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Fernando Ortiz Fernandez (La Habana, 1881-1969) fue uno de los trabajadores in- telectuales cubanos més sobresalientes y proiiferos de a primera mitad de este si- glo. Después de haber estudiado derecho Se dedicé a la criminologia, etnologia, so- ciologia, historia, arqueologia, lingUistica y otras disciplinas sociales y humanas, Con- 09rd su vide @ edescubni» la cutura cu- na, Norma Suarez Suarez (La Habana, 1938) estudié etnologia y sociologla. Desde 1969 se ha mantenido trabajando como editora de la obra de Ortiz, también ha publicado seis titulos como seleccionadora. FUNDACION FERNANDO ORTIZ snela, conciencla, paciencla FERNANDO ORTIZ Y LA CUBANIDAD SELECCION Norma Suérez CIUDAD DE LAHABANA,1996 ci6n, cuyo uso se esté extendiendo actualmente. Por acul- turacion se quiere significar el proceso de trénsito de una cultura a otra y sus repercusiones sociales de todo géne- 10, Pero transculturacion es mas apropiado> ara el Tercer Descubridor de Cuba resufta vital expl- ccarse y explicar cémo funciona el proceso de integracién ‘cubano, Por eso Don Fernando cerraba su discurso a fos estudiantes universitarios con las siguientes palabras: ‘cE] estudio de los factores humanos de la cubanidad es hoy de mas trascendencia que nunca para todos no- ssofros. Perdonadme fo esquemistico y elemental de es- tos apuntes, Es a vosotros, jovenes estudiantes cuba- rnos, de cubanidad y cubanla, a quienes correspondera ‘agotar lainvestigacién, fa experiencia, el jucio y hasta la ppractica. No desmayéis en su estudio, En effo os va la vidas. Femando Ortiz inicio sus trabajos como autor en 1906, ‘con la publicacién de Los negros brujos, y fos culmind en 1959 con Historia de una pelea cubana contra los demo- ios. En su busqueda transit6 desde Ia frondosa selva africana hasta los aquelarres y escobas de fas brujas eu- ropeas. En fin, nada cubano le resulto ajeno. Norous Susnez SuAREZ Los factores humanos de la cubanidad* En otra vida, en otra vida mia, hace veinte y cinco affos, yo fui catedrético de esta Universidad de La Haba- nna, mi Alma Mater. Sali de la catedra para volver a ser s6lo un estudianle en las varias disciplinas que el azar y mi condicién de cubano me fueron deparando como «asig- naturas» para ratricutar en ellas mi curiosidad mental. Hoy vuelvo a esta Universidad querida traido por los es- tudiantes y por su fratemidad. No es sin emocién que vengo a este acto, evocador fen mi de dias lejanos. Todo en la Universidad ha cambia- do, Apenas hay una piedra de los antiguos barracones,de la pirotecnia miltar colonial que e! buen juicio de los cu- anos libres cambi6 de destino, prefiriendo a la explosi- vidad de las pélvoras la dinémica de las ideas. Apenas ‘queda algtin profesor de los que lo fueron conmigo en mi juventud primera, la mas indtil de mis juventudes. Los que fueron mis dscfpulos, si estén aqui, ahora son profe- sores. Recuerdo entre otros, en esta facultad, al muy pre- arado doctor Salvador Massip, quien tan atinadamente inicié hace tardes este curso de conferencias; conmigo estudié regularmente derecho pablico y resulté un buen * Conference lelda en un ico organizado por a ratemidad) estusiantl ‘ola Eto, en el antearo Varona dela Urwersidad de La Habana, of 20 de novembre de 1939. Publecada en la Revista Bimesive Cubana, La Habana, marzo-abri de 1940, vol. 9.2, pp. [161] 185. profesor de gecgratia, Otros discipulos mios de enton- es estén por otras cétedras; otros han sido secretarios de despacho, magistrados y legisladores; otros militares y marinas, letrados y maestros; algunos fueron néroes, Gtros