suministrar al Emperador nuevas armas que el Gran Visir Bu Ahmed
sabría esgrimir contra España "con toda la habilidad de su perversa astucia".1208 Por otra parte
Ojeda descartaba la posibilidad de obtener del Delegado del Sultán en Tánger, Mohammed Torres,
la suspensión de las operaciones militares en el Rif. Entendía que tales movimientos obedecían a
instrucciones personales del Gran Visir, y que Mohammed Torres no tenía capacidad ni poder
suficientes para influir en los acontecimientos. Era nada más que un autómata cuyas acciones regía
a su placer el Gran Visir. Se estaban viviendo los días tensos del bloqueo de las plazas de
un plan predeterminado desde la Corte, que iba a ser difícil de contrarrestar. Torres no hacía nada
para acabar con la violenta situación que estaban atravesando las guarniciones españolas, cuando
hubiera bastado una simple orden suya para que aquella tensa espera terminase definitivamente.
Hasta tal punto llegaba a dudar Ojeda de la eficacia de acudir con reclamaciones al Delegado del
Sultán, que señalaba a Silvela que en aquel momento la independencia con que obraban en el Rif
los jefes de la mehal.la imperial era absoluta. Tanto el príncipe Abu Bakr como Ben Bushta el-
tener efecto ninguna orden opuesta a las impartidas por el Gran Visir. Ojeda, en cambio, había
pergeñado un plan personal para minimizar los efectos de la expedición militar jerifiana en el Rif y
reforzar la influencia española. Confiaba en lograrlo, solicitando del Sultán el perdón para los
1208
Carta particular número 1 de Emilio de Ojeda dirigida a Francisco Silvela, Presidente del Consejo de Ministros y
Ministro de Estado.12 de marzo de 1.900. Rollo 169. S.H.M. Archivo de la Comandancia de Melilla.
732
cabileños culpables de los acontecimientos que originaron la guerra de Melilla, medida hasta
1894. Era una forma además de no enemistarse con las cabilas vecinas a la plaza, de conseguir su
caid de la línea fronteriza y al conjunto de cabilas de las proximidades por medio de la red de
territorio rifeño un número importante de textos redactados en árabe conteniendo un edicto firmado
por la Reina Regente María Cristina, en nombre de su hijo el príncipe Alfonso, en el que se
manifestara que como expresión de buena voluntad hacia el Sultán y hacia el pueblo marroquí en su
perdón o amnistía general para todos los rifeños complicados en la agresión a Melilla en 1894, y
notificando a las cabilas próximas a la guarnición que se desistía de exigir al Sultán el castigo de
los mismos. De llevarse a cabo este proyecto gestado por Ojeda hacía varios meses, entendía el
diplomático que ejercería un papel de primer orden al servicio de los intereses hispanos en el
Sultanato, pues una generosa España, con tal acto de clemencia y magnanimidad conjuraría los
peligros que sobre ella se cernían, derivados de los proyectos de Bu Ahmed. Era el momento de
Ojeda remitió confidencialmente al general Hernández copia de los consejos que había
"Fraile", al que veía como un peón más en el Rif de la estrategia de acoso a la presencia española
emprendida por el Gran Visir. En su misiva rezumaba una enorme preocupación por la situación
1209
Carta particular de 15 de marzo de 1.900 de Emilio de Ojeda al general Venancio Hernández, Comandante
General de Melilla. Rollo 791. S.H.M. Archivo de la Comandancia de Melilla.
733
agravada conforme transcurría el tiempo e iban deteriorándose las relaciones entre la Legación
española en Tánger y el gobierno del Sultán, hasta el punto que llegaba a prever la posibilidad, sino
de un conflicto armado a gran escala, cuando menos de una acción conminatoria seria y efectiva
por parte del gobierno español. Para evitarlo, se había decidido a solicitar de Silvela su autorización
para la entrega al Gran Visir de un documento en forma de ultimátum, exigiéndole a este último el
de Melilla en un santuario para los rebeldes al Majzén, si por huir de la persecución del príncipe Bu
Bakr, se refugiaban en esta plaza un número considerable de miembros de las cabilas vecinas a la
plaza. Sin embargo, la posibilidad de un conflicto en el linde fronterizo de esta plaza había
quedado conjurada. Los rifeños enfrentados a las fuerzas del Majzén habían renunciado a su
habían limitado a huir a Argelia. La cabila de Beni-Sicar, la más levantisca y remisa a aceptar las
disposiciones de los funcionarios del Majzén, en cuanto se tuvo noticia de la llegada de las fuerzas
metálico al príncipe como acto de sumisión, por lo que no se había producido enfrentamiento
armado alguno. Es más, tras recibir el sometimiento de la cabila y rodear el Gurugú, la mehal.la se
dirigía al territorio de Beni-Sidel y Beni Bu Ifrur, aplazando sine die su traslado hasta el territorio
1210
Carta particular de 27 de marzo de 1.900 del general Hernández, gobernador militar de Melilla a Emilio de Ojeda.
Rollo 791. SH.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
734
CAPÍTULO 9
Tras el desastre colonial y la pérdida para la industria nacional del mercado cubano, algunos
marroquí, como un medio de resarcirse España de lo que había sido despojada en el 98. Si bien
existían factores que hacían hasta cierto punto factible esta idea, como la cercanía de Marruecos -
factor que permitía unas fáciles y fluidas relaciones mercantiles -, las enormes cifras del comercio
posibilidad de que los presidios existentes en el Sultanato pudiesen ser aprovechados como vía de
introducción de las mercancias españoles en el territorio imperial, no es menos cierto que otras
Siguiendo los comentarios de E. Martín Corrales, 1211 después de un breve período de atonía
produjo un nuevo impulso como consecuencia de las crecientes dificultades para mantener el
dominio español en las colonias antillanas, lo que favoreció el traslado de iniciativas y capitales
hacia el litoral norteafricano, a partir de la década de los 80. Se inició entonces el período conocido
como la ‘penetración pacífica‘, un intento inútil de dominar Marruecos mediante el ejercicio de una
supremacía económica y política por encima de la militar. En este período hay que contextualizar la
1211
Cfr. Martín Corrales, E.: “Catalunya i el Marroc, un segle i mig de relació “, en L´Avenç, no. 256, 2001, pág. 19.
735
movimiento africanista, la creación de las sociedades geográficas y las numerosas expediciones y
viajes al África , entre las que cabe destacar las de Joaquín Gatell (el caíd Ismail) o José Boada
aumento de exportaciones de las regiones más industrializadas del país lo que, paralelamente,
permitiría obtener beneficios a las compañías navieras, a la Banca y al capital privado.1212 En este
ejemplifica perfectamente la afirmación anterior, ya que estuvo muy interesado en los asuntos
africanos a partir de los años ochenta: viajó a Tánger y Argelia, acompañado por su cuñado Manuel
Arnús, por su suegro Climent Miralles y por Jacinto Verdaguer; en 1883 figuró como vocal
contribuyó a financiar la expedición del explorador Iradier a las costas de Guinea; en 1886-87 la
Estado por el cual se establecían tres líneas de navegación a vapor que unieron Barcelona y otros
puertos peninsulares con diversos puertos de África, entre los que se puede destacar a Ceuta,
1214
Tánger, Larache, Rabat, Mazagán y Mogador. Paralelamente Claudio López se interesó por la
1212
Cfr.: Morales Lezcano, V.: El colonialismo hispano- francés en Marruecos (1898- 1927), Madrid, Siglo XXI,
1976.
1213
Este cántabro, indiano retornado de Cuba e instalado en Barcelona había sido quien ejemplificó mejor que nadie la
apuesta del capital privado español por la expansión colonial en las tierras de África. Se trata del primer marqués de
Comillas, el artífice que hizo posible el nacimiento del todopoderoso Grupo Comillas y que puso su compañía naviera
al servicio de las necesidades logísticas del ejército expedicionario español durante la guerra de 1859-60. El gobierno le
recompensó por sus servicios y le adjudicó el correo oficial entre Cuba y España y posteriormente, favoreció el
establecimiento de una línea marítima que unía Barcelona con los puertos marroquíes, canarios y guineanos. Cfr.
Rodrigo Alharilla, Empresa, política y sociedad en la Restauración: el grupo Comillas (1876- 1914), Barcelona, tesis
doctoral leída en la Universidad Autónoma de Barcelona, 2000.
1214
El contrato firmado en 1887 recogió efectivamente la creación de tres servicios que enlazaban la península y
África: una línea a la Guinea española con periodicidad trimestral, una segunda línea postal Cádiz- Tánger (con tres
servicios semanales) y una tercera línea, con veinticuatro servicios anuales, entre Málaga y Ceuta, Algeciras, Tánger y
Cádiz, de los que una tercera parte se prolongaban, además, a varios puertos de la costa atlántica marroquí (Larache,
Rabat, Mazagan y Mogador). El vapor Tánger fue el encargado de inaugurar dichos servicios, arribando al puerto
homónimo el primer día de diciembre de 1887. De hecho, dicha ciudad se convirtió desde ese momento en el verdadero
centro de operaciones de la naviera para el escenario norteafricano. La Compañía Trasatlántica decidió habilitar como
su delegado en Tánger al que era, probablemente, el empresario más destacado de la colonia mercantil española:
Francisco Torras Riera. Natural de Manresa, Torras abrió su casa de comercio en Tánger en 1847, tras haber girado
como comerciante en Gibraltar (1844) y Mogador (1845). Durante muchos años, Torras obtuvo el monopolio de la
pesca del coral, de los curtidos, de la explotación del corcho y de otros artículos, siendo el primer europeo que alcanzó
comisiones directas.
736
construcción de los puertos de Melilla y Chafarinas. La dedicación de la Compañía Trasatlántica a
presidente honorario en 1891, mientras que los catalanes Françesc Torras i Riera y Rudolf Vidal
afán de la Trasatlántica era dinamizar las exportaciones españolas al Sultanato, lo cual debía
revertir en un aumento en la carga de sus buques; para ello contó con el apoyo de la Cámara de
1886, Françesc Torras había sido elegido vicepresidente de la misma –lo que equivale a decir
presidente en ejercicio-, su yerno Rudolf Vidal había sido nombrado su primer secretario. La
1215
El cónsul español en Tetuán y miembro de la Sociedad Geográfica de Madrid, Teodoro de Cuevas se quejaba en
1897 de que el gobierno español tratase de fomentar el tráfico comercial con Marruecos, apostando sólo por
subvencionar a la Compañía Trasatlántica. El diplomático se quejaba de que este tráfico comercial se ceñía al
intercambio de productos marroquíes por numerario español (“Nos encontramos con que los hermosos vapores de la
Compañía se ven reducidos a hacer más en grande lo mismo que realizan las pequeñas faluchas, trayendo dinero (a
Marruecos) y algunas frioleras de España, y llevándose granos marroquíes cuando lo permiten los precios o la
cantidad de la cosecha“). Los pocos artículos españoles que llegaban a Tánger eran destinados al consumo de los
europeos allí residentes, no al de los indígenas. Teodoro de Cuevas reclamaba una política comercial más activa, en la
que las firmas españolas ensayaran nuevos métodos, como facilidades de crédito y precios baratos gracias a la práctica
del ‘dumping’, la adaptación de los productos españoles a los gustos de los consumidores indígenas, el envío de
misiones y agentes comerciales de reconocimiento, el estudio metódico de los mercados, la instalación en los
consulados españoles del Sultanato de muestrarios permanentes compuestos de piezas y catálogos. Así, se podía
propiciar la venta de azúcar, pañería de algodón, seda en rama y labrada, e instrumentos de hierro, cobre u otros
metales, a base de reducir también las tarifas aduaneras cobradas a las exportaciones españolas. Cfr. Teodoro de
Cuevas: “Medios de fomentar el comercio español en Marruecos“, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil de la
Sociedad Geográfica de Madrid, tomo I, no. 4, 1897, pp. 57- 62.
1216
Se buscaba que el Centro comercial español en Tánger tuviese ramificaciones en todas las poblaciones
importantes del litoral y del interior marroquí. De hecho, dicho centro recogía la iniciativa de la recién creada Cámara
de Comercio Española en Tánger, que, en julio de 1887, había inaugurado una exposición permanente de productos
industriales españoles, básicamente catalanes. En mayo de 1888 eran ya más de veinticinco las empresas textiles que
habían enviado sus muestrarios a Tánger, entre ellas, La España Industrial, Viuda e Hijos de C. Marfá y Sala Baladia y
Cía.
737
Poco después del establecimiento de la denominada Factoría Española en Tánger, la
Trasatlántica financió la misión comercial de Francisco Ruíz, vocal de la Cámara, que durante
cuatro meses estuvo recorriendo el país en misión comercial por Tetuán, Alcazarquivir, Fez,
las exportaciones marroquíes a la península: sus vapores regresaban a los puertos españoles con las
bodegas repletas de “maíz, garbanzos y habas (cargados) en los puertos de Casablanca y Mazagán
como un verdadero portavoz de sus intereses, a través de la cual vehiculó sus peticiones al
gobierno. Era intención de la naviera suprimir uno de los servicios africanos incluidos en el
Contrato de 1887 (la línea Cádiz-Tánger-Ceuta–Málaga), modificar el servicio que enlazaba Tánger
con los puertos del litoral atlántico marroquí para hacerlo partir de Barcelona, así como
independizar totalmente la línea de la Guinea Española de las líneas norteafricanas, propósitos que
Con la extensión de la línea hasta Barcelona (en realidad, hasta Marsella), la Trasatlántica
buscaba recoger en sus buques parte del movimiento mercantil registrado entre Francia y el
Sultanato marroquí, cargando en el puerto galo las bodegas de sus vapores. Por otro lado, la naviera
de los Comillas habilitó como su agente en Mazagán a un súbdito británico, delegado de una casa
fabríl de Manchester para la venta de sus tejidos en Marruecos, desoyendo las múltiples peticiones
que le exhortaban a elegir alguna de las cinco casas españolas instaladas en ese puerto. De hecho, la
competencia con varias navieras francesas (N. Paquet Ainé et Cie y Compagnie Genérale
1217
Revista de la Cámara de Comercio Española en Tánger, no. 17, diciembre de 1888, pp. 7-8.
738
Más allá del establecimiento de la Factoría Española en junio de 1890, y a partir de 1887, la
naviera catalana se asoció a la mayor parte de las iniciativas comerciales en dirección a Marruecos.
Así participó en la constitución de la sociedad colectiva Vidal y Cía. Con un capital de 125.000
sociedad tenía “por objeto dedicarse a los negocios de comisiones por cuenta ajena,
consignaciones, compras y ventas por cuenta propia y ajena, y en general a todos los negocios de
lícito comercio y preferentemente a aquellos que puedan contribuir al aumento de relaciones entre
Colonial ( que subscribió el 25 % del préstamo solicitado por el Sultán de Marruecos a comienzos
del siglo XX, aunque finalmente se canceló un año después), tuvo una factoría y taller propios, creó
la primera empresa marroquí de iluminación pública en 1891,1219 se encargó del servicio de Cajas
del Banco de España, financió diversas expediciones comerciales como hemos indicado (de
Emilio Bonelli en 1887 y 1889; de Francisco Ruíz, en 1888). Amén de la promoción mercantil
(aunque como una manera más de fomentar la presencia española en Marruecos), la Compañía
culto católico en Marruecos, por lo que impulsó la creación de escuelas y la labor misionera (hizo a
Gaudí el encargado, aunque finalmente no se llevó a cabo, de erigir la sede de las misiones
1218
Entresacamos la cita de: Rodrigo y Alharilla, Martín: “Una avanzadilla española en África: el grupo empresarial
Comillas “, en Martín Corrales, E. (ed): Marruecos y el colonialismo español (1859-1912). De la guerra de África a la
¿penetración pacífica, Barcelona, Edicions Bellaterra, 2002, pág. 137.
1219
No obstante, desde su puesta en funcionamiento (1892) la fábrica de Tánger no pudo producir más que
quebraderos de cabeza a sus promotores: las pérdidas de explotación en 1894 alcanzaron las 20.000 pesetas. Por ese
motivo, Manuel Eizaguirre, desde la Delegación gaditana de la Trasatlántica, envió ese mismo año a Tánger a Eugenio
Agacino, con el objeto de que detectase los principales problemas del malogrado negocio. Agacino señaló que los
causantes de los nefastos resultados de la central eran su escasa idoneidad técnica, la competencia con el petróleo, así
como la falta de demanda solvente por los tangerinos. Dos años después, en julio de 1896, el ingeniero F. De
Arriganaga redactaba, por encargo de la naviera, otro informe sobre la fábrica, destacando el deplorable estado en que
se encontraba entonces el inmueble. En atención a sus observaciones y a las de Agacino, la naviera acordó efectuar
pequeñas reformas en la fábrica tangerina con el objetivo inmediato de alcanzar su autofinanciación (lo que
consiguieron claramente a partir de 1900) y con la finalidad última de “ceder el negocio a otros “cuando fuese posible.
En 1902, la casa Charles Gautsch et Cie, de Tánger, constituyó (con sede en París y de capital francés) la Société des
Établissements Gautsch a Tánger “con objeto de ampliar la fábrica de hielo, la sierra mecánica y el molino que
actualmente tienen funcionando (en Tánger) y montar además una fábrica de electricidad “. Poco después Charles
Gautsch se puso en contacto con la Compañía Trasatlántica para comprarles la fábrica tangerina; no obstante, las
300.000 pesetas en que la naviera tasó el negocio hicieron imposible el acuerdo; la sociedad francesa decidió construir
su propia central, compitiendo desde entonces con la Trasatlántica.
739
franciscanas en Tánger). Si el padre Lerchundi pudo, en 1888, culminar su proyectada imprenta
hispano- árabe en Marruecos fue merced al apoyo financiero del marqués de Comillas. No obstante,
brindó no sirvieron para que esta institución cumpliese en los años ulteriores sus objetivos. El
comerciante y publicista José Puigdollers afirmaba que, en 1906, la mayor parte de la actividad
mercantil desarrollada en Tánger estaba ya en manos de las otras colonias extranjeras, criticando
que “ ... todo este cúmulo de representaciones y entidades oficiales que allí tenemos, más sirven de
rémora que de estímulo al comerciante (...) Nuestra Cámara de Comercio es puramente nominal,
sostenida únicamente por una importante cuota mensual que le tiene asignada la Compañía
Trasatlántica, cuyo personal forma parte de la directiva de aquella Cámara , que apenas cuenta
El horizonte africano de los Comillas trascendía el puerto de Tánger, como se puede apreciar
Trasatlántica creó en agosto de 1889 un órgano propio de prensa, dirigido por José Díaz de
Quijano. El equipo de redacción de la Revista estaba compuesto, además, por Eugenio Agacino
(inspector de buques de la compañía), por José Ricart y Giralt, Federico Montaldo y Gonzalo de
Reparaz, destacados activistas y propagandistas del africanismo español. José Ricart y Giralt
director de la Escuela Oficial de Náutica de Barcelona) había sido el impulsor y primer secretario
fue óbice para que Ricart y Giralt mantuviese viva en Cataluña la llama del africanismo; no en vano
abundantemente. Por ese motivo, al echar a andar en 1896 la nueva Sociedad Geográfica de
740
Otros colaboradores de la Revista, publicando habitualmente artículos y opiniones a favor de
una acción –pública y privada– más decidida dirigida al continente africano, fueron Cesáreo
Fernández Duro y Emilio Bonelli. Este último, militar de profesión y profundo conocedor del
árabe, había visitado de joven Argelia, Marruecos, el golfo de Guinea y el Sáhara. Su colaboración
con la Trasatlántica fue más allá de su labor periodística en la Revista. Desde 1890 a Bonelli se le
podemos decir que se produjo una simbiosis similar entre la proyección africana (en general) de la
La costa sahariana representaba uno de los puntos que focalizaban el interés tanto de los
sino especialmente al fomento de las relaciones comerciales con los saharauis. Para la Sociedad
Geográfica de Madrid, el protectorado español sobre Río de Oro debía servir para hacer llegar a sus
habitantes productos peninsulares a la vez que para abastecer a España de mercancías de la zona.
El principal instrumento para el intercambio debía ser la factoria comercial establecida en la futura
Villa Cisneros, gestionada desde 1886 por la cuestionada Compañía Hispano-Africana. Las
múltiples dificultades que debió afrontar – especialmente, los frecuentes ataques de los indígenas –
condujeron a dicha firma a abandonar el lugar. Ante la amenaza de que el único enclave español en
Trasatlántica, aunque también del Banco Hispano- Colonial y del Crédito Mercantil-, no fue un
hecho aislado en el ambiente de los negocios catalanes. A comienzos de los ochenta del siglo XIX,
y en sintonía con las conferencias de Madrid (1880) y Berlín (1885), surgió un buen número de
741
iniciativas coloniales catalanas que fraguó en uno de los grupos de presión más determinantes en lo
compañía pretendía crear tres líneas de navegación, establecer factorías y llevar a término
operaciones de crédito y banca. Las líneas de navegación, con origen en Barcelona, tenían que
hacer escala en diversos puertos valencianos, Argel, Orán, Gibraltar, Tánger, Larache, Rabat,
Casablanca, Mazagán, Safi, Mogador, Canarias, Santa Cruz de Mar Pequeña, el litoral sahariano y
Fernando Poo. Al poner en comunicación directa los puertos españoles con los norteafricanos, la
compañía esperaba abrir los mercados del Magreb a los productos hispanos, y ofreció su flota al
servicio de las actividades logísticas del despliegue colonial español, como también al transporte de
1884 a Saturnino Jiménez para que efectuase un reconocimiento de las costas del Rif. Eligió como
base de partida la frontera argelino-marroquí cerca de las islas Chafarinas, siguió el cauce del río
Muluya llegando hasta Uxda y desde allí a Melilla. Sorprendentemnente, pretendía que el gobierno
español cediese las citadas islas a Alemania para contrarrestar la hegemonía francesa. En 1886 se
constituyó la sociedad J. Esteva Berga i Cía (en la que participaba la naviera Nicolau Hermanos)
con el objetivo de dedicarse a la importación de trigo marroquí, por lo que se optó por fijar su
domicilio en Casablanca. Poco más tarde, en 1889, el Fomento del Trabajo Nacional financió la
expedición al norte de África de Benito Malvehy y siguió mostrando su interés por los asuntos de
En aquel año, 1889, el conde Carlos de Godó viajó a Tánger junto con otros dos catalanes,
José Boada y Romeu y Enrique Collaso, con una serie de proyectos para incrementar las relaciones
mercantiles hispano-marroquíes, para los que esperaban contar con la protección del marqués de
adquirieron unos extensos terrenos próximos al mar para edificar un barrio español (que debía
742
llamarse la Nueva España) e instalar unas fábricas de hilados y tejidos orientadas a cubrir las
Comercio en Ceuta, hacia cuyo puerto debería canalizarse el comercio de Tánger y del norte de
Marruecos. Los hermanos Godó recabaron la protección del gobierno para sus proyectos, entre los
que se incluían su intervención ante el Sultán para que éste cediera terrenos en Fez y Alcazarquivir
para establecer dos hospederías, que serían construidas por la Sociedad Hispano- Marroquí y
regidas por los franciscanos, facilitando así el comercio en el interior de Marruecos. Los Godó
vaticana responsable de la actividad misionera católica por todo el mundo, De Propaganda Fide, y
9.2. Balance de la penetración económica española en el Imperio jerifiano a finales del siglo
XIX.
Las fuentes de estudio que podemos tomar como base para analizar la presencia económica
española en el Imperio jerifiano a principios del siglo XX son los informes que realizaba
Estado anualmente los diversos consulados de España en el Sultanato. 1221 De su lectura, extraemos
la conclusión -plenamente asumida por los medios oficiales- de que España era un competidor muy
débil de los grandes países industrializados del norte y centro de Europa (Gran Bretaña, Francia y
Alemania), conservando a duras penas el cuarto puesto entre los países participantes en el comercio
1221
Así el cónsul de España en Mogador, Luis Marinas daba estas cifras: para el año de 1894, las mercancías
importadas a este puerto procedentes de España tenían un valor de 75.695 pesetas; para 1895, de 116.740. Las
exportaciones desde Mogador a España tenían un valor de 273.487 ptas. para 1894 y para 1895 de 152.800, habiéndose
registrado una sensible contracción. El tráfico comercial con España no tenía importancia alguna y ello lo atribuía
Marinas a la escasa capacidad de iniciativa de los industriales y comerciantes españoles que ni divulgaban sus artículos
ni tenían interés por introducirlos en el mercado marroquí. Cfr. Marinas, L.: “Comercio con España“, en Revista de
Geografía Colonial y Mercantil. Sociedad Geográfica de Madrid, tomo I, no. 5 / 1897, pp. 76- 77.
743
de Marruecos1222. Círculos africanistas como los vinculados a la Sociedad Geográfica de Madrid,
editora de la Revista de Geografía Colonial y Mercantil recurrían a frases tópicas de cara a llamar
la atención de la nación, acerca de la necesidad de cambiar esta realidad. Así en 1898, se señalaba
que " si hay alguna nación en el mundo que por sus antecedentes históricos, por su afinidad de
razas, por su situación geográfica, debe tener una influencia política y sobre todo mercantil en el
1223
Imperio, es España". Los informes consulares a lo largo de 1898 coincidieron en que la
que las exportaciones españolas alcanzaran cantidades cada vez mayores, iniciando la práctica del
los habitantes del Sultanato, y en la rebaja de los fletes por parte de las compañías de
1222
1897 fue el único año en el que coyunturalmente aumentaron las ventas españolas en Marruecos. Los principales
artículos vendidos durante aquel año habían sido paños de algodón de empresas barcelonesas, azulejos, paños de lana y
sedas. La Cámara de Comercio de Tánger en su informe económico correspondiente a este año, recomendaba la
introducción de más artículos textiles, de cordelería, calzado, guantes, quincalla, materiales de construcción, fósforos,
quesos, bujías y harinas como los más susceptibles de surtir al mercado marroquí. Las circunstancias que debían
favorecer la conquista económica del mercado marroquí las centraba esta entidad en la circulación de la moneda
española en el Sultanato, la proximidad de España que debía redundar en unos fletes competitivos, la baratura de la
mano de obra fabril en España. “El mejor modo de favorecer –concluía el estudio- el consumo de géneros
manufacturados españoles en Marruecos sería la formación en España de un Sindicato de productores que nombrara
en este país personas aptas é idóneas que, teniendo residencia fija en el Imperio, los representaran, informándolos de
los usos y costumbres establecidos para cada negocio, de los géneros de más consumo, de los compradores y demás
detalles necesarios, al propio tiempo que diera á conocer los productos de nuestra industria más apropiados al país ;
pues los viajantes por su activa manera de visitar el mercado, sólo se ocupan de trabajar los géneros del muestrario y
suelen no estudiar ni conocer la forma y condiciones en que deben presentarse los artículos; detalle muy especial que
suele dar ocasión al fracaso, aunque los géneros por su calidad y precio sean inmejorables“. Cfr: “Marruecos.
Desarrollo y porvenir del comercio español “, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil. Sociedad Geográfica de
Madrid, 1898, tomo I, no. 13, pp. 252-254.
1223
(R)evista de (G)eografía (C)olonial y (M)ercantil, Madrid, tomo I, 1898, pág. 252.
1224
Asimismo se insistía en transformar la particularidad específica de guarniciones como la de Ceuta, convirtiéndola
en un área de influencia comercial. Los círculos africanistas resaltaban la idea de dotarla de un buen puerto y de un
depósito de carbón, promoviendo el establecimiento de una aduana marroquí en sus límites y convirtiendo la ciudad en
punto de escala de las líneas de las grandes compañías navieras para cargar cuanto Marruecos exportara.“La vida de
Ceuta cambiaría así notablemente, (...) convirtiéndose en puerta de salida de cuanto producen los feraces campos del
Moghreb; capitales inmensos acudirían a esa puerta del continente africano. (...) A la sombra de aquellos capitales,
nacería la industria (...) La fabril Cataluña llevaría sus tejidos para desparramarlos por el desmembrado Imperio;
haciéndole tributario de sus productos, y las demás provincias españolas tendrían también allí nuevo mercado para
cuanto sus industrias fabricasen “. “Lo que podría ser Ceuta “, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, tomo I,
1898, no. 15, pág. 283.
744
navegación.1225 Los escritos africanistas recogían además sentimientos de miedo. El interés
geoestratégico que ofrecían los dominios españoles en el Sultanato, así como los archipiélagos de
inusitado, hizo temer que el desastre del 98 no terminase sólo con la pérdida de Cuba, Puerto Rico
y Filipinas: llevó a pensar en la propia seguridad del territorio nacional. Otros textos trataban de
impulsar al gobierno a aumentar los límites del hinterland español en la costa sahariana. La
dificultad en este asunto había venido determinada por la negativa francesa a reconocer los
derechos españoles en la zona del Adrar –el – Tmarr. Los franceses se habían propuesto extender
sus dominios del Senegal, abarcando el Adrar y avanzando en dirección del Sahara argelino y
marroquí para establecer el contacto entre sus vastas posesiones del África nor-occidental,
con fines claramente militares, en previsión de cualquier acción armada que tuviesen que afrontar
década de los ochenta, los gobiernos liberales habían intentado compensar este predominio de los
catalana, como queda indicado, había asumido la dirección de la política comercial colonial y de la
1228
penetración económica en Marruecos. A pesar de ello, los resultados no estuvieron a la altura
1225
Cfr. “Marruecos “, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, tomo I, no. 14, 1898, pp. 275-276.
1226
“África española. Sahara Occidental y Guinea “, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, tomo I, no. 29,
1900, pág. 541.
1227
Cfr. García Franco, V. " El Norte de África ...", op. cit, pág. 84. Desde que se fundara la <Sociedad Geográfica
de Madrid> en 1876, los marroquistas españoles venían proponiendo desde las páginas de su Boletín, la necesidad del
conocimiento geográfico del Imperio de Marruecos no sólo para favorecer el desarrollo del comercio sino para prevenir
cualquier intervención armada española en el mismo. Esta última reivindicación fue inmediatamente atendida por la
Restauración mediante la creación de la <Comisión de Marruecos> del Cuerpo de Estado Mayor del Ejército el 23 de
marzo de 1882.
1228
Cfr. Lécuyer, M.C. y Serrano, C.: La guerre d´Afrique et ses répercussions en Espagne. Idéologies et
colonialisme en Espagne. 1859-1904, París, Presses Universitaires de France, pp. 270-277.
745
de los esfuerzos realizados. Así, la Compañía Trasatlántica de Barcelona -"la más dinámica de
todas las sociedades mercantiles españolas que se interesaban en África " en palabras de Lecuyer
y Serrano- llegó a estar al borde de la quiebra en 1892, después de ser constantemente deficitaria en
sus servicios regulares con las costas del Imperio. Por otro lado, J.L. Miège estima que de una
cuarentena de millones de francos-oro que representaba el valor total de los capitales europeos
invertidos en Marruecos hacia 1896, solamente seis o siete millones serían españoles.1229 A
comienzos del siglo XX, España era la única nación de Europa, cuya balanza de pagos con
Marruecos era desfavorable:1230 importaba alimentos y materias primas por valor de 8 millones de
pesetas (bueyes, legumbres, sedas, huevos, cueros, frutas, cereales), mientras que el valor de sus
aproximaba al millón trescientas mil pesetas.1231 En cuanto a las posesiones africanas como los
presidios, Fernando Poó, Elobey Chico y Río de Oro, su nota dominante era la falta de rentabilidad,
si atendemos al considerable número de artículos que tamizan las páginas del Boletín de la
Los informes que los servicios consulares y los grupos africanistas redactaron sobre las
1229
Miège, J.L. : op. cit., t. IV, pág. 346.
1230
El consulado de Tetuán se quejaba en 1898 de la escasa producción agrícola e industrial española que llegaba a
esta ciudad marroquí : solamente contadas partidas de aceite de Sevilla y Málaga transportadas por buques nacionales
y en buques extranjeros tela de colchones, géneros de punto catalanes, lana negra, calzado, hilo fino de oro.Es más, los
productos españoles empezaban a ser suplidos por otros europeos : “Antes Barcelona suministraba (a Tetuán) galón de
oro fino y damasco de seda, pero al presente tales artículos, en extremo baratos y falsos, proceden de Lyon y empiezan
a ser traidos de Alemania “
1231
Véase Campoamor, J.M.: La actitud de España ante la cuestión de Marruecos (1900-1904), Madrid, C.S.I.C.,
1951, pp. 115-116.
1232
Así en 1898, en el número 16 de la Revista de Geografía Colonial y Mercantil, aparece un artículo titulado < Lo
que podría ser Ceuta.Un sueño de El África, periódico local>, que venía a retomar todas las proposiciones formuladas
por los africanistas en los años iniciales de la Restauración: reforma del sistema aduanero español, construcción del
puerto de Ceuta, etc... Ello vendría a probar que en quince años no se había hecho casi nada para explotar
convenientemente el territorio. En cuanto a la actuación económica española en las costas del Sahara,el balance que
realiza Lucini de las actividades de la factoría establecida en Río de Oro no puede ser más negativo: "Casi ocho años
hace que el pabellón español ondea en la costa africana antes citada, y en este espacio de tiempo nada o casi nada se
ha hecho allí para asegurar nuestra dominación y obtener de ella el debido fruto.“ ( Boletín de la Sociedad Geográfica
de Madrid , t. XXXIII, 1892, pág. 88 ).
746
entendía que el mercado marroquí no podía compensar las transacciones mercantiles realizadas
hasta entonces con las colonias del Caribe, pero en cambio podía servir para que la industria
aprendiendo de las técnicas y métodos utilizados por otras naciones europeas para dominar el
mercado marroquí. Cabe indicar que Tánger era el puerto del Imperio más frecuentado por buques
europeos: a él se destinaban las mercancías que en gran medida se repartían luego por las
principales ciudades y por las poblaciones de menor tamaño. España conseguía situar en el mercado
tangerino partidas diversas de tejidos de algodón, de lana y de seda, aunque esta producción no se
artículos alimenticios, el mercado de harinas estaba dominado por las procedentes de Marsella,1233
el de azúcares por los de la marca gala Saint-Louis.1234 Se hablaba también en medios hispanos de
potenciar la exportación de tabaco, para suplir al que era importado de Hamburgo. Por último se
entendía que era posible potenciar las ventas de vinos y licores entre la población europea, que era
eran vistos como los posibles competidores de las partidas de Burdeos, Oporto, Vermouth y
1233
Frente a esta competencia francesa, se aconsejaba que el Estado español concediera primas a la exportación de
cereales y que estableciese grandes depósitos de granos en la ciudad marroquí.
1234
En el caso del azúcar los informes resaltaban la necesidad de disminuir los derechos con los que el fisco español
gravaba las exportaciones de este producto, encareciéndolo notablemente. Otro procedimiento para hacer frente a la
competencia de azúcares belgas, alemanes y franceses en el Sultanato era favorecer las exportaciones con primas
determinadas.
1235
“Marruecos como mercado para la producción y la industria españolas“, en Revista de Geografía Colonial y
Mercantil, tomo I, no. 19, 1899, pp. 369- 373.
747
9.3. Estudios sobre los medios para desarrollar de manera eficaz una acción económica en
Marruecos.
Sultanato dirigía sus críticas tanto al abandono por parte del Estado de una política de certera
penetración mercantil como hacia los representantes y comerciantes, a los que reprochaba su
ignorancia de la lengua, las costumbres y las tradiciones locales, y también criticaba a los
intermediarios judíos. Por ello algunos artículos, aún partiendo del mismo punto que los restantes
(las lamentaciones por la pésima situación española en la ‘carrera’ por el control de Marruecos)
priorizaban la necesidad de iniciar una campaña de conocimiento del Islam, del mundo e idioma
árabes en España. Se señalaba al respecto que la creación de 25 cátedras de árabe por toda España
iba a tener una importancia extraordinaria para establecer sobre bases sólidas las relaciones
comerciales con Marruecos y otros países islámicos; el gran handicap que impedía este hecho era la
(seudónimo) se lamentaba de que en todo el país apenas sí existían dos docenas de españoles que
Otros autores entendían que el campo de proyección ideal para la acción comercial española,
complementando al constituido por el puerto de Tánger, era el Bajalato de Tetuán. Es el caso del
cónsul Teodoro de Cuevas, que dedicó en 1897 un extenso estudio al territorio. Su interés se
focaliza en las esferas política y económica, a partir del conocimiento de los datos consulares sobre
las transacciones mercantiles entre la zona y España. Las costas, el comercio, la estructura
económica del territorio son sus principales objetos de investigación. Se trata de una serie de
informes de extrema importancia para los militares y diplomáticos, por eso pormenorizan los
detalles geográficos, con una relativa seguridad del espacio representado. La descripción que
Cuevas hace de las montañas y cabilas, de los fortines y las costas es muy significativa. El interés
1236
Cfr. Milo-Ben- Iloi: “Africa y España. Aspiraciones patrióticas “, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil,
tomo I, no. 23, pp. 433- 435.
748
que muestra por determinados lugares como los uadis (ríos) y por sus posibilidades de
integrándose en una estrategia precolonial claramente definida. El contenido del texto demuestra
Cuevas trata de interesarse por todos los aspectos políticos, sociales, económicos y culturales, para
así poder bosquejar una imagen global del espacio en cuestión. 1237
El agente español destacado en Fez, el doctor Alfonso Cerdeira redactaría en 1903 una
extensísima memoria comercial sobre el mercado marroquí, que fue inmediatamente publicada por
los círculos africanistas. El estudio se centraba de una manera monográfica en las posibilidades de
conquista para la industria hispana del mercado de la ciudad de Fez y de su extensa área de
influencia comercial, es decir la región central del Imperio. Comenzaba explicando la importancia
alemanes), e iniciar una producción adaptada al gusto y a las necesidades de la población marroquí.
Imitar la producción artesanal, escribía Cerdeira, era el mejor sistema para dominar el mercado del
Sultanato. Para favorecer la introducción de artículos españoles en la capital del Imperio, el autor
advertía sobre las posibilidades que ofrecía el puerto de Larache, verdadera arteria comercial del
Sultanato, al que sin embargo las casas navieras españolas no prestaban atención. Asimismo, la
concesión de créditos comerciales era el problema capital que decidía en el mercado marroquí la
preponderancia de una potencia mercantil: así, las casas alemanas habían triunfado por las
facilidades de pago que brindaban, sirviendo los artículos hasta seis meses antes de emitir facturas
de las mercancías. El autor proporcionaba al Ministerio de Estado algunas pistas para potenciar la
ilustrados al Imperio, buscar una aproximación a la Alianza Israelita Universal con el fin de captar
1237
Cfr. Teodoro de Cuevas y Espinach: “Colección de estudios referentes al Bajalato de Tetuán“, en Boletín de la
Sociedad Geográfica de Madrid, 1897, pp. 49-74.,
749
a los comerciantes hebreos,y por último clasificaba en varios grupos los artículos de mayor
aceptación en Fez.1238
culminaría en el desastre de 1898, fue gradualmente distrayendo el interés, a finales del siglo XIX,
de los africanistas por Marruecos, incluso entre los más enfrascados en el interés por una
entre los africanistas fue abismal, evidenciada por el hecho de que por primera vez desde la
África. En este sentido, Eusebio Jiménez habló acerbamente en la reunión del 14 de Junio de 1898:
“El déficit es constante, como es constante el número de calamidades que afligen a nuestro
país“.1239 El desánimo cundió entre los africanistas hispanos y entre los promotores de una
expansión colonial del país. Si cinco años antes del desastre, el número de socios inscritos en la
Sociedad Geográfica alcanzaba una cifra respetable, 226, la desilusión experimentada tras la
fulminante derrota ante los norteamericanos llevó a un número ciertamente significativo de los
miembros de la agrupación a pensar que el país debía abandonar toda pretensión imperialista. Ellos
predicaron con el ejemplo, abandonando la Sociedad. Esta situación continuó durante los años
1238
Muy pocos de estos artículos eran españoles. Los tejidos de algodón procedían exclusivamente de Alemania e
Inglaterra, llegando estos artículos desde Fez a remitirse al Senegal ; la pañería de lana, dominada por la producción
alemana que imitaba la producción artesanal local; mantas; colchas de algodón españolas; artículos de seda; toallas;
alfombras; hilo en carretes de procedencia inglesa; seda cruda no manufacturada, importada de Italia y Francia;
materias colorantes de Alemania y Francia; cristalería de Hamburgo; espejos y relojes de pared de Francia; platería;
ferretería; baterías de cocina; lámparas; colores, barnices; relojes de bolsillo; hojas de lata de Hamburgo; azúcar, te y
bujías (la trilogía fundamental de las importaciones de Marruecos, indispensables para la vida de los habitantes del
Imperio), traidos de Bélgica, Inglaterra y Francia; jabones; chocolates; perfumería; agua de rosas; esencias de azahar;
naipes de Marsella; loza, cristal y porcelana. Cfr. Alfonso Cerdeira: “Estudio comercial sobre Marruecos. El mercado
de Fez “, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, tomo II, 1904, no. 28, pp. 501- 512.
1239
Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid, tomo XL / 1898, pág. 131.
750
CUADRO 3
1893 ..................226
1894 ..................215
1900 ..................194
1901 ..................160
1902 ..................156
1903 ..................147
1904 ..................151
Este desinterés coyuntural por el africanismo se contrarresta comenzado el nuevo siglo con
los deseos por nuevas aventuras coloniales. Así, conforme va dejándose atrás el desastre del 98,
empiezan a aparecer en la publicística africanista los relatos o informes militares que demuestran
una preocupación estratégica ante una situación de crisis, motivada por la apertura definitiva de la
cuestión marroquí. Son informes muy poco científicos, que denotan la visión optimista que se tiene
751
ante una fácil conquista del territorio. En ellos básicamente destacan la importancia de Melilla,
como base de las operaciones para la conquista del Imperio y la necesidad de perfeccionar sus
invasor, y se evalúan las necesidades de las tropas destinadas a esa tarea. Es decir, se dedica una
amplia parte de estos memoriales al aspecto técnico de la conquista: táctica militar, provisiones,
soldados, flota, período adecuado para materializar la empresa y el tiempo necesario para
efectuarla. Y sin mostrar ninguna preocupación porque estos textos tuvieran difusión y pudieran
llegar a conocimiento del Majzén.1240 Tal tipo de estudios son muy críticos con la situación de
mantenimiento del ‘statu quo’, al que se juzga como opuesto a los intereses de expansión española
y se aboga por una tarea previa de concienciación política del pueblo hispano sobre la necesidad de
una campaña militar. Los informes militares no redundan tanto en juicios elogiosos sobre la
fertilidad del suelo, la abundancia del agua, la salubridad del clima o la variedad de la producción
agrícola, que son más frecuentes en escritos de corte civilista. Se evalúa la capacidad guerrera de
las cabilas, cuantos varones las componen, cuantos jinetes pueden movilizar. La conquista de una
parte de Marruecos era un asunto de vital trascendencia estratégica, (se hablaba en concreto de
ocupar el Rif, Fez, el bajalato de Uxda, Taza, Alcazarquivir1241), ya que permitiría recortar la
proyección colonial gala sobre el Sultanato y posibilitaría tener acceso seguro y permanente a
Dentro de la actividad militar concerniente a Marruecos, cabe destacar en este contexto las
Guerra, inicialmente formada por Ramón Jáudenes y Eduardo Álvarez Ardanuy. Ésta en 1904
1240
“Es en esta parte septentrional de África ( Melilla ) donde se ha de iniciar la acción , (...) desde donde hemos de
simular el movimiento de avance al interior, pero téngase en cuenta que la misión de esta plaza como base de
operaciones se concreta expresamente al objeto de amagar la línea de Teza-Fez, posesionándonos de la primera de
estas dos plazas ; pues la invasión decisiva, el ataque verdaderamente fructífero y provechoso ha de hacerse á la base
de Ceuta y sobre la desembocadura del río Martín ó en lugar próximo (...) o bien sobre la costa de Larache. (...) Sobre
tales extremos ha de ajustarse el plan general estratégico, bien acometiendo la empresa España por sí sola, siempre
que tuviera escuadra que le permitiera realizarlo, bien aliada con Francia, en cuyo caso, siempre Melilla representa
un factor poderoso para dirigir las fuerzas aliadas por aquella parte para dominar desde la Argelia en toda la cuenca
del Muluya“. Cfr. Francisco de Francisco y Díaz: “¡ Por España ¡“, en Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid,
tomo XLIII, 1901, pág. 121.
1241
No se hablaba tanto de destruir el Imperio marroquí sino de segregar del mismo esta parte.
752
completaba la realización de un mapa de la parte norte del Imperio que, además de las últimas
exploraciones conocidas sobre la zona, contenía los trabajos hechos por la Comisión. Ésta también
remitió dos croquis de las cabilas rifeñas de Beni- Itteft, Bocoya y Ait- Urriaguel. A los trabajos
sus viajes geográficos por el norte del Imperio. En estos mismos años iniciales del siglo XX,
zonas compuestas de calizas margosas, las tierras más fértiles del Imperio, productoras de trigo y
maíz. Brives entre 1901- 1903 recorrió varios territorios del Imperio, desde Tánger, Wazzán, Fez y
Larache, a Mogador, Safi y las montañas del Atlas, para posteriormente atravesar el Sus y llegar a
Agadir, Tiznit y Tarudant. E.D. Levat cumplió una misión geológica y minera en el sur de
Marruecos, cerca de Argelia. A fines de 1904 se ocupaba en reconocer los territorios situados al
norte del oasis de Figuig. El marqués de Segonzac, viejo explorador del Imperio marroquí se
pondría al frente de una expedición organizada por el Comité du Maroc. Los miembros de este
Aunque los informes militares no sean numerosos en España, sin embargo desde 1900
empezaron a proliferar artículos que recalcaban que frente a la actividad desplegada por Francia en
dejadez. Se censuraba que el empuje bélico galo no era contrarrestado suficientemente por la
diplomacia española. La toma de In-Salah, la ocupación de los oasis de Tuat y Tidikelt por la
columna del teniente coronel d´Eu, la toma al asalto de la alcazaba de In-Rhar, centro de
abastecimiento para las caravanas que se dirigían del Tuat al Sudán fueron observadas con alarma,
así como la posterior ocupación por el coronel Bertrand de Igli, llave del Uad Saura y de las vías de
comunicación del Tuat con Marruecos. Se alertaba al gobierno que las siguientes etapas de la
753
dominación francesa serían Figuig y el Tafilalt.1242 En este sentido, Agustín Sardá se quejaba en
Los textos empezaron a resaltar – a veces con exageración- la debilidad de Marruecos para
así subrayar la facilidad con la que podía ser conquistado. Algunos apuntes se dedicaban a realzar
cítricos y árboles frutales, en general con un aprovechamiento intensivo en el riego. Sin embargo
perdían luego en juicios de valor de corte claramente colonialista, desvirtuando la realidad histórica
“No hay (en Figuig) en rigor justicia ni autoridad, reina la anarquía y el desorden;
los agravios ó daños se arreglan por la lucha. La guerra es allí constante. Cuando un
individuo es muerto ó herido por otro, los suyos y sus aliados toman las armas y lo vengan.
El aprovechamiento del agua da lugar a frecuentes disturbios. Figuig es un nido de
1242
En: Boletín de la Real Sociedad Geográfica, 1902, pág. 453. Durante el imperio de Napoleón III se había
intentado la rectificación del tratado de Lalla- Marnia y el ensanchamiento de los límites de Argelia. La insurrección
de Bu-Amama se aprovechó en 1882 para comenzar la ejecución de un plan meditado con el fin de conquistar Figuig,
y si quedó paralizado después de las primeras escaramuzas, se debió a las reclamaciones de los embajadores de
Inglaterra y España en París. La ocupación del Tuat ,de In-Salah reanudó la empresa , que tocaba a su término en 1903:
la construcción del fuerte de Djenien-bu-Reszg, su unión por ferrocarril con Ain- Sefra, la concentración de
guarniciones numerosas y bien equipadas en estos puntos y en Duveyrier a la vista del palmeral de Figuig, la firma del
protocolo franco-marroquí de 20 de julio de 1901 se completó con el bombardeo de los aduares de Zenaga, la tribu más
belicosa de Figuig, realizado el 8 de junio de 1903.
1243
Cfr. Agustín Sardá: “Los franceses en Marruecos“, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, tomo II, 1901,
no. 6, pp. 94-95.
754
malhechores y refugio de gente perdida. Allí se instaló con sus secuaces Bu-Amema.
Frecuentemente cometen fechorías y hostilizan á los franceses sus moradores “. 1244
1900. Bajo la batuta del tándem Sagasta / Almodóvar la dirección de la política exterior española se
fue decantando hacia una aproximación a Francia, con la que se buscó un reparto del Sultanato.
Los estudios africanistas a lo largo de este año empezaron a hablar en relación al Figuig de una
misión civilizadora que Europa había confiado a Francia, con objeto de acabar con la inseguridad
introducida en el Tuat por los ataques procedentes del Imperio jerifiano y por la necesidad de
“anular la acción ofensiva de esta guarida de malhechores y salteadores (Figuig), cuyos atropellos
quedan impunes“, sin perjuicio del ‘statu quo‘ territorial del Imperio. Cesaron pues las críticas
ofensivas a Francia. Se decía ahora que los galos cumplían estrictamente el tratado que había
establecido los límites de Argelia con el Sultanato, firmado en 1845 en Lalla- Marnia. Sin embargo,
este tratado había fijado límites fronterizos sólo en la región cultivada, no habiéndose previsto el
reparto del desierto. Se alababa la acción diplomática del gobierno republicano que había apelado al
Majzén para establecer una frontera fija, tras el “considerable avance hacia el sur de la colonia
argelina “. Se escamoteaba al público lector español el que las conquistas de 1900-1901 se habían
hecho a expensas de arrebatar enormes territorios saharianos al Sultanato, y por último se brindaba
el protocolo del 27 de julio de 1901 establecido entre Marruecos y Francia como botón de muestra
del equilibrio y buen hacer de los diplomáticos franceses. Se señalaba como los franceses habían
pasado a controlar el territorio de los Dui- Menia y de los Ulad- Yerir y como habían podido
establecer un fuerte cerca de Figuig para vigilar el oasis, en el que se dice sólo existe la soberanía
nominal del Sultán: “Estableciendo la tranquilidad, dando seguridad a las caravanas, hoy
frecuentemente asaltadas y saqueadas (...), realizará una obra importante Francia en interés de la
1244
Véase: Boletín de la Real Sociedad Geográfica, 1902 , pp. 583-584.
1245
Ibidem.
755
Conforme iban cristalizando las posibilidades de un acuerdo con Francia, las páginas de las
que presentan visiones tergiversadas del Sultanato. Es el caso de la recensión del texto de René
Pinon, El Imperio del Mediterráneo (1903). El discurso de este libro incidía en la pérdida de
prestigio del Majzén, y se llegaba a acusar al Sultán incluso de no ser el representante indiscutible
conclusión de que había que borrar al Imperio de la lista de Estados formalmente constituidos. Es
más, la desintegración rápida de la autoridad del Majzén llevaba al autor a elucubrar sobre la
imposibilidad de convertir en un Estado con caracteres nacionales a lo que en realidad era una masa
moralidad. El Imperio en realidad era un ‘fantasma’ donde la soberanía del Sultán brillaba por su
ausencia. La ficción del Estado marroquí se mantenía en pie solamente por las rencillas y
rivalidades de las potencias europeas, que tenían su origen en el siglo XIX y que evitaban su
descomposición y desaparición. Por ello la cofradía de los Darkawa sostenía con su propaganda y
con el esfuerzo personal de sus adeptos la causa roguista. Pinon entendía lógica su actitud de
combate contra un Sultán al que no podían perdonar sus olvidos de los preceptos coránicos y su
pero tampoco estaba vencida, consolidándose una situación absolutamente anárquica en el Imperio
donde ninguna fuerza tomaba el control del poder. Pinon recalcaba en este contexto la necesidad
para Francia de ejercer su protección sobre el Sultanato, es decir iniciar la práctica de una política
de fomento económico del país, una política de ‘colaboración‘. Esto llevaba al autor a recordar que
‘comisiones mixtas‘, llamadas a adoptar medidas de carácter local, que permitieran a Francia
ejercer una eficaz policía de seguridad en las zonas fronterizas y facilitasen la circulación por ellas
marcha una política de penetración militar, destinada a perseguir a las tribus que hostilizaban su
756
avance en los confines del desierto, complemento de la anterior. En los límites fronterizos del
Sultanato, Francia aplicaba la política del ‘divide y vencerás‘, ganándose poco a poco y sin reparar
en sacrificios la voluntad y el interés de numerosas cabilas habitantes del llamado ‘Blad-es –siba’,
es decir de aquella parte del país en donde en teoría no se hacía sentir la acción permanente del
Sultán. Francia iba a proceder con respecto al Sultán y a las cabilas, según le conviniera,
apoyándose unas veces en un pivote y otras en el otro. La cuestión era simplemente completar el
dominio de Marruecos. De hecho el capitalismo galo había entrado en una fase de expansión en la
zona fronteriza con Argelia que revestía especial importancia en el sector comercial. Se preveía la
construcción desde Figuig a la desembocadura del Kiss de una serie de zocos permanentes, donde
las autoridades francesas aspiraban a cobrar por sí solas los derechos arancelarios correspondientes
a los dos países (entregando eso sí la parte que perteneciera al Tesoro Imperial de Marruecos).
Francia evitaba todo pretexto y sorteaba todo peligro que pudiera dar a la penetración la apariencia
de una acción de conquista. Penetrar pacíficamente en Marruecos era dominar por medio de las
artes de la paz.1246 Nada de expediciones militares, nada de guerra abierta, que traería como
resultado inmediato y cierto la unión de los marroquíes contra el ‘rumí‘ invasor, la guerra santa. La
penetración pacífica tendía, por lo tanto, a conquistar y a dominar a Marruecos sin las apariencias
de conquista y señorío. Era una guerra solapada. El comentarista del libro de Pinon, Manuel
Conrotte, se planteaba cómo la acción española, los medios capitalistas hispanos, podían salir
beneficiados de un Marruecos francés. Con el poder del Sultán muy quebrantado por la serie de
sucesivos asaltos imperialistas, con una serie de costosos empréstitos realizados a Abd al- Aziz que
entablado una partida en la que los jugadores (Francia y España) eran cómplices, pero también a la
vez competidores. Conrotte constataba por último el fracaso de la política marroquista de España
1246
Para ello se habían sentado las bases de la cooperación financiera entre Marruecos y el Estado francés en esa
penetración pacífica. Además de facilitar la intervención del Paribás para atender los empréstitos del Majzén, el
gobierno galo consignaba anualmente en sus presupuestos partidas para ‘obras francesas en Marruecos‘, para
subvenciones o misiones científicas, para crear más plazas de agentes diplomáticos y conbsulares en el Sultanato.
757
desde 1860, con Ceuta y Melilla reducidas a excelentes posiciones estratégicas que de nada servían
en cuanto a puntas de lanza de una penetración comercial, máxime cuando en el caso de Melilla,
Francia se apoderaría del territorio comprendido entre el Kiss y el Muluya. Incluso el autor era muy
crítico con la única voz, la de la Sociedad de Africanistas y Colonistas que desde el miting del
teatro de la Alhambra en 1884 había intentado galvanizar sin éxito a la opinión pública española. Se
revelaba ahora que el respeto del statu quo no había servido para potenciar la política civilista, de
Otros sectores del africanismo español permanecieron aferrados a la idea del mantenimiento
del ‘statu quo‘ como única política conveniente para el desarrollo de los intereses españoles. Es el
caso de Bonelli que, sin negar su preocupación por el estado de desorden y falta de seguridad que
se vivía en el Sultanato, confiaba en que Mawlay Abd al- Aziz pudiese dominar las sublevaciones
de las cabilas. Subrayaba que las noticias transmitidas a Europa por los corresponsales extranjeros
que la violencia en el Sultanato estaba entroncada con unos orígenes y unas características
exógenas al Imperio: los cabecillas principales del movimiento roguista procedían de Argelia, así
como sus abastecimientos, armas y municiones. España asimismo debería hacer frente a serios
penetración española; en gran medida señalaba Bonelli, estas ideas también tenían un origen
exógeno, y estaban difundidas por emisarios europeos encargados de fomentar una insurrección.
Además, España debía hacer frente a las pretensiones de Francia de ejercer una hegemonía en
Marruecos con menosprecio de los intereses hispanos, con el pretexto de buscar una cierta
tranquilidad para las fronteras argelinas. Sin embargo en sus ataques a Argelia, los marroquíes
sucesivamente se apropia Francia y que pertenecen a diversas tribus sometidas al Imperio de los
1247
Cfr. Conrotte, M.: “Un libro sobre cuestiones mediterráneas “ , en Boletín de la Real Sociedad Geográfica , tomo
XLVI , 1904, pp. 72-91.
758
Sherifes. No se les concedía a los marroquíes ni el derecho a defender su hogar, y se les
calumniaba“.1248
El senador republicano Rafael María de Labra dedicó también especial atención a la cuestión
Calificaba al Sultanato como un imperio autocrático con escaso control efectivo de sus subditos,
que se negaba a modernizarse y suponía una tentación creciente para las ambiciones europeas. Ello
pasaba revista a las naciones interesadas en la cuestión marroquí y subrayaba las razones históricas,
geográficas y políticas que volcaban a España hacia el Magreb. Su intervención concluía con la
enumeración de las cuatro posibles soluciones al problema marroquí : 1ª) el mantenimiento del
‘statu quo’, vía imposible de practicar por seguir pujante en el Sultanato y sin dominar la
insurrección roguista y la acción perturbadora de Francia sobre la línea del Muluya y en Figuig; 2ª)
la conquista militar de Marruecos, que sería muy gravosa en bajas e inasumible para la población
francesa, que se decantaba por fórmulas de penetración política, defendidas por otra parte por los
varias potencias. Labra considera esta solución gravísima para España, porque podía quedar fuera
del reparto, aunque también deseaba que no le correspondiese a la esfera de influencia española, la
región de Fez, para cuyo gobierno y administración España no tenía ni medios políticos, ni
administrativos ni económicos; y 4ª) una intervención colectiva de todas las potencias europeas en
Marruecos para fortificar y regenerar al Majzén, occidentalizar el país y abrirlo al libre comercio: la
mejor solución para España. Labra se decantaba por desechar la realización de operaciones
las capacidades y recursos del país. El senador republicano cargaba las tintas contra el gobierno y
1248
Discurso de E. Bonelli en la Sociedad Geográfica de Madrid, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, tomo
II, 1903, no. 23, pp- 406-407.
759
los partidos del turno restauracionista, acusándoles de ser presa de una evidente desorientación en
política internacional desde 1895. Estas palabras se inscribían, por otra parte, en la postura más
común de muchos tratadistas sobre la cuestión marroquí: la queja hacia la pasividad de los
en el Sultanato, Labra no era especialmente original y se identificaba con los consejos repetidos por
eliminación de los presidios; creación de una vida comercial y civil activa en ellos; convertir
Tánger en centro de irradiación de propaganda hispanista mediante una acción civilista llevada a
cabo por médicos e ingenieros españoles y materializada además por la organización de un cuerpo
de intérpretes que dominasen el árabe vulgar; traslado de la representación diplomática a Fez, para
tener un trato constante e inmediato con el Sultán; terminación de las obras del puerto de Melilla;
Ceuta para inaugurar una nueva etapa en sus relaciones con Marruecos. 1249
En realidad lo que estaba haciendo el gabinete Maura en aquellos momentos era una síntesis
de las posturas de los dos sectores de los africanistas que hemos resaltado: a) por un lado,
aproximación diplomática a Francia; b) pero por otro lado no inmiscuirse en aventuras militares en
española en Tánger que confiaban en que las fuerzas del Majzén acabarían con la rebelión del
Rogui. El ‘leiv-motiv’ del plan de esta corporación era convertir el Sultanato en un privilegiado
mercado para la producción española, imitando los usos comerciales alemanas. Aconsejaba la
1249
Cfr. Labra, Rafael María de: “La cuestión de Marruecos“. Conferencia dada al inaugurar el curso de libre
propaganda del Círculo de la Unión Mercantil de Madrid de 1904, la noche del sábado 16 de enero de 1904, en Revista
de Geografía Colonial y Mercantil, tomo II , 1902, no. 26, pp. 452- 462.
760
particular para intensificar la venta de tejidos de Cataluña, de vinos y aceites andaluces, conservas
la política gubernamental sobre estas cuestiones. De hecho se dedicó a exponer su opinión a las
Así, con motivo de la firma de la Declaración franco-inglesa del 8 de abril de 1904 respecto a
Egipto y Marruecos, por la que aquellos dos países concretaban su campo de acción en el norte de
África, la Real Sociedad Geográfica elevó al presidente del gobierno, A.Maura una “Exposición
sobre la cuestión de Marruecos“, fruto de las discusiones llevadas a cabo por los miembros de la
Junta directiva de este órgano entre el 14 y el 18 de abril de ese año, y motivada por un informe
solicitado por el conde de Romanones a la Sociedad sobre la actividad y los procedimientos más
1250
Cfr. “España en Marruecos, según la Cámara de Comercio española en Tánger “, en Revista de Geografía Colonial
y Mercantil, tomo II, 1903, nos. 17-20, pp. 295-298.
1251
Los africanistas también dieron cancha en sus publicaciones a la labor de la patronal catalana, el Fomento del
Trabajo Nacional de Barcelona, con la idea de que el pensamiento marroquista de los burgueses no alcanzara sólo las
ópticas del poder político o social, sino que tuviese un cierto grado de difusión entre las élites lectoras de sus
publicaciones , por lo que cabe deducir que no se buscaba el dedicar una atención preferencial a los canales de difusión
de las ideas colonialistas como forma de culturización de las masas. La obra del Fomento del Trabajo es lúcida,
equilibrada y reflexiva, con una evidente orientación pedagógica – sustentada en la claridad de ideas, precisión en los
conceptos, limpieza del lenguaje – aunque sin excluir el rigor ni la profundidad de los planteamientos. Venía a insistir
en que la deseada proyección mercantil en Marruecos debía ir acompañada de la supresión del presidio de Melilla y su
conversión en ciudad fabril, y colonia de poblamiento. A pesar de que desde 1893, la población de la ciudad se había
triplicado, el territorio no se convertía en un centro comercial, no registraba el desarrollo económico que era esperable
y no era un foco de difusión de la causa española. “Los marroquíes no acuden á Melilla para exportar sus productos, á
pesar de que esta población ocupa lugar privilegiado en la región oriental de Marruecos, siendo la que ofrece mejor
salida a los productos del Rif, comarca que producen abundancia la lana y la cera que exporta por otros puertos de la
costa occidental y de la Argelia, más distantes de los centros productores que Melilla “. Cfr. “Melilla. Su importancia
estratégica y comercial“, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, tomo II, 1902, nos. 9-12, pp. 169-173.Los
burgueses catalanes deseaban coadyuvar eficazmente al derribo de la estructura colonial que hasta entonces otorgaba a
Melilla el carácter de plaza fuerte para dar paso a una situación novedosa, con la construcción de un puerto, la atracción
de emigrantes que trabajasen en fábricas establecidas en el lugar, utilizando las materias primas que llegaran
aprovechando las franquicias del puerto que permitía tenerlas libres de derechos arancelarios, resaltando la oportunidad
de crear una industria harinera que exportase a Argelia y Egipto. Melilla debía abrirse así mismo al Rif. Ello debía
complementarse con un sistema tributario proteccionista, que favoreciese la llegada a la ciudad de artículos nacionales
que quedarían libres de derechos de importación, frutas secas, vinos, aceites, café, té, generos de punto, mientras que
los tejidos de algodón, paños, azúcar, velas y artículos extranjeros con los que la industria española no podía sostener
competencia, debían quedar gravados.
761
1252
convenientes para España en virtud de la Declaración mencionada. El texto de Romanones
asumía el abandono de la política del ‘statu quo’ por parte de Inglaterra, su más firme y poderoso
Sultanato. Era un discurso pensado para suscitar una inmediata reacción entre los africanistas
francesas será una amenaza nueva contra la integridad territorial y aún contra el simple ejercicio
concurrencia internacional, un mercado futuro menos para nuestros capitales y nuestro comercio
(...) “ . Romanones se oponía a las tendencias de la diplomacia secreta y en contra de que la política
exterior fuese controlada exclusivamente por el gobierno, es decir, se mostraba favorable a una
mantener el ‘statu quo’ del Imperio y concretando las nuevas medidas necesarias para hacer
efectiva la penetración pacífica y estrechar las relaciones con Marruecos mediante la actividad
comercial.1253 Pero en este caso el texto transmitía la opinión de que si se llegara al momento de
tener que ‘velar por el orden en el país- Imperio marroquí’, no debía dudarse en ejercer una
‘acción tutelar civilizadora sobre el Imperio (...) por más que, compartida con otros, no satisfaga
1252
Cfr. Rodríguez Esteban, José A.: Geografía y colonialismo. La Sociedad Geográfica de Madrid (1876-1936),
Madrid, Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid, 1996, pág. 115.
1253
Ensanchando los límites territoriales de Ceuta; consolidando la libertad comercial en el Sultanato y penetrando en
la región oriental de Marruecos por procedimientos económicos. Así se hablaba de trazar una línea férrea desde Melilla
a Fez, que se debería enlazar con la que uniría Argelia y Uxda con Rabat, a través de Taza ; la construcción de
carreteras y caminos a partir de Melilla ; la fortificación de esta ciudad; la creación de un puerto en las Chafarinas;
permitir la libre exportación de productos marroquíes por Melilla, atrayendo hacia esta ciudad el flujo comercial
existente desde Marruecos hacia el Kiss y la frontera argelina; instalar una aduana marroquí en Ceuta, unir esta ciudad
con las corrientes del tráfico mercantil del septentrión marroquí y comunicarla – por carretera – con Tetuán y Tánger;
asegurar las comunicaciones de la península con Marruecos y las plazas españolas; hacer accesibles a los extranjeros
residentes en Marruecos los derechos de libertad de residencia, circulación, establecimiento, industria, comercio,
adquisición de tierras y casas; suprimir los presidios de Ceuta y Melilla, atrayendo capitales y población española;
convertir estas posiciones en emporios comerciales y fabriles; atrayendo la simpatía de la población musulmana
colindante a los puestos españoles; aumentar la dotación de las fuerzas militares indígenas, incorporadas al ejército
español; atracción de los marroquíes con la creación de escuelas, asilos, institutos de formación profesional, hospitales
y farmacias donde se les atendiera; difundiendo el conocimiento del árabe y tomando medidas de atracción comercial
similares a las que defendían otros círculos (los diplomáticos): envío de misiones mercantiles de estudio, etc. Cfr.
“Exposición de la cuestión de Marruecos“, en Boletín de la Real Sociedad Geográfica, tomo XLVI, 1904, pp. 149-263.
762
de modo completo las legítimas aspiraciones de España“. De hecho, la vía de la ‘penetración
pacífica‘ era la ideal para la Real Sociedad Geográfica. Se suponía que España y Francia debían
garantizar la soberanía del Sultán en todo el territorio imperial, velando ambas por el orden y la
El derecho de posesión de Santa Cruz de Mar Pequeña y el nulo desarrollo económico de Río
de Oro fueron también abordados en el contexto histórico posterior al desastre del 98. Lo hizo
sobre todo la clase política canaria en el Senado y en el Congreso de los Diputados. Así, en este
Ifni (identificada con Mar Pequeña). El Ministro de Estado, el conservador Aguilar de Campóo
ocultó a los diputados que, a través de los mecanismos de la diplomacia secreta, se estaba
intentando permutar el control de Ifni por el de Tarfaya y para ello se había buscado el apoyo del
Foreign Office. El titular de Estado replicó que el Sultán accedía a la entrega de Ifni pero con
condiciones muy draconianas: la factoría o pesquería española debía estar rodeada de una muralla,
no se podría establecer relación con el territorio marroquí y cualquier español que quisiese traspasar
el muro moriría. Estas precauciones las justificaba el Sultán aludiendo al carácter indisciplinado de
1254
Cfr. “España en la costa occidental de Marruecos. Nuevas negociaciones para obtener el cumplimiento del tratado
de Guad- Ras” en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, tomo II, 1901, pp. 4-7.
763
Con respecto a Río de Oro, en 1902 el Negociado de Asuntos Coloniales del Ministerio de
Estado, encargado de administrar la colonia, propuso una serie de medidas para contribuir a su
a) Atraerse el comercio del Sudán, cuyas caravanas buscaban su salida por Mogador y
Senegal.
b) El estudio científico y la exploración del suelo colonial español, con la creación de oasis
en puntos estratégicos para atraer a las caravanas. Para llevarlo a cabo, se contaría con el concurso
c) Enfocar la emigración hacia la colonia, de tal manera que el litoral quedaría en manos
privadas y el interior en manos del gobierno, el cual crearía zonas de cultivo para atraer a los
colonos.
salazón o conserveras.
e) Estimular la iniciativa comercial para establecer una nueva factoría en el extremo norte del
territorio, por donde poder exportar los productos del territorio del Tekna y de la Sakia al-
Hamra.1256
Los estudios sobre Río de Oro se inscribían asimismo en la discusión entre proteccionistas y
librecambistas, presente ya desde la 2ª mitad del siglo XIX, ya que los detractores de la viabilidad
económica de la colonia española centraban sus críticas en que la actividad mercantil de la misma
estaba monopolizada por la Compañía Trasatlántica. Se declaraban por tanto en contra de los
monopolios que aprovechasen en exclusividad las riquezas económicas de las colonias africanas y
requerían un nuevo estatuto económico para el territorio que permitiese la competencia entre
1255
Las compras realizadas por la factoría de la Compañía Trasatlántica en Río de Oro, en 1899, se limitaron a
pequeñas partidas de ganado caballar, asnar, lanar y caprino, y a la adquisición de pieles de camello, gacela, y lana. Por
lo que respecta al pequeño puerto de la colonia, en ese mismo año pasaron por él un total de 108 buques, de los cuales
91 eran barcos canarios dedicados a la pesca en sus aguas. Véase al respecto: Martínez Milán, Jesús M. Las pesquerías
canariocanario africanas (1800- 1914), Las Palmas de Gran Canaria, CIES /Caja de Canarias, 1992, pág. 78.
1256
Cfr. “Sáhara español “, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, vol. II , 1902, nos. 9-12 , pp. 153-158.
764
Los proyectos de colonización de Tarfaya y del interior del Sáhara también aparecieron, a
y la indiferencia con que la elite política restauracionista acogía las actividades científicas o el
estudio de la costa de Tarfaya y Sakia al- Hamra, eran un lugar común, aceptado con naturalidad
no sólo por la inmensa mayoría de políticos, sino por los medios de comunicación y en última
instancia, por la Administración. Esta falta de valoración provocó una absoluta indigencia
informativa, reconocida por los africanistas. El interés de este territorio para la elite gobernante se
centraba en que estaba enfrentado estratégicamente a Canarias; a pesar de ello, era una de las zonas
menos conocidas del continente africano. El interior de estas tierras había sido visitado por muy
pocos europeos; se suponía que las habitaban tribus nómadas fanáticas y de carácter indómito que
hacían imposible prácticamente penetrar a alguna distancia de la costa. Sólo Joaquín Gatell había
de los asentamientos de Tinduf, como enclave fundamental para las caravanas que unían Tombuctú
con el sur de Marruecos, y de Guelmin, centro comercial, capital del Uad Nun y puesto
intermediario entre los habitantes del Sus y las tribus saharianas. Este último era un feudo antiguo
de la familia Uld- Beyruch, que durante mucho tiempo había planteado iniciativas autonomistas
para controlar el territorio, prevaleciendo finalmente la decisión de Mawlay Hassan por hacer
efectiva su autoridad en el enclave, por lo que desde 1886 y sometida por completo al Sultán,
Guelmin tenía guarnición del Majzén. La publicación señalaba al territorio Tekna como una región
1257
Cfr. Vera, V.: “Tierras africanas desconocidas “, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, vol. II, 1903, nos.
21.-22, pp.377-382.
765
9. 5. La batalla ideológica en Tánger. El escaso interés de los gobiernos restauracionistas en
El Estado español podría haber emprendido también una política de difusión ideológica de
sus puntos de vista colonialistas en el territorio imperial; esta política se debía haber desarrollado
crisol de numerosas culturas y colonias en convivencia, donde los rotativos locales eran utilizados
como portavoces y órganos de propaganda por las Legaciones de las potencias europeas que los
causa española, fundando un periódico de tendencia hispanofila. Hubo que esperar al primer
gabinete de Francisco Silvela, para que éste – dotado de una mayor sensibilidad colonialista– se
decidiera a financiar el periódico El Porvenir, a partir de 1899. 1258 Larga espera de seis años desde
advirtiera el 24 de abril de 1893 al marqués de la Vega de Armijo, Ministro de Estado del gabinete
defensor de los intereses españoles y de las acciones emprendidas por la diplomacia hispana en
Marruecos, pues éstas eran combatidos sin tregua por los periódicos europeos de la prensa local
marroquí tenían órganos en la prensa local, activos propagandistas de sus objetivos. De la misma
forma estos países tenían desplazados al Sultanato a corresponsales bien pagados de los periódicos
metropolitanos. Estos últimos también seguían las directrices ideológicas de sus diplomacias,
resultando de ello una acción común, tendente a que en Marruecos no se supiera de esos países más
1258
Cfr. González Hidaldo, José L. “Aproximación a un catálogo de los principales periodistas ...” op.cit , pág. 131.
766
que lo conveniente a la política de sus representantes acreditados en Tánger. Periódicamente, se
producían campañas de prensa anti-españolas. Cuanto hecho punible, cuanto robo, o altercado
violento de actor desconocido se producía en Tánger era achacado por la prensa local a los
emigrantes españoles. Y además de ello, Potestad se quejaba de que los pocos corresponsales de la
prensa española desplazados en el Sultanato ejercían sus tareas en condiciones deplorables, estaban
mal retribuidos, y por lo tanto permanecían poco interesados en lo que veían: por ello daban
aumentar las tiradas. Aquellos periódicos españoles que no tenían corresponsales destacados en
Marruecos, tomaban sus noticias de los órganos franceses e ingleses de Tánger. Es el caso de por
los intereses españoles y con notable influjo para las publicaciones de la península. Sus textos de
cariz político eran revisados por la Legación francesa antes de ser editados; o también El Eco
Mauritano, también publicado en castellano pero de orientación anglófila. Tan necesaria para la
penetración económica española era aumentar el tráfico comercial con el Sultanato, solicitar del
Sultán privilegios para explotaciones en el Imperio, como ocuparse de los órganos de prensa, armas
ideológicas de los intereses hispanos. Potestad sugirió al gabinete Sagasta crear un periódico
netamente hispano, dirigido por el doctor Mayoral, corresponsal del Imparcial (adicto a la
reconocidas por su patriotismo y amor a España “. Preveía unos gastos de quinientas pesetas para
1259
La razón de que se publicara en castellano obedece a que una parte importante de la población de Tánger conocía el
idioma, especialmente los hebreos, comerciantes, manufactureros y banqueros. Sobre ellos procuraba actuar la prensa
anti-española.
1260
Despacho no. 101 del Marqués de Potestad- Fornari, Ministro Plenipotenciario de España en Marruecos al
Marqués de la Vega de Armijo. 24 de abril de 1893. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 60 / Ex. no. 1.
767
9.5. La emigración española hacia el Sultanato de Marruecos.
Por otra parte y al margen de Argelia, el continente africano atrajo escasamente la atención
de los emigrantes españoles. Marruecos tan sólo llegó a estar en momentos históricos muy
concretos en el punto de mira de los migrantes, sin que en ningún caso estos flujos lograran
Hay que tener presente que Marruecos era un Estado con densa demografía (unos 3.500.000
habitantes en 1900) para sus limitados recursos económicos. Por tanto en modo alguno podía
en 1917). La imagen de Marruecos como tierra de promisión para el emigrante español, no pasaba
de ser pintoresca falacia de los africanistas, tan tenaz como infundada. 1261
Desde 1860 en que España adquirió una cierta situación de preferencia en el país (Tratado de
Tetuán), y hasta 1900, el número de migrantes hispanos con Marruecos se cifra en el millar de
unidades anuales en ambas direcciones, registrándose saldos en torno a la centena y media, con un
máximo de 437 en 1887. Entre 1900 y 1904, el movimiento en ambos sentidos con el Sultanato
fluctuó entre los 1.000 y 1.500 migrantes anuales, pero los saldos netos de emigración continuaron
siendo bajos por ser bastante intensos los retornos. Con todo, B. López García señala: “Los
españoles constituían el 90 % de los europeos establecidos en el Sultanato a fines del siglo XIX.
Pero no era ése su peso real en el marco económico marroquí. Si la colonia europea había pasado
de 250 personas en 1832 a 1.300 en 1862, 2.800 en 1877 y 9.000 en 1894, (la colonia española)
crece sobre todo a partir de la guerra de 1860 y componen su mayoría emigrantes hispanos
pobres. Pero hay una minoría de comerciantes que se instala en las ciudades y otra de colonos
1261
Cfr. Vilar, J.B.; Vilar, M.J.: La emigración española al norte de África (1830-1999), Madrid, Arco Libros, 1999,
pp. 33-34.
768
agrícolas que comienza una explotación en las llanuras ricas del Garb, del Lukus, de la Chauía,
asentamiento preferente era Tánger (ciudad cosmopolita pero de aspecto y carácter muy hispánico),
Tetuán y algunas ciudades del litoral atlántico (Casablanca sobre todo). Si entre los inmigrantes
hispanos en territorio argelino predominaron siempre los adscritos al sector primario, en Marruecos
profesionales diversos. Los agricultores sólo revestirían cierta entidad en los años 20 del siglo XX,
instalados en las fértiles planicies situadas entre la desembocadura del Sebú y Mazagán.
1262
Cfr. López García, B.: El mundo árabo-islámico contemporáneo.Una historia política, Madrid, Editorial Síntesis,
1997, pág. 90.
769
CUADRO 4
1904
.................1221 ........................... 1270 ........... ...................-15
..................1255
Fuente: Vilar, J.B; Vilar, Mª J., La emigración española al norte de África ( 1830- 1999). Madrid,
Arco Libros, 1999, pág. 35.
El resultado del censo llevado a cabo por los diplomáticos hispanos establecidos en el
Sultanato a lo largo de 1905 permite calibrar la importancia global del fenómeno migratorio
español al Imperio a comienzos del siglo XX. La actividad se hizo de forma bastante minuciosa, al
servicio de un estudio que había puesto en marcha el Instituto Geográfico y Estadístico. El número
total no pasaba de 6. 838 españoles residentes en el Sultanato, de ellos 6.467 de origen y 371
naturalizados. El núcleo principal radicaba en Tánger, con 5.500 residentes, siendo la colonia
770
española en la ciudad – a juicio de los diplomáticos hispanos – la más numerosa de las extranjeras
residentes. Sin embargo por su composición, aptitudes y recursos era una población de extracción
social baja, o media- baja, de suerte que su influencia política y social era muy escasa; más que una
punta de lanza para una política de proyección colonial, era una carga para el Estado español. Las
escuelas españolas en Tánger llevaban una vida lánguida, poco floreciente. En consecuencia no
pocas familias españolas llevaban sus hijos a escuelas judías o francesas ante las deficiencias de las
de la Misión Católica española. Los locales habilitados, poco apropiados, apenas servían para
albergar a los párvulos durante unas pocas horas del día; por la calidad del profesorado, los
métodos de enseñanza y el tipo de locales, las escuelas de la Misión de Tánger figuraban entre las
peores de todas las extranjeras respondiendo esta realidad a las escasas inversiones que se habían
hecho en ellas durante el período 1900- 1905. En el resto del Imperio no existían otras escuelas o
dirigida por un español, subvencionada por las familias hebreas que querían instruir a sus hijos en
el idioma castellano.
771
CUADRO 5
principios de 1906.
( * ) Los datos de las poblaciones marcadas con un asterisco son oficiales. Los demás quedaban
...................................
6.838
Fuente: Despacho no. 32. 18 de Enero de 1906. José Llabería, Ministro Plenipotenciario de España
en Marruecos al Ministro de Estado. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 93 / Ex.
no. 1.
772
9.7. Los protegidos españoles en el Imperio jerifiano.
Sultanato fue una institución jurídica, nacida de la corriente comercial exterior, del choque de dos
imperialista de las potencias europeas : el llamado ‘derecho de protección‘. Este derecho tenía su
origen en el Tratado de 1750 entre Marruecos y la Gran Bretaña. En él se disponía que los cónsules
y otros súbditos ingleses residentes en Marruecos pudiesen contratar súbditos marroquíes o judíos
para servirse de ellos como intérpretes o agentes comerciales (courtiers) y que éstos quedasen
dispensados del pago de impuestos a la hacienda del Majzén, igual que lo estaba el personal de las
precisó más aquel derecho, ampliando las exenciones legales a favor de los súbditos marroquíes
población marroquí. Por ejemplo, los protegidos bajo el ‘paraguas’ consular quedaban exentos
también del servicio militar cuando se encontraran en territorios de las tribus ‘guich‘, es decir, de
aquellas que proporcionaban sus reclutas al contingente de las tropas del Sultán. Además, la
protección que se aplicaba al sector comercial se amplió al sector agrícola y ganadero en el que
existían también súbditos marroquíes al servicio de intérpretes, agentes, empleados, etc., y que,
ingresos.
Conforme las relaciones comerciales exteriores iban en aumento en los decenios finales del
773
extranjera en Marruecos. Era mayor el personal de los consulados, más numerosos los intérpretes
aquella población marroquí, ‘parásita’ de las potencias extranjeras y sustraída a la acción de las
leyes propias del Sultanato. El abuso del derecho de protección se extendía más y más. Había
también los ‘protegidos de los protegidos‘, tribus enteras ‘subprotegidas’. Entre los cónsules
extranjeros se producía una verdadera lucha en el ejercicio de aquel derecho: a ver quien tenía más
protegidos, lo que era signo externo de poder, influencia y prestigio. El “derecho “ se ampliaba a
servidumbre, una ‘corte’ del protector. El abuso conducía al tráfico ilegal de ‘protecciones’ y se
formaban verdaderas colonias ficticias de personal bajo protección extranjera. Ocurría además que
estos protegidos eran generalmente las personas más ricas de la sociedad marroquí, lo que
eliminaba sectores enteros de la población más productiva que quedaban fuera de los intereses y la
enteras integradas por padres, hijos y nietos pasaban a una situación real de extranjeros
infinitamente más grave que la renuncia al ejercicio de su poder sobre los extranjeros. La existencia
misma del Estado era puesta en tela de juicio, y un ejemplo de la inerme situación en la que se
debía pagar a los ‘protegidos’ –es decir, a los que legalmente eran sus propios súbditos – por los
daños que éstos sufrieran inferidos por la autoridad del reino, lo que, ya, en plena degradación del
sistema, era con frecuencia objeto de falsas reclamaciones por parte de los protegidos alegando
supuestos perjuicios para obtener esas indemnizaciones que, naturalmente, resultaban caras a la
Hacienda marroquí.
El problema llegó a convertirse en una cuestión fundamental; casi un asunto de vida o muerte
para el reino de Marruecos. A lo largo del siglo XIX, la situación se agravó de manera tan
774
alarmante que se planteó la necesidad de encontrar una urgente solución. Lo intentó la Convención
Béclard, del 19 de agosto de 1863, por la que se limitaba numéricamente el derecho de protección y
se fijaban unas “cuotas” por comerciante y puerto marítimo. Pero no hubo mejoras sustanciales, y
el caos jurídico-económico llegó a tal punto que fue convocada la Conferencia Internacional de
Madrid (1880), con la pretensión de resolver este problema que los propios gobiernos de las
Pero la Conferencia de Madrid tampoco lo solucionó. Aunque se lograron, ante las protestas
del gobierno del Sultán, algunas limitaciones de los abusos y de la corrupción, en cuanto a la
cuestión de fondo la conferencia fue un fracaso. De nada valió que el representante marroquí, Sidi
Mohammed Vargas afirmara ante la reunión que el problema de los protegidos (“ mojalatas o
semsares) era algo “mortal” para la existencia misma del reino, pues lo que se pretendía, que era la
supresión pura y simple del sistema no sólo no se alcanzó, sino que la conferencia –aunque
estableciera una reglamentación que comportaba algunos ‘recortes’ al famoso y debatido derecho
El error de los gobiernos restauracionistas en la década final del siglo XIX fue no imitar a
Francia. El país vecino sostenía su derecho sin límites a tener protegidos en Marruecos,
simplemente como una consecuencia de su victoria sobre los ejércitos marroquíes en la batalla de
Isly, es decir en virtud del simple derecho de la fuerza. De esta forma, al no difundir el derecho de
protección entre un número cada vez mayor de súbditos del Sultán, los gobiernos españoles no
estudio de los datos del cuadro siguiente nos permite evidenciar como en líneas generales, sólo
existe un interés por utilizar la fórmula de la protección como vía de penetración colonial a partir de
1897 cuando se abre una etapa de más intensa concesión de las boletas de mojalata o semsar a
marroquíes. Así observamos que en algunos consulados de la costa atlántica (en Rabat y Salé) el
66% de las boletas son concedidas a partir de dicho año; en Larache, la cifra alcanza el 78 %; en
Tetuán, alcanza casi el 63 % y en el Rif, el 100 %. Conviene precisar además que en las cifras de la
775
tabla 6 no se incluyen las protecciones oficialmente concedidas por el gabinete Sagasta en 1898 a
notables del Rif central con el objeto de crear pequeños grupos de notables prohispanos en estas
áreas para así contrarrestar los intentos de penetración política francesa en el territorio (desde 1896)
tras el conflicto de los piratas de Bocoya. De hecho, si cotejamos los resultados del año 1899 al que
corresponden las cifras del cuadro siguiente y los del año 1906 del cuadro 7, nos daremos cuenta
de la parquedad en el crecimiento del número de protegidos por parte española. De un total de 363
protegidos se pasó a un total de 427. Apenas 60 protegidos más en el transcurso de siete años. Y
eso que estamos hablando de un período de expansión en la protección, aunque ésta se moviese en
unos límites muy moderados. En realidad, este lento crecimiento en el número de protegidos
españoles se basa en que el gobierno del general Azcárraga, gobierno del partido conservador, se
había encontrado en el otoño de 1900 con la aplicación por parte del Majzén de una serie de
medidas rigurosas y prohibitivas con el fin de limitar el número de los mojalatas y semsares de las
naciones extranjeras. Ante esta actitud del gobierno marroquí, el Ministerio de Estado dictó una
protegidos que podrían gozar a partir de ese momento del apoyo español. No solamente se iba a
limitar el número de protegidos en el futuro, sino que además se iba a proceder en todos los
consulados españoles del Imperio a una reglamentación y a una revisión de las boletas hasta
entonces concedidas.1263
1263
Circular de la Legación Española en Tánger dirigida a todos los consulados españoles en el Imperio marroquí. 12
de noviembre de 1900.A.G.A. África. Sección Histórica ( Marruecos ). Caja 235 / Ex. no. 1.
776
CUADRO 6
finales de 1899.
mismos
777
CUADRO 7
Total........................................129 ...............................................298
Fuente: Despacho no. 32. 18 de Enero de 1906. José Llabería, Ministro Plenipotenciario de España
en Marruecos al Ministro de Estado. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 93 / Ex.
no. 1.
778
9.8. El fracaso de la penetración económica española en el Sultanato.
Tras el fin de la soberanía española sobre sus colonias caribeñas y el archipiélago filipino, se
puso de manifiesto la preocupación de los dos bancos presididos por el Marqués de Comillas (tanto
por incorporar plenamente el escenario norteafricano al horizonte de sus negocios. Así, estas tres
firmas de la corporación Comillas decidieron secundar uno de los objetivos prioritarios para la
españoles en Marruecos.
Una pieza importante en la penetración pacífica llevada a cabo en la zona en el primer lustro
del siglo XX fue la operación de crédito al sultán marroquí por valor de 10 millones de pesetas, de
los que el Banco Hispano-Colonial suscribió el 25 por 100, es decir 2,5 millones de pesetas. Un
año después, sin embargo, el Sultán Abd al- Aziz negoció otro empréstito, de 62.500.000 francos,
con el Banco de París y de los Países Bajos, con el cual canceló el préstamo español. El gobierno
de Maura intentó que un nuevo empréstito español fuera suscrito en 1904, y además que este hecho
fuera consignado por escrito en el tratado de reparto de Marruecos negociado con Francia, pero la
oposición del Quai d´Orsay hizo desistir a los españoles de pugnar por este objetivo.
Con todo, más que en la actitud del Estado español, a nadie se le escapa que en la base del
A esas alturas de finales del siglo XIX, el desarrollo del sistema capitalista impulsaba de forma
inexorable a todos los países del mundo a un proceso de integración económica, del que
europeo y mundial de productos agrarios e industriales era la causante del estado de postración de
1264
Por eso Morales Lezcano señala: " En los orígenes ochocentistas del colonialismo español en África, hubo más de
imperativo fronterizo y de africanismo teórico que de fuerzas excedentarias económico-financieras". Véase Morales
Lezcano, V.: España y el Norte de África....op. cit., pág. 68.
779
la presencia económica nacional en Marruecos. Esta debilidad resaltaba en particular en algunas
zonas de la costa atlántica del Imperio, hasta el punto que en puertos como Mogador1265 los
productos hispanos eran practicamente inexistentes; circunstancia bastante significativa del escaso
peso e importancia de las mercancías españolas en el Sultanato, dado que éste era un centro
comercial de primer orden por su condición de punto de llegada de los artículos que posteriormente
se destinaban a la ciudad imperial de Marrakesh.1266 En otros puertos como Tánger, los datos
manejados nos permiten conocer la identidad de los principales y exiguos artículos importados de
España: pañería de algodón catalana, paños de lana y sedas, azulejos y cerámica. Por ello no
sorprende que la Cámara de Comercio española recalcase el hecho de que la antaño existente
como notable presencia económica española en el territorio había desaparecido por completo,
sustituida por la inglesa, francesa y alemana. Los datos del consulado de Tetuán evidencian
asimismo esa decadencia. La marginalidad de las importaciones españolas se puede constatar en las
contadas mercancias que llegan a Yebala: reducidas partidas de aceite de Sevilla y Málaga, algunos
artículos de Cadiz que se quedan en Tetuán, y algunos productos de Torrevieja que se redistribuyen
por todo el Rif. Otras manufacturas como telas de colchón, géneros de punto catalanes, lana negra
de Granada y Antequera, picos de calzado de Elda, Valencia, Antequera y Málaga y algo de hilo
buques ingleses procedentes de Gibraltar. Se señalaba asimismo que la competencia textil alemana
y lyonesa estaba sustituyendo y haciendo desaparecer artículos españoles con antigua aceptación
1265
Los artículos fundamentalmente importados por Mogador eran: a) el azúcar, tradicionalmente traido desde
Marsella. El establecimiento de dos líneas de vapores alemanes desde Hamburgo a Marruecos había hecho que el
azúcar belga, transportado por los germanos, compitiera con el francés; b) vestidos y paños de algodón británicos; c)
bujías de parafina inglesas y alemanas, de las que se traían importantes partidas; d) té verde procedente de Inglaterra; e)
hierro dulce inglés y alemán. Las exportaciones se componían principalmente de: 1) pieles de cabra destinadas a
Estados Unidos y Francia; 2) cueros de buey a Italia; 3) cera a Alemania; 4) almendras a Alemania e Inglaterra; 5) lana
a Francia, Inglaterra y Alemania; 6) goma a Alemania; 7) aceite de oliva; 8) maíz y habas, el único artículo que se
llevaba a España; 9) huevos a Inglaterra.
1266
Así lo señalaba el consul de España en Mogador, Luis Marinas al redactar su "Memoria comercial"
correspondiente al año 1895. Véase Marinas, L.: "Memoria comercial del consulado de España en Mogador
correspondiente a 1895", en (R)evista de la (C)ámara de (C)omercio (E)spañola en (T)ánger, Tánger, septiembre-
diciembre de 1897, pág. 21.
780
entre los marroquíes como el galón de oro fino y el damasco de seda.1267 Siendo el marroquí, un
pueblo consumidor sobre todo de cereal, artículo que era la base de su alimentación, las
copar el mercado del Sultanato con cereales españoles. Era un sueño imposible. J. Palafox ha
cereal en España durante los 30 primeros años del siglo XX, lo que impidió una reducción de los
precios decrecientes en un nivel semejante al de otras agriculturas europeas. El cereal español era
caro de producir, y por lo tanto gravoso para el consumidor. El Estado restauracionista puso en
mercado interior español, y reducir el descenso en el precio del cereal, lo cual hubiera redundado
negativamente en los intereses de la oligarquía terrateniente triguera, que era uno de los puntales
del régimen restauracionista. Ahora bien, si esa oligarquía tenía reservado el mercado nacional, no
podía exportar a Larache, Tánger, Tetuán. Desde el momento en que el cereal salía de puerto
español, lo hacía a precios elevados, es decir no competitivos en Marruecos con otros granos
europeos o extraeuropeos. 1268 Era cierto que los marroquíes no recurrían al cereal de las grandes
regiones del mundo productoras de trigo (Rusia, India, Estados Unidos, Argentina, Uruguay). Su
grado de globalización o apertura al comercio exterior no era tan dinámico, por lo que los pedidos
de cereal se hacían a Francia, que había sabido apoderarse del tráfico de harinas y sémolas en
Marruecos, del mismo modo que había logrado tiempo atrás hacerse con el monopolio de los
azúcares, el artículo por excelencia importado por el Sultanato.1269 En el caso de Francia, los
1267
R.G.C.M., Madrid, tomo I, 1898, pp. 275-276.
1268
Cfr. Palafox, J.: Atraso económico y democracia. La Segunda República y la economía española, 1892-1936,
Barcelona, Editorial Crítica, 1991.
1269
“Memoria comercial de 1897. Comercio de harinas extranjeras en Marruecos y en las plazas españolas del Norte de
África “, en revista de la Cámara de Comercio española en Tánger, no. 98, 1898, pp. 4-17.
781
ligado al incremento de las inversiones en el campo, a la práctica de una agricultura intensiva en
capitales y que utilizaba de forma notable los abonos químicos. Por ello las harinas francesas
invadían no sólo el Magreb, sino que habían inundado el Imperio turco-otomano e incluso el
territorio de Egipto. También circulaban con gran aceptación en la Europa atlántica. Solamente
habían resultado vanos los esfuerzos de los franceses en el mercado americano. “España no exporta
(en cambio) – señalan estas mismas fuentes en 1897 – para el extranjero ni un solo saco de harina.
Los únicos mercados de desahogo que tiene la industria harinera fuera de la península son (...) las
plazas africanas y las Antillas “. Incluso las harinas francesas compiten ventajosamente en Ceuta y
Melilla con las españolas, amenazando con sustituirlas. Los diagnósticos que se hacían por parte de
la diplomacia hispana sobre la postergación de los cerealeros españoles en Marruecos, por ende,
eran erróneos: “la inferioridad industrial de España es más bien debida al temor del fracaso que á
frontera patria, siente á los principios una inquietud análoga á la que experimenta el soldado
1270
bisoño al ir á entrar en fuego la vez primera“. Los procedimientos para contrarrestar la
iniciativa gala en el campo de las harinas fueron bastante peregrinos. Es el caso por ejemplo de las
noticias difundidas por los diplomáticos en 1898 señalando que las harinas llegadas al Imperio
marroquí desde Francia estaban contaminadas por mezclas de sustancias nocivas, desde serrín de
En buena medida, las aspiraciones diplomáticas se centraban en que perdidos para España los
mercados de las colonias antillanas y de Filipinas, los artículos españoles invadiesen el mercado
marroquí. Ni la premisa era cierta ni la esperanza fácil de cumplir. Decimos esto porque en los
primeros tiempos posteriores al desastre colonial, un buen número de factores se conciliaron a favor
de los fabricantes españoles que vendían en Cuba. Joseph Harrison cita el hecho de que en los
mercados de las antiguas colonias, las relaciones comerciales con los fabricantes españoles, con las
casas de exportación, con la clientela, gozaban de una tradición que impidió la ruptura total de la
1270
Cfr. “Memoria comercial de 1897. Consulado de España en Tetuán“, en Revista de la Cámara de Comercio
Española en Tánger, no. 98 , 1899 , pp. 8-15.
782
noche a la mañana y que además los industriales españoles conocían los gustos de estos mercados
mejor que nadie, mientras que a los nuevos competidores les tomó un largo tiempo adaptarse a
1271
ellos. En cuanto a la esperanza de invadir el mercado marroquí, la idea de competir en el
Sultanato cogía de sorpresa a los industriales españoles, que hubiesen tenido que plantearse un
esfuerzo para adaptarse al cambio de Marruecos por las Antillas sin perder el tren de la
modernidad. Y es que los géneros que necesitaba el Sultanato eran distintos a los consumidos en el
Caribe, y lo que es más importante, los gustos del público consumidor tampoco eran semejantes.1272
Así, un informe de la Cámara de Comercio española en Tánger redactado en 1900 ponía el dedo en
la llaga cuando decía: “Los ingleses, franceses y alemanes venden sus tejidos en Tánger, á plazo ó
en cuenta corriente con interés desde los 6 meses de la remesa, sirviendo el número de piezas que
cada comprador desea y fabricándolo ex profeso según las exigencias del mercado consumidor. En
Barcelona, que es sin disputa nuestro centro fabril más importante, no fabrican tejidos especiales
como no se asegure un consumo de cientos de piezas, no sirven los pedidos de percales, driles, etc.,
por piezas, sino que han de ser 200 o 300 metros como mínimum de cada dibujo y por último,
exigen provisión anticipada de fondos para entregar los géneros al pie de la fábrica “.1273
1271
Cfr. Joseph Harrison: Historia económica de la España contemporánea, Barcelona, Editorial Vicens, 1980, pág.
106.
1272
Cfr. “Marruecos como nuevo mercado “, en Revista de la Cámara de Comercio española en Tánger, no. 98, 1899,
pp. 1-8.
1273
Cfr. “El comercio hispano-marroquí “, en Revista de la Cámara de Comercio española en Tánger, no. 101, 1900,
pp. 9-10.
783
CUADRO 8
IMPORTACIÓN
Bélgica ...................222.900
Comercio Española en Tánger comentaron en sentido optimista que se había triplicado el valor de
las mismas desde 1896.1274 Estas cifras hicieron confiar a aquellos que pensaban que España podría
1274
Marruecos no tenía industria, sino de tapetes, babuchas y pocos artículos más, por lo que el consumo en el país de
productos manufacturados se basaba en las importaciones de Inglaterra, Francia, Alemania y España.
784
colocar sus productos en nuevos mercados.1275 Por otra parte, en los demás puertos marroquíes
existía la misma proporción de artículos en lo que respecta a las procedencias europeas, excepción
hecha de España, porque teniendo menos comunicaciones directas, las mercancías españolas
EXPORTACIÓN
Fuente: Revista de la Cámara de Comercio española en Tánger, nº 100, junio-octubre 1899, pág. 7.
(1) = Pesetas.
(2) En las cantidades asignadas a la Gran Bretaña están incluidas las que corresponden a Gibraltar
y Malta; en las de Francia se han comprendido las de Argelia, Túnez y Dakar, y en las de España
las de Melilla.
(3) Se incluye también las cantidades correspondientes a la provincia turco-otomana de
Tripolitania.
El efectivo metálico no está incluido en este cuadro.
1275
Cfr. “El comercio de Tánger “, en Revista de la Cámara de Comercio española en Tánger, no. 100, 1899, pág. 4.
785
CUADRO 9
Valores de las mercancías y del efectivo metálico importado en Mogador, clasificados por
Hay que resaltar que en valor las mercancías españolas vendidas en el puerto de Mogador
ocupan el último lugar del conjunto de cinco países examinados. El balance de las ventas a
Mogador se equilibra un poco por parte española, si consignamos que las diferentes compañías de
moneda metálica isabelina, procedentes en su inmensa mayoría de Tánger y que algunos banqueros
de esta última localidad enviaron a Mogador para hacerlas circular en el interior del Sultanato. Los
marroquíes solicitaban mucho este tipo de moneda, por serles cómoda y fácil de manejar. Los
786
buques alemanes eran los que con mayor asiduidad visitaban el puerto de Mogador; asimismo eran
los que mayor tonelaje transportaban y desembarcaban. Se trataba de buques que hacían escala en
ese puerto en el trayecto Hamburgo- Suráfrica. A continuación figuraban, por tonelaje y número,
los buques españoles. Hasta 1894, sólo visitaban Mogador una vez al mes los vapores de la
Compañía Trasatlántica, hasta que con el fin de potenciar la penetración pacífica en Marruecos, la
diplomacia española consiguió que la casa Haynes de Cádiz estableciera un servicio entre Gibraltar
y Canarias, con escala en el litoral marroquí. Ya que no transportaban mercancías españoles, los
intereses de los diplomáticos estribaban en que en el futuro los vapores asumirían la función de
CUADRO 10
ARTÍCULO VALOR ( 1 )
Té .................... 330.480
Fuente: "Diplomatic and Consular Reports nº 2131- Foreign Office Junio de 1898 ", en Revista de
la Cámara de Comercio española en Tánger, nº 98, enero-marzo 1899, pág. 3
(1) = Pesetas.
(2) Tejidos de algodón.
(3) Azucar de pilón y polvo.
(4) Vinos y licores
(5) Seda hilada y manufacturada.
787
La información cuantitativa suministrada por diplomáticos y cónsules británicos
señalaba que los artículos importados en mayor cantidad por el puerto de Tánger no eran traídos de
España. Los tejidos de algodón procedían fundamentalmente de Manchester, las harinas eran
francesas, los paños provenían de Alemania y Francia, el azúcar en terrones y en polvo era francés.
Las mercancías desembarcadas en este puerto, el más frecuentado y seguro del Imperio se repartían
Marruecos con España no ha pasado todavía del simple cambio de frutos del suelo moghrebino
Otros informes incidían en un análisis parecido al desglosar por partidas las importaciones
marroquíes, y señalar la procedencia de las mismas: las harinas eran enviadas desde Marsella, la
pañería de algodón estaba monopolizada por las industrias británicas, y el té verde, principal
bebida del país, tenía como país de origen también Inglaterra; el azúcar, hasta ese momento había
sido un monopolio marsellés, pero -con la creación de dos líneas de vapores alemanes que llegaban
competencia de los azucares belgas; las bujías de parafina, de gran consumo en todo el
Sultanato,eran abastecidas en su totalidad por el Reino Unido y Alemania; el hierro dulce, cortado
en barras para que su transporte por el Sultanato fuera más fácil, era suministrado por las
siderúrgicas inglesa y alemana; los tejidos de seda provenían de las fábricas lyonesas, la pañería de
lana era servida por industrias británicas y germánicas ... 1277 Un detallado estudio de 1900 sobre las
iba a estar en condiciones de ofrecer competencia a los artículos de otras naciones: “( ...)
1276
Véase Cuevas, Teodoro de: "Medios de fomentar el comercio español en Marruecos", en R.C.C.E. T., número ya
citado, pág. 6.
1277
Véase Marinas, L.: "Memoria comercial...", ya citada, pp. 11-13.
788
Exceptuando los vinos y licores, algunos aceites, damascos y pañuelos de seda ; comestibles, como
arroz, frutas y hortalizas y pequeñas partidas de muebles, y paños para europeos, los demás
artículos se importan del extranjero a precios más arreglados y en condiciones mucho más
ventajosas “.1278
teorías con suficiente rigor como para entender la raíz del problema. Durante el decenio de los
ochenta y principios del siguiente, se había vivido una coyuntura particularmente favorable al
desarrollo de una política colonial eficaz (iniciativas individuales, ayuda gubernamental en los
momentos en que el poder había estado ocupado por Sagasta, presencia de fuerzas económicas con
intereses en labrarse un mercado colonial). El país había gozado de una cierta prosperidad
este sentido, la industria textil había conocido una actividad excepcional, que se explicaba por las
ventas en los mercados antillanos que le eran exclusivamente reservados. Sin embargo este sector,
el más moderno de España, no gozaba ni del equipamiento ni del rendimiento de sus rivales
europeos que les permitía rebajar los costes de producción. De esta manera, toda tentativa de
que no les estaba reservado en régimen de exclusivo monopolio, donde la competencia se podía
ejercer libremente -como era el caso de los mercados africanos que se disputaban las potencias
europeas- los productos españoles, por su precio elevado, no tenían oportunidad de imponerse y
desplazar a los demás. Por ello, algunos estudios apuntaban ya claramente a las verdaderas causas
precios de los artículos nacionales y lo escasamente que se adaptaban a los gustos de los habitantes
del país. En estas condiciones, incluso las sociedades comerciales, que disponían de suficientes
capitales como punto de partida -y ese era el caso de la Compañía Trasatlántica- no tenían razón
1278
Cfr. Marco, Carlos: “El comercio hispano-marroquí “, en Revista de la Cámara de Comercio Española en Tánger,
no. 101, 1900, pág. 9.
789
"El comercio de Marruecos con España – podía leerse en uno de esos estudios
fechado a finales del siglo XIX- no ha pasado todavía del simple cambio de frutos del
suelo moghrebino por el metálico que a los puertos del Sultanato traemos. (...) Cierto es
también que el gobierno español ha tratado de alentar y fomentar nuestro tráfico con
Marruecos, al subvencionar generoso a la compañía Trasatlántica; más en nuestro
concepto, antes de crear el medio de transporte, era preciso haber hecho germinar la
mercancia que había de ser transportada, pues no existiendo esos artículos manufacturados
nuestros que desearíamos ver conducidos con bandera nacional a las puertas del Sultán,
nos encontramos con que los hermosos vapores de la compañía se ven reducidos a hacer
más en grande lo mismo que realizan las pequeñas faluchas, trayendo dinero y algunas
frioleras de España y llevándose granos marroquíes, cuando lo permiten los precios o la
cantidad de la cosecha".1279
Existía una evidencia, que era la falta de competitividad de la industria española en relación
a la del resto de Europa occidental, incluso en aquellos sectores donde existían posibilidades de
plantar cara a las manufacturas y productos extranjeros, caso del azucar, seda en rama o elaborada,
paños de algodón, máquinas y objetos de metal. Teodoro de Cuevas achacaba el poco dinamismo
encarecía el precio del producto procedente de España. Los modernos modelos de venta alemanes
llamaban su atención, esto es, la venta a plazos, la imitación de los objetos artesanales marroquíes
por medios mecanizados en Alemania que luego había permitido al fabricante del II Reich invadir
los mercados del Imperio jerifiano con artículos de calidad y precio competitivos. Los artículos
imperante en España, vía nacionalista del capitalismo español. Es decir, que los comerciantes y los
1279
Véase Cuevas, Teodoro de: " Medios de fomentar el comercio español en Marruecos" en R.C.C.E.T., número ya
citado, pág. 7.
1280
Cfr Palafox, J.: Atraso económico y democracia, op. cit. y especialmente el primer capítulo, “Atraso agrario y
adaptación industrial (1891- 1914) “.
790
a ultranza colocar su producción en mercados coloniales, donde obtendrían menores beneficios –
sus artículos eran caros y no competitivos- por lo que se conformaban con vender a altos precios
en el mercado nacional, que les estaba reservado por el Estado restauracionista. Las apelaciones de
T. de Cuevas eran precisas: imitar a los industriales germanos, estudiar los gustos de los
consumidores del Imperio jerifiano, producir en masa para la exportación a precios baratos para el
comprador, constituir Juntas de Comercio en los principales centros industriales que remitieran
catálogos de sus productos al Sultanato , exposiciones de tejidos españoles en los consulados, crear
había que disipar el espejismo de sustituir al mercado antillano por el marroquí, pero cabía la
posibilidad de reconquistar una parte del terreno perdido, contribuyendo con ello a favorecer el
desarrollo de la economía nacional. En este sentido, se pensaba que España podría empezar a surtir
a Marruecos de artículos tales como tejidos de algodón, seda y lana, tejidos de punto, cordelería,
en el Sultanato empezaría a suscitarse cuando, recien comenzado el siglo XX, el Sultán Abd al-
cabotaje a lo largo de las costas del Imperio permitiendo el abastecimiento en localidades habitadas
por españoles como Tánger y Tetuán, donde la campiña circundante producía cosechas de grano
limitadas,1283 sino que además, teniendo una buena salida en Europa, los granos marroquíes
1281
Cfr.Teodoro de las Cuevas: “Medios de fomentar el comercio español en Marruecos “, en Revista de la Cámara de
Comercio española en Tánger, no. 93, 1897, pp. 5- 10.
1282
Una petición constante en la Revista de la Cámara de Comercio española de Tánger, a partir de 1897.
1283
El consulado de España en Tetuán redactó una memoria amplísima al respecto en 1897. Marruecos, país agrícola
por antonomasia, se había regido al respecto por la obsesión de los Sultanes de que el país produjese lo necesario para
garantizar la subsistencia de los habitantes del Imperio. Hasta la guerra con España en 1859-60, se habían mostrado
muy reacios en abrir sus puertos a la exportación de trigo y cebada. Siendo el cereal la base de la alimentación del
pueblo marroquí, las plagas y la invasión de langosta llevarían a aceptar la llegada de harinas extranjeras de manera
791
surtirían más fácilmente el mercado español, lo cual redundaría en un mayor interés de los
campesinos del Sultanato por incrementar los rendimientos de las tierras cultivadas e incluso por
Moretilla para una colonización económica de la provincia de Chauia. Se consideraba que este
territorio, uno de los más fértiles y ricos del Sultanato, permitiría la consolidación de una
agricultura intensiva, favorecida por la abundancia de agua. A su vez el abonado del suelo a través
de diversos tipos de fertilizantes permitiría no sólo el cultivo de cereales sino también la aparición
de una agricultura de huerta y el cultivo de árboles frutales; otro atractivo de la zona era la
caprino y lanar, que suministraban pieles y lanas, uno de los principales artículos de exportación del
Sultanato. El territorio contaba con una significativa presencia europea: 530 colonos, de los cuales
303 eran españoles. Moratilla señalaba como lugares de destino de la futura emigración española,
ponderaciones sobre las riquezas del territorio, señalaba que las fuentes principales de ingresos eran
las exportaciones de granos, garbanzos, lanas, pieles y huevos, participando España en ese
comercio en muy escasa medida (algunas partidas de garbanzos a Barcelona, de maíz a Canarias, de
españoles era ínfima. Copaban las partidas llegadas a Chauia los tejidos ingleses, franceses y
alemanes, habiendo resultado infructuosas las tentativas de algunos fabricantes de Béjar y Cataluña
para introducir paños y telas en la provincia. Lo mismo había sucedido con los intentos de
regularizada desde 1891, un comercio copado casi exclusivamente por Francia. Muy secundariamente, por Estados
Unidos. El consulado en Tetuán apelaba a la necesidad de romper el exclusivismo galo.
1284
“Marruecos. Exportación de cereales “, en Revista de Geografía Colonial y Mercantil, tomo II, no. 4, 1901, pp. 56-
57.
792
introducir en Chauia loza, vajilla, cemento y yeso, azúcar, maderas, artículos de ferretería, bujías y
cerillas.1285
Todos los testimonios venían a coincidir en que la industria española, en sus supuestos
esfuerzos de penetrar en el Sultanato, seguía una evolución pobre, que globalmente no llevaba a un
crecimiento espectacular. La razón radicaba en que el sistema industrial era poco innovador, carecía
del dinamismo suficiente para generar productos y procesos nuevos, que situasen a España en una
industria española no se adecuaba ni en calidad ni en cantidad a las peticiones que hacía el consumo
de las familias del Sultanato; no era capaz de ofertar unos precios de sus productos competitivos, es
Recapitulemos, los métodos insistentemente repetidos en todos los informes para afianzar las
métodos comerciales, que ya habían ensayado con notable éxito en el Imperio alemanes o
británicos, como el estudio metódico de los mercados, el envío de misiones y agentes comerciales
de reconocimiento, que se dedicaran a estudiar los gustos, hábitos y preferencias de los marroquíes,
y los precios que los habitantes del Sultanato estaban dispuestos a pagar.
los artículos industriales, organizando una serie de muestras y exposiciones de las manufacturas,
1285
Cfr. “La provincia de Chauia y el puerto de Casablanca en Marruecos. Extracto de la memoria comercial redactada
por el cónsul de España en Casablanca, Aurelio Moratilla “. Cfr. Revista de Geografía Colonial y Mercantil, tomo II,
1901, no. 5, pp. 76-82. A lo largo del año 1901 se registraron algunas mejoras relativas en lo que se refiere a la
intensificación de las transacciones comerciales entre España y el Sultanato, siendo más numerosos los casos en los que
las casas comerciales introdujeron géneros españoles en los mercados marroquíes. Cfr. “Marruecos“, en Revista de
Geografía Colonial y Mercantil. tomo II, 1902, nos. 13-16, pp. 258-259. Sin embargo, dos años después algunos
textos volvían a quejarse en torno a la noción de que había concluido todo un período de grandeza colonial en España,
de que el país necesitaba organizarse para progresar tecnológica y económicamente. El cónsul en Larache volvía a
quejarse de la apatía de los fabricantes catalanes, incapaces de hacer frente a la competencia de la pañería de
Manchester. Cfr.: “El comerciante español y el mercado de Marruecos“, en Revista de Geografía colonial y mercantil,
tomo II, 1903, nos. 21-22, pp. 366-368.
793
de todas las impresiones e informaciones recibidas sobre cada uno de los artículos expuestos,
remitiéndolas a España.
c) Conocidas las impresiones y los gustos marroquíes, la industria debía hacer un esfuerzo
para adaptarse al nuevo mercado, introduciendo -si era preciso– tecnología más moderna y
máquinaria más sofisticada que permitieran fabricar un nuevo tipo de artículos, orientados
baratos mediante la práctica del 'dumping'. La modificación del sistema de ventas de los
interconexión entre las costa atlántica y mediterránea del Sultanato con Tenerife y Las Palmas por
un lado, y con Bilbao, Santander, Málaga, Barcelona y Valencia por otro. 1286
1286
Algunas de tales propuestas estaban fundamentadas claramente en una falta de base empírica. Por lo que se refiere
al trigo, y a los cereales en general, que se aspiraba que sustituyeran en el Imperio a las harinas francesas, los cultivos
en España se estaban viendo gravemente afectados por la formación de un mercado mundial, y la competencia en él de
los cereales ruso, argentino, australiano o estadounidense. De hecho, desde la penúltima década del siglo XIX, el cereal
español había dejado de exportarse a Europa, e incluso habían disminuido los envíos de harina a las Antillas,
incrementándose por contra las importaciones. Cfr. Tortella Casares, G.: El desarrollo de la España contemporánea.
Historia económica de los Siglos XIX y XX, Madrid, Alianza Editorial, 1995, pág. 62. También Garrabou, R., ed; La
crisis agraria de fines del siglo XIX, Barcelona, Crítica, 1988, pág. 8. Por otra parte, el programa que elaboraban los
círculos africanistas descansaba sobre una contradicción teórica fundamental que explicaba su fracaso: eran propuestas
que para resolver las dificultades económicas del país en Marruecos partían de que el origen del retraso español era de
orden exclusivamente cuantitativo y lo atribuían a la débil acción del comercio de exportación: si España llegaba a
vender más, se recuperaría de la situación de desventaja que arrastraba con respecto a otros países europeos. El
problema se resolvería pues aumentando los mercados, y las soluciones propuestas insisten en el establecimiento del
librecambismo, unido a la colonización como sinónimos de mercados nuevos. Es decir, estas ideas copian soluciones
propias del modelo económico empleado por países capitalistas avanzados, por lo que necesariamente se iban a revelar
como inaplicables, en un país que ni de lejos estaba en condiciones de llegar a ese grado de desarrollo. Véase Lecuyer y
Serrano: op. cit., pp. 283-292.
794
En definitiva, la debilidad de las bases económicas españolas en Marruecos iba a determinar
fundamentalmente de aquél que, en la difícil coyuntura que atravesaba el país a finales del siglo
XIX, más se ajustaba a los intereses nacionales prioritarios: la defensa de la integridad territorial.
El pulso que se sostendrá con el Majzén estará orientado a lograr concesiones territoriales con fines
Azucena Pedraz en su tesis doctoral sobre el colonialismo español de finales del siglo XIX
viene a resumir las causas de la proyección colonial española en Marruecos aduciendo motivos de
seguridad de las plazas hispanas en el septentrión marroquí, así como argumentos en boga entre los
ideólogos del imperialismo: el llevar a cabo una tarea de difusión de la civilización; la protección
dada al Sultán como la que se da a un hermano menor, la necesidad de mantener una política
exterior activa por parte del régimen restauracionista; la búsqueda de un imperio de recambio al
perdido en Ultramar.1287 Estas hipótesis hay que completarlas, realzando además la poderosa
propuesta intuida y esbozada brillantemente por el investigador V. Morales Lezcano, que tiene la
contexto de la redistribución colonial de finales del XIX, a las necesidades de defensa de las islas
1287
Cfr. Pedraz Marcos, A.: Quimeras de África. La Sociedad Española de Africanistas y Colonistas. El colonialismo
español de finales del siglo XIX, Madrid, Ediciones Polifemo, 2000, pág. 283.
1288
Estas argumentaciones valiosísimas, que no han tenido suficiente eco historiográfico, se hicieron en el marco de
una intervención de este historiador en un coloquio de las “Jornadas de estudio luso-españoles “, celebradas en Mérida
en 1991 bajo el título Portugal, España y África en los últimos cien años, y publicadas por la U.N.E.D. en 1992.
795
que hemos podido consultar nos permiten confirmar esta intuición y resaltar que en los
796
RESUMEN
noroeste de África se produjo como respuesta a la pérdida en 1898 de las colonias de Cuba, Puerto
Rico y Filipinas. A continuación se añade que los sectores más reaccionarios y conservadores, entre
los que el ejército estaría en primera fila, empujaron a España a una nueva aventura colonial en
África del Norte. Sin embargo esto es sólo una parte de la verdad. En realidad, la intuición de que
la pérdida de Cuba era inevitable comenzó a manifestarse hacia mediados del siglo XIX, un
sentimiento que se fortaleció tras la Guerra de los Diez Años (1868-1878). A partir de ese
momento, los esfuerzos coloniales españoles se dirigieron a buscar una alternativa a la previsible
y temida pérdida de la provechosa isla antillana. En un primer momento las miradas se volvieron
hacia Filipinas, cuya puesta en explotación se pensaba que podía compensar la separación cubana.
Sin embargo, no se dejó de prestar atención a otras zonas más cercanas a la península: el golfo de
Guinea, la costa sahariana y Marruecos. Hacia estos lugares se dirigieron en exclusiva las miras
Paralelamente, en la segunda mitad del siglo XIX se produjo en España el surgimiento del
africanismo, corriente que abogaba por la penetración pacífica en Marruecos basada en los
establecieron tres líneas de navegación a vapor que unían diversos puertos peninsulares, entre ellos
Barcelona, con varios africanos, entre los cuales figuraban Tánger, Larache y Ceuta. Su dedicación
797
creación, el mismo año, de la Cámara de Comercio Española en Tánger. Al año siguiente, la
Compañía creó el Centro Comercial español en la ciudad tangerina. Ambas instituciones contaron
con varias sucursales en diferentes ciudades marroquíes, siendo uno de sus objetivos el de dar a
con factoria y taller en la ciudad de Tánger y en 1891 creó la primera empresa tangerina de
alumbrado público a través de la firma Vidal y Compañía. A comienzos del nuevo siglo, en un
misionera como medios para fomentar la influencia española, apoyó ante la Corte marroquí el
proyecto de construcción en Tánger de un barrio europeo, de una banca marroquí y de una fábrica
textil.
Las esperanzas de los capitalistas españoles de que sus productos inundaran los mercados del
en Marruecos y las manufacturas y materias primas hispanas eran mucho más caras que las
la industria españolas en relación a las del resto de la Europa Occidental se mostrarían decisivas a
798
CAPÍTULO 10
1900 (II):
Silvela.
Silvela, tras recibir la sugerencia del Ministro Plenipotenciario Ojeda, creyó oportuno
Corte Imperial, Marrakesh, con objeto de efectuar la presentación de sus cartas credenciales al
Sultán Abd al- Aziz, hecho varias veces pospuesto en años anteriores. Con todo, la finalidad más
importante de esta misión diplomática era de orden político. Ojeda, en un informe remitido al jefe
del gobierno el 15 de Enero entendía que tras la debacle que los desastres del 98 habían supuesto
para el prestigio hispano a los ojos del gobierno marroquí, se debía realizar una rápida iniciativa
conducente a realzar la influencia española en el Imperio. Hasta la guerra con los Estados Unidos
España había dado la impresión de tener una función relevante en la próxima apertura de la
había venido a constituir la prueba del verdadero calibre de su potencial militar: había situado al
país en una posición de patente inferioridad, similar a la que gozaban en Marruecos países como
impotente la acción española para alcanzar el restablecimiento del prestigio perdido, cabía buscar
A pesar de sus patentes simpatías hacia el Reino Unido, Ojeda era muy consciente del rumbo
que Silvela había impreso en la primavera del año anterior a la política exterior española. En abril
799
marchado tras la estela de una posible coalición continental antibritánica. Posteriormente, los
intentos puntuales de concertación con Inglaterra en los asuntos marroquíes no habían cuajado. En
el tema de la prohibición de la navegación comercial por las costas del Rif pretendida por el Gran
Visir Bu Ahmed, Lord Salisbury, tras prometer al conde de Rascón su apoyo a la iniciativa
enviado a Tánger, sir A.Nicolson. Conocedor de las orientaciones francófilas del jefe del gobierno,
"(...) me limitaré hoy a recordar a V.E. (...), que de todas las naciones aquí
representadas, es hoy día Francia la que mayores recelos inspira, la que concita, por tanto
mayores odios, pero la que por la misma razón mayores respetos obtiene y cuya influencia
es más real y decisiva en la corte Sheriffiana. (...), cualesquiera que sean los peligros y las
ventajas para España de las inteligencias o aproximaciones que acabo de indicar, es
indudable que el apoyo prestado a España en los asuntos de Marruecos, habrá de
robustecer nuestra situación en la corte sheriffiana y corregir los efectos del impotente
aislamiento en que aquí se nos supone".1289
Ojeda opinaba que en el escenario marroquí, España no podía representar el papel de una
potencia débil. El lugar que el país ocupaba en la estratificación internacional se podía mejorar
teniendo en cuenta la variable de la fluidez de dicho escenario, donde el prestigio de cada nación no
perdía a pulso, por méritos propios. Lo que España no podía hacer era permanecer en el aislamiento
porque ese era el modo seguro de ser relegado en la futura solución del problema marroquí. Ojeda
creía que a mayor aislamiento internacional de España más se crecería el Majzén en sus
el Rif.
1289
Ojeda a Silvela. Despacho reservado no. 5. 15 de Enero de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 62 /Ex. 1.
800
Amén del consorcio o inteligencia con otros gobiernos, Ojeda aconsejaba a Silvela la
posibilidad de atraerse sutilmente la amistad del Sultán, respaldando España al Majzén en las
actuaciones que hipotéticamente éste emprendiera en el futuro contra las abusivas injerencias
las funciones de soberanía del Sultán sobre las aguas susíes. Haciéndose eco de las reiteradas
quejas formuladas por el Gran Visir a la Legación en Tánger respecto a la existencia de un intenso
tráfico de contrabando de armas y municiones desde Canarias o desde el enclave español de Río de
Oro, destinado a las tribus siempre inquietas de esta parte del Sur del Imperio,1290 Ojeda proponía a
Silvela una fórmula tendente a que pasaran a control de España las aguas costeras del Sáhara
frontera sur del Sultanato al tráfico ilegal. Dado que las fuerzas armadas imperiales no podían
ejercer las tareas de vigilancia del territorio, situado en los márgenes del Sultanato, España debía
suplirlas, bien fuese mediante la ocupación efectiva del territorio, o bien mediante la concesión por
parte del Majzén a los buques de guerra españoles de la facultad de tutela, vigilancia y custodia de
En cuanto a las materias que debían de constituir el objeto de discusión o de reclamación con
ligera ampliación del territorio de soberanía española; b) el castigo de los rifeños autores del ataque
a las unidades militares españolas, que había iniciado el conflicto de 1893-94; c) la toma de
posesión- tantas veces aplazada- del antiguo enclave español de Santa Cruz de Mar Pequeña,
1290
R.O. de 7 de Julio de 1.899 del Ministerio de Estado dirigida a la Presidencia del Consejo de Ministros y a
los Ministros de Guerra y Marina. Caja 354 /Ex. 3.
801
Las dos primeras peticiones las consideraba el diplomático prescindibles. Ojeda juzgaba que
se debía renunciar a ellas tras las primeras conversaciones exploratorias con el Gran Visir.1291
para luego al renunciar a ellas en beneficio del Majzén, solicitar una compensación en otro ámbito,
Ifni, esperaba instrucciones del Jefe del gobierno con el fin de exigir el cumplimiento del antiguo
compromiso marroquí de cesión del enclave o su sustitución por el logro de otro objetivo. En
cuanto al derecho de España a nombrar representantes consulares en las ciudades imperiales de Fez
y Marraquesh, Ojeda entendía que se había cedido en este punto en el pasado en deferencia a las
susceptibilidades del Gobierno marroquí y a sus repetidos ruegos. Así en 1894, a la muerte de
Mawlay Hassan, Bu Ahmed había conseguido que España renunciara a su propósito de nombrar
cónsul en Fez; la insistente presión del Gran Visir obedecía a los deseos de escapar de las
coacciones y chantajes permanentes de las potencias europeas, a las que no quería ver
conjunto de gabinetes europeos, a fin de que imitasen su ejemplo las restantes naciones,
renunciando a sus pretensiones de crear consulados, en el lugar donde vivía el Sultán. Francia e
Inglaterra, sin embargo, nombraron funcionarios consulares en Fez, a la vez que mantenían agentes
confidenciales cerca del Sultán: el caíd escocés Harry MacLean, antiguo militar británico, por parte
del Reino Unido y el doctor F. Linares por parte de Francia. España hasta 1899 había mantenido a
un agente confidencial en la Corte, el doctor Joaquín Cortés, que había cesado en sus funciones al
ser reclamado por Ojeda para convertirse en supervisor de las obras de construcción del lazareto de
Mogador. El diplomático consideraba por lo tanto que la creación del consulado de Fez y la
1291
Telegrama de Silvela a Ojeda. 3 de Marzo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex.1.
802
Por otra parte, descartaba la posibilidad de solicitar cualquier tipo de ventajas comerciales de
carácter especial o privilegios económicos para España, en tanto en cuanto Marruecos tenía
concertada con las potencias europeas y en el marco de los convenios comerciales establecidos con
ellas, la cláusula de "nación más favorecida", que haría extensiva forzosamente a las demás
naciones todas las concesiones efectuadas en favor de los intereses españoles. Únicamente estimaba
que eran negociables pequeñas ventajas de cara a mejorar la calidad de vida en las plazas
españolas: por una parte, asegurar el abastecimiento de agua a Ceuta, por medio de la cesión o
venta a España de los manantiales existentes en la vertiente de Sierra Bullones orientada hacia la
bahía de Benzú, o por otra parte, el establecimiento de Aduanas marroquíes en Ceuta y Alhucemas.
Con todo preveía una fuerte resistencia por parte del Majzén.
Días después, Ojeda remitía a Silvela una serie de consideraciones que constituían el plan
general de su viaje a la corte jerifiana. Proponía, en primer lugar, que le acompañaran, el secretario
de la Legación Rafael Mitjana, y los intérpretes Manuel Saavedra y Asensi y Reginaldo Ruiz
Orsatti, además de tres miembros de la Comisión Topográfica del Estado Mayor del Ejército que
En segundo lugar, jeda quería sustituir al antiguo agente confidencial en la Corte, el doctor
Cortés, que se había ganado las iras del Majzén por su actuación en Mogador como responsable de
la construcción del lazareto previsto por el Consejo sanitario tangerino. El médico militar español
había llegado a la isla como comisionado internacional encargado de la supervisión de las obras y
aleccionado por Ojeda había dado a la construcción del hospital un sello inequívocamente español.
Los obreros que acompañaban a Cortés en su mayoría eran emigrantes españoles. Al mismo
como un asesor sanitario, lo que le granjeó las iras de las autoridades marroquíes. Ojeda preveía
dejar instalado en Marrakesh al médico de la Armada, lemente Cerdeira, que permanecía en Tánger
803
Sultanato como jefe del servicio sanitario español y Director del Hospital que España había
Para realzar aún más el prestigio nacional, Ojeda solicitaría coincidiendo con su
"para recordar a este gobierno y á los Moros en general, que por muy abatido que
esté nuestro prestigio, no carecemos sin embargo de todo elemento; ni hemos llegado
tampoco al grado de postración militar y naval en que aquí nos suponen".1292
Guerra un informe1293 sobre las consideraciones del diplomático. Ante la conciencia de la débil
posición del país en el contexto internacional, la obsesión del jefe de gobierno -al hacerse partícipe
tratar de evitar que otras potencias pudieran tomar decisiones respecto al área de sus intereses sin
que la nación española pudiera dejar oír su voz. En una posterior comunicación dirigida al Ministro
de la Guerra, Silvela notificaba al general Azcárraga que había acordado el envío de la Embajada
nueva demarcación y evacuación por parte marroquí de la zona neutral de Melilla, como a la
exigencia al Majzén del castigo de los cabileños responsables de los ataques a las tropas españolas
en Octubre y Noviembre de 1893. Haciendo suyos argumentos de Ojeda, Silvela estimaba que una
posible ampliación de la superficie de la ciudad de Melilla a costa de ocupar las fuerzas armadas
españolas la zona neutral, no iba a compensar la hostilidad de los habitantes marroquíes desalojados
de sus hogares. La nueva política de relación con las cabilas vecinas a la guarnición puesta en
marcha tras el conflicto de 1894 buscando no provocar su animadversión contra España iba a
marcar un largo decenio que sólo concluiría en 1909, cuando como ha demostrado María Rosa de
1292
Ibidem. Ojeda a Silvela, despacho no. 11.
1293
Ibidem. R.O. del Ministerio de Estado de 5 de Febrero de 1.900 dirigida al Ministerio de la Guerra.
804
Madariaga, los intentos de penetración económica en el Rif - la construcción de un ferrocarril y las
cabilas.1294
El jefe del gobierno esperaba obtener el abastecimiento de agua a Ceuta, mediante la cesión
marroquíes en Ceuta y Alhucemas que el estadista valoraba que fomentarían la vida mercantil de
las plazas, y la concesión por el Sultán de la facultad de mantener junto a la Corte una Misión
Azcárraga no contestaría hasta finales de mes, tras tener completado un informe que en sus
conclusiones no contradecía ni las opiniones de Ojeda ni las previsiones de Silvela de cuáles tenían
que ser las peticiones fundamentales realizadas a Abd al- Aziz en el transcurso de la Embajada
aguas a Ceuta, y la necesidad de obtener del Gobierno marroquí el establecimiento tanto frente a
Ceuta como frente a los presidios menores del Rif de contingentes importantes de fuerzas regulares
cuya misión debía de ser garantizar el cumplimiento de las leyes y de los tratados hispano-
marroquíes entre las cabilas fronterizas. Esta medida debía ser completada con el reforzamiento de
Por lo que se refiere a Ceuta los límites de la ciudad con el Sultanato fueron establecidos por
España y Marruecos a través de los diversos acuerdos de 1844, 1845 y 1860. Sin embargo, los
acuerdos de límites no incluían en el territorio ceutí a Sierra Bullones, enclave crucial por sus
manantiales de agua. Sin embargo, tal como señala Luis López Puerta, a los militares les interesaba
en especial el Yebel Musa (Monte de las Monas), el pico más alto de Sierra Bullones, porque
1294
Madariaga, M.R. de: España y el Rif. Crónica de una historia casi olvidada, Melilla, U.N.E.D./Ciudad Autónoma
de Melilla, 1999, en especial el capítulo III: " La fiebre minera".
1295
R.O. del Ministerio de Estado de 14 de Febrero de 1.900 dirigida al Ministro de la Guerra. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
805
conseguirlo la posesión de Ceuta nunca sería de gran valor para España. El tema del abastecimiento
La segunda preocupación del militar era evitar incidentes similares a los del bloqueo de las
plazas del Rif. Estos acontecimientos interferían e interrumpían el suministro de víveres a las
Melilla sacándola del interior de la plaza española y trasladándola al territorio marroquí. Azcárraga
consideraba que los artículos que salían cotidianamente de la ciudad no para dirigirse al interior del
Sultanato, sino para ser usados y consumidos en los aduares de las cercanías debían ser eximidos
del pago de aranceles, estableciéndose así la libre salida de las mercancías destinadas al campo
exterior, supervisando por último que no fueran desviadas hacia el contrabando por parte de los que
Ceuta y Alhucemas, a las que veía como instrumentos válidos para el desarrollo de la influencia
económica española en los territorios próximos y para la atracción de las cabilas rifeñas.
Finalmente aunque las finanzas no permitían atender cumplidamente los gastos que generase,
se decantaba en favor de la creación de una Misión Militar española en la corte jerifiana. Se tenía
que contrarrestar de alguna manera la presión que cerca del Sultán efectuaban los agentes
1296
Véase López Puerta, L.: " Gibraltar por Ceuta" en Historia-16, no. 135, pág. 28.
1297
Despacho del general Marcelo Azcárraga, Ministro de la Guerra dirigida al jefe del Gobierno y Ministro de
Estado, Francisco Silvela. 20 de Febrero de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
806
10.2. Instrucciones de Silvela a Ojeda.
Ojeda (Real Orden del Ministerio de Estado de 2 de Abril). El incidente relativo al bloqueo de
Alhucemas y del Peñón parecía resuelto de manera definitiva y satisfactoria para España. La
prioridad básica para Ojeda en el cumplimiento de su misión era destruir la errónea visión sobre la
debilidad y la nula potencialidad de España forjada en el Sultanato tras la desastrosa derrota frente
"El fin principal a que debe encaminar V.E. sus inteligentes gestiones es á llevar al
ánimo del Sultán y de los principales personajes de la Corte Sheriffiana el convencimiento
de que en nada ha sufrido el prestigio de España en sus relaciones con los demás Estados
del mundo y en que tampoco han experimentado quebranto sus medios y recursos ofensivos
y defensivos, muy especialmente en lo que afecta al problema marroquí”.
Ojeda debía pues convencer a los altos cargos de la administración marroquí de que España,
a pesar de su apariencia de estado aislado y sin alianzas, mantenía cordiales relaciones con todas
las grandes potencias europeas, y había llegado a una "comunidad de intereses " de singular alcance
en lo relativo a los asuntos marroquíes con Francia y Alemania. No olvidemos que el gobierno
conservador había buscado en la primavera del año anterior, 1899 la consecución de una alianza
continental europea que uniese a España con Francia, el Imperio zarista y el II Reich. Silvela
acuerdos y a una mejor inteligencia con Inglaterra e Italia. Ojeda debía convencer igualmente a los
y de amplios recursos que le proporcionaban una vitalidad expansiva; de ello se derivaba que
habría que contar con ella en el problema marroquí. Ojeda tenía que presentarse al Sultán - además
- como el defensor de la integridad y de la existencia del Imperio. Por lo tanto, el mensaje a repetir
ante Abd al- Aziz era muy claro: España no abandonaba su política tradicional de defensa del statu
807
quo. Es decir, que se iba a proclamar bien alto que España estaba dispuesta a ayudar al Majzén
para procurar el acrecentamiento del prestigio y de la autoridad jerifianas, " siempre que éstas se
empléen (sic) de acuerdo con la amistad hacia España". Manifestaciones de buena fe y de amistad
entre España y Marruecos, que iban a enmascarar la política de Silvela en los siguientes meses
concesiones del régimen de protección (los gobiernos restauracionistas habían puesto en marcha
una política de acrecentamiento del número de protegidos en la segunda mitad de la década de los
noventa).
Existe una tendencia común entre los historiadores a criticar a Silvela, al enjuiciar su
política con relación a Marruecos echándole en cara su presunta 'pasividad'; esta tendencia es
perceptible incluso entre autores actuales. Así, por ejemplo Jesús Martínez Milán se refiere en un
artículo de 1998 a " la reticencia del gobierno conservador presidido por Silvela a alterar el statu
quo".1298 Es una tesis matizable. Si se enjuiciaba así a Silvela era por el hecho de que hasta ahora
permanecían inéditos los documentos de la correspondencia entre Silvela y Ojeda, que albergan el
Histórico Militar (Madrid). También es cierto que se ha seguido a pies juntillas la versión dada por
el político liberal León y Castillo, Embajador en París, que en el tomo segundo de sus memorias
arremete contra el líder conservador, diciendo de él: " su opinión aferrábase a que 'en Marruecos
lo único que convenía era el statu quo', sin tener en cuenta que esa solución, tan conveniente, y
sobre todo tan cómoda era imposible". 1299 De ahí que se haya mantenido la tónica de considerar a
Silvela como opuesto a terminar con el statu quo y de presentarlo como receloso frente a la
posibilidad de abrir conversaciones con Francia sobre Marruecos. Silvela habría supuesto un
1298
Véase Jesús Martínez Milán: “España en Tarfaya y en el Sáhara Occidental (Sagia el Hamra y Río de Oro), 1885-
1940“, en Hespéris- Tamuda, vol. XXXVI, 1998, pág. 73.
1299
Véase León y Castillo, Mis Tiempos, tomo II, Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1978, pp.
201-202.
808
Esta interpretación, basada en una información determinada, la información disponible
(suministrada por León y Castillo) hasta la aparición de los 'papeles de Silvela' la podemos
Silvela son desde la primavera de 1900 los tendentes a alterar la preservación del statu quo llevando
a cabo una ofensiva imperialista ciertamente pautada y graduada. Es cierto que los objetivos y las
acciones de esta política no eran pergeñados por el propio Silvela, sino elaborados y aconsejados al
jefe de Gobierno por el Ministro Plenipotenciario español en Tánger, Ojeda. Pero eran
posteriormente asumidos por el líder conservador que intentaba ejecutarlos con prontitud. En esos
intentos escalonados, el primer paso consistió en utilizar una demanda jerifiana de finales de 1899.
El Gobierno del Sultán había protestado oficialmente ante el español por el tráfico contrabandista
que se producía a lo largo de las costas del territorio del Sus, introduciendo armas en el Imperio
desde Canarias y Río de Oro. Silvela tomó nota y esta reclamación le sirvió para diseñar un primer
intento de acabar con la soberanía imperial al sur del Sultanato, en beneficio exclusivo de España.
En este sentido instruyó a Ojeda para solicitar al Sultán el derecho para la Marina de guerra
española del ejercicio de la vigilancia y patrulla "en las costas del Sahara occidental" (cabe indicar
que cuando utiliza estos términos, Silvela se está refiriendo a las costas del Sus y del Nun),
1300
Carta reservada del Presidente del Gobierno y Ministro de Estado, Francisco Silvela a Emilio Ojeda. 2 de Abril de
1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1
809
Los incidentes fronterizos en Melilla habían servido para solicitar del Sultán la creación y
delimitación de una zona neutral en los alrededores de la plaza; ésta es una cuestión que quedó
establecida tanto por el tratado de Marrakesh de marzo de 1894, como por el convenio adicional
referente a los sucesos de Melilla firmado en Madrid el 24 de febrero de 1895. Silvela estaba
culminación de una política que había abarcado años enteros y que había supuesto que el Ejército
español provocara conscientemente incidentes fronterizos con los pastores marroquíes o con los
habitantes del territorio vecino a Melilla con objeto de negociar posteriormente con ventaja sobre el
hechos manipulados y gestados desde lado español. Por otro lado, Silvela renunciaba asimismo al
castigo de los cabileños 'responsables' de los sucesos de Melilla de 1893, como una baza que
alegando la supuesta 'clemencia' y generosidad de España le permitiese exigir al Majzén otro tipo
de prestaciones.
Cruz de la Mar Pequeña. Al gobierno hispano se le había concedido, por el artículo octavo del
Imperio jerifiano, junto al antiguo lugar de Santa Cruz de Mar Pequeña, para el establecimiento de
una pesquería.
Mar Pequeña; independientemente de la actitud del Sultán de Marruecos (tanto Mawlay Hassan
reseñar que a partir de 1870, como ha resaltado Jesús Martínez Milán, la burguesía canaria,
particularmente la de las Canarias Orientales, los grupos peninsulares promotores de los proyectos
para que exigiese a Marruecos la cesión definitiva del enclave donde estuvo situada la antigua
810
fortaleza.1301 Sin embargo este cúmulo de reclamaciones no tendrían una solución práctica, debido
a la negativa del Sultán por razones económicas --aunque oficialmente se aludía como causa para
posponer el cumplimiento de ese compromiso a las dificultades interiores del Imperio, es decir la
insurrección de las cabilas-- y debido también a la ausencia de una decidida voluntad expansionista
Sin embargo la visita de Ojeda a la Corte del Sultán había despertado una gran expectación
en los círculos africanistas españoles. El Gobierno del Sultán parecía dispuesto a acceder a la
petición sobre la Mar Pequeña, aun cuando viniera esquivándola desde 1860.
Álvarez Cabrera (Abd- Al-lah) instaba al gobierno conservador a iniciar la penetración económica
Asimismo desde 1894 la clase política canaria había vuelto nuevamente a hacer hincapié en
una vez más al Presidente del Consejo de Ministros sobre las conversaciones con Mawlay Abd al-
Aziz referentes a la fortaleza, considerando que la Mar Pequeña era el lugar idóneo para
establecimientos pesqueros por estar situado más cerca del archipiélago canario que Río de Oro y
por el escaso tonelaje de los barcos isleños.1304 Las reclamaciones de los políticos canarios servían
en realidad de 'tapadera' para presionar al gobierno ante la 'amenaza' que se cernía sobre los
intereses españoles en el Sahara y en consecuencia sobre las espaldas de Canarias. Y ello como
consecuencia del interés que despertaba para determinadas potencias europeas, como Alemania y
1301
Jesús M. Martínez Milán: Las pesquerías canario-africanas (1800-1914), Las Palmas de Gran Canaria, C.I.E.S. /
Caja de Canarias, 1992, pág. 76.
1302
Álvarez Cabrera no era partidario de conseguir la cesión de Ifni. Véase "A la Corte del Sultán" en La
Correspondencia de España. 16-Febrero-1900.
1303
José Álvarez Cabrera: " España en Marruecos. Las próximas negociaciones", en La Correspondencia de España.
8- Marzo- 1900.
1304
Diario de Sesiones. Congreso de los Diputados. Legislatura 1899-1900. Sesiones 8 y 25 de enero de 1.900, págs
3.263-3.267 y 3.804-3.806.
811
Francia, la costa occidental africana y su hinterland, y en particular por el deseo de impedir que
Identificada a esas alturas (si bien sin hacerlo sobre argumentos o bases ciertas) Santa Cruz de
la Mar Pequeña con Ifni, Silvela anunciaba a Ojeda el propósito del gobierno español de tomar
posesión en breve plazo del puerto de Ifni y de los territorios vecinos al mismo. Era una decisión
irrevocable que Ojeda tenía que anunciar al Majzén edulcorándola con el argumento de que la
posesión de Ifni proporcionaría más medios a España para ejercer una vigilancia más activa,
evitando así el contrabando en las costas occidentales del Imperio. Sin embargo Silvela estaba
dispuesto a negociar la permuta de la entrega de Ifni por la de cualquier otro punto en la costa
atlántica marroquí, o en último extremo, recibir un rescate del derecho español conseguido en el
caso de producirse el canje de Santa Cruz por otro territorio de la costa atlántica marroquí, el jefe
del gobierno apuntaba la necesidad de que se tratara de una parte de las regiones de Sus o Nun; el
establecimiento de los españoles debía hacerse de modo pacífico, por lo que se había de obtener del
Sultán el compromiso de que los habitantes del lugar no reaccionarían con violencia.
imperio colonial español en África era juzgada por Silvela como "el éxito más importante que
Sin embargo, ¿por qué se daban a Ojeda estas instrucciones tan vacilantes o contradictorias?.
No se le especificaba claramente si lo que interesaba era el control de Ifni, la permuta del territorio
por otra zona costera atlántica del Sultanato o el reembolso del derecho español por una
contribución en metálico.
La respuesta nos la proporciona una carta particular que el 3 de Abril remitió a Ojeda el Jefe
de la Sección de Política del Ministerio de Estado, Juan Pérez Caballero. Éste explica que las
vacilaciones de Silvela con referencia a Ifni, se deben al hecho de que el jefe del gobierno había
tenido que ceder ante la presión de la clase política, contrayendo el compromiso en el Parlamento
812
de que Ojeda iba a tratar en su Embajada extraordinaria a Marrakesh el asunto de la cesión
definitiva de la Mar Pequeña. Con ello Silvela había querido tranquilizar a la clase política de la
misma manera que lo hizo cuando declaró públicamente que la invasión del Tuat no suponía una
“violación" del 'statu quo' marroquí. Personalmente pensaba todo lo contrario. Y estaba preocupado
por ello. Pero Silvela no tenía " un criterio fijo " sobre Ifni; la falta de decisión del jefe de Gobierno
se correspondía con una actitud similar existente en el Ministerio de Estado; Pérez Caballero
confiesa que la solución no es " posible improvisarla en vista de la divergencia de criterios que
reina entre los que han tratado el particular". Personalmente, Caballero duda y está "perplejo"
sobre el tema de Ifni. Dadas estas discrepancias, se solicitaba de Ojeda que hiciese una " propuesta
de orientación" sobre el tema, después de haberse entrevistado con el Sultán y sus ministros, para
un consulado en Fez y situar a un agente confidencial cerca de Abd al- Aziz que continuase los
trabajos anteriores de los doctores Ovilo y Cortés, equiparando en este aspecto la situación española
asegurar la llegada del suministro de agua a la ciudad, mediante la cesión o venta de los
manantiales que existían en la vertiente de Sierra Bullones que desciende hasta la bahía de
Benzú.
Ceuta y Alhucemas, medida que permitiría convertir a estas dos plazas en importantes centros
ello Ojeda debía prometer que España se comprometería más intensamente en la represión del
contrabando.
1305
Pérez Caballero en la misma carta expresa el deseo del Ministerio de Estado de que se siga manteniendo la
Aduana marroquí en Melilla. Carta particular del Jefe de la Sección de Política del Ministerio de Estado a Emilio de
Ojeda. 3 de Abril de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 123 / Ex. 2.
813
c) Negociar el restablecimiento de una Misión militar española en la Corte imperial.
d) Sondear el ánimo del Majén de cara a la puesta en marcha de una serie de proyectos
económicos españoles en el Sultanato. Se trataría de presionar al gobierno imperial para que éste
realizase una serie de concesiones a empresas mercantiles e industriales, que llevaban un tiempo
En otro orden de cosas Silvela a pesar de haber querido tranquilizar a la opinión pública y a
la clase política con declaraciones templadas sobre los movimientos del Ejército francés en los
territorios saharianos del Imperio, era consciente de la extrema gravedad de los mismos. Habían
resolución del problema marroquí. Encargaba a Ojeda, por tanto, que en la Corte sondeara las
posibilidades de supervivencia del Sultanato y la forma en que los golpes militares franceses
repercutían en su estabilidad.
El 3 de abril Silvela enviaba además una carta particular a Ojeda. En el texto se comprueba
consolidar entre el gobierno marroquí la impresión de que España no desfallecía tras la pérdida de
la guerra con Estados Unidos y que sus medios y fuerza material no habían sufrido mengua. Silvela
1306
Carta reservada del Presidente del Gobierno y Ministro de Estado, Francisco Silvela a Emilio Ojeda. 2 de Abril de
1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
814
admitía que la coyuntura era desfavorable para las negociaciones con el Majzén, y que pocos
medios podía utilizar el Estado en aquel momento para realzar su prestigio ante el Sultán. La
misión de Ojeda consistía en crear con su habilidad de diplomático de carrera una cortina de humo
del gobierno Silvela de enviar una Embajada extraordinaria a Marrakesh, notificando la postura
española favorable en líneas generales al mantenimiento del 'statu quo' y anunciando la intención
del gobierno español de obtener la cesión de Ifni. Se apelaba a los gobiernos de las potencias
europeas con representación diplomática en el Sultanato a que respaldasen las iniciativas hispanas.
la actitud benévola de las grandes potencias europeas. Ninguna de ellas había protestado. Incluso
los más fríos -los italianos- que se limitaron a recibir las manifestaciones confidenciales sin
especiales comentarios, prometieron "secundar en cuanto les fuera posible los deseos del gabinete
de Madrid". La posición de Austria parecía más abierta, así como la expresada por el Imperio
alemán; el subsecretario de Estado del II Reich, Barón de Richtofen anunció que daría instrucciones
a los agentes del gobierno alemán en Tánger para que prestasen su enérgica ayuda a las gestiones
del Plenipotenciario español, haciendo " presente al gobierno magrebí, la amistad que le une con
España y la conveniencia de atenderla por ser una de las más interesadas en la suerte de aquel
1307
Carta particular número 2 de Francisco Silvela dirigida a Emilio de Ojeda. 3 de Abril de 1.900. A.G. A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 123 / Ex. 2.
1308
J.L. de Agüera (Embajador de España en Viena) al Ministro de Estado. Despacho no. 27. 18 de Abril de 1.900.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
1309
Ibidem. Conde de Chacón (Embajador de España en Roma) al Ministro de Estado. Despacho no. 52. 19 de Abril
de 1900.
1310
Ibidem. Conde de Rascón (Embajador de España en Londres) al Ministro de Estado. Despacho no. 68. 16 de Abril
de 1900.
1311
Ibidem. Duque de Vistahermosa (Embajador de España en San Petersburgo) al Ministro de Estado. Despacho no.
49. 18 de Abril de 1.900.
1312
Ibidem. Felipe Méndez de Vigo (Embajador de España en Berlín) al Ministro de Estado. Despacho no. 40. 21 de
Abril de 1.900.
815
Imperio". Igual de calurosa fue la respuesta del Ministro de Exteriores zarista, Mouravieff, en favor
de España llegando al punto de contestar con una Nota en la que se comprometía a prestar toda la
en España: doce fusiles y doce carabinas Mauser fabricadas en Oviedo, dos alfanjes, dos gumías,
señalado para su realización.1313 El problema del bloqueo de las guarniciones españolas en el Rif
En Tánger quedaría al frente de la Legación española García Jove quien tuvo que hacer
frente, en ausencia de Ojeda, a importantes asuntos como el relativo al nuevo emplazamiento del
lazareto para los peregrinos marroquíes que regresaban del viaje a La Meca. Se pensaba fijarlo en
Punta Malabata (Torre Blanquilla, Tánger). El tema se revelaba de nuevo como base de un
insidioso juego de influencias extranjeras en Marruecos: Francia, Italia e Inglaterra iban a enviar a
las reuniones previas a la constitución de la comisión encargada del estudio del emplazamiento a
eminentes profesores médicos y García Jove solicitaba del gobierno Silvela que no se quedara
atrás.1314
peregrinos en la isla de Mogador. La resistencia del Gran Visir a las injerencias extranjeras y la
1313
Telegrama de Ojeda al Ministro de la Guerra. 16 de Marzo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 123 / Ex. 2.
1314
García Jove, Encargado de Negocios de la Legación española en Tánger al Ministro de Estado, Aguilar de
Campoo. Despacho no. 49. 28 de Abril de 1.900. A.G. A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 /Ex. 2.
816
influencia en el Sultanato llevó a la frustración del proyecto. Faltó la cohesión en la actuación de
los miembros del cuerpo diplomático y el Majzén aprovechándose de ello se negó en rotundo al
cuarentena los peregrinos que durante 1900 regresaban de La Meca. En este sentido, García Jove
informaría a Aguilar de Campoo que, reunido el cuerpo diplomático a finales de abril, había
tomado la determinación de rechazar de los puertos marroquíes a todos aquellos barcos y vapores
que hubiesen tomado directamente peregrinos en Djeddad, no siendo tampoco admitidas, pero sí
hubiesen pasado éstos cuarentena en el lazareto de Yor. El Consejo Sanitario seguía empeñado en
un pulso tenso con el Majzén.1315 Éste propuso al cuerpo diplomático el traslado del lazareto a
Punta Malabata o a otros dos puntos del territorio marroquí, uno de los cuales era la isla del Perejil
y el otro la pequeña ensenada de Yedala. Dado que la decisión del gobierno jerifiano era
irrevocable, las potencias europeas no quisieron exigir por la fuerza la cesión de la isla de Mogador.
técnicos y otros de carácter general, como por ejemplo la distancia que mediaba con Tánger (sede
del Consejo Sanitario). Vetado por Ojeda el emplazamiento de Perejil y descartada Yedala, se optó
proximidades de Tánger, un lugar por otra parte rico en agua, materiales de construcción y con
De la Embajada a Marrakesh nos han quedado dos testimonios literarios. De ellos, sin duda
el relato más completo y que mejor representa la descripción exótica del Marruecos pre-colonial
visto a través de los ojos de un diplomático / viajero es el compuesto por Rafael Mitjana Gordón
(1869- 1921): En el Magreb-el- Aksa: Viaje a Marruecos (Valencia, 1905). El autor, Mitjana, había
1315
García Jove a Aguilar de Campoo. Despacho no. 51. 26 de Abril de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 164 /Ex. 1.
1316
Emilio de Ojeda al Ministro de Estado, Aguilar de Campoo. Despacho no. 129. 31 de Octubre de 1.900. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 /Ex. 2.
817
sido secretario de la Legación en Tánger, y consiguió agregarse a la Embajada que presidió Ojeda,
para realizar, así, " uno de los mayores deseos de mi vida ", el de visitar " un país tan extraño como
Sheriffiana en 1900. Se trata de una serie de breves comentarios redactados por el joven Jaime de
El 14 de abril embarcaba Ojeda a bordo del crucero Carlos V con todos los miembros de la
Embajada dirigiéndose el buque rumbo a Mazagán, donde llegaría en la mañana del día siguiente.
El día 24, tras atravesar el río Tensif, arribaba la Embajada a las proximidades de Marrakesh
realizando la comitiva una solemne entrada en la ciudad imperial. El Gran Visir Bu Ahmed
padecía una grave enfermedad que impidió que la Embajada española iniciara sus gestiones.1319 El
doctor Cerdeira, oficial de la Armada que acompañaba a Ojeda fue llamado para asistir al enfermo.
Dado que Bu Ahmed había absorbido todas las funciones principales del Estado, su enfermedad
preocupaba hondamente tanto a los círculos diplomáticos extranjeros como a los funcionarios
majzeníes. La suspensión forzosa del despacho de los asuntos oficiales había sido la primera
Ahmed había sido aplazada indefinidamente.1320 Con todo, Ojeda estaba dispuesto a aprovechar la
nuevo. Exigió que en el futuro su único interlocutor fuese el joven Mawlay Abd al- Aziz. Corrían
tiempos nuevos que requerían procedimientos diplomáticos novedosos; aprovechando ese mensaje,
1317
Véase Mitjana Gordón, R.: En el Magreb-el-Aksa. Viaje de la Embajada Española a la Corte del Sultán de
Marruecos, en el año 1.900, Valencia, F. Sempere y Compañía Editores, 1905, pág. VIII.
1318
Jaime de Ojeda: Recuerdos íntimos de la Embajada a la Corte Sheriffiana en 1.900, Tánger, Imprenta de la Misión
Católica, 1901.
1319
Emilio de Ojeda al Ministro de Estado, F. Silvela (lo despacharía el marqués de Aguilar de Campoo, nuevo
Ministro de Estado desde el 18 de Abril). Telegrama de 27 de Abril de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica.
Marruecos. Caja 62 /Ex. 1.
1320
Emilio de Ojeda al Ministro de Estado, F. Silvela (lo despacharía el marqués de Aguilar de Campoo). Despacho
no. 2 de la Embajada Extraordinaria a Marrakesh. 28 de Abril de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 62 /Ex. 1.
818
Ojeda esperaba arrancar concesiones del Sultán que Bu Ahmed no hubiera ni siquiera llegado a
considerar. Incluso llegó a amenazar con retirarse a la costa si no se le permitía este contacto
El autocrático desempeño de todas las funciones de Estado que había asumido personalmente
el Gran Visir era el pretexto para la interrupción de unas negociaciones bloqueadas antes de
comenzar. Pasaban los días y Ojeda no lograba entablar contacto con ningún miembro de la Corte.
El joven Sultán tampoco se decidía a tomar alguna resolución que terminara con esa situación
anómala y extraña, difícil de entender para los europeos.1321 Posteriormente cuando Ojeda redactó
solemne de recepción del diplomático español (llegando a indicar que el Gran Visir había
practicado un secuestro efectivo de la persona del Sultán), en un momento en que éste pugnaba por
tener acceso directo a la persona de Abd al- Aziz, a quien aspiraba a convencer de la necesidad de
El 3 de mayo Ojeda aprovechó la visita del caíd instructor de las tropas jerifianas, el británico
MacLean, para quejarse del anómalo retraso que sufría su presentación al Sultán, señalando que
una tardanza de tal calibre podría convertirse en motivo de desaire hacia España. Ojeda amenazó
directamente con Abd al- Aziz y de tratar personalmente con él los asuntos cuya solución le había
sido encomendada por Silvela. Esta amenaza venía a producirse en un momento de especial tirantez
en las relaciones entre Marruecos y España debido al bloqueo de las plazas españolas en las costas
del Rif y podía traducirse en un estado de ruptura real de las relaciones entre los dos países.
MacLean hizo llegar a oidos del Sultán y del Gran Visir Bu-Ahmed el contenido de la
conversación y al día siguiente Abd el-Krim ben Sliman, el Ministro de Negocios Extranjeros
1321
Emilio de Ojeda al Ministro de Estado, F. Silvela (lo despacharía el marqués de Aguilar de Campoo). Despacho
no. 3 de la Embajada extraordinaria a Marrakesh. 3 de Mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 62 /Ex. no. 1.
819
marroquí acudió a visitar a Ojeda, anunciándole que el Gran Visir había resuelto que la audiencia
nombre del Sultán el Kaid el-Meshuar, que reunía los cargos de Introductor de Embajadores y
Mayordomo mayor de Palacio y un piquete de soldados a caballo. El Sultán iba a recibir a Ojeda
Cuando Abd al- Aziz hizo acto de presencia, Ojeda dio lectura a un breve discurso. Acto
seguido el Sultán entregó el suyo para que lo leyera Abd el- Krim Ben Sliman que actuaba en
nombre del ausente Gran Visir; un texto redactado en amistosos términos y lleno de vaguedad que
revelaba a juicio de Ojeda la cautelosa prudencia con que el gobierno marroquí acogía a la
Embajada española. Según Ojeda las suspicacias de la prensa europea que había insistido
últimamente en las supuestas peticiones de concesiones territoriales por parte española al Sultán,
habían llevado al Majzén a una actitud de temeroso recelo. La parte ceremonial de la misión se
había salvado. Ahora había que empezar las conversaciones políticas. 1322
por las calles y reforzó la guardia en el palacio donde residían. Sin embargo, a la agitación
al Sultán asistir al entierro de su Visir y el orden más perfecto empezó a reinar en la ciudad: se
los habitantes de Marrakesh, causado por la desaparición de alguien que había regido el país con
1322
Emilio de Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 4 de la Embajada extraordinaria a Marrakesh. 8 de mayo de
1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
1323
Emilio de Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 6 de la Embajada Extraordinaria a Marrakesh. 13 de mayo de
1900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62/Ex. 1.
820
mano despótica, a la cabeza de una administración odiosa. Ojeda en sus despachos hablaba de una
intensa alegría en los marroquíes suscitada por las esperanzas de cambio cristalizadas en la figura
del monarca. Parecía como si el Sultán se propusiese imitar el ejemplo de su padre, el enérgico
Mawlay Hassan, al querer gobernar por sí solo. Su voluntad y sus tendencias autocráticas eran
recibidas con gran satisfacción por un pueblo que guardaba el grato recuerdo del reinado de su
decisión de levantar apresuradamente el bloqueo de Alhucemas y Vélez sin contar con sus
El Sultán convocó en palacio a los Filali, los chorfa miembros de la familia imperial, y les
comunicó su deseo de gobernar personalmente, actuando como figura política más importante del
Majzén y no delegando su autoridad en un ministro de la categoría del finado Bu Ahmed. Abd- al-
Aziz se iba a sustraer en adelante de cualquier tutela. Procedió a cubrir los puestos de Gran Visir,
Gran Chambelán, Ministros de Guerra, Relaciones Exteriores, etc. pero manifestando que en el
futuro estos funcionarios serían simplemente auxiliares suyos. Uno de los escritores- testigos del
Marruecos precolonial, el doctor francés Weisgerber -, señaló que la muerte de Bu Ahmed marcó
el final de una época, el fin del viejo Marruecos. En este punto no se equivocaba. Aunque la mayor
parte de los altos cargos nombrados por el Sultán eran parientes y amigos de Bu Ahmed, las raíces
mismas del viejo sistema de gobierno habían desaparecido para siempre; incluso surgía una figura
descollante en el nuevo Marruecos, un nuevo Ministro de la Guerra, el joven Mehdi el- Mennebhi.
Durante todo el período en que había desempeñado su cargo, Bu Ahmed había representado la
última tentativa de aplicar las formas de gobierno de Mawlay Hassan, caracterizadas por el empleo
de la fuerza y las medidas enérgicas y de policía mezcladas con el patronazgo de diversas familias
destacadas en las que apoyarse para ejercer el poder. Según Richard Pennell, Mawlay Abd al- Aziz,
no tenía la energía, los recursos económicos, ni la habilidad de su padre para aplicar ese tipo de
1324
Carta particular no. 2 de Emilio de Ojeda al Marqués de Aguilar de Campoo. 22 de Mayo de 1.900. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 123 /Ex. 2
821
política y probablemente tampoco quería hacerlo.1325 El joven Sultán se dispuso a romper con el
pasado tanto política como personalmente.1326 Sus primeros nombramientos -recalcó- tenían un
Se trataba de un ensayo de gobierno personal y era muy probable que el Sultán fuera
renovando los cargos según las exigencias de la situación política del país.
apresuró a escribir a Marrakesh suministrando a Ojeda instrucciones ante los cambios producidos
en el imperio jerifiano. El gobierno español había estado preocupado por las insinuaciones de que
complicaciones que para España hubiese suscitado una lucha por el poder al fallecer el Gran Visir.
Gobierno juzgaba que había que proceder con suma cautela, procurando evitar que se planteara la
cuestión del ' reparto de Marruecos' a escala internacional. Las pretensiones del gobierno de Silvela
eran mucho más moderadas que un mes después, cuando se iniciase el verano. Fue entonces cuando
el gabinete pretendió que España se estableciese firmemente en las costas saharianas del territorio
imperial. 1327
únicamente se iba a pretender arrancar al Majzén el permiso de patrulla por las aguas susíes. El
gobierno español recibía con alivio los nombramientos de los nuevos altos cargos de la
Tánger expresando su convencimiento de que la intención de todas las grandes potencias coincidía
en el decidido propósito de mantener el statu quo. El Ministro de Estado intentó calmar los ánimos
de la Legación, señalando que las operaciones emprendidas por las tropas francesas se
1325
Véase C.R. Pennell: Morocco since 1830. A History, Londres, Hurst & Company, 2000, pp. 121-122.
1326
Ibidem.
1327
Carta particular no. 1 del Ministro de Estado, Marqués de Aguilar de Campoo dirigida a Emilio de Ojeda. 11 de
Mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 123 / Ex. 2.
822
circunscribían a los límites fronterizos entre Argelia y Marruecos, y que tales movimientos "no
suponían acto alguno de invasión" del Sultanato; se limitaban a constituir unas operaciones que
habían sido emprendidas por las autoridades francesas por "estimarlas necesarias para sus
desaparición de Bu Ahmed ben Musa marcó el inicio de un período breve de alarmas y de intrigas,
alguna, hasta que se fuera despejando la situación. Además el luto de la Corte que decretó el Sultán
impedía toda tentativa española para dar comienzo a la misión de la Embajada. En el interín Ojeda
empezó una serie de visitas de rigor, comenzando por el Ministro de Asuntos exteriores, Abd el
Krim ben Sliman, con quien le ligaba una antigua amistad y a quien hizo un esbozo de los
principales objetivos de su misión. Ojeda tuvo que batallar para disipar la impresión del Majzén. En
un momento en que el territorio imperial se encontraba invadido por las fuerzas francesas, los
suspicaces hacia un posible compromiso de ayuda de Francia hacia España por la campaña de la
prensa inglesa, que denunciaba 'los siniestros proyectos que (...) abrigaba la Embajada española
consecuencia de una inteligencia y acción común pactada entre Francia y España. España de
acuerdo con el gobierno francés pretendía exigir una serie de territorios marroquíes costeros en la
zona del Estrecho de Gibraltar. Su actuación facilitaba la marcha invasora de Francia por el Sureste
del Imperio. Ambas naciones pretendían dar así inicio al reparto del Imperio, derribando el frágil
andamio sobre el que reposaba el "statu quo". La prensa británica apuntaba que desde el Tuat el
Ejército francés amenazaba ya el Tafilalt, mientras que España ejercería su acción invasora por el
1328
Telegrama conteniendo una R.O. del Ministerio de Estado de 18 de Mayo de 1.900 dirigida al Encargado de
Negocios de España en Tánger. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 / Ex. 1.
823
Estrecho y por el Rif, y exhortaba al pueblo marroquí a resistir las pretensiones españolas,
afirmando que para ello podía contar con las simpatías y el apoyo de Gran Bretaña. El corresponsal
del Daily Chronicle en Tánger llegó a telegrafiar a Londres que en Marrakesh la turba exaltada por
los sentimientos nacionalistas había llegado a apedrear e insultar a Ojeda.1329 Se trataba de una
Ministro de Estado comunicándole el éxito total de sus gestiones encaminadas a conseguir del
gobierno francés que apoyara todas las gestiones emprendidas por Ojeda en Marrakesh.1330 Pocos
días después el diplomático español recibía en la Corte imperial sendas misivas de los Ministros de
Francia y Rusia en Tánger en las que le manifestaban las instrucciones de sus respectivos
gobiernos, encaminadas a presionar sobre el gobierno jerifiano para que éste diera pronto y
después, el doctor Linares, agente confidencial de la República Francesa, se entrevistó con Ojeda
haciéndole partícipe del encargo de los países de la Dúplice Alianza de apoyar en todo lo posible
las gestiones españolas. Linares afirmaba haber cumplido cerca de Ben Sliman esta tarea. Deseoso
Ojeda de paliar el efecto del paso dado por el médico francés, algo que redundaba en el
convencimiento del Majzén de un entendimiento hispano-galo sobre el reparto del Imperio, tuvo
que entrevistarse a su vez con Ben Sliman. Derrochó argumentos sobre la lealtad de España y sus
deseos de no acabar con la independencia marroquí. Asimismo convenció a Linares para que en
sus nuevos encuentros con el ministro marroquí hiciera frente a las suspicacias del Majzén y
disipara las elucubraciones de la prensa inglesa acerca del supuesto acuerdo contra la integridad de
Marruecos. Ojeda tuvo que emplearse a fondo para demostrar lo que por otro lado era una
1329
Telegrama de Aguilar de Campoo al Encargado de Negocios de la Legación en Tánger, García Jove. 15 de Junio
de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
1330
Telegrama del Embajador de España en París, León y Castillo dirigido al Ministro de Estado español. 2 de Mayo
de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
824
evidencia: que no había compromiso político entre los países de la Dúplice Alianza con España.1331
internacional de España y que buscaban únicamente el soporte de las grandes potencias para
arrancar al gobierno del Sultán unas modestas reivindicaciones acababan por ponerse en contra de
la causa española. Ojeda tendría ocasión de quejarse en carta particular dirigida al Ministro de
Estado de la iniciativa de Silvela al solicitar para España el apoyo de la Dúplice Alianza, apoyo
que efectivamente se había conseguido. Sin embargo Silvela no había advertido de sus gestiones en
española en Europa, Ojeda se lamentaba por no haber podido utilizar convenientemente ese
elemento - el apoyo franco-ruso - en sus primeras entrevistas con las autoridades marroquíes.1332
Por otro lado la inacción minaba la moral del Plenipotenciario español. Un mes llevaba
misión política. La audiencia privada con el Sultán había sido aplazada a petición de éste. En sus
cartas particulares a Aguilar de Campoo Ojeda se quejaba de estar devorado por la impaciencia y
patentizaba su disgusto ante las dilaciones y demoras de la administración marroquí. Ojeda tuvo
también que ocuparse de otras tareas urgentes. Avisado por carta por el Encargado de Negocios de
Alhucemas y Vélez por orden de las autoridades jerifianas en el Rif, tuvo que ponerse en contacto
inmediatamente con Ben Sliman para informarle de lo sucedido y expresar en torno enérgico el
disgusto del gobierno español por la repetición de aquella situación. Nuevamente el diplomático
amenazó con retirarse de Marrakesh. El Ministro de Asuntos exteriores marroquí anunció por su
parte a Ojeda el envío por parte del Sultán de una carta personal dirigida a su delegado en Tánger,
Mohammed Torres, mandándole que fletase con toda urgencia un vapor que llevase al Rif un
1331
Emilio de Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 8 de la Embajada Extraordinaria a Marrakesh. 20 de Mayo
de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 / Ex. 1.
1332
Carta particular no. 2 de Emilio de Ojeda dirigida al Marqués de Aguilar de Campoo. 22 de Mayo de 1.900. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 123 / Ex. 2.
825
decreto imperial ordenando a los jefes del cuerpo de ejército acantonado en aquella región que se
restableciesen de forma inmediata las comunicaciones normales entre el territorio marroquí y las
plazas españolas. Ojeda entendió la acción de Abd-al- Aziz como una victoria personal de gran
importancia. Había podido destruir los planes del Gran Visir de bloquear a los españoles en el Rif,
con el propósito último de echarlos al mar. Se podía proseguir ahora con la vía iniciada: presionar
sobre el Sultán, un Emperador joven, inexperto, sin formación importante en tareas de gobierno al
estar hasta entonces monopolizadas por el Gran Visir. Un joven Abd al- Aziz era fácilmente
de las relaciones con Marruecos forzosamente pasaba por utilizar de manera exclusiva al Sultán
como negociador.
entrevista el diplomático hacía entrega a Abd al- Aziz de un extenso memorándum, en el que
resumía los objetivos de su misión. Además Ojeda esbozó oralmente un extracto sucinto de lo que
el documento contenía. Éste había sido redactado personalmente por Ojeda, y del mismo había
aspiraba a robustecer la autoridad, el prestigio y la fuerza del Sultán como mejor garantía ante un
destino que se revelaba sumamente incierto y problemático. Establecido el dialogo fluido con el
Emperador, sin la intermediación de ningún ministro, Ojeda hacía un elogio del gobierno español
1333
Carta particular no. 3 de Emilio de Ojeda dirigida al Marqués de Aguilar de Campóo. 30 de Mayo de 1.900.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 123 /Ex. 2.
1334
Carta particular no. 2 del Marqués de Aguilar de Campoo, Ministro de Estado dirigida a Emilio de Ojeda. 21 de
Mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica. Marruecos. Caja 123 /Ex. 2.
826
señalándolo como firme y convencido defensor de la integridad del Sultanato y del mantenimiento
del 'statu quo'. Es más, arremetía contra el ejercicio del derecho de protección (reactivado sin
embargo por parte hispana en la segunda mitad de la década final del siglo) para pasar luego a
recalcar las últimas vicisitudes en las relaciones hispano-marroquíes en que el gobierno español se
había puesto al servicio del Majzén prestándole su ayuda. Era el caso de los conflictos entre los
rifeños de las inmediaciones de Melilla, cuando la autoridad militar española había suministrado
municiones a las tropas gubernamentales en lucha contra algunos rebeldes cabileños. Con ello
España no había vacilado en romper su 'neutralidad' de cara a los asuntos internos del Sultanato, y
al extremar sus deferencias hacia el Majzén había corrido el riesgo de enemistarse con las cabilas
que rodeaban la ciudad española. Asimismo se le recordaba al Sultán que España se había
abstenido de castigar con el envío de una expedición militar al Rif a los 'piratas' Bocoyas que
Estaba clara la estrategia de Ojeda. El diplomático iba a buscar ganarse la confianza del
Sultán. Sus planteamientos eran machaconamente repetitivos: España era presentada como la
potencia europea con más interés en defender la integridad nacional marroquí, como el país que
hacía de ese interés la norma básica de su política internacional, y que al mismo tiempo era el
paladín dispuesto a defender sincera y desinteresadamente la causa del Majzén frente a los
'díscolos' súbditos de algunas cabilas, reacios a someterse a la autoridad imperial. Con tales
premisas se intentaba convencer a Abd al- Aziz de que robustecer la posición de España en
Marruecos significaba a la vez hacer más fuerte el poder del Sultán. Las fortalezas que España
poseía en el litoral rifeño no eran las dagas que en el pasado amenazaban al corazón del Imperio, no
eran refugio para los cabileños dispuestos a hostilizar al Majzén. Más bien eran un apoyo y una
garantía de la integridad del Imperio. Eran centinelas avanzadas en la defensa del Sultanato,
dispuestas en alerta contra las ambiciones de cualquier otra nación europea que aprovechándose de
los síntomas de debilidad en Marruecos, intentara satisfacer sus mal encubiertas codicias. Por ello
España nunca había tratado desde hacia siglos de extenderse por el Rif; se había mantenido siempre
827
en los presidios. Negando la evidencia que significaba la creación de embrionarios grupos
proespañoles entre los notables rifeños puesta en marcha por el gobierno liberal sagastino en 1898
en las inmediaciones de Alhucemas, Ojeda llegaba a afirmar que España jamás había aprovechado
su vecindad a las cabilas para hacer propaganda entre los rifeños circundantes a los presidios, ni
para crear dificultades al Majzén o suscitar intrigas en el Rif, ni menos aún para extender su
protección a ninguna cabila en su conjunto, a pesar de haberlo solicitado varias. El Ejército español
tampoco se había aprovechado de las provocaciones y de los frecuentes ataques de las cabilas
fronterizas para conquistar territorios marroquíes, cuando pudiera haberlo hecho invocando el
legítimo pretexto de castigarlas. Ojeda volvía a faltar a la verdad al omitir los incidentes
fronterizos en las afueras de Melilla provocados por el Ejército español para arrebatar concesiones
Eran los argumentos utilizados por Ojeda para, aprovechando el canal abierto de
comunicación con el Sultán, hacer sugerencias a Abd al- Aziz. Se trataba de consejos
'aparentemente' bien intencionados y desinteresados, que permitirían demostrar que España quería
de verdad ayudarle en sus primeros pasos de gobierno personal en el Imperio. En realidad Ojeda
procedía a poner en práctica una ofensiva imperialista para restar aún mayor soberanía al Sultán en
el territorio nacional y cumplir así los pasos que había aconsejado llevar a cabo a Silvela. Las islas
Canarias y el territorio de Río de Oro guardaban las costas occidentales de Marruecos y la frontera
meridional del Imperio jerifiano. España estaba en condiciones de cerrar el paso a toda injerencia
perjudicial para los intereses de Abd al- Aziz en los inquietos territorios del Sus, Draa y Tekna.
Ojeda llegaba a apuntar que franceses e ingleses tenían intereses en establecerse en las fronteras
meridionales y sur-occidentales del Sultanato. Sin embargo Abd al- Aziz no tenía nada que temer
de España que le ofrecía una amistosa y pacífica relación. España no estaba comprometida en
alianza internacional alguna, por lo que se hallaba en las condiciones más favorables para
la monarquía marroquí, a la que el diplomático presentaba como la única verdadera aspiración del
828
pueblo español. A continuación Ojeda exponía la necesidad de evitar en el futuro roces que
pudieran acarrear discrepancias y conflictos, como el que había amenazado las relaciones hispano-
marroquíes motivado por la infracción cometida por las tropas del Sultán con la cláusula del
exponía el resto de las cuestiones que planteaba España, a saber : 1) La cesión inmediata del puerto
de Ifni y de los territorios vecinos al mismo, necesarios para el establecimiento de una pesquería; 2)
residencia de la Corte jerifiana, bien en Fez o bien en Marrakesh con vistas a la creación de canales
de comunicación fluidos y rápidos con el Majzén, un derecho por otra parte ya ejercido por Francia
e Inglaterra; 4) la explotación de bosques y del corte de maderas en territorio imperial por parte de
1893. No obstante Ojeda ponía de manifiesto la resolución del gobierno español de renunciar al
último apartado y al mismo tiempo el compromiso de apoyar al gobierno del Sultán en los
propósitos de este de restringir el derecho de protección y corregir algunos abusos de las grandes
potencias que contravenían los términos de la Conferencia de Madrid. Sin embargo algo
irrenunciable era el derecho de posesión de Ifni. Reconocido en 1883 para España el que se crease
el establecimiento de una pesquería a que hacía referencia el artículo 8º del Tratado de paz de 1860,
inmediata. La medida iba edulcorada con la promesa de que la presencia de tropas y buques de
guerra españoles en Ifni sería la mejor garantía para el gobierno imperial contra las tentativas de
Por último Ojeda intentaba su maniobra más arriesgada. Buscaba obtener para España la
vigilancia de las costas del Sáhara Occidental (en realidad se trata de las costas del Sus y Nun), el
control marítimo de los límites meridionales del Imperio. Si el propósito del diplomático se
cumplía se habrían alcanzado al menos dos resultados importantes: uno político y otro militar.
Políticamente España podía salir consagrada como el "policía" de las costas occidentales del
829
Imperio, aceptado como tal al menos tácitamente por el Sultán que debería prestar a la acción de la
Marina española, la cobertura, más o menos ficticia, de que los buques de guerra hispanos actuarían
La ventaja militar era también valiosa. España tenía derecho a patrullar en un punto
estratégico de Marruecos, desde donde podría en el futuro intervenir con mayor rapidez en
cualquier otro lugar de la costa atlántica marroquí, cuando las circunstancias lo hicieran propicio.
El señuelo de esta maniobra era que la Marina imperial carecía de medios para evitar el
contrabando en las costas meridionales del Sultanato. Por ello Abd al- Aziz debía autorizar a la
Marina de guerra española para que pudiese ejercer el derecho de patrulla y vigilancia de buques
sospechosos "en las aguas jurisdiccionales marroquíes de aquella región". Según Ojeda el
gobierno conservador estaba decidido firmemente a poner en explotación y colonizar los territorios
comprendidos entre Cabo Bojador y Cabo Blanco; por lo tanto la presencia hispana iba a ser mucho
más intensa al sur del Imperio. Se presentaba la ocasión idónea para que el Majzén concediera al
gobierno de Madrid las facultades necesarias para ejercer en su nombre la vigilancia de las costas
del Sus y del Uad Nun, impidiendo así el contrabando de armas destinadas a las tribus levantiscas
único las zonas meridionales del Sultanato, viene corroborado por las persistentes indicaciones de
Ojeda en el Memorandum que dirigió al Sultán intentando calmarle sobre los propósitos españoles
relativos al territorio del Rif. Con ello el diplomático pretendía tranquilizar al Majzén disipando
los rumores que la prensa británica había propagado sobre las pretensiones de Silvela en el Rif. El
gobierno conservador estaba dispuesto a aceptar todas las observaciones marroquíes en lo tocante a
la persecución del contrabando entre Alhucemas y Vélez y el territorio imperial. Ojeda intentó
convencer definitivamente a Abd -el- Aziz de que en los asuntos marroquíes, España no obraba en
colaboración secreta con ningún gabinete europeo y llegó a comprometerse de que en el futuro no
830
celebraría " otros acuerdos con Nación alguna respecto a Marruecos que no (...) ( estuviesen)
Del valor de estas promesas podemos reflexionar al socaire de los datos que nos aporta la
consulta de los archivos españoles. Poco menos de un año después, en la primavera de 1901 y a
instancias del gobierno galo, España y Francia se ponían a negociar en el más absoluto de los
secretos un proyecto de reparto del Imperio que cristalizaría a finales del año 1902, en un acuerdo
que Sagasta ordenaría a León y Castillo que firmase sin dilación alguna.
pesquería de Ifni por los territorios de Tarfaya y la Sakia al- Hamra (o una parte de los mismos). El
mismo se justificaría ante el Ministro de Estado cuando le escribió una carta particular, fechada el
30 de Mayo.1336
En otro orden de cosas Ojeda criticaba al gobierno de Madrid cómo su actitud represiva
contra el movimiento obrero influía en la cuestión marroquí. Tal como ha señalado recientemente
Pelai Pagès la pérdida de Cuba y Filipinas determinó una recesión en la industria textil catalana
mientras se buscaban nuevos mercados para colocar la producción industrial.1337 Esta pequeña
crisis industrial y las nuevas condiciones creadas en cuanto a la renovación tecnológica del textil
experimentaron durante los años iniciales del siglo XX las secuelas tradicionales de incremento del
paro, descenso de los salarios, y empeoramiento de las condiciones de trabajo. Fueron unas
circunstancias que aprovecharon los anarquistas para un reinicio de sus actuaciones. El gobierno
Silvela había pretendido deportar a una serie de anarquistas a Liverpool, pero luego rectificó sus
designios y los remitió a Tánger. Ojeda veía en ello un gravísimo error del gabinete Silvela. Desde
hacía varios meses una serie de desórdenes sociales y tumultuosas huelgas habían estallado entre
1335
Emilio de Ojeda: Anexo número 1 de la Memoria relativa a su gestión en la Embajada Extraordinaria a la Corte
Xerifiana, dirigida al Ministro de Estado, Aguilar de Campoo. 2 de Agosto de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 62 / Ex. 1.
1336
Carta particular no. 3 de Emilio de Ojeda a Aguilar de Campoo, documento ya citado.
1337
Véase Pelai Pagès i Blanch: “Els primers anys del nou segle : la vaga general de 1902 “ en V.V.A.A.: Història del
moviment obrer als Països Catalans, Edicions del País Valencia, Valencia, 2001, pág. 68.
831
los emigrantes hispanos establecidos en esta ciudad, promovidos por libertarios que allí se habían
refugiado o emigrado. Ahora estos desórdenes podían complicarse con la llegada de nuevos
militantes obreristas. Según Ojeda, España estaba dando una humillante muestra de debilidad
reivindicaciones proletarias suscitadas por los libertarios y daba ante toda Europa una muestra de
tropas por parte de cualquier potencia imperialista en la ciudad tangerina con el pretexto de
y peligrosas consecuencias que para la causa española en Marruecos iba a tener el aumento de
agitadores en Tánger. En realidad el gobierno Silvela no sabía qué hacer con los deportados, pues
1338
La misma Gran Bretaña, a pesar de sus tradiciones liberales y de considerarse así misma como el natural asilo de
todos los perseguidos, había dirigido varias notas oficiales al gobierno español rechazando enérgicamente la intención
de deportar al Reino Unido a diversos anarquistas.
1339
Carta particular del subsecretario de Estado, Pérez Caballero dirigida a Emilio de Ojeda.9 de Junio de 1.900.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 123 /Ex. 2
832
10.6. Las negociaciones sobre la cesión de Ifni a España.
de Campoo estimaba oportuno que Ojeda aprovechara las iniciativas políticas del joven Sultán,
entablando con él un canal directo de comunicación, obviando con frecuencia a los altos
funcionarios del Majzén. Pensaba que era posible con ello una negociación más fluida y rápida y
subsahariana estaba prácticamente terminado, habiéndose llevado a cabo la unión con sus
posesiones del Norte a través del lago Chad. No obstante todavía quedaba por llevar a cabo la
ocupación efectiva de los confines saharo-sahelianos y de las regiones forestales de Costa de Marfil
y del África ecuatorial, además del establecimiento del protectorado francés en Marruecos.
En febrero de ese año (1900), ambos países reanudaron las conversaciones interrumpidas en
1891, que desembocarían en la firma del tratado de delimitación el 27 de junio. Se fijaban ese día
las fronteras de los territorios saharianos que España declaró bajo su protección en diciembre de
Respecto al Sáhara, España retuvo el tramo de costa comprendido entre cabo Bojador y la
bahía del Oeste (cabo Blanco), conservando la jurisdicción marítima sobre las aguas canario-
Sin embargo perdió la bahía de Galgo y la zona del Adrar T´mar con las salinas de Iyyil, rico
enclave este último y centro neurálgico de comunicaciones entre el Sahara argelino y el Senegal.1340
1340
Sobre el desarrollo de las negociaciones y la firma del Tratado Hispano-Francés de 1.900, véase Morales Lezcano,
V.: León y Castillo, Embajador ..., op. cit., y especialmente el capítulo V, pp. 73-90.
833
La península de Cabo Blanco quedaba dividida por la mitad hasta alcanzar el paralelo 21º 20' de
La frontera continuaba después por el paralelo citado hasta alcanzar el meridiano 13º W de
Greenwich, seguía este meridiano y trazaba una amplia curva para dejar a Francia las salinas de
Iyyil. Desde el punto de encuentro de esta curva con el meridiano 13 º W, se dirigía hasta la
intersección del Trópico de Cáncer con el meridiano 12 º W y se prolongaba por este último
La correspondencia privada de Aguilar de Campoo nos permite afirmar que hacia finales de
mayo las negociaciones de París estaban marcando un cierto distanciamiento por parte de la
diplomacia española con respecto a Francia en torno al problema de la frontera meridional del
Imperio jerifiano. Este distanciamiento iba a servir de inicio para un movimiento español
conducente a apoderarse de los territorios de Tarfaya y la Sakia al-Hamra, que se iba a prolongar
hasta el otoño. Aguilar de Campoo llamaba la atención de Ojeda sobre el hecho de que el gobierno
interior del continente.1341 Cabía la posibilidad por lo tanto de que el gobierno republicano
"Mucho nos conviene llamar la atención del Sultán sobre este punto, hacerle ver que
los franceses ponen en duda sus derechos sobre una comarca cuya soberanía fué
expresamente reconocida á su padre por la Gran Bretaña en 1895 con su cuenta y razón, y
despertar las suspicacias de otras Potencias. Ya que no tenemos escuadras, ni ejércitos
para imponernos, defendámonos con este juego de esgrima ó de ajedrez, como Vd. quiera
llamarlo, de los intereses contrarios. Semejante contestación "de hecho" será la mejor que
1341
En el verano de 1.891 el Ministro de Estado conservador, Duque de Tetuán y el embajador francés en Madrid, Paul
Cambon mantuvieron una serie de conversaciones sobre los límites fronterizos orientales del Sultanato. En el
transcurso de las mismas Cambon explicitó la postura oficial del gabinete republicano señalando que la soberanía
territorial del Sultán se extendía tanto como su soberanía religiosa, por lo que los territorios al sur del Uad Draa, y en
concreto Tarfaya y Cabo Juby formaban parte del Imperio jerifiano, dado que el sometimiento religioso de sus
habitantes al Sultán Mawlay Hassan era una realidad indiscutible. Véase Fernández Rodríguez: op. cit., pp. 268-269.
834
podamos oponer a las malévolas insinuaciones de la prensa extrangera (sic), a los amaños
y trabajos que seguramente nos prepara Francia, a pesar de sus alardes de amistad, en
estos momentos de ambición conquistadora".1342
Hay que buscar en esta desconfianza hacia los deseos expansionistas de Francia la
aproximación de Silvela al gobierno británico del verano de 1900, buscando contar con el apoyo de
Londres para apoderarse de las costas meridionales del Imperio. A pesar de la ampliación del
hinterland africano de las islas Canarias logrado con el Tratado del 27 de Junio, el Gobierno
español estimaba insuficiente la protección que para las islas proporcionaba lo conseguido en las
negociaciones de París.
Por lo tanto España no controlaba por entero el hinterland africano del archipiélago. A pesar
Francesa, se estimaba como muy peligroso el hecho de que Francia pudiera seguir incrementando
sus posesiones en el Noroeste de África a expensas del Sultanato, arrebatándole los territorios de
Tarfaya y la Sakia al-Hamra. Si Francia lograba consolidar o retener unas importantes extensiones
territoriales frente a las islas Canarias, ello suponía un motivo de temor para la seguridad nacional.
A pesar de contemplar en 1899 a Francia como la 'aliada natural' de España, Silvela se veía
Ojeda- no a conformar una alianza con el Reino Unido, sino con un sentido muy pragmático a
acercamiento a Inglaterra cuando intentó que el gobierno británico apoyara las medidas del Majzén
1342
Carta particular no. 3 del Ministro de Estado, Marqués de Aguilar de Campoo a Emilio de Ojeda. 31 de Mayo de
1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 123 /Ex. 2.
835
La favorable impresión que en el ánimo del Sultán causaron los regalos que le entregaba la
Embajada española y las dos audiencias con Ojeda repercutió en los ámbitos del Majzén y en los de
toda la ciudad de Marrakesh con misteriosa rapidez. Apenas Ojeda empezó una serie de visitas a
los principales funcionarios de la Corte, éstos se apresuraron a reflejar en el trato con el español los
amistosos sentimientos de Abd al- Aziz, llenándolo de dádivas y agasajos. En un intervalo de tres
días, Ojeda acudió a entrevistarse con el nuevo Gran Visir y con el ministro de Asuntos Exteriores,
Ojeda estimaba que dadas las carencias en formación y aptitudes del Gran Visir, su
influencia en el gobierno del país iba a ser muy escasa. Los miembros del gobierno que estaban en
condiciones de imprimir un carácter propio a los asuntos de Estado eran: Abd el- Krim en lo
tocante a los asuntos exteriores y el joven Ministro de la Guerra, el Mennebhi en lo tocante a los
asuntos de política interior, conjuntamente con un consejero del Sultán, el anciano Tazi.1343
Es por ello que Ojeda se apresuró en visitar al Mennebhi. Ahora bien, ni en la visita que
efectuó al Gran Visir, ni en la que hizo al Ministro de la Guerra se trató ningún asunto relacionado
impuesto por el Sultán quien argüía la circunstancia de hallarse en la más completa ignorancia de
En primer lugar Ojeda reclamó la entrega de una pesquería en Santa Cruz de la Mar
Pequeña, tema que el Majzén venía esquivando desde 1860, en que contrajo esta obligación al
firmarse la paz. Era el tema más apremiante encargado en las instrucciones de Silvela al dar
comienzo la misión. Se pensaba asimismo que el momento era el más favorable para conseguir
unas concesiones de los marroquíes. Muerto Bu Ahmed, era más fácil jugar con la manipulación
1343
Emilio de Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 15 de la Embajada Extraordinaria en Marrakesh. 5 de Junio
de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 / Ex. 1
836
Ojeda quería que el gobierno imperial no abrigase dudas respecto del carácter irrevocable de
los propósitos del gobierno de Madrid. Por ello antes de marchar a Marrakesh había comunicado a
sus colegas del cuerpo diplomático sus instrucciones sobre este punto. Por otra parte Ojeda al llegar
a Marrakesh confirmó su intención tanto al doctor Linares como al caíd MacLean. Al resucitar la
cuestión de la pesquería, el diplomático esgrimió las promesas reiteradas de Mawlay Hassan y las
contenidas en una carta de su ministro Bargach; promesa repetida asimismo por la misión de Sidi
La primera reacción del Gobierno marroquí fue intentar eludir la reclamación española,
Santa Cruz. A continuación el Majzén afirmó su convicción de que Ifni no coincidía con el
emplazamiento de Santa Cruz. Arguyó ante la Embajada española que en 1883 había sido enviada a
la costa suroccidental del Imperio una comisión mixta hispano-marroquí. Los delegados
Sin embargo los delegados españoles habían preferido la permuta de Agadir por Ifni, a lo que
el Majzén accedió. A tal efecto concedió cerca de Ifni un punto destinado al emplazamiento
español. Por lo tanto el establecimiento no podía crearse en el mismo puerto de Ifni y había de estar
circundado por muros construidos por las tropas marroquíes. Este muro carecería de salida por el
exterior por el mar. Se trataba de evitar todo intercambio comercial con las cabilas circundantes. El
Majzén declinaba asimismo toda responsabilidad en los posibles ataques que las cabilas vecinas
ejercieran contra los españoles. Sin embargo el Sultán Mawlay Hassan había demorado siempre la
entrega del lugar aduciendo los problemas que tenía con las cabilas vecinas. Ben Sliman señalaba
ahora que los obstáculos existentes para la instalación de los españoles entre las cabilas indómitas
La estrategia de Ojeda dado que Ben Sliman quería aplazar de nuevo la entrega del lugar fue
837
pactado con España y su aquiescencia a que España ejecutase por sí sola lo dispuesto en el Tratado
de paz de 1860. El Majzén debía asumir también las consecuencias de una hipotética toma de
posesión a mano armada por España del territorio y reconocer que había desaparecido la autoridad
del Sultán entre las cabilas. Ello suponía reconocer a España, en caso de encontrar oposición al
estipulado en el tratado sino todos los territorios cuyos moradores constituyesen una amenaza para
territorios meridionales del Imperio, ello equivalía a abrir la puerta a las latentes ambiciones de
otras potencias europeas -Francia, Gran Bretaña- que podían aprovechar la situación para intentar
algún desembarco que amputara del Sultanato alguna de sus más ricas comarcas sureñas.
Ojeda y Ben Sliman celebraron alrededor de siete sesiones de conversaciones a lo largo del
mes de Junio en torno a la cuestión del establecimiento español en Ifni, al cabo de las cuales el
inmediata entrega del territorio. Puestos de acuerdo sobre este punto, comenzó otra negociación
agotadora sobre la formación de una comisión mixta de delegados y peritos españoles y marroquíes
que debían delimitar el emplazamiento del lugar. El Majzén persistía en su intención de evitar a los
nativos todo contacto comercial con los españoles. Al mismo tiempo otro punto que originó una
fuerte discusión fue el relativo a si el emplazamiento debía realizarse "junto al puerto de Ifni"
los marroquíes aludieron a la posibilidad de rescatar el derecho español a establecerse en Ifni por el
pago de una compensación económica. Sin embargo a pesar de las diversas conferencias con
Sliman en las que se discutió ampliamente la cuestión del emplazamiento no se llegó a una solución
definitiva. Habiendo obtenido ya la concesión Ojeda creía que convenía a los intereses de España
dejar una puerta abierta por si el gobierno de Silvela juzgara oportuno dar un giro distinto a las
838
El gobierno conservador observaba estas negociaciones sin acabar de decidirse por el objeto
criterios sobre Ifni existente en el Ministerio de Estado. Con fecha 28 de junio se enviaba a
Marrakesh una Real Orden en la que se especificaba de manera explícita el apremiante deseo de
que la concesión debía coincidir con el puerto de Ifni y los territorios adyacentes. Era algo que
chocaba evidentemente con la inexistencia de cualquier derecho por parte de España, dado que
ningún documento o tratado, justificaba la identificación del lugar con la vieja pesquería española.
En todo caso era un problema que deberían dilucidar los comisionados de ambas partes
que entregó al Sultán tuvo el cuidado de insertar la petición expresa del puerto de Ifni. Sin embargo
esta petición fue rechazada de plano por el Majzén. El diplomático español personalmente se
mostraba contrario a la adquisición por España de ese puerto y en un despacho con fecha 11 de
Junio sugería al Ministerio de Estado la conveniencia de una permuta por otro territorio. Ojeda
consideraba gravísima la actitud de Francia al negarse a admitir el límite meridional del Imperio en
el cabo Bojador. Así es que tomó la iniciativa -sin esperar a recibir instrucciones de Madrid- de
infundir pavor entre los miembros del gobierno marroquí, amenazándoles con que Francia podría
intentar ocupar esta importante parte del territorio imperial. Al mismo tiempo aconsejó a Aguilar de
Campoo que cambiara impresiones y movilizara la atención de todos los gabinetes europeos
interesados en el mantenimiento del statu quo. El objetivo de esta maniobra era que fuesen
reconocidos por todos ellos los derechos del Sultán sobre las regiones de Tarfaya y la Sakia al-
Hamra, con lo que quedarían atajadas las hipotéticas intenciones expansionistas de Francia.
pesquería en el momento en que Mohammed Torres les señalara desde Tánger: a) o bien "cerca de
Ifni"; b) o bien "en algún otro punto entre este puerto y Cabo Bojador". Excluía por tanto la cesión
del puerto de Ifni. Sin embargo ese hábil estratega bregador que era Ojeda consiguió introducir una
importante innovación en las negociaciones. Adujo ante Ben Sliman que Francia desconocía y no
839
admitía la soberanía del Sultán en los territorios comprendidos desde el río Draa a Cabo Bojador, y
varios situados en aquella costa y exigió además del Ministro marroquí la posibilidad de que esta
permuta se insertara en un acuerdo escrito. Al hacerlo obró por iniciativa propia sin permiso
expreso del gobierno de Silvela. Sus argumentos intentaban convencer a Ben Sliman de que
Marruecos no tenía nada que temer de España y en cambio sí mucho de la República. Era preferible
tener pues en la frontera sur como vecinos a los españoles que al mismo tiempo serían los
guardianes de esta frontera frente al peligro francés. Asimismo el 11 de Junio al escribir una carta
territorio de Tarfaya.
Ojeda había conseguido al obtener la cesión de la pesquería el éxito más notable de su misión.
No ocurrió lo mismo en los otros temas de negociación. España pretendía exigir al Sultán que
soberanía sobre todo en la de Melilla, donde se solicitaba una demarcación de la zona neutral
anunciando la firme resolución de Abd al- Aziz de trasladar en breve su residencia a Fez y de
organizar desde allí una expedición al Rif con objeto de proceder en persona a la demarcación de la
1344
Carta particular no. 4 de Ojeda al Marqués de Aguilar de Campóo. 11 de Junio de 1.900. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 123 /Ex. 2.
840
zona neutral. Con respecto a la petición española de creación de consulados en Fez y Marrakesh, el
Majzén no se negó en redondo, aunque matizó que un agente consular en dichas ciudades no
tendría jamás acceso a la Corte del Sultán. Por otro lado el Ministerio de Estado llegó a la
instalados en Marruecos. Por otro lado las necesidades del comercio español o de la colonia
instalada en Fez eran tan exiguas que no exigían la creación de dichos establecimientos
consulares.
Otra cosa era establecer cerca del Sultán a un agente político confidencial que prestase a
España los servicios que a Inglaterra y Francia prestaban el caíd MacLean, el Doctor Linares y
otros agentes indígenas de no menor relevancia. Sin embargo este proyecto se estrelló ante el
invencible obstáculo que le supuso a Ojeda la carencia de una persona idónea. Tuvo que recurrir a
Mogador. Sin embargo Cerdeira desconocía por completo el árabe y esa era una dificultad que iba
a arrastrar.1345
En el curso de las negociaciones Ojeda desistió de un viejo derecho que los Tratados con
Marruecos otorgaban a España relativo a poder cortar maderas en los bosques del Sultanato para
proveer los arsenales peninsulares como estrategia con el fin de obtener concesiones en Ceuta. En
lo tocante al deseo español de ampliar los límites de Ceuta por la bahía de Benzú y de que le fueran
cedidos o vendidos a la ciudad los manantiales de agua existentes en la vertiente de Sierra Bullones,
el tema fue rechazado de plano por el Majzén, entablándose una negociación tan ardua y
En las negociaciones Ojeda se dio cuenta que el control de la bahía no sería útil a España sin
la entera posesión de la imponente mole rocosa de Bullones, la cual otorgaba a su dueño una
1345
Emilio de Ojeda: "Memoria relativa a mi Embajada Extraordinaria cerca del Sultán Muley Abd El-Aziz, dirigida
al Excmo. Señor Marqués de Aguilar de Campoó, Ministro de Estado". 2 de Agosto de 1.900. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
841
posición estratégica formidable. El hablar de una extensión territorial de Ceuta a partir de Benzú
suscitaba inmediatamente (las hubiera confirmado por entero) las suspicacias del Majzén, alarmado
por la campaña de prensa inglesa acerca del acuerdo secreto franco-hispano y del fin del statu quo,
evidenciado ahora por la mengua de territorio nacional marroquí que en las costas del Estrecho y
del Mediterráneo pretendía España. Inglaterra también se hubiera opuesto. Por ello Ojeda prefirió
ceñir el tema al apartado del abastecimiento de agua a la ciudad ceutí. Disipados parcialmente los
recelos del gobierno imperial respecto de la Embajada española a Marrakesh el ambiente caldeado
se enfrió y Ojeda recuperó parte de la confianza de Ben Sliman. La oposición del Majzén dio pie a
un período de reconsideración del tema: Ben Sliman advirtió al diplomático español que las cabilas
probablemente hostilizarían las obras de conducción. Finalmente Ojeda logró arrancar la promesa
Torres, con el fin de que diversos peritos marroquíes examinasen sobre el terreno el mejor medio de
aprovechar las aguas de Sierra Bullones que no eran absolutamente indispensables para Marruecos,
y que dichas aguas serían conducidas hasta los límites fronterizos ceutíes sufragando los gastos el
gobierno marroquí.
El Majzén no deseaba aumentar las relaciones comerciales del Imperio con las naciones
europeas ni intensificar y hacer más directo el contacto con los cristianos. Por ello se mostraba
Al abordar la negociación Ojeda argumentó a Ben Sliman que, si no se instalaban, no se iba - por
parte española- a conseguir nunca suprimir el contrabando procedente de la Península. Este iba a ir
progresivamente en aumento. Admitió que Alhucemas y Vélez eran auténticos depósitos para
convino en remitir instrucciones a los delegados majzeníes en Tánger, Torres y Gannam sugiriendo
a los funcionarios del Majzén la conveniencia de entablar conversaciones con Ojeda y llegar a un
842
acuerdo con él destinado a la supresión del contrabando. Quedaba con ello la puerta abierta al
Con respecto a la pretensión de Silvela (sugerida por Ojeda al jefe de Gobierno) de que la
Marina de guerra española patrullase la costa suroccidental del Sultanato limítrofe con las
soberanía y autoridad en aquellas aguas. Se limitó a dar acuse de recibo de la sugerencia para luego
rechazarla.1346
El tema del restablecimiento de una misión militar española junto a la Corte ni siquiera se
trató en los dos meses y medio de estancia de Ojeda en Marrakesh. Ojeda consideraba el
restablecimiento como un elemento innecesario y hasta perjudicial para los intereses españoles, si
se repetían los hechos que habían ocasionado su supresión. El diplomático estudió la situación de la
misión francesa establecida en aquellos días en Marrakesh. Ignorados por el gobierno marroquí,
considerados como los representantes tangibles de una odiosa imposición de la República sobre el
Imperio, el Majzén procuraba que pasaran los meses sin que vieran un solo soldado marroquí o
examinasen un solo fusil del Ejército imperial. Su papel era meramente el de "espías oficialmente
reconocidos", y como tales eran tratados y odiados. Su influencia en la Corte había llegado a ser
negativa para los intereses galos, que aspiraban a ejercer una influencia hegemónica en Marruecos.
Sus medios de información política habían quedado muy limitados por el vacío que a su alrededor
privilegios económicos formuladas por súbditos españoles fueron rechazadas por el Majzén.
Cualquier concesión que se diese a España, en virtud de la cláusula de 'nación más favorecida'
1346
Emilio de Ojeda: "Copia sacada por el intérprete Señor Saavedra de las contestaciones definitivas que me
comunicó el Delegado ad hoc del Sultán, Sid Abd El- Krim Ben Sliman, relativa a las peticiones presentadas al Sultán
y que constituyen la base de las instrucciones que han sido dadas a Sid Mohammed Torres para la formalización
definitiva de los Convenios definitivos". 2 de Agosto de 1.900. A.G.A. Árica. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /
Ex. 1.
843
incluida por Marruecos en todos sus convenios comerciales con países europeos, se había de hacer
extensiva.
Ojeda se abstuvo de gestionar estas concesiones, sabedor de que de otorgarlas el Majzén, las
tendría que ampliar a todos los países; quedaría así establecida la competencia con otras potencias
europeas que en idénticas condiciones legales en el Sultanato, tendrían unos beneficios mucho
consonancia con el mayor dinamismo de sus transacciones mercantiles. Inglaterra, Bélgica, Francia
y Alemania invertirían de manera acrecentada en el Sultanato y los modestos capitales y las tímidas
manufacturera de otros países, Ojeda calculaba que en menos de cinco años habría desaparecido de
Marruecos todo vestigio de las concesiones que el gobierno Silvela pretendía solicitar. La causa
española habría quedado arruinada y el Imperio pasaría a ser una extensión de Argelia donde la
colonia española quedaría reducida como en el Oranesado a cumplir las tareas de braceros
agrícolas. "La prensa española -concluía Ojeda- que no se hace cargo de este peligro ni de otros
muchos contra los cuales debería precavernos un mero instinto de conservación, ha abierto sus
columnas á individuos interesados en alguna que otra de estas empresas (se refiere a los proyectos
1347
Emilio de Ojeda, “Memoria relativa ...”, 2 de Agosto de 1900, documento ya citado.
844
10.7. La ofensiva imperialista española: las pretensiones del gabinete Silvela en Tarfaya y la
Sin embargo estaba en marcha una nueva fase, la segunda de la ofensiva imperialista
española, 1348 orientada a penetrar en las regiones meridionales del Sultanato. Dado que Francia no
había aceptado el establecimiento de la frontera meridional del reino alauí en cabo Bojador, el
propósito de Ojeda era conseguir para España el control de toda la costa de Tarfaya (entiéndase los
territorios colindantes de Tarfaya y la Sakia al-Hamra), cuya permuta por el enclave español en Ifni
había solicitado a finales de Junio el Ministro Plenipotenciario a Abd el-Krim Ben Sliman. La
oferta de trueque fue recibida con grandes reservas. No halló una favorable acogida en el Gobierno
jerifiano por lo que el propósito de Ojeda era presionar directamente sobre el Sultán para obtener la
comienzos del verano de la necesidad de esta ofensiva imperialista. Aguilar de Campóo remitiría
una extensa carta particular a Ojeda el 23 de Junio en la que se le felicitaba por la estrategia
empleada al asustar al gobierno marroquí en torno a una presunta ocupación francesa de Tarfaya.
Ahora bien el embarcarse en una arriesgada aventura cual era el conseguir el control de Tarfaya y la
Sakia no debía suponer ningún peligro para los intereses españoles, teniendo en cuenta que se había
temor a que al hacerse patente el cambio de criterio en las aspiraciones de España (permuta del
territorio de Ifni por toda la costa desde el río Draa a Cabo Bojador) ello diese lugar a que el
1348
La primera se había centrado en exclusiva en lograr el control de las aguas que bañaban las costas sur-occidentales
del Imperio.
1349
Telegrama cifrado de Ojeda a Aguilar de Campoo. 29 de Junio de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 123 /Ex. 2. / Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 18 de la Embajada Extraordinaria a
Marrakesh. 30 de Junio de 1.900. A.G.A. África. Fondo Histórico (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
845
Tras puntualizar esto Aguilar ordenaba a Ojeda que intentase la cesión por parte del
gobierno marroquí de "la costa frente a Canarias, desde el paralelo 26º 8' hasta el río Draa y el
meridiano 14º 20 ' O. de París (12º O. de Greenwich)“. Cuando estuviese firmado por el Majzén el
convenio de cesión el gobierno español se ocuparía de notificar el hecho y obtener el refrendo del
mismo por parte de Inglaterra y las demás potencias europeas. Las mismas instrucciones se le
comunicaron por medio de una Real Orden y de un telegrama. Eran unas instrucciones precipitadas
que se hacían en un momento en que estaba finalizando la estancia de Ojeda en la ciudad imperial y
que iban a dejar al diplomático un margen muy reducido de maniobra, ya que luego se lamentaría
operación de obtención de Tarfaya. A todas luces, este carácter perentorio de las instrucciones, esta
impaciencia del gabinete Silvela nos está hablando de las prisas y de la improvisación con que se
impartieron las órdenes españolas. El construir un imperio colonial en Tarfaya y la Sakia no parece
haber sido premeditado con suficiente antelación por el gabinete Silvela; fue un problema suscitado
Con todo, Aguilar notificaba a Ojeda que se había entrevistado con el Embajador en París,
León y Castillo, el cual le había asegurado con rotundidad que Francia no tenía intenciones
expansionistas en Tarfaya ni en la Sakia. León y Castillo se había limitado a señalar que la invasión
del extremo sur-oriental del Imperio jerifiano por las fuerzas francesas sólo pretendía asegurar las
comunicaciones de Argelia con Gabón y el Senegal y que ningún peligro corrían los intereses
En sus instrucciones Aguilar preveía una oposición fulminante del Majzén a la ofensiva
española. En ese caso la Embajada no podía regresar a Tánger sin un triunfo notable, sin la prueba
de una expansión territorial. Era una operación de imagen de cara a la opinión pública. "Es preciso,
pues, no vuelva esa Embajada á la costa sin el convenio de permuta y sin haber conseguido la
entrega efectiva a España del territorio reclamado: conviene a saber el punto hoy denominado Ifni
y una faja de terreno suficiente para mantener con holgura la guarnición necesaria y proceder a
846
las operaciones secundarias de la pesca, como son la salazón, embalaje y almacenaje, además de
la construcción de viviendas para el personal dedicado á tan múltiples y diversas faenas . Con este
trofeo debe Vd. volver á Tanger ó dejar por lo menos, el asunto ya ultimado hasta el punto de
poder en cualquier momento proceder con el Delegado del Sultán al cange (sic) de los documentos
que asienten esta concesión como hecho consumado y convenido, para proceder a la
ocupación".1350
de obtener Ifni y de la obtención del convenio de permuta de Ifni por la costa al sur del Draa. Y es
que el gabinete Silvela tenía prisas por conseguir como fruto de la Embajada a Marrakesh, un éxito
Canarias en las costas atlánticas marroquíes, la apuesta definitiva de la diplomacia española será
Germain Ayache que estudió la ofensiva imperialista española del verano de 1900 comentó
acertadamente los pasos de la estrategia seguida por Ojeda. Así señala que el tratado de 27 de junio
fue un aldabonazo que despertó la alarma del gobierno español. Después de ocupar el Senegal y
gran parte de la región geográfica del Sudán, Francia se extendía progresivamente hacia el Norte. A
pesar de la concesión a España de todo el territorio al sur de Cabo Bojador, es decir de Río de Oro
(Oued ed Dahab), se había negado a entrar en negociación sobre la Sakia al- Hamra y Tarfaya.
Cualquiera que fuese el pretexto invocado en las negociaciones de París, la verdadera razón del
gobierno republicano para no reconocer la frontera meridional del Imperio en Cabo Bojador, era
que tenía aspiraciones de controlar la región. El gobierno español sabía que por sí solo no era
capaz de atajar, cortar y contrarrestar las intenciones francesas. De ahí la táctica en dos etapas del
gabinete Silvela consistente en primer lugar en intentar poner al Sultán en guardia contra Francia,
1350
Carta particular no. 5 del Ministro de Estado, Marqués de Aguilar de Campoo a Emilio de Ojeda. 23 de Junio de
1900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 123 /Ex. 2.
847
para luego demandar y pedir una cesión a los españoles de toda la costa desde el río Draa a cabo
Antes de la entrevista privada con el Sultán que ponía fin a la Embajada, Mawlay Abd al-
Aziz había solicitado de Ojeda que le manifestara sus impresiones sobre la situación del Imperio en
En la carta que el 3 de julio entregó personalmente a Abd al- Aziz, Ojeda deslindó el asunto
del Tuat del mantenimiento del statu quo.1352 Tras señalar vagamente que existía un peligro para la
diplomático pasaba a comentar que la invasión del Sahara oriental no suponía el fin del statu quo.
Las operaciones militares francesas suponían alteraciones que afectaban a territorios que no
interesaban directamente a las naciones dispuestas a sostener la autoridad del Sultán. Ni la invasión
del Tuat ni otras operaciones en regiones apartadas del corazón del Imperio podían provocar la
intervención de los europeos en favor del Sultán ni suscitar un conflicto internacional. La inclusión
de la expresión "regiones apartadas" no había sido hecha de manera gratuita, sino en aras a
los peligros a que estaba sometido el territorio comprendido entre el Draa y Cabo Bojador. Ello le
autoridades y otros elementos para hacer efectiva la soberanía del Sultán, no reconocida por
algunas naciones (en alusión implícita a Francia). En una segunda fase, recomendaba a Abd al-
dominio de España. Quedaban sentadas las bases de una reclamación posterior de Tarfaya y la
1351
Véase Ayache, G.: "Les visees sahariennes de l´Espagne en 1900. La question de la Saquia El Hamra", en Etudes
d´histoire marocaine, Rabat, S.M.E.R, 1979, pág. 346.
1352
Anexo número 3 a la memoria dirigida por Emilio de Ojeda al Ministro de Estado, Marqués de Aguilar de
Campóo, sobre su gestión en la Embajada Extraordinaria a la Corte xerifiana. 2 de Agosto de 1900. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
848
En otro orden de cosas aconsejaba al Sultán que evitase el propiciar la política de cañoneras
de la que tan frecuentemente eran testigos los puertos de la costa atlántica marroquí. Para ello hacía
falta no provocar las iras de los gobiernos europeos. Ojeda pasaba a arremeter contra la política del
difunto Gran Visir que había llevado a la incomunicación por las fuerzas marroquíes de los
presidios españoles en el Rif. España y Marruecos habían estado al borde de la guerra. Tales
peligros podían sin embargo conjurarse fácilmente si Abd al- Aziz se decidía a acabar con la
cumplir estrictamente lo firmado en los Tratados suscritos con las potencias extranjeras.
Sin embargo, como reconoció más tarde en carta particular al Ministro de Estado, Ojeda tuvo
que abandonar Marrakesh sin haber arrancado tras su entrevista con el Sultán, la cesión de Tarfaya
encomendada por el gobierno Silvela. Se había tenido que conformar con la promesa formal de
Abd el- Krim Ben Sliman en nombre del Sultán de enviar instrucciones a Mohammed Torres para
que éste llegara a un acuerdo satisfactorio con él en las negociaciones relativas a la costa de
Tarfaya.1353 En el interín, el Ministro marroquí -a pesar de sus reticencias a aceptar un acuerdo que
suponía la entrega a España de un territorio mucho mayor que el comprendido por un simple
Con todo Ojeda creía que las negociaciones entraban en una nueva etapa. Cuando regresara a
Tánger debía concretar con Mohammed Torres la resolución por escrito de los temas y concesiones
quedado ciertamente deslucida con el último fracaso. Sin embargo no cabía vacilación alguna y en
1353
Informe de la Sección de Política del Ministerio de Estado sobre la misión del Ministro Plenipotenciario Emilio de
Ojeda a la corte imperial marroquí. 24 de agosto de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 / Ex.
1.
1354
El Marqués de Aguilar de Campoo al Duque de Mandas, Embajador de España en Londres. Despacho no. 185. 24
de Octubre de 1.900. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.016. Legajo 181
bis.
849
la capital diplomática de Marruecos se iba a librar el segundo acto de la batalla por el control de
Tarfaya.1355
El gobierno de Silvela no escatimaba esfuerzos por conocer los detalles de las operaciones
francesas en el Sureste del Sultanato. La columna de legionarios extranjeros del coronel Bertrand
había dado un importante golpe de efecto al tomar Igli a comienzos de la primavera, sin que
precediera al movimiento ningún enfrentamiento con los marroquíes. Sin embargo los habitantes
del ksar Taghirt habían mostrado hasta entonces sentimientos hostiles hacia los invasores.
Culminaba así una parte de la campaña en que los legionarios habían sufrido un sinfín de
calamidades.1357
jurisconsulto Sî al- ' Arbî al-Manî' î, personaje influyente de la Corte imperial como comisionado
del Sultán para protestar ante el Ministro Plenipotenciario francés y ante las Legaciones de las
demás potencias por la ocupación de los oasis del Tuat y de Igli. Sin embargo cuando aún no había
podido comenzar su ardua tarea fallecía el 6 de mayo.1358 En esas fechas la actitud francesa seguía
inquietando al gobierno español, más éste no quería tomar ninguna iniciativa susceptible de crear
tensión entre París y Madrid sin antes haber desentrañado el objetivo último de la acometida sobre
1355
Carta particular sin numerar de Emilio de Ojeda al Marqués de Aguilar de Campóo. 5 de Julio de 1.900. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 123 /Ex. 2.
1356
Telegrama de Ojeda a Aguilar de Campoo. 16 de Julio de 1.900.
1357
El marqués del Pedroso, cónsul de España en Orán al Ministro de Estado, Francisco Silvela. Despacho no. 44. 9 de
Abril de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
1358
El Primer Secretario de la Legación de España en Tánger, Manuel García Jove al Ministro de Estado. Despacho
no. 56. 7 de Mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /Ex. 1
850
gravemente la situación del Imperio ni a provocar alteraciones graves anti-europeas entre la
población marroquí. Todas las grandes potencias seguían manifestando su decidido propósito de
mantener el statu quo; el gobierno francés, por su parte, reconocía su interés en imponer la
disciplina a las tribus nómadas fronterizas de su colonia argelina, algo necesario para la
La prensa inglesa estimaba en 27.000 los soldados franceses concentrados en el Tuat y en las
Campoo ordenaría al Embajador en París, León y Castillo y al cónsul en Orán, Marqués del
Pedroso comprobar la veracidad de estas noticias. Por otra parte los movimientos militares
finales de Junio la escuadra del Mediterráneo compuesta por tres divisiones navales y al mando del
almirante Gervais llegó a los puertos de Orán y Mers-el-Kebir.1360 El marqués del Pedroso se
apresuraría en cumplir las instrucciones gubernamentales y a lo largo del mes de junio fue
telegrafiando a Madrid las apreciaciones y los datos que iba recabando. Finalmente el 11 de junio
remitiría un extenso despacho a Aguilar de Campoo, notificándole los lugares donde estaban
desplegados los soldados franceses y la cuantía de los efectivos. Pedroso estimaba que la cifra de
quince mil soldados blancos citada por la prensa inglesa se aproximaba con bastante certeza a la
realidad.1361
Mientras las columnas francesas avanzaban en el interior del Sultanato, desbordando una fiera
resistencia, un corresponsal del rotativo británico Daily Mail telegrafiaba el 5 de mayo a Londres
asegurando a la dirección de su periódico que había conseguido averiguar de fuentes fidedignas que
1359
Telegrama del Ministro de Estado, Aguilar de Campoo al Embajador de España en París, León y Castillo. 1 de
Junio de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
1360
El Marqués del Pedroso, cónsul de España en Orán a Aguilar de Campoo, Ministro de Estado. Despacho sin
numerar. 27 de Junio de 1.900. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Caja 5.825.
1361
El Marqués del Pedroso, cónsul de España en Orán al Marqués de Aguilar de Campoo. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
851
los gobiernos francés y español habían llegado a un completo acuerdo sobre la cuestión de
Marruecos y sobre el reparto del Imperio entre los dos países. En este sentido Ojeda había recibido
dirección del periódico publicaba un artículo sobre el porvenir del Sultanato, que a juicio del
Embajador español en Londres, conde de Rascón había sido en realidad redactado o cuando menos
influido por el Foreign Office. De hecho poco tiempo antes el Morning Post había publicado otro
cuestión de Marruecos sobre la base del respeto a la integridad del Imperio. Esta era una idea
admitida por la Monarquía Dual, el II Reich, Estados Unidos e Italia, pero cuestionada por el
Imperio ruso, aliado de Francia y por España. Según el artículo, esta nación tenía serias
histórica.
La prensa británica creía que España debía contentarse con la posesión de Ceuta y Melilla
siempre que al no construir nuevas fortificaciones en la primera alterara la situación del Estrecho.