probablemente contindan siendo bribones, uno de ellos fue licenciado de presidio; otros han muerto y han dejado a la patria sus nombres nimbados de gloria; acé so alguno se encuentre un dia en un altar. ‘Son otros también los estudiantes ahora. A pocos conozco: personalmente; los conozco mejor aprecian- dolos en masa, Mas avivados y mentalmente ambicio- sos que los de ayer, ellos son la esperanza nuestra para fl porvenir humano, cubano y universal, que con tanta tragedia esta fermentando en el mundo con levaduras nuevas. Tanto de su inteligencia como de su caracter dependeré la nacién cubana del futuro. No son éstos los estudiantes de mi tiempo, quienes solian decirme y @ veces hasta creer en suttierna ingenuidad, que yo podia ensefiarles algo al ojear de los libros; éstos de ahora, ‘con mejor juicio, se acercan a mi como a un estudiante més, para que trabaje con ellos en nuevas faenas de busqueda y critica, y los aconseje de cuando en cuando para evitarles de las enseflanzas viejas algunas de sus caducas fiofeces, de sus huecas pomposidades y de sus encubiertas picardias. Hoy vuelvo a esta Universidad querida como otto estudiante, como un estudiante de investigaciones cuba- nas, cama un novato mas entre tantos otros, que espera Y pide vuestra benevolencia en este trance de iniciacién, fen este «tito de pasajer, como diria Van Gennep, con {que los estudiantes de Cuba, como los de todos 10s pat- Ses y aun los de las tribus mas salvajes, celebran con Dulliciosas extravagancias simbélicas e| paso de la mu- chachez a la plenitud de la personalidad, No sé lo que ‘me tenéis guardaco para mi novatada, pero contad ya ccon mi gratitud por vuestra simpatia generosa. ‘Y vamos al tema que me fue sefialado: fos factores humanos de la cubanidad. En este tema, los factores humanos de la cubanidad, hay dos elementos focales y uno de referencia, fa cuba- nnidad, lo humano, yu relaci6n, Tal parece, pues, en buena légica, que primero habria que definir la cubanidad y lo humano, para después poder trazar la relacién de corres- pondencla entre ambos términos. Acaso esto no sea una tarea facil. Seria ocioso entretenernos en definir lo hu- ‘mano, pero parece indispensable tener una idea previa de lo que se ha de entender por cubanidad. Qué es la cubanidad? Parece sencilla la respuesta Cubanidad es «la cualidad de lo cubano»; 0 sea su ma- era de ser, su caracter, su indole, su condicion distinti- ‘va, su individuacién dentro de lo universal. Muy bien. Esto es en lo abstracto del lenguaje. Pero vamos a lo concre- to, Sila cubanidad es la peculiaridad adjetiva de un sus- tantivo humano, gqué es 1o cubano? ‘Aqui nos encontramos facilmente con un elemento objetivo que nos sive de base: Cuba, es decir, un lugar. No es que Cuba sea para todos un concepto igual. Nues- ‘tro competente profesor de geografia nos decia fa otra tarde que Cuba es una isla; pero también dijo, con igual ‘exactitud, que Cuba es un archipiélago; es decir, un con- junto de muchas islas, de centenares de ellas, algunas ‘mayores que otras, cuyos nombres han resonado en la historia. Ademés, Cuba no ec e610 una iela 0 un archipié- lago. Es también una expresién de sentido internacional que no siempre he sido aceptada coma coincidente con ‘Su sentido geogréfico. Recordemos que aiin hace pocos lustros, estadistas, historiadores y gedgrafos prehitlerianos, sostenian una discusién acerca de sila Isla de Pinos era 3 © no parte integrante de Cuba, y de si procedia una de- claracién de Anchluss por parte de una potencia vecin para proteger una minoria irredenta de sudeten subfloridanos, ‘Acaso nos aproximamos al concepto de la cubanidad reconociendo que Cuba es a la vez unatierra y un pueblo; ¥y que lo cubano es lo propio de este pais y de su gente. Decir esto podra satisfacer a muchos, pero nada puede cuando se aspira ala clasificaci6n socioligica, psicolégica 0 etnogréfica de lo cubano y de la cubanidad. Distingamos ahora cubanidad de cubanismo. El ‘cubanismo, en sentido estricto, es el giro 0 modo de hablar propio de los cubanos. Por ejemplo, pedir frutaboriba en. tun restaurante de Nueva York, como yo he ofdo, es un ‘cubanismo tan auténtico como alarmante, En sentido mas _amplio, cubanismo es todo cardcter propio de los cubanos. aun fuera de su lenguaje. Aparecerse en Washington, ‘como yo he visto, levando un cocomacaco en la diestra es un cubanismo tan genuino como imperdonable. Cubanismo serd también ta tendencia o aficién a imitar lo cubano, a quererio 0 a servirlo. Un anglosajén puede experimentar cubanismo y sentirse cubanista, sin que por eso adquiera la genialidad de Cervantes ni la cubanidad, nilel estilo cubano ni el cervantino. La cubanidad no puede tentenderse como una tendencia ni como un rasgo, sino, diciéndolo a ta moda presente, como un complejo de condicién 0 calidad, como una especifica cualidad de ‘cubano. Dandy pur definitive el concepto de Cuba, y cifiéndonos aut a lo humano, .quién sera caracteristica, inequivoca y plenamente cubano? Hay varias maneras de ser cubano en lenguaje general y corriente: por residencia, por nacionalidad, por nacimiento. Se es cubano por formar parte de este niicleo humano que se 4 llama pueblo 0 sociedad de Cuba. Pero, zserd fisicamente ‘caracteristica esa cubanidad reconocida a quien habita ‘en Cuba? No, porque en Cuba hay mucho habitante que 8s extranjero. Se es cubano por tener la ciudadania del Estado que se denomina Cuba; pero, zserd plena y tipicamente caracterstica la cubanidad del ciudadanizado en Cuba? No, porque aqui tenemos una ciudadania demasiado allegadiza, como ese bello color tostado, pero superficial, que las bellezas nérdicas vienen a ganarse en Cuba con las quemantes caricias de nuestro sol; ciudadania, més camisa que pellejo; ciudadania de «llega y pon», como dirta nuestro lenguaje popular; y conciuda- {anos hay en los cuales su cubanidad apenas sobrepasa los bordes de su carta oficial y se esconde solapada en el mismo bolsillo de sus dineros. eSerd cubano el nacido en Cuba? En un sentido primario y estricte; pero con grandes reservas, Primero, Porque no son pccos los que nacidos en Cuba se han dispersado luego 20r otras tierras, adquirido costumbres y maneras exéticas y no tienen de cubano més que el ‘accidente de haber visto el primer sol en Cuba, ni siquiera el reconocimiento de su patria nativa. Segundo, porque no son escasos 0s cubanos, ciudadanos 0 no, que, Nacidos allende tos mares, han crecido y formado sus personalidades aqui, en el pueblo cubano, se han integrado en su masa y son indistinguibles de los nativos; ‘son ya cubanos 0 2omo cubanos, mas cubanos que otros ‘que Son tales por su cuna o por su carta, Son aquellos, como el folklore expresa, que estén aplatanados. Tercero, Porque ain entre nosotros los nativos de Cuba, entre nosotros los indiganas cubanos, asi los de antafio como (0s de hogatio, hay tal variedad de maneras, caracteres, temperamentos y figuras que toda individuacién de la ccubanidad y de sutipismo es tarea harto insegura. Cuarto, porque las expresiones del cubano han variado tanto, segtin las épocas y las diversas fluencias etnogenéticas, y segdin las circunstancias econémicas que lo han movido @ inspirado, que apariencias muy ostensibles, un tlempo apreciadas como tipicas, pocos