Por ello y para evitar complicaciones internacionales debía renunciar a cualquier ampliación de sus
plazas africanas. Por último se insistía en que el Sultán debía acometer reformas urgentes en el
gobierno del país para evitar que millares de sus súbditos pasasen a convertirse en protegidos de
recaudación de los tributos, el control de la circulación y posesión de armas de fuego y por último
El Marqués de Aguilar de Campoo tuvo que desmentir la noticia publicada por los pro-
Embajada en Londres, Pedro Jover y Tovar para que se dirigiera al Foreign Office y a los rotativos
1362
Telegrama del Embajador de España en Londres al Ministro de Estado. 5 de Mayo de 1.900. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
1363
El Conde de Rascón, Embajador de España en Londres al Ministro de Estado. Despacho no. 79. 9 de Mayo de
1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. 2.
852
ingleses, expresando la postura española conforme al mantenimiento del statu quo.1364 Jover se
apresuró en cumplir las órdenes del Gobierno. En ausencia de Lord Salisbury (además de primer
ministro, a la cabeza también del Foreign Office) se entrevistó con el Subsecretario ayudante del
Departamento, Francis Villiers, a quien expuso la indignación del gobierno español sobre las falsas
noticias referentes a pretendidos pactos secretos entre Francia y España sobre el reparto de
Marruecos. Villiers aseguró a Jover que el Foreign Office no había dado el menor crédito a tales
noticias, que no habían sido confirmadas por el representante británico en la Corte imperial ni por
el Ministro inglés en Tánger. A continuación presentó a Jover a Sir Martin Le M.N. Goselin, jefe
de sección del Ministerio encargado de la política en Marruecos, experto conocedor del Sultanato,
que daría al español las mismas seguridades de que los rumores no habían sido considerados por el
gobierno británico sino como una más de las noticias sensacionalistas publicadas por la prensa
Al haber sido desposeído del Tuat el gobierno Marroquí intentó una maniobra diplomática
para captar el apoyo internacional, a comienzos del verano cuando el Delegado del Sultán en
Tánger, Mohammed Torres entregaba una carta a todos los representantes de las naciones allí
representadas. En el documento se hacía una exposición larga pero muy clara de los derechos del
Sultán sobre los territorios ahora perdidos, especificando que la región del Tuat formaba parte
desde hacía siglos de la nación marroquí, hecho constatado en diversos tratados históricos y mapas
geográficos europeos. A pesar de que los territorios fronterizos del Imperio gozaban secularmente
de una cierta autonomía, el dominio del Emperador en la región tuatí era algo indiscutible; las
órdenes imperiales se ejecutaban en ella con normalidad, así como tradicionalmente venía
funcionando con regularidad la administración integrada por los ulemas, cadíes y gobernadores
enviados por el Majzén. Los habitantes del Tuat satisfacían -según el documento- puntualmente las
1364
Telegrama de Aguilar de Campoo al Encargado de Negocios interino de la Embajada española en Londres, Pedro
Jover y Tovar. 27 de Mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex.2.
1365
Pedro Jover y Tovar, Encargado de Negocios interino de la Embajada española en Londres al Marqués de Aguilar
de Campoo. Despacho no. 90. 28 de Mayo de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
853
tributaciones exigidas, enviando periódicamente delegaciones a la Corte imperial que ofrecían
presentes y regalos al Sultán durante la celebración de las pascuas y otras solemnidades. La oración
se efectuaba por los tuatíes en nombre del Sultán, al igual que en todas las demás provincias del
Imperio.
Otras pruebas manifiestas de la marroquinidad del territorio eran, según el Majzén en primer
lugar el tratado de paz de Lalla Magnia (primer tratado de límites de la época colonial en África
del Norte) o tratado franco-marroquí de 1845. Este documento había puesto fin a la guerra entre las
dos naciones y delimitaba la frontera entre el Sultanato y la colonia argelina en lo que respecta al
Sahara oriental marroquí dejándola en el mismo estado en que se hallaba antes de haber
conquistado Francia el territorio de Argel. En este documento la región del Tuat era expresamente
reconocida como parte del Imperio. En segundo lugar en Francia se confeccionó en 1848 un mapa
Tras la exposición de sus derechos el gobierno jerifiano llamaba la atención de las potencias y
protestaba contra la flagrante invasión del territorio por las tropas francesas en los últimos días de
1899, resaltando en particular los sucesos de In-Salah y la ocupación de Igli. La invasión del Tuat,
se reconocía en el texto, había provocado una serie de conmociones internas muy graves en el
pidiéndoles una respuesta justa y equitativa para resolver el asunto. La carta recalcaba el hecho de
que sólo se había recurrido al extremo de acudir a la comunidad internacional cuando el Majzén
había apurado por la vía diplomática todos los medios existentes ante el gobierno francés para
conseguir una explicación de lo ocurrido, sin haber recibido una contestación justificada de la
No apelar a las armas para defender el suelo nacional y recurrir a someter el asunto del Tuat a
1366
Nota del Majzén protestando por la invasión francesa del Tuat. 19 de Junio de 1.900. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. 2
854
En el interín España estaba prosiguiendo con su ofensiva para apoderarse de Tarfaya y de la
Sakia al- Hamra. La documentación diplomática española está bastante fragmentada, pero nos da a
ahora en Tánger, entre Ojeda y Mohammed Torres y habían entrado en una nueva fase que no se
relacionaba en realidad con las primitivas instrucciones que Silvela dio a principios de la primavera
cumplir.1367 Decidido el gobierno Silvela a construir un imperio con los territorios comprendidos
entre el Uad Draa y cabo Bojador, las Reales Ordenes que fue recibiendo Ojeda a comienzos del
verano le autorizaban a ofrecer compensaciones al gobierno marroquí, dándole a entender que éstas
podían consistir en la cesión de uno o varios de los presidios menores (Alhucemas o Vélez)
instrucciones era el sub-Secretario de Estado, Juan Pérez Caballero. Pérez Caballero pertenecía al
partido liberal, entonces en la oposición. Con el nombramiento de Pérez Caballero como Sub-
Secretario de Estado, Silvela había pretendido dar una continuidad a la política exterior española,
aceptada por los dos partidos del turno dinástico. Silvela se mostraba de acuerdo en cuidar y seguir
promocionando en la carrera diplomática a uno de los elementos más jóvenes y más prometedores
del partido liberal, sabiendo además, como era de dominio público en las esferas diplomáticas
española y extranjera, que era hombre de la mayor confianza de Moret.1368 Con ello alcanzaba
España en sentido parecido al antiguo discurso liberal del tándem Sagasta / Moret a finales de la
1367
Párrafos de una carta de Emilio de Ojeda - sin fecha- al Sub-secretario del Ministro de Estado, Pérez Caballero,
encontrada entre la documentación particular de este último. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62
/Ex. 1.
1368
Véase García Sanz, F.: "Juan Pérez Caballero y Ferrer, ¿una nueva diplomacia en la estela del 98?", en Historia
Contemporánea, no. 15, 1996: " Nombres propios para una diplomacia", Servicio Editorial de la Universidad del País
Vasco, pp. 53-76.
855
década de los 80 (una política exterior española más activa), como ya había tenido oportunidad de
exponer durante un vivo debate mantenido con Cánovas en el Congreso de los Diputados en julio
de 1896.
retomadas las conversaciones en Tánger con Mohammed Torres, Ojeda había exigido en primer
lugar del Delegado del Sultán una especificación clara en la fórmula sobre la entrega del territorio
de Ifni antes de proceder a las firmas del documento. Así en lugar de constar que la pesquería le
sería entregada a España " en las proximidades de Ifni, o en otro punto situado entre Ifni y Cabo
Bojador " (fórmula propuesta por el Majzén), Ojeda mantenía la fórmula: "...en las proximidades
de Ifni, en dirección de Cabo Bojador". Consultada la Corte Imperial, Mawlay Abd al- Aziz se
apresuró a cumplir con las exigencias españolas. Germain Ayache resalta como el 7 de julio
la pesquería de Santa Cruz de la Mar Pequeña y terminando tras unas explicaciones embarazosas y
poco convincentes para el mismo Sultán, por dar su aprobación a la satisfacción de las
reclamaciones españolas, creyendo que las dos fórmulas discutidas eran idénticas, aunque la
primera detallaba implícitamente el lugar del establecimiento. Sin embargo estaba claro que el paso
de un texto a otro, hecho por presiones españolas no se producía por simple casualidad, sino
provocado por la ofensiva imperialista de Silvela/ Ojeda. De hecho los redactores pertenecientes a
los servicios del Majzén conocían bien el distinto sentido de los vocablos y al suscribir la fórmula
propuesta por los españoles, intuían el peligro, una trampa bien hilvanada. El Majzén intentó
sortearla. Pero fue en vano. La posibilidad de elección entre dos territorios a la hora de establecer la
ubicación del enclave disimulaba intenciones más profundas que no tardarían en desvelarse.
Cuando le fue remitido a Ojeda el texto corregido y revisado como él había deseado, el
Ministro español quiso, antes de firmarlo, un breve plazo de reflexión. Quince días más tarde se
volvía a reunir con Torres para discutir el problema, haciendo la observación de que a su modo de
856
ver, el documento mantenía todavía una falta de precisión. Ojeda señaló que el documento hablaba
de una elección entre el mismo Ifni y otro territorio en dirección a Cabo Bojador, pero no
especificaba donde debía comenzar ese otro territorio. Tras una complicada negociación que Torres
percibió llena de supuestas "incoherencias " del español, el marroquí pidió a Ojeda que fuera más
claro y que determinara cuales eran los límites de ese otro territorio deseado por España (uno de
ellos, el Cabo Bojador, ya era evidente). Efectivamente las cosas se aclararon: Ojeda precisó a
continuación que el otro territorio comenzaría en el Uad Draa, un poco al sur de Ifni. "¿Para
acabar dónde?". (M.Torres). "En Cabo Bojador, naturalmente" (Ojeda). Se había llegado por fin al
punto que deseaba el gobierno español. Se trataba del trueque entre un enclave de unos pocos
kilómetros por un país entero que reunía la provincia de Tarfaya, la Sakia al-Hamra en su
totalidad.1369
G. Ayache señala que Mohammed Torres alarmado ante las peticiones españolas se guardó
mucho de hacer patente su horror y de firmar un documento que comportase la cesión de tal
territorio. Así alegó que frente a la petición española de los territorios de Tarfaya y la Sakia al-
Hamra, por muy amplios que fueran los poderes con que estaba investido por el Majzén, no podía
en esa negociación más que expresar su opinión personal. Debía informar al Sultán pues no estaba
autorizado a aceptar el canje propuesto por España ni a sugerir cuales serían las compensaciones
exigibles al gobierno español sin haber recibido instrucciones expresas de su gobierno sobre el
particular.
acontecido un retraso similar en las negociaciones pues el Majzén no se hubiera atrevido a decidir
tan importante canje de territorios (Ifni por Tarfaya y la Sakia al-Hamra) sin antes haber oído y
1369
Véase Ayache, G.: "Les visees sahariennes de l´Espagne en 1.900 ..." op. cit., pp. 343-344. Mientras que la
documentación marroquí no indica nada al respecto de lo siguiente, la diplomática española existente en el Archivo de
Alcalá de Henares resalta que el 27 de Julio Ojeda transmitió a Mohammed Torres una nota en nombre del gobierno
español en la que se solicitaba la permuta de Ifni por toda la costa de Tarfaya con su hinterland interior
correspondiente, mediante una serie de compensaciones entregadas al gobierno jerifiano.
857
A mediados de agosto Pérez Caballero remitía una carta particular a Aguilar de Campóo
noticias de Ojeda. Caballero confiaba en un rápido éxito de las mismas; pensaba que ofertando
como compensación al Sultán Vélez y /o Alhucemas -que en nada servían a los intereses españoles
en Marruecos, añadía- era posible obtener toda la costa comprendida desde el Uad Draa al Cabo
"Si las ilusiones de Ojeda se realizaran y lográramos adquirir ese importante trozo de
costa marroquí, aun á trueque de dar algunas compensaciones, habríamos conseguido el
triunfo más importante á que puede aspirar España en el orden internacional, porque la
posesión del citado trozo de costa nos abriría el camino para penetrar hacia el interior de
Marruecos y haría decisiva nuestra necesaria influencia en aquel Imperio." 1370
Aunque las negociaciones estaban en tiempo muerto, Pérez Caballero valoraba como un éxito
que el Majzén hubiera tomado la determinación de considerar el asunto del trueque. Las
territoriales a Marruecos. El sub-Secretario creía por el contrario que sería un magro beneficio, para
España, la simple permuta de Ifni por Cabo Juby, posibilidad que había que aceptar como un mal
menor. Ello suponía la renuncia al control de toda la costa situada frente al archipiélago canario.
Pérez Caballero señalaba, además, como un paso urgente la aproximación al gabinete británico: el
nuevo Embajador español en Londres, el Duque de Mandas debía obtener de Lord Salisbury su
apoyo y protección para la obtención de Tarfaya y la Sakia al-Hamra. ¿Cómo conseguir el apoyo
inglés?. Había que manejar en la Corte británica el fantasma del peligro galo y la posibilidad de que
fuera Francia y no España la que se estableciera en las costas meridionales del Sultanato.
que analizaba cual debía ser el alcance real de las pretensiones españolas en el conjunto del
Sultanato. El documento insistía en la necesidad de obtener el suministro de aguas para Ceuta desde
1370
Carta particular del Sub-Secretario de Estado, Pérez Caballero al Marqués de Aguilar de Campóo. 15 de Agosto
de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 62 /Ex. 1.
858
suelo marroquí en un plazo máximo de dos años,1371 y recomendaba a Aguilar de Campoo la
prosecución de la ofensiva sobre el Majzén para obtener "la cesión total de la costa de
Tarfaya,desde Río Draa hasta Cabo Bojador", con su correspondiente hinterland en el interior del
continente ofreciendo las compensaciones ofertadas por Pérez Caballero y admitiendo en último
extremo la permuta del derecho reconocido en Ifni por una pequeña concesión territorial en cabo
Juby. Aguilar de Campoo estudiaría el texto a finales de mes y en sus anotaciones al documento
Marruecos "de forma material". Una negociación que comportaba la posibilidad de entrega a
España de una parte del sur del Imperio era una mengua territorial del mismo tan importante que el
negociaciones. Esa fórmula no estaba prevista por el gobierno Silvela. Por lo tanto cabía la
posibilidad de seguir fieles al mantenimiento del statu quo siempre que las potencias europeas
interesadas en él estuviesen de acuerdo en las cesiones territoriales que España quería arrancar al
Sultán y siempre que este estuviera de acuerdo con las compensaciones ofertadas.1372
1371
A finales de 1900 se producía un incidente entre los españoles de Ceuta y las cabilas de las montañas vecinas. Al
obtener la concesión Emilio de Ojeda , a raíz del viaje que hizo el Ministro Plenipotenciario español a la corte
imperial, de una fuente situada en territorio marroquí , para abastecer a Ceuta, los españoles quisieron canalizar las
aguas de esta fuente, oponiéndose los montañeses a que se realizara esta operación. Cfr. B.C.A.F., no. 12 (diciembre de
1900), pág. 398.
1372
Anotaciones del Ministro de Estado al Informe de la Sección de Política. 28 de Agosto de 1.900.
859
10.9. Siguen las operaciones militares galas en Marruecos. Repercusiones internacionales de
cuestión clave del futuro de Marruecos. Según ciertos rotativos la suerte del Imperio estaba echada
y la independencia del Sultanato iba a quedar determinada por la acción de Francia, que no se iba a
El Ejército francés fue objeto de una serie de continuos ataques entre los meses de mayo y de
Septiembre de 1900. Un silencio completo se cernía sobre las operaciones militares que se
desarrollaban en la región de los valles de Saoura y Zousfana. 1374 Es el caso de los combates de El-
Taghit y de la montaña de los Beni Smir. Sin embargo la llegada de la época de los grandes calores,
las operaciones llevaron al gobierno francés a contemplar la evacuación completa de los oasis del
Tuat; pero en cambio no pensó nunca en evacuar el valle de la Zousfana. Finalmente se decidió la
control del conjunto de los oasis. Estas dos columnas se tuvieron que enfrentar a una fuerte
Ante la reactivación de los combates en el Sahara oriental y los nuevos avances de las
tropas francesas, el Sultán volvió a recurrir al arbitraje internacional. El Delegado del Majzén en
Tánger, M. Torres remitió una nota en forma de circular a todo el cuerpo diplomático acreditado en
la ciudad. El documento precisaba que las operaciones militares francesas tenían lugar muy lejos de
los límites geográficos argelinos y se habían convertido en una amenaza contra el Sultanato. Las
1373
Telegrama de Emilio de Ojeda a Aguilar de Campoo. 29 de Agosto de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
1374
Cfr. Sobre la versión francesa de las operaciones militares, “Algérie. Les affaires du Sud algérien«, en B.C.A.F.,
no. 3 (marzo de 1901, pp. 80-82; también : « Algérie. Les affaires de l´Extrême Sud «, en B.C.A.F., no. 4 (Abril de
1901), pp. 115- 117.
860
tropas coloniales, lejos de retirarse del Tuat, continuaban desplegándose por la región, amenazando
el interior del país. A pesar de que el Sultán se había apresurado en tomar medidas para evitar los
conflictos entre las cabilas de los territorios invadidos y las tropas coloniales, la invasión atentaba
contra la seguridad del Imperio. El Sultán solicitaba la intervención europea, una contestación a las
notas que dirigía a los gabinetes del Viejo continente.1375 Ojeda por su parte se había apresurado a
sondear los ánimos de sus colegas. Aún no habían llegado a Tánger las instrucciones de ningún
gabinete europeo relativas a la contestación del documento remitido por el Majzén. Sólo el
Estado que acusara recibo al Majzén de su nota de protesta. A pesar de la evidente importancia que
el Majzén concedía a la respuesta de los gabinetes europeos, hecho probado por la insistencia y por
las reiteradas preguntas que al cuerpo diplomático formulaban día tras día los funcionarios del
En realidad los movimientos galos parecían no alarmar a nadie. Richard Pennell ha insistido
en que el gobierno británico estaba muy preocupado por la guerra en Orange y Transvaal, y
diplomáticos era que por el momento no se iba a suscitar la apertura de la cuestión marroquí, y que
las operaciones del Tuat no iban a generar ningún conflicto entre el Sultanato y Francia, o entre
países europeos que apoyaran al Sultanato y la República. Su impresión era que los diversos
gabinetes europeos se limitarían cortésmente a tomar nota de las protestas del Majzén,
1375
Nota circular del Delegado del Sultán en Tánger, Mohammed Torres dirigida al cuerpo diplomático internacional
protestando por la prosecución de las operaciones militares francesas en el Tuat. 19 de Agosto de 1.900. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 /Ex. 2.
1376
Véase C.R. Pennell: Morocco since 1830 ... op. cit, pág. 124. También: Frank E. Trout: Morocco´s Southern
Frontiers, Geneva, Droz, 1969, pág. 31.
861
aconsejándole confidencialmente que obrase con prudencia, tratando de llegar a un acuerdo con el
gobierno de París.
Ahora bien Ojeda creía que España debía explotar la debilidad del Majzén para obtener la
marroquí sus pretensiones consistían en iniciar un ataque sin reservas contra la integridad del
Sultanato. Las tensiones y el juego de fuerzas que se cernían sobre Marruecos a comienzos del siglo
XX eran muy claras. La estabilidad del Sultanato había sufrido un duro revés tras la ocupación gala
del Tuat. Teniendo esto en cuenta, Ojeda apuntaba la necesidad de que España abandonase la
postura de defensora a ultranza del mantenimiento del statu quo. Tampoco debía mantener una
descomponer con sus golpes el edificio del Imperio. Sus consejos tenían un marcado carácter
antimarroquí aunque hay que recalcar que las pretensiones que manejaba de amputar al Sultanato
"Por lo que hace á los intereses directos de España -escribía al Ministro de Estado el
30 de Agosto- , yo me inclino a creer que cuanto más palpable se haga a los ojos del
Maghzen el abandono de Europa y asuma por tanto más pavorosas proporciones el
fantasma francés hacia el Este y el Sur de este Imperio, mayores serán las probabilidades
de éxito de la proposición de cange (sic) de Ifni por el territorio de Tarfaia que con su
consuetudinaria lentitud y cautela estudia hoy el gobierno Sheriffiano (...) ". 1377
zona si proseguía su aproximación al Reino Unido, actuación que el gobierno Silvela había puesto
en práctica el 13 de Junio. Así Aguilar de Campóo, atendiendo las recomendaciones del sub-
secretario de Estado, Pérez Caballero,1378 ordenó a Ojeda que se limitase a acusar recibo ante el
Majzén del documento y que procurara seguir teniendo al corriente al Ministerio de Estado de
1377
Emilio de Ojeda al Marqués de Aguilar de Campóo. Despacho no 99. Tanger. 30 de Agosto de 1.900. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
1378
Contestación de Pérez Caballero, Sub-Secretario de Estado a la segunda nota de protesta del Sultán de Marruecos
relativa a los movimientos de Francia en el Tuat. 5 de Septiembre de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 73 / Ex. 2.
862
cuanto pudiera averiguar en relación a la línea de conducta adoptada sobre el particular por las
demás potencias.1379 Por otra parte el gobierno español remitió una serie de despachos con copias
Roma, San Petersburgo, Washington y Constantinopla1381 para averiguar lo que pensaban estos
gobiernos, que hasta entonces guardaban un respetuoso silencio sobre la invasión francesa de
Marruecos. Se buscaban elementos de juicio para adoptar a su vez el gobierno Silvela una
protestar de la invasión del Sahara oriental marroquí, en términos muy mesurados porque deseaba
evitar conflictos con el gobierno de París. El gobierno alemán tardaría un tanto en tomar una
decisión porque estaba muy influido, como aclararía el Sub-Secretario de Asuntos Exteriores,
Barón de Richtofen al Embajador español en Berlín Ángel Ruata, por la actitud británica que
parecía dispuesta a ignorar lo que hiciese la República francesa en el Sáhara oriental, llevado por
sus deseos de evitar rozamientos y discusiones en un momento en que la atención británica estaba
volcada en lo que acontecía en los campos de batalla de Sudáfrica.1382 Por su parte el aliado del II
Reich, la monarquía italiana empezaba a considerar a Francia como un poder que emergía hasta
manera de salvaguardar su posición e intereses en esta parte del continente era acercarse a ella.
Embajador francés en Roma, Camille Barrère. Este acuerdo secreto, que no fue hecho público
hasta diciembre de 1901 cuando el ministro Prinetti anunció en la Cámara de Diputados italiana que
1379
R.O. del Ministerio de Estado de 7 de Septiembre de 1.900 dirigida a la Legación española en Tánger. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
1380
La actitud británica era un elemento primordial con el que jugaba la diplomacia española.
1381
R.O. del Ministerio de Estado de 7 de Septiembre de 1.900 dirigida a los Representantes del gobierno español
cerca de las grandes potencias en Berlín, Londres, Roma, Viena, París, Viena, San Petersburgo, Constantinopla y
Washington. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. 2.
1382
Ángel Ruata, Embajador de España en Berlín al Marqués de Aguilar de Campoo. Despacho no. 132. 19 de
Septiembre de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. 2.
863
se había llegado a un acuerdo con Francia sobre la cuestión del Norte de África, permitía a Italia la
interrogantes del gabinete Silvela para a continuación remitir al Embajador español, Duque de
el Tuat, arguyendo que Francia no había alterado la soberanía imperial marroquí. Únicamente había
realizado acciones de policía para resguardar sus fronteras, asegurar la pacificación completa de las
poblaciones saharianas vecinas de las tribus argelinas y permitir la libertad de los intercambios
comerciales dando seguridad a las rutas y caminos en el desierto. Estas actuaciones no significaban
la violación del Tratado de Lalla Maghnia. Según el Gobierno zarista, dicho tratado no contenía
ninguna estipulación sobre la propiedad de los oasis del Tuat; es más, la Legación Imperial rusa en
Tánger tenía el encargo de responder al gobierno jerifiano animándole a que procediese a mantener
en los territorios del Sultanato el orden y la paz que Francia imponía "manu militari" en el Tuat, así
como a que procurase establecer buenas relaciones de vecindad y armonía con el gobierno
republicano. El Imperio ruso no estaba dispuesto a abandonar a su aliada Francia y de todas las
respuestas que recibió el Sultán ésta era la más enojosa ya que le quitaba toda la razón de sus
protestas. 1383
diplomáticas con Marruecos, por lo que los turcos no tenían aspiración de intervenir en los asuntos
de aquel Imperio. Cada uno de los dos emperadores no reconocía el poder religioso del otro, pues
islámica. Independientes y aún ignorándose entre sí, los dos soberanos regían sus vastos Estados
sin que aquella idea les permitiera mantener entre sí relaciones tan siquiera de cortesía. Por ello no
parecía que el Sultán de Turquía fuese a cambiar su indiferente actitud hacia Marruecos con motivo
1383
El Duque de Vistahermosa, Embajador de España en San Petersburgo al Marqués de Aguilar de Campoo.
Despacho no. 171. 17 /30 de Septiembre de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
864
de los sucesos del Tuat. La actitud del gobierno otomano iba a ser por lo tanto de una total
neutralidad.1384 Por otro lado, tal como comunicó el Secretario de Estado norteamericano, Hay al
Ministro Plenipotenciario español en Washington, Arcos esa era la misma actitud que iba a tomar el
Pero sin duda la opinión más relevante para el gobierno español era la de Londres. Unas notas
Henares nos permiten conocer que Aguilar de Campoo tuvo el conocimiento de que Inglaterra
había contestado a las peticiones de ayuda del Majzén, haciendo únicamente acuse de recibo de las
asuntos marroquíes; algo que únicamente se modificaría en el caso de que Francia aspirara a ocupar
una parte de las costas del Sultanato. Con este escenario de fondo, el gobierno Silvela se reafirmaba
potencias interesadas en el statu quo para la ocupación íntegra de la costa de Tarfaya, y si ello no se
lograba, pero sólo en última instancia, conseguir el trueque de los derechos de la pesquería en Ifni
por el control de otro punto costero comprendido entre el río Draa y cabo Bojador.1386
1384
El Marqués de Camposagrado, Ministro Plenipotenciario de España en Constantinopla y Atenas a Aguilar de
Campoo. Despacho no. 56. 26 de Septiembre de 1.900.A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. 2.
1385
Arcos, Ministro de Plenipotenciario de España en Washington a Aguilar de Campoo. Despacho no. 174. 7 de
Noviembre de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
1386
Anotaciones del Ministro de Estado sobre la violación del territorio marroquí por las tropas francesas. Sin fecha.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. 2
865
10.10. El gobierno español busca apoyo del británico en su intento de apoderarse de Tarfaya
imperialista del gabinete Silvela sobre el territorio de Tarfaya. En un momento como el actual en
que proliferan los estudios y las tesis doctorales sobre el devenir histórico del antiguo Sáhara
español y la zona Sur del Protectorado, ningún investigador ha reparado en este tema, ya aireado en
su día por Germain Ayache, si bien sobre documentación exclusivamente marroquí, compuesta
básicamente por las cartas que el Delegado del Sultán en Tánger, Mohammed Torres remitía a Abd
al- Aziz periódicamente indicándole las vicisitudes de sus conversaciones con Ojeda. Es por ello
que persisten una serie de interpretaciones sobre el supuesto inmovilismo de Silvela en la cuestión
marroquí y sobre sus deseos de mantener a ultranza el statu quo. Nada más alejado de la realidad.
Cabe insistir en este punto teniendo en cuenta que en los archivos diplomáticos españoles han
quedado muchos rastros de estos contactos y otro tanto puede decirse de los archivos marroquíes.
De la envergadura de esta ofensiva imperialista, podemos saber ahora mucho más gracias a
Administración española, enclavado en Alcalá de Henares. Su consulta nos permite conocer que
durante el verano de 1900, el Marqués de Aguilar de Campóo, el ministro de Estado del gabinete
conservador, estuvo presionando constantemente a lord Salisbury con el fin de que el gobierno
británico prestase su ayuda al español en el tema de Tarfaya, y presionando también sobre el Sultán
para que éste cediera a las pretensiones españolas de control del territorio. Y esto no se hizo por
parte del gabinete Silvela sólo en función de la tradicional influencia del gobierno británico en
Marruecos, sino por el hecho de que desde 1895 el Sultán no podía enajenar o ceder los territorios
meridionales del Suroeste del país sin consentimiento británico. Para entender esta situación hemos
866
Los intentos comerciales de ciudadanos británicos de establecerse al sur de la costa atlántica
del Sultanato habían creado malestar y recelos entre los diversos gobiernos españoles de la
Mackenzie- auspiciado por el Secretario de Estado británico de Asuntos Extranjeros, John D. Hay-
en cabo Juby, en 1879, al firmar un tratado con el Sheik Mohammed Ben- Bairuk . Este documento
le otorgaba al británico " a perpetuidad la porción de terreno que deseaba adquirir (desde Cabo
Juby hasta las cercanías de cabo Bojador), y extendía la obligación de sus clausulas a los
Mackenzie, de la compañía The North West Africa Company Limited, que sería la encargada de
explotar la factoría que se construyó en Cabo Juby. El establecimiento inglés despertó cierta
preocupación en España tanto en los círculos gubernamentales como en los africanistas y también
en los grupos promotores de los proyectos de explotación del banco pesquero canario-sahariano, al
considerar que la factoría no sólo podía alterar el statu quo, sino amenazar sus intereses en la zona y
poner en peligro el monopolio que los isleños canarios ejercían sobre aquellas aguas.
Mineral Concessions Limited, al sur de la desembocadura de la Sakia al- Hamra, en 1894, fue ya
interpretado en Madrid como una clara amenaza a la seguridad del archipiélago canario y de Río de
Oro. Sin embargo, un año más tarde, era una realidad el fracaso de este ulterior asentamiento
británico, y los gobiernos marroquí y del Reino Unido firmaron un acuerdo por el cual Marruecos
adquiría la factoría de cabo Juby a cambio de cincuenta mil libras. En contrapartida, el Sultán
territorio comprendido entre el Uad Draa y cabo Bojador sin el consentimiento de Londres. Las
zonas de Tarfaya y la Sakia al-Hamra quedaban, desde entonces, de alguna manera ligadas a una
1387
Véase Jesús M. Martínez Milán: Las Pesquerías Canario-Africanas ... op. cit. , pág. 57.
867
Cuando el gobierno español aún no había forjado la pretensión de anexionarse estos
calidad de Ministro de Estado había enviado un despacho al Embajador español en Londres, conde
Rascón, con una serie de instrucciones que conformarían la actuación del diplomático español ante
hecho de que el cometido de la misión de Ojeda a Marrakesh pasaba por recuperar y reforzar el
prestigio español en la Corte Imperial, y por solucionar algunas de las reclamaciones pendientes
entre el Imperio marroquí y España relativas al cumplimiento de los tratados existentes entre los
dos países. Se apuntaba claramente, la consecución del artículo 8º del Tratado de 26 de abril de
1860 referente a la entrega a España de Santa Cruz de Mar Pequeña. Pero a la vez había que
tranquilizar a Gran Bretaña en el sentido de que se iba a respetar el statu quo, dado que España no
tenía la pretensión de quebrarlo. Sólo se iba a exigir un viejo derecho que databa de cuarenta años
atrás. Las gestiones de Ojeda iban a apuntar a la inmediata entrega de un establecimiento pesquero
en Ifni, pero nada más. Dado que se daban seguridades amplísimas a Salisbury de que los
propósitos españoles se ajustaban a la política de mantenimiento del statu quo, y que al respecto el
gabinete de Silvela no quería oponerse a los intereses de las principales potencias europeas en el
Noroeste de África, se recababa el apoyo de las mismas, y por supuesto el británico, ante el Sultán,
insinuando al gobierno de Londres la conveniencia de que presionara sobre Abd al- Aziz para que
éste atendiera las peticiones que Ojeda iba a realizar en el curso de la Embajada.1388
del Sultán, sin ningún tipo de ayudas foráneas, una serie de concesiones. El Gabinete de Silvela tal
vez preveía encontrar en Marrakesh ciertos obstáculos de importancia que le iban a impedir superar
las reticencias marroquíes a dichas concesiones. El Gran Visir había adoptado claramente una
1388
Real Orden no. 44 de 9 de Abril de 1.900 del Ministro de Estado, Francisco Silvela al conde de Rascón, Embajador
español en Londres. A.G.A. Sección de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.016 / Legajo no.
181-bis. / A.G.A. Seccion de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.021. Legajo no. 198. El
Conde de Rascón dio cuenta del encargo del gabinete Silvela al Marqués de Salisbury. Sin embargo no consta en los
archivos de la Embajada española en Londres, la contestación que recibió.
868
actitud anti-española, había apostado por la confrontación al forzar, mediante la actuación del
cuerpo de ejército desplazado al Rif, el bloqueo de los presidios menores en las costas
Por otro lado Silvela estaba poniendo en marcha desde que accedió a la jefatura del gobierno
la misma práctica constante de consultar una y otra vez a los gabinetes europeos cuando se tenía
que afrontar alguna decisión importante en la cuestión marroquí. Esta fórmula en parte quedó
soslayada en el curso de la ofensiva imperialista del verano de 1900, al intentar -sin conocimiento
previo de las potencias- obtener del Sultán la cesión de los territorios de Tarfaya y la Sakia al-
Hamra. Con todo esta pretensión que acabaría frustrándose por las reticencias y las tácticas
dilatorias del Majzén dio paso a que se reiniciara la formula de las consultas a las potencias, y a
medio plazo determinaría una aproximación al gobierno galo, que desembocaría en las
claramente evidenciados los deseos franceses en las conversaciones previas a la firma del tratado de
delimitación de las respectivas áreas de influencia en las costas atlánticas africanas, de no aceptar la
hecho de que se habían tenido que realizar importantes sacrificios en la negociación con Francia,
renunciando a una de las orillas del río Muni (en las conversaciones para delimitar el territorio de
Guinea) y abandonando todas las pretensiones sobre el Adrar (Sáhara), territorio de gran
importancia comercial y política, que había sido recorrido a comienzos de la etapa restauracionista
por los exploradores españoles, estableciendo pactos con los nativos que luego el gobierno español
no había hecho públicos y no podía esgrimir frente a los derechos invocados por Francia. Sin
embargo la obsesión del gobierno conservador estribaba en el límite septentrional de las posesiones
869
españolas en el Sahara. El Ministerio de Asuntos Exteriores francés había pretendido desde un
principio que la frontera oriental de los citados territorios siguiera el meridiano 12º O, pero sólo
hasta su intersección con el paralelo 26 º 8´ latitud N (sin señalar expresamente que siguiera “hasta
su intersección con la frontera marroquí“); esta pretensión fue rechazada categóricamente por el
gobierno Silvela. A pesar de las veleidades pro-francesas de Silvela, a pesar de que el año anterior
se había visto a Francia como un aliado, el aliado "natural" de España frente a las ascendentes
potencias anglo-sajonas, ahora el temor hacía mella en los ánimos de los ministros conservadores.
reconocimiento de la marroquinidad de Tarfaya por Francia fuese un primer paso para iniciar una
que se prolongaba por sexto mes consecutivo, cabía la posibilidad de que si todo el territorio
costero comprendido entre el cabo Bojador y el río Draa quedaba considerado como "res nullius",
como territorio aún inocupado y no sometido a la soberanía del Sultán, ello supusiera el pretexto
para que Francia se instalara definitivamente en una zona neurálgica, clave, y vital, para la
seguridad de Canarias. Ante ello se borraban de un plumazo todas las antiguas veleidades pro-
galas; Silvela reconsideraba profundamente su política exterior en aras a garantizar los intereses de
" La importancia que el Gobierno de S.M. dá á esa costa no depende tanto del valor
intrínseco de ella como de los peligros que para la seguridad de Canarias ofrecería su
ocupación por una potencia europea; y esa es la razón de que haya puesto gran empeño en
obtener del Gobierno francés la declaración de que el límite oriental de nuestras
posesiones del Sáhara sigue el meridiano 12º hasta su intersección con la frontera
marroquí (sic en el original), con lo cual se lograría que, al menos por parte de Francia,
quedara reconocido que, si la costa entre Cabo Bojador y Río Draá no pertenece al Sultán
de Marruecos, sólo puede ser ocupada por España ".1389
1389
Aguilar de Campoo, Ministro de Estado al Duque de Mandas, Embajador de España en Londres. Real Orden del
Ministerio de Estado no. 85. 13 de Junio de 1.900.A.G.A. Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja
7016 / Legajo no. 181-bis.
870
Es evidente que durante el último cuarto del siglo XIX tanto Gran Bretaña como España y
como Francia, al igual que harán otras potencias coloniales, fueron situando la frontera meridional
del reino alauí en aquel punto geográfico que sus intereses les dictaban, en función de una
concepción geopolítica de la frontera de naturaleza europea. Por otra parte también es claro que en
el seno de un mismo país, Francia, fueron mutando las apreciaciones sobre los límites meridionales
del Imperio jerifiano. Si en el siglo XIX, los gobiernos franceses habían admitido la pertenencia de
Tarfaya al Sultanato, ahora Delcassé, el Ministro de Exteriores galo, en virtud de unos intereses
geoestratégicos que habían cambiado, estaba insistiendo en considerar dichas costas como
"territorio nullius", cuya soberanía estaba por tanto a merced del primer ocupante. Es decir,
Delcassé no admitía el reconocimiento por Inglaterra (desde 1895) tras la firma del convenio anglo-
marroquí de que los dominios del Sultán llegaban hasta Cabo Bojador.
La férrea resistencia francesa a admitir otra cosa no pudo ser superada por el Embajador
español, León y Castillo. No obstante al final se llegó a una solución de compromiso, estipulándose
en el Tratado franco-español que el extremo norte del límite oriental del hinterland sahariano de
España quedaba por el momento indeterminado, merced al empleo de la frase "seguirá por el
del gabinete conservador. Aguilar de Campoo reconoce que se había llegado al convencimiento de
que Francia no pretendía ocupar la costa comprendida entre cabo Bojador y Río Draa. Sin embargo
persistía la incertidumbre de cara al futuro. Era necesario ampliar el hinterland africano de las islas
Canarias. No cabía vacilación alguna. Se trataba de una región de suma importancia estratégica, a
pesar de su escasa valía económica; era algo así como el "bajo vientre " de las Canarias. Había que
prever todas las posibilidades; cabían dentro de lo previsible no sólo injerencias francesas, sino
quedar pospuesto. Por ello el gabinete de Silvela antes de iniciar su ofensiva imperialista para
controlar Tarfaya, se puso en contacto con Ojeda que llevaba a cabo su Embajada extraordinaria en
871
Marrakesh para que alertara a Abd al-Aziz sobre hipotéticos planes franceses para apoderarse en el
futuro de la costa al sur del Uad Draa. A la vez se le recomendaba al Sultán que enviara tropas a
de ocupación de Tarfaya -no pensadas directamente por Silvela o Aguilar de Campoo, sino
sugeridas por Ojeda y plenamente asumidas por el líder de los conservadores- eran una realidad.
" estima que si todos ó alguno de estos ( se refiere a los gobiernos europeos) pusieran
en tela de juicio la soberanía del Sultán sobre dicha región y admitieran que cualquier
Potencia europea podía ocuparla, ninguna tendría para hacerlo más derecho y títulos que
España, toda vez que, (...) , está en ello comprometida la seguridad de las vecinas
Canarias".1390
Por último el Ministro de Estado apuntaba más alto y más lejos e informaba al Duque de
Mandas del propósito del Gabinete conservador de encargar a Ojeda la misión, si el Sultán deseara
renunciar a conservar una autoridad sobre Tarfaya que ejercía (recalcaba Aguilar) sólo de manera
nominal, de negociar la ocupación de la región por las fuerzas españolas, procediendo a la entrega a
Marruecos de una serie de compensaciones equitativas y cumpliendo con los requisitos aprobados
potencias europeas. Es por ello que el gabinete Silvela deseaba respetar el Tratado de 1895
celebrado entre el Sultán y la Gran Bretaña: el Duque de Mandas quedaba obligado a ponerse en
contacto con lord Salisbury, procurando dar a sus conversaciones el carácter más estrictamente
reservado y secreto, sondeando la opinión del primer ministro británico sobre el tema.
1390
Ibidem.
872
Quedaba por lo tanto en el aire la posibilidad de que el Sultán no pudiese ejecutar los actos
de soberanía en Tarfaya que le pedía España; en realidad ello suponía someter la labor del Sultán a
un juicio llevado a cabo de manera subjetiva por parte de la diplomacia hispana que bien podía
determinar a la postre que tales acciones de soberanía imperial, aún en el caso de que Abd al Aziz
satisficiese los deseos del gobierno español y se esforzara por cumplirlos, no eran suficientes en
importancia, eficacia y número para tranquilizarla; es decir que no contrarrestaban debidamente los
deseos de ciertas potencias de apoderarse de esta parte del Sultanato, y que por lo tanto, suponían
"El Gobierno de la Gran Bretaña debe tener la seguridad de que nuestro propósito es
siempre conciliar los intereses de ambas naciones, en la inteligencia que para Inglaterra, animada
seguramente de iguales propósitos, no debe suscitar recelo alguno la ocupación por España de los
territorios que nos ocupan, mientras ésta tiene interés preferente en ocuparlos por su proximidad a
las islas Canarias".1391
La tarea de Mandas consistía en convencer a Salisbury para que Inglaterra no dificultase las
negociaciones que hipotéticamente Ojeda podría iniciar en Marruecos y que luego como señalamos
Las gestiones del Embajador español en Londres venían a coincidir con un momento
francés, proponiéndole un acuerdo sobre las cuestiones coloniales africanas. Por otra parte, desde
los bóxers mantenía encerrados en el barrio de las legaciones extranjeras a un puñado de soldados
país y a todos los blancos residentes en la ciudad. El Foreign Office hervía de actividad.
El Duque de Mandas señala en sus despachos secretos al gobierno Silvela cómo la opinión
pública y el gobierno británicos habían dirigido toda la atención hacia la guerra pendiente en
1391
Ibidem.
873
Sudáfrica y hacia los disturbios en China que comprometían los vitales intereses del Reino Unido
en el oriente asiático, pues podían tener graves repercusiones en la "joya del Imperio", la India.
Para Gran Bretaña, el levantamiento de los bóxers había supuesto una gravísima contrariedad, en
un momento en que se estaban haciendo gigantescos esfuerzos para enderezar la situación militar
en Sudáfrica. Todas las demás cuestiones de la política exterior habían quedado momentáneamente
paralizadas y aparcadas.
El Duque de Mandas estimaba necesario un respaldo mayor por parte del gobierno de Madrid
para reforzar su actuación ante el Foreign Office. Había sido Embajador de España en París.
Conocía las inclinaciones progalas de Silvela, sabía que la política exterior del gabinete
conservador, aún sin adoptar una dirección fija se había aproximado a Francia en 1899 y quería que
el gobierno conservador se desentendiera en el futuro de cualquier pacto secreto con Francia u otra
potencia a espaldas del Gabinete de Saint James. España había de aproximarse al Reino Unido con
lealtad y franqueza; los ingleses debían descartar la posibilidad de que en adelante los españoles
proyectasen una maniobra en contra suya. ¿Cabe suponer que en Londres se conocían los contactos
de 1899 del gobierno Silvela con Alemania y Francia, y las consultas de España intentando ingresar
españoles respecto a los hipotéticos propósitos anti-hispánicos de los ingleses (cuando los
diplomáticos acreditados en la Corte de Saint James coincidían en que tales rumores no tenían un
fundamento verídico, pues Inglaterra no deseaba más conflictos, y no aspiraba a arrebatar a España
rotativos en el sentido de que Inglaterra cuando consiguiera doblegar a los bóers procuraría
costa que le permitiesen un enclave estratégico para la escala de sus buques en la navegación a lo
1393
largo de la costa atlántica. Era clara la alusión al archipiélago canario. Enrique Rosas ha
1392
El Gobierno inglés no se explicaba pues las prevenciones españolas contra Gran Bretaña.
1393
Sobre este extremo hay una bibliografía amplia. Véase Arribas Martín,T.: “El Estrecho de Gibraltar, los
archipiélagos españoles y los intereses británicos, 1898-1918“ en II Aula Canarias y el Noroeste de África (1986),
874
reseñado la hostilidad visceral, violenta y directa de gran número de diarios madrileños –con
excepción del republicano El Liberal– hacia Gran Bretaña, que dificultaba cualquier gestión
diplomática de acercamiento entre los dos gobiernos con carácter permanente y de largo
alcance.1394
El Duque de Mandas, sin embargo, llegaba hasta el extremo de suponer que existiese un
propósito recóndito de agresión a España en el ánimo de Lord Salisbury. En ese caso, no tenía
ningún valor- al contrario, era un error, una indiscreción- revelar al gabinete británico las
precauciones que estaba tomando España con respecto a la defensa de Canarias o presentar la
adquisición de Tarfaya como garante de la seguridad del archipiélago. Entendía que era mejor
esgrimir, tal como había hecho Ojeda ante el Sultán, la añagaza del miedo a Francia, el peligro o la
eventualidad de una ocupación de la región por las fuerzas francesas, con el riesgo de quedar
España rodeada al norte y al sur por territorios franceses.1395 Cuando se entrevistó con lord
Salisbury en una conferencia que tuvo el carácter más bien de sondear el terreno, pudo apreciar
cómo las agudas preocupaciones por los sucesos de Sudáfrica y Pekín no menguaban la atención
del premier británico por los asuntos del Sultanato. Tras reafirmar la posición de España favorable
al respeto de la Soberanía del Sultán, sibilínamente Mandas pasó a intentar convencer a Salisbury
de la oportunidad de lo que podemos calificar como el más grave quebranto de la misma que podía
diseñar el gobierno español. La fórmula, como hemos indicado, era la usada por Ojeda ante el
Majzén esgrimiendo la posibilidad de que Francia se apoderara del territorio de Tarfaya y la Sakia
al- Hamra arguyendo su característica de territorio "nullius", a partir de un rápido avance realizado
desde el interior del continente. Mandas daba por supuesta la apatía marroquí a la hora de defender
coordinación y prólogo de V.Morales Lezcano, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1988,
pág. 430. Asimismo: Morales Lezcano,V.: Los ingleses en Canarias, Las Palmas, Edirca, 1986. Libro de viajes e
historias de vida, subtitula el autor a esta curiosa indagación de las peripecias corridas por los británicos que visitaron el
archipiélago canario en los últimos cien años. En una atmósfera de marcado acento colonial, con fotografías y grabados
de época, las islas se erigen en protagonistas. También: Ponce Marrero, F.: “Canarias en la política exterior española
tras el 98: la senda hacia Cartagena “en La Historia de las Relaciones internacionales: una visión desde España,
Madrid, Comisión Española de la Historia de Relaciones Internacionales, 1996, pp. 473-495.
1394
Véase Rosas Ledesma, E.: “Las relaciones hispano-británicas a comienzos del siglo XX: los caminos del
entendimiento“, en Revista de Estudios Internacionales, vol. 1, no. 3 , Madrid, julio-septiembre 1980, pp. 708-709.
1395
Duque de Mandas al Marqués de Aguilar de Campoo. Despacho cifrado y reservado no. 103. 20 de Junio de 1.900.
A.G.A. Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7016 / Legajo no. 181-bis.
875
la provincia en el caso de producirse la agresión y argüía el deseo del gobierno de Silvela de que
nadie se aprovechara de la indolencia del Majzén para perjudicar los intereses nacionales españoles.
escrito con el Sultán, haciendo más eficaz su influencia y su acción en esta parte del continente
ejército francés.
cuestión. La ocupación de Tarfaya por España era difícilmente compatible con las pretensiones
inglesas de ajustarse al mantenimiento del statu quo en la cuestión marroquí. Salisbury no era un
experto en cuestiones marroquíes. Sabemos que en el Foreign Office lo eran sir Arthur Nicolson y
Sir Martin Le M.N. Goselin, sus consejeros principales en los asuntos relativos al Sultanato.
Cuando Mandas lo abordó, el premier británico no sabía ubicar en un mapa del Imperio la costa de
Tarfaya, ni recordaba bien algunos antecedentes referentes al tema de las fronteras meridionales del
insatisfecho a Mandas que se había empleado a fondo. Sin embargo, los propósitos españoles no
respeto al `statu quo' y cifraba más sus esperanzas en torno al mantenimiento de la ' marroquinidad '
marroquí de 1895. Una ocupación de la región por España le contrariaba. Era muy posible que el
gobierno británico desease dejar las cosas en el territorio tal como estaban, no descartando Mandas
que el Reino Unido intentase en el futuro ocuparlo, restando a España el control del hinterland
africano de Canarias. Mandas se hizo cargo asimismo del temor de Lord Salisbury a que el
gobierno imperial alemán pudiese tener también apetencias sobre Tarfaya. Salisbury parecía, al
respecto temer más al II Reich y mantener una cierta tranquilidad en cuanto a los proyectos y
876
designios de Francia en África.1396 Mientras los movimientos militares galos se realizasen en el
interior del Sultanato, era muy probable que Gran Bretaña dejase actuar al gobierno republicano,
con la esperanza de que Francia se desgastase en un conflicto muy dilatado venciendo la férrea y
tenaz resistencia de una tribu tras otra. Gran Bretaña -entendía Mandas, tras entrevistarse
posteriormente con el Barón de Renzis, Embajador de Italia en Londres, que le había tranquilizado
con respecto a los propósitos de Inglaterra- juzgaba a Francia incapacitada para acometer una
empresa de tan gran envergadura como la conquista de todo el Sultanato. Inglaterra sólamente
A finales del mes de Junio Mandas realizaba una visita protocolaria a la reina Victoria en el
de Aguilar de Campoo, deseoso de conocer los detalles del convenio con Francia, que aún no había
sido firmado. Aguilar tranquilizó al diplomático arguyendo que no tenía intencionalidad contra el
Reino Unido y se limitaba a la delimitación de los territorios españoles en Río de Oro y golfo de
determinación del gobierno conservador de conseguir el trueque de Ifni por la cesión de los
territorios comprendidos entre los cabos Bojador y Nun (¡), para lo cual iba a proceder de acuerdo
evidenciable el giro copernicano que Silvela iba a imprimir a su política exterior. Si fallaba su
internacional, mostrando a los ojos del mundo su vitalidad expansionista, si Silvela no podía
devolviéndole la categoría de potencia colonialista, actuando, en materia imperialista con una cierta
autonomía, con sus propias fuerzas, era necesario dar un giro de 180 º a la política internacional de
1396
Mandas expresaba su convencimiento de que ello era algo que podía explotar España.
877
España. Si en el pasado se había desconfiado del Reino Unido, ahora había que poner toda la
buscando de esta manera el apoyo de la Corte de Saint James. A pesar de que en el primer sondeo,
Salisbury se había mostrado reticente, valían la pena nuevos intentos. Aguilar le transmitió al
Embajador británico un mensaje para el primer ministro, asegurándole que en ningún caso el
gabinete Silvela iba a iniciar acción alguna o a tomar una resolución contraria a Inglaterra; en todo
lo tocante a los asuntos marroquíes, se iba a buscar el acuerdo y la conjunción con el gobierno
británico. Por último se encargaba al Embajador que solicitara del primer ministro la opinión de si
Inglaterra consideraba la permuta de territorios de Ifni por Tarfaya como una alteración grave del
'statu quo'.1397
Silvela¡. El 26 de Junio, Mandas telegrafió a Madrid notificando que había tenido una segunda
conversación con Lord Salisbury. Éste le había indicado que no veía inconveniente alguno en que
España procurase obtener de Marruecos la permuta de Ifni por Tarfaya. Incluso la noticia contenía
datos más esperanzadores para los designios españoles: Salisbury recomendaba a Silvela que era
Al día siguiente, Mandas remitiría un despacho cifrado y secreto a Madrid, dando cuenta de
manera exhaustiva de los detalles de la entrevista celebrada con el primer ministro. El documento
nos señala cómo la entrevista de Aguilar de Campoo con el Embajador británico no pudo llegar
conjunción de su política marroquí con la de Gran Bretaña, así como el empleo del término
"permuta" de Ifni por Tarfaya había obrado el milagro. Pero Salisbury deseaba mayores
aclaraciones. Mandas iba preparado. Minuciosamente explicó al premier sobre un mapa de África
1397
Telegrama del Ministro de Estado dirigido al Duque de Mandas, Embajador de España en Londres. 25 de Junio de
1.900. A.G.A. Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7016 / Legajo no. 181-bis.
1398
Telegrama cifrado del Duque de Mandas dirigido a Aguilar de Campoo. 26 de Junio de 1900. A.G.A. Fondo de
Asuntos exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.016 / Legajo no. 181-bis.
878
en que había consistido la delimitación de los territorios franco-españoles en Río de Oro y en el
Muni; se explayó asimismo sobre los deseos de trueque de Ifni, que pertenecía a España en virtud
del tratado que puso fin a la guerra con Marruecos en 1860, por la comarca objeto del convenio
principio fundamental de mantenimiento del statu quo; que España estaba dispuesta a colaborar con
el Reino Unido para asegurar su supervivencia y en este sentido fue decisiva una parte de su
intervención en la que recalcó los peligros de que mientras Gran Bretaña permanecía con su interés
reconstitución después de la derrota en la guerra de 1898, otro país -no considerando a Tarfaya más
que como territorio "nullius"- se apresurase en ocuparla. Estos razonamientos habían convencido
finalmente a Salisbury y le habían llevado a otorgar finalmente el permiso británico a los propósitos
españoles.1399
La comunicación era recibida con una gran satisfacción por Silvela y Aguilar. A esas alturas
ya se habían notificado nuevas órdenes a Ojeda. Éste había conseguido ya el compromiso del
una comisión mixta que tenía que trasladarse a la zona sin pérdida de tiempo, para decidir sobre el
terreno, los límites, los detalles y la fecha de la cesión y entrega inmediata de la pesquería. Sin
embargo, Silvela varió las órdenes y se le encargaba a Ojeda que plantease al Majzén la renuncia de
España a Ifni y el deseo de permutar ese territorio por Cabo Juby para luego, gestionar ante el
Sultán la cesión de la costa entre el río Draa y Cabo Bojador, ofreciendo una serie de
compensaciones. Parecía, por otro lado que la urgencia que lord Salisbury recomendaba no se iba a
poder cumplir ante las técnicas dilatorias empleadas por los funcionarios marroquíes. Mientras
tanto, Aguilar se reunía de nuevo con el Embajador británico en Madrid, expresándole la gratitud
1399
Ibidem. Despacho cifrado y reservado no. 107. El Duque de Mandas a Aguilar de Campoo. 27 de Junio de 1.900.
879
del gobierno español y su propósito de proseguir en la política marroquí buscando el acuerdo de
Gran Bretaña.1400
En días posteriores la negociación por la búsqueda del apoyo británico iba a coincidir con el
tema de la primera circular marroquí protestando por las operaciones militares en el Tuat. Desde
Madrid se observaba con mucho detenimiento la actitud del gobierno de Londres.1401 Esta primera
instrucciones con el propósito de reforzar los recién creados lazos anglo-hispanos. El Ministro de
Estado señalaba que Ojeda había hecho acuse de recibo de las dos notas de protesta formuladas por
el Majzén a lo largo del verano, sin dar respuesta a Mohammed Torres.1402 Lo que se pretendía
ahora era antes de notificar una contestación definitiva al Sultán, conocer cual iba a ser la actitud de
Salisbury. El tema de la entrevista era la nueva protesta del gobierno marroquí con motivo de la
expedición francesa al Tuat. El jefe del Foreign Office indicó que el Reino Unido se había limitado,
como España, a acusar la recepción del texto en términos muy corteses y que entendía que por el
momento no procedía hacer más. Los británicos no iban a hacer nada por el momento por evitar el
progreso militar galo en el Sáhara oriental marroquí. Sin embargo Salisbury confesó a Mandas la
necesidad de obrar de otra forma si las tropas francesas se aproximaban al Atlántico o al corazón
del Imperio. En el momento en que Francia intentara ocupar las costas occidentales del Sultanato,
el statu quo se podía dar por muerto, y la cuestión marroquí podía considerarse suscitada en su
integridad. En ese momento, Gran Bretaña dejaría de ser una espectadora pasiva y promovería la
1400
Ibidem. R.O. no. 99 de 28 de Junio de 1.900 del Ministerio de Estado dirigida al Duque de Mandas.
1401
Ibidem. R.O. no. 96 del Ministerio de Estado de 26 de Junio de 1.900, dirigida al Embajador de España en
Londres.
1402
R.O. no. 126 del Ministerio de Estado de 7 de Septiembre de 1.900 dirigida a Emilio de Ojeda. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 /Ex. 2. Con esta fecha, Aguilar de Campoo anunciaba el propósito del
gabinete español de no contestar de momento a la segunda nota de protesta jerifiana.
1403
Real Orden no. 155 de 7 de Septiembre de 1.900 del Ministerio de Estado dirigida a la Embajada de España en
Londres. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.016. Legajo no. 183.
880
acción colectiva de varias potencias con el fin de detener el avance de las tropas galas. La
conjunción con España parecía factible: Salisbury aseguró a Mandas que su intención era avisar al
Los discretos sondeos iniciados por parte de España en Londres en torno a la cuestión de
Tarfaya estaban acabando por convertirse en contactos de cierta trascendencia. Aguilar de Campoo
Una Real Orden de 29 de agosto remitida a Tánger precisaba a Ojeda la posición del
desfavorables a España, pues se suponía que el establecimiento iba a topar con la hostilidad de las
cabilas y además las exigencias señaladas por Marruecos para otorgar su consentimiento eran
inadmisibles. Se precisaba -del lado marroquí- que la pesquería debía estar totalmente
incomunicada del territorio imperial, y vetado cualquier contacto comercial con los habitantes del
Sultanato. Dadas estas circunstancias, Silvela barajaba la necesidad, no la posibilidad, del trueque
marroquí empezaba a pensar en que no tenía otra opción que reforzar aún más los lazos con el
Reino Unido, y conseguir de éste, que gozaba de un gran ascendiente sobre el Majzén, el ejercicio
de una fuerte presión sobre el gobierno marroquí, con el fin de que Abd al- Aziz accediera a tales
gabinete español no tenía nada que ofrecer al británico. No se pensó en llevar a cabo ninguna
1404
El Duque de Mandas a Aguilar de Campoo. Despacho no. 155. 19 de Septiembre de 1.900. A.G.A. Fondo de
Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.016. Legajo 181-bis.
1405
Las negociaciones debían ser planteadas por Ojeda como un trueque del derecho adquirido sobre Ifni, por un
punto de la costa de Tarfaya, para luego pedir al Majzén la cesión de la totalidad de esta última región a cambio de unas
compensaciones a fijar de común acuerdo entre los gobiernos español y marroquí.
881
concesión territorial a Gran Bretaña, ni en otorgar a firmas británicas privilegios económicos.
el 25 de Septiembre que reanudara las conferencias con el premier inglés y en ellas volviera a
esgrimir la baza de la amenaza francesa sobre la costa comprendida entre cabo Bojador y el Uad
Draa. De consolidarse el predominio galo en las zonas meridionales del Imperio, su hegemonía iba
a ser total en la zona noroccidental de África; hegemonía que conseguiría en menoscabo de los
intereses geoestratégicos y de los propósitos de Inglaterra. El máximo interés del gabinete Silvela
en esta región explicaba, según Aguilar la insistencia del gobierno español en dejar sin delimitar
claramente en el tratado del 27 de Junio de París la parte norte de sus posesiones en el Sáhara,
"señalando como término (de las mismas) la frontera de Marruecos, pero sin especificar cual era
esta".1406 Silvela no iba a tolerar la interposición de ninguna potencia europea entre las posesiones
nacional, léase la seguridad del archipiélago canario, exigían el tesón y la persistencia en esta
ofensiva imperialista española que iba a pasar a una nueva fase. De manera explícita, Aguilar
anunciaba a Mandas que el Gabinete de Silvela iba a ampliar sus gestiones no restringiéndolas
exclusivamente al Reino Unido. Era necesario tratar el tema de la cesión por parte de Marruecos a
España de Tarfaya con otras potencias, incluida Francia, a las que se trataría también de convencer
cumpliendo lo estipulado en el tratado de 1895. Sin embargo Mandas no se dio por satisfecho. En
virtud de las instrucciones recibidas, ya no se trataba solamente de que el Reino Unido diera su
1406
Aguilar de Campoo al Duque de Mandas. Despacho no. 167. 25 de Septiembre de 1.900.A.G.A. Fondo de
Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.016. Legajo 181-bis.
1407
Ibidem. García Sancho, Marqués de Aguilar de Campoo al Duque de Mandas. Despacho no. 171. 8 de Octubre de
1.900.
882
'placet'; era necesario, dada la impotencia de los medios diplomáticos españoles de arrancar la
concesión a Abd al- Aziz, que el gobierno británico tomara parte activa en la negociación. Lord
Salisbury no rehusó la discusión de este apartado del tema, pero estimó necesario reconducir las
conversaciones con España a un nivel de análisis más profundo. Necesitaba examinar con el mayor
cuidado la posibilidad del apoyo británico a España. Comenzaría entonces una ronda de contactos
de Mandas con el Sub-secretario permanente del Foreign Office, Sir Thomas Sanderson y con el
Ministro Plenipotenciario inglés en Tánger, sir Arthur Nicolson que se encontraba en la capital
británica. Sanderson frustró pronto las expectativas españoles, señalando que Marruecos no era
favorable a la permuta de territorios .Sir Arthur Nicolson, en particular, arguyó haber realizado
varios sondeos en Marruecos antes de partir hacia Londres. Se había entrevistado con Ojeda, entre
otros, y sus contactos con los funcionarios del Majzén le reafirmaban en la convicción de que el
Sultán era totalmente contrario a la entrega de Tarfaya, por oponerse a toda cesión territorial que
supusiese desmembración o amputación del Imperio, y por los profundos temores de Abd al- Aziz
a que doblegarse a las peticiones españoles supondría un precedente que aprovecharía Francia para
imponerle condiciones aún más duras. Arthur Nicolson desmontó en el Foreign Office los
argumentos españoles que se basaban en hacer temer a Salisbury una ocupación de la costa
meridional del Imperio por Francia, señalando la pobreza de Tarfaya, y la presencia en el hinterland
continental de importantes tribus hostiles a la presencia extranjera. Mandas trató de rebatir las
afirmaciones de Nicolson. Señaló al respecto que si tan pobre era la zona de cabo Juby, tan árida y
tan inhóspita que a la escasa guarnición allí destacada por el Sultán había que suministrarles por vía
marítima el agua potable, o entendía las reticencias británicas para la entrega del territorio a
España, a cambio de Ifni; y apuntó el hecho de que en el caso de sufrir Francia una derrota en la
invasión del Tuat, podría buscar una revancha dando un golpe de mano en la costa. Sin embargo no
pudo convencer a sus interlocutores ni sacar a Salisbury de la situación de reserva a la que le había
llevado la consulta con los expertos en temas marroquíes del Foreign Office.1408
1408
Ibidem. Duque de Mandas a V.García Sancho, Marqués de Aguilar de Campoo. Despacho no. 167. 12 de Octubre
883
10. 11. Nuevos problemas para España en el Rif.
se daban a veces manifestaciones por parte española de otro tipo de política totalmente diferente,
absolutamente desconfiada y recelosa de los ingleses. Durante el mes de Mayo, el cónsul de España
Tras el levantamiento del bloqueo de los presidios menores en el Rif, el verano de 1900
transcurrió con bastante normalidad en esta parte del Sultanato. Unicamente se dio un incidente de
cierta importancia a comienzos de julio, en lo que constituía un nuevo ataque del Majzén contra los
Alhucemas recibió la visita de una súbdita española allí domiciliada, Amalia Fernández Marfil,
viuda de Meco exponiéndole que habiendo alquilado un bote de su propiedad a un rifeño, Hammedi
Bu Azza (el motivo era que éste iba a conducir algunos víveres al islote), los askaris apostados en la
una multa. Una vez restituida, Amalia Fernández echó en falta una serie de materiales (banco, farol,
desperfectos y hurtos sufridos por la empresaria española la gestionó Ojeda que dirigió una nota de
protesta a finales de agosto al Delegado del Sultán en Tánger, Mohammed Torres. Torres
contestaría el último día del mes, incidiendo en el hecho de que las relaciones de intercambio
de 1.900.
1409
Pedro Cavanilles, cónsul de España en Mazagán a Ojeda. Despacho no. 39. 5 de Mayo de 1.900. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 124 / Ex. 1.
884
comercial entre los habitantes de Alhucemas y los rifeños estaban prohibidas y que por lo tanto no
le estaba permitido a ningún marroquí, salvo con la autorización expresa del Majzén, acudir a la
plaza sino era para transportar únicamente víveres. El Delegado del Sultán protestaba a
continuación de que el gobernador español de Alhucemas permitiera las relaciones ilícitas que no
cesaban de crear dificultades al Majzén. Torres aconsejaba a Ojeda que España evitase en el futuro
todo tipo de conflictos con los marroquíes, por lo que el gobernador de Alhucemas debía evitar las
relaciones de los habitantes de los islotes hispanos con los del Rif.1410
de buques extranjeros a lo largo de las costas del Rif, incidiendo otra vez en la situación que había
intentado instaurar el Majzén meses antes, cuando había dirigido al cuerpo diplomático acreditado
en Tánger una nota relativa a la incomunicación absoluta de las costas del Rif, expresando el deseo
del gobierno marroquí de interrumpir el tráfico comercial a lo largo de ellas de buques extranjeros y
cárabos rifeños (septiembre de 1899). En aquel entonces la nota del Delegado del Sultán, Sid Ben
Nassar Gannam había motivado la más enérgica resistencia por parte del cuerpo diplomático.
Ojeda, en particular, había entendido que se trataba de un golpe que el Gran Visir pretendía asestar
contra España, la única nación que poseía territorios en el Rif. El diplomático español había
intentado propiciar una acción colectiva europea que conjurase el peligro de aislamiento en que el
Majzén estaba dispuesto a condenar a los españoles, aprovechando los escasos intereses que en el
Rif poseían la mayor parte de potencias europeas. Silvela, sin embargo, se había desmarcado de la
opinión del Ministro Plenipotenciario; recordemos que había buscado la aproximación al Reino
Unido, no participando de los temores que las medidas del Majzén infundían a Ojeda. Ante el
rechazo conjunto de todas las potencias a tales medidas, Bu Ahmed puso en práctica el bloqueo de
Alhucemas y el Peñón, utilizando para su propósito al cuerpo de ejército desplazado al Rif. Tal
medida estuvo a punto de provocar un conflicto grave entre España y Marruecos, aunque tal
1410
Nota de contestación del Delegado del Sultán de Marruecos en Tánger, Mohammed Torres dirigida a Emilio de
Ojeda. 31 de Agosto de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84 /Ex. 2.
885
posibilidad quedó conjurada tras la intensa presión diplomática y la enérgica actitud de Silvela,
principio sostenido anteriormente por el Majzén de considerar ilegal y atentatorio a los derechos del
Sultán toda comunicación marítima europea con el Rif, así como el tráfico comercial de los cárabos
rifeños. Al ser tanto Alhucemas como Vélez islotes, no se podía soslayar la comunicación con la
costa vecina a través del mar. En tales circunstancias, prohibir el tráfico marítimo a los europeos y a
los rifeños equivalía a una reanudación del bloqueo efectivo de dichas plazas. Si esta disposición se
ponía en práctica, todo bote o nave española que pretendiese dedicarse al tráfico legítimo de víveres
entre la costa y las plazas no podría hacerlo. Asimismo Ojeda entendía que tal disposición iba a
contemplar como ilícita la navegación entre los dos puntos citados de los cárabos rifeños. El
abastecimiento de los presidios iba a quedar de nuevo colapsado en el caso de ceder a las
pretensiones marroquíes. Era algo a lo que no podía acceder el gobierno español. Por ello Ojeda
espetó a Torres que el conflicto suscitado en julio con la subsiguiente reclamación española estaba
causado no por los rifeños ni por los españoles, sino por las autoridades marroquíes en el Rif que
llevaban a cabo una infracción sistemática de los tratados que garantizaban el libre suministro de
los presidios. Es decir: del convenio con las disposiciones necesarias para la seguridad y
noviembre de 1861, en el que se regulaba -no se prohibía- la navegación de los cárabos rifeños
sometiéndola solamente a ciertas medidas de vigilancia; del artículo 6º del convenio de 1866, por el
cual se comprometía España a no permitir que se internasen en el Rif los habitantes de Melilla, que
no fuesen súbditos del Sultán; y del artículo 4º del Tratado de comercio arriba citado que establecía
886
específicamente el derecho indiscutible de libre circulación por el Sultanato que tenía todo súbdito
español.1411
Los hechos de julio de 1900 nos permiten matizar las afirmaciones del profesor Pennell
cuando habla del joven Sultán como un Soberano carente de la energía de su padre. El secuestro del
entre Alhucemas y el Rif por parte de los askaris nos habla de una continuidad en las acciones de
firmeza por parte de las tropas destacadas en el septentrión marroquí con respecto a la decisión por
defender al Imperio que había caracterizado al período de gobierno del Gran Visir. Ya que los
rifeños flaqueaban en su labor secular defensiva del estrátegico septentrión del Sultanato, esta tarea
forzosamente tenía que ser asumida por las tropas imperiales. ¿Cabe preguntarse si hay
vacilaciones, si hay desfallecimiento en la asunción de esa tarea por parte de Abd al- Aziz?. Estos
hechos locales, propios de la microhistoria rifeña nos prueban que no hay ese desfallecimiento, y
que los askaris imperterritos siguen cumpliendo las tareas de defensa que les había encomendado el
finado Bu Ahmed.
septiembre, entendiendo que el secuestro de la lancha era un hecho aislado y casual y que no tenía
una relación directa con la política hostil a España atribuida por Ojeda al gobierno jerifiano. En el
documento se consideraba que este incidente era una de las tantas arbitrariedades llevadas a cabo
apoderarse de una suma de dinero. No era expresión de las intenciones del gobierno imperial. El
informe quitaba hierro a la nota de Torres, señalando que no se quejaba expresamente (realmente
no hacía alusión directa a ello) de que los botes españoles fuesen a abastecerse de víveres a la costa,
sino de que las relaciones mercantiles entre los habitantes de Alhucemas y los rifeños no se
limitaban al aprovisionamiento de víveres y que ese era un hecho ilícito consentido por el
1411
Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 101. 6 de Septiembre de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 84 /Ex. 2.
887
gobernador de la plaza. Esta interpretación venía confirmada por el hecho innegable de que el
gobierno jerifiano veía desde tiempo atrás con marcado disgusto la situación de las cosas en el Rif,
que a la sombra del abastecimiento de las plazas se realizaban verdaderas operaciones comerciales
ilegales en detrimento del Tesoro marroquí y en contra de lo dispuesto por los tratados, según los
cuales la importación y exportación de artículos en el Sultanato sólo podía hacerse por los puertos
El gobierno español se había comprometido en marzo de 1900 a tratar con el Majzén el tema
de la restricción del derecho de los españoles a la libre circulación por el Imperio. Sin embargo
hasta el momento nada se había negociado y se mantenía un compás de espera que beneficiaba los
reclamara de modo oficial, pues se corría el riesgo de que el Majzén quisiera tratar ahora el tema de
reclamaciones españolas.1412
nota de Torres, limitándose a darse por enterado del criterio que en la misma expresaba el Majzén
acerca de las relaciones entre Alhucemas y las cabilas fronterizas, añadiendo que precisamente
porque según ese criterio, las relaciones para el aprovisionamiento de la plaza de Alhucemas eran
legítimas, protestaba del apresamiento puesto que con la lancha sólo se pretendía por parte española
adquirir víveres. Los askaris sólo tenían competencias para confiscar las mercaderías de
contrabando, pero nunca para apoderarse del bote o para exigir dinero por su devolución.1413
1412
Informe de la sección Política del Ministerio de Estado sobre el apresamiento de un bote, propiedad de Doña
Amalia Fernández. 15 de Septiembre de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84 /Ex. 2.
1413
Ibidem. R.O. del Ministerio de Estado de 18 de Septiembre de 1.900 dirigida a Ojeda.
888
10.12. Prosiguen los intentos españoles para apoderarse de Tarfaya y la Sakia al- Hamra.
septiembre el Sultán Abd al- Aziz escribió a Mohammed Torres. Las instrucciones que le daba
insistían en la necesidad de seguir negociando con los españoles e iban acompañadas de una
prohibición expresa de firmar cualquier cesión de la región de Tarfaya. Coincidiendo con la llegada
de la carta del soberano, Torres era apremiado por Ojeda mediante una nota en la que se
reafirmaban las peticiones españolas (lo que hemos dado en llamar "la ofensiva imperialista de
Silvela"). Es decir, el Ministro Plenipotenciario señalaba que conforme a los términos del acuerdo
con el Majzén, el gobierno español renunciaba al territorio próximo a Ifni, para solicitar de
Marruecos el cambio de aquél por toda la costa que se extendía desde la desembocadura del Uad
Draa hasta el cabo Bojador. Es decir aquello que Ojeda se había limitado a exigir oralmente, a
expresándole su grave preocupación por tan considerables demandas. Eran tan extraordinarias, tan
importantes, que no podía dar una rápida respuesta al gobierno español. El Majzén debía llevar a
cabo un profundo examen del tema y diversas consultas. Germain Ayache indica que en la práctica
ello era un rechazo a las peticiones de Silvela, posponiendo la respuesta sine die.1414
Era el fracaso total de las pretensiones españolas. El gabinete Silvela había contado con un
golpe de efecto en materia de política exterior que no iba a llegar. Se había contado primero con
conseguir Ifni antes de que las cortes reanudaran sus sesiones tras el verano. Todo se había ido al
traste. Si en un primer momento se habían dado instrucciones a Ojeda para que consiguiera primero
Tarfaya, para luego dar a conocer el hecho a la comunidad internacional, una vez firmado el
acuerdo de cesión con el Majzén, las tácticas dilatorias marroquíes obligaron a cambiar de
1414
Véase Ayache, G.: " Les visees sahariennes... ", op. cit., pag. 345.
889
Estado enviaría una carta particular al nuevo líder conservador, Antonio Maura, explicándole los
cambios que siguió la estrategia del gabinete Silvela: antes de que Marruecos consintiera en ceder
Tarfaya, Aguilar comunicó a los Embajadores de Francia, Inglaterra, Italia, Rusia y Austria
misma forma, a finales del verano dio instrucciones a los representantes diplomáticos españoles en
esos países para que comunicaran la noticia a los gobiernos respectivos. "La idea fue acogida
favorablemente, indica Aguilar, con la única condición de respetar el statu quo".1415 Sin embargo,
la falta del apoyo británico a España en las negociaciones que Ojeda llevaba a cabo con
Mohammed Torres en Tánger fue determinante para el fracaso de la iniciativa española. Silvela
había confiado en el renacer imperial español, apostando claramente por un compromiso con el
Reino Unido que esta nación eludía. Todavía Ojeda hizo un último esfuerzo tras la crisis del
gabinete Silvela y llegada de Azcárraga al poder, por tratar de convencer a sir Arthur Nicolson de la
necesidad de que el Reino Unido prestara su apoyo a España. Sus argumentos se resumen en la
necesidad para España de obtener Tarfaya para garantizar la defensa de su territorio nacional y en
los profundos recelos provocados por la actitud expansionista francesa en el Sultanato. Puso
especial empeño en convencer a su colega de que los deseos de Madrid no obedecían a una
ambición de engrandecimiento territorial, pues se aspiraba únicamente a una de las costas más
estériles e inhospitalarias del continente africano, lo cual suponía en realidad un sacrificio oneroso
para las arcas del Estado, justificado por la necesidad de prevenir cualquier posible ataque sobre el
archipiélago canario. Las razones de Ojeda no hicieron mella en Nicolson, quien expresaría su
absoluto convencimiento de que el Majzén no iba a consentir jamás la entrega de tan dilatada costa,
1415
(A)rchivo de la (F)undación (M)aura. Carta particular del Presidente del Consejo de Estado, Marqués de Aguilar
de Campoo dirigida a Antonio Maura.30 de Abril de 1.904. Legajo 360 1/2.
890
"Sir Arthur - escribiría a finales de Octubre a Aguilar de Campoo- me declaró, que
en su sentir constituía esta cesión un precedente tan funesto para el mantenimiento del statu
quo, que no vacilaría en pronunciarse en contra y hasta en abrir los ojos del Gobierno
marroquí sobre las consecuencias de un acto tan imprudente".1416
inoportunidad de la entrega de Tarfaya. A su parecer, era imposible situar la cuestión al margen del
mantenimiento del 'statu quo'. Este iba a quedar socavado definitivamente al suponer la cesión una
indefectiblemente al inicio de la cuestión marroquí, que era lo que había que evitar a toda costa.
Carente España del firme apoyo de alguna gran potencia que presionase sobre el Sultán, no
contaba con la potencialidad, ni con el dinamismo suficiente para conseguir arrancar del Gobierno
marroquí la cesión de las tierras de Tarfaya. El margen de actuación de la política exterior española
era muy escaso, y dada la imposibilidad de lograr el apoyo británico, el gobierno de Madrid iba a
materiales durante el otoño, ni contaba con buques de guerra para lanzarse a una empresa de tal
envergadura, por lo que Aguilar optó por ganar tiempo y volver a insistir ante el Majzén en la
1416
Pérez Caballero, Subsecretario de Estado al Duque de Mandas. R.O. de 6 de noviembre de 1.900.A.G.A. Fondo
de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.016. Legajo 181-bis.
1417
Ibidem. El Sub-Secretario de Estado, Pérez Caballero al Duque de Mandas. R.Orden de 6 de Noviembre de 1.900,
documento ya citado.
891
permuta de Ifni por toda la costa de Tarfaya. A pesar de las respuestas negativas del Ministro
marroquí de Asuntos Extranjeros, Abd el-Krim Ben Sliman dadas a Ojeda en Marrakesh, a pesar de
las dilaciones de Torres pidiendo al Plenipotenciario español una interrupción tras otra de sus
conversaciones para solicitar consejo del Majzén, se insistía por parte española en la misma
petición. En caso de persistir el rechazo marroquí, Aguilar aconsejaba a Ojeda que lograse la
permuta de Ifni por una parte de la costa de Tarfaya. En todo caso, el deseo del gobierno español,
era que si se obtenía, al menos, una parte de la costa de Tarfaya debía ser bastante mayor que el
territorio dedicado al establecimiento de una pesquería en Ifni.1418 Sólo en último término y en caso
de no poder conseguir ninguno de los objetivos precitados, se debía limitar Ojeda a admitir la
cerrado completamente por el lado de tierra por unos muros, tras los cuales existiría una zona
neutral. Medidas que buscaban una total incomunicación del lugar. El establecimiento sólo podría
comunicarse con el resto de posesiones hispanas por mar. Asimismo el Majzén declinaba toda
responsabilidad en los ataques o asesinatos de españoles que cometieran las cabilas vecinas contra
cualquier habitante del establecimiento que intentara traspasar los límites del mismo.1420 A finales
de Octubre el gabinete Azcárraga al igual que anteriormente el de Silvela, seguía barajando la idea
de conseguir la anuencia de todas las grandes potencias para el trueque de Ifni por Tarfaya, aunque
comunidad internacional con la noticia y ahora se estimaba como condición previa a la ocupación
1418
El Marqués de Aguilar de Campoo al Duque de Mandas. Despacho no. 175. 8 de Octubre de 1.900.A.G.A. Fondo
de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.016. Legajo 181-bis.
1419
R.O. (con caracter reservado) del Ministerio de Estado de 14 de Noviembre de 1.900 dirigida a Emilio de Ojeda.
Contiene un "Proyecto de Nota a Sid Mohammed Torres, Delegado del Sultán". A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 62 / Ex. 1.
1420
Marqués de Aguilar de Campoo. al Duque de Mandas. Despacho no. 181. 17 de Octubre de 1.900. A.G.A. Fondo
de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.016. Legajo 181-bis.
892
de la región, el permiso de las potencias, a las que se debía intentar convencer de que no suponía
En el Reino Unido se había producido una remodelación ministerial. Lord Salisbury dejaba la
dirección del Foreign Office en manos de Lord Lansdowne. Era un cambio que desagradaba a
Mandas. Salisbury acostumbraba a dar respuestas definitivas ante gran parte de los requerimientos
que se le hacían y Lansdowne era más proclive a las técnicas dilatorias. Por ello, el Embajador
español hizo un último intento de entrevistarse a solas con Salisbury para hablar sobre Tarfaya,
del gobierno Azcárraga. No fue posible por encontrarse momentáneamente el premier inglés lejos
de Londres y tuvo que conformarse con discutir el asunto con el Sub-Secretario permanente de
Asuntos Exteriores, sir Thomas Sanderson, al que intentó persuadir en vano de que la respuesta
favorable que diera Mawlay Abd al-Aziz a España iba a depender casi exclusivamente de la
Las negociaciones con Gran Bretaña habían llegado a una situación de fracaso absoluto para
España. Un despacho del Marqués de Aguilar de Campoo al Duque de Mandas con fecha 14 de
noviembre nos permite desvelar que a esas alturas el gobierno español había desistido ya de la
política de acercamiento al Reino Unido. Tampoco se iba a aceptar la propuesta del Majzén
inútilmente las vidas de los soldados que constituyeran la guarnición del lugar, ya que no podrían
tan siquiera "asomarse al muro" que deseaba construir el gobierno marroquí. Por otro lado se
pensaba que el Ministro de Asuntos Extranjeros del II Reich daría su aprobación a la ocupación de
Tarfaya, pero era indudable que el nuevo responsable del Foreign Office, Lansdowne era
1421
Ibidem. Duque de Mandas a García Sancho, Marqués de Aguilar de Campoo. Despacho cifrado y reservado no.
172. 7 de Noviembre de 1.900.
1422
Ibidem.El Marqués de Aguilar de Campoo al Duque de Mandas. Despacho no. 196. 14 de Noviembre de 1.900.
893
Hacia finales de año, la prensa británica empezó a mostrar inequívocas señales de
desconfianza hacia España. Se temían en particular los derroteros que pudiera experimentar en el
futuro la actuación política exterior del gabinete conservador presidido por Azcárraga. Se
rumoreaba en particular acerca de los movimientos del Embajador español en San Petersburgo,
británico, The Standard, iba a entablar negociaciones con el gobierno imperial ruso con un objeto
político determinado, que podía ser la consecución de una alianza militar, el establecimiento de
algunos sectores de la prensa española se hacían eco de estos rumores destacando que el Reino
Unido tenía puestas sus miras desde hacía tiempo en determinadas partes del territorio nacional
El Ministro de Estado insistía en el hecho de que, desde que Silvela ocupara la presidencia
del gobierno, la máxima preocupación de los conservadores había sido garantizar la integridad
territorial de la península, islas y posesiones africanas, pero todavía no se había hallado una
En el interín, mientras esto no se lograse, la resolución que más convenía a los intereses nacionales
En el curso de los dos años de gobierno de Silvela, éste había potenciado una política exterior
activa tendente a insertar a España en una situación de alianza internacional que robusteciera la
seguridad nacional. Sin embargo en 1899 ninguna cancillería europea había escuchado las llamadas
de España hacia una necesaria garantía para su integridad territorial, frente a las hipotéticas
aspiraciones británicas, debido a que la guerra anglo-bóer desterraba por el momento cualquier
1423
Ibidem. El Marqués de Aguilar de Campoo al Duque de Mandas. Circular no. 27. 17 de Diciembre de 1.900.
894
acción en este sentido. Había habido, eso sí, un acercamiento a Francia solventando algunas
cuestiones que desde tiempo atrás dividían los intereses de ambos Estados en África Occidental,
Guinea y Sáhara. Este acercamiento había dado pie a ciertos rumores en la prensa internacional
sobre la posible cesión de Ceuta a Rusia para ser utilizada como base naval por esta última en el
Mediterráneo Occidental que, sin embargo el tiempo contribuyó a disipar. F. García Sanz ha
embajador italiano en Madrid que España llevaba meses negociando con Francia la delimitación de
las respectivas posesiones en África occidental y no, como la prensa había hecho circular, la posible
Las negociaciones con Francia habían suscitado asimismo el temor a que el hinterland
africano fronterizo a Canarias cayese en manos del gobierno republicano o de cualquier otra
potencia. En un giro radical de su política exterior Silvela buscó a partir del verano de 1900 la
aproximación al Reino Unido sin conseguirla, dejando al gabinete Azcárraga una comprometida
herencia. El camino internacional que pudiera seguir España era en 1900 objeto de las mismas
luz y al mismo tiempo de obligar al Gobierno español a poner de manifiesto el equilibrio que
necesariamente tenía que mantener entre la actitud ante la opinión pública, reacia a cualquier
compromiso internacional, y la necesidad de una garantía territorial para las posesiones españolas.
En octubre de 1900, una información del diario londinense The Standard1425 basada en un artículo
aparecido en la prensa rusa1426 en torno a la necesidad que tenía España de aliarse a Francia y
1424
Véase García Sanz, F.: Historia de las relaciones entre España e Italia. Imágenes, Comercio y Política Exterior
(1890- 1914), Madrid, C.S.I.C., 1993, pp. 245-246.
1425
Emilio de Ojeda al Marqués de Aguilar de Campoo. Despacho no. 146. 25 de Diciembre de 1900. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /Ex. 1.
1426
El artículo de The Standard fechado el 19 de Octubre, se hacía eco de otro aparecido en un diario ruso de Odessa,
Rossia, el cual, volviendo a la vieja cuestión de la alianza hacia la que debería inclinarse España, destacaba las ventajas
que obtendría de hacerlo por la Dúplice franco-rusa. Estas dos potencias, seguía el artículo, garantizarían a España los
medios necesarios para la reconstrucción de sus finanzas y para mejorar el armamento terrestre y marítimo; al mismo
tiempo, garantizarían a España la seguridad de sus posesiones frente a la amenaza británica y, se atrevía decir el
articulista ruso, ante ciertas eventualidades podrían ayudar a España a recobrar Gibraltar; como compensación a tales
beneficios, España cedería a Francia la posesión de Ceuta que serviría también para quitar toda trascendencia a la
posesión británica de Gibraltar. El eco que esta noticia alcanzó en la prensa española obligó a Silvela a realizar las
895
Rusia para obtener una garantía territorial frente a las ambiciones de Gran Bretaña, fue contestada
en términos categóricos por Silvela en declaraciones a la prensa española. Fue también objeto de
una Real Orden circular del Ministro de Estado, marqués de Aguilar de Campoo, en la que, lejos de
descartar una posible alianza de España con otras potencias, remarcaba, sin embargo las
"No estamos en una época en la que los gobiernos puedan dejarse guiar por afectos
ni sentimentalismos, y temerario sería para nuestro país confiar en ellos y mucho menos
celebrar ninguna clase de convenios que no le garantizasen, por lo menos, su completa
existencia. El Gobierno de S.M. no deja, pues, de preocuparse, como debe de estas
cuestiones, y podrá adoptar en el momento oportuno la resolución que más convenga a los
intereses de la Nación española".
conservadores con la del gobierno británico en las cuestiones marroquíes, las gestiones
emprendidas por Silvela para obtener el reconocimiento y la aquiescencia de las potencias europeas
a la ocupación española de Tarfaya iban a abrir el camino para la siguiente etapa de la actividad
francesa, Delcassé. Sin embargo las conversaciones excedieron inmediatamente el marco del
simple asentimiento republicano a la ocupación española del territorio marroquí situado entre cabo
Bojador y el río Draa. Se centraron en el tema del futuro de Marruecos. Este era un asunto que
Delcassé entendía que sólo concernía a España y Francia. Es más, el Ministro galo se mostró
favorable a los propósitos españoles en el sur del Sultanato, pero estimó a continuación que la
ocupación de Tarfaya era intrínsecamente un hecho tan relevante que supondría la apertura
inmediata de la cuestión marroquí. Delcassé añadió su sincero deseo de sentar las bases sobre las
oportunas aclaraciones: España no estaba en tratos con ninguna alianza; deseaba la amistad con todas las potencias y en
ningún caso sería capaz de ceder a otra potencia parte alguna del territorio nacional a cambio de hipotéticas garantías.
896
que podría iniciarse una discusión fructuosa que conllevaría el reparto de la integridad del Sultanato
entre los dos países. Era la culminación de una larga serie de sugerencias realizadas por Delcassé
desde hacía varios meses a León y Castillo que exteriorizaban la pretensión francesa de plantear el
inicio de una negociación secreta sobre Marruecos y zanjar definitivamente el tema del reparto del
Imperio.1427
gobierno germano había decidido que una Embajada extraordinaria se desplazase a Marrakesh en
los primeros días de Noviembre, con objeto de que el plenipotenciario del II Reich presentase sus
formuladas por los daños y perjuicios inferidos a varios súbditos alemanes o protegidos del II Reich
ciudad imperial, donde el joven consejero del Sultán contaba con escasos partidarios. Por ello se
había pospuesto para 1901 el traslado del Sultán y la Corte Imperial a esta ciudad, procedentes de
Marrakkesh.
adquiriendo armamento de tiro rápido tanto en el Reino Unido como en Alemania. A pesar de los
cuidados con que había procedido el Majzén, la noticia había trascendido y causado temor, cuando
no alarma entre el cuerpo diplomático internacional acreditado en Tánger, pues se llegó a especular
que las fuerzas regulares marroquíes, dotadas de este armamento moderno pasarían al territorio
invadido por las tropas galas, con objeto de enfrentarse a ellas y expulsarlas más allá de las
fronteras del Sultanato. Algunos rotativos europeos habían recogido estas impresiones y las habían
1427
León y Castillo, Embajador de España en París al Marqués de Aguilar de Campoo, Ministro de Estado. Despacho
reservado no. 334. 25 de Octubre de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 73 /Ex. 2.
897
el caso de confirmarse estas suposiciones. Sin embargo Ojeda tranquilizó al gabinete español
insistiendo en que este armamento sólo iba a ser empleado en caso de necesidad contra las cabilas
que hostilizaran la comitiva del Sultán a lo largo del recorrido hasta Fez. Mawlay Abd al- Aziz
deseaba mostrarse ante los habitantes de su Imperio respaldado por una poderosa fuerza militar; en
cuanto a la cuestión del Tuat, el diplomático español aventuraba la posibilidad de que se llegara a
predominaban los intereses pacifistas, que buscaban una conciliación, no el enfrentamiento abierto
con Francia. Por otra parte el Majzén mantenía durante los primeros compases del gobierno
personalista de Abd al- Aziz, características de una impronta similar a la de períodos anteriores de
la historia del Sultanato. El joven emperador marroquí no deseaba tener en la Corte, embajadas de
potencias extranjeras que permaneciesen junto a él largas temporadas. Para ello se imponía el
organismo consultivo de notables asesores con objeto de que todos los asuntos internacionales
1428
Ojeda al Marqués de Aguilar de Campoo. Despacho no. 112. 9 de Octubre de 1.900.A,G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 164 /Ex. 1.
898
10.14. El problema del suministro de agua de Ceuta.
Ceuta carecía de agua corriente y sus habitantes se veían reducidos a beber la de los aljibes
quedando sometidos a los tormentos de la sed durante los años de sequía. Muy próximos a los
límites de Ceuta, en Benzú, vertiente de Sierra Bullones que desciende hacia el mar, existían unos
extraordinaria a Marrakesh en abril de 1900 Ojeda había tratado el asunto con Mohammed Torres,
manifestando el delegado del Sultán al diplomático español que no habría inconveniente alguno en
que se aprovechasen estas aguas para el consumo de Ceuta. Algunos de los propietarios de los
manantiales se mostraban deseosos de venderlos a España, siempre que el Sultán les autorizase a
ello.1429
En el curso de la ofensiva imperialista del verano, Ojeda llegó a obsesionarse con la idea de
arrancar del Majzén la concesión de la llegada de agua a la ciudad ceutí procedente de los
manantiales de la bahía de Benzú. Las negociaciones sobre el tema en Marrakesh habían sido
complejas, accidentadas y espinosas, ya que Abd- el- Krim Ben Sliman sí las había entendido
como una añagaza española para adquirir nuevos territorios y extender su influencia sobre las
cabilas de Anyera. Tras un procedimiento negociador muy tortuoso, Ojeda había conseguido al fin
la promesa del Sultán de conducir hasta territorio español las aguas que no fueran indispensables
para la existencia de los marroquíes habitantes del campo vecino a Ceuta. Con todo el acuerdo no
figuró en los protocolos finales de la Embajada extraordinaria a Marrakesh, pero pudo ser
insertado en un acta que regulaba las discusiones que llevarían a cabo en Tánger el diplomático
1429
Petición oficial en torno a los manantiales de Benzú presentada al Sultán por el Ministro Plenipotenciario español,
Emilio de Ojeda. 20 de Junio de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 /Ex. 1.
899
Sin embargo a finales de agosto no se percibía ninguna inclinación por parte marroquí de
dar cumplimiento a la promesa de la conducción de aguas:1430 ni tan siquiera los funcionarios del
Majzén habían comenzado a gestionar entre los cabileños de las proximidades de Ceuta la cesión de
los manantiales de Benzú. Por ello Ojeda en una enérgica misiva remitida al comandante general
diplomática.
Ojeda abiertamente proponía al militar el inicio de una campaña de presión sobre el gobierno
marroquí para obtener la concesión de las aguas, a la par que se hacía frente con ella a la
persecución que el Bajá de Tetuán estaba ejerciendo sobre un contrabandista español, al que había
incautado todas sus caballerías, sin haber notificado nada al consulado hispano en la ciudad. Es
decir el diplomático abogaba abiertamente porque la Administración militar amparase las prácticas
de comercio ilegal de los ciudadanos españoles.1431 Con todo hay que entender estas sugerencias
en el marco de las rivalidades geopolíticas y estratégicas suscitadas por los '98' y ver como en cierta
manera la enérgica presión por la que abogaba Ojeda se ideaba en un momento en que se estaba
pugnando por adquirir el hinterland africano de Canarias. El que dicho territorio cayera en otras
manos que no fuesen las españolas era el peligro más grande para España que vislumbraron los
gobiernos conservadores de Silvela y Azcárraga. El fracaso de Ojeda, en este caso, para obtener
Sin embargo el general Manuel Aguilar era reticente a una política que comportase la
1430
Los estudios españoles sobre los manantiales de agua de Benzú proceden del 24 de agosto de 1896. El 13 de
Agosto de 1896 el Ministerio de Estado promulgó una real orden encargando al entonces Ministro Plenipotenciario de
España en Tánger que gestionase ante el Majzén la concesión de los manantiales para abastecer la plaza de Ceuta. El
Sultán se resistía creyendo que España pretendía aumentar sus territorios en el septentrión marroquí a expensas del
Sultanato o extender su influencia sobre las cabilas de Anyera. En junio de 1900 y ante las reticencias del Sultán a
permitir la llegada de las aguas a Ceuta, Ojeda escribió al comandante general de Ceuta, Aguilar preguntándole sobre
qué tipo de represalias se podrían tomar contra los marroquíes. Aguilar no deseaba llegar a tomar ese tipo de medidas.
Prefería potenciar las relaciones mercantiles con la zona marroquí, instalar una Aduana Imperial en la frontera, poner
en marcha medidas de atracción de los cabileños y no de confrontación. Además el militar entendía que el agua no les
sobraba a los marroquíes y les era muy difícil en consecuencia cederla.
1431
Carta confidencial de Emilio de Ojeda al Comandante General de Ceuta, Manuel Aguilar. 21 de Agosto de 1.900.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235 /Ex. 1.
900
mantenimiento del statu quo, lo que necesariamente implicaba una actuación tendente a no herir las
de agua que pudieran ser interpretados por parte marroquí como una agresión; cuestionó mucho que
Ceuta estuviese en situación urgente de necesitar agua y juzgó como totalmente inoportuno el
momento para la iniciación de conversaciones con el Majzén sobre este espinoso asunto. Es más,
entendía que en el caso de producirse un conflicto armado con Marruecos o un asedio de la plaza
por parte de los marroquíes, éstos interrumpirían el suministro de aguas al tener lugar los primeros
síntomas de hostilidad. Aguilar llegaba a señalar implícitamente la pretensión de Ojeda como un sin
sentido dado que en el campo marroquí no sobraba agua y la que existía en los manantiales de
El Comandante General de Ceuta abogó por un entendimiento pacífico con Marruecos que
llevara aparejados la instalación de una Aduana imperial en el límite fronterizo y la mejora de los
caminos terrestres que conducían a Tetuán. El comercio entre Ceuta y el campo marroquí estaba
limitado a poco más de dos docenas de traficantes y mercaderes que surtían la plaza; este hecho se
debía en parte al mal estado de los caminos existentes desde el territorio marroquí a la frontera;
estos caminos exigían un acondicionamiento. Aguilar se opuso por lo tanto a respaldar las prácticas
inoportunidad de forzar a Abd al- Aziz a construir las canalizaciones que aseguraran la conducción
del agua a Ceuta. Era un acto que podía ser interpretado como hostil por las cabilas marroquíes
fronterizas.1432
Sin embargo si el juicio sereno era el rasgo distintivo de Aguilar, había dejado de serlo en el
caso del Ministro Plenipotenciario español. Con sus presiones sobre el gobierno Silvela había
logrado que este -mediante Real orden- le encargara activar las negociaciones con el Majzén. A
finales de Septiembre, Ojeda incluso pretendió forzar una resolución firme del gabinete
1432
Ibidem. Manuel Aguilar, Comandante General de Ceuta a Emilio de Ojeda. Carta particular. 25 de Agosto de
1.900.
901
conservador que obligase al gobierno marroquí a claudicar y dar su permiso inmediato para el
inicio de las obras de canalización. Entendió que los temas de Tarfaya y de las aguas de Benzú no
podían poner al descubierto la debilidad española, pues cada vez que con posterioridad se
pretendiera repetir la presión sobre el Majzén, si ahora no se conseguía un éxito rápido, iba a
quedar bien resaltada la incapacidad del gabinete de Madrid. No había que descartar por ello
renunciar a la conducción del agua a Ceuta, pero exigiendo unas compensaciones. Estas
Majzén continuaba evitando el cumplimiento de sus promesas. No era una estratagema lo que
defendía Ojeda. Si durante el conflicto suscitado por el bloqueo de las plazas españolas en el Rif, se
había mostrado radicalmente en contra del empleo de la violencia, ahora Ojeda -el principal
modificado radicalmente sus planteamientos para arrancar del gobierno marroquí el máximo de
concesiones.
pronunciara tanto en el tema de la costa de Tarfaya como en el relativo a las aguas de Benzú. El 19
de septiembre, Ojeda había remitido una Nota a Abd el- Krim Ben Sliman echándole en cara el
silencio, la inactividad y las dilaciones del Majzén para llevar a efecto la promesa del
nombramiento de cónsules en las ciudades del interior del país, el aplazamiento de la demarcación
de la zona neutral de Melilla y la anulación del derecho español al corte de maderas en bosques del
Sultanato. En contrapartida, a pesar de que hacía más de dos meses que Ojeda había regresado de
Marrakesh, todavía Torres no había recibido las instrucciones del Sultán relativas a Ceuta.1434
pretensiones de Ojeda, en su decisión de aumentar las exigencias sobre el Majzén, necesarias para
1433
Ibidem. Emilio de Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 106. 21 de Septiembre de 1.900.
1434
Ibidem. Nota oficial sobre el abastecimiento de aguas a Ceuta dirigida a Abd el-Krim Ben Sliman, Ministro de
Negocios Extranjeros del Sultán. 19 de Septiembre de 1.900.
902
respaldar su ofensiva imperialista. El diplomático había llegado demasiado lejos y las sugerencias
del comandante general de Ceuta, claramente conciliatorias y moderadas, exigían cortarle las alas.
Aguilar había escrito a Madrid considerando que no eran necesarias las aguas de los manantiales de
Benzú para el abastecimiento de la plaza y sus palabras convencieron al Ministro de la Guerra, que
a su vez presionó sobre Aguilar de Campoo, consiguiendo que derogara las instrucciones remitidas
a Ojeda las cuales incidían en la necesidad de obtener la cesión de la conducción del agua.1435 La
fiebre imperialista se había desatado en el Ministro Plenipotenciario español. ¿Cómo acatar ,sin
octubre remitió un amargo despacho oficial, echando en cara a Aguilar de Campoo la futilidad e
inutilidad del empeño que había puesto en cumplir las instrucciones del Ministerio de Estado.
Estas órdenes ahora eran anuladas repentinamente. Si el abastecimiento de agua había sido un
anhelo constante por parte de las autoridades militares españolas desde que Ceuta pasó a manos de
España, ¿cómo se borraba ahora de un plumazo, un deseo secular?. ¿Para eso tanto esfuerzo y
reivindicación española?. Ojeda no estaba dispuesto a acatar las nuevas órdenes sin luchar antes
ante el Ministerio, entendiendo que su renuncia a conseguir la canalización del agua significaba
admitir implícitamente ante el Majzén la debilidad de España. Junto a la petición de una nueva
oportunidad para proseguir su esfuerzo, Ojeda informaba a Aguilar de Campoo que el gobierno
jerifiano estaba tomando ya medidas conducentes a la formalización práctica del acuerdo pactado
con el diplomático en Marrakesh. Sin embargo era previsible que antes de cumplir su promesa,
adoptara otras tácticas que evitasen la ejecución final del proyecto, como soliviantar a las cabilas
fronterizas para que mostrasen su oposición a las obras. También podía darse el caso de que las
cabilas hostilizaran la llegada del agua a Ceuta, aun sin ser arengadas por los funcionarios del
Majzén. Serían pretextos argumentados por el Sultán para solicitar de España el desistimiento en
1435
Ibidem. R.O. no. 139 de 9 de Octubre de 1.900 del Ministerio de Estado dirigida a Emilio de Ojeda.
903
la empresa.1436 Sin embargo a España le quedaba entonces la baza de exigir del Sultán las
compensaciones que estimara más convenientes. A juicio de Ojeda se estaba jugando en aquel
momento algo tan crucial como el futuro de la influencia y de los intereses españoles en el África
fenecería. No había términos medios. Por lo tanto Silvela y Aguilar no podían ceder a las presiones
A pesar de que Aguilar de Campoo le insistió para que desistiera de sus pretensiones (si bien
introduciendo la fórmula para convencer a Ojeda de que buscara las oportunas compensaciones por
parte del Gobierno marroquí ante la renuncia española a la traída del agua),1437 señalándole que el
Ministerio de la Guerra no apoyaría sus gestiones y podría en algún modo boicotearlas, Ojeda
actuó con cierta libertad en sus negociaciones con M. Torres, desoyendo al Ministerio de Estado, a
Reginaldo Ruíz (en realidad el joven de Lenguas, pues el primer intérprete, Manuel Saavedra
seguía en Marrakesh, negociando entre otras cuestiones la permuta de Ifni por Tarfaya) a una
conferencia con Mohammed Torres en Dar-el-Majzén (el viejo palacio real situado en el corazón
de la alcazaba de Tánger), con objeto de llegar a un acuerdo final que resolviese todos los cabos
sueltos en el tema de las aguas. Mohammed Torres había recibido órdenes de Abd al- Aziz con el
fin de que se constituyese una comisión integrada por el ingeniero marroquí al Zobeir y cuatro
funcionarios del Majzén que junto al caíd (= gobernador) de la línea fronteriza de Ceuta
terquedad de Ojeda.1438 Ruíz fue conducido hasta el órgano consultivo que asesoraba a Torres,
1436
Ibidem.Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 123. 26 de Octubre de 1.900.
1437
Ibidem. R.O. no. 149 de 8 de Noviembre de 1.900 del Ministerio de Estado dirigida a Emilio de Ojeda.
1438
Ibidem.Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 136. 19 de Noviembre de 1.900.
904
formado por un número importante de ulemas y notables que le felicitaron por el logro de las
aspiraciones españolas. Con esta baza en su favor, Ojeda escribió el 19 de Noviembre a Aguilar de
Campoo, solicitando que el Ministerio de la Guerra abandonara sus reticencias.1439 Él mismo envió
adquiridas, pues si en el inmediato futuro se planteaban dificultades por parte marroquí a la traída
del agua, la renuncia española a la misma sería una baza poderosísima en manos de Ojeda.1440
Estaba claro que Ojeda contaba con que el Sultán admitiría la impotencia de su gobierno para
efectuar las tareas de canalización; en tales circunstancias, desistir España previamente del derecho
a la traída del agua a Ceuta era una inoportunidad diplomática. Como único medio de obtener una
ventajosa compensación ulterior (trascendental cesión a España de Tarfaya) era necesario aparentar
La terquedad de Ojeda era contrarrestada por la decisión del comandante general de Ceuta,
Manuel Aguilar, de influir para que los trabajos de la comisión marroquí no se llevaran a cabo.
posibilidad de que los anyerinos se opusieran a tales procedimientos. El militar señalaba asimismo
que se había resentido el mercado ceutí, disminuyendo la cuantía de víveres que los marroquíes
traían a la ciudad. Se estaba a las puertas de un conflicto grave. Incluso se hablaba claramente de
Por ello el Ministerio de Estado decretó órdenes urgentes, precisas y tajantes. Dado que no se
deseaban alteraciones del orden en las inmediaciones de Ceuta, el general Aguilar y Ojeda no
podían seguir trayectorias separadas. Debían confluir, ponerse de acuerdo y concertarse con el fin
1439
Ibidem. Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 136. 19 de Noviembre de 1.900. / Véase también Telegrama
cifrado de Ojeda a Aguilar de Campoo. 22 de Noviembre de 1.900.
1440
Ibidem.Telegrama cifrado de Emilio de Ojeda al Comandante general de Ceuta.
1441
Ibidem. Telegrama cifrado del Ministro de Estado, Aguilar de Campoo dirigido a Ojeda. 24 de Noviembre de
1.900.
905
Eran órdenes categóricas que no admitían vacilación alguna en su cumplimiento y que Ojeda tuvo
que acatar a rajatabla.1442 El Gabinete Azcárraga descartaba pues la utilización de las aguas de
Sin embargo Ojeda pudo darse por satisfecho imponiendo finalmente su voluntad sobre la
Aguilar, quitando toda importancia a la actuación de los cabileños fronterizos a la plaza española.
Arrancó el compromiso del Delegado del Sultán de dictar órdenes severas para evitar la posible
agitación en el límite entre Ceuta y el Sultanato. Rentabilizó en beneficio propio las órdenes
conducentes a que aunasen sus esfuerzos la diplomacia y la milicia, para que el Ministerio de
del agua.1444 Cuando llegó una orden tajante de Aguilar de Campoo para que cesase
plan previsto, ya aprobado incluso por el Ministerio de la Guerra. ¡ Ojeda seguía imponiendo su
parecer¡.
retraimiento que habían observado los cabileños fronterizos en días anteriores al dejar de abastecer
1442
Ibidem. Telegrama cifrado de Emilio de Ojeda dirigido al Comandante General de Ceuta, Manuel Aguilar. 24 de
Noviembre de 1.900.
1443
Dos telegramas de Aguilar de Campoo, de 23 y 28 de Noviembre y una Real orden del Ministerio de Estado
expedida por el Sub-secretario Pérez Caballero encarecían a Ojeda, además sobre la conveniencia de poner término
inmediato al asunto de la concesión del uso de las aguas de Benzú, como medio más eficaz de evitar todo pretexto de
conflicto con Marruecos que con este motivo se pudiera suscitar. Posteriormente, en la sesión del Congreso de
Diputados de la tarde del 28 de Noviembre, el diputado Duque de Bivona formuló al gabinete Azcárraga una pregunta
relativa al particular, a la que contestaría Aguilar de Campoo señalando que siendo de tan escasa importancia la
concesión obtenida, el gobierno español había renunciado a ella con el fin de no provocar dificultad alguna al Majzén.
Real Orden no. 176 del Ministerio de Estado de 28 de Noviembre de 1.900 dirigida a Emilio de Ojeda. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 235/Ex.1.
1444
Ibidem.Ojeda a Aguilar de Campoo. Despacho no. 138. 30 de Noviembre de 1.900.
906
la plaza, reanudándose el suministro ordinario.1445 Asimismo expuso al diplomático sus deseos de
colaborar con él, de facilitar sus gestiones y ayudarle, con lo que la pugna entre la estrategia
diplomática de Ojeda y los deseos del ejército contrarios a cualquier cambio en las inmediaciones
de Ceuta que supusiese la posibilidad de un conflicto quedaba decantada del lado de la primera.1446
Mohammed Torres anunciaba a Ojeda la salida desde Tánger a bordo del vapor Pielago de la
comisión marroquí, que desembarcaría en Ceuta. La presidía Ben Said, gobernador de Salé,
consejero del Sultán, personaje importante en la Corte, que tendría a sus órdenes al gobernador de
y criados.1447
general. Allí permanecería unos días, trabajando en territorio marroquí hasta el día 9, fecha en la
que regresó a Tánger en el vapor Virgen de África.1448 Las noticias de una perfecta inteligencia
entre el general Aguilar y Ojeda (que el diplomático se apresuró a comunicar a Aguilar de Campoo)
y las seguridades dadas por Mohammed Torres que desmentían las noticias de días anteriores
anunciando graves conflictos en la raya fronteriza de Ceuta, llevaron al gabinete español a dar un
entendía que lo que podría pedirse al gobierno jerifiano, al retirar la demanda de las aguas de
Benzú, era la exención del impuesto de 25 pesetas que la Aduana marroquí de Melilla cobraba por
cada cabeza de ganado vacuno entrada en esta última, aduciendo que en los tratados de 1859 y
1445
Ojeda había conseguido que el Ministerio de Estado presionara sobre el de Guerra de tal manera que éste remitió
severas instrucciones al general Aguilar instruyendo para que se plegara a los deseos del diplomático español,
demostrando el máximo interés de la ciudad de Ceuta por el aprovisionamiento de las aguas de Benzú.
1446
Telegrama cifrado de Manuel Aguilar, Comandante General de Ceuta dirigido a Emilio de Ojeda. 27 de
Noviembre de 1.900. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235/Ex.1.
1447
Ibidem. Telegrama cifrado de Emilio de Ojeda a Manuel Aguilar. 27 de Noviembre de 1.900.
1448
Ibidem. Telegrama cifrado del Comandante General de Ceuta, Manuel Aguilar dirigido a Emilio de Ojeda. 9 de
Diciembre de 1.900.
1449
Telegrama cifrado de Aguilar de Campoo a Emilio de Ojeda. 3 de Diciembre de 1.900.
907
1861 se estipulaba que no serían gravados los víveres y bebidas introducidas para la guarnición y
vecindario. Asimismo Linares exigía que la Aduana Imperial permitiese la exportación desde el
Sultanato a España de productos como el esparto (muy abundante como otras plantas xerófilas en el
Rif), los cereales y otros artículos comerciales cuya transacción vetaba el Sultán. También
solicitaba la posibilidad de introducir cereal marroquí en Ceuta, dado que sí existía el permiso para
introducir reses.1450 Con todo, tras el regreso de la comisión a Tánger, parecía no existir dificultad
en obtener la concesión de las aguas. El marqués de Aguilar estimaba necesario que España
obtuviera la posesión del terreno donde brotaban los manantiales o, que al menos, fuera incluida
dentro de los límites jurisdiccionales españoles de Ceuta la cordillera que dominaba el territorio
donde estaban situados.1451 El único problema importante en el futuro estribaba en conocer cuál
sería la actitud de los habitantes del Imperio, dado que no existían importantes fuerzas regulares
1450
Ibidem. Carta del Ministro de la Guerra, general Arsenio Linares dirigida al Ministro de Estado, Aguilar de
Campoo. 3 de Diciembre de 1.900.
1451
Ibidem. Telegrama cifrado de Aguilar de Campoo a Ojeda. 11 de Diciembre de 1.900.
908
RESUMEN
El Gobierno francés inicia la invasión del Sahara oriental marroquí, aprovechando que la
atención británica está puesta en Sudáfrica. Por el contrario, la diplomacia española mantiene una
ninguna concreción práctica. Las únicas innovaciones al respecto vendrán marcadas por la
actuación de Silvela que llegará a barajar la posibilidad de llevar a cabo una expedición armada en
Marruecos, cuando se suscite el conflicto generado por el bloqueo de las plazas españolas en el Rif
Central. Con todo, el jefe del gobierno español renunció a adoptar una política autónoma en la
cuestión marroquí al comienzo de su ejercicio del poder. Por el contrario ensayó una fórmula
entablará contactos con diversas cancillerías con el fin de auspiciar la presentación ante el Majzén
de una nota conminatoria de rechazo a la actitud del gobierno marroquí, que acababa de interrumpir
las obras de construcción de un lazareto en Mogador, expulsando además de la isla donde se iba a
Ante la ruptura -de hecho- del statu quo por parte francesa, Silvela no atenderá las peticiones
de ayuda que efectúa el Majzén en dos ocasiones distintas. Sabedor de la dinámica histórica
imperante, el agresivo imperialismo, el jefe del gobierno español, a sugerencia del representante
diplomático español en Tánger perfiló una actuación autónoma en el Sultanato, que suponía huir de
la satelización de España con respecto a los intereses galos. Primero buscó que el Majzén otorgara a
la Marina de Guerra española el permiso para poder patrullar en las aguas próximas al Sus, es decir
aquellas que permitían una mejor defensa militar del archipiélago canario. Al fracasar este intento,
intentó que el Gobierno marroquí cediera a España los territorios de Tarfaya y la Sakia al- Hamra.
Silvela dio a conocer sus propósitos a las principales cancillerías europeas. Al no tener éxito las
negociaciones emprendidas en aras a ocupar la costa sahariana al norte de Río de Oro, el gabinete
909
español buscó la aproximación al Reino Unido. Para ello se intentó alarmar al primer ministro
británico señalando al respecto que las costas saharianas podían ser ocupadas por Francia. Aunque
el apoyo británico fue prometido en un primer momento, cuando el Foreign Office procedió a un
análisis más exhaustivo y detenido de las pretensiones de Silvela, vino la negativa. La diplomacia
británica entendía que si la extensa región meridional del Imperio jerifiano, Tarfaya y la Sakia
pasaba a manos españolas, el statu quo marroquí quedaría definitivamente alterado. La frustrada
francés con el objeto de lograr un apoyo que Londres no ha proporcionado. Cuando en París, el
Embajador español, León y Castillo inicia las conversaciones sobre Tarfaya, el Ministro de
Exteriores, galo, Delcassé propondrá que el diálogo franco-español se extienda al futuro de todo el
Imperio marroquí.
910
CAPÍTULO 11
1901:
El año 1901 comenzó por parte francesa con una frenética actividad diplomática en los
galo en Roma remitía un telegrama al ministro de Asuntos Exteriores, Delcassé notificando que tras
haber reanudado sus conversaciones con el ministro italiano Visconti-Venosta sobre Marruecos y la
Desde 1898 Delcassé, ayudado por Camille Barrère, hábil negociador y pieza
basándose en instrucciones redactadas por el propio Delcassé, consiguió que Italia se desentendiera
Cirenaica. Pero la cesión francesa no debe precipitar la acción exterior italiana, pues sólo podrá
intervenir en Tripolitania una vez cumplida una condición, es decir, afianzada la influencia de
1452
Telegrama de Barrère, Embajador de Francia en Roma a Delcassé, Ministro francés de Asuntos Exteriores. 29 de
Diciembre de 1.900. (D)ocuments (D)iplomatiques (F)rançais. 1874-1914. 2ª serie. Tomo I (1.901).
1453
Charles Zorgbibe: Historia de las relaciones internacionales, 1. De la Europa de Bismarck hasta el final de la
Segunda Guerra Mundial, Madrid, Alianza Editorial, 1997, pág. 200.
911
1899 las negociaciones secretas italo-francesas relativas a Marruecos, dando cuenta al gobierno de
ese acercamiento se consolidó mediante un convenio secreto que confirmaba y precisaba los
acuerdos coloniales de 1900, dando libertad a los firmantes para desarrollar su acción en la propia
de que Francia entrara en guerra. El acuerdo franco-italiano era para Delcassé una etapa más en la
francesa, y con ello desaparecía uno de los sostenes más firmes del statu quo del Sultanato. Como
ha observado Jover Zamora, existe una "unidad de designio en los acuerdos franco-italianos y en
las negociaciones (de Francia a lo largo de 1901 y 1902) con España -entendimiento con los
vecinos, preparación diplomática del proyecto marroquí, relaciones amistosas con las naciones
latinas - que presta unidad en estos primeros años del siglo XX a la política italiana y a la política
española de Delcassé".1455 Francia lanzaba así una ofensiva diplomática para garantizarse, con el
apoyo de las potencias latinas, una posición fuerte y preponderante frente a Gran Bretaña, al mismo
tiempo que minaba los compromisos existentes entre los socios de la Triple Alianza. La ofensiva
diplomática francesa para despejar el camino de Marruecos continuaría en España durante los años
siguientes, pero no culminaría hasta la firma de la Entente cordiale con Gran Bretaña en 1904.
1454
R.O. de 11 de Julio de 1.899 del Ministerio de Estado dirigida al Embajador de España en Italia. A.G.A., África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /Ex. 1.
1455
Véase: José María Jover Zamora, " Introducción. Después del 98. Horizonte internacional de la España de Alfonso
XIII ", en La España de Alfonso XIII. El Estado y la política (1902-1931), vol. I. De los comienzos del reinado a los
problemas de la posguerra, 1902-1922, tomo XXXVIII de la Historia de España Menéndez Pidal, Madrid, Espasa-
Calpe, 1995, pág. XLVIII.
912
11.2. Operaciones francesas en el Tuat.
En los territorios invadidos del Sáhara oriental marroquí continuaban los combates. El 3 de
ataque nocturno sufrido por las tropas acantonadas en Timmimoun y llevado a cabo por un millar
de bereberes venidos del Tafilalt. Delcassé indicaba además que los bereberes habían formado la
columna de ataque en territorio del Sultanato, con la total complacencia de las autoridades locales
marroquíes. Es decir se apuntaba directamente a Abd al- Aziz como responsable de los hechos
acusándolo de ser incapaz para imponer la menor disciplina a las tribus nómadas fronterizas. Era el
momento de actuar para la diplomacia republicana, puesto que sus servicios de información habían
detectado la formación de una nueva columna que se preparaba para marchar sobre el cuerpo
expedicionario francés, mientras que se multiplicaban los ataques en la región de Djenayen Eddâr,
El día 23 de marzo Révoil cumpliendo las instrucciones remitidas por París, presentaba una
nota oficial de protesta al Delegado del Sultán en Tánger; nota de protesta que tenía como
destinatario al Ministro de Asuntos Exteriores del Sultán, Ben Sliman. Por su parte, el agente
acusando de complicidad en el ataque a Timmimoun a los funcionarios del Majzén que apoyaban a
El gobierno español seguía expectante la marcha de los acontecimientos, pero sin actuar. La
preocupación causada por las continuas operaciones francesas en Marruecos queda patente en las
italiana.1458 Sin embargo, la aproximación del gobierno de la República a Italia estaba dando
1456
Telegrama de Delcassé a Révoil, Ministro Plenipotenciario de la República francesa en Tánger. 3 de Marzo de
1.901. (D)ocuments (D)iplomatiques (F)rançais. (A)ffaires du (M)aroc. 1901, pag. 1.
1457
Révoil a Delcassé. 23 de marzo de 1.901. D.D.F. A.M., pag. 2.
1458
Telegrama de Barrère a Delcassé. 21 de Marzo de 1.901. D.D.F, Tomo I, pág. 191.
913
buenos frutos. Prinetti se limitó a tranquilizar al diplomático español, aconsejando luego a Barrère
de los intereses de la República. Según Prinetti, la oposición del II Reich a un reajuste de fronteras
en el este del Sultanato iba a ser mínima, e Inglaterra no iba a ofrecer reticencias significativas con
Sagasta, Almodóvar su convencimiento de que la solución del problema marroquí quedaría ligada a
la resolución del problema del Estrecho de Gibraltar. Por ello aconsejaba al gabinete Sagasta una
durante el verano de 1900: la aproximación al Reino Unido; aproximación que planteaba como una
"necesidad vital e inaplazable"1459 para los intereses de la nación, si ésta deseaba contar algo en
Marruecos. Se trataría de ofertar a Gran Bretaña la posibilidad de concertar una alianza estrecha
con España.
marroquíes iban a derivarse de un incidente acaecido al comienzo de la primavera en las costas del
Rif, la primera línea secular en la defensa del Sultanato contra las injerencias imperialistas.1460 El
día 3 de Abril de 1901, el comandante general de Melilla telegrafiaba con toda urgencia al Ministro
1459
Carta particular No. 11 de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar. 20 de Junio de 1.901. A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
1460
La actuación del Sultán en el Rif, su preocupación por reforzar la línea de defensa de la vertiente norte del Imperio
seguía siendo muy intensa en 1.901. En los archivos diplomáticos españoles consta una solicitud que el Delegado del
Sultán en Tánger realiza el 29 de Mayo de 1.901 a la Legación española en Tánger solicitando que se permitiera el
desembarco en Melilla de diecisiete individuos que cumpliendo instrucciones de Abd al- Aziz se dirigían a cumplir una
misión cerca de las tropas jerifianas en el Rif. Nota oficial del Delegado del Sultán en Tánger solicitando permiso para
el paso por Melilla de diecisiete individuos que van a incorporarse a las fuerzas sheriffianas en el Riff, 29 de Mayo de
1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 315 / Ex. 2.
914
acababa de avisar de la llegada al puerto de esta última de un bote de recreo galo, Joven Ana,
matriculado en Orán que procedente del Kiss estaba navegando por las proximidades. Al parecer se
reserva, Louis Say, residente en el Kiss que acompañaba al propietario del bote, Jules Pouzet que
llegaba herido de bala. Los cabileños hicieron fuego sobre el bote en Cabo de Agua, resultando
acabaría falleciendo.1462
¿Cómo analizar estos hechos?. ¿Eran simple casualidad fatal?. No. Sabemos que en la
coyuntura de finales del siglo XIX y comienzos del XX, la preocupación fundamental de algunos
sectores de la población marroquí y del propio Majzén era intentar obstaculizar las incursiones
doctoral Abdelaziz Kallouk Temsamani,1463 que desde mediados de la centuria del XIX el Estado
legislación obligaba a los extranjeros a no dejar los puertos abiertos al comercio para instalarse en
el interior del país. Pero éstos despreciaban leyes y convenciones y practicaban la política del
desafío y del menosprecio de los derechos marroquíes. Durante 1898, España y Francia habían
mantenido un enconado duelo por reforzar su influencia en el Rif y por encontrar apoyos entre las
cabilas de la región; este duelo se había saldado con la intervención del cuerpo expedicionario de
Bu Bakr y de Ben Bushta el-Bagdadi que había devuelto el territorio a control del Estado marroquí.
Inmediatamente después, los intereses extranjeros en la región iban a sufrir la réplica de las fuerzas
del Sultán o de los sectores nacionalistas de la población que se oponían a las injerencias
915
general en el Sultanato. Un momento de situación explosiva en Marruecos. En abril de 1901, el
zoco de Meknes (Mequínez) era atacado por los habitantes de los alrededores porque el Majzén
reparaba la carretera de Fez a Mequínez -primer paso, según ellos, hacia el dominio de los europeos
en el país- y porque -decían- querían liberar a Mawlay Mohammed, hijo primogénito del fallecido
El incidente Pouzet iba a brindar el pretexto a Francia para presentar un ultimátum y obtener
el envío de una embajada marroquí a París que acabó por aceptar el hecho consumado de la
El teniente coronel Pablo Artal, jefe de la guarnición de Chafarinas consiguió averiguar que la
lancha ( llamada la San Miguel ) tripulada por unos Bocoyas que acompañaban a Pouzet había sido
vendida por un español a un ciudadano marroquí, preso posteriormente por las tropas del Sultán por
producirse la venta de la barquilla en marzo de 1900, no se habían cumplido todos los trámites
la Marina y esta transacción no tenía validez. Por lo tanto el bote seguía siendo propiedad de un
Armada de Guerra, se tuvo que tomar declaración a algunos de los europeos testigos del hecho. Sin
embargo, no había motivo para la preocupación. Los asaltantes de la San Miguel no habían tenido
la menor intención de molestar a España en ningún sentido. Los disparos no se habían hecho con
ánimo hostil a España. Las buenas relaciones existentes en la raya fronteriza no habían quedado
alteradas y el golpe de mano había sido dirigido como un acto de venganza únicamente contra el
1464
(B)ulletin du (C)omité de l´(A)frique (F)rançaise. 1902, pp. 351 y 362.
1465
Informe del Ministerio de la Guerra dirigido al Ministerio de Estado. 23 de Abril de 1.901. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1.
1466
Lleno de prejuicios y términos de corte racista acordes con el lenguaje colonialista achacando al Sultanato el
encontrarse en una situación de absoluto atraso y barbarie.
916
ciudadano marroquí por colaborar con las fuerzas imperialistas.
sacar provecho del estado de postergación y debilidad en que empezaba a encontrarse el Sultanato y
no quiso rentabilizar el incidente. No intentó sacar partido de él para iniciar reivindicación alguna.
Sin embargo, el Gobierno francés iba a reaccionar con dureza, recurriendo de nuevo a la política de
considerado aquellos actos de una gravedad excepcional y juzgaba como máximo responsable de
República no estaba dispuesto a tolerar una actitud pasiva del Majzén y había decidido enviar a
Tánger dos buques de guerra para exigir el arresto y castigo del caíd ( al que se le achacaba ser
cómplice del atentado1467) y del jeque de los Kebdana que debían ser trasladados a la alcazaba de
Tánger donde debían permanecer hasta que las autoridades galas los juzgaran.También iban a ser
exigidas una indemnización pecuniaria para la familia del finado y la entrega a Francia de unos
Bocoyas al servicio del teniente Say que tripulaban el bote (atrapados durante el incidente por
askaris imperiales) amén de las más amplias excusas oficiales. Francia estaba dispuesta a desplegar
toneladas, 26 cañones) fondeaban en la rada de Tánger. Ojeda creía que era un paso más en la
ruptura francesa del 'statu quo'. Ignorante de que en París habían comenzado las conversaciones
entre Delcassé y el Embajador León y Castillo sobre el reparto del Sultanato, escribía al Ministro de
1467
Révoil a Delcassé. 2 de Mayo de 1.901. D.D.F. A.M., pp. 5 y 6.
1468
Telegrama de Emilio de Ojeda dirigido al Ministro de Estado, Duque de Almodóvar del Río. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1.
917
"El Gobierno de la república cumple así el programa que se ha trazado últimamente,
imprimiendo a su política en Marruecos un carácter de insólita y (...) innecesaria y
peligrosa energía". 1469
El anuncio que Révoil hizo a sus colegas del cuerpo diplomático internacional del giro dado
por París a la reclamación por el asesinato de Mr. Pouzet causó en ellos la más honda sorpresa y
motivó comentarios bien poco favorables a la acción de Francia. La amenaza gala de una
intervención armada en la costa septentrional del Imperio era evidente y nadie se llamaba a engaño.
El envío de una división naval a aguas tangerinas para proteger a los residentes franceses en el
Imperio jerifiano, respaldar los importantes intereses de la República y exigir una satisfacción
rápida por la muerte de Pouzet era valorado por los diplomáticos como un intento de suscitar la
apertura definitiva del problema de Marruecos. Francia demostraba ahora tener grandes
aspiraciones en el Imperio que no dejaban de provocar una irritación que la cortesía natural de los
el Quai d´Orsay. La iniciativa gala era susceptible de crear una grave tensión entre los gobiernos
republicano y marroquí, pues no se habían agotado, ni tan siquiera cubierto, los recursos que
ofrecía la diplomacia para tal suerte de reclamaciones. Francia no se ajustaba a los procedimientos
y formas corrientes en tales casos. Révoil no había entablado ninguna negociación, ni planteado
demandas de Francia, ni permitido por lo tanto al gobierno jerifiano que las tomara en
consideración. De forma expeditiva, Delcassé, decidido a emplear la fuerza, optó por el ultimátum
que suponía la presencia de los dos buques de guerra. Tal acto era entendido como un hecho
vejatorio y atentatorio que minaba el prestigio del Sultán y equivalía a un reto. Dado el estado de
crispación hacia Francia, de exaltación nacionalista por la invasión del Tuat, el ultimátum podría
1469
Ojeda al Ministro de Estado, Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 59. 17 de Mayo de 1.901. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1
918
contra Francia, durante todo el período de su permanencia en Tánger,1470 difería de los vaticinios
pesimistas de sus colegas porque no percibía tan inminente el peligro de una guerra franco-
alentando al Sultán a la resistencia. Una acción armada de Francia podía despertar el espíritu de la
'guerra santa' entre los habitantes del Imperio, una sublevación religiosa que haría derivar la
territorio marroquí por parte de Francia excediendo los límites del Sáhara iba a suponer el fin
definitivo del 'statu quo'; algunas potencias europeas (léase el Reino Unido) no iban a permanecer
impasibles ante operaciones francesas en el Estrecho de Gibraltar, y ello sería la chispa que haría
saltar un conflicto europeo, donde a juicio del Ministro Plenipotenciario, muy difícilmente Francia
iba a poder arrostrar y conseguir el apoyo de su aliada Rusia.1472 Ojeda creía que, con excepción de
Francia, a todas las potencias representadas diplomáticamente en Tánger les convenía evitar la
alteración del statu quo.1473 Por último el diplomático tendía a considerar funesta la actuación de
Francia y totalmente opuesta a los usos internacionales aplicados hasta ese momento en la cuestión
La división naval gala salía el 19 de mayo1474 rumbo a Mazagán llevando a bordo al primer
ultimátum. Se dejaba al Sultán un término de ocho días para contestar, pasado el cual, Révoil
1470
El 3 de Mayo remitía una carta particular al Ministro de Estado manifestando su incertidumbre sobre la verdadera
finalidad de la expedición de Pouzet al Rif y el escaso interés del gobierno galo en esclarecerla. Carta particular no. 7
de Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. 3 de Mayo de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H- 1263.
1471
Entre el círculo diplomático acreditado en Tánger y en algunas cancillerías europeas se entreveía el peligro
inminente de un conflicto de pavorosas consecuencias. Se especulaba en torno a un golpe de mano francés cuyo
pretexto sería la reclamación formulada por la muerte de Pouzet; en este sentido, se hablaba de que las tropas galas se
dirigirían a la conquista del oasis de Tafilalt o a la del valle del Muluya.
1472
Carta particular no. 8 de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. (Copia mecanografiada). 19-20 de
Mayo de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1473
Ojeda aventuraba que el gobierno del Sultán, carente de apoyo internacional y reducido a sus propias fuerzas, muy
probablemente instado a la paz por el Reino Unido y la Tríplice acabaría accediendo como en otras ocasiones a las
imposiciones por la fuerza y Francia lograría un nuevo y resonante triunfo en Marruecos.
1474
Véase "Marruecos en 1.900. El almirante Lacaze " en Miscelánea García Figueras. Biblioteca Nacional. Tomo
XLVI, pág. 131.
919
satisfactoria.1475 Años después, uno de los participantes en esta maniobra militar, el almirante
Lacaze declararía que la misión tenía la intención de defender ante todo el prestigio francés. El
gobierno republicano tenía la pretensión de acabar con lo que se calificaba de "hoguera de intrigas"
momento en que éste iba a enviar una misión diplomática solicitando ayuda a Alemania e
Inglaterra. De ahí la oportunidad de la misión naval francesa, con el fin de hacer explícita la
potencia militar de Francia en Tánger, Rabat, Casablanca, Mazagán, Mogador y Safi, puertos todos
exteriorizar señales de guerra. En el interín, los diplomáticos galos presionaban sobre el Majzén,
dirigiéndose a Marrakesh.1476
La actuación gala, haciendo alarde de una potente fuerza naval, parece desproporcionada y
excede del marco de la 'política de cañoneras' practicada por los países europeos durante la época
colonial. Cabe preguntarse el por qué de esta sobreactuación de los medios militares franceses. Una
explicación más insidiosa de la reacción gala ante el incidente Pouzet nos la proporciona la consulta
de los documentos diplomáticos franceses. Hay que ver el desplazamiento de la división naval en el
contexto del año 1901, cuando se dibujan atisbos de confrontación entre el Reino Unido y Francia
por la historiografía europea, pese a los abundantes rastros documentales. Delcassé entendió que
Francia tenía que plantar cara al Reino Unido y librar una batalla de prestigio en Marruecos, que
pasaba por contrarrestar el efecto psicológico causado en el Sultanato por el paso el 13 de abril de
1901 de la Home Fleet (la escuadra inglesa del Canal) cerca de Tánger durante unas maniobras
navales. Había que enarbolar el pabellón nacional francés en las costas marroquíes en condiciones
1475
Telegrama de Ojeda a Almodóvar del Río. 20 de Mayo de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 199 /Ex. 1.
1476
Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 64. 23 de Mayo de 1.901. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 199/Ex.1.
920
análogas a las que habían llevado a cabo los británicos.1477 Era un momento de suspicacia y
desconfianza en París hacia las intenciones del Majzén que estaba dispuesto al envío de una
Embajada extraordinaria a Londres y Berlín, cuyos objetivos últimos los servicios diplomáticos
marroquí a todas las peticiones francesas. El caíd de Kebdana, culpable según los franceses de la
agresión a Pouzet, fue detenido y quedó pendiente de juicio; los bocoyas compañeros de Say y
Guerra, Mennebhi abandonaba la Corte mientras que el Delegado del Sultán en Tánger era llamado
a presencia de Abd al- Aziz.1479 Se estaba gestando el envío de dos misiones extraordinarias
marroquíes, destinadas a Londres y París.1480 Se afirmaba que la de París iba a ir presidida por el
Ministro de Asuntos Exteriores marroquí Ben Sliman, que iría acompañado por Révoil y que el
Imperio zarista había presionado para que la Embajada marroquí visitara posteriormente San
Petersburgo. 1481
1477
Despacho no. 46 de Delcassé a Révoil. 7 de Mayo de 1.901. D.D.F., t. I, pág. 264.
1478
Telegrama de Révoil a Delcassé. 27 de Abril de 1.901. D.D.F., t. I, pp. 251-252.
1479
Telegrama de Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. 26 de Mayo de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 199 /Ex. 1.
1480
El Gobernador Militar de Melilla notificaba al Ministerio de la Guerra la llegada al puerto español de un crucero-
acorazado francés y del buque de guerra marroquí Bashir que enviaron varios botes a territorio marroquí para recoger
al caíd de la línea fronteriza en Kebdana, detenido días antes por el Bajá del campo fronterizo de Melilla, respondiendo
a las presiones galas. Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 8 de Junio de 1.901.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1. Los dos buques regresaron a Tánger procedentes del
Rif el día 9, conduciendo a bordo al detenido y a los Bocoyas liberados.
1481
La visión gala de las Misiones marroquíes a Europa en: “Les ambassades marocaines et la situation extérieure“, en
B.C.A.F., no. 7 (Julio de 1901), pp. 237- 239; también en: “A propos des missions marocaines“, en B.C.A.F., no. 8
(agosto de 1901), pp. 258-260; asimismo: “Les affaires du Maroc “, en B.C.A.F, no. 9 (septiembre de 1901), pp. 292-
295.
921
11.4. Propósitos iniciales del Gabinete Sagasta sobre Marruecos.
Desde el lado español se seguían con expectación los movimientos galos. Recién llegado al
Ministerio de Estado, el Duque de Almodóvar del Río iba a centrar su acción en lo tocante a la
la comisión militar gala en Marruecos integrada por oficiales del Estado Mayor1482 estaba
detallado acerca de los mismos.1483 Almodóvar había sondeado las opiniones del cuerpo
diplomático residente en Madrid y había encontrado desasosiego e inquietud entre los Embajadores
sobre la suerte del Imperio. Se trataba del temor a la pérdida de prestigio de Abd al-Aziz, a la
debilidad del Sultán para hacer frente a algunas sublevaciones, y a las sistemáticas y crecientes
agresiones cometidas contra ciudadanos extranjeros en el Sultanato, las cuales más que
penetración europea.1484 Una de estas provocaciones a ciudadanos podría dar pie a una intervención
extranjera y a una ocupación militar de parte del país por alguna gran potencia imperialista. Los
rotativos franceses e ingleses discutían con apasionamiento el tema, provocando las suspicacias del
Ministerio de Estado español.1485 Por otra parte, la prensa gala había llegado a descubrir la
inteligencia secreta establecida entre Francia e Italia respecto al Norte de África. En marzo de 1901
1482
Destacaba en particular el activo capitán Larraz que emprendía continuos viajes de observación por el interior del
Sultanato.
1483
Carta particular manuscrita no. 1 de 19 de Marzo de 1.901 del Duque de Almodóvar del Río dirigida a Emilio de
Ojeda. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1484
Estas agresiones las podemos seguir fácilmente hojeando las páginas del Bulletin du Comité de l´Afrique Française
de los años 1900 y 1901: asesinato en Fez del ciudadano norteamericano Marcos Essagin, director en esta ciudad de la
sucursal de una firma comercial francesa tras un altercado con una autoridad religiosa. B.C.A.F. no. 8 (agosto de
1.900), pág. 288; incidente en Ceuta entre las autoridades españolas y las cabilas de las montañas vecinas (diciembre de
1.900), que se niegan a que se ponga en práctica la concesión que el Ministro Plenipotenciario español, Emilio Ojeda
había obtenido del Majzén en la primavera de ese mismo año en el transcurso de la visita efectuada por el diplomático
español a la corte jerifiana, y consistente en el otorgamiento por parte del Sultán a las autoridades hispanas de una
fuente o manantial, situado en territorio marroquí, que garantizase el suministro continuo de agua a Ceuta. El intento
español de canalizar las aguas del manantial había determinado la agitación de los anyerinos y su resuelta oposición.
B.C.A.F. no. 12 (Diciembre de 1.900), pág. 398.|
1485
Carta particular manuscrita no. 3 de Almodóvar del Río dirigida a Ojeda. 13 de Abril de 1.901. A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
922
Le Gaulois publicaba un artículo de su corresponsal en San Petersburgo advirtiendo de la firma de
un acuerdo entre las dos naciones que posibilitaba la anexión de Marruecos por Francia y de la
Tripolitania por Italia. Inglaterra se avendría a tal acuerdo, reteniendo la posesión de Tánger y el II
petición del Ministro de la Guerra. El general Valeriano Weyler le había remitido una carta el 19 de
marzo que suponía en la práctica una petición de: a) la eliminación de la Aduana Marroquí de
Melilla y b) la implantación del libre comercio entre esta ciudad y el territorio marroquí
circundante. Hasta ese momento la plaza importaba del Rif muchos alimentos para el consumo de
la guarnición, especialmente reses (en virtud de un firmán -decreto- imperial no debían exceder la
cifra de seis mil anuales las reses marroquíes vendidas en Melilla1486) y cereales que eran remitidos
también a la península, amén de materias primas industriales como el esparto, muy abundante en el
Tánger. El gobierno de Sagasta debía nombrar un delegado sanitario para Marruecos con tareas de
asesoramiento de Ojeda cuando éste participara en las sesiones del Consejo sanitario internacional.
Dentro del gabinete español existían posturas divergentes sobre la forma de apoyar este
proyecto.1488
estudios geodésicos y de topografía del Sultanato que realizaba la Misión militar francesa no
923
trataba de labores de espionaje nada encubiertas que tenían una finalidad estratégica; en aquel
contexto estaban provocando mayores recelos por haber coincidido su reactivación con la
ocupación gala del Tuat.1489 A juicio del Ministro plenipotenciario español, no había motivo que
pudiera justificar en Europa una preocupación de mayor alcance respecto a la futura suerte del
Imperio.
En otro orden de cosas, en los despachos que remitía al Ministerio de Estado, Ojeda cargaba
las tintas contra el joven Sultán, al que acusaba de ejercer una autoridad débil que no iba más allá
del territorio ocupado por sus tropas o de los suburbios de las grandes ciudades del Imperio.
Describía a Abd al- Aziz como un gobernante carente de dotes especiales y de aptitudes políticas,
que no se asemejaba en nada a su padre y que se había enajenado las simpatías de su pueblo. Sin
embargo el panorama que dibujaba sobre el futuro de Marruecos no pecaba de tintes tétricos,
puesto que creía en el mantenimiento del 'statu quo'. Dentro de unos análisis que demostraban sus
vislumbrar que las sublevaciones periódicas -la siba- que se producían en distintas regiones no
puramente locales. "La palanca única -escribía al Ministro de Estado el 19 de abril- y poderosa
que podría conmover á este pueblo y levantarlo en masa ha sido, es y será siempre, la religión. El
día que se anuncie la aparición de cualquier iluminado, de un Mahdi mogrebino, que predique la
guerra santa ó revele la voluntad de Dios contraria a los Filalis, ese día puede temblar la actual
dinastía y con ella los Cancilleres de Europa. Mientras tanto nada hay que temer en el órden
interno".1490
Ojeda negó cualquier validez a las informaciones de Le Gaulois, estimando que se trataba de
un rumor lanzado deliberadamente por la diplomacia francesa para pulsar la opinión de Europa
1489
Ibidem.Carta particular no. 2 (copia mecanografiada) de Ojeda a Almodóvar del Río. 26 de Marzo de 1.901.
1490
Ibidem. Carta particular no. 5 (copia mecanografiada) de Ojeda a Almodóvar del Río. 19 de Abril de 1.901. Luego
añadía : " Me consta que los males que aquejan á este Imperio proceden del virus orgánico incurable que lleva consigo
por doquier el Islamismo; (...) es vana ilusión creer que puede renacer y rejuvenecerse un cuerpo social sin savia, que
no responde a ningún ideal moderno y que solamente reanima como á un cadaver, la aplicación galvánica del
fanatismo."
924
sobre Marruecos. Tras reafirmarse en su creencia sobre el hecho de que el 'statu quo' no corría
ningún riesgo, sin embargo la habitual desconfianza del diplomático hacia Francia y su orientación
pro-británica, unida a la lógica alarma causada por la insidiosa política agresiva gala, le llevarían a
contemplar con nerviosismo la instalación de un cable telegráfico galo entre Orán y Tánger en
Una muestra de la atenta vigilancia que ejercía el gabinete Sagasta en lo referente a los
asuntos de Marruecos fue la promulgación de una circular con fecha 26 de abril que encarecía a
los diversos cónsules españoles acreditados a lo largo del Imperio de la necesidad de informar
periódicamente a la Legación en Tánger sobre la situación política en los distritos a los que estaban
adscritos. Así, durante la primavera de 1901 mereció especial seguimiento desde el consulado en
Casablanca la sublevación del caíd Aissa ben Omar en la provincia de Abda.1492 El Majzén tomó
tenía un alcance generalizado en el Marruecos de 1900-1901 tal como señala Abdallah Laroui.1494
Al morir Mawlay Hassan I, el Majzén aún debía catorce millones de francos de los veinte
comprometidos con España tras los incidentes de Melilla. En 1896 tuvo que desembolsar 50.000
libras (1.3000.000 francos) para adquirir la factoría edificada por el británico Donald Mackenzie en
1491
"Le cáble d´Oran a Tanger " en B.C.A.F., no. 5 (Mayo de 1.901), pag. 158.
1492
B.C.A.F., no. 2 (Febrero de 1.901), pág. 48.
1493
Aurelio Moratilla, cónsul de España en Casablanca a Emilio de Ojeda. Despacho no. 37. 1 de Junio de 1.901.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 46 /Ex. 1.
1494
Véase Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales del nacionalismo marroquí ... op. cit., pp. 368- 371.
925
Tarfaya. A esto había que añadir diversas indemnizaciones que los representantes de las potencias
reclamaban continuamente. Estas exigencias financieras, cada vez más agobiantes, agravaban los
males que venían afectando al cuerpo social marroquí: explotación despiadada de la población por
parte de los caídes y gobernadores que buscaban con tales actos un lucro y un beneficio personal,
soborno a los hombres situados en el poder, feroz represión de las revueltas; con el agravante de
que las expediciones punitivas se desarrollaban ahora ante la mirada de los periodistas europeos. La
represión de los Rehamna, la de los `Ach`ach, sobre todo, la describieron aquellos con intención de
Si en 1882 el gasto público se estimaba en seis millones de francos, en 1893 alcanzaba veinte
millones y cuarenta en 1900. Más de la mitad de esta cantidad se desembolsaba fuera del país para
pagar las indemnizaciones solicitadas por los países europeos en compensación a los ultrajes
sufridos por sus ciudadanos y protegidos en el Sultanato, comprar armas y algunos productos de la
déficit comercial. La masa monetaria disminuía de año en año y los recursos del Tesoro seguían la
misma tendencia. En efecto, la recaudación aduanera era la única que se mantenía estable, pero al
estar mal controlada enriquecía más bien al gremio de los amines (=recaudadores). Los demás
recursos económicos --maks, azaque, diezmo, indemnizaciones impuestas a las tribus sublevadas,
improductivos.
Las protestas sociales eran una respuesta a este empobrecimiento y a la invasión militar
extranjera. En 1901 seguía la agitación en el Tafilalt a causa del avance del ejército francés por la
cuenca de Zusfana. En mayo le era preciso al Sultán organizar una expedición contra los Zemmur y
los Zaer para despejar la carretera de Rabat, pues Abd al- Aziz pensaba establecerse en esta ciudad
926
algún tiempo. Así, en la tarde del día 12 llegaba a Rabat procedente del Garb el príncipe Muley
Abdelmalk, tío del Sultán que se proponía reclutar soldados entre las cabilas de Chauia y del Garb
con el fin de derrotar a la cabila de los Zaiars (Zaer) y cobrarles los diversos tributos que debían al
Mazagán con Rabat empezaba a ser creciente debido a los grupos de salteadores. Entre los
habitantes de Rabat existía un malestar general ante la serie de destituciones recientes, destierros y
confiscaciones de bienes de varios miembros del Majzén que ocupaban altos cargos al lado del
continuo de las tropas francesas en el Sultanato.1496 También el cónsul español en Rabat notificaba
a Ojeda el 30 de junio que la población de esta localidad imputaba directamente al Sultán las causas
de las desgracias del Imperio.1497 Sin embargo, los rumores, el malestar y las críticas contra Abd al-
Aziz quedarían acallados cuando a finales de año, el Sultán abandonó Marrakesh y se estableció
temporalmente en Rabat.1498
El 3 de julio aparecieron en las cercanías de Rabat, llegando incluso hasta las mismas puertas
de la ciudad, alrededor de cien cabileños Zaiars que aterrorizaron el territorio.1499 Desde este
En pleno verano los movimientos en Rabat que sugerían que se estaba consolidando la
influencia británica en el Sultanato eran claros y manifiestos. El 1 de agosto llegaba desde la Corte
imperial un pliego urgente para el Vice-Cónsul británico con una serie de misteriosos documentos
remitidos por el Majzén. Los rumores que desató este hecho tenían su origen en ciertos temores
existentes entre los notables del país en relación a la conversión de Marruecos en un protectorado
1495
José Meana y Martínez, Cónsul de España en Rabat a Emilio de Ojeda. Despacho no. 26. 12 de Mayo de 1.901.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 46 /Ex. 1.
1496
José Meana y Martínez, Cónsul de España en Rabat a Emilio de Ojeda. Despacho no. 30. 31 de Mayo de 1.901.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 46 /Ex. 1
1497
Ibidem. José Meana y Martínez, Cónsul de España en Rabat a Ojeda. Despacho no. 39. 30 de Junio de 1.901.
1498
Ibidem. José Meana y Martínez a Ojeda. Despacho no. 88. 31 de Diciembre de 1.901.
1499
Ibidem.José Meana y Martínez a Ojeda. Despacho no. 41. 4 de Julio de 1.901.
927
británico. Se había hablado mucho de un movimiento contra Al-Mennebhi gestado durante el mes
de julio por elementos destacados del Majzén opuestos al joven favorito del Sultán. Ojeda se haría
partícipe de estos rumores, y señalaría cómo el joven Ministro de la Guerra había perdido su
influencia ante el Sultán a su vuelta de Londres, en vez de recuperarla. Incluso era posible que
perdiese la vida, puesto que estaba siendo estrechamente vigilado. Se hablaba de una abierta lucha
por el poder en la Corte, del enfrentamiento entre el Gran Visir El Garnit -cabeza de los intereses
de este último,1500 y ahora se apuntaba que los ingleses jugaban en su favor exigiendo a Abd al-
Aziz que lo restituyera en el cargo, respaldando su advertencia con la amenaza del envío de una
escuadra a las costas del Imperio. La intriga urdida por Sid Feddul -el-Garnit para arrebatar al
Ministro de la Guerra del Sultán la confianza y el afecto de éste, fue deshecha, al parecer por obra
del agente confidencial británico, Doctor Vernon, quien, para lograrlo, hubo de invocar el
argumento de la gran ofensa que el Majzén haría a su patria si el Embajador enviado a ella era
depuesto. El Sultán se había visto obligado a dar marcha atrás, a reponer a su joven favorito, por lo
que el caíd Mac Lean daba instrucciones a Tánger respecto a la inoportunidad del envío de la
flota.1501
alimentos y materias primas era inviable con la legislación existente en el Sultanato. La venta de
ganado estuvo en un principio rigurosamente prohibida en todos los tratados comerciales firmados
por Marruecos con las potencias europeas. Sin embargo Gran Bretaña y España consiguieron
romper esta normativa para conseguir un suministro regular (6.000 cabezas de ganado vacuno por
cada nación) para Gibraltar y las plazas fuertes españolas. Posteriormente los demás países
1500
Es cierto que Meana reconocería en un despacho de 31 de Octubre que le era muy difícil conocer con certeza la
situación política del país. Era una tarea que se desvelaba poco menos que imposible, puesto que muchas de las
informaciones que manejaba eran completamente infundadas y otras, simples bulos y exageraciones.
1501
José Meana y Martínez a Ojeda. Despacho no. 53. 2 de Agosto de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 56 / Ex. 1.
928
cláusula de 'nación más favorecida' introducida en los convenios comerciales firmados por el Sultán
con todas ellas. Ojeda se veía constreñido a no plantear una ampliación en la cifra de reses
introducidas en Melilla, dado que la situación vigente era fruto de una tolerancia especial hacia
España por parte del Majzén. El Gobierno marroquí había permitido hasta el momento el
abastecimiento directo a Melilla cuando el resto de las reses vendidas por Marruecos forzosamente
se exportaban a través del puerto de Tánger. Tal situación podía ser cuestionada por el Sultán en
La exportación de cereales estaba rigurosamente prohibida por el Sultán de acuerdo con las
nociones de economía social que caracterizaban al Majzén, buscando así evitar las hambrunas a
base de acumular y ahorrar sistemáticamente durante los años de buenas cosechas. Sólo en los años
en que las cosechas eran muy abundantes, el Majzén permitía la exportación de cereal en
cantidades pequeñas, resistiéndose continuamente a las exigencias del cuerpo diplomático y de los
Únicamente el Comandante General de Melilla tendría vía libre para incrementar las compras
de esparto.
Almodóvar del Río enviaba una carta el 23 de abril al Embajador en París, León y Castillo,
en la que le mostraba su viva preocupación por los comentarios que entre algunos miembros del
cuerpo diplomático acreditado en Madrid había provocado un artículo que el Marqués de Castellane
1502
Ojeda, desconocedor de las costumbres islámicas, de la mentalidad del país y de la estructura del poder cargaba las
tintas con el empleo de una terminología racista contra las medidas del Sultán. "Al Sultán, en efecto, no solamente no le
complace, sino que le contraría, que sus pueblos se enriquezcan. Desea más bien su rebajamiento y su impotencia á fin
de dominarlos más facilmente. Pero es aun mayor su repugnancia á que prosperen mediante su comercio con los
cristianos, que supone un contacto muy peligroso para su autoridad y complicaciones internacionales que desea evitar
a todo trance. Sus recelos por este concepto, son aún mayores por lo que respecta al Riff que á cualquier otra región“.
Carta particular (copia mecanografiada) no. 4 de Ojeda a Almodóvar del Río. 8 de Abril de 1901.A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
929
había publicado en el Gaulois sobre la cuestión marroquí y las operaciones militares galas en el
Tuat. Paralelamente, el gabinete liberal había iniciado un acercamiento al gobierno republicano que
iba a ser una de las prioridades en su gestión de la política exterior. Delcassé estaba a punto de salir
hacia San Petersburgo con el fin de activar unas negociaciones que reforzaran la Dúplice Alianza, y
que debían incluir conversaciones sobre el Mediterráneo. Antes de partir indicó a León y Castillo
que ni el Embajador británico ni el italiano en París le habían hecho ninguna indicación sobre la
política de Francia en Marruecos. Incluso llegó a reseñar que cuando el Sultán se había dirigido al
gobierno de Londres para llamar su atención sobre los movimientos galos en el Sáhara oriental
marroquí y quejarse de ellos, se le había contestado indicando que debía tratar ese asunto
exclusivamente con el gobierno republicano. León y Castillo llegaba a la conclusión de que con
Esa visión sin embargo contrastaba con la del propio Ministro de Estado. Éste había sido
objeto de ciertas insinuaciones y quejas por parte del Embajador británico en Madrid expresándole
su inquietud por dichas operaciones militares. Tras negarse a apoyar a Silvela en sus pretensiones
sobre Tarfaya, la diplomacia inglesa tanteaba al gabinete de Sagasta, deseoso de conocer su actitud
ante las maniobras republicanas. El 24 de abril el Marqués de Lansdowe citaba en el Foreign Office
al Embajador español, Duque de Mandas para hacerle partícipe de la preocupación del Reino Unido
sobre las intenciones próximas de Francia en Marruecos, a raíz de la muerte de Pouzet. Una
preocupación agudizada porque algunos rotativos galos hacían hincapié en que el gobierno
Francia. El jefe de la diplomacia británica ordenaría a sir Mortimer Durand, Embajador en Madrid
que se entrevistara con toda urgencia con el Ministro de Estado, exponiendo la postura inglesa
1503
Carta particular no. 4 del Embajador de España en París, León y Castillo al Ministro de Estado, Duque de
Almodóvar del Río. 23 de Abril de 1901. (A)rchivo del (M)inisterio de (A)suntos (E)xteriores. Archivo Histórico.
Legajo H-1263.
930
favorable a que no se alterara el estatuto político marroquí.1504 Los movimientos navales españoles,
desplazando un crucero a la zona1505 habían hecho sospechar a lord Lansdowne que franceses y
Almodóvar deducía que en las últimas semanas, el gobierno inglés había cambiado de
dirección en su política marroquí; era evidente, a su juicio, que se proponía adoptar a partir de
entonces una actitud cuanto menos vigilante, haciéndolo saber a los países interesados en el
Imperio.
sentido de que la visita de Delcassé a San Petersburgo no buscaba sólo estrechar los lazos que
de Marruecos, pues en las últimas semanas se había llegado a establecer un acuerdo entre los
gobiernos ruso, francés y español que constituía un reparto de intereses de las tres potencias en el
gran inquietud provocada en Londres por la publicación por el periódico ruso Soviet de una noticia
que resaltaba el deseo de España de aproximarse a Francia ante el temor de un ataque inglés. Se
especulaba sobre la cesión de Ceuta al Imperio ruso. Estando Ceuta en manos de Rusia, Gibraltar
iba a perder por completo su importancia como base naval de primer orden. Se llegaba a afirmar
1504
Telegrama del Embajador de España en Londres, Duque de Mandas dirigido al Duque de Almodóvar. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. 1. Sir Mortimer Durand se había dirigido a Almodóvar
manifestando la inquietud británica por la situación en Marruecos. El Foreign Office entendía que la autoridad del
Sultán estaba siendo severamente cuestionada por los movimientos galos, y que una reacción nacionalista marroquí
podía provocar el riesgo de una vigorosa acometida militar francesa contra el interior del Sultanato, poniendo en
peligro la independencia y unidad de éste.
1505
El 11de Mayo llegaría también a Tánger el cañonero Nueva España transportando al general Bargés. Telegrama de
Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 11 de Mayo de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163
/Ex. 2. Era un reflejo de las fuertes preocupaciones españolas en torno a Canarias, al hinterland africano de las mismas
y a la situación de las plazas fuertes españolas en el Sultanato. El general Valeriano Weyler, Ministro de la Guerra en el
gabinete Sagasta envió al general Bargés, el presidente de la Junta Consultiva de Guerra a inspeccionar Ceuta y Melilla.
Hay que tener en cuenta que Bargés había sido previamente gobernador militar de las islas Canarias, poniendo un
especial empeño en reactivar la defensa de las mismas. El Comandante de Cornulier- Lucinière, Agregado Militar de la
Embajada francesa en Madrid al General André, Ministro de la Guerra. Despacho no. 184. 8 de Mayo de 1.901. D.D.F.,
vol. I, pp. 269-270.
1506
Angel Ruata, Embajador de España en Berlín al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 100. 26 de Abril de
1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
931
que si el Reino Unido no se hallase involucrado en la guerra contra los boers, atacaría a España,
marroquí que se proponía ir a París, a la completa aceptación del ultimátum francés en el asunto
Pouzet, manifestaba que Francia tenía interés en obtener algo más que una simple indemnización
por el asesinato del comerciante. El periódico germano añadía que Rusia trataba de moderar las
intenciones agresivas de Francia en Marruecos, pero desde las filas de los nacionalistas galos se
entendía que éste era el momento más favorable para la conquista de Marruecos, por lo que
comprometido de Inglaterra enfrascada todavía en su conflicto con los granjeros bóers. Sin
embargo, la situación de Argelia era delicada: una acometida militar contra Marruecos podía
apoyo del Sultanato. Por ello se estimaba que Delcassé reaccionaría paralizando la invasión del
era inevitable.1508 A finales de junio la Gaceta de Colonia y el Post, rotativos germánicos que eran
portavoces oficiosos del Gobierno alemán, publicaban dos artículos relativos a las cuestiones de
Marruecos y Gibraltar. Según el primero, el gobierno de Lord Salisbury estaba buscando una
aproximación con Madrid, tratando de comprometer a España contra Francia. Madrid era el
Gran Bretaña firmaban un acuerdo secreto en el que participaría también España. El Post
anunciaba que tras el fin del conflicto en Sudáfrica, Alemania iba a abordar la resolución definitiva
de la cuestión de Marruecos. Ante el reforzamiento de los lazos que unían a la Dúplice franco-rusa,
el gobierno británico iba a intentar una aproximación a Madrid, ante el temor de que España se
1507
Ibidem.Angel Ruata al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 112. 6 de Mayo de 1.901.
1508
Ibidem. Angel Ruata al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 135. 30 de Mayo de 1.901.
932
aliase a Francia y convirtiese sus puntos fortificados en el Estrecho de Gibraltar en un factor
lugar a sondear, dentro del conjunto de naciones europeas, a España y lo encontraba en el recelo
que pudiera experimentar el gabinete de Lord Salisbury con respecto a la posibilidad de que España
pudiera aproximarse a Francia, llegando a un compromiso con ella sobre Marruecos.1510 Por su
parte, contribuyó aún más a acentuar los recelos del Reino Unido, pues hizo un elogio y una
inglés en Madrid que el gobierno republicano había actuado en sus incursiones fronterizas
aprovechando en fin la pasividad absoluta de todas ellas sobre los asuntos saharianos. Estas
afirmaciones de Almodóvar dieron pie a un diálogo encrespado pues Sir Mortimer le replicó que no
había habido tal acuerdo europeo dando permiso a Francia para que actuara en el Sahara oriental
marroquí ni tan siquiera notificación de las intenciones francesas al gobierno de Lord Salisbury.
Francia se había limitado a aprovecharse de una actitud pasiva: la británica enfrascada en los
asuntos de África del Sur. Finalmente Almodóvar trató de serenar los ánimos del Embajador,
ratificando su compromiso inalterable en el mantenimiento del 'statu quo'. Es decir que aunque se
estaba entrando en una órbita de sustentar las posturas francesas, y en París, León y Castillo y
Delcassé, forjaban el futuro reparto de Marruecos, cuando este país perdiera su independencia, el
Ministro de Estado no se posicionaba frontalmente frente a Gran Bretaña. El apoyo dado a Francia
era un apoyo velado; la debilidad militar española era tan manifiesta que el gabinete Sagasta vivía
obsesionado (como confesaría Almodóvar en una carta particular a León y Castillo, que se conserva
en Alcalá de Henares) con los temores de represalias navales inglesas sobre las costas peninsulares,
y, en tales circunstancias, Almodóvar no podía entrar en una confrontación abierta con las tesis
1509
Ibidem. Angel Ruata al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 160. 26 de Junio de 1.901.
1510
Carta particular no. 4 del Duque de Almodóvar del Río dirigida a León y Castillo (Copia mecanografiada). 27 de
Abril de 1.901.A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263
933
británicas. Aunque se tratase meramente de una confrontación o una pugna dialéctica, es decir sólo
de pareceres y opiniones, sin llegar al extremo de un enfrentamiento bélico. De ahí las continuas
afirmaciones del Ministro de Estado al gobierno de Londres dándole seguridades de que España no
intentaría otra política distinta a la seguida hasta ese momento en Marruecos y resaltando que el
Abd al- Aziz no cejaba en el propósito de forjar un cinturón defensivo en el Rif. Esto nos
permite cuestionar una vez más las tesis tradicionales de un Sultán débil, claudicante ante las
Estado Mayor Mariano Saldaña telegrafiaba al comandante general de Melilla informándole que
dos buques españoles habían sido detenidos por varios botes tripulados por askaris, los cuales
según las órdenes de su caíd querían registrar las embarcaciones que recorrían la zona para atajar el
Las órdenes impartidas por el Majzén al gobernador de la alcazaba próxima a Vélez eran
muy estrictas y le obligaban a detener todos los barcos marroquíes que transitaran por la costa
jerife Sid Hamed y un oficial de los " moros del Rey" (= askaris) acantonados en las proximidades
fondeado en la isla Lirio a una legua de la plaza. Estaba vigilado por las tropas regulares. El caíd no
1511
Telegrama del Duque de Almodóvar del Río dirigido al Duque de Mandas. 25 de Abril de 1.901. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1512
Telegrama del Comandante General de Melilla dirigido al Ministro de la Guerra. 28 de Mayo de 1.901. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 199 /Ex. 1.
1513
Telegrama dirigido el 26 de Mayo de 1.901 al Comandante Militar de Melilla por el gobernador militar del Peñón.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84/Ex. 2. Véase también en: S.H.M. Archivo de la Comandancia
Militar de Melilla. Rollo 791.
934
había querido apresarlo por haber ciudadanos europeos a bordo, y por ello dio noticia a la
guarnición.1514 La infantería de marina española se dirigió desde Vélez1515 hasta el lugar donde
estaba retenido el buque, tomando posesión del mismo. Resultó ser el laúd británico, matriculado
en Gibraltar Joven Perico, patroneado por José Tosso y despachado en forma legal hacia Tetuán y
Orán conduciendo gran cantidad de salitre, azufre y plomo. Las autoridades españolas permitieron
Bocoyas armados para impedírselo, aunque no llegaron a abrir fuego. El Jalifa (= lugarteniente) del
laúd, por conceptuar como contrabando el salitre, el azufre y el plomo que tenía a bordo.1517 Se
acababa de iniciar un nuevo incidente fronterizo con las autoridades marroquíes que acusaban a los
españoles de amparar a los contrabandistas. El gobernador militar del Peñón entendió que era
posible un conflicto armado si dejaba partir al buque y los askaris tiroteaban al laúd en el momento
El militar español intentó convencer a este último de que España no podía retener y apresar a
un buque británico que navegaba con documentación legal. Es más, si el buque era atacado por las
ganar las iras de España e Inglaterra que pedirían su castigo ante el Sultán. Desde Melilla se ordenó
al gobernador militar español que no se anduviese con contemplaciones y respondiese con toda su
potencia de fuego a cualquier ataque marroquí. El Joven Perico debía abandonar inmediatamente
Vélez, escoltado por fuerzas de la infantería de marina en un bote enarbolando pabellón español.1518
1514
Telegrama del 27 de Mayo de 1.901 al Comandante General de Melilla por el Gobernador Militar del Peñón.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84/Ex. 2.
1515
Telegrama de 27 de Mayo de 1.901 dirigido por el Comandante General de Melilla, Venancio Hernández al
gobernador militar del Peñón. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84/Ex. 2.
1516
Telegrama del Comandante General de Melilla dirigido al Ministro de la Guerra.28 de mayo de 1.901. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84/Ex. 2.
1517
Telegrama del Gobernador militar del Peñón dirigido al general Venancio Hernández. 28 de mayo de 1.901. S.H.M.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
1518
Telegrama del Ayudante de Marina de Melilla al Subdelegado de Marina en el Peñón de Vélez. 28 de Mayo de
1.901. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 791.
935
Nuevas negociaciones con el gobernador de la alcazaba fronteriza sirvieron para desbloquear la
situación. El representante del Majzén autorizó la salida nocturna del laúd, impresionado por la
algunas conclusiones que remitió en un informe reservado al Ministerio de la Guerra con fecha 31
de mayo. Era un análisis profundo acerca de la política de relaciones existente en el Rif entre las
Hernández había movilizado los servicios de información que el Ejército tenía en la zona. Las
confidencias suministradas por los agentes españoles le llevaban a concluir que las aguas rifeñas
eran objeto de las incursiones de numerosos barcos de contrabando y que el laúd inglés no era sino
uno más de los buques dedicados a la venta ilegal de contrabando de guerra en aguas marroquíes,
practicándolo muchas veces casi a la vista de las plazas españolas. Esta confesión le daba pie al
gobernador para ahondar en la petición de ayuda material al gobierno de Sagasta. Es decir, las
incrementar la presencia militar española en la zona, puesto que se ponía de relieve la necesidad de
que diversos buques de la Armada española fuesen destinados de modo permanente en las aguas
rifeñas, constituyendo esta demanda una clara violación de la soberanía marroquí sobre las aguas
jurisdiccionales del Imperio con el pretexto de suprimir el tráfico contrabandista. Además, lo que
preocupaba a Hernández del incidente es que hubiese podido quedar rebajado el prestigio español
en el Rif, si los askaris y Bocoyas hubieran bloqueado al falucho en Vélez. España no hubiera
podido evitar la humillación por la absoluta carencia de medios con que contaba para oponerse a tal
acción. Incluso la infantería de marina destacada en la guarnición carecía de medios adecuados para
1519
Telegrama de 29 de Mayo de 1.901 del gobernador Militar del Peñón dirigido al general Venancio Hernández.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84 /Ex. 2.
1520
R.O. de 14 de Junio de 1.901 del Ministerio de la Guerra dirigida al Ministerio de Estado. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 84 / Ex. 2.
936
El general Hernández remitió una copia del informe a Ojeda quien le contestó el 8 de junio,
carencia de medios de la Armada española para vigilar las costas septentrionales del Sultanato,
señaló como ejemplo el que el gobierno español se había visto obligado tres años antes a destinar al
Rif un buque no adecuado para las funciones de policía colonial, el transporte de tropas General
Valdés, que había sido utilizado para las negociaciones de liberación de los cautivos europeos de
Armada para seguir enviando buques a Marruecos. Desde 1898 ningún buque de guerra había
vuelto a ser destinado a patrullar las aguas del Rif.1521 Los limitados recursos de la Marina española
Por parte marroquí, el Majzén no estaba dispuesto a bajar la guardia en su lucha por evitar la
con la línea marcada por el Gran Visir Bu Ahmed. El 19 de junio, fue presentada una queja en la
Legación española de Tánger contra el judío Isaac Pinto, protegido hispano. Se pedía una
limitación de sus actividades en las costas del Rif y se acusaba a dos de sus mojalatas (= asociados)
previamente por la intervención del cuerpo de ejército imperial establecido en el territorio desde
1898. La actuación del Majzén era ahora un refrendo de lo iniciado por la mehal.la al margen de la
expedición contra los Bocoyas. Quedaba aún más evidenciado el hecho de que la campaña de
castigo en el Rif central no había sido llevada a cabo contra unos díscolos piratas, sino para atajar la
General de Melilla que evidenciaban los negocios turbios del protegido español, la Legación lo
1521
Carta de Ojeda al Comandante General de Melilla. 8 de Junio de 1.901. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar
de Melilla. Rollo 791.
1522
Nota del Delegado del Sultán a la Legación española, pidiendo que Isaac Pinto retire sus intereses de poder de sus
mojalatas que en ésta se expresan en el Riff á causa del contrabando que hacen en aquellas costas. 19 de Junio de 1.901.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 315 /Ex. 2. Hay que resaltar asimismo en el marco de las
actuaciones contra los españoles en el Rif, el asesinato del padre del Sargento Tirador del Rif Mohammed Ben Tuhami
Er-Riffi.
937
amparó, argumentando que el Majzén no podía esgrimir pruebas materiales que respaldasen las
En otro orden de cosas, a principios de mayo se conocía la destitución del Gran Visir al-Hadj
Ahmed Ben Musa. Su llegada al poder no le supuso una gran influencia en los asuntos públicos
poderosa familia de los Ben Musa y de un importante grupo de chorfa proclive a un entendimiento
con la misma. La poderosa personalidad del Ministro de la guerra, el joven Mennebhi, había ido
paulatinamente anulando la autoridad del Gran Visir, quedando reducida su significación dentro del
religiosa y gubernativa. Sin embargo, Moktar no aceptaría con resignación su caída. Se opuso a la
creciente influencia de A-Mennebhi y su actitud crítica con respecto a éste fue aunando voluntades
actuación política del Ministro de la Guerra, que envolvían una directa censura de la política del
Sultán. Moktar fue entonces detenido y desterrado, como fruto de esta intriga palaciega. Iba a
1523
Nota de contestación de Emilio de Ojeda al Delegado del Sultán. 25 de Junio de 1.901. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 315 /Ex. 2.
1524
Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 53. 2 de Mayo de 1.901. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
938
11.8. Las Embajadas marroquíes a Europa: Preocupaciones españolas.
Otro de los temas que suscitaría la atención del gobierno español en la primavera de 1901
sería el relativo a las Embajadas extraordinarias mandadas por el Majzén a diversas capitales
europeas. Así el 24 de abril el Ministro Plenipotenciario británico en Tánger, Sir Arthur Nicolson
acudía a visitar a Ojeda y confidencialmente le avisó de la intención del Sultán de mandar una
Misión extraordinaria a Londres con objeto de felicitar al Rey-Emperador Eduardo VII con motivo
de su advenimiento al trono. Ojeda vislumbró bien pronto que la Embajada rebasaba el marco de la
cortesía para circunscribirse al político, puesto que quien la iba a encabezar iba a ser Sid Abd el-
Krim Ben Sliman, Ministro de Asuntos Exteriores y uno de los personajes más influyentes de la
Corte. Desde que en la década final del siglo XIX el Ministro Plenipotenciario británico en Tánger
británico, el gobierno de Londres se había negado a recibir a embajador alguno del Sultanato.
Nicolson iba a acompañar a la Embajada que se desplazaría hasta Inglaterra en un buque de guerra
británico. Ojeda avisaría a Almodóvar de sus sospechas respecto a que Ben Sliman pretendía sacar
partido del desasosiego causado en Europa, en el propio Reino Unido, por la irrupción armada gala
revitalizar el acercamiento de España hacia Gran Bretaña en los asuntos marroquíes que Sagasta
"Creo que no solamente á nuestros intereses más obvios, sino que también á nuestro
prestigio y á nuestra influencia en la Corte Sheriffiana convendría que no fuésemos ajenos
a lo que pase en Londres abrigando como yo abrigo la convicción de que en el Foreign
Office es donde vá á recibir su orientación el Enviado Marroquí y donde vá á darsele la
clave de la situación respectiva de las naciones europeas en el problema marroquí. " 1525
1525
Carta particular no. 6 de Ojeda a Almodóvar del Río. 24 de Abril de 1.901. (Copia mecanografiada). A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263
939
Almodóvar no perdió el tiempo en elucubraciones. El mensaje de Ojeda sobre una misión
secreta de la Embajada de Abd el- Krim, mucho más importante que la aparente de congratular al
completos. Sin embargo el Ministro de Estado no estaba exento de una cierta perspicacia que le
llevaba a vislumbrar la honda trascendencia que los movimientos franceses en el Tuat habían
Almodóvar tendía a explicarlos en virtud de una exaltación del sentimiento religioso entre todos los
musulmanes del Norte de África (heridos " en sus sentimientos religiosos y fanáticos") en respuesta
a la acción francesa. En particular, el Ministro de Estado veía detrás de esta agitación la actuación
de la poderosa cofradía religiosa de los Taybiyya, alarmada por las reiniciadas operaciones de
algunas columnas francesas en el Tuat que se dirigían al oasis de Figuig. Su cabeza eran los chorfa
de Wazzan,1527 siendo su presencia muy numerosa no sólo entre los habitantes del Sultanato sino
también en Argelia.
El gabinete Sagasta había iniciado ya los primeros contactos con el Quai d´Orsay para
procurar llegar a un acuerdo sobre el reparto de Marruecos en dos áreas de influencia. Las
llegaba al acuerdo el temor en el Ministerio de Estado estribaba en que el Sultán para salvaguardar
la existencia de su Imperio y para detener las agresiones francesas en la parte oriental del mismo,
solicitara el apoyo británico, poniendo fin esta medida, en caso de producirse una intervención
inglesa, a todas las pretensiones españolas sobre el Sultanato. Almodóvar estaba dispuesto, si
llegaba al caso, a presionar sobre la corte de Saint James exigiendo el respeto por parte del Reino
1526
La terminología utilizada para referirse a la irrupción francesa en el Sultanato es equívoca, parcial y haciendo el
juego a los intereses galos. Almodóvar del Río emplea la expresión "movimientos de los franceses en el Oeste de la
provincia de Orán"; no llega nunca a señalar la pertenencia real de los territorios invadidos al Imperio jerifiano. Carta
particular (reservada) manuscrita no. 6 de Almodóvar del Río al Duque de Mandas. 30 de Abril de 1.901. A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1527
Sin embargo, los chorfa de Wazzan eran protegidos de Francia.
940
Unido de sus compromisos sobre el mantenimiento del 'statu quo' en Marruecos y en el estrecho de
Gibraltar.
ajustarse a un acuerdo simultáneo con las intenciones francesas y británicas, dado que éstas
quedaban más realzadas ahora con las demostraciones navales en las costas del Sultanato. En un
momento en que España se estaba comprometiendo con Francia, Sagasta no se podía aventurar a
movimientos arriesgados sin antes conocer cual iba a ser el desarrollo de la acción británica,
máxime cuando desde la llegada al poder de los liberales en marzo de 1901, el Embajador de Gran
Bretaña en Madrid, Sir Mortimer Durand y el Marqués de Lansdowne, nuevo máximo responsable
del Foreign Office en sustitución de Lord Salisbury, se estaban dedicando a hacer continuas
sugerencias al gobierno español de que Gran Bretaña estaba recelosa de la actitud francesa con
respecto a Marruecos. El Foreign Office tuvo mucho cuidado asimismo de formular una
declaración categórica ante el Ministro de Estado, señalando que tampoco Gran Bretaña y Francia
Almodóvar había deducido que los ingleses estaban firmemente resueltos a frustrar las
Marruecos con el Quai d´Orsay y se estaba entrando en la órbita de una supeditación con respecto
a la política francesa; este sometimiento se reforzaría más con el transcurso de los meses. El
gobierno Sagasta pretendía llegar a un compromiso con el gobierno republicano, que en la práctica
se convertiría en un acuerdo entre dos partes no iguales. Al tratarse de un pacto suscrito sobre la
1528
Carta particular no. 4 del Duque de Almodóvar a León y Castillo.27 de Abril de 1.901, documento ya citado.
A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263
941
francés que le llevaría a solicitar el respaldo militar galo para garantizar la seguridad nacional.
Sagasta entendería que con el acuerdo de reparto de Marruecos negociado con Francia estaba
provocando a Gran Bretaña y que ésta podría reaccionar llevando a cabo una acción de represalia
sobre España; posibilidad que trataría de prevenir, buscando no una alianza pero sí un compromiso
de defensa del territorio nacional por parte de la República francesa que querría incluir anexo al
tratado que dividía el Imperio jerifiano. En los largos meses de negociaciones que precedieron al
española en el Sultanato, restándole margen de maniobra. Esta política fue oscilando desde un
tímido intento de Sagasta por revitalizar una política autónoma en el Imperio, pergeñando al mismo
tiempo el envío de una fuerza expedicionaria, hasta una cada vez más decidida colaboración con el
gobierno galo en un momento en que éste libraba una terrible lucha en las costas de Marruecos para
defender su prestigio como gran potencia colonizadora haciendo impresionantes alardes militares
para los cuales tenía que recurrir al apoyo de su aliado, el Imperio zarista.
Almodóvar estudiaba todas las variables del problema marroquí antes de llegar a un mayor
compromiso de acuerdo con Francia. A principios de Mayo recurrió al Duque de Mandas y a León
y Castillo para que ambos le remitiesen todos los libros recién editados en Inglaterra y en Francia
sobre la cuestión marroquí.1529 Asimismo dio instrucciones al Duque de Mandas para que se
entrevistara con Lord Lansdowne e intentara obtener de él información vital relativa al alcance
político de la Embajada marroquí a la corte de Saint James y sobre las intenciones inmediatas del
El Duque de Mandas coincidía con Almodóvar en su apreciación de que el final del 'statu quo'
no iba a ser propiciado sólo por la actuación armada gala en el Tuat, sino también por una
hipotética acción inglesa declarando Marruecos bajo protectorado del Imperio británico. Ni una
1529
Carta particular manuscrita no. 7 del Duque de Almodóvar del Río dirigida al Duque de Mandas. 9 de Mayo de
1.901. Véase también: Carta particular mecanografiada no. 5 del Duque de Almodóvar del Río dirigida a León y
Castillo. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
942
potencia ni la otra en caso de quedarse con el control del Imperio jerifiano, cedería una parte del
mismo al gobierno español. Sin embargo el diplomático entendía que, a pesar de la inmensa
superioridad del poder naval y militar británico, que le permitiría en caso de entrar en conflicto
armado con Francia, cortar las comunicaciones navales entre ésta y África, era imprevisible una
acción decisiva de Gran Bretaña. El sentimiento anti-belicista era muy intenso entre la población de
la isla tras varios meses de durísimos combates en Orange y Transvaal y la opinión pública
británica difícilmente iba a aceptar una nueva y onerosa empresa colonial que implicara sacrificios
graves.1530
Mandas se entrevistó también con una de las "personas más influyentes" de la política exterior
británica "muy escuchado por Lord Salisbury y Lord Lansdowne“(no cita en su comunicación a
Almodóvar el nombre del personaje aludido), que le expresó su opinión escéptica respecto al
propósito francés de apoderarse de Marruecos. Como venía siendo una constante en este momento
(encontramos repetida esta idea en los textos de Ojeda y Almodóvar), también este personaje
centraba su análisis sobre la situación marroquí insistiendo en la exacerbación religiosa que se vivía
el del "fanatismo musulmán". Los lazos de fraternidad religiosa habían conducido a algunos grupos
de nativos de Argelia a rebelarse contra los franceses con el fin de que éstos no pudieran completar
sus operaciones en el Sáhara oriental marroquí. Las complicaciones galas en el interior de Argelia
frente a Francia. El interlocutor de Mandas le explicitó que no era intención británica suministrar
1530
Carta particular sin numerar del Duque de Mandas dirigida al Duque de Almodóvar (copia mecanografiada). 9 de
Mayo de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
943
Embajada simplemente que los marroquíes dilucidaran sus problemas fronterizos con Francia de
Tras las consultas realizadas por el Embajador en Londres, sabemos que Almodóvar del Río,
una vez descartada la sospecha de una participación decisiva de Inglaterra en lo tocante al futuro
del Imperio marroquí, se decidió a entrevistarse con todos los representantes de las grandes
potencias acreditados en Madrid, exponiéndoles la posición oficial del gobierno de Sagasta ante la
Almodóvar recalcaría que España no iba a tolerar una alteración sustancial de la cuestión
marroquí, sin ser previamente consultada y advertida. Aun estimando que la independencia y la
fronterizos entre grupos de resistentes marroquíes y las columnas galas podían devenir en una
invasión a gran escala de la parte oriental del Imperio. Dado que era el único país europeo que
poseía territorios enclavados en Marruecos sobre los cuales ejercía una soberanía efectiva,
cualquier eventual modificación del 'statu quo' o de las fronteras del Imperio (dado que todo
indefectiblemente por un acuerdo previo con España.1532 Mientras tanto el gabinete Sagasta iba a
persistir en una actitud de vigilancia expectante ante cualquier intento de penetración militar en
Marruecos. 1533
recelosa hacia Alemania. El Gobierno del II Reich acababa de enviar una Embajada extraordinaria
a Marrakesh, preparada previamente por el agente confidencial británico Mac Lean. Ello venía a
coincidir con el anuncio de que la Embajada marroquí encargada de visitar Londres, se trasladaría
1531
Ibidem.
1532
Era una idea aceptada por algunos rotativos británicos como el Daily Graphic .Duque de Mandas a Almodóvar
del Río. Despacho no. 65. 12 de Junio de 1.901. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres.
Caja 7.022. Legajo 200. Almodóvar encargó a Mandas al leer el artículo que averiguara si respondía a la inspiración de
medios oficiales británicos (Telegrama de Almodóvar del Río al Duque de Mandas. 10 de Junio de 1.901. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1533
Carta particular mecanografiada no. 8 del Duque de Almodóvar del Río dirigida al Duque de Mandas. 18 de Mayo
de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
944
posteriormente a Berlín; la diplomacia francesa empezó a ver en estos hechos los indicios de una
cierta entente o aproximación entre Inglaterra y Alemania sobre la cuestión marroquí. Incluso
Révoil llegó a apuntar la posibilidad de que Alemania pediría al Sultán la concesión de un territorio
de la Embajada extraordinaria que mandaba Abd al- Aziz a Londres, se había rumoreado
insistentemente acerca de la creación de una alianza o inteligencia anglo- germana que de hecho
a estrechar progresivamente sus lazos con España,1536 acelerando las conversaciones secretas que
mantenían sobre el Imperio. La diplomacia española hasta el momento había recibido invitaciones
sucesivas para llevar a cabo conversaciones sobre Marruecos tanto por parte de Londres como de
París, tomándose estas invitaciones con cierta desconfianza. El Duque de Mandas comentaba, por
ejemplo, amargamente la situación de España como comodín francés para contener a Inglaterra, y
como comodín de Inglaterra para detener a Francia, sin que todo ello se tradujera en un aumento de
la influencia española en el Sultanato. La idea de que los ofrecimientos puntuales británicos no eran
muy válidos y sinceros empezaba a calar en el ánimo de Almodóvar. Por lo tanto, no merecía la
pena iniciar un acercamiento hacia el Reino Unido, tal como había intentado Silvela.
inglés, Sir Arthur Nicolson (de la misma manera en que Edward Grey señala en sus Memorias que
los británicos recibían el sostén de Alemania, respaldando su dominio sobre Egipto, frente a la
oposición franco-rusa) como parte de la política de von Bülow de intentar seducir a Gran Bretaña
1534
Révoil a Delcassé. Despacho no. 37. 11 de Mayo de 1.901. D.D.F., t. I, pág. 277.
1535
Pedro Cavanilles, cónsul de España en Mazagán a Emilio de Ojeda. Despacho no. 47. 2 de Junio de 1.901. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 46 /Ex.1.
1536
Durante el período en que el Duque de Mandas ocupó el cargo de Embajador español en París diversos ministros
de los gobiernos republicanos, desde Ribot a Hanotaux le hicieron constantes invitaciones a una aproximación
diplomática franco-hispana sobre la cuestión marroquí.
945
para que entrase a formar parte de la Tríplice. Este acercamiento anglo-alemán había culminado en
europeas, tomando Gran Bretaña Tánger, Alemania la costa atlántica y Francia la región oriental.
Marruecos", describiendo la mala administración del país, cuya disolución profetizaba. Los
intereses alemanes eran muy importantes en el comercio realizado a través de Mogador, por lo que
para el caso previsto por el articulista de disolución del Sultanato, el rotativo proclamaba la
necesidad de que Alemania estuviera a la expectativa. El final del 'statu quo' debía ir acompañado
de la inmediata toma de posesión por parte de las fuerzas alemanas de un punto en la costa atlántica
importancia ya que estaba situado en un mar cerrado por el archipiélago canario. Para alarma del
gabinete español, el articulista comentaba la posibilidad de que las Canarias dejasen de pertenecer a
España, lo que cambiaría profundamente la situación geoestratégica de esta parte del Sultanato.1537
Sin embargo, hay que apuntar a favor de la perspicacia de la diplomacia española, el haber
sabido adivinar la constitución de la Triple Entente, mucho antes que se produjera. La prueba la
tenemos en una carta particular que el Duque de Mandas, Embajador de España en Londres remitió
posibilidad de un acuerdo inglés con Estados Unidos, y de una aproximación paralela a la Dúplice
a Marruecos entre Londres y París, que marginaría a España, aun cuando dejase Tánger fuera de la
órbita gala.1538 De la misma forma, la diplomacia alemana advirtió también pronto la posibilidad de
1537
Angel Ruata al Duque de Almodóvar. Despacho no. 238. 2 de Noviembre de 1.901. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1538
Carta particular sin numerar de 30 de Noviembre de 1.901 del Duque de Mandas a Almodóvar del Río. A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
946
advertía a Berlín el 30 de Enero de 1902 que la siguiente tentativa de Chamberlain en materia de
política internacional podía ser llegar a una regulación con Francia de las cuestiones coloniales en
litigio entre las dos potencias, desde la egipcia hasta la marroquí. Por ello, Mentzingen
representante del Imperio Alemán en Marruecos recibía instrucciones de poner a Mawlay Abd al-
Aziz en guardia contra todo lo que pudiera representar una provocación francesa.1539 Asimismo, el
líder del grupo colonialista francés, Étienne pronunciaría un discurso el 21 de Enero de 1902
Con todo, los deseos de un entendimiento diplomático franco-británico son más antiguos en
el tiempo. Así en 1899, en plena guerra del Transvaal, en un despacho oficial del que se hizo eco el
Parlamento y la prensa galas, el cónsul general de Inglaterra en Túnez, sir Henry Johnston,
elecciones inglesas de 1900, todavía en pleno conflicto bóer las plataformas de candidatos más
imperialistas preconizaban la defensa de una "entente" con Francia y señalaban a Marruecos como
la necesaria compensación a las concesiones que el gobierno republicano podía hacer al de Londres
1539
Telegrama de Saint-René- Taillandier a Delcassé. 20 de Enero de 1902, D.D.F., t. II (1902), pp. 47-48.
1540
Véase " Quatre Ans de Politique Extérieure", en Revue Politique et Parlementaire. 10 de Octubre de 1902, pag. 25.
947
11.9. Las Embajadas marroquíes a Europa: Al- Menebhi en Londres
La llegada de la Embajada marroquí a Londres1541 fue objeto de especial atención por parte
de las diplomacias francesa1542 y española.1543 En Tánger se había desatado una auténtica oleada de
b) Las largas conversaciones que el Delegado del Sultán, llamado con urgencia a Marrakesh
había llevado a cabo con Abd el- Aziz precediendo al envío de la misión diplomática. Torres
permanecería a partir de Mayo en la corte imperial, encargado de suplir al Menebbhi en las tareas
fundamentales de ejercicio del poder y de dar consejo al Sultán. En la Corte la figura del Menebbhi
empezaba a causar recelos y fuertes oposiciones, era cuestionado abiertamente entre algunas
familias influyentes sobre las cuales se apoyaba tradicionalmente el Sultán para gobernar el país.
1541
El 1º de Junio de 1901, Pedro Cavanilles, cónsul de España en Mazagán notificaba a Ojeda la llegada a este puerto
marroquí del Ministro de la Guerra, acompañado de un gran numero de Bajaes. Pedro Cavanilles, cónsul de España en
Mazagán a Emilio de Ojeda. Despacho no. 45. 1 de Junio de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
46 /Ex. 1. Al día siguiente, Al- Mennebhi embarcaba en el crucero británico Diadem que lo esperaba para transportarlo
a Inglaterra.
1542
Paul Cambon, Embajador de Francia en Londres, escribió a Delcassé el 11 de Junio un despacho señalando la
existencia de repetidas conversaciones en Londres y Berlín entre políticos británicos y del II Reich, que versaban sobre
Marruecos, para acabar minusvalorando el acercamiento anglo-germano, e indicando que el gobierno británico que
vigilaba constantemente los movimientos franceses en el Sultanato no iba a concertar acuerdo práctico alguno con el
Imperio Alemán porque experimentaba una cierta desconfianza hacia él. Paul Cambon, Embajador de Francia en
Londres a Delcassé. Despacho no. 148. 11 de Junio de 1.901. DDF. v. I, pp. 322-323.
1543
Carta particular no. 10, manuscrita de Almodóvar del Río al Duque de Mandas. 9 de Junio de 1.901. A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1544
Ojeda habla del ambiente que rodea al círculo diplomático de Tánger cargado de "susceptibilidades
verdaderamente mórbidas, (...) recelos pueriles, (...) mezquinas envidias". Carta particular no. 10 de Ojeda a
Almodóvar del Río. 8 de Junio de 1901, doc. ya citado.
1545
Desde el consulado español en Rabat se estuvo al tanto de todos los movimientos extraños de la diplomacia
marroquí. Así el 19 de Junio José Meana informaba a Ojeda de la llegada, procedente de Londres, del vapor inglés
Morocco, del que habían desembarcado cuatro funcionarios marroquíes miembros de la Embajada que había marchado
a la capital británica y que regresaban trayendo una serie de pliegos urgentes, lacrados y reservados para el Sultán. José
de Meana, cónsul de España en Rabat a Emilio de Ojeda. Despacho no. 37. 19 de Junio de 1901. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 46 /Ex. 1.
948
Torres tenía la tarea de conseguir la tranquilidad definitiva y apaciguar los ánimos antes del regreso
Sultanato. Delcassé estaba recibiendo indicaciones constantes de los servicios diplomáticos galos
en Marruecos incitándole a ejercer una mayor presión sobre Marruecos. Se especulaba con que la
oposición inglesa a las pretensiones francesas sería más bien testimonial,1546 y que España no
protestaría, teniendo en cuenta que los emigrantes españoles podrían establecerse en tierras
marroquíes bajo bandera francesa y llevar a cabo las mismas tareas que desempeñaban en el
con una mezcla de recelo a ser pronto invadidos, de miedo, sorpresa y odio. La impresión general
entre buen número de nativos y entre los europeos residentes en el Sultanato, causada por la
actuación gala era que por fin Francia se había decidido a intervenir en la cuestión marroquí. Por
ello, el Majzén se había aprestado a buscar aliados contra los franceses, y ello explicaba el envío de
Desde la Legación española en Tánger el análisis realizado del envío de la misión marroquí a
Londres y Berlín se circunscribía a entender que respondía a una sencilla petición de mediación
entre las potencias europeas frente a Francia que iba a realizar el Menebhi, para conseguir
cuestión de sus fronteras en el Sáhara. La irrupción gala en el Sultanato amenazaba a Abd al- Aziz
con desposeerle de sus dominios de Tafilete y con socavar su prestigio espiritual en el Imperio.
1546
Eran recientes las manifestaciones de Hooker, presidente de la Sociedad Real o del escritor Meakin que recalcaban
la inexorabilidad de la ocupación francesa de Marruecos.
1547
Desde la Embajada francesa en Madrid las apreciaciones no eran tan optimistas. Se desconfiaba del nuevo
Ministro de la Guerra español, el general Valeriano Weyler a quien se le juzgaba capaz de ejercer presión sobre Sagasta
para ejercitar una acción más decisiva en Marruecos. Se entendía que Weyler era el protector del comandante de
Caballería Alvarez Cabrera, destacado a finales del siglo XIX en Marruecos para el cumplimiento de una misión tras la
cual había redactado un libro y escribía en La Correspondencia de España con el seudónimo de 'Abd-Allah'
numerosos artículos críticos y desconfiados con la acción francesa en cuestiones africanas. El Agregado Militar francés
Cornulier-Lucinière recomendaría a Delcassé que Révoil se ganara la voluntad y confianza del militar español cuando
éste se trasladara a Tánger. Comandante de Cornulier-Lucinière, Agregado Militar en Madrid al general André,
Ministro de la Guerra. Despacho no. 184. 8 de Mayo de 1.901. D.D.F., t. I, pp. 269- 270.
1548
Leriche, Vice-consul de Francia en Rabat a Delcassé. Despacho sin numerar. 12 de Julio de 1.901. D.D.F., t. I,
pág. 385.
949
Ojeda era muy desconfiado ante la posibilidad de que el joven el-Menebbhi pudiera captar el
incitándola a que diese un golpe de fuerza en Marruecos aún mayor que el de la demostración naval
tras la muerte de Pouzet. Ojeda entendía que este era el verdadero peligro que socavaría y pondría
fin a la independencia del Imperio; su objetivo era advertir al Menebhi y Abd el -Krim Ben Sliman
Por otro lado el Ministro de Relaciones Exteriores Ben Sliman se disponía a conducir otra
Embajada extraordinaria a Francia y Rusia. A principios de Junio tanto Ben Sliman como el
conferenciaron con Mohammed Torres y aprovecharon para concluir con Révoil las negociaciones
guerra británico que debía llevarle a Southampton, mientras que Ben Sliman seguía conferenciando
con Révoil.
especial al Duque de Mandas para que no apartara su atención en torno a la actitud que observara
en el gobierno de Lord Salisbury en todo lo relacionado con los asuntos marroquíes.1552 A su vez,
1549
El cónsul español en Casablanca había advertido a la legación en Tánger en mayo sobre la desconfianza que
engendraban en la Chauia los repetidos viajes de una misión exploradora alemana que tomaba apuntes y realizaba
minuciosas observaciones en sus recorridos por distintas provincias del Imperio, dando pábulo a rumores de que se
trataban de trabajos preliminares a la construcción de un ferrocarril. Cfr. Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 57.
12 de mayo de 1901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165/ Ex. 1.
1550
Carta particular no. 9 de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 29 de Mayo de 1901. A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
1551
El 5 de Junio, el cónsul de España en Mazagán, Pedro Cavanilles notificaba a Ojeda la salida con destino a Francia
y Rusia de la Embajada extraordinaria marroquí presidida por Ben Sliman, en la que figuraba uno de los
administradores de la Aduana de Mazagán, Al-Hach Mohammed Ben Chikron. La Embajada embarcó en el crucero
marroquí Bashir, haciendo escala posteriormente en Tánger. Pedro Cavanilles a Emilio de Ojeda. Despacho no. 49. 5
de Junio de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 46 /Ex. 1.
1552
Los recelos de Almodóvar se dirigen hacia todos los actores que intervienen en la representación de la cuestión
marroquí: le preocupa la aparente reserva que muestran en los asuntos relacionados con el Sultanato, Rusia y el II
Reich, pero asimismo la firme determinación británica de asentarse cómodamente en el continente africano, sojuzgando
Orange y Transvaal y controlando el valle alto del Nilo. Está obsesionado por una explosión religiosa de los habitantes
del Sultanato contra las injerencias imperialistas y por la aparente debilidad del gobierno de Abd al- Aziz. Tiene
asimismo en mente la agresiva política expansionista gala en las fronteras occidentales de África. Carta particular
(manuscrita) no. 10 del Duque de Almodóvar dirigida al Duque de Mandas. 9 de Junio de 1.901. A.M.A.E. Archivo
950
Paul Cambon, el Embajador de Francia iba a ejercer una tarea de impecable vigilancia de todas las
acciones de Lord Lansdowne, intentando escudriñar si el nuevo jefe del Foreign Office iba a ejercer
una política más activa en Marruecos, susceptible de crear dificultades a los intereses galos.1553 Los
movimientos alemanes en el Sultanato también eran objeto de interés por parte de la diplomacia
gala, en una coyuntura histórica en que se estaba fortaleciendo el desarrollo comercial germano-
correo regular entre Mazagán y Marrakesh, a la par que fundaban oficinas postales en Fez,
Imperio.1554
cuestión marroquí se había estancado en un punto muerto, y que no cabían giros trascendentales en
las próximas semanas. De nuevo se había entrevistado con el "influyente consejero" de Salisbury y
Lansdowne, quien le había expresado la satisfacción británica por el hecho de que el asunto Pouzet
estuviera finalmente resuelto, y el alivio porque hubieran desaparecido todos los síntomas de
alarma. Francia había obtenido una satisfacción del Gobierno jerifiano y no pretendía más
colonia argelina a costa de una rectificación de la frontera oriental marroquí. Sin embargo la
vigilancia británica no iba a disminuir. No iban a desaparecer por completo las inquietudes del
Foreign Office en cuanto a las injerencias galas en Marruecos, por temerse una reacción religioso-
nacionalista entre la población musulmana contra todos los cristianos.1555 El interlocutor de Mandas
desveló que la posición del Reino Unido seguía siendo la del compromiso en el mantenimiento del
951
'statu quo' y sus aspiraciones no contemplaban la concesión del protectorado sobre el Sultán,
aunque era posible la concesión de un empréstito al Majzén; la postura británica se iba a ceñir a
administración, implantando una relación más fluida y menos 'despótica' del Majzén con los
Tras una serie de reuniones meramente formales, de cortesía y de visitas sucesivas a centros
industriales del Reino Unido, días después comenzaban las negociaciones en torno a los apartados
políticos de la misión marroquí a Londres. Finalmente Ben Sliman había sido desplazado de la
dirección de la Embajada y ésta iba encabezada por el joven Mahdi al-Menebbhi, el ministro de la
financiero en el Reino Unido. Franceses y rusos se sentían indignados al saber que el favorito del
Sultán y primer personaje del Imperio marchara a Londres y Berlín, mientras que una simple
'comparsa', el Ministro Ben Sliman era el destinado a visitar San Petersburgo y París. La noticia al
ser conocida en la Legación gala en Tánger cayó como una bomba. Se veía en este trueque
El Embajador español, Duque de Mandas, partía de una carencia casi absoluta de medios de
designio tan homérico como el de Don Quijote cargando contra los molinos, dado el absoluto
secretismo que rodeaba lo que acontecía en el interior del Foreign Office. El Duque de Mandas
aventuró, al socaire del inicio de las conversaciones políticas, que tal vez los británicos
algún tipo de consenso o de colaboración de algunos sectores nativos con la Gran Bretaña.
952
que evitaría la vinculación directa con la metrópoli: Marruecos mantendría la independencia
nacional y las formas ancestrales de su gobierno, y se forjaría una colaboración con las elites
dirigentes y los comerciantes locales. En la medida en que la colaboración y los pactos favorecieran
los intereses económicos de Gran Bretaña, se permitiría a los marroquíes mantener las estructuras
tradicionales del Imperio jerifiano, manteniéndose por parte del Reino Unido sólo un control
'informal' del Sultanato. Marruecos pasaría a convertirse en una pieza semejante a Turquía para el
II Reich, dentro del engranaje imperial británico. Con ello el gabinete de Lord Salisbury trataría de
evitar "provocar -en palabras del Duque de Mandas - la más grave de todas las complicaciones
con Francia. Prueba de que la tensión entre Francia y el Reino Unido no sólo no cesaba, sino que
iba en aumento era el anuncio de una nueva demostración de fuerza y prestigio que iban a realizar
11.10. Tensiones franco-británicas. Las maniobras navales francesas del verano de 1901.
Las autoridades republicanas habían decidido replicar a la manifestación naval del Reino
Unido llevada a cabo a comienzos de la primavera, para lo que se convino el proyecto de reunir en
mediterránea. Las maniobras galas reuniendo una formidable escuadra fueron interpretadas como
un desafío a la Gran Bretaña, que no permanecería impasible. El gabinete de Lord Salisbury decidió
Secretario permanente del Foreign Office) anunció que a finales de agosto se reunirían en las aguas
1557
Duque de Mandas al Duque de Almodóvar del Río. Carta particular (copia mecanografiada). 15 de Junio de
1.901.A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1558
A principios de Julio, Lord Lansdowne remitía a Paul Cambon, Embajador de Francia en Londres un
memorándum en el que se resumía el resultado de sus entrevistas con los representantes del Sultán. Aparentemente el
Gobierno británico no se había esforzado por obtener ventaja particular alguna, limitándose a señalar la necesidad de
llevar a cabo en el Sultanato una serie de mejoras administrativas y económicas. Lord Lansdowne añadió que Al-
Mennebhi le había hecho partícipe de los temores que al Majzén le inspiraba la política de Francia. Paul Cambon a
Delcassé. Despacho no. 172. 4 de Julio de 1.901. D.D.F., t. I, pp. 374-375.
953
de Cádiz la Home Fleet y las unidades que patrullaban por el Mediterráneo. La crispación y tensión
causadas por esta escalada de maniobras navales de franceses y británicos alcanzó su momento
culminante en los comienzos del verano, cuando se hizo público en la corte de Saint James el
anuncio de que el XIX Cuerpo de ejército francés iba a celebrar maniobras en Octubre junto a la
A comienzos de julio, fondeaba durante dos días en Tánger la escuadra francesa del Norte
que debía reunirse con la mediterránea para la realización de las maniobras anunciadas. El
despliegue de impresionantes fuerzas navales galas frente a las costas de Marruecos era el colofón
de la 'diplomacia de las cañoneras' suscitada tras la muerte de Pouzet, y a la vez un paso más en la
amplia gama de signos prebélicos que Francia esgrimía ante el Reino Unido. El gobierno
republicano estaba decidido a no ceder en la política de presión y fuerza, atento siempre a no dejar
escapar Marruecos. Desde finales del siglo XIX, desde el comienzo de una etapa que arrancaría en
el pueblo sudanés de Fashoda, Delcassé era partidario de adoptar una postura firme en Marruecos,
para contrarrestar la ignominia sufrida frente a las tropas anglo-egipcias de Kitchener. En mayo de
1900, al producirse la muerte del Gran Visir Bu Ahmed, comentó que "si Francia debe buscar un
complemento a su Imperio argelo-tunecino, éste está en el oeste. Allí pueden hallarse trabajadores,
agua y un subsuelo tan rico como el suelo y quizá aún más rico que éste". Pero Delcassé reconocía
que Francia debía actuar con cautela. Desde 1898 sus designios diplomáticos eran en general
terminar con el aislamiento francés en Europa Occidental y en particular mejorar las relaciones con
Gran Bretaña e Italia. Parecía seguro que Gran Bretaña se opondría al control francés unilateral en
Marruecos e Italia había obtenido en 1887 una garantía secreta de sus aliados en la Triple Alianza
de que se mantendría el 'statu quo' en África del Norte. El problema fue subrayado en 1900 cuando
Alemania insistió en la retirada de las tropas francesas de los oasis de Tuat, ocupados según el
gobierno francés en respuesta a los desórdenes acaecidos en la frontera oriental del Sultanato. A
partir de 1901, como queda indicado, Gran Bretaña se unió a Alemania en su malestar y en sus
críticas a las operaciones militares francesas. Sin embargo, Delcassé estaba decidido a no conceder
954
la primacía política en Marruecos a ninguna otra potencia, adoptando una política de doble filo: a)
penetración pacífica en Marruecos por medio de empresas de negocios para reforzar los derechos
franceses a la primacía y contrarrestar las iniciativas en este sentido de las otras potencias; b) y al
mismo tiempo diplomacia para lograr la aceptación británica, italiana y española de un eventual
protectorado francés. Mientras tanto estaba decidido a no dejarse llevar a una acción precipitada por
ningún interés privado francés. En 1899 le había dicho a Schneider, de la firma Creusot, que "la
diplomacia francesa... no está al servicio de los intereses privados, pero es capaz de coordinarlos y
La política oficial francesa consistía en obtener la primacía en Marruecos, si era posible por
anexión, principalmente porque, una vez que Marruecos dejó de ser un Estado viable (como Estado
político por algún otro Estado europeo era igualmente inaceptable para París y las autoridades
coloniales en Argelia. Por eso Marruecos vino a ser considerado como un interés nacional francés
de primera clase que justificaba una determinada diplomacia, e incluso los alardes de fuerza hasta
el punto de una guerra. Aunque los medios variaron según las exigencias tácticas y los cambios
políticos de París, este objetivo esencial no cambió nunca entre 1900 y 1911.
Delcassé a estas alturas del verano de 1901 ya había dado algunos pasos diplomáticos para
preponderancia gala en la zona en diciembre de 1900 a cambio de que Francia aceptara la libertad
secretas con España se habían iniciado en la primavera, respondiendo a los deseos de Sagasta y
franceses de conceder la región norte del Sultanato a España antes de permitir a los británicos
controlarla. Refiere D.K. Fieldhouse que en junio de 1901 Delcassé negoció también con los
tener carta blanca en Marruecos. Estas conversaciones no fructificaron, pero en julio de 1901
955
Delcassé anunció oficialmente que Francia se opondría a las intrusiones extranjeras en Marruecos si
francesa, Menard, quien le había revelado el nuevo plan de acción del gobierno galo, dispuesto a
despacho remitido a Delcassé el 3 de Julio, el fuerte impacto psicológico que había causado en la
interín, la escuadra británica después de haber recorrido la costa marroquí frente a Tetuán,
ejercicios navales.1561
de sus flotas combinadas. Primero la Home Fleet debía permanecer en el canal de San Jorge
haciendo simulacros de combates y ejercicios diversos para luego unirse a la flota mediterránea y
1559
Véase Fieldhouse, D.K.: Economía e Imperio. La expansión de Europa (1830-1914), Siglo XXI, Madrid, 1990,
pág. 340.
1560
Carta particular y reservada no. 12 de Ojeda a Almodóvar del Río (copia mecanografiada). 4 de Julio de 1.901.
A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1561
La Martinière, Encargado de Negocios de Francia en Tánger a Delcassé. Despacho no. 60. 3 de Julio de 1.901.
D.D.F. t. I, pág. 373.
956
visitar las costas de España, Portugal y Marruecos.1562 Así, el Embajador de Inglaterra en España
preparaba a combinar las escuadras del Mediterráneo y del Canal a finales de mes para hacer
maniobras en el Atlántico. Durante dos semanas los buques británicos tenían previsto hacer escala
La Martinière escribiría poco después a Delcassé alarmado por las noticias que recibía de
Marrakesh. El personal de la Misión Militar gala acreditada en la Corte, según señalaba el jefe de la
misma - el comandante Burckhardt -, se encontraba aislado, sin poder tener relación con el Sultán.
Por el contrario Abd al- Aziz se rodeaba de agentes ingleses que gozaban de una influencia cada
vez mayor.1563 En la Corte imperial se había planteado una guerra de intrigas que no era sino una
prolongación de la que tenía lugar a escala psicológica en las aguas mediterráneas y atlánticas. La
Martinière, en este contexto, juzgaba necesaria una reorganización de la misión militar francesa,
que hiciera menos evidente las tareas de espionaje que realizaba, limitando su actuación a la de
instructores de las tropas imperiales. Era el caso del capitán Larras, cuyo celo le llevaba a
protagonizar largas misiones en solitario en las que estudiaba los territorios del Imperio,
planificando las mejores rutas para una invasión, y levantaba planos topográficos y geodésicos,
provocando una serie de consecuencias políticas -desconfianza hacia Francia- motivadas por el
recelo y el odio de los funcionarios del Gobierno marroquí. Por contra los agentes británicos
estaban llevando una acción diplomática más sutil, más activa, e inteligente, intentando
La profusión de los ejercicios navales británicos, la frecuencia con la que se realizaban, los
ingentes medios materiales utilizados por el Reino Unido para demostrar su energía y su
determinación eran un paso más en una no disimulada escalada pre-bélica frente a Francia que no
suele mencionarse en la bibliografía de la historia de las relaciones europeas. La unión de las dos
1562
Carta particular sin numerar del Duque de Mandas a Almodóvar del Río. 22 de Julio de 1.901. A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
1563
La Martinière a Delcassé. Despacho no. 63, confidencial. 8 de Julio de 1.901. D.D.F., t. I, pag. 379. -380.
957
flotas británicas estaba directamente encaminada a presionar a Francia, a demostrar el inmenso
poderío naval del Reino Unido ante la opinión pública francesa. Los países interesados en el
mantenimiento del 'statu quo' marroquí contemplaban con aprensión y recelo la sucesión de
Almodóvar opinaba que tanto el conjunto del partido conservador, como la mayoría de diputados
del partido liberal del Reino Unido coincidían en la necesidad de revitalizar una política de
Hacia finales de Junio, Almodóvar creía ya disipado cualquier riesgo de que el Imperio
marroquí se convirtiera en un protectorado británico.1565 Tal como señala D.K. Fieldhouse, el nuevo
ministro de Asuntos Exteriores, Lansdowne, se negó a dar al Menebbhi garantías de que Gran
Bretaña apoyaría al Sultán frente a las exigencias francesas.1566 Dentro de las esferas oficiales, se
repetía constantemente que Inglaterra no deseaba establecer vínculos formales con el Sultanato, a
pesar de oponerse a la expansión francesa. Por ello, Almodóvar daba por seguro que los enviados
de Abd al- Aziz a Londres negociaban con el gobierno británico la concesión de un empréstito. Éste
iba a ser interpretado en sentido negativo por el Quai d´Orsay, considerándolo un obstáculo
Las semanas siguientes acabarían por aclarar definitivamente la línea de conducta inglesa.
Como Fieldhouse ha señalado, entre mayo de 1900 y los primeros meses de 1902, pareció muy
probable que los ingleses intentaran establecer una primacía no oficial en Marruecos. Nunca existió
en el Reino Unido un deseo serio de ocupación oficial del Sultanato y el gobierno no actuó bajo
1564
Carta particular manuscrita no. 14 de Almodóvar del Río al Duque de Mandas. 25 de Julio de 1.901.A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1565
La prensa francesa reaccionaba, en líneas generales con tintes indignados a los anuncios de un pretendido
protectorado británico ejercido sobre el Imperio jerifiano. El nacionalista La Patrie demandaba del Gobierno de París
que solicitara explicaciones al de Londres sobre el alcance de la Misión marroquí a la capital británica y auguraba que
en caso de alterarse el 'statu quo' en beneficio británico, Francia invadiría inmediatamente Marruecos.
1566
Véase Fieldhouse, D.K: Economía e Imperio...op. cit., pág. 340.
1567
Carta particular manuscrita no. 11 de Almodóvar del Río dirigida al Duque de Mandas. 21 de Junio de 1.901.
A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
958
ninguna fuerte presión por parte de los círculos imperialistas o de la opinión pública, más
preocupada por los acontecimientos en África del Sur. Pero los intereses mercantiles deseaban
Ministerio de la Guerra estaban decididos a impedir que Francia y Alemania adquirieran en dicho
país una base naval. En estas condiciones, la política obvia y aparentemente factible consistía en
establecer una influencia no oficial pero efectiva sobre el gobierno del Sultán, instalado ahora en
Fez, y así lo intentó Sir Arthur Nicolson, Ministro Plenipotenciario británico. Durante 1900 y 1901
tuvo considerable éxito. Nicolson contaba con el apoyo alemán y con los deseos de Al-Menebbhi,
que estaba dispuesto a aceptar el consejo y la asistencia financiera británica para desarrollar la
economía marroquí y esperaba apoyo de Gran Bretaña contra la clara amenaza de usurpación
extraordinaria marroquí había debatido la colaboración inglesa1568 para la introducción de una serie
habitualmente pro-británico Ojeda. Éste en una carta particular remitida a Almodóvar el 4 de julio,
expresaba sus dudas de que el Majzén quisiese caer en la espiral del endeudamiento exterior que
habían contraído las Haciendas de Egipto y el Sultanato turco. La política del Majzén había sido
visto forzado a contraer uno con el Reino Unido tras el fin de la guerra contra España en 1860. Las
autoridades británicas presionaron entonces sobre el Majzén para que solicitara un préstamo,
solicitada ordenase la ocupación indefinida de Tetuán y otros puntos del Sultanato. A juicio de
hegemonía económica inglesa en el Sultanato. El joven ministro de la Guerra, favorito de Abd al-
959
burguesía industrial británica. El Gobierno jerifiano, respondiendo a las iniciativas del joven
un nuevo sistema fiscal y administrativo en el Imperio jerifiano. A juicio de Ojeda, ello significaría
en caso de tener éxito, que el Imperio caería bajo la órbita británica, o en caso contrario si a la
reforma se oponía el pueblo marroquí guiado por sentimientos religiosos opuestos a todo tipo de
cambios, el país caería en la anarquía, la guerra santa contra los cristianos y ello significaría el
derrocamiento de Al-Menebbhi y del Sultán, perspectivas igualmente temibles para los intereses
españoles.1569
En París se daba por sentado que Marruecos concedería a empresas británicas el monopolio
de la construcción de vías férreas en el interior del Sultanato; era una noticia que iba a reforzar en el
fuerza y de batallar hasta el fin por la obtención de la hegemonía en el Imperio.1570 Delcassé había
recibido estas confidencias de uno de los miembros de la Embajada marroquí a París, que había
viajado urgentemente a la capital británica para enterarse de cuales eran los resultados de las
negociaciones allí entabladas entre el gobierno inglés y los representantes del Sultán. Al parecer,
las concesiones ferroviarias habían sido solicitadas no por el gabinete de Lord Salisbury sino por
sectores capitalistas londinenses. Por otro lado, La Martinière remitiría un telegrama desde Tánger
del Sultán. La Legación británica y sus agentes, como el caíd Mac Lean, quedaban dueños
absolutos del campo en la guerra de intrigas entre Francia y Gran Bretaña que se libraba en la
Corte, pudiendo imponer plenamente sus influencias. Incluso el diplomático llegó a acusar al
1569
Carta particular y reservada no. 12 de Ojeda a Almodóvar del Río. 4 de Julio de 1.901 (copia
mecanografiada).AMAE. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1570
Carta particular no 13 de Almodóvar del Río al Duque de Mandas. 9 de Julio de 1.901.A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
960
Mennebhi de haberse convertido en un agente más al servicio de Inglaterra.1571
produjera en 1902 la sublevación del Rogui Bu-Hamra realizaría para España tareas de acopio
Almodóvar había escrito a Mandas el 25 de Junio una carta particular en la que afirmaba que,
tras la derrota en la guerra contra Estados Unidos, no cabía otra opción política en el exterior que la
más estricta neutralidad española. Por ello no tenía sentido suscitar el inicio de la cuestión
marroquí. Había que permanecer apartados de cuantos conflictos se pudiesen provocar en Europa, y
permanecían unidas, aliadas, pero éste no era el caso en el verano de 1901. 1574
Tánger desmentía a Ojeda que se hubiese establecido con el Menebbhi algún tipo de tratado o
convenio político o comercial. Los británicos habían conseguido la autorización por parte del
gobierno marroquí del comercio basado en la navegación de cabotaje, hasta entonces estrictamente
prohibido, y el permiso para la exportación de patatas, tomates, bananas y otros frutos del
1571
La Martinière, Encargado de Negocios de Francia en Tánger a Delcassé. Telegrama no. 64. 15 de Julio de 1.901.
D.D.F., t. I, pág. 388.
1572
Con todo, aunque es un hecho poco conocido historiográficamente, el médico militar africanista Felipe Ovilo y
Ojeda habían conseguido introducir a otro agente menor en Fez. Se trataba del jerife Sid Hach al-Machdubi, que se
encontraba a la cabeza de una zauia en un santuario situado a tres horas de Fez, en un territorio pobre donde ejercía la
caridad con los campesinos, protegiéndolos de las exacciones de los gobernadores. Perseguido por el Gran Visir Bu-
Ahmed había pasado a Tánger y allí fue captado por Ovilo y Ojeda, otorgándosele protección española y siendo
nombrado agente de la Compañía Trasatlántica en Fez, logrando gracias a ello la devolución por parte del Majzén de
algunos terrenos de cultivo y arrozales que le habían sido confiscados. Sin embargo su aportación de informes
confidenciales a la Legación española en Tánger era muy escasa. Por su calidad de jerife y cabeza de un santuario,
deseaba pasar desapercibido y no quería figurar públicamente como protegido de los europeos. Las informaciones que
transmitió a Cólogan, el sucesor de Ojeda, en 1904 fueron muy limitadas. Se limitaron a repetir tópicos, ya conocidos
por los españoles: el infantilismo del Sultán, la indolencia y la escasa eficacia del Majzén y el hecho de que el Gobierno
estaba acaparado por tres miembros de la familia Tazzi, uno de ellos Ministro de Hacienda, otro jefe superior de
Palacio y otro que recorría Europa en misiones de Embajada. Bernardo de Cólogan, Ministro Plenipotenciario de
España en Tánger al Ministro de Estado, Faustino Rodríguez San Pedro. Despacho no. 366. 29 de noviembre de 1904.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 160/Ex.1.
1573
Carta remitida por el Delegado del Sultán en Tánger al Ministro Plenipotenciario de España, Ojeda remitiendo una
carta para el Gobernador de Fez para que Aomar Barrada sea reconocido siempre como Agente oficioso de España.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 315 /Ex. 2.
1574
Carta particular (sin numerar) del Duque de Mandas a Almodóvar del Río. (Copia mecanografiada). 2 de Julio de
1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
961
Sultanato. El Majzén daría mayores facilidades al comercio extranjero, mejorando los puertos,
desembarco de mercancías. Por último Al-Menebbhi se había comprometido en mejorar las vías de
comunicación, construir puentes y reformar la administración del país. A pesar de que el asunto de
las fronteras argelo-marroquíes y de los oasis del Tuat había suscitado la preocupación del gabinete
de Lord Salisbury, los británicos se habían limitado a escuchar cortésmente a los enviados del
Sultán sin darles su apoyo en esta cuestión.1575 Nicolson negaría asimismo que agentes fiscales
Almodóvar reaccionó aliviado ante estas noticias, tranquilizado por el hecho de que no se hubiera
aceptado desde Londres una intervención directa administrativa en el régimen interior del Imperio.
Esta prudente actitud británica evitaba las preocupaciones de las cancillerías europeas y la
Sin embargo, a finales de octubre, el gobierno de Sagasta llegaría a entrever como las
conversaciones de Londres habían excedido del marco de los asuntos económicos. El consulado de
ingleses hacia Marruecos con el fin de instruir al Ejército imperial.1577 La Martinière, Encargado de
Negocios de Francia en Tánger telegrafió en tono más alarmista a Delcassé insinuando que esos
tres sargentos eran simplemente una avanzadilla y que numerosos ingleses estaban de camino hacia
la Corte imperial. Unos eran oficiales del ejército, encargados de instruir a las tropas marroquíes,
mientras que otros constituirían una misión financiera junto al Sultán encargada de asesorar y
1575
Ibidem. Carta particular no. 13 de Ojeda a Almodóvar del Río (copia mecanografiada). 11 de Julio de 1.901.
1576
Ibidem. Carta particular no. 14 de Ojeda a Almodóvar del Río (copia mecanografiada). 12 de Julio de 1.901.
1577
Francisco Martí, Cónsul de España en Gibraltar al Duque de Alomodóvar del Río. Despacho no. 115. 25 de
Octubre de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica.Caja 163 /Ex. 2.
962
dirigir en los asuntos económicos del Imperio jerifiano.1578 Pero ahí no acababan las intrigas
británicas. La situación económica del Majzén era particularmente grave, dado que los ingresos
regulares de las aduanas no eran suficientes para atender los gastos del Estado. Tampoco bastaban
los tributos que percibía el gobierno de las tribus. Así pues, la llegada de los británicos respondía
también a una serie de ofertas de capitales que le iban a ser formuladas al Sultán y que permitirían a
Abd al- Aziz emprender con garantías de éxito la primera serie de reformas administrativas
riesgo para Francia de que se repitiera lo ocurrido en Egipto, donde la expansión financiera inglesa
y los créditos británicos habían terminado por hipotecar a la Hacienda egipcia, y donde el control
financiero del país había dado paso al control político por parte de Londres. Esta idea se vería
reforzada poco después en el transcurso de una conversación que el comandante Burkhardt, jefe de
la Misión Militar francesa en Marruecos tendría con el Sultán y en la que Abd al- Aziz le
mencionó su propósito de establecer una red de vías férreas a lo largo de las grandes rutas y
caminos naturales del Imperio. Se trataría de un proyecto con un costo estimado en 6 millones de
francos, en combinación con las sugerencias financieras realizadas al Sultán por los agentes
ingleses y respaldadas por el Mennebhi.1580 Las similares proposiciones realizadas tiempo atrás por
empresas francesas a través de Fabarez, agente de Creusot, quedaban relegadas. A fines de 1901
batalla por las obras públicas y por ende, por la dirección y el asesoramiento de las reformas que
Muy determinante en la decisión francesa a lo largo de 1902 de plantar cara con mucha
energía al órdago planteado por el Reino Unido en Marruecos, fue un largo despacho confidencial
remitido por La Martinière a Delcassé el último día de 1901. Las intrigas británicas por ejercer el
predominio en la Corte del Majzén alcanzaban su culminación en diciembre, tal como denunciaban
1578
La Martinière a Delcassé. Telegrama de 2 de Noviembre de 1.901. D.D.F., t. I, pág, 632.
1579
Telegrama de La Martinière a Delcassé. 2 de Diciembre de 1.901. D.D.F. t. I, pp. 647-648.
1580
Telegrama de La Martinière a Delcassé. 29 de Diciembre de 1.901. D.D.F. t. I, pp. 688-689.
963
el comandante Burckhardt y el médico de la misión militar francesa, Zumbiehl. El Ministro
Plenipotenciario de Inglaterra preparaba una visita a Rabat, donde se encontraba el Sultán, sugerida
por Al- Mennebhi y por el caíd Mac Lean, en la que se iba a gestar el diseño de las reformas
administrativas del Imperio. El Times de Londres presentaba, con tintes apasionados, a Mawlay
Abd al- Aziz como un hábil soberano, promotor de profundos cambios y comprometido con la
mejora de su Estado. Una mejora tutelada por Sir Arthur Nicolson y por Gran Bretaña.
donde los acontecimientos amenazaban con precipitarse en contra de los intereses de la República.
Se pensaba que si se perdía el Imperio jerifiano, quedaban amenazados todos los dominios
franceses en el Norte de África. De llevarse a cabo las reformas en el Sultanato, era inviable a los
ojos del Quai d´Orsay que no se hicieran más que bajo el patronazgo francés. Francia no podía
ni podía aceptar quedar excluida de la inversión de capitales en el Sultanato. Otra vez se hablaba
con insistencia no sólo de un fuerte empréstito británico para financiar el establecimiento de las
Algunos sectores industriales españoles entendieron que la nueva era de reformas que se
abría en Marruecos favorecería sus intereses, por lo que presionaron sobre el gabinete Sagasta en
reclamando que se obtuviera permiso del Sultán para la exportación de cereales a través del puerto
español. Las expectativas eran optimistas. El Majzén iba a implantar una orden permitiendo la libre
1581
La Martinière, Encargado de Negocios de Francia en Tánger a Delcassé. Despacho no. 137, confidencial. 31 de
Diciembre de 1.901. D.D.F., t. I, pp. 693-695. En contrapartida, Ojeda hablaba a finales de año del triunfo de los
elementos conservadores y tradicionalistas en la corte representados por el Gran Visir el-Garnit y de la caída del
Mennebhi, que iba a suponer el fracaso de las iniciativas modernizadoras y reformistas que buscaban la regeneración
del Imperio y la introducción de una serie de reformas bajo la tutela británica. Ojeda las daba por conclusas e insistía en
que la naturaleza del país era refractaria a las mismas y a la civilización. Sólo una intervención armada las podría
imponer. Carta particular no. 23 de Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. 8 de Octubre de 1.901. A.M.A. E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
964
exportación de trigo y cebada durante un período de ocho meses, a partir del 8 de agosto.1582
Asimismo se entendía desde el Ministerio de Estado que las ventajas comerciales que Marruecos
extendiéndose a las demás potencias europeas. Además la libertad de cabotaje iba a redundar
León y Castillo seguía en contacto estrecho con Delcassé, mientras las conversaciones
secretas sobre el reparto de Marruecos se dilataban en el tiempo sin llegar a un compromiso firme.
Las tensiones franco-británicas con las sucesivas demostraciones de fuerza en el área del Estrecho
futuro pasaban por la liquidación del 'statu quo'. A pesar de las promesas formales de respetarlo
realizadas por Delcassé, León y Castillo, habitualmente mesurado, y siempre progalo en lo tocante
peligro que se cernía sobre el Imperio marroquí. El Embajador detectaba en París numerosos
síntomas que auguraban un conflicto armado franco-marroquí ante el cual España debía tomar
medidas. París se movía sólo en el estadio de las manifestaciones y los alardes de fuerza, pero era
que una embestida seria contra el Sultanato ocurriría en breve.1583 La trascendencia de las noticias
de las que era partícipe forzó al Embajador a solicitar permiso urgente para abandonar París y
trasladarse a España para entrevistarse con Almodóvar, puesto que no juzgaba ni el correo ni el
telégrafo medios idóneos para intercambiar impresiones en esa coyuntura excepcional. Almodóvar
le rogó mantenerse en el puesto, remitiendo a Madrid a una persona de confianza que transmitiera
1582
Carta particular (sin numerar) de Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. 17 de julio de 1.901. A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H- 1263.
1583
Telegrama de 27 de Junio de 1.901 de León y Castillo dirigido a Almodóvar del Río. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
965
11.12. La Embajada marroquí a París.
Embajada marroquí, presidida por Ben Sliman y Delcassé. Las informaciones que se filtraban no
hablaban sólo de la rectificación de las fronteras y de las garantías exigidas por Francia al Majzén
para que no se repitiesen las incursiones de las tribus fronterizas, sino de la solicitud por parte
republicana de concesiones comerciales, análogas a las que los representantes del Sultán estaban
diplomacia francesa, como un intento de poner fin a los problemas de seguridad planteados en el
suroeste de Argelia, cuyos territorios se veían continuamente devastados por bandas llegadas de
Marruecos.1585 En realidad estas bandas eran grupos de resistentes marroquíes que trataban de
oponerse a la ocupación del suelo del Sultanato por las tropas galas. Delcassé buscaba por tanto
legalizar mediante un acuerdo con el Majzén las conquistas efectuadas a lo largo de 1900 y 1901
en Tuat, Tidikelt y Gourara. Después de la toma de Igli, las tribus del Tafilalt se habían declarado
en estado de guerra y durante toda la campaña en los valles de Zousfana-Saoura, bandas llegadas de
Djebel Bechar y de Figuig habían hostigado con sus ataques los puestos fortificados y los convoyes
de los invasores. La delegación del Sultán en Francia se componía, además del Ministro Si Abdel
Krim Ben Sliman, del Delegado del Sultán en Tánger Sid Ben Nasser Ghannam y de Mohammed
Guebbas. En París, los Delegados del Sultán rindieron visita al Presidente de la República en una
tratado de paz de Lalla Marnia de 1845; se trataba de un acuerdo político entre el gobierno jerifiano
1584
Carta particular no. 14 de León y Castillo a Almodóvar del Río (copia mecanografiada). 13 de Julio de
1.901.A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1585
Véase Bergheaud, E.: "¿Morir por Agadir? ", en V.V.A.A.: Los grandes enigmas de la belle époque. Tomo I,
Círculo de Amigos de la Historia, Madrid, 1968, pág. 217.
966
indica Mohammed Omar El- Hajoui,1586 al lado de Delcassé figuraba Révoil, el Plenipotenciario
París'. Éste, a juicio de Charles- André Julien1587 otorgaba una amplia gama de ventajas al gobierno
republicano, pues bajo la fórmula de una organización en común del control de las zonas en litigio
implícitamente al gobierno imperial la ocupación de los oasis del Tuat y de su mejor vía de acceso,
el Uad Zousfana prolongado por el Uad Saoura. Así el gobierno de la República podía hacer pasar
sus vías ferreas por Igli, continuarlas luego por el Tuat, y establecer así la unión con Tombuctú y el
Senegal. El protocolo no solamente precisaba las zonas de influencia gala y marroquí, sino que
además incluía dentro del territorio francés ciertas zonas de pasto: los territorios de pasto de los
Ulad Jerir y de los Daoui- Menia sobre las dos vertientes del Djebel Bechar. A estas tribus se les
daba la libertad de poder elegir la autoridad bajo la que querían permanecer, pero en el caso de
querer seguir perteneciendo a Marruecos debían abandonar sus territorios, y ser instaladas por el
Majzén en otra parte del Sultanato. Amén de ello, Delcassé juzgaría necesario que el Ministro de
Relaciones Exteriores marroquí le presentase un documento asegurando para Francia los mismos
privilegios de orden comercial que había obtenido el gabinete de Londres. De hecho, la firma del
protocolo franco-marroquí en París vino acompañada de una invitación al Sultán Abd al- Aziz a
solicitar de los financieros franceses los empréstitos que le hiciesen falta. De esta forma, Francia
trataba de reforzar sus intereses en Marruecos para eliminar las competencias inglesa, alemana y
“seguridad“ de Argelia.1588
1586
Véase Mohammed Omar el- Hajoui: Histoire diplomatique du Maroc (1900-1912), G.P. Maisonneuve, París,
1937, pág. 6.
1587
Véase Charles André Julien: Le Maroc face aux impérialismes, 1415-1956, Editions J.A., París, 1978, pag. 41.
1588
Véase Ferro, Marc (dir.): La Historia. Tomo II. De 1871 a 1971: Los hechos. Bilbao. Ediciones Mensajero.1976,
pág. 125.
967
11.13. Silvela y el fin del “statu quo”. Debates parlamentarios sobre la política exterior
española.
A finales del mes de Julio llegaba a Mazagán Sid El- Mehdi Al-Menebbhi de regreso de
Alemania, dirigiéndose de forma inmediata a la Corte Imperial, que aún no había abandonado
Marrakesh.1589 Se rumoreaba que la urgencia del viaje se debía a que el joven Ministro de la Guerra
tenía que reprimir con su presencia ciertos desórdenes en Mequinez, en el Sus y hasta en la misma
corte imperial. Las noticias de las insurrecciones contra la autoridad del Sultán se revelaron falsas,
si bien era cierto que en la Corte se estaba gestando un descontento que cuajó en un complot contra
Al-Menebbhi. Entre los conjurados contra el Ministro de la Guerra, Ojeda señaló como participante
al Gran Visir El-Garnit, quien había perseguido durante la ausencia de Al-Menebbhi a varios de sus
en pro de un cambio en la política exterior española iba a incomodar notablemente la actuación del
gobierno Sagasta de evitar el recelo inglés. Silvela denostaba la actitud de aislamiento o repliegue
táctico de España en materia de política internacional. Abogaba por una vuelta del país al escenario
internacional, en el único marco en que la nación podía aspirar a un reconocimiento: las relaciones
mediterráneas. Hablar de éstas era hablar de Marruecos. ¿Cómo resucitar el rango de nación
imperialista para España?. Silvela se decantaba por una aproximación a Francia. Era la natural
consecuencia del portazo que Lord Salisbury había dado a España en el verano de 1900 cuando se
había solicitado el apoyo británico a la ocupación de Tarfaya. Ahora bien, el artículo de Silvela se
de la cuestión marroquí. Se vivía un momento particularmente crítico que había puesto de relieve la
1589
Al- Mennebhi llegó a bordo de un buque alemán de los que hacían la carrera hasta el Brasil. Su recibimiento por
parte de las autoridades indígenas fue especialmente frío, en contraste con la brillante despedida de la que fue objeto al
iniciar su misión. Pedro Cavanilles a Emilio de Ojeda. Despacho no. 81. 26 de Julio de 1.901. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 46 /Ex. 1.
1590
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 86. 23 de Julio de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 163 /Ex. 2.
968
inestabilidad del 'statu quo'. A juicio de Almodóvar y Sagasta, no era el momento de desvelar
clase política española. Sabemos que el gobierno negociaba en secreto con Delcassé, pero pretendía
ante todo dar una imagen de estricta neutralidad de España en el enfrentamiento franco-británico.
El artículo influiría negativamente en el ámbito del Foreign Office y Almodóvar juzgó oportuno
que Mandas contrapesara dicho efecto acudiendo a visitar a Lansdowne, reiterando el carácter
"No es otro sino mantener nuestras relaciones internacionales muy cordiales con
todas las potencias, dentro de la más estricta neutralidad, de la cual ninguna cuestión
pendiente aconseja apartarse, iniciando inteligencias prematuras sobre cuestiones faltas de
madurez".1591
El artículo de Silvela colocó a Ojeda también en una difícil situación. Había incidido
negativamente en los círculos populares e intelectuales que se movían en torno al zoco tangerino.
Pero sobre todo el círculo diplomático acreditado en la ciudad de Tánger juzgaba las opiniones del
previsible jefe del Gobierno cuando se produjera el consabido turno de partidos del régimen
de falsa maniobra para añadir luego que "hay cosas que se hacen, pero nunca se dicen".1592 Uno de
los periódicos locales, El Eco Mauritano cargaba sus tintas contra el artículo de Silvela en La
Lectura, calificándolo de craso error. Silvela aparecía como un inoportuno aventurero que
arruinaba las gestiones de la Legación española en Tánger, o como poco las entorpecía al
A mediados de julio, el senador republicano Rafael María de Labra había sacado a colación
en la Cámara Alta la necesidad de una nueva política internacional. Debía acabarse con la
1591
Carta particular no. 17 manuscrita de Almodóvar del Río al Duqe de Mandas. 22 de Agosto de 1.901. A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1592
Carta particular no. 16 de Ojeda a Almodóvar del Río. 28 de Agosto de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico.
Legajo H-1263.
969
sensación de desorientación en la política exterior.1593 En un tono casi profético, prácticamente
conflicto que iba a suscitarse en el Mediterráneo Occidental en plazo muy breve, provocado por la
apertura de la cuestión marroquí. Las continuas maniobras de las escuadras francesa y británica en
aguas mediterráneas no eran sino su anuncio. Otro presagio del conflicto era la competencia
de Aguilar de Campoo quien reflexionó sobre la conveniencia de que una decisión tan trascendental
y delicada no se tomara tan precipitadamente. A juicio del partido conservador no había llegado
reconsideraciones del tema, siempre que se hicieran en condiciones ventajosas para el país.1594 En
el interín, los conservadores se ofrecían a consensuar con los liberales las decisiones fundamentales
Sagasta proclive al mantenimiento del 'statu quo' marroquí, y tras negar la existencia de razones
para temer una ruptura del mismo, se mostraba contrario a la posibilidad de un conflicto próximo
los propósitos del gabinete de garantizar la integridad territorial nacional (de hecho se solicitaría en
este sentido un compromiso secreto de Francia), reafirmó la idea de neutralidad española y apoyó la
A principios de Septiembre, el Duque de Mandas había dado por concluida su misión. Tras
unas pequeñas dificultades, consiguió contactar con Lord Lansdowne, entrevistarse con él y
1593
(D)iario de (S)esiones del (S)enado. 17 de Julio de 1.901, pág. 414.
1594
D. S. S. 18 de Julio de 1.901, pág. 447.
1595
D.S. S. 18 de Julio de 1.901, pág. 449.
1596
Ibidem.
970
transmitió a Almodóvar fue la de que la publicación del artículo de Silvela no había producido una
efecto, disipando los recelos que pudiera haber causado el texto del dirigente conservador.
alianza o un acuerdo político con Francia. Lo hizo en una intervención parlamentaria en la que
abordó la posición internacional de España: después de manifestar que el 'statu quo' marroquí era
imposible de sostener, señaló que la actitud de neutralidad de los gobiernos españoles también se
iba a mostrar difícilmente sostenible en un futuro próximo y que ante esa realidad sólo cabían tres
alternativas:
Y como tercera alternativa, ejercer una acción por la que manifiestamente se inclinaba,
suscribir un acuerdo con "algún gobierno" sobre la base de la defensa recíproca de las dos naciones
signatarias.
Sagasta se mostró muy parco en su discurso de contestación a Silvela. Se refirió, por un lado,
a la prudencia que exigía el tratamiento de toda cuestión internacional y, por otro lado, puso una
serie de ejemplos históricos con los que intentaba demostrar el negativo resultado que siempre
había obtenido España con sus alianzas internacionales. El miedo a una incursión de la Armada
ejemplos en los que prevalecía la idea de que una alianza hispano-francesa había provocado
1597
A acentuar estos extremos se dirigieron las palabras de Antonio Maura, en la sesión del Congreso de Diputados del
5 de diciembre: "Estamos a fines de 1.901; (...) Estamos en una absoluta indefensión; con barcos de pesca se nos
puede bloquear; se puede interceptar la comunicación con nuestras islas, se puede esterilizar una gran parte del
esfuerzo del ejército terrestre. Nada; no solo no tenemos nada, sino que tenemos una cosa que estorba y que urge
demoler". Véase Maura, A.: Treinta y cinco años de vida pública. Ideas políticas, doctrinas de Gobierno y campañas
parlamentarias, recopiladas por José Ruíz Castello, Madrid, Biblioteca Nueva, 1953, pág. 129.
971
constantemente la guerra contra Inglaterra, en detrimento siempre de los intereses y las posesiones
españolas.
Al menos estas manifestaciones ponen al descubierto que había un claro paralelismo entre el
pensamiento en materia de política exterior del líder de la oposición conservadora y las actuaciones
de los intereses de España en Marruecos y obtener la seguridad y defensa del territorio español,
peninsular e insular por parte de las fuerzas armadas republicanas, en caso de amenaza externa.
El 25 de Agosto llegaba a Tánger a bordo de un crucero francés Sid Abd el-Krim Ben
conducta del Sultán. Abd al- Aziz tenía la pretensión de romper con el pasado, tanto desde el punto
de vista personal como político.1598 Celebró el fin de la forzada tutela que sobre él ejercía el Gran
Visir, organizando una serie de espectaculares fuegos artificiales en Marrakesh. Tales frivolidades
dieron lugar a reportajes sensacionalistas de la prensa europea que se centraron en dar la imagen de
un pueril, inmaduro, aniñado Sultán que derrochaba a manos llenas las reservas económicas del
Estado. Ese símbolo de la civilización europea que tanto había aterrado a Bu Ahmed, la bicicleta,
fue introducida de repente en el palacio imperial. La imagen frívola de Abd al- Aziz se completaba
corresponsal de The Times, Walter Harris, al que introdujeron en las zonas del palacio reservadas al
Emperador. Numerosos productos europeos llegaban a Marrakesh, desde grandes pianos hasta
carruajes pasando por órganos. Muchos de ellos ni siquiera eran usados, permaneciendo
muchos marroquíes, aunque muchos de estos rumores eran infundados, otros exageraban y todos
ellos ocultaban la voluntad reformista de Mawlay Abd al- Aziz. Ciertamente él era joven, pero no
1598
Cfr. Pennell, C.R.: Morocco since 1830. A History. Londres. Hurst & Company. 2000, pág. 122.
972
un aniñado tonto: había recibido una completa educación por parte de sabios y ulemas imbuidos en
ideas reformistas del Islam y deseaba sinceramente reestructurar el país. Por ello puso en marcha un
nuevo Majzén, donde no dominaba la figura destacada de un Gran Visir, sino en el que convivían
diversas personalidades fuertes que contrapesaban su influencia. El Gran Visir era el veterano Visir
dolorosa impresión que causaba en el cuerpo diplomático internacional los rumores de las recientes
veleidades del Sultán, los rumores de su infantil existencia, causa del descontento general que
reinaba en el Imperio.1599
El día 12 de Mayo tendría lugar en Marruecos un incidente grave que estaría a punto de
forzar el envío de una expedición armada española. El súbdito hispano Manuel Montes se
encontraba con su familia en las inmediaciones de Arzila cuando todos ellos fueron sorprendidos
por un grupo de cabileños que secuestraron a su hijo y a su ahijada, después de darle una fuerte
paliza y robarle. El agente consular español, L. Bencheton remitió diferentes correos a distintos
puntos del distrito para averiguar el paradero de los cautivos y conseguir su liberación. Todo ello
resultó fallido.1600
parece un acto de salvajismo cometido por unos bandoleros. Abdallah Laroui se ha referido a la
1599
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 107. 28 de Agosto de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 163 /Ex. 1.
1600
Oficio del Agente Consular de España en Arzila Isaac L. Bencheton dirigido a Emilio de Ojeda. 13 de Mayo de
1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 300 /Ex. 1.
973
proliferación de un pujante bandolerismo en Marruecos a partir de 1900.1601 Sin embargo, las
motivaciones de los agresores son bien distintas y los captores pasan a ser ofendidos si
completamos el estudio de los hechos con otras evidencias. Tal como señaló el francés
Cochelet,1602 ya a principios del siglo XIX en el Sultanato existía un problema de seguridad para
los europeos, y los cristianos se exponían a diario a los riesgos de agresión o robo. No obstante, el
problema no empeoró hasta la segunda mitad de siglo cuando creció el número de los europeos que
venían a instalarse en ciudades como Tánger. Tal como han señalado Mohammed Daoud y
Khallouk Temsamani,1603 estos emigrantes ignoraban encontrarse en un país que no era el suyo y
que vivían entre una gente diferente a ellos por su raza, su lengua, su religión, su ética y sus
costumbres. De modo que impusieron sus propias reglas y se otorgaron derechos y libertades que
los demás -los marroquíes- no tenían. De las manifestaciones de esta mentalidad cabe destacar que
los europeos introdujeron en el país sus propias costumbres abriendo tabernas dentro y fuera de las
ciudades, se pusieron a criar puercos que dejaban vagar por las calles causando así pérdidas en las
particular los españoles, o eran aventureros o eran personas de escasos recursos que sólo subsistían
gracias al robo o del tráfico ilegal. Surge así un nuevo enfoque del conflicto: Montes como un
transgresor de las costumbres musulmanas, alguien que había sido denunciado ante los funcionarios
del Majzén por cometer abusos contra la mentalidad y el modo de vida de la población marroquí.
¿Por qué decimos esto?. Escudriñando en la documentación existente en Alcalá de Henares aparece
formulada una queja fechada el 26 de Diciembre de 1896 por el Consulado de España en Tetuán
frente al Bajá de esta localidad, Mohammed Ibn Hach Hamed Abeir Selami. El hecho denunciado
1601
La frecuencia de agresiones contra ciudadanos europeos residentes en el Sultanato hay que estudiarla en relación
con un creciente sentimiento de hostilidad hacia los mismos, suscitada en un momento en que las actitudes
nacionalistas de la población marroquí se exacerban contra las cada vez mayores imposiciones en Marruecos de las
potencias europeas. El 24 de Julio de 1.901, Emilio de Ojeda informaba al duque de Almodóvar del Río de una
agresión cometida el día 18 contra el Vice-cónsul alemán en Rabat, cometida por varios askaris de la guarnición al
mando del caíd al-Hach Alí. Véase Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 87. 24 de Julio de 1.901. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 296 / Ex. 2.
1602
Véase Khallouk Temsamani: País Yebala: Majzén, España y Ahmed Raisúni, Editorial Universidad de Granada /
Diputación Provincial de Granada, Granada, 1999, pág. 15.
1603
Ibidem.
974
es la matanza de once cerdos, propiedad de Manuel Montes, llevada a cabo en el cuartel de los
askaris de la guarnición. Montes vivía entonces en Tetuán y su piara constituía la base de una
actividad económica, que sin embargo les iba a causar fuertes quebraderos de cabeza. A Montes se
le había advertido en reiteradas ocasiones por parte de las autoridades marroquíes que sus cerdos,
sin pastor, causaban daños, destrozando terrenos sembrados y huertas, haciendo siempre caso
omiso.1604 Por ello el Bajá harto de las reclamaciones de sus gobernados, mandó conducirlos al
cuartel y matarlos.1605
No por ello Montes abandonó sus actividades. Un mes antes de producirse el secuestro de sus
hijos, en la capital diplomática marroquí el Delegado del Sultán, Mohammed Torres presentó una
queja oficial del Majzén contra varios ciudadanos españoles de Arzila. Dicha queja consta en los
archivos diplomáticos españoles y no ha sido esgrimida nunca por los autores que como
Campoamor trataron superficialmente el tema, dando una visión sesgada del mismo. Se trataba de
una protesta del Gobernador de Arzila por la aparición en las cercanías de la ciudad de varios
españoles (entre ellos Montes) con una piara de cerdos que causaban daños en las propiedades de
los marroquíes. Algunos de estos se habían quejado ante el Bajá de los diversos perjuicios que
dichas actuaciones les provocaban. En consecuencia, el Bajá había solicitado cortésmente a Ojeda
que los españoles y sus cerdos se alejasen de Arzila en el espacio de veinte días.1606
Seis días después del secuestro de los hermanos Montes, Bencheton se dirigía a Ojeda
asegurándole que los raptores eran montañeses que pertenecían al aduar de Elakba, de la cabila de
Sahel. Bencheton había contactado con algunos notables y cabileños influyentes de las montañas
1604
Expediente relativo al atropello de una piara y matanza de cerdos pertenecientes a Manuel Montes y a Manuel
Martínez, ordenados por el Bajá de Tetuán., Tetuán, Enero de 1897. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 194 /Ex. 2.
1605
En 1894 se había convenido entre el Naib del Sultán y el cuerpo diplomático un reglamento sobre la cría de cerdos
en Marruecos , en la que se estipulaba la obligación del pago de multas por parte de aquellos dueños de piaras, cuyos
gorrinos deambularan o pastaran sueltos, amén de sufragar el importe de los gastos que los animales ocasionasen.
1606
Nota oficial de Sid Mohammed Torres presentada ante la Legación Española en Tánger trasladando una queja del
Gobernador de Arcila sobre la aparición por aquellas cercanías de varios españoles con una piara de cerdos, e invita a
que se alejen de allí en el espacio de veinte días. 18 de Abril de 1.901. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 315 / Ex. 2. El agente consular Isaac L. Bencheton contestaría a Ojeda indicándole que en realidad los cerdos a los
que se refería el Bajá pertenecían a un súbdito austriaco.
975
metálico.1607 Ojeda instruyó al agente consular para que dispusiera de todas las sumas necesarias de
conocidos los sucesos en Tánger; ambos enviaron diversos correos para activar las gestiones.
Torres afirmaría al diplomático que había dado instrucciones concretas a sus agentes confidenciales
para que verificasen el rescate, sea cual fuere el precio exigido.1608 No se optó por parte española
por ejercer una presión oficial directa sobre el Majzén y no se convirtió el secuestro en un 'casus
belli', en atención a que se estimaba que la disidencia reinaba en el distrito donde ocurrieron los
hechos, y que era muy escasa la autoridad que sobre sus habitantes ejercía el Sultán, factores ambos
localidad decidieron ofrecer una suma de quinientos duros por el rescate. En la villa se rumoreaba
Desde mediados de junio el Ministerio de Estado ordenó a los diversos consulados hispanos
repartidos por el Imperio que se impartieran instrucciones a los españoles y nativos protegidos de
España (mojalatas y semsares) con el fin de que evitaran viajar de noche por las tierras del
Debían ante todo resguardarse en las emsalas o lugares seguros.1610 En el Sultanato eran cada vez
más frecuentes los ataques contra los bienes e intereses de los europeos y de sus protegidos, y los
atentados contra las personas. Buena prueba de ello sería la muerte del súbdito portugués Aaron
1607
Oficio del Agente Consular de España en Arzila Isaac L. Bencheton dirigido a Emilio de Ojeda. 19 de Mayo de
1.901.A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 315/Ex.2.
1608
Posteriormente Torres mandaría varias cartas personales a diferentes notables de Wazzan, Alcazarquivir y otros
puntos de las inmediaciones de Arzila exhortándoles a que redoblasen su autoridad y esfuerzos para conseguir bajo
cualquier precio conocimientos sobre el paradero de los dos españoles y obtener su rescate.
1609
Oficio del Agente Consular de España en Arzila Bencheton dirigido a Emilio de Ojeda. 21 de Mayo de
1.901.A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 315/Ex.2.
1610
Pedro Cavanilles a Emilio de Ojeda. Despacho no. 54. 13 de Junio de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 46 /Ex. 1.; Aurelio Moratilla, cónsul de España en Casablanca a Emilio de Ojeda. Despacho no. 38.
1 de Junio de 1.901.; José Meana, cónsul de España en Rabat a Emilio de Ojeda. Despacho no. 33. 3 de Junio de 1.901.
976
alcazaba de Ulad Jeris, donde había acudido a recibir el importe de varios préstamos. La Chauia, tal
y como han puesto de relieve los estudios de Edmund Burke III, era un territorio que a principios
del siglo XX estaba experimentando una fuerte efervescencia social, fruto directo de la injerencia
económico capitalista era el resultado de una aguda polarización social y del empobrecimiento de
A finales del mes de Mayo Bencheton remitiría un oficio a Ojeda asegurando que los
donde la autoridad del Sultán era escasa en aquel momento. El agente consular en Arzila y el Bajá
de esta localidad habían enviado al lugar a algunos vecinos para realizar averiguaciones y
comprar el rescate.1612
11.15. Intervención de los chorfa de Wazzan en los intentos de liberación de los hermanos
Montes.
Al comenzar el mes de Junio y dado que las gestiones de las autoridades marroquíes no
lograban resultado positivo, Ojeda se dirigió a los chorfa de Wazzan, dispuesto a movilizar en favor
de los españoles secuestrados todas las influencias que pudiera. El prestigio religioso de la casa de
Wazzan era grande entre las cabilas más belicosas, combativas y rebeldes a las injerencias europeas
La Legación española presionó sobre la Delegación del Sultán en Tánger para que sin
1611
Enrique Ruíz a Emilio de Ojeda. Despacho no. 67. 29 de Octubre de 1.901.A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 46/Ex. 1 El 7 de noviembre el Viceconsul de Portugal en Casablanca comunicaba a los agentes
diplomáticos españoles que el instigador del asesinato era un miembro de la cabila de Ulad Zian, mojalata americano
que debía al hebreo una fuerte suma, amenazado días atrás por el agente consular estadounidense con ser encarcelado y
perder la cédula de protección si no pagaba inmediatamente su deuda. El asesino era un hermano del deudor, mojalata
francés a su vez. A su vez también estaban complicados en el crimen dos mojalatas británicos. Enrique Ruíz a Emilio
de Ojeda. Despacho no. 71. 7 de Noviembre de 1.901.A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 46/Ex.1.
1612
Oficio del Agente consular de España en Arzila Bencheton dirigido a Emilio de Ojeda. 26 de Mayo de 1.901.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 315/Ex.2.
977
pérdida de tiempo se tomasen las disposiciones urgentes a fin de que el rescate fuera verificado sin
más dilación. Apremiado, Mohammed Torres, contestó prometiendo que en breve saldría un fuerte
contingente de caballería hacia el lugar donde se encontraban los cautivos, prometiendo que en
cuatro o cinco días éstos serían rescatados. La tropa partiría con una fuerte suma de dinero y las
Ojeda descartaba cualquier acción armada de las tropas españolas pues sólo serviría para
hacer peligrar la vida de los hermanastros Montes. Tenía sin embargo que hacer frente todos los
días a la falta de noticias, a la impotencia del gobierno jerifiano para dar con los secuestrados y las
disculpas de las autoridades locales que pretendían eximirse de toda responsabilidad.1613 Había
puesto en juego la acción confidencial de una serie de agentes locales que habían fracasado. Por
diplomático mantenía lazos de amistad con uno de los jóvenes chorfa de Wazzan, Muley Ahmed.
El hermano de éste, el jerife Muley Alí gozaba de un fuerte prestiguio religioso pues era guía
intervención en favor de la liberación de los Montes había sido conseguida por Ojeda a través de la
acción directa del Encargado de Negocios de la Legación de Francia (pues era protegido galo).
Junio entregándole una carta del jerife de Wazzan en la que éste manifestaba su vivo deseo de
servir a España, añadiendo que los cautivos habían sido trasladados de Beni-Aros con el fin de
la casa de Wazzan. Sin embargo el rescate ofrecía dificultades y exigiría mucho tiempo por ser muy
exageradas las pretensiones de los captores, y por el hecho de que éstos solicitaban del Sultán una
1613
Sin embargo en carta particular a Almodóvar redactada el 20 de Junio reconoce textualmente que las autoridades
marroquíes han hecho y hacen todo lo que pueden. Carta particular no. 11 de Ojeda a Almodóvar del Río. 20 de Junio
de 1.901 (Copia mecanografiada). A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
978
El Majzén prometió a su vez satisfacer las sumas necesarias para rescatar a los cautivos.1614
El temor a que si se enviaba una expedición armada a Beni-Mesara ello causaría la muerte de los
muchachos coaccionaba la tarea del Delegado del Sultán en Tánger. Mohammed Torres recurrió,
poderes y provisto de una fuerte suma de dinero para rescatar a los jóvenes. Esta actuación entró
competencia con la de los chorfa de Wazzan. Los enviados de éstos tras celebrar varias entrevistas
pretendía monopolizar las negociaciones del rescate para luego sacar un beneficio tanto de la
hipotética liberación de los mismos como del prestigio que de ello redundase.
Transcurrió un mes más sin saber noticias de los Montes. El jerife de Wazzan proseguía en su
tarea de constantes gestiones cerca de los Beni-Messara. Solicitaba prudencia en la actuación del
Majzén evitando cualquier acción conminatoria sobre los captores que provocase el sacrificio de los
españoles como represalia. Dado que no se advertía señal esperanzadora alguna las Legaciones
española y francesa decidieron estimular aún más el celo del jerife, requiriendo los servicios de un
hombre de confianza de la familia, administrador y tutor de los hijos habidos del matrimonio del ya
fallecido jerife Sidi al-Hach Abdesselam (el primero de los chorfa de Wazzan que se decidió a
ponerse bajo la protección de Francia) con la institutriz británica Emily Keene, Muley Alí y Muley
Ahmed.1615 Este personaje fue enviado a Wazzan con nuevas cartas para los chorfa. La apelación al
gran jerife de Wazzan era el último recurso en manos de Ojeda, que se había decidido a utilizarlo al
agotar toda su confianza tanto en las gestiones oficiales del Majzén como en las oficiosas. Ojeda
Las colonias extranjeras residentes en Tánger seguían con interés las noticias del cautiverio,
propagándose sin cesar rumores sensacionalistas sobre la suerte de los españoles. Mohammed
Torres intentó tranquilizar a la Legación española, asegurando que había recibido órdenes explícitas
1614
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 76. 19 de Junio de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 315 /Ex. 2.
1615
El mayor de los hijos del jerife y la británica Emily Keene, después de terminar sus estudios en el Liceo de Argel,
consiguió graduarse como oficial de Caballería en el Ejército galo.
979
del Sultán, facultándole no solamente para ofrecer el perdón a los que mantuvieran en su poder a
los cautivos, sino para entregarles una fuerte suma y un documento oficial en el que se hiciera
constar el agradecimiento imperial y una recomendación a los funcionarios del Majzén para que no
fuesen objeto de venganza. Torres señaló que provistos sus agentes de tan importantes documentos
habían marchado al territorio de las cabilas en las que se sospechaba pudieran hallarse los hermanos
Montes.1616
Liberal inició una campaña tratando de soliviantar a la opinión pública en contra de la actuación de
la diplomacia española y del gabinete Sagasta, invocando el manido argumento del patriotismo.
Uno de sus promotores era su corresponsal en Tánger, el judío Pinhas Assayag, que llegó a colocar
al gobierno Sagasta en una situación embarazosa, utilizando un lenguaje belicoso y provocativo que
promovía una intervención armada española en el Sultanato conducente a obtener el rescate de los
Montes. Ojeda escribiría a Almodóvar del Río señalando que había que hacer frente a los
alarmismos que suscitaba esta campaña, con más motivo cuanto que era absolutamente inoportuno
e ineficaz iniciar una campaña de presiones sobre el Gobierno del Sultán, similares a las puestas en
práctica por el gobierno francés tras la muerte de Pouzet. El empleo de medios violentos de
coacción pondría en grave riesgo la vida de los rehenes y daría origen a serias complicaciones de
carácter internacional. Ojeda establecía un paralelismo entre la crisis motivada por el cautiverio de
los Montes y la situación planteada en el Rif cuando los Bocoyas habían mantenido secuestrados
años antes a diversos ciudadanos europeos1617 al asaltar diversos buques, incidente que había
propiciado la presencia de varias unidades navales de hasta tres países europeos en las costas del
septentrión marroquí. Nada se había logrado entonces y la diplomacia de las cañoneras no había
conseguido doblegar la voluntad de los captores pertenecientes a una cabila costera. Menos sentido
tenía ahora una intervención militar española, cuando los secuestradores pertenecían a una tribu de
1616
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 97. 12 de Agosto de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 300 /Ex. 1.
1617
Un francés, dos italianos, dos portugueses y un griego protegido de Francia.
980
las montañas del interior. El exacerbado sentimiento nacionalista marroquí, exaltado más aún por la
extrema tensión generada por la presencia de fuerzas armadas extranjeras, incluso por los rumores
de una intervención en el Sultanato daría pie a una multiplicación de los incidentes que podían
una guerra santa que se volvería contra la causa hispana. Para España una actuación militar en
Marruecos devendría en una guerra abierta, al estar enclavadas en territorio marroquí varias plazas
fuertes, a las que se reconocía acechadas por tribus hostiles que se lanzarían contra ellas a los
primeros signos de un combate. España no podía actuar, por ello, como un país colonialista más,
circunscribiendo el conflicto a las zonas donde le conviniese. Tampoco las grandes potencias iban
permitir una intervención que resultaría sumamente atentatoria contra la estabilidad política del
Imperio.1618
Por lo tanto, el rasgo central que nos permite comprender mejor el comportamiento y las
ideas de Ojeda no es otro que su conciencia de la debilidad de los recursos militares nacionales.
Esto explicaría la índole de los consejos transmitidos a Almodóvar del Río, absolutamente opuestos
a un conflicto con el Sultanato. Por ello, la respuesta española al incidente fue bastante moderada
determinación de dar una respuesta más contundente, la decisión era ya tardía. Aunque el gobierno
evidente que en el planteamiento de cualquier opción armada para lograr la liberación de los
cultivos, sopesaba en cierta medida, amén de la falta de preparación militar del país, el rechazo
popular a una nueva guerra en el margen de tres años de terminada la última contra
noticias y rumores, anunciando que la muchacha había sido asesinada y que el chico había sido
convertido al Islam.
1618
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 91. 29 de Julio de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 300 /Ex. 1.
981
Las negociaciones en el asunto de los cautivos mostraban una faceta más del cambio
Marruecos. Delcassé y León y Castillo habían iniciado ya las gestiones en aras a concertar el
reparto del Sultanato y eso se traducía en Tánger en una franca colaboración de las respectivas
Legaciones.
desde comienzos del incidente. No se iba a incurrir en riesgos exagerados. Para contrarrestar la
campaña de El Liberal no se recurrió a los rotativos afines ideológicamente al gobierno, sino que
consiguiendo que recogiera las inspiraciones directas del Ministerio de Estado, descartando en esta
ocasión la utilización de los órganos de prensa afines al Ministerio como era El Correo.1619 En una
de sus cartas a Ojeda, Almodóvar confesaba que la opinión pública española estaba sumamente
excitada con las noticias exageradas y contradictorias que sobre el incidente propagaban los
explotar el incidente para formular acusaciones contra el gobierno, aunque gracias al control que en
el régimen restauracionista ejercía el poder ejecutivo sobre el legislativo, tal iniciativa había sido
detenida.1620 Ojeda, desde Tánger, también comentó en varias ocasiones a Almodóvar la necesidad
de poner fin a los exabruptos y al tono belicoso de ciertos sectores de la prensa nacional. Máxime
cuando el diplomático no se recataba en afirmar que no había motivos para dudar de la buena
1619
Carta particular manuscrita no. 9 de Almodóvar a Ojeda. 9 de Agosto de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico.
Legajo H-1263.
1620
Carta particular manuscrita no. 8 de Almodóvar a Ojeda.30 de julio de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo
H-1263.
1621
Carta particular no. 15 de Emilio de Ojeda dirigida a Almodóvar del Río. 31de Julio de 1.901. A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
982
11.16. El gabinete Sagasta endurece su postura en el asunto de los cautivos. Exigencias al
Majzén.
conveniencia de exigir del Majzén que se involucrara más en el rescate. Argumentando las
penalidades sufridas por los cautivos, la angustia atravesada por su familia y la inquietud causada
gobierno marroquí una indemnización cifrada en cien pesetas por cada uno de los días de secuestro
ya transcurridos y una suma elevada por cada uno de los que transcurrieran hasta la liberación.1622
Ojeda, en el interín, estaba explorando cual podía ser la reacción del cuerpo diplomático
acreditado en Tánger ante un endurecimiento de la postura española frente al Majzén. Quería evitar
las suspicacias hacia España y buscar el apoyo del conjunto de las potencias europeas, presentando
el secuestro como un hecho de naturaleza gravísima que constituía una seria amenaza contra la
seguridad de todos los habitantes cristianos del Imperio. La resolución favorable del cautiverio
debía conseguirse en función del interés general de Europa. En el caso de resistirse el gobierno
pidió a Almodóvar moderación y una rebaja leve de las sumas exigidas al gobierno marroquí.1623 El
Ministerio de Estado aceptó esas indicaciones y telegrafió a Tánger el 14 de Agosto con nuevas
instrucciones: Ojeda debía fijar el plazo de un mes al gobierno marroquí para conseguir el rescate,
durante el cual se le exigirían al Majzén cinco mil pesetas diarias, y el gobierno español se
reservaba la libertad de adoptar otras acciones si transcurrido ese plazo (que quedaría fijado hasta el
1622
R.O. no. 86 del Ministerio de Estado de 8 de Agosto de 1.901 dirigida a Emilio de Ojeda.A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 300 / Ex. 1.
1623
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 98. 13 de Agosto de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos).Caja 300 / 1. También: Telegrama de Ojeda a Almodóvar del Río. 13 de Agosto de 1.901. A.G.A. África.
Sección política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
983
12 de Septiembre) no estuviesen en libertad los cautivos.1624 Ese mismo día, el Ministro
Plenipotenciario español presentaba una Nota oficial al Delegado del Sultán en la que el gobierno
español hacía responsable al marroquí de la suerte de los Montes, apelaba al Majzén para que
ejercitase inmediatamente todos los medios de actuación conducentes al rescate de los cautivos y
gobierno imperial había procedido a dictar a los Gobernadores de las provincias limítrofes al
Bajalato de Arzila órdenes perentorias encaminadas a obtener con urgencia el rescate de los
cautivos. Ojeda informaba a Almodóvar el 19 de Agosto que varios de estos caídes o sus Jalifas
estaban recorriendo sus respectivos distritos, proclamando en ellos el perdón y las recompensas
prometidas por el Sultán a los que entregasen a los cautivos.1626 Por otra parte los rumores en
sentido esperanzador se sucedían sin solución de continuidad con los que anunciaban desenlaces
trágicos. A finales de agosto Ojeda remitió a un agente confidencial, al-Hach Abdelkader Lajbar1627
a Beni- Messara para que llevara a cabo personalmente el rescate. Se trataba de un individuo de
dudosa catadura moral, un aventurero ávido del logro de un beneficio crematístico por su
intervención en la liberación.1628
A pesar de los términos apremiantes exigidos por España, las gestiones emprendidas por el
diplomático español que las autoridades imperiales en Tánger y en los distritos próximos al lugar
del secuestro habían agotado ya todos los recursos de que disponían.1629 Ojeda consideraba
1624
Telegrama del Subsecretario de Estado, Pérez Caballero a Ojeda. 14 de Agosto de 1.901. A.G.A. África. Sección
política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
1625
Nota oficial de la Legación española presentada a Sid Mohammed Torres, Delegado del Sultán en Tánger. 14 de
Agosto de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 300 /Ex. 1 .
1626
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 101. 19 de Agosto de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 300 /Ex. 1.
1627
Telegrama de Ojeda dirigido al Duque de Almodóvar del Río. 22 de Agosto de 1.901. A.G.A. África. Sección
política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
1628
Carta particular no. 17 de Ojeda a Almodóvar del Río. 4 de septiembre de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico.
Legajo H-1263.
1629
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 106. 28 de Agosto de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
984
inaplazable la exigencia al gobierno jerifiano de un castigo ejemplar sobre las cabilas culpables del
Al estudiar el tema del secuestro de los hermanos Montes, Sagasta y su Ministro de Estado
expedición punitiva, y esto ocurría en un momento en que una lucha sorda -en forma de maniobras
navales continuas- se estaba llevando a cabo en las costas del Imperio jerifiano, interviniendo en
ella unidades militares británicas y francesas. España no entraba en esa lucha de prestigios
con Francia. Las vicisitudes del año anterior habían demostrado la inutilidad de una política
marroquista autónoma por parte de España, al no poder arrancar el gabinete Silvela del Majzén la
las islas Canarias. Ahora ante la confrontación entre británicos y franceses, España paulatinamente
iría cediendo ante una Francia que estaba imponiendo irremediablemente su hegemonía en el
Sultanato, ya sea utilizando la fuerza militar (Tuat), la presión de la 'diplomacia de las cañoneras'
Majzén envió a París. Aún así, Sagasta en primera instancia volvió a repetir la formula silvelista de
Por ello ordenó a Almodóvar que sondeara ante los Embajadores acreditados en Madrid la
posibilidad de una gestión diplomática colectiva de las potencias europeas en apoyo de España. El
985
del gobierno británico.1634
coactivo con el Gobierno marroquí para solucionar el conflicto. Habían transcurrido tres meses y
medio desde el inicio del secuestro sin noticias, sin resultados. Se entendía que era el momento de
cerrar el período de las gestiones confidenciales y comenzar una acción más oficial, aunque
conduciéndola con prudencia. Así es que previendo las eventuales dificultades que podrían
derivarse del ejercicio en solitario de una presión vigorosa sobre el Sultán, Almodóvar se entrevistó
primero con Radowitz, el Embajador alemán y luego con el británico, Sir Mortimer Durand. Días
después, el Ministro de Estado conferenciaba con el resto de Embajadores de las grandes potencias.
Sabemos por las cartas particulares de Almodóvar a Mandas que la aceptación por éstas de los
planes españoles fue recibida con alborozo por el gabinete liberal. Sagasta y Almodóvar la
entendieron como un cheque en blanco que los respaldaba plenamente en una delicada coyuntura.
Los propósitos del gabinete empezaban a ser bastante discrepantes con las inclinaciones moderadas
de Estado preparaba una circular destinada a todos los Embajadores y jefes de Misión españoles
acreditados en Europa una vez transcurrido el día 12, fecha en la que terminaba el plazo dado al
Majzén para que consiguiera la libertad de los hermanos Montes. En dicho documento se iban a
notificar los cauces a seguir por España en el futuro. ¿Qué métodos iba a utilizar el gabinete
Ministerio de Asuntos Exteriores: el día 7 de Septiembre Almodóvar remitía una carta a Ojeda en la
que le notificaba que los servicios del Ministerio de Estado preparaban un proyecto de circular a los
gabinetes europeos, para a continuación referirse a la posibilidad (a corto o medio plazo) de una
Caja 85 /Ex. 2.
1632
Telegrama de Pío de Saboya, Embajador de España en San Petersburgo a Almodóvar del Río. 9 de Septiembre de
1.901. A.G.A. África. Sección política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
1633
Telegrama de Gutiérrez de Agüera, Embajador de España en Viena a Almodóvar del Río. 6 de Septiembre de
1.901. A.G.A. África. Sección política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
1634
Telegrama de Almodóvar del Río a Ojeda. 2 de Septiembre de 1.901. A.G.A. África. Sección política (Marruecos).
Caja 85 / Ex. 2.
986
intervención armada de España en el Imperio.1635 Durante los meses que habían transcurrido desde
su llegada al poder, Sagasta y Almodóvar habían apostado claramente por la vía de una
aproximación diplomática hacia la República francesa; este movimiento había tenido sus
negociar los dos países el reparto de Marruecos. Sin embargo ahora Sagasta se decidía a realizar un
despliegue de recursos militares en el Sultanato y a iniciar una actuación armada, que rompía con
esa trayectoria. Así como el Gobierno Silvela había buscado ejercer durante un breve lapso de
tiempo una actuación autónoma en materia de política marroquí, en el verano de 1901 Sagasta
intentaba repetir esta fórmula1636 que sin embargo no cuajará (el Ministro Plenipotenciario francés
inicio de una fuerte discrepancia entre Almodóvar y Ojeda. Para este último, ninguna nación
europea debía abrir con una expedición armada la caja de Pandora de la cuestión marroquí.1638
A finales de agosto Ojeda recibía en Tánger las visitas de los diplomáticos alemanes,
italianos e ingleses que le informaban de que sus gobiernos les habían facultado para respaldar las
gestiones entabladas por la diplomacia española.1639 Los propósitos de Ojeda no contemplaban una
intervención militar en Marruecos. Así pues señaló a los tres diplomáticos que no trataba de obtener
un respaldo material a una acción armada. Sólo deseaba justificar sus gestiones a los ojos de
1635
Carta particular no. 18 de Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. 11 de Septiembre de 1.901. A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
1636
“Nosotros mismos- declararía el Jefe del gobierno español Sagasta al Heraldo de Madrid- podríamos incluso
ocupar una plaza fuerte (marroquí) hasta la obtención de una satisfacción completa, sin motivar – por ello- las
suspicacias o los recelos de las potencias”. (Cfr. Declaraciones realizadas por el Jefe del Gobierno Español, Práxedes
Mateo Sagasta al Heraldo de Madrid sobre el secuestro y cautiverio de los hermanos Montes tal como aparecieron
reflejadas en el Bulletin du Comité de l´Afrique Francaise, no. 10, octubre de 1901, pág. 349).
1637
Carta particular no. 17 de Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. 4 de Septiembre de 1.901. A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
1638
No era el momento de respaldar - a juicio de Ojeda- con las armas las aspiraciones españolas en el Imperio, pues
ello conllevaba el riesgo de provocar un conflicto internacional. Las precauciones del Ministro Plenipotenciario le
llevaban a aconsejar, en el caso de un desembarco de fuerzas españolas, que éstas se circunscribieran a actuar de
manera simbólica o testimonial, limitando sus operaciones de tal forma que no se disparara un solo tiro, ni se corriese el
riesgo de provocar una guerra santa en respuesta ,ni de suscitar las inquietudes españolas. Carta particular no. 18 de
Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. 11 de Septiembre de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1639
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 111. 2 de Septiembre de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 300/ Ex. 1.
987
Europa y resaltar el carácter de misión humanitaria y civilizadora de dichas actuaciones. El
diplomático español pretendía exigir al gobierno del Sultán el pago de una indemnización y el
envío de un cuerpo de ejército al distrito en que se encontraban los jóvenes para liberarlos. Ojeda
dejó claro a sus colegas que todas las medidas exigidas al Majzén encaminadas a conseguir la
liberación de los hermanos Montes eran cuestiones que no pensaba imponer unilateralmente, sino
Marruecos era un territorio donde entraban en colisión intereses ajenos que dirimían
conflictos que no estaban, en parte relacionados con las tierras del Imperio y sus gentes. Años atrás,
los británicos habían logrado consolidar su hegemonía en Egipto frente a la oposición francesa y
rusa, dependiendo para ello en gran parte del sostén de Alemania, tal como se encargaría de resaltar
Sir Edward Grey en sus Memorias, tituladas Twenty-five years, publicadas en 1925.1640 El incidente
de Fashoda había reavivado la rivalidad imperialista entre Gran Bretaña y Francia por el control del
valle del Nilo. Ahora las rivalidades geopolíticas y estratégicas entre las dos potencias se
que protagonizaron sus flotas en las costas de Marruecos o en sus proximidades durante la
primavera de 1901. Antes de poner fin en 1904 a esa rivalidad con la formación de la Entente
Con este telón de fondo, Ojeda propulsaba el papel de España como mandataria o
barbarie musulmana, alentada (...) por las rivalidades de las naciones".1641 Es decir, el papel de
España era la de una nación que frente a la política de hechos consumados que practicaban las
1640
Vizconde Grey of Fallodon: Twenty-five years (1892-1916). Nueva York, F.A. Stokes, 1925.
1641
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 111. 2 de Septiembre de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 300/ Ex. 1.
988
potencias con una dinámica más acusadamente expansionista (no olvidemos que el Plenipotenciario
francés no estaba en la reunión, por lo que Ojeda en su discurso implícitamente se permitió el lujo
de criticarlo), no recurría a la diplomacia de las cañoneras en sus conflictos con el Sultán sino que
optaba por la mesura, por la práctica del diálogo y del consenso entre los europeos para solucionar
los problemas marroquíes. El objetivo último de Ojeda es que España finalmente se convirtiese,
siguiendo esta fórmula, en el representante general de los intereses del continente blanco en el
Imperio, en el “tutor“ informal del mismo. Frente a lo que el diplomático llamaba una política
aventurera, representada por las opciones militares que practicaban otros, se trataba de apelar por
parte española a la legitimidad del mantenimiento eficaz y duradero del 'statu quo', como medio de
En el caso hipotético de tener que abordar España una cuestión de tanta trascendencia como
la apelación a la fuerza para vengar su dignidad herida si el Majzén no cumpliera las exigencias que
se le hacían, Ojeda se decantaba en sus cartas particulares al Ministro de Estado por esperar a que
movimiento limitado, dada la escasa capacidad militar de España. Esta apelación a la fuerza debía
realizarse sólo después de haber sido precedida de una serie de precauciones para minimizar su
impacto en las cancillerías europeas. España no podía, por otro lado, dar la impresión de estar
proyectando una política de expansión colonial en Marruecos ni la de estar manipulada por los
El plazo de un mes dado al gobierno marroquí para conseguir la liberación de los Montes
expiraba. El Gabinete Sagasta no podía prolongar su transigencia, dado que ello asestaría el último
golpe al prestigio español en Marruecos, socavado tras la derrota frente a las tropas
norteamericanas y el bloqueo de los presidios en el Rif. Se imponía una acción decidida no tanto
para salvar la vida de los jóvenes, sino de cara a mejorar la imagen de incapacidad e ineptitud de
toda una nación. Las belicistas campañas de prensa de El Liberal estaban enturbiando la calma de
1642
Carta particular no. 16 de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. (Copia mecanografiada). 28 de Agosto
de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
989
la opinión pública española, que como quedó dicho no era especialmente proclive a nuevas
aventuras coloniales. Era la hora de tomar decisiones para salvar el honor y el prestigio del
gobierno. No sólo de cara a la opinión pública española sino también ante las naciones europeas.1643
Ojeda se decantaba por exigir al Majzén un castigo contundente contra las cabilas culpables del
secuestro, dentro de un plazo fijado por España de acuerdo con los gobiernos europeos. Tras la
negligencia en el ejercicio de sus funciones y al segundo por haber sido efectuado el secuestro por
gentes de Beni- Aros, que dependían de su Bajalato y por haber sido en dicha cabila escondidos y
vendidos a los pocos días los cautivos. Tales medidas debían ser pregonadas en las mezquitas del
Imperio por medio de un edicto jerifiano.1645 El Ministro Plenipotenciario español preveía una
oposición formidable del Majzén al cumplimiento de las exigencias españolas, lo cual hacia todavía
más preciso un acuerdo general con las naciones europeas. De hecho las opciones políticas
españolas eran muy limitadas: no se podía ejercitar presión sobre el gobierno marroquí sin haberla
consensuado previamente con las principales potencias de Europa. Ojeda confiaba seriamente en
Antes de que expirara el plazo otorgado por España al Majzén y con fecha 30 de Agosto, Al-
1643
Ojeda escribía en este sentido a Almodóvar del Río el 3 de Septiembre en un despacho oficial: "La conciencia
nacional se impone en estos momentos á los temperamentos puramente sentimentales, que sabría aprovechar el
Gobierno Sheriffiano, para seguir aplazando la debida satisfacción, y si, expirados estos cuatro meses, se antepusiera a
la justa vindicta de los sagrados intereses de la nación, el temor de que fueran sacrificados nuestros nacionales, se
prolongaría indefinidamente una situación que, sin garantizarnos ni remotamente tan siquiera la conservación de la
existencia de aquellos, asestaría el último golpe a nuestro prestigio en Marruecos". Ojeda a Almodóvar del Río.
Despacho no. 112. 3 de Septiembre de 1.901. A.G.A. África. Sección política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
1644
Ojeda señala que el Ministro Plenipotenciario Británico, Sir Arthur Nicolson le había insistido especialmente en
las dificultades que iba a encontrar el Sultán para ejercer un castigo rápido y efectivo sobre las tribus de Beni-Arós o
Beni-Messara, por lo que con el asentimiento de sus colegas del cuerpo diplomático prefirió solicitar la destitución de
los bajaes de Arzila y de Tánger.
1645
Ojeda a Almodóvar del Río.Despacho no. 112. 3 de Septiembre de 1.901.A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 85/Ex. 2.
1646
Carta de El Mehdi Ben Larbi Al- Mennebhi, Ministro de la Guerra dirigida a Emilio de Ojeda. 30 de Agosto de
1.901. A. G.A. África. Sección política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
990
cautivos. En la misiva el favorito del Sultán resaltaba que los gobernadores de Arzila y Tánger se
afanaban en las gestiones necesarias para obtener la liberación de los Montes. Sin embargo Al-
Mennebhi se reconocía impotente para imponer el orden y la sumisión al Majzén entre las cabilas
montañesas autoras del secuestro, y argumentaba que el no haber enviado un cuerpo expedicionario
para conseguir el rescate obedecía al temor de que el resultado de esa medida fuese provocar la
A juicio de Almodóvar la misiva de Al-Mennebhi no era sino una estratagema para ganar
tiempo y sondear cual era el grado de resolución de España.1647 El Gobierno de Sagasta se había
decantado porque Ojeda de acuerdo con sus colegas de Tánger fijara un plazo para que el Sultán
castigara con medios militares a las cabilas rebeldes. En consecuencia, el 6 de septiembre Ojeda
envió una carta de contestación al Ministro de la Guerra en la que, por primera vez, se empleaban
por parte española en la negociación términos muy duros. Se acusaba al Majzén de la escasa
solicitud que había prestado al tema de los cautivos y de indolencia e incompetencia a los Bajaes de
directa de la indolencia de las autoridades marroquíes era la deplorable anarquía que reinaba en la
parte nor-occidental del Imperio, donde había desaparecido el orden y donde hordas de salvajes y
despreocuparse por la tranquilidad pública; de ser insincero e inhumano y por último de ser
incapaz para hacer respetar las propias leyes marroquíes. Las acusaciones llegaban al extremo de
plantear abiertamente el profundo malestar del gobierno español por el hecho de que las diversas
1647
Telegrama del Duque de Almodóvar a Emilio de Ojeda. 7 de Septiembre de 1.901. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 85/Ex.2.
1648
Ojeda señalaba al respecto: "Los súbditos españoles son incesantemente víctimas de injusticias y atropellos por
parte de vuestras autoridades que ni tan siquiera contestan a las cartas que se les dirigen". Carta de Emilio de Ojeda al
Ministro de la Guerra marroquí, El Mehdi Ben Larbi Al- Mennebhi. 6 de Septiembre de 1.901. A.G.A. África. Sección
Política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
991
cuestiones discutidas por Ojeda con el Gobierno marroquí en el transcurso de su viaje a Marrakesh
satisfactoria. En ninguna de ellas España había conseguido alcanzar sus objetivos. Así se
recalcaban entre otras cosas: la oposición de los anserinos que había determinado que Ceuta
estuviera aguardando todavía la canalización de las aguas procedentes del Benzú, y el hecho de que
todavía no había dado respuesta concreta al gabinete de Sagasta, como no lo había hecho al de
España no estaba dispuesta, por lo tanto a dar más margen de confianza al Sultán. No se iban
oficiales del gabinete para el día siguiente, fin del plazo fijado por España. El gobierno Sagasta
1. Exigir en un plazo prudencial el castigo de las cabilas responsables del secuestro por las
tropas imperiales.
2. La destitución inmediata de los Bajaes de Tánger y Arzila, con las solemnidades indicadas
A pesar de las indicaciones de ciertos sectores de la prensa española que señalaban que
buques de guerra enviados al Sultanato respaldarían tales reclamaciones, Sagasta había estimado
oportuno descartar momentáneamente esta medida.1649 En Tánger, sin embargo, Ojeda vivía presa
de enormes preocupaciones. Las instrucciones que las potencias habían remitido a sus diplomáticos
acreditados en la ciudad marroquí en apoyo de España eran muy limitadas. Los gabinetes europeos
se habían ceñido a dar a España su apoyo formal. Equivalía a un apoyo vago, genérico, sin entrar en
1649
Telegrama del Duque de Almodóvar del Río a Ojeda. 11 de Septiembre de 1.901. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
992
concreciones, a las gestiones de Ojeda para rescatar a los cautivos. Los diplomáticos acreditados en
Tánger se veían imposibilitados de llegar a un acuerdo con el español sobre los medios de lograr el
castigo de los captores y la satisfacción a España, por no mencionar estos puntos sus instrucciones.
Así no se decía nada de respaldar las condiciones impuestas por España al Sultán a partir del 12 de
Septiembre ni de aconsejar a Ojeda o concertar con él, aunque fuese hipotéticamente el castigo de
los cabileños secuestradores, la exigencia al Sultán del envío de fuerzas militares contra aquellos, ni
tampoco se mencionaba el plazo prudencial para efectuar esto último.1650 Hay que tener en cuenta
que Ojeda llevaba un mes intentando el respaldo de Europa, y que ésta dejase un cierto margen de
acción en Marruecos a España. Ojeda buscaba dar la impresión de que las diferentes fases por las
acuerdo entre sus colegas y él. Esperaba que el asentimiento de sus compañeros a las posiciones de
mayor dureza que gradualmente iría tomando España respecto al Gobierno marroquí llevaría
gabinete Sagasta. Esta posibilidad se había truncado ahora, por lo que el diplomático optó por
aconsejar al Ministro de Estado que el gobierno se limitase a dirigir una nota al Majzén
exigiéndole en tonos enérgicos la aplicación de medidas más vigorosas para obtener la liberación
un castigo de los captores. Entendía que con argumentos moderados era muy factible conseguir el
apoyo de sus colegas destacados en Tánger. Al mismo tiempo recomendaba que la nota del
corte, siendo transportado hasta Mazagán por un buque de guerra, amén de sugerir que las unidades
de la flota de guerra española se concentrasen en Cádiz. La proximidad de este puerto a Tánger sin
crear amenazas directas sobre Marruecos o sobre la pervivencia del 'statu quo' bastaría para calmar
a una soliviantada opinión pública española y para influir en la decisión del Majzén, impulsándole a
993
Almodóvar ordenaría horas después a Ojeda que convocase una reunión del cuerpo
diplomático en Tánger con el fin de hacer pública la posición española. En aras a obtener el apoyo
unánime de sus homólogos, se le ordenaba a Ojeda rebajar el tono de las pretensiones españolas.1651
Así se le indicaba que suprimiera en la nota que se debía entregar al Majzén la referencia al castigo
de los captores y la exigencia de reparaciones pecuniarias.1652 Así pues Ojeda debía instar al Sultán
simplemente al empleo de medios coercitivos para lograr la liberación de los Montes. Ojeda
propuso otra actuación aceptada por Almodóvar1653 consistente en que al entregar en Marrakesh el
Primer Intérprete Saavedra la nota española, quedaría facultado para fijar con el gobierno marroquí
el plazo dentro del cual el Sultán debía constituir un cuerpo de ejército para liberar a los cautivos.
Ojeda maniobró con destreza. Reunió al cuerpo diplomático y expuso a sus colegas los
puntos básicos que luego iba a plasmar en el texto que remitiría al Majzén. Una vez obtenido el
apoyo unánime de sus compañeros procedió a redactar la nota en francés. En el texto, Ojeda
recapitulaba las razones del gobierno español para haber dirigido una nota en agosto al Sultán, para
a continuación deplorar que la benevolencia con que España había confiado en el Majzén había
quedado frustrada. El Gobierno marroquí había reaccionado con indiferencia ante la suerte de los
cautivos, lo que generaba la indignación del español. En vista de ello Ojeda exigía al gobierno
jerifiano que respondiera al salvaje atentado con un acto de soberanía, enviando al distrito donde
permanecían retenidos los cautivos un contingente armado de la suficiente entidad como para
liberarlos de inmediato y hacer saber a las cabilas el compromiso del Sultán de respetar los tratados
internacionales firmados con las potencias. Siguiendo las instrucciones de Madrid se postergaba la
fijación del plazo para el envío de las tropas a un acuerdo entre Saavedra y Ben Sliman, el Ministro
de Negocios Extranjeros marroquí. La nota concluía resaltando que la única aspiración española era
1651
Telegrama de Almodóvar a Ojeda. 11 de Septiembre de 1.901. A.G.A. África. Sección política (Marruecos). Caja
85 /Ex. 2.
1652
Telegrama de Almodóvar a Ojeda. 12 de Septiembre de 1.901.A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja
85/Ex. 2.
1653
Ibidem. Telegrama de Almodóvar del Río al Sub-Secretario de Estado, Pérez Caballero. 14 de Septiembre de 1.901.
994
exigencia de responsabilidades y perjuicios, aparcado momentáneamente aunque no excluido del
Por su parte el gabinete Sagasta puso en marcha otra vez la política de 'diplomacia de las
cañoneras', olvidada por los gobiernos restauracionistas durante los últimos años del siglo XIX. El
Por su parte, ciertos sectores de la prensa española habían emprendido una campaña agitando
el Sultanato. Los artículos contemplaban posibilidades que iban desde las demostraciones navales
en las aguas del Sultanato, hasta la notificación al Majzén de un exigente ultimátum, pasando por el
calmar los recelos de los diplomáticos y de las potencias europeas; más bien suscitaban inquietud y
plan de ejercer una acción autónoma en el Sultanato. Antes incluso de que este plan se pudiera
poner en marcha. En una carta reservada dirigida a Ojeda, Almodóvar confesaba su frustración y
las razones que habían llevado al gobierno liberal a echarse atrás en su propósito de enviar una
expedición militar a Marruecos. Había sido el carácter de las instrucciones que habían recibido los
diplomáticos acreditados en Tánger por sus respectivos gobiernos los que habían arruinado los
planes gubernamentales. Al no contar la acción española con un respaldo colectivo por parte de
Europa apoyando las exigencias que en un principio se pensaban plantear al Sultán, Sagasta y
1654
Ibidem. Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 16 de Septiembre de 1.901.
1655
Ibidem. Telegrama de Almodóvar del Río a Pérez Caballero. 16 de Septiembre de 1.901.
1656
Ibidem. Telegrama de Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. 18 de Septiembre de 1.901.
1657
Carta particular no. 19 de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 17 de Septiembre de 1.901. A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
995
Almodóvar cambiaron de propósito. Cualquier expedición militar, cualquier acto de presión
enérgica era considerado inapropiado en esas circunstancias. Almodóvar juzgaba necesario, por
contra "caminar con pie seguro, sin despertar suspicacias o recelos", de manera que la actuación
española no corroborase el ambiente alarmista que las campañas de la prensa nacional (se refería
adoptar severas medidas de fuerza en el asunto de los cautivos) habían causado en las cancillerías
europeas. Por ello el gobierno liberal se había abstenido de remitir la circular que venía preparando
días antes, ávido ahora de dar una imagen de prudencia y mesura. Almodóvar se apresuró a
tranquilizar a Ojeda, asegurándole que en el futuro la gestión española se iba a mantener por cauces
Sin embargo, las discrepancias entre el Ministro y el diplomático acerca del modo en que se
estaban llevando a cabo las negociaciones acabarían por estallar y se evidenciaron en un despacho
española. Para ello se había puesto en contacto, de manera particular, con cada uno de los
llevado a cabo una actuación más amplia que buscaba en definitiva un respaldo de los gobiernos
europeos a las operaciones militares que se habían concebido como modo de presión sobre el
Sultán. Ahora Ojeda le echaba en cara que sus gestiones perjudicaban su tarea en Tánger. Era algo
que no iba a tolerar el Ministro de Estado que amonestó severamente al diplomático, poniendo en
tela de juicio la eficacia de sus gestiones con el cuerpo diplomático de Tánger, para a continuación
defender la que había llevado a cabo de modo oficial desde el Ministerio, sobre la base de afirmar
1658
Ibidem. Carta particular y reservada no. 11, manuscrita de Almodóvar del Río a Ojeda. 17 de Septiembre de 1.901.
996
que constituía un apoyo más seguro para la futura actuación española.1659
el cuerpo diplomático. Intentó evitar las suspicacias de los allí presentes, recalcando la lealtad de
los propósitos del gobierno Sagasta en el mantenimiento del 'statu quo' y reafirmando el
compromiso español de revestir todos sus actos en Marruecos de la previa sanción europea que
consideraba indispensable para afianzar la estabilidad política del Imperio. Tras ello dio lectura a la
nota, que fue aceptada por los presentes los cuales se comprometieron en recomendar al gobierno
jerifiano que tomase en cuenta las exigencias españolas. En lugar de remitir el cuerpo diplomático
al Majzén una nota colectiva de refrendo a la acción hispana, se optó por la fórmula alternativa de
enviar diversas notas por separado, una por cada potencia representada en Tánger, al Ministro de
Negocios Extranjeros del Sultán, que le serían entregadas por Manuel Saavedra, al mismo tiempo
Intérprete Manuel Saavedra portador de la nota española y de cartas particulares de Ojeda para Ben
Sliman1661 y Al- Mennebhi.1662 Ojeda dispuso que el crucero esperaría en el puerto marroquí para
traer a Tánger la contestación del gobierno jerifiano.1663 La presencia de un buque de guerra en las
proximidades de la corte imperial sería un elemento más de presión ante el Majzén y ante la
1659
R.O. no. 111 de 28 de Septiembre de 1.901 del Ministerio de Estado dirigida a Emilio de Ojeda. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 300 /Ex. 1.
1660
Ibidem. Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 117. 16 de Septiembre de 1.901.
1661
Ojeda era amigo de Ben Sliman. Pretendía ahora aprovechar los lazos afectuosos existentes con el Ministro de
Asuntos Extranjeros del Sultán para conseguir el rápido éxito de la misión de Saavedra. Así el diplomático entendió
que se podría soslayar el riesgo de un conflicto abierto entre Marruecos y España.
1662
Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho. no. 119. 19 de Septiembre de 1.901. A.G.A. África. Sección
Política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
1663
Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 19 de septiembre de 1.901. A.G.A. África.
Sección política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
997
imperial en favor de los cautivos. Hasta que Saavedra no hubiera conseguido este punto no debía
iniciar la segunda parte de las negociaciones, no concertadas con los diplomáticos, es decir las
Tan pronto llegara a Marrakesh Saavedra tenía instrucciones de solicitar de manera inmediata
una audiencia privada a Sid Abd el- Krim Ben Sliman. Tras relatarle los hechos acaecidos debía
insistir en acusar al Majzén de indiferencia hacia la suerte de los cautivos y hacia las advertencias
de España, para por último exigir al Sultán el cumplimiento de las demandas formuladas en las
engañado de que España hubiese solicitado el apoyo de las naciones europeas. Ojeda se guardaba
mucho de dar una imagen de debilidad ante el Gobierno marroquí, pues las instrucciones dadas a
Saavedra eran muy claras en lo relativo a especificar que España no precisaba ni respaldo ni una
intervención extraña que mediatizase sus relaciones con Marruecos; es más, Saavedra debía recurrir
rápidamente las condiciones estipuladas por España. Por último, el intérprete debía a la vista de sus
apreciaciones sobre los obstáculos que se interpusiesen al envío inmediato de una mehal.la al
rescate de los jóvenes, establecer un plazo de entre uno a tres meses para la realización de las
operaciones y la liberación de los cautivos; plazo que debía quedar estipulado por escrito mediante
un acuerdo con el Ministro marroquí. Un militar español debía acompañar como observador a la
fuerza jerifiana en campaña, para cerciorarse de la solicitud del Sultán en favor de los cautivos y de
la eficacia del castigo impuesto a los raptores. Debía tratarse del teniente coronel Eduardo Álvarez
Ardanuy, jefe de la Comisión Topográfica de Estado Mayor del ejército español que recorría el
territorio marroquí espiando, levantando planos y realizando informes que permitiesen un mayor
conocimiento del Imperio y facilitasen la actuación de las tropas españolas en el momento en que
se decidiera una intervención militar en el Sultanato. Saavedra no podía admitir más dilaciones por
parte del Majzén. Si éste no deseaba o no podía buscar a los cautivos, el enviado español debía
1664
Ibidem.
998
exigir expresamente una contestación por escrito en la que estuviera explícitamente consignada la
negativa marroquí. Por el contrario, en caso de cumplirse las aspiraciones españolas, Ojeda no
estaba dispuesto a pasar por alto otro tipo de reivindicaciones que no estaban estipuladas en el
previo acuerdo con el cuerpo diplomático. Saavedra debía preparar el terreno para la ulterior
Tánger y Arzila. La imagen que España debía mantener ante los ojos de Europa era la de
moderación y prudencia; sabiendo cuál había sido el propósito de Sagasta y Almodóvar, Ojeda no
descartaba una acción enérgica en el futuro, pero entendía que había de quedar circunscrita a un
iniciase.1665
Ojeda estaba discutiendo por carta con Almodóvar las modalidades de esa acción armada
española, pues el diplomático juzgaba que debía de revestírsele de todas las garantías relativas a un
Ojeda señalaba cómo durante el período en que había estado al frente de la Legación, se
transcurso de los cuales había tenido conocimiento de diversos planes manejados por las potencias
confiscación de los barcos de la flota jerifiana fondeados en Tánger. Estos planes eran los que
analizaba ahora, sopesando la carencia por parte de España de los cuantiosos recursos militares de
1665
Instrucciones comunicadas al Primer Intérprete de la Legación, Manuel Saavedra. 18 de Septiembre de 1.901.
A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
999
aquellas potencias y el carácter de guerra generalizada que provocaría una intervención española en
Marruecos dada la vecindad de los dos países, la existencia de presidios y plazas fuertes enclavados
importantes intereses españolas allí radicados, amén de la sobreexcitación que produciría ese
Ojeda fue descartando las diversas posibilidades, incluidas las de un avance hacia el interior
del Imperio desde Melilla y Ceuta (esta última la juzgaba útil estratégicamente pues permitiría
apoderarse de Sierra Bullones y con ello dominar todo el Estrecho, pues esta posición bien artillada
para decantarse por una acción muy limitada. Se trataba de la conducente a la ocupación de la isla
lazareto para los peregrinos marroquíes de regreso de los Santos Lugares de Arabia.1666 Ojeda había
podido inspeccionarla y estudiar todos los detalles relativos a una hipotética ocupación española en
un viaje efectuado en Septiembre de 1898. Las ventajas que ofrecía radicaban en su ubicación, a
de askaris, dotados sólo de unas pocas piezas de artillería obsoletas, siendo su asalto factible por
una pequeña escuadra. Las fuerzas españolas no avanzarían hacia el interior del país, ni deberían
desembarcar en la costa; el territorio de la isla les garantizaba el suficiente espacio para maniobrar
y aprovisionarse sin agobios. El Sultán carecía de marina de guerra para hacer frente a la española,
por lo que la tranquilidad de las fuerzas de ocupación españolas estaría garantizada contra todo
ataque por mar o por tierra. No existiría contacto físico alguno entre los soldados españoles y las
cabilas y askaris que el Sultán podría movilizar, ni tampoco con el pueblo marroquí. La operación
1666
Ante los problemas suscitados por el rechazo marroquí a la creación de un lazareto en Sawira (Mogador), el cuerpo
diplomático internacional entendió la necesidad de trasladarlo a Punta Malabata, cerca de Tánger. Como miembro
español de una comisión técnica que debía estudiar el nuevo emplazamiento fue designado el médico africanista Felipe
Ovilo y Canales. Cfr. R.O. no. 53 del Ministerio de Estado dirigida a Emilio de Ojeda. 11 de mayo de 1901. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 235/Ex. No. 2.
1000
de marina. El Sultán quedaría imposibilitado de desalojarles de la isla, por no disponer de
suficientes botes con los que transportar hasta la misma a una fuerza armada que combatiera a los
españoles; al mismo tiempo quedaría asegurada la libre comunicación entre la guarnición y los
escuadra desde el puerto de Cádiz. La acción española quedaba circunscrita a los estrechos límites
de la isla, dando la impresión a los gabinetes europeos de que España no tenía intención alguna en
"La posible contingencia de que Europa nos obligue a soltar prenda sin que
nos haga justicia el Sultán, la considero como del todo improbable y remota. En
primer lugar porque de la diversidad de intereses (entre las potencias) (...) surgirá
la diversidad de pareceres que harán imposible una acción colectiva (en contra de
España) y en segundo, porque las dos Naciones predominantes en Marruecos,
Inglaterra y Francia, verán en el apoyo que en momento tan verdaderamente
psicológico, presten á España, el medio de atraerse las simpatías de su pueblo hoy
vacilante entre una ú otra alianza. Además hay que tener muy en cuenta (y aquí es
donde estriba en mi sentir la conveniencia del acuerdo sucesivo y previo con mis
colegas que yo he venido practicando) que la acción de España no constituiría una
sorpresa para nadie, sino el modus operandi. Todas (las potencias) (...) sabrán que
la situación no dejaba a España otra alternativa que la de ejercer un acto de fuerza
perfectamente justificado ...".1668
A juicio de Ojeda el problema del cautiverio de los Montes señalaba el momento decisivo
incorporaba plenamente a ella. Tras una intensa preparación de la opinión pública (en principio
poco favorable a empresas excesivamente aventuradas) de un clima belicista por parte de algunos
sectores de la prensa, el gabinete Sagasta había barajado como solución el inicio de una serie de
operaciones militares, pero ahora éstas iban a quedar aplazadas 'sine die'. En todo caso, la Hacienda
hubiera tenido que hacer frente a los graves inconvenientes de una intervención militar en
1667
Carta particular confidencial y reservada no. 21 de Ojeda a Almodóvar del Río. 25 de septiembre de 1.901.
A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1668
Ibidem.
1001
Marruecos; ello hubiera supuesto un gasto sustancial. Además esa posibilidad iba ligada al riesgo
de que España se viera envuelta en una larga crisis susceptible de degenerar en complicaciones
internacionales, amén de que la carencia de recursos materiales (militares) para llevar a cabo una
operación era también evidente. Al Sultanato se remitió un buque, el Infanta Isabel, que pronto
demostró su incompatibilidad con el ejercicio de las funciones de policía colonial. Esta unidad de la
Marina tenía constantemente que regresar a Cádiz para proveerse de hulla y alcanzaba poca
velocidad, amén de que tenía que refugiarse periódicamente ante los embates del océano, que no
El Gobierno marroquí acabó aceptando las peticiones españolas. Para salvar las reticencias -
iniciales- de Abd el-Krim Ben Sliman, Saavedra no tuvo reparo en amenazar con el empleo de la
de satisfacer plenamente los deseos españoles, extremo que fue luego confirmado por el Gran Visir.
Saavedra no se recató en exigir un castigo de los raptores, además del rescate de los cautivos, si
bien tuvo que ejercer una fuerte presión para conseguir el permiso de Sliman a la presencia de un
Al- Mennebhi se reunía el día 25 con Ben Sliman, acordando a continuación el envío
inmediato de una mehal.la expedicionaria contra las cabilas que mantenían a los secuestrados. La
expedición estaría al mando del príncipe Muley Abd-Selam el Amrani.1671 El gobierno marroquí
1669
Carta particular no. 22 de Ojeda a Almodóvar del Río. 2 de Octubre de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico.
Legajo H-1263.
1670
Relación de Saavedra como memorándum de su estancia en Marrakesh. 14 de Noviembre de 1.901. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 300 /Ex. 1.
1671
Ojeda escribiría una carta particular a Almodóvar el 8 de Octubre notificándole que según sus averiguaciones la
expedición iba a constar de cinco mil soldados regulares, y en ella figurarían algunos Bajaes, militares de prestigio. A
este contingente se sumaría en el Gharb el de las cabilas vecinas a las montañas donde iban a operar las tropas. Carta
1002
solicitó un plazo de cincuenta días a España para que las fuerzas imperiales destacadas pudieran
las demandas españolas: se procedía a reclamar del Majzén la destitución de los Bajaes de Tánger y
Arzila; una reivindicación que excedía del marco de lo admitido por el cuerpo diplomático
de los cautivos desde el momento en que supo que estaban en un territorio bajo su jurisdicción. No
solamente no salió de la ciudad al frente de sus tropas, sino que se le achacaba el limitarse a mandar
Acto y seguido, los captores procedieron a enviar a los Montes al interior del territorio. A la par se
El Majzén no tuvo inconveniente en asumir por escrito esta última petición española,
aceptándola en un texto que Sid Ben Nassar Gannam entregaría al intérprete anunciando el pago
que se notificaba a España el empeño en que estaba inmerso el Majzén de introducir reformas que
gobernadores con sus súbditos. Sin embargo en este caso concreto, las noticias que había recabado
particular de Ojeda a Almodóvar del Río no. 23. 8 de Octubre de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1672
Telegrama de Ojeda a Almodóvar del Río. 29 de Septiembre de 1.901. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
1673
Nota oficial presentada en nombre del Gobierno de España a Sid Abd el-Krim Ben Sliman, Ministro de Negocios
Extranjeros del Sultán. 6 de Octubre de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 300 /Ex. 1.
1674
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 124. 2 de Octubre de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 300 /Ex. 1.
1675
Nota del Majzén contestando favorablemente a la nota dirigida por Saavedra, cediendo a las condiciones exigidas
por el Gobierno de S.M. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 300 /Ex. 1.
1003
el Majzén afirmaban que la conducta de ambos Gobernadores había sido recta e intachable dentro
de los escasos medios que disponían y se habían aprestado a enviar sus efectivos y a sus agentes
para averiguar el paradero de los cautivos, ofreciendo dinero por su rescate. El Majzén negó
firmemente la acusación española de que un soldado imperial hubiese aconsejado a los captores que
alejasen a los cautivos de Beni-Arós y de la costa, y achacó la noticia a falsos rumores propagados
por enemigos personales del Bajá de Tánger.1676 El Majzén demostraba que se desvelaba por
resistir las injerencias imperialistas, siendo refractario a las satisfacciones exigidas que rebajaban su
prestigio entre sus propios funcionarios. Salvo en el caso de que estas exigencias viniesen
respaldadas por amenazas claras de intervención militar, como había sucedido en el asunto Pouzet.
Almodóvar telegrafió a Tánger dando la aprobación del Gobierno español al texto y solicitó
de Ojeda que sustituyera la petición de destitución de los Bajaes por el ofrecimiento público de
excusas a la Legación por parte del gobierno marroquí. Asimismo le ordenó introducir en las
negociaciones una innovación sobre un tema que no tenía nada que ver con el asunto de los
rehenes. Saavedra había dejado la puerta abierta a ulteriores reclamaciones económicas españolas,
una vez efectuado el pago de las indemnizaciones contempladas en la Nota del 14 de Agosto.
Ahora Almodóvar, recogiendo las demandas del Ministro de la Guerra, Valeriano Weyler, proponía
nuevos desembolsos de la Hacienda marroquí a cuenta del asunto de los cautivos y solicitaba en
implantación del libre comercio en Melilla. Es decir, demandaba el que se permitiese la libre
español, con el fin de contrarrestar el impacto económico provocado por la apertura del puerto
francés de Kiss, el cual había quitado a la plaza española una parte sustancial del tráfico que Melilla
mantenía con las cabilas del Sultanato.1677 Estas indicaciones habían partido de una sugerencia del
1676
Carta no. 1 del Primer Intérprete de la Legación Española en Tánger, Manuel Saavedra dirigida a Emilio de
Ojeda. 8 de Octubre de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 300/Ex. 1.
1677
Telegrama del Duque de Almodóvar del Río a Emilio de Ojeda. 14 de Octubre de 1.901. A.G.A. África. Sección
1004
Ministerio de la Guerra y venían respaldadas por intereses comerciales de la burguesía
melillense.1678
Majzén. No solamente se había descartado el envío de una expedición militar al Sultanato, por las
consecuencias inmediatas que traería consigo en cuanto a que supondría el fin del 'statu quo', sino
que incluso medidas menores como la aconsejada por Ojeda --la ocupación temporal a título de
prenda de isla de Mogador en tanto el Sultán no se prestara a conseguir el rescate de los rehenes--
quedaban olvidadas, por entender que constituían también un riesgo. Todo iba a ir bien mientras el
Gobierno liberal buscase para España un lugar al sol de Marruecos sólo por medios pacíficos. Si
esta búsqueda implicaba una aventura militar, no se iba a contar con el consentimiento europeo.
trabajosamente miles de duros para, solicitar del Sultán la apertura de negociaciones en aras a
censo con el fin de instalar en estas tierras a agricultores y emigrantes españoles que marchaban
hasta entonces a Argelia. Se podía asimismo, y era otra posibilidad que barajaba Almodóvar,
embargo había un inconveniente importante para optar por esta solución y era la falta de capital
para invertir en explotaciones agrícolas en la costa atlántica del Imperio. Por otra parte se entendía
que si la estrella del Mennebhi proclive a la inversión extranjera en el Sultanato decaía y triunfaba
en la Corte imperial el grupo tradicionalista encabezado por el Gran Visir el Garnit, ello iba a
Estado se contaba con la posibilidad de sobornarle (a este último) ofreciéndole una participación
1005
Eran sin embargo reivindicaciones que obedecían a un interés por instrumentalizar la
negociación en sentido favorable a los intereses económicos españoles, pero que no se ajustaban al
criterio de los gabinetes europeos manifestado a Emilio de Ojeda en la cuestión del rescate.
de las negociaciones sobre los cautivos de Arzila para gestionar otras reclamaciones de particulares
españoles, pendientes desde 1900. Por ejemplo, el Majzén se negaba a dar cumplimiento a las
Sin embargo el Majzén iba a dar un giro repentino a la negociación de los cautivos
solicitando a su vez la intervención de las potencias europeas. Al dar respuesta a las notas remitidas
por las distintas Legaciones radicadas en Tánger el gobierno marroquí intentó averiguar el grado de
apoyo europeo a las demandas formuladas por España, sondeando así la posibilidad de rechazar
alguna de ellas. Ello significaba un peligro para la actuación hispana que se estaba excediendo en
sus reivindicaciones respecto a las aprobadas por el cuerpo diplomático internacional. Por ello
Ojeda tuvo que remitir nuevas instrucciones a Saavedra, desistiendo tanto de la exigencia de la
Melilla).1680 Era tiempo de dar por concluido el incidente y la negociación. Saavedra abandonaría
Marrakesh el 27 de Octubre.
Ojeda comentaría en carta particular a Almodóvar del Río los inconvenientes que se oponían
a la penetración económica de España. Tal como había hecho durante el verano con ocasión de las
ventajas comerciales que supuestamente la Embajada de Al- Mennebhi había otorgado al gabinete
1680
Se trataba de una negociación sin visos algunos de fructificar. El propósito del Sultán no era el de facilitar el
comercio del Imperio con Melilla, sino restringirlo. Así en 1895 el Sultán había denunciado el convenio hispano-
marroquí de julio de 1866 para el establecimiento de una aduana en la frontera de Melilla. Sin embargo la presión
española impidió que en tal ocasión las ideas del Majzén se llevasen a término. Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque
de Almodóvar del Río. 15 de Octubre de 1.901.
1006
de Lord Salisbury, Delcassé no iba a permanecer con las manos quietas. Si el Sultán hubiera
otorgado franquicias comerciales a Melilla, Francia hubiera exigido inmediatamente igual trato y
solicitado la supresión de la aduana de Uxda y de las demás que existían en la frontera argelino-
marroquí. Todas las naciones europeas con tratados comerciales con Marruecos hubieran invocado
la cláusula de "nación más favorecida" incluida en ellos para combatir la penetración económica
española, o para exigir compensaciones. Todos los comerciantes extranjeros establecidos en Tánger
y en todos los puertos de la costa atlántica reaccionarían solicitando iguales franquicias para los
Melilla merced a la concesión de las franquicias, los restantes puertos atlánticos se hubieran visto
mostrar severas reticencias respecto a España,1682 encontrando excesivas las ventajas obtenidas en
una negociación, que en un principio creyeron se iba a limitar a la simple liberación de los
cautivos.1683 Era el caso del Reino Unido, cuyo gobierno- informaría Almodóvar a Ojeda - temía el
alcance de la expedición militar que se iba a emprender contra las tribus montañesas, entendiendo
que debía circunscribir su alcance al rescate de los Montes. El gabinete británico había advertido a
Abd al- Aziz de los importantes riesgos de provocar un grave conflicto por lo que presionaba para
1681
Carta particular sin numerar de Ojeda a Almodóvar del Río. 18 de Octubre de 1.901. A.M.A.E. Archivo Histórico.
Legajo H-1263.
1682
Ibidem: "Mucho tendría que decir á V. sobre las miserias internas de este Cuerpo Diplomático y acerca de los
obstáculos que en Marrakesh y aquí han opuesto a mi acción. Ha habido uno de mis colegas que ha llegado hasta el
punto de afirmar que hubiera aconsejado la abstención de sus buenos oficios a su Gobierno, si hubiera sospechado que
España iba a obtener lo que ha conseguido".
1683
Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. Despacho reservado no. 132. 18 de Octubre de 1.901. A.G.A.
África. Sección Política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
1684
Telegrama del Duque de Almodóvar a Emilio de Ojeda. 19 de Octubre de 1.901. A.G.A. África. Sección Política
1007
Noviembre advertiría al Embajador español en Londres, Duque de Mandas, que era previsible un
fracaso de la expedición al tratarse de tropas poco experimentadas y aguerridas las que el Majzén
En Tánger Ojeda convocó una reunión del cuerpo diplomático en la sede de la Legación
advertido Almodóvar -- expresó públicamente a Ojeda y también al resto de colegas sus temores
ante el anuncio del envío de la mehal.la. Paralelamente, el Embajador de Gran Bretaña en Madrid
militar imperial.1686
OjedaI trató de hacer frente a las observaciones inglesas estimando que el cuerpo
diplomático no debería limitar las actuaciones realizadas por el Sultán en orden a garantizar la
seguridad pública en el interior del Imperio, tanto más cuanto que de hacer caso a las reticencias
inglesas el Sultán podría desistir de ejercer la acción solicitada por España de rescatar a los Montes,
alegando que se oponía Europa. La maniobra británica quedó frenada, cuando se le argumentó al
diplomático inglés que precisamente su país había sido años antes quien más exigente se había
Las negociaciones con el Majzén en torno a la cuestión del rescate de los cautivos Montes
habían terminado en el otoño de 1901. El gobierno jerifiano se esforzaba por cumplir los
1008
El 14 de octubre el Delegado del Sultán había dirigido una circular1689 a todos los países
expedicionaria que iba a emprender una operación de castigo contra las cabilas montañesas
responsables del secuestro de los hermanos Montes, en el curso de la cual se iban a cobrar
indemnizaciones y el importe de los impuestos que las tribus no satisfacían al Majzén. Se requería
también de las potencias que procediesen a avisar a comerciantes y mercaderes para que se
marchasen del lugar de las operaciones, con el riesgo si no lo hacían de sufrir las repercusiones
Legación española. Las comunicaciones del Majzén eran bastante vagas en torno a los distritos y
territorios donde iban a operar las tropas y se entendía esta medida como una amenaza directa a la
tropas jerifianas subyacían los deseos de oponerse a algunas extralimitaciones de las prácticas
imperialistas en Marruecos. Por un lado el sistema jurídico que habían impuesto las potencias a los
complicaciones al Majzén al subsistir la justicia consular, es decir, aquella que permitía a los
soberanía marroquí. Pero unido a ello, las potencias habían introducido el sistema de “súbditos
protegidos”, o sea, aquel que permitía encontrarse fuera de la jurisdicción jerifiana a aquellos
marroquíes que “trabajaran para los cónsules y los agentes consulares, o los que se hallaren
invariablemente las ocasiones en que sus tropas debían emprender operaciones de guerra en
cualquier distrito del país para acabar con la siba, el desorden o para castigar a alguna cabila,
1689
Circular dirigida por el Delegado de S.M. Jerifiana en Tánger al cuerpo diplomático acreditado en Tánger.14 de
Octubre de 1.902. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 85 / Ex. 2.
1690
Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 133. 20 de Octubre de 1.901. A.G.A. África.
Sección política (Marruecos). Caja 85 /Ex. 2.
1009
intentando al mismo tiempo sacudirse las trabas que le imponía el régimen de la protección y hacer
frente a las injerencias imperialistas. Para ello se había declarado con anterioridad a las operaciones
exento de responsabilidades por los daños que en el transcurso de las mismas pudieran sufrir en sus
bienes o en sus personas mojalatas, semsares, protegidos y hasta los súbditos extranjeros residentes
o transeúntes.
La mehal.la imperial se ponía en marcha1691 y el acuerdo sobre los cautivos entre España y
Marruecos era firme, por lo que Ojeda podía declararse satisfecho. En una carta particular llena de
cinismo que Ojeda remitió a Almodóvar el 14 de febrero de 1902, el diplomático comentaba que sin
medios materiales, sin desplegar un destacamento en suelo marroquí, sin necesidad de resucitar la
política de cañoneras, España había obtenido un éxito bastante completo, “sacándole los cuartos“ al
Majzén, llevándolo a tratar a súbditos y protegidos españoles con refinado miramiento, obligándole
a poner en marcha a todo un cuerpo de ejército y forzándole a “aceptar reclamaciones a todas luces
Corte imperial entre los sectores más modernizadores del Majzén encarnados por Al-Mennebhi y
los sectores tradicionalistas encarnados por el Gran Visir al-Garnit . Este conflicto era interpretado
en clave muy simplista, y con un lenguaje colonialista, que tendía a entender las tensiones
cortesanas como fruto del espíritu pueril que reinaba entre los miembros del Majzén, los cuales
1691
Enrique Ruíz, el cónsul de España en Casablanca remitía el 23 de noviembre un despacho a Ojeda señalando que a
la ciudad acababa de llegar procedente de Marrakesh un contingente compuesto por tres mil hombres que enviaba el
Majzén contra las cabilas acusadas de retener a los dos españoles cautivos. Enrique Ruíz, cónsul en Casablanca a
Emilio de Ojeda. Despacho no. 79. 23 de Noviembre de 1901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 46 /
Ex. No. 1.
1692
Carta particular no. 30 de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 14 de Febrero de 1.902. A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H- 1263.
1010
daban salida a sus egoístas pasiones en forma de sordas intrigas que buscaban alcanzar el favor del
Sultán. Lucha agravada por el antagonismo entre Francia e Inglaterra, que se llevaba a cabo “en un
El primero de ellos, Al- Mennebbhi era descrito como un individuo dotado de energía y
talento; el segundo, al-Garnit como astuto y experimentado pero sin las cualidades de un hombre de
acción. Ojeda entendía que la solución adecuada para el mantenimiento del frágil andamio del ‘statu
quo’ era la toma del poder por una personalidad fuerte, que realizara las funciones de un
‘Mayordomo de Palacio’ de la monarquía franca pre-carolingia, una especie de Carlos Martel que
tenía que aunar talento, inteligencia, respetabilidad entre los creyentes y el prestigio de sus hazañas
militares; esa era la única forma de asegurar la independencia del país y aplazar así una revolución
general que diese al traste con la monarquía alauí. En todo caso, el análisis pecaba de simplicidad,
aferrándose a la reproducción de unos estereotipos que conformaban un mito creado por los
colonizadores, el cual adolecía de una falta de comprensión de la figura de Abd al- Aziz. Se le
unido a un carácter infantil y veleidoso; Ojeda ofrece la imagen de un Sultán muy apartado de los
fomentan sus excentricidades y caprichos. A juicio de Saavedra, Mawlay Abd al- Aziz no tenía otra
preocupación cotidiana que jugar al billar, realizar continuos paseos en bicicleta, manejar
acrobáticos con los niños de una compañía de circo española instalada en Marrakesh.1694
1693
“Inglaterra alienta abiertamente al Menebhi y empuja al Sultán en el camino de las reformas y de la civilización.
Francia, por su parte, sostiene al Garnit y se opone á toda mejora del actual estado de cosas, no porque vea en las
reformas un peligro para el Imperio, sino porque llevadas a cabo éstas por Inglaterra, teme que su implantación
aumente la influencia de Gran Bretaña en perjuicio de la omnímoda y exclusiva que ella pretende ejercer “.
1694
Carta particular no. 24 de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 5 de Noviembre de 1.901. A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1011
Otro error cometido por Ojeda es magnificar la trascendencia de la “siba“, interpretada como
una serie de zonas donde perduraba la anarquía, las guerras tribales y la insumisión al Sultán. Sin
embargo, otras obras y otros testigos del Marruecos de principios de siglo estaban interpretando
mejor la situación del Imperio. Así Edmond Doutté, con sus misiones de estudio en las zonas rurales
determinante a la “siba”, percibiendo el aparente desorden político marroquí como una forma de
Ojeda, por el contrario, resalta demasiado la intranquilidad de las regiones del Sur del
Imperio, que califica como endémica y tiende a sobrevalorar el descontento contra el Sultán de los
habitantes de Fez.
que un nutrido grupo de cabileños de Beni-Hassan, alrededor de setecientos, llegado a Tetuán había
español. Tras destrozar los cristales del edificio, había irrumpido en el barrio judío donde habían
actitud agresiva e intolerante, la xenofobia del pueblo marroquí. Se pedía venganza para el honor
nacional afrentado. Se hablaba de una injustificada agresión contra la dignidad nacional llevada a
1012
El Gobierno tuvo que hacer frente en el Congreso de Diputados a una interpelación del
diputado Seguí el 10 de Diciembre de 1901, en la que se exponía que no solamente habían resultado
heridos dos de los hijos del cónsul, pues los atropellos se habían hecho extensivos a varios súbditos
españoles, uno de los cuales había sufrido la destrucción de su casa y enseres.1695 Seguí cargó las
tintas sobre el incidente calificándolo como un hecho de gravedad extrema, que el gobierno Sagasta
no había sabido abordar, pues no había conseguido ni la destitución del Bajá de Tetuán ni el castigo
tergiversado del cónsul Castro sobre el incidente, que hablaba de una invasión de la ciudad,
protagonizada por los Beni-Hassan. Éstos habían generado un reino de caos, anarquía y desenfreno,
y habían sometido la ciudad al más completo salvajismo y barbarie, culminados con amenazas
hechas con espingardas a los españoles, y con la agresión que sufrieron la hija del cónsul, y dos
Sabemos que el territorio marroquí conocía una serie de erupciones nacionalistas de carácter
antiimperialista que prácticamente llegaban a todos los rincones del Imperio. Al principio la
violencia se canalizó a través de la resistencia anti-francesa en el Tuat, aunque muy pronto fue
tener problemas de convivencia con la población marroquí, y algunos de ellos ( Marcos Essagin,
Pouzet, los hermanos Montes, etc1696...) resultaron muertos; pronto, a la reacción antiimperialista se
añadió la protesta social por el empobrecimiento de la población marroquí y con el tiempo empezó a
ser normal la existencia, en un lugar u otro del territorio, de jefes rebeldes, poderes locales, santones
exaltados o simplemente bandidos afortunados, que aterrorizaban una región en beneficio propio y
de sus leales. En 1901 empiezan a producirse simultáneamente todos estos fenómenos y sus
1695
D.S.C.D. 10 de Diciembre de 1.901.
1696
En el verano de 1.901 tres europeos eran objeto de una agresión en el gran Zoco de Tánger por parte de una masa
sobreexcitada por las fiestas de la Pascua del Mouloud. B.C.A.F., septiembre de 1.901, pág. 314.
1013
protagonistas llegan a unos niveles de audacia que sólo se pueden explicar por la convicción de que
Y sin embargo de la misma manera que el secuestro de los Montes no había sido un hecho
gratuito pues había respondido a una provocación del padre de la familia, al violentar las
Sin embargo las primeras informaciones remitidas desde Tánger a Madrid tergiversaban los
hechos, pues hablaban de que quienes iniciaron el ataque fueron los cabileños, arrojando una piedra
que hirió a la hija del cónsul Felipe de Castro, lo que llevó a su hermano a arrojar otra a los
marroquíes, contestándole los musulmanes con un apedreamiento general del edificio. El cónsul de
inmediato había presentado una reclamación al Bajá Abdelkader Belgazi,1697 quien mandó a su
Jalifa a disculparse, tras haber supuestamente realizado varias detenciones. Sin embargo el Jalifa
achacó la responsabilidad del incidente al hijo del cónsul. No se le hizo caso, cuando decía la verdad
y el asunto trascendió al ámbito de la Legación que presentó una reclamación oficial a Mohammed
Torres, el cual repetiría la versión marroquí sobre el origen del incidente.1698 Por parte española se
solicitaba un castigo ejemplar del Bajá, al que se consideraba responsable por la alteración del orden
que había puesto en peligro la vida de españoles, así como el castigo de los Beni-Hassan culpables.
Torres se escudó inquebrantablemente en las declaraciones del Bajá, y debido a las discordancias
entre éstas y las del cónsul Castro, el Encargado de Negocios de la Legación, García Jove, acabó
por enviar a un funcionario, Reginaldo Ruíz a Tetuán para que procediera a investigar los
pormenores del suceso.1699 Ruíz se apresuró a instruir un amplio y minucioso expediente sobre lo
1697
Al parecer los montañeses Beni-Hassen habían atacado también el Vice-consulado británico haciendo fuego con
cartuchos de fogueo sobre las puertas del edificio.
1698
Telegrama de García Jove al Duque de Almodóvar del Río. 29 de Noviembre de 1.901. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 79 / Ex. 1.
1699
Manuel García Jove, Encargado de Negocios de la Legación española en Tánger al Duque de Almodóvar del Río.
Despacho no. 157. 30 de Noviembre de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 79 / Ex. 1.
1014
ocurrido, que ratificaba la versión marroquí. No procedía, por lo tanto proseguir con las
reclamaciones.1700
más estrictas para que militares y civiles españoles no provocaran las iras de los marroquíes. Un
incidente habido en Melilla el 1 de Octubre sirvió para reforzar si cabe los lazos con un balbuciente
partido pro-español formado entre los rifeños que moraban en las cercanías de Melilla. Uno de sus
elementos más destacados, el conocido como “el Fraile” acudió a visitar al Comandante General y
estaba intentando valerse de su enorme influencia entre los cabileños para ganarlos a la causa de
España. “El Fraile” argumentó que los rifeños no estaban preparados aún para gobernarse a sí
mismos y en tales circunstancias era irremediable la aproximación a España, prometiendo que aun
1700
El día 6 de Enero de 1.898 había ocurrido en Tetuán un incidente similar con motivo de la llegada a la ciudad de
multitud de montañeses Beni-Hassan para felicitar al nuevo Bajá. Más de mil hombres armados con espingardas
penetraron en la ciudad. En la plaza del Jeddán hicieron vistosas evoluciones en medio de un fuego graneado rápido e
incesante; posteriormente muchos de ellos se dirigieron a otras calles y plazuelas para seguir ‘corriendo la pólvora’,
teniendo lugar diversos incidentes con algunos españoles que llevaron al cónsul Teodoro de Cuevas a presentar una
solicitud de indemnización al gobernador marroquí cifrada en más de doscientas pesetas. Teodoro de Cuevas a Emilio
de Ojeda. despacho no. 3. 10 de Enero de 1.898. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Legajo 236 / Ex. 2.;
Telegrama del Duque de Almodóvar del Río a Manuel García Jove. 5 de Diciembre de 1.901.
1701
Informe del Subsecretario del Ministerio de la Guerra dirigido al Duque de Almodóvar. 30 de Septiembre de
1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 160 /Ex-1.
1015
11.20. Competencia económica francesa al puerto de Melilla: Las playas de Kiss. Reformas
en el Imperio marroquí.
En 1899 las Cámaras de Comercio de Argel y Orán dieron la voz de alarma viendo el
crecimiento inquietante del comercio melillense. Desde varios años atrás aparecían por la vieja
ciudad española exploradores franceses, algunos de éstos comisionados por el Residente General en
Argelia, para observar detenidamente el movimiento generado por las nuevas circunstancias de la
zona tras cuatro siglos de inmovilismo y apatía. Duveyrier, Moulieras, Segonzac, René- Leclerc y
otros tienen ocasión de comprobar “in situ” que Melilla ya no es la fortaleza olvidada, el presidio
inútil que siempre los franceses creyeron que fue. Pese al evidente desprecio que hacia Melilla y
España se observa en las notas dejadas por estos viajeros,1702 no cabe duda que sus informes en
Argelia dejaron huella, y prueba de ello es la Memoria que las citadas Cámaras de comercio
octubre de 1901 el Marqués del Pedroso, cónsul de España en Orán, advertía del riesgo que suponía
para Melilla la apertura al tráfico comercial de las playas argelinas del Kiss. A pesar de la oposición
de los intereses mercantiles ligados a otros puertos de la costa argelina, en especial el de Némours,
era un hecho la apertura de un establecimiento a las orillas del Kiss (Uad Kiss, que constituía la
línea fronteriza entre Argelia y Marruecos) para la importación y exportación de toda clase de
mercancías. Hasta entonces la exportación de mercancías por las playas del Kiss estaba prohibida
por una disposición gala en beneficio del puerto de Némours. El proyecto respondía a una iniciativa
de Louis Say, antiguo oficial de la Marina de Guerra francesa establecido en el lugar desde hacía
cierto tiempo que, aprovechando el impacto causado por la muerte de Mr. Pouzet por las tribus de
1702
La mayor parte de estos viajeros pretendía hacer creer que el principal comercio de Melilla era el contrabando de
armas. Cfr. Segonzac, Marqués de: Voyages au Maroc (1899-1.901), París, 1.903, pág. 44; René-Leclerc: Le Maroc
septentrional. 1904; Rezzouk: Notes sur le Rif, 1.906, pag. 401. Es posible que tomaran la idea obsesiva del explorador
Duveyrier, puesto que cuando este francés estuvo en Melilla en 1899 la venta de armamento a los rifeños estaba
autorizada. Poco después fue prohibida.
1016
Kebdana, había gestionado con el apoyo de un número importante de armadores franceses, y
obtenido del nuevo Gobernador General de Argelia (antiguo Ministro Plenipotenciario en Tánger)
Révoil el permiso para la apertura de un puerto en Kiss. Este establecimiento debía servir de base
para la exportación de artículos europeos hacia todo el Rif, en detrimento de Melilla. Desde ese
momento los terrenos de Kiss habían adquirido un gran valor, recibiendo la nueva factoría el
nombre de su fundador, Port Say. Al mismo tiempo se había establecido una línea telegráfica entre
Durante las primeras semanas la actividad había distado mucho de ser frenética. Pedroso la
cifraba en la acción de un solo vapor que había llevado a cabo diversos viajes, transportando hasta
4.000 toneladas de cereales. Sin embargo se estimaba que en las próximas semanas las cabilas
próximas a Némours aprovecharían sus viajes al Kiss donde acudían a vender cereal, para surtirse
de artículos de importación europea. Esta eventualidad era muy peligrosa para los intereses
españoles, pues no estaba permitida por el Majzén la venta de cereal marroquí en Melilla. Port Say
iba a tener sobre la ciudad española una gran ventaja: al acudir al puerto francés y efectuar sus
ventas, los rifeños tenían una liquidez inmediata que les permitía abonar inmediatamente sus
alguna por las compras que efectuaban; no iban a poder disponer de más dinero que el que hubiesen
cuando el diputado Bergamín presentó una interpelación al Ministro de la Guerra solicitando una
El Ministro de la Guerra, Weyler, saldría al paso indicando que Melilla debía seguir
manteniendo su carácter excepcional de plaza de guerra, necesario para su defensa militar y que se
1703
El Marqués del Pedroso, cónsul de España en Orán al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 126. 8 de
Octubre de 1.901. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 198 /Ex. 2.
1704
D.S.C.D. 22- Noviembre-1.901, pag. 1729 y siguientes.
1017
había hecho ya un esfuerzo por fomentar el comercio de la población, eximiéndola del pago de los
‘derechos de consumos’, no pagando impuestos más que los artículos de tránsito. De todo ello
resultaba que en una población de diez mil personas, apenas si se recaudaban tres pesetas anuales
por habitante, cifra ridícula en comparación con las pagadas en concepto de impuestos por los
peninsulares. Por otro lado, Weyler indicaría que la Junta de arbitrios de Melilla no tenía intención
buscando una supresión de la Aduana marroquí (establecida cuando en 1866 se había permitido el
comercio de la plaza con el territorio del Sultanato) que permitiera la libre entrada de reses desde el
Sultanato.
económica de Argelia. Los franceses habían puesto buen cuidado en contrarrestar la supremacía
comercial de Melilla en el nordeste marroquí; hacia 1901 las Cámaras de Comercio argelinas
estaban aprovechándose para ello de la creación de los llamados ‘depósitos francos’ de Marnia y
Beni Unif, primer paso hacia un desplazamiento del comercio en favor de los intereses galos. Las
mercancías entradas por Orán y Nemours con destino a Uxda (por Marnia) y Figuig (por Beni Unif)
de toda clase de productos del Imperio, siendo notabilísima en lo referente al ganado lanar y
vacuno, hasta el punto que los comerciantes de Melilla evaluaban que sólo en el zoco semanal que
se celebraba en Marnia se vendían de seis a ocho mil carneros. Gran parte de este ganado procedía
1705
Véase Dechaud, E.: op. cit, pág. 26.
1018
de las cabilas más próximas a Melilla que no podían venderlo en el puerto español, dada la
unieron a la de los militares para obtener del Sultán la libre exportación de ganado por la plaza.1706
Otra cuestión era la relativa a la potenciación económica de Melilla. La amenaza francesa fue
ignorada por las autoridades españolas que rechazaron la posibilidad de actuar de forma inmediata,
reduciendo o eliminando los derechos de arbitrios percibidos por la Junta Municipal por aquellas
En el transcurso del primer semestre del año 1900, los tres hermanos Ibn Musa
desaparecieron uno, tras otro del gobierno marroquí. El joven Sultán ‘Abd al- Aziz mantuvo durante
un tiempo la ficción de la continuidad, al nombrar Gran Visir a un primo del difunto regente Bu
Ahmed y Chambelán a un hermano del fallecido. Era, sin embargo, evidente, señala Abdallah
Laroui que no podía continuar con la política tiránica de este último ni restablecer el Majzén de
Mawlay Hassan I. Dejó pasar el tiempo necesario para evaluar y posteriormente vender la inmensa
fortuna que el regente se había cuidado de legarle en su totalidad, al nombrarle tutor de sus hijos; a
madre, Lalla Raquia, esclava de origen ruso (circasiana) educada en Turquía y de sus consejeros
británicos -el comandante Harry Mac Lean y el médico Verdon, y con el estímulo discreto del
Ministro británico en Tánger, Arthur Nicolson-, estaba decidido a transformar su gobierno y a dotar
una nueva administración. Sus intenciones eran excelentes pero este nuevo Majzén no consiguió
fundar una nueva legitimidad a los ojos del pueblo marroquí. Los historiógrafos contemporáneos
En sólo unos meses, las reformas que los ingleses habían intentado en vano conseguir que
aceptasen los Sultanes Mawlay Muhammad IV y Mawlay Hassan I fueron adoptadas y aplicadas
1706
“Exportación de ganado. Solicitud de la “Asociación Mercantil, Industrial y de Propietarios de Melilla para que se
consiga la exportación de reses por ese puerto“, dirigida al Ministerio de estado. 28 de Diciembre de 1.901. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 198 /Ex. 2.
1019
con entusiasmo bastante ingenuo, pues el Majzén creía poder obtener fácilmente la ayuda y el apoyo
de las potencias europeas. Inglaterra fue el único país que siguió con aparente simpatía la
experiencia. Tras el regreso en el verano de 1901 de las dos misiones enviadas a Europa para
sondear las intenciones de las potencias, dirigidas por Mahdi Al-Mennebhi y Abd al-Krim Ben
Sliman, el gobierno marroquí estudió una serie de ideas reformistas que fueron discutidas y
modernización presentado al Sultanato en el siglo XIX por John Drummond Hay, antiguo
Plenipotenciario Británico, que resumidos serían los siguientes según Abdallah Laroui:1707
las decisiones políticas no podían tomarse más que en Consejo de Ministros, que se reuniría todos
los días a una hora determinada, tras una discusión libre y general de todos sus miembros.
funcionarios, que, en caso de ser destituidos, ya no tenían que temer ser encarcelados o desposeídos
de sus bienes, pero, en contrapartida, al ser nombrados, debían prestar juramento de no aceptar
3. La experiencia del impuesto llamado ‘tertib’ introducido en 1881 fue retomada y mejorada;
los caídes y gobernadores ya no se encargaban de percibir el impuesto sobre bienes raíces, que fue
confiado, a partir de entonces, a unos amines especializados que debían informar de la suma que
debía cada propietario, bien por adelantado bien aplicando un baremo fijo.
4. Por último, un embrión de Asamblea Consultiva, formada en gran parte por funcionarios y
comerciantes, se reunió en Rabat en diciembre de 1901, para discutir los proyectos de equipamiento
1707
Véase Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales ..., op. cit., pag. 373.
1708
Bulletin du Comité de l´Afrique française, no. 5 (Mayo de 1.902), pág. 188.
1020
El programa reformista patrocinado en Marruecos por los británicos desde 1860 era por fin
aplicado. Sin embargo, las circunstancias no se presentaban ahora más favorables que en el siglo
XIX. Los resultados fueron sistemáticamente negativos, según el testimonio unánime de los
antagonistas, no adoptaba ninguna decisión; los caídes, gobernadores y jefes del ejército estaban
también divididos en dos campos enemigos; los funcionarios, al no tener ningún estímulo,
cumplían cada vez peor con sus tareas; la consulta de los notables fue percibida por las poblaciones
como una muestra de debilidad e indecisión; el ‘tertib’, por último, más leve, comparado con los
impuestos irregulares recaudados por los gobernadores, se consideraba, sin embargo, excesivamente
gravoso respecto de los impuestos coránicos tradicionales, que eran los únicos impuestos
considerados legales.
La política exterior de Silvela durante el bienio 1899-1900 podía ser interpretada a simple
vista como muy errática. Tras la derrota frente a Estados Unidos, que había puesto de relieve la
precariedad de la política internacional del régimen restauracionista en 1899, había buscado primero
una alianza con Francia, para en el verano de 1900, echarse en brazos de Inglaterra, confiando en el
respaldo del gobierno británico para constituir un nuevo imperio colonial en el continente africano.
Sin embargo estos bandazos en las orientaciones exteriores esconden que, en definitiva, Silvela se
movía siempre en virtud de la búsqueda de una garantía internacional para la integridad territorial de
península y del archipiélago canario, sito en el nor-oeste del continente africano. El líder
conservador había concentrado todos sus esfuerzos en luchar contra el aislamiento exterior de
España, bien ‘moviéndose’ con el objetivo de encontrar apoyos internacionales, alianzas, de buscar
1021
solidaridades, bien inclinándose hacia el reforzamiento de las estructuras militares nacionales,
sino más bien una mejor estructuración de la defensa del país. Si había querido que España
ingresase en la Dúplice franco-rusa había sido con ese propósito; si había intentado apoderarse de
Tarfaya y la Sakia al-Hamra era con el mismo objetivo: conseguir un estratégico glacis o zona de
seguridad en la costa occidental de Marruecos que permitiese una mejor defensa militar del
archipiélago canario.
sugerencia de Ojeda procuró huir de la satelización de España con respecto a los intereses galos, e
intentó a finales de la primavera de 1900 sorprender a la comunidad internacional con una maniobra
posición de prestigio respetada por toda Europa. Esta maniobra no la llevó a cabo de manera
completamente abierta, apoyándose en una influyente opinión pública nacional que respaldase su
actuación: su intento se inscribió más bien en la política hermética, de diplomacia secreta, propia del
continente europeo en el período anterior a la Primera Guerra Mundial, intentando repetir la fórmula
información y el debate quedaron excluidos, pues, del Parlamento. Para ello el gabinete español
negoció directamente con el Majzén en un primer momento sin dar cuenta de sus gestiones a ningún
país. De hecho, tal maniobra se frustró por la oposición del Sultán a la cesión de Tarfaya, y en una
segunda etapa, Silvela, dio a conocer sus propósitos a las principales cancillerías europeas. A lo
largo del verano, todas las negociaciones intentadas por el gabinete conservador en Marruecos en
aras a la ocupación de la costa sahariana al norte de Río de Oro no tendrán éxito. La documentación
diplomática española nos evidencia cómo el gobierno deseaba obtener la ocupación de Tarfaya y la
Sakia por miedo a que la región pasara a estar controlada por el Reino Unido o Francia; sobre todo
por parte de los franceses. El miedo al ‘peligro francés’ es usado como un instrumento por los
1022
españoles ante el Sultán con el fin de forzar la concesión. Las tácticas dilatorias del Majzén
ambiciones territoriales. Un año después del conflicto diplomático suscitado por el asunto de
Gibraltar y en un claro bandazo de sus inclinaciones exteriores, Silvela buscó en el Reino Unido el
Sakia por parte de Francia, intentó que lord Salisbury se convirtiese en la llave apropiada para
intentar abrir o romper la cerrazón del Sultán. Este apoyo fue prometido por parte británica en un
primer momento, y posteriormente negado tras un estudio exhaustivo de lo que significaba por parte
del Foreign Office, y coincidiendo con la llegada a este departamento ministerial del nuevo
independencia de Marruecos y a la pervivencia del statu quo. El rechazo inglés llevará a los
gobiernos conservadores a sondear a Francia, en otro giro de los que marcan la aparentemente
Ministro francés Delcassé buscando el apoyo de la República para sus pretensiones sobre el sur del
Imperio. Estas charlas entre León y Castillo y Delcassé son el prefacio inmediato de las
primavera de 1901. Era el fin de una trayectoria iniciada a comienzos de año. Con ella Silvela no
había conseguido potenciar la trayectoria expansionista del país, ni afirmar las pretensiones
seguridad nacional sin olvidar que se iba constatando la creciente potencialidad bélica de Francia,
1023
al marco teórico descrito por Roberto Mesa1709 cuando distingue entre las grandes potencias cuya
Silvela había buscado en 1900 que España se moviera u obrara dentro de los parámetros de esta
última categoría, la definida por un país con una política internacional propia, es decir, adecuada a
española con respecto a la cuestión marroquí. El inmediato gobierno liberal va a abandonar toda
veleidad de desarrollar un ejercicio de política autónoma -dado que sólo llegará a vislumbrar la
posibilidad de enviar una expedición armada limitada al Sultanato durante el verano de 1901,
opción sin embargo rápidamente descartada- y renunciará a ejercer iniciativa alguna relevante en el
canario Cólogan, menos díscolo a aceptar las instrucciones del Gobierno y nada proclive a ejercer
Marruecos a la necesidad de llegar a un acuerdo con Francia, olvidándose de las veleidades pro-
utilidad de las acciones armadas españolas en el Sultanato, que quedan descartadas como
inconvenientes.1710 Las conversaciones con Delcassé, tras su precedente en otoño de 1900, son
1709
Véase Mesa, R.: Democracia y política exterior en España, Madrid, Eudema, 1988, pág. 17.
1710
El general Gómez Jordana había redactado en la década final del siglo XIX un informe para el gobierno español en
el que expresaba su convicción de que si las circunstancias llevaban a España a intervenir militarmente en Marruecos,
habría que afrontar una cruenta campaña, para la que habrían de movilizarse en los comienzos, cien mil hombres.
Véase Teniente General Francisco Gómez-Jordana Souza: La tramoya de nuestra actuación en Marruecos, Madrid,
Editora Nacional, pág. 27.
1024
interminable tira y afloja entre las dos partes negociadoras. En cuanto al mantenimiento del statu
quo, el gobierno liberal opta por su defensa, intentando eludir la llegada de un punto crítico en el
problema de Marruecos que determinase la implicación de las fuerzas armadas españolas. Por ello
Sagasta y Almodóvar intentarán como había hecho Silvela subsanar las deficiencias anteriores de la
política internacional española, abandonar el aislamiento de los años finales del siglo XIX, y
preparar al país ante la apertura de la cuestión marroquí, alineándose decididamente con Francia,
Los estudios dedicados a la política exterior practicada por los liberales durante el bienio
1901-1902 no siempre han dado el suficiente relieve a la tendencia continuista de Sagasta con
respecto a las líneas orientadoras de la delimitada por Silvela. El estudio de la labor diplomática del
ese mismo grupo a la hora de plantear y resolver las principales cuestiones internacionales
pendientes, siendo incorrecto juzgar su comportamiento en función sólo de una de las etapas.
Cuando se comete este error, no se perciben las contradicciones, las vacilaciones, los avances y
retrocesos, pero tampoco las líneas de continuidad que experimenta el indicado grupo. Para no caer
en esta falsedad historiográfica, vamos a diferenciar tres etapas en la dinámica diplomática de los
1.- Una primera (1899) en la que se lleva a cabo una redefinición de la política exterior
española por parte de Silvela, que le lleva a intentar insertar a España en el marco de la Dúplice
Alianza franco-rusa, o en el más amplio de una coalición continental anti-británica, que englobase
al II Reich, y que diese una garantía internacional a la seguridad nacional y a la integridad territorial
española, amenazada por el ciclo de la redistribución colonial de finales del siglo XIX.
2.- Una segunda (1900) vendría a ser el intento de proyección material del sueño de Silvela
de reconstituir un imperio colonial español, edificado en el Noroeste de África (Tarfaya- Sakia al-
1025
Hamra), para lo cual Silvela adoptó una estrategia similar a la que había utilizado en los meses
anteriores (cuando el político conservador se decantó por apoyar la resolución majzeniana de cerrar
a la navegación internacional las costas rifeñas) consistente en contar con la colaboración del Reino
Unido para obtener el control de un territorio que contribuyese a reforzar la seguridad nacional (en
3.- Una tercera (1901-1902) que coincide con el fracaso de la estrategia de Silvela y con la
imagen internacional de España como país ‘neutral’, procurando no desatar los recelos británicos.
actuación diplomática. Así Sagasta y su ministro de Estado, Almodóvar intentarán ligar1712 la firma
En este sentido, el estudio del convenio de reparto de Marruecos con Francia en dos esferas
de influencia ofrece una perspectiva ideal para conocer mejor las directrices de la acción
internacional del gobierno de Sagasta. El gobierno liberal marcará las primeras pautas de su
el retraimiento internacional de España, se adoptará una clara opción por el acuerdo con Francia,
con la estrategia consecuente que defendía llegar a un compromiso de reparto del Sultanato.
Hasta el momento actual contábamos con una fuente básica para el estudio del convenio non-
nato de 1902 entre Francia y España sobre el reparto en dos esferas de influencia de las tierras del
1711
Sin embargo Javier Tusell y Genoveva García Queipo de Llano en su estudio, Alfonso XIII. El rey polémico
resaltan que la característica básica de la política exterior española de la época consistió en una aproximación al Reino
Unido, buscando la prolongación de la existencia del Imperio marroquí. Cfr. Tusell, J. y García Queipo de Llano, G.:
Alfonso XIII. El rey polémico, Madrid, Taurus, 2001, pág. 112.
1712
Utilizando en sus gestiones en París al Embajador español en la capital francesa, León y Castillo.
1026
Imperio marroquí. Esa fuente es la conocida desde 1950, la utilizada por José María Campoamor
1904).1713 Señala este autor cómo pudo averiguar que en 1905 quienes participaron en las
negociaciones reunieron cartas y despachos que formaron un solo cuerpo de más de quinientos
folios (en copia mecanografiada) titulado Las negociaciones hispano-francesas para el Convenio
Henares. Con ser importante su consulta, más lo es el hallazgo de toda una documentación inédita
que recoge hasta las más mínimas vicisitudes de la negociación, a lo largo prácticamente de dos
años, entre los gobiernos de París y Madrid. Se trataría de los fondos de la Embajada de España en
París, custodiados también en Alcalá, donde aparece no sólo la documentación original, manuscrita,
de las cartas de León y Castillo y Almodóvar, sino lo que es más importante: los borradores de las
cartas que León y Castillo rehacía y enviaba a Almodóvar, cuyo texto definitivo es el que
únicamente manejó Campoamor. Surgen ahora desveladas muchas respuestas clave a problemas
hasta ahora no bien entendidos: ¿cuándo empezaron exactamente las negociaciones?, ¿por qué su
larga duración?, ¿cuál fue la tarea en la negociación de la Reina Regente María Cristina de
Habsburgo?. Pero también surge una evidencia: y es que León y Castillo mintió en sus Memorias,
redactadas años más tarde, cuando ocultó el verdadero motivo por el que no se firmó el acuerdo. A
la luz de estos documentos inéditos, se demuestra como León y Castillo recibió hasta tres órdenes
1713
Hasta entonces la principal fuente de información del lado español sobre las negociaciones en torno a Marruecos
celebradas entre Francia y España (1901-1903) eran las memorias de León y Castillo, aunque cronológicamente sean
imprecisas y no rara vez inducen a confusión. León y Castillo falseó su biografía en este punto para darle más lustre.
Los libros de memorias – que siempre han gozado de poca fama en cuanto a su objetividad histórica- arrojan en este
caso una luz débil y mortecina sobre los orígenes y el desarrollo de las negociaciones francoespañolas. Víctor Morales
Lezcano en su libro, León y Castillo, embajador, no arroja ninguna luz sobre estas conversaciones. En el lado francés,
señala Vicente R. Pilapil (“Las negociaciones franco-españolas sobre Marruecos, 1901-1903“, en Arbor, no. 389, mayo
de 1978, pág. 35) existe una laguna importante de documentos oficiales al respecto. Delcassé dirigió personalmente las
negociaciones con el embajador español rodeándolas de un secreto bastante hermético. Ni siquiera informaba al
embajador de Francia en Madrid ni a otros altos cargos de su departamento. “Patenôtre, en Madrid, fue marginado
virtualmente (...). Es significativo que en los dos volúmenes de sus Memorias, en los que Patenôtre hace un relato
completo del conjunto de su carrera diplomática, omita totalmente los seis años que estuvo de embajador en Madrid “.
(Cfr. Christopher Andrew, Théophile Delcassé and the Making of the Entente Cordiale, Londres, MacMillan and Co.
Ltd., 1968, pág. 150).
1027
sucesivas de Sagasta para que firmara el tratado, y como una leve discrepancia verbal en el
momento de la firma con Delcassé evitó que el acuerdo cristalizara definitivamente. La versión
clave convenida, “Guadalajara”, para la firma del tratado, es absolutamente falsa, al hacer su
aparición entre los papeles de la Embajada, dicho documento inédito, matasellado por los telégrafos
11.22. Evolución de la actuación de los liberales con respecto a Marruecos entre 1898 y
1901.
Aunque la política oficial de los partidos del turno restauracionista era prolongar la
conservación del ‘statu quo’ en Marruecos mientras fuese posible y ganar tiempo de esta manera,1714
percatado el gobierno liberal sagastino de que Gran Bretaña no tenía apetencias territoriales en
Marruecos y ostentaba la rectoría de las potencias partidarias del principio de mantenimiento del
‘statu quo’, decidió en 1898 cerrar filas con ese país, meses después –incluso- de haber manejado la
posibilidad de llegar a una concertación continental contra el Reino Unido. Pese a la actitud
continuado recelo de Gran Bretaña,1715 España hubo de admitir que Inglaterra era su aliado natural
Londres fue a entrevistarse con el titular del Foreign Office y “se pronunció muy seriamente“1716 a
favor de que España y Gran Bretaña practicasen una política concertada con miras a mantener el
‘statu quo’ en Marruecos. Lord Salisbury le dio la alentadora respuesta de que también su gobierno
1714
Esto ocurrió en líneas generales sólo hasta 1901, año en el que hay una cierta supeditación española a la política
francesa en Marruecos.
1715
Por razones que no están claras, el gobierno español daba por seguro que, en el caso de que las deterioradas
relaciones entre Francia y Gran Bretaña – recién superada la crisis de Fashoda – hubieran dado lugar a un conflicto, el
segundo de estos países habría tratado de ocupar algunos puertos de mar españoles. El intento de obtener el apoyo
francés, ruso y alemán contra la eventualidad de una agresión británica no dio resultados. Cfr. Pilapil, V. R.: “Las
negociaciones franco-españolas sobre Marruecos, 1901-1903 “, en Arbor, no. 389, 1978, pág. 32.
1716
Salisbury a Wolf, 11 de enero de 1899 ; G.P. Gooch y Harold Temperley (eds ), British Documents on the Origins
of the War, 1898-1914, Londres , His Majesty’ s Sationery Office, 1927, II , pág. 255.
1028
deseaba actuar conjuntamente con España en la medida de lo posible y que, por cuanto ambos
armoniosamente.1717 Sin embargo, cuando el gobierno de Silvela pretendió la ayuda inglesa para
constituir un colchón defensivo de Canarias en Tarfaya, Londres se negaría alegando que ello
rompía el mantenimiento del ‘statu quo’. El rechazo británico canalizó las aspiraciones de los
conservadores españoles a entenderse con Théophile Delcassé, quien en junio de 1898 había sido
nombrado Ministro de Asuntos Exteriores de Francia. Uno de los principales objetivos de Delcassé,
como más tarde expondría ante la Cámara de Diputados durante la primera crisis de Marruecos, era
hacerse con una parte sustancial de aquel país. “La visión imperial que habría de dominar el
desarrollo de su política exterior –señala C. Andrew- era la de una Gran Francia construida en
torno a las costas del Mediterráneo con un hinterland africano que se prolongaría hacia el sur
hasta el Congo“.1718 La adquisición de una parte importante de Marruecos era condición esencial de
ese programa. Delcassé propugnaba su consecución mediante la obtención de acuerdos con España
e Italia, y el posterior respaldo alemán para los mismos a cambio de compensaciones territoriales a
esta nación en otras regiones de África. Delcassé creía a la sazón que Inglaterra se opondría a las
ambiciones francesas en Marruecos y que sería preciso forzarla a asociarse a las mismas si aquéllas
verse Gran Bretaña envuelta en la guerra de los bóers, este hecho proporcionó al titular de
Exteriores galo la anhelada oportunidad de llevar adelante sus planes: se iniciaron conversaciones
La persona que más intensamente presionó al gobierno español para que aceptase la oferta de
Delcassé de entablar negociaciones sobre Marruecos fue el Embajador en París, León y Castillo.
1717
Con el fin de reforzar los lazos con Gran Bretaña, el gobierno español decidió (en el momento de asumir el poder
Silvela) unilateralmente suspender la construcción de fortificaciones y posiciones -iniciada durante la guerra de España
y Estados Unidos en la costa de Algeciras– que podían estar dirigidas contra Gibraltar (Wolf a Salisbury, 10 de marzo
de 1899, British Documents, Tomo II, pp. 255-256).
1718
Cfr. Andrew, C.: Théophile Delcassé and the Making of the Entente Cordiale, Londres, MacMillan and Co. Ltd,
1968, pág. 87. Esta excelente monografía está basada en documentos privados y correspondencia epistolar inédita.
1719
Ibid, pág. 151 y siguientes.
1029
Según él, “Marruecos ... era para España un asunto de seguridad nacional“.1720 Estaba firmemente
Marruecos era llegar previamente a un acuerdo con Francia. Por eso apremiaba al gobierno español
para que cambiara su posición relativa a Marruecos. “El statu quo y nada más era la única
respuesta que pude conseguir“, 1721 se lamentaba el Embajador. Sin embargo, desde que Francia se
aprovechaba de las dificultades de Gran Bretaña con los rebeldes bóers realizando un gradual
del gobierno español. León y Castillo venía advirtiendo que la cuestión de Marruecos pronto sería
resuelta con o sin España y que si “se resolvía sin nosotros sería resuelta en contra nuestra“.1722
Una vez frustrada la posibilidad del apoyo británico para apoderarse de Tarfaya, parece ser que el
presidente Silvela autorizó a León y Castillo a que escuchara lo que Delcassé ofrecía, pero no a
negociar. 1723
Con todo, si se produjeron conversaciones entre las diplomacias francesa y española sobre el
reparto de Marruecos en el período comprendido entre octubre de 1900 y marzo de 1901, es decir en
la etapa del gobierno conservador presidido por el general Manuel Azcárraga, no lo conocemos,
Sí que parece que a comienzos del otoño de 1900 se produce un ligero viraje en la orientación de la
política exterior española, asumido por los conservadores. En octubre de aquel año Silvela sostuvo
una entrevista con el Embajador británico en Madrid sobre el tema de Marruecos mencionando lo
residente de Francia en Tánger redactaba una nota “de acuerdo con los criterios expresados“ por
1720
Cfr. León y Castillo, F.: Mis Tiempos, Madrid, Librería de los Sucesores de Hernando, 1921, Tomo II, pág. 128.
1721
Ibid, pág. 128.
1722
Ibid, págs. 126 y 174.
1723
Ibid.
1724
Wolf a Salisbury, 11 de octubre de 1900, en B.D., pág. 258.
1725
“... suponía que Inglaterra reclamaría Tánger “(ibid).
1030
Delcassé, especificando las bases para un arreglo con España.1726 El deseo de Delcassé de llegar a
una avenencia con España se hizo incluso más fuerte después del éxito de sus negociaciones con
Italia. En el último mes del año 1900, Francia e Italia intercambiaron notas, declarando el primero
de estos países desinteresarse de Trípoli a cambio de una actitud recíproca de Italia en cuanto a
Marruecos. Los deseos de Delcassé de llegar a un acuerdo con España eran compartidos sin reservas
por León y Castillo hasta el punto de que éste, según todo indica, fue más lejos de lo que sus
Paul Révoil, Ministro residente en Tánger, previno a Delcassé para que “moderara el amplio gesto
con que la mano de León y Castillo embolsaba bazas al otro lado (de los montes) del Atlas“.1727 El
carta definitiva remitida por León y Castillo al Duque de Almodóvar del Río el 31 de octubre de
1901. Sabemos por esta documentación que recién llegado al poder el partido liberal, y desde la
conferencias que se prolongaron a lo largo del verano y se celebraron tanto en la capital del Estado
como en San Sebastián. León y Castillo volvió a su campaña a favor de un arreglo con Francia
repitiendo su advertencia de que, de no mediar semejante convenio, el problema marroquí podría ser
resuelto en contra de los intereses de España. Argüía que, a juzgar por sus confiadas acciones en el
Tuat, era concebible que Francia ya hubiese llegado a alguna clase de entendimiento con Inglaterra.
1726
El memorándum lleva fecha de 6 de noviembre de 1900. Crfr. Andrew, C., op. cit, pp. 149-150.
1727
Révoil a Delcassé, 6 de febrero de 1901, citado por Andrew: op. cit., pág. 150.
1728
Delcassé a Patenôtre, 16 de febrero de 1901, en Pilapil, V.R.: op. cit., pág. 37.
1729
Susana Sueiro coincide bastante con las fechas que manejamos cuando indica en su tesis doctoral que el inicio de
las negociaciones secretas sobre el reparto de Marruecos entre Delcassé y el Embajador español, León y Castillo se
puede datar a principios de 1.901. Véase Sueiro Seoane, S.: España en el Mediterráneo. Primo de Rivera y la
“cuestión marroquí “, 1.923- 1.930, Madrid, U.N.E.D., 1992, pág. 6.
1031
Sin embargo, cuando el gobierno español consultó a Gran Bretaña al respecto recibió la respuesta
terminante de que no existía ningún acuerdo de este tipo entre Francia y Gran Bretaña.1730
Tras recibir una serie de instrucciones, León y Castillo se había puesto en contacto con
Delcassé en repetidas ocasiones. Ambos habían tenido una serie de encuentros, cuyo número no
resalta la carta, en los que se había examinado muy detenidamente la cuestión del reparto de las
modifier le statu quo”, en palabras de Henry Marchat que las estudió lúcidamente en un artículo
otoño de 1902 fueron muy arduas. Comenzaron a los pocos días de haberse cargo Almodóvar del
Ministerio de Estado, tras trasladarse León y Castillo a Madrid a recibir las primeras instrucciones
verbales. Delcassé presentaba una enorme resistencia a plegarse a los deseos expresados por el
gobierno español. Lo hacía escudándose en la presión que sobre él ejercía la opinión pública, los
grupos colonialistas y la prensa que mantenían la idea de una preponderancia total de la República
en el norte y noroeste de África, hegemonía que no admitía repartos territoriales del Sultanato, pues
derechos políticos, geográficos e históricos españoles sobre Marruecos, habían conseguido que se
modificase la postura francesa, deseosa por otra parte de llegar a una inteligencia con España, tras
España una pequeña franja en el norte del Sultanato que comprendía la costa mediterránea, Tánger
y una parte mínima de la costa atlántica que llegaría hasta la altura de Arzila, un estrecho
1730
Durand a Lansdowne, 13 de Abril de 1901, B.D, págs. 259-260.
1731
Véase Henry Marchat : «Les origines diplomatiques du «Maroc espagnol« (1880- 1912)« en Revue de l´Occident
Musulman et de la Méditerranée, Aix-en Provence, Centre National de la Recherche Scientifique, 1970 , pág. 116.
1032
hinterland encerrado en estos límites, que León y Castillo se encargó de comunicar personalmente
a Almodóvar. Éste no estaba dispuesto a aceptar un hinterland constreñido, reducido a una zona
estrecha de territorio extendida entre el mar y las cordilleras próximas y ordenó al Embajador que
Larache, oferta nuevamente rechazada por el Embajador quien solicitó que el reparto de Marruecos
debía hacerse sobre una base más equitativa. Ello marcó el fin temporal de las negociaciones;
Delcassé no ofertó más y espetó a continuación a León y Castillo que lo razonable ante tal
Sabemos por el borrador de la carta antes citado que la negociación quedó estancada en un
punto muerto que se prolongó durante bastantes días. Paralizadas las conversaciones, León y
Castillo siguió acudiendo con asiduidad al Quai d´Orsay aunque en sus charlas con Delcassé no se
volvió a tratar el tema del reparto de Marruecos. El descubrimiento entre la Miscelánea García
Figueras de la Biblioteca Nacional de una serie de cartas inéditas cruzadas a lo largo del verano de
1901 entre el Ministro de Estado liberal, el Duque de Almodóvar y León y Castillo nos permite
profundizar aún más en el estudio de las negociaciones en torno al tratado ‘non-nato’ de reparto de
Marruecos. Almodóvar tenía la idea de llegar a compromisos de largo alcance que excedieran del
marco marroquí, lo que hubiera insertado a España en las amplias perspectivas de la política
continental europea. Durante su anterior actuación como titular de Estado, en 1898, ante los
rumores de una acción militar de Inglaterra en el Estrecho de Gibraltar que supusiera la ocupación
de Tánger, perfiló la posibilidad de un acuerdo entre España, Francia, Rusia y Alemania, que
hiciese frente a la eventualidad de las amenazas inglesas.1732 En junio de 1901 volvió a resucitar
esa idea: debía ser el conjunto de las potencias continentales el que permitiera a España la
consecución de un Imperio en Marruecos. Por ello aconsejó a León y Castillo que sondease la
1732
Cfr. Campoamor, J. M.: La actitud de España ante la cuestión de Marruecos (1900-1904), Madrid, CSIC, 1951,
pp. 237-238.
1033
disposición del príncipe Radolín, Embajador del II Reich en París; estos sondeos debían realizarse
en la más absoluta reserva.1733 El Marqués del Muni tomó nota de estos consejos; para evitar que
Embajada en París, Dóriga que llevase personalmente sus cartas a Madrid. A juicio de León y
Castillo, uno de los principales problemas a los que tenía que hacer frente la política internacional
del gobierno Sagasta era la actitud de una parte de la prensa española, que quería desmarcarse de la
posibilidad de acuerdos con Francia. Incluso algunos rotativos, como el republicano El Liberal
tenían una marcada tendencia a favor de una aproximación al Reino Unido.1734 León y Castillo
evaluó asimismo las posibilidades de una ruptura inminente del ‘statu quo’ en Marruecos por parte
de Francia, aspecto que descartó. A continuación, en una misiva remitida el 27 de junio al titular de
Estado, desechó que existiese el más remoto indicio de que Francia e Inglaterra quisieran
entenderse en la cuestión de Marruecos, sin contar con España. Señaló además que el parón de las
negociaciones con Delcassé se debía a haberse crecido el Quai d´Orsay con el éxito diplomático
Sultán en el affaire ocasionado por la muerte de Pouzet, por lo que el gobierno republicano creía
1733
Véase: Carta particular del Duque de Almodóvar del Río, Ministro de Estado a Fernando León y Castillo,
Embajador de España en París. 19 de junio de 1901. Biblioteca Nacional. Sección de África. Miscelánea García
Figueras. Tomo CXXVI, pp. 25-26.
1734
Las campañas de prensa organizadas a favor del Reino Unido causaban muy mal efecto en Francia. Eran seguidas
con asombro y tristeza por el Quai d´Orsay, que temía un acercamiento español hacia Londres. Las consecuencias
podían ser trágicas para el régimen restauracionista: Francia dejaría de colaborar con España en el terreno financiero y
comercial y en el plano político, podría alentar las actividades de catalanistas y carlistas. Carta particular no. 12 de
León y Castillo al Duque de Almodóvar del Río. 5 de julio de 1901. Biblioteca Nacional. Sección de África.
Miscelánea García Figueras .Tomo CXXVI, pp. 29-31. Almodóvar ordenaría a León y Castillo que transmitiera el
siguiente mensaje a Delcassé: “De Vd. seguridades al gobierno francés: no hay opinión favorable a inteligencias con
Inglaterra precursoras de compromisos, ni el Gobierno liberal ha pensado en tal cosa, ni el británico las ha solicitado“.
1735
El número de verano de 1901 de la Revue des Questions Diplomatiques et coloniales contenía un artículo sobre la
cuestión de Marruecos, firmado por Robert de Caix, importante publicista de cariz imperialista. Resumía las opiniones
del partido colonialista galo. Este daba muy poca relevancia a la cuestión del Estrecho de Gibraltar, circunscribiéndose
a reclamar el Marruecos interior. Según los colonialistas, el problema marroquí podía resolverse o mediante una
inteligencia con España, que recibiría una faja de territorio al sur del Estrecho, y a la cual podría Francia garantizar sus
posesiones actuales (ante el problema de la redistribución colonial que se vivía en este contexto histórico a escala
1034
que no habría sólo “que negociar“ por Marruecos, sino “luchar a brazo partido“ por conseguir un
Imperio en este territorio. Por otro lado, Delcassé insinuó, ante las campañas de prensa que
señalaban la posibilidad de un golpe de mano contra España por parte de Inglaterra en las
estallaba. Respecto al propósito de fortificar la bahía de Algeciras, Ceuta y Canarias que la prensa
atribuía al gobierno español, el titular del Quai d´Orsay declararía a León y Castillo que estaba
dispuesto a prestar a España toda clase de apoyos para su realización inmediata, ofreciéndose para
influir cerca de los grandes empresarios galos, de las fábricas de armamento como Creusot y
similares, para que se pusiesen al servicio de Sagasta y permitiesen a éste completar las defensas
en breve plazo.1736 Con todo, Almodóvar estaba preocupado por la posibilidad de que el Quai
d´Orsay buscase llegar a una inteligencia sobre Marruecos con Inglaterra dejando al margen a
España, por la pobreza de medios militares que ésta podía ofertar al ingresar en una alianza
internacional con lo que siguió madurando la posibilidad de contactar con Alemania a través de
internacional), o mediante acuerdos con Alemania o con Inglaterra. En los dos últimos supuestos, el autor del artículo
declaraba que España no podría pretender nada. Estas opiniones de los africanistas y colonialistas de la Cámara de
Diputados influían poderosamente en el ánimo de Delcassé, a juicio del Marqués del Muni. Pocos días después
Delcassé se entrevistaría con Etienne, uno de los líderes más importantes del partido colonialista. Según el Embajador
español, el motivo de la entrevista había sido tratar en torno al futuro de Marruecos. Etienne habría manifestado al
titular de Exteriores que su grupo no se mostraba con respecto a España con muchas intenciones generosas. Los
coloniales tenían tales apetitos que deseaban prácticamente apoderarse de todo Marruecos, de tal forma que León y
Castillo creyó que su propósito al dar a luz el escrito contenido en la Revue des Questions Diplomatiques, era provocar
en Inglaterra un movimiento de opinión favorable a una inteligencia con Francia en la cuestión marroquí, tanto más
cuanto que ya había en Londres publicistas y políticos partidarios de esta solución. Sin embargo León y Castillo
aseguró a Almodóvar que todo se reducía a tentativas, probablemente, inútiles. En cambio alertaría a Almodóvar de que
la Embajada marroquí a Londres, encabezada por el Mennebbhi buscaba acuerdos comerciales y económicos entre
Gran Bretaña y Marruecos , tendentes a la construcción de ferrocarriles que partiendo del Mediterráneo, llegasen al
corazón del Imperio. En cuanto Delcassé se enteró de tales tratos, mostraría gran irritación y una actitud casi belicosa,
disponiéndose resueltamente a oponerse a los propósitos británicos de penetración económica en Marruecos. Carta
particular no. 13 de León y Castillo al Duque de Almodóvar del Río. 6 de julio de 1901. Biblioteca Nacional. Sección
de África. Miscelánea García Figueras.Tomo CXXVI, pág. 32. Almodóvar descartaría días después la posibilidad de
que Inglaterra llegara a concluir tratados políticos o comerciales con el Sultán. Y mucho menos que llegara a conceder
un préstamo a Marruecos. Según el titular de Estado, las pretensiones inglesas se centraban en abrir el mercado de
exportación marroquí, satisfaciendo las necesidades de las empresas navieras.
1736
Cfr. Carta particular no. 11 de Fernando León y Castillo al Duque de Almodóvar del Río. 27 de junio de 1901.
Biblioteca Nacional. Sección de África. Miscelánea García Figueras. Tomo CXXVI, pp. 27-28.
1737
La noticia de maniobras navales y del Ejército de Tierra francés en la vecindad de Marruecos preocupaba también
a Almodóvar. Carta particular de Almodóvar a León y Castillo. 14 de julio de 1901. Biblioteca Nacional. Miscelánea
García Figueras. Tomo CXXVI, pp. 33-34.
1035
Sin embargo, tal como ha señalado acertadamente John P. Halstead1738 el propósito de
Delcassé era el de no marginar a España en lo tocante al futuro del Imperio jerifiano. El 27 de julio
practicar una aproximación diplomática hacia España, consultarla y llegar a un acuerdo con ella, a
la vez que recomendaba al diplomático que apoyara las gestiones de la Legación española en aras a
consolidar “una entente cordiale“ entre las dos naciones.1739 Uno de los altos funcionarios de la
donde se enfrentaban encontrados intereses que “con quien Francia tenía que entenderse en la
cuestión de Marruecos, era con España, cuyas actuales posesiones en África son intangibles y que
iría hasta la guerra para impedir que Inglaterra se posesionase totalmente del Estrecho “.1740
Así, a finales de octubre Delcassé en el curso de una nueva entrevista con León y Castillo le
ofertaba una nueva proposición, basada en considerar como esfera de influencia española en el
correspondiente a las fuentes de éste, el río Muluya y el Mediterráneo. Por primera vez, Delcassé
ofertaba crear otra esfera de influencia hispana en el sur del Sultanato, comprendida entre el cabo
Era una oferta, según el Ministro francés, que había perfilado personalmente, aunque
esperaba obtener la correspondiente aprobación de sus colegas del gobierno y del Presidente de la
República; era una forma de conminar al gabinete Sagasta exigiendo una pronta aceptación. En el
borrador de la carta, León y Castillo, no obstante manifestaba sus dudas, señalando que entendía
que éste era un asunto tratado y discutido previamente con el jefe del gobierno y otros ministros:
1738
Véase Halstead, J.P.: Rebirth of a nation. The origins and rise of moroccan nationalism, 1912- 1.944, Cambridge
(Massachusetts), Harvard University Press, 1967, pág. 14.
1739
Delcassé a Saint-René Taillandier, Ministro de la República francesa en Tánger. 27 de Julio de 1.901. D.D.F. A.M.
(1901-1905).
1740
Angel Ruata, Embajador de España en Berlín al Duque de Almodóvar. Despacho no. 41, reservado. 20 de Febrero
de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 93 /Ex. 1.
1036
“Urge (...) en mi opinión, dar señales de vida (se refiere a acelerar las
negociaciones), porque según dije a uno de los predecesores de V.E., si la cuestión de
Marruecos no se resuelve de acuerdo con nosotros, se resolverá sin nosotros y
probablemente contra nosotros“.1741
León y Castillo le apremiaba a Almodóvar a que diese una contestación. Había estado en
Madrid recientemente tratando de las negociaciones sobre el reparto del Sultanato con el Ministro
de Estado, y durante el verano viajó hasta San Sebastián, ciudad donde reanudaron sus charlas. La
prensa española al saberlo se había lanzado a realizar numerosas especulaciones que ahora quería
posibilidad del ingreso de España en una alianza internacional y también se había discutido el
tema de Marruecos.1742 Por ello, no abandonó Francia y renunció a tratar otra vez estos asuntos
explicaría entonces a León y Castillo que Sagasta, el presidente del gobierno, desconocía muchos
de los pormenores de la negociación seguida con Francia y al ser informado por el Ministro de
Estado, experimentó cierta vacilación aunque acabó dando su aprobación a las gestiones de
Diciembre fue el mes elegido por Ojeda para trasladarse a Madrid donde mantuvo varios
contactos con Almodóvar, con Valeriano Weyler, Ministro de la Guerra y con la Reina Regente.
española en el Sultanato. Sabemos por cartas posteriores que remitió al Ministro de Estado que uno
de los temas primordiales tratados en sus conferencias con Almodóvar fueron los rumores en torno
1037
Tras las consultas con Sagasta, Almodóvar hizo llegar una carta particular al Embajador con
fecha 21 de diciembre en la que aparecían contempladas nuevas instrucciones. Tanto Sagasta como
Almodóvar entendían que seguía siendo muy escasa la extensión territorial marroquí ofertada por
Delcassé, además de tratarse de un territorio de escaso valor económico en comparación con las
tierras más feraces y ricas del Imperio que quedaban dentro de la esfera de influencia gala. Era
como el fin del ‘statu quo’, la pérdida de la independencia de Marruecos, o el hecho de que el país
en condiciones de competir con la belga, italiana, alemana, francesa e inglesa, por lo que se
“En realidad se nos debe algo más sustancioso que un trozo de costa poco fértil con
un hinterland montañoso. Cierta participación en las tierras productoras de cereales y en
los bosques de alcornocal por el Sur del Sebú, tenemos derecho a esperarla“.1744
La carta venía acompañada de un documento oficial, una real orden reservada.1745 Ésta
arroja mucha luz sobre las intenciones en materia de política exterior de Sagasta, en estos
con los Estados Unidos. En el texto, se señalaba cómo el Gobierno español solicitaba una
extensión territorial mayor en Marruecos; era algo que se presentaba como una ‘aspiración de todo
el pueblo‘, y como una forma de garantizar la independencia del país. Los derechos seculares
españoles en el Sultanato imponían una distribución de las esferas de influencia basada en criterios
de la más absoluta equidad. Por ello, se juzgaba improcedente el proyecto de Delcassé que dejaba
1744
Carta particular de Almodóvar del Río a León y Castillo. 21 de Diciembre de 1.901. A.G.A. Asuntos Exteriores.
Embajada de España en París. Legajo no. 5841.
1745
R. O. reservada no. 437 del Ministerio de Estado de 22 de Diciembre de 1.901 dirigida a León y Castillo. A.G.A.
Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo no. 5841.
1038
a) las tres ciudades imperiales del Sultanato: Fez, Meknés y Marrakesh.
c) Los caminos y vías más útiles de penetración hacia el Atlas (el Ued Oum er Rbia y Bou-
Regreg) y
1. Conseguir una ampliación del área de influencia española en el norte del Sultanato. El
límite meridional del territorio debía quedar establecido a lo largo del curso del Oum er Rbia,
desde su desembocadura en el Atlántico hasta su entrada en el país de los Beni Mguild, dejando
dentro de la esfera española el mismo y el de los Ait-Youssi, para luego descender el linde
quedarían englobadas en esta área, Fez, Meknés y la provincia de Chauia, reservándose Francia
Marrakesh y Tafilalt, las provincias de Abda y Dukala y la extensa región comprendida entre la
En el Sur del Imperio, el gobierno liberal solicitaba también otra ampliación de la esfera de
influencia española que debía tener su límite septentrional no en Ifni, sino en el Ouad Massa y el
históricos’, Sagasta y Almodóvar eran muy conscientes de que no había sido por el poder militar
de España o por su capacidad para defender esos derechos, ni tampoco por el peso específico de la
1746
Esta extensión de costa debía ir acompañada de un hinterland, demarcado por una línea que partiendo de la
desembocadura del Uad Massa en el Atlántico siguiera el curso del río, el Ghas y el Aif Oulras, para buscar desde las
fuentes de éste las del Akka, descender luego este río hasta el desierto de Ynanuen, al que debía dejar a la izquierda,
proseguir luego por el Tizgi hasta su desembocadura en el Uad Draa, remontando este río hasta más allá de Ed-Debait
(dejando este lugar dentro de la zona española) para bajar recta hasta Larga , y desde allí a Tivvakas.
1039
nación en el contexto geoestratégico del Mediterráneo Occidental, sino por el interés de Delcassé
en poner freno al expansionismo inglés en Marruecos; por el deseo francés de ir logrando acuerdos
por ser lo suficientemente poderosa como para hacer respetar y oir sus derechos, sino por la
competencia de los intereses franceses y británicos en esta parte del Mediterráneo. Pero es más,
Francia y España no estaban participando en el reparto del Sultanato en una situación de igualdad
jurídica, pese a las tesis defendidas por Almodóvar y por los africanistas españoles, en la que
ambos países actuaran con facultades y derechos idénticos. Delcassé estaba tendiendo a subrayar la
admitiendo desde diciembre de 1901, al aceptar la postura de Francia como la de una potencia
esfuerzos de penetración económica realizados (así eran reconocidos por Almodóvar) y que había
adquirido una incuestionable “situación predominante“ en la Corte jerifiana, aspectos estos que le
facultaban a reclamar “como esfera de influencia suya una porción grande de los dominios del
Sultán“.
ende, llevaban a Sagasta y Almodóvar a establecer como una condición previa a la firma del
gobierno republicano no iba a presionar sobre el Sultán para obtener concesiones territoriales
3. La debilidad militar de España era la causa que explicaba otra de las condiciones previas a
la firma que exigían Sagasta y Almodóvar. Se temía en particular que Francia, tras su
1040
entendimiento con Italia y España, con cualquier pretexto interviniera en el Sultanato, provocando
con su acción militar la actuación de otras potencias europeas que ignorantes del reparto secreto
del Imperio, podían ocupar o invadir los territorios asignados a la esfera de influencia española.
Por ello, los dos países signatarios debían comprometerse a no ejercer acción alguna dentro de su
propia esfera de influencia en aras a obtener ventajas territoriales, sin notificárselo mutuamente
4. Ante la conciencia en la clase política restauracionista tras 1898, de la débil posición del
país en el contexto internacional, la obsesión permanente de los dirigentes españoles era impedir la
marginación de España, tratar de evitar que las otras potencias pudieran tomar decisiones respecto
al área de sus intereses sin que ella pudiera dejar oír su voz. En su calidad de pequeña potencia la
de otros países como Gran Bretaña era buscar alianzas con otra u otras potencias. Éste era el
propósito que había animado a Silvela a intentar el ingreso de España en la Dúplice Alianza. Pero a
su vez, estaba pendiente desde 1898 el problema de lograr la garantía de la integridad territorial
española, el de la seguridad nacional que había llevado a Silvela a practicar una política exterior
arriesgada, primero ejercitando una acción autónoma en Marruecos para conseguir la ocupación de
Tarfaya y Sakia al Hamra, que garantizase la defensa del archipiélago canario, y luego, al dilatarse
las negociaciones con el Majzén, a echarse en brazos de Inglaterra, el reciente rival en el problema
Sagasta y Almodóvar estaban muy alarmados por las continuas maniobras navales británicas
prestigios’ entablada a lo largo de 1901 por las Armadas británica y francesa, y tal como había
hecho Silvela se plantearon la cuestión clave de buscar un aliado que al mismo tiempo aportase
remitidas a León y Castillo era la más importante. El Reino Unido podía sentirse frustrado y
1041
marginado por el acuerdo franco-español de reparto del Imperio jerifiano, hecho a sus espaldas,
dado que alteraba la situación en el Mediterráneo occidental vigente hasta entonces. España
quedaba dueña de los dos lados del Estrecho de Gibraltar, y rompía un equilibrio existente que el
Reino Unido podía querer restablecer ocupando algún punto de la costa septentrional del Imperio.
Su Marina podía incluso llevar a cabo acciones de represalia, atacando y ocupando parte del
territorio español.
León y Castillo debía pedir el compromiso francés, para ayudar militarmente a España si se
daban estas circunstancias. ¿Qué tenía que ofrecer a cambio León y Castillo?. Tenía que jugar con
la baza más clara que tenía España en la política internacional de estos años: su estratégica
situación geográfica en el Estrecho de Gibraltar, paso obligado para gran parte de la navegación
mundial. Era este factor geográfico el principal valor con que contaba España en el concierto de
potencias y que ofreció a Francia: la posibilidad de que al firmar el tratado, España amiga de
Francia, le permitiera a la Marina francesa el control de un lugar tan estratégico. A cambio Francia
dependencia frente a Francia que algunos autores, como la historiadora Susana Sueiro, han
señalado como una de las más importantes causas -si no la principal- de las posteriores fricciones
Mientras proseguían las negociaciones, por parte española se había encargado al geógrafo
africanista Gonzalo Reparaz un informe en el que se analizaba cual era el valor real que tenía para
España la provincia marroquí de Chauia. Este estudio llegó a manos del responsable de la
Embajada española en París en los primeros días de 1902.1747 El geógrafo español utilizó en su
trabajo las dos recientes aportaciones del Dr. Weisberger, publicadas en el Boletín de la Sociedad
de Geografía de París, que llamaban la atención del mundo científico sobre la importancia
1747
Memoria: Marruecos.- La provincia de Chauia.- Estudio geográfico y político, por Gonzalo Reparaz. París, 31 de
Diciembre de 1.901. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 /Ex. 4.
1042
agrícola, comercial y política de aquella parte de Marruecos. Reparaz aconsejaba emprender una
acción política persistente para irradiar una corriente de influencia española en la zona, enclavada
las Canarias y situada al lado de grandes ríos como el Oum er -Rbia, y el Bou-Regreg. La Chauia
era vía de una hipotética penetración hacia el Atlas. Constituía una de las provincias más vastas,
ricas y fértiles del Sultanato con agua abundante y suelos negros de gran fecundidad, donde a pesar
babuchas). Reparaz entendía que era una provincia donde España debía realizar una intensa acción
Marruecos. Existían unas bases para esa actuación política como eran la existencia en Casablanca
por medio millar de emigrantes hispanos, artesanos y agricultores. Para ello sugería a las
notables de las cabilas, y creando así un modelo de núcleos de apoyo a la causa española, de
El gobierno hispano debía asimismo promover la creación de una escuela de enseñanza primaria
con docencia en español. Este establecimiento docente competiría en este sentido con la escuela
establecida por la Alianza Israelita que impartía las clases en francés. Además el gobierno español
Casablanca a Settat e incrementar, por último el comercio con Casablanca, aspecto éste en que
Alemania y Francia habían obtenido ciertas ventajas a lo largo de la década final del siglo.
1043
En el interín, los debates políticos en las Cortes insistían en problemas tales como la
debilidad de las fuerzas armadas españolas y la necesidad de reforzar las guarniciones de Canarias
el Bulletin du Comité de l´Afrique française publicaba un artículo sobre la visita del general
Valeriano Weyler, Ministro de la guerra español, a las defensas de los presidios y plazas fuertes
hispanas en el Rif, poniendo especial atención en las de Ceuta y Melilla. Según la publicación,
Weyler había examinado las posibilidades ofensivas y defensivas de Algeciras, que estaría en el
punto de mira de las inquietudes británicas, que manejaban la posibilidad de un golpe de mano
sobre el lugar para, ante el previsible estallido de una guerra en el Mediterráneo Occidental,
1748
D.S.C.D. 4 de Diciembre de 1.901, pág. 2112.
1749
B.C.A.F.: “Les Présides“, en no. 10, octubre de 1901, pág. 350.
1044
RESUMEN
Los franceses prosiguieron con sus acciones para alterar el ‘statu quo’ de Marruecos.
Exteriores galo aplicaba una política sistemática a fin de que Europa aceptase la imposición del
protectorado francés sobre el Sultanato. Para ello, Delcassé buscó desinteresar a Italia y a
Alemania de la cuestión marroquí y firmar con España un tratado de reparto del Imperio jerifiano.
El nuevo gobierno español presidido por Sagasta se encontró con el rechazo británico a las
pretensiones sobre Tarfaya. La capacidad de maniobra de la que iba a gozar en materia de política
exterior era escasa. En el debate del Discurso de la Corona, no se hizo una mención a este tema. De
hecho, la posición oficial del gabinete será la de mantener la neutralidad oficial de España, no
decantándose por formar parte de ninguna alianza. El horizonte internacional no estaba despejado:
los Balcanes, donde contaba con la cooperación de Bulgaria, Servia, Montenegro y Rumania. El
movimiento revolucionario en Macedonia amenazaba con una crisis que podría conducir a una
guerra en Oriente, dada la debilidad de Turquía. Por otro lado, cualquier incidente suscitado en el
Sultanato provocaba la sospecha de que Francia invadiera Marruecos. De hecho tras la muerte del
ciudadano francés Pouzet, el gobierno republicano envió dos buques de guerra a las costas
marroquí: si se oponía a las demandas francesas, podía sufrir un duro castigo militar. Si cedía, su
autoridad y su prestigio se iban a desmoronar ante las tribus que en el extremo oriental del Imperio
jerifiano, estaban resistiendo a las tropas francesas. El gobierno marroquí acabó aceptando las
peticiones galas, a la vez que enviaba una misión diplomática a Londres, con objeto de obtener el
apoyo británico. El Quai d´Orsay sin embargo no iba a tolerar que los marroquíes suscribieran
acuerdos que pusieran en duda los derechos de Francia sobre Marruecos. Los franceses iniciarán
una guerra incruenta en el Sultanato para elevar su prestigio en la Corte imperial, entre las tribus
1045
del Sahara, sobre todo en las de la frontera con Argelia y entre la población del Rif, donde se
hallaba la ensenada de Kebdana, que podría ser un excelente puerto militar para la flota
cuestión marroquí. La diplomacia española estuvo pendiente del alcance político de la misión
marroquí en Londres; el ministro de Estado llevó a cabo un proceso de análisis que conducirá a
una clara línea de ejecución. Si los conservadores habían iniciado a finales de 1900 la vía de las
consultas y la aproximación a Francia, había que profundizar en ella. Había que adoptar una línea
oficial prudente y moderada en los asuntos marroquíes, procurando no desatar los recelos de Gran
Sultanato. Pero utilizando los cauces de la diplomacia secreta, se adoptará una clara opción por el
acuerdo con Francia, iniciando en la primavera de 1901 unas negociaciones en París tendentes a un
1046
CAPÍTULO 12
1902:
En lo tocante al contexto internacional el final del siglo XIX había supuesto la entrada en
escena de dos nuevas potencias imperialistas, Japón y Estados Unidos, como consecuencia de
sendas guerras victoriosas sobre dos viejos imperios, China y España, lo cual agudizó la
1750
Como apunta Harry Magdoff, la guerra entre España y los Estados Unidos fue lo que
hizo bascular a éstos últimos hacia el campo imperialista. Su victoria en este conflicto y la
dominante en el mar Caribe, que les abría el camino hacia Latinoamérica, y de una base sólida en
el Océano Pacífico, que les garantizaba una participación acrecentada en el comercio con Asia.
Antes de que pasara un año de la declaración pronorteamericana del líder del movimiento
americanos, las fuerzas armadas de Estados Unidos estaban luchando contra él y su ejército en un
intento de subyugar a Filipinas. Por entonces, el presidente William McKinley había llegado a
aceptar el punto de vista y las presiones de los intereses comerciales estadounidenses y de políticos
tales como el senador por Massachussets, Henry Cabot Lodge. Éstos sostenían que Estados Unidos
necesitaba Filipinas para proteger sus intereses comerciales en el Lejano Oriente. Lodge veía a las
1750
Véase Magdoff, H.: “Militarismo e imperialismo “, en Valier, Dallemagne, Berognes y Magdoff: Sobre el
imperialismo, Madrid, Alberto Corazón Editor, 1975, pág. 243.
1751
“La cuna de la libertad “, Estados Unidos, está comprometida “ en la libertad de los filipinos “.
1047
potencias europeas trabajándose a China y sus ricos mercados y estaba decidido a que sus votantes
del mundo de los negocios no se vieran excluidos de aquellos. Comenzaba así una larga campaña
militar contra filipinos y moros en el sur del archipiélago, una guerra en la que la brutalidad devino
Ya desde 1898 Gran Bretaña lanzó sus redes en otros continentes en busca de aliados, ya
que la irrupción de las dos potencias extraeuropeas en el escenario mundial, abría nuevas
prácticamente por hecho; y en el área del Pacífico, se perfilaba otro eje bilateral, Londres-
paz de Shimonoseki (17 de abril de 1895), supuso importantes ganancias territoriales para la
potencia vencedora. Pero éstas chocaban con los intereses expansionistas de algunos países
reducir substancialmente las ventajas territoriales obtenidas por Japón. Rusia contó, para ello, con
el apoyo explícito de su aliada francesa y del Imperio Alemán, que se plasmó en una nota tripartita,
Acentuó el nuevo acercamiento entre Rusia y Alemania iniciado previamente que podía conducir a
una nueva alianza entre ambos países. Permitió igualmente pensar en un eventual acercamiento
entre París y Berlín, lo que facilitaría la formación de un bloque continental europeo, que comienza
1752
En noviembre de 1901 se producía el viaje del primer ministro nipón Hirobumi Ito a San Petersburgo para llegar a
un acuerdo con Rusia en Extremo Oriente. Esta desagradable perspectiva para Gran Bretaña, y el fracaso de las
negociaciones con Alemania, impulsaron al Reino Unido a salir de su aislamiento para firmar una alianza con Japón. El
30 de Enero de 1902 tenía lugar la firma de una alianza defensiva anglo-japonesa para mantener el “statu quo“ en
Extremo Oriente (contra los proyectos rusos).
1048
para frenar la expansión rusa en las costas orientales asiáticas. Poco después se inician
negociaciones entre ambos países, que culminan con la alianza anglo-japonesa del 30 de enero de
1902. El eje Londres- Tokio era el primer eslabón de una formidable coalición de dimensiones
mundiales, que Gran Bretaña irá montando paulatinamente con la participación de países de todos
los continentes.
En cuanto a los Estados Unidos, no es de extrañar que fuera uno de los objetivos prioritarios
de la diplomacia británica en su propósito de buscar aliados. Una aproximación entre las dos
naciones anglosajonas era una aspiración compartida, desde hacía tiempo, en amplios e influyentes
sectores de ambos países. El tema era objeto de especulaciones en la prensa, en los círculos
diplomáticos y en los ambientes culturales. Eran muchas las voces que polemizaban públicamente,
a uno y otro lado del Atlántico, sobre la conveniencia de que los Estados Unidos y Gran Bretaña
establecieran una alianza. Uno de los objetivos fundamentales de esta hipotética alianza debería ser
lograr la supremacía mundial para ambos, que sólo podría lograrse uniendo sus fuerzas. De
momento no se llegó a una alianza formal. Pero se inicia un entendimiento, cada vez más intenso,
anglosajonas, que irán “in crescendo“, como se puso de manifiesto con la intervención
Guayana británica. Suponía un claro reconocimiento de la doctrina Monroe, que constituía uno de
los ejes de la política exterior de la administración Mc Kinley. Al que siguió el tratado para la
futuras, entre Londres y Washington. Su ratificación por los cuerpos legislativos norteamericanos
fue saludada por la prensa londinense como el acontecimiento del siglo, con el que la “raza
1049
12.2. Bloqueo español de la reforma fiscal marroquí. Actitud del gobierno sagastino ante el
Reino Unido.
mantenimiento de la integridad del Imperio marroquí, a la vez que se prometía al Sultán ayudarle
en las tareas de reforma administrativa y fiscal que había emprendido. Sin embargo sobre el
terreno los servicios diplomáticos españoles actuaban de otra manera, puesto que el cónsul
destacado en Casablanca, Aurelio Moratilla, bloqueaba las actuaciones de los agentes censales de
Mawlay Abd al- Aziz cuando procedían a realizar un catastro del ganado propiedad de algunos
comerciantes españoles, con el fin de imponer la nueva contribución, de la que no estarían exentos
los extranjeros establecidos en el Imperio. Tal decisión, al ser conocida por el Ministerio de
Estado, fue respaldada.1753 Con ello, el gobierno liberal daba muestras de plegarse a la política
marcada por Francia, que era la principal interesada en que fracasaran la serie de medidas que
emprendía el Sultanato fuera del respaldo republicano. Al alinearse con Francia, el gobierno de
Madrid faltaba al compromiso contraído con Abd al- Aziz. Ahora bien, en el Ministerio de Estado
estaba aspirando a culminar la negociación sobre el reparto de Marruecos. Las relaciones con el
Reino Unido seguían siendo muy tibias. Durante los primeros meses del año, el Duque de
Almodóvar del Río se lamentaba de la manera denigrante cómo la prensa británica enfocaba los
problemas externos e internos de España y los disturbios ocurridos en Barcelona, destacando las
adversidades, las deficiencias sociales y políticas. Una noticia del Morning Post del 21 de Febrero
le ofreció la ocasión para llevar sus quejas a la Legación británica, en donde manifestó que
1753
Aurelio Moratilla, cónsul de España en Casablanca al Ministro de Estado, Duque de Almodóvar del Río.
Despacho no. 4. 31 de Enero de 1.902. (A)rchivo (G) eneral de la (A)dministración. Alcalá de Henares. Sección de
África. Marruecos. Caja 68 / Ex. 3.
1050
también a él se le reprochaba ser anglófobo;1754 sin embargo, consideraba injusto el epíteto. Más
bien era un patriota español que estaba convencido de la importancia para su país de poder ganarse
mantenían una actitud crítica con los británicos, ensalzando a sus enemigos en Sudáfrica, o
cargando las tintas con noticias procedentes de la guerra, en las que se ponía en cuestión el
imperialismo británico y los “inhumanos” campos de concentración donde el ejército inglés incluía
a los civiles, familiares de los boers combatientes. Rosas Ledesma ha destacado cómo esta actitud
de la prensa creaba, de hecho, un muro ante cualquier intento de aproximación diplomática hacia
Londres.1755
Marruecos.
Según relataría León y Castillo al Duque de Almodóvar no hubo ocasión de discutir todas
las condiciones previas a la firma del pacto, formuladas por el gobierno español en la Real orden
de 22 de Diciembre de 1901, debido a la negativa tajante del ministro francés a aceptar la primera
de ellas: la extensión territorial de la zona española. Francia no estaba dispuesta a ceder un ápice
de terreno al sur de la línea divisoria del Uad Sebú. Es más, Delcassé estableció unas mínimas
rectificaciones con respecto a su oferta anterior, pues no aceptó enteramente como frontera todo
el curso del río hasta sus orígenes, sino sólo aquel tramo en que el cauce seguía la dirección de los
paralelos, a la altura de Fez y Taza. En compensación, Delcassé ofrecía a España que el límite
1754
Duque de Almodóvar del Río, Ministro de Estado español al Duque de Mandas, Embajador español en Londres.
Carta no. 30. 26 de Febrero de 1.902. (A)rchivo del (M)inisterio de (A)suntos (E)xteriores. Legajo H-1263.
1755
Véase Rosas Ledesma, E.: “Las relaciones hispano-británicas a comienzos del siglo XX “, en Revista de Estudios
Internacionales, vol. 1, no. 3, 1980, pp. 708-709.
1051
oriental de la zona española fuera la desembocadura del Muluya, pues a partir de cierto punto de
este río, la línea divisoria se inclinaría hacia el este, siguiendo los valles para ir a terminar en el
extremo de la costa argelina. De esta manera quedaría en la orilla oriental del río una porción de
territorio que serviría en cierto modo de compensación respecto al que España perdería por no
Más conciliador en lo que se refería al sur de Marruecos, Delcassé no llegó a admitir que el
límite septentrional de la zona española fuera Massa, como pedían Sagasta y Almodóvar, pero sí
El Embajador español trató, asimismo, de obtener una ampliación del límite meridional de la
zona norte trasladándolo hasta Rabat, proposición rechazada categóricamente por Delcassé.
La causa de la fuerte resistencia gala a situar el límite meridional más allá del Uad Sebú, a
juicio de León y Castillo, venía a ser el deseo de dejar dentro de la esfera de influencia francesa a
Fez, centro intelectual del Norte de África, y origen de una fuerte irradiación religiosa sobre las
tranquilidad no sólo del territorio marroquí bajo su dominio, sino de sus restantes colonias
norteafricanas.
manos de España más de seiscientos kilómetros de costa y la encumbraba como dueña y señora del
Estrecho de Gibraltar, la llave, pues de una de las posiciones estratégicas más formidables del
mundo, y sacó a colación posteriormente el tema de las supuestas riquezas mineras del Rif,
Las negociaciones volvieron a quedar estancadas en este punto. León y Castillo no cedía en
no debía mostrar impaciencia por llegar a una solución rápida. Esta estrategia posiblemente
1052
quebrantaría la resistencia de Delcassé y le haría más permeable a nuevas concesiones. El 6 de
enero el Embajador recomendaría por lo tanto “dejar dormir el asunto” sólo por el tiempo
discurso de Prinetti en la Cámara italiana y otro paralelo del Embajador de la República en Roma,
Barrère, con motivo del nuevo año, había trascendido la noticia de que Francia e Italia habían
pactado respecto al futuro del territorio de Tripolitania, y León y Castillo presentía otro
sobre el Sultanato.
salida hacia Rabat de las Embajadas británica, austriaca, francesa y alemana y tras apuntar que la
finalidad de la gala era anular la creciente influencia británica en la Corte imperial, señalaba que la
gran beneficiada podía ser la germana que aprovecharía en beneficio propio la rivalidad existente
entre Inglaterra y Francia. Durante unos días las costas de Marruecos conocieron un importante
trasiego de buques de guerra que transportaban a los diversos diplomáticos hasta la Corte imperial,
El 19 de enero al sur del Yebel Beni-Smir habían resultado muertos dos oficiales de la
Legión; habían sido abatidos por los disparos de algunos Chaambas y de seguidores de Bou
1756
León y Castillo al Duque de Almodóvar. Despacho no. 4, reservado. 6 de Enero de 1902. A.G.A. África. Sección
Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo no. 5841.
1757
Angel Ruata, Embajador de España en Berlín al Duque de Almodóvar del Río. 29 de Enero de 1.902. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
1053
Amama, lider resistente anti-francés.1758 Se temió por un instante en diversas cancillerías europeas
que Francia aprovechara el incidente para emprender una acción militar que supondría una nueva
Los rumores resultaron sólo parcialmente infundados: si como parece probable se pensó en
París en una acción de represalia no se llevó a cabo inmediatamente posponiéndose varios meses.
Por su parte, el Majzén se apresuró en dar la impresión de que podía llevar la paz a los territorios
Taillandier que se había nombrado un nuevo Amal de Figuig que conjuntamente con su sequito y
más de trescientos soldados dotados de tres cañones, se embarcaría con destino a Argelia para
Las insinuaciones que llegaban a Madrid sobre un posible acuerdo entre el Imperio británico
Marqués del Muni, León y Castillo expresaba a Almodóvar su convencimiento de que se estaba
Europa con la reciente actitud de Italia respecto a Francia, que rompía el sistema de equilibrio
vigente. Delcassé había conseguido con su estrategia de entendimiento con Italia, socavar las
bases sobre las que se fundaba la Tríplice. Con grandes dotes de analista, con una perspicacia casi
profética, León y Castillo anticipaba lo que sucedería doce años más tarde al estallar la Primera
Guerra Mundial.1760 Italia iba a ir rompiendo poco a poco sus estrechas relaciones con Alemania,
1758
Révoil, Gobernador General de Argelia a Delcassé. 22 de febrero de 1.902. D.D.F. A-M. (1901-1.905), pag. 31.
1759
Saint-René- Taillandier a Delcassé. 15 de Abril de 1.902. D.D.F. A.M. (1901-1905), pág. 31. Ojeda telegrafió
asimismo a Madrid el resultado de sus conversaciones con el Plenipotenciario francés al regreso de éste de Rabat.
Saint-René Taillandier le negó haber solicitado u obtenido concesión alguna para la construcción de ferrocarriles,
apartado que destacaba la prensa española, pero se mostraba confiado en la posibilidad de merced al empleo de una
actitud resuelta del gobierno francés ir conteniendo la creciente influencia inglesa en la Corte. Telegrama de Ojeda al
Duque de Almodóvar. 5 de Marzo de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1760
Incluso en alguna de las obras que posteriormente se publicaron en España sobre Marruecos, se transmitían pocos
datos sobre los acuerdos franco-italianos, basándose fundamentalmente las informaciones en artículos de prensa o en
las declaraciones que los responsables de la política exterior italiana habían hecho en el Parlamento. Se prefería, a
1054
lo cual causaría, por otra parte, gran inquietud en Berlín. Al mismo tiempo, el Marqués de Muni
serie de artículos de la National Review, al parecer inspirados por Lord Salisbury y radicalmente
ruso. León y Castillo llegaba a sugerir que dichos artículos, antes de ser publicados habían sido
remitidos desde Londres a París con el fin de que Delcassé los leyera y diese su aprobación.
una respuesta precisa de Delcassé: el titular de Exteriores francés sólo llevó a cabo el
reconocimiento vago de que se había tratado de llegar a un compromiso con Italia en torno a la
fijación de los límites en los territorios norteafricanos sobre los cuales Francia ejercía soberanía o
quería ejercer influencia, algo semejante a lo que franceses y españoles negociaban en secreto en
torno a Marruecos.1761
Posteriormente, en febrero de 1902 iba a ser el propio Almodóvar quien recogería una serie
del inicio de negociaciones entre Francia e Inglaterra sobre asuntos coloniales, entre los que
figuraba Marruecos.1762 Paralelamente Almodóvar recibió nuevas confidencias, esta vez de París,
procedentes del Marqués del Muni. Este fue abordado por un agente del Quai d´Orsay que le
suministró noticias de Berlín. León y Castillo entendió este movimiento como un procedimiento
cambio, incidir en consideraciones de tipo general. Es decir, se abundaba en el posible significado de tal acto como el
inicio de un cambio radical de la posición internacional de Italia, de un progresivo y, en opinión de muchos, cada vez
más evidente alejamiento de la Triple Alianza. Sin embargo, algunos autores no veían esto de forma negativa sino, al
contrario, parecían dar a entender que Italia recuperaba con ello el ‘sentido común’ perdido en el pasado al entrar en
conjunción con unos aliados “antinaturales”.
1761
Carta particular sin numerar del Marqués del Muni, León y Castillo al Duque de Almodóvar. 6 de Enero de 1.902.
A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1762
Carta particular no. 14 del Duque de Almodóvar a Fernando León y Castillo, Marqués de Río Muni. 9 de Febrero
de 1.902. A.M.A.E. Archivo Histórico.Legajo H-1263.
1055
maquiavélico de Delcassé para ejercitar presión sobre el gobierno de Sagasta y forzarle a que
Estas confidencias le llevaron a León y Castillo a entrevistarse a su vez con el Embajador del
supuestas negociaciones de los gobiernos de París y Londres que trataban de ponerse de acuerdo
en las cuestiones de Terranova y Nuevas Hébridas. Se aseguraba que los asuntos de Siam y
británicos negaran oficialmente haber llegado a ningún acuerdo. Sin embargo no fue negada la
vista de estos informes, a los que dio absoluto crédito y calificó de “fidedignos”... Sobre el
que excluían a España de la cuestión marroquí y la dejaban marginada, fuera del aspirado “lugar al
sol” en el Sultanato, y perdidas las pretensiones seculares sobre el Imperio marroquí.1765 Así el 6
de Febrero se telegrafió a los Embajadores en Londres y París para que el Duque de Mandas y el
Marques del Muni investigaran con ahínco la verdad sobre estos hechos.1766
1763
Una nota confidencial de la Embajada española en París, remitida a Madrid a comienzos de febrero de 1.902 y que
recogía rumores procedentes de la capital alemana señalaba cómo Delcassé había enviado instrucciones importantes a
Mr. Paul Cambon, Embajador francés en Londres con el fin de concretar la aproximación diplomática francobritánica.
Tal como ha señalado F. Parsons, estas noticias reflejaban algunas evidencias, entre ellas los contactos de Cambon con
el rey Eduardo VII en Octubre de 1.901, en los que se había discutido sobre el futuro de Marruecos, y los posteriores
con Joseph Chamberlain. Véase: Nota confidencial del 1 de Febrero de 1902 remitida desde Berlín a la Embajada
española en París y reexpedida a Madrid. (A)rchivo (G)eneral del (P) alacio ®eal. Sección Alfonso XIII. Caja 1.145 /
Expediente 9.
1764
Carta particular sin numerar de Fernando León y Castillo al Duque de Almodóvar. 12 de Febrero de
1.902.A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1765
Los rumores señalaron incluso que un acuerdo sobre Marruecos había quedado cerrado entre las dos potencias,
quedándose Gran Bretaña con todas las costas del septentrión marroquí y Francia con la costa atlántica y las ricas y
fértiles comarcas del interior del país.
1766
Telegrama del Duque de Almodovar dirigido a los Embajadores de España en París y Londres. 6 de Febrero de
1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1056
No era tarea fácil. En Londres Mandas se iba a tropezar con una reserva absoluta en el
francobritánicos era una labor ardua. Mandas, particularmente no se mostraba muy convencido
Otra cuestión bien distinta era la referente a una ampliación de las actuaciones militares
galas, mientras la atención inglesa permaneciera distraída en la guerra del África austral. Francia se
quejaba insistentemente del ángulo entrante que en la frontera occidental de Argelia formaba el
oasis de Figuig al que, por otra parte, presentaba como un núcleo de intrigas y de expediciones de
Interrogado por Mandas, Lord Lansdowne, se limitó a señalar que había tratado tiempo atrás
galo le había expresado la necesidad de incrementar las medidas de policía y de que las tribus
fronterizas nómadas quedaran adscritas al control claro de una autoridad. La postura de los
ingleses no contemplaba tratar temas como nuevas alteraciones territoriales de la extensión del
Sultanato, rectificaciones de fronteras, o el fin del ‘statu quo’. Mandas acabó por remitir un
1767
El Duque de Mandas al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 16. 13 de febrero de 1902. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 93/Ex. 1.
1057
12.5. Gestiones del gobierno liberal para aclarar los rumores sobre el acuerdo
La inclinación internacional del gobierno Sagasta no iba a variar: no se iba a intentar, como había
hecho Silvela en 1900, un giro diplomático hacia el Reino Unido. En contrapartida, Delcassé
seguía contando con España, considerándola un elemento tan preciado como la Monarquía italiana
1902 Patenôtre, Embajador de la República en Madrid, sondeaba a Almodóvar sobre la opinión del
gabinete liberal en torno al presumible empréstito solicitado por el Sultán a Gran Bretaña, así como
sobre el deseo expresado por Abd al- Aziz de aceptar el concurso de capitales europeos para la
Plenipotenciario galo (no olvidemos las inclinaciones pro-británicas de Ojeda). Almodóvar por el
contrario se mostró bastante preocupado del carácter que podían alcanzar las negociaciones en
Rabat de sir Arthur Nicolson con el Majzén y manifestó a Patenôtre su deseo de que las potencias
europeas, y en particular Francia consiguiera hacerlas embarrancar. Es más, ante un posible fin del
statu quo, Almodóvar expresó al Embajador su deseo a llegar a un acuerdo definitivo con Francia.
ápice.1768
El 17 de febrero el Marqués del Muni remitía una carta particular a Almodóvar explicándole
el desarrollo de sus averiguaciones sobre los rumores en torno a las conversaciones franco-
británicas. Sus conversaciones con Delcassé no le llevaron a confirmar su existencia. Esta era una
deducción inferida tras una recepción diplomática celebrada en París, en el transcurso de la cual el
1768
Patenôtre, Embajador de Francia en Madrid a Delcassé. Despacho no. 13, confidencial. 2 de Febrero de 1.902.
D.D.F., T. II (1902).
1058
titular del Quai d´Orsay había charlado con León y Castillo para tratar una vez más de obtener del
Patenôtre informaba periódicamente al Quai d´Orsay de cuales eran las impresiones de los
políticos restauracionistas con respecto a Francia. En Julio tuvo un contacto con Silvela que le
desveló sus intenciones en política exterior a corto plazo. El Embajador galo preveía un retorno
próximo de los conservadores al poder, lo cual no iba a variar sustancialmente la posición española
de compromiso con Francia. Silvela, en concreto, le había recordado su propósito en Abril y Mayo
de 1899 de negociar una alianza continental para frenar a Inglaterra en el Mediterráneo, y le repitió
su idea de que Francia era la aliada natural de España, para terminar señalando que su opinión era
hasta Antonio Maura. Incluso la de los grupos republicanos era favorable a un acuerdo con
Por otra parte, al gobierno liberal le seguía interesando no dar la impresión de enfrentarse
Duque de Mandas de que a pesar de sus esfuerzos, el Gabinete no podía hacer frente a la aversión
que la población española sentía hacia el Reino Unido desde 1898. En el interín, seguía
practicando el método de disipar los recelos ingleses hacia España, entrevistándose periódicamente
1769
Carta particular sin numerar de León y Castillo al Duque de Almodóvar. 17 de febrero de 1902. A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1770
Patenôtre, Embajador de Francia en Madrid a Delcassé. Despacho no. 75. 7 de julio de 1.902. D.D.F., T. II (1902),
pp. 387-388.
1059
con el Embajador británico, Sir Henry Mortimer Durand, y mandando mensajes de confianza a
Lansdowne.1771
francesa en Marruecos y al convencimiento de que el mantenimiento del ‘statu quo’ marroquí era
sus embajadores sobre las nuevas circunstancias y sobre un posible cambio de la actitud
española.1772
En un largo e importante informe, firmado por Almodóvar del Río, se exponían los aspectos
esenciales de la nueva situación que, desde su punto de vista, obligaba al Gobierno de España a
prestar una especial atención a las posturas que sobre la cuestión de Marruecos iban adoptando las
adquirida por los intereses franceses en Marruecos desde la ocupación de Igli y los oasis del Tuat,
a comienzos de 1900: “Hasta cierto punto, el presente estado de cosas puede ser considerado
nuevo en la accidentada y larga historia de la Monarquía de los Filalis. El resultado más saliente
de la transformación ocurrida lo es la claridad con que las aspiraciones francesas, mucho tiempo
conformarían con la ocupación de In-´Salah y Timimum y que sus operaciones futuras apuntarían
al Tafilalt. Francia había obtenido la posibilidad de unir al fin con un ferrocarril Argelia y el Sudán
galo, el sometimiento del Majzén a las reclamaciones por ella formulada, la posesión de puntos
vitales en las grandes rutas caravaneras transaharianas, el arreglo de la cuestión fronteriza entre
1771
Carta particular no. 30 del Duque de Almodóvar al Duque de Mandas. 26 de Febrero de 1.902. A.M. A. E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
1772
Seguimos aquí las acertadas tesis de F. García Sanz. Cfr. García Sanz, F.: Historia de las relaciones entre España e
Italia. Imágenes, comercio y política exterior (1890-1914). Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid,
1994, pág. 250.
1773
R.O. Muy Reservada, no. 32 de 11 de Febrero de 1.902 dirigida a los Embajadores de España en París, Berlín,
Londres, San Petersburgo, Roma, Viena y a los Ministros Plenipotenciarios en Tánger, Lisboa y Bruselas. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 93 /Ex. 1.
1060
Argelia y el Sureste marroquí, y el reconocimiento de su soberanía sobre las tribus que habitaban
los territorios conquistados. Sin embargo era presumible que no tenía bastante, como podía
prensa gala. La determinación con que se había ejercido presión sobre el Gobierno marroquí en el
asunto Pouzet hacía presagiar nuevos movimientos galos. Otros hechos contribuían a crear esa
impresión:
a) la activación por parte francesa del tendido de una red cablegráfica en África
En segundo lugar, se ponía de manifiesto la inusitada lucha entablada desde tiempo atrás
entre las influencias francesas e inglesas ante la Corte de Abd al- Aziz. Este dato en sí no
representaba nada nuevo, pues era histórica la pugna de los representantes de las potencias
europeas en Marruecos por ganarse los favores del Sultán. Sin embargo ahora adquiría una
especial importancia porque “coincidía con un cambio en el modo de hallarse agrupados los
un ferrocarril entre Tánger y Tetuán por parte de una empresa británica;1774 se realizaban promesas
1774
“Uno de los asuntos -escribía Almodóvar a Ojeda en carta particular del 6 de Febrero de 1902 - que más me
preocupa es la concesión a Inglaterra de líneas férreas en la costa norte, noticia que corre por aquí como muy válida y
singularmente comentada por la Embajada de Francia. Si fuese cierto que los ingleses han de construir algún
ferrocarril comunicando a Tánger con Tetuán, o cosa parecida, considero ésto bastante grave porque la creación de un
british interest (subrayado en el original) tendría consecuencias indeclinables “.
1061
en el sentido de facilitar la instalación de líneas telegráficas, la construcción de caminos y puentes;
en fin, Marruecos parecía que se abría completamente al capital y la industria europeos ... Pero es
que además se sospechaba que los agentes británicos situados en la Corte imperial iban a preparar
el camino a la llegada de técnicos, administrativos y empresarios del Reino Unido que pasarían a
controlar la administración del país y a gestionar la dirección de las obras públicas que se
realizaran.
En tercer lugar, Almodóvar destacaba la trascendental importancia que para España tenía el
que Francia e Italia hubieran zanjado sus desavenencias encontrando la base de acuerdo
acordado entre ambos países especulaba sobre las distintas posibilidades y su repercusión para los
intereses de España:
“Cualquiera que sea el alcance futuro de esa inteligencia y sus efectos sobre la
política general, ofrece desde luego para nosotros una importancia extraordinaria, puesto
que, al ser abandonados por Italia a la influencia francesa los dominios de S.M. Sherifiana,
viene a faltar uno de los sostenes más firmes del ‘statu quo marroquí‘ . La gravedad del
hecho sería todavía mayor si el acuerdo, en vez de un contenido puramente negativo
(declaración de cada Alta Parte contratante de no tener miras sobre la esfera de influencia
de la otra), comprendiese alguna parte positiva, concertase una acción común para hacer
efectivos los respectivos derechos ó previese un determinado acontecimiento como instante
de proceder legítimamente á la realización de las pretensiones de cada cual”.
El temor era aún mayor si los aliados de Italia hubieran dado su consentimiento al acuerdo
con Francia ya que, en ese caso, España se vería totalmente sola para mantener el ‘statu quo’
marroquí, u obligada a “tomar al fin partido por una de las grandes Potencias que en el Mogreb se
diplomáticos de España la misión de informar sobre la actitud de las potencias en los asuntos de
Marruecos “para que el problema no sea solucionado sin nuestro concurso o en nuestro
1062
perjuicio“.1775 En este sentido, se ordenaba extremar la atención para averiguar si el rumor que
había llegado a oídos del Ministro, “por conducto serio”, sobre un acuerdo entre Francia e
Inglaterra que resolvía “todas las cuestiones, incluso la de Marruecos”, era cierto. Esto era de
suma importancia, pues en España quien estuviese al tanto de las cuestiones de política exterior no
dudaba que un acuerdo entre Francia y Gran Bretaña sacrificaría, en primer lugar, los intereses de
España:
Uno de los informes que, en consecuencia, debía resultar más importante era el del
embajador de España en Roma, Cipriano del Mazo. Sin embargo, este diplomático pudo averiguar
muy poco sobre las cuestiones pendientes de confirmar. Al margen de las declaraciones oficiales,
desconocía por completo lo tratado en el acuerdo franco-italiano y nada sabía de que existían
nuevas negociaciones en curso, como tampoco se enteró de que se firmara un acuerdo nuevo en el
secundaria, pues hacía depender la actitud de Italia con respecto a Marruecos de la conducta que,
Ojeda remitió a Almodóvar un exhaustivo informe en el que analizaba las distintas variables
que podía experimentar la cuestión marroquí, basadas en las confidencias y conversaciones tenidas
con sus compañeros del cuerpo diplomático. Había un tema espinoso que hacía muy difícil un
1775
Los puntos concretos sobre los que se tenía que basar la atención eran los siguientes: “El juicio que cada Potencia
forme de la estabilidad del Imperio mogrebino, su opinión acerca de las reformas introducidas ó á introducir, su
conducta frente á los manejos de otros Gabinetes, sus lazos contractuales, sus aspiraciones propias, sus planes
inmediatos, son datos necesarios para que España adopte las medidas que sus intereses reclaman“.
1776
El Embajador de España en Roma, Cipriano del Mazo al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 20 muy
reservado. 17 de Febrero de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 93 /Ex. 1.
1063
acuerdo entre Francia e Inglaterra sobre Marruecos. Era el control del Estrecho de Gibraltar, la
costa norte de Marruecos, la arteria yugular de todo el sistema circulatorio del Imperio británico en
el Mediterráneo, un lugar primordial con Egipto para los intereses ingleses que no podía ser
abandonado a Francia. El Estrecho no dejaba de ser menos importante para los franceses, para los
que un control exclusivo por parte de los ingleses supondría el corte de las relaciones por vía
marítima entre sus regiones atlánticas y mediterráneas, circunstancia que les llevaría a una guerra
abierta.
pesar de los frecuentes rumores alentados desde el círculo diplomático tangerino, y del pesimismo
de ciertos sectores de la prensa española, Ojeda tranquilizaba a Almodóvar del Río señalando su
convicción de que ninguna nación tenía intención de vulnerar el statu quo, de manera que pudiese
demostraría, de que si el ‘statu quo’ se alterase, ello provocaría un conflicto armado en Europa.1777
Por lo que había podido averiguar el diplomático hispano acreditado en Tánger, su colega,
el Plenipotenciario británico sir Arthur Nicolson no abandonaba la idea del mantenimiento del
‘statu quo’. Sólo en el caso remoto de que el Imperio jerifiano se descompusiese por razones
internas, y se llegase en el Sultanato a una situación peligrosa para los intereses ingleses,
aconsejaría al Foreign Office una acción europea concertada en Marruecos que diese a Francia el
control del Sur-este del Sultanato y a España, la zona costera septentrional; idea aceptada por gran
parte de la prensa británica. De estas afirmaciones, Ojeda infería que los futuros propósitos
británicos no pasaban por llegar a un acuerdo de reparto de Marruecos con el gobierno de París, y
1777
Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar. Despacho no. 28, muy reservado. 19 de Febrero de 1.902. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 93 /Ex. 1.
1064
Por el contrario todos los Ministros galos destacados en Tánger con los que Ojeda se había
necesidad de la ruptura del ‘statu quo’ y del condominio de España y Francia en el Sultanato.
las razones de mayor preocupación para España estribaban en un probable enfrentamiento armado
entre los dos países, cuya primera consecuencia sería la ocupación por uno de los bandos
beligerantes de Tánger y de la costa rifeña. La preocupación por un inmediato conflicto que se veía
como muy probable era un sentimiento intenso en el círculo diplomático de Tánger. Ojeda
esforzándose por crear o insertarse en un sistema de alianzas militares. De esta manera, se lograría
resguardar los intereses nacionales y preservar el control del Estrecho por las fuerzas armadas
españolas.
Con todo, Ojeda llevaba a cabo un tipo de actuaciones desde la Legación bastante apartadas
de la velada acción diplomática del gobierno Sagasta, cuyas intenciones de pactar con Francia
desconocía. A finales de diciembre de 1901 a su regreso de Madrid, había entrado en contacto con
(España) tendría la misión delegada por parte de Europa de conducir las reformas que llevasen a la
las instrucciones del gobierno liberal, para lo que se entrevistó con el conde de Lamsdorff. El
1778
Delcassé había dado las siguientes instrucciones al Ministro de Francia en Tánger: “El carácter decididamente
amigable de nuestra política con respecto a España nos obliga a tener en Marruecos los mismos miramientos para los
intereses especiales de esa potencia poseedora de los ‘presidios’ y cuyas costas se divisan desde Tánger. En cuantas
ocasiones se le presenten, Usted procurará abordar amablemente a la Legación de España en relación con algunos
temas de importancia adecuada para darle a conocer todas las ventajas de una amistosa avenencia con nosotros “.
Delcassé a Saint- René Taillandier, 27 de julio de 1901. Ministère des Affaires Etrangères, Documents Diplomatiques
Françaises : Affairtes du Maroc, 1901-1905 (París, Imprimerie Nationale, 1905), pág. 31.
1779
Carta particular no. 26 de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 27 de Diciembre de 1.901. A.M.A. E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1065
Gobierno ruso no parecía prestar mucha atención al futuro de la cuestión marroquí, dado que las
política colonial entre Gran Bretaña y Francia, sin referencias concretas al Sultanato. Parecía, por
otra parte, evidente que Rusia se limitaría en el futuro a apoyar a su aliada Francia.1780
El Barón de Richtofen, secretario de Estado alemán se mostró muy receptivo a las preguntas
del Embajador español en Berlín, Angel Ruata. El II Reich no se había mostrado proclive en el
invasión francesa. Los diplomáticos germanos no iban a descuidar, sin embargo, la atención de los
intereses comerciales del Imperio alemán en el Sultanato, pero la cuestión de Marruecos no parecía
Parecía, por otra parte, como si los diplomáticos alemanes descartaran una solución violenta
a la cuestión marroquí, entendiendo que los intereses británicos y franceses no eran en el fondo tan
preocupación por lo que sucediera en el interior del país o en los lindes fronterizos con Argelia.
1780
El Embajador de España en San Petersburgo, Príncipe Pío de Saboya al Duque de Almodóvar. Despacho no. 28,
reservado. 28 de Febrero de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1781
En Abril, el rotativo germano Tägliche Rundchau publicaba un artículo en torno a la expansión francesa en África
firmado por el coronel Hübner, tras realizar éste un viaje de inspección a la zona. El militar aventuraba como
inevitable un triunfo galo en la contienda de intereses que se libraba por lograr una mayor influencia en la corte del
Sultanato. Por último se refería a la construcción del tendido ferroviario francés que debía llegar hasta Igli; para la
prolongación de este tendido se hablaba expresamente en los medios argelinos de la necesidad de ocupar el oasis de
Figuig, con el fin de implantar definitivamente el orden y seguridad en torno al tendido férreo. Angel Ruata al Duque
de Almodóvar. Despacho no. 72. 15 de Abril de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1782
Angel Ruata al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 45. Reservado. 27 de Febrero de 1.902. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1066
El conjunto de respuestas que recibió Almodóvar aportaban en conjunto poca información y
tendían a descartar la veracidad de las afirmaciones sobre una supuesta aproximación entre Francia
e Inglaterra.
circular acerca de los asuntos de Marruecos que el Ministerio de Estado había remitido a los
llegaran a un acuerdo sobre Marruecos. Por ese motivo el 12 de marzo, le remitió a la Reina el
informe que había redactado para Almodóvar acompañándolo de una disquisición en la que
veladamente criticaba la actuación del gabinete liberal e intentaba forzar a María Cristina a dar un
golpe de timón en la política exterior de España. Ojeda partía en su análisis del estado de
aislamiento internacional de la nación e infería una serie de consecuencias negativas derivadas del
alertado a María Cristina en el curso de una entrevista de la necesidad nacional de estar precavidos
ante tal contingencia. Ojeda había abogado por procedimientos tales como conseguir un acuerdo o
alianza exterior con otra potencia o promover la convocatoria de una conferencia internacional que
que debería ocupar -con el beneplácito de todos los países europeos- la costa norte de Marruecos.
custodia de esta última. Tales fórmulas no eran bien vistas en el Ministerio de Estado, donde era
1067
neutralización del Estrecho habían sido rechazados por todos los gobiernos restauracionistas. Por
ello, Ojeda emprendió ahora una iniciativa particular. La figura de Alfonso XIII podía ser un
instrumento a utilizar para conseguir imponer sus criterios frente a los del gobierno. Ojeda ponía
que deseaba.
Pero las intenciones de Ojeda eran más amplias. Sometido a una durísima crítica por parte de
rotativos como El Heraldo de Madrid y El Nacional que lo acusaban de ser indigno a España y de
engaño al gabinete Sagasta, sus relaciones con los sectores africanistas peninsulares eran muy
malas.1783 Era también notorio su enfrentamiento con Álvarez Cabrera, el militar comisionado por
el Ministerio de la Guerra, que desde la prensa y con el seudónimo de “Abd -Allah“1784 lo sometía
abandonar sus responsabilidades aspiraba conseguir un éxito personal importante que inmortalizara
su gestión al frente de los intereses españoles en el Sultanato. Su idea principal era un giro
reseñable en las relaciones de España con el Rif, a las que imaginaba bajo un prisma
diametralmente opuesto al vigente entonces. Sin embargo, sus impresiones expuestas asimismo
verbalmente a Weyler y Almodóvar estaban a punto de caer en el olvido. ¿Qué postulaba Ojeda?.
Abandonar la política de entablar relaciones solo con núcleos selectivos de notables rifeños, y
abrirse al Rif: España debía crear un ejército similar al ‘cipayo’ de la Compañía de las Indias
Orientales británica. Emprender un plan de reclutamiento masivo de rifeños entre las cabilas que
rodeaban las plazas fuertes y presidios españoles e incorporarlos al Ejército español. El Rif
1783
Carta particular no. 29 de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 30 de Enero de 1.902. A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1784
Álvarez Cabrera había estado comisionado en la Corte marroquí primeramente para llevar al Sultán un sable, regalo
de la Monarquía Española. Regresó al Sultanato nuevamente comisionado y casó con una hija del cónsul español en
Tetuán, Teodoro de Cuevas. Fue adoptando una actitud crítica con la labor de la Legación española en Tánger,
atribuyéndosele a Álvarez su participación en una conjura contra el Ministro Plenipotenciario, Figuera. Posteriormente
consiguió otra comisión en Tetuán redactando, a finales del siglo XIX un folleto sobre la conquista de Marruecos por
España por el que mereció una real orden aprobatoria y una recompensa en metálico. En Mohammed Torres y en el
cuerpo diplomático europeo radicado en Tánger produjo un hondo efecto el hecho de que un oficial español encargado
de una comisión en el Sultanato se dedicase a hacer disquisiciones públicas sobre el fin del ‘statu quo’. Posteriormente,
Álvarez Cabrera vino otra vez comisionado a Marruecos, dedicándose a escribir para el Heraldo de Madrid los
artículos relativos al asunto de los cautivos de Arzila.Las protestas de Ojeda ante el general Weyler determinaron que el
Ministerio de la Guerra ordenase su regreso a España.
1068
quedaría inundado de la presencia hispana, al ser gran parte de sus habitantes automáticamente
Ojeda. María Cristina iba a cumplir un cierto papel en las negociaciones franco-españolas del
el punto muerto en que habían quedado las conversaciones Delcassé/León y Castillo). Que María
Cristina seguía con suma atención el rumbo de las negociaciones y que procuraba estar bien
informada de todos los pormenores respecto a la cuestión marroquí nos lo demuestra el hecho de
que encargó expresamente a Ojeda una ‘memoria completa sobre los asuntos marroquíes ‘.
de la Legación gala en Tánger1786 acerca de los problemas financieros del Gobierno Jerifiano y del
propósito del Majzén de favorecer la acción de las influencias británicas, observó con mucha
preocupación la llegada de una Embajada Británica a Rabat donde estaba radicada la Corte
por un poderoso acorazado, el Illustrious, especialmente escogido para la misión.1788 Esta medida
1785
(A)rchivo (G)eneral del (P)alacio ®eal. Carta de Emilio de Ojeda a la Reina Regente conteniendo un informe
sobre la rivalidad y ambición de Francia e Inglaterra sobre tierras africanas y el Estrecho. 12 de Marzo de 1.902.
Cajón 4 / Expediente 41.
1786
Véase Saint-René-Taillandier, G.: Les origines du Maroc français. Récit d´une mission 1.901-1.906, París, Plon,
1930, capítulo III.
1787
Telegrama de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 20 de Enero de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1788
Carta particular de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 20 de Enero de 1.902. A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
1069
fue entendida por los servicios diplomáticos franceses como perjudicial a los intereses de la
secretario de la Legación en Tánger, para que espiara los movimientos británicos. Al mismo
influencia inglesa en la Corte jerifiana. Poco después un anuncio similar (el envío de una misión
diplomática alemana a Rabat) era emitido por la Legación del II Reich en Tánger.1789 Algunas
matizaciones de la prensa germana señalaban al respecto que las pretensiones del II Reich se
Fumey debía entrevistarse con Ben Sliman, con el Gran Visir, y obtener la mayor cantidad
de información posible sobre los proyectos del Gobierno marroquí y sobre las ofertas de
Majzén. Pero había más: debía oponerse a la ampliación de la influencia inglesa. Su misión
al gobierno marroquí a no ceder ante las demandas de Sir Arthur Nicolson y pedir, por el
contrario, las ayudas necesarias para las futuras mejoras financieras, militares o administrativas
sólo a la potencia vecina de Marruecos, Francia. Tenía que convencerle de la gravedad y de las
consecuencias fatales que entrañarían para Marruecos la puesta en práctica de medidas contrarias
1789
Telegrama del Ministro Plenipotenciario español en Tánger al Duque de Almodóvar del Río. 20 de Enero de 1902.
(A)rchivo (G)eneral de la (A)dministración. Sección África. Marruecos (Fondo Histórico). Caja 163 /Ex. 2.
1790
Delcassé a los Embajadores franceses en Londres, Berlín, San Petersburgo y Madrid. 8 de Enero de 1.902.
Despachos nos 10, 2, 6 y 1, muy confidencial. D.D.F., t. II (1902), pp. 13-14.
1070
12.8. Ofensiva diplomática francesa. Recelos de Delcassé. Bases de la hegemonía británica
en Marruecos.
La guerra de intrigas que había estallado en 1901 en la Corte imperial entre franceses e
ingleses por conseguir un ‘protectorado informal‘ sobre Marruecos continuaba con todo vigor.
Embajada británica esgrimiendo el argumento de que tal hecho era incompatible con las reformas
De acuerdo con las instrucciones recibidas de París en Julio de 1901 al hacerse cargo de la
antemano a perder contra unos agentes ingleses cada vez más activos y preponderantes en
de la fuerza para obtener la retractación por parte de los marroquíes de todo empeño de naturaleza
contraria a los deseos imperialistas galos. Estimó por lo tanto necesario comunicar al Sultán y al
conjunto de potencias europeas que Francia no estaba dispuesta a admitir ninguna injerencia
1791
Las instrucciones que Saint-René-Taillandier había recibido se encuentran en su libro: Saint-René- Taillandier: Les
Origines ... op. cit, pág. 13; también en D.D.F., t. I (1901), no. 337.
1792
Al enterarse de la existencia de pequeños incidentes y del malestar anti-británico patentizado en algunos lugares
como Rabat, Nicolson empezó a mostrar serias reticencias a que la cohorte de criados, camareros, electricistas y
jardineros que permanecían en la Corte junto a Mawlay Abd al- Aziz, siguiera en su puesto.
1793
Telegrama de Saint-René- Taillandier a Delcassé. 10 de Enero de 1.902. D.D.F., t. II, pág. 34.
1071
extranjera en Marruecos, salvo la de España, y que todas las reformas encaminadas a la mejora del
Marruecos una alienación especial de su independencia, y que Francia no podía tolerar que fuesen
moderno y poderoso buque de guerra, el Galilée lo conduciría de Tánger a Rabat, pues el Gobierno
francés deseaba hacer sentir palpablemente al Majzén que no consentía en ir a la zaga del gabinete
al gabinete británico de la firme determinación francesa. Cambon debía garantizar al Reino Unido
República no iba más allá del deseo de imponer disciplina a las tribus nómadas fronterizas, sin ser
el preámbulo de nuevas aventuras militares. Ahora bien, Cambon debía exteriorizar el disgusto
republicano por unas concesiones económicas (las que supuestamente iba a realizar el Majzén al
Reino Unido) que amenazaban con suscitar una crisis de envergadura en Marruecos. Francia no
de forma unilateral o combinada por parte de Bancos ingleses y/ o alemanes (era inminente
también la salida de una Embajada alemana a Rabat presidida por el barón de Mentzingen1796),
régimen de monopolio a firmas germanas o inglesas, que situarían a los países receptores de las
concesiones (el II Reich o el Reino Unido) en una situación de privilegio en el Imperio jerifiano.
Menos iba a tolerar que esta situación propiciase a la larga, una hipoteca de la Hacienda marroquí
1794
Delcassé a Saint-René Taillandier. Telegramas 3 y 3- bis. 15 y 16 de Enero de 1.902. D.D.F., t. II (1902), pp. 34-
35.
1795
Telegrama de Delcassé a Paul Cambon, Embajador de Francia en Londres. 17 de Enero de 1.902. D.D.F., t. II, pp.
37-38.
1796
La Martinière a Delcassé. Telegrama de 6 de Febrero de 1.902. D.D.F., t. II, pág. 74.
1072
con respecto a bancos no-franceses y la pérdida absoluta por parte de Francia del control de un
Mohammed el- Guebbas con el fin de discutir con el nuevo gobernador general, Révoil, antiguo
perdía el tiempo. Había detectado que una parte de los miembros del Majzén estaban muy
preocupados por los posibles peligros que le pudieran afectar al Imperio y ofuscados con la
juventud y la supuesta ligereza de costumbres del Sultán y su falta de tacto diplomático. Estos
sectores de la Administración imperial veían con malos ojos la preeminencia de Al- Mennebhi y
del caíd MacLean en la Corte jerifiana. Révoil entendía que se podía explotar esta inquietud para
hacer fracasar las reformas bajo mecenazgo inglés y para persuadir al gobierno del Sultanato de la
para convencer al gobierno imperial era que Francia había demostrado sus grandes aptitudes para
preparar y aplicar reformas en países musulmanes como Argelia y Túnez, bien recibidas por las
Las entrevistas que llevaron a cabo en Londres Paul Cambon y Lord Lansdowne en enero de
marroquí.1798 Sin embargo, mientras a nivel diplomático Lansdowne aseguraba a Francia que no
había motivo de preocupación y que las intenciones de Gran Bretaña se limitaban a aconsejar al
Sultán la introducción de un trato más digno y humanitario por parte de los caídes y gobernadores
hacia sus súbditos, eliminando aquellas exacciones que engordaban sus bolsillos, y a sugerir
1797
Révoil, Gobernador General de Argelia a Delcassé. Despacho no. 4. 18 de Enero de 1.902. D.D.F., t. II (1902), pp.
40, 41,42 y 43. Delcassé estaba acariciando el proyecto de que un empréstito francés sustituyera al británico. En
Marruecos estaba actuando el comerciante Gautsch, operando desde Tánger, cuyo corresponsal en Rabat era Fabarez,
agente de la Creusot, que aspiraba asimismo a beneficiarse de las contratas de obras públicas en el Imperio. Delcassé a
Saint-René- Taillandier. Despacho no. 28, confidencial. 10 de Febrero de 1.902. D.D. F., t. II, pp. 78-79.
1798
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 24. 22 de Enero de 1.902. D.D.F. t. II, pp. 51-53.
1073
algunas reformas tanto en la administración como en el funcionamiento de las cárceles, en la
práctica ocurrían otras cosas. Al Quai d´Orsay le preocupaban tres tipos de actuaciones:
a) Los instructores militares británicos que habían llegado a Marruecos con la misión de
creciente a sobrepasar los límites de su condición de instructores para pasar a ejercer el papel de
jefes y comandantes de las tropas. De hecho, la inminencia del peligro francés tras la ocupación del
Tuat, la enfermedad del Doctor Linares, la influencia de MacLean, veterano consejero británico del
Majzén desde 1877 convertido ahora en generalísimo del ejército marroquí y controlando todas las
armas y recursos del mismo, la personalidad del Allaf al- Kabir (Ministro de la Guerra) el
Mennebhi, ganado a las ideas reformistas, en el sentido de aplicar a Marruecos una serie de
transformaciones “bajo patronazgo inglés”; todos estos hechos combinados hacían pensar en un
triunfo de la influencia del Reino Unido en la Corte imperial. Más explicable que sus causas era la
ingleses daban la impresión de dirigir la política del Majzén durante los primeros años del reinado
del joven Sultán. Su número no había hecho más que aumentar con la llegada del mayor Ogilvy, del
doctor Verdon y de su hermano, acaparando todos los campos: se ocupaban de las tropas, de la
artillería y las ametralladoras, introdujeron ante el Majzén a un contingente cada vez más amplio de
europeos, sobre todo británicos: hombres de negocios, aventureros. Incluso se les iba a confiar las
misiones políticas. Así Mac Lean fue enviado en 1902 en misión secreta a Londres a entrevistarse
con el Rey Eduardo VII. Su influencia en el interior del palacio y sobre el joven Sultán no puede
ser más grande ni ajena a la perdida de popularidad de Mawlay Abd al- Aziz. El poder de los
ingleses parece estar por encima de las órdenes majzenianas: el mayor Ogilvy, por ejemplo rehúsa
abandonar Fez, cuando al mandar el Sultán una mehal.la contra Bu Hamra, por los problemas que
le puede suponer tener próximos a los europeos y no poder cohesionar a su pueblo, ordena a todos
los instructores militares abandonar la ciudad imperial. Así, los instructores militares ingleses
consiguieron, a comienzos del reinado de Mawlay Abd al- Aziz, lo que la política paciente de
1074
varios años de D. Hay, o la más “enérgica” de Sir Ewan Smith no habían conseguido durante el
reinado de Mawlay Hassan: abrir Marruecos y el Majzén a las reformas bajo influencia inglesa.
b) Los consejeros británicos que rodeaban a Abd al- Aziz seguían postulando por llegar a un
pacto con las elites marroquíes pro-modernizadoras y con el propio Sultán con el fin de
hechos a Delcassé, hacía alusión, en particular, a las maniobras de un periodista, Walter Harris,
c) El entorno íntimo del Sultán estaba siendo copado por personal británico que trabajaba a
las órdenes directas de Abd al- Aziz. Unas personas consideradas por el Quai d´Orsay como
‘agentes oficiosos’ de Lord Lansdowne, desplazando al doctor Linares y a los restantes agentes
franceses.
Taillandier al tomar posesión de su cargo en Tánger reiteró a Ojeda el firme propósito del gobierno
republicano de obrar de acuerdo con España en las cuestiones marroquíes; una fórmula retórica,
1799
Saint- René Taillandier a Delcassé. Despacho no 1 bis de la Embajada Extraordinaria a Rabat. 12 de Febrero de
1.902. D.D.F., t. II, pp. 92 y siguientes. A su vuelta de Rabat el Ministro Plenipotenciario británico, sir Arthur Nicolson
aseguró a Emilio de Ojeda no haber pedido para empresas inglesas la concesión de ferrocarriles en Marruecos y que en
el transcurso de sus conversaciones con el Sultán relativas a la introducción de mejoras en el Sultanato, le había
aconsejado incluso no llevar a cabo ahora el tendido de las vías ferreas, insistiendo en la conveniencia de aplazarlo
hasta que fueran implantadas y diesen resultado las reformas fiscales y administrativas, cuya urgencia se imponía en
ese momento. Posteriormente quedaba abierta la posibilidad de emprender la construcción de una red ferroviaria con
finalidad económica, tendida entre las distintas regiones productoras de cereales y los puertos de embarque del grano,
situados en la costa. Es más, Nicolson argüía haber recomendado al Sultán que para esta tarea debía contar
exclusivamente con los propios recursos marroquíes, sin contraer empréstitos y encargar su ejecución a una potencia
menor, sin interés político alguno en Marruecos. Telegrama de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 11 de
febrero de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2. / Ibidem. Ojeda a Almodóvar del Río.
Despacho no. 25. 13 de Febrero de 1.902. Nicolson justificaba la presencia en Rabat de diversos ingenieros ingleses
señalando que habían sido llamados directamente por el Majzén, sin mediar intervención ni consentimiento suyo. La
misión de los ingenieros era levantar el plano y elaborar el presupuesto de la construcción de un puente entre Rabat y
Salé aunque finalmente las dificultades de su construcción dadas las características del río, la poca consistencia del
terreno y los gastos cuantiosos que originaría habían desalentado al Gobierno marroquí.
1075
acompañada de declaraciones enfatizando el hecho de que en el Estrecho de Gibraltar y en
Marruecos no existían más intereses legítimos que los franceses y españoles. Saint-René expresó
su malestar por los alardes de influencia británica en el Imperio jerifiano y por la situación de
‘secuestro’ efectivo del Sultán por parte de agentes oficiosos británicos, que gozaban del apoyo
más o menos disimulado del gobierno inglés.1800 Por último, anunció el propósito galo de vetar las
medidas que condujeran a la preponderancia británica, no reparando en los medios para lograrlo,
toda vez que el gobierno republicano contaba con el respaldo de la opinión pública para completar
la obra colonizadora sobre todo el inmenso territorio del Noroeste de África. Eran signos muy
evidentes de que Francia necesitaba contar con el respaldo español. La persistencia de los
contactos entre las legaciones de los dos países en Tánger lo corroboran. Sin embargo, a partir del
verano, cuando se inició la tímida distensión franco-británica, el Quai d´Orsay iba a ir buscando
En todo caso, Ojeda no quiso prestar un sustancial apoyo a Saint-René, argumentando que la
lucha de influencias en la Corte no estaba decidida del lado de Al-Mennebhi y de los reformistas
Reino Unido, y que en todo caso, la voluntad del joven Ministro de la Guerra “no podría alterar la
hacia el protectorado inglés“. Por último calificaba de “fuego fatuo”1801 la eventual y precaria
supremacía británica en la Corte. De hecho, Ojeda sólo estimaba como particularmente importante
la actuación de uno de los agentes británicos, el instructor militar MacLean. Sus conversaciones
1800
“ Añadió que esta situación preocupaba hondamente a su Gobierno; que las pretendidas reformas que Inglaterra
ha aconsejado al Sultán, y cuyo campeón es el Menebhi, hechura á todas luces de la Gran Bretaña, no eran otra cosa
que un pretexto para introducir en Marruecos personal administrativo inglés, armamentos de Manchester y sugerir
empréstitos y plantear empresas que abrirían la era de la influencia política y financiera de la Gran Bretaña, cuyos
resultados no era difícil preveer (sic) en vista de lo ocurrido en otros puntos donde se iniciaron análogos
procedimientos (Egipto)”. Carta particular no. 28 de Emilio de Ojeda a Almodóvar del Río. 20 de Enero de 1.902.