lustros después se abandonaban como insignificantes. Y quinto, porque rasgos muy marcados en el pueblo cubano no son exclusivos de éste sino que aparecen en pueblos de ancestralidad semejante, y hasta en aquéllos de razas distintas pero de andloga fermentacion social Al fin, hay que convenir en que, al menos por ahora, la cubanidad ‘io puede definirse sino vagamente como una relacién de pertenencia a Cuba. Pero, ¢cual es esa relacion? ‘Ya dijimos que la cubanidad no puede depender simplemente de la tierra cubana donde se nacié ni de la ciudadania politica que se goza... y a veces se sufre, En la cubanidad hay algo mas que un metro de tierra mojado por el primer lloro de un recién nacido, algo mas que unas pulgadas de papel blanco marcadas con sellos y ‘garabatos simbélicos de una autoridad que reconoce una Vinculacién oficial, verdadera 0 supositiva. La cubanidad no la da el engendro; no hay una raza cubana. Y raza pura no hay ninguna. La raza, al fin, no es sino un estado civil firmado por autoridades antropol6gicas; pero ese estado racial suele ser tan convencional y arbitrario, y a veces tan cambiadizo, como lo es el estado civil que adscribe los hombres a tal 0 cual nacionalidad. La ‘cubanidad, para el individuo, no esta en la sangre, ni en el papel ‘ni en la habitacién. Le cubanidad oo principaimente ia peculiar calidad de una cuttura, la de Cuba. Dicho en términos corrientes, 1a cubanidad es ‘condici6n del alma, es complejo de sentimientos, ideas y actitudes. Pero todavia hay una cubanidad mas plena, diriase que sale de la entrafia patria y nos envuelve y 6 penetra como el yano de creacién que brota de nuestra Madre Tierra, después de fecundada por la Iluvia que le manda el Padre Sol; algo que nos languidece al amor de nuestras brisas y nos arrebata al vértigo de nuestros huracanes; algo que nos atrae y nos enamora como hembra que es para nosotros a la vez una y trina: madre, esposa e hija. Misterio de trinidad cubana, que de ella nacimos, a ella nos damos, a ella poseemos y en ella hemos de sobrevivi. Hay algo inefable que completa la cubanidad del nacimiento de la nacién, de la convivencia y aun de la ‘cultura. Hay cubanos, que aun siéndolo con tales razones, ‘no quieren ser cubanos y hasta se averguenzan y reniegan de serio. En éstos la cubanidad carece de plenitud, esta castrada. No basia para la cubanidad integral tener en Cuba la cuna, la naci6n, la vida y el porte; aun falta tener la conciencia. La cubanidad plena no consiste metamente en ser cubano por cualesquiera de las contingencias ambientales que han rodeado la personalidad individual y le han forjado sus condiciones; son precisas también la ‘conciencia de sei cubano y la voluntad de quererto ser. ‘Acaso convendriainventar 0 introducit en nuestro lenguaje tuna palabra orginal, que, sin antecedentes roces impuros, pudiera expresar esa plenitud de identificacién consciente y élica con lo cubeno. Aquel genial espafiol tan dominador del lenguale y sersible aias necesidades del espiritu que se llamé Miguel de Unamuno, pensé que de la misma ‘manera que en el hombre habria que distinguir su humanidad, condicién genérica e involuntaria de su persona, de lo que es en é! su hombria, condicién ‘especifica y responsable de su individualidad, asf en el ‘campo de las realidades de Espata convenia diferenciar los conceptos de fa hispanidad y de la hispanfa. Pienso ‘que para nosotros los cubanos nos habria de convenir la 7 distinci6n de la cubanidad, condicién genérica de cubano, y la de cuban/a, cubanidad plena, sentida, consciente y deseada; cubanidad responsable, cubanidad con las tres virludes —dichas