A.M.A. E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1801
En carta particular de 27 de Febrero dirigida al Duque de Almodóvar señalaba, en apoyo de esta afirmación que la
mayor parte de los ingenieros británicos que habían acudido a la Corte del Sultán habían sido ya despedidos, ante la
presión insistente y las quejas formuladas por la Legación francesa.
1076
con el Barón de Mentzingen, representante del II Reich en Tánger, a su regreso de su Embajada
británica. La población del Imperio observaba con prevención, indiferencia y recelo las reformas
sugeridas por Al- Mennebhi y este era un factor del que podía sacar partido a su favor el partido
tradicionalista que era especialmente fuerte en Fez (partido de los Fassi, que contaba con el apoyo
de la Legación francesa). Bastaría con que Saint-René provocase el pavor en Abd al- Aziz,
sugiriendo los peligros que le amenazaban por parte de la frontera argelina, señalándole la
posibilidad de un futuro movimiento militar galo, para que la camarilla pro-británica en la Corte
Por lo tanto Ojeda sugeriría a Almodóvar que España siguiese una acción moderadora y
neutral entre Francia e Inglaterra, planteando la posibilidad de un acuerdo en Tánger entre las
Legaciones de estos dos países, acuerdo suscrito con su intermediación. De hecho inició una serie
de gestiones oficiosas, recalcando a sir Arthur Nicolson los recelos que las iniciativas británicas
del Norte de África. A la vez, Ojeda sugeriría al Ministro de Estado otro tipo de actuaciones para
el gobierno sagastino una nueva conferencia sobre la limitación del derecho de protección que
reanudase la celebrada en 1880 en Madrid. En la medida en que los poderes políticos españoles
socavando la importancia de los grupos de intereses existentes entre la población local que
Ojeda también pudo desmentir el 14 de febrero los rumores que los corresponsales en
Tánger de la prensa internacional habían hecho circular por Europa respecto de la pretendida
preocupaba mucho en un momento en que el gabinete Sagasta daba como segura la inclusión del
1077
territorio por el que debía circular este tren en la esfera de influencia española en el norte de
Marruecos.
rivalidades entre Francia e Inglaterra en la cuestión marroquí y la preponderancia del Reino Unido
en la Corte imperial pero, a juicio de Emilio de Ojeda, alentaba las reformas aconsejadas al Sultán
por Lansdowne con el fin de sacar pingües beneficios para el comercio y para la industria
germanos.
permanecido en Alemania recorriendo los centros industriales del Rhin, acompañado de un agente
desinterés por Marruecos, la realidad era bien diferente. Alemania no despreciaba los intereses que
Eran ya detectables en la opinión pública del II Reich elementos que presagiaban la nueva
en Marruecos. El rotativo La Post publicaba el 1 de abril un largo artículo denunciando las intrigas
francesas,1803 aunque tanto este periódico como la Gacette de Voss o la Gaceta Nacional tendieron
1802
El Marqués de Noailles, Embajador de Francia en Berlín a Delcassé. Despacho no. 240. 20 de Julio de 1.902.
D.D.F., t. II (1902), pp. 409-410.
1803
Angel Ruata, Embajador de España en Berlín a Almodóvar del Río. Despacho no. 63. 3 de Abril de 1902.
A.M.A.E. Política exterior. Francia (1900-1902). Legajo H-2470.
1078
posteriormente a minimizar la trascendencia de algunos rumores sobre un “supuesto pacto secreto“
entre Francia y España, entendiendo que no conducirían a un ingreso de esta última en la Dúplice
Alianza francorusa. Se analizaban los indicios de buen entendimiento entre españoles y franceses
habidos en los últimos tiempos, la cordial acogida que María Cristina tendría durante una visita
dos buques de la Armada de guerra republicana a Bilbao, los honores especiales que se habían
repentino viaje de los Embajadores Españoles en Londres y París, Duque de Mandas y Marqués
del Muni para intercambiar impresiones con Sagasta. Estos diarios confiaban en las
estaba por cerrarse un acuerdo sobre el Mediterráneo Occidental y Marruecos entre España y
Francia, potencia esta última que buscaba rematar la tarea iniciada con el acercamiento a Italia en
‘supuesto desinterés’ alemán hacia Marruecos resaltando que los intereses comerciales1805 y
Los recelos del gabinete francés hacia los avances de la influencia británica en Marruecos
acabaron por motivar el envío de una protesta oficial en forma de nota remitida al Majzén el 11 de
1804
Angel Ruata, Embajador de España en Berlín a Almodóvar del Río. Despacho no. 191. 13 de Septiembre de
1902.A.M.A.E. Política exterior. Francia (1900-1902). Legajo H-2470.
1805
Con presencia de casas comerciales de Hamburgo y Bremen. La National Zeitung, utilizando cifras de los registros
consulares señalaba que la proporción del comercio realizado bajo pabellón alemán era la siguiente en el año de
1.901: en Rabat, 20.000 Toneladas sobre un total de 54.000 anuales; en Sawira (Mogador), de 44.000 sobre un total de
140.000; en Safi de 34.000 sobre un total de 78.000 y en Mazagán de 34.000 sobre un total de 119.000.
1806
Cuatro compañías alemanas mantenían contactos regulares con puertos del Atlántico marroquí: la compañía
Slomar, la Woermann Linie, la Levante Linie y la Compagnie Oldenburg- Portugal.
1079
concluido una negociación con el Majzén en torno a dos cuestiones claves: a) la concesión de un
Esta es una época marcada por la lucha por los nuevos mercados en el marco del capitalismo
financiero de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Una de las ideas claves del Quai d´Orsay
respaldando a sus empresas era fundamental para conseguir todo tipo de concesiones económicas.
ferrocarril pensadas por la Sublime Puerta para incentivar el desarrollo del Asia Menor, no era
posible obtener concesión del gobierno ni ventajas comerciales por parte de las compañías
frente a las empresas alemanas, Gran Bretaña parecía haber aprendido muy bien la lección y no se
mostraba dispuesta a ceder. Sir Arthur Nicolson había conseguido finalmente un predominio
importante de la influencia inglesa en la Corte del Sultán,1807 abriendo el paso a las concesiones
económicas por parte del Majzén a empresas del Reino Unido. Se preveía ya que el Sultanato sería
una pieza más del Imperio Británico, lo que le daría a este último el control absoluto del Estrecho
1807
Nicolson confesaría a Ojeda, por el contrario que el Sultán no había efectuado todavía concesiones ferroviarias al
Reino Unido y que de hecho había aconsejado a Abd al- Aziz aplazar la construcción del tendido hasta que germinasen
con éxito las reformas fiscales y administrativas, más urgentes, y que si posteriormente el Majzén deseaba implantar
ferrocarriles entre las zonas productoras de cereal y los puertos atlánticos debía esta tarea financiarse con los propios
recursos del Sultanato, sin suscribir empréstitos y encargando su ejecución a alguna potencia menor sin intereses
políticos en el país. De todas formas Nicolson detectó la presencia de ingenieros ingleses en Rabat a quienes Abd al-
Aziz había encargado un plano y el presupuesto de un puente a construir entre Rabat y Salé. “Ni yo he recomendado a
dichos ingenieros, ni he abogado (...) ni consentiré que se otorgue concesión alguna a la Gran Bretaña que pudiera
causar recelos a las demás Naciones“.Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 25. 13 de Febrero de 1902. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1080
serían intervenidos y dirigidos por Inglaterra. Francia no había conseguido el apoyo de Sid Abd el-
Krim Ben Sliman quien había hecho causa común con el Mennebhi contra el sector tradicionalista
del Majzén, encabezado por el Gran Visir.1808 A pesar de los conciliadores términos hacia Francia
empleados por Lansdowne cuando hacía referencia al Sultanato, las informaciones recogidas en
Marruecos por parte de industriales y comerciantes franceses que pugnaban por conseguir
contratas del Majzén, tendían a confirmar que se habían puesto en marcha el proyecto de
(Mazagán) así como la tarea de reorganización de las aduanas bajo la dirección de un agente
británico.
El Quai d´Orsay empezó a reflexionar sobre el hecho de que el Majzén no se decantaba por
cuestión marroquí, por lo que se optaría por recurrir a las medidas de fuerza. Pero esta vez el
gobierno francés no se limitaría a utilizar sólo los recursos navales del país. Era un momento de
excepcional gravedad para la República y excepcionales debían de ser asimismo las medidas
utilizadas por el gobierno republicano. Si se llevaba a cabo una manifestación naval en las costas
aceptar las reformas bajo tutela inglesa, bien podían los británicos organizar otra demostración en
Había que movilizar los recursos navales de la Dúplice Alianza, implicar a la Marina de
guerra rusa. Delcassé solicitó de sus compañeros de Gobierno autorización para que una división
naval francesa integrada por tres cruceros-acorazados, los Pothuau, Chanzy y Latouche-Tréville se
reuniese a la altura de Tánger con una pequeña escuadra rusa compuesta por cinco navíos de
guerra en camino hacia su país. Se solicitó autorización oficial a San Petersburgo que fue
1808
Saint-René- Taillandier a Delcassé. Telegrama del 5 de Marzo de 1.902. D.D.F., t. II, pp- 141-143.
1081
inmediatamente otorgada.1809 Rusia se comprometía en dar una cooperación más efectiva a la
británicos en las costas del Imperio jerifiano fue preparada con el secreto más absoluto. De forma
sorpresiva para marroquíes y británicos, la Dúplice actuaba por primera vez como fuerza de
presión en las aguas de Marruecos. A las 8 horas de la mañana del 10 de Abril la división francesa
y la división rusa que se habían encontrado en el mar durante la noche, aparecían en la rada de
inevitablemente iba a modificar, y de manera sensible, la solicitud del Majzén hacia Francia.1812
operación naval conjunta de la Dúplice, inquiriendo asimismo sobre qué colaboración había tenido
en ella, España.
Lord Lansdowne aprovechó la ocasión para entrevistarse con el Duque de Mandas y pedirle
información sobre la existencia de un compromiso con la Dúplice por parte española. Existían
1809
En Abril de 1901 se había firmado un protocolo entre los Estados Mayores ruso y francés para el caso de una
agresión inglesa: a) En el caso de producirse un ataque británico contra Francia, Rusia se comprometía a concentrar por
lo menos 300.000 soldados en la frontera afgana (para amenazar a la India británica); b) en el caso de un ataque inglés
contra el Imperio ruso, Francia tenía que enviar 150.000 hombres a las costas del canal de La Mancha (para amenazar
Inglaterra). Véase: Ferro, Marc (dir): La Historia. Tomo II: De 1871 a 1971: Los hechos, Bilbao, Ediciones Mensajero,
pág. 125.
1810
El 11 de Marzo Delcassé telegrafiaba a San Petersburgo su deseo de que hicieran escala en Argel y Túnez los
navíos rusos que se dirigían al golfo Pérsico. Las unidades imperiales debían unirse con una división de la escuadra
francesa. Por otro lado, Delcassé quiso limitar temporalmente la estancia común de las fuerzas de la Dúplice en
Tánger para evitar la tentación a la escuadra británica de Gibraltar de aproximarse a las aguas de la ciudad marroquí.
1811
Telegrama de Ojeda al Duque de Almodóvar. 10 de Abril de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 163 /Ex. 2.
1812
Saint-René- Taillandier a Delcassé. Despacho no. 23. 17 de Abril de 1.902. D.D.F., t. II (1902), pp. 248- 249.
1082
temores, en la Corte de Saint James, de que la expansión gala se proyectase en una futura etapa
hacia la ocupación de Figuig y Tafilalt, convirtiéndose luego estas zonas en una indiscutible base
de las operaciones que apuntasen hacia el Atlántico marroquí. Tales rumores se fundamentaban en
que estos territorios marroquíes constituían la plataforma de operaciones desde la que actuaban las
reafirmar el compromiso de España con el mantenimiento del ‘statu quo’ marroquí. Las
hermetismo. Eran desconocidas por el cuerpo diplomático español, y de ellas sólo tenían
constancia en Madrid la Reina, Sagasta, Almodóvar y pocas personas más. Por esa razón, Mandas
descartó que el país tuviera inteligencia con alguna potencia con el fin de alterar el ‘statu quo’.
Existía una perspectiva adicional muy interesante que empezaba a preocupar a los
británicos, entroncada con el mantenimiento del statu quo establecido en Marruecos, y que giraba
Gibraltar como puntos clave, al igual que Suez, en la ruta de llegada al Reino Unido de la nueva
fuente de energía: el petróleo procedente del Golfo Pérsico. Para Gran Bretaña la vía libre naval
del Mediterráneo era vital. Si para Francia, el control de Marruecos significaba la garantía de la
ruta marítima con sus colonias en el norte de África, para Inglaterra significaba la seguridad en la
1813
Duque de Mandas al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 37. 17 de Abril de 1.902. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1814
J. Gallagher y R. Robinson en su artículo “The Imperialism of Free Trade“ mantienen que durante este momento
histórico las acciones internacionales del Reino Unido tienen un trasfondo estratégico y no económico y su política
exterior es esencialmente defensiva. Cfr. R. Robinson y J. Gallagher: “The Imperialism of Free Trade“, en Economic
History Review, 6 , 1953 ; pág. 1-15.
1083
ruta futura del petróleo. 1815 A lo largo del siglo XIX, Gran Bretaña no había nunca descuidado su
atenta vigilancia sobre el Estrecho de Gibraltar, clave de la ruta mediterránea que llevaba hasta
Turquía y Grecia, países sobre los que con menor o mayor fortuna intentó afirmar su influencia. De
ahí que la postura británica en la cuestión marroquí fuese esencialmente defensiva, no tendente a
incorporar el Sultanato a su Imperio, y orientada particularmente a evitar que otra nación europea
ocupase la costa situada frente a la base naval de Gibraltar más que a ocuparla ella misma.
exagerada la afirmación de que el nombre de esta plaza era identificado por los políticos ingleses
con la totalidad de la cuestión marroquí,1816 no parece haber duda sobre el hecho de que la
seguridad de su predominio en el Estrecho era factor decisivo en la política de Londres, yendo muy
por delante esta preocupación de la suscitada por la protección de sus intereses comerciales en
Marruecos. Por ello esa política tiende a mantener durante el mayor tiempo posible la situación
fortalecimiento de ese Estado miraba, por tanto, el sistema de reformas interiores que el gobierno
influencia extranjera, aunque dejando a salvo, claro está, los intereses comerciales ingleses y el
del siglo XIX los estrategas londinenses de Whitehall se enfrentaban a un hecho básico: el Imperio
británico, que basaba su seguridad en la Royal Navy, debía solucionar el problema del
abastecimiento del nuevo combustible a su flota de modo prioritario. Anthony Cave Brown en un
minucioso estudio recalca que teniendo en cuenta la posibilidad de un futuro conflicto armado con
1815
Véase Paz, Abel: La cuestión de Marruecos y la República española, Madrid, Fundación de Estudios Libertarios
Anselmo Lorenzo, 2000, pág. 29.
1816
Cfr. Taylor, A.J.P.: “British Policy in Morocco, 1886-1912 “, en Englisg Historical Review, 1949, VI, 3, pág. 342.
Jean-Louis Miège no participa de ese juicio, haciendo notar el interés de Inglaterra en las cuestiones comerciales, en los
asuntos saharianos y en “el conjunto del juego político mediterráneo “. Cfr. Miège, J.L.: Le Maroc et l´Europe (1830-
1894), París, 1961-2, volumen III, pág. 206, nota 1.
1084
otra gran potencia europea, Whitehall llegó a la conclusión de que sería prudente encontrar
los Estados Unidos,1817 por lo que se comenzó a buscar en el golfo Pérsico, no lejos de Europa y en
considerar a comienzos del siglo XX la importancia del petróleo como principal fuente de energía
durante las siguientes décadas. A iniciativa de Fisher, empezó a estudiarse la conveniencia del
cambio de combustible de los buques de guerra británicos. Si el Reino Unido quería seguir siendo
una gran potencia, era necesario contar con armas (nuevos buques de guerra) tan rápidas y tan
mortíferas como las de las demás naciones. Eso significaba, obviamente, turbinas alimentadas por
petróleo. Puede que lo que se estaba planteando pudiera considerarse como una mínima transición
técnica, pero de hecho en 1901 el asunto estaba derivando hacia una transformación masiva de las
prioridades de la nación y de sus relaciones con otros países. Las relaciones internacionales iban a
dar un vuelco cuando el gobierno británico decidió que los buques de la Royal Navy dejaran de
quemar carbón para alimentarse de petróleo. Londres iba a invertir entonces sus mejores energías
para asegurarse su suministro. La pregunta clave que se planteaba el gobierno británico no era
simplemente si la nación podía abordar esa rehabilitación de la Marina con naves alimentadas por
ese petróleo, sino de donde provendría el petróleo que pondría en funcionamiento esas naves, y
En 1897 el Servicio Secreto Británico había enviado a su agente más eficaz, Sigmund
Georgievich Rossenblum (Sidney Reilly) a Odessa para estudiar las prospecciones petrolíferas
rusas. A su vuelta a Londres en 1901, Reilly aportó al Intelligence Service un exhaustivo informe
sobre la industria petrolífera rusa, acompañado de un segundo texto relativo a los planes rusos con
1817
Véase Cave Brown, A.: Dios, oro y petróleo. La historia de Aramco y los reyes saudíes, Barcelona, Editorial
Andrés Bello, 2001, pp- 16-17.
1085
respecto a los yacimientos de petróleo recién descubiertos en Persia.1818 Reilly había conseguido
sustraer del Imperio zarista toda una serie de datos, informes y planos reservados que los rusos
habían sacado del golfo Pérsico y que examinados por Fisher y el gobierno británico, llevaron a la
convicción de que habría que rehacer inmediatamente el mapa del Oriente Medio, pues la nación
no podía permanecer desprevenida cuando estallara la batalla de poder en los campos de petróleo.
El Reino Unido había encontrado por fin el lugar de donde iba a abastecerse de la nueva
fuente de energía, cada día más indispensable para el aprovisionamiento de su poderosa flota e iba
a luchar con encarnizamiento por el dominio sobre este nuevo recurso energético.
El petróleo del Oriente Medio y el Golfo Pérsico se convirtió pues en asunto de gran
importancia estratégica y política para Whitehall. Como observó Anthony Sampson, los
“británicos, desde el principio, fueron muy conscientes de su vulnerabilidad en la nueva era del
La ruta del petróleo en su camino a Inglaterra pasaba por Suez controlado desde tiempo
atrás por el Reino Unido y por Gibraltar; referirnos a “Gibraltar“ es hablar de “Marruecos“, por su
amplio balcón al Estrecho y al Mediterráneo Occidental. La elevada cotización del Imperio alauí
en las preocupaciones de los políticos británicos no provenía de otra baza que la de su posición
geográfica. Por esas mismas razones, los estrategas del Almirantazgo comenzaron a preocuparse
asimismo por la península ibérica y sus archipiélagos. Debido a que la Armada Real iba a depender
en alto grado de su abastecimiento a través de esas vías marítimas, se empezó a estudiar la idea de
que en caso de conflicto con Francia u otra gran potencia naval europea, el Estado enemigo del
Reino Unido ejercería una fuerte presión con el fin de clausurar el transporte marítimo británico.
La salvaguardia de ese tráfico requería en la periferia atlántica de Europa un sistema protector que
1818
Véase Richard Deacon: Historia del Servicio Secreto Británico, Barcelona, Ediciones Picazo, 1973, pág. 145.
1819
Véase Anthony Sampson, The Seven Sisters: The Great Oil Companies and the World They Shaped, Nueva York,
Viking, 1975, pp. 13-37.
1086
se extendiese desde las Azores y las Canarias hasta las Baleares, pasando por el Estrecho de
Gibraltar.
estratégica que conectaba a los británicos con las nuevas regiones productoras de petróleo
alrededor del golfo Pérsico y por supuesto, con su posesión colonial clave en Asia, el
Próximo Oriente, en los territorios árabes bajo control turco que constituían una tradicional vía de
comunicación entre las diversas partes del Imperio británico y que protegían la vía marítima hacia
la India y en el área del Estrecho de Gibraltar que escaparan a su control y pudieran poder en
Por otro lado, la intervención del Reino Unido en la cuestión marroquí hasta 1902 procuró
que el Sultanato permaneciera bajo influencia británica, aunque no llegó a ser un valedor
internacional del Imperio jerifiano, y finalmente al retirar sus intereses sobre Marruecos, Londres
francesas.1820
apertura de la cuestión marroquí sería evitar el asentamiento de una potencia de primer orden en la
costa marroquí del mar de Alborán, desde la que se pudiera poner en peligro la libertad de
navegación en aguas del Estrecho y la seguridad de las defensas del Peñón. El complemento de
esta directriz consistió en impedir sistemáticamente que cualquier pabellón se hiciera hegemónico
1820
Las susceptibilidades británicas por el Estrecho de Gibraltar se prolongaron asimismo durante mucho tiempo : a
pesar de la Entente anglo-francesa, el Foreign Office y el Almirantazgo británico seguían contemplando en 1907 todos
los casos de conflicto en los cuales podía verse envuelta Gran Bretaña, incluyendo la posibilidad de un enfrentamiento
con Francia, como lo demuestra esta opinión del Almirantazgo: “En una guerra con Francia el uso de Gibraltar como
base naval sería estratégicamente vital para nosotros; para hacer uso de ella, deberíamos tener a España como
aliado, o al menos neutral“, en CAB 4/2: Proposed anglospanish arrangement regarding certain Spanish oversea
possessions, Paper 99.b, Note by the Admiralty , 25/2/1907, Public Record Office (PRO), citado en José Tomás Arribas
Martín: “El Estrecho de Gibraltar, los archipiélagos españoles y los intereses británicos, 1898-1918“, en II Aula
Canarias y el Noroeste de África (1986), coordinación y prólogo de V. Morales Lezcano, Las Palmas de Gran Canaria,
Cabildo Insular de Gran Canaria, 1988, pág. 430.
1087
en la villa y puerto de Tánger, cierre o apertura del Estrecho de Gibraltar.1821 En efecto, los
ingleses consideraban, por razones estratégicas, las dos orillas del estrecho como coto privado, y
De hecho, como resalta John P. Halstead en su Rebirth of a nation. The origins and rise of
más de índole comercial y estratégica que territorial.1822 Como Robinson y Gallagher han
expresado muy bien utilizando el concepto de ‘free-trade imperialism‘, Marruecos era el ejemplo
perfecto de un país que Inglaterra no quiso ver ocupado por ninguna otra potencia, sino totalmente
independiente, aunque abierto al comercio según las reglas del liberalismo. Halstead recalca que el
comercio con Gran Bretaña suponía sobre el 40 por ciento del volumen total de las transacciones
presencia española en el norte del Sultanato fue una consecuencia de la sutura de las fricciones
entre las grandes potencias imperialistas, Gran Bretaña y Francia, en esta área del Mediterráneo
dominio personal del rey Leopoldo II. En el fondo esta medida había buscado crear en torno a la
cuenca de aquel gran río africano, en una zona estratégica del continente negro, un territorio que
actuase como “colchón amortiguador” (y que no perteneciese a ninguna gran potencia) frente a las
africana entre Gran Bretaña, Francia, Alemania y Portugal. Siguiendo las líneas maestras marcadas
por Lenin en su libro sobre el Imperialismo, el imperio colonial africano de una pequeña potencia
1821
Véase Morales Lezcano, V.: España y el Norte de África: El protectorado en Marruecos (1912-56), Madrid,
U.N.E.D., 1986, pág. 46.
1822
Véase Halstead, John P.: Rebirth of a nation. The origins and rise of Moroccan nationalism, 1912-1944,
Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press, 1967, pág. 12.
1088
capitalista como era España tendría un origen como en los casos belga u holandés a partir de la
solución por vía pacífica de los intereses contrapuestos y los roces de las grandes potencias.1823
Marruecos tenía dos tipos de apoyo: el de los grupos de entusiastas del imperialismo y el de los
hombres de negocios metropolitanos, aunque la acción que exigía cada uno variaba de forma
penetración pacífica que debía acelerarse para contrarrestar las iniciativas británicas. La base a
utilizar iba a ser una importante firma comercial francesa, la Maison Gautsch, con base en Tánger.
Allí había empezado sus actividades con el nombre de Société Moghreb, fundada en 1886 por F.
Toussaint en colaboración con un grupo de comerciantes franceses y suizos, con la doble intención
jerife de Wazzan, que había prometido esta concesión al conde de Chavagnac en 1883 como parte
del plan del Plenipotenciario D´Ordega para el predominio francés en Marruecos. Toussaint y sus
socios eran meros aventureros, pero en 1887 Jules Jaluzot, fundador de la gran firma francesa
Grands Magazins de Printemps, que tenía ya una sucursal en Tánger, se hizo cargo de sus pocos
fondos y en particular de los derechos derivados del acuerdo con Sid Abdesselam. En 1892
transfirió sus intereses marroquíes a uno de sus subordinados, Charles Gautsch, a cambio de
acciones por un importe de 100.000 francos en la nueva firma, Etablissements Charles Gautsch et
Cie. Con la nueva gerencia la firma extendió sus intereses rápidamente. Invirtió en la producción
agrícola en los alrededores de Tánger y estableció tiendas en varios lugares. En 1892 el Sultán
1823
Véase Ilich Ulianov, V.: “El Imperialismo, fase superior del capitalismo“, Madrid, Ed. Fundamentos, 1974, pág.
91.
1089
anulación de la concesión original de las fincas de Sid Abdesselam. Se estableció en Fez una
sucursal -la primera agencia extranjera permanente en la plaza- y en 1895 se permitió a la firma
establecer una base de aprovisionamiento de carbón en Tánger. Pero su principal baza era una red
de contactos dentro de la corte del Sultán, muchos de los cuales preferían tratar con las firmas
francesas que con las británicas después del infructuoso intento de Ewan Smith de convertir
muerte de Mawlay Hassan en 1894, Gautsch, como otras firmas extranjeras, esperaba
confiadamente que el Majzén, antes o después, abriría el país a la empresa extranjera y que los
Pero en Francia, apoyadas por el Quai d´Orsay se estaban planteando entonces estas
armamento de Creusot, cuyo director era Schneider. En 1902, después de examinar la situación en
Marruecos, Schneider formó un ‘holding’ con un capital en acciones de 1.500.000 francos, para
adquirir todos los intereses de Gautsch en el país. La función de esta compañía, rebautizada con el
nombre de Compagnie Marocaine en 1903, fue definida con exactitud por Delcassé: “Preparar el
futuro estableciendo un puntal a través de las actividades a pequeña escala de Gautsch, de modo
que, a su debido tiempo, pueda aprovechar la oportunidad para acometer empresas a gran
entregar joyas por valor de 15.000 francos al Sultán con motivo de uno de sus matrimonios.
Gautsch, el agente de Schneider esperaba, con ello obtener de Abd al- Aziz la petición de un
1090
igualmente interesados en la empresa marroquí. A veces surgían roces entre ellos, que más que
frenar el proceso imperialista galo, parecían acelerarlo aún más como medio para superar la
creada por los intereses de la gran fábrica de armas Schneider, mientras que, desde Hacienda,
Por otro lado, en Marruecos confluían los intereses galos motivados no sólo por las
necesidades económicas, que se citan habitualmente para justificar la gran expansión colonial
europea de finales del siglo XIX,1826 sino por imperativos estratégicos. Más concretamente se
potencial de la mayor cantidad posible de recursos naturales, materias primas, mercados y zonas de
oficial del Imperio por las razones convencionales del prestigio nacional,1827 el valor de Marruecos
A la altura de 1900, cuando Francia ya no estaba distraída por otras empresas en el centro de
África, Marruecos se convirtió en un objetivo prioritario del Quai d´Orsay. Para Francia,
Marruecos completaría su control del Magreb, desde Túnez a Rabat, y redondearía las
comunicaciones entre la ribera magrebí del Mediterráneo y el África occidental francés (del
Senegal al Chad). Según la tesis del gobierno francés, la ausencia de un gobierno estable o la
1826
En su tesis doctoral en la que hace un uso amplio de la rica documentación del comercio colonial francés, Jacques
Marseille establece como en el período 1880-1930, la industria francesa necesitaba la salida para su producción que le
proporcionaba el mercado colonial protegido. Cfr. J. Marseille, Empire colonial et capitalisme français: histoire d´un
divorce, París, 1984.
1827
Henri Brunschwig tras un cuidadoso examen de los intereses económicos de los colonialistas franceses así como
del balance económico del imperialismo francés, llegó a la conclusión de que sería un mito explicarlo en función de la
economía. El imperio para este autor no era rentable, no había vínculos entre proteccionismo e imperialismo y los
imperialistas franceses no tenían intereses ni motivos económicos. En consecuencia, la explicación del imperialismo
galo debía ser distinta. Según Brunschwig, la explicación se ha de encontrar en el auge del nacionalismo en la Tercera
República, profundamente herido por la derrota de 1870. Cfr. H. Brunschwig, Mythes et réalités de l´imperialisme
colonial français, 1871- 1914, París, 1960.
1091
indígena de sus territorios norteafricanos contiguos. Así se justificaba su intervención en los
norteafricano. Con estos argumentos Delcassé cambió los términos de la cuestión marroquí al
lanzar la política de penetración pacífica francesa. Por el contrario España seguía siendo partidaria
del respeto al statu quo aunque, previendo su ruptura, se negociaba con París desde 1901.
Durante los años finales del siglo XIX el Quai d´Orsay había adoptado una actitud mucho
menos entusiasta y firme con respecto a la culminación del imaginado proyecto de un Imperio
francés que abarcase virtualmente todo el norte y el Oeste de África. En su mayoría, los dirigentes
de la política exterior francesa se habían contentado con impedir el control británico, español o
Combes percibieron la necesidad de iniciar una campaña militar desde Argelia contra el territorio
sahariano marroquí. Ambos gabinetes pusieron en marcha la gran expansión colonial francesa en el
Sultanato.
El año 1900 había supuesto el inicio de la nueva aventura colonial gala; al multiplicarse las
acciones agresivas republicanas en el límite fronterizo argelomarroquí, el Sultán Abd al- Aziz
apeló a la Reina Victoria para que mediara ante París e indujera al gobierno francés a fijar
París que Francia no tenía ulteriores deseos expansionistas en Marruecos, afirmaciones que
encubrían la verdad.
Las acciones militares prosiguieron, sin embargo, a lo largo de 1902. El gobierno francés
intentó eliminar las objeciones de las potencias y del Sultán, soberano del territorio codiciado,
incidentes habidos en el pasado (razzias y acciones de grupos de saqueo que actuaban en territorio
1092
argelino) para justificar la intervención. Así la anexión del Tidikelt intentó ser legitimada con el
pretexto de que sirvió de refugio a Bu Chucha que luchó contra los franceses de 1869 a 1874; la
conquista de Gurara se explicó porque Kaddur ben Hamza encontró allí ayuda y asistencia durante
su lucha de los años 1872 a 1879; en el sureste de Marruecos los franceses se quejaban sin cesar de
El lider socialista y de la II Internacional, Jean Jaurès, aprovechó esta ocasión para acusar a
Delcassé de haber provocado artificialmente los incidentes fronterizos con Marruecos como parte
Asuntos Exteriores adoptó una fórmula dialéctica, la de la “contigüidad territorial” del Imperio
jerifiano con las posesiones galas, como premisa justificativa de sus planes. Así aseguró en el
Senado el 7 de Julio de 1901 que el Marruecos oriental era un “enclave natural de las posesiones
africanas” de la República, y que era absolutamente intolerable que el gobierno marroquí intentase
frenar y prevenir la expansión económica gala. Según Delcassé eran una evidencia el decrépito
estado de la economía marroquí y la corrupción del gobierno del Sultanato; ambos debían ser
modernizados, una tarea cuya responsabilidad quedaba enteramente en manos de Francia. Mientras
tanto trataba de cortar las alas de los partidarios de una expansión territorial, entre los que
Taillandier que había abogado por la ocupación de Uxda en 1901. Delcassé procuró supeditar la
1828
Tanto en estos años como en los inmediatamente posteriores, y en general desde el cuarto final del siglo XIX, los
franceses tuvieron que hacer frente y contar en sus planes geoestratégicos de expansión con la posibilidad de encontrar
obstáculos a su penetración de cariz religioso enmarcando las resistencias de los nativos magrebíes. Ahora bien, los
cautelosos seijs de las órdenes sufíes en África septentrional y occidental mantuvieron habitualmente relaciones
respetuosas con los colonizadores europeos. La pertenencia de los habitantes del África Occidental a diversas órdenes
sufíes como la Qadiriya y la Tijaniya acabaría por favorecer la penetración colonial francesa. La tradición política de la
orden sufí Tijaniya fue, en general, favorable a la colonización francesa del Magreb y sus líderes se opusieron
radicalmente a la “yihad“ –guerra santa – de Abd al- Qadir contra la presencia extranjera en Argelia. Únicamente Haji
Usmar Tal (1796-1864), un profesor musulmán de la orden Tijaniya (creada en Argelia) emprendió una guerra contra
los franceses en el área del alto Níger y el alto Senegal. Por el contrario la hermandad sufí Qadiriya tomaría el
protagonismo en las guerras santas contra los franceses en el África Occidental. Abd al-Qadir, el resistente argelino,
pertenecía a la hermandad Qadiriya. Cfr. Partner, P.: El Dios de las batallas. La guerra santa desde la Biblia hasta
nuestros días, Madrid, Oberon, 2002, pp. 200-203. En el Sahara la lucha contra los franceses estaría encabezada por
Maa el- Aynin y su hijo Ahmed el – Hiba (cofradía Qadiriya, rama o vía Fadeliya).
1093
expansión militar a la penetración económica pacífica; una vía que entonces muchos creían
factible. En definitiva, el gobierno galo con el pretexto de poner fin al desorden que empezaba a
reinar en el Imperio jerifiano, optó por obligar al Sultán a introducir reformas. En realidad era un
modelo de actuación que suponía una intrusión total en los asuntos marroquíes, tanto como una
invasión armada, pues lo que se quería imponer a los marroquíes era la necesidad de concluir un
La urgencia del gobierno de París, planificando una aparatosa demostración como la del 10
de Abril de 1902 para resaltar que no estaba dispuesto a abandonar Marruecos en manos del Reino
desplazar y suplir las influencias británicas. José Acosta ha citado oportunamente las palabras al
Cuando la autoridad del sultán empezó a desintegrarse a partir de 1902, Francia se enfrentó a un
doble azar: el desorden crónico en la frontera argelina, con ataques constantes de los resistentes
operación militar del 10 de Abril (poniendo en tela de juicio la vieja aspiración británica de
ninguna potencia en los asuntos internos de Marruecos, tal como el titular del Quai d´Orsay había
anunciado oficialmente en julio de 1901.1830 Marruecos pasaba a ser considerado como un interés
nacional francés de primera clase que justificaba una determinada diplomacia incluso hasta el
1829
Véase Acosta, J.: Imperialismo y pensamiento burgués, Barcelona, Fontanella, 1977, pág. 111.
1830
Véase D.K. Fieldhouse, Economía e Imperio. La expansión de Europa (1830- 1914), Madrid, Siglo XXI Editores,
1990, pág. 340.
1094
particularmente preocupado por no empujar a Francia a prestar a Rusia un apoyo efectivo en el
contencioso que mantenía el gobierno zarista en el Extremo Oriente asiático con respecto a la
cuestión de Manchuria. Por ello la maniobra del 10 de Abril marca un hito en la apertura de la
gobierno republicano se había marcado como firme propósito el cese de la creciente influencia
A pesar de las decididas medidas de presión tomadas por el gobierno francés, desplazando a
manifestación naval franco-rusa y los acontecimientos no fueron a más porque las pretensiones de
ambas partes – Reino Unido y Francia – no eran llegar a un enfrentamiento directo en las costas de
Marruecos y los ánimos se tranquilizaron, hasta el punto de que poco después los dos gobiernos
entrarían en una nueva fase de relaciones, que desembocó en la Declaración de Abril de 1904, con
un compromiso del Reino Unido permitiendo que Francia consolidara su hegemonía en el Imperio
jerifiano.1831
1831
Con todo, a comienzos del verano de 1.902, diversos periódicos británicos especularon largamente, soñando que
Gran Bretaña iba a emprender una política activa en Marruecos, que pasaría por ubicar al Sultanato definitivamente
bajo la influencia de Londres. León y Castillo recibió una nota confidencial de la capital del Imperio británico
indicándole que Lord Lansdowne se proponía recibir a una nueva embajada especial jerifiana que se alojaría en el
Buckingham Palace Hotel, el mismo que albergaba a una misión otomana encabezada por Turkham Pashá. Ello daba
pie a fuertes rumores sobre el inminente inicio de negociaciones diplomáticas entre Marruecos y Turquía con vistas a
establecer relaciones permanentes entre los dos Estados, auspiciadas por el Reino Unido. El Sultán turco buscaría una
aproximación con Abd al- Aziz para contrabalancear la fuerte influencia religiosa ejercida en el Norte de África por los
senussi, temiendo que un compromiso entre estos últimos y Marruecos terminaría con todos los intentos de la Sublime
Puerta de seguir ejerciendo su hegemonía en una región donde su presencia, amplia en el pasado, se reducía ahora a la
Tripolitania y la Cirenaica. En lógica contrapartida, Francia aspiraba a eliminar la influencia turco-otomana en
Marruecos. Véase: Nota confidencial de Londres remitida a la Embajada española en París el 16 de Junio de 1902 y
reexpedida a Madrid. A.G.P.R. Sección Alfonso XIII. Caja 13.145 / Ex. 9.
1095
Aunque diplomáticos de los dos países venían pronunciándose desde los acontecimientos de
1832
Fashoda por un acuerdo que saldara sus litigios coloniales, no fue éste el producto final de un
largo plan. D. K. Fieldhouse ha señalado, al respecto, como en junio de 1901 Delcassé no excluyó
otras alternativas para oponerse a Gran Bretaña en temas coloniales como cooperar con Berlín y
negoció con los alemanes, ofreciendo Tánger y concesiones en otros territorios –posiblemente
Madagascar– a cambio de tener carta blanca en Marruecos.1833 Sin embargo, la presión en Francia
para llegar a un acuerdo con los ingleses que dejase a la República con las manos libres al Oeste de
Argelia había ido creciendo desde su retirada del sur del Sudán. Los círculos colonialistas,
respaldados por militares, diplomáticos y medios oficiales, agrupados alrededor de Etienne y bien
organizados tras la formación oficial del Comité de Marruecos en 1903, subrayaron los peligros
del retraso en la consecución de este acuerdo. Parsons ha señalado, asimismo, que el esfuerzo
mayor para inclinar al Quai d´Orsay a un compromiso con Londres vino del Embajador en esta
ciudad, Paul Cambon. Éste no tenía ninguna simpatía por los “imbéciles” que en Francia querían
cooperar con el II Reich contra Inglaterra; lo que pretendía era unir los intereses ingleses a los de
Francia. Sabiendo que los efectos de la guerra boer iban a dejarse sentir (el Reino Unido
abandonaría su aislamiento diplomático) y que Lord Salisbury no iba a permanecer mucho más
tiempo en el Foreign Office, pensó que la oportunidad para un entendimiento iba a ser más fácil
con su sustituto, Lansdowne dado que los intereses del Reino Unido sobre el Imperio jerifiano
radicaban más en la costa que en el interior. Por otra parte Lansdowne, aun cuando mantenía una
cierta reticencia a la idea de una alianza continental, estaba interesado en apoyarse en la potencia
naval francesa frente a Alemania. Así Cambon no perdió ocasión y en Octubre de 1901 habló del
tema marroquí con el rey Eduardo VII y al comenzar el año 1902 con Joseph Chamberlain, el cual
1832
En 1899, el cónsul general británico en Túnez, sir Henry Johnston, hizo un elogio del protectorado republicano
sobre esta antigua provincia turco-otomana, y recomendó la extensión de la influencia francesa en Marruecos, aunque
poniendo dos condiciones previas: 1) la neutralización del Estrecho de Gibraltar y 2) la libertad comercial en el
Sultanato. Véase: “Quatre ans de politique extérieure » en Revue Politique et Parlementaire, 16 de Octubre de 1902,
pág. 25.
1833
Véase D.K. Fieldhouse, op. cit, pág. 340.
1096
paso por El Cairo llegaría a transmitir abiertamente al cónsul francés su deseo de un acercamiento
entre París y Londres. Cambon tuvo que luchar persistentemente contra los temores de sus
entendía que el Quai d´Orsay necesitaba dar un giro radical en sus planteamientos consistente en
evitar cualquier sospecha, desconfianza o malentendido con los británicos y aproximarse a éstos
relación a la cuestión egipcia. Además creía conveniente la vuelta a la cooperación con el Reino
Unido, como la producida durante la guerra de Crimea; es decir, la consecución de una alianza que
sería muy útil a París el día de “la contienda con Alemania“. Con esos planteamientos, Cambon el
23 de Julio de 1902 con motivo de una declaración efectuada en la Cámara de los Lores por
Lansdowne tuvo la oportunidad para abordar al secretario del Foreign Office y presentarle “sus
propias opiniones”, indicándole que era necesaria una “discusión franca” entre galos y británicos
explicar las ideas del Quai d´Orsay con más detalle, le señaló a Lansdowne que en aras a un
entendimiento anglo-francés había que estar preparados para todas las eventualidades –incluida la
The Times en Marruecos, Walter Harris, intentó hacer creer que había conocido la historia en
Londres y que le había sido confirmada por Lansdowne, el origen de la filtración había sido un
“informador” marroquí en Fez, pagado por los franceses, siendo refrendada la noticia por la
Legación gala en Tánger anunciando ésta que “las negociaciones avanzaban”. El hijo de Cambon,
1834
(B) ritish (D)ocuments. Tomo II., nos. 321-2.
1097
una respuesta precisa por parte del secretario del Foreign Office. Al mes siguiente los contactos
de 1903, Cambon advirtió a su superior de la necesidad de llegar a un acuerdo tanto con Inglaterra
como con España sobre el noroeste africano. Al mismo tiempo requerido por Morton Fullerton,
corresponsal de The Times en París, le envió un informe sobre las diferentes tentativas de acuerdo
El engarce entre los intereses franceses y británicos no era tan fácil. A comienzos de 1902, el
Foreign Office se mostraba reticente a considerar el fin prematuro del Imperio jerifiano,
plenipotenciario en Tánger no era por otra parte un talento sugeridor de brillantes alternativas para
la actuación británica; sólo había señalado en 1899, inmediatamente antes de la campaña del Tuat,
que Gran Bretaña debía estar “perfectamente preparada“ para que cuando llegase el momento
final del Imperio jerifiano, sus intereses no se hundieran como los de las restantes potencias. No
recomendó una particular “política activa“. A lo único que aspiraba era a que el Reino Unido no
abandonase a su libre albedrío a Marruecos, porque ello “supondría poner en peligro la posición
británica en el Mediterráneo”. Sin embargo, cuando en 1900, tras la invasión del Sáhara Oriental
marroquí Abd al- Aziz solicitó la ayuda del Imperio británico, el gobierno de Salisbury,
preocupado por la guerra contra los boers no pareció demasiado preocupado por el futuro del
Sultanato. Tras el combate de Talmín, en marzo de 1901, con el que se culminaba la conquista
francesa del Tuat, Inglaterra y Alemania, alertadas por el sultán, se limitaron a aconsejarle que
aceptase el hecho consumado, cosa que Abd al- Aziz hizo al firmar bajo la presión gala el
protocolo del 20 de abril de 1902. No obstante el Sultán intentó, a cambio de esta importante
concesión, determinar la línea de demarcación fronteriza al sur y este del Imperio: entre Marruecos
1835
B. D. Tomo II. , no. 325.; (D)ocuments (D)iplomatiques (F)rancaises . Tomo II, no. 500.
1098
de una parte, y las posesiones francesas de la otra. No lo logró, pues Francia prefería la imprecisión
Según Nicolson en 1901, todavía era factible la idea de que “había un futuro” para
plenipotenciario fue el elemento clave para que lord Lansdowne aceptase la misión enviada a
Londres por Abd al- Aziz. Pero aunque al Foreign Office le satisficiese una revitalización de
independencia del Sultanato. Así Lansdowne se contentó con las aclaraciones francesas de que no
se contemplaban operaciones militares ulteriores y con la promesa del Majzén de reconvenir a las
tribus fronterizas a fin de que cesasen sus actos de agresión contra los franceses.1836
sentido de que Inglaterra debía de permanecer pasiva si Francia intentaba la anexión de Francia. En
Julio- Agosto de 1902, se opuso a cualquier intento prematuro de liquidación del ‘statu quo’
marroquí; cuando en septiembre de este mismo año se supo que se iban a imponer unas fuertes
que “nuestro comercio (el inglés) sufriría notablemente y que el Foreign Office tenía que analizar
cuidadosamente el caso“. El Imperio marroquí había sido invadido por los tejidos de algodón
británicos en los períodos comprendidos entre 1830-1840 y 1856-1868, hasta tal punto que el
mercado del Sultanato era una salida fundamental para la producción manufacturera del Lancashire
y de Manchester. Todas las estadísticas comerciales señalan que este artículo pasa a ser el más
importante del comercio marroquí en el último cuarto del siglo, ya que se vende en el conjunto del
territorio y lo adquieren todas las clases sociales.1837 Las consecuencias de esa penetración
(alteración de la balanza comercial marroquí; crisis del artesanado tradicional de Tetuán y Rabat;
dificultades monetarias y financieras del Sultanato) permiten conocer mejor el contexto económico
1836
B. D. Tomo II, no. 318.
1837
Véase Miège, J. L. : « Coton et cotonnades au Maroc au XIXe siècle «, en Hespéris, tomo XLVII, 1959, pág. 236.
1099
de la apertura de la cuestión marroquí. J. L. Miège ha resaltado que en este período de crisis
política y diplomática, el papel que juzgaron los manufactureros del algodón británico no ha sido
saneada de ingresos que suponía para sus negocios no podían ser menospreciados. Por ese motivo
gabinete inglés una política más activa en Marruecos, tratando de oponerse a los acuerdos
para todo el comercio europeo, principios luego sancionados por la conferencia de Algeciras.1838
Sin embargo, a pesar de la presión de la burguesía inglesa y de los esfuerzos del Majzén por
obtener ayuda urgente, la misión del Majzén en el Londres de 1901 no recibió más que buenas
palabras, pero ninguna ayuda concreta. El Foreign Office estaba de acuerdo con Nicolson en que
Los marroquíes, suspicaces con esta pasividad inglesa, llegaron a estar “terriblemente
desilusionados” con el Foreign Office porque seguían las supuestas negociaciones de Cambon en
gradualmente de la cuestión marroquí, y no interferir las actuaciones francesas. Abd al- Aziz llegó
a pensar que había sido “traicionado” por sus ‘mejores amigos‘, y ya que el Ministro Británico
estaba ausente de Tánger, en septiembre de 1902 envió al caíd Mac Lean a Londres con un
mensaje urgente para Londres y una carta para Eduardo VII:1839 Marruecos estaba preparada para
ponerse bajo la ‘protección y guía‘ británica, pero a cambio los británicos debían garantizar la
integridad del Sultanato, al menos durante siete años mientras se realizaban todas las reformas
necesarias. Al mismo tiempo solicitaba un préstamo de tres millones de libras y ayuda técnica para
1838
Véase Miège, J. L : «Coton et…«, op. cit., pág. 237.
1839
Cfr. Parsons, F. V.: The Origins of the Morocco Question, Londres, 1976, pág. 510.
1100
cuanto a las preguntas del Sultán sobre si en Londres se estaba negociando la posibilidad de
contradictorias, con promesas vagas y garantías de que si el Sultán buscaba refugio en Gran
Bretaña, le serían respetadas su persona y propiedad privada, y de que Marruecos no debía temer
que la cuestión de la integridad del Imperio estuviese siendo tratada con los franceses. En cuanto a
los préstamos, el Secretario del Foreign Office avisó a la Embajada marroquí que no se les iba a
conceder el importe íntegro de lo que pedían, y que si insistían estaba dispuesto a ayudar a Mac
Lean a ponerse en contacto con círculos financieros de la City de Londres, aunque la cantidad que
solicitaban los marroquíes tendría que dividirse en un préstamo compartido con franceses y
alemanes. La cuestión de las líneas férreas se abandonó temporalmente, pues la misión no obtuvo
una respuesta rotunda; el tema había pasado a ser objeto de estudio por parte de las autoridades de
la inteligencia naval y militar. Estas estuvieron de acuerdo con el reparto de las contratas entre
firmas británicas, francesas y alemanas, todavía como un eco de las ideas decimonónicas de
Drummond Hay de que en Marruecos había que interponer a las pretensiones galas una barrera
viabilidad de las infraestructuras antes de adoptar este plan; a su juicio el Majzén emplearía mejor
Marruecos con Cambon indicando que él quería eliminar las rivalidades internacionales que
plantearía la anexión de Marruecos por Francia. La rebelión del Rogui Bu Hamra iba a plantear
propiciadas por el Reino Unido buscarían un fortalecimiento del Estado marroquí. En este sentido
1101
de que el Foreign Office estaba profundamente interesado en llevar a cabo un plan de acción en
Marruecos. Lord Lansdowne iba a recibir en la capital británica a una embajada especial del
Imperio jerifiano, que coincidiría en el transcurso de su visita con la presencia de otra turco-
otomana. El Quai d´Orsay había conseguido la firma de una convención secreta franco-italiana por
supervivencia del único territorio que le quedaba en el Norte de África llegando a un acuerdo de
colaboración con la máxima autoridad religiosa islámica del continente, el Sultán Abd al-Aziz,
acuerdo que sería instigado por el Reino Unido. El Sultán de Constantinopla buscaría asimismo el
acercamiento al marroquí para contrabalancear la influencia religiosa del jeque de los Senussi en
Tripolitania, por si éste pactaba con franceses o italianos, e intentaría asimismo que el jeque no
llegara a ningún acuerdo con Abd al- Aziz, en tanto en cuanto esta última posibilidad iría en
detrimento del panislamismo suscitado por Constantinopla y lógicamente de los propios intereses
quedó frustrado a principios del verano. El Sultán mantenía contactos activos con el nuevo jeque
de los Senussi; conversaciones que buscaban una convergencia contra Francia e Italia. Un acuerdo
entre los dos Sultanes era muy difícil a causa de los Senussi. El Embajador marroquí, Sid
Abderrahman Ben Abder-Seddik, se limitó a conferenciar dos veces en Londres con Brodrick, el
ministro de la Guerra, sobre la reorganización del ejército marroquí y contactó con la firma de
armamentos Vickers and Maxim con el fin de adquirir cañones y ametralladoras. Apenas sí
conversó con Lord Lansdowne, limitándose a remitir a Francis Bertie una larga “memoria” sobre
la administración del Imperio marroquí. Al recibir la visita de Turkhan Pashá (el delegado turco-
otomano en Londres), el enviado del Emperador marroquí adoptó una actitud glacial, rehusando
mantener un cambio de impresiones. Cabía pensar, por lo tanto, que Marruecos seguía confiando
1840
Véase: “Nota confidencial de Londres fechada el 16 de Junio de 1902 llegada a la Embajada española en París y
reexpedida por vía diplomática a Madrid. (A)rchivo (G)eneral del (P)alacio ®eal. Sección Alfonso XIII. Caja 13.145
/Ex. 9, 1902: Notas confidenciales de la Embajada de S.M. en París.
1102
en la amistad con Inglaterra, pero eran absolutamente falsas las especulaciones sobre un futuro
intentó mediar, calificó la disputa turco-marroquí de mezquina y llegó a sugerir la idea de nombrar
Desde la aparición de las dinastías jerifianas en el Marruecos del siglo XVI, los sultanes
marroquíes habían mantenido una política consistente en evitar las relaciones oficiales con los
otomanos asentados en Argelia y Túnez. Esto tenía una clara explicación: los sultanes marroquíes
mundo musulmán ya que eran los herederos directos de los tradicionales califas islámicos, por su
condición de descendientes directos de la familia del Profeta Mahoma, una condición que los
realidad un cuestionamiento de la legitimidad de la hegemonía otomana sobre el Dar al- Islam. Los
Sultanes alauíes habían considerado necesario evitar entablar relaciones diplomáticas con la
Sublime Puerta o desarrollar cualquier otra acción que supusiera implícitamente una renuncia a sus
teóricos derechos.
No obstante antes de 1902, los otomanos intentaron al menos en cuatro ocasiones entablar
relaciones oficiales con el Majzén, contando en cada ocasión con la intermediación alemana, como
señala Pierre Guillen en su L´Allemagne et le Maroc, 1871-1905. Dentro del contexto histórico y
teniendo en cuenta lo poco que se conoce sobre las iniciativas diplomáticas otomanas, parece que
los turcos aspiraban crear un contrapeso aunque fuese débil en el extremo occidental del
Mediterráneo para distraer la atención y tal vez las ambiciones de las potencias imperialistas sobre
las porciones centrales del Imperio turco ( Túnez, Tripolitania, ...). En cada una de esas ocasiones
1841
Véase: Nota confidencial de Londres fechada el 1 de Julio de 1902 llegada a la Embajada española en París y
reexpedida por vía diplomática a Madrid.A.G.P.R. Sección de Alfonso XIII. Caja 13.145 /Ex. 9, 1902: Notas
confidenciales de la Embajada de S.M. en París.
1103
se habían encontrado con el rechazo del Majzén, matiza Edmund Burke III.1842 El rechazo
marroquí a comprometerse con las iniciativas diplomáticas turcas se basaba en su sagaz deducción
Sin embargo, a pesar de las afirmaciones del profesor norteamericano sobre la falta de
relaciones entre la Sublime Puerta y el Majzén, debemos constatar que el conocimiento histórico
sobre este aspecto de la dinámica del Imperio marroquí en la época que estudiamos no es absoluto,
sino relativo; habría que matizar las afirmaciones de Burke y señalar los límites de las mismas,
teniendo en cuenta que sabemos por una carta inédita depositada en Alcalá de Henares que remitió
el doctor A. Cerdeira, agente confidencial español en Fez a la Legación radicada en Tánger que el
13 de Septiembre de 1902 partía hacia Constantinopla desde Fez Sidi Abd al-Hakim al Tunzi,
experto en Derecho, persona de grandes conocimientos y fuertes relaciones que había estudiado
en Francia y era consejero del Sultán en los asuntos de política exterior, lo cual sirvió de base a
1842
Véase : Burke, Edmund : “ Pan-Islam and Moroccan Resístance to French Colonial Penetration, 1900-1912 “ en
Journal of African History , XIII, I , 1972 , pp. 97- 118.
1104
12. 14. La cuestión marroquí y las potencias: El punto de vista español.
tener una mejor percepción de la realidad internacional que en el período precedente. El conflicto
con Norteamérica había sido un revelador de su verdadera posición en las relaciones de poder y la
mejor los intereses en juego de las grandes potencias europeas y no se hacían ilusiones sobre la
eficacia de los derechos histórico-jurídicos para defender las posiciones amenazadas. Sabían por
experiencia que la garantía de los intereses nacionales dependía de fuerzas internacionales con las
cada vez con más claridad, los peligros que para la estabilidad y continuidad de las pretensiones
1843
expansionistas españolas en Marruecos representaban la invasión francesa del Tuat y el
orden creciente que no recibían desde 1900 la adecuada respuesta por parte de los gobiernos
españoles, los cuales habían perdido la iniciativa y parecían incapaces de articular una estrategia
mínimamente capaz de hacer frente a un imperialismo como el francés, cada vez más agresivo.
Imperio jerifiano hicieron cada vez más patente la obligación de poner en marcha una estrategia
que fuera capaz de conseguir una plaza para España en el futuro reparto del Sultanato. Por ende, la
cuestión marroquí y las diversas perspectivas que en ella confluían, se entroncaban con otro
política exterior a unos fines estratégicos y, más en concreto, en aras a asegurar la integridad
territorial del país y sus archipiélagos. La gestación de la nueva planificación que, en lo relativo a
1843
Véase al respecto el breve estudio de Morales Lezcano, V.: “La question des frontières algéro-marocaines et ses
répercussions en Espagne (1845-1912)”, en L ´ouest saharien, vol. 2, 1999 , pp. 103-125, pág. 117.
1105
Marruecos, realizó el gobierno Sagasta tuvo sus orígenes en el fracaso del intento de los gobiernos
Sakia al- Hamra. Así pues este hecho impulsó al gabinete liberal a un replanteamiento de su
política internacional que implicó una interrupción drástica de los últimos movimientos que
efectuara Silvela. Los movimientos del líder conservador habían respondido a una lógica clara: la
presencia colonial española en el Sáhara Occidental en 1884 había sido apoyada por el Reino
africano. Así como habían potenciado la presencia de Portugal en Angola y la de Italia en Eritrea,
los ingleses se habían mostrado partidarios de promover una limitada expansión española en el
Sáhara Occidental que constituyese un freno para impedir ulteriores penetraciones galas en esta
parte de la costa atlántica africana. Sin embargo, en 1900 esta fórmula de aproximación al Reino
Unido para que validase la ocupación de la meseta de Tarfaya y de la Sakia no obtuvo resultado.
2- una política de fuerza dirigida a labrar el embrión de un protectorado español en ciertas partes
El gobierno liberal optó por la última salida, iniciando la política de aproximación a los
intereses galos y de supeditación en gran medida a los mismos. La voluntad comprobada del
simple y pura confrontación abierta de etapas anteriores contra las maniobras galas en Marruecos y
en particular en el Sur del Sultanato, plasmada por ejemplo en la vinculación española con la Triple
1844
A propósito del envío de una fuerza expedicionaria al Imperio jerifiano, con el pretexto de solicitar al Sultán Abd
al- Aziz que se involucrase más enérgicamente en la resolución del conflicto causado por el secuestro de los hermanos
Montes por cabilas montañesas.
1106
Alianza y en la guerra de espías que los agentes de ambos países entablaron en torno a la década de
los ochenta del siglo XIX en el territorio del Sus. Significaba, en primera instancia, un freno a la
opción de enfrentamiento, y finalmente, un vehículo de dirimir el viejo contencioso entre los dos
vecinos –Francia y España– en torno al control de Marruecos, por vías políticas y diplomáticas.
Esta política sólo fue rota parcialmente como hemos indicado anteriormente en septiembre de 1901
cuando en Madrid se llegó a pensar en la posibilidad de iniciar una expedición armada contra el
Sultanato, a raíz del asunto del cautiverio de los hermanos Montes. Dado que de los tres países con
aspiraciones sobre Marruecos, España era la potencia más débil, no podía obtener el derecho de
instalarse en la conflictiva y estratégica zona norte del Imperio sin el asentimiento previo de París,
puesto que Francia empezaba a perfilarse como la potencia más decidida a quedarse
irremediablemente con el control del Sultanato. En este orden de cosas, habría que encuadrar el
aséptica, sin capacidad de actuar autónomamente en los asuntos marroquíes en clara contraposición
a las puntuales ordenes de Madrid. En la misma línea se inscribe la solicitud del gabinete Sagasta a
París con el fin de que las fuerzas armadas republicanas garantizasen la integridad y la seguridad
nacional española. Por lo que hace a la actitud del gobierno español ante el Reino Unido, no se
perdió oportunidad para dar una imagen de moderación en las pretensiones sobre el Sultanato, al
tiempo que se puso especial hincapié en calmar cualquier inquietud de Londres respecto a las
última con Francia. Por otra parte, la correspondencia particular del Ministro de Asuntos Exteriores
sagastino, Almodóvar del Río evidencia claramente que a lo que se aspiraba era a consolidar dentro
del Imperio marroquí el mantenimiento del orden y del ‘statu quo’ establecido en la década de 1880
1107
período anterior al estallido de la I Guerra Mundial. Cuando en el Senado se produjo en abril de
1901 un debate sobre la orientación de la política exterior española, nada apareció reflejado en las
discusiones. El senador republicano Rafael María de Labra en la sesión del 25 de dicho mes
consideró que en un momento en que Italia amenazaba seriamente al imperio turco, intentando
arrebatarle Tripolitania, España estaba perdiendo una ocasión al dejar estancada su actividad
colonialista. Achacó al gobierno liberal que no hiciera desaparecer los presidios del Norte de
África, que no potenciara el desarrollo mercantil de Ceuta, Melilla y Chafarinas y que se durmiera
en los laureles sin intentar ninguna acción en Marruecos, cuando entendía que el statu quo iba a
cesar de forma inmediata, al terminar Inglaterra con la cuestión del Transvaal y poder concentrarse
en la del Mediterráneo Occidental.1845 El peligro , entendía Labra, recaía en los deseos británicos
su atención sobre Tánger, intentando evitar por preocupaciones estratégicas que la villa marroquí
cayese en manos de una potencia rival y se convirtiera en una base de operaciones navales contra
los intereses ingleses. En lugar de defender al gobierno liberal el Ministro de turno, Almodóvar, lo
desempeñado el cargo en el gobierno de Silvela , el cual hizo una loa de la política oficialmente
posible en España y que viene siguiendo lo mismo este Gobierno que el anterior, estar bien con
todos y esperar el día en que se plantee el problema , para que (... ) podamos inclinarnos hacia
aquel lado que ofrezca más similitud con nuestros intereses“.1846 Un debate similar tuvo lugar en
defensa del país, poniendo especial empeño en aquellas partes más susceptibles de causar apetitos
voraces en potencias agresoras, léase las Baleares, las Canarias, el Estrecho o Galicia .
1845
(D)iario de (S)esiones del (S)enado. 25 de Abril de 1902, pág. 404.
1846
D.S.S. 25 de Abril de 1902, pág. 409.
1108
12.15. Roces hispano-marroquíes. Intentos del Majzén de restringir el comercio español
en el litoral septentrional.
la producción agrícola y sobre la cría del ganado que llevaba aparejado la obligación de abonarlo
también los extranjeros residentes en el Imperio. Este impuesto sería percibido por agentes
especiales a sueldo fijo del Majzén y no, como antiguamente, por los caídes o jefes locales. El
cuerpo diplomático acreditado en Tánger celebró una reunión en febrero para debatir las reformas
solicitarse del Majzén la designación de un Delegado que explicase a los diplomáticos el alcance
de los nuevos reglamentos contributivos.1847 El designado fue Sid Bennasar el Ghannam quien
impartió varias conferencias con objeto de obtener la aceptación unánime de las potencias
modernización del sistema fiscal pero acordaron en contrapartida seguir bloqueando la aceptación
del mismo hasta que no quedara redactado un “reglamento“ específico sobre las contribuciones a
pagar por la colonia extranjera establecida en el Sultanato; documento cuya redacción quedaría a
La primavera trajo consigo nuevos roces entre las diplomacias española y marroquí.1849 El
24 de marzo, Ojeda recibía una misiva del delegado español en la fuerza expedicionaria imperial
enviada al rescate de los hermanos Montes, Álvarez Ardanuy. Éste notificaba al diplomático el
jamás. Esta tribu acusada por los mismos marroquíes, por los corresponsales de prensa acreditados
1847
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 23. 12 de Febrero de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 93 /Ex. 1.
1848
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 64. 21 de Abril de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 93 / Ex. 1.
1849
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 68. 29 de Abril de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
1109
en Tánger, por un agente diplomático español, llamado Eduardo Cabo, cónsul en Alcazar1850 y por
algunos viajeros, de la culpabilidad de la desaparición de los Montes era inocente. El- Amrani, jefe
que había obtenido le llevaban a comunicar a España que los hermanos Montes habían sido
muertos meses antes, en el aduar de Taruddant, en la cabila de Beni-Arós, a la que pertenecían sus
que requería una actuación de mayor vigor para dar con el paradero de los hermanos Montes. Abd
el- Krim Ben Sliman contestó en nombre del gobierno marroquí el 28 de Abril, ratificando el
Terminadas las operaciones de sumisión de los montañeses de Beni Messauar, las fuerzas
imperiales de Muley el- Amrani habían permanecido en el territorio de la cabila, sin realizar más
operaciones, Almodóvar juzgó oportuno iniciar una nueva negociación, entablada no ya para
obtener el rescate de los jóvenes sino tendente a conseguir una nueva indemnización pecuniaria.1852
Estas medidas criticadas tanto por Ojeda como por Álvarez Ardanuy no las aplicó el Ministro de
Estado hasta que se produjo la sustitución de Ojeda por Bernardo de Cólogan, al frente de la
de Abril, el Delegado del Sultán en Tánger, Mohammed Torres transmitía a Emilio de Ojeda una
protesta del Bajá de Tetuán relativa al comercio (compra de pescado) que algunos ciudadanos
1850
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 55. 1 de Abril de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 300 /Ex. 1.
1851
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 53. 25 de Marzo de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 300 /Ex. 1.
1852
Ojeda a Almodóvar del Río. Despacho no. 63. 21 de Abril de 1.902. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos).
Caja 85 /Ex. 2. / R.O. del Ministerio de Estado dirigida a Ojeda. 24 de Abril de 1.902. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 300 /Ex. 1.
1110
españoles de Ceuta y Tetuán ejercían en el litoral de Beni Said y Gomara: tales actos conllevaban
De hecho, el Majzén mantenía desde finales del siglo XIX una política invariable de ir
restringiendo la circulación de ciudadanos extranjeros sin escolta por el interior del país, para
evitar los roces con los ciudadanos marroquíes, los posibles conflictos y las indemnizaciones
previsibles tras cualquier ofensa inferida a intereses o bienes extranjeros. Por ello el Majzén
pretendía hacer triunfar el argumento de que cualquier viajero extranjero que recorriera el país sin
escolta de soldados, askaris, moros del Rey, renunciaba de facto al derecho de reclamación al
Sultán por cualquier daño recibido. Se había utilizado el consabido argumento de que en
determinados distritos del interior del país existía la siba, el desorden, y la vida de los transeúntes
europeos corría peligro. ¿Cuál había sido la reacción de España?. Tras la guerra de Melilla, los
inglesa, pues se pensaba que éste era el marco más adecuado para conseguir una mayor irradiación
Tánger, había intentado resistirse a los propósitos del Majzén.1854 Para ello, el diplomático se había
valido del razonamiento de que las medidas del Gobierno marroquí paralizaban por completo el
comercio exterior de Marruecos y causaban gravísimos perjuicios, por igual, a los intereses
marroquíes y españoles. En todo caso incumbía al Majzén la pacificación tanto del bandolerismo
como de las rebeliones rurales, sin rechazar la responsabilidad de las desgracias sufridas por los
europeos.
1853
Dicho día el Majzén había dirigido una Nota a la Legación española en Tánger, pretendiendo el Sultán con ella que
Ojeda diera severas órdenes con el fin de restringir la libertad de circulación de los extranjeros por las tierras del
interior del Imperio, con el pretexto de que el orden público no se hallaba completamente asegurado. En todo caso, se
podía permitir el viaje por tierra si los extranjeros iban acompañados de soldados marroquíes. El Gobierno español no
accedió a lo solicitado, exigiendo además que el Majzén sofocase las distintas insurrecciones.
1854
Nota presentada a Sid Mohammed Torres por la Legación Española. 11 de Agosto de 1.895. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1111
Otra cosa era lo que sucedía en el Rif. Hasta mitad del siglo XIX, los Sultanes habían
prohibido todo el comercio de sus súbditos con los españoles de Melilla y los presidios menores;
una prohibición constantemente violada por un floreciente contrabando, que beneficiaba tanto a los
compradores españoles como a los vendedores rifeños. El Gobierno español había admitido por lo
que respecta a Melilla, la reserva consignada en el artículo sexto del convenio de Julio de 1866
para que se comunicaran órdenes terminantes al Gobernador de dicha plaza con el fin de que no
permitiera a sus habitantes pasar la frontera bajo ningún concepto. Sin embargo, a partir de esta
ciudad y se instaló la aduana marroquí en Melilla. Con todo, no cabía la posibilidad de una mayor
expansión económica española en el Rif, mientras en la zona circundante a los presidios no reinase
un mínimo de seguridad para los intereses hispanos. El Gobierno español era consciente de la
existencia en el seno de las cabilas de fuertes núcleos de población decididamente hostil a las
hispano. Por ello, España se había comprometido a que sus súbditos no saliesen nunca del
territorio nacional “con pretexto de comerciar en el territorio del Rif ... a fin de evitar los males
que pudieran resultar“.1855 Sin embargo los gobiernos restauracionistas quisieron interpretar que
esta renuncia no significaba el abandono del derecho a la libertad de circulación de los ciudadanos
españoles por el Sultanato que reconocían los tratados hispano-marroquíes. De ahí los continuos
conflictos con el Majzén, siendo los últimos los que habían enfrentado al caíd de la línea fronteriza
de Ceuta y al gobernador militar español de la plaza, al oponerse el primero a que los habitantes de
la ciudad pudieran internarse en territorio marroquí sin ir acompañados por un askari, retribuido al
efecto por el viajero español. Este enfrentamiento finalmente se saldó con un triunfo español.
Said y Gomara, el Gobierno liberal consideró impensable ceder a las peticiones de Torres, toda vez
que Francia con motivo de la reclamación por la muerte de Pouzet había conseguido imponer su
1855
Véase Allendesalazar, J.M.: La diplomacia española y Marruecos, 1.907- 1.909, Madrid, I.C.M.A., 1990, pág. 130.
1112
criterio al Majzén sobre la total libertad de circulación de ciudadanos galos por el Imperio. Un
desistir por lo tanto de sus pretensiones ante la actitud resuelta de la Legación española en Tánger.
de Ceuta para que se extremaran las precauciones, tratando de disuadir a los viajeros españoles de
que se internasen por las tierras del Imperio y obligando incluso a aquellos que decidiesen hacerlo,
a adoptar en sus viajes todas las precauciones posibles para evitar conflictos.1856 Analizando desde
otro prisma el episodio, es decir desde el punto de vista marroquí se observa cómo el Sultán
con los intereses del país, permitiendo que los productos extranjeros circularan sin restricción por
manteniendo su preocupación por la defensa de la costa norte del Imperio, amenazada por las
pretensiones francesa y española. Hay, por otra parte, otro detalle, coincidente cronológicamente
con el anterior que nos permite apreciar como el Sultán intenta compatibilizar el liberalismo
económico con una intervención del Estado que permitiera, siquiera mínimamente corregir los
excesos del capitalismo. Así otro motivo de preocupación del Majzén vino derivado de su
Sultanes de aplicar una ‘economía moral’ en el país, algo que era muy difícil compatibilizar con la
lógica del mercado capitalista, pues éste funcionaba sólo con interlocutores solventes, es decir los
exterior, mientras que los no solventes no se integraban. La fuerza y el dinamismo del capitalismo
comercial en los puertos del Sultanato abiertos a Europa estaba generando situaciones de
1856
R.O. de 7 de Junio de 1.902 del Ministerio de Estado dirigida a Emilio de Ojeda.
1113
explotación, trabajo deshumanizado y miseria en los sectores más proletarizados de los habitantes
de las ciudades portuarias, empleados en las tareas de carga y descarga de los buques y
embarcaciones mercantes, al tratarse de un sector que recibía ingresos muy escasos. La sociedad
marroquí había terminado por dividirse entre los que tenían medios y los que no, y el mercado
olvidaba a los que no tenían capacidad económica. Frente a aquellos ensayistas que acusan a Abd
al- Aziz de abrir las puertas de Marruecos de par en par al capitalismo, sin atender sus
procurar la creación de una estructuración de las relaciones laborales, buscando una regulación de
las mismas para que los trabajadores marroquíes no estuvieran exclusivamente sometidos a la
explotación de los empleadores europeos. Por ello intentó que el servicio diplomático europeo
crease una comisión conjunta con delegados jerifianos que estipulase una subida de salarios y una
mejora general de la clase proletaria marroquí.1857 Abd al- Aziz emerge así como una auténtica
figura transicional entre el Marruecos tradicional y el Marruecos moderno, propio del siglo XX.
Por un lado se preocupa por una modernización del país, por la creación de una serie de
infraestructuras, ligadas eso sí al comercio exterior, pero al mismo tiempo asume que el mercado
está marginando a una gran parte de la sociedad, de cuyo bienestar él es el responsable, y por eso
intenta mantener algunos parámetros de la economía moral por la que velaban los Sultanes aunque
los mecanismos de intervención y regulación del Estado serán cada vez menores. Por lo tanto
asume en gran medida valores y parámetros del pasado mientras que a la vez intenta desarrollar
económicamente el país y liderar un cambio político, haciendo uso de ideas modernas y recursos
técnicos. A estas mismas conclusiones llega Ross E. Dunn cuando señala con respecto al Sultán y a
1857
Ojeda al Duque de Almodóvar. Despacho no. 77. 11 de Mayo de 1.902.
1114
su hermano y rival, Mawlay Abd al- Hafid: “Both – dice de ellos Dunn – (...) tried to borrow from
Europe without losing the loyalty of Morocco and (...) ultimately failed“1858.
El país estará obligado a exportar para conseguir divisas con las que pagar los intereses de su
deuda exterior, en el momento en que el Sultán quede atrapado en la trampa de solicitar préstamos
a bancos europeos, y ello le va a impedir ocuparse de su mercado interior y del bienestar del
pueblo marroquí. Como tiene que pagar su deuda, que es lo más urgente, el Estado no puede
consagrarse a su pueblo.
A lo largo del mes de julio, Saint-René- Taillandier fue remitiendo a Delcassé cuatro
francesa en Marruecos, la cual sin embargo chocaba con las reticencias del Majzén, que se
cambio en la política exterior del II Reich. El gobierno imperial germano había puesto en marcha
los ministerios, estimaban que Alemania no podía renunciar a Marruecos, y que el comercio con el
Sultanato era un elemento muy importante en la balanza comercial germana, ya que los
comerciantes de Hamburgo tenían grandes intereses en el Sultanato, así como las cuatro compañías
de navegación cuyos buques seguían la singladura de la costa noroccidental africana. Esta campaña
estaba siendo respaldada por la prensa independiente, deseosa de que se mantuviese la libertad de
1858
Véase Dunn, Ross E.: «Bu Himara´s European Connexion: The commercial relations of a Moroccan warlord“ en
Journal of African History, 21, 1980 , pág. 252.
1115
navegación en la costa atlántica marroquí. Todo hacía suponer un cambio en la orientación de la
atraía al capital galo. Entre Francia y Marruecos se había firmado un acuerdo el 20 de abril de
1902 que en su artículo 2 estipulaba el desarrollo de las transacciones comerciales entre los dos
argelomarroquí1860 (en Cherraa, junto al Uad Kiss, y en el país de los Angad; en Uxda, en la
alcazaba de Aïoun Sidi Mellouk; en Debdou, en Ras-El Aïn, etc.). Se estipuló, asimismo, como
medida dirigida a expulsar la moneda española del Sultanato, que el numerario aceptado tanto en
los mercados como en las oficinas de percepción arancelaria sólo sería moneda francesa o hassani.
estipulaciones.1861 El Majzén sin embargo utilizando tácticas dilatorias intentó evitar su ejecución.
El Gobierno francés entendía que había que rechazar la extensión de la aplicación de tarifas
especiales para las transacciones comerciales de terceras potencias. Delcassé sólo estaba dispuesto
a hacer concesiones en este sentido a favor de España. El Gobierno marroquí se resistió. Invitó al
gobierno republicano a conceder una garantía al Sultanato contra las medidas conminatorias o
violentas ejercidas por otras potencias que intentaran forzar a Marruecos a que les fuera concedido
un tipo de tarifas aduaneras especiales similares a las de la frontera argelina. Esa demanda de
garantía la presentaba Marruecos como condición inexcusable para acceder a la ratificación de las
tajantemente por Delcassé.1862 Decidido éste a evitar los extremos de una guerra en Marruecos y
1859
Prinet, Encargado de Negocios de Francia en Berlín a Delcassé. Despacho no. 282. 17 de Agosto de 1.902. D.D.F.,
t. II, pp. 452-453.
1860
Documents Diplomatiques.Livre Jaune. Affaires du Maroc (1901-1905), no. 37, pp. 34 y siguientes.
1861
Ibidem, no. 28, pág. 39 y siguientes.
1862
Telegrama de Delcassé, Ministro de Asuntos Exteriores francés a Saint-René Taillandier, Ministro de Francia en
Tánger. 23 de Agosto de 1902. (D)ocuments (D)iplomatiques (F)rançais (1874-1914). Tomo II. 2ª serie. Pp.458-459.
1116
Gaillard, cónsul en Fez, que ejerciese una continua presión sobre el Majzén tendente a conseguir la
ratificación de los acuerdos comerciales, pero sin exponer a Francia a un rechazo formal y
definitivo del acuerdo por parte del Gobierno imperial. A esas alturas Delcassé entendía que las
negociaciones de reparto del Imperio en esferas de influencia con España estaban a punto de
finalizar y no deseaba el estallido de ningún conflicto que abriese la cuestión marroquí. De hecho
Delcassé contaba con la necesidad de ir conciliando los intereses franceses con los de otras
potencias; cerrado el acuerdo con Italia y a punto de hacerlo con España, preveía para un futuro
inmediato una negociación con Inglaterra.1863 En ese orden de cosas, el Embajador en Londres,
Paul Cambon ya tuvo durante el verano una conversación confidencial con Lord Lansdowne sobre
solución eventual que podría comportar la neutralización de Tánger y de una porción de territorio
circundante. A pesar del carácter secreto de las negociaciones, ciertos grandes rotativos
londinenses como la Westminster Gazette recogieron parte del contenido de lo tratado. Ello desató
las especulaciones en la prensa española. El Imparcial acogió con tono positivo un futuro acuerdo
entre Gran Bretaña y Francia. Y no fue el único. Otros medios saludaron la convergencia franco-
británico, una alianza entre Madrid y París dejaría a España a merced de la superioridad de la
Marina de Guerra inglesa y de los daños considerables que infligiría en las costas desarmadas de la
península, en sus grandes puertos, sobre todo en los del litoral atlántico, de Bilbao a Cádiz.
valorar la posibilidad de un acuerdo entre París y Madrid, se habían mostrado muy críticos, ya que
Francia no deseaba comprometer sus fuerzas de tierra ni sus escuadras en defensa de España.1864
1863
Telegrama secreto de Delcassé a Saint-René Taillandier. 11 de Septiembre de 1902. D.D.F. (1874-1914). Tomo II.
2ª serie. Pp.473-474.
1864
Paul Lefaivre, Encargado de Negocios de Francia en Madrid a Delcassé. Despacho no. 94. 25 de septiembre de
1902. D.D.F. (1874-1914). Tomo II. 2ª serie. Pp.473-474.
1117
Mientras tanto, la política exterior gala buscaba que el Sultán estuviera ligado más
intensamente a Francia hasta que dependiera por completo de la República. Como punta de lanza
en su actuación Delcassé contaba con la casa Gautsch, que poseía terrenos en Marruecos,
Marina, Lanessan el 17 de Abril expresando su deseo de que los buques de la Dúplice Alianza se
aprovisionaran en él en el futuro.1865
Por otra parte, teniendo en cuenta que la nueva guarnición marroquí destinada a Figuig, y
embarcada en un paquebote francés hasta Orán debía alcanzar su destino utilizando la red férrea
argelina, el Plenipotenciario galo en Tánger Saint-René Taillandier forjó un plan en julio para
iniciar una colaboración militar con el Majzén que pusiese a estas tropas bajo control francés. Así
sugirió que fueran designados un oficial y varios suboficiales del XIX Cuerpo de Ejército que
hablasen árabe para acompañar en el paquebote a los soldados marroquíes. Había que obtener del
Majzén el permiso para que se convirtiesen en instructores no sólo de las tropas destinadas en
Figuig, sino también de las que guardarían en el futuro la frontera en Uxda, Adjeroud u otros
puntos.1866 La presión francesa tuvo éxito y el día 30 de abril el Ministro Ben Sliman comunicaba
La invasión del Tuat consiguió asimismo, en palabras de Said Sayagh, que se rompiera la
solidaridad entre el Majzén y las tribus de los confines sur-orientales del Sultanato. La misión de
Francia ratificaron esa ruptura. Los Doui Menia y los Oulad Jerir se sintieron abandonados. En
agosto de 1900 con ocasión del combate de El-Moungar que opuso a las tropas galas contra los
efectivos de las dos tribus y tras la protesta del diplomático frances La Martinière al respecto (se
1865
Nota del Ministro Delcassé. 17 de Septiembre de 1902.D.D.F. (1874-1914). Tomo II. 2ª serie. Pp.473-474.
1866
Saint-René Taillandier a Delcassé. 21 de Julio de 1902. Documents Diplomatiques. Affaires du Maroc. 1901-1905.
pp. 44-45.
1118
quejaba de que las fuerzas republicanas habían sido atacadas por contingentes marroquíes), Sidi
Mohammed Torres respondió que Francia debía utilizar la razón en lugar de la violencia y ya que
la agitación recorría a los Doui Menia, el gobierno republicano debía negociar con ellos. Esta
actitud incitó a los Doui Menia a reclamar la ayuda de otras tribus. Sin embargo, los notables de la
tribu al sentirse abandonados por el poder central comenzaron a informarse sobre las condiciones
potencia colonial. Con el protocolo francomarroquí del 7 de Mayo de 1902 y el abandono por el
Sultán de los territorios situados entre Zousfana y el Guir, el Majzén dio la justificación siguiente:
“El gobierno marroquí se desentiende de(l territorio) de los Oulad Jerir, Doui Menia y de los
Kenadsa en provecho del gobierno de Argelia porque no cesan de suscitar querellas1867 y disputas
con los ciudadanos argelinos“. Es cierto que el gobierno marroquí era contrario a tales
concesiones, pero su error fue creer que cediendo esta vez, se pondría fin a las pretensiones de
Sultanato.
completando el tejido de una modesta red de agentes confidenciales españoles en el corazón del
poder político de Marruecos. En este sentido en 1901, ya había conseguido situar a Omar Barrada
en Fez. Este agente indígena iba a reforzar en el futuro la actuación de otro agente secreto español
establecido en la ciudad imperial, el doctor Cerdeira. A finales de año, cuando Ojeda celebró en
Madrid una serie de conferencias con la Reina Regente, Weyler y Almodóvar, sugirió completar el
1867
Forzado por Francia, el Sultán tuvo que remitir una carta personal a los Beni-Guil, Mehaya, Angad, Beni-Snassen,
Ain-Chair , Ait-Atta, Ait- Khebbach y Ait-Izdeg deplorando los ataques de los Doui Menia y Oulad Yerir y su apoyo
al jeque resistente anti-francés Bou-Amama . Despacho de Mr. Révoil, gobernador general de Argelia a Delcassé. 17 de
Mayo de 1902. (D)ocuments (D)iplomatiques. Affaires du Maroc (1901-1905). Pp. 42-43.
1119
organigrama de actuación de la inteligencia española en el Imperio, para lo cual, en su opinión era
de capital importancia designar un agente que residiese cerca del Sultán y pudiera ejercer de
España nombrando como cónsul en Fez a uno de los intérpretes de su Legación tangerina. Por ello,
se estuvo pensando, a su vez, en la creación de un Consulado español en Fez, a cuyo frente estaría
el Doctor Cortés que ya desempeñó durante algunos años el cargo de agente confidencial en la
Corte imperial para posteriormente pasar a prestar sus servicios en Tánger. Era un personaje
experimentado en el contacto familiar con los altos cargos del Majzén.1868 Posteriormente, Ojeda
sugeriría que el Intérprete Saavedra era la persona más adecuada para el desempeño del cargo de
cónsul.
política exterior, como replanteamiento de la acción española en el Sultanato. Para ello encareció
Embajada marroquí a Madrid con motivo del advenimiento al trono de Alfonso XIII. Tal misión
debería estar encabezada por Sid Abd al- Krim Ben Sliman, Ministro de Negocios Extranjeros del
1868
Carta particular no. 27 de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. 2 de Enero de 1.902. A.M.A.E.
Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1869
Carta particular no. 30 de Ojeda a Almodóvar del Río. 14 de Febrero de 1.902. A.M.A.E. Archivo Histórico.
Legajo H-1263.
1120
Sultán, y el propósito de Ojeda era que estuviera facultada oportunamente por el Majzén para
negociar confidencialmente con el gabinete Sagasta la resolución de todos los asuntos pendientes
Tarfaya.1870
relaciones entre rifeños y españoles. Este cambio debería estar basado en una política de atracción
de las cabilas, sustrayéndolas al dominio del Sultán; esta política debía propiciar la formación
una actuación de protesta ante Mohammed Torres en torno a los perjuicios que causaba al
comercio melillense la exportación, sin pagar derechos de aduana al Majzén, de ganado y otros
artículos marroquíes a la frontera argelina (puerto de Kiss y zocos francos como el de Marnia).
Esta actuación sin embargo iba a chocar con la incapacidad del Delegado del Sultán para actuar, a
pesar de invocar Ojeda los daños que causaba este comercio al fisco marroquí. Tampoco Torres
1870
Carta particular no. 32 de Emilio de Ojeda al Duque de Almodóvar del Río. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo
H-1263.
1121
12.18. Conflicto en la Aduana de Melilla.
Aduana marroquí de unos nuevos administradores que aplicaban un mayor celo en la supervisión
del tráfico comercial y del cobro de tarifas. Los funcionarios cumplían de una manera escrupulosa
con su actividad siguiendo minuciosamente las instrucciones impartidas por el Majzén a todos los
intervenir, aun teniendo en cuenta que las medidas aplicadas generaban tensión entre los cabileños
de la vecindad y las autoridades jerifianas. Existía el riesgo de que se pudiera promover algún
alboroto público por parte de los cabileños respecto al pago de exacciones cuantiosas, dado que el
A partir de mediados de junio se dieron una serie de hechos que forzaron al gobernador
empezaron a cobrar tarifa a aquellos miembros de Beni-Sicar que acudían a la plaza, compraban
camisas nuevas y despojándose de sus atuendos gastados, pretendían pasar a territorio del
Sultanato con la ropa nueva puesta. En ocasiones, los administradores recurrían a la violencia. Al
administradores y el malestar que ello causaba entre los rifeños que acudían a la plaza podían dar
españolas en un momento dado tenían que poner orden mediante el empleo de la fuerza en
cualquier incidente que se plantease en la Aduana. El general Hernández optó por inmiscuirse en
los asuntos internos marroquíes, aconsejando a los administradores que se abstuviesen de cobrar
1871
Oficio del Comandante General de Melilla, Venancio Hernández dirigido al Ministerio de la Guerra. 15 de Junio de
1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 198 / Ex. 2.
1122
El conflicto iba a complicarse más al ausentarse el Bajá del campo fronterizo de las
inmediaciones de Melilla y realizar algunos notables cabileños una visita al general Hernández,
planteándole la intención de las tribus limítrofes a la plaza de iniciar una campaña de boicot contra
la Aduana Marroquí. Se iba a discutir entre los rifeños el cese del suministro de cebada a Melilla
que a comienzos del verano registraba unas dimensiones elevadas, dada la intención de los
todo el cereal vendido en la plaza, sino también de exigir una pequeña cantidad por cada saco
vacío de cebada retornado al campo marroquí. Quedaba ahora abierta la posibilidad de cortar los
rifeños el suministro de todo tipo de géneros comerciales a Melilla, incluidos los víveres,
que intervenir. Al frente de la Legación estaba García Jove, en espera de que el nuevo Ministro
remitió1872 al Delegado del Sultán el 20 de junio una nota, exhortándole a que se dirigiera a los
funcionarios jerifianos, ordenándoles que depusieran su actitud para calmar los ánimos de los
cabileños.
Mohammed Torres reaccionó con presteza. Al día siguiente, el 21, remitió a Jove una carta
Sin embargo el proceso de radicalización del conflicto era ya imparable y recibió aún más
aliento con la persistencia de la actitud de los Administradores. Las quejas de los rifeños ante las
1872
Oficio de Manuel García Jove, Encargado de Negocios de la Legación española en Tánger dirigido al comandante
general de Melilla, Venancio Hernández. 20 de Junio de 1.902. A.G.A, África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
198 /Ex. 2.
1873
Ibidem. Oficio del Comandante General de Melilla dirigido al Duque de Almodóvar. 4 de Julio de 1.902.
1123
exportación de cebada a Melilla, lo que inmediatamente supuso graves perjuicios al comercio de la
ciudad.1874 Las cabilas llegaron incluso a obligar a retroceder al interior del Sultanato a varias
caravanas que se acercaban a la plaza española, contribuyendo con ello aún más al colapso
comercial. La violencia de nuevo hacía su aparición en los límites fronterizos de la ciudad. Todo
ello venía a trastocar el cuadro, casi idílico que podía colmar los sueños de los más fervientes
Melilla era, hasta entonces, la base de una relación intensa de intercambio comercial entre
España y el Sultanato. Desde su incorporación a España, Melilla había sufrido un aislamiento casi
total, ya que el Rif, aunque próximo en la distancia, había sido siempre como algo lejano,
inalcanzable en las relaciones humanas, por su hostilidad hacia todo lo que fuese extranjero y
Hasta abril de 1904, en que el Roghi Bu Hamra abrió a los extranjeros la entrada de su
territorio, en especial a quienes podrían satisfacer sus necesidades, el camino desde Melilla al
campo marroquí estaba cerrado para los españoles. Para Melilla, el Rif había sido un misterio
durante siglos. Un misterio próximo, pero inalcanzable, que se extendía por tierras inhóspitas y
hostiles. El simple hecho de que un cristiano pisara territorio marroquí era un sacrilegio que podía
comportar graves secuelas. En cuanto a los soldados desertores y los fugados del penal de la plaza
eran devueltos para cobrar los cinco duros que el Gobierno español ofrecía como premio a los
renunciar a su religión y nacionalidad y contrayendo matrimonio con una mujer del país.
Además desde que la ciudad permanecía en manos españolas, había tenido que sufrir
1874
Ibidem. Telegrama cifrado del Comandante general de Melilla, Venancio Hernández dirigido al Ministerio de la
Guerra. 4 de Julio de 1.902.
1124
Sin embargo tras la última acometida rifeña de 1893 empezaron a intensificarse las relaciones
comerciales con las cabilas vecinas, permitiendo el surgimiento de una nueva era marcada por una
mayor confianza de las tribus que penetraban con cierta libertad en la plaza a hacer sus compras,
vender sus productos, contribuyendo de esa manera a que se disipasen los mutuos resabios de odio
y antipatía entre rifeños y españoles. Se había alcanzado ¡por fin¡ un status de paz en las relaciones
con las tribus rifeñas de los alrededores: lo que siempre había deseado España. Sin embargo, ahora
se había llegado a una situación comprometida. Los rifeños estaban al borde de ponerse en abierta
rebeldía contra el Sultán, al enfrentarse con los Administradores de las Aduanas y estar dispuestos a
cortar toda comunicación con Melilla, dejando a la ciudad sin suministro de víveres. Un cordón
bloqueando la plaza fue establecido en las afueras de la misma, ya en territorio del Sultanato, para
Comandante general de Melilla acabaría por recomendar el 18 de Julio al gabinete Sagasta que se
ejerciera presión sobre Abd al- Aziz con objeto de obtener el relevo de las autoridades
aduaneras.1876 Cuatro días antes, se había presentado ante el general Hernández una comisión de
notables de Beni-Sicar para patentizar la tensión existente en la cabila y solicitando el apoyo de las
autoridades españolas contra los excesos de los administradores. Éstos proseguían su tarea
minuciosa percibiendo impuestos hasta por los artículos de escaso volumen y nimio valor
adquiridos por los rifeños en la ciudad.1877 Asimismo habían continuado los malos tratos y la
violencia por parte de los askaris imperiales a aquellos reticentes al pago de las tarifas. Los
Estado, Pérez Caballero, la conveniencia de que España no apoyase en esta ocasión a las cabilas. A
1875
Oficio del Comandante General de Melilla dirigido a la Legación española en Tánger. 10 de Julio de 1.902.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 198 /Ex.2.
1876
Ibidem. Oficio del Comandante General de Melilla, Venancio Hernández dirigido al Ministerio de Estado. 18 de
Julio de 1.902.
1877
Ibidem. Oficio del Comandante General de Melilla dirigido a la Legación española en Tánger. 13 de Julio de
1.902.
1125
pesar de que el vivir en armonía y paz con ellas había sido el 'leiv-motiv' principal de la política
española en el Rif en los últimos ocho años, Jove entendía que España no debía atraerse a las tribus,
alentándolas a desobedecer a las autoridades jerifianas. Por ello no cabía realizar una gestión formal
ante el gobierno marroquí para solicitar su destitución. De decantarse España del lado de los
Sultán, al ayudar a socavar su autoridad en la región. La actuación española debía ser imparcial y
no suscitar los recelos del Majzén, alentando la 'siba' en territorio rifeño. Frente a lo que sería el
criterio finalmente imperante en el Ministerio de Estado, Jove propugnaba una 'política de respeto'
hacia el Sultán, contribuyendo a reforzar su autoridad en el Rif.1878 Con todo, el 18 de Julio y dado
que Almodóvar no se había decidido a presionar sobre el Majzén, Jove pudo redactar una nota
conciliadora -sin solicitar el relevo de los administradores- que entregó a Mohammed Torres,
Sin embargo las autoridades militares españolas temían que la agitación y la efervescencia
entre los marroquíes tuvieran serias repercusiones en Melilla. Rumores infundados trascendían,
informando que tres soldados españoles desaparecidos en Febrero habían sido asesinados por los
rifeños, cuando en realidad se trataba de tres desertores que consiguieron llegar hasta Argelia. Otros
El Bajá marroquí del campo fronterizo se encontraba ausente desde Diciembre de 1901,
habiendo dejado como gobernador interino a su hermano que iba ejerciendo el cargo hasta entonces
Se abría pues un momento de crisis en las relaciones hispano-marroquíes motivado por una
circunstancia que era juzgada como intolerable por el Gobierno español: el vacío de poder en el
territorio inmediatamente próximo a Melilla. Esta situación traía consigo la subversión, el desorden,
1878
Ibidem. Carta particular del Encargado de Negocios de la Legación, García Jove al Sub-secretario de Estado. 7 de
Julio de 1.902.
1879
Ibidem. Telegrama de García Jove al Duque de Almodóvar. 18 de Julio de 1.902.
1880
Carta confidencial del general Venancio Hernández dirigida al Ministro Plenipotenciario de España en Tánger,
Bernardo de Cólogan. 20 de Agosto de 1902. (S)ervicio (H)istórico (M)ilitar. Rollo 171. Archivo de la Comandancia
Militar de Melilla.
1126
las tensiones fronterizas, y con el desabastecimiento comercial de Melilla, la escasez de grano en la
ciudad. Tal como ocurrió meses después al producirse la insurrección del Rogui Bu Hamra,
momento en el que las autoridades españolas se encontraron situadas ante la misma tesitura, podían
optar por:
a) apoyar al Majzén. El Sultán "formalmente" era amigo de la nación española. ¿Qué otra
señal más amistosa se hubiera podido dar al gobierno marroquí que reforzar sus
que España se decantaba por respetar el statu quo. Esto era algo que chocaba con los
intereses del gobierno liberal español. Si la Aduana marroquí de Melilla había sido
establecida en 1866 a petición española, creyendo que con ello se favorecería el comercio
de Melilla, a esas alturas (1902) los deseos del gobierno eran los de suprimirla;
b) desentenderse del conflicto y optar por una política de estricta neutralidad, sustituyendo el
c) optar, en ausencia de un poder fuerte en las inmediaciones de Melilla, por ceder a las
reivindicaciones de las cabilas, en aras a evitar un conflicto abierto con las mismas, y
suprimir la Aduana, lo que plantearía el problema a España de qué hacer con las cabilas
circundantes a la ciudad y cómo estructurar un nuevo sistema de relaciones con ellas. Esta
era la postura deseada por los elementos militares y por los propios diplomáticos,1881 y para
condición de ‘protegidas de España’; proyecto descartado hasta entonces no sólo por las
dificultades que entrañaría en materia de política internacional (flagrante ruptura del ‘statu
quo’), sino por la carencia de medios materiales para consolidar el protectorado español
1881
Como reconoce Bernardo de Cólogan en carta particular de 14 de Agosto al general Hernández. Bernardo de
Cólogan al general Venancio Hernández. 14 de Agosto de 1902. (S)ervicio (H)istórico (M)ilitar. Rollo 171. Archivo de
la Comandancia Militar de Melilla.
1127
con las cabilas, sin sujeción a ninguna tarifa de exportación o importación percibida por la
cabilas, se haría más intenso el contacto diario con los cabileños, pero la libertad comercial
Majzén cual era el cobro de los derechos de las aduanas, abocaría a España a mantener
manu militari esa libertad comercial frente a las fuerzas que el Sultán probablemente
mandaría al Rif.
Se optaría por la tercera solución. Ésta es una medida que sería seguida de manera
continuista por los siguientes gobiernos del turno restauracionista. Sabedor de la ausencia del Bajá
de la línea fronteriza, Almodóvar optó el 20 de Julio por telegrafiar desde San Sebastián a García
Jove, solicitando que ante el agravamiento del conflicto y del bloqueo de Melilla, se debía instar al
Majzén a que procediera al relevo de los administradores de Aduanas; esta solicitud debía estar
basada en la argumentación ante el gobierno marroquí de los peligros de alteración del orden en el
límite fronterizo e incluso en el interior del territorio español. Es decir, el gabinete Sagasta desistió
de apoyar al Sultán, para asegurar el suministro de cereal a la ciudad por las cabilas fronterizas.1882
mediaría en el conflicto entre Majzén y tribus, y procuraría proteger los intereses de estas últimas.
Por su parte, García Jove insistió ante Mohammed Torres en la necesidad de que la línea fronteriza
prestigio incuestionable; era una temeridad en este sentido, la actuación del Bajá que la había
sultaniana.1883
1882
Ibidem. Telegrama del Duque de Almodóvar a García Jove. 20 de Julio de 1.902.
1883
Ibidem. Telegrama de García Jove al Ministro de Estado, Duque de Almodóvar. 21 de Julio de 1902.
1128
Sin embargo a principios de Agosto la dinámica del conflicto persistía sin cambio alguno.1884
bloqueo de Melilla y la cebada seguía sin afluir a la ciudad española. Afortunadamente para los
aprovisionamiento; en la aduana proseguían los altercados diarios entre los rifeños y los
España. Se interpretaba la tensión existente en el campo fronterizo como una consecuencia directa
del choque de intereses Majzén/tribus; el conflicto se veía agravado por la escasa presencia de
soldados regulares en la zona, lo que no permitía hacer más efectiva la autoridad imperial. De ahí la
facilidad, la impunidad con que los rifeños bloqueaban el tráfico de cebada, interrumpían las rutas
caravaneras e imponían multas a los que osaban vender cereal en Melilla. El Majzén era incapaz de
cumplir los acuerdos suscritos con España que le obligaban a mantener una fuerza militar en la
frontera para permanentemente tener expedito el tráfico comercial con dirección a Melilla. En
consecuencia, dado que no había una presencia consolidada y efectiva del poder central, lo que
tenía que hacer el Estado español era sustituirla. El dominio del Sultán en el Rif era entendido,
erróneamente, por las autoridades militares españolas como simplemente nominal; error en el que
cayeron constantemente geógrafos, africanistas y políticos españoles. Ese error les llevaba a
entender que había un vacío de poder en el Rif que España debía cubrir, procediendo a la
régimen de protectorado conllevaría, claro está, una segregación del territorio respecto al Sultanato;
separación que ya estaba siendo preparada desde la Comandancia General de Melilla, al actuar
como receptora de las quejas rifeñas y como mediadora en los conflictos entre tribus y Majzén.
1884
Telegrama del Duque de Almodóvar a García Jove. 22 de Julio de 1.902. / Telegrama de Almodóvar al
Comandante General de Melilla. 23 de Julio de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 198 /Ex. 2.
1129
En los medios militares de Melilla se estimaba asimismo que el Sultán no iba a aceptar
jamás una penetración comercial intensa por parte de España hacia el interior del imperio. Por ello
y para los casos de Chafarinas, Vélez y Alhucemas se especulaba sobre la conveniencia de obtener
a corto plazo del Sultán un permiso especial para que los relativamente poco numerosos
comerciantes españoles que operaban en estas posiciones pudieran exportar una mínima cantidad
de productos marroquíes, sin pagar derechos aduaneros; de esta forma, podrían también abastecer
más ampliamente a las guarniciones. Ello se estimaba que supondría el fin definitivo del
contrabando en el Rif central, en un momento en que la factoría francesa del Kiss estaba
El informe vino avalado por un oficio del general Hernández, dirigido a Almodóvar,1885
solicitando del Ministerio de Estado que se planteasen nuevas directrices para regir en el futuro las
entre rifeños y españoles no habían sufrido ningún deterioro y que el conflicto se desarrollaba entre
los propios marroquíes. Pero también estaba convencido de que las cabilas podían llegar en breves
días a un estado de rebeldía abierta contra el Sultán, y en ese contexto se podían adoptar nuevas
medidas contra la ciudad española. El militar se encontraba en una difícil tesitura. Si apoyaba a las
cabilas en su rebelión frente al Sultán, ello iba a traer aparejado la concesión de la protección
española, de forma encubierta o declarada, a las tribus -cosa pretendida por algunos notables-, lo
cual determinaría un enfrentamiento entre España y el Majzén. Ahora bien, si se optaba por esa
1885
El 4 de Agosto Bernardo de Cólogan remitió una carta confidencial al general Hernández indicándole que los
últimos incidentes de la Aduana de Melilla podían ser aprovechados para intentar llevar a cabo una mejora de las
condiciones comerciales de la villa, no ya en el sentido de obtener específicamente la libre exportación de ganado
marroquí hacia la plaza como había solicitado la Asociación Mercantil, Industrial y de propietarios, sino en un sentido
genérico de todo producto marroquí susceptible de ser exportado. En la práctica ello suponía convertir Melilla en un
nuevo puerto de exportación de artículos del Imperio, algo no contemplado en los tratados comerciales firmados por
Marruecos con las potencias europeas; esta medida debía de ser defendida ante el Majzén con el argumento de que se
convertiría en una fuente de ingresos adicional para el gobierno marroquí, por incrementarse los ingresos que tendría su
Aduana radicada en la ciudad. De hecho la libertad en la exportación de cereales concedida por el Majzén el año
anterior la veía Cólogan como un primer paso para obligar al gobierno imperial a abrir aún más el territorio próximo a
Melilla al comercio español. Es decir, Cólogan buscaba seguir el ejemplo de Alemania que había obtenido la cesión de
un puerto estratégico en el norte de China, Kiao-Chow, llevando a cabo una campaña de fuerte expansión comercial,
llegando sus productos a rivalizar con éxito con los británicos. Al mismo tiempo aspiraba a conseguir el control de la
aduana de Melilla y a que funcionarios españoles sustituyeran a los marroquíes en el cobro de los impuestos. Carta
confidencial de Bernardo de Cólogan al general Venancio Hernández. 4 de Agosto de 1902. (S)ervicio (H)istórico
(M)ilitar. Rollo 171. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
1130
medida, las cabilas una vez libres de la autoridad de Abd al - Aziz, ¿se iban a someter gustosamente
había autorizado, desde Julio de 1901 la exportación de cereales marroquíes por el puerto de
adoptada por el Majzén era una de los consejos que el Reino Unido había sugerido a Abd al- Aziz
esta disposición había generado grandes beneficios al comercio melillense: sólo en junio de 1902
habían llegado a la ciudad dos mil toneladas de cebada marroquí. Sin embargo esta evolución
favorable del comercio había empezado a ser puesta en tela de juicio por la habilitación al tráfico
comercial de un puerto francés en las playas del Kiss. A ello se había unido el bloqueo de Melilla,
originado según la Asociación Mercantil, Industrial y de propietarios de la ciudad por los intereses
particulares de algunos notables cabileños.1887 Sin embargo no solamente los intereses civiles salían
perjudicados con las medidas rifeñas: el general Hernández se veía en una situación muy apurada
para satisfacer las necesidades de cebada para el ganado del Ejército, por lo que tuvo que recurrir
al suministro procedente desde la vecina Argelia, trayendo el cereal desde la playa de Kiss, la
Plenipotenciario en Tánger, Cólogan, formuló una nueva protesta ante Mohammed Torres. En esa
nota que suponía una flagrante violación de la soberanía marroquí, al inmiscuirse Cólogan en los
asuntos internos del país, aconsejaba a Torres cual debía ser la actuación futura de los
1886
Ibidem. Oficio del general Venancio Hernández dirigido al Duque de Almodóvar. 5 de Agosto de 1.902.
1887
Ibidem. Instancia de la Asociación Mercantil, Industrial y de propietarios de Melilla dirigida al Ministro de
Estado. 19 de Agosto de 1.902.
1888
Ibidem. Eusebio de Bonilla, cónsul general de España en Argel al Duque de Almodóvar. Despacho no. 98. 21 de
Agosto de 1.902.
1131
cabileños, en detrimento de la autoridad imperial en la zona.1889 El 28 de Agosto, las cabilas
fronterizas permitían de nuevo la entrada de cebada en Melilla, ante el temor a un castigo del
Sultán. En el campo fronterizo había corrido la noticia de que el Bajá regresaba con fuerzas
Cólogan consideró que la solución de los incidentes en la Aduana podía ser aprovechada para
convencer al militar, quien previamente le había denunciado el ajustado “corsé“ que impedía el
florecimiento comercial de la villa. Así, se había quejado a la Legación española en Tánger de que,
podía exportar por Melilla ni trigo ni cebada, ni ganado procedentes de Marruecos a no ser que el
Sultán concediera una medida de gracia especial, por un tiempo limitado, como ahora estaba
haciendo con la cebada. Hernández aconsejaba que una vez terminada la construcción del puerto de
Melilla –proyecto que todavía estaba en estudio– el Gobierno español se debía atrever a ejercer una
política de atracción sobre las tribus rifeñas fronterizas. El gobernador militar de Melilla tenía una
visión optimista sobre esta política (lo cual era propio de ciertos militares españoles) sustentada en
la percepción de que este procedimiento era fácil de aplicar, pues los rifeños eran afectos a España.
Una política de esta índole anularía los intercambios comerciales de los puertos franceses de
Nemours y Kiss, en la colonia de Argelia. ¿Por qué tenía esa impresión?. La razón esencial
radicaba en el comportamiento de algunos notables de las cabilas vecinas a Melilla, los cuales
Militar de Melilla contra el Sultán. Esta actuación se magnificaba desde la Comandancia General y
1889
Ibidem.Telegrama de Bernardo de Cólogan, Ministro Plenipotenciario de España en Tánger al Duque de
Almodóvar. 20 de Agosto de 1.902.
1890
Ibidem. Telegrama del Comandante General de Melilla al Duque de Almodóvar. 29 de Agosto de 1.902.
1891
Ibidem. Bernardo de Cólogan, Ministro Plenipotenciario de España en Tánger a Almodóvar del Río. Despacho no.
122. 4 de Agosto de 1.902.
1132
12.19. Recelos del Ejército hacia la penetración francesa en Marruecos. Contrabando en el
manifestándoles que la factoría creada por el teniente en la reserva de la Marina gala, Louis Say, a
orillas del Kiss, era un foco de contrabando armamentístico hacia el Rif, al carecer la frontera por
aquel lado de vigilancia marroquí y entrar los géneros franceses en el Sultanato sin experimentar
ningún control y sin pagar derechos aduaneros. Según el militar español, los comerciantes
franceses habían estructurado entre la factoría del Kiss y la alcazaba de Saida un tráfico ilegal, muy
Con todo, se intentaba encubrir la responsabilidad gala en el negocio y se dejaban pistas que
Sagasta que un cañonero español se trasladara a las costas próximas al Kiss y ejerciera tareas de
vigilancia diaria. Hernández por su parte creyó necesario redoblar los esfuerzos y pesquisas sobre
las embarcaciones españoles que utilizaban las Chafarinas como base de operaciones o atracaban en
ellas. Los resultados de las investigaciones emprendidas señalaban que el contrabando hecho por
españoles representaba una mínima parte del que tenía lugar en Marruecos, y se citaba al respecto
el aviso oficial efectuado por las autoridades del II Reich recordando a sus nacionales la
cartucho se introducía en el Rif a través de Melilla, y corroboraba esa afirmación el hecho de que el
inoportuno desatar los recelos republicanos y descartó el traslado del patrullero español a las aguas
1133
Plenipotenciario francés por temor a que una iniciativa que no contara con la aprobación del
gabinete de Madrid provocase un incidente diplomático que hubiera enturbiado las excelentes
las Chafarinas se detectaron los viajes sospechosos de una balandra, la Gaspar, que enarbolaba
Torres, remitía una breve nota oficial a la Legación de España, indicando los nombres de algunos
cabila de Bocoya que ahora se habían convertido en devotos de España. Mencionaba a Hach Alí-
Aluh (notable de gran prestigio en la cabila, y en cuya casa estuvieron presos los cautivos del
Prosper Corin francés), El Arbi Ben Haddú Ben Alí y Mohammed Messor ben Becker. Todos ellos
se dedicaban a “producir disturbios“ en su cabila (léase proselitismo españolista; uno era intérprete
y los otros dos confidentes de la guarnición de Alhucemas) a la par que se enriquecían con sus
negocios de contrabando.1894 Torres citaba asimismo las actividades ilegales del comerciante
gibraltareño Tomás Tosso, que había introducido algunos alijos en el Rif en connivencia con los
citados Bocoyas.
complementario del redactado en verano. Los protagonistas del contrabando eran generalmente
pequeños buques extranjeros, que seguían desembarcando impunemente las armas en las costas
rifeñas, evitando los puertos donde había presencia militar española. El general rechazó toda
posible participación en el tráfico ilegal por parte de los tres Bocoyas acusados por M. Torres
aunque admitía que la totalidad de miembros de las cabilas Bocoya y Urriaguel, practicaban el
1893
Oficio del General Hernández dirigido al Ministerio de la Guerra. 30 de Agosto de 1902. S.H.M. Rollo 171.
Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
1894
El Delegado de S.M. Sheriffiana al Excmo. Señor Don Bernardo J. De Cólogan, Ministro Plenipotenciario de
España. 8 de Septiembre de 1902. S.H.M. Rollo 171. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
1134
contrabando. Es más: dado que Aluh gozaba de gran prestigio, si él no lo consintiese no se
realizaría entre los Bocoya. Y es que Aluh era dirigente del grupo pro-español de la cabila y no se
le podía entregar a las autoridades majzeníes si se pretendía continuar con las tareas de infiltración
en la vecindad de Alhucemas. Cuando las tropas del Sultán llevaron a cabo su expedición punitiva
en el Rif, Aluh tuvo que escapar y refugiarse en la Meca, siendo desde entonces perseguido por la
autoridad majzení.1895 Hernández argüía que las actividades de contrabando en las costas de
circunstancias:
el campo fronterizo se derivaba del hecho de que desde hacía varios meses sólo entraba en el
puerto un buque de esta nacionalidad, el vapor-correo Sevilla, cuya carga era reconocida
• 2. Cerca de Alhucemas el tráfico ilegal era protagonizado por un laúd de bandera británica,
El Joven Perico, procedente de Gibraltar y patroneado por un miembro de la familia Tosso, que
• 3. Cerca del Peñón de Vélez el contrabando era realizado por dos faluchos no identificados
costa. Estos buques cuando arribaban a Alhucemas lo hacían sólo con lastre y con documentación
en regla, por lo que las autoridades españolas no podían actuar contra ellos.
En este período, Cólogan tuvo que ocuparse de la recogida de la moneda isabelina española
circulante todavía por Marruecos y de su sustitución por pesetas tal como había decretado el
1895
Informe reservado de Antonio Carpintier desde el Gobierno de la Plaza de Alhucemas A.G.A. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
1895
Carta particular del doctor A. Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 16 de Agosto de 1902dirigido al Comandante
General de Melilla. 10 de Octubre de A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 198 / Ex. 2
902. S.H.M. Rollo 171. Archivo de la Comandancia Militar de Melilla.
1135
gabinete Sagasta. Hacia 1880 la moneda de plata española era prácticamente la hegemónica en el
Imperio jerifiano, pero en el reinado de Mawlay Hassan las presiones francesas en la Corte y la
influencia del Dr. Linares consiguieron arrancar del Sultán un contrato para la acuñación de
moneda del país. Esta acuñación se llevó a cabo en Francia apareciendo los veinte primeros
continuó siendo muy apreciada, conservando la paridad con la acuñada en Francia. Durante la
guerra hispanorteamericana se produjo una verdadera crisis monetaria en el Imperio, que intentaron
aprovechar financieros y hombres de negocios europeos para proponer a Abd al- Aziz nuevas
acuñaciones de la moneda del país en París y Berlín. De esa manera la moneda española quedó
cantidades de oro, pagando siempre alrededor de un 5 % más del cambio fijado por el tipo de
España.
francés amigo del Ministro de Hacienda marroquí y otros agentes, había intentado entonces dar un
golpe de gracia a la influencia monetaria española en Marruecos, a fin de que la moneda hispana no
fuera admitida en el Imperio ni para el pago de los derechos de aduana ni para el cobro de los
impuestos. Ojeda había estado al quite y con habilidad y rapidez hizo frente a esa medida que
buscaba la pérdida de prestigio de la moneda española. Gracias a las gestiones de Ojeda ante el
Gobierno marroquí durante los últimos cuatro meses de permanencia en Tánger, la moneda de plata
volvía a ser de curso legal en todo el Imperio. El argumento de Ojeda había sido muy simple: en el
momento en que la moneda española no circulara por Marruecos, España no podría defender al
Sultanato contra las ambiciones de otras potencias. El periódico tangerino El Porvenir, portavoz de
1136
12.20. Nueva fase de las negociaciones hispano-francesas sobre el reparto de Marruecos.
El verano de 1902 iba a suponer la reactivación de los discretos contactos entre el Marqués
del Muni y Delcassé. Hasta ese momento, las conversaciones se habían llevado a cabo en París,
envueltas en el más estricto de los secretos. Según Henry Marchat, el inquilino del Quai d´Orsay no
había hecho ninguna confidencia sobre ellas a Pâtenôtre, Embajador de la República en Madrid. En
marcha de las conversaciones de París. A pesar de haber sido recibido varios días antes por
Delcassé, nada sabía y se declaró incapaz de satisfacer la legítima curiosidad del Embajador.
Marqués del Muni alertaba a Almodóvar sobre la posibilidad de que fueran ciertos los rumores
Al comenzar el verano, la Reina Regente que iba a desempeñar un papel importante en las
negociaciones de París encargó, con motivo del advenimiento al trono de su hijo, Alfonso XIII, a
Emilio de Ojeda la redacción de una memoria sobre los asuntos de Marruecos que debería servir de
Silvela en el verano de 1900, sus ideas ambiciosas le habían llevado en ocasiones a enfrentarse a
1896
Véase Henry Marchat: op.cit.
1897
El Príncipe Radolín, Embajador de Alemania en París le había hecho algunas insinuaciones veladas sobre la
posibilidad de que se intentara esta inteligencia. Además, la información que recababa León y Castillo en sus
conversaciones con miembros destacados del partido colonial francés era la de que los imperialistas galos deseaban
resolver cuanto antes la cuestión marroquí, pactando si fuera preciso con el gobierno británico. Carta particular sin
numerar de León y Castillo al Duque de Almodóvar. 5 de Junio de 1.902. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1898
"Memoria sobre los asuntos de Marruecos redactada por mandato de Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII por su
Ministro Plenipotenciario, Emilio de Ojeda". Tánger 19 de Junio de 1.902. A.G.P.R. Cajón 4 / Expediente 41.
1137
los gobiernos restauracionistas, e incluso a apelar a la Jefatura del Estado con objeto de imponer en
Marruecos sus pareceres, que buscaban implantar un sistema de dominio en beneficio exclusivo de
España. Nombrado ahora Embajador de España en Washington, Ojeda redactó un detallado texto
antes de abandonar Tánger en el que solapaba la apertura de la cuestión marroquí a la cuestión del
Estrecho de Gibraltar.
entre franceses e ingleses. El probritánico Ojeda advertía a la familia real que frente a la posición
meramente defensiva del Reino Unido reforzando su base de Gibraltar y sin pretensiones de
ocupación de Marruecos, Francia había adoptado una actitud claramente agresiva, deseosa de
terminar con el 'statu quo', considerado en París como una imposición europea. Por ello, Francia
seguía una labor de zapa continua de la integridad e independencia del Sultanato, saboteando las
medidas de reforma patrocinadas por el Reino Unido, socavando la autoridad del Sultán e
El Reino Unido, por contra, pretendía revitalizar el Sultanato, alentando la puesta en práctica
de reformas administrativas y fiscales y manteniendo en la Corte del Sultán a una nube de asesores
que velaban por la conservación del Imperio y la reorganización de su ejército, con objeto de
Respecto al II Reich, la opinión de Ojeda era la de que se mantendría fiel a la defensa del
Italia, a juicio del diplomático, tampoco se mostraría proclive a un control absoluto del Estrecho de
contraria a los intereses españoles. El único peligro real para la nación consistía, precisamente en
una inteligencia entre los dos países que prescindiese de las aspiraciones españolas en el Imperio
jerifiano. Era una posibilidad, que Ojeda sin embargo consideraba irrealizable. Mientras existiese el
1138
equilibrio de fuerzas imperante en torno a la cuestión marroquí y al tema del Estrecho, el 'statu quo'
perduraría.
españolas, deseosas de ocupar el Imperio jerifiano y la carencia de medios materiales, así como la
falta de un incisivo programa de política internacional por parte de los partidos restauracionistas del
turno. Fruto de ese desequilibrio, España no podía sacar partido del proceso de descomposición del
Imperio. Por ello, el objetivo transitorio y exclusivo de la política internacional española debía ser
el apoyar el 'statu quo' y prestar su concurso a las naciones más interesadas en mantenerlo. El
a) Había que proceder, en el plazo más breve posible, a realizar una reforma profunda de las
fuerzas armadas españolas, preparándolas para poner en marcha una acción más dinámica en el
Norte de África y movilizando importantes recursos hacendísticos que respaldasen esta actuación.
b) Llevar a cabo una reforma en la política internacional española. Ésta no podía dejarse a la
deriva, comprometida por los frecuentes cambios de gobierno del sistema del turno dinástico. La
política exterior no podía entroncarse tampoco con una supuesta democratización del régimen
restauracionista; es más, no podía ser desempeñada en el futuro por el poder ejecutivo. Su dirección
debía recaer de forma personal en Alfonso XIII, que debía pasar a ser el director exclusivo de la
puesto que Tánger o las Baleares serían objetivo obligado de las escuadras enfrentadas. La
debilidad militar de España requería una estrategia para garantizar la integridad del territorio insular
y continental. Quedaba pues descartada la posibilidad de una política de estricta neutralidad; había
1139
posesiones insulares tan amenazadas hoy y la garantía de nuestra preponderancia en la
costa norte de Marruecos (...)“.1899
Ojeda informaba a Alfonso XIII de la insistencia con que los tres sucesivos Ministros
franceses que se habían sucedido en el cargo en Tánger durante el período de su misión (Joseph-
habían estado reiteradamente tentando a hacer causa común con ellos en la cuestión de Marruecos,
tratando de sacar a la Legación española del difícil equilibrio y neutralidad que había mantenido
entre los intereses franceses e ingleses a partir de 1896. La pretensión gala era forzar con la
colaboración española la ruptura del 'statu quo', con objeto de cerrar el paso al Mediterráneo a la
Armada británica. De la misma forma, sir Arthur Nicolson, el Plenipotenciario británico en Tánger
había presionado sobre Ojeda, utilizando la fórmula de llegar a una situación de común acuerdo
anglo-hispano en torno al mantenimiento indefinido del 'statu quo', para que España apoyase al
Ojeda se inclinaba por llevar a cabo una aproximación al Reino Unido. Dada la impotencia
militar española, que imposibilitaba al país para llevar a cabo grandes empresas coloniales, veía el
prolongación del 'statu quo'. Asimismo se debía aprovechar el temor existente en Europa a una
ruptura del equilibrio de influencias en Marruecos para arrancar una solución tendente a la
En lo tocante a las relaciones con el Sultán, Ojeda abogaba por no adoptar actuaciones
belicistas parangonables a las galas (las grandes potencias vetarían cualquier acción de este tipo por
parte de España); en el Rif, en cambio, se debía abandonar la política de aislamiento con respecto a
las cabilas circundantes a los presidios. Ojeda desconocía las relaciones de poder existentes en la
región, a pesar de los informes de Teodoro de Cuevas, y pensaba que el Sultán solamente ejercía en
la región una autoridad nominal, basada en su prestigio religioso. Por otro lado, juzgaba que las
1899
Ibid.
1140
fuerzas militares marroquíes allí destacadas no ejercían otra tarea que la de guardar la marca
fronteriza, avivando el resentimiento de las tribus, su " fanatismo y hostilidad hacia España".
Ojeda se inclinaba por una política de infiltración y penetración en la región rifeña. Ahora
bien, no se trataba de invadir el territorio habitado por las cabilas. Lo que pretendía el diplomático
era que España ejerciese una política de atracción de las tribus y estableciese alianzas con ellas que
las condujesen a entrar bajo la protección hispana. Optaba por fomentar el separatismo, por
encuadrar a los habitantes de la región en un nutrido ejército de cien mil soldados bajo mando de
oficiales españoles que podría constituir la punta de lanza en un futuro avance sobre Fez.1900 Por
este procedimiento el Rif quedaría convertido en la práctica en una provincia española y sus
sibilino plan que intentaba soslayar la violación de las prescripciones del convenio de Madrid en
torno al ejercicio de la protección en el Sultanato. Preveía que en todas las plazas y presidios
Tiradores del Rif existente en Ceuta. En estas unidades deberían estar entremezclados indígenas de
las diferentes tribus, y el régimen de enganche debería de ser de corta duración, a fin de permitir
propaganda hispana sobre el territorio, pasando los soldados licenciados a gozar de la ciudadanía
española. Este plan, ensayado por los franceses en el Rif a finales del siglo XIX, estaba destinado a
que en pocos años en cada aduar no hubiera una familia que no tuviera en su seno a un licenciado
del ejército español, pensionado y dispuesto a tomar las armas si se requería su servicio.
Por otro lado, las conversaciones de París entre franceses y españoles entraban en una fase
más activa. A comienzos del verano, el Marqués del Muni proseguía con sus indagaciones acerca
de la veracidad de los rumores sobre una posible inteligencia entre Francia e Inglaterra respecto a
1900
"Vuestra Majestad no ignora que el fanatismo religioso y la afición a las armas son los pasiones dominantes de
esas tribus. La última supera a la primera en grado tal, que a pesar de sus escrúpulos y sectarias prevenciones, el
rifeño aspira a servir en las filas de nuestro ejército y se porta en ellas como lo haría el más fiel, disciplinado y
aguerrido soldado de Vuestra Majestad".
1141
Marruecos sin poder dar informaciones precisas al gobierno liberal. León y Castillo recogía
voluntad de llegar a un acuerdo con el Reino Unido. Por otro lado, el príncipe Radolín, Embajador
del II Reich en París llevaba a cabo una acción insidiosa, intentando enturbiar las relaciones entre
los gobiernos francés y español. Por ello insinuaba a León y Castillo la posibilidad de que una
inteligencia en este sentido se estuviera gestando entre Londres y París,1901 resaltando que en
Tánger se daba una cierta aproximación de pareceres entre las Legaciones francesa e inglesa.1902
Delcassé había encargado a los servicios del Quai d´Orsay un estudio sobre las diferentes
formas que podía tener en Marruecos "un partage d´influences ou de territoires". Este documento,
titulado " Note sur la question marocaine " estaba en poder de Delcassé en la segunda quincena de
Julio. La Nota reconocía la imposibilidad para Francia de sostener diplomáticamente el 'statu quo'
contra acciones rivales en el mismo momento en que Marruecos cediera a terceras potencias el
grandes empresas –que no fuesen galas o españolas- la realización de las obras de las
infraestructuras del país, aquellas en que venía ligada influencia económica y política sobre el
financiero deseado por París, asegurándole ello gracias a su ventaja en materia industrial sobre
España un dominio absoluto en la explotación de los recursos económicos del Sultanato. Por último
el estudio se decantaba por la necesidad de que el Gobierno de París buscase en las negociaciones
exigiría compensaciones por poseer intereses en el Sus). Además a todas las potencias se les
1901
Carta particular del Marqués del Muni al Duque de Almodóvar. 5 de Junio de 1.902. A.M.A.E. Archivo Histórico.
Legajo H-1263.
1902
Carta particular del Marqués del Muni al Duque de Almodóvar del Río. 21 de Junio de 1.902. A.M.A.E. Archivo
Histórico. Legajo H-1263.
1142
ofreciéndole una garantía colectiva sobre Tánger, es decir la posibilidad de internacionalizar la
ciudad.1903
influencia francesa, sino por el status jurídico que le quería conceder Francia, lo cual incidía en la
posición española de creciente subordinación con respecto a los intereses galos. Francia aspiraba a
consolidar una supremacía que le llevaba ante todo a intentar controlar todas las ciudades
imperiales, residencias del Sultán, incluida Fez. ¿Por qué?. Porque la ocupación de esos territorios
clave le iba asegurar una posición preponderante en el Sultanato en virtud de las relaciones
privilegiadas que pasaría a tener tanto con las otras potencias europeas como con el Sultán de
Marruecos. El gobierno republicano aspiraba a convertirse en protector del Majzén, del Gobierno
central marroquí, y por consiguiente de su máximo representante, el Sultán. Por extensión, Francia,
en su calidad de protectora del Sultán, aspiraba a ser la garante de la unidad de todo el territorio
marroquí, y ejercería, como tal, su influencia sobre la totalidad del mismo. España quedaría pues,
Tánger, con lo cual la zona norte de influencia hispana quedaba desprovista de su enclave más
importante: la ciudad y el puerto, que constituían la capital diplomática del Imperio. Tánger tenía
gran valor comercial y estratégico, puesto que constituía la otra puerta del Estrecho junto con
Gibraltar. Era el principal puerto natural del Marruecos Occidental, el más cercano al continente
europeo, del que sólo le separaban unos kilómetros, y su importancia era mayor si se tenía en
cuenta que superaba a Gibraltar como estación carbonera y de suministro de agua potable.
Enclavado en una de las entradas del Mediterráneo, era cabeza de las comunicaciones que
1903
"Note Sur la Question Marocaine ", en D.D.F., t. II (1902), pag. 397-400.
1904
Véase Sueiro Seoane, S.: "El Norte de África y la política mediterránea española en el reinado de Alfonso XIII", en
Hesperis- Tamuda, vol. XXXVI, 1998, pág. 59.
1143
relacionaban Europa con el oeste de Marruecos. Si Gibraltar estaba en poder de Gran Bretaña
desde la Guerra de Sucesión, a principios del siglo XVIII, Tánger quedaba también ahora fuera de
El Gobierno de la República tampoco iba a consentir que las fuerzas armadas francesas
el Archivo del Palacio Real de Madrid que nos da importantes claves para entender la posición
francesa. Recoge una conversación habida en Washington entre Jules Cambon, antiguo Embajador
para hacerse cargo de la representación gala en la capital de España, y el nuevo Embajador español
en la capital de la Unión, Emilio de Ojeda, que había cesado a su vez en su cargo de Ministro
Plenipotenciario español en Tánger para ser relevado por el canario Bernardo de Cólogan.
Ojeda aprovecharía el encuentro para exponer sus reiteradas tesis sobre la conveniencia de
el mismo mediante la neutralización de sus aguas, bajo la tutela o control español. Para ello,
España no debía comprometerse en ningún tratado de desmembración del Imperio jerifiano. Debía
territorio comprendido desde Tetuán a Arzila para ejercer su misión de garante de la paz en el
Estrecho y en su inmediato hinterland. Frente al propósito de Cambon, que optaba por la idea de
estrechar firmemente las relaciones entre París y Madrid, Ojeda mostraba sus reticencias a una
aproximación o inteligencia de tal índole, y echaba en cara al francés los avances militares por los
de todo el Noroeste de África constituyendo un vasto imperio colonial. Por estas últimas razones
1144
explicaba el poco ánimo existente en la opinión pública española a establecer un compromiso o
Jules Cambon replicaba indicando que Delcassé le había insistido sobre la necesidad
Marruecos. Cambon repetía la sugerencia de cesión de la costa norte de Marruecos, pero desvelaba
peninsular y de las posesiones africanas de España, como forma de que ésta quedase apartada de los
negociador.
En julio, se reanudaban en París las conversaciones Delcassé-Marqués del Muni con una
larguísima entrevista en la que el inquilino del Quai d ´Orsay expuso a León y Castillo la necesidad
de poner término a las largas negociaciones sobre el Sultanato. Con este fin, y dispuesto a hacer
nuevas concesiones al gobierno español, había hecho venir a París a Révoil, el gobernador general
de Argelia, para llevar a cabo consultas. La propuesta de Delcassé era muy concreta: no estaba
dispuesto a trasladar más hacia el sur el límite de separación de ambas esferas de influencia
(española y francesa) fijado en el río Sebú. La frontera española sería la orilla derecha de este río,
remontando su curso hasta las inmediaciones de Fez, para luego continuar por el Ynnaouen, el
Messoun, y alcanzar el Muluya y por último las crestas del Yebel Beni Iznaten hasta la frontera
argelina.
1905
"Extracto de una conversación entre Monsieur Jules Cambon, nombrado Embajador de Francia en Madrid y el
Ministro de Su Majestad en Washington". A.G.P. R. Cajón 4/Ex. 41.
1145
En la zona sur del Sultanato, Delcassé contemplaba una cierta ampliación de la esfera de
influencia hispana, pues el límite norte del territorio español sería el Sus, hasta sus fuentes en el
Yebel Sirua, para después continuar por la línea de las crestas de las montañas existentes entre el
Sus y el Uad Draa hasta su encuentro con el meridiano 10 º W. de París. Desde allí, seguiría este
meridiano hasta el río Draa para luego bajar por este río hasta el camino de las caravanas de Dum y
Con esta oferta, León y Castillo se trasladó a España. En San Sebastián se entrevistó con el
Duque de Almodóvar, que la acabó rechazando por seguir entendiendo como inaceptable la
Sabemos por el contenido de unas cartas particulares intercambiadas entre el Marqués del
Muni y Almodóvar que éste se puso en contacto telegráficamente con Silvela, a fin de que el líder
conservador se entrevistase en Francia con León y Castillo para recibir indicaciones de éste sobre la
líder conservador. Silvela acabó por dar su asentimiento a la posibilidad de continuar negociando
con Francia dentro de los límites conseguidos por el Marqués del Muni.1907
En agosto, la Reina Regente María Cristina tras visitar a su madre en Viena, llegó a París.
Allí conferenció, indica Henry Marchat, con el Presidente de la República, Loubet y con
Sabemos por el borrador de una carta que a finales de Agosto mandó León y Castillo a
Delcassé, que no solamente la visita de María Cristina a Francia se limitó al cumplimiento de una
serie de actos protocolarios sino que la Reina madre ejerció un papel de presión en la negociación,
1906
León y Castillo informó también a la Reina Regente María Cristina.
1907
Carta particular del Duque de Almodóvar a León y Castillo. 13 de Agosto de 1.902. A.G.A. Sección de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1908
El 6 de agosto de 1902, Paul Cambon, Embajador de Francia en Londres, escribía a su hijo que las conversaciones
entre Delcassé y León y Castillo progresaban satisfactoriamente y que el acuerdo francoespañol estaba próximo. Cfr.
Paul Cambon, Correspóndance, 1870-1924, París, Editions Bernard Grosset, 1940-1946, tomo II, pág. 75. El 29 de
agosto, el general Brugère anotaba en su diario que Delcassé le había confiado que “la cuestión de Marruecos estaba
punto menos que resuelta“. Cita recogida en Pilapil, V. R: “Las negociaciones franco-españolas sobre Marruecos,
1901-1903 “, en Arbor, no 389, 1978, pág. 39.
1146
rogando tanto a Loubet como a Delcassé que el límite meridional de la zona norte española fuese
desplazado más al sur, hasta Rabat-Salé. Sin embargo no consiguió variar la postura gala.1909
Embajador en Londres, Paul Cambon. La conversación con Lord Lansdowne fue encarada en
primer lugar por el diplomático galo como un intento de que Inglaterra no pusiese ninguna
objeción a la reanudación de las actuaciones militares republicanas en los límites orientales del
Sultanato. Cambon adujo que las tribus fronterizas se negaban a acatar los acuerdos firmados entre
ambigua la actitud del Majzén, presto a llegar a acuerdos con Francia para luego practicar una
política de connivencia con las tribus resistentes al avance francés permitiendo su rearme. A
continuación, Cambon expuso el motivo de las desavenencias francesas con el Reino Unido, que
intentaba implantar en Marruecos un sistema de organización política acorde a sus intereses. Pero a
continuación empezó a resaltar la intención republicana de limar las diferencias entre los dos
potencias como Alemania. La Entente Cordiale comenzaba a perfilarse. Por último expresó la
voluntad francesa de iniciar una serie de conversaciones con Inglaterra para liquidar los
contenciosos coloniales entre las dos potencias (Siam, Marruecos, Terranova). En cuanto a
Marruecos, Cambon expuso los firmes intereses de Francia tanto de naturaleza económica como
política, frente a los ingleses que eran puramente mercantiles. Francia veía a Marruecos como un
territorio irrenunciable, como una prolongación de Argelia, la puerta abierta a su inmenso imperio
potencias. Señaló que la política de Delcassé tendía al mantenimiento del 'statu quo', pero el mejor
1909
Borrador del despacho no. 318, muy reservado. León y Castillo a Almodóvar del Río. 23 de Agosto de 1902.
A.G.A. Sección de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1147
medio de conservarlo era debatir y dialogar con el Reino Unido sobre el porvenir del Imperio
jerifiano.
gobierno francés el derecho a ejercer su influencia y las tareas de vigilancia en las regiones
meridionales del Sultanato. Los intereses de Inglaterra quedarían salvaguardados, bajo el régimen
contemplaba Delcassé de reservar a España "une certaine zone d´expansion autour de ses
présides"; al sur de este hinterland, Francia gozaría de libertad de acción cuando se produjera el fin
del 'statu quo'. Esta proposición sin embargo no suscitó una respuesta precisa por parte de Lord
Lansdowne, que arguyó dada la extrema importancia de lo dialogado, la necesidad de contactar con
Esas conversaciones se realizaron a espaldas del Estado español. Se perfilaba por tanto, de
manera clara, un hecho que se confirmaría finalmente en 1903 y 1904: España participaba en las
negociaciones sobre el norte de África, desde una situación muy poco favorecida. Si lograba esa
participación sería porque las potencias europeas, y en concreto Gran Bretaña y Francia, estaban
lugar en el reparto de Marruecos no era en virtud de sus "derechos históricos", por haber estado
desde hacía siglos en posesión de plazas en la costa mediterránea marroquí, sino por el interés de
no deseaba que la gran potencia mediterránea, Francia, ocupase todo el territorio del Sultanato.
Vetaba, en concreto, la idea de que ocupase la costa marroquí situada frente a Gibraltar. Francia,
como había espetado claramente Paul Cambon a lord Lansdowne tampoco deseaba un
establecimiento británico en el septentrión del Sultanato que le diese al Reino Unido el control de
1910
Estos territorios quedarían bajo control internacional.
1911
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 191. 9 de Agosto de 1.902. D.D.F., t. II, pp. 437- 443.
1148
las dos orillas del Estrecho. Por otro lado, como quedaba patente en las conversaciones Cambon
/Lansdowne el propósito francés era restringir al máximo posible la extensión territorial de la zona
de influencia española que debía quedar reducida a un 'hinterland' en torno a los presidios y plazas
fuertes del Rif. Ni se hablaba de un reparto del Sultanato en condiciones de igualdad entre Francia
y España, ni tan siquiera Cambon había citado a Lansdowne la posibilidad de cesión a España de
diversos territorios en la costa sur del Sultanato, es decir Sus, Tarfaya, etc.
De alguna manera, los rumores sobre los contactos y las aproximaciones entre los
Los intereses del II Reich eran evidentes: evitar cualquier alianza o compromiso hispano-francés
La diplomacia gala mantuvo durante todo el verano una intensa actividad. En Fez, el cónsul
Gaillard negociaba con el Majzén la concesión de una serie de ventajas comerciales.1913 Delcassé
Plenipotenciario galo en Tánger sobre la buena marcha de las negociaciones con España; los
acuerdos con Italia y España iban a permitir que cuando se plantease la apertura de la cuestión
marroquí, los intereses franceses estuvieran conciliados con los de todas las potencias concurrentes
en el Sultanato. Delcassé desvelaba sus inmediatos planes: cuando consiguiera el acuerdo con
España, Francia iba a estar en las mejores condiciones para dialogar con el Reino Unido y poner fin
a todos los litigios coloniales entre los dos países.1914 En el interín, Delcassé - tal como obra en una
nota personal redactada el 17 de septiembre- aspiraba a alcanzar una cada vez más intensa relación
con Abd al- Aziz, con el fin de que la figura del Sultán llegase a estar totalmente mediatizada por
1912
Carta particular del Duque de Almodóvar del Río al Marqués del Muni, León y Castillo. 26 de Septiembre de
1.902. A.G.A. Sección de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1913
Véase Saint-René- Taillandier : Les Orígenes du Maroc français,…op. cit., pág. 65.
1914
Telegrama secreto de Delcassé dirigido a Saint-René- Taillandier. 11 de Septiembre de 1.902. D.D.F. t. II, pp.
473-474.
1149
Francia. Poco le importaban a Delcassé los instrumentos a utilizar de cara a la consecución de los
fines perseguidos. Por ello, Delcassé había observado con buenos ojos la compra de la Sociedad
Gautsch por la Creusot, viendo esta operación como una punta de lanza en la penetración
económica gala en el Sultanato, ya que la Compañía Gautsch contaba con terrenos agrícolas,
Ministro de Marina, Lannessan en carta de 17 de abril para que fuera utilizado para repostar por las
A finales de agosto, de regreso a París, León y Castillo volvió a negociar con Delcassé,1916
recordando que sus instrucciones eran obtener mayores concesiones: el gobierno español sólo
admitía la línea Rabat-Salé en el norte de Marruecos como separación de los respectivos territorios
de influencia. Otro punto que motivó acaloramiento y empeño entre los dos negociadores fue el
relativo a Fez, que el Ministro de Asuntos Exteriores francés quería conservar a ultranza dentro de
la esfera de influencia gala, arguyendo que era una de las grandes metrópolis del orbe islámico
El Marqués del Muni encontró en la discusión una resistencia tan tenaz que llegó a pensar
reiteradas veces que iban a quedar interrumpidas de nuevo las negociaciones. Delcassé argüía que
ningún político francés podría imponer al gobierno del país, a los nacionalistas y colonialistas, a la
1915
Nota del Ministro Delcassé. 17 de Septiembre de 1.902. D.D.F., t. II, pp. 476-477.
1916
Paul Cambon describe a Delcassé a finales del verano, esperando noticias de España “preso de un estado de
sobreexcitación nerviosa como jamás le había conocido y que ese dato era muy revelador“. Cfr. P. Cambon: op. cit,
pág. 77.
1150
opinión pública en suma estas nuevas concesiones a España, las que pretendía León y Castillo.
Finalmente, Delcassé optó, ante la insistencia española, por abandonar el despacho y dirigirse a
cuestión.
Varios días después, el Ministro de Asuntos Exteriores traía nuevas proposiciones, al incluir
Fez y una extensión de territorio entre la ciudad y el límite con la zona francesa, dentro de la esfera
de influencia española en el norte del Sultanato. Sin embargo, el límite del Sebú no sería retocado.
Atlántico hasta el Sebú. A partir de este punto formarían el límite fronterizo español, la cuenca de
este río hasta su confluencia con el Mikkas; desde aquí subiría por este río hasta alcanzar sus
fuentes en el Yebel- Beni- Mutir, seguiría por esta cadena de montañas hasta el Yebel Ait-Youssi,
cruzaría el Sebú, continuaría luego por la cordillera que existe en su orilla izquierda, subiría por la
cadena de montañas que domina el Ued -bou- Zennelan, hasta la confluencia de este río con el
habría que modificar levemente el trazado de la frontera en los alrededores de Fez como
consecuencia de la proyectada construcción de una línea férrea que Francia deseaba transcurriera
por territorio suyo, aunque en todo caso se trataría ésta de una modificación de ligera importancia
que sería compensada con la cesión en otro lugar de una porción análoga de territorio francés a
España.
en la costa atlántica que extendieran la esfera de acción española hasta Rabat-Salé, el Marqués del
Muni consideraba cerrada la negociación. Todos sus esfuerzos se estrellaban ante una resistencia
inquebrantable. Ello y su convencimiento de un próximo fin del statu quo le llevaban a recomendar
a Almodóvar la firma del tratado. Es más, el Marqués del Muni juzgó que en la cuestión marroquí
1151
se perfilaban, a escala internacional, razones de urgencia que hacían necesario su desplazamiento a
rumores de una supuesta alianza secreta con Francia y de una trascendental y misteriosa reunión
nocturna celebrada en el domicilio de Sagasta, que habría reunido al Presidente del Gobierno, al
convenio de 1902.1918
considerables que podría infligir a las costas desarmadas sobre todo del septentrión peninsular y a
los grandes puertos del litoral atlántico, desde Bilbao hasta Cádiz. Lo más grave para los intereses
del gabinete liberal fue que la noticia trascendió al ámbito europeo, haciéndose eco la prensa de
Berlín de los rumores existentes sobre inteligencias y acuerdos entre España y Francia. Así se
resaltaban: la excelente acogida que la Reina María Cristina había tenido en París; su entrevista con
el Presidente Loubet; la presencia de dos buques de guerras franceses en Bilbao, los honores
especiales que había recibido Alfonso XIII durante unas maniobras recientes del Ejército francés en
Tolosa, y también la reciente visita a Madrid de León y Castillo junto con la nocturna conferencia
secreta celebrada con Sagasta. Todos estos hechos para la prensa alemana patentizaban la
existencia de una aproximación entre ambos países. La Post, la Gaceta Nacional y la Gacette de
1917
León y Castillo al Duque de Almodóvar. Despacho no. 318 (muy reservado). 23 de Agosto de 1902.A.G.A. Fondo
de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Legajo 5841.
1918
Campoamor, J.M: La actitud de España ante la cuestión de Marruecos (1900- 1.904), Madrid, C.S.I.C., pag.
128.
1152
Voss especulaban en torno a lo que no creían un compromiso español por ingresar en la Dúplice
Alianza, esgrimiendo como argumento principal las manifestaciones vertidas tiempo atrás por
ingresar en un bloque de alianzas. Los rotativos germanos desvelaban que se trataba de un arreglo o
acuerdo sobre la cuestión de Marruecos y la del Mediterráneo Occidental,1919 señalando los peligros
Según un despacho oficial remitido por Almodóvar al Marqués del Muni el 27 de septiembre,
en San Sebastián se abrió un período de consultas. Alfonso XIII y su madre fueron informados, tras
dar su aprobación Sagasta a la inteligencia con Francia sobre la base de las líneas de frontera
Conjuntamente con la aprobación del gobierno de Madrid, Almodóvar envió al Marqués del
Muni un "proyecto de bases" que recogía las condiciones españolas previas a la firma del pacto, ya
contenidas en la real orden no. 437 de 22 de diciembre de 1901. Estas condiciones debían ser
1919
En la medida en que el tratado con Francia iba tomando rápidamente cuerpo, las aprensiones de los políticos
restauracionistas ante una reacción británica hostil afloraron con fuerza, sobre todo después de que Gran Bretaña hubo
liquidado con éxito la guerra de los bóers. Naturalmente, también Delcassé había pensado detenidamente en Inglaterra.
Su proyecto inicial era obligar a Gran Bretaña a aceptar la adquisición de una parte de Marruecos por Francia
obteniendo para su país el respaldo de Italia, España y Alemania. Sin embargo, el fallido plan de intervención
mediadora en la guerra de los bóers en marzo de 1900 hizo que Delcassé cambiara de parecer en cuanto a la
cooperación alemana. El proyecto revisado consistía en obtener un apoyo más vigoroso de Italia, llegar a un acuerdo
con España relativo a un eventual reparto dee Marruecos en el cual los intereses británicos se garantizarían
convenientemente y que luego Francia y España entablaran con Gran Bretaña conversaciones amistosas sobre el tema
marroquí. En la “Note sur la Question Marocaine“ de 15 de julio de 1902, que se redactó con el fin de fijar las
directrices para la conclusión de las negociaciones con España, se preveía que Francia y España entablarían más
adelante conversaciones amistosas con Gran Bretaña y prometerían que Tánger quedaría sometido a un control
colectivo. En la nota se hacía constar asimismo que nada había que temer de Italia ni Rusia y que a Alemania se la
debía contentar garantizando la libertad de comercio en Marruecos. Cfr. D.D.F. Tomo II, pp. 397-400. En julio de
1902, Francia e Italia procedieron a un nuevo canje de notas reforzando su acuerdo anterior: Francia apoyaba
incondicionalmente las ambiciones italianas en Trípoli a cambio del incondicional respaldo italiano a las apetencias
francesas sobre Marruecos. El siguiente paso, el acuerdo con España, quedó detenido en la fase final por las presiones
del gabinete español reclamando Fez y ampliaciones en la esfera de influencia española.
1920
Angel Ruata, Embajador de España en Berlín, al Ministro de Estado. Despacho no. 191. 13 de Septiembre de
1.902. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-2470.
1921
Delcassé escribiría al Ministro de Francia en Tánger: “Seguros ya de no tener a Italia en contra de nosotros y
puestos de acuerdo con España, estaremos en posición favorable para conversaciones útiles con Inglaterra, que (este
país) parece desear “. D.D.F. A.M. Delcassé a Saint- René Taillandier, 11 de Septiembre de 1902, pág. 474.
1153
aceptadas por Delcassé y constituir la base del convenio escrito que debía ser ratificado
a) Se estipulaba que en el momento en que por debilidad de la monarquía alauí, ésta fuera
impotente para garantizar la tranquilidad del reino, Francia y España debían asumir las funciones de
mantenimiento del orden y de la paz en el territorio marroquí. Los dos Estados se reservaban
b) Se procedía a un reparto del territorio marroquí en dos zonas de influencia, las convenidas
en París.
c) Se explicitaba el carácter pacífico del tratado. Ninguna de las dos potencias signatarias del
acuerdo podía emplear la fuerza para el mantenimiento de sus derechos reconocidos, fuera contra
los indígenas o contra una tercera potencia sin ponerlo en previo conocimiento de la otra parte
firmante. Tal como ha recalcado Pablo La Porte, lo que fundamentalmente interesaba a los
Porte hace suya una expresión de Marston, el "imperialismo pasivo"1924 para explicar la
involucración progresiva de España en Marruecos, de la que resultaron los grandes problemas que
hubo de afrontar en el norte de África, es decir lo que en expresión de Víctor Morales Lezcano se
1922
R.O. no. 283-bis del Ministerio de Estado dirigida al Marqués del Muni. 27 de Septiembre de 1.902. A.G.A.
Sección de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1923
Véase La Porte, P.: op. cit., pág. 46.
1924
Citado por J.Louis Miège, Expansión europea y descolonización. De 1870 a nuestros días. Barcelona, Labor, 1975,
pág. 14. Tal como Brunchswig demostró para el caso francés en Túnez, puede decirse también que el interés de España
en Marruecos era, sobre todo, estratégico y político y, en menor medida, económico (Henri Brunschwig, Mythes et
réalités de l´imperialisme colonial français, 1.871-1.914, París, 1960). En el desarrollo de la acción colonial española
se pondrá, además, de manifiesto, lo que Fieldhouse, Gallagher y Robinson han denominado "imperialismo periférico",
es decir, un progresivo involucramiento de la metrópoli en la labor colonial, nacido de la resistencia de los territorios
dominados. (Véase a este respecto Ronald Robinson y John Gallagher, Africa and the Victorians: the official mind of
imperialism, Londres, 1981; y José María Vidal Villa, Teorías del imperialismo, Barcelona, Editorial Anagrama, 1976).
1925
Véase Morales Lezcano, V.: El colonialismo hispanofrancés en Marruecos (1898-1927), Madrid, Editorial Siglo
XXI, 1976, pp. 110 y siguientes.
1154
El despacho, no confiado al correo oficial fue entregado personalmente en París a León y
Castillo por un enviado de Almodóvar el 29 de septiembre. Acompañaba a la real orden una carta
convenio una última cláusula, en la que quedaría establecida la obligación de las dos partes de
Una vez con las bases del acuerdo redactadas en Madrid en su poder, León y Castillo visitó a
Delcassé con la esperanza de cerrar las negociaciones. Buscaba conseguir una ampliación territorial
de la esfera de influencia española en la parte norte de Marruecos. Sin embargo, se encontró con un
No por ello León y Castillo se dio por vencido. Pese a la invencible resistencia de Delcassé,
continuó pugnando por ensanchar el límite de la zona norte hasta Rabat. Las negociaciones no
quedaron rotas porque en un momento determinado, el Marqués del Muni se echó atrás. ¿ Por qué
razones ?.
" Existe, sobre todo, el peligro –escribió a Almodóvar- de que Francia, no pudiendo
entenderse con nosotros, tratara y se entendiera con Inglaterra, prescindiendo de España,
en la cuestión de Marruecos. Y que tal peligro no es imaginario me lo prueba la afirmación
que en el curso de nuestras últimas discusiones me hizo M. Delcassé al asegurarme que esa
es la aspiración del partido colonial francés, el cual prefería ponerse de acuerdo con la
Gran Bretaña más bien que con nosotros, por creer que así podría esta República
apoderarse de todo el Imperio, en cambio de la neutralización de Tánger y de otras
compensaciones ".1927
Es decir, Delcassé utilizaba una fórmula de negociación, cual era blandir el fantasma de un
posible acuerdo franco-británico para reducir las pretensiones españolas, ocultando el hecho de que
1926
Carta particular del Duque de Almodóvar a León y Castillo. 28 de Septiembre de 1.902. A.G.A. Sección de
Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1927
El Marqués del Muni al Duque de Almodóvar. Despacho reservado no. 363. 3 de Octubre de 1.902. A.G.A.
Sección de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1155
el Embajador de la República en Londres había contactado ya con Lansdowne y le había sondeado
Ante la insistencia del Marqués del Muni, Delcassé optó por acudir de nuevo a consultar a
Loubet, el Presidente de la República que terminaría por admitir una considerable extensión de la
esfera de influencia española en el Sur del Sultanato. Esta modificación de límites representaba un
varios oasis importantes, entre los cuales se encontraba comprendido el de Tinduf, uno de los
puntos neurálgicos en las rutas caravaneras transaharianas. Se trataba de una compensación por el
territorio comprendido entre la desembocadura del Sebú y la línea Rabat-Salé, al que el gobierno
Llegados a este punto, los dos negociadores redactaron un 'proyecto de convenio'1928 que
conversaciones y en la correspondencia entre Almodóvar y León y Castillo. Con una excepción: las
posesiones en Marruecos. Asimismo se introdujo una cláusula por indicación de Delcassé que
apuntaba claramente a una aspiración intervencionista del gobierno francés, deseoso de convertirse
en el gendarme del Sultanato. En ella se estipulaba que las dos partes signatarias contraían el deber
1928
Constaba de once artículos, de los cuales los más importantes trataban de la especificación de las zonas de
influencia francesa y española para el caso de que el ‘statu quo’ no pudiera mantenerse por más tiempo. Francia y
España no procedían abiertamente a un reparto de Marruecos. España recibía dos zonas de influencia: una en el norte y
otra en el sur del país. La región septentrional comprendía el territorio delimitado por el Mediterráneo y el Atlántico, el
río Muluya y una línea que, partiendo de la desembocadura del Sebú, pasaba al norte de Meknés. España obtenía
efectivamente la casi totalidad del antiguo reino de Fez, incluida la propia capital. La zona sur comprendía toda la
región de Sus. Francia recibía la parte situada entre las zonas españolas. Los gobiernos español y francés se
garantizaban el mutuo apoyo diplomático y se comprometían a no enajenar porción alguna de las esferas que
respectivamente se asignaban sin el consentimiento de la otra parte contratante. Un artículo final disponía que el tratado
permaneciera secreto. Cfr. Pilapil, V. R.: “ Las negociaciones francoespañolas...op. cit “, pág. 41.
1156
En el convenio, las dos partes negociadoras reconocían la oportunidad de asegurar la libertad
británicas. Delcassé ejerció una fuerte presión para introducir una cláusula conducente a otorgar un
de libertad comercial (< política de puerta abierta>) en Marruecos. El Sultanato quedaría expedito
navegación en las costas y de circulación comercial en las tierras del interior. Tampoco podrían
A título particular León y Castillo sugirió a Almodóvar que intentase arrancar a Delcassé
una nueva concesión. Esta consistía en establecer una temporalidad para la duración del convenio,
con objeto de que cuando transcurriese el período de vigencia y tuviese que negociarse su
proyecto de convenio redactado junto con dos mapas, un despacho, y una carta personal del
Marqués del Muni a Almodóvar, de la que nos ha quedado su borrador, guardado en los fondos de
la Embajada española en París. En la carta León y Castillo advierte a Almodóvar de los peligros
que pueden suscitar para la feliz conclusión del acuerdo firmado con Francia, la campaña de ciertos
necesidad de una alianza de España con Inglaterra. Algunos órganos ligados al conservadurismo
como Nuestro Tiempo dirigido por el maurista Salvador Canals estaban sosteniendo una tesis
1157
análoga.1929 Estas campañas probritánicas eran seguidas con mucha atención por el gobierno y la
opinión pública francesa, y León y Castillo infería que podían tener resultados poco satisfactorios
posturas anti-españolas. León y Castillo aconsejaba que el Ministerio de Estado utilizase sus
recursos para contrarrestar la actuación de los rotativos.1930 Sin embargo era un procedimiento que
Ministerio de Estado (la prensa adscrita al partido liberal) en pro de una aproximación a Francia, la
maniobra iba a ser descubierta inmediatamente por el resto de los rotativos españoles.
a) Continuar la presión sobre el Quai d´Orsay para llegar en la zona norte de Marruecos a
una expansión territorial que condujese hasta el límite Rabat-Salé. En caso de aceptar el gobierno
francés esta ampliación, el español iba a firmar el tratado sin más dilaciones.
España en el Sur del Imperio, cargar Sagasta y Almodóvar con la responsabilidad de firmar un
convenio que respecto a la extensión concedida a España en la zona norte del Sultanato, no iba a
satisfacer los intereses de los africanistas los cuales lo criticarían aceradamente. Se esperaba
asimismo que si trascendía la noticia del convenio entre la prensa partidaria de la orientación pro-
británica en la política exterior española, iba a causar una no menos honda decepción, dedicándose
a partir de entonces a sabotear con sus críticas la actuación del gabinete Sagasta. Este razonamiento
1929
Salvador Canals escribía: "Para España la política exterior se ha reducido siempre a dos términos: Francia e
Inglaterra ... No somos ya rivales de ninguna de las dos ... En cuanto a intereses, nuestro comercio con Francia
disminuye, al paso que aumenta el que hacemos con Inglaterra. De 1890 a 1.900, las importaciones de España en
Francia han bajado de 425 millones a 217; las de España en Inglaterra han subido de 218 millones a 276. Nada
debemos esperar ya de Francia: de Inglaterra y sus colonias podemos prometernos mucho. La Triple Alianza se ha
renovado, pero no es más que una expresión diplomática. Inglaterra tiene una paz interior superior a la de sus rivales,
como también es superior su situación política, naval y económica sobre Francia y Rusia. Además la frontera de
Portugal sería para España una frontera inglesa. En cuanto a las aspiraciones hispánicas en el norte de África, allí son
más compatibles con las de Inglaterra que con las de Francia". Y finalmente agregaba: "Mirando lejos, acaso esa
alianza de España con Inglaterra fuese la base de otra más amplia de soberana grandeza ideal, de una alianza con los
Estados Unidos.“ Véase Canals, S.: "Propósitos de política exterior" en Nuestro Tiempo, agosto de 1.902, t. II, pp.
288- 293.
1930
Carta particular de León y Castillo al Duque de Almodóvar del Río. 3 de Octubre de 1.902. A.G.A. Sección de
Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1158
fue sugerido a Almodóvar por León y Castillo en un anexo de la carta particular que remitió a San
Sebastián el 3 de octubre.
El gobierno Sagasta tenía que sopesar distintas variables antes de decidirse a suscribir el
tratado. Una de ellas, no carente de importancia era la actitud de la prensa española. Cuando en
septiembre Le Figaro había publicado en París que el nuevo Embajador en Madrid, Jules Cambon,
tomaría la iniciativa para acordar una 'entente' mediterránea definida entre Italia, España y Francia,
de carácter defensivo y pacífico,1931 la prensa de Madrid había comentado que, de ser ciertos los
rumores acerca de una alianza con Francia o con Francia y Rusia en una liga latina contra Gran
Bretaña, este pacto expondría al país a la invasión desde la frontera con Portugal o desde Gibraltar,
así como a la ocupación de las rías gallegas que quedarían convertidas en bases carboneras para la
escuadra británica. Sus supuestos aliados no podrían defender a España en estas circunstancias.1932
británico dos meses antes.1933 Por ello, el Ministro de Estado, Almodóvar tuvo que hacer frente a
los rumores y para acallarlos tuvo que declarar al corresponsal de El Imparcial en San Sebastián, de
y estrechar los lazos de amistad entre el Reino Unido y España. En el mes de octubre, Almodóvar
tuvo que recurrir de nuevo a la gestión ante el gabinete británico para disipar los rumores de alianza
militar con París. El día 9, el Duque de Mandas, Embajador de España en Londres señalaba a Lord
Lansdowne que el mayor deseo de su gobierno era el de concertarse con el Reino Unido, dando a
entender implícitamente que se podían descartar por ser falsos estos rumores.1934 No había que
1931
Véase Rosas Ledesma, E.:" Las relaciones hispano-británicas a comienzos del siglo XX: Los caminos del
entendimiento " en Revista de Estudios Internacionales, vol I, 1980, pág. 713.
1932
Ibidem.
1933
Ibidem.
1934
Duque de Mandas a Duque de Almodóvar. Despacho no. 84. 9 de Octubre de 1.902. A.M.A.E. Archivo Histórico.
Correspondencia con Embajadas y Legaciones. Legajo H- 1582. Gran Bretaña, 1.898- 1.906.
1159
condecoración con el gran Cordón de la Legión de Honor, ni al envío de buques de guerra franceses
con su firma, mientras el límite de la esfera de influencia española no llegase hasta Rabat. El
Ministro de Estado hacía suyos los razonamientos de León y Castillo y se negaba a aceptar la
responsabilidad de un acuerdo frente a una opinión pública que iba a sufrir una gran decepción al
española, Almodóvar realizaba algunas críticas sobre las proposiciones formuladas en el proyecto
mostraba crítico con la obligación de las dos potencias signatarias de imponer el orden y la
"derecho", no el deber, del ejercicio de acciones coercitivas supliendo la autoridad del Sultán en
caso de verse alterado gravemente el orden en Marruecos. Esquivando así cuanto pudiera constituir
obligación de acción armada española, Almodóvar se zafaba del veto constitucional que excluía la
posibilidad de que un gobierno restauracionista pudiera suscribir una "alianza ofensiva " de manera
secreta, sin dar conocimiento al poder legislativo. Almodóvar se mostró asimismo sorprendido de
otra innovación introducida por Delcassé, cual era la contenida en el artículo cuarto que preveía la
celebradas en el "Foreign Office" en las que ya se había tratado la suerte de la otra llave del
Estrecho de Gibraltar, el Ministro de Estado no hubiera deseado que este punto formara parte de la
declaración de bases de una inteligencia franco-española. Hubiera preferido que tras la firma del
convenio, se negociase y pactase la condición jurídica de Tánger. Esta negociación ulterior debía
1935
Telegrama de 6 de Octubre de 1.902 de Almodóvar al Marqués del Muni. A.G.A. Sección de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en París. Legajo 5841.
1936
Carta particular del Duque de Almodóvar al Marqués del Muni. 6 de Octubre de 1.902. A.G.A. Sección de
Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1160
haber sentado a la mesa al bloque franco-español por un lado y a Gran Bretaña y al resto de
potencias por otro. Sin embargo, Almodóvar acabó por dar su aprobación a la inclusión del punto
tratado la fórmula de 'doble carta' o de intercambio de notas, en la que se debía fijar el tiempo de
Siete días después, el 14 de octubre, el Marqués del Muni se puso en contacto con
entrevistas con Delcassé, éste había aceptado todas las modificaciones sugeridas por el Ministro de
Estado español. En el artículo segundo, se eliminaba la obligatoriedad de las dos partes signatarias
de mantener el orden en el Imperio, sustituyendo la frase primitivamente empleada por otra nueva:
Sin embargo, los intereses franco-españoles chocaron de nuevo, sin ponerse de acuerdo, en lo
relativo a la ampliación territorial de la esfera de influencia española hasta el límite de Salé. En una
de las empeñadas discusiones que enfrentaban a los dos políticos, Delcassé, indignado por las
pretensiones españoles de expansión territorial que parecía no iban a tener fin, espetó airadamente a
León y Castillo si no tenía miedo España de que los gobiernos francés e inglés se entendieran a
espaldas suyas, relegándola de cualquier aspiración en el Imperio jerifiano. El político canario salió
posesiones entre Londres y Madrid que se intercambiarían Gibraltar por Ceuta, con lo que ello
tendría una consecuencia directa para los anhelos franceses: los ingleses quedarían firmemente
1937
Almodóvar del Río a León y Castillo. Despacho no. 378- bis, reservado. 7 de Octubre de 1.902. A.G.A. Sección
de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1161
asentados en el noroeste de África y serían vecinos de Francia si ésta ocupaba Marruecos y dueños
de una formidable posición fortificada en la costa norte del Sultanato.1938 Sin embargo, a pesar de
ser frecuentes las tensiones, las negociaciones no se interrumpían. León y Castillo visitaba
de noviembre remitía a Almodóvar la redacción del nuevo proyecto de convenio con los mapas
anejos delimitando las esferas de influencia francesa y española. También enviaba como parte de
lo pactado con Delcassé, el texto de las cartas que España y Francia debían canjear estableciendo la
En lo tocante al límite Rabat-Salé no varió la postura inflexible del gobierno francés. Sin
embargo, León y Castillo pudo conseguir una modificación en la extensión territorial de la zona sur
española, al ceder Francia la parte de la región del Sus que antes quedaba en su esfera de influencia.
En la parte meridional del Imperio jerifiano, España obtenía así una extensa y fértil esfera de
influencia que englobaba la Sakia el-Hamra, la cubeta de Tinduf, todo el Marruecos presahariano y
el rico valle del Sus, además de un trecho de costa que le permitía asegurar "las espaldas" del
archipiélago canario y dar continuidad a sus posesiones de Río de Oro. Sin embargo, para obtener
el territorio del Sus, León y Castillo tuvo que ceder uno de los dos grados de longitud que le habían
sido reconocidos recientemente por Delcassé al sur del Draa: el que cruzaba por Tinduf de modo
meridiano 12º W (de París), ahora quedaba más al Este y la constituía el meridiano 11º W (de
París). Sin embargo, a la altura de Tinduf la frontera quedaba alterada: la esfera de influencia
francesa formaba como un pequeño 'pico de pájaro', un entrante en la zona española, de forma que
la ruta caravanera transahariana que atravesaba el oasis quedaba plenamente incluida en la esfera de
influencia francesa. Como señala Olivier Vergniot, Francia se había empezado a interesar por
Tinduf, pequeño oasis localizado en el interior del Sáhara Occidental a partir del momento en que
1938
Carta particular de León y Castillo a Almodóvar. 14 de Octubre de 1.902. A.G.A. Sección de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en París. Legajo 5841.
1162
las visitas de viajeros europeos como las de Oskar Lenz (1880) y de Camille Douls (1887)
de la ocupación del Tuat, algunos oficiales de las compañías saharianas argelinas intentaron
por fracasar.1939
Si a ello se le unía el control de un amplio territorio al norte de Marruecos que incluía Fez,
capital política y religiosa del Imperio y algunas zonas de agricultura feraz y productiva, España
disponía de algunos de los territorios más ricos y fértiles del Imperio marroquí, amén de enclaves
El despacho oficial que remitía León y Castillo se acompañaba de una carta particular,
también fechada en París el 8 de noviembre. León y Castillo especulaba sobre la estabilidad del
gobierno Combes, y creía factible la salida de Delcassé del Ministerio de Asuntos Exteriores. Por
esa razón tenía prisa. La prensa española especulaba asimismo sobre la probable caída de los
liberales y su sustitución por los conservadores de Silvela. Por ello El Marqués del Muni señalaba a
Almodóvar que en caso de aprobación por parte del gobierno español de los documentos que
remitía, debía devolvérselos a la mayor urgencia, facultándole para la firma con un telegrama
¿Qué ocurrió entonces?. ¿Por qué no se firmó el tratado?. El encargado de hacerlo, León y
1939
Véase Vergniot, O.: "Tindouf, un point d´équivoque (1912-1934)», en R.O.M.M., no. 41-42, 1986, pág. 120.
1940
León y Castillo al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 412, reservado. 8 de Noviembre de 1.902. A.G.A.
Sección de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1941
Carta particular de León y Castillo al Duque de Almodóvar del Río. 8 de Noviembre de 1.902. A.G.A. Sección de
Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1163
el texto del Tratado, ya en limpio. Para firmar, el Gobierno debía telegrafiarme una
palabra convenida. Recuerdo que esa palabra era 'Guadalajara'.
Pero justamente por la misma fecha en que llegaba a Madrid la persona portadora
del proyecto de tratado, salía para Jerez de la Frontera el duque de Almodóvar, con objeto
de asistir a la boda de su hija. Allí le sorprendió la crisis que derribó a aquel Gobierno.
La palabra convenida no fue telegrafiada".1942
Los estudios históricos sobre este período de las relaciones exteriores españolas han dado
por buena esta versión. Sin embargo, León y Castillo, dotado en sus memorias del genio de la
negociaciones entabladas entre Delcassé y el Marqués del Muni a que el primero hacía
simultáneamente esfuerzos para llegar a un pleno entendimiento con el Reino Unido – idea que
jamás había apartado de su pensamiento-, entrando en tratos con el Embajador británico en París,
Sir Edmund Munson y con Lansdowne a través del Embajador de Francia en Londres, Paul
Cambon. Como ha quedado indicado, la dilación de las negociaciones se debió al empeño del
manera que incluyera Fez y el límite meridional en la línea Rabat-Salé. Ello había provocado un
Por lo tanto, las presiones francesas sobre el gobierno de Sagasta, las prisas de Delcassé para
llegar a un acuerdo eran amortiguadas por la resistencia española a firmarlo; esta resistencia
José María Campoamor que dedicó una especial atención al estudio del tratado non-nato de
1902 acepta la versión del Marqués del Muni y consigna en su libro, La actitud de España ante la
1942
León y Castillo, F.: Mis Tiempos, volumen II, Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1978, pág.
206.
1164
cuestión de Marruecos (1900-1904) los recuerdos del Embajador, entresacando el texto arriba
reseñado de sus memorias. Otro tanto ocurre con el Marqués de Mulhacén en su Política
España, 1873-1918.1944
Sagasta para la firma del tratado de reparto de Marruecos. Telegrafiaba a León y Castillo una
Embajada española en París, y matasellado ese día por los servicios telegráficos parisinos. Una
segunda prueba de que Almodóvar ordenó al Marqués del Muni la firma del convenio es una carta
particular del Ministro de Estado, escrita en Madrid el día anterior, 14 de Noviembre. En ella
Almodóvar señala que el exceso de trabajo le había retrasado un poco a la hora de telegrafiar la
palabra clave "Guadalajara", lo cual iba a hacer inmediatamente, para posteriormente remitir a
través de un colaborador, Guadalmina, a París el texto-proyecto del convenio, los mapas anejos y
las cartas referentes a la duración del mismo. Almodóvar expresaba su temor a un golpe de mano
de Gran Bretaña si se llegaba a conocer la naturaleza del texto; el Gabinete Sagasta vivía
de las costas españolas. Almodóvar entendía que el tratado era lesivo para los intereses británicos,
y que podía justificar un desembarco de fuerzas inglesas en territorio peninsular. Cabía tomar
medidas, prevenir esa eventualidad. La única forma de hacerlo era volver a plantear esa posibilidad
a Delcassé, conseguir de Francia que ésta garantizase la integridad territorial española. En otro
orden de cosas Almodóvar desconfiaba de la posibilidad de que las fuerzas armadas españolas
1943
Marqués de Mulhacén: Política Mediterránea de España, 1704- 1.951, Madrid, C.S.I.C., 1.952, pág. 138.
1944
Mousset, A.: La política exterior de España, 1.873-1.918, Madrid, Biblioteca Nueva, 1918, pág. 135.
1165
española. Por último se mostraba satisfecho con las últimas modificaciones logradas por el
Marqués del Muni, al obtener una ampliación territorial de la zona española al sur de Marruecos.
España se había asegurado el control del Sus, cediendo Tinduf y una parte del desierto sahariano,
pero iba a tener ventajas económicas para disfrutar del comercio transahariano.1945
Un despacho oficial, con fecha 15 de noviembre (tercera prueba documental existente sobre
la aprobación sagastina a la firma del tratado) era expedido a la Embajada de París, con la
autorización de Alfonso XIII para la firma del convenio.1946 Cuando León y Castillo recibió la
aprobación del gobierno español todavía seguía en conversaciones con Delcassé; sabemos por las
fuentes diplomáticas francesas –confirmadas en este sentido por un despacho conservado en Alcalá
de Henares y remitido por León y Castillo a Almodóvar el 23 de noviembre- que las negociaciones
no se habían cerrado completamente. Los franceses deseaban llevar a cabo tres pequeños cambios
Según la nueva redacción, España debía consentir, si fuera necesario, ciertas rectificaciones
1945
Carta particular del Duque de Almodóvar al Marqués del Muni. 14 de Noviembre de 1.902. A.G.A. Sección de
Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1946
R.Orden reservada del Ministerio de Estado de 15 de Noviembre de 1.902 dirigida a León y Casillo. La parte
sustancial del despacho decía lo siguiente: "(...) Tengo la satisfacción de hacer presente á V.E, que (el proyecto de
convenio) ha merecido mi más absoluta aprobación y la del Sr. Presidente del Consejo de ministros. (...) En su vista,
S.M. el Rey (...) autoriza á V.E. á firmar el citado proyecto de convenio que al efecto le devuelvo, considerando que no
necesitará para ello Plenipotencia especial tanto por habérselo significado así ese Señor Ministro de Negocios
Extranjeros como porque los poderes amplios y generales de la Plenipotencia que le acredita cerca de esa República
le facultan para ello". A.G.A. Sección de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Legajo 5841.
1166
construir una doble vía de penetración (por carretera y por vía férrea) hacia el Oeste, desde Argelia
que las vías previstas aunque construidas por Francia debían cruzar el territorio español, y serían de
utilización conjunta, disponiendo España de prioridad en su disfrute y sin que la frontera fuese
modificada. No era así: la modificación del artículo III obligaba a España a consentir cambios de
trazado en la ruta férrea francesa con el fin de que la construcción de aquella vía fuera posible
quedando siempre dentro del territorio francés. Lecomte aclaró que con la nueva redacción se
especificaba que la frontera sería trasladada, teniendo lógicamente Francia en el caso de aplicarse
esta cláusula que efectuar las compensaciones territoriales oportunas, entregando a España una
zona equivalente de su esfera de influencia. León y Castillo titubeó: aquello supondría que la esfera
de influencia francesa llegase muy cerca de Fez, cuyo otorgamiento a España había sido un
elemento esencial y determinante en la adhesión del gobierno liberal al tratado. Lecomte no pudo
especificar donde se iban a efectuar esas compensaciones. La última modificación reclamada por
los franceses era un complemento del artículo V y se refería a la obligación por ambas partes
emprender contra Marruecos, en caso de sufrir ofensa y daño , mientras durase el statu quo.
Entonces ... ¿ por qué no se firmó finalmente en la mañana del 23 de noviembre el convenio?.
despacho inédito y en una carta particular a Almodóvar que se encuentran custodiados en Alcalá de
negociación, invitó al Embajador español a ratificar, con su firma, el tratado de forma inmediata.
Hay que tener en cuenta que el Ministro francés había sido exhaustivamente informado por
Pâtenotre, Embajador galo en Madrid, de las circunstancias en las que se movía León y Castillo.
Pâtenotre le había transmitido en un despacho del día 18 que el ambiente en España era muy
favorable a la firma del tratado: la mayor parte de los órganos de prensa se habían mostrado de
1167
independencia marroquí sino más bien el mantenimiento del statu quo, se admitía la necesidad de
un compromiso preventivo entre España y Francia ante el futuro del Imperio jerifiano,
considerándolo como una suerte de seguridad mutua que se daban los dos vecinos. El gobierno
contaba asimismo con la complicidad de sus rivales parlamentarios. Todos los principales jefes de
grupo se pronunciaban a favor de una unión con Francia, desde Silvela a Canalejas, pasando por
Maura o el militar López Domínguez o los republicanos. Sin embargo Patenotre insinuaba que
Silvela temía las posibles pretensiones de Gran Bretaña en Marruecos; el estadista conservador no
León y Castillo hubiera podido rubricar inmediatamente el acuerdo. Pero su extrema diligencia
le llevó a indicar a Delcassé que con el trazado nuevo de la vía férrea francesa, el artículo III podía
levantar objeciones en Madrid. Se escudó asimismo en que el convenio para tener valor práctico
debía implicar un acuerdo de las potencias firmantes con Inglaterra. Se mostró preocupado por las
temerlas a corto plazo; por último se quejó enérgicamente de la insuficiencia comercial del
convenio para España y de las ventajas excesivas que Francia se atribuía.1947 Sin embargo, en su
fuero interno opinaba algo muy distinto: “Procediendo de buena fe las dos partes (...) esas
exactamente el mismo que han aprobado V. E. y el Señor Presidente del Consejo“.1948 “Estas
modificaciones (...) en mi concepto carecen de verdadera importancia, puesto que si nos toman
alguna parte de lo que será nuestro territorio se comprometen a darnos otra equivalente en el
suyo“, “obedecen al temor que tiene M. Delcassé de encontrarse con esta única vía de penetración
1947
Nota para el Ministro Delcassé redactada por Mr. René Lecomte, Ministro Plenipotenciario, Sub-director adjunto
de Asuntos coloniales y de África. 23 de Noviembre de 1902. (D)ocuments (D)iplomatiques (F)rançais ( 1871-1914 ).
2ª serie. Tomo II, pp. 626-627.
1948
León y Castillo a Almodóvar. Despacho no. 442. 23 de Noviembre de 1902. A.G.A. Sección política. Marruecos.
Caja 44 / Ex. 4
1168
que existe entre Argelia y Marruecos interrumpida en algún punto que toque nuestra frontera si,
por dificultades naturales, no fuera posible desviarla por el territorio francés “. 1949
Cuando las modificaciones llegaron a Madrid, el gobierno liberal estaba a punto de caer y ser
en la zona sur de la esfera de influencia española, añadiendo a ésta unos treinta mil kilómetros
cuadrados, llegando de este modo los lindes españoles hasta el camino caravanero de Sus a
Tombuctú. Tanto España como Francia podrían utilizar esta vía. Ahora bien, León y Castillo no
consiguió que Tinduf quedase en la esfera de influencia hispana, si bien quedaba garantizado el
derecho para España a construir allí almacenes y a poder utilizar las caravanas españolas el agua
del oasis.
noroeste de África y el mapa de los límites de las respectivas esferas de influencia fueron llevados
por un colaborador de León y Castillo, Guadalmina a Madrid el 25. Es decir, el documento llegó a
Madrid en un momento en que se producía la caída del gabinete liberal sagastino, y éste en virtud
del turno del poder restauracionista cedía las responsabilidades a los conservadores, el 3 de
diciembre de 1902.
Producido el relevo de gobierno, el Tratado no fue suscrito por el nuevo gabinete. Antonio
Niño señala que para prevenirse de las complicaciones que pudiera provocar Gran Bretaña si
interpretaba el tratado hispano-francés sobre Marruecos como un acto hostil, Silvela exigió que esta
potencia fuera informada, y que Francia se comprometiera a algo más que a un simple apoyo
diplomático en caso de dificultades, y además que Rusia diera también su adhesión explícita .1950
León y Castillo más interesado en ocultar su responsabilidad directa en el fracaso de la firma que en
1949
Carta particular de León y Castillo a Almodóvar. 24 de Noviembre de 1902. A.G.A. Sección política. Marruecos.
Caja 44 / Ex. 4
1950
Jules Cambón a Delcassé. 30 de Enero de 1903. D.D.F. 2ª serie. Tomo III. Esta versión coincide a grandes rasgos
con la que dio el propio Silvela en la carta abierta que dirigió al Duque de Almodóvar con fecha del 10 de junio de
1904, publicada en El Imparcial. Silvela justificaba su actitud y reconocía que negó la firma porque faltaba el que
considera imprescindible consenso británico.
1169
justificar la actuación de su propio partido cuando años más tarde escribió sus Memorias mintió
expresamente, indicando que nunca había recibido el telegrama con la clave “Guadalajara“
conteniendo el placet del gobierno sagastino. De los testimonios de los contemporáneos referidos al
tratado non-nato, el más sincero es el del Duque de Almodóvar que posteriormente reconoció que
no se pudo firmar el tratado por la complejidad del proceso negociador y las dilaciones en el
mismo. Escudriñando en los archivos diplomáticos españoles podemos encontrar una carta
particular remitida por el Ministro de Estado del gobierno entrante silvelino, Buenaventura
Abarzuza que éste remitió a Fermin de Lasala, Duque de Mandas, Embajador de España en
Londres. Esta carta da una visión muy ajustada a lo que posiblemente ocurrió cuando explica que el
documento no se firmó en Madrid por haber llegado al Ministerio de Estado en el mismo momento
1951
Carta particular no. 8 de Buenaventura Abarzuza, Ministro de Estado a Fermín de Lasala, Duque de Mandas,
Embajador en Londres. 26 de Abril de 1903. A.M.A.E. Legajo H- 1264.
1170
12.27. El acuerdo hispanofrancés sobre Marruecos no se firma. Movimientos galos de
aproximación a Inglaterra.
En definitiva con el problema de fondo suscitado por el estallido de una rebelión importante
en el norte de Marruecos (la del Rogui), la firma del acuerdo no se produjo. En el seno del nuevo
gabinete conservador surgiría un grupo de presión contrario al mismo integrado por los ministros
Maura y Abarzuza los cuales deseaban consultar previamente el asunto con Gran Bretaña.1952
Allendesalazar indica que fue sobre todo el Ministro de la Gobernación Maura quien se opuso más
tenazmente, llegando, según uno de sus biógrafos, a amenazar con la dimisión si el proyecto seguía
adelante.1953 Abarzuza, por su parte, era proclive a llegar a un acuerdo con Inglaterra; algo de eso
de 1904 y de los acuerdos de Cartagena, en el momento en que los tres países se comprometieron a
no intervenir en el Imperio marroquí, al socaire de la rebelión del Rogui. Ello no será, sin embargo,
obstáculo para que Silvela ponga en marcha una breve política de golpes de efecto y de presión
sobre el Sultanato al enviar de nuevo buques de guerra a las costas de Marruecos; una estrategia
que será una constante española en 1903. La lectura del fenómeno imperialista en el Norte de
África le llevará al jefe del gobierno conservador a procurar no dejar un hilo sin atar en los asuntos
un empréstito al Gobierno marroquí, a la vez que Inglaterra y Francia negociaban otros préstamos.
Por otro lado, la presión militar española continuará y se traducirá en el envío de nuevas unidades
militares, esta vez a Tetuán, cuando se produzcan conflictos en las inmediaciones de la ciudad. El
acuerdo con Francia de reparto del Imperio no se refrendará. El Gobierno de Silvela como nos lo
prueba la documentación diplomática francesa buscará el respaldo al mismo por parte de la Dúplice
1952
Véase Allendesalazar, J.M.: La diplomacia española y Marruecos, 1907-1909,Madrid, Ministerio de Asuntos
Exteriores, 1990, pág. 24
1953
Véase Canals, S.: Los sucesos de España en 1909, Madrid, 1910, vol. I, pp. 18-19, considera muy probable esta
intervención decisiva de Maura.
1171
francorusa. Pero ante todo pretenderá que sea esta alianza la que garantice la seguridad y la
integridad territorial de España, dejando asimismo la puerta abierta para una hipotética entrada de
Palacio Real nos permiten señalar que Francia no desea esa alianza con España; es más desconfía
de su potencia militar, y lo que anhela es –en caso de un conflicto europeo– la neutralización del
territorio español. Entretanto, la aproximación entre Francia e Inglaterra será cada vez mayor. En
un claro precedente de la ‘Entente cordiale‘ de 1904, un año antes los dos países negocian las
Al no firmar León y Castillo el convenio, Delcassé juzgó necesario dirigirse al Reino Unido
con una propuesta formal de negociar sobre Marruecos. La situación de Francia era muy aventajada
acuerdos comerciales con Francia, y estaba cerrado el tema del primer empréstito francés, dogal de
dificultades políticas y pecuniarias: Francia iba a asumir la tarea de ayudarle a salir de su déficit
económico. Paul Cambon abordó a Lansdowne indicándole la peligrosidad del momento: había
estallado una sublevación importante (la del Rogui Bu Hamra) en Marruecos, y no existía un
acuerdo sobre el futuro del país entre las potencias interesadas. Francia e Inglaterra aunque no
llegaran a plasmarlo en un acuerdo debían entenderse para la preservación eventual de sus intereses
en el Sultanato, evitando el choque de sus intereses. A pesar de lo que Cambon estimaba como
frialdad del gobierno británico a la hora de entrar en negociaciones sobre Marruecos, su encuentro
con Lansdowne de mediados de diciembre sentó las bases del pacto entre los dos países, a espaldas
neutralización de Tánger. Lansdowne se comprometió a romper cualquier lazo oficial con el caíd
MacLean. Asimismo anunció al Embajador galo que ningún oficial británico sería enviado como
1172
instructor a Marruecos.1954 Cambon tenía un interés especial en condenar al ostracismo a Mac
Lean: su lugar debía ser ocupado por la Misión militar gala; era esta última la que debía asumir la
tarea de organizar e instruir la artillería marroquí; las ametralladoras debían ser suministradas a
finalmente militares. Esta “anarquía” entendida como debilitamiento momentáneo del poder central
había que relacionarla con los recientes acontecimientos acontecidos en Marruecos: comercio con
el exterior impuesto al país por la fuerza, el fenómeno de la ‘protección’, los ultimátums de las
indemnizaciones exigidas al Sultán por los atentados realizados contra los extranjeros. Esta
reproducir ‘la siba‘(=la revuelta) y a crear por sí misma esa multitud de conflictos, y las luchas de
1954
Los franceses sabían que las unidades de infantería regular marroquí se encontraban “en manos inglesas” al estar
bajo la directa instrucción de Mac Lean. El Daily Graphic había anunciado que un oficial de caballería, el mayor
Ogilvy, veterano de la campaña del Transvaal, había sido encargado directamente por el Sultán de la instrucción de la
caballería. Esto era visto por Saint-René Taillandier, el Ministro Plenipotenciario de Francia en Tánger como una seria
violación del statu quo por parte británica. Máxime teniendo en cuenta que la Legación francesa había dirigido el 11 de
Febrero de aquel año una serie de advertencias conminatorias al Majzén en contra del reforzamiento de la influencia
inglesa en Marruecos. Ante estos hechos, Taillandier aconsejó a Delcassé que Francia rechazara el impuesto agrícola
del ‘tertib‘ y se mostrara más exigente en las condiciones por las cuales ella accedería a suscribirlo. Delcassé le dio
permiso el 24 de diciembre para que con sus exigencias boicoteara el nuevo impuesto.
1955
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 298. 17 de Diciembre de 1902. D.D.F. 2ª serie. Tomo II, pp. 660 –662.
1173
los ‘leffs’ (= pactos o alianzas entre tribus lejanas) de los que extraerían posteriormente Francia y
De hecho la situación por la que atravesaba Marruecos, era en extremo delicada. El reinado
de Mawlay Hassan I se había caracterizado por un delicado equilibrio durante el cual el Sultán
trató de neutralizar las influencias de las potencias europeas, haciéndoles las concesiones
marocaine depuis 1844, el Sultán supo utilizar hábilmente la diplomacia como el medio más
adecuado para mantener una política de indefinición con respecto a la presión de las potencias
europeas, cuya finalidad era conservar su independencia durante el máximo tiempo posible.1957
Junto a ello, conocedor de la realidad de su país, fue partidario de iniciar un proceso de reformas
Al fallecer el Gran Visir Bu Hamed, el Sultán Abd al- Aziz y su equipo de gobierno
intentaron acelerar el proceso de reformas del Imperio; esta política sin embargo acabó por
precipitar la descomposición del Sultanato. Junto a ello, la lucha de las potencias europeas por el
control sobre Marruecos, que tuvo su cenit en 1902, motivó que los intentos de reforma del Sultán
se estrellasen cada vez más ante un pueblo que como respuesta, adoptó una creciente hostilidad
Abd al Aziz diseñó un vasto plan de obras públicas, muy ambicioso: se remodelarían los
puertos para permitirles una mayor actividad, se construirían carreteras, puentes, se instalarían
1958
telégrafos; todo ello pagado con los ingresos procedentes de la reforma fiscal; se introdujeron
maximizar la rentabilidad que el capital comercial había conseguido imponer en Europa. El capital
1956
Véase Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales del nacionalismo marroquí, Madrid, Mapfre, 1997, pp 365-366.
Hay que tener en cuenta que la ‘siba’ no era desde el siglo XVIII la negación absoluta del Majzén; por el contrario
funcionaba en la sociedad marroquí como un contrapeso indispensable del poder central.
1957
Véase Benjelloun, T.: Visages de la diplomatie marocaine depuis 1844, Casablanca, Eddif, 1001.
1958
Véase Pennell, C. R: Morocco since 1830. A history, Londres, Hurst & Company, 2.000, pág. 123.
1174
interior del país gracias al control europeo de los puertos. Estas tribus se basaban en una economía
de subsistencia cuyos lazos con el exterior pasaban sólo por la entrega de excedentes de pequeñas
Europa centrada cada vez más en el sector industrial implicaba la necesidad de importar materias
primas, que en el caso de Marruecos se concretaban sobre todo en los cereales y la lana. Es así
como las tribus del interior del país sufren cambios básicos en sus modos de vida y de trabajo al
Esto nos lleva a un nuevo elemento: los agentes autóctonos que facilitan estos cambios, es
decir, los protegidos (M. Kenbib).1959 La debilidad de los Sultanes había provocado que las
potencias europeas pudiesen arrancarles una parte de su soberanía con el derecho a declarar
súbditos marroquíes como protegidos. Esta figura jurídica permitía a los europeos contratar
indígenas en los cuerpos consulares, pero también en empresas comerciales, en las cuales actuaban
caídes de las tribus. Esto no sólo minaba la Hacienda sultaniana, sino también su construcción de
una economía comercial basada en la concesión de ciertos privilegios a algunas familias, entre las
cuales los judíos tenían un peso notable. Durante el siglo XIX, la táctica comercial de los sultanes
se basó en mantener su monopolio sobre el comercio y en todo caso, conceder algunas áreas
mercantiles a familias elegidas por el soberano. La irrupción europea, especialmente a finales del
siglo, rompió con esta construcción de una ‘economía moral’, en la cual el sultán era el garante ante
la comunidad de los creyentes de la lucha contra el infiel, de la administración de los recursos que
rompiesen la igualdad y el equilibrio entre los individuos de las tribus. Finalmente, este sistema se
iría resquebrajando con la llegada del colonialismo europeo, en una sucesión de cambios rápidos,
1959
Véase Kenbib, M.: “Systeme imperial et bourgeoisie compradore au Maroc au XIXème siecle», en Revue
d´histoire maghrebine, nos. 41-42, 1986.
1175
que se hicieron en provecho de una minoría, la que alcanzaba el régimen de la protección. Estas
siglo XIX estuvo marcado por el ascenso socioeconómico de los comerciantes y del elemento
protegido en particular. La ascensión socioeconómica de este último fue rápida a la vez que
impresionante. Mohammed Kenbib 1960 resalta, en este sentido, la gestación de una clase burguesa,
en la que también se integraron aquellos otros mercaderes que aún no participando en la condición
malos gestores. El elemento “protegido“ pasó a tener aliados en el seno mismo del Estado. Por otro
lado, las dos categorías de negociantes, los dos grupos burgueses (los protegidos y los no
protegidos) estaban lejos de tener relaciones estancas tanto a causa de la interconexión de sus
relaciones de negocios como por los lazos de parentesco que les unían. El acceso, cada vez más
frecuente de los no protegidos, ya fuesen simples particulares o funcionarios del Majzén (tras una
tensión permanente entre los representantes de las potencias y el sultán que quería evitarlo) al status
de ‘protegidos‘, convertía sus intereses en cada vez más solidarios. Los comerciantes fueron
conjuntamente con los notables del medio rural (protegidos oficiales u oficiosos), notablemente
aquellos que habían alcanzado la condición de la ‘asociación agrícola’, los principales beneficiarios
del proceso de vinculación del mundo rural marroquí con el comercio internacional. La nueva
posesión de tierras, invirtió en la explotación de las mismas, imitando a los notables rurales y
adoptando los modos de hacer, los valores y los comportamientos culturales practicados por
aquellos.
1960
Véase Kenbib, M.: “Structures traditionnelles et protections étrangères au Maroc au XIXe siècle« en Hespéris-
Tamuda, vol. XXII, 1984, pp. 79- 101.
1176
La situación de los no protegidos, de los pequeños ‘fellahs’ (= pequeño campesinado) y del
pequeño artesanado pasó a ser muy difícil. Su precariedad no hizo más que acentuarse, a lo largo
- 1- presión del régimen de protección, cuya actuación socavaba y destruía las estructuras
cantidades de tejidos de algodón, vendidos a precios bajos, ante los que los artículos nacionales
no resultaban competitivos, arruinaron al artesanado textil en los principales centros urbanos; este
sector estaba igualmente asfixiado por la subida de precio de los cortes de lana debido a las
En el medio rural, el hecho dominante era la vinculación con el comercio exterior cuyas
víctimas, entre las cuales figuraba un número respetable de exasociados agrícolas arruinados por
sus partenaires europeos, comienzan a engrosar la población de los barrios pobres de la periferia
2- Presión del Majzén, que para hacer frente a sus necesidades financieras (indemnizaciones
expediciones contra las tribus rebeldes, financiación de las reformas, caída de los ingresos
aduaneros), busca imponer, por la fuerza de las armas la intensificación de la recaudación fiscal a
costa de la masa más desprotegida, sobre todo tras el fracaso de unas iniciativas clave. Se trata de
las siguientes: en 1863 la elaboración del estatuto de asociación agrícola y la limitación del número
de semsares – protegidos- rurales; en 1880 con la conferencia de Madrid que ponía teóricamente fin
agrícola y de los derechos de puertas, los famosos ‘maks’; en 1884 con el ‘tertib hassani’ fundado
sobre el principio de la igualdad fiscal ante la ley y en 1902, con el ‘tertib’ impuesto por Mawlay
Abd al Aziz y combatido violentamente por todas las categorías privilegiadas. Todas estas
1177
iniciativas buscaban la instauración de la justicia fiscal y en consecuencia la eliminación de una de
la pauperización de amplios sectores populares, explica los cada vez más frecuentes desórdenes con
atentados mortales contra judíos, europeos o el asalto a las propiedades de los nuevos ricos.
Aunque en otras ocasiones, este desorden era simplemente bandidaje, como apunta C.R.
era, sin duda, un caldo de cultivo para la revuelta. Una revuelta que aparecía como medio de
defensa de los sectores más modestos ante la imposibilidad de canalizar adecuadamente sus
aspiraciones sociales y económicas en el marco de unas reglas de juego que los marginaban
claramente. Puesta entre dos fuegos, la masa de no protegidos, especialmente en aquellas partes del
Imperio tocadas de pleno por la penetración europea no tuvieron otra alternativa para asegurar su
subsistencia que utilizar la violencia. Por eso proliferaron el pillaje y el saqueo de propiedades de
los protegidos (incluso violando los tabúes religiosos fueron saqueadas las propiedades de los
chorfa, como las de los miembros de la casa de Wazzan, protegida de Francia); los asesinatos de
prestamistas y acreedores acusados de aumentar las tasas de crédito; los incendios de las “casbahs“
protegidos, y por último, pero no menos importante, las numerosas “jacqueries“ que se entroncan
en particular con la historia rural de la Chauia, Garb y Abda y constituyen otros tantos signos de
imperfecta de Marruecos en el mercado mundial, fue así el escollo principal de todos los proyectos
de reforma emprendidos por el Majzén para escapar del ataque imperialista. El naufragio del
Estado marroquí fue el muy elevado precio pagado por la emergencia de una burguesía autóctona
1961
Véase Pennell, C.R.: Morocco since…op. cit., pág. 125.
1178
ligada a la actividad comercial. Saboteadas por los ‘protegidos’ miembros de estos grupos
burgueses, por considerarlas incompatibles con sus intereses inmediatos, las reformas no pudieron
salir adelante sostenidas sólo por la masa de marroquíes no protegidos, que no percibían de ellas
más que el inconveniente fiscal. Por otra parte lo que no podían difícilmente dejar de percibir estos
grupos más empobrecidos es que la única reforma que registró algún éxito, la reorganización del
ejército, fue desviada de su objetivo inicial. Esto es: hacer frente a las ambiciones imperialistas de
Leipzig en viaje de estudio por Marruecos– era empleada para reprimir los desórdenes causados
por los no protegidos y para satisfacer las reclamaciones de los extranjeros y de los protegidos, es
decir que intervenía más en la lucha de clases que en garantizar la independencia del país. El
Majzén malgastaba así sus últimas energías en defender los intereses de aquellos mismos que
saboteaban su existencia. Por otra parte, al mismo tiempo que contribuía a dotar al país de un
cual se valieron las fuerzas conservadoras para consolidar sus posiciones en el país.
Además, hay que tener en cuenta que, para los Sultanes, el gobierno de las tribus y el control
del territorio pasaban por la capacidad de recaudar impuestos y administrarlos. Las reformas no
eran posibles, por otra parte, si no se aumentaban las cargas fiscales a la población modificando los
dos impuestos coránicos tradicionales sobre bienes agrícolas y ganaderos, el ‘achar’ y la ‘zaka’. La
población por el aumento de las cargas impositivas, pero también entre los doctores de la ley, los
ulemas, que cuestionaban el respeto a la ‘sharia’ (ley islámica) por parte del sultán. Estos hechos
deslegitimaban al máximo representante del poder y la autoridad ante sus súbditos, los cuales eran
sociedad marroquí de los cambios sufridos a causa de la injerencia extranjera y la pérdida de los
fuesen la revuelta popular o el intento realizado por ciertos individuos de rehuir la acción de
1179
administración. Pero también en Marruecos es posible agregar para explicar su colapso a partir de
1900, una interpretación, la de R. Robinson: La teoría excéntrica del Imperialismo, con o sin
imperio (1986) y la de J. Gallaguer: Africa y los victorianos (1961). Se trata de “la teoría de la
África por los británicos o en la presencia imperialista en América Latina. Los autores se preguntan
cómo tan pocos países imperialistas pudieron llegar a controlar territorios tan vastos y manipular un
sinfín de sociedades arcaicas. Desde su punto de vista la respuesta hay que buscarla en las propias
colonias, pues fue allí donde se dio algún tipo de consenso o de colaboración de sectores nativos de
la periferia colonial; no podemos olvidar pues la connivencia con la acción de los europeos
desarrollada por aquellas clases marroquíes beneficiadas por la adaptación del comercio del
Sultanato a las reglas europeas. Con todo, los beneficiarios del sistema de inmunidades
sentido, al ser todo el país un protectorado francés; por ello protagonizaron violentas protestas
contra los acuerdos francobritánicos de abril de 1904, y al producirse poco después el desembarco
penetración republicana.
Hemos de entender pues el fenómeno colonialista que afecta al Imperio como un proceso
sumamente complejo.
1180
12.29. Actuación del agente español en Fez, doctor Alfonso Cerdeira.
presencia en Fez del doctor A. Cerdeira que comenzó el 5 de Agosto suministrando vital
llegó por primera vez a Tánger en 1898 con el transporte de guerra General Valdés. Al tener que
abandonar el doctor Cortés su puesto junto a la Corte del Sultán, Ojeda había pensado en él para
ocupar la vacante. Tras la guerra contra los EEUU pasó a estar bajo los servicios de la Legación de
España en Marruecos, primero durante dos meses en el lazareto de Mogador con Cortés. Luego
pasó al hospital español de Tánger hasta que tras la embajada de 1900 de Ojeda a Marrakesh quedó
temporalmente adscrito en la Corte imperial, a pesar de la férrea resistencia del Majzén que se
negaba a tener en la capital del Imperio a médicos europeos, por su doble condición de espías y de
agentes que defendían la influencia de sus países. Tras ser desplazado finalmente de Fez,
permaneció un año en Tánger estudiando árabe, que llegó a dominar. Más tarde Cerdeira volvió a
Fez. A los dos meses de permanencia en la ciudad, ya se había puesto en relación con alguno de los
Sultán. Sus mejores clientes eran miembros del Majzén, todos ellos opuestos a la extensión de la
influencia inglesa. Dotado de cierta perspicacia e inteligencia, Cerdeira demostró ser un meticuloso
observador que bien pronto comenzó a enviar sus impresiones a Tánger. Al Sultán lo presenta
como excesivamente proclive a las influencias extranjeras, hasta el punto de ser un esclavo de ellas;
gobierno , pero a la vez culto y delicado y con cierto talento, pues equilibra las influencias en la
compañero de juegos del Sultán, despilfrarrador, con pocos apoyos en el Majzén; a Al- Hach Tazi,
agotado Tesoro del Imperio y por último, al Ministro de Asuntos Exteriores, Ben Sliman lo
1181
considera cabeza del grupo tradicionalista, barrera de toda injerencia extranjera en Marruecos, un
hombre elocuente y de talento. En el gobierno marroquí no existe pues unidad de miras ni una
Imperio), donde los ingleses dominan por completo el ánimo del joven Sultán, cuyo propósito es
modernizar al estilo egipcio al país. A los alemanes los ve colaborando con los británicos; a la
En su primera carta a Cólogan Cerdeira daba cuenta de la intensidad con que Abd al- Aziz
iba a proceder a llevar a cabo todas las reformas políticas, administrativas y fiscales pues había
En una segunda carta, fechada el 16 de Agosto, Cerdeira daba por hecho asimismo que una
fuerte expedición militar encabezada por Muley Mohammed El-Amrani, el militar más prestigioso
del Imperio, iba a salir con dirección al Rif, con el fin de cobrar los tributos atrasados de algunas
1962
Carta particular del Doctor A. Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 5 de Agosto de 1902. A.G.A. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
1963
C. R. Pennell cita como primer síntoma de tensión que los Aid Nadhir se rebelaron contra el levantamiento del
nuevo telégrafo y echaron abajo los postes. Posteriormente las tribus “jaysh“ se sublevaron contra el pago del nuevo
impuesto, el “ tertib”. Véase C.R. Pennell: Moroco since …op. cit., pág. 125.
1964
Carta particular del Doctor A. Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 5 de Agosto de 1902, documento ya citado.
1182
municiones. De esa manera, la reafirmación de la autoridad del Majzén sobre el Rif iba a introducir
nuevos parámetros en las relaciones de este territorio con España, y de hecho la penetración
1965
pacífica española tendría que discurrir por nuevas vías. Un potente ejército recorrería toda la
Al igual que su padre Mawlay Hassan, el cual había llevado a cabo sendas expediciones para
asegurar la presencia del Majzén en los territorios del Sus y Draa en 1882 y 1888, en un contexto
histórico en el que estas regiones estaban amenazadas por las injerencias imperialistas, la necesidad
imperativa de proteger el extremo norte del Imperio llevaba desde 1898 a Abd al- Aziz a reforzar la
defensa de la zona.
De hecho los rumores sobre la conducta del Sultán, distorsionados y unidos al miedo a una
intervención extranjera a gran escala que acabaría con la independencia de Marruecos, fueron los
que indudablemente crearon el malestar y la oposición a la política reformista del Sultán por parte
de las tribus situadas en torno a Fez y condujeron a un colapso de la seguridad rural. Mucho más
determinante en la pérdida del apoyo de las tribus fueron la tentativa del Sultán de aplicar el nuevo
impuesto –tertib-, y los comienzos del tendido de una línea telegráfica entre Meknés y Fez como
preludio a una línea férrea que uniría la corte imperial con la costa. Ello incitó a los Ait Nadhir y a
los Guerruan, tribus nómadas bereberes, cuyo territorio se veía atravesado por el telégrafo, a
levantarse en armas a lo largo del camino de Fez a Meknés. Varios zocos (= mercados) rurales en
aquel distrito fueron saqueados y la misma Meknés fue asaltada por las tribus en los disturbios
subsiguientes. Los intentos de aplicación de las nuevas tasas fiscales y de las reformas finalmente
indujeron a las tribus al norte de Fez a establecer una alianza entre ellas y a resistir las pretensiones
del Majzén. Incluso más significativa fue la oposición de los chorfa de Wazzan, cuya influencia
rivalizaba con la propia del Sultán. Por abolir sus tradicionales exenciones fiscales, el tertib suscitó
1965
Carta particular del doctor A. Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 16 de Agosto de 1902. . A.G.A. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
1966
Carta particular del doctor A. Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 20 de Agosto de 1902. . A.G.A. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
1183
entre ellos un gran rechazo. Además los chorfa de Wazzan eran protegidos franceses y el tema de
la reforma fiscal pasó a tener complicadas repercusiones internacionales. Los franceses retrasaron
la aprobación del tertib hasta que la nueva situación fiscal de sus protegidos quedara clarificada.
Largas y complicadas negociaciones tuvieron que iniciarse entre el Majzén y los chorfa de Wazzan,
moderadas por Walter B. Harris, el influyente periodista británico consejero del Sultán, hasta que
ambas partes llegaron finalmente a un acuerdo. En virtud del mismo, el Majzén entregaría a la casa
de Wazzan un regalo anual equivalente a la tasa de impuestos que recibiera de los chorfa.
Las reformas quedaron destrozadas en el norte antes incluso de que fueran aplicadas. Una
tensa atmósfera política se fue generando en la región vecina a Fez, hasta que un incidente (el
asunto Cooper) puso en peligro al trono. A causa de ello, Bernardo Cólogan, el nuevo Ministro
Plenipotenciario de España en Tánger tras la marcha de Ojeda, iba a tener que afrontar situaciones
de Meknés, por su negativa a pagar en el zoco de la ciudad, los nuevos tributos fijados por el
gobierno.1967 Rumores posteriores apuntaban a una extensión de la rebelión que llegaba hasta las
dominar la situación. Aunque la intranquilidad del país continuaba y los preparativos militares del
gobierno adquirían una gran actividad, al parecer la insurrección había quedado circunscrita a un
área concreta. En la ciudad estaba preso Mawlay Mohammed, el hermano mayor del Sultán y firme
descartada y el gobierno consideró más oportuno enviar las fuerzas destinadas al norte con rumbo a
Meknés, para pacificar al movimiento rebelde. Éste claramente tenía una impronta antiextranjera y
1967
Carta particular del doctor A. Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 29 de Agosto de 1902. A.G.A. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
1968
Carta particular sin numerar de Bernardo de Cólogan dirigida al Duque de Almodóvar. 7 de Septiembre de 1.902.
A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-1263.
1184
evitar que los europeos construyeran caminos, carreteras y vías férreas por sus dominios. Pocos
días después, se supo que en Sefrú, población próxima a Fez también había problemas. Esta
noticia sin embargo se vio compensada en parte por la certeza de que el movimiento de los Ait-
La impresión de la diplomacia española era que la situación del Imperio estaba a punto de
estallar, y que el Estado marroquí se descomponía por momentos. Se pensaba que cualquier
trastorno grave, cualquier recrudecimiento de la siba, podía poner en jaque la precaria estabilidad
política del país, planteando graves repercusiones internacionales.1970 En estas circunstancias, iba a
ser vital para el Ministerio de Estado la información suministrada por los agentes secretos
españoles radicados en Fez, donde se acababa de instalar el Sultán. En este sentido, el doctor
Cerdeira no perdía el tiempo. El 18 de septiembre visitaba a Sidi Abdelkrim Ben Sliman, Ministro
de Asuntos Exteriores, deseando dar la impresión de una desinteresada amistad hacia los
marroquíes, y de querer siempre “compaginar los intereses de España y Marruecos“. Con ello
Cerdeira buscaba explotar el hecho de que Ben Sliman era un defensor de las tradiciones y
costumbres de su pueblo (“Ben Sliman ve en Europa la mano de acero que más ó menos tarde
destruirá la religión y la independencia de su Imperio “1971). Sin embargo era evidente que no le
movía un interés altruista. Lisa y llanamente el agente buscaba suplantar la influencia que otros
Tanto Cerdeira como Cólogan entendían que no era conveniente un Marruecos modernizado,
europeizado al estilo de Japón, pues ello sería una amenaza para España y sus tendencias
historia colonial de África se debía resumir en el lema: “divide y vencerás“; dividir a los
marroquíes entre favorables a las reformas del Sultán y opositores a las mismas, con la finalidad de
1969
Bernardo de Cólogan al Duque de Almodóvar. 8 de Septiembre de 1.902. Despacho no.150. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1970
Bernardo de Cólogan a Almodóvar. 8 de Septiembre de 1.902. Despacho no. 150. A.G.A. África. Sección
Histórica. Caja 163 / Ex. No. 2.
1971
Carta del agente confidencial Dr. A. Cerdeira dirigida a Bernardo de Cólogan. 18 de Septiembre de 1902.
A. G. A. África. Sección Histórica. (Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
1185
frustrar estas iniciativas de modernización. Cerdeira entendía que Marruecos era un fruto maduro
Sultanato1972 y si reconstituida la Marina española, ésta pudiera actuar sobre las costas del país.
Cólogan, por su parte, insistió constantemente al gabinete liberal a fin de que no se permitiera la
desaparición del Imperio marroquí. Cabía revitalizarlo, y aún dotarlo de cierto grado de resistencia
a las injerencias europeas, pero no tanto que su desarrollo condujera a una plena modernización,
con la cual Marruecos se transformaría en algo así como una potencia regional en el Mediterráneo
comunicaciones que permitiera una mayor fluidez en el tráfico comercial, lo que indudablemente
beneficiaría a España. Ahora bien, si Abd al- Aziz se decidía a realizar grandes concesiones para la
extranjeras, los capitalistas españoles no iban a contar con suficientes capitales o con suficiente
1972
Cerdeira entendía que la difusión de la moneda española era un arma poderosa que en cuestión de defensa de los
intereses nacionales podía presentar España en el caso de una intervención europea en el Sultanato. El sistema
monetario marroquí, de momento, entendía el agente español que seguía perteneciendo a España, o por lo menos, bajo
ese aspecto, el Imperio estaba en el área de influencia hispana. Veinte años antes la moneda de plata hispana dominaba
casi en régimen exclusivo el Imperio; pero en el reinado de Mawlay Hassan I y como consecuencia de la
preponderancia francesa en la Corte, obtenida a través del astuto e inteligente Doctor Linares, se procedió a acuñar
moneda del país en Francia; allí se acuñaron veinte millones de piezas llamadas “hassanis“. Con todo, la moneda
española siguió circulando y siendo muy apreciada en Marruecos hasta que los desastres del 98 la hicieron tambalearse
y perder posiciones y dieron pie a nuevas acuñaciones de moneda del país en París y Berlín; de esa manera la moneda
española apenas supuso el 60 % de la plata en circulación en Marruecos en 1900. A la muerte del Gran Visir Bu
Ahmed, el Sultán procedió a la compra de grandes cantidades de oro pagando fuertes comisiones de Cambio (Cerdeira
calculaba que en dos/tres años Abd al- Aziz compró con plata española alrededor de 25.000.000 de francos). Los
franceses trabajaban además por anular la presencia de la moneda española en el Imperio, aconsejando al Sultán que
no fuera admitida para pagar los derechos de aduanas ni las contribuciones; sin embargo Ojeda en los cuatro últimos
meses de estancia en Tánger maniobró con contundencia enviando al Majzén una nota en la que explicitaba que
cuando Marruecos no dispusiera de moneda española, España no lo podría defender de las ambiciones de otras
potencias. La nota de Ojeda fue seguida de cartas de las Legaciones de Alemania, de Inglaterra y de Italia aconsejando
a Abd al – Aziz que siguiera las sugerencias españolas. El gobierno jerifiano resolvió en ese sentido declarando que la
moneda española seguiría siendo oficialmente admitida en todos los cobros y pagos. El gobierno español por otro lado
resolvió sustituir la moneda de plata isabelina en circulación por las nuevas pesetas a lo largo de un plazo de seis meses
y el Majzén reforzó esas medidas contribuyendo a que aumentara el valor de la moneda española, cambiando su oro por
plata española y utilizándola para el pago de sus obligaciones. La idea de Cólogan era crear un “protectorado
monetario“ de España en Marruecos, con la idea de que aun sin contar con grandes medios militares podía ejercer
España una gran influencia sobre el Imperio sultaniano.
1186
dinamismo para financiar tales obras o para poner en marcha la configuración de un tejido
industrial poderoso. De todas maneras Cólogan veía impracticables las reformas a gran escala:
todo el país, el Majzén estaba llevando a cabo una rápida actuación en materia militar para
dominarla. La insurrección del distrito de Meknés no se extendía. Además desde Fez y desde el
ejército, a realizar en el mes de Diciembre contra los Zemmurs. Para ello, el Sultán necesitaba
reunir tropas y dinero; por esto se iba a trasladar a Rabat donde recibiría la ayuda de los diferentes
caídes y gobernadores del Imperio. La acción del Majzén pasaba de momento por seguir apelando a
la ayuda inglesa y en el interior del país por consolidar la autoridad jerifiana sometiendo a las tribus
alzadas. Había que pacificar el país para poner en marcha una serie de grandes obras públicas,1974
entre las cuales habría que destacar la construcción de los ferrocarriles (con capital británico1975).
Esta medida promovida personalmente por Abd al- Aziz no contaba con las simpatías de una serie
de visires, ni con la de los delegados del Majzén en Tánger, M. Torres y Ghannam, aunque no se
opusieron frontalmente a ella. Por otra parte los comerciantes de Fez la aceptaban. Otros
1973
Bernardo de Cólogan a Almodóvar. Despacho no. 239. 2 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
1974
Telegramas de Saint-René Taillandier a Delcassé. 17 de Octubre. D.D.F. 2ª serie. Tomo II. Pp. 546-547.
1975
Telegrama de Saint-René Taillandier a Delcassé. 23 de Octubre de 1902. D.D.F. 2ª serie. Tomo II. Pp. 556-557
1187
Por su parte, las presiones francesas sobre el gobierno marroquí se saldaron con éxito y se
había invitado al delegado galo Fabarez a negociar con urgencia con el Majzén las condiciones
largo del otoño entre el Majzén y los enviados de la casa Gautsch, manejándose en un principio la
cifra de siete millones y medio de francos.1976 El proceso fue bastante rápido: el interés del crédito
quedó fijado en un seis por ciento y la amortización del préstamo debía empezar al segundo año de
ser efectuado. Las necesidades de numerario por parte del Majzén eran urgentes, y por ello el
Ministro de Hacienda del gobierno marroquí se esforzó en concluir con celeridad el trato.1977 Para
la diplomacia francesa sin embargo no bastaba con este préstamo. La operación debía convertirse
en el precedente de otros de idéntica naturaleza. Había que evitar que tales operaciones se
realizasen con otras casas financieras europeas;1978 es decir había que evitar el precedente de
Egipto, que favoreció la intervención militar inglesa. Había que asegurar a la casa Gautsch una
preferencia para toda operación similar. Delcassé gestionó que importantes bancos franceses
agruparan fondos para el préstamo.1979 Todos los medios debían supeditarse al fin deseado: que
completo: el senador Gouin, presidente de la Banque de Paris et des Pays-Bas consiguió conjugar
el interés de su banco con el de un grupo formado por varios establecimientos de crédito. Se trató
1976
Telegrama de Saint-René Taillandier a Delcassé. 26 de Octubre de 1.902. D.D.F., t. II, pp. 567-568.
1977
Saint-René Taillandier a Delcassé. 24 de Octubre de 1902. Documents Diplomatiques. Affaires du Maroc. 1901-
1905. pág. 48.
1978
El propio gobierno italiano estaba dispuesto a favorecer la causa francesa suprimiendo su fábrica de armas en
Marruecos. Los intereses mediterráneos de Italia que le habían llevado a crear este establecimiento ahora eran otros: se
dirigían a Tripolitania y su utilidad ya no estaba justificada, máxime cuando se había llegado a un acuerdo con
Francia.Barrere, Embajador de Francia en Roma a Delcassé. Despacho no. 212. 9 de Noviembre de 1902. D.D.F. 2ª
serie. Tomo II. Pág. 590.
1979
Telegrama de Delcassé a Saint-René Taillandier. 30 de Octubre de 1902. D.D.F. 2ª serie. Tomo II. Pág. 572.
1980
Telegrama de Delcassé a Saint-René Taillandier. 17 de Noviembre de 1902. D.D.F. 2ª serie. Tomo II, pág. 610.
1188
Crédit Industriel et Comercial, el Crédit Algérien, la Banque J. Allard et Cie y la Banque d´Indo-
Chine.1981
12.31. Embajada marroquí a Inglaterra. Esfuerzos del Sultán en detener la presión francesa.
torno a Meknés. Cerdeira se reafirmaba en sus impresiones de que pronto partiría una expedición
imperial al Rif. Sin embargo era otro motivo de preocupación el que llevaba al agente español a
comunicarse con la Legación: el temor de que la sublevación de Meknés llegara a estar encabezada
por Mawlay Mohammed, el hermano mayor del Sultán, al que éste mantenía encerrado en aquella
ciudad, pues tenía muchos partidarios en el Sultanato y concitaba grandes entusiasmos al ser
El Majzén al principio no había dado importancia a unos acontecimientos que empezaban a ser casi
rutinarios en la región norte del Imperio, pero pronto la rebelión empezó a tomar proporciones
nacionalista: era una respuesta popular al acoso de Marruecos por parte de las potencias europeas.
En esa particular coyuntura, Cerdeira tenía claro que si la insurrección era dirigida por el propio
príncipe con muchos partidarios en Fez, la sublevación acabara con el reinado de Abd al- Aziz.
De manera inesperada el instructor británico de las tropas imperiales, el caíd Mac Lean el
1981
Carta de Delcassé a Mr. Gouin, senador, Presidente de la Banque de Paris er des Pays- Bas. 28 de Noviembre de
1902. D.D.F. 2ª serie. Tomo II. Pág. 632
1982
Según sir Arthur Nicolson había sido la idea de la liquidación de la independencia de Marruecos sugerida por Paul
Cambon a Lansdowne lo que motivó que el Sultán decidiera emprender una acción decisiva. Portador de una carta
personal de Abd al- Aziz para el soberano británico, MacLean se dirigió a Balmoral a entrevistarse con Eduardo VII.
En el texto, el Sultán solicitaba la garantía británica de la integridad de Marruecos; falto de esa garantía, el gobierno
jerifiano recurrió a Alemania. El Foreign Office intentó calmar al gobierno marroquí indicando que no se había llegado
a acuerdo alguno sobre el fin de la independencia marroquí entre Inglaterra y Francia.
1189
Inglaterra.1983 Pero aquí no concluían los sospechosos movimientos protagonizados por los
británicos en el Sultanato. Poco después, el consulado español en Rabat notificaba la salida con
destino a Londres de un vapor británico, el Zwina, con dos millones y medio de pesetas en oro.
Ciertas confidencias recalcaban el hecho de que el vapor estaba recogiendo el dinero almacenado
en las aduanas costeras atlánticas con el fin de ser empleado en el Reino Unido en la compra de
Por otra parte, Mohammed Torres y Ben Nassar el Ghannam, Delegados del Sultán en
Tánger eran llamados con urgencia a Fez. Los servicios diplomáticos españoles entendieron que el
Majzén requería de su consejo en las negociaciones planteadas con el gobierno francés, las cuales
información más privilegiada, y más cualificada que la obtenida por los servicios españoles, pudo
averiguar que el Sultán trataba de poner en marcha algunas iniciativas reformistas, sugeridas por el
británico Walter Harris. El Majzén estaba a punto de tomar una decisión crucial en el debate sobre
la construcción de una serie de vías férreas en el Sultanato, que se debían iniciar con un trazado
experimental entre Fez y Marrakesh.1985 En cuanto a Torres había sido llamado por el Sultán para
debatir acerca de las dificultades que el cuerpo diplomático presentaba al proyecto de impuestos del
Majzén.
El corresponsal del Times, Walter Harris, trasladado de Londres a Fez en los primeros días
de septiembre había traído consigo a la Corte imperial la noticia de que Francia había entablado
impresión producida en el Sultán por esta noticia, unida al conocimiento de un ataque de los
rebeldes cabileños sobre Meknés, Walter Harris había podido influir en el ánimo del atribulado
1983
Las informaciones del doctor Zumbiehl, agregado a la Misión militar francesa en Marruecos lo presentaban como
el agente oficioso más activo del Gobierno británico en Fez.
1984
Bernardo de Cólogan al Duque de Almodóvar. 10 de Octubre de 1.902. Despacho no. 172. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1985
Telegrama de Saint-René Taillandier a Delcassé. 23 de Octubre de 1.902. D.D.F., t. II, pp. 556-557.
1190
Emperador. El fin de Marruecos se acercaba inexorablemente, pensó Abd al- Aziz. Harris sugirió
entonces al Sultán todo un plan de acción en materia diplomática que pasaba por el envío
precipitado a Balmoral del caíd Mac Lean como portador de una serie de cartas personales para el
Rey de Inglaterra. Saint-René- Taillandier señaló a Delcassé en una comunicación telegráfica que
conocía sólo parcialmente las partes del plan, pero que éste estaba compuesto por dos ideas
centrales:
1) En el exterior de Marruecos, por la solicitud del Majzén de una ayuda formal del gobierno
británico.
2) En el interior del país por la idea de consolidar la autoridad jerifiana acabando con el
bandolerismo rural y con la "siba" en las tribus que se habían declarado recientemente en rebeldía.
Ello permitiría comenzar la construcción de una serie de infraestructuras y grandes obras públicas
Sir Arthur Nicolson coincidió asimismo en señalar cómo el motivo del precipitado viaje de
Mac Lean a la Corte de Saint- James se debió a la idea de "liquidación" del Sultanato sugerida
durante el verano por Paul Cambon a Lansdowne y que éste se había encargado de difundir en el
Foreign Office. Mac Lean era portador de una carta personal del Sultán dirigida al rey Eduardo
Marruecos; falto de esta garantía, le quedaba a Abd al- Aziz una nueva baza, Alemania, a la que el
gobierno jerifiano recurriría. El Foreign Office respondería negando que existiese acuerdo con
Francia que estableciese el fin de la independencia de Marruecos e indicando que Alemania podría
colaborar en la supervivencia del Imperio jerifiano, sumando un préstamo al que los Bancos
británicos iban a conceder al Sultán. Mac Lean insistió buscando una respuesta más precisa que, al
parecer no le fue dada.1987 La estancia en las islas británicas de MacLean fue vigilada con atención
por los servicios de inteligencia del Ejército francés, por si se traducía en la conformación de una
alianza formal entre Inglaterra y Marruecos. Finalmente esa posibilidad quedó descartada, más aún
1986
Telegramas de Saint-René Taillandier a Delcassé. 17 de Octubre de 1.902. D.D.F., t. II, pp. 546-547.
1987
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 223. 4 de Octubre de 1.902. D.D.F., t. II., pp. 514-515.
1191
teniendo en cuenta que en la corte jerifiana existía un partido muy potente posicionado contra Mac
Lean y las reformas; un informe confidencial fue remitido, en este sentido, al Quai d´Orsay el 29 de
octubre resaltando cómo el gabinete británico se había comprometido sólo a ayudar al Majzén en
provocar un enfrentamiento frontal con Francia, no dando motivo para que se llevaran a cabo
nuevas incursiones militares galas en el interior del Sultanato. Mac Lean, renunciando a sus
b) La búsqueda de voluntarios entre los oficiales ingleses para instruir a las tropas marroquíes
debía financiar la construcción de una vía férrea entre Fez y Marrakesh. Al parecer, los grupos
mientras éstos no estuvieran garantizados por los ingresos de la aduana de Tánger o por los
recursos del Majzén.1989 Al parecer ya en 1901 el Gobierno marroquí había reclamado el apoyo
oficial del gobierno británico con vistas a obtener un préstamo, sin conseguir un resultado
inmediato. Ahora Mac Lean había regresado a Londres con el mensaje de que las reformas
administrativas sugeridas por los británicos habían sido adoptadas, sin embargo el plan de
reorganización financiera del país estaba siendo torpedeado por la oposición conjunta franco-rusa,
no quedándole al Sultán otro modo de obtener recursos que la solicitud de un préstamo. Lansdowne
se mostró opuesto a un único empréstito realizado por Gran Bretaña, abogando por uno tripartito
franco-británico-alemán.1990
1988
Los servicios de información galos señalaron a París que grandes tribus de Marruecos, sobre todo las del sudoeste
no podían contemplar con simpatía una entente anglo-marroquí pues temían una absorción total de Marruecos por parte
de la Gran Bretaña, bajo el pretexto de llevar la civilización al Sultanato.
1989
Note communiquée par la section de renseignements de l´État- Major de l´Armée. Confidencial. 7 de Octubre de
1.902. D.D.F., vol II, pp. 522-524.
1990
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 247. 23 de Octubre de 1.902. D.D.F., t. II , pp. 559-561.
1192
12.32. Se modifica la política británica hacia Marruecos.
primer lugar que Francia había dado seguridades explícitas al gobierno británico afirmando que no
integridad del Imperio jerifiano. El titular del Foreign office aconsejó al Majzén que evitara el dar
pretextos a una intervención expeditiva gala. Era un modo de sugerir al Sultán que ratificase
rápidamente los acuerdos comerciales pendientes con Francia en torno a la frontera argelo-
marroquí. En segundo lugar, recalcaba que la independencia marroquí era una cuestión que no
interesaba sólo a Gran Bretaña y Alemania sino al conjunto de potencias europeas. El empréstito
debía ser ofrecido por el Majzén a Francia, a Gran Bretaña y al II Reich y las concesiones de vías
La política británica con respecto a Marruecos iba a sufrir un cambio radical a partir de los
meses finales de 1902. Si entre la primavera de 1900 y los primeros meses de 1902, pareció
hegemonía inglesa no oficial pero efectiva, alentada por sir Arthur Nicolson, ahora esta posibilidad
consolidar su dominio en Marruecos, para lo cual la República no dudó en solicitar el apoyo naval
momento por no empujar a Francia a prestar a Rusia un apoyo efectivo en Manchuria. Por ello, el
Foreign Office se negó a dar garantías expresas al Sultán de apoyar la integridad territorial
Majzén o de construcción de ferrocarriles a menos que esto se hiciera en conjunción con Francia.
1991
British Documents. Tomo II, no. 328, pág. 272.
1193
Inglaterra no quería asumir la responsabilidad de abrir la cuestión marroquí, al efectuar un préstamo
unilateral.1992 Sir Arthur Nicolson acabó por distanciarse de Mac Lean, tras la constitución en la
corte jerifiana de un partido contra el caíd. Paul Cambon acabaría por aconsejar a Delcassé el 23 de
octubre, ante los cada vez más evidentes deseos de Gran Bretaña de evitar una confrontación en
Marruecos con los intereses franceses, aprovechar la coyuntura, utilizando al publicista británico
Arnold White para desarrollar una intensa ofensiva en la Corte marroquí con objeto de desacreditar
al caíd Mac Lean (al que calificaba como el más peligroso de los agentes que buscaban la extensión
de la hegemonía inglesa en el Imperio jerifiano) y a Al- Mennebhi y conseguir que éstos perdieran
el favor del Sultán. Cambon argumentaba que los apoyos de Mac Lean entre el Majzén habían sido
obtenidos a base de sobornos. Había comprado a Al- Mennebhi y a una parte de la corte jerifiana
con las comisiones que él obtenía de la compra por el gobierno marroquí de armamento y
suministros de guerra. Había contribuido a la ruina del Tesoro marroquí y la corrupción se había
enseñoreado de sus negocios. Los pedidos de material de guerra no llegaban a sus destinatarios.
Algunos sectores de la prensa europea empezaban a mostrar una honda preocupación por
con un sinfín de suposiciones y comentarios sobre la crisis política causada por la efervescencia que
vivía el país y que amenazaba la independencia de Marruecos. Así se señalaba que MacLean acudía
a Londres a negociar un empréstito para el Sultán de la banca británica que permitiera a Abd al-
Aziz emprender ciertas operaciones militares; otras especulaciones se referían a que este viaje de
Mac Lean se trataba de una ausencia voluntaria de Marruecos para calmar la actitud xenófoba de
las cabilas, e incluso de una gran parte de la población urbana del país que protestaba contra las
Inglaterra y Marruecos para obtener la primera el islote de Perejil (sir Arthur Nicolson lo desmintió
1992
Fieldhouse, D.K.: Economía e Imperio... op.cit., pág. 340.
1993
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 247. 23 de Octubre de 1.902. D.D.F., t. II, pp. 559-561.
1194
rotundamente) y sobre supuestos altercados en Fez entre Mohammed Torres y al- Mennebhi,
navales españolas en las costas del Imperio. Era el retorno a la política de cañoneras, abandonada
en la segunda mitad de la década de los 90. Pero también hay que entender esta operación naval
como necesaria desde el punto de vista de Madrid en tanto en cuanto se justificaba el envío en un
momento en que aumentaban las tensiones en Marruecos y era factible la descomposición del país.
La presencia de buques españoles se iba a intensificar en las costas del Sultanato a partir del verano
de 1902, algo que será más patente cuando comience la rebelión del Rogui. Esta situación en cierta
medida culminó cuando los diarios españoles montaron un gran escándalo a comienzos del año
siguiente, dando pie a que el gobierno de Madrid enviase en marzo de 1903 un barco a las costas de
Martil (Río Martín) con el pretexto de evacuar a los europeos de una Tetuán supuestamente a
punto de ser tomada al asalto por los cabileños. Pero en todo caso España no tenía cobertura o
capacidad suficiente para grandes empresas colonialistas. Por ese motivo una flotilla, integrada por
el Infanta Isabel y tres modernos torpederos, el Ariete, el Rayo y el Azor, abandonó las aguas de
septiembre arribada a las aguas de Sawira (Mogador) la flotilla debía partir rumbo a Cádiz. A su
regreso a España, los buques ejercieron tareas de vigilancia, navegando lo más cerca posible de la
costa marroquí, aproximándose a Cabo Espartel. Fue una operación planificada irracionalmente,
que el propio Bernardo de Cólogan admitió que obedeció a “circunstancias imprevistas“.1994 Sin
embargo causó honda impresión entre los habitantes de la ciudad de Mogador. La operación vino a
una serie de penalidades, demoras y accidentes para los cuatro buques que no estaban preparados
1994
Bernardo de Cólogan a Almodóvar. Despacho no. 159. 18 de Septiembre de 1902. A. G. A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 18 / Ex. 1 y 2.
1195
ni para una mar gruesa, especialmente los tres torpederos por ser demasiado pequeños, ni para
El Ejecutivo español tenía que encarar el problema suscitado por el aumento de la tensión en
la cuestión marroquí, con las mismas carencias y debilidades militares puestas de manifiesto a
finales de la década de los noventa. Eso en un momento en que el Estado, desde el punto de vista
de su posición internacional había perdido su pasado prestigio y habida cuenta que no disponía de
un potencial militar disuasorio respetable, debía utilizar las escasas cartas que le quedaban en la
baraja; esto es el uso de una tecnología bélica inapropiada. Resultaba ello más evidente cuando en
las mismas fechas los británicos remitieron con una celeridad insospechada un navío de guerra a
Tetuán. Otros tres cruceros de la escuadra de la Mancha fueron enviados desde Gibraltar al
siguiente la división naval inglesa se movilizaba en las costas marroquíes. Tales movimientos
con Delcassé. La supeditación española a Francia era total. España había llevado a cabo una
operación militar, en circunstancias complicadas que resaltaban la escasa capacidad del país para
llevar a cabo una penetración en el Sultanato. Ello ponía de relieve lo evidente: si España quería
obtener alguna ventaja de Marruecos, no la podía alcanzar por sí sola, sin contar con el apoyo de
París.1996 Delcassé tomó nota y gestionó la preparación de una división naval destinada a actuar en
el Imperio jerifiano en el caso de una acción británica.1997 Con todo, cuando en la sesión del 19 de
aquellas aguas de cuatro buques de guerra ingleses, Lord Cranborne no quiso comprometerse
desvelando cómo el Almirantazgo iba a asegurar una protección eficaz de los ciudadanos ingleses
1995
Bernardo de Cólogan al Duque de Almodóvar del Río. 18 de Septiembre de 1.902. Despacho no. 159. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1996
Telegrama de Delcassé a Paul Cambon. 14 de Noviembre de 1902.D.D.F. 2ª serie. Tomo II. pág. 603.
1997
Telegrama de Delcassé a Paul Cambon. 17 de Noviembre de 1902. D.D.F. 2ª serie. Tomo II, pág. 610.
1196
en Marruecos; es decir se evitó hablar de intervención armada. El representante de S.M.B. en
Tánger estaba en comunicación permanente con Gibraltar y bastaba una señal suya para tener una
Paul Cambon se dirigió al Foreign Office y justificó los últimos incidentes habidos al
mismo tiempo en diversos puntos del Imperio en la imprudencia y en las tendencias demasiado
reformistas de Abd al- Aziz: sus fuertes vinculaciones con ciertos europeos (implícitamente se
refería a los británicos), la adopción de sus costumbres, de sus juegos, su puerilidad en suma,
mostrándose públicamente jugando al tenis, montando en automóvil y todo ello había inquietado a
los ulemas. Finalmente el crucero Du Chayla seguido de otras dos unidades zarpó de Tolon en
dirección a Tánger, remarcando con ello ante la opinión británica que Francia no estaba dispuesta a
francesas.
Fomento del Trabajo Nacional ya había presentado una instancia al Presidente del Consejo de
Ministros, Sagasta, solicitando un mayor impulso estatal al desarrollo del comercio español en el
Sultanato. En el texto, los burgueses catalanes subrayaban la inutilidad del mantenimiento secular
de las posesiones españolas en las costas rifeñas, si éste no era acompañado de una penetración más
incisiva y eficaz en el corazón del Imperio. El error de la política española en Marruecos estribaba
en la persistencia de las plazas fuertes como simples presidios de reclusión de los condenados, sin
convertir estas posesiones en factorías mercantiles y por lo tanto en una palanca poderosa de
infiltración comercial. Las cárceles repelían la llegada de emigrantes, jornaleros, artesanos, y por
1998
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 272. 21 de Noviembre de 1902. D.D.F. 2ª serie. Tomo II, pág. 610.
1197
lo tanto de un elemento indispensable para una obra colonizadora; eran asimismo un escaparate
estaba la situación de Melilla, cuyas posibilidades como puerto comercial eran excelentes, dado su
La guerra de 1860, y la ley de 18 de mayo de 1863, que declaraba puertos francos a Melilla,
Ceuta y Chafarinas junto con una serie de disposiciones complementarias habían permitido el
acceso a Melilla de todo tipo de población, incluso extranjera, que se dedicara al comercio.
Amparados en la nueva ley de puerto franco, los hebreos llegados a Melilla hicieron que la ciudad
tuviera otra faz distinta de la casi exclusiva militar que había poseído hasta ese momento, poniendo
exportación. No obstante, la patronal catalana consideraba que las cifras de exportación desde el
Rif hacia Melilla eran muy bajas, cuando la ciudad podría convertirse en un emporio comercial, que
activase la salida de materias primas como la lana y la cera hacia la península, ya que estos
artículos tenían una importante presencia en el tráfico realizado en los puertos de la costa atlántica
segundo lugar, había que proceder a una selección estricta de la oficialidad de la guarnición
destacada en Melilla, enviando a la plaza sólo a aquellos militares con intereses africanistas que
buscasen captar la simpatía y el aprecio de los rifeños, aprendiendo su idioma, estudiando sus
mayor conocimiento geográfico de Marruecos. Había que desterrar los alardes de fuerza, las
intimidaciones militares a los marroquíes, la 'gun boat diplomacy', y salir de las murallas de la
ciudad de Melilla comprometiéndose en una tarea de atracción pacífica de los rifeños a base de la
potenciación de las relaciones económicas con estos últimos. No era posible -a juicio de la
rifeños debían dejar de ver una amenaza en los cañones de Melilla y pasar a gozar de los beneficios
1198
de una intensificación en las relaciones con los comerciantes hispanos. En tercer lugar, se criticaba
inmediatamente las obras de ampliación y mejora del existente. En cuarto lugar, se propugnaba la
instalación de diversas factorías industriales destinadas a la producción de artículos que debían ser
vendidos en el Sultanato. Estas empresas industriales debían utilizar materias primas propias del
territorio o bien importadas, aprovechando la franquicia del puerto que permitía traerlas libres de
debería exportarse a Argelia y a Egipto. En quinto lugar, se hablaba de la construcción por capital
privado español de una red de vías de comunicación que naciendo de Melilla se extenderían como
tentáculos a lo largo del Rif. Ello implicaba ejercer una presión sobre el Sultán, para obtener de él
la autorización para empresas y particulares españoles de poder adquirir casas y terrenos en las
inmediaciones de las infraestructuras creadas; con ello se pondrían las bases de una colonización
catalanas, las autoridades militares se mostraron en contra de la supresión de los presidios, por no
necesitar por lo tanto el trabajo forzoso de los presidiarios. El Ministerio de la Guerra se decantaba
por reducir el cupo de penados existente en la ciudad. Las autoridades militares postulaban también
la iniciación de las obras de reforma del puerto y se mostraban favorables a la colonización agrícola
ciudad destinados a un uso fabril deberían ser supeditados a las necesidades de la defensa; debían
construirse bajo la dirección militar.1999 El informe fue remitido a la Sección de Política del
Ministerio de Estado, donde fue objeto de un detenido análisis por parte del Marqués de Herrera
peninsulares a la ciudad destinados a sustituir el trabajo de los presos. Con este fin se intentaría
1999
Informe del Ministerio de la Guerra dirigido al de Estado. 5 de Julio de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 198 /Ex. 2.
1199
desviar a Marruecos parte de la emigración levantina que se dirigía a las posesiones francesas del
Norte de África.
demandas formuladas por los empresarios y prometiendo que el Ministerio de Obras Públicas iba a
estudiar los medios de efectuar con rapidez las obras del muelle de Melilla, y que el Ministerio de
la Guerra activaría la tramitación de todos los expedientes de colonización, aun cuando se posponía
En el fondo, Sagasta y Almodóvar apostaban por una forma peculiar de penetración pacífica
en el Rif. Más que tomar en protección al conjunto de los cabileños, por fracciones o por cabilas
completas, el gobierno liberal prefería ir penetrando en el Rif de modo muy paulatino, tomando el
que el fin de los recientes incidentes en la aduana de Melilla podía ser aprovechado para obtener
ganado marroquí por Melilla como solicitaba la Asociación Mercantil, Industrial y de Propietarios
de esta ciudad, sino que se activase también todo tipo de exportaciones del Sultanato a través de
esta villa, aún sin tener que apelar a la vía de la exportación libre o con franquicia, medida esta
última que hubiera chocado con la oposición de otras potencias. Había de utilizarse un subterfugio:
presentar al Majzén el aliciente de que incrementar las exportaciones aumentaría los ingresos del
Por otra parte, las tribus del Angad, las de Dahra y el Figuig, habían cambiado la dirección de
sus transacciones comerciales, pasando a comprar en los nuevos depósitos francos de la frontera
argelina. Al mismo tiempo, las gestiones comenzadas en los albores del siglo XX por algunos
2000
Bernardo de Cólogan a Almodóvar. Despacho no, 122. 4 de Agosto de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 198 / Ex. 2
1200
comerciantes franceses a fin de conseguir que el gobierno republicano habilitara las playas del Kiss,
importantes tanto políticas como comerciales. Hasta entonces había estado vigente en Argelia una
circular de Octubre de 1887 que prohibía el embarque y desembarco de géneros en las playas
por varios grupos de rifeños que transportaban hasta el Kiss trigo y cebada.
La Junta directiva de la Cámara oficial de Comercio española en Orán remitió una instancia
definitivamente en Argelia las playas del Kiss como puerto comercial, Francia iba a inundar con
sus artículos el territorio de las cabilas del Este del Sultanato, que se surtían de artículos de
Melilla.2001
artículos españoles en el conjunto de los que se exportaban desde Melilla a Marruecos. La queja
tenía incorporada una relación que cifraba en tres millones de francos el valor de las mercancías
que se introducían anualmente en la plaza hispana. Sólo aproximadamente la sexta parte de ese
valor se traía de España, procediendo el resto de Orán, Gibraltar, Francia e Inglaterra (en artículos
como arroz, frutas, patatas, salazones, pimentón, especias, café, azúcar, tocino, quesos, manteca,
jabones, alcohol, hierro, tejidos, vino, etc). Puertos como Málaga, Almería, Cádiz y Alicante se
mediante artículos nacionales y obtuviese del Sultán el establecimiento de una aduana fronteriza en
el Kiss que regulase la entrada en el Sultanato, hasta entonces libre, de los artículos procedentes de
2001
Instancia de la Junta Directiva de la Cámara Oficial de Comercio Española en Orán dirigida al Ministro de Estado.
6 de Septiembre de 1.902.A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 198 /Ex. 2.
1201
El Ministerio de Estado no hizo caso omiso de estas peticiones2002 y delegó en Cólogan2003
la actuación para obtener de Abd al- Aziz la creación de una aduana en el Kiss que evitara la
desigual competencia que el puerto hacía respecto al comercio español. A la par se pusieron los
almacenistas españoles en los puertos mediterráneos una actuación tendente a contrarrestar y anular
las importaciones francesas e inglesas en las plazas españolas del norte de África.
Había asimismo otro tipo de intentos protagonizados por algunos particulares que trataban de
abrir una cuña y penetrar en las tierras del Rif. El 12 de Julio Saturnino Ximénez, que se dedicaba
Guerra una serie de terrenos situados al norte, centro y sur de la isla del Rey (en Chafarinas) para
instalar en ellos una factoría o bien un establecimiento meteorológico, eléctrico y topográfico. Esta
solicitud fue aprobada en octubre en condiciones muy restrictivas y por tiempo muy limitado. La
idea del Ministerio de la Guerra era que cerrando el canal existente entre las islas del Rey e Isabel II
Chafarinas uno de los puertos más seguros y de mayor fondeadero del Mediterráneo Occidental, y
con una proyección expansiva frente al Cabo del Agua, a sólo cuatro kilómetros de la costa
marroquí. Conocedor Ximénez del proyecto que perseguía el Ministerio, su intención fue la de
2002
Ibidem. R.O. de 28 de Octubre de 1.902 del Ministerio de Estado dirigida al Presidente de la Cámara de Comercio
española de Orán.
2003
R.O. del Ministerio de Estado de 23 de Octubre de 1.902 dirigida a Bernardo Cólogan. Cólogan no era muy
optimista al respecto. Estimaba que el tráfico comercial realizado en régimen de libertad absoluta por el Kiss, sin
inspecciones ni gravamen alguno por parte marroquí suponía una situación muy ventajosa para los intereses franceses
que se iban a resistir al empeño del Sultán consistente en la creación de aduanas y en buscar una regularización de los
intercambios. Bernardo de Cólogan al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 164. 24 de Septiembre de 1.902.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
1202
pasar finalmente a manos extranjeras y por ello se hacían previsiones para que esto no se
repitiera.2004
amplio espacio abierto a los confines del sur, permitían que las mercancías vendidas por los
franceses en régimen de franquicia en los zocos francos a marroquíes volviesen a Argelia en forma
de contrabando, dados los precios sustancialmente más bajos de aquellas. Ello provocó por una
parte una disminución para el Sultanato de los ingresos proporcionados por las aduanas, y por otra
un descenso importante de las ventas de los productos no acogidos a la franquicia de los "depósitos
francos".
Saro Gandarillas2005 destaca como quedaron, sin embargo, fieles al mercado de la plaza
española de Melilla todas las tribus marroquíes situadas sobre el eje del Muluya; tribus para
quienes la distancia a la frontera de Argelia no compensaba los gastos del viaje. Debdú se convirtió
en cabecera del tráfico gracias a la numerosa y activa población hebrea. Algo había cambiado desde
que el intrépido viajero C. Foucauld pasara por la pequeña población; entonces el principal
2004
Informe del Ministro de la Guerra, Arsenio Linares al Ministro de Estado, Buenaventura Abarzuza. 31 de
Diciembre de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 198 / Ex. 2
2005
Véase Saro Gandarillas, F.: " Los orígenes de la Campaña del Rif de 1.909", en Aldaba, no. 22. Estudios sobre la
presencia española en el norte de África, pág. 108.
2006
Vízconde Charles Foucauld: Viaje a Marruecos (1883-1884), Madrid, B & T Publicaciones, 1993.
1203
12.34. La siba rural. El asunto “Cooper “. La rebelión de Bu-Hamra.
desacostumbrada, intensísima.
El 10 de octubre el agente confidencial español en Fez, Alfonso Cerdeira, hacía llegar una
fuerza imperial marchara a combatir a los levantiscos Zemmur que controlaban las llanuras de
Meknés a Rabat y que además de no pagar el tertib y los tributos al Majzén habían dado refugio a
los fugitivos de la cabila de Gerruan, cuando esta fue combatida y atacada el mes anterior por las
tropas gubernamentales de Sidi Mohammed El Amrani.2007 Cerdeira entendía que estaba cuajando
una reacción contra la influencia británica; existía el rumor de que habían sido devueltos a
Gibraltar los tres instructores de tropas que por mediación del Kaid MacLean el Sultán había
contratado hacía nueve meses. Por otra parte volvían a llegar noticias provenientes de Meknés
poco tranquilizadoras. Otro agente español, el indígena Omar Barrada apuntaba el hecho de que el
propio gobernador, Ben Eisa estaba al corriente de la rebelión de los bereberes en esta última
ciudad y a la cabeza de la misma; el gobernador formaría parte de los sectores del Majzén opuestos
a las injerencias imperialistas y al parecer hacía varios meses que había inducido a los bereberes a
oponerse a que los ingenieros británicos continuasen los trabajos topográficos previos a la
2007
Cuando se vio a uno de los ingenieros ingleses destacados en Fez, y encargado de estudiar un trazado de la ruta del
ferrocarril, clavar a lo largo del camino de Fez a Meknés una serie de piquetas altas donde estaban atados una serie de
banderines rojos y negros, los habitantes de estas dos ciudades entendieron como inminente la construcción de una
línea ferrea y el levantamiento de una línea de telégrafos; más ignorantes los bereberes del medio rural entendieron
asistir a una toma de posesión directa de su país por Inglaterra. Los procedimientos utilizados por el ingeniero
agravaron todavía más el malentendido. Algunos días después, jinetes Beni-Mtir, Gerruan y Zemmour mostraron su
descontento asaltando el zoco de Meknés. El Majzén se sintió en peligro. No pudo enviar a Meknés más que a unos
centenares de soldados, más bien destinados a residir en la ciudad y reforzar su guarnición que a combatir a los
rebeldes. Si las otras tribus bereberes de la región, los Beni Mezguilda y sobre todo los Zayan se unían al movimiento,
el trono de Abd al- Aziz podía peligrar. Su hermano mayor, Muley Mohammed, todavía preso en Meknés podía ser
liberado por los bereberes y pasar a encabezar la revuelta.
2008
Carta de Omar Berrada, agente confidencial español en Fez a Bernardo de Cólogan. 3 de Octubre de 1902. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 18 / Ex. 1 y 2.
1204
La anarquía no menguaba, adueñándose de amplias zonas del país, complicándose además a
las pocas semanas con el levantamiento de un falso “príncipe”, el Rogui Bu –Hamra, encaminado a
destronar al Sultán. Junto a ello, la lucha de las potencias europeas por el control del Imperio
motivaría que los intentos de reforma del Sultán se estrellasen ante un pueblo que como respuesta
palpables como la habida en un momento de aguda polarización social, cuando en Mazagán los
ingleses se habían aprestado a llevar a cabo una fastuosa fiesta, tomando parte en ella todos los
protegidos británicos de las cabilas de los contornos. Con todo, Omar Barrada consideraba que los
bereberes seguían fieles al Sultán, pero que no deseaban que los cristianos se mezclasen en los
asuntos del Majzén. El derecho consuetudinario, las tradiciones de sus padres debían seguir en
vigor.
serie de oficiales que visitaron al Bajá de Tetuán.2009 Los británicos no encontraron más que
sonrisas y agasajos. Y es que parte del Majzén seguía viendo a Gran Bretaña como la garante de la
españoles como Álvarez Cabrera, autor de un opúsculo donde se disertaba sobre la conquista
militar de Marruecos por parte de España, no suscitaba más que recelos y odio.
– el asunto “Cooper”– tuvo lugar el 17 de octubre. David J. Cooper era un misionero británico que
resultó muerto en Fez mientras efectuaba una visita a la ciudad.2010 Sin entender el árabe y no
fundador de Fez, cuya tumba era una de las más reverenciadas del Islam marroquí. Allí se encontró
con una serie de cabileños que, encolerizados con la presencia provocadora de un cristiano tan
2009
Bernardo Cólogan, Ministro Plenipotenciario de España en Marruecos al Duque de Almodóvar del Río. Despacho
no. 193. 25 de Octubre de 1.902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 79 /Ex. 1.
2010
Carta del doctor Alfonso Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 22 de Octubre de 1902. A.G.A. África. Sección
Histórica.(Marruecos). Caja 299 / Ex. No. 1.
1205
cerca de la sagrada sepultura, le asaltaron y dieron muerte. El asesino, un jerife Alami, buscó
refugio en el santuario de acuerdo con las honorables y seculares costumbres marroquíes, y rehusó
entregarse al Majzén. Por el gran número de europeos existente en la Corte, el asunto tomó a los
ojos de las potencias todas las características de una auténtica prueba de la fiabilidad y del prestigio
del Sultán. Después de muchas argumentaciones, el cabileño fue convencido de que abandonara el
lugar y pidiese perdón a Abd al- Aziz, aunque puso la única condición de que debía estar
acompañado por el “muqaddam-s“(= administrador) del santuario, permaneciendo por lo tanto bajo
la protección del mismo. El Sultán atendió personalmente el caso, consultó con su “Majlis“
(=informal consejo de asesores) y con el agente británico Walter Harris y decidió como un castigo
ejemplar ante todo el mundo y ante Europa que el hombre debía ser ejecutado. Bajo la influencia de
su consejero inglés, que lo empujó a tomar una decisión ejemplificadora, Abd al- Aziz, se retractó
presencia de los chorfa y del muqaddam-s del santuario, Harris y Hastings, un representante del
Vice-consul de Inglaterra. El incidente inmediatamente suscitó una oleada de hostiles críticas y una
amplia indignación y resentimiento en Fez y unió en la oposición contra el Sultán a muchos ulemas
que tenían alguna conexión con Mawlay Idris. Ya que el asesino había estado bajo la protección
del santuario y de sus custodios en el mismo momento de su detención, la acción del Sultán fue
interpretada como un brutal cambio de la actitud de Abd al - Aziz hacia el Derecho islámico y hacia
el poder de los ulemas, y como una negación de la facultad del “santuario”. El “haram“ o sagrada
zona alrededor de la tumba del más querido santo de Fez, e incluso de todo Marruecos, había sido
agraviada por un cristiano. El intruso había sido ajusticiado correctamente por violar un lugar santo.
estaba bajo la protección de Mawlay Idris, y lo había ejecutado. Es difícil imaginar un sacrilegio
que pudiera haber producido un efecto más grave sobre la mentalidad marroquí o constituir un
ataque más directo a las tradicionales costumbres religiosas honradas por toda la población del
Sultanato.
1206
Las noticias de lo sucedido se difundieron rápidamente entre las tribus, fanatizadas
vigorosamente por los esfuerzos de los humillados custodios de la sepultura. Todo ello produjo una
inmediata explosión. Todo el resentimiento acumulado, toda la frustración existente hacia las
reformas, junto al pavor suscitado por las operaciones francesas en la frontera oriental del Imperio,
y el desdén hacia la conducta poco tradicional del Sultán, salieron a la superficie. El Sultán tuvo
que tomar severas medidas para garantizar la vida de los europeos de Fez. Algunas semanas más
tarde, un pretendiente al trono que decía ser Muley Mohammed, el hermano mayor del Sultán,
apareció entre la cabila de Guiata, junto a Taza y abiertamente proclamó la jihad o guerra santa
contra Abd al- Aziz. Todavía candente el suceso Cooper, su causa atrajo a un gran número de
partidarios.
A finales del mes de octubre comenzaron a circular por Fez rumores que hablaban de la
ciudad de Taza. Para dar un escarmiento a este agitador, y pensando quizá que iba a tratarse de una
sencilla operación punitiva, Abd al- Aziz, preparó un destacamento pequeño, de unos cuatro mil
hombres a cuyo frente puso a su hermano menor Muley El Kebir.2011 El pretendiente había
encontrado cierta aceptación entre los cabileños de Ghiata y otras tribus próximas a Taza y pronto
la rebelión empezó a tomar proporciones preocupantes, con la conquista por los sublevados de esta
ciudad. Por ello el Sultán empezó a solicitar refuerzos de diversas partes del país.2012 La presencia
de importantes contingentes militares en Fez pareció dejar a la capital fuera de todo peligro,
2011
Carta del doctor Alfonso Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 28 de Octubre de 1.902. A.G.A. África. Sección
Histórica.Marruecos. Caja 299 / Ex. No. 1.
2012
Carta del doctor Alfonso Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 1 de Noviembre de 1.902. A.G.A. África. Sección
Histórica. Marruecos. Caja 299 / Ex. No. 1.
2013
Telegrama de Bernardo de Cólogan a Almodóvar. 6 de Noviembre de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
1207
salvador2014), con cuya denominación fue conocido el pretendiente, tiene que ser interpretado en el
contexto del latente espíritu de revuelta existente entre las tribus próximas a Taza. Esas tribus,
cuya principal riqueza estaba en la cría de ganado y en los caballos que cazaban y domaban, se
vieron seriamente afectadas en 1898 por un edicto del Majzén que había tenido la consecuencia de
arruinar la exportación de ganado a Argelia, uno de sus principales mercados. Durante los siete
años en que la Corte residió en Marrakesh adoptaron una actitud de semiindependencia. Habían
recibido los rumores de los nuevos “modos” cristianos del Sultán y empezaron a comulgar con la
opinión encabezada por los tradicionalistas de que las reformas del Majzén eran un preludio al
protectorado británico. Bu Hamra encontró pues una audiencia favorable en esas circunstancias
entre los Guiata. La violación del espacio sagrado de la tumba de Mawlay Idriss, supuso un paso
determinante en su revuelta, y con ello se provocó una crisis profunda en el Majzén. En otro
tiempo, la aparición de un pretendiente en una región del Imperio era un asunto que incumbía al
Sultán solamente y que no merecía la atención europea. En las circunstancias existentes en 1902
atrajo la atención y el temor de los diplomáticos europeos y fue la señal inmediata del fracaso total
(=topógrafo militar), lo que explica sus dotes estratégicas incontestables, al servicio de Muley
Omar, hermano del Sultán Mawlay Hassan I y virrey de Fez. Su nombre real era Yilali ibn Idris al-
Zarhuni al- Yusufi, y procedía de los Awlad Yusuf, un clan árabe establecido en el Yebel Zerhoun.
Al caer en desgracia y tras ser liberado de la prisión en 1901, el extopógrafo se refugió en Argelia,
donde conoció en Mostaganem a un morabito Darquawi, Abdel Kader ben Adda, que lo inició en la
las reformas modernizadoras de Abd al- Aziz, participó en la campaña contra el tertib, animada por
los alfaquíes en los zocos rurales, exhibiendo sus dotes de mago y taumaturgo en la región de
Hiaina, Tsul y Guiata. Fue entonces cuando estalló el asunto del jerife al- Alami, en octubre de
2014
Cfr. Seddon, D.: “Notes on: ´Primitive Rebels´ in the Pre-colonial Maghreb“, en The Maghreb Review, no. 3, 1976,
pág. 20.
1208
1902; la oposición al Sultán se hizo más vehemente. De la noche a la mañana, el antiguo servidor
del Majzén se presentó como Muley Mohammed, supuestamente evadido de la prisión donde lo
había encarcelado su hermano y dispuesto a reconquistar el trono de su padre. 2015 Con la ayuda de
la fracción Ben Al-Tahir de los Guiata, a la que no tuvo gran dificultad en convencer, fue
proclamado Sultán en Taza. Asimismo se presentó como el precursor del “Mahdi“, el “Esperado“ y
declaró una yihad contra el Sultán y sus impíos apoyos, apelando a la expulsión de los cristianos de
Marruecos. Solidificó su base política local casándose con la hija de un caíd Guiata y empezó a
Una nota secreta procedente de Londres, remitida por los servicios de información
destacados en la capital británica por la Embajada española en París daba cuenta al Ministerio de
Estado a mediados de noviembre de que el caíd MacLean le había manifestado al Sultán que el
apoyo de esta argumentación se citaba la evidencia de que las armas que utilizaban los rebeldes
habían sido expedidas desde la frontera argelina. El informante anónimo de León y Castillo
señalaba citando a sidi Mohammed Ben Selim, miembro de la embajada imperial remitida a
promovida por agentes y espías franceses. En todo caso admitía que en el entorno del Sultán existía
un grupo muy influyente que no comprendía las reformas puestas en práctica o proyectadas por
Abd al- Aziz, aunque tendía a quitar hierro al alcance de la sublevación de los Beni-Ider en Tetuán
y a la proliferación de armas en el Imperio. Según Selim, las poblaciones del centro del Imperio
sólo estaban armadas de gumías, lanzas y algunas pocas pistolas; si tenían algunas armas de fuego
eran modelos viejos. Tampoco el Sultán deseaba que los cabileños se aprovisionaran de armas
modernas. Selim afirmaba además que la misión marroquí durante los seis meses en que había
2015
El primogénito de Mawlay I se había convertido en la cabeza del grupo tradicionalista, próximo a la cofradía
isaua.
1209
permanecido en Inglaterra no había hecho compra de armas. En cambio juzgaba como muy
negativas las contemporáneas demostraciones navales anglo-españolas en las costas del Imperio.2016
planteada en Taza. Una mehal.la fue enviada al borde fronterizo entre los Hiaina y los Tsul, aunque
las fuerzas imperiales fueron incapaces de conseguir el triunfo. Sin entender completamente el
potencial peligro (la capital estaba todavía en efervescencia tras el asunto Cooper), Abd al- Aziz
decidió abandonar Fez. Estaba ansioso de dejar la tensa atmósfera de la ciudad y dio órdenes a la
corte para trasladarse a Marrakesh. Las tribus a lo largo de la ruta hacia Rabat manifestaron alguna
Por su parte Cólogan remitió a Almodóvar un informe, a finales de año, como fruto de la
inicial evaluación que había realizado de la situación del país tras sus primeras semanas de
reformas emprendida por el Majzén. Ello debía conducir a un fortalecimiento del Sultanato. Pero
Cólogan no abogaba por una modernización completa del mismo, porque ello convertiría a
Marruecos en un Estado fuerte, en un peligroso vecino de España. Juzgaba Cólogan que a España
no le interesaba una modernización del Sultanato similar a la que había experimentado el Japón
Meijí, y de la que él había sido testigo de primera fila durante su estancia al frente de la Legación
Española en Pekín,
2016
Nota confidencial remitida desde Londres a la Embajada española en París y reexpedida a Madrid. 16 de
Noviembre de 1902. (A)rchivo (G)eneral del (P)alacio ®eal. Sección Alfonso XIII. Caja 13.145 /Ex. 9.
1210
de capitales o de producción industrial para poder obtener otra cosa que insignificantes
migajas, á no ser que nos contentáramos con enriquecer á algunos contratistas con sus
traspasos; y en cambio multiplicaríamos los motivos de intervención de los poderosos,
contribuiríamos á la paulatina enagenación (sic) ó merma de esta soberanía (la de
Marruecos) y aparecerían nuestros intereses positivos en Marruecos cada día relativamente
más restringidos, menos importantes ".2017
El informe de Cólogan evidenciaba una posición, la española que estaba actuando con
demostraba la escasa cualificación y preparación del diplomático para afrontar la tarea que tenía
que realizar en el Sultanato. Cólogan tenía las mismas carencias que Ojeda: un gran
marroquí, y unas erróneas percepciones que no tenían nada que ver con la realidad circundante.
Esto venía resaltado al señalar a Almodóvar la escasa viabilidad que otorgaba a las reformas
proyectadas por el Majzén, basada en su percepción del rechazo que sufrirían a causa del
12.36. Intentos españoles de atraerse a Maa-al- Aynin. Resurgen los deseos de expansión en
Por otra parte, el gabinete Sagasta no había descartado la idea de un avance expansionista por
las tierras saharianas, que había sido el motor de la ofensiva imperialista de 1900, pergeñada por
Hay que tener en cuenta que estamos en una coyuntura marcada por la creciente tensión en
torno a los territorios del Sur del Sultanato. Chenguit, desde finales del siglo XIX, se había
2017
Bernardo de Cólogan al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 239. 2 de Diciembre de 1.902.A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 79/Ex.1.
1211
Senegal y llevaba mucho tiempo en contacto con los Emires de los Trarza y de los Brakna. El
Sultán consideraba que este territorio formaba parte integrante de sus Estados, mientras que Francia
sostenía que era ‘Blad Siba‘ y que no dependía de nadie. El cheij Maa- al- Ainin tomó claro partido
por el Sultán. Acompañado de sus hijos, en particular del joven Ahmad (al-Hiba) pasaba
frecuentemente temporadas en Fez y Marrakesh donde era bien recibido en los ambientes del
Majzén y por la población. Mantenía, pues, al Sultán al corriente de la situación, y éste le prodigaba
ánimos y ayuda material; poco a poco llegó a considerarse como el virrey (el representante del
Sultán) de todo el sur sahariano. El 1 de noviembre tras un largo viaje desde el desierto llegaba a la
Corte imperial. El doctor Cerdeira, el agente confidencial español establecido en Fez, detectó
inmediatamente la presencia en la ciudad imperial del jeque Maa al-Ainin, "jefe de las tribus del
Sáhara Occidental" como aparece incorrectamente designado en los despachos que remitió a
Cólogan y en los que éste, a su vez, expidió al Ministro de Estado. En todo caso, no erraba el
agente español cuando elucubraba sobre las circunstancias del viaje y concluía que las visitas al
Sultán no tenían simplemente el valor de una sumisión al jefe religioso, al Sultán Abd al- Aziz, sino
que respondían más bien a la respuesta de protesta llevada a cabo desde el Sáhara frente a la rapiña
imperialista y las “pretensiones y derechos que Francia y España“ esgrimían para conseguir el
dominio del gran desierto; en suma constituían una reafirmación del deseo de los saharianos de
Por ello, la presencia del santón sahariano en Fez no podía deberse tan solo a una visita de
cortesía al Sultán ni podía encuadrarse plenamente en la serie de reuniones que mantenía Abd al-
Aziz con personajes notables del Imperio con el fin de evaluar la situación producida por la
entendía que había que capitalizar la figura de Maa-al- Aynin en beneficio de España. Según el
agente, los seguidores del santón habitaban a sólo cinco días de camino (unos 300 kilómetros) de la
posesión española de Río de Oro; es decir Cerdeira conocía bien el desplazamiento del santón
1212
desde el territorio Chinguetti cerca de Adrar T´mar en torno al paralelo 21º N, hacia zonas más
septentrionales en la extensa región próxima al cabo Bojador (en torno al paralelo 25º N). A vuelta
contacto con Maa al- Ainin y lo sondeara acerca de la disposición del jerife a aceptar una
Ojeda transmitida a Silvela y a la cúpula del Ministerio de Estado en 1900, volvía a repetirse en
Cerdeira y Cólogan. Se volvía a adoptar la misma estrategia de dos años antes: los diplomáticos y
acciones para profundizar en el dominio español del Sáhara y el gobierno aceptaba inmediatamente.
Y de nuevo el motivo que les llevaba a emprender ese tipo de iniciativas era el miedo a la
concurrente Francia; si el gobierno se disponía a llevarlas a la práctica era por el temor a que se
cumplieran las aspiraciones de Francia de dominio absoluto del Sultanato, evidenciadas a partir de
1900 con la invasión del Sahara oriental. Algunas tribus del desierto, alarmadas por el continuo
avance galo a través del desierto empezaban a estar animadas de un abierto rencor contra Francia, y
la lucha contra ella era el pivote de la actuación del santón Maa-al- Aynin. Su establecimiento en
Smara, en la cuenca de la Sakia al- Hamra, era una amenaza para una de las arterias comerciales del
desierto sobre la que tenían pretensiones los franceses: la que enlazaba Tombuctú con Mogador, a
través de Tinduf y Tazerualt. Los franceses que en su expansión militar por el desierto pretendían
conseguir un vasto dominio sin solución de continuidad entre Argel, Oranesado, Marruecos, el
desierto y Senegal, iban llevando su esfera de influencia hacia Tinduf, que no cederían a España en
el tratado “non-nato” de 1902 y entendían que Maa-al- Aynin amenazaba ese eje con posibles
expediciones y razzias.
Ahora que Francia era prácticamente el aliado de España, y se iba a firmar un acuerdo de
reparto del Imperio jerifiano, se pretendía de manera reservada sondear los intereses del santón y
2018
Ibidem. Bernardo de Cólogan al Duque de Almodóvar del Río. Despacho no. 224. 18 de Noviembre de 1.902.
1213
saber si este era favorable a una expansión española en el desierto. Es la evidencia de que el
gobierno liberal seguía desconfiado y receloso de Francia. Se contaba con la posibilidad de que si
España se aliaba con el santón y realizaba una política de atracción2019 de las cabilas de la Sakia, le
sería posible asentarse pacíficamente en la costa sahariana, y aunque no se llevara a cabo una
penetración hacia el interior, Smara permanecería neutral y quedaría cerrado completamente el paso
de los franceses al Atlántico. De no ser así, si los franceses llegasen a ocupar Smara, fatalmente
dominarían toda la Sakia y se establecerían en la costa enfrentada a Canarias, con todo el riesgo
militar, político y económico que para aquellas islas supondría tal situación.
Cuando llegó la orden del gobierno liberal a Marruecos, el santón ya había abandonado Fez.
Las intenciones españolas fracasaron completamente. Cerdeira no podía cumplir las disposiciones
de establecer “corrientes de inteligencia y amistad“ con aquél. Por ese motivo el agente
condiciones de la región en la que habitaba. Tras presentarlo como la cabeza de una cofradía
religiosa con un gran número de afiliados en todo el Imperio, señalaba que la proporción principal
de sus partidarios estaba en el gran desierto. Cerdeira consignaba, además, que cuando se produjo
Mackenzie la propiedad de la factoría de cabo Juby a cambio de 50.000 libras, el Gran Visir Bu
Ahmed había enviado diversos emisarios a Maa-al-Aynin para estrechar relaciones político-
religiosas con él, convenciéndole de que el propio Sultán era un nuevo prosélito de su cofradía.
Desde entonces el jerife sahariano había visitado a Abd al Aziz en tres ocasiones, recibiendo
donativos en cada ocasión por un montante de 250.000 pesetas: en 1898, en 1900 y del 25 de
octubre al 6 de noviembre de 1902. Según Cerdeira, el santón había puesto en cultivo diversas
unos 100 kilómetros de la costa. Se disculpaba de la ausencia de contactos con él, alegando:
2019
R.O. no. 181 del Ministerio de Estado dirigida a Bernardo de Cólogan. 12 de Noviembre de 1902. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
1214
“Ma-el- Ain (sic) con la cara tapada, alojado en los jardines del palacio no se ha
comunicado con nadie y es imposible en Fez conocerle. En cambio sus siete hijos y la gente
que les acompañan son muy comunicativos. El mayor de sus hijos ha estado en mi casa
cuatro veces (...), uno de ellos ha estado en Canarias, otros conocen á Río de Oro y
preguntados afirman que el cristiano que fuese a su tierra sería bien recibido (....).
Expuesto lo que antecede es difícil tratar con ellos en Fez los extremos que abarca la R.O.
del 12 del actual (se refería a Noviembre), de todos modos cuando ésta fue redactada los
Chinguitis habían emprendido su viaje y dentro de un mes estarán en su país.”2020
producido un levantamiento armado, de un supuesto hijo del Emperador Mawlay Hassan, que
disputaba el trono al Sultán. Mohammed Torres, en todo caso, tranquilizó al cuerpo diplomático
iba a desplazar desde Tánger hasta el foco de la sublevación para dominarla.2021 Poco después
Cólogan recibía noticias de los agentes confidenciales de España en Fez que le avisaban de la
llegada a la ciudad imperial de refuerzos procedentes de distintos puntos del Imperio. Era seguro
que con estos refuerzos se llegaba a una situación de absoluta tranquilidad para el Majzén, que veía
Sin embargo la estabilidad política del Imperio estaba lejos de consolidarse. Indebidamente
la prensa europea, incluso la española empezó a utilizar el término 'guerra civil' para referirse al
levantamiento de Bu Hamra.2023 Aunque este término, en realidad, no pasaba de ser una simple
fórmula con la que los europeos intentaban entenderse entre ellos al enjuiciar los acontecimientos
que ocurrían en aquellos momentos en el interior de Marruecos. Una fórmula que revelaba el claro
2020
Bernardo de Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 243. 9 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
2021
Telegrama de Bernardo de Cólogan al Duque de Almodóvar del Río. 3 de Noviembre de 1.902. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
2022
Ibidem. Telegrama de Bernardo de Cólogan al Duque de Almodóvar del Río. 6 de Noviembre de 1.902.
2023
Véase: "La guerra civil en Marruecos", en Blanco y Negro, no. 602, noviembre de 1.902.
1215
desconocimiento europeo sobre la estructura social y política del Imperio jerifiano. Tal como ha
historia marroquí.2024 Suponía introducir un concepto extraño, ajeno para calificar lo que fue
meramente una rebeldía o sublevación. No se trataba de ninguna escisión o ruptura del cuerpo
social marroquí. Hubo territorios del Imperio donde continuó reinando la tranquilidad más absoluta,
como es el caso de la costera Mazagán, en la que la rebelión no tuvo ningún respaldo y las
utilizadas contra los rebeldes.2025 En nada variaban las circunstancias de la vida cotidiana. Abd al-
Aziz seguía comprometido en la reforma del país, y esperaba culminarla en el momento en que se
implantara el nuevo sistema fiscal de recaudación de impuestos. El Sultán podía contar complacido
con el apoyo en los extremos meridionales de su Imperio del santón Maa-al- Aynin; tras visitarle
en Fez volvía al Sahara, deteniéndose en Mazagán y Casablanca para recoger una serie de
donativos de Abd al- Aziz. Los testimonios que se recogen del cotejo de documentos no parecen
dar a entender que sus acompañantes fueran proclives a pactar con extranjeros. La presencia de los
saharianos en Mazagán, como en otras partes del Imperio venía ribeteada de pequeños incidentes
con los europeos que encontraban a su paso (ello era erróneamente interpretada por los medios
futuro colonizador de España en el territorio venían contenidas en las referencias a que los
saharianos eran proclives a transigir con los españoles, que les resultaban más simpáticos por ser
2024
Intervención de Brahim Boutaleb en un coloquio de las “II Jornadas hispano-marroquíes“, celebradas en la sede
central de la U.N.E.D. en Madrid en 1997 bajo el título Relaciones hispano-marroquíes entre 1898 y 1.956 (Una
reflexión historiográfica), y cuyas actas fueron publicadas por la Université Mohammed V de Rabat.
2025
Alejandro Berea, cónsul de España en Mazagán a Bernardo de Cólogan. Despacho no. 87. 4 de Noviembre de
1902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 68 / Ex. 3.
2026
Alejandro Berea, cónsul de España en Mazagán a Bernardo de Cólogan. Despacho no. 98. 5 de Diciembre de 1902.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 68 / Ex. 3.
1216
La rebelión del Rogui Bu-Hamra acabó por producir una sensación de alarma entre las
potencias europeas, enfatizada y amplificada por la prensa,2027 ante lo que se veía como un síntoma
de descomposición del Sultanato que presagiaba el inmediato colapso del mismo. El Duque de
Arcos, Ministro Plenipotenciario de España en Bruselas, fue llamado a consultas en dos ocasiones
por el Ministro de Asuntos Exteriores belga. El motivo de las inquietudes de este país versaba en
torno a las filtraciones que se venían produciendo acerca de una supuesta “inteligencia“ entre
España y otras potencias sobre el futuro de Marruecos; noticias que habían saltado ya al ámbito de
la prensa2028 y que Arcos negó, ratificando la tradicional postura española de respeto al statu
quo.2029
los combates. Es el caso de El Globo, que creyó oportuno destacar a un enviado, un joven escritor
de treinta años, Pío Baroja, al lugar donde se esperaba una cruenta lucha. El escritor donostiarra
actuó como corresponsal de guerra desde diciembre de 1902 a enero del año siguiente. Cruzó el
Estrecho, llegó a Marruecos y hasta presenció una escaramuza, pero sin distinguirse en modo
comprensión de la naturaleza de la rebelión. Baroja estuvo pendiente de las noticias que le filtraba
Cólogan, de la rumorología y fue incapaz, en suma, de referir otra cosa que lo que sus ojos veían.
mantenía su corte en Taza, donde recibía a periodistas y aventureros europeos. Allí permanecía
2027
Bernardo de Cólogan al Duque de Almodóvar del Río. 26 de Noviembre de 1.902. Despacho no. 236.A .G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
2028
Era el caso, por ejemplo, de un artículo publicado por el periódico de Amberes La Métropole que señalaba el
requerimiento del ministro francés Delcassé a su colega de la Marina para enviar próximamente una escuadra de
buques de guerra a aguas marroquíes, mientras que Inglaterra se aprestaba a hacer lo mismo. El rotativo belga recogía
las impresiones de la prensa parisina de que las potencias interesadas en Marruecos podían pactar sobre su futuro en
los inmediatos días. Una solución que pasaba fundamentalmente por la anexión de Marruecos por parte de Francia.
2029
El Duque de Arcos, Ministro Plenipotenciario de España en Bruselas al Duque de Almodóvar del Río. Despacho
no. 153. 25 de Noviembre de 1.902. A. G. A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. No. 2.
2030
Véase Martínez Salazar, A.: "Los primeros corresponsales de guerra españoles", en Historia-16, no. 272, pág. 95.
1217
rodeado por varios centenares de fieles, que pronto estuvieron mucho mejor pertrechados que el
propio ejército del Sultán. Algunos combates desarrollados a comienzos de noviembre fueron
favorables a la causa imperial. En ocasiones pareció que la paz absoluta iba a quedar pronto
restablecida en la región.2031 Hasta el Sultán pareció atreverse a salir de Fez camino de Meknés con
el objetivo de combatir a los Zemmur y Gerruan, para luego trasladarse a Rabat, donde le
Con todo, tan impresionados estaban los ánimos entre los europeos residentes en
Marruecos, que a finales de noviembre los disparos de una cabila amiga que visitaba y
Cualquier incidente pasaba a ser magnificado aunque días antes Cólogan hubiese recibido
aclaraciones categóricas del cónsul español en Tetuán en torno a que la tranquilidad habitual
seguía reinando en la ciudad y sus alrededores. Con todo, desde principios de 1902 y tal como ha
apuntado Abdallah Laroui,2033 la tensión era creciente en las proximidades de Tetuán ante la actitud
cada vez más insumisa de los Beni Ider que se dedicaban a atacar a los viajeros. El Bajá de la
ciudad, ante la oleada de quejas, ordenó finalmente detener a todos los miembros de la cabila que se
hallasen en los zocos de la ciudad. Las represalias, en forma de ataques de los montañeses no
marroquí armas, a pesar de que este último practicaba una defensa eficaz de la ciudad. A su vez el
tintes cada vez más alarmantes, insistiendo en la necesidad de auxiliar a los súbditos españoles
2031
Carta del doctor Alfonso Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 8 de Noviembre de 1.902. A.G.A. África. Sección
Histórica.(Marruecos). Caja 299 / Ex. No. 1.
2032
Telegrama de Bernardo de Cólogan al Duque de Almodóvar del Río. 26 de Noviembre de 1.902. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 /Ex. 2.
2033
Véase Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales del nacionalismo marroquí, Madrid, Editorial Mapfre, 1997, pág.
377.
1218
La información sobre los acontecimientos de Tetuán, reinterpretada en sentido fatalista por
las autoridades militares de Ceuta llegaba a la península donde era tergiversada y sometida a un
tratamiento sensacionalista por parte de la prensa diaria, dando tanta resonancia a los asaltos de los
Beni-Ider que creaba la impresión extrema de presentar a la plaza en grave aprieto, a punto de ser
tomada por los montañeses y acuchillados sus habitantes.2034 Ello a la vez que una poderosa
Sin embargo los delegados del Majzén no perdían el tiempo. Las negociaciones con los Beni-
Ider se iniciaron como de costumbre, respondiendo a los deseos imperiales de solucionar los
conflictos sin derramamiento de sangre. A la vez, el bajá de Tetuán intentaba infundir tranquilidad
propio Cólogan tuvo que reconocer que la delicada situación de Marruecos estaba siendo
demasiado magnificada. La gravedad de los acontecimientos que ocurrían en Tetuán era muy
limitada: se ceñía a la tensión existente entre los Beni-Ider y el diligente Bajá de la ciudad, cuyo
propósito era mantener en prisión a los montañeses acusados de diferentes delitos. En todo
Tetuán, mientras que algunos de los colonos europeos se dedicaron a realizar sonoras protestas,
temerosos de perder sus vidas y haciendas dando a los sucesos un alcance que no tenían y
abultando desmesuradamente los peligros en que vivía la villa. De este estado de ánimo se hicieron
eco en Ceuta sin contrastar las noticias que llegaban de Tetuán, transmitiéndolas directamente a la
prensa española y dando lugar a una injustifica situación de alarma. La tranquilidad era completa
en Tetuán –informaba el cónsul Pita y Caramés-, y quedaba restablecido el libre y seguro tránsito
entre la ciudad y Tánger.2036 Ello vino a coincidir con la difusión de una serie de noticias
2034
Estas tergiversaciones son admitidas reiteradas veces por el propio Bernardo de Cólogan; la más significativas de
ellas en carta enviada a Almodóvar. Bernardo de Cólogan a Almodóvar. Despacho no. 96. 18 de Noviembre de
1902.A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2035
Telegrama del Comandante General de Ceuta al Ministro de la Guerra. 12 de Noviembre de 1902. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2036
“Nunca –notificaba a Cólogan- hubo motivo para las graves alarmas propaladas á causa de las disidencias entre
este Bajá y los de Benider“. Bernardo de Cólogan a Almodóvar. Despacho no. 228. 20 de Noviembre de 1902. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
1219
procedentes de Fez acerca de una victoria de las tropas de Muley el Kebir, el hermano del Sultán
sobre las fuerzas del pretendiente. La serenidad volvía también a las legaciones europeas en
Marruecos, sólo quedaba ensombrecida por la evidencia de que el candidato al trono había
escapado y que aún contaba con partidarios dispuestos a resistir en las montañas.
existencia de un fuerte movimiento xenófobo. Ibn Azzuz Hakim ha matizado acertadamente que
ésta es una visión originada en los medios colonialistas franceses, deseosos de ocultar al mundo que
lo que ocurría en el Sultanato era un verdadero brote de reacción nacionalista contra la injerencia
ciudadanos europeos o protegidos de las potencias. Estas noticias se divulgaban con rapidez entre la
partir de noviembre de 1902 ante la más mínima alarma la 'diplomacia de las cañoneras' en las
costas de Marruecos.
Así a mediados de noviembre del citado año cuando comenzaron a circular una serie de
rumores crecientes sobre la sublevación de la cabila bereber Beni-Ider que había cortado las
comunicaciones y el tráfico comercial entre Tánger y Tetuán, debido a la negativa del Bajá de esta
última ciudad a poner en libertad a algunos miembros de la tribu que mantenía encarcelados, el
Almirantazgo británico juzgó oportuno mandar un navío de guerra a las proximidades de la ciudad,
con el pretexto de defender la vida y las propiedades de los súbditos residentes del Reino Unido. Al
mismo tiempo, tres cruceros de la Home Fleet eran enviados desde Gibraltar hacia el Mediterráneo
2037
Ibn Azzuz Hakim, M.: El socialismo español y el nacionalismo marroquí (de 1.900 a 1.939), Tetuán, Imprenta
Minerva, s.d., pág. 19.
1220
con una misión secreta. En Madrid se dispararon los temores del Ministro de Estado, Duque de
Almodóvar, ante un posible desembarco en las costas del septentrión marroquí de fuerzas
británicas.2038 La pequeña fuerza naval inglesa se limitó a realizar tareas de patrulla, permaneciendo
Por otra parte, los medios materiales con que contaba el Estado español para llevar a cabo
una labor de atenta vigilancia y análisis de los acontecimientos ligados a la rebelión del Rogui eran
noviembre que los medios franceses de influir y observar en la Corte jerifiana eran más seguros y
Almodóvar indicándole que España no podía utilizar procedimientos efectivos en su tarea de ganar
influencia en Marruecos pues podían dar lugar a iniciativas poco airosas; es más debía huir de
discreta pasaba por presencias poco ostentosas como la del agente Cerdeira en Fez. Ahora bien,
Cólogan omitía el hecho de que eran poco efectivas. Los análisis que efectuaban los servicios
diplomáticos españoles carecían de agudeza y perspicacia. Entendían el conflicto con las mismas
claves desorientadas propias de los medios de prensa, hablaban de 'guerra civil en el Imperio',
cuando en realidad se trataba de una rebelión localizada en un área concreta del Sultanato y
creyeron que iba a tener una trascendencia generalizada. Por otra parte, tal como se encargó de
mal. El Ministerio de Estado tenía una notable carencia de noticias fiables sobre las circunstancias
ligadas a la rebelión roguista, y los rumores que llegaban a los consulados españoles eran siempre
contradictorios. Ello se debía, tal como se encargó de hacer patente un informe del consulado de
2038
Telegrama de Delcassé a Paul Cambon, Embajador de Francia en Londres. 14 de Noviembre de 1.902. D.D.F., t. II,
pag. 603.
2039
Telegrama de Delcassé a Paul Cambon. 17 de Noviembre de 1.902. D.D.F., t. II, pag. 610.
2040
Patenotre, Embajador de Francia en Madrid a Delcassé. Despacho no. 107. 18 de noviembre de 1902. D.D.F. 2ª
serie. Tomo II, pág. 612.
1221
Casablanca remitido el 30 de diciembre al Ministerio de Estado,2041 a la falta de una buena red de
información.
Las rivalidades entre los países europeos que se disputaban la hegemonía en el Sultanato
habían propiciado la extensión de unas redes permanentes de espionaje en el territorio imperial por
parte inglesa y francesa, que permitían a los gobiernos de Londres y París estar al corriente de los
especie de juego de ajedrez, hacía que tanto Gran Bretaña como Francia tuviesen que prever y
calcular las jugadas sucesivas de sus rivales so pena de perder su posición en el Sultanato. En
particular Francia había puesto un gran empeño en crear una organización permanente, activa y
eficiente de información, integrada por sus agentes confidenciales en la Corte y por la Misión
Militar.
Sagasta había descuidado el mantenimiento de una red de avezados confidentes y este hecho se
hacía más evidente en el contexto bélico de la sublevación del Rogui. A finales de año desde el
Consulado de Casablanca se solicitaba del nuevo gobierno conservador, presidido por Silvela la
dotación de una partida presupuestaria extraordinaria para atender a la construcción de una red de
informadores. Rotondo (el cónsul) solicitó asimismo a Abarzuza, el nuevo Ministro de Estado, que
le fuera permitida la adquisición de varios juegos de señales, de banderas y de luces con el fin de
comunicar las noticias urgentes a los buques de guerra españoles que se acercasen al puerto. Esta
última petición le sería denegada. Por otra parte las fuertes lluvias del mes de diciembre
dificultaban los viajes de los correos españoles desde el interior (Fez) hasta la costa (Tánger) y esto
se traducía, amén del retraso en la recepción de noticias, en el hecho de que a Cólogan le era
imposible formarse un juicio certero y completo sobre la rebelión gestada en torno a Taza. Además
2041
Adriano Rotondo y Nicoláu, cónsul de España en Casablanca al Ministro de Estado, Buenaventura Abarzuza.
Despacho no. 86. 30 de Diciembre de 1.902. A.M.A.E. Archivo Histórico. Correspondencia de los Consulados.
Casablanca. Legajo H- 1862 (1868- 1930).
1222
Cólogan era un recién llegado a Tánger y se consideraba incapaz de emitir conclusiones y
opiniones certeras sobre la situación del Imperio. Por otra parte, las fuentes de información de que
disponía Cólogan en Fez eran dos: las suministradas por el doctor Cerdeira y las aportadas por el
agente confidencial, el nativo Omar Barrada, y las visiones de los dos eran profundamente
divergentes. Así Barrada no achacaba nunca al Sultán la causa de los desastres de la campaña
personales, como la previsión, la inteligencia, la mesura y el tacto en los asuntos políticos, echaba
la culpa de los problemas del país a la absoluta nulidad de sus ministros y consejeros, en particular
marroquí que evidentemente estaba experimentando una dinámica de transición hacia un modelo
más modernizado que descansaba en un nuevo sistema fiscal. Lógicamente todas las etapas de
transición histórica son épocas de incertidumbre. Con todo, este agente era optimista porque veía
unidad entre las cabilas en torno a Abd al- Aziz y decisión en ellas de combatir al pretendiente.
Tampoco los escándalos sensacionalistas a los que se entregaban los corresponsales de periódicos
2042
Bernardo de Cólogan a Almodóvar. Despacho no. 245. 12 de Diciembre de 1902. . A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
1223
En todo caso, Cólogan pecó en un primer momento de minimizar la trascendencia de la
Imperio.
Tras abandonar Fez con importantes fuerzas, Abd al- Aziz se dirigió a Rabat.2043 El
montañas. Si le marchaban mal las cosas, desde allí podía replegarse al Rif oriental y buscar apoyos
El estado de intranquilidad persistía en ciertas partes del Imperio. Se rumoreaba que cuando
los Chinguetti al mando de Maa-al- Aynin regresaban al desierto sahariano con los regalos que les
dio el Sultán habían sido asaltados cerca de Rabat por los Zemmur que no respetaron su condición
religiosa. Por otra parte la pugna entre tradicionalistas y reformistas en el seno del Majzén se estaba
Entonces Abd al- Aziz lanzó su caballería en las cercanías de Meknés contra los Guerruan
que abandonaron inmediatamente la llanura. A continuación se dirigió con decisión a sojuzgar a los
tenía lugar en la llanura un combate entre las tropas de Muley el Kebir y las del pretendiente,
sufriendo las primeras grandes pérdidas. Las cabilas que con anterioridad eran partidarias del
Sultán pasaron ahora a unirse a la insurrección.2045 Abd al- Aziz convencido de que las fuerzas del
En torno al 7 de diciembre tuvo lugar un combate crucial entre los leales al Sultán y los
roguistas: la mehal.la imperial se decidió a realizar un esfuerzo decisivo y a atacar la ciudad rebelde
2043
También se rumoreó que una vez estuviera Taza pacificada y vencidas las fuerzas del Rogui, saldría una
expedición del campamento de Muley el- Kebir con destino al Rif y a las inmediaciones de Melilla con el fin de
recaudar los tributos que adeudaban al Majzén las cabilas de aquella región.
2044
Carta no. 27 del doctor Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 15 de Noviembre de 1902. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
2045
Carta no. 33 de Alfonso Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 3 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 299 / Ex. 1
2046
Carta no. 36 de Alfonso Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 9 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
1224
de Taza. Las fuerzas imperiales quedaron destrozadas.2047 La mehal.la de El –Kebir hubo de
retroceder hacia Fez. Este triunfo fue presentado por Bu-Hamra como una muestra de la
autenticidad de su misión salvadora del Sultanato, y otras tribus empezaron a escuchar su mensaje.
Retornado a Fez, en pocos días el Sultán reunió una nueva mehal.la mejor pertrechada. Abd
al- Aziz no podía consentir que unas cuantas cabilas rebeldes cuestionaran el poder imperial. Al
difundirse el rumor de que el pretendiente recorría el territorio del Rif con el fin de conseguir
todo el Imperio. Por otra parte sus comentarios apuntaban la existencia de una ayuda extranjera a la
causa roguista. ¿Cómo explicar si no la abundancia de oro, de vituallas, de armas en sus filas?.
Pronto el Rogui consolidó su dominio entre el Atlas y la costa mediterránea y desde la frontera
paz con los Zemmurs al desplazarse desde Fez, y que de camino hacia Rabat, le hizo retroceder la
noticia de la derrota de la mehal.la mandada por su hermano. Según el diplomático, el Sultán había
seguido una estrategia errónea, pues debía haber combatido personalmente al Rogui dirigiéndose
rápidamente a Taza. El ejército imperial no había estado suficientemente pertrechado por los
comerciantes de Fez y al no contar con suficientes víveres se indicaba que los soldados habían
2047
Carta del banquero Nahon a Bernardo de Cólogan. 11 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
2048
Telegrama del Ministro de Estado, Buenaventura Abarzuza dirigido a Bernardo de Cólogan. 11 de Diciembre de
1902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
1225
La derrota imperial fue la causa de la difusión de una gran inquietud en el Sultanato.2049 No
sólo eso: los tropiezos del Majzén equivalían a unos fortísimos gastos para el Tesoro imperial y
daban pie a la aparición de nuevas agitaciones, si no tan graves como la de Taza, sí poco
El Sultán procedió, como quedó indicado, a reunir un fuerte contingente de tropas de todo el
Imperio. Este gran ejército, aun siendo numeroso no combatió con decisión al pretendiente, por
ello cada vez que tenía lugar un encuentro decisivo, los gubernamentales resultaban derrotados,
cundiendo la desmoralización.
El 24 de diciembre se conocía en Fez la noticia de una derrota de las tropas del Sultán. El
Rogui, inquieto, mientras una nueva mehal.la imperial avanzaba sobre Taza, había multiplicado sus
contactos con todas las tribus que le eran leales, enseñándoles una catarata de cartas falsificadas
que demostraban que prácticamente medio Marruecos estaba con él. Los soldados del Majzén que
debían combatirle estaban en realidad muy desmoralizados. “La mayor parte de los musulmanes
que siguen a Muley Abd –el-Aziz –escribió Cerdeira- alentados por el fanatismo le combaten (al
Rogui) débilmente y esperan su triunfo como enemigo de los cristianos en el Imperio“.2050 Cuando
2049
Telegrama de Bernardo de Cólogan a Abarzuza. 12 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2050
Carta de Alfonso Cerdeira a Cólogan no. 43. 24 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
1226
12.39. Derrota de las fuerzas imperiales. El pánico se desata en Fez.
exhaustos, heridos, hambrientos derrotados por las fuerzas del Rogui, y perseguidos hasta cerca de
la capital.
La derrota de las tropas gubernamentales había sido aplastante. El ejército imperial, en lugar
de avanzar con decisión, cuando llegó a la vista de Taza, no se había enfrentado al Rogui, y se
había entretenido quemando chozas y saqueando aduares. Por ello los soldados imperiales se vieron
envueltos por los rebeldes por diferentes flancos. La tropa se dejó llevar por el pánico, dejando
armas, cañones, mulas, camellos y vituallas en el campo y dándose a la fuga. El campo de batalla
cobraba cuerpo. La agitación en la capital del Imperio era enorme.2053 Las tropas del Rogui
parecían dispuestas a rematar la campaña dando un golpe de mano sobre la Corte. Se llegaba
incluso a afirmar que parte de las tropas imperiales no eran fieles a Abd al- Aziz y estaban
dispuestas a abandonarle, y que el representante diplomático del Reino Unido pensaba hacer venir a
la costa a todos los británicos residentes en el interior, por estimar que la situación era muy grave.
El botín que había obtenido Bu Hamra había sido muy cuantioso. Pero lo más grave era que la
mehal.la imperial se había disuelto2054 y el camino hacia Fez estaba abierto para el Pretendiente al
2051
Telegrama de Bernardo de Cólogan a Bueanaventura Abarzuza, Ministro de Estado. 27 de Diciembre de 1902.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2052
Carta de Alfonso Cerdeira a Cólogan no. 43. 24 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 299 /Ex. 1.
2053
Ministerio de la Gobernación. Copia de telegrama particular de Tánger para El Liberal. 28 de Diciembre de 1.902.
A.G.P. R. Caja 15.538 /Ex. 2.
20542054
Ministerio de la Gobernación: Copia de un telegrama dirigido a El Liberal. 29 de Diciembre de 1902. A.G.P.R.
Caja 15.538/ Ex.2.
1227
trono. El Rogui afianzaba la consolidación de un nuevo Majzén que potenciaba las relaciones
comerciales entre la población de Taza y las tribus bajo su control y pretendía consolidarse como
A medida que iban llegando los restos desperdigados del contingente sultaniano, la situación
en Fez era más dramática. Se rumoreaba que aumentaba el número de soldados que integraba el
contingente del Rogui, procedentes de diversos territorios, incluido el Rif. Las inclinaciones
reformistas de Abd al- Aziz incitaban a un número creciente de marroquíes a no ocultar sus
simpatías al Pretendiente, por ofrecer éste una imagen de respeto al Islam y a las tradiciones
religiosas. Las tribus desafiaban la autoridad del Sultán tanto en la costa como en el interior
Los rumores alarmantes se expandieron rápidamente desde Fez a la mitad occidental del
Imperio. En Larache se llegó a difundir la noticia de que el Ministro de la Guerra había muerto y
que Fez estaba sitiada por las tropas rebeldes. Se fabulaba constantemente. Los administradores de
la aduana marroquí de Larache se pusieron en contacto con los de la de Mazagán y llegaron a fletar
un vapor español, el Gabriel Rius que venía de Dar-El- Beida (Casablanca) para organizar un
2055
Bernardo de Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 258. 30 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
1228
12.40. Medidas preventivas europeas. Éxito de las iniciativas galas.
Silvela, a pesar de los mensajes telegráficos optimistas enviados por Cólogan quien juzgaba, tras
entrevistarse con Mohammed Torres que la situación era grave pero sin llegar a ser crítica, puesto
inquiriendo sobre el sentido y la finalidad de los movimientos navales que estaban realizando los
ingleses.2057 Por otra parte, el día 29 de diciembre se telegrafió con urgencia a los consulados en
Argel y Orán ordenando poner en marcha una serie de acciones para recabar información reservada
sobre las decisiones de las autoridades coloniales francesas y los hipotéticos movimientos de las
tropas galas.2058 El gabinete conservador, por su parte juzgó necesario consultar en el Quai d´Orsay
y en el Foreign Office sobre los propósitos y medidas que iban a tomar en la cuestión marroquí los
gobiernos galo y británico.2059 Interesaba en particular conocer las decisiones de Londres: la derrota
de la mehal.la imperial suponía el fracaso más palpable de la política reformista del Majzén que
había contado con la aquiescencia inglesa. Por ello, se presuponía en Madrid que se iban a tomar
por parte británica medidas drásticas, tal vez una intervención militar en Marruecos a gran escala.
La respuesta del Duque de Mandas, Embajador en Londres no se demoró muchas horas: el Foreign
Office juzgaba grave la situación planteada por la derrota del ejército imperial, pero no tan apurada
como para exigir una acción armada del Reino Unido. El gobierno británico declaró que la rebelión
era una cuestión intestina del Imperio jerifiano, por ello no iba a entrometerse en el conflicto. A
juicio del Foreign Office toda demostración militarista de una potencia europea aumentaría los
2056
Telegrama de Cólogan al Ministro de Estado, Buenaventura Abarzuza. 28 de Diciembre de 1.902. A.G.P.R. Caja
15. 538 / Ex. 2.
2057
Ibidem. Telegrama de Buenaventura Abarzuza, Ministro de Estado dirigido al consulado de España en Gibraltar.
29 de Diciembre de 1.902.
2058
Telegrama de Buenaventura Abarzuza a los cónsules de España en Argel y Orán. 29 de Diciembre de 1902.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2..
2059
Telegramas de Buenaventura Abarzuza a los Embajadores españoles en París y Londres. 28 de Diciembre de 1902.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
1229
riesgos de complicación de la cuestión marroquí. El Reino Unido iba a abstenerse de enviar
unidades navales salvo que la situación lo requiriera para proteger y evacuar a sus súbditos. Sin
embargo en el caso de que Francia iniciara una acción de envergadura, ya fuera enviar un simple
buque o toda una escuadra, el Reino Unido replicaría con medidas semejantes. La actitud británica
era de expectante vigilancia, contando con dos bazas próximas al lugar de los combates: los buques
surtos en las aguas de Gibraltar y el resto de la flota mediterránea que andaba de maniobras entre
León y Castillo se entrevistó en dos días consecutivos con Delcassé,2061 el cual manifestó al
le ratificó el compromiso de Francia con el statu quo.2062 Sin embargo, tal como ha señalado José
Manuel Allendesalazar,2063 los europeos residentes en el Imperio jerifiano acabaron por solicitar
auxilio a sus cónsules y Francia e Inglaterra pusieron en alerta a sus tropas en Orán y Gibraltar, por
deposición de Mawlay Abd al- Aziz, y sobre el hecho de que su sucesor pudiera ser un fanático
religioso. Aconsejó en interés de Francia salvar al Sultán llevando a cabo una demostración militar
en Uxda (a 300 kilómetros del campo de batalla). El 29, Delcassé rechazó esta posibilidad: sólo iba
a servir para poner en contra de Francia a la población marroquí y exponer a la cólera pública a los
2060
Telegrama del duque de Mandas, Embajador de España en Londres a Buenaventura Abarzuza. 29 de Diciembre de
1902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2061
Delcassé manifestó a León y Castillo que considera inconveniente la presencia de buques extranjeros en puertos
del Imperio, pues ello podría provocar un resentimiento de la población musulmana contra los hebreos protegidos de
Francia que residían en el litoral. Telegrama de León y Castillo a Abarzuza. 29 de Diciembre de 1902. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2062
Telegrama del Marqués del Muni a Buenaventura Abarzuza. 29 de Diciembre de 1.902. A.G.P.R. Caja 15. 538 /
Ex. 2.
2063
Véase Allendesalazar: op.cit., pág. 133.
2064
Telegrama de Delcassé a Saint-René Taillandier. 29 de Diciembre de 1902. D.D.F. 2ª serie. Tomo II. Pág. 678.
1230
era obviamente un fin apocalíptico del statu quo, sino más bien pautado y graduado. Ante todo
había que reforzar las relaciones con el Reino Unido.2065 La voluntad de Delcassé era consolidar un
acuerdo de no intervención en Marruecos a tres bandas, que ligase a España, Francia e Inglaterra,
como manifestó al Embajador inglés, sir Edmund Monson y a León y Castillo. Posteriormente el
gabinete francés variaría su actitud oficial de neutralidad absoluta en la pugna entre el Rogui y el
Sultán. Delcassé exigiría a Paul Cambon que arrancase del gabinete de Londres un compromiso
definitiva, lo que Delcassé estaba pidiendo y obtuvo es que Londres no se opusiera a la acción de
Nicolson había advertido a Londres de la gravedad que supondría el triunfo del Pretendiente pues
iniciaría en Marruecos una oleada de fanatismo antieuropeo xenófobo y hostil. Sin embargo,
Francia conseguiría bloquear cualquier deseo de Gran Bretaña de obrar a su libre albedrío en
para la regularización de un futuro consenso en torno a los asuntos marroquíes entre las tres
potencias con mayores intereses políticos en el futuro de Marruecos: el Imperio británico, España y
Francia. Era un anticipo de las tendencias que llevaron a los acuerdos de 1904 y a los de Cartagena
trataba de Alemania, a la que se quería sorprender con una dinámica de “hechos consumados“ que
no le permitiera reaccionar. El objetivo francés de arrancar a Londres tantas garantías como fuera
completaba con una campaña contra el Emperador Guillermo II y su gobierno al que consideraban
en París un peligro para las estrategias de Inglaterra y Francia en el Mediterráneo Occidental. Así
parecían confirmarlo las tendencias expansionistas germanas: el deseo de crear un gran depósito
2065
Delcassé a Paul Cambon. Despacho no. 658. 30 de Diciembre de 1902. D.D.F. 2ª serie. Tomo II. Pp. 682-683.
1231
productos siguiendo las técnicas del “dumping“ y sustituir las importaciones inglesas o galas que
carbonífera. Cambon recalcaría que ello sería la base para la creación de una base militar del II
establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos soberanos pontífices del Islam, el sultán de
Fez y el de Constantinopla.2066
Lisboa, Polo su deseo de concertarse con el Reino Unido, pero paralelamente le informó del envío a
Tánger del crucero Doña Amelia.2067 Francia reforzó las guarniciones escalonadas del XIX Cuerpo
por vía férrea a Tlemcén, Ain- Sefra y Duveyrier con objeto de evitar la penetración en Argelia de
permanecía lista para zarpar rumbo a Marruecos, una división naval. A partir del 1 de enero de
1903, los efectivos de la escuadra gala del Mediterráneo estuvieron dispuestos ante cualquier
contingencia.
El día 31 de diciembre de 1902 varios acorazados y cruceros ingleses llegaban a las aguas de
Gibraltar.2068 Una división naval británica quedaba lista para actuar en aguas marroquíes; sin
2066
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 308. 31 de Diciembre de 1902. . D.D.F. 2ª serie. Tomo II. Pp. 686- 688.
2067
Telegrama del Ministro Plenipotenciario Polo a Abarzuza. 30 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2068
Telegrama del cónsul Martí a Abarzuza. 31 de Diciembre de 1902. . A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 164 / Ex. 2.
2069
Cabía la posibilidad de una fulminante actuación inglesa en Marruecos. Cólogan hablaba el último día del año con
sir Arthur Nicolson quien calificaba de extremadamente preocupante la llegada al poder de elementos fanáticos hostiles
1232
discordante del gabinete conservador español, pues no permaneció a la expectativa y actuó por su
cuenta.2070
La postura oficial española, tras conocer la actitud de las potencias europeas dispuestas
simplemente a aguardar el curso de los acontecimientos para evitar con ello peligrosas alarmas
internacionales, fue reafirmar su compromiso de mantenimiento del statu quo. Sin embargo, otra
cosa eran las medidas que se ponían en práctica.2071El Ministro de Marina, Joaquín Sánchez de
Toca envió un telegrama al Almirante Pascual Cervera, Jefe del Estado Mayor Central de la
significaba la derrota de las fuerzas imperiales marroquíes y la necesidad de trasladar a las aguas
del Sultanato a varios buques de la Armada.2072 Dado que otras potencias europeas podían
aprovechar la coyuntura para llevar a cabo operaciones expansionistas en Marruecos, había que
estar prevenidos. Por ello, se encomendaba al Estado Mayor de la Armada la confección de un plan
urgente para trasladar una escuadra a las aguas marroquíes y preparar una serie de fuerzas de
desembarco.
siendo el primer buque de guerra llegado al escenario marroquí tras el inicio de la crisis motivada
por la sublevación del Rogui.2074 Una calma tensa presidía la vida de la ciudad, aunque se volvía a
a los europeos, y comunicaba que el gobierno británico tenía dispuestos hasta nueve buques de guerra para proteger a
sus súbditos.
2070
Recibiendo las aceradas críticas en el Reino Unido de la Pall Mall Gazette que acusó a España de mantener
delirantes sueños de conquista de todo el Sultanato marroquí , en contraposición con Inglaterra que no ambicionaba una
pulgada de territorio marroquí, contentándose con el mantenimiento de la política de puertas abiertas para el comercio
europeo. Unicamente la publicación señalaba que el Reino Unido no iba a consentir la cesión de ningún puerto de la
costa frente a Gibraltar a cualquier potencia europea que pudiera serle hostil.
2071
Telegrama de Abarzuza a los Embajadores en París, Londres, Berlín, Viena, Roma, San Petersburgo y Ministros
Plenipotenciarios en Bruselas, La Haya y Lisboa. . A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2072
Telegrama del Ministro de Marina, Sánchez de Toca dirigido al Almirante Pascual Cervera. 28 de Diciembre de
1.902. A.G.P.R. Caja 15. 538 / Ex. 2.
2073
Ibidem. Telegrama del Comandante del Infanta Isabel dirigido al Ministro de Marina, Sánchez de Toca. 31 de
Diciembre de 1.902.
2074
Ibidem. Telegrama del Comandante del Infanta Isabel al Ministro de Marina. 1 de Enero de 1.903.
2075
Ibidem. Telegrama del Comandante del Infanta Isabel, Morgado al Ministro de Marina. 2 de Enero de 1.903.
1233
puerto tangerino otro buque de guerra, el crucero portugués Reina Amalia, procedente de
Lisboa.2076
escribiría a Cólogan señalando tres perspectivas posibles de cara al futuro del país:
A) Que se consolidara en Marruecos una protección amistosa, una tutela o un cierto control
británico.
la actitud precavida, cautelosa e impaciente del gobierno Silvela, que juzgó como muy necesario
Enrique Rosas Ledezma ha señalado que a partir de mediados de 1902, el gobierno británico
estaba empezando a tomar en consideración la idea de un pronto colapso del 'statu quo'.
Anticipándose a lo que pudiera venir, el Foreign Office había hecho un estudio detallado del valor
estratégico de los puertos y costas del litoral marroquí y se adelantó a considerar el reparto del país
entre las potencias, en caso de que desapareciera la autoridad del Sultán.2078 Después el
Almirantazgo británico puso en estado de alerta a la base de Gibraltar para que observase de cerca
2076
Ibidem. Telegrama del Comandante del Infanta Isabel al Ministro de Marina. 3 de Enero de 1.903.
2077
Carta no. 44 de Alfonso Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 26 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
2078
(F)oreign (O)ffice, Political : 185 /945, "Papers respecting affairs ... ( 895), F.O. septiembre de 1.902, en Rosas
Ledezma, E.: op. cit., pág. 714.
1234
los acontecimientos.2079 A pesar de su secreta aproximación a Francia, el gabinete liberal sagastino
marroquíes y manifestándole sus temores y su esperanza de que se conservara el 'statu quo' en aquel
país. Lansdowne respondió al Embajador español, Duque de Mandas, que el único y firme
propósito de Inglaterra era conservar el ‘statu quo' , como hasta entonces, pero " si surgiese la
cuestión marroquí creo que Inglaterra sería la primera en pensar que España tiene derecho a que
del Rogui y los incidentes en Tetuán, por si propiciaban la intervención de las grandes potencias, en
cuyo caso podría ser despojada España de lo que consideraba suyo en Marruecos por derecho
propio.2081 Con más atención que nunca, el gobierno español empezó a analizar cada movimiento
diplomático que realizaba el Reino Unido. Así, el Duque de Mandas informó en carta particular al
Ministro de Estado Abarzuza que llegado el caso Gran Bretaña estaría siempre dispuesta a defender
en el Norte de África sus intereses políticos y económicos con todos los medios a su alcance,
incluidos los militares. Asimismo el Embajador señaló que Inglaterra había renunciado
política continental europea a contar con una nación con la cual entenderse y coaligarse. Si en el
pasado fue Austria, ese puesto se veía reemplazado ahora por Italia. Contando con el apoyo seguro
de los italianos, Inglaterra no iba a temer un probable incremento de las fuerzas de la Dúplice
alianza francorrusa, ni nuevas o variadas combinaciones o alianzas entre potencias europeas poco
amigas. Un reciente discurso del secretario del Foreign Office, Lord Lansdowne, inducía a creer
que Inglaterra no obraría en cuestiones continentales aislada nunca más, sino que buscaría apoyos.
2079
F.O. 185 / 945. Tánger, núm. 53, al F.O. 27 diciembre de 1.902., en Rosas Ledezma, E.: op. cit., pág. 714.
2080
Duque de Mandas al Duque de Almodóvar del Río. 9 de Octubre de 1.902. A.M.A. E. Archivo Histórico. Legajo
H- 1582; y F.O. 185 / 945, de Lansdowne, núm. 74, 8 de Octubre de 1902, 119 F.O. en Rosas Ledezma, E.: op. cit.,
pág. 714.
2081
F.O. 185/946, núm. 89, Madrid 28 de noviembre de 1902, 160 F.O.; y despacho núm. 97. Madrid, 21 de diciembre
1902, 180 F.O.
1235
También Mandas apuntaba que aun cuando Inglaterra había tomado nota de las manifestaciones de
antipatía del pueblo alemán con motivo de la guerra boer y de la competencia que las manufacturas
Reich. Aunque las dos potencias habían confrontado sus intereses en Shanghai, era posible un
2082
Mandas, sin ser un experto en la cuestión marroquí sí que alcanzaba a atisbar algunos movimientos diplomáticos
de gran trascendencia. Fracasó al anunciar un posible acuerdo anglo-germano sobre Marruecos, pero en contrapartida
llegó a apuntar que era también factible un convenio anglo-galo “contando con la participación española o sin ella”. Sí
que leyó bien el propósito británico de rectificar su política europea, buscando compromisos de acuerdo estable con
potencias europeas. Mandas a Abarzuza. Carta particular número 1. 15 de diciembre de 1902. (A)rchivo del
(M)inisterio de (A)suntos (E)xteriores. Madrid. Legajo H-1264.
1236
RESUMEN
A partir del inicio de 1901, Francia y Gran Bretaña habían comenzado una guerra de
Royal Navy, los franceses replicarían reuniendo sus flotas del Mediterráneo y del Atlántico. Al
mismo tiempo, el XIX Cuerpo de Ejército galo, una unidad formada por tropas coloniales dispersas
por la colonia argelina, se concentraba en el sur de Orán para unas maniobras. Al mismo tiempo el
cable telegráfico entre Tánger y Argel, los franceses consiguieron que sus comunicaciones desde
Marruecos no tuvieran que transitar bajo control británico. Ante la posibilidad de que el gobierno
republicano desencadenase una acción decisiva que pusiera al Imperio jerifiano bajo su dominio, el
gobierno de Sagasta barajó diversas posibilidades. La primera de ellas fue iniciar una política de
fuerza dirigida a conseguir el embrión de un protectorado español en ciertas zonas del Imperio
jerifiano. Esta medida fue estudiada cuando se pensó en enviar a Marruecos una expedición armada
con ocasión del secuestro de dos jóvenes españoles por montañeses en las proximidades de Arzila.
Esta posibilidad suponía ejercitar una acción autónoma en Marruecos, que no iba a contar con el
respaldo de Francia. La segunda posibilidad, que finalmente se adoptó pasaba por profundizar en el
diálogo con la Tercera República, superando los recelos existentes hacia las tendencias
expansionistas galas en el Sultanato. La política española en Marruecos pasará entonces a una fase
de supeditación con respecto a Francia. En este orden de cosas habría que encuadrar el relevo del
de gran inteligencia y de una gran capacidad para maniobrar ágilmente en los intrincados asuntos
del Sultanato, pero cuya diligencia le había situado en ocasiones en una difícil posición con
respecto al Ministerio de Estado. Es sustituido por Cólogan, más dispuesto a obedecer las órdenes
recibidas de Madrid. España colaborará asimismo con Francia en la actuación de esta última
conducente a bloquear la reforma fiscal promovida por el gobierno marroquí. Con ello el Quai
d´Orsay pretende frustrar una serie de reformas emprendidas por el Sultán Abd al- Aziz, que
1237
cuentan con el respaldo británico. Todo ello en un momento en que el Reino Unido parece haber
conseguido una notable influencia en el Sultanato. Las conversaciones de París, iniciadas en 1901,
tendentes a llegar a un acuerdo de reparto de Marruecos entre Francia y España son retomadas,
posibilidad de que la Tercera República y Gran Bretaña llegaran a un acuerdo que pusiera fin a sus
litigios coloniales y que resolviesen la cuestión marroquí a espaldas del gobierno restauracionista.
Esta posibilidad fue descartada porque la tensión entre franceses y británicos por lograr la
rusas y francesas hicieron su aparición en las aguas de Tánger, en un intento de disuadir al Sultán
de seguir buscando el apoyo británico. El acercamiento español a Francia llega hasta el punto de
que el gabinete Sagasta va a intentar que dentro del acuerdo de reparto de Marruecos quede
esta posibilidad fue rechazada por Delcassé y a pesar de que las negociaciones se dilatarían todavía
más por la disputa en torno a la posesión de la ciudad de Fez, finalmente incluida dentro de la
finales de Noviembre. El exceso de celo del Embajador hispano en París, León y Castillo determinó
que no se firmase. Tras el abandono por los liberales del gobierno y su sustitución por los
rebelión contra el Sultán, que complica todavía más para las diplomacias europeas la solución de la
cuestión marroquí.
1238
CAPÍTULO 13
1903:
Temeroso de que la situación provocada por la rebelión del Rogui causase problemas
cañoneras reactivada por Sagasta a finales de 1902.2083 Por otro lado hizo todo lo posible por estar
Castillo habían llevado a Silvela al convencimiento de que, a pesar de los rumores, no era
previsible el envío de unidades galas al Sultanato desde la metrópoli o Argelia. Delcassé había
trazado una sutil política de tela de araña, que buscaba el abandono paulatino por parte de Inglaterra
de los asuntos marroquíes,2084 y el gabinete de Balfour se sometió a ella finalmente. Los británicos
se limitaron a concentrar una serie de buques de guerra (9) en Gibraltar el 2 de enero, sin que éstos
2083
Véase al respecto: Ministerio de Estado: Informe confidencial número 1. La insurrección en Marruecos. 3 de enero
de 1903, en A.M.A.E. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos. Presenta una imagen negativa del Sultán, señalando
al respecto que mientras ha estallado la rebelión, Abd al- Aziz se dedica “a sus acostumbradas distracciones y estos días
los dedica a la elevación de globos de papel que últimamente le ha regalado el Enviado norteamericano“.
2084
A la llegada de la Misión militar francesa a Fez, en la ciudad imperial llegó a residir un numeroso contingente de
asesores galos del Sultán que sustituyeron a los británicos: el secretario de la Legación francesa en Tánger Descós, dos
oficiales de Artillería, un oficial de Infantería, un médico, un suboficial de Artillería, tres correos indígenas y dos
profesores de idiomas. El agente español Cerdeira avisó puntualmente el 25 de Enero del aumento desproporcionado de
la representación francesa en Fez, en un momento al parecer tan inoportuno. “Es de extrañar que conociendo la
gravedad de la situación, tome el partido de aumentar el número de franceses en el sitio del peligro (...) Creo que
Francia tiene el proyecto de aumentar en estos instantes de gravedad su representación en Fez para en el caso de ser
derrotadas las tropas del Sultán y abandonar éste la ciudad, reunir esa representación en la casa consular que está
preparada para la defensa y enarbolar el pabellón francés con el fin de tener ellos solos un justo pretexto para una
intervención en el interior del Imperio pues en medio del grave peligro deben esperar que todos los europeos
abandonen la ciudad y ellos solos serán entonces los que con justicia merezcan recibir el auxilio necesario“. Cerdeira
forjó el plan de forzar la permanencia en Fez de los españoles que vivían en ella (Antonio Ramos Espinosa de los
Monteros, periodista; algunos jardineros, un renegado y criados), para llegado el caso, encerrarse en un palacete,
organizar una defensa numantina, enarbolar la bandera española y poder pedir auxilio de Madrid, lo que daría pie a una
intervención del ejército español: “Si ellos (los franceses) armados y preparados provocan el conflicto internacional,
no han de faltar aquí corazones españoles que derramen su sangre para darle á su querida España el justo y necesario
derecho “. Carta no. 62 de Cerdeira a Cólogan. 25 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 299 / Ex. 1. El 28 de Enero el cónsul de España en Alcazar Eduardo Cabo remitía una misiva a Cólogan
informándole de algunos movimientos del consulado de Francia con el fin de, aprovechando la coyuntura de la
sublevación, extender el régimen de protección entre los rifeños.
1239
partieran hacia Marruecos.2085 El resto de la flota mediterránea permanecía en Malta. Únicamente
España, por las veleidades intervencionistas de Silvela en los asuntos del Sultanato, no estaba
animada de una verdadera voluntad colaboradora con Francia. Ahora bien, oficialmente, León y
Castillo –al visitar el Quai d´Orsay- llevó a cabo una serie de aclaraciones sobre las pretensiones
del gobierno español en el Imperio jerifiano, satisfaciendo así el interés demostrado por Delcassé
de clarificar los propósitos de las potencias europeas ante la sublevación del Rogui. El embajador
manifestó que el objetivo del gabinete español era sintonizar su política en Marruecos con la de
Inglaterra, Alemania, Italia y Francia y sostener el statu quo.2086 Las mismas manifestaciones se
seguridad: el reforzamiento de los puntos fronterizos con Marruecos y los preparativos del crucero
Du Charla. 2088 Esta situación de alerta terrestre y naval se prolongaría a lo largo de todo el mes de
Marruecos.
En otro orden de cosas, el nuevo Ministro de Estado intentó revitalizar los mermados
servicios de información españoles para que le arrojaran más luz sobre la sublevación y sobre la
identidad del Pretendiente.2089 Contaba para ello con el agente nativo en Fez Omar Barrada 2090
y
2085
Telegrama del cónsul español en Gibraltar, Martí a Abarzuza, Ministro de Estado. 13 de Enero de 1903. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /Ex. 2.
2086
Telegrama de Buenaventura Abarzuza al Embajador de España en París. 31 de Diciembre de 1902. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2087
Telegrama de Buenaventura Abarzuza al Embajador de España en Roma. 1 de Enero de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2088
El Marqués del Pedroso, cónsul de España en Orán a Buenaventura Abarzuza. Despacho no. 3. 2 de Enero de
1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2089
En Diciembre de 1902 el consulado de España en Casablanca había juzgado oportuna la adquisición por parte del
Ministerio de Estado de dos juegos de señales y luces marinas a fin de comunicar con rapidez las noticias que se
pudiesen averiguar en torno a la sublevación roguista a determinadas unidades navales españolas que se aproximasen a
la costa. Dado que no se podían realizar grandes dispendios, el Ministerio de Estado se negó a hacer tales compras.
R.O. del Ministerio de Estado de 8 de Enero de 1903 dirigida al consulado de España en Casablanca. A.M.A. E.
Archivo Histórico. Correspondencia. Consulados. Casablanca (Marruecos). Legajo H- 1862: 1868-1930.
1240
con las noticias que le aportaban periódicamente Cerdeira y Cólogan. No era fácil sin embargo
obtener información puesto que las fuerzas del gobierno marroquí habían abandonado la región
sublevada; además las lluvias habían desbordado los ríos, dificultando las comunicaciones e
interrumpiendo el tráfico de personas entre Fez y Tánger.2091 Los déficits de noticias se cubrían en
parte con los artículos de la prensa sensacionalista europea, que insistían sobre el hecho de que
Muley Mohammed, el hermano del Sultán, estaba libre y encabezaba la sublevación.2092 Cólogan
actuaría con presteza desmintiendo a su superior, Abarzuzan la veracidad de esos rumores.2093 Sus
informes no se ceñían únicamente a nutrirse de las dos fuentes que disponía en Fez (Omar Barrada
y Cerdeira). Procuraba ampliar o confirmar las noticias por otros conductos. Acudiendo por
ejemplo a sus colegas francés e inglés o buscando el apoyo de los agentes confidenciales de los
banqueros Nahon (judíos delegados en Marruecos del Banco de España) en Alcazar. Por su parte
tan siquiera en el campamento del Rogui, tras sufrir un sinnúmero de penalidades. 2094
con éxito con las maniobras francesas que tenían su epicentro en Sawira (Mogador). Efectivamente,
el servicio de inteligencia hispano había tenido que inventarse sus reglas y había tenido que hacerlo
con premura, durante la guerra de espías entablada con los agentes republicanos. El servicio
2090
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 1 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2.
2091
) Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /
Ex. 2.
2092
. Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 2 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2.
2093
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 3 de Enero de 1903. A. G. A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2.
2094
Carta no. 57 de Cerdeira a Cólogan. 18 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/Ex. 1.
1241
español había sido ejecutivo. Sin cumplir estrictamente las órdenes emanadas de Madrid, los
agentes hispanos habían aceptado las responsabilidades y actuado con diligencia. No hubo tiempo
Muerto El- Morabet, el servicio de información español en Marruecos hizo aguas a finales de
siglo, falto asimismo de recursos económicos. Así, podemos señalar que Cerdeira, el agente en Fez,
cobraba del Ministerio de Marina un sueldo ínfimo, y tenía que organizar todas sus actividades de
espionaje disponiendo de un único complemento de cien pesetas mensuales con cargo a los fondos
materializado con el rápido desplazamiento del crucero Infanta Isabel,2095 llegado a Tánger el 1 de
enero. Sus instrucciones eran telegrafiar diariamente al Ministro de Marina las noticias más
importantes ocurridas en el Sultanato. El clima de agitación creado en Madrid por la derrota de las
fuerzas imperiales sin embargo no tenía sentido a medida que se comprobaba que no se producía
ningún asalto contra Fez, y que la situación podía ser complicada y peligrosa pero no dramática.
Madrid las primeras noticias que había recabado. No había motivo para la alarma en la capital
diplomática marroquí, aunque el marino creía entender que una buena parte de la población
simpatizaba con la causa del Rogui.2096 Por otra parte, las amenazas de los Beni-Ider sobre Tetuán
no tenían nada que ver con la sublevación roguista. El 2 de enero, procedente de Lisboa, fondeaba
El Sultán se aprestaba a reunir una nueva mehal.la. Intentó asimismo combatir el pánico que
2095
Además se dispuso la preparación de refuerzos para las guarniciones de Ceuta y Melilla, a fin de enviarlos al
menor indicio de agitación en las cabilas fronterizas y evitar así un golpe de mano de éstas contra las plazas.
2096
Telegrama del comandante del crucero Infanta Isabel dirigido al Ministro de Marina. 2 de Enero de 1903.
(A)rchivo (G)eneral del (P)alacio ®eal. Alfonso XIII. Caja 15538 / Ex. 2.
1242
paseándolo por la capital imperial para demostrar que el Rogui sólo era un impostor.2097 Este
comportamiento restó fuerza y partidarios al pretendiente. Además hizo leer el 3 de enero una carta
que contaba con los elementos suficientes para aniquilar al pretendiente y prometer el éxito. Tal
como Cerdeira escribió a Cólogan, estas manifestaciones reanimaron el ánimo de los marroquíes.
Con todo, no se hizo ningún cambio que supusiese un mayor predominio en el Majzén de los
elementos más tradicionalistas y religiosos, a pesar de que Ben Sliman, favorable a las pretensiones
francesas en el Sultanato abogaba con otros elementos por una reconciliación entre Abd al- Aziz y
gobierno de la ciudad de Fez, o el mando de las unidades que iban a combatir al Rogui. En torno al
contingentes de combatientes.
Pronto comenzaron a llegar cartas a Fez de diversas partes del Imperio apoyando a Abd al-
Aziz:2098 parte de la importante cabila de Hyaina, que ocupaba las llanuras que se extendían frente a
las montañas de los Guiata en el camino de Taza, volvió a someterse a la autoridad del Sultán,
ofreciendo su ayuda contra el Rogui.2099 Otras cabilas rebeldes comenzaban a dar síntomas de
querer sustraerse a la autoridad del Rogui e incluso las anteriormente sediciosas tribus de Gerruan
gran parte de la costa atlántica marroquí. Informes confidenciales llegados a la Legación española
el 9 de enero y confirmados el día siguiente por Mohammed Torres hablaban de la salida desde
Tánger hacia Fez de dos emisarios secretos enviados por varias cabilas tanto de la frontera argelina
2097
Cfr. Ministerio de Estado: Informe confidencial número 2. La insurrección en Marruecos. 10 de Enero de 1903.
A.M.A. E. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
2098
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 8 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/Ex. 1.
2099
Carta no. 55 de Cerdeira a Cólogan. 14 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/ Ex. 1.
1243
como del Rif, ofreciéndose al Sultán para combatir al Pretendiente.2100 Se llegó a rumorear que en
la cabila rebelde de Guiata, núcleo de la sublevación, se había producido una escisión surgiendo
dos sectores: uno favorable al Rogui y deseoso de proseguir la insurrección, y el otro partidario del
Sultán. Se decía de este último que era el más numeroso.2101 El optimismo volvió a la colonia
europea en Tánger. Sir Arthur Nicolson, que el 1 de enero se había confesado ante Cólogan
sumamente preocupado, hasta tal punto que el gobierno británico puso a su disposición en Gibraltar
hasta nueve buques de guerra para, llegado el caso, enviarlos a los diversos puertos marroquíes y
proceder a la evacuación de los súbditos ingleses, se mostró ahora más animado respecto a la
capacidad de Abd el- Aziz para enderezar la situación. El crucero portugués Doña Amalia
contribuir a la sensación alarmista suscitada tras la derrota de las tropas imperiales. La marcha de la
unidad de combate portuguesa era necesaria para cumplir el acuerdo explícito entre las naciones
europeas, promovido por Delcassé de evitar todo movimiento apresurado y toda intervención
aislada y aventurada en el Sultanato. Era obvio que la estancia del Infanta Isabel en Marruecos
transgredía el acuerdo y causaba malestar a las potencias europeas. Pronto comenzaron a menudear
las protestas ante la Legación española en Tánger por parte de Inglaterra y Alemania. Las
mencionadas potencias estaban dispuestas a mantener una presencia naval en lugares próximos al
Imperio, pero no en sus aguas: había que reducir la tensión generada por la sublevación del
Rogui.2102
Existían sospechas en la Legación inglesa de Tánger sobre lo bien pertrechado que estaba el
Pretendiente; incluso se pensaba en Francia como la potencia suministradora del armamento de los
2100
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 9 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/Ex. 1
2101
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 6. 8 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/ Ex. 1.
2102
El gobierno español, en cambio dispuso la salida sin demora para distintas ciudades de Andalucía de varios
batallones, encargados de reforzar las guarniciones en los presidios marroquíes. Véase al respecto: Ministerio de
Estado: Informe confidencial número 3. La insurrección en Marruecos. 17 de enero de 1903. A.M.A. E. Legajo H-
2738. Circulares sobre Marruecos.
1244
pasiones religiosas en el Magreb ni la proclamación de la Yihad o guerra santa por el Rogui. La
caída del Sultán sólo podía dar lugar a una proliferación aún mayor de las ideas anticristianas o
antiextranjeras que se atribuían al bando rebelde. Sir Arthur Nicolson, el representante británico en
Tánger, por otro lado, no dejaba de verse afectado por un sentimiento de frustración y
responsabilidad ante el fracaso de las prácticas de colonialismo informal que había auspiciado. La
rebelión del Rogui marcaba el punto final al intento de hegemonía británico en Marruecos. De
hecho, el primer empréstito contraído por el Sultán por aquellas fechas suponía el inicio del
endeudamiento del Imperio jerfiano con Francia, un paso más en la ruptura del statu quo y el fin
de la independencia económica del país. Con todo el Reino Unido descartaba asimismo la
crisis esgrimiendo el propósito de establecer un ‘planning continuo’ de consultas entre los países
más interesados en la cuestión marroquí, es decir acababa por aceptar la tesis formulada por
Delcassé. Por otro lado, Saint-René Taillandier se preocupó por descartar ante el cuerpo
alguno en achacar a Inglaterra (ante Cólogan) el deseo de forzar una intervención armada europea
en el Sultanato. Abogó por el mantenimiento en el trono de Abd al- Aziz, pero insistiendo en que
1245
13.2. Retirada del crucero español. Planes del gobierno Silvela para intervenir en Marruecos.
mantenimiento de una unidad naval española en aguas del Sultanato, ya que que el Reino Unido no
contemplaba con agrado el envío de buques de guerra europeos a Marruecos. En esa tesitura una
operación naval de cierta envergadura y de resonancia internacional era un compromiso que España
no podía asumir en solitario. Todas las presiones realizadas en la corte de Saint James para que
Inglaterra aceptara en el futuro la presencia de España en el Sultanato caerían en el vacío, así como
las negociaciones efectuadas por Abarzuza ante el Embajador inglés en Madrid, sir Mortimer
Durand. Lord Lansdowne, el secretario del Foreign Office se entrevistó con el Embajador español
en Londres, Duque de Mandas el 3 de enero y aunque expuso los recelos del plenipotenciario
británico en Marruecos, sir Arthur Nicolson, sobre la gravedad de los acontecimientos marroquíes y
la preocupante situación en que quedaban los ingleses residentes en Fez, expresó su deseo de
Rogui. Aún así, Abarzuza trató de conseguir que España pudiese gozar de cierta libertad de
movimientos, aduciendo la necesidad de desplazar buques de guerra en caso de sufrir ataques sus
posesiones situadas a lo largo de la costa septentrional del Imperio. El Ministro de Estado incluso
buscó el placet británico para la posibilidad de movilizar los efectivos militares españoles y de que
éstos emprendieran una acción en Marruecos si Francia llevaba a cabo previamente una
intervención militar.
1246
Sabemos que entre tanto los preparativos en las bases navales de Cartagena y Ferrol para
2103
enviar más unidades a aguas marroquíes no habían cesado. Los buques Cisneros, Vitoria,
un inmediato envío a Marruecos.2104 Sin embargo la reducida potencialidad militar española hacía
fracasar los propósitos intervencionistas que pudiera albergar el gabinete Silvela. Se dieron órdenes
estrictas para que las principales unidades de la Armada activaran las tareas de rearme y puesta a
punto para iniciar una expedición y se ordenó una inmediata concentración de unidades navales en
Cádiz, aunque el armamento de los buques estuviese incompleto. Sin embargo, la inmediata
disponibilidad de una fuerza naval no consiste sólo en su pronto alistamiento para una rápida salida;
también han de tenerse en cuenta las correspondientes previsiones para sus ulteriores repuestos y
pertrechos y para facilitar la rapidez en las operaciones. Los Capitanes Generales de los
abiertamente que los datos no podían ser más desconsoladores tanto en lo relativo a la capacidad
como en lo concerniente a la rapidez para abastecerse los buques de carbón y de agua. Además era
necesario movilizar el esfuerzo de una Brigada expedicionaria que tenía que integrar fuerzas de
caballería, infantería y artillería así como de zapadores y sanidad militar a las que habría que
El titular del Foreign Office, pese a reconocer la legitimidad de la defensa en caso de ser
Marruecos de unidades hispanas, subrayando la necesidad de que las tres potencias con mayores
intercambio de impresiones.2105
2103
Telegrama del Capitán General de Cartagena al Ministro de Marina. 4 de Enero de 1903. Telegrama del Duque de
Mandas a Abarzuza. 3 de Enero de 1903. A.G.P.R. Alfonso XIII. Caja 15538 /Ex. 2.
2104
Telegrama del Capitán General de Ferrol al Ministro de Marina. 5 de Enero de 1903. A.G.P.R. Alfonso XIII. Caja
15538 /Ex. 2. Telegrama del Ministro de Marina al Capitán General del Ferrol.
2105
Telegrama del Duque de Mandas a Abarzuza. 3 de Enero de 1903. A.G.P.R. Alfonso XIII. Caja 15538 /Ex. 2.
1247
En el Imperio marroquí, sólo persistían, fuera de Taza, otros dos focos de tensión: en
Tetuán y en la Chauia. Volvía a hablarse en la ciudad tetuaní de la actitud rebelde de los Beni-Ider.
El Bajá de la villa deseaba que su rebeldía no se solapara a la alarma producida por la rebelión del
2106
Rogui: optó por la conciliación y la benevolencia con los sublevados. Sin embargo los Beni-
del conflicto, circulando los rumores en torno a un posible ataque a la ciudad. De nuevo la
sensación de alarma pasó a la prensa española, que se dedicó a llenar sus titulares de noticias
sensacionalistas2107. Incluso se llegó a especular con que Saint-René Taillandier había amenazado a
Mohammed Torres con una intervención francesa si la sublevación se extendía a Tánger, aunque
este tipo de noticias no tenía fundamento y eran rápidamente descartadas por Cólogan.2108 La
realidad una vez más contradecía los escándalos sensacionalistas de la prensa. El 30 de enero el
cónsul de España en Tetuán, Antolín Pita y Carames, trasladaba un oficio a Cólogan informándole
que los representantes de los insurrectos Beni-Ider habían acudido finalmente a pedir gracia ante el
Bajá de la ciudad. Con todo, esta sumisión no se verificó sin condiciones, pues inmediatamente
fueron puestos en libertad por el representante del Majzén seis de los presos que reclamaban los
2106
Bernardo de Cólogan a Abarzuza. 8 de Enero de 1903. Despacho no. 5. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2107
Es el caso de El Liberal que publicaba el 13 de Enero noticias relativas a una estrepitosa derrota de las fuerzas
imperiales en la proximidad de Fez, así como a la desmoralización absoluta y el pánico existente entre las tropas del
Sultán. Según el rotativo los europeos residentes en Fez habían tenido que refugiarse en la fábrica de armas,
custodiados por un grupo de guardias adictos al Sultán. El periódico hablaba asimismo del gran temor existente en
Tetuán ante un próximo ataque de los Beni-Ider y señalaba que eran los propios habitantes de la ciudad los que
armados por el Bajá tenían que vigilar el perímetro de la villa día y noche. Según esta información las cabilas
comprendidas entre Tánger y Tetuán, soliviantadas por la propaganda roguista estaban a punto de levantarse en armas
lo que aumentaría el peligro de Tetuán. Los españoles y judíos residentes en esta última se aprestaban a abandonar en
masa la ciudad. El Diario Universal del 14 de Enero reseñaba asimismo, además de la gran derrota del Sultán, la
alarma general del cuerpo diplomático acreditado en Tánger creada por una serie de combates librados a las puertas de
la ciudad y por la supuesta muerte en combate del Mennebhi, el ministro de la Guerra. El rotativo señalaba que en
Gibraltar se habían recibido órdenes apremiantes para que la flota británica estacionada en el puerto estuviese lista para
zarpar inmediatamente hacia la costa marroquí al primer aviso. El Globo anunciaba que el Rogui había atravesado el
río Sebú y que se encontraba a una hora de camino de Fez, habiendo prometido a sus incondicionales entrar en la
ciudad imperial sin lucha y respetando a los cristianos. Además el rotativo recalcaba la inactividad de las fuerzas
imperiales. El Imparcial no abundaba en noticias tan alarmistas: los imperiales según este diario controlaban los
accesos a Fez y los Hyaina daban muestras de someterse completamente al Sultán. Reseñaba además que nuevas
fuerzas imperiales salían de Fez camino del frente y que el Sultán daba muestras de prudencia e inteligencia procurando
solucionar el conflicto por medios pacíficos, lo que explicaría la inacción de sus tropas. Por último el rotativo señalaba
que la Legación francesa presionaba sobre Mohammed Torres para que el Majzén terminase con las refriegas junto a
Tánger puesto que podían servir de pretexto para una intervención europea.
2108
Ministerio de Estado: Informe confidencial número 4. La insurrección en Marruecos. 26 de Enero de 1903. A.M.A.
E. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
1248
cabileños. El cónsul señalaba que la concesión hecha a los Beni-Ider lesionaba el principio de
autoridad majzeniana e iba a ser considerada como una muestra de debilidad, sirviendo en el futuro
de estimulo a los que quisieran emprender alborotos y rebeldías. Lógicamente las autoridades
diplomáticas españolas no comprendían las pautas de una justicia, la majzeniana, más proclive a la
negociación y al diálogo que al castigo brutal e irracional. El Majzén más bien deseaba imponer
estas últimas variantes.2109 A pesar de que los medios diplomáticos españoles insistían en que la
tranquilidad volvía a la ciudad del septentrión marroquí, muy distinta sería la actitud de la prensa
fuentes y la separación entre opinión e información solían brillar por su ausencia: ahora cargaban
las tintas con los Beni-Ider a los que presentaban aterrorizando los alrededores de la ciudad de
Tetuán. Todos los periódicos españoles se referían a Marruecos tomando como base rumores y
Cólogan se sentía desbordado por tanta fábula y acabó por abstenerse de la tarea interminable de
del Rogui. Se trataba más bien de un conflicto social, dirigido claramente contra los grupos
económicamente más poderosos y que si perturbó al Sultán fue por mermar sus fuerzas frente al
Pretendiente. Al igual que ocurría en otras partes del Imperio, la penetración extranjera en la región
a principios del siglo XX trastornó las estructuras sociales y económicas tradicionales. Centenares
principio de su proletarización.
2109
Cfr. Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales del nacionalismo marroquí, Editorial Mapfre, Madrid, 1997, pág.
368. Este autor señala que los castigos sangrientos infringidos a los rebeldes, que forjaron el mito de la barbarie de las
prácticas del Sultán eran más bien sugeridos por los europeos (al insistirle en que debía mantener el orden en el país)
que intrínsecos o propios del Emperador.
1249
13.3. La estrategia diplomática de Delcassé: neutralidad y no intervención en los asuntos
marroquíes.
Mientras que Silvela y los sectores más alarmados del gabinete por las noticias de Marruecos
optaban por enseñar el pabellón español en las costas del Imperio, resultaba bastante evidente la
falta de sintonía que la cuestión marroquí suscitaba entre los integrantes del ejecutivo. El Ministro
de Estado, Buenaventura Abarzuza, inició una serie de tanteos con el Reino Unido, deseoso de
estrechar la relación entre España y Gran Bretaña y ello bastante antes de que Silvela desistiera de
buscar el apoyo ruso al convenio de reparto de Marruecos que se había negociado con Francia.2110
Así el 2 de enero tuvo lugar una charla entre Abarzuza y sir Mortimer Durand, el embajador
británico en Madrid en la que este último comunicó la abstención inglesa de cualquier propósito de
envío de fuerzas navales a Marruecos, salvo en caso de extrema urgencia. Abarzuza aprovechó la
situación para requerir información del gobierno Balfour sobre la postura de éste ante las
entrevistó el 3 con el secretario del Foreign Office, Lansdowne. El criterio de actuación de Londres
británico se tomaba la rebelión roguista con mucha calma. La sublevación no le parecía razón
suficiente para modificar su política hacia Marruecos; máxime no considerando Lansdowne que el
conflicto suscitase un enfrentamiento y una disparidad de pareceres entre las potencias europeas.
Sabemos que Francia no quería ser neutral en los asuntos marroquíes, pues deseaba tutelar los
destinos futuros del Sultanato. Con este fín, quería convertirse en la rectora y asesora de sus
ejércitos y de sus finanzas, dirigir los destinos económicos del país y pasar a ser su prestamista en
régimen de monopolio exclusivo. El Quai d´Orsay se había apuntado un primer éxito con la
2110
Cfr. Campoamor, J.M.: La actitud de España ante la cuestión de Marruecos (1900-1904), Madrid, C.S.I.C.,
1951, pág. 151.
2111
Telegrama de Abarzuza al Embajador español en Londres. 2 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
1250
impresión causada a los británicos por los ejercicios navales francorusos de abril de 1902
realizados frente a las costas de Marruecos. En diciembre de ese año Delcassé se anotaría otro
éxito rotundo al conseguir que Inglaterra se desinteresara de los asuntos marroquíes, con el señuelo
de que Francia no se entrometería en los asuntos internos del Sultanato,2112 y la promesa gala de
tranquilizar a Lord Lansdowne, disipando sus recelos por los precipitados movimientos navales
hispanos en Tánger. Mandas descartó con firmeza la posibilidad de una acción militar española en
Marruecos, y señaló que la estancia del crucero obedecía sólo al temor existente con respecto a la
tranquilidad de las posesiones españolas en el norte del país, deseando España asimismo avenirse al
citado compromiso con Francia e Inglaterra. Actitud esta última que se contempló con sumo agrado
por parte del gabinete Balfour.2113 La fluidez en las relaciones hispano-británicas continuaría a lo
largo del mes de enero. Dado que la permanencia del crucero español en aguas marroquíes causaba
Tánger.
En lo que respecta al escenario parisino, las tres primeras semanas del año se caracterizaron
por una ausencia total de contactos entre León y Castillo y Delcassé, debido a una seria
Ministro, expresando el Ministro francés sus temores de que un triunfo del Pretendiente pudiera
2112
La evidencia era todo lo contrario: tratados comerciales con el Imperio jerifiano que establecían preferencia para
los artículos y moneda francesa en el Sultanato, asesoramiento de las tropas marroquíes destacadas en la frontera
oriental del Imperio, el éxito del empréstito efectuado al Majzén.
2113
Telegrama del Duque de Mandas a Buenaventura Abarzuza. 3 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
1251
hacía sino seguir tejiendo su política de ‘tela de araña‘, consistente en lograr compromisos serios de
no intervención en Marruecos por parte de las demás naciones europeas; esta política tendía a crear
un hueco que ocupaba Francia. Como expresión de sinceridad, las manifestaciones de Delcassé a
León y Castillo indicando que Francia iba a ser neutral en el conflicto suscitado en el Imperio
jerifiano no tienen el menor interés. Dos razones permiten afirmarlo. En primer lugar responden a
un aspecto dialéctico que pertenece al ámbito de las intenciones declaradas pero que no iban a ser
cumplidas, y no se fundamentan en los hechos. En segundo lugar porque a esas alturas, los
anuncios franceses de neutralidad resultaban irrelevantes, ya que la praxis política de Francia era la
para el Majzén suponía el desastre de sus huestes ante el Rogui, a Delcassé no le interesaba sino
proseguir con la política de penetración pacífica que consolidaría la hegemonía francesa, y que no
República guardaba formalmente las apariencias, y ni siquiera destacaba un barco en las costas del
Imperio, exigiendo en contrapartida una acción circunspecta de todas las potencias. Sin embargo,
territorio de Figuig, al que se describía en medios franceses como un centro de sedición donde se
actuar en la cuestión marroquí utilizando la baza militar sólo en el caso de producirse repercusiones
de la sublevación roguista en Argelia o Túnez. En todo caso, el fin de esa aparente neutralidad
francesa iba a ser inmediato, propiciado por los continuos ataques de los resistentes marroquíes a
las tropas galas que penetraban en el Sureste del Imperio jerifiano; Francia iba a ser incapaz de
constructivo con el Sultán en el que todos los problemas de vecindad pudieran ser abordados y
resueltos por vías pacíficas. Frente a la violencia defensiva de los marroquíes, se optó por la
descalificación permanente de los mismos, por los ataques de represalia y en definitiva por
1252
proseguir con las tareas de acoso y zapa del Sultanato, es decir, por una estrategia de manipulación
El día 28 de enero los generales galos Bertrand y O´Connor salían precipitadamente de Orán
hacia la frontera marroquí. Su rápido viaje estaba en relación con las noticias llegadas de Figuig,
anunciando un ataque contra el puesto francés del valle de Zousfana, finalmente rechazado por las
zuavos.2114 Por otro lado, en la Asamblea Nacional ciertos sectores no sólo de los grupos
colonialistas sino también del radicalismo estaban reclamando una expansión francesa más activa
en Marruecos.2115 Estas presiones en favor de una intervención armada contaban con un nuevo
instrumento de acción militar en Marruecos. En 1903 era destinado para hacerse cargo del cuartel
general del ejército francés en el Oranesado, cerca de la frontera entre Argelia y Marruecos un
oficial dotado de gran ambición y talento, Hubert Lyautey. Liberado de las poco adecuadas normas
decimonónicas de ataque militar, Sebastián Balfour señala que Lyautey iba a convertir a sus tropas
en una eficiente unidad de lucha especializada en las tácticas de insurgencia contra la guerrilla,
Por su parte, Silvela tendría que hacer marcha atrás, a sugerencia de Abarzuza, en la política
alarma; ésta se había debido en un primer momento no sólo a lo inesperado de las derrotas
imperiales, sino también a la falta de noticias procedentes del escenario de los combates.
Finalmente el 4 de enero se dispuso la retirada del Infanta Isabel. Esta medida fue acogida con
alivio por el Plenipotenciario francés, Saint-René Taillandier, máxime teniendo en cuenta que los
tres asesores militares británicos dejaban de actuar en Fez y el nuevo personal de la misión militar
2114
Telegrama del cónsul de España en Orán, Pedroso a B. Abarzuza, Ministro de Estado. 28 de Enero de 1903.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2115
León y Castillo a Abarzuza. Despacho no. 32. 24 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 164 / Ex. 2.
2116
Cfr. Balfour, S.: Abrazo mortal. De la guerra colonial a la guerra civil en España y Marruecos (1909- 1939),
Barcelona, Ediciones Península, 2002, pág. 39.
1253
francesa iba a salir el 7 de enero2117 de Larache rumbo a la capital jerifiana encargado de instruir al
Sultanato.2118
Ese mismo día, el 4, llegó a Fez una noticia increíble. El Rogui seguía en Taza y no estaba
haciendo el menor preparativo para marchar sobre la capital. Prefería continuar en su pequeño reino
del norte, donde podría mantenerse más tiempo e incluso convertirse en un verdadero monarca
independiente. Por otro lado, la noticia de la segunda derrota del Sultán en el campo de batalla le
aseguraba la lealtad de un número de tribus cada vez mayor. También se pondría en contacto con
las cabilas del Rif solicitando su apoyo contra Abd al- Aziz.2119 En los primeros días del año, el
Hernández que tres comisionados del Sultán iban a ser enviados a la plaza con el fin de pasar al Rif
y asegurarse la paz y sumisión de las cabilas vecinas a la ciudad. Era este un momento en que el Rif
no estaba todavía agitado, y las autoridades españolas podían orillar todo problema de convivencia
con las cabilas fronterizas, simplemente porque todavía éstas no se habían decantado del lado del
Rogui. Francia estaba marcando la actitud a tomar por las potencias europeas ante la rebelión y en
ese sentido dio permiso para que el Sultán pudiera libremente enviar a sus comisionados al
compromiso arrancado por Delcassé a los representantes diplomáticos en París, consintió en que la
comisión imperial pudiera atravesar Melilla camino del Rif, y llevase a cabo sus gestiones
especificando que estas no debían provocar “el surgimiento de ningún conflicto o dificultad para
2117
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 322. 6 de Enero de 1903. . A.G.A. África .Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2118
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 6 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /
Ex. 2.
2119
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 9 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /
Ex.2
2120
Telegrama sin fecha del Ministro de la Guerra, Arsenio Linares al comandante general de Melilla, Venancio
Hernández. (S)ervicio (H)istórico (M)ilitar. Archivos de la Comandancia General de Melilla. Rollo 792.
1254
El número de los efectivos del Rogui era variable pero las dificultades de aprovisionamiento
combatientes estaban casi siempre en sus aduares y combatían defendiéndolos cuando se acercaba
la mehal.la imperial, prestos siempre a concentrarse en pocas horas cuando las hogueras les
llamaban al combate.2121 La vana esperanza de los rifeños en que el apoyo al Rogui supondría un
cambio político en la gestión del Imperio (creencia que luego se revelaría engañosa) si seguimos el
general de Melilla, Hernández comunicaba al Ministro de la Guerra que, a pesar de que persistía la
tranquilidad aparente entre las cabilas fronterizas a la plaza, había advertido como bastantes rifeños
abandonaban sus aduares para trasladarse al sur y engrosar las filas del pretendiente. La noticia de
la derrota del ejército imperial junto a Taza iba a causar una notable impresión en la región: entre
los vencidos que regresaban a las inmediaciones de Melilla se encontraba el Bajá de la raya
fronteriza.2122 En las inmediaciones de la plaza española era evidente que se disipaba el poder del
Sultán día tras día, y ello se traducía en la carencia de un poder efectivo en la zona que los
fronteriza. Esa fue la consideración del comandante general Hernández, cuando en la primera
semana del año surgieron los problemas para la plaza de Melilla. A partir de ahora iba a ser
palpable la diferencia entre las actuaciones de España y Francia ante la sublevación roguista.
Francia permitía las relaciones que los hombres de negocios de la colonia argelina mantenían con
el Rogui, pero su posición de fuerza en el noroeste de África, que no tenía España, le permitió
intervenir en el momento oportuno, auxiliando al Majzén frente al Rogui, alejando todo peligro de
2121
Ministerio de Estado: Informe confidencial número 5. La insurrección en Marruecos. 29 de Enero de 1903.
A.M.A.E. Legajo H- 2738. Circulares sobre Marruecos.
2122
Telegrama del Comandante General de Melilla, Venancio Hernández al Ministro de la Guerra, general Arsenio
Linares. 3 de Enero de 1903. (S)ervicio (H)istórico (M)ilitar. Archivos de la Comandancia General de Melilla. Rollo
792.
1255
de un Estado cliente, Marruecos“, años antes incluso de adoptarse formalmente el Protectorado del
país.
problema planteado por la disipación del poder sultaniano en el Rif, y de hecho se basó en tímidos
apoyos a la causa imperial, que no fueron consecuentes con el tono posterior de la acción española.
Este apoyo inicial al Sultán contribuyó en un primer momento a que los españoles perdiesen la
estima de los roguistas. Así las discrepancias entre españoles y notables marroquíes fronterizos
adictos al Rogui surgieron el 2 de enero cuando el vapor mercante Tritón desembarcó en Melilla
mil sacos de cebada, circunstancia que fue contemplada con recelo por los rifeños al creer que iban
destinados a las tropas del Sultán en la región. Además, algunos partidarios del Sultán se
despertando con ello las iras de Mohammed el Chadly, notable de la cabila de Mazuza y uno de los
13.4. Estrategia majzení contra el Rogui: las operaciones militares del invierno de 1903.
En cuanto a las operaciones militares contra el Rogui se había impuesto una pausa en los
combates y una cierta tranquilidad en la ciudad de Fez. 2125 El gobierno marroquí no tenía noticias
ciertas de los movimientos del pretendiente y el ejército imperial permanecía inactivo, en espera de
Majzén entre los partidarios de Francia como Ben Sliman y los del Reino Unido como el Ministro
2123
Es en ese momento cuando se comenzó a hablar de una próxima salida de Muley Arafa hacia el Rif para reclutar
contingentes.
2124
Telegrama del Comandante General de Melilla, V. Hernández al Ministro de la Guerra, Linares. 4 de Enero de
1903. S.H.M. Archivos de la Comandancia General de Melilla. Rollo 792.
2125
Carta no. 47 de A. Cerdeira a Cólogan. 2 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
299 / Ex. 1.
1256
de la Guerra.2126 Cerdeira también daba aviso de un posible viaje de Muley Arafa y Muley
Mohammed Amrani a la zona circundante a Melilla para cobrar impuestos atrasados,2127 reclutar
en el Rif un contingente de tropas, impedir el contrabando de armas por la costa y por la frontera
argelina hacia las tropas del Rogui y atacar al pretendiente por la retaguardia. Esta noticia se
confirmaría más tarde, aunque no pasó de ser una intención firme del Majzén. La expedición
imperial se desbarataría después por no contar con el apoyo español, para aliviar la presión que
sobre la alcazaba de Frajana llevaron a cabo las tropas del Rogui, lo que forzó el repliegue a
Las noticias de la sublevación del Rogui, de hecho crearon en la región rifeña un clima de
coyuntura se levantaron en armas, poniendo al gobierno español en una difícil situación. Ello forzó
tendente a intentar evitar cualquier conflicto con las cabilas vecinas y en el caso de plantearse una
lucha intestina, entre los propios marroquíes, mantener una posición de neutralidad, sólo aparente.
Esta neutralidad sin embargo fue ribeteada de actos de violación, a favor de los dos bandos
príncipe Muley Arafa que deseaba marchar con algunas fuerzas al Rif y cuyo objetivo era castigar a
todas las tribus rebeldes del norte del Imperio, fuesen los Beni-Ider o los partidarios de Bu-Hamra.
2126
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 11 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /
Ex. 2.
2127
Carta no. 53 de Alfonso Cerdeira a Bernardo de Cólogan. 12 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
2128
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 14 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2.
1257
Al mismo tiempo el Sultán organizó una nueva ofensiva a finales de enero.2129 No era
posible predecir la marcha de los acontecimientos, pero el análisis de los mismos le llevaba al
agente español en Fez, Cerdeira a adoptar cierto aire fatalista. Si anteriormente había tendido a
perspectiva inicial y a dramatizar en exceso. Así, llegó a notificar a Cólogan que los cónsules de
Inglaterra y Francia en Fez tenían todo dispuesto para, si finalmente se producía un asalto de Fez
por parte de los roguistas, efectuar una rápida huida hacia la costa.2130 Otra de sus apreciaciones
negativas de la causa del Sultán era su análisis de que a pesar de que el Ministro de la Guerra
esperaba numerosos refuerzos de las tribus,2131 éstas por su parte se limitaban a tomar una actitud
de recelo y expectación ante las medidas del Majzén. Cerdeira insistía en descripciones tenebrosas
del ejército imperial. Así a su juicio muchos soldados no deseaban combatir y abandonaban
Por su lado, el Sultán prefería optar, antes que por el enfrentamiento, por la sutileza:
prefería comprar adhesiones de miembros del ejército rebelde mediante sobornos, entrega de
fuertes sumas de dinero y promesas de perdón de los tributos atrasados.2132 Diversos notables de
2129
Precedida por sobornos del Sultán a las cabilas afectas al Rogui. El 5 de Febrero de 1903, el Ministerio de Estado
publicó un informe confidencial señalando que se habían prometido 50.000 duros por la captura del Pretendiente. Cfr.
Ministerio de Estado: Informe confidencial número 6. La insurrección en Marruecos. 5 de febrero de 1903. A.M.A.E.
Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos. Al Sultán le apoyaban incluso las tribus recien sometidas Zemmur y
Gerruan, lo cual pondría claramente de manifiesto la tesis de que la siba rural formaba parte integrante del sistema
social marroquí y no suponía un acto de rebeldía que cuestionase la existencia del régimen. El Sultán al someter a los
rebeldes rara vez era cruel, hasta el extremo de que no se puede calificar su actuación como la propia de un carnicero,
que quisiese llevar hasta un final sangriento y represivo las empresas de castigo contra las cabilas sublevadas. Al volver
la normalidad a los territorios sometidos, el Sultán solicita su ayuda para reducir la revuelta del Rogui, siendo aceptada
su demanda, porque la población marroquí entiende que el Majzén es siempre un bien para el país, aunque en ocasiones
sea injusto.
2130
Cólogan a Buenaventura Abarzuza. Despacho no. 31. 28 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2131
La tranquilidad era evidente en la costa atlántica marroquí tanto en el Jlot como en el Rharb.
2132
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2
1258
capturar al Rogui.2133 Era el caso de una parte de los Beni Urain, a los que se había conseguido
comprar. El Sultán les ofreció 250.000 pesetas por la entrega del pretendiente.2134 Parecía evidente
que Abdel- Aziz buscaba una solución de la rebelión haciendo uso de ingentes cantidades de
dinero, lo que explicaba sus deseos de conseguir nuevos empréstitos en Europa.2135 Cuando se
produjeron algunos combates a finales de enero éstos no se tradujeron en éxitos para la causa del
Sultán: se trató de escaramuzas de pequeña importancia.2136 El Rogui se escapó hacia las montañas
ocupadas por la cabila Guiata.2137 Parecía ineludible que la rebelión fuese a durar
indefinidamente.2138 En realidad las numerosas noticias que llegaban del frente, además de ser
contradictorias, eran poco coherentes e inverosímiles,2139 y nos sirven para evidenciar de manera
cohesionar un buen servicio de inteligencia en Marruecos. Cerdeira no tuvo recato en afirmar que
las circunstancias por las cuales España obtenía información en el teatro de operaciones eran muy
penosas. La lejanía del frente, a setenta kilómetros de Fez puede ayudar a explicarlo. En cambio,
mientras los ingleses seguían contando con partidarios en el palacio real que les informaban
puntualmente de la marcha de los acontecimientos, los franceses no utilizaban esa vía, pero
Con todo durante la primera semana de febrero la idea reinante en Tánger era la de que
país. Además el Sultán con sus entregas de dinero acumulaba apoyos y adhesiones que hacían
2133
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Febrero de 1903. A.G.P.R. Alfonso XIII. Caja 15538 / Ex. 2.
2134
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2
2135
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/ Ex. 1.
2136
Telegrama urgente de Cólogan a Abarzuza. 1 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 299 / Ex. 1.
2137
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2
2138
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 31 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/ Ex. 1.
2139
Por ejemplo se decía que las fuerzas del Rogui recibieron dos cañones nuevos procedentes de Melilla o que desde el
Oranesado los franceses le facilitaban a éste todo lo que necesitaba.
1259
imposible la continuación de la rebelión.2140 Por estas dos circunstancias se llegó a creer en Madrid
que el Reino Unido podría retirar de Gibraltar las ocho unidades (cuatro acorazados y cuatro
la primavera.2142 El Rogui parecía admitir que le resultaba imposible obtener una derrota militar
del Sultán, por lo que la lucha adecuada no era un enfrentamiento abierto entre los dos ejércitos,
sino una guerra de desgaste. Y la clave era la capacidad de resistir. Cuanto mayor fuera esa
capacidad, más probable era que el Majzén se retirase, dejando al Rogui el territorio conquistado.
Cuando se produjo la derrota imperial a finales de 1902, el Rogui no tenía una estrategia concreta
de lanzarse sobre Fez, pero en contrapartida el Sultán durante el mes de enero no hizo sino
amoldarse a la guerra de desgaste. Las fuerzas imperiales no hacían nada por sojuzgar la base de la
éstas volvieron a sus posiciones y se abrió un período de calma en los combates.2144 El Mennebhi
pasó a dirigir las operaciones, y lentamente los canales de información abiertos por España
mejoraron la calidad de sus averiguaciones. Omar Barrada, el agente nativo residente en Fez fue
transmitiendo a Tánger y Madrid, a pesar de la falta de medios,2145 sus informes que preveían una
2140
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/ Ex. 1.
2141
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 7 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2
2142
Cfr. Ministerio de Estado. Informe confidencial no. 8. La insurrección en Marruecos. 19 de febrero de 1903.
A.M.A.E. Legajo H- 2738. Circulares sobre Marruecos.
2143
Carta no. 57 de Cerdeira a Cólogan. 18 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/ Ex. 1.
2144
Cfr. Ministerio de Estado. Informe confidencial no. 9. La insurrección en Marruecos. 26 de febrero de 1903.
A.M.A.E. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
2145
En contraste con la abundancia de recursos de la que gozaban ingleses y franceses, los primeros con grandes
influencias en la Corte imperial y los segundos “gastando muchos miles de francos en agentes secretos y enviados que
todo lo curiosean“. Cfr. Ministerio de Estado: Informe confidencial no. 10. La insurrección en Marruecos. 6 de marzo
de 1903. A.M.A.E. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
2146
Un informe confidencial del Ministerio de Estado de 12 de marzo de 1903 dice lo siguiente: “No parece que el
objeto de los movimientos y operaciones militares últimamente ejecutados sea tanto de vencer por la fuerza á los
1260
privaban de pertrechos al Rogui.2147 Las intrigas palaciegas continuaban en Fez, enfrentando a
reformistas (Mennebhi) con conservadores (el Gran Visir el Garnit y el Ministro de Asuntos
La colaboración que prestaba España a la causa del Sultán provenía de la iniciativa privada.
gubernamentales.2149
Por su parte, el príncipe Muley Arafa para realizar su empresa de consolidar el control
imperial sobre el Rif no se trasladó directamente a Melilla. Se dirigió a Tánger camino de Uxda,
pensando desembarcar con un pequeño contingente en Adyerud, junto a la desembocadura del río
Muluya para luego reclutar tropas en el Rif.2150 La actitud española volvió a inscribirse en la del
intervención en los asuntos marroquíes auspiciada por Delcassé, política que cubría como pantalla
las tendencias expansionistas galas. Es más, Cólogan dejó bien claro desde la Legación en Tánger
que España se desligaba por completo de la suerte de la expedición imperial: varios corresponsales
insurrectos como hallar oportunidad para entablar con las diferentes tribus rebeldes tratos encaminados á conseguir su
sumisión voluntaria, mostrándose, por consiguiente, más esperanzado el Maghzén en el éxito de las negociaciones que
en el de las armas“. Cfr. Ministerio de Estado: Informe confidencial no. 11. La insurrección en Marruecos. 12 de marzo
de 1903. A.M.A.E. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
2147
Una carta de Cerdeira a Cólogan de fecha 4 de Febrero atestiguaba que un hijo del famoso resistente anti-francés
Bu-Amama había llegado desde el Sáhara para reforzar al Rogui.
2148
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 44. 8 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2149
Telegrama del Comandante General de Melilla, V. Hernández al Ministro de la Guerra, Arsenio Linares. 21 de
Enero de 1903. S.H.M. archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 792.
2150
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 14 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/ Ex. 1.
1261
de periódicos europeos habían cablegrafiado a sus redacciones en el sentido de que Cólogan había
ofertado a Arafa un buque de guerra español, el Isla de Luzón para trasladarse a Melilla. Al parecer
se trataba de una filtración interesada de Mohammed Torres, deseoso de pregonar que España
prestaba su apoyo a la causa del Sultán. Cólogan se defendería indicando que nunca había hablado
a Arafa de prestarle la colaboración de un buque de guerra, sino más bien le había ofrecido los
traicionar la causa del Sultán, y desdecirse de lo dicho. Su acción no respondía obviamente sólo a la
decisión del gabinete conservador de plegarse a un concierto con la República francesa. Las
maniobras del Plenipotenciario español se explican en virtud de una de las hipótesis que
aventuramos en el presente trabajo, y es que desde 1894, la política española en Marruecos buscó
no exponerse a provocar las iras de las cabilas cercanas a Melilla, aunque eso supusiera agraviar la
causa del Sultán, formalmente amigo de España. El mismo Cólogan no tuvo ningún recato al
insinuar a Abarzuza que las cabilas rifeñas podían abrazar la causa del Rogui (es algo en lo que le
estaba insistiendo Cerdeira desde Fez) y si se cumplía ese extremo, iba a causar un lógico malestar
entre ellas el hecho de que España auspiciara un desembarco de fuerzas imperiales en la región.
Finalmente Torres tuvo que gestionar los servicios de un vapor inglés para que llevara a Arafa a la
boca del Muluya.2151 Lo trascendente es que esta medida adoptada por Cólogan podía haber sido
criticada por el gobierno conservador y sin embargo no fue así. El gobierno no consideró
conveniente que ninguna expedición imperial, encabezada por Arafa y por Muley Mohammed el
Amrani desembarcase en Melilla para coger por la espalda al Pretendiente. Se invocaron razones de
seguridad nacional: los marroquíes no debían conocer desde el interior de la ciudad las obras de
defensa construidas por los españoles, pero es que tampoco se quería disgustar a los cabileños,
tomando claro partido los españoles como colaboradores de las fuerzas del Sultán. En todo caso,
2151
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 33. 30 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
1262
Abarzuza recomendó a Cólogan que mintiese a las autoridades marroquíes sobre el motivo de la
negativa española, poniendo como pretexto las malas condiciones de Melilla para un desembarco
de tropas en la estación invernal y sugiriendo la posibilidad de que éste se efectuase fuera de los
Con todo, España practicaba una política de doble juego. Era cierto que la situación
empezaba a ser preocupante en todo el norte de Marruecos, pues no sólo los Beni-Ider habían
cortado la carretera de Tánger a Tetuán, sino que además Xauen sería atacada por los Ajmas. Al
como en el caso de la Chauia, atacaban a los protegidos de las potencias europeas, es decir a los
sectores más poderosos y ricos. Por ejemplo a los chorfa de Wazzan, cuyas propiedades eran
atacadas continuamente por los Beni Messauar. A la vez que la casa de Wazzan entorpecía la
aplicación de la reforma fiscal promovida por el Majzén, haciéndole el juego a Francia que optaba
por su bloqueo, sus notables no cesaron de demandar al Sultán que enviase una expedición punitiva
Por ello España sugería al Majzén la conveniencia de que acabase con los focos de tensión
existentes en el país. Es decir, recalcaba la necesidad de acabar con el bandidaje en las afueras de
Tánger y con la actitud agresiva de los Beni-Ider en Tetuán, pero a la vez se negaba a facilitarle las
cosas a Arafa que se desplazaba al norte del Sultanato con fuerzas para intentar hacer frente al
para el Majzén.
La situación era excepcionalmente grave cuando Abd al- Aziz, que demostraba por otra
parte grandes dosis de inteligencia en el ejercicio de las tareas de gobierno, tenía necesidad de
recurrir a los rifeños y pedirles ayuda frente al Rogui siendo que su padre, el sultán Mawlay Hassan
2152
Telegrama de B. Abarzuza a Cólogan. 1 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
1263
I se había abstenido durante años de debilitar a las tribus de la región mediante exigencias de
impuestos o de prestación del servicio militar porque las consideraba una muralla que protegía su
reino de los españoles. Por su parte, Cólogan, cumpliendo las instrucciones de Abarzuza, sin
manifestar directamente las objeciones del gobierno español a las operaciones imperiales, se
El Majzén que no se había dado por vencido, formuló de nuevo una petición de ayuda a la
Legación española: Arafa y Amrani deseaban embarcar en un vapor francés que les llevaría hasta el
Rif con 400 hombres; Muley Arafa desembarcaría con la mitad de ellos en Melilla, y el- Amrani
con la otra mitad en Adyerud, una ensenada cerca de la boca del Muluya. Cólogan abordó
Plenipotenciario francés, exponiéndoles sin reservas las objeciones españolas, basadas en el deseo
expedición al Rif en vapores franceses, por lo que el Majzén tuvo que utilizar un vapor propio, el
Turqui que el 4 de febrero fondeó en la bahía de Tánger dispuesto a embarcar a los contingentes
gubernamentales. Cuando a Cólogan le fue solicitado el permiso para que la unidad naval marroquí
nombre del Sultán de la ayuda española, rechazándola abiertamente en nombre de los compromisos
2153
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 2 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2
2154
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 35. 2 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
1264
o al Sur de Melilla;2155 era evidente que había quedado al descubierto la fragilidad de ‘valores tan
sólidos‘ como la tantas veces repetida y ‘desinteresada’ amistad de la monarquía española hacia
Marruecos.
El 6 de febrero las fuerzas imperiales, compuestas por doscientos soldados encabezados por
Muley Arafa desembarcaron en el Cabo de Tres Forcas, dirigiéndose a continuación sin atravesar el
territorio español a la alcazaba de Frajana, residencia del Bajá del campo fronterizo de Melilla.2156
Al día siguiente llegó a Melilla el vapor Turqui con objeto de desembarcar las acémilas e
impedimenta de las tropas, circunstancia que fue permitida por las autoridades españolas.
La presencia de los refuerzos imperiales en Frajana reavivó la agitación entre las cabilas
rifeñas, divididas entre los partidarios del Rogui y los del Sultán, puesto que el pretendiente
amenazó directamente a aquellos que participaran en la recluta que deseaban hacer los
dispuso que aunque los cruceros Extremadura, Infanta Isabel y Río de Plata no debían surcar las
Con todo, el Majzén entendió que las ‘sacrosantas esencias’ de la pretendida amistad española
hacia Marruecos seguían vigentes, y el 15 de febrero, el Delegado ante las potencias extranjeras,
Mohammed Torres rogó al gobierno español que autorizara al comandante general de Melilla a
cincuenta mil cartuchos; un tipo de ayuda semejante a la recibida en anteriores ocasiones en que las
2155
Cólogan a Abarzuza. Despacho no, 37. 4 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2156
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 7 de Febrero de 1903. S.H.M. Archivo de
la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 792.
2157
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 12 de Febrero de 1903. . S.H.M. Archivo
de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 792.
1265
fuerzas imperiales pasaron por momentos de dificultad.2158 Era un acto fundamentalmente
propagandístico: el que el Ejército español armase al ejército del Sultán trascendería como un acto
oficial de España comprometiéndose en la ayuda a Abd al- Aziz, lo que impresionaría a las cabilas
enemigas del Sultán y las haría desistir de apoyar al Rogui. De hecho, el gobierno hispano, a pesar
de encontrarse en una difícil situación, y de querer revitalizar su política de mantener buenos tratos
con las cabilas rifeñas, intentaba capear los tiempos de inestabilidad política en la región, quedando
bien con unos y con otros, es decir manteniendo una ‘neutralidad no-estricta‘ contrapunteada de
actos de violación de la misma a favor de cada uno de los dos bandos contendientes. Esa
permitiendo que los cincuenta mil cartuchos fueran adquiridos por las fuerzas del gobierno
con la autoridad militar española de la ciudad exponiendo cuáles iban a ser los futuros movimientos
militares de El- Amrani. Cumplían un encargo directo del gobierno marroquí. Llegado a Adyerud,
el príncipe deseaba transportar fusiles y cartuchos desde Saida al Rif y desembarcarlos en Melilla,
solicitando permiso español para que quedaran almacenados en la ciudad hasta que un contingente
del Sultán los retirase. En un claro contrapeso de la medida anterior que había tomado, favorable al
más,el gobierno conservador se asustó tanto de las repercusiones que provocarían las peticiones
crecientes que le hacía el Majzén, que por ello decidió hacer marcha atrás, y el 19 de febrero se
expidieron órdenes urgentes al Comandante General de Melilla para que no vendiera los 50.000
cartuchos a las fuerzas fronterizas del Sultán.2161 Sin embargo, en Melilla no se recibió a tiempo la
orden telegráfica de suspensión y la venta se produjo. Para evitar un mayor compromiso español en
2158
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 15 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2159
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 17 de Febrero de 1903. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2160
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 17 de Febrero de 1903. . A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2161
Telegrama del Ministro de la Guerra al Comandante General de Melilla. 17 de Febrero de 1903. S.H.M. Archivo
de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 792.
1266
el conflicto suscitado en Marruecos, los Ministerios de Estado y Guerra ordenaron tajantemente el
mismo día al Comandante General que no permitiera el desembarco del cargamento del Turqui ni
tropas imperiales penetraron en el territorio del Rogui.2163 Las operaciones militares iban
que se ofrecía dinero a los notables bereberes, el Majzén esperaba atraerse a los sublevados
perdonándoles impuestos atrasados; de este modo, las fuerzas gubernamentales fueron abriéndose
camino hacia Taza. El Rif parecía todavía inmerso en una tensa tranquilidad y las cabilas de esta
región no habían levantado abiertamente la bandera del pretendiente.2164 Los protegidos de Francia,
los chorfa de Wazzan, llegarían a la capital imperial a hacer alarde público de alianza con el Sultán.
significativa resistencia, pues el dinero había allanado su camino.2165 En todo caso era un avance
lento y abocado al fracaso: el Rif se convertiría en una retaguardia segura para el pretendiente. Así
a mediados de febrero comenzaron a llegar rumores a Fez de que en diversas cabilas rifeñas como
Beni-Tuzin, Beni-Iteft, Ait- Urriaguel, Metalza, y algunas del territorio de Kelaia se incrementaba
el número de partidarios del Rogui. El 12 de febrero, las precauciones tomadas en su avance por
las fuerzas imperiales dieron sus primeros frutos, sufriendo las tropas del Rogui un severo revés.2166
las cercanías de Melilla, pero fuera de los límites territoriales españoles. Acudían a reforzar a las
fuerzas del bajá del campo fronterizo, aliadas a cabilas como la de Mazuza, sobre las que se temía
2162
Telegrama del Ministro de la Guerra al Ministro de Estado. 20 de Febrero de 1902.
2163
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Febrero de 1903. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2164
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 15 de Febrero de 1903. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2165
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 53. 13 de Febrero de 1903. A. G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 164 / Ex. 2.
2166
Carta no. 78 de Cerdeira a Cólogan. “Combate del Zoco al- Arba de Tisza“. 15 de Febrero de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 299 / Ex. 1.
1267
un inminente ataque de los rifeños partidarios del Rogui. La presencia del contingente pareció
peligroso para España, que alcanzaba incluso a las tribus fronterizas a la ciudad melillense.2167
continuaron siendo favorables a las huestes del Sultán, paulatinamente engrosadas por fracciones de
los Hyaina o de otras cabilas anteriormente sublevadas que volvían a someterse a la autoridad
imperial. Frente a una política represiva de castigo a ultranza, Abd al- Aziz apostó por el perdón y
el respeto a los que se reintegraban a su bando, esperando que la sugestión atrajera a los rebeldes y
El Rogui era un tenaz opositor, que dotado de indudables cualidades de estratega conducía
la campaña con notable brío y aun teniendo que retroceder, no se daba por vencido. La tenacidad
del pretendiente iba a hacer que se frustrase la expedición imperial a Taza, a pesar de contar ésta
con un importante y constante refuerzo de medios por parte del Gobierno, que no ahorraba en
lugar de desplegarse en la meseta de Ain- Mediuna se replegó, dando pie a que el pretendiente
pudiera huir refugiándose en las cabilas que le seguían siendo fieles.2169 El período de relativa
calma que sobrevino y se prolongó durante semanas fue aprovechado por el Rogui para recorrer
incansablemente tanto los alrededores de Taza como su retaguardia, apelando a la guerra santa
contra Abd al- Aziz. Los magros resultados de la expedición militar emprendida por el Mennebhi
en invierno produjeron cierto desencanto en la Corte, hasta el punto de que exacerbaron las críticas
del partido tradicionalista, encabezado por el anciano Gran Visir, el- Garnit y el Ministro de
2167
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 16 de febrero de 1903. A. G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2168
Carta no. 89 de Cerdeira a Cólogan. 8 de Marzo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/ Ex. 1.
2169
Cfr. Ministerio de Estado: Informe confidencial no. 12. La insurrección en Marruecos. 21 de marzo de 1903.
A.M.A.E. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
1268
Exteriores, Ben Sliman contra las reformas en el sistema de gobierno imperial.2170 El calado de sus
críticas llevó incluso al propio Ministro de la Guerra a admitir la necesidad de llevar a cabo
profundas rectificaciones en la política marroquí. En la práctica esto iba a suponer el final del
predominio de los agentes británicos en la Corte, a la cual ahora ya no iban a tener tan fácil acceso;
ya no se les iba a atender tan diligentemente en sus sugerencias. Los británicos iban a ser
sustituidos por caídes y antiguos consejeros del Majzén, más afines a las ideas tradicionalistas y de
los que el Sultán se había separado en los últimos tiempos. Estos personajes empezaron a
recomendar la necesidad de suprimir ciertas reformas interiores como el tertib y el nuevo sistema
fiscal, así como la construcción de ferrocarriles, que juzgaban como un hecho nefasto, que de
a unas variables desconocidas en la historia marroquí. Hasta ese momento, los desórdenes y
rebeliones, la siba tradicional, había sido dominada con escasa profusión de sangre: los métodos
comprar voluntades, enfrentar a las fracciones de las cabilas sublevadas entre sí para hacerles
perder fuerza, el envío de emisarios, y la simple presencia de una mehal.la que más bien negociaba
que combatía habían funcionado a la perfección, pero ahora se revelaban inútiles.2171 En lugar de
combatir al Sultán, Bu-Hamra prefería recorrer el territorio fuera de control imperial, obteniendo la
sumisión de fracciones y cabilas del Rif y frontera argelina, para luego regresar a Taza y encontrar
2170
El agente español en Fez, Cerdeira pudo certificar asimismo que conforme transcurrían las semanas, el grupo pro-
reformista y probritánico de El – Mennebhi iba perdiendo fuerza en la Corte y cómo sobre el ánimo del sultán
empezaba a influir más el partido tradicionalisa.
2171
Con todo hay que insistir en la existencia de datos que le permitían al Sultán confiar y no agobiarse demasiado.
Los recien sometidos Zemmurs eran los más fervientes y valerosos defensores del régimen, recibiendo constantes
atenciones del gobierno. Los notables Zemmurs prometían el envío de fuertes refuerzos para las futuras campañas, por
lo que el- Mennebhi los equipó con tiendas de campaña nuevas y tres mil fusiles. En Meknés, al cabo de varios meses
de inquietud, parecía entronizada de nuevo la paz, únicamente turbada por algunos ‘pogroms anti-semitas’, hechos que
hay que enfocar en torno a una interpretación de este período como de reacción social de los desfavorecidos contra los
ricos hebreos que se beneficiaban de las ventajas de la protección extranjera. Estos hechos eran mal entendidos por los
diplomáticos españoles, que bajo un prisma eurocentrista los achacaban a la deficiencia de la seguridad pública, de la
organización gubernamental y a la proliferación de armas.
1269
de nuevo refugio entre los fieles Guiata. La seguridad con que el pretendiente viajaba por la región
noreste del Imperio era vista en el Ministerio de Estado como la prueba más evidente de la
El coste de la guerra se acrecentaba cada día, hasta tal punto que el Sultán tendría que
solicitar pronto nuevos préstamos. Un ejemplo de cómo se llevaban a cabo estos gastos se produjo
cuando el Ministro de la Guerra, El- Mennebhi, entró en contacto con algunos notables de la
rebelde cabila Sanhaya a los que intentó sobornar entregándoles fuertes cantidades para concertar
con ellos un golpe de mano que permitiera capturar al pretendiente.2173 Por otro lado, la Legación
francesa mostraba su satisfacción ante el hecho de que se había conseguido revertir por completo
la situación de hegemonía británica en la Corte imperial de un año antes. No cabía duda de que los
galos habían ganado bastante terreno en la misma medida que lo hacían los elementos más
El desconocimiento total de los movimientos del pretendiente (el hecho de que solamente se
refugiarse en el Rif) contribuía a crear una sensación de intranquilidad en los medios diplomáticos
2175
españoles. Por otra parte, en el Ministerio de Estado se llegó a contemplar con cierto alivio el
fin definitivo de las pugnas anglo-francesas por conseguir la hegemonía en la Corte Imperial. No
sólo eso: no se lamentó el fracaso de las reformas emprendidas por el Majzén, plasmado en la no
no llegó a entender que la frustración de las reformas beneficiaba a los planes galos de conseguir la
hegemonía en el país. Abarzuza, corto de miras y mal informado por los simplones análisis de
Cólogan, llegó a aceptar como buena para los intereses de España la frustración de esos intentos
2172
Carta no. 98 de Cerdeira a Cólogan. 3 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299 /
Ex. 1.
2173
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 67. 4 de Marzo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
165 / Ex. 1.
2174
Carta no. 94 de Cerdeira a Cólogan. 23 de Marzo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
299 / Ex. 1.
2175
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 25 de marzo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299
/ Ex. 1.
1270
modernizadores del país. En una frase que revela un craso error de comprensión de la realidad y
una incapacidad manifiesta para captar el complicado juego de fuerzas en el momento inicial de
apertura de la cuestión marroquí, el diplomático canario había aconsejado al gabinete Silvela: “La
conservación de este ‘statu quo’ contra la invasión capitalista nos conviene“. 2176
En el Rif además la causa del Sultán no se afianzaba. Cuando en 1902 pasó el Muluya la
noticia de la rebeldía del Rogui, las cabilas fronterizas de Melilla se agitaron peligrosamente, no
sólo para la causa del Sultán sino también para la española, a causa de las rivalidades de sus
notables, de los que unos, como Mohammed el Chadly (con posterioridad notorio líder
que otros defendieron la causa del Sultán. Este momento iba a suponer el fin de la relativa paz que
venía disfrutando la comarca. Tan pronto se tuvo noticia en la región de que el Rogui retrocedía
hacia el norte, las diferentes cabilas empezaron a tomar posiciones, a favor o en contra de él
siguiendo en general, como señala Allendesalazar, el criterio “de las viejas rivalidades que desde
años dividían entre sí a las propias tribus. El apoyo al pretendiente o al Sultán de Fez servía para
ventilar pequeñas rencillas con las cabilas vecinas y podía así cambiar de la noche a la mañana,
según lo hiciera la conducta de una tribu rival“.2177 En una carta remitida a Tánger el 20 de marzo,
Cerdeira ponía en aviso a Cólogan sobre el posible curso que podía tomar la sublevación, al atacar
Bu-Hamra a las fuerzas imperiales acantonadas en el Rif. Ello representaba un grave riesgo en dos
direcciones:
2176
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 104. 31 de marzo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
299 / Ex. 1.
2177
Cfr. Allendesalazar, J.M.: La diplomacia española y Marruecos, 1907-1909, Madrid, Ministerio de Asuntos
Exteriores, 1990, pág. 135.
1271
2) las posibles repercusiones para Melilla. Los combates y escaramuzas entre los partidarios
del Sultán y los del Rogui se iban a suceder constantemente y cada día llegarían a los límites de
Melilla miembros de uno u otro bando, pidiendo asilo cuando su fracción fuera derrotada por la
rival. Esto iba a obligar al gobernador militar a tomar continuas decisiones que podrían tener un
alcance político muy delicado. ¿Debía España ayudar a los leales del Sultán que estaba claramente
perdiendo el control de la zona o a un jefe rebelde de más que dudosa legitimidad pero que
Frajana, próxima a Melilla, persistía el estado de inquietud en las cabilas fronterizas a la plaza. De
hecho la llegada a la zona de los enviados del Sultán buscando asegurar la lealtad de las tribus, no
hizo más que agravar las cosas para España. La intención de Arafa consolidado el orden imperial en
el Rif, era la de unirse a Al-Bachir de Beni-Snassen y dirigirse a Uxda para reclutar combatientes
en todas las cabilas leales. El 18 de febrero Arafa leía a los cabileños de Beni-Sicar, Mazuza y
Beni-Bu-Ifrur una carta del Sultán ordenándoles apresar a los partidarios del Rogui.
logró sin embargo reclutar los contingentes esperados ni recaudar de las tribus el dinero que
deseaba. Las noticias que llegaban del Rif Central eran, asimismo, muy inquietantes para los
en la región, optando en cambio por iniciar una lenta infiltración, creando partidos proespañoles en
las cabilas. Rebrotaba el sentimiento antiimperialista en las tribus, y entre los Ait- Urriaguel se
había celebrado una asamblea con el fin de discutir el inicio de un boicot del suministro de las
llegó a proponer lanzar un ataque contra las guarniciones, expulsando a los españoles de suelo
1272
marroquí. El Comandante General de Melilla anunció al Ministerio de la Guerra que no
españolas informaron a Madrid que habían abandonado la región camino de Taza unos enviados de
las cabilas de Beni-Sicar, Beni-Sidel, Beni-Bu-Cafar, Beni-Bu-Ifrur con una fuerte cantidad de
dinero haciendo sumisión al Rogui.2179 El 24 de marzo se supo en Madrid que el Rogui había
retrocedido con sus fuerzas al Rif. Fue un aldabonazo que repercutió mucho en el ejército español,
–amén de por los informes de Omar Barrada y Cerdeira 2180- por el hecho de que los delegados del
apresuradamente armamento entre las cabilas leales, se designaron cargos de gobierno entre las
cabilas próximas a la ciudad extrayéndolos de los partidarios del Sultán y se aplazó la salida de
A pesar de contar las fuerzas imperiales con un general hábil y carismático en la zona, el
frustración de los proyectos del Majzén, pues tras varios días de negociaciones infructuosas con los
rifeños, el Amrani se encontró sin apoyos. En este sentido, la pérdida de control del Rif por el
Majzén iba a ser el paso decisivo que facilitaría la perpetuación de la sublevación del Rogui: una
tesitura complicada para el gobierno español que intentó abordar la situación, evitando la ruptura de
hostilidades con las tribus rifeñas. Los rifeños eran adversarios terribles a los que no se quería tener
en frente. Estaban dotados de unas notables cualidades militares forjadas a través de una existencia
guerrera secular, eran buenos tiradores, bravos y combativos, y además maestros en la guerra de
2178
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 2 de Marzo de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2179
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 6 de Marzo de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2180
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 25 de Marzo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2.
2181
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra.24 de marzo de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
1273
guerrillas. El régimen restauracionista, como queda indicado, había tenido una visión del problema
suscitado por el Rogui a través de una óptica de imágenes imprecisas; ahora que se aproximaban a
Melilla los movimientos de tropas, la situación se tornaba grave, por lo que se hizo necesario dirigir
Las fuerzas del Amrani bien pronto demostraron ser insuficientes para hacer frente a los
acontecimientos: las deserciones se sucedían en sus filas y al solicitar el jerife refuerzos a las
cabilas de Kelaia y a Beni-Sicar, éstas no mostraron excesivo entusiasmo en abrazar la causa del
Sultán. El- Amrani no podía abandonar el Rif y converger con el resto de las fuerzas
gubernamentales sobre Taza, sin antes previamente pacificar la región rifeña con la ayuda de
Mazuza y las fuerzas destacadas en Frajana. Su primer objetivo fue pacificar Beni-Bu-Ifrur al sur
de Melilla, pero también tuvo que desistir. La carencia de medios materiales y humanos restringió
ataque sorpresivo de los Beni-Sicar. El 29 de marzo, el príncipe comenzó las obras de fortificación
Abiertamente los funcionarios del Majzén en Fez reconocían que los enviados del pretendiente
recorrían el noreste del Imperio y obtenían la sumisión de buen número de cabilas del Rif y de la
frontera argelina.2184 Las adhesiones a la causa del Rogui se sucedían ahora (convencidos sus
seguidores de que éste era el auténtico Muley Mohammed, el hijo de Mawlay Hassan I), incluso
entre los miembros de cabilas remisas hasta entonces, como era el caso de los habitantes de Kelaia
que exigían a los Mazuza el romper relaciones con el Sultán. El comandante general de Melilla
2182
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 29 de Marzo de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2183
Telegrama de Cólogan a Abrarzuza. 31 de Marzo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2184
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 31 de Marzo de 1903. . A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
1274
señalando como posible un levantamiento generalizado en el Rif a favor del pretendiente.
apuntalarlo.2185
Mohammed Torres no podía hacer llegar los refuerzos necesarios al Rif, porque ello suponía
el riesgo de que Tetuán quedase desprotegida.2186 El- Amrani estaba a punto de quedar copado en
Frajana.2187 Enviado a combatir a los rebeldes roguistas, su misión fracasó al progresar con
celeridad en la región la causa del Rogui. Su línea de comunicación por tierra con el territorio
gubernamental era inexistente; para avituallarle había que recurrir al mar. Seguía operando con
contingentes reducidos, y esta falta de refuerzos acentuaba los peligros de su empresa. Perdido el
jerife en las entrañas del hostil territorio rifeño, sin apoyos, aliados, ni vituallas, el éxito político de
su misión se había desvanecido. Es más: ahora corría el enorme riesgo de ser aniquilado. Las
adivinar la estrategia francesa y no cooperaba con la causa del Sultán- frenaban las iniciativas del
Majzén. Aún así, el gobierno marroquí recurrió de nuevo a la ayuda española, solicitando
Mohammed Torres el 2 de abril desde Tánger que el Comandante General de Melilla vendiese al
del nordeste del país, forzó a las autoridades españolas a entrar en contacto con él, y a asimilar el
dilema de vivir ante una contradicción: la relación con los poderes legales y los poderes reales. La
2185
Carta del Comandante general de Melilla al Bajá del campo fronterizo.
2186
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /
Ex. 2.
2187
Cfr. Ministerio de Estado: Informe confidencial no. 14. La insurrección en Marruecos. 2 de Abril de
1903.A.M.A.E. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
2188
En la región próxima a Melilla se llevaban a cabo una serie de movimientos sospechosos por parte de Francia.
Unos torpederos habían atracacado cerca de los límites fronterizos españoles, reconociendo dos oficiales la Mar Chica.
Los movimientos de los torpederos franceses parecían presagiar que Francia deseaba capitalizar en beneficio propio, la
pérdida del orden majzeniano en el Rif, para asentarse firmemente en el territorio.
2189
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 2 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /
Ex. 2.
1275
concatenación de los hechos provocados por la sublevación del Rogui constituía un rompecabezas
acción hispana en Marruecos, el sistema de relaciones entre las cabilas y entre las fracciones de
cabila de la sociedad rifeña había sido tan diverso y tan contradictorio, en lo que se refería a los
vínculos entre los habitantes del territorio y a las tensiones que los oponían, de manera que apenas
sí dejaba margen de actuación a las autoridades españolas. Esto resulta muy evidente cuando el 26
telegrama de tintes sombríos: a pesar de que no se habían iniciado los combates entre las fuerzas
gubernamentales y los sublevados, la efervescencia era creciente en el Rif. No tanto entre las
cabilas fronterizas a Melilla, que se mantenían relativamente tranquilas, sino entre las más cercanas
para liberar las tensiones intertribales, llegándose a temer que las potentes y numerosas cabilas del
interior atacaran la plaza, incluso aún a costa de tener que enfrentarse a las vecinas de la misma.2190
Un firmán jerifiano al que no se dio respuesta española, rubricado por el Rogui fue remitido
a Melilla rogando al comandante general que no acogiese en la ciudad a los delegados del Majzén,
príncipes Amrani y Arafa y al bajá de la raya fronteriza, Bashir ibn Sennach, ni les apoyase (en
clara alusión a los cartuchos vendidos a las fuerzas del Sultán). El documento implicaba una
amenaza a Melilla en caso de ayudar los españoles a las fuerzas gubernamentales, que estaban
siendo abandonadas incluso por Mazuza. En la alcazaba de Frajana quedaban aislados el Amrani, el
bajá, un notable de cierta influencia en el territorio fronterizo apodado el “Fraile“, apoyados por
una guarnición reducida , y con pocas esperanzas de recibir refuerzos ni desde Tánger 2191 ni desde
2190
Telegrama del Comandante General de Melilla, V. Hernández al Ministro de la Guerra. 26 de Enero de 1903.
S.H.M. archivo de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 792.
2191
El 3 de abril salió de Tánger el vapor Turqui llevando al Amrani dos ametralladoras y pertrechos, pero no tropas.
Este cargamento llegó poco después a Melilla, negándose el general Hernández a que la carga del buque fuese
desembarcada en el muelle. Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 3 de Abril de 1903. A.G.A.África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 164 / ex. 2
1276
Uxda, donde Arafa seguía intentando reclutar tropas.2192 El gobernador de Uxda intentó reclutar un
como señala Abdallah Laroui, las relaciones del poder central con Uxda iban a quedar
interrumpidas en la primavera de 1903.2193 Los enviados del sultán para trasladarse desde Fez a la
capital oriental, se veían obligados a tener que embarcar en Tánger y obtener en Port Say (Marsa B.
Mhidi) la autorización gala para atravesar el territorio argelino. El propio Silvela, deseoso de no
provocar las iras de las cabilas denegó la nueva operación de venta de cartuchos.2194 Cuando el 5
de Abril llegó a Melilla una unidad naval jerifiana, el Turquí, trayendo armamento y municiones
a cabo en territorio marroquí. 2195 El triunfo repentino de la sublevación avivó más la llegada a la
suministraría recursos bélicos a ninguno de los bandos, aunque practicaría las reglas de hospitalidad
Melilla2197 solicitando refuerzos a Tánger y las tropas gubernamentales al mando del Bajá el-
Bashir quedaron cercadas en la alcazaba de Frajana. A pesar de la violencia del ataque roguista, las
fuerzas gubernamentales llevaron a cabo una resistencia enconada.2198 Antes de que se produjera el
asalto final del enemigo y dada la apurada situación de las fuerzas gubernamentales sobre las que
2192
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 2 de Abril de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2193
Véase Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales … op. cit, pág. 385.
2194
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 3 de Abril de 1903. A.G.A.África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /
Ex. 2.
2195
Telegrama del Comandante general de Melilla al Ministro de la Guerra, general Arsenio Linares. 5 de Abril de
1903. A.G.A.África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2196
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra, Arsenio Linares. . 5 de Abril de 1903.
A.G.A.África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2197
Telegrama del Comandante general de Melilla al Ministro de la Guerra, Arsenio Linares. 6 de Abril de 1903.
S.H.M. Rollo 792.
2198
Telegrama del Comandante General de Melilla a Abarzuza. 8 de Abril de 1903. A.G.A.África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
1277
pendía la amenaza de aniquilación, el Majzén contempló una alternativa estratégica. Consistió en el
envío urgente desde Tánger de un cuerpo expedicionario de mil hombres con cañones (el príncipe
Amrani había solicitado dos mil2199) a bordo del Turqui, desembarcando en el límite sudeste
español de Melilla, el que confinaba con Mazuza, para evitar cualquier ataque roguista que lo
obstaculizase; por este procedimiento, podía llevar refuerzos a la alcazaba sitiada y dar la vuelta a
la situación. En este sentido, es muy significativo el tono de un telegrama enviado el 11de abril por
rebelión cambiaría drásticamente si el Sultán mandaba fuertes contingentes de refuerzo al Rif, pues
El permiso español era necesario: el Majzén ofertó que sus hombres, como venían haciendo
al atravesar territorio argelino con permiso galo, entregarían las armas en la playa para
frontal de Cólogan. En efecto, existía el compromiso asumido por España de ‘no intervención’ en la
rebelión del Rogui, pero incluso, pesaba más el que este acto acabara con la política amistosa de
cooperación, o cuando menos, de no enfrentamiento y tolerancia entre Melilla y las cabilas vecinas.
Sin embargo, la medida no fue finalmente rechazada por parte española. El gobierno español, en
este caso, actuaba a remolque del francés, y el 12 de abril permitiría el desembarco de las tropas
majzeníes, teniendo que hacer frente a la propia voluntad de Cólogan que mandaba mensajes
disuasorios a Madrid.2201 Ahora bien, el objetivo perseguido por Francia era chantajear al Majzén:
se concedía ayuda al Sultán mientras éste aceptase cooperar con la República y situarse en la
antesala del protectorado,2202 pero en cuanto daba muestras de voluntad de independencia, los
franceses se retiraban a una neutralidad de fachada que favorecía de hecho al Rogui. Era en esos
2199
Telegrama del Comandante general de Melilla, Venancio Hernández a Abarzuza. 11 de Abril de 1903.
A.G.A.África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2200
Telegrama de Cólogan al Comandante Militar de Melilla. 11 de 1903. S.H.M. Archivo de la Comandancia Militar
de Melilla. Rollo 792.
2201
“Sería muy arriesgado jugar esa carta contra kabilas y Pretendiente“. Cfr. Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 13 de
Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2202
Los franceses rogaban al Sultán que invitase a todos los británicos, a sueldo del Majzén o comerciantes a que
abandonasen Fez. Los británicos se oponían a la retirada del caíd Mac Lean.
1278
momentos cuando la diplomacia francesa buscaba a la española recalcando el desgobierno del país,
el infantilismo del Sultán y el contenido frívolo de sus actuaciones cotidianas.2203 En ambos casos,
la República disponía de un medio excelente de presión sobre el Majzén. Los franceses recordaban
aún la experiencia negativa de Argelia donde la vía militar había conllevado demasiados obstáculos
para la dominación y preferían optar por utilizar los dispositivos autóctonos del poder para llegado
tentacular, sin tener que establecer una red de poder nueva. En sus tratos con las élites avenidas al
pacto (los llamados tradicionalistas) los franceses hablaron de introducir una modernización del
país, pero suponiendo esta situación una alianza con estos sectores conservadores, a los que
España no aplicó exactamente la misma política, pues había que sopesar la variable de no
enajenarse la amistad de las cabilas rifeñas, y a ello habría que añadir que carecía de influencia
directa sobre los miembros del Majzén; tarea que ejercían para el gobierno republicano en Fez la
Comisión militar francesa y el Primer Secretario de la Legación, Descós. Con todo el gobierno de
Silvela intentó llevar a cabo su propio chantaje capitalizando en beneficio propio la situación de
grave apuro por la que atravesaban los imperiales, rogando que el favor del desembarco de las
tropas gubernamentales debía de ser correspondido por el Majzén implantando el total librecambio
comercial entre Melilla y el Rif; es decir suprimiendo la aduana marroquí en la ciudad española2204
2203
Cólogan a Abarzuza. 16 de Abril de 1903. Despacho no. 117. . A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2204
En noviembre de 1901, la Comandancia General de Melilla había elevado un informe al Ministerio de la Guerra
postulando por una profundización o intensificación en la política de relaciones de la plaza con los cabileños que
pasaba inevitablemente por la eliminación de las trabas aduaneras implantadas por el Majzén en el límite fronterizo y la
aplicación del librecambismo en el comercio de Melilla con el Rif. Ello era una respuesta a la reciente apertura al
comercio de un puerto argelino, Port Say situado junto al Kiss, es decir inmediato a la frontera marroquí. Como en
aquel momento histórico no se estaba viviendo una coyuntura excepcional equivalente a la rebelión del Rogui, y dado
que la supresión de la Aduana –sin ofrecer compensaciones al Majzén- hubiera podido resultar un acto de gran
trascendencia, se aconsejaba al gobierno Sagasta ejercer presión sobre el Majzén a fin de sacar de Melilla la aduana
(establecida por convenio diplomático firmado en Fez el 31 de julio de 1866) y trasladarla a los límites fronterizos.
Emilio de Ojeda, que ocupaba entonces la representación diplomática española en Tánger aconsejaría al Ministerio de
Estado que no se obrase en tal sentido. Trasladando la Aduana a la frontera calculaba que menudearían los incidentes
entre cabileños y funcionarios del Majzén, por querer los primeros escaparse con frecuencia al pago de los aranceles al
fisco marroquí. El Majzén podría reaccionar en esa tesitura anulando el convenio de 1866 reduciendo a Melilla a un
estado de completo aislamiento, semejante al que estaba sometido Alhucemas o el Peñón de Velez. Estos
razonamientos del diplomático eran perfectamente razonados en el marco o dinámica impuesta por el Majzén que
1279
y argumentando que el comercio melillense había quedado muy deteriorado a causa de la
2205
competencia comercial francesa a partir del río Kiss. Sin embargo, el desembarco no tendría
lugar.
Al interés español por la zona se unía el que de hecho este territorio estaba siendo objeto de
atención preferente por la República francesa. Los comerciantes establecidos junto al Kiss no
solamente se habían preocupado por intensificar los intercambios con cabilas más próximas a la
raya argelina, como los Ulad Mansour o los Beni-Snassen, sino que con la complicidad del caíd de
Kebdana, Artouf, habían llevado a cabo una penetración significativa en este último territorio, que
Estos combates demostraban el carácter de confrontación interna que había adquirido la rebelión
deseaba limitar la penetración extranjera en el Sultanato y que se oponía por lo tanto a la infiltración comercial,
relación que comportaba trato constante entre europeos y habitantes del Sultanato que la Administración marroquí
siempre consideró oportuno obviar. Melilla que reunía en sí misma las dos características, una plaza fuerte, símbolo
tangible de una presencia armada hostil en el Imperio y cabeza de puente en una penetración económica europea en el
Rif no era una excepción. Los Sultanes tanto Mawlay Hassan I como su hijo Abd –el- Aziz planteaban la necesidad de
limitar los contactos entre los europeos y las cabilas fronterizas. En el momento en que éstas decaían en su tarea de
resistencia a los invasores, el testigo pasaba a la iniciativa estatal: esto había sido una tradición secular en el norte de
Marruecos como ha señalado Adnan Mechbal y las posibilidades en ese contexto de llevar adelante una penetración en
el Imperio a partir de los enclaves españoles quedaba en el campo de las ilusiones, ya que jamás la debilidad interna de
Marruecos llegó al extremo de permitir esto. Cfr. Mechbal, A.: “El Noroeste de Marruecos ante la ocupación
peninsular: Reacción regional y dimensión nacional“, en Awraq. Estudios sobre el mundo árabe e islámico
contemporáneo. I.C.M.A., vol. XII, 1991, pág. 155. Amén de esto, la Administración marroquí había demostrado sus
preferencias por desviar el tráfico comercial en Melilla hacia Tetuán u otros puertos de la costa atlántica. A ello se unía
que, en opinión del Majzén todos los presidios y plazas fuertes españolas en el septentrión marroquí eran activos focos
de contrabando que actuaban en detrimento de los ingresos del fisco estatal a la par que surtían a las cabilas rifeñas de
una provisión constante de armas municiones y recursos con las cuales las tribus se podían sentir en condiciones de
desafiar en un momento dado la autoridad imperial. Ojeda juzgaba que era mejor, por lo tanto, para los intereses
comerciales de Melilla afrontar el riesgo y competir con Port-Say aún teniendo que consentir en el mantenimiento de la
Aduana marroquí. Informe de 4 de noviembre de 1901 del Ministerio de Estado dirigido al Comandante General de
Melilla. S.H.M. Archivos de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 171.
2205
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 12 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /
Ex. 2. La idea del gabinete Silvela era la de, a toda costa sacar partido de la situación de rebelión del Rif. Al gobierno
español le daba igual quien triunfase: si al Amrani se le permitía refugiarse en Melilla y se le daba protección había que
pedir al Sultán como devolución del favor la desaparición de la Aduana de Melilla aún cuando hubiera que abonarle
una indemnización por dejar de cobrar el producto de dicha Aduana. Si triunfaban los roguistas a cambio de la
neutralidad española había que solicitárseles lo mismo. Carta particular sin numerar de Abarzuza a Cólogan. 8 de Abril
de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1. Estaba claro que no era precisamente el
objetivo del gobierno la consolidación del poder del Sultán en el Rif.
1280
del Rogui en la sociedad rifeña y la negación de que el Rif formase una realidad independiente del
poder central, pues era evidente que el Sultán conservaba partidarios en la región.2206
13.8. Frajana cae en manos de los rebeldes. España aplica una nueva praxis política en contra
llegó tarde; es más, accediendo a las presiones de Cólogan el gobierno de Silvela acabó dando una
que llegasen refuerzos a la alcazaba sitiada, los acontecimientos acabaron por precipitarse: en la
madrugada del 13 de abril los rifeños tras minar la alcazaba de Frajana la volaban. El Bajá Bashir
abandonó la defensa y se abrió paso con sus soldados hasta refugiarse en Melilla. El Rif quedaba
protección del general Hernández. Los roguistas solicitaron la entrega de las armas y de los
¿Cuál debía ser, en esa tesitura, la actitud de las autoridades españolas?. Tal como evidencia
Melilla era que los refugiados abandonasen cuanto antes la plaza. Los rifeños partidarios del Rogui
que abastecían de víveres la plaza, al visitar Melilla coincidían con los refugiados partidarios del
2206
Telegrama del Comandante General de Melilla, V. Hernández a Arsenio Linares, Ministro de la Guerra. 21 de
Abril de 1903.
2207
Carta particular no. 24 de Cólogan a Abarzuza. 12 de Abril de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
2208
Telegrama del Comandante general de Melilla, V. Hernández al Ministro de la Guerra. 13 de Abril de 1903.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2209
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 13 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /
Ex. 2
1281
Sultán y se sucedían las disputas. Además, sabedor el Bajá derrotado en Frajana, al-Hash
Mohammed al- Bashir de que Abdel- Aziz seguía manteniendo partidarios en la región, procuraba
atraerse la voluntad de ciertas cabilas para renovar la lucha.2210 Hernández no estaba dispuesto a
tolerar tales maniobras. Es ahora cuando se aplica por parte española en Melilla una praxis política
que modificando un viejo refrán podríamos resumir con el lema: “al amigo (las fuerzas armadas
marroquíes son en teoría las de un país ‘amigo’ de España) que huye, puente de plata“2211. Es
1ª) A las maltrechas fuerzas del Sultán en Melilla no se les va a hacer la más mínima
revituallamiento, ni que reciban refuerzos o recluten en el Rif nuevos efectivos. Tampoco se les va
2ª) Pese a que el Sultán es formalmente ‘amigo’ de España, no se van a tener con él
deferencias. Lo único que deseará el gobierno conservador de las tropas del Majzén refugiadas en
Melilla es que se marchen. Primero Hernández presionará sobre el Ministerio de la Guerra y luego
éste sobre el de Estado para que se insistiese al Majzén urgiendo el pronto envío de barcos a Melilla
para evacuar a todos los refugiados “con objeto de evitar posibles conflictos con los rifeños“.2212
Hernández puso especial empeño en que no quedara rastro del poder central en la frontera;
los administradores de la Aduana marroquí aunque ésta estuviese enclavada en la ciudad española
también debían marcharse. El propósito del ejército español, asumido luego por el poder ejecutivo,
era eliminar el control aduanero para siempre, implantando el librecomercio con las tribus del Rif.
2210
Telegrama de Venancio Hernández, comandante general de Melilla a Abarzuza. 14 de Abril de 1903. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2211
El general Hernández telegrafió repetidas veces a Madrid insistiendo en la necesidad de evacuar cuanto antes a los
refugiados imperiales para no tener problemas con los partidarios del Rogui.
2212
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 14 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /
Ex. 2.
1282
potenciando el trato directo con las cabilas,2213 y a propiciar una serie de planes de protectorado, de
penetración y desarrollo económico en el Rif desde Melilla, que están en el origen mismo del
cierta manera derivado de la carencia de influencia directa sobre la Corte imperial marroquí, y por
ello, al estar esa influencia progresivamente monopolizada por los franceses, se optó por
instrumentalizar la penetración pacífica en el Rif a través de los contactos con las tribus. En el
penetración económica española, y esto se produce al final del ‘bienio largo’ de Maura, estallará la
guerra.
3ª) Cuando parecía que el Rogui iba a desencadenar una ofensiva sobre Muley Arafa, al
Sultán le interesaba que los administradores de la aduana permaneciesen en Melilla para remitirle a
Nemours los fondos que se le expedían desde Tánger (Arafa con su séquito y el Amal de Uxda,
desbordados por la magnitud de la sublevación habían pedido asilo temporal en Argelia antes de
embarcarse hacia Tánger). Por ello cuando el 16 de abril llegó el Turqui a Melilla no trajo orden de
evacuación. La situación llegó a tal grado de tirantez que cualquier incidente podía ocasionar un
conflicto. El Bajá y el- Amrani se negaron a abandonar Melilla, aduciendo no poder faltar a la
responsabilidad sobre el territorio confiado a ellos, si no eran obligados por el ejército español. Su
presionado por los rebeldes que le enviaron una comisión solicitándole –entre veladas amenazas de
establecimiento de una nueva Aduana a las puertas de Melilla controlada por la administración
roguista, rogó a Abarzuza y al Ministro de la Guerra, Linares que se activasen las gestiones sobre
el gobierno marroquí para conseguir la evacuación. En ningún caso, entendía Hernández, la Aduana
2213
Cólogan a Abarzuza. 20 de Abril de 1903. Despacho no. 119. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
164 / Ex. 2.
2214
Aunque el Majzén sólo pudo enviar en un primer momento 300 hombres a Tánger. Telegrama de Cólogan a
Abarzuza. 18 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
1283
del Sultán debía ser sustituida por cualquier otra y en el caso de querer los rebeldes constituir la
suya propia, sería en territorio marroquí, pero nunca se fijaría dentro de los límites españoles.
Cólogan compartía estos puntos de vista incompatibles con las promesas de amistad
1900. Los deseos que había manifestado al Ministro de Estado se centraban en la idea de que
en el hipotético caso de que el Rif volviera a estar sometido al Sultán.2215 Cólogan creía en la
viabilidad de una relación directa entre Melilla y las cabilas rifeñas (sin la actuación mediadora del
Majzén). Por ello, el diplomático canario aguijoneaba a Abarzuza con el fin de consolidar un
régimen de absoluto librecambio. Como argumentos utilizaba fórmulas tales como dar por
imperial en Melilla, una pretensión acariciada en España desde hacia años, habiendo sido gestada
en medios militares, pero que tuvo acogida en círculos burgueses y que nunca iba a conseguirse por
señalaba que los rifeños se iban a negar a pagar los aranceles a una autoridad a la que no reconocían
y que ya no tenía tropas en la región que la apoyaran. Por ende España no podía erigirse como
campeona de la soberanía de Abd-el- Aziz en la raya fronteriza gestionando por ejemplo la Aduana
en nombre del Sultán; en caso de hacerlo ello supondría iniciar un círculo vicioso de
enfrentamientos con las tribus rifeñas, que podrían interrumpir el tráfico comercial con la plaza y
El Majzén temía que el gobierno español reconociera a los rebeldes como la autoridad real
del territorio (de hecho la expulsión de los aduaneros de Melilla fue considerada en Fez como una
especie de reconocimiento virtual español del Pretendiente) y por ello su oposición a la propuesta
2215
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 119 de 7 de Abril de 1903. S.H.M. Archivos de la Comandancia Militar de
Melilla. Rollo 171.
1284
chocando con la decisión inquebrantable del gobierno Silvela, que previamente había obtenido el
desdeñosas con la causa imperial: “Melilla debe quedar completamente limpia de elementos
peligrosos “.2217
Al conocer que el Turqui zarpaba de Melilla sin llevarse a los refugiados, Abarzuza,
contrariado, telegrafió con urgencia a Cólogan para que éste, mediante presentación de una nota
conminatoria a Mohammed Torres, exigiera el regreso del vapor a Melilla.2218 Los pretextos
aducidos pasaban por señalar al Sultán que su autoridad había desaparecido de la región, tras la
caída de la alcazaba de Frajana, y que los rebeldes exigían la evacuación de los imperiales, no
imperial, Abarzuza daba instrucciones a Hernández ordenándole embarcar a las huestas vencidas en
el primer vapor español que zarpase rumbo a Tánger.2220 Abarzuza adoptaba ya claramente una
actitud hostil hacia los imperiales y el tono de sus comunicados a Cólogan abunda en expresiones
2216
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 17 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2.
2217
Ibidem. El Comandante General de Melilla “maquilló“ las instrucciones que le llegaban desde Madrid, intentando
edulcorar el carácter forzoso que debía tener la evacuación. Se limitó pues “a invitar“ a los Administradores de la
aduana a embarcarse con los demás refugiados, como una medida necesaria contemplada por el gobierno español para
evitar los graves conflictos que podrían surgir en la plaza con los rebeldes, mientras la autoridad de Abd al- Aziz no
fuera restablecida en el Rif. Afirmación que no dejaba de ser una falsa presunción de Madrid dado que los apoyos al
Sultán no desaparecieron nunca de forma completa en la región. La causa de Abd al- Aziz no solamente contaba con el
apoyo foráneo dado por las mehal.las expedicionarias mandadas por el Majzén sino que conservó apoyos
específicamente locales. A Al-Amrani específicamente se le indicó que si deseaba residir en territorio español, debía
trasladarse a Málaga pero bajo ningún concepto podía permanecer en Melilla. Hay que señalar que por parte española
no se deseaba el tener que emplear la violencia para obligar al embarque.
2218
Petición presentada por la Legación Española en Tánger a Mohammed Torres, Delegado del Sultán. 19 de Abril de
1903. S.H.M. Archivos de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 171.
2219
Nota presentada por la Legación Española al Delegado del Majzén en Tánger. 18 de Abril de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2220
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 18 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2.
1285
taxativas, hablando sin ambages de la “expulsión“ de aquellos de Melilla.2221 Mohammed Torres
entendía que la marcha forzada por las autoridades españolas de los aduaneros establecidos en
Melilla eran una bochornosa humillación al Majzén y un golpe a su prestigio. Las reuniones con el
Plenipotenciario español dieron pie a encrespadas discusiones, al reiterar el Delegado del Majzén
que no tenía permiso del Sultán para ordenar la evacuación. Sin embargo, ante la amenaza de
Silvela desde 1900. Si el estadista conservador, aleccionado por Ojeda había intentado aprovechar
el aldabonazo de la invasión francesa del Tuat para arrancar del Sultán la concesión de Tarfaya y la
Sakia al- Hamra, ahora se repite la maniobra, consistente en aprovechar la propia debilidad de
Marruecos (sobrecogida por la anarquía y la rebelión roguista) no para fortalecer al Sultán ni para
apuntalar un statu quo que se venía abajo. Tras la ‘invitación forzosa’ formulada por el gabinete a
las tropas y administradores imperiales a que abandonasen Melilla, esta filosofía de al “amigo
derrotado, amigo que huye, puente de plata“ implicaba un perjuicio enorme a la causa del Sultán
en el Rif. El gabinete Silvela mostraba una actitud muy decidida hacia el imperialismo, al entender
que los medios estaban justificados si su fin era expandir la influencia española en la región; la
estrategia pasaba por una penetración pacífica –años después también asumida por Maura-,
entrando en contacto directo con las tribus y obviando y sustituyendo la gestión mediadora de las
autoridades majzeníes. El optar, en 1903, por la vía del dialogo con las cabilas y con el Rogui
-nuevo poder fuerte en el Rif-, es decir por la vía del hecho, no por la del Derecho, no quiere decir
que las relaciones fueran siempre buenas. Las ocasiones de tensión entre españoles y roguistas se
empezaron a producir con frecuencia.2222 Cuando el lugarteniente del Rogui, el notable de Mazuza
Chadly,2223 vino a visitar a Hernández el 23 de abril, presentó la pretensión de establecer una nueva
2221
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 19 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2.
2222
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado, Abarzuza. 22 de Abril de 1903. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2223
“Cabos rebeldes cerca de Melilla“, en Blanco y Negro, no. 625, 25 de Abril de 1903.
1286
aduana en la plaza de Melilla, a lo que se negó el gobernador militar. Esta pretensión colocaba a
Hernández en una situación delicada y peligrosa, pues ante todo, la apertura de España al Rif
pasaba por la implantación del librecambio y además, eran de prever conflictos entre los rifeños y
las autoridades roguistas, por ser los primeros refractarios al pago de los aranceles aduaneros.
A finales de abril los combates si bien cesaron en Kebdana se trasladaron al territorio Beni-
Snassen donde las fuerzas roguistas se hacían con el control de la situación e imponían multas a los
El 3 de diciembre de 1902 había caido el gobierno de Sagasta sin poder suscribir finalmente
el tratado de reparto de Marruecos; el gabinete liberal era sustituido por uno de signo conservador,
presidido por Silvela, que se negó a estampar la firma.2225 Silvela para prevenir las complicaciones
que pudiera provocar Gran Bretaña si interpretaba el tratado hispano-francés como un acto hostil,
exigía que esa potencia fuera informada, que Francia se comprometiera a algo más que a un apoyo
diplomático a España en caso de dificultades de ésta con el Reino Unido, y además que Rusia diera
también su adhesión explícita.2226 Para mayor confusión, el nuevo ministro de Estado del gabinete
2224
La Legación francesa en Tánger difundía el rumor de que en estos momentos de apuro para sus tropas, el “Sultán,
dedicado en absoluto a sus entretenimientos favoritos, se pasó dos semanas sin ver á ninguno de los personajes de su
gobierno hasta que el Ministro de la Guerra se decidió a pintarle lo peligroso de la situación“. Cfr. Ministerio de
Estado. Informe confidencial no. 16. La insurrección en Marruecos. 25 de abril de 1903. A.M.A.E. Legajo H-2738.
Circulares sobre Marruecos.
2225
Según Silvela, Sagasta dejó hacer a su Ministro de Estado, el duque de Almodóvar, muy influido por León y
Castillo, pero no quiso concluir el acuerdo él mismo, sino que dejó a los conservadores la tarea de firmar. De esta
manera, si las cosas iban bien, la gloria correspondería a los liberales que habían preparado todo; y si, por el contrario,
las cosas iban mal, la responsabilidad de las dificultades caería enteramente sobre los conservadores. Véase la
transcripción de la confidencia de Silvela al Embajador en Madrid, Jules Cambon en el despacho de éste a Delcassé,
Madrid, 13 de Junio de 1904, D.D.F., 2ª serie, tomo V.
2226
Jules Cambon a Delcassé, Madrid, 30 de Enero de 1903, D.D.F., 2ª serie, tomo III. Esta versión coincide a grandes
rasgos con la que dio el propio Silvela en la carta abierta que dirigió al Duque de Almodóvar con fecha del 10 de junio
de 1904, publicada en El Imparcial. Silvela justificaba su actitud y reconocía que negó la firma porque faltaba el que
consideraba imprescindible consenso británico.
1287
Marruecos,2227 y a los franceses les insistía en la idea de que en la defensa del statu quo debía
contarse también con Alemania, potencia cuya presencia en el Mediterráneo era cada vez más
temida por los galos. Este hecho ha sido juzgado como un gravísimo error de la diplomacia
española, que no comprendía cuáles eran los intereses reales de Francia (que perseguía una política
de entendimiento con los vecinos, preparación diplomática del proyecto marroquí, relaciones
amistosas con las naciones latinas). Se frustró así una operación diplomática que hubiera tenido una
2227
Previamente, Abarzuza había informado al Embajador británico en Madrid que “una firme avenencia con
Inglaterra era de vital importancia para España“, y se apresuró a dar seguridades al gobierno británico de que “ mientras
él permaneciera en el cargo de Ministro de Estado jamás habría “una alianza franco-española, a espaldas de Londres, en
la cuestión marroquí. Cf. Sir Mortimer Durand a Lord Lansdowne, 3 de Enero de 1903, British Documents, pág. 276.
Abarzuza propuso incluso un acuerdo al gobierno británico en la cuestión de Marruecos, que Lansdowne decidió no
llevar adelante (Lord Lansdowne a Sir Mortimer Durand, 5 de Enero de 1903). B.D, pág. 277. Despacho de sir
Mortimer Durand, Embajador británico en Madrid a Lord Lansdowne.14 de Febrero de 1903. British Documents., II,
núm. 336.
2228
Los partidarios de un acuerdo con Francia recibieron apoyo desde dos lados: la corte y Silvela. El nuevo
Embajador francés en Madrid Jules Cambon fue llamado a palacio, donde tanto el joven rey Alfonso XIII como la reina
madre le manifestaron su decidida actitud a favor de un acuerdo con Francia. Los soberanos estaban persuadidos de que
una política activa en Marruecos, posibilitada por la avenencia con Francia, reforzaría considerablemente la posición de
la Corona y serviría en cierto modo de contrapeso a la tragedia de 1898. Delcassé a Cambon, 3 de marzo de 1903,
DDF, Tomo III, pág. 149. Silvela continuaba adicto a la causa del acuerdo franco-español. Compartía, sin embargo, los
temores de aquellos que se sentían inquietos por la posible reacción de Gran Bretaña ante un acuerdo concertado a sus
espaldas, por lo que el jefe del gobierno buscaba seguridades contra Inglaterra tratando de conseguir el apoyo de Rusia
para el acuerdo francoespañol. A lo largo del mes de enero hizo diversos sondeos cerca del Gobierno ruso relativos a
esta cuestión manteniendo el secreto de los mismos ante Abarzuza. Éste, no partidario del ingreso de España en la
Dúplice francorusa, probablemente barruntó algo del proyecto de Silvela. Con el fin de sabotearlo, hizo una importante
comunicación al Embajador británico en Madrid, a quien pidió que la mantuviera en secreto. Cfr. Durand a Lansdowne,
14 de febrero de 1903, B.D., pág. 279. Abarzuza le reveló que Francia y España habían estado a punto de firmar la
partición de Marruecos cuando cayó el anterior Gogierno Sagasta y que este asunto se había vuelto a plantear. Según el
despacho telegráfico del Embajador británico al Foreign Office, Abarzuza “me informó finalmente de que su posición
resultaría grandemente reforzada si él podía hacer valer que el gobierno británico era opuesto a semejante arreglo. Y
dijo que lo que realmente pretendía era una clara advertencia de que si llegaba a concertarse cualquier arreglo de esta
clase nosotros nos negaríamos a reconocerlo. Que entonces estaría en condiciones de poner de una vez para siempre
punto final a este asunto“. Cfr. Durand a Lansdowne, 14 de Febrero de 1903, B.D, pág. 279. El gobierno británico le
dio las seguridades requeridas, aunque en dos ocasiones, el titular del Foreign Office aconsejó a Abarzuza la
conveniencia de que España hiciera sus planes en previsión del eventual reparto de Marruecos conjuntamente con
Francia y Gran Bretaña: en febrero y en marzo de 1903, Lansdowne hizo comprender claramente al Ministro de Estado
español la que sería la fórmula definitiva de imbricación de España en la cuestión marroquí: que él (Lansdowne) veía
con buenos ojos un acuerdo franco-hispano- británico sobre Marruecos. Cfr. Lansdowne a sir Mortimer Durand, 16 de
febrero de 1903, B. D, pp. 279-80; id., 29 de marzo de 1903, ibid., pág. 282. A causa de la sublevación del Rogui que
venía azotando al septentrión marroquí, Inglaterra no deseaba verse envuelta en un país que iba precipitándose a la
anarquía. Lord Lansdowne así lo manifestó claramente al escribir después de la firma de la ‘entente cordiale‘: “En
nuestro fuero interno hemos de felicitarnos por haber dejado a otra potencia la responsabilidad de entendérselas con un
país tan desvalido y sin esperanza (Marruecos) “. Cfr. Pilapil: “Las negociaciones franco-españolas ...op. cit “, pág. 46.
En marzo de 1903, Silvela se puso a trabajar con el Embajador Cambon- e indirectamente con el embajador francés en
Rusia, para poner a punto una declaración de “estrecha y cordial avenencia con Francia y Rusia“, que posteriormente
fue completada con un proyecto de convenio naval franco-español que concedía grandes ventajas a Francia. Estos
proyectos fueron frustrados por el propio Delcassé y por la diplomacia rusa que no deseaban compromisos militares
con España.
1288
Se han dado diversas versiones para explicar por qué los gabinetes españoles no aprobaron el
malogrado convenio hispano-francés cuando ya estaba ultimado, y tanto los contemporáneos como
la historiografía posterior han debatido ampliamente las razones de tal rechazo y su oportunidad.2229
Entre los protagonistas del momento, León y Castillo lamentó que en 1902 el gobierno cediera a
escrúpulos que no detuvieron a Italia en sus negociaciones con Francia sobre Trípoli. Romanones
se refirió al suceso calificándolo de una gran oportunidad perdida. Antonio Maura, por el contrario,
dirá en 1904 que la negociación de 1902 al margen del Reino Unido fue uno de los mayores
peligros que España había corrido, y su hijo Gabriel insistiría en que no era entonces el momento
para emprender una aventura colonial en Marruecos.2230 Jesús Pabón2231 reconoce que había
razones para no aprobar el acuerdo, aunque indica que son razones que no convencen “poco ni
mucho“: temor a que Gran Bretaña pudiera tomar el tratado hispano-francés como un acto hostil
1898; cuidado de no cargar a España con una acción extensa y profunda en Marruecos; creencia de
que Gran Bretaña y Francia no se entenderían o no intentarían nada sin acuerdo previo con España,
y esperanza de mantener el statu quo en Marruecos, es decir, la vieja tesis de la amistad con el
imperio magrebí y de respeto a la soberanía del Sultán. Según Hipólito de la Torre, la renuncia es
un indicio más de los imperativos de una antigua, doble e indisociable dependencia, de la que era
bastante consciente el gobierno español, y que tenía por efecto inmovilizarle cada vez que se
En general, la renuncia del gobierno Silvela a aceptar el proyecto de tratado de 1902 es considerada
2229
Según el Marqués de Villa- Urrutia, Palique diplomático. Recuerdos de un embajador, Madrid, Librería F. Beltrán,
1928, pág. 125, el acuerdo no se ratificó por culpa “de la timidez y titubeo del Gobierno y de la equivocada creencia del
Ministro de Estado, Abarzuza, de que Francia e Inglaterra jamás se entenderían“. Enrique Rosas Ledesma, “Las
Declaraciones de Cartagena (1907): significación en la política exterior de España y repercusiones internacionales“,
Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, no. 2, 1981, también achaca la responsabilidad al ministro
Abarzuza por poner como condición sine qua non para firmar el tratado la comunicación del acuerdo a Gran Bretaña, a
lo que se opuso el Gobierno francés. Para otros autores: Salvador Canals, Los sucesos de España en 1909, Madrid,
1910, vol. I, pp. 18-19; Becker, J.: Historia de Marruecos, Madrid, 1915, pág. 430; y J.M. Campoamor, La actitud de
España en la cuestión de Marruecos. 1900-1904, Madrid, CSIC, 1951, pp. 147-148, más que las objeciones de
Abarzuza, fueron decisivas las reservas de Antonio Maura, Ministro de Gobernación quien al parecer llegó a amenazar
con la dimisión si seguía adelante el proyecto.
2230
Maura y Gamazo, G.: La cuestión de Marruecos desde el punto de vista español, Madrid, 1905, pág. 300 y
siguientes.
2231
Cfr. Pabón, J.: Cambó, Barcelona, Alpha, 1969, vol. 2, pág. 248.
1289
como un exceso de precaución y de conservadurismo, cuando no como un caso de “inoportuna
pusilanimidad “. 2232
traumatizados por el desastre del 98 a sufrir nuevos recortes territoriales en una época de
redistribución colonial y a querer asumir riesgos. La superioridad de la marina inglesa (tan temida
por Almodóvar) y los perjuicios considerables que esta Armada podía causar en las desarmadas
costas españolas y sus grandes puertos era un poderoso argumento a favor de la neutralidad y de
una búsqueda de garantía territorial que en todo caso sólo se logrará cuando España se aproxime
diplomáticamente al ámbito de la Entente Cordiale en 1904, cerrándose este proceso con los
acuerdos de Cartagena suscritos por el gobierno Maura. Si el trauma del 98 actuaba como un
estímulo para salir del aislamiento internacional, era al mismo tiempo un precedente que obligaba a
extremar las cautelas y a hipervalorar los riesgos. Y esa cautela parecía ser acusada en los
dirigentes del partido conservador, convencidos de que el país no estaba todavía en condiciones de
embarcarse en empresas de mayor aliento – el propio Silvela diría al Embajador francés que la zona
sin embargo que el máximo defensor de la alianza con Francia, el mismo Silvela, fuera quien
asumiera la responsabilidad del fracaso del tratado, bien porque él mismo impuso la previa
aquiescencia del gobierno de Londres, lo que en el Quai d´Orsay daría pie para forzar una nueva
España para arrancar Fez de la esfera de influencia hispana, o porque aceptara las reservas de sus
ministros.
2232
Cfr. Morales Lezcano, V.: León y Castillo, Embajador. 1887-1918. Un estudio sobre la política exterior de
España, Las Palmas, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1975, pág. 87.
1290
13.10. Planificación de la estrategia francesa a seguir en Marruecos.
Francia había tomado una actitud de aparente reserva ante la sublevación del Rogui. Por ello
extendiera a las tribus establecidas en territorio argelino. Delcassé adoptó un tono conciliador en
sus conversaciones con Sir Eduard Monson, el Embajador inglés en París, procurando desterrar los
recelos del Reino Unido sobre supuestas pretensiones expansionistas galas en Marruecos. La
entrevista tuvo lugar el 30 de diciembre de 1902.2233 Al día siguiente Paul Cambon, el Embajador
diplomacia de las cañoneras. A principios de enero Delcassé en el curso de una reunión diplomática
procedía a exponer al resto de Embajadores de las grandes potencias las reservas francesas en la
cuestión marroquí y el carácter limitado de los preparativos galos.2234 De estas conversaciones salió
una declaración de mantenimiento del statu quo emitida por las tres principales potencias
interesadas en la suerte del Imperio jerifiano: Francia, Gran Bretaña y España. Ello disipaba las
territorial. La lectura del proceso insurreccional alentado por el Rogui le llevaba a Delcassé a
por sir Arthur Nicolson; el titular del Quai d´Orsay no deseaba el acceso al trono de un monarca
nacionalista sino la pervivencia de Abd-el- Aziz en el poder, eso sí, más imbricado a la causa
imperialista. Asimismo aspiraba a monopolizar la ayuda financiera que el Sultán iba a necesitar.
2233
British Documents. II, no. 330, pág. 274.
2234
Telegrama de Delcassé a Saint-René- Taillandier. 4 de Enero de 1903. D,D.F., 2ª serie. Tomo III, pág. 7
1291
Francia debía aprovechar el contexto para mostrarse como garante de la tranquilidad del Imperio y
de la integridad del mismo.2235 Con las tribus del llamado ‘Bled –es- Siba’, es decir aquellas que los
estrategas imperialistas señalaban como rebeldes a aceptar la soberanía del Sultán había que
adoptar otra política: tratarlas como si gozaran de soberanía plena y fueran independientes, por lo
una política de buena vecindad y de intensificación de las relaciones comerciales con Argelia.2236
inmediatamente para que estas unidades navales abandonaran las aguas marroquíes. Francia
influencia del Reino Unido. Al acudir León y Castillo a las reuniones del cuerpo diplomático
adscrito a París convocadas en el Quai d´Orsay, Abarzuza le señaló cual iba a ser la línea oficial del
nuevo gabinete conservador basada tanto en la idea del mantenimiento del statu quo como en la de
marchar de acuerdo con Inglaterra, Francia y Alemania.2237 Ello exigía el sometimiento a las
mantenidas con el gabinete Sagasta sobre la cuestión marroquí. Delcassé mostraba su desconcierto
Canarias, Baleares y Algeciras. Por ello el gabinete Silvela se mostraba deseoso de llegar a un
acuerdo con el Reino Unido. Delcassé deducía de las palabras de León y Castillo y del
2235
Telegrama de Delcassé a Saint-René- Taillandier. 3 de Enero de 1903. D.D.F. 2ª serie. Tomo III.
2236
Combes, presidente del Consejo de Ministros y Ministro del Interior a Delcassé. 31 de Julio de 1903. DDF, 2ª
serie. Tomo III, pp. 496-497.
2237
Telegrama de Abarzuza a León y Castillo. 31 de Diciembre de 1902. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de París. Legajo no. 5841.
2238
Telegrama de León y Castillo a Abarzuza. 29 de Diciembre de 1902. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de París. Legajo no. 5841.
1292
aplazamiento en las negociaciones cuando se había llegado prácticamente al último estadio de las
del acuerdo se debía a la convicción del gabinete silvelino del estado de impotencia en el que se
encontraría España en caso de tener que efectuar una intervención militar en Marruecos si se
producía un derrumbamiento del régimen de Abd-el- Aziz. Sin embargo, el titular del Quai
cuenta las inclinaciones profrancesas de Silvela, que en la primavera de 1899 había abogado por un
ingreso de España en la Dúplice Alianza francorusa. Ahora bien, Delcassé se mostraba contrario a
llegar a un acuerdo de alianza militar, recordando en este sentido que las fuerzas armadas
españolas estaban completamente desorganizadas y que un pacto de este tipo estaba erizado de
descartada. En los dos últimos años, Paul Cambon había sondeado al gabinete inglés respecto a
Marruecos sin obtener respuestas precisas. Por otra parte Chamberlain al realizar escala en Egipto
2239
Delcassé a Jules Cambon, Embajador de Francia en Madrid. Despacho no. 1 “Très confidentiel “. 8 de Enero de
1903. D.D.F. 2ª serie. Tomo III, pp. 15-18.
1293
13.11. Las relaciones angloespañolas: las tres estrategias seguidas por España
Ministerio de Estado por el titular Buenaventura Abarzuza fue la de aproximación al Reino Unido.
que contaba con el respaldo británico. 2240 De las primitivas sospechas del gobierno español hacia el
2240
Fue en ese contexto, coetáneo además a la caida del gobierno liberal de Sagasta, cuando surgieron rumores en
Tánger que hicieron sospechar a la Legación española en la capital diplomática marroquí que el Reino Unido y el
Imperio marroquí estaban llevando a cabo negociaciones conducentes a la entrega al primero del islote de Leila
(Perejil), situado a seis millas al oeste de Ceuta. Se trataba de una roca, completamente cubierta por la vegetación
natural y despoblada. El gobierno Sagasta, cuando a partir de 1887 había decidido tomar una actitud más enérgica en la
cuestión marroquí aproximándose a la Triple Alianza acordó establecer un faro en Leila (en el mes de noviembre de
dicho año) enviando a una comisión del Ministerio de Fomento que eligió el lugar del emplazamiento, demarcándolo
con estacas y elevando un mastil con los colores nacionales. De Tánger salieron algunos soldados marroquíes al mando
de un capitán que arrancaron las estacas, el mastil y alzaron la bandera imperial. El asunto terminó ahí sin muertos ni
heridos ni prisioneros, pero el incidente asumió proporciones graves desde el punto de vista político. La prensa
española, dando por seguro que la isla pertenecía a España atacó al Gobierno esgrimiendo teorías no sólo falsas sino
contradictorias, entendiendo bien que el peñón era una posesión portuguesa desde el siglo XV, cuando fue conquistada
a los musulmanes Ceuta (y de ahí pasaría a convertirse en española en el siglo XVII) bien que el islote había pasado a
manos españolas en 1848 o después de la guerra de 1860. La incerteza de estos datos y su falsedad se documenta en el
tratado de paz de 1860 entre España y Marruecos, en el que la isla venía a quedar implícitamente excluída del territorio
español. Interpelado el Gobierno en las Cortes sobre esta cuestión, el Ministro de Estado liberal Moret hubo de
contestar que la isla pertenecía a la soberanía del Imperio de Marruecos, y que unas estacas con un mastil para indicar
el sitio en que sería levantado el faro, no fue nunca signo de soberanía. De hecho, desde 1860 España había tenido
serios temores de que el Reino Unido quería apoderarse del islote, consiguiendo impedirlo el gobierno de Madrid
arrancando del Majzén la promesa de que no lo cedería a ninguna potencia. Cfr. Fernández Rodríguez, M.: España y
Marruecos en los primeros años de la Restauración (1875- 1894), Madrid, CSIC, 1985, pp. 203-204; Curato, F.: La
questione marocchina e gli accordi mediterranei italo-spagnoli del 1887 e del 1891. Vol. I: Sino alla caduta del
Ministro Moret (14 giugno 1888), Milán, Edizioni di Comunita, 1961, pp. 231-232. En Abril de 1889 las autoridades
restauracionistas experimentaron un momento de pánico cuando a la vez que una flota británica surcaba las aguas del
Estrecho, se esparcieron rumores de que Inglaterra iba a ocupar el islote de Leila. Cfr. Curato, F.: La questione
marocchina ...op. cit., vol. II: Dal giugno 1888 all´agosto 1896, pp. 68-69. El 1 de Diciembre de 1902 el corresponsal
de El Liberal en Tánger remitía a Madrid un telegrama sensacionalista sobre la existencia de supuestas negociaciones
secretas de Inglaterra con el Majzén para obtener la isla del Perejil. El Gobierno restauracionista español no reaccionó
reivindicando la soberanía española del islote, no juzgó necesario poner en marcha la diplomacia de las cañoneras, que
se reservaba para casos más graves. Lo único que se hizo fue iniciar una serie de consultas con las Legaciones europeas
en Tánger que no dieron importancia alguna al ‘affaire‘ de Perejil por considerarlo un peñasco inaprovechable. El
Plenipotenciario francés espetó a Cólogan que habría despertado más recelo si el Majzén hubiese cedido a Inglaterra el
Yebel Musa, porque esta posición le hubiera dado al Reino Unido el control de otra pieza estratégica en el paso del
Estrecho de Gibraltar. Cfr.Cólogan al Duque de Almodóvar del Río (por el cambio de gobierno, lo recibió el nuevo
Ministro de Estado, B. Abarzuza). Despacho no. 239. 2 de Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 163 / Ex. 2. Sir Arthur Nicolson desmentiría la existencia de estas negociaciones secretas.
Finalmente Laila no pasaría a soberanía británica, pues si realmente se llevaron a cabo estas conversaciones no llegaron
a cuajar como reportaría Cólogan a Abarzuza el 12 de Diciembre. Cfr. Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 245. 12 de
Diciembre de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2. Otros testimonios sobre la
marroquinidad de Perejil y sobre el incidente a propósito del islote en 1887 se encuentran en: Becker, J.: Historia de
1294
Reino Unido,2241 se entró paulatinamente en una etapa de relaciones nuevas, marcadas por la
pretensión de Abarzuza de mejorar las relaciones con Londres,2242 a la vez que en el marco de la
cuestión marroquí se intentaba un ajuste de la política española a las del Reino Unido y Francia.
Todo ello inserto además en un contexto complejo –en lo que se refiere específicamente al ámbito
marroquí- que llevaría a la existencia de tres líneas diferentes de actuación llevadas a cabo por un
mismo gobierno. Una vez que Abarzuza hubo tomado posesión de su cargo, los contactos
suscitada por la rebelión roguista. Los periódicos británicos a partir de enero insertaban numerosos
españolas a las costas andaluzas y dando por inminente su embarco con destino al Sultanato.
Lansdowne, creyó oportuno poner en marcha una estrategia de presión sobre el gabinete Silvela que
en definitiva venía a ser un complemento de las indicaciones emanadas por el Quai d´Orsay,
insistiendo en la necesidad de que España llevara a cabo consultas a Londres y París antes de
2243
proceder al envío de buques de guerra. Mandas, Embajador español en Londres recibiría el
que la política española en las siguientes semanas fuese a ser especialmente agresiva en el
Sultanato. El nuevo gobierno conservador no contemplaba la idea del envío de unidades militares a
Marruecos. Por último Abarzuza se comprometió en el caso extremo de tener que organizar un
desembarco, a consultar previamente al gabinete Balfour el número de efectivos que tendrían que
Marruecos. Apuntes para la Historia de la penetración europea, y principalmente de la española, en el norte de África,
Madrid, Establecimiento Tipográfico de Jaime Ratés, 1915, pp. 363-364; y en: Maura y Gamazo, G.: La cuestión de
Marruecos, desde el punto de vista español. 1905, pág. 26.
2241
Mandas señalaba el 15 de Diciembre de 1902 que era viable al respecto de Marruecos tanto un acuerdo anglo-
germano como anglo-francés, aún sin contar con la participación española. “Sin embargo –acababa refiriendo- la última
vez que de aquella comarca hablé con Lord Lansdowne al recalcar yo que somos la única nación con posesiones en
aquellas costas, me contestó: ‘Si surgiese la cuestión marroquí, creo que Inglaterra sería la primera en pensar que
España tiene derecho a que esta cuestión no se tratase sin que hiciera oir su voz: es evidente que no podría ser otra
cosa ‘“. Carta particular no. 1 del Duque de Mandas a Abarzuza. 15 de Diciembre de 1902. A.M.A.E. Legajo H- 1264.
2242
Máxime si se analizan las declaraciones del Embajador británico en Madrid, E. Mortimer comprometiéndose a que
en el futuro de la cuestión marroquí no se dispondría nada sin contar con España, recibiendo en contrapartida de
Abarzuza la promesa española de hacer todo lo posible para conservar el statu quo.
2243
Carta particular no. 8 de Fermin de Lasala, Duque de Mandas a Buenaventura Abarzuza. Ministro de estado. 16 de
Enero de 1903. A.M.A.E. Correspondencia particular del Ministro de Estado Abarzuza con el Embajador en Londres
(1902-1903). Legajo H-1264.
1295
2244
operar y el lugar donde desembarcarían. Las gestiones diplomáticas españolas comenzaron a
adquirir un carácter más complejo por las distintas vías de actuación empleadas por los distintos
elementos del gobierno y del Ministerio de Estado en las semanas siguientes. Se trató de las
siguientes:
1) Una primera vía de actuación es la emprendida personalmente por Silvela. Alentado por
Abarzuza y Maura se negó a firmar el tratado con Francia de noviembre de 1902 de reparto de
Marruecos por entender que chocaba frontalmente con los postulados británicos de defensa del
imperialista. Esto llevó a Silvela a emprender una doble línea de actuación. Por un lado
suscitado por el Rogui (así el crucero español desplazado a Tánger fue rapidamente retirado) y de
compromiso en el mantenimiento del statu quo, y por ende a una actuación en la cuestión marroquí
que buscaba un acoplamiento con las políticas británica y francesa. Pero por otro lado el estadista
conservador inició una gestión personal en aras a conseguir dos objetivos: a) que Francia no diera
Sultanato, sino que se comprometiera a ayudarla militarmente en caso de represalias británicas. (El
tándem Sagasta / Almodóvar ya había intentado en su momento incluir esta clausula también en el
tratado); b) que Rusia suscribiera con su apoyo el tratado hispano-francés y fuera asimismo
partícipe en la tarea de garantizar la integridad de España. Fracasado este propósito Silvela intentó
una aproximación diplomática a la Dúplice Alianza, no descartando un ingreso en esta alianza con
las mismas pretensiones: encontrar un seguro o garantía para los intereses españoles. Según la
estas maniobras.
2244
Carta particular no. 3 de b. Abarzuza al Duque de Mandas. 24 de Enero de 1903. A.M.A.E. Correspondencia
particular del Ministro de Estado Abarzuza con el Embajador en Londres (1902-1903). Legajo H-1264.
1296
2) Abarzuza, tildado como ‘ anglófilo ‘ por la diplomacia francesa así como su colaborador en
el Ministerio de Estado, Pérez Caballero, son los defensores de la fórmula de andar conjuntamente en
la cuestión marroquí con el Reino Unido y Francia . El Ministro de Estado estimó que la política de
empréstitos al Sultán era un buen instrumento de aplicación de esta fórmula.2245 A la vez hizo todo lo
posible para disipar los posibles recelos que tuviera el Reino Unido hacia España; buscó la
el terreno de la praxis. En Tánger y en Fez las Legaciones de los tres países no colaboraban entre sí
asemejaba a una carrera por colocar primero el crédito del país propio, adelantándose al de los
Sultán.2247
comienzos del XX no fuera irreversible y se intentaba superar el nivel de potencia dependiente para
consolidar una nueva posición de mediana potencia. La gran contradicción de la posición española,
la que explicaba la existencia de hasta tres líneas de actuación diplomática simultáneas, estribaba en
que los principales objetivos exteriores designados por el gobierno y que se centraban en
2245
Carta particular no. 4 de Abarzuza a Cólogan. 17 de Febrero de 1903. A.M.A.E. Correspondencia particular del
Ministro de Estado Abarzuza con el Embajador en Londres (1902-1903). Legajo H-1264.
2246
Vicente R. Pilapil señala que la divergencia de pareceres entre Abarzuza y Silvela frustró la actuación exterior
española a lo largo de 1903 en lo tocante a la cuestión marroquí: “Silvela en lugar de tratar de obviar las diferencias de
pareceres con su gabinete, entabló negociaciones secretas cuyas metas eran diametralmente opuestas a las del ministro
de Asuntos exteriores. Este le pagaría con creces en la misma moneda empleando iguales tácticas. El hecho de que
Silvela y Abarzuza perseguían objetivos contrarios entre sí (Silvela creía que una alianza con Inglaterra sería lesiva
para España y menoscabaría su independencia. Cambon a Delcassé, 31 de Enero de 1903, D.D.F., pp. 77-78. Abarzuza
estaba en contra de un acercamiento franco-español a espaldas de Londres) significaba que España no podía aprovechar
la oportunidad de una solución tripartita anglo- franco- española del problema marroquí “. Cfr. Pilapil, V. R.: op. cit,
pág. 47.
2247
No podía ser menos, a pesar de un acuerdo no escrito entre las tres Legaciones en Tánger consistente en confiarse
mutuamente todos los conocimientos y noticias trascendentes sobre el Sultanato.Saint-René Taillandier, el
plenipotenciario francés era el perfecto diplomático para su misión: circunspecto, dueño de sí mismo, reservado, poco
dado a charlar, sus palabras eran siempre muy estudiadas, escapándosele sólo las confidencias que deseaba.