teologales—, de fe, esperanza y amor. Hemios dicho que la cubanidad en lo humano es, sobre todo, una condicién de cultura. La cubanidad es ta pertenencia ala cultura de Cuba, Pero, cual es la cultura ‘caracteristica de Cuba? Para saberto habria que estudiar tun intrincadisimo complejo de elementos emocionales, intelectuales y voiitivos. No solo en las manifestaciones de las individualidades destacadas en la vida cubana por larelevancia de sus personalidades, sino también en todas, las sedimentaciones, en las curibres, en las laderas, en. los valles, en las sabanas y hasta en las ciénagas. Toda cultura es esenciaimente un hecho social. No sélo en los, panos de la vida actual, sino en los de su advenimiento hist6rico y en los de su devenir previsible, Toda cultura es dindmica. Y no sélo en su transplantacién desde "miltiples ambientes extrafios al singular de Cuba, sino ‘en sus transformaciones locales. Toda cultura es creadora, dindmica y social, Asi es la Cuba, aun cuando nose hayan, definido bien sus expresiones caracteristicas. Por esto ‘5 inevitable entender el tema de esta disertacién como tun concepto vital de fluencia constante; no como una realidad sintética ya formada y conocida, sino como la experiencia de los muchos elementos humanos que a esta tierra llamada Cuba han venido y siguen viniendo en carne 0 en vida, para fundirse en su pueblo y codeterminar su cultura ‘Se ha dicho repetidamente que Cuba es un criso! de ‘elementos humanos. Tal comparacién se aplica a nuestra patria como a las demas naciones de América. Pero acaso pueda presentarse otra metéfora mas precisa, mas comprensiva y més apropiada para un auditorio cubano, ‘ya que en Cuba no hay fundiciones en erisoles, fuera de las modestisimas de algunos artesanos. Hagamos mejor un simil cuban, un cubanismo metaférico, y nos tentenderemos mejor, mas pronto y con mas detalles: Cuba es un ajlaco. 4Qué es el ajiaco? Es el guiso mas tipico y mas complejo, hecho de varias especies de legumbres, que aqui decimos «viandas», y de trozos de carnes diversas; {odo lo cual se cozina con agua en hervor hasta producirse tun caldo muy grueso y suculento y se sazona con el ‘cubanisimo aj/ que le da el nombre. El ajiaco fue el guise tipico de los indios tainos, como de todos los pueblos primitives cuando, al pasar de ia economia meramente extractiva y némada ala economia sedentaria y agricola, aprendieron a cocer jos alimentos en cazuelas al fuego. Guiso andlogo lo han conocido todos los pueblos, con variantes alimenticias segiin su peculiar ecologia, y se conservan a veces como supervivencias de ta remota vida agraria. Asi vemos en Europa la llamada «olla podridan que en francés se dice pot-pourri, el cocido, el potaje, el sancocho, ta minestra, etcétera Ese «plato tnico» y primitivo de la cocina cavernaria cconsistia en une cazueta con agua hirviendo sobre el hogar, a la cual se le echaban las hortalizas, hierbas y raices que la muer cultivaba y tenia en su conuco segin Jas estaciones, asi como las carnes de toda clase de alimafias, cuadnipedos, aves, reptiles, peces y mariscos que el hombre conseguia en sus correrias predatorias por los montes y la costa, A la cazuela iba todo lo comestible, 125 cares sin jimplar y a veces ya en pudricién, las hortalizas sin pelar y a menudo con gusanos que les daban mas sustancia. Todo se cocinaba junto y todo se sazonaba con fuertes dosis de aji, las cuales encubrian todos los sinsabores bajo el excitante ‘supremo de su picor. De esa olla se sacaba cada vez lo que entonces se queria comer; lo sobrante alli quedaba ara la comida venidera. As{ como ahora saboreamos en