1297
Marruecos, no podían ser obtenidos con el potencial propio militar y financiero (Francia y Gran
Bretaña colocaron sus empréstitos en Marruecos antes que España) y necesitaban el acuerdo de
poderosos socios para ser alcanzados. Pero al mismo tiempo esas aspiraciones entraban en colisión
algunas veces justamente con los intereses de sus potenciales aliados (esto llevaba a los deseos de
Sagasta y Silvela de buscar garantías a la integridad territorial española) ... ¡y para complicar la
situación¡, a medida que transcurre 1903 y se deteriora la relación anglogermana, se hacen patentes
expresaba en los primeros días de enero su deseo de que el Imperio zarista se adhiriese al acuerdo
acuerdo sobre Marruecos sin prevenir a Inglaterra. Silvela que aspiraba a romper la política
española de aislamiento de finales del siglo XIX, creía entender que hablaba en nombre de toda la
clase política restauracionista y deseaba una alianza militar con Francia. Únicamente el anglófilo
Moret se perfilaba opuesto a estas ideas. Por ello el lider conservador consideraba que la promesa
pendiente de firma era poca cosa. Francia debía comprometerse a ayudar militarmente a España en
caso de dificultades con el Reino Unido. Mientras Cambon gestionaba este apoyo militar, se había
2248
El 28 de Enero Schevitch informaba a Jules Cambon de sus repetidos encuentros con Silvela, que le había
expresado su vivo deseo de llegar a un acuerdo diplomático con Francia, al que le gustaría que Rusia se adhiriese.
Silvela había entregado al Embajador dos cartas en estos términos, cartas que Schevitch había sido autorizado por su
gobierno a comunicar al Embajador francés en Madrid. Estas cartas recibirían de San Petersburgo según las
indicaciones del Ministro ruso de Exteriores, conde Lamsdordd una respuesta vaga e imprecisa, limitándose a señalar
el Gobierno zarista que su deseo era ver marchar en cualquier cincunstancia a España unida a Francia. Sin apoyos
explícitos del gobierno imperial ni compromisos por escrito. Esta línea era la sugerida por Schevitch que aconsejó al
Zar que Rusia no otorgara con su firma su ratificación al tratado hispanofrancés sobre Marruecos.
1298
ordenado a León y Castillo suspender las conversaciones tendentes a la ratificación del tratado; un
tratado en el que encontraba que la parte del Imperio jerifiano reservada a España era demasiado
Gobierno y al parecer con el desconocimiento absoluto del Ministro de Estado, pues rogó a
Cambon que no comentase nada de sus proyectos a Abarzuza. De hecho Abarzuza seguía su propia
línea política en el Ministerio de Estado, distinta de la de Silvela. Se había puesto a disposición del
Embajador británico en Madrid, sir Mortimer Durand y le había señalado que un acuerdo con
Abarzuza declaró al gobierno francés que necesitaba poner el asunto en conocimiento de Inglaterra,
porque tenía la seguridad de que el Reino Unido no había de aceptar lo que se hacía a sus espaldas.
Su propósito estaba claro. Consistía en un ajuste doble de la política española a las de Francia e
Inglaterra: negociar con Francia al tiempo que él trataba personalmente con el Embajador inglés en
Madrid (sin utilizar a Mandas en Londres), en aras a que en cada incidente de la cuestión marroquí
se accediese a un consenso que disipase cualquier posibilidad de conflicto de intereses entre las tres
naciones. Abarzuza creyó así falsamente que lo pactado por él con Lansdowne, es decir el
mantenimiento indefinido del ‘statu quo’, era aceptado sin reservas por Delcassé, y que había
logrado una “inteligencia absoluta“ de pareceres con Francia y Reino Unido. Ello proporcionaba al
país la tranquilidad de no estar pendiente de los acechantes movimientos navales británicos. España
había conseguido contentar al Reino Unido y nada era de temer. Silvela aprobó esta política
mientras personalmente, como indicamos en otro lugar, seguía gestiones diplomáticas distintas. 2250
A su vez, Jules Cambon pudo observar que en los medios políticos restauracionistas no
2249
Sir Mortimer Durand a Lansdowne. 3 de Enero de 1903. British Documents. Tomo II, no. 332, pág. 276.
2250
Carta particular no. 8 del Ministro de Estado, Abarzuza al Duque de Mandas. 26 de Abril de 1903. A.M.A.E.
Legajo H-1264. f
1299
búsqueda en Marruecos de un prestigio perdido en 1898 le llevaba paulatinamente a una unión
estrecha con Francia. El 7 de febrero Silvela notificaba al gobierno francés que el Majzén había
Banca de París (por sus deseos de no competir con la penetración financiera gala en el Sultanato).
En el Quai d´Orsay se atisbaba en esta maniobra una rivalidad que respondía a los celos y a la
desconfianza que había causado en Madrid la noticia del préstamo hecho por entidades financieras
francesas al Sultanato.2251 Por otra parte la banca Samuel Montagu de Londres, tras recibir el
torno a un préstamo de 7.500.000 francos solicitado por el Sultán, y para cuya concesión los
financieros de la City2253 exigían que en el futuro las aduanas marroquíes pasasen a ser
administradas por funcionarios franceses e ingleses. Proyecto que sería rechazado por Delcassé el 3
de febrero (limitándose a tolerar que bancos españoles y británicos negociasen con Marruecos otros
empréstitos),2254 pretextando que era atentatorio contra el statu quo y en realidad obedeciendo al
propósito francés de controlar en exclusiva los establecimientos aduaneros del Imperio. Delcassé
tras entrar en contacto el 4 de febrero2255 con Lord Lansdowne, se negó a la fórmula deseada por el
secretario del Foreign Office de consensuar con el gobierno español una nota diplomática de los
tres gobiernos a favor de los empréstitos a Marruecos, pretextando sus deseos de entenderse
directamente con España. Además Delcassé le adelantó las bases de un posible acuerdo de carácter
2251
Jules Cambon a Delcassé. Telegrama “très confidentiel “. 30 de Enero de 1903. D.D.F. 2ª serie. Tomo III, pp. 70-
71.
2252
Lansdowne en un principio contemplaba favorablemente la internacionalización de la Deuda externa marroquí
como una buena muestra del comienzo de la entente entre las tres potencias más interesadas en Marruecos.
2253
Los banqueros británicos estaban deseando asociarse en la operación a los franceses que acababan de conceder el
crédito a Marruecos. Para ello se pusieron en contacto con Monsieur Thors, el Director del Banco de Paris y de los
Países Bajos.
2254
Telegrama de Delcassé a Paul Cambon. 3 de febrero de 1903. D.D.F. 2ª serie. Tomo II, pp. 83-84.
2255
El Times y El Standard publicaron el 2 de febrero que Delcassé había negociado con Lansdowne la cesión de
Marruecos a Francia, a excepción de la zona costera neutralizada en torno a Tánger. El Embajador británico en Madrid
desmentiría el 8 de febrero estos rumores limitándose a señalar que se trataba de conversaciones sobre las
eventualidades que pudieran surgir en la cuestión marroquí y de un intercambio de puntos de vista que excluía toda idea
de reparto de influencias francobritánico en Marruecos.
1300
global sobre Marruecos con el gobierno español, sin comunicarle nada expresamente sobre el
tratado ‘non-nato’ de noviembre (cuya firma aún parecía posible). Vagamente le habló de
los presidios y plazas fuertes españoles (no se mencionó explícitamente una concesión de una
extensa superficie del Imperio a Madrid) y de la “influencia francesa al sur del hinterland español“,
señalando que el tema había sido objeto de numerosas conversaciones con León y Castillo pero de
Por su parte Delcassé daría permiso a Silvela el 5 de febrero para que hiciera una declaración
a Inglaterra, en la que se insistiera en que las conversaciones mantenidas por el marqués de Muni
(León y Castillo) con el gobierno republicano se habían ceñido al propósito de mantener el statu
Gibraltar.2256 Había que ocultar la existencia del proyecto de convenio y por supuesto la idea del
reparto del Imperio en él contemplado. El día 7 de febrero Silvela, la Reina María Cristina2257 y
Jules Cambon2258 debatieron la posibilidad de reanudar las conversaciones sobre el tratado ‘non-
apertura de consultas con Londres cambiaba de manera drástica el terreno sobre el que se asentaban
los acuerdos previos francoespañoles y habiendo manifestado el diplomático francés que por parte
gala se estaba en posición de firmarlo con prontitud. Las condiciones franceses no habían varíado
previamente a Londres.2259 A pesar de que Abarzuza dio seguridades a J. Cambon de que no había
2256
Telegrama de Delcassé a Jules Cambon. 5 de Febrero de 1903. DDF. 2ª serie. Tomo III, pág. 89.
2257
En un aparte se lamentaba ante Cambon de la lentitud de los gobiernos españoles para llegar a un acuerdo final
sobre Marruecos con el francés.
2258
Ello prueba que la reina María Cristina era todavía una fuerza política activa en los primeros años que siguieron a
la mayoría de edad del rey Alfonso XIII. Cuando el Embajador de Francia Jules Cambon tuvo su primera audiencia con
el rey se percató al entrar en el aposento de que la reina María Cristina lo abandonaba precipitadamente por otra puerta
y que las primeras palabras del rey, que se referían a Marruecos, estaban de toda evidencia inspiradas por ella. En 1902-
1903, doña María Cristina estaba mucho más al tanto de las negociaciones sobre Marruecos que el rey, siendo bastante
comprensible que continuara interesada en la suerte de los tratos franco-españoles.
2259
Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 8 de Febrero de 1903. DDF. 2ª serie. Tomo III, pp. 97-98.
1301
hecho ninguna alusión al proyecto de convenio sobre Marruecos al embajador británico, Sir
Mortimer Durand, la realidad había sido muy distinta. En efecto en una fiesta celebrada el 13 de
febrero, Abarzuza había confiado al representante británico que en las visperas de la caida del
había llegado a un acuerdo final, y recomendaba personalmente al Reino Unido que, si las
negociaciones se reanudasen, la diplomacia británica debía evitar que arribaran a buen puerto.2260
Había añadido que Paul Cambon había convencido a Delcassé de que Francia y España podían
repartirse con toda tranquilidad Marruecos puesto que el Reino Unido se desinteresaba de su suerte
confidencial sobre el acuerdo que debían establecer bancos ingleses, franceses y españoles. Debían
negociar directamente las condiciones de los empréstitos con el Majzén, y finalmente llevarlas a
conocimiento de sus gobiernos que se limitarían a aprobarlas. España quedaba, por voluntad directa
de Francia (que no iba a dejar que el Reino Unido fuese una valedora de España), excluida de un
posible acuerdo a tres bandas. Así lo que debía ser un acuerdo trilateral, pasaba a ser una
espaldas de España.2262 Delcassé expresó asimismo sus reticencias a la posibilidad de una acción
común en Marruecos de los tres países en el caso de impago de las cantidades: no se iba a arriesgar
británico en Londres, Paul Cambon presionó sobre el Foreign Office para que éste cortara en seco
2260
British Documents, II, Mortimer Durand a Lansdowne, 14 de Febrero, no, 336, pág. 279. Lord Lansdowne
respondería mostrando al Embajador francés en Londres el rechazo británico a toda tentativa de reparto del Sultanato (
Ibidem, no. 337 ).
2261
Telegrama de Sir Mortimer Durand a Lansdowne. 21 de febrero de 1903. British Documents, II, no. 338, pág. 180.
Lansdowne ordenó a su Embajador que transmitiera a Abarzuza con rotundidad que estos rumores sobre la inhibición
inglesa carecían de todo fundamento.
2262
Paul Cambon a Delcassé. 7 de Febrero de 1903. D.D.F. 2ª serie. Tomo III, pág. 92 y siguientes.
2263
Telegrama de Delcassé a Paul Cambon. 17 de febrero de 1903. DDF. 2ª serie. Tomo III, pp. 114-115.
1302
13.13. Silvela renueva sus iniciativas diplomáticas. Aproximación a la Dúplice francorusa y
Gibraltar.2264
seguridad de Argelia.
por esta alianza militar de la integridad territorial de la península, su archipiélago balear (se excluía
el canario)2266 y sus posesiones en África ante los inconvenientes que pudieran resultar de la
2264
Gustaron mucho a Abarzuza las manifestaciones de Delcassé en contra de las indicaciones del Times sobre un
posible reparto del Sultanato entre Francia e Inglaterra. El Ministro de Estado al parecer no creía posible tal acuerdo y
constataba a su vez el desagrado británico en torno a la viabilidad de un reparto del Imperio marroquí entre Francia y
España. Abarzuza a León y Castillo. Despacho no. 108. 18 de Marzo de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de París. Legajo no. 5841. Por otro lado Delcassé ya había venido advirtiendo al gobierno de Silvela que las
indicaciones del gobierno español respecto a la necesidad de tener informado al Reino Unido de cualquier negociación
sobre Marruecos, daría a esta un carácter distinto al que había tenido desde su inicio en 1901. En lugar de realizar una
notificación al gobierno británico de las conversaciones de París, España planteaba más bien la realización de una
consulta y esto abría las puertas no a una nueva fase de las negociaciones sino a una nueva negociación. Por lo tanto
realizada sobre bases diferentes. Era evidente la intención de Delcassé de aprovechar la oportunidad para recortar al
mínimo las concesiones que se iban a hacer al gobierno español. Sería el titular del Quai d´Orsay el que daría el
pistoletazo de salida de las nuevas conversaciones. Telegrama de 18 de marzo de 1903. El Ministro de Estado a León y
Castillo. A.F.M. Legajo 360 2 / 6.
2265
En Berlín se llegaron a hacer previsiones ante el riesgo de una amenaza para el II Reich de la Triple Entente anglo-
franco-rusa.
2266
El archipiélago balear era objeto de continuas visitas de los navíos de guerra británicos.
1303
apertura prematura de la cuestión marroquí. Se comprometía el estadista español a que si las dos
potencias aceptaban asumir esa garantía, España no contraería alianza con otra tercera potencia sin
antes someter el tema al refrendo de los miembros de la Dúplice. Silvela dejaba entreabierta la
posibilidad de que España ingresase en un futuro más o menos próximo en la Dúplice Alianza.2267
Vemos pues, como indica Antonio Niño,2268 que Silvela, caracterizado en la historiografía con la
imagen deformada de un timorato estadista que frustró en 1902 la plena incorporación de España al
forma muy distinta. En su primer gobierno, en 1899 fue él quien, de forma personal, llevó la
Alemania, que debía proporcionar a España la ansiada garantía territorial. Nada más formar su
segundo gobierno, a finales de 1902 y después de posponer la firma del tratado sobre Marruecos,
volvió a retomar aquel proyecto y comenzó, otra vez de forma personal, una negociación con el
nuevo embajador francés, Jules Cambon, para conseguir la alianza defensiva con Francia y Rusia
–ya no intentaría incluir a Alemania – que diera satisfacción a las pretensiones de seguridad. Fue
Cambon quien, de acuerdo con el gobierno ruso2269 consiguió rebajar, semanas después las
pretensiones de llegar a una alianza formal y pretendió convencer a Silvela de que bastaría con una
someter al gobierno zarista las sugerencias del presidente del gobierno español. Sin embargo el
conde Lamsdorff, titular del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, no juzgó el momento histórico
–con complicaciones en los Balcanes- como el más apropiado para gestar nuevas combinaciones de
2267
Jules Cambon a Delcassé. Despacho sin numerar. 19 de marzo de 1903. DDF, 2ª serie, vol III, pag. 192 y
siguientes.
2268
Cfr. Niño, A: “Política de alianzas y compromisos coloniales para la ‘regeneración‘ internacional de España, 1898-
1914 “ en Javier Tusell, Juán Avilés y Rosa Pardo: La política exterior de España en el siglo XX, Madrid, UNED /
Editorial Biblioteca Nueva, 2000, pág. 57.
2269
El conde Lamsdorff había dicho a Bompard, embajador francés en San Petersburgo que “más valía abrir los brazos
a España que empujarla a los de Inglaterra“, y que “habría más que inconvenientes si se desanimaba al gobierno de
Madrid en el momento en que nos hace proposiciones concretas“. Véase despacho confidencial no. 27 de Bompard a
Delcassé. 27 de febrero de 1903.DDF. 2ª serie. Tomo III, pág. 110.
1304
poder y nuevas alianzas en el marco del Mediterráneo Occidental, zona donde el Imperio zarista
tenía menos intereses. Asimismo no estaba dispuesto a refrendar con su firma los acuerdos de
marzo Abarzuza escribía un largo despacho a León y Castillo confirmando las instrucciones
tratado ‘non-nato’ recalcaba los siguientes aspectos: el compromiso del gabinete de conservar el
statu quo del Imperio marroquí, mantener una actitud de neutralidad ante la sublevación roguista e
iniciar una serie de conversaciones con otras potencias (explícitamente se refería a Inglaterra)
asociadas a España en esos propósitos. Dado que las consultas a Londres en torno a la aprobación
británica a un posible reparto del Sultanato habían sido infructuosas, el Ministro de Estado no se
despacho manifestando que los propósitos de la política exterior del nuevo gobierno conservador
eran los de revitalizar el viejo objetivo de la política decimonónica española, esto es buscar un
acuerdo simultáneo con Gran Bretaña y Francia.2271 Cuando semanas después, se intercambiaron
algunas impresiones sobre Marruecos entre Delcassé y León y Castillo, el primero, cada vez más
seguro de un posible acuerdo con los británicos, que hiciera posible el cumplimiento de su deseo de
control del Sultanato, se esforzó por imponer a las negociaciones un nuevo giro, indicando que el
gobierno de Silvela lejos de hacer una simple notificación al gabinete de Balfour sobre las
eventualidades que en torno al futuro de Marruecos habían discutido Francia y España, estaba
buscando en Londres una aprobación de lo negociado en París, y por ello se imponía reiniciar una
nueva negociación francoespañola sobre el Sultanato. Por todo ello acabaría por solicitar un lapso
2270
Delcassé a Jules Cambon. Despacho no. 50 « très confidentiel”. 6 de Abril de 1903. DDF. 2ª serie. Tomo III, pág.
219 y siguientes.
2271
Abarzuza a León y Castillo. Despacho reservado no. 85. 1 de Marzo de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores.Embajada de París. Legajo no. 5841.
1305
de tiempo para preparar la nueva fase de las conversaciones.2272 León y Castillo, entreviendo la
decisión francesa de intervenir en Marruecos, comenzó a lanzar reiteradas advertencias desde París.
Incluso se trasladó a Madrid a finales del invierno a cambiar impresiones con Abarzuza. Urgía a
Francia.
Por su parte Lord Lansdowne había aceptado desde el comienzo de la primavera discutir con
Delcassé la solución de los contenciosos coloniales con Francia, aunque la condición psicológica
del éxito de las negociaciones solo se logró con la visita que efectuó Eduardo VII a París. El
acercamiento entre Londres y París era un hecho. Lansdowne entabló contactos negociadores en
Londres, en el marco de la visita del presidente de la República Loubet al Reino Unido, el 2 de julio
con el lider de los colonialistas franceses (Étienne), y el 7 de dicho mes con Delcassé que abrían un
proceso de diálogo entre las dos potencias, Francia e Inglaterra . Estos contactos iban a suponer un
pronto reconocimiento por el Foreign Office de la aspiración francesa a conseguir una hegemonía
y una libertad de acción en Marruecos, respetando eso sí unos mínimos intereses para España: la
El 12 de mayo tras una serie de consultas tanto con Jules Cambon como con Bompard, el
Embajador de Francia en San Petersburgo Delcassé entendió que se podía llegar con Silvela a un
compromiso sobre una declaración. El pacto hispanorusofrancés debía quedar, a juicio del titular
del Quai d´Orsay, circunscrito al terreno diplomático y adoptaría la forma de simple acuerdo de
principios, evitando cuidadosamente rebasar otros límites: “La France, la Russie et l´Espagne
verraient avec défaveur tout ce qui pourrait porter atteinte au maintien du statu quo sur les rives
africaines et espagnoles du Detroit de Gibraltar et mettre obstacle, de quelque manière que ce soit,
2272
León y Castillo a Abarzuza. Despacho no. 123 (reservado).12 de Marzo de 1903. (A)rchivo de la (F)undación
(M)aura. Caja 360 2 /6.
2273
Nota del Ministro Delcassé para el Director de la Oficina de Asuntos Políticos. “Question du Maroc. Très
confidentiel«. 12 de Mayo de 1903. DDF. 2ª serie. Volumen III, pág. 324.
1306
del territorio español ni asumía la defensa del país en caso de complicaciones ulteriores del régimen
restauracionista.
Cuando se anunció la visita del monarca británico Eduardo VII a París la prensa española
como El Correo que era posible un acuerdo entre las dos potencias sobre la cuestión marroquí al
margen de España. En contraste con los sentimientos de la prensa, tanto Silvela como su Ministro
de Estado Abarzuza contemplaban con satisfacción todo acontecimiento que tendiese a mejorar las
prensa y en las Cámaras de repetir que la diplomacia española quería evitar todo lo que pudiese
comprometer la persistencia del statu quo. Las informaciones que Mandas debía remitir a Abarzuza
desde su puesto clave en la Embajada de Londres no eran de buena calidad. En parte tales
Cambon que repetía que Francia únicamente aspiraba a que le fuera reconocido su derecho a
obtener una situación predominante en Marruecos y que de hecho, el gobierno francés contemplaba
respeto a la integridad del Sultanato. Mandas entreveía que era posible una futura apertura de un
del Reino Unido a sus deseos sobre el Sultanato, ofertando a cambio la libertad de circulación en el
Estrecho de Gibraltar, aunque no auguraba el éxito de estas conversaciones dado que el Reino
2274
Al parecer, según lo que informa Sir Mortimer Durand, el Embajador británico en Madrid a Lord Lansdowne (31
de marzo, British Documents, II, no. 345, pág. 282), Abarzuza compartía la opinión de algunos medios políticos
españoles que creían en una connivencia de Francia con el Rogui. Abarzuza creía que Paul Cambon con sus deseos de
aproximación al Reino Unido arrastraba a Delcassé y parecía muy prevenido ante los avatares futuros de la política
francesa. Sin embargo Lansdowne no cesaba de asegurar al gobierno español la inexistencia del pretendido plan de
reparto de Marruecos entre Francia e Inglaterra al que había hecho referencia un artículo del Times.
1307
Unido no se movía de su postura de mantenimiento del ‘statu quo’. Terminaba su despacho
indicando: “No hay motivo alguno que haga sospechar que entre Inglaterra y Francia se concierte
en París hoy por hoy nada que se separe del statu quo“.2275
confiada en las aseveraciones de Mandas, basadas en la creencia de que Inglaterra no iba a variar en
nada su política de firme apoyo del statu quo y de que con ello frenaría la acometividad africana
espaldas de España, puesto que León y Castillo tampoco pudo aportar ninguna pista relevante al
respecto. 2276
Las conversaciones sobre Marruecos entre Francia y España habían sido temporalmente
pospuestas por el Quai d´Orsay, tras las últimas observaciones del Ministerio de Estado deseando
consultar a Inglaterra.2277 Hoy sabemos que ello se debió a que Delcassé, sabiéndose fuerte si
en situación de arrancar de Silvela concesiones importantes como Fez y una parte importante de la
El 22 de abril tenía lugar en el Foreign Office una entrevista entre Fermín de Lasala, el
Duque de Mandas y Lansdowne, fruto de la cual es una carta particular enviada por el primero a
Abarzuza de carácter muy tranquilizador. En ella se incluía una declaración del titular del Foreign
2275
Carta particular no. 14 del Duque de Mandas a Buenaventura Abarzuza. 13 de Abril de 1903. A.M.A.E. Legajo H-
1264.
2276
Carta particular no. 7 de Buenaventura Abarzuza al Duque de Mandas. 15 de Abril de 1903. A.M.A.E. Legajo H-
1264.
2277
Carta particular no. 3 de Abarzuza a León y Castillo. 14 de Abril de 1903. A.M.A.E. Legajo H- 1264. La Reina
Madre María Cristina , autorizada por Alfonso XIII se entrevistaría con Jules Cambon, manifestando al Embajador sus
recelos al proyectado contacto español con Inglaterra y cuando Cambon quiso tranquilizarla diciendo que ya había
advertido Delcassé al gobierno español que debía obrar con mucha prudencia en tales conversaciones, María Cristina
replicó su desconfianza en Abarzuza al que calificó de anglófilo , estimó que el paso dado hacia Londres era un grave
error e intentó convencer a Cambon para que presionara a Silvela y éste no comunicase nada al Foreign Office. Jules
Cambon a Delcassé. Despacho de 7 de Febrero de 1903. D.D.F. 2ª serie. Tomo III.
2278
La visita de Eduardo VII a París era contemplada con entusiasmo por el gobierno francés ante la posibilidad de un
empeoramiento de las relaciones con Berlín. Carta particular no. 4 de B. Abarzuza a León y Castillo. 25 de Abril de
1903. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Legajo no. 5841.
1308
Office:2279 Inglaterra y Francia no se entenderían al margen de España y el Reino Unido seguía
siendo el valedor del statu quo, y en nada iba a cambiar sus puntos de vista, pues aspiraba a que la
Las únicas noticias discrepantes que pudieron alterar un ápice al confiado Abarzuza fueron
las relacionadas con los informes que remitió León y Castillo el 27 de abril, señalando que la visita
de Eduardo VII a París era un reflejo de la voluntad personal del monarca británico por mejorar la
situación de tensión diplomática creada entre Francia y Gran Bretaña con motivo de Fashoda y
luego prolongada por la campaña que la mayor parte de la prensa francesa hizo contra el Reino
Unido con motivo de la Guerra del Transvaal. Al mismo tiempo en París se hacían conjeturas sobre
el contenido de las entrevistas entre Loubet y Eduardo VII, atribuyéndose a ellas el propósito de
buscar un mutuo apoyo frente a Alemania. Cabía pensar también que dialogaran sobre futuras
sostenerse.
temor de que la Reina Madre influyera en el ánimo del joven monarca Alfonso XIII incitándole a
un acercamiento tanto hacia la Monarquía Dual como a su viejo aliado, el II Reich. Por ello Jules
Cambon sugeriría a París un golpe de efecto hacia España para demostrar la franqueza de la
amistad francesa. Este gesto consistiría en el envío al puerto de Cartagena de una escuadra
2279
Carta particular no. 9 del Duque de Mandas a Abarzuza. 13 de Mayo de 1903. A.M.A.E. Legajo H- 1264.
2280
El segundo punto de la declaración de Lansdowne era el siguiente: “Inglaterra desea firmemente que España tenga
representación en toda esta cuestión marroquí y que tomemos parte siempre que haya motivo para hacer algo en ella “.
Y el tercero: Lord Lansdowne “estima que no hay en el día de hoy razón para creer que de algún lado se quiera en
breve cambiar el estado de las cosas en aquel país , pero que no por esto debe dejarse de observar mucho y convendrá
que con frecuencia nos comuniquemos nuestras impresiones“. Carta particular no. 15 del Duque de Mandas a
Abarzuza. 22 de Abril de 1903. A.M.A.E. Legajo H- 1264.
2281
Barreré, Embajador de Francia en Roma alertaba el 7 de Julio al Quai d´Orsay sobre las peticiones del II Reich al
Sultán otomano Abdul Hamid para que éste concediese al Imperio alemán una estación de carbón en la costa tripolitana
y sobre la posibilidad de un acercamiento diplomático a España. Telegrama de Barreré a Delcassé. 7 de Julio de 1903.
DDF. 2ª serie. Tomo III, pp. 434-435.
2282
Patentizada en la importancia extraordinaria que se había dado en Berlín a la visita a España efectuada por el
príncipe Henri.
1309
compuesta por veintitrés buques de guerra con el fin de saludar a Alfonso XIII.2283 Esta visita fue
aceptada por Silvela, deseoso de disipar los recelos galos en torno de una aproximación española al
II Reich.2284 Una cañonera rusa, la Khrabroy sería enviada desde el Pireo hasta Cartagena con el fin
Llano han dado mucha importancia a las progresivas interferencias germánicas en el rumbo de la
política exterior española y cómo las influencias de los diplomáticos del II Reich consiguieron que
la Reina Madre María Cristina desaconsejera a Alfonso XIII la visita a Cartagena. Las
discrepancias en torno a la política exterior –según estos dos historiadores– entre Jefatura del
Estado y Presidencia del Gobierno acabarían forzando el abandono del poder de Silvela. Si
contrario que al final Silvela consiguió convencer al joven monarca para que acudiera a la ciudad
produjo finalmente en las aguas de Cartagena fue una imponente manifestación naval, en la que se
esbozó mucho más que el presagio de la Triple Entente anglo-franco-rusa. Lo que se dibujó fue la
formación del futuro bando anti-alemán y anti-Potencias Centrales propio de la I Guerra Mundial.
Respaldando a los buques de guerra franceses, no sólo acudió el cañonero ruso Khrabroy.
2283
Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 30 de Mayo de 1903. DDF. 2ª serie. Tomo III, pág. 361.
2284
Javier Tusell y Genoveva G. Queipo de Llano sacando a colación documentación del Archivo del Palacio Real
señalan cómo Silvela tras pactar con Cambon la visita que la flota gala debía prestar para rendir homenaje al Rey
español en Cartagena, se encontró con que María Cristina y su hijo habían decidido posteriormente que el monarca no
debía acudir. Silvela planteó a María Cristina la posibilidad de dimitir inmediatamente si el rey no acudía a la ciudad
murciana, pues el cambio en la decisión real testimoniaría que “(Alfonso XIII) no tiene en mi dirección de la política
exterior la confianza que yo necesito para desenvolverla en la situación delicadísima en que se encuentra España con
Francia, a la que es tan fácil aumentarnos dificultades a toda hora con carlistas, catalanistas, republicanos y marroquíes;
un agravio en estos momentos puede ser origen de complicaciones que no puedo tomar sobre mí la responsabilidad de
haber provocado“. La cita en: Tusell, J. y García Queipo de Llano, G.: Alfonso XIII ... op. cit., pp. 123-124.
Posteriormente y a título confidencial Silvela declararía a Jules Cambon, el Embajador galo que había tenido que
combatir duramente en el Palacio Real contra las influencias germánicas que habían buscado tejer una red de pretextos
para impedir en el último momento el desplazamiento de Alfonso XIII a Cartagena. Jules Cambon a Delcassé.
Despacho no. 78. 1 de Julio de 1903. D.D.F. Tomo III, pág. 425.
2285
Telegrama del conde Lamsdorff, Ministro de Asuntos Extranjeros de Rusia a Schevitch, Embajador ruso en
Madrid. 19 de Junio de 1903. D.D.F. 2ª serie. Volumen III, pág. 409.
1310
Acudieron también los cruceros británicos Bacchante, Aboukir y Gladiator y el crucero portugués
Don Carlos.2286
Poco después y antes del cierre veraniego de las Cortes españolas, Silvela hacía una
declaración en las Cámaras abogando por una estrecha unión con la República francesa para el
2287
mantenimiento del statu quo marroquí. Esta declaración produjo una honda inquietud en la
Embajada del II Reich, siendo en general bien aceptada por el conjunto del cuerpo diplomático
acreditado en Madrid.
Días antes de este acto de ostentosa amistad mediterránea, Silvela y Jules Cabon reanudaron
apunta Antonio Niño, remitió el 1 de Junio al embajador francés el siguiente proyecto redactado
por él mismo: “Francia, Rusia y España declaran de común acuerdo que es de interés recíproco
condición necesaria para garantizar esta libertad el mantenimiento, por los medios que las
circunstancias les aconsejen ser los más eficaces, de la actual situación territorial de las costas y
París, convencido del interés que tendría para Francia una entente con España y de que había que
aprovechar la oportunidad porque “no encontraremos otro Silvela para hacerla“. Sin embargo San
Petersburgo y París ya habían decidido previamente no aceptar una alianza defensiva tal y como se
diseñaba en el proyecto de Silvela, con alusiones explícitas a una garantía territorial y al empleo de
“medios eficaces“. Como alternativa, Cambon sugeriría a Silvela una redacción más acorde con las
instrucciones recibidas de Delcassé y con los compromisos que Rusia y Francia estaban dispuestos
a asumir, sugiriéndole el texto –anteriormente señalado- cuya conveniencia había sido apuntada por
2286
Cfr. Boletín de Información política (confidencial), número 25. Subsecretaría del Ministerio de Estado. 27 de Junio
de 1903. A.M.A.E. Política Exterior. Serie: Circulares. Legajo H- 2738. Circulares sobre asuntos de Marruecos.
2287
Jules Cambon a Delcassé. Telegrama de 18 de Julio de 1903. DDF. 2ª serie. Volumen III, pp. 462-463.
2288
Jules Cambón a Delcassé, Madrid, 5 de Junio de 1903. Archivos Diplomáticos Franceses, N.S – 1897-1918.
Espagne, 38. Traducción de Antonio Niño. Cfr. Niño, A.: op. cit., pp. 57-58.
1311
el Quai d´Orsay y que de hecho suavizaba de forma considerable el proyecto de Silvela. A pesar
de todo, Silvela aceptó el nuevo texto y pactó con Cambon fijar un plazo de vigencia de diez años.
presentó su dimisión ante el Consejo de Ministros y fue sustituido por un nuevo gobierno
conservador presidido por Fernández Villaverde. Este último, que sólo tras tomar posesión del
nuevo cargo fue puesto al corriente de las negociaciones, pidió más tiempo para examinar de nuevo
todas las implicaciones del acuerdo. Se frustraba así el segundo intento español de aproximación a
la órbita de la alianza franco-rusa. El nuevo gobierno español manifestó sus deseos de no variar los
Francia y Reino Unido en la cuestión marroquí y a la expectativa de lo que decidieran las dos
que podría haber tenido consecuencias decisivas para el futuro del país. Por lo tanto, durante la
primavera y el verano de 1903 se mantuvieron –como hemos visto– conversaciones similares a las
de 1899 para alcanzar el ansiado tratado de garantía, y no fueron en este caso las cautelas de
Silvela, ni siquiera, al parecer las conversaciones ya iniciadas entre Francia e Inglaterra para
formalizar la ‘Entente Cordiale‘ las que frustraron el proyecto, sino la discontinuidad en la parte
negociadora española. No es menos cierto, sin embargo, que la indiferencia de Rusia y las dudas
del gobierno francés, no proclive a un compromiso de ayuda militar a España, hacían al menos
incierta la conclusión definitiva del acuerdo. En contra de las opiniones que Jules Cambon emitía
desde Madrid, apoyando los deseos de Silvela de llegar a un acuerdo de garantía que cubriera las
las formas, y la falta de diligencia del ministro francés en responder a las proposiciones de Silvela y
a los requerimientos de su embajador en Madrid hacen sospechar que usó esa negociación para no
2289
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 188, confidencial. DDF. 22 de Julio de 1903. 2ª serie. Tomo III, pág. 475.
1312
defraudar a la parte española y ganar tiempo mientras despejaba el camino a sus auténticos
A pesar de este fracaso, los dos intentos de Silvela (en 1899 y 1903) por conseguir una
precedente a las negociaciones que acabaron en la firma de los llamados Acuerdos de Cartagena. Es
indudable que Silvela puso un empeño especial en conseguir una alianza defensiva con Francia,
extensible a su aliado ruso, y que para ello estaba dispuesto a asumir un compromiso firme que
ligaría la suerte del país a la de la entente franco-rusa. Se podría calificar su actitud de ingenua por
no percibir el escaso interés que tenía para sus interlocutores el ofrecimiento de una alianza militar
por parte de un país que acababa de ser derrotado y que carecía de fuerzas navales y militares
significativas, pero no se puede decir que su comportamiento fuera timorato cuando estaba
realizando un ofrecimiento que implicaría a España en todas las actuaciones en las que se vieran
inmersos sus aliados, tanto en Europa como en sus respectivos imperios coloniales. Silvela
pretendía sacar a España del aislamiento internacional, pero no sólo mediante un arreglo colonial
respecto a Marruecos como el que ofrecía Delcassé – similar al que se estaba haciendo con Italia -,
y como el que acabaría firmando el gobierno español en 1904. Su objetivo era mucho más
ambicioso y también más arriesgado: firmar una alianza con Francia, con todas sus consecuencias,
Otro de los puntos esenciales del programa de Silvela para su segundo gobierno había sido la
fundamental para tener algún peso en la política internacional europea y apoyar su orientación de
política exterior. El fracaso de este proyecto (debido a las disputas con el titular de Hacienda,
Fernández Villaverde que no deseaba sufragar los gastos), junto con el de las alianzas que había
promovido, influyeron sin duda en su decisión de dimitir de la jefatura del gobierno, el 9 de julio
1313
Parece que Silvela no encontró apoyos sino inquietud en su entorno ante unos proyectos de alianzas
europeas. Y parece que también tuvo que enfrentarse a las reticencias que aparecieron a última hora
en la Corte.2290
remitirlo a Madrid para que el gobierno español diera su adhesión. Cuando las negociaciones
trascendental al quedar establecida, sin objeciones británicas 2292 la modalidad de entrada de España
intentos serios de alterarla. Así pues, las negociaciones sobre Marruecos no se harían a tres bandas,
en pie de igualdad, entre diplomáticos franceses, ingleses y españoles. Londres se desentendía del
proceso negociador entre Francia y España, siempre recalcando que un reparto de esferas de
2290
Ésa es la conclusión que saca el embajador francés tras una conversación con Silvela poco después de su dimisión:
“Estoy persuadido de que ha sido obligado a tomar esta iniciativa (la declaración que hizo en las Cortes sobre política
exterior) para disipar de un solo golpe las oscuridades y las reticencias que sentía por encima de él “. Jules Cambon a
Delcassé, Madrid, 22 de julio de 1903, DDF, 2ª serie, tomo III.
2291
Según Delcassé, en lo tocante a Marruecos Londres debía aceptar el interés de Francia por velar por el orden y la
seguridad en el país, así como el derecho de la Tercera República a monopolizar la asistencia para las reformas
administrativas, económicas y financieras que se hicieran en el Sultanato.
2292
Los únicos recelos del Foreign Office consistían en que Alemania pudiera establecer un depósito de carbón o una
base naval en la zona comprendida entre las plazas fuertes españolas en Marruecos. Paul cambon a Delcassé. Despacho
no. 190, “très confidentiel “. 31 de Julio de 1903. DDF. 2ª serie. Volumen III, pp. 497- 499.
1314
influencia en Marruecos entre las dos naciones no se podía aplicar de forma inmediata sino cuando
desapareciera el statu quo, y dejaba exclusivamente a Francia la tarea de negociar con España; el
gabinete Balfour no se iba a convertir en el valedor de los intereses españoles. La naturaleza del
acuerdo conseguido por los franceses con Londres determinaría el interés de Delcassé en reiniciar
la negociación sobre el reparto de Marruecos con España;2293 sabedor el titular del Quai d´Orsay
que contaba con una posición – el desentendimiento británico – que le permitiría presionar a
esperaba no sólo controlar Fez sino la ruta Muluya –Missoun- Inauen y las alturas que dominaban
sus riberas que conducían desde la ciudad imperial a Argelia.2294 De hecho cuando Paul Cambon
fue interrogado en el Foreign Office sobre la trascendencia real del acuerdo ‘non-nato’ de 1902,2295
el diplomático francés se limitó a señalar que habían sido intercambios oficiosos de pareceres,
hechos por vía diplomática y sin contar con la aprobación formal de los gobiernos francés y
español que entregaban a España un “hinterland más o menos extenso en torno a sus presidios“.
septiembre, a iniciativa de Jules Cambon que visitó al Presidente del Consejo de Ministros y a la
Reina Madre. Al reiniciarse el diálogo, Villaverde intentó que se ajustase a los términos de las
negociaciones alcanzados en noviembre del año anterior, pero ante las presiones francesas renunció
a que Fez formara parte en el futuro de la zona de influencia española y se mostró propicio a que
León y Castillo continuara la negociación en París. El jefe de gobierno se mostró de acuerdo con
2293
Se pretendía contrarrestar así la actitud de una parte de la prensa que juzgaba las conversaciones francobritánicas
en aras a despojar a España de sus derechos seculares en Marruecos. El 11 de Agosto Lord Lansdowne había escrito a
sir Mortimer Durand, el Embajador en Madrid para que éste tranquilizara al gobierno español sobre los bulos que
atribuían a Inglaterra designios agresivos contra las costas españolas (British Documents, Vol II, no. 366, pág. 310 ). El
Almirantazgo había llevado a cabo la celebración de unas gigantescas maniobras en el Atlántico, tomando como base
los puertos de su aliada Portugal, que habían tenido como objetivo planificar la hipotética defensa por una flota
británica del Estrecho de Gibraltar en el supuesto de que flotas de dos países rivales (estas maniobras partían del
supuesto de una alianza naval entre Francia y España) intentaran reunirse.
2294
Delcassé a Paul Cambon. Despacho no. 333. 2 de Agosto de 1903. DDF 2ª serie. Vol. III, pág. 511.
2295
El 14 de Febrero (despacho citado, British Documents, II, no. 336, pág. 279) Sir Mortimer Durand, Embajador
británico en Madrid comunicaba al Foreign Office las confesiones de Abarzuza según las cuales Francia había
propuesto al gobierno liberal de Sagasta un reparto de Marruecos, permaneciendo Fez en la zona española. El Gabinete
español no habría dado respuesta formal a esta propuesta.
1315
neutralización de Tánger y de toda la costa del Estrecho. Ahora bien abogó porque el instrumento
diplomático o el intercambio de cartas entre los tres países que suscribieran el acuerdo en torno al
mantenimiento del statu quo en el Estrecho, debía hacerse extensivo a Canarias y Baleares. Por
último Villaverde se mostraría opuesto a la introducción en la cuestión del Estrecho de las nuevas
potencias imperialistas que como Alemania pretendían inmiscuirse en las cuestiones del noroeste
africano. 2296
León y Castillo pudo comprobar que Delcassé no estaba dispuesto a mantener la cesión de la
ciudad de Fez a la esfera de influencia española, con lo cual el límite de ésta quedaría fijado en la
cuenca del Sebú. No ofreció compensaciones territoriales en otras partes del Imperio, aduciendo
que el ámbito de influencia española, aún suprimiendo Fez constituía una extensión considerable y
1903 podemos calificarlo como el año de las asechanzas y de las sospechosas expediciones
Maroc. En su lugar pasaba a editarse Le Maroc, propiedad del hombre de negocios Gautsch, que
diferenciaba muy poco políticamente del Reveil.2298 En contrapartida, mientras que la Legación
2296
Jules Cambon a Delcassé. Telegrama sin numerar « très confidentiel “. DDF. 2ª serie, vol. III, pp. 564-565.
2297
León y Castillo al conde de San Bernardo. Despacho no. 450 (muy reservado). 23 de Octubre de 1903. A.G.A.
Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de París. Legajo no. 5841.
2298
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 79. 13 de marzo de 1903. A.G.A. Äfrica. Sección Histórica (Marruecos). Caja
75 / Ex. 3.
1316
francesa volcaba sus fondos y su capacidad de acción en la defensa de sus intereses económicos e
medio de difusión de los intereses hispanos editado en Tánger malvivía falto de recursos, sin poder
ingresos habían disminuido y el director solitaba ayuda urgente del Estado. La redacción del
actuación española en Marruecos, lo cual por otra parte no era sino una consecuencia directa de la
política de supeditación a Francia que había practicado el gobierno liberal durante el bienio
1901-02, y que se había traducido en una menor atención a la difusión de la propaganda de los
intereses españoles en Tánger. A finales de año, el gabinete Maura tuvo que afrontar la acometida
de otro de los órganos de prensa difusores de los intereses franceses en Tánger, Le Journal du
Maroc. Éste incluía artículos agresivos y calumniosos contra el general Polavieja y la Compañía
Trasatlántica. Además su director Daniel Saurin hacía hincapié en la apatía de las iniciativas
resaltaba el escaso espíritu emprendedor de las iniciativas catalanas, señalando textualmente que la
Compañía Trasatlántica no había hecho sino trasladar a Marruecos la ruina material y moral de su
país. Sus agentes en el Sultanato eran individuos de una inteligencia limitada y sus métodos de
trabajo eran absurdos. La idea de la diplomacia española dispuesta a asumir un lugar de relevancia
en la estructuración de una economía capitalista en el Imperio jerifiano no conocía más que reveses
por la incompetencia de dicha compañía. A pesar de que se habían hecho esfuerzos notables
habían concedido privilegios estatales, la mala gestión había propiciado una debacle económica
empresa tenía unos precios altísimos, y se indicaba la incapacidad de la compañía para potenciar el
negocio de exportación con el único vapor de su propiedad (el Piélago) que recalaba en el puerto, a
1317
pesar de recibir altas subvenciones por el mantenimiento del mismo. La inviabilidad económica de
sus singladuras entre Tánger y Algeciras transportando pasajeros era resaltada por la publicación
señalando que resultaba más económico el desplazamiento de los mismos de Gibraltar a Tánger,
por buques ingleses. Por estas mismas circunstancias resultaba muy gravoso para los comerciantes
inquietantes. Una comunicación del consulado en Orán y del Viceconsulado en Nemours, ambas
sedes diplomáticas españolas muy bien informadas de los acontecimientos del país, aludían a una
excursión secreta de un buque galo, el vapor Zenith, que había navegado desde la frontera argelina,
2299
hasta las inmediaciones de Melilla. El buque, en el que supuestamente viajaban oficiales de
Marina franceses en misión secreta, fue despachado de Orán hacia Nemours el 5 de marzo. Al día
siguiente, 6, fue avistado por los agentes confidenciales españoles cuando navegaba en dirección
poniente, escoltado por dos torpederos. Al llegar el vapor al Kiss recogió al comerciante Say para
luego continuar su viaje por aguas marroquíes. La expedición había llegado a las puertas de Melilla
fondeando cerca de Mar Chica: los franceses recorrieron y reconocieron el lago, estudiándolo y
marroquí los intereses españoles por los galos e iniciar una explotación comercial del territorio. La
misión secreta del Zenith constituía una gráfica advertencia de que los intereses franceses cuyo
del statu quo. Ello entrañaba un riesgo para el deseo imperialista español que significaba la
anulación de Melilla. Pero es que a la vez el régimen restauracionista se tenía que enfrentar a una
buques de guerra y vapores franceses realizaban operaciones en las proximidades de Melilla, sino
2299
Cfrs. León y Castillo a Abarzuza. Despacho no. 149. 23 de Marzo de 1903. A.M.A.E. Embajada de España en
París. Legajo H- 1534.
1318
que además se reavivaban los combates en Figuig y en el área fronteriza argelomarroquí,
prosiguiendo Francia con su invasión del Sultanato, y una expedición francesa rumbo a las costas
galos en el archipiélago. El yate francés Frasquita procedente de Brest se dirigía hacia las costas
de África. Se llegó a pensar que la operación respondía a una intromisión de las fuerzas armadas
galas que, desconociendo las aspiraciones españolas sobre las aguas y territorios saharianos, habían
enviado una misión de reconocimiento. Se pensaba que el yate iba mandado por un oficial de la
Marina de Guerra francesa, a pesar de que el propietario del buque, Lebaudy 2300se hacía pasar por
constancia de las correrías de Lebaudy entre cabo Juby y cabo Bojador.2301 El asunto había
expedición tenía pretensiones de disputar a los españoles Río de Oro. El gobierno conservador que
consideraba como todos los anteriores gabinetes restauracionistas toda la costa de Tarfaya como
territorio marroquí estaba absolutamente resuelto a no permitir a los franceses pisar aquella área.
Confidencialmente, Silvela movió todos los hilos de la diplomacia en diferentes frentes para
2300
Sobre la expedición de Lebaudy al Sahara véase el estudio inédito: “El sueño imperial de M. Jacques Lebaudy o
Jacques I, Emperador del Sahara“, en Biblioteca Nacional. Sección de África. Miscelánea García Figueras. Tomo XXI,
pp. 181- 245.Véase además, De Decker, M., Los grandes impostores de la Historia, Buenos Aires, Javier Vergara
Editor, 1992, pp. 231-259.
2301
Telegrama de León y Castillo a Abarzuza. 10 de Junio de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 151 / Ex. 1
2302
En Londres la notició se tomó con mucha calma aunque los deseos del Foreign Office contemplaban la necesidad
de que la aventura sahariana de Lebaudy terminara lo antes posible. Carta particular no. 19 del Duque de Mandas a
Abarzuza. 3 de Julio de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
2303
El diplomático Cólogan notificó a Mohammed Torres la existencia de la expedición y posteriormente el propósito
del gabinete Silvela de forzar a Lebaudy a que permanecesiese en Las Palmas, impidiendo su salida hacia la Sakia al-
Hamra. Posteriormente el agente confidencial Cerdeira se entrevistó en Fez con el Ministro de Asuntos Exteriores Ben
Sliman. Se pretendió orquestar este acto como un servicio de gran trascendencia que efectuaba el gobierno español al
marroquí para evitar a este último serias complicaciones, y como una muestra de la amistad española, que no se
1319
Abarzuza expresamente advirtió el 21 de Junio a León y Castillo que se juzgaría la ocupación de la
costa marroquí como una ruptura del statu quo, 2304 en un área estratégica para la defensa nacional
ya que cambiaría la vecindad de Canarias de modo radical y alarmante para los intereses de
España.2305
Lebaudy pretendía crear en la costa sur del Imperio Marroquí un reino sahariano donde
establecerse soberanamente, con capital en Troja (ciudad fundada por el aventurero en la Sakia al-
Hamra como capital de su imperio). El 29 de junio León y Castillo informaba a Abarzuza que el
cónsul general galo en Las Palmas de Gran Canaria había averiguado que Lebaudy había dejado
cinco hombres para fundar una ciudad junto a la Sakia al- Hamra. El Quai d´Orsay se desentendió
excitación colonialista y del estado de opinión que se vivía en Francia, proclive a iniciar una vasta
abiertamente en el asunto Lebaudy, Cólogan desde Tánger, preocupado por los acontecimientos
estimaba que se podría imponer un juego muy sutil por parte del Quai d´Orsay, desautorizando al
aventurero en caso de fracaso pero negociando y protegiendo a Lebaudy en caso de que su empresa
esa faja de costa y territorio (se refiere a Tarfaya y Sakia al- Hamra) pertenezcan a Marruecos“.2307
Los cinco marineros desembarcados en la costa africana fueron hechos prisioneros por las cabilas,
limitaba a las buenas palabras ( Téngase en cuenta que esa misma amistad estaba siendo traicionada por el gobierno en
Melilla, imposibilitando que las fuerzas imperiales se rehicieran y reavituallaran en la plaza, pudiendo contraatacar y
arrebatar al Rogui el control sobre el Rif. Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 8 de Julio de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 151 / Ex. 1.
2304
Telegrama de Abarzuza a León y Castillo. 21 de Junio de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 151 / Ex. 1
2305
Telegrama de Abarzuza a Mandas. 21 de Junio de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 151 /
Ex. 1.
2306
Telegrama de León y Castillo a Abarzuza. 23 de Junio de 1903.
2307
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 230. 29 de Junio de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
151 / Ex. 1.
1320
siendo internados después en el desierto. 2308 El temor en Madrid pasó a centrarse en torno al hecho
de que el cautiverio de los marineros podía ser aprovechado como un pretexto para una acción
punitiva gala en aguas saharianas. La temida injerencia militar francesa en aguas tan sensibles para
España se produjo. El 2 de Septiembre fondeaba en Tánger el crucero Galilee tras rescatar a los
Estado que el buque de guerra había tenido que emplear la fuerza para obtener el rescate. 2309
este rumor respondía al desembarco de Alemania en la cuestión marroquí, algo que empezaría a
inspirar recelo, e incluso alarma, en los círculos navales y militares de Gran Bretaña y Francia. Se
pensó en el Ministerio de Estado que la Conferencia internacional que promovía Alemania tal vez
respondiera a un deseo de Berlín para lograr un acuerdo francogermano que resolviera la cuestión
marroquí y aproximase a los dos gobiernos.2311 Esta noticia sorprendió a la Legación británica en
Tánger cuyo titular, Nicolson se mostró en desacuerdo con tratar la cuestión marroquí en un ámbito
2308
Telegrama del Ministro de Marina al Comandante de Marina de Las Palmas de Gran Canaria. 6 de Julio de 1903.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 151 / Ex. 1.
2309
Telegrama de Cólogan al Ministro de Estado, conde de San Bernardo. 2 de Septiembre de 1903.
2310
Cólogan a Abarzuza. Despacho reservado num. 91. .A.G.A. África. Sección política (Marruecos). Caja 46 / Ex. 2.
2311
Cólogan a Abarzuza. Despacho reservado no. 100. 27 de Marzo de 1903. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 46 / Ex. 2.
1321
13.17. La “anarquía marroquí “.
A finales de marzo ante la gravedad de los acontecimientos del Rif y Tetuán, el Majzén
invierno.2312 Únicamente se permitió que los contingentes de los Zemmurs y los del Rharb
(Larache, Alcazar y Wazzan) marcharan a sus tierras. Alarmado el gobierno marroquí por la
difusión de la rebelión roguista, pensó que la agitación podía alcanzar Tetuán, uniéndose al
defensa de la ciudad. En Anyera, la figura emergente del Raisuni contribuía a alterar también la
tranquilidad. Los problemas se multiplicaban para el Sultán en todo el Imperio, pues el territorio
llegaban a todos los lugares. Si tradicional había sido en la historia de Marruecos la sublevación de
otros fenómenos: bandidismo rural, aparición de santones religiosos exaltados, jefes rebeldes o
simplemente bandidos afortunados que aterrorizaban una región en beneficio propio y de sus
leales, llegando sus protagonistas a tales límites de audacia que sólo se pueden explicar por la
convicción de que la autoridad del Sultán estaba al borde del colapso. Fruto de todo ello, Cerdeira
llegó a adjetivar el mes de abril como crítico para la pervivencia del Imperio. El problema para la
diplomacia española era bien conocido. Consistía en que si se resolvía definitivamente la cuestión
marroquí, España se vería expuesta a una situación de impotencia, la derivada de las escasas
asignada a ella, siempre demasiado pequeña para las pretensiones nacionales, pero al mismo tiempo
demasiado grande para sus medios de acción. Esa falta de confianza en las actitudes imperialistas
del país llevaba a los diplomáticos hispanos así como a un cierto número de africanistas a abogar
2312
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 106. 6 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
165 / Ex. 1.
2313
Cólogan telegrafió el 9 de Abril a Abarzuza señalando que éstos habían recibido una carta alentando la rebelión.
Telegrama de 9 de Abril de 1903.A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 /Ex. 2.
1322
por un perpetuo mantenimiento del statu quo. La mala imagen del Sultán, ya marcada por su
conocida afición a lo europeo, salía ahora aún peor parada, con la agravante de que como en
Marruecos el Sultán es también el jefe religioso, toda crítica contra su autoridad política acarreaba
un ataque, todavía más grave si cabe, contra su jefatura religiosa. El Sultán debía sufragar
expediciones de castigo que hacían desaparecer el capital del empréstito francés. ¿Eran
absolutamente necesarias?. Obedecían a una lógica, impuesta por el Sultán, de evitar a cualquier
precio todo incidente que sirviese de pretexto para una intervención extranjera en el país, con el
pretexto de que el desorden perjudicaba las vidas o pertenencias de ciudadanos europeos, todo ello
en el contexto de una grave crisis financiera en el Imperio, a causa del programa de reformas que
privaban al Sultán de los recursos tradicionales sin garantizarle otros alternativos. Empeñado en
aplicarlas, pese al gran esfuerzo realizado sin resultados decisivos, las reformas le acarrearían la
ruina.
inquietud, al registrarse enfrentamientos entre los Zemmurs y otras cabilas;2314 en el Mzab empezaron
a menudear los conflictos inter-tribales; en las proximidades de Rabat grupos de Zaer se dedicaban
al pillaje de ganado; se producían ataques a las caravanas que iban de Fez al Tafilalt; se trasplantaba
insurrección. El Rogui se presentaba como un lider nacionalista, que acusaba a su supuesto hermano,
el Sultán de entregar el gobierno del país a los extranjeros, y terminaba sus prédicas con
intimidaciones en el sentido de amenazar a los bereberes con quemar sus aduares y propiedades si no
se pasaban a su causa. Tanto en Figuig como en Colomb-Bechar había signos evidentes de agitación
generalizada, muestras de descontento por las injerencias extranjeras en el Sultanato. Resultaban una
prolongación de la resistencia iniciada en 1900 contra la invasión francesa del Sureste Marroquí, un
2314
“Correspondance marocaine “. 9 de Abril de 1903.
1323
intento de mantener con feroz contumacia la independencia del Sultanato y de resistir el yugo
hábilmente las cabilas de la región que dominaba, reclutando entre ellas fuerzas de infantería y
jinetes. Se encontraba adoctrinando a las tribus de la ribera del Muluya.2316 Inicialmente su revuelta
parecía estar dirigida contra un poder (el majzení) debilitado, que permanecía bajo la influencia de
los extranjeros, y estaba decidido a cambiar la estructura estatal y social tradicional de Marruecos.
Asimismo a Europa llegaban constantes noticias sobre tumultos en Arzila (amenazada por los
montañeses) y sobre las acciones del Raisuni.2317 En la zona noroccidental del Imperio los
problemas suscitados por la rebelión contra el Majzén eran aprovechados por los pueblos
a) La agitación en la zona del noroeste marroquí tenía una honda trascendencia internacional.
La situación de Arzila, la inseguridad en las cercanías de Tánger, la interrupción del tráfico por los
caminos,2318 los robos frecuentes de reses camino del mercado tangerino, se traducían en
afectando en muchos casos a los intereses de las potencias europeas y a marroquíes bajo protección
extranjera repercutían en un doble sentido. Levantaban una ola de protestas por parte de las
mencionadas potencias, pero a juicio de C. Tessainer eran bien vistas por el pueblo marroquí, cada
vez más manifiestamente antiimperialista pero no xenófobo, que veía a los bandidos como patriotas
que dañaban simplemente los intereses de aquellos que eran enemigos del Islam y codiciosos por
2315
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 /
Ex. 1.
2316
Carta no. 99 de Cerdeira a Cólogan. 8 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 299 /
Ex. 1.
2317
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 1 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 /
Ex. 1.
2318
En Melilla también empezaban a menudear los incidentes entre los partidarios del Rogui y los de la causa imperial
refugiados en la ciudad española.
1324
adueñarse de su tierra.2319 El Majzén se disculpaba ante las protestas indicando que una acción
ejecutiva suya era difícil por el estado general de insurrección contra el Sultán y este argumento era
a su vez utilizado por las potencias acusando al Sultán de dejación de sus responsabilidades.
¿Hay que valorar todos estos acontecimientos con un mismo criterio?. La respuesta es
afirmativa pero solamente si admitimos que respondían al acoso de las potencias colonialistas sobre
a) Marruecos conoció a principios del siglo XX una serie de rebeliones rurales o de siba,
La más conocida quizás sea la de la Chauia, estudiada por el norteamericano Edmund Burke III.
Ahora bien hubo otros factores que avivaron estos motines. Llama enormemente la atención la
arbitrariedad y la rapacidad de los caídes de la época. Oprimían ferozmente a las tribus y las
b) Es necesario distinguir además el fenómeno del bandidismo. En los albores del siglo XX, la
historia atormentada de la región septentrional de Marruecos está marcada por un conjunto de actos
de violencia de este tipo que han dejado sus huellas en numerosos documentos históricos. El hecho es
marroquí; el debilitamiento del poder central debilitaba, a su vez, la autoridad de los caídes
nombrados regularmente por el Majzén. Aparecía entonces la figura del aventurero, el bandido, el
hombre atrevido (el Raisuni o Muhammad al- Dawwas de Anyera) y con recursos que, por medio del
grupo de fieles crea una guardia personal y se convierte en el mediador obligado entre el Majzén, los
europeos y la población.
2319
Cfr. Tessainer y Tomasich, C.: “Los últimos años de la independencia marroquí: El- Raisuni, gobernador de
Tánger y el Fahs (1904-1906)”, en Awraq, vol. XIV, 1993, pág. 106.
2320
Cfr. Driss Ben Alí : Le Maroc précapitaliste, Rabat, 1983, pp. 156-167.
1325
Debido a la falta de estudios sobre este tema, la historiografía europea desconoció la
verdadera naturaleza de las relaciones entre el gobierno marroquí y los famosos bandidos que
habían alcanzado una gran notoriedad, así como las relaciones que mantenían éstos con el conjunto
de la población y los extranjeros. Así Michaux- Bellaire formuló la hipótesis que durante el período
1894-1912, el poder central impotente para acabar con el bandidismo lo apoyaba implícitamente
por los servicios que los bandidos prestaban al Majzén. Existía una complicidad tácita entre los
exagerando sus hazañas con el fin de hacerles la vida insoportable a los europeos en Tánger.
Ahondando en esa teoría, Carlos Tessainer señala que el bandolerismo del Raisuni se
complementaba con la política del Majzén que intentaba obstaculizar las incursiones europeas en
el Sultanato. Abd-el- Aziz como había hecho su padre había puesto el problema de la penetración
fuerza, para hacer de él una especie de espantapájaros y un símbolo del terror en las puertas de
Marruecos. Coincidiendo con el planteamiento propio de escritores marroquíes como Ibn Azzuz
Hakim, Carlos Tessainer recrea la figura del Raisuni como un caudillo nacionalista, que lucha por
el mantenimiento de la independencia del país y contra el control que las potencias europeas
pretenden ejercitar sobre Marruecos. En este marco los marroquíes del noroeste del Imperio
valoraban con estima los actos de fuerza del jerife, bandido de origen noble y santo, que a sus ojos
matizada tras la publicación de la tesis doctoral de Abdelaziz Khallouk Temsamani, País Yebala:
Majzén, España y Ahmed Raisúni. Este último autor contrastando documentación de archivos
marroquíes, españoles, franceses, británicos y belgas ofrece una visión mucho más ajustada del
2321
Cfr. Un breve resumen de su tesis doctoral en: Tessainer y Tomasich, C.: “Los últimos años de la independencia
marroquí: El- Raisuni, gobernador de Tánger y el Fahs (1904-1906)” en Awraq, I.C.M.A., vol. XIV, 1993, pp.105-123.
1326
bandolero. Se trata de un hombre sin principios y ávido de poder, impulsivo, orgulloso y
ninguna preocupación social. Aspiraba saciar su afán de venganza contra el Majzén y a lograr
ventajas materiales individuales. Además sus víctimas pertenecían a todas las capas sociales
extranjeros.2322
primavera de 1903.
lúgubres especulaciones sobre la posibilidad de un asalto a la ciudad de Tetuán por parte de las
huestes rifeñas de Bu-Hamra, auxiliadas por los Beni-Ider y otras cabilas próximas. Nuevamente el
servicio de información español pecaba de no saber interpretar las situaciones que debía analizar:
los diagnósticos eran erróneos y no podían guiar correctamente las decisiones de los estadistas.
Las autoridades majzeníes, reconociéndose derrotadas por el Rogui procedieron a evacuar sus
fuerzas destacadas en el noreste del país, al lado de la raya fronteriza con Argelia. El 2 de mayo el
vapor Norma traía de vuelta a Tánger al príncipe Arafa y a sus tropas expedicionarias procedentes
de Argelia. Una vez obtenida la victoria en el Rif, el Rogui trató de consolidar su poder y organizar
sede en la alcazaba de Zeluán, a treinta kilómetros escasos de Melilla. Muy pronto se produjeron
2322
Abdelaziz Khallouk Temsamani, País Yebala: Majzén, España y Ahmed Raisúni, Granada, Universidad de
Granada / Diputación Provincial, 1999, passim.
1327
algunos roces con España. Además, el Rif empezó a mostrar señales, a pesar de las amenazas del
Cuando la insurrección llegó al Rif central, la estrategia roguista de dominio del territorio
se iba a encontrar con la resistencia de fracciones de cabila que permanecían adictas al Sultán. 2324
Asimismo el 8 de mayo Cólogan informó al Ministerio de Estado que una comisión imperial,
integrada por el Chambelán Sid Ahmad al- Rukaina y otros delegados, iba a partir desde Fez hacia
Argelia y el Rif para procurar atraer a las cabilas rifeñas a la causa del Sultán y aniquilar las raíces
de la rebelión. Francia rompía, cuando le convenía, la estricta neutralidad que supuestamente había
impuesto a Europa a finales de 1902 y permitía a la comisión que pudiera atravesar territorio
argelino para introducirse en la zona rebelde. El Majzén solicitó de Cólogan, a través de una carta
remitida por el Ministerio de Negocios Extranjeros, que se permitiera algo similar a la comisión en
Melilla. La actitud del diplomático español no varió un ápice con respecto a sus anteriores
movimientos, pues no admitía sin más cualquier iniciativa del Majzén para controlar la región.
España no podía comprometerse en ayudar al Sultán frente a los rebeldes. Debía congraciarse con
las cabilas rifeñas. Con el fin de mantener el orden en las cercanías de las posiciones españolas en
el Rif, se seguía una política de evitar la confrontación directa con las tribus o con quien ejerciera
un control firme en la región. Acceder a todas las demandas del Majzén habría abocado a España a
graves complicaciones con el Rogui. Ben Sliman no sólo solicitaba que se dejara pasar a una
comisión imperial al Rif, sino que llegado el caso, Melilla se constituyese en una plataforma donde
las fuerzas gubernamentales pudiesen transportar armas, vituallas, recibir refuerzos, refugiarse ante
2323
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 30 de Abril de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 / Ex. 1.
2324
Telegrama del Comandante general de Melilla a Abarzuza. 31 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 165 / Ex. 1.
1328
el ataque de las tropas del Rogui,2325 etc. Por ello Cólogan aconsejó a Abarzuza, tras consultar
Rif por Melilla, pero bloquear todo intento imperial de convertir la ciudad española en una base de
operaciones.2326 Esta decisión fue sancionada por Abarzuza el 10 de mayo. Las confidencias que
corte del abastecimiento de víveres por parte del Rogui mientras permanecieran en ella los
delegados del Sultán. Por su parte el general Hernández estaba propiciando que todos los
a Argelia, contabilizándose en torno a mil los evacuados a mediados de mayo.2327 El Rogui era el
nuevo poder emergente en la región. Aunque como podemos deducir por la existencia de frecuentes
combates, no había podido asegurar el dominio del Rif de manera completa (serían muy frecuentes
las luchas en los alrededores de Melilla), lo cual era una realidad que no se podía obviar. La visita
de los comisionados del Sultán tuvo éxito al reavivar los combates en el Rif, donde ya existía un
sentimiento de malestar por el dominio del Rogui y por los gastos que ocasionaba el sostenimiento
de su tropa.2328
detallaban los resultados de un estudio realizado por elementos de la guarnición con el fin de
intensificar la relación de la plaza con las cabilas próximas y en general con el Rif. Su importancia
radica en contener el patrón de la ulterior actuación española en la zona hasta 1909 y el que en
2325
Los agentes imperiales al llegar al Rif pretendían contraatacar, comprando la voluntad de diversos jefes rebeldes y
preparar una maniobra de diversión en la región en el momento en que la mehal.la imperial se dirigía a conquistar el
corazón del territorio rebelde, Taza. Fruto de estas actuaciones, la causa gubernamental se reactivaría.
2326
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 9 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 /
Ex. 1.
2327
Telegramas del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado, Abarzuza. 14 y 15 de Mayo de 1903.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 / Ex. 1.
2328
Telegrama del Comandante General de Melilla a Abarzuza. 18 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 165 / Ex. 1.
1329
El documento partía de una circunstancia: al triunfar la sublevación roguista en las comarcas
adyacentes a la plaza española había que dar por finiquitado el compromiso majzení derivado de
acuerdos anteriores con España y consistente en situar autoridades y fuerzas en la cercanía de las
el flujo comercial generado desde o hacia Melilla. El pretendiente se había limitado a nombrar sus
propios caídes que garantizaban la vigilancia de la frontera, y la nueva Aduana rebelde estaba
situada fuera de los límites melillenses. Los rebeldes habían procurado mantener la paz en la raya
fronteriza y congraciarse con autoridades y agentes españoles. Por el contrario, las trabas
reglamentarias al comercio con España establecidas antaño por parte de la administración marroquí
habían desaparecido: mientras los agentes aduaneros majzeníes aplicaban con meticulosidad los
informe señalaba que era factible para España iniciar un proceso que condujera lentamente a
pacíficas tanto con el Rogui como con las cabilas de Kelaia y, por ende, en el conjunto del Rif, que
dieran cumplimiento a las aspiraciones colonialistas que podrían ahora satisfacerse con resultados
más precisos, después de varios años de contemplar con alto grado de recelo los movimientos y
esfuerzos franceses en la región. La penetración debía ejecutarse con diligencia y con sigilo. El
informe reconocía que las relaciones políticas con el Rif tras la insurrección lejos de haberse visto
dañadas, se habían visto favorecidas. Bajo el dominio del Rogui, parecía que el territorio se abría a
la influencia española ya que se permitían por parte de los rebeldes las incursiones pacíficas de los
de algún notable y siendo bien acogidos por el pretendiente y por los rifeños. Era evidente que los
criterio del Majzén de restringir los movimientos de los europeos en el Sultanato. El Rogui
1330
facilitaba incluso la presencia de los europeos en las cabilas donde ejercía su influencia, deseaba
congraciarse con las naciones extranjeras y particularmente con España. Incluso parecía dispuesto
a iniciar relaciones económicas con el extranjero. El informe recalcaba que apostar por el
Pretendiente y por una relación más abierta con las cabilas era el medio material para conseguir la
Sultanato. Aunque el Rogui no tomase Fez, si por lo menos adquiría una posición firme y segura en
el septentrión marroquí había que entenderse con él, favoreciendo su causa de manera más o menos
velada, lo que permitiría obtener grandes ventajas para los intereses españoles. En el documento se
señalaba que si las fuerzas imperiales arrinconaban y vencían a los roguistas, o si la insurrección se
alejaba de los límites fronterizos melillenses se planteaba entonces la ocasión propicia para romper
la neutralidad española, a favor del Sultán. Es decir, había que decantarse a favor del gobierno
marroquí sólo cuando la sublevación estuviera a punto de ser aniquilada, para participar de las
mieles del triunfo y arrancar algún tipo de concesiones al Majzén. Una prematura intervención de
España en apoyo del Sultán no presentaba más que inconvenientes, como era el plantear una
Cuando surja en el territorio del Rif un nuevo poder consolidado, el roguista, que al parecer
va a controlar con mano firme el territorio, el gobierno español no ayudará a las tropas derrotadas
de un soberano amigo, como era el Sultán. Por el contrario, los gobiernos restauracionistas
siguiendo los consejos contenidos en el informe buscarán proyectar una serie de gestos que lo
congraciasen de alguna manera ante la nueva autoridad rifeña, en una suerte de política
continuadora de la que hemos titulado bajo el lema de “a amigo que huye, puente de plata“. Como
se querrá a los vencidos soldados del Majzén refugiados en Melilla, porque son una fuente
susceptible de provocar disputas con el Rogui. Es más, a los gobiernos restauracionistas les
2329
Informe confidencial sin fecha (pertenece a la primavera de 1903, al parecer) del Gobierno Militar de Melilla.
S.H.M. Archivos de la Comandancia Militar de Melilla. Rollo 792.
1331
interesará seguir propiciando el librecomercio con los cabileños de los alrededores, para que no se
interrumpan los flujos mercantiles, intensificándolos incluso si fuera posible, y al congraciarse con
el Rogui, sentar las bases para una penetración económica más efectiva en el Rif. Antonio Maura
practicará a rajatabla estos postulados, sentando las bases para una colaboración económica con el
Pretendiente, lo que se traduciría en la apertura de las minas de hierro en el Rif, germen u origen de
la guerra de 1909.
Ciertas alarmas desatadas en Tetuán colmaron el vaso de la paciencia del cónsul español en
la ciudad que puso en marcha una insidiosa campaña2330 que en nada desmerecía la tónica alarmista
de ciertos órganos de prensa para que el gobierno de Silvela enviara una fuerza expedicionaria a la
ciudad destinada a proteger los intereses españoles y europeos. La responsabilidad del cónsul
español, Pita es especialmente grave puesto que por otra parte reconoció expresamente su
de poder calibrar lo que pasaba: no conocía a los marroquíes, ni su forma de ser, en suma
Marruecos era una realidad incomprensible para él. Era lógico que si la máxima autoridad
racionalizar la situación. El cónsul admitía que era muy difícil averiguar lo que iba a pasar de un
día a otro. A esto había que añadir la actuación de algunos colonos de la ciudad que enviaban a
pánico.2331 Su argumento principal era que no debía tolerarse en la ciudad la existencia de una
2330
En uno de los despachos el cónsul señalaba: “Aparte el peligro de un ataque de fuera, existe dentro de los muros
una población forastera de riffeños y montañeses que no bajará de 2000 y que inspira muy serios y justificados
temores por la actitud que, casi con seguridad adoptaría cuando llegara el momento de la lucha“. Cólogan a
Abarzuza. Despacho no. 124. 28 de Abril de 1903.A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2331
Apuntaremos en este sentido que algunos sucesos ocurridos en la ciudad eran magnificados por periódicos como El
Liberal. Lo evidencia la edición del 4 de abril en la que se publicaba una noticia sobre el asalto de una multitud de
fanáticos musulmanes contra el cementerio cristiano de Tetuán, exagerando la rotura de la verja del mismo, de cruces
de hierro y lápidas, desenterramientos de cadáveres de españoles, etc; achacando estos actos al ‘estado de anarquía‘ que
vivía Marruecos y a la propaganda xenófoba y de exaltación religiosa que se hacía en nombre del Rogui. Hay que
1332
“El más eficaz y único medio de evitar (...) complicaciones (...) es una intervención
extraña armada a fin de facilitar la salida de los cristianos “.2332
Estos argumentos calaron hondo en el ánimo de los ministros, y aunque el gobierno español
no se planteó la ocupación militar de Tetuán para asegurar la calma y el orden en la zona, entendió,
días después, que se sentía “obligado“ a demostrar que España disponía de la capacidad armada
necesaria como para afrontar cualquier eventualidad, como era garantizar la vida de los colonos
europeos residentes en la zona de influencia asignada a ella en el tratado ‘non-nato’ de 1902. Las
acciones españolas que culminaron con el envío de una unidad naval, el Infanta Isabel2333 son
vistas como innecesarias por Abdallah Laroui pues el Majzén asumió su responsabilidad de
pacificar el territorio enviando tropas para reforzar Tetuán. Sin embargo esta interpretación
historiográfica debe ser matizada. A nuestro juicio la intervención sólo se produjo cuando la ciudad
estaba a punto de convertirse en un polvorín en llamas, siendo atacada por varios miles de
cabileños. De hecho, en Madrid se valoraban muy negativamente los estados de alarma vividos en
la ciudad y el aparente fracaso de las autoridades y de los propios notables locales2334 para
torpedero primero y luego decidieron expedir un acorazado, el Renown a Tetuán, con la misión de
señalar al respecto que el Bajá se responsabilizó de llevar a cabo las reparaciones con prontitud. También la prensa
habló a mediados de abril de una supuesta invasión y asalto de Alcazar tras un incidente aislado en el que un
comerciante en Larache, hijo del Vice-consul británico resultó herido en una discusión.
2332
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 130. 3 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
165 / Ex. 1.
2333
Cfr. Ministerio de Estado: Informe confidencial no. 19. La insurrección en Marruecos. 16 de Mayo de 1903.
A.M.A.E. Legajo H- 2738. Circulares sobre Marruecos.
2334
Existían discrepancias y diferentes puntos de vista entre unos y otros que les impedían tomar medidas expeditivas.
2335
Los despachos casi diarios que llegaban a Madrid procedentes de Tetuán -a través de Tánger- insistían en la
sensación de alarma y peligro. Una comisión de notables tetuaníes fue remitida a la cabila de Anyera regresando con la
noticia de que algunas fracciones de los anyerinos reconocían al Rogui, se unirían a los Beni-Ider en su hostilidad
contra Tetuán y no iban a dejar transitar libremente por su territorio a cristianos y hebreos.
1333
Gibraltar el 11 de mayo, dispuesto a marchar hacia Tánger ante la primera señal de alarma.2336 Este
despertó de forma inmediata los recelos del país que se presagiaba como futuro dominador del
Chayla.2337
Era este un momento en que las tácticas diplomáticas francesas habían conseguido suplantar
enteramente satisfecho al respecto y no tenía ningún recato en transmitir a Cólogan las impresiones
de Descós, su agente en Fez, que había conseguido minar la preponderancia británica, ganándose el
apoyo de El Garnit y Ben Sliman. El balance galo era claramente optimista: tras haber frustrado la
puesta en marcha del tertib –impuesto agrícola reformado- y la construcción de los ferrocarriles
auspiciada por los británicos, los franceses habían conseguido convencer a una buena parte de los
miembros del Majzén de la supuesta ‘desinteresada amistad francesa’ que no aspiraba a devorar a
Marruecos y del hecho que la responsabilidad de la rebelión roguista se debía simplemente a las
injerencias británicas en el Sultanato.2338 Los órganos de prensa al servicio de los intereses galos
repetían este mensaje. Era el caso de un nuevo vehículo instrumental de la acción francesa, el
periódico semanal tangerino Journal du Maroc, dirigido por Daniel Saurin, antiguo exportador de
cereales junto al río Kiss. Este semanal, órgano de la Legación francesa, al salir a la luz hacía suyo
Cólogan instó reiteradas veces a las autoridades marroquíes a que enviasen tropas y
municiones a Tetuán. Para mantener el orden en todo el norte del Imperio,2339 el Majzén no podía
2336
Telegrama del cónsul español en Gibraltar, Martí al Ministro de Estado, Abarzuza. 11 de Mayo de 1903. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 / Ex. 1.
2337
Telegrama del cónsul español en Gibraltar, Martí al Ministro de Estado, Abarzuza. 10 de Mayo de 1903. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 / Ex. 1.
2338
Cólogan a Abarzuza. 11 de Mayo de 1903. Despacho no. 139. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
165 / Ex. 1.
2339
Le Maroc, el periódico que actuaba como agente oficioso de la Legación francesa en Tánger publicaba
cotidianamente editoriales, lamentándose del convulso estado de anarquía en que vivía el Imperio marroquí. La
publicación señalaba que las actividades del Raisuni y las de las bandas de delincuentes que infectaban el noroeste de
1334
multiplicar sus esfuerzos, dependía en primer lugar de la actuación de los vapores británicos con
base en Gibraltar que utilizaba para sus suministros, y los focos de tensión se habían repartido por
toda la zona noroccidental del país. El Raisuni se erguía como un nuevo foco de riesgo pues
mantenía contactos con el Rogui y su visir El Habib Said, además de con otro pretendiente
establecido en Xauen, que también afirmaba ser Muley Mohammed, el hermano mayor del Sultán y
cuyo verdadero nombre era Mohammed Yanati el Haiani. El Rogui había exigido que el Raisuni le
reconociese como Sultán, a lo que éste, Muley Ahmed no mostró ningún inconveniente, pero trató
de convencerle que aproximase sus fuerzas a la región de Tánger, pues temía el envío contra él de
El gobierno marroquí solicitó del español la venta urgente de cien fusiles Mauser y
cincuenta mil cartuchos. A pesar de contar esta medida con la aprobación de Cólogan,2340 el general
impresiones que llegaban a Ceuta eran que no se podía prolongar mucho la resistencia. 2341
Marruecos convertían el estado general de intranquilidad del país en un grave peligro para el mantenimiento del ‘statu
quo’.
2340
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 12 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 /
Ex. 1.
2341
Telegrama del Comandante General de Ceuta al Ministro de la Guerra. 12 de Mayo de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 / Ex. 1.
1335
13.19. Silvela aplica de nuevo la política de cañoneras. El envío del Infanta Isabel a Río
Martín.
Río Martín, en las proximidades de Tetuán, del crucero Infanta Isabel. 2342 Habían llegado a Madrid
informes catastrofistas sobre las deficientes condiciones de defensa de la plaza. Estos informes
insistían en el pánico que había dominado a los españoles residentes.2343 El buque debía proteger la
mandar unidades navales o fuerzas de desembarco ya que la aparición de una columna de tropas
uno o dos países más), solicitaron de las españolas que el buque evacuara a su colonia en la ciudad.
Por otra parte, la presencia del buque español estaría acompañada por la del acorazado Renown y
La actuación del crucero español en aguas marroquíes sería muy dilatada en el tiempo, pues
su misión era permanecer en la zona, consciente como era el gobierno de Silvela del peligro que la
toma de Tetuán por los cabileños podía suponer para las vidas de los residentes españoles que
2342
Informe confidencial no. 19. La insurrección en Marruecos. 16 de mayo de 1903. A.M.A.E. Legajo H-2738.
Circulares sobre Marruecos. Recalquemos que Mohammed Torres había enviado a Tetuán, 1000 fusiles y 9.000
cartuchos primero y luego, el 3 de mayo a Muley Arafa que llegó a la ciudad acompañado de 178 infantes con 10.000
cartuchos, más 200 hombres armados de la cabila de Beni-Hassan que en representación de ésta habían venido a
ponerse a disposición de las autoridades, regresando luego a su tribu para cooperar en la defensa en la forma más
conveniente. Comisionados de la cabila de Beni-Said habían ofrecido también su apoyo y había la esperanza de que si
las de Anyera, Gomara e Imas que con las de Beni-Hassan eran las más poderosas de la región, se mantenían cuando
menos neutrales, pudiera Tetuán defenderse contra las otras de los alrededores, particularmente contra las más
levantiscas de Beni-Ider y Wad- Ras.
2343
Telegrama del Comandante General de Ceuta al Ministro de Estado. 14 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 165 / Ex. 1.
2344
Telegrama de Abarzuza al Comandante General de Ceuta. 12 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 165 / Ex. 1.
2345
Telegrama del Ministro de Marina, Joaquín Sánchez de Toca al comandante del crucero Infanta Isabel. 19 de
Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 / Ex. 2.
1336
montañeses de la idea de lanzar un asalto ante el temor de que las fuerzas armadas españolas se
implicasen en la contienda.
mediados de mayo, mientras el Rogui, herido estaba siendo atendido en Ain Mediuna por la tribu
de los Sanhaya.2346 Previamente se había conseguido mediante el soborno socavar el apoyo que le
prestaban los Guiata y otras cabilas. 2347 A pesar de no contar con la presencia física de su lider, las
tropas roguistas lucharon con una valentía y un arrojo extraordinarios porque “los jefes de las
zauías les confirmaban que estaban llevando a cabo una auténtica ‘yihad’“(Abdallah Laroui), es
decir una defensa de la fe religiosa. Finalmente el día 7 de julio el Mennebhi entraba en ciudad.2348
Melilla señalaban que se enfríaba el entusiasmo de sus adictos, pasada la efervescencia de los
progresos de la causa imperial no cesaba de desprestigiar al Majzén. Así pese a señalar que la
campaña del Rogui en el Rif no se clausuraba con un triunfo, ya que persistían las disensiones entre
sus partidarios, y la llegada a Melilla de una comisión jerifiana había ensayado con éxito la
fórmula de rescatar para la causa del Majzén a algunos notables influyentes de la región, la
publicación también recalcaba el estado de anarquía e indisciplina que se iba extendiendo por todo
el norte del Imperio marroquí, favorecido por el desprestigio, la falta de dirección y energía y la
debilidad del gobierno y de las autoridades. Se citaban los robos cometidos a lo largo de la ruta
2346
La resistencia férrea de esta cabila rebelde frenó la marcha de las tropas del Sultán sobre Taza. No pudiendo
atravesar por su territorio las fuerzas leales, éstas tuvieron que dar un rodeo de cierta importancia, desviándose del
camino proyectado. Informe confidencial no. 24. La insurrección en Marruecos. 20 de junio de 1903. A.M.A. E. Legajo
H- 2738. Circulares sobre Marruecos. Permanecieron acampadas en las inmediaciones de Ain Mediuna, por ello, sin
poder continuar el avance, siendo duramente atacadas por los Sanhaya. El Sultán se rearmaba adquiriendo en Europa
hasta doce cañones de tiro rápido Creusot. También se rumoreaba que iban a salir de Fez hasta 2.000 hombres con
destino a Tánger, para emprender la reconquista del Rif a través de Melilla o de la frontera argelina.
2347
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 22 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 /
Ex. 2.
2348
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 12 de Julio de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 /
Ex. 2.
1337
Alcazar- Tánger, la deserción de los bereberes Zemmur del contingente imperial encargado de
combatir al Rogui en Taza y el saqueo que habían llevado a cabo en Fez. Ello alentaba los
movimientos de pillaje e insubordinación que obraban con total impunidad y el Majzén solo los
había sabido hacer frente en Tetuán gracias a la energía de su Bajá y al concurso de sus habitantes
y voluntarios rifeños que respondían con energía al ataque de las tribus insurgentes. En realidad, si
analizamos el contenido de la publicación nos damos cuenta que respondía a un auténtico círculo
vicioso, pergeñado por la óptica imperialista francesa que sólo aspiraba a consolidar su hegemonía
en el país. A nivel diplomático o publicístico, los franceses criticaban la debilidad del Sultán, su
incapacidad para lograr el orden y controlar la situación, el estado de desorganización del país, la
“anarquía” e “inseguridad“ en los caminos,2349 así como el nefasto empeño de Abd- el- Aziz en
tener a su lado a MacLean, el asesor británico. El cinismo de la actuación francesa venía resaltado
por Cólogan en un despacho. El diplomático señalaba al Ministerio de Estado que eran los propios
quienes más trabas ponían y más obstaculizaban la buena marcha del Majzén y la eficiente
organización administrativa del país, habiendo saboteado durante meses la aplicación del nuevo
Las suspicacias del Ministerio de Estado durante estas fechas se reforzaban por el hecho
A pesar de los colosales esfuerzos realizados por el Sultán, la rebelión roguista no podía ser
abortada. La prolongación de los incidentes en el norte del Imperio había hecho patente la
paralización del comercio, y de todo ello resultaba una creencia común estereotipada, la de que el
2349
La intranquilidad social se trasladó a toda la extensa zona atlántica comprendida entre Larache y Casablanca.
2350
Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 156. 22 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
165 / Ex. 2.
1338
13.20. La expedición francesa contra Figuig. Literatura colonialista e Historia. Movimientos
militares franceses.
La operación punitiva francesa de Figuig en 1903 fue ensalzada por la literatura de la época
imperialista. Así la política expansionista gala en el Este de Marruecos aparecía como la tarea
pretendidamente humanitaria de una nación superior, Francia, que estaba llevando a cabo una
misión “civilizadora” entre los pueblos salvajes. No despertó la alarma que habían causado las
operaciones en el Tuat de 1900 y nos encontramos ejemplos literarios como el del autor de la saga
de Beau Geste, el prolífico P.C. Wren que ensalza esta “noble“ misión del ejército republicano, la
que lleva a Francia a cumplir una función dirigente y hegemónica en el noroeste de África frente a
otras razas y pueblos, más atrasados. Moviéndose en los mismos parámetros de autores como
Rudyard Kipling o el norteamericano Edgar Rice Burroughs, en la visión literaria que da Wren del
creando una auténtica mitificación y late una idea de fondo evidente: la superioridad del francés por
su inteligencia, por sus recursos, por su valor, por el de su civilización respecto de los árabes y
norteamericano Otis Vanbrugh de su novela Beau Ideal, segunda de la serie sobre la Legión
amorosa que por él siente la bellísima mestiza ‘El Ángel de la Muerte’ en la ciudad marroquí de
Figuig, a la que disfraza levemente con el nombre de Zaguig.2351 Se trata de, una ciudad
reaccionaria, dominada por el pecado, el deseo de asesinato y los vicios más depravados, ciudad
“santa” para el Islam gobernada “por algunos de los tunos menos santos de la humanidad que
2351
Cfr. Wren, P. C.: Beau Ideal, Barcelona, Editorial Juventud, 1961.
1339
manchan la tierra“2352, habitada enteramente de musulmanes fanáticos y crueles, imbuidos de un
desprecio insondable por los cristianos, y a los que la propaganda de derviches, mullahs, ulemas,
Wren se deja llevar por la fantasía más extrema y presenta esta ciudad marroquí como
epicentro de la sedición y violencia, donde se habían dado cita los jefes de toda fracción
antifrancesa, desde ... ¡los senussi de Oriente¡ hasta los rifeños de Occidente, conspirando juntos y
esforzándose por hacer frente a la ‘marea creciente de la civilización‘. Es significativo que un autor
anglosajón haga las loas del expansionismo francés y esto nos evidencia que en el momento de
mismo grado de indignación que había suscitado la agresión en 1900 contra el Tuat. En el momento
de producirse, Lord Lansdowne no manifestará el menor recelo por la actuación gala y por el
contrario seguirá pensando que no alteraba en nada el buen mantenimiento de las relaciones
Estado del inicio de las operaciones contra Figuig.2353 Era una noticia inesperada, que precedía al
desarrollo de una acción enérgica francesa contra el sureste del Imperio. Cuatro días antes, el vapor
una Embajada del Sultán encabezada por Ahmad al- Rukaina, antiguo Amal de Uxda, muy
apreciado entre las tribus por su sentido ético de la justicia, saliendo el día siguiente para
Marnia.2354 Esta misión demostraba la disposición del gobierno del Sultán a contraatacar contra el
Rogui desde Argelia, ya que los españoles no colaboraban en Melilla, en un momento en que la
2352
Cfr. Wren, P. C.: Beau Sabreur, Barcelona, Editorial Juventud, 1983, pág. 59.
2353
El Marqués del Pedroso a León y Castillo. Despacho no. 77. 24 de Mayo de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5841 / Legajo 599.
2354
El vapor Emir les llevó a los miembros de la Embajada 100.000 pesetas con los cuales comprar las voluntades de
los roguistas. Informe confidencial no. 21. La insurrección en Marruecos. 30 de mayo de 1903. A.M.A.E. Legajo H-
2738. Circulares sobre Marruecos.
1340
situación militar empeoraba en el Rif para la causa imperial. 2355 Se esperaba por parte del Majzén
que la presencia de su enviado evitaría la caída de Uxda en manos del pretendiente atrayendo a la
causa del Sultán a las cabilas roguistas próximas a la frontera.2356 Se contaba por otra parte con la
iba a tener un precio: el precio era la iniciación de las operaciones francesas sobre el foco de
resistencia en Figuig.
Con todo, esta operación no suponía un deseo manifiesto del gobierno republicano de merma
del territorio imperial. Como los franceses no confiaban en obtener el apoyo británico que
permitiera una conquista completa del territorio, se trataría de una operación de castigo para acabar
con la resistencia armada de las tribus marroquíes que utilizaban los oasis de Figuig como
santuario en repetidas ocasiones. Desde esta base de operaciones combatían sin tregua a las tropas
francesas invasoras del Sureste del Imperio. Los franceses invocaban el argumento de estar
cumpliendo el espíritu del tratado de delimitación franco-marroquí de 1845 (de Lalla Marnia);
argumento rechazado por el cónsul general de España en Argelia, Luis Marinas pues veía en los
asaltos y emboscadas efectuadas por los resistentes marroquíes un simple pretexto (señalaba más
bien que estos altercados habían sido provocados por la actuación de los invasores) con el fin de
justificar una nueva invasión y ocupar otra parte del territorio sultaniano.2357 El compromiso de
Francia de respetar la integridad del Imperio se evidenciaba cuando a la vez que se organizaba la
expedición de castigo, París estaba dispuesta a admitir el paso por suelo argelino de la guarnición
2355
Con todo, los informes diplomáticos españoles señalaban que el 1 de junio, los rebeldes enviados por el Rogui
contra el Gharb al mando de Molcki Abd –al- Aziz de Beni Snassen habían desertado, desistiendo de su empresa.
Frente a Alhucemas habían acampado fuerzas insurrectas al mando de un delegado del Rogui, trabando combate con
miembros de las cabilas. Informe confidencial número 22. La insurrección en Marruecos. 6 de Junio de 1903. A.M.A.E.
Legajo H- 2738. Circulares sobre Marruecos. Posteriormente se supo que las fuerzas insurrectas acampadas frente a
Alhucemas se componían solamente de unos 50 jinetes roguistas, enviadas a petición de ciertas fracciones de cabila que
deseaban sublevarse contra el Sultán. Los roguistas tuvieron que retroceder por haber tropezado con serias dificultades.
En el Rif Central se suscitaban serias discrepancias contra el Rogui. Informe confidencial no. 23. La insurrección en
Marruecos. 15 de Junio de 1903. A.M.A.E. Legajo H- 2738. Circulares sobre Marruecos.
2356
Los medios diplomáticos españoles informaron al gobierno conservador que el enviado jerifiano contaba, para ello,
con el “nervio más poderoso y sin igual para lograr su cometido“: cien mil pesetas en oro que desembarcó el Emir. El
Marqués del Pedroso a León y Castillo. Despacho no. 80. 24 de Mayo de 1903. A.G.A- Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en París. Caja 5841 / Legajo 599.
2357
El cónsul general español en Argelia, Luis Marinas a León y Castillo, Embajador en París. Despacho no. 6. 28 de
Mayo de 1903. . A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5841 / Legajo 599.
1341
jerifiana de Figuig. El 29 de mayo llegaban a Orán en el vapor Tell procedentes de Tánger 150
soldados marroquíes destinados al oasis a donde debían llegar por vía férrea. La otra mitad del
Antes de proceder a lanzar sus efectivos contra Figuig, los diplomáticos franceses diseñaron
Lansdowne que en las proximidades del oasis marroquí un convoy francés había resultado
destruido por el ataque de miembros de una tribu que según el convenio firmado en 1902 entre
Tercera República había decidido organizar una expedición punitiva contra la tribu, dando la
seguridad al inglés de que la operación se ceñiría a un simple castigo. En realidad una filosofía
geopolítica subyacía en los planes de los colonizadores. En efecto en los propósitos expansionistas
galos la finalidad básica era transformar la vieja dominación del territorio en el Sultanato practicada
por el Majzén, que se contentaba con controlar el espacio de la comunicación, del poder y de las
ciudades, por una división territorial del espacio geográfico y en un control estricto de la
población.2359 El Majzén había considerado vital el control de los intercambios y de las rutas
comerciales y de las ciudades, nudos estratégicos para el poder imperial. Pero la continua amenaza
de ocupación de sus fronteras territoriales por las agresoras potencias imperialistas (España y
Francia) no había hecho más que debilitar su control del territorio, dificultando la integración de
2358
Marqués del Pedroso a León y Castillo. Despacho no. 86. 30 de Mayo de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5841 / Legajo 599. En realidad el contingente imperial destinado a
Figuig había empezado a dar muestras de indisciplina al estar acantonado en Larache, procedente del interior del
Imperio, y antes de embarcarse cuando esperaban al vapor Turquí que debía llevarlos a Tánger, desmoralizados,.los
askaris se habían dedicado a practicar algunos desmanes, poniendo en peligro la seguridad de los habitantes de la
ciudad portuaria. Los delegados del Sultán, Administradores de la Aduana hubieron de ceder a las presiones populares
repartiendo armas entre los ciudadanos, acto que amedrentó a los askaris. Reunido el cuerpo consular se acordó
solicitar el retiro de la tropa indisciplinada y que se destituyese al Jalifa de Larache, en razón a su falta de energía para
reprimir los desmanes. La Legación francesa intentaría capitalizar esos desórdenes, señalando que la indisciplina de los
askaris desaparecería en el mismo momento en que en los confines argelo-marroquíes pasaran a ser instruidos por
oficiales franceses, convirtiéndose en una fuerza eficiente y combativa. Un capitán francés experimentado en el
adiestramiento de indígenas argelinos iba en el Turquí como encargado de llevarles a su lugar de destino: Orán y luego
la frontera. Cólogan a Abarzuza. Despacho no. 161. 23 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 165 / Ex. 1.
2359
Telegrama de Mandas a Abarzuza. 20 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 /
Ex. 1.
1342
una serie de entidades autónomas que no juraban fidelidad a la autoridad central. Esto había
ocasionado un movimiento incesante de los sultanes y sus ejércitos para asegurar la sumisión de
zonas que se aprovechaban de la lejanía del poder. Los franceses se decantaban ahora, aplicando
una lógica implacable de ocupación militar por el dominio total del territorio que ocupaban; era una
tendencia que culminaría con la llegada a Argelia del general Lyauteay y su acción en la frontera.
Días después el periódico L´Echo du Oran daba cuenta de un violento ataque ocurrido el 31
la escolta que acompañaba en un viaje al extremo sur del Oranesado al Gobernador general de
Argelia, Jonnart. El rotativo resaltaba el reconocimiento hecho por el Amal de Figuig, sidi
Abdessalem de su impotencia por hacerse respetar en los oasis, donde reinaba un violento espíritu
antigalo (el propio Abdessalem se tuvo que refugiar en el territorio ocupado por la Legión
francesa). Según la citada publicación, la autoridad majzení había declarado que el gobierno
marroquí estaba dispuesto ‘a secundar las intenciones del francés‘ en el mantenimiento del orden
en la frontera. Francia había conseguido tras una larga serie de incidentes a lo largo de 1901 y
1902, un ´casus belli´. Ello iba a servir para afianzar su imparable hegemonía en el extremo oriental
del Sultanato. Este hecho de aparente gravedad iba a propiciar una intervención armada
establecida en el artículo no. 6 del tratado de Lalla Marnia. En este se señalaba escuetamente que la
delimitación fronteriza en el desierto, al sur del territorio de los alcázares estaba de más, era
superflua.2361 El incidente fue magnificado por la prensa gala: Francia había obtenido la
justificación oportuna para el uso de la violencia. Se calificó el ataque contra Jonnart de vil
atentado terrorista, diseñado como una verdadera emboscada premeditada y aconsejada por el viejo
lider resistente Bu-Amama. Hasta ese momento el gobierno francés había utilizado el discurso
2360
Telegrama de Luis Marinas a León y Castillo. 1 de Junio de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en París. Caja 5841 / Legajo 599.
2361
Cfr. Morales Lezcano, V.: “La cuestión fronteriza argelo-marroquí (1845-1912). Su repercusión en España“, en
Morales Lezcano, V.: Las fronteras de la Península Ibérica en los siglos XVIII y XIX. Esbozo histórico de algunos
conflictos franco-hispano-magrebíes, con Gran Bretaña interpuesta, Madrid, U.N.E.D., 2000, pág. 164.
1343
tergiversador de que “estaba dejando al Majzén el cuidado de castigar y dispersar las bandas de
rebeldes que se organizaban contra el territorio argelino“. Sin embargo, según París el gobierno
marroquí hacía dejación de su responsabilidad con aquellos de sus “súbditos que rehusaban
2362
someterse a su autoridad“ y persistían en sus ataques al ejército galo. A partir de ahora se
producirá un cambio radical de actitud: incumbía desde ese momento a la República la tarea de
ejercer el “derecho” de represalia contra las tribus. La operación no se anunció como destinada a
completar la ocupación de una parte del territorio marroquí, sino simplemente como una acción de
castigo que se iba a llevar a cabo con energía y prudencia y que redundaría en beneficio también de
El proyecto político francés era claramente alzarse como poder hegemónico en la zona y
evitar la revitalización del Sultanato fuera de la tutela republicana. El gobierno francés iba a acusar
al Majzén de no haber aplicado a tiempo una terapia preventiva que neutralizase las amenazas hacia
capacidad militar de la fuerza jerifiana enviada al oasis. Por eso recalcaba que la guarnición del
oasis compuesta de gente muy madura e imberbes reclutas había prácticamente desertado o se había
habitantes del Sureste imperial, se les acusaría de no querer someterse a la autoridad marroquí y de
a la frontera. Tal como aparece reflejado en Beau Ideal, Francia acusaba a los habitantes del oasis
para “el extremo sur oranés“, y esto el gobierno republicano no lo iba a tolerar. El Sultán era
ferrocarril transahariano, subvencionar a las compañías de navegación galas que unirían los puertos
2362
Luis Marinas a León y Castillo. Despacho no. 7. 2 de Junio de 1903. . A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en París. Caja 5841 / Legajo 599.
1344
argelinos y los marroquíes del Atlántico, suplir la competencia manufacturera extranjera en
Larache, Safi, Mogador, Mazagán y en la desembocadura del Sebú e incentivar las iniciativas
comerciales y agrícolas que tenían como base el valle del Muluya y las llanuras del Angad. 1903 se
revelaría como el año decisivo de las expediciones exploratorias y comerciales galas en todas las
costas del Imperio. En efecto además de la de Lebaudy y de la realizada en la Mar Chica, los
círculos burgueses exportadores de Orán fletaron un vapor, el Tritón de 190 toneladas con la tarea
Todo ello pasaba por llevar la paz a la frontera argelo-marroquí. El gobierno galo tenía
introducido en la política francesa de la frontera iba a combinar las acciones armadas apelando a la
imposibilidad del Amal (= Gobernador) de Figuig para mantener la paz en los lindes fronterizos,
con una actuación tendente a la negociación con las tribus marroquíes a fin de atraerlas a la causa
francesa.
La segunda alteración del statu quo en la línea fronteriza en el plazo de tres años mantuvo en
2363
El Marqués del Pedroso a León y Castillo. Despacho no. 266. 24 de noviembre de 1903.
2364
Despacho sin numerar de León y Castillo a Luis Marinas, cónsul general en Argelia. 2 de Junio de 1903. A.G.A.
Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5841 / Legajo 599. El gobierno se limitó a
contemplar sin estridencias y sin exteriorizar su preocupación el curso de las operaciones militares, que suscitarían un
debate animado en el Senado español. En el curso de éste, el senador republicano Labra se mostró radicalmente opuesto
al mantenimiento del ‘statu quo’ en Marruecos, porque sancionaba la resistencia del Sultán a la civilización occidental,
a las relaciones con Europa y al Derecho internacional. Amparando el ‘statu quo’, según Labra, España amparaba el
declive de su prestigio en el Imperio y el crecimiento de la influencia de otras potencias europeas, que aumentaban sus
medios de acción en Marruecos. El Ministro de Estado B. Abarzuza justificó las operaciones militares francesas en
Figuig, aludiendo al estado de ‘constante anarquía’ en que vivía el Sultanato. Sin embargo señaló que el Imperio
marroquí subsistiría, mientras las potencias europeas estuviesen de acuerdo en mantener el ‘statu quo’, que tan
acerbamente criticaba el senador Labra. El gobierno conservador seguía adherido con resolución a esta política, como
la única conveniente en momentos de recogimiento, de reposición de energías. Asimismo estimó necesario profundizar
en la política de amistad con Francia e Inglaterra, señalando en particular que el Foreign Office daba repetidas muestras
de estar completamente de acuerdo con la política exterior del gabinete Silvedla y con el conjunto de intereses
españoles en el Sultanato. El senador Juan Ranero y Rivas, en la sesión del 9 de junio inquirió al gabinete Silvela si
había tenido conocimiento oficial por parte de Francia de la expedición militar que esta potencia llevaba contra Figuig,
y si esta expedición concluiría con la anexión a Argelia de los alcázares de este territorio, o el establecimiento de un
protectorado galo sobre el territorio. Abarzuza señaló que mucho antes de comenzar la expedición, el gabinete español
1345
realizando una tarea febril en el seguimiento de las noticias. Sin embargo no disponiendo de
agentes confidenciales desplegados en Figuig, sus titulares, el Marqués del Pedroso y Marinas
Zenaga.2366 La potencia de fuego empleada por los europeos resultó devastadora y los mortíferos
explosivos produjeron un número de bajas entre los resistentes muy elevado.2367 Poco después los
representantes de siete alcázares de Figuig se presentaban ante el alto mando francés para rendirse.
Se iba a exigir a Marruecos la fijación definitiva de un límite fronterizo con Argelia señalado por
los muros exteriores del palmeral de Figuig, lo que suponía un recorte considerable del territorio
del Sultanato.2368 Las unidades francesas iniciaron entonces reconocimientos del territorio próximo
que les llevaron a seguir profundizando en la penetración en Marruecos, atacando a las tribus
expulsadas del oasis por el bombardeo, impidiendo que éstas se reorganizaran y asimismo cortando
la posibilidad de que llegaran refuerzos a Figuig desde las diferentes comarcas del Sureste
marroquí.2369
había recibido una notificación oficial por parte de Francia de que se iba a castigar a algunos merodeadores y ladrones
de las tribus fronterizas que habían atacado a un convoy francés y que las tropas de la República volverían a sus bases
de partida. En vista de estas manifestaciones, Ranero tomó la palabra de nuevo para llamar la atención sobre la
posibilidad de que Francia aún manteniendo en apariencia el ‘statu quo’ pasase a entrometerse en los asuntos
marroquíes, influyendo en el nombramiento de Bajaes y caídes y pretendiese prolongar el ferrocarril transahariano a
través de la comarca de Figuig, a través de una política de atracción a las cabilas para posteriormente prolongar la línea
férrea hasta Fez, Marrakesh y Tarudant, para ir desde allí hasta San Luis de Senegal. Con ello, el gobierno republicano
podía realizar a un tiempo dos objetivos: la conquista pacífica de Marruecos y la unión de las colonias francesas en el
África noroccidental. Abarzuza en su contestación se atuvo a la declaración oficial francesa que consignaba que las
tropas republicanas no tenían más objetivo que castigar a los perturbadores de la paz en la frontera y se retirarían tan
pronto como lo hubiesen ejecutado. Informe confidencial no. 23. La insurrección en Marruecos. 15 de junio de 1903.
A.M. A.E. Legajo H- 2738. Circulares sobre Marruecos. El Ministro de Estado terminaría sus intervenciones en la
Cámara Alta señalando la necesidad para España de sostener al gobierno del Sultán, “porque aunque no sea un modelo
de administraciones, su desaparición significaría el triunfo del salvajismo y de la barbarie“. En el Congreso de los
Diputados el liberal Segismundo Moret interpelaría al gabinete conservador si entendía que la empresa de Lebaudy
estaba implicando una violación del ‘statu quo’. El debate prosiguió días después derivando a la orientación
internacional de la política conservadora. El diputado integrista Nocedal manifestó que España estaba amenazada de ser
el campo de batalla de un futuro conflicto europeo. Silvela negó la posibilidad de guerras en el Mediterráneo y en el
norte de África y auguró que la guerra estallaría en el Extremo oriente asiático. El diputado republicano Salmerón cerró
el debate manifestando la necesidad de mantener una política de neutralidad internacional, pero haciéndola compatible
con las aproximaciones a Francia y la conservación del ‘statu quo’ del Imperio marroquí.
2365
Luis Marinas a León y Castillo. Despacho no. 9. 5 de Junio de 1903.
2366
Telegrama de Luis Marinas a León y Castillo. 8 de Junio de 1903.
2367
Luis Marinas a León y Castillo. Despacho no. 12. 9 de Junio de 1903.
2368
Luis Marinas a León y Castillo. Despacho no. 14. 15 de junio de 1903.
2369
Carta particular sin numerar de León y Castillo a Abarzuza. 17 de Junio de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
1346
El gobierno español no reaccionó con las mismas aprensiones y temores suscitados por las
operaciones llevadas a cabo en el Tuat tres años antes, aunque Silvela creyó entender que el ejército
francés iba a quedar permanentemente controlando Figuig. Sin embargo manifestó públicamente su
apoyo a la expedición punitiva, señalando que España no tenía interés en los márgenes orientales
del Sultanato. Además su órgano de expresión, La Época vino a ratificar esa impresión, intentando
contrarrestar la actuación de El Imparcial que había comenzado esos días una violenta campaña,
señalando que Francia, a base de intrigas y obrando de mala fe había violado todos los
internacional para regular la cuestión marroquí. Algunos periódicos españoles reprodujeron esta
noticia con cierta complacencia, recalcando el papel positivo que podía jugar el II Reich en la
política exterior española.2370A pesar de que Abdallah Laroui señala que el Sultán admitió sin
rechistar este nuevo recorte del territorio nacional, la documentación diplomática francesa
demuestra cómo Abd-el- Aziz a raíz de la expedición punitiva a Figuig formuló una queja ante la
Legación británica en Tánger, e intentó realizar una apelación a las potencias europeas.2371 Sin
embargo, la aproximación diplomática francobritánica era ya un hecho. Fruto de esa mejora de las
relaciones, sir Arthur Nicolson recibiría en Tánger del gabinete Balfour, tras ser consultada la
Embajada francesa en Londres, la orden de asegurar al Majzén que la intervención de las tropas
francesas no tenía otro objetivo que reprimir a los insurrectos y bandidos de las tribus fronterizas no
días, con la persistencia de la insurrección del Rogui y la tarea propagandística de éste en el noreste
del país, obligaron al Sultán a cambiar de actitud hacia Francia, hasta tal punto de que llegó a
convencerse de que no podría sofocar totalmente la insurrección más que con la ayuda de las
autoridades de Argelia; por ello llegó incluso a otorgar a su delegado, Rukaina un dahir que le
capacitaba para pedir asistencia, en caso de necesidad, a Francia o a España. También en el bando
2370
Jules Cambon a Delcassé. Despacho no. 76. 9 de Junio de 1903. DDF. 2ª serie. Tomo III. Pp. 380-382
2371
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 168. 11 de Junio de 1903. DDF. 2ª serie. Tomo III, pág. 386.
1347
rebelde los roguistas hacían guiños continuos a los franceses, intentando atraerlos a su causa. A
finales de junio las tropas del Rogui alcanzaban el río Kiss, efectuando regalos a Monsieur Say, el
abandonada por las tropas regulares.2372 El contraataque imperial fue rápido: el 11 de julio el vapor
gala, otorgada a cambio del mutis imperial por la operación en Figuig, las tropas jerifianas
buscaban recuperar el control de Uxda, que había caído en manos del Pretendiente sin tener éste
que librar combate.2374 La tropa imperial acampó en territorio argelino y en todo momento estuvo
sostenida por un destacamento colonial francés. 2375 Animado al- Rukaina por la colaboración gala
y establecido en Marnia comenzó sus operaciones.2376 Al- Rukaina venía respaldado por el envío
por parte del Sultán de una importante remesa de dinero, procedente del empréstito francés y
2377
español (acababan de llegar a Fez, girados por el Banco de España seis millones de pesetas ),
un millón de pesetas en oro para comprar voluntades y sobornar a los rebeldes. 2378 Al- Rukaina no
dudó en recurrir a este procedimiento; con la ayuda de un jefe de una zauia local, Al-Madani al-
2372
Ministerio de Estado: Informe confidencial no. 26. La insurrección en Marruecos. 4 de julio de 1903. A.M.A.E.
Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
2373
El Marqués del Pedroso a Abarzuza. Despacho no. 89. 11 de Julio de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 165 / Ex. 2.
2374
Informes diplomáticos españoles fechados a mediados de julio señalaron que un lugarteniente o delegado del
Rogui se había desplazado a Tetuán, convocando en una junta a los representantes de todas las cabilas de la región
vecina. La alarma aumentó en esta ciudad: se dijo que la cabila de Gomara proclamó al Pretendiente y que otras cabilas
rifeñas, como Bocoya y Ait-Urriaguel se adherían al movimiento, pudiendo considerarse ya todo el nordeste de
Marruecos como desafecto al Sultán. Por ello el Ministerio de Marina dio órdenes el 9 de julio para que el Infanta
Isabel se trasladara inmediatamente a Ceuta y Río Martín. Cfr. Ministerio de Estado: Informe confidencial no. 27. La
insurrección en Marruecos. 13 de julio de 1903. A.M.A.E. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
2375
El Marqués del Pedroso llegó a afirmar en un largo despacho confidencial remitido al Ministerio de Estado que se
estaba negociando entre Francia y los delegados del Majzén abiertamente una rectificación notable de la frontera
argelina que avanzaría significativamente en el septentrión del país, hacia el Oeste. Se buscaba por parte francesa una
compensación material a la colaboración y abierta protección que el gobierno francés comenzaba a otorgar a Abdel
Aziz. Por ello, la penetración pacífica en Marruecos iba a culminar con una medida ampliamente solicitada por círculos
empresariales radicados en Argelia: la incorporación a la colonia de todos los vastos territorios comprendidos entre el
Kiss y el Muluya. Las Chafarinas quedarían aisladas en un mar francés.
2376
Así notables de Kebdana como Maimon ibn Khaljur y al- Hash Mohammed el Bashir de Beni- Snassen
comenzaron a revitalizar la causa del Sultán en el territorio, regresando al territorio marroquí, tras haber permanecido
semanas refugiados en Argelia huyendo del Rogui.
2377
Telegrama del Gobernador Militar de Melilla al Ministro de Estado. 16 de Julio de 1903. . A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 165 / Ex. 2.
2378
El Marqués del Pedroso a León y Castillo. Despacho no. 134. 11 de Julio de 1903.
1348
Samlali y gracias a la colaboración de dos oficiales franceses que en misión secreta partieron a
territorio roguiano para auspiciar la victoria jerifiana,2379 consiguió recuperar Uxda. Los
confidentes de la guarnición de Chafarinas pudieron averiguar como las fuerzas del Sultán
inmediatamente, a partir del 18 de julio comenzaron a recibir comisiones integradas por notables de
las cabilas próximas que deseaban reintegrarse a la causa de Abdel- Aziz, tras ser previamente
‘trabajadas psicologicamente’ por los partidarios del Sultán. Las tribus dependientes del Amal de
establecimiento colonial francés del comerciante Louis Say en el Kiss se convertía en uno de los
principales baluartes de la retaguardia de las fuerzas majzeníes. Al unirse un número cada vez
mayor de antiguos insurrectos a las filas del Sultán y perder esos apoyos Bu Hamra tuvo que
alejarse hacia el oeste2381 y se estableció en El- Ayún, dominando, no obstante, las vías de
estructurado que en Marruecos en aquellas fechas, seguía todos los movimientos de las tropas
Por otra parte el hijo mayor del Vicecónsul era amigo y compañero de estudios de Muley Ali, uno
de los jerifes de Wazzan, y consiguió averiguar que éste estaba efectuando diversas actuaciones al
servicio de la causa francesa. Primero participando en una misión secreta en el territorio del Sur-
este marroquí invadido por las tropas republicanas, y posteriormente explorando todo el curso del
río Muluya hasta su desembocadura, acompañado de un oficial de Estado Mayor galo encargado de
realizar los mapas topográficos del territorio. El Gobierno francés, en contraposición al español, no
2379
El Marqués del Pedroso a Abarzuza. Despacho no. 90. 13 de Julio de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 165 / Ex. 2.
2380
El Marqués del Pedroso a León y Castillo. Despacho no. 145. 30 de Julio de 1903.
2381
Telegrama del Comandante general de Melilla a los Ministros de Estado y Guerra. 20 de Julio de 1901. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 / Ex. 2.
2382
El Marqués del Pedroso a León y Castillo. Despacho no. 147. 5 de Agosto de 1903.
1349
desestimaba gastos en sus tareas de infiltración en el Sultanato y había dispuesto una suma de
Estas noticias venían a coincidir con nuevas quejas formuladas a la Legación española en
Tánger por círculos burgueses melillenses, que se unían a las de la Cámara de Comercio Española
1902. La Asociación Mercantil de Melilla solicitaba del gobierno español el 4 de agosto una mayor
presión sobre el Sultán para incrementar la exportación de ganado a través de la ciudad española2384
con destino a los principales puertos peninsulares mediterráneos, dado que los franceses importaban
reses en Marnia, sin pagar aranceles;2385 allí no existía aduana marroquí y todo el tráfico comercial
circulaba con franquicia.2386 Posteriormente este mismo círculo empresarial venía a lamentarse de
empuje económico, potenciado por las franquicias que otorgaban a las importaciones que llegaban
a Orán con destino a Marruecos (por citar un ejemplo, sólo se abonaba 25 céntimos de franco por
quintal métrico de azúcar, cuando la Junta de Arbitrios Melillense imponía cuatro pesetas a la
misma cantidad desembarcada en la ciudad española). Se había producido, eso sí, un aumento
2383
El Marqués del Pedroso a León y Casillo. Despacho no. 166 (reservado). 18 de Agosto de 1903.
2384
La misma Asociación presentó una instancia ante el Ministro Almodóvar el 28 de diciembre de 1901, suplicando
que se gestionase ante eL Sultán la concesión de un aumento en las importaciones de reses. Almodóvar accedió y dio
las órdenes oportunas a Ojeda, el cual no llevó a cabo la petición.
2385
En un informe que Pablo Vallesca realizó para la Asociación se valoraba en 5000 corderos y 250 bueyes la entrada
semanal de reses marroquíes a Marnia. Gran parte de este ganado procedía de las cabilas próximas a Melilla. Los
franceses introducían, en contrapartida, en Marruecos a través de ese punto azúcar, té, jabón y café.
2386
El Majzén había comenzado por conceder la exportación de reses a España e Inglaterra, y aplicando la cláusula de
nación más favorecida incluida en los tratados comerciales que suscribía Marruecos con los países europeos, se
extendió a ocho naciones que podían exportar seis mil reses cada una al año, 48.000 en total. Las reses que llegaban a
Melilla estaban incluidas en esa cifra, estaban autorizadas por la Aduana de Tánger, y procedían de Tánger y Ceuta
aunque pagaban los aranceles en Melilla.
1350
progresivo del comercio melillense-marroquí entre 1899 y 1902, sobre todo en materia de
británicas- radicadas en Melilla.2388 Pero ese aumento estaba más bien ligado a la mayor apertura
de Marruecos a la economía capitalista, lo que acrecentó un mayor consumo de los habitantes del
Sultanato. No se debía a una eficaz acción comercial española. A lo largo de años anteriores la
plaza surtía de té, azúcar y tejidos de algodón a las cabilas rifeñas del territorio de Kelaia, Muluya,
Beni-Snassen, Taza y Guiata, llegando algunos artículos incluso a los oasis saharianos y a las tribus
próximas a Fez. Sin embargo a partir de 1899, los franceses por medio del depósito franco de
Marnia, próximo a Uxda fueron acaparando los mercados de las tribus fronterizas y siguiendo una
lógica expansiva hacia el sur, los mercados de oasis y cabilas al este de Fez. En 1901 abrieron al
tráfico comercial las playas del Kiss, no sólo para exportar productos franceses sino para comprar
artículos marroquíes, que gozaban de exención de aranceles. Los círculos burgueses melillenses
algodón, a las que se debía eximir del pago de impuestos por sus materias primas y no cobrarles
En realidad el mercado de Melilla iba perdiendo posiciones ante las iniciativas francesas de
Argelia, y la revuelta impulsada por el Rogui contra Abd-el- Aziz no hizo sino complicar aún más
finalmente aceptados por el Sultán tras fuertes coacciones galas, se unían a una nueva y propicia
situación que iba a permitir a los franceses sacar beneficios de los dos bandos en lucha. La revuelta
2387
1899: Se importaron mercancías por valor de 5.088.723 pesetas. 1902: por valor de 8.517.822
1899: Se exportaron mercancías por valor de 1.543.284 pesetas. 1902: por valor de 1.191.933. Cifras aportadas por
la Asociación mercantil de Melilla a la Legación española en Tánger con fecha 30 de Junio.
2388
Otra aspiración de este grupo de presión era que se estableciera una línea directa de vapores mercantes españoles
entre Melilla y la península. La Compañía Trasatlántica sólo operaba con buques –correo y gran parte del comercio de
Melilla era realizado por barcos no españoles. En gran parte las ventas que se efectuaban a Marruecos eran de tejidos
ingleses, artículo que no tenía entrada en el Imperio desde Argelia, a causa de los altos aranceles con los que los
castigaba Francia; otros artículos importantes eran la harina y el azúcar franceses. La harina nacional se destinaba a
consumo de la guarnición.
1351
les permitió “pescar en río revuelto” y apenas disimulaban sus miras puestas como mínimo en el
desplazamiento de sus fronteras hasta la orilla derecha del Muluya. Decimos ‘como mínimo’
porque en la primavera de 1903 las exploraciones militares francesas alcanzaban la Mar Chica, en
las afueras de Melilla. En suma para los franceses la sublevación del Rogui fue una ocasión
favorable para encontrar cualquier pretexto que les permitiera intervenir en defensa de sus
intereses. En cambio los gobiernos españoles únicamente tomaron una iniciativa de entidad en el
área de Melilla, que no consolidaba el deteriorado ‘statu quo’ sino que contribuía a debilitarlo aún
más. Consistió en suprimir la aduana imperial en Melilla, intentar el librecambismo absoluto con
las cabilas rifeñas y estudiar el inicio de una nueva fase de la penetración pacífica en el sur. Resulta
Melilla, como F. Saro Gandarillas digan textualmente que “los gobiernos españoles dejaban pasar
el tiempo sin tomar iniciativa alguna dirigida a que los derechos adquiridos por Melilla fueran
respetados, apoyándose en el deteriorado ‘statu quo’“.2389 Eso sí: las caravanas que llegaban a
Melilla procedentes de la zona interior del Imperio empezaron a experimentar los efectos de un
territorio convulso, sin autoridad fuerte definida, sometidas al capricho de las cabilas de paso, en
las que en el mejor de los casos debían sufrir impuestos de ‘zettat’ muy elevados, o bien robos y
violencias personales que hacían cada vez más peligrosa la aventura comercial.
paralelamente una serie de disturbios entre las cabilas del septentrión marroquí alterando la frágil
tranquilidad del territorio. En estas circunstancias de ‘anarquía‘ era lógico que sufrieran los efectos
Los primeros años del siglo, con todo, no fueron especialmente onerosos para Melilla, pese a
que la intranquilidad se notó igualmente en las cabilas cercanas a la ciudad. Teniendo en cuenta los
2389
Cfr. Saro Gandarillas, F.: “Los orígenes de la Campaña del Rif de 1909“, en Aldaba no. 22. Estudios sobre la
presencia española en el norte de África, (I-2, 1993), pág. 108. Sí que es cierto que en un despacho fechado el 19 de
Julio Cólogan salía en defensa de que Melilla continuase manteniendo su ‘status’ de plaza fuerte y de que el Estado no
debía inmiscuirse en el desarrollo industrial y comercial de la ciudad. Se corría el peligro de que el capital extranjero
invadiese Melilla y se apoderase de todos los negocios industriales de la ciudad.
1352
manejos de Francia sobre su frontera argelina, las cifras del comercio entre Melilla y Marruecos
entre 1901 y 1904 reflejan un tono sostenido, aunque lejos de las esperadas por la progresión
Gabriel de Morales nos da las siguientes cifras que hay que tomar con prevención, puesto
que las derivadas de las fuentes de información de origen militar discrepan abiertamente de las de
origen civil. Además estas discrepancias son más manifiestas en una tesitura en la que se pretendía,
a partir de 1903, reconducir por nuevas vías las relaciones económicas de la plaza con las cabilas y
evaluar la repercusión que había tenido la supresión de la Aduana Imperial en Melilla tras la
insurrección roguista.
MELILLA 1901-1904.
Las cifras anteriormente expuestas ponen de manifiesto que la creación de los mencionados
“zocos francos” en las fronteras argelinas no afectó significativamente al comercio de la ciudad. Sin
embargo existieron efectos negativos: se interrumpió un mercado en franca expansión que hubiese
hecho crecer con mucha mayor rapidez el contingente poblacional y el desarrollo de la propia urbe.
La población de la ciudad, incluida una guarnición de unos 3.500 soldados, se mantiene en torno a
2390
El telegrama del Rif, no. 373 (22-3-1903). En él se da la cifra de 9.310.746, cercana a la de Morales.
1353
los 9.000 habitantes durante todo el período de 1901 a 1904. Ahora bien, parte de la posible
pérdida de aquel mercado fue compensada, como habían buscado las autoridades españolas al
suprimir la Aduana de Melilla, con el incremento de las relaciones con las cabilas cercanas y del
fines de 1903 un detallado informe solicitando del gobierno un mayor apoyo a la penetración
comercial en Marruecos. Las razones que invocaba eran las relacionadas con un nacionalismo
apelaba, por ello, a que si los acontecimientos futuros determinaban que Tánger fuese ocupada por
una potencia extranjera, de la misma forma que lo estaban Gibraltar, Orán y Argel, quedaría
comercialmente, por lo que corría un riesgo importante el archipiélago balear. Se alababan las
posibilidades económicas del Sultanato, para a continuación hacer un elogio de los ideales de la
jerifiano como justificación de su proyecto económico. Sin embargo se obviaba una realidad
fundamental: España no tenía una base económica suficiente para apoyar una expansión que hiciera
frente a la concurrencia inglesa, alemana o gala. Así se decía simplemente, sin analizar
2391
Instancia presentada por la Cámara de Comercio de Orán al Ministro de Estado. 7 de Diciembre de 1903. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 198 / Ex. 2.
1354
Las principales medidas dibujadas para propiciar que la actuación española en el Sultanato
saliese del letargo económico eran las siguientes: la supresión de los penales de Ceuta, Melilla y
atención de empresas navieras, financieras y de otras fuentes de capital privado. Los objetivos
perseguidos se inscribían en la lógica del orden colonial moderno, buscando reducir los aranceles,
Marruecos. Había que dotar a las guarniciones de mejores infraestructuras –muelles, carreteras,
intercambios con las cabilas próximas a los puestos españoles. No obstante, el librecambismo en el
trato con las tribus se entremezclaba con el proteccionismo, pues no se deseaba favorecer la
llegada de productos extranjeros al septentrión del Imperio susceptibles de poder competir con los
españoles. Se entendía que este instrumento era el idóneo para hacer frente a la competencia que los
comerciantes franceses realizaban en las playas del Kiss (Port Say). En efecto en ese lugar el
gobierno francés por decreto de 25 de octubre acababa de establecer una Aduana, próxima al
Por otra parte algunos miembros de la clase política restauracionista afrontaron la tarea
de analizar con una cierta ponderación las posibilidades de penetración económica en el Sultanato
y en 1905 algunos estudios evidenciaban claramente las dificultades para lograrlo. Paralelamente
en los medios militares, satisfechos por la supresión de la Aduana marroquí en Melilla se perfilaban
nuevas estrategias de penetración económica en la región rifeña. Se trató de una apuesta por una
penetración pacífica que Antonio Maura pondría en marcha durante su ‘gobierno largo’ y que dio
muestras, en torno a los primeros meses de 1908, de que España podía vivir a escala modesta en el
2392
Ibidem.
1355
dominio se imponía sin disparar un solo tiro. El Comandante General de Melilla, Venancio
necesidad de que a los españoles se les permitiese el traspasar libremente los límites de Melilla.
Esta medida debía ser la culminación de la implantación del liberalismo económico absoluto y de
la nueva política de atracción y buena vecindad con las cabilas. Si el Rogui permitió a los
satisfacer sus necesidades, digamos que el Ejército español estaba predispuesto a abrazar este tipo
de medidas. Hernández rechazaba que la penetración en el Rif resultara tan imposible como antes
de empezar a intervenir en la región este audaz personaje. Así se decantaba por una lenta
infiltración económica2393 española que condujese a la explotación sistemática del territorio. Era
partidario de la asociación con los indígenas en el cultivo de las tierras, la explotación forestal, el
española a la mayor parte de cabileños de Kelaia, cuyas relaciones comerciales con la plaza se
intensificaban a pesar de que el Rogui amenazó con cortarlas, cuando una comisión imperial fue
remitida a Melilla con el fin de conseguir de nuevo la sumisión del Rif , amenazas que quedaron
disipadas al partir parte de los comisionados a Nemours. Las cabilas próximas a la plaza siguieron
comerciando con ella y trayendo víveres con normalidad, a pesar de que otra parte de los
comisionados dilató su marcha. Ahora bien, el Ejército no admitió que Melilla fuese convertida en
base de operaciones militares contra el Rogui, accediendo a los deseos de Mohammed Torres de
desembarcar tropas y pertrechos en la ciudad. Hay que indicar que ciertos elementos del Majzén
como el príncipe Amrani guardaban un claro resentimiento contra España por no haber permitido
2393
“Sería una conquista pacífica análoga a la que los españoles han hecho en ciertos puntos de la Argelia. El hecho es
que mientras permanezcamos encerrados en la plaza no adelantaremos un solo paso“. Hernández contemplaba como un
factor negativo en dicha infiltración el establecimiento de una aduana roguista fuera de los límites melillenses: “Los
carros y acémilas cargados de géneros que salen de la plaza tienen que descargar al llegar a los límites y dejando en
tierra los bultos, lo que supone una dificultad grande para el comercio“. Informe del comandante general de Melilla,
Venancio Hernández dirigido al Ministro de la Guerra. 25 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 165 / Ex. 1. Había que aprovechar pues el estado de interinidad producido por la supresión del poder
imperial en la región para potenciar esta infiltración. Cuando el poder imperial se restableciera, no habría otra
posibilidad de establecer el libre comercio que a través del contrabando a pequeña escala con las cabilas más próximas
a Melilla pues el Sultán podía ordenar a las cabilas del interior de la región interceptar las caravanas que se dirigieran a
la ciudad española.
1356
el gobierno conservador que el príncipe pudiera esperar en la plaza la llegada de fuerzas de
refresco, o por no haber recibido el apoyo material necesario solicitado por él mismo o por el Bajá
Al desplazarse las acciones bélicas hacia la frontera argelina, Melilla dejó de ser un
observatorio de primer orden para su vigilancia por parte española, quedando encargada de
intervención francesa en la sublevación, decantándose del lado del Sultán, para luego pasar factura
de ese apoyo. Junto a las noticias más o menos fiables, algunas especulaciones más fantásticas
hombres en la frontera, no sólo para apoderarse de Uxda sino para imponer por la fuerza el
crédito de 150.000 francos para la construcción inmediata de una carretera que debía unir Marnia y
Uxda. Se perfilaba así una de las características de la economía colonial que iba a imponer Francia
El contingente imperial se desplegó camino de Kelaia, con el fin de someter los alrededores
de Melilla. Tras su labor de proselitismo entre las cabilas fronterizas de Argelia, los
gubernamentales se disponían a atacar a las tribus partidarias del Rogui, a las orillas del Muluya y a
las dispuestas entre Taza y Uxda. A comienzos de agosto este avance se frustraría. La colaboración
francesa era ya muy significativa con la causa del Sultán: la caballería gala violaba la frontera,
1357
apoyando a los soldados del Sultán. Armas, ametralladoras, municiones y un millón de francos-oro
enviados a los imperiales al ser desembarcados no eran depositados en territorio marroquí sino
mano roguista. Una sección de artillería de montaña francesa apoyaba al ejército imperial en sus
renunciaba a su idea de una vasta ofensiva que pusiera en sus manos el territorio comprendido entre
el Kiss y el Cabo de Tres Forcas, ofensiva asesorada por el Estado Mayor francés. Esa colaboración
era fruto de un acuerdo al que se llegó en Marnia entre una comisión imperial presidida por Sid
Sin embargo las fuerzas imperiales, pese a contar con el respaldo francés no podían
abandonar el margen izquierdo del Kiss, teniendo que regresar a Uxda y sufriendo gran número de
deserciones. El fracaso de la expedición, que buscaba ocupar el- Ayún arrebatándosela al Rogui y
abrirse luego paso en dirección hacia el Sur, hacia Taza para converger con el principal ejército
imperial, no contribuyó precisamente a elevar la moral de los partidarios del Sultán en el noreste
del Imperio.
A finales de agosto coincidiendo con una mayor presencia de asesores franceses en Uxda,2395
fruto de la ayuda continuada del gobierno republicano, se intentó una segunda expedición sobre El-
Ayún, que terminó en una severa derrota de las tropas regulares. A comienzos del otoño la
2394
El Marqués del Pedroso a León y Castillo. Despacho no. 155. 10 de Agosto de 1903.
2395
Los informes diplomáticos españoles señalan que la toma de Uxda se había realizado el 12 de agosto por parte de
las fuerzas imperiales, sin haber tenido necesidad de disparar un solo tiro. El plan de ocupación por las tropas que
ocupaban la alcazaba de Saida había sido diseñado por Oficiales franceses del Estado Mayor. El 10 de Agosto,
asimismo había partido de Orán con dirección a Tlemcen y Marnia una sección francesa de artillería de montaña a las
órdenes del teniente Saint Oyan. Sus pertrechos habían sido adquiridos por el gobierno jerifiano. Como los soldados
marroquíes no sabían manejarlas, Francia había autorizado a un grupo de artilleros argelinos a servir al Majzén. En el
mismo convoy que los cañones, emprendió el 13 de agosto el viaje de Marnia a Uxda, escoltado por una compañía de
tiradores argelinos, el Enviado extraordinario del Sultán Sid el- Guebbas, a quien condujo a Nemours el vapor Turquí,
al tiempo que cinco toneladas de municiones de guerra y un millón de francos en oro para los gastos del ejército. Le
acompañaba el capitán francés Martín, que desempeñaba prácticamente las funciones de comisario del gobierno de
Argelia en Uxda. En Marnia quedaban esperando órdenes para unirse igualmente al enviado jerifiano el capitán de
fragata Wafler, agregado a la Legación francesa en Tánger; Cambon, secretario de esa misma Legación; Rouzé,
comandante de tiradores y Larras, capitán de artillería. Cfr. Ministerio de Estado: Informe confidencial no. 32. 31 de
agosto de 1903. A.M.A.E. Legajo. H-2738. Circulares sobre Marruecos.
1358
situación militar de la causa del Sultán no cesaba de empeorar2396 y prácticamente las fuerzas
cobertura francesa: en octubre las fuerzas del Sultán quedaban sitiadas en Taza teniendo que librar
duros combates con los roguistas.2397 El Sultán empezó a mostrar signos de desaprobación hacia el
lugar, era nombrado Ministro de la Guerra Sid Mohammed el Guebbas, antiguo comisionado
marroquí encargado de supervisar los trabajos de delimitación de la frontera de Argelia. 2398 Era un
momento del asalto y toma de la alcazaba de Frajana. El gobierno conservador y el ejército español
cerraron filas para borrar la presencia del Majzén en la zona en el momento en que se vio que la
la aduana de Melilla, medida gestada desde hacía años en los medios oficiales españoles como una
vía que permitiría el desarrollo de una nueva forma de penetración en la región y de contacto con
las cabilas. Sin embargo, la obstinada defensa de Frajana por los imperiales fue una primera
demostración de la fuerza y resolución del Majzén para defender el territorio. El triunfo de los
partidarios del Rogui, que había nombrado como caíd fronterizo a Mohammed el Chadly tras su
1359
período de paz en la zona. Sin embargo pronto se repitieron los incidentes. Hay que disipar la idea
imperial se tenía que traducir en nuevos acontecimientos bélicos en las inmediaciones de la plaza
Rogui. La virulencia de los combates forzó a Chadly a acudir desde Zeluán a la frontera en apoyo
de los suyos.2400 Se volvió a reproducir así el problema no deseado por la Administración española:
sobrepasaban ampliamente las alcanzadas durante los combates de Frajana.2401 La lucha entablada
entre los leales al Sultán y los rebeldes en los mismos límites fronterizos de Melilla no sólo
llamaría la atención pública sino que motivó la reunión de un Consejo de Ministros con el fin de
tomar ciertas disposiciones: rebeldes y leales, al ser alternativamente vencidos, buscaban refugio en
la ciudad española y su presencia en Melilla creaba una situación difícil por la posibilidad de que se
produjese un choque entre unos y otros y por la imposibilidad de atender a la subsistencia de tantos
circundantes afectas a la causa del Rogui, seguiría aplicando la política consistente en el cese de
cualquier tipo de ayudas en el Rif a la causa imperial. La solución adoptada fue análoga a la tomada
Mohammed Torres a fin de que el Sultán acordase enviar una serie de buques a Melilla para
recoger a los leales refugiados en la plaza y trasladarlos a territorio sultaniano. Mohammed Torres
2399
Hay que señalar que la causa del Sultán se veía reforzada en el Rif porque las cabilas marroquíes fronterizas a
Argelia apoyaban a Abd al- Aziz habiendo vencido a los partidarios del Rogui. El 26 de Septiembre llegaba a las
proximidades de Melilla el lugarteniente de Bu- Hamra, Chadly, trayendo consigo a Mohammed ibn el- Jettal,
nombrado por el Pretendiente caíd de las cabilas fronterizas. La nueva autoridad traía orden de reedificar la alcazaba de
Frajana y de guarnecerla. Se producía entonces una nueva oleada de refugiados de la causa imperial en Melilla,
encabezada por el notable de Beni-Sicar Mohammed Ben- Alí- el Chergui. Cfr. Ministerio de Estado: Informe
confidencial no. 35. La insurrección en Marruecos. 30 de septiembre de 1903. A.M.A.E. Legajo H-2738. Circulares
sobre Marruecos.
2400
Los combates en las proximidades de Melilla fueron muy intensos a lo largo de agosto, trasladándose luego al
territorio de los Beni-Snassen y Kebdana. Los rebeldes roguistas incendiaron y saquearon casas y propiedades de varios
notables adictos al Sultán. A la ciudad española pasaron como refugiados trescientos imperiales, entre los que se
contaba el “Cabo Moreno“. Cfr. Ministerio de Estado: Informe confidencial no. 30. La insurrección en Marruecos. 11
de Agosto de 1903. A.M.A.E. Legajo H- 2738. Circulares sobre Marruecos.
2401
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de la Guerra. 6 de Noviembre de 1903. A.G.P.R.
Alfonso XIII. Caja 15787 / Ex. 7
1360
se negaría a ello en primera instancia. La situación no empeoró por llegar a un acuerdo coyuntural
después en el sureste del Imperio. El poder colonial se encontraba ante una situación continuada
de respuesta violenta por parte de la resistencia marroquí. Por eso su reacción en el futuro sería
estaba en juego la propia pervivencia del Imperio como nación independiente, y se ponían en
marcha una serie de mecanismos contra la asechanza imperialista que culminarían con el
que acabó con el del destronamiento del Sultán Abd al- Aziz. A pesar de la progresiva
entraba ésta en contacto con el extranjero más refractaria se mostraba a sus seducciones. El Sultán
2402
Cfr. Ministerio del Estado: Informe confidencial no. 37. La situación en Melilla. 15 de noviembre de 1903.
A.M.A.E. Legajo H- 2738. Circulares sobre Marruecos. Contrastaba enormemente la conducta observada por España
en Melilla con la que seguía Francia en la frontera de Argelia. Mientras España trataba de evitar que Melilla se
convirtiese en una cómoda base de operaciones para los imperiales y en un refugio seguro, absteniéndose de intervenir
a favor del Majzén, las tropas leales al Sultán entraban y salían libremente a todas horas en territorio argelino, eran
equipadas en la colonia francesa, encontrando en ella un firme punto de apoyo, municiones, armas y hasta oficiales
instructores. Era el inicio de la política de penetración francesa. Un artículo publicado por Edmond Doutté en el
‘Bulletin du Comité de l´Afrique Française‘ y reproducido por Le Maroc, órgano oficioso de la Legación de Francia en
Tánger explicaba claramente esta nueva dirección de la política francesa , que ya no se basaba en la penetración
económica o en la política sino que propagaba y ensayaba la fórmula de colaboración con el Sultán. Los medios
diplomáticos españoles se mostraban muy recelosos por los peligros que suponía para los intereses hispanos. Era más
peligrosa si cabe, en el caso de que los ministros de Abd al- Aziz aceptasen sin reservas estos interesados servicios
galos. Sin embargo, los intentos de penetración económica no cejaban. A finales del verano, el vapor Tritón, francés,
con matrícula de Orán emprendió un viaje de exploración comercial a los puertos de la costa atlántica de Marruecos
para iniciar una corriente de intercambio entre dicha ciudad argelina y el Sultanato. Los resultados no se
correspondieron a las previsiones. La sal fina de Arzew que transportaba el buque no encontraba consumidores ni
tampoco la sal común, que no podía competir con la procedente de Torrevieja y Cádiz.
1361
estaba siendo tenido en jaque por el Rogui y no podía dedicarse a rechazar las asechanzas
imperialistas, más bien se tuvo que plegar a ellas. Sin embargo fue en nombre de Abdel- Aziz como
la ‘Hafidiyah‘.
De esta manera, las tribus nómadas que habitaban el oasis de Figuig y sus proximidades
reanudaron los ataques a las pequeñas localidades ocupadas por los franceses. 2403
Como queda indicado, cuando en junio llegaron noticias a la capital del imperio británico del
España en Londres, Mandas, se entrevistó el 10 de junio con lord Lansdowne, el secretario del
Foreign Office que le manifestaría que juzgaba correcta la actitud de Francia en la frontera
argelomarroquí. Incluso la Legación británica en Tánger estaba más preocupada por el cariz que
tomaba la sublevación del Rogui y la carencia de fuerzas del Sultán para acabar con ella que por el
La pujante presencia militar de Francia en la frontera este del Sultanato tenía en vilo al
gobierno conservador.2405 El gabinete Silvela, inquieto como la prensa española por la nueva
2403
El Marqués del Pedroso a León y Castillo. Despacho no. 146. 31 de Julio de 1903.
2404
Telegrama de Mandas a Abarzuza. 10 de junio de 1903. A.M.A.E. Embajada de España en Londres. Legajo H-
1582.
2405
Las injerencias imperialistas españolas también despertaban una notable oposición en el Sultanato. La empresa
española de Emilio Rotondo Nicolau, que tenía establecido el servicio telefónico en Tánger y Casablanca quiso a
mediados de julio ampliar su esfera de acción en el Imperio marroquí, tratando de instalar este servicio en Mazagán. De
manera imprudente, apresurada y sin permiso del gobernador de la ciudad. Tampoco se había consultado a la Legación
española en Tánger ni solicitado su autorización. Esto era más grave en cuanto el Imperio vivía una gran efervescencia
que imponía a los extranjeros la necesidad de un prudente recogimiento. Los obreros comenzaron sus trabajos
colocando postes en diversos sitios de la población, principalmente en casas particulares, para instalar los hilos y cables
y haciendo también agujeros en algunos sitios de las murallas con el objeto de colocar palomillas, alambres, etc.Esto
dio lugar a que los soldados del Bajá impidiesen la continuación de tales trabajos y que ocurriese entre ellos y los
obreros encargados de realizados un altercado, resultando herido un español. A continuación una multitud de
musulmanes asaltó la casa de un protegido español, Meil Cohen y arrancaron los alambres del teléfono. No contentos
con ello, penetraron violentamente en la morada del encargado del teléfono, José Tobar, rompiendo postes y alambres
Telegrama cifrado de Cólogan al conde de San Bernardo, Ministro de Estado. 25 de Agosto de 1903.; también:
Despacho no. 307 de Cólogan al conde de San Bernardo. 25 de Agosto de 1903. A.G.A.África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2. El gobierno español, presidido entonces por Raimundo Fernández Villaverde, dio
muestras de enorme debilidad ante un asunto que le desbordaba. La protesta del consulado de Mazagán ante las
autoridades locales fue rechazada, señalando el Bajá que tenía órdenes de Mohammed Torres de impedir la instalación
telefónica. Para el consulado español, los hechos habían revestido el carácter de un verdadero motín, pues se había
1362
acometida bélica, se preguntaba cómo reaccionar cuando la suerte parecía estar echada y la
amenaza francesa parecía cernirse sobre el sur del Imperio, incluidos los territorios de Tarfaya y
Sakia al- Hamra. La expedición Lebaudy dirigida a las costas saharianas, y compuesta al parecer
por miembros de la Marina de Guerra gala disfrazados, acabó de provocar la alarma en Madrid.2406
Dentro del gobierno, Abarzuza era el ministro más proclive a un entendimiento, consulta o proceso
consociativo con el Reino Unido que permitiese a la vez hacer frente a las pretensiones
inteligencia tanto con Inglaterra como con Francia en los asuntos marroquíes, y ello contribuía a
hacer marchar por buenos cauces las relaciones con el Reino Unido. El gabinete Balfour no perdía
ocasión para, en contrapartida, recalcar que España debía tener voz y voto en todos los incidentes y
problemas que se suscitaran en el Sultanato. Cuando surgió el tema de los empréstitos solicitados
celebrado con alegría el atropello de que habían sido objeto los españoles. Por ello creyó urgente convocar una reunión
del cuerpo consular, que presentó una nota de protesta al gobernador, en la que hacía responsable a éste de los sucesos
que acababan de ocurrir, por provocarlos y autorizarlos. Cólogan admitiría que había habido, por el contrario,
imprudencia, inoportunidad y responsabilidad española al provocar estos desmanes. Aun así envió a Mohammed Torres
un relato de lo ocurrido, defendiendo tanto los intereses individuales de los españoles como los de la Sociedad que
quería implantar en Mazagán el teléfono. La situación se complicaría más cuando el 26 de agosto un grupo
considerable de albañiles españoles residentes en Mazagán elevaron una nota de protesta ante Cólogan, acusando al
Bajá de Mazagán de molestarlos y de poner todo tipo de obstáculos para la práctica de sus oficios. Cólogan la
rechazaría en estos términos, negándose a elevar esta anécdota a la categoría de incidente diplomático entre Marruecos
y España: “Sabemos (...) que irremediablemente la fuerza es la gran base de influencia y prestigio y no debemos olvidar
que después de nuestras desgracias estamos en un período de reconstitución y recogimiento que no debe ser perturbado
con innecesarias e improductivas aventuras que puedan desvirtuar esta laboriosa ascensión material y también moral
ante las naciones“. Los españoles en su solicitud me piden energía, pero, ¿qué es energía?, ¿dónde está?, ¿ será que
hable fuerte y pida al gobierno que envíe un par de buques para sacar de una oreja al gobernador de Mazagán?. Bien
quisiera yo que mi sola voz pudiera traer en un instante la apetecida reparación, pues creo comprender como el que más
que hasta en la rapidez de estas soluciones está interesado el prestigio. De ahí mis actuales preocupaciones ante el
temor de que no es fácil salir airoso de un incidente cuya provocación tampoco creo haya de inspirar gran simpatía a los
demás “. Cólogan a San Bernardo. Anexo no. 3 al Despacho no, 327. 5 de Septiembre de 1903. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 73 / Ex. no. 2. Las obras de instalación del teléfono quedaron paralizadas y se aconsejó a
la colonia española de Mazagán que se abstuviera de provocar a los marroquíes.
2406
El suceso causó una gran impresión en el Parlamento galo. El 20 de julio el senador Bushell preguntó al Ministro
Abarzuza si el grupo de Lebaudy había tomado tierra en las costas de Río de Oro o en las marroquíes e inquirió sobre
las noticias que pudiera tener el gabinete español al respecto. Abarzuza, en su contestación descartó que fuera en Río de
Oro. Se había recibido un telegrama aclaratorio del gobernador político-militar de aquella zona en que se descartaba
esta posibilidad. Señaló que el desembarco se había producido entre cabo Bojador y el río Draa, insistiendo en que eran
tierras que pertenecían a Marruecos, y que el asunto debía resolverse respetando el mantenimiento del ‘statu quo’. El
titular de Estado afirmó que aunque algunos geógrafos situaban el extremo meridional del Imperio en el Draa o en el
Uad- Nun, las potencias europeas señalaban que no era así y que los dominios del Sultán se extendían pues hasta el
protectorado español de Río de Oro. España sostenía que esa costa era marroquí y en tales condiciones, preocupaba al
gobierno la empresa Lebaudy que, al parecer había sido hecha sin la aprobación del gabinete de París. El cañonero
María de Molina, con base en Canarias, había recibido órdenes de desplazarse a las costas de Tarfaya para vigilar el
desembarco. Informe confidencial no. 25. Desembarco de Lebaudy en Seguia –el- Hamra. 27 de junio de 1903.
A.M.A.E. Legajo H-2738. Circulares sobre Marruecos.
1363
por el Sultán, el gabinete Silvela había apostado por la idea de que banqueros españoles y británicos
debían participar a la par en este tipo de operaciones financieras, de la misma forma que lo hacía la
banca francesa. Por ello, los contactos con el gabinete Balfour se intensificarían a lo largo del
verano. No sólo se pretendía consultar al gabinete británico sobre los movimientos franceses, sino
que Mandas tenía asignada en Londres una misión trascendental. Era la persona que debía advertir
a Madrid de los indicios de cualquier acuerdo entre Francia y Gran Bretaña sobre reparto de esferas
de influencias en Marruecos o que modificara el statu quo del Imperio, y que se efectuase a
entrevistarse con el subsecretario permanente del Foreign Office, sir Thomas Sanderson.2407 Sin
embargo la diplomacia española no iba a encontrar ninguna ayuda en estas gestiones, pues la
atmósfera en Londres se había tornado visiblemente más profrancesa hasta el punto que el gabinete
británico no se iba a oponer directamente a las aspiraciones francesas en los márgenes orientales del
incidente de Figuig, desde el momento en que Francia había dejado consignado desde un principio
misma al sur de esta localidad eran repetidos por el gobierno Balfour al ser consultado por el
español. Lo que en la práctica entendería el Ministerio de Estado era dar vía libre a que el ejército
galo pudiera devorar toda la gigantesca ‘panza’ sahariana tanto hacia la frontera libio-tunecina
como en dirección al Océano Atlántico, aún a costa de amputar continuamente territorio del
Imperio marroquí. Los habitantes de estos territorios empuñaron las armas e hicieron frente a las
tropas francesas, y mientras esta actitud de resistencia había sido bien vista en 1900, ahora era
contemplada en Londres como la actuación de una serie de tribus casi bárbaras a las que se
descartaba explícitamente que defendieran su país. El Foreign Office disculpaba las actuaciones de
2407
El Duque de Mandas a Abarzuza. Despacho no. 45, reservado. 23 de Junio de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7023 / Legajos 206 y 208.
1364
Francia señalando que esta última tanto en 1889 como en 1901 sólo había pretendido fijar la
frontera argelo-marroquí (eso sí se admitía que desplazándola muy al Oeste) y que Marruecos se
resistía. El gobierno británico señalaba que los acuerdos francomarroquíes de 1901 zanjaban las
disputas entre marroquíes y franceses, estableciendo la obligatoriedad de que las tribus fronterizas
futuro las incursiones que atacaran el territorio argelino. El Foreign Office consideraba que a pesar
de que dos poderosas cabilas habían optado por Francia, las provocaciones de las tribus
legítimo derecho de represión. Mandas sacó de esta consulta la conclusión de que aunque Inglaterra
no reconociese toda la parte en disputa del margen oriental del Sultanato como esfera de influencia
y acción de Francia y le contrariase esa extensión del poder galo, iba a adoptar una actitud
posteriormente presentaba alguna resistencia a las pretensiones francesas, sería en las costas
mediterráneas o atlánticas, pero nunca en el límite oriental. Al día siguiente Mandas se entrevistaba
con el responsable del Foreign Office, sobre la trascendental (para Madrid) cuestión de Tarfaya,
lindante con las posesiones españolas que se extendían desde Cabo Blanco a Bojador y plataforma
estratégica defensiva de Canarias. Mandas recordó con viejos argumentos del pasado, esgrimiendo
por lo tanto el fantasma de una invasión francesa, cómo en 1900 el gabinete de Silvela había
Tarfaya y Sakia al- Hamra.2408 El diplomático español recordó que las negociaciones
tras entrevistarse en Londres con Mandas, autorizado previamente por Salisbuyry y posteriormente
en la capital diplomática marroquí con Ojeda, aconsejó al Foreign Office que no apoyase las
2408
Otra forma alternativa de penetración española en la Sakia al- Hamra era , además de conseguir la cesión legal por
parte del Sultán, atraerse a los notables del territorio. Sin embargo, pocos años después determinados signos parecieron
evidenciar la dificultad de conquistar una esfera de influencia en el área sahariana, consiguiendo vencer a Francia en
esta batalla geopolítica.
1365
pretensiones hispanas en virtud de la inoportunidad de que España, Marruecos e Inglaterra se
ocupasen de la permuta de Sta. Cruz de Mar Pequeña por Tarfaya, en un momento en que el statu
quo se tambaleaba bajo los efectos de los golpes franceses en los límites surorientales del Imperio.
Mandas manifestó que los recelos de España hacia las miras francesas sobre estos dos territorios se
repetían ahora; intentaba así a título particular, sin permiso expreso del gabinete Silvela, presionar
sobre Londres (enmascarando sus manifestaciones con la afirmación de que España estaba siempre
a favor del respeto más inviolable al statu quo) para que el gobierno británico otorgara el ‘placet’ a
la ocupación española de estas regiones al sur del Draa. Lansdowne recalcó la inoportunidad de los
futuro en Marruecos derivadas de la acción francesa en Figuig y la amenaza, aunque fuese ilusoria ,
del aventurero Lebaudy en el Atlántico. El responsable del Foreign Office aconsejó a Silvela que
olvidase cualquier deseo expansionista e hiciese causa común con el Reino Unido en el
apuntalamiento del statu quo.2409 Sin embargo los días de Silvela como estadista al frente del
gobierno estaban contados. En julio de 1903 abandonaba la Presidencia del Consejo de Ministros,
tras pronunciar un discurso en el Congreso en el que recalcaba que “España no tiene intereses que
la obliguen a intervenir en las cuestiones europeas, pero los asuntos de Marruecos le afectan
vivamente y ha de tomar parte en ellos por un lado estableciendo amistad y alianza con todas las
naciones a que interesa también; por otro lado aumentando la Marina y el Ejército ; no se puede
desconocer asimismo que una unión íntima nos enlaza con la República francesa y somos llevados
a mantener una unión completa, una unión de intereses, una armonía de pensamientos con un país
que es nuestro hermano de raza, al que estamos unidos por todo linaje de intereses y
conveniencias“. El discurso fue mal traducido en el Reino Unido, dando a entender que entre
Francia y España existía una alianza o pacto secreto, lo cual determinó una interpelación al
2409
El Duque de Mandas a Abarzuza. Despacho no. 46 (muy reservado). 25 de Junio de 1903.
1366
13.24. El gobierno Villaverde y la cuestión marroquí.
y al Siam (país de los thais).2410 Los mensajes que Mandas hizo llegar al nuevo gobierno formado
ese mismo mes presidido por Raimundo Fernández Villaverde se pueden resumir en dos
contenidos básicos:
ajustar.2411
II - Lord Lansdowne se comprometió a que en las conversaciones con Francia con respecto a
la cuestión marroquí, Inglaterra adoptaba la postura de que para su resolución era indispensable la
experimentar una devaluación en los intereses españoles, una perdida de posiciones o un recorte en
Lansdowne entendió que no se podía dejar sola a Francia presionando sobre Fez, a medida que el
tono y ardor los artículos y discursos expansionistas pronunciados en Francia, su actitud cambiará.
El gabinete español acudirá a Londres con quejas hacia Francia y solícito de ayuda y sólo
2410
El Duque de Mandas al Ministro de Estado, Manuel Mariátegui y Vinyals, conde de San Bernardo. Despacho no.
54. 1 de Agosto de 1903. . A.M.A.E. Embajada de España en Londres. Legajo H-1582.
2411
Ibidem.
2412
El Duque de Mandas al Ministro de Estado, conde de San Bernardo. Despacho no. 57. 13 de Agosto de 1903.
A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7023 / Legajos 206 y 208.
1367
progresivamente de Marruecos. El 19 de diciembre Mandas advertirá al Ministro de Estado del
gabinete Maura, Faustino Rodríguez San Pedro, que era factible un acuerdo franco-británico
de Mandas era que la influyente prensa inglesa y el mundo de los negocios se opusieran a él. El
1903, que presagiaba la Entente Cordiale del año siguiente; es más, por parte de Gran Bretaña, era
una toma de postura –al menos así lo entendía el gobierno galo- que cedía la iniciativa económica
el verano de 1902 cuando el Embajador Cambon y Lord Lansdowne trataron sobre la posible
del gabinete británico por Marruecos se patentiza en agosto cuando se plantea el deseo del Sultán
de contratar un nuevo empréstito en Europa, que el gabinete Villaverde –predecesor del de Maura-
esea que Abd-el- Aziz contraiga también con España. Ausentes de Londres lord Lansdowne y el
subsecretario permanente del Foreign Office, sir Thomas Sanderson, Mandas se entrevistaba con
Francis Villiers con el fin de obtener apoyo británico. El Foreign Office no quiso esa
contratación de un empréstito semejante para la banca inglesa, amparándose en que era una
operación de riesgo en un Estado convulso, socavado por la rebelión, con una Hacienda en quiebra
y que no ofrecía confianza ni seguridad para los capitalistas inversores de la City.2414 Ello
2413
“No son hoy los regimientos ni los buques la primera y más usual manera de intervenir en algunos países; el capital
enviado para la agricultura, la industria o el Tesoro, son medio más inmediato de influir y hace no pocas veces
necesario que después vayan regimientos y buques. Toda interrupción en tomar parte en actos que lleven a cabo así
Inglaterra como Francia en Marruecos es ocasionada a aumentar nuestras dificultades el día que queramos entrar a
practicar de nuevo su política “. Mandas al Ministro de Estado, Faustino Rodríguez San Pedro. Despacho no. 118. 19
de Diciembre de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7023 / Legajos 206
y 208.
2414
Mandas al conde de San Bernardo. Despacho no. 70. 2 de Septiembre de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7023 / Legajos 206 y 208.
1368
contrariaba notablemente la voluntad del gabinete Villaverde que apostaba, como había hecho
Abarzuza a comienzos de año, por un acuerdo con Inglaterra en el tema de los empréstitos y porque
pudieran efectuar un nuevo crédito al Majzén. 2415 No se iba a encontrar apoyo personal tampoco en
Majzén no conseguía acabar con la insurrección del Rogui (argumento un tanto débil pues en gran
parte del Imperio hasta se ignoraba que tal insurrección existía o por lo menos se ocupaban muy
poco de ella, mientras que en la zona más próxima a la frontera nor-oriental de Marruecos tomaba
un carácter endémico) y en el desajuste fiscal del Imperio con una administración que no cobraba
conclusión era clara: no se podía prestar más dinero a un Estado insolvente. Los comisionados del
Sultán desplazados a la City no consiguieron nada después de dos meses de continuas gestiones. El
Gobierno británico, en virtud del compromiso con el gabinete republicano, no quiso presionar ni
contraer con los banqueros del Reino Unido la responsabilidad de animarles a contratar nuevos
destacados en Marruecos se resistieron y convinieron, por el contrario, en que sería funesto para la
Marruecos de forma exclusiva pues el Majzén tan solo recibiría apoyo financiero de este país. Por
ello el 6 de noviembre enviaron una comisión al Foreign Office para solicitar de Lansdowne que
cambiase su postura e indujese a los banqueros a adelantar al Sultán la suma pedida.2417 La prensa
londinense -incluso los rotativos ministeriales como el Standard- fue tomando parte muy
2415
Despacho no. 106 del Subsecretario de Estado, Pérez Caballero dirigido al Duque de Mandas. 10 de Septiembre de
1903.. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7023 / Legajos 206 y 208.
2416
Mandas al conde de San Bernardo. Despacho no. 87. 22 de Octubre de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en Londres. Caja 7023 / Legajos 206 y 208.
2417
Mandas al conde de San Bernardo. Despacho no. 93. 29 de Octubre de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en Londres. Caja 7023 / Legajos 206 y 208.
1369
Estado se creyó vislumbrar un cambio en la actitud del gobierno británico, consistente en no dejar a
Francia la libertad de acción que ésta proclamaba como necesaria en Marruecos para la penetración
primeros empréstitos que había acordado el Sultán por separado con banqueros franceses, españoles
e ingleses, sino una operación única que contara con el respaldo explícito de los tres gobiernos. De
esta manera si el gobierno jerifiano incumplía las obligaciones de devolución de réditos y capital,
los gobiernos de los tres países iniciarían con vigor una reclamación oficial. Esto equivalía a abrir
el paso al proyecto de medidas punitivas de fuerza para obligar a Marruecos a pagar su Deuda
externa. El ingreso de las Aduanas marroquíes debía ser intervenido por una Comisión de Hacienda
(en realidad Comisión de la Deuda externa, fiscalizadora de la marcha económica del país) formada
por funcionarios anglo-franceses y servir para el pago de los intereses y la amortización del capital.
Era una modalidad de operación que no contaba con la aquiescencia gala.2419 La respuesta francesa
fue la de poner reparos.2420 En realidad el gobierno británico iba muy por detrás tanto de las
presiones de la prensa como de los intereses económicos y se descolgaba del mantenimiento del
statu quo y de la tarea de frenar la penetración francesa en el Sultán. Lansdowne no iba a hacer
nada importante en la cuestión marroquí (el tema del empréstito era un ejemplo), sin consultar
“Entente Cordiale“ se estaba gestando a marchas forzadas. Por otra parte ante la posibilidad
creciente de cerrar un acuerdo próximo con el Reino Unido, Francia se cerraba en banda al hecho
de que Marruecos dejase de ser un coto cerrado para sus deseos expansivos. Sólo ella podía poner
mano en la administración del país. Por ello no deseaba ni sombra de participación española o
inglesa en la gestión de las aduanas imperiales. Se aceptaba ahora la reforma fiscal que el Sultán
2418
Mandas al conde de San Bernardo. Despacho no. 95. 30 de Octubre de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en Londres. Caja 7023 / Legajos 206 y 208.
2419
Mandas al conde de San Bernardo. Despacho no. 99. 4 de Noviembre de 1903. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7023 / Legajos 206 y 208.
2420
“No se ha ocultado a nadie que la verdadera razón de negarse Francia no ha sido la cuantía del empréstito (un
millón de libras esterlinas) sino el pensamiento fundamental de su política respecto de aquella comarca en cuya
administración ciertamente no tiene ella reparo en tomar parte, pero en la que desea impedir que la tengan España e
Inglaterra “.
1370
deseaba establecer en el Imperio (proyecto que había estado bloqueado hasta entonces porque las
que debían de pagar todos los habitantes incluso los protegidos, porque se entendía desde París que
el Imperio jerifiano estaba ya maduro para caer bajo el control de la Tercera República. A finales
de año las Cámaras del Parlamento francés debatían la construcción de un ferrocarril en Argelia
hacia la frontera, que luego debía penetrar en Marruecos. Como un ferrocarril exigía vigilancia en
sus márgenes se hablaba claramente de que le incumbía a la República organizar la policía del
al Sultanato.
cuantía que no implicase el control de las aduanas; una cantidad que oscilase en torno a las 500.000
libras esterlinas, limitándose el gobierno Balfour a darse por enterado y aprobar el crédito. Esta
fórmula fue finalmente aceptada por el Foreign Office. Lansdowne declaró a Mandas que veía, por
otra parte, como inevitables nuevas operaciones fronterizas francesas para castigar a las “tribus
semi-bárbaras“ y lo único que cabía hacer era evitar que las medidas punitivas llevaran a nuevas
amputaciones territoriales del Imperio jerifiano. Cuando Mandas se quejó de que la invasión
francesa del Sultanato podía ser silenciosa, y afectar a áreas de interés vital para los españoles
(Muluya, costa mediterránea), Lansdowne señaló que la penetración pacífica vía inversión de
obstaculizada por Inglaterra mientras aquella no afectase a “la costa del Mediterráneo hasta
Tánger”.2421
2421
Mandas a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 121. 23 de Diciembre de 1903.
1371
Lo que sí advirtió Mandas en noviembre fue la nueva orientación política de Alemania, que
se iba a oponer a la expansión colonial de Francia, irrumpiendo de manera brusca en la cuestión del
Estrecho de Gibraltar.2422
A pesar de las negativas oficiales, eran insistentes los rumores sobre las negociaciones entre
la visita que hizo a Londres el presidente de la República francesa Loubet se empezó a gestar el
correspondencia el gobierno republicano los plenos derechos de Inglaterra en Egipto. Por su parte
el gobierno británico entendía que este acto equivalía a un reconocimiento por parte de toda Europa
de sus derechos en el valle del Nilo; sus deseos de consolidar el control completo de este territorio
le llevaban a tolerar ciertos sacrificios cediendo, por ejemplo en lo tocante a Marruecos.2423 Los
medios diplomáticos españoles destacados en las cortes europeas recalcaban que estos rumores eran
verídicos. Sin embargo ciertas matizaciones señalaban que frente a los deseos expansivos de
Francia que aspiraba a fusionar en el noroeste de África su colonia argelina con sus posesiones en
las proximidades del Níger, no era Inglaterra el principal de sus rivales; más bien se vislumbraba
Francia no había mostrado la más mínima receptividad a la idea de la revisión del sistema
fiscal marroquí. No estaba dispuesta a ceder en este tema, ya que bajo ningún concepto deseaba que
una reforma realizada bajo consejo británico pudiera suscitar peligros para sus ambiciosos
propósitos en el Sultanato. Sin embargo a finales de 1903, el Majzén seguía empeñado en sacar
adelante sus reformas que afectaban al sistema de protección consular y a los extranjeros residentes
en el Sultanato. Unas reformas paralizadas muchos meses por la actuación del cuerpo diplomático
con sede en Tánger que debía redactar un Reglamento previo a la implantación de aquellas y que
luego debía ser examinado por el Majzén para proceder a la aplicación del nuevo impuesto agrícola
2422
Mandas al conde de San Bernardo. Despacho no. 101. 10 de Noviembre de 1903.
2423
Despacho de Julio de Galarza, Embajador de España en San Petersburgo al conde de San Bernardo.Despacho no.
109. 2 de Octubre de 1903. A.G.A. Africa. Sección Histórica (Marruecos). Caja 75 / Ex. 3.
1372
y rural, el tertib. El proyecto del Sultán suponía crear dentro de la administración marroquí un
acostumbrados con sus exacciones y abusos a sacar partido del anterior sistema fiscal, para
acumular un patrimonio propio. Dentro del cuerpo diplomático la Legación de Francia había
ejercido presiones para dilatar la redacción y el diseño del reglamento, lo cual le había llevado a
frecuentes discusiones con la británica partidaria de la rápida entrada en vigor del mismo. La
postura oficial francesa era la de que los ingleses siendo los promotores del proyecto de reformas
iniciadas por el Sultán habían sido la causa principal de la rebelión roguista y de la anarquía
reinante en el país, pues las tribus no aceptaban la nueva fiscalidad y las novedades tampoco
gustaban a aquellos miembros del Majzén, caídes o gobernadores que veían ahora recortados sus
ingresos y sus omnímodas facultades para exigir arbitrariamente y para disponer libremente de sus
exacciones. Además París se había mostrado receloso de que sus protegidos políticos, los chorfa de
Wazzan pagasen el impuesto correspondiente a sus propiedades y había exigido que les fuera
elevado el montante de la pensión anual que tenían reconocida por el Sultán. Asimismo los chorfa
habían solicitado del Majzén la condonación de algunos tributos que los de Wazzan recaudarían
Finalmente el gobierno francés aceptaba la modificación fiscal una vez que Descós, el Secretario de
la Legación permaneciera seis meses en Fez negociando con la Corte, haciendo prevalecer
finalmente en ella la influencia francesa y consiguiendo con su actuación que el grupo conservador
encabezado por el Gran Visir el- Garnit y el Ministro de Asuntos Exteriores Ben Sliman se
impusiese al grupo reformista del Ministro de la Guerra.2424 El jefe de la misión militar francesa en
Fez informaba a su Legación que el rechazo contra los británicos en general y contra Mac Lean en
2424
Cólogan al conde de San Bernardo. Despacho no. 393. 22 de Noviembre de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 93 / Ex. 1.
1373
particular iba creciendo en la ciudad imperial. En cambio los militares franceses eran bien vistos;
era un sentimiento que Cólogan entendía extrapolable a una parte del resto del país.2425
Abarzuza por su parte entabló desde comienzos de 1903 una nutrida correspondencia
particular con Cólogan. Su objetivo era recabar información sobre la cuestión marroquí. El Ministro
de Estado aprovechó la ocasión para manifestar la voluntad del gabinete conservador de asociarse
a los de Francia, Reino Unido y Alemania con el fin de evitar intervenciones armadas en el
Sultanato durante la sublevación del Rogui, mientras las circunstancias no fuesen de tal gravedad
que las hiciese necesarias.2426 Estas instrucciones equivalían a un salto acrobático en la orientación
internacional de España que renunciaba a lo que había sido su interés vital desde el momento en
que había firmado el acuerdo mediterráneo con Italia, cual era la defensa del Sultán frente a las
¿cómo ayudar al Sultán abiertamente cuando la sutilidad de Delcassé había arrancado serios
expedición imperial a Melilla se solapaban motivos de índole particular (no provocar a las cabilas
sublevación).
del Imperio con Francia, si se hacía de espaldas a Inglaterra, y con la voluntad de aproximación a la
misma que es evidente en el Ministro de Estado Abarzuza. No obstante suponía la aceptación del
2425
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 15 de Mayo de 1903. A.G.A. Africa. Sección Histórica (Marruecos). Caja 165 /
Ex. 1.
2426
Carta particular no. 1 del Ministro de Estado, Abarzuza a Bernardo de Cólogan. 5 de Enero de 1903. A.M.A.E.
Legajo H-2164.
1374
cese de la presión moderada que sobre el Sultanato había ejercido el gabinete saliente, circunscrita
como quedó indicado a la idea (no llevada a la práctica) de organizar una expedición armada para
presionar sobre el Sultán durante el cautiverio de los Montes en 1901 y a la tímida reactivación de
la “gun-boat diplomacy “ en el verano de 1902, teniendo su colofón con el envío del Infanta Isabel
las directrices del gabinete Sagasta de eliminar toda política autónoma española en el Sultanato y
supeditar la actuación hispana a la francesa. Es decir, España no hacía por su parte nada por
mantener una presión que sí había ejercido a finales de la década de los 80 y comienzos de los 90
del siglo XIX. El único aldabonazo que acabó por despertar a un aparentemente seguro de sí mismo
Abarzuza fue una noticia que juzgó “de notoria gravedad“:2427 sin duda había confiado en la lealtad
ciertamente, si se creía a pies juntillas, una garantía que permitía la tranquilidad en el Ministerio de
Sultanato. Se trata de la concesión de un importante préstamo a las exhaustas arcas del Majzén.
Éste había sido contratado por el Ministro de Hacienda jerifiano con el Banco de París y de los
Países Bajos, por un importe de siete millones y medio de francos. Los intermediarios galos
Gautsch y Fabarez habían cerrado las negociaciones el 20 de diciembre de 1902. Habían doblegado
la repugnancia del Majzén a concluir un empréstito con el concurso del gobierno francés, después
del fracaso de Mac Lean en Londres al no poder obtener un crédito por parte de los banqueros
2427
Carta particular mecanografiada no. 2 de Abarzuza a Cólogan. 22 de Enero de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
1375
ingleses. El gobierno de París a través de su Legación en Tánger había propiciado la
negociación.2428
Cólogan sugirió a Abarzuza utilizar los oficios del banquero corresponsal del Banco de
España, Nahon para participar a marchas forzadas en el acoso financiero al Sultán, dado que éste
por un monto que oscilaría en torno a los cinco o seis millones de francos,2430 a realizar en pesetas
corrientes (en plata, no en oro), y con un interés del 6 %. Ello favorecería la consolidación en
Cólogan habían llegado ciertas indiscretas filtraciones que no auguraban nada bueno para España y
que respondían a una evidencia: cuando Lansdowne y Cambon habían hablado en Londres de un
limitado a señalar que a España le sería otorgada una “cierta zona en torno a sus presidios”. Nada
había llegado a conocimiento de Cólogan tras la visita que el diplomático francés hiciera a Tánger
para visitar a su hijo, miembro de la Legación gala en la ciudad marroquí. Se podía reaccionar
todavía si España anudaba otro dogal, el de la asfixia financiera al cuello del Sultán, a la vez que
Delcassé por intereses políticos acababa de anudar el suyo. Y la perspectiva era halagüeña si
Lansdowne conseguía forzar un tercer empréstito, británico, como Cólogan apuntaba a Madrid en
2428
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 20 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297
/ Ex. 1.
2429
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 22 de Enero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297
/ Ex. 1.
2430
Nahon habló de realizar un empréstito de hasta diez millones de pesetas.
2431
Carta particular manuscrita no. 2 de Cólogan a Abarzuza. 23 de Enero de 1903. 23 de Enero de 1903. A.M.A.E.
Legajo H-1264
1376
“Muy racional sería, precisamente para evitar que el Maghzen (sic) contraiga
compromisos peligrosos con una sola nación y menos aún con Francia “.
satisfacción. Esta política sin embargo enmascaraba la debilidad colonizadora de España. Francia,
por su cuenta y riesgo, desde posturas de confianza en la propia fuerza había promovido la
negociación de Gautsch en Fez en torno a las condiciones del préstamo, con una clara
intencionalidad política. El gobierno español para llevar a cabo una operación similar debía
supeditarse a la voluntad internacional: debía asociarse a una tarea común de varios países. Ese
deseo de no mostrarse ambiciosa, acaparadora o entrometida en la cuestión marroquí era una clara
suscribir un pacto de reparto del Imperio se clausuraba con la evidencia de que España no podía ser
nada ni figurar nada en Marruecos sin antes negociar previamente con la Tercera República. Sin
embargo esa misma política del tándem Sagasta-Almodóvar había tenido sus orígenes, en la
evidencia de que España, por sus propios medios no había podido conseguir del Sultán la concesión
de la vasta región de Tarfaya y Sakia al- Hamra (lo que a su vez forzó a Silvela a implorar el apoyo
‘círculo vicioso’ del que no se iba a salir hasta que las dos grandes potencias imperialistas del
modesto “lugar al sol“ en el Sultanato de Marruecos. Cólogan sugirió que la negociación del
crédito debía ser iniciada por el Majzén: España debía aparentar ser la buscada y no la solícita.
recibido autorización del Majzén para contratar nuevos préstamos de hasta 300.000 libras. La
expansión del gasto marroquí tenía que basarse en el recurso a la creación de deuda. La sublevación
del Rogui vino a representar en este sentido una ruptura decisiva. Desde 1902 el Estado marroquí al
1377
suprimir la vieja recaudación tributaria, sin que la nueva fuera aceptada, tuvo necesariamente que
recurrir al crédito, con la consiguiente carga de endeudamiento contraído que dejaría al gobierno en
una difícil situación para amortizar la deuda, e incluso para pagar sus intereses, dado que el Majzén
se vio forzado a contar casi exclusivamente con los ingresos obtenidos de la recaudación de las
aduanas.
Varios bancos galos se aprestaban de nuevo a ofrecer créditos al Sultanato. Cólogan apostaba
por presionar al Majzén para que las futuras operaciones las hiciera Marruecos con bancos, no
El empréstito español tal como recomendaba Cólogan tenía un objetivo político esencial,
pero sin embargo dejaba bastante margen para permitir la participación de otras potencias,
entendiendo que el acoso financiero del Imperio no debía de ser una tarea estrictamente española.
Desde el Ministerio de Estado se admitía así la necesidad de inmiscuirse en los asuntos financieros
marroquíes, pero no se quería hacer en régimen de coparticipación con Francia, al tiempo que
tampoco se quería dejar sola a esta última como única potencia que acosaba a Marruecos. En suma
se prefería sentar las bases de un ‘menage a trois’ con Inglaterra, o incluso con una intervención de
Cólogan esperaba que esta operación podía ser seguida por otras posteriores que vincularían
más estrechamente desde el punto de vista económico a España con el Sultanato. No era ocasión de
perder el tiempo; si España mostraba alguna reticencia, dos banqueros de París ofrecían cubrir su
2432
El Gobierno marroquí debía, según el señor Nahon, unas 2.500.000 pesetas a Alemania, Inglaterra y Francia por
compras o servicios y además quince millones de pesetas a estos países por la acuñación que se estaba realizando de la
moneda hassani de plata, moneda que competía con la española en el interior del Sultanato. La amortización sin
embargo de los préstamos y sus intereses era facil, puesto que el banquero judío señalaba que las Aduanas marroquíes
tenían unos ingresos medios anuales de más de quince millones de pesetas, pudiendo llegar a 25 los años de buenas
cosechas. Las reformas emprendidas por el Majzén en 1901 no habían hecho sino elevar estos ingresos de aduanas.
2433
Carta particular no. 3 de Cólogan a Abarzuza. 26 de Enero de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264
1378
lugar con un crédito de 8 a 10 millones de francos.2434 Los enormes dispendios del Majzén que
tenía que invertir gran parte de sus recursos en sofocar la sublevación del Rogui, forzaban al Sultán
a tener que recurrir al empréstito, pues tampoco parece que se tomaran medidas restrictivas del
gasto público.
de enero. El contraste con la negociación del préstamo galo era más que evidente, pues aquella se
llevó a cabo con total hermetismo, y nada se supo del mismo hasta que llegaron a Tánger los
2436
franco-oro procedentes de Francia. Semejantes indiscreciones podían hacer fracasar el
negocio,2437 dado que podían suscitar la acción de alguna potencia europea, contraria a la
marroquí, España podía quedar excluida de la apertura de la cuestión marroquí. En efecto cabía la
posibilidad de que Gran Bretaña y Francia pactaran una solución de sus disputas en Egipto y
Marruecos a espaldas de España, y excluyéndola del Sultanato. Por eso había que repetir la práctica
colonialista francesa de penetración financiera. No hacerlo era renunciar para siempre a los
Ministerio de Estado explicaciones sobre la veracidad de los rumores, la respuesta del gobierno
restauracionista fue mentir e indicar que no tenía nada que ver con un asunto meramente privado y
que los representantes del Majzén, carentes de liquidez, se habían dirigido únicamente a hombres
2434
Carta particular no. 5 de Cólogan a Abarzuza. 28 de Enero de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
2435
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 1 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297
/Ex. 1.
2436
Carta particular no. 8 de Cólogan a Abarzuza. 6 de Febrero de 1903. A.M.A. E. Legajo H- 1264.
2437
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 6 de Febrero de 1903. . A.G.A. Africa. Sección Histórica (Marruecos). Caja
297 / Ex. 1.
2438
Carta particular no. 9 de Cólogan a Abarzuza. 7 de Febrero de 1903. A.M.A. E. Legajo H- 1264.
1379
de negocios y banqueros españoles, pero no a medios oficiales. No obstante el Gobierno español no
deseaba competir con el francés,2439 adelantarlo o sustituirlo; se pensaba que los empréstitos
servirían para armonizar mejor la concertación y el acuerdo con Inglaterra y Francia. Abarzuza,
muy deseoso de aproximarse al Reino Unido, se puso en contacto a comienzos de febrero con el
realizar préstamos a Marruecos sino era en régimen asociativo con otras potencias.
Londres telegrafiaba el 10 de febrero a Madrid para comunicar una notificación del secretario del
Foreign Office en torno a la concesión de un empréstito por parte de banqueros británicos al Sultán
de Marruecos. El titular del Foreign Office señaló que la banca francesa iba a negociar, a su vez, un
nuevo empréstito con el Sultán. Lansdowne manifestó que se decantaba en el tema de los créditos
por un acuerdo previo a su concesión por parte de los tres países europeos (España, Inglaterra,
sublevación roguista. Este acuerdo debía hacerse extensivo a los banqueros de los tres países, pues
lo que había que obviar era la impresión de una competencia mutua por colocar los capitales en
El gobierno francés acabaría por aceptar la idea de los empréstitos británico y español,
aunque su propósito final era convertir a Francia en el único país prestamista del Sultanato y a su
2439
Máxime cuando algunos órganos de prensa franceses hablaban claramente de la necesidad de llegar a un acuerdo
con el gabinete de Madrid por si era inevitable el reparto del Imperio jerifiano y de asignar una esfera de influencia
para España en Marruecos. Así se manifestaba el diario La Depeche Tunisienne en marzo de 1903. José de Navarro,
cónsul General de España en Túnez a Abarzuza. Despacho no. 21. 30 de Marzo de 1903. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 164 / Ex. 2.
2440
Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 7 de Febrero de 1902. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 164
/ Ex. 2.
2441 Avisando éste al titular del Foreign Office de que España había iniciado las gestiones de un empréstito en Tánger
y de las conversaciones entabladas por este último con el Embajador en Madrid, sir Mortimer Durand Telegrama de
Abarzuza a Mandas. 11 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
1380
vez en el que ejerciese en exclusiva el control de sus finanzas.2442 Abarzuza asumió los
planteamientos de Lansdowne en el sentido de que el acuerdo era posible, no sólo entre gobiernos
comunicaciones a Cólogan.2444 El mensaje que con más frecuencia repetía Lansdowne a Mandas en
las visitas que éste realizaba al Foreign Office giraba machaconamente en torno a la necesaria
inteligencia de las tres potencias en lo relativo a los empréstitos, la misma filosofía política a la que
se ajustaba Abarzuza.
darwinista por parte de las Legaciones francesa, británica y española, cada una sólo interesada por
colocar primero su propio empréstito en Fez. Los banqueros de los tres países prestamistas pusieron
que habían sido finalmente aprobadas por Delcassé. No se hablaba de la hipoteca de las aduanas
marroquíes como garantía de los créditos ni de que aquéllas pasaran a estar controladas por
funcionarios europeos.
Por otro lado el Ministro de Estado creía firmemente que eran infundados los rumores
espaldas de España y sin conocimiento de la misma.2445 Hay que tener en cuenta que supuestamente
decir, Francia no había hecho todavía tan evidente su aspiración a lograr la protección del Majzén
2442 Telegrama de Mandas a Abarzuza. 10 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
297 / Ex. 1.
2443 El Embajador republicano en Madrid, Jules Cambon escribió una corta nota el 7 de Marzo de 1903 a Abarzuza
expresando la conformidad francesa.
2444
Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 13 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
297 / Ex. 1.
2445 Carta particular no. 3 de Abarzuza a Cólogan. 16 de Febrero de 1903. A.M.A.E. Archivo Histórico. Legajo H-
1264.
1381
apuntalaba la voluntad europea de mantenimiento del statu quo. Incluso a comienzos de marzo,
cuando las negociaciones se dilataban y se retrasaba la firma del empréstito hispano, el Ministro de
Estado español todavía confiaba en la existencia de una completa inteligencia entre los tres
Sin embargo, las impresiones procedentes de Fez señalaban que, antes que un acuerdo, se
había desatado una auténtica guerra entre Francia, España e Inglaterra por colocar empréstitos al
imperial con la oferta inglesa (un empréstito de 300.000 libras), deseando anticiparse a posibles
competidores ante la noticia de la llegada a Tánger con nuevos ofrecimientos galos de un enviado
del Banco de París y de los Países Bajos, Georges Zangarussiano.2446 La posibilidad del tan
anunciado “concierto internacional “ se diluía antes incluso de ser gestionada o negociada. En Fez y
en Tánger se asistía en la práctica a una feroz competencia entre países imperialistas por no
quedarse a la zaga. Tampoco Cólogan mostraba deseos de dar a conocer los detalles del empréstito
español a la Legación francesa a la que mentía, y su deseo era que la negociación española se
concluyese con anterioridad a la británica. 2447 A nivel tangerino ni Nicolson ni Cólogan mostraron
especial entusiasmo en buscar un acuerdo con la Legación francesa. Preferían negociar sus
empréstitos a espaldas de Francia en Fez, entendiendo que el consorcio no les incumbía; pensaban
simplemente que cuando se concluyeran las negociaciones de los préstamos, lo notificarían a sus
procedentes de Fez eran del todo decepcionantes: el Majzén había indicado a Mohammed Torres
que no necesitando dinero, no iba a suscribir ningún nuevo empréstito. Después de las seguridades
que Abarzuza creía tener sobre el perfecto acuerdo internacional, todo se iba al traste
repentinamente. Días después en Tánger la Legación Imperial alemana recibía una turbadora
2446 Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 15 de Febrero de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
297 / Ex. 1.
2447 Carta particular no. 12 de Cólogan a Abarzuza. 15 de Febrero de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
1382
noticia de Berlín afirmando que la paralización del empréstito español se debía a las presiones galas
sobre el Majzén. Sin embargo Abarzuza y sir Mortimer Durand, el Embajador británico en Madrid
sospecharon que tal medida había sido tomada por la corte jerifiana respondiendo a presiones
Cólogan no se dio por vencido.2449 Cuando se entrevistó con sir Arthur Nicolson, Cólogan
definitiva acabaría apelando a la vieja fórmula ya usada por el anterior gabinete Silvela de buscar
una aproximación al Reino Unido. Así manifestó que en el campo donde se tenía que aplicar el
manido concierto franco-anglo-hispano, en el propio Marruecos, ese acuerdo era imposible por
culpa de Francia y por el hecho de que los medios galos de presión colonial consideraban al
Sultanato un territorio vetado, de pertenencia exclusiva, donde España o el Reino Unido no tenían
sitio, y que a todas luces el Gobierno republicano no se atrevía a contrarrestar tal sentimiento. El
concierto no pasaba de basarse en supuestos teóricos, sin posibilidad de pasar a la práctica. Por
ello Cólogan apeló a un futuro apoyo británico sirviéndose de la fórmula de que tanto Londres
como Madrid eran los únicos en desear sinceramente la conservación y el fortalecimiento del statu
quo.2450 A partir de entonces Cólogan dio un giro trascendente a su actuación en el tema de los
empréstitos. Con el consentimiento de Abarzuza, dejó que la iniciativa en las presiones políticas
para la realización del ¡empréstito español¡ fuese llevada a cabo por el Reino Unido, ante la
parquedad de los medios diplomáticos hispanos para influir en el Majzén. Éste prefería antes
suscribir un crédito con el Reino Unido, por lo que el español fue pospuesto.2451
En Marruecos Cólogan no pudo vislumbrar hasta entrada la primavera que a pesar de las
buenas promesas británicas los diplomáticos de cada potencia mostraban muy poco deseo de
cumplir las fórmulas del concierto anglo-franco-hispano tan repetidas por Abarzuza o Lansdowne ,
y que en realidad cada cual atendía sus negociaciones intentando salir airoso, no importándole
2448 Carta particular no. 19 de Cólogan a Abarzuza. 11 de Marzo de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
2449 Carta particular no. 14 de Cólogan a Abarzuza. 26 de Febrero de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
2450 Carta particular no. 15 de Cólogan a Abarzuza. 27 de Febrero de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264
2451 Carta particular no. 6 de Abarzuza al Duque de Mandas. 10 de Marzo de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
1383
mucho las otras. Los británicos tampoco colaboraban con España. A Cólogan le habían fallado sus
agentes confidenciales en Fez y tampoco los banqueros Nahon, los representantes del Banco de
España en Marruecos y negociadores ante el Majzén del empréstito español, le habían advertido.
“Ver con mis propios ojos, conocer las cosas y poder informar con exactitud matemática “:2452
todas estas eran aspiraciones frustradas repetidamente que no podía alcanzar. Por otra parte,
por el cual España ajustaría su política en lo tocante a los asuntos marroquíes a la francesa y
británica, el gobierno de Madrid actuaría solo. Lansdowne en sus contactos con Madrid
permanecía firme en su postura reiterada de mantenimiento del statu quo, pero en Marruecos no
parecía dispuesto a ejercer ninguna presión sobre el Majzén para desbloquear las negociaciones en
torno al empréstito español, a pesar de las quejas del Duque de Mandas. Sin embargo los británicos
Fez. 2453
campaña contra el Rogui no cesaban, y ya iban cobrados cuatro millones de francos de los siete y
medio del empréstito galo. Próximo a agotarse éste, al Majzén le hacía falta nuevos recursos.2454
Que varias naciones apareciesen como acreedoras de Marruecos, en vez de serlo solamente
Francia era una complicación muy escasamente deseable para los planes franceses. Al saberse en el
Quai d´Orsay que escasas semanas después de haberse negociado el empréstito francés,
comenzaban los funcionarios jerifianos sus conversaciones con una banca de Londres, para obtener
de ella 300.000 libras esterlinas la noticia no causó especial satisfacción. Delcassé modificó
particulares al Sultán, con inclusión limitada de los banqueros ingleses y españoles, pero no de un
control – al modo de lo ocurrido en Egipto- de las potencias interesadas en Marruecos sobre las
2452 Carta particular no. 20 de Cólogan a Abarzuza. 29 de Marzo de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
2453 Carta particular no. 13 del Duque de Mandas a Abarzuza. 21 de Marzo de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
2454 Carta particular no. 16 de Cólogan a Abarzuza. 2 de Marzo de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264
1384
Aduanas del Majzén, que en el pensamiento del Quai d´Orsay estaba reservado en el futuro a
Francia sólo. “Sobre todo, nada de una triple intervención directa“, ese era el lema de la diplomacia
francesa.
rápidas gestiones ante el Embajador francés en Madrid, Jules Cambon. Estas iniciativas
dispuesta Francia a consentir el compartir de momento el acoso financiero al Sultanato con Reino
Unido y España. A finales de marzo la negociación del empréstito inglés estaba concluida en
introducir ciertas modificaciones en las condiciones del contrato que lo diferenciaban del francés e
inglés, puesto que deseaba comenzar a amortizarlo a los cuatro años de recibido, no a los dos. Esta
demanda situaba a España en una situación de desequilibrio político y económico con respecto a
Reino Unido y Francia, dado que no existía una simultaneidad de pagos y reembolsos entre los
tres empréstitos.
Para Abarzuza el hecho de que España marchara de la mano de Inglaterra y Francia era un
éxito que servía de garantía ante posibles contingencias del futuro. Permaneciendo unidos a
pagaba los créditos y había que tomar medidas de fuerza para exigir el reembolso. De esta forma se
2455 Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 2 de Abril de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 /
Ex. 1.
2456 Carta particular no. 5 de Abarzuza a Cólogan. 6 de Abril de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
1385
produciría un concierto de los tres países acreedores, en el que España –como deseaba Abarzuza--
se insertaría. La base de la actuación financiera en Marruecos –tal como la entendía Abarzuza- era
el concierto triple. Si esta base fallaba, España se encontraría en grave riesgo. En efecto, si España
aparecía aislada durante dos años, como prestamista exclusiva del Sultán, una vez que banqueros
ingleses y franceses hubieran cobrado y concluido sus operaciones, la situación podía complicarse
La situación financiera del Majzén iba de mal en peor. Por una parte, la reforma referida al
tertib y la nueva fiscalidad había sido muy mal acogida. Por otra parte las resistencias a su
Tesoro del Majzén ingresaba sólo el montante de los aranceles aduaneros. Hasta finales de 1903 el
Majzén y aplicable a todos los habitantes del Imperio, incluso los chorfa y los protegidos de
Administración marroquí. Por otra parte el levantamiento del Rogui provocaba un aumento de
gastos extraordinarios. El dinero del empréstito francés se acababa de consumir y pronto iba a tener
Las negociaciones del préstamo español se prolongaron hasta que el 15 de abril el gobierno
posteriormente que la cantidad prestada por España se hiciese llegar a Tánger en un solo envío.2458
Se preveía el envío de una nueva mehal.la expedicionaria contra los rebeldes y el dinero del
2457 Telegrama de Cólogan a Abarzuza. 25 de Abril de 1903. . A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
297 / Ex. 1.
2458 Carta particular no. 27 de Cólogan a Abarzuza. 16 de Abril de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
2459 Carta particular no. 28 de Cólogan a Abarzuza. 21 de Abril de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
1386
2460
En Madrid se produjo un retraso en la firma del contrato, causado por las discusiones
Sultán.2461 La banca española, a la hora de arriesgar e invertir su capital en Marruecos no tenía una
actitud tan decidida como la del gobierno conservador. Algunas entidades financieras al ser
conservadoras estrategias no compartían los valores intervencionistas del gabinete pues dudaban
de la posibilidad de hacer un buen negocio. 2462 Finalmente las entidades financieras que efectuaban
1905 como la fecha para el comienzo de la amortización (era el mismo plazo señalado en el
convenio del empréstito inglés).2464 El importe final fueron los diez millones de pesetas manejados
prácticamente desde el inicio de las negociaciones. Por fin la diplomacia española se anotaba un
combates en el Rif, de la sublevación del Rogui y de la anarquía reinante en el norte del país,
propiciaron que España pudiera insertarse de nuevo en el proceso de acoso financiero a Marruecos.
2460
Este retraso intentó ser capitalizado por la Legación de Francia en Tánger para promover la suscripción de un
nuevo empréstito por parte marroquí, teniendo en cuenta que en Fez se necesitaba el dinero con prontitud. Telegrama
de Cólogan a Abarzuza. 23 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex.1.
2461 Telegrama de Abarzuza a Cólogan. 3 de Mayo de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297
/ Ex. 1.
2462 Carta particular del Gobernador del Banco de España, Antonio García Alix dirigida a Buenaventura Abarzuza. 9
de Julio de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2463
Según Antonio Ramos señala que los diez millones de pesetas se repartieron con la siguiente suscripción: el Banco
Hispano-Colonial y un grupo de banqueros catalanes, 2.500.000 pesetas; la casa Urquijo, 2.500.000 pesetas; el Banesto,
un millón; el Banco Hipotecario, un millón y medio; un grupo de banqueros madrileños, un millón y otros suscriptores
del empréstito, 1.500.000 pesetas. Cfr. Ramos, A.: Perlas Negras, Madrid, Imprenta de Eduardo Arias, 1903, pág. 53.
2464 Carta particular no. 7 de Abarzuza a Cólogan. 24 de Mayo de 1903. A.M.A.E. Legajo H-1264.
1387
El Gobierno marroquí tenía que financiar sus expediciones militares recurriendo de nuevo a los
créditos internacionales. A finales de agosto el Ministro de Hacienda, sid Mohammed Ben Abdel-
Krim-et Tazi, se ponía en contacto con los banqueros Nahon solicitando otro empréstito español de
se puso en contacto con el Ministro de Estado del gabinete Villaverde, el conde de San Bernardo
recomendando que el empréstito no debía realizarlo España en solitario. Una operación de esa
índole debía venir acompañada de una asociación con Inglaterra y Francia. Inmediatamente el
nuevo gabinete, muy reticente a facilitar más dinero al Sultán, puso este hecho en conocimiento de
los Embajadores españoles en París y Londres, encargándoles que averiguaran las ideas de los
respectivos gobiernos al respecto. 2466 El Foreign Office no mostraba ningún empeño en favorecer
2467
la realización de otra operación financiera en Marruecos. El Majzén necesitaba con urgencia
los fondos. Una vez empleados los importes de los empréstitos francés e inglés, las reservas que le
restaban al Gobierno se ceñían a los cinco millones de pesetas que le quedaban del empréstito
español. Si se agotaban y el Majzén se quedaba sin recursos, podía sobrevenir un momento muy
crítico para el Sultán, pues seguía persistiendo la anarquía en el norte, extendiéndose a otras partes
del país y a pesar de haber empleado ya veinticinco millones de pesetas procedentes de los tres
hallaba exhausto,2468 con el agravante de que el nuevo sistema fiscal, bloqueado a iniciativa de
viabilidad de inyectar de nuevo en la economía del país un dinero, que parecía destinado al
2465 Telegrama de Cólogan al Ministro de Estado, conde de San Bernardo. 25 de Agosto de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2466 Telegrama del Ministro de Estado, conde de San Bernardo a los Embajadores españoles en París y Londres. 26
de Agosto de 1903.
2467 Duque de Mandas a conde de San Bernardo. Despacho no. 70. 2 de Septiembre de 1903. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2468
Los informes diplomáticos españoles insistían en el incremento considerable de los gastos de Abd al- Aziz que se
calculaban en más de cien millones de pesetas anuales. Al disminuir los ingresos, el erario marroquí carecía de
recursos, no pudiendo satisfacer puntualmente las pagas a los soldados. De ahí la necesidad, cada vez más urgente, para
el Majzén de realizar el empréstito que gestionó en Londres el caid Mac Lean.
1388
despilfarro y no a una inversión productiva para hacer frente a los problemas del país.2469 Eso era
algo que Francia no consideraba. Visto el ejemplo del acoso económico a Egipto que condujo a la
financieramente en Marruecos, pues suponía que las inversiones de capitales las iba a recuperar con
que en los meses anteriores, lograr el engarce de los intereses españoles en Marruecos con los de
las Legaciones francesa e inglesa. Con todo, sugirió al Ministerio de Estado que lo preferible era
negociar un empréstito nuevo mancomunado entre las tres naciones (Inglaterra formalmente seguía
aportando la banca española sólo tres o cuatro millones de pesetas. De traducirse este propósito en
contrapartida los intereses españoles desde el punto de vista económico y político quedarían
firmemente entrelazados con los ingleses y franceses. Del futuro de Marruecos no se podría
desalojar a los españoles. ¿Existían otras opciones para la diplomacia española?. Sí, siempre que se
hiciera tabla rasa de la política de actuación en asuntos de Marruecos diseñada por Abarzuza y
asumida posteriormente por el tándem Fernández Villaverde / conde de San Bernardo; esto es la
necesidad de proceder en los temas marroquíes de completo acuerdo con Francia e Inglaterra.
Prestar unilateralmente una fuerte cantidad al Sultán a espaldas del Quai d´Orsay suponía para el
gobierno Villaverde una ruptura abierta con Francia y el fin de una línea política meditada y
2469 En el ánimo de Cólogan pesaban en gran medida las advertencias del agente en Fez, Cerdeira que insistía en sus
misivas en el despilfarro continuo de las arcas majzeníes que evaluaba en cien millones de pesetas anuales. Eso en un
momento en que el sistema recaudatorio estaba bloqueado. En tales condiciones el agente insistía en que amén de que
los empréstitos al Sultán daban lugar a una violación de la neutralidad española ante la sublevación roguista, lo que
hacían era prolongar aún más el desarrollo del conflicto. Los ingresos del Majzén no iban a ser suficientes para
amortizar los créditos y ello iba a conducir a una segura bancarrota a la Hacienda imperial. El agente recomendaba que
no había que acosar más financieramente a Marruecos, al que veía como un pueblo enfermo al que querían arrebatarle
sus despojos. Un Marruecos libre, independiente, no endeudado era el seguro más firme para que la diplomacia
española no recelase. Carta particular de Cerdeira a Cólogan. 23 de Octubre de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
1389
aproximación española a la ‘entente cordiale’ en 1904, pasaría luego por la actuación en la
Francia e Inglaterra, aquélla era la ocasión. Pero si lo que quería era sólo obtener una presencia,
aunque reducida, en el norte de Marruecos el único camino razonable era continuar la colaboración
con Francia. Máxime teniendo en cuenta que el acoso financiero que España podía practicar
respecto al Sultanato fallaba por su base: no tanto en razón de la debilidad económica de España
sino más bien porque la agresividad comercial (en el Sultanato) no era la característica esencial de
Armijo.2470 Cólogan y Cerdeira dibujaban en sus despachos la imagen de un país, el marroquí, cada
vez más debilitado y menos dueño de sus destinos, contribuyendo a su estado comatoso el proceso
de los empréstitos que socavaba la vigencia del statu quo, y que era descrito como el “despojo de
la situación. Los gastos del Majzén, que los diplomáticos españoles valoraban en alrededor de cien
Administración sería impotente tanto para amortizar capitales como para pagar intereses de las
Sabiendo el Majzén que no iba a encontrar fácilmente el dinero que buscaba fuera de Francia,
envió al agente británico, caíd Mac Lean desde Fez a Londres con una misión confidencial:
encontrar fondos en la City. Se rumoreaba en Fez que ante la actitud retraída y poco propicia a
efectuar nuevos préstamos del gabinete Balfour, el Majzén podría intentar vencer las resistencias
ofreciendo a la Banca inglesa el control de algunas aduanas y de los aranceles generados en ellas.
Esta era una circunstancia que no iba a tolerar París. Sin embargo Cólogan, que también había
2470
Cfr. Marqués de la Vega de Armijo: Marruecos y las potencias europeas. Separata del Tomo XI de las Memorias
de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1905.
2471 “Prestar dinero –escribía el agente Cerdeira a Cólogan el 23 de Octubre– al Sultán en forma indefinida, es ser
poco neutral, es favorecer y dar elementos a la lucha que con carácter dinástico y político hace más de un año que
perturba el Imperio, es conducir a una segura bancarrota, al país de los sherifes y precipitar el final del grave problema
de Marruecos“. Carta de Cerdeira a Cólogan. 23 de Octubre de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 297 / Ex. 1.
1390
advertido que las relaciones de tirantez entre Francia y Reino Unido se habían disipado
prácticamente y habían dado paso a un marco de amistad, previno a Madrid que era posible un
acuerdo económico de actuación en el Sultanato entre las dos potencias.2472 A pesar de permanecer
dos meses en Londres, los comisionados del Sultán no obtuvieron ni una libra. Aparentemente el
gabinete Balfour, convencido de la inutilidad de nuevos créditos, no deseaba contraer con los
por parte del Sultanato era muy dudosa, resaltando el estado calamitoso de la Hacienda marroquí
que había llegado al extremo de no poder percibir los tributos regulares. En realidad, el Embajador
español no llegaría a vislumbrar que financieramente el gobierno británico quería desentenderse del
acoso al Sultán, mientras por otro lado deseaba obtener un acuerdo con la República francesa que
Sin embargo estaba claro que el Sultán quería ver rota su dependencia financiera con
trataba del grupo Schneider-Le Creusot, detrás del cual había fuerzas poderosas, especialmente
representadas por el lider del grupo colonialista, Etienne y su “Comité de Maroc“, que aunque
Marruecos, en el transcurso de las negociaciones del primer empréstito francés por otro grupo aún
más potente, la Banque de Paris et des Pays-Bas, familiarmente conocido por Paribas. Los
contactos abiertos con Fez no se tradujeron en una respuesta satisfactoria del Majzén. Eso en un
momento en que la situación militar era muy delicada y en la frontera argelina las tropas
gubernamentales no podían maniobrar con comodidad sin la ayuda de los franceses. En el otoño de
1903 el conflicto empeoró cuando el Gobierno marroquí tomó la desafortunada decisión- que
2472 Cólogan al conde de San Bernardo. Despacho no. 334. 17 de Septiembre de 1903. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2473 Un financiero norteamericano, Languerman presentó en Septiembre de 1903 al Sultán en Fez un proyecto de
empréstito de un millón de libras esterlinas procedentes de bancos estadounidenses, con un interés del 8 %, pero con la
garantía de una hipoteca de los aranceles aduaneros. Languerman solicitaba del Majzén que el capital norteamericano
se utilizase para hacer frente el Sultán al pago de los tres créditos ya contraídos por éste.
1391
algunos atribuyen a la influencia del grupo profrancés en su seno- de transferir la guarnición de
Taza, ocupada semanas antes a Uxda.2474 Los rebeldes atacaron sin tregua al convoy2475 y
recuperaron la mayor parte del material militar. Bu-Hamra pudo instalarse cómodamente en la
ciudad abandonada; rodeado de su propio Majzén, se mantuvo allí durante siete meses. El Sultán no
hizo ningún movimiento para desalojar de Taza al Rogui; la insumisión se mantenía y con ella el
progresaba y con ello quedaría descartado el peligro del inminente derrumbamiento del Sultanato,
no es menos cierto que el Rogui se había consolidado como un poder regional que no era
los banqueros de la City se iban a comprometer en una campaña, desarrollada primero a partir de
sendas convenciones en Londres y Manchester y luego en una campaña de prensa en defensa de los
campaña se pretendía llamar la atención de la opinión pública sobre los efectos negativos para la
economía británica de una abstención futura en la tarea de auxiliar financieramente al Sultán, lo que
equivalía a entregar al Imperio marroquí en manos exclusivas de Francia. Los periódicos ingleses
argüían que la insurrección no alcanzaba en modo alguno las características catastróficas que
habían jaleado sectores de la prensa europea. Señalaban con acierto que en buena parte del Imperio
la rebelión roguista no existía, ni tan siquiera servía de conversación en los zocos, y solamente en
Taza, Melilla y en el noreste del Sultanato había adquirido un carácter endémico. Otras noticias
suficientemente hábil como, para en el momento en que se le proporcionaran más amplios recursos,
2474
Sobre el abandono de Taza, véase: Ministerio de Estado, Informe confidencial no. 37. Marruecos. 15 de noviembre
de 1903. A.M.A. E. Legajo H- 2738. Circulares sobre Marruecos.
2475 Véase Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales del nacionalismo marroquí, Editorial Mapfre, Madrid, 1997,
pág. 385.
1392
acabar a corto plazo con cualquier revuelta. Esta campaña culminaba el 5 de noviembre con una
inversión de capital británico en Marruecos era vista por estos grupos empresariales no sólo como
tendente a conseguir objetivos económicos sino como una fórmula política para detener la
titular de la Legación en Tánger, sir Arthur Nicolson, se mostraría proclive a ayudar eficazmente
británicos no deseaban repetir en la nueva operación financiera las mismas características de los
anteriores créditos. No deseaban tres empréstitos contratados por separado de cada uno de los
países con interés en invertir capital en Marruecos. Se decantaban por una operación única,
mancomunada, de una suma importante, en torno a los dos millones de libras o los cincuenta
fiscalizado por una Comisión gestora de la Deuda externa marroquí integrada por funcionarios de
las rentas arancelarias serían destinadas a pagar los intereses de los empréstitos y la amortización
del capital.
B) Los empréstitos debían contar con la garantía explícita de que los gobiernos europeos
2476 Duque de Mandas al conde de San Bernardo. Despacho no. 100. 6 de Noviembre de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2477 Cólogan al conde de San Bernardo. Despacho no. 384. 12 de Noviembre de 1903. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2478 Duque de Mandas al conde de San Bernardo. Despacho no. 95. 30 de Octubre de 1903. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
1393
Presionado de tal forma, el gabinete Balfour entró en conversaciones con el francés,
Villaverde entendió que era el momento propicio de reincorporarse al proceso de acoso al Sultán.
Sin embargo diversos financieros españoles se mostraron muy remisos al proyecto de realizar
Antes de que el gobierno español pudiese captar a algunos inversores, se produjo la respuesta
del gabinete francés, declinando el proyecto de los banqueros londinenses, y alegando formalmente
que el Imperio marroquí carecía de solvencia para reintegrar los capitales que se le prestaban. Las
respecto a Marruecos: hacerse con el control de las finanzas del Imperio.2480 El Quai d´Orsay no
deseaba un control de las potencias interesadas en Marruecos sobre las aduanas del Majzén que en
el pensamiento de los diplomáticos galos estaba reservado en el futuro sólo a Francia. Con todo, el
gobierno francés ofertó la posibilidad de que el Majzén pudiera acceder a empréstitos de menor
cuantía, con inclusión en ellos de la participación de banqueros ingleses y españoles, siempre que
los préstamos no contaran con el respaldo de la hipoteca de las aduanas marroquíes aranceles.2481
2479 Telegrama reservado del conde de San Bernardo a Cólogan. 14 de Noviembre de 1903. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2480
Se esperaba por parte del gobierno de la Tercera República que el Majzén, carente de fuerzas y recursos, y
conforme pasaba el tiempo más necesitado de dinero se iba a entregar más fácilmente a las condiciones draconianas
exigidas por Francia a cambio de la concesión de nuevos préstamos. Esto es: el establecimiento de un bien organizado
proceso de succión económica de los recursos del territorio marroquí para el provecho del capital bancario e industrial
galo y la imposición de los medios de influencia e intereses republicanos. Consecuentemente, los préstamos devorarían
interiormente a Marruecos, conservando eso sí la ficción del “Estado marroquí independiente” y “la integridad” del
Sultanato y respetando Francia las apariencias con el pretexto de colaborar con Abd al- Aziz, algo que la República
estaba a punto de lograr al decrecer en Fez la influencia de los reformistas dirigidos por el ministro de la Guerra el
Mennebhi e imponerse la de los conservadores respaldados por la influencia francesa.
2481 Duque de Mandas al conde de San Bernardo. Despacho no. 104. 17 de Noviembre de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2482 Duque de Mandas al conde de San Bernardo (por relevo en el gobierno, lo despacharía el Ministro de Estado
entrante, perteneciente al gabinete Maura, es decir Rodríguez San Pedro). Despacho no. 108. 3 de Diciembre de 1903.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
1394
Sin embargo, en el marco de la concurrencia económica de las tres naciones imperialistas en
nuevo empréstito que consolidara una determinante influencia gala en el territorio imperial. El 28
anual en veinte años, detrayendo para ello el 20 % de los ingresos diarios de tres de las aduanas del
imperio (Tánger, Casablanca y Mogador) y quedando facultados los banqueros para nombrar en
cada uno de los tres puertos a una serie de agentes interventores. El Majzén debía ofertar como
garantía general del pago del préstamo la renta total de las Aduanas del Imperio.2483 Cólogan trató
con ahínco de influir en la opinión del Foreign Office, despertando su atención con tal de que los
británicos, ya que los españoles no podían hacerlo, se atreviesen a detener las injerencias galas. 2484
2483
Bernardo de Cólogan al Ministro de Estado. Despacho no. 404 muy reservado. 5 de Diciembre de 1903. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2484
Bernardo de Cólogan al Ministro de Estado. Despacho reservado no. 405. 5 de Diciembre de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 /Ex. 1.
1395
RESUMEN
Bu Hamra, el gabinete conservador de Silvela apostó por la opción de intensificar la política de las
cañoneras. Una intensa movilización se llevó a cabo por parte de las unidades de la Armada en los
primeros días del año ante la posibilidad de una intervención española en el escenario marroquí.
Esta estrategia tuvo que ser rectificada, demostrándonos que los intereses de España en Marruecos
promovió un acuerdo entre las potencias europeas, aceptado por el Reino Unido y luego por
España, que establecía oficialmente una política de no intervención en el conflicto que asolaba el
norte de Marruecos. Este acuerdo, al fin y a la postre, señalaba el abandono por parte del Reino
Unido, de cualquier pretensión de hegemonía en el Sultanato y permitía que los franceses quedaran
como tutores del futuro de Marruecos. Descartada la opción de ejercer una presión militar en las
costas septentrionales del Sultanato, el gobierno de Silvela decidió mantener una actitud vigilante
ante los avatares de la rebelión roguista. En la Corte imperial se había desatado un intenso conflicto
entre los partidarios de las reformas en el Sultanato, encabezados por el Ministro de la Guerra, Al-
Mennebhi, y los sectores más tradicionalistas, que contaban con el respaldo de Francia. La
extensión de la rebelión roguista al Rif y a las proximidades de Melilla forzaría a las autoridades
españolas a mostrar una actitud de máxima vigilancia en la región, intentando evitar cualquier tipo
de incidentes fronterizos y procurando no enturbiar las relaciones con las cabilas próximas. Las
cercadas, sufriendo un duro hostigamiento por los rebeldes. Al ser derrotado el contingente
gubernamental, se le permitirá refugiarse en Melilla, pero sólo durante un período muy breve. El
gobierno español forzó la evacuación hacia el Sultanato del contingente derrotado, obligó a que las
1396
estructuras del poder central en la zona fueran desmanteladas (Aduana Imperial en Melilla) e inició
una política basada en la buena vecindad con el nuevo poder fuerte en el Rif, el Rogui.
Marruecos, gestado por los liberales. El estadista conservador siguió personalmente una estrategia
destinada a conseguir que Francia no diera tan solo un apoyo diplomático a la monarquía
inglesas. También intentó que Rusia apoyara el tratado hispano-francés y fuera asimismo partícipe
Abarzuza puso en marcha una iniciativa para disipar los recelos del Reino Unido hacia España,
un marco más amplio de aproximación diplomática entre Francia y el Reino Unido, que
marco de un hipotético eje Londres- París queda dibujada con motivo de una manifestación naval
en Cartagena. Buques de guerra rusos, franceses, ingleses y portugueses, es decir del bloque anti-
alemán en la Primera Guerra Mundial, se dan cita en la costa murciana para homenajear a Alfonso
noviembre de 1902. El Quai d´Orsay adopta una postura intransigente: desea un drástico recorte de
la esfera territorial española en el norte del Sultanato. El gabinete conservador debe renunciar a la
posesión de Fez. El proyecto político francés pasa claramente por alzarse como poder hegemónico
la Mar Chica, en las proximidades de Melilla, zonas ambas consideradas como altamente sensibles
para la seguridad nacional de España. En el extremo oriental del Sultanato, las fuerzas francesas
llevan a cabo una expedición punitiva contra Figuig. Cuando se conoce en Europa que el Majzén ha
suscrito un empréstito con la Banca francesa, el gobierno español entiende que es necesario
1397
incorporarse al asedio financiero del Sultanato y abrirá, a su vez, un proceso negociador tendente a
1398
CAPÍTULO 14
absorbió gran parte de las fuerzas del primer gabinete Silvela entre 1899 y 1900. El éxito de las
del gasto público– le convirtió en la segunda autoridad del partido conservador. Silvela
consideraba al hacendista como un eficaz gestor financiero, pero incapaz por otra parte de liderar
una política exterior de altos vueltos, reconstituyendo un imperio colonial. Antonio Maura, que en
el hombre que Silvela buscaba para la nueva etapa de gobierno. Maura procedía del grupo disidente
del partido liberal dirigido por el ex ministro de Hacienda Germán Gamazo, fallecido en 1901.2485
conservador con los restos del gamacismo, a cambio de ocupar la cartera de Gobernación en el
próximo gabinete. Silvela ofreció de nuevo la cartera de Hacienda a Villaverde, pero éste,
negativa, pues, libre de responsabilidad gubernamental, Villaverde podía erigirse en jefe de los
1399
con renunciar a formar gobierno si Villaverde no entraba en él. Villaverde acató sus órdenes, pero a
los tres meses dimitió, y comenzó a fraguarse a su alrededor un grupo de resistencia a Maura y sus
las mismas ideas sobre el gasto estatal. Villaverde pretendía emplear el grueso del superávit en la
estabilización monetaria,2486 mientras que sus discípulos hacían hincapié en el desarrollo de las
obras públicas, la agricultura y la educación. Por el contrario, los mauristas y Silvela promovieron
la Armada, sin lo cual no se podía hacer una política de proyección sobre el Imperio jerifiano.
conservadores constituidos entre 1902 y 1905. La ruptura entre ambos comenzó el 25 de marzo de
1903, cuando Villaverde abandonó la cartera de Hacienda del segundo gobierno Silvela, tras alegar
su disconformidad con los planes de construcción de la escuadra apadrinados por Maura, que
implicaban una cuantiosa inversión. Dispuesto a no perder el control sobre Villaverde, Silvela le
La actuación del nuevo gabinete conservador respecto a los asuntos marroquíes parece
apuntar a un relativo desinterés. Las negociaciones con Francia sobre el reparto del Sultanato
entraron en un compás de espera. Al entrevistarse el nuevo jefe del gobierno con el Embajador galo
en Madrid, Villaverde aseguró a este que las últimas afirmaciones realizadas por su predecesor en
las Cortes, recalcando la necesidad de una unidad íntima con Francia en los asuntos marroquíes le
habían parecido un poco apresuradas; aún así, la política exterior de su gobierno se iba a inspirar en
2486
Seguimos el estudio del profesor Martorell. Véase Martorell, M.: El santo temor al déficit, Alianza Editorial,
Madrid, 2000, pp. 89-91.
2487
Días antes, y en el momento en que las Cortes se habían renovado tras un proceso electoral, el presidente del
gobierno Silvela había hecho en su discurso-programático una declaración que Jules Cambon había calificado de
sensacional en torno a la necesidad de una unión íntima y de la comunidad de intereses y de aspiraciones de España con
Francia en su política marroquí. Cfr. Marchat, H.: “ Les origines diplomatiques du ‘Maroc espagnol’ (1880-1912)“, en
R.O.M.M., no. 7 (1970), pág. 120.
1400
los mismos sentimientos y tendencias que la de Silvela. En septiembre, Villaverde se decidió a
reiniciar el curso de las conversaciones con Francia sobre el reparto de Marruecos. Retomará las
mantenimiento del ‘statu quo’ en el Estrecho de Gibraltar, y que garantice la soberanía española
sobre Baleares y Canarias. Con Villaverde ya no se vuelven a dar bandazos bruscos en la política
Inglaterra y de llevar las relaciones entre Londres y Madrid a un cauce de amistad y de acuerdos,
política que considera ha sido un poco olvidada por sus predecesores. Jules Cambon le respondería
Fez, que entraría ahora dentro de la esfera de influencia francesa. Villaverde, después de haberse
proposición –por medio de León y Castillo– a Delcassé de un intercambio entre Fez y Agadir,
Las semanas posteriores le permitieron a Jules Cambon verificar la exactitud del propósito
Delcassé que Inglaterra había retomado en Madrid una situación que no había tenido en mucho
tiempo. En contraposición, Cambon estaba molesto de la reserva que San Bernardo, el Ministro de
Estado del gobierno Villaverde, observaba con él a propósito de Marruecos. Cambon pensaba que
este paréntesis era impuesto por la idea de Villaverde de supeditar un acuerdo sobre Marruecos a
Marruecos, el Marqués del Muni (León y Castillo), tras regresar de Madrid donde había mantenido
largas conversaciones sobre la cuestión marroquí con el jefe de gobierno y con el Ministro de
1401
Estado, advirtió en seguida el interés vital que Delcassé concedía a la ampliación de la esfera de
influencia francesa, ahora que Inglaterra era ya sabedora de la existencia de tales negociaciones y
cómo la dinámica que quería impregnar el titular del Quai d´Orsay a las negociaciones se
obtuvo una primera victoria: el Embajador Español tuvo que declarar al Ministro francés que
España no insistiría más en obtener Fez; Delcassé iba a rechazar categóricamente todas las
peticiones del gobierno español para que Agadir formara parte del Marruecos hispano.2488 Además
Delcassé quiso imponer a su interlocutor hispano el abandono definitivo de la región del Sus. Sólo
si el gabinete Fernández Villaverde aceptaba esta propuesta, Delcassé estaba dispuesto a conceder
Agadir a España.2489 A pesar de los deseos de León y Castillo de negociar a toda prisa y contra el
reloj, antes de que en Londres Paul Cambon y Lansdowne llegaran a un acuerdo, se impuso un
Por otra parte, el acuerdo francés con Gran Bretaña para suturar los conflictos coloniales
entre las dos potencias se perfilaba dificultoso: en Manchester y en Londres tuvieron lugar una serie
navegación Forwood Brothers and Co. Se habían decidido a presionar enérgicamente al Foreign
Office para que éste no diera la espalda a los intereses del comercio británico en Marruecos. En
líneas generales, alrededor del 50 % del comercio exterior del Sultanato se encontraba en manos
británicas y el empresariado temía que si el país cayese bajo control francés sufriese la misma
suerte que el de Madagascar o Argelia donde la República había implantado una serie de tarifas
arancelarias que protegían el mercado colonial para los artículos franceses. Otra de sus peticiones
era la neutralización de Tánger para asegurar la libertad en la ruta de navegación hacia Egipto y
2488
“Note du Département “. 21 de Octubre de 1903. D.D.F. Vol. IV., pág. 37
2489
“Note du Département “. 23 de Octubre de 1903. D.D.F. Vol. IV, pág. 45.
1402
libras.2490 Lansdowne se comprometió a principios de noviembre a tomar en consideración sus
mediación de Paul Cambon un proyecto de acuerdo general. Tres semanas después, Paul Cambon
y Lansdowne retomaban las conversaciones sobre una posibilidad de acuerdo en los litigios de
Marruecos y Egipto. Lansdowne ofrecía a Delcassé desinteresarse del Sultanato, siempre que como
centraba sus esfuerzos en que le fuera reconocida la preeminencia exclusiva en la ayuda financiera
a Abd – al- Aziz, ya que aspiraba a un control de los ingresos aduaneros del Imperio jerifiano.2491
El 11 de Noviembre Paul Cambon exponía al titular del Foreign Office los propósitos inmediatos
2490
Los empresarios británicos achacaban la culpa de que el Sultán no tuviese dinero a que Francia no había aprobado
el plan de reformas fiscales de Abd-el- Aziz. Asimismo decidieron la constitución de una asociación para la protección
del comercio de Marruecos. Paul Cambon, Embajador de Francia en Londres a Delcassé. Despacho no. 252. 21 de
Octubre de 1903. En los últimos días de Octubre una importante delegación del mundo mercantil británico, invitada por
el comité Mascuraud, fue calurosamente acogida en París, de lo cual el Embajador británico en la capital de la
República, Sir Edmund Monson se felicitaba en una carta a Lord Lansdowne, de 30 de Octubre. British Documents.
T.II, no. 375, pág. 324. El periódico Standard vino a recoger las aspiraciones económicas de este grupo, que aspiraba a
mantener el statu quo, la integridad del Imperio jerifiano y a establecer una entente económica franco-inglesa que
atendiese no sólo a la habilitación de créditos al Sultán, sino también la promoción del desarrollo económico e
industrial del país. En materia política, estos industriales y financieros aspiraban, pues a evitar la acción aislada en
Marruecos de una gran potencia, algo que ya había sido el leiv-motiv de las políticas a lo largo del siglo XIX de Lord
Palmerston y Lord Salisbury.
2491
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 258, confidencial. 22 de Octubre de 1903. DDF. Tomo IV, pp. 42-45. El
mismo día , Delcassé telegrafiaba a Cambon que no tenía objeción alguna contra el proyecto, propuesto por la mañana
por Lord Lansdowne, que respondiendo a las presiones de la City , deseaba que los banqueros británicos – junto con los
franceses – participaran en un nuevo empréstito a Marruecos de 300.000 Libras. Sin embargo Delcassé vetaba el
control de las Aduanas por británicos. La condición para acceder a la operación estribaba en que el reembolso del
empréstito se debía realizar por medio de una operación financiera que debería quedar reservada a los establecimientos
de crédito de Francia. Telegrama de Delcassé a Paul Cambon. 26 de Octubre de 1903. D.D.F. IV. Tomo, página 54. El
fracaso del enviado del Sultán, Mac Lean en su intento de obtener un crédito en las mismas condiciones que los
contratados a comienzos de año era recibido con agrado en París y el 5 de noviembre Delcassé se felicitaba de ello,
anunciando a Cambon que probablemente el Sultán se dirigiría a Francia. El interés del Quai d´Orsay estribaba en que
los bancos franceses fueran los únicos en llevar a cabo la operación. Telegrama de Delcassé a Paul Cambon. 5 de
noviembre de 1903. D.D.F. IV Tomo, pág. 84. Sin embargo el 4 de noviembre Sir Ernest Cassel y Lord Revelstoke de
la casa Baring sugirieron a Lord Lansdowne un proyecto de crédito a Marruecos de uno a dos millones de libras
concertado con la Banca de París y de los Países Bajos, y contando con los auspicios de los dos gobiernos. El crédito
debía quedar garantizado por una hipoteca sobre las aduanas marroquíes, e implicaba el nombramiento de comisarios
franceses e ingleses para controlar los ingresos aduaneros El proyecto quedaba formulado en una carta enviada a
Lansdowne, que la comunicó de seguido a Cambon. De acuerdo a las instrucciones recibidas de Delcassé, Cambon
descartó la proposición de los financieros ingleses, en aras a que un crédito puramente francés en el futuro sustituyera a
los tres efectuados recientemente. Telegrama de Delcassé a Paul Cambon de 10 de Noviembre de 1903. D.D.F. IV
Tomo, pp. 101-102.
1403
de la diplomacia gala en lo tocante a la infiltración financiera en el Imperio. Se rechazaba la
posibilidad de cualquier combinación financiera entre Londres y París, o a tres bandas, entre
créditos al Sultán; política que debía conducir obligatoriamente a la concesión por parte del
gobierno marroquí de garantías serias a la Banca francesa, entre las cuales se señalaba el control
financiero del país. Hay que resaltar el hecho de que esta franqueza la tenía sólo Francia con el
Reino Unido, mientras España no era informada, ni consecuentemente tratada en pie de igualdad
respecto a Inglaterra. Todos estos planes diplomáticos se hicieron a espaldas del gobierno
Villaverde, sin consultarlo o darle noticias de ellos. El conde de San Bernardo, el Ministro de
Estado, no podía ocultar su enfado, por la reserva mostrada por británicos y franceses en torno al
contenido de sus conversaciones. No obstante, los políticos restauracionistas tanto liberales como
diplomacia francesa, lo que fue interpretado en París como una muestra de que los dos partidos del
turno respondían a una misma línea de pensamiento en materia de política exterior, favorable a un
entendimiento con Francia. Los sectores más críticos con el gobierno Villaverde eran los integristas
y carlistas que lo acusaban de inercia en los asuntos marroquíes, a la vez que se evidenciaban más
remisos de aceptar cualquier modificación del statu quo. El diputado Candido Nocedal se mostraba
de querer unir Argel y Senegal y de amenazar el territorio de Río de Oro. 2492 Por lo que se refiere a
los republicanos, su órgano El Liberal, evidenciaba una actitud muy favorable a la acción de la
que la metódica política de penetración comercial gala en el Imperio jerifiano era tan sólo un medio
2492
Jules Cambon solicitó al duque de Almodóvar que si se producía una interpelación parlamentaria de Nocedal, ni
liberales ni conservadores pronunciaran frase alguna que excitase los ánimos del pueblo español contra Francia. El
Duque de Almodóvar se comprometió a ello.
1404
de llegar al establecimiento de un protectorado, y que los medios coloniales de Argelia tenían una
Los partidos del turno, firmemente asentados en un esquema regular y estable de relaciones,
ofrecieron una imagen de solidez y perdurabilidad que comenzaría a evidenciar serias fisuras,
coincidiendo con la desaparición física de sus líderes históricos, Canovas y Sagasta. Los reajustes
internos, escisiones o alianzas inusuales iban a ser los primeros signos de su propia crisis. Se abría
así un período de inflexión en el propio sistema nacido del pronunciamiento de Martínez Campos
en Sagunto; un período de tránsito entre el aparente quietismo político y la atonía del último cuarto
del siglo XIX y el afloramiento de una nueva realidad patente tanto en el campo de los partidos
dinásticos (de ahí la brevedad de la duración de los gobiernos que apenas abarcaban meses como
altura del mes de junio de 1903 el gobierno de Silvela, por ejemplo sufre una crisis motivada por la
oposición de Villaverde a poner en marcha una política de gastos crecientes para rearmar el
con los votos conservadores, se descolgó con un sorprendente ataque a la política gubernamental en
2493
Jules Cambon a Delcassé. Despacho no. 131. 26 de Noviembre de 1903. D.D.F. Tomo IV, pp. 144-147.
2494
Cfr. González, M.J.: “Maura y la crisis del Partido conservador “, en Historia-16, no. 153, pág. 32.
2495
Silvela y Villaverde habían entrado en contradicción abierta en el primer gobierno conservador tras el desastre del
98, formado en 1899. Los dos miembros del partido conservador tenían ideas muy distintas de lo que significaba el
‘regeneracionismo’. Para el primero, el regeneracionismo iba mucho más allá de la búsqueda del equilibrio
presupuestario y de la superación del déficit hacendístico postulados por el segundo. Silvela –en palabras acertadas de
Carlos Seco – “encarnaba una ambición creadora, (...) que comprendía desde la reorganización a fondo de los cuerpos
armados, y sobre todo la reconstrucción de la escuadra hasta (...) la proyección al exterior, en la diplomacia
internacional y en la creación de nuevos enclaves coloniales: empeños todos que exigían urgentes llamadas al
patriotismo y al bolsillo de los contribuyentes“.cfr. Seco Serrano, C.: Alfonso XIII y la crisis de la Restauración,
Madrid, Ediciones Rialp, 1992, pág. 69.
2496
En el seno del segundo gabinete Silvela (1902-1903) Villaverde se enfrentó tanto al jefe del gobierno como al
Ministro de Marina Sánchez de Toca por los amplios proyectos de éste para la reconstrucción de una Marina de Guerra.
Estas incompatibilidades que reproducían las oposiciones del primer gabinete silvelista condujeron a la dimisión en
marzo de 1903 de Villaverde.
1405
el marco del debate en torno al discurso de la Corona. Era la muestra de una evidente ruptura en el
interior del partido turnante en el poder y su consecuencia era bien conocida en el contexto del
sistema político de la Restauración: equivalía a la pérdida del Gobierno. De este preciso momento
agonizante Silvela. La dimisión de éste era ahora inevitable y la sustitución por Villaverde, lógica,
porque en la práctica había jugado un papel de segundo jefe de los conservadores durante el primer
gabinete Silvela y había dado contenido programático a su acción. El nuevo jefe del gobierno sin
cuestión marroquí tras unos leves tanteos con Delcassé, su Ministro de Estado, el conde de San
Bernardo impuso la inacción como norma básica de actuación. Maura en cambio durante estos
María Jesús González, 2499 han permitido desarrollar un interesante debate historiográfico sobre las
aspiraciones políticas del estadista. Javier Tusell destaca como una constante en Maura las ínfulas
del gabinete Silvela (1902-03), señalando su proyecto de reforma de la Administración Local como
2497
El 24 de Octubre de 1903 Silvela anunció en el Congreso su retirada de la política. Alegó que no se sentía con
fuerzas para dirigir un partido dividido y se deshizo en elogios hacia Antonio Maura, que el 11 de noviembre, tras un
impactante discurso parlamentario en el que formuló un programa alternativo de Gobierno, fue aclamado por la
mayoría conservadora como jefe. Al mismo tiempo, Villaverde afrontaba en el Congreso una campaña obstruccionista
de los republicanos, críticos con la actitud belicosa adoptada por el ministro de la Gobernación, García Alix, en las
elecciones municipales celebradas en noviembre. Villaverde dimitió el 3 de diciembre, desasistido por la mayoría
conservadora e incapaz de resistir el embate republicano.
2498
Cfr. Tusell, J. y Avilés, J.: La derecha española contemporánea. Sus orígenes: el maurismo, Madrid, Espasa
Calpe, 1986.
2499
Cfr. Tusell, J.: Antonio Maura, una biografía política, Madrid, Alianza Editorial, 1994; González, María Jesús: El
universo conservador de Antonio Maura. Biografía y proyecto de Estado, Madrid, Biblioteca Nueva, 1997. También de
esta misma autora: Ciudadanía y acción. El conservadurismo maurista, 1907- 1923, Madrid, Siglo XXI Editores, 1990.
2500
Cfr. Javier Tusell: Antonio Maura …, op. cit, 67.
1406
debatido fundamentalmente también sobre la frustración del proyecto político maurista que
pretendía recurrir “a las clases medias conservadoras“ como principal motor de un eventual cambio
vendría a desembocar finalmente en una crisis del mismo. El gran problema político del período
con el que se enfrenta el partido conservador es el del agotamiento del sistema de la Restauración
arbitrado por el Jefe del Estado. A la altura de comienzos de siglo hay un cierto grado de
movilización política propiciado por ese revulsivo que fue el desastre del 98 y parece que el viejo
sistema ya no es capaz de encauzar esa movilización ni sirve para afrontar los grandes problemas
del momento. Pese a que su constitución y sus usos se mantuvieron vigentes, la Restauración
sufrió, desde entonces, un déficit de legitimidad del que nunca se repondría. Por de pronto, perdió
la batalla intelectual: las jóvenes generaciones intelectuales estigmatizaron al régimen como viciado
por la “oligarquía y el caciquismo“. Los republicanos comenzaron a salir de las catacumbas y las
De ahí y como reacción surge el regeneracionismo conservador que tiene como primer
exponente a Silvela, pero sobre todo tiene a Maura como el gran hombre de esta tendencia. Antonio
Maura se plantea dos grandes objetivos en la política española. El primero consiste en dar savia
nueva al sistema haciendo que participen en él las clases conservadoras, incluidos los católicos que,
como ha explicado Cristóbal Robles,2501 eran bastante reticentes hacia el régimen liberal. El
2501
Cfr. Robles Muñoz, C.: Insurrección o legalidad. Los católicos y la Restauración, Madrid, C.S.I.C, 1988. Este
autor ha estudiado el tema con fuentes muy importantes del Archivo Vaticano y ha evidenciado como el peso
ideológico y político del catolicismo es antiliberal, más bien integrista, y este factor es un problema pendiente a lo
largo de toda la vida política de España desde la Restauración hasta la 2ª República. Sus investigaciones, en orden a
aclarar las relaciones del catolicismo con el sistema político y entre la ideología católica fundamentalmente anti-liberal
de cualquier signo (tanto contra el liberalismo doctrinario como contra el democrático) y el liberalismo conservador,
han sido continuadas por una investigadora argentina, especialista en Menéndez Pelayo, Marta Campomar. Jordi Canal,
historiador especializado en el carlismo ha resaltado como la belicosidad de los carlistas contra el sistema
restauracionista perdura hasta 1900.A pesar de que no trascendieron los años 1897-1900 son testigos de diversas
conspiraciones carlistas, en las que los tradicionalistas españoles invirtieron muchos esfuerzos y bastante dinero,
creando gran preocupación entre los gobernantes españoles y las diplomacias europeas. Carlos VII y sus asesores
entendieron que era necesaria una respuesta militar ante la evidencia de que los gobiernos restauracionistas y, más
generalmente, el liberalismo habían abocado a España al desastre del 98. El 28 de Octubre de 1900 diversas partidas
guerrilleras se alzaron en armas en algunos puntos del centro y norte de Cataluña y del sur del País Valenciano. Una
unidad integrada por un número de hombres que oscilaba entre 20 y 70, uniformados con blusa azul y boina roja asaltó
1407
segundo objetivo fundamental de Maura consiste en enfrentarse de manera muy enérgica a la
para lograr esta movilización de las clases conservadoras que vivían en la tranquilidad del régimen
2502
de la Restauración. Amenaza a los católicos y a los conservadores con este espectro de la
revolución, aunque de todas formas, a principios de siglo y antes de 1909, no era relevante esta
amenaza.
Por ello no deja de ser bastante discutible la tesis que pretende presentar el maurismo como
el único intento sincero surgido del dinastismo para modernizar la política y para crear un partido
Maura a la participación ciudadana se centra sobre todo en los sectores de derecha y viene
acompañado de una actitud bastante autoritaria. Eso se verá en el Congreso de Diputados con el
caciquismo para ser sustituido por una especie de corporativismo que daría un gran papel a los
representantes de los grandes intereses creados. El estudio de las leyes electorales pergeñadas en
esta etapa de la historia de la Restauración se revela, por otro lado, como un asunto nada baladí
para enjuiciar históricamente a Maura puesto que si algo caracteriza a las democracias es la
existencia de unas elecciones competitivas y libres. A este respecto, Teresa Carnero ha criticado y
puesto en cuarentena el supuesto carácter democratizador del proyecto político del estadista al
considerar que su posterior ley electoral de 1907 fue un instrumento básico para impedir una mayor
el cuartel de la Guardia Civil de Badalona (Barcelona), siendo rechazada por los agentes de la Benemérita. El caudillo
carlista que resultó muerto, José Torrents era, significativamente un excombatiente de la guerra de Cuba. El fracaso del
alzamiento carlista, conocido como la Octubrada convenció a los carlistas de la necesidad de incorporarse al juego
político, participando como un movimiento-partido que podía aspirar a ocupar un espacio propio en el marco de un
sistema liberal-capitalista afianzado. Cfr. Canal, J.: “La violencia carlista tras el tiempo de las carlistadas: nuevas
formas para un viejo movimiento“, en Juliá, Santos (dir.): Violencia política en la España del siglo XX, Madrid,
Taurus, 2000, pp. 25-66.
2502
Esta estrategia de utilizar el miedo a la revolución es múltiplemente utilizada como factor de movilización y de
identidad por los conservadores y por toda la derecha antes y después de Maura. Quizás Maura insiste un poco más en
ello porque en España se vive mucho de mimetismos y el espectro de la revolución es una realidad clara en Europa y
América. En España será una amenaza a partir de 1909. En América la revolución, teñida de lucha de clases, estallará
en 1910 en el caso de México, con la sublevación de Francisco I. Madero contra la dictadura de Porfirio Díaz. La
revolución contó con el apoyo de importantes sectores del campesinado acaudillados por Emiliano Zapata, Pancho
Villa y Pascual Orozco.
1408
reforzó los procedimientos para excluir candidatos, puso obstáculos a la libre competencia
electoral, consolidó el poder caciquil y perpetuó el fraude.2503 Así, esta historiadora defiende la tesis
inmovilista de las elites políticas dinásticas que se mostraron incapaces de adaptarse al nivel de
modernización social y económica que empezaba a alcanzar el país. Para Teresa Carnero estas
fin de su predominio político. La fuerte convicción por parte de la elite política restauracionista de
que su poder se vería mermado ante la entrada de nuevos competidores, por ejemplo el P.S.O.E. le
llevaría a no poner en marcha la democratización del régimen surgido en Sagunto de las ruinas de
la I República. Y así Teresa Carnero sostiene que hubo una clara voluntad por parte de los
“Entre finales del año 1903 y 1909, A.Maura –recalca esta historiadora- tuvo un
protagonismo esencial en esta secuencia por su indiscutida capacidad tanto de liderazgo al
frente del partido conservador y de los gabinetes presididos por él, como de influencia en el
seno de las elites. No hubo regeneración en su actuación política. Por un lado porque
careció de política social y de predisposición para buscar vías de concertación. Su
sensibilidad hacia los problemas de los sectores populares fue tibia y su forma de zanjar la
conflictividad fue oponiéndose a ella. Por otro lado, en el ámbito de la composición y el
funcionamiento de los órganos de poder nacional y local, el reformismo conservador y de
derechas de A. Maura no contribuyó a erradicar el caciquismo y la corrupción
políticas.“2504
tener lugar la formación del gabinete presidido por Maura, León y Castillo remitió el 29 de
Diciembre una carta apremiante al nuevo Ministro de Estado, Faustino Rodríguez San Pedro. Las
2503
Cfr. Carnero Arbat, T.: “Modernització, desenvolupament politic y canvi social: Espanya 1874-1931“, en
Recerques, no. 23, 1989, pp. 75- 89, y “Elite gobernante dinástica e igualdad política en España, 1898- 1914“, en
Historia Contemporánea, no. 8, Las elites en la España Contemporánea, 1992, pp. 35-73, y más recientemente
“Democratización limitada y deterioro político en España, 1874- 1930“, en Salvador Forner (coord.), Democracia,
elecciones y modernización en Europa. Siglos XIX y XX, Madrid, Editorial Cátedra / Instituto Juan Gil- Albert, 1997,
pp. 203- 239.
2504
Cfr. Carnero Rabat, T.: « Democratización limitada ...“, op. cit, pág. 237.
1409
dilaciones en las negociaciones sobre Marruecos habían generado una tensión angustiosa en el
“(Las instrucciones) son urgentes para poder seguir hablando con este Ministro de
Negocios Extranjeros, á quien no creo posible dar sistemáticamente la callada por
respuesta en los asuntos de Marruecos, sin exponernos, aún más de lo que ya estamos, á
que prescinda de nosotros y emprenda otros derroteros. (... ) Por lo que oigo y por lo que
no oigo ; por lo que este Gobierno me dice y por lo que calla tengo el triste presentimiento
de que cada día perdemos terreno en Marruecos y que lo perderemos todo si continuamos
entregados al silencio y a la inacción “. 2505
León y Castillo entendía que su labor estaba concluida y que, una vez asumida la renuncia
española de Fez, las negociaciones de París estaban ya terminadas. San Pedro necesitó unas
semanas para consultar varias veces con el Ministro saliente, el conde de San Bernardo, solicitando
los antecedentes del tema. San Bernardo no había remitido instrucciones escritas a León y Castillo
durante las últimas semanas de actuación del gabinete Villaverde, limitándose el Ministro de
Estado a señalar al marqués del Muni que España no debía negociar nada en París a espaldas del
Reino Unido, por lo que cuando a finales del verano coincidió en San Sebastián con el Embajador
británico le notificó la disposición española a entenderse con París en una distribución de las
San Pedro consultó asimismo con Maura. Los dos criticaron la labor del conde de San
Bernardo, al limitar en asuntos de tanta importancia sus instrucciones al Marqués del Muni a meras
“comunicaciones verbales“. En segundo lugar uno y otro creían que la diplomacia española no
podía limitarse sólo a comunicar al Foreign Office la noticia sobre las conversaciones de París en
torno al reparto del Sultanato, o todo lo más, las bases del proyecto de convenio. Había que estar
seguros de que los británicos no rechazaban esas conversaciones y era necesario obtener de
Londres una garantía por escrito de respaldo a tales negociaciones. Tanto el Presidente como el
Ministro de Estado se mostraban recelosos ante el hecho de que el tratado non-nato de noviembre
2505
Carta sin numerar del Embajador de España en París, F. León y Castillo al Ministro de Estado, Faustino Rodríguez
San Pedro. 29 de Diciembre de 1903. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 3.
1410
de 1902 no garantizase las posesiones españoles, limitándose a contemplar el apoyo mutuo de las
“ Esto, tanto al Sr. Presidente del Consejo de Ministros como a mí nos ha parecido
un tanto aventurado y de ahí que ambos nos inclinemos decididamente a no avanzar en este
delicadísimo asunto sin conocer bien las intenciones de Inglaterra, procurando además
alcanzar que éstas queden consignadas de un modo positivo “.2506
En la Fundación Maura existen tres volantes autógrafos 2507 del político mallorquín, con sus
impresiones personales sobre la cuestión marroquí, redactados el último día de 1903, cuando
2508
abordó con calma el estudio del tratado non-nato de noviembre del año anterior, tras haberse
entrevistado con el Embajador francés Jules Cambon. Estas impresiones constituyen las “razones
para no tratar a espaldas de Inglaterra“. Este es el título con el que el contenido de los volantes fue
2509
mecanografiado con posterioridad. El documento desarrollaba la idea de que los principales
intereses británicos en Marruecos radicaban en la que venía definida en el tratado como ‘zona de
influencia española‘. Acertadamente Maura entendía que el interés del gabinete Balfour por el
cuestión del control que la costa septentrional del país ejercía sobre el Estrecho de Gibraltar; ruta
obligada de su marina mercante y de guerra, de la futura vía de llegada del petróleo y punto
2506
Despacho sin numerar del Ministro de Estado, Faustino Rodríguez San Pedro dirigido a F. León y Castillo. 8 de
Enero de 1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. M4.
2507
(A)rchivo de la (F)undación (M)aura. Madrid. Legajo 360 1 / 3.
2508
Campoamor confundió la fecha de este documento, cuando en la cabecera del mismo figura el apunte manuscrito
“31 de Diciembre de 1903“ claramente reseñado. Si estudiamos el contenido del texto y lo analizamos en comparación
con el contenido de las instrucciones dadas a León y Castillo vemos que el tono es similar: miedo del político
mallorquín de negociar a espaldas de Inglaterra y necesidad de encontrar una garantía escrita al reparto francoespañol
de Marruecos por parte británica. Hay una prueba además rotunda e incontrovertible del error de Campoamor y de que
el documento es atribuible sólo a 1903: tal como consta en el texto, Maura se acababa de entrevistar con el Embajador
francés en Madrid, Jules Cambon tratándose el tema de Marruecos y espetándole este último en el momento de
despedirse que la gran modificación territorial con respecto al tratado non-nato es que Fez no quedaba incluida en la
esfera de influencia española. Aunque no se lo especificó el Embajador (Maura no tenía noticias de ello), este hecho en
la negociación había acontecido en Octubre cuando Villaverde, el conde de San Bernardo y León y Castillo reanudaron
temporalmente las conversaciones con Delcassé (Las palabras textuales del estadista en el texto son: “¿En qué consiste
y de cuando data la segregación de Fez a que aludía el Embajador Mr Cambon, cuando se despidió de mí?“). Si el
texto,como dice Campoamor hubiese sido redactado en Diciembre de 1902, ¿qué sentido tenía la alusión a la
segregación de Fez del ámbito de influencia español , cuando en el mes anterior se había fijado una redacción que no
contemplaba esa posibilidad , que sabemos por otra parte que sólo se convirtió en realidad en octubre de 1903?. El error
de Campoamor en: La actitud de España …,. op. cit., pp. 147-148.
2509
A.F.M. Legajo 360- 2 / 7.
1411
neurálgico en la defensa del Mediterráneo occidental. En cambio la zona de influencia francesa
quedaba claramente delimitada al sur del Estrecho y no colisionaba con los intereses británicos.
contenido del tratado antes de suscribirlo. Precisamente porque consideraba la posibilidad de que
político conservador le parecía una escasa garantía el ofertado apoyo diplomático de Francia
incluido en el tratado non- nato (recordemos que el tándem Almodóvar / Sagasta había pretendido
incluir en dicho documento la garantía francesa para la integridad territorial de España, propósito
que finalmente no se consiguió) en caso de dificultades internacionales suscitadas por el reparto del
contrapesos en el área del Estrecho entre el Reino Unido y Francia determinaría que la costa
septentrional marroquí quedase en manos españolas, pero en el Extremo Oriente asiático las
que no militar- en el que Francia y Gran Bretaña se enfrentasen entre sí, apoyando a sus respectivos
aliados. Obviamente este contencioso podía tener consecuencias negativas para el Marruecos
‘español‘: “Llegadas las asperezas de un conflicto, dice textualmente Maura, ambas -se refiere a
nosotros, mejor que ventilar entre ellas mismas su querella“. A. Maura de hecho, confiaba además
invadir la zona demarcada y reservada en el tratado a España, por miedo a represalias inglesas o del
II Reich. Por otra parte, en aquel momento y dadas las condiciones de anarquía en el Sultanato y de
pacífica era factible para Francia, se mostraba muy escéptico ante una acción similar española en el
decenio siguiente (el convenio non-nato tenía una temporalidad fijada de 10 años desde el momento
de su firma).
1412
14.3. Antonio Maura y Marruecos. Apuntes sobre la política marroquista del lider
conservador (1904-1909).
En primer lugar Maura no pretendió poner en marcha una política exterior referida a las
política agresiva y llamativa. En segundo lugar, Maura a la hora de reanudar las negociaciones con
el Gobierno francés sobre Marruecos se encontraba con la herencia lastrada de un dilatado proceso
de casi tres años, a lo largo del cual la cartera de Estado había cambiado hasta cuatro veces de
colonial de los años 90 y reducidos los principales intereses estratégicos de España a la defensa de
Carlista (1833-1840), recolocarán a España en el cuadrilatero formado por Londres- París- Lisboa-
Madrid, y enlazarán con aquel viejo principio de la política exterior isabelina que recomendaba:
‘cuando Francia e Inglaterra estén de acuerdo, marchar con ellas; cuando no lo estén, abstenerse‘.
con los acuerdos de Cartagena, no iba a determinar una supeditación total española a la República
francesa, estableciéndose así un paralelismo con la actuación de Silvela en 1899, cuya política
exterior aunque buscando una aproximación a Francia no implicó sometimiento a los intereses
galos. Las ideas básicas que Maura defendió como guías de actuación fueron muy claras.
1413
prosecución de una dinámica de acuerdos con Francia. Un ejemplo de paralelismo con la línea
adoptada por el anterior líder conservador se observa cuando repite la estrategia de Silvela de
realizar constantes apelaciones y solicitudes de ayuda al Foreign Office. Lo que distingue a Maura
de Sagasta es que su acción en Marruecos no vino muy marcada por un basculamiento y una
supeditación total al Quai d´Orsay. En segundo lugar es patente la coherencia, pero no existe
Sultanato. En tercer lugar está presente el pragmatismo, pero no la inhibición: la clave de su punto
programático será la colaboración con Francia; más que eso, la imitación del modelo francés de
explotación económica en el Sultanato, es decir poner las bases para un aprovechamiento de los
recursos económicos del Imperio marroquí, en función del interés nacional español. En suma, las
posibilidades de actuación no excedían de este marco modesto pero realista, pragmático pero
esperanzador, propio del de una pequeña potencia regional. Habría que sumar además la búsqueda
intentado en 1900 sacar provecho del derrumbamiento del statu quo en Marruecos tras la acometida
militar francesa desde Argelia hacia el Tuat. El intento español de participar en este
derrumbamiento para apoderarse de Tarfaya y Sakia al- Hamra se revelaría como un ejemplo de
realismo político de Silvela, sin concesiones de ninguna clase. Interesado en evitar maniobras
imperialistas de las potencias europeas en las costas del Sahara, el jefe del gobierno buscó entonces
incansablemente forjar un glacis defensivo frente al archipiélago de Canarias que la falta de apoyo
de Silvela fueron mucho más analíticas que creativas. Sobresalió más en la estructuración,
1414
Por otra parte ha sido bastante reiterada la tesis referida al colonialismo español propiciado
España.2510
guerra tan impopular como la de Marruecos ha seguido difundiéndose hasta bien avanzado el siglo
XX. Por eso en algunas síntesis históricas sobre la penetración colonialista hispana en Marruecos
primarias.2511 Incluso las fuentes primarias más accesibles se obvian como es el caso de las
intervenciones públicas de Antonio Maura o sus discursos antes del conflicto de 1909. Textos que
son documentos con un valor testimonial tan alto como el de un dietario o de unas memorias, pues
son capaces de reflejar actitudes y propósitos, mentalidades y esbozos del ideario imperialista
maurista, tensiones y móviles existentes tras los hechos, todo lo cual debe articularlo el historiador
en un modelo textual complejo. El trabajo de Javier Tusell y Genoveva G. Queipo de Llano es una
2510
En 1928, José Bullejos, un exiliado de la dictadura primorriverista editaba en París una obra denunciando la acción
colonizadora española en Marruecos: Marruecos y la política imperialista. En el prólogo del libro, Oscar Pérez- Solis
desgrana los argumentos de esta tesis recalcando el apoyo que recibía de capitalistas franceses y españoles la actuación
de Bu- Hamra. Posteriormente refiriéndose al conflicto de 1909, señala que “la guerra de Marruecos respondía (...) a
los apetitos imperialistas de un sector del capitalismo español, servido por el Estado “. Vid. Bullejos, José: Marruecos
y la política imperialista, Bureau d´Éditions, París, 1928, pág. 28. El autor del libro apuntaba que una “de las razones
determinantes de nuestra política africana radica en el interés de los capitalistas mineros de España, anhelosos de
redondear la cifra de sus beneficios con la explotación de las minas del Rif“, en Marruecos y la política ..., op. cit, pág.
40, para concluir más tarde señalando que: “son los intereses de la Compañía de Minas del Rif los que determinaron la
invasión, en 1909, de zonas más amplias del territorio marroquí; son los intereses de esta entidad capitalista los que,
en todo instante, han inspirado la política de penetración de España en el interior del Rif“, en: Marruecos y la política
...op. cit, pág. 53. Todavía en un reciente estudio de Fernando Puell de la Villa, Historia del ejército en España
(2000), se nos señala que “el gobierno (Maura) decidió en 1909 premeditadamente poner en práctica la política
expansionista (sobre Marruecos) que llevaba planificando desde hacía dos años“. Estas afirmaciones se pueden matizar
tras el estudio de las fuentes primarias y la consulta del libro de Allendesalazar sobre la relación entre Maura y el
problema marroquí. Cfr. Puell de la Villa, F.: Historia del ejército en España, Alianza Editorial, Madrid, 2000, pág.
114.
2511
Es el caso de Miguel Martín, que señala: “Antes de que se formalizara legalmente la anulación de la soberanía de
Marruecos en 1912, tanto España como Francia procuraban arañar terreno de donde podían y tanteaban la resistencia de
los marroquíes. Fue una de esas acciones de rapiña, lo que originó la guerra de 1909 y la protesta obrera contra ella,
que cuajó en lo que luego se denominó Semana Trágica de Barcelona. A principios de junio de dicho año, como no
fuera posible llegar a un acuerdo con los rifeños para que permitiesen la expoliación de sus riquezas mineras del Uixan,
el ejército empezó a proteger los trabajos en las minas“. Véase Martín, M.: El colonialismo español en Marruecos,
Ruedo Ibérico, París, 1973, pág. 34. La obra de Miguel Martín, seudónimo de Fernández Agudín ya recibió ciertas
puntualizaciones en el momento de su publicación por parte de V. Morales Lezcano, que insistió en la novedad de los
planteamientos que esta obra introducía en los estudios realizados en España sobre la acción colonizadora en
Marruecos, pero a la vez se insistía en que el libro estaba exento de investigación sólida.
1415
excepción en el panorama descrito más arriba. Utilizando la documentación del Archivo de la
Fundación Maura, han resaltado cómo, desde su acceso a la jefatura del gobierno, el estadista
al mismo tiempo su percepción acerca de las escasas posibilidades que brindaba la economía
nacional para imbricarse favorablemente en el Sultanato. Así escribió en 1903: “La penetración
pacífica, posible y verdadera para ellos (los franceses), es para España, en el decenio, letra
muerta“.2512 Si bien estos historiadores acertaron plenamente en la prevención a priori del estadista
Marruecos las mismas ventajas económicas que Francia gozaba, aunque fracasase en aspectos
como la consecución en 1904 de un nuevo empréstito a las arcas del Majzén. Frente a las aceradas
críticas que le culpaban de la extensión del conflicto de 1909 (la tragedia del Barranco del Lobo
obnubilando la memoria del país), Maura precisaría: “Mi idea sobre África ha sido siempre que se
debía conquistar el territorio por la paz, y como yo no quería guerrear de ninguna manera, no
puedo tener remordimiento alguno“.2513 De hecho, los críticos pueden argumentar que son
justificaciones a posteriori, intentando descargar las responsabilidades que se cernían sobre él por la
guerra de 1909. Ahora bien, si escudriñamos en sus intervenciones públicas de 1904 y 1905, no
capitales a Marruecos preconizada por Maura o por sus diversos gobiernos en las distintas etapas
en que el líder conservador se ocupó de la gestión del país se presentó como algo inseparable pero
2512
Cita entresacada de: Tusell, J. y García Queipo de Llano, G.: Alfonso XIII. El rey polémico, Madrid, Taurus, 2001,
pág. 147.
2513
Cita entresacada de la crítica firmada por A.P.B. al libro de Fernando- Díaz Plaja, España 1909. Los años
decisivos, Barcelona, Plaza Janés S.A. Editores, 1970, en Historia y Vida, no. 40 / 1971, pág. 144.
1416
geoestratégicos y no por deseo expreso de integrarla en un movimiento de intercambio desigual con
el Imperio marroquí. Más bien las intervenciones públicas de Maura revelan un entronque con las
Enero de 1902 llegó a señalar: "Río de Oro es para nosotros un punto militar, una previsión
diplomática y el cumplimiento de un tratado ... Río de Oro nos da la importancia de ser también
fronterizo con el Sur de Marruecos y estar próximo a Canarias " 2514. Ahondando en esta línea, el
estadista conservador realizaría una corta síntesis de las aspiraciones de su gobierno sobre el futuro
de Marruecos en el mismo ámbito parlamentario, en sesión del 4 de Junio de 1904 en pleno proceso
de negociación con Francia del reparto de las esferas de influencia en el Sultanato. Así huyendo de
ideas utópicas, señaló que no pensaba en evangelizar convirtiendo al catolicismo a las poblaciones
del Imperio. Sus pretensiones huyendo de elucubraciones fantásticas se limitaban a que “irradiase
geoestratégicas eran lo fundamental: “El Gobierno asiste (al proceso negociador con Francia) no
2514
Máxime teniendo en cuenta que la diplomacia española estaba seriamente preocupada por el hecho de que los
sucesivos gobiernos restauracionistas habían realizado diversas concesiones a compañías comerciales británicas en el
archipiélago canario, consiguiendo estas entidades extranjeras el control de posiciones estratégicas en este territorio
español (véase por ejemplo las concesiones a Swanson & Co. de Londres en agosto de 1901, enero de 1902 y en febrero
y agosto de 1903 de la ejecución de obras –muelles y almacenes- en el Puerto Refugio de la Luz, así como la concesión
de solares en la Isleta de dicho Puerto y en el malecón de Santa Catalina. Carta particular de Javier Salas, cónsul de
España en Cardiff al Duque de Mandas. 9 de febrero de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de
Londres. Caja 7.024. La Cory Co, suministradora de material de logística y de carbón del Almirantazgo británico
intentaría en febrero de 1904 hacerse con estas concesiones. Esta compañía ya poseía en Corcubión, A Coruña, un
depósito de carbón. Telegrama del Duque de Mandas al Ministro de Estado, San Pedro. 11 de febrero de 1904. A.G.A.
Fondo Asuntos Exteriores. Embajada de Londres. Caja 7.024). Hay que citar, sobre todo, entre los autores que han
resaltado las influencias británicas en Canarias a Millares Cantero, Francisco Quintana Navarro y a V. Morales
Lezcano. También a José Tomas Arribas Martín, “El Estrecho de Gibraltar, los archipiélagos españoles y los intereses
británicos, 1898-1918 “, en II Aula Canarias y el Noroeste de África (1986), coordinación y prólogo de V. Morales
Lezcano, Las Palmas de Gran Canaria , Cabildo Insular de Gran Canaria, 1988.
1417
por otra razón ni con otro fin que evitar sea comprometida nuestra seguridad“.2515 Cuando el
proceso negociador con Francia concluyó, Maura estimó oportuno argüir argumentos similares, que
lineal, despojado de todo ornamento y aplicable como modelo de sus intenciones colonialistas, el
Marruecos hay una cuestión territorial, un extenso interés comercial y la libertad del Estrecho.
¡Ah¡. Pero luego existe otro interés que para España se levanta ingente sobre todo otro: (...)
nuestro derecho incontestable a que la costa marroquí, situada enfrente de la nuestra, se considere
como una frontera de España, porque ello importa a nuestra independencia y a nuestra seguridad.
hecho valer, por razón de su línea argelina. Y yo digo que en toda la costa de Marruecos, desde el
Muluya hasta más allá de Tánger, no podemos consentir que un solo grano de arena deje de ser
2516
marroquí sin que pase a ser español“. El interés de los conservadores españoles por el África
Septentrional no había hecho más que aumentar desde el momento en que los norteamericanos
contra los españoles, y asimismo desde que los británicos dispusieron el reforzamiento de su base
marítima en la región (Gibraltar), como complemento del dispositivo militar elaborado por el Reino
Unido en el mar Mediterráneo. Esta base militar británica devenía en un formidable punto
estratégico, desde donde sus buques de guerra podían alcanzar tanto la costa mediterránea gala
como las costas coloniales francesas en Argelia y Túnez, así como la mayor parte de las costas
españolas. Este sistema militar creado por el Reino Unido y la posición estratégica de Marruecos en
el marco de una futura conflagración europea, 2517 habían sido las razones por las cuales el Ejército
2515
“La cuestión de Marruecos. Actitud de España ante la inevitable alteración del “statu quo“ marroquí“.
Intervención de A. Maura en el Congreso de los Diputados en sesión del 9-VI- 1904, en: Catala y Gavilá, Juan Bautista
(ed): Don Antonio Maura. Ideario político. Extracto de sus discursos, Madrid, 1953, pág. 126.
2516
Catala y Gavilá, J.B. (ed): “La cuestión de Marruecos. Cuál es el interés permanente de España en el norte de
África “, en: Don Antonio Maura... op. cit, pp. 127-128.
2517
En particular hay que resaltar la importancia estratégica del triángulo Gibraltar- Tánger- Ceuta, que representaba la
puerta occidental del Mediterráneo, es decir, la indispensable salida marítima hacia el Atlántico para las fuerzas navales
británicas y francesas del mar Mediterráneo en caso de guerra.
1418
español se habría preocupado a partir de 1899 por reforzar sus dispositivos tanto en el área
meridional peninsular como en el archipiélago canario y que habían impelido a los sucesivos
gobiernos restauracionistas a ocuparse activamente del futuro del Sultanato. A modo de sumario del
conservadores españoles, cabría señalar que tanto Maura como Silvela entendieron que la seguridad
territorial de España consistía básicamente en su protección contra amenazas externas. Ahora bien,
explotación del Sultanato; Maura abogó por el empleo del instrumento imperialista y en última
instancia de la fuerza militar para la simple protección de la nación, según criterios geoestratégicos,
y de su población frente a los nuevos retos del 98 – momento de redistribución colonial– con las
amenazas que suponían. Reflejando la estrecha relación existente entre sus pronunciamientos
políticos en apoyo de esta estrategia y la dinámica real puesta en marcha por los gobiernos
mauristas, el estadista balear sólo decidió hacer valer los derechos hispánicos por vía militar cuando
en Marruecos llegaron a estar amenazados (en áreas geográficas muy sensibles) los intereses vitales
del país.
imperialistas sobre la suerte futura del Imperio, decidieron a Maura a engarzar sus aspiraciones
seguros de que hay un terreno común (...), en el cual podemos entendernos (...), sobre la base
1419
firmísima del interés solidario.”2518 El carácter pragmático de Antonio Maura le llevó a ser fiel a
sus compromisos de alineamiento en las cuestiones mediterráneas con Londres y París, sin variar
una línea política meditada y consistente que pasaría por la actuación profrancesa y probritánica de
de 1907.
Melilla con el Rif establecido en 1894; modelo que se estructuraba en torno a un delicado, preciso y
ajustado compromiso español de congraciarse con las cabilas circundantes a Melilla y con el poder
– el que fuese, imperial o no- establecido y consolidado en la región. Este modelo había llevado
incluso a no ayudar a las fuerzas imperiales enfrentadas a las roguistas y refugiadas en la ciudad
verano de 1909, el gobierno Maura tomó unas drásticas medidas cuando permitió a las compañías
mineras que pretendían adentrarse en el Rif, llevar a cabo sus propósitos, aún a costa de romper ese
modelo de relación, pues se sabía que los rifeños –una vez desaparecido el Rogui– no deseaban ese
grado de intervencionismo económico europeo. ¿Por qué Maura rompió ese modelo?.2519 ¿Fue
ese modelo se engarzaría más con la hipótesis que formulamos cuando señalamos que Maura
Mayo de 1909 se conoció que los franceses podían infiltrarse desde Argelia en el Rif, al sur de
2518
Véase A. Maura: “La cuestión de Marruecos. Actitud de España ante la inevitable alteración del `statu quo’
marroquí “. Discurso en el Congreso de los Diputados de 9 de junio de 1904 “, en: Catala y Gavilá, J.B., (ed): Don
Antonio Maura. Ideario político. Extracto de sus discursos,...op. cit, pág. 127.
2519
Siendo que en el verano de 1907 , Maura había escrito categóricamente a su Ministro de Estado, Allendesalazar,
que cualquier intento de imitar a Francia en su empresa conquistadora de Marruecos “vendría a destiempo“, porque nos
envolvería “en dificultades ... con los rifeños y con todas las cabilas cercanas a nuestra línea y necesitaríamos también
vivir armados al otro lado del Estrecho , con abrumadora carga militar y con escasa pujanza económica y social “, antes
de haber tenido el tiempo “que necesitamos para la reconstitución interior“. Resulta difícil pensar que Maura creyese
que esta reconstitución interior que había de dar a España la indispensable pujanza militar, económica y social, estaba
ya conseguida dos años después.
1420
Melilla y proteger militarmente el yacimiento minero de Afra que explotaba la Compañía Norte-
Africana, de fachada española y capital galo, Maura tuvo que corregir las coordenadas de su ideario
colonialista: no estaban en juego ahora los beneficios o pérdidas inmediatos de unas empresas
como había señalado en su discurso de diciembre de 1905, el territorio comprendido entre Tánger y
el Muluya (dentro del cual está incluido el comprendido entre este río y Melilla) era una parte vital
de la zona marroquí, que desde hacía años España se reservaba como exclusiva, con el fin de crear
en esa parte del septentrión marroquí un área defensiva para proteger la seguridad nacional. Si
ahora los franceses introducían allí sus intereses económicos, su presencia, todo estaba perdido. Si
intervenir militarmente en el norte de Marruecos era malo para los intereses nacionales, el dejar
intervenir a otro país europeo era aún peor. Por ello, el político conservador haciendo tabla rasa de
sus ideas pretéritas tuvo que comunicar el 31 de mayo de 1909 al Comandante general de Melilla
que para evitar la penetración francesa desde Argelia, las empresas mineras serían protegidas en
A principios de 1904, la situación del Imperio marroquí, a pesar del fracaso relativo de la
rebelión del Rogui era bastante problemática. Abd al – Aziz había puesto en marcha un intento de
reforma fiscal para programar los ingresos del Majzén para un período de tiempo determinado.
Cualquier plan para pagar a los bancos europeos los intereses de sus empréstitos descansaba en la
Un fenómeno que venía a complicar el futuro financiero del Sultanato era la depreciación de
la nueva moneda introducida en el Imperio. Ésta se había devaluado en una proporción del 20 al 30
2520
Libro Rojo sobre Marruecos, 1911, pág. 251.
1421
acuñación. Esta pérdida de valor causó algunos de los más grandes problemas económicos y
vieron reducidos sus salarios; b) los comerciantes que usaban el ‘fiado’ y el cobro a largo plazo en
lugar de utilizar la moneda española, se encontraron con que vendían sus mercancías a un precio
bastante inferior al de origen; c) el comercio se contrajo. Se redujeron las ventas por la necesidad
Abd- al- Aziz al modernizar el sistema fiscal, había abolido todos los impuestos
tradicionales, reemplazándolos por el ‘tertib’, el nuevo impuesto a pagar por todos los marroquíes,
cuya recaudación correspondía a agentes especiales con sueldo fijo en lugar de a los caídes. A la
ausencia de toda infraestructura estadística y al furor de los caídes al perder sus antiguas prebendas,
se unió el hecho de que el primer ensayo de aplicación del ‘tertib’ entre las tribus más sumisas
resultó un fracaso ante la resistencia de los cabileños a pagar. Asimismo, habían fracasado todas las
tentativas de hacer pagar a los caídes más opulentos, o de enviar funcionarios especiales a todos los
puertos del Sultanato con la misión de cobrar sumas elevadas a los gobernadores de las tribus más
prosperas y menos insumisas del litoral. No se podía aplicar la reforma fiscal sin respaldo militar, y
no había respaldo militar si el Majzén no tenía dinero para pagar a sus tropas.2521 La materialización
del fiasco tributario, la sensación de impotencia ante la calamitosa situación del Imperio abrió la
puerta a la petición efectuada el 29 de enero de 1904 a la Legación francesa en Tánger para entrar
empréstito.2522 Las noticias que llegaban a los agentes diplomáticos franceses de todos los puntos
2521
Saint- René Taillandier, Ministro francés en Tánger a Delcassé. Despacho de 1 de Enero de 1904; Despacho de 24
de Enero de 1904. D.D.F. A.M., pp. 117-118.
2522
Despacho de Saint- rené Taillandier a Delcassé. 29 de Enero de 1904. D.D.F.A.M. pág. 119.
2523
En el confín sur del Imperio marroquí continuaban los combates a pequeña escala de los marroquíes que se
oponían a la presencia militar francesa.
1422
14. 5. Resumen de las negociaciones francoespañolas en el primer semestre de 1904.
En diciembre de 1903, tras la caída del gabinete Villaverde les correspondía a los
conservadores seguir gobernando. Retirado de la escena política su primer líder, Francisco Silvela,
va a ser al gobierno del presidente Antonio Maura al que le va a incumbir la tarea de concluir las
negociaciones con Francia iniciadas por el gabinete Sagasta en la primavera de 1901. Ahora bien,
la reanudación de las negociaciones se va a dar en un contexto marcado por unas condiciones bien
diferentes a las de los años 1901-1902, porque a los ojos del Quai d´Orsay aparecen sólo como el
complemento de las que desarrollan en Londres, Lord Lansdowne y Paul Cambon. Si estas últimas
duraron una veintena de meses, no es –según Henry Marchat2524- porque el contenido de las
cláusulas relativas a Marruecos suscitara muchos problemas. Este historiador señala que éstas ya
habían sido decididas, desde el principio de las conversaciones. Solamente algunas cuestiones de
aguas marítimas del Imperio, en las que se establecería la libre navegación y la no militarización de
las mismas) habían sido objeto de algunas discusiones. Paul Cambon había entendido pronto que
en consideración de los intereses de España en la costa del Rif, a la que estaba vedado el acceso
galo. A escala mundial, en la que los acuerdos se establecían sobre el ‘status‘ de Terranova, Nuevas
Hébridas, la suerte de Marruecos se encontraba ligada a la negociación sobre Egipto, donde cada
parte implicada se esforzó en sostener que cedía más de lo que recibía. Lord Lansdowne se encargó
de transmitir al Duque de Mandas las disposiciones generales del acuerdo francobritánico, si bien
sin mencionar la existencia de artículos secretos, aunque asegurándole que todo lo que se había
negociado no era perjudicial para España. En definitiva, el Reino Unido invitaba al gabinete
2524
Cfr. Marchat, H.: “Les origines diplomatiques du ‘Maroc espagnol‘ (1880-1912)“, en Revue de l´Occident
musulman et de la Méditerranée , no. 7, 1970, pág. 121.
1423
maurista a adherirse a la declaración de Londres y a concertarse con Francia sobre los intereses de
ambos países en el Imperio jerifiano. Ahora bien, España no iba a emprender la negociación con
a) por una parte, Francia había obtenido de Inglaterra libertad de maniobra en el conjunto
b) por otra parte, por la redacción sutilmente condicional (“ ... l´accord qui pourra intervenir
de 1904; una simple cláusula estilística pero que realzaba el papel predominante de
aceptación del gobierno maurista de discutir sobre las bases de la Declaración de Londres. París
en Madrid entre el Ministro de Estado, Rodríguez San Pedro y Jules Cambon que aún no siendo el
negociador del acuerdo, gozaba de amplio poder y autonomía conferidos por el Quai d´Orsday, y
cuya libertad de acción le permitió apelar constantemente a la Reina madre y a Maura. Londres se
Lord Lansdowne, el cual la mayor parte de las veces le escuchaba sin responderle ni hacerle caso.
Mandas rogaba al titular del Foreign Office que interviniese en las negociaciones en defensa de
España. Lansdowne se contentaba esporádicamente, si lo creía útil, con dar sugerencias y consejos,
a título puramente personal al Quai d´Orsay. De la misma forma, los embajadores del Imperio
británico en París, sir Edmund Monson y en Madrid, Sir Edwin Egerton, jugaron un papel limitado
en la negociación.
d) Las cuestiones de orden territorial fueron las primeras abordadas en París. Delcassé abrió
las conversaciones, dando a conocer rápidamente a León y Castillo las concesiones que el gobierno
1424
republicano estaba dispuesto a hacer, y sobre las que no cabían muchas ampliaciones. Dichas
concesiones son un recorte drástico en comparación con los territorios que en 1902 constituyeron la
esfera de influencia española en Marruecos. La decepción fue muy intensa en Madrid. San Pedro
expresó a Jules Cambon su rechazo: “vous nous placez dans une situation inférieure à celle des
2525
Libéraux, nos prédecesseurs: vous ne nous offrez, dans le Rif, qu´une porte devant un mur«.
Los negociadores españoles no entendían este cambio de actitud francesa pues tampoco conocían
delimitación de las zonas de influencia entre Francia y España se había determinado ya con perfecta
precisión. Con el recorte de la zona de influencia española, Francia estaba haciendo ahora pagar a
España la factura de las concesiones que había tenido que hacer en Egipto para llegar al acuerdo
con Inglaterra. Los españoles tenían poco margen de negociación. En París, León y Castillo se
quejó ante Monson de la mala fe de Delcassé, que se sustraía de promesas anteriores. En Londres,
Mandas da una versión particular de las negociaciones de 1902, lo que obliga a Paul Cambon a salir
recalcar en Madrid que las proposiciones francesas aportan a España algo más que las inciertas
esperanzas de 1902, hechas a espaldas de Inglaterra. Ahora son realidades que se pueden disfrutar,
y con todo, las ofertas son ligeramente ampliadas: España recibirá Larache, en la costa atlántica y
una parte del Marruecos meridional, aspecto este último que no ha sido tocado por la declaración de
Londres y que quedará libre de toda hipoteca o veto del Reino Unido, al renunciar Inglaterra a su
derecho de preferencia sobre la región, vigente desde 1895 cuando había vendido al Sultán la
factoría de Mackenzie en Cabo Juby. A la vez, Delcassé cede a las insistentes presiones de San
2525
Cfr. Marchat, H.: op. cit, pág. 122.
1425
14. 6. Las negociaciones francoespañolas en 1904: primeros contactos previos a la reapertura
de las conversaciones.
A lo largo del mes de enero de 1904, León y Castillo reanudó sus conversaciones con
Delcassé, el cual aseguró al Embajador español que los trámites necesarios para lograr la
aquiescencia británica a un acuerdo sobre Marruecos entre París y Madrid estaban ya realizados,
Ante la insistencia del gabinete Maura de obtener una declaración con un asentimiento
expreso del Foreign Office, Delcassé solicitó tiempo para examinar el procedimiento a utilizar.2526
fórmula pertinente sería que los gobiernos español y francés llegasen previamente a un acuerdo y
redactasen un convenio (cuya base debía ser el tratado non-nato de 1902 con la modificación de la
británico. Obtenida la aquiescencia de éste y no antes, se firmaría el convenio. 2527 Esta fórmula, sin
2526
León y Castillo a Faustino Rodríguez San Pedro. Carta sin numerar de 22 de Enero de 1904. A.G.A. África.
Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2527
Delcassé rechazó la posibilidad de una declaración expresa del Foreign Office en la forma en que Maura y San
Pedro querían, es decir sin existir un documento expreso del acuerdo francoespañol. Carta sin numerar de León y
Castillo a Faustino Rodríguez San Pedro. 28 de Enero de 1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 /
Ex. 4.
2528
Carta particular sin numerar de Faustino Rodríguez San Pedro a León y Castillo. 16 de Febrero de 1904. A.G.A.
África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4. Volvía a aflorar en estas circunstancias el miedo de los
conservadores españoles a que se pudiese producir cualquier castigo o reacción armada por parte de los ingleses y la
consideración de insuficiente del grado de apoyo francés para la causa española contemplado en el proyecto, es decir el
simple apoyo diplomático, “siendo muy difícil descansar en esta garantía con alguna tranquilidad, lo que no sucedería
si por el contrario ese apoyo se extendiese a otros órdenes de cooperación o de auxilios, cuando fuesen necesarios”.
1426
Maura y San Pedro manifestaron asimismo otros dos motivos de discrepancia referentes al
convenio, por lo que rechazaron la inmediata firma del mismo. Las razones fueron:
excluía de esta esfera a la ciudad de Fez. León y Castillo debía reemprender la negociación, según
en el ‘Marruecos español´.
y San Pedro entendían que las empresas españolas debían encargarse de su realización, aún
Rechazada por Maura 2529 la posibilidad de una pronta firma del acuerdo francoespañol y tal
como venía sucediendo reiteradas veces desde la primavera de 1901 en que se iniciaron las
conversaciones, éstas quedaron de nuevo estancadas. 2530 Recibidas las instrucciones contenidas en
la carta del 16 de febrero, León y Castillo tardó en contestarla. No lo hizo hasta el 7 de marzo y fue
para limitarse a decir que había hablado largamente con Delcassé de los asuntos de Marruecos, sin
llegar a un acuerdo concreto. El titular de Exteriores galo le había solicitado una minuciosa
consulta, artículo por artículo del texto del proyecto de convenio non-nato de 1902. Tal vez la
estrategia de Delcassé obedecía a un intento de ganar tiempo con el fin de que la mejora de las
fuerza.2531
2529
Paralelamente Maura había solicitado del general Linares un estudio de las vertientes del Atlas y un informe
detallado de cual sería la mejor delimitación de la línea fronteriza francoespañola en el Sur de Marruecos atendiendo a
razones de orden militar. Carta particular de Antonio Maura a Faustino Rodríguez San Pedro. 25 de Marzo de 1904.
A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4. Antonio Maura, tras las pesquisas citadas señaló que
debían ser las crestas del Atlas contiguas al valle del Sus. Carta particular y confidencial de Antonio Maura a
Rodríguez San Pedro. 26 de Marzo de 1904.
2530
Carta particular sin numerar de León y Castillo a Faustino Rodríguez San Pedro. 7 de Marzo de 1904. A.G.A.
África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2531
(A)rchivo de la (F)undación (M)aura. Legajo 360 2 /5.
1427
El 17 de marzo San Pedro y Maura llamaron a consultas a Madrid al Marqués del Muni con
su postura de mantenimiento del statu quo. El gabinete Maura no aspiraba a que se procediera a una
alteración brusca de la situación del Imperio, sino más bien a su perpetuación. Por otra parte, el
estadista conservador entendía que el Reino Unido podía ser un perfecto valedor de la causa
española en el curso de las negociaciones entabladas en París sobre el reparto de Marruecos. Las
deseo de tomar parte en la penetración pacífica, por vía económica, en Marruecos. Sin embargo,
Lord Lansdowne daba signos evidentes de una despreocupación creciente hacia los temas
2532
R.O. del Ministerio de Estado de 17 de Marzo de 1904 dirigida a F. León y Castillo. A.G.A. África. Sección
Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2533
El Embajador español en Londres, el Duque de Mandas había escrito el 19 de Diciembre de 1903 al Ministerio de
Estado que era probable que se efectuase un préstamo británico a las arcas majzeníes, por un monto de 500.000 libras
esterlinas. Si a principios de Agosto, el gabinete inglés no era propicio a nuevas operaciones financieras en el Sultanato,
entendía el diplomático que esa actitud se fue modificando a causa del interés francés en realizar una operación de este
tipo a todo trance, a pesar de los disturbios creados en el Imperio por la sublevación de Bu-Hamra y por la presión de
medios capitalistas y periodísticos del Reino Unido que entendían que no había que dejar sola a Francia en Marruecos.
La entrevista de financieros y empresarios con Lansdowne apremiándolo en este sentido resultó decisiva, gestándose la
idea de poner en marcha un préstamo cogestionado por la Banca británica y francesa, creando en el Sultanato una
Comisión de la Deuda Pública del Imperio que fiscalizase la marcha económica del país. Pese al rechazo francés a que
nación alguna pusiera la mano en la Administración Pública marroquí y fracasada esta combinación, nació un nuevo
proyecto. Duque de Mandas al Ministro de Estado. Despacho no. 118. 19 de Diciembre de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 /Ex. 1. Sin embargo el 13 de Enero de 1904 Lansdowne notificaba al
Embajador español que el proyecto de empréstito había quedado bloqueado, en vista de las reticencias de los banqueros
británicos que se negaron a seguir las negociaciones ante las noticias cada vez más desastrosas del estado de la
Hacienda marroquí.
1428
marroquíes,2534 ante la perspectiva inminente del estallido de un conflicto entre Rusia y Japón.
sus condiciones por la firma imperial de Mawlay Abd –al- Aziz, ante las reticencias de los
banqueros londinenses, recelosos de la cada vez más desastrosa situación de la Hacienda jerifiana y
ávidos estos últimos de encontrar más seguridades y garantías antes de firmarse el documento.2535
Tampoco España en las últimas semanas de 1903 y en las primeras de 1904 había sabido subirse al
carro del acoso financiero al Sultanato. Lansdowne había manifestado su interés de que banqueros
Sultanato, y por la posibilidad de adelantar en breve plazo el dinero al Sultán. Consultado el conde
Mandas, evidenció la extrema dificultad del gobierno de obtener facilidades pecuniarias en los
bancos españoles. A pesar de las activas negociaciones de San Bernardo, el sistema financiero
español carecía del dinamismo requerido para ofertar los recursos para su inversión en Marruecos,
situando a España en una posición competitiva en la carrera imperialista por el control del
Sultanato. Lansdowne dejó de insistir ante el retraimiento tanto de la participación de los banqueros
españoles como de las intenciones del gabinete Fernández Villaverde.2536 Se había perdido una
oportunidad básica en la dinámica colonizadora española.2537 Por otro lado, Lansdowne evidenció
2534
Así, el Duque de Mandas lo veía poco receloso o temeroso ante la política francesa de penetración pacífica en
Marruecos y ante los incendiarios artículos o discursos colonialistas pronunciados en Francia. En la medida en que
Francia iba manifestando más su decisión en su política norteafricana, más reservado se mostraba Lansdowne a la hora
de oponerse y acentuar sus prevenciones.
2535
Lansdowne, equivocado, confuso, mal informado llegó a afirmar al Embajador español en Londres, Duque de
Mandas que también había quedado paralizada la negociación del empréstito francés. Duque de Mandas al Ministro de
Estado.Despacho no. 4 reservado. 14 de Enero de 1904. A.G.A. Asuntos Exteriores. Fondos de la Embajada de
Londres. Caja 7.024.
2536
Mandas exasperado, lamentaba su desesperación ante estos acontecimientos señalando: “No son hoy los
regimientos ni los buques la primera y más usual manera de intervenir en algunos países ; el capital enviado para la
Agricultura, la industria o el Tesoro, son medio más inmediato de influir, y hace no pocas veces necesario que después
vayan regimientos y buques. Toda interrupción en tomar parte en actos que lleven a cabo así Inglaterra como Francia
en Marruecos es ocasionada a aumentar nuestras dificultades el día que queramos entrar a practicar de nuevo su
política“. Duque de Mandas al Ministro de Estado. Despacho no. 118. 19 de Diciembre de 1903. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2537
El 23 de Diciembre Mandas escribió a Madrid notificando que Lansdowne le había comunicado que los banqueros
británicos ofertaban 300.000 Libras al Majzén y que se estaba pendiente de la aprobación del Sultán para suscribir la
operación. El titular del Foreign Office volvió a insistir en la necesidad de si, paralelamente cuajaba una operación gala
similar, de que los banqueros españoles ofertasen otro crédito al Sultanato.Se estaba viviendo una coyuntura de
preocupación en Madrid ante los debates en la prensa y Cámaras francesas sobre la conveniencia de consolidar la
1429
muestras de que estaba dejando de confiar en la pervivencia del statu quo,2538 alegando la reiterada
impotencia de Abd – al- Aziz para acabar con la anarquía y establecer una apariencia de orden en el
país. Por último, el titular del Foreign Office rechazó la posibilidad brindada por el Embajador
español Mandas de entrar en negociaciones para establecer las bases y los principios de aplicación
A pesar de que el gobierno marroquí se resistía a contraer obligaciones financieras con los
bancos franceses 2539 se retardaba la conclusión de la negociación del empréstito británico, a la par
penetración pacífica en el Sultanato, deliberando en torno a la construcción de un ferrocarril que desde Argelia llegase a
la frontera del Imperio para luego penetrar dentro de Marruecos, por Uxda estando llamado a unir finalmente Túnez
con los puertos del Atlántico marroquí, existiendo asimismo una bifurcación que conectaría Fez con Tánger. El trazado
de las líneas férreas exigía vigilancia y siendo deficiente la que Marruecos debía ejercer, cabía a Francia la obligación
de ejercerla aun dentro del Sultanato. Se hablaba de que la protección de la vía correría a cargo de tropas indígenas
mandadas por oficiales franceses (2.500 hombres estaban previstos en un primer momento).Todo esto exigía un fuerte
empréstito al Majzén, que tocaba a Francia facilitar. Le Temps hablaba claramente de que Marruecos no era capaz por
sí solo de salir de la anarquía y del desastre financiero. Necesitaba un concurso extranjero, para regularizar un sistema
fiscal moderno y tener una administración sólida. Todas estas ideas no compaginaban en absoluto con el mantenimiento
del decimonónico statu quo. La prensa madrileña recalcaría en las Navidades de 1903 que la Cámara de Diputados
francesa había aprobado finalmente el proyecto de ferrocarril de Tlemecen a Lalla-Marnia, de setenta kilómetros, con
un presupuesto de veintiún millones de francos lo que constituía el primer acto político trascendental del asalto galo al
Sultanato. Lansdowne arguyó que siendo tan prolongada la frontera argelomarroquí y pululando en ella numerosas
tribus ‘semibárbaras’, eran de esperar las operaciones militares galas en el interior del Sultanato, aunque debería
evitarse que se convirtieran en anexiones. Frente a las presiones diplomáticas españolas que argüían en contra de la
violación del statu quo que comportaba la penetración financiera francesa, su deseo de llevar a cabo la construcción de
infraestructuras y grandes obras públicas y reservarse la capacidad de ejercer la vigilancia sobre ellas, y frente al
fantasma esgrimido de que los galos irrumpieran en la costa mediterránea llegando hasta Tánger, Lansdowne
únicamente recalcó que lo inadmisible era una operación gala en el Mediterráneo, punto que Inglaterra y Francia tenían
ya convenido. La prensa británica señalaba la inminencia de un acuerdo final entre Francia e Inglaterra sobre
Marruecos, que dejaría libertad de acción a los españoles sólo en el Rif y en la costa mediterránea marroquí. Mandas al
Ministro de Estado. Despacho no. 121. 23 de Diciembre de 1903. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
297 / Ex. 1. El 28 de Enero de 1904, el órgano de los intereses imperialistas galos en Tánger, Le Maroc, incluía un
texto del periodista británico W. Harris, corresponsal de The Times en Marruecos, decantándose por la idea de que le
correspondía a Francia regenerar Marruecos. Según Harris, sólo Francia e Inglaterra podían intervenir en Marruecos,
pero como la segunda no tenía otros intereses que los comerciales, circunscritos a las costas mediterránea y atlántica y
los geoestratégicos, tocantes al estrecho de Gibraltar, no era oportuno que Gran Bretaña se mezclara de nuevo en los
asuntos marroquíes. A Francia le incumbía, pues, aun sin llegar a ejercer el protectorado en el Sultanato, organizar el
ejército regular marroquí con oficiales franceses y aun introducir tropas coloniales en el Imperio , mantener en la Corte
del Sultán un Agente político, a semejanza del Residente General galo en Túnez o de sir Eveling Baring, Lord Cromer
en El Cairo, adelantar al Majzén el dinero que pudiese necesitar, reembolsar los empréstitos inglés y español y librar al
Sultán de la compañía de advenedizos, intrigantes y malos consejeros. Véase: “La France Au Maroc (Une opinión
anglaise”, en Le Maroc, 28-Enero-1904. El Duque de Mandas se lamentaría posteriormente de que el gabinete
Villaverde no buscó conciliar las aspiraciones económicas hispanas con las inglesas y francesas en el otoño de 1903. Se
permitió así que franceses e ingleses negociaran y se pusieran de acuerdo, con lo que las aspiraciones españolas en el
Sultanato no podrían ser en el futuro de gran amplitud. De hecho, el gabinete Maura encontraría muchas dificultades
para ensanchar algo el límite de los acuerdos que en lo tocante a España habían llegado Francia e Inglaterra.
2538
Desatando incluso las críticas de periódicos ministeriales como el Standard o el Morning Post. Duque de Mandas
al Ministro de Estado. Despacho no. 5. 15 de Enero de 1.904. A.G.A. Asuntos Exteriores. Fondo de la Embajada de
Londres. Caja 7.024.
2539
Bernardo de Cólogan al Ministro de Estado. Despacho no. 429. 24 de Diciembre de 1903. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1. Todo ello a pesar de la necesidad de fondos en que se encontraba el Majzén y
1430
que se consolidaba la operación francesa, propiciada por el Banco de París y de los Países Bajos
relacionados con Marruecos y ligados a la industria textil algodonera y al sector financiero veían un
grave peligro en que el gobierno de Londres tuviera la debilidad de rendirse a las aspiraciones
francesas. De estos temores y advertencias se hacían eco los rotativos Standard y el Morning
Post.2541
reto de la operación financiera gala. No supieron reaccionar negociando las ventajosas condiciones
de un préstamo español que se revelaría inviable. Esta falta de adecuación oficial a la dinámica
imperialista suscitada por París se pretendió paliar iniciando un movimiento, similar al realizado
por Silvela en 1900, por conseguir el control de Tarfaya, consistente en pedir repetidas veces ayuda
Mandas animó a Lansdowne a que los banqueros londinenses concluyeran con Fez el adelantado
profunda crisis monetaria que experimentaba Marruecos y la depreciación de la moneda hassania, devaluada en torno a
un 18-20 % en relación con la moneda española.
2540
Consultado lord Lansdowne por el Duque de Mandas acerca del fallido préstamo británico, el titular del Foreign
Office advirtió al Embajador español que el grupo bancario británico que andaba en tratos con el Majzén había
desistido de sus propósitos, al entender que no era un negocio rentable y seguro. A continuación el ministro británico
aventuró que probablemente algunos financieros ingleses entrarían en relaciones con el Paribas. No se mostraría, por
otra parte preocupado de que las rentas de las aduanas marroquíes quedaran como garantía del empréstito galo.
“Habiéndole yo espresado (sic) que la intervención de las Aduanas por solo Francia daría á esta una preponderancia
más y más evidente sobre las demás naciones en Marruecos y que esto por otro lado sería alejarse también más y más
del ‘statu quo’, Lord Lansdowne ha guardado silencio. Duque de Mandas al Ministro de Estado. Despacho no. 11. 3 de
Febrero de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de Londres. Caja 7.024.
2541
El Morning Post del 3 de Febrero de 1903 comentando el empréstito francés al Sultán señalaba que desde hacía
bastante tiempo el Sultán de Marruecos buscaba en Europa un apoyo financiero. Señalaba que el espíritu reformista que
animaba al joven soberano lo indujo a suprimir el antiguo sistema de exacciones de que se valían los ministros para
llenar el Tesoro Imperial, sin estar seguro de que las potencias europeas apoyaban el nuevo sistema de contribuciones
fiscales que deseaba implantar. Francia adoptó una política de oponerse a semejante reforma y como el Sultán no quiso
apelar a resucitar los antiguos procedimientos impositivos, su Tesoro se vio en situación apuradísima, agravada por la
rebelión del Rogui. De ahí surgió la necesidad del gobierno marroquí de apelar a empréstitos en el extranjero. Esta
cuestión era la pieza angular de la política europea en lo referente a Marruecos. A pesar de que los consejeros del
Sultán hubieran preferido un empréstito inglés o anglo-francés, esta idea fue rechazada terminantemente por París. Por
el contrario la iniciativa del Banco de París y de los Países Bajos, con la garantía de las aduanas marroquíes, apoyada
por el Ministro francés en Tánger, aprobada finalmente por el Majzén constituía un triunfo de la diplomacia francesa,
siendo el primer paso para la conquista pacífica del Imperio. A pesar de que los ministros del Sultán se resistían, no
tenían opción. La Hacienda Imperial estaba al borde de la quiebra. Una vez que las aduanas marroquíes estuviesen al
servicio de un empréstito francés, los días de la independencia marroquí estarían contados, pues no había instrumento
más poderoso de conquista que la deuda exterior: a este préstamo seguirían otros, quedando el deudor Sultán a merced
del prestamista. Entonces sería un hecho la preponderancia gala en Marruecos, e Inglaterra se vería en la tesitura de
soportar la presencia de una superpotencia frente a Gibraltar.
1431
proyecto de préstamo. Sin embargo la respuesta británica no iba a variar: desinterés creciente por
los asuntos del Sultanato; abstención ante el hecho de que las Aduanas imperiales quedasen
hipotecadas por los bancos galos, mientras que la City paralelamente se desinhibía de ultimar
proyectos financieros en Marruecos, ante la perspectiva de que el negocio no era bueno ni seguro ni
rentable.2542 Con todo, la operación del empréstito galo se dilataría bastantes semanas: el Sultán se
resistió a dar como garantía las rentas aduaneras, pues ello suponía abrir la puerta a Francia a
postergó la firma del acuerdo, pues como arma dilatoria el Majzén solicitó una lista interminable de
aclaraciones sobre las condiciones del préstamo.2545 El rechazo inglés a prestar apoyo material y
financiero al Majzén decidió a este último2546 a mediados de Marzo a aceptar la propuesta francesa
sabía que en París entendían que Lord Lansdowne había cedido a Francia la primacía económica
en Marruecos. Se confiaba por el contrario en que los ingleses, al velar por sus intereses
2542
Duque de Mandas al Ministro de Estado.Despacho no. 11. 3 de Febrero de 1904.A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2543
Duque de Mandas al Ministro de Estado. Despacho no. 19. 12 de Febrero de 1904. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. No. 1.
2544
El Sultán hizo un último intento de romper el dogal francés. El 23 de Febrero el agente británico Mac Lean
escribió al Ministro Plenipotenciario inglés en Tánger, sir Arthur Nicolson, suplicándole que el Reino Unido
concediese a Marruecos algún anticipo o préstamo urgente porque apenas se tenían fondos en Fez para satisfacer gastos
y pagar las tropas durante la próxima semana pudiendo llegarse, si no se le facilitaban al gobierno marroquí recursos, a
una situación verdaderamente crítica. Enviado un telegrama al Foreign Office, al día siguiente Lansdowne contestó
señalando la imposibilidad de prestar una ayuda material y directa y la circunstancia de que ni la Banca ni el comercio
inglés se encontraban dispuestos a hacer préstamos a Marruecos, por el temor suscitado por la inseguridad creada en el
país por la rebelión roguista y por la incapacidad fiscal del Majzén. Bernardo de Cólogan al Ministro de Estado.
Despacho no. 59, reservado. 7 de Marzo de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2545
Bernardo de Cólogan al Ministro de Estado. Despacho reservado no. 53. 29 de Febrero de 1904. A. G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. 1.
2546
Al año siguiente (1905) el Majzén debía empezar a pagar las sumas que amortizasen los empréstitos contraídos
anteriormente con Francia, España e Inglaterra. Ante tal contingencia, Francia quería reservarse la posibilidad de
contratar con el Majzén un nuevo préstamo de 30 millones de francos para que Marruecos reembolsase dichos
empréstitos.
2547
Bernardo de Cólogan al Ministro de Estado. Despacho no. 72, muy reservado. 21 de Marzo de 1904. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 297 / Ex. No. 1.
1432
económicos y políticos en el Sultanato, velarían asimismo por los españoles. Esa no era la intención
del Foreign Office. El exceso de confianza en Londres resumía el grado de acción hasta el que eran
capaces de llegar los gabinetes españoles. No teniendo fuerza suficiente para oponerse a París,
Maura – como Silvela – confiaban su política marroquista en que el Foreign Office fuera el paladín
caballero que cual cruzado medieval defendiera los intereses hispanos en el Sultanato.
Comenzado el año 1904, la cuestión de Marruecos pasó a ser el asunto exterior que más
preocupaba a la prensa española. Algunos periódicos comenzaron a divulgar el mensaje de que las
dos potencias, Gran Bretaña y Francia, se disponían a ocuparse de Marruecos sin tener en cuenta a
España. Los nuevos responsables gubernamentales, Maura y el Ministro de Estado, San Pedro, no
desmintieron esos rumores. Jules Cambon entendió que ello reflejaba su confianza en el
mantenimiento del statu quo y en la esperanza de que si la liquidación del Imperio comenzaba,
Francia apelaría inmediatamente a España buscando una concertación. Sin embargo, el Embajador
español en Londres le manifestaba a Lansdowne las inquietudes del gabinete Maura respecto a
Marruecos, recibiendo indefectiblemente la misma respuesta del titular del Foreign Office: él y
Paul Cambon sólo habían hablado de Marruecos en alguna ocasión, sin llegar a conclusiones serias
y de llegarse a ellas no se haría nada sin dar satisfacción a España. Cambon por su parte indicaría a
Lansdowne que Delcassé había deseado llegar a un acuerdo con el gobierno español de
delimitación de zonas de influencia, pero que el gobierno de Madrid no había respondido jamás a
las comunicaciones que su Embajador en París, el marqués del Muni había hecho al respecto.
enero que la cuestión de Marruecos se encontraba ligada con otras cuestiones (Egipto, Terranova,
Níger, Siam ...) en las que España no tenía nada que ver, y de ahí se derivaba la imposibilidad de
1433
posteriori, una vez llegado el acuerdo, a participar en lo que se hubiese decidido en Londres en
torno a Marruecos, sin que el acuerdo final francobritánico tuviera que depender de la aceptación
Cordiale francobritánica lo hará de una forma absolutamente asimétrica: se pondrá de acuerdo sólo
con Francia y es el Gobierno de París el que comunica finalmente el acuerdo francoespañol a Gran
Bretaña. Faltará la relación directa entre Madrid y Londres y esto será incómodo e inseguro para los
dos países. De hecho, Gran Bretaña mantendrá desde octubre de 1904 el temor de que España
país (Alemania).
era compartida por la prensa ya que la política francesa de penetración pacífica era considerada
tan sospechosa como una abierta de invasión. La Época, el Heraldo y el Imparcial dirigieron sus
Pérez Caballero, miembro del partido liberal y afecto a Moret publicaba en el Diario Universal una
serie de artículos, en uno de los cuales señalaba la posibilidad de que España, desdeñada por
Francia, podía dirigir sus miras a otro lugar y que sus puertos podían convertirse en una peligrosa
base de operaciones contra la República. El político liberal reivindicaba una esfera de acción para
España que comprendiese al norte del Sultanato, Rabat, Mazagán, Tánger, Melilla y el curso del
Muluya, y al sur, Agadir y los territorios que se extendían hasta cabo Bojador, aún estando
dispuesto a admitir que Francia no renunciara a su plan grandioso de unir por vía férrea Argelia y
aspiraba a que Francia y España mantuviesen una posición de igualdad de privilegios. El senador
republicano Rafael María de Labra protestaba a su vez contra la actitud de Francia e Inglaterra que
2548
Paul Cambon a Delcassé. Despacho secreto no. 16. 24 de Enero de 1904. D.D.F. Tomo IV, pp. 286- 288.
1434
parecían considerar a España como un país satélite; se manifestaba a favor de la desaparición del
Imperio jerifiano y por una intervención pacífica europea en Marruecos que reestructurase la
de la prensa se reprodujo a consecuencia del estallido del conflicto ruso-japonés, llevando a algunos
y Francia en apoyo de sus respectivos aliados. Los recelos se referían a posibles repercusiones de la
guerra en la Península. Por otra parte, al formarse el Gobierno Maura, el nuevo ministro de la
Guerra, el general Linares había incluido en su programa de actuación el envío a Algeciras de dos
baterías de montaña, lo que indicaba que el gobierno español no disipaba sus temores de sufrir una
agresión en esta área. Además los temores de que las costas peninsulares o los archipiélagos fueran
utilizados por alguno de los bandos contendientes en la guerra ruso-japonesa llevaron a reforzar las
guarniciones de Mallorca, Mahón, Galicia, Canarias y Ceuta; unos temores del gabinete que la
Reina- Madre confirmaba al Embajador francés Jules Cambon.2550 Paralelamente lo que despertó la
atención de la diplomacia francesa fue el encuentro que en el mes de marzo mantuvieron en Vigo el
curso de un viaje que emprendía hacia el Mediterráneo, con el fin de visitar al rey Víctor Manuel de
Italia en Nápoles. Jules Cambon presumió que durante la charla, ambos monarcas habían hablado
2549
Jules Cambon a Delcassé. Despacho no. 7 de 17 de Enero de 1904. D.D. F. Tomo IV, pp. 267-270.
2550
El rotativo republicano El Liberal incluía al respecto en su edición una noticia señalando que el gobierno Balfour
había aconsejado al de Maura , en caso de que la guerra estallara en Europa, que mantuviese su situación de neutralidad
ofreciéndole por su parte ayuda para ello El New York Herald publicaba paralelamente un despacho procedente de
Berlín, según el cual Dinamarca , el otro país con España que dominaba un estrecho fundamental en Europa ,habría
tomado también, por iniciativa del gobierno inglés, una serie de medidas defensivas para proteger su neutralidad. El
gobierno Maura desmentiría al francés que estas iniciativas respondieran a presiones británicas.
2551
El Embajador francés en Berlín, Bihourd alertaría constantemente a Delcassé a lo largo de 1904 sobre las
ambiciones germánicas en Marruecos. Así, el 25 de marzo sobre las apelaciones de los pangermanistas de Wurtemberg
reunidos en Esslingen en pro de la defensa de los intereses económicos de Alemania en Marruecos y del envío de
expediciones al Sultanato para conseguir nuevos mercados. Asimismo a favor de que los puertos marroquíes fuesen
utilizados como escalas estratégicas en las rutas de navegación de los mercantes germanos y a favor de que el II Reich
propiciase una ocupación de la región Oeste del país (Agadir), a fin de consolidar la esfera de intereses alemanes en el
1435
Por parte británica existían también recelos a la posible irrupción alemana en el ámbito
mediterráneo, lo que llevó al Foreign Office a interesarse por las obras de defensa españolas en las
Baleares.2552
14.9. Fracasos del Majzén para rehacer las finanzas y la economía de Marruecos.
Los medios financieros imaginados por el Majzén para suplir el empréstito demandado en
la nueva moneda de plata introducida en el Imperio suponía el riesgo de privar al Sultán de los
beneficios que esperaba conseguir de su emisión, y los problemas que dicha depreciación causaban
constituir un elemento de agitación entre los sectores más depauperados. Un primer ensayo de
aplicación del ‘tertib’ entre las tribus más sometidas y obedientes al Majzén, las del Hauz, tuvo que
ser abandonado dada la resistencia de los cabileños. También resultaban inútiles las tentativas de
solicitar ayuda a los grandes caídes del país, puesto que eran irrealizables si no se contaba con el
empleo de la fuerza, o lo que es lo mismo, del dinero. Constatado por el Majzén el fracaso
país. La Gazette de l´Allemagne du Nord y La Post también consagraron artículos, al socaire de las negociaciones
francoinglesas, a la cuestión de Marruecos. El Embajador alemán en París, príncipe de Radolín se dirigiría a Delcassé
en marzo para indagar si el acuerdo con Londres llevaba incorporado el principio de respeto a la libertad comercial.
Despacho de Delcassé a Bihourd. 27 de marzo de 1904. D.D.F. A.M., pág. 122. El titular del Quai d´Orsay encargaría a
Bihourd que éste le tuviera al tanto de los debates sobre Marruecos que tuvieron lugar en el Reichstag a lo largo del
mes de abril. El canciller, Von Bülow recibió fortísimos ataques que le echaban en cara haber condenado a Alemania a
una política de aislamiento. Estas posturas críticas veían en el acuerdo francobritánico una amenaza directa contra el
Imperio alemán y contra sus intereses comerciales. Bihourd creyó entender que Guillermo II imprimiría una política
más activa en materia de proyección exterior. La Asamblea colonial alemana reunida en Settin el 27 de marzo votaría
por unanimidad dirigir una carta al canciller del Imperio reclamando el mantenimiento de la libertad comercial y la
política de puertas abiertas en Marruecos, así como el respeto de los derechos políticos y económicos de los ciudadanos
alemanes. En el caso en que el ‘statu quo’ del Imperio fuera modificado a favor de Francia, el Imperio alemán debía
recibir una serie de compensaciones en forma de enclaves estratégicos o puntos de apoyo para sus barcos. El conde
Pfeil solicitaría que se estudiase la posibilidad de que se pudieran dirigir hacia el Imperio jerifiano los cerca de 32.000
emigrantes pobres de Alemania que se dirigían todos los años hacia los Estados Unidos. Despacho de Bihourd a
Delcassé. 30 de mayo de 1904. D.D.F. A.M., pág. 136. Publicaciones como Export afirmaban que los marroquíes
desesdeñaban adquirir mercancías galas tras la firma del convenio franco-británico y que el sentimiento anti-galo
aumentaba de día en día. Los comerciantes alemanes debían aprovechar esta situación, unirse y aumentar sus relaciones
mercantiles con el Imperio alauí durante los 30 años de libertad comercial asegurados en el convenio. El Gobierno
alemán se encontraría, así, obligado a intervenir a favor de los intereses alemanes. Despacho de Bihourd a Delcassé. 3
de junio de 1904. D.D.F. A.M., pp. 138- 139.
2552
Nota confidencial de la Embajada española en París remitida a Madrid. 24 de Febrero de 1904. A.G.P.R. Sección
Alfonso XIII. Caja 13.163.
1436
definitivo de sus tentativas de aproximación a los banqueros ingleses, quedaba inevitablemente
mercado de las emisiones de las nuevas monedas de plata que había contratado el Sultanato en
Europa (en Francia, Alemania e Inglaterra), a la par que seguía circulando la peseta española. Hay
que tener en cuenta que antes de sufrir el acoso imperialista, Marruecos sólo disponía de cantidades
muy pequeñas de numerario. El gran déficit comercial que acompañó a los contactos con la
financiera originada por la degradación de la balanza de pagos y acelerada por los pesados y
estériles gastos de la modernización y de la amortización del esfuerzo bélico así como por las
indemnizaciones exigidas por los gobiernos de Europa a favor de sus naturales cada vez que éstos
sufrían algún perjuicio, comportó una depreciación de la moneda local que dejó el campo abierto a
la especulación y que hizo salir del país las monedas más saneadas, es decir con más contenido
que no tenían o habían perdido cotización, como por ejemplo piastras mejicanas entre 1885 y 1895
y con el encargo de acuñación de nuevas monedas en el extranjero –hassania– con menor contenido
de plata.
La cotización de la nueva moneda bajaba rápidamente provocando serios perjuicios entre los
la concesión de un préstamo internacional al Sultán que sirviese para reflotar el valor de su moneda.
Una medida que Francia se aprestó a hacer fracasar. Dada la imposibilidad para el Majzén de
recurrir a todo impuesto interior, no quedaba más remedio que un empréstito. Sir Harry Mac Lean,
cuyos fracasos en Londres no le habían desanimado, sugirió al Sultán la búsqueda de un crédito que
estuviese garantizado por los inmuebles que el Majzén poseía en la costa atlántica.
1437
Por otra parte, la diplomacia francesa percibió que era necesario presionar sobre el Majzén
para conseguir que los oficiales galos supliesen a los instructores ingleses de las tropas imperiales y
así monopolizar toda la ayuda castrense que necesitaba el Sultán. El Quai d´Orsay entendía que,
recién comenzado el año, éste se convertía en un momento decisivo para consolidar la hegemonía
financiera y política. Por ello se debía concluir con prontitud la negociación de un nuevo
empréstito, aprovechando la coyuntura del próximo acuerdo diplomático con Inglaterra y el hecho
de que el desinterés británico por el Sultanato ofertaba a Francia la posibilidad de controlar las
A pesar de las reticencias del Majzén a endeudarse de nuevo con Francia, el 29 de enero uno
de los colaboradores de Mohammed Torres, Sid Abderraman Bennis recibía instrucciones del
Majzén de entrar inmediatamente en contacto en Tánger con Furth, el agente destacado por la
Banca Paribas para la obtención de una fuerte suma, destinada a reembolsar los capitales de los
empréstitos de 1903. Quedaba asegurada la libertad de acción francesa en el Sultanato, así como
previamente a Paul Cambon que notificase a Lord Lansdowne la apertura de negociaciones con el
Majzén, esperando que el titular del Foreign Office no se opusiese a la operación,2555 aunque en el
Quai d´Orsay se estimaba ya que Londres había cedido definitivamente a Francia la iniciativa en el
Sultanato.2556 Estas prevenciones de París con vistas a evitar un malentendido con Londres no se
tomaban con España,2557 evidenciando con más claridad aún los propósitos del gobierno francés de
2553
Telegrama confidencial de Saint- René Taillandier a Delcassé. 11 de Enero de 1904. D.D.F. IV Tomo, pp. 236-
237.
2554
Véase: Telegramas de Saint-René Taillandier a Delcassé. 29 de Enero de 1904. D.D.F. IV Tomo, pp. 302- 305.
2555
Telegrama de Delcassé a Paul Cambon. 5 de Marzo de 1904. D.D.F. Tomo IV, pág. 436.
2556
Telegrama de Delcassé a Paul Cambon. 26 de Febrero de 1904. D.D.F. Tomo IV, pp. 426-427.
2557
El Gabinete Maura no dejó de advertir de la peligrosidad de las maniobras francesas que excluían a España de
cualquier posibilidad de penetración financiera en el Sultanato. El peligro de quedar excluidos vendría a ser una
realidad si con el nuevo empréstito francés, el gobierno marroquí reembolsaba los importes de los efectuados
anteriormente por España e Inglaterra, países que quedarían marginados de toda intervención económica y financiera
en el Sultanato, máxime cuando Inglaterra no oponía resistencia a las crecientes pretensiones de la república francesa
en el Imperio Marroquí. El gabinete Balfour adoptaba una actitud pasiva ante dichas pretensiones. El agente británico
en el Sultanato, W. Harris, corresponsal de The Times había publicado el 16 de enero en una revista parisina un artículo
abogando por la obligación de Francia a regenerar el caduco Imperio marroquí, elogiando la penetración pacífica gala y
1438
llegar a una solución de la cuestión marroquí contando con el Reino Unido.2558 Delcassé buscaba
favorecer a un gran consorcio bancario galo, liderado por el Paribas, que proyectaba un empréstito
de 60 millones de francos de los cuales quince se destinarían a pagar los empréstitos inglés y
español.2559 Con todo, las negociaciones de este empréstito galo se demoraron por el deseo del
gobierno republicano de posponer la firma del préstamo al anuncio del convenio de arreglo sobre
temas coloniales con Londres,2560 porque entonces se entendería el crédito como la primera piedra
El gobierno Maura inició una serie de tímidos movimientos con el fin de allegar suficientes
fondos con los que poder ofertar un empréstito español al Sultanato, en las mismas condiciones que
ante lord Lansdowne sobre sus propósitos de cooperar con Francia en las tareas de desarrollo
económico del Sultanato y en la penetración pacífica. Lansdowne sostendría diversas charlas con el
Embajador español en Londres, Duque de Mandas sobre el tema marroquí. En ellas, el titular del
Foreign Office, esgrimiendo el problema de los disturbios fronterizos en el este del Sultanato,
minimizando los intereses británicos en el Sultanato. Este artículo fue acogido favorablemente en los medios
imperialistas galos y entendido como fruto de un tácito consentimiento otorgado por el Reino Unido a Francia. Ello
entrañaba para España graves inconvenientes. Con un margen de maniobra diplomática muy reducido, el gabinete
conservador español no era capaz de reaccionar ante la embestida francesa, tomando alguna iniciativa decidida. R.O.
no. 21 de 12 de febrero de 1904 dirigida por el Ministro de Estado, San Pedro al Embajador en Londres, Duque de
Mandas. A.G.A. África. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de Londres. Caja 7.024. Mandas empezó a estar mal
informado desde entonces, transmitiendo noticias completamente erróneas al gabinete Maura de sus gestiones en el
Foreign Office. El 24 de febrero informó del fracaso del empréstito francés, resaltando que el Reino Unido había puesto
un veto a que las aduanas marroquíes sirviesen de garantía a un empréstito galo (una respuesta al veto que Francia
había puesto a que sirvieran de garantía a uno conjunto anglo-hispano-francés). Mandas insuflaba esperanzas al
gabinete Maura de que Inglaterra trabajaba en contra del empréstito francés. Duque de Mandas al Ministro de Estado,
San Pedro. Despacho reservado no. 27 de 27 de febrero de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de
Londres. Caja 7.024.
2558
Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 62 confidencial. 2 de Marzo de 1904. D.D.F. Tomo IV, pp. 432-433.
2559
El Gobierno francés desecharía completamente el proyecto de empréstito apadrinado por el Credit Mobilier. Cuyas
negociaciones se habían iniciado en noviembre de 1903. Las razones de esta operación fueron esencialmente políticas.
Al parecer el gobierno republicano, al alentar una iniciativa de tanta trascendencia en la senda de sus aspiraciones en
Marruecos, prefirió finalmente contar con un establecimiento financiero de reconocida solvencia como para manejar
cómodamente una amplia suma a invertir en una arriesgada jugada. Si alentó primitivamente al Credit Mobilier fue
para utilizarlo como explorador de las condiciones del mercado y sobre todo de las garantías que podían obtenerse
finalmente del Majzén. La utilización de esta entidad financiera fue para asimismo controlar mejor el proceso
negociador del empréstito e impedir toda veleidad y toda tentativa de negociación del Majzén con ingleses o españoles
y al dilatar las negociaciones consiguió que el gobierno marroquí estuviera más debilitado, más necesitado de fondos,
más presto pues para rendirse a los deseos galos.
2560
Francia consiguió anular prácticamente a finales de 1903 a los ingleses de la negociación del nuevo empréstito con
Marruecos. No solamente Lansdowne se avino a no intervenir en el proceso negociador, negándose a contestar a todas
las peticiones de préstamo formuladas a él expresamente por el Majzén. Además resistió la presión en este sentido de
los propios medios burgueses ingleses interesados en suscribir el crédito.
1439
admitió la legitimidad de las expediciones punitivas galas en el territorio marroquí. Después resaltó
que no tenía cerrado ningún compromiso con París en lo tocante a la delimitación del territorio
imperial marroquí, en esferas o zonas de influencia, arguyendo que este era un asunto en que ambas
potencias nada podían determinar sin la participación de España. La mayor o menor extensión de la
zona de influencia española debía proceder de un acuerdo entre las tres naciones, aun reconociendo
que convenía una negociación bilateral francoespañola al respecto, una negociación que retomase
las conversaciones que habían tenido ya lugar en París. Lansdowne no se negó a negociar con
Mandas sobre la cuestión marroquí, pivotando las conversaciones sobre tres bases:
2- Que el capital británico tuviese libertad de acción en la zona del Imperio reservada para
España.
Estas tres condiciones fueron inmediatamente aceptadas por el gabinete Maura, a cambio de
que el Reino Unido apoyase a España en las negociaciones con el gobierno francés relativas a la
extensión de las zonas de influencia hispana. Es más, el gobierno conservador entendía que el
Sultanato.2562
El 27 de febrero Lansdowne, en una nueva entrevista con Mandas, señaló a éste que había
tratado con el Embajador francés en Londres, Paul Cambon el tema de Marruecos. En este punto,
según Lansdowne, Francia y Reino Unido habían aunado sus pareceres sobre el propósito de
conservar y prolongar el ‘statu quo’. Sólo cuando fuera imposible sostenerlo, cabía la posibilidad
de tratar de la cuestión del reparto del Imperio en zonas de penetración pacífica o zonas de
2561
El Duque de Mandas advertía que las negociaciones sobre Marruecos podrían frustrarse en el caso de que en el
Extremo Oriente asiático, Francia e Inglaterra apoyasen a sus aliadas Rusia y Japón, enfrentadas ahora. Duque de
Mandas a San Pedro, Ministro de Estado. Despacho reservado no. 27. 27 de febrero de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de Londres. Caja 7.024.
2562
R.O. no. 28 del Ministro de Estado, San Pedro dirigida al Duque de Mandas. 29 de febrero de 1904. A.G.A. Fondo
de Asuntos Exteriores. Embajada de Londres. Caja 7.024.
1440
influencia. El titular del Foreign Office informó asimismo de que seguía siendo un principio
fundamental de la política exterior británica el que España tuviese una participación en Marruecos.
A ello, Cambon había replicado que Francia reconocía que toda la costa mediterránea marroquí
debía quedar para España. Nada se mencionaría de Tarfaya ni de los intereses hispanos en el
Atlántico, pese a las pretensiones de los gabinetes restauracionistas desde 1900 de ampliar el
territorio de Río de Oro. Sin embargo, Lansdowne no propició que las negociaciones
Las conversaciones del Embajador español con el titular del Foreign Office sí que crearon en
Madrid la impresión de que era factible un tratamiento dialogado del tema marroquí a tres bandas,
París, Londres, Madrid, y en igualdad de condiciones entre los tres países dialogantes.2565 Sin
embargo, Gran Bretaña no tenía, a pesar de las insinuaciones españolas, ningún interés por
manera concreta la delimitación específica del área de influencia española tanto en el septentrión
marroquí como en lo que respecta al área atlántica. En cambio, el gobierno español sí que tenía
razones para apresurarse en llegar a un acuerdo sobre el tema marroquí. Debido a la angustiosa
situación económica del Sultanato, se consideraba próximo el quebrantamiento total del ‘statu quo’
y era necesario estar preparado ante ello. En un detallado informe de 9 de marzo, el Ministro de
Estado, San Pedro daba a conocer al Embajador en Londres, Duque de Mandas, las principales
2563
Mandas al Ministro de Estado, Duque de San Pedro. Despacho no. 30 de 27 de febrero de 1904. A.G.A. Fondo de
Asuntos Exteriores. Embajada de Londres. Caja 7.024.
2564
Ibidem.
2565
Lord Percy rechazó en la Cámara de los Comunes esta posibilidad resaltando que el situar a España como la
tercera en la mesa de negociaciones en Londres hubiera generado multitud de complicaciones, que hubieran hecho
fracasar el acuerdo. Asimismo si se hubiera filtrado en Marruecos la noticia de un reparto del Imperio auspiciado por
las tres naciones europeas, se hubiera generado un estado de descontento y violencia contra todos los extranjeros que
hubiese obligado a una intervención militar.
1441
pretensiones del gabinete restauracionista acerca del inmediato porvenir del Imperio jerifiano:
el Estrecho hasta las posesiones del Sahara“.2566 O sea, dejar sólo para Francia el interior del
Imperio.
Marruecos enlazase Río de Oro con el cabo Ghir y dejase Agadir, identificada por el Ministro con
la antigua Santa Cruz de Mar Pequeña, dentro de ella. Se consideraba determinante que las
conversaciones se realizasen a tres bandas, y nunca en París, sino en el Foreign Office siendo los
interlocutores de España, Paul Cambon (Embajador francés en Londres) y Lansdowne con el fin de
que los británicos pudiesen ayudar a los españoles en sus pretensiones. En cuanto a poder realizar
un nuevo empréstito al Sultán, San Pedro se quejaba de la escasa iniciativa de las finanzas hispanas
Al comenzar el año 1904, el gabinete Maura seguía teniendo planteado en Melilla el problema
de la formación de una cuantiosa bolsa de refugiados partidarios del Sultán que buscaron en la
ciudad la protección española, intentando escapar del control que el Rogui ejercía sobre los
2566
R.O. reservada de 9 de marzo de 1904 del Ministro de Estado, San Pedro dirigida al Embajador en Londres, Duque
de Mandas. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de Londres. Caja 7.024.
2566
Ibidem.
1442
mantuvo la existencia del campamento de refugiados.2567 Hasta el 2 de junio, los vapores austriacos
Norma y Oasis no embarcarían en la plaza a mil quinientos de ellos llevándolos a Argelia. 2568
marroquíes hacían siempre hincapié en la falta de un código de conducta por parte de los españoles
que no seguían las normas y la legislación del Sultanato y protagonizaban el tráfico ilegal.2569 A
comienzos de Enero de 1904 un notable de Ait-Urriaguel, Sidi Bu Bekker ibn Uchen, remitía una
Alhucemas acusándolo de connivencia con el tráfico ilegal de armas en las playas del Rif. 2570
tráfico ilegal de armas en las costas septentrionales marroquíes, que parecía haber menguado a
principios de la década, se reactivase con mayor fuerza. Ahora se realizaba a gran escala un tráfico
de armas y municiones del que se estaban surtiendo ampliamente los rifeños.2571 Este fenómeno
presencia constante en aguas rifeñas de un buque de guerra de poco calado y muy veloz para que
2567
Esta aseveración es fácil de comprobar si comprobamos los numerosos telegramas al respecto que mandaba el
gobernador general de Melilla al Ministerio de estado a lo largo del mes de Enero.
2568
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado, Faustino Rodríguez San Pedro. 3 de Junio de
1904. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex.2.
2569
El gobierno marroquí señalaba directamente a todos los confidentes marroquíes de las guarniciones españolas en el
Rif como sospechosos de actividades ilícitas. El gobernador de Alhucemas, Anastasio Terrón salía al paso de tales
acusaciones señalando que todas las mercancías que llegaban a la posición española eran objeto de un detenido
reconocimiento, negando que a través de la plaza se efectúese contrabando alguno. Informe dirigido por el gobernador
militar de Alhucemas, Anastasio Terrón al Comante General de Melilla. 29 de Septiembre de 1903. S.H.M. Rollo 171.
2570
Carta del Comandante General de Melilla al notable de Ait-Urriaguel Sidi Bu Bekker ibn Uchen. 19 de Enero de
1904. S.H.M. Rollo 171.
2571
El consulado en Tetuán, a pesar de no poder compilar pruebas expresas y tener que remitirse constantemente a
averiguaciones orales y confidencias, apuntaba la presencia de diversos buques ingleses en Río Martín convertidos en
auténticos depósitos flotantes de armas y municiones -previamente embarcadas desde pontones y lanchas fondeados
en la bahía de Gibraltar– que posteriormente trasbordaban a carabos marroquíes que trasladaban el material a las playas
rifeñas. Esta oficina diplomática advertía de los movimientos de diversos notables rifeños que se embarcaban en
Melilla con rumbo a Málaga de donde se trasladaban a Gibraltar, en cuya bahía adquirían en los mencionados depósitos
flotantes el material de guerra que luego era cargado en pequeños veleros con bandera inglesa. Asimismo el consulado
en Tetuán apuntaba que en Alhucemas se dedicaban al tráfico ilícito de pertrechos de guerra muchos de los habitantes
de la plaza, incluidos algunos de los principales comerciantes allí residentes; en las aguas próximas a este enclave el
género era transportado con faluchos y laúdes que navegaban entre Gibraltar y Río Martín, con pabellón del Reino
Unido, aunque eran de propiedad española.
1443
patrullase cerca de Río Martín, medida asumida por el Ministerio de Marina que remitió al
2573
Siguiendo al historiador Abdallah Laroui, el comienzo del año 1904 señaló el inicio de
una segunda etapa en el proceso de la sublevación roguista en Marruecos, marcado por un largo
período de calma en el frente del este, interrumpiéndose los combates en torno a Taza. El Majzén,
nuevo empréstito. Las operaciones volvieron a circunscribirse a los alrededores de Uxda. Laroui ha
analizado con precisión los pocos éxitos conseguidos por las maniobras de los delegados del Sultán
en el territorio. Este autor señala cómo el envío por parte de Abd al- Aziz a comienzos de 1903 de
su tío Muley Arafa a la región para recuperar la confianza de las tribus había fracasado y ello
explicaría el derrumbe de las posiciones imperiales en el Rif, con la toma de Frajana por los
insurrectos. Gracias al constante bombeo por parte del Sultán de recursos, de material, de tropas y
sobre todo de dinero que llegaba por vía marítima y gracias al apoyo francés, la causa imperial se
mantuvo activa en el territorio a lo largo de todo 1903 y aún a comienzos del año siguiente,
amenazando las tropas regulares y las cabilas adictas las posiciones roguistas en las proximidades
de Melilla.2574 El puerto de esta ciudad era utilizado como base de operaciones del ejército imperial,
contando con una mayor permisividad política por parte de Maura con respecto a la que había
mostrado Silvela. Esta estrategia por parte del gobierno español rompía momentáneamente la
política de pactar con las tribus y con el poder más fuerte consolidado en el Rif. De ahí que durante
2572
Informe reservado de 7 de Junio de 1904 del Ministerio de la Guerra dirigido al Comandante General de Melilla.
S.H.M. Rollo 171.
2573
Cfr. Laroui, A.: Orígenes sociales y culturales …, op. cit., pág. 385
2574
El Majzén había conseguido asimismo anteriormente desvincular de la causa del Pretendiente a los jefes de las
zauias más influyentes, como Madani al- Samlali y Amada al- Buzaggawi.
1444
los años 1903 y 1904 se de una dualidad de políticas (también en el caso francés) por parte de los
estadistas españoles con respecto a la sublevación roguista, que venía dictada por la complejidad de
una situación determinada por lo que en España y Francia se consideraba ‘la coexistencia
inorgánica del Majzén y las tribus‘. Francia, sin embargo, aprovechaba estas circunstancias para
tomar posiciones dentro del Imperio: sacando partido del desconcierto y del temor del Sultán a que
se produjese una reactivación de la sublevación a lo largo de la frontera oriental. Cuando Abd al-
Aziz conoció la noticia de que los efectivos del resistente anti-francés Bu Amama amenazaban Ain
B. Mathar (Berchent), y sabedor de que colaboraban con el Rogui, incitó –señala Abdallah Laroui–
al ejército francés a ocupar la localidad a finales de 1903, pese a los consejos de Mohammed Torres
Las tropas del Sultán en Uxda padecían de una baja moral y no emprendieron ningún
movimiento ofensivo de gran envergadura. Por otra parte las prácticas del Sultán teniendo que
ya no creía en la fidelidad de sus súbditos. Aunque esta política diera, por supuesto, buenos
resultados a corto plazo, a la larga se reveló muy negativa, pues a los caídes locales y a los jefes
militares que se beneficiaban de las dádivas imperiales les convenía dejar que los combates se
ralentizasen y la sublevación no terminase, para así seguir cobrando.2575 El dinero, sin embargo,
A finales del invierno y dado que la lucha contra el Rogui no progresaba, a pesar de las
propias tensiones internas existentes entre los grupos que en el Rif apoyaban a Bu Hamra,2576 el
Majzén remitió a Nemours (Argelia) a bordo del vapor francés Tell a Ben Bushta el Bagdadi para
hacerse cargo de las tropas destacadas en Uxda, junto con al- Rukaina.2577 A mediados de Abril las
operaciones se reanudaron cuando las fuerzas imperiales maniobraron desde sus posiciones junto a
2575
Los confidentes de la guarnición informarían el día 6 de Enero que las tropas imperiales iban a iniciar un avance
hacia Ain Sidi Mellouk y de que por medio del soborno y la corrupción se iba a intentar asesinar a Chadly.
2576
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado, San Pedro. 13 de Febrero de 1904. A.G.A
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
2577
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado, San Pedro. 8 de Febrero de 1904. A.G.A
.África.. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
1445
la frontera argelina en dirección Oeste.2578 De nuevo el Gabinete Maura, aún sin implicarse
directamente en los combates, volvió a dar reiteradas muestras de apoyo a la causa del Sultán,
que procedió el Sultán en agosto en lo tocante al gobierno del Rif. En efecto el Sultán,
considerando obsoleto y poco práctico el sistema de nombramiento de autoridades para cada tribu
rifeña, entendió que en las vigentes circunstancias de rebeldía en la región, era necesario un cambio
en la Administración del territorio. Por ello procedió a nombrar a Sid Abderraman Ben Abdessadak
para el cargo de gobernador general del Rif. Antes de dirigirse al territorio ocupado por los
soldados imperiales en Uxda, tuvo que desembarcar en Melilla. Fue su primera medida al tomar
posesión de su cargo.2580
El Rogui, por su parte, se puso en contacto con las autoridades españolas en Melilla y
expresó sus deseos de estar en paz con España, a la vez que anunció su alianza con El Raisuni y
neutralidad condescendiente de España, las fuerzas imperiales no lograron cumplir sus objetivos de
recuperar el control del Rif. La férrea resistencia de los roguistas y su propia debilidad acabaron por
A partir del verano el conflicto entró en un auténtico punto muerto sin que ninguno de los
Los partidarios rifeños del Sultán enviaron a Nemours (Argelia) a uno de sus líderes, el
“Fraile“ y a otros doce notables para conferenciar con el gobernador general de la región, y solicitar
2578
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado. 14 de Abril de 1904. A.G.A .África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
2579
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado. 15 de Abril de 1904. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
2580
Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 247. 30 de Agosto de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
2581
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado. 30 de abril de 1904. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
1446
un desembarco de las fuerzas gubernamentales en el Rif. Esta operación permitiría iniciar un
Los movimientos del “Fraile” suscitarían finalmente la desconfianza del Rogui hacia la
aparente neutralidad española. Sus enviados notificaron al Gobernador militar de Melilla que no se
iba a tolerar más evacuaciones por vía marítima de los refugiados imperiales en la ciudad, ni
permitir que los cadáveres de los rifeños adictos al Majzén pudieran ser introducidos en Melilla
abandonado Fez que volviese a la ciudad imperial. En su camino, el agente pudo observar que la
tranquilidad había vuelto a una parte anteriormente agitada del territorio marroquí, y a las rutas
empleadas por las caravanas. Después de meses de tensiones la calma había vuelto al Gharb. Las
tropas imperiales daban además seguridad a los alrededores de Alcazar, patrullando y velando por
el orden. La paz que se respiraba en el territorio comprendido entre la costa atlántica y Fez había
devuelto a los campesinos a su trabajo en el agro y fruto de ello era una cosecha abundante. Recién
llegado a la ciudad imperial, Cerdeira pudo percibir la fuerte resistencia del Majzén al empréstito
ofertado por los franceses, como parte de un movimiento más global orientado a enfrentarse al
descontento rural persistía en otras zonas del Imperio. Ello ocurría en un momento en que Abd al-
Aziz había cambiado su estrategia de gobierno: pretextando ante el cuerpo diplomático el estado de
agitación del país, había desdeñado la posibilidad de emprender las reformas más radicales y menos
admitidas por la población del Imperio. Consciente de que la pauperización rural inclinaba a los
habitantes del campo a la agitación y a todas las aventuras sediciosas, y sabedor de que las
provocaban que los soldados imperiales, mal pagados, se transformasen en saqueadores y razziasen
2582
Cólogan a Faustino Rodríguez San Pedro. Despacho no. 130. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
163 / Ex. 2.
1447
el propio territorio fiel al Majzén) y de que la presencia de europeos molestaba y ponía en contra
suya a sus súbditos, Abd al- Aziz comenzó en las fiestas del Moulud a dar muestras públicas de
fervor religioso, rodeándose de ulemas. Quería dar la imagen de un monarca tradicional, al estilo de
popularidad perdida a raíz de la ola de descontento popular generado por la política de reformas
iniciada en 1901 bajo consejo inglés. Es en este contexto cuando se produce la caída en desgracia
del Ministro de la Guerra, El Mennebhi tras regresar éste de una peregrinación a La Meca.2584
14.11. Presiones sobre el gabinete Maura para activar la presencia económica española en el
Sultanato.
hombre de empresa Miguel Villanueva presentó el mes de Febrero de 1904 a Alfonso XIII y al
Ministerio de Estado un plan con una serie de disposiciones que incluía un amplio conjunto de
medidas. Las había militares: remodelación de los fuertes defensivos de los puestos;
Compañía de Tiradores existente en Ceuta, como un medio de atraer a los rifeños y difundir el
régimen de protección español por la zona; construir cuarteles modernos e incrementar la soldada.
También sanitarias como la creación de hospitales para atender a los musulmanes; medidas
2583
Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 154. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex.
2.
2584
Gran Bretaña reaccionó fulminantemente enviando el 15 de Agosto al crucero Minerva al puerto de Tánger como
muestra de respaldo al destituido Mennebhi. Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 227. 16 de Agosto de 1904.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
1448
Ayuntamiento). Y en último lugar aunque no menos importantes, medidas económicas, la
ganado marroquí, con el fin de competir con el tráfico que efectuaba Port-Say, junto al Kiss; el
por la Administración francesa en Argelia junto al Sultanato y la creación de una granja agrícola y
pecuaria en Melilla.2585 Villanueva solicitaría a finales de año del Ministerio de Estado que en
hecho llegar al comandante general de Melilla y al Ministerio de Estado un informe que venía a
republicano había ampliado la habilitación de la Aduana establecida junto al Kiss, en Port Say,
facultándola para embarcar ganado. El proyecto de Port Say había comenzado a caminar tres años
antes de la mano de un antiguo oficial de la Armada, el teniente de navío Louis Say, que tras
allegar fondos de varios inversores por valor de varios millones empezó las obras para la
la instalación de servicios de correos y telégrafos. Say intentaba atraer a nuevos financieros para
que aportaran elevadas sumas para sustituir el muelle provisional por un puerto definitivo, ya que si
hasta entonces aquél embarcaba únicamente cereales marroquíes, ahora estaba autorizado para
poder exportar ganado. Las infraestructuras vendrían completadas con la construcción de una
carretera que uniese el Kiss con Marnia. El mercado de Adjerud Kiss, en Port Say estaba en
condiciones de captar así gran parte de las materias primas susceptibles de exportación producidas
en la parte del Rif comprendida entre el Kiss y Melilla. Además, el marqués del Pedroso informó a
2585
Copia de la Nota que en el mes de Febrero de 1904 entregó a S.M. el Rey y al Gobierno de S.M., el Sr. D. Miguel
Villanueva. Medidas que deben adoptarse con urgencia en Melilla, Ceuta y Chafarinas. A.G.A. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 133 / Ex. 1.
2586
Carta del cónsul de España en Orán, Marqués del Pedroso al Comandante General de Melilla. 30 de Enero de
1904. S.H.M. Rollo 171.
1449
las autoridades españolas de los propósitos franceses de instalar en Marnia un depósito franco de
mercancías, con el fin de que los rifeños que se surtían de los artículos que necesitaban en Melilla,
14.12. El Raisuni.
los actos de bandolerismo y terrorismo cometidos por este jerife bandido y ante la ola de protestas
del cuerpo diplomático y de sus amenazas, Mawlay Abd-el- Aziz tomó la decisión de actuar a pesar
Majzén envió fuerzas para atacar el poblado de Zinat, su residencia, el jerife inició una práctica que
le fue de gran utilidad en situaciones semejantes y le hizo conocido y temido en las cancillerías de
las potencias occidentales, con lo que consiguió hacer claudicar al Majzén y fue el origen de su
gradualmente un aumento del número de sus partidarios.2588 El Sultán envió un ejército a Tánger
para que atacase al jerife. Pero nada pudo hacer por el momento, pues la situación en el norte del
Imperio era extraordinariamente compleja y la mehal.la tuvo que acudir a Tetuán amenazada por el
Rogui.
actividades del bandolero Raisuni forzarían asimismo a Maura a recurrir a la diplomacia de las
cañoneras.
2587
Despacho no. 70 del Cónsul español en Orán, Marqués del Pedroso al Comandante General de Melilla dirigida el
28 de Marzo de 1904. S.H.M. Rollo 171.
2588
Cfr. Tessainer y Tomasich, C.F.: El Raisuni, aliado y enemigo de España, Madrid. Editorial de la Universidad
Complutense, 1902, pp. 102-105.
1450
A finales de 1903 y principios de 1904, debido a instigaciones de El Habib Said, visir del
Rogui, los partidarios de este pretendiente e incluso los de otro, Mohammed Yanati el Haiani,
establecido en Xauen atacaron Tetuán. El peligro fue tal, que tuvo que ser remitida una mehal.la de
refuerzo bajo el mando del caíd Muley Bubker El Alaui, tío del Sultán. No obstante, no fue
necesaria su presencia en Tetuán, ya que el defensor de la ciudad (Amrani) consiguió con éxito
difundir el rumor de que los dos candidatos al trono eran falsos y que en realidad eran agentes de la
política europea que pretendía apoderarse de Marruecos. Por ello, el ataque fue un fracaso y las
fuerzas asaltantes se disolvieron. De esta manera, la alianza con los europeos, que era la pieza clave
en el surgir de los distintos pretendientes al trono marroquí, era también utilizada por el Majzén
para tratar de desprestigiar a los mismos, o a cualquier tipo de rebeldía que se produjese en el país.
asalto por las tropas roguistas produjo un cortocircuito de las actividades comerciales en la ciudad,
máxime teniendo en cuenta que ésta dependía para su abastecimiento de artículos llegados del
interior del país. Al librarse del castigo imperial, El Raisuni desplazó sus fuerzas hacia las
saqueo de aduares y a la imposición entre los habitantes del lugar del pago de fuertes sumas de
dinero, y llegó a amenazar con un asalto de la ciudad para convertirla en su ‘capital’, ya que
señalaba que se proclamaría Jalifa del Rogui. Asimismo extendió la amenaza al gobernador de la
ciudad señalando que interceptaría los caminos y secuestraría a todos los ciudadanos europeos que
encontrara con el fin de canjearlos por algunos de sus combatientes presos en Arzila. 2589
Solucionado el problema de la amenaza roguista sobre Tetuán, el Sultán Abd- al- Aziz pudo
Tras resistir el ataque sobre Zinat de una mehal.la procedente de Tánger, sabedor el Raisuni
de que los otros dos ejércitos estaban próximos, y que sería imposible escapar a una ofensiva
2589
Despacho de Isaac L. Benchiton, cónsul de España en Arzila dirigido a Bernardo de Cólogan. 8 de Febrero de
1904. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 31 / Ex. 2.
2590
Isaac L. Benchiton a Cólogan. 24 de Febrero de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 31 / Ex.
2.
1451
conjunta se escapó al aduar de Tardan (en la cabila de Beni-Arós),2591 pudiendo a continuación
interrumpir las comunicaciones entre Tánger y Fez. Como el Raisuni salió airoso del asalto a Zinat
jerife fue utilizado por el Majzén. En este sentido se señalaba que el gobierno marroquí, temeroso
ante las presiones europeas sobre el Sultanato, había querido frenar el empuje imperialista hacia el
interior del país, creando junto a la capital diplomática del Imperio un “fantasma” que sembrase el
terror y limitase las actuaciones extranjeras.2592 Esta política obstruccionista fue, según esta
Presionado por las fuerzas imperiales, el Raisuni intentó detener la persecución poniendo en
marcha el secuestro de un ciudadano cristiano de una importante nación cuya captura constituyera
un impacto internacional y que obligara al Sultán a negociar con él. El elegido fue un rico
familia gozaba de gran prestigio en la capital diplomática marroquí. El secuestro fue efectuado la
noche del 18 de mayo de 1904. No solamente el Raisuni capturó a quien pensaba, sino también al
yerno de Perdicaris, el británico Cromwell Varley. El secuestro aseguró a Muley Ahmed, el Raisuni
el interés del Majzén, de los gobiernos norteamericano y británico y de los chorfa de Wazzan, de
gran prestigio en todo Marruecos y con gran ascendiente sobre los sultanes, ya que el anterior jerife
de esta familia, Abdesselam el Wazzani estuvo casado con Emily Keane, una británica antigua
lejos de responder a un imperativo patriótico no era más que la consecuencia ineluctable de los
malentendidos personales entre el Raisuni y el Majzén. La noticia se divulgó con rapidez entre la
Mohammed Torres envió al Sultán las peticiones del Raisuni que se cifraban en reivindicaciones
2591
Isaac L. Benchiton a Ojeda. 10 de Abril de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 31 / Ex. 2.
2592
El Raisuni sí que velaba en ciertas actuaciones por actuar como defensor del Islam y patriota. En Agosto de 1904
remitió una amenaza al consulado español en Arzila. Un ciudadano español, miembro de la colonia, Ruíz había
adquirido una casa y un huerto al antiguo gobernador de la villa, caíd Ben Abdesadak. El bandolero amenazaba a Ruíz
en el caso de no devolver las propiedades a su antiguo dueño. Carta de Ahmed Ben Ahmed Ben Mohammed Ben
Abdalah, jerife El Hassani El- Alal el Raisuni al cónsul Isaac Benchiton. 26 de Agosto de 1904.
1452
económicas, la retirada de la mehal.la que operaba contra él, la destitución del Bajá de Tánger,
nombramiento como gobernador de la cabila del Fahs.2593 Mientras se llevaban a cabo las
en Tánger, el cónsul Samuel René Gummere presionaba sobre el Sultán. Además el presidente
Theodore Roosevelt intentó aprovechar esta ocasión para obtener ventajas económicas en
Tánger u otro puerto marroquí para establecer una base naval.2594 Estos rumores tomaron mayor
amplitud cuando seis cruceros norteamericanos y uno británico fondearon en las aguas de Tánger
permaneciendo en ellas del 30 de marzo hasta el 6 de junio de 1904, amenazando con bombardear
la costa2595 y siendo esta demostración de fuerza naval acogida con júbilo por la opinión pública
estadounidense.2596 El secuestro supuso un duro golpe para todos los esfuerzos sultanianos de
preservar la independencia del país, pues ponía al Majzén en una situación muy delicada ante los
Estados Unidos e Inglaterra. De hecho incluso el gobierno español envió a Melilla el crucero
2593
Despacho de Isaac L. Benchiton a Ojeda. Sin fecha. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 31 / Ex.
2.
2594
Estas pretensiones fueron negadas por el cónsul general americano en Tánger en una conversación con Cólogan el
30 de Junio. Cfr. Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 172 de 1 de Julio de 1904. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
2595
Con todo el secuestro de Perdicaris reforzaría el peso de Francia como potencia colonialista en Marruecos. El 30
de Mayo el Embajador de los Estados Unidos en París acudió a entrevistarse con Delcassé solicitando que la
diplomacia gala apoyara las reivindicaciones de las diplomacias norteamericana e inglesa. Delcassé ordenaría al conde
Saint- Aulaire que permanecía en Fez, que las respetara y solicitó a los chorfa de Wazzan, Muley Alí y Muley Ahmed,
protegidos galos que mediaran ante el Raisuni e intentaran reducir sus exigencias. Telegrama de Delcassé a Saint- René
Taillandier. 31 de mayo de 1904. D.D.F. Tomo V, pág. 200. San Pedro, el Ministro de Estado del gobierno maurista
solicitó a Francia que se aplicara una unidad de acción en Fez entre Francia, Inglaterra y España en Tánger y en Fez
relativa al incidente Perdicaris. Delcassé no estaba dispuesto a ello ya que deseaba que la republicana fuera la única
presencia colonial imperante en la corte sultaniana. Hay que recalcar que San Pedro no estaba dispuesto a emprender
acciones militares en Marruecos, para las cuales la Marina hispana no estaba preparada. Telegrama de Jules Cambon a
Delcassé. 1 de junio de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 202-203. El 7 de junio un acorazado inglés entraba en la rada de
Tánger; la prensa francesa afecta a la oposición al gobierno, liberal o republicana acusó a los Estados Unidos de querer
obtener una estación naval en la costa atlántica.
2596
Raisuni no hizo caso de estas presiones. Aseguró a su cautivo Perdicaris contar con seis mil hombres armados y se
creía así mismo invencible en las agrestes y escarpadas montañas de Yebala, aunque tuviera que combatir con las
tropas coloniales argelinas. Sir Arthur Nicolson, el Ministro plenipotenciario británico en Tánger aconsejaría al Foreign
Office que la escuadra mediterránea británica debía desembarcar a un cierto número de soldados para proteger los
intereses ingleses en la costa. Telegrama de Saint- René Taillandier a Delcassé. 3 de junio de 1904. D.D.F. Tomo V,
pp. 207-208.
1453
Infanta Isabel el 15 de marzo,2597 desplazándose el buque durante semanas a lo largo de la costa
rifeña y recalando con frecuencia en las Chafarinas2598 y Alhucemas.2599 Con todo, estos
movimientos estuvieron más relacionados con la vigilancia de los combates entre roguistas e
Los archivos majzenianos señalan que las negociaciones llevadas a cabo por el Majzén para
obtener la libertad de los secuestrados fueron tensas y complicadas, produciéndose dos vías
paralelas: una llevada a cabo por Mohammed Torres y el Majzén en Dar al- Niaba (Tánger), y otra
a través de los chorfa, Mulay Alí y Ahmed de Wazzan, en la que Francia, no queriendo dejar
escapar la oportunidad, intervino en cierta medida. Perdicaris y Varley fueron liberados y llevados
a Tánger bajo la protección de los chorfa de Wazzan en la noche del 25 de junio.2600 En el momento
en que el Raisuni hacía claudicar al Majzén, acababa de firmarse el convenio franco-británico por
el que Gran Bretaña (a cambio de conseguir de Francia el que no interfiriera la acción británica en
Egipto) reconoció que correspondía a Francia velar por la seguridad de Marruecos y prestar toda la
pudiera necesitar. Francia obtenía así carta blanca para actuar en Marruecos a la par que el Raisuni
con su actuación daba validez a la teoría de que la incapacidad majzeniana para evitar la anarquía y
mantener el orden hacía necesaria una intervención europea que pusiese fin a esta situación.
Cólogan llegó a apuntar que los anyerinos y la cabila de Wad- Ras iban a imitar al Raisuni
era inminente la llegada de fuerzas regulares procedentes de Argelia que actuarían como
Sid Hamza Ben Hima, el enérgico exgobernador de Saffi para que reorganizara el cuerpo de
2597
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado, Faustino Rodríguez San Pedro. 15 de Marzo
de 1904. A.G.A. Sección Histórica (Marruecos). Caja 133 / Ex. 1.
2598
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado, Faustino Rodríguez San Pedro. 25 de Abril
de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 133 / Ex. 1.
2599
Telegrama del Comandante General de Melilla al Ministro de Estado, Faustino Rodríguez San Pedro. 30 de Junio
de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 133 / Ex. 1.
2600
Dada la posibilidad de una demostración naval inglesa o norteamericana, Delcassé entendió necesario preparar
algunas unidades de la Marina de guerra galas, pero sin trasladarlas a la costas del Sultanato. Telegrama de Delcassé a
Saint- René Taillandier. 9 de junio de 1904. D.D.F. Tomo V, pág. 234.
1454
policía de Tánger el cual brindaría la seguridad requerida por los habitantes europeos. A pesar de
estas tentativas de la autoridad marroquí para recuperar su prestigio y salvar lo que todavía podía
ciudad exigía de los métodos nuevos procedentes de Europa, una dirección inteligente y una
Por lo que se refiere al Raisuni, el doble secuestro de John Hanford Perdicaris y Cromvell
Warley le convirtió en autoridad gubernamental, ya que este nombramiento era una de las
condiciones que impuso el bandolero para conceder la libertad a los secuestrados.2601 A pesar de
Majzén la necesidad de una intervención gala que pusiese fin a la situación de falta de orden e
inseguridad en Tánger, dada la incapacidad majzeniana para evitar la anarquía. Por ello, el Quai
d´Orsay propondría al gobierno marroquí2602 aumentar los poderes y la responsabilidad del Bajá de
complementándolas con un cierto número de efectivos del ejército colonial francés. La infiltración
francesa era también muy intensa en el área de Figuig: la guarnición marroquí del territorio, al no
recibir durante más de dos meses su sueldo, había abandonado el oasis y buscado refugio en Beni
Ounif. Las autoridades francesas intervinieron abiertamente como protectoras de las marroquíes,
2601
El Ministro de Asuntos Extranjeros del Gobierno marroquí comunicaría a la diplomacia francesa a comienzos de
junio que el Majzén había aceptado las condiciones del bandolero: a) el cese del Bajá de Tánger; b) el pago al Raisuni
de una cantidad de 350.000 pesetas; c) la retirada de la mehal.la de Tánger que perseguía a aquél; d) la puesta en
libertad de algunos prisioneros detenidos en Tánger y e) el nombramiento del Raisuni como gobernador del Fahs, con
mando sobre las cabilas de Anyera, Beni-Arós, Beni- Ider, Beni Mesauar, Fahs, Wad-Rás y Yebel Habib. Despacho de
Saint- René Taillanddier a Delcassé. 6 de junio de 1904. D.D.F. A.M., pág. 139.
2602
El Quai d´Orsay argumentaría que el Raisuni, hablando con Muley Alí, el jerife de Wazzan le había amenazado
con seguir secuestrando a ingleses, y sobre todo al cónsul de Inglaterra. Muley Alí creía en que el éxito de la acción del
Raisuni suscitaría la aparición de imitadores en el norte del Imperio. Por ello se remitió por parte de la Legación
francesa una carta al Ministro de Asuntos Exteriores del Majzén, Ben Sliman, ofertando la ayuda gala, petición que
acabó siendo aceptada. Antes de que le obligaran a aceptar a instructores franceses, el Sultán intentó prever y
solucionar nuevos problemas, reforzando la guarnición de Tánger con nuevas piezas de artillería. En todo caso, los
franceses intentaron adelantarse a cualquier movimiento del Foreign Office, dado que una petición de los europeos
residentes en Tánger había sido elevada a lord Lansdowne, solicitando el amparo británico ante los desórdenes que se
vivían en la región , y dado el desamparo en que las autoridades marroquíes tenían a la comunidad extranjera residente
en el Sultanato. La petición incluía la solicitud de que una parte de la flota inglesa del Mediterráneo se estacionase
permanentemente en las aguas de Tánger.
1455
supliéndolas y buscaron una conciliación entre el Amal (= Gobernador) y los soldados, animando a
los desertores a que regresasen a su puesto.2603 Es más, la soldada de la tropa no sería abonada por
el Majzén directamente, sino entregada por el gobierno marroquí a la Legación francesa en Tánger,
que se encargaría de pagar a los soldados. Francia suplía enteramente a la administración marroquí
en los confines orientales del Imperio, salvo en los recursos económicos manejados para pagar a los
relativo silencio con respecto a la cuestión marroquí. De hecho, las negociaciones que tenían lugar
en Londres entre franceses y británicos eran también objeto de vigilancia y seguimiento por parte
filtrar cualquier tipo de noticias. El 16 de marzo Lansdowne informó al Embajador español, duque
de Mandas que las negociaciones francobritánicas estaban concluyendo, aunque el acuerdo todavía
Marruecos tuvieran lugar en Londres, como había solicitado el gobierno Maura. A Inglaterra sólo le
interesaba que se pusiesen de acuerdo de forma bilateral España y Francia, sin intervenir ella en
este proceso. A pesar de este rechazo británico, el gabinete Maura podía darse por satisfecho,
creyendo que se iban a recoger los frutos de quince meses de conversaciones con el gobierno
británico, tras haberse negado el gabinete Silvela a firmar con Francia el convenio de 1902 a
espaldas de los ingleses. Mandas insistiría en que “con toda constancia y firmeza Inglaterra,
2603
Despacho de Jonnart, gobernador general de Argelia a Delcassé. 19 de julio de 1904. D.D.F. A.M., pág. 158.
2604
Despacho del conde de Saint- Aulaire, Encargado de Negocios de la República francesa en Tánger a Delcassé. 30
de Septiembre de 1904. D.D.F. A.M., pág. 164.
2605
Nota confidencial de la Embajada española en París remitida a Madrid. 16 de Enero de 1904. A.G.P.R. Sección
Alfonso XIII. Caja 13.163.
1456
llevada de su deseo de que en Marruecos no quede sola Francia, ha hablado a ésta de que no
cuestión de los límites de las zonas de influencia francesa y española en Marruecos.2609 Se había
efectuado una consulta al general Linares, encomendándole un estudio militar sobre cual sería la
mejor frontera posible de la zona de influencia española al sur del Sultanato, es decir la enfrentada
que el límite más conveniente sería el señalado por las crestas o vertientes del Atlas contiguas al
2606
Duque de Mandas al Ministro de Estado. Despacho reservado no. 37. 16 de marzo de 1904. A.G.A. Fondo de
Asuntos Exteriores. Embajada de Londres. Caja 7.024.
2607
El 22 de Marzo llegaban a Tánger algunos telegramas de la prensa europea señalando que el acuerdo colonial entre
Francia e Inglaterra acababa de ser suscrito, causando honda emoción en el cuerpo diplomático y en la prensa europea
acreditada en la ciudad marroquí. El carácter sensacionalista de la noticia fue automáticamente descartado al conocerse
que diversos conductos fiables la repetían. Se entendía que con este acuerdo, Francia lograba escaparse de cualquier
compromiso de apoyar al Imperio ruso en su conflicto con Japón en el Extremo Oriente asiático, y que incluso era
posible vislumbrar una solución al mismo si Francia presionaba sobre el Zar Nicolás II para que Japón no quedara
totalmente anulada en la península de Corea, permitiendo así el régimen zarista que este territorio pudiera quedar
abierto a la expansión japonesa.
2608
Consultando la documentación diplomática francesa, se evidencia que Francia e Inglaterra a esas alturas mantenían
todavía graves discrepancias en la redacción de los artículos secretos del documento y en aspectos relativos a Egipto,
Marruecos y Terranova. Cfr. Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 85, secreto. 23 de Marzo de 1904. D.D.F. Vol.
IV, pág. 478 y siguientes. Lansdowne había conseguido, por ejemplo que los productos británicos y franceses
importados en Marruecos gozasen de igualdad de derechos y deseaba una fórmula similar para que en la vecina
Argelia, las mercancías inglesas gozaran de un régimen de favor. Otra de las preocupaciones de Lansdowne, motivadas
por la sospecha de una irrupción alemana en la cuestión marroquí, se circunscribía a si el mantenimiento del statu quo
marroquí se extendía también a las islas adyacentes al mismo: Chafarinas, Perejil y Canarias. Lansdowne tenía un
interés particular en situar al archipiélago canario fuera de las potenciales amenazas de una tercera potencia.Todavía
recordaba los rumores que circularon en 1898 sobre los supuestos preparativos estadounidenses para ocuparlas. Paul
Cambon se comprometió a que el Quai d´Orsay se ocuparía del tema, introduciendo la cuestión canaria en las
conversaciones que se mantenían con Madrid sobre Marruecos. En cuanto a Chafarinas y Perejil, los franceses
descartaron cualquier compromiso por escrito por no darles importancia. Paul Cambon a Delcassé. Despacho no. 90
secreto. 28 de Marzo de 1904. D.D.F. Tomo IV, pp. 511- 516.
2609
A.F.M. Legajo 360 2 / 5.
2610
Telegrama de Maura a Rodríguez San Pedro. 25 de marzo de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 / 7.
2611
Telegrama de A, Maura a Rodríguez San Pedro. 26 de marzo de 1904.A.F.M. Legajo 360 2 / 7.
1457
El Ministro de Estado, San Pedro, remitiría instrucciones a Mandas el 22 de marzo
recomendándole que siguiese presionando al titular del Foreign Office para que éste apoyara los
deseos del gobierno conservador de obtener el control del litoral atlántico marroquí.2612 Cabe
occidental de Marruecos lindante con la colonia de Río de Oro y frente al archipiélago canario
había sido objeto de diversas conferencias entre Mandas y Lansdowne en 1900. También el
gabinete Maura tenía la pretensión de apoderarse de este territorio para lo que debía dirigirse a
Londres, al tener reservado Inglaterra desde finales del siglo XIX el derecho preferente de ser
consultado por el Sultán si éste deseaba enajenar la zona. Y es que el desastre del 98 viene asociado
en la mente de los estadistas del partido conservador a la idea de un corte brutal y terminante, que
caracterizada a finales del siglo XIX por la falta de alianzas. La irrupción brutal del desastre militar
en la guerra con los Estados Unidos supuso una ruptura total, que modificó esa política
compromiso exterior que garantizase la integridad territorial del país y a orientar los siguientes
pasos en materia de política internacional a crear a partir de las ruinas del viejo imperio perdido,
uno nuevo en el continente africano. Carecía este nuevo imperio de sentido en materia de búsqueda
de un beneficio económico rápido. Este nuevo imperio tenía una única finalidad: la estratégica, para
evitar invasiones o ataques sobre Canarias o las costas españolas. Es incontrovertible que el miedo,
incluso el pánico a ver menguado el territorio nacional obligó a Silvela y luego a Maura a hacer
decisiones que encerraban en sí mismas un grave riesgo de fracaso. Por ejemplo, los bandazos
sucesivos en las negociaciones de los años 1899-1904 con aproximaciones bien a Gran Bretaña
bien a Francia en un momento en que la Entente Cordiale no estaba cerrada. Respecto al hinterland
2612
R.O.no. 46 del Ministerio de Estado de 22 de marzo de 1904 dirigida al Embajador español en Londres, Duque de
Mandas. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de Londres. Caja 7.024.
1458
sahariano, Maura como su amigo Silvela ensayó la fórmula de aproximarse al Reino Unido como
medio de obtener el territorio, esgrimiendo como acicate para obtener el apoyo inglés el fantasma
de que Tarfaya y la Sakia quedaran definitivamente en manos francesas. Por lo que se refiere al
resto de las instrucciones, Mandas reseñó que Lansdowne no hablaría con Delcassé en defensa de
las tesis de Madrid antes de emprenderse las negociaciones francoespañolas, y que en todo caso las
disposiciones benévolas hacia España del titular del Foreign Office se limitaban a la parte
meridional de la costa atlántica marroquí. Si Francia presionaba buscando una amplia salida al
sesión parlamentaria del Senado solicitaba del Ministro de Estado información sobre el proyectado
acuerdo entre Francia e Inglaterra. El senador estimaba que éste atentaba contra la independencia
futura de España, puesto que el país quedaba encerrado al Norte y al Sur por los territorios galos.
San Pedro replicó resaltando la preocupación del gobierno Maura en torno a la cuestión y que sus
informaciones no llevaban a pensar que Inglaterra y Francia deseasen alterar el statu quo marroquí.
Abarzuza, que patentizó los deseos del gobierno de concertarse a la vez con Francia e Inglaterra
política de mantenimiento del statu quo se conciliaba perfectamente con la de penetración pacífica
y era la que estaba dispuesta a mantener el gobierno. En el curso del debate, salió a colación la
noticia filtrada por una revista francesa sobre la existencia de un tratado sobre Marruecos firmado
2614
el 11 de noviembre de 1902 entre Francia y España, desmentida rotundamente por San Pedro.
La mayor parte de los periódicos madrileños dejó sin comentar los discursos de Montero Ríos y del
Ministro de Estado; apenas consagraron una veintena de líneas al asunto. El Correo señalaba que el
punto de apoyo que debía buscar España para obtener un respeto a sus derechos sobre el Sultanato
2613
Telegrama reservado y cifrado de 24 de Marzo del Duque de Mandas a San Pedro. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de Londres. Caja 7.024.
2614
Jules Cambon a Delcassé. Despacho no. 54 de 22 de Marzo de 1904. D.D.F. Tomo IV, pp. 475- 477.
1459
no radicaba en París sino en Londres. En un sentido idéntico, La Época señalaba que era en
Londres, en Berlín y en Roma donde España podía conseguir la asistencia necesaria para resistir las
un hecho muy grave el que el nombre de España no figurase en un tratado en el que se hacía
referencia a Marruecos.
León y Castillo permaneció en Madrid hasta finales del mes de marzo discutiendo con Maura
y San Pedro las nuevas bases para la reanudación de las conversaciones con Delcassé. Asumida
necesidad de la estipulación contemplada en el último párrafo del artículo III del tratado non-nato
de 1902 sobre la eventualidad de que circulase un ferrocarril francés a lo largo del territorio
próximo a dicha ciudad, incluido en la esfera de influencia española. San Pedro redactó de nuevo
todos los artículos del tratado, introduciendo esta innovación y otras menores en un ejemplar que el
Marqués del Muni llevó a París. Javier Tusell descarta las ambiciones imperialistas en las
Pedro – Maura – León y Castillo permite matizar la hipótesis de este historiador. Maura consulta al
general Linares cuáles serán las fronteras más fácilmente defendibles en la zona sur del Marruecos
español, no está dispuesto a asumir grandes renuncias en el Sultanato y las instrucciones a León y
Castillo insisten en la necesidad de no aceptar sustanciales recortes territoriales en las dos esferas
en el continente africano, una compensación a la perdida Fez en la región del Sus, solicitando la
cuenca de este río hasta el cabo Guir y la de las aguas que afluyen también al Draa, teniendo así su
2615
Cfr. Tusell, J.: Antonio Maura ... op. cit, pág. 74.
1460
limite por el Norte la zona merional española en el Atlas, y quedando para Francia toda la costa
León y Castillo, llegado a París el 29 de marzo, dio cuenta de sus gestiones en el Quai
acuerdo con Delcassé, al negarse el titular de Exteriores galo a realizar nuevas concesiones y
compensaciones a España por la sustracción de Fez de su esfera de influencia (San Pedro habría
incluido algunas precisiones menores relativas a la zona norte2617) y a aceptar el Atlas como
frontera meridional del Marruecos francés. Al mismo tiempo el titular del Quai d´Orsay intentó
ganar tiempo con el fin de negociar sobre una nueva base, la del hecho consumado de un acuerdo
cerrado con Gran Bretaña que le otorgaría una base firme para proponer nuevas modificaciones y
reducciones en la esfera de influencia hispana. Por ello, León y Castillo quiso negociar contra reloj
para concluir a toda prisa un acuerdo antes de que se suscribiera indefectiblemente el franco-
británico:
“Si antes no nos apoya el Gobierno inglés, quedamos no ya a merced de este Ministro
de Negocios Extranjeros, sino de la intransigencia y exclusivismo de los coloniales“.2618
2619
San Pedro, tras consultar a Maura solicitó inmediatamente ayuda al Foreign Office. Sin
embargo, Londres no iba a considerar en absoluto la posibilidad de modificar los acuerdos suscritos
con París en el caso de que Madrid no aceptase las ofertas francesas. Por ese motivo el gobierno
Maura se encontrará en una situación de aislamiento diplomático que le haría muy difícil negociar
desde una posición si no de fuerza sí al menos mínimamente fuerte.2620 De ahí que Lord
Lansdowne no intercediera en lo más mínimo para apoyar las gestiones de Maura / San Pedro en
2616
Cfr. Rodríguez San Pedro a León y Castillo. Despacho reservado no. 120. 30 de Marzo de 1904. A.G.A. Sección
política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2617
Delcassé espetó al Embajador que España había perdido una gran oportunidad un año antes cuando el proyecto de
convenio era un secreto.
2618
Telegrama cifrado de León y Castillo a Rodríguez San Pedro de 6 de Abril de 1904. A.G.A. Sección política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2619
Telegrama cifrado de Faustino Rodríguez San Pedro a León y Castillo. 7 de Abril de1904. . A.G.A. Sección
política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2620
Cfr. Zorgbibe, Ch.: Historia de las relaciones internacionales. Vol. I: De la Europa de Bismarck hasta el final de
la Segunda Guerra Mundial, Madrid, Alianza Editorial, 1997, pág. 206.
1461
torno al Sus. El gabinete Maura se consideraba traicionado al respecto por el gobierno galo. San
Pedro escribiría al respecto en carta particular de 8 de abril a León y Castillo: “(...) No deja de ser
sensible que nosotros que somos los mejores amigos de Francia, y que el mismo Mr. Delcassé dice
que por nuestra posición geográfica y nuestros mutuos intereses debemos ser los primeros en esta
amistad, tengamos que agradecer favores a otras potencias“.2621 Para intentar garantizar la
seguridad militar de Canarias, San Pedro y Maura confiaban en arrancar de Lansdowne el apoyo
El gobierno de Maura no iba a conocer integramente los términos precisos del acuerdo final
que a principios de abril suscribieron Francia y Reino Unido poniendo término a sus disputas
coloniales. El 9 de abril Delcassé comunicaba a León y Castillo los puntos principales del arreglo
la costa desde Melilla hasta el Sebú, respondiendo a la imposición británica de no fortificar la costa
2621
Carta particular de 8 de abril de 1904 de San Pedro al Embajador de España en París, León y Castillo. A.F.M.
Legajo 360 2 /5.
2622
Ventura García Sancho, el marqués de Aguilar de Campoo, ex ministro de Estado (lo fue con el gabinete
conservador de Silvela) y presidente en abril de 1904 del Consejo de Estado remitió el 30 de Abril una larga carta
particular a Maura, insistiéndole en la necesidad para España de conseguir el control de la costa sahariana enfrentada a
Canarias. Haciendo historia, Aguilar recalcaba al estadista mallorquín el hecho de que a comienzos del siglo XX,
cuando León y Castillo negociaba en París el tratado del Muni, Francia tuvo especial empeño en fijar el límite norte de
las posesiones españolas en el Sahara occidental. El Quai d´Orsay negaba por entonces la marroquinidad de Tarfaya y
Sakia al- Hamra. García Sancho puntualizaba que se negó a la pretensión francesa por entender que ese límite debía de
ser fijado tras discutirlo con Marruecos. Francia transigió y se dejó indeterminado esa frontera. Poco después, Ojeda era
enviado en Embajada extraordinaria por Silvela a la corte imperial marroquí, con el fin de conseguir la entrega del
territorio en Ifni que el Majzén se había comprometido en ceder a España en equivalencia al que el tratado de Wad-Ras
en 1860 había reconocido a España en la desaparecida Santa Cruz de la Mar Pequeña. El ex ministro relataba el fracaso
del diplomático, entre otras cosas porque el Sultán ofertaba un reducido territorio en Ifni, perfectamente acotado,
amurallado y sin contacto con las tribus vecinos. Estas condiciones fueron inaceptables para Silvela que en
contrapartida buscó la entrega de Tarfaya y Sakia al- Hamra para defender mejor Canarias. Aunque el propósito
español fue comunicado a los Embajadores galo, británico, ruso, austriaco e italiano en Madrid y a los diplomáticos
españoles acreditados en las cancillerías europeas, todo acabó en un fracaso, pese a que no se registraron grandes
protestas de dichos países que imponían a España – como única condición- el respeto al statu quo del Imperio. Carta
particular del presidente del Consejo de Estado, V. García Sancho a A. Maura. 30 de abril de 1904. A.F.M. Legajo 360
1 / 2.
1462
del Estrecho (con excepción de las plazas españolas); el reconocimiento por Inglaterra de que
Francia tenía el derecho de velar por la tranquilidad del Imperio marroquí y de prestar al Sultán su
ayuda en el conjunto de su política de reformas; el hecho de que los gobiernos francés y británico
‘inspirándose en sus sentimientos amistosos hacia España tomaban en particular consideración los
intereses que ésta poseía por su posición geográfica y por sus posesiones en la costa de Marruecos
Campoamor señala en su obra sobre la apertura de la cuestión marroquí que Delcassé comunicó al
Marqués del Muni sólo los nueve artículos de la convención que fueron inmediatamente
publicados. La Convención francobritánica, indica este autor, “implicaba cinco artículos secretos,
de los cuales, (...) nadie fuera de los negociadores, tenía noticia, y que no eran, por tanto
diplomática guardada en Alcalá de Henares salta a la vista que Delcassé notificó ese día, 9 de Abril,
1) que en el momento en que el mantenimiento del statu quo fuese imposible, la costa
comprendida entre Melilla y la orilla derecha del Sebú sería administrada por España;
acuerdo alcanzado.2624
Tras haber llegado al acuerdo con Inglaterra, lo que sí se evidenciaba era el deseo del Quai
d´Orsay de hacer tabla rasa de lo pactado previamente con España, iniciando una nueva
negociación. El 21 de Abril se evidenciaba que las negociaciones con Francia no iban a ser rápidas
ni a tener un final favorable para la causa española. Desde Madrid, San Pedro telegrafiaba a Maura
dándole a conocer que las nuevas proposiciones que sobre Marruecos había formulado Delcassé a
2623
Telegrama cifrado del Ministro de Estado, Rodríguez San Pedro a Antonio Maura. 12 de Abril de 1904. A.G.A.
Marruecos (Fondo Político). Caja 44 /Ex. 4.
2624
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 9 de Abril de 1904. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
1463
León y Castillo eran muy restrictivas respecto a las formuladas por París semanas antes, las cuales
ya habían sido consideradas inaceptables por el gabinete conservador.2625 El primer punto donde se
iba a manifestar la nueva actitud francesa era en el sur de Marruecos, donde los deseos de Maura de
expansionar el tramo de costa que debía ser el baluarte defensivo de Canarias iban a chocar con la
resistencia de Francia. Maura y San Pedro intentaron que Francia no fuese tan reticente a las
aspiraciones españolas, esgrimiendo el peligro de que esta costa cayese en manos del II Reich, y
aduciendo los derechos españoles sobre Sus, Tarfaya y Sakia en virtud del artículo 8º del tratado de
paz de Tetuán que establecía la concesión para España de una pesquería en Santa Cruz de la Mar
Pequeña, concesión que negociaciones posteriores –demoradas por el Majzén– habían intentado
permutar por la cesión a España de la región de Tarfaya. El gobierno Maura estaba también
convencido de que Inglaterra estaba dispuesta a favor de las pretensiones hispanas,2626 tras un
comunicación enviada por el Marqués del Muni el 10 de abril, ampliaba el contenido literal de dos
artículos del convenio anglo-francés. Se trataba en primer lugar del séptimo, concerniente a
asegurar la libre navegación por el Estrecho de Gibraltar. Para facilitarla los dos gobiernos habían
costa comprendido entre Melilla y las alturas que dominaban la desembocadura del Muluya, no
aplicándose sin embargo esta disposición a los puntos que ocupaba España a lo largo de la costa
2625
Telegrama cifrado de Rodríguez de San Pedro a Antonio Maura. 21 de abril de 1904. A.G.A. África. Sección
política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2626
El 11 de abril Lord Lansdowne había manifestado al Duque de Mandas sus deseos de que España y Francia
llegasen a un pronto acuerdo. Sin embargo, ya declaró expresamente ese día que no procedía que intercediera en esos
momentos iniciales de la negociación entre París y Madrid. Asimismo destacó su impresión de que todas las
proposiciones francesas satisfarían los deseos razonables de España. El Duque de Mandas insistiría solicitando el apoyo
del Foreign Office señalando que en las conversaciones de París de 1902 no se llegó a signar un compromiso, porque el
gobierno conservador no quiso concluir nada a espaldas del Reino Unido. No iba a parecer justo a la diplomacia
hispana que Inglaterra no apoyase a España en obtener algo más de lo tratado en aquel año. Lansdowne se
comprometió sólo en estudiar la situación en el caso en que se produjesen discrepancias y señaló la conveniencia de
tratar el tema de la cesión de cabo Juby (Tarfaya) por parte de Marruecos a España, al margen de las conversaciones de
París. Telegrama del Duque de Mandas a Rodríguez San Pedro. 11 de Abril de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de Londres. Caja / Legajo 7.024.
2627
Carta particular sin numerar de Rodríguez San Pedro al Marqués del Muni. 15 de Abril de1904. A.G.A. África.
Sección política ( Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
1464
emplazado a concertarse con el español en una negociación sobre sus respectivos intereses en el
de los deseos españoles de retomar con celeridad las conversaciones con Delcassé, éstas quedaron
pospuestas hasta la segunda quincena de Abril debido a los deseos del titular del Quai d´Orsay de
entrevistarse con algunos líderes del partido colonial.2629 Era una evidente muestra del deseo de
encontrar motivos de apoyo contra las reivindicaciones españolas en lugar de estar dispuesto a
favorecerlas.
causaba entre los notables de la ciudad.2631 Éste era un grupo políticamente significativo en el
2628
Telegrama de León y Castillo a San Pedro. 10 de Abril de 1904. A.M.A.E. Legajo H- 1534. Correspondencia de
Embajadas y Legaciones. (Embajada de España en París- 1897-1904).
2629
Telegrama cifrado de León y Castillo a Delcassé. 16 de Abril de 1904. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4. San Pedro aprovechó este paréntesis para buscar el apoyo inglés. El 9 de abril telegrafiaba
al Duque de Mandas: Para asunto Marruecos, convendría obtenga V.E. de Lord Lansdowne las declaraciones más
concretas posibles sobre el apoyo que estaría dispuesto á prestarnos en nuestras pretensiones al norte y sur de
Marruecos, llegando en esta última parte a utilizar en nuestro favor su derecho de preferencia en el territorio próximo
a Cabo Juby“. Telegrama de San Pedro a Mandas. 9 de abril de 1904.A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada
de Londres. Caja 7.024.
2630
Cfr. Guillén, P.: “La résistance du Maroc a l´emprise française au lendemain des accords franco-anglais d´avril
1904«, en Revue de l´Occident musulman et de la Méditerranée. Actes du Iie Congrès International d´etudes nord-
africaines, novembre 1968, no. Especial (1970), pp. 115-122. La declaración francobritánica sobre Marruecos suscitó
en el Majzén una viva emoción. El Sultán Abd al- Aziz, en el momento en que le fue comunicado este documento,
estalló en una violenta cólera. Inmediatamente retiró su confianza a los Ministros que hasta ese momento le habían
recomendado que colaborase con Francia (Ben Sliman, Ministro de Asuntos Extranjeros; Mohammed Guebbas,
Ministro de la Guerra), y mantiene a su lado a los partidarios de la resistencia, al gran Visir el Garnit (era tradicionalista
pero devino en opositor de la influencia gala), y al caíd del Méchuar, Driss ben Aïch. Es por instigación de estos dos
últimos, cuando Abd al- Aziz decide enviar una carta personal a los jefes de Estado representados en Tánger, para
protestar solemnemente contra las disposiciones de la declaración franco-británica. Asimismo quiso abandonar Fez y
trasladarse a Marrakesh, a fin de poner distancia entre la Corte Imperial y los agentes franceses, para sustraerse a su
presión. El Sultán también se resistiría a conceder al consorcio financiero dirigido por el Paribás, la concesión de un
contrato de empréstito, cuyas clausulas eran extremadamente peligrosas para la soberanía de Marruecos, porque ponía
en manos de Francia el control de la vida financiera y económica del país.
2631
El 22 de abril el diplomático francés Gaillard, vicecónsul destacado en Fez había recogido ya la opinión de
diversas tribus árabes que se declaraban dispuestas a resistir contra los franceses, pese a la propaganda gala que insistía
en que la declaración francoinglesa no hablaba de conquistas o de protectorado, ni de desmembración del Imperio, sino
de propiciar reformas en el Imperio. Los medios diplomáticos galos, empero, registraban el ambiente favorable a la
ayuda francesa por parte de los comerciantes de Fez, y trataban de atraerse a los influyentes chorfa y ulemas, dado que
de su actitud dependería la respuesta de todas las tribus del centro de Marruecos. En la Corte, en el curso de una tensa
reunión con el Sultán, el agente británico Mac Lean había informado a Abd al- Aziz del acuerdo franco-británico. Mac
1465
Imperio ya que el gobierno marroquí elegía regularmente entre sus integrantes a cargos importantes
para la Administración pública y para el organigrama estatal. Por su lado, los franceses habían
tratado con insistencia de extender los tentáculos de su influencia en la ciudad, siendo ésta cada vez
más tangible: en abril de 1904 acordaron el establecimiento de una escuela francoárabe, trayendo
personal docente de la vecina Argelia. El carácter de la enseñanza era gratuito. Además la Alianza
israelita, bajo protección francesa también tenía su centro educativo. La irradiación francesa se
completaba con una línea de vapores subvencionada que partía de Marsella y llegaba hasta Tánger,
Lean tras echar en cara al Sultán el abandono del programa de reformas elaborado por el Majzén en Marrakesh, había
comunicado al joven Emperador que el gobierno inglés cedía a Francia la dirección de la administración del ejército y
de las finanzas marroquíes. La primera piedra del control financiero estaba puesta por el delegado del Paribás que
quería imponer al Majzén un crédito en condiciones extremadamente rigurosas y humillantes para Marruecos. De
hecho, el Paribás quería ejercer el monopolio en la realización de obras públicas en el Imperio y el monopolio
asimismo de concesiones mineras. Gaillard constataba además que a la caida del Mennebhi, el Majzén retornaba a las
antiguas prácticas, marcadas por la corrupción de los caídes que acumulaban fortunas a base de los caudales públicos,
y donde se vendían los cargos de la Administración. Los recursos del Tesoro estaban colapsados y bastantes visires
deseaban la abolición del ‘tertib‘. Por otra parte, un grupo de funcionarios majzeníes había sido captada por los
intereses galos, desde Abdelkrim Ben Sliman hasta Mohammed el Guebbas y el Hadj Mohammed el Mokri. Despacho
sin numerar de Gaillard, Vice-consul de Francia en Fez a Saint-René Taillandier, 22 de Abril de 1904. D.D.F. Tomo V,
pp. 103- 106. Delcassé insistiría a Gaillard recomendándole que siguiera atrayendo a todos los miembros del Majzén,
presentando a Francia como la amiga de Marruecos, como la protectora que buscaba su prosperidad. Lejos de disminuir
la autoridaddel Sultán, los franceses debían presentarse como los que querían aumentar su prestigio. Telegrama de
Delcassé a Saint- René Taillandier. 9 de mayo de 1904. D.D.F. Tomo V, pág. 125. El panorama internacional en torno
a la cuestión marroquí, empero se ensombrecería, cuando los dirigentes alemanes, deseosos de tener una economía y
una política mundiales, y con ello, un prestigio internacional, empezaron a diseñar estrategias de proyección de poder
global, intentando romper la recien firmada ‘entente cordiale’ francobritánico. Frente a las pretensiones galas de
reforzar su dominio sobre Marruecos, el Ministerio de Exteriores del II Reich ordenó al doctor Vassel, agente consular
alemán en Fez que aconsejase al Sultán el invocar el apoyo de Alemania contra las iniciativas francesas. El Sultán se
apresuró a dirigir a las potencias europeas una nota de protesta contra la declaración francobritánica por considerarla
un atentado contra su soberanía y una amenaza para la integridad de su Imperio. Abd – al- Aziz intentaba así culminar
una reacción contra el peligro francés que le había venido a obsesionar desde 1896. Las dos vías empleadas por la
República francesa para apoderarse de Marruecos desde aquel momento le habían servido de acicate: nos referimos a la
vía política que había llevado a los franceses a su tentativa de penetración en el Rif; y a la vía militar, iniciada en las
últimas semanas de 1899 que había llevado a la conquista del Tuat. En los medios diplomáticos galos se entendía que
estos movimientos respondían al papel hostil que contra Francia ejercía en la corte el agente británico Mac Lean.
Telegramas de Saint- René Taillandier a Delcassé. 16 de mayo de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 154-156. Francia jugó
sus bazas para que este proyecto de apelación a las naciones representadas internacionalmente en Tánger se frustrara.
Utilizó a la familia Tazi, y a uno de sus miembros, Hadj Omar Tazi para que el Sultán desistiera de sus propósitos. El
conflicto entre el Paribás y la “Compagnie marocaine“ pretendiendo presentar un empréstito cada una y
simultáneamente al Sultán fue aprovechado por los adversarios de Francia para resaltar las ambiciones de las
injerencias galas . Delcassé conseguiría, empero, salvar la situación, enviando al secretario de la Legación francesa en
Tánger, el conde de Saint- Aulaire, en misión en Fez, a entrevistarse con el Sultán. El diplomático francés intentó
convencer a Abd al- Aziz de que un cambio en las relaciones francomarroquíes iba a sucederse rápidamente, puesto que
la declaración de abril facilitaba el diálogo del gobierno republicano con el Sultanato, y una serie de rápidos acuerdos
económicos que favorecerían la estabilidad del Imperio marroquí. El diplomático aseguró que la preponderancia gala
en el territorio ofrecería una ventaja común al Sultán y al Majzén, la de facilitar el restablecimiento de su autoridad y el
desarrollo de la prosperidad del país. Saint- Aulaire intentó atraerse a los visires convenciéndoles que consolidarían sus
privilegios políticos y crematísticos. Cfr. Despacho no. 50 de Saint- René Taillandier a Delcassé. 8 de junio de 1904.
D.D. F. Tomo V, pp. 222-234.
1466
haciendo escala en Tetuán y con el control del servicio público de Correos.2632 Paralelamente, los
servicios consulares españoles detectaron una serie de operaciones urbanísticas especulativas por
acuerdos internacionales sobre Marruecos, que revalorizaban el precio del terreno. Sin embargo, los
capitales españoles estaban ausentes de este proceso.2633 El 8 de junio, llegaban en el vapor Moselle
tres empleados franceses a fin de establecer la intervención de los fondos de la Aduana (condición
establecida en el último empréstito otorgado por la Banca gala al Majzén). La población marroquí
constataba con irritación, los inconvenientes de ser una colonia económica, y cómo los intereses
colonialistas controlaban las finanzas del país. 2634 Muy pronto se iba a poner de manifiesto que la
penetración pacífica francesa, a pesar del visto bueno británico, iba a encontrarse con serios
obstáculos:2635 al partir del puerto de Larache una expedición al mando de un ingeniero francés con
objeto de estudiar pistas y caminos y arreglar algunos caminos y puentes en la ruta hacia Fez, le
salió al encuentro un grupo de cabileños que intimidando a sus componentes con amenazas de
El reflejo de los acontecimientos políticos europeos en el Sultanato fue inmediato. Una vez
firmado el acuerdo franco-británico que sellaba la “Entente Cordiale” entre ambos países, se
presagiaba un horizonte de infiltración europea inmediata que iría unido a la pacificación del país y
2632
Pita y Caramés, cónsul de España en Tetuán a Bernardo de Cólogan. Despacho no. 17. 6 de Mayo de 1904. A.G.A.
África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 31 / Ex. 2.
2633
Pita y Caramés a Cólogan. Despacho no. 25. 6 de Junio de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos).
Caja 31 / Ex. 2.
2634
Pita y Caramés a Cólogan. Despacho no. 36. 18 de Julio de 1904. . A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos) .
Caja 31 / Ex. 2.
2635
Delcassé ordenaría a Saint-René Taillandier que éste remitiese al Sultán una carta en la que tranquilizara a Abd al-
Aziz sobre el verdadero significado del acuerdo colonial francobritánico.El documento fue disfrazado como conducente
al mantenimiento de la independencia y soberanía del Imperio marroquí. Francia sólo deseaba acabar con la sensación
de inseguridad que tenían los residentes europeos en el Sultanato, introduciendo una serie de reformas progresivas.
Despacho de Saint- René Taillandier a Delcassé. 19 de mayo de 1904. D.D.F. A.M., pp. 133- 134.
2636
Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 194. 27 de julio de 1904. A.G.A. Africa. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 163 / Ex. 2
1467
de Abril el conde de Méry de la Canorge remitía una carta al Vice-consulado español en Niza
solicitando que le fuera reconocida por el gobierno Maura la titularidad de numerosas propiedades
agrícolas y mineras que decía tener en el Rif Central, y en concreto en el territorio de los Ait-
Urriaguel. Señalaba asimismo que las condiciones de inseguridad del país le habían impedido
explotar sus propiedades e incluso reivindicar la tenencia de las mismas, estando gran parte de los
utensilios de trabajo que había adquirido en manos del gobernador español del Peñón de Vélez.2637
El conde de la Canorge afirmaba ser el depositario de los intereses en el lugar del conde de
Chavagnac. Esgrimía un documento titulado “Autorización del Gobierno marroquí“, cuya validez
fue desestimada por el gobierno español dado que simplemente era un escrito legalizando la venta
de los terrenos refrendado por un notable local de los Ait- Urriaguel, al Hach Haddú, ya fallecido.
El origen de estas reivindicaciones estaba en el año 1883 con la presencia en Tánger del conde de
industriales de Francia, que llegó a ser director del periódico Réveil du Maroc y corresponsal en
Tánger de La France; apoyado por el entonces Ministro Plenipotenciario galo, d´Ordega y deseoso
de iniciar un negocio en el Rif, entró en contacto con el jerife de Wazzan. Sus gestiones culminaron
unas minas de oro, plata y otros metales, inspirándole éstos la idea de poder adquirirlas a bajo
precio. Los Bocoyas además solicitaban que les fuese concedida la protección francesa. Los
rifeños procedieron después a vender al conde unos terrenos, que sin embargo no pudo poner en
explotación por la resistencia que los habitantes del lugar presentaron el 14 de Enero de 1884 ante
playa para cerrar el paso a los galos. La familia que había vendido las tierras cayó en desgracia,
siendo marginada por las tribus, debido a sus tratos con Chavagnac, pasando sus antiguas
propiedades a ser patrimonio comunal de los Urriaguel. Al margen de fricciones entre aldeas y
2637
Carta del conde de Méry de la Canorgue transmitida al Viceconsulado de España en Niza. 13 de Abril de 1904.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 325 / Ex. 1.
1468
tribus, las cabilas ejercen una función defensiva primordial en la línea fronteriza rifeña que las
momento en que se plantea una incursión de caríz imperialista en la zona, se borran las diferencias
Embajador León y Castillo una notificación del proceso judicial emprendido por el Conde de
2638
Canorge para que le fueran reconocidos sus títulos y derechos de propiedad. ¿Qué podemos
poder en el Mediterráneo Occidental fue marginal: fue relegada en el marco de las conversaciones
de Londres, y si finalmente obtuvo una parte del territorio marroquí, fue una consecuencia directa
del juego de contrapesos de las políticas francesa e inglesa en el damero del ajedrez geopolítico en
el área del Estrecho. Las negociaciones abiertas con Delcassé por parte del gabinete Maura no sólo
primitivamente diseñadas en noviembre de 1902 sino que además el gobierno francés no tuvo
en el área de influencia que quedaría a finales de año reservada para España. El gobierno español
puso en marcha un proceso confidencial de averiguación de los sucesos y del valor legal de los
títulos de propiedad declarados por el conde ante un tribunal parisino, deseando averiguar la
extensión e importancia minera y agrícola de los terrenos reclamados inquiriendo no sólo en los
archivos del Ministerio de Estado sino también solicitando informes a Mohammed Torres, a la
Legación española en Tánger y a la guarnición del Peñón de Vélez. Las averiguaciones llevaron a
2638
León y Castillo al Ministro de Estado. Despacho no. 300. 1 de Agosto de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 325 / Ex. 1.
1469
irregularidades, por lo que el gobierno sucesor del de Maura, presidido a partir de diciembre de
1904 por Marcelo Azcárraga no se mostró dispuesto a admitir las pretensiones de Canorge.2639
Pedroso, aseguraba que casas comerciales rusas y francesas activaban gestiones en Marruecos a
través del Ministro plenipotenciario galo en Tánger para obtener del Majzén la concesión de un
Los sectores burgueses melillenses estaban experimentando desde finales del siglo XIX una
fase de relativa expansión en sus negocios, que intentaron realzar a comienzos del XX
Europa. Estos sectores observaban con recelo ciertos movimientos comerciales galos que utilizaban
los servicios como intermediarios de comerciantes de Fez los cuales adquirían las reses a los
Hyaina en las proximidades de Taza que luego se vendían en Marnia. Fruto del dinamismo
mercantil melillense en 1903, surgía una publicación, El Telegrama del Rif, cuyos números
franceses estaban aprovechando la inflación de precios a lo largo de la raya fronteriza motivada por
los constantes movimientos de tropas coloniales y marroquíes y también por la carencia de cereal
suscitada por las malas cosechas para traer grandes cantidades de sémola confeccionada con trigo
derecha del Kiss, el Gobierno General de Argelia había construido un camino caravanero que
2639
R.O. del Ministerio de Estado de 3 de Febrero de 1905 dirigida al Embajador de España en París, León y Castillo.
A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 325 / Ex. 1.
2640
Telegrama cifrado del cónsul de España en Orán, Pedroso a Rodríguez San Pedro. 4 de julio de 1904. A.G.A.
África. Sección política (Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2641
La Aduana del Majzén en Melilla y luego la establecida por los roguistas percibían una tasa de 25 pesetas por cada
res vacuna que entraba a la plaza española. Los comerciantes melillenses deseaban que este impuesto fuese totalmente
suprimido.
2642
Cfr. El Telegrama del Rif. 19 de Febrero de 1904. : “Importación y exportación por Marnia“.
1470
enlazaba con una ruta estratégica que desde Nemours llegaba al Kiss a través de Boudjemane, con
una bifurcación hacia Marnia. Esta ruta tenía la finalidad de favorecer la exportación del grano de
la región. Estas medidas de penetración económica eran contempladas con mucho recelo desde
Melilla, habida cuenta que los establecimientos comerciales franceses tenían también una
Marruecos por el comerciante Say era usado por los torpederos galos. Al mismo tiempo, el Ejército
colonial tenía instalado en las proximidades un puesto fortificado de los spahis y otro de zuavos.
Port- Say devenía un foco de atracción que captaba el interés de notables marroquíes al celebrarse
la festividad del 14 de Julio con gran solemnidad. En tres años un lugar casi desértico, se había
inmediata base de operaciones en la acción gala sobre Marruecos, la rival de Melilla, y el origen de
una proyectada línea férrea que llegase hasta Fez.2643 La Politique Coloniale resaltaba en un
artículo editado en julio el notable incremento del tráfico comercial entre Argelia y Marruecos
hasta el punto de que Francia iba a ocupar el primer puesto entre los clientes de la economía
marroquí.2644
abril constituía un peligro para los intereses comerciales de Melilla. De ahí que se dirigieran al
gabinete Maura con una serie de peticiones que contenían una mezcla de medidas de corte
ultraliberal, aquellas que entrañaban una proyección comercial con el Rif, con otras de carácter
proteccionista, a fin de que cesara la proporción de artículos ingleses o franceses que llegaba a la
Melilla presionaría sobre el Ministerio de Estado a fin de promover varios objetivos. En primer
2643
El establecimiento de un puesto aduanero debía servir de piloto para la creación de otros establecimientos
semejantes a lo largo de la frontera argelina. Asimismo se pretendía poner en cultivo las tierras adyacentes
entregándolas en lotes a los inmigrantes europeos que fueran llegando.
2644
La publicación señalaba que en 1901 las cifras de exportación de Marruecos a Argelia habían ascendido a dieciséis
millones de francos (fundamentalmente ganado, lanas, huevos procedentes del Rif, naranjas de los Beni-Snassen).
2645
En instancias dirigidas al Ministerio de Estado el 19 de Noviembre de 1902, 23 de Junio de 1903, 3 de Mayo y 28
de Diciembre de 1901.
1471
lugar, la llegada de inversiones de capital español que potenciaran las actividades industriales en la
plaza. En segundo lugar que se estableciera la libre exportación a la península a través de la ciudad
de toda clase de productos del Sultanato, y en especial de ganado vacuno y lanar. Además, se
demandaban una serie de reformas que iban desde la desaparición del penal a la solicitud de
puesta en cultivo del campo exterior de la ciudad. Medidas estas últimas que fueron aprobadas por
el gabinete Maura.2646 Otras peticiones eran las atinentes a una serie de mejoras administrativas e
incluso políticas en la plaza española, como por ejemplo el establecimiento de un juzgado civil y la
comerciales de Melilla con el Imperio marroquí señalando que de un montante total de casi once
ocho correspondían a artículos extranjeros. Dado que los productos nacionales no podían competir
con los extranjeros en calidad y coste de producción, la asociación urgía al gobierno a primar a los
comerciantes españoles que comerciaban con productos con destino a Marruecos (caso de tejidos
de algodón, velas, harinas o azúcar), calcando la fórmula que utilizaban los franceses con los
A lo largo de todo el año el Rogui continuaría con una política de apaciguamiento con
España, que resultaría beneficiosa para Melilla puesto que permitió intensificar el tráfico con las
2646
Instancia dirigida por la Asociación Mercantil, Industrial y de Propietarios de Melilla al Ministro de Estado. 29 de
Julio de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 198 / Ex. 2. El gabinete Maura acordaría asimismo
para favorecer los desplazamientos desde Melilla suprimir la tasa o arbitrio que se cobraba en el puerto a cada pasajero
que se embarcaba.
1472
septiembre de 1904.2647 El político colonialista Etienne, diputado por Orán en la Cámara francesa
con ayuda del Comité du Maroc había organizado el viaje de una misión gala integrada por el
topógrafo Flotte de Roquevaire, el geólogo Louis Gentil y el explorador Marqués de Segonzac que
debía recorrer el norte del Sultanato (en teoría la zona reservada para constituir la zona de
influencia española) para estudiar las condiciones de las próximas operaciones civilistas francesas
en el territorio imperial. El empresario Emile Alberti se dirigía con este motivo al gabinete Maura
solicitando subvenciones y ayudas del gobierno español para un plan estratégico de penetración
comercial en el Imperio a partir de diversos puertos atlánticos; este plan pasaba por el envío de una
“misión oficial española“ compuesta por ingenieros, médicos y empresarios para estudiar las
condiciones del mercado marroquí y debía ser publicitada previamente por campañas de prensa de
Ministerio de Estado. Por su parte los propósitos franceses se vieron claramente dificultados por la
persistencia de actos de bandidismo en las cercanías de Tánger, donde debía comenzar su itinerario
la misión gala. De ahí han surgido los comentarios historiográficos que tienden a considerar una
cierta intervención del Majzén al permitir esta situación, por ser obstruccionista y frenar las
apetencias europeas en general y francesas en particular sobre el Sultanato, hasta tal punto que se
ha llegado a dudar de si el jerife Raisuni desarrollaba esta política de bandidaje de motu propio o
disponía al respecto de instrucciones concretas del Majzén. Carlos Tessainer ha señalado que es
muy posible que en su época de bandido fuese utilizado por el gobierno central sin él saberlo.2649
margen de los acuerdos llegados por la diplomacia. Con motivo de unos incidentes en la costa
2647
Despacho no. 51 del consulado de España en Casablanca dirigido al Ministerio de Estado. 26 de Septiembre de
1904. A.M.A.E. Archivo Histórica. Correspondencia. Consulados. Casablanca. Legajo H- 1862: 1868- 1930.
2648
Carta particular de Emile (Emilio) Alberti dirigida a Rodríguez San Pedro. 27 de Julio de 1904. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 163 / Ex. 2.
2649
Cfr. Tessainer y Tomasich: “Los últimos años de la independencia marroquí: El- Raisuni, gobernador de Tánger y
El- Fahs (1904- 1906) “, en AWRAQ, vol XIV ( 1993 ), pág. 113.
1473
noroeste originados por la rebeldía de los cabileños próximos a Larache, el gobierno republicano
envió inmediatamente al crucero Linois que asumió la tarea de restablecer el orden en el territorio.
recomendando al Bajá que arreglara sus diferencias con las cabilas. 2650 El empuje francés era de tal
magnitud tanto en lo tocante a la presión militar como a la penetración económica que amenazaba
con desalojar a los españoles de su propia esfera de influencia. A pesar de que los incidentes de
Larache habían causado heridos y un muerto entre los miembros de la colonia española de la
ciudad, Cólogan desaconsejó al gobierno Maura el envío de un buque de guerra a la costa atlántica
Comandante General de Melilla señalando que el Rogui había retirado la aduana instalada por su
establecimiento del libre comercio de los rifeños con la plaza. El 13 de noviembre los roguistas
retiraban a su vez la guardia fronteriza que tenían dispuesta frente a la posición española. En el
destacando los aspectos positivos de tal medida; venía a favorecer las disposiciones establecidas
por una Real Orden de 30 de diciembre de 1903 que reiteraba a las autoridades militares del Peñón,
imperial en la zona, la necesidad de intensificar las actividades comerciales con las cabilas vecinas,
contemplaban en los tratados hispanomarroquíes, ya que se esperaba que cuando arraigaran las
relaciones económicas con las tribus , éste sería un método idóneo para la infiltración política en la
región.2651
2650
Telegrama de Cólogan a San Pedro. 29 de Octubre de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja
163 / Ex. 2.
2651 Informe del Ministerio de Estado de 16 de Noviembre del Ministerio de Estado sobre la supresión de la Aduana
de los insurrectos frente al Peñón de Vélez. A.G.A. África. Sección Histórica (Marruecos). Caja 84 / Ex. 2. “El libre
comercio -señalaba Ojeda al Ministro de Estado en un despacho de 25 de Noviembre– debe ser sostenido con tesón, y
1474
14.16. La necesaria apelación del gobierno Maura a la ayuda británica.
El gabinete Maura para cerrar el arreglo del tema marroquí había perfilado un ajuste de su
política exterior a dos bandas simultáneamente llevado a cabo con el Reino Unido y Francia. Lord
Lansdowne en julio de 1903 y en el marco de las conversaciones celebradas con Francia había
declarado que una de las bases esenciales en la cuestión marroquí era la participación de España en
el futuro del Sultanato. El gobierno de Francia, paralelamente había hecho una declaración
reconociendo asimismo que España debía participar en lo que se decidiese respecto al Imperio
alauí. El gobierno conservador español entendía por lo tanto que el ajuste que pusiese a España en
las órbitas de Londres y París, debía realizarse en el marco de una serie de conversaciones “inter-
pares“, que reuniese en la misma mesa a los tres países. La decepción fue mayúscula al encontrarse
ante un acuerdo convenido entre dos de las tres potencias interesadas en el Sultanato, realizado a
mostró inflexible con el procedimiento seguido. El gobierno maurista tuvo entonces que capear
marroquí estaba en gran medida prejuzgada, sin que se le hubiera permitido participar en las
negociaciones. Francia por el contrario, salía reforzada, con una posición privilegiada en Marruecos
Sultanato, que hipotecarían la renta de las aduanas marroquíes. Además quedaba abierta la puerta a
una intervención francesa para reformar la administración del Imperio y el ejército, construir
caminos e instalar telégrafos, pasando a controlar con todo ello la columna vertebral del Sultanato.
Todas las demás naciones europeas quedarían supeditadas a una nueva situación: subsistiría en
una vez arraigado en las kabilas próximas el hábito de realizar sus productos y surtirse en nuestros peñones, ellos
podrán llegar a ser sus mejores defensores y nuestros colaboradores por propio interés, que es el eficaz y valedero“.
Cfr. Cólogan al Ministro de Estado. Despacho no. 359. 25 de noviembre de 1904. A.G.A. África. Sección Histórica
(Marruecos). Caja 84 / Ex. 2.
1475
supeditado a las autoridades francesas, que le iban a imponer su “protección“. Las amargas quejas
del gobierno Maura al Foreign Office se centraron en el hecho de que España desde finales del
decenio de los 80 y a lo largo del de los 90 del siglo XIX había dado muestras de conservar el
‘statu quo‘ marroquí, postura que le había llevado a coincidir con el Reino Unido. Ahora sin
embargo el ‘statu quo’ saltaba por los aires, al imponerse el dominio político de la República, que
pasaría a controlar las finanzas de su nuevo “protegido“.2652 ¿Qué pretendía ahora Maura del
Foreign Office?. La respuesta era precisa: que Inglaterra no dejase sola a Francia en su política de
penetración pacífica en el Sultanato. España poseía una serie de puntos a lo largo de la costa
marroquí (Chafarinas, Melilla, Alhucemas, etc) que le otorgaban el mismo derecho que a Francia,
que alegaba su vecindad en Argelia con Marruecos para participar en la política de penetración
pacífica. Por lo tanto, el Embajador en Londres, Mandas solicitó apoyo británico para que empresas
españolas pudiesen construir comunicaciones terrestres entre estos puntos y para que se permitiese
una irradiación económica desde ellos hacia el interior del imperio. La respuesta británica fue
tajante: ningún apoyo a España. Inglaterra no hacía cuestión de los propósitos civilistas hispanos.
Pero España debía entenderse únicamente con Francia. Tampoco lord Lansdowne estaba dispuesto
París.2653 El titular del Foreign Office no iba a intervenir en el arreglo bilateral hispano-francés
2652
“En vano se querrá llamar ‘statu quo’ a la situación que se va a crear; por lo menos será un ‘statu quo’ bien distinto
del que la Europa ha conocido hasta ahora en Marruecos“, se quejaba amargamente el Embajador de España en
Londres ante el titular del Foreign Office. Marruecos iba a ser coto exclusivo y campo privativo y monopolístico de la
influencia francesa. Lansdowne argumentó, por el contrario, que la base de la declaración de abril era conservar el
Imperio marroquí: que el empréstito británico al Reino Unido al Sultanato finalmente no se iba a otorgar porque los
banqueros de la City se negaban a efectuarlo, sin una garantía expresa del gobierno británico. Echó en cara a los
financieros españoles, que sí habían intervenido en un primer empréstito, su ineficiencia para intervenir en uno nuevo.
El titular del Foreign Office recalcó cómo los banqueros franceses sí se habían decidido a prestar dinero a Abd al- Aziz
sin garantía especial del gobierno republicano. Habían sido los únicos financieros europeos que se prestaban a ello.
Descartó la posibilidad de la ruptura del ‘statu quo’, alegando que el dinero del crédito iba a dar vida y oxígeno al
Imperio alauí. Además, Inglaterra no podía asumir la tarea de garantizar la tranquilidad y seguridad del Sultanato,
reformando el ejército regular marroquí y encontraba natural y lógico el asesoramiento galo, que según Lansdowne sólo
buscaba mantener los límites territoriales y la soberanía del Imperio. Francia sólo contribuiría a que cesase la anarquía
y bancarrota presentes en el Sultanato.
2653
Londres no consideraba en absoluto la posibilidad de modificar el acuerdo con París en el caso de que Madrid no
aceptase las ofertas francesas. Por ello el gobierno español (que no lo sabía) se iba a encontrar en una situación de
aislamiento diplomático que le iba a hacer muy complicado negociar desde una posición de comodidad, de fortaleza.
Como prueba del entendimiento franco-británico (a espaldas de España) tenemos unos párrafos del telegrama de 12 de
abril de 1904 enviado por Paul Cambon, embajador francés en Madrid, a su ministro de Asuntos Exteriores: “Mi
colega de Inglaterra, que ha recibido en un envío urgente especial de Londres los documentos que constituyen el
1476
sobre el tema marroquí; dejaba la iniciativa de tratar con Madrid en manos de Francia.2654 Era con
el Quai d´Orsay con quien Maura debía negociar. Y por último recalcó que España ahora no podía
pretender más de lo que se le había reconocido en París en 1902. A los pocos días, el Ministerio de
receloso ante el silencio del Quai d´Orsay que no le había comunicado aún sus propósitos con
relación a las negociaciones sobre Marruecos. Las sospechas del Ministerio de Estado se centraban
El Ministro francés aducía al respecto que España había dejado transcurrir un tiempo valiosísimo
sin llegar a un acuerdo explícito con Francia y que además el partido colonialista adoptaba
recalcando que los sacrificios impuestos por Gran Bretaña a Francia en Egipto imponían la
acuerdo franco-inglés, ha venido a hablar conmigo y me ha prometido su total colaboración ante el gobierno español
en caso de que tuviéramos que hacer algo en común en Madrid. Me ha leído las cartas particulares que ha recibido
(del gobierno) de Londres, según las cuales no debe estorbar (mi acción) en modo alguno, lo cual le he agradecido. Me
ha expresado el deseo de su gobierno de que Vuestra Excelencia aborde el asunto con España lo antes posible“.
D.D.F., Tomo V, pp. 13-14. Hay que comentar que la Reina Madre María Cristina quedó muy afectada e impresionada
por las noticias de un acuerdo franco-británico a espaldas de España sobre Marruecos. Cambon debió de asegurarle los
deseos franceses de llegar a un acuerdo total con el gobierno maurista en la cuestión marroquí.
2654
Francia estaba obligada asimismo a poner en conocimiento de Inglaterra el resultado de los tratos a los que llegase
con España. Con respecto a la cuestión de Tarfaya (cabo Juby), lord Lansdowne señaló que era una cuestión territorial
separada de la que se originaba en el convenio anglo-francés. Cabía la posibilidad de que España y Reino Unido
tratasen el tema, pero pospuso las conversaciones alegando que necesitaba estudiar antecedentes y documentación.
Duque de Mandas a San Pedro. Despacho no. 47. 12 de Abril de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada
de España en Londres. Caja 7.024. El 20 de abril Lansdowne volvió a negarse a hablar de Tarfaya. Señaló que el asunto
debía tratarlo España con Francia, englobado en el conjunto del tema marroquí. Telegrama del Duque de Mandas a
Rodríguez San Pedro. 20 de abril de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja
7.024
2655
Telegrama de San Pedro al Duque de Mandas. 20 de abril de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en Londres. Caja 7.024.
2656
Francia no quiso, al parecer reanudar las conversaciones hasta el momento posterior a producirse el arreglo de sus
contenciosos coloniales con el Reino Unido.
2657
Telegrama cifrado de León y Castillo a Rodríguez San Pedro. 19 de Abril de 1904; Carta particular de León y
Castillo a Rodríguez San Pedro. 20 de Abril de 1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
1477
Maura. Delcassé proponía una sustanciosa reducción territorial de las zonas de influencia española,
apareciendo por ejemplo dentro de la esfera de influencia francesa la costa enfrentada a las
Chafarinas. “Algún sacrificio concluyó por decirme Delcassé -señalaba León y Castillo– impone a
Inglaterra “.
Se hablaba en las propuestas francesas de un sustancial recorte en las dos esferas de influencia
española.2658 En la situada al norte del Imperio, Francia ofertaba conceder a España un territorio
que comenzaría en la intersección del límite sur de la zona de Melilla con el Mediterráneo (Sebkha
el Dzira), para seguir por la península de Guelaya, luego por la cresta de la vertiente oriental del río
Kert hasta el encuentro de la línea que separa las cuencas de los ríos Inaouen y Sebú de las de los
ríos Kert y Uexga, para llegar al Yebel Muley Buchta y remontar este punto hacia el norte,
manteniéndose a 25 kilómetros al Este del camino de Fez a Alcazárquivir hasta el encuentro con el
río Mutkes, cuyo recorrido se seguiría hasta cinco kilómetros aguas abajo del cruce de ese camino
con el de Uad Sucus. De allí el límite de la zona española iría directamente al Atlántico a través de
la laguna Ez Zerga. En cuanto a la esfera de influencia sur, el límite sería el paralelo 26º hasta el
meridiano 11º de longitud Oeste de París, remontándolo hasta el río Draa y hasta llegar al
meridiano 10º de París; subiría el meridiano 10º hasta la línea de altura entre el Uad Draa y el Uad
Sus, para luego continuar entre el Uad Messa y el Uad Nun hasta el meridiano 12º Oeste de París y
la fuente más próxima al Uad Galón por el que se continuaba hasta el Atlántico.2659 Esto suponía
decepcionado, apeló al mismo presidente de la República, Loubet para que éste consiguiera del
2658
El texto del artículo tercero (secreto) del convenio franco-británico sobre Egipto y Marruecos establecía las bases
convenidas entre ambos países del margen territorial que se podía dar a España: “une certaine quantité de territoire
adjacente à Melilla, Ceuta et autres presides doit, le jour oû le Sultan cesserait d´exercer sur elle son autorité, tomber
dans la sphère d´influence espagnole. L´administration de la côte depuis Melilla jusqu´aux hauteurs qui dominent la
rive droite du Sebou exclusivement sera ainsi confiée à l´Espagne« .
2659
Telegramas de Delcassé a Paul Cambon, embajador de Francia en Londres. 20 de abril de 1904. D.D.F. Tomo V,
pág. 44. Paul Cambon visitó a Lansdowne el 20 de abril e informó someramente al titular del Foreign Office de las
líneas principales de las proposiciones galas a España .Lord Lansdowne replicaría señalando que había comunicado al
embajador de España en Londres, Duque de Mandas el contenido de los artículos del acuerdo francobritánico relativos
a España, pero que no le había hecho referencia a los artículos secretos. Despacho no. 125 (secreto) de Paul Cambon,
Embajador de Francia en Londres a Delcassé. 21 de abril de 1904. D.D.F., Vol. V, pp. 54-55.
1478
Quai d´Orsay una rebaja en sus pretensiones. Solicitó del jefe de Estado su intervención para evitar
diplomático canario se entrevistó con sir Edmund Monson, Embajador del Reino Unido en París,
exhortándole a que el Foreign Office presionara a favor de las pretensiones españolas, y solicitando
por consiguiente que el Reino Unido intentase que Francia aceptara el marco de distribución
La respuesta del gabinete Maura fue inmediata y marcó el inicio de lo que sería una
Estado, San Pedro encargó inmediatamente a León y Castillo que puntualizase con Delcassé lo que
Francia en virtud de su compromiso con el Reino Unido estaba dispuesto a conceder a España y al
Embajador en Londres, Mandas2661 le remitió ordenes para lograr que lord Lansdowne y el Reino
Unido fuesen los valedores de los derechos españoles frente a Francia. 2662
2660
“Inglaterra – añadió el Marqués de Muni a Monson – está moralmente obligada a ello, puesto que las dificultades
con que tropieza España en estos momentos, están producidas por su insistencia por contar con la Gran Bretaña antes
de cerrar sus tratos con Francia “. Despacho no. 141 de 24 de abril de 1904 de León y Castillo a Rodríguez San Pedro.
A.F.M. Legajo 360 2 / 6. Delcassé ordenó de manera inmediata a Paul Cambon que se entrevistase con lord Lansdowne
para que éste no apoyara al gobierno maurista. Esta conversación no fue conocida por el gabinete español. Delcassé
transmitió al titular del Foreign Office la idea de que León y Castillo había prometido a su gobierno unos resultados de
las conversaciones de París absolutamente desproporcionados con la situación de España en el Sultanato, donde la
acción hispana “no se ejercía ni a un kilómetro de sus presidios“. Delcassé acusó al diplomático canario de querer
presentar a Londres, bajo un prisma absolutamente falso, las concesiones francesas. Paul Cambon transmitió a
Lansdowne el mensaje de que Francia había ensanchado considerablemente al norte del Imperio, la esfera prevista para
España en el artículo secreto tercero de la convención francoinglesa, y que el Quai d´Orsay reconocía al Sur del
Imperio una esfera importante para España, de la cual no se había hablado en las conversaciones con Inglaterra.
Telegramas de Delcassé a Paul Cambon. 22 de abril de 1904. D.D.F., Tomo V, pág. 57.
2661
Se sondearon los ánimos en Berlín con el fin de averiguar la reacción del Parlamento del II Reich ante la firma del
convenio franco-británico, por si se comprobaba la actitud desinteresada germánica hacia el Sultanato antes apuntada
El Canciller alemán, Von Bülow declararía en el Reichstag que no entendía que dicho acuerdo tuviese intenciones
ocultas contra ninguna otra potencia europea. Asimismo recalcó que los intereses fundamentales del II Reich en
Marruecos eran económicos y comerciales, sólo deseaban por lo tanto que el orden y la tranquilidad reinasen en el
Sultanato. Despacho no. 76 del Embajador de España en Berlín, Angel Ruata al Ministro de Estado, San Pedro. 13 de
abril de 1904. A.G.A. Marruecos (Fondo político). Caja 44 / Ex. 4. Sin embargo no toda la prensa germana estaba
conforme con la manera de apreciar la cuestión del Canciller. Por ello algunos periódicos atacaban a Von Bülow por su
pasividad, manifestando que Alemania debería haber iniciado una política de anexión de territorios en el Sultanato,
apoderándose de dos puertos en la costa atlántica. Estas eran las aspiraciones fundamentales de la Sociedad Geográfica
expuestas por el doctor Iannasch. El National Zeitung, por el contrario se expresaba en sentido diametralmente opuesto
señalando que intervenir en la cuestión marroquí suponía contrariar la política de penetración pacífica de Francia. Esto
constituía una locura peligrosa que podía conducir a Alemania a la guerra. Angel Ruata insistiría en un despacho de 14
de abril en el hecho de que no veía otras ambiciones en el gobierno de Berlín que el mantenimiento de la paz y un
deseo de apartarse sistemáticamente de toda posibilidad de conflicto. Por ello rehuía de participar en cuestiones que
propiciaban en aquellos momentos la tensión internacional: la cuestión de Macedonia, la del Congo Belga o la
suscitada por la guerra ruso-japonesa. . Despacho no. 77 del Embajador de España en Berlín, Angel Ruata al Ministro
de Estado, San Pedro. 14 de abril de 1904. A.G.A. Marruecos (Fondo político). Caja 44 / Ex. 4. Alemania había
ajustado con Marruecos un tratado comercial el 1 de Junio de 1890. Este tratado concedía a Alemania el trato de
1479
Además, a pesar de lo que han señalado algunas investigaciones recientes, acerca del papel
de la penetración económica española en Marruecos, tal y como lo entiende el gabinete Maura, hay
que reconsiderar algunos extremos. Javier Tusell y Genoveva G. Queipo de Llano dan a entender
que Maura manifestaba en algunos textos privados una clara prevención ante una actuación
económica española de envergadura en la zona. 2663 Postulamos la tesis de que el interés primordial
de Maura era construir en las costas de Marruecos un colchón estratégico que garantizase la
seguridad militar de Canarias y de la Península. Sin embargo, la prioridad defensiva que tenía la
explotar económicamente el territorio; este es un punto que los historiadores no han valorado lo
suficiente y que se encuentra detallado en un despacho reservado remitido por San Pedro a León y
Castillo el 30 de abril:2664
“( ...) Tanto el Señor Presidente, como yo, creemos que después de la declaración
anglo-francesa, y de haberse desinteresado Inglaterra en el porvenir de Marruecos, no
pueden limitarse ya nuestros tratos con Francia a una mera fijación de zonas de influencia;
sino que teniendo España muchos intereses comerciales y monetarios en todo el imperio del
Moghreb, así como servicios y representaciones que no es posible dejar olvidados, habrá
necesidad de convenir algunas estipulaciones sobre ellos a fin de evitar el perjuicio de los
mismos y ulteriores dificultades“.2665
‘nación más favorecida‘. En él, Marruecos se comprometía a no elevar los derechos arancelarios que gravaban la
importación al Sultanato de mercancías alemanas más allá del 10 % ad valorem. El acuerdo no contenía fecha de
finalización. Si se mantenía la ficción de un Marruecos independiente, Alemania podía conservar el derecho al trato de
‘nación más favorecida’ comercialmente. Pero si el Imperio jerifiano era anexionado por Francia, solamente la
República francesa e Inglaterra se reservarían la igualdad de trato comercial en el territorio marroquí, perdiendo este
derecho el II Reich. En el Quai d´Orsay se temía que el canciller Von Bülow reforzaría las pretensiones hispanas en el
Sultanato. Telegrama de Delcassé a Saint-René Taillandier. 18 de abril de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 37-38.
2662
Telegrama de San Pedro cifrado al Duque de Mandas. 9 de abril de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada en Londres. Caja 7.024.
2663
Tusell, J y G. Queipo de Llano, G.: Alfonso XIII. El rey polémico, Madrid, Editorial Taurus, 2001, pág. 147.
2664
Despacho reservado no. 161. 30 de Abril de 1904. Rodríguez San Pedro a León y Castillo. A.G.A. Fondo de
Asuntos exteriores. Embajada de España en París. Caja 5.846.
2665
Despacho reservado no. 161. 30 de Abril de 1904. Rodríguez San Pedro a León y Castillo. A.G.A. Fondo de
Asuntos exteriores. Embajada de España en París. Caja 5.846. El 22 de Abril el Ministro de Estado San Pedro se
entrevistaba con Jules Cambon, embajador de Francia en Madrid, mostrándole su disgusto por la parquedad de las
ofertas galas en Marruecos. San Pedro solicitó una compensación territorial por la renuncia a la ciudad de Fez: acceso
al valle del río Sus y en el norte, ampliación de la esfera de influencia española hasta el Sebú y hasta el Muluya. Al
mismo tiempo rogó que Francia no vetara la exportación de capitales y manufacturas españolas al Sultanato, y que
permitiera la circulación de la peseta por el Imperio jerifiano. Cambon juzgaba que el gabinete español estaba muy
preocupado por la imagen que daría sobre sus negociaciones con París, ante las Cortes y la prensa. Jules Cambon ya
había advertido la proliferación de algunos artículos bastantes hostiles a la causa francesa. La Época, el periódico
conservador portavoz oficioso del gobierno, trataba de calmar los espíritus. Algunos políticos restauracionistas como el
1480
Con todo, la prioridad absoluta para la diplomacia española en las negociaciones abiertas con
Francia era evitar la contracción introducida por Delcassé en la parte Este de la zona de influencia
española al norte del Sultanato, es decir en la parte de costa mediterránea comprendida entre
Melilla y la frontera con Argelia. Esto equivalía a aniquilar toda posibilidad de expansión
económica hispana hacia el interior de Marruecos desde Melilla y Chafarinas, ya que el valle del
El Ministro de Estado, San Pedro entendió erróneamente por las respuestas de Mandas que
Inglaterra iba a secundar con eficacia a España, prestándole su apoyo.2666San Pedro se mostraba
a lograr un control estratégico tanto de la costa marroquí sobre el estrecho de Gibraltar como de la
costa atlántica próxima a Río de Oro. Creyó asimismo que las aspiraciones españolas debían contar
con el respaldo y simpatía de todas las naciones europeas con intereses comerciales en Marruecos.
Había que dejar claro ante ellas que en las zonas donde se reconociese la influencia española y en
las que España ejercería su penetración pacífica, se mantendría el principio de puerta abierta para el
comercio europeo, de modo permanente. No contento sólo con el ‘ supuesto’ apoyo británico en las
negociaciones con Francia, encargó al Embajador en Berlín, Angel Ruata que sondease al canciller
Von Bülow2667 para detectar si éste se mostraba dispuesto a prestar su apoyo a España en la
Marruecos.2669
conde de Romanones habían propuesto abrir una campaña de ‘meetings’, manifestaciones y conferencias a fin de
defender la influencia hispana en Marruecos. Se estaba forjando la leyenda de que Francia expoliaba a España en
Marruecos.
2666
Telegrama cifrado sin fechar (correspondiente a los días 14-19 de abril) remitido por el Ministro de Estado, San
Pedro, a Antonio Maura. A.G.A. África. Sección política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2667
Al mismo tiempo San Pedro rogó encarecidamente a Ruata para que desde su puesto en Berlín siguiese
atentamente el curso de las negociaciones de aproximación diplomática entre Italia y Francia en todo lo tocante a las
cuestiones africanas. Carta particular sin numerar de F.R. San Pedro a Angel Ruata. 4 de mayo de 1904.A .G.A. África.
Sección política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2668
Por encargo del Marqués de Aguilar de Campoo, Angel Ruata ya había sondeado en 1900 las intenciones del
gobierno imperial alemán acerca de la pretensión del gobierno conservador español de entenderse con Marruecos, para
que a cambio de la cesión al Sultán de los derechos reconocidos a España en Santa Cruz de Mar Pequeña, una vez
fijada su situación en Ifni, se permitiera el establecimiento de una pesquería en la costa de Tarfaya, próxima a Cabo
Bojador. Carta particular no. 13 del Embajador de España en Berlín, Angel Ruata dirigida al Ministro de Estado,
Faustino R. San Pedro, 23 de abril de 1904. A.G.A. Marruecos (Fondo político). Caja 44 /Ex. 4. Con motivo de las
1481
Escuetamente el gobierno imperial alemán se limitó a expresar el 27 de abril su inclinación
por las pretensiones españolas, pero ello no se traduciría en ningún apoyo concreto ni en ninguna
presión ejercida de manera efectiva sobre el gobierno republicano francés.2670 Podemos concluir
pues que el interés de Maura en crear un colchón estratégico en el Sultanato le llevó a propiciar
que la acción diplomática de León y Castillo en París tuviese todos los elementos de cooperación
diplomáticos hispanos, con la franqueza y confianza que cabía esperar de la República francesa:
León y Castillo aconsejaba a San Pedro que las comunicaciones más trascendentales que el
gabinete Maura hubiera de remitir a la Embajada en París no se hicieran por correo, fácilmente
interceptable por los servicios de inteligencia galos, ni por telegramas cifrados. Los despachos y
cartas más reservados debían circular desde París a Madrid y viceversa, siendo trasladados por
francesa había caído en Madrid como un jarro de agua fría puesto que al sustancial recorte dado a
las zonas de influencia española había que unir la pretensión francesa de alterar la frontera argelina
estaba dispuesto a contemplar una modificación del límite fronterizo oriental de su esfera de
influencia en el norte del Sultanato que no incluyese las orillas del Muluya. De ceder esta zona,
de realizar una penetración mercantil hacia el interior del Sultanato, quedando aisladas y sin
conversaciones celebradas en Vigo entre el rey Alfonso XIII y el Kaiser Guillermo II se había abordado por parte de los
dos soberanos la cuestión de Marruecos, manifestando el Emperador alemán que sus únicos intereses en el Sultanato se
cifraban en el mantenimiento de la libertad e igualdad comercial para todas las potencias concurrentes al mercado
marroquí.
2669
R.O. no. 75 del Ministerio de Estado de 19 de abril de 1904 dirigida al Embajador en Berlín, Angel Ruata. A.G.A.
África. Sección política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4. Ruata escribiría el 27 de abril a San Pedro señalándole que el
Emperador y el gobierno alemán simpatizaban con la causa española y deseaban que se reconociera a España la mayor
influencia posible en el Sultanato. Carta particular no. 14 de Angel Ruata, Embajador de España en Berlín dirigida al
Ministro de Estado, Faustino Rodríguez San Pedro. 27 de abril de 1904. A.G.A. África. Sección política (Marruecos).
Caja 44 / Ex. 4
2670
Despacho 88 reservado de Angel Ruata a Rodríguez San Pedro. 27 de abril de 1904. . A.G.A. África. Sección
política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2671
Despacho particular del Subsecretario de Estado, A. De Castro y Casaleiz dirigido al Ministro de Estado, Faustino
Rodríguez san Pedro. 12 de Mayo de 1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
1482
ninguna validez las islas Chafarinas; por otra parte se entendía que las zonas circunscritas a la
actuación española eran las más dificultosas para una penetración colonial. El fenómeno
imperialista de la época se tocaba con ropajes vistosos y afirmaciones grandilocuentes tales como
que el deber de los pueblos conquistadores, es decir avanzados era extender la civilización entre los
supuestamente más atrasados: potenciar el comercio, las actividades económicas, proporcionar a las
tribus los medios y conocimientos necesarios técnicos o legales para hacer posible su incorporación
al conjunto de los países modernos, regidos por Estados de Derecho donde los individuos tuvieran
la garantía de su libertad y las posibilidades de desarrollar sus capacidades en los más diversos
campos. Todo este lenguaje empleado por el gabinete Maura evidenciaba los intereses del estadista
por propiciar una penetración civilista en el Imperio, que excluyese las acciones armadas. Maura
entendía que en Marruecos España debía adoptar una actitud no militarista, es decir una actitud
los recursos minerales, a crear carreteras, puertos y puentes y a conceder empréstitos al Sultanato,
oportunidades con los franceses2672 en todo el territorio imperial. También el gobierno español
Sin embargo no se avenía bien esta ‘obligación’ civilizadora de los países imperialistas y el
plan maurista de penetración económica con la realidad de que a España le quedaban asignadas las
tribus más belicosas y más difícilmente reductibles del Sultanato y unos territorios de limitada
extensión que generarían muchos gastos militares y por contra una carencia de beneficios al menos
2672
Delcassé había cambiado de pensamiento y rechazaba la posibilidad de que España prestase capitales al Sultán. El
28 de abril comunicaba a Saint-René Taillandier que el gobierno maurista estudiaba un plan para ofertar al gobierno
marroquí cinco millones de pesetas. Con ello, España podría pasar a controlar las aduanas y la administración
marroquí. Delcassé expresaría su interés de frustrar este proyecto, señalando al Paribás que debía, para ello, realizar
duras exigencias a los banqueros españoles. Telegrama de Delcassé a Saint- René Taillandier. 28 de abril de 1904.
D.D.F.Tomo V, pág. 81. El Embajador francés en Madrid había avisado que San Pedro, muy preocupado por las
acusaciones de negligencia en la cuestión marroquí que realizaba el partido liberal, veía en esta operación financiera
una forma de justificarse ante las Cortes. San Pedro comentaría a Jules Cambon, Embajador galo en Madrid que si se
establecía un protectorado velado sobre Marruecos, a España debía reservarse tener una parte en el ejercicio de tal
protección. San Pedro deseaba significativamente que en el reparto del Sultanato en dos esferas de influencias, las dos
zonas debían ser equitativas territorialmente. Despacho no. 87 confidencial de Jules Cambon, Embajador de Francia en
Madrid a Delcassé. 30 de abril de 1904, pp. 88-90.
1483
a corto plazo. Por ello San Pedro rechazó las bases de reparto del Imperio contempladas por el
Quai d´Orsay en una entrevista que mantuvo con el Embajador de la República en Madrid, Jules
Cambon.2673 Además remitió instrucciones al Marqués del Muni señalando que la nueva
derechos, sin renunciar a las esferas ya acordadas para España en el norte y sur del Sultanato; por lo
tanto no tenía sentido seguir discutiendo sobre la posibilidad de nuevas renuncias territoriales.2674
Además Maura y San Pedro convinieron en que manteniendo España intereses comerciales (era el
cuarto país europeo en importancia en cuanto al volumen del intercambio de mercancías con el
limitarse a una mera fijación de las zonas de influencia, sino contemplar también la forma de
respetar aquellos.2675 San Pedro recalcaría a Jules Cambon los deseos del gobierno de Maura de que
capitales españoles interviniesen en la financiación del programa de obras públicas que iba a
larga discusión León y Castillo consiguió una ampliación en la esfera norte de influencia española,
aceptando Delcassé que la frontera oriental de la misma fuesen las montañas que dominaban la
2673
Carta particular de San Pedro a León y Castillo. 26 de Abril de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2674
Telegrama de San Pedro a León y Castillo. 21 de Abril de 1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos).
Caja 44 / Ex. 4.
2675
Carta particular de San Pedro a León y Castillo. 30 de Abril de 1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos).
Caja 44 / Ex. 4. .
2676
Sin embargo en secreto en Londres se reanudaron las conversaciones franco-británicas sobre Tarfaya y el Sahara
marroquí. Lord Lansdowne había indicado al Embajador P. Cambon que en virtud del tratado concluido en marzo de
1895 entre Reino Unido y el gobierno jerifiano, la costa marroquí entre el río Draa y el cabo Bojador no podía ser
enajenada por el Sultanato sin el permiso del Foreign Office. En estas negociaciones, Inglaterra renunció a su privilegio
(que en el momento de establecerse, en 1895, estaba dirigido contra Francia) sobre el territorio y aceptó que la región
fuese cedida a España. Tras llegar rápidamente al acuerdo con Francia, Lansdowne expresó su deseo, a título personal,
de que Francia cediera a España la línea de costa entre Melilla y el Muluya, permitiendo así un hinterland de expansión
a las islas Chafarinas. Paul Cambon remarcó que las autoridades militares francesas querían reservarse el lado oeste de
la ribera del Muluya, para el caso eventual de tener que construir fortificaciones, pero que era una concesión que podía
efectuar el Quai d´Orsay. Despacho no. 133, secreto.Paul Cambon, Embajador de Francia en Londres a Delcassé.
D.D.F. Tomo V, pp. 92- 95.
2677
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 4 de Mayo de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
1484
El 8 de mayo San Pedro remitiría nuevas instrucciones al Embajador en París, indicando que
debía seguir discutiendo en torno a la posibilidad de que el Sebú fuese la línea divisoria entre las
dos zonas de influencia en el norte de Marruecos y sólo ceder en último extremo a las pretensiones
francesas. Donde no estaba dispuesto a hacer radicales concesiones el gobierno español era en la
zona sur donde se imponían las consideraciones estratégicas de defensa de las Canarias.
Cabe preguntarse al analizar estas instrucciones el por qué de estos intereses recurrentes en
el partido conservador, empeñado desde Silvela (1900) hasta Maura (1904) en la consecución de un
hinterland africano para el archipiélago canario. Diversos miembros relevantes del partido, desde
Silvela hasta Sánchez de Toca venían teorizando sobre las profundas mutaciones en las relaciones
internacionales y en las nuevas modalidades que éstas venían adoptando desde la década de los
noventa del siglo XIX. En el cambio de siglo se había desarrollado un auténtico sistema
policéntrico mundial que vino a sustituir antiguos equilibrios entre países y potencias
mundiales que dominaban el planeta al llegar el siglo XX -Reino Unido, Francia, Rusia, Japón,
Estados Unidos y Alemania– operaban en una dinámica intercontinental lo que introdujo cambios
cada vez más notables en las diversas áreas por las que extendieron sus intereses e influencia. Esta
prácticas que habían dominado los instrumentos por los que discurrían las relaciones entre los
países: la diplomacia y el derecho internacional. Difícil sería no admitir que un archipiélago como
el formado por las islas Canarias, cuya posición geoestratégica en el Atlántico le convirtió en un
cambio de siglo. La confluencia en la zona de los intereses de Gran Bretaña, Alemania y Francia,
unidos a la propia situación interna y externa que caracteriza a la España posterior a la catástrofe
1485
militar de 1898, ofrecen por lo tanto un prisma muy útil para la comprensión de los recelos que se
tenían en Madrid sobre la suerte del archipiélago, y sobre la evolución del proceso imperialista que
no sólo se dirigía a la colonización de áreas nuevas, dejadas al margen de esos procesos en los
siglos anteriores –China, Marruecos- , sino que incluía una importante redistribución de territorios
ligados a antiguas metrópolis. Además durante 1898 había existido asimismo la posibilidad de una
intervención norteamericana, máxime teniendo en cuenta los numerosos atractivos que ofrecía el
archipiélago: Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife vivían una fase de auge urbano
y la economía insular era una economía extrovertida claramente integrada en los circuitos de la
comercialización europea.2678
Los teóricos del partido conservador antes de acceder a las tareas de gobierno habían
analizado otros efectos provocados por los cambios en el panorama de las relaciones
internacionales: los nuevos empujes en el proceso de avance capitalista; las nuevas formas de
concebir el mundo; las nuevas potencias que disputaban zonas de hegemonía a las más
asumía que las derrotas militares en las colonias ultramarinas y asiáticas provocaron riesgos para la
integridad de sus territorios fuera de la península. A los riesgos militares se le unieron por una
parte, las fórmulas de redistribución territorial que, como señala Jover, se habían convertido en
formas de resolver los contenciosos internacionales y, por otra, la confluencia de los intereses de
otros países tanto en las costas peninsulares como en las extrapeninsulares. Además de los recelos
británicos por la seguridad gibraltareña ante el posible rearme de enclaves españoles próximos al
2678
Cfr. Pérez García, J. M.: «El archipiélago canario entre dos siglos: la frontera sur del Atlántico europeo“ en Los 98
Ibéricos y el mar. Tomo IV: La sociedad y la economía en la península ibérica, pp. 119- 135.
2679
Un lúcido análisis de las relaciones internacionales entre 1895 y 1905 es el que ha efectuado José María Jover en la
Introducción al Tomo XXXVIII, La España de Alfonso XIII. El Estado y la Política (1902- 1931), Vol. 1, dentro de la
Historia de España de Menéndez Pidal, Madrid, Espasa- Calpe, 1996 pp. I – CLXIII.
1486
Peñón, la nueva frontera al sur de Europa aparece sacudida por un cruce de problemas que Jover ha
“ Al otro lado del Estrecho, donde se abre el Atlántico, la conmoción del statu quo se
debe al encuentro de las tres principales potencias mundiales: los Estados Unidos, en
guerra con España; Alemania, atenta a los posibles logros que pudiera extraer de la crisis;
Gran Bretaña, dispuesta a toda costa a mantener el statu quo en el área, sin chocar con
ninguna de las otras dos potencias, con las que aspira a mantener y aún a mejorar sus
relaciones. Por supuesto que los previsibles perdedores ante el encuentro son las dos
potencias menores secularmente instaladas en el área: Portugal y España. España tiene
dos motivos de temor: el acercamiento (en 1898) de la guerra a la metrópoli y la posible
pérdida de las Canarias.(...) En fin, anotemos el temor de Francia ante la posibilidad de
que las Canarias caigan en manos de los Estados Unidos: mal vecino que puede bloquear
la deseada ruta Orán- Casablanca.” 2680
conjunto, tanto lusos como españoles) al norte del Ecuador estuvieron por tanto relacionados con la
atlánticas en la política internacional. Jover explica con claridad la estrategia británica al plantear
2680
Cfr. Jover Zamora, J. M.: op. cit , pp. LXXXIII- LXXXIV.
2681
Los movimientos alemanes en la costa nor-oeste de África eran objeto de especial atención por parte de Delcassé
en las semanas iniciales de 1904. Ello le llevó a entrevistarse en marzo con el príncipe Radolin, Embajador de
Alemania en París y a sondear a Radowitz, el Embajador del II Reich en Madrid. Difícilmente se podía entender que el
Quai d´Orsay no contemplase con preocupación la entrevista de Vigo entre el Emperador Guillermo II y el joven rey
Alfonso XIII. La preocupación se centraba en la idea de que la monarquía española abandonase una postura de
neutralidad exterior forzada o, si se quiere, de apatía para aproximarse al II Reich. Oficialmente Guillermo II aprobaba
el acuerdo hispano con la República francesa y declaraba en Vigo que el Imperio alemán no deseaba adquisición alguna
desde el punto de vista territorial en Marruecos. Únicamente que se mantuviera la libertad en el Sultanato al comercio
europeo, y que Alemania tuviese acceso a la construcción de ferrocarriles y a la posibilidad de vender manufacturas en
el Imperio. Se descartaba así la idea de una penetración germánica por el valle del Sus. (En 1903 Radowitz, había
manifestado en Madrid la necesidad para el II Reich de poseer un puerto en la costa oeste de Marruecos). La entente
anglo-francesa parecía haber sorprendido a los diplomáticos alemanes, haciéndolos más comedidos. Jules Cambon,
Embajador de Francia en Madrid a Delcassé. Despacho no. 62. 9 de abril de 1904. D.D.F.,Vol. V, pág. 4. Los
diplomáticos franceses se preocuparon por sondear las intenciones de Alfonso XIII y de la Reina madre, María Cristina,
encontrándoles favorables a la idea de un reparto inmediato del Imperio jerifiano. La atracción de España era entendida
como una finalidad estratégica y geopolítica de incuestionable importancia para consolidar el dominio galo en el África
nor-occidental.
2682
Judith M. Brown y Wm. Roger Louis (ed): The Oxford History of the British Empire. Vol. IV: The Twentieth
Century, Oxford / Nueva Yueva York, Oxford University Press, 1999.
1487
las razones de que estos territorios atlánticos se mantuvieran finalmente en su statu quo anterior :
saldará en la región del Estrecho, tanto en el mar de Alborán, como en la ancha bocana atlántica,
sin alteración alguna del statu quo territorial; y ello por una razón básica: el mantenimiento del
statu quo se identificaba con los intereses de Gran Bretaña, que prefería ver a las Azores y las
Canarias, Ceuta y Melilla y las Baleares en manos de sus actuales soberanos, antes que verlas en
Baleares o en las plazas de soberanía; Inglaterra excluyó las islas de la región norte del Ecuador
en su acuerdo de agosto de 1898 con Alemania sobre las colonias portuguesas africanas, y no
hubiera consentido jamás que las Azores cambiaran de dueño. Ni las Canarias; en expresión de sir
Thomas Sanderson, subsecretario de Estado en el Foreign Office, la anexión por parte de Estados
Unidos de las Islas Canarias o la adquisición de una estación carbonera en las mismas, eran
posibilidades poco gratas para Gran Bretaña, por cuanto llevarían consigo la presencia de los
En este contexto, los líderes del partido conservador, primero Silvela y luego Maura
archipiélago canario.
Por todo ello, las instrucciones dictadas a León y Castillo insistieron en la circunstancia de
que dicho hinterland fuese lo más amplio posible. El límite norte para la esfera de influencia
meridional en Marruecos propuesto por parte española, era el curso del río Sus. Las aspiraciones
del gobierno conservador, como queda reseñado, iban más allá de los intereses geopolíticos, que
2683
Cfr. Jover Zamora, J. M.: op. cit, pág. LXXXVIII.
1488
venían solapados con los puramente comerciales. A pesar de que el Atlas oponía una infranqueable
barrera a toda penetración por tierra procedente del norte haciéndolo prácticamente inaccesible, el
Sus constituía un rico valle, y su valor venía reforzado por el de su puerta de entrada, Agadir, con
como el II Reich puestas sus miras en la región. Maura y San Pedro consideraban que enfrentada la
costa susí a Canarias, debía tener España el monopolio de la influencia en la comarca, penetrando
por la costa y utilizando la corriente de los ríos que vertían en el Atlántico como medio de
infiltración económica hacia el interior. En otro orden de cosas, San Pedro ordenó que los servicios
del Ministerio de Estado preparasen urgentemente un informe en el que se analizaba cuál era el
valor y el alcance real de los intereses económicos, religiosos, sanitarios, culturales y aquellos
de París y para los cuales aspiraba a seguir gozando del mismo grado de libertad y prerrogativas
que tenía asegurados en virtud de los tratados hispanomarroquíes vigentes. Por otro lado, el
propósito del gobierno Maura era conseguir una amplia participación para capitales y empresas
francesa, sin que en ésta existiesen privilegios proteccionistas que excluyesen la intervención
capitalista hispana.
liberal M. Villanueva, como otras figuras financieras u hombres de negocios con intereses
comerciales en el Norte de África y con deseos de maximizar sus inversiones, remitía una carta
d´Orsay la libertad de circulación de bienes, mercancías, capital y ciudadanos españoles no sólo por
2684
Se esgrimía entre otros derechos el que tenían los españoles para poder viajar, residir y establecerse libremente en
los dominios imperiales, la existencia de centros de los misioneros en Tánger, Tetuán, Casablanca, Mogador, Saffi,
Mazagán, Rabat y Larache, de escuelas religiosas en Tánger, de un hospital y una imprenta en esta misma ciudad y de
un servicio de correos con una oficina central en la capital diplomática marroquí.
2685
Carta particular de M. Villanueva a Antonio Maura sobre las reclamaciones que debían hacerse a Francia al
negociar sobre el Norte de África. A.F.M. Legajo 451 / 2.
1489
el futuro Marruecos francés sino por el resto del África francesa. El senador conde de Guendulain
enviaba, a su vez, una larguísima misiva a Maura desde Ceuta, recogiendo el malestar, la sorpresa y
el disgusto que en círculos políticos y en algunos sectores de la prensa había motivado el acuerdo
historia del Magreb. La penetración pacífica francesa iba a ser rehusada y contestada violentamente
por el pueblo marroquí. Marruecos no era un imperio dócil y accesible a la colonización europea.
Dejándose llevar por los tópicos colonialistas europeos que desconocían la idiosincrasia social del
Marruecos imperial, señalaba que se trataba simplemente de una “agrupación de kabilas de razas
Señalaba erróneamente que el Sultán era odiado y permanecía distanciado de sus súbditos, sin
gozar de autoridad sobre los mismos; el Majzén asimismo no tenía prestigio ni tampoco fuerza, y
estaba dominado por la más terrible corrupción. Concluía señalando que en un conjunto de pueblos
de esa naturaleza, fanatizados por la religión, era imposible que calaran los principios de la
civilización. Por ello en cuanto se aplicase el protectorado francés comenzaría una protesta general,
ante la realidad de las injerencias económicas extranjeras para explotar el territorio. Menos cabía a
España iniciar una tarea similar, por encontrarse menos preparada económica y tecnológicamente.
España debía esperar, sin precipitarse, al fracaso de la acción gala, para intentar mejorar su
situación en el Sultanato. Por ello no debía negociar ningún pacto con París que modificase la
integridad territorial de Marruecos. Sugería en cambio una acción de penetración leve desde Ceuta,
defendida asimismo por el gobernador militar de la plaza, Bernal. Para convertirse la ciudad en un
foco económico, el penal de Ceuta debía desaparecer; debían completarse las obras de fortificación
de un carácter más militar; permitir el libre comercio de mercancías sin pagar aranceles aduaneros
entre Ceuta y la Península; acordar con el Sultán la construcción de una carretera desde Ceuta a
Tetuán realizada con mano de obra marroquí pero vinculada a empresas españolas (“cobrando
1490
jornales en dicha carretera (...) se convencerían que en vez de explotarlos mejorábamos su
situación, borrando así su idea fija de que la única aspiración del cristiano es explotarlos“) y
conseguir por último el traslado de la aduana marroquí desde Río Martín a las inmediaciones de
Ceuta. Para Melilla defendía la creación de un puerto que mejorara sus condiciones comerciales.
Con las nuevas instrucciones de Madrid, el 11 de mayo León y Castillo reanudó las
zona norte, pero consiguiendo una rectificación en la esfera sur: aunque no consiguió llegar al
límite del río Sus, sí obtuvo del titular del Quai d´Orsay una ampliación territorial hasta el río
Massa. Al mismo tiempo el Embajador envió un telegrama complementario indicando a San Pedro
la necesidad de recabar el apoyo británico para obtener nuevas concesiones de Francia.2686 También
se encargó de transmitir sus deseos a lord Lansdowne a través del embajador británico en París.
Además San Pedro barajó la posibilidad de que se pidiese apoyo a la Monarquía Dual, medida
finalmente descartada por la intervención de León y Castillo por encontrarla contraproducente. Las
noticias telegrafiadas al Temps y a otros periódicos franceses desde Madrid presentaban al gabinete
maurista impaciente por firmar el convenio con Francia, mientras que la prensa era refractaria a
contraer compromisos en Marruecos, restando estos rumores fuerza en sus negociaciones a León y
Castillo y aumentando las dificultades con que tenía que luchar en el proceso negociador. 2687
Por su parte, el gabinete Maura aspiraba a una ampliación del límite territorial en la esfera
norte que alcanzase la orilla derecha del Muluya, y que permitiese la entrada hacia el interior de
2686
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 12 de Mayo de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4. Al solicitarse formalmente la intervención del Foreign Office como valedor de España
frente a las pretensiones francesas, el titular de Exteriores británico se limitó a señalar que había abogado ante el Quai
d´Orsay para que la frontera septentrional de la esfera de influencia española al sur del Imperio se desplazase más al
norte, aunque sin llegar al río Sus. Telegrama del Duque de Mandas a San Pedro. 13 de mayo de 1904. A.G.A. Fondo
de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.024.