Cuba los efrijoles dormidos», que son los dejados de una comida para la del dia siguiente, asi se hacia siempre con el ajiaco origi pre un guiso adormido». Al dia siguiente el ajiaco despertaba a una ‘nueva coccién: se le afladia agua, se le echaban otras viandas y animaluchos y se hervia de nuevo con mas ajl. Y asl, dia tras dia, la cazuela sin limpiar, con su fondo lleno de sustancias desechas en calda pulposo y espeso, en una salsa andloga a esa que constituye 10 ms tipico, sabroso y suculento de nuestro ajiaco, ahora ‘con més limpieza, mejor aderezo y menos aif La imagen del ajiaco criollo nos simboliza bien la formacién del pueblo cubano, Sigamos la metafora. Ante todo una cazuela abierta. Esa es Cuba, la Isla, la olla puesta al fuego de los trépicos, que la otra tarde aqui nos pintara con fino arte ei doctor Massip. Cazuela singular la de nuestra tierra, como la de nuestro ajiaco, que ha de ser de barro y muy abierta. Luego fuego de llama ardiente y fuego de ascua y lento, para dividir en dos la cocedura;, tal como ocurre en Cuba, siempre a fuego de sol pero ‘can ritmo de dos estaciones, lluvias y seca, calidez y templanza. Y ahi van las sustancias de los més diversos ‘géneros y procedencias. La indiada nos dio el maiz, la papa, la malanga, el boniato, 1a yuca, el aji que io condimenta y el blanco xao-xao de! casabe con que 10s ‘buenos criollos de Camaguley y Oriente adoman el ajiaco al servi, Asi era el primer ajiaco, el ajiaco precolombino, con cames de jutias, de iquanas, de cocodrilos, de majés, de tortugas, de cobos, y de otras alimafas de la caza y pesca que ya no se estiman para el paladar. Los Castellanos desecharon esas cames indias y pusieron las 10 ‘suyas, Ellos trajeton con sus calabazas y nabos, las cares frescas de res, os tasajos, las cecinas y el lacén. ¥ todo ello fue a dar sustancia al nuevo ajlaco de Cuba. Con los blancos de Europa, llegaron los negros de Africa y éstos ‘nos aportaron guineas, plétanos, flames y su técnica cocinera. Y luego los asiaticos con sus misteriosas especias de Oriente; y los franceses con su ponderacién de sabores que amortigué la causticidad del pimiento salvaje; y los angloamericanos con sus mecénicas domésticas que simplificaron la cocina y quieren metalizar yy convertiren caldera de su estandar el cacharro de tierra que nos fue daco por la naturaleza, junto con el fogaje del trépico para calentarlo, el agua de sus cielos para el caldo y el agua de sus mares para la salpicadura det salero. Con todo ello se ha hecho nuestro nacional Por su nombre mismo ya el ajiaco es un aajiaco linguistico»: de wna planta solandcea indocubana, de una talz idiomética negro africana y de una castellana desinencia que le da un tonillo despectivo al vocablo, ‘muy propio de un conquistador para el guiso colonial. Y asi ha ido hirvindo y cocinando el ajiaco de Cuba, a fuego vivaz 0 a rescoldo, limpio 0 sucio; varié en cada 6poca segiin las sustancias humanas que se metieron en Ja olla por las manos del cocinero, que en esta metafora ‘son las peripecias de la historia. Y en todo momento el pueblo nuestro ha tenido, como el ajiaco, elementos huevos y crudos acabados de entrar en la cazuela para ‘cocerse; un conglomerado heterogéneo de diversas razas y culluras, de muchas cames y cultivos, que se agitan, entremezclan y disgregan en un mismo bullir social; y, allé en lo hondodel puchero, una masa nueva ya posada, producida por Ins elementos que al desintegrarse en el hervor histéricc han ido sedimentando sus mas tenaces ‘esenclas en una mixtura rica y sabrosamente aderezada, "

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