2687
Telegrama cifrado del Embajador León y Castillo a San Pedro. 14 de mayo de 1904. A.G.A. Fondo político de
Marruecos. Caja 44 / Ex. No. 4.
1491
Marruecos de la influencia española a través del valle de este río. Se jugaba con la posibilidad de
una penetración económica en el Sultanato en sentido centrípeto, es decir primero en las costas y
luego hacia el interior. Las desembocaduras de los ríos debían ser los núcleos de donde debía
irradiar la acción de la economía de mercado. Sin embargo, las exigencias francesas suponían que
los valles de los tres grandes ríos pertenecientes a la esfera de influencia española –susceptibles de
ser utilizados como vías naturales de penetración hacia el interior- en el tratado non-nato de 1902
iniciar una gestión ante Lord Lansdowne, para que éste presionase sobre los franceses y éstos se
mostrasen menos reticentes a las pretensiones españolas de consolidar una zona extensa como
2690
protectorado en Marruecos. A mediados de mayo, empezaron a evidenciarse ciertos progresos
en las negociaciones con Francia, que hicieron concebir al gobierno conservador una cierta
confianza en la posibilidad de contar con el apoyo británico frente a las pretensiones de París. Lord
Landsdowne señaló al Embajador español en Londres, Mandas que por medio de sus presiones,
Francia había reconsiderado los límites en la zona noreste de la esfera de influencia septentrional
española y los fijaba en la ribera izquierda del río Muluya. Asimismo, España no podría gozar del
Sebú como vía de penetración natural hacia el interior del Imperio, pero sí tener acceso al puerto
de Larache que permitiría ejercer esa función. Por otro lado, en la esfera meridional, el Quai
2688
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 12 de Mayo de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2689
El Temps y otros periódicos franceses incluían la noticia de que el gobierno Maura estaba impaciente por suscribir
el convenio sobre Marruecos con Francia para esgrimirlo como una victoria en las próximas sesiones de las Cortes.
León y Castillo señalaría a San Pedro que los apresuramientos en la firma juzgaban en contra de los deseos
gubernamentales españoles de conseguir una sensible mejora en las condiciones negociadas. La versión francesa de las
negociaciones en: Telegrama de Delcassé a Jules Cambon, Embajador de Francia en Madrid. 5 de mayo de 1904.
D.D.F. Tomo V, pp. 108-109. La Reina María Cristina también se entrevistaría con el Embajador francés recalcando
sus deseos de que se llegara a un pronto acuerdo sobre los límites fronterizos en el septentrión marroquí. La Embajada
inglesa también presionó levemente a Jules Cambon en este sentido. Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 5 de
mayo de 1904. D.D.F. Tomo V, pág. 110.
2690
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 12 de Mayo de 1904 A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4. Sin embargo los británicos estaban contentos con el acuerdo de abril firmado con Francia:
en lo puramente político por haber asegurado la libertad de navegación en el Estrecho de Gibraltar y en lo económico,
porque lord Lansdowne no quería ver a las tropas inglesas involucradas en las tareas de mantenimiento del orden y la
tranquilidad en Marruecos. Esto lo haría Francia, que además aseguraba el ejercicio de la libre concurrencia económica
de todas las naciones europeas al Sultanato durante un plazo de treinta años.
1492
d´Orsay aceptaba una rectificación en los límites fronterizos de Tarfaya, ampliándolos y
aproximándolos a los contemplados en el primer proyecto, aunque sin llegar al río Sus.2691 Mandas,
con todo, replicó que lo ofertado por Francia era sustancialmente menos que el territorio pactado en
el año 1902. Sin embargo, ni estas quejas ni las posteriores elevadas ante el Subsecretario
permanente del Foreign Office lograron arrancar compromisos mayores de la diplomacia británica.
Otra cosa eran las impresiones de Mandas que estaba falsamente convencido de la posibilidad de
que Lansdowne fuera el valedor, el apoyo de Maura2692 a fin de arrancar mayores concesiones de
Delcassé. 2693
2694
El 17 de mayo el Marqués de Muni venía a confirmar en comunicación telegráfica lo
anunciado por Mandas desde Londres. Tras varias horas de conversación con Delcassé, y a pesar
de la tenaz resistencia de éste, León y Castillo consiguió una leve rectificación de la frontera
thalweg del río Muluya hasta la cresta de montañas que dominan el Uad Defla. En la zona sur,
Delcassé se negaba a mover como límite septentrional el thalweg del Tazerualt, un afluente del río
Massa, situado al sur de este y cerca de su desembocadura. Ante la insistencia del Embajador
2691
El 7 de mayo el Ministro de Estado San Pedro se entrevistaba con el embajador francés Jules Cambon y le
expresaba su preocupación por la insuficiencia de las concesiones territoriales hechas a España en lo que respecta al
hinterland defensivo frente a las Canarias y anunció que León y Castillo iba a solicitar una ampliación al Quai d´Orsay.
Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 7 de mayo de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 113-114.
2692
Maura parecía especialmente preocupado por concluir el arreglo con Marruecos antes de la apertura de las Cortes.
Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 7 de mayo de 1904. D.D.F. Tomo V, pág. 118. Por otra parte, en una nueva
entrevista con la Reina María Cristina, Cambon constató las presiones de ésta para que la frontera este de la esfera de
influencia española fuera ampliada hasta el río Muluya. Despacho no. 91 de Jules Cambon a Delcassé. 7 de mayo de
1904. D.D.F. Tomo V, pp. 122- 124.
2693
Telegrama del Duque de Mandas, Embajador de España en Londres al Ministro de Estado, Rodríguez de San
Pedro. 16 de mayo de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 /6. Maura, convencido por Mandas de la sinceridad del apoyo
británico escribiría a León y Castillo el 17 de Mayo: “(...) las manifestaciones del Gabinete de Londres no podrían ser
más categóricas en apoyo nuestro, dentro de la medida, que conoce, de nuestras pretensiones con Francia; (...) la
sinceridad y efectividad de las buenas palabras parecen garantizadas (sic) por el interés egoísta y la notoria
conveniencia de Inglaterra, para quien los derechos de España son la más natural y conveniente cortapisa frente a
desmedidas ambiciones de su rival“. Carta particular de A. Maura a León y Castillo. 17 de mayo de 1904. A.F.M.
Legajo 370 / 3.
2694
La prensa gala estaba particularmente activa, por otra parte en la tarea de conocer los designios del gabinete
conservador español en lo tocante a los asuntos marroquíes. Tardieu, cronista de asuntos diplomáticos de Le Temps, y a
su vez joven diplomático ligado ideológicamente a Delcassé y a Waldeck- Rousseau intentó desplazarse a Madrid para
realizar una entrevista con este propósito al jefe del gobierno. Maura se negó a entrevistarse con Tardieu, con tal de
mantener el secretismo de las negociaciones de París. Maura menospreciaba el dar a las relaciones internacionales de
España un sesgo público y democratizante y apostaba por el hermetismo en las relaciones diplomáticas. Así citaba que
de conocerse públicamente sus intenciones expansionistas en Marruecos podían ser obstaculizadas por las tareas de
control del Parlamento o por la crítica de la prensa, citando que “entrarían entonces en acción las cotidianas muestras
de idiotismo político y de inconsciencia antipatriótica“ propias del acontecer político español.
1493
español para conseguir al norte del Imperio llevar la esfera de influencia española hasta el río Sebú,
Delcassé respondió que si España renunciaba al territorio comprendido entre Melilla y el Muluya,
Las negociaciones, con todo, amenazaban con llegar a un punto muerto, por la radicalidad e
intransigencia no sólo francesa, sino también española que incluso a finales de mayo se negaba a
claudicar aceptando una drástica reducción en los límites proyectados en el acuerdo de 1902. Así,
San Pedro se quejó de que en la zona sur, la esfera de influencia española en el Imperio no seguía el
curso completo del río Draa, hasta llegar al meridiano 8º. En su lugar, los franceses propugnaban
una nueva frontera que recortaba la proyectada en 1902, pues sólo alcanzaba hasta el meridiano
10º, aduciendo que ya había intereses galos creados en aquellas regiones.2696 La comarca
intermedia entre ambos meridianos era juzgada de considerable interés para España por sus
condiciones naturales. Por ello, León y Castillo no se quedaría conforme sólo con la concesión
planteada por Delcassé de llevar definitivamente el límite este de la esfera española al curso del río
Muluya. El 14 de mayo, el Marqués del Muni entendió que este ensanche era solo una ‘entrada en
materia‘ para seguir discutiendo y reclamó Rabat y el Sus como partes indiscutibles de las esferas
españolas. Ante estas pretensiones, el titular de Exteriores francés creyó necesario interrumpir las
conversaciones. 2697 Todavía el gabinete Maura confiaba en que Lansdowne sostendría eficazmente
2695
Telegrama cifrado de León y Castillo a Rodríguez San Pedro. 17 de Mayo de 1904. A.G.A. Fondo político de
Marruecos. Caja 44 / Ex. No. 4. La documentación francesa no es coincidente: según un despacho que remitió a Jules
Cambon, Delcassé ofertó el 11 de mayo a León y Castillo la fijación de la frontera en las crestas montañosas que
dominaban la orilla izquierda del Muluya, a cambio de una concesión que consistía en fijar, al sur, la frontera en lugar
de en Aglou, en el río Massa. Telegrama de Delcassé a Jules Cambon, 11 de mayo de 1904. D.D.F., Tomo V, pág. 136.
Otra leve rectificación ofertada por Delcassé fue alcanzar como límite sur de la esfera septentrional española, el río
Sebú.El conde Von Bülow aconsejó a España emprender una moratoria en las negociaciones con París, de forma que
Inglaterra acabara por reflexionar y entregar Tánger a los españoles. La Reina madre María Cristina declararía, en una
conversación con el Embajador germánico, Radowitz , mostrarse hostil a toda precipitación en la firma del convenio,
2696
San Pedro se quejó amargamente de que eran excusas, pues estos intereses franceses en la parte oriental de la zona
sur de influencia española ya existían cuando se redactó el proyecto de convenio de 1902, y porque en la parte
comercial del nuevo tratado ya se estaba procurando dar a los intereses económicos toda clase de garantías de libertad
de acceso en las respectivas áreas de influencia. Telegrama de San Pedro a León y Castillo. 19 de mayo de 1904.
A.G.A. Fondo político de Marruecos. Caja 44 / Ex. No. 4. El 12 de mayo, Cambon había telegrafiado de nuevo a
Delcassé que la actuación española en las negociaciones de París estaba muy condicionada por la presión de las Cortes
y de la prensa. Cambon consideraba irrenunciable para España fijar el límite este de la zona de influencia en el mismo
curso del Muluya. Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 14 de mayo de 1904. D.D.F. Tomo V, pág. 146.
2697
Ante la paralización de las negociaciones, Delcassé consideró conveniente prescindir de León y Castillo y ofertar
directamente a San Pedro / Maura la frontera en el thalweg del Muluya hasta la proximidad de la confluencia con el río
Defla. Telegrama de Delcassé a Jules Cambon. 14 de mayo de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 147-148.
1494
las pretensiones españolas, aunque los días siguientes confirmarían la impresión de que el apoyo
británica a favor de España,2699 lo que hacía todavía más difícil la situación diplomática del
gabinete Maura para conseguir los límites reclamados.2700 Los periódicos galos habían iniciado una
campaña contra Delcassé, porque los círculos coloniales deseaban presionar en la negociación con
España. El pretexto para arremeter contra el titular del Quai d´Orsay era el rumor de que Francia
cedía a España la costa comprendida entre Melilla y el Sebú, y Tánger en especial. Dado que el
gobierno español no contaba con el apoyo expreso del británico para hacer frente a las pretensiones
franceses (ahora redobladas por tener la prensa en contra) de minimizar la extensión territorial
Francia en Madrid solicitó al presidente Maura una entrevista que le fue concedida el 21 de mayo.
La visita de Cambon tenía como único objeto, evitar más demoras en la conclusión de las
2698
Telegrama de Rodríguez San Pedro a León y Castillo. 17 de mayo de 1904. A.G.A. Fondo político de Marruecos.
Caja 44 /Ex. 4. El 16 de mayo San Pedro telegrafiaba al Duque de Mandas requiriendo de nuevo el apoyo británico. En
esta ocasión se buscaba que el Foreign Office presionase sobre Francia para conseguir la mayor extensión posible del
área de influencia española, con el señuelo de que España garantizaría la libertad de comercio y de circulación de
capitales en su zona y Francia no lo iba a hacer. Telegrama de San Pedro a al Duque de Mandas. 17 de mayo de
1904.A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.024.
2699
Interpelado de nuevo el Duque de Mandas, el 20 de Mayo se entrevistó con el subsecretario permanente del
Foreign Office que escuetamente se limitaba a informar de los contactos habidos entre Lansdowne y el Embajador de
Francia en Londres. Tanto Lansdowne como el subsecretario marcharían de vacaciones a Irlanda a finales de mayo, al
interrumpirse la vida política por la semana de Pentecostés. En tales condiciones el apoyo inmediato de Gran Bretaña a
España no se iba a dar. Telegrama del Duque de Mandas a Rodríguez de San Pedro. 20 de mayo de 1904. A.F.M.
Legajo 360 2 /6. El 28 de mayo Mr. Villiers, subsecretario ayudante del Foreign Office acudía a visitar la Embajada
española, notificando al Duque de Mandas los contactos de su departamento con el Quai d´Orsay. El Embajador en
Londres de la República, Cambon señaló que Francia podía admitir que el límite este de la zona de influencia española
en el norte de Marruecos llegase a la boca del Muluya y remontase el río hasta cierta distancia. A.G.A. Fondo de
Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.024. El 16 de mayo el Marqués de Lansdowne se quejaba
al Embajador francés en Londres, Paul Cambon de que el Duque de Mandas no cesaba de importunarle respecto a
Marruecos. El titular del Foreign Office (a quien Cambon ya había puesto previamente en guardia contra las
reclamaciones de España) subrayó que no respondía a las peticiones del gobierno Maura y evitaba entrometerse en una
negociación que pertenecía exclusivamente a Delcassé. Por último, Lansdowne preguntó a Cambon si era posible
conceder a los españoles el thalweg del Muluya como punto determinante que forzase el final de las negociaciones.
Cambon respondió que el 16 de mayo, Delcassé había ofertado a León y Castillo la concesión del Muluya y del río
Massa. Despacho no. 146, confidencial de Paul Cambon, Embajador de Francia en Londres a Delcassé. 18 de mayo de
1904. D.D.F. Tomo V, pág. 166.
2700
Telegrama de San Pedro al Duque de Mandas, Embajador de España en Londres. 20 de mayo de 1904.A.F.M.
Legajo 360 2 /6.
1495
conversaciones concernientes al reparto de territorios en Marruecos.2701 En Francia, el partido
territorio comprendido hasta la desembocadura del Sebú y una proyección hacia el interior que
llegara, al norte de Wazzan, al Yebel Sarsar. Los límites de la zona española no serían los de la
frontera meridional del Rif; al contrario, se adentrarían considerablemente hacia el sur. León y
Castillo obraba asesorado por el geógrafo Gonzalo de Reparaz, que lo asistía en las
negociaciones.2702 Según Reparaz, este territorio permitiría a España poseer el control total de la
zona del Imperio colindante con el Estrecho de Gibraltar y su retropaís. Además del valor militar,
estaba el económico de la región. Era una zona atlántica fertilísima la que llegaba al Sebú, llena de
huertas por la abundancia de ríos. Además alguna de las vías fluviales era navegable y se podía
llegar hasta Alcazarquivir. Ello facilitaría el amurallamiento estratégico de la zona. Los franceses se
mostraban totalmente opuestos a permitir un hinterland amplio desde el mar para España. El
estratégico territorio de Wazzan, la tierra de los influyentes chorfa aliados de Francia no iba a ser
cedido jamás por el gobierno de la República. Tampoco deseaban ceder Tánger, uno de los puntos
vitales del Marruecos imperial. Reparaz argumentaba a Maura que los intereses económicos
españoles en esta ciudad eran importantes; había una importante colonia obrera. Se podía permutar
a Francia por las Chafarinas, facilitando la introducción de estos en la zona del río Kiss. Según
Reparaz las montañas rifeñas no eran una frontera segura para España, por ello deseaba llevar bien
diciembre de 1902 a firmar el acuerdo de reparto de Marruecos por el temor a una reacción por
parte de los ingleses y por el temor a que la zona designada como de influencia española fuese
2701
Telegrama de Antonio Maura a Rodríguez San Pedro. 21 de mayo de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 /6.
2702
Carta particular de Gonzalo de Reparaz a Antonio Maura. 20 de mayo de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 / 4.
2703
Carta particular de Gonzalo de Reparaz a Antonio Maura. 3 de junio de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 / 4.
1496
demasiado amplia para los recursos del país. La comprobación de los archivos diplomáticos nos
muestra una imagen, la del gobierno conservador de A. Maura en la primavera de 1904, muy
batallador en la tarea de mantener los límites de la esfera de influencia española lo más próximos a
los del acuerdo de 1902. En fecha 20 de mayo, encontramos todavía a León y Castillo discutiendo
con Delcassé para obtener nuevas concesiones territoriales en el río Draa, aunque esas
negociaciones resultaron infructuosas.2704 Dos días después, León y Castillo volvía a telegrafiar al
Ministerio de Estado informando que una nueva entrevista con el titular de Exteriores francés
había resultado también inútil y que estimaba peligroso insistir de nuevo, ya que el Ministro francés
estaba cada día más asediado por los colonialistas, por la oposición en las Cámaras y por sus
compañeros del Consejo de Ministros que querían reducir las concesiones a España. Una vez que se
recibieron las instrucciones oportunas de Madrid acabó por aceptar, por tanto, las proposiciones de
límites.
sucursales en todos los puertos habilitados al comercio extranjero en Marruecos y en ciudades del
interior, generando así un tráfico bastante activo. La Compañía había establecido una central
proyecto. Además San Pedro ordenó a León y Castillo que hiciese valer los intereses financieros
españoles, plasmados en el empréstito hispano al Sultanato y que sugiriese al Quai d´Orsay que
éste debía permitir (cosa que Delcassé no estaba dispuesto a hacer) que la banca española
2704
Telegrama cifrado de León y Castillo a Rodríguez San Pedro. 20 de mayo de 1904. A.G.A. Fondo político de
Marruecos. Caja 44 / Ex. No. 4.
1497
participase en el nuevo empréstito ofertado a Mawlay Abd al- Aziz por banqueros galos.2705 Esta
imagen pública de que España era digna de ser considerada como una nación imperialista, en
seguridad económica que necesitaba el Majzén para su consolidación. Por lo tanto, León y Castillo
debía pugnar por la igualdad de trato económico en el futuro del Imperio y por el régimen abierto
civiles en el Sultanato; debía luchar por conseguir aquellos elementos que pudieran favorecer la
penetración comercial española. León y Castillo debía de pugnar además de manera precisa y
terminante por el principio de que la iniciativa de cualquier empresa en las respectivas zonas de
eso sí, la libre admisión de personas y capitales de la otra esfera. Era una forma de asegurar que de
España. La peseta debía seguir siendo asimismo moneda de curso legal por todo el Imperio.2706
Francia en la zona norte que el límite oriental español estuviese establecido en la ribera del Muluya
2705
Poco a poco se revelaría la dificultad de que los banqueros españoles participasen en él. La Legación francesa
preocupada porque el empréstito galo se firmase cuanto antes y a fin de ayudar a la Paribás remitió a Fez al
diplomático conde de Saint-Aulaire. D.D.F., Vol. V, Telegrama de Saint-René Taillandier a Delcassé. 12 de abril de
1904, pp. 14-15. Por otra parte, otro competidor se presentó en Tánger. Brun, director general de la Compagnie
marocaine (antigua sociedad de los establecimientos Gautsch) llegaría a la ciudad, señalando que su compañía,
sostenida por un grupo financiero, quería entrar en conversaciones con el Majzén para la firma de un contrato de
empréstito. Quería disputar al sindicato representado por el Paribás la preferencia que éste deseaba para la obtención
del contrato de infraestructuras y obras públicas. Saint- René Taillandier intentaría disuadir a Brun., señalando que ya
se había firmado un acuerdo el 18 de abril entre Delcassé y el Paribás. Sin embargo, las dificultades para el empréstito
francés se vieron pronto allanadas: a ) los banqueros españoles rechazaron la posibilidad de entrar en combinación con
los galos para un empréstito al Sultán , posibilidad que les sugería el gobierno maurista; b) después de haber recibido
un telegrama de Saint- René Taillandier, Georges Louis, director de Asuntos Políticos del Quai d´ Orsay se entrevistó
con representantes del Paribás y con los de la “ Compagnie marocaine” para que los sondeos efectuados por Brun
fuesen suspendidos. Telegrama de Saint-René Taillandier a Delcassé. 2 de mayo de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 95-96.
El 16 de Mayo el Paribás llegaba a un acuerdo con la Compagnie Marocaine por el cual esta última retiró su proyecto
de empréstito al Sultán, a cambio de una participación de medio millón de francos en el empréstito del Paribás.
2706
Despacho reservado no. 197 de Rodríguez San Pedro a León y Castillo. 24 de mayo de 1904. A.G.A. Fondo de
Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5.846. Los marroquíes estaban muy acostumbrados a los
‘duros’, las monedas de cinco pesetas españolas. San Pedro estaba preocupado porque los establecimientos creados por
los españoles -escuelas misiones, oficinas postales – en diversos puntos de Marruecos fueran respetados.
1498
(primitivamente Delcassé había pretendido que estuviese en los montes de la orilla izquierda del
río).2707 Con todo, las concesiones territoriales del Quai d´Orsay, hechas en el momento en que
arreciaba la campaña anti-hispana de los colonialistas galos, dirigidos por Etienne y agrupados en el
Comité para el estudio de Marruecos,2708 eran mínimas. Comenzaba a principios de junio2709 una
2707
Telegrama de San Pedro al Duque de Mandas.29 de mayo de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 /6.
2708
El Comité para el estudio de Marruecos, constituido recientemente había realizado una suscripción, iniciativa que
le había llevado a recaudar 60.000 francos, con los que preparar una primera expedición exploradora a Marruecos.
Reparaz advertía angustiado que era absolutamente preciso que en un momento en que se dilucidaba el futuro de
Marruecos surgiese cuanto antes una acción similar en España, paralela a la francesa. Reparaz deseaba trazar el
proyecto de programa de lo que debía ser esa acción. En un momento en que se empezaban a reunir los datos para
confeccionar un inventario de las riquezas y recursos del septentrión marroquí era necesario, entendía el geógrafo,
buscar el medio de establecer una comunicación terrestre entre Ceuta, Peñón de Vélez, Alhucemas, Melilla y
Chafarinas, reconociendo primero el itinerario a seguir. Carta particular de Gonzalo de Reparaz a A.Maura. 23 de junio
de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 /4.
2709
En España la cuestión marroquí fue debatida ampliamente en el Congreso de los diputados a raíz de una
interpelación parlamentaria del diputado carlista Nocedal el 3 de junio. En el transcurso de los debates el día 8 tomaba
la palabra el ex ministro de Estado en el gabinete Sagasta, el Duque de Almodóvar, para defender la política exterior de
los liberales concerniente al tema marroquí en 1901-1902. A continuación el antiguo jefe de la diplomacia española
atacó el artículo del conservador Silvela en La Lectura en agosto de 1901 (en pro de una alianza con Francia) señalando
que había constituido un verdadero compromiso ante el país. Acusó a los conservadores de haber llevado una “política
de prudencia, pusilanimidad y desconfianza“, de lamentables resultados. Citó al respecto textos de su compañero de
partido, el Embajador en París León y Castillo que tendían a demostrar la imprevisión imperdonable del gobierno
Silvela-Abarzuza a finales de 1902 y terminó con un directo requerimiento al gobierno de Maura a que explicase su
posición ante la cuestión marroquí. Cfr. Campoamor, J. Mª.: La actitud de España ante la cuestión de Marruecos
(1900- 1904), Madrid, C.S.I.C, 1951, pp. 184-185. Silvela encontró oportuno replicar públicamente al Duque de
Almodóvar remitiendo una carta abierta al político liberal que vio la luz en la prensa el 11 de junio. Admitió haber
recibido en agosto de 1902 una invitación confidencial del gobierno sagastino a conferenciar y que el 6 de Septiembre,
Almodóvar le había transmitido la existencia de un proyecto de convenio con Francia sobre Marruecos que encontró
excelente. A continuación el antiguo líder de los conservadores echó en cara a Almodóvar que tres meses después,
cuando fue nombrado jefe de gobierno, el convenio aún no había sido firmado. Cosa que echó en cara a la
circunspección y el comedimiento de Sagasta. Aun considerando importante asegurar la acción española en el futuro,
Silvela no había deseado comprometerse a espaldas de Inglaterra en un momento en que todavía existían litigios
coloniales pendientes entre Reino Unido y Francia. Es más, el apoyo diplomático que ofertaba Francia a España (no
militar) no le había parecido garantía suficiente para aceptar un tratado de reparto de Marruecos. Por ello, entendió
como ineludible el deber de suspender la firma del tratado hasta no obtener el conocimiento pleno y la aprobación de
todas las potencias amigas con las que España debía ajustar su política exterior. Cfr. El Imparcial: “España en
Marruecos. El tratado enigmático. La carta de Silvela“. 11 de Junio de 1904. El Duque de Almodóvar replicaría
también en carta abierta el 12 de junio señalando que en la reunión celebrada en Madrid el 6 de septiembre de 1902 en
la que intervinieron Silvela, León y Castillo, Sagasta y Almodóvar, el primero había aprobado expresamente la política
exterior llevada a cabo por el líder liberal y al día siguiente, la redacción del proyecto de bases con Francia. A
continuación Almodóvar se desmarcaría como el político restauracionista que más se aproximó a la verdad al
rememorar sus recuerdos históricos sobre el fallido tratado de 1902, señalando que fueron dilaciones en las
negociaciones diplomáticas las que impidieron la firma del acuerdo; pero en todo caso, introdujo una falsedad: si bien
recalcó que a Silvela le había parecido garantía suficiente en septiembre el ‘apoyo diplomático de Francia’, mintió al
decir que la diplomacia española no solicitó nada más. La documentación existente en Alcalá de Henares lo desmiente.
Es evidente que Sagasta solicitó, aunque no obtuvo de Francia apoyo militar. En todo caso Almodóvar achacaba a
Silvela la responsabilidad de una ocasión perdida recalcando que Gran Bretaña no se hubiera opuesto a un reparto del
Imperio marroquí que otorgaba a España una gran parte del septentrión del Imperio marroquí. Se apoyaba en algunos
signos de la política exterior británica, singularmente en las palabras de lord Percy en la Cámara de los Comunes en
1904. Este político había resaltado que Inglaterra reconocía desde un principio que no se podía tolerar ningún arreglo
con Francia respecto a Marruecos sin tener en cuenta los ‘innegables derechos‘ de España en el Sultanato. A
continuación resaltó que se había firmado el convenio con Francia, sólo en la inteligencia de que los gobiernos de
España y Francia llegarían a un acuerdo posterior, y que éste sería comunicado al Reino Unido. A. Maura intervino en
el Parlamento para destacar la inoportunidad de airear públicamente en las Cortes la discusión con París de la cuestión
de Marruecos, en un encendido cántico a favor de la diplomacia secreta. El ex ministro Villaneva, del partido liberal y
1499
segunda fase en las negociaciones en torno a Marruecos entre la élite gobernante española y la
francesa.2710 De nuevo, el gabinete conservador solicitó la ayuda de Gran Bretaña para que ésta
española en el territorio imperial marroquí.2711 Mandas expondría a Lansdowne los recelos del
juicio de Mandas, Francia al negociar con España actuaba por delegación del Reino Unido tras sus
acuerdos con ese país, y esto constituía un motivo para que la diplomacia británica interviniese.
Lord Lansdowne se zafó de contraer compromisos y acuerdos en este sentido con el Embajador
próximo a Montero Ríos estipuló que el gobierno español debía ejercer su influencia, sin límites de ninguna índole,
sobre todo el Imperio marroquí. El conde de Romanones adujo en una intervención posterior que cabía esperar que
España recibiese una zona de influencia en la parte más rica y productiva del Imperio y que esta esfera debía abarcar
tanto costas mediterráneas como atlánticas, es decir debía consistir básicamente en lo que España había obtenido de
Francia en las negociaciones seguidas por los liberales en 1902. En caso contrario, de que Francia no se aviniese a tales
condiciones, estimaba oportuno no comprometerse a firmar tratado alguno, y esperar a que en Marruecos germinase el
odio anti-francés, por si de ese odio se podía derivar una corriente de afecto entre los habitantes del Sultanato hacia
España. A continuación criticó la falta de un sentimiento colonialista en la población española que achacó al secretismo
de la política internacional española. Reveló en este sentido que España había estado durante cinco años comprometida
con la Triplice sin que nadie lo supiese. Por último criticó la concesión que los gobiernos conservadores habían hecho
en 1903 para que pudiera tocar en Cádiz el cable telegráfico francés de Tánger y demandó que la concesión fuera
anulada. En la sesión del 9 de junio Romanones protestó contra la actitud de la prensa gala que trataba a España como
cliente de Francia, cuando las relaciones entre las dos potencias debían ser establecidas sobre un trato entre iguales. San
Pedro repuso que la actitud de esa prensa no reflejaba la del gobierno de la República. Maura defendió la concesión a
Francia del cable en Cádiz. La intervención de Almodóvar fue muy escueta y se limitaría a repetir lo que en carta
abierta había manifestado a Silvela: que al ocupar el Ministerio de Estado durante el bienio 1901-02, había logrado del
gobierno republicano un acuerdo lleno de ventajas para España ; que de este convenio tenía noticias fehacientes Silvela,
pues como jefe de la oposición se le habían confiado por parte de Sagasta y que era asombroso que el gobierno
conservador en diciembre de 1902 hubiese abandonado el proyecto, a pesar de la inclinación de Silvela a pactar con
Francia, notoria en sus trabajos de publicista y en sus discursos parlamentarios. La intervención del republicano
Salmerón se centró en consignar la necesidad de un acuerdo con Francia para acompañarla en la obra civilizadora de
Marruecos, oponiéndose así a los postulados de Villanueva y Romanones. Cfr. “España en Marruecos“, en Nuestro
Tiempo. Junio de 1904, pp. 328- 331; también: Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 10 de junio de 1904. D.D.F.
Tomo V, pp. 242-243.
2710
. Los debates en las Cortes sobre los asuntos de Marruecos concluyeron pronto gracias a la astucia de Maura que
hizo derivar las discusiones hacia el tema de las conversaciones de 1902 y a la presunta participación de España en la
Tríplice. El periódico madrileño El Globo publicaría un texto apócrifo sobre el tratado ‘firmado el 11 de noviembre de
1902‘ sobre Marruecos entre Francia y España. Esta publicación impulsó a un senador, Croizard a interpelar a San
Pedro. Éste replicaría que no había habido acuerdo alguno entre los dos países y que el texto respondía a fantasías y
especulaciones de la prensa. Abarzuza, el ex ministro de Estado del gabinete Silvela en diciembre de 1902 tomaría la
palabra para precisar que la política de su gobierno, al renunciar a la firma del tratado, había sido ajustar la política
exterior española a un acuerdo con todas las potencias que tuvieran intereses importantes en Marruecos, conseguir una
participación en los empréstitos realizados al Sultán y obtener de todas las potencias el reconocimiento de los derechos
de España y la promesa de que nada se haría en Marruecos sin el consentimiento de España. A continuación resaltó que
España no se había dejado sorprender ni anular por un acuerdo anglo-francés. El rechazo a la firma del tratado con
Francia sobre Marruecos venía explicado porque a las alturas de finales de 1902, las rivalidades coloniales entre
Francia e Inglaterra seguían siendo tan intensas que no se podía cerrar un acuerdo sobre la cuestión marroquí sin que
ellas hubieran dirimido sus diferencias. Silvela no había querido correr aventuras. Las discusiones volvieron a centrarse
en el punto del ‘apoyo diplomático‘ que Francia había ofertado a España en noviembre de 1902 y que mientras los
liberales juzgaban como cláusula suficiente para garantizar el disfrute de un Imperio en Marruecos, los conservadores
no entendían como segura.
2711
Telegrama del Duque de Mandas a Rodríguez San Pedro. 11 de junio de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 /6.
1500
español. Se felicitó por lo adelantadas que estaban las negociaciones entre España y Francia,
añadiendo después que el Embajador galo en Londres, Paul Cambon, le había señalado que eran
únicamente ciertos detalles los que faltaban por arreglar. Simplemente señaló que la libertad de
comercio estaba estipulada expresamente en el pacto colonial con Francia y que confiaba en el
El acuerdo de reparto de esferas de influencia había desatado las más vivas reservas por parte
del Ministro francés en Tánger, Saint- René Taillandier. Este rechazaba cualquier limitación
de Londres había encargado a Francia en el conjunto del Imperio. El diplomático Saint Aulaire, en
misión en Fez, llamaba la atención de Saint-René y de Delcassé sobre las inquietudes que suscitaba
en el Imperio el rumor de un posible acuerdo de Francia con España. Saint- Aulaire apuntaba que
el Majzén consideraba que España era incapaz de ejercer un mandato europeo en Marruecos sino
era bajo la forma de una intervención de orden militar o religiosa. Esto sería un pretexto para que
los enemigos de Francia le acusasen en Marruecos de aliarse con el fanatismo español y contra el
Islam, por razones de política europea (búsqueda de un aliado potencial frente al II Reich). Las
quejas de Saint- René Taillandier cesaron cuando recibió del Quai d´Orsay una comunicación con
los artículos secretos de Londres, que establecían una delimitación inevitable de territorios, y la
garantía de que las disposiciones relativas a un reparto territorial de Marruecos serían secretas
Por ello Delcassé trató de hacer aceptar al gabinete Maura como conclusión al acuerdo sobre
Inglaterra: una declaración pública acompañada de artículos secretos. Por razones de política
2712
Telegrama del Duque de Mandas a Rodríguez San Pedro. 15 de junio de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 /6.
1501
interior, el gabinete Maura quería convertir la firma del tratado sobre Marruecos en un éxito ante
las Cortes y la prensa. San Pedro y el Marqués del Muni lucharán por hacer público el tratado. Al
primero, Jules Cambon le respondió que un reparto público de Marruecos expondría a las potencias
colonialistas a un conflicto armado, que Francia no deseaba. Los franceses querían introducir
del acuerdo exasperaría al Sultán y a las tribus, y que el restablecimiento del orden en el Sultanato
La cuestión del secreto del tratado fue más difícil de resolver que el reparto territorial. A este
problema se uniría el de convenir las condiciones en las cuales los dos gobiernos ejercerían la
acción protectora en el Sultanato. La cuestión había sido estudiada previamente por los servicios
del Quai d´Orsay en una nota que habían preparado en julio de 1902 con ocasión de las primeras
conversaciones con los españoles. El documento consideraba que España, despojada de sus
colonias en 1898, había cifrado sus ambiciones exteriores en Marruecos y en consecuencia, sin
rechazar de plano el mantenimiento del ‘statu quo’, se preveía que había que examinar el tema del
reparto de territorios. El documento estudiaba las diversas formas posibles: conquista, protectorado,
influencia predominante sobre las grandes empresas de utilidad pública, en las cuales habría que
prever la preponderancia política de cada una de las dos potencias en su propia esfera. En
París, si bien tenía por objeto delimitar los derechos e intereses de España, debía servir para
testimonio de Paléologue, hacer constatar oficialmente a los españoles que ellos habían fracasado
en su misión histórica como potencia colonialista y debían ceder el paso a los franceses.
Para el gabinete Maura, en cambio cualquier ‘convenio’ no respondía más que al deseo de
una fórmula de repartos de territorios. Jules Cambon tenía razones para pensar que el joven rey
2713
Cita contenida en Marchat, H : op. cit, pág. 124.
1502
Alfonso XIII y la Reina Madre deseaban ese reparto de forma inmediata. San Pedro señaló al
respecto al embajador galo que él veía que había dos medios de abordar la cuestión. O bien la
influencia europea se ejercía sobre el Sultán en forma de ‘protectorado velado’, en el cual España
de junio, León y Castillo se dirigiría a Delcassé lamentando que el proyecto del Quai d´Orsay
territorial reservada a España. El gabinete Maura objetaba que Delcassé rechazaba la idea de un
rapto del americano Perdicaris y del británico Varley por el Raisuni, liberados por la intervención
de los protegidos franceses, los chorfa de Wazzan. Las presiones francesas consiguieron que el
Sultán aceptara que dos oficiales galos procediesen a la reorganización de la policía de Tánger, a la
vez que las unidades navales galas volvían a hacerse presentes en las aguas marroquíes.
en Londres. Este último señaló a Lansdowne que las exigencias de Delcassé eran contrarias al
kilómetros de suelo marroquí a España. Ésta tenía una serie de derechos sobre el Sultanato, que
ahora eran ignorados. A pesar de los esfuerzos de León y Castillo de llegar a un acuerdo con el
Quai d´Orsay, viajando a España para llevar a cabo consultas en Madrid antes de que Delcassé
iniciase sus vacaciones en Ardèche, la negociación quedó bloqueada en julio. El propio Maura
asumió el protagonismo de las negociaciones e intentó sugerir una fórmula escrita susceptible de
conciliar los intereses de España y las necesidades que la prudencia imponía a Francia. Los
miembros del gabinete conservador se niegan a asistir como simples espectadores a las reformas
del Sultanato que Francia va a emprender y rechazan no poder entrar en posesión de las tierras que
les han sido prometidas hasta que fracase la política francesa de querer mantener la apariencia del
‘statu quo’. Las dificultades no pueden ser soslayadas, aunque finalmente Jules Cambon consigue
1503
arrancar de San Pedro la promesa de no reclamar la administración inmediata de la futura esfera de
de las infraestructuras marroquíes en colaboración con los franceses, sin detener la acción de éstos
d´influence sans lui y reconnaître une part d´influence“.2714 Se llegará, tras una serie de contactos
que se escalonan de 25 de junio a 15 de agosto, a una fórmula que Mandas a título personal
presentará a Lansdowne, y que acaba por ser asumida por Jules Cabon, que la juzga aceptable
entre Francia y España, esta última acepta no ejercerlos por un período de quince años. En
contrapartida, la República francesa evitará toda iniciativa por su parte, cerca del Majzén,
susceptible de crear conflicto con los intereses españoles. En un segundo período, mientras se
mantenga el ‘statu quo’, la acción de Francia influyendo sobre el Majzén en lo que concierne a la
esfera española, no se ejercerá más que tras un acuerdo con España. Si por cualquier razón, el ‘statu
2714
La cita de Jules Cambon en Marchat, H : op. cit, pág. 125.
1504
14.22. La segunda fase de las negociaciones francoespañolas: la tensión planteada en torno a
El primer motivo de desacuerdo con París se produjo a partir del 22-23 de mayo cuando
deseo de Maura de divulgar la firma del convenio con Francia sobre Marruecos presentándolo ante
la clase política restauracionista como un éxito político. Y ello a pesar del interés manifiesto de
no se produjese ninguna filtración a la prensa ya que ello causaba problemas constantes a León y
Delcassé se mostró muy preocupado por la fórmula que debía emplearse en la redacción del
confidencialmente a Jules Cambon, el embajador en Madrid que la tensión existente entre las tribus
de las proximidades de Tánger, le hacía reflexionar sobre la necesidad de obrar con prudencia (no
publicando texto alguno sobre el reparto de Marruecos) y sobre la obligación de no irritar a las
Francia en Marruecos debía hacerse sin llamar la atención de las tribus y sin riesgos de una
expedición militar. Por medios financieros, por una reorganización administrativa del país, por la
influencia gala en el Imperio, ganándose la voluntad de marroquíes y de Majzén. 2716 Sin embargo,
el Ministro de Estado, San Pedro señalaría a Jules Cambon que era imposible para el gabinete
conservador guardar silencio ante las Cortes sobre un texto sobre el que se especulaba en la
2715
Telegrama de León y Castillo a Rodríguez San Pedro. 22 de Mayo de 1904. A.G.A. Fondo político de Marruecos.
Caja 44 / Ex. No. 4.
2716
Delcassé sugirió el 1 de junio un lapso de tiempo, cinco años, durante el cual el tratado debía permanecer secreto.
Telegrama de Delcassé a Jules Cambon. 1 de junio de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 203-204.
1505
publicística y en los medios políticos restauracionistas. El silencio iba a ser considerado como un
“fracaso nacional“: como si España no pudiera acceder al ansiado ‘lugar al sol’ en el Imperio
marroquí.2717 En esta nueva fase de las negociaciones Jules Cambon se haría cargo de la
convenio. Los argumentos que utilizó, a la par que el miedo a una reacción levantisca de las
públicamente el acuerdo de las dos naciones de no ceder ningún puerto en el Sultanato a ninguna
la postura de Cambon, Maura seguía dispuesto a delimitar un reparto territorial que dejara bien
clara las zonas donde las dos naciones coloniales ejercerían sus acciones de penetración económica.
La documentación diplomática gala evidencia que fue Jules Cambon quien, en esos momentos con
la intención de desbloquear las conversaciones con los españoles, sugirió una fórmula consistente
en dividir el convenio en dos partes: una declaración pública y un tratado con artículos secretos,
que comportaban el reparto eventual del territorio y los acuerdos imbricados a este reparto. En
francés, señalando la obligación de los gobiernos francés y español de velar por la tranquilidad del
país y de prestarse ayuda mutua para ello. A su vez, cada una de las dos naciones quedaba
donde los intereses y propiedades de sus nacionales eran predominantes.2719 Este artículo no
Sultanato (idea de Maura). Otro artículo debía contener el compromiso de respeto de las misiones y
2717
Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 4 de junio de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 211-212.
2718
Era una evidencia que el Embajador de Alemania en Madrid, intentaba en la medida de lo posible dilatar la firma
del acuerdo francoespañol.
2719
Artículo segundo del proyecto de declaración de Jules Cambon.
2720
Carta particular de Jules Cambon a Delcassé. 11 de junio de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 249- 252.
1506
preponderancia francesa en Marruecos. Por ello no se podía tratar en pie de igualdad a España.
Hacerlo supondría poner en contra del gobierno francés al Parlamento, a la prensa y además
El titular del Quai d´Orsay acababa de recibir noticias inquietantes de Saint- René
Taillandier, el Ministro de Francia en Tánger. Los rumores difundidos en Fez acerca de un acuerdo
complicar la situación de los galos en el país. En las calles de Fez se acusaba a estos últimos de
querer, en razón de su política continental en Europa buscando nuevos aliados frente al II Reich,
popular violento, evocaban en el pueblo marroquí las ideas de guerra santa, renovando y agravando
entre potencias imperialistas forjaba una serie de vínculos emocionales entre las cabilas que hacían
referencia a las versiones idealizadas de un Islam siempre en estado de combate contra los infieles,
Ello ponía en jaque todo el edificio de la política francesa en el Imperio alauí. Además en Fez, los
miembros del Majzén rechazaban la idea de intrusión de España, más allá de sus enclaves en la
costa. Este concepto se explicaba en virtud de la actitud de los gobiernos hispanos en el curso de la
aduana imperial de Melilla y haber expulsado a los recaudadores del Sultán, para luego permitir la
instalación en las afueras de la ciudad de una aduana del pretendiente, que obtenía a través de ella
una gran cantidad de recursos de guerra. Asimismo los miembros de la Administración marroquí no
podían tolerar el floreciente contrabando de guerra en las costas rifeñas, que no era perseguido por
las guarniciones hispanas (el Majzén entendía que era propiciado por éstas), y que aprovisionaba a
los rebeldes de armas y municiones. Asimismo exasperaba en Fez la noticia publicada por algunos
rotativos de que el joven rey Alfonso XIII cuando visitó semanas antes la ciudad de Melilla había
recibido a los jefes roguistas. Los agentes diplomáticos galos destacados en Fez recalcaban que los
2721
Telegrama de Delcassé a Jules Cambon. 13 de junio de 1904. D.D.F. Tomo V, pág. 254.
1507
marroquíes permanecían muy atentos a todas las conversaciones que se producían entre París y
Madrid con referencia a su país. Entendían como una contradicción de los franceses que frente a
sus2722 promesas de amistad y cooperación con el Majzén, les abandonaran, en favor de sus peores
enemigos.
intervención de Francia en los asuntos de Marruecos. Por ello, el gabinete Maura consideraba que si
ese mismo orden de hechos, España no iba a dar la imagen de potencia colonial. Con el secretismo
exigido por Francia, se daría la apariencia de que nada se reservaba en materia imperialista a
España en Marruecos, apareciendo excluida del Imperio, sin poder ofrecer cobertura legal a la
expansión de sus capitales, del comercio y a la penetración pacífica en el Sultanato. Los bancos
españoles habían firmado en el año anterior un empréstito con el Sultán, pero la iniciación de la
gestión del crédito había sido promovida por el Estado. Ahora se deseaba que el gobierno español
iniciativa privada. Por ello se encomendó a León y Castillo que buscase con Delcassé fórmulas de
2722
Despacho no. 52 de Saint- René Taillandier, Ministro de Francia en Tánger a Delcassé. 13 de junio de 1904. D.D.F.
Tomo V, pp. 254-256.
2723
El Embajador de Francia en Madrid, Jules Cambon escribiría a A. Maura el 13 de Junio: “Permítame Vd. Insistir
(...) para que esta cuestión se prosiga con el espíritu de prudencia que a ella trae Mr. Delcassé. Importa evitar las
graves consecuencias que para las dos potencias podría arrastrar la publicidad precipitada. Tenemos que
preocuparnos de los musulmanes fanáticos y además, de las potencias civilizadas que, luego de la publicación
completa de nuestros acuerdos, estarían autorizadas a tenernos en adelante por responsables de la seguridad en
Marruecos “. Carta particular del embajador de Francia en Madrid, Jules Cambon a A. Maura. 13 de junio de 1904.
Legajo 360 2 / 6. La contestación de Maura en: Carta particular de A. Maura al Embajador francés en Madrid, Jules
Cambon . A.F.M. Legajo 360 2 /6.
1508
cuanto se decidiese por parte de España y Francia tendía a ser beneficioso al Sultanato. Estas
fórmulas debían ser de conocimiento público. Fruto de esta actuación serían el reforzamiento de los
Exteriores francés deseaba que quedasen secretos los artículos referentes al reparto de esferas de
español que seguía encontrando inconveniente la fórmula de mantener secreta cualquier parte del
convenio salvo aquello que estrictamente se estimara dañoso publicar. Otra posibilidad ofertada
por España era aplazar durante algún tiempo la comunicación del convenio.2726 Delcassé insistía
mucho en el mantenimiento del secreto sobre la delimitación de las zonas de influencia, alegando
que no se debían sus motivos sólo a la posible alarma de los marroquíes, sino también al rechazo
suscitado entre los colonialistas galos. Abogaba por una fórmula que consignase la adhesión de
España a los artículos segundo, cuarto y séptimo del convenio francobritánico y que lo dispuesto en
este último artículo se hiciera extensivo hasta el Muluya (es decir, que hasta el Muluya se
debates sobre otros aspectos atinentes a derechos e intereses hispanos en el Sultanato.2727 A su vez
León y Castillo sugirió al gabinete Maura que sustrajera el tema de Marruecos de los debates
parlamentarios en Madrid, por considerar que las discusiones públicas afectaban negativamente el
2724
Telegrama cifrado de Rodríguez San Pedro a León y Castillo. 22 de mayo de 1904. A.G.A. Fondo político de
Marruecos. Caja 44 / Ex. No. 4.
2725
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 25 de mayo de 1904. A.G.A. Fondo político de Marruecos. Caja
44 / Ex. No. 4.
2726
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 26 de mayo de 1904. A.G.A. Fondo Político de Marruecos.Caja
44 /Ex. no. 4.
2727
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 28 de mayo. A.G.A. Fondo político de Marruecos. Caja 44 / Ex.
no. 4.
1509
curso de las negociaciones pendientes con Francia.2728 En segundo lugar, el embajador aconsejó
resistir la presión francesa de conservar secreta la asignación de las esferas de influencia.2729 San
Pedro respondería expresando el vivo deseo de Maura de que los temas de política internacional no
se debatiesen en las cámaras parlamentarias, pero no estando en manos del gobierno el evitar los
debates, se iba procurar restringirlos a los términos más convenientes.2730 Con todo el 3 de junio en
compromiso al gabinete conservador al afirmar que en el norte de África ningún país había hecho
nada más favorable al desarrollo y civilización que España y que los franceses ya habían
y el titular de Exteriores francés después se dirigirían a León y Castillo para comunicarle que
estaban verdaderamente contrariados con los debates suscitados en el Congreso de los Diputados
2728
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 29 de mayo de 1904. A.G.A. África. Fondo político de
Marruecos. Caja 44 / Ex. no. 4.
2729
“En mi concepto (Delcassé) teme más a las censuras de las oposiciones (en París) (...) que a la agitación de las
tribus y que a las protestas del Sultán de Marruecos las cuales en último término si se formulan que lo dudo, sería una
dificultad pero no para nosotros sino para el Gobierno francés comprometido a hacer respetar al Emperador lo que con
España convenga. Después de haberse publicado el convenio franco-inglés con toda solemnidad y con todas sus
consecuencias la clandestinidad en el tratado franco-español sobre puntos de tan capital importancia por lo injustificado
resultaría mortificante“. Telegrama cifrado de León y Castillo a san Pedro. 30 de Mayo de 1904. A.G.A. África.
Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2730
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 30 de Mayo de 1904. A.G.A. África. Fondo político de
Marruecos. Caja 44 / Ex. no. 4.
2731
Antes de que comenzara el debate parlamentario sobre Marruecos, El Correo –órgano de prensa afín a los
liberales-, haciéndose eco de las afirmaciones pronunciadas por el conde de Percy en la Cámara de los Comunes de
Londres declaraba que el acuerdo de Francia con España había sido la condición previa sine qua non fijada por el
Foreign Office para llegar a un acuerdo con el gobierno galo. El punto de apoyo de la diplomacia española, concluía el
rotativo, debía de ser siempre el Reino Unido.
2732
Maura rebatiría al diputado carlista señalando que nada habían decidido Inglaterra y Francia sobre Marruecos, a
espaldas de España. En segundo lugar, que la política exterior en lo concerniente al norte de África seguía basándose,
entendían los conservadores en el respeto del ‘statu quo’ marroquí. Para concluir, señaló que no buscaba su gobierno
evangelizar el Imperio alauí, sino desarrollar la civilización y los intereses económicos hispano-marroquíes, de acuerdo
con Francia. Asimismo descartó que su gobierno fuera a ceder a Francia las islas Chafarinas. Despacho no. 106 de Jules
Cambon a Delcassé. 6 de junio de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 217-218.
2733
En cuanto a la publicística española el tratamiento del tema de Marruecos había sido muy intenso desde
comienzos del año. Así en enero de 1904 se había publicado el contenido de una conferencia del político republicano
Rafael María de Labra. El texto era muy denso: empezaba por repasar las razones históricas, geográficas y políticas que
volcaban a España hacia el Magreb. En particular resaltaba que la acción constante de Francia en el Muluya
comprometía la posición de las Chafarinas y Melilla; España no podía quedar fuera de juego en la solución definitiva
de la cuestión marroquí, ni satelizar su política respecto a las de Francia o Inglaterra. Labra consideraba que el ‘statu
quo’ del Sultanato no se podía mantener, tanto por la insurrección roguista como por la acción perturbadora de Francia
a partir del Muluya. Rechazaba una conquista militar de Marruecos o un reparto del Imperio Se decantaba por la
intervención europea en el Sultanato para fortificar y regenerar al Majzén, abriendo el país al comercio. Se decantaba
por la preparación de la opinión pública del país, forjándola en la necesidad de empresas civilistas que descartasen
1510
Por otra parte, el Ministro de Estado señalaba al Embajador en París que no había ningún
Muluya y no hasta el Kiss, pues resultaría ofensivo para España que se le impusieran esas
limitaciones en su zona y no lo fueran en la adquirida por Francia. Si España admitía esto, se ponía
Castillo de convencer al titular de Exteriores francés para dar a la redacción del convenio
publicidad en lo tocante a la fijación de las esferas de influencia. Delcassé argüía como motivos la
agitación de las tribus del norte del Imperio, la alarma de muchas cabilas con motivo del tratado
franco-inglés y la inquietud causada por la presencia en Tánger de una potente flota de combate
norteamericana con motivo del secuestro del estadounidense Perdicaris por el Raisuni.2735 La
prudencia aconsejaba, insistía Delcassé –dado que las noticias del reparto del Imperio entre Francia
tentaciones ambiciosas. Criticaba al gobierno maurista por no debatir la cuestión de Marruecos en el Parlamento y
abogaba por una conferencia internacional sobre Marruecos; pero no por un acuerdo bilateral franco-británico. En
cuanto a la fórmula de penetración española, se decantaba por una actuación civilista y económica. Cfr. Labra, Rafael
María de: “La cuestión de Marruecos“, en Nuestro Tiempo. Año IV. Enero-Marzo de 1904. El publicista Salvador
Canals, afecto al partido conservador se decantaba en esta misma revista, por profundizar las relaciones con
Inglaterra. Eugenio Montero Ríos analizaba ampliamente el contexto de la cuestión marroquí en las páginas de La
Lectura. Cfr. Montero Ríos, E.: “España y Marruecos “, en La Lectura (1904), pp. 394- 409.
2734
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 30 de mayo de 1904. A.G.A. África. Sección política. Caja 44 /
Ex. no. 4.
2735
Cuando el secuestro hubo concluido, la diplomacia francesa puso en marcha una ofensiva contundente en aras a
que incidentes similares no volvieran a ocurrir. Estaríamos hablando de una situación de subordinación, de hecho, del
gobierno marroquí ante el francés. El primero parecía haber perdido toda capacidad de iniciativa alguna. El incidente de
Perdicaris sirvió para que a toda prisa, viendo la seguridad de la colonia europea en Tánger en peligro por la actitud
abiertamente hostil de una parte de la población marroquí, y antes de que se produjese un movimiento de los ingleses,
el Quai d´Orsay intentase asegurar el orden en la ciudad -mediante el empleo amenazante de una importante fuerza
naval– ordenando el traslado a su puerto del crucero-acorazado Kléber y del crucero Galilée. Estos acontecimientos
venían a demostrar que la pérdida de soberanía del Sultán, que ya no tenía poder para mantenerla, no era simple
fantasía. De hecho, el Sultanato –acosado por franceses y en menor medida, por los españoles– tenía muy pocas
posibilidades de sobrevivir y conservar su independencia. Los franceses iban a conseguir ahora un notable éxito
propagandístico, al conseguir a través de la intermediación de sus protegidos, los chorfa de Wazzan, la liberación de
Perdicaris y de forma inmediata, el restablecimiento del orden en la capital diplomática marroquí, impuesto por la
protección de los cañones de la Armada francesa. El Sultán, cediendo a las presiones francesas, acabó por aceptar que
un capitán del Ejército francés se encargara de reorganizar la guarnición de Tánger y que el teniente argelino Sid
Abderrahman Ben Sedira se encargase de formar una sección de artillería en la villa. Tres sub-oficiales argelinos
colaborarían con los oficiales en su tarea de adiestramiento de los soldados majzeníes. El Bajá de Tánger se convertiría
en poco más que una marioneta a las órdenes de los oficiales europeos. Debía aceptar las sugerencias de los mismos,
sin cuestionarlas ni interrogar a las autoridades marroquíes. Despacho de Saint- René Taillandier a Delcassé. 29 de julio
de 1904. D.D.F. A.-M. , pp. 160- 161.
1511
secreto que podría hacerse público al expirar el plazo que se conviniera, si entonces los gobiernos
Tampoco el gabinete Maura cejaba en su empeño. San Pedro siguió pensando en buscar
León y Castillo que centrara la nueva fase negociadora en la fijación de los intereses comerciales y
civiles hispanos (la moneda, la realización de obras públicas, etc) en el Sultanato.2737 No deseaban
convenio no iba a adelantarse si no se resolvía antes la cuestión de si había de ser público o secreto
2738
el protocolo. San Pedro creyó haber encontrado la armonía necesaria entre la publicación del
el principio de la integridad del Imperio, punto que se haría compatible con la declaración de los
servicios y la asistencia que ambas potencias podían prestar al Sultanato y que ejercerían en sus
Castillo el 6 de junio señalando la posibilidad de que los financieros españoles pudieran participar,
mediante mención expresa en el convenio, en el empréstito concertado por el Sultán con entidades
aduanas, tributos y administración del Imperio, determinándose por escrito el modo de ejercerla
por deslinde de zonas.2741 Veinticuatro horas más tarde, respondía León y Castillo que Delcassé
continuaba resistiendo los intentos de todo lo que significase publicidad respecto a las esferas de
influencia y requiriendo información del gabinete Maura sobre cómo pensaba conjurar los graves
sucesos que podía acarrear en el Imperio la noticia, en el caso de ser conocida. Delcassé insistía en
2736
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 2 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2737
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 3 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4
2738
Telegrama cifrado de León y Castillo a Rodríguez San Pedro. 5 de junio de 1904. A.G.A. Fondo Político
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2739
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 5 de junio de 1904. A.G.A.África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2740
Finalmente se trataría de un empréstito de sesenta y dos millones y medio de francos, con un interés del 5 % anual.
2741
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 6 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4
1512
que la publicación del convenio originaría inmensos conflictos y complicaciones en Marruecos,
sobre todo en la esfera norte de influencia española que pondrían término al statu quo y harían
2742
imposible la política de penetración pacífica.
Aun insistiría San Pedro el 10 de junio señalando que no creía que tal publicación pudiese
anglofrancesa. Estas indicaciones se completaban al día siguiente en una Real Orden en la que se
consignaba expresamente que mantener el principio del secreto y la no publicidad del convenio era
tanto más complicado para España, cuanto que la Declaración francoinglesa de abril se había
participación hispana en estas tareas, Europa entera tendría la impresión de que la única potencia
que disfrutaba de tales derechos era Francia y que España quedaba eliminada de la función de
protectora del Sultanato, “sin poder ofrecer ciertamente a la expansión de sus capitales, del
propio comercio y todos los medios pacíficos de penetración, las seguridades o probabilidades de
cálculo que son indispensables para que las iniciativas y trabajos de esta clase se desenvolviesen y
ejercitasen“. En todo caso cabía adoptar fórmulas para evitar incidentes violentos en Marruecos,
publicando solamente el texto del convenio y dejando la especificación de las zonas de acción o de
influencia de España y Francia a los anexos de aquél o a determinaciones gráficas trazadas sobre
mapas que no se publicarían. Eso sin contar con que la simple sospecha de convenios secretos en
otros tiempos y para otros fines había dado lugar a debates entre la clase política restauracionista
que ahora se querían soslayar. Hay que señalar al respecto las intervenciones del conde de
Regencia de María Cristina ; un aviso que no dejaron de recoger Maura y San Pedro: “España tiene
(...) medios y actos previsores (...) con los cuales acaso quedasen disipados los recelos que ese
Señor Ministro de Negocios Extranjeros ha manifestado (...), por cuanto conjuntamente con la
2742
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 7 de junio de 1904. A.G.A. Africa. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
1513
acción amistosa cerca del Gobierno del Sultán que habría de corresponderle para aquella parte
del territorio a donde se extiende la eficacia de su soberanía, podría por sus tratos especiales con
las kabilas, tribus y partes de población donde la autoridad del gobierno marroquí sufre mayores
voluntad de sus actuales pobladores les llevasen a una cordial y pacífica inteligencia con
no poder influir económicamente en todos los territorios del Imperio, tanto en los que estaban
dentro como fuera de su área de influencia, incluso una vez acordado el reparto de las dos esferas y
ello iba a dilatar aun más el proceso negociador.2744 Delcassé 2745 no se negó de entrada a que en el
empréstito a Marruecos participaran capitales españoles. Su intención era no consentirlo pero evitó
el enfrentamiento directo con Maura, pretextando que debía consultar previamente el tema al
Ministro de Hacienda y a la banca francesa. También cuestionó la fórmula de delimitar las esferas
2743
Delcassé siguió negándose a una convención pública sobre Marruecos, dado que la noticia del reparto del Imperio
en zonas de influencia provocaría tal rechazo en el Sultanato que impondría en breve una conquista militar. Era ésta
una fórmula que resultaba muy onerosa para Francia y que retardaría la explotación económica del Sultanato. Había por
el contrario que ganarse la voluntad del Sultán y de la población del Sultanato. Los franceses, por su parte, ya habían
concluido su tarea de acoso financiero al Sultanato. El 12 de junio era firmado en Fez el contrato de empréstito por el
consorcio de bancos liderado por el Paribás que permitía a Francia un control sobre las aduanas de los puertos
marroquíes. Telegrama de Delcassé a Jules Cambon. 16 de junio de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 264- 265. El empréstito
debía servir para devolver el importe de los créditos anteriores suscritos por el Majzén. La amortización del empréstito
debía hacerse en 35 años, comenzando a partir del 1 de julio de 1906. El gobierno francés, forzando la alianza entre el
consorcio liderado por el Paribás y la compañía liderada por Schneider había conseguido un éxito total que le permitía
ahogar financieramente al Sultanato. El visir Gharnit y el Sultán, incapaces de escapar al acoso francés consiguiendo un
enfrentamiento entre los dos establecimientos crediticios, tuvieron que aceptar los términos más desfavorables al
suscribir el contrato. La devolución de crédito e interés estaba garantizada durante los siguientes treinta y cinco años
por el 65 % de los ingresos ordinarios de las aduanas marroquíes (Tánger, Casablanca, Mogador, Larache, Rabat,
Mazagán, Saffi y Tetuán). Agentes de la banca francesa pasarían a fiscalizar y controlar los ingresos de los
establecimientos aduaneros. Estaban dirigidos por Regnault, cónsul general de Francia en misión especial. De esta
forma los agentes franceses pasaban ahora a tener el mismo tipo de relación con la administración marroquí, que los
ingleses tenían en Egipto, es decir un protectorado más o menos velado. El Quai d´Orsay rápidamente preparó un
programa de reformas de la economía, administración y ejército del Sultanato. En enero de 1905 una embajada
encabezada por Saint-René Taillandier llegaría a Fez a presentar este plan a un Sultán horrorizado por la pérdida de su
soberanía imperial.
2744
R.O. del Ministerio de Estado dirigida a León y Castillo. 11 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2745
Hay que señalar que el ánimo del titular del Quai d´Orsay estaba fuertemente influido por los consejos de Saint-
René Taillandier, el Ministro de Francia en Tánger. Según este diplomático, Francia debía dominar enteramente el ciclo
productivo propio del Sultanato, y aumentar la dependencia de Marruecos con respecto a la potencia protectora. Para
ello se debían regular una serie de disposiciones económicas que permitieran a los capitalistas franceses actuar
indistintamente y a la vez en las esferas española y gala. Era por lo tanto peligroso delimitar una línea precisa para la
zona de los intereses españoles. No se debía establecer límite alguno a la acción reformadora de Francia y a la labor de
policía colonial de este país. Telegramas de Saint-René Taillandier a Delcassé. 8 de junio de 1904. D.D.F. V Tomo, pp.
220-222.
1514
de influencia relacionándolas con la intervención aduanera y su consignación en el tratado.
San Pedro había telegrafiado con urgencia al embajador en Londres, Duque de Mandas
rogándole que acudiese a Lord Lansdowne para que éste secundase la postura española en París,
Sultanato.2747 Sin embargo, Inglaterra no iba a actuar –como deseaba el gabinete Maura– como un
No habrían reuniones conjuntas en Londres en pie de igualdad entre los tres países que cerraban un
acuerdo sobre Marruecos; todo lo más, Lansdowne estaba dispuesto a actuar puntualmente como un
simple mediador. El 17 de junio Lansdowne, por ejemplo se limitó a declarar a Mandas que estaba
de acuerdo con los principios generales de la postura española en el sentido de que España y
Francia debían gozar de igualdad en las iniciativas económicas en sus respectivas áreas de
influencia, aunque en el terreno práctico sólo enunció la vaga posibilidad de prestar su apoyo si el
artículos secretos sobre Marruecos no conocidos por la diplomacia española, que facilitaban a
Francia una libre y desembarazada actuación en el Sultanato,2748 San Pedro ordenaba con urgencia
a Cólogan y a Mandas el 16 de junio que iniciasen unas gestiones reservadas para averiguarlo.2749
2746
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 13 de Junio de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2747
Telegrama de San Pedro al Duque de Mandas. 12 de junio de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en Londres. Caja / Legajo 7.024. Los argumentos españoles para atraer la atención británica eran
repetitivos; había que sancionar la libertad comercial y de capitales en todo Marruecos y sin embargo, los franceses se
iban a reservar ventajas especiales. Mandas estaba absolutamente convencido de que se atraería el apoyo inglés, con lo
cual España tendría reconocida en su área de influencia el mismo derecho y libertad de acción económica que Francia
en la suya.
2748
El comienzo de la guerra rusojaponesa desvelaría que la entente cordiale francoinglesa no se resquebrajaba, sino
que al contrario se estaba fortaleciendo.
2749
Telegrama cifrado de San Pedro a Cólogan. 16 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos).
Caja 44 / Ex. 4.Las frecuentes conversaciones confidenciales celebradas por Cólogan con el Ministro plenipotenciario
británico en Tánger, sir Arthur Nicolson, después de firmarse el acuerdo franco-británico de abril nunca le habían
hecho sospechar al primero la existencia de artículos secretos sobre Marruecos. Telegrama cifrado de Cólogan a San
1515
El gabinete Maura había llegado a sospechar la existencia de una inteligencia secreta entre Francia
y Reino Unido tras el secuestro de Perdicaris. El Foreign Office se había limitado a aconsejar a Abd
al- Aziz que solucionase cuanto antes el incidente. Al mismo tiempo San Pedro rogó a León y
Castillo que siguiese los debates que se produjesen en el parlamento francés en torno a las
22 de junio se entrevistaba con lord Lansdowne y le preguntaba si había algún tipo de inteligencia
especial y secreta entre Francia e Inglaterra además del convenio publicado en abril, aspecto que
Las negociaciones francoespañolas, al entrar en su segunda fase tras el acuerdo sobre los
límites territoriales de las respectivas esferas de influencia, derivaron hacia la pretensión hispana de
intervenir las Aduanas del Imperio, si Francia lo hacía como garantía del empréstito de 1904. San
Pedro y Maura deseaban que este punto figurase expresamente por escrito en el convenio entre las
dos naciones. Para Delcassé, como quedó apuntado, admitir este hecho suponía una rémora para la
penetración pacífica francesa. Sin embargo, el 16 de junio León y Castillo telegrafiaba al Ministro
de Estado señalando que el titular de Exteriores galo estaba dispuesto a obtener de los banqueros
franceses la intervención española en las aduanas, pero que no quería consignarlo en el convenio.
No se podía traslucir nada que implicase reparto de territorios; en todo caso las aduanas designadas
por Delcassé para la actuación española eran las de Tetuán, Tánger y Larache, incluidas en la esfera
Pedro. 17 de junio de 1904. Ibidem. Telegrama de Rodríguez San Pedro al Duque de Mandas. 16 de junio de 1904.
A.F.M. Legajo 360 2 /6.
2750
Mandas apuntaba que quizás el único aspecto no conocido de la declaración francoinglesa se centraba en el hecho
de que Francia se retraería de apoyar a Rusia en el conflicto de ésta con el Japón. Telegrama del Duque de Mandas a
Rodríguez San Pedro. 17 de junio de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres.
Caja 7.024.
2751
Telegrama del Embajador de España en Londres, Duque de Mandas a Rodríguez San Pedro. 22 de junio de 1904.
A.F.M. Legajo 360 (2) / 6. Con todo, el interés de Lansdowne en que España dominara la costa mediterránea marroquí
sobre el Estrecho de Gibraltar hizo sospechar a San Pedro sobre el hecho de si habían pactado previamente Francia e
Inglaterra artículos secretos relativos a Marruecos junto a la declaración del 8 de abril , por lo menos sí que existía una
inteligencia reservada en algunos aspectos. San Pedro llegaba a estas sospechas tras contrastar el interés manifestado
por Inglaterra en que fuera España la ocupante de esa costa, mientras que por otro lado era débil el apoyo británico a las
pretensiones del gabinete Maura de iniciar una penetración pacífica en dicha costa.
1516
francioespañol podía causar una sublevación en Marruecos de tal magnitud que hiciese necesaria
una amplia intervención militar, a la cual Francia no quería verse abocada. León y Castillo
consideraba que la resistencia del titular de Exteriores galo era irreductible en este punto, que era el
único importante que faltaba por convenir (el de publicación o no del convenio) y que por otra
parte, Delcassé satisfaría todos los deseos de España en lo relativo a moneda, obras públicas,
Delcassé era la de no publicar el convenio de forma completa hasta que no desapareciese el peligro;
en el ínterin podía hacerse una declaración anunciadora del acuerdo. Este telegrama fue contestado
por otro, en que Rodríguez San Pedro aceptaba la solución indicada por Delcassé de publicar el
Sin embargo, la posibilidad de una redacción a corto plazo del documento se desvaneció
como el humo por nuevas reticencias galas. Delcassé se desmarcó señalando que aceptaba la
intervención española de ciertas aduanas marroquíes, pero ahora venía a poner una serie de trabas
inasumibles por los intereses hispanos con el fin de que los financieros españoles no pudiesen
participar en el empréstito al Sultán del Banco de París y los Países Bajos.2753 Aceptadas estas
trabas por el gabinete Maura, Delcassé y León y Castillo, comenzaban el 21 de junio a estudiar la
redacción de un proyecto de convenio. Sin embargo se avecinaba una nueva paralización cuando
parecía que se iban a desbloquear las negociaciones. El gobierno Maura intentó que la prohibición
en Melilla. Delcassé, por el contrario exigía que se extendiese hasta 30 kilómetros al sudeste de la
plaza. Por otra parte, el Ministro de la Guerra galo consideraba este punto como una cuestión
irrenunciable para Francia ante el temor a la construcción de un puerto militar español en la Sebja
2752
Elegrama cifrado de Rodríguez San Pedro a León y Castillo. 16 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2753
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 18 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
1517
de Bu Ezg. 2754 Otro punto que paralizaría la redacción del proyecto era la fórmula consignada para
asignar a cada potencia en su esfera de influencia respectiva la posibilidad de velar por el orden de
militar pudiese necesitar. El gabinete Maura quería evitar los riesgos de una intervención inmediata
en los asuntos del norte de Marruecos.2755 Para ello aconsejó a León y Castillo que se introdujese en
2754
Telegrama cifrado de Rodríguez San Pedro a León y Castillo. 24 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2755
Los geógrafos africanistas como Gonzalo de Reparaz estaban bastante decepcionados, a esas alturas, de que la
cuestión de Marruecos no provocase adhesiones y apoyos incondicionales en las Cortes, al gobierno de Maura. Carta de
Gonzalo de Reparaz a A. Maura. 30 de junio de 1904. A.F.M. Legajo 360 (1) / 4. Reparaz remitió al gobierno Maura un
trabajo original titulado “Estudio sobre la cuestión de Marruecos“ en el que realiza, en primer lugar un estudio teórico
sobre las condiciones orográficas y el sistema montañoso propio del norte del Sultanato, al que define como una
prolongación de Andalucía. A continuación describe las costa de Yebala y del Rif. Señala como antes de los recientes
viajes del geógrafo francés Segonzac el territorio comprendido entre Melilla y Xauen era una tierra desconocida para
los europeos. A continuación resalta la importancia natural del puerto de montaña de Acbat el Cadi ( cortando en dos
partes iguales las montañas centrales rifeñas), entrada principal del Rif viniendo de Fez por Taza y punto estratégico de
una importancia capital. Reparaz a continuación intenta explicar hasta donde puede las características de Yebala y Rif y
describe la potencialidad agrícola de estos territorios, donde es factible el cultivo de olivo y almendro, e incluso la
existencia de pequeñas huertas en los márgenes de los ríos. A algunas llanuras como la de Lemtalsa las califica como
áridas en verano, pero muy feraces en invierno. Asimismo describe la riqueza ganadera de ciertos parajes donde la
yerba es sabrosa y fresca. Pasa a señalar el Rif Central y las montañas de los Ait- Urriaguel como lugares atravesados
por las ricas vegas del Nekur y del Ris y relativamente florecientes en contraste con las peladas lomas de los Bocoyas,
desoladas tras la expedición imperial de años antes. Un segundo bloque del trabajo se dedica al clima de la región
septentrional marroquí al que califica de relativamente templado y más húmedo de lo que podría suponerse dada su
latitud y proximidad a las áridas llanuras bañadas por el Muluya, humedad determinada además por relevantes
corrientes fluviales, un número singular de torrentes y arroyos que nacen de los montes de Kebdana. Resalta la
importancia, asimismo del Uad Zeluan, receptáculo de todas las aguas del desierto de Garet y que transporta agua todo
el año a pesar de la mucha que es detraída para el riego. Reparaz describe el aprovechamiento que los marroquíes hacen
de sus aguas a partir de una presa, merced a la cual han conseguido crear, al oeste de Kebdana, una fertilísima vega. A
continuación destaca el aprovechamiento de los riachuelos que bajan por los cerros de Kelaia, algunos de los cuales
potencian la existencia de frondosos jardines y huertas en el territorio de los Beni-Bu- Ifrur.Las aguas de los montes de
Kelaia, además dan lugar a la creación de diversos ríos. Reparaz señala que la vertiente atlántica, más extensa está
regada por las copiosas lluvias oceánicas que dan lugar a importantes ríos que riegan hoyas pobladas y fértiles, de
considerable importancia estratégica. Los cultivos son ricos y abundantes en esta zona, desde vastos y frondosos
olivares que forman verdaderos bosques a importantes campos de trigo y cebada, siendo esta comarca “una de las más
fértiles de Marruecos y acaso del mundo, pues surgen por todas partes copiosos manantiales. Llámanla por eso ‘bled el
ma’, el país del agua, vergel maravilloso, serie continuada de jardines, de bosques, de prados fecundos en que pacen
numerosos rebaños“. Un capítulo particular dedica Reparaz a la albufera de la Mar Chica, próxima a Melilla y
apetecida por los franceses. A continuación Reparaz pasa a describir el valor económico del país rifeño-yebalí; señala
que se ha especulado mucho sobre las riquezas de su subsuelo, de las cuales no se sabe nada. Con todo resalta que el
valor económico está en la zona nor-oeste de Marruecos y no tanto en el Rif. Describe los montes de Kebdana, extremo
oriental de la región como un lugar relativamente árido y despoblado en algunas de sus comarcas aunque a medida que
el viajero se aleja del Muluya empieza a encontrar gran número de poblados, campos bien cultivados y bastante
ganado, comparando el geógrafo francés Duveyrier el territorio a Bretaña y Normandía. Resalta la abundancia de
manantiales y pozos en Kelaia y la existencia de abundantes árboles frutales, pudiéndose sembrar mucha cebada
cuando las lluvias son abundantes. El suelo es arcilloso y seco, y cuando falta el agua de las precipitaciones, el territorio
se aridiza y desertiza. Tierra adentro el territorio es también relativamente pobre. El de los Bocoya se haya reducido a
la miseria, pues las tropas imperiales quemaron aduares, arrasaron las cosechas y talaron los bosques, arruinando la
capacidad productiva del país. Sin embargo frente a Vélez de la Gomera existen vegas fértiles y frondosos jardines, con
bosques de alcornoques. A partir del lugar en que empieza a sentirse la influencia del clima oceánico se encuentran un
gran número de arroyos de heladas aguas que dan paso, a medida que nos aproximamos al Oeste a cuencas feraces y
pobladas, si bien Reparaz admite que a pesar de los viajes de Segonzac y Foucauld, en el territorio que va de Tánger a
Xauen por Tetuán no existe una pulgada de terreno explorado. Por último, Reparaz hace un breve estudio del territorio
de Yebala: “Dominan los trigales. El agua abunda; por todas partes corren arroyos, saltan cascadas y manan fuentes.
1518
el convenio el artículo segundo del proyecto de tratado non-nato de 1902, con leves cambios de
forma, en sustitución del segundo párrafo del artículo segundo de la declaración francobritánica,
dejándole sólo el derecho a ello.2756 Sin embargo se suscitaba un nuevo problema: España según
terminase el statu quo. Este concepto era incompatible con el párrafo segundo del artículo segundo
de la declaración francoinglesa, por el cual el gobierno inglés reconocía al galo el derecho de velar
por el orden del Imperio marroquí y de prestar al Sultán su concurso para reformas de todo tipo.
Marruecos, no para el día en que cesase el statu quo, sino desde el momento de la publicación del
convenio. Por ello, el gobierno francés no iba a aceptar el texto de 1902 ni tampoco la supresión o
modificación del artículo segundo de la declaración francobritánica, porque ello suponía negar el
Francia y España en los asuntos de Marruecos, y que ello suponía que España podría de forma
inmediata ejercitar una acción civilista dentro de los límites señalados a su esfera de influencia e
Foucauld declara que ni en Suiza las ha visto correr con igual riqueza. Puede afirmarse que la comarca es un continuo
vergel. Los granados e higueras, juntamente con la vid, cubren los senderos. (En los poblados) (...) por cada calle corre
un arroyo de agua fresca y pura. Todo respira limpieza y frescura y no cabe imaginar paisaje más bello y animado“.
Señala como frontera ideal meridional para la esfera de influencia española el Uad Inauen, vía natural de comunicación
entre Argelia y el Océano Atlántico. En todo caso resaltaba la necesidad de controlar el extremo noroeste del Imperio,
por sus potencialidades económicas superiores a las del Rif. Si Francia lo ocupaba, dominaría económicamente todo el
septentrión marroquí. Un bloque final del estudio venía a escudriñar en el estado del problema de Marruecos,
insistiendo en que era necesaria una conducta activa pero prudente del gabinete Maura, sin vacilaciones pero también
sin cometer graves equivocaciones, conciente Reparaz de la dimensión histórica del proceso de acoso del Imperio
marroquí que culminaba en aquellos instantes. “Con la opinión pública española no hay que contar. La acción de un
gobierno en manera alguna puede basarse en lo que no existe“. Sin embargo, auguraba el geógrafo grandes protestas en
España si Marruecos era incorporado al África francesa. Acaso se desataría una revolución en España. El geógrafo
exalta asimismo a Marruecos como “el país más rico del Norte de África. Su suelo aventaja mucho al nuestro en
fertilidad. Si tiene (...) vastos espacios áridos, en cambio la zona suficientemente regada es más extensa y recibe mayor
cantidad de agua. Sometido a la influencia bienhechora de los vientos del Atlántico y dotado de montañas más altas que
las españolas, no sólo la capa pluvial es más considerable sino que la cantidad retenida por el suelo es mayor y más
permanente (...) A pesar de la vecindad del Sahara no se secan en verano y son más caudalosos que los nuestros. (...) El
suelo marroquí contiene en la mayor abundancia infinitas riquezas agrícolas “. Gonzalo de Reparaz: Estudio sobre la
cuestión de Marruecos. A.F.M. Legajo 360 (1) / 4.
2756
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 26 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2757
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 27 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
1519
iniciar la penetración pacífica en cuanto se firmase el convenio, sin esperar a que se rompiese el
‘statu quo‘.2758 La oposición de Delcassé a las pretensiones del gobierno Maura sería total.2759
Delcassé se opuso a reconocer a España en su esfera de influencia el gozo de los privilegios y de las
facultades que la declaración francobritánica atribuía al gobierno galo. Ello equivaldría a compartir
el protectorado de Marruecos con España y antes de entrar a discutir tal punto consideraba
preferible terminar las negociaciones, porque en este punto el acuerdo era imposible. Delcassé
formuló la pretensión de que la acción española en sus dos esferas de influencia se ejerciera sólo
cuando cesase el ‘statu quo’ político del Imperio. El gobierno español creyó que no era posible que
España no, porque esto equivaldría a admitir la situación de protectorado galo sobre todo
Marruecos. La discusión prosiguió durante varios días, pues el gobierno Maura se negaba admitir
de Estado que el gobierno francés intentaría mantener la ilusión del statu quo indefinidamente,
emprendieran en el Sultanato, para consolidar su dominio sobre todo el Imperio alauí, con lo cual
España quedaría perpetuamente excluida de él. Surgía también el riesgo de verse el país
absolutamente rodeado por posesiones galas. Por ese motivo se sugirió por parte española que
reconociéndole en su área de influencia la libertad de acción que el párrafo segundo del artículo dos
Abd al- Aziz no estaba satisfecho de los españoles, y por ello el Quai d´Orsay no estaba en
condiciones de hacerle aceptar un protectorado hispano. En todo caso, el titular de Exteriores ofertó
2758
Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 27 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2759
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 29 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
1520
podría ejercitar su tarea como potencia protectora en Marruecos, quedando aplazado temporalmente
el ejercicio de su influencia.2760 Ante las protestas de León y Castillo, Delcassé rebajó a 20 años la
Embajador español se trasladaría a España para conferenciar en secreto con San Pedro, con un
borrador del proyecto conteniendo las propuestas francesas.2761 Maura seguía detenidamente las
negociaciones desarrolladas en París, siendo informado personalmente por San Pedro. Sólo
A principios de julio el titular del Ministerio de Estado percibía cómo cada día se dibujaba
más en el proceso negociador entre León y Castillo y Delcassé, la tendencia excluyente de Francia
Marruecos. En la práctica, la diplomacia francesa demostraba seguir una dinámica política propia y
no buscaba lograr en Marruecos objetivos comunes con la española. La actitud del titular del Quai
actuación expansionista gala en Marruecos, y en concreto los deseos de los líderes parlamentarios
del partido colonial francés. Lo cierto es que la política de la III República perseguía la exclusión
2760
Telegrama cifrado de León y Castillo a Rodríguez San Pedro. 30 de junio de 1904. A.G.A. África. Sección política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. no. 4.
2761
El borrador se conserva actualmente depositado en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares.
Lleva el membrete de secreto. En lo que respecta a la esfera de influencia meridional española, se establecía que el
límite con la zona francesa partiría de la intersección del meridiano 14º 20’ Oeste de París con el paralelo 26 º de latitud
norte, siguiendo hacia el Este hasta el encuentro con el meridiano 11 º O. de París. Subiría después este meridiano hasta
su encuentro con el río Draa, y a continuación el thalweg del río Draa hasta su encuentro con el meridiano 10 º Oeste de
París, hasta la línea superior entre las cuencas del río Draa y del río Sus, para luego seguir en dirección Oeste, y buscar
las cuencas costeras del río Massa y del río Nun, hasta el punto más cercano del nacimiento del río Tazerualt. Se
admitía que el gobierno español podía establecerse en Ifni en cualquier momento, una vez que se hubiera puesto de
acuerdo con el Sultán. El capricho de las dos potencias imperialistas llevaba asimismo a alterar la frontera meridional
del Sultanato, señalando que la región comprendida entre los grados 26 º y 27º 40’ de latitud norte y el meridiano 11 º
de París quedaban fuera del territorio marroquí , pasando España a tener plena libertad de acción en el territorio.
2762
Carta particular de A. Maura a León y Castillo. 14 de Julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 /2.
1521
de España del Sultanato. Con el argumento de que esta tendencia exclusivista de Francia tenía una
Sultanato, San Pedro urgió al Embajador en Berlín, Angel Ruata a que iniciara conversaciones con
Además el objetivo era que presionase al gobierno del II Reich para que éste recomendase a sus
Embajadores en París y Londres que apoyasen activamente las gestiones del Marqués de Muni y
del Duque de Mandas, en lo que se refería a la defensa de los intereses españoles en Marruecos. 2764
El mismo San Pedro se puso en contacto con el Embajador germano en Madrid, Radowitz
Sin embargo, la diplomacia del II Reich no iba a respaldar eficazmente los propósitos del
actuación española. La defensa de la libertad comercial en Marruecos sirvió a Ruata para pedir a
Richtofen que apoyase las reivindicaciones españolas frente a las pretensiones francesas. No
obtendría sin embargo más que palabras alentadoras del jefe de la diplomacia alemana y promesas
2763
Carta particular no. 17 de San Pedro a Angel Ruata. 17 de julio de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2764
Carta particular de San Pedro a Angel Ruata. 4 de Julio de 1904. Ibidem. El periódico vienés La Correspondencia
General publicaba el 4 de Julio un telegrama procedente de Berlín señalando que durante una reciente entrevista en
Kiel entre los soberanos de Alemania e Inglaterra, Guillermo II cumpliendo la promesa hecha en Vigo al rey Alfonso
XIII, había presionado al rey Eduardo para que ayudase a la causa española en las negociaciones abiertas entre Francia
y España sobre Marruecos.
2765
Radowitz le insistiría a San Pedro sobre la necesidad de que el libre tráfico y la libre concurrencia comercial y el
acceso de todos los países a la obtención de concesiones para explotar las riquezas naturales del país debían hacerse
extensivas a todo el territorio imperial marroquí, es decir también al área de influencia francesa.
2766
Carta particular y confidencial del Embajador alemán en Madrid, Radowitz al Ministro de Estado, San Pedro. 9 de
Julio de 1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
2767
Carta particular no. 15 de San Pedro a Angel Ruata. 8 de julio de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
1522
vagas de que en breve el Embajador del II Reich en París, príncipe de Radolín se pondría en
contacto en la capital gala con León y Castillo2768 (“buscaré un medio de prestarles apoyo en
solicitando la ayuda británica ante las pretensiones de Delcassé de incluir una cláusula en el
ejerciera sólo cuando quebrase el ‘statu quo’ político de aquel Imperio (es decir cuando fracasase el
propósito del convenio en negociación entre Francia y España, que buscaba en teoría apuntalarlo).
Francia que ejercería hasta ese momento sus tareas de potencia protectora sobre todo el Imperio.2770
Si esta cláusula era divulgada, España resultaría a los ojos de los marroquíes la potencia más
interesada en la pronta desaparición del Imperio, para poder tomar posesión de su esfera de
influencia y ejercitar su tarea de potencia colonial. El propio presidente del gobierno, A. Maura,
seguía detalladamente el curso de las negociaciones de París y consideró necesario poner un freno a
2768
El Príncipe de Radolín no se pondría en contacto con el Marqués del Muni por haber salido éste de París en
dirección a San Sebastián para conferenciar con San Pedro.
2769
Carta particular no. 21 de Angel Ruata a Faustino Rodríguez San Pedro. 13 de Julio de 1904. A.G.A. África.
Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4. La respuesta de San Pedro a Ruata fue muy cauta: “(...) bueno es que
como Usted me dice Alemania esté a favor nuestro, pero no hay que confiarse en ello demasiado y aprovechando las
espontáneas manifestaciones del Barón de Richtofen conviene insista usted en las indicaciones que le hacía en mi carta
anterior “. Carta particular no. 16 de San Pedro a Angel Ruata. 15 de Julio de 1904. A.G.A. África. Sección Política
(Marruecos). Caja 44 / Ex. 4. El Barón de Richtofen se limitaría a señalar el 19 de julio a Ruata que las dificultades que
entorpecían el arreglo de las negociaciones francohispanas se debían a las presiones que sobre Delcassé ejercía el
influyente Comité de Marruecos , dirigido por el lider colonialista Etienne el cual pretendía que no se hiciese a España
concesión alguna. Esta sensación coincidía con la impresión española de que Francia aspiraba a ser la única potencia
europea que ejerciese un protectorado en Marruecos. Carta particular no. 22 de Angel Ruata a San Pedro. 20 de julio de
1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4. Ruata acabaría por alertar a San Pedro el 28 de
julio que los alemanes “a mi juicio quisieran por una parte sernos agradables pero evitar al mismo tiempo el entrar
totalmente a fondo en la cuestión por no ser un interés directo como el nuestro“. Carta particular no. 23 de Angel
Ruata a san Pedro. 28 de julio de 1904. Ibidem.
2770
Telegrama de Rodríguez San Pedro al Duque de Mandas. 1 de julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 / 6.
2771
La diplomacia francesa entendía que en la creación de infraestructuras, el primer ferrocarril que se debía construir
en Marruecos es el que uniría Túnez con Argel, Orán y el Atlántico a través de Taza y Fez; sería la gran artería
comercial del África nor-occidental. El Quai d´Orsay entendía que se podía dejar a compañías belgas o alemanas la
construcción de una línea que uniera Fez con Larache y Tánger. Las empresas de mayor importancia debían quedar
reservadas a empresas ferroviarias francoespañolas (de capital fundamentalmente galo), que eran las que explotaban las
líneas peninsulares españolas. Jules Cambon aconsejaría a Delcassé que se podía prometer a los españoles igualdad en
las facilidades concernientes a la explotación económica del Sultanato, pero que estas facilidades serían inservibles
1523
penetración económica española estaba condenada al fracaso, si no se ponía remedio a la aspiración
de Francia a ejercer el control real y efectivo del país. Sin abrigar dudas acerca de la trascendencia
por la consecución del apoyo británico a la reivindicación española, centrada en que se pudiera
para España dada la mayor potencia económica francesa. Despacho no. 96, confidencial de Jules Cambon a Delcassé.
23 de mayo de 1904. D.D.F., Tomo V, pp. 187-189.
2772
El 1 de julio San Pedro se entrevistó asimismo con sir E.H. Egerton, Embajador de Inglaterra en Madrid,
haciéndole partícipe de sus inquietudes respecto a la acción que Francia quería ejercer en Marruecos, y en particular de
sus propósitos de organizar la policía en Tánger. San Pedro estaba también muy preocupado porque los agentes
republicanos iban a ejercer un cierto control de las aduanas. Asimismo volcó su frustración por el hecho de que no se
organizaba un protectorado en Marruecos entre las dos naciones, Francia y España. El Embajador intentó zafarse como
pudo de las insinuaciones españoles señalando que Francia tenía en el Sultanato intereses superiores a los de todas las
restantes potencias. Egerton recalcó a Cambon que creía que el Embajador del II Reich, Radowitz ejercía en esos
momentos en Madrid una acción hostil a la entente francoespañola. Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 2 de julio
de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 292-293. Delcassé contestaría el día siguiente a Cambon que Regnault, el controlador
general de las aduanas marroquíes iba a nombrar delegados españoles en dos de las tres aduanas en la región reservada
a España. El titular de Exteriores, empero, se mostró contrario a que agentes españoles participaran en la organización
de la policía. La presencia de oficiales españoles serviría de provocación del Sultán y de la población, provocando una
expedición militar y la conquista que Francia deseaba evitar. Otra cosa en la que sí estaba dispuesto a transigir era la
participación española en empresas económicas en Marruecos. Telegrama de Delcassé a Jules Cambon. 3 de julio de
1904. D.D.F. Tomo V, pp. 294-295.
2773
El secuestro de Perdicaris y Varley por el Raisuni llevó a la diplomacia francesa a pensar en la urgencia de
organizar un servicio de policía eficiente en Tánger. Gran parte de la colonia europea y de los judíos residentes en el
lugar estaban dispuestos a aceptarla. Convenía, sin embargo, descartar de entrada toda intervención que pudiese unir
contra los franceses en un sentimiento de hostilidad a las cabilas y al Majzén. Por ello, Saint-René Taillandier aconsejó
a Delcassé que se impusiese al Sultán el nombramiento de un Bajá (= Gobernador) enérgico e influenciable por
Francia, y la introducción de agentes de policía galos y argelinos. Telegramas de Saint- René Taillandier a Delcassé. 23
de mayo de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 185-186.
2774
Telegrama del Presidente del Consejo de Ministros,A. Maura al Embajador de España en Londres, Duque de
Mandas. 3 de julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 / 2.
1524
España no podía admitir, en opinión del estadista mallorquín, ninguna fórmula que la
anulase o que la redujese a una posición de inferioridad.2775 España debía iniciar una acción
pretensiones de Maura fueron entendidas por la diplomacia gala como un intento de constituir un
condominio francoespañol sobre todo el territorio imperial, algo que Delcassé no estaba dispuesto a
consentir.2776 Se entró en una dinámica de recelos mutuos que hicieron peligrar el acuerdo. Por ello
Jules Cambon aconsejaría a Delcassé que en la prevista como esfera de influencia hispana se
apoyar de forma clara a España. Las desconfianzas españolas se centraban en que no se podía
esperar para ejercitar una tarea de penetración en Marruecos a que Francia juzgase completa la
quiebra del sistema político marroquí; el gobierno republicano dilataría indeterminadamente esa
circunstancia, máxime cuando se iba a insuflar vida al Imperio mediante una serie de reformas que
le llevarían en realidad a apoderarse del Sultanato y a dirigirlo. El ‘statu quo’ jamás se disolvería y
cláusula de exclusión temporal a la hora de intervenir en Marruecos equivaldría a admitir, más bien
una exclusión definitiva. Lord Lansdowne, sin comprometerse a presionar al Quai d´Orsay,2778
requirió información precisa acerca de lo que iba a consistir la acción inmediata de España en su
2775
A su vez Francia también utilizaba recursos diplomáticos para presionar sobre el gabinete Maura. A tal fin Jules
Cambon, el Embajador en Madrid se entrevistaba periódicamente con la Reina Madre y con el subsecretario de Estado,
Castro, hombre de confianza de María Cristina y partidario resuelto de un acuerdo con Francia, prestando su activo
concurso para hacer posible un tratado sobre Marruecos. Castro entendía, como también León y Castillo que era
fundamental mantener en secreto la redacción del acuerdo sobre Marruecos, a fin de no desatar ni la desconfianza del
Sultán ni la de la población marroquí. Esto iba a causar problemas con Maura y San Pedro, convencidos defensores de
la publicación del acuerdo.
2776
El director de Asuntos Políticos del Quai d´Orsay había establecido en junio de 1902 en un documento que no vio
la luz los principios reguladores de la actuación francesa que pasaban por proceder inmediatamente a realizar reformas
administrativas, económicas, financieras y militares como corolario del compromiso de velar por la tranquilidad del
país. Nada se decía de compartir esas tareas con España.
2777
Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 2 de julio de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 290-291.
2778
Es más: recalcó que Inglaterra reconocía a Francia el derecho de velar por la tranquilidad del Imperio (incluso en la
esfera de influencia española) y prestar su ayuda para emprender una serie de reformas.
1525
esfera de influencia.2779 El titular del Foreign Office consideraba, asimismo, crucial asegurar la
por las correrías del Raisuni. En aquellos momentos pesaba en el ánimo de Lansdowne el incidente
responsabilidades concretas para dar su apoyo a España;2782 en sus conversaciones con Mandas
embargo ahora se trataba más bien de hacer perdurar la situación de mantenimiento del ‘statu quo’
contenido de una reciente entrevista con el Embajador de Francia en Londres, Paul Cambon. Las
protestas españolas ante Lansdowne, la actitud firme de Maura negándose a admitir una posición de
Marruecos determinaron un cambio en la postura gala. Paul Cambon declaró que Francia no iba a
2779
En Inglaterra se empezó a pensar que España actuaba presionada por Alemania. El conde de Metternich,
embajador alemán en Londres había señalado que el II Reich también tenía sus intereses en Marruecos y que
eventualmente la diplomacia germánica podría intervenir en la cuestión marroquí si España reclamaba su concurso
diplomático. Paul Cambon aseguró a Lansdowne que si España quería emprender la realización de infraestructuras en
el norte de Marruecos, Francia sólo deseaba participar con el concurso de sus capitales. Despacho no. 187 de Paul
Cambon, Embajador de Francia en Londres a Delcassé. 5 de julio de 1904. D.D.F. , Tomo V, pp. 298-299. Para intentar
desbloquear las negociaciones, Jules Cambon, el Embajador en Madrid visitó a Alfonso XIII y a la Reina madre el 5 de
julio, resaltando las ventajas económicas que estaba dispuesta Francia a reservar a España además del control de las
aduanas .Despacho no. 102, confidencial de Jules Cambon a Delcassé. 6 de julio de 1904. D.D.F., Tomo V, pp. 299-
300.
2780
El suceso histórico está recreado, con ciertas concesiones al romanticismo y a hechos falsos ahistóricos en el tomo
de Milius, J.: El viento y el león, Madrid, Editorial ATE, 1979. Aunque sin embargo el presidente Roosevelt acabaría
por admitir la gestión preferente de Francia a la hora de velar por el orden público en el Sultanato.
2781
Lansdowne entendía que Francia seguramente remitiría a Tánger policía colonial, y dos fuerzas distintas del orden
generarían en la capital diplomática marroquí una situación tensa.
2782
Quería garantías de seguridad y orden para Tánger.
2783
Telegrama del Embajador de España en Londres, Duque de Mandas al Ministro de Estado, Rodríguez San Pedro. 3
de julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 /6.
1526
pretender que empezase la acción civilista española en el Imperio, cuando el gobierno republicano
considerase disuelto el ‘statu quo’. Lo que París quería evitar era la publicación de la hipótesis de la
disolución. Por otra parte, Mandas manifestó al titular del Foreign Office que siendo mucho más
pequeña la esfera de influencia atribuida en Marruecos a España que la reservada a Francia, se creía
capaz el gobierno español de llevar a cabo las mismas actuaciones civilistas que Francia en su
esfera. (De hecho Francia iba a enviar a Fez consejeros civiles y militares y a invertir en Marruecos
Imperio marroquí 2784). Ello suponía el establecimiento de fuerzas de policía en Tánger, aspecto que
preocupaba a Lord Lansdowne que deseaba saber si el gobierno maurista estaba comprometido a
defender los alrededores contra las fuerzas del Raisuni. Un segundo aspecto que preocupaba a
Lord Lansdowne era cómo conjugar el empréstito francés, cuyos beneficios redundarían en todo el
inmediatamente en su esfera de influencia.2785 Londres pasó a ser durante unos días el escenario
crucial donde se intentaban dirimir las diferencias francoespañolas. Delcassé remitía a su vez una
doble nota a los Embajadores franceses en Londres y Madrid, los hermanos Cambon señalando las
a) Tras la concesión del empréstito galo a Abd al- Aziz, Francia iba a intervenir en varias de
las aduanas del Imperio como garantía del cobro del crédito.2786 Estaba dispuesto a que en
2784
El Sultán Abd al- Aziz, con su habitual inteligencia y perspicacia luchó encarecidamente para no aceptar el crédito
del Paribás, respaldado por el Quai d´Orsay. Telegrama de Delcassé a Saint-René Taillandier. 25 de mayo de 1904.
D.D.F. Tomo V, pág. 190. La resistencia cesó el 1 de junio cuando el Sultán emitió un firmán, ordenando a sus
Ministros de Asuntos Extranjeros y de Finanzas concluir el contrato de del empréstito elaborado con Zangarussiano, el
delegado del Paribás. El contrato fue ratificado y firmado por el consorcio de bancos franceses, el 28 de junio.
Telegrama de Saint- René Taillandier a Delcassé. 5 de junio de 1904. D.D.F. Tomo V, pág. 216.
2785
Telegrama del Embajador de España en Londres, Duque de Mandas al Ministro de Estado, Rodríguez San Pedro. 6
de julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 / &.
2786
Sólo en el momento en que el Majzén aceptó el empréstito, el Quai d´Orsay estuvo dispuesto a desbloquear la
aceptación de Francia al nuevo reglamento de impuestos agrícolas introducido por el gobierno marroquí, conocido con
el nombre de “tertib“. R.Orden de 9 de febrero de 1904. A.G.A. África (Fondo Histórico de Marruecos). Caja 93 / Ex.
no. 1.
1527
b) En el arreglo convenido en París, en forma todavía de borrador, había un artículo, el
octavo que se refería a la necesaria inteligencia entre Francia y España en las cuestiones
económicas del Imperio. Con arreglo a él, España tendría exactamente los mismos
derechos en su zona de influencia que Francia en la suya para construir ferrocarriles, vías
c) En Tánger como en todo el Imperio debía haber policía exclusiva del Sultán de
Londres se evidenciaba como la de un tibio mediador entre los gobiernos galo y español, ni mucho
francoespañola era algo exclusivamente bilateral, entre los dos países vecinos y sus intervenciones
España.
Los monárquicos y conservadores británicos que, como lord Salisbury, tenían una visión
geopolítica del Estado español, pensaban que si tras el desastre de 1898, España se hundía
británicos. Por ese motivo tanto Salisbury como su sucesor en el Foreign Office, el unionista
consecuencia, señala John Charmley, en las negociaciones que condujeron a la alianza anglo-
2787
Telegrama del Duque de Mandas a San Pedro. 8 de julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 /6. “Es menester evitar en
esto todo cuanto alarme más a los marroquíes y de esa manera Francia entiende que tanto ellos como España deben
cuidar exactamente todo acto o paso que alarme a la población del Imperio haciéndola reedificarse tratando impedir la
disolución de éste. Marqués de Lansdowne estima que ahora hay elementos para que España y Francia ultimen su
arreglo, una vez disipada la mala inteligencia de los días pasados “.
1528
francesa, los británicos estuvieron en condiciones de utilizar los problemas españoles como un
arma de negociación contra los franceses.2788 Aunque es cierto que existió una cierta simpatía por
España entre los conservadores, ésta tan sólo tuvo importancia en tanto que relacionada con otros
motivos o intereses. Por ello cabría matizar que ese empleo de la baza española como arma de
negociación fue muy limitado y estuvo ligado por parte inglesa a su interés por el Estrecho de
Gibraltar.
conversaciones de paz con Estados Unidos significó, como oportunamente recordó el Embajador
Drummond-Wolf al entonces primer ministro lord Salisbury,2789 que los británicos podían utilizar
su influencia en Marruecos como baza para atraerse a los españoles. Con sus amplias costas
Marruecos era el objetivo de numerosos hombres de Estado, y los planificadores navales del Reino
Unido se encontraban ansiosos para que no cayera bajo el dominio de una poderosa potencia naval.
Desde este punto de vista España era, como remarcaba Salisbury, el aliado ideal, el candidato para
Ciertamente, éste fue un papel que los gobiernos españoles eran conscientes de estar
de unos intereses españoles en el norte de Marruecos podía ser percibida por el gabinete británico
como un elemento tranquilizador ante una posible ruptura del ‘statu quo’ marroquí que pudiese
dejar el otro lado del Estrecho en condiciones de ser artillado por Francia. En enero de 1903 el
Madrid, sir Mortimer Durand, que sus dos países podrían incluso firmar una alianza relativa al
2788
Cfr. Charmley, J.: “Naciones vitales y naciones moribundas“, en Burdiel, I. y Church, R.: Viejos y nuevos
imperios. España y Gran Bretaña, s. XVII- XX “, Valencia, Ediciones Episteme, 1998, pág. 221.
2789
British Documents on the Origins of the World War, 1898-1914. G.P. Gooch and H.W. Temperley,eds. London,
HMSO, 1926, Tomo II, doc. No. 303, 14 de agosto de 1899 , pp. 254-255.
2790
British Documents, Tomo II, doc. No. 304, Salisbury a Woolf, 11 de Enero de 1899, pág. 255.
1529
norte de África, pero Lansdowne, en proceso de aproximación a Francia, declinó la oferta.2791
Temiendo que los ingleses y franceses intentaran excluir a España del futuro de Marruecos, la
diplomacia hispana intentó persuadir constantemente a Lansdowne y a los ingleses de que los
planes franceses de hegemonía en Marruecos eran mucho más serios de lo que el Foreign Office
Silvela a firmar en diciembre de 1902 el acuerdo de reparto de Marruecos fue una de las vías que
Cabe pensar que de haberse firmado el convenio de 1902, Francia (teniendo ya a su lado a Italia)
hubiera sido más agresiva en el Imperio jerifiano; como los españoles no se decidieron a firmar,
Delcassé entendió que las negociaciones de Paul Cambon en Londres eran la vía de avance más
Ahora bien, durante todas las negociaciones, los ingleses hicieron uso de los históricos
intereses españoles en Marruecos como pretexto para recordar a los franceses que necesitaban la
Además Lansdowne insistió en que el Quai d´Orsay debía negociar un acuerdo con España sobre el
Imperio alauí.2792 En este sentido, los británicos también fueron un instrumento eficaz para asegurar
que la esfera de intereses española en Marruecos fuera reconocida por los franceses.2793 Ahora bien
si se coteja la documentación británica con la diplomática española, se evidencia que nunca los
británicos iban a llevar su apoyo a España hasta arriesgarse a romper con los franceses.
Simplemente, la sutura de sus divergencias coloniales con los galos se engarzaba con la posibilidad
Lansdowne como Salisbury antes que él entendieron que España bien podría estar en declive
como potencia imperial, pero era consciente de este hecho, y su posición estratégica en Europa era
importante para los ingleses, que necesitaban de puntos de apoyo en Canarias y en las costas
2791
British Documents, nos. 332, 333. Durand, Lansdowne. Correspondencia, 3-5 Enero de 1903, pp. 276-277.
2792
British Documents, Tomo II, Doc. No. 416. Lansdowne a Monson, 8 de abril de 1904, pág. 367.
2793
British Documents , Tomo III, doc. No. 35 , Egerton a Lansdowne , 6 de mayo de 1904, pág. 34.
1530
andaluza y mediterránea . No deseaban tener en la península ibérica un enemigo. Por el contrario,
los acuerdos con España sobre Marruecos y sobre el Mediterráneo podían suministrar a los
británicos un útil aliado. Por ello se orientaron en una aproximación hacia España. Los hombres-
clave del partido conservador español, desde Silvela hasta Maura les devolvieron el interés: el
primero buscando una aproximación en 1900 al Reino Unido para apoderarse de Tarfaya y Sakia
al- Hamra; el segundo, apoyándose en el Reino Unido frente a las pretensiones galas en Marruecos.
Grey iba a ser, en 1906 el beneficiario de este decantamiento probritánico de los españoles en
Algeciras. Es más, con los acuerdos de Cartagena, Maura concluye su ajuste de política exterior,
Hay además otra consideración y es la conexión entre Imperio y monarquía. Uno de los
temores de Salisbury en 1898 era que la monarquía española no pudiera sobrevivir a la pérdida del
14.26. Remisión a Madrid de un borrador del convenio sobre Marruecos. Rechazo del
gabinete maurista.
A fin de contrarrestar las iniciativas civilistas galas, el Ministerio de Estado había decidido
guerra de 1859-60. Así, mientras Delcassé seguía mostrándose muy inflexible ante el Embajador
español, cada vez que éste reclamaba para España un papel preponderante en la penetración
pacífica en el Imperio, el Ministro San Pedro encargó preparar apresuradamente un documento que
analizaba cuál era el alcance y valor real de los derechos civiles y de los establecimientos religiosos
2794
Cfr. Charmley, J.: op. cit, pág. 162.
1531
a) El derecho a la existencia de una misión franciscana en Fez;2795 así como el permiso
obtenido tras el tratado de paz de 26 de abril de 1860 para los franciscanos de ejercer
1861, para que todos los españoles pudieran transitar y residir libremente en el Imperio;
f) El reconocimiento a España por parte del Sultán del derecho a establecer cónsules y
g) La creación por orden de Mawlay Hassan en 1883 de un nuevo edificio para el consulado
español en Mazagán.
creación en 1886 de una Escuela de Medicina dirigida por el doctor Ovilo, suprimida
posteriormente.
León y Castillo2797 permanecía en San Sebastián manteniendo una serie de conferencias con
el Ministro de Estado.2798 Éste notificaba al Marqués de Muni que, antes de consentir que la acción
2795
En Julio de 1904 las misiones tenían casas en Tánger, Tetuán, Casablanca, Mogador, Safi, Mazagán, Rabat y
Larache.
2796
“Fundaciones españolas en Marruecos “. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Caja
5.846.
2797
Despacho no. 244 de León y Castillo a San Pedro. 7 de julio de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en París. Caja 5. 846. Como la Corte se había instalado en San Sebastián, San Pedro autorizó el 7
de julio a León y Castillo a que se trasladara a la ciudad donostiarra para entrevistarse con él. Un miembro del personal
de la Embajada, Spottorno se trasladó previamente con los borradores que fueron consultados por A. Maura y el
1532
civilista española quedase aplazada durante veinte años como había propuesto últimamente
Delcassé, prefería romper las negociaciones. Únicamente si Francia aceptaba de manera integra el
conjunto de las restantes propuestas españolas, San Pedro estaba dispuesto a ceder respecto a la
propuesta de ampliar la prohibición de fortificar la costa hasta 30 kilómetros al Este de Melilla. 2799
Tras recibir instrucciones del Ministro de Estado, León y Castillo partió hacia París. El jefe
del gobierno aconsejó a San Pedro que convenía hacer un gran esfuerzo para llegar al término de
las negociaciones antes de sobrevenir el parón vacacional. Este esfuerzo debía hacerse compatible
con el propósito de no sacrificar los puntos sustanciales de las pretensiones del gobierno
restauracionista en Marruecos.2800
León y Castillo y San Pedro habían permanecido varios días en la capital donostiarra
examinando minuciosamente el borrador del tratado con Francia sobre Marruecos.2801 Rodríguez de
San Pedro confesaba a A.Maura que tuvo que luchar tenazmente contra las pretensiones del
diplomático canario de firmar inmediatamente el tratado, sin presentar más dificultades a Delcassé.
El político de Gran Canaria entendía como muy oportuna, por ejemplo, la idea de que España se
alejara por completo durante 20 años de los asuntos marroquíes, dejando las manos libres al
gobierno republicano. Cuando se le expuso que esto difería sustancialmente del pensamiento del
gobierno maurista, León y Castillo reaccionó con enojo, señalando que estas nuevas órdenes
menoscababan su autoridad como Embajador. Su pensamiento era que no cabía mejorar el proyecto
Ministro de Estado. Telegrama cifrado de San Pedro a León y Castillo. 7 de julio de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5. 846.
2798
Los contactos con el embajador británico, Egerton y con Jules Cambon eran muy intensos. A pesar de que San
Pedro veía al Marqués del Muni como muy propenso a las tesis francesas, la documentación diplomática gala nos lo
presenta como un negociador que batalla con Delcassé hasta el último momento, deseando obtener más concesiones por
parte del Quai d´Orsay, incluso reivindicando la posesión de la ciudad de Fez. Egerton, por su parte, se desesperaba de
las dificultades que subsistían y que hacían imposible llegar a un acuerdo. Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 18
de julio de 1904. D.D.F., Tomo V, pp. 320-321.
2799
Telegrama cifrado de Rodríguez San Pedro a A. Maura. 16 de Julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 /1.
2800
Telegrama cifrado de A. Maura a San Pedro. 15 de julio de 1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos).
Caja 44 / Ex. 4.
2801
El periódico Le Gaulouis señaló en su edición de 20 de julio que Alfonso XIII y el Embajador francés en Madrid
se habían sumado a las negociaciones. Cfr. René d´Aral : “Les négociations franco-espagnoles«, en Le Gaulouis, 20-
julio- 1904. El periódico Le Matin, en un duro artículo resaltaba que en contra de su imagen pública como partidario de
una expansión española por el noroeste de África, Antonio Maura no estaba en realidad interesado en complicarse más
aún en Marruecos. Si presentaba grandes exigencias al Quai d´Orsay no era buscando concertar los intereses nacionales
de España con los de una nación amiga, Francia, sino por el miedo de que si “perdía” un lugar bajo el sol de Marruecos,
el Congreso de los Diputados, la clase política restauracionista en general no iba a aprobar o tan siquiera tolerar sus
programas de política interior. Le Matin, “La question du Maroc”, 20 de julio de 1904.
1533
de tratado, sino introducir en él leves enmiendas, para no hacer fracasar las negociaciones. Por lo
tanto, fue una ardua tarea convencer al diplomático de la necesidad de introducir sustanciales
correcciones para salvaguardar los intereses de España.2802 Las instrucciones verbales con que
marchó el Marqués del Muni a París fueron refrendadas por una real orden el 17 de julio2803 en la
principio se admitía que la negociación había de plasmarse en una declaración para ser publicada de
forma inmediata y en un tratado cuya publicación quedaba aplazada durante dos años (el máximo
período que el gabinete maurista estaba dispuesto a conceder). La declaración debía consignar la
apuesta que hacían Francia y España por el mantenimiento de la integridad territorial del Imperio
marroquí bajo la soberanía de Abd al- Aziz. En lo que se refería al texto del tratado, San Pedro
consideraba necesario introducir una fórmula que dejase para convenios sucesivos el concertarse
España y Francia para el ejercicio de sus influencias respectivas en sus esferas territoriales. Se
preveía una política de inteligencia y acuerdos que evitase las tentaciones militaristas2804 y los
campañas militares que llevasen a la pacificación del septentrión marroquí, afectado no sólo por el
bandidaje de caudillos y tribus sino también por la insurrección roguista. Asimismo se pretendía
como región de Santa Cruz de la Mar Pequeña (Ifni). Si España intentara enajenar o ceder bajo
cualquier forma, incluso temporalmente, todos o parte de los territorios recibidos en el Sultanato,
2802
Carta particular de Rodríguez San Pedro a A. Maura. 18 de julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 / 1.
2803
A. Maura ratificó las órdenes de su Ministro de Estado en una larga carta personal que remitiría a León y Castillo
el 23 de julio.
2804
Ambos países estipularon la necesidad de consultarse mutuamente antes de emprender acciones militares en el
Imperio jerifiano. San Pedro asimismo quiso dejar claro que si España tratase de enajenar o ceder alguna parte de los
territorios marroquíes que recibía, lo haría conocer previamente a Francia y le daría a esta la preferencia para recibirlos.
2805
La fórmula que había planeado San Pedro para responder a las presiones francesas para que el gobierno maurista
no iniciase la acción civilista en Marruecos era la siguiente: “Sin embargo teniendo en cuenta las dificultades presentes
y atenta a facilitar la manera de resolverlas en interés común, España se reserva la facultad de aplazar temporalmente
( la construcción de infraestructuras y obras públicas en sus zonas, el emprender reformas, etc ) (...) ; y caso de que
estos proyectos resultasen urgentes o necesarios, será objeto de especial acuerdo entre los gobiernos de Francia y
España el modo de proveer a su inmediata realización “. Real Orden no. 302 de 17 de julio de 1904 del Ministerio de
Estado dirigida a León y Castillo. A.G.A. África. Fondo politico de Marruecos. Caja 44 / Ex. no. 4.
1534
debía comunicarlo previamente a Francia, dándole la preferencia para su adquisición.2806 La
creación de infraestructuras debía ser aprobada al unísono por los gobiernos español y francés,
pudiendo participar en ellas por igual capitales galos e hispanos. Ello sin embargo no afectaba a la
particulares europeos o americanos. El tratado tendría una vigencia de treinta años. San Pedro
aconsejaba mantenerlo secreto sólo durante un plazo de dos años, aunque no se descartaba
hasta después de 20 años, antes de consentir tal aplazamiento, San Pedro ordenó a León y Castillo
que notificase al titular del Quai d´Orsay que España prefería romper las negociaciones y no tratar
ningún compromiso sobre Marruecos con Francia. Quedaba como punto en litigio el contenido del
artículo trece del proyecto de Tratado de reparto de Marruecos tocante a la prohibición para España
consideraba que debía existir una cabal reciprocidad entre las dos vertientes del tramo final del
Muluya. Si se vetaban expresamente las fortificaciones entre el tramo comprendido entre el río
Muluya y Melilla, debía hacerse lo mismo con el tramo francés entre el Muluya y el Kiss. Si se
permitía fortificar el tramo entre el Kiss y el Muluya, lo mismo debía hacerse en el tramo de costa
español. En todo caso, el jefe del gobierno juzgaba que no aceptar la extensión del artículo séptimo
2806
Esta fórmula no era bien vista por el Reino Unido. Éste había aceptado la existencia de un área española restringida
en el norte de Marruecos, pero estratégica por su dominio del estrecho de Gibraltar. Si algún día el Imperio jerifiano se
disolvía, esa zona debía, a juicio del Foreign Office, pasar exclusivamente a ser territorio español. España la había de
poseer indefinidamente. Lansdowne seguía al respecto los postulados estratégicos de lord Roseberry que no deseaba en
absoluto que la costa frente a Gibraltar llegase a ser francesa.Telegrama del Duque de Mandas a San Pedro. 27 de julio
de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 /6. En todo caso, San Pedro ordenó a Mandas que discutiese con lord Lansdowne el
derecho de preferencia a Francia en el caso improbable de cesión de territorios españoles. Telegrama de San Pedro al
Duque de Mandas. 29 de julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 /6. La respuesta británica volvió a centrarse en que
España no debía desprenderse en modo alguno de los territorios que iba a recibir. Francia tenía, a su vez miedo de
Alemania: “L´Allemagne – escribía Jules Cambon a Delcassé el 23 de mayo- semble en effet se désintéresser de ce qui
se fait en ce moment, mais elle a trop longtemps nourri l´espoir de prendre pied au carrefour de la Méditerranée et de
l´Atlantique (…)« . Por ello, el II Reich podría albergar esperanzas de adquirir parte de las esferas de influencia
españolas. Despacho no. 96, confidencial de Jules Cambon a Delcassé. D.D.F. Tomo V, pág. 188.
2807
R.O. no. 302 de 17 de julio de 1904 del Ministerio de Estado dirigida a León y Castillo. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5. 846.
2808
Telegrama del Ministro de Estado, San Pedro remitido al Presidente del Gobierno, A. Maura. 16 de julio de 1904.
15 de julio de 1904. A.G.A. África. Sección Política ( Marruecos ). Caja 44 / Ex. 4.
1535
de la declaración franco-inglesa de 8 de abril hasta 30 kilómetros al Este de Melilla (como
pretendía Delcassé) no era motivo suficiente para romper la negociación con Francia.2809
El Embajador en París era muy sensible a las proposiciones de Delcassé e intentó rebajar las
pretensiones de San Pedro. Así, el Marqués de Muni no se negaba a que España cediera durante
veinte años en sus pretensiones sobre Marruecos, dejando el Imperio bajo la influencia francesa
durante todo este tiempo. Las agrias discusiones entre el Embajador y el Ministro San Pedro
concluyeron con las formales protestas del primero, el cual tendría que plegarse finalmente ante el
pensamiento del gabinete Maura. León y Castillo2810 había llegado al convencimiento de que en
realidad España debía claudicar ante Francia; de lo contrario no habría acuerdo con la República.
Por ello había que hacer el menor número de modificaciones posibles al borrador de tratado sobre
Reanudadas las negociaciones en París, brotaron de nuevo los problemas. Delcassé, si bien
aceptó algunas ligeras modificaciones deseadas por San Pedro para la declaración pública del
convenio, se negó terminantemente a aceptar los deseos españoles de una inmediata penetración
2809
Telegrama cifrado de A. Maura a San Pedro. 17 de julio de 1904. A.G.A. África. Sección Política (Marruecos).
Caja 44 / Ex. 4.
2810
Llegó a poner su destitución o cese como Embajador de España en París sobre la mesa, posibilidad rechazada por
A. Maura en carta personal que dirigió al diplomático canario el 23 de julio de 1904. Para ello señalaba: “La idea de
amenizar una negociación como la de Marruecos con mudanza del Embajador de España, no es tal que pueda serme
atribuida; ni para semejante cosa es razonable creer que tomase yo iniciativa. Conveniencias de política interior,
cualesquiera que fuesen, no podrían parecerme antepuestas a lo que más aventajare la defensa y procure de los intereses
nacionales en los tratos pendientes sobre Marruecos, pues estimo este asunto como de primera magnitud. Tanto lo miro
así que para perseguir el mejor desenlace de aquella negociación sacrificaría, siempre que viese necesidad en ello, no
solo las tales conveniencias indirectas y remotas de la política interior, sino la presencia de V. en la Embajada, y mi
permanencia propia en el Gobierno“. Carta particular de A. Maura a León y Castillo. 23 de julio de 1904. A.F.M.
Legajo 360 1 /2.
2811
El 19 de julio León y Castillo telegrafiaba a San Pedro: “Delcassé se niega terminantemente a aceptarla. La única
concesión que según me dijo podía hacernos era la de reducir el plazo (que cabía esperar antes de iniciar la penetración
pacífica) de veinte años a quince, y como yo le dijese que tenía instrucciones de V.E. para no aceptar plazo alguno, este
Ministro de Negocios Extranjeros consideró que era inútil que siguiéramos tratando otros puntos no habiendo acuerdo
1536
últimas realizadas –al parecer- por el Ministro francés al Foreign Office. Delcassé habría
manifestado a Londres que Francia deseaba intervenir en los asuntos marroquíes en inteligencia con
el gobierno maurista y ofrecería a España la intervención en dos de las aduanas del Sultanato que
garantizaban la devolución del crédito efectuado a Abd al- Aziz por capitalistas franceses. Se
mostraría favorable a un principio de acuerdo de las dos naciones en cuestiones económicas que
económica en su área de influencia. La única concesión que se mostró dispuesto a realizar fue la de
Castillo le notificó que tenía instrucciones del gobierno español de no aceptar ningún plazo, el
titular del Quai d´Orsay consideró que era inútil debatir sobre los restantes puntos del tratado, no
sobre este de importancia tan capital“. Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. A.G.A. África. Fondo
político de Marruecos. Caja 44 / Ex. no. 4.
2812
R.O. no. 305 del Ministerio de Estado dirigida a León y Castillo. 20 de julio de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5. 846.
2813
Telegrama cifrado de San Pedro a A. Maura. 20 de julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 / 1.
2814
El 23 de julio León y Castillo remitía al Ministro de Estado el borrador del tratado con las únicas modificaciones
que aceptaba Delcassé. El Marqués del Muni señalaba que lo obtenido estaba muy lejos de responder por completo a
los deseos del gabinete maurista, pero aconsejaba firmar el convenio argumentando que las resistencias del Quai
d´Orsay a hacer nuevas concesiones aumentaban a medida que el tiempo pasaba y se acentuaba la intransigencia de los
colonialistas franceses. Delcassé declaró al Embajador que había llegado al último límite en su propósito de acceder a
los deseos españoles. Despacho no. 278 de León y Castillo a Rodríguez San Pedro. 23 de julio de 1904. A.G.A. Fondo
de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5846. El mismo día, 23 de julio, San Pedro telegrafiaba al
Duque de Mandas solicitando el apoyo decidido y resuelto de Gran Bretaña y quejándose de lo poco efectivo que
estaba resultando. El titular del Ministerio de Estado esgrimió el argumento de que la política internacional inglesa
buscaba el control del paso marítimo por estrechos y canales o en su defecto, que no estuviesen bajo la influencia de
grandes potencias como Francia, para que lord Lansdowne posibilitara una presencia más eficaz y firme de España en
el litoral del septentrión marroquí. Telegrama de San Pedro al Duque de Mandas. 23 de julio de 1904. A.F.M. Legajo
360 2/ 6.
1537
actuación económica española en el Sultanato y tratándose las modificaciones de ligerísimos
diplomacia española hacia Francia debidas a un movimiento militar galo que no pudo coger al
gobierno maurista más desprevenido. La flota francesa había enviado dos unidades navales al
puerto de Tánger.2816 La noticia produjo dudas y discusiones en el gobierno español, pues el propio
Antonio Maura llegó a aventurar2817 que se podía tratar de un gesto premeditado del gobierno
Abril.2818 ¿Se trataba de un golpe de efecto del Ejército francés, decidido a demostrar la
determinación gala en este sentido, realizado en donde podía tener más resonancia, en la capital
diplomática del Imperio marroquí?. Las deliberaciones del Consejo de Ministros español
contemplaron remitir en respuesta algún buque de guerra a la ciudad de Tánger, pero esta medida
no fue ejecutada.
2815
Telegrama cifrado de San Pedro a A. Maura. 26 de julio de 1904. . África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 /
Ex. 4.
2816
Telegrama cifrado de León y Castillo a San Pedro. 28 de julio de 1904. A.G.A. África. Fondo político de
Marruecos. Caja 44 / Ex. no. 4.
2817
Carta particular de A. Maura a Rodríguez San Pedro. 25 de julio de 1902. A. F.M. Legajo 360 2 /7.
2818
El instrumento fundamental para la penetración pacífica francesa en Marruecos fue el empréstito del verano de
1904. Inglaterra le había dejado a Francia las manos libres en el Sultanato. Abd-al- Aziz entró en posesión de
forma inmediata de unas sumas importantes. Por otra parte, la garantía asegurada a los prestamistas franceses
comenzó a funcionar. La garantía consistía en el control de las aduanas de los principales puertos marroquíes.
Desde la firma del crédito, un servicio de control había quedado organizado bajo la dirección de Regnault,
cónsul general de Francia. Este servicio estaba compuesto por funcionarios del Quai d´Orsay y del “Service du
Contrôle civil “ tunecino y se puso en seguida manos a la obra, tomando posesión de las aduanas de Tánger,
Saffi, Casablanca, Mogador, Mazagán, Rabat y Larache. Los medios colonialistas franceses intentaban
convencer a Abd al- Aziz para que permitiera un servicio de policía en Tánger bajo la dirección de oficiales
galos, lo que evitaría en el futuro incidentes como el de Perdicaris. Un primer paso fue dado con el
nombramiento del teniente francés (indígena del norte de África, eso sí) Ben Sedira, de la Misión militar gala
en Marruecos como comandante de la artillería de Tánger. El Temps de 28 de julio publicó un vibrante
artículo de Georges Villiers acusando a España de querer, en las negociaciones de París, socavar la integridad
territorial del Sultanato y la soberanía de Abd al- Aziz. Los colonialistas franceses arremetían contra San
Pedro, esgrimiendo el argumento de que era Francia la única que quería reforzar la autoridad del Sultán. Le
Temps: “Propos diplomatiques. Les affaires du Maroc. L´emprunt et les douanes. La police de Tanger. Las
négociations avec l´Espagne«, 28 de Julio de 1904. León y Castillo tuvo que esforzarse para que Le Figaro, el
Gaulouis y la agencia Havas consignaran diversas rectificaciones. Rene d´Aral también se prestó a la tarea de
rectificar en los ánimos de la opinión pública francesa, saliendo en defensa del legítimo derecho que tenían
Maura y San Pedro de dar al tema marroquí una solución satisfactoria para los intereses españoles.
1538
En París, León y Castillo y Delcassé prosiguieron las negociaciones el 28 de julio,2819 en un
esfuerzo último por dejarlas concluidas antes de las vacaciones. Delcassé admitiría nuevas
concesiones al Estado español.2820 La penetración económica quedaba por fin consagrada para
España:2821 los anteriores propósitos del titular de Exteriores francés se habían centrado en que las
infraestructuras y obras públicas, redes férreas, caminos o canales que llegasen al área de expansión
española o que partiesen de ella serían ejecutadas por empresas mixtas, francoespañolas.2822 Ahora
se dejaba claro que las obras públicas serían realizadas –tras acuerdo previo de los gobiernos
español y francés- por sociedades que podrían conjugar indistintamente capitales españoles o
galos. España asimismo tendría pleno derecho en su zona a construir sistemas de comunicaciones y
transporte. Para garantizar la seguridad de los europeos que iban a actuar en uno de los focos de
indígena bajo la dirección de funcionarios argelinos y sin participación española, tal como,
de que el convenio fuera publicado al cabo de quince años de ser firmado.2824 Por otra parte, España
influencia. El Consejo de Ministros celebrado el día 30 de julio en Madrid presidido por Maura
2819
Con fecha 21 de julio, empero, León y Castillo había cablegrafiado al Ministerio de Estado señalando que si bien
Delcassé se mantenía inflexible en mantener un plazo de quince años para el inicio de la penetración económica
española, se prestaba a consignar en el proyecto de convenio el derecho de España a intervenir en la gestión de dos de
las aduanas establecidas en su área de influencia, y el principio de que podría construir asimismo en ella ferrocarriles,
vías de comunicación, etc. Delcassé se proponía que la policía de Tánger fuese enteramente indígena bajo la dirección
de funcionarios argelinos. Por ello juzgaba imposible dar participación en ella a los españoles. Telegrama cifrado de
León y Castillo a San Pedro. 21 de julio de 1904. A.G.A. África. Fondo político de Marruecos. Caja 44 / Ex. no. 4. El
23 de julio, el Marqués del Muni remitía al Ministerio de Estado el borrador de las modificaciones obtenidas, señalando
además: “Las resistencias a hacer nuevas concesiones aumentan a medida que el tiempo pasa y se acentúa la
intransigencia de los coloniales“. León y Castillo a San Pedro. Despacho no 278. 23 de julio de 1904. A.G.A. África.
Fondo político de Marruecos. Caja 44 / Ex. no. 4.
2820
En ese momento León y Castillo planteó la condición de que si en algún momento España decidía desprenderse de
alguno de los territorios contenidos en sus esferas de esfera de influencia, Francia tendría la preferencia a la hora de
quedarse con ellos. Telegramas de Delcassé a Paul Cambon. 29 de julio de 1904. D.D.F, Tomo V, pág. 341.
Lansdowne aconsejaría al Embajador británico en Madrid que pidiese a San Pedro que renunciase a este punto.
2821
Si bien aplazada hasta un período de 15 años después de la firma del convenio.
2822
El borrador anterior también había establecido que españoles y franceses podrían asociarse en Marruecos para la
explotación de minas, canteras y para cualquier empresa económica.
2823
Telegrama cifrado de Rodríguez San Pedro a A. Maura. 29 de julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 / 1.
2824
Telegrama cifrado de León y Castillo a Rodríguez San Pedro. 28 de julio de 1902.A.F.M. Legajo 360 1 /2. Por otra
parte se establecía que la constatación del fin del ‘statu quo’ del Imperio marroquí, que permitiría ejercer libremente a
España su actuación en las esferas de influencia, no sería fijada unilateralmente por Francia, sino estipulada de común
acuerdo por los gobiernos español y francés.
1539
estudió la disyuntiva en la que se movía la diplomacia española: aceptar los términos propuestos
por el gabinete francés o resignarse a dejar pasar el mes de Agosto. La opinión unánime de los
ministros fue la de rechazar los términos propuestos por Francia en diversos artículos cuestionados
por la diplomacia española, resultando por consiguiente inevitable aceptar el paréntesis que abría en
el curso de las negociaciones, la anunciada ausencia del titular de París del Quai d´Orsay.2825
A estas alturas, finales de julio de 1904, no se había hecho notar en nada la inclinación más o
menos favorable de cualquier potencia amiga (Gran Bretaña, Alemania2826) que ayudase a España
presionando sobre Francia, para conseguir una ampliación territorial en la esfera de influencia
española en Marruecos o, cuanto menos, para conseguir una igualdad de oportunidades con Francia
hecho, una buena muestra había sido el empréstito francés de 1904 (finalmente estipulado el 12 de
julio), auténtica punta de lanza de la penetración gala en el Sultanato. Una tarea exclusiva,
monopolizada por la República, que deseaba ahogar financieramente a Marruecos (para ello
Delcassé había animado con ahínco a las entidades financieras galas). Era una actividad que
Francia no deseaba compartir con nadie; deseaba llevarla a cabo ella sola, sin partenaires.2827 En
realidad, la posibilidad del apoyo británico frente a las pretensiones francesas no existía. Sir Edwin
2825
Telegrama cifrado de A. Maura a Rodríguez San Pedro. 30 de julio de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 / 1.
2826
El devenir de las negociaciones francoespañolas inquietaba notablemente a Berlín. Se temía en particular la
preponderancia y los privilegios que Francia recibía en Marruecos. Ello suponía en contrapartida perjuicios políticos y
comerciales para Alemania, no recibiendo el II Reich ninguna compensación. En el gabinete imperial se llegó a hablar
de una acción militar en Marruecos, a la que Guillermo II se opondría, aunque no rechazaba la idea de una ocupación
de Agadir.
2827
El 26 de julio San Pedro reconocía a Ruata: “Hasta ahora ninguna modificación ha habido en las negociaciones
(francoespañolas sobre Marruecos) digna de especial mención, desde el regreso a París del señor León y Castillo, ni
tampoco se ha hecho notar en nada la mayor o menor indicación de otra potencia amiga“. Telegrama de San Pedro a
Angel Ruata. 26 de julio de 1904. África. Sección Política (Marruecos). Caja 44 / Ex. 4.
1540
Egerton recibía instrucciones de Lansdowne de aconsejar a San Pedro que acabase las
San Pedro percibía que el margen de libertad de decisión que le quedaba a España en sus
negociaciones con Francia era mínimo y que la situación era crítica. Si no se llegaba a un pronto
acuerdo con Delcassé sobre Marruecos, las negociaciones corrían el riesgo de quedar rotas
definitivamente.
2829
De hecho, se abrió un período de reflexión que abarcó todo el mes de agosto con
diversos encuentros en San Sebastián entre León y Castillo, Maura y San Pedro y entrevistas con
Agosto fue un mes agitado en Tánger. El 12 se conocía en la capital diplomática marroquí que
el Bajá (= Gobernador) de la ciudad había prendido al secretario del antiguo favorito del Sultan, el
insurrección de Bu-Hamra aunque no duró muchos años, sí que estaba provocando importantes
2828
Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 1 de agosto de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 344-345. El 23 de Julio un
nuevo texto del artículo segundo había sido sometido a la consideración de León y Castillo. La nueva redacción decía
así : « Toutefois tenant compte des difficultés actuelles et voulant en faciliter l ´aplanissement, l´Espagne consent à ne
pas user des cette faculté (d´exercer dans sa zone des droits analogues à ceux reconnus à la France par le deuxième
paragraphe de l´article 2 de la déclaration du 8 avril 1904 relative a l´Egypte et au Maroc) pendant une période qui ne
pourre pas dépasser quinze ans à partir de la signature de la présente convention«. Egerton y Jules Cambon pensaron
que era preciso suprimir la indicación de los quince años, indicando que una negociación ulterior fijaría la duración del
período durante el que España no podría ejercer las facultades de penetración económica que le eran reconocidas en su
esfera de influencia.Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 1 de Agosto de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 344-345. La
estrategia agresiva de Francia hacia Marruecos no descartaba el plano militar. En septiembre de 1903, el coronel Louis-
Hubert- GonÇalves Lyautey había asumido el cargo de jefe del ejército francés en Ain – Sefra, en la frontera argelina.
Lyautey era un distinguido militar colonial, y autor teórico de estrategias de penetración colonial. Su idea, basada en la
experiencia en Indochina y Madagascar, era la de la mancha de aceite, que le serviría para ir royendo desde Argelia
algunos pedazos del territorio oriental marroquí. El sistema consistía en desplegar unidades en puestos fortificados en la
vecindad de regiones todavía no colonizadas. Estos puestos coloniales servirían para dar una imagen del poder militar
francés, y para dotar de seguridad, mercados libres y facilidades médicas con las que ganar los ‘corazones y mentes’ de
los marroquíes. Las medidas militares estribarían en ir ocupando aduares o villorrios en tierra ajena para proteger los
que en terreno propio podrían ser atacados desde aquél. Indudablemente, una vez ocupado este aduar fronterizo, el que
pasaba a ser una amenaza potencial era el siguiente hacia el interior del Sultanato y así se podía ir avanzando, con
paciencia y constancia, pero de modo indefinido. Esta política de policía colonial era respaldada por una buena
infraestructura militar y un excelente servicio de inteligencia y espionaje. En octubre de 1903 Lyautey decidió ocupar
el territorio marroquí de Becar, una base para los ataques de los resistentes contra las fuerzas francesas. Después de una
tormenta de protestas del Majzén al Quai d´Orsay, Lyatey retiró sus tropas pero estaba claro que volverían. En el
verano de 1904, las tropas francesas ocupaban Berguent y se negaban a evacuarla, siendo la actitud del militar
respaldada por la de Jonnart, gobernador general de Argelia. Cfr. Saint- René Taillandier: Les origines du Maroc
français, pp. 194-197.
2829
. El 1 de Agosto León y Castillo comunicaba al Ministro de Estado que Delcassé había comenzado sus vacaciones.
Esto posponía definitivamente las conversaciones durante cuarenta días. El Embajador español solicitó autorización
para trasladarse desde su lugar de veraneo, Biarritz a San sebastián para poder conferenciar con Maura y San Pedro.
Telegrama de León y Castillo a San Pedro. 1 de agosto de 1904.A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de
España en París. Caja 5.846.
1541
cambios en la estructura del Imperio. Sus ataques contra la corrupción, la desorganización y la
falta de religiosidad de Mawlay Abd al- Aziz tuvieron un poderosísimo impacto entre las gentes del
Imperio. Al mismo tiempo, al plantar cara a las tropas imperiales socavó el prestigio del Mennebhi.
Una vez que el pretendiente Bu-Hamra fue obligado a escapar al lejano nor-este del Imperio y a
refugiarse en la vieja casbah de Zeluán, próxima a la frontera de Melilla, el favorito del Sultán, el
Mennebhi dejó de recibir apoyo del soberano y del Majzén. Sus rivales políticos consiguieron que
le fuera retirado el mando militar sobre las tropas, y al caer en desgracia, emprendió un largo viaje.
Cuando retornó del mismo, se estableció en Tánger. La hostilidad del Majzén empezó a
manifestarse desde el mismo momento de su regreso (En 1901 cuando acudió como Embajador del
Sultán a Londres fue investido con la Gran Cruz de San Miguel y San Jorge, y a su regreso a Fez
estuvo también a punto de ser víctima de intrigas palaciegas por parte de los elementos más
protección del agente británico Mac Lean). Algunas propiedades que había adquirido en
Alcazarquivir fueron confiscadas, siendo selladas sus fincas por las autoridades, lo que motivaría
una primera queja del agente consular británico motivada por la condición del antiguo favorito de
protegido inglés. La prensa tangerina en lengua inglesa empezó asimismo a publicar una serie de
malversación de caudales públicos una fortuna particular. Con todo, el Majzén había perdido así a
su más exitoso y capacitado militar y de hecho, a partir de este momento, al gobierno marroquí le
costó mucho extirpar por completo la rebelión roguista, por lo que nuevos préstamos se hicieron
necesarios. Esta era una situación que beneficiaba a los intereses franceses.2830 Al producirse la
detención de su secretario, empezaron a circular rumores por Tánger de que el Mennebhi se había
de la Delegación del Sultán, agente de negocios e íntimo amigo del Mennebhi. En la ciudad
2830
Cfr. Pennell, C.R.: Morocco since 1830. A History, Londres, Hurst & Company, 2000, pág. 129.
1542
situación generada por la declaración francobritánica de abril que relegaba la influencia de
parecía muy verosímil que el gobierno británico se aventurase a desagradar a Francia, apoyando a
su protegido, tras “desinteresarse“ del futuro del Sultanato y dada la importancia que se otorgaba al
acuerdo de resolución de los litigios coloniales. Pero el Reino Unido no estaba dispuesto a
abandonar a el-Mennebhi y mostró una gran firmeza, aún a riesgo de provocar complicaciones
británico, el H.M.S. Minerva para apoyar al exfavorito.2832 La Legación británica redactó asimismo
un documento a favor del Mennebhi, reclamando respeto para el protegido británico, texto dirigido
a las autoridades marroquíes. Durante la segunda mitad del mes de agosto, por este motivo,
surgieron en Tánger múltiples conjeturas y deducciones (todas ellas erróneas) hasta el punto de dar
por muerto o poco menos el acuerdo franco-inglés. La prensa local francesa en un artículo titulado
“Minerve et Kleber“ se preguntaba si la presencia del buque inglés significaba una revocación del
mandato por el cual Inglaterra había transferido en gran medida sus intereses en el Sultanato alauí a
Francia. El Majzén contestó poco después a la requisitoria inglesa. El problema no hizo sino
complicarse más. La línea política del Majzén consistía en endurecer la persecución y el castigo
ejercidos sobre el- Mennebhi, acumulando cargos contra él, e imponer una actuación de fuerza. La
Legación británica, empero, siguió desarrollando la defensa del exfavorito, estudiando los cargos y
británica, White recibió instrucciones de soslayar posibles tensiones con la Legación francesa así
Saint-René Taillandier. Carecían de fundamento, por lo tanto, los inmediatos y graves conflictos
2831
Cfr. Bernardo de Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 223. 13 de agosto de 1904. A.G.A. Africa
(Sección Histórica de Marruecos). Caja 93 / Ex. no. 1.
2832
Cfr. Telegrama de Bernardo de Cólogan a Rodríguez San Pedro. 15 de Agosto de 1902. A.G.A. África. Fondo
Histórico de Marruecos. Caja 93 / Ex. no. 1.
1543
que las mentes calenturientas en Tánger habían diseñado, incluso señalando que el Minerva tenía
preparada una compañía de infantería de marina para desembarcarla si no era pronto resuelta
satisfactoriamente la cuestión del Mennebhi. Delcassé transmitió al Foreign Office a través del
Encargado de negocios de la Embajada gala en Londres una carta personal, insistiendo sobre los
grandes inconvenientes para el mantenimiento del ‘statu quo’ que causaría un desembarco de
marineros británicos en Londres. La inutilidad de esta medida venía reafirmada por las seguridades
dadas en Tánger al diplomático británico White de que el Mennebhi no corría ningún peligro. Por
su parte, el plenipotenciario español, Cólogan aconsejó al Bajá de Tánger que Marruecos no debía
arreglo satisfactorio con Inglaterra. Así el gobierno marroquí evitaría las intromisiones de Francia.
De hecho, el gobierno francés actuaría como mediador en el asunto del secuestro de Perdicarios por
el Raisuni, para luego presentar como un éxito político propio su intervención, que se resaltó como
la que trajo la solución al problema.2833 La caída de el- Mennebhi propició el encumbramiento a las
altas jerarquías del Majzén de un grupo que generalmente era considerado como pro-francés.
Incluía este grupo a la familia Tazi, uno de cuyos miembros, el taleb Sid Mohammed ben
Guebbas. Sería un miembro de este nuevo grupo de poder, Sid Abdessalam Tazzi el que anunció su
traslado a Tánger para negociar con el Encargado de Negocios inglés la resolución de la cuestión
del exfavorito. Con la negociación se evitaría que el tema adquiriera las proporciones de un
conflicto que se pudiera escapar al control de Inglaterra, máxime ahora que las dos potencias
mayor entidad, como era el caso del conflicto ruso-japonés en el Lejano Oriente. El equilibrio
europeo parecía amenazado ante la posibilidad de una derrota inesperada del Imperio zarista.
Personalmente el Mennebhi fue objeto de atención e interés por parte de la Legación española.
1544
estaba tranquilo, confiado, y pese a la oposición de sus antiguos rivales conservaba apoyos y
amigos en Fez y esperaba en el caso de verse obligado a trasladarse a la corte, poder derrotar
políticamente a su rival Ben Sliman. Ello sin embargo era imposible: se estaba consolidando una
hegemonía pro-gala en la corte y un viaje del exfavorito a Fez era algo así como la afirmación de
plenipotenciario galo no iba a consentir esa reversión de tendencias e iba a procurar impedir la
franceses. En varias cartas dirigidas al Sultán desde Egipto a lo largo de su peregrinación se había
manifestado en este sentido; ahora que Francia estaba cercando financieramente al Majzén, sólo
gobierno español no veía con malos ojos esta posibilidad, teniendo siempre presente que los
franceses no eran sólo los supuestos “aliados naturales“ de España. Eran también los adversarios
concurrentes que buscaban el control de Marruecos desde el siglo XIX. El –Mennebhi contaba con
que Francia perdería peso a escala internacional, a causa de los desastres que frente al Ejército y
Marina japoneses experimentaba su aliado, el Imperio ruso, y aunque Inglaterra había traicionado
su confianza , limitándose a obrar como un comerciante “que se quedaba con Egipto“, dejando
Marruecos en manos de Francia, quedaba la gran incógnita del II Reich. Un Imperio, el alemán, que
no tenía vínculo alguno con la política francesa y al que se podía recurrir. Por ello el exfavorito
consideraba que no se cumplirían los intentos absorbentes del Sultanato que manejaba Francia y
que existía la posibilidad de revocar la concesión de las aduanas de los puertos marroquíes como
garantía de la devolución de los empréstitos. El- Mennebhi juzgaba que bastaban los ingresos de la
aduana de Tánger para devolver pronto el empréstito francés. El exfavorito consideraba que existía
un orgullo patriótico acendrado, fuerte en Marruecos y que las familias más pudientes del Sultanato
se apresurarían en ofrecer al Sultán las sumas necesarias para devolver el crédito y no quedar
1545
hipotecados con Francia. De hecho este proyecto estaba siendo publicitado por el- Mennhebhi para
supuesta dimisión del delegado del Sultán ante las potencias extranjeras, Mohammed Torres. Se
sospechaba que su sucesor sería Sid Ben Nadssar Ghannam, colaborador suyo en la Delegación del
Majzén, que ciertamente no era muy simpático al cuerpo diplomático por su cariz muy
grupo conservador de Ben Sliman. El tema de la dimisión de Torres se relacionaba con los
reproches que le había dirigido el Majzén por el apoyo que había prestado a el- Mennebhi con
ocasión de las intrigas palaciegas que habían causado la caída en desgracia de este último.2835 De
hecho los nuevos dirigentes del Majzén habían puesto en marcha una caza de brujas, persiguiendo
como probritánicos. Mohammed Torres recibió también una severa carta del gobierno
criticándole.2836 También se señaló poco después que su sustituto podía ser el conservador, afecto
también a Ben Sliman, sid Abdesssalam Tazi, que fue durante mucho tiempo Ministro de Hacienda
del Gran Visir Bu Ahmed. Los rumores fueron especialmente intensos cuando Mohammed Torres
fue llamado a mediados de agosto a la corte imperial. De hecho no respondía la llamada del Sultán
a un cese del Delegado, sino a una búsqueda de consejo por parte del Sultán para resistir a la
influencia francesa, movimiento que cristalizaría cuando Mawlay Abd al- Aziz solicitaría a los
ulemas de Fez una fatua (= texto, conclusión, sentencia) relativa a las relaciones de Francia con el
gobierno Maura estipulaba que era necesario estar bien informado de todos los sucesos que
ocurrieran al otro lado del Estrecho de Gibraltar y en este sentido, los escasos y generalmente
2834
Bernardo de Cólogan al Ministro de Estado. Despacho no. 100. 15 de marzo de 1905. A.G.A. África (Sección
Histórica). Marruecos. Caja 93 / Ex. no. 1.
2835
Bernardo de Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 216. 12 de Agosto de 1904. A.G.A. África (Fondo
Histórico de Marruecos). Caja 93 / Ex. no. 1.
2836
Cfr. Bernardo de Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 224. 14 de agosto de 1904. A.G.A. África (Fondo
Histórico de Marruecos) Caja 93 / Ex. no. 1.
1546
breves textos disponibles en la documentación diplomática son de tal naturaleza que permiten una
interpretación clara de que estas actuaciones se llevaban a cabo en el marco del más estricto
primera mano que era remitida de manera confidencial a conocimiento del gobierno maurista.2837
días después, la dimisión de Torres. Este asunto daría pie a una controversia mediática que
enfrentaría en Tánger a dos círculos: aquellos proclives a que Marruecos resistiera la embestida
imperialista francesa y que pretendían que se conservase a Torres en su puesto, y aquellos otros
que defendían abiertamente el cese del viejo delegado del Sultán. La batalla enfrentó por un lado al
redactor asimismo del periódico local Le Maroc, órgano oficioso de la Legación gala, que dictaba
estrictamente sus planteamientos, respaldado por el corresponsal de The Times, Harris y por otro
lado el gabinete maurista que incluso estuvo dispuesto a financiar con ciertas moderadas
Carece de sentido hablar de una política de supeditación española a los intereses de Francia
defensa de Torres frente a los ataques que éste sufría de los órganos de expresión galos. Si por un
precedente de otra estrategia diferente, la del bienio sagastino en 1901-1902, que no se había
traducido en una mayor aplicación del principio de influencia española en Marruecos. El nuevo
2837
Cfr. Bernardo de Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 234. 19 de agosto de 1904. A.G.A. África. Sección
Histórica (Marruecos). Caja 93 / Ex. no. 1.
2838
Cfr. Bernardo de Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 239. 24 de agosto de 1904. A.G.A. África (Fondo
Histórico de Marruecos). Caja 93 / Ex. no. 1. Sobre la continuación de las especulaciones véase: Bernardo de Cólogan
a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 253. 3 de Septiembre de 1904. A.G.A. Fondo Histórico de Marruecos. Caja 93 /
Ex. no. 1.
1547
movimiento español a principios de septiembre fue atraerse la voluntad y el cariño del hijo de
Mohammed Torres. Mientras había perdurado el valimiento de el- Mennebhi en el ánimo del Sultán
no habían prosperado las insinuaciones y las intrigas suscitadas por las ambiciones de los rivales de
Torres. En cuanto estallaron las intrigas en palacio apenas caído en desgracia el- Mennebhi por el
fracaso de la expedición imperial a Taza, empezaron a cobrar fuerza las posiciones del partido
conservador, representante de la más rígida tradición jerifiana encabezado por el Gran Visir El
Garnit (calificado por Cólogan como un anciano “retrógrado en extremo“), por Ben Sliman,
Ministro de Negocios Extranjeros y pro-galo y por los hermanos Tazzi. El planteamiento del
asunto Perdicaris provocó que se desataran las críticas contra Torres acusándolo de desidia en las
gestiones de rescate del estadounidense. Fue la víctima propiciatoria de las ínfulas de los pro-
franceses. Le echaron en cara que en lugar de organizar el asesinato de El- Raisuni, negoció con él,
admitió sus quejas, liberó a los presos que quería el bandolero y le entregó enormes sumas de
dinero. El Majzén estuvo a punto de organizar una auditoría que revisara la contabilidad de la
Delegación imperial. Los diplomáticos españoles salieron en defensa de Torres, resaltando que, en
caso de no pagarle Torres, el Raisuni hubiera matado a Perdicaris lo que hubiera ocasionado una
bandidaje por parte del Raisuni, al carecer éste en Tánger de un interlocutor que le respetara y
apreciara, y procurara empatizar con él. Las cabilas montañesas se hubieran soliviantado, acusando
al Sultán de destituir a Torres por querer entregar el país a los franceses. Se apaciguó entonces el
intento de cese de Torres, aunque seguía planteada la fuerte oposición larvada contra él, por
considerarlo proclive a El-Mennebhi. Únicamente contaba con ciertos apoyos tenues entre el
Majzén. El más relevante de ellos era Abdessadak, gobernador de Tánger que había sido nombrado
por el gobierno marroquí gobernador general del Rif, y que había partido para Melilla y Uxda con
el fin de revertir la situación de rebelión roguista en el extremo noreste del Imperio marroquí. A
1548
dimisión y el nombramiento para sustituirle de sid Abdessalam Tazzi. De hecho, el 12 de octubre
llegaban a Tánger cartas de Fez según las cuales sid Abdessalam Tazzi había salido hacia la capital
diplomática marroquí, para estar al frente de la Delegación del Sultán.2839 El periódico francés Le
considerándolo como muy oportuno para la causa francesa. El hecho aparecía revestido de un fuerte
carácter político y era propalado como una gran victoria francesa. Poco después sin embargo se
descartó el viaje de Tazzi a Tánger para sustituir a Torres. Se rumoreó que el descarte de Tazzi se
debía a su pretensión de ser revestido de mayores poderes que Mohammed Torres y amplias
A lo largo de la primera quincena del mes de agosto, Maura y San Pedro convinieron en
solicitar nuevamente el apoyo británico para cuando se volviesen a reanudar las conversaciones de
pretensión española de ejercer de manera inmediata la acción civilista en las zonas de influencia en
el Sultanato.2842 Lansdowne sugirió en primer lugar (fórmula defendida por Egerton) que se dejase
para acuerdos posteriores a convenir entre España y Francia el determinar los detalles del ejercicio
de sus acciones de influencia en las respectivas zonas territoriales, llegándose así a soslayar el
punto crucial del desacuerdo en las conversaciones de París.2843 Paralelamente, a lo largo del mes
2839
Cfr. Bernardo de Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 304. 12 de octubre de 1904. A.G.A. África.
Sección Histórica (Marruecos). Caja 93 / Ex. no. 1.
2840
Bernardo de Cólogan a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 367. 30 de noviembre de 1904. A.G.A. África (Fondo
Histórico de Marruecos). Caja 93 / Ex. no. 1.
2841
“Nosotros – telegrafiaba San Pedro al Duque de Mandas el 30 de julio de 1904– comprendiendo que en los
primeros momentos podría constituir una grave dificultad la doble acción de Francia y España en el Imperio de
Marruecos y que aún más adelante necesitaría coordinarse en muchos casos habíamos propuesto una fórmula según la
cual España podría abstenerse de proceder en tales eventualidades y si no obstante resultase conveniente o necesaria
alguna acción para la asistencia del gobierno del Sultán dentro de nuestra esfera de influencia los dos gobiernos,
español y francés se pondrían de acuerdo para prever esa necesidad “. Con esta fórmula se buscaba el apoyo decidido
del Foreign Office. Carta sin numerar de 30 de julio de 1904 de Rodríguez San Pedro al Duque de Mandas. A.F.M.
Legajo 360 2 / 6.
2842
Mandas telegrafiaba a San Pedro el 3 de agosto: “Lord Lansdowne me ha ratificado que no admitirá Inglaterra en
modo alguno derecho preferencial a favor de Francia. (para recibir ésta tierras de la esfera de influencia hispana, caso
de querer cederlas el gobierno español) Recuerda que ésta le había expresado admitía que nuestra acción empezara
como derecho, desde luego, aunque en la práctica hay que evitar herir a los marroquíes. Así es que esto que le
manifiesto ahora (los plazos que quería imponer el Quai d´Orsay) no puede entenderlo (...)“. Telegrama del Duque de
Mandas a lord Lansdowne. 3 de agosto de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 / 6.
2843
Maura y San Pedro redactaron la siguiente fórmula: “En consideración a las dificultades actuales, y a la
conveniencia recíproca de allanarlas, España declara su propósito de no usar esa acción (la civilista) sino en
1549
de agosto la ciudad de San Sebastián fue la sede de intensas gestiones de los Embajadores francés e
inglés, actuando en connivencia. Egerton y Jules Cambon intentaron presionar a la Reina Madre
para que el gabinete Maura cediese y se plegase a las indicaciones de Delcassé. León y Castillo,
trasladado a la ciudad donostiarra, se mostraba muy firme no claudicando ante estas presiones: “la
Reine –indicó a Jules Cambon– désire vivement la conclusión de l´arrangement, mais n´a plus
texto que Egerton había redactado, respaldado por Cambon, previendo precisamente que el inicio
posteriormente a la firma del tratado. Era un punto que Maura no aceptaba, pero tampoco Delcassé,
asustado por el incidente producido el 5 de agosto en Tánger cuando algunos marineros del buque
de guerra Galilée que habían bajado a tierra fueron tiroteados por marroquíes. El titular del Quai
d´Orsay preveía que una aparatosa acción española produjese un baño de sangre en el Imperio
jerifiano. Por ello deseaba tener las manos libres y no ver su política en Marruecos comprometida
comunicaría posteriormente que en el Foreign Office le habían indicado que el 16 de agosto Lord
inteligencia con Francia, y por los medios que ambos gobiernos puedan convenir durante el primer período de la
aplicación del presente convenio, no debiendo exceder ese período de quince años, contados desde la firma (...) del
convenio; así como Francia en la acción que le corresponde cerca del gobierno marroquí mientras dure el statu quo, que
habrá de proceder en inteligencia del gobierno español, para aquello que afecte a la zona de influencia reservada a
España “. De esta manera Francia quedaría con las manos libres para obrar en su esfera de influencia, pero obligada a
concertarse en lo que afectara a los intereses españoles. Telegrama de Rodríguez San Pedro al Duque de Mandas. 10
de agosto de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 / 6. Lansdowne recibió una copia el 16 de agosto de la fórmula propuesta por
el tándem Maura / San Pedro y aseguró a Mandas su intención de apoyarla. Telegrama del Duque de Mandas a San
Pedro. 16 de agosto de 1904. A.F.M. Legajo 360 2 /6.
2844
Telegrama de Jules Cambon a Delcassé. 6 de Agosto de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 348-349. Jules Cambon
escribiría a Delcassé el 9 de agosto que no valían las presiones anglo-francesas sobre Alfonso XIII y la Reina Madre.
María Cristina no podía influir en la actuación del Gobierno. Tampoco Alfonso XIII tenía la autoridad que María
Cristina había gozado en el pasado; la personalidad de Maura, absorbente, determinante limitaba la influencia en
política exterior de los dos. De hecho, María Cristina expresó su particular aversión al ejercicio que hacía San Pedro en
el Ministerio de Estado. Despacho no. 148 de Jules Cambon a Delcassé. 9 de agosto de 1904. D.D.F. Tomo V, pp. 357-
361.
2845
Telegrama de Mandas a San Pedro. 15 de agosto de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de
España en Londres. Caja 7.024.
1550
Lansdowne había escrito a sir Edwin Egerton, Embajador en España del Reino Unido
encareciéndole que apoyara ante el Embajador de Francia en España, Jules Cambon, las
propiciado como hemos resaltado la colaboración de los Embajadores Egerton y Jules Cambon.
todas las cuestiones de organización de las esferas de influencia e intentaba buscar una fórmula que
acoplase los deseos españoles con las necesidades de prudencia aconsejados por Francia. La
consecución de este acuerdo sería un éxito trascendental para el gobierno ante las Cortes.
Ministro de Estado enviaba con fecha 29 de agosto una real orden a León y Castillo fijando los
puntos de vista del gobierno conservador en el nuevo proceso negociador. El Marqués del Muni ya
había tenido ocasión de entrevistarse reiteradas veces en la capital donostiarra con Maura y San
Pedro, que ya le habían notificado una serie de instrucciones verbales. En primer lugar, la real
orden contenía diversas indicaciones sobre la declaración que debía ser publicada, insistiendo en la
documento insistía en que aun siendo competencia de España velar por la seguridad y tranquilidad
en el ámbito de sus esferas de influencia, no deseaba en modo alguno ejercitar esa tarea de forma
unilateral, sino de forma previamente acordada con Francia durante los primeros quince años de
vigencia del convenio. Esta era la fórmula establecida por el gobierno español a la hora de aceptar
el precio de los quince años de dilación. Maura y San Pedro deseaban, asimismo que Francia se
concertase antes con España a la hora de actuar cerca del Majzén en todos los aspectos atinentes a
2846
Duque de Mandas a Rodríguez San Pedro. 9 de Septiembre de 1904. Despacho no. 110. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja / Legajo 7.024.
1551
la esfera de influencia hispana. España renunciaba a ejercer influencia política en Fez. En tercer
lugar, el gobierno español deseaba que quedase expresamente estipulada la libertad de comercio
para todos los capitales europeos en el Sultanato y la libertad de acción económica hispana en el
Sultanato desde la firma del convenio ( intervención y regularización de las aduanas, apertura de
caminos y obras públicas, construcción de ferrocarriles, canales, mejoras materiales del Sultanato,
explotación de minas, canteras, etc) dentro de la zona delimitada para su natural influencia y en la
francesa. En cuarto lugar, además de refrendarse el derecho español sobre Santa Cruz de Mar
Pequeña, debía quedar estipulado que el gobierno francés reconocía al hispano plena libertad de
acción sobre la región comprendida entre los paralelos 26 y 27º 40‘ de latitud Norte y el meridiano
11º Oeste de París, territorios que se entendían ¡ahora por parte española¡ que estaban fuera del
de 1904, la frontera meridional de Marruecos sufrió los caprichos de los intereses de Francia y
España, con la anuencia en este último caso (1904) de Inglaterra y fue cambiada de emplazamiento.
Si en el de 1902, continuaba fijada en el paralelo 26º (es decir en el de cabo Bojador), en el de 1904
había sido desplazada al paralelo 27º 40‘ Norte, delimitando entonces una zona de soberanía
española que se correspondía con la Sakia al- Hamra.2847 La decisión de dar la categoría de
territorio de soberanía a esta región partió, según Frank E. Trout, del ministro de Asuntos
Exteriores de Francia, Delcassé, a propuesta del embajador galo en Londres, Jules Cambon, para
compensar a España por las amputaciones territoriales sufridas en sus respectivas zonas de
La esfera de influencia sur de España en Marruecos tendría por lo tanto como límite
meridional los 27º 40‘ Norte y como límite septentrional el curso del río Tazerualt, llegando por el
2847
J. Martínez Milán: “Un discurso relativo a la frontera sur del reino de Marruecos entre el reinado de Mulay Hassan
I y el establecimiento del protectorado hispano-francés (1874-1912), en Awraq. Estudios sobre el mundo árabe e
islámico contemporáneo, vol. XVII, 1996, pág. 252.
2848
Cfr. Trout, F., Morocco’ s Saharan Frontiers, Geneva, Droz Publishers, pp. 177-178.
1552
El tratado se firmaría para una vigencia de 30 años. No se publicaría hasta que cesase la
intranquilidad en el norte del Sultanato. En todo caso, las instrucciones sugeridas por el Ministerio
si los dos gobiernos, puestos de común acuerdo, juzgaban que podía hacerse sin inconvenientes.
volvió a tropezar –encarado con los problemas de ajuste de su política marroquí con la practicada
por Francia- con la imposibilidad de realizar una actuación de envergadura, al faltarle la solidaridad
británica. León y Castillo informaría con estupefacción cómo a pesar de las promesas efectuadas en
agosto por el Foreign Office, el Embajador británico en París carecía de instrucciones para apoyar
las fórmulas españolas.2850 En Londres seguían los recelos hacia el gobierno conservador, al
debatirse la inclusión en el tratado francoespañol de una cláusula que daría a Francia la preferencia
absoluta en el caso de que España quisiera ceder alguna de sus posesiones en el Imperio marroquí.
Lansdowne consideraba que la zona reconocida a España debía serlo con carácter de perpetuidad y
definitivamente. Ese día tuvo lugar una larga entrevista entre el Marqués del Muni y Delcassé. El
motivo de su conferencia fue únicamente la fórmula de redacción de los párrafos segundo y tercero
del artículo segundo del proyecto de convenio de Marruecos relativos al momento temporal y a
2849
R.O. del Ministerio de Estado sin numerar dirigida a León y Castillo. 29 de agosto de 1904. A.F.M. Legajo 360 1 /
1.
2850
Telegrama de San Pedro al Duque de Mandas. 18 de Septiembre de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en Londres. Caja 7.024. Mandas intentó disculpar al Foreign Office señalando que a mediados de
septiembre todavía se encontraban en vacaciones tanto lord Lansdowne como Paul Cambon, el Embajador galo en
Londres. Vanas esperanzas pues el apoyo del Foreign Office era cuidadosamente medido y no pasaba nunca de unos
estrictos límites. Era un apoyo sincero, pero muy pautado. No pasaba nunca de los lindes que le supusieran llegar a un
serio disgusto o a un enfrentamiento con la República francesa. Sir Francis Bertie, designado como nuevo Embajador
del Reino Unido en París atendería a Mandas el 18 de septiembre comunicándole que la fórmula de apoyo a España
sería transmitida a Delcassé por medio de la Embajada inglesa en Madrid e igualmente a Geoffray, el Ministro
plenipotenciario que dirigía la Embajada gala en Londres en ausencia de Paul Cambon, que seguía de vacaciones. Lord
Lansdowne había recalcado que le parecía razonable la idea española de iniciar una acción civilista en Marruecos y que
vería con gusto una respuesta satisfactoria gala. Mandas a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 112. 19 de Septiembre
de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en Londres. Caja 7.024.
1553
cómo comenzaría España a ejercer su política de penetración pacífica en el área de influencia a ella
reservada. El apoyo de lord Lansdowne fue meramente testimonial; no fue muy efectivo y esto fue
una característica constante hasta el final de las conversaciones.2851 La nota remitida por el titular
del Foreign Office al Quai d´Orsay se limitaba a señalar que la fórmula esgrimida por España le
Tres días después Delcassé acabaría aceptando la fórmula prevista por San Pedro para el
artículo segundo del proyecto, permitiendo así la acción civilista española.2853 Ahora bien, el titular
del Quai d´Orsay presentó una redacción matizada con algunas variantes en las que se declaraba
que durante el primer período de 15 años de aplicación del convenio, Francia en el caso de creer
que debía intervenir cerca del Majzén en asuntos concernientes a las esferas reservadas a España,
declararía previamente a España sus intenciones. Terminado ese primer período y mientras durase
el ‘statu quo’ del Imperio marroquí, la acción del gobierno francés sobre el Majzén en lo referente a
las esferas españolas no podría ejecutarse sino después de ponerse de acuerdo con el gobierno
aprobado así como la declaración pública que había sido redactada conjuntamente con el
tratado.2855
2851
León y Castillo telegrafiaría a San Pedro el 17 de septiembre: “Embajada inglesa tiene orden de enterarse
resultado mis gestiones pero no la de apoyarlas“. Telegrama de León y Castillo a Rodríguez San Pedro. 17 de
septiembre de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5.846.
2852
Telegrama de León y Castillo a San Pedro. 14 de septiembre de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos Exteriores.
Embajada de España en París. Caja 5. 846.
2853
El párrafo segundo del artículo segundo del convenio con Francia sobre Marruecos estipulaba finalmente que en
consideración al estado de desorden existente en el norte del Sultanato, España no ejercería la acción civilista sino
poniéndose de acuerdo con Francia durante los quince primeros años de aplicación del convenio.
2854
León y Castillo a Rodríguez San Pedro. Despacho no. 368. 23 de Septiembre de 1904. A.G.A. Fondo de Asuntos
Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5. 846.
2855
R.Orden del Ministerio de Estado no. 394 dirigida a León y Castillo. 26 de septiembre de 1904. A.G.A. Fondo de
Asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5. 846.
1554
14.30. España obtiene el ansiado “lugar al sol” en Marruecos. Inserción de España en el
El que España viera reconocido un ‘lugar al sol‘ de Marruecos, que readquiriera en octubre
decir que el futuro iba a plantearse carente de dificultades. Al producirse la caída del gabinete
maurista, en diciembre de 1904 se formó un nuevo gobierno, interino y breve, de gestión de los
García Sancho, marqués de Aguilar de Campóo tuvo que hacer frente: 1º) a sospechosos
influencia a España en el Sultanato2856; 2º) a una situación de tensión creciente en Marruecos donde
los ánimos se exaltaban contra la penetración imperialista. Respecto a este último punto, llegó a
escribir a León y Castillo que la religión musulmana dotaba a los marroquíes de una fuerza
inexplicable, más allá de todo cálculo; la expresión ‘guerra santa’ embriagaba a los habitantes del
Imperio de tal forma que en su nombre eran capaces de obrar milagros. Aguilar preveía una unión
antiimperialista de los partidarios del Rogui y de los del Sultán junto con los del Raisuni y otros
caudillos rebeldes y bandidos y una intromisión europea en el Sultanato podría acarrear en aquel
de Diciembre de 1912 saldría en defensa de la política exterior practicada por los gobiernos de su
padre y por los conservadores en general a lo largo de los diez primeros años de vigencia del siglo
2856
Se citaba al respecto el viaje de un enviado del Sultán, sid Ahmed el Mokri a París a finales de 1904, aunque se
barajaba el que pudiera llevar el encargo de adquirir armas y municiones o el de hacer algunas peticiones al gobierno
republicano. La prensa española relacionaba su venida a Europa (debía visitar también Londres, Berlín, Lyon, Marsella
y Constantinopla y Aguilar ordenó que se le vigilase en todas estas ciudades), acompañado por el director del Credito
ferroviario y agrícola de Argelia, Mr. Máxime Allier con la complicada situación por la que atravesaba el Imperio
jerifiano. Aguilar recomendó a León y Castillo que prestase la mayor vigilancia sobre los pasos y gestiones de el-
Mokri en París. El Ministro de Estado, marqués de Aguilar de Campóo a León y Castillo. Despacho no. 485, reservado.
27 de diciembre de 1904. A.G.A. Fondo de asuntos Exteriores. Embajada de España en París. Caja 5.846.
2857
El periódico La Época llegó a publicar que algunas cabilas del noroeste marroquí recibían cartas y dinero de
diversas casas comerciales británicas, para que se sublevasen contra la influencia francesa.
1555
XX. Analizó el contexto finisecular del siglo XIX que obligó a la defensa de la integridad
territorial del país, y a asumir unos intereses y unos instrumentos diplomáticos como medios para
El contexto había sido muy peligroso. En los primeros años del XX el mundo se encontraba
parámetros de potencia industrial y colonial, y las experiencias históricas más recientes –China,
Portugal, la misma España en 1898– habían demostrado con toda crudeza que los grandes
propiciaban el deslizamiento de los más débiles desde la condición de sujetos del derecho
internacional al de objetos de reparto. La política que guió a conservadores (pero también a los
liberales en 1901) siguió la senda de un arriesgado empeño para que España aprovechase las
oportunidades que se le presentaban para participar con las grandes políticas del entorno en una
cualquier momento, los grandes asimilasen al país a ese mundo codiciado por el imperialismo. Por
ello, los estadistas españoles –ya desde Silvela, en 1900 con el intento de apoderarse de Tarfaya y
la Sakia al- Hamra con apoyo inglés- diseñaron una política relativamente ambiciosa para hacerse
con un lugar, aunque fuese modesto, entre los estados que decidían el futuro de los demás.
Tampoco resulta sorprendente que una política de ese tipo, hecha por minorías y por notables, y no
impulsores (por ello se quebraba, cuando, por ejemplo en 1900 fallaban los apoyos exteriores, en
este caso el de Salisbury) y que entrase de manera inmediata en contradicción no sólo con las
condiciones de una economía incapaz de competir en Marruecos con las economías alemana,
francesa, inglesa, sino también con amplios sectores sociales para quienes no había más
‘regeneración ‘ que la que pasaba por la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, por
1556
el logro de la democracia parlamentaria y por el rechazo, violento en 1909, de una política exterior
Imperio alemán y las alianzas con Francia o con Inglaterra por separado, se decantaba por un
compromiso serio y simultáneo con estas dos potencias a la vez. Cerrado el proceso de
Canarias, y al mantenimiento de sus posiciones en las costas del Estrecho de Gibraltar, una
proporcionaba la Entente franco-británica de abril de 1904. Por eso afirmaba G. Maura y Gamazo:
“Amistades y alianzas con Inglaterra ó con Francia, no; con Francia y con
Inglaterra (...), esa es la expresión felicísima de nuestra política exterior. Francia e
Inglaterra se entendieron sobre Marruecos, é instantáneamente España encontró la
fórmula para hacer compatibles sus derechos y sus intereses en Marruecos con Francia, y
fuimos a Algeciras, y salió fortalecida la inteligencia anglo-franco-española; y en la
primavera de 1907 el rey de Inglaterra fue a Cartagena y el Rey de España fue a
Cartagena, y Francia envió allí una representación, y se firmó el Convenio de Cartagena; y
Francia, Inglaterra y España, pactaron el ‘statu quo‘ en el Mediterráneo y en la costa
Norte del Atlántico, que era la seguridad de nuestras Baleares, la seguridad de nuestras
Canarias.“ 2858
La obtención del ansiado ‘lugar al sol’ en Marruecos en 1904 fue la primera piedra en el
sendero de los acuerdos anglo-hispano-franceses de 1907. Con los acuerdos de Cartagena, España
veía garantizada por Londres y París los puntos de importancia que conservaba en el Mediterráneo
y en el Atlántico, tentadoras presas posibles para cualquier país que poseyese una flota oceánica, en
2858
Cfr. Maura y Gamazo, G.: El convenio entre España y Francia relativo á Marruecos. Discurso pronunciado en el
Congreso de los Diputados el 12 de Diciembre de 1912.
1557
un momento en que ya era patente la política de proyección mundial inspirada por Guillermo II de
Alemania, y conocidos los intentos alemanes de tender cables telegráficos de Cádiz a Marruecos y
sus apetencias de poseer algún tipo de instalación en la costas de Marruecos. También una posible
presencia alemana en Baleares preocupaba por igual a Inglaterra porque partiría en dos su eje
Gibraltar- Egipto y a Francia porque dividiría el suyo desde Toulon a Argelia. Se cerraba así la
preocupación por la seguridad nacional que había afectado a los sucesivos gobiernos
restauracionistas desde la conclusión de la guerra con Estados Unidos. España , tal como ha
Lisboa–Madrid en la década de los treinta del siglo XIX cuando ante las amenazas absolutistas en
liberales de la Europa Occidental decidieron aliarse; es decir, España volvía a ajustar su política
exterior –a través de los acuerdos sobre Marruecos y de Cartagena– con el viejo principio de la
en que cuando Francia e Inglaterra estén de acuerdo, hay que marchar con ellas; cuando no lo
2859
De la Torre, R.: “Una crisis que rectificó la orientación de la política exterior “, en Revista de Occidente, nos. 202-
203(1898), pág. 181.
2860
Cfr. Historia y Vida, Extra no 6: “Carlistas contra isabelinos. Una guerra salvaje y romántica “.
1558
RESUMEN
La reanudación de las negociaciones con Francia sobre el reparto de Marruecos que llevó a
cabo el gabinete Villaverde sirvió para constatar las dificultades que iba a tener que sobrellevar la
diplomacia española. El Quai d´Orsay no sólo consiguió que la ciudad de Fez fuera desgajada de la
esfera norte de influencia española en Marruecos, sino que aspiraba a que la región del Sus fuera
amputada de la esfera meridional. Producido el relevo en la jefatura del gobierno español, va a ser
Antonio Maura el responsable de negociar con los franceses –hasta finales de 1904- el convenio de
reparto del Sultanato. Las conversaciones se prolongarán porque el estadista conservador deseaba
una garantía explícita del Reino Unido, respaldando el proceso negociador en París. La pretensión
negocia con esta última el reparto del Imperio jerifiano, dotando a España de una serie de glacis
defensivos en las costas mediterránea y atlántica del África noroccidental. A la vez el político
mallorquín desea sacar un rendimiento económico a este nuevo imperio colonial que pretende
constituir bajo el sol de Marruecos. Cuando Londres y París concluyen definitivamente sus litigios
coloniales en abril de 1904, el gobierno maurista reanuda las conversaciones con el francés,
tratando de concertar los intereses de ambos países en el Imperio jerifiano. Sin embargo, el gabinete
español no iba a emprender las negociaciones con Francia en pie de igualdad. Francia había
obtenido de Inglaterra una gran libertad de maniobra en el conjunto del Imperio marroquí; además
buscando el apoyo británico frente a las ofertas francesas que buscan recortar enormemente las
ventajas y las dimensiones territoriales concedidas a España en el ‘non-nato’ tratado de 1902. Sin
útil, a dar algunas sugerencias y consejos, a título puramente personal, al Quai d´Orsay. No es hasta
finales de mayo cuando, tras intensas negociaciones, quedará cerrado un acuerdo territorial. El
1559
gabinete español intentará hacer un último esfuerzo para participar en el acoso financiero al
Sultanato. Sin embargo, el que se concluye con éxito, es el empréstito francés que supone el control
de las aduanas marroquíes por agentes galos. Esta vía de penetración pacífica en Marruecos queda
gala trata de convencer al gobierno español de que las disposiciones relativas a un reparto territorial
de Marruecos han de permanecer secretas durante largo tiempo. Maura, su Ministro de Estado, San
Pedro y el Embajador español en París, por el contrario, lucharán encarnizadamente por hacer
público el tratado. A este problema se le solapa el de convenir las condiciones para que los dos
gobiernos pudieran ejercer la acción protectora en el Sultanato. El Quai d´Orsay entiende que, tras
sus acuerdos con el Reino Unido, tiene asegurada una hegemonía política en Marruecos y ello lleva
París. El gobierno republicano entiende que los españoles han fracasado en su misión histórica
como potencia colonialista y deben ceder el paso a Francia. Por ello intenta bloquear el paso a la
Las negociaciones de París se complican en el contexto del rapto del americano Perdicaris y del
británico Varley por el jerife bandolero Raisuni, finalmente liberados gracias a la intervención de
los chorfa de Wazzan, protegidos de Francia. Tras constatar la falta de apoyo británico a las
pretensiones españolas, las negociaciones de París quedan bloqueadas a finales de julio. Finalmente
se llegará tras una serie de intensas gestiones diplomáticas a lo largo del verano a una fórmula de
compromiso: una vez establecida en Marruecos la igualdad en derechos económicos entre Francia y
España, esta última acepta no ejercerlos por un período de quince años. El acuerdo hispano-francés
se firma en el Otoño, situando a España en la órbita de los países de la futura Triple Entente. Maura
1560
seguirá fiel a los compromisos de aproximación a Francia e Inglaterra y finalmente, en 1907, con
los acuerdos de Cartagena conseguirá que estos países garanticen la integridad territorial de España.
1561
1562
CONCLUSIONES
A lo largo de las páginas anteriores hemos tratado de explicar la dinámica desarrollada por la
diplomacia española a lo largo del período 1895-1904, que condujo a la obtención de un territorio
francesa.
Abd al- Aziz al desastre. En efecto, en el Marruecos finisecular por una parte se hicieron notar los
efectos de la recesión económica provocada por el acoso imperialista europeo y por las crisis de
subsistencias, causadas en gran medida por una serie de condiciones meteorológicas adversas
(ligadas al parecer a las oscilaciones del ENSO, del fenómeno del Niño y de la Niña, que comporta
periódicas sequías devastadoras), aunque los Sultanes Mawlay Hassan y Mawlay Abd al- Aziz
tomaron una serie de medidas para intentar atenuar su impacto. Por otra parte, la agitación política
tuvo una amplia repercusión en todo el Sultanato como respuesta a la contundencia de las agresivas
maniobras francesas que buscaban desestabilizar toda la frontera oriental de Marruecos y aspiraban
en ocasiones puntuales a segregar del Imperio jerifiano los territorios del Sus y Rif Central.
La actuación española podría haber sido con la francesa el motor de la descomposición del
Imperio marroquí. Sin embargo, en 1895 la presión militar española sobre Marruecos cesa,
coincidiendo con el hundimiento del crucero Reina Regente, en aguas del Estrecho de Gibraltar. La
magnitud del desastre llevó a recapacitar a las autoridades restauracionistas y a meditar sobre la
momento en el que las unidades de la Armada eran necesarias en los escenarios de Filipinas y El
Caribe. El tema marroquí deja de inquietar a la diplomacia restauracionista y pasa a ser objeto
durante este año de especulaciones teóricas, carentes por completo de concreción práctica. La
elaboración de una memoria secreta sobre Marruecos por parte del conde de Benomar, máximo
1563
experto en los asuntos marroquíes de la diplomacia restauracionista junto con Segismundo Moret,
marca la transición a una etapa en la que los gobiernos del turno prescindirán de toda aspiración
tarea específica de teorizar o elucubrar sobre el tema marroquí por medio de conferencias o de
textos de uso restringido en el Ministerio de Estado. Son los casos de Silvela o de Emilio de Ojeda,
Ministro Plenipotenciario de España en Tánger. La atención del gobierno español está centrada en
asuntos urgentes, aquéllos ligados a la liquidación de los últimos restos del imperio colonial, y no
el conflicto de Melilla. Así, se lleva a cabo un distanciamiento progresivo con respecto a los países
de la Triple Alianza, a la vez que se intenta un reforzamiento de los lazos con Francia e Inglaterra
en un momento histórico en el que Londres y París intentan solucionar sus litigios coloniales en el
valle del Nilo. En la cuestión marroquí esta aproximación a Francia e Inglaterra no se traduce en
resultados prácticos: la diplomacia española no logra sintonizar con la británica cuando desde la
Legación en Tánger, Ojeda intenta hacer frente a una disposición del Majzén que pretende
restringir los viajes de extranjeros por el interior del Sultanato. Pero la tesitura en que se encuentra
España es muy complicada: no puede ejercer presión sobre el Majzén de forma autónoma o
una supeditación a los designios emanados desde Londres en la cuestión suscitada por la
prohibición jerifiana de los viajes de extranjeros. Las pretensiones de crear un consulado hispano en
Fez quedarán desactivadas cuando, ni franceses ni británicos, estén dispuestos a apoyarlas. No por
ello el rumbo de la actuación española en Marruecos se altera: los cambios operados en el extremo
suroriental del Imperio jerifiano, con las fuerzas militares francesas amenazando los oasis del Tuat,
turno siguen apostando por una conjunción simultánea con los intereses franceses e ingleses.
1564
Sin embargo, en 1896 los intereses españoles en Marruecos van a empezar a chocar con las
simultánea de las políticas de Londres, París y Madrid. La agitación existente en el sur del Imperio
marroquí, atribuida por los servicios de inteligencia españoles a las intromisiones de los agentes
territorio, al- Hach Abd Al-lah El Morabet, quien había dedicado gran parte de su existencia a
frustrar los intentos galos de establecerse en las costas atlánticas vecinas a Canarias. La respuesta
ni envío de fuerzas expedicionarias para castigar a los asesinos, ni se reanudó la ‘política de las
La amenaza de una invasión francesa del Tuat termina por conducir al gobierno español a un
distanciamiento paulatino en lo que se refiere a los asuntos marroquíes con respecto a París. En
Tánger, Ojeda inicia una serie de conversaciones con el Ministro Plenipotenciario británico, sir
Arthur Nicolson, con la intención de constituir un frente común anglohispano que hiciera frente a
gobierno marroquí. La actitud tradicional de los Sultanes es siempre la de servirse de los litigios
existentes entre las naciones imperialistas con aspiraciones sobre Marruecos para prolongar la
supervivencia de su Imperio. Abd al- Aziz planta cara a las aspiraciones francesas sobre el Sahara
oriental y anuncia su deseo de someter la cuestión del Tuat a un arbitraje internacional, en el que la
voz de España va a tener una relevancia principal. La diplomacia restauracionista se beneficia así
de la política llevada a cabo a finales del decenio de los ochenta y comienzos de los noventa,
integridad territorial del Imperio jerifiano y la soberanía del Sultán Mawlay Hassan. El Quai
d´Orsay recoge velas y suspende toda actuación militar en el Tuat hasta 1899.
Las autoridades restauracionistas habían decidido en 1894 atajar en Melilla toda política
militar de provocación a los marroquíes y sentar las bases de una nueva forma de relación,
1565
abriendo comercialmente la ciudad al Rif y potenciando los vínculos económicos con las tribus
Francia en Argelia de que se debían tomar una serie de medidas rápidas para hacer frente a este
Con todo, más que hacia una participación activa en la cuestión marroquí, las actuaciones de
los diplomáticos hispanos se siguen decantando hacia las reflexiones teóricas y la elaboración de
Estos planes se centran, instrumentalizando el malestar que tiene el Majzén hacia las prácticas
contrabandistas en el Rif, en obtener para la Marina de guerra española, la facultad de vigilar las
costas mediterráneas del Sultanato. Con todo, esta elucubración –que no pasó de ser un plan
defensa nacional. El objetivo de los gobiernos del turno había sido siempre impedir que otras
potencias se instalaran en la costa magrebí próxima a Andalucía. Es por ello que no podía dejar de
alarmar la serie de acontecimientos que se desarrollan en las costas del Rif Central a partir del
otoño de 1896. Un buque de vela francés, el Prosper Corin es asaltado por un grupo de Bocoyas
que pretenden vengarse de las estafas que han sufrido por parte de contrabandistas europeos. Los
rifeños traban combate con los españoles, quienes no pueden evitar la captura del capitán del
preocupación del gobierno español cuando se produzca la llegada a la región de una serie de
jerife de Wazzan. La liberación del capitán es obtenida por estos enviados, pero lo que más inquieta
a la diplomacia hispana es que las negociaciones para la liberación del secuestrado han sido la
1566
cobertura de un proceso de infiltración política, de proselitismo que entre los cabileños efectúan
los franceses.
determinan la aparición de grupos locales de notables, quienes pretenden extender sus apoyos y sus
redes de poder sobre las cabilas rifeñas, desembocando dichas pretensiones en el enfrentamiento
con la autoridad representante del poder central en el territorio, el Bajá Anflus de la raya fronteriza
de Melilla. La formación de nuevos grupos dirigentes a escala local entra en contradicción con la
perspectiva más amplia de un refuerzo del poder del Estado marroquí, en un momento en que el
septentrión del Imperio se encuentra severamente mediatizado por la amenaza imperialista. Ello se
traduce en una serie de choques armados en las inmediaciones de la ciudad española. Con todo, hay
que desdeñar -como propone Germain Ayache- la visión dantesca de la historiografía colonialista
que presenta a los rifeños como una sociedad movida por la ferocidad y los deseos de secesión.
Hay que desterrar definitivamente esa visión que nos ofrecen los tratadistas imperialistas, de un Rif
violento, fanático y caótico, y de unos pobladores feroces y despiadados, sedientos de sangre, sin
Estos conflictos a escala local pasan a ser una preocupación importante para las autoridades
militares y políticas españolas, temiendo éstas la ausencia de un poder fuerte y consolidado en las
gobierno restauracionista como una situación muy comprometida que hay que solucionar con toda
urgencia. La trayectoria seguida será la de inmiscuirse en los asuntos internos del Sultanato -a pesar
de la neutralidad oficial del Gobierno español-, presionando sobre el Majzén para que éste obligue
a Anflus a abandonar Melilla. El Bajá cuenta con la lealtad de ciertos notables y fracciones de
1567
autoridades españolas de la plaza. Esto es precisamente lo que intenta soslayar el gobierno
español: la premisa indiscutible de la política de relación con las cabilas fronterizas desde 1894
consiste en evitar todo incidente que pueda suponer un reinicio de las hostilidades en la raya
fronteriza.
Mientras las rivalidades franco-británicas por el control del valle del Nilo se acentúan y la
concierto europeo para que éste garantice la españolidad de las últimas posesiones en el Caribe y
de los estrategas del Ministerio de Estado se concentra en el incierto porvenir del Sultanato. La
sociedad marroquí, hasta entonces, era una sociedad que como cualquier otra tenía sus conflictos
internos, pero además, disponía implícitamente de los mecanismos necesarios para solucionarlos y
llegar a una situación de equilibrio. Esta situación se había empezado a quebrar a mediados del
siglo XIX, siendo más evidente la descomposición del Sultanato a partir de la muerte de Mawlay
Hassan, cuando el Imperio jerifiano se sitúa en el punto de mira de las potencias europeas,
lanzadas a una carrera por conseguir una hegemonía en Marruecos. El acoso al Sultanato se hace
particularmente intenso por parte francesa a partir de 1897, combinando los golpes efectuados en
los confines saharianos del extremo sur-oriental, con los que lleva a cabo en el Amalato de Uxda,
desde el Ministerio de Estado tienden a recalcar, asimismo, que es factible una rebelión general en
el territorio del Sus y que toda la región, en el transcurso de varios meses, puede convertirse en un
planes expansionistas galos. Se desdeña la idea de instalar un glacis de seguridad en el extremo nor-
oriental del Imperio jerifiano, cortando en seco los movimientos franceses desde el río Kiss. La
necesidad de buscar el apoyo francés en la cuestión cubana entra en flagrante contradicción con
cualquier posible plan de cerrar el paso a las iniciativas republicanas en Marruecos. Son meses de
1568
inoperancia, de inactividad diplomática por parte del gobierno restauracionista en el Sultanato. El
Majzén tampoco puede reaccionar. Sus efectivos en el Rif son más bien simbólicos, poseen una
significación más política que militar. Con todo, las peticiones que hace el Sultán a España van
destinadas a encontrar un apoyo para evitar los conflictos en el territorio. Así solicitará
costa norte del Sultanato y a evitar cualquier incidente capaz de generar tensión en la zona,
liberando a una serie de Bocoyas que las autoridades militares españolas mantienen presos en
En el verano de 1897 se reinician los ataques de los Bocoyas a buques europeos: son
asaltados el portugués Rosita y el italiano Fiducia. Son meses en los que España ofrece los peores
testimonios de incompetencia colonialista; no puede detraer material y efectivos del Caribe para
remitirlos al Rif y el tema de los asaltos a buques europeos puede ser la tentación que desencadene
una serie de aventuras militares en el Rif. Se vislumbra la posibilidad de que se lleve a cabo una
expedición punitiva a la región por parte de cualquiera de las potencias que se han visto afectadas
por los ataques. En estas circunstancias, la diplomacia hispana logrará un gran éxito cuando, tras
intensas gestiones ante los secuestradores Bocoyas, éstos acceden a liberar a una serie de marineros
que tienen secuestrados, lo cual disipa las posibilidades de un ataque europeo contra el Rif central.
La diplomacia gala no da por perdida la batalla para conseguir una infiltración política en el
territorio. Las ambiciones territoriales de la Tercera República se van precisando a lo largo de los
primeros meses del año 1898. La acción de los agentes franceses, comandados por Si Al.lal,
Vicecónsul de la República en Tetuán, trata de provocar una disidencia por parte de los rifeños, por
medio del instrumento de la ‘protección’, es decir, arrancando al Rif de la soberanía imperial, sin
necesidad de provocar una revuelta generalizada en el territorio. El Majzén, consciente del reto que
plantea la infiltración francesa en el Rif, reacciona alarmado por lo que supondría la pérdida de una
1569
Desde comienzos del año 1898, va desapareciendo paulatinamente la idea del mantenimiento
del ‘statu quo’, compromiso al que habían llegado a comienzos de la década de los 80 las potencias
planteada la misma realidad contradictoria en el Caribe y en la cuestión marroquí que habían tenido
frustrante de tener que combatir día a día la infiltración creciente de la Tercera República en
Marruecos, donde los agentes galos aspiran a consolidar la hegemonía de Francia, sin atender a las
aspiraciones hispanas. Las limitaciones que esta compleja situación impone a la diplomacia
española son evidentes: toda la acción hispana en el Sultanato está guiada por una respuesta
defensiva a los retos planteados por Francia. Marruecos deja de ser el marco especulativo o teórico
que sirve de guía de reflexión o estudio para los expertos hispanos y se convierte en un escenario,
donde España actúa, pero siempre a remolque de Francia, procurando desbaratar –en la medida de
lo posible- las iniciativas galas. En el Rif, a la vez que el Majzén busca afirmar su presencia y la de
los elementos institucionales representativos del poder central, los conflictos domésticos entre
familias y fracciones de tribu permiten el desarrollo de una ambiciosa conjura francesa, que busca
sustituir el poder del Sultán en el territorio por el establecimiento de un protectorado galo. Los
rifeños con el fin de que sirvan en el ejército colonial de Argelia, hacen proselitismo tenazmente y
desplazan buques de guerra al territorio con fines propagandísticos. Otros grupos de notables,
enfrentados a los que desean la hegemonía francesa, buscan el protectorado hispano. La pobreza de
medios e ideas de la diplomacia española se manifiesta por su inactividad continua. El relativo peso
y relevancia que ejercía España en la cuestión marroquí empieza a ser cuestionado no sólo por la
actuación de los franceses, sino también por la de los italianos, quienes inician una aproximación
diplomática a la Tercera República. La diplomacia española había actuado hasta entonces con
1570
sensación de seguridad en los asuntos del Sultanato, pero ahora se empieza a demostrar que esa
seguridad no tiene bases sólidas. La actuación imperialista del gobierno sagastino se mueve en ese
contexto por unos cauces de moderación y falta de resolución. Se va a iniciar una penetración en el
Rif pero concediendo la protección española sólo a un número muy concreto de notables, que
El debate sobre el valor estratégico del Rif para la defensa de España y el comienzo de la
limitada infiltración imperialista hispana en la zona adquieren todavía más significación, militar y
política, en el contexto de la guerra contra los Estados Unidos. El diplomático Emilio de Ojeda,
neutralización del Estrecho de Gibraltar y de la costa septentrional marroquí, ante el inicio del
conflicto con los norteamericanos. Durante semanas, la cuestión marroquí, lejos de ser el campo
para actuaciones prácticas y expeditivas, vuelve a ser el escenario para los sueños de algunos
estrategas diplomáticos españoles, inclinados sobre sus mapas, pero poco conscientes del juego de
cambios en las relaciones internacionales que se está produciendo. Las repercusiones del conflicto
jerifiano. El propio Majzén, que asiste a los desastres navales de Filipinas y Cuba toma nota de la
potencialidad militar española y poco después planteará una serie de actuaciones tendentes a
expulsar a los españoles del Rif. El gobierno sagastino vivirá durante gran parte del año pendiente
de una intervención armada norteamericana o británica en las propias costas españolas o en las del
otoño, terminada incluso la guerra con Estados Unidos. El Ministerio de Estado llega a percibir
Corte marroquí.
cortar las operaciones de infiltración francesa en la región, toma la decisión de emprender una
campaña contra los Bocoya, algunos de cuyos notables deseaban aceptar el protectorado galo. Esta
1571
iniciativa del gobierno marroquí no responde, como señala la historiografía, a un deseo de castigar
a unos díscolos piratas; aspira más bien a reforzar la defensa del extremo norte del país frente a la
amenaza imperialista. Esta operación militar no sólo termina con los grupos profranceses del Rif
La perspectiva de la pérdida del imperio colonial que restaba en Cuba y Filipinas saca
estudios teóricos que se realizaban para el Ministerio de Estado sobre el futuro de la causa hispana
potencias la conveniencia del mantenimiento del ‘statu quo’, buscando desde el camino de la
dialéctica y la negociación una plaza colonial en el Imperio jerifiano. Rusia, Inglaterra, Francia e
ganando terreno en el Ministerio de Estado. Una mayor implicación política en el Imperio jerifiano
pasa por intentar hacer frente a las asechanzas galas, ya sean militares, económicas o políticas.
Cuando, tras la derrota frente a los Estados Unidos, se plantea el problema de las fortificaciones
españolas cercanas a la base naval británica de Gibraltar -lo cual suscita un pulso diplomático entre
Londres y Madrid-, el gabinete de Sagasta encontrará la fórmula adecuada para allanar las
dificultades con el Reino Unido, intentando una aproximación a los ingleses en los asuntos
marroquíes. Esto ocurre a los pocos meses de que el Duque de Almodóvar, el Ministro de Estado
liberal, lanzara la idea de insertar a España en el marco de una coalición continental anti-británica
que englobara también a rusos, alemanes y franceses. Esta aproximación a Inglaterra se hace en el
contexto de la reanudación de las maniobras agresivas francesas contra el Tuat y del agravamiento
El año 1899 supone la vuelta al poder de los conservadores. Desaparecido A. Cánovas, quien
preside el gabinete es F. Silvela. Dotado de una inteligencia extraordinaria y de un fino sentido para
1572
leer correctamente el devenir impuesto por el fenómeno imperialista, Silvela interpreta la
la vitalidad existencial de un país, y plantea a todos los países europeos, si quieren ser respetados,
la necesidad de demostrar su poderío económico y militar. Silvela asumirá la jefatura del gobierno
y la dirección de la política exterior durante los primeros meses de ejercicio del poder. En un
auténtico giro radical en la actuación concerniente a Marruecos, se rompe con la política anterior
–ensayada por Sagasta– de aproximación al Reino Unido. Durante varios meses, asistimos de
nuevo a una falta de actuaciones relevantes por parte de la diplomacia española en la cuestión
marroquí. La política exterior de Silvela pasa por una aproximación a la Dúplice francorusa,
buscando un ingreso de España en esta alianza militar, que garantice la integridad territorial
española, amenazada por el ciclo de la redistribución colonial de finales del siglo XIX. Por ello la
diplomacia española deja de hacer frente común en Marruecos con los británicos y contra los
política que busca la concertación o acuerdo con París y que huye de protagonizar actuaciones
provocativas u hostiles a los ojos de Francia. La Dúplice Alianza, empero, no desea compromisos
militares con España. Silvela rectifica entonces su política marroquí, a la que comienza a dar
cierto brío. La originalidad de los planteamientos de Silvela estriba en que, haciendo tabla rasa con
respecto a sus deseos anteriores de aproximación a Francia, ahora plantea abiertamente un giro
hacia el Reino Unido. En el contexto del enfrentamiento colonial franco-británico por Egipto, la
diplomacia española se encontraba confusa, molesta y desorientada, y por ello, en virtud de las
estos bandazos de la diplomacia española, con aproximaciones pendulares hacia Londres o hacia
París, en el marco de pocas semanas de intervalo. Estos bandazos daban a la política exterior
española un carácter pragmático -aunque poco estable- porque eran derivados directamente de las
1573
Cuando el Majzén desea suturar las brechas que pudieran existir en el septentrión marroquí,
susceptibles de ser utilizadas por los franceses o españoles en sus tareas de infiltración en el
intercambios comerciales en aguas del Rif. Silvela se enfrenta entonces a la mayor parte de las
potencias europeas que se oponen a la medida del Majzén. Sin embargo, esta iniciativa autónoma,
aislada de la diplomacia española en la cuestión marroquí, que busca respaldar al Majzén, necesita
contar con apoyos en Europa. Por ello, el gabinete conservador buscará franca y abiertamente el
costas rifeñas. Acosa a los protegidos hispanos, a los confidentes de las guarniciones españolas
ambición imperialista no había constituido, hasta entonces, la preocupación dominante del gobierno
despertará los deseos de Silvela de llevar a cabo una expansión territorial en Marruecos, no
concebida directamente como una revancha por la humillación de 1898, sino más bien como una
vía para encontrar un hinterland defensivo en las costas marroquíes para el archipiélago canario.
Inquieto por la suerte de las guarniciones, el estadista conservador llegará a esbozar la idea de
desencadenar una acción armada en el Rif, aunque la idea finalmente queda descartada cuando, tras
intensas gestiones diplomáticas por parte del Ministerio de Estado, las fuerzas imperiales
La arremetida militar francesa contra el Tuat –Sáhara oriental marroquí– redefinirá a corto
plazo los objetivos de las potencias imperialistas en el Sultanato, incitando a cada una de ellas a
durante unas breves semanas; tras la iniciativa fallida de ejercer una política autónoma en
1574
Marruecos, Silvela fue ensayando una política más prudente y moderada, supeditando las
actuaciones diplomáticas en el Imperio jerifiano a la previa aceptación de las mismas por parte de
entablará contacto con diversas cancillerías con el fin de conseguir un consenso a la hora de
presentar ante el Majzén una nota de rechazo a la paralización de las obras de un lazareto en Sawira
Ante la ruptura de hecho del ‘statu quo’ por parte de los franceses, Silvela no atiende las
peticiones de ayuda que efectúa el Majzén a las naciones europeas en dos ocasiones distintas. Las
Ministerio de Estado: desde 1885, la diplomacia española ha venido siempre entendiendo que una
invasión del Tuat significaría un ataque frontal contra el Sultanato de Marruecos. Pero ahora
ninguna nación va a hacer frente común con España para apoyar las reivindicaciones marroquíes.
Italia se ha aproximado a Francia en los asuntos concernientes al Norte de África y la atención del
Imperio británico está centrada en Sudáfrica. No tiene sentido oponerse frontalmente desde Madrid
a la estrategia francesa de intervención militar. Las pretensiones galas sobre el Tuat no constituyen,
por otra parte, una amenaza concreta para los gobiernos restauracionistas españoles, los cuales
nunca han tenido intereses territoriales en el Sáhara Oriental. Sabedor Silvela de la dinámica
ofensiva colonial que buscará instrumentalizar en beneficio de España el desconcierto del gobierno
marroquí tras la agresión militar gala. Silvela obrará en esta ocasión, de nuevo, diseñando una
acción autónoma en el Sultanato, lo cual supondrá huir de una satelización respecto a los intereses
galos o británicos. Tratará de obtener del Majzén que éste ceda a la Marina de Guerra española la
facultad de vigilar las aguas del Sus, es decir, aquellas que permiten una defensa adelantada del
archipiélago canario.
Fracasado este intento, la ofensiva de Silvela entra en una segunda fase. La conclusión de un
acuerdo con el gobierno de la Tercera República sobre Río de Oro deja pendiente el tema de la
1575
frontera meridional del Imperio jerifiano. El gabinete español desconfía de los franceses: Silvela
piensa que pueden llevar a cabo una ocupación del territorio comprendido entre el Uad Draa y el
cabo Bojador. Si continúa la desintegración del Imperio jerifiano, puede imponer en el África
Occidental un reparto territorial, que sitúe a una potencia extranjera en el control de la costa
enfrentada a Canarias. La posesión del territorio al sur del Draa pasa a ser tras un titubeo inicial el
despliegue de cierta envergadura. Los sucesivos intentos realizados para obtener la concesión del
territorio por parte del Sultán Abd al- Aziz fracasan y obligan a Silvela, aconsejado por Ojeda, a
buscar el apoyo del Reino Unido. La diplomacia española argumentará ante Lord Salisbury, Primer
Ministro británico y encargado del Foreign Office, su temor a que el Sultán no sea capaz de
mantener el control sobre los territorios del sur del Imperio y a que el equilibrio político en la zona
busca que Londres interceda en favor del gobierno restauracionista para que el Sultán acceda a
entregar Tarfaya y la Sakia al-Hamra, región donde Silvea desea que se cree un Imperio colonial
español que tendrá justificaciones estratégicas y no económicas. Aunque Lord Salisbury prometió
su apoyo en un primer momento, muda de parecer cuando recibe el consejo de los expertos
británicos en las cuestiones marroquíes: la voluntad española de controlar la vasta región al sur del
Draa hace inevitable, a corto plazo, el fin del ‘statu quo’ y la desintegración del Imperio marroquí,
circunstancia ésta que los estrategas del Foreign Office desean evitar a toda costa. En
consecuencia, Londres no puede darse por satisfecha con la amputación territorial de una parte del
Sultanato, deseada por Silvela, quien a pesar de que afirma oficialmente estar dispuesto a defender
el ‘statu quo’ de Marruecos, sin embargo de facto plantea unas actuaciones diplomáticas que tienen
un marcado carácter agresivo, aspirando a sacar partido de la descomposición del Imperio jerifiano.
A finales de año Silvela es sustituido en la presidencia del gabinete por el general Azcárraga,
quien encabezará un gobierno del partido conservador hasta dar paso, en la primavera de 1901, a
los liberales de Sagasta. Aguilar de Campoo, Ministro de Estado con Silvela y con Azcárraga, tras
1576
tomar nota del rechazo británico a las pretensiones saharianas de la diplomacia española, acudirá a
buscar la ayuda francesa para obtener Tarfaya y la Sakia. Cuando en el Quai d´Orsay el Embajador
español en París, León y Castillo, inicie las conversaciones con el Ministro de Exteriores galo,
una región del Sultanato, sino que se extienda al futuro de todo el Imperio marroquí.
A lo largo de 1901, el Ejército francés prosigue sus actuaciones en el Sureste del Sultanato,
penetración pacífica, y en Europa una serie de acciones sistemáticas tendentes a que las potencias
del viejo continente acepten la idea de la imposición de un protectorado galo en el territorio. Por
ello Delcassé busca desinteresar a Italia de la cuestión marroquí y firmar con España un tratado de
Gran Bretaña sigue empeñada en preservar la independencia del Sultanato. Va a hacer de este
enfrentamiento con Francia por el control de Marruecos queda planteada cuando la forma de actuar
de los franceses en el Sultanato se hace sistemáticamente más agresiva. Tras la muerte en el Rif
central de un ciudadano galo, el gobierno republicano envía a las costas marroquíes dos buques de
guerra a la vez que presenta un ultimátum al Sultán. El gobierno republicano está dispuesto a hacer
sufrir a los marroquíes un duro castigo militar si éstos no aceptan sus condiciones. Paralelamente, a
lo largo del año, las flotas de guerra británica y francesa realizan continuas maniobras navales en
las costas atlánticas y mediterráneas, próximas a las aguas de Marruecos, en una serie de ensayos
la Corte imperial establecida en Fez, estalla una guerra incruenta entre los agentes británicos y
maniobra del que goza la política exterior del gobierno de Sagasta es muy reducido. La posición
oficial del gabinete es la de mantener una neutralidad estricta, conservando buenas relaciones con
1577
ingleses y franceses, y sin mostrar deseos explícitos de ingresar en ningún bloque militar. La
complejidad de la situación internacional va a exigir a Sagasta actuar con tacto: la diplomacia rusa
busca apoyos en los Balcanes, donde cuenta con la cooperación de Bulgaria, Servia, Montenegro y
Rumanía. El movimiento revolucionario en Macedonia amenaza con una crisis que puede conducir
a una guerra en Oriente. En Marruecos, asistimos al inicio de lo que se ha dado en llamar el período
imperialistas continuas, las repetidas invasiones de territorio marroquí por los ejércitos franceses y
españoles, los tratados y convenios unilaterales que los Sultanes se han visto obligados a firmar, las
concesiones forzosas a las potencias imperialistas que han supuesto la ruina de la economía y de la
estabilidad interna, los privilegios obtenidos por las naciones imperialistas bajo amenaza, la pérdida
progresiva del poder de decisión del Majzén a manos de los europeos, y el descrédito de Abd al-
Aziz ante sus súbditos, quienes ven impotentes cómo el extranjero, el enemigo ancestral, es cada
vez más dueño de un país que hasta entonces siempre había resistido las embestidas de sus
enemigos. Todo ello genera en Marruecos a una situación de inestabilidad, de parálisis de los
mecanismos de decisión, de vacío de poder; cada concesión arrancada al Sultán, cada paso de las
La aproximación de Italia a Francia y la invasión del Sáhara oriental han modificado de tal
manera la situación del ‘statu quo’, que ello plantea al gabinete de Sagasta la necesidad de encarar
vuelve a tomar contacto con el Quai d´Orsay. Es inútil volver por el camino de las iniciativas
autónomas y solitarias en el Sultanato, intentadas por Silvela. Asimismo, no tiene sentido buscar el
apoyo británico en Marruecos. El Ministerio de Estado opta por conseguir la ayuda francesa para
consolidar el control español sobre una parte del Sultanato, en el momento en que se produzca el
fin de la independencia del país. Esta aproximación a Francia se hace por los cauces de la
diplomacia secreta, el mismo método utilizado por Silvela para buscar el apoyo de Lord Salisbury.
1578
Este procedimiento permitía conservar la línea oficial de prudencia y moderación, proyectando una
imagen de actuación que no desataba los recelos del Reino Unido. Sagasta y su Ministro de
acción española en Marruecos vive momentos de repliegue: la imbricación con los intereses de la
Tercera República supone una supeditación de la actuación diplomática hispana a la del Quai
d´Orsay. Sólo un incidente, el rapto de un par de jóvenes españoles en las inmediaciones de Arzila
autónoma en Marruecos que contempla la posibilidad del envío de una expedición armada al país.
Con todo, estos planes no tuvieron plasmación práctica, pues contaron con el rechazo explícito de
la Tercera República, y el Ministerio de Estado tuvo que reconducir el incidente hacia su resolución
por vía de la negociación con el Imperio marroquí. Por lo demás, desde la primavera de 1901
Reino Unido para imponer su hegemonía política en el Sultanato. Ello le lleva a bloquear la
reforma del sistema de recaudación de impuestos elaborada por el Majzén, y esto en la medida en
que dicha reforma constituía el preámbulo de una serie de reformas que se iban a hacer en
Marruecos, bajo patrocinio británico. En lo que se refiere a la parte española, es complicado llegar a
un acuerdo global con la diplomacia gala sobre el futuro de Marruecos, debido a las pretensiones
del Quai d´Orsay de restringir al máximo las concesiones territoriales realizadas al gobierno de
Sagasta. Éste no está dispuesto a grandes renuncias y por ello, las conversaciones de París se
prolongan durante veinte meses, a pesar del temor existente en el Ministerio de Estado a que
Francia e Inglaterra resuelvan sus litigios coloniales llegando a una solución sobre la cuestión
marroquí que perjudique los intereses españoles. Sin embargo, esta posibilidad queda muy lejana
en la primavera de 1902, cuando alcanza su punto crítico la guerra de intrigas que había estallado
1579
durante el año anterior en la corte marroquí entre franceses y británicos por conseguir una
hegemonía política en Marruecos. Viendo la influencia gala en el Sultanato muy cuestionada por la
preponderancia coyuntural que han conseguido los británicos, el Quai d´Orsay lleva a cabo un
golpe de efecto en las aguas de Tánger el 10 de Abril. Por primera vez en el desarrollo de la
intento de disuadir al Sultán Abd al- Aziz de que continúe con su aproximación al Reino Unido.
Gallagher, que Marruecos sería para el Reino Unido una pieza en el entramado del Imperio
informal creado desde la primera mitad del siglo XIX por los gobernantes británicos. La utilización
de la fuerza no había sido necesaria en el marco de la cuestión marroquí, puesto que los intereses
del Reino Unido habían quedado garantizados en el Sultanato por medio de la acción conjunta de la
imponer en el noroeste de África el tipo de régimen económico y las transacciones mercantiles más
convenientes para ella. Por ello, Londres había impuesto la norma de recurrir a la fuerza en
Marruecos en la menor medida posible, siempre que se consiguieran los objetivos fundamentales. A
comienzos de 1902, el proceso de reformas en el interior del Imperio jerifiano auspiciado por el
Sultán Abd al- Aziz satisfacía plenamente las perspectivas más optimistas del Reino Unido, que
dinámica comercial y de política de amistad hacia Londres muy grata para los intereses ingleses.
El gobierno francés, al verse comprometido en esta tesitura, siente temor ante la posible
aliada, Rusia. Sería pues una crisis periférica en el Mediterráneo occidental, y volvemos a seguir
otra de las teorías enunciadas por R. Robinson y J. Gallagher -esta vez en su estudio, Africa and the
cuestión marroquí. Con todo, Francia entiende que la presión que ha de realizar ha de ser
1580
concienzudamente medida. No quiere proceder a la anexión o al control formal de la totalidad del
Sultanato. De hecho, ejerce en los límites sur-orientales de Marruecos una política de fuerza
deliberadamente limitada. Los métodos que emplea Francia ahora son perfectamente catalogables
necesidad de recurrir a la invasión sistemática de todos los territorios del Imperio jerifiano. Por lo
tanto buscaría, en orden a lo apuntado por los estudios de R.Robinson referentes a su ‘teoría de la
colaboración’ entre las potencias imperialistas y las sociedades africanas, una transformación o
reformulación de sus relaciones con ciertos grupos dirigentes del Majzén, de la Administración
marroquí, es decir controlar el territorio del Sultanato pero no directamente, sino a través de un
proceso de colaboración fructífera con ciertas élites nativas. De hecho, la actuación naval del 10 de
abril de 1902 responde a la imposibilidad de entablar unas relaciones estrechas con el joven Sultán
Abd al- Aziz, lo cual hubiera supuesto la inserción de un Marruecos – teóricamente independiente-
colaboración con las élites nativas marroquíes o con una parte de ellas que habían desafiado
no conduce, como queda dicho, a la imposición de un dominio formal francés. Antes de establecer
ese Imperio formal, Francia buscará una readecuación de los términos de la colaboración con el
Sultán y con las élites marroquíes. En la práctica, el gobierno republicano buscaba potenciar su
intereses nacionales (mantenimiento libre de las comunicaciones entre las costas metropolitanas
trabajasen, en sintonía con la diplomacia. Superado el problema del decantamiento del Majzén en
obstáculos que requieran imponer el control directo de Francia a corto plazo. El Majzén quedará
1581
progresivamente atrapado, encerrado en una dinámica de solicitar préstamos a la Banca gala que lo
reforma fiscal del Sultanato; al frente de la Legación española en Tánger es relevado el probritánico
Ojeda por un diplomático, Cólogan, más proclive a aceptar sin críticas las órdenes que le lleguen de
Madrid. A partir de abril de 1902, en el Sultanato se consolida una nueva realidad de hegemonía
francesa y el gobierno de Sagasta se adapta a ella, intentando sacar partido. El Ministerio de Estado
intentará además que en el acuerdo de reparto de Marruecos quede incluida una cláusula que
contemple la posibilidad de que las fuerzas armadas francesas garanticen la integridad territorial de
España. A pesar de que esta posibilidad es rechazada por París, las negociaciones van por buen
rumbo. La Regente María Cristina aprovecha un desplazamiento veraniego para acudir a la capital
francesa y presionar al gobierno republicano para que éste amplíe las dimensiones territoriales de la
Sultanato está concluido y la Jefatura del Estado y el gobierno español dan su consentimiento. En
los momentos que anteceden a la firma del acuerdo, Delcassé insiste ante León y Castillo en la
necesidad de que la vía férrea que desde Argelia ha de buscar el Océano Atlántico -y que piensan
construir los franceses como vía de penetración en Marruecos-, ha de circular cerca de Fez, esto es,
dentro de la esfera territorial hispana. El carácter escrupuloso y lleno de celo profesional de León y
Castillo le lleva –aunque entiende que es un detalle poco importante y que por ello, perfectamente
podía haber suscrito el tratado sin más– a consultar a Almodóvar, antes de firmar. Sin embargo, los
liberales abandonan el poder; al ser sustituidos por los conservadores de Silvela, el acuerdo no se
suscribe.
El rechazo de Silvela, así como el de sus ministros Abarzuza y Maura, a firmar un acuerdo
con Francia sin el consentimiento británico determina el inicio de un nuevo rumbo político. En
Taza ha comenzado, a finales de 1902, una seria rebelión contra el Sultán encabezada por el Rogui
1582
Bu Hamra, quien inflige una severa derrota a las fuerzas imperiales, la cual provoca el pavor en Fez
ante la posibilidad de que se produzca un asalto inmediato de la ciudad por parte de los cabileños
montañeses.
El gabinete de Silvela apuesta a comienzos de 1903 por una campaña de intensa movilización
naval que lleve a intensificar la política de cañoneras, practicada también por Sagasta. Esta
estrategia, que busca hacer presente la causa española en Marruecos en un momento crítico en el
que la existencia de la monarquía alauí está siendo cuestionada severamente, choca frontalmente
con las intenciones del Quai d´Orsay y ha de ser abandonada. El Ministro de Exteriores galo,
Delcassé, promueve un acuerdo internacional entre las potencias europeas –rápidamente aceptado
por el Reino Unido y luego por España- donde se establece un compromiso de no intervención en
el conflicto que asola el norte de Marruecos. Este acuerdo marca el abandono por parte del Reino
Unido de cualquier idea de hegemonía en el Sultanato, a la vez que Francia queda en el futuro
como protectora y tutora del Imperio jerifiano, permitiendo los británicos que el ejército
republicano desencadene una nueva ofensiva militar contra Marruecos, esta vez contra el territorio
de Figuig.
españolas a tomar una actitud de máxima vigilancia, intentando evitar cualquier tipo de incidentes
fronterizos y procurando no enturbiar las relaciones con las cabilas próximas a la ciudad. A pesar
de las peticiones reiteradas de ayuda por parte del Sultán, los españoles no ayudarán
Silvela pretendió alcanzar un compromiso con París para sacar a España del aislamiento
enero de 1903- siguió una estrategia personal en aras a que Francia no diera simplemente un apoyo
1583
Marruecos. También intenta que el Imperio zarista apoye el tratado hispano-francés y contribuya a
una política propia, procurando disipar todos los recelos que pudiera tener Inglaterra hacia España
Londres y París inician una aproximación diplomática la cual culminará en abril de 1904,
para poner fin a sus litigios coloniales; en ese marco, la diplomacia hispana encuentra una buena
ocasión para insertarse. De hecho, en la costa murciana, unidades navales de diversos países,
presagiando la formación del bloque de aliados anti-germánico de la I Guerra Mundial, se dan cita
significativamente para homenajear al joven Rey Alfonso XIII. Esta aproximación simultánea de la
colaboración franco-británico-española no funciona, pues los agentes de los tres países no se ponen
de acuerdo en la realización de un plan de acoso financiero del Sultanato, y rivalizan entre sí, por
suscribir antes que sus concurrentes (y competidores), un empréstito con el gobierno marroquí.
toma una actitud intransigente, sintiéndose reforzado a medida que se solucionan sus disputas
coloniales con el Reino Unido, y por ello aspira a un drástico recorte territorial en la esfera de
su breve ejercicio del poder, Villaverde realiza una aproximación al Reino Unido, y a partir de ese
momento, la diplomacia española actúa en conjunción simultánea con las de Londres y París, sin
excluida del acoso financiero al Sultanato. Francia ha obtenido del Reino Unido una gran libertad
de maniobra en el conjunto del Imperio marroquí y esto le permite tener la iniciativa económica en
el Sultanato. Además, cuando en abril de 1904 Londres y París concluyeron definitivamente sus
litigios coloniales, pactaron en secreto una serie de artículos que acotaban el territorio que podía
1584
recibir España en Marruecos. Cuando la diplomacia española prosiga sus conversaciones con el
Quai d´Orsay, el gabinete de Maura no tendrá instrumentos para hacer frente a las maniobras galas
que buscan recortar enormemente las ventajas y dimensiones territoriales que el non nato acuerdo
titular del Foreign Office, lord Lansdowne actuará muy puntualmente en las negociaciones
francoespañolas, sólo si lo cree útil, limitándose a dar algunas sugerencias y consejos, a título
puramente personal, al Quai d´Orsay. Esto contraría y crea dificultades a Maura, quien ve en un
Imperio colonial en Marruecos la posibilidad de mejorar la defensa del territorio nacional. Las
primeras semanas en las negociaciones conducentes a un acuerdo sobre el Sultanato entre Francia y
España se centran, pues, en la definición de los límites territoriales de las dos esferas de influencia
en las que el país norteafricano ha de quedar dividido. Prima, ante todo, en la idea de Maura la
territorio marroquí. Esta realidad parece sugerir la idea de que en el origen de los movimientos de
la diplomacia maurista en la cuestión marroquí, el impulso propiamente político parece más fuerte
que las motivaciones de origen económico. Sin embargo, no son las ambiciones de grandeza o
gloria las que animan al estadista conservador, sino la consideración de que es imprescindible el
contar con el control de determinadas áreas estratégicas del Sultanato, consideradas como vitales
para la propia defensa de España. Con todo, hay una segunda parte en la negociación que
demuestra que no deben ser minusvalorados los intereses económicos en la actitud de Maura hacia
Marruecos. El estadista conservador piensa que España ha de tener reservada también una
participación económica en la explotación del Sultanato. Este punto, es decir, el papel que ha de
negociaciones con Francia durante un importante margen de semanas. Cabría preguntarse, en este
sentido, si los intereses económicos españoles son tan fuertes que determinan, en última instancia,
la actuación de Maura en la cuestión marroquí y si las presiones que sobre él ejercieron núcleos
burgueses, financieros, industriales o comerciales son tan intensas que llegan hasta el punto de
1585
enmascarar con una pátina (la de la defensa de España) el verdadero motor de las intenciones
mauristas. ¿Son tan relevantes los intereses económicos hispanos como origen del imperialismo
volcado hacia Marruecos que se politizan hasta el punto de determinar no sólo la prolongación de
las negociaciones de 1904, sino también requerir otras soluciones políticas expeditivas posteriores:
circundante a Melilla, los trabajos de las empresas mineras de extracción de hierro, y la anexión
formal por las tropas españolas de una parte del territorio marroquí?. La pregunta es difícil de
para las dos partes, españoles y franceses, sólo es posible tras un complicado proceso de
negociación diplomática. Sin embargo, la actitud posterior de Maura, desvelada en los estudios de
Allende Salazar, parece clara en el sentido de que los intereses económicos no debían desvirtuar ni
interferir las preocupaciones vitales, de orden estratégico, que guiaban el pensamiento del líder
España en la órbita de los países de la Entente Cordiale. Maura seguirá fiel a sus compromisos con
el Reino Unido y Francia, y finalmente, en 1907, con los acuerdos de Cartagena conseguirá que
1586
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Publicado inicialmente en 1901 y 1902.
2862
Hemos consultado el volumen existente en la Biblioteca Nacional de Madrid.
2863
Hemos consultado la edición de este libro, en la que no figuran ni lugar de edición, ni año de publicación, existente
en la Biblioteca Nacional.
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1616
ÍNDICE
Págs.
Introducción.……………………………………………………...................................3
1617
Las convulsiones interiores del Sultanato……………………………………..… …1047
en el norte de Marruecos………………………………………………………..……1239
Conclusiones……………………………………………………………………….…1